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europea." de los camb ios int roducidos por la coloniza-
ta nelas sociales Que sólo en tendemos a medias). " Cuando Quera mos ir más al lá. par a hace r comparaciones entre los datos referidos a estos distintos grupos, deberemos toma r en cuenta. además, la diversidad de las expectativas de cada URO de ellos y la existencia de «anomalias y discrepancias eeue las condicio nes inm ateriales y el bienestar econ émícos.e Tod o ello parece Que debería conducimos a substituir el uso sim plista de índi ees.globale s por una pluralidad de enfoques" distinros. El primero. el más objetivo y cuanLificable - aq uél. en consecuencia. al que podría encaminarse. más fácibneme. buena parte del esfuerzo que hoy se realiza en materia de.investigación de salarios y de niveles de vida- es el que se refiere a la desigualdad eccaémíca, o al reparto de la riq ueza. si se prefiere form ularlo así. La complc:j:idad. poe WI3. parte, pero también las promesas que oñece este campo aparecen claramente evidenciadas en la obra de Amanya Sen.· La forma en Que un enfoque semejante puede enriquecer nuestro conocimiento histórico se adviene C1I investigaci ones concretas como la de Ccm waIl sobre la InglalCIJa de comienzos del siglo XVI... o ee
ció n de América," etc. Si. en lo que se refiere a la alimenta ción , conside rada aisladamente, resulta ya dificil llegar, como veremos, a aiglln tipo de conclusiÓII satisfactoria . entrar en el tema mis complejo de una estimación del «nivel de vida » que abarque más elementos -que pretenda ir más allá de la mera subsistencia bioló gica - nos enfrenta a problemas poco me nos que insol ubles, incluso una vez hem os superado la tram pa elemental de su po ner que lo s di versos «niveles» de los gru pos que com ponen una sociedad evolucionan paralelamente, de acuerdo con las cifras «medi as» de sus ingresos per cápita (ilusión q ue basta para cont ra. decir la evidencia de evoluciones divergenu:s; por ejemplo. la del aumento pmgresfvo del intervalo entre ingresos «me. dios» de los ciudadanos más ricos e in gresos «m edios» de los m.:is pobre.s que 30e manifiesta en la sociedad no rtea. mericana actual). Para Cltristopher Dyer, el aná.lisisde los niveles de vida en la In¡1aterr.l medieval se desglosa necesariamente en capitulos diversos acerca de la aristocracia. los campesinos, los habitantes de tas ciudades y los asalariados (sin olvi dar, en este illúmo caso, Que las ci fras de los salario s no tienen sentido si se examinan al margen de unas circu n.s-
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EL l'I1VEL Y LA CALIDAD DE VIDA
las hipótesis de Linde n sobre la relación entre e! aumen te de la pobl ación y la evolució n de! salar io real, com o consecuencia de una ofe rta crecie nte de trabajo." Y a pro. puestas más discutibles, pero de las que puede y debe aprovechane lo que uenen de bueno, como la de w íuiamson, demasiado amplia ta l 'Il:Z, sobre la evolució n a medio y lar. go plazo de la desigua ldad y la pobreza." Los métodos cuantitauvos no son suflciemes, en cambio, para el OITO lipo de investigaciones. que ha de basar. se, ame todo, en la percepción de los cambios po r pa rte de quienes los experimentaron, paniendo de sus expectativas -Dyer ha señalado la díferencía que exisn a emre las fanusías de las clases populares. que se planteaban en términos de UIla «tierra de Cucaña» en que easra las casas era n comestibles, y las de una aristocracia que sonaba en un mundo cortesano qu e incluía, aparte de los banquetes., a Ira s goces caballerescos-, de UJlOS temores por el futuro que en ocasiones podían ser equivocados -quienes conocemos los pánicos inju.stificados que los espectros de la anat"G:Jía o el bolchevismo han suscitado en nuestro tiem po, hasta llegar a los delirios conspiratívos de la 1000 Birch Society. conocemos bien este tipo de miedos, y podemos percatarnos con mas facilidad de que la historia está llena de errores de percepción semejames-c-, pero que no deben menospreciarse po r el hecho de que se h.aya demostrado
I Ucondici ón "fantasmagórica» , porque en su tiempo puurercn ser ca usa det erminante de acciones reales por par te ue quienes creían en ellos. Hace ya atlas que T hompson vtplicó, en las esplénd idas pági nas dedicadas a la explot ación, qu e la aparente contradicción ent re una mejora «objeuva» de las condiciones materiales de vida y un sufrimient o creciente podía a p licarse de manera racional," Las di ficultades de la ínvesugacíó n cuantitativa en el terreno de los " salarios reales», y la repugnancia que mu chos sien ten a trabajar con eJemenlOs apare ntemente no mensura bles, como la percepción SO\..;a1 de los hechos, explica qu e una parte de la investigación que se pretende ..dura» haya optado por otraS vtas, corno las de la relació n ent re hambre, enfe rmedad y muerte. o las de la llamada otIlistona acccecmemca». No voy a ent rar ahora en la larga. tra}ttWria de los estudios que han pretendido ~lacionar el. hambre con las epidemias y la mortalidad. porque el excelente csrndo
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EL- NIVEL Y LA CAlIDM> DE VIDA
sobre aviso acerca de la co mplej a relació n que puede exislir entre los rendimientos de las cosechas y 105 pucia s," y des de 10$ trabajos de A ndm« B. A ppleby son muchos los que han comenzado a expresar dudas acerca de ..has ta qué punto el hambre era consecuencia directa de la escasez de alimentos y sólo de ella...• Com encem os por la necesidad de de finir y evaluar el hambre. Aparte de la d ificil esumacic n de lo q ue es una nutrición adecuada -que en modo al guno puede reducirse a los element:l1es promedios de calorías por habitante que suelen usarse-e, m ulta necesario qu e nos aproxi memos al problema. en cada C3$0 y en cada memento, con 110 buenconoo;imiclllo de la ccmpleia combinación de anmenta s con la que cada pueblo ha elaborado las bases de una dicta equilibrada -definida no s610 po r razon es naturales. sino también euhurales-e, pero que tiene como COllsecuencia fundamental la de produci r una adaptación a esta dieta que hace difícil su cambio. El ejnnplo de los indi gena s mexican os, que desde la conq uista española modíñ caro n su religión y su id ioma . pero que conservan a gran des ra sgos la misma dieta de los tiempos prccotombtn os, puede ilustrarn os acerca de algo que ya había intuido Gecr ge Orwell. al afirmar: «M e pa rece que es lícito sostener que
los ca mbios de diera son más im portantes que 105 cambios de dinastía o incluso de religión »." El propio ej emp lo meccanc nos muestra la gran adaptabilidad de los patrones alimentarios al entorno natural. Si en el caso de los azt ecas nos sorprende la Impo rtancia del consumo de algas [Spirulina) y de las más divm.as fonnas de vida animal (,dos azt ecas -nos dice ()niz de ~l on tellanl>- comían prácticamente toda cosa viva que andaba, nadaba. volab a o reptaba»), en el de los Olomis vemos cómo lograron ada ptarse para sOOrni vir en una zona árida y pobre. con un pro medi o de precipitaciones de 440 mm al an o, Los. investigadom que, • la vista de que su alimentación a.et:ual no contiene la clase de productos que consideramos esenciales paca una buen. nutrición (carne, fru ta. verd uras, eec.), esperaban ence nt rar- entre ellos lodo tipo de con.o¡ecuencias médicas de sus deficiencias alím er uartas, se viero n sorp rendidos al ad venir que su dieta era saustactoría de acuerno con los niveles medios esta blecidos en los Estados Unidos." Pero. incluso si nos limitamos a conside rar la disponibilidad o escasez de los alimentos fundamentales, la cosa resulta más complicada de lo que suele pensarse, y nos obliaa a abandonar al gunas sim plificaci ones más o men os «tnalthusianass.w J c hn D. Posi nos ha mostrado que, por
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lo q ue se re fiere al hambre de los años cuarenta del siglo xvm. su incidencia sobre la población no sólo dependi ó de datos físicos como el volumen de las cosechas, sino ta mo bié n , y sobre lodo, ..de la efectivi dad de los programas de ayuda y bienestar públicos , la disponibilidad de reservas y la mejora de la organización social»." Un est udio sobre el ham bre de las ultim as décadas entre los hau sas del norle de N igeria demu estra que, más que a causas naturales. se debe a la ru ptura de unos sistemas sociales de producció n que en el pasado. con técnicas prod ucti vas más rudimen tarías, prnntizaban una mejor protección de la comunid ad an te las malas cosechas. Sus conclusiones vienen a coincidir con Jos punlOS de vista. de c:ienlifico:s de OUO$ campos acerca de la naturaleza "social» de m uchas catástrofes su puestamente .. naturales ,.." Todo lo cual no implica, nat u ralmente, negar la existen cia de catástrofes dtmográ~ fiea s desencadenadas. en determinadas circunstancias, por la escasee Y las epidemias asociadas a ella." E n los últimos aacs. y a panir so bre lodo de las coser~ vacio nes form uladas por Amarrya Sen acerca de la importa nci a de distinguir entre dis ponibilid ades de aliment os y ao::~ a ellos - la diferencia enue uv"i1"bilily y entillemefl/- se ha tendido a hacer una hist oria del hambre que k>hoo D. -.~-...,.. dt_I<""",,/Id;'J<
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h'ma en cuenta, ante todo, el problema fundamental de la distribución , y que si, por un a parte, sirve para nacer nOI más cautos en la inte rp reta ció n «malthusiana » del pa.,.do, nos ayuda , por erra. a q ue examinemos de ma nera más realista los problem as act uales, alert ándonos cont ra ciertas compl acencia s pre m atu ras ." Po r lo que se refiere a la enfenn\"rlad, tal vez se haya abusado de la cita de ~1ejOS latos que la ven como una secuela del hambre. Jo cual nos ha 1I000-ado a pasar por alto que los médicos eran capaces d e ir mas allá y que como prendían, a su modo. la imponancia del contagio y de la. defensas na turales. Véase, como ej emplo, esre tato de un médi co españo l del siglo xvu que en algún modo se anrícipa a McNeill, y que cito en extenso porque no me parece que sea muy conoci do:
Pero tmmnoslo por otro la do más p¡;icrico y ua1ab1e_ No sea W10 el pnl>Cipio de lo. ..-menos, sean di.-ersos por todo Sil KT. Entendamos Que Jos crió Dios disllntisilnol en ' -arW pute$ dd mundo. y Que, oomocnó diversos ani· rtaks Y yel'\'U pontollosas. tmlbiéll esparció difer
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LA I USTDRU DESPUÉS DEL FL'l D E LA HISTDRU
bien y se han conservado. de la misma manera se puede entender de las enfermedadel, astros o nú asmal de ellal . Sabemos qu e no se avian visto viruelas en las Indias, que el Iruta lan conoctda en f-lpaiia y Europa . y que quando Na"'áe~ fue conrra Conés a ~16.ico n...." un negro ccn esta desdicha. y que la plantó en aq uellos reynos, de su., le que se encendió fonisima la epid emia de viruelas y murieron seue ieeros mil indios. porque, ignorantes de su ve· neno. come se vdan lan manchado el cutis. le bañaban Y. mrocedi do.los malaYa p~3lII en le . Desde entonces $Qfl ordinarias allA las viruelas en mas o menas copia . con forme las disposiciones en los m,.-ros. Algunos han pcmado que nos m omaron el p~'e ron el morbo gálico. y por essc le U;unan in
E.stamoS abandonando tambiéa otras c aerpreiacoues mecamcu tas qu e ligan la desapancion d e la enfermedad al progreso económico o al avance de la medicina: una med icina científica que, en lodo caso. ha llega do m uy tardíamente a 135 capas populares y Que ha sido vista CDO malos ojo s po r los sectores co nservadores de las clases acomodadas (en Ponugal se publicó en 1858 un folleto que concluía «recommendando as familias religiosas cautela ccm es médicos ...• ja connecidos como inimigos de Deus ou da religiJo »).r Pero también por la co mprobación de que algunas en fermedades comenzaron a retroceder mucho an-
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les de que la. ciencia médica conociese, no ya. remedios eficaces para curarlas, sino ni siq uiera sus causas, de lo que es un ejemplo elocuente el rápido descenso de la mortalidad por tu berculosis en la Gran Bretaña del si110 XIX. " Tampoc o encaj a en eSle esquema la apa rición en pleno siglo xx de una epidemia tan mortífera como la de la llamada gripe espaaota de 1918, Queen nue..e meses causó en el mundo entero 25 millones de muertos; más que los Que había produci do la prime ra guerra m undial. La con vicción de Quelos progresos de la aíimeutación. Ia higiene y la medicina han hecho desaparecer de nuen rc mund o las grandes epidemias del pasado explica Que nos negue mos a ccus íderar esta gripe como una de ellas y que reciba por lo geotral un tra tamiento puramente anecdótico." Miem ras en su últ imo libro Tbomas .'I1cKeo wn tratab a de ofrecemos una visión revisada de viejos planteamienloS " malthusianos",... .'liad: Na than Ceben. a la '''l que matiu. la imagen feliz de los pueblos primitivos qu e se ha puesto de moda entre nosotros en los últimos años -a parur de visiones co mo la de Manhall Sahlins-. desminñca los e fectos del «progreso» sobre la alimentación y la s.aJud de los hombres, insistiend o en que muchas mejoras ua soso han alcanza do -eD los imperios de la antigüedad como .\t und o actual-een 10$ países de lo que llamamos el T= 9f. e-o .._
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EL NIVEL Y LA CAlIDAD DE VIDA
a las clases privilegiadas .... Los caminos po r los que hay que avanzar pa ra resolver tales prob lemas parecen dirigir · se hacia respuestas menos simplistas, que examinen en detal le cada mom ento en eltiempo y cada grupo de enfermedades, como hace Ale>; Mercer. Lo que parece más claro hoy por hoy es qu e, en el caso de la mayor parte de las en ferm edades «tran smisibles», el papel de la mejora enla alimentaci ón. si lo ha habido . no ha sido importan te. Ten. driamos as í, ante todo, un conjunto de causas de naturaleza inmuno lógica. Co mo en el caso de la practica desaparición de la lepra, el gran azote medieval, desde el cc rmenzo de los uempos modernos, qu e parece debida a la difusión de la tube rculo sis. qu e hab ría creado cierta inmunida d en tre 105 que sobrevivían a su ataque.- Por otra part e tenemos . como ya aclaró hace an os Biraben, el fin de las grandes epidemias de peste, po r razones también de naturaleza in munológica. pero reforzadas probablemente por una mutació n de los virus . Ello habría dejado como grandes ca usas de mortali da d por enfermedad en el siglo XV1l1 la viruela . la tuberculosis y el tifus. En lo referente a la viruela . los efectos de la inoculación y la 'acuna habríau resultado decisivos. :'.Ienos claro resulta el caso de la tuberculosis, al que ames he aludido. En cambio. la disminució n en el transcurso del siglo xix de la monalidad
on fant il por disen tería, y de Otras enfermedades asociadas, .eria cons ecuencia de la introducción de medidas higiénicas, y en especial de la mejora del abastecimiento de agua y del si$lema de cloacas, impulsada por la nueva conciencia creada en el siglo xrx por la lucha contra el cólera .... Sin olvidar, además . qu e nos hemos acostumbrado a generaliUl" demasiado alegremente al mundo -o, por lo menos, a Euro pa - algu nos resultados deducidos de la situación en un país concreto -casi siempre G ran Bretai\a o Francia. donde abundan más los estudios de demografía bistérica-e-, sin pararnos a comprobar si en otros se estaba dando símultaneamente la misma secuencia de causas y efectos. Un estudi o reciente so bre la lfumin ució n de la mortalidad en Europa . no sólo m uestra diferencial; muy no tables acerca de la época en que se prod ujeron dererminados cambios , sino que Uep a sugerir «que pued en haber existido diversos cami nos hacia la transición en la mona1idad. que los in\o'C:Stiea dom no han saca do au n a la luz...... Parece, pues, que necesitamos un repertorio de sorocíoees mucho más matizado y complejo, que debería reemplazar Las viejas simplificaciones que ligaban el descenso de la monalidad a causas únicas, como la mejora de la alimentación o los progreses de la medicin a. No quisiera, sin embargo, abandonar este aspecto del tema que nos ocupa sin mencionar las palabras que le ha ded icado Miroslav Holu b, al den unciar que la visión que
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LA HISTORIA DESI'UÉS DEL FlN DE lA HISTORIA
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asocia el progreso hum ano a la liberación del espectro de la enferm edad es falsa:
vechande los datos reunidos por el reclutamiento m ilitar -eseñalaron que el empo brecimiento parecía causar un a reducción de la talla de los hombres. Lo comp robó vülerm é en 1829, y el belga Eugene Burer utilizó los mismos dates fran ceses. en 1840. para deducir consecuencias acerca del em pobrecimiento poPlllar a partir de la disminución de la esta tura media de lo s reclutas procedentes de la clase Irabajadc ra.... En la eta pa q ue va del gran miedo social de 1848 hasta la primua gUCTTa mundial este tipo de discurso hum an ita rio fue reemplazado en buena medida por otro muy dls . tin to: el de la. degeneraci ón biológica de las capas más pobres de la poblaci ón urbana. como consecuencia de sus vicios y defeclos .- Era el temo r a las «clases peJigrosa~ ". po r una pan.. pero sobre lodo a las masas. recclucionanas, el q ue lo inspiraba. La. recuperación del estudio de la:. relaciones <,U tre a limentación y esta tura se ha producido en fechas recientes. Su más am bicioso patrocinador ha sido JOM Komlos. quien ha pretendid o basar en 5Uin\-estigació n del caso aus · triaco una autén tica ..hislOria aouopooieoca... con la que abrirla una nUela y am plia vía: .. Por prim era ve z -afirma- procesos biológicos. demográfICOS y económicos son integrados en una teoría de la R...olccíon industrial que I~ . ~ - . .00 .. _ del al Á1111i«-""'"
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B sur¡imicnlo. cu.a.ndo creíamos que estábamos ganan. do las ultimas batallas ccneaios microbio s y les-virus. de una amenaza como la del sid a. la reaparición del cólera en América latina y la renovada expansión de la malaria en el SU TeSte asiático deben servim os de advertencias conIra la falacia de estas visiones simplistas. por un lado. e invit.lmos a que reflexionemos sobre la dimensión social del problem a. La obsesión cuantificadora aplica posi blemente el b:ito alcanzado por una técni ca de innegable utilidad. pero cuyas aportaciones me parece que se exageran cuando se pretende hablar; presentándola como un campo indepeodiemc, de ..hutoria an tropométrica... Que existe una relación en tre la calidad y abundancia de la alimeruaci6n y el tamaño corporal es algo que se convinió en poco menos que un tópico en la primera mitad del siglo XIX, gracias a las observaciones de quienes, estudiando la condJción de vida de los trabajadores - y apro-
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El Ánld de la Enfermedad e. idéntico al fenómeno Ilistóriro de la humanidad. La humanidad no exj.tiria de no haber sido por la p~siófl evolutila de la muerte y la enfm-nedad . ... La enfermedad es allo íntimamente Jil ado a nuestra identidad, intevado no sólo en nuestra his· roria, sino posiblemente =bien en nuestra herencia ffsiCól ....
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LA HISTORIA DESPIJES DEL FIN' DE LA Hl5TOIUA
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no sólo es a plicable a la Europa central del este, sino a la experiencia europea , considera da en general». " Más específicamente relacionada con los problemas generale1 del estudio del nivel de vida es la ambiciosa investigación de Floud , Wachter y Gregory.'" Sus conclusiones son, adem ás, mucho má s matizadas y prudentes que las de Ko mlos, puesto q ue rehuyen la prop uesta de modelos simplistaS y afirman q ue no lIay una co rrelació n directa entre mejo ra del salari o y de la co ndició n de vida, ya q ue los ingresos han podi do aumentar a COSta de un empeorarme nrc en ocres aspectos -e-vtvienda. ento rno. dieta , intensidad del trabajo, C!C.-, q ue puede n haber reni do rt'percusíones negativas sobre la salubridad. y sobre la estatura. de la población obrera en la primera mitad del siglo XIX. " E incluso después de 1850,cuando la evide ncia d e una mejora en el ingreso y en los niveles de nutrición es indiscutible. sigue presentándose algu na incógnita dificil de resolver. co rno la de explicar por que la mortalida.d infant il no disminuyó hasta el siglo xx. Este libro tiene cuando menos la virtu d de integrar las técnicas de la histeria antroporneuiC3 en un conju nto de C(Insideraciones más amplias., 101. '-~-"" ._.,..j~." "P _ "'~E.
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'lile loman en cuenta el COlllCXIO físico global de la exislen, ia humana , y las desigualdades internas de la soc.e. dad, lo cual explica que los autores definan Sil investiga . ción como « una co ntribución tanto a la enfermiza ciencia de la economía como a las más esperanzado ra s ciencias de la historia y de la biología humana». Qu isiera que quedase claro que las cautelas expresadas aqui no deben verse co mo una actitud negat b-a a me los estudios Que tratan de esclarecer problemas tan fundamentales para el historiador co mo son los de la evolución del Wario, el calcule de su poder adquisitivo , la C\'Olución de la. aJimentaeión y o tras condiciones Que concribuven a la calidad de la Vida de los seres humanos, ni ante unas investigaciones amrcpomémcas Que pueden proporcionar. nos -cuando son co mo la de Floud. Wachter y Gregoryenfoques muy interesantes. Las dudas expresadas acerca de algunos resultados no niegan la validez. de las investípciones sobre estos temas, sino que expresan el deseo, }" la esperanza. de q ue se intensifique n y renueoen.» Al criticar las resp uestas demasiado elementales _ y, sobre todo. la tentación de usar un indicador cuantitativo aislad o para medir la evolución de un fenómeno tan complejo como la ..calidad de vida.., o la utilización de promedios Que nos ocultan la importancia de las desigualdades sociales- no me alejo. ademas. de ptanreamientcs
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LA HISTORIA DESP UÉS DEL flN DE LA HlSTOIUA
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H ISTORIA. ESPACIO Y RECURSOS NATURALES: DE LA GEOGRAFÍA HUMANA A LA «ECO HISTORIA » Aunq ue no se: Ullta aquí de ago tar las dsversas dímenlio nes del cientiflSmo. co nsideraré.otro aspecto qne puede ayudamos a ilustrar mejcrta dificultad de reducir a fórmulas y a modelos de análisis simplisw unos problemas tan ricos y complejos como sen aq uellos a que ha bitualmente le" enfrcnta el hístc r iadcr; Con la particulari dad de que éste es también UDO de eses.campos en que se está manifestando la tentación de construir una «nueva. rama de la ciencia ». La creciente preocupación por los recursos namrales de nuestro planeta -por los problemas que plantea su escasez o su conservaclón- ha dado lugar a un interés renovado po r los estudios sob re el medio, que ha conducido a ad aptaciones ló gicas y razon ables de la temática tradicional ."· pero también a rápidas y superfk iales tentati vas u.. q...
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LA H1STORI A DESP lJÉS DEL FIN DE LA HISTORIA
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de ap rovechamiento de la mod a pa ra vender vieja mercancía con denomina ciones más atractivas, y sugeridoras de no ved ad, co mo «C'Collisto ria »,'" environmen tat nistory; etc. Uno se encuent ra, así, con que un investigador qu e ha sta Iloy habla publicado seis libros sobre política británica desde 1940 has ta la ac tual idad . no s «sorprende» con Una tustoria verde del mund a" en qu e pretende reimeI"pretar toda la historia de la huma nidad con cuatro lugares co mu nes ~' al¡unas trivialidades, cuando los autenticas expertos inteman , en '"3JIo. convencernos de lo co mplejos que so n los sistemas nat urales sobre los que operamos - '1 opin am os con tan a legre inco nsciencia. En realidad , la preocupación de los historiad ores por el espacto, el clima y los recursos natura les no es nueva. aun qu e hay¡!. ,'aliado su en foq ue desde el siglo :{VJJL Has ta en to nces la hiSlOrtOl!73. fía euro pea -de hecho. la civilización europea entera -e- prest ó una atención preferente a dos cuesuonec el dominio del hombre sobre la naturaleza (co n la idea de que su acción scere ella era siempre para «meicrar la») y la influencia del medio score la cultura.'? Que la acción del hom bre sobre el medio pudiese tener efa:_
In. nefastos es a lgo que empezar on a adverti r los hombres e ciencia del siglo XVIU, obs ervando las consecuencias de lln roturaciones abusivas, pero ello no sirvió para evitar ltu Iarales consecuencias que para la Euro pa mediterránea tlel siglo XIX tuvieron la deforestación Y. sobre toc o, la roturación abusiva de mon tes y pas tos, como resultado de I plicar mecánicam ente modelos de cultivo pensados para Otras cond icio nes natu rales (lo q ue no sign ifica tampoco Que en ta les " otras» condicio nes -las de la Eur opa ceno t!"al y del norte-e- fuesen " beneficiosos» para la conserva ClÓn de los recursos nal.uraIes). En cuanto a la ecología propiamente d ícba , su nacimiento suele- fecbarse a fines del ligiO Ul, aunque la verdad es que su definición precisa -de la que depende, como es lógico, la filiació n ideológica que le busquemos-- sigue siendo objete de discusión.w Volviendo a la cienci a histó rica -a la integración del estudio del medio dentro del de la evolución de las sccíedades hum anas- , no se puede ignorar la aportación de la geQgrafia histórica tradicio nal, que en sus formas más modern as . como en la obra de Pounds, integra elementos de historia agrari a de un in negable interés, ni la forma en que la vieja escuda deAflllD/es supo sacar crovecbo det lelado de la l eQgrafLB hu mana francesa de los Vidal de la Blache, Dc-mangeoo , Sorre, etc., como se puede adve rIir en libros tan admira bles co mo UJ terre et I'tvO/utiOfl
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francesa. '" Hay también una do ble tradici ón anglosajona que se apoya, por una parte, en los eslUdios de histOria agrari a br nániccs, co n ese monumento a punte de concl uir q ue es The Qgfllr¡arl hislory o/ Eng/and and Ifai&"- y con ob ras eeeemes que m uestran claros signos de innovación mClOdológica, 'u y por otra, en UDa ve rti ent e norteameri-
can a que tiene, desde hace muchos años, una orientación ecct óeca acentuada. tal co mo se mani fiesta en la obra de 120. U
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hom bres co mo Carl Q. Sa uer, "" Alfred W. Crosby» o J. }t . Kloppenburg.w Al igual que es de origen anglosaj ón la difusión de un en foq ue eco lógico en la arqueología de la Ilnt iguedad .'" Y no debe ríamos olvi dar lo que haya de aprovechabl e en la vieja apcrracíón de la geopclítlca ajemana."" Elementos de carácter ecológico tienen, por otra parte, una imponancia creciente en la. extensión de los m étodos arq ueológicos a períodos m ás recientes de la tnvesu¡ación histó rica y, sobre todo, en la aparici ón de una «arqueologia agraria» que se ocupa de temas como ..la histori a del medio hum anizado,. o que haaeado explotaciones experimentales pan!. reproducir sausfactortamente las viejas condiciones de producción.... Ant e C:S105 y otrOS muchos precedenes. y ame la evíl:¡.l. Catlo. s.-. A( ~....,_ _ ~ N_Ib
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HISTORtA. ESPACIO Y RfC URSOS NATUR ALES
LA mSrO RIA DUPUES DEL f L'< DE LA HISTORIA
d encta de qu e ha habido una co ntinuid ad sin interrupcio· nes en 105 t ra bajos histó ricos que to rnan en cuente la importancia del medio natural ,'" no se co mprende el senn. d o Que pu eda tener el intente de p= entar.se ah o ra com o desc ubridores de territo rios de investigación sup uesta mente inexplorados, como Do nald worster, quie n, al frente de una obra colectiva. p roclama: «El propósito de este libro es introducir a los lector es en el nuevo y rá pidamente crecieme cam po de la historia del entorno» (env lfOnmnl/a/ his· rory) ,'" o ron la declaraci ón de Alberto Caraccio lo y OabrieUa Bonacchi. en ot ra introd ucció n sem ejante: «La redefi nición de campos y m etodologi ll$ es una ~encia Que parece boy advertir tod a la investigación historiográfica ». a lo que anadea que .. 1ainvestigación hísróríca sobre el medio ambi ente es un ámbito al cual la historiografía se ha entremaco recientem ente" . LU Claro que en este caso hay
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'Jucdón -de uansvesusmo léxico-e- Que de cam bio de oblO o de métod o. Y en algún caso ni siq uiera de esto. sino de una mera co ncesión a la mo da . sin temor al ridí culo. eoec cuando un critico nos propone un a «lectu ra ecc t óJ it... de un poem a ro mántico y acaba diciendo Que « v'La asa de campo en ruina'!" de Word swonh propone Que la upe rvtvencia de la bu manidad ha de venir con la recuperación po r parte de la na turaleza de los edifi cios de la cívllir.ación". 1U o sea. sencilla mente, con el retorno de l hombre a la'! cavernas. Esto no seria grave - podría co nsiderarse como una lIm pIe argucia de vendedor Que repinta un poco su vieja mercancía para ada ptarla a la'! nuevas modas-osi no fue se po rq ue StCOITt el riesgo de que ese repin tado, al insis tir en la novedad "cientiflSta.. para ocunar sus anejos orígenes, nos lleve a alejarnos de la única forma sensata de o peru en el estudio de la relaci ón del hombre con el medi o. que es partir del conocimiento previo del trabajo ya realizad o, y nos conduzca 6 repetir viejos abusos Que ya se comet iero n en la histo ria del clim a y Que condujeron a «halluaos" corno los del libro de le Roy Ladurie en Que se nos ilustraba acerca de la bisto ria de a.lgunos glaciares, sin anadir nada que sirviese para ente nder las consec uencias
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LA HIsTORIA DU PuES DEL ni" DE LA HISTORIA
HIsTO RIA, ESPACIO Y Ilf: ClJRsrnl N"TL"ll.AI.ES
de los cambios climáticos sobre los hombres -e-más allá de hechos ta n poco significanvos como que los babttames de las zonas alpinas habían de aband onar sus casa s cuando el avance de los hielos las dcmbabil. Ha pasado ya ---() debía haber pasado, por lo menosla ilusión sim plista de identificar el cambio c1imatico co n la lem pcf'3IUra media - las ..peq uerullI edades glaeiaJe:¡, ..o co n la pluvicsídad rotal . Se han revisado a ñrmacío nes demasi ado retundas sobre las «causas climáticas» de determinados aco ntecimientos históricos y sobre sus cense cuencas universales. q ue cc raeazaro u con la fantas ía de atrib uirle todo a la influe ncia ejercida po r las man chas solares. y nues tra comprensíé n de los mecanism os determ inantes del cam bio climático ha mejorado . ,J.< Pero no basta con introd ucir en nuestros anaíisis una visión mucho más compleja q ue tenga en cuen ta la tras cende ncia que tienen. po r ejemplo. los cambios en la circulación de los ciclones. qu e permiten explícar q ue lo que en un lugar se POS aparece como empeoramiento resalte ser una mejora coetánea de la situa ció n en ouo. '" y que abandone la idea de grandes muraciones climáticas de efec-
los ueíversaíes y fáciles de deleclar.'" sino qu e necesilamos alcanzar una interp retación más «humaniza da» de los efectos del clima. Jan de vrí es nos ha pm'cnido: «La inIlueeda del cambio climático es real; la dificultad en delmula pued e proceder del hecho de que hemos tendido a buscarla en lugares eq uivocados». Puesto que, en eíecre, nos hemos empe llado en estudiarla. sobre lod o, en relació n con las crisis a cono plazo. cu yos efectos resultan 3l i dramatizados. sin damos cuenta de que éstos pueden acabar siendo, a la larga. mucho menores de lo que pare · cía n inicialmente. po rque la.'! sociedades. incluso las de lecnolo gía muy primitiva, tienen una capacidad considerable de adaptación a larg o plazo. «Al evaluar las consecueudas humanas del ca m bio climático nuestra atención debe en focarse hacia estos procesos de adaptación.»'" Al fin y al cabo. los estudios actuales nos revelan. com o ya se ha apuntado, qu e los «desast res naturales» a 105 que acha cam os la cul pa de daños de efectos catasrró ñ cos para det erminad as soc ied ades humanas no siempre suelen ser tan ~natu.ra.les" como se dice.w Lo que viene a otorgar al
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LA HISTORIA DESP UÉS DEL FP.< DE LA lil S'fORIA
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hist oriado r una funció n semejante a la de l revolucionar io. según 105 versos de Bre<:III:
El primero de los erro res de tal plameamíe nro es el de IMnmar que, lejos de ser consecuencia de l «desarrollo hu man o », este deterioro creciente lo es ame todo del mode lo europeo de desarrollo industrial depredador -cra mo en su variante capitalista tradicional como en la , hoy frumada, de la industrialización centralizada de los viejos «paises del Este». Otras lineas de desarrollo que debieron adaptarse, en ccndícícnes cisuruas, a paises de medios más escasos, o que tropezar e n tempranamente con estos mismos pro blemas, condujero n a Otros pueblos a cobrar conciencia mucho anles de su naturaleza rea l JI a buscar vías para IU remedio. Uno de los grandes m éritos de las investiga ciones de Jo hn Mu rra sobre la s viejM culturas andinas es el de ha ber descubierto la complejida d de su ajus tC con el med io. al igual qu e Á ngel Palerm nos ha mostrado la tmpo nancia de Las obras hidráulicas prehísp émcas que permitiero n desarrollar la población del valle de Méccc IIM la alcan zar la magnitud '1 esplendor de la 'Ienochtirlan que encc nrraron los conquistad ores.... La preocupación por los problemas de las selvas am aromeas ha lleYado a los inYC'Sligadores a descu brir que son eco sistemas más frágiles de lo que se creía, JI que las poblaciones naúYaS aprendieron, por un larg o proceso adapta uvo, a desarrollar fo nnas de explotación adecuadas a su conservación, hasta el puare que hoy se nos propone apeen-
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mostrar los abusos cometidos en ene terreno. lo mismo podna suceder con ese ot ro est udio, más amplio y ambicese. que DOS proponen ahora la «ecohistoria» o la.m l/jronm~n laJ hl5fOf)', y con la «lo ma de conciencia.. de los pr obl emas act uales JI futuros para la que deberían servir, El hecho de que comiencen ignorando la evolución histórica de nu estras ideas acerca de las relaciones de l hombre con la naturaleza -C.ll puesta admirab lemente en el libro de Glac ken a que me he referido más arriba-e- les conduce a dar por sup uesto q ue los prob lemas de de terio ro del medio a que 00$ enfrentamos hoy son, scnptemecte.uea cc esecuencia del «desarrollo humano» -en un a sim plificación semejante a la que se contenta con plan tear el problema del hambre en lenrunOS ..malthusianos " de crecimiento de la poblaciónJI que nuestra misión de ad elantados del P1ogICSO nos obliga a encontrar ahora, para nosotros JI para el con íc mc de la humanida d, las sol uciones técnicas JI polítícas para eSIOS problem as.
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der de su s métodos y sistemas de explotació n, «como algo paralelo, si no prioritario, a introducir una tecnología avanzada del uso de los recursos»." No se debe caer, sin em bargo, en la trivialidad de suponer que tod o lo que necesitamos es tomar ejemplo de las prác ticas de errascultu ras, sin más. En cuan to se refiere a la deforestación. por ejemplo, nos encontramos con que no par ece ha ber habido , por lo menos en líneas gen erajes, una conciencia adecuada de la naturaleza del problema en la India, tal vez porque su agravamiento real da le ante todo de la época en que los británicos co me nzaron a interferir en su evolució n.'" Al cocuano de lo sucedi do en el J apón , donde. habiéndose llegado a graves proble mas de deteriore como co nsecuencia de las roturaciones q ue exigía la subsistencia de una población muy densa, el proceso fue contenido ya a fmes del. siglo XVII y en el silla sigui ente ..se ad optaren métodos para aumentar la deseada producció n de los bosques, en un proceso que Implicó el paso del Japón de la expíotacíón a la foresticuhufa
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LA IiISTOll.lA DESPUÉS DEL FIN DE LA m STO ¡UA
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Lo qu e esto nos indica. ante todo, es la necesidad de no reducir el estudio del medio a un a serie de problemas qu e debe n ser cons iderados únicamente d esde la pers pectiva cie nríflce-nat ural y de la tecnología de su uso . Es necesario q ue introduzcamos en el an álisis elementos ..sociales_ sin los cuales toda explicación de lo ocurrido sera M>d&MI I . Edcn, &oIov _ _ ...._.,,_, iIo A _. L>o· _ _ _ l'o-. 1'!'lO, PI'- 11·. ,. 1.1. M. V. Nod.tuDo ..... Tlwrpohl_ ~ # ~ _ 1':'
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lumficiente y tod a propuesta de remedio puede quedar en mera retórica moralizante. Esta conciencia, que inspira a1, UIlOS trabajos de Martín ez Alier,» me parece score todo ~i,ible en otros. desgraciadamente poco conocidos, de Juan Carlos Garavaglia, quien señala la necesidad de im ro ducrr, aliado del estudio de ..las relacione! entre las pla ntas, los animales, los ho m bres y el medio atnonco - es decir. los elemem os climá tico s, edáficos e hidrográ ficos», el de lalI relaciones que los hombre! establ = entre si corno consecuencia de su pan icipación en este proceso, incluyendo en ellas ..la tccnolO!IÍa y los saberes que los hombres han ido acum ulando en sus complejas n:laciones con la nat uraleza ...... Espero que. hab iendo llegado a este punto, se enuen, da Que no me pro pongo, en modo al guno, minimizar la imponancia del estudio del medio nat ural asociad o al del hom bre. Pero una cosa es que sedeban utilizar los m.ás modernos procedimiento s cientí ficos -y pedir el au xilio de los especialistas para la adecuada interpretación de lo s resultados alcanzados con ellos- con el obj eto de profu ndizar en este estudio de las trans formacio nes del medio naIUra! , y Otrl Que el historiado r ha~"iI de co nvertirse en eenunee aficionado, cul tivado r de extrañas «hillOrlas inmóviles .. en que el hombre ape nas desem peña papel algu no . A la1es ap loradores de parajes supuestamente d eseoASo<•• Lo"'~"""'''''''labott>ri.o._. "
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LA HISTOR tA D ESI' U ~S DEL FL'1 D E LA HISTORIA
nocído s habría que recordarles la vieja y sensata advertencia de volta ire: «L htsrcire narurelle, imp ropre menr dile histoire, est u n pa rtie essentielle de la physique». '" Lo qu e debe hacer ~I historiador es mejorar el utillaje con que sus predecesores han trabaj ado hast a hoy en e¡ estudio de las relacio nes entre el ho mbre y su entor ne, entro nca r co n una tradición más que secular en la que hay mucho qu e puede ap rovechar, o rientar su estudio de acuerdo con las necesidad es y los problemas actuales de la human idad - no con las modas tmereceuates vigen tes- y esforzarse en apo rtar ejememcs que «sirvan.. por lo meno s para hacer más rica y más lúcida la co nciencia.que los bom. eres tienen de su si¡uaciÓn. Le conviene reco rdar que lo pro pio de su trab ajo es proporcio nar servíccs..ec vender mercanc ías q ue deben ..redefinirse...-!o qu e casi siempre quiere decir poco más q ue ..rebautizarse».ydisfuu.arsepara parecer nuevas en los escaparates. Entre hacer más cíeuuñca nuestra practica como investipdores y procurar qu e ésta se dirija a problemas de implicaciones esencialmente humanas, estreeh.amente ligadas a las necesidades de nuestra sociedad. DO hay contradicción a1IUDa . Las circunstancias en que vivimos nos advien en de la necesidad de tom ar en cuenca, con una mayor atención que en el pasado. el medio na tural. pe ro elle no significa que nuestra fun ción sea estudiar el su elo, el clima o la vegetaCión - para lo q ue no CSIafI10S adecuada · mente eq uipados-e-, sino la de mejotaT y enriq uecer uuestro conocimiento de la relación entre los ho mbres. entre las diverus sociedades humanas. y el medio en que viven y tra bajan.
El CIENTIFI5MO y LA DE5 Il'oTEGRACIÓi\ DE LA HISTORIA
En esta misión d e los problemas que nos plantea el «cíenu ñsmo » hay varias ccnstderacíones de conjunto que conviene hace r. La prime ra es la que nos invua a eviw la tram pa . denun ciada por E. P. Thompson. de reemplazar una vieja terminología que el «misionismo » ha sometido a a tac ue -alegando q ue su imprecisión la hace inú til para (sus) propósitos anallticos-- par¡¡ reemplazarla poc otra que no es mejor, sino simplemente «nueva». Tbom pson nos previene contra la tentación de abandonar térm inos como «clase », «burguesia», .. feudal» o " capitalisla» , que no han inventado los historiadores, puesto que se ban limitado a tomllI" los del lenguaje cotidiano de las gentes del pasado. para reemp lll2Mlos por Otros como «p reindustria b•. «i radicio nal.., "puemalis mo .. o ..modernización », que son igualmente im precisos, cuando menos, y que no es verdad qu e, a diferencia de los primeros, estén limpios de carga ideo ló¡jca , sino qu e tie nen e rra distinta: mien tras los que se nos propone aband on ar, forjados en'los co nflictos reales entre los hombres, traducen una dinámica de enfrenta -
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U. HISTORIA DESPUÉS DEL FIN DE LA HISTORIA
miento, los segundos apunta n a un orden soci al «autorregulado», inventa do por una «sociología histórica » libresca .... Un a cosa es que rechacemos las interpreta ciones basadas en el emp leo a busivo, cosificado, de los viejos rermí. nos, y erra que llevem os nuestro abandonismo a acepta r una o pera ció n de escamotee intelC(:lual que nos obliga a renun ciar a conceptos forj ados por los hom bres de! pas ado. que expresan sus experiencias, sus percepciOlles y sus luchas, y que están cargadO:S, por dIo,.de uncontmido «histó rico» real . y hab lo de «escamotee» porque no es lo mismo presta m os a la vieja e iauul operación de «redescríbír los fenómenos en UD nuevo vocabulario»,... que la de de. [ar, de pase, que nos reem pla cen la na turaleza de la carg a id eológica de este vocabulario, pretendiendo. encima, que el nuevo no la tiene. Pero bay, edemas, otros riesgos no menos graves que éste de la «esterilizació o» del vocabulario histórico, Los problemas que he tratado de ClIplorar en el caso de esa historia que ha renunciado a su especificidad. para uaw de convenirse en teoría econó mica aplicada (y en 01.rO senrido con la que se identifica con la ecolo gia) se dan también respecto d e otras dísciplínas sociales o humanas. con resuiwios poco satisfactorios. Co mo ha dicho H a)UaJ \\'hite, no debemos ir a buscar una fundamentación del análisis hUrorieo «en ninguna ciencia putativa de! hombre. la sociedad o la cul tura. porque estas ciencias están nbligada!
LA DEStNTEO"","CIÓN DE
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HISTORIA
a pre su po ner algun a co ncepc ión de la realid ad histó rica co n e! fin de realizar el programa de consntuírse a si mism35 como ciencias». Pedir a disciplinas como la socíotoaja , la ant ropología o la psicología UII fundamento para determi nar una per spectiva adecuada para la historia es como «besar nuestra estimació n sobre la solidez de los cimiento s de un edificio en las propiedades estruCturales que presentan su segundo o su tercer piso ». '" U no de los prob lemas más graves que nos plantea ese cambio de fundamentación, ese someurmento al vasallaje de otras disciplinas sociales, es el de la fra gmentació n de nuestro objeto de estudio. En la medida en que cada una de estaS " ciencias .. tiene un objet o distinto al de la historía, que es el de abarcar la totalidad del cuadro social, su utillaje sólo sirve para actuar sobre segme ntos de e~1C cuadro. lo cual ba tenido co mo consecuencia que una investi¡ación tentada por el mimetism o ciem iñsta se convierta en esa «historia en miga jas .. de la que nos habla Pranccís Dossc.ISI y que es mucho menos la de la vieja escuela de ,ol,,,,,,In. donde Braudel ccase rva ba todavía el sentido de la ¡Iobalidad, que esa otra no uw llt' hislOire que guarda escasa relación con aquella: que viene a ser algo lUí com o una de¡enención de la que en su día propugnaron Febvn: y Bloch .,n 1»' -.1 _
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LA HUTORlA DESPuES DEL fiN DE L.A HISTOlUA
LA DESINTEGRACIÓ N DE LA HlSTOll.lA
El problema, po r o t ra parte, no es exclusivamente de Fra ncia ni de los presuntos herederos de Ann(lfes, sino mu cho más general, y debe ser analizado como algo que afecta en la actu al idad a la práctica de la investigació n histórica en el mundo entero. Una cosa es qu e pensemos que una exphcacié n hist órica más rica debe incluir boy m uchos faclo res q ue anterio rment e no tomábamos en cuenta -o que co nsid erábamos comptemenranameote-; porq ue no éramos conscientes de su im po rtancia, y otra que interpretemos eso como una invitació n a abrir nuevos cam pos separados que tenderán a coeeernrse en la practica en discip linas independientes. Cualqu ier intento d e hacer ni siquiera un catálogo elemental de tales campos obligarla a un despliegue de refe· rencias biblio ¡ráfkas intermi nable, d e modo q ue me vry.¡ a lim itar a una rápida revt síó n de algu nos de los más tavcrectdos po r las modas acad émicas actuales. Tenemos un amplio y viejo terren o, el de la historia demográ fica. donde la separación entre ésta y u na «derno¡rafia histórica.. se encuentra ~a establecida desde hace mucho tiempo. "! Como depe ndí enees has ta cieno punto de ella podríamos considerar los estu dios, que cuentan ya con uoa eJttensa bibliografia. sob re la sexualidad y el matrimonio ( Bos well, Shoner, Bru ndage, Brown , Corbm, Goody, ere), con un suecampc que se ocupa de la familia (Flan-
drtn, Stone, Laslett)'" y ot ro de la infancia (con est udios 'uhre el pano -e-Gélís, r c rbes, Pancino-e-, el amamanta miento -Fildes -, la situ ació n del niño en la familia y su primera eoucao cn. ere). Hay investigaciones especificas robre las enferm edades, que van desde las dedicadas a una co ncreta, como la peste (Birahen), el cólera (Pelling. DeIApone), la ruberculose, etc., hasta las de carácter más seneral . a las que he aludido an teriorm ente. Sin ol vidar los libros sobre la locura (Po ner ), la mu ert e (Aries. voveüe , Chaunu). ere, Uno de los campos de mas rápido crecimi ento en los Iiltimos años ha sido el de la his lo ria d e las mujeres, que ya se ha transformado, antes d e consolidarse, en la gender lustory. que prete nde ir más allá de la cousíd eracíó n aislada de la mu jer.... Hay la histo ria del procese de umam, zación (De vnes, Bairoch. cte.), que no bay que confundi r ni con C$a disci plina separada que es la «historia urb ana .. ( ~'OS). ni. menos aún, con la de la indust ria de la constru cció n O la de la vi viecda.w H ay la de la pobreza y el tra to dis pensado a los pobres (Woo lf, Guincn), la de la marginación (Gerem d :) . las cárceles (Fo ucault, l g1,... ,.,
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LA HISTORIA DJ!5PlJÉS DE L fTN DE LA IDSTORIA
na tíeff, Spierenb urg] y las galeras (Vigie, Zysberg), el pe. cado (DeJum eau ), el vesndocla ce rnida," etc, La lista de tales «especializacio nes» -que con frecucncia dan Jugar a la or¡ani zac ió n de asociaciones de estudio, revistas especificas (se pued e decir que no tra nscurre un mes sin que aparezca el anu ncio de alguna nueva revista consagrada a «un nuevo obje to de esurdio»], etC-- es inacabable. No es q ue estos aspec tos no hayan sido tomados en cuenta a nteriormente por la historia. sino q ue aho ra uen den a des.ajane. a cerrarse sobre si mism os, aislánd ose dei a ludía global de la sociM ad ya ooll\'fitirse en territorio acotado de una práctica cientifJca Que se p retende au tónoma. Una aberració n que Jl~a a su extreme cuando se pretende convertir en discip linas independientes incluso lo Que sen simples lé:cnicas de trlIbajo -c-herramíentas que SÓlo nenen sentido cuando se ponen al servicio de una inter pretaci ón histórica global- co mo la historia oral" o la arqueolo~a ind ustrial. '" 111.
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HISTORIA
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Esla fa lsa eman cipa ció n em pobrece los resultados qu e ueden obtenerse en los nu evos cam pos o con las nuevas enam íemas. Al desmenuza rse el análisis en historias mimsecto riales (uso este término para distinguir tajes pr acIil:lU de la «micrchlsto ria» a que me he referido ames, ya ue aquélla , pese a que pueda con frecuencia acu sársela '
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ISTORIA Y ANÁLISIS DEL DISCURSO El d o p&ado, Lawrmce Stone hacia. desde Las pagide Past end Prr:sefll. un llamamiento angustioso en fa . I de la vuelta a una historia que se ocupase de 10$ aconunientos y la conducta. operando sobre la base de testes memporan ecs y con la frnalid ad de Cllplicar 10$ cambios secídos a 10$ hombres. E1llamamieoto se justificaba por lemi bles ecnsecueedas del ~posmodernismo" que, con triple amenaza. de la lingUistica. la antropología cuíru1 '1 el Uamado ... nuevo hístoricismo.., estaba ccnvirtien f) la ciencia Il.istórica en una «especi e en peligro de a-
ación..... La angustia multa explicable, aunque no tanto por el lor del uall0 que la histo ria ha sufrido en estos años licKlc el campo de la lin¡Wstica. como por la facilidad con ue parecen haberse rendido eu 10$ últimos tiempos alguos historiado res. No es fácil explicar las razones del éxito 100. I
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LA HISTORIA DESPUÉS DEL FIN DE LA IHSTOlUA
HISTORI A Y AN"ÁUSIS DEL DISCURSO
alcan zad o, porque habría que hacerlo en un contexto más amplio qu e el de la historia , dent ro de lo que Rorty ha llamad o el «giro lingü!stico», q ue afectó profunda mente a la filosofl a de lu utürn as décadas.... En la visión conservadora de Ge rtrude Himmelfarb se trataria simple mente de una eta pa más del viejo deba te de ..las de s cult uras.., con la cap itu lación de los huma nistas y la consi guiente deshumanización de muchas disciplinas sociales y de 105 estudios sobre la cultura, «despoján dolo> de toda realidad social y human a». lO> Frederíc J ameson, en cambi o. sitúa estaS muuciones culturales en un campo mucho mas amplio. mrentando fijar un as etapas de la evolución del pensami ento filosó fico que eomenzarían con la lJ1I(luai superación dd ecsrencíañsmo sartreanc por el «estruct uralismo», defi nido como ..un a variedad de nuevo s intentos teérfcos que comparten por lo menos una única "experiencia" fundamental: d descubrimiento de la pnmacia del lenguaje o del súnbolo... La uartsform a ción de este . emlICluralismo». demasiado inestable como para que durase. habría d ado paso a ..la reducció n a una especie de cieauñsmc, a método y técnica analítica (en la semiótica).. Y. por otra parte, en el terreno de la transformaci ón de sus perspectivas «en ideologías acti vas en las q ue se deducen co nsecuencias éticas, políticas e hísrorícas», a lo que ca-
nocem os como «posest rucruraíísmo », asocia do a nombres unnc los de Fouca uu, Deleuze o Derrida.w También Dosse ve el nacimiento de la «deconstrucció n» eme algo que surge en el interior del estructuraiismo y. r n cierto modo, de su reflujo y descompo sición. desde las tempranas formulac iones de Derrida , inspiradas fundameruaímeme por el pensamieuro de Heidegger, que le conduclran a ese primer ataq ue abusivo centra Foucault, ese . asesinalo del pad re» a l que éste respo nderá con une de. " uloriza.ción de tal " reducción de las prácticas drscursí\1IlI a tes uazas re:nualc:s ».... Lo cual no impide qu e se presente a Fouca uJt. a su "el. como «deconsrructcr de la hinaría» . Paradojas de una remJino.logiaambigua que sine para lodo. La denuncia de la fuulídad del sistema se efectuó initlalmellle en los Estados Unidos. tamo desde posiciones llIequ.ivocamenre ecnservaéoras, por d estilo de las de A1lan Bloo m'" -lo que d uró huta que las nuevas doctrinas y
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LA H1sTO~lA DESPUÉS DEl. fIN DE LA HISTORIA
sus autores fueron asimilados Y domesticados por el ~~n do acad émico, que descubrió muy pronto qu e eran útiles e inocuu-, como desde la ilQuierda, sobre lodo ~ partir del momento en que reautté evidente la fi1iació~~eldegg~ ria na del pensamiento de Paul de Man , y se hiCleron publicas sus co nexio nes personales con el nazismo, con ca· sos de desconcieno como el de un Peter Washington que, a la vaque arsu~ q ue los cul tivado res de la autodenomlnada " leona literaria radical» no son mas que pracucantes de otra estéril e inDíensiva moda académica. mezcla de manera incoherente en su demmcia marxismo. deconstrUCe ón y femini sm o. o sea. todo lo qu e le molesta_ '" En el leITC1l0 del estudio de la sociedad Y la cultura, los efCClOS mis importantes del giro IingUistico se han manifestado en los estudios literarios, donde, tras su rechazo . . . _, han acabado atra yendo a una pane del sector acaIDlCI<... ,. do omico más con servador, qu e se sintió asi legluma en su luc ha conua cualquier teo rización: ..,de pronto, las persistentes Y obstinadas l't$istenCias de quienes se sennan amenazados po r el an aJisis teórico ad optaro n el ro paje de la
IIlSTOII,lA y ANÁLISIS DEL D1SCUllSO
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Loe resultados obtenidos son en ocasio nes discutibl es. n. Jil ando laboriosamente uno s dlflciles poemas de Paul elen, Hans-Georg Gadame r llega a uno en que una errade imprenta modiñc ó lotalment e una palabra. transfor · pllndo «el ácido celestial» en "la mo neda celestial". Gaer no se inm uta y explica el sentido de los dos poemas: 1 que escribió Celan y el que nace de la erra ta. Un metoque sirve para explicar esto, sirve par a explicar cu aluser CO$a, pero me rece mu y escasa conñanza.... A lo que conduce Ja lógica fina l de estos métodos es a la eliminaón de l propio texto, q ue acab a convertido en mero objeto de est udio académico, vacío de comenído y sin níngusignificación real para un lector ..inocente».... Esta eliminación gradual de la literatura propiam en te icha habia de repercunr en el lugar de los estudios litera no s en la universidad -un profesor de un departamento e inglés explicaba reciememente que ..en un comité nomrada para la d.irección de los estudios de grado un decocs. ru cd onísia me in formó de que los lWOS, esto es, la.'! obras reranas, eran innecesarios y que los estudiantes podían
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HISTO Il./A
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aprender teoría literaria sin leer lile ratura»-, 'lO lo cual puede ayudaroo, a entender que el rig o r extre mo del «giro lingiUstico» se fuese abando nando en favor de formas in-
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termedias co mo las del llamado «llUO:VO histori ctsmo », con su pretensi ón de enriq uecer las practicas formalistas de la cri t ica literaria con una peculiar atenci ón al CODIUto histó rico en que han surgido los textos, '" o co mo la «nueva histOria cultural», que perece poco más que la actitud ecíéctiea q ue define las preocupaciones acruales de un gru po
que. 11115 haber-abando na do su intento de fundamenur el análi sis de la cultura en las realidades sociales. nunca acepló por compl eto las propuestas basa das en la teoría literaria de H ayden WIúI C' y Do minkk LeCapria, cayó un-tiempo bajo la influencia de la ;antmpología, y en especial de Geertz ---era la época en que Roben Damton estudiaba ..la gran matanza de los gatos_o y que, no habiéndose !aQJpO<:O dejado COIl\1t'f1C'C'T' por la escuela francesa de las ememalidades... parecen estar esperan do a ver por-d énde-soptarán los vientos, dispuestos a adapwse a las nuevas modas «tec). ricas... m mientras sus colegas más viejos. como el propio D amton, se lamentan de «este malestar que se está exten,
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pletaba co n el hipócrita añadido de unos toques adicion ales acerca de «una vida privada de bigamia» .'" En el terreno de la historia los efectos del giro lingüllneo han sido !ard los, tal vez por h aber teni do q ue su perar el desencanto producido por algunos intentos iniciales muy pobres, corno un «esrudío sobre la construcción textual de la reali da d ... referido a las leyes de pobres británicas. en Que el autor nos explica que «los políticos no rea ccio nan ante la real idad como tal. sino ante la realidad socialme nte construida , y que la forma en Que la sociedad es conoada para propósitos pctnícos y administrativos depende de p réc nces especi ficas de lectura y escrilUTa».'" La cosa. recuerd a aquel a forism o de Oufipo en que se dice: «No, hemo s dado cuent a de que no somos mas que lenguaj e. ce la cabeza a los pies. Y que. cuando uno creía te ner celor de vien tre. era en el lenguaje donde tenia do lor. Que todo este no era muy discernible »!" 00 cual puede contener una pan e de verda d , pero es d ificil qu e sirva para aliviar j amás un dolor de vientre). Paradó jicament e. su influenci a se ha. ido exten die ndo enlos últimos tiempos entre los historiadores -cuando pa recia encontrarse en franco retroceso en los estudios cul · turales y Jiterari os- y u na invasió n de análisis del discur so amenaza con reem plazar el de la realidad . Es cierto q ue 175. 1Wa _ _ lY... ~ iua.ibI
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HISTORIA Y ANÁUsIS DEL DISCUR SO
LA HISTORIA DESPUÉS DEL FIN DE LA JUSTORJA
hly elementos útiles en esta nueva conciencia del texto que de!>C'ria le rvir para evitar Que cayésemos en lecturas anarc ntces y, por ello, incorrectas de los ese nios del pasado. "ro una vez realizad a esta tarea de depuración critica, es I l erado que aceptemos quedar paralizados. como si los c~ tOS no fuesen susceptibles de uso. Entre Ot ras razones porque texto s de índolc diversa, y construidos con lengua. t i e inten ciones dive rsas, pueden contrastarse entre sí, ,.. porque el historiador trabaja. ade más. con evideocias no IClltuales como las de la arqueologia y co n un tipo de da. tos. como los elementales de la demogra fía (nacimientos. lecundidad, espe ranza de vida. defun ciones) qu e dificil. mente pueden ser «deconstrui dos ». Una de las grandC'$ ut ilidades «reales» del análisis del exlO reside. por ej emplo, en el examen de cómo se etabo. ran los discursos históricos legitim adores. '" pero hay una Jral1 dif~nci a entre este tipo de escritos y los documen . 10 1 que re¡u lan o expucae los aconrecímíemos de la vi. cotidian a (en tre las crérucas o ficiales de la oonquista paAola de Am éri ca y las reales cédulas en Que los redaban instrucciones concretas a sus funcionarios . por ejere pto, y Q'Uc nu nca estuvieron destin adas a la publíación), y no debemos olvidar q ue la .. construcción" o
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LA ltlSTOR1.'. DESPUEs DEL FIN DE LA HISTORIll HISTORIA Y ANÁ LISIS DH DISCURSO
la esfera pública como una construcción política: la escena d e prácticas discurs ivas que comp iten».," Del grado d e co nfusión a que se puede Ilegal por esta via d a b uena idea la reseña de un libro sobre la cultura po. putar q ue sostiene que «lo popular existe como una catego ria separada sobre lodo porque Ita sido construido asi po r est udio sos. políticos y teó ricos sociales interesados en ello .., lo que lleva al reseñad or a sugerir que es imponante " desplaza r J:¡ d iscusión para q ue no só lo la cultura popu lar, sino también las discusiones cíeauñcas sobre la cultura popu lar se conviertan en un foco de atención».... Hasta q ue al gwen . contagia do por el mismo entusiasmo. \ara mas alla ~. nos proponga d iscutir las discusiones sob re las disc usiones 3..-CfCa de la cultura popular. y así sucesivamen te. pasa ndo del discurso al me tadiscurso, y de el al metameeadecurso, etc. Dad o q ue. como ba dicho Harunan , «la propi a teoría no pas.a de ser erro texto, que no goza de un esranno privilegiado», podemos pasamos la vida estudian. do «t extos scere reatos», sin preocupamos por deI\nirquien ~ el suje te que inicialmente emi tió el prim er discurse ana lizadc -los autores de una cultura que se convírn ó en «populan. por obra del díscursc de los especi alistas-e- o. mas senci llamenle. por a_-eriguar si habí a pueblo. ccsénes y Tal.
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ntos er an, cómo vivían y qué pensaban . Pero esto es o dem asiado trivial, y muy «visto», que no puede mor a lo s a fano sos buscado res de la «noved ad».« Thmpoc o sería justo suponer que la vaciedad de connido la ha yan llevado al campo de la historia los part ilríOS d el «giro lingüístico », porque siempre se la ha poIdo encont rar en él. Ea una critica del último libro -o, 1., hien , de la última com pilació n de « pa pelese-c- de W. RoSIO\\', Gregory Clark señala que en nues tra vi da a caémica se esu asentan do cada vez más una pauta que se ne en muchas carreras de «cientificos l> de primera fila. n su prim era fase. éstos se limitao a trabajar con seriead y modestia, sin recibir demasiado reconocimiento. Pada ena etapa de aprendizaje. están ya preparados para I IQkt-o/f a un periodo de «prod ucción aUlosostenida » a'Lado en una ..gran idea». « La gran idea debe estar vaI de corueníd o em pírico y aparecer expresada tan ambiua mente como su posible: si fu ese verificable emp íricaeme, resultaria. f.iQJ refutarIa: si se apll:SaSe con claridad. \'OÍa que carece de cornenido.l> A partir de este momento puede prescindir de la investigació n concreta para dedía reelaborar la gran idea y defenderla de quienes .. la han en lendido mal... ~Y además. como a reconocido autor e un a ¡mn idea. puede escri bir con au to ridad acerca de lo que le \'enga en gustc.»... Lo que han hecho los partí 111. .... _
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LA IlISTORIA DESPUÉS DEL FP.< DE LA HISTORIA
darios de l análisis del di scurse es ayudar a legitimar la "acieda d. «teorizandola». Ha y qu e luchar. pues, contra esta esterilización del trabajo histórico que se produce tanto cuando agotamos nue stra capacida d de aná lisis en el intento de desmontar el texto,'" como cuando pretendemos reemplazar el estudio de los pro blemas reales de los hombres por el de los discursos q ue se refieren a ellos ¡en ocasiones para ocultarlos). Al propio tiempo que inco rporamos a nuestro instrumental de trabajo una nun-I y mejor conciencia cri tica de la necesidad de analizar el sentido real de las palabras y de desmontar las ideclogizaciones legitimadoras -c-ccmereando po r las de los propios historiadoTC5. de cualq uier len dencia o escuela q ue sean (o sea, comenzan do por nosotri» mismos).
VIEJOS CAM POS EN PROCESO f)E RENOVACIÓN; HISIORIA DE LA CUITURA, 11ISIORIA DE LAS MENTALIDAD ES
En cuamc a la vieja historia intetectual c-de las ideas. e la cullura o co mo se qu iera llamarla- fue siem pre tetreno abonado para las formas más extremas de fragmencíóo , que conduOan lógicamente a1 .. inmanentismo», a una visión endógena de su evolución de acuerdo con !atllal rJ arte se aplicaba integrame ntc desde las coordenadas del e. la ciencia sólo se podía comprender a partir de la evolución de las OOITÍemes dd pecsameoro ceccñco, etc. Esto lugar a que hubiera un a historia de la ciencia (o met , unas histo rias de las ciencias)," un a historia de la
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LA Hl STOll.lJ, DE!lPL~S DEL FIN DE LA HISTORIA
tecnología, otra del arte, de la literaruta , etc., sin que la mayoría de sus cultivad ores académicos parezcan haberse preocupado seriamente por la posibi lidad de relacionar estos cam pos para alcanzar una visió n homogénea de la cult ura , lo q ue sería una condición prevía para integrarla en un análisis de la sociedad . Siempre ha habido tam bién, justo es decirlo, intentos de una histo ria «social» de la cult ura bien fundamen tad a. pero esros se vieron sumergidos un mal día por las simplificacio nes a bU$1VllS de un os marxi stas vulgares que no supiero n aprender de su ca tecismo más que aquella uiviali dad mal digerida de la base y la superestructura. y no a1C3IlZ3lOD ni a matizar la con la ad vertencia que aña de Que los ho mbres toman co nciencia de los p roblemas de la sociedad. y los resuelven, en el terreno de ..las normas jundiC3S, políticas. religiosas. artísticas o fJ.losóficas ... Por suene. las viejas corrientes de un a historia social de la ciencia. alejadas de la simplicidad de planteam ientos de un Bemal, siguen fructi ficando hoy en for mas de análisis que rechazan una explicación meca ntdsta trivial e insisten en ..la necesida d de entende r que la cult ura y la ideo logía son viULIes para la esencia misma del cambio histórico..... o que. ad emas de romper la visión lineal del progrese cient ífico. proponen interpre taciones del cambio visto en su co njunto. y no como un haz. de trayectorias paralelas.... Y hay alllifuis de la historia de la técnica que se119.
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EN PROC ESO DE RENOVAC¡ÓS
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alun hall a qué punto la elecció n de una u ot ra solución Ii. dependido en cada momento de una serie de criter ios 'lÓlo eco n6m icos, sino también culturales, II qu e han "mitifi cado su sup uesto pape l de prim er motor del proI~!O huma no.... Al igual que siguen produciéndose estuIlll muy estimables de historia social de la literatura o de l ne que resultaría imposible examin ar aqu í. Pero la mayor de las con fusiones procede en este campo. ladÓj ica mente. de lo que debió ha ber contribuido a su lan ficación . :\1e refiero al fracaso de la cult ura carequís¡i_ Ue los paises deí llamado «socialismo real», al demostrarque su mencs preeío por la cteatividad de las ideas. vistas mo un mero epifenó meno de l desarrollo económico. los capacitó para el intente de co nnrun- una nueva visión lrural que expresase las as piraciones profunda s de los hombres y pudiese convertirse en el Iundamemo de una 00IIpe ón «socialista.. del m undo. ampli amen te oompanida. El efect o que esta crisis ha producido en elterreno de • ciencias SOciales ..de Occidente», y muy especialmente el de la historia, ha sido devastador..\l uchos historia . ores qu e en su tiempo fueron mas o menos imluidos po r I marxismo, se han dejado arrastrar por una irracional ilación del ~nd ulo ha cia er estudio de las ideas reíndicad o ahora poco menos que como un rerritori o inexlorado. lo que implica ol vidar qu e. junro a la .. vulgata anista ... se habla desarro llad o ya con mucha ameríonent re quienes avanzaban a partir de las huellas del peno ientc de Man una visión de la historia de la cultu ra
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Vl2JOS CA MPOS E N PR OCESO D2 R2NOVAC¡Ó ~
LA l{[nO RIA DU P!JÉ S DEL l1S DE l.A HJSTORtA
much o más rica y matizada. Tal es el caso de Gramsci _ co nvendrá no o lvidar que sus análisis de la cultura o de la formaci ón de la conciencia nacen del rechazo de las simplificacio nes de la ..soctologia marxista » del Bujari n de El materialismo hisllj rico- , de Walter Benjarn in, de Lukács, del Rayrnond William s q ue en sus ultim as escri tos se~uia defe ndiendo la necesidad de una «trona de la cu jrura» q ue no se contentaSe con enlazar en una w la explicación lo s terri torios de la cult ura y de la sociedad, sino que se dedi, case a estudiar las .. relaciones," cambiantes que siempre han existid o entre euos, .... del Chrisrop her Hill que ha dedica · do la mayor parte de su obra a los orígenes y las consecuencías intelectuales de la Revolución inglesa del siglo XVII _y que nos ha enseñado una manera distin ta de leer a \fi lton - , de E. P. Thom pso n, o, en la propia Rusia, de un Gurevi ch o un a aj uo . por po ner unos pocos ejem plos.... Y q ue esta o¡ra ¡radición marxiana es al~o sólid o y co herente. no un simple archipiélago de grandes islas inco municad as.... [9:'
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Le que resulta inaceptable es que ese movimiento ge-
neral que se esfuerza po r recupe rar para la ciencia histó rica el cam po de las idea.<;, los sentimie ntos y la cultura - por investigar la formación de esa «conciencia» que explica las razon es que han llevado a los ho mbres a obrar de una u otra forma- co nduzca a algunos a sostener que lo que con viene hacer aho ra es invertir la vieja explicación: a hacer de las rep resentaciones mentales el motor fund amenla! de la historia. lo Que equivale a repetir los mismos errores de enfoqu e mecanicista del pasado. Sólo la supe rlicialidad acadtrrJica puede expücar Que ha}'ll quien escriba. corno si estuviese habla ndo de la evolución de las moda>. q ue de una vtston de la historia asentada en el estudio de la sociedad, estam os pasando a otra Que considera corno su pri mer motor la cultura .... Y sólo el miope rcac,,-:onansmo de un Aries podia celebrar la vc aa de la « huron a de las mentalidades » porque estaba a partando a los ínvestí,adores de los .....; ej05 temas socceccnormcos» que antes cultivaban.'" Quisier a referirme. au nque lea brevemente, a esa ..his_ toria de las mentalidades» a que acabo de aludir, entusiás· ricamente abrazada por quienes, al romptrseles las andadetas de la vulgata mar.tisla, parecen necesitar ot ras -u n nueve catecis mo y el calor de una ..escuela» Que les arrope- para pod er su~istir. Con todo lo que tiene de pos itivo ese regrese al territorio de las ideas, exísre en es· le caso el riesgo de perderse en una Fragmentación qu e
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LA m STOl\1A J)U PlIÉS DEL FIN DE LA m sroau
supo ne -e-lmpltcita o explícitamente- la existencia en el de nive les distintos que debe n est udiarse por separado.:" El riesgo viene agra vado por la pr opia inde finición de esra co rriente. I acqu es Reve l a firm a . por ejemplo, que la histeria de las me ntalidades «no constituye tanto una subdiscip lina dentro de la inve stigaci ón hislÓrica, como un cam po de interés y de sensibilidad retanvernente am plio y heterog éneo» y reco noce que " tal vez sea la mism a vaguedad de la noción la que le ha asegu rado el éxito a traves de sus inde finidas pmibilidade5 de adaptación»... Pue510 que, en erecio. oos enfrentamos aquí a definiciones no ya diversas, sino hasta ccmradícrorías . Le Goff sei'laJa q ue el atractivo de la histori a d e las mentalidade5 «reside precisamente en su imprecisión, en su vocaci ón para desi gnar los resid uos del análisis histórico, et eo-sequé de la bistoria ...... Chaunu. que sigue a voveüe tan sólo eo lo mis superficial, la sitúa en el «tercer ni\"C!,. de la experiencia, y Chartier dice que nada de tercer nivel. pUeslO que es un determinante iundamental de la realidad social•.. Entre las paradojas con que tropezamos en este terre191. H&IInaq... _.-....Uo~q
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VIE/OS CAMPOS EN PROCESO DE RENOVACiÓN
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1", citemo s el caso de un gran libro en lengua alemana n cuya verstén in,lesa eltraductcr ha adoptado eltérmi: o de «mentalidades" en el subtitulo (lo que parece legttij nudo por el hecho de que eltexto se ocupa de «creencias I'O Pularesl> , aspec tos de la «existencia cam pesina», «erno
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YIEIOS CAMPOS ES PROCESO DE RES OYACIÓN
LA HISTORI A DE.'lPtrÉS DH FIN DE LA fUSTORIA
m ino «cultura popular», que es el hecho de sugerir uo cuer o po definido y estable de ideas semejante al de la «cultura pat ricia », A ro n Gurevich expresaba esta inquietud en un «pcsrf acic» escrito ha cia 1988: Tengo hoy serias dudas acerca
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esde la cultura hasta la superstición. pasando por ese 11" término complejo que él define como CUJtom - , reulla inobjetable.... I a confu sión que puede engendrar la denominaci ón uuona de las memalldades » no seria tan gra.-e si lOOOS us ~ ull h'ad oreS t uviesen la seriedad de un Michel vov eue. quien se puede reproc har la va guedad de la concepruavacíen. puesto que en ocasiones habla . nebulosamente. e "las actitudes, creencias y sentimientos, ell una pal a. b ru, lo que ho}' se engloba ccmcdam enre bajo el término e "historia de las men talidades" »,"" y en otra. precisa ue se trata de est udtar «las actitudes colecti\as en su asID.a.IJ vo, o en su an onimato »."" Pero que.. en la prác ca. nos o frece una investigación sólidamente asen tada en n estudi o previo de la sociedad que permne dejar las coclaras. Tam poco existen riesgos, en este sent ido, en la ayor part e del trabaje de Roger Chartier sobre «la cuíJura de lo escrítc».» Pero por las muchas aberturas que ueja la lndeflnicién conceptual se pueden introducir en el campo -y no hay d uda de que lo han hecho- tod a clase ik emba ucadores. Y. lo que es peor, podemos estar ene. endo a las jÓ\'C nes generaciones de historíadores que se ;,(111 .
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Hl n ORIA DESPUÉS DEL FIN DE LA HlSTORlA
inician en la investig ació n una cobertura puramente nominal -tanto m ás atractiva por la libertad que oFreceparo una práctica carente de rigor, que puede producir UII eno rm e volu men de literatura insustancial. Ante la perspectiva de tales ries gos, y de ta n pocas venta jas reales, ~po r qué empeñarse en el equ ívoco y la imprecisión?: ~por qué reivindicar un valer ¡¡m d udoso como el de la novedad a costa de aislamos de una rica tradición de t rabajo que no debe rechazarse. sino que hay que eontinuar dentro de n uevas coordenadas ?; ¿por qué expo ner el estudio de la historia a nuevos peligros de segmentación? parte de los problemas que se le planteaban a Gurevich se resuelven sim plemen te entendiendo q ue «cultura popular» no es la sum a de un sustantivo y un adjet ivo que lo cali fica _au nqu e sea asi en un sent ido esencramente gram ati. cal- u no un concepto global, sustantivo. del que nos servim os para designar un territo rio entero de la e:o;pcriencia historica para el q ue no tenemo s otrO nombre mejo r. y en lugar de perder el tiempo levantando nuevas banderas para inútiles q uerellas de escuela. dedicarlo a traba j ar -cen col a boración con otros cultivadores de las ciencias de la sociedad y la cultura. si conviene-e- en todo aquello que pueda servir para entender mej or, desde sus mentes y sus sentimi entos, la trayectoria hist órica de los hombres, Ypara ayudarles, con ello. a comprender su presen te y a resolve r sus problemas .
DESP UÉS DE LA TO RMENTA l' REVISION ISTA»: UNA PRIMERA OJ EADA A LA SITUACiÓN ACTUAL
No es mi propósito hacer seguir lo que ha pretend ido ser UDa mera guia para salir del laberinto -de-un 'presen te de con fusión, por un pro grama estructurado de orientaeones para el futuro, ni me considero en condiciones o con la capaci dad para hacerlo. lI2 Una labor semej ante sólo podrá rea1izane como resultado de un serio esfu erzo rojecuvo d e todos cuantos nos ded.icamOli a la histo ria ycompanimos ademils el obj etivo de pretender que nuestro uabajo ten¡a a1gun¡I utilidad. por modesta que sea ro aporta ción , en la mejora de la suen e de les hombres. Quisíera, coe todo. apuntar algUDali recomendaciones elem entales para valva- a un funcionamiento más saus facsono queel actual, y sdlalar a1gunOli de 10$ problemas ma-
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LA HISTORIA I.1~SP t.rÉS PEL FlN DE LA IUSTORIA
vcres a que habl'l:mos de enfrentarn os en un futu ro, tan inmediato que casi se co nfunde con el p resent e. Comencemos, pues, por lo más sencillo, que co nsiste en efect uar una primera revisi ón -c-un tanto superficialdel víeío paradigma del marxismo catequístico. Una de 1," razones de que este alcanzase lamo éx no en el pas ado, y de que haya quienes piensen todavía que. una vez «repa rado ». estara en con diciones de volver a funcio nar. es que daba a sus usuarios un marco global par a situar y explicar el co njumo de los. accotecímierxos históricos - aunq ue fue· se un marco sesgado- Y que proporcionaba un sentido al tra ba jo del hisroriadcr, al convencerle de que oon su tarea estaba contribuyendo a nacer la crit ica de la sociedad vi . gente y de su legitimación ideológica, con el ~n ~e prep~' fa! a lo s hombres para un [UlUlO más igualitario y mas justo. Ambas aspiraciones eran legitimas. a unque el modo de realizar las fuese insatisfactorio. Pienso que somos muchos los que consideramos necesario recuperar el sentido de globalidad -la consideració n de la historia como ciencia que intenta.abarcar lo humano en SUconjunto Yexplicar. con ello. el funcionamiento de la sociedad- y que deseamos sellu ir o rientando nuestro rrab aic de acu erdo con un objeti vo que trasc ienda la ciencia, como es el de explicar el mundo real y enKñar a otros a ~'t110 con ojos cnccos, para ayudar a transformarlo. Q ue uascienda la ciencia no significa. sin embargo, que deje de ser cienti fioo. Para decirlo como me ensenó hace muchos años Pierre vilar: ..¡";o es una ciencia fria lo que q ueremos; pero es UDa ciencia ... Cabe esperar que hayamos aprendido q ue la primera de estas aspi racio nes - la de la globalización- Ia llevaba-
IlESPUÉS DE LA TORMENT A
«RE VI510¡"¡STA»
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cabo con frecuencia de manera inadecuada: el m étrK10 de nuestros manuales hab ia acabado reduciéndose a uno' esquemas rígidos y empobreced ores, previamente establecidos por un saber esco lástico, a los que sometíamos al mat erial concreto: los hechos de la vida real. la refle'Ión teérlca debe ser, a la vez, el pun to de partida de nue stras hipótesis de trabajo y el de llegada. una Vel; realizada la rarea de investigación . para discuti r y perfeccionar los presu puestos con que hemos iniciado el camíeo, El saber libresco, el uso de evidencia elaborada por otros. es inevitable en lod o trabajo de mttesis y propo rciona el eum arcamiemo adecua do para el de investi gación. Pero todo in tento de ahondar y renovar, de avanza r respecto del estado act ual de nuestros conocintientos, ha de basarse en la confro ntación co n el material primario que nos proporcionan las fuen tes -e-arq ueológícas, lotuales o numéricas-, en la frecuentación del archivo. «donde se encuentra la evide ncia ambivalente y enigmática>l..... y en cuan to a la recuperació n del conteni do po lítico (en el bll~" sentido del adj etivo. que no es precisamente el habitual de partidista), no nos hemos de dejar aturdir por qu ienes pret enden descalificamos con el hun dimiento de 10 1 regímenes del Este europeo. por dos razones. Po rque ni nuestra pnictica historiográfica tenía nada q ue ver oon la que se hacia en ellos -donde la mayor part e de noscr ros hubiéramos lido igualmente condenados po r betem UI 11
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LA HISTORIA O~si'UÉS DEL FU; DE LA HIST ORI A
rodoxo s-, ni el objetivo «pclitico» que la an imaba era e! del establecimiento de regímenes como aquéllos. Hace m uchos años que, desde el propio «marxismo crítico », se nos habían proporcionado los elementos suficientes para advenir que buena parte de lo que quedaba de ..rnarxiano» en el programa leninista se ha bía desvanecído desde 10$ años ' "tim e. cuando se produjeron en la Unión Soviética la consolidació n del autoritarismo y, poco despues, el gran viraje que llevó a abandonar el esfuerzo por Mentar 10$ fundamentoS científicos y pclíncos de una economía planificada - un gran sueño en cuyos proya:tO$ lrabajaban 110 sólo bolcheviques.. sino no mbres de las más di· ~rsas lendencias- , reemplaza do por una centralizaci ón for zada donde el plan era poco mas q ue una legitimación ellga ll.ou. Las últimas ilu.siones que pudiéramO$ conservar acer ca de lo que estaba consiguiendo el nUC\o>J $Í$lema las abandonamos la mayoría de nosotros después de los acomeci e neetos de la «primavera de Praga» , y la idea de repeti r el modelo de 10 que se llamaba, con un eu femism o tal vez demasiad o piadoso. el «soci alismo real», no la mantenía casi nadie. Nunca olvid are la em oción que me produjo la cana de un amig o checo que me co ntab a. apenas pasados los ac onteeintienlos. el m ste hundim iento de sus ilusiones «sob re la posibilidad de crear un siSlema en el cual sea posible desarrollar las capacidades creadoras del hombre y vivir en una sociedad justa». y s.i se nos pregunta por qué no nos sumamos enronces al coro publico de los detractores de aquel sistema. bao brá que recordar que en 1968 eso significaba hacer el juego de los otros: de los que usaban el espantaj o del comunis-
DUPUES DE LA TORMENTA «R EVI SIONISTA»
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u para com batir la dem ocra cia , comenzando por los rado s Unidos'" y acab an do por el general franco. Y
e buen a parte de los que dejamos hace muchos a ños mAl que ta mayoría de 1m conversos de estos tiem posaJquier responsabilidad po l ñica partidista no hemos qu edo tampoco que se con funda nues tra acti tud con la de 9uieJles fueron abandonando un barco que se hundía para >nerse en la co la de la repartido ra. Sin olvidar el respeque nos merecen algunos de los que, a falta de otras nucvu. han preferido ~ luchando tras de las vieja.'l banelll.5 antes que rendirse (y creo haber dejado d aro al corenec que no me refiero precisament e a Sende ro LuInoso). Porque conviene que quede claro que bay algo de lo ue sostuvimos en el pasado de lo que no nos avergonza0$ ni hemo s renegado: el propósno de seguir luchando por UD. m undo donde haya la m ayor igualdad posible denro de la mayor libertad. En este combare no importa perer una balalla. porque sabernos que otros lo proseguirán. . incluso $Í1upiésemO$ de antemano que es inütíl, porque loda!! las batallas deben perderse. habría merecido la pena rene, U n poeta 10 dijo en su tiempo. en lo que sigue lendo uua lección de ética y de esperanza; He Q'Uerido negar, aniq uilar los IOIe$ negros IX las en· ferrneda
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Crnica, 19'1'Z, _
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ción, la ~a ngre seca, la.< tu mbas , Aunque no hubiera tenido, en l(}da mi vida. más que un so lo mom emo de espe ran za, hub iese librado este combate.... Y si los soles de q ue he ¡ozado han sido roto, por noche, innumerables, si no he conocido mi victo ria, he co n~e rvado la. noción de ella. A pe_ de todo, en medio del dolor, del peligro )' del miedo, he sabido decir las razOne, negtas y bla ncas de la esperanza.'"
Estos ptameaenemos no deben co nfundirs e, sin embar· se, co n una prop uesta inmovilis.u. Ni en el sentid o poü!i· ce, ni, meno s aún . en el de los cambios metodológicos a que hemos de en frentamos. E insisto en esto porque corremos el peligro de no damos cuen ta de la urgencia de hac er recuneaeooes a fondo (de actualizar el pensartuen lO critico de la izquierda para acomodarlo a las neceada des reales de nuestro tiempol, si se produce pro nto. como l'arC'CC anu nciarse, el rt:n ujo de esa ..ola revisionista» que hasta hac e poco am enazaba con sum ergirlo todo. Porque si hay .igo que comienza a verse claro es que este «revrsíonismo.., que tuvo éxito, y hasta al guna utilidad. en su función est rictamen te crit ica. ha demostrado ya su mcapacidad para propone r una alternativa coherente. No se puede esperar vivi r indefinidamente de la ne gación. la descalificació n y la paradoja. sin c trece r más recam bios que los de d iscu rsear incansablemente aCCTCa del discurro o propu¡nar la VIIeil& al viejo positivismo narranvc. Anrc la escasez de su cosecha. fa más estricta lógica habia de hac ernos prever que el agotamiento de los revístc-
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1l~:SPUÉ5 DI! LA TORMENTA «REVlSIOS ISTA»
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IOta~ acab arla hacie ndo surgir, más pro nto o más tarde,
IU! propios «revisadores». Pero la verdad es que no creía/'lo que esto fuese a suceder tan rápida mente. Porqu e nos ontrarnos hoy con qu~ mientras los Oark, Furet y co mpa nll se preparan para in gresar en los estantes de la literafa pasada de moda , a punta ya con fuerza la nueva ola e los «pcsrevIstomseas». En un texto reciente, Chrtstcpher Hin nos dice que desde Oi an os setenta el concepto mism o de una Revoluci ón inlesa del siglo diecisiete, con sus causas y sus ccnsecuee~as. ha sido discutido. pero que
se han con>ntido en los Turcos de Mediana EdW de 105 """"nta. Yuna generación de Thrcos Ma. JÓVl:ncs em¡ I'CStableciendo un equilibrio que incorpora &llUnas de Ju percepciones mis útil.. de 101 JÓVUlCS Tun;os de los lC1e'lIa
los historiadores ..rniSlOf\iSlU •... y =haza las fan lUw mU delinnlCS de _ epi¡OflO5.:>f
La cuestión se plantea mucho más sistemáncamenre en un an/culo de Alan Knight que. aunque centrado en el caso de la Revolución me.Ucana, analiza tam bi61 las ..interpre. IaOOnes rcvisionisw. de las de Inglaterra y Francia. Knigbt no se limita. sin embaJ¡o. al anuncio de que «los revisionis.w ~e hoy se han convertido en el ob jeti H) de los poseevmomsw », sino qu e saca del proc eso entero una visió n lob al más optimista. si cabe. q ue la de Hill:
, 120
LA HISTORIA D ESPUÉS DEL
FtN
D E LA mSTORLI
el desafío del rllVisionismo ha UlIVado a una respuesta oro todolU. que. a su vez, ha producido. o está en trance de pr(lducir. una simesis superior y más ajustada. Porquc el ~isionj¡mo obligó a la tradición a mostrar lU alltemica \'3.lla, la forzó a confrontar sus propia>; debilidades. a mejorar su forma y conservarla. ~egalivo en su concepción. d revisionismo tuVO finalmente un efecto positivo, aun· que a yc«s fuese doloroso.' "
DESPUÉS D E LA TORMENTA « REVISIO NISTA »
121
El nuevo asa lto a la Revol ución, coincident e co n su bieruenar ío. ha ido por otras vías, sin que quepa atribui rle mguna apo rtación se ria en este terreno del crecimiento eco nomícc.w pero su intenció n descaliflcadora ha sido Jot!avia más general y sistemática. S610 que, una vez pas a.
No se trata. hay que insistir en ello. del resultado de las «o5C'i1acto nes de la moda», sino de la obstinada rozudez de 11)$ hechos: de la realidad que muestran los resultad05 de la in\~tigación . Recordemos, por ejemplo. el caso de la Revoluci ón francesa. Hace unes años la valoración histórica de sus efectos sufrió un primer asalte a cargo de los Crouzet, I..évy-Lebo)n y Le Roy Ladurie, que ~tenían que el «atraso» fran cés respecto de la industrialización británica era culpa de la «catástro fe nacional. de la RC'V01u· ción francesa. y eu especial de su politica de mantener la propi~ad cam pesina de la u erra . Las ínvesogacícoes sobre el dGaITOl1o agrario francés les desmintieron eDSCJUi· da, de modo que ya en 1976 el volumen correspondiente de la Histoirt d. la Francc fllrale. dirigida por Duby y ......a1I0n, reamada quela napa de 1789 a 18S2 fue de rápido crecimie nto, lo que confirmarían igualmente algunos Irabajos POSleriOres. ~"
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LA H ISTO RIA DHPutS DEL f IN DE LA HISTORIA
la fá brica se han realizado en Francia entre 181S y 1840. adoptando el modelo britanico.w y lo mismo ocurre, con mat ices muy interesantes, co n ot ra investigación reciente so bre el mundo de los negocios en la regió n de Lllle.w Para empezar, se n05 advierte que la crisis económica de 1789 «no es un a fabulació n, la invención de una u:adición historiográfica empci\ada en justificar ret rol pt'C'tivamente el nu evo curso de los acontecimientes», sino una evidencia que se deduce a primera vista de la cu rva de las quiebras. Se insis te en que el marco sod a! e instuucicnal que los ho m bres de negocios necesitaban para su progreso no era el que les oñecía el Amigue RCgimen . Pero el minuc ioso y agudo trabajo de Hirsch no cae en la trampa de co nverti r de súbito a estos hombres en una rtu nor ta diJiaeme iluminada que c ene claro el fIu• turo y d irige el conjunto de la sociedad hacia la realización de un proyectO « burgués». A través de unas trayectorias individuales Y familiares concretas vamos siguiendo sus entusi asmos 'J sus dudas, y emendemos mejor por q ue, una V'l:Z ganadas las mínimas libertades que necesitaban - la de comercio. proclama da por la Revolución , no YOIVl:r3. a ser discu tida-, esros comerciantes. que vivian con el míe-
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trabajadores, se mostraron harto conservadores. lllcitando control social JI protección. No hay ninguna in..:nllpatibilidad entr e esra matizació n y una buena lectura <.le izquierdas» de la Revolución . Ant es al contrario. Volviendo al articulo de Knighr que he citado an tes, que debe prod ucirn os más temor en estos momentos es que la «ola revisionista» pase demasiado pronto. am es de que haya ejercido los e fectos necesancs -e-más qu e de enuca, de autocrníca de los histcriadcres a rectados por eüa-, y que, como muestran algunM ejem plos briuln ioos rectenles. caigamos en la tentaci ón de volver a empezar el trabalO don de lo dejamos. sin habe r renovado todo lo que ne-eesitaba repanción. De hecho. una primera versión de este texto que presenlO hoy acababa sin prever este problema -cuando la escribi. parecia que los efecto'! del «revisionismo» iban a ser mas du raderos- , con la simple propuesta de remedios «blan dos ». que se limitaban a poca cosamas que a la necesidad de recuperar los dos signos de identidad de una historioIJI"llfia critica que son la «g!obaIiuciónlO y la «pclínzacíon». «Globaliución». o sea, volun tad de recoger los fragmentos de una historia troceada para reconsrrurr una visión unitaria del hombre en todas sus dime nsiones. desde su alimenta ci ón has ta sus sueeos, co n el fin de superar las co nsecuencias del fraccionami ento cientifin a que nos está conduciendo a investigar minucias carentes d e relt\"8.ncia fuera dd ámbito estricto de la profesió n, ). a publicar los resultados en revistas y monografias que sólo leen otros miembros de la «tri bu»."" " ¡¡ . U1
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L~ HlSTORlJ, DEsPt;ÉS DEL f IN DE LA Hi STORlA
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LA TORMENTA « REVISIONISTA»
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«Puliuzación», que signtñca. por un lado, necesidad
II ~O, de que un as preoc upacio nes de rondo expr esadas
de comprender qu e det rás de toda interpretación histórica hay siempre un a «polít ica», y que convie ne q ue seam~ conscientes de este contenido subyacente, en lu gar de limitamos a transmitirlo ina dvertid amente, co mo solemos hacer. Recordaré aquí la lúcida visió n de waner Benjamin:
Iln sumariame nte po dían entenderse co mo un estím ulo ~Ia una simple refo rma iupcrficial de nuest ras viejas he. rramientas de trabajo, con algunas novedades d e enfoq ue: una ma yor atenció n al tC?\IO y al discurso; la preoc upación por el medio natural; un a cons ideración del ca mbio ceo. ó mico que se oc upe más de las transformaciones imer , nas y de los problemas de distribución, en lugar de hmirse a razonar en rémmos de agregado s «nacionales»; una historia social,. q ue aban done la tentación de manipular mecáni cam ente los conceptos de clase -e-sin renunciar a 1I0s- y se base en un análisi s minucioso de los grupos de su eomponamienlo=' y, finalmente, una incorpora. ón adecuada de cuan to se: refiere a las ideas de los ho mt'C:S. desde lo que solemos definir como «cul tura» hasta lo que q uepa en la más nebulosa de las definiciones de mentalidad ». Es evidente que propongo esto. pero no solo esta. Es. os cambios metodol ógicos podrian bastar, si lo qu e bu. bic:sc: ocurrido fuese simplemente un problema de «moda ntelect ual» al que se: pudiese dar respuesta desde un ..Olea. demicismo de izquierd as,.: que es el que denuncia la prac ( ica de los demás co mo «mero academicismo » y SIC cc m porta. a su '-el, de modo semejant e, buscando am e todo el W tO personal y la proyleCción del 8I'Upo en el qu e uno U encuent ra integra do.
los aoont«imienlO1 que rodean al histo riador y en los que éste toma parte están en .... base de Su pl'CSC'nrnción, como uD.IO:
aí íeeor
constilu~
por asi decirlo, el conjumo de OlaS
que J,C inSClUll en $ 11 teno y son únicamente éstas Ióu que ~ CKrit.as I mano, de \IIlI mane.... que todos pueden leer:'" Pero sin olvidar que «politización ,. significa también volver a dirigir nuestro trabaj e al conjunto de lo s que nos pueden 1C'Cf y nos escuchan. lo que nos obligara a hablar de aquello que puede imponar a los mas -de problemas reales de la sociedad y del hombre- y a hacerlo de forma que lo que escribimos les resulte comp~iblc.. . As.l lenninab a este texto. ProntO me di cuenta. sm em-
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LA
HtSTO RiA DESPt:ÉS DEL FIN DE
LA
HISTORIA
Hace unos anos, un gran histo ria dor peruano lamen tablemente desconocido entre nosotros, Pablo M acera. ad ven ía de un riesgo semejante a sus com patriotas, con pa labra s que yo no sabría mejorar: Queda po r ultimo una nota marginal que es una cuestión p~a: 101 histeriadortS peruano., Ypor ~ón te dos loscientifico. lociales. no podmn realiu.! éste O cuaJ· "u ier otro p rograma de r.tonna, si no tienen una clatl cencimOa de I U propia situación Ilislórica y ... wnen la.responsabilidad que les conci,,", e como hombrcs
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I':ablo M_ .La Ill>l<>tio ", <1 Peni: 0
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UE H ISTOR IA PA RA MA ÑANA? HLEX IOf>j"E.$ PA RA UNA RE NOVAC IÓ¡"; AS SUBSTANCIA L
Hemos hablado de la caíd a de los regt menes del «soalismo real~ desde el pu nto de vista de su fracaso polhiy social. No es esto, sin embargo, lo más importame, r lo menos en un sent ido general y a lar go plazo. Por ue lo que ha revelado esta caída es. Qd/'m ás .v$ob,/, lodo. fracaso econ ómico: su incapacidad pan. cumplir íos obr th m de crectmiento que", había propuesto alcanzar. \ esro es importante porque ocurre en los mismos moemes en que resulta patente que eseí seriamente amenao el crecimiento económico de los pa ises desarrollados que han fracasado cas i por completo -las excepciones c: las nuevas industr ializaciones del extremo oriente tie_ een expucactón pu ntual y muy concreta- los intentOil de 1 subdesarrollados por conseguir su «despegue~ por las -.s t rad icionales del capitalismo liberal o po r « terce ras a ~ .. m:i< ,) menos legitimas. De la época en qu e se nos prometía un afio ~OOO de puleacia y llan ura para lodos y en que se predc:cia que
LA IIIStOIUA DESPuEs D EL FIN DE W. IUSTORlA
¿Qli-e HISTOIUA PAllA ~ANA?
el gran problema iba. a ser ro qué ocupar el ocio, hem", pasado a la am arla rea lidad actu al en q ue se llegan I ha cer previsiOllCS pesimis tas sobre un próxim o «fin del mun d o occidenu1 », que se parecerá al hundi m iento econ ómr ca de los paises del Este europeo, pero cuyos responsable. no serán aquí, l ógfcarneme, los partidos comunistas, sino los ba nqueros, culpables de haber com etido, en el marco del capitaíismc ortodoxo. errores semejanres a los de ecc é lIos en el del «socialismo real... Occidenu= na empujado a Jos herederos de la Unióo So. víéuca a adoptar la economía de mett.ado. a1'Iade esta mi.· ma previsión, «sin haberle m-elado lo s mal es económH:~ y flnancieros terri bles q ue padecemos. Cuando nuestro ~l" lema se hunda y vivamos en llII ca os poUuco y economrco semejante al que co noce hoy la antigua Un~ó~. ~iéu':'a. asistiremos a la desinteg ración de nuestra cívítízacién in-
us habitantes seguirán mu riendo de hambre, tal vez sea porque no se ha tomad o en cuenta la calás trofe del sida _ , e prm para un fut uro inm ediato un millón de nitlos infectados y varios millones de huérfanos- o se da por sup uesto que estos paises no van a intentar siquiera el esfuerzo económico ap lasta nte a que se verían obligados si quisieran dar at ención médica a los pacientes de esta enfermedad. 1.0 cual sucede mientras en América Latina el empobrecimiento está. permiúendo que resurjan en forma e-pidéuDca enfermedades de Ia mi.seria que considenibamos poco men os que erradícadas; com o el cólera.. Los pocos éxitos que puedan apuntarse los paises pobres son, acemás.- dudosos. 1.0 son los progresos de la euseñaaza, ya que buena parte. de los alumnos que acaban los estudios primarios en estos paises no tienen ni «Ja capacidad de lecrura que seeoge a escal a nacional o ínremacionalc.a O et crecírníentc de la producción de alimentos en la Ind ia, que no ha eliminado el peligro de futu ras catástro fes, ya que presenta nuevos riesgos de dependencía (respecto de los preveedcres de semillas). de- vulnerabilidad a las pla gas Y. a largo plaw, de pérdida de los recu rsos gen éticos dedoode pudieran surgiTvariedades mejor adaptadas a los requerimi entos y condicio nes locales ."'" No 5010 ha fracasado, pues, el modelo de las eccnoraras de «plani ficación centralizada», l ino el intento glo-
12 8
dustrialJ>."" , Tal vez. este escenario Que nos pi nta un mundo parauzado y agonizante sea aagerado, por lo menos en Io-q.ue se re fiere a su inminencia. pero la verdad es que las fna. estiInaciO IlCS cuantitativas no son tampoco estim ulantes. Los informes lLl:twUes del Ban co Mundial reconocm que en la década de 1980 a 19'Xl el producto real pe!" ~~ila tu desc endido tanto en América Lati na como en el Africa negra, y ofrecen un sombrío panorama para la .década 1990.2000, con un África a! sur del Séh ara.que, SI se. calcula que puede aumentar el producto per cápir a a un,atasa anual del O,3 .Q,~ por 100, lo que es tanto como decír que
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¿QUÉ HISTORI!, PARA MAÑANA?
lA H[STORlA DESPUÉS DEL FIN DE LA HIST ORIA
bal de atender nuestra receta de crecimie nto ind ustrial con elevado consumo al resto del mundo, sea por la vía qu e fuere. Y ni siquiera se puede decir, como hacían las viejas interpretaciones dependentistas, que la culpa es del crecimiento de los paises adelantados, que se nutre de los recursos de los más pobres -co n lo cual todo se podría solucio nar act uan do sobre los mecanismos de Intercambio-e, com o lo de muestra el hecho de que el comercio de los parS« desarrollados es cada vez más un comercio entre ellos mismos: en 1989 105 cuatro mil millones de seres humanos que in tegran eso que llamamos los «paises de ingreso bajo y mediano .. participaron en menos de un 20 por 100 del ccrnere o mundia.l de mercancías (les correspondió un VI)fue ren de lmportacic aes del orden de 133 dól ares anuales por habitante), mien tras los ccnocí enros treinta millones que ha bitan en los paí ses d e ingreso alto realizaron más dd80 por 100 de este tráfico (y sus im portaciones supera ro n lo s 3.000 dó lares anual es por cabeza). Si este modelo decrecimi ento derivado de nu estra conct:pció n del progreso nos ha conducido a una situación semejante, ¿podemos seguir sos teuiendolo como base pan. nucsua eo..sdlanza. de la his to ria? Co nviene recordar su lenesis. Lo ideó la burlues ía en ascen so d e lo s siglos xvm y Xl X para justificarse a si misma, para dem ostrar que el nuevo o rde n económico y social que había creado era mejor «para redes.. que la barbarie an tigua o la sujeción feudal, a l mostrarse capaz de crear «esta universal opulencia que se extiende hasta las más humi ldes capas de la sociedad .. y hacer que la viviendade un cam pesino europeo .. sea mejor que la de muchos reyes a frican os, dueños abso lutos de la vida de d iez mil salvajes desnudos», para decirlo con
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nrumes pala bras que emplea La riqueza de las nati.~
111 Marx joven y los «socialistas» de su tiempo, que no lu suñcientemente lucidos como para ser «utópicos » o es, para atreverse a proponer una rupt ura global con lema en que vivian- , aceptaron el mito sm ithiaao, ndc q ue bastaba con negar que el sistem a estableci_ por el capitalismo rep resentase «el ñn de la hisrorta» Iian o y propugnar la continuidad del mismo desarroeconómico. demrc.de, un marco de relaciones sociales . Yannquc. Mar:unatiz.ase. posteriotmeute.sus.PIÍ_ s, esquemas -aclaró, por ejemplo, que los desarremás elabonldos de l volumen primero de.El cop ito./ se erian ante todo a la Europa occidental-"" no los plaz6 con formulaciones simples y claras, de modo de el ..marxismo cateqUÍSticO.. acabó basándose en las cerdel. Marx joYen y desconociendo las dudas del. maduro. Así se explica que a los cincuenta años de su muerte n cIDal'Xismoit fosilizado proclamase el dogma de la seencía única de IQ$ modos de producción, que se conviró en caracteristica del estalinismo, el cual anunciaba. a u vea, un nuevo ..ñn de la historia» , el del comunismo, una fecha tan cercana. tasi al alcance de la mano, que usti ñcaba todos los sacrificiO!! que estab a exigiendo su nmucción... 229_ S-lr;' _'Jr Olf_I. L lJO. !)ee. = ' . _ _ lA' ' ..O..
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132
LA HISTORIA DESPuEs DEL FIN DE U
HISToRIA
Esta vis ión de la historia elaborada inicialme nte por los ilustrados escoceses Ycompletada en Francia a ccrníenzas del siglo XIX., no sólo sirvió para legitim ar el nuevo oro den burguC1 en Eu ropa, sino para justificar la co nq uista y expoliación del resto del mundo, co n el preterto de civi. lizarlo y de guiarlo por el send ero del progreso economíca . C ua ndo los ingleses del siglo XIX interp retaban la lndía de los príncipes como una sociedad feudal, deducían que el presente de la Indía era el pa.s.ado de Europa , y que ellos. que habían vivído esta experiencia y la había n superad a . estaban en condiciones de guiar a estas gentes «arra sadas» Dar el mismo camino. «Esta construcción de una historia universal perm itía a los británicos co ntro lar el pasado de la India» y no sólo les daba der echo a intervenir en su presen te, sino que ccrwema esta ingCTCncia en un acto de vín ud.w Es evidente que algo deb ió fallar. porque el conjunto de los tres países que int egran lo que an tes era la India tienen hoy -cuas haber disfrutado de más de un siglo de tu tela britlÍllica- u n PNB per cápiu de 326 dotares, en compar ació n con los 14.610 dó lares del Reino Unido, y una esperanza de vida que sobrepasa muy poco los 50 atlas. contra los 76 de los habitantes de las islas Británicas. y que conste que estoy hablando de error, no de enga ñc deliberado. Es dificil no creer en la sinceridad del Kipling que sal udaba la conquista norteamericana de las Fío lipinas con los venas en que glosaba la dura ..car. a del
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e mbre bI30co»:1I1 su obligación de acabar co n 1,1\
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nb salvajes; de saciar el hambre y curar la enrenn ...la.1
enviar a sus propios hijo§ para q ue, co n lo,
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hombre blanco. construyeran unos plXnol y talf'lOl de que sólo se beneñciartan los filipi nos. ele. Y u..... lo para recibir el ¡¡aBO habitual: la quej a y la 1ll, IUl ll U el na tivo. Resulta aleccionado r, sin embarRO, el W ll t 11.1 ue aiSle entre estas expectativas y lo realm ente "kauUl do: hoy, cuando está a punto de cumplirse el pruner cen maria de laconquisu ncrteemerícaaa de las fili llln.u. f PNB pez:cápita de este país supera muy poro el } ('I1r 11 del ncrteamertcano. y lo peor es que ha d isminuid.. tlll l 1%5 y 1989, Y que las preva tones para el futuro 11" I"n precisament e optímistas..5i tenemos en cuenta que I", .h fermdas econ ómicas entre países «civiliu do rn .. ..salva jes» parece que eran menores hace ciento cin~'len l. atlas de lo q ue son hoy, resul ta lícito pregunta rse ' 111" I hubiera ido mej or sin nuestra ayuda (como le hit 11<:1111111" al Japón. q ue no se de jó c
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LA IUSTO ~ lA DESPU'É S DEL FIN DE LA llISTO~IA
¿Qut HIS1"ORlA PARA MANAN"'?
producida po r la propia presa.> o e! de tantos lugares en qu e la transform ación de la producció n agraria en fu ndón de la deman da de los mercados exterio res ha llevado a n poner las cosec nas a riesgos de fracaso superio res a los de los viejo s cultivos y ha acentuado la inde fensión ame el hambre. Ot ra de las lecciones que los dirigentes de esta Áfri· ca «progresiva» a prendiero n de Euro pa fue la convemen . cia de practicar el «despotismo ilustrado »: du rante veínncinco a fias, e! presidente Seku Ture de Guillea , que en algunos momen tos pasó por modelo de! «socialis mo afrt cano», prohi bió la pubücaci én de Otras o bras que 110 rue. sen las suyas. y muchos dirige ntes de Somalia, Camerun, 'Ibgo, Zaite, etc. -panidarios de po1itic as de planificación o de mercado libre. de «izquierdas» o de «derechas_ hicíeron algo semejante. dedicándos.e a perseguir las ideas ajenas, con lo cu.a.I consiguieron asegurar e1 lri unfo de programas europeizanees más o menos degradados y evitar que enes pensasen ..en african o... La cosecha de medio si,lo de estOS programas de "prognes.o.. ~n todas las varía nles europeas, desde las uhrajiberales a las marxistas, pa sando po r la fe en los milagJl)$ que ha llevado a ccnsmue un tem plo católico mayor que el Vaticano-- ha sido la de co nsegu ir que el conjunto del África al sur del Sáhara, con cerca de SOl) millones de habitantes, ocupe el lugar m,Í\ bajo en todas las tablas de indicadores de de:sarroUo. Perc ese no es sólo un problema africano. porque 1:1\ consecuencias del error que implica e! uso d e esie modelo co menzamos a sentirlas hoy en nuestra pro pia piel. Hemos sido educados en una visión esencialmente «opnmis-
b del proceso industriallzador, qu e en su versión «prornl sla » venía alguna lágrima por e! hambre y los sufríeotos de los campesinos yde los tejedores manuales, pero ue acababa aceptando que, en últim a instancia, el resuíado ñnal significó u n prog reso general. Lo malo de este «modelo» no es que minimic e los sufrimientos qu e costÓ a sus vtctí mes , sino el hecho mismo lIe que no s lo sigamos planteando como «ú nico», por lo menos en sus líDeas generales, Muchas de sus piezas no eneajan hoy, a la 1m de nuestros conocimie ntos: la « necesidad prma» de une tran sformacio nes agrarias según el modelo ia s,lés üeese ante todo «apoliación de los campelinos de $ U$ bienes ccmccares»¡ ha sido puesta repetidamente en du da :"" se ha discutido que el modelo fabril de orpnizaciÓfr social de la producción fuese una con dición necesaria para el crecirmentc indurnial,= etc. Con este vicjo mod elo resulta dificil com prender cómo triunfó la industrialización en paises" como Francia o Alemania, que aplicaron rcg1a.s distintas a las británi cas. E.sta visión unilineal bloquea DUestr.!. capacidad de pensar en rermínos de posibilidades de dc:sarrnllo diversas, de vias o secuencias a1tema tivu, que podrían responder tan to a elementos de la estructura interna de las sociedades como al hecho de
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LA HISTORIA Dl>$PlJÉS DEL
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que los procesos induslrializadores hayan tenido lugar en medio de circunstancias «históricas» -c-esto es, reales y concretas - di stintas (y, por definición, las de Gran Bretafia, «primer llegad o » al dominio del mercado mundial, fuero n ún icas e irrepetibles), Por otra parte, la sobrevaloración del papel de la tec· nologia no s ha llevado a entender mal las alternativas q ue se les o frecían a los hombres del pasado. Hemos olvidado. o menospreciado, toda uoa Krie de elementos qu e K integraban en el peosamienlO de Bacon, No:v>10n o Leibniz tíos hemos descartado como restos de un programa «mágico ... de carácter no cieotifico) y, al bacerlo, no nos hemos percatado de Que estábamos renunciando tam bién a l viejo sueno de Galileo d e hacer una cie ncia Que sirviese a la vez. para com prender la na tu raleza y el homb re. y que hem os emprendido un camino disUnto: el qu e fijaro n aqueo Ilos qu e le co ndenar on. nc tamo porque eseuvíese subvirtiendo la imagen astronómica del mundo, como porque podla poner en peligro su estabilidad social.'" EsIO nos ha co nducido a la dependencia respecto de un a tradición tec noló¡ica Que a veces ha acabado mostrándose estéril, y a desd eñar la pasibilidad de buscarle a1lernati~as -de volver a caminos aban dona dos en alguna encrucijada del deserroue cicrníñcc-técnico del pasado-e, a la vez que ha fa ,'Of'eCido que nuestro sistema ec ucau vo se dediq ue a formar 1J6. La .. pi
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pecialistas estrechamente condiciona dos por las vías de ~1.rrol1o científico establecidas, menospreciando el caud. l de ideas creativas que podrían ofrecernos los « generalma'" üunrados, capaces de enfrentarse irnagtnanvamentr a los nuevos problemas . Todo esto. qu e en una formulación tan apretada puee parecer muy ab stracto, tiene a plicaciones concretas a l español. como puede mostrar un ejemplo que tiene J os venientes: una que se refiere a la irue rpetaci ón del pedo y otra que. buándose en es:le. tiene que \"CT ante todo con el presen te, Entre c uíeees han estudiado el proceso industrializa, dar en la península hay dos escuelas netamente en frentadas . qu e no se distingueo por apo yar las opciones de «proteccionis mo.. o «librecambismo». como se soseece cuando se quiere descalificar de manera simplista a 10$ partidarios de la ..industrialización" . Lo que sostienen los últ imos no es la necesidad de unos aranceles ..pr otectores... sino la de todo el complejo de u na «po lítica industrializa do ra.., y piensan q ue los gobiernos espaltoles del siglo XIX fracasaron al moMrane inca paces de entender la necesidad de un a linea de actuació n que tuviese en cuenta las necesid ades y las circunstarlcias del paU y que atendiera . sobre tOOO, a! desarro llo del mercado interior.v' como lo hiciero n eu aqueUos a1:Ios los de Franci a o Alemania. Los contradic to res de estos ..ind u.st rialisus », ult raliberales partidarios de unos mod elos de crecimiento dentro de un maree de
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LA tIlSTORlA OESPUÉS OEL FIN DE LA HISTORIA
especialil.ación inte rnacional (que 60n tos que. llevaro n. la ruina. por ejemplo, a los paises íaunoamericanos que adoptaron esta misma filoso na), hablan en nombre de l. «teoria económica» neoclásica , olvidando qu e estos mo deles se encuen tran hoy desprestigi ados Y que tos econc mistas han acabado adoptan do visiones más realistas de la evolución económica, que no presupcuen-va que un. misma fó rmula de crecimiento pueda resultar. igualmenl e Yálida. en condiciones disrintas qu...ban abandonada !a.m. tologia que: haciLdeL eambic.tecnotégícc el motor funda mental del progreso y hacen hoy afirmaciones.ccme ésta . «el cambio tee:llológico. com o la evohtción.-es"UlTproceso no óptimo. en el sentido de que pudimos: habakr hecho mejor, m ucho me jor, a! mismo nivel.de.costes Yde:,fuel. zos y de que sus resultados no son inexo rables... 'Pero la forma en que entendemos el creci:ntim1aindustria! no sólo tien e que ver con nu cstra. interJlrc:tación del p l.ado. sin o también co n nuestra posrora. ante::e1 presente. La actual integración de España.eo e~m=do europeo se asemeja hasta cieno puntO 1. 10 queJued proceso ind ustri alizado r para las regiones menos. dotadas que se in corporaban a un mertado «nacional», sin obstáculos rn defensas ..antinaturales». y los resuírados que estamos recogiendo no só lo no nos están llevando a Ia «~ o pulencia» p rometida. sino quc muestran-unasenc-de.cfcet01 negativoS. que tal vez hubieran podido-evjurse. o por lo
¿QU ~ fflSTORIA PAIVI MAÑANA?
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men os ate nuar se, si se h ubiese sido capaz de prever con :mí ! realismo el futuro. en lugar de confiar ciegamen le en la lógica del modelo histórico de crecimiento, Pondré un ejemplo de lo qucquiero decir. En 1985. con mOlivo dcl 75 aniversari o del Sindicato Minero SO MA. uar, pude ver en Ovied o cómo un destacado líder dcl sin. dicalO, que lo ere también dcl PSOE. ma ntenía un férreo centre¡ ideoló¡ico para evitar cualquier critica a l partido sccereeme, que acababa de adoPtar bacia poco cl compro miso de ingresar en la Comunidad Económica Europea. A los seis eños, el mismo dirigente encabezaba cl movimicmo dc protesta contra una de las col1SC'Cllencias de este ingreso. al verse obligado a respo nder al descontento de 10$ tra bajadores ast urianos que 51: resistían a aceptar el cierre de su rninerta dcl carbón y de su siderurgia . ¿Es posible que en 1985 este dirigente sindical no se die.sc ClICI1ta de que la liquida ción de una minería y una siderurgia no competittvas en el ..nucYO mercado am pliado europeo » era una eOll5«Ucocia cantada de la política que estaba defen. diend01 Como lo CTa, poi" citar o tra de las repercusi on es q ue todos sablam os enlonces quc habia dc produci~ la ruma de la ¡anadcria produaora de leche de la cornisa cantábrica o. a causa dcl sacrificio dc cabeza¡; dc ganado q uc esto implica. la dc los productores castell anos de cereales para pienso.
Lo peor del caso es quc una po litica de prevención que hubiese pali.ado estos males era posib le bace unos a nos , pero no lo es hoy. Quienes ahora reclaman al gobierno qu e "solucion c» el problema -que reindusrriali ce las lonas en cnsís, que financie nuevas linca.s de prod ucció n o que prolela los precios de los productos agrarios- no parecen ha -
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LA HIS'TOIUA D ESPUÉS DEL fIN DE LA IIISTORlA
ber entendido q ue al aceptar su política económica (qll ~ era la misma q ue la de la o posición derechista a la CUII1. como es lógico. tam poco preocupab an las cons ecuencias sociales de la integración) aceptaron un programa que im plicab a ceder la cap acidad de decisión en estas ma!eriu a un colectivo su pranacional en el qu e in gresáb amos come parien td pobres, Yque renunciaron co n eUo,.ado rmecidO'l tal vez. po r el sueño de prosperidades sin cue nto que les esta ban vendie ndo, a Qtaclase de proieccícnes «antinaturaid» que abara so licitan. (<
Darwin.) Consumidores de un modelo a plicativo del pl'(lCC:l.O tndustriaíízadcr que. en nombre del progreso eoieeoo, minimiLaba sus consecucucias «sccíales» desfavoI3hlcs - las rcd ucia a ajun es a corto o medio p lazo-- y se negaba a tomac en serio los sufrimientos que implicaba la apu1sión de la tima del campesino. la pérdida de in dependencia del artC''IDO, d s.acrincio que conlleeaba la renuncia a la. personalid ad del o ficio ante el anonimato dd trabajo fab ril, e! malestar ante la. ruptura famili ar a q ue oblig aba el sometimicuto de lu esposas Ylos hijos a la discipliD.a.de la. fábrica... ~cntendemtlos que lo que C$!.IIlI1OS viviendo no ;:s más que la repeticiÓn de ese proceso de especíalízacíón temlOrial. a. escala ampliada. con la diferencia de que ahora DOS ha. tocado vivirlo desde el lado de los «desindusuializados »1 ~Que nos reserva el fu turo? Siempre hemos estudiado la íncusrríaüzación como un ca pitulo net:csario de la epa-
¿QUÉ HISTORiA PARA MANANA?
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del ascenso hum ano, y hemos prestado escasa aten0 11 a quienes han intentado explicarnos que tal vez no produjo de la única fo rma posible (ni de la más deseale). ¿Seguirán aceptando nuestros estu dia ntes que les ex rquem os ese cuento de hadas que es la visión tradicion al t ia « Rtvnlución industrial », aunq ue no les ofrezcamos una argumentación razo nable para hacerles aceptar com o uenas las jubilaciones a nticipadas de sus padres y sus maras expectativas de fut uro? ¿Se resignaran al pape l que ha toca do: a un futuro en que prob ablemente se les destme I ser los a1ba1Wes, camiIRros, ascensoristas, barrenderos o enfCl'1l1ems de una Euro pa avanzada, supliendo a 1m turcos. marroquíes, argelinos, paquistanies v otros «no eu ropeos: , obl iaad os a regresar a sus pa íses deorígen por leyes restn c nvas y por coacciones y pc."rsecuciooes ..incon, roladas ..? ,Aqui estamos rou nd o otro terreno en el que nuestra vhlóo de la. histori a como uoa invencibte marcha hacia el PfOIfC$O ha hech o aguas. Refleaícnando acerca de un libro sob re el «estado racía¡ ale mán .., un crili co ha hecho notar cuán inadecua do resulta calificarlo de «utopía bárbara.., puesto que «no fueron las hordas de Atila. o de Gen'11 J an las qu e inten taran co nl't'rtir esta utopía en reall dAd ..,. Aleman ia era el pa ís más avanza do y "modeme" d.e la Euro pa ecetdental: un mod elo de la civilización ocCIdental".... Que bu ena pane del bagaje racial nazi esté resur lllendo en nuestro s días, a cincuenta atlas de 5U a.pa-
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LA HlSTOIUA DESPuts DEL fiN DE LA IlISTOIUA
¿Q UE H15TOIUA PAAA NA.'lA....... ?
rente derrota, debe enseñ arnos a. descon fiar acerca de que el " p rogreso» , por lo menos en el terreno de Las ideas. sea UD resultado natural y obligado del CUI$O de la historia humana, y a temer que el raci smo y el fascismo hayan reaparecido .. naruraímeme», porque forman parte de esta. fase de nuestro modelo d e crecimi ento económico. Entenderlo así deberia permitimos que nos en frentásemos de manera más lucida a las actitudes irracionalista.s y violentas de lo s jó venes europeos de hoy; a no contentarnos co n pensar que se.trata de UD problema "moral» que puede.resolvene:por la educación y a indagar sertamen te-err sus fundamentos , tratando de comprender las razones de su desencanto .y de ofrecer les alternativas que co ntengan a1gunacsperanz.a. razanable para su fu turo. Una de: la.s primeras cosas que hemos de eliminar de nu estra teoría de la historia es, por consiguient e•.la.«Via uníca»: hemos de aprender a pensar el pasado en términos de.encrucii adas a partir de las cuales. eran pcsibles.diversas opciones, evitando admitir sin discusi ón que la rcrmula que se impuso fuese la dnica. posible (o la. me jor), si no queremos seguir.co ndenándonos a repetir los errores de los paises pobres quehan malgastado sus posibilidades de crecimiento, o resign amos a aceptar como inevitable cl futuro. pece estimulante. que se no s crrece a eoseccs mis_ mos denuo del paraíso europeo (<< Reservado el derecho de admisiÓn»):.Necesitamos repe nsar la historia para analizar mejor el presente y plantearnos un nuevo Iuturo, dado que las viejas previsiones en que habíamos depositado nuestras esperanz.as. se. han venido abajo, porque estaban mal ñmdarnentad as. Esta propuesta de romper la lín ea co nti nua. pos tulada
11 inte rpretación histórica esta blecida no nene por obelucubrar sobre hist orias «contrafacruales» -incitar pril.'1ica de ejercicios imaginati~os ace rca de lo qu e huocurrido «si la nariz de Cteopatra hubiera sido mas sino contribuir a la realización de ese tipo de his~ q ue pedía Walrer Bcnjamin, cuando nos pro ponía d a . lar un materialismo histó rico liberado de la noción de ,.leso -q ue I U VO un a función critica en el siglo XVIII,. rn la perdió en el XIX, cuando se po pularizó la idea, re. zad a por el darwinismo. de que el pro gres o se realizaba omaticamenlc-. sustitui da por la de «actualización». n m étodo que procedería arrancando I US o bjetos de esdio de la contin uidad his té rica y que tendría como obneo central «colocar el presen te en una situación crruN. Que debería realizar un a «revolución copernicana» nsiste nte en invertir la visió n tradicional. que considera pasado como el centro fijo y estable en torno al cual acemos girar el present e. y siruar el presente en el centro nuestras preocupacion es, utilizando el pasado para haer «la rotación dialéctica q ue ill5pira una co ncie ncia lúci». Por qu e debe quedar claro que, incluso para el bistoador, «la política tiene preeminen cia sob re la hisría» ."'" Vivimos momentos de des co ncierto ide ológico. El espectácujo de unas sociedades europeas en que los propios rj udicados insis te n en volar a quienes les esian emporeciendo, temerosos de qu e cu alquier cambio pueda em-
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LA lfl5"[O II,[.o. DESPUÉS DEL FIN DE LA HI.'iTDMIA
peorar todavía más 5U situación, revela, por una parte, la falta de una co ncie ncia critica , pe ro también la pérdida de la fe en cualq uier pos ible programa alternativo. A la tare a de recompo ner esta conciencia critica, de devo lver algu na esperanza y de rea nimar la ca pacid a d de acción colectiva hemos de co ntri buir todos. Quienes nos dedicamos a la enseñanza, y en esp«:ial a la de las ciencias SocialCll. tenemos en ella un a función esencial . Por desconcertados que nos sintamos, sa bemos que nuestra obligaci ón es ayudar a que se manten ga viva lacapac:idad de las nuevas generacio nes para razonar, pregun tar- Y criticac" mi mtrn, 'entre todos, reconstruimos los pro gramas para una nueva esperanza y evitamos qu e. con la excusa del fm de la historia, lo que paren de verdad sean nuestras posibilidades.de cambiar el presente Y construir un futuro mejo r. De entre cuantos enseñ an ciencias sociales. esa.Iun ción recae am e todo en los historiadores.. Y está claro que no 00$ encontramos preparados para asumirla. Necesita mas renovar po r completo nuestro s ..méecdos» y enriquecer nuestrO bagaje ..teórico» , lo cual 00 logrlIremos sin mu cho trab
ucede a nuestro alreded or. Lo cua l, como delllu e'lr l el emplo de la necesidad de critica r y renovar el moJ el" de Il1hlo eco nóm ico, no im plica tan sólo la bU51lue
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LJ. HISTORIA DESPUÉS DEL FIN DE LJ. HISTOIlIA
arriesgada; que no permita adornarla con unas aparlen eres de exactitud q ue hoy sab ernos, además. que no snn un criterio de validez científica, sino una mera ilusión, Merece la pena. pues, que nos esforcemos en recos er del polvo del abandono y el d esconcierto esta espléndida herramienta de conocimiento de 1lI. realidad que se ha pueno en nuestra.'! manos. Y que nos pongamos, entre todos. I I'('pararla y a ponerla a punto para un futuro dülcil e in. cierto.
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LA HISTOIUA DESPUÚ OH fIN DE LA HISTORIA
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LA HISTOI\IA DESPU"ts DEL FL'< D E LA ¡USTaRI"
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INDICE La lIistoria después del fin de la histori a . El reto me a la histeria narrativa: uo indicador de problemas y una faba soíucí én L01 ilusiótl cialtiflSla . La «cliometria,. . Un ejemplo concreto: el problem a del ni\el y de la calidad de vida . Histona, espacio y recursos naturales: de la geografia humana a la ««ohistoria» . El cietltiflSmo y la desintegracióo de la binaria. Historia y anaJisis del discurso . Viejos campos en Pro<:eW de renovación: hiswria de la cultura. historia de las mentalidades . Después de la tormenta ..revisionisr.a»: una primera ojeada a la situación actual . ~Qu t hiSloria para ma ñana? Reflexion es para una renovaci ón más substancial
Índice alfabocico .
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La HlsrORIA DE.SPUE.S DH FIN D[ LA HISTORIA h l" nte o ,uplra a Ayud.lr a q ul.,.-,.,...., In'''' '''''''' P<>f el ~"fdln n.o III hlsron.'1' muy.,.-, MpedaI. a qu;"""s se dediuon a Su .,.-,sefIan· u . a OI1~la_ en el Iabel1nlo d" un prnnlt""" conIu5lón . Tra s el "acaso de Las " xpectatlvas d " poslWd.u "" Lo, formas Clltequlsfk.u del mantlYTIQ como alfe'nathla a la ~ '1 Lo 1nvn!1. gad6n trad~. MlamC5 asIs~. la r«upPl"adOn ~ Lo IIIsIOlla naIf.ltva pr~nf.lda como una forma " xposltIYa neutra '1 Iitnpa de c:.vgalMol6gkA. al arAn pot imitar nwc.ln1cNnftl.., 1m ~todos de otras disc.lpli..... of1'\oh cioentillcaso . • la susdtudór ddarnI:fltal de Lo hlsfOl1a. lo q "" "'Iulvale .. r~f11 los miSlT10S oe ~foq"" rn«anldsw del pasado. frm'" a esta. ~ de ~ Nl'" Lo plrdlda de las..,¡.,¡as .u>dadefas. ", prolnof Fontana '"P"la " Lo,..,.;esid/ld de r~ar las SC'/\ils de ldenli
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