―A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, el que está en el seno del Padre , él lo ha contado‖ (Jn 1, 18). ―Sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía ‖ (Jn 13, 3).
Los textos anteriores muestran con toda claridad que Jesucristo no vino al mundo, procedente de una organización de ángeles, sino que vino de Dios, del seno del Padre.
Jesucristo no es el ángel Miguel. El Padre eterno ha sometido todo bajo el dominio de su Hijo, incluyendo ―el mundo venidero‖. Ahora bien, s i fuera cierto, que Jesucristo es el arcángel Miguel, príncipe de los ángeles celestiales, entonces, no le estaría sometido el mundo venidero. Escuchemos lo que dice la Escritura: ―En efecto, Dios no sometió a los ángeles el mundo venidero del cual estamos hablando. Pues atestiguó alguien en algún lugar: ¿Qué es el hombre, que te acuerdas de él? ¿O el hijo del hombre, que de él te preocupas? Le hiciste por un poco inferior a los ángeles, de gloria y honor le coronaste . Todo lo sometiste debajo de sus pies. Al someterle todo, nada dejó que no le estuviera sometido. Mas al presente no vemos todavía que le este sometido todo. Y aquel que fue hecho inferior a los ángeles por un poco, a Jesús, le vemos coronado de gloria y honor por haber padecido la muerte, pues por la gracia de Dios gustó la muerte a favor de todos‖ (Hb 2, 5-9).
Y el hecho de que todos los ángeles estén sometidos a Jesucristo, no es una prueba de que él sea el arcángel Miguel; pues, no sólo los ángeles, sino que, toda la creación le está sometida bajo sus pies. Pues, en el texto anterior leemos que el Padre “nada dejó que no le estuviera sometido” al Hijo. Así que Jesucristo no es el ángel Miguel.
Jesucristo no es ningún ángel. En la siguiente página observemos los textos del lado izquierdo, veamos cómo el Padre declara, que Jesús es su Hijo, y lo ha llamado a sentarse a su derecha. En los textos del lado derecho observemos que el Padre nunca ha dicho que algún ángel sea su Hijo, ni lo ha llamado a sentarse a su derecha: