l.a mayor parte de este libro se escribio gracias al apoyo de una beca de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation.
Indice
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Primera edici6n: 1987 ISBN: 968-411-158-4 DR © 1987, Ediciones Era, S. A. de C. V. Avena 102, 09810 Mexico, D. F. Irnpreso y hecho en Mexico Printed and Made if! Mexico
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SIMULACRO,
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RESIDUA,
3 0
PUERTA
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FRAGMENTO,
138
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LA MANANA,
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6 0
LOS IDOLOS
7 0
INCURABLE,
80
ALGUIEN
9 0
RAYAS,
49
DE VIDRTO,
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Y LAS PASIONES,
223
260
PUEDE
348
LLEGAR,
300
Capitulol
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SIMULACRO
El mundo es una mancha en el espejo. Todo cabe en la balsa del dia, incluso cuando gotas de azogue se vuelcan en la boca, hacen enmudecer, aplastan con finas patas de insecto las palabras del alma humana. EI mundo es una mancha sobre el mar del espejo, una espiga de cristal arrugado y silencioso, una aguja basaltica atorada en los ojos de la niiia desnuda. En medio de la calle, con el ruido de la ciudad como otra ciudad conectada en la pantalla de la respiracion, veo en mis manos los restos del espejo: tiro todo a la balsa y sigo mi camino, todo cabe en la balsa del dia, incluso la palabra incluso, un manchon negro en la linea que se va deshojando en la boca. Si me acercara, con un sonido genital y absolutamente humedo, tocando las paredes del miedo con manos espaciosas y una circulaci6n de letras aplastadas contra la linfa color de olvido; si me acercara, seco y coordinado en los pliegues, oyendo el paso de 105 otros en el techo, una legion sorda, un estertor de marabunta, un hueso desmoronandose, una lluvia caliza par el suelo, en el paladar; si me acercara, si des.menuzara una figurilla con los dedos que gotean vino; si .me procurara un placer, un desvio, un tocamiento de nubes 0 un race plate ado, un manoseo en el oro, un deslizarse en la entrepierna de los muebles para dormir ahf un suefio de saliva y silencio; si me acereara, dando en el tiempo un acorde caliginoso, un tempo funebre de reuni6n a oscuras ... ~Como comprobar entonces que estas ahi, construido en el plinto de tu ser sujeto, continuo y manifestado como un dato hundido en el fango de la evidencia, pens an do en medio de las cosas, entero y positive como un numero estupendo? ~Como saberlo, como sacarte de la multitud 9
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del tiempo, de los apretados espacios, ponerte frente a mis ojos como un discurso impreso, como una tinta fluvial en las venas del mediodia? {,Como sentir el juga de tu vuelo, tu anatomia que fluye entre los objetos maltratados, tu percepcion que registra el mundo como 10 que es, la rnancha en el espejo, eI simulacra? Mundo Ioliado, espacioso, apretado: riqueza sumergida en la extension del constante naufragio, las palabras del alma selladas can un frio fuego, una flama desprendida de las cuerdas del sabado, ., . un fulgor brufiido y biselado contra el pecho de los recien nacidos. Mundo de sizno y de silencio, mundo manifestado, con sus seret atados y sus congelamientos al borde, su derramamiento neutro, su orilla abstracta, su cartilago ciego. Mundo de ser, de no-olvido, establecimiento de ruina y llamarada. Mundo de olvido, un reves negro, barnizado can 105 datos de la proximidad, temblor del no-ser: cajas transparentes atraviesan las orillas del incendio como almendras cargadas de sentido, un sentido de mundo en regreso, un retorno enmascarado, perros en el callejon de la noche muerden Ias nalgas de 10s viajeros que se bajaron en la estacion equivocada, la cerrada sala donde te reciben para consagrarte a tu propio fantasma, entre tazas de te, peltre, porcelanas, galletas funebres, la pared que exclama con un ardiente ojo de buzo que en sus piedras puedes ya sumergirte, para descubrir, en 105 pliegues, un continente minucioso, atlantidas intramuros, vaticanos espesos de tesoros absurdos, micenas lastradas por desconsuelos concretos, escrituras arcaicas y jeroglifos velocisimos que te esperan bajo la piedra serena, gris, politica, adverbial. Larvas a simulacro de Egipto, el mundo es una abertura en el agua del espiritu, muesca en el tiempo y en el espacio, hendedura sutil 0 desesperada, Dominios del vientre de la cosa, la material, del mundo, yesca dormida en el navio de las palabras, 10
reino y pasta
cncendimiento, linea del canto, capitular de Ius palabras iniciales, objeto lloroso a consumido, sequedad, baba, veloz certeza y muelle de todos 10s f'antasmas. Materia del yo, un descenso orfico en el deseo, un tocamiento de 10 que se derrama, sin centro ni asidero, un pozo limitado par el norte de las palabras y el sur infernal a egipcio de 10 reprimido, postergado, diferido, abandonado en los jardines horrendos del pasado. Un collar de quietud roeJea los espaciosos milimetros del yo, un silencio blasfemo, un idolo entre Jas manchas. Ah, las casas y la materia del yo, como un humo paralitico: charcos, tarjetas perforadas, jazmines, gavetas, ceniceros, gansos, paginas, Ierrocarriles -I as teelas, pulsadas can un dedo y otro, el yo encerrado en las caras augustas de Ia civilidad, transido y tambaleante. Luego la errancia, el desprendimiento: un hacia, las varillas del abanico que se abre en los alveolos para que respires un mar en cada sorbo, una playa en Ia lengua que tocaba las bordaeJas comisuras de la muerte a el trabajo, un rincon para estirar las piernas como un coloso, fumando el azul despliegue de la vieJa, en la Iuz que roza las instantaneas babilonias de la vacacion. Anadiomena, nifia en harapos, epifania en la sal de los torrentes, pedazo de Nilo en la tela del mundo: modo del abrazo, llama en la oscuridad, extra vio y dolor estriado de placer. La que en Anadiomena no es persona levanta sus constelaciones rumba a tus argumentos, duracion en libertad inscrita en el maelstrom de sus ardientes diferencias. Cosido a la secrecion par los bordes de mi traje-centauro, avanzo en el chisporroteo de las diferencias, labrado en el segundo y can sumida siglos mas tarde cuando el minuto acaba, can mi maquina de sentir edificaneJo partenones a mi paso, escribiendo en el nomadismo el parche a 1a sutura de donde surjo, cxhausto en mi boca-meditcrraneo y diseminado, tan derramado en la cinta del mundo que la maleza del yo transpira como una excrecencia en el desierto que deja atras, conjugandome can las estrellas en reposa, expuesto al ticmpo y 11
al espacio y a la materia, como un grana de platino manifestado en las solemnidades Ente, como un desperfecto obsceno en una estructura longiIfnea.
del
Adivinar en los almacenes de las palabras donde se esconde el rayo, el escondrijo del mundo en la balsa del dia, la pagina mercurial que no ha sido escrita y cuya blancura esta recubierta con 10. tint a de los deseos desalojada por los nombres, vagabundeo en busea de esa adivinacion en 10. escualida y pegajosa luz de este almacen, abandonado por las naches y espolvoreado por el hisopo lejano de un chispazo de fiebre: Este almacen de palabras . donde te sientes el oscurantista, el tuareg, el animal, el monstruo en 10. laguna de Ias denominaciones, el gato negro sabre las piernas de 1a reina de las palabras el intruso sin credenciales, el profugo, el anezado el Iad;on de instrumentos ortopedicos, ,, el que traga nueces con cascaras, el que bebe el menstruo en una copa pompeyana, el que se asusta can sus propios reflejos, el que pena en 10. madrugada de las vacaciones afantasmadas, el que se pone verde cuando piensa en su madre con las piernas abiertas y no precisamente dandolo a luz, el que tiene una lengua telescopica, el que se duele par ausencias inventadas y par melancolias falsas, el que baila una danza de gusanos, el que construye murallas chinas en sus labios agujerados, el que brilla como una bnijula rodeada de nortes, el que se lanza en 10. corriente para rescatar una dentadura postiza como si fuera una civilizacion a la deriva, el que sabe callarse en medio del estruendo, el que se pone Ias manos en la entrepierna y aiilla como una hidra delirante, el que se siente un islote y oye el rumor del mar en la profundidad de los rostros. El almacen de las palabras es un Iugar extrafio, humedo, una galeria sigilosa, un hospital dormido. Cardumen eandoroso, con su latinidad a cuestas, dificil, fosforescente como una omega "en el pizarron de las etimologias" . Ojiva 0 multitud, rarno de piedras, rocas, en el oro del nombre, 12
siernprevivas palabras, "oscura siernbra" monumental del marrnol sonora.
en la cuspide
sorda y
El almacen es un espacio trernulo, una tecla genesica que el mundo amplifica hasta la magnitud mortuoria del requiem o la suplica. El almacen de las palabras: el almacen de las palabras. Saturado en Ia diseminacion, por Ios bordes del no, exhibido en las cosecfias del silencio, buseo el margen, el medianil, el uranio de un linde, limite para el dinosaurio que invade mis egiptos, mis instrumentos bJancos de tiempo, canosos, del movimiento que me implant a en los espaeios interminables. Un sistema de maquinas horrendas invade el almacen, un corte aqui, nueve alla: hervor de nombres, el cancerbero de la historia hila can sus Iadridos la camisa de los atormentados, caen los siglos como pedruscos en 10 negro de la medida, en la ceguera de 10. totalidad: mundos lineales, tejidos 0.1 olor de una cercania, de una multiplieidad, de un espanto arborescente que se agita en el sonido seco de un chasquiclo que anuncia la eternidad. Uvas, nombres a 10. deriva en las espaldas de la biblioteea, autores y personajes palidos contra el cielo del tiempo. .. y 10 que sobrevive son las uvas, sus oscuros fulgores, planet as minimos en el cosmos que simula el jardin. La tarde serena est a borcleada por las uvas: la tarde, su perfil griego y su morado vinoso, sus mitos, sus racimos de sombra neutralizada, sus cavernosas ingenuidades, su naturaleza enorme y desordenada. La tarde, aqui, es un esplendor estadistico, un sosiego de proliferacion, un estallido multiple. Cantidades magnetizadas la bordean . -y mas adentro fluyen las uvas como espectros germinativos bajo los micros capias que nos habitan, amplifican el mundo y nuestro. soberbia de Conocedores. Letra en las Pleyades, promontorio y profusion de 10 que recubre la eseritura, un modo de construir 10. ciudad del Si Mismo para luego deshabitarla 13
con el silencio de dejar de escribir, habitado par la tenue blancura que deja el sabor de la estrclla escrita en el paladar fantasioso. Una blancura, una muerte, un hacerse el muerto con el sueiio desprendido junto a la Cabell era de Berenice, el suefio manchado de cafeina y derramado tres y seis veces en el cuerpo anguloso de un cuaderno, de una pagina. El SI Mismo hurga en la escritura, en la escena, el texto de sus errancias: qui ere fundar una ciudad. Una ciudad 0 una eternidad, un disfraz con su mascara roja para ser el flujo demoniaco que 10 ins tale en el siempre labial de sus proclamaciones, como edgarpoe en el poema de mallarme, igualmente, tel qu'en lui-meme en fin l'eternite le change, el grano milenario, la llanura de sus centimetros propios, los instrumentos del SI Mismo para la cirugia de no-moverse, como si la inmovilidad fuese la eternidad, y no el fluyente cauce, la maquina que cede y recorta, la letra en las Pleyades de toda escritura, la Cabellera de Berenice que encanece furiosamente, iracunda en sus mares astillados, par la brisa tenaz de la escritura y de su progenie-minotauro: la sedosa y ardiente carne de las imageries. Cambio, me modifieo en los Iimites del mes, en el z6calo del jueves, conociendo mi gerundial sangre en 10s labios, mi puna ciego, mi incorrecci6n al vestir, mi genitalia archivada a 1as once de la noche, lejos de todo sexo y de todo calor, hirviendo de deseos por la avenida San Juan de Letran --y mirando el barniz del otofio alrededor de las cosas como una cinta de hojas secas, mirando la fecunda imagen de la ciudad siempre recien descubierta, las articulaciones de un mundo nuevo, de un mecanisme planetario 0 lunar que arrastra en 8U corriente fresca las cantidades humanas, las estructuras vivas, las magnitudes que rodea esta luz empapada de ruidos, chasquidos, rumores, demoliciones que el instante opera en el interior de los objetos y de 10s corazoncs expucstos bajo el penasco del minutero ...
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Modificado avanzo por 10s huecos babelicos, y modificandome mas aun hasta la raiz de 10s cabellos, y proliferando, fluyendo solo y silencioso, esmaltado par un.a blancura de muerte que me instala cn el centro de su grandiosa almendra genera dora, de su matriz lunar, entre 10s pudrideros, entre la basura inmaculada y meditativa, sorda acumulacion que no cesa. .. Respiro en 1as diseminaciones ficticias y azarosas del yo monumental, funerario, como un pulse de particulas, de caras, de mediterraneos, de manos acercadas a mi, de especies, de hiJeras palpitantes que se sumergen bajo mi peso en el asfalto nocturno, me rodean y me sumergen a su vez hasta 1as lineas negras de una poblaci6n donde renazco ofrecido al trazo rein ante de la fiebre, paises petrifieados en un contrasentido de avance y fluvialidad, confederaciones deseantes que enganchan el mundo momentaneo a 1a ceniza de 105 siglos, palidas reuniones rotas por la desfigurada cirugia de 1a historia y sintetizadas en los tremulos rasgos del ahara 0 nunca. Me modifico en la sustancia extrafia del mes, hago tramites, me confundo v recuerdo, me visto y me confieso, percibo 105 deslizamientos de la duraci6n en la humedad marchita de mi boca, en el temblor amenazado de mis manos, en el funcionamiento de mi est6mago, en las intermitencias de la debilidad fisica, laminillas de niquclado cansancio en 1a llanura muscular, en la resistencia cada dia mas debil que opongo a 10 que convengo en llamar las circunstancias. (Es el invierno obstinado y obsesionante este lugar donde, temb1oroso y con los dedos manchados de tabaco, hago cuentas para sacar algunas conclusiones sobre mi: estoy en un invierno que dobla, en el follaje del yo, un matinal espectro; que dob1a una metamorfosis arida; que dob1a en fin la aprisionada tela de la persona civil y la deja, como un atado de ropa limpia, para la ingente y f'ertil "proxim a vez" del ciudadano que soy.) Otras veces soy Iuerte, un perro Ieroz en la resistencia del esfuerzo, una bacteria corpulenta en el organismo social, un cuerpo de ciervo joven que ahraza la vida inmensarnente, 15
un cisne con genitales de hierro, un cerdo vigoroso con un alien to Ietido y reconfortante, un elefante de calido plumaje, un leon de aJas tenues, un catoblepas que suefia que es un osezno y al despertar no sabe si es un osezno que sofiaba que era un catoblepas 0 viceversa/ etcetera, un hombre de 27,000 afios que trae una ciudad colgada de la eintura, por el lado dereeho, y por el Iado izquierdo una cantimplora con agua cosmica para saciar su sed de ciclope y lavar asimismo el monumento de sus eserituras momentaneas, de sus biblioteeas portatiles. As! me modifieo en la caceria de los meses, hondamente, hasta Ia ultima gota de sangre, como si hubiera salido de una sed ante trasfusion, de un ciclo negro, con un rostro nuevo, jadeante y sudoroso y con un anillo de bronce en eada costado, con mis armas en una panoplia viva, fragmentario y totalizador como un laboratorio errante, con un everest que me sale por la boca en cada palabra dicha, y un poreentaje peligroso y mortifero de urania en cada cosa que oigo, en cada rumor que tersamente me llega; abro en mi surcos evidentes, cuevas enjoyadas, exigencias de arida espeleologia en la horadada montana de mi espiritu, todo un vacio adornado con areos invisibles de Vifiales, donde la voz estalla como un fruto enloquecido, destruye los espacios contiguos y establece en Ia separacion que deja despues del estallido un delirio de jazmines para la boca perfumada del sonido nuevo, en una fiesta volcada sobre la mesa metaffsica, en una fiesta donde el sentido va y vuelve, recorrido por su gemelo solidario y opuesto, el contrasentido cefiudo, como revolver molinos y cafeteras 0 como un disparo en la cristaleria del recto significado, porque ahi sentido es un buque desplegado con arboladuras hechizadas por el olor del sexo en los dedos, un area donde las visceras conectan en parejas y se clerraman y se complement an como legiones meticulosas o como pulsates en un abrazo que se eneiende en universos infinitesimales, universos de Ifmites enceguecidos, puiiados y haces de luz sombria, huecos que se abren en las comisuras de una realidad otra vcz 16
inocente, huecos-paraisos, huecos rccubiertos por una serie de mercancias reconstruidas para la nueva vida, huecos-generadores donde la distancia se mide con dolmenes y 10s dolmenes sc usan en cirugia y la desmesura rcina como una abeja y saca su miel de exceso y enormes bocanadas materialistas de una colmena clonde pastan dinosaurios discursivos, mastodontes provistos de una masticada epistemologia para el postre de la fiesta, prismas y pasteles de veinticinco pisos, to do imitil, una industria descabellada consagrada a1 derroche, el desgaste, la descompostura. Instilacion del sucedaneo en el mismo recipiente, el vientre de 1a cosa es una sustitucion 0 un pozo donde se abisman los bordes inferiores, un geiser donde el trasiego del instante se edifica, Niagara, sobre 10s labios del objeto hasta llegar al vientre, tenso como un tambor afinadisimo, tempI ado en el aire de una continuidad sostenida por soplos de mimbre afiligranado, y en fin: instilacion de 10 otro en 10 mismo, dialectic a regida por 1a sintesis de una epidemia mecanica, e1 torrente de cosas no denominadas, no designadas, pedazos de brillos ineditos, trozos del nuevo espejo manchado en e1 que se asienta 1a ciudad elegida . donde el instante se derrama como la Cabellera de Beremce, borra al final de la historia los bordes inferiores y pone el ondulante trasiego en una escena cosmica, en un teatro inc1usivo, en un territorio de alteridad para que entren los navies del tiempo entre 1as pi ern as de un coloso marm6reo que no es mas que un virus medido con angstroms, una copa llena de babilonias, un constructor keopsiano de piramides que toma a los tiranosaurios por la cola como si fueran meros ratones anhelantes, un gato asirio que devora moscas del tamafio d~l Mon~ Blanc, un dios en cada una de cuyas gotas de sudor bnllan millares de matterhorns, un idolo nino que escupe cien millones de litros cubicos ... hast a el apice de la instilaci6n, el momento postrcro, cuando el beso de rcalidad e irrealidad sc consuma con una funeral pirotecnia, un destellar de neutrinos heroicos en 17
razas instantaneas, rezumantes tribus de linajes incomprensibles, razas tambaleantes al filo de una copula infernal, razas que florecen con todo el futuro de sus inviernos, razas doblegadas bajo cl peso .de las tormentas electricas, razas que invcntaran e1 telefono y el carrusel, inclinadas ahora sobre mi hornbro, leyendo 10 que escribo, disfrazadas de moscas y mosquitos; razas que la soberbia infestara, razas invadidas par el paludismo y el cancer y el resplandor venereo de sus zonas aledafias, despues de que funden la ciudad de ciudades y de ella se desprendan otras legiones, maquilladas para 1a destruccion y listas para sacar el hacha de silex 0 el fusil-ametralladora y consagrarse al arrasamiento y el alcohol diab6lico y la droga derramada por todas las comisuras de 1a civil ciudad, cuando llegue la hora de aullar con dieciocho pulmones: cada uno de los asesinados y los despotas y 10s usureros y los
varios afios luz a la redonda como sobre una lamina pulida con locura maniatica para la fotografia donde quedan impresas las bodas, el himeneo, el epitalamio, las nupcias delirantes, postremas, de la materia y 10 otro, todo 10 cual es necesario para que, despues de los postres, volvamos del paseo y se cumpla el Eterno Retorno. Hordas de mi, durables, resistentes. Un esparadrapo es el yo, una venda, una pregunta: lanzamiento en las orillas decoradas del torrente, creacion doblada sobre S1 misma, tocandose las rodilIas y duplicada en fantasma y deseo, sabre el divan del neurotico. Ceniza del esquizo lanzada a la cuspide, altos enigmas ordenados sobre el rigor de la escritura tensa, trazo: lena oblicua para la hoguera del yo, la madrugada repleta del yo, la manana constante, las banderas blancas, las piscinas extrafias ornamentadas con vocablos de busqueda y consagracion, Miisica de la conciencia sin conciencia, elaborada con un mero amasijo fosforescente, con irisaciones inoportunas y sedantes, sinestesia de baratijas en medio del discurso filosofico.
banqueros tropezaran hasta caer a1 Hudson con el estomago saturado de ardientes y pegajosas esquirlas, con la piel colgante de todos los miembros, hasta que su materia se desvanezca en el suefio del rio y otra vez, desde las orillas inconcebibles del futuro, se oigan los canticos de la fundacion y el tintineo glorioso de las alforjas, la probabilidad de todos los tesoros, todas las destrucciones, todas Ias cadencias del sexo y el trabajo y todos los depositorios del saber y todos los altares con idolos.
La materia es un marco, una referencia, una piedra en el pie, un milimetro que se expande hasta el perfil del reino, hasta la conquista del monte donde nos asentamos para vivaquear y conversar del suefio al alba, sin suefio y sin alba, con los parpados tejidos al mercurio de la luz sobre el valle que recibira las calles de la ciudad que fundaremos, manana mismo, hoy mismo, la metropoli que traemos en las alforjas, Ia Jerusalen 0 la Cordoba que resplandece de antemano, cargada con su futuro espeso e inhumano, la Atenas fantasmagorica con sus jardines recortados sobre el agua de Ia duracion mineral, agua inequivoca, dura agua de los cimientos, frescura irradiante donde todo empezara para nosotros, trashumantes.
La materia esta asentada en mi con todas sus rakes, cuelgo de ella atado por los pulgares a su madero brillante: el travesafio de donde cuelgo soy yo mismo, una molecula fluida y sagrada, santa, conmovedora; un ancho callejon de donde salgo y a don de regreso arrastrando en 10s pies todo el desperdicio de la ciudad, todas las acumulaciones que he deseado y tambien todas las pestilencias, horrores, restos, que me abrigan como un consuelo y una riqueza confusa de objetos inimaginables. Ardo en las entrafias de la materia cerrada y definitiva, vertical u horizontal y arrojada en mi como un fardo contra un humedo sotano.
Hordas de mi en la fundacion de la ciudad mientras escribo, silencioso, y vivaqueo entre las letras y las palabras que suenan como legion desde mi paladar hasta las teclas de tu lectura. Muchedumbre del yo, de Ia copia del yo, el colofon del yo, tirado al fondo de los calle jones y rehecho con espermas de
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El espectro esta detenido en la sal del movimiento, arcoiris de una contradiccion enganchado a la sucesividad, 0 despefiado en el mar inerte de las apariencias, imagenes que recorre el sol del mediodia para cocinar su noche panoramic a en el ojo de 10s desesperados. El espectro sube hasta el cenizoso amor de la muchedumbre celeste, basta el eclipse de Algol, de Betelgosa, de Antares distribuidas en la pagina del cosmos como sus propios nombres, demoradas en 1a pronunciacion de sus extravagantes luces, arborescencias en medio del salon tardio, como un lena en el recipiente de las metaforas nuevas. El espectro nos roza con sus manos envueltas en ausencia oscura, con su fuerza de bronee, rectilinea en el humo de nuestros avances: su fuerza es un museuloso sello de longitud lacrada en 1a pagina de nuestros rostros, una impresion borrosa estampada con grafito imborrable, con un polvo de hierro; el espectro nos acaricia en un aire de recuperacion y muerte, nos recorre con una lentitud molecular, obsesionada, enrojecida por sus propias cambiantes velocidades. El espectro surge en medio de 1a conversacion, cuelga de una palabra, rodeado par el sonido de las boeas y sin embargo vestido con su sonido otro, hecho de roces y fracturas microscopic as, de exploraeiones en el Gobi de una punta de aguja en el pajar de la mirada, de pasos abiertos hasta su corazon por las dagas sacrificiales del siglo. Estos sonidos invaden el resorte humano, 10 quebrantan, 10 dejan con el solo patrimonio de su estupor en medio de una apretada pobreza, comiendo los panes hipnoticos y la sal de los torrentes, el salario escaso de su vida singular, esa vida decorada por los paseos obsesionantes del espectro. Siesta del simulacra en el borde, en la orilla, en el filo, en 10 exterior de la tormenta. Dormir escaso y abigarrado: playa de nombres en reposo, armadura de cosas inerustadas de totalidad y barnizadas por el perfume calido de la materia inmediata.
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El espejo oscila con un espacioso cal1ar, su movimiento tiene raices que cintilan, rizomas bordados Call destellos vacios, y la oscilacion es el tallo perdido entre 10s objetos de la tarde. El espejo esta manchado por una silueta proteiea, par un sedimento que simula ser la Naturaleza: puntos 0 manchas, el espejo es el fila del simulacra, su arma encendida, su mecanismo petreo. EI azogue rebrilla con detenimiento, entregado a su fruicion, gula 0 abrazo omnimodo: su pliegue central es el corazon de las cosas que vemos, la semilla deforme donde se cuecen las perfecciones, el condimento de los perfiles labrados, el grana de mostaza que se esconde en el ojo de 1a gran eseultura, coloeada tristemente en el jardin del suefio futuro. El espejo se hunde en la siesta del simulacro, entra como un trasatlantico en esa laguna ligerisima, y ese naufragio nos conduce de nuevo al despertar de todo e1 mecanismo, su despertar simultaneo que nos quema la piel y el alma en el telar de los ojos, un despertar que es como la lanzadera cosmica donde se hilan los espectros a nuestros corazones y se confunden bajo la sangre universal que determina la forma de 10s cuerpos y su transitoria sustancia, en esta biologia espeluznante, caldo azaroso donde nos reflejamos francisbaconianamente, nos miramos las uiias y despertamos asimismo con el ahinco neeesario, con las manos empapadas por el vertigo de las fundaciones ... Distribuido a tientas, conozco la colocacion que me determina, el agrio sendero que sobre mi camina. Cresta de ala es el camino, la determinacion. Ignoro el poder ultimo de las cosas pero no su uso: sospecho que en los rincones del gasto, en los derroches que prepara la tarde, hay algo para mi, un declive, un perfil derruido, un gozo impublicable, una arena que correra sobre mi rostra como una prafecia. EI surtidor de las cosas esta en el color a distaneia de las palabras, un fulgor 0 un gemido, un sentir paralelo que moja los labios 0 el pulse del que habla 0 escribe: honda Babel de superficies infinitesimales, ardiente de realidad y perforada por el desgaste que es su manera, 21
su estilo de presentarse, su modo negro de sup Ian tar la luz, el ahogo que subdivide imperceptiblemente la sistole de In diastole, una respiracion de otra. Palabra 0 disnea, el discurso se cierra cada vez, oculta los repertories del uso de las cosas, el reino que para nosotros estaria, tejido al silencio estruendoso de las praximidades materiales. Magia connin de respirar, navio cerrado del habla, oceano de un lenguaje que es el lenguaje. El sabado es una pobre reliquia, un magma de procesiones milimetricas, una riqueza evadida: camino por un pozo abierto, mi cuerpo es una mancha en el espejo del sabado, mis manos toe an las llegadas, las despedidas, el golpeteo de 10 que se construye como sabado, una deriva de ovalos 0 una implantacion quinirgica en el cuerpo de la semana, algo diverso y contradictorio que no acaba de surgir, una artesania de agotamiento. Dicen que es la rutina, el cansancio, la falta de imaginacion, el trazo indeleble de la cotidianidad (tema de tesis). Quien sabe don de se esconde el verdadero sabado: el sabado arido, funesto, esdrujulo, esta aqui: es el aburrimiento, la falla geologica en la raiz de nuestras cordilleras 0 ccistumbres. Rama destejida que celebra la multitud aerea del invierno, su peso hendido sobre las almas claras de la ciudad. El invierno se deposita en las manos como un don, un prism a, una velocidad marcada por el pulso del frio. Visible orden puesto ahi, regresa desde su almendra planetaria y cubre los olores de la ciudad con la patina niquelada de sus atmosferas. Esta rmisica en el amasijo de la acumulacion citadina este pasar a tientas del rojo al azul, , un azul claro y equivoco: los rostros, las manos, el cambiante reposo del cuerpo sometido al invierno, su mutacion deslizada y precisa incrustada en el escenario que frecuentamos. Aunque el invierno trae otro sistema, un telar avido que descien~e por las cerraduras rumbo al umbral, toea los pies del que llega con un rumor de pausa y desaliento
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hasta la gratitud de la puerta, invade los rincones con denominaciones imprevistas, da un atavio y un perfil oscuros a los seres que se desprenden todos 105 dias del cuerpo domesticado. Esta llama enigmatica vemos, nos toea, nos satura, lacre del ca1cinado invierno que nos instala y devora con su apacible condicion, con sus errancias minerales. El invierno se mueve bajo el espiritu de los pies, arde en el piso con una frescura desconcertante, cierra los pasos de quien busca su sombra. En la soledad de la respiracion, el invierno se anuncia con un recto desden, con una personal naturalidad, can una cirugia desengafiada, que va "al fondo de las cuestiones". El invierno proyecta su ser evidente sobre las cosas, luego cruza rumbo alas palabras humanas, destila en la conversacion un Idolo fluido que entra en el mundo corporeo y se enraiza para envolver el simulacra del alma con una paciente melancolia. Esto es el principio, un breve chispazo, una mesura en el proceso que habra de terminar con una decapitacion 0 con una rama inclinada. Se espera. En esa espera se cocinan las grietas finales del invierno, sus anheladas primicias, la fiesta que desaloj a al invierno: el invierno, sus harapos de principio de mundo. El invierno concluye, y el envoltorio del simulacra del alma se desvanece con un asma meticulosa, desaparecen las vendas, sale el sol.. Las almas c1aras de la ciudad reanudan el dialogo ficticio, cosechan su arida tristeza, reenlazan las escrituras canceladas o postergadas, reciben a la primavera en la boca como un alimento perfumado como la hostia de su naturaleza de almas claras, ' anegadas en el escenario de su resistente simulacra. Hablo en ti, directamente, por mis intersticios. La nervadura de las frases es el cimiento de las distancias, desde el aqui donde nos oscurecemos hablando: recta distribucion, fogonazo en el aire seco, hasta el baleen del ofdo, en el proscenio de comunicar, circular de mercancias que se lastiman al solo contacto de la atmosfera y llegan a su "destino" lastradas por un paso en el aire, un bulto ec1ipsado, riguroso: la primavera, las hablas, el lenguaje, Agua desviada de la conversacion, siempre en otro lado, una
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derivacion
una deriva, de naufragio; c1 agua roza el suelo sumergido de 10 escuchado a tientas, en el horizontal ardor de 10 Infima, en el factor cero de "la posibilidad cualquiera", incrustada en los instrumentos labiales, recubierta por un enves palabra1 y un reves aural, sinestesia. 0
en una continuidad
Hablo en ti como un espejo nomada. Soy en ti la sola pa1abra que me designa como imagen, una fuerza escondida en tu aliento, una virtualidad que te recorta en 10 que en mi te prepara como imagen: eres en mi 10 que habla, engranaje de una serie, distribucion del Si Mismo en el movimiento paralelo que, divergiendo, marca el paso en el aire que nos enlaza por dentro al eclipse de Ull bulto: la tercera persona, el repertorio, la sinestesia. La tercera persona esta desalojada pero se inscribe aqui como virtualidad, factor cero y enlace, lastimadura que se engancha al objeto que compartimos, gota ojival cuyas puntas arraigan en Ias entrafias de la oscuridad que nos establece uno frente al otro, en la cocina de las diferencias, rincon del amasijo donde el aire difundido sazona la sinestesia en nosotros. Cintilacion del umbral que nos infunde el perfil de nosotros, dualidad de 1a tribu en 1a hoguera ausente de 1a tercera persona y su descendencia. Rasgos tenues que arden, intermediarios, engastados en una vocalizacion arborea, en Ulla produccion de significados mentales, previos 0 enunciados por.1a vigilia de la tercera persona: manstrua, incendio, carnalidad encauzada en el ajuera de los pactas dcnde ha sobrevivido la persona social. Enciendo un cigarro mientras me observas, he llegado alas estoy peinado para 1a ceremonia de tus observaciones.
5 y
Devoracion de 1as cosas por la luz del verano. EI verano: un oro destilado y recto, plegado entre tus ropas, garfio sabre tus mejillas de pan y tus dedos empapados de asombro. Garfio mis frases contra 10s cortinajes. La ge y 1a jota: dcsprendimicntos aridos del yo, brusco sonido en el sentir del "analisis". Palabras, roces. Tu sed corpore a
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inclinada sobre una sangre de paginas. Pero si observas mis imageries, e1 cinernatografo extenso dondc establezco mi intermitencia, observaras mejor atm. Yo es condicion de concordancia, una mera coleccion de gestos y sonrisas que no son mas que dientes, como decia Kerouac. Hipertrofia del yo para tu observacion. i,Que bisturi, que rayo, que micr~sc
afiadidura, 25
escribir estas dudas, y con esta gramatica. Dolencia, desgarradura, monolito: esencias son, y de tu reino, mundo inmediato, l,Pero quicn se dirige a donde, por el abismo intempestivo? EI abismo es la baba de la esencia. El mecanismo de 10 evidente es un maquillaje para la hipnosis de la esencia, un acto de prestidigitacion para las filosofias al uso, para el aire cerrado de las cuatro paredes. La impregnacion del exterior falta en todo esto. El jadeo del afuera, el paseo, la musica de Handel, hossana, yo en harapos, no hay abismo. Pero el quien de la respuesta circula pOl' el doble de la esencia, es una figura sedimentada en el guiso que implanta, de esa manera, sus hipotesis gustativas en la afirmacion de la esencia, una mercaderia como hay muchas, una muchedumbre, un variado catalogo: la espera se abre, es una postergacion. Pospuesto en la discusion, entro por el abismo a los ayunos de la identidad, me siento a escucharme discurrir, infest ado por una dudosa y sombria salud, la salud de estar vivo.
con los argumentos absurdos que despide. . En el subsuelo de sus arqueologias, la persona SOCIal descubrc los concavos fundamentos de su ascendencia, fila de restos evacuados por el tiempo imparcial, hondo cielo subterraneo que va acumulando avernos, multitudes aladas para la ceguera del trayecto geologico, galerias que recorrcn conclaves paraliticos de abuelos desmoronados. Nada que pueda sostener a la persona social en sus argumentos absurdos, nada que refleje 0 sedimente en ella desde esa coleccion exhumada para la melancolia, nada que la haga funcionar 0 encienda su "maquinal diaderna", que es la mina mas alta de su gozo. Opaca en la maleza de sucia luz de la ciudad extensa, la persona social es una sombra divagada, un puiiado de arena contra el fulgor del siglo.
De un sabor a Ifmites, de un detenido paisaje, de una ceniza y un instrumento quinirgico, de un habla singular en cuyos angulos de refracci6n aparecemos como un extrafiamiento y una consistencia, de la lluvia que nos atraviesa, travesia, con una serenidad de tatuaje, de los lapicesque tuvimos y brillaban detras de puertas olvidadas como amuletos para las consagraciones del dibujo ingenuo . que glosaba cualquier batalla sanguinaria con una directa rapidez, de las abiertas declaraciones a solas (uno mirando el techo como si fuera la neutra superficie del naufragio), de la clisimulada multitud que frecuenta los parques y dispone los cargamentos del yo deseante bajo una Ifnea desconocida e imprevista de disolucion y multiplicacion del Sf Mismo, de lagunas sofiadas, de tazas de te, de informaciones equivocas puestas peligrosamente al dorso de las situaciones habituales -de todo eso viene un sentido de mundo, un estilo de enlazar la materia can el sujeto borrosoo borrado, de combinar los nombres de Ia historia con el anonimato instantaneo .... La fantasia de la persona congestion a el aire
diadema"
mas
que
I
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social cs una "maquinal
Nubes advienen, cortan mi pecho en delgados pedazos, tajos de la acumulacion. Entroen Ia noche de tus ojos para vel' como duermes, que sueiias, quien eres, donde. Hoy el silencio es blanco, esta sobre tu boca pasajera obligado a ser el reverse de mis imagenes. cuando J?e i~noras, encendida en Ia quietud de Ia cama y respirando .ba]o mis I?anos con una indiferencia heroica, con un cuerpo manno y musical desprendido de la vigilia turbulenta y otorgado a la redonda rectitud del reposo. . Tu suefio es tambien desprendimiento: mi imagen te circunda como una mania, coronada por el asedio de mi cuerpo junto . al tuyo. . Esperaremos el dia mientras el sueiio elabora en nosotros un acerado paisaje, fino y fijo, eterno en su movilidad y escrito en el deseo como una version de la vida que usamo~, una version antigua y enorme, mas realidad que la misteriosa realidad, mas fantasm a sanguineo que la verdad concreta. EI pais de tu suefio esta poblado por mis imagenes, aunque en mi no suefies, todo es esta mania que persevera cerca de nosotros que la espera de nuestra muerte, honda y cuidadosa como el desden de la ciudad sabre nuestro darnos las manos, pero terrible y material como los canticos otros que oimos en la sornbria cascada del placer y su grito ascendente.
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En el suefio sumerges el azul de tu respiracion. Atraviesas el aire del suefio y sus propagaciones, hacia adentro de ti. El suefio es una coleccion de hojas petreas que enmudecen y ocultan el resplandor ciego del mundo, pero el mundo es una confusion que empapa y anilla el mas puro sistema del suefio -y donde se entrecruzan suefio y mundo, estas, clararnente. Cubres to do este silencio, esta penetracion. Yo escucho tu paso inmovil, el pasaje difuso del suefio bajo la carne de tu pecho, bajo el espacio de tus vertebras, un resquicio fiel a tu vida y mas grande que la multitud de las puertas, mas grande aun que la meditacion de las playas frente al mar. Escaleras en la frescura de 10 negro, sobre tu cuerpo palidos papeles: . este hundimiento en el suefio es un modo de ver la linea de tu persona en un "buscar-formas" que siempre, sin que ni 10 supieras, de una manera turbia y cristalina, era el impulso que te sellaba decididamente viva y constante sobre las enredadas colocaciones de la ciudad y los objetos. El suefio es Iertil en tus manos inmoviles, el mundo es una desiguacion que se elabora y compone contra la vasija de tu cuerpo, contra tu superficie de linea en la quilla nocturna, contra tu quietud que es como una posteridad: por ello sabras, por tu quietud que en ti, en mis imagenes, arma el rumor de la madrugada, cual es la conducta que combina tu maquinaria cuando abres 10s brazos en 1a luz con el tesoro equivoco del mundo. La rama de tus ojos esta colocada en el follaje del suefio y la noche es una tela que se quema bajo el ruido sanguineo de tu cuerpo brill ante. No esta el amor en la madrugada, no esta en el sueiio: es una raya de sombra que altern a su cosecha de nuestra boca a nuestras manos, pasa por el milimetro solar del pecho repleto de imageries, abre su ola en el pozo de las entrepiernas, baja por las piernas rumbo a la ferocidad fecund a de 10s suelos. De ahi se levanta, esca1a los jardines, enreda y desarrolla sus
flechados espacios, nos envuelve y sella contra el muro piadoso, nos recoge como una mana divina para fundir de nuevo las miradas. El hombre pule su esparadrapo, desenreda su copa. Esta en el miercoles a la manera de un mula naufrago en e1 esperma del mediodia mineral. Brilla como el rozado atardecer lacustre, y la ciudad 10 rodea como una exclamacion, Son las dos de la tarde y e1 caldo civilizado difunde SU~ descargas ole~g~n?sas, . ruido de mecanismos, mercadenas para los veinticmco mil hocicos electronic as de 1a ciudad y sus mandibulas automatizadas. Es el siglo veinte, que carajo. Una belleza engranada en el tiempo, resquebrajandose sin mas: el hombre camina con su boca desatada en el ria de niquel, como un caballo atado a 1a piedra del molino diurno. Trae vino en el cu10 arterial, con toda su pros a en la cara manchada va par Ia luz que ha ide desordenandose hacia Ias tres de 1a tarde, sudando por la entrepierna un desprendido deseo y una dulce obscenidad por cualquier Nefertiti vista al pasar. El hombre se revisa el mal alien to, se viste con su propia secrecion, da el camp as y sigue caminando, tenue, visible par encima de las oscuras musicas y por encima de la perfeccionada nausea y par encima del cielo encerrado, can sus propias metropolis en l.a cabeza como granos .de droga, semillas revestidas por la velocidad espesa de Ios excitantes quimicos, suefios del cuarto para las .doce . alineados en la plenitud del amontonamiento: la ciudad, alojada en el hombre como una fiesta en su pulso, escribe en el, en sus venas mesmerizadas, una linea de claroscuros; afirma el perfil can un cincel que extiende 10s tumores finisimos de la deformacion, Numeros rojas, de nuevo el cancer en los rincones moleculares de la prostata, en el cielo de la laringe. Nada que hacer. Las cuchillas, los rayos: nada que hacer. El hombre ajusta sus armazones, pasa su franela maniatica por el hueso
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de su callar, limpia el cristal de su fuerza tocada pOI las pa labras infestadas.
una y otra vez
El hombre con su encia cerebral, cl hombre impregnado con las cremas del miercoles, ajusta su travesafio con un paso de eclipse y balbucea la cantata, cenizas en el culo, la cafeina fluye por el amasijo de la celula, constatacion de la vigilia consecutiva: el hombre sabe, siente, sinestesia -coagulo en el centro movil, arma de eternidad, siJabeo sumergido. El hombre sube, rompe la boveda, la boveda queda rota y reposa en el anillo sanguinario del hombre que sale bacia la comisura solar, bacia los paladares del espacio. EJ cartilago cntra en el cono de sombra, suena en la caja oscura como una linea con redondez de agua, y el hombre siente en su fijeza de humo que budas hablan en el, con una voz extravagante: dialecto de un sabor escondido entre la lluvia y la respiracion. Dialecto, quietud en imagen, arcilla tejida a la aparente imparcialidad del cuerpo, escena movible en el indice, en el espesor del cartilago. (El aire cesa en la linea, fresco es el mundo para ti ahora, una serena multitud vertida en la respiracion o un paso de lluvia sumergida en el opalo de tus astillados mecanismos. ) Asisto alas reanudaciones de mi boca, a los murmullos que salen de mi temblando; veo los arboles deshechos en el poder imparcial del viento. Oigo tus manos en mi cuerpo, en la lentitud de la noche, un susurro doble y posesivo que llega como una materia encendida hasta mi rafz de persona y fantasma; oigo tu boca en mi cuerpo, cercana y silenciosa, como rodea mi carne, saca de mi el eje de mi mismo, el yo que suefia, mi "fuego reposado". Bagdades localizadas tiernamente en el oro funesto de tus llaves y en la sombra de tu carne donde recobro un sonido y un origen de lluvia y detalJes de olvido y amargas velocidades de fuego y tristemente ... Veo Ja ciudad como un extrafiamiento, sus bordes apagados, el arrasado fulgor planetario que la funda. En mi cuerpo, a tu
lado, crece de nuevo la ciudad, como una respuesta de los arboles deshechos en el poder imparcial del viento, ese temblor que desmorona las cosas y en cuyo reverso esta la fuerza que combina el color de la lIuvia con el carnal asombro del ser, en sus resplandores humanos que saean de su raiz al yo que suefia, ese "fuego reposado". No llevo en mi marcas intolerables, unicamente una linea transversal que suena como un polvo, como un lazo claro. Intolerable es 10 que se detiene, 10 que enmascara las piedras del esfuerzo, 10 que desvia el hambre con una pasajera satisfaccion. La sobrevida esta en el esfuerzo, en la transversal que traduce el esfuerzo en una energia que habita el corazon de hierro de los minutos. Pero a su vez la sobrevida nos agrega a una lueha contra las otras larvas y madrugadas y roces, cuerpos que nos rebasan, y cuyo rastro briHante y humedo advertimos en el sistema del dia. Los otros marcan la sobrevida cuya fuente es 1a fuerza; la marcan con un padecimiento que nos ara, que nos congrega para que. La sobrevida, la fuerza 0 el estuerzo estan marcados pOT un lazo siempre diferente, . . . mojado en la exterioridac1 de los padecimientos, urdido en los temblores vivos. Cada margen que nos rebasa derrama "nuestro texto" en el telar de 10s poderes humanos. Las apariencias consisten en que no tenemos mas que "margenes" . Esta sustancia es variada y esta en el fondo lacustre de la superficie novelesca. La "actividad sustantiva" de los otros -hemos dichoes una derivaci6n 0 una deriva siempre en los margenes, un rodeo mercurial que enlaza el lenguaje a 10s padecimientos exteriores. EI padecimiento tiene una sustancia relativa: cr~ce como una transparencia, como una enredadera, entre chispazos, y luego cede a otra ficcion del yo, se enmaseara en el esfuerzo y en el trabajo, se convierte en el suceso que entcnd~mo~. Pero en tender es una parte, un engranaje de las apancncras: el verdadero "entender" consiste en un uso de la Iuerza, en un dar en el blanco con cl pedernal de nuestro euerpo, en una blancura donde divergen 105 haces del esfuerzo en un 31
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follaje que, asi, multiplica geometricamente los poderios instantaneos que construimos. Las apariencias son un algebra comun: prohijan situaciones, nos Bevan de 1a mana por la calle alas cuatro de 1a tarde y nos dicen al oido, con una voz de angel paranoico, que eso es 10 que hay, y sin duda eso es 10 que hay: pero un haber generado en el homo apariencial, un haber hicido y ordenado esconde otro haber, desgajado del palacio que ese angel ha construido para nosotros y que tiene la forma de una calle alas cuatro de la tarde. El haber de la sobrevida es una cantidad magnetizada que puede enlazar la eternidad de pedernal de nuestro cuerpo con el otro palacio que dura un segundo y Juego se quema: este 1enguaje y estas realidades perseveran bajo las moleculas, utopias, que se alojan en nuestro cuerpo personal y no son el, y por 10 tanto no son nosotros, sino la salida de los "margenes", una salida que nos da una consistencia diferente a la que solemos experimentar en las calles concretas alas cuatro de la tarde. El aqui y el ahara suben como rafagas desde esas moleculas, nos cierran los ojos con una cinta de fiebre, congregan bajo nuestros pies un desierto blanco que se extiende hasta e1 fuego del horizonte y luego exclaman, can una voz marina y con una boca planetaria, que el agujero esta abierto y que la travesia se ha iniciado. En una blancura inhabitual nos agarramos a ese desierto para derramarnos mas alla de los margenes y oir el enorme destello de amanecer que nos anuncia 1a fecundidad de la tierra. Veras lIegar al oscurantista con una contraseiia, el tajo palido de su boca y el reflejo de su barba color ala-de-cuervo en una composicion barroca, sobre todo porque los ojos, hundidos hasta 1a simiente de su quien vive acechante, son un lustroso fulgor que combina opacidad y miedo. Te entregara el salvoconducto, la via libre de su presagio y despues hablara con una voz de aluminio para decirte estas cosas: "Manana nos veremos junto a la fuente rodeada de nard os, ni llevaras 1a piedra filosofal, tus escrituras y el traje gris que guardas en e1 armario de la luna decimononica." E1 oscurantista tendra para ti, al dia siguiente, 32
previa dacion de los objetos convenidos para su usura, el texto de las anomalias donde te reconoceras, el documento para alimentar tus pesadillas, el manuscrito negro para tu negrura. Estara escrito en un lenguaje incomprensible pero ni entenderas, con un escalofrio de placer y amargura, 10 que contienen esas lineas marcadas sobre el papel por Ja fuerza de un pufio sobrehumano. El texto es el sumario de tu duracion: index capitulado con maniaca precision: Residua, Puerta de Vidrio, Simulacra. En cada una de las tres partes encontraras el cielo de tus cosechas futuras, el inventario de tu potencia presente, la virtualidad que se desmenuzo en el pasado y no surgio a la materia de los dias mas que como deseo mutiJado, como resignacion. La cita con el oscurantista es una anecdota precis a encerrada en la almendra gastada del otofio: ahara caminas por el sendero, junto a los setos milimetricos, bajo un cielo previsiblemente sombrio y en medio de una atmosfera obsesionante, repleta de solemnes residuos. El oscurantista esta inmovil junto a la fuente, aprietas instintivamente el legajo en el bolsillo del sobretodo y el pedrusco envuelto meticulosamente por tus escrituras. El traje gris es incomodo, una funda tersa y holgada para tu cuerpo de una flacura melancolica, 10 cual contribuye al clima de la cita, bajo el anillo pulido del otofio, marc ado con ritmos imperceptibles, sobre tu cabeza aterida. La espera del oscurantista, escondida como un grana de vertigo en el aire constante del otofio, se desvanece conforme te acercas, y manifiesta a cambio el duplicado monstruo de sus presencias en el encuentro y el frio apreton de manos, unico rasgo de la cortesia en el helado trato que se cumple. El oscurantista guarda sin verlo el atado que Ie ofreciste, mueve la mana en el aire con un sobre lacrado y despues te dirige una mirada de hidra, como si te recordara par ultima vez las precauciones necesarias. Ves el sabre sobre el nivel del puiio de tu abrigo, como el emplumado proyectil de la cetreria en el inicio del vuelo y recoges el voraz manuscrito, 10 tomas y sientes el helado contagio de la ceguera y adviertes por que los ojos del oscurantista te desconciertan con ese profundo estupor como si fuera S11 rostro un cultivo biologico: El oscurantista no 33
tiene ojos ni manos, ni su boca es un tajo palido: desde su barba crecen cintas que chorrean centellas, la ropa que lleva no tiene textura alguna conocida, la mana que te tendi6 hace un momento es una placa viscosa que gotea a tus pies y la cabeza que te observaba es un jiron de niebla, listado por los reflejos de una sopa maligna. Un lenguaje simula oirse, desliza tintas en el oido y cierra en los rostros una expresion convenida: pero luego resbala rumbo a sus dedalos, informe y ciego, sordo. Lenguaje como disfraz y cereo, blancura . desgarrada del aire desalojado por las palabras dichas, atmosfera que se quiebra impereeptiblemente y separa en su seno el destino y el usufructo de dos respiraciones. Conversar es asi un modo de excluirse, una demanda piadosa del que oye y un soterrado desprendimiento del que habla, escena que reeorre el vacio del follaje "personal", y luego retorna a su melancolia cuando el aire sella de nuevo sus esclusas. En el nivel de 1a sangre se eoeinan palabras turbias, gritos incomprensibles y bellisimos, cargados con una mercaderia perversa, guardada en un almacen oseuro y expuesta en el taller del minuto con un desden 0 una furia para el consumo del tiempo convenido. Conversar es dilatar una ausencia y dilatarse, como en el monologo del exiliado, en una postergacion y una usura. El que habla vende una pobreza y trueca en el sistema de sus proferimientos una percepcion por un disimulo. Asi, el que escribe rescata esa pobreza para el cielo de la pagina, la decora, la finge para un reino diverso, para un baile al que el lenguaje no esta invitado. Pero ante la blancura de 10 dicho y 10 conversado, la nezrura de escribir maneja de otro modo b el usufructo, la censura, las fracturadas costumbres del prestamista locuaz que llevamos adentro, en un subsuelo piadoso y desesperado. Sin salir de ese circulo, combina los diarnetros: escribir es as] convenir otra expresion, visitarla con otro aire, silencioso, con otra simulacion, Eseribir es 10 otro del lenguaje, su fantasma desintcresado que se resigna al asedio de las corrupciones y vende su 34
mercancia a un precio mas bajo. No hay un mejor 0 un mas en escribir, frente alas voracidades diseminadas del "habla en voz alta". Al escribir, 1a "persona" se cierra y abre un lenguaje: 10 inverso del habla, pero escribir sin embargo no es impersonal, sino las preparaciones de una divers a anecdota para el fantasm a que solemos deslizar en medio de la conversaci6n. E1 fantasm a esta ahi, indudable, sereno y desp1egado en su petrea violencia, silabea como un nifio que juega con un pufiado de tierra, recortado en una espera y dispuesto a saltar frente al conjeturaI estallido de otra respiracion en el sistema del habla. Cada sustancia representativa que surge en la escena del conversar se juega de otra manera al escribir. Esa manera es e1 estilo, pero la verdadera fuerza de escribir consiste en sustraer a esa manera 1a representaci6n convenida, En esa sustracci6n aparece, dentro de la pobreza celestial de la pagina, un apacib1e delito, un revoltijo despierto. Al escribir, la persona se hunde en el lenguaje, recorta en este un pedazo sellado por 10 representable y al imponerle una manera en el estilo abisma las palabras en un movimiento diferente. Este movimiento es una pobre combinatoria: fragmentario, el 1enguaje no siempre se recompone al escribir, sino que escenifica su otra manera de despertar, en pedazos, si, pero en la errancia que 10 determina como sustancia modificada para la transgresiva salud de la escritura, un derramamiento que levanta en el cieno de la persona otro fulgor de sonido y senti do, y socava 105 pasadizos exhaustos de la neur6tica socia1idad. Asi, escribir no es cuesti6n de la sangre 0 asunto del precise recodo cerebral: ambas provincias son disfraces de una misma simulaci6n, Jano cambiante en cuya rotacion dejamos de entendernos en Ia materia para escalar el arido sendero de los "tratos hechos". Rozamos esa esferade Ia simulaci6n con toda nuestra musculosa ciudadania, de1iramos en sus pozos de paja, incluso nospre-ocupamos: a cambio de una moneda, en esa ciudade1a de hablar por hablar que s610 es una piadosa desesperacion, expuesta a los humores de la persecuci6n, de la poses ion, de la conquista, del roimiento que afirma, no importa si como victim as 0 verdugos, alas pobres personas que somos, 35
corroidas por los reinos plegados y desplegados alternativamente del yo, por el suero locuaz del Sf Mismo, firmado, autorizado y puesto en el correo durante cad a paseo con 10s otros. Escribir proporciona un desvio, una deriva, incluso una fuga, una fuga equivoca que sedimenta mas que diseminar, que aglomera mas que desordenar, y reconstruye una imagen donde no hay mas que "tratos hechos", Reconstruye la imagen porque ya, como figura 0 perfil, estaba esa imagen dentro de la persona: est a reconoce, en el extravio de si misma, el lenguaje total, nebuloso y fincado en la materia de 1a imagen.
mecanisme de una cabellera. Esparce en las palabras un residuo, cava en los rostros un gesto inesperado en medio del cocktail party, compone la duda en 10s escaparates del desconsuelo. Sus desperdicios Henan 1as aristas del implacable segundero, exhuman recuerdos inoportunos sobre 1a superficie destellante de los ojos dormidos, decoran 1a lucida siesta con siluetas de persecucion 0 de abandono. El des echo es 1a zoologia del deseo, sus tachadas admoniciones, el sistema de garfios que nos explora en el perimetro de las situaciones acostumbradas.
Oculto en mi el desecho sangrante, como si fuera yo una laguna, extensa sobre la realidad concreta y profunda y Ientamente dragada bajo las utopias que el tiempo suele deshojar -el desecho se desplaza en mi voz, vehiculo de su transparencia situada: esta ahi, tembloroso en su desarraigo, vivo atin contra la inercia de la ventana que 10 recoge bajo sus coagulos de oscuridad, rayados por los ultimos y brill antes pedazos del invierno. Un corpusculo de jeroglifo se desanuda en 1as venas del desecho, me bordea, ingresa en mi con un paso resignado y particular, se rehace en mi cuerpo y labra su sangrante dominie en la ciudad de mis labios. Determinado en el estar de mi vida como una posesi6n no deseada, surca el angel de mis entrafias, me empuja entre la marea de las cosas interminables con un poderio desmenuzado y una fuerza recta y calurosa. Retrocedo en el aire, confuso y vibrante de miedo, como si hubiera recibido en plena cara un indicia de infinito -retrocedo entre las costuras ingrimas del desecho y su arboladura de despojo. Solo, solo con esta masa infima, retrocedo en el fuego evidente que me rodea. Bajo el vo1umen borroso del invierno retrocedo con esta marca, y mi retroceder es una desaparici6n, una clausura. Mi latido Iacustre est a impregnado por el desecho como por una sabiduria. ASI avanzo y retrocedo, con un estilo de laguna invernal, en las caedizas y creibles evoluciones del desecho, como un animal dibujado nitidamente en la mirilla del cazador.
E1 desecho es la condicion de la fonna, la punta 0 el esguince que nos visit a en el magnetismo de las enormes horas deseosas, cuando 1a copa fresca de 1a muerte se derrama por el borde oscuro de una eterna desnudez y cuando el ecuador de 1a voz es infestado por las irresistibles fiebres del grito 0 del jadeo. El destello del pensamiento es una punta de lapiz que recorre las laminas prodigiosas de la tarde: octubre cae dentro de la cesura, suspendido entre las armazones de la ciudad y las irisaciones del aislamiento, octubre atraviesa el borde inco1oro de las habitaciones con una luz lineal y un derrame deseoso que filtra las cosas rumbo alas madrugadas del pensamiento, Octubre es como un signo de afue~'a, engranado ., a la numerosa virtud del pensar, encerrado en 1a elaboracion de sus abandonos inmateriales como un principe de pie entre las meticulosas muchedumbres de su jardin discreto. Pero el pensamiento huye tambien a 10s 1ados, por las fronteras del abrigado silencio, se esparce mas alla de si mismo como un frio y una opacidad contra las presencias irrevocables. E1 pensamiento esta entrecruzado pOl' las apariencias, por la delgada simulacion que 10 rodea: sucesos vagabundos que infunden al acto de pensar un icono y una imparcialidad: en sus posibles, el pensamiento se desliza con una conversion de desden y percibe su reflejante girar sobre la mesa de soledad, se sumerge por su propia gotera
El desecho es la particula generadora de la voz y la muerte, reposa sobre el humus monumental del cuerpo, semejante al I 36
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com? una cuchjll~da brumosa en la manana de la tranquilidad. El cigarro ,el1ce~ldI.~O es la fabula en el rostro de quien escribe, una c~rva mscr,lpCl?P que se desh~ee sobre el perfil del pensar y corra Ia respiracion cuando la Imagen se prepara, Iuego la une consigo misma, quien escribe respira con regularidad y se detiene sobre los nombres trashicidos continua y ~l humo que sale del cigarro atraviesa el espesor aclarado del vocabulario, en esa velocidad el proceso anilla otra Iabula Hamada texto, reune 1a tranquilidad con el agitado fluir de la tinta y dos 0 tres palabras oscurecen la pagina. EI pensamiento se extiende bajo un COllOde sombra y a los lados, to~a con un pulso inflexible la negrura del cono y extrae la Imagen, sus manos elaboran esa lenta cirugia desde el borde ineoloro de 1as habitaciones hasta 1a reflexiva manifestaci6n de la escritura. Modo inmediato de la escritura en el estilo de octubre, Un estilo que distiende la nieve palabral y ~ntra en las comisuras del cono de sombra para extraer la Imagen. Sigue octubre, cambiante como una mana que fingiera un mar sobre la tensi6n del espejo: asi e1 pensamiento que tra.smite a la mana ~I suburbia de esta Babel, un andamiaje que mgresa en la escntura y 1a adorna con imprevistas figuras o con tocamientos ineditos. La mana comunica al pensamiento la noveleria de sus rmisculos escribir no es para ella sino la transitiva coordinaci6n de la ' quieta luz de octubre con 1a maniatica tranquilidad que congrega un cigarro con una reflexi6n, todo exactamente acumulado en la tercera posibilidad que materializa el espejo. La carne ?e 1a mano rebasa por los lados a la imagen surgida el pen?amlCnto retrocede ante la aparici6n, luego desand a el ' camino de la retirada y concilia sus 6rdenes dispersos ante el fulgor transversal de 1a imagen: el coraz6n de octubre suena desertico en la escena, convida a la postura filosofica a convertirse en un desorden de nomadismo y ebriedad. El pensamiento brilla en la carne de la mano, las letras pasan por el rio de luz que conduce octubre. G61em la ebriedad en 105 humos labiales que cerean aI escritor. Octubre sigue el curso del pensamiento y se detiene como una persona 0 un prmcipe para examinar la ficci6n multiple
rumbo al subsuelo que 10 nutre, sale de nuevo tensamente cu?ierto por la contradiccion y la duda, se repliega ,el acantilado del cuerpo abismal. El cuerpo se situa en la convergencia del pensamiento y la duda, se desprende con la sombra de la cscritura e ingresa en la desconcertada tibieza que 10 marc6 en el inicio de la reflexi6n, bajo _la. maquinaria de. las contradicciones. Cuerpo ileso pero seiializado por los nesgos del pensamiento, marcas tenues 10 decoran y el palacio fecundo que se junta con sus rakes eongrega la Babel de los nombres en el sal6n de las imageries. Venablo de los ojos entre las estalagmitas del pensamiento circulacion de especies e imagenes proyectadas y tremula~ sobre el muro de la visibilidad. Haees .de sintaxis en l~s ~~sceras c6neavas del pensamiento, reunidas hordas de InVISIblemateria bajo la roea del miedo ~obre la eual reposa el cuerpo, como un segmento. El pensamiento se coagula frente a la escritura. El euerpo que esenbe reeorre la diffcil soledad la leve oseuridad del rasgo, del trazo: ' el pensamiento desalojado y diferido azuarda en los vertices de la escritura con una fo~iada. transparencia, ~ientras las paginas efectuan el otro deslizamiento, en la ultenoridad de la zrafia en el Interior terso y abierto de la literatura. La escri~ura tiene un mo~o de totalidad sin espejo, exhibe la posten dad del pensamiento como una fieei6n es transitiva en su disfraz y reeuerdo y olvido en el volumen que la alienta: suma eontradicci6n Babel inestable que al subir hacia la ~isibilidad pierde el aire de la vida inmediata . y reeup~ra en el ascenso al pensamiento desalojado: entonees 10 dIfIe~e y se postula en la futuridad una imagen del pensamiento y se recobra, en la escena del trazo, una materia del pensamiento y 10 que aparece como una ficci6n es la vida inmediata. ' La ese~itura. es global ~rente a la integridad del cuerpo y roza, al discurrirvIas cantidades laterales del pensamiento incluye los 6rdenes germinativos de este y cruza la Ifnea transversal que anna la vida inmediata hasta la copa de las oscuras sedimentaciones, denominaciones, Octubre se afila contra los brufiidos corpusculos de la ventana como una designaei6n: esta en la nieve de la escritura
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que se compone con todos estos elementos. Abre el pensamicnto, abrc Ja eseritura como una dadiva confusa entre el humo y Ia luz, el andamiaje de la ciudad es una Iertil quietud que prepara 10s crimenes, uiias vindicativas, arrasamiento, Danes de destruccion, torrente acariciado como una bestia por 1a mana dominante de octubre, sequedad sanguinaria que se mezc1a a la patemidad del tiempo y se levanta para destruirlo. El cigarro del escritor se apaga, suena un flujo contra la red concreta de 1a ventana, 1a escritura acerca la carne de 1a mana a una idea resplandeciente, el pensamiento se envue1ve en un olor de sangre, en un olor de bestias v desmoronamiento. Sigue cayendo octubre en la cesura, el aire chisporrotea con las intempestivas interrupciones, la lluvia tiene un tono diferente, el sonido esta manchado por el ca~a,:,er majestuoso del prfncipe que tcdavia sangra, 10s movnmentos se traban en una espera, en un cortocircuito. Afuera la ciudad escribe tambien sobre la piel tens a de la cesura, y se oye un grito, largo y penetrante, que enciende el aire reposado con sus calientes cabelleras, con el monstruo de su deseo. Abre el pensamiento, abre la escritura como si esta1Jara un vacio resistente, abre la cesura rumbo al inconcebible monstruo de su deseo. Fluye algo, da contra la ventana, algo que brilla como fuego contra la carne de la mano, a1go que marca 10s labios con el cigarro apagado, que abre las costuras del cono de sombra y derrama el pensamiento. L
Es la hora en que subsisto en la voluntad de los umbrales, en 1a fantasia de telegramas y telefonos, toda la arcilla de mi cuerpo y mi voz establecida en Ia declinacion de las ropas tendidas a 1a cambiante atmosfera de la ciudad. Es la hora de la noche en que eI polvo se llena de rostros, de fracturas. Estoy de pie en medio del cieno de la hora, conciso y declaradamente vivo, sumergido en mi cuerpo y oigo la yesca de un vocabulario sin rernision, un vocabulario irreparable y pesadisimo que fermenta en el frasco de la inminencia. Es una hora de elevaciones visibles, de trazos rapidisimos.
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(Diria entre la lluvia cada nombre que se, cada palabra que conozco -diria eso con una voz pausada, entre los charcos y 10s arbustos del parquc, . .. 10 diria con un sonido abstracto y conmovcdor.) SI dijera que soy un naufrago nadie me creeria,. . cerrarian sus manes sobre mis manos y, Iascinados por la aciaga posibilidad de un consuelo absurdo, dejarian hundiendome hasta 1a raiz de 10s cabellos. Es una hora entregada alas usos, a los aumentos bruscos. Siento como si alguien me hubiera encerrado en un frasco, 10 cual te hara reir con elocuencia y lentitud. Respiro entre las imagenes, con una sutura de sobrevida, parda y caliente, en el ~entro del pecho, colores ?escienden a mi boc~, t.r~s y ocho fantasm as filtran su tedio en eI suero de rm VIVlr. Es una hora recuperada para la muerte, con pa1abras cuyos restos errantcs han escogido en mi un rincon anonimo para traducir su peso en grito. Una redonda multitud, una argolla, una cripta pasan junto a mis tartamudas formulaciones, . despeinada y magnetica maleza, estacionado en 1a doble fila del senti do cornun meto la mana en estas aboliciones y me concedo un largo reposo junto a los mudos muros. Y mi brazo civil alza can zesto firme la copa de la vida cotidiana, y saludo y me voy y dos horas despues vomito bajo una luna lirica. l,Que fiesta se tendra que iniciar, oh sucias estolas, tenedores amargos, camisas conmovedoras? Cuaden~os deshojados, jardines fries, parques anonimos, l.que me concierne en la hora solemne de 10s temas politicos? Gotea un verdugo, siento el tapiz de sus licores torturados en la inerme y peruiltima celula de mi talon, en la carnivora situacion que ha traido mi cuerpo hasta aqui, me muevo con un recelo infinite junto a las paredes desconcertadas, rumbo a la hoguera de la puerta, el verdugo merodea devorando a los gatos, surge enorme y multiple, todo adornas de lumbre,. todo sella.s de s?m?~a. Toco las laminillas debilmente encendidas de rm respiracion para apagarlas, paso junto a1 verdugo. : '. me meto en el espejo, es la hora del lobo y la moneda esngia me destroza las muelas con sus metalicos hervores, un lapiz me
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atraviesa un pulmon, mis ojos enlazan en el cielo un bustr6fedon para mi cena de Baltasar altivo y negligente, mi manetecelfares arde sobre 10s muros de mi mana y despues de una voltereta caigo de pie en Ia arena del circo, en medio de ap1ausos desganados. Alrededor de rni 5610 yo mismo, cicatrizado y solo como en un charco s6rdido. Nadie ap1audi6, e1 circo es i1usorio, vuelvo a tejer mi voltereta, regreso a 1a camara del verdugo, retrocedo, soy un miedo helado, busco 1a hoguera de 1a puerta con 10s talones incendiados, oigo tu risa insoportable que llena 10s preparativos de Ia fiesta. Esta fiesta tendra que iniciarse, dices can voz remota, pero recuerdo mis vestimentas de Baltasar en el arrnario de la costumbre y cautelosamente me rehiiso. Que hagan sin mi Ia fiesta, yo me he concedido "un largo reposo junto a 10s mudos muros". Ouiza manana pero quizamafiana es un cartilago insoportabIe que con spira contra mis deseos de hay. Tacho Ia procrastinaci6n y pongo una gasa cuidadosa sobre mi vocabulario, herido despues de esa palabra. Oh cielo de otofio, pregunto desde e1 endeble romanticismo de 1a terraza, l,que es esta fiesta, este frasco, esta preparaci6n sin mi? Ire a 1a palabra que iba a decir: cuando llego no hay nadie, l,que ha pasado? Pasa el cielo de otofio con sus corolas mediocres, pasa el cartilage conspirativo, pasa tu risa congelandome, y caigo de nuevo en 1as imageries, donde respiro con una fingida serenidad. Pero est a fiesta tendra 1ugar sobre la tierra, aqui, aqui mismo, con una hoguera de carne nueva y un roimiento de las "viejas costumbres", todo barnizado par una crueldad inedita y repleta con 10s destellos de una propagacion virtual, que coincidira con 1a arcilla de mis imagenes como una primavera coincide modernistamente con su primera flor, 0 el verdugo coincide con el miedo de mi conge1aci6n. . . 10 cual vue1ve a sellar tu risa contra mi muda cara, contra mis deseosas pa1abras que atraviesan una fase lunar en que 1a mordedura de tu eclipse, de tu burl a, de tu sarcasmo directo y presuroso, me clausura con un chasquido de navio encallando, con toda su carga dificilrnente equilibrada despues del "accidente", como las tambaleantes cad eras de una senora gorda que titubea,
de pie en el antepecho de un vigesimo pi~o. . . ) , La fiesta sera un tigre descomunaI, esto 10 dices para rru lcngua cercenada: la fiesta sera un mo1usco resplandeciendo contra rui paladar, un pcz inconcebib1e, un reptil derrltiendose . por 10s confines de mi cuerpo. La fiesta s~ra nu lengua . cercenada, puesta como un sol sobre mis manos elocuentes -esto 10 digo yo.. ,. . No si Ia idea de la fiesta, ic.ua1 fiesta", COlll:lenza a entusiasmarme con una embnaguez mconvemente .. Si decido voltear lentamente y ver tu r~stro, la plemtud de tu boca, la humedad astillada de t~s labios ,. entre las casas que octubre h~ traido has~a aqu!, Sl veo t~l cara en el asedio generoso del aire que respiras, si me muev 0 h~ati . sin engaiio y sin sufrimiento, si toco tu carne situada en e1 oro fluido de mis deseos y si a1 tocarte veo y siento que estas sabre la tierra con una materia provisional y fuerte, , . construida como una sedienta primavera para. nus 1ablO~ insaciables y para mis manos enteras y luminosas, y S.1 me ves y sientes . . ., del mismo increible modo VlVlCpdo sob!e 1a ll!,ma, Sl no~ tocamos bajo la roca del mledo,. bajo e1 vl~n,to de hierro de la vida con una pureza que nadie nos enseno, , . . si nos tocamos para entrar uno en el otro, el ardiente vestigio de Ios preparativos, ., .s: la enorme y terrenal migaja que anuncra Ia fiesta se encendera como un centunetro entre tti y yo, , . empujara 1a masa de este confuso octubre rumbo a 1a fabnca de su energia deseosa, deseante.
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Imageries, imagenes. EI cielo despejado. Lineas de silencio entre las devoradas 1etras del tiempo. ,. EI frio es un desconocimiento: mover 1a mana ahi es agitar un fantasma par el borde de su capa de niebla, atravesar el cuarto con una frase dicha al azar es remover de la propia voz un grano de oscuridad y establecer una sombra mas profunda aun. ~ero las ima~enes dan otra especie de sombra, una 1uz animal y o~gamzada , contra la cuadricula del pensamiento. El cielo se dernte por sus quemadas lindes, primicia . de sus imageries: en 10 alto se enlaza un hab1~, un lenguaje sellado por el agua de1gada de 1a lluvia vemdera. 43
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Proximidad en imagen cuando la lengua se proyecta sobre 10s muros y Ias paginas, los Icnguajes rebasan la esteril monotonia. el aprendido salmo. Imazencs como mimeros, ~ cantidades .magneticas que hienden Ios campos del saber Ins fracciones de Ia meditacion a solas. ' La mana que se mueve es una invencion un licor de cifras un instrumento que se c1esteje al aplicarse a sus objetos, ' como. en un cIi~a de lejania 0 de suefio, frente al mar y recitando 1a silaba de Ia Iecundidad,
voz se enciende en este pecho oscurecido:
ahora el fantasma
ya ticnc corazon.
Una palabra se quema, sus letras ard~n contra la nocl.ll': blanca v silenciosa de 1a pagina: esta ceruza, pues~a en rm bo~a. Toc1a esta vclocidad es tan solo un umbral. Sicnto que rms palabras son el residue de un entretejimiento: un Irazmenro venda do sabre la costura contmua de la o. ." enunciacion. Las palabras son aguj as puestas en el aire: ~e inclir:an, desaparecen, dejan una huella os.cura 0 gns. E1 aire las sostiene, las pule, las entrega sin esperanza, con una sorda voluntad de trasiego. _. La boca del dicente es una raya confusa en Ia marana del hem po. El dia es azul y caliente: con mi razon de tiempo y luz escribo, sobrevivo, como un gladiador insensato. Abro 10s ojos frente al espejo, me desdoblo en una luz de borde sucio, en medio de trapos enredados y paredes oscurecidas, y 1a distancia entre el azogue y esto que llamo "yo" se dispone en un orden simetrico totalmente humano, pero al final . . no recupero de 1a experiencia sino mi cara de .cosa, nn sobria magnitud, mi mas a fija. La palabra e~ un fll.amento entre cl espejo y "yo": habl? .a ese r~fl~Jo, y mi voz es una astilla que PUIsa la superficie de vidrio, . ., El dia se gasta en mi con un reposo t~nso, como una repeticion o un vicio en la blancura de la realidad. Apenas un milimetro de mi voz en el espacio del limite corporal, en la distancia teiida de uno a otro de los costados, en la masa que det~rmjna el espacio del sujeto: la voz rompe contra la escollera del "yo", . se rehace en el aire respirado, marca la neutra solidez de la vida. El aire esta ocupado copiosamente por e~te contagio infinitesimal, sonoridad labial desprendida en 10 oscuro como una brizna de metal profundisimo. Estas palabr~~ ~ecorren la placa de un lenguaje igual que ~n fuego de arhfl~lO signa el cielo despejado. Este lenguaje esc~nde un estilo, una imagen descrtica Iertilizada par .Ia sono!ldad,. . un oro inrnovil cubierto par una tmta de incendio. El estilo brill a en el contagio como un esguince. Un lenguaje esconde un estilo, no a la manera en que un gran drapeado esconde el grana del deseo
La ll!ano se mueve par el cieIo c1espejac1o, Iiguracion, imagen. Desciende el mundo sobre la mana: e1 frio es una estria invisible puesta en 10s dedos la ,circularidad de la presenc!a' finge un segmento de imagen: esta se prepara como un ciervo, lee como en un bosque 1a indecision de Ia mano metida en e1 ci.e10 despejado y en busca de su ardiente posible. La ~magen-clen:o se desprende can 1entos pasos hacia 1a fuente, el circulo hundido de la presencia se recoze como un fingimiento, ~ el bosque de 1a mano se enciende bajo el esplendor que se anuncia. Lejania 0 suefio, y e1 mar: en el jardin, rosas que son rosas y el olor de Ios de1gados ciervos en medio de la rectitud de la lluvia, El mar esta en el ojo del ciervo sobreviviente, la lluvi~ es un dios deshecho, un deseo que despierta -el ojo del ciervo rodea a 1a persona, flecha en el circulo de 1a presencia . su "cantidad hechizada". El ciervo sobrevive atado a la palabra que 10 designa, y esta palabra es el broca1 de la fuente. La imagen haee visible Ia con~entra~ion del segmento que se enlaza ahora ala. circularidad de 1a presencia, desconcertada en el don de un cielo despejado que es ya directamente el mar elaborado en el ojo de 1a sombra animal que proyecta la lluvia sobre la mana generadora. Frente al mar, el frio desteje sus fantasmas, el ascenso de la sombra sobre la linea silenciosa del horizonte agrega un vapor de divinidad al acto gcnerador. El segmento conccntrado toea el peJaje ardiente del ciervo, el esplen~or quem~ c.l decorado diametro del circulo presente. Hay una Imagen: SI digo la palabra [antasma, la particula de mi
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(,Como coexisto en 10 que eseribo? Frente a Ja duda, cxtraigo la colocacion que me anuncia en el espacio: el cuerpo, sus ensamblajes, Ia mortuoria vasija de su derroche. Hay UII deseo, SI, un hacia cuyas lineas .' _" toco bajo los derramados palacios del pavor inmediato. i,COnlO coexisto y sigo al morir escribiendo? ~e que call?, . que el disg!'cg~~o sile?cio 9uc se desliza en la tmta labial, cuya derivacion esta aqUl, , .., devora en el instante mismo en que sale de mi a rrus imageries, m6rbida operacion del narcisismo .' ., y reflejo del espejo ilusorio. Sigo la cuenta de nu repeticion como si fuera una naturaleza~ . . . " . el teatro de mi rezuma pedacerias de bajo precJO, nu maquinal diadema" esta exhibida en la socialidad , como un otro necesario. EJ despliegue lateral que en mr humea es una disimulacion, el centro esta enlazado con el proceso del simulacra.
-sino como [a reticencia 0 el brillo de un plicgue: eso es el estilo, un modo de plegarse el lenguaje. Abro 10s ojos de nuevo en eJ desapacible simulacro, escribo estas cosas que han sobrevivido a la vigilia como ciervos despues de una fatigosa caceria, Coexisto, sigo: Vesubio seco, humero formidable. lDonde te encontrare, por un rodeo que pasa por el jardin euidadoso, entra en la soga que freeuentabas, toea tu angustia 0 tu des den para entregarme a tu cercania como un dato forjado en donde? Coexisto en ti con tus imageries, el reino de mi sigue tu paso. Seguir asi, aSI, oyendo el irresistible mundo que me otorgas, indemne como una primavera con las alforjas que gotean perversidad y reticencia. lComo llegar hasta los surtidores del simulacro, desatar el arenoso instante que muerde el tiempo consumido y avanzar luego hasta la raiz de mis nervios, sobreviviendo? Esta es mi escritura, decorada con mi humor mercurial. Estas son mis palabras para ti, despues de tanto tiempo, de nuevo cargadas con el sediento perfume de las imagenes que desearia congregar. Es un posible todo esto, pero coexisto en ello con el ingente mar de mis contradicciones. Y si algo muere en mi, queda Ia fascinada basura que frecuento, el mesmerismo que conoees. Cedo a la muerte en rnf 0 me retraigo para seguir sobreviviendo, desmenuzado par la mordedura de Ias costumbres, y me pongo en Ia boca del tigre, pospuesto en la muerte que me determina para seguir huellas exhaustas. EI simulacra somos yo y la persona. Extiendo e1 privilegio de respirar este lenguaje, escribo con una escena personal a mi alrededor, el yo es una desintegrada disminucion, agrego a todo esto las necesarias palabras y salgo por el reyes de la situacion para despues olvidar 10 que nunca he sabido. He traido a Ja escena mi boca 0 mi costumbre, todo 10 iguala el gasto de un Ienguaje: 10 extrafio es el nivel donde nos encontramos, cad a uno perdido en un follaje determinado del jardin cuidadoso.
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E1 vocabulario es pr.ologaJ 0 derivat~vo, un (d~stello en la oscuridad necesana y una sombna estadistica en la membrana del mundo. Cada palabra tiene usuras espaciosas, fraudes, usurpacioncs,. , pulsos frecuentes y ensimismadas magnitudes. El prologo de un vocabu1ario es una manera de dar el mundo, 1a derivacion de las palabras es entrar en el mundo sonando f'" '.. equivocamente, c?n to d.a una "f"110S013 ., 6valo literario la circularidad de la p~es~nc13, l?fleXlOn que se anaza en el acto que la eonsuma: elipsis 0 es1110 . rec~rrido por las usuras del sentido y por el contrasentido del
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gasto. 1 . 1 Si el mundo es "la mancha en el espejo", eJ eng~laJe y a , escritura son la materia que 10 contesta, agregandolo a 51 mismo en sonoridad 0 gratia, derramandose. . . En eJ peso de todo simulacra .asoma el naufragio de cualquier escritura dispuesta a convertirse en su propia ho&uera. Si no se juega la verdad solo se juega el eont.rasentldo, porque mas alia solo esta Ja estadistica tenue del. sm~ulacro. El otro que se agazapa siempre asoma, sa~gUlnano, ~s el tcrcero en juego para la carne perso~al. E1 m?,tc:>docon,:lste . en ver a 10s ojos esta cara del SJ111UJacro sin engano y S111 sufrimiento" . El simulacra gira, "hurnero formidable". Lo~ licores del simulacro estan puestos en juego sm engano,
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y la embriaguez de la "verdad" osatura de una ilusi6n.
no es mas que la dernorada
He aqui los hermosos aullidos de la vida, espinas en el culo y un despilfarro genital untado c<;,n sus 61eos~d~monios a la ladera del cuerpo: al demonio las complicidades oscuras con el simulacra celestial. arrojemos estos puiiado~ en !a boca terraquea de} suefio y . regresemos a la ferocidad mvasora COIl que salimos del polvo para sentarnos, ardiendo de deseo como unos condenados, en Ia mesa de la reuni6n. El orden de un octubre manchado se detiene. Hay una Iastimadura, Relniso el sufri!lliento. Ahora dejo de escribir, silencioso como un vocabulano. Ouedo a 1a deriva en medio de las inagotables reparaciones del simulacro, nivelado , en el mons,truo que no cesa y se le opone. Se que en nn algo se prepara a preserva. Coexisto y sigo.
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Capitulo
2
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RESIDUA
Hay arboles bajo la terraza, recipientes arcaicos don de 1£1 madrugada se amplifica como una exclamacion,. ~eres domesticados para el uso de un sistema de percepcion que los entretejidos hurnos usureros del mundo . . comercian como una baratija para su testimonio. EI ahi de estos arboles conversa con un despliegue orlado porIa elocuencia de la madrugada, es noviembre. . como un ciudadano que entrara en la red artenal de m1S palabras, un mes doliente que semeja el apresado fulgor que se enciende ojos adentro como una guitarra con las cuerdas tajadas. EI fulgor de la guitarra la metamorfosea en laud, en quelonio, en cebo para las cacerias de novie~bre: el guitarrista cae en las redes del mes, un sucumbir de bagre boquiabierto en la imagineria poetica. Cebo y pres a, la gu~tarra exclama bajo los arboles como bajo un mar de naufragios intempestivos. . Es la pirateria de los arboles, royendo el hueso bajo la terraza, como un perro fiel de noviembre, como una desdicha vertebrada, seca y Iongilinea, pelambre suelta detras de 1a caricia que ofrecen mis palabras. Suceden los arboles en el mundo similares a una costumbre, extensos y ramosos como estas palabras, escenarios . para que aparezcan los arboles con sus aes acentuadas y sus eses congregadoras del plural. ,. . . La terraza es simplemente la maquma de escribir 0 la carne de 1a mana con la grafia de los arboles construyendose bajo 10s rios de un lapiz, escribir arboles 0 quelonio esconde una pasion, disimula una corriente de signos como naturaleza en la red olvidada al in stante de un vocabulario circular. El circulo de 10s arboles tiene como diametro a mi vocabulario, el follaje de sus elevadas poblaciones equivale a los signos de la ortografia, su ram a izquierda corresponde al ojo izquierdo de Ia cabeza derecha y su rama derecha se inclina sobre la imagen que se fragua en la pupila concava del ojo derecho
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de mi cabeza izquierda, lugares donde ducrmo ciudadano y donde colecciono mi museo inesperado, en la boscosa percepcion
mi siesta de de la vida.
Abierto como un lago, reflejo eJ curso de 10s enigmas con una esfinge en cada p6mulo, mis dientes son las extremidades de un crimen y mis pies anidan provisoriamente en el humus de una calcinaci6n genesica y terrenal, cuspide inerme donde se astillan las tormentas futuras. En la "boscosa percepcion de la vida", escarbo en el arbol mas proximo para descubrir las navajas vegetales que abren el cuerpo dormido del cosmos y mezclan rni alma instantanea con el ritmo del mar, en los tubos de ensaye de la ciudad coronada por una playa negra. La playa entra en el bosque con la naturalidad del arnor, en Ios follajes hierve un gernido que se arnplifica en los corredores de altisimas conifer as, la playa se abre como una mano sobre 10s escondites del bosque, playa y bosque se tocan con un chasquido cavernoso y los humeantes rnariscos se yen frente a frente con los castores y se enlazan 10s chillidos de bosque y playa con un rumor que crece sobre las rocas y Ios pedruscos y se extiende como un eco irisado sobre 105 reinos animales y las esca1eras de las rakes subrnarinas y los pasillos de lodo que respiran 10s fundamentos del bosque y el coral espacioso que ondu1a en la raya de superficie del mar que lame la playa negra y palpitante, la playa donde reposan 10s desperdicios irregulares, y todavia chorreantes, que el mar ha arrojado como un don para la tierra firme, el bosque arde con millones de ojos que tejen un sistema de vida implacable y feraz, y junto a bosque y playa, marcando el borde a fuego, los limites de esas nupcias, e1 fulgor del sol inscrito en las laminas de las cortezas y en cad a grano de inescapable arena, el sol fijo que luce como una enredada adivinanza su halo mistico, el sol exacto como el oro necesaric:i depositado en las cabelleras coincidentes de bosque y playa. Pero bosque y playa son la escena que el sol decora con un fluido diurno e inmediato. El lago es una sombra indirecta, escondida despues, siempre despues, del recodo explorado por el sol espeso de realidad,
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el reino de un lago respira con una cadencia dire-rente, con la insistencia de una sangre ligera y funebre: el Iago, abierto como yo y marcado par el "curso de los enigmas", cl lago dondc coincido con mi propio reflejo de modo que el tajo ecuatorial que se enciende como un asesinato en medio de mi reflejo y yo crea un fulgor otro que viene a ocupar milimetricamente el espacio que el sol abandon6 para silenciar el discurso del lago. Un lago no es una idea extinta 0 una voz muerta sobre la inerte superficie, sino otro modo de la ferocidad, un suefio que muestra los dientes como si fueran las inmunes "extrernidades de un crimen" la cerradura de un lago esta en las palabras del viento y en Ia esparcida fecundidad que se abre como una pregunta de himno en las ropas de la oscuridad. Lago reline bosque y playa y 10 que en el alienta esta en el traspaso de un costado a otro del dicente: esa palabra que rodea la voz recuperada sale de un travesafio repleto de reminiscencias. El grano de la palabra sale de las tenazas invisibles del lago. El pensar esta suspendido en la capa inasible del lago, el pensar se tensa en un pulso de las orillas y desborda al lago, vuela por Ias paredes y he aqui un vocabulario Iacustre, un discurso rebelde a la "forma consagrada", un espacio que se repite con obstinaci6n y frecuenta el mundo de las apariencias para atravesarlo, para atravesar Ias apariencias creando un "fulgor otro" que socava el mundo de las paredes y salta a1 Otro Lado, deja desmoronada la barda Arana 0 Gorbea, se situa en 1a confluencia de pensar y decir y recibe la noche lacustre con manos beneficas e irisadas, como el ojo se sujeta a Ia escritura para darle un relieve de infima luz que hace ingresar la escritura en elpolvo edificado del ojo. Escribir es rozar este lago con una mano fertil, darIe a Ia forma de la lTI8nO un perfil 0 una hipnosis que la hac en cambiar hasta darle espesura de pufial 0 afilado grafito, tintas, arena especular, goteos de lodo terrestre, gises oblicuos, tiza de naufragio -hasta que la mano recoge la cosecha de un lago y escribe de un modo inmediato, en el aire 0 1a pagina, sus nombres recuperados y el vocabulario 1acustre hace a la noche una operacion que 1a deposita en la madrugada, 51
preparandose. Estoy abierto como un lago, como un sefialador en el cuaderno que el mes hojea con una piadosa curiosidad, el sefialador esta tirado alas orillas de una barda Arana, y yo 10 recogf para darle ese humedo testimonio de nuestra semejanza, un pergamino para que el mes imaginara un cuaderno 0 un poema para sus juegos. Estoy abierto como un lago, preparado como una receta en las madrugadas del mes, como un instructivo para que alguien construya con las sangrantes piezas de mi cuerpo un mecanisme que entre en el manifestarse del lago, a1 modo de una embarcacion que trajera hasta las orillas de tus ojos un polvo con recuerdos de playa y de bosque. El estruendo quietisimo de un Jago siembra en la cercania de tus ojos una hilera de 6palos. Un lago esta bajo el collar que tus manos mueven con una vehemencia nerviosa, mis manes se acercan al fulgor que te cubre y desentierran esa imagen del lago para ponerla en la fabulosa lengua de los dias. La calle me rodea como un alarido, espectral y disminuida por el bullicio, entera y sordida dentro de los manchados matraces de la ciudad oseura, con, una vestid~ra de mistagogo atravesada por eseaparates, formulas olvidadas, tumbas que se entierran en el diapason del aire que vibra entre los cuerpos confusos de los transeiintes. El verano es un abismo donde mis manos cristalinas plantan flores de hierro y el calor se extiende como la siesta de un dinosaurio. La calle esta sembrada en mi, es una proposicion de vida hirviente y enredada que lanza sus quillas y sus redondas exclamaciones en medio de mis arenas, sube hasta mis ojos con un chasquido y arma veloces imagenes en las junturas de mi retina, fragmentos y perfiles que dolorosamente se quiebran como almendras de oro y expulsan un germen 0 una fila 0 un edificio de imagenes rotas igualmente desordenadas y dolorosas ' que cada vez me dejan con un amargo gesto labrado en Ias
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y un entintado fulgor doude se irnprimen las visioues vertiginosas. El verano ha llegado con un vuelo concentrico, dcsccndia pm una ladera polvorienta y barroca y se ordenaba en los huesos con una precision de jadeo y cefiia mi pecho can un brillo continuo, con los numeros misticos de sus olvidos y sus invocaciones. La calle es una ventana 0 un telar, en ella me enredo y mi ovilla se mezcla con los desprendimientos que incita, enciende, extingue, bajo sus letras arden los centimetros como una exclusion rodeada pOI un azur de misterio y de naufragio. La calle es el naufragio del verano, el mar donde se une 10 que rodea a la persona con el fondo coralino de la muerte deseada. Cada cosa que vemos alimenta el esplendor funerario de la calle. Sobrevivimos en medio del verano como autos estacionados en una hiler a de met ales calientes y mecanismos arduos. La calle suena como un corno! como una pastilla que arrastrara por la garganta del enfermizo una confusion de cadenas, rumbo al calabozo del estomago, La calle resuena con arida sensualidad, alza entre 105 arboles deciduos de los barrios un emblema absurdo. La calle es adanica, atravesarla es abrir el curso de una espera y sentir en la piel de las piernas el tijeretazo del atropellamiento po sible, exactamente como el nadador siente en las desnudas pantorrillas el acuchillamiento seco y humedo de sangre del tiburon que podria atacarlo. Pero la calle es adanica porque en ella estan los alfileres en cuyas cabezas caben doscientos paraisos y esos alfileres son los rayos del sol a de la luna 0 del gas neon encendido, todo 10 cual constituye un sistema de alumbrado artificial 0 natural para el adanismo terrible de la calle, un adanismo que nos descubre desnudos como maniquis en los escaparates 0 con la boca abierta sobre los frutos solares que la ciudad prepara para sus condenaciones fulminantes, ejecutadas con un estruendo breve en media de la calle, desnudez y fruto son el adanismo de la calle: desnudez al atravesar la calle entre los cuchillos de los automoviles y fruto de los deseos que imprimen al paseo 0 a la caminata rumbo a la Cita un jugo ansioso repleto de una directa
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EI hierro del tridente Asilo celibe, ondular de cardumenes. nubJa el corredor neptuniano, un circuito donde los esconditcs son una forma de silencio, lacres en las branquias, oscura solteria . del animal deslizandose por una pulida repisa submarina como un hila de cera. El asilo es un plegamiento que se abre como una valva frente al peregrinaje del animal soltero, sin cesar hostigado par 10s cardumenes ondulantes, El tridente cae vertiginosarnente desde la balsa que es el mar, la balsa carenada con 10s mstrumentos punzocortantes de Ja masa continental. E1 ,co~redo~. neptuniano es un magma fecundante que toea el limite roJIZO de 10s continentes rnanchados de ciudades, taladrados por las estrellas del deseo. El anm~al llega hasta el asiIo celibe, se muItiplica hasta el tamano de su deseo y afiIa los instrumentos punzoeortantes con eI vaho que asimil6 en el corredor neptuniano, una nube de signos rojizos que hace deslizarse la cera de su trayectoria hacia las manchas estelares de 1as ciudades dispersas en Ja hipnosis continental. Los. cardumenes osciJan como un pendulo esquizoide: son Jas ciudades perforadas par 10s rodeados Iiquenes de las estrellas y e~ su Iertilizada propagaci6n el animaJ reconoce 10s sellos 0 signos de su deseo.
primera persona. Pero en el proceso del ocultamiento las personas constituycn un anillo ficticio: al ocultarse en las reticulas del deseo, el anillo se abre en Ill! con un ujustc sonoro y azul que me deja tirado robinsonianamente bajo 10s riscos de mis limitcs. Ocultarse no significa nada, cs un despegue fluvial . o una aceleracion de la maquina descornponiendose.
El ocuItamiento sefiala mis Iimites, un derrarrie polar donde me desconozco y s610 ,,:eo al tercero que. carnina, a '". lado, concreci6n de 10 que exammo con una curiosa reticencia y velado par Ias excrecencias-martillo que me oprimen contra el yunque de la materia -ocultarme significa restar a la pureza que me haria "salir a
Cuando conversamos en 1a terraza y abajo 10s arboles organizan su fluido ramoso, y ademas eI cabello que te c~bre la cara con una frescura misteriosa brilla de improviso, siento en mi 1a astilla de la vida abriendose como una viscera, e1 punzante dolor de estar vivo me rodea como un grito exhausto y to co las vendas que rodean mis 6rganos como una vestidura amenazante, pero eso no tiene nada que ver con la muerte 0 la espera 0 el destino.SenciIlamente se que estoy vivo y converso contigo en la terraza, mientras eI aire de la noche se cierra y brilla sobre nuestras cabezas y anima el cabello que te cae sobre 1a cara, de modo que 10s arboles f1uidos y 1a incesante astilla que me desaarra -todo eso, todo cntra ~en 1a conversaci6n. Pero hablar no es la palabra que sefiala 10 que sucede, 10 que sucede cs un proceso de Iantasmas y liquenes, un mecanismo que se
escena"
un grano de blancura, una raya de invisibilidad. Pues 1a pureza en mi es Ja invisibilidad: en verdad estov sucio, cargado como una maquina por la reticula de un hacia, - el del Deseo. Asi, ocultarrne es desalojar en mi a la invisibilidad, ponerla a un lado con las escobas de mi deseo, y proponerme en 1a escena polar como una sezunda persona marcada ~ par eI cleseo nostalgico de rcgresar al scr entintado de la 54
Al ocultarse Ia letra que soy en el texto del mundo, el entintado fluir me deposita en el polvo seco y arido de la inexistencia, me oculto detras de ese fluido con una descarga espesa, lejos del narcisismo y sus precedidos cortejos de jardines, de sus archipielagos de azogue, de su espejo invernal decorado con el rio de la carne. . .. Pero si es verdad que en ese proceso las personas son fiCtIC13S, el narcisismo alcanza un encendimiento de polvo que 10 transforrna en otra "cosa", 1a desearga que soy en eI oculta~iento se eng~n~ha a cumbres inconocidas -algo le ha ocurrido a1 conocimiento. Ocultarse para mejor desear, ser el voyeur que no es una persona. El humo polar es una caja confusa, un trapo ocultista. Trazas de nieb1a frente a mis ojos que ya no son mis ojos. EI proceso no se detiene, siempre esta aqui: ocurriendo.
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cierra en mi, en mi noche entrafiable, para abrirse luego, sangrando, en la vida del exterior y me ve.
que veo
Esta manera de estar vivo, impredecible, como se imprime en el paladar civilizado, como extrae de mi 0 10 que creo y llamo yo un arsenal de trap os maltratados, empapados, turbiamente afilados y me los pone junto alas manos y entre las piernas -y entonees se que la brisa, el cancer, el silencio, la duda son como ejercitos que sitian la ciudad que "soy", este dolor que me recorre con una desesperada precision, me deja inerrne en medio de los acordes increfbles del mundo. Pero es que la brisa 0 el cancer, cualquier cosa que no es yo, son "10 que esta ahi", pero ese estar-ahi no participa de mi vida: me cierro como un guante vacio en el egoismo de estas declaraciones, y cuando veo tu rostra vivo sobre las mortecinas baldosas de la terraza veraniega, en medio de la fertilizada noche, se que no es egofsmo y que si 10 es, por una mer a casualidad de olvido, 10 necesario es negar al Sf Mismo para entrar en esa circulacion forjada par una fuerza "inedita". Vienes a mi con tu rostro y la confusa mancha de tu cabello que decora el reino de tu cara. Vienes a mi que vivo ahora, sobre esta terraza, mientras 10s arboles ignoran que me refiero a ellos can la palabra "mientras", y el espesor de la vida nos reune a todos, a todo y alas manos con que escribo esto. Y cuando cierro mis manos sobre tus manos, la noche gira como una ceramica, el aire que guarda el frio del minuto se desliza como dedos de polvo debajo de tu cabello hasta el centro ansioso de tu nuca y entonces se que debere rodear tu cuello con mis manos para comprobar que vives, impredeciblemente, igual que yo, como un perfil oscuro que 10 que "esta ahi" hara brillar con una numerosa Iuz, can un agua planetaria y serena que nos dejara depositados en la terraza don de conversamos, viviendo. La semana continua, es una placa inexorable o un dique caudal que me lleva por las orejas rumbo a los rincones prohibidos y me roza Ios labios
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con sus vocabularios vegetativos. La semana es una realidad inmersa en las antesalas del tiempo y se despliega con sus instrumentos estadisticos, En la semana se provee el ciudadano de "todo 10 necesario", un viernes resulta en sus organismos y en su costumbre como un palacio dcsertico pero lujoso todavia, una caverna de emocionada espeleologia. EI miercoles imprime en el pecho del ciudadano una definida exigencia, una pasta de sales y un habito de estremecimiento. Los dias ovalados, eletantiasicos, plegados contra si mismos, se entregan en la mana del segundero, en el calendario maltrecho, en los cartapacios del ciudadano que cia vuelta alas paginas y lee en el reverso cle las caminatas un surtidor de imagenes clecoradas con la ceniza cle su muerte futura. La muerte clel ciucladano se cia la mana con el segundero que recorda las lenguas de la semana, el ciuclaclano se extingue con un suspiro cordial en la balsa ennegrecida cle la semana, Ios dias avanzan contra su muerte y la borran como una "pis ad a en la playa", e1 ciudadano se eleva sobre la longitud sonora cle la semana y, ya muerto, hace flamear su cadaver por encima de 10s tejados para que se vean sus facciones adormecidas brillando intolerablemente en el reino magnifico de otra duracion, la Semana de la Muerte. Pero la semana produce en mi un almendrado sendero, una ojiva de sustancias equivocas, una pagina fria donde mis huesos arden, un abismo que acechaba en la elocuencia de mis piernas rozadas par el miercoles. La seman a se inclina en mi con un lenguaje espeso de irrealidad, es un marco fijo de tiempo, un anillo circundado de sefiales que rompe contra mi sobre 1a linea del horizonte urbano. EI fueso de la duracion se anuda con el yeso de mis rostros, la imagen de la semana es la ienaza que no suclta mis visceras y roclea mi carne con una seca tulguracion. Abro las manos en medio de la semana con un gesto desprendido, azorado ante las armas del tiempo 57
Y
panoplias espcluznantes: coleccionaclo para el tiempo, el botin cle mi cuerpo, el beso enorme de rm deseo Y Ja sensacion de vellosidad sobre toda mi piel cuando eJ mieclo, la sorpresa 0 el sufrimiento me rodcan, me t~)Can con SlIS habilidades de Iatigo, con sus lentcs reticula res 0 con sus espantosas minucias invasoras.
bajo la cortez a cerebral, y luego bajaron con un silbido fulminante hasta el pow de los pies. As! la persona inicio su camino, se puso en movimicnto entre las imagenes crecidas del aire invernal. Ha lIegacIo hasra aqui, suspira can un orgul!o saludable, celebra el paso y la continuidad del mundo. La persona guarda un resquicio, una puerta. Su percepcion se agranda en 1a graved ad del minuto. Todo 10 que esta firmemente unido bajo sus pies es una exhalacion, es una emanaci6n que ata sus sentidos a la coutinuidad del mundo. La persona es el destello que se genera en el enves de las tinieblas, una figuraci6n sentimental que toma el perfil circunstancial, una Ietra universal que se quema sabre la pagina del ahi: orden que la materia dispone como un encendimiento, en los teatros durables de cada momento ---abertura clonde se manifiesta el amasijo de 10s dias, margen que sobresaJe de 10s instrumentos que el mundo-Iaboratorio deja tirados despues del experimento. Abertura 0 margen, la persona es una red que se une a1 mundo can un paso terraqueo, sordo y formidable como la creaci6n de un acantilado. Abertura que orla el ojo-espia can una fide1idad inmediata y se situa como eI olvido que es en la cerrada enemistad de los objetos oscuros e indiferentes. Margen que dobla e1 texto can un espejo de medianiles, margen vagabundo que hechiza la escritura con el aire de su mana despierta, el cielo de su mana reunida. Persona de su follaje posible, jardin de enigmas, transparencia que se destila par 10s callejones de la ciudad, embriaguez detenida sobre el borde de una cop a filos6fica donde los posos de 1a Idea reflejan el destine subdividido de sus carencias y haberes, frio segmento que arde a bocanadas, como una galaxia, La persona esta de pie en medio de todo esto, entre las cosas que se van diciendo 0 escribiendo, can una desesperada amargura, con una homicida alegria, con una sagrada prudencia. Oscilunte persona con un estilo sonambulo, can una cirugia explicita y un turbado reflejo de silencio y muerte en cl coraz6n.
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Un racimo Iiquido es el reflejo que gira sobre las palabras de la neche civil, circundada par el aliento ansioso cle Ios adolescentes terrenales, desnudos bajo el humo incesante, con las manes . hundidas en la quilla de un lago extrafio, c1ecorado en futundad por las "menudas profecias" que rebrillan con furia seca como garabatos contra el mundo, sobre la superficie indivisa de una barda Gorbea. Detras de la barda, 10s exhaustos desechos, las ratas en su ciudad propagada, . entre 108 tesoros manchados y la basura resplandeciente. EI racimo del ref1ejo, e1 racimo reflejante subsiste con una vida derivativa sobre la cabeza inerme de 10s ado1escentes. La inscripcion esta ahi, viva sobre e1 racimo del "reflejo". La noche civil se extiende, sus garfios agregan una silaba de fiera a 1a flama que sale de 1a inscripci6n. La vida derivativa del reflejo cuelga de la futuridacI que marca el principio de la inscripcion y la inscripci6n palidece bajo la fuerza de la desnudez de los muchachos. Pero la palidez de la inscripcion es un retroceso hacia la luz de raiz 0 de viscera que irradia en Ias manos de 10s adolescentes, con un deseo de futuridad. El aliento de 10s ado1escentes graba el retroceso de la paJidez con un ansia diferente, can un miedo extrafio entretejido con e1 pensamiento de la futuridad. La persona esta de pie sobre un licor extenso, una mascara destilada, un extravio concreto que tiene la forma de una cerradura a un policdro, en todo semejante a las ideas anteriores que sobrevivieron en un cortocircuito
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El corazon de la persona ha sido tocado por los fantasmas, un pie espectral merodea, exhuma de su alforja una orqufdea de miedo proporcional a su consistencia neblinosa. La persona oye su corazon con una confianza vertical, esta de pie con una sonrisa mineral y turbia, la frente de la persona toea la fria neblina del fantasm a y "se cree que solamente es una pared, una pared, una pared". Pero naturalmente no es una pared sino la comisura del fantasma, el excedido angel de su capa ... La persona 10 sabra cuando retire la frente y beba en el aire las frases que el pie espectral escribe 0 simula escribir murmurando con ciego son en el anillo del aire que es el Museo de los Fantasmas.
Un vasa en el hurno, acoso que obstruye la llegada de I~l persona a "la forma", deriva que ciega el pozo de la retina y acumula segrnentos, perfiles inconocidos. precipitaciones resistentes en el enves del ojo. La mirada es una ciudad oscura, estriad« por una mano de luz, lineas oblicuas que sostienen las aproximaciones del objcto al teatro de la persona -y sostienen asimismo el muelle de donde zarpan las fulguraciones que navegan por el aire circundado de la Mirada. La mirada se construye como una respiracion, devuelve a la virtualidad de la atmosfera el residuo que entre en el tesoro de la persona, un cordel confuso en la tijereteada silueta del organismo. La persona, sumergida en un sabor de origen, desengafiada de las apariencias, Uega a los vocabularios del objeto, a la forma sepultada, arenosa 0 errante, la capta con un solo gesto, un largo gesto que se simplifica como una silaba humeda en la selva del mundo, la disue1ve en el anaiisis, la introduce en un lenguaje y cava en ella una designacion, ovalo, raya en el hueco infima del nombre estelar, de la palabra terraquea.
Ahora la persona se dobla bajo el golpe silencioso de un descubrimiento, ha sabido que "1os fantasmas del silencio y la muerte" se graban como pes ados caracteres en 1a pared interior de su cuerpo. El miedo a la muerte 0 al silencio son los buriles del f'antasma que entran por el ennegrecido pecho de la persona, son 1a cuchillada que parte el costillar de la persona como una nuez y deja tirados en medio de los pulmones unos extravagantes plumajes, un pardo signa, un pavor desmenuzado. Ahora 1a persona exhaust a respira el miedo, el paso de 10s fantasmas urde en ella una conspiraci6n de ella contra ella misma y los fantasmas. El pie espectral sube, siega la espiga funebre de la persona, luce la hoz de su tardio tajo, saca a la libertad de la tarde un haz de mieses enronquecidas que son todo 10 que ha quedado de 1a persona segada --pero con ese heroico residuo la persona se reconstruira, dara su perfil y su pufio a la sorda batalla contra el fantasm a y sus escrituras espectrales, todo esto es una novela gotica 0 un film gastado que rueda en el carrete del proyector como una profecia, en una sala vacia,aunque si uno observa con atenci6n, percibira misteriosamente que la persona se esconde detras de los cortinajes, en el vestibulo, temerosa de Sidney Greenstreet. 60
La mirada es a su manera una explicaci6n de la materia, de la pasta quebradiza donde subsiste el ojo y de los hierros y cuerdas del objeto. Entre el ojo y el objeto, un mar: el mundo, deshaciendose. El ojo es un coloso que se ejercita con una heroic a constancia en la diversidad de las cosas. 01vida un rasgo, siembra otro y en el se meten con un rumor de trasiego 108 licores de lo que estd alrededor. La espera es un eco de la mirada, como una arcilla de anterioridad, sin cumplimiento. Tela de los ojos engarzada aJ futuro del objeto. Brisacontra el acantilado, el ojo ante el objeto: pero en ello, el diseiio de la retina se fija con el hierro del vertigo, ados ado alas visceras, alas babas del objeto, como una flama de espanto en el rostro del condenado. EI objeto es 1a tenaza que retrocede frente al ojo.
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El rostra es una fijeza lacustre sobre la que rebrillan los com bates del ojo y el objeto, el fugado esplendor que anuncia la mirada, con sus matices cortados por la sucesividad del ticmpo ---es un ingrediente inesperado, el ticmpo, en la cocina de la mirada: salta en un destellar de fracciones, cubre la zona, retrocede bacia sus imposibles como un ritual de espacio segrnentado. El tiempo es uno de 10s aposentos de la mirada, el otro es la juntura del ahl con la luz espaciosa donde el acantilado come con una desdefiosa Iruicion la profundidad de la Brisa. Pero el Ahi no es el espacio ralo y filosofico, sino una localizada materia, un chorro de ovalos densos donde se fija el yunque de la mirada. Flamean 10s caedizos rojos del parpado, el suefio dobla la mirada para devolverla en la fertilizada comarca de la fantasia que resplandece contra el acantilado transfigurado.
Cuando Ilesue todo cambiaria, cspaldas aqui dibujadas entre 1:1 luz que no cesa y la camisa abierta clel adolescente sobre cl cosmos dc su pccho, el sodornita da explicaciones que nadie le ha pedido, cl callejon cstrecho invaclido por cart as t~raclas a mcdianochc para que nadie las lea, y a un lado del impecable desbarajustc, el Mazo dale y dale con su: Ulular, Ulular. Si yo bpreauntaba cuanclo llego alla que acaba de pasar aqui, el disc; en el Ionografo repite el ultimo surco , y me contesta no-no-no, el Mago dice Ulular, Ulular, yo lleguc y llagas inocentes me aseclian, circundadas par el civilizado concierto de las formas y la pesacJilla torna su forma cristalina para reh~cer el cuadr~ y el Ulular se enciende, prevalece contra la ciudad anochecida pero todo esconcle un pres,agio; un. deseo, un ~cechar oscuro e inocente, como un no, 110, lio mis pertenencias y salgo pero al lugar al que Ilego, llegare, llegaclo, no 10 asiste ninguna otra gracia sino la de, acll":1l1aron, Ulu1ar, Ulular. No tienes pizc.a de humor, dice el Mago, yes todo eso y se te yen Jos bigotes acerados clel Seno, tu cara no es un ser blanco frente al Ulular, sino un libro oscuro y ensombrecido. estriado par eJ fantasma del vicio, te alarmas te alarmas Ulular, Ulular: no te alarmes, entra en la fiesta' toea hum;clecete, saca el cuerpo de su caja, rie y entristecet~, sangra par todos los poros el unanime canto de Ja vida. Protesto frente al Ulu1ar del Mago y sus admoniciones, yo he visto e1 rio, el suero y 1a arcilla de la vida '! . la he tenido en las manos, he tocado, humedecido el tiempo de mis orzanos interiores y exteriores, he descifrado el escollo~ perennifolio, sacando el cuerpo palido a1 estruenclo incesante: asi se 10 digo al Mago -pero el no me cree, me sefiala en cambio a los lIameantes que se despiertan en un rincon, cada uno con un hueso magnifico en cada mano ., y golpeanclo las parecles con una cuercla J,:nebre; . me seiiala a los destructivos que roen las ultimas horrnigas de la habitacion y nos miran con un fu1gor inconfundible en la selvatica confusion de sus ojos ebrios: me sefiala a 10s insaciables que se arran can los cabell os [rente a 10s espejos morcliclos v abren las piernas y babean sabre la corrosion espcsa que 10s ~ rodea y que ellos han provocaclo, meticulosamente. Llegaba y todo esta ocurriendo, yo 10 sabia oscuramente y 10
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El suefio ingresa en el cuerpo igual que un eofre de polvo parte 10s labios del dicente, como un pufiado de hierro sepulto que se convierte en el cuchillo del crimen generoso. Astillas del suefio sobre los labios, encima de la mirada. Astillas feraces que parten por el medio los pacificos pasos del cuerpo vigilante, que cortan el mar selvatico de 108 ojos para entregarlos al espejo de la imaginaciou, como una maquina secandose en medio del desierto para resurgir nueva y llarneante en el centro del salon personal. Sino que cuando llegare toclo habra cambiado, el escollo perennifolio mezclado a la sopa cle la conversacion, las tazas de cafe ladeaclas lucen una mancha naturalmente asimetrica, negra y antiepica, en 10:, virtuosos costaclos, la vasija cle la clecencia completamente desarticulada, rota, dicen, piernas abiertas, labios manchados de nicotina, lenguas clonde la droga puso sus jardines, toclo Patas Arriba, y si prcgunto al Mago que paso me contesta COI1 esa voz suya, espectral y geometrica: Ulular, Ulular.
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sabre cuando eJ Mag? con una carcajada me ponga en la fila, me desnude y ponga nus pertenencias en lapira, me unte los gemtales con una savia secreta, arme mis manos con el instrumento preciso para mis faenas uIteriores, me cifia con un pedregoso cinturon y me lance a Ia selva con los maravillos~s mantras d~ su Ulular saliendo por mi boca en una ceremorna resplandecients que estara, estuvo, todo en ~n ten?pf! especular y so.rdido y embriagador, esta para nu, el vlc~lmado por las cosmicas gotas de la vida que entran por mis costados con un sonido de explosion apetecida.
abierto sueiio que 10 visita, la verga erecta comida por el dragon del deseo, enrojecida y turbulenta y lista para eyacular sabre los desechos majestuosos, mientras alla arriba suenan 10s primeros relampagos, truenos amplios, escenicos, directos acordes de la naturaleza sobre 10s organismos tensos como espinetas excesivarnente afinadas, pufiales ruidosos que se derraman sobre el tablado. Chorro de luz plateada: el tiempo-escarabajo, patas arriba, jadea contra la pared oscura de las muchedumbres y abre . muescas heladas en el rostra del abdicante, Ia mana del abdicante se mueve en las entrafias del reloj, agita los listones sanguinolentos, sacude los partenones de sucesividad, el confuso marrnol de los estipites y las estrias y los intercolumnios que rumian su madrugada monumental con una desvanecida sapiencia .. Cuerdas del abdicante, muslos, tatuajes, naIgas duras en medio de la quebradiza constancia que desciende del tiempo
LJegabas hay cuando veras el evento, eI perfilado esplendor de tu ceniza moridora, el s~cado y reunid~ pedernal que te enfrenta con ojos diferentes: el astillado superficial, el posible o la cor~lente que te lleva por Ias orillas iconicas, tu muerte. Estabas tirado en el mueble reticular, con una palabra desdefiosa entre los labios matinales, cuando veri~s el oscurecido segmento de la interrupcion, con las pupil~s for~a~as por una tibieza organica y sensual, un espasmo rmcroscopico que e~ como Ia punta de un alfiler empapado con digitaIina y aplicado el encendido y palpitante fulgor que recorre tu carne con una trayectoria punteada incolora. Todo transparencia, muriendo ' viste 10 que ocurrira, vidriado desplazamiento hacia el germen fracturado de Ia inexistencia, nombres virtu ales que jamas oiste, lentes mlufragos a traves de l<;s cuale~ eI objeto de ."l!l ~nuerte" ~e amplifica 0 disminuye segun .Ias circunstancias icomcas, segun el vocabulario sentimental del evento, segun la numerosa 0 escasa reconvencion que el tiempo formula con sus habitos recurrentes.
sobreviviente,
restos que el abdicante muerde con un apetito cosmologico. Ea, ea, las viandas y las confituras para el est6mago filos6fico, Ia inmanencia puesta en la mesa y obscenamente lamida, los platos rebosantes de la objetividad maltrecha, el espiritu cientifico mezcIado a la sopa principesca e indigesta, el deber ser alifiado con la salsa de la misericordia, los albafiales de Ia preconsciencia untados con la miel salutifera de una pasta animal. La figura del abdicante se mueve como un caballo en medio de la tormenta, agita 10s cortinajes, une 10 sucesivo a Ia fijeza de los abismos y se lanza en medio del vortice de las bacterias, del contagia crepuscular 0 matinal, de las rozadas briznas que el tiempo ha proyectado sobre los lechos del universo, como un legamo destejido que 10s danzantes han dejado con redondeles de semen, de saliva, de ancho sudor mientras bailaban y escurria de ellos una rmisica material en forma de chisporroteantes secreciones, arroyos de platino sobre la hoguera astilIada de los muslos, opalos destilados que corrian pOI los pechos repletos de . canciones, hierro fundido deslizandose por las espaldas terrestres.
COl~ezas del tiempo caedizo recorren 1a piel de 10s dias en la ciudad y sus angulos arrasados, tajos, quemaduras, vertices de mordeduras en el segundero voraces borrascas. ' E1 abdicante aulla, traga la duracion como un vino anchuroso se agarra 10s testiculos para baiIar bajo el sol de sus horas ' con un mar bestial en cada ojo, saca de sus barapos la mano, el culo, el parpado final, el
Dentra de mi se curva un sabor, una cautivada irritaci6n
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que convierte mis entrafias en una lengua multiple, unanimc, despierta y obsesionada en medio de esa frazmentacion paladeada con una locura sin aviso, cristalizada'" en mi com,o un fosil 0 como u.na secuencia subdividida y acida en la camara lenta del sentido del gusto. Prueb? en !Hi los Ienguajes de la lengua, el apendice tibio que ha~Ita mI. boca como SI fuera un animal predestinado, en mI~ en nu cue~'p~ sostenido en la curva del tiempo, en mis cavidades enrojecidas por el continuo latido de la vida. EI ~abor, es un florecimiento difuso y detenido, una sensacion simultanea de cosmos y exterioridad y de increibles interiores, de claroscuros derramados en mi como un ovillo gigantesco que apenas cabe en el torax, alla abajo, cerca de mi Iundido en mi piel, invadiendo mi carne ' con una fuerza desconocida que no traduce mas que Ia univoca serenidad del mundo, del mundo deshecho como una arcilla de luz invisible en mis visceras y en el amasijo cumplido de mis organos, El curvado sabor llega hasta la punta de mis dedos ahf se expande como la niebla alas orillas del mar ' una nube que mastica pedazos de hipnosis frent~ al mar un pufiado de materias evanescentes que gotean en mf sin moverse, como una contradiccion vertida en la materia de mi presencia y mas concreta todavia que la constancia de mi carne. El sabor se entreteje a los otofios de mi respiracion es un color de olvido, ' un delicioso dolor que se abre paso por mis alveolos una espuma fascinada que lIena en mi ' los huecos que la vida ha dejado abandonados entre mis ideas y mis acciones. ' Pero. e! sabor ti~n~ tambien un dorso de descarga, un fluido minuscnln y rapido que se fija en las placas vestibulares del cuerpo y desde am se extiende como una ola aceitosa y perfumada hace su mineria a ciegas, resplandece centimetro a centimetro' en las valvas y los caparazones, irradia el acariciado vestizio de su fuerza una migaja de epifania, una oblea ~humeante. ' Entra el sabor como un pestiIlo balsamico fiero v tentacular se aloja en mis entrafias como una voluta ', me rodea y m,e .cine ,Por dentro, sepultada', feraz, desdoblandose en una genesica hilera de particulas
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que entintan con sus ganglios sangrantes la intima lade~a del ytL EI sabor ondula y se despliega, es un follaje que la bnsa de rm vivir abre como una mano con el don segmentado del gozo en la palma asomb~ada, es un corpusculo que se esponja de uno a otro de nus costados y describe en esa amplificaci6n un paisaje de islas y senderos bordeados por jardines quietos y vivas cabelleras. El sabor se consume como una red, cerra do y ancho, perfora la sensaci6n del tiempo y saca como un mago, del otro lado de su prestidigitacion, un humo de salsas, de condimentos, de especias, de frutos, de rakes, de vinos, de fermentaciones que no se detienen . ., . y hacen hervir el cuerpo en una nente conclusion de fiesta, de celebracion compartida y sexual. El sabor es una cuspide de ritual, un reflejo sacrificial en Ias bahias del estomago imparcial y hundido en el pasmo de recibir esa tersa magnitud que viene con el sabor, esa erratic a pincelada de abundancia que instilan los alimentos. Al volver Ia cabeza, bri1l6 en mis ojos la blancura de la manana, el rio de las cosas, la imagen de la vida y sus crecientes ajustes -yo estaba en el limite lleno de la noche, una densa membrana que me cubria el pecho con el perfume de su reflujo, subia por mis brazos hasta la raiz de mi cuello y ataba el curso de mi sangre alas girantes detenninaciones de su deriva. Vi la manana y sus instrumentos concentricos, una expansion vital que tocaba mi centro, se inc1inaba como un aye sedienta sobre mis reflejos amasijados y me devol via las imagenes de su transcurso en forma de haces limpios, de tajos avidos, de luces cortada~. Y surgia en rni la manana para que yo surgiera en ella, can manos de pan y ojos germinativos -yo la observaba en mi, nacia a cada paso, una Ienta cesura que se construia como un anillo alrededor de mis piernas, bordeaba mis testiculos, iluminaba mi cintura: era una Iiquida sensacion, entrar en un rio, ingresar en un pozo, introducirse can un gesto de abierta sexualidad en medio de Ias proximidades repletas y blancas del instante.
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Pero al mismo tiempo habia alii un trazo de etern idad, un desdoblamiento del infinito que se prendia a mis vertices, un alfiler inmenso que me recogia en su pulso concave . .. y me tenia los nervios con su jugo enorme y Iertilizado. En la manana estaban asimismo naciendo los elementos, los datos, los deseos, los fracasos, que dibujan la imagen. 31ccidentad~ de la vida, que son la travesia y la colocacion de la vida: los riesgos menudos, las cobardias, la postergaci
desden, amor, odio, hambre -y vi en el centro del ovillo cl fulzor cristalizado de tu sollozo y luego el agobiante gemido que te asfixiaba en la marana de una pesadilla. Estabas a mi lado, tremula y desasida, flotabas en medio de una escena incomprensible, donde una vieja mujer Jloraba, estaba inclinada sobre papeles arrugados y murmuraba una frase inconexa. El suefio te apresaba con sus tenazas y te senti a mi lade como enterrada en el abrazo de una fiera tenue y decidida a t?do, . .... . pero esa fiera no era smo la invisibilidad ge tu figura, acostada a mi lade y limitada por el gemido que de tu boca salia. Ese gemido intermitente, incrustado de sollozos, marcado por un llanto que no era tuyo . . sino de la voz que sale del suefio, lisa y e~ronqueclda por el inmenso y lobrego perfume de las pesadillas. . Ese sollozo te anunciaba junto a mi desde un naufragio que yo no podia ver, . .. , . pues tu figura no entraba en nns oJos, smo que solo rescataba de ti una mana cerrada sobre las sabanas, el boceto boquiabierto y brumoso de tu perfi~ angustiado, el cabello desordenado y fresco, pero repentinamente desesperado, sobre la limpieza imparcial e indiferente de la almohada. . Supe que }e confull:dfas eI?-una pesadill~ pero de inmediato recupere los sentidos nnentras tu gemido me recorria el pecho con un agua oscura de zozobra y de perdida y entonces extendi mis manos para tocar tus hombros, la realidad amorosa y fecunda de tus brazos, la arcilla en penumbra de tus mejillas calurosas ah?ra humedecidas por las lagrimas turbias. de tu pesadilla, , Pero desde que abri los ojos hasta el mstante en que, aun confuso, agobiado par ese despertar, extendi las manos hacia ti, transcurrio un milenio s6rdido, interminable, arr.asador. Entonces tuve que despertarte para ver, en medio de la hostil negrura, . a mi imascn salvada sobre tus ojos marcados por eI espanto y te pedt las e~plicaciones illespe,rad~s. . que luego me diste, abrazada a rm, aun mquieta como si una
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intempestiva sobrevida se ~arcara en tus huesos y poco a poco, en una ola fertil, te diera la seguridad de la vida inmediata, Ia proximidad ~e. las cosas habituales, mi torpeza para hablarte, mr modo examrne y atropellado para darte un consuelo -todas Ias cosas que te acercan el mundo a los labios, al pecho, a la forma del cuerpo, a tus palabras vigilantes y luminosas. Tu gemido cicatrizaba en mi como una herida de oscuro fuego, como un agua quem~nte y desprendida del cielo de la muerte, como un vapor senalado y escueto que me recorriera la planta de los pies para decirme que la hora llegaba sin remision. Pero ,el. naufragio cicatrizaba en nosotros, tendidos bajo la unamme extrafieza de los flujos nocturnos y abrazandonos en espera de que, vivos aun y recordando el miedo que vino del sueiio con pies ftios, con astillas turbulentas, con filos directos, para rasgar el sueiio que habitabamos. Tu pesadilla se detuvo con una manera de abismo como una cura 0 una salvacion ' para los pies que dudaban en las orillas, como un remedio que consistia solo en "detenerse". .. en "despertarse". Asi despertamos, nos detuvimos ansiosamente con una lentitud abierta y desmesurada, ' latiendo, a~n en .las .fronteras polv?rientas de la pesadilla, en los hl~lltes mlst~nosos de un balsamo que llamamos vigilia. La pesadilla se retiraba con un rumor y un tintineo altern ados con un paso de socarroneria exomado con sonrisas ' sobrehumanas, con una cadencia de resaca mortffera y afilada. Despiertos, asimilados otra vez a los latidos recuperados del cuerpo, hablamos con una voz baja inhabitual, sorprendidos de estar ahi rodeados por los objetos conocidos, uno junto al otro. ' respirando. ' La licantropia es nuestro duramen. Avanzamos arracimados por el bosque del cuerpo, hilo de baba mitologica nos teje, la lanzadera es el minuto de nuestros deseos sin remedio -a menos que el remedio sea la muIlida oveja de nuestro semejante. La Iicantropia que frecuentamos, el vano donde nos detenemos 70
antes de la esperada transfiguracion, el humo que hariamos si nos pusieran, como acaso deseamos, ell una fogata de interminable dicha generadora y sexual, no es sino el meollo que nos conduce par las habitaciones, cI corazon transparente de nuestra insolita movilidad. Chapoteadero de la ciudad, esquirlas, oh cieno sagrado, oh asamblea, dolmenes imprevistos 0 vergas erectas, desnudamiento y dedos, paginas y paginas, el asombro, el dinero y las filosofias. Rejas enrojecidas, humos ululantes, todos reunidos bajo un cielo diverso, lamer la mer with shabby equipment always deteriorating, olvidos en oblea -y debajo el relampagueo de las contradicciones, las paradojas bajo la lengua, la doxa imponente que impone sus eventos aun mas que sus iconos. La mediocre paronomasia no da cuenta mas que de una tibieza, un casi-calor, estupenda forma de eludir las cuestiones y adelantar el indice para reconvenir a los inconsecuentes: sal de ahi, sal del marl, venga a nos tu reino y hagase androgino macroscopico tu vo1untad. El ciervo que llevamos en cada brazo bucea bizco, buscando. La golondrina de los parpados barrena la primavera de las anecdotas, decae y roza el consabido estanque para salir de nuevo convertida en murcielago, cortesia optic a de la casa para los alucinados, para los embriagados, para los derramados incontinentes que solo quieren ver 10 que quieren ver, deseosos, solteros: siempre amando, en el despojo germinativo de la tierra y despojados de sus vestimentas germinativas, todo es germinativo, hurra! Graves descubrimientos para adelantar el meiiique y apercibir a los desmesurados, haganse a nuestra imagen y semejanza, pterodactilos, ornitorrincos, hemofilicos, simp1emente ganosos de hundirse en 1a cama y meter las narices, las manos, la cabellera en el cuerpo deseado. Ceniza en fin para el gasto de 10 que se consume sin remedio en nosotros, esa es nuestra moneda: los desperdicios que sacamos de la bolsa de nuestro cuerpo, los infernaJcs desechos que podemos otorgar, 1a basura creativa que hoy damos al mundo, los mufiones y cicatrizaciones que se nos pedirian, la dadiva 71
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implantaci6n de senos a de testiculos y pene, un jardin espacioso donde las imageries al uso asustan a 1a crueldad de los s.itiros, pero donde todo 10 dicho, asimismo, desfal1ece contaminado por la palabreria de un pulso falso, alejado de las germinaciones que lIeva el andr6gino en los bolsi lIos metafisicos de su camisa equivoca. La serenidad del andr6gino, shantih, shantih, es una semejanza con el meollo que adornamos con las esteriles agitaciones habituales. Que manoteo de sangre seca, que rebanadas de mimetismo, que pedazos de cielo atesorados en el vestibule de nuestros arras ados deseos. EI andr6gino da un ardiente paso hacia 11050tr05, nalgas arden, las preparaciones, los labios, el museo de todos nuestros coitos se tambalean -ahora nos abre las manos para poner un cuerpo en ellas como en un anillo de humo cuya sutura central sale como una linea de oro del coraz6n inhumano, un cadaver, el nuestro, el llameante y lobrego testimonio de nuestras desesperaciones. No sera en ti a en mi que se cumpla el tiempo de nuestra dicha, pero traemos del naufragio su calurosa imagen, el inconcebible fragmento y la astilla feraz de su preambulo.
generosa de la saliva que nos escurre par el labio inferior, paraiso fantasioso donde ponen las manos nuestros amantes desnudos y enardecidos, esas criaturas que nos toman en brazos para arrullarnos en el fuego de su concentrada pureza, de su inacabable fuerza para que seamos como ellos -a su imagen y semejanza, al dente, bocados para los dioses suculentos que son, en la abundancia de nuestra proximidad, [todos contra todos! El combate, asi, es una forma de 1a Iicantropia que es nuestro duramen, core of the loneliness among the woods -pero la soledad en duramen transita enrojecida por las rejas transidas y soldadas de la paronomasia. Andr6gino megalomaniaco, elegiaco, macrosc6pico -andr6gino que esta ahi, aqui, no, mas cerca, y no, mas cerca todavia, hervor de 10s jardines, la piel ardiendo y todos por 1a ventana del deseo y 1a 1uz y la muerte, tuto insieme, oh semen. Oh desprendidas almas de la entrepierna, sapidas nalgas, ramilletes del culo, marcas arb6reas, obstinadas, biologicas, de las palabras dioscuras que eclipsan el callar de la saliva cuando se hace el amor tirados junto a1 rio, viendo pasar y viniendo, viniendose, al lado y per encima del mundo monumental e instantaneo, el orgasmo. La licantropia es nuestro duramen, posesi6n que es desprendimiento, mordedura insaciable, gula de las vellosidades. Las encoraduras duran, estamos completos, oh baldados, tiren los dados, haganse a un lado, salten, aullen, este es el tiempo de nuestra dicha: es la hora de las destrucciones venideras, encerradas en el arma incesante que traemos encerrada en el cuerpo, la almendra que hara girar los relojes, no sobre un plano sino en profundidad, a la hora de las revoluciones que son y seran la grave luz de la Revoluci6n.
El andr6gino modula sus aparecimientos en el mundo, su raiz de fantasma se sumerge infinitesimal en las habitaciones del amor, es un abismo cuya frecuentaci6n se desliza en nosotros durante el suefio y nos sinia frente a 1a virtualidad de sus destines y el nuestro. Las bahias androginales deslumbran en los intervalos mas inesperados, en los entreactos del cine, en el suspenso de la tercera Hamada antes de entrar de nuevo en la sala de teatro -y edifican su propio teatro en el silabeo que esconde nuestra saliva, su recorrido es humedo, avanza por los nervios como un vehiculo aceitado y lustroso, una mezcla de niquel y llamarada carnal que nos fija como ejemplares entomo16gicos contra una hoja del crepusculo, ateridos y obsesionados.
EI andr6gino filtra, falla y se recompone. Su imagen trae a nosotros una comisura sangrante que no sabriamos desear, a menos que un tajo la abra mas todavia, un pliegue que enrojece con la pausada sangre que sale de nuestro pecha torturado, una
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He tocado en mi el extremo de una luz desatada y sus infimos bloques, adheridos a la cercenada integridad con que subsiste el dia. Es en mi una suculenta fijeza esta menuda fulguracion, el espacio arrancado a la luz que respira en nuestra cercania: el grana alojado en el instinto de incorporar el aire, el estriado camino que recorre la atmosfera incorporada, como si un peine barroco dejara, en . las cabell eras interiores del cuerpo, una voluta afilada, un rizo retorcido sobre si mismo, una mancha 0 una astilla 0 un laberinto enraizado en las esquinas de don de salia mi acto de tocar el mundo y sacar del quemante torbellino de sus diferencias el encendido tajo de los deseos. He tocado en mi boca la entera medida de una quemadura, el maritimo alejamiento del otro cuerpo, del cuerpo deseado, la soledad impresa en las comisuras como un egipto mojado por el vapor equilibrado y oceanico de los siglos. El mar en mi boca era un egipto inconsciente y el cuerpo deseado un espejo continuo, una torment a en las orillas de China, arboladuras del naufragio salen entre mis dientes y 105 mastiles dorados brill an agonicamente, rectos y lentos, contra el cielo sanguineo del crepusculo: todo en la paulatina cosecha del naufragio, del alejamiento, mi risco, mi boca, el acantilado de mi lengua recorrido por e1 apetitoso entrar del viento en mi, en mis alveolos, en el coral movible de mis entraiias, en los papeles de mi vida, en 10s pasillos donde mi sangre suena con un sonido cifrado y desenvuelto, ese viento que me recogia como una pala y como si yo fuera un pufiado de tierra, S1, el polvoriento humus donde voy depositando y desde el cual arrojo mi saliva, mi semen, mis lagrimas, el vomito terso y fetido que a veces hace ondular mi cuerpo como el de un perro con fiebre, el cerumen de las orejas, la orin a sonambula y fresca, las mucosidades como llenos barnices 0 aceites sucios, el sudor Iantasmatico en cad a una de cuyas gotas se desarrollan, como en aleph, escenas de cacena, peleas callejeras, ascensiones alpinisticas, coitos, paseos, inmovilidades Iatigosas 74
que inyectan en la planta de 10s pies un arenoso veneno que sube hasta la raiz de los cabellos y difunde am un goteo horizontal que llama a la ~lUerte y recorre los oidos humanos con un rumor submanno y ardiente --<:ada sustancia heroica 0 infame que prepara mi cuerpo, cad a infinita secrecion que se arranca de mi, can un sonido espeso 0 con un silencio longilineo. Encender un cigarrillo me llena de muerte, me infecta con la inutilidad de un acto puesto bajo la cefiuda inscripcion: "El Codigo Sanitario establece: este producto puede ser nocivo para la salud." Pero la muerte que menciono esta lejos de la salud averiada, de los pulmones cancer ados, de la asfixia fisiologica, de la tos literaria ~ carnal que suele molestarnos en las bajas horas de la pleamar nocturna. El cigarrillo me corta en dos, su humo desciende como una juntura que es, tambien un bisturi, ., . . . me separa de rm, toea en los centros dificiles de mi
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nos extiende plum a 0 pufial para la dedicatoria, el tajo, el pagare, A menos que Ia identidad no se extinga en el miedo como "un corcho en un acido" sino que, precisamente, se exacerbe, se afile, se acennie y Ie salgan plumas de ornitorrinco, dientes de tiburon, manos de viuda enloquecida, vellos de cadaver y se-vuelva-contra-sf-misma --Ia Identidad, pomposa biologia, "EI parque esta lleno de cosas, de gente, todo y nada sucede pero De Pronto algo cambia -0 todo, no se, desconozco el parque, casas velludas vienen a mi espalda, la garganta me ha desobedecido, mi cuerpo tiembla, pedazo loco, carne sin sosiego: estas son mis palabras para el miedo, en el parque." Cuando entre en el corredor, senti el disparo en el paladar pero no escuche el disparador, el chasquido rotundo de la aguja y entonces supe que todavia estaba vivo. El corredor era (naturalmente) largo y estaba poco iluminado, pero yo caminaba con una pena enorme, era un desdichado en la boea de la Horchinus Orca, el suculento bocado en las fauces u hoces del asesinato escrito en el destino. Y me dije que si el asesino me escuchaba estaba Perdido, sin un siquiera oscuro Norte, loco de muerte ya. El Ya de la muerte me acompafiaba: "Ya esta, es el fin es mi balaceada crucifixion, ., mi ansioso golgota, mi calvario insumiso, mi Auschwitz vestibular. " Ya estaba la muerte preparada en mi, el asesino tenia la tarea comenzada --como suele decirse: y entonces me dije una segunda frase complicada, un discurso magnetizado que me atraia enamoradamente hacia mis intocadas entrafias, como si yo fuera un sistema solar alrededor de mi, y un calcinado esplendor aun prendido a la superficial luz del dia . en plena hora de naufragio, dije: "Me van a matar, es un hecho, no hay, tu tia, nino, pero algo puedes hacer, pero que ... " Y corn, loco de muerte, entre 10s espasmos del mattes, todo sanguinolento de ideas e imageries homicidas, ya casi cadaver, corriendo y seco, lnimedo,
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crecian mis cabellos paranoicos, buscaban la Salida. cuento ahora. Entonces,no supe como fue.
As! lo
El miedo hace reir a los otros, no hay duda. Mirenlos, gnrdus de si mismos. Y si relato como cord par aquel corredor naturalmente largo, vere miradas tenuemente ironicas, compadecidas pero gozosas, francamente rientes, regocijadas, piadosas y festivas, pero ahi los quiero ver. Miedo, dios del humano. Cuando "torci la esquina" me vieron y supe que algo "podia ocurrir" entonces me dije (siempre dice algo el miedo, siempre dice algo el miedoso) que si caminaba con entereza, animo, indiferencia 0 cualquier otra palabra que empezara con vocal, salvaria el trance, me salvaria -y camine aprisa, lentamente, ultima legua de la velocidad de la luz y ellos siguieron conversando, bajo la luz viscosa de neon. En el septimo pi so nomas alguien dijo fuego y cord hacia don de y me -tropece y cai de bruces y me romp! la nariz y la sangre vista naturalmente me dio miedo pero era una falsa alarma 10 que supe despues pero entonces solo queria saber donde estaba la salida y no senti ningun pavor 0 espanto sino solo un ansia direct a que punteaba mis manos y mis piernas heladas par la paralisis que no supe de donde venia tampoco y entonces volvi a caer y me levante de nuevo locamente para buscar una escalera y adverti que el elevador decia no sirve sfrvase usar la escalera disculpenos es un arreglo breve y temporal pero solo despues entendi eso que lei porque entonces apenas registre los caracteres comerciales y cuadrados como adentro de una bruma y al fin el subjefe me tomo del brazo y me hizo salir rapidamente de modo que ese mismo dia 15 gaste en ccrvezas para 10s amigos con la familia y algunos convidados repentinos varias decenas de litros de cervcza para celebrar que me salve de una falsa alarma que solo despues me entere y supe que
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habia sido una falsa alarma pcro que senti como llegaba can sus llamas mi dinero en el bolsil1o interior izquierdo puesto en un sobre blanco e impecable como desde hace alios en la oficina donde trabajo desde hace alios.
intolerables hasta del saco acostumbran darlo yo a sus ordenes
La representacion del tu, can 0 sin espejo, para ti a para mi, sin 0 con la saliva de los pronombres, inclinaba sus garfios, era la soledad, el paquidermo lobrego. E1 tu 0 ustedes representado, multiple y solido, su molecula triturada, 1a zona de su confuso manifestarse, 108 huesos redondos en el yunque de los golpes precipitados, apresurados, perentorios. Es decir, "que te vi, secando al sol tus ordenados trapos, infame y generoso como solo tu puedes ser, a volviendo el estomago en un vomito limpio y tijereteado par las buenas costumbres de no mancharte 1a ropa recien estrenada, solidamente tragando resignacion y enojos varios, todo atravesado par los compromisos del dia siguiente, y el agua turbia y espesa de 10s desechos traba la traquea de modo que es dificil respirar, es dificil respirar, quien soy, quien soy". Y quien-soy-eres bajo este celestial tejerse de cosas, entierros, arboles, frascos, signos ortograficos. Algo enorme cruz a e1 cielo de ti, un contagiarse alelado, entorpecido dicen, mientras el ran recita sus monologos estupidos en las entrafias y oprime el pecho con la bocanada enredada que te latiguea para que digas viscosamente par la boca Quien Eres. Bailas folia, bailas en la Ioli a, desenredado, loco. Yen aqui, acercate, acero. Despedazame, ilusionado. Espero en ti 10 que en rni se despierta, cocinandose. Vibra can 10s anillos que te doy, despedazame, digo. Tajame, digo, lenta hogaza, pan de entierro, amarillo secarse. Gaseoso bocazas, di tus chismes, habIa, te digo, y destrozame, Si te atreves, llega hasta mi entrepierna, cocinate con mis delirios, llcga hasta mi si es que alguien soy. Vente, ilusionado, la mascara ya viene para nos, cristalizados. Una letra de mas, una letra de menos, el mar nos convidaba
Leve pajaro en la raiz del vuelo suspendido, rio del cielo . que brilla en el sendero de los aires; un fragmento de la ~1lfada es el aye inconsciente, eterna -dura en mi como una chispa de la materia lejana, reciente, . . hundida en 10 que soy con tenues abrazaderas de silencio, abismal. El aye circunda el derramado crepusculo, cruz a la atmosfera como una exhalacion -resuelve en S1 misma la continuidad del espacio y la ligereza del tiempo. El aye es una lent a emanacion de 1a mirada, surge de mi: dato del mundo proximo, anudada certeza que me ~recuenta, . inesperado habitante que me abre como una quilla para depositar en la sumergida ba1anza de mis ecuadores una imagen, una sumaria y destellante rapidez material. El aire ha descendido a la boca: es un bocado de espacio. EI que respira se mete bajo la raiz de un laberinto -e1 alfabeto del laberinto cruza e1 sella bucal y sale par el otro lado del espejo respirado. EI aire se establece en la molecula final del laberinto, pedazo de cielo adherido alas follajes del espacio. La mana en 1a boca obstruyc la danza del espacio
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y tu venias can las piernas abiertas, oh cenizoso .ILlgubrc, oh vaparoso tejedor, larva simuladara, yen, te digo, pesadilla del cieno, 10do de mi cimiento, cerdo ansioso, colilla espantosa, rabo de la miseria, pobreza del si mismo, mimisculo desplegarse que no llega, homicida viscoso e inocente como solo yo y tu pueden serlo, simiente loca. Eres 10 demasiado pero no me percibiras, el demasiado esta en ti, comido por las madrugadas y visibilizado par los homos mordidos que me calientan. Un punta en mi eras, serias, ancla, desperdicio heroico. Digo que despedaces 10 que en rni subsistia, inconsciente. Lo que en mi subsistia tiene que averiarse, gotear, ser una secrecion, la Necesaria, el atreverse que darme deberas, Ven hasta mi, no tengas miedo, dragon de harapos, migajas de la migrafia que me toea 1a frente y desciende insomne hasta las nalgas que conduzco por estas calles humedas, alcoholizado yo, alcoholizado tu, siempre ausentes como la gasa que nos cubre los ojos y nos impide vel', digo bien: Ver. Y 1a gasa que nos impide, interruptora, sucio circuito que asimismo, mismamente nos impide Sentir, l,me entenderas? Esto es un mar, una brizna, una tecla, un tocarse pausado.
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traducida par la velocidad del airc entrando par la gota sellada del laberinto. El que respira entierra Ja prolongaci6n de su boca en los vocabularios del silencio, luego es el dicente que busca su sombra del otro lado del espejo. EJ dicente corta el grano molecular del laberinto y se mete debajo de la manitestacion hab1ada del cielo. EI espacio desciende hasta 1a boca habitada por 1a visibi1idad de 10 dicho, 10 respi rado asciende hasta 1a recuperacion de 10s vocabularios nuevos. La muerte se manifiesta en la palabra, es el aire perdido que se descompone en las proJongaciones ardientes de la boca. La boca se desprende para juntar sus prolongaciones con la construida manifestacion del laberinto, el cielo resuena, ecoico y cristalino debajo de la sombra. Los vocabularios entierran la sombra en la delgada vacuidad de las palabras oscurecidas al decirse. El eclipse del oscurecimiento palabral se transform a en la nueva respiracion --detnis de la pantalla del acto dicente se oscurece 1a muerte. La respiraci6n arde con su renovada ciudad, e1 espacio del laberinto une 10s desprendimientos y saca al dicente de los pedazos que 10 hacian moverse hacia la muerte de 1a respiracion perdida. La boca del dicente fu1gura en el espacio, cada palabra dicha es una renovacion del espacio contiguo, una prolongacion del cuerpo pactando con el tiempo contra la muerte. El tiempo es la transparencia que sella la palabra, la humedece con su consistencia especu1ar, le da los resabios de espejo a la vida que la boca necesita, EI asma de Jose Lezama Lima es el instrumento palaciego de la imagen arraigada en la respiracion. La ondulaci6n en que no pasa nada, que fruicion de miseria, plato negro -que lobrega manera. Esto es un aflojado y terso y alucinado estar vivo, una conva1ecencia en que se esparce el despiadado banquete de los detalles. E1 vacio meticuloso, la dernorada permanencia, el sobrevivir elocuente y dcsesperado: l,quien habita, quien gime, quien arcle realmcnte contra las palabras del muro, bajo ei humus de 10s eclipses, todo Iabios amoratados, golpes y tajos, aberturas del pecho, miembros arrancados, fertiles 80
pesadillas? Pero ahora te veo, despeinado, colerico marasma, ciega lumbre, pi so enlodado. .. Bailas aqui, bai!abas, visible sopa, Ilegando hast a mis casas y mi extrafio pensar: venenoso desvio, cuchara enrojecida, brasa doliente y seductora, paiio de las inhumanas curaciones. Hablas can esa voz, con esa voz, bailando. EI amor de mis piernas ve su planeta en ti, sigue el compas, abre la puerta sigiloso : -y cunde en rni la Iascinada coleccion, el desecho paiustre, Ia enfermedad oblicua, el directo contagia deslizado en mi lengua segada. Ah, que arrases las ebrias posesiones, olvidado de ti, de 105 otros, de mi gimiendo sabre Ia deshecha fisonornia que In decencia me tenia preparada. A1 principio estuve seco y desasosegado, indiferente, como suelen decir, olvidado de mi y de los otros, enormemente solo y frio, en un limite que no era la frontera de la pasion 0 del ardimiento. Mis ojos veian pero no gustaban, algo sedimentaba en mi con una voluntad de reposo, pero de reposo mezclado a la muerte. En suma, era yo un pedazo de mi mismo. Entonces decidi "iniciarme", como suele decirse -y me lance a Ia tibia congelaci6n, a Ia calurosa paralisis de una agitaci6n que no me llevaba a ningiin lade, pero eso no me entristecia por el "algun lado" misterioso y hermetico que prometeria ese "camino" sino porque 10 que yo deseaba era ser conducido, llevado, Intima e infimamente transportado a un lado, a una orilla donde saliera de mi algo diferente y no precisamente un sudor maloliente y magnanimo pues no era cuestion de climas, sino un cuerpo otro, mio, ya no seco, indiferente, olvidadizo. Pero mi cuerpo era mi cuerpo y esa verdad me golpeaba can un pufio de cuerdas anudado en una lona mas seca que yo y al mismo tiempo suave, soiioso, artificioso. Ese golpe tenia visos de colmada eternidad ---pero con ese cuerpo mio, con esa sefial de infinito, hube de componer la superficic "intcnsa": clave en mi mis emblemas, todo 10 que "yo" de mi creia y me lance al rio, con toda mi memoria, en una apuesta
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consciente y civilizada, pero naturalmente de nuevo fracase, Hubo de ser una frase 0 una presencia totalmente nueva 10 que me arrastrara, 10 que me arrasara, y en serio digo esto. No hablare del amor. Vi el estilo de tus despedazamientos y quise aprender de una vez a no creer en nada. Ni en ti. Solo ni y yo estuvimos. Quise la inasible y sumaria presentacion que tenias ardiendo en el rei no de tu cuerpo sin saberlo, y en todo caso para que yo 10 supiera. Asi me desprendi de las deformaciones que frecuentaba, y par un azar que el tiempo puso en mis manos tuve que alcanzarte para saber, para saber, para saber. Me esperabas con un enorme desaliento, 10 se, y ahara escribir esto no sent para ti mas que un "homenaje lirico", una efusi6n del tiempo que has pasado junto ami, muriendo y viviendo. Debo decir estas cosas que mi voz material no puede ya decir pero que, sin embargo, tendrian que estar aqui, ya estan aqui, solas y poseidas por un fuego insaciable de recuperacion. Al caminar por la ciudad que conocimos juntos, recobro mi cuerpo y te 10 entrego, evidentemente llagado por mi propia escritura. Es que yo todo 10 recuerdo, 10 se 0 10 supe y en todo caso esta en mi como una membrana de la eternidad que, junto a ti, aprendi a poseer. Una eternidad que es la de la memoria. No hablare del amor. Todo esta aqui, ahora. Soy e1 mutilado que canta, el oprimido aprendiz, el trabajador que suda cinabrio en la forja, el empleado que se frota Ios genitales debajo del escritorio, el capataz embrutecido, el campesino pulverizado por el &01 y resignado bajo la luz que he cantado, sintiendorne otro igualmente jodido y escribiendo palabras igualmente jodidas, soy el hijo y el musgo, 10s genitales, soy el recto placentero de los homosexuales y el clitoris desnudo de las lesbian as, soy el viejo y el nino, soy la mujer. Las paredes son blancas y mi cabeza esta igualmente "en blanco", he caminado por Ias calles evitando mi sombra, sinticndo mis dientes como un armazon Iragil
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y domesticado a veces por las andanadas del alcohol y las nifa.g~s del desvelo voluntario, me he puesto aqui a eSCnb!I estas palabras que suenan contra mi paladar, en cl espacio enceguecedor de mi boca, y he decidido que ahara se trata de no creer en nada sino en la fuerza y en la vida. Nada vale la pen a mas que eso, el fulgor extrafio e inquietante de los destellos implantados en la carne abierta, dispuesta a todos los contagios. La muerte avanza por las orillas de mi sombra, por las banquetas, organizandose, lenta y puntual en cada anuncio luminoso, seca y aburrida como 10 que es: un suefio sin nadie, sin uno mismo, sin la sangrante materia del suefio que llamamos Ia realidad, el aqui, la memoria. Pues nada he olvidado y sin embargo hay en mi memoria fallas inmensas, crudos abismos que me trabajan como verduguilIos, cIausuras del inconsciente que debere mirar un dia -ese dia es todos los dias, y mi "deber" esta aqui, trabajandome como mi propia desaparicion. Interminable asisto, la curva noche y sus mandibulas de ahogo hilan en Ios carteles un arrancado vaho y la ciudad oscila, esperando, esperando, es toda la noche un frio del carajo y alas doce los dedos hurgan a su vez en el vaho corporal, un vapor longilineo que se alarga, ondula, llega, se propaga como un remedio y como una condenacion. Estamos a solas, todos, en eI oscuro oleaje que sure a la noche mas oscura y profunda todavia que 10 que en mi respira, insiste, escollera movible, en la flexible ray a de mi vaho corporal. Yo, inalterado, solo, doy testimonio, todo esto sucede, hincado en la apresada suciedad que solernos cambiar par un gesto, una palabra. La noche me habla irrepetible. Insiste en mi Ia sangre que me lleva, mi cabeza es la global constancia que entrego a la degollina regocijada de Ios dias, Mi cabeza y estas palabras buscan el circulo visible de su vision, su legibilidad. Quien me aguarde, espere: camino por un ciego sendero con un jueves medicinal, fugado, suero '
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de las rabias que todavia no he podido alcanzar. Porque en mi ferment a la rabia de la vida, sube desde el medido espasmo de mis pies ateridos hasta la raiz de mis cabell os, circunda el espcso borde que mi costumbre llama la edad que tengo, las posesiones que he robado, el diezmo quebrantado de mis tristezas habituales. Triste y rabioso he sido, pero he de requerir mas rabia y mas tristeza para afrontar 1a muerte que me lleva como una sangre paralela, 1a muerte socavada, el cincel que me da 1a forma del deseo, 1a pince1ada que me dibuja insomne, paranoico, civil. Esta noche deberia dormir con mi espada invisible para afrontar mis pesadillas, pero no tengo mas que las monedas de mi costumbre, los escenarios enmohecidos y 1as ropas que me conocen como a un enemigo. La noche da en mi frutos irremediables: porIa ventana veo 10s preparativos de manana, 10s p1iegues que guardan a 10s otros, el consuelo de los espejismos ardiendo en los parques acongojados, el mimero indescriptible de la ciudad abarrotada. Esta noche empobrecida, esta duraci6n repleta y establecida en mi cercania para que yo la mire como se mira e1 anhelo vacio del suicidio. Esto que sube hasta la garganta y cocina en 1a dentadura un guiso inexplicable de furor y de perdida y nos deja 1a cara con un hocico impecable, con babas resp1andecientes, con un co1miIlo irnitil para morder . que y como, humillados y esperando que la flama de 1a tnsteza o el espumoso ardor de la rabia nos conduzca a donde. Todos a solas, bajo 1a noche indiferenciada, en los esteriles recovecos, mascando el pan de la identidad y aguardando la tibia resignacion de 1a sabana que nos dara el apagado espectaculo de 1a mortaja, de 1a nive1adora nieve donde seremos iguales a nosotros, estupefactos ante tanta y tanta congregacion de objetos incomprensib1es, voces ajadas, mejillas polvorientas. Resquicios desquiciantes, iconicos rincones, rientes ruinas, cucharadas de mi boca en el mundo y voces oriundas de mi: sepan quien soy, schlemil sumergido en la estilizada Sombra de todos 10s si mismo. Que patetica declaracion para las dos de la manana, y solo para 4
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ellas, pues nadie oye mi pausado mentir ni presiente Ja perversidad de mi diferencia, el bosque tortuoso donde he llevado mi soledad para construir a mi semejanza un simulacro y poner en el, como en un cafre 0 un pero1 alquimico, 10s residuos de mi espanto, los desperdicios del yo sin cesar asombrado y sin embargo comp1aciente. Finjo en la noche que soy otro, no sera 1a primera vez que 10 hago. Las fibras que desde mf me vigilan circuJan por mi cuerpo, trazan eJ mapa de mis arbo1aduras, 1a sepultada maravilla de mis cimientos. Si aun estoy vivo, si enciendo este cigarro, si bebo esta copa es nada menos que porque he bebido y bebo mis propias babas oscuras, opacas, lentas, vivas aun de mi, reflejantes de mi boca ansiosa y desesperada, extraviadas en la mineria de mi embriaguez 0 aturdidas en e1 torrente de mis extravagancias. Estoy en medio de las ortografias laboriosas de mi cuerpo, bebiendo la derramada maravilla de mis cimientos, sintiendorne otro, acaso. Se trata de empezar otra vez, siempre, de empezar otra vez. Contra mi la memoria, contra 10 que sere: 1a memoria, este rio, Entero y solitario, es decir, visible y fragmentado, avanzo, y mis penetrados a1imentos no llenan este viernes, no me alcanzan, porque no los recuerdo. Seria necesario estar, habitar, ser ese viernes, para sel' otro para mi, solo y sediento de memoria. . . Una memoria del viernes, una gasa estupenda puesta en nus ojos como un sordido film, pesaroso, alegre, placentero -10 que sea ese dia, que se avecina, to do a manos llenas. Robinsonianamente ser e1 viernes, el otro: adelantarme a mi mismo, a menos que muera con anticipacion, futuro convenido con e1 diablo del deseo, dado a manos llenas. Pero l,quien es el diablo sino la memoria, el viernes, yo adelantandome a mi mismo en un suefio de Time Machine a manos llenas, mucrtas? Manos del viernes cubriendome de olvido. Llegar al viernes y 85
estar vivo aim para 10s otros averzonzados de mi escondiendo }a cabeza llena de tiempo"" y de recuerdos' porque si 10s veo aSI, repletos de 10 que hablo sere yo quien s~ avergiience de eUos c~n todo y dieresis. Pues. la memona no perdona, sabia lecci6n premeditada. Vislumbre de mi como cariatide secandose al sol de 10s recuerdos, generalmente insoportables. Ni siquiera la. soledad .. Humean sus indicios, pero su quemadura no se deshiela en nus entrafias. La soledad era. una salamandra, una cebolla. En medio del fuego se nutria con su sombra imposible cIavando sus ojos de basilisco en las reflejantes laminillas de la fogata hirsuta y desdobland
propia diferencia. Cortado en mi como un traje el radio practice de mi persona1idad civilizada, decidi cance1ar 1a animalidad de la tangente, de esa diferencia. EI radio mio hacia e1 centro estaba completado por el radio diametral y completivo de 10s otros -la sociedad, como diceny la afirmaci6n de la identidad en el contacto. Una saliva, en fin. Un modo de hablar. Me reconoci despues de nacer en un modo de hablar, deambule con una presencia sostenida por un modo de hablar, me hipnotice en la constancia de 10s otros modos de hablar. Sangre cosas indiferentes, mis vertebras estaban llenas de un modo de hablar. EI olvido nacia en mi, me sostenia; mi memoria estaba disponible como un abrigo, como una caverna. EI diametro que me sobrellevaba era como un lefio, un humus irradiante que sancionaba mi silaba y mi callar. Eran 10s otros, vestidos y sentados a la mesa de la cena bienaventurada. Si yo me hubiera separado de los otros, mi saliva tendria hoy un resabio de oro malgastado, un uranio, un contagio, una desecaci6n y una diferencia robinsoniana, estricta y sordomuda, sin lenguaje. Un lenguaje era una saliva: una socialidad. Asi lleg6 el momento de tener que escribir todo esto: tener s610 era una forma apropiada de hablar, una posesi6n sin diferencia, una amalgam a que me coordinaba con el amasijo de los otros, en el mediodia del verano caluroso y vegetativo. La terraza de ese verano vela nacer 10s arboles a la diferencia inofensiva del dia sencillamente luminoso, sutil y desintegrandose como una colmena que reline de nuevo a sus trabajadoras: rayas de luz, matizadas espumas, lentes que el tiempo preparaba y prepara en su fraguado crisol de vivas e inoculadas diferencias. Pero la tangente portaba un contagio mortifero, una desintegrada inconstancia. La zona de 10 animal, de 10 no trabajado, de la ciudad-no-ciudad rechaza el lnimedo silencio de 10s nombres.
que
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por las aceras, toea los ojos inaccesibles de 10s otros y reanuda su busqueda, se sicnta, se levanta, respira y aye trabajar en el subsuelo, en sus caderas, en su pulso, a un Alguien que es el, que es otro, que es todos: parpados derruidos, negras necesidades, mvenciones cortadas de raiz en el primer segundo de su vuelo. El gue buscaba enferma de S1 mismo, Esta solo, en el trazo marcado, marcando aun los otros trazos, la huella de sus indescriptibles invasiones. Porque el que busca invade: sigi.lo, tacto, una palabra aqui,
Una cosa hubiera side yo. Un pedazo nautrago, vagando por la noctur.na ladera de los espacios lunares, un mentido fulgor de estrella muerta, un "resabio de sa1" 0 " "albo~ de cumulo", acaso simplemente sola pnsa ~e acosada espuma": molecular, gimiendo, mas alla del espacio marcado para mi, fuera del reino, soja y llameando en 10s sotanos cosmicos y bebiendo el vino ardoroso de los monolitos estelares, hundido en la llanura inmensa del oscuro, vivo en la zruta alveolar de 10 indiferenciado, levantado contra todos los ~mblemas solares.
otra alla, una lejania, la unica: Esperanza. Tropieza, robinsonea, Es la ciudad como un tajo, un gas por las muescas, llena mundo; es una venda, es una mordaza. Sobrellevada en eJ que busca, espejismo necesario, v afirrna su savia de travesafio, SUS infimas guaridas. La • es un extravio, un milimetro de Sahara.
Gem! de otra manera, fui levantado en el barro de los nombres. La playa human a me recogio, me sembro can palabras en ormes y me dio una respiracion, una sombra, un pan. H~lado, ins?mne, cocinandose. Asi avanza el cuerpo internpestrvo. Arras, atras. Un refugio, el abismo se puebla de alas, 10s arrancados resquicios aun sobreviven, l~s gritos todavia se oyen. Conduce un tajo, un sendero. Siembra la voz e1 espacio con sus evidencias, el silencio es una flama impregnada en el sujeto. Humean las cosas. El aire ha cesado de ser. Se abren las arterias feraces. Atras, arriba. Pero arriba no hay nada: el sujeto se detiene sobre el cuchillo de su respiracion. Atras humean todas las cosas, objetos nuevas, materias frescas recien salidas del homo espacioso del mundo. Alguien habla, se aye, se busca por los pasillos. [Alguien, alguien!
solo. el es un ciudad
Estes son los residuos, 1a Residua. Sombria es la tangente, Ia saliva de la exterioridad que avanza 0 retrocede. Somos un hacia. El fantasm a generador: llave de 10s pronombres, hueco de 1a socialidad. (,Quien genera? El simulacro se distiende, se infla, parece que respira. El simulacro es un eterno desmayo, Esa es la sola eternidad: este desmayo. Arriba no hay nada, (,quien genera? Suenan los mecanismos gastados, derroches milimetricos, ganzrias que nada abren, robos frustrados, despojos inaccesibles. Honda 1a visibilidad de la generaci6n. Esto funciona (,no 10 yen? Al fonda del pasillo me esperaba alguien, yo 10 sabia y 10 he deiado escrito aqui, . mientras afuera se aturdian mis personalidades sucesivas. He mostrado mis credenciales, Ius encias de mis imagenes, Ias cuerdas de mi locuaeidad. Hablo, es 10 iinico que se hacer, Laverdure. Siembro en mi estos dudosos eclipses: Ias palabras.
EI que buscaba se para en media de la calle cercado por el bullieio. ' Se revisa los zapatos, tartamudea, La ceja izquierda se levanta interrogando, busca. EI parpado es una costra miserable. La camisa esta debajo del cielo y sabre el magma terraqueo: la cami~a ondea como una insignia en el derrumbe, el naufragio, el aire envenenado de la ciudad repleta. EJ que buscaba siente la avenida San Juan de Letran como un apocalipsis, ve las colil1as y los escupitajos, huck el sudor, observa las frentes avanzando
Al fonda del pasillo alguien sigue esperando. pasillo, el pasaje, carajo?
(,Que cosa es el
Al fonda del pasillo fosforescen todos los enigmas. dentro de la tumba que es Alguien,
Fosforescen
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brillan insoportablemente para mi, que soy Alguien, insoportablemente alguien, con mimisculas y en medio de Ios minuscules y dudosos eclipses de las palabras que he estado escribiendo sin pausa.
Capitulo
Al fondo del pasillo -que es un perol alqulmieoveo las apetecidas fragmentaciones, Ja destruccion que de esta manera locuaz testimonia en mis ojos inacabables cierra dentro de mf el suculento desenlaee: alga, alguien termina, no es la muerte, son las clausuras infinitesimales, como dicen alla, aqui, mas cerca aun: el tiempo.
Detras, oscureciendose a medida que 10s niveles del miedo subian por las paredes irrefutables can una cadencia de cabelleras, . retrocediendo a la magnitud lenta que entintaba . . los lados del suefio, espejismos hurtados a la matena circular de la vida '. -detras detras de la puerta de vidrio, los ojos fueron al encue~tro de una funebre claridad, . ennegrecida en las aristas par una pl~cela<;la de eclipse . pero dura y Iija y blanqueada en su hipnosis, en su mesmensmo, en su aspera totalidad.
y
Alguien habla al fondo del pasillo, es 10 {mica que sabe hacer y no hay duda: caen 10s enigmas y dejan una mancha de carne sobre las apetitosas junturas de la Tierra, es la sed interminable que avanza, la vida a secas can toda su vestidura de humedades. He juntado todas mis palabras para llegar al fondo del pasillo que tcdavia no se reline con mi vida. Estos ladrillos parietales ahondan la travesia, son la incesante Babel donde ~mis cabellos verbales han bebido y gustado las mieses. Las paredes del pasillo hurgan en rni sus nombres y sacan a la luz de 10s mapas interiores un destello de larvas, un desprenderse infinito, una negra desolacion, un renglon avido, una ceremonia visceral. Se que un efecto literario me destrozaria, es aS1, esta es mi opinion. Un centelleo verbal, un simulacra afiadido al mundo. Me detengo en 10s limites y se que 10s limites son un disfraz, otro, del simulacra. Veo desconsolado hacia el fondo del pasillo. La humedad espaciosa de un relampago me abrasa las entrafias: al fonda del pasillo hay, previsiblemente, una puerta de vidrio.
3 []
PUERT A DE VIDRIO
La puerta de vidrio no s~ abria pues a su modo estaba ya abierta: su transparencia mostraba develaba, exponia, Era un escaparate y una especie de tu~ba sensible, sensitiva, una rendija en el Ieretro, una fisura en el ataud. Los limites del vidrio eran 10s labios del eclipse, la manera de ocultar descubriendo, sacando a un lado del objeto exhibido la mortaja sacramental sefialando el territorio donde la blancura se delataba mas enter a y ajustada que en los dientes del nino.
Habia un vertigo de rakes en la POSIcion de la puerta, en la textura del vidrio: . las raices de los labios cuando dicen la palabra muerte, el vertigo de ~ntrar y salir, 1a textura de no saber donde se esta como. cuando uno pregunta par el norte en medio de la transparencia. Y habia la muerte, las evidencias de la padre, las mordeduras de las marcadas rabias . que la succsividad tenia para nosotros como un rem a en la perduracion. Cielo sin suefio, la puerta -el vidrio por las evoluciones de la vista.
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y
es una nube circundada
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En la puerta
reposan
y el suefio minimo
la crisalida paranoica del barco maximo.
del ernbotellamiento
se abre en sus entraiias como una imagen viva. Y ya no sc pregunta . si ha de volver sobre sus pasos, avanzar 0 retroceder, salir 0 entrar, seguir vivien do 0 suicidarse, morir a ciegas 0 respirar, ... o gustar 1a delicia cerrada y suculenta de la asfixia en medic de la agobiante transparencia donde preguntar por el norte es volver alas trabadas enunciaciones de la interrogacion, la disyuncion, la pregunta insomne.
La sombra s~ accrc6 a Ia puerta de vidrio, sus manes humedas tocaron Ja superficie tensa y sacaron un mapa extenso, una cartograffa densa y profusa, una marana de trazos que giraron en el aire vacio como un latido de la atmosfera regresaron a la limpieza 0 claridad de la puerta ' y observaron desde ahi la sombra --la sombra que se deshacia, llenando el corredor con sus emanaciones, con ~os Jigeros feretros de su al~ento. La sornbra regresaba y repena sus movlmlentos, se deshzaba por el tiempo tras]ucido que armaba una bruma dificil frente a la puerta: la sombra fingia un baiIe una armonia -pero su cuerpo cercenado s610 manaba signos demasiado elocuenres y hubo ?e ent!·ar en el vidrio de la puerta para sah! ve~tJda con una nueva memoria, can un dibujo mas sombno aun que sus pulmones, Henos de noches.
El eje de la puerta es vertical pero la mirada del hombre establece un eje horizontal: ambos se mezclan -y su engranaje es la materia de la puerta y la raiz de su que. El eje horizontal de la mirada del hombre se enlaza con la puerta y dibuja el que del "corredor que esta del otro lado" y de la puerta de vidrio que esta al "final" y de las puertas sucesivas. El eje vertical del vidrio de la puerta es el territorio del mesmerismo, Ia hipnosis convencional.
Enterrado en la puerta, el hombre no sabe si salir 0 entrar, EI vidrio es un pais extrano, su aire se conzreza en los preambulos de la mirada: tinta abism~l, ~J vidrio, lengua de anstas y alveolos multiplicados.
La puerta circula en e1 hombre como una sombra de sang~e. Movido como en una fotografia mal tom ada, el hombre siente 10s recorridos, el gozne de su mandibula, su lengua que entra y sale, 10s gestos esquizofrenicos de su representaci6n y de su propia "hipnosis convencional".
E1 uso de Ia puerta es un misterio, quien ha entrado no sabe si en la realidad ha salido y si. ha salido no sabe si ha entrado en la irrealidad. Mar y silencio, representado lacustre de su posible hermetico y abierto,
La puerta es hipnotica a la manera del mar: su inmensidad es Ulla molecule, , ., e1 nudo en donde se enreda la otra molecula, el grana Iongilfneo de la mirada.
EI hombr~ que .s~ ha enlazado a Ia puerta de vidrio y no piensa en la disyuncion que la otra puerta que no fuere de vidrio Ie propene sabe por dO}1de acceder ante Ia "transparente lapida": Ia puerta es un que con acento pero sin interrogacion.
Vel' del otro lado de la puerta es percibir esto: 10 que esta adentro de la mirada, lit prepara y la proyecta, . . es 10 mismo que esta afuera: un corredor, una puerta de vidrio, un corredor, otra puerta de vidrio. . Las nervaduras del oio son el horizonte de 1a mirada. EI vidrio de la puerta es In fascinaci6n molecular de los mares. Los ejes del hombre y la puerta son 10s continentes que pulverizan la Iiccion de las p~redes. , que corren a 10 largo de 10s pasillos novelescos -tuneles, desechos, tubos, basura y sombrias luces de los dominios y las sujeciones. El corredor
"Es cierto que hay un corredor hasta aaui" piensa el hombre. "Pero del otro lado puede haber otro y al final de ese otro corredor otra puerta de vidrio y entonces l,que?" Cuando examina su reflexion, el hombre desaloja los sisnos de la interrogacion. El que de Ia puerta b
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cs el otro horizonte del ojo, pero es Iicticio, La materia de 10s ejes del hombre y la puerta son una linea fugada, una escapatoria y una liberacion: su mezcla est~t insinuada en 10s lenguajes del deli rio, su mezcla reside en el suefio de las palabras y en las palabras sofiadas y en el suefio sin palabras. La imagen del hombre se teje a la sombra, desciende a sus galerias mortales y toea el ovilla del eclipse con una risa energica y sacramental. La cabellera de la puerta observa las maquinaciones del hombre, 10 enlazara can su corazon enredado, 10 soltara en medio abismo y pasara sus rakes alargadas por el pecho vagabundo.
del
Vidrio, vidrio: el hombre suda una maravillosa imagen de la puerta, la imagen del navio sacramental, el Argos que en las manos del hombre se sobrecalienta para transfonnarse -ha~ta Ios limites del barroquismo, volutas, esferas, espirales, amllos, floraciones que enciende el amanecer en las placas inverosimiles de la puerta. EI amanecer sobre la puerta de vidrio se sinia como una fulguracion, se desarrolla hirviendo hasta las entrafias cristalinas de Ia puerta y estalla en Ios tallos moribundos del hombre sentimental -para que todo eI fuego deseante del hombre se reconstruya en la diseminacion corporal que le cede la percepcion del .vidrio y ~o Que ~sta Detras, profusa nada y fragmentaciones, inacabamientos, disoluciones: una azarosa libertad. Adverso retroceder (con una piedra en el bolsillo, "escroto adicionaI" , una piedra que golpea los muslos como un pan herido, una piedra con sabor de confines y una suculenta inconsciencia de ovalo finfsimo fijo en el pizarron -ademas una ceguera de monada, un instinto de hielo, una
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carnivora insistencia: una piedra, en fin, para el jueves terraqueo, . . con SlI lastimadura de magma, de bocanada primordial, de pufiado imperfecto . y e1 imprescindible "porte rugoso.y duro" que mejor Ie conviene), retroceder adverso.' J!llpenetrable, frente al mar de la puerta de vidrio cuy.as oleadas ent~an bajo la estupida ropa del ju~v~s y 105 dleZm?S de la VIda grotesca. La puerta de vidrio te observara can su iconica traslucidez, con su penetrada blancura inedita ... y levantaras la cabeza can un esfuerzo. en.orme para verte alla, en 105 lfmites, detras de la Puerta .de Vidrio y ver tu levantada cabeza de ciclope y tus labios Ilenos de humo azul 0 blanco y el ardiente deseo de amor. que _te deja robinsoneando, alas once de la noche, cualquier ana y roes, ~,. por las oleaginosas banquetas de la calle de Felix Cuevas, carajo, ciclope, ciclope, ciclope amoroso. As! te deja el amor junto a la puerta de vidrio, con la entera disposicion de muerte que suele frecuentar esos anillos de soledad que sabes,. . sordido como un farol que parpadea sabre el humano de!nt~ y pensando en tu saliva como si se tratara de un punto de cosmica sustancia . extraviado en tu boca, escondiendote frente a la flexible acometida del aislamiento, , mas evaporado en e1 dolor que la llanura del parpado sombno de los sueiios. . Pero el amor te trajo, te circundo co~ su espesa dolencia y te saco a1 jardin, al desafio, al orgamsmo que eres y . te deja pensando como un loco e~ la adorable cabellera, los ojos lucid os y oscuros como un ~a.lo, . la boca insome que tu insomnio prefiere y frente a eso debera siempre como en la todo-vida prevalecer tu Iuerza y , el ardiente fulgor que posees para el y por el, par e1 amor que ahora, indestmctiblemente, . cierra sabre tu calida cabeza el a111110de soledad que sabes. Todo se detuvo, e1 orden se fragmento como un~ porcl~ana despedazada bajo cl soplo llameante de un p~no lI!aslvo, la astilla del ojo se abria junto a la dura l~ovJhdad ue los sezrnentos unanimes incrustados por un mstante b 95
sobre la ruta plena del espacio -y las paredcs Iueron una marea de coloides, un jeroglifo borrado, una extensa desaparici6n. La puerta de vidrio se movia sobre goznes ausentes, dando vueltas inmovil: cerrada se abrio y sus hojas de longilinea traslucidez atravesaron los ecuadores del ojo, como una blanca rataza adentrandose por la suspendida costura ~ del todo detenido. El vidrio se abria cerrandose, trazo reticular de una transparencia desahogada. Tropismo, giracion: la puerta centrffuga echaba rakes lenticulares que penetraban ciegamente hasta los ovalados naufragios del umbral, repisa inerte: la veloz continuidad, la fijeza del vidrio era un azua para Ja mana desalojada o -y el detenido abrirse de la puerta disolvio las naredes con un golpe sesgado . que reunia el mundo a la fuga constante de sus colocadas aberturas y entonces dijiste frente al rnimero de la ooblada claridad: [Espacio, espacio! ' Racion lucifuga para tu boca descabellada, tajo de sileneio, vapor naufrago por donde suben las hogazas de panes reflejados. inercia donde el hierro se engrana con la pluma del aye para ' construir al vertiginoso colibri, opacos equilibrios y cordilleras de 1a retina que simulan los deserticos escenarios del ojo: la puerta de vidrio era tu ojo saliendo por las paredes ausentes, era el circulo errante que atenazaba tus pies, era el cinti1ante faro en medio de los mares nombrados el instrumento acuchillado que se recomponia ' por Ia cascada de tu cintura, por 10s emblem as de tu sudor par 10s arenosos d~cIives de tu miedo. La fuerza te ahogo ' con su puro reflejo: tus brazos entraron en esa desnudez que el sol extendia por los matorrales y el CO!31zondel verano te. remonto a las islas, te saco del ahogo y te ~eJo con las manos umdas a la quem ante lagrima de tu vida. Y asi 10 repetias con el hermoso lenguaje cifrado en la sola palabra: jEspacio, espacio! El cuaderno que apoyaste sabre la puerta se convirtio en el despojo de tu escritura, voIviste la cabeza para observar la rotacion de tu cuerpo baio Ios vocabularies de la lluvia y -
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supiste que eras un reflejo y que debias volver a comenzar. Quise precisar el contorno, Ia huella de savia en la sombra maciza, los limites que se deslizaban como peces desesperados en la maquinaria de Vidrio, el olvido de una mirada germinando sobre 10s tensos lugares de la noche. Tome el cuaderno con un sabor de muerte sobre mis manos como un roce, y el cuaderno se convirtio en la prueba de una muchedurnbre, en el trazo virtual de un infinito comenzando en Ia estabilidad de mis cabeIlos, la sobrevida de mis ufias, el espacioso y nutritivo cordaje de mis ent~a~as: mi vida como un infinito agitandose, perruna Y vertigmosa y sobredoradamente, al pie de la puerta de vidrio que invadia mis ojos fecund ados con su fulgor irremediable. . Plegado sobre mi mismo crei ver caras conocidas, tenues 0 enredadas figuras que me tocaron alguna vez en el curso de una caminata, en las calles 0 simplemente al paso de un dia homogeneo y quedaron en mi carne como tatuajes de neblina entrando en los muelles, como inundaciones que frecuentaron el verano de mi deseo. Recortados al margen de mis vocabularios, perdidos en la claridad confusa de las horas y de 10s habitos, ., . escribieron su rapidisima fisonomia en la zona de ~1 silencio v pasaron a traves del vidrio hacia mi cuerpo, a mr encuentro, - lentos y definitivos como ukases,. . . inconsolables y aflojados en el naufragio de mi memoria, en el naufragio de mi olvido. . . .. Ardi como lena subdividido, entre 10s engranajes invisibles del vidrio, desconocido de mi mismo -ardia entre los otros y su gigantesco sufrimiento, ardia izual a una devoracion de llamas, en una sequedad b insomne y fertiI como el mundo. Al abrir la boea un fulgor me recorrio la mandibula, . paso por mi lengua como una fantasia helada y sin conjeturas: en las palabras que no dije ento~ces reconoci mis retrocederes, la fuga innumerable que me constituia. El vidrio de Ia puerta me atraveso como una disolucion de
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carbones 0 frases, arido y sentencioso hasta el desaparecimiento -el cuaderno que mis manos acariciaban se desprendio de mi, entre en la noche del vidrio y repose por un momento sobre la serenidad paranoica de la puerta. Entonces supe que para rni no habria verdades sino en e1 estallido infinito de la deriva y me vi naufrago para siempre, para siempre subdividido, y tome la prueba del cuaderno en mis manos sonambulas y vague hasta el otro lado ilusorio de la puerta para ver a 10s otros y tomar en mis brazos la fugitiva sustancia que ahi los tenia. Ahora la risa cruzo el vestibulo, se detuvo en mis mejillas y paso por mis ojos como una semilla se convierte en la selva, rei con una jugosa cautela, con un convulso espejismo atorado en los dientes y camine con otros pasos rumbo alas edificaciones de todos los lenguajes conocidos por mi solo para saber que la risa estaba en el cimiento de cada uno; estaba, subyacente y repleta de sl misma, en mi gesto y mi postura, estaba como una manera del eclipse de la persona en las ideas que sobre mi mismo saque de la variada figuraci6n que sin cesar me asediaba desde mi mismo al asalto de mi . ' mismo y en cada segmento donde la risa subsistia de todas maneras inalterable y calurosa como ' la desesperacion del pez en la situacion artica que finalmente logra resolver y hacer estallar desde su increible natatoria: nade, asi, por la puerta de vidrio hasta que recupere el cuaderno y me rei del naufragio, tu escritura. Roza la silenciada diferencia el esplendor de la puerta de vidrio. Sale en si misma el objeto de sus alteridades y vuelve a entrar por el polo contiguo, barnizando el color ecIipsado de la persona con un brill ante sortilegio, hipnosis moribunda, tensa carne. La diferencia es la imperfecci6n infinitesimal en el pulimento maniatico de la puerta de vidrio. Maritima es Ia puerta de vidrio bajo las proliferaciones lun ares 98
de la diferencia. Sola imagen de su deriva en la transversal que pone la raiz pero despues consigue dormir el tallo y disfrazar las ramas, mentir los frutos, invertir los est~m?rcs. No raiz 0 polo sino punto enorme: eso es la puerta de vidrio que has creido atravesar para caer, como Alicia, por un tunel vertical, hasta el pais de tu disfrazada diferencia. La puerta es de vidrio y no de otra cosa, sin embargo: primo, la alteridad la convierte en el objeto a1ucinante otro; secundo, los arrancados minerales que sobre el ojo instaura la puerta monumental son ella misma, repetida bajo la ola especular . que la tiene ahi, material y sofiando, No preguntar por la diferencia frente a la puerta de vidrio es entrar en la fiesta perversa. La puerta de vidrio es el fantasma de toda regularizacion pero tambien el muro que goza destruyendose. ~Has entendido 0 quieres que te 10 cuente otra vez? Adivine bajo la puerta, en la civilizada sombra que daba de todos modos el umbral a pesar de tanta, tantisima claridad, el espectro de mis documentos oficiales, nombre, peso, estatura, radiografia de mis dientes, huellas digitales . -pero no eran sino los jeroglitos habituales, la letra conocida, 10s repertorios recurrentes. Y entonces volvi la cabeza para tomar el cuaderno, apoyarlo sobre el suave y liso vidrio y euforico me puse a escribir esto: espacio, espacio, espacio. Cada zona de la puerta de vidrio es igual a todas las demas, de modo que distinguirlas es imposible, como si la puerta se . extendiera maritimamente. La puerta es una sola Zona, un . trashicido aire depositado en una larga rectangular y vertical piedra 0 lapida -pero . las zonas de la puerta sin embargo estan ahi, con un espesor sensible y arraigado, lentas y parecidas a la respiracion submarina. Zonas laterales atravesadas por elancho naufragio que toea las bisagras apasionadas, zonas centrales que la mirada habita, inquieta y sorda, ' zonas profundas que observan el abismo narc6tico del umbral. Esta zona es la tuya, la que veras entrar en tu pecho como un tesoro visible y desesperado,
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la particula de muerte que roza 10s niveles de tu mano y se deposita en tus labios con un haz de luminosidades imprevistas, La zona que se proyecta en tu boca y luego desciende hasta los dedos para que escribas esto, la zona que te rodea, que te posee desde el nacimiento y cubre con vendas imperceptib1es la cesura que jadea entre cad a respiraci6n, el intervalo que se cierra, funeral y caliente sobre los sellos que dejan los limites de cada paso que d~s. La puerta solicita el caudal de tu voz, la puerta IIeva en ti los mares lIuviosos de cada palabra, la puerta enlaza los sonidos y 10s establece en tu proximidad insistente sonambula, obsesionada. ' Las preparaciones de la puerta de vidrio imprimen sobre tu piel un sabor definitivo de suefio y de movimiento, La brisa que soy se detiene como un deslizado brillo sobre la superficie de la puerta que nada de mi refleja sino el instinto de muchedumbre que hasta aqui me guiaba. Todas estas pa1abras conducen a la ciudad sobremuriente que dentro de mi cuerpo abre su ojo sideral, pone en la boca despierta un pan doloroso y cierra su lazo de hierro sobre 10s talleres infimos del trabajo, la desesperaci6n, la nausea. Brisa que su sendero lleva por la atmosfera, mi cuerpo Ileva en 51 mismo el nombre, la pena, el furor la mentira la desesperaci6n. " Soy en Ios otros como ese brillo de mi cuerpo deslizandose contra Ia superficie feroz y reposada de 1a puerta de vidrio. Esta Iejania es mi cuerpo, distancia que dispers6 sus materiales bajo e1 poder de un lenguaje -arma que sabre si se vuelve para instruir al elocuente con la serie desplegada de sus destrucciones milimetricas y en ellas toma forma para situar el punta sucesivo de sus metamorfosis. Yo no podrfa escribir si al hacerlo no destruyera "rnilimetricamente" a los otros, si no fijara con una fantasia heroica, en la puerta de vidrio esta mi~ada ind6cil que discurre huidiza, en cambio, frente' al acantilado de 10s otros. ' Pero los otros muevcn su arida vida en mi, en mis palabras, 100
y ese turbulento preparativo, ese vencno, ese arrasamiento, enlaza el brillo de mi cuerpo alas ciudades de afuera, alas visitaciones de los otros. En la puerta de vidrio mi reflejo es el caliente aviso de una rnuchedurnbre. Fluida vicisitud que desarrolla en mi, en las decoraciones de mi escritura adicta, sus minerias _.y cava historias, nupcias, crimenes, deseos, en los enigmas de mi locuacidad. Hablo, Laverdure, es todo 10 que se hacer, dices: pero mi cuerpo conduce a mi locuaeidad, la marca para el teatro eterno de mis deseos, la convierte en una rosa 0 en un anuncio de naufragio -y entonces hablo con un enigma encajado entre los dientes, mas vivir que 10 que vivo y deseo y empapado en las oscuras aguas del misterio, mientras re£lejo mi perfil modernista en la puerta de. vidrio. Mis ojos, deriva de infinito. Mis ojos que vieron e1 amanecer en Igumenitsa y luego se iluminaron con {a ya visto del templo griego, suefio de eternidad. Mis ojos fascinados ante la puerta de vidrio, este limo trashicido que guarda enteras 1as fantasias de 1a desnudez y del deseo. Ahogados por el mar del etemo retorno, ven 10 que ya vieron y aquello que veran, pero ahora, sumariamente, se concentran en la submarina apetencia de 1a puerta de vidrio, suspendida en e1 tiempo vivido como e1 emblem a de otra vida: la vida de 1a fuerza terrenal que deposita sus ardientes sefiales en el flujo de 1a escritura. La puerta de vidrio es el viaje par e1 tiempo de la vida actual, una Venecia longilinea que nos atraviesa con su serena y sucia complieaci6n. Vasos y lamparas, lapices y pagares: 1a resistencia del cuerpo estab1ecida frente al oseuro tiempo de la vida vivida. Y mas tardesumergido en las interrupciones decor ad as del suefio, vo1viendo a cada instante a repasar 1a pagina de las ideas, el escenario de la amistad y los bosques del amor, los cuadernos adolescen tes repletos de ansiosas pesadiIlas. La puerta de vidrio es a su manera una pesadilJa completa y dura, endurecida 101
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como ~oral ante la natatoria del pez humano que soy, si es que alguien soy, como sucle dccirse. Ante la puerta de vidrio vuclve a mi el instinto de una muchedumbre. La calle es una resistcncia Ircnte a la resistencia complieada del cuerpo. Travesia que no retorna mas que al precio de un "buscar-Iormas", como 10 be escrito. Sabre por mi, cuando estoy en la calle, que concentra el instinto de una muchedumbre, sus poderes , fecundos. Y la puerta de vidrio como una advertencia, otra resistente materialidad ofrecida alas equivocas apetencias que conocemos. Ese apetito que despierta bajoel influjo de la puerta de vidrio es la hogaza de fuego que conocemos a nuestro pesar cad a dia que pasa, cad a minuto que transcurre. Ese apetito es el reverse comp1ementario del instinto de 1a feraz muchedumbre que a1ojamos. Pero si alguien soy no he de reconocerme sino para la fuerza. Esta es la leccion, frente a la sombra 0 la luz: frente al lIeno discurso que la muchedumbre o la puerta de vidrio planta junto a mi, en la pelicula de mis ojos, deriva de infinito que posee mi pecho con sus Iluidas vicisitudes. Habla, en fin, con tu voz de grafito, despliegate, miedo cerrado, rafaga de cabellos en medio del vasa veraniego, playa de vagabundos. En fin, para 1a fuerza cump1e tu cometido, mas alla de tus enredados "temperamentos", mas alla de 1a sensacion del ridiculo, Abre tus manos, payaso lastimoso, azul abismo, muchedumbre de visceras y de silencios. Me acerque a la puerta de vidrio como si yo mismo fuera una ficcion, toque su pausado pulimento, puse la frente sobre 10s brillos de su agua suspensa. Mi cuaderno estaba junto ami, cerrado de delirio. Y tuve miedo de perder el equilibrio bajo 10s efectos de la droga que la puerta de vidrio hacta cntrar en mi desconcertada cabeza, en mi cabello colocado bajo la influencia primaveral que desdefiaba. Me acerque a la puerta de vidrio para verme, como si fuera 102
posible percibir en esa inoeencia transparente los arraigados materiales que me construyeron para cl ticmpo. Nada reconocia mas que la conducida limpieza del ticmpo, SIIS aprendidos engaiios. Me aparte con un miedo nuevo y sabiendo que si alguien soy no he de reconocerme sino para la Iucrza. Por tu cuello salian chispas como el aserrin de un mufieco degollado. Encadenado a la pared, eras miles, miles de hombres. Y el policia que te pegaba era el mismo y otro, ni acaso. Levantaste los brazos para defender la playa de tu torso y volviste Ia cabeza para ver si tus camaradas habian huido, abriste la boca para decir algo y viste la boca abierta del policia y adentro un calendario, un lapiz y una orden de aprehension, Por un instante supiste que te iban a matar pero luego resolviste esperar otra fraccion de segundo bajo los golpes y sacar la feroz alegria que basta ahi te llevo, cerraste Ia mana para sentir la terrenal fuerza marmorea de tu pufio y devolviste el golpe ultimo, 10 encajaste en la mandibula silenciosa del agente y saltaste par encima de ti para intentar esconderte en cualquier lado. Ese cualquier lado vino a tus ojos, narcotizados por el dolor infernal del cuello sangrante, en la forma de una puerta, de una puerta, de una puerta de vidrio a donde llevaste sin preguntar ya nada mas tu instinto de muchedumbre y la feroz alegria que te llevo hasta ahi, bajo los golpes, que te llevo hasta tu mana escarnecida que en ese momento empuj6 la puerta y te dejo a salvo en un edificio desconocido, mientras afuera la ciudad se revolvia como un animal martirizado. Por primera vez en el vertigo de la tarde, respiraste tu vida reconciliada y supiste que estabas contigo mismo, como sue1e decirse. Viste la serena traslucidez de la puerta de vidrio y 10 que tus ojos vieron fue una fantasia mas para la tarde vertiginosa: tus compafieros te recogian por los sobacos, te empujaban entre la confusion y trataban inutilmente de detener la sangre aun fresca que te escurria por el cuello, sorda y mas verdadera que tu vida. 103
Estaba un hombre, de pie, frente a una puerta de vidrio. Estaba solo. Y su cabeza era como la neblina que afuera en el jardin acariciaba los bustos romanos ' , y bordeaba las fuentes y los senderos -el aire era una zasa . lenta, blanquecina, penetrante. ~ La puerta de vidrio reposaba como una lapida frente a 10s ojos soiiadores del hombre, pero a~ mismo tiempo tenia lenguajes que rozaban la cabeza nebhnosa. Los lenguajes de la puerta eran tambien sonadores neblinosos tenian ,la consistencia de un paiiuelo empapado y , , se abnan como fantasmas en la piscina que la cabeza del hombre ocultaba detras de la frente. El hombre tenia eI!-10s ojos Jas ,impresiones frescas del jardfn, 10s senderos flon90s, Ja melodia de ~as fuentes, la presencia frondosa de Ios arboles y el armonioso canto de los pajaros. Pero a pesar de todo eso, 10 unico que parecia importarle era la puerta de vidrio, eran 10s lenguajes neblinosos y soiiadores de la puerta que tenia en.fre.nte como un teatro helado, superconsciente e instintivo. El vidrio de la puerta sabia que detras de la frente del hombre habia una piscina y amaba esta palabra y 10 que designaba porque Ja puerta, a su modo "vidriado", ' se reconocia en 10 que estaba detras de la frente del hombre y en la palabra que le tocaba en ese mundo. Esa palabra era un lenguaje entre la niebla, era un suefio entre Ias fuentes y 10s senderos floridos, y se enlazaba con naturalidad al armonioso canto de los pajaros. Era. un lenguaje de vida que tenia esguinces de muerte y de niebla y que tambien estaba "vidriado". La puerta ~scribia en el hombre una frase larga y neblinosa. La 'puert~ .mt~rrogaba al homb~e .sin interrogarlo, y este habia sabido siempre que su principal interes en la vida era responder a ese interrogatorio neblinoso que quiza no era en verdad un interrogatorio. ' La puerta ~e vidrio ~e preguntaba al hombre, una y otra vez, con un ntmo neblinoso de suefio cosas cuya respuesta 61 ignoraba p~ro que Je dejaban en el paladar un regusto de vino y de quemadura. Bran pr.eguntas de una civilizaci6n perdida, preguntas sobre los horanos de los trenes de la Gran Ciudad, 104
preguntas sobre 10 Mismo y 10 Diverse, preguntas sobre la filosofia y preguntas sobre el tabaqmsmo. . Esas preguntas e~traban como plumajes de acero, sin encontrar ninguna resistencia, . . en media de la cabeza del hombre y rozaban la pISC1l1acomo un pajaro lleno de sed y de furia sexual _y esa manera de entrar depositaba en el hombre un perfume de cabellos asesinados y un grito extenso hecho solo de ojos y paginas destrozadas. E1 hombre no sabria responder alas preguntas de 1a puerta de vidrio y sin embargo antes . ha conocido el misterio de1gado y sanguineo de sus emOClOnes frcnte a esas preguntas y frente a esa ~~~rt~, to~o eHo. , depositado en el hombre de una manera :Vldnada y nebhnosa. Como un suefio entre 10s senderos flondos y el armonioso canto de los pajaros. La puerta no es 10 que se dice, ~i ~e abre 0 cierra segun 1as tecnicas 0 la moral en usa, tecrncas impiadosas y automaticas, como de un suefio hueco, trias como un teatro frio. . .. Pues 1a puerta que interroga a1 hombre no es una posibilidad de entrar 0 de salir, de cerrar 0 abrir, pues rodea a1 hombre y es un sentimiento de mundo puesto en 1a soledad inteligible de su coraz6n. La puerta no es el infinitivo que pone a funcio?~r 1.a~~aq~inas equivocas de 1a costumbre ni es un poder significative". . . . Es un poderio de mundo. La puerta es un sentlmlento nebhnoso que rodea al hombre sofiando, una "pasion" delicada y nmebre que arde sobre los ojos del hombre y 10 escribe contra la, sedosa puerta de fuego que es el mundo, ahora y aqui. Lleva e1 aire 1a imagen de la puerta de vidrio, como una palabra seca y tr~nsparente . .. conducida a 10s labios, a 10s O)OS,a la despertada Imagen correlativa del cuerpo en 1a sangre del x:nundo. . / La puerta no puede funcionar sino como imagen, imagen vacia de un a1abado deseo : el circundado mecamsmo de la sexualidad abierta, utopia marcada de nulidad en 10s tiempos que corren. . La puerta Y su vidrio circulan par el sistema del hombre que est a solo, inundado por la fresca certeza de qu~ sus. ojos no mienten, pero ~n todo caso no le rinden un testimomo de la verdad mas habitual. >
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Ese habito de la puerta de vidrio, apenas percibida aJ pasar como la "trampa sobredarada" de un poema, esconde la ojiva material de un tigre a de una selva, es el agua rozada en la muerte a en el suefio, es Ia nebulosadc los signos en medio del derrumbe, brilla mas insoportable y heroica cuanto mas territorio de deseo arroja en el fila de nuestras cuerpos arrasados. EI espacio esta cerrado en rni, se cierra par la palabra, fuego recto, ilusionismo de las ocho de la noche bajo la rafaga de cafeina y el ardor nicotinico que me recorre 1a boca, la sangre que se entierra como un fantasma en el vapor de las frases y toda esa utileria de siglo veinte que me consagra alas divinidades hermeticas del discurso que he creido escribir, en el semisuefio encarnizado que me rcdea. La palabra se cierra en mi cuando estoy ante la puerta de vidrio, esperando Ias llamadas al arden, mitad en el siglo vcinte y mitad en el minuta que pasa neoliticamente par entre mis piernas amanccidas, que resisten la quemante definitividad de la puerta de vidrio. Has vista la ala del infinito rompiendo sabre tus labios de papel, abismados, mientras recogias los petalos quemados de tu imagen, inclinado sabre las coordenadas del estanque. Todo sucedia sangrando, a tientas. Y eras la carnada para un pez pescadar llamado Perez, Fantasia aDios. Esta letra que te pasaba par e1 pecho como un ala de cuervo era el infinito, el borde ciego, la muerte 0 la escritura, salias entre los chorros de sal y las rafagas de silencio para ver 10s vaporosos crimenes del tiempo. Todo sucedia mientras tocabas las paredes, acercandote, olvidadizo y rota bajo la lluvia horizontal que salia de la puerta de vidrio, inundandote las claviculas, entrando par tus ojos corvinos y acechando, copo abismal de eternidad. Era la hora raja de tu sangre y recorrias el aumento, la incertidumbre, los ropajes del siglo -aumento de ti en la espesura, neutras incertidurnbres que fundan la mistica de tus engranajes de olvido, siglo que te escurria por la boca como manjar diab6lico. Camada a letra, sucumbir de cascadas, insolitas divinidades, ah!, pero fuiste directamente a la puerta de vidrio a recoger 10s 106
simbolos que se desplegaban con un mod? de verano, con un estilo de follaje riente: todo era tu nsa, trastabillabas, tropezabas can tu sangre, con tu arida sucesi-yidad y . veias la puerta de vidrio, sus mandibulas y su PICO de buitre. Manos de tu misterio en la botella ciega, claviculas de la voluntad, hordas de fantasm as : un que 0 un texto infinite clavada en el espejo que esta frente a otro espejo. Descender par el castado de la puerta hacia 1a quilla que te tunda y conduce, . rompiendo e1 hielo y 1a padre, la corriente humeda y desprendida de ti hacia la puerta de vidrio, avanzando, rectamente avanzando. Incisiones en la claridad fresca. Me detengo en las imageries, veo mi representacion bajo 1a humedad circundante y reconozco el fantasma 0 fiera que me acechaba. Entro en las incisiones, con una mano quemada par la Hamada que hice sabre Ja puerta de vidrio: dos golpes breves, profundos, que me abrieron 105 dedos en un chispazo de dolor . . y deshojaron mi puna, que ternblo en el aire como una mariposa de bronce. Nadie abri6, sali a1 jardin sumergido en los dones matinales, ambiguos, carniceros, marcados por un trernulo poderio solar. Soy el follaje que camina, confuso e iluminado. Veo en las incisiones, en las junturas empapadas, la imagen quemada de mi mana. Recojo aire laberintico, enredado planeta. Mechen de nieb1a a trapo coloidal, sabiduria de las once de la manana en un autobus, caminando par la vasija de ciudades olvidadas y vueltas a encontrar en los laberintos del aire respirado, ascendiendo par 10s meridianos de este enredo, entre trapos y coloides que se extravian en la niebla. Recojo mi nombre en las comisuras de los barrios, en la fermentada incursion de las tiendas, para comprar un remedio que anoche sane y que existe hoy, a las once de la manana. Ahara camina, Lazaro. Ceniza muerta 0 portera de vidrio, gozne anegado, bras a de humedo chisporrotea, 107
lengua de cercenadas papilas, milimetro de angustia en las orillas entintadas del silencio. Lazaro amenazado pOI tu vida, tti que eres otro, dime como y quien, cual origen, cual nombre nos lleva entre las abundancias equlvocas, en medio de la Historia y los ayes y 10s derramados simulacros y el minutero que nos cuelga de los pulgares en el crisol del esparuoso trabajo. Abismo de Lazaro-larva, tumba atmosferica y circulo de esencias. Perfumadas grafias, ramos niveos, y el vello sanguinolento que nos agita el Indice ante las narices a la vuelta de todas las esquinas, en los abismos del dia, deletreando las raciones de civi1izaci6n que ni conoces. Uno esta de pie ante la puerta de vidrio, en la tenaz fantasmagoria de un martes, y siente las mejillas barnizadas par un hechizo prehistorico, Uno es el abismo encarnizado que se enreda, la magnitud heroica donde sobrevive a sus posibles, el suefio positivo en el cual ingresaba con 1abios mas universales que la milesima sustancia que anima los resquicios del cuerpo. Uno esta en e1 pardo respiradero del martes en la pecera paquidermica ' de l.a semana1 mezc1a, uno se entinta y 1uego suda a centimetro VIVO,
aullando con una dulzura intolerable gritando en.10.s renglones de la vida depositado ante la puel"t~ de vidrio como un flaco megaterio y oscilando, oscilando, oscilando ... Uno esta vibrando en 1as puntas de 1a puerta de vidrio, a negra sangre, hirsuta risa, uno esta latiendo sobre pape1es y papeles, y cayendo de bruces hasta Ia micra, hasta el ahogo, hasta no pensar nada, creyendo en la pared como si fuera 1a ropa que 10 cubre y uno esta en la retlexion de la puerta de vidrio y esta ' completamente vestibular y tiene vinculos humedos, lapices y cavernas, y tiene ademas una lengua instilada sobre la pagina silenciosa que subsiste con el manoteo cle1 "discurso". Uno es un pliegue, un vcllo numerado y mundano y una pregunta 0 un ismo en la feroz naturalidad que sostiene ahi a la puerta de vidrio. Uno se rie, hacia Ja madrugada,
y
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mientras la puerta de vidrio deposita sus balsas dudosas en 1a ribera del yo . y ve a los conquistadores, ba!budos, l?eIJlargos, ava~1Zando hacia el pecho propio como SI desde siempre I? .supleran, ,como si supieran de Ia Cibola que borde a nuestro ando corazon matinal y el frio Ieraz que conduce 10s pulmones del Vivo entre 10s oros y 1a metamorfosis de la ciudad soiiada, oscilando. . . .. , Porque uno es pues 1a Cibola que la puerta de vidrio ansia, oscilando, ' y es cierto en fin que uno esta de pie, universal, un martes, ahi, antenasal, ay Guimaraes, y vive a pierna suelta mientras alia, lejos, lejisimos, alguien escribe todo esto. Uno sangra por los labios, hunde Ia carne muchedumbre. Uno cava 1as piedras. Uno es un meteoro, un estado de coma.
sorda
en la temible
Pasa el martes: una mancha. Siluetas, hombres que orinaban. Techos amargos. Trapos que pulen una puerta de vidrio. EI martes pasa como . una mancha, un cuaderno que se ha deshojado mientras nos alejamos, abriendo la boca y mirando e1 musgo, nuestras manos. Llaves que nada abren, ropas y hendiduras, dientes flojos, grietas en .Ios pufi~s. humanos .. :. , El martes tiene su aire, tiene su VICl~, y su munon respira como un principe: contanc1o Ios minutes. El martes ha pasado. Cierra la boca, Lazaro, y canta tu cancion como si fueras otro retlejandose inconsolablemente en las ventanas 0 las puertas de vidrio de la Gran Ciudad. Tajado como un arcaismo, siento pedazos de la proximidad en el suelo, en ... . ,/ e1 umbral de Ia puerta de vidrio. Escribir es e1 arcaismo mas pr6ximo, menos despedazado, " . . y en mis manos tajadas encuentro e1 mas aHa de mis pasiones activas -he de conocer algun dia el humeante sabor de 10 que cs el 109
morir, Manrique, y entonces padre vel' con ojos arrasados e inexistentes todo aquello que hice y que no hice. Pero es claro que yo no vere nada: como un soplo caere hacia abajo, deshilachado y sordido, mordiendo con mandibulas frias una tierra que no sera ya nuts la tierra. Mientras tanto escribo: un tajo, un arcaismo ante la puerta de vidrio y su nieb1a, su papeleria y su fructifera manera de ser ahi, no mas, cuando respiro y Ie pregunto par e1 morir, par el ay, por el cielo, por los horarios. Mientras tanto escribo: esto es mi reflejo en la tristeza a gritos de la puerta de vidrio. Este es el silencio, penetrando. Mas un espejo que la rozada luna que circunda los parpados y hacia 10 dividido, avanzar que no cede con una lentitud amarga y recta. El silencio es la pausa descomuna1, percibo su reves con ~l contacto de 1a muchedumbre, totem-rumor, hueso umversal. Suenan los otros y su mimero es un abismo bajo el des eo temeroso de mis manos. Silencio en la puerta de vidrio, imaginando. Quien es yo en1aza las apariencias para escribir todo esto, desprende de su cuerpo un sentido de mundo y fija en la puerta de vidrio su quebradiza imagen. Toda 1engua es tribu en rincones de cuerpos que vagan par 1a noche. Si algo se desprende no es otra cosa que las evidencias y los equivocos de un lenguaje aprendido, si quien es yo tiene imageries propias no es aSI mas que par una "manera de hablar", por una "manera de escribir". Manera de tu fauna, observa. Lazaro te pregunta tu domicilio, tu boca se mueve, gesticulacion bella y marcada por el tiempo, intranquilo est as frente a Lazaro sientes que tu domici1io ' es una imagen que le pertencce 0 pertenecera, sangrando. Tu domicilio es Lazaro, cl abismo domestico. Ahora levantate y camina, por ahi, por las tiendas y pOl' las farmacias, levantate y recita tu domilicio. Esa es la manera de tu fauna, si hablas 0 escribes u observas. Es
Cavado en la sobrevida, entinto el extremo del yo, mi vientre, mi dolor, mi derrumbe. Afuera 0 detras de la puerta de vidrio, la primavera es una materia masiva, categories. Me encierro, estoy a ras de mis codos, veo en 10s umbrales la perseguida floracion del desgaste. . . Asi es, oh palabras. Y si alzara la mana para romper el vidrio de la puerta, algo numeroso afiebrado, inconcebible, me Ilenaria los oidos y los huesos 'con un bronce finisimo y vibratil. ASl pues, aqui estoy, espeso e imaginativo. . El si condicional es mi coto de caceria. Insomnio. Transgresi6n. Espuma en la boca de ver al dia salir obion go, dispeptico, restituido. . Espuma en 10s oidos, cabellos inusitados en el punto suspensivo de 1a entrepierna. Espumeas, espumeas, siempre recomenzado. .. , Balanza vibra, La nariz te espumea, peso definido, Saldras aver el'desfile, las armas de la primavera debajo de los harapos de la resignacion. Ah, la ciudadanial LJegan, tosen, hoy es la mierda, "cosa nitrogenada y arroj adiza" y es el esputo, el omb1igo, la cerilla 0 cerumen, . Jas madererias claviculares y la pelvis horrenda y 10s reflejos de sudor y de moco .' en la gasa impecable del tiempo que pasa: enlevitado. Sene tan deliciosa 0 enumeracion tan magnifica solo se soporta . en la cavada transgresi6n que te pasa por el pecho en el pnmer 111
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Lazaro entrando par las ventanas de tu mane derecha para salir sangrando por el domicilio imaginado , ' de tu mano izquierda, coronado por las Imagen~s que creias perdidas y ahora resucitan. Hossana, el carajo te lleva, pcro asi es la vida y volveras, nomada observadar, a tn domicilio imaginado, con esas hojas escritas par Lazaro, con esas hojas debajo del brazo, con esas hojas para sonar con ellas 0 quemarlas, es invierno, 10 mismo da y Lazaro te ha dejado sin naves, en medio del frio, afuera, tiritando como un condenado y sin saber si imaginar pateando la puerta o resignarte a 10 que te decia: a la manera de tu fauna, hossana.
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movimiento de la costura regresa por la espalda, vuelve a entrar desgarrando los . pulmones y rornpiendn seis 0 nueve costillas, ingresa por Ia espalda rompiendo el esternon te cose al fin para tu mundo sobrio y , te presenta con:o Iiston tranquilo para la subasta del viernes par la noche, ammado sarao. Risa 0 transgresion, trastabillando como un acordeon Venir asi c
preparado y vivien do la fuerza,
la separacion,
la negrura.
Tal instrumento, tal otro: modo viscoso, andar medioanochecido, bienescribir, tamar cognac Prince Hubert de Polignac -esta funci6n se acaba, se acaban 10s boletos, se acaban 10s actores la sala esta vacia, vamonos, Victor. Tufa de ~rimen sobrevuela esta sala vacia. Victor, quedemonos. La sala esta visitada par angulos, arrasamientos, ficciones, pesos inauditos. Nuestros pasos , , . son un capo de felpa cayendo par un crater volcamco. Miramos la escena donde se enciende un punta de huida, un hoyo negro, en media del cosmos del teatr? S610 nosotros y 1a afilada objetividad que se escurre como jabon entre las manos deserticas del suefio, El teatro tiene una puerta de vidrio que hemos atravesado sintiendonos un fantasma y Vidor creyo ver a Sidney Greenstreet escondiendose detras de las cortinas. Nada sucedia, el pulso era un racimo de ansi~,. . 10s ojos eran la noche misma y su matena vertical y obsesiva. Los instrumentos del teatro comenzaron a aparecer, gansos y sodomitas, un carnaval de violinistas, . una rubia excedida de voluntad de poder, un escultor renacentista vociferando consign as toscanas e inconvenientes, un psicoanalista, un periodista, una. hoja de l?apel, un frasco lleno de orina, una mesa, una silla, un mimstro hablando, un signa de interrogacion .. , Todo se disolvio cuando al proscenio descendi6 la maj~st~d in~cu~, sona~b.ula .. , y asesina de una puerta de vidrio. Utileria magnifica, dijimos, y salimos del teatro suspirando, satisfechos, despues de haber recogido ?uestros mel~ncolicos .c~?averes, can ellos bajo el brazo -y 'cantando bajo la Iluvia de noviembre. Figura de una vez que el pensamiento ya no es capaz de repetir, su resabio de poder oscurecido . par la luz asediada, volviendo en el perimetro que mega y confinna, alternativamente. . Sea la destruccion de la memoria. E1 muelle de Igumemtsa es el fantasma que el pensamiento repite como esc~na, el cuerpo se vuelve como un espejo del pensamiento y la luz resbalando en el muelle, tardo resabio de amanecer, es el pensamiento de Igun:e~1itsa inmerso. en el ahara, el ahora-siempre que escenifica la memoria
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depositadas como un enigma . . en 1a Iecunda sal del cucrpo -y todo Junto, ardiendo, ante las evideucias de 13 puerta de vidrio y su largo sonar despertando, aqui, ahora. Asi el pensamiento es la ceniza que vas dejando caer en el ceuicero. tu escritura. 19umenitsa' seguira, con los aiios, amaneciendo e~ ti, las islas volveran con su rumor ligero y resplandeclente a interrogar tu pecho y tus pies, . . mientras tu cabeza interroga la puerta de vidrio y con las manos escribes en el aire tu Hombre desconocido, despierto en el sonar y tremulo sobre el pulso que te lleva. . . Cuanta memoria igual a tu despojo, tu pensamiento. Es la materia donde te ocultas y 10 sabes, . la pared para tu deseo, el [ardin de tu paso y el aire numeroso de tus ausencias. Como el estilo te apaga, te pospone, te hac.e uno, civil; te da 105 illstrumentos: la Have terrible para abnr esta puerta de vidrio, transparencia de pozo y lumbre, la muerte primitiva que es el enigma que humea en el subsuelo de todo 10- que escribes, viendo el espacio destrozado por el amanecer, alla: en Igumenitsa.
la construye como una mascara, y la destruye al desenmascararla, en e~ sesgo de amanecer que traza el cuerpo, nuestra huella. La Iigura de la memoria cs as! el eclipse continuo de los poderes del pensamiento. Corfu es la letra que faltaba en tu amnesia, el rasgo egipcio. La amnesia se adecua can cl pensamiento en el se confunde y se aturde, ' recurre como hipnosis, como saturacion del pensamiento mismo es el mismo ' -y detras, en el enves de la materia, el cuerpo se enciende can el Iosforo de la amnesia, retrocede con el deseo de mundo que el pensamiento incrusta en el al modo de un garfio de desconsuelo y una mordedura de tiempo irremediable. Fingir 0 figurar hoy a Igumenitsa sera tomar al pensamiento por su mas triste privilegio: la memoria, esa figura vuelve con toda su fuerza en Ia vez actual en estas manos, este pan, esta cabell era. ' Lo de ahora-siempre es una fuga de pertenencia, el punto de huida que confirma la identidad. Es ya la puerta de vidrio, su haz que murmur a en la piel anochecida, al final del pasillo y resonando en los alveolos infimos de la ciudadania. Igumenitsa, Corfu son todo este rumor sobre la puerta de vidrio, son el "cuaderno de las designaciones adolescentes" y la masa del tiempo incorporeo en la duracion del pecho y de los pies, nomadas sumergidos. La puerta de vidrio esta en el grano de Corfu que vibra dentro del cigarro encendido, la espuma de Ia cerveza gustada en Amsterdam a las cinco y media de la tarde mientras se dice "Benelux, Benelux" y es la muerte conversada con el caliente y resbaladizo coznac Prince Hubert de Polignac, alas dos de una manana, ;qul en Mexico. ' Que leve y despojada intensidad, y sin embargo es la poesia que uno cree escribir, en Ia pesadumbre 10 mismo que en el atenazado desconcierto. "Figura de una vez ultima", cercada, con su marca de Iecha y de composicion, amanecer de Igumenitsa 0 de Corfu que arde como tu propia vida, en el alla de la fuerza y tus posibles. Agria 0 dulce luz, el vino resinoso en el barco, las islas
Esta presencia filosofica del ser ahoga los naufragios, alza 10s techos . . a una altura incanveniente, la puerta de vidrio ya no se puede vcr. Las palabras vie~len y .van, l!1e callo ." en el risco de 1111 propia nanz, reido par mr silencio, como una erre honda que no se fracturara, su~siste. Mi nariz raida rie, calla, las palabras vienen y se van, . el aire se tambalea en mis propios tal ones, n:is talones ~er01cos. Esta es la esquina donde acabare par aturdirme, veraruego, tramitado, . " espumeante de nombres y de cifras. Trapo reido, raida escritura. . . , Los tres puntos ya no seran "el guifio heraditeano", .iamas, esto es diferente, soy un mulo, un estado de coma, r~c]ente y distraido, loco de jueves que llegan y se van, oxidados como la herrumbre que frecuentas, maniatico c1asificado ... Yo como rnulo, bocanada. Boca triste bajo las andanadas de tiempo, entil1t{mdome hacia 13 fuerza contrastada 115
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de Ias tibias mananas, de 10s atardeceres enloquecidos, de Ias noches pulidas como la paranoia. Pero que yo no diga nada, no. Que yo no diga nuda. Calle. Y oyes mi silencio, la marca de una eternidad que es un rasgufio en la tenue garganta y hace que la voz se produzca como una fluida magnitucl en medio de las habitaciones, una cantidad magnetica, un iman destejido que busca Ias fragmentadas desapariciones de tu yo para atraerlas a su planeta minimo, Este silencio que llevo y me lleva es la trazada minucia que reeorre, una vez mas y siempre, ahora S1, la pulida insolencia de 1a puerta de vidrio, cuartillas y cuartillas en medio del mundo, bocanadas de mulo ciego y sordo, rengo. Es el abismo 10 que sube hacia mi, ahora -sube el abismo como una erre, el abismo espumea. Es el encendedor acercado a tu car a como un cosmos. EI cigarro que enciendes, como los pies se encienden, aridos y en mas me1ancolia de 1a que supusiste jamas, Oh ade1antado de ti mismo, ciega llama. Es tu 1umbre la numerada madrugada, 1a rima imposible, 10s calderos hirviendo y 1as fabric as can todo y su silueta congregada bajo 1a epopeya de tus talones, bajo tus calcetines 0 bajo tu nariz. Con que rimaras arbol con que, poeta. Arbol y que reunidos en la una Iucifuga del escritor, el fluido camino que se convierte en resplandor. Tu camisa te llama, veras el lugar de la cita, te mordera e1 oscurantista, roeras los talones del amor, venderas en la esquina la propaganda llameante de tu propio deseo. Nada seras, ortografia malo1iente. Nada seras ni mataras policias, sabras, trastabillando. Esta la hora dando en Oaxaca, la hora recorriendo los altos techos de Santo Domingo, e1 rumor asediando por la puerta de vidrio, tu escritura. Y quien sabe, cabron maritimo, sorda mentira, que 1ago te aguarda con ahogo y pulso de historia sabida, repetida, humeante.
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Soy el principe ciego, tantas paginas. ~a capa de palabras no estorba mi paso, la muerte no me sigue pero conoce el tono, la clave, de 10 que "estoy cantando". Es la puerta de vidrio, el lenguaje, la ~lUerte, la muerte principesca que anochece, C01~l1sura. To?a la sangre mia puesta clebajo del cesto, en el remo saturmano y apuntando como el sextante maximo a la Estrella Polar. Est.a, correcta semana morira; a pesar de toda su hiel y correccion, avanzare. A vanzo, principe de la sopa, en mi reino morido, semanal. Se derrama la hie\. Un lenguaje de niebla se desliza en la sobrevida, suena por las paredes como baba de tigre y sucla mitologicamente como la fiera que se enrosca en las cadenas del heroe. Todo es "como la baba de un animal mitologico", azul niebla que empapa la dulce orilla de un lenguaje monstruoso. . . Este lenguaje es el abismo de las letras, de Ias pronunctaciones. Hablas, no sabes hacer otra cosa. Lenguaje de ceniza 0 silencio, pero azul como el dia desplegado, ~d~lgazado y . turbio turbulencia para 1a puerta de vidrio y sus registros abi~males. La puerta de vidrio aparec~ . entre la niebla, elocuente como ese lenguaje que es. La niebla es tu dia azul, tu mano amanecida. Perdido en oro, su laud que define la lluvia del con torno, fuga del agua en la circ.~laridad . por el pendulo que desalojo el cabello asesinado y recobrado en fin por la mineria de la metafora que no su oro sino Ia fuga misma del contomo recubria con laudes de agua, con pendulos de lluvia, atravesado por el circulo de 1a escritura. La escritura era 1a lluvia sobre e1 polvo de oro de la metafora y su laud era el pendulo transfigurado, reunia .,. , en el circulo el asesinato del cabello y por su mmena definia el contorno, atravesandolo. El contorno lloviendo cerraba con el pendulo afilado la aparicion del laud, al escribir un circulo, el agua se llenaba de oro y la fuga 'era el ag~a y el oro ~eunidos. , Agua y oro se inclinaban, e~ pendulo y su laud cerra ban el circulo de sus transtormaciones
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con un sello de oro atravesado por el contorno de la escritura. El oro. estab~ perdido en e1 agua dc la escritura, la Iluvia cayo sobre cl pendulo. Agua, escritura y laud sc enla~aron par el. ~ontorno atravesado y la escntura se perdio en el oro, en el circulo de la fuga donde caia en circulos cl cabello asesinado. Oro y agua: fuego de Ias imagenes ... Projimo de mi, un frasco de aire cerrado par dentro en 10 Iabuloso continuo, separandose por su lado liquido, qu~ abre 1a proximidad con un gramo de sangre mia, se mtroduce en e1 frasco para cerrar esa materia y abrir 1as sefiales ahogadas del aire. Abierto yo en 1a sangre de 1a continuidad, ceso .como una Iabula para no morir en la separacion y dejo 1a gota de materia, en un ahogo sin mi, bajo 1a serial del frasco y el gramo del aire. El fuego de las imagenes entra centellando en el frasco y e1 frasco se convierte en la Puerta de Vidrio. La noche cruzo el ojo izquierdo de Narciso y renacio en las manos del agua, una mirada turbia se hundia por el hilo acerado de la angustia, la superficie del azua era el infierno en rafagas de la imagen de Narciso tr~nsfigurada por la llama empapada de su ojo. La muerte cru~o el ojo derecho de Narciso y la imagen salio de sus manos impregnadas por un fulgor de cielo que acompafiaba el misterio. E1 agua era una puerta de vidrio, una insistencia sorda. Un cable liquido atraveso como una llamarada el cuerpo de Narciso. La interrupcion de 1a vida de Narciso era una silaba sangrienta y convocaba una multitud de imageries. La imagen sobrevol6 el cuerpo de Narciso, toco sus labios muertos con el infinito de sus ciudades imazinarias y bajo hasta el infierno del agua llameando, agua envenenada por e1 dulce aroma qu~ ~e~ped1an las n:anos .de Narciso. Agua envenenada por el 111fl111toque poseia la nnagcn de Narciso muriendo entre los racimos diseminados y azules del agua. ' Narciso atraveso como un Iantasma 1a puerta de vidrio, se miro las manos y se toco las mejillas, escucho el segado 118
silcncio de su latido, la postrada materia de su corazon y de sus visccras: cst aha muerto, su cuerpo envenenaba el agua con una ciudad Y una imagen, la ciudad que el cuerpo llameante de Narciso iluminaba, la imagen del agua transfigurandose en sangre y en labios y ell beso enorme de eternidad. Narciso paso sus manos muertas par 1a superficie colosal de Ja puerta de vidrio y vio las transfiguraciones del agua, alia arriba. Apenas muerto, la imagen de su propia caida 10 alcanzo como una silaba sangrienta de 1a eternidad y su ciudad parecio edificarse como reflejo en 10s pliegues de la muerte. Despues de atravesar la puerta de vidrio, Narciso toco su imagen, su ciudad, la materia de 1a eternidad entrando como un azul cuchillo en el infierno de su muerte y de su deseo. Muerte y ciudad, imagen y reflejo de la eternidad se convirtieron en 1a llama de 1a puerta de vidrio bajo las manos muertas. Entreveo la inmensa lumbre del cosmos en mi sangre anudada, con una lenta luminosidad, a mi vivir, a mi estremecimiento, a mi delirio. Ha pas ado 1a semana como un animal soriado, poniendo sus manos muertas en mi vivir, como si fuera yo una puerta de vidrio, La semana impregno el aire con alucinaciones, contra sus dias avance como naufrago. Pero la lumbre cosmica me conducia, larvada en mis resquicios diurnos, en rni lengua vo1atilizada, en mis imagenes corporeas y en la invisibilidad de mis imagenes de muerte con sus granos mortiferos arrinconados en mi celula decisiva y ebria, loca, danzante, y to do ello crecia entre la confusa marea semanaria. Lumbre y marea, cosmos y agua: yo y la semana mezclados a una misma voluntad en el mundo, el ser Iuminoso que afila mi vivir con su milimetrica insistencia de crudo delirio, con su modo de estrcmeccr las dulces larvas que en 1111respiran, como si fuera yo un rincon calido, un reino anclado en la selva -guirnaldas y fogatas para la tibia danza de las larvas snmergidas en mi agua, en mi materia, 119
irritandose bajo la luz que destila esta navaja de mi vivir al rozarse, al sacar chispas contra la espesa lamina del tiempo. Avarice por los alveolos; pasillos, corredores,
fosos de la semana, por su castillo lobrego, por sus habitaciones calientes y en medio de sus reflejos camivoros, viviendo en sus respiraderos de buque oscilante sobre la gran marea del devenir -apenas sacaba la cabeza para tocar su oleaje, su rectitud, su gris mordedura inexorable. Pues la semana era en mi "un animal sofiado", la gigantesca larva que dibujaba el reino para mi. Vivir en una semana el espeso devenir que la muerte me tiene compuesto como una melodia, vivir esa preparacion, esa espera, esa definitividad. .. En una semana respirar el inmenso fuego de todas mis imageries, plazo milenario y depositado en el tiempo para el arrasado paso de mi vivir. El verano tiene cosas lentas, reducciones, imposibilidades. Invade la vigilia con su sopor larvado, ciega el animo con su calor sumario, impide el movimiento libre 0 imaginativo. El calor se odia en nuestro infame sudor, cad a gota de sudor es una puerta de vidrio que el verano atraviesa con un paso de buque parsimonioso y floral. Bajo el verano pacen frustraciones, ideas a medias. Levanto una mana en la embestida veraniega para quitarme la imagen de una puerta de vidrio que desde hace dias y semanas ha tocado mi pecho y mis ojos con su manera de mundo, con su voluntad de forma, con su ansiosa transparencia. El verano es tambien transparente y denso, rudo a su manera blanda, conjugado con las secreciones human as como un engranaje se ajusta 0 se conjuga con el otro minimo engranaje de su sistema sutilisimo, inocuo -sistema de tortura. El verano es el sistema de su transparencia, cruz a tus ojos como una mana magica, se disuelve, rehace, precipitado asciende y cae como plomada hasta el abismo de tus manos, de tus manos que cierra con una flor de sol condensado. 120
El verano esta llevandome, los lugares continuos de su velocidad me conducen, arrastran. Verano magico, lugar oscuro y poblado de manos, de alfileres, de panes. El calor es una puebla evidente, un ser extenso y "empozado de luz", adorn ada densidad cuyo peso inscribe en los llanos del alma sus gramo naufragos, llano en llamas. Ondulaci6n de dias y de naches, hipnosis del soplo que despiden los homos de este mundo, ceguera universal del resplandor, agobio. Lento paisaje del desierto en plena ciudad. Soy un tuareg. LIego y retrocede bajo la tela luminosa y pes ada del verano, "me sumerjo y no corro". EI idiom a es mi "desconocido-parecer". LIaga deliciosa, escritura luciente cuyo rasgufio se hunde abismal en mi garganta, fluye, asi, con sus tint as, por los ejes maestros de la maquina, noche verdadera del alma. Con haces de idioma soy mi desprendimiento: mi cuerpo reline como si fuera un puna las varas de la adivinaci6n palabral, las estrecha con un saludo enorme, luego las suelta sobre la mesa donde discurre la banda de las enunciaciones. Frases, renglones, Hordas del idioma, fisiologia !eatra}. Mi cuerpo es una escena, mar en calma, proscemo u ovalo para las genealogias 0 genesis del idioma. Combinar las palabras del idiom a es ingresar de golpe en el desconocido-parecer, inteligible o pseudointeligible cuyas junturas abren bajo mi lengua 0 mi lapiz ran mas infinitesimales. Me desconozco en el idiom a y parezco en 61 un solo morir adivinado. Luna e1 idioma que cruza par la transparencia de mi cuerpo con su rayo vagabundo. Soy la puerta de vidrio a traves de la cual pasa el "chisporroteo de Ias ardientes diferencias" que el idioma lleva y distribuye, establece, quiebra, iIumina y eclipsa con ascendente rumbo, hacia sus altos estallidos. La base del idioma es una cavidad y una proliferacion. La cavidad de mi boca, el hondo espacio que proponen las paginas en blanco. Su proliferacion, 121
las difercncias arbitrarias que 10 hacen y 10 deshaceri. el abanico que se cierra y abre para soldar Ia extensa "costura de la enunciacion". Mis renglanes, cncrucijadas. Mi habIa, una constclacion. Entrecruzado asciendo hasta el portcntoso semiilero del idiorna, de Ios idiom as. Un eclipse me toea: el ancho mundo de las palabras, su almacen inconcebible. Es el desconocido-parecer. Sus fantasm as bajan como un relampago hacia mis visceras, me toman par los cabellos, me emblanquecen de perdidas y me oscurecen con sus vocabularies. Armas del ser, manifestadas invocaciones, salmos. Escribir 0 hablar es un pard 0 un sonido humedo y paladeado por mi, resuena en mis arterias, lumbre de todos 10s comienzos, Pero detras del origen monstruoso del idioma, detras de sus hordas y multiplicidades, hay una luna 0 un rostra, un agua llameante -el otro origen, la vida misma que tocamos con manos inexorables y que de momento aparece aS1, bestial, heterogenea, pulida y transparente, como la puerta de vidrio que conocemos y nos toea con sus claridades y sus Iosforescencias. Sali a la calle, a la embriaguez del verano. Habia palabras y trapos y homicidios. Habia periodicos y luz neon. Yo me acercaba con esplendida estupidez a la muerte, a sus preparaciones. Puse una venda de silencio en mi boca nocturna, un dulce signa de mi callar en la noche inabarcable. La calle era la noche y la neche era un buque minimo tocando mis narices con su prca milimetrica. La noche era caliente, se detenia como una nnisica en mis pulmones ardientes y salia par mi boca como la luz que no era, como el ente mutilado que alcanzaba definicion de claroscuro. La noche era claroscura en ml, de mi se desprendia, de mi ropa y de mi saliva. Era seda 0 roca, era negra. Era un alma errante can un fuego central que fingia alumbrar cl vestigio de un corazon rnuerto. La neche humeaba con un azul instinto, alojaba animales y flores Iantasticas.
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Pero su fantasia sedimentaba, se aplastaba en mi aim
que cada paso suyo creaba deba]o de 1as plantas amargas de 10s pies. . EI hombre caminaba, su rostro era de lona y de Iibras agrias, cada rasgo de su cara anunciaba una clausura, una invocaci6n, un reloj, Era el hombre incrustado en el tiempo y con esa 1enta baba inexorable recorriendo cada rincon de sus minutos. EI reloj daba la hora y murmuraba sobre el pecho del hombre cada nombre sabido; era el tiempo de recordar mientras aquello se derramaba del cuerpo. Era la hora de hacer memoria de cada nombre sabido, de cada incidente, de cad a agonia. Mientras, esa penetrante densidad bajaba, se hundia en el suelo, todo 10 impregnaba su fuerte derramamiento. Se derramaba, se derramaba sobre la tierra que tuvo una residencia para el hombre, un rostro y un cerillo para alumbrar su contrastada soledad, su abandono poblado de nombres recordados y de relojes, de ropas manchadas, de cervezas y vomito. El hombre caminaba can aquello derramandose y se acerco a la puerta y sintio como la baba de su muerte se levantaba, ondulaba, fluia como una cobra hacia la puerta de vidrio, Todo se reflejaba sobre la puerta, cada imagen y las letras de cad a nombre, cad a combinacion de las manecillas del reloj, cada anuncio de dolor y cada cabello. Era un reflejo turbio, secado al sol de mananas 1argas y tediosas. Este reflejo en 1a puerta de vidrio estaba penetrado par 1a inquietud, par Ia zozobra. Es que el hombre maria en cada filamento del reflejo, se derramaba como una res degollada y el flujo que brotaba de sus testiculos se levanto par ultima vez y se proyecto hacia la puerta de vidrio y se extendio sobre est a -y los nombres, 1as imageries, 1as decoraciones reflejantes de 1a puerta desaparecieron entre 10s ruidos humedos y espesos de 1a baba mortal del hombre que se inclinaba ahora para morder 1a tierra can un gesto universal y doliente. Regresar pausadamente, humo y despojos sobre 124
como si se retrocediera, el campo, restos de pesadumbre,
dolores y fragmentos. Contra nube, regresar sera un gran espejo,
el gran cielo azul,
Sill
una sola
y habra que empezar de nuevo, olvido v sal en las hciidas que clispuso 1a travesia, 10 terrena1 y los impuestos a pagar, todo reunido bajo la abierta sangre del ardor que nos nutre y consume. "Vamos aver, cabrones, que ha quedado detras, han regresado sueios, desvencijados, sin orejas, y nada han traido a 1a casa. Regresen al Iugar desde donde regresan y vue1van a la cas a can un diceionario, can un pan, can un alimento para el cuerpo y can un alimento para el espiritu." Pero nada traemos, apenas un sabor de memorias, un gusto a inclemencia, una version de la piedad. Traemos 1a certeza de una puerta de vidrio al final del camino.
Pero que infima lumbre, que minimo cayado, para sostener 1a travesia. Este cuerpo sediento, estas manos nocturnas allegandose, sin esperanza el caliente sosten de 1a vida, 10s guisos arduos, 1as costras de la sobrevivencia.
alguna,
Hay estuvimos juntos, hab1ando del ante de una taza de cafe, conversamos, y a1 conversar creamos y creimos, sin denegar un apice a 1a credulidad de un juego de palabras, una entera civilizacion, una ciudad y un poder construido a la luz tenue de 10 que conversamos. El cafe era nuestra imagen sedienta, la cafeina el excedente para la civilizacion de nuestros nervios, Hablabamos y hablabamos, negandonos, cobijados por la alucinacion de un reloj que daba 1as tres de la manana -y nosotros sentados, hablando, y por nuestras oscuras bocas salia esa imagen, la ciudad y la playa, la utopia, e1 deseo, el ansia, la cegadora noehe de nuestras conversadoras maravillas. Que risa y que dolor al hablar, mientras nos escurria por las comisuras de 10s labios e1 espeso fulgor de una muerte nueva, de una nueva vida, que palabras. Y las palabras eran para nosotros una negativa a seguir muriendo, entre 125
las densas rnarejadas de las noticias de los periodicos, los problemas con el dinero, los conflictos en el trabajo, las duras reconvenciones del fluido accidente que llamamos "la relacion humana". Y hubo que detenerse, despedirse, besarse hasta caer exhaustos; hubo que asesinarse -hasta que de los cuerpos contiguos una humareda salio para tocar el pecho de los recienvenidos, una baba "lent a, inexorable" y "de muerte" eclipso todos nuestros vocabu1arios. Innombrable, innombrable. Extendida la mana de ceniza para lucir como una mariposa funeraria sobre la puerta de vidrio, la mengua del silencio clausuro el espectaculo. La mana retrocedio, Era innombrable el acto, la mana .inexistente --yen su vela de espuma, su fi1igrana de crimen afelpado, el mundo suspendido desplego sus certezas por el alto escenario de la muerte. Maquinas y maquinas, orina y sangre, y el espeso fulgor de los despojos, despues de la batalla. La mano retrocedio, brillo, excavando en el aire que la circundaba como el cadaver de un principe circunda toda la dinastia flordelisada, la mano sumergiendose encontro su mufion, el brazo de su creible cuerpo y el torso de la estatua despojada carninando hacia ella, el otro brazo salio de la bruma, las piernas arraigaron en el aire cansado, la cabeza unitiva metiendose par los resquicios de la transparente realidad, concertada. Cada fragmento, innombrable, El cuerpo silencioso fingia ser -no era, sino la sobrecarga 0 la navegacion de la mana cenizosa. Un mar la realidad. Su puerto imposible, esa puerta de vidrio. Limite ciego bajo las enredaclas junturas de la materia toda-enorme: mundo innombrable. La escena se precisaba, la mana era mil manos y la puerta era el lenguaje que las atenazaba. La puerta unia el horror, la mancha y el derramarse del crimen, su filigrana. La mana multiplicada era el tegumento sofiado de la puerta de vidrio. Esta mana viviente olvida, sabe, suefia. Ha pasado por una carne memoriosa y resistente, un cuerpo
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sus dedos
que sobrellevo el placer como una culpa, como el yunquc de inarnovible pasta celestial. EI cielo de la carne oia el paso de la mano, su ceniza. Mengua del olvido, del silencio, entre la destejida marana del placer, innombrable. Olvido de la mano en 1a carne y recuperacion del cuerpo en el otro cuerpo-espejo, piel y sangre unitivas Iuncionando, hacia la extremidad de la madrugada, chorreando sales conmovedoras, toda la fantasia que detiene el gesto de la culpa y se rehace de la inmovilidad para disolver las apariencias. Todo apariencia, el cieno culpable, los infimos infiernos de la culpa, innombrable. Su gozne primaveral desunido, la puerta incline su sombra magnifica para abrirse al tiempo del desvelo, desciframiento. Y toda mano que la tocaba era una particula unitiva, era el universo de un bosque 0 de una cenizosa culminacion, El bosque entraba en la puerta de vidria para darse un color, verde 0 azul, visitaba los goznes primaverales y se ungfa con el aroma neutro de la puerta de vidrio, simulacro del infinito, gramo de claridad extendido contra el llamear del siglo y del sujeto ... Entonces pense cuanta vida puede caber en veintiseis 0 veintisiete alias y preguntaba por las muertes posibles y por la conveniencia de aplicarle la palabra caber a la palabra vida porque la hora era alta y la noche espesa y los cigarros eran pocos y habia que escribir. Dije cuanta vida creia tener entre las manos y era un cosmos a un infinite y en todo caso las consideraciones sabre magnitud 0 conveniencia 0 ajuste de la vida a semejantes cuestiones y situaciones terminaron por darme mucha risa. Y si la palabra deber 0 haber que se aplicaba al verbo escribir y muchas cosas por el estilo, etcetera, y si 10s impuestos que habra, eso S1, que pagar y temas parccidos. N ada maravilloso, par 10 dermis, aunque sean bastante maravillosas las pal abras cosmos e iniinito con esa e pomposa entre las dos aunque no "quepa" al reyes () sea infinite e cosmos, 127
10 cual termino por darrne poca risa . .. Empece par set extrafio a mi mismo, con cautela. Segura la vida funcionando en mi, templandose, fragua desnuda. EI horizonte de mi mismo me alcanzaba can esas preguntas pero ese horizonte era una convenci6n acordada con 10s demas implicitos acerca de Ias palabras cosmos, etcetera, infinitud, habet que, caber y situaciones. Era yo un extrafio a mi mismo, seguia tocando las paredes, y escribia con prisa a lentitud en medio del cosmos, en medio del infinito. Yo vivia, hay no se como sigo funcionando, pero entonces 10 supe COil entera y brill ante sencillez. Era una puerta de vidrio innombrable. Todo parecia acercarse a mi aun cuando yo fuera extrafio a rni mismo. Luego cedieron la cautela y los funcionamientos, aquello era un bosque, una cancion, una fluida musica, un poema de Ungaretti. Can una cautela de entomologo me converti en mi propia presa y atravese con un alfiler mi todo-parecer -10 atravese de parte a parte y ahi quedo, clavado contra el azul del cielo, entre Ias casas, Ias cosas, las calles y Ios arboles ... Dispuso la muerte su lago de silencio, su verosimilitud -la muerte estaba ahi, encadenando al turbio fIuir sus extinciones perdurables. La muerte, la viviente muerte de toda hora y de toda sonrisa. Un ay no la manchaba, perfecta como era. Un acido de garfios, una daga en la bruma era la muerte, avanzando -y procedia sobre 10 que todo pareciera, incluso el aire azul, empobrecido como el oscuro dato de nuestra soledad. La muerte se manifestaba como un abismo de piedras rectas en la frond a desasistida, el follaje piadoso y la gris tierra del camino. Las estatuas senti an la muerte como un destino. Los concentricos humos, los gatos, la lluvia la sentian. La muerte, una serenidad -sucinta magia de su paso de hierro. Quien gritara saldria empapado de vida, saldria del circulo invisible gimiendo con un dolor de alegria y de conciliaci6n. La muerte sujetaba los gestos, Jas Iases de 1a luna, el agua de 10s estanques y 128
la plenitud de la carne dormida. Todo dormia muerte y sus manos activas como el arnor.
bajo la
El amor estaba en 1a muerte con la naturalidad de 10 eterno. Quien murmuraba entraba en la galerfa de los espejos vivientes. Pero la muerte disponia sus vocabularios, como puertas de vidrio, alrededor y bajo la "Iengua de 105 dias" constantes, hicidos y determinados, angustiosos. La muerte era el suefio frio adentrandose par senderos brumosos. Un suefio lento y azul, y despues nada: el chispazo definido laborioso de la inexistencia.
y
Mi dedo en el intersticio, saliva del aire desalojado por las palabras dichas, y silencio. Entra mi mano, chispas y chispas. Fluye el silencio. Con una cara abismal, hechizado, entro, salgo, fluye mi mano consagrando el imperio de mi dedo. Yo tocaba las paredes con un frio esplendor en los ojos. Y nada sucedia. Charcos y charcos, el agua de la lluvia sobre 10s parques y el gris camino y su tierra apisonada para mi caminar entero. Ahora rni mana pasa por la carne y mi saliva encuentra su "resurreccion" de tantas palabras no dichas "0 apenas murmuradas". .. Me encuentro solo con mi iinico cuerpo en medio de Ias cosas, busco mi voz en medio del silencio que fluye. Nada y nada, chispas solas y silenciosas. El cuerpo se levantaba como el mar. El otro cuerpo era el continente, Ia masa terrenal dondehube de buscar el dato de mis oscuros aislamientos. Ese dato estaba escrito en la puerta de vidrio, era un presentimiento. EI mundo se congregaba, era uno y el mundo y junto a 61 nada, chispas y chispas y el silencio fluyendo contra los acantilados de mi cuerpo, callando, con 1a frente abandonada con indolencia consabida sobre la superficie de la puerta de vidrio. Tristeza. Oh tristeza, oh eternidad. Yo empezaba a amar esa carne, la reconocfa en mi, ese cuerpo me tocaba con su peso de mundo, era un presentimiento que 129
alababa mi sorda presencia, mi fructffero modo. Fue as! como sali, atravese la puerta de vidrio y me reuni con el. dense resplandor del amor, saliendo por mis ojos, saliendo por mi boca, mi boca c1ausurada por el repleto silencio que rodeaba, asediaba. Una sola cosa florecia en mi: la vida. Fructificaba el silencio, fecund ante manera de salir hacia e1 otro cuerpo, peso de la eternidad que se volvia densa y poseia nervios, saliva, fibras portentosas. Mi cuerpo estaba en la eternidad y vivia sin ficciones. El cuerpo-otro era el mar y su reposo de siglos, de milenios ... Como tuve que decirme los vertices de estas imageries, como hube de entrar verdaderamente bajo la capa densa de la eternidad moviendose pOl' mi sexo. Sin pensar en la imagen y su maritime repetirse, eterno. Asi entraba en el cuerpo de la eternidad maritima y rompia los reflejos impresos en la puerta de vidrio. Moria y vivia pues la eternidad no era, en mi, mas que el modo gris de saber como se entra en la eternidad y se fragmenta el aislamiento en palabras que hoy escribo sin saber donde estuve y como sucedio. Ibas par la calle y su c1ima, mudo y ferruginoso. No hablar era tu estilo de tener en los bolsillos unas pocas monedas. Al no hablar entraba en ti la calle, caminabas. El c1ima de la calle te llevo a la puerta de vidrio. Eso era la muerte y su clima, pasaste gimiendo pero sin hab1ar, tus bolsillos y el estupido dinero se impregnaron de tantos cJimas, y pusiste la frente desconsolada sobre la superficie de Ia puerta de vidria. Era un libro la puerta, sus letras de vidrio leianse como bustrofedon. Margenes y medianiJes transparentes, y la escritura misma transparente. Nada se leia sino la puerta, sin mancha ni accidente ni errata. El bustrofedon anidaba como una evidencia global, se alojaba en la pucrta de vidrio al modo de la muerte fundando sns desapariciones en la puerta del cuerpa. La puerta era la lectura infinita de 10 transparente. 130
El bustrofedon que enunciaba era la muerte con raiccs en cl vidrio. El vidrio del cuerpo era el ojo lector. El ojo del libro era la puerta abriendose y cerrandose, abriendose y cerrandose ... La imagen se olvida de S1 misma en mi cuerpo, tu cucrpo. Ha devorado el espacio de la ausencia, y al desalojar est a sequedad, es una forma viviente y numerosa y activa como las migraciones de las razas por el desierto. De subito la imagen se abre, se expone, se despliega -rostros quemados por el sol, manos de duro polvo sobre el cayado, caravanas de aridez Iongilinea. La imagen es la fresca ciudad en el suefio corporal de las migraciones, el sentimiento del mundo sobre la sensibilidad del futuro que habita las mitologias de los nomadas. El desierto se extiende como una obsesion bajo un sol densamente amarillo. La imagen es la copa del brindis y el primer dato de una civilizacion, Las razas son la orilla movible del desierto, su paso agotador crea en la contradictoria vivacidad de la fatiga una gota de creible riqueza, un limite llameante de silencio prametedor. La promesa del esfuerzo es la imagen que el sol abrumador decora con su niebla de oro y su fulguracion callada y salida. El cantinente, el mar, el desierto contienen la imagen como una mana esta dentro de otra 0 como el ojo se ajusta al peso del objeto, al verlo. Las migraciones producen el fulgor de la imagen, su credibilidad que es su fulgor mismo y eJ humus viviente de la raza migratoria. La multitud se cierra sabre sf misma cuando viene la noche, se repliega al fonda de sus lenguajes olvidados 0 memorizados y luego olvidados de nuevo, y recJama en el silencio de una oscuridad -como orillas de hierroel empozado alimento de Ia imagen y sus tintas temblorosas de posibles cosechas y sus frutos de textas impresos cn la frescura del porvenir. La imagen arde como 13 luna en el corazon de los emigrantes. 131
Y es como una palabra de esperanza y de poderio sobre la agonica, labil y delirante caida del cansancio. La imagen se aplica sobre Ja boca fatigada como una esponja empapada en 10s sabores del placer venidero, como una curacion de textura solar sobre los concentrados abismos de la herida abierta. La noche y su imagen rode an a los nomadas. Tu cuerpo, mi cuerpo abren una puerta de vidrio y el masivo y minimo poderio de la mana desvanece bajo la noche incierta 10 escrito sobre la imagen y sobre 10s nomadas, Vaso de brillos donde puse mis huesos, la red roida de mis osaturas sucesivas. EI briIlo del mediodia se enlazaba al brillo de mis ojos y este se anudaba como un fragil miligramo de hierro al brillo breve del sudor y este a la gota de sangre brillando sobre el cesped y la gota de sangre a la punta de una aguja que teje sobre la carne, con un hilo finisimo, los nombres de cada brillo, nombres infinitos y brillantes. Cada brillo precipitandose y el compacto durar de mis huesos. La sed me roia, me dejaba en los huesos. Vaso de brillos ultimos, para mis agonias, brillos tejidos a la vida que ocupo, el mundo decorado con esos brillos y mi osatura roida hast a el final. El vasa mezclandose con todos sus brillos hasta el borde, mezclandose asi a la puerta de vidrio que roe mis huesos hasta los goznes y me deja tirado en el umbral de brillos de la agonia. En mi pecho subsiste, sobrevive, .la mana de tu tacto. La noche pasaba por las orillas, cantando. El caracol nocturno se reflejaba en nuestros labios y "la mana de tu tacto" me abria el pecho para sacarme, como limpias monedas, las palabras no dichas -todo sucedia a tientas, como en un corredor y yo supe por tus labios el verdadero nombre de 10 que sucedia ... No quisiera mentir ahora, solo como estoy. Eso sucedia asi, yo escuchaba de tus labios nombres y nombres y tu mano me escarbaba los resquicios del pecho, sacrificial. Mi corazon se movia con un apagado esplendor par las orillas
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cantadas de 1a noche, mis manos cran tus man os como reflejos perdidos en un extravio mas extrafio atm. Si te cscuchaba era porque mi pecho me hacia vivir, mis palabras no dichas y ahora desalojadas, expuestas a 10s vicios del aire por la pericia insolita de tus manos sacrificiales. Mi mana tocaba lentamente tu pecho y descubria en esta superficie el maravilloso trabajo de pulimento que tenia, por ejemplo, llna puerta de vidrio que ante mi se abriera. Y entonces comprendi que tu pecho era mi pecho y que tu mana y su tacto no eran sino el deseo enterrado en cada una de las palabras no dichas. Lazo letal sumerzido en el charco del intervalo, sonda ciega. ~ Se abria el acantilado del parentesis y el hila exploratorio se hundia en el periodo. Escarbar la interrupcion, La mil-no buscaba su reflejo interne con dedos fragiles y afilados. EI law letal, la sonda, el hilo exploratorio y los instrumentos de la mineria y la excavacion tenian en la mana de fragiles dedos el reino de uno de sus extremos -el otro extremo era el polvo de la ceguera, la criatura inconcebible de una espeleologia sofiada, el "reflejo interno" que colmaba el intervalo con el dato letal de su propia medida. Sonda hundiendose, la mana escarba el otro extremo del mundo, lateralidad letal o tiros asfixiantes de la mina excavada, tu cuerpo. Asi el cuerpo viviente de la tierra 0 el lade de invisibilidad material que decora las cosas son explorados, medidos, perforados, saqueados por las curios as divinidades. La mana busca con desesperacion sobre la superficie de la puerta de vidrio un resquicio, una muesca, una mengua, para insertar su cuiia e iniciar el laborioso Penetrar. InexorabJes
divinidades,
Sus rayas y sus imagenes
cavan
en las
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laderas de una civilizacion los enigmas de una profundidad, el espejismo. La profundidad cavada por las divinidades curios as es un - enigma false, asi como es falsa la transparencia de la puerta de vidrio, oscuridad superficial. Tumor lento, vejiga cristalina. Crece un silabeo al fonda de .los pasillos, una ringlera de voces, imageries vivientes. RlS~S, man.0teos, murmullos. La vejiga inflandose, las ingles infectadas, la transparente y quebradiza proliferacion celular abriendo el cuerpo _vivo, imaginado, rumoroso. EI cuerpo abre sus bocas alas inoculaciones del aire veraniego. Las silabas suspendidas, extraviadas, en la boveda corporal de don de cuelga un gran pendulo, un calendario, unos instrumentos quinirgicos olvidados ahi, anoche alas nueve despues de la operacion para extirpar esto y 10 otro. Glandulas afectadas por el meteoro del cancer, visceras recorridas por el rayo minimo y concentrado como un laser biologico, dela infeccion, ' miembros sure ados por la Iuz venenosa de Ias enfermedades. Y .el cuerpo que habla, insiste, calla, repite sus silabas cristalinas en medio de la imagen viviente de los accidentes corporales, cordilleras derruidas de la carne perforaciones, corrosiones, debilitamientos, toda la gama de la ' perfeccion material degradada y puesta en el circuito ciego de la descompostura la materia carnal cayendo en el pozo del tiempo hasta tocar el fonda, el limite, la orilla de la muerte hipnotica. La materia tomada en la tenaza de los desgastes, la armonia de los cuerpos descoyuntada por las sefiales del moho. Estos objetos,mis manos, avanzando por elcentro del frio. Mi pecho y mi cabeza, concretos, inmediatos a mi. cortando el aire belado con su presencia incontrastable y . alla, lejos, alla, a cerca, el extravio de la muerte metiendose . par el filamento microsc6pico de los sistemas y de los equilibrios. Asi es, mis manos avanzan par las decoraciones del frio • mi ca,?eza se inclina sabre una superficie clara y respira' can lentitud como una balsa en plena deriva bacia la madrugada. Mi frente sobre la clara superficie, y respiro con cautela, cerrando los ojos y. formando lentos pufios con mis manos vivientes, mientras afuera lejos, alla, 0 cerca, la muerte incuba sus preparaciones rectas' ydesoladas y negras y .las mete 134
por la columna vertebral de Ios dormidos, la boca humeda de los sofiadores, la entrepierna de los que no descansan. Mi cabeza sobre la puerta de vidrio y mis ojos cerrados se abren como anirnales manifiestos, sigo viviendo en medio de la lentitud de este frio y mis manos se acercan a los reflejos de la puerta, la empujan, Ia superficie clara cede, se mueve, retrocede bajo el peso maravilloso de mis palmas y entro y ... Esta la hora dando, seca. Misterios largos y quebradizos inundan los reflejos con cables pes ados y oscuros, toda la extension del mar quesomos se mete en el silencio de la hora y los cables trazan sobre la superficie de nosotros un largo mapa de inmovilidades en forma de rayas rectas, cruzamientos, olvidos ovalados, difusiones 0 manchas. Lento es el ojo que nos mira: la muerte. EI mar que somas respira .con lentitud en la ciudad enfebrecida. La fiebre es como el alto mimero celeste de todo ese desierto. Mar a desierto, mis manos 0 tus manos. Esta la bora seca, dando contra las perseguidas paredes, contra las puertas de vidrio y las letras de nuestra vida, paginas y paginas vienen a 1a cara, paginas de sudor y de angustia como sucios restos sobre la playa contigua al mar que somos, tesoro equivoco del vivir. Esta el vivir sobre la hora, superficie quemandose a pesar de toda su frescura incendiada, helada, lenta muerte de toda hora, suplicio del que camina por la calle contigua de la playa 0 del mar y tiene un cigarro colgando de la desconsolada comisura y cree ver todas las imagenes en el humo caprichoso que su boca aturdida forma, anillos y volutas. Alguien camina par la hora que es seca, esta dando. Veo tus manos y cree apenas en este mar que somas -0 desierto. Los misterios son tus reflejos en mi excavada postergacion, los cables cojean como bestias por la extension y yo camino con un cigarro lento como la muerte. Mi hurno es tus .imagenes y tus manos entran en mi para tocar las astillas de mi vivir, amor, amor. Camino por las calles que cine la niebla maritima y creo ver todas las imageries en el recuerdo de tus manos, este hurno. Alguien .insistio al final de la calle, se hablaba de una puerta de vidrio, yo fumaba. Hacia el final de la calle unfaro tenia la forma de la muerte. 135
Se oian las voces, discutian acaloradamente, alguien repetia con ardiente obstinacion sus palabras acerca de una puerta de vidrio, pero yo fumaba con una indiferencia llena de presagios, humilde y vigorosa. Mi humo era tu muerte y mis imageries eran manos entrando por mi pecho para recoger las astillas. Y yo nada sabia de ninguna puerta de vidrio, y casi no escucbaba la insistente discusion, a esas horas y junto al mar, cuya brisa dejaba en 1a boca un pre gusto de eternidad -el mar cefiido por el tiempo de nuestras imageries y limitado por los cables oscuros de la bahia mas oscura aun. Esto sucedia, bacia el final de la calle 1as voces tenian un borde bestial y tarde 0 temprano alguien 0 algo impulsaria un cucbillo, un arma de fuego, un pufio vertiginoso y puntual sobre el cuerpo adversario -pero mi humo y tus imageries, la muerte me ocupaban, me invadian y yo nada sabia sino e1 gusto parsimonioso de Ia etemidad en mi boca definitiva, mi boca viva y constante en medio de la noehe. Y mi caminar en la penumbra estaba alimentando con brasas suculentas el homo de mi vivir y el hurno del homo salia de mi cigarro. Tus imageries y mi muerte eran las astillas dolorosas y languidas y placenteramente hundidas en mi pecho. Y si yo caminaba, finalmente habria de llegar a algun lado, a1 final de la calle en donde discutian 0 a otro lado, yo no 10 sabia porque estaba demasiado asombrado de mi estupefaccion ante tantos recuerdos y ante la perfeccion del humo que salia de mi boca silenciosa y ante las evocaciones de tus manos entrando par mi pecho, increiblemente. EI mar vecino era una inflexion de la eternidad y su brisa brumosa sefialaba junto a mi rumbos, caminos, senderos de eternidad. Que extrafio y silencioso y lento caminar en medio de la noche. Y sin saber a donde se iba, a donde yo iba con mi boca humosa y mi pecho penetrado por Ios recuerdos y mis manos acariciando el invisible y ardiente perfume del mar cercano. Pew hube de llegar a algiin lado, aun vivo. Mis pasos lentos y silenciosos dieron al fin con un limite, mi meta y termino, en medio de la noche, Todo sucedia surcando mi vida con infinitas imageries.
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Recorde tu cara y tu boca y tu cuerpo. Era mi vida 10 que puse en juego en medio de la noche. Y no supe desde donde venia caminando ni hacia don de caminaba, can ese modo indiferente de oir discusiones amenazadoras al final de la calle, discusiones sabre una puerta, S1. Era mi vida que transcurria, yo debia Uegar a algun lado, no 10 reeuerdo. Pero se que llegue, empuje con infinita calma una puerta de vidrio, y entre.
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Capitulo
4
0
FRAGMENTO
(En un tris cartesiano, me oJvid~ oscura~lenlc_ de los nombres y salte sobre la cabeza de dragon de rm sueno. Asi empezo. Espi?as y espinas. Un camino lar,go, seco, y monadas de neon saltando a su vez par el no nombrado. Hudson 0 Vistula 0 Usumacinta. Cada nombre sellado a fuego frio, . cada rostro envue1to por la brisa de la malignidad, venenos iguales alas espinas que ?recian e~ mi~ dedos.. . Era el espejo de sangre a rm 1ad~ nus ta~"]~tas y rms escntos se apilaban alas puertas del sueno. Escribi nombres, nombres, y 10s dragones par mi estom.a~? in:ventaban las vertebras de las nuevas razas, enteras civilizaciones, ciudades sucias que tenia deparadas, yo, oscuramente, por 1a fisura de la invisibilidad, cedia ... ) En un tris cartesiano reducido a la invisibilidad que se acostumbra poner 'detra.s de una puerta de vidri?, salte sobre la cabeza de dragon y entre por el espejo de sangre a la plenitud de mi suefio, acabamiento. Cedia. Espinas y espinas. ,.. Puntos negros en el espacio, pulsares po~ rm pulso dc:nnldo. Y estaba yo entero y reunido y: sumergido en el sueno en un tris cartesiano, y volvia por la flama de dragon de mi suefio . a recuperar el filo del espej~ de san~r~. A sangre y fuego y sin meditar en las consecuencias, escribi como a salta de mata, evitando el milimetro sangrant~. . El espejo me llenaba la boca, la suave plenitud se rornpia en rms costillas de civilizado y las aristas de mi sueiio me devolvian el sabor del alimento diario es decir: la muerte, es decir que vol~ia al yo, pradera -~ cedia. Como una puerta, cedia basta las ultimas consecuencias, copos de bordes aridos. Era yo mismo el sangrante milimetro. Que eternidad
para mi boca,
mi sangre,
el suefio.
La Babilonia de un ay par las murallas de los c.opos de sangre. Un ay en el espacio, estria. Cediendo me aproximaba. Los
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instrumentos eran mi muerte, mi sueiio, la sangre ultima. Por los niveies enrojecidos subia el olor de la pradera, cl yo. Yo Y yo por la pradera mia, enrojeciendo a mcdida que la luz sc encerraba detras de la puerta de vidrio y el salto sobre mi cabeza de drag6n anunciaba eJ IIO de los nornbres. Hudson 0 Vistula 0 Usumacinta. Plato de mi sobre la etemidad de la pradera suculenta. Asi empezo, Monadas de neon (la ciudad) y bocados eternos. Cada nombre sellado a frio fuego, cad a rostro envueito por una brisa venenosa, espinas y espinas. Malignidad. Risas tras las cortinas. Abrazos rechazados. Camisas y sudor y paseos por las avenidas con perros amarillos. La que sucedia es Iacil de explicar: me desprendi, sali por el resquicio de mi came hacia los testimonios de mi boca, mis sueiios. Ayes de eternidad por la Babilonia de la sangre. Sofiaba, es todo. Mis vertebras sofiaban (,me oyes? Soiiaban guisos rectos, enjambres locos, papeles apilados en el umbral extrafio de 1a puerta de vidrio. As! ernpezo, salte sobre mi cabeza de dragon: soiiaba. El tris cartesiano, mi suefio, eternidad: anotaciones de tinta derramada sabre mis parpados egipcios, lapices del pensamiento sobre la lunar invisibilidad. jOh balbuceos de Ja sangre par el asombrado! EI tris me cercenaba, mi suefio f1ameaba como drag6n, la eternidad se derramaba por los montes de tinta. Yo soiiaba, es todo. Verdes
y palidas mis manos bajo el neon sonambulo.
Mi cuerpo subrayado par mis pasos, hilos de 1a sedienta eternidad y colocaciones del suefio en la serenidad de la sangre, todo enrojeeiendo. Arrinconado, COIl un espasmo de vida aun latiendo, orejas puestas en el murmullo helado de las sangrantes vise eras y los organos pesarosos funcionando en la penumbra corporal
can las
13t)
-as 1,asi, el hombre con su cara de eclipse habla y subsiste como un dato, discontinuo, sofiado. Hay mimeros y el rectilineo atardecer de tint a y hay la boca del hombre excavada par el hirviente sinsentido de muerte y de asedio que 10 rodea por el aire de hierro. El hombre tiene sangre y palabras, tal es su dotacion: su limite. Fluye por dentro un astra rojo, por fuera el sonido que cintila para los otras. Ard~ su sangre y arden sus palabras, todo 10 semejante a 61 mismo. Fluye su cuerpo hacia afuera, entero y ensamblado contra el infinito color de la tarde, sale su cuerpo de la plaza donde se consurna el asesinato, turbio manchon enorme enorme enorme, sobre la tela perfecta de la tarde ' , , que se deshace entre cuerpos, gemidos, lamentaciones. Limite de la tarde mortal bajo la boca del hombre sembrada con la sombna aguja del miedo ' y sus increfbles crecimientos de cavern a y silencio. Dije basta, y subi a tus palabras, descendia par el oscuro lado de las declaraciones sentimentales y supe que descender asi era subir a tus palabras, 10 cual creo en mi 1a noche esbelta del contrasentido, de la burla, de la ironia gastandose contra mi cuerpo recogido en tu cercania -y sudaba como un condenado, infinitamente nervioso y queriendo entenderlo todo de una sola vez i,te das cuenta? como si en ello me fuera el fragmento de infinito para mi modo de acercarme a ti, silencioso y egipcio. Tu proxirnidad era mi droga. i,Si entonces hubiera acercado mi mana bacia la luz de tu rostra y te hubiera tocado can una blanda caricia una caricia de imparcial olvido, un gesto ' de ardientes evocaciones que ya para nada me servlan? Vi en tu rostro la Iecundacion de mi contrasentido y supe que habia en ti algo otro, algo escondido, y dije basta. Tuve que pr~pon~rte la mano que me pertenecia, los dedos olvidadizos que tomaban cucharas en mi nombre que me designaban el pafiuelo para limpiarme la nariz, , que pasaban sobre mi rostro, reconociendolo como si fuera eI 140
rostra de un recuerdo, de un triste mulo. Mis manos ciegas para ti, manos hipnotizadas y lentas deshaciendose bajo el ins61ito fulgor de la noche caudalosa ... En mis manos hubieras podido descifrar, como si fuesen tintas cJaras sobre la pagina abundante del mundo proximo, claras cuentas, 10s dibujos del polvo, la gota que se deslizaba en un. espejo, claves 0 restos, guias cambiantes deshechas bajo 10s firmamentos del olvido. Toda la noche busque mi nivel en las esclusas deslumbrantes de tu proximidad, supe que ya no era el Mismo: mis manos cambiaban tocadas por el fuego y el hurno, fumaba desapaciblemente, morbidamente, siempre al acecho y buscando en la cambiante cima de tu rostro mi silaba universal, mi mordaza consoladora, mi maquina descomponiendose ... Habia en mi la sefial, como si fuera un mecanismo de ceniza o de musgo o un pendulo que reprodujera las palabras con un vaiven impersonal. Tu y yo apelamos entonces a crefbles postergaciones, pusimos una apuesta melancolica en la mesa de las horas, tuvimos que arriesgar una moneda lastimada en un gasto lunar, colocamos una piedra espantosa en el fiel anochecido de la balanza que eramos nosotros, emitimos una determinada sucesion de palabras para buscarle un sentido a la noche y escarbamos en la atmosfera con manos que se nos fracturaban, en una tentativa de ver la desolacion que se producia alla abajo, en 10s sotanos antiguos de la ciudad, en los almacenes del pasado, royendo la presencia de nuestros sentimientos con su moho, sus emanaciones, sus descomposiciones. La noche estaba ahi, deshaciendose contra la car a de los muertos y de los olvidados. La desolacion me manchaba la camisa con una oscuridad silenciosa y deslizada. Como si fuerarnos unos moribundos, unos ahogados cristalinos 141
. en una piscina con escaparates, vnnos pasar, en Iastrada mutacion,
las decoraciones
de Ia Iuria.
Luego vimos una fotografla mal tomada y pensamos que ahi estuvo alguna vez el amor, oh dioses. Abrimo.s los ojos ante el c~sped amargo. Abrimos 10s ojos durante . ~l mmuto en que el cnmen sube por las columnas, visita ,Ios pozos sangrantes de la espera, fulgura en la taza de cafe y en los preparativos del reposo. Estabamos manando en el arrasamiento la ciudad rodeaba nuestros impuIsos y se situaba en Ios hordes del sismo del asesinato, del despojo, ' La ciudad era el sismo, eI asesinato y el despojo, Nosotros manabamos, enloquecidos por Ia moribunda sefial que vimos en nuestro rostro al asomarnos al espejo de la ciudad. Eterna ciudad, oh dioses. Destilabamos diferentes memorias: una sed, un vapor frio, una transformacion de animal en mineral. Al ras de manamos La uncion espaldas 10s muros dioses.
la ausencia 0 de la en medio de Ios de Ios muros es la de quienes habran encendiendose para
culpa, en la cerrada vigilia, castigos. escapatoria, los muros tocando las de fusilar, preparar el penultimo dia, oh
Te dije que estos eran Ios confinamientos de la fiebre que todo esto se reunia en eI ' "almacen de las grandes palabras". Pero tu veias todo con ojos tolerantes, veias las conjugaciones de "manar", la pa1abra "uncion", los calificativos "Eterna" y "moribund a" y "enloqueeidos" y el vocativo "oh dioses" y pasabas junto ami, rozando mis brazos con tu deliciosa serenidad. La noche se acercaba a ti, tocaba mi rostro y se desprendia haci~ nosotros como un oleaje blanco y negro, y deseandonos con su cuerpo marino y profundo, adornado con Ios vcstigios de la viviente cosecha planetaria. La noche caia como un velo de gas a sabre nosotros, asombrados. Ya no pudimos escuchar las explicaciones hablaba en el salon. Decia palabras 142
tristes de alguien
que
oscuras y complicadas: desdicha ... "
"Pues la noche prepara
esta dulce
Cireundados de abatimiento, desprendidos bajo la determinada soledad. Y duelo en los oidos, Iunebres hojas en las manos . Desprendidos, confuses, enrojeciendo. Un ademan tuyo 0 mio destroza las ideas con un tajo viscoso. EI cielo se derrama. Callar cercena. Brillan las constelaciones moribund as sobre los restos de mis manos. Es otra hora y veo la dividida luz inmersa en la dudosa plenitud de tus ojos ... i,Que hora es? preguntabas muricndo bajo mis manos ---y brillando. i, Que hora es? Diez, diecinueve horas en los cuartos del miedo, Jaime. Grietas en el amanecer para poner el euerpo fatigado y dormir con una estupidez esteril de eremita, reflejando el alto cielo que hace cuantas horas se derramaba sobre las dudas y Ias desesperaciones nocturnas. El asedio, la culpa, eI arrasamiento, las invasoras preseneias. Amanecer corrompe, dije, decia ... Hemos consentido en la vehemencia de estas observaciones porque nada se pierde, to do se recupera, se transform a, late aun. Pero la claridad es engaiiosa. Ondulan los resquicios, centellean como germenes cardumenes de signos. Los seres se bus can en una sorda contigilidad, como en una bodega a oscuras. Todo cuelga de sus cuerdas vivisimas. Lumbre de 10s contagios. (Esto es el manantial que nuestro pecho solicita ... ) Hay una rectilinea certeza, prolifera. Hay un lienzo verosimil para los preparativos biologicos. Hay descargas, atributos, caidas en medio de la reunion: cosas derrumbadas por el polvo y par las manos cristalizadas ... Denso es algo, todo suena mortifero, transform an dose. Porciones infinitas, limites, fuerzas desdobladas, volumenes sellados y abismos impenetrables. (Yo pienso vagamente desde mis palidos encierros, transformandome ... ) 143
Mis palabras magnetico,
caen al fondo, hacia el centro mis palabras temblando.
y las decoraciones
del desgast.e .hincan ~u terci~pelo, su limo y sus nutritivas descomposlclOnes baJo las fibras del minuto, reflejandose ." por los rincones, dandole alas nieblas mtenores un color azul y pesaroso. Llueve .as1, incon~olab1emente. . E1 tiempo arde en e1 espejo como SI fuera una odiosa naturaleza.
de ese centro
Tenso de arida velocidad e1 curso de 1a sombra, numeroso. Segados umbrales, a1hajas, humaredas. La piedad que solicitan seres abrumadores, el miedo rondando, 1a sarna del silencio, 1a padre de la conversacion, las opiniones como remotas constelaciones girando sobre e1 zodiaco de 1a taza de cafe, 10s suefios 1entos y visibles bajo la muerta sangre que desarrolla su anochecida vida en nosotros, borrados por 1as imperfecciones, par el uso, por la boca que repite nuestras palabras una y otra vez dichas, murmuradas, extensas como la piel que tocan can su a1filer de nada, con sus costumbres sedentarias.
Ahora hay polvo sobre 1a nieve que se transf~rma en Iluvia. Ahora hay una ruin a en el frasco de 10~ r~fleJos, repleto hasta 10s bordes por una luz ansiosa y destituida, es como una miel amarga que manchara la piedra maravillosa de la ruina encerrada en el frasco. , (Es una ruina desordenada y hermosa ~omo una voz .. , Ahi habria estado el tiempo de nuestra dicha _ reflejandose como un sol enorme y un extrano sabor.)
Vienes a mi como el mar se levanta sobre e1 mundo. En ti empiezo, sobre el mar de tu presencia.
Junto a la piscina de nuestra cas a veraniega conversan 10s fantasmas, sus corazones son como luciernagas y sus palabras se hunden en e1 mar de nuestro OClO, de nuestro planetario descanso, de nuestro reposo luna~. E1 ojo se hunde en la piscina, en su agua majestuosa Y organizada, como fanta~ma azul. E1 aire tiembla y se refleja como otro fantasma en los muros ausentes donde hemos escrito nombres inverosfrniles ...
Par tanto despertar ascendente y sornbrio, miro tu epifania, tu reposo, tus indices. Por la azorada perrnanencia de suceso y objeto, adviene por sus altos p1anetas el orbe que circunda. Viene tu blanco crucigrama a mis manos vivientes. Tu despertar es como desarrolladas aguas que fu1guran. Acogida en tus limites, me divides can tu arma de insomne y asi por tanto despertar que fulgura en sus aguas, otros abiertos despertares vigilan,
A la deriva los entrecruzamientos. Humo bajo las manos de nuestro cuerpo quemandose. , Lo que reflejaba se derrama, se mezc1a en ro~es humedos .. Arabescos del polvo bajo las mano,s. A la denva en un crista I oscuro, detras de manchas y de ovalos a~ules. Todo es tiempo sobre la escntura, desdob1~n.dose. En el jardin, 10 que refleja -voz, metal, pagina, manossube con un silbido recto y lla~eante , bacia las residencias de la bnsa reanudada ~n mr, . Polvo sobre 1as manos y restos de Ja vacacion en el aire deshabitado. . Estamos en el suefio a la deriva como sobre un c.nstal oscuro. Lo que refleja ard~ a la deriva, somos nosotros mismos, indispensables, VIVOS, . 10 que refleja: nosotros somos 10 que ref~eJa, human?s con saliva, insistentes y con sombrero, con organos gem tales.
Lo que refleja viene del agua 0 de 1a astilla. Del agua toma forma, largamente se afi1a. Del agua sa1en chispas. Lo que refleja viene de la astilla, como la nube en e1 espacio del rinc6n, en la orilla vio1eta de la tarde. Y alguna vez 10 que refleja viene de 1a arena, de un dibujo de fiebre 0 de silencio colerico, reflejando viene a derramar su luz filtrada en la superficie de las casas usadas. Ese pedazo de luz es doloroso y visible, esta inscrito en Ias placas de nuestro cuerpo horizontal que suefia con inverosimiles amaneceres que 10 reflejen mas alla del silencio en que yace. Llueve sobre 1a extensi6n. mar dense del otofio
Las estatuas
cierran
los ojos en el
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Reflejando par Ias esquinas, mordiendo los rincones, feroces como 10 mas feroz de 10 humano, con espaldas definidas bajo la lluvia miserable y respirando nuestros reflejos en medio del valle, de la bafiera, del infinito. Se~ reflejo, sea nosotros avanzando bajo 1a recta gota del miedo, bajo la roca recta del espanto, mordiendonos y duefios de sobacos, mucosas, bigotes, glandulas, vejigas, rodillas, zonas parietales y zonas vellosas, lugares oscuros y hurnedos y 1ugares secos, a1 aire libre de Ia ciudad-desierto, tuaregs increibles, vagabundos. Reflejando, reflejando, somos 10 que refleja y quema. EI aspero reflejo del coito y sus olorosas procesiones. EI ardiente reflejo de 10s besos y sus fermentaciones larzas como 10s siglos sangrantes de nuestras bocas. to EI visible reflejo de nuestra vida, cabeza y silencio en el estruendoso pasaje donde solemos existir -y el avido reflejo del suefio y sus tajadas de maravilla en la viviente fecundidad de las doce de 1a noche mientras el mundo oscurece y subsiste alla af~era, reflejandose en nuestras presencias futuras, germinando. Vendajes como bruma. Alguien mira sus manos, mira su cuerpo en una pasarela. Cirugia, cuarto de operaciones. La ceniza de 1a anestesia se derrama sobre 1a Pompeya del cuerpo. La mascarilla sobre las ruin as de 1a cara fcrti1izada par las indiferenciaciones que produce el sueiio inducido. Algo punza detras de los ojos, 1a lengua esta cercenada, los brazos no responden, es como si todo se entrecruzara en e1 cuerpo vacio. Tenue, todo tenue. Visitaciones del suefio inducido. Extrafio es que no surjan Iatigos; todo se desvanece, palido y lento, lento, palido, muerte del suefio inducido ... Extraiio es que en esa tibia navegacion, ese viaje etereo, esa redonda inmersion, alguien subsista enteramente, unido, vivo y s6lido. Extrafio que Ias profundidades de la anestesia no sean sino bosques, lentos abrazos y desconocimientos. En la tersura del descenso se atraviesan regiones como en una quieta velocidad de antorchas. Preparaciones del delirio rozadas y nombradas, cosas egipcias, parpados de estatua soiiolienta. Clima enterrado y suave, la anestesia: sitio donde se posa la 146
humeda fulguraci6n de los segundos. Una mirada que a nadie pertenece, milenaria, sepultada bajo la espesa inmovilidad de los parpados del egipcio. Luego viene el despertar: arido, arido. La otra muerte, la muerte del despertar y el cuerpo asccndiendo labariosamente hacia las toses, los olores, la obligaci6n de las medicinas, los asedios de la fatiga ... El sudor, las manchas, la ropa de hospital. Las instalaciones, Ios papeles, las enfermeras, el bullicio, la sorda reclarnacion de la vigilia continua y accidentada. Un rumor amistoso de recomendaciones. Ahi esta el medico, alli esta su blanca indumentaria sacrificial. Ahi estan los objetos mellados de la cura. Ahi estan las agrias modificaciones del cuerpo. i,Viene alguien? pregunto. Aire azul y yo, como un cielo. ~Viene alguien a mi, a mi? (Hablo y escribo estas cosas que son palabras 0 eclipses.) Viene a mi a1guien, S1, transformandose hacia mi, con un cuello de esparadrapo funerario, con una saliva de milenios y con una letra sorda y mas sorda que yo, que yo que espero y esperaba que alguien viniera ami, tan solo y s6rdido y metido en mi vida y en mis opiniones ... Alguien Uegaba, venia de todos lados y era muchos que yo conocia y varios mas que desconocia. Llego a mi con una diluida proposici6n que era casi un gemido. Yo escuche con una preocupacion suicida, Me decia o me decian -puesto que era 0 eran muchosmi verdadero nombre, segun decian. Y vo escuchaba, me hacia a un lado, me rascaba el torso, me - ponia de perfil para la fotografia, para la radiografia, tomaba sopa, me despertaba con una lagaria 0 momia 0 cruda sobre mi cuerpo. Mientras escuchaba, sofiaba, Recordaba a In bailarina Eduardova par los prados de Baviera (,0 era en las afueras de Praga? La bailarina Eduardova era muchos, muchos. Muchedumbres de nomadas se agitaban como recien nacidos en e1 reflejo de su cintura onduJante. Y yo le pedia a la bailarina Eduardova que bailara para mi el baile de la resurreccion, la sarabanda del miedo, la mazurka de la agonia, las folias del desencuentro, las polkas del embotellamiento. La bailarina Eduardova me escuchaba como yo escuchaba a 147
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alguien que llego, despues de que yo preguntara: l,Viene alguien? Pero sobre to do recordaba a la bailarina Eduardova ondulando como una hechizada en los litorales de mi siesta. (Era en el campo.) (Y habiamos l1evado deliciosas viandas para el Refrigerio.) Ah, la bailarina Eduardova y su perversa cintura ondulante. Casi supe de la eternidad por ella. Y mientras recordaba a la bailarina, escuchaba complaciente a la oscura persona que llego, mientras yo estaba escribiendo to do esto, como te 10 relato. Y quisiera que la bailarina Eduardova sepa que no olvidare su infernal y deliciosa cintura ondulante, si alguna vez -cosa que dudollega a leer esto que escribi para ella y para ti que escuchas mi relato, ciego silencio escuchante. El yo se aeerca alas eiudades como a un platillo relampagueante y e1 sabor del relampago, las imagenes, 10 llena y 10 desborda por sus ansiosos eostados de loco, en la melodfa del miercoles. Un dfa se llega a una ciudad y se entra en su pulso, en su fiebre, se camina por sus calles y se sabe que alguna vez se estuvo ahi, eontemplando las fuentes y 10s perros amarillos y los harapos de los pordioseros; uno llega a una ciudad y a sus piedras, a tocar el ferrnento de don de crecen las horas angustiosas y repletas, el aneho limo de las fundaciones ... Ciudades obsesionadas, planetas enrojeeidos por la locura y el hirviente proceso de sus maquinarias. Entro en la ciudad, temblando. .. Mi cabeza refleja el abundante espejeo de las calles, las ropas diversas, el increible e inagotable espectaculo de los jardines, los ladrillos, los automoviles, las tiendas, los restoranes, las barracas, los caIIejones interminables don de vuelvo a probar el afilado olor de la miseria, sus espantosas nirniedades y su tamafio de sarna sobre la piel de la ciudad y sus horarios interminables. La miseria, la evidente colora del aprisionamiento, la linea de la opresion arrastrando tras de si
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los rostros quemados por el hambre y el ansia, los trapos en las paredes y las fotografias amarillas y los objetos guarnecidos en la amorosa escasez de la cas a derrumbada, las cosas del pobre como armas en la panoplia de su asfixia, de su alienacion, de su ajenidad impresa como un polvo indeleble sobre la profusion de datos de la ciudad y su materia. Camino
por la ciudad
sorprendido
de seguir siendo yo.
Larga mi sangre viva, en mi cuerpo, se desarrolla como un listen sobre la cabeza de la fiebre. Y los espejos de la ciudad me reproducen, con mi herida abierta en el costado de loco, avanzando entre la muchedumbre y respirando el mismo aire herido, los mismos restos de verano, la misma fecha impune. Largas respiraciones alas orillas de la ciudad; aristas del paseo y de la caminata paranoica. Ciudad oscurecida por el sol del yo, ciudad honda como el abismo de sus heridas. Repitiendo el nombre de la ciudad, me acerco a los almaeenes, en las afueras -los enormes depositos para las cucharadas de cada manana, puestas en la boea infernal de la ciudad como bocados cosmicos. Atardeee. Los almacenes respiran con una minuciosa gravedad de ballenatos. Los almacenes que el yo habra de envenenar. Los almacenes-teatros para la copia del yo, desconcertado e infinito, con toda su hambre y con la fascinacion conmovedora de su miseria y su ahogo de criatura en el vientre fecundo de la ciudad. En esos alrnacenes una historia que se y que ahora debo hasta que el relato
ocurria una historia que es esta historia, envenenaba con el lento decurso de las horas con tar conteniendo la respiracion haya terminado, inconsolable:
Levante los brazos para solicitar que alguien se callara y yo pudiera empezar a caIlarme. De mi a mi no habia nadie, pero la sala estaba repleta. Creo que se trataba de un minuto de silencio, ay. No sabia par donde ernpezar a callar, pero convine eonmigo
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mismo en que primero callaria mi verdadero nombre (asi nadie 10 sabria, jamas, nunca, y eso los desconcertaria y quiza 10s entristeceria) (tenia en mucho mi verdadero nombre, aunque ahora 10 ignoro). Asi, con los brazos levant ados, me sostuve contra todos esperando el callar oportuno para meter como un cuchillo mi propio callar en ese oceanico callar de alguien aunque mas no Iuera uno, uno solo empezando a callar para que yo pudiera hacerlo. Luego decidi callar mi pais de origen, pero todos habrian callado el suyo y mi estratagema se veria frustrada, cosa que yo no deseaba, pues a nadie se Ie hubiera ocurrido no callar su pais de origen y asi mi callar no tendria efecto. Con 10s brazos 1evantados, esperaba angelicamente el diabolico y oportuno callar de alguien, aunque mas no fuera uno, uno solo. Pero nadie callaba y mis brazos empezaban a callar, cans ados a gritos en su callar fatigoso de estar 1evantados, esperando e1 callar oportuno. Nadie cal1aba y yo menos atin l,como habria de hacerlo si ninguno callaba tcdavia y asi obstaculizaba mi entrada en callar que seria mas majestuosa que 1a entrada en escena (callada y majestuosa) de un faraon discreto y silencioso con su corte discreta y silenciosa detras, toda lujosa (y callada)? Baje 10s brazos para esperar una nueva oportunidad, los volvi a levantar y de nuevo sucedio que nadie callaba y yo menos l,como habria de hacerlo? E1 tiempo pasaba calladamente por 1a sala donde ninguno, ni uno solo, se callaba para que yo pudiera empezar a hacerlo, Baje 10s brazos una vez mas, fatigado. De mi a mi empezo a haber a1guien, e1 oportuno si1encioso que callaba por fin: alguien que yo engendraba desde mi no callar brumoso y tremendamente fatigado (porque tenia de nuevo 10s brazos levantados, que si callaban, aunque a mi no me sirviera de nada el callar de unos brazos 1evantados absurdamente en medio de una sala repleta y obstinada en nunc a empezar a callarse). De mi ami, atravesandome, se inicio e1 anhelado Callar. Alguien 10 advirtio y 150
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dudo hasta que una silaba, un gramo, un centimetro de callar Ie recorrio los brazos (que no habia levantado, pues yo era e1 unico que 10 hacia, insistiendo en solicitar e1 callar de uno solo, de alguien solitario y oportuno), ese solitario dudo tremendamente y recuerdo que me vela con ojos fascinados por la posibilidad de callar para que yo pudiera empezar a hacerlo. Se 10 agradezco, y quiero que sepa que pienso en el si alguna vez lee --con 0 sin 1a bailarina Eduardovaestas Iineas que escribo terriblemente cal1ado como entonces desee con todas mis fuerzas estar, en medio de la sala rep1eta y neciamente empeiiada en impedir mi entrada en callar. Pero es. que sucedia que yo engendraba a alguien canada, una especie de numen, de vapor, de espectro callado que me permitiria hacer mi majestuosa entrada en callar. Salio de mi como una espuma deslizandose hasta el epicentro estentoreo de la sala repleta y ahi se qued6, suspendido y girando 1entamente, cosmicamente callado a la vista de todos, al oido de todos, que no callahan, obstinados. El minuto de silencio se habria de iniciar a una orden de ese Fantasma imponente que me salio (creo) de la cabeza adolorida 0 de algiin lugar sepultado en mis brazos. Mi deseo de callar venia por 10s rincones, cumpliendose, Uno callo, Ah!, recuerdo que uno solo callo, estirandose y muriendo asfixiado por 1a multitud y gracias a 61 pude iniciar mi tremendo Callar. Pero l,cuanto duro ese inicio majestuoso de mi entrada en callar? Una miserable fraccion de segundo, un milenio enterrado en mi deseo satisfecho tan, tan pobremente. Despues solo recuerdo brazos y brazos levantandorne por encima de la sa1a repleta y asimismo recuerdo el sonido pastoso de mis gritos atravesando la puerta de emergencia por donde me sacaron a un callejon oscuro, lnimedo, sucio. En un tris cartesiano, y de modo fulminante, detuve mi voz en la sensible cauda del invierno, un fluir seco y desapasionado que me dejo temb1ando con inscripciones de frio secular a la orilla del camino. l,A don de iba yo? l,Que me conducia con esa manera de lirio y bocanada? 151
Yo era una flor, era una bocanada. Del lirio tenia el alto espacio respirable y de la bocanada el turbio salir tambaleante, rapido y humoso. Pero (,a donde salia -y por afiadidura en un tris cartesiano? El tris era un vehfculo fraguado en un chasquear Jos dedos pulgar y medio. Lo cartesiano me venia de la reducci6n metodica, pausada y veraniega que contradecia el disfraz impune del invierno detras de mis azules orejas de galeote. Reducia metodicamente mi espacio respirable y caminable. El vehfculo del tris me ajustaba el cuerpo como traje de buzo y las deducciones a partir del mero observar mi camino me llenaban con un barniz asaz filos6fico y la palabra asa: me adornaba con mas civilizaciones extrafias que toda la filosofia occidental.
numerosamente expuesta al humor del siglo, de la localidad, timbrada y fechada para el envio "literario" ... Tu sabrias oirme de otra manera, escuchar (0 leer como quien escucha, bajo un farol misterioso y atormentado) el rumor de otra voz 0 de otra escritura, rompiendo como olas de adelgazado veneno sobre la escollera de la escritura 0 la voz evidente. Llamo a ese otro oleaje una lengua mortal, un relato oscuro, una luz interjectiva que rebasa y satura los adverbios, llena de sombra 105 conectivos, rasura el amontonado cabello de la sintaxis aprendida, me deja murmurando bajo la linea solid a del "lenguaje evidente" y me hace interrogar el tardio teatro de mis idiomas repetitivos y de mis insistentes vocabularios.
Era Amsterdam 10 que fluia alrededor del sistema de mis entrafias, envolvia mi linfa de sofioliento, mi punta de negror clavada en el silencio. Era Amsterdam, irremediablemente. El brillo de la tarde por sus canales tocaba de lejos el palacio de mi lengua. La caverna enfermiza de mi boca se enlazaba a la plenitud de los canales, el lazo pasaba por en medio de mi pecho, caja magica, Los canales entraban en mi parloteando, espumeando, locos como una cerveza loca y clara en la penumbra de mi hocico tenue -materia desvanecida y disueIta inconsolablemente en el agua feroz de los canales. La cerveza en mi boca: un sol enloquecido.
Estados tenues 0 vivencias oblicuas, 10 que yo dije no te convencia y cuando mencione a Lezama Lima -ogro fascinadofrunciste el cefio fantasmalmente, ghostly. Borges dice: la particula que en espaiiol hace funcionar el mecanismo del adverbio es un lastre que vuelve pesadas las palabras: el bisilabo mente. Es mejor la particula breve del ingles: ly, En chino, la particula li designa la "conducta de orientacion cosmica, la forma perfecta que se adopta frente a un hecho, tal vez 10 que dentro de la tradicion clasica nuestra se puede llamar belleza dentro de un estilo" (Paradiso, capitulo X). Chino, ingles, adverbios, "vivencias oblicuas", Borges, Lezama Lima, y un mecanismo para hacer Iuncionar un idioma: En lineas quebradizas, discontinuas, fragmentos locos sobre la pagina que Henan y romp en el lenguaje, entrecruzandose. Literatura latinoamericana.
Amsterdam, cerveza. Te hablo con estc idiom a flotante, inseguro, vol Mil. Estas palabras que me sefialan can un esplendor sobrio. No sabria usarlas de otra manera que esta, infatigable y
Destruccion de un texto 0 correcci6n de estilo, autocritica. La mana se convierte en un haz de tinta espesa y el ojo es una transparente marana. Las hojas pasan por el rostro de 1a luz,
Sin espacio amplio, mi modo de lirio feneci6, oh dioses. Mi ser de bocanada se hizo transversal, mas irrespirable todavia. Que extrafio, oh dioses, caminar par el filo de mi mismo.
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las letras oscurecen la sangre olvidada, las palabras se eclipsan con su propio filo. Cuando el texto ha side destruido (lease, corregido), el escritor quema en la pira de la Tradicion su lengua ausente. La escritura se vuelca sobre el mantel de tinta de Ia lectura. En el continuum de 10 que escribo ahora, 1a lluvia suena como un recuerdo, alejandose. Difusa es 1a herida de la noche y 511 oscuridad palpable sobre la claridad engafiosa de la piel, oscura piel inserta en 1a realidad oscurecida del minuto sangrante. Sangra la noche por las laderas de piel y el sensible minuto difundido bajo la herida sangra, insaciable. Noche y piel se difunden debajo de la oscura claridad que escribe. Al romper el alba, lineas paralelas en la una abstracta que rasga el cuadrangulo del pafiuelo. El nervio central de la manana entra por el ojo del reposo, Una y ojo se confunden bajo el consuelo del pafiuelo rezumante ide linfa cuadrangular que se transforma en reposo abstracto. La ilusi6n del dolor traduce todo el esplendor de las metamorfosis que sufre heroicamente la manana. A la incision tenaz corresponde 1a cerrada e integra vinculacion de la carne consigo misma. Abrese 1a carne. Escalpelo. Entera la resistencia de la fecundidad 0 germen incolume de la materia viva. La incision mete sus anclas suculentas en la diurna superficie del Viviente. El mar del Viviente se cierra despues sobre la quieta fulguraci6n de la cicatriz. Todo el juga de la mirada se enlaza y precipita sobre el pelo fertilizado del ciervo a cazar: flecha 0 bala se detiene por la voluntad de 1a mirada y sus abismos maravillados. El ojo es el abismo de donde sale el abismo desbordante de la mirada. El ciervo se inclina aver 1a imagen de su vida irrepetible en la superficie del agua y sabe que 1a eternidad es la maravilla que se enreda en sus astas. 154
Flecha 0 bala trasmiten el destrozo de la muerte, para el ciervo y para la mirada. Mano y objeto: la magnitud ciega y sorda del objeto se incorpora al sistema de la mano. . Tocar y rodear con dedos de suefio la cantidad de la matena necesaria. . La noche de la mana se cierra sobre la claridad categorica del objeto encerrado por el sistema digital. La materia se abre dentro del pufio y fecund a la piel de la palma y de los dedos, maravi11a necesaria. Capta todo su propio silencio la mano, al escribir. Sobrevuela esta pagina en blanco: es una muchedumbre la mano y lleva enter as civilizaciones, . terciopelos invisibles, neblinas espesas, hordas tangibles y ciudades deshabitadas. Al escribir me acerco a la persona, al Viviente, toco sus manos y su latido y. . el sistema de sus colocaciones y su luz sobria. . Mis manos abren bajo la sed 0 el tiempo una Tierra nueva. Ese planeta es mi vivir escribiendo, poniendo en fila sobre la pagina en blanco . una germinacion cuyas puntas vivaces atraen como. un ll1~an al ojo que las mira, al p~rfi1 q~~ las rodea, al incendio de luz pura que las determina, viviendo. Con que locuacidad ver alejarse el recuerdo en _medio de la noche. Hablar y hablar, hasta que 10s labios se queman y luego, en el naufragio de la madrugada,. _ cerrarse de nuevo hasta volver a encontrar el recuerdo. to do eUo es fascinante pero agotador. EI recuerdo tiene su propia locuacid.ad, adviertese en el. una insidia recurrente, una mordaz msrstencra, un martilleo de filosofo que nos interroga. El recuerdo va perdiendo atributos, se deseca: perogana en intensidad. . Es una magra manera de centellar dentro del cuerpo memonoso. El cuerpo es una negrura para el centellar del recuerdo, escenario perfecto. La medida del recuerdo se vuelca en la luz negra del cuerpo y no importa que hagamos, el recuerdo vuelve a transformarse en el S1 mismo que el cuerpo elabora.
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A su modo imperfecto, el cuerpo es el recuerdo mismo. Escribir es hacer la arqueologia del reeuerdo multiplicado en algo que creemos simplemente un lenguaje aprendido. Lenguaje y memoria no solo se confunden por los sombrios pasillas del cuerpo sino que 10 mencionan para que Sea, de otro modo el cuerpo se desvanece en inarticulados espejismos, en grufiidos bellisimos pero inconsistentes. El cuerpo recorre el recuerdo de adentro hacia afuera: estas dos ultimas palabras no sefialan sino la convenci6n misma del cuerpo mencionado, un acuerdo de lenguaje y memoria para discurrir por el mundo y por la escritura 0 el habla, incluso por el jardin anacre6ntico del amor correspondido.
El invierno se ha callado y s610 el recuerdo me habla entre jirones de turbia niebla, de sueia algarabia mezclandose a la limpieza cuerpo memorioso.
Hoy hablaria de ti que me hablaste una vez. Si no tuviera este dolor de cabeza, gritaria sobre ti todo 10 que se de 10 que me dijiste. Pero no grito: hablo. Te recuerdo en la miseria del invierno, murmurando frases y nombres y tocando mi centro inasible con palabras maravillosas. Este dolor de cabeza es como una bocanada de niebla de aquel invierno en media del cual hablaste y yo te escuche. Oia tus palabras como un testimonio huidizo. Huia el lenguaje en cad a una de tus palabras y 10 que yo escuchaba, con una respirada incertidumbre y un sentimiento de ancho mundo, era el rumor del inconsciente, mezclandose como un deslizarse de fieras brillantes por 10s pasadizos de mis oidos. Tu inconseiente toc6 mis oidos, escuche el lenguaje derramandose, turbio y feraz, por 10s canales sordos del inconsciente que me mostrabas. Yo era un pedazo de mi mismo escuchandote. Mi inconsciente se volc6 en la fractura que tu boca resonante abrfa en mi como un abismo que el silencio del invierno deberia cerrar. Pero el abismo abierto me llen6 del vacio fulgurante de tu inconsciente. Yo 10 recuerdo ahora, con este dolor de cabeza. Mi cabeza respira, S1, como entonces, y siente el espacio que entra desde el suntuoso exterior hasta los tejidos ansiosos de mis pulmones. Pero el espacio ha cambiado y el aire de este invierno no es el mismo de aquel invierno en que te 01.
No escribo siempre desde el mismo lugar.. . Hay ceniza, a veces, y otras veces un abismo en la roca VIva se abre bajo mis pies. Horas enteras veo un vasa con agua limpia junto a mi, en el escritorio. Horas enteras el polvo que levanta la caballerta cosaca no me deja ver 1as varillas de la maquina de escribir y entonces ClUZO 105 brazos hasta que el ejercito de llya Muromets ha pasado, . espero con paciencia y finalmente redacto el final de la frase -que por supuesto es ya otra frase, coronada por un da celestial, y un olor a bosta y a sudor, a gr?esas rebanadas de pan negro y litros de vodka guerrero en vanos metros a la redonda. Pero mi habitaci6n de escritor es pequefia y las huestes de llya Muromets pasan a veces interminablemente. Entonces, por un esfuerzo peculiarisimo de mi voluntad, que no explicate, . decido que prefie~o escribir en la qruta maravillosa de Ludwig de Baviera e invoco a LUIS Ce:nuda .. para que me de el fond? apropi~do, su Vl&OrOSamusica verbal. Los cisnes rozan mi cemcero y picotean nns manos atareadas de ins61ito mecan6grafo. . . Y Ludwig de Baviera me observa como SI yo fuera otro CIsne cuando la verdad es que soy un escritor que traga nerviosamente el agua que se ha servido en un bane ~u.alquiera . de un departamento de la Ciudad de .Mexlco. Pero es cierto que no eseribo siempre des~e el. mismo lugar. , Trato de imaginar a veces (e imagine) el puro paraiso de 10s
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de 10 que dijiste hip6crita
de mi
Pero (,que dijiste? Casi me 10 pregunto. Palabras perdidas y largas oraciones resquebrajandose como un eco destrozado del invierno que nos rodeaba. Ahora intento recuperar para mi cuerpo, para mi pobre cuerpo memorioso, algo de 10 que entonces dijiste y por eso escribo con esta inconsolable marca de mundo en mis labios, can este sella abismal marcandose a fuego frio en mis manos irreparables de escritor que te oy6 alguna vez.
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sus jardines simetricos antiguos mexicanos: Tamoanchan, pero de otra simetria, jardines solares donde el Principe reflexiona mientras 10 observo y 61 me observa, y sonreimos. Tamoanchan, el increible paraiso terrenal: sus inconcebibles acueductos, eJ terso sistema del comercio, la fuerza y el esplendor en sus construcciones sencillisimas. Despues asisto a la edificacion de la Muralla china, alas conversaciones de Marco Polo con el Gran Kan, a la compra -por unos cuantos dol aresde Manhattan, a la delirante excursion alucinatoria de Vazquez de Coronado y sus tropas atormentadas y exanimes por la infinita geografia rumbo a Quivira y Cibola y las Siete Ciudades, a la vertiginosa y llameante destruccion de Pompeya, a 10s ritos apolineos de Delfos (la Sibila es identica a la bailarina Eduardova), al arribo de Amundsen al Polo cegador "de puro blanco", al deliria pen ultimo de Artaud en Rodez, a mi propio nacimiento en la Clinica Lourdes, a la conversacion que tuve antenoche con Hector, alas rebeliones milenaristas, a Ia temblorosa redaccion de una pagina sabre una golosina Hamada magdalena, al suplicio de Parnell y alas callejones de cierta Praga donde cierto hombre impreciso elabora con un idioma que no es el suyo una serie inacabable de historias angustiosas y desternillantes. Y a veces, con demasiada y agotadora frecuencia, escribo desde mi propio Iugar, clesde la fecha exacta de hay que cuelga como una llaga en e1 calendario de la cocina, desde 1a mesita del comedor de este departamento de la Ciudad de Mexico. Es la desesperacion y sus tajos exactos, rozando con una brisa candente mis cabellos de vivo ilustrado. La desesperaci6n y sus comisuras enloquecidas, el tenue respirar de sus navajas en mi 1aringe, el sollozo que la acompafia como el dctalle definitivo que se extiende hacia el grito de sus despertares destructivos. La desesperacion nos acompafia, profesor, tanto como la propia confusion y sus panes blancos, sus alimentos integros. La desesperacion confusa tanto como la confusion desesperada y sus anillos inequivocos cerrandose sabre este infima juego de palabras. Pero 110 se trata de juegos
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de palabras, si entiendes 10 que quiero decir. Profesor i,has visto el pu1ular de la desesperacion subiendo pOI" los acantiIados de las manos, por el palm de mis manos confusas tratando de escribir? ; Has sentido 10s germenes multiplicandose, los dificiJes despliegues de esta sobrecargada sensacion acechando en 10s renzlones aridos? Es 1a desesperacion. Vengo basta mi desde l~s paises sombrios d~ 1a desesperacion. La desesperacion sigue mi paso de pausado llu~trado. Cine mis manos blancas, profesor, con su tangible manto. Estey en la desesperacion como un pez en e1 agua, mis
branquias son mis palabras, profesor. Al fondo de este mar esta la Confusion. Escribo para respirar con mis propi,?s. e integr,?s p~h~10nes. Al escribir, ensayo a ser el Gran Viviente, el irresistible para 111i mismo, . e1 implacable que no cede un milimetro 11 Ias voluntades blancas de las divers as enajenaciones que soiemos llevar como una insignia en carne viva, profesor. La mesa donde pongo la mana es un fuego durmiente. Mi mana se alza con Ientitud hacia Ia madrugada del techo la mesa arde con un silencio prudente. El ~uego. qu~ la anima est donnido como 105 siglos sepultados bajo nus pies. Las patas de la mesa son el perfil de 10s siglos. Mi. mana es el agua que anima el aire conti~uo y luego sube hacia el techo para rescatar el perfil de 10s siglos de su sepultura. Mesa y mano coinciden bajo Ia figura intangible del aire. Inclino 1a cabeza para poner mi boca celeste en el fuego de la mesa. El fuezo horizontal atraviesa mi paladar y sale por el craneo y luego todos mis suefios e ideas sub en .hacia el techo, donde he de rescatarme con todos los siglos sepultados bajo mis pies.
y
a
EI techo tiene estrias desde donde oigo la voz amplificada del profesor, "' . . hablandorne con una correccion exasperante de las mmucias mas egipcias. E1 profcsor sabe, no le cabe ninguna dyda, en 1a cab~za. En cuanto ami, las dudas abundan, si asr debo decirlo, Dudas enormes y cristalinas que cuelgan de la boveda de mi craneo incendiado, esparcido
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en el pais del techo y sus estrias imantadas. Dudas que el profesor amplifica a su vez con prcguntas insidiosas ... No pude iniciar la conversacion consabida con el profesor sin antes lavarme la cara, limpiarme la camisa, ir al bafio, espulgarme el cabello, lustrar mis manos y barnizarme las ufias de los zapatos. El profesor tenia un silencio lujoso y profesoral. Hablaba con una voz de gnomo, con un susurro repleto de confidencias mutiladoras ... Me confiaba su voz profesoral como si fuera una joya preciosa. Dijo el profesor: ";yes la cantidad Propia de tu vida, la ves? Dime." No supe que decir, el profesor me miraba y sonreia: socarron. "Todo 10 que has escrito lpara que?" No supe que decir. Y seguia asi: "Crees demasiadas cosas sobre ti mismo, deberias reducir tus gestos, tus frases, tus estilos. lNo te parece?" No supe que decir. "Eres necio, desobJigado, irritable, egoista l,eh?" No supe que decir. As! seguimos durante cuatro 0 seis horas, el profesor bramando sus reproches y yo sin saber que decir. Hasta que, cerca de la incipiente madrugada (toda madrugada es incipiente, segun el profesor, enemigo de los adjetivos y de Ias madrugadas, en especial las incipientes) me Ievante del sillon con toda la cantidad Propia de mi vida, mis gestos, mis estiIos, mis frases, mi egoismo, y degolle al profeser que murio como una bestia socarrona: bramando y sonriendome con sus oj ill os maliciosos. El atardecer prehistorico es una nieve desmenuzada y fulgurante sobre el aerolito de mis ojos, una cuerda amarillenta que me rodea a pufiados, batiendo mis costados con sus antifaces microscopicos y sus palas de cieno. EI atardecer cae per las laderas de mi montana, de mi piel. Cae brillando, sucio. Mis ojos cavan en el aire amarillento el camino bacia la boca misma del paisaje: un jardin de mercurio, helechos borrados por la pardusca niebla organica, helados animales que salen chorreando de 1a infernal laguna que mi virtud natatoria no comprende, una laguna de quebradizos reflejos y de ecos htimedos. 160
Me sumerjo, sin embargo. El atardecer amarillea astros arriba, es una olvidadiza carne sobre el fuego del mundo y sus inextinguibles torres y el barre inagotable que 10 cimenta, La carne del atardecer es mi propio cuerpo reflejando la inconcebible radiacion del sol prehistorico, me he sumergido y al mismo tiempo estoy aun en la orilla de Ia laguna, mirando alas lustrosas fieras devoradoras consumiendo su fardo de vida a toneladas, filosofando can el ilegible y sangrante ensamblaje de sus entraiias, durando con un heroismo de estrellas, de imparciales tempestades, de cordilleras animadas. Es pues verdad que la agotadora atmosfera prehistorica me ha dividido y que un yo esta flotando como un feto en e1 agua embrionaria y ardiente de la laguna donde pacen las bestias de ojos cosmicos --y otro yo esta en la orilla del agua, entre 10s helechos azules y los pedernales ineditos, enredado a la brisa suntuosa, confundido con la rojiza tierra que parece hablarle con un idiorna de rayas y de puntos, una huidiza clavemorse . prehistorica: es que la tierra es la civilizacion invisible de millones de germenes, locuaces rnicroorganismos que siento latir bajo mis pies (mis pies: partfculas entintadas .de histcria y de padecimientos, pedazos enteros de sentimientos de caminante, mecanismos y utensilios carnales del paseo) ... Mis vertebras, puras, brillando entre cristales. Y mis manos lentas sometidas al sol mas extravagante: un par de mis manos girando debajo del agua elemental; otro par en ardua visera, a orillas de la laguna. Humea mi pecho, es un penasco turbio; mi sexo, firmemente enraizado en la caja de mi cuerpo, tiene un peso de piedra preciosa iluminando los pasadizos de mi oscura anatomia. A mis nudillos en reposo descendio la onza locuaz de tus 1 ' geneaiogias, con estupor senti sobre el dorso de tu mana el dorso de mi mano y escuche la algarabia simultanea de todos tus ascendientes 161
y las inaudibles preparaciones de tus descendientes. En tu mana escuche la indiscernible cascada de tu poder generador y la solidez de tu cuerpo, sintesis de millones de muertos que engendraron el entrafiable linaje de tu sangre y la planetaria posibilidad material de tu estar aqui. Escuchaba sin escuchar y callaba con toda la atenci6n de mis humeantes corazones elocuentes, instalados en la voluta fragil de mi boca, silenciosa como tu estar aqui, en pleno cuerpo y sin la veladura protectora de una acci6n heroica que te vertiera, en espiritu al menos, animula blandula, en los Tratados de Historia, civil y sosegado por el momento y terriblemente misterioso para mi atenci6n divagada y asombrosa. Pues ni en mi producias asombro y mi modo de divagar te producia asombro y marcaba en la duraci6n de nuestro dialogo impalpable y quieto un silencio mas persuasivo que todas las palabras. Vertiste en mi la salud larvaria y desconcertante de un amor, me situaste en la confluencia de tu carne ins6lita, me condujiste a los Iimites de tu locura y de 1a mia y luego me abandonaste, borracho de luz y de palabras, repitiendo tus frases como un tesoro alegre para vivir ... Alimentaste en mi la probabilidad de salir de mi mismo, de mis consideraciones acerca de la finitud y me mostraste la llena sencillez de una compafiia y de una complicidad. Luego regresaste ami, regresabas con la desquiciada limpieza de un Gran Viviente, sordo alas reclamaciones de una cordura frente a Ia cual preferiste, sin el minimo gesto de complacencia, la ascesis de tu vivir egoista, desmesurado y caluroso. En ese calor de tu ascesis Ioca nos reunimos para conversar una vez mas contigo, en medio de las frias costumbres que se nos impusieron, y mas y mas despiertos en la convergencia febril de las madrugadas a medida que veiamos que te accrcabas sonriendo, terso y despreocupado, con el visible objeto de tu cuerpo penetrando en e1 mundo que soliamos frecuentar y que visitamos contigo para verlo con ojos frescos y llameantes por el solo contacto de tus palabras. 162
EI mundo estaba construido para nosotros y supimos que, sin embargo de todas sus imperf'ectas violencias, de su fealdad aparente, de su hirviente malicia superficial, era un mundo para nosotros y que debiamos enriquecerlo de algun modo dificil y exigente con el hacer y e1 saber que obtuvieramos, locos a asceticos, oprimidos por el estupido trabajo, saturados par Ja niebla de las preocupaciones y las obsesiones idiotas, coartados por las obligaciones, reducidos a veces a la repeticion esteril 0 lejos de la repetici6n fecunda, con un pufiado de abstracciones imitiles en la cabeza, torpes a nuestro modo ansioso, pero enormemente imprescindibles para nosotros mismos y para ti que sonreias en nuestra compafiia, nuestra complicidad. Y que, y luego. Volvf a 10 de siempre, sangre abstracta y manos sepultadas por la fuerza del dia. Avarice para presentar mis papeles y me lave los dientes. Yo era mi propio inexorable. Sudaba a veces. Otras, desnudo como un atun, encendia los extravagantes estilos de mi amor, un amor despefiado y roto, tirado entre los arbustos como una maquina de escribir can las piezas de fuera, completamente inutil para nada que no fuera la contemplaci6n 0 el uso pcetico, que dicen. Baba de los usos, papel amargo, signos colgantes. Ay del que y de 10 que viene luego, todo impregnado por el correr del verano: un amarillo, una orina y un calor subiendo por las paredes humanas, completamente aturdidas ... Y que, y luego, avanzando por corredores blancos y negros. Cansado estaba pero Iuciente y fuerte, deslizandome como fuego y sucumbiendo, levantado de nuevo, sordo alas recomendaciones de "tirar la toa11a" -y al mismo tiempo fatigado, abrumado, agobiado, estupefacto, viendo pasar Ias cosas y las creencias, y asido penultimamente aJ modo seco, definitivamente intranquilo de mi muerte anunciandose. Y que: luego que, dije y repeti, corriendo junto a las paredes, junto a Jos amigos, junto al cuerpo amado y tremendamente desnudo hast a el enloquecimiento, Luego nada, me respondieron quienes, Luego nada 0 muy poco, dijeron mas alla. 163
Yo corria, mi saliva pasaba por mi barbilla, llegaba hasta mi cuello. Luego que, dije yo, dijiste. Nada pasaba pero yo corria como si detras de mi nunca mas fueran a callarse Ias rafagas de inexistencia, todo estaba sucediendo como te 10 cuento ahara. Y luego, y que: saliendo por mi propia comisura viviente, recogiendo bajo Iasolas diurnas el espectra1 resto de mi naufragio, saboreando la baba que me declara activo y funcionando ... Pase junto a mi mismo, sonriendo. Yo, ahi, sonreia, pero aqui no sonreia, subdividido en el salon de espejos que me traicionaban. Sonreia en el reflejo turbio del espejo, adentro del salon, yo metido en mi propio reflejo basta la ernpufiadura, ciego como un topo en la madriguera del refiejo cercenandome como un trozo de carne l,que te parece? Destazado en medio de Ios reflejos, envenenado por Ia luz chorreante de las laderas diurnas y provocativas, escribiendo por 10s rincones una, otra pa1abra, sudando a pierna suelta en el caminar absorto del paseo, asombrandome de seguir aqui, contigo, con ella, loco de vida y Iuciendo muy fuerte, hablando con un aplastado fermento de abandono en 105 labios, empujandome entre la multitud del Metro y conociendo al detalle mi codo y mi rodilla, Ios lugares que me hacen ser yo mismo, dec1aradarnente yo mismo, con esta boca sucia y estos dientes e incluso 1a mezcla perfecta, esta halitosis, el mal aliento que es como mi acantilado de oprobio y la posibilidad de mi risa y el crisol de Ia primera de cien perversidades ... Pase rugiendo como un tren expreso junto a mi, yo ref a la orilla del camino al verme pasar como un tren expreso y descubri 10 divertido que podria ser venne dividido, subdividido, despedazado, destrozado, hecho trizas, gimiendo al pie de 1a escalera can la nariz rota y los ojos reventados y pidiendome a mi mismo que ya me deje de golpear porque estoy a punto de desmayarme y siento los pulmones astillados y el corazon a punto, a punto ... Me hubiera matado a mi mismo viendome pasar asi, como un tren expreso, desternillante.
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Reir hasta morir: a morir vay viendome pasar como un tren expreso, y si aiin estoy a la orilla del camino es porque dentro de no mucho tiempo me vere regresar, cadaver impecabJe -y regresando. Aciaga es la noche que nos ha reunido, sin alimentos. Viendonos 10s ojos arrasados par el insomnio, pegandonos uno a otro en busca del incalculable tesoro del calor. Reunidos bostezamos, cagamos, eyaculamos tristemente, herencias y posesiones disueltas en el acido del abandono, implacable, y todos nuestros rostros unidos en el solo rostro del Padecirniento. Ferrnenta e1 olor de nuestros cuerpos, fermenta 1a saliva, fermenta la voz susurrada, fermenta el espacio entre uno y otro, y la noche es aciaga como un infinito colgado de cada soledad individual ... Sin alimentos: aSI, aSI sobrevivimos. EI corredor llega a, un espacio segado que no se puede distinguir, puede ser una pared, el exterior neutro, un abismo ardiente, el 'infierno desvencijado 0 e1 paraiso de los alimentos, fermentandose sin remedio, paradisiacamente. Comemos mientras tanto el cabello de animaIes incomprensibles, sus entrafias tibias, 10s restos de sus conmovedores cadaveres. Llegara el dia en que las paredes del corredor se derrumben, con un sonido recto y limpio como de comienzo, de purificacion, de significado de principio de mundo -y entonces avancemos hacia el final del corredor y nos reconozcamos en el espejo 0 en 1a puerta de vidrio que dicen 10s qne dicen que saben que est a al final del corredor. Pero estas son consejas de Ios mas hambrientos, Ios mas alucinados, Ios mas derruidos por el abandono y el sufrimiento y nada se sabe de cierto sobre el final del corredor, solo que nuestros cuerpos de algun modo alimentan ese abismo, esas fauces que son cristalinas e imp1acables, y aceradas como Ia definitividad de nuestra hambre. La noche nos reline con un sonido Iunebre y goteante. La noche aciaga, mientras nos pegamos con desconsuelo a Ias paredes y esperamos.
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EI dios era una roca y yo era un liquen 0 un trazo en su imperturbable superficie. EI dios era s610 su propia superficie, la enmascarada extensi6n que se alimentaba con el reflejo de las aguas que corrian alia abajo. La fruici6n del reflejo sobre la presencia del dios superficial era mi condici6n de forma y el arraigo de mi devenir. Liquen 0 trazo, el reflejo era mi alimentado amanecer. Y cuando yo devenia, sin embargo arraigado, el dios gemia como si el aye de las erosiones Ie royer a con un . pico lIameante, ' las s6lidas entrafias, 10 mordiera desgajandolo hasta el agobio mortal, 10 descornpusiera con su ferocidad paleontologica de enorme dorninadora de los aires, oh Prornctco. EI aye era yo mismo, un trazo 0 un liquen: yo era. Trazo, ave. Yo devenia como la forma misrna y malign a del gernido del dios-roca. Yo era el gemido superficial del dios, del dios alimentado a bocanadas par 105 pufiados infinitamente sazonados de la sagrada inexistencia. Y yo sobrevivia, Dije serenate, entre en la habitaci6n y me vi completarnente desnudo y observando can ojos de cazador mi imagen expuesta directamente sobre la superficie del espejo: yo desnudo y tocandome con lentitud, locamente. Sere~lO estaba el aire, no aquel a quien yo dije: serenate, yo mismo. Dije entra y entre: me vi desnudo y sereno, tocandome locamente. Nada sll~edfa en el aire tranquilo: sereno, aire sereno, digo. No es cierto, cerre la puerta y regrese a la habitaci6n para desnudarme frente al espejo y contestar asl a todas rnis preguntas, sin locura, con serenidad, solo y solo. Menos loco a medida que apuraba mi imagen reflejada directamente sobre la superficie del espejo. Emanacion subdividiendo las venas, ramo de violetas frescas y luminosas a la orilla de la fuente: conternplando la rotaci6n de los nenufares y su eje delicioso. Platillo suculento para la emanacion de los ojos, mirada. Y la mirada concentrada sobre el universo encendido y fresco
del ramo de violet as dialogando sin mancha can la suavidad en el estanque 0 fuente universal.
rotativa
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de los nemifares
Y era que la emanacion clara y cierta y distintamente me subdividia las venas y to do ello ocurria sin retorica. La cuerda de rnis venas estaba siendo subdividida suicidamente por la emanaci6n que era una navaja que era una aguja can diez mil puntas cad a una de un angstrom de espesor pero exacta y carnic era sobre la fronda fresca y viviente de mis venas. Ni un ay en todo el acontecimiento. Ni un lamento, ni un coro de querubines anunciando rni fin. Recornpuse mi escena, me di vuelta en la carna y desperte cuando el reloj puesto alas ocho y media de la manana sono can un sonido salvador y luciente y pude despertarme a la inundacion de las ventanas. Y luego vi mis venas enteras, surtiendo las galerias de mi cuerpo con su fluida marea, mis venas: intact as y distribuidas con una precisi6n consumada por toda la Ion a y las cajas ensambladas de mi cuerpo, aqui, ahara. La limpieza incorporea. Lo blanco entrando por los angulos donde la mano se refracta y la claridad que se difunde par los rincones. Luminosidad traidora que esconde entre sus ropas intangibles una pufialada en germen, las larvas de una lastimadura, la crisalida del susto carnicero ... La limpieza incorp6rea asciende par las paredes del miedo, esa claridad surge como un homicidio: es el resplandar del balazo, la entrada del arma blanca, el golpe desde arras demoliendo nuca del desprevenido. La limpieza profundamente blanca y traidora de la destrucci6n homicida. Yo fumaba y del ante de mi alguien abrio la puerta: entre ahi el fluido canto de 10s pajaros mientras yo aspiraba el delgado hurno de mi cigarro y coincidieron hurno y canto en la melodiosidad de mi boca. Senti el trino, el rizo, Ja breve ola fragil y poderosa del canto
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la
par
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entrando por mi boca, lIenando mi garganta con sus asombrados COrpl\SclJ!OS sonoros. Supe a crei recordar que a tal fen6meno se Ie llama sinestesia, paJabra can un relieve modernista y resonancias rubendarianas, pero era s610 una palabra. Nada comparable al deslizarse de ungiiento del canto de los pajaros, corporizado en la presencia del humo en mi cuerpo, bajando recta y. lubricadamente, en rizos, par mi garganta, en un -c1ima lozano de frio caluroso, de calor adelgazado hasta el estremecimiento del breve gozo. Sinestesia, me dije: s610 una palabra ... Mientras esperaba, diciendome "s6lo una palabra", me toque las piernas y descubri que estaban clebajo de la niebla, navegando paraliticamente como un cuba de lodo por Ias indecisas colocaciones, por los desiertos de Debajo Del Escritorio, asi fue y entonces apenas 10 crei. Entonces descubri a regafiadientes que la alucinacion 0 que la sinestesia ocurria aqui, asi, ahara: en una oficina, digamos para abreviar las cosas. Pero precisamente 10 que se me impedia en medio de ese descubrimiento era abreviar las cosas, reducirlas, miniaturizarlas, empequefiecerlas, resumirlas, epitomizarlas, concentrarlas, apretarlas, desecarlas, entomologizarlas, abreviarlas -como dije en un primer momento-, en fin, en fin, 10 que ocurrio fue mas que un rayo en mi entendimiento, fue mas que una piedra Roseta descifrada con relativa Iacilidad, fue mas ;'0 quiza menos? (nunca se sabe) que el primer chispazo del contacto sexual -no quisiera finginne un puritano que no soy, que he sido-, fue mas que verme con el aire de quien sale desnudo de una sastreria, oh Macedonia. Vi niebla debajo del escritorio y, ahi metidas, rnis piernas. Mis piernas como torpes cubos de Iodo, como emanaciones de pleisosaurio, como trilobites sazonados por la curiosidad paleonto16gica. Mis piernas bajo la niebla del escritorio, torpemente llenas de mi propia sangre, mis piernas como mis propios hijos abandonados en la bruma de
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la ex pedicion temeraria. El mundo estaba mezclandose alla abajo a mis piernas, se enlazaba con ellas en un abrazo perverso, las cefiia y las apretaba como si quisiera sacarles todos sus jugos y toda su frescura, El mundo era la niebla que me rocleaba las piernas sepultadas en el palacio que sobrevive debajo del escritorio. Este palacio era la escuclilla de mi alucinacion, sinestesia 0 como qui era clecirse para abreviar las cosas (aunque no se trata de esto) ... E1 munclo me tocaba, me descubria, me engullia en sus nieblas. Y as! 10 que pude entender Iue el modo de entrar en el mundo al sesgo, salvajemente, acaso contra mi propia voluntad, para ver otras casas, muchas otras cosas diferentes y rnucho mas divertidas que el soso papeleo de una oficina: y escribir esas casas, carajo, [,par que no? Mon6tonamente la niebla me rode6 hasta arrancarme 10s ojos. Parsimoniosamente 1a niebla me circund6 hasta abrirme el . pecho. Lentamente y oscuramente la niebla me siti6 hasta desprender mis testiculos y mi miembro. Morosamente la niebla me abrazo hasta sacarme Ias ufias una por una y los cabellos y el pelo y 10s vellos uno par uno, con una vaporosa cadencia que en nada semejaba una tortura. AM quede, deshecho. Jirones de mi mismo navegaban en la gracia de la niebla ... Asido a la mancha dibujada por mi accidentalmente, acuerdo conmigo mismo hablar de esta manera y e1ecir 10 que nunca he recordado sino para las rakes enrojecidas, odiantes, de mi insomnio. Lo que nunca recorde, to do sueio: un menton de trap os que semejan las palabras que nunca he pronunc.iado. Me vi hablando con exasperaci6n, tratando de explicar, Una explicacion que era algo que sobresalia como si 10 eterno sumergido asomara 1a cabeza l1ena de estrellas y cavilando en Ias apetitosas consecuencias de una invasion. Ouise que emanara 10 que nunca recordaba, sino a deshoras, y es que entonces no era un recuerdo sino eI dibujo dizque accidental de una mancha junto a mis papeles quemados y tu mana avanzando sabre eIlos, tocandolos como tu escucha tocaba mis palabras dichas
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con ese tono inseguro que junio preparo para mi estilo de articular cuando te hablara y te dijera 10 que habia sentido, experimentado al conocer 10 que tus manos escribieron turbia y maravillosamente para mi desayuno finisecular de civilizado decadente. As! hable, asido alas cuerdas que los vestigios de junio dejaron en la abertura propicia para que tocaras mi escucha nerviosa y abundante. Pero no supe a 10 largo de varios minutos si me escuchabas, si oias el hervor de inauditas cosas que mi pecho cocinaba: densas pasiones ineditas,
locuras sin fin, espejismos y tejidos, atravesamientos, roces, humedades sin nombre, bocados para ti, recientes imageries, infinitas escuchas locuaces. (Mi escucha era locuaz pero torpe, abundante pero desordenada, pero asi, con un desorden de cabellos, hubiera deseado que me oyeras decir los ecos, tan solo ecos, aunque mas no fuera los ecos tragicos, de 10 que se cocinaba en mi pecho. Y sin embargo la abertura era una zona propicia y supe que tu presencia en carne y huesos me bastaba por el momento para sobrevivir con locas razones y con razones deseantes mientras me escucharas, oyeras 0 no esos ecos, y quise volver al dibujo dizque accidental de una mancha donde tenia que ponerme para recuperar tu contacto y dejar de preocuparme por la literatura ... ) El oido de la pantera es la fibra central, oculta, de la fronda, la velocidad es un traje vertiginoso para el animal dentro del animal que late -clatro de negro marfil, de lustroso carbondentro del fiero abismo de la pantera. La pantera tiene un oido de un esplendor tajante. Barniz venenoso a cuchilladas entrando centimetro a centimetro en el subsuelo, en los encontrados follajes, en la verde tinta luminosa y solar, en los jugos antiguos, en las arterias inmunes y chorreantes de la selva: cristal diurno y melodioso, aun de noche, para la inexorable armadura en movimiento de la pantera que oye. 170
La pantera es un turbio, exacto deslizamiento. La oyes como si Hi mismo fueras una pantera, otra pantera para su oido que es la milesima parte de un cabello. EI oido de la pantera somos todos nosotros entrando en la selva cormin y oyendo deslizarse cada liquido fecundante que llevamos como decenas de panteras en el cuerpo. Acaba la funcion, se apagan las luces. Caminamos hacia la salida, con la cabeza gacha en un cansado gesto de preocupacion. Las Iuces no terminan de apagarse, gravitan sobre nuestras espaldas como globos encendidos por ei roce de Ia atmosfera teatrai y nos anuncian que quiza la funcion no ba terminado y que no debemos saIir aunque bien podria ser una funci6n que consiste en eso: en que salgamos, con esas Iuces dando sobre nuestras espaidas y nuestra cabeza gacba. No se puede saber, y en todo caso salimos bablando en voz baja y sintiendo sabre nuestras espaidas el humedo y ligero mercurio de la luz recorriendo el espacio de la sala que abandon amos, cansados y con un gesto de preocupacion cuya pureza no enturbia el engaiioso caudal de la luz vertida sobre nuestras espaldas. Pero si la funcion acab6, si verdaderamente acab6 la funci6n y afuera no estan sino las calles eternas, mancbadas por losescupitajos; si afuera estan los rostros simetricos de los nuestros, igualmente cansados y marcados con el relieve de un gesto de preocupacion; si vamos a caminar con el mismo cansancio afuera que adentro, si caminar no fuera mas que esto, salir, salir de la funci6n y a eso salimos, a eso precisamente: a seguir consumando ese gesto repetitivo y desolador -entonces preferimos inventar una funcion que baga algo con estas luces que parecen nunc a apagarse, entonces se trata de fabricar en nosotros un teatro nuevo, de iniciar una nueva funci6n y para ello nada mejor que el afilado instrumento de nuestro cansancio, que la arcilla rotunda y fertilizada de nuestras espaldas "iluminadas" , 171
que nuestra preocupacion que, despues de todo, tiene un "terna" y debe esconder una "fuerza". La mano de Ia bestia en medio del fuego de 13 madrugada, El fuego de Ia mac1rugada en 1a mirada verdirrojiza del aparecido. El aparecido bajo el madera inaccesible del portal en la entrada de la casa del habito. La casa del habito en 1a ciudad del nombre. El nombre guardado en la lengua de 108 dias comunes, Los dias comunes enlazados en 1a penumbra solida del paladar. El paladar silencioso e inteligente detras de la frase olvidada, La frase olvidandose a si misma en la linea que une mana de bestia, fuego de madrugada, aparecido, cas a del habito, nombre guardado, dias comunes, paladar silencioso, frase olvidandose a sl misma. El cuerpo que produce Ias imagenes no es el cuerpo que olvida, no es el cuerpo que reeuerda. Par su via cruenta, por su sistema sanguineo, se derraman los germenes, las inconcebib1es larvas de las imageries: latidos, pulsos de la arcilla corporal desprendiendo -en 1a constelada multitud del fango-la nitidez, 10s eones, los travesafios de sus estrellas. E1 cuerpo que olvida se rehace desde la veta que su blancura le imprime: ahi empieza a producir laboriosas imagenes, en el olvido de su olvido. EI .cuerpo que recuerda esta inscrito en el tiempo y sus nichos vertiginosos, esta apretado en la precipitacion de su memoria, evanescencia, mero almacen: su recuerdo es imposibilidad de imagen, cerradura ante la virtualidad de un ingreso 0 una produccion, fijeza, circularidad -babitos imaginativos de la memoria. Las imagenes pasan por el anillo de hierro de la memoria y por el anillo de hierro del olvido. Pasan fulgurando hacia la mano, hacia el ojo -el cuerpo se reconstruye en la version que de si mismo se da en el vuclo intocable y llameante de las imageries produciendosc, produciendose sin cesar y sin orilla. lQuien dices que eres? Pero no 10 sabes. Has consultado tus papeles, pero no encuentras 172
1a respuesta.
Encuentras Hombres. fechas, mimeros. Pero el ser de ti i.d6lldc 10 eucontraras? Toeas tu rostra, tus manos. Nada te responde. Y finalmentc aeaso no es tan importante puesto que no tc entristece, ni te abochorna, ni te desespera. E1 fluido modo de pasar la semana, 10s alimentos que te lIevas a la boca con un gesto diferente, la novela que lees con un mecanico habito. Todo eso (.que habria de terrninar por ser si no tu mismo? Dimelo sin prisa, tu eres todo eso. Tu respuesta 110 es ya mas que la suma de todas esas cosas, actos, costumbres, observaciones. Entre el haber y el hacer, eJ ser fluido que te lleva por los cabellos, como si la seman a fuera la bruja deseada que te rapta y te lleva rumbo al pais de Oz de 10 que eres 0 no eres, 0 que importa todo eso, y finalrnente tu respuesta no habra de ser sino las preguntas que me dirigiras y entonces a mi me correspondera investigar quien soy ... Puse mi dedo indice en la membrana del aire dominical, hable con est a voz mia loea, desasistida, impaciente y apresurada como si en eIlo me fuera un Veredicto, una Condena, si entiendes 10 que quiero decir. . Nadie me vino a despertar, y sin embargo yo, dormido-despierto, senti la enorme necesidad de levantar mi mana y seiialar energicamente un punto sensible en 1a membrana del aire dorninical: y asi 10 hice, poniendo mi dedo indice ahi, ahf . . donde para 111f deberia aparecer la salvacion de la amenaza, de 1a condena 0 del veredicto. lEntenderas 10 que quiero decir, tu: de facciones duras, inexorables, impasible mientras escuchas mi declaracion omi derramamiento? Mi declo indice era la entera ciudad de mi vida, la sanguinaria posibi1idad de subsistir en medio de Todo Esto, si entiendes 10 que quiero decir. (Y debo decir que si entienc1es, si no nunca te hubiera vista especular con estos datos mios, morder mi imagen con un gesto desdefioso y pausado, acercarte para tomarme en tus brazos como si me introdujeras en un Iiltro de engariosa sexualidad, tocar mi carne con esas 111a110S tuyas de tersa inquietud ... ) 173
l Mi dedo era la neeesaria prolongacion, dura y sexual, de mi mana que era como mi cuerpo dormido-despierto, que era a su vez como el espiritu de mis ojos soiiadores puestos en Ja pletora de esa membrana que protegia 0 ineendiaba en su claridad venenosa todo el aire dominical, y asi me situaba dentro de un utero metafisico de descanso y de perdida. Pero Ia membrana era real, concreta, absoluta. Y yo estaba solo, sefialando un punto sensible. .. y pensando en ti, a quien debia decir, tarde 0 temprano (pero siempre sent tarde para demostrarte cuanta falta me haee la astillada memoria de tus manos y e1 fulgor espacioso de tu cabello), 10 que sucedia, 10 que me sucedia, ese aire degollado de Todo Esto y la abundancia del aire dominical. La membrana me envolvia sin ninguna duda, incesante como la obsesionada manera con que te acercas a oirme. Y al aeercarte recuerdo esa fria, estilizada envoltura del domingo cercando mi carne con sus indetenibles millmetros, el aire quemante y congelado tocando mis manos y calcinando la sola posibilidad de mi dedo indice, Pero tuve que sefialar ese punto sensible en la membrana dominical y era necesario que yo 10 hiciera para que pudiera subsistir en medio de Todo Esto y pudiera decirtelo, ahara, siempre. Pues no estaba dormido ni despierto sino que sobrevivia locamente, o quiza moria un poco y quiza tambien mi vida era peligrosamente abundante, de una riqueza insaciable o de un afilado y abismal esplendor, yo no 10 supe, mas 10 que era necesario para mi -y para ti, que ahara eseuchas 0 lees las inseguras palabras de esa historia metafisica y sentimentalera subsistir, subsistir, con ese solo dedo indice sefialando, con una hipnotizada insistencia, un punta sensible para mi, para ti, para nuestra vida, en la membrana del aire dominical ... -Todo es tan absurdo, ay --dice afeetada, afectuosamente la Marquesa que sale (ya taxidermizada) a las Cinco y lleva puesto su gesto de asbesto, momia insigne sin salon de Guermantes, sin borIa ni abanico sobre la serenidad perfumada y horizontal del te, como 174
constelaciones. Les fous sont aux echecs les plus proches des rois, ~recucrdas el verso de Mathurin Regnier o e1 ultimo capitulo de Paradiso y la puntuacion caprichosa de Lezama y e1 fracturado prodigio de su voz asmatica y la pronunciacionde ese frances macerado por la soledad y la gracia cubanas? ~Y recuerdas el gesto de Jorge al oir esa voz, la angustia al mismo tiempo huidiza y reconcentrada de su rostra marcando el dibujo de sus facciones, sus manos delgadas queriendo abrazar en la voz de Lezama a ese idioma que nos decia todas las cosas y algunas mas? Infesta el alto aire el alto rnimero de las estadisticas y el ahorrado catecismo del capitalismo, fea rima. Virgula, coma: signos hiimedos, tocables como la verga misma del centauro, floral y reminiscente obligado de 10s direct os satires de Giulio Romano, en la Casa del Te, en Mantua, donde Pound ... Mantegna, Mantegna, dijeron los pedantes y brindaron esforzadamente por los Sforza, ~recuerdas los trompe l'oeil en el inmenso palacio, duro y pedregoso, de anchas paredes como frases cristalizadas a 10 largo de siglos? Como te iba diciendo. .. -Pera basta -dinis-, hablemos de la seria serie, homunculos y el cilindro tricolor afuera de la peluqueria, girando y anunciando, como un caramelo milenarista, el fin de los tiempos: je forme une enterprise qui n'a jamais d'exemple. Es que recuerdo el poema deniciano, confesiones, si, sl... Ah, Rousseau... El fin de los tiempos y la roea que salta hasta 1a pradera, mata una oveja y luego 1a tengo que pagar, no se, no se que significa todo esto l,que significa todo eso? ~Decfas? Estos desvartos tienen su orden y su Logica Hinterna, digo frente a tus bostezos arrasadores. l,Me oiras? Lcgica, orden... Magia de Ia poesia. Inspiracion. La eontradanza del signo y la sustancia, la palabra y la cosa, el espejo del no-cuerpo frente a1 mar del cuerpo y debajo del nivel quiromantico y grave y gravitatorio 175
c
y adivinatorio y lucido y locuaz -naturalmente-del Lenguaje, que dicen. Puras imbecilidades, oigamos mejor 10s grumos sonoros de esto que sale por la nariz, . la sublimidad de 10s mocos, el ardiente espesor de mis brazos rodeando un cuerpo desnudo y rezurnante, las proliferaciones del deseo. La luz anuda el fondo de 10s objetos. Pero la luz sanguinea, sanguinaria, la Iuz que toea y quema: la luz que al ir hasta 10 profunda de las cosas enlaza ahl el rostro de la sombra al filo mismo de la irrealidad y ahi se sinia para ser -precisamentc. Mezcla de sombra e irrealidad, chispazo que al contacto de esas dos laminas (irrealidad y sombra) se derrama hasta el fondo del ojo y fermenta en e1 sotano de las casas como una veta de turbia claridad a un arroyo Iluyendo siempre hacia 10s cimientos de la mirada -cosas y obi etas se bafian en la luz imparcial pero 1a mirada escudrifia su mentido perfil, vivisecciona la verdad corporal de sus incontables aparecimientos: objetos, cosas que en la luz pierden sin parar su costra, escama, escoria, escombro, vestigia, despojo. Luz sola que a las casas rodea, fructificando. El circulo de la luz entra por 1a estria de la materia, estrecha, la asedia, la cierra sabre si misma.
la
Luz que toea y quema como un embrion diabolico. Luz como de palabras 11orosas, lentas e inextinguibles . . hasta el agobio y el abandono. Razones para VIVII en las habitaciones de est a luz. Absurdidad sin orilla de esta luz que ha engarzado nuestras razones para vivir en sus habitaciones. No dire como me acerque, afilado como un lapiz fresco, metodico, hasta la cabellera a la pagina, y desde ahl observe la abundancia del mundo, sus angulos frios, 10s recovecos ardientes que 10 Henan, .. . 1a devastaci6n y los pliegues, 10s Iulgores frutales, los jardines multiplicandose, las piedras humanas, los testimonios subdivididos de su ingente duracion ... Tramos de luz a sangre para mis observaciones. No dire como toque sus desbaratadas costillas de munclo desquiciado, 176
sus talones de carne increible, sus riiiones de hierro respirante ... Yo caminaba por su parpado, par su cantil, por su terraza lobrega y reunia en mi corazon las indecibles emociones que el mundo, enorme y torpe como una bestia herida y sentimental, no podia expresar sino a bocanadas, can un tremendo esfuerzo y aplastandose contra la inteligibilidad de la materia y de las sustancias giratorias ... Pero no sabria como decirlo, no debi rechazar nada pero tampoco aceptarlo, avanzaba debajo y por encima, ubicuamente, de los debes, del imperativo categorico y mi propia percepcion me saturaba, me lIenaba los hues os can Ull licor desmesurado y quem ante, me penetraba los ojos con esa linea de acero que salia de 10s objetos, del ahi, del ahara, del cuerpo cercano y de las ruin as micenicas por igual: solo y a tientas, can un paladar paleolitico, inundado par la certeza de toda mi fantasia puesta en juego, vestido para mi propio funeral como si se tratara de una broma, entre en el mundo a traves de una puerta de vidrio y puse mi dedo Indice en la membrana del aire, salte sobre la cabeza de dragon de mi suefio y tome la cintura rutilante de la bailarina Eduardova para bailar con ella el vals del miedo y la mazurka de la resurreccion, Si me escuchas, levant a la cabeza, estoy aqui. Te dije una vez que hablaras en medio de est a confusi6n. Pero ahora e1 lodo te entra par la boca y es diffcil hablar. Escuchame, escuchame. Creo que estoy muerto a que morire. Sentia hace dieciocho minutos la palpitacion de la vida corriendo caliente par mis visceras pero ahora una placa 0 un segmento frio irradia desde mi coraz6n y debo esperar )0 peor. Esciicharne, abrazame, besame aun con tu boca lIena de lodo, pan en mi boca tu boca y escucha Ja penetrante carne de mis labios rozando tus labios oye mi lengua y su fresco recorrido por la cavidad de tu boca. Sonidos frescos y mortales para el fango nuevo que nos recibira. Escuchame, besame. Esto era la vida y ahara ya 110 se 10 que es, 177
no se si tii 10 sabes y en todo caso no importa. Si me dejaras tocar tu pecho macerado par los golpes, si me dejaras acercar mi oreja a tu pomulo, si pudiera colocar mis dedos en tu piema herida, si la completa carne de mis pies le sirviera de alga a tus mutilaciones, si mis ojos pusieran en tus ojos la luz gastada y sucia que aun los anima, si mi cabello te cobijara las sienes, si me acercara a ti con esta vida lastimosa para tender mis brazos debiles hacia tu temblor y entonces ... Pero tu cuerpo calla como un alimento mortifero, como un travesafio can el que ha de tropezar mi cabeza eterea. No se si estoy muriendo, esciichame. 0 estoy vivo y entonces la narc6tica letra que se me traba en los dientes, los listones acuosos que inundan mi camisa, los signos del vaticinio que modifican mi cara y la vuelven de batracio 0 de anteburro, el espasmo diluvial que me quiebra los genitales en un orgasmo terrible y caudaloso -todo eso es un espejismo del sufrimiento 0 el sufrimiento mismo y las preparaciones de la muerte, sus detalladas seiiales, no 10 se. Esciichame 0 hablame, di que estas ahi, metido en el fango hast a los hombros, tartamudeas viscosas frases, intentandolo todo hast a la
agonia ... o ni eres yo: la bestia visible que vive y muere sin comienzo, trazada en 10s mapas de la vida como una posibilidad que se apaga en la intermitencia del olvido -y as! continua. Si yo fuera tu, me acercaria al lugar des de donde te hablo y escribo esto para separar mis manos del papel y de tantas palabras y tom aria esa cabeza de largos cabellos y esas manos (la derecha tiene largas ufi as duras), y abrazaria el cuerpo de veintisiete arras hasta que me pidiera 10 que en la muerte 0 en el amor se desea, un Iulgor y una abundancia puestas en la concentracion de un milimetro, pero durables y colocadas en la eternidad de la memoria instantanea. Sucedia el convexo advenimiento, la corporal presencia, carne toda del ahora, aqui, del etcetera. Sucedia olvidandose y en la nutritiva vinculacion de la memoria. Venia 0 advenia el cuervo en memoria y olvido, recubierto
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por una conveniente transparencia, vertical por su boca de marmol y desasosegado par la marea de sus oidos: el trafago de la ciudad, que dicen. Asi en la ciudad apareci6, desapareci6: lerita marea en indeleble retroceso. Y era un cuerpo hablando y callandose al mismo tiempo y levantaba 10s brazos, inmortal a su modo clasico que era punto por punto la cartografia de su bocade marmol, Estatua, cuerpo: si, eso era, l,me escuchas? l,Me escuchas? l,Me escuchas? l,Me escuchas? Venia el cuerpo, advenia l,me escuchas? Debo tomarte para la degollina: cuerpo, estatua, ni: sin cabeza ... Luego escribi la escena segiin Ia concebia, trazando una linea par en medio de las palabras y poniendo ahi, con un finisimo estilo, los nombres necesarios, los datos, las fechas, la enciclopedia y la genealogia de la representaci6n ... Toda una sangre vino a mi a recordarme que no se trataba de una representacion, sino que un aciago encarcelamiento, un amor supliciado, una negaci6n 0 un rechazo y una condena aun e incluso la raya rotunda de un castigo sobre la cabeza apetecida -todo eso estaba debajo de mis pies y en la linea de mis ojos situados en la abundante convergencia del mundo y yo, del mundo y tu, nosotros ... Un aire dominical se desplegaba con maneras azules. La fiebre de la representaci6n se mezclaba con la fiebre de la sangre y sus composiciones oscuras ... (Me vi escribiendo, asi como 10 cuento .. , Estaba inclinado sobre la maquina de escribir y tecleaba con un reposado aspecto, con una salud civilizada, can un destino ajustado, triste a no pero completamente lleno de S1 ... Escribia esto mismo, esto mismo. La cabeza de drag6n de mi suefio se incline a murmurarrne la numerosa tristeza de todos estos dias, el anhelado espasmo de los placeres, 1as diluidas esperanzas y 10s odios irredimibles. Empece 0 termine de escribir, no 10 se . .. Ouizas estoy donde debia estar, con todos estos gestos ...
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Habre de callarme, i,Habn~ de callarrne? No 10 se, Venenos pasan par mishabitaciones: son como golondrinas endemoniadas. Si moria algo en mi, nunca 10 supe. Conoci solamente la desmenuzada envo1tura de mi soledad y el deseo de estar en el azul arnor, en medio de la ciudad mas endemoniada que los venenos que semejan golondrinas. i,Habre de callarme para esperar que Ilegues? Si me acercara a ti 0 si tu fueras yo, no 10 se ... Esperare a que llegues y luego sabre algunas cosas que hoy se me ocultan en el entrecruzarse de tantas letras escritas.)
Capitulo 5
0 LA MANANA
Voy a comenzar el texto que no comienza. Es un texto lleno con llenura de pufio y copioso como una fractura. Tiene manchas, espejismos, pedazos de muerte, muescas, gotas, ortogratia. Predominaba jugosamente como una juntura en 1a marea cejijunta de 1a Manana, sin proseguir "solia demorarse" en su no comenzar ... Esta dentro de mi sin comenzar, con una dimensi6n de vejiga o un volumen de fruta derramandose ... Alla, estando alla, alla, yo estaba conmigo. Yo me alejaba de 10 que me era interior, y no dudaba en tocarme con atrevimiento de amoroso seducido ... (Las lineas que siguen son 1a 1uz de limites que la Manana determinaba en mi, como un vaso don de tuve que tocar el texto acuoso que me inundaba ya -tuve que hacerlo para sobrevivirme, y para alejarme con ojos y manos nuevos y puestos a funcionar in medias res, 0 sea: la Manana, la diseminada frescura de su a1ucinaci6n ... ) Erlebnis de los cabellos drogados, visceras curvadas debajo del resplandor. Estaba yo situado a1 modo de un lapiz que estuviere tirado sobre 1a pagina en blanco que era el delgado material matinal. . . La manana me cubria con huesos y con fotografias, mas frecuentes inc1uso que mis propios despertares y rocosa y abismada en sus exhumaciones, curiosa y extravagante pero gigantesca en la infinitud infima de mis pupilas inexhaustibles. Virtudes drogadas y una vagancia alcoh61ica en mi cuerpo y en mis bordes adictos -y sus oleadas de vigilada recurrencia. Yo recurria como el ur6boro hasta mis propias delimitaciones. La manana era una vertebra, un conjuro detras de las letras que iban saliendo por el apetitoso sendero de tinta, tinta
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comestible, tiempo yendose por 10s canales desnudos que rodeaban el reloj. La manana era el bumo que la nocbe dej6 en 10s labios y en los resquicios -conversaci6n, cigarros, vasos vacios, tibias drogas, cuerpos astillados en medio del tumulto. En la manana se agitaban, germinando en las pausas, los florales despojos de la reciente oscuridad. Yo suponia con una fria calma que to do se preparaba, que todo se prologaba, que todo se explicaba con anterioridad y que estaba ahi: todo y yo, en 1a caudalosa seguridad de estar vivo y tocando 10s senderos de la manana. Me fui despojando de tramos inverosimiles de mi mismo, de documentos, de risas, de tachuelas, de libros y de paginas; me alcance por debajo de la sequia y tome a pufiados Ia poderosa sustancia de la manana y supe que no se trataba de un texto romantico, no, que no era el apaciguamiento 10 que se me tenia acordado. No el apaciguamiento, SI el texto que no comienza y que estoy escribiendo con 1as miradas dobladas bajo el brazo, Ias uiias pisoteadas, las costillas lamidas, los pies terribles de mi cuerpo en reposo. Este es mi cuerpo, este es el texto: music a que va atravesando 10s cortinajes, fluye sobre mis piernas, rodea 10s labrados caminos de mi sexo, me penetra con un taiiido de alfiler, me ensarta con su guitarra espaciosa y enloquecida. Entrelazado a la manera de una tacbadura, soy la letra que faltaba en la naturaleza 0 en el desencuentro. Letra que si en el desencuentro se hubiera puesto bajo rocas de miedo tendria hoy el perfil del inicio caldeo, el bueso inteligible del escribano desencontrado: debajo de la naturaleza, de las rocas. Rocas grises de la tachadura. Yo, incolume. Sin dafio, estrujaba el pergamino donde todo 10 confesaba. i,Pero quien era yo? Estaba de pie como una ondulaci6n. Estaba como un grado en el sitio exacto. Alguien me babria dicho que yo era una tenue tacbadura. Y entonces yo bubiera sido ese alguien.
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Sin embargo, asi: caldeo y tacbadura, prosegui con la tragicomedia, Victor no estaba pero quiza sl estaba -0 paseaba Junto al Sena, fumaba un irrecuperable cigarro veia la n~veleria de las oscuras aguas, ' tocaba .Ias piedras bajo la lluvia, caminaba por las calles previstas y conversadas. Yo .tenia eI?-la boca .la palabra exacta pero eso no tenia mnguna importancia, no supe d6nde empezo a suceder que el tiempo se vertia en mi pecho con un abundante .bervor y tuve que confesarlo, pero esto tampoco tenfa nmguna importancia: veintisiete afios, cero centavos. i,Esto vaIgo? Si Victor estuviera me contestaria 0 se burlaria como debe hacers~ en estas ocasiones. i,Que estaba sucediendo c.on esa presencia temporal pura, con ese devenir de 1l1tempen~ ¥ vasos a medio llenar, con esa agua por mi garganta lucida, con esos trapos que ciiien mis pulmones, vendas aciagas? Lo que sucedia estaba entero y dense y espumeante en el texto que no comienza, bistoria van a y desesperada, a saber: Olvideme. sin tra~a ni buella. Ni una pista deje, si entiendes 10 que quiero decir. Yo me crei Ia segunda persona pero segui escribiendo. Luz ,Por los ,cortinajes, Ia espesa y no romantica manana. Me mcorpore para bablarte pero no estabas aqui, no estabas y de algun modo comence sin saber como y mis frases fueron adelgazandose con un ardiente ruego en el tumor del dia iniciado . .. Iniciatico, dije, pero aun asi el texto que no comienza se demoro en las trabadas penumbras de mi esmaltada locuacidad: c6mo pu<;le olvidarlo, no 10 se, sobre todo porque era 10 convemdo, era el trato becho, a pesar de mi transparente elocuencia y d~".~i callar bi?16gico y acusador. 01vidar fue facil, 10 diffcil era el vrtreo derramamiento de la muerte Ia postergacion en la cucharada continua de los pulrnoues el ahogo de esperar el disparo en la nuca ' la cafeina en la antesala del hospital como un list6n polvoriento. . Per.o ,aun aSI olvide, olvide ~on up arenoso trasegar de palabras, olvide con un pregusto de smfoma 0 de cora sobre mi pulso narcotizado.
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...
El olvido carecia de ayes. El olvido era la pasta del puro naufragio y elentintarse puro del tiempo en la pelicula devastadara retina de todas las costumbres. Al olvidar me prepare a la muerte: una mala actuaci6n.
de la
Ladridos bajo la riqueza del frio. Latas de cerveza tiradas junto a la desquiciada moribundez de la noche. Viene 1a manana por los tejados. El sol maternal, solipsista, loco de tantas frutas engafiosas de vida humana y animal, se eierra a fuego lento para estallar en la pantalla del dia que nace, en el engafioso sosiego ... Penoso vertedero de los embriones matinales. Las maquinarias del espejismo matinal suenan por ·los cost ados de los vivos, invaden la d6cil manera de dormir de 10s desvelados, siembran de tibios y sangrantes signos la 1uz primera del dia, l,Que se cuece adentro, en donde no sabemos ya ni quienes somos, lentos y doblados bajo las andanadas de las disminuciones, perdidas y ganancias igualadas . en los dec1ives del padecimiento matinal? l,Que vinagre pasa pOl' nuestras heridas, par nuestros labios, par nuestro estilo de crucificados, por nuestras letras rotas? l,Que deficit nos inunda este jueves, que parrafo nos arde entre las costillas, que negaci6n se alza, que consuelo nos falta? Y vamos con tan do nuestras divertidas cicatrices, animales de infatigable pacer, de venas asperas, Los tragos de los vocabularies, las gargantas inmunizadas para toda alegria, los amamantamientos, los sorbos locos, la ubre del dia en la boca visionaria, el dolor inextinguible en los alveolos mas negros del cuerpo, el paladar manchado por las palabras dudosas, dichas y no dichas, el humo del cigarro como una cuchil1ada, la tos y sus minimos magmas de estertor, el ahogo perfeccionado del v6mito y el vomito mismo que mancha la camisa que comprabamos anteayer y estrenamos hoy mismo can una inconsolable satisfacci6n de civilizados. Plato
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del exterminio,
costillar
de 10s sueiios,
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panes antiguos del dolor, silabas del descreimiento, instrumentos de la desesperanza, colores del silencio, agrios espasmos, despertares de la desolaci6n, vertebras del naufrago, esqueletos del alucinado, paladar de la histerica, anilIos medulares del abandono, dientes de los ayunos, encias de los atiborrados, intestinos sutiles, muescas del asombrado, parpados de la espera, turbulentas rakes de soledad, infimas manehas de los ecos, paginas de los oidos, horrendas estructuras de la noche, canciones tontas, pus en la rosa, desechos en los labios, cuerpos tirados en medio de la ciudad, rueguen por nosotros, rueguen por nosotros. Rueguen por nosotros que nos hemos vestido para la muerte y sus definitivos instrumentos. Rueguen por nosotros, vivos aun y sonrientes debajo de la rectitud de 10s degollamientos. Rueguen por nosotros porque esta es la hora de nuestro desprendimiento. Rueguen por nosotros porque no amanecemos ni anochecemos ni los alimentos ni el tedio nos levantan. Rueguen por nosotros y nuestra cara de tigre y nuestra cintura de jabali y nuestras ideas de mastodontes y nuestras opiniones de tiranosaurios. Rueguen por nosotros que nos tropezamos con la madrugada. Rueguen por nosotros y nuestras rnigajas animales. Rueguen por nosotros, hechos jirones detras de las cortinas agrias y de las torrenciales rafagas de la oscuridad. Rueguen por nosotros, objetos limpios, cosas imaginadas. Rueguen por nosotros que teniamos manos diferentes y ojos con un brillo prehist6rico. Rueg~e.~ por nosotros que hemos olvidado los apetitos, la fruicion, el deleite de los envenenados alimentos, la fluida cantidad de los jugos matinales que ahora se ha convertido en una marana y se desploma sobre nuestras espaldas, matandonos con su caricia de hierro y sus hileras de contagios. Mi mana estaba hueca y lista para que la llenaran las cosas, para que 10s utensilios se construyeran mis venas, para que los vasos, las cucharas, los tip6metros, los ceniceros, las lamparas y las camisas 185
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se licuaran y se trasmutaran en mi sangre, flujo desquiciado. Mi mana era la pasta csquizofrenicade la manana. Estaba mi mana en la manana, escarbaba los desperdicios como la garra vagabunda de un simio, como la masa anonima de un elemento radioactivo en las abundantes celulas de 10s vivientes. Yo estaba pegado a mi mana como el hombre a su nariz en el poemade Quevedo. Y mi mana reia de todo 10 que yo murmuraba, era como un escalpelo en las entrafias del basurero. Yo y mi mana escudrinaba,mos y est era 10 que yo mUrJ:?uraba: "Es la manana el compas desapasionado que me contiene, la deslavado en la melodia del mundo, manchas me contienen para la madrugada que paso como un buque sobre mi cabeza de gusano, yo no estoy aqui, yo estoy escribiendo ana arriba (y bien peinado, por afiadidura), yo estoy en mi mana que esta hueca y a la espera y todo esto es absurdo, pero debo esperar a que JIeguen las Cosas Imaginadas, que e1 miercoles se curnpla en mi higado como un fruto, . y entonces podre salir del tiempo como un pedazo de cnstal intacto y caballeroso para la cena y sin este vinagre, sin esta sopa, sin esta confusion de moleculas par mis intestinos inocentes, toda esa Iermentacion que debo remediar con 10 que encuentre en las cosas estupidas del enjoyado basurero, basura, basura, y mi mana hueca a la espera, y mis ojos rayados por la fiebre mustia que se deshoja desde mi cornea hast a Ios surcos de mi pobre cerebra, pobre, pobre, que sin embargo ha de convocar alas Cosas Imaginadas." Y entonces mi mana empez6 a imaginar, e imagin6 paginas de felpa y vasos de terciopelo, . . . sedosos martillos, pulidos puercoespmes, acariciables esparadrapos. Mi mana esquizofrenica clasificaba las entrafias y les distribuia los convenientes atributos: pancreas de algod6n, est6mago de fieltra, faringe de gamuz~, higado de lana, vejigas de piel. de duraz.no, lustros~s costillas, intestinos de pelo de camello, circunvoluciones de sandalo ... Todo tan delicioso, pero dcsgraciadamcnte no era as], yo seguia escarbando gracias a 1a fidelidad de mi mana en el cosmos del basurero, pues no tenia ni una minima brizna en las trip as 186
que latian con una arrasadora agonia que anudaba una desesperaci6n a!ucinante.
el hambrc
a
La manana estaba sucediendo como sucede el hielo. Yo miraba por la ventana el ir y venir de los hipnotizados movimientos, y creia distinguir esas velocidades, esas alteraciones, esas inverosimiles modificaciones, como algo independiente de los cuerpos: vibraba el movimiento pero no 10 que se movia, ondulaba el puro desplazamiento, multiple y disperso, pero 10s fardos humanos y objetuales no se inmutaban, en su ciega y definitiva quietud. EI movirniento inundaba las cosas sin tocarlas y sin embargo las llevaba en su cresta adicta. Los centimetros se llenaban de puro aire invisible, pero la magnitud y el volumen se quedaban ahi, am, esperando el que de su destrozo, previos afiicos, 0 yo me equivocaba y en verdad la rotaci6n, el silbido de las cosas y Ias personas en picadapor las calles y por las avenidas, el torbellino sin estructura de 10s vehiculos y de los proyectiles, ocurria ciertamente y en cambio yo era la personificaci6n imprevista del hielo de 10 que yo creia que no era mas que la manana arrancando a cada ser de su estabilidad recurrente, de sus maniaticos equiIibrios, de su lubricada suspensi6n en el coloide ambiguo pero eficaz del mundo que se deshacia detras de la ventana por la cual yo veia 0 creia ver solamente el ir y venir de la manana como si esta no fuera ya mas que la eoronaci6n misma de la vida y la muerte entrelazadas. Y quizas eso era la manana y eso era tam bien el dogmatico mundo ofrecido a mi, que aeaso no me movla, estupefacto y lirico detras de la ventana, todavia en piyama y con un vasa de jugo de naranja 0 una taza de cafe en mis manos matinales, muertas y vivas a un tiernpo. Mi pedernal filos6fico es una migaja de astra, un puiiado de bruma 0 de fiebre -y con el entro hasta Ios escondites del miedo diurno, dondc se guardan los utensilios de la sobrevivencia. 187
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matinales 10 son mas El dia es atroz y sus preparaciones todavia, bloques de tersa y diabolica luz, filos de claridad venenosa, reconocimientos repentinos, mutilaciones, olvidos, crimenes. El dia hurga en nuestros bolsillos, el dia esta metiendose en nuestros calcetines: husmea, espia. Ah, las civilizaciones del dia, sus tribus horrendas. El preambulo de sus enmarafiadas aproximaciones, la pesquisa de su formidable madrugada exterminadora, sus calles de miedo y de silencio. Vendado voy, subsisto. Entera es mi racion, mi zona diurna. Mendrugos de mi ayuno, lamparas ele mi silencio, burbujas de mi hechizo mortifero -toda cosa tocable, inteligible, cierta y serena, revuelta 0 alucinatoria, esta impregnaela por el ubicuo elerramarse del dia y sus criaturas impostergables. El dia pone cera hirviente debajo de mis venelas, sobre mis herielas de sobreviviente -y mis heridas no son ya sino su decisiva confirmacion. La manana esta pues colocada sobre mi cuerpo situado en la convergencia de la manana cosmica y mis terrib1es habitos domesticos. Par el resquicio del dia entro en mi repleta soledad. .. Puesto en las extremidades de esta luz, situado para mis obsesionadas observaciones en el vasa inicial de mis horarios diurnos, day el primer paso de mi caminata moridora, me confundo en la descabellada luz que el db enlaza en mis tobillos, ata en mis ojos, anuda en mi garganta, enreda en mis orejas. Hundido en esta 1uz me reconozco, voy sintiendo c6mo me infestan las vivas larvas de la tierra, que perforan mi craneo y depositan sus amasijos vertiginosos en Ias varillas de mi cerebra, en la tundra papilar de mi lengua, en la tela sensible de mis manos, en las fluidas estructuras que alientan en la cavidad de mi pecho. En la resaca contagiosa de la manana soy como un copo, como una gota -y atisbos de rni se sumergen hasta la empuiiadura en el abdomen caluroso del mundo, en sus entrafias, en sus entrecerrados intestinos. Estoy en estos rengJones como adentro del filtro matinal, incrustado 188
como un instinto en cl ciclo de la vida, en sus periodos inacabables: es una especie de charco inmenso, de cisterna fluida. Esto que escribo es un guiso, un deshieJo para los hicidos minutos de la manana; y es la manana misma derramada por todas mis comisuras, inaudita, insolita, parecida a un pes ado cable metiendose por 1a ria salvaje de mi cuerpo desnudo. Al tropezar me veo mirandome y entiendo que el paso se detiene, que un pie meditaba. (Debo poner mas atencion, la manana se extiende como una amenaza.) Y a1 cruzar me confundo, me tuerzo. No cruzar -aunque fuere de esta torpe manerahubiera sido solamente permanecer en las huellas muertas de la noche, consecutivo y detenido y fijado alas espesas comprobaciones de la oscuridad, penasco. Cruzo y voy, despierto, como el indicio de mis ojos abiertos, conozco el arduo utensilio de mi caminar. Veo como me mira. (Diriase que soy un egoista, que solo hablo de mi mismo, sin embargo esto es un cauterio para mis aproximaciones a los otros borrados, imborrables, que estan alla como una horda, como un vasa de licor y de humo anillados en media del sabor mas inteligente, como bocados estremecedores que iran a mi boca, rclampagos, humean, chisporrotean: olorosos aerolitos, condimentados por la barbarie de su lejania tangible, de su distancia siempre subsiguiente.) Y debo decir que mi sangre tambien, mis credenciales, mi camisa, cruzan -todo 10 que apaciguadamente se obstinaba en parecerse a mi por c1iversas razones -pOI el uso, por el olvido, por el ansia. Terror de cruzar viendome mirar todo ese muriente patrimonio. Olvide morir rnientras cruzaba, eso es alga que falta. Quiza par eso escribo todo esto y suspiro con una fabulosa malignic1ad mientras Ie doy el primer sorbo a mi segundo whisky. 189
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Llcgaras can un cisne en los labios, es la manana y su capsula de infinitud y . . . yo esperare los sueros de tu voz y las apagadas prohibiciones de tu vestido. Siempre estare a fuego lento para tus manos destruidas y para tus impredecibles deseos, reconstruire las iguales marcas de tus dedos en el acantilado de mi torax y pondre mi beso eternamente segundo en la culminaci6n de tu desvanecerte. Se que siempre te desvaneceras, y se asimismo que no importa que te trasmita hay toda mi muerte porque eres un vampiro diezmil veces mas resistente que mis dedos mortales. Es la manana y sus predestinaciones, sus devoraciones, y te espero can un paraguas y con una libreta, irrisorio y profundo como una trasfusi6n totalmente a destiempo ... Llegaras inesperadamente a pesar de que espero con todas las versiones de mi cadaver, mi sexo flaccido, mis muslos abiertos par cuantos diamantes aridos con que aun no me acuchillas. Esto es el amor, esto es la manana: vampiros por la frase y cisnes sobre los labios. "Quien te retiene, quien ha situado sus brazos envenenados en tus hombros, qui en te captura para que hoy no Uegues hasta mi como cuando te presentia en la asediada curva del verano, y eras en mi un estupendo numero que protegia todas las maravillas? Cisnes bajo el hielo que esta apareciendo en mis muslos. Nunca sabre si llegaras, No tienes prometido ningun castigo en el siglo de mi esperar (,por que entonces no vienes a matarme con la cortante fuerza de tus pies? "Por que espero aun, confiado a la inverosimil cita que quiza nunea hemos aeordado? Pues no se si te he visto, eres un peso flotando como un leiio naufrago en la rizada tabla de mi 1'10 personal. l,Has llegado? l,D6nde te espero? La sabes, sin embargo, porque Ias seiiales de mi quedaron aciagamente en tus pantuflas y en tus mordeduras. Dirias que es Iascinante, que te atraigo inconvenientemente con 190
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un absurdo y necio esperar. Te pregunto otra vez: l,seras lirio y cisne para 10s muebles arrepentidos; adicta voluntad goteando par 10s corredores como una voluble precipitacion, como una santidad licuada par los restos de mi "tenaza personal"? Vuelvo a escribir que esta la manana palpitando, deseando, ciego alveolo y fluir de plata manando por el abracadabra y par el estern6n del mundo -y que la espera, que la inhabilidad unica de mis palabras no te hara volver, si es que alguna vez has Uegado, terrible y cegadora como un producto mistico. (No se trata de mistica, 10 se. Es la manana y su lacre lacustre, es toda la manana y su sinestesia, su metatesis, la esdnijula corriente que la mueve.) Estas palabras estan esperandote tam bien como lagrimas inagotables. Nunca sabre si llegaras acompafiada por el comerse a si misma de la manana. Devastaras mi espera, esto es algo que conozco. (Aunque llegues, todo ese cansancio, esa mordida lasitud que me tiendes desde lejos como una heroica renuncia, toda esa rama vacia para mi sola muchedumbre frutal, se hara nada, se extinguira en el aire de octubre -sucedera todo eso, para que yo tenga que volver a escribir, a escribirte, a inventarte.) Cero soy en la espera de tus labios, la olvidada gracia de tus cisnes, la destruccion animal y dulcisima de tus manos tremendas. Y cera es en mi la diluida potencia de mis entrafias, el grumo celestial de mis testfculos, Ia parda vulgaridad con que he elegido esperarte, desmenuzandome -yes de modo subigual la sien que habras de oprimir cuando lIegues, para que yo te reeonozca, el cavado signo que dejaras en mi, debajo del g61em descabellado que respira como un leviatan sobre la papeleria de mi lengua, mientras busques la terraquea similitud de ti conmigo, de mi contigo, juego de dados. Neblina. Ahogandome sigo esperando l,lo entenderas? Es una forma de desesperacion z.Io entenderas? Entraras sin sonar en toda est a literatura y consideraras con ojo critico 191
el relativo espesor de las coyunturas, el ajuste de las palabras, el coeficiente de 10 que muere en cada signo de ortografia, Ias raicillas matematicas que se abren como ostras en 10 que vive aqui escrito, moho en el sotano. Cambiare de lenguaje y tll seguiras incomprensiblemente matandome mientras como un mar te espero, Ileno de suefios y de muerte, modificandome a medida que espero tu lIegada, con Ias manos tapiadas por el alcohol y detenidas en una pasta, en un Iosforo, en una vejez. . . Llegaras cuando a puiiados me hayan disminuido Ias muertes sucesivas del desencanto, de Ias horas nocturnas ... No he de saber si vas a Ilegar; no se aun si te espero en realidad 0 si todo esto es solo un modo de confesar otras cosas, de hacer literatura. Estuve tocando mis pertenencias en 1a tibieza de la manana, sordidamente pegado a 1a certeza de que algo era mio: vistas del tropico por las gavetas, cuartillas arran cad as al mes de noviembre y sus propagaciones, recuerdos desfigurados, broches, cuadernos, cajetillas. La sola seguridad de cuanto persistio en mis bolsillos, en mis portafolios, en mis declinados cartapacios: una estima que se va diluyendo, un sentimiento que se detiene. Recorridos por la memoria, Ios objetos van ahogandose en sus consecutivos surgimientos. Aqui aparece un pedazo de ropa, un tramo de novela, el borrador de un ensayo literario, Ia fotograffa fechada y la pagina desprendida de un libra, eI diccionario olvidado y el dato escrito sobre una hoja desteiiida. Caries, devastaciones, cubrimientos. Detras, detras de mi memoria se producen los brillos tenuemente reeuperados de un in stante en Ia evocacion: todo es nada ahora. Cajones repletos, folders gastados. Y los rostros de 10s amigos y naturalmente mi propio rostra son solo el adormecimiento de 10 que fuimos, y por eso, por eso precisamente escribimos un Iibro, testimonio de [0 que no decimos ... Pertenencias, obligaciones, dichas sin nombre. Todo va caycndo en 10s limos variados del tiempo, en sus calidas vasijas, en sus rccipientes sell ados por Ias rafagas del frfo que no es ya sino el tiempo pasado 192
-otra n:anera de la frialdad, un descuhrirnienro a contrapelo, una profunda natatona a contracorriente, una. adversidad que no cesa de moverse lentamente por los nncones. Y es el tiempo el umbral donde gotean Ias escrituras, 10s amores de 10s textos subsiguientes. Que irrealidad, que inconsistencia, decimos apagados contra la pared hechizada del siglo. . b Las pertenencias se pertenecen a si mismas se van usando desfondan su mismi.dad con su peso formidable, ' se ponen como en fila con su rostro de casas creibles ante la ininteligible eternidad circundante. Pues las rodea la eternidad, es su migaja, su sopa. Las cosas y 1a eternidad atraviesan las ilusiones que nos haciamos de "tener algo", de "poseer alzo". Cruzan Ia levantada seguridad de Ias manes, Ios ojos y los pies. Esto es la fluida impermanencia que somos y que creemos ser. Sopa Ilameante de Ias cosas nunca poseidas condimcntada con el brillo eterno en el cielo de nuestras manos abandonadas. Mirnos Ievantan mi cuerpo sin brazos, exhausto y enterrado en Ia electricidad del dia, Mimos me miran con fruicion, (Deben consideranne un atado de paja, un gesto sin figura. Yo les mostrare 10s escenarios para sus peripecias en las espeluznantes excavaciones de mi pecho.) M!mos me dan esquizofrenia, me esculpen y me amordazan. Mimos entran por mis pies, ascienden par mi nariz. Arqueologo a tientas, voy exhumando mimos en la Micenas de rnis orejas, voy sacando mimos de Ia predestinada magia de mis entrafias, voy extrayendo mimos de la copa de un sombrero inaudito que me crecia en la cabeza soiiadora. (No es la imaginacion, son 10s mimos: concretos, deseosos, ansias de bla~co y negl:o y sobre sus dos pies, gesticuladores maravillosos.) S111 brazos hago el cuadriipedo para su diversion. Encendidas evoluciones de 105 mimos en la lona despiadada de 10s callejones, panoplia de 1a bataLIa que Iibrara la primavera de nuestros desencuentros con el amargo dato de la proximiclad. Cere a y en la guerra nos desencontramos para lIegar aqui, a la panoplia, a la fotograffa, "testimonio de 10 que no decimos", Descabellados mimes para mi libro extenso y para mi lapiz en el momento de subrayar 10 que nunca se escribira -e
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impresiona nuestros sentidos uIteriores, insignificantes, inextinguibles. (Los impresiona como la batalla impresion6 la fotografia, se poso en Ia panoplia, descendio pOI' 10s alveolos agrios del recuerdo para hincar sus raices en los adversos espacios y senderos de nuestro cuerpo astral ... ) Mimos: restos de la batalla, nuestro cuerpo ... Con una bocanada de mornia sali relampagueando. Estaban los prados, la buena prosa, los mariscos y las evidencias de un lunes suavizado debajo de las variadas infecciones de la vida. Suave, digo, a pesar de que sus elementos pesaban sobre 1a serenidad purpurea de mis vend as sanguinolentas -y a pesar inclusive de que mi tremendismo era una cierta cosa ligera, espe1uznante, no demasiado sordid a y cargada con todos los mensajes del intelecto, oh. Pues el estar momificado me permitia pensar (y 10 hacia como un relampago, como una brizna ulterior de neutrinos, a traves de los intersticios), mis ideas eran como unas obleas tocadas, corrompidas, par el clima desasosegado de la resurreccion mas egipcia, mas boriskarloffiana, si entiendes 10 que quiero decir wor que carajos no te 10 digo? (No se trata de eso, por supuesto, tu 10 entenderas: pondras 10s codos en la balaustrada del Alia pasado en Marienbad y te ere eras Delphine Seyrig entre las estatuas heladas de un desencuentro y de una postergacion, para 10 cual deberas repasar el guion, hacerle muecas a Robbe-Griller, execrar de Resnais. .. Buena prosa para acompafiar los vulgares mariscos del lunes desdoblado ... ) Pero como una momia me iba infectando, fresco y ondulante, portentosamente ligero y aereo: asi tachaba a mi paso la monumental arreciada de la identidad. Iba percibiendo las germinaciones funestas en la cripta de mi tranquiJidad, y mis vendas eran ya un jiron en las congelaciones de mi fantasia. Pero l,a donde salia; hacia donde se dirigian Ios germenes cavados en la suavidad paranoica de mis vendas? l,Que facciones de rei amp ago hube de tener en media de la tibieza prometida? Momia 0 relampago, salia a bocanadas pOI' las prohibieiones de
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un lugar cualquiera. EI lunes se convierte as! en mi, civilizandome, La man.ana no era la llenura hornogenea que imaginan Ios dormidos, Ia savia masiva que se deslizo como un indicio como un sintoma, como una sefial desnuda en'la marana inaccesible de su suefio, sin~ que ~e in.terrumpia, cedia, se resquebrajaba, abna parentesis que lIenaba con locas ocurrencias , con » trope zones y con cascaras; la manana era la imagen de un deterioro el preanuncio de una devastacion ' -y por eIl.o esta?a .c0n;t? fracturada, semejaba un enredijo, un desbarajuste sm ilacion, un desarreglo metodico y prolongado de todos 105 sentidos. Rimbaud 51, el matinal y fiero testigo, el alucinado, el perverso, ros~ en llamas 0 bafiista del cerebro mortifero o esfinge a tientas par el tumulto del suefio de todas las palabras, de todos los significados, de todas Ias teorias occidentales, puestas a triturarse en la estupenda fluidez del exterminio poetico. Era pues como si Rimbaud construyera la manana, la amasara con un odiante amor, la dispusiera como el escenario de las visiones. Y al hacerlo dejara intactas mutilaciones, roturas limpias, torceduras impunes, inacabamientos esplendidos, ASI venia la. m~nana entrecortada, interrnitente -pero magnifica en su electnca manera de deslizarse, torrencial y trabajada por todas las imperfecciones que son la sal misma de la vida que usamos y que nos usa. Dolia la manana por los costados, se extendia como una horda, se partia en dos y me mostraba sus entrafias demnirgicas. Era como si en la fluid a belleza que la sostenia, temblando, contra Ios abarrotados elementos del mundo se insertara un catalogo de monstruos, un excedente atro~ de anomalias, de fiebres, de arrasamientos. Y me sometia asi a la contradictoria sustancia de su ser fantasmal a su calera de tiempo, a sus hU1110res de cosa transitiva, Labil, inhabitual, aturdidora: asi estaba derramandose Ja manana por los dolicntes costados, par los restos del suefio,
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por los alimenticios senderos de 10 que parec~~ amanecer, el mundo, nuestro cuerpo. Elocuente postergacion, astilla que se diseminaba, infusion de cordura y delirio humeante, alboroto de fiends and angels, destrozo paralelo a sus palaciegas construcciones ... Acercandome retrocedia, Si no tocar, si no caminar, al menos esperar el chisporroteo liberador. .. No 10 supe hasta que regresabas, cantando una cierta tonada, con un aire andariego, en medio de la sequedad circundante y mas vestido que los cuerpos sucesivos del invierno. Pero el invierno, Muerte, tambien me esperaba, contaba de antemano mis extinciones posib1es en su vasija, en su recurrencia -me tenia prendido por el cogote, titere incauto. Mas melancolia mientras metia las manos entre tantas baratijas usadas, reliquias de carcoma, alhajas desvencijadas, joyas rotas. Y yo apenas respiraba, retrocediendo. Hasta que toque el muro y se desprendio el tokonoma y recorde a Lezama, el Pabellon de Ia Vacuidad y los Retrocederes. La vacuidad como un bamiz me tomo en sus vuelos, La vacuidad volaba, uno u otro lado del tokonoma habria de salir en ese volado. El tokonoma volaba girando, girando, para decidir mi suerte invernal y darle la razon a mi paronomasia, i,a la etimologia? (ya 10 averiguare) : inscripto, cripta ... Descriptamiento del tokonoma, cuando ha caido en mi ... Encerramiento en la cifra de mis acercamientos, cuando retrocedo ... El tokonoma era el vaciadero de la Manana, la zona neutra donde se enriquecia: retrocediendo. En eso estabamos, y digo bien: estabamos, porque el tiempo pasaba mas rapido que nuestro modo de ocurrir, concurrir, acontecer, cuando sobrevino Ia manana como un mundo, como una aralia, una tercia de ases. Estabamos -digoescuchando el blanco derramamiento de Ia noche, 196
oscuridad palpable, sus paladares ambiguos y su magia desconcertante (era un.a infeccion de eternidad, una fiebre sobre las capas . sucesivas del mundo como cebolla metafisica). Y la ~anana vi~o a clausurar el vino de la oscuridad y los tragos medioanochecidos de la embriaguez floreciente. El paladar era nuestra hora y Ia magia que acostumbrabamos era la tercia de ases que nunca lleg6, sino con la manana ... Pero ~s que no jugabamos -digoporque apostabamos Ia . realidad a 1a muerte, cosa seria. Si alguien dijera que nos estabamos emborrachando sentira sin duda subir hasta 1a raiz de 10s cabellos ' . el suaye ramo de la podre, las alucinaciones del coma hepatico, el jugoso y constelado fulgor de la fiebre, Una te~cia de ase~,era 10 qu~ esperabamos. Y llego con Ia cordial navegacion a navajazos de la manana, nevando en la balanza de nuestra suerte con copos vivos y SU
asimetricos.
Funesta sobrecarga de la manana. Merodea mastica la hogaza de 105 huesos humanos, , con un furor artico pes a en las estrellas, en las helices, en 10s coloides ... Ouemaduras redondas, tiempo congelado. Astillada y fluvial, esta manana es una tentadora manera de presagiar muriendo un sofisma tantalico que mesmeriza el craneo, ' una luna que se derrite a medida que el mercurio de los termometros asciende --con una progresion lirica o mistica, tenebrosa ascension en medio de los pesarosos presagioshasta el penacho luminico del grado conveniente. Confluencia de la manana en la injertada desolacion: gotea tachaduras, renglones, comas, versa1itas. El suefio me escarbaba en medio de la tarde, extrema del mundo en forma de cumulo en 1a enredada y pardusca manera de ser cielo mi cuerpo acostado. Brumosa siesta donde con s6rdida melancolia desemboque, inficionado y con Ia boca llena del azucar vital, de la metempsicosis nebulosa de ser tri mientras suefio que soy yo y efectivamente soy yo. (Marias dentro de mi al tiempo que te sofiaba yo, florecias entre las umbrias exclamaciones de Ia ciudad. Y al 197
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morir y florecer 1a metempsicosis en mi suefio te Iibraba a los prodigios de Ia ausencia mas fecundante.) El sueiio estaba escarbandome, aullante autopsia, El suefio, si, me escarbaba como si yo hubiera sido una especie de archivo, can cajones de nicbla y expedientes interjectivos. Exclame in extremis como una voluta y convergi en el que de tus preguntas (pues te sofiaba con una furia de sanguinolento melodrama), y luego fuiste para mi un lago donde sumergia respuestas que no eran ya mas que 1a plomada del desencanto, la turbia sonda, la extremidad pes ad a de todos mis desencuentros. Yesca de gritos la siesta donde yo te gemia con la sollozada limpieza de un mufion. A pesar de la siesta, de su cruel dad tajante y de sus multitudes anonimas, pude recordar la posibilidad de la manana como si en su vertice nutrido de mi deseo hubiera de encontrar, como bajo el deshielo que precede a la primavera en los documentales cientificos, la crisalida de una vida nueva: sin la sangre del melodrama. Y la manana llego tocando mis labios, desbordando mi cuerpo archivado en la tarde paleozoica. Pas6 la tarde, pas6 el abismo de la siesta. Cruce 10s marmoles desplegados de la noche sin bordes y recibi la manana como un list6n: blanco rincon para toda mi negrura acumulada en la siesta, jugoso contrasentido que vuelve a implantar en los brazos sofiolientos una particula de vivo grafito. La manana escribio en mi, contra el borroso fonda de 10 que aun recordaba de la siesta sin forma, sus frases sin elocuencia, sus clausulas directas y serenisimas, Y escribio el nombre transitivo de mis ansias. Y escribio las provisorias palabras que designan 10s mimeros, 10s generos, las razas de 1a gramatica corporal. Ahogado por la pasion del texto, entro en mi, distribuyo a tientas la enredada pagina de mis sefiales. La lluvia se transforma en la ciega flama de mi lampara; no advierto en cl texto el brillo destilado de la mariana 198
-y
sin embargo sigo adentrandome en la noche que tenia preparada en mi. Entro en mi para aflojar el nudo de mi cuello. Mis seiiales desvian el texto, 10 circundan con un lazo de nombrcs. La lampara que se encendia es la yerma comprobaci6n de que no estoy solo: mis palabras, e1 texto me acompafian. La pagina de mis sefiales se mezcla can mis entrafias. Es 1a pegajosa seguridad de escribir, mas aca del texto que me ahoga. Pagina, lampara: sefiales por las orillas de mis manos. EI texto recomienza a la altura de mis ojos que leen algo que no esta escrito aiin. EI texto se resuelve en la encendida ausencia que creia perdida. EI texto es el ahogo que esperare como se espera la muerte -y 10 que llegara sera la vida, revolvera mis ropas, hara temblar mi 1engua civilizada, pondra encima de las cuartillas un suefio quemado, un regocijo, una abierta manera de desear el mundo, una rodeada 1uz que las multiples versiones de 10 que llamo yo toman a pufiados para aventarla en los pozos insondables de la manana -especie de vaciadero de las razas, genealogia ficticia mas poderosa que la reaIidad, corazon que destroza la penumbra. Si yo dijera esto: Lo extrafio es no pensar en nada, ver el si1encio penetrante, el uso y sus imperios, el gas to de 10s hum ores derramados en 1a conversaci6n -si te dijera esto Lcreerias por un instante que 10 siento, que es una forma de mi melancolia? S6 que me oyes con una cautelosa rabia, can una seguridad en prenda a cambia de mi elocuencia, trueque moribundo. Estas cosas que digo, estas cosas que escribo te buscan sin cesar y ni 10 sabes -yes un saber como un especimen unico, un informe entraiiable que parece negar 1a oscuridad en la que nos movernos. Pues 1a oscura moribundez no es ya en ti, ni en mi, mas que la maleza arrancada en la batalla por el amor. Oscuridad arrancada por mi deseo de que me oigas 0 me leas. Un deseo en la escena donde nada se piensa. Un deseo incrustado a fuego vivo en Ias irnperiales maquinaciones del deterioro, 199
un deseo que subvierte la conversacion (y mis manos tiembJan en el frio mas caluroso de tus venas) , un deseo como un sella con una imagen inazotablc en la cintura inconstante de los hum ores. ~. La manana era la osamenta y el cuaderno. La osamenta por su estilo articulado, movedizo, seen y blanco. El cuaderno por sus hojas no escritas tiradas por las banquetas, por su ansiosa blancura perteneciente a, por. sus arb.ustos, semejantes a renglones. Y en todo eso seguiste el hilo, diste la puntada, escuchaste: a mi lado yo te sentia latir como si fueras yo mismo, y mis ojos eran las rej~s que te aprisionaban, mis oidos , las laminas donde habre de prensarte como un recuerdo creible. Seguiste el hila, yo te vi, te escuche: aunque no hablaras ni estuvieras, mire, 01. Seca osamenta de la manana, y tu detras del hilo. "Que encontraste al tocar las paredes, minotauricamente, humedeciendote a medida que el rastro se convertia en mi imagen, la ca1urosa mortandad que en mi perdiste? l,Que perseguias, te pregunto can un alfiler en la lengua y un paisaje de Paolo Uccello en medio de las trip as? Ah, 81 seguiste el hilo, yo te vi, te senti como un escurrimiento par las vertebras, como una puntada solidamente puesta en la tela rasgada de mis dias apresurados y pardamente dispuestos en mis libretas, en mis camisas, en mis cigarrillos fumados en sequi~ de fi16sofo. Seguiste el hilo hasta e~ penultlmo. tramo, l':l~go volviste 1a cabeza y tenias una genial expresion de azoro y tus facciones delataban tu muerte ulterior y tu deseo ... Yo te observaba desde los ruidos que mis trip as hacian y empece a dibujarte: escribia algo as! como un rasgo en el paisaje de Paolo Uecello. Y al observarte senti que yo era el hilo -y que no me seguias, que yo era tu, que tii esperabas quietamente a1 fin del laberinto y que no eras una persona sino la piedra d~ la muerte, que tu cuerpo florecia en 1a quem ante ausencia, . , en la claridad matinal cerrada como una asfixia sobre nucstras cabezas barroeas. Pase la mana par la cabeza
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de la manana,
par su dulce estiercol todavia marcado por el polvo de las estrelIas, por sus articulaciones frescas, por su aroma sensual de eucaliptos quemados, par su ceniza tibia. La manana era un cuerpo viviente y Ilene: nutrido en los arroyos del amor corporal, humedo de sudores. .. La manana me rodeaba can brazos de fieltro V rarnas mojadas, con reflejos enriquecidos par el perfume del sexo. Pase mi cabeza por el aro en penumbra de la manana, decorado con las escasas luces de su comienzo: mi cabeza se sumergia en las playas aereas, dorandose rehacia su palidez anim,a~ y coronaba mi cuerpo con una manera estupcnda de vivida madriguera. Pues la manana era una madriguera que convertia mi cabeza, a su vez, en una madriguera mas enredada aun, mas oscura y mas sobredorada par las decoraciones. Cabeza-madriguera, mi cuerpo coronado por el volumen de un escondrijo que es un ovill,o . que es un nudo de perforaciones y es un punto de huida, un punto de fuga, una salida hacia., donde . si no es hacia adentro. .. La manana-madnguera era el afuera y sus continuas decoraciones, pero ,. .. al ser afuera determinaba en nn un adentro cosmico, un interior siempre derramado, un bosque Ileno de cas~adas. . La manana era en verdad una suerte de madnguera-abamco: despliegue cerrado, . implosion extensa, vidrio. que se oscurece a medida que aumenta su capacidad de amplificar, . Y 111icabeza ah mi cabeza!, es un encerrado resplandor abierto incesanteme~te, 'con un chasquido, can una inoculacion ... Mi cabeza resplandecia en su infinito adentro, mar adentro: cardumenes sueltos de 1a manana, cuerdas flojas de la luz que dej6 en prenda la floreciente madrugada ... Mi cabeza: incrustacion en las navegadas rutas de la luz viva, Adentro, afuera: meras nociones. Adentro, afuera: simultaneos, anulandose, haciendo perder todo sentido a 10 que acostumbramos hup~ir en la cabeza, a 10 qu~ acosturnbramos sacar -Imcosde la hermosa manana, Vida uterina en mi cabeza matinal: naufragio de la manana en sus cerrados Gobis: sobredorados, Iebriles y sofiadorcs.
por sus vellosidades, 201
Clown, cabeza de turco, chivo expiatorio, bouc emissaire, flotante rama de olivo en el rIO de 10s dias, cuchillo sangrante de ti mismo, navajazo en el mundo, cabeza alfilereada por la infamia de 10s Otros, fantasm a por los callejones de 1a Manana, hermano mio, amor mfo, mi cuerpo, mi semejante, hipocrita descado ... Clown de Dios . .. Te vi sacar tus armas invisibles con un gesto de naufragante mimo, de actor extrafio y extrafiamente maquillado, te observe como si yo mismo estuviera ahogado en la amenaza, te supe fragil, anhelante, dulce, irrefutable, y ademas vi en ti "toda mi semejanza". l,Me escuchaste, clown, mientras cantabas por 10s basureros que solias evitar? l,Mis manos no te dijeron nada: palidas y llameantes en la vasija de la fiebre? l,No supiste jamas, chivo, que yo era el que te esperaba? l,No entendiste que e1 abismo que se te habra preparado era mi propio pecho abierto par tus manos afiladisimas? 1,0rste las gotas de muerte deslizarse par los met ales y por 10s pederna1es? Gotas de muerte, pesantez de mercurio, sueros enloquecidos, acidos torrenciales: el mundo, afuera, adentro, sus vocabularios amenazantes. La manana como aparecimiento, encuentro surrealista: Frasco nuboso, vara donde parloteamos, 1a manana se mueve con estudiosa cautela, cimenta en e1 aire sitiado una molecula de probabilidad, un gramo posible. Vara la manana para nosotros, incaJculables cacatuas -en ella parloteamos como un espejismo agotador. Sofiamos en 10s vocabu1arios que la sed 0 el amor nos destinan, dudamos entre las inclusivas imageries que la ciernen y 1as tendencias centrifugas que la liberan -f2tmo de rosas 1a manana sobre el cadaver lodoso de la noche. Frasco de nubes, nuboso, nebuloso, lleno de palabras inexhaustibles iguales a las que chisporrotean dentro del texto que no comienza. Mayuscula manana con inicial mayiiscula, "Ietra capitular del dia", indicio de su tamaiio y colosal enigma que, sepuJtado en las ciudades matinales, no es ya sino la 202
ardiente y mercurial preparacion de la sopa diurna: la Manana, sus inauguraciones
interdictas.
Sumergete en el espejo, sumergete, veras la manana y sus larvas tentaculares, laminas cercenadas por los bordes y las poblaciones del azogue que dan testimonio y deleite de todas esas trayectorias a tus ojos hechos astillas por el oro inaugural del dia. Limbo confuso, enredado, enmarafiado, el inverso pals del reflejo especular contagiado de mismidad por los procesos germinativos de la manana que se deshace. La manana es el utero, 1a matriz, el fecund ante limo de estos fantasmas. Limitrofe, cortical: manana que recubre 1a piel vencida o frontera donde van agotandose las ordenes, las reconvenciones, las obligaciones, el fardo ilusorio de la responsabilidad civil. [Mafiana vagabunda don de te he buscado para conocer 1a tibia marca de mi vida en el espacio fresco de tus labios! Los fantasm as recorren las vestiduras de 1a manana y parecen murmurar algo en mis oidos: enjambres de palabras que siembran en mi 10s seres apetecidos, rebanadas de pan solar, hogazas de luna estremecidas bajo 1a superficie de mi cuerpo. La manana contiene a 10s fantasmas y los alimenta con 10s ojos que nosotros dejabamos atras como si fueran baratijas de suefio, utensilios para leer los anuncios par las avenidas o escudrifiar el horrendo contenido de los escaparates. Las fibras oscuras de mi brazo derecho se anudan alas fibras de la manana: cordaje solido, jarcias inconmovibles, para 1a navegaei6n que conocemos. Mi brazo Izquierdo esta sepultado bajo las sabanas, idiotizado par la blancura de la manana, un derramamiento de leche 0 semen cocinado en las visceras del cosmos matricial que gravitaba por los vertices y 10s cimientos de la Noche. La noche paso como una abstraccion, 203
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entera y en todo semejante a un enorme armazon lIeno de silabas, de contagios entrecruzandose, de brizuas mutiladas y de criaturas arrasadas por el insomnia a sores nutridos en la crecida azul del suefio, Mis brazos se adentran en la manana, humeda y reticente y hasta un poco torpe en sus aprendizajes celestiales. Mis brazos son los tegumentos de la manana y su probabilidad terrenal. El sol deja su saliva de neutrinos v sus miriadas amarillentas en los filos de las montafias que rodean, como budas, el valle que habitamos: entre mis brazos y el sol se extienden 10s rieles par donde circula, fluida y recia, enorme y un poco torpe, la poderosa nave de la Manana, me entra por el pecho y 10 desgarra para Ilegar alas regiones meditabundas de mi corazon arraigaelo. Mi corazon, mis brazos: probabilidad de la manana. La manana era un goteo de fosilizaciones, C311Ce de estrellas despedazadas donde sola, con su complicada cupula de azar como una corona, nuestro. percepcion distribuyo su ojiva paleontologica, instrumento para la mascara y Ia genealogia, Limo de la manana donde los millares de sentidos del cuerpo recogieron las evidencias de una eternidad corp6rea. Royendo las estupefacientes emanaciones solares, colgando de las timidas nubes, penetrando por la osamenta de los aparecimientos familiares, los .sentidos entintaron las deleznables pruebas de una - anterioridad: otras mananas, la noche misma que desciende, en el disfraz del dia, hasta las bocas ansiosas. La paleontologia de 10. percepcion escarbaba en el mohoso fundamento de la manana --sacaba de las cavidades aun recorridas par un frescor 0 un estremecimiento materiales del mundo inmediato: rostros y frases, vocabularios lentos como el marmol, locos utcnsilios, oceanos de esplendente basura, cisnes en una exposicion, tenedores, lechuga, queso, tabacos. .. Las cosas iban saturando 10s recipientes can su edad y con su presencia. Las casas desbordaban las detecciones paleontologicas de Ja
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percepcion; y la manana se .detenia en los labios, vol via sabre si misma y rom pia una a una sus fosilizaciones, poco a poco, palmo a palma con una Iocura sin sosiego; desgarraba y masticaba hasta 10. micra postrema los desechos y las maceraciones, hasta dejar el solo hueso, el hueso puro de la luz a traves del cuerpo intersticial del Despertado. Juego, sola cura del solitario entre los {wipes, los cuadernillos para pasar el rato, las Iichas del domino hebefrenico, los insoportables cerillitos del Marienbad ... Royendo 105 asombrosos infinitivos y los gerundios gue conocemos. Estuve buscando mis lapices en el extravio de las pufialadas, de las encias de nieve, de los edificios y las migajas que saturan la tiara sabatina ... Mis lapices eran como sefiales que deje a mi paso, . trozos afilados de tiempo, segundos concentrados en el grafito, minas donde la pemiltima veta soy yo y mi firma temblorosa sobre las paginas manchaelas por la fiebre. Mis lapices se estaban derrumbando sobre la manana como manatis amarillos 0 lunas prefiadas entre las ramas del frio. Mis lapices enmarcaban la manana con un terrible sentido de mundo: escritura que mi propia mana habra de borrar sin remedio. Y el sabado tenia trapos, botellas. Yo recogia una colil1a, yo levantaba calcetines heroicos tirados junto a la cama como guerreros etruscos. , _. . Los trapos del sabado se extendian en la manana limpia como vestiduras obscenamente desnudas. Las botellas exclamaban en el vacio, se desprendian con ebriedad de las mesas para caer con un quebrada sonido en la mullida alfombra desvelada. Sabemos que estuvimos reunidos alguna vez entre las cosas usadas y que con una lentitud oscurantista fumamos esos cigarros, bebimos de esas botellas y nos llevamos a la boca esos trapos 205
para quitarnos el mundo deshilachado de las comisuras inquietas. Sabemos esas cosas, usamos tales objetos. lCUando despertaremos para vernos en el espejo curvo y extravagante de la manana? La manana no es elocuente. Oscurantista luz biidica, enigma en parabolas, paradoja del mundo que se abre hacia adentro, ventana que destila en los ojos una fuerza incontenible de naufragio =-tantas cosas es la manana, suspiramos. Sobrevivir no es dificil a menos que la fluid a manana se trabe en sus vasiculos, labre un enfisema que la tifia de muerte, ya no luz, no frescura, ni una migaja mas de su nutritiva alucinacion: la manana detenida, como deciamos, la manana como Fijeza encalla en los arrecifes planetarios y nos deja en la lunar expectacion venenosa del hueso de luz que va desmoronandose, cadente ... Es una tension
de negrura
10 que se hinca
detras de los
La cortina es una forma inusitada del mundo: texturas de una simultanea y contradictoria definicion para 10s reconocimientos digitales, exploraciones en el vellon y ciegos tocamientos de las fibras reunidas. El tejido de la cortina daiia 1a vision de aralia del cuerpo, que responde con una secrecion, con una idea, con un ovillo brill ante a 1a provocacion de 1a tela de 1a cortina. La manana reiine el deseo de la arafia y la tramp a de la cortina en un mismo recipiente contradictorio. La arafia del cuerpo se precipita en los filos de las manos. La cortina resiste el desgarramiento y se nutre de la manana para sostener el asedio manual. El cuerpo se ovilla como una araiia, suelta de sus micleos mas locos un acido para entintar la manana -para borrarla de la parte saliente d/e 1a cortina .. :. . Entra la manana como un extenso re1ampago para dirimir 1a naciente discordia: sumerge a mano y tela en el solo grumo de su esplendor imparcial y se sitiia como una mosca en la devoradora digestion de la arafia.
parpados, una dureza de cieno, un tejido petrificado. Como si la materia corporal se examinara con angustia, con una espantable condicion de miedo. El cuerpo se concentra en los parpados, se desanuda para mejor confluir en el ondulante chisporroteo de los fosfenos. El cuerpo se vierte en la cara interior de los parpados e invade la manana como un insecto -arana que desde los ojos inverosimiles extiende su red, su marana de secreciones, el enredijo de sus miradas. / La negrura s~ deshace y cede el dolor, la rigidez se disuelve en el movimiento de los corpusculos, encuentra el acomodo en el almacen corporal y en las aristas del ojo. Los parpados se abren y se cierran como escIusas de mundos aparecidos. La manana entra como un rio majestuoso en el fiordo de 1a cabeza que resuena con la luz que condensan 10s ojos -la luz que en los parpados se acumula para los infinitos episodios de la mirada. La cortina que mueve la mano para manifestar 1a manana es el reino inhabitual de 10 que la arafia del cuerpo ha palpado. 206
Tocas la manana, sus retrocesos de fieltro, la maravillada resaca nocturna que deja rebabas de constelaciones en 10s montones cristalinos, el espejeo amarillento que se desliza como un aceite par las hendeduras mas secretas. Tocas estas materias, la identidad misma de la manana en tu boca asombrada, saturada de 1uz. Un papel transparente se vuelca en la pulpa d~ la ~anana como una minima cascada. Sin embargo, su consistencia no parece corresponder a su tangibilidad. Un papel es un meteoro incomprensible en las migajas cosmic as de 1a manana. Los nervios se repliegan, cavan racimos de nada en 1as matrices del c~le~po. La textura de un objeto se corresponde con la 1uz que asimila o con el negror que sorbe de la negativi~ad c~~cundaJ:te. La pulpa de 1a manana es como restos oe vejigas, corneas maceradas par las muelas nocturnas. En medio de 1a manana, Ia mirada exhuma negruras imprevistas: pero es de ella, de la mi~ada, . y no de 1a manana turbia pero aclarada a medida que prosigue 207
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-pero es de la mirada ese negror, manchas proliferantcs, espacio de pozo en la anegada superticie del mundo aparecido. Empozada mirada, negra -una ausencia de blanco, una ausencia de color, una manera de olvido, una vaharada de humo, un hollin, un trow de carbon, una penumbra salida directamente de los huecos mas escondidos del cuerpo, un turbi6n de inexistencia, mordedura de nada "que es el negro? Pero el negro es un como, acaso mas todavia que un que; l.o no es la parte de la mirada que subsiste como el tramo vivido antes del nacimiento, en los ecuadores vibrantes y oscurisimos del utero, en los "limbos matriciales". en la fresca cueva de!' vientre donde mordiamos el infinite pedazo de nuestra vida puesta en el homo primordial? Calor negro, humedad quem ante en la composicion de nuestro cuerpo. Y el maravillado fluir del negro por la silueta que nos pondremos como un traje para la civilizacion que nos acoge. EI negro en el interior, en Jos vestibulos, en los repliegues y en las cavern as lucientes y mas reconditas del euerpo -y afuera, en la densa protundidad de la pupila, haz 0 Iucntc de inagotable Iuerza para tomar el mundo en nosotros. Pues el negro no es el mero punta que se agranda conforme ingresamos en el prado innumerable de la muerte -as1 oeurre en la entrada en el sueiio, as! ocurre en el Iecundo desmayo, en el cegador y difuso relampago del placer, asi sucede en la detenida congelacion del miedo ... Lo negro no es un simulacra de la muerte, 0 10 es s610 en cuanto muerte, vida, desmayo, placer, sueiio y miedo, forman el destilado juga de la existencia, su inextricable curso en medio de las casas: vida, ingrediente negro en la indescifrada transparencia del mundo. Una hoja de penumbra se desprendio del arbol de la manana. Era un rasgufio de negror, la baba de la noche que caia 1entamente, como un goteo, hasta 10s limos del ojo y sus virtua1idades: miradas que se tenderian como cables azules entre Ias materias del cielo, sabre las piedras diferentes, debajo de las mesas para busear las migajas de una cara esculpida en el pan de los dias amarguisimos. 208
Una hoja de penumbra, una simple composicion de agua sombria y de sequedad, un hila marchito en el sobaco helado de la noche primaveral y todavia sobreviviente en medio de la confusa desbandada de la manana ... Nos inclinamos a recoger la hoja de penumbra y nuestras ojos se desprendieron del arbol de nuestro cuerpo y al levantar 1a hoja nuestras manos se desprendieron de la rama de nuestras brazos y nuestros brazos, a su vez, cortados quedaron del tronco y el tronco ... Una hoja de penumbra se desprendio del arbol de la manana: era la mancha que nos daba Ia vida, y al desprenderse quedamos colgados de una ausencia, masticando los residuos melanc6lieos de nuestra identidad extraviada en el laberinto sin sentido de la manana. El costillar del dormido se hizo un haz de agua roja. Jirones de pensamiento se impregnaron con el acido arama de la manana, aparecida par la ventana como un pterodactilo, EI esternon del dormido se fundic con el flujo de luz de la manana en la vent ana. El dormido era el ptercdactilo y de la cama surgio con un renovado esternon, bufando y exclamando por un jugoso desayuno de vegetales macerados can pajuelas de cuarzo ... Bafiado en la incision, eche rakes en el pozo dentado que se oia borbotear en el jardin de la pesadilla. La manana puso sus rakes en mi, su dimension de arteria, de punta a punta armada como Algol, la estrella del diablo. La incision me corria como un canal veneciano de los pies a la cabeza. Tallos de la incision en 10s margenes de la manana. La incision era mi identidad y en ella me bafiaba. La incision era el faro de mi refugio, la baba de mi escarabajo, los rifiones envueltos del asesinado, Ias uvas genitales de la muchedumbre en mi, los medianiles del libro no leido, intonso y deshilachado entre los estantes magnanimos. La manana se derramo encima de la incision: dormia yo en la excesiva dialectica del mundo. Y mis ojos cerrados dejaban ver la herida de mis parpados como un signo de mi morir. (Envuelto en la destruida marea de la incision,
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puse mis pies enloquecidos en los charcos frescos y 1uminosos de la manana y sali de mi mismo para verme con "ojos inhabituales", con retinas lunares, con una cruel manera de ver olfateando ---como un sordo perro de luz, como un mulo oscurantista, como la rata que no fue Polonio, sali en pantuflas a la descalza tempestad de claros hervores de la manana civilizada. .. Y me cai de bruces con mis propias
imagenes, regadas
como ramos de rosas al paso de los transeuntes.)
Con el cerebro equilibrado sobre una moneda de un centavo, con las manos destruidas entre las andanadas de la 1uz, con el ojo derecho puesto en las encrucijadas de letras muertas, con el ojo Izquierdo en la tartamuda solidez del invierno, paso junto a ti para interrogarme todavia mejor, mas hicidamente y recobrar as! las seiiales del suefio, las disipadas moradas que entonces me preparaste, vino en la mesa, frescas sabanas, La manana me recuerda tu modo de acercar 10s 1abios al fuego de los amaneceres sobre el lago; ese beso intacto que dejabas como un testimonio de tu corazon infernal en los pliegues de 10 que subsistia de la noche anterior. La manana me recuerda asimismo tu estilosobrio, recto, convencido y atrayente, que me conducia al centro feraz y turbio de tus palabras. Te escuche con la cara de un desvanecido naufragio. Hablabas, pero ya no recuerdo quien eras, acaso yo mismo en suefios, pero ese lago no era sino la caudalosa diferencia donde nos encontramos para fundirnos en una sola imagen: junto a la serenidad lacustre. No he de saberte ya cerca, estas inmovil, esperas y fumas locamente y a ciegas -mas creible que mis rodeos de tantas pa1abras, tantas cuartillas, veintisiete afios ... LQue tendre que aceptar de ti ahora: tus dudas, tu si1encio en la torcida madrugada, los crecientes deseos que te cercan y me rechazan a veces, la marea de tu sangre oida pOI' los pasadizos de tus heridas posibles? Aceptar, aceptar; 0 luchar, dices. El comb ate contra las madrugadas y sus absurdas papelerias, el trabajo innoble como una preparacion desafortunada. 210
Esto es la 1ucha subterranea, esto es la vida que llevamos y el fardo que nos mueve a tientas, pegados a 10s muros y arraigados en un desencuentro que Ilamamos "la hora que pas a", "el tiempo presente", "las maravillas del in stante" . Nada se esconde pero to do es falso, a veces: verte, levantarte, sacudir tus ropas con manos indiferentes que se destruyen a medida que las toco, a medida que las rodeo con mis manos egipcias. Vagabundeos funestos, cigarros enloquecidos en la sobria materia corporal de los labios. LeOmO he sido para ti, si es que he sido de algun modo para mi mismo? Pregunto a ciegas, 1a soledad me toea con su gamuza obsesionante. Pregunto, me levanto. Suenan por los muros de la manana palabras inmunes, frases tangibles. Mis ojos, mis oidos en la manana incesante, que va creciendo por las ventanas y sitia la quilla de mi boca, los navajazos de mis pulmones, las puntas de los lapices hipnoticos en mis sienes, los signos para el trafico en la ciudad, en mis entrafias baiiadas de invisibilidad. La manana se perfecciona simp1emente sobre mis dudosas declaraciones. Eres el Aparecido en las circulaciones de 1a manana, el sella de tu boca materializada en medio del fulgor exha1a un tibio, neutro aroma de lacre ... Te manifiestas con un fulgor mas gris que las entrafias equivocas de la manana, de 1a manana que esta indefiniendose como un molusco entre los despojos nocturnos y madura inexorablemente con una suerte de engafio y de pulcra monotonia. La manana esta indiferenciandose en ti, en la abundancia de tu higado, en los rincones de tu mandibula, en 1a pulida y amarga zona de tu pa1adar despertado. Eres el Aparecido, te encuentras situ ado en 1a region de sombra todavia persistente de la manana que emerge. (Hoy la manana ha sido el escenario de tu Aparicion, igual que siempre, confusamente has oido el hormigueo de 1as obligaciones, has sentido al lado de 1a cama alas pantuflas elocuentes, 211
has escuchado las propagaciones sepultadas y activas como germenes que te Haman al dia ... ) La maiiana, envoltorio. Carbonizada noche que se convierte en hielo, fundente modo de penetrar bajo los parpados, cauterio que cierra la herida de la sombra, venda tejida en las membranas de un puro cuerpo de dolor. Curacion la maiiana. Curacion de que, de como ni cuando. Medicamento atroz que nos envuelve, si, con sus emanaciones amarillas. Loca frase del fantasma que somos al despertar, indiferenciandonos sin tregua. La lengua de la maiiana es un prisma. Dentro de ella sacamos de nuestros huesos una medula de grafito y la extendemos como el trofeo que la maiiana descompone en sus matices y sus fibras, en sus colores y sus membranas. Nuestra medula de grafito se refract a en el prism a de las materias matinales -lengua secreta, criptofasia invasora, trobar elus donde nos aturdiamos. l,l-Ias despertado? Veo tu cara en la susurrante luz, la cristalina luz que se derrama con el goteo tintineante de un secreto. La manana surge y se propaga en cada apice sonoro, plateado, de las gotas secret as que la noche derrama. l,Has despertado? pregunto mientras penetro en los muros de tu sueiio como un fantasma -penetrar en los sueiios de otro ino es el colmo de la sexualidad? Y saberse penetrado en el sueiio por la fantasmal evidencia de otro que se introduce en los limbos onfricos l,no es compartir larvariamente, en el huevo de mundo de las imageries sofiadas, un sentido y una voluntad, un poder y una fuerza de una divina sexualidad? Suefio, sexualidad: el reflujo de la manana impregna de tibios despojos, ' de apretados humores las espaldas y el rostro del dormido. l,Has despertado; te tiene aun la noche? Tus labios rozan el aire fluido desde donde te escucho respirar -y mi respiracion se confunde a veces con la tuya. 212
Si lograra coengranar las dos respiraciones y me durmiera ahora, con una rmisica adecuada de Iondo; si siguiera paso a paso y potenciara al misma tiempo las investigaciones del marques Hervey-Saint-Denys; si buscara en tu cuerpo el lugar adecuado para cerrar los ojos; si te tocara en el centro de donde irradian los poderes de tu sueiio; si te eclipsara como un sol vampiro para. entrar con mis colmillos imaginarios en la yugular generosa de tus imageries; si te cubriera con la pleamar de mis huesos y tus costillas quedaran humedecidas por mi sudor interno y al sonar entendieras que estaba penetrando, y al sonar yo, a mi vez, cuando hubieras cumplido los pasos necesarios, sintiera que me entrabas por las costillas, por la boca, por los intersticios, para habitar mi suefio ... Antes de tocar esa lamina de hurno en que se habra de convertir mi cuerpo en el transito hacia el despertar, vuelvo a sentir la magia del suefio, sus multiplicaciones y sus imagenes,
He aqui la mano que pasaba por la luna del armario, dudosa como un nino, lenta y edificada con tens as fibras de angustia; la mana era el reino que se extendia sobre la duda del azogue, el armario era un residuodel mundo, simulaba recoger los testimonios diarios 0 preterites; la mano era el roce de la existencia sobre las mentidas figuraciones de los reflejos. La mano que pasaba por la luna del armario. .. He aqui el animal, mitad leon mitad perro (Ioca forma sin tacha), que lamia la mana que pasaba sobre la luna del armario; fiera celeste que sin embargo bebia con terrenal moribundez la carne perfumada de mi pecho doliente y me extendia la joya hurneante de sus fauces para tragar mis musculos, para morder mi pelo, para hundirme en su masticacion pausada -y dejar en mi mano solitaria las huellas de su saliva quem ante y la imagen reflejada (brizna de acero) de la otra mano que pasaba sobre la superficie anhelante de la luna del armario. He aqui el armario, su armazon de ornitorrinco, sus puertas de piratico baul, 213
su frente de cofre enterrado en el cieno de la costurnbre de los arduos habitos matinales. ' He aqui los cabello.s de la luna, entran por las barnizadas hendeduras de mi suefio, atan al mimo que Iatia en mi pecho, se deslizan como. gusanos blancos y resplandecientes por las praderas de rms rmisculos y los racimos de mis visceras, me anu~an con un duro silbido de plata contra crista! y me dejan temblando como un fardo en la magia de sus evoluciones. He ~qui al mimo .atado sobre el abismo de fuego, es yo cuando, tendido en ei honzonte inseguro de mi suefio gimo con .u~a silenciosa desesperacion para ;alir del tormento y m.e precrpito como una fiera sobre el ultimo pedazo de carne VIva que Ios cabellos de la luna han dejado, despues de destazarlo todo en los vestfbulos de mi carne. He .aqui mis manos apoyadas .en las piedras preciosas que el cielo relampagueante ha dejado caer sabre la mesa aturdida: son 10s reflejos estelares, los despojos celestes, los asteroides que desde 10 alto se derraman como la basura misma de Dios, riente y abotazado par el banquete de las materias c6smicas b que 10 han dejado hinchado como un mamut rabelesiano loco, obeso y escandaloso; es la mierda de Dios ' viscosamente extendida por Ios alveolos donnidos, brillando como un tumulto. He aqui mis manos: buscan debajo de la mesa sofiada los. r~stos de mis dias: lentos, despaciosos bloques de incidentes, ahora mezclados, como un corazon desfallecido, a la marafia de la noche polar -donde mi cuerpo late aiin, caluroso y discreto entre 1a magia de las sabanas. He aqui la anecdota de hace seis horas en medio del trafago indistinto de la vigilia, ' convertida, transfigurada en una hazafia obscena: mis dedos hurgan y mi lengua ansiosa esta sobre Ios reinos centellantes de la materia. He aqui las palabras metamorfoseadas en ruidos y chispas en sellos de nombres inoibles, en gritos pesados como bllqt{es hundidos en el oceano de 10s vocabuiarios. He aqui 10s papeles que he manoseado, libros, paginas, cuadernos que se convierten en imagenes remodelaclas, por 1a actividacl 2f4
desbocada del suefio, en casas divers as -cisnes, pafiuelos, surtidores, muchachus. He aqui el agua que me bebe, hidra azulosa de cientos de miles de cabezas moleculares: desencadenan su bramido sutil, los acidos nucleicos se dcsatan. se atropellan, Iermentan nuevas conexi ones y crean asi una furiosa teratologia, una fauna esteril de mulos, de onagros enfebrecidos con cabeza de anguila, de burdeganos con patas delgadisimas de diamante, hirsutos y veloces sobre la llanura caliente de un Brasil verniano pero modificados monumentalmente por cascadas violetas, por zarzas donde se mezclan pajaros de doscientos metros de envergadura, por tornados de limo que arrasan el serton y dejan sobre la superficie un aroma de oro y siembran ciudades delirantes, Venecias 0 Babilonias con sistemas de riego hechos de acero troquelado, biseles de baden hechos en las fraguas interplanetarias por las manos ardientes de un Vulcano jupiteriano. He aqui el agua y sus lineas, se desmenuzan azulmente sobre la carne de mis labios -el agua, sus transfonnadas invisibilidades, su tacto ambiguo de seda y de bordes pulidos, frescos y alucinatorios en la brevedad de su roce: agua alucinada por los meandros Infimos que le prepara mi suefio. He aqui la nicotina, la cafeina, los taninos del vino: en los homos metabolicos de mi sistema digestivo cocinan una orina envenenada, un detritus liquido para el sistema digestivo de la ciudad abrumadora que palpita alla abajo. . He aqui las ratas gordas, las vacas flacas, las coristas vestidas, las senoras desnudas, los muchachos con la cabeza negra y hormigueante de visiones, los muchachos con Ia cabeza blanca por los pensamientos malignos, asesinos, que se convierten en canas sobre su cuero cabelludo. He aqui los mapas, los manteles, las capas de cuartilIas ordenadas en cartapacios, los pafiuelos desechables, la platitud de las cosas extensas, modo de la profundidad: mapas que estan esperando su natatoria, sus espeleologias, los afanes mineros de alguien que ]OS suefie; los manteles debajo de los cuaIes alientan platillos deslumbradores, tazas de platino, platos de uranio, tenedores de mercurio, fuentes rebosantes de guisos neoliticos, costillares asados sobre la fogata primordial, frutos arrancados a los arboles 215
muIticolores, pasteles de un cieno suculento; las cuartillas escritas, letras de un meteorico alcance, como si debajo de ellas estuvieran ocurriendo catastrotes u orgias de lenguaje, como si Ia tinta fuera un puerto, la lengua maternal un mar, el puerto de llegada un fuego matricial donde las casas se funden can los nombres que las design an y asl se preparara un mundo otro, un planeta en las gargantas, una constelacion que va creciendo. He aqui lastijeras que cortaron las plantas, los cuchillos que entraron en la masa inerme de un cuerpo, las agujas que perforaron la viscera del operado, los bisturis que se escudaron en la enormidad disolvente del cloroformo para extirpar, cortar, abrirse paso entre la nebulosa de las entraiias, para cavar en las membranas lucid as y dolientes. He aqui el texto que no comienza, va acabando, en el suefio 10 entenderas, escritura que araba la inexistencia, criptofasia que se va redactando a medida que termina, y perfecciona su no ser y su no comenzar, la amenazada restauracion de sus ruinas; nutre su arqueologia de frases hechas can un deliria minima, inventa las palabras par todos conocidas pera al mismo tiempo les da vuelta, las roza contra el amor del mundo, les devuelve su hielo, su esperma, su ardimiento, su rabia dulce, su suavidad Ieroz; texto que no comienza, est a comenzando en la Manana, esta principiando como la transparencia de un gigante o de un ogra escritor en las puras emanaciones del suefio; texto no comenzado, can su voracidad de nomada, can su lienzo espumoso, can sus rizos extensos, antifrasis que oiras en su no comenzar, puro contrasentido que te sale por los bolsillos mientras caminas (estas sofiando ) por la rue de Rennes y te encuentras de buenas a primeras can el sosias, can el schlemil, con el tonal, con el doppelganger que te saca la lengua para que acabe el texto que no comienza. He aqui, en el suefio, al suefio mismo sofiandose, uroboro de oro arado, atenazado, hecho un haz de nombres y de cuerpos confusos, convertido en un alma de ciervo en el bosque de tus entrafias. He aqui la maquina de escribir, ogro diferente: las teclas que
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suefian mas que tu, las varillas que te alucinan ahi sentado, Iumador, can una taza del indocil cafe en la mano, bebiendo el agua hospital aria de las cuatro de la maiiana: la maquina de escribir, el reflejo de tus dedos ansiosos gal pea como una feJpa los reinos de cada letra; la maquina de escribir, el ogre-angel cuyas manos masivas despliegan bajo tus ojos alga que no imaginas y que despues leeras estupefacto, actor an6nimo, mero nombre de autor, destinatario de tus revueltas cartas puestas sabre un papel barato que es oro puro en la estupidez de tu desconcierto ("lYo escribi esto? Debo haber est ado soiiando") ; he aqui las variIIas que se levantan, repiquetean, imp rim en breves sellos negros, letras irreconocibles. He aqui el pan, sus quijadas sonambulas que habran de cernirse sobre 108 grumos de nuestra boca, sabre las migajas inconsolables de las encias, sabre los gradientes palatales de nuestra paranoia masticadora: el pan, su cuchillada, su pufio de oblea llena, su corazon de modo alimenticio que al mismo tiempo es una guillotina que nutre los intestinos can una devoradora y afilada ondulaci6n de trigal centellante; el pan y su quietud visionaria sabre la mesa del desayuno y alas lados del suefio que 10 mitologiza sin piedad, 10 deja becbo una miserable joya civilizada, un pedazo mullido en la alacena. He aqui el donde: suefia un Amsterdam que sera el "Erlebnis de los cabellos drogados" y las cervezas evocadoras. He aqui el hastio de los variados lunes y la masturbaci6n de los miercoles agonizantes. He aqui tus genitales puestos en la parrilla; he aqui la mensual paga, lodo en tus manos compradoras; be aqui el hechizo de las ropas usadas y la fascinacion de tus ufias sucias; he aqui el fastidio de los gestos obligados en la mesa familiar; he aqui los histrionismos del ogro que desearias ser. He aqui 10 que te callas y aparece en el suefio, el par que no de tus estudiados cinismos. He aqui a la Mafiana sofiadora, una curiosidad de museo. He aqui los zapatos: cultivan cierto mimero de caminatas, los zapatos como la mismisima jota del viaje, los zapatos sabre el Pont-des-Arts que examinan entomologicamente los
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pedazos de papel sobre el rio, maripos.as . que espolvorea e1 crepnsculo de los olvIdadIzos y 10s enamor ados, que examina a 10s otros, con las manos llenas de cartas aborrecidas en la etemidad del desamor .. He aqui la reencontrada imagen de Igumemtsa; crece como un monstruo Y quema tus barbas con una !iquida luz y te vuelve de reves cO.mo un gua~te f~amlge~o con la sola fiereza de su naturalidad memonosa: la TIerra para tu nomadismo, el ancho mar y su. sal para tus vagabundeos, descalzo en la playa gne&a; _ Igumenitsa y su m.ateria i?creib1e en los Iienzos del sueno, que huele ahora a vino resmoso. He aqui la heterogenea virtud que te levanta cqda manana" t~ despierta, te lava la boca, te pone los ropajes de tu munmo drama, . 1 te situa en las calles como un [iron de huesos y de sangre y'ple , documentado Y mencionado por los amigos, besado y escupI~O, harto y hambri~nto, 1'6 mismo lo:am.ente sentado afuera, alIa, existiendo: sistere ex, Y por anadidura soiiando, sofiandote. pieza de mecanisme, gr~no de sal e~ la sopa del mundo, mancha sobre el espeJo .del Simulacro .(:vease). He aqui el cenit horrendo del aburrlIDlento en la vIgIl~ay el nadir de penumbras maravilladas en la fosa del sueno, palo dado .' .' , que ni el Diablo 10 quita, dios de ti ml.smo, idolo de tu. inconsciente, golpe tras golpe construido para tu propio placer de odio y caricia tras caricia, . puesto en la infame y dolorida alegria del tormento, hanna del costal que frecuentas Y eres.•, libro abierto . . para que nadie lea sino la legion que te habita, Cnsto al desgaire sobre la guerra muda que conoces, . carbon, vellosidad, embrionaria paciencia, desesperada muerte sm tennino, frontera .' para tu bolsillo, saco para tu pertenen~la, .camisa de tu azar e inencontrable fueUe del ahogo, misteno .~obo, . soso desciframiento, luna por e1 asfalto, ca~le)on de relojes, payaso tibio pluma de dragon, oso de acantilado, pecho ciego ... He aqui las' enumeraciones, pues, la sangre que las Ueva, el humor que las va fecundando . para dejarlas esterilrnente puestas sobre la percha bien educada . del significado esclarecido, oh, que dicen ~os que s~ben -pew cuando se les suefia no saben, tu eres quien sabe, tit, 218
batracio, enciclopedico, pisadas homogeneas, caja del exilio. He aqu~ el vapor~e1 coito entrelazado al palimpsesto de los dias para mas ~onfundlflo, cegarlo, desbordarlo, eclipsarlo con su carnal diamante. . H~ a'lul el sepulcro, he aqui la muerte que te conocera, sus ll:nume~as .razas, el gozo de 10s gusanos; o bien la incinerada prueba, que a nadie interesara, de que pasaste, de que estuvi~te ahi: sentado afuera, sistere ex de tu .cr~denctal p~rmanen~e de ele~tor y tus estupideces ytus genialidades, que remedio: tambien esto se suefia. H~ aqui al asesir:o: mira su parsimonia de ilustre apasionado, mira ~u baba, mira su curva cuchilla, mira su espesa malignidad y advierte en todo eso --ahora que sueiias,que todo te protege. a 1a bestia que ni podrias ser, que podria abalanzarse para roer tu pecho humano . y crucificarte en la homicida marea de 10s deseos destruidos. He aqui al Unicomio, Iuz del suefio: lno percibes la invasora mitologia que 10 hace fecundarte con un afan siempre un grado mas aca de la paternidad al uso y no yes tu rendida manera de entregarte ' como una negada madre que parira las criaturas oscuras de 10 mas visible que has vivido: las imageries? He aqui a la sombra parasita, aquello que te hace ser ni mismo, 1aq~a tare~ del. ser. torcido siempre haciala identidad y la raiz, hacia las intoxicaciones del Centro, hacia las infecciones del punto final y del punto y aparte -modo de proseguir, continuidad del Sf Mismo y su polvosa cauda que sin embargo termina incrustada de corpiisculos negros y blancos, blancos y negros, en 1a resaca iluminada del suefio y sus diseminaciones, del suefio y su proliferante caminata por el esplendor, blanco y negro, del Rizoma. He aqui la flor dada, el abrazo rechazado, el aroma insistente del sentido del ridiculo, que te asedia a toda hora cada minuto se cierra sobre ti como una larga cortez a, como un' aspero nido de tropezadas briznas, frases mal construidas, rubores tontos. He aqui mi letra sorda, ungiiento tapiado, en el si1encio de la pagina, par el caleidoscopio de mi locuacidad pedazos de vidrio sonoro que se reflejan sobre l~s rincones donde la noche ha quemado sus iiltimos tramos de monstruo. H~ aqui mi ,:fscera callad~, arrecife en mi cuerpo, trozo de cielo caido en medio de 108 Iollajes oscuros donde me preparo a la vida; 219
mis 6rganos, mis huesos, mis estrias, mis canales, mis entrecruzamientos y mis camisas de fuerza, escalpelos, c1oroformos, rayos equis, medicamentos, farmacopea don de, adentro de mi cuerpo, aparecen las recetas para que el yo siga pronunciando, hablando, sofiando todo eso -resaca de las evidencias y arrastrarse de la literatura por las colmenas del sentido comtin. He aqui mi memoria, madeja en el suefio: aleaci6n de imageries con objetos, devoraci6n del mundo en la pantalla fosforescente del cuerpo. He aqui Ios viajes, las agujas, los elefantes; he aqui m.is aproximaciones a la sustancia que he escuchado deslizarse por las comisuras de los amigos, por los labios de los atardeceres, por el adolescente que fui, sus armas humeantes -toda esa sustancia cae, instilada, en el frasco del suefio, se aprieta contra las nimias murallas del vidrio, asustada en este encierro conservador que la hara otra cosa, le mostrara, domandola, maneras nuevas de fingir: esta sustancia les una pregunta, es un oro, es un estilo abri~ndose?; n? es sino la naturaleza que impregna las ataduras del mimo, yo mismo, la igualdad que me estaba sitiando y que ahora me desdobla para que escribir esto sea posible. He aqui los aspectos y las dimensiones con que voy apareciendo en la playa sofiada, vestido y desnudo pero . siempre atento a mi mismo, cuidadoso de no caer, con los ojos abiertos y las manos extendidas con un gesto de guerrero que busca su escudo y 10 iinico que encuentra es la. sola m~dej.a que la. ta~de .ha dejado derramarse a los pies del ilusionado, ilusionista; una madeja de signos, de camisas, de vasos rotos, de cabe~los besados, de pies mojados en el agua osc~ra de la ete~llldad. , He aqui mis versiones, subversiones, perversiones, al lado mio y por encima de mi cabeza; . cavan bajo mis pies tumbas instantaneas y me dejan sobre las manos at6nitas un sabor de ataiid, una procesi6n de l6bregos espasmos con forma de jirones de musgo, una cefiuda ola de algolagnia metida en la miopia 0 una bizquera que arde entre los muebles donde nos hemos tendido, desnudos, para tocar la carne y sus infernales paraisos. 220
He aqui el texto que estoy sofiando y que contiene, como un pliegue 0 un penasco de fantasmas brillantes y legiblcs, al texto que no comienza, he aqui 10 que no estoy escribiendo, He aqui las calles, los cartilages, las mieses; he aqui a la ciudad con sus canales venecianos y coronada por Ia Rocca Maggiore, atravesada de punta a punta por la multitud parisiense y por el amortajado crepusculo chicaguense y por las multitudes bafiadas en el Ganges y por muchedumbres de copias mias, de simulacros tuyos, de seres que no hemos conocido y que sin embargo sofiamos. He aqui 10 indecible, su polvo y su maravilla pero tambien sus horrores, las fascinaciones paralizantes que ejerce en las criaturas literarias que somos, que hemos creido ser; 10 indecible cruje, crepita, alza su cabeza de idiot a entre la joyeria filos6fica que 10 dice, mueve las manos torcidas en medio de las obligaciones que 10 ignoran, se tiende, respira pesadamente, paquidermico, sobre la montana del minuto repleto con cosas urgentes de decir, de decirse, de atravesarnos como peces con su espejo perentorio. He aqui los ojos que nos estamos arrancando con una crueldad piadosa y su fuerza de corazones vivos desplegados en las aguas del suefio,
He aqui 10 que pensamos, 10 que han sido nuestros errores y el incomprensible dolor que nos construye, labra nuestras superficies interiores, si asf puedo decirlo. He aquf 10 sofiado sofiandose, loca huida, caida en la trampa, palabra en libertad e imagen que suelta sus contagios por cada celula y despues se repliega, germen contradictorio que al subir hacia la superficie del ojo que suefia 10 fecunda y luego desciende para 1evantar los cadaveres-idolos, el miedo y sus invasiones inoportunas. He aqui 10 que digo del suefio y su palpable Iimitaci6n extramuros: el suefio es un muro, nuestra piel es un muro y 10 que escribimos se cierra, nos aherroja, nos encadena, ahi queda, impregnado de todo nuestro vivir y dirigido como una exhausta reliquia 0 un despojo innumerable hacia los indicios de la manana que nos abre los ojos de la 221
misma increible manera con que una mana relampagueante
Capitulo
6
0
LOS IDOLOS
Y LAS PASIONES
cierra los ojos de los muertos.
Desde e1 suefio voy entrando en la manana, mi cuerpo se abre como una flor, dormido, en la comenzada deriva de la manana. Desde el suefio he estado hablando, he est ado escribiendo. La manana esta en mi, me contiene -abro los ojos para reconocerme, to co mi carne iluminada, me se abismo y representacion: mero residuo de Ia manana. .. Eso: tres puntos suspensivos antes de levantarme de la cama, vestirme y salir a la calle.
Los Idolos est an debajo de nuestra piel. Permanecen ahi hasta que el frio del mundo los llama. Estan entonces llenos de colera 0 de engafiosa pied ad, suben relampagueando hast a la superficie y nos dejan la piel quemada por la llama de su paso de vertigo, en silencio. Sus ojos preparan su imagen debajo de nuestros ojos. Lo que vemos esta impregnado por los idolos. A veces nuestros ojos son su altar, la llama de sus ojos. Los idolos tienen una lengua de cristal y una semilla de hierro helado que han engarzado en la pupila de nuestro suefio, Los idolos son 10 que recubre el suefio, ahogan con su miseria de espejos de oscuridad el espejo que nos daria la riqueza de una diferencia. Los espejos que los idolos han empafiado ocultan 105 nombres desconocidos de las repeticiones que hemos llamado este padecimiento, esta soga, esta mentira. Los idolos vibran como espejos de arena sobre la tension de la noche. Los idolos arden con un fulgor de mercurio en las manos del mundo y nos acercan a sus bocas donde crecen las manchas en que han intent ado convertirnos. Y las pasiones, las pasiones. .. Ay, anudadas a nuestras visceras gotean como animales degollados. Estan llenandose, sin cesar, estan enloqueciendo. Se dicen las pasiones de varias maneras: como exceso, como intranquilidad, como magnitud enrojecida -pero tambien, tambien como pasividad, como una lamina sensible que ha permanecido inmovil en su fuego baldio. Recorremos la ciudad, vemos pasar las cosas, las cosas que suceden vienen a rodearnos para ser nosotros mismos. Los idolos y las pasiones estan ahi: en el trabajo, en la cama donde se haec el amor, en las cabinas telef6nicas. Y somos tan ingenuos que creemos que nada pasa. Estan pasando las constelaciones alla afuera y a veces salen de muy abajo, de la sequia de nuestra piel cansada,
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de Ios est6magos locuaces depura fiebre de hambre. AI designar a Ia realidad Ia concebimos como un sistema: uno, solido, sin hendeduras; y a eso 10 Ilamamos ser realistas. Pero entonces nos estan trabajando los idolos y nos estan "cegando las pasiones"; ay, tan ind6ciles somos a la realidad tormentosa que creemos, entonces, conocer esa misma .realidad. Un angel es un Idolo. Pero Ios angeles no existen 0 son los demonios que pacen sobre el feraz prado de las costumbres. Vicio angelica: tocar eJ mundo, nombrarlo, hacer el bien. S610 existe la realidad y un modo angelico de tocarla, dominar la inaudita moribundez de las pasiones y el camino que los idolos seiializan para producirse en nosotros como la velocidad conveniente para recorrer ese camino. Estamos recorriendo un camino, pero ese camino nunca es recto. Es una definici6n haciendose, un concepto desnaciendo. Es la muerte que nos acompafia a nuestro lado y la vida que nos tiene agarrados por los talones, y todo ello erea el espejismo que gastamos: trajes luidos, monedas derrochadas. Pero tampoco se trata de una docilidad, de un filtro, de una pocirna. Esto es Ia realidad -decimos-, nos vamos de bruces sobre Ia lodosa realidad, nos astillamos como suicidas Ilameantes con los afilados bordes de la realidad. Los idolos nos han hecho decir: "No es posible nunca conocer la realidad." ASl nos vencen y nos hacen naufragar, con frecuencia, en un "mar de pasiones". Venimos a "vernos por dentro" ... i,Que encontramos? Muebles cristalinos, pasos desmenuzados, recuerdos, fiebres, mananas, locuras, extrafiamientos, buques, nada mas que eso: rneras cosas sin adentro ni afuera, Lo interior esta quebrandose afuera, siempre. Este camino esta quebrandose debajo de nuestras palabras, nuestras palabras son una piel para 10 que queremos decir, 10 que queremos decir es un Idola de nuestro suefio, nosotros mismos: yo, Idola de mi inconsciente, yo-idolo 224
sepultado debajo de sus propias palabras para buscar una salida con el utensilio quebraclizo de esta escritura. Las pasiones nos llevan por las orejas como nifios traviesos. Nos golpean con sus latigos de terciopelo y esa ridicula hcrmosura que fingen puede cubrirnos la cara hasta el ahogo, como si nos pusieran encima una almohada de hierro y oprimieran, oprimieran. Las pasiones son un calor falso, una alhaja enloquecida. Rotura, lujo, germen del robo que cumplimos para tener derecho -segun creemos- a un pedazo de realidad, un jardin esmerado, una casita en el campo, tres a cuatro amigos. l.Quien es nosotros? Nadie, nadie es nosotros; 0 por el contrario, cada uno es nosotros y cad a uno es muchos nosotros. En ese oleaje, ese enorme rizo, estan pescandonos los idolos y las pasiones, nos estan tomando las medidas para la mortaja, estan mordiendo el guiso que sin cesar les preparamos con nuestras creencias. Idolos-creencias, 105 idoli fori que lastran el lenguaje. La ilegitimidad mortifera de los simulacros, Lucrecio, y no su genesica herida (no, todavia no) en la oprimente piel que conocemos ... Creo, cree -dice vampiro.
Ia boca del ciudadano. Y su frase es un
Los idolos i,malos? i,Malas Ias pasiones? EI mito es la infecci6n de los idolos, la religion su reino. La muerte es cl peligro, el abismo y la c1esfiguraci6n de las pasiones. Suceden las pasiones en una zona sombreada, intersticio 0 bien franja donde el mundo es para la piel una division entre las ficciones alternativas del adentro y el afuera: entre piel y aire, carne y mundo. Zona sombrcada: atmosfera y entraiias para las ardientes conjunciones pasionales. Eso se dice: no se menciona el aconteccr fantasmal de las 225
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pasiones. Rompen, como olas en llamas, el interior de 10 que esta afuera: fiebres sin nombre, nombres que se alargan hasta el delirio a fuerza de repctirlos. Los idolos nos estan escuchando: iconos turbios, mimes callados soberbiamente -inmoviles, inmoviles en eI acerado plinto de su pasion intangible. Eramos entonces como el amor y venfamos a buscarte, palabras-idolos que no conocias y que llegaron a ti como una sutileza pero tambien como un acero. Palabras-idolos, cuantas. Y yo estaba inclinado, las buscaba en otros lugares. EI poema se deshizo contra la pesadilla y de ahi salio, intact a y de bronce, la pasion del mundo para buscarme un lugar entre las frases. [Pasion del mundo! Una belleza recta se enzarzaba en el inverosfrnil, inconocido cielo de mi pecho. Palabras-Idolos para la biisqueda y el mar hasta el horizonte como una amenaza ... No supe como iba a convertirse todo en ruina. Contra la tristeza, dije, y estuve a punto de tropezarme con est a frase-idolo. Pero idol os me sobraban, idolos estaban incrustandose sin cesar en mis pasiones nacientes. Fui yuefs un hombre y tuve cabellos reflejados como largos parra os contra el onix de latarde; y hube de conoeer el mito y se me abrieron las puertas del sufrimiento. As! empezo to do y ahora estoy escribiendo con una lenta pasion y habiendo erigido este lenguaje en un Idolo sordo alas espaciosas mitologias que todos conocen. i,Conocer? Como est a el mundo deshaciendose, como mi rostro es un pan sobre la figura inminente de la Caida, un grumo y una levadura para estas devoraciones. Mi rostra incontable, bienamado del guiso de las frases, mi rostro invisibilizado en el dcsconocimiento de los idolos y en el hambre fecunda de las pasiones.
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Mi cuerpo -del cuello para abajo, quiero decires un abismo para mi rostro. Ahi pacen las bestias de la costurnbre, ahi es viscoso el mundo, ahi hubo mcmbranas, hay membranas, fibras, sangre, musculus. visceras, tubos, canales, conexiones. Mi rostro se ha desprendido para penetrar los elementos. Mi boca es un idolo para el agua que bebo. Mis ojos son las pasiones que se incrustan en el fuego mirada. i,Conocer, dices? Pero i,eso es 10 que de verdad quisieras? No, mira, rnuevete, tiende las rnanos en el recio aire de agosto y empieza a ver donde term in as y donde comenzaste, que has sido, que has sabido. Pasiones tristes, horda de mil silencios, y contra ello la suma de todas las diferencias, lineas de fuga para el mimo que se ha enredado en mi suefio, inconsolable. jMascaras! Estas existiendo con tu manera de pozo, estas invisibilizandote, 10 has escrito. Esta sedimentando en ti la migaja de toda mascara, la fisiologia de todos 10s nombres. Atravesaras la historia como una balsa perdida en la tormenta. Y 1a deriva no borrara las mascaras. Desprendete, mira 10 que se ha quedado detenido, rompe el muro de tus estilos y vue1ve a pensarte como mascara, usa todos los nombres, mastica el pedazo de guiso que te has preparado. Todos los nombres, todas las fisiologias. Teatro en ti el mundo, la mancha en el espejo, el simulacro. No el esplendor: Erlebnis de los cabellos dragados, dijiste y entoncesse desprendieron tu rostro y tu memoria. Rozaste todas las fisiologias y tuviste todos los nombres. Amar la eternidad, llenarte can todas las inmundicias, sobrepasar la his tori a y situar en tus vertebras el hueso resplandeciente del futuro (aunque despues no puedas caminar aherrojado por el dolor y te quedes en tu silla mortifera a contemplar Lo Que Sucede, el irreparable simulacra y, siempre ahi, can toda su violencia de danza y de oscuro delirio, las madrigueras y los vagabundeos, el destrozo de las inconsolables representaciones),
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Tal es el olvido detras de 10s ojos, decia yo: tus ojos me veian y detras de ellos estaba mi imagen reflejada en e1 reverse incluso de su propio reflejo. i,Que era esto, que era en fin ese reflejo segundo y como evadido de tu aprehension del mundo? Una especie de idolo, imagen vuelta sobre si misma que se desdobla al llegar a la imposibilidad de un centro (10 cual a su manera es, sin cesar, un centro desplazado, un movimiento que descentra los circulos de visibilidad, un aro temblando y deshaciendose en el laboratorio del fantasm a que es todo ojo). El olvido era un copioso idolo-torbellino en el resumidero de las pasiones. El tiempo y el olvido se alian, se penetran, son la reciproca condimentaci6n de nuestra vida poblada unifonnemente por la diversidad de los Idolos y las pasiones. El tiempo es nuestra cabeza, Marsias, desollada en el imposible centro de cristal de la noche. El olvido nos anuda el cuello, nos deja respirar y luego nos suelta des de el borde de los acantilados. Tiempo derretido, abundante, proliferante por los rincones. Olvido que sin cesar nos vuelve de reyes para que nos veamos, esperpentos, en la cesura de la memoria, siempre interrupci6n. Idolos y pasiones preparanse en nuestras comisuras de vivos. Senti el ardiente flujo, me detuve. El mundo era mi cabeza girante, era mis manos en la roca del miedo, era la imposibilidad de la mirada. Ciego, me detuve. Ardiente flujo del mundo: ataba mis ufias, quemaba mis recuerdos. En fin, pasiones: idolos instantaneos. Ardiendo, eJ flujo me rodeo, me desquicio. Yo era el umbral del flujo que se deshacia deshaciendome. Volvi la cabeza para detenenne, tuve que perder el equilibrio. Senti c6mo me detenia, llevado por los cabeJlos como la presa Deseada. El mundo era una sequia y el dia era un jueves enloquecido sobre mis labios. Todo esto pasaba mientras me detenia: trenes llegaban a estaciones, papeles se escribian a sf mismos, sobrevivia el amor
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como un puiiado de polvo, los lapices eran la inscripcion del miedo, los zapatos dudaban, las encias giraban y se detenian para esperar la constante mordedura del mundo. Eso pasaba, y sin embargo yo solia detenerme, deseando que el jueves no prosiguiera su deriva, que la tarde me dejara enloquecer a solas, que el mundo se cerrara sobre mi cabeza como una letania final y yo pudiera observar, con un ojo clinico y homicida, el flujo ardiente que sordamente elaboraba en mi a los idolos, alas pasiones, mi propia identidad -sumario enclave de todo 10 que he venido diciendo y al mismo tiempo disparadero, lanzadera donde aparece el tapiz continuo de mi muerte, la fecunda materia solar que desee frecuentar para disolverme en ella, como un pedazo de sonambulo mundo sobre todas mis cabezas posibles. Techo an6malo, el idolo celeste: el Dios que solemos mencionar o en el que solemos creer. Por supuesto, profesor, todo esto de Dios es una forma de hablar, una ret6rica de infinitos ajedreces, barros y paraisos, culpas y faltas que ineptamente nos abisman en la hojarasca del "alma atonnentada" . Estuve consumido en el seno de la llamarada, me quemaba con una pasi6n s6lida y blanco-y-negro. Pasion que era mi tegumento amplio, mi molecula multiplicada, mi hollin infuso. Era est a pasi6n el tropiezo, el enjambre de mi suerte -0 asi 10 crei, No era en realidad, profesor, sino el cafe que tomaba para -segiin yono dormirme, no era sino el abside brumoso de mi deseo esdnijulo como la palabra abside. Deseo, pasion confusa, tierra ajedrezada por el solo fulgor de la hojarasca. Manteles sobre la mesa, ampollas para las inyecciones del buen sentido. Fosa
funesta,
pasi6n
del inframundo,
idolo de la muerte.
En cada vena diurna se deposita una vena nocturna, todo tiene dos lados y todo 10 que esta arriba es igual a to do 10 que est a abajo (Hermes Trismegisto). No asi
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la densa y espumeante circulacion de 10s idolos, incrust ados en la boveda palatal, tuercen el axon y envenenan la sinapsis hasta dejar irreconocible el reticulado neuronal; se hunden en la marea ascendente de las pasiones y ponen su llamarada de sal ciega en la herida abierta por el miedo diurno y por la diurna desesperacion, Los idolos: inframundo del cuerpo sofiante, muriente, loco. Los idolos: pasta de todo suefio, en los tiempos que corren ... No sabiendo, sentado en la rocosa superficie del dia invernal, hecho un atado de niebla, puesto a flotar encima de la ciudad, debo dar testimonio -sin embargo- de la sangre idolatrica que me ha convertido en 10 que yo mismo no se: una desencajada pregunta que vaga por la noche de los muelles, un cuerpo revoIcado por la ola del miedo, un gesto detenido sabre el filo del puiial sacrificial, una piedad a tientas par los subterraneos del amor. Todo a oscuras, no sabiendo -irrecuperables paraisos, iiltimos alientos recogidos en la vasija de mi rostro y en la postrema palpitacion de mis oidos vigilantes. No sabiendo, sintiendo a cambio de no saber la quemante andanada de las pasiones y sus caries malignas encendidas en la almohada de mi pesadilla, curvas lenguas con un reflujo de estupefaciente pleamar. No sabiendo en la luz de la muerte y sus intermitencias. Tiernamente me he reconocido. Sofiaba como si fuera yo rm propio hijo, una criatura terrenal de rostro asombrado y boca sucia. Toque, si, mis piernas envenenadas, mi oreja derecha con un azoro multiple. Me toque hasta saberme yo, sin saber que 10 ignorado permanecia en la inmemorial argamasa de los recuerdos. Y me pertenecia, veia los idolos, sus mandibulas infinitamente dentadas. Yo no sabia, las pasiones me sabian: sabian par mi. Supe sin embargo que ese no saber era un camino para reconocerme en la rizada superficie tangible de los espejos, en la sonrisa del amigo crepuscular, en la mano del amor, cerrada sobre mis ardientes refugios. 230
Recogido para el mundo en un hervor de nombres vi cada palabra marcada por la sefial de un idolo, Todo vocabulario devenia, derivaba, encendia lentos hachones en el tropico de
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navegacion
-y en cad~ luz, en c.ada encend~miento aparecian las imagencs que conducian a la vida consumida como un pabilo desconcertante. TO,do vocabu~ario mordido h~sta la raiz por la pasion de los idolos matinales y de los Idolos anochecidos. Muerte, sacrificio, infierno, nada. No sabiendo, me record de punta a punta COllO un pescado cuyo espinazo fuera una ,brumosa navaja de tajos sanguinolentos, de recuerdos. l,Que !ecordaba? pregunte, Me vi asomado a la fresca y lucid a manana de mis recuerdos y 10 encontre todo false ado magnificado, reducido alas simulaciones de la Iiteratura. ' Pero l,donde estaba la verdad? S610 hubo idol os por un instante imparcial y narcotizante. S610 hubo Idolos en mi silla enloquecida. S610 hubo pasiones desencajandose en la bruma de mi espinazo. Esto es la vida -decian. Yo sofiaba que me tocaba con una despaciosa afabilidad, tocaba I?is bigot~s, mis barbas, mi pecho, mis genitales, mi mandl~ula lucl~nte s perfe~tamente colocada, y sin riesgo, en la astillada cnstalena matinal donde los idolos se desdoblaban. Desdoblados los idolos l,d6nde, que Ingar se abria como un surco en la sombra del mundo para recoger la vida aceptada en el tiempo otro la vida del Viviente que nos espera para ser-nos? ' Ni un surco, solo idolos. Semillas de paranoia, ramos de rosas aterradoras, idolos -asi 10 fui sabiendo. Algo en mi hubo frente a la muerte, 10 supe y te 10 dije de un modo tan rebuscado que senti la quebradiza llama de una amenaza borde ando mi cuerpo. Una amen~za: una amenaza. La luna pasaba por mis labios, yo era el sumo que pegaba con puiios negros en Ios barrotes, yo era el merecedor de mi Racion -y al hablarte, supe que tu vida se enredaba en iguaJes y macilentas nubes de pasiones, de idolos. Vi el angulo ajustado para tomar el tcdo-peso de 1uz de 10s 231
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idolos y las pasiones como un mero juego de engafio milenario, como una Manera de Hablar. Lo vi por un instante, era la orilla de todo Vocabulario. Era el mito y su guiso mortifero, la excrecencia puntual de las variadas amenazas que conocemos: fantasmas, disparos en la noche de la derrota, golpes en la entrepierna despues de habernos reunido, imponentes monstruosidades para el dantesco cuento. Vi como una manera de hablar nos conduce, nos guia pegados a las paredes ensordecidas de la costumbre, nos anuda en los pies una luminosa piedra de amolar. Observe con una pa1adeada tristeza mi vida convertida en solo una manera de hablar, en un espacio donde se movian con su modo de germenes los cardumenes de idolos, las calientes manchas de las pasiones. La idea se deshace en el cristal del idolo. El idolo disjunta ideas y pasiones: asi produce las pasiones tristes y la "desazon del alma". Las pasiones fraguan un alma quebradiza en su cristal triste. En el telar del ojo se incrust a el idolo, astilla inolvidable. Las pasiones tristes son idolos desfigurados. Por un angulo de la cuestion entran fulgurando las palabras. Nornadas, garrulas, van fijando su aspero dominio -y el angulo penetrado de 1a cuestion se cierra con la aplicacion de los cauterios idolatricos. El cuerpo en la ciudad, entre los idolos, trabase como un trozo de duro pan en la mandibula de la tarde mecanica, El cuerpo apasionado se entristece. Las maquinas, las bellas maquinas, 10 rechazan, 10 colman, 10 desbordan, 10 repelen hast a el abismo en roca viva del inconsciente en "suefio eonflictual", y no sabiendo. El nudo del cuerpo se hace con el espejismo sangrante de los idolos y con la turbia linfa de las pasiones tristes. Todo-metafora, lenguaje fracturandose --como te 10 decia-, en la luz del verano. Fracturas: una, la copiosa fractura del texto que no comienza. (Y la vida viviendose, garrula: inoible, sin embargo, 232
bajo 1a esterilidad que derraman lugubremente las tristcs pasiones conocidas.) Otra fractura: el tiempo devorandose, limbo vuelto sobre mismo que nos muestra su con stante reverso de infierno, en los ojos murientes. Vagabunda fruicion de las palabras. La numerosa muerte frente a la numerosa vida.
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A vanzamos en la noche horizontal. El mar sueIta algas consteladas de brillos somnolientos. La brisa que nos toea con su cabellera sutil es una invisibilidad euyo retenido poderio nos sostiene. Avanzamos entre las rocas asperas. A 10 lejos, el presentimiento de otro mar deja oir sus palpitaciones. Llevamos en la cabeza pafiuelos, ideas y sueiios olvidados. Y la brisa es un elogio puro sobre la oscurecida cara que hemos venido gastando. Un elogio de que, una fuerza desplegada en la infinitud de Ios espacios, entre los verdes antiguos de la playa y sobre el azul extinto del mar que bosteza, que se lamenta, que urde sobre el mundo su vasto suefio elogioso, decorado por las invisibles y beneficas heridas de la brisa sombria, Nuestros suefios olvidados se anudan en el suefio del mar. Asi despierta en nosotros el mar, mientras nos movemos con una quebradiza monotonia, inseguros, miedosos. Sentimos la arena cristalina bajo nuestros pies de polvo, sentimos que el mar nos arroja a su presencia, a su intangibilidad, a su deseo de vida. Y nuestros suefios olvidados 10 dicen con una voz enorme y resuenan en la cavidad salvaje de nuestras cabezas pero nosotros no los oimos, seguimos caminando, nos alejamos, abandonamos el vasto viaje de todos los cumplimientos, de todas las esperanzas tiradas como extrafias algas sobre la playa melancolica, sombria, Erratica, encarnizada savia de las pasiones, que vuelven hacia los ojos crucificados sus ojos de pura llama desprendida de los braseros biologicos. Savia imperfecta, roja torcedura en la mezc1a de vertebras y mundo amanecido, modo de saurio. Savia de saurio, el animal que se arrastra, el animal que hemos sabido ser, el heloderma 233
· ..
con la dentadura idolatrica. Hernos pasado de est a savia, contagio, no sabiendo.
per
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arroyos
Abandonaclo al estilo de enero, confundi la manana con el comienzo. Nada comenzaba y tu 10 sabias wor que no 10 dijiste? Hubiera escuchado la saliva tuya: construias tus palabras, armabas frases roncas, el humo de tu cigarrillo era como la version aproximada de mis propias pasiones, Enero paso como una teoria, como un hilo, como una tecJa derretida. Yo estuve bajo su ola como si me pronunciara a mi mismo, ropa y sudor, bajo la hiperbole de mi propia mortandad sucesiva, intermitente, jugosa y desplegada junto a mis labios de nomada. N6mada enero, enero saurio: sin savia, no sabiendo. E1 estilo de enero l,quien 10 hubiera supuesto? No t6, no yo sino 1a sombra que proyectabamos en e1 muro de 1a sedicente materia que pasaba junto a nuestros labios, no sabiendo. Me confundi, quise tomar enero por una cosa muerta o por una cosa que comenzara. No era mas que un simulacro de intenciones mortiferas. Los Idolos me tenian tornado par el cuello. Las pasiones me dibujaban con su lapiz flamigero. Mi ropa, un idolo. Mi cuerpo, pasto de las pasiones. Y, profesor, tu me diras que no es tan sencillo -como 10 has dicho otras veces, en la caida lugubre de noviembre sobre mis nervios, sobre la mancha de mis paginas. Mi cuel-po l,que es si no el dato de tu proximidad? Y mi ropa la prohibicion, la soga, eI saldo de mi moribundez, la plaga de mi temor, el astro de mi inquietud, la huella atroz de. mi absoluta desconfianza. Libertad, libertad. (Profesor, por favor: no hables asi, te 10 suplico. Esto es un hielo y enciende su longitud azul y quemante junto a mis labios. No es una declaraci6n, no es un discurso. Me ahogare en medio de las palabras con los genitales irritados y ni concluiras tu sofisma, profesor mio, ciego castor de vidrio con tus garras mullidas, redactando el fin de mundo
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que mejor se ajustara a tus palabras, 10s idolos y las pasiones.)
ficcion suprema,
mimica
(\l'
Enfrentarse alas idolos srave cosa. Pasar sobre su superficic y reconocer el congesti~I~ado veneno que la v~ene 1?uliendo con su pacicncia de artifice, con su talento milenario, con su zenio hechizado po~ la propia fascinaci6n que superficie, idolo, paso, labios quemados han est ado preparando con una obstinaci6n heroica. Puse mi espalda contra el muro, crei "enfrentarme a 105 idolos", Pasaron, apretaban el aire. Pasaron, sembraban el espacio con una mirada de piedra vertiginosa. Altos y desgarbados, llevaban un mazo y un mar en cad a mano. Su azulvestido cambiaba de color al penetrar 105 cuerpos. Los cuerpos se convertian en jirones, se precipitaban en la niebla que era las manos de 10s idolos. Y los cuerpos, asimismo, cocinaban pasiones, locuras, delirios. l,Oue los anima, cuerpos sobrios, cuerpos inmortales, 1abios y genitales . y torsos de flexible pasta, de agua agil, de intolerable vida? Pasan 10s idolos, concentran en e1 aire sus nubes enronquecidas y sus cent ell as f~bulosas, .. . ,., los haces de sus mites, las edificaciones de su mistico dique, esos variados modos de simular que saben, el extrafio silencio de oro donde se van desenvolviendo. Pasan 10s idolos junto a los labios -Ias pasiones-, todo se va transformando bajo el negror del miedo. "La boca del buey como pozo", ha exc1amado Lezama, y su escritura exclamativa nos muestra la figura de un idolo quebrandose en el guiso de pasiones no t~istes. El buey nos mirada con sus ojos de anochecido Buda y su boca seria el pozo perfeccionado para 105 despertares, para el matinal espesor de la vida que persiste en nosotros, incluso. Te veo entre los idolos, tropiezas. Me acerco a ti. Recuerdo como te acercaste hace afiosa mi, te toco y te escucho. Nada se de tu vida sino esta manera lucifuga de tropezar. Es la locura, dicen l,y tu vida? Esta sobrela locura y 235
..,
debajo de la locura y en el espejo idolatrico del sufrimiento. Esta revolviendo pasiones tristes y pasiones alegres en el nivel oscurecido de la locura que te cerca. Tu pecho cs un pan para el sol, tus manos piedras para el agua. Pesas con tu volumen vivo sobre mis manos temerosas. Te escucho con una atencion sumergida. Te oigo apenas como quien por la boca del buey quisiera distinguir el fondo del pozo: sus maravillas, visceras y rumia de madrugadas infinitas. El aire pasa impregnado con un sello invernal, aunque es verano: es el frio feraz de la locura sin direccion, enredada a tu cuerpo inerme, desprotegido, a tientas, buscandose en la blancura de mis palabras. Me escuchabas con una memoria diferente en los ojos y sufrias y yo no sabia como acercarme, como tocarte, como escucharte -aunque no me hablaras. Me bafio en tu silencio y te se mio porque eres yo, sufriente, y la locura no hace sino borrar las diferencias, no sabiendo. Arboles para la nocturna idolatrica, rama seca del vegetal viviente ofrecida en el otofio de la mirada. La nocturna idolatrica es el torrente, es el sornbrio. El arbol del centro es un halo de miasma. El arbol subterraneo se abre en el follaje vacio de las rakes, tokonoma que vuelve con el aliento -humusdel cielo enterrado. El tokonoma exhala fantasm as que se enredan a las rakes ausentes de Ios arboles levantados contra el viento del olvido. El vacio tiene arborescencias suplementarias que se nutren, insistiendo, de 10 que existe arriba del tokonoma. La nocturna idolatrica recubre la exhalacion de los arboles. EI viento del olvido es un efluvio del tiempo muerto. Enterrada la nocturna idolatrica bajo los arboles, finge el tosigo infinitesimal, el ardiente milimetro donde, sin aviso ni miedo, se anuncia el envenenamiento. La mirada inunda el arbol izquierdo. EI arbol derecho se confunde con el pozo vacio de la nocturna. El idolo que se desprende de la rama seca es un simulacro inventado por el viento del olvido que impregna con sus locas exhalaciones la rama viva, no sabiendo. EI viento del olvido recoge el suefio de los arboles. 236
El negror de los idolos impregna las hojas: resplandor verdinegro. Arboles y nocturna preparan el envenenamiento del gotico, Criptofasia de la rama-ofrecida-en-el-otofio-de-la-mirada. El otofio de la mirada se trenza con el gotico: doble potencia. La potencia de los arboles esta resumida en el viento y en el olvido simultaneo del suefio, no sabiendo. El miasma central del arbol primeramente mirado se difunde encima del resplandor verdinegro. Miasma, veneno, halo. Bocanadas arborescentes de la nocturna idolatrica, rozadas por el viento del olvido: segunda doble potencia, apresurada lentitud con que el olvido se convierte en efluvio, el viento en mascara, el suefio en arbol, nosotros en idolo. El Idola de nosotros es la falsa mascara: soberbia, frustracion de los deseos de ser arboles en el torrente del viento. Lo que la nocturna idolatrica iba desprendiendo del humus -hojas secas, hojas enterradastiene primicias en el suefio y el suefio va penetrandose con la fuerza fecund ante del miasma. El gotico no se entierra, entrelazandose al flujo de la mirada. El gotico permanece, como una sombra de su propia filigrana, fundido a la superficie profunda de los arboles -donde la nocturna es mas salvaje, mas cone entrada que el tiempoy disuelve el veneno de las pasiones tristes -mascaras, desfiguros. El gotico tiene su verdad: es otra mascara que, al permanecer adherida al miasma fecund ante, subvierte la nocturna idolatrica y hace aparecer -pecios terrestresotras pasiones, diversas, encima del acontecimiento y sus fantasmas verdinegros. La rama seca U,nosotros?) vuelve a vivir una vida de mascaras. Las otras pasiones arden confundidas con el viento del olvido. Las flores ausentes azulean en la rama llevada hasta la inmovilidad por el viento del olvido, suefio de la mirada fertilizada, no sabiendo. El arbol derecho sobrevive en la comisura del ojo, atraviesa el cristalino para instilar sus flores azules, ausentes, hasta los limos del sueiio: tercera doble potencia. Dibujos del halo de miasma en la pagina, resplandeciente de negror puro, infernal, de la nocturna idolatrica, El arbol izquierdo -cesura de muerte 237
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que, al volver, se niegatoea el apoyo gotico de la bocanada, se resuelve inconstante bajo 10s pliegues demoniacos de la nocturna. El arbol izquierdo invierte su tocamiento y alcanza el otofio de la mirada con una melodia verdinegra -se disuelve en la visibilidad, muerte, no sabiendo: cuarta doble potencia. El viento del olvido saca del micleo de miasma una mascara otra. EI agua que rodea y penetra 10s arboles constelados es una forma subsidiaria del viento del olvido, suefio recto. Los fantasmas del acontecimiento subsisten, insisten, arden sobre la superficie -efectosde los arboles hicidos. La fuerza de los arboles se anuda a la nocturna idolatries. La constelacion arborea traza asi el comb ate, 10 trenza, no sabiendo. La nocturna no cesa, impregna las ramas vivas y las ramas secas. Indistinguible asciendo. En el pecho del viento, en vilo, respiro sonidos entrecortados, tornasolados, violetas, en la cuenca del espacio suavizado por mi ascenso, mi asombro: no sabiendo. lndistinguible, como una fiera en la selva que es ella, me rodeo con un asedio transparente, la nocturna idolatrica se unta en mis talones, reino ciego. Asciendo azul, azul, azulmente: no sabiendo. Indistingnible me desprendo, giro, voy hacia un lado que respiro y una orilla me ahoga, oscilo en la cuenca azul y al respirar la transparencia vuelvo, evoluciono, ruedo. Piedra de la locura, asciendo por el ojo de la tormenta. Aparezco en la rosa, en el jardin, en el universo. Asciendo irresistiblemente, con cuerdas que son mis nervios que envuelven, cifien las manos -tensas materias para mi cuerpo aligerado, penetrado por la marea meteorologica. Es la marea del aire, lee con sus renglones digitales el texto de mi cara, la frase de mis dedos, yo ascendiendo. Impenetrable asciendo, yo lo signiiicando, L1ave de mis ascensos la fluidez del aire, sus anillos palpablcs. Blancura que yo, que percibo sin cesar, rodeo con mis brazos, con mis filtros, con mi cuchillada de tenedor, con cuidado, aire snark. Esto es mi ascenso 0 mi locura, sin edificaciones misticas. Asciendo como el mercurio del terrnometro, grados que son arboles 238
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y c1ima de
mi silencio mezcIado al sileucio blanco del airc snark. Con demasiada cautela me desprendo, en la locura del ascenso. Loco, subo. Emblanqueciendome, Sin sentido, desmayado 0 absurdo, voy entre 10s follajes, jardines, fiebres, despertares. Indistinguible porque la noche idolatrica me sumerge en sus indistinciones, indefiniciones, opresiones. La nocturna esta debajo de la noche, es su sustento, cimiento, no sabiendo. (,Asciendo en la soterrada nocturna idolatrica? Descalzo a mi personaje de sandalias innobles. Su caminar cefiia mi desplazamiento, yo me creia el. Y el no era sino el reverse de mi desplazarniento. Lo tuve en mi, humeaba con una fuerza lamentable traducida en gemidos, en joyas sonoras, en gritos bajos par las calles anonimas. El siglo 10 llenaba. E1 siglo era en el un minuto de mi identidad mas lamentable ann. Mi personaje estaba descalzo junto ami, tiritaba, tiraba su saliva por el suelo que ahi pisabamos, to do era un recuerdo de espantosa certeza, una memoria turbia, roja, El personaje -fdo10era 10 que creia ser 10 que no era yo sino a su modo articulado en una esplendente tartamudez. Personaje, personaje. Te vi en Amsterdam, 10s canales eran tus labios multiplicados, locamente engranados a los estilos que gastaba mi cuerpo, mi paso por los puentes y el arduo percibir las seis de la tarde, neblinosas: no sabiendo. Adefesio, personaje, te quiero, te quise como a un perro, como una llaga que se presume mistica. Eras mi simulacra, mas verdadero en la juntura que indefinia verdad y falsedad y entonces l,que me quedaba sino tu aliento sobre las mejillas, tu labio puesto en la cerveza, la amarga palabra que me diste para que repitiera su silabeo por el canal de Singel, no sabiendo, y mas aun: media loco? Mas que tu mismo era yo 10 que se deshacia, dude y enronquecido volvia la cabeza para verte, como te desaparecia mi gesto, como te impregnabas de ausencia, como te amabas con una furia tremenda, como te destruia e1 tiempo, como te ibas modificando a medida que mi cabello te bafiaba con su sucio perfil, enjaulado latido. Te vi en Igumenitsa, te vi en Amsterdam. Y me heredastc tu perversa gordura, tu obesa magnanimidad, tu paranoia ... Personaje hecho a base de puro sentimiento, bolero escuchado, 239
olvidado y recordado, por Felix Cuevas, lamentablemente vestido para la fiesta y el homenaje que no me correspondian y que no te correspondian. El aire vino y me vivia, el sol estaba en mi boca, temeroso Iantasma. Todo era tremendo al descalzarte, yo te abrazaba y tu mar de silencio, tu cuerpo de destrozado amor me inundaba con sus brazos insomnes, tu voz de monstruo me doblaba y quebraba sobre mis espaldas sus enigmas de hierro. Personaje de hierro, enorme, enorme. . . Te quise ver de cerca, husmee, te quite los anteojos, te 011 como un bocado, te atravese con alfileres, te persegui por los rincones, clasifique tu mufion de naufrago y describi tus comisuras de vapor. Eras mi idolo, mi deseo. Al tocarme te toe aba, me manchaba con tu sangre ausente y deslizada. Yo no sabia nada. Personaje, mi Snark, tan cerca, a bocanadas, hisopo obsesionado. Gotas de ti ami, distancias sobrias y de garrula pesadilla. Descalzo, descabellado personaje, labios de mis pasiones y manos invisibilizadas por el amargo viaje de la maiiana. Desperte en la niebla idolatrica de la nocturna, indocumentado. Objetos que son idolos. Sobre la mesa, azules a fuerza de envejecer como el mar y, como el mar, insistentes, Objetos que existen, que nos existen, sordos y vagabundos. Son la yesca mordida a tientas de la nocturna idolatrica. No cesan, subsisten y -errabundas pasiones- clavan su tiesto de llamas obsesionadas en la tierra que somos, nos absorben. Y al absorbernos dejan por nuestros ojos su quemante serial, son ya nosotros. Objetos tremebundos. Que espacio 10s aloja y 10s constituye, que margen los ahoga para que salgan luego mas brillantes, no sabiendo, jaurias escandalosas, tramos de la noche. Los objetos me desmenuzan, me examinan con sus torpes ojos -insidia concentrada. Objetos que arden en su tremula impasibilidad. Impenetrables objetos que gastan su modo insomne, vigilante hasta el hastio; objetos disminuidos, embriones de universo. Pero si ya te 10 he dicho -0 suponerse, 0 240
se 10 he dicho a alguien, es de
todo esto es una equivocacion 0 sigo muriendo sin eco (10 cual no es mas que un eco de la literatura en mi: idolo turbio de la comunicabilidad), 0 estoy insistiendo inccnvenientemente, 0 10 que sea-, si ya te 10 he dicho l.quien he de ser para ti, que volvera de mi en ti, 0 10 que sea? Digo las cosas -10 has oido, menciono las cosas, las dibujo contra el fonda enredado de mis vocabularios. Te hablo, escribo, grito, gimo, me rompo como un nifio y l1oro como un gigante en media del oceano. (,Que sucede, en verdad; que es todo esto sino un ruego y una expiacion
y tambien una exclamacion incesante, un puro interjectivo? Idolos, pasiones. Atraviesan, jadeantes, mis vocabularios, y arrastran cadenas, por supuesto: las llevan hasta mis ojos y las enredan en mis labios, mi tint a, mis talones, mi sueiio. Pero hay pasiones, ay, que se vuelven el duro fuego de la vigilia y nos despiertan a horas inconvenientes para sonar de pie frente al mundo que destruiremos. Afecciones que nuestro modo modifican, convirtiendonos en la almendra de la lucha futura, en la arcilla, si, de la revolucion. Lluvia, rmisica de Stockhausen (es el Canto de los adolescentesy, 1entos pasos. Mi cuerpo esta en la neblinosa rectitud que 1a noche propaga. No es la hora de pensar en todo 10 que he creido. Me 10 pre gunto, vuelvo a creer que recuerdo, a pensar que algo he preguntado, El viento trae gotas y constelaciones hasta mis ojos. Los adolescentes munnuran el goteo de la muerte can trazos como puntas de plata -frio cauterio- en mis oidos mojados, enredados a la rectitud obsesionante de 1a noche: calles 1argas y definitivas, edificios cortados en bloques, geometria delirante de 1a ciudad, orden de 10s callados delirios que la ciudad protege. (,Que he creido? Vienen sonando 10s rectilineos dioses de 1a lluvia oscura, el Canto de los adolescentes arde bajo mis pies memoriosos. 241
El recuerdo es una fiebre, un animal Iantastico. lCual recuerdo? lQue he creido? Horas inconvenientes para interrogarse en medio de 1a ironia del agua vertical y el suave limbo del agua horizontal. Interrogarse, interrogarse. lQuien, que es Karlheinz Stockhausen? Musica del siglo que despedaza cristalerias en los dientes de los fantasmas: definiciones rapidas, oscuras manos en la gruta de 10s bolsillos, hurtos de la noche mojada, mojada como mis propios 1abios mojados que han besado la carne del dia y han dicho palabras adversas sobre la noche multitudinaria. Saqueos silenciosos deslizados por las visceras deslumbrantes de la noche placida, enloquecida, rota, horizontal y vertical enredada dentro de si misma como el vapor de una pesadiIla ' -y s??revuela mi cabeza como una gaviota gigantesca, espiritu de un pentecostes que me corta la lengua para ensefiarme a hablar, cosa que me parece conveniente miedo. ' Lluvia, lluvia, en despliegue. Espacios de agua sagrada para ahogar mis preguntas inconvenientes . como si fueran perros negros de ojos centellantes, 0 amenazas. Adolescentes que chapotean en los charcos asesinos de sus voces, afantasmadas como Ientas fracturas, lentos pasos en la luz que lacera tenuemente los objetos de mi paseo, rostros. Pero he creido esto y 10 otro, es cierto. Si enloqueciera, en verdad podria recitarlo. Paraisos, ardua sal que he comido, carne que he besado, imagenes, imagenes, imageries: tantas veces repetida la palabra imagen en una dedicatoria para Lezama. He creido en imageries. Las he visto, las he tocado, sofiado, hecho y deshecho, consumido, resucitado, despreciado, alabado. Idolo es imagen, literalmente: del griego eidolon. (He Ieido y he consultado libros, 10s he fatigado: lei a Borges.) Todo esto nada significa, no viene al caso mientras la lluvia caiga a mi alrededor, abatida y sonriente como un demonio gigantesco y con sus miradas trashicidas y sucias, materias de mi renacimiento. 242
Estamos latiendo en la penetrante marea del otofio, gestos, pasos en falso y 10s brazos abiertos en la cristalina destruccion. Desmenuzados. Fardos de agua, surtidores de asperos descchos, El otofio se equilibra como una profecia. Estamos haciendolo entre todas, actores 0 centimetros de un drama, de un exodo, de un estado de coma, de una vigilia que viene espesandose desde la madrugada y los espacios que nos han visto con un quem ante vigor de colosos en descanso. Estan las cosas deshaciendose, desdoblandose, quemandose, (Nuestras caras tienen su barniz de crucificado, su aroma de mufion transitivo, de pliegue y fulgor, son como un capullo malefico en la continuidad armada del otofio.) Estamos, lastimados, viendo debajo del cielo nuestras propias imageries fracturadas, desmenuzadas, dispersas, lisiadas como frutos que la tormenta arrasadora tocara con sus garfios de vertigo. Tan lastimados, romanticarnente lastimados. El cuerpo ennegrecido en la paranoia de las pesadillas, las manos crispadas ante la embestida de las voces ajenas ... El masivo espacio que hemos venido ocupando, nuestra mismisima presencia aplastada contra la pared que hierve can incesantes graffiti, idolos y pasiones. Calma menesterosa despues de la funcion. Los tinacos de la ciudad olvidada rezuman frases de resonancia taoista en el aire tatuado por los jirones que el viento arrastra con una vivaz y neutra velocidad. Despues de la funcion se desgastan los perfiles, los documentos de la vida se cierran sabre sf mismos -tibios caracoles, criaturas del silencio que un barniz infernal cubre con sus ejercitos de moho. Se acaba la funcion, Las pasiones son los lagartos que arden par los callejones, las aves fenix que se engendran en la paciente locura de sus propias hogueras. Despues de la funcion, despues de la fun cion. .. Ultimas frases, despedidas. Idolos que despiertan. Despues de la funcion tome entre mis manos los residuos de 1a tarde mas menesterosa, empobrecida, magra que mis sueiios de la noche anterior, y los lleve a mi boca 243
para masticar en ellos la envenenada paz del siglo, Ios fantasmas de mis ideas, los golpes enrojccidos que fui capaz de convertir en tibia literatura. Estos residuos -despues de la funci6n, en el charco epiceno de la calma menesterosame apaciguaron, me hicieron entrar en el juego -como sueIe decirse. Tibios espectros, son la literatura. Todo viene en la cresta grisacea que se Ievanta par la ciudad . cuando la funci6n ha terminado, y nos levantamos can los ojos tapizados de idolos y las manos entibiadas par las pasiones larvarias, a mediohacerse. Mi mano, medium. Mi mana penetrante. Frascos junto a la cama que fue, inm6vil, a la deriva por toda la esquizofrenica superficie de la noche, su negror, su espantosa manera de rizarse en la invisibilidad -la sentida amenaza, el sosiego desmenuzado y par la columna vertebral propagabanse las fiebres minimas, 10s espantajos, los jirones, la niebla desgarrada -y yo, en medio, sofiando a pierna suelta imitiles pesadillas. Mi mana extendida. Mi mana penetrante. Corcho sabre el negro cristal de noche, vapor entrecruzado, sesgado viento azul encima de palabras y palabras despues de la funci6n, sofiando, no sabiendo, duIces gerundios que se detienen debajo del miedo, de las espantosas sefiales que la muerte infernal, hecha jirones, can la boea abierta y su estilo de tigre en llamas, reparte entre 10s andamios y par Ios callejones oscurecidos. Demonios ardiendo en la basura del dia, Ecos beIigerantes, ecos balbucientes. EI trernedal abre su boca infame, charcos de un seguimiento -desgarradosclavanse a la tierra sin su Flautista, sol de los barrios. Tendajones, olor a cerveza malign a y trapos irreconocibles, fastos de infecciones. Germenes, tachos. Los demonios alzan sus cuerpos de reflejante limo y plata sucia; abren .. . sus manazas de chivo; cierran, retraen las orejas huidizas. El quid am balbucea tarnbien, como 10s ecos: turbios periodos que marcan como algas 244
el mar del dia, el polvo de las bocas, el amarillo de las cervezas y su reino de olores postreros. EI Despojado cava su madriguera en un radiante amasijo de podre. EI dia es el jardin de estas emanaciones. Objetos de largos ojos, de J1agas ciegas, de pufios que se han fracturado en una larga tumba. . Los demonios esparcen la sal, sepultan frutos, gunen, Monstruos que rifien, Ecos que rifien. Bocanadas que no recogen el testimonio pero acumulan papeles rotos, latas vacias, en los tachos de labios infernales. Ondas de cieno en medio de la luz; pozos de miasma. Tremendas tranquilidades que cocinan los crimenes... . Estan ahi los demonios, anillados por el fulgente oro del barrio, hablando su chino, su griego, su javanes neur6tico. Sabre los ecuadores desparramados, debajo -en la entrepierna, en las h6rridas manchas, en la saliva inhabitual. Gargajos y reflejos, aberturas. Demonios convergen, se afilan hacia las manchas, nosotros. Estrujan, patalean. Van llegando en harapos,. e? filas . que el resplandor del dia rompe en pedazos IllICUOS. Hacia los vertices de la cara contemplativa apuntan los ecos, los demonios, el azufre martirizado que amanece en los barrios. Lodo fiel. Fidelidad de los amontonados: nosotros, con las bocas abiertas y los cigarros estupidos a medio fumar y los zapatos lan~uidos.y el r?stro devasta~o par la diversidad del msomruo, sabiendo, no sabiendo. Tajos y cortaduras. Demonios abotagados. Universos de moscas, de peri6dicos, de inexhaustibles eriaturas verdes y sonolient~_s . . . . ., que sobrevuelan los unpenos triviales de la leal descomposicion, hartazso de una marea que se inicia en el vientre de la ciudad y v~ desembocando, en peligrosas alas, . hasta los pantanos entrecruzados, los basureros, los barnos que sobreviven en el espanto del desgarro y . en la fiebre y en el hambre y en su fosforescencia hirviente de vaciadero universal. Bruma y piernas a jirones. Dia como gancho, levanta en peso una naturaleza muerta. Botellas en los charcos frascos rotos y esbeltos: buques repletos y sobrecarg;dos co~ paran,oia. . El rizado terregal de los barrios esta nutnendo magistral mente 245
alas demonios. l,Quien a1zaba 1a voz? E1 quidam -y asi Ie va. La jalonean, 10 escupen, 10 acarician obscenamente. lQuiencs? Los demonios ardiendo, llamas en caido de cuchiliadas. Los demonios cabranes, chivos y germenes. Emanaciones del Caldera Mayor, una bosquimana ceremonia alrededor del pobre cerebra matinal -y as! nos va, a tropezones, golpes al plexo y escupitajos al destello del rostra, ataudes llueven a trechos, tramos del guiso diurno, agujas sabre la parda piel que usamos, curaciones dolorosisimas. Extraiios anilIos vienen cerrandose sobre los cabellos zrilletes que salen al rojo blanco ' cde yunques volatilizados, de crisoles: como sortijas de un castigo recurrente y milenario. Chozas, tendajones. Hornillas para el bocado semanario, carnes asadas en la sedienta confluencia de dia y alucinaci6n. Dragas sedientas, espectras sedientos. l,Quienes eramos, somas? El dia nos apunta. Somas las dieresis del dia, par abajo; su lobrego cimiento, par arriba. Respuestas demoniacas a preguntas pueriles -y asi nos va, pues creemos ser los demonios pera hay tantos reflejos, pero hay tantos. Reflejos, digo; y decimos. Y demonios. Trastabillan infortunadamente par el testimonio de las basuras, arrasamiento y algolagnia para tu suefio florida, nino no demoniaco, buenazo par arriba y asesinable par abajo. Vapor que brilla somas, palabras deteniclas. 6smosis de 1a mugre cunde hasta 10s Iundamentos de 1a Casa, Fluye Ia danza, fluyen los demonios. La cerveza es el ingrimo goteo que adorriaba los labios. Esta el dia torciendose como una irremediable mandrazora de alguna antigua litogratia, b y el acido nos prepara para el grab ado en acero que hemos querido ser, ay la posteridad! Los barrios nos estan dando su cucharada enfermiza v solar. Va ardiendo todo a trechos, a tramos, a tomos espumeantes: germenes, demonios, intennitencias, signos de admiracion, moscas, tenedores, rizos del Caldero Mayor, tachos, palabras como ingrimo y algolagnia y ay y posteridad. Culos al airel Santos demonios, cabroncisimos demonios. 246
(Ubu se asoma en harapos y can baston senorme de caoba Iilosofica: » • • 10 tunden, 10 atraviesan, 10 cagan.) Dulclslmos. bramidos, dulcisimos gemidos. Vasos copfunden f.rascos, pa.labras confunclen a palabras. I,()s demonios no dejan de bailar, apocalipsis y cervezas para el pobre cerebro matinal. Vendra 1a muertc y tel~dra a todos estos ojos, pavesas de ti, sedicente poeta / -~n~mal por los umbrales de las casuchas que levanta epicamente un mendrugo de Iirico pan, una tortilla apenas de la deseada frase. Est~ Ilegando la marea, esta amaneciendo sabre el barrio siempre solar. El sol n~rcotico del dia sobreviene, como un aquelarre. ~os barnos y 10s demonios gritan: Muerte! lodo. responde,. apagandose: micras de la figura humana y entintados eclipses de 1a escritura. Legi6n ensord~cida que asf se tambalea, horda sonambula. Vapor que ~r}Ila, que .viene pOI nuestros labios quebradizos (p~ro l,qUlenes carajos somos a eramosv) , apagand~se hasta la chispa ultima, hasta el viatica, hasta la autopsia, Cercenados demonios diran la ultima palabra des de los barrios: Muerte. No sabiendo quienes eramos, somos, obedientes al silbo que saldra del enorme amasijo de podre veremos al Despojado multiplicandose. Y no nos dol era. As! de rapido sera. Como una cancion como una enferrnedad. ' Como una epid~I?ia que tocase con un golpe de ojo todos estos amaneceres liricos, Ni un mendrugo de Ifrico pan, ni una frase aplastada ... Influjo de la m~moria sangrante en 1as lineas del cuerpo: e1 recuerdo gravita como una luna sobre los circulos y 10s renglones del cuerpo -el agua humana se hunde, se riza, v.uelve sabre S1 misma su quemada frescura, rompe en alas contmuas sabre la costura del tiempo y se establece bajo los pocleres del mundo para recordarse y sentir el goteo, el escurrimiento la humeda comprobacion de S1 misma en media de las neches y el cristal de los dias anillados C0'110 animales mitolozicos Esta el recuerdo sabre los labios de cada palabra -bl'isa ,. celestia1247
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de toda carne. y en las comisuras entrecerradas Races de Ia memoria, delirios en germen que se hincan como constelaciones de hierro en las conjunciones de letra y piel, palabra y silencio. Los idolos y Ias pasiones se conjugan con la memoria, monstruo de lluvia que fluye y se encierra. La memoria se cubre con visibles adornos de miedo, can agatas de deseo. Manos idolatricas pasan par el nudo memorioso y por la sangre donde los recuerdos sobreviven con un golpe de viento, arrebatados a la imagen que 1a vida en fijeza hace consigo misma. Cadente luz. Las manos sobre las piedras, idolos. La piedra en la mano, un pedazo de cielo, un grito concentrado. La piedra traslucida en media de la girante luz. El cieIo que cae como un tajo en forma de 1uz. Piedras y cielo sobre la realidad constelada de Ias manos, Las manos apasionadas tocan el cielo petreo. Y 1a luz desciende sobre los ojos que cubren las manos. Los ojos penetran la piedra con su luz concentrada. Cadente grito, acido sobre las piedras imnemoriales. Las manas penetran en la luz de los ajos que estan sobre la rcalidad de las manos sin memoria, antiguas como Ia engafiosa delgadez de las piedras: cuchillos, idolos. La luz cae basta el centro desquiciado de los ojos, Las piedras son fantasm as en la piscina de la cadente luz. Cada pedazo de la realidad se disuelve en el fondo de 10s ojos y en los rincones calurosos de las manos inmemoriales. Cadente luz, idolos de la memoria, pasiones de la carne -ojos, manes, la luz que cae sobre la hoja sensible del cuerpo, el tiempo en Ios resquicios de la memoria. EI agua convertida en luz me atraveso de parte a parte. Volvi la cabeza para observar la fuente 0 el surtidor y 10 que vi fue una densa marea de mercuric. Mis costillas estaban empapadas por el frio fluir. Mi corazon ardia en el amor de ese contacto de quemadura fluvial. Tropece con 10s arbustos metalicos. Era otro planeta (.10 era? EI sol brillaba azulmente sabre mi cabeza desnuda, 248
yo corria para esconderme de la ancha descarga, tenia las manes convertidas en un agrio pan, en un ramo de rosas triturado. Corri, intentaba huir de la luz-agua, del agua que se derramaba rectamente en mi, atravesaba mis visceras v encendia la columna vertebral. Escuche como mis pies no respondian, como mis piernas se volvian de un denso cristal, paralizaclas par la lentitud que me petrificaba, sordas a mi mandato, Mis hues os eran ya las estalagmitas del miedo, la dura materia de la angustia fugitiva. La luz me atraveso y entonces tuve que abrir los ojos para ver como el techo se inclinaba sobre mi cara piadosa y me llenaba la boca can su yeso envenenado. La habitacion estaba cerrandose sobre mi, la luz convertida en agua me atravesaba, fluir denso y rugiente. Esto era una suerte de pasi6n del agua, de pasion de 1a Iuz, Mi cuerpo era la pieza de caza, mi rostro el color blanco, el terciopelo de mis entrafias la presa exacta. Tuve que responder can mi pasion a esa marea horizontal y espesa. Mi pasion se movi6 dentro de mi como una fiera sigilosa. Volvi de nuevo la cabeza para defenderme con el venablo enrojecido de mi pasion frente al fluir del agua becha de luz (0 viceversa), cai, me levante y, trastabillando, llegue hasta mi propia fuente, toque con la palma de mi mana derecha el lugar de mi respiracion y de ahi saque, a pufiados, el sordo material de mi vida para salvarrne in extremis. Arena mojada era mi ahorcada respiracion, listanes sanguineos. Mi respiracion apasionada creo altas palabras que detuvieron par un in stante la ala petrificante. Segui hablando, grite como un mago, me deshice en frases terribles, La marea vol via a detencrse, De su centro salian manos idolatricas, par todos lados hervia el resplandor humedo de su apasionada coleccion de idolos. Volvi a gritar, dije con tad a mi fuerza en agonia 10s nombres que sabia, mi propio nombre, las ideas que en el amanecer he tenido 249
y las formulas de mi arnor y de mi odio -la
primitiva sal de mis vocabularios, e1 salmo y las rmisicas de mi deseo y de mi vida, 105verbos transitivos y los intransitivos, los mullidos adverbios, los adjetivos lancinantes, la argamasa benefica de las preposiciones. La marea se detuvo por ultima vez y desperte heche polvo sabre una cama mojada por mi sudor y por mi orina y fui al bane a lavarme antes de salir a trabajar, como todos los habiles dias de mi vida civiJizada. Desprende la necesaria gota de oxigeno de tu primera respiracion del dia, dobla en tres pliegues la segunda diastole y veras como el mundo se vuelve dense y colorido. Filamentos de fuego liquid a 10 recorren basta tus ojos: pasta de la alucinacion, resquicio donde el delirio destilara sus inconstantes licores. El cuerpo se relaja, vuelves al suefio, estas de pie. Este mesmerismo te clava en la columna vertebral un signo en llamas, un signo de tu muerte y una recogida veracidad que te menciona en medio de las cosas y sus tumultos; este mesmerismo se dobla sobre ti como si fuera a devorarte, la bipnosis te convierte en un trapo metafisico, un jiron de postergada materia, muerte y dudas, baratija en el teatro del Todo-Caligari, Y alguien te saluda. Su voz se transforma en un mundo enredado: coexistes con la voz y esta voz es la version de tu caleidoscopio entrafiable. La voz se hace pedazos dentro de ti. Nubes azules como el corazon de un diamante se desgarran en los lacres astillados de tu retina. Tu propio corazon es una hebra de llamas, la respiracion es un reino de hilos ardientes que te cosen al pecho una medalla tatuada con abismos milimetricos, miles de posiciones de tu rostro, inscripciones de tu pasado romano, de tu pasado griego, de tus persi.as. . La claridad se quema en el perfume de las fogatas alucinatorias. Resplandores puros en los diamantes derramados del arnanecer. Colores que se preparan en la micra mas abismada del ojo. Cegueras instantaneas para la carnivora Iuz que se difunde como una amenaza universal, terrible y solipsista. 250
El dia es la noche y el mundo esta infinitamente diviclido. I ,
comienzas a retroceder y miras de nuevo las eivilizaciones del dfa poniendo distraidamente sus semillas sobre tus ropas y encima de tu docurnentacion. Te desvaneceras, te romperas como un limite. Vue1ve a tus labios 1a cancion de la vida, vuelves a creer 10 que siempre has creido. Un amor desgarrado o un odio perfecto te domestican. Estas en verdad en Ia casa de la vida. Al extender 1a mana se recobra el sentido, en otras ocasiones. La fiera que la mano guardaba se transfonna en la imagen del invierno que perfora las pupil as del Justo. La mana era injusta como un volatilizado pufial. La mana niega, y al negar se convierte en un jiron de tinta, en un ramo de nieve derretida. Pasmo de Ia mano. Mano atonita. Al encontrarse con Ia boca, e1 cuerpo se construye un pais profundamente melancolico en donde van entrando las prestidigitaciones del destino. Esto que llamamos destino se cubre a tientas en Ia cavidad de la mano, la umbria colocacion de los dedos nos protege entonces del fogonazo de miedo. La mana cuida su materialidad, se vuelve un instrumento amatorio del destino, fluye por otro cuerpo y se recupera, a1ucinatoria, a1 tocar 1a otra mana que, entonces, grita su 1uz abierta en cinco dedos entrecerrados. Recibo de ti la caudalosa voz y el instinto cercano. Vienes abriendo en mi la voz mia, la cercania de sentir. Todo en la noche est a cumpliendose para la cercania de 1as voces. Todo te recuerda que estoy aqui, todo me recuerda tu conversada cercania. Estamos entrando en 1a nocturna si1enciosa. Es la 1uz por Ios 1abios, las palabras acogidas al movimiento de las manos que sienten otras manos. Agria Ia cercania, en otras ocasiones. EI cuerpo es una aralia que se ovilla sobre el cristal La noche, el dia: turbios instrumentos del tiempo y de 1a cercania aborrecida. La muerte viene
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por el jardin de idolos, por el sombrio corredor de pasiones mortiferas. Y e1 cristal de vaho que somos avienta a1 mar de Ia ciudad sus gotas necesarias: preanuncios de cadaver, olor de morgue .. Te desvaneceras -dije-, te romperas como un Iimite amarillento en medic de 1a espesa marea de 1a morgue. Tti, ya cadaver. La ciudad es Ia nicotina que te queda en 10s labios. Ahorcados recuerdos te circundan. Mi voz no es ya en ti sino la moribundez que desearias. Te desvaneceras, esto es un hecho, una inscripcion anterior. Niebla eres, amoroso pufiado. Gas silencioso que entra por Ias arterias ensuciadas. Te 10 digo, 10 repito ante la placa insomne de tus orejas, envueltas en una sombra mas prodigiosa que 1a vida que gastas. Mar atado a tu higado es la ciudad, precedencia de ruinas que arruina tu boca, migaja de 1a calcinacion, Fermenta ya Ia muerte, baja si1bando hasta los pies, 10s anuda con cuerdas arracimadas de venenos. Tocas el ancho promontorio de tu acumulacion: hechos, recuerdos, cuentas claras u oscuras, letras, papel higienico y credenciales. Digo en mi tu muerte, tu desvanecimiento con atroz precision. Esto me ocurrira, a1 dob1ar una esquina 0 al conte star una carta que me ha obsesionado en las infames recurrencias que suele establecer en mi la llameante risa del alcohol. Escribo que desapareceras, tantos Idolos, tantas pasiones recobraran contigoun camino de ciega lumbre. l,Me has escuchado cuando caminaba hacia ti, sangrando como una res humeante? Me l1evaba el gancho de hierro del verano, su presentida asfixia y descubri en ti 10s signos que me Ieian, sin necesidad de entender, como es e1 naufragio. Vi en ti la muerte, vi mi desvanecimiento. Vi como en ti me rompia como un limite amarillento y apelaba, a ciegas, a una pura pasion que debia estar en algun 1ado: mi corazon 0 mis bolsillos, mi triste higado, mis ufias pertinaces.
de yahoo Desprendo hoja a hoja todas las semejanzas, simultaneo a mt. Creidas semejanzas que en la noche se enfrian como laminas
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turbias, como cirmentos olvidados. Arduo cimiento de mi, simultaneo a mi, que agita sus larvas enrojecidas debajo de mis pies. Lamina respirada que me repite silabas que no entiendo. Ai final solo quedan palabras, dijo el Inmortal: Cartaphilus se vio envueIto entonces por una turbonacla leal de paginas arrancadas al tiempo de la vida, fragmentaciones conversadas, poemas ineditos que cavaron en sus entrafias un fulgor ambanno, lentas prosas, parratos divagados, frases a la deriva. Los vocabularios, simultaneos a mi, son 10 mismo que fueron para Cartaphilus. Los vocabularios, simultaneos ami, animan esta pagina, otras, 1a marea raleada de Ja pesadilla nocturna, el ancho jardin de las academias y los delirantes edificios de la droga locuaz 0 del alcohol certero. Los vocabularios, simultaneos a mi, son todo 10 que desprendo hoja a hoja, creyendo ver ahi todas las semejanzas. . Idolos y pasiones. Te 10 he dicho con estos vocabulanos. Dudaba, porque vocabularios corresponden a idol os y alientan las pasiones adictas ... Los idolos se incrustan como rectas abejas en el suefio de Narciso, 10 despeinan, desuel1an, exprimen y sumergen -la Muerte de Narciso es un agujero en el muro idolatrico. Las pasiones se hinchan detras de los vocabularios, los inscriben en la vejiga del malestar fisiologico, los retacan de humo sucio, de aberrantes desechos, Ay, rutina. Yo hable con toda la n~riz, . mi saliva cantaba sin que yo 10 supiera y al mismo tiempo mi cabello se estaba desmayando. La rutin a me imprimia en la pagina de las seis de l~ tar~e. , Si Y yo caminaba por 1a calle de Caravaggio, digo: asi fue. ahora 10 escribo can una sazon de puerco en el homo metafisico, si ahora estoy convertido en mi girante sangre, todo 10 q~e esta.ba ~dentro estando afuera, si ahora eso es una letal autobiografia; si hay puedo extender mis manos y recibir el diezmo de tu burla a contracorriente y si en este momento la cerveza bebida se convierte para mi en un vampiro atroz y cinematografico -si todo eso (y mas, que dire); si todo eso, tendras en mi la rutina mas inesperada, las emociones mas ade1gazadas, 10s participios mas egipcios, 10s jeroglifos mas 254
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apretac1os, amasijo de flamas. Es la rutina, digo. EI orden mas mrruo, como te 10 dccia. TlI abrias grandes ojos sabre la mas grande 1uz, tii revolvias Ios jardines y peinabas la selva. Asi era, yo estaba bebiendo una cerveza. Decia: "Benelux", asi era, 10 digo. Escribirlo me trae un sabor de canales y un olor de mejillones. Yo decia las mas bellas palabras y sobre Amsterdam venian cayendo capos de mi, fotografias atroces de Archivando, cuadros de Francis Bacon, ropa interior, plumas-fuente, cajetillas de cigarros comprados en 1a rue de Rennes, migajas del tiempo que 10s recuerdos de Igumenitsa transformaban en densas miniaturas de espanto y de contemplacion . .. Eso, eso era Europa, esto es la rutina: pasta de dientes, sf, ordenes, si, fatiga la mas nimia: tambien -la rutina, te digo. Esto esta cada vez mas jodido: decirlo, ya rutinariamente. Los idolos y las pasiones. Los idolos y las pasiones, yo, ni ... l,Como habia sucedido? l,Como estaba sucediendo? EI aire estaba que bra do pero el aire no importaba. Era un abismo, una densa manera de caminar, un delgado presentimiento. El sentimiento de haber tenido todo y de haberlo perdido. De haber extraviado 1a naturaleza y SllS meteoric as apariciones. Era como el trasfondo de un suefio to do lleno de sangre y de gritos que no fuera sin embargo una pesadilla, un horoscope funebre ni el hundimiento en la imbecilidad ni una amenaza de homicidio. Era el honrado imbecil, Era el destazador mirffico. Era la doncella con garras. Era el yo, "desconcertado en su copia". Digo que era este. Que era aquel. Me estoy rompiendo en el aire roto al escribirlo, al decirlo. Si me ayudaras (pero l,como sucedia"), SI pusieras tu mana de nubes sabre el penasco de mi terror, si vo1vieras la cabeza para ver como me desvanezco, si me recogieras muerto y soplaras sobre mis cabellos inertes, si cada hue so mio fucra puesto junto a cada hueso tuyo, si el amor me convirticra en tu chivo hermosisimo, si el amor me hiciera besar siempre, siempre, tu huella, si yo mismo, con toda mi fuerza, 255
pusiera la frente en cl mueble que h:;ts tocado y en el cabello que hoy te arrancabas con estupor, SI " algo parecido a 10 que alguien l~a llamado treneSI ~e pusiera en la punta de un gran edificio y me hiciera sen.tlr . que soy capaz de todo, absolutamente de todo y S111 matices, si el odio que siento se hiciera un dios a traves de lent as y escamosas metamorfosis, si la piedad que siento me pusiera en un cuadro de Bacon ~ de P~olo . Uecello, si mis manos tuvieran joyas 0 fueran joyas, SI el Sl condicional estuviera convirtiendose en el Universo para mi solo, y para que pudicra esperarte sin remordimientos, si hoy. mismo . la enronquecida virulencia que siembran los cigarros en rm proteica garganta me pennitiera decir las palabras necesarias, si pudiera eseribir algo, cualquier cosa, si pudieras ayudarme ... Ruegos de la rutina, digamos. Ruegos tontos. Cualquie.ra diria que se nos han olvidado, profesor, 10s idolos y las pasiones. Pero esto es asi, Calzones sucios, heroismo quise Casi me desmaye,
Es un asi. Vida interior. Escritura. mocos, ortografia. Con mi acostumbrado un dia abrirme las venas y no pude. . casi muerto de miedo. Asi fue. De puro miedo.
Estas miserias todas estas abominaciones son nuestra amada costumbre, 'diosa equivoca de sen~s. opimos, _ de caderas de troglodita, venus neolitica que adoramos. Estas grandes y pequefias miserias. Cualquiera did a que nos vamos a poner a llorar. i,Quien esta entrando? (Se oyen risas por 10s pasillos.) Lo pregunto . de nuevo: i,Quien acaba de entrar? l.quien esta invadiendo el aire contiguo, la circulaci6n paulatina de fantasmas, las nupcias de c1aridad con aislamiento? Estoy encerrado como una idea fija. Pero es evidente que a1guien -pero yo no se quien-e- acaba de entrar esta entrando. Huele a sangr~ hay una muchedumbre de rostros cnsangrentados en Ia lu~ matinal del espejo del baiio. Voy a1 baiio, debo encerrarme, nadie p~dria verme. , Mi sangre esta entera, a litros y a puiialadas podna darsela a 256
todos ellos. ~Quien acaba de entrar?
Dcbo morir para
que no
1IIl:
vcan.
Idolo tragico: una cabeza enterarnente mutilada est.i ahora cu el agua, fiota como una pesadilla de labios finos y tajados, es Ull punaeo de nula materialidad, Mucrte Sabiendo. Saber Ia muerte, a plomo y frio acumularla, palmo a palma, en 105 disminuidos corredores del cuerpo, caliente droga que ata la sangre antes diseminada. Esta la muerte visiblemente aqui, en el horror de una cabeza que esta ahora en el agua -se sumerge, lirios y ramas cubren ya su descenso, 10 que se ve es toda la muerte, ahora. Cometo un error y nazca en la encrucijada. Coordenadas, abscisas, como te 10 decia: dibujo a punta de plata, esto es 10 que sobreviene, transform a el error en utensilio, y se desdobla. Sabre papel milimetrico se extiende mi error como mancha de tinta. Nazco sobre la encrucijada y come to un error: estoy desdoblandome sobre un tapiz atestado de bacterias. (Cuando termines de explicarme 10 que acabo de escribir podre ver en tus ojos todos los crimenes del mundo.) Solo memoria, cascos desollados, muescas irreconocibles ahara y en la 110ra de nuestra muerte. Anchos enigmas donde hubimos de perecer sin saoerlo, mils olvidadizos que nuestra propia carne. El tiempo era el plazo ciego para nuestros pufiados de recuerdos. Ahara y en 1a hora de nuestra muerte, cada desecho nuestro, cada migaja, cada baba que dejamos Aqui nos convoca y nos enjuga el sudor de las frentes incautas. Cada uno de nosotros bebera todos sus idolos a fonda, quemara sus pasiones como si Iueran papeles malignos de una carta nunca enviada. i,Quien viene llegando,
quien hace arder las paredes
como si el 257
ovalo de los signos que ha girado durante treintaiseis horas fuera cayendo en pedazos de hierro hasta nuestras narices? l.Quien trae a los idolos como si fucran perros atraillados? A la orilla de 1a ciudad estamos olvidandonos. A la orilla de otros cuerpos, a la orilla de la cas a que nos ha venido deshabitando, desacostumbrando, desnudando, ponemos cada cosa que poseemos y todas las imagenes que quisimos -pero nada nos eontesta. S610 del alto cielo viene una prodigiosa voz que nos llama para que recordemos que ahora y en la hora de nuestra muerte todo sera memoria, todo vendra a rendir el testimonio, todo ardera como una pesadilla.
confluencia de tantos cuerpos, he padecido tanto y 1l1;'IS nun, iernpre, por cuanto tiempo. Pero no es hora de lamentarse. Idolos y pasiones se siembran en mi boca. Y para conjurarlos he debido escribir todo esto. Con mi sola vida, mi diffcil pasion, la unica, he de sobrevivir con la forma de mi cuerpo, can los accidentes de mi memoria, con la inextinguib1e eantidad de mis escrituras, con e1 amor, a1 lado de la muerte, con mis ideas y con el avido a1imento que de mi me protege.
Venian los idolos entre el frio del mundo a tomarte del brazo y a darte buenos, digeribles consejos. Venian las pasiones, sanguineas, interrnitentes, inoportunas. Una migaja de pan en tus labios fue e1 astro de tu memoria. Olvidaste preguntarmelo: estas muriendo ahora. 01vidaste decirme que eres para ti mismo un vampiro, 1a vida. Estas ahora en 1a ultima hora, la de siempre. Es e1 azar: impregna cad a uno de tus cabellos. Es la impredecib1e ceguera que te tiene 10 que esta sucediendo. S610 1a forma de mi cuerpo esta empapada por el ardor de tantas pa1abras. Yo en verdad estoy seco, increiblemente sosegado, y espero la muerte que no he recordado todavia: el instante futuro que olvide con anticipaci6n para entregar el diezmo, para poder subsistir entre 10s idolos y las pasiones, deuda infinita. En e1 fluido sistema de la deuda infinita los idolos y las pasiones.
se han ido incrustando
Un papel, un demonio: s610 yo, a deshoras, escribiendo -mi boca sucede como un dificil mimero en la neutra orilla de la noche. Los idolos y las pasiones han pintado 1a caudalosa ventana can un solo color que no percibe el ojo deshojado. Por la sangre vienen las cantidades infimas del infinite, las variadas anecdotas de la muerte. Viencn las cantidades de la memoria. Pero yo ya no he de recordar un solo instante de los que existi para poder pagar cl diezmo. Esta mi vida situada en la 258
259
Capitulo
7
0
junto
INCURABLE
asgo el hirviente muro, especimen . .. Que miedo, intento desprenderme. Gargantas .. . _ donde puse mi languida verosimilitud, punos de espuma donde el cielo se rompe, ojos que a1 tocarse se cierran como valvas de pesadilla. El muro ..•.. que me tiene las manos atenazadas es nn propia continuidad, Lo tengo entre 1as ufia~ .. . .. como si un cuerpo Ielino se msmuara debajo de In! piel espantosa. , . Continuo, continuo ... Asgo el muro, SI: ojos que nada yen tras la desgarradura, ropa . . infinita camisas destruidas, jirones ultimos donde mis manchas, mi lbdo mi sistema circulatorio se han vu~lto aire, se han convertido en miasma, en menos que basura. Sudores infinitos bajo las vendas que atardecen, tribus que vagan insensibles a mi llamado, a mis exhortaciones mudas, a mi sorda tranquilidad. . El muro hirviente toea mis uiias, mis cabellos de especimen, y roe sinia en el vertice, me pone en las junturas, me toma por 10s romanticos sobacos y va desconstruyendome en. 1a confluencia de continuidad y verosimilitud, arduo COlD1enzo. ,... , Sudo, continuo. Sigo, tropiezo. Caigo ha~ta el infimo JIron de eternidad que por mi hablaba ~n medio de la tar?e. Rompo 10s mufiones y salgo a runguna parte, soporifero, Per la calle la tarde es un licor que nada sabe de 1a pesadilla ulterior, un salmo violaceo un especrmen asombrado que se vuelve contra S1 mismo ..!.._yal hacerlo se descubre insolitos ~uf1ones donde antes habia jirones infinitos, primer~ ropa hmpl~: Hasta que. .. Hasta que,. d~ciamos, la cemza de la manana se convierte en el muro hirviente. .. Hasta que el alto sol muestra su jugueteo de aJ~lmal ommo?o. Hasta que me descubro incurable y rio con la nsa de 105 dioses. Incurable, 260
dictaminaron.
l,Dictaminaron?
S(, merodeaban
a mis labios mientras
yo sofiaba
todas
las pcxnrlillax
...
Me tuvieron en sus manos asepticas, me cantaron cancioncs. Supe par ellos que habia nacido en un pais dolido, entre gcnlc que acostumbraba usar las rodi1las para la inicua sal de 1as laceraciones mas Iervientes. Supe por ellos que mi perniltima palabra seria siempre la muerte y que no habria ultima palabra que ellos no decidieran. Pero j,qui6nes eran ellos? l,Donde estaban en rea1idad mientras yo sofiaba las mas inicuas pesadillas, agarrado al muro hirviente y can 1a camisa mas sucia del universo? Enos estaban ahi desde el principio para decirmelo: incurable. Incurable, 10 repetian. Supe por ellos que era cosa grave ... Pero no voy a protestar, se que algo hay que Haman el orden mismo de las cosas y solo he de poner en semejante mesa una migaja de mi delirio "personal", si se entiende 10 que quiero decir. Este es el testimonio,
est as son mis palabras
incurables:
A fin de reservarme el delicioso sabor de la muerte con anterioridad puse en mi mana derecha un pedazo del universo y 10 trague sin saber que se trataba de mera mugre, de suciedad a secas, de infame porqueria. Luego puse mis labios en el surtidor de toda ausencia y el deleite fue para mi en ese mom en to irrecuperable una directa transparencia donde cabian todos los paisajes, todos Ios manjares, la muerte misma =-con anterioridad. Toda ausencia fue en mi un aeeite traslucido, una fugaz y reeortada silueta sin sustancia. Tuve 10s vicios, me dorm! con una pierna en un charco de sangre y 1a otra en el aire vacio a1 que daba la ventana de un septimo piso -y mis brazos eolgaban indo1entes al lado de la cama. No era ningiin Chatterton sino un simple borracho, asi me 10 dijeron. Incurable, 10 volvi a cscuchar de bocas secas, cosmicas, adjetivas. Luego el pan, ah!, el pan: el dorado y crujiente hijo del homo humano, de las humanas manos, noble racion de vida para los estomagos mas apetecidos. Devoraciories de incauto pan, ccnas rociadas 261
con agua pura, destellante, magnarnma, en Ia ceida. Brillaba yo desde mis Iabios lnimedos, hijo del siglo en seeo y moribundo rostro, devastado por Ias andanadas de luz que 1a madrugada deparaba. Madrugadas dificiles para mi morbida manera de ser, cayendo y levantandome, cayendo hasta el resquicio de la saliva, el castigo del sudor, el beneficio de la fatiga, Ias intoxicaciones del mas esnipido trabajo ... Y levantandome, escupido al mundo por costumbres mas oscuras que eI abismo sofiado. Abri 10s ojos a fin de ver el mundo. Estaba eI mundo a oscuras, nadie 10 bendecia, Y me propuse bendecirlo. "Alto mundo en harapos, yo te bendigo con 1a sal de mis manos, con 10s residuos de mi vi entre, con Ia argamasa de mi entrepierna, can los montones de mierda que produzco, te bendigo a deshoras y en el momento de la cita postrema, te bendigo a pierna suelta y con mis organos genitales, con mis piernas cansadas, con mis grises arterias, con mis zapatos agujerados, con mi ortografia, con mis ojos que nada yen, con mis limites que en Ia oscuridad del minuto son solo estas palabras con Ias que te bendigo, mundo entontecido para mis tropezones, mundo de gas, mundo de espanto, mundo de hirvientes muros ... " Abri 10s ojos de nuevo y vi a la gente salir de casas, salir de tiendas, y cuanta gente era. Y nadie se parecia a mi aunque yo era todos y cada uno era mi imposible y mi desemejante, si se entiende 10 que quiero decir. La gente me rodeaba pero no me veia. Tenian 10s ojos cerrados y parecian bendecir el mundo, cada uno a su manera, no 10 crei, cerre 10s ojos de nuevo, de nuevo Ios abri y observe y escuche las canciones de los monstruos, 10s hervideros de la cloaca, 10s chirriantes gritos que salian del muro hirviente. Asi pues era el mundo y de ello no tuve ninguna opinion: apenas una hormigueante sensacion de diversidad y negrura, de pozo loco, de infatigable moribundez. i,Eres un gato, eres un dragon? Del gato te viene 1a acariciada fluidez, las manos 262
suaves
que rodean Ias cosas como si fueran miembros hiimedos y bnllantes de algiin cuerpo olvidado. Pero del gato tienes tam bien las ufias rapidas 0 Ias lentas y silenciosas zarpas con que desgarras tus visceras, a veces. Del gato te per.tenecen 10s rincones, la 1engua con que te limpias 10 SUClOdel,mundo que se te pega al pelo, a la carne, a los ojos. y del ~fragon .. : Del dragon, ay, especimen, conservas las ~nclas fantasiosas por donde sale otra lengua ardiente partida en dos,. una lengua de flamas y de horror nauseabundo y de fuego y silencio, calcinaci6n entre las roc as y un denso pecho de escamas donde San Jorge ~ las moleculas envenenadas clavaran . sus infinitas armas, pondran sus rakes veloces hasta dejarme boqueando como un bagre Iastimoso dragon agornzante, Ienta bestia romantica ' junto a 10s tacho.s de basura que en'rectas y enmohecidas filas bordean la au.t~plsta 3215 de la vida, junto a Ia Ciudad de Ios Muertos Vivientes, a cinco o se~s ki16metros de la Aldea Speranza, todos mis suefios rotos y rru pausado cuerpo hecho jirones de sangre y porqueria, incurable, incurable y ululante ' hasta que todos terminan por No Oirme y yo empiezo a despertar en medio de un fermentado olor a orines, que horror: las sabanas manchadas. Pero que Ientos suefios, que pesadilIas verosimiles para 10 que ~e verdad esta pasando, especimen... (Si no agarraras bien la superficie erizada del muro hirviente, si no agarraras bien, ay, especimen ... ) Insospechada gente me adivina, pone sus brazos bajo mi lengua. Est~~ en esa gente, la busco y la escarbaba. i,Se quien soy? i,Ouienes son elIos? Los he buscado como si yo fuera una nube una manera de petrificacion, un barniz venenoso. ' T~ve un ~ombrero. ~nt~e Ias minas y mis manos se deshicieron bajo un cielo tambien insospechado, Eso ocurri6 pero no 10 recuerdo ya, y viene a cuento porque . . . ' Ay, gente insospechada. Me tomaban entre 10s brazos me ponian inyecciones, me acariciaban 10s sobacos m~ besaban como si yo les hubiera regal ado ' un aerolito, como si yo estuviera muerto y mi cadaver fuera 263
una ceniza fascinante, como si yo fuera ellas -cuando apenas era un alguien dirninuto y roido, reo de mis penultimas palabras, 050 espantable con una alhaia de basura metida en el chalcco decadente. Hablo l,hablo? Escribo, soy una rata. Me has escuchado cuando supuse que moriria, hastiado por el alcohol y las bajezas de la noche mexicana, mientras mi ropa se llenaba de tersa mugre, entre los caUejones. El alcohol era entonces la alhaja, el viatica. Era el sorbo de la metafisica en la madrugada y al otro dia, perfectamente crudo, yo me recogia como una ballena en los entibiados abismos de mi departamento mediocre. Volvi a verte, la cara destrozada y en los labios un hilillo de sangre, senti que me desvanecia, me desmayaba, riendo ... Una criatura con parpados infernales yo era, can las manos en la pausada materia de 1a barbaric nocturna. Luego de ti descanse y pude roer los huesos de mis sueiios hasta que nada de ellos quedo en mi boca dcleitada. Gris limo, bajos fluidos. En mi plato de polvo veo pedazos de la gente imborrable, los parpados y los pliegues y la ronca sospecha de que se esta dormido. Es que veo residuos, vend as de Lazaro, medicamentos infames, rayas cosmicas, rizos de minas. Y me acuerdo de que todo ya estaba en mi plato de polvo y todo, a veces, brilla como una Conderiacion -con una material amargura, con sorda y amarilla pus de mi. Tibia negrura para brazos inquietos. Brazos, brazos -y hospitales que yo he conocido, adentrandomc, escarbando hasta el sotano y las bodegas indefinibles donde se amontonaban rios de remedies, jeringas cadavericas, cosas de hule, objetos cristalinos, la sonda que A Mi me pusieron. Entre como un aspid acariciado por una Iosa nasal; se deslizo por las cavidadcs de mi sedienta 264
cara; descendio curvamente por las cmbadurnadas galerias de mi garganta y sc en terra 31 final en mi est6mago (tumba ) para sorber ahi la negra sora venenosa que yo debia poner all a, afuera, depositar sin gozo ni Iilosof'ia de ningun tipo en los excusados y en las bacinicas. Yo debia incurablernente curarrne y supurar todo 10 necesariamente supurable a 10 largo de un tedioso verano. Yo fui la turbia novia cuyas piernas se humedecieron con la luz de la tarde incurable. Mi vientre, mi carne limpia, mis anhelantes muslos fueron la pasta de la caricia y sus garras indociles. Fui tocada, invadida, senti crecer la fresca sal en mi entrepierna -y luego, hasta mis labios, subir aquella mana que me estaba apresando, Gramos de la otra came pesaron en mi boca y atardecia -y el cuarto se llenaba con un ahorcado aire de repletos olores: los homicidas perfumes del vello excitado, de la mana empapada, del seno mio besado por un ser que mi carcel fue, y rni suplica muda, durante esos minutos de la rapa tirada y 1a ropa quemada. Mi vello fue su deleite y mi salada carne su sediento festin, Yo, turbia novia, en media de la sedimentada luz violacea, La tinta como un remedio de que, muriente anillo de las letras casadas --turbias nupcias, olor de sangre a trechos. Exhalaciones ultimas del texto que recurre, annado con sudor de presagios, toda una coraza que envuelve aire de paginas y paginas, y 10 quema hasta la raiz misma de 10s vertices y de la arruga tibia donde ponemos la 111a110 exhausta, el ojo perfeccionado. No me sucediera la "arreciada nocturna" de modo tal, y a quemarropa, por que yo no pudiese verme salvado, a ciegas, y a tientas, de la porcion oscura del universe situada como negro disparo entre ceja y ceja. No la oscuridad ni el arduo lefio donde pudicse colocar mi cabeza para el hachazo de la copiosa madrugada -ni cl centro inmovil cloncle me abismaria, de cabeza, con la camisa abierta, 265
para suspirar, para gemir, gnoseologia de la caida. Cigarro de humo trascendental mientras escribo esto. No muriese yo, no derramado de mis 6rganos debilitare el eslabon que me tiene tibiamente at ado a la vida. No fuere yo cuestion de vientres, discusion antiquisima. No ya alguna cosa sino cl abismo para mi parpado descabellado y mi menton mental, letras de mi lengua trozada, pedazos de mi nada. Bailar sobre el abismo, grave cosa. Labios taoistas, transparentes vocablos, humos. Nada me sucediere antes de arribar, no a mi llegare el terminado fulgor de la asfixia, hilos de una saliva venenosa, babas obscenas para mutilacion de toda pierna en mi, nada me sucediere pear que la devoracion y la masticacion de la luz veraniega. Cuerpos y cuerpos, estrecha sal sobre mis ojos anochecidos ... He dicho esto a bajas horas, en medio de la negrura inquieta, incalculable, detras de mi sobria miseria, espanto de mi cuerpo matado a sangre caliente, como una res, como una idea, no, no me sucediere: sucedera, Perro de llamas frias l,que sientes? Perro de llamas trias, peine del silogismo, palabras y palabras. Perro de llamas frias cuyo hocico duda frente a la carne bienamada. l,Hay daiio? l,Hay culpa? Todo es imageries, palabras, emanaciones del tiernpo perdido en cafes mas asfixiantes que tu suefio de recien asesinado, olares de una fria fogata que es tu pelambre loca. Y todo es, asimismo, la material amargura que te lIeva par las orejas, perro de llamas frias, lugubre fosa. La lengua de la noche se subentiende solo. Es un arduo armamento, una fluyente argamasa erizada, que en su negrura dilapida -como si fuera un vientre que se come a si mismotodos los frutos que su corriente cristalina crea y distribuye. La lengua de la noche es mi sin tom a, incurable, yaciente. Oigo el murmurio, la sazon de la noche. Estoy tendido como un pedazo de madera junto a sus rios multiplicados y sus aereas advertencias. La lenzua de la noche me escucha solo. Esta sucediendo que mis palabras caen, coexisten, asiduas y enteras como pedazos de mi higado, como ram as temblorosas de rm
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arborea presencia. Pues soy un. ar?~l . , en medic de la noche y sus lenguas disimiles, un arbol arrancado a los lugares doncle pusc mi sal y mi saliva. La lenzua de la noche me recoge, me abraza como ~ifuera yo el espeso testimonio de aquel que debiera escuchar todo esto, pero est mucrto ya, enterrado.
a
Enterrado estoy en esta enfermedad. l,Incur~ble? Oigo las voces verosimiles, los tajos de la fiebre, el goteo heroico de los sueros , detras de las paredes del hospital, d~tras de l~s p~amparas, detras de la luz del quirofano donde siluetas micerucas abren el fundamento que las manos de Perseo seiialaron, Agua de mi para tu vaso, hirsuta carne. mia . para tu boca anonadada, fuente de m~s lablO.s cortados para tu pecho somnoliento, cabeHos, mios ~ ciegas . para tu mana rescatada, ufias de mi conmigo para mi recto nerviosismo, cerebro en reflujo para tu dialogo penultimo, venas de gas para tu larga sombra sin sustento, corazon mio para tus pies a salvo ya del frio. Junto a la ventana espere la noche sobria de agosto y sus ludibrios y congojas. _ . El aire estaba cerrado: era el puno que levemente rozaba la ventana y su cristal inerme. Arriba, la luna giraba y no parecia .girar.. EI .otro lado de la luna estaba enteramente ofrecido a nus labios incurables -pero yo no sentia mas que el frl? en mi boca_?scura. Sin forma vi la noche de agosto. Mi ropa me cenia, mi testimonio seducia mis palabras, mis escrituras se arma?~n como Iragiles chispas, negras chispas bajo la carne. de ~a pa~ma. Bajo la pagina estuvo Ia noche de agosto suspendida, indecisa, Oro mi boca, puesto en el punto cer,de l~ noche de agosto. Mi pecho era una ,muy desnuda pa~lOn, S1~. sombra puse mi mana aqui, sobre rm corazon, y dije estas palabras donde no sono el menor rencor ni la mas minima tristeza que hasta entonce.s ac~rdara para los momentos solemnes del abandono y el aislarniento: . . "Alta noche constelada de angeles inexistentes, pongo en ti mt vida y mis temares, ., . no aguardo nada sino la mucrte pero tarnbien la vida que me acoge y me bafia, estoy a solas
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juntandome a ius labios indiferentes, voy junto a ti en el tiempo y he de gritar algun dia palabras terribles pero ahora soy una criatura definida y tranquil a, un ser en blanco y negro para tu majestad Iuciente y estrellada. Se que me escuchas pew no eres el dies que me soiiaba y que de mi, gennen, extrajo csta limpia racion de movimiento y sangre y huesos y saliva. Neche, estoy muriendo de ti, solo incurablemente y abandon ado. Noche, delirio. Crece de mi como una rama atroz ya toda mi alegria, como de tus espacios 1a nutritiva forma de mi ausencia. Ausente, aislado, estoy arnarrado a mi sola presencia. Espacio lento de tus recias y higubres soaas bienhechoras. Vaso, piscina. Hay circulos de agua ~sobre mi solitaria cabeza y en mis manos incredulas. Esta el tiempo cayendo gota a got a, crea dentro de mi 10s circulos mas tibiamente delirantes. Y estoy existiendo en esta carne incurable, serena y puesta como una linea sobre tu inmenso estanque ... " Junt?, a la vent~na puse todo e1 saber del silencio en mi lengua y de]e pasar el tiernpo -·abandonado a la fluyente cavidad que recortaba toda mi vida como un papel de un chillante color para la fiesta infantil. Mulo abismado, "su mision no siente", Ojiva recia donde puse los ojos incurables, la cancion incendiada que quemaba mis labios. El no me ponia en la fila de 103 incurables y de 10s Ignorantes. No supe, cayo la gota de la supuracion hasta mi vertebra sofiada, No 10 supe, incurable. Irremediable yo agitaba las manos para salir en la fotografia que tomaba un cadaver, para inscribirse en un circulo de lectores analfabetas. Que ciega lumbre llegaba hasta mis parpados, que yesca sosegada me tocaba los pomulos, Incurable, 01 que decian -a11a, alla, en la fiesta infanti1 que comenzaba.
se
Me espero, me sigo -y luego me encuentro. Soy la cavidad incurable en que yo mismo creo, quepo, me desarrollo. Me desarrollo, SI, como una cavidad: Mulo Abisrnandose es mi nombre. Mi carga, a veces, no me pesa porque la cavidad que soy respira, a veces, entrecortadamente y me devuelve ya su inscripcion, su cuenca, ya su escarbado'
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cielo de vientre ciego, su hueca redondez como una transparencia donde ajusto mis brazos soiiadores. Me espero abismandome. Y entrecortadamente, luego, sigo mi sombra incolora par 1a espuma del cuenco. Sigo 10 que yo creo, me encuentro ya sin peso en media de la traslucida curacion de mi carga. Es aligeramiento. Disminuyendo par el encuentro, me veo como una cavidad. Es desencuentro el aligeramiento. (,Y el abismo? Cesa en ml para que yo cave en el aire la forma rectilinea de una transparencia ya mia, Respiro en 1a cavidad y siento la suelta brazada de mi suefio en e1 agua del abismo Existentc. Leguas de mi como una cavidad me ensefian toda la transparencia de mi curacion imposible. lY el abisrno? Me interrogate cuando me siga, no antes; larga es la locura, breve mi vida, Si ahara preguntase par la profundidad del abismo, me abarcarta, cerrandose, toda la fuerza devoradorade la "porcion oscura del universe". Fuego sabre mi lengua mas lejana. ~Me escuchas? Volvere ati para poner mi Iengua en la huel1a cantada de tu mas olvidado aislamiento. Aislado, aislado fuego sobre lengua lejana. Vuelvo para quemarte, cauterio funebre para las papilas gustativas, l~/le escuchas? (,Oyes la removida crepitacion? Todo mi rictus para ti, ferviente y ardorosamente. Gusanos para la entrepierna de los dias, Have de monstruo para cerrar la tristeza Todo Puerta. Inclino mi torso desnudo para interrogar mis genitales -y son estes apenas una arruga circundada par la "porcion oscura del universo". Lengua lejana, desierto. Camino par el desierto lpero me escuchas? Crepitacion de islas par mi lengua lejana. Imageries que ahora quemo sobre la aldea seca de mis papilas gustativas, ya ideas. Te quemo y te pongo gusanos. Doyte mi rictus. Hablo mi lengua de incurable rompic1o en el intersticio de tu tristeza Todo Puerta. (,La entenderas? Lengua Iejana ...
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Cuando hablo estoy incurablemente volviendo, sin encontrarme, Te hablo y me rompo en pedazos. Hecho afiicos, preferiria casi olvidarme de ti, qucdarme callado y doblar todos estes papeles incurables. Donde estes, tendre Incurable.
para
ti el oible derramamiento
del
Luenga boberia, estoy cant an do en un tunel del Metro. Evos arrancan chispas bajo 10s rie1es, epocas enteras. Y estoy borracho como la Historia misma. Soy acontecimiento y cavidad. Acontezco embobecidamente, canto. Barbas me rodean la cabeza, y pelilargo suelto as! mi saliva de cantor. Salivazos a las vias unitivas, 1a Historia prodigamente envue1ve estas barbas que ya nada pidieron. Sino el azoro soy, azogue, arruga silenciosa, juego de palabras, mera paronomasia en el frio de noviembre. Produzco en mi horrorosas virtu des : fe, caridad. .. Pero canto incurab1emente desde 1a cavidad que soy, que veo, don de quepo. Afiado el mgrimo bemol de tu sangrada calavera a mi cantar de bobo. (Curare el tedio poniendote gusanos. l,Lo entenderas? Lengua lejana ... ) ( . .. al ir a tirar la basura, asgo el hirviente muro .. , Me pregunto si no es Yolo que voy a tirar. . El frio pasa junto al tiempo, pegado al tiempo, es el tiempo y yo debo reirme de esta~ narices ~ojas y ant~historicas. . Enajenado en las apariencias, pondre gusanos fmalmente en mi incurable elocuencia... Asgo el hirviente muro, sin embargo, y sufro, rio, me hago pedazos.) La luna, la sangre. Horizontal, junto a la ventana que se abre hacia el jardin oscuro, siento sobre mi cuerpo la gravitacion de una fuerza blanca y desatada. Mi cucrpo est a eclipsandosc, sarcofago turbio de la luz. La luna esta presente en el cielo abolido y mi sangre esta cnteramente bajo su influjo multiforme. Y azzo a la manera de una ultima ruina: la fatiga cierra sus broches de polvo sobre mis coyunturas animales. La luna est a en la imagen pura de mi sangre; concierta
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infimos oleajes, toea mi vida can su cuerda sutil, es un peso indivisible sobre mis humeantcs cabellos y mis huesos. Es una nota larga que se oye en 10s rincones de mi garganta, es un espejo boca abajo. Acostado, desnudo, se que la luna prevalece alla, entre las arduas nubes de noviembre, como un anillo de frio, un disco de ceniza. Mi cabeza, mi sangre: sueltas monedas en el circulo de la apuesta lunar que me va excavando. Afuera esta el jardin, Estan los otros, los que conozco y los que desconozco: cada uno con su racion de soledad tremenda. Mi cuerpo es este circulo donde cabe la noche. Alguien pondra la mana en Ia simetria que poseo y me partira como un cabello para entregarme a la sed perversa del grifo de los suefios, La luna es el anillo nupcial de mis bodas con que. Sucede la nube, esta existiendo mi corazon empapado. V oy conociendo la extensa blancura del reposo y sus vinculaciones lunares -los influjos que ponen mi vida en ese mundo de noviembre que bien conozco, asperas duraciones bajo los arboles fronterizos, melodias que trasmiten un horror terso y tatuado, instrumentos para caer despierto sobre la primera espina del camino. La sangre que llevo esta murmurando, esta eclipsandose. El eclipse es la sefial que me dirigia una nube oscura como mi penultimo recuerdo. E1 eclipse me guarda y me rodea como una turbonada de arena enloquecida. La luna me lleva por su cuello repleto. Estoy existiendo directamente para 1a noche y sus congregaciones lunares. Abri 1a boca para decirtelo, estaba aqui hace solo un momento, luego movi los brazos para que mis la~inillas expresivas. se deslizaran por la garganta y luego hacia la lengua y salieran convertidas en redondeles claros, anillos b1ancos, idioma y comunicacion, que digo. Estabas aqui, yo te seguia. Estabas inmovil, yo te seguia. Luego tus ojos estuvieron desarrollandose como animales rabiosos sobre mis ojos despoblados, bajo la lluvia extremosa -y cada limite que veias me rodeaba, los limites pusieron sobre mi boca sus discos rayados y sus repeticiones humeantes. l,Has visto un limite? Prcguntas para las mas cenizosas once de
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la manana. (Y luego tu boca como un sesgado universo: moviendose sin que yo escuchara nada, moviendose sobre las verdes catastrotes de rnis venas, las vcnas de mis rnanos -traducciones de un hirsuto nerviosismo y rni boca, a su vez, crispada porque no me atrevi a besarte y ya nunca 10 hice, nunca. Todo vino cerrandose sobre mi cabeza de gliptodcnte y aprendi a cerrar la boca hasta que me fue posible hacerlo sin escuchar absolutamente nadade 10 que se decia a mi alrededor, incurablernente aturdido por el dolor de mis labios apretados.) ~ Estoy jugando can la muerte. Era toda Ia realidad, grave cosa, 10 que sobrevenia, ventanas cerradas y trapos, gloriosos trapos, dificultades, frascos y cuadernos ... Pero yo estaba jugando con la muerte y mis ojos acarician apenas la joyeria de las materias que conozco. (Y esta la realidad tocando mis tobillos -pasa por mi saliva, me rodea, me abraza, me consume.) La pagina perdida es un camino en el reino chino que intuiamos desde nuestras oscuras habitacioncs. Ese camino l,fue recorrido? "Fue escrita esa pagina? La pagina perdida esta en el cuello de sal que tiene el dia. La pagina perdida esta incurablemente doblada sobre la calle mas Ioca del universo. Kafka, dije, y me dijeron incurable. No era cierto, no era verdad tanta bellezaIiomicida como un anillo de 1umbre sobre la cabeza dcgmatica y 10s brazos perseguidores. Kafka, yo repetia. Me dijeron: "Incurable", no era verdad tanta cordura en medio de la tarde del siglo y sus aborrecibles consecuencias puestas en las tarjetas perforadas del sentido comun, horrenda realizaci6n poetica y prosa a palos pOl' 10s callejones y los taches. Un beso es una remota comprobaci6n de astros. Carne contra carne, 1abios fluviales, "como espadas"; enrojecida llanura de las Iibras y de las terminaciones nerviosas 272
-turbios haces de esperma maritima, ramos de suefio humano que se ponen a arder, migajas celestiales sobre la negra plenitud que nos acoge y alimenta como peees. Pasos en la noche, corredores con bruseos manchones de silencio, charcos inclinados ante los ojos del Ebrio, cosas lent as e inhumanas que enriquecen 1a noche ... Escombros
grises, pedazos
eongelados.
Acercarse a la noche, tocar su pesaroso fundamento y su lobrega saliva. Escombros, escombros -mustias etapas, caminadas estaciones donde los trenes son una forma de olvido. Y dentro de los ataudes: los escombros continuos, restos que van cerrando los ojos intramuros y asoman sus brazos irreconocibles para intentar, sin conseguirlo, tocar el aire inhabitable, las detenidas rafagas que resisten el paso quemante y doblegado del otofio. Escombros dentro de lagrimas, tint as destruidas. Trizadero de rostros, ropa a jirones, trechos de viva materia en 10s frfos ecuadores de la ruina. Monedas que asoman entre los montones de basura elegiaca como fragmentos de una tragedia infame. Humo entre 10s escombros. Y nuestros brazos humedos, ay, por el hastio chorreante y 1a incurable Necesidad. (Esto escuche, metido en mi propio suefio de cucaracha. Pisadas maniatadas, ojos a nuca abierta, signos sobre el humus de la terraza ca1cinada, cajas dientes afuera y mandibulas de tobillos desplazados -esto escuche, con sus ruidos distintos, bajo 1a removida tierra donde pusieron mi ataud y mi suefio.) Infundi a mi cadaver la necesaria espuma, destile en sus alveolos un poco de vida azul -y 1uego, a bocanadas, me desperte sudando para tratar de nuevo de construirme. Lazaro de mi suefio, sali de mi horrorosa tumba de sabanas y de sudor; quise volver los ojos a mi suefio, pero ya nada recordaba; toque mi cuerpo exhausto, y saque de mi carne, a pufiados, la ronca grasa de mis alimentos y el difuso sabor de mi vigilia. Despierto, Lazaro despertado a cuchilladas. Mi sofiado cadaver se qued6 boqueando entre las sabanas 273
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y mis brazos
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10 levantaron.
Y bese la silueta de mi suefio abrace en mi la fuerza de to do espasmo, de toda convulsion, Despertado temble -hogaza enncgrccida por la vivaz claridad de los dias y las linens escritas a oscuras curvo y desierto peso entre las cosas conmovedoras que me pertenecian. Hable asi, sudando y tembloroso de ya, solo reconocerme vivo y solido, tangible y escuchado. Las vIsce~as estaban en reposo, como un asedio de fantasmas; pero al air, al tratar de escucharme resucitado senti por mi cabeza las sefiales de ~is entran;s fatalidades hoscas maneras de latir, " apretadas .explosiones lentas y azules, enrojecidas blancuras, olas del trempo mecanico del cuerpo. Me movi; abri, cerre 10s ojos. Deleite horrendo -dijesaberse vivo asi, temblando y sudoroso. Y despierto, pero muerto de miedo. me censure par 1a tremenda palidez de mi frase. Horas extr~nas como encender un cerilIo bajo las sabanas para , e~amlllar -en la convexa pu1critud de la noche1a mimma y vergonzosa imperfeccion del pecho 1a fibra rota de las ufias, ' las manos quebradizas, la tela violada de la piel, EI ,Serio inmundo -su ojo fermentado, su ceja paleoliticaesta de pie o.sentado, frente ami, jadeante y livido por las frases no dichas, Me acusa, me avasalla, me reconviene. Es una suerte de cachalote sin monoculo. Su seriedad lastima, ahuyenta; pero yo permanezco. Ahi sentado, veo salir de su boca de humo Ia palabra incurable, la palabra sordera, los adverbios desgraciadamente y de modo particular. EI Serio se perfecciona a medida que habla. Llega incluso a aumentar la sonrisa, elevarla aI cuadrado, relr en suma cuando dice: dolce jar niente yo mismo asl 10 pienso, ' EI te humea, 1a television est a apagada. Afuera, la tarde esta extendida, embalsamada, como un paciente que no regreso de Ios limbos del Eter. E1 Serio mira 1a tarde y exhuma de su garganta la Estetica 274
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indistinta de su cortesia sacramental; y se 1a aplica al enfermizo violeta entre las nubes, al sol exangiie dctras de 10s montes mediocres, al viento oscuro -ese Viento que pasa sus manos intoxicadas sobre 10s craneos de 10s transeuntes que sobreviven alas inicuas andanadas de las 6 y media de la tarde mexicana. Yo escucho al Serio, estoy nitidarnente inconvenciendome de todo Lo Que Dice. Lo veo ser, devenir, discurrir, como un dios brevisimo de mejillas insipidas, de neutro barro, de manos empequeiiecidas. Los papeles del Serio sobre la mesa. Mi boca cerrada, clausurada, censurada. La tarde infinita. El simulacro de los labios del Serio y la insolita cerrazon de los mios. Los muebles alincados y limpios, yacijas tersas. Las paredes, la taza de te, los cuatro puntas cosmicamente negros de 10s ojos mirando. La casa seria del Serio me rodea como una advertencia. La muerte convidada entre yo, el y 1a Casa. Las palabras que escribo y que 61 no leera (0 por 10 mcnos, no seriamente). El humo de los cigarros esparcidos como una iufeccion. Esto, eso, aqueUo. La luz quebrada, inminente, amenazada: la luz sobre nosotros como un mundo que se extinguiria. Un residuo me lIena: larva fiel, espanto de la noche. Atolladeros de la prisa, ardientes anima1es, cuentas y cuentos de la vida y la muerte, un cielo azul oscuro y unas manos siniestras. E1 escenario donde soy una cosa, residuo de una ceniza activa que vocifera en el proscenio. Preguntas, inventarios de la noche cegada. Armas en mis manos y un que bajo mis ojos, llamas bajo mis parpados en la "arreciada del alcohol nocturno". Unido ami, el preciso ahogo de la nocturna es el sefiuelo azul, el minuscule garfio, la seducida navaja que me toea. Sienes a mi se acercan. Latidos bruscos al dar la vuelta en una esquina. Camisas que el tiempo va llenando con sombras, con agujeros humedos, con vergonzosos rumores de trasmano arraigados por la maledicencia 0 por la voluntad de poder, artificios de la noche mecanica. 275
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Marcas verdeantes, amoratados episodios, novelas olvidadizas. Soy la cosa, el residuo, el no constante y abarcador que suena por calles "angustiosas". (He levantado mis man os hacia mi rostro y be vuelto a vcr la noche: siesta de la penumbra, peso sangriento acercado a mi boca de inhabitable Iusilado.) La nocturna se detiene en mis ufias, cavami sobrevida con un velo de tinta y de medicamentos. El residuo, el residuo es yo -punal que entra en el vapor del tiempo, mufion hipnotico, seca soga. El discreto permanece en la casa, la casa 10 esconde, su cuello esta contaminado por el suicidio pero el no 10 sabe. El discreto tiene cabello de lobo pero nunc a 10 recordara. Lo que recuerda el discreto es el olor de la casa que 10 cubre. La casa que oscurece al discreto es luz para los exteriores. Afuera estaba yo pero el discreto me rechazaba con su boca de lobo. Su boca de lobo era la luz reproducida de las ventanas caseras. Cada ventana de la cas a tiene un agrio nombre en sus junturas. La boca de lobo se cierra con un chillido barroco. La casa tiene silencios extremosos que amenazan al discreto. Pero su cuello esta limpio, curado, seco, y adentro del agua de la sobrevida que 10 nutre. Yo he sido el discreto pero ahora estoy afuera. Quisiera escribir: Estamos Afuera. l,Quien permanece dentro? EI discreto calla como si fuera su boca la negrura de China. Las ventanas de la cas a son lejanas como la pureza del cielo. El celeste agujero de la casa podria ser el suicidio del discreto -pero el no 10 sabe, nunc a 10 recorda, etcetera. (Y 0 voy recordando en la muralla hambrienta del etcetera. Si escribo es porque no se quien esta ahara en la casa. Debo suponer que es el discreto que fui a que conoci, esta mirandome con sus ojos barrocos y abre su boca de lobo ante mi espanto.) Cada lobo me habita, discretamente, es todo 10 que se ahora. l,Quien estaba en la casa? Costuras en la cornea del humo -nadie responde, nadie. l,Qui6n estaba en la casa? Cortezas de mis ojos -y detras: nadie. Estuve 276
aqui, ya no se cuando.
La bruma
se nutria
de mi cuerpo
y yo lcvantaba unos ojos asombrados hacia las roseas devastaciones del flaco amanecer. Estuve aqui, te digo: esta ciudad, estas calles azarosas, estas humedades sobre la piedra, fueron mi habito y mis afectos, pasta de mi sentido, sum a de mi cuerpo y de su fuerza pastosa y ensoberbecida. Mire, 011. Observaciones mias fueron el escenario y el drama. Aqui puse mis pies, sabre est a luz hecha jirones. El agrietado mundo que vi despues, detenidamente, en el Espejo, era entonces compacta, duro, limpio de sus fisuras ulteriores: una masa homogenea y repleta -y aqui estaba yo, diseminado y feliz, drenaba music a como un oboe insolito. El aire y la carne no se desunian, un esplendor los juntaba. Las ventanas eran como vastas cuchilladas, y arriba, sabre los pliegues solares, por las azoteas filosoficas, corria un ancho metal, fluia sobriamente como una virtud. Yo estuve aqui, sofiaba como un castor despierto y mi pecho brillaba debajo de las vendas. Preservo en mi la fiebre infinitesimal, el gram a de eternidad que me enrojece los miembros can sus curvas irradiaciones. La fiebre: alrededor de ella sere un circulo de tiza, trazare mi conjuro en el aire vacio y sentire el vello fugaz de la fiebre par mis fosas nasales, bajara con sus germinaciones hasta 10s meandros de mi sistema digestivo, llegara hasta mis fibras remotas y los rincones atiborrados de mis entrafias -para poner en todo lugar mio su fulgor y su sed, su caliente y difusa potencia de caldo vivo y feroz. La fiebre est a desconstruyendome, desde la raiz hacia arriba, evoluciona como una especie en la sopa mesozoica, es un utensilio del cosmos para que el dios sofiado se manifieste en la yacija terraquea. La yesca de mi cuerpo es la probatoria fosforescencia febril. La sangre mia en la llama recta de la fiebre, como si yo fuera un trapo junto a la llama de la Vela absoluta. El ojo dc la fiebre observa intensamente, hasta encenderlos, cad a pedazo y cada aliento que se desprcnde de mi. La palabra febril toea mi pecho con un tajo violeta. Ay, cerca de mi tus labios. Labios
empapados 277
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por un licor de miedo diurno, por un agua que manchaba Ios feretros. Labios esperados, tersas carnes enrojecidas sobre Ia limpieza del rostro -marcas del tiempo humano, IIenas y evidentes para mis ojos impuros. Cere a de mi, sus labios palpitaron en el muerto air~ de Julio. Y mis manos temblaban como si la enfermedad se agitara a la manera de una onda creada en el agua por el solo y recto peso de mi dudosa mirada de agonizante. Imposible escribir asi, me dije. Mi caminar me ciega, oculta de mi palabras, montones 0 listas de palabras. Retrocedo con Ia pluma en la mano. Pesado, acezante. Voy haeia atras, como una desmenuzada viscera cayendo. Olor a musgo, perfume del yo. Fotografias que vay arrugando lentamente como si trajera retorica en las manos: la retorica seria un miedo y seria un pegamento en mis manos las haria blandas y humedas, desagradabJes. Todo sucede ~on un estudioso dramatismo que se arraiga en mi memoria como una risa, como una alhaja, como una emanacion. Esto sucede: harto de la ret6rica a1 uso, intente desprenderme de 10 que me oprimia ,.. , y el lenguaje se me hizo un gran salon de espejos, .trastabille, jadee y puse la mano en la llaga de otro lenguaje, tremendamente dude y luego volvi la cabeza y la plum a en la mano hasta que 10 mejor fue ya retroceder, buscar, encontrar para no desfallecer, al par que la estrella que palidecia dentro de mi cabeza civilizada. Retrocedi entonees, me tropece locamente y luego ascendi por listas y por montones de paJabras. lQue habia de encontrar? No 10 sabia, lami las paredes para buscar la sal y seguir adelante. Pero 10 que buscaba ~staba ahi, seco y des.apasion~do. Abri la boca para decirlo y entonees aparecio en mr frente el acuerdo de mi posible lenguaje con el mundo. Decidi no desear otra cosa que ese acuerdo pero al entrar en ese acuerdo supe que mas tarde renunciaria a el. Retrocedia de nuevo y ese retroceder era ya un avance. Ningiin acuerdo, entonees. Mi sola voz lunar bajo las 278
acumulaciones diurnas. Puse mi lengua cegada sobre Ias paredes inauditas y espere, espere, espere a que se abriera la piedra. Lo que empece a decir abri6 la piedra y tennin6 fulminandome -de modo que abri los ojos de nuevo para encontrarme en las calles y entre la insolita gente. {,La pared me rechazaba; 10 que dije esta1l6 deshaciendome y 10 que ahora se despierta esun harapo mio y no yo? Mano de ceniza, circunda el papel -y no vuelve, rasga el meridiano del ojo y el mapa de las huellas. Tarcer, trenzar: la mano hace un viaje por el tejido universal, acariciando. El viaje ldestruye la ceniza; la vuelve sino y semen, vida? La mano toea el papel y no vuelve: dobla el cabo de la pagina para desconstruirse, cada dedo apunta al cielo de su azar. Ceniza afilada hacia los vertederos de la manana, ceniza precipitada por el abismo de la comisur~ labial. (EI muerto tiene la boca cerrada y su mano esta rodeada por la ceniza sacramental.) Humo hilado a ceniza, el papel emblanquece de asombro. EI ojo vuelve a la mana y el aliento construye las desapariciones apetecidas. . La ceniza se dispersa en el viento construido po~ el ojo. La mtisica sedimenta en la pagina como una henda perversa. Las incisiones de la ceniza son afiladas manchas sobre 1a p1enitud del ojo asombrado. La tension y la altura de la plumilla se distribuyen como puntos de fuerza. La tinta japonesa est a construyendo 1a gratia del inc~rable. Todo es cuesti6n de desalojar 1a pobreza, hacerla espejear. La escritura difunde lineas munnurantes, negras conste1aciones. La estrella de 10s signos se cierra sobre S1misma para mejor estallar. La plumilla esta volviendo desde ninguna parte; 1a tinta estalla como 1a ce1ebraci6n de 10s signos, negra constelaci6n. La tinta se cruza con 1a plumiIla: haz de condensaciones. Inmaterial, e1 incurable se vierte sobre la cuadricula para que su cuerpo recobre el sentido. Recobrar e1 sentido: el incurable tiene 10s ojos llenos de su propio cuerpo, devora su a1ucinada claridad, su negrura japonesa sobre 1a cuadricula. 279
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La plurnilla recorre el cuerpo incurable hasta que la pobreza es el reino recuperado. La plumilla es el instrumento del reino. EI reino es un modo de ser del cuerpo incurable. Guiiiapo japones, torcida mezcla de tension, posicion, altura. Todo se difumina: solo queda la c1aridad. Un lago arde y suefia bajo la luz helada. La linea pura de los volcanes reune la virtuaIidad de toda devastacion -y al mismo acorde con que la mirada los capta, gesto luminico contra el gris, el blanco, el color pardo, muestran su reposo aciago, su inaudita quietud. Un lago esta sumergido en mis manos. Los volcanes hunden bajo los lazos claros de la mirada un tiempo sordo y conminatorio, evidente y feroz. Un lago viene a mis labios en cada sucio amanecer. Los volcanes ponen su curaci6n de nieve sobre la mancha atroz de la mirada constante, incurable. Un lago soy, la piedra soy que cae y crea los circulos donde los arduos voIcanes se reflejan. Lagos, volcanes. La soledad, fuego sobre el vidrio. Vasos humedecidos par un alcohol cuyo nombre es "miseria las tardes". No he dicho esto, nada sucedia. Tiempos adversos. Pero yo estaba en reposo, como un lago -estaba seco y humeaba, como un volcano La soledad rezumaba sus miserables alhajas de fuego tardio, pobrisimo alcohol.
de
de
Aprisionado, adverso tiempo donde la soledad es un color y un utensilio de la vida para poner sobre la arcilla que somos una conminacion, un ruego, un grito magro de terror desvelado. Eso esta sucediendo, te digo. Nadie nos oye, abrazame, hazme vivir. La soledad es fuego sobre un vidrio, la veloz evidencia de una sobrenaturaleza que se nos muestra como lejania. La magia de tu cuerpo esta sobre la arciIla del mio. Si me abrazaras hey, si ahora pusieras tu mana sobre mi dulce pecho y abriendo el tesoro de la manana deshicieras sobre mis ojos muertos un jugo delicioso, si mi pecho fuera en ti, en tu boca, un pan ensordecido por la 280
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belleza y por la luz que la racion del tiempo adverso nos concede, si pudieras entrar en mis enfermedades y brillara sabre mis vendas tu nitida estatura ... Eso esta sucediendo, esta ocurriendo que te espero como si fueras la evidente criatura de la sobrenaturaleza. Se que es romantico 10 que te digo, pero conozco las miserias de que esta heche el tiempo adverso, su cinismo astigmatico e incisivo, su miedo de la vida y la arcilla que somos: como nos destruye ese tiempo con sus adversidades, con ficticios peligros, con la insidia que pone entre las cosas como un Cristo de paja. Eres la sobrenatural evidencia de una lejania. Tus brazos caeran sobre mi como la rafaga de una in solita curacion, como el copioso flujo de algo que est aria naciendo ahora, si me abrazaras. Ludi6n en sangre, a tientas en la neblina y linfa de las murallas venosas. La luz del cuerpo crea inercias, desplazamientos, desconstrucciones; capta el ZUllO de su propio moverse; y sube -ludiondel suelo antiguo y Iantasmal del origen para luego bajar, sensiblemente atado al devenir difuso, hasta el enrojecido flujo del acontecimiento. Deviene y acontece: remonta sus cordilleras incurables para ser el; abre nudos, enlaza ovalos, quema sus visceras -yen la deriva prevalece como todo 10 anterior, siempre y pemiltimo, a la muerte. La Iuz del cuerpa es apetencia de moverse. No tiene eternidad -ni equidista de muerte y de origen. Es el rostro convertido en ludion. La espalda sobre la blancura inquieta del agua. Los ojos atravesados por el humo y el polvo de sus exploraciones. La yesca organica recorrida por los fuegos de San Telmo de Ia fatiga 0 el placer. Los aridos dominios de la cornea, los hues os palidos, las ufias crepusculares. La luz del cuerpo se cruza consigo misma a la mitad de la botella del mundo. Su ascenso cubre una extension, una densa cuadricula; su descenso es una linea que prolifera. Ludion en sangre, sin adentro ni afuera. 281
La nocturna exterior la toea y la penetra pero es invadida por ella. EI hennetismo solar es una linfa atravesada mil veces por esa luz inmovil, sedienta, inverosfmil. Siempre desconstruyendose. Amasa sus lejanias mas intimas en medio del cuerpo universal donde su Iuminosidad, Molinos es la sombra de un dios delirante 0 incurable. ' Limpio de toda secrecion, sall a la calle. Estaba atardeciendo y una arena se desplomaba, yo present!
que no era la luz un tesoro para rni ni una curacion. La luz venia arrastrando arenosamente la sucia caida de 10s cuerpos, 10s apetitos concretos, las exha1aciones de un gris devenir. La ~uz me acerca.ba, s~, pero sangraba yo a ojo descubierto, a pierna suelta, invadido por innobles murrnullos. Yo solo funcionaba manchandome, a oscuras, en huida. Y sin embargo, sin embargo me detenia, volvia la cabeza para ver mi 1impieza y la civil probabilidad de un estilo. La luz, arena infinitesimal, era solo un campo junto al camino una pradera sefializada, un limite, un borde para toda ceguera. ' Toque durante un largo momento la sustancia inaudita de la manana y mis brazos fueron como una fior en la horrenda luz que bacia surgir el mundo. Mis vendas ya no me molestaron, fui acercandome, A fin de no olvidar mi vida, puse mi lengua sobre la credibilidad de mi muerte -y lami como un perro deseoso y fiel. Me desnude el torso y ofred mi sangrado costillar alas deidades inexistentes. .. Mis vertices fueron abriendose como bocas eternas. Mis manos tocaron l~, raiz de la !uz has.ta que empece a sangrar, de nuevo me salio pus, perdi los oj os, se me cayo el cabello. Fui de nuevo el vivo a medias, y arrastrandome rezrese a la cama y entre por enesima vez . en 1a nube de los medicamentos, Ias jeringas, el suero y la blancura que prefigura el chispazo vacio de las ausencias definitivas y los lloros estupidos. La manana se hizo de stibito una nocturna curacion un doloroso yodo, una gasa invivible. Abri 1a boca para que me pusieran sobre la lengua extrafias maderas. ,
282
,
•
b
Ofreci mi antebrazo a la universal fruicion de las inyecciones .. Fui otra vez el incurable que ustedes conocen con mi saliva a cuestas y mis palabras mas fragiles que la brisa que me disuelve los rasgos de la cara. Me acerque a ti, pero estaba fatigado. La suerte me tenia tornado por los cabellos y me zarandeaba como un mufieco de trapo. Me acerque a ti, estaba fatigado. Al recobrar el aliento, nerviosamente dije que era el deseo 10 que a ti me llevaba, tu no 10 comprendiste. No se, no se 10 que paso. Toda mi mala suerte, mi "torpeza" me alcanzaron el rostro con sus llamas azules, me volvi hacia ti, ya no estabas ... La carne tremula bajo las manos nocturnas. El escuchado susurro del deseo. Un lento gemido que se acerca y pone sobre la piel una figura deslumbrada -nada mas esto, y luego el furor q';1e desearia el desgarro mas limpio del cuerpo, i,el propio cuerpo? leI otro? i,Quien estaba en la noche buscando la tersa evidencia de un deseo y de una respuesta? Nadie 0 el incurable, el deseoso. Ese que susurraba quiere abrirse paso, romper el muro y salir a la luz, acaso con el rostro baiiado en lagrimas ... i,Que es 1a luz, ahora, mientras el incurable gime solo bajo la nocturna y sus pausadas aniquilaciones? He buscado estas flores de sal sobre tus labios. Y en las alacenas, cuando hablabas, brillaron como. un "remedio", yo estaba de bruces, tirado en la sala, y respiraba como un monstruo. Las lamparas tenian una luz salada y florecida, tus labios no se acercaban a los mios sino para matarme -0 asi yo 10 creia, pesadamente vivo y lleno de sangre perfecta y sola. Sangre, mi luz: necesaria de mi, con una rama de cielo nearo puesta sobre mi frente. EI aire nocturno to me llenaba los pulmones con una negrura insolita, me incorpore para buscarte pero en tu lugar descubri la silueta sedosa y malign a que tu ausencia alimentaba. Estas flares de sal son sin embargo 10 creible que sube hasta mis parpados para que sobre mi descienda la 283
zona c1eliciosa, espantosa, de la enfermedac1 -tenaza-,
loca y Iertil circulo donde
ennegrezco.
Flores de sal, tobillos Iragiles. Las minas amarillean en mi garganta -palabras viejas, palabras inventadas. Ruinas de frases que acariciaron los fragiles tobiUos del cuerpo metido en la noche. Flores de sal que se desvanecieron detras de una certidumbre de mundo. Toda la noche volvi, con Ios ojos cortados, 10s b.raz~s dudosos -arena en mis dedos fue el viaje, sangre para mis pies. Puro cansancio bajo la oscura presencia de 10s diamantes lunares. l,EI viaje? l,D6nde estuve? Toda la noche volvi, sin suefio y sin esperanza, a tocar Ia desvanccida imagen de un viaje posible, de una muerte posible, de un suefio interminable. Regreso al monstruo, no 10 veo. Escarbo el cieno, me muerdo Ios tobilIos, hundo Ia c6rnea livida en el foso de sangre. Ni un costado del monstruo ni sus labios marinos ni sus oscuros ruidos ni su atroz salpicadura. Un muro aqui, un lienzo lobrego alla, Instrumentos de tortura. Nocturnas galerias, desfi.l~uradas piedras: . No hay jauIa, celda 0 prision, que sobreviva al monstruo:,Y sin embargo medra, humedamente, y nunc a sale del Cas~~Lo. Esta aqui, sabido y presentido, siempre: como un astro fijo en mi cabeza celestial. EI agua del Castillo no 10 refleja, mi paso no 10 sigue, y de su densa huella no hay rastro ni milimetro inicuo. Se aleja sin sentir, su tintura en el aire es una espesa forma de la distancia, hueco de los cuerpos. Y su cuerpo al pasar vuelve cano el aire, rompe de lejos la vajilla. Ay, acercarme al monstruo, a su salud deleterea, y ~espir~r su alien to rojizo y destructivo hasta sanar de todas mis heridas -hasta cicatrizar a brazo suelto, a nariz congelada, a manos abiertas como un erizo tibio. l,D6nde esta el monstruo? l,Y que es? EI monstruo es oro liquido sobre la linea de las fermentaciones Y pulsar duplicado, ola conc~ntrica que ~ompe sabre el abismo de la minima playa, tus labios, estos parpados. Es una linea sobre el agua, calurosa y repleta, Es un alfiler
que cava el segundero, y no es tiempo directo y sucesivo -sino una duraci6n en que cada segundo se tuerce, se escama, se vuelve rctorcido blindaje del segundo siguiente y 10 envuelve, 10 aniquila, 10 ata y 10 restituye en el pasado. EI monstruo cs un animal son ado, en la confluencia de miedo y gozo. No se detiene, huye, no cesa, no suspende su mandibula sonambula y fiotante sabre mi cuerpo de grifa. Me perdona, Para que yo no 10 mate con mis tenues caricias, can mi saliva perfumada. Sabre que olvido me perteneee, 10 sabre como si fuera un pozo esa sombria y lateral manera de pertenencia. EI olvido anega pero organiza; es un orden, un modo de negar al cuerpo, la sedimentaci6n de Ias fisiologias. (Olvidare de ti tu paso, la fresea lucidez que distribuyes: luego, afligido, saboreare Ia ausencia, 10 negro y la perdida -cada yo que yo sea se acordara de ti por el meridiano del olvido, y asf crecere.) Sabre c6mo la chispa que tengo entre Ios dedos habra de sumergirse, neutra, de ingresar en la Ietal disolvencia de la enfermedad que padezco y me olvida, tirada de dados a cada in stante muerta sabre mis venas crepusculares. Soy incurable, olvido, dudo, me tambaleo: todo episodio en mi congrega todo 10 que no se, todo 10 que he olvidado y el sinsentido vivaz de Ia palabra todo. Cada palabra en mi es un olvido. Cada rostro, cada fragmento de piel tocada y apetecida. Insostenible el gajo cuyo reves de Iunes roza el domingo de la boca -tan fragil pues como la misma boca, como Ios enterrados petalos de la diaria mandibula. Interminable, insostenible, suspenso gajo, supremo gajo: trozo de Iuz sobre la piel, sobre el llano labial. Gajo, gajo de lente, lenteja diurna como una gota de mercurio. l,EI gajo? Desprendi~i~nto real haeia Io~ labios, to.camiento. Luz parce1ada, vendimia concreta del cielo frutecido; puro resumen del fulgor descendiendo a los reinos continuos de la boca encendida en la burbuja recia de la Enfermedad, 285
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Gajo: remedio, capsula, curacion. Se entreabren 108 labios, l,acaso ha de salir la fruta enter a 0 la palabra eI?-v~lventeque contiene en cabal futuridad el esperma del g~Jo. . La boca es el zozne incurable que tritura los gajos. Este gajo no sobrevivira, ~o predominara en el teatro de la boca todo-significante. El lunes se convierte rectamente en domingo. Por eso envuelvo, vuelvo, regreso. ~nocultab1e como un gajo en la noche, toma rm paso en 1a negrura brill ante, no sabiendo. . Inocultable curo la herida, vuelvo a abnrla] la envuelvo en 10 negro del aire infinitivo, en la sombna rectitud del esputo. Asi el ruido es el paso que no. di, el nombre que jamas pronuncie. Todo esta suced!endo encima de membranas, aqui, del otro 1ado que ahora y siempre soy, .' tenues transformaciones, cambios ardientes . como el teatro donde mi herida supura mtennmablemente. El olor de las flores me contie~~ a la mane!!! de un frasco -es un erizado perfume, una ~amna emanacion. ". Las flores me sefialan como SI fuera yo un muerto, diterentes de 00"; . al sefialarme reposan, devienen sin embargo: se reflejan cerradas sobre mi cuerpo clausurado ., y mi piel es una extension que las une a1 mundo .' a traves de mi. Su devenir como un aroma que espejea sobre mr piel d ' , es una modificada sensaci6n de mi cuerpo: dentro e nn esta y deviene el mundo, _ . cerrado y surcado por un olor de ext.r~namten~~. . . Ni flares ni piel son entonces una version de mi identidad: no 10 son a traves de mis sensaciones, . no 10 son sabre rni superficie reflejante. Mis versiones ya estan deviniendo en la vinculaci6n floral . y el emponzofiado aroma que las derrama ,hacla el m~ndo y las abre como un abanico de oscuros petalos, extranos Y cerrados. . f ., l,Oler las flores "diferentes de mi"? Pregunta 11l initrva y mortal . que atraviesa de parte a parte mi identidad corporal 286
-y se refleja comohechizo en las palabras que escribo. Al encontrarme, at interrogarme en las "carceles de invenciones"
que levant an las flores en el espacio loco, el olor de mi cuerpo caido se mezcla a la fuerza de mi sensibilidad. Es asi que, al percibir el arduo perfume, se c6mo es la versi6n de una muerte mia . y desconozco el modo en que deviene mi espejo corporal en este mundo ajeno de las preguntas infinitivas. Oler y preguntar. Flores junto a 10 que es diferente de ellas: una erosi6n de identidad, un gasto que me distribuye como enlace y como proliferaci6n de muerte, cuerpo, reflejo e interrogaciones. Escucho las cobrizas modulaciones, la radiante cesura de la ceniza matinal -rompe la noche como la ala idolatrica del Incurable. La boca del Incurable es la escollera donde la noche se disuelve y la manana enmascara el arma que produjo toda lastimadura. Noche de la herida que tuvimos, de la herida que no supimos encontrar. Si yo hablara filos6ficamente, podria explicar c6mo mi ser se disolvio entre 10s rizos aereos de las modulaciones y c6mo la herida del morir no pudo trasladarse a mis peores adversarios. Si yo hablara filos6ficamente, si yo hablara y 10 hiciera de un modo cobrizo y filos6fico, si yo hablara, si pudiera explicar, explicarIo, explicarte como mi morir fue esa misma multitud de las ondulaciones que caian, relampagueando, atrozmente, sobre mi herida abierta y sobre mi morir intransferible (Heidegger). Si yo hablara a tientas, filos6ficamente, como un atroz adverbio que muriera en mis labios, el morir se haria nada, yo viviria y pod ria explicarte, explicartelo. Yo: Juan, planeta, herrumbre, tengo estos ojos tenues para el minuto que me llena. Nombre, pliegue, frijol -espacio donde mis cuerdas se tens an y mis dukes cartilages inclinan llamas rfgidas. Orbe de vfsceras que me tienen sobre su mimero continuo. Arde mi piel, silencio que fluye asi, de mi a mi; de mis manos al mundo y de mi boca at mundo centellante de las bocas humanas. 287
,I
(Oigo de ti 1a frase que esperaba, no es mi morir aun, me tocas can las ufias verbales de tu decepcionada carne. Olvido en ti el trapo sucio que rozaban mis dedos, la busca en ti termina, arida, termina en ti la busca para multiplicarse como la lengua del agua que abraza las raices.) Arranque una sucia bebida a la pureza del dia. Habia un despefiadero, gris multitud. Las latas me acariciaban los pies, puntas exiguas de una cafda, de una desastrosa predestinacion. Descalabros, hendeduras, hondonadas exhaustas me rodearon al modo de un cantico. Mi cuerpo naufrago surco, pues, 1a pureza del dia; y mi est6mago fue en ese peregrinaje un conmovedor puiiado de posesiones, ferrnentaciones, transform ados encadenamientos que irradiaban a 10 largo de mis piemas caminantes y en la linea de mi cintura sostenida por Ia luz desigual. Y de 1a luz, como de un arbol, arranque las contrastadas sefiales de mi muerte, de una liquidaci6n, de un jadeo: el arbol que era una sola luz se deshacia por dentro, se iba destruyendo de la misma manera que en el tiempo se borra pau1atinamente una profecia que se cumple. De mi propia vida, de mis desahucios, de mis duraciones, fui arrancando la sombra de una llaga, 1a tinta de una viscera, mis ufias en pedazos. Y todo eso era bueno -me dije-, todo eso era incurablemente bueno como el irremediable sol, alla arriba. Sobre 1a linea misma de 105 Hechos, vi como se rompia 10 que yo pensaba del Acontecimiento. Al pensar, senti la venda del suefio como una envoltura de mi grufiido. No pense, entonces; ni articule 10 trazado por 10 que acontecia, Se rompi6 en mi, debajo de las vendas, el brillo hiimedo de 10 Pensab1e. Heterot6pico hecho, multiplicado Acontecimiento. Y no se reunio de nuevo para dar cuenta, sigui6 la linea misma donde fuera subdividiendose: fuente que a1 desbordarse cubri6 el enves de la membrana, el Pensamiento del mundo.
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Puertas del brillo, cerradas como un bloque de feroz aislamiento sobre mi 1engua insepulta ... Claros gusanos metidos en e1 brillo apetecido, mecanicas materias. Y asi su 1uz dispone, distribuye ... Y yo insisto, saco 1a lerigua: el brillo tiene puertas cerradas para mi, es un diamante quieto, inabordable. Mi boca entreabierta es un homogeneo tuberculo de sol. Y mi lengua insepulta 1a extrafia raiz don de mis papilas son el desmayado simulacro de palabras no dichas. La donaci6n y el olvido. Inconfesabilidad del pensamiento al recibir el don. temblor de manos que vuelcan el deseo en otras manos, al dar. El olvido escribe sus barn ices de miedo sobre el regalo. EI pensamiento escucha el deseo y se funde con el. Despues el don escucha la mana que se tiende en el aire apretado. EI objeto regal ado contiene todo el olvido del mundo y todo 10 imborrable de 10 pensado. Al final s610 queda el deseo: brill ante bajo las vendas. l Y el fetiche? Se desliza, a veces, entre la deriva del Incurable y las armas del mundo. El fetiche sobrecarga el mundo, 10 habita COIl su empolvado cielo de ficciones. Adversa soledad del fetiche: no acompaiia al Incurable sino para enterrarIo en una soledad cad a vez mas ahogada. EI fetiche se vincula con los aridos rostros del idolo yarde bajo la lengua atroz de las pasiones. Tu boca herida, y arriba 1a 1uz, la sucesiva luz -caia sobre nosotros, a un lado de las terribles fuentes, sobre monedas extraviadas. La luz se situaba soberbiamente sobre tu boca herida. Pude acercar el indice hasta tus labios y tocarlos: no 10 hice, dude y luego estuve seguro: tu boca herida era mi presagio de muerte y resurrecci6n. Sabre tu pecho y en tu cintura descubri los signos de otro dia diferente de ese, Caminamos junto alas fuentes: as! toque tu mana y al ver tu boca herida imagine la escena del abrazo y las brilladas junturas de la saliva en el beso primero,
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La escena estaba en mi mente como un arbol fresco entre la brusca luz que en ese momento nos rodeaba. Pero 1a luz escondia la imagen de una noche des nuda y de un as sabanas de rnisteriosa textura; desnudos, abrazados, nuestra saliva estaba en eI rostra de esa noche, tus piernas existian para mi como el mar, y al pasar mi mana -en un ademan humedo y excitadosobre tu vello, 1a boca que habia estado herida se abrio para que yo la besara, te besara, con una evidencia que era tambien tu mano dulce sobre mis piernas y en mi cintura tambien Iresca. AS1 tu boca herida estuvo enteramente situada en mi imagen, y al retirar la mana y despedirme, vi sobre tu cara una expresion de duda, de incertidumbre. i,Pensarias 10 rnismo? i,Imaginarias tambien mi cuerpo desnudo, casi desconocido, enlazado al tuyo y abrazado a tus piernas y con una lengua ansiosa sobre tus muslos humedos? La luz cae alrededor y tu boca herida es el sentido de toda posible imagen, esta manana caliente, junto alas Iuentes terribles y en busca de las monedas extraviadas, nuestra vida.
en la sequia lamentable de mis veintiocho afios y, como hace tiempo, preguntaba tambien ahara donde era adelanteT: Era un individuo: yo, segado par un ta1ado alcohol, y reducido alas minimas calles mexicanas de las 9 de la neche. Y recordaba haber oido: "Tutto questa cosa menta Ie" como quien escuchaba un eclipse sobre la boca propia. . i,Lo dije? i,Y quien leia, eutonces? Abrace, abri un cuerpo ciego, Ias flamas turbias de Ia noche mexicana estaban sobre mis manos -y el cuerpo se redujo a una soledad I?-i~imetri~a. . Lo cierto es que estaba solo, yo: el Individuo S111.remedio .. Hubiera tenido que gritar, deshacerme como una meve. maldita, Hubiera tenido que roer hasta la Ultima gota el agua luida de mi rostra en el charco. Pero estaba solo y solo: no habia para mi ni para mis deseos ni para mi cojo amor un Espectaculo -pues i,a quien ofrecerselo? i,de donde ~alir a la lu~ del escenario si el Teatro era la mugre misma sumergida en el charco? Hablaria hasta desmayarme, pero no hay nadie y siento el brusco sabor del aislamiento sobre mis labios y sobre mi acumulada estupidez.
"La mugre debajo de la una" -Ie! en voz alta; y tii exclamabas: "Tutto questa cosa mentale", pero la mugre estaba ahi, discernible como la mana de su reino. EI libro era la atmosfera de la mana y la p1anicie del ojo. Dias de vino y rosas; pero alli, sin mas, debajo de la una, la mugre con una planetaria fidelidad. La mugre-artropodo, horrenda y pendular, contaminaba la media luna de 1a una. Y en la respiracion del dia la mano levantaba toda la carne de su testimonio para detener las implicaciones de la mugre. Mugre incurable, seca y Ieroz como un arbol Ieroz abandonado en el semirrecuerdo, detras del ojo que envolvia la presencia de ese limpio libro sin uiias.
Doblo una sabana loco y deshabitado
e
He buscado la continua serenidad, ahogado, agonico -inclinado para ver ese rostra que me observaba desdc el charco y Iluia con una espantable quictud hacia mis pies desasistidos. La destruccion del aire me rodcaba, yo estaba 290
e
con desesperacion, de bruces, -incurable. EI jueves me observa con una meticulosa frecuencia, con muletas, con sanguijuelas; el jueves . . determina en mi la oscura senda, el cam1110 masticado. Por ahi vay doblando una sabana, un objeto repleto de sies y gemidos, de auroras infimas donde ,~l cuerpo se revolvio para buscar la seca luz y e1 canto de I?s pa~aros. Al doblar la sabana, el jueves me roza con un impenoso instrumento: el olvido que me obliga a asumir. En la sabana se van dibuiando, sobre una blanca Ilanura, los huecos negros y violetas donde cae to do 10 que he ,vivido. Olvidar, al tiempo que desesperadamente doblo esta sabana, Y luezo habitar este jueves de largos tragos y de bcaminatas esteriles como drogas rectilineas para mi boca. Fehaciente, incurable. Toda esa mandibula incan tatoria, esa hez rutilante, 10s gajos de Ia tarde sanguinea y el tumor luminoso que se observa encima de Jas casas cuando
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la noche sobreviene -un bulbo filiforme sobre la comisura mas carnal de las puertas, una secreta emanaci6n de los charcos, el alma de la ciudad muriente que baja por el insolito flujo de la pleamar amontonada de 10s suburbios. . Esto rindo, este es mi testimonio: fehaciente, incurable testimonio del desvelo atroz, . del alcohol que domina como una mano turbia mi cuerpo desolado, palabras indole,ntes puestas, como al desgaire, sobre la sabana de la angustia. Tetric.as yacijas para mi mano descompuesta, para mis ufias sucras. Cofres abiertos desde donde me miran los pedazos, joy as, de Ios cuerpos am ados en bajas naches de cristales oscuros. Cucbillos al acecbo, fiestas que nunea terrninaron ... y los puntas suspensivos, tres, tres veces, largamente asediados, calma sobre la cara de la tempestad que se detiene sobre los rasgos del pensamiento.
v=
Por el reves, hablo con otra voz; y me despierto, Es la mujer que me sostiene sobre gas as heladas Ios frios roces del insomnio. ' La mujer que yo soy, Ia mujer que es yo; su rostro limpio y fresco, de p6mulos definitivos, de labios mas eternos que las piedras del desconsuelo. Uno esta lastimado, huele la sangre propia y luego se levanta hasta tocar un cuerpo, recoge 10s papeles, orina de esta manera en medio de la tarde. Esta uno tan lastimado (y no sabe bailar), la propia sangre buele por los rincones (y uno ya esta demasiado borracho) y due1e aqui yaqui -pero el dolor es un brillo de vida y eso 10 desconcierta a uno, que ya no tiene mas 10s nervios en su lugar. l.Que es Jastimarse, doler tanto? Si pudiera decirtelo: te quiero, amo tu cuerpo bajo el sol, deseo tus manes c1aras sobre mi pecbo vagabundo. Pero duele aqui y aqui -estoy triste y he preferido callarme, mirar este cristal sobre la sorda palma de mi mano. Ya no estoy mas en mi
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sino en el hilo atroz de esa lastimadura sabores afilados y su gris magnitud.
que me alimenta
con sus
Uno es el incurable que ya ustedes conocen, el individuo sin remedio. Esto que es uno va por las calles, se tropieza, despide un 0101' de sudores y de memoria muerta. Es que uno esta vestido, duele por los costados. Uno es la inaudible persona que tristemente escribe estos renglones, mira el techo y se acuesta sobre la cama a no pensar. Uno es este peso visible sobre la sabana directa del desconsuelo y gime bajamente para que nadie 10 oiga sino estas paginas, 105 muros y la brisa. Uno esconde su negrura bajo los dientes y no dice palabra. Uno se ausenta, ya no se le ve mas. Esto es un cuento
de aflicci6n y de magia:
Por Ja mandibula ceiiida, los dientes apretados y el cianuro, bacia arriba; por el gargantuesco anhelo, el sabiclo color de mis pupilas, el ancho munclo de mis manos. Y por tu joven pecho, el dia OSCUlO de mis besos en tu cintura enloquecida. Por todo eso, la muerte que me das; el sorbo ciego de mi sexual ternura; par el tiempo que pasa en tus espaldas claras. Por est a tinta y el carnal bumo que despide, bacia abajo; por tu lengua de ciervo en mi vientre sensible. Por eso escribo, amor; y en el alcohol que me llena las venas miro ya tus imageries, el alma que me diste, claro monstruo cuya guirnalda es mia, mis entrafias, mis visceras. Y por la yedra que imagino en tu pelo, pOl' tus cabellos de muchacba lunar, y por Jas calles que pis as y por tus piernas hicidas. Por eso escribo ahora, me muero enteramente en las palabras que te doy -para que luego soples sobre mi y yo viva de nuevo. Si pudiera decirtelo llorarias junto a mi. Terse animal de angustia, ni llenaste mis ojos. Si pudiera decirtelo , .. Hoy no estabas aqui, no estabas -y
yo
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r
I
revolvi los papeles y recorde esa arena: tus tobillos. Y los pape\cs eran tus huesos en mis manos, eran ya tus oidos que escuchaban mi suplica no dicha: muerte par mi saliva, muertc solar de inauditas presencias, lamina de infinito. La piel tuya tocada una y otra vez como si fuera un suefio, como si fuera un humo. Piel donde habre de llorar, ciervo Iecundo , .. si pudiera decirtelo. .
No he de buscar en ti nada que no sea el color de mi lenta rnelancolia. Eres ya cl lado oseuro de mi melancolia, la famosa tristeza de 10s poetas. Y eres una fiera sobre el agua insegura de mis manos. EI animal que hay en rni te va borde and 0, eres un arbol y tus palabras brillan entre la fruicion verde que la Iuz de la . tarde distribuye.
El incurable jadea solo. Esta inclinado y se toea los pies .. Inmovil, va recordando el agrio espacio del amor, Un amor incurable, espantoso y descable en sus totales llamas blancas. Toda la Iascinacion del incurable esta en esas imagenes: Un cuerpo bajo el sol, una delgada carne que puebla el mundo para que el incurable pueda gemir su amor por las calles y en las habitaciones, bajo la sabana inaudible donde se toea largamente. Este amOl" lleno de turbias voces -y el incurable asciende, baja de una vertebra a otra de su edificio fragil. Ya que 10 saben, miren ustedes, mirenlo" como jadea, solo; como junta los dedos para poderla recordar, como se sienta junto al fuego para calentarse solo un poco. Y dice esto: "Amor mio de muslos infernales. Voy tocandote y en mi cabello suena el agua toda de tu boca maravillosa. Eres ya todos mis fantasm as. Y estas ahi, alla, lejos, vestida. Si pudiera decirtelo: me reconozco en e1 sol que te bafia, y entonces que asi es e1 amor, amor mio de toda mi desdicha."
5e
La arcilla de tus recuerdos y el vertigo que se hunde por detras de mis ojos confluyen sobre este minuto apetecido. La afliccion y 1a magia son las decoraciones de la herida. La herida: este beso. Tus labios que me ciegan bajo la oscura multitud de la tarde. (Reeordarte sera ver en tus labios, en 1a memoria azul de tus 1abios, bajo la discernible luz de la tarde, la marca de mi deseo deshaciendose como una estatua de pol va sobre tu carne limpia.) i,Donc1e estas ahora, mientras yo toco estas paginas y ordeno maniaticamente el escritorio? La ciudad te protege y por su sola muchedumbre guarda tu enigma para mi, para mi muerte y la piel de mi vida, la piel que acariciaste.
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Te imagine de espaldas, veias el aureo pozo de la tarde y en tus labios, aeaso, el brillo de la saliva era premonicion de naches can sabor a Iagos profundos y deslizados, tan oscuros como tus ojos que yo no veia y tus manos bajo la tela de la ropa que te protegia del frio creciente. Eras un solo cuerpo en la sombria plenitud, una materia integra y oscurecida por la noche prevaleciente. Eras ya para mi el recuerdo de sangre que me invade 105 labios. Lastrados de fulgores, como espejos 0 sogas, como c1ragones en la boca de un muerto gigantesco, pausados como crepitaciones 0 muescas, incurables, avanzamos por la noche desfigurada -pero es una ilusi6n: detras no hay nadie: estoy solo. Estos cuerpos de arena eran mi sola reflejante quietud, mi diseminacion en Ia hora en que el alcohol me ciega y m.e acongoja como una liebre bajo el hacha refulgente de toda la frialdad secular. Pues frio es el mundo en este instante que se eierra como una mano Iobrega. Frio. Si toeara de nuevo tus luminosos parpados y pusiera mi boca sobre tu boea y mi lengua deseosa sobre tus ufias y si levantaras la vista para ver como tristemente preparo una sonrisa para tu hermosa cuerpo, e1 tiempo se detendria hasta que la nieve de mi melancolia se deshieiera en ese siglo caliente donde tus brazos habrian de recibirme, pues est aria abrazado y tti est arias abrazada -y el aire circundante, sordo y disgregado para abrir paso a la respirada separacion, nos cubriria con ligeros enigmas y con extraiias disgregaciones. La luz de los objetos es una cura engafiosa, Los objetos despiden una lugubre seda sobre 10s craneos.
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La luz recogida por eI cabello ignora la oscuridad de Ios craneos. El cabello esta sumergido en la ignorancia de la cura, El hueso craneano tiene su fria luz inmersa. Los objetos se recogen hasta la fracci6n engafiosa del craneo. EI engafio de Ia luz es una cara que en realidad es un craneo. Los objetos olvidan la seda del planet a lucifugo. El craneo huye sin cesar hacia su fria luz recogida, La inmersion del engafio es la fraccion subigual de Ia luz recogida por 10s objetos y el craneo, La cura es una inmersion en la seda subigual del engafio lucifugo. El hueso esta integramente en luz, cura y engafio. La sed a recoge y fracciona la oscuridad osea, La eura toea la fraccion osea con un asombro lucifugo. A medianoche, los objetos dan contra el craneo: se abre la herida incurable. No es el suefio, te digo. Son tus manos inmensas sobre el mundo de mis entrafias. Tocarme, desvanecerte: actos fallidos que oscurecen todo mi escepticismo y 10 vuelven "un hila cada vez mas sutil" y cada vez mas desengafiado. Mi escepticismo, dices, prohibe que te acerques. Pero si este deseo est a muriendo de ti porque te aleja como un asteroide. "Cuesti6n de esfinteres", 01 que decian que dijeron. (Capistracion, atresia, como te 10 decia.) Esta Ia hora cocinandose como una maquina a destiempo. Y tu brufiida sal esta Iejos de mi, como si yo estuviera en una galaxia dormida y aureolada por 10s avisos de muerte mas sanguinarios. El rostra que se hace polvo en Ia memoria, las manos y el cuerpo que tocamos como si fueran una forma laboriosa de eternidad, los cabellos que en la tarde infinita supieron ser para nosotros el alma misma de 10 que Ilamabamos "el carifio" Ja piel que el tiempo qucma y consume hasta la triste ceniza ultima porque esta escrito que es un asunto destinado al olvido, el murmullo de cicrtas palabras que van liquidandose bajo la inexorable marea de la duracion, 296
la delicadeza de unos pies besados como si fueran la prueba de que ya no existia la soledad, el perfume de un cuello que nuestra boca solicito porque era el olor de un bosque y de una cercania, el abrazo que se aleja en el recuerdo hasta convertirse en un tcatro de cuerpos fatigados, los ojos nocturnos y su savia de miradas dukes y penetrantes, el propio cuerpo que imaginamos mutilado para volverlo indestructible, invulnerable a la compafiia y al amor. Hazme un mapa, te digo. Tu cuerpo es un mapa y un desafio; es una soga bajo mi cuerpo de ahorcado. Hazme un mapa, largo tejido como tu blanca piel que he tocado a pufiados, enloqueciendo y con una especie de miedo "p6stumo y sacramental". Un mapa en mis heridos miembros y en los labios que ahara se cierran sobre tus suaves senos. Desnuda, largamente besada por una noche que fue como UIl espacio de "islas a la deriva", de carne magnifica. Pequefios pies y cuello fragil de animal asombrado. Ha7JJ1C un mapa -y cuando estes abierta y mi cuerpo penetre en la humeda sombra de tu sexo y mi saliva te decore el cabello, recuerda entonces que has hcclio este mapa con los brill antes residuos de mi carne. Me circundo y me beso, incurable. Veo mis cabellos en el espejo y en el ahogado esplendor de este mundo entro en la sombria muchedumbre sexual. Mis brazos cantan para un dios escondido. Gris, gris la tarde; confusas noches para rozar los iconos de la memoria, pies que los perros pisan, cuerpos deshechos en la mismisima cicatriz que mi carne dejo abandonacla dcbajo del silencio de la saliva universal. Estas cosas he visto y he tocado, de una manera incurablcmcntc obsesiva, cantando una endecha que me deforma los labios de puro triste ... EI rayo por la mandibula, embriones de turbio ruido cuando se lee 0 se refleja uno -flechado Sebastian-epapel marcado, egipcio, escrito y enraizado en su pasto politico y en sus fisiologias
sabre
el
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provocativamente
memoriosas,
i,Cu{lI incesto, cntonces, para esta boca sanguinaria y estos pies doloridos? i,Que rincon para este blanco desamor que se escoude en la manchada intemperie? i,Quien soplara sobre esta herida y estas enfermedades? EI rayo por el ojo, sabre 1a carne: rayo temb1ando y mandibula cerrada sabre la masticacion de sus palidos vocativos y sus preguntas supremamente idiotas. Porque no es 1a hora de preguntar en este mundo de babas. Porque no es el minuto propicio para las ceremonias de la piec1ad hebefrenica. Porque ahora estoy mirando el cielo y en sus nubes creo ver el claro movimiento de 10 que en rni es ya incurable. Las nubes y yo contra el rayo que me atraviesa 1a mandibula cuando recuerdo haber leido la endecha y 10s pensamientos que me trajo y e1 "dolorido sentir" y la magnifica necedad que brillo en mi frente. Pues 1a endecha estaba fluyendo de a1guna manera par mis venas y yo la hubiera escrito. Era un pedazo de hierba sobre mis labios y era la negrura de mi alcohol hostil y era 1a tinta adversa de tantas cosas escritas par quien. Pero no habia culpa; S1 un combate. Dos cuerpos girando en la planetaria lealtad de seis afios con todas sus mentiras y sus gestos animales y sus palabras turbias. .. Grandes navezaciones por una carne fascinada, contemplacion de un rostro que era tambien mi rostra. Y al poner las manos contra la luz, la pregunta sonriente: ~la mana de quien? ASI nos parecimos y esa semejanza lleg6 a ser la silueta de toda agonia ... Lloro y me rompo en tus manos, herrnana, mi memoria y mi muerte. Lloro y me rompo, deseo. 0 he de preguntar nada acerca de la endecha -sino que volvere 105 ojos a 10 largo de un hermoso cuaderno de seis aiios que, como el raya, me atraviesa la mandibula y esta intonso y he decidido que nunca he de escribir sabre sus invisibles paginas que son iguales a mis huesos. La endecha es e1 rayo pOl' mi mandibula y esta boca que sangra ignora a quien pertenece esta rojez, no sabe quien ha bebido este caliente y duro alcohol, ha olvidado quien ha escrito todo esto, esta enferma, y sus encias calcinadas por el rayo son identicas alas flores que se humedecen bajo el fresco sol de novicmbre.
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El perro que csta en mf duerme ahora, Au1l6 toda Ja noche entre las sucias saban as y rota mi esternon con su hocico dulcisimo. Ahora esta dormido, debo vivir a secas, a pufiados; debo vivir aunque despierte alguna vez y escarbe en 10 que escribo, orine mis camisas, defeque lucidamente sobre mi rostro de aye sofiolienta, Cuando este perro se despierte yo he de dormir, para que el lama mis heridas como sabe hacerlo, asi, sexualmente, sin reticencia, sin rodeos. Debo vivir ahora mientras esta dormido. debo vivir en 1a corriente de esos dias. Debo limpiar mis ruinas ' y preguntar en el mundo pOl' el arnor que deseo. He de vivir asi, a solas, con este cuerpo rnio que cruza calles y ha estado enfermo y a punto de extinguirse tantas veces. Este cuerpo y sus curaciones, el cuerpo de quien esto escribe; un cuerpo a pierna suelta, con vellos, con mucosas, incurablemente asoleado por 1a melancolia y el desamor amargo que 10 cine, 10 aprieta con su hierro y su soga eterna. He de vivir como si todo el tiempo estuviera diciendo sin embargo (y no soy un suicida, eso ya ocurrio un verano desasistido, yo estoy vivo ahora y te escribo a ti, amor, amor). Este cuerpo que odia, que repugna, que abraza a veces otros cuerpos calientes que son como un hervor de siglos bajo mi lengua desesperada, Siento este cuerpo mio bajo las estrellas descompuestas. Ay, esta pudrici6n. Y canto atm. Y escribo, te escribo, te invento, amor, amor. i,Quien vendra, qui en llamara? Necesito una cura para poder baiIar sobre mis desperdicios. i,Quien esta en cua1quier parte olvidandome, ahara mismo, mientras me muero en el recucrdo de sus manos homicidas de tanta ternura que distribuyeron sobre mis hombres y sabre mis mejillas? i,Quien habra de curanne, amor, amor? Ninguna de estas qucj:is se hara famosa, ya 10 se, Mientras el perro duerrnc, yo escarbo el cuerpo del anhelado am or, del gran auscutc, Escupo lentamente para que la muerte no llegue, para que d perro no despierte. Mi saliva sale directamente de mi cuerpo olvidado, de mi ,'U,'I'I'II incurable. He de vivir a tientas pero con la velocidad del ra yo q uc 11IC atraviesa Ia mandibula.
Capitulo 8
0 ALGUlEN PUEDE LLEGAR
Es un disparo entre boca y sien, alguien puede llegar, debo refugiarme y saber a que atarme. Y poder levan tar -con suefios que son manos destructivasJa derramada comprobacion de cieno, recoger estas annas. Pues aJguien puede llegar, uno de nosotros en toda probabilidad. Se hacer algunas casas, alguien puede llegar, de improviso, y borrarlas con su brazo de polvo y entonces no sabre ya cum es mi fiel postura, no sabre quien llego porque aIguien puede lIegar, sacarme, arrinconarme, lamer este mismo lugar donde yo estaba. (Que fulgor desplazado, que marea de nombres, que voluble vehiculo. Algo explora la circular particula del regreso, el modo de la caliente ruta que alguien presintiera.) Es una temperatura curiosa de los parpados, lagrima de sospecha. Tocar una mordedura, raudamente. Y pod ria ser todo tan Iacil e inmortal como un centimetro, Es una lentitud mare ante, una redonda fotografia que se escondiese con ostensible culpa. Si alguien llegara, si alguien llegara, quiza yo besaria su vida y sus emblem as, 10 haria can una emocion amarga y tenue, abrazaria su torso para sentir de nuevo el sabor de la espera que largamente probe. Es extraiio -me digo-, tanta gente en la tierra y nadie Uega. Ventanas, corredores, edificios enormes -todo lleno de gente. Nadie llega, pero puede lIegar. EI alma sabe como sopor tar estas casas, pero ignora si alguien puede llegar, si alguien ha de llegar can un adios 0 can tarjetas, con libros a blasfemias, can un cuerpo encendido en el fuego que todos conocemos, can una palabra para mi, para mi alma empobrecida. (No es quiza la sintaxis que deseo, asisto en sombras a buscarme y me encuentro altivo y desdeiioso, 300
petrific~do ante las andanadas de 10 que calla 0 gime. Estoy despierto a deshoras y sin pensar en nada, asfixiandome, ronco de fumar tanto, bebiendo de vasos maltrechos y leales.) Alguien puede lIegar, sonar, estremecerse, adormecerse detras, incluso, de las puertas. (He cerrado las puertas, he cerrado los ojos, y son mis nervios una rama de filos en cadencia, de navajas, de gestaciones con esperanzas elocuentes bajo el encendimiento. Luego, el temor, un deseo de morir en los brazos de aIguien que puede lIegar a poner una boca desierta sobre mis ojos y mis nervios.) Es el hielo, la frla constancia de 10 que toea mi frente adormecida. drogas impalpables que rodean Es el hielo, la soga recogida para que brilla en recipientes misticos.
la altura impasible, Encerrado, deletreo esas el cuarto. la ejecucion, el barbinirico
El hielo y sus devoraciones, cruenta hilera de vestigios, camisas, hojas escritas para que. Helados gritos por la noche ascienden, y nadie lIega, estoy en la orilIa fecunda de mi nacimiento cada noche, mis rostros le sonrfen a esa noehe sin ideas. Hablar, adormecerse. Cuantas marc as por 1a linea del devenir. Susto y desden, pues alguien puede lIegar, sentarse aqui para dormir un suefio que serfa el que yo habitara si . el tiempo me fuera propicio, si hablar callara tantas casas olvidadizas. No hablar. Sitiado aqui, detener, sobre los caudalosos margenes del espejo, un linde dominado par mis adversidades y por mis apetitos. Una magnitud para que yo no hable, una locuaz abundancia para callar de un modo habitable. Hasta que no 10 sepa yo, par cumulo adventicio, y decorando a sienes, a centenas, In incolume andanada, la sazon de 1a pagina -hasta que yo, que siento, no 10 sepa, nadie puede Jlegar. As! convengo en las abras confluidas, en la memoria que congrega presencias intocables, pues que 301
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10 tacite se me da, 10 diario nutre. J ugosa encordadura, rnediodia, cubre la send a, purifica 1a sopa, enciende el astro que asiste, parietal; y 10 se sin sentir que 10 se, de modo insigne. j,Y para que el llegar de aIguicn; para que el retroceso, el estupor, el diezmo? Ya que me 10 pregunto, y esta pregunta f6sil vibra, debo decir -con somnolencia, suma de mi quebranto-: no 10 se, no 10 he de saber. Funebre luz que por los techos anda, apacible centella, fumar sordo de mi ami, el mirar c6mo. Consiento en inclinarme y en tocarrne 10s pies -habito sibilino, comprobaci6n terrestre y objetiva, vicio de ciego, dulce armadura de manos en cartilage. Y c6mo esfuma el rostro, c6mo subsiste la soledad, que dicen. Diuturna oscuridad el aislamiento, pero igual a mi sangre subdividida, sobreviviente en la fresca madrugada ancestral. Sangre y murrnullo. Estoy. Las cosas multiplicanse, hoy es un estar sin ruego, sin suplica melancolica. Es negro el in stante en la mojada certeza de vida que acompafia. Callar es estar vivo. Aprendo tersas costumbres de mi mano, busco el alba sabre los labios, taco el infima rasgo de mi rostra. Sabre la vecindad de las paredes arde una sombra mia. Y la penumbra teje sobre los reinos de mi cabello un pacto Iticido. (He caminado en circulos cada vez 111(IS estrechos y el dia converge ahora, como una Iegi6n , sobre el campo de lidia de mi cuerpo sin suefio, sin relieve.) Alcances par 1a de1gada trama, los horarios y su brusca docilidad, la rebeldia de las horas iguales. Oris, gris. Un cauce para los silenciosos afanes, los apagados anhelos del que vive. Alguien, alguien puede llegar. Humo espacioso, b6vedas intangibles. Acercarse, alcanzar que, si no la propia vida que se vive. La vida un poco ajena, leve transfonnaci6n que arde a nuestro pesar, sorda, can la ductil violencia de las cosas cumplidas. 302
Margenes para hundir esta lengua, orillas para entcnder la soledad humana, directa y cmpozada. Y el ansia caudal os a, el alcohol que revuelve la nochc secular y entremezcla las pactos, 10s acuerdos, los congresos de perfiles y limites y pertenencias cada vez mas amargas, No cs cosa de levantar un dedo a romper el espejo. Estadia del deseo que es impronunciable, alguien puede llegar. Hable en pluraly a solas. Las infecciones unitivas, 10s idiomas del arte en soledad, la demencia, confusa como un vcrbo; cosas rotas de semejanza, vicios estrechos, cuerpos abismales que huelen como rccuerdos; inauguraciones de la fisiologia, casas imaginadas para reunir las manes ante el fuego soberbio -cuanta sangre y cuanta memoria manan de tales postulaciones. Soy una especie de microbia, de res inicua con los ojos empapados por Ia cercania de 105 degollamientos. i,Que soy, entonces? Una derrumbada manera sonambula, un destello entre dos aguas. Vivo a ciegas, a veces; desvanecido, cuento 10s dias para sumarlos en la hoja esteril de mi silueta, Que desesperado impulse, que races postreros, que llama par lindes. Latir sobre las piedras, ver un valle, entrar en grutas: ocupaciones que habitan el espacio del cuerpo. GQuien puede llegar? Es el festin, cl disparo y 10s abalorios devoraclos. Es el nervio quemado, la costura cerrada, el blanco desmayarse. Es una guerra milimetrica, unos cabellos cruentos, un abrazo y un arb 01. Cosas simples sabre 1a mesa de la vida mientras alguicn succde, para que alguien llegue; ceremonias de una deliberada palidez, fulgores de la espera que sc calcina. Canto, respiro, sigo. Es ahora mi boca, mi escasa boca, 10 que brilla en el alba. Esperare la madrugada, tenso y claro. El agua es 10 que brilla en mi boca, mi escasa boca, mientras el alba cubre. Espero la madrugada can la boca mojada. Levanto el brazo izquierdo para situar mi cara en 1a crcciente luz, rnuevo confusamcnte los hilos de una mirada y colecciono 303
el instante, para cefiirme a la Iluidez que Hegel. Mi mana izquierda debajo del menton, filosofando, . "que significa en este fasto ingrimo? . _ . . Viene la luz al valle. Me despierto a sonar, a revrvir. Me despierto a mi sola presencia, como si esto que funciona en las visceras fuera una especie de cordillera debajo del sol nuevo. Amanecia cuando yo ya no estaba en mi, filosofando, lejos, tocandome. Soledad entre ruin as. Ramajes pierden, el extravio luce sus emblem as concretos. El camino respira igual que yo: con ansias, can inde1ebles ansias. Ovalos de sol sobre la sola y caliente multitud de las horas. La vegetacion es una concisa confusion, una red voleada . sobre 10s senderos desfigurados. El dia crece como un amllo de ojos llameantes, de ./ bordes dorados, de telas quemantes metiendose por la cornisura de las venas. Que cuerpo cntero anima el cuerpo aislado entre las piedras ceremoniales; es un gran cuerpo articulado . / bajo la cintilacion que vuelve, que se repite en la fl~nda linea del calor, del calor desplegado, identico a la ornada piel de un enorme felino. Es e1 cuerpo del dia, su abrazo terrenal que impregna todo el sentido de la carne, abre sus manos bajo la mandibula hechizada, rodea los pies hasta que el paso tiembla, intensa luz baja los esplendores derramados. Solo solo en la verde muchedumbre. EI dia se detiene sabre mi p~cho, los pies lejanos chorrean el ag~a del Otulum. y vivir es confluir de nuevo en estas deleitadas exploraciones, saborear el cansancio de 10s miembros frescos y el salado sudor de las manos fatigadas. . . . . Piedras esculpidas, piedras enormes, edificios enzados. Voy sobre restos escombros, ultimos testimonios. Mi corazon 'arde, espejea, suena. La semilla es aqui mucbas semillas; rostros que son mi ros.tro cubren la memoria en llamas, puebJan insoportablemente 10s recipientes de esta soledad que me. conoce .. Pero ... caminar, caminar de este modo; y subir 10s altivos edificios, 10s arduos templos, .' son tareas exaltadas de mi cuerpo, de rru enccndida carne. 304
Regresar, develar signos, retroceder en media de himnos inexistentes. Regresar sobre la superficie de los espejos, entre las espinosas diferencias, para volver a tomar las manos tibias 0 10s mufiones tremendos. Pero es la misma negociacion bajo identic a sombra: no elijo regresar de esta nervi os a serie de odiseas par una directa nostalgia ni por Ia civilizada melancolfa que me distingue -sino porque en la desplazada espera, en las diferidas rakes que me contienen, en los altos frutos del movimiento, veo de nuevo el nacer laborioso de los apetitos y la sangre. Miro mi separada imagen, sus corneas creciendo, su tejida y redonda similitud: regreso a ella, Ia imagino como escenificacion, rasa prueba de mi a 10 que viene sonanda por alveolos, por cauces, por arterias, par entre las figuras de mi lenguaje bipnotizado. Regreso, pues, a un apretado polvo. Regreso a ese fecundo cuerpo que es la casa, en toda probabilidad un poco destruida, tambaleante, diversa. La casa esta en el viaje y en el regreso: es la destruccion del viaje y el cartilaginoso apice del regreso. La casa esta situada en la contraria soledad; la adversa, la Iertil soledad. Casa, "peregrinaje inm6vil", signa develado en medio de Ios himnos inexistentes. Perteneciente a, dice el cuaderno. Yo escribire, asi, la posibilidad 0 la imposibilidad, la tangible ficcion de que alguien Uegue, aparezca, como una brasa aumentativa. Desnombrado, sacrificial, sera quien llegue, si llega y no; abundante sera para mis miedos, mis deseos 0 no. Cuenca de ojos turbios que desaparecieran en suefios recurrentes, el figurado escombro de ese Alguien que podria llegar basta mi demorada presencia. No anunciada, quem ante de evocacion futura, extrafiamente establecido en la continua c1ausura de mis besos y frases, alguien puede llegar. Cual una exhalacion, indumentario, a flor de oscuridad, ofrecido alas vertidas marcas de mi piel y cabello, escribire sus filtros y describire su cimiento ambiguo de nomada y de simbolo. 305
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Diria 10 numinoso de su llegar, pintaria su sello terraqueo, su oprimida escritura y sus mapas de fascinada realidad; olvidaria quizas que esta aqui, que ha llcgado como un fin perentorio, como una excavaci6n en mis costumbres, como un estilo magro. Pues de su majestad 0 su miseria, de su harapo somero, del escaso millen de su Ilegar, yo tendria inauditos vohimenes, fiebres antiguas, alhajas intocadas. La global invenci6n de su Uegada me arrastraria hasta aqui, hasta el sitio de donde no me he movido. Algo me desespera con datos acariciados, no se que es pero sob revive definitivo, esta en mis nervios, palpitando de puro animal. Dicese: en la espera escribe sus versiones la desesperacion, l.Pero espero? l.Y como no es alla, en la puerta abierta, una presencia; como no esta alii el animal evidente, la persona directa?, pregunto. Que nadie llegue quiero, tambien eso sucede. No con la tibia muerte, la proverbial omnipresente. Hurgo, sedentario. Rodeo la posesiva espera con esta magia de desesperacion y afirmo en mi las armas, los ardientes aperos de una calma ignorada. Derroches adversarios de la puerta cerrada, nulos vinculos de la esperanza igual, del miedo identico, del rechazo que aguarda. Sabor del mundo, sal de la ausencia. EI armisticio de materia, latido y limpias voces -voces calientes de 10 vivoesta dentro de 1111; deleite mio, todo, integro, el abrir estas puertas increibles para que el circulo de mis respiraciones anille una vez mas el aura cristalina de sus tibias atmosferas. Pero que impura, punitiva y feroz la paranoia de estar solo, el ardor del conffn donde creo que sangro, las paIpables arenas donde mis pies no dejan huella de puro abandonados. Trapos, horrendos lapices que ya nadie afilo, quebradas aguas para un ahogarse ignorable y heroico. Que rastro, que ventana de cubiertos paisajes, que sabana sucia dcbajo de mi pecho. De mis gemidos conozco su declive de estruendos iniciales; de mi callar, el oro innoble de mi pensamiento vacio, deshabitado. Y que queja sutil y que modulacion de brillos y 306
que an:enaza poblada de preguntas, de gritos inoidos, de horizontales desechos, de polvo entontecido de teatros humedos y alfombras desgarradas. ' No lla~'a au~, todavia se me aIcanza, se me puede tocar. Puede . alguien, ~l llega, cerrar mis ojos, cnredarme el cabello, jugar conmigo, apostarme su vida, el reina mismo de su haber l!egado y Ia fecunda escena de volver a partir. Quisiera ver el fulgor de mi yoz en .e~ espejo, reconocer en mis ropas el olor que despido; quisiera saber que mis manos estan realmente (pero l.que es eso?) en el encordado y que de .elIas, y de mi corazon y de mis musculos, viene el arpegio y llegan el derramado acorde y la sinuosa melodia. No lloro todavia, sucede. Y sucede aun que eI aire ciezo nesra D' D atmos'f era de un ".encierro espeluznante", . calla la voz enorme de mis ojos y el ardor afligido de mi deseo a solas. Cruzo esto, camino en medio de una soledad mas oclusiva que la asfixia. Cruzo el pol,:a ~e unos pas~s y el hueso de un silencio y Ias reliquias, los asedios Ias sombras vuelven a mi con una hosca fidelidad que s~ parece al envenenamiento.' Cruzo, es extrafio. Prolijas latitudes, tragos hipnoticos, Estoy cruzando el agua de un desvanecimiento, eI mfo, las inclinadas fisiologias que say, las mascaras, el teatro y el salon donde ria, los cauces de un creciente equilibrio alguien puede llegar ' -el so~resal~o ,tiene su red hirsuta en mi, su garra turbia y sus garfios minuscules. Es extrafio como sobrevivir cuesta un milimetro, como la tensa desaparicion que ceba en mi sus orladas fruiciones no llega, no se nom bra; como se esconde en labios, en cuchilladas, en ruinosos listones. Oculto y cruzo, vuelvo. Reconozco mis pies bajo espaciosa rafaga, mi zapato anhelado, mis carnisas izquierdas, el vasa que me observa. Oculto el higado gencroso, el esternou curioso las magias ~d~~~ , del musculo ulterior, las pocimas y sus visitaciones arduas 307
en el caliz terrible del coraz6n amanecido y sobrio, las cabelleras en mi laguna 0 pesadilla, Ias almohadas que laten, ay Quiroga, bajo las testas ilustradas. Codicias, ardimientos del vivo que ase nubes, pantufIas, un sucio euaderno, una raya, un mere rostro (que es el suyo). Adviene tinta, cubre la ceniza. Un reir, un ofr -escucha sacrificial de umbrales, agonias. Cuenca de un ojo, la palma de la mana: iconos lnimedos donde el rayo del Vivo deja caer sus diamantes desviados, sus apretados opalos. Ufias para tus cristos, tus guifiapos, tus costados heridos y la sabiduria del vinagre que brillara en los labios esclavos. Frases de la ley-vida, secreciones por las orillas del rio, crueles quill as del canto que me rompe la boca. .Nuez del aire continuo, cerrazon de la guerra en los habitos del tiempo que impregna sus perimetros crudos, el destejido dulzor que fue, fantasm a en la boea momificada. El tiempo y sus repetieiones humeantes -la Historia, que dicen, los fuegos en la selva sanguinea, las demoliciones en la rueda de las ciudades. Yo canto un canto que me rompe la boca. Alguien puede llegar. Que formidable silencio como gasa y que luida sangre, a solas todo se vuelve un poco turbio, se ve menos, palpase el resplandor, se tocan posibilidades, hogazas de una esplendida brillantez que nada significan. Que lustre, que silencio, que plural abandono. Los jardines tienen una seriedad risible, se camina por Insurgentes, ojos irritados por la incurable eruda y sus derrurnbes matinales, va uno santamente por ahi, solo, reido, alguien puede llegar y si no llega, la soledad se llenara de si misma por sus disparos dorados y sus extraordinarias costumbres de soga, humedad, navajazos. EI aydemi no sirve, es una baratija de la mala conciencia. Agua de soledad, silencio, lustres y brillos que descienden hasta 10s arduos momentos en que alguien, si, alguien sanguineo, concreto, combustible, alguien que me miraria y a quien yo miraria, puede llegar, se dice -asi sueede, almendras turbias de espera como drogas para mis manos necesitadas que desearian, desearian (quien sabe) una 308
muchedumbre que llegase por la entera lucidez de la puerta, fluyentes y sabidas criaturas, 0 una sola, amen. Algo se muere en mi, aqui, redonda y tibiamente. Algo se muere, laborioso y cansino, un halito pes ado que me abraza con sus fugaces hilos de un vapor extrafio y eonsistente; alguien puede llegar, esto que dentro de mi muere es una prueba, un silencio que dura contra Ia noche innecesaria que es, a su vez, como un muro de amargas inscripciones, como un animal de zarpas luidas, de pelambre sedienta, de ojos amarillos que han visto el inframundo de mis venas. Algo se muere en mi, es una larga linea que se desarrolla declinando, un humo que me agobia, una magnitud que entristeee como si fuera una ofieina . Algo muere, la semilla: el grano viene por mis lagrimas, esto es una Infima Biblia, Amos, que sangrientas invocaciones, la Calzada de Tlalpan y mi combate para sacarme la culpa de las tripas, del corazon y de los genitales. Algo se muere en mi para que algo viva en mi. Alguien puede llegar. La oscuridad es un goteo, un derrame rasante y verdinegro, las habitaciones ocultan una creacion oseura y los arboles altos y solitarios murmuran sus endechas en medio de la sombra clemente. No esta el cuerpo eelebrando, hundido en la oscuridad no sabe a que atenerse, que labio sepulcral besa su mancha y que paso 10 sigue, como se vuelve en medio del camino. Y no sabe como cesa el silencio, que cesura monumental cierra el sendero, abre los hocieos, despliega la acechanza. No celebra el cuerpo, sierpe de su silencio devorado. No celebra su viscera, no canta sus indelebles higados, niega el espasmo, la fiesta y el sendero. Pero el sendero verdinegro, a mitad de los tajos benignos de la oseuridad creciente y clemente, pronuncia largas frases, cala, destierra, muerde, El sendero esta enteramente en la oscuridad, el cuerpo no 10 sabe. Celebracion del cuerpo en la oscuridad. Alguien puede llegar, 309
l
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Excavacion de rni, alguien puede llegar, soliloquio del aire metido en el aire que venia del aire. Todo vacfo, mi cuerpo exclama, mi prosa esta en el reloj y mis lapices por debajo del agua. Nadie, alguien puede llegar. Te digo nadie, no estas y no ya quien eres y si has de llegar. Como se cierra el aire en mi pregunta a solas, mi duda mas deshilachada, los utensilios que el abandono conocio y afilo. Que abandono, como se perfecciona estar solo, como sabe el silencio a la vida que va tocando el hueso elocuente. Como la escritura cede, igual a la oscuridad, y el semen mas abandonado me conoce, me afila, horda cruenta de sabores maltrechos.
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E1 azua rodea los restos, las poblaciones inicuas de lo~ tremedales erizados con malign as espumas. Por ani uno va, se tropieza, se mancha como un sa~to, lame, l.a salida esfera del aire impregnado de fabulosas ruinas vol~bles. . Vencido el aire por el aire, degolladas atmosferas que repiten, salmodian muerte se desdoblan por lodo y esperpentos y joyas engastadas en 'impecable mugre y derogados habit.os y muescas que declinan: rojez, negrura, centellas como gntos en la doliente espiral del alto cielo. Ay, derramado, ay, .doliente, bizco, borracho. Zurdamente me reconozco, deberia bafiar estos miembros y estas carcajadas. Pero reirse de que y sin embargo, sin pausa, sin callarme, rio, a carcajadas q~~ saboreo como si fueran obleas de un azucar paradisiaco. Y yo, el que espera, el que murmura hasta que ralc,cs azules se deslizan por el aislado bloque de su cuerp:\ ~o, e~e, instruido en las delicadezas del homicidio e ilustrado para la perversion y el cinismo; yo, digo, exclamo que no me basta exorcizar, que estoy en el horno de una vehemente desesperacion, que una desunida san bore me separa del mundo. Ojos de sangre, . , alguien puede Ilegar, saciarse en nu. i,Ojos de sangre? El aura de 1a violencia me cauteriza los parpados . con sus exasperadas emanaciones. Sf, tremendos ojos de sangre, 310
bocanadas, jadeos, bruscas contracciones, remiendos d~l .cuerpo para que eI edificio no sucumba. Ojos d.e sangre. obJetlya, . sravitatoria sanzre oue anuda todas las intranquilas evidencias b 0 , de la vida irritada de puro ir hacia. i,Ojos de sangre?, pregunto: vestiduras de 1a mi~ada, ad<;)luos que el patetismo del ll1~mdo c:lelga d~ las pupIl~s sobnas. Un ir hacia una mana tendida hacia los ojos, unos ojos que yen hacia 1~ incandescencia que no es suya. Alguien puede llegar. Mi cieatriz empapelada, mis armarios de plasma, mis fumaro1as obvias, mis hoias crudas de no escribir, mi encendido fragmento: cosas que es~eran, objetos prescindibles, filtros don de va acendrandose la materia, cosas que en derroehe me Haman, alguien -me digo-, . . _ alguien puede llegar, suspirando como u.n tiranosauno, extrano y decisivo, sexual, insolente de su puro ~XlStlr para que yo 10 yea. Obstinadas, propiedades mias de nadie porque -y que 10 diga, que . ., . 10 eseribano hay nadie, i,se entiende como sucede, adviene 10 que , . . debajo de rm espera, calla, censura, inhibe, colma el momento en que 10 escribo a quien? Alguien puede llegar y se me oye y no, y no se me escucha, nadie ha llegado tcdavia, estoy suspenso. en la mareante nitidez del momento emboscado por nus labios extraiios. Grandes piedras de mi, masivos organos que entintan ~a noche mas desconsolada, el puerto que es un puente, 1a partida de viajes . . . como evidencias, como gigantescos desperdicios, curvos restos. Y la palabra nadie, murmullo atmosferico, Ieerica distancia entre 10 que conozco y 10 que me desconoce, ascendiendo, una cuerda soberbia y . una pagina que progresa, un amanllo curso que es un garfio que es . . la forma misma de espera, la silueta de ausencia. No calla el intersticio cuece el minuto para que 10 miceuico mas silenciado convoque la fundacion del verbo ser, Un ser en su callar, una vivienda vertical, una sesgada lona que va cubriendo toda ceremonia 311
del solo hueco, la cavada espesura, el alma misma de las cosas tocadas y de la conjuncion y. Nadie, nadie: alguien puede, podrfa llegar, jugosa tribu entre la desolacion y el mar pob1ado, entre las frutas y los carninos obstruidos, entre la frente imaginada y el mas azul desconsuelo de mi sexo y la palma de mis manos y el turbio declinar de rnis cabellos civilizados. Envueltas criaturas imaginadas, arnarradas pruebas del existir, blancuras que afrentan (para mejor sobrevivir) la negrura impecable de la ropa tirada y 10s muebles ungidos. Me siento a fumar en una sala vacia, es mi casa y yo soy una version fundada, una opinion consistente y sobria. Furno, bebo, escribo. Ocupaciones de la noche en estado de sitio. Franjas enter as del cerebro puestas a funcionar in medias res, politicamente, sin consulta. Muy poca democracia en esta neutralizada negociacion de estar a solas, mascando el tabaco fantastico de las esperas en una improvisada mitologia. Alas del sentimiento, ay: verdinegras navajas, manteles azorados, sucios pafiuelos directamente hasta la nariz mas necesitada, fluyente constatacion de que estar solo es esto, esto -benigna sal en las papilas, la estrella cefeida de mis ojos en la constelacion hundida de mi cieloentrafiable, visceral, metabolico, Estar solo, un ser-en-su-callar, mustias rencillas del yo contra el enemigo yo que sangra tibiamente, can una solemne pulcritud, con una civil suma de apariencias. Me siento a fumar, a beber: escribo esto presintiendome solo, estando solo, daran Ias seis de la manana y sin consuelo, como en una cancion, levantare los trastos mas suicidas para impedirles, impasibles, que me maten a solas, mientras espero que alguien llegue, que alguien llegue a engafiarme, a inventarme, a tocar esta carne mas palida que los instrumentos del aislamiento. Sentado adverbialmente, causa baja en la global muchedumbre y experimento la dilucion de medianiles que significa, humero calmo, estar solo tocandose el propio pecho, y escarbando. Lineas del hueso mas amado, mi centro, mi gravitacion mas inestable, Lineas de los gerundios provocativos, colectivas lineas que se aglutinan, entrecruzan, montones de la quebrada plomada 312
en fuga par 1a suma de riesgos del trapecio. Lineas de remoras enriquecidas por las efusiones de la tarde, crepusculos sucesivos que enrojecen en un instante los bordes del agrio sentimiento, mi sola sombra y sus excesos, el inventado perfil de una fotograffa olvidada, cuando yo era otro -un otro que regresa, contagia, cuerpo creible acariciadamente situado en Ios vehiculos de mi sangrante suefio, alguien puede I\egar. Cantado cansancio, pequefia sombra que te apiadas de mi, dime si alguien puede llegar, suefia, suciia su picl y su figura tormentosa y sus manos de un violento fulgor sobre mis manos apagadas que se van despertando a medida que todo este Llegar de alguien sc aloja cn mis ojos y en la destruida lentitud que yo acostumbraba. Manta, pan, signo desnudo, dime. Lo que sca, yo mismo, puesto eo 1a hoguera monumental donde mi tiempo y mis alimentos se consumen para que yo pueda vivir. (Este hablar 0 escribir entre parentesis, emparcdado como en el cuento de Poe; este estar a rafagas, fundando reinos, tirado en la cama, dcseaodo pistolas, cebolIas, versos de Lezama, pechos suaves, "tocables vergas de centauro", 10s ojos de GiuIio Romano en las esquinas, 10s disparos y su resplandor indigente en Ia desarrollada cueva de la ciudad; este ponerse a veces me1anco1ic,.pestafias como el Ves.ubio, filosofemas y cruentas adiciones de afrentas, menuras que paladean nuestra credulidad, invenciones que sc nutren con la mullida nube de nuestro pecho lirico, ocultos corazones entre las piedras, breves micdos que encienden los cartilages del soltero, hazafias de las cuatro de la manana, ishallnotceasefromexploration y todas esas historias de abandono sediento, de abandono sangriento; este situarse en la tachadura, en Ia migaja, en Ios golpeados fulgores que sab~mos; este desear , .. que alguien llegue, y para que -me 1<:pregU1:to-, que ';hhdad o gracia debe traer 0 puede convemr en rru pecho, que instrumento 10 lleva, que tinta 10 arroja hacia mi mar desde su playa saboreada, cuantos afios he de aprender en su lengua, cuales costumbres y que agridulce postura asumira, quien sere, quien sera, como vera 313
la mancha de mis ojos, la hogaza de mis mauos, los clavos de mi dentadura desapacible, los cabell os que una distante boca besara, la fluida sacralidad que alienta en mis higados, el entero armazon de mi sistema nervioso, axones, conexiones, todo estaria en Ia equis que vendria -51 Ilegaa escarbar en mis labios, a arrancar de mis uiias, a derogar de mi silencio habitual. Este saber como se sale del emparedamiento, como se cierra tristemente el parentesis: ) Entro desprendido en un suefio de vapor, una ropa sexual que me alucina como si fuera yo un top a debajo de las saban as,. bizqueo, lamo, aproximo esta parte de mi alas lagunas parejas del espejo, tenso azogue para mi Iengua turbia, mi lengua sucia, mis genitales ardorosos. Entro -digodesprendido, desprendiendome de la Iuz y de Ia mugre alternativamente, sefializado, calie!1te. . como una livida evocacion, dando el paso siguiente, siempre siguiente yo, con pies. mas blancos . que una mirada amane~lda que resuerdo, un~ ,mIrada como una joya en el derramamiento del dia ql~e nacre con sorpre.s,a . y multitudinario, completo, regido limpiamente como un ejercito liberador. Entro desprendiendome, ha.go. a un Iado la gan~n.cia, los ornamentos, Ias caries de toda perdida, los desgastes 1llICUOS, pero se que estoy solo, esto se parece . cad a vez mas a un fracaso, nadie me sabe, a nadie toco, todo en silencio me rodea, circularidad de un posible, Iarga conjetura sobre la sombra de alguien que no llega pero puede llegar, por las colinas 0 Ios montes, saltando -como en el Canter-s- 0 simplemente a la puerta, con un poco de sed, luego de un viaje largo en ferrocarril desde un Iugar ins61ito U otro lugar: un lugar cormin, el medido imperio que no he de conocer y me dominant con sus leguas de evocada y compartida paisajistica, This sentimental journey -alrededor del cuarto (Maistre), solo y parecido al lobo de Gubbi?, necesariam~nte . desnudo con el brillo de la saliva en los labios que subsisten como'islas bajo el quem ante cielo raso. Desaparece el dia junto a mis manos que ahara entran en la noche como una doble quilla en el visco so espasmo que es el cimiento mismo y el sentido posible de toda noche. Dios. 314
l,Dios?, el alto magma, sus evoluciones y sus contrastes nada podran contra mi, rata insigne. l,Memoria de Dios, la saliva celestial que nos cubre, Su mayuscula boca de mastodonte galactico? No a mi convenceran con semejantes chingaderas. Dios, una muerte, un pecho: son 10 mismo, mi corazon 10 guard a todo, aguarda, espera, alguien puede llegar desde las manos demoledoras de un dios improbable. Mire alrededor, en absoluto c1esconfiado de la materia y sus circundantes celebraciones: jardin tibio, tensas frondas, fuentes y el olor de Ios eucaliptos deslizados hasta la seda del paladar, sus cuevas humanas, sus florecidos nimbos, el ciego y esplendente edificio que se defiende con ajadas y enjoyadas cortinas. La materia toda con un gusto a decadencia que nada sabe 0 siente, la materia y sus brilladas comprobaciones y sus obsesivas circunferencias y sus agudos angulos y el erizado bloque te~so que mana de si misma a sf misma, uroboro en cabal totalidad. La materia sin adherencias filosoficas, directa, man an do, quieta, casi politica en su estar ahi, en su teatro de mu~ilado~ .0)05, obviamente ofrecida, desnuda en su completa disponibilidad, ciega y fluid a, tocable, destructiva, cosmic a y cavada, medic1a por alios luz, por angstroms, tormentosa, deseable, puesta en la tierra que piso mientras espero y salgo y entro de nuevo en un veloz llegar que solo me sabe a lentitud. En una lenta espera que me da vertigo por tantos aeumulados signos y tan equivoco espacio. Alguien puede llegar en medio de la materia, sudando, con cancion, COIl estragos, con una boberia subliminal o con una belleza enteramente material ell yo cimiento es suefio. Suspensa cueva, lapida fluic1a: estar aqui con u~ lado de paquidermo en el. ingente .fuego d~ la Pesadilla, esperando -via separada, camino (casi) destruido: Salvarse a tientas por el humo, el humo abismal. Y salir hacia adentro, plegar el arduo sacrifieio alas exigencias de Ias 9 de Ia manana, con una brutal gesticulacion que nos all uncia en nuestro paiiuelo mas neolitico, vasos inmunes a 315
., la ~orrachera ancestral. Pregunto: lsuefio?, eso pregunto, oiganme. l Ouienes 0 quien, por 10 demas? Camino por las habitaciones e
mtento desprender esta savia de siglos empozada en los arboles de mis esperas, en las cuerdas endemicas de mi mas poblada desesperacion solitaria. Humus que asciend~,. vaho, liquenes I?or la roea de mi cuerpo. Esta roca vivida, esta roca mirada, este mirar que se detiene a veces en las apetecidas vestiduras del minuto vacio, alguien puede Ilegar, 10 he dicho, quien 10 sabria. Este desierto donde la roca que soy se despereza, las tentaciones de la sexualidad a solas, el cabal incendiarse de las manos ante el espejo deshabitado. "Ya no me prestes libros prestame espejos", dijo el Alguien que soy y que v~ reflejando por las calles: un ser identico, una criatura filosofante. y "sentidora", ~n zombie que toque -alguien que no es yo S1110otro (y 10 siento tan cerca), alguien -digopuede Ilegar, mayusculo, vivible, ceniciento, caduco de tanta probabilidad futura y desunida, un invento convulso de mis manos, este 0 aquel zombie, un fantasm a armado con la mas delirante osatura. Canto un canto que me rompe la boca. La pagina que estalla por los bordes del cigarro que furno, enmienda a la L~teratu.~a. Deci~lo, a~i decirlo: "alguien puede llegar", como si Io dijera hacia aila, donde nadie -muerto naciente ausencia hecha polvo y firmamento de mi saliva silencios~-, nadie se da, ofrece, colma, culmina con sus direct as edificaciones. Ni el ~inimo licor me ofrenda. Ni la endecha que podria repetir. Este canto que me rompe la boca, siglo mio. Unidas vertebras de mi en la histeria donde no nace nadie yo no se ya que homo me tendra, que hilo ' hecho de una leal tad impura fundara babilonias por mi cuerpo dormido, por mi cuerpo despierto. Ciegas orillas para los anuncios de una vegetacion abundante, improbable, cocinada en la saliva mas cosmica. Este decir "alguien puede llegar" como una de las mas tristes fecundaciones, embrion que negara el consabido espiritu dado en la Soledad , fiebre de ".. mi que por mi se concierta para darme sus multitudes pobres que son mias, Vuelta, regreso, ".
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eircularidad en un apice de mi calcinacion mas acabada, mas cubierta de signos . "engafiadores". La doblegada fiera se levanta, sabe como tocar el Castillo que le da su sentido; sabe, sin rumor ni coleccionada paranoia, que litoral sube hasta Ios belfos, cuanta masa continental estrecha en la zarpa derecha y cual isla es la suya, quien se aduefia de sus trip as enormes. La fiera doblegada sabe un canto que canta, que Ie rompe el hocico, que le mutila el asco, que lc ofrend a solo una certeza neutra. Fiera sin asco ni silencio, fiera sin voz, una guerra la tiene, Ia circul ar modificacion que la haee fiera. Pero no sabc que si se despertara, ay, "un perdigon inocuo para un pato" le tocaria el corazon y Ia seda necesitada de SlI hambrc, Entonces 10 sabria: un destierro la tiene, la dcstruccion se ceba en su ser-fiera, Muerte Ia solicita. No por su bestial costado se sobrevive a si misrna. Y cs que la llegada de "alguien", otra fiera, una bala de plata, un beso situado en el sangriento aire que respira, harian todo el trabajo sublime de su misticismo animal. Hago destello en Ia desgarradura de mi pancreas, ya cast no soy esta moridora escritura, viviente raudo. Mi mensaje no tiene, ciudad Ie solicita curacioncs. Evidencias que se tejen a mi carne, similes que por mi ser-nadie 0 par mi ser-alguien sobrcvivcn a mi copiosa boberia. Suelto el botin, delibero en la cumbre deprimida. E1 geiser imagine de mi dislocada delicia, una hoja del pa1adeado y belicoso reflejo que es mi Soga. Hago vampiros de lineas de mi mano, nada se sabc todavia. Dfcese todo 10 que oigo por esta boca dubitativa y cl fcn6meno augur a las Esperas mayores, iniciales mayusculas . sin epica, sin sufrimiento, sin pefiascos de scntimicnto u 01VIdos quemantes. La cabeza de mi ruido es la sumaria prueba de mi paseo y el testimonio de un cansancio. Las manos en la luz, la separada luz que respira; la mirada la recoge en sus alas, no se sabe si alguien puede llegar a vestir esta luz, a morder estas manos can una boca definitiva. 317
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La luz acancia las manos, es un festin de venas redondas y de piel detenida, los labios de una boca en el pozo de la luz ignoran toda carne, los huesos de las manos estan enteros, sobreviven a la marea de la Iuz y 8US vestibules y sus conexiones mas extrafias que el tacto del silencio. Un canto se difunde rectamente: baja por la boca mojada de estos brillos ausentes -la circundante luz y en las manos un halo, una humedad regida por el hierro de esta escondida probabilidad, fragmento de un alma: alguien puede llegar, inundar esta luz, esta regi6n cardinal, reinar en ella como un don y como una fluidez enteramente personal, extremadamente identica a S1 misma. Un cuerpo en la luz invadida, un cuerpo entintado adentro de los vasos inmensos de realidad, un cuerpo can miembros extraordinarios, cabeHos, planetas, latidos, rayas, recuerdos ansiosos en IDS ojos. . Y la luz retrocederia, doblada, ensangrentada, tocaria visceras y emblem as como quien huye, a oscuras, par un tunel; y va tocando asperas paredes, empapadas por no llegar, par el terror de alejarse y una ala homicida que acari cia el sol de las espaldas. La luz en la orilla de las manos; un lago de luz en los dedos ahogados y una saga luminica que ata las ufias no se sabe por que. Las manos en la luz; las manos atadas en la luz. Alguien puede llegar. No llega, monstruo, pero pucde llegar. No se avizora ni el murmullo; no se aye, una raya en el agua no se escucha. El viento hila sus paraisos, Pound, alguien puede llegar. La rota boea y el sendero que piso, arena fiel hecha de soledad, muescas para la abrumadora recordacion. Estas casas que van sucediendo sin que nadie Jlegue, el radio encendido y el paseo hasta la cocina; el polvo que levanto, fantasma, de la alfombra acongojada; 105 desgarramientos en mitad de los suefios, que me obligan a lcvantar, entre las sabanas dafiinas, este torso cefiido par un sudor innoble. Que deseos del mar, que ansias de un desierto, que anhelo de la muchedumbre que can sus lenguas (mas remotas que mi 318
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nacimiento) me tocan, rozan, humedecen. Yazgo, retrccediendo yazgo; prolijamente yazgo, ~iriadas de mi sedimentan en mi -no me muevo, no me to co m me aIcanzo par lindes, pues he de regresar a esperar, a esperar, a oirme por los corredores y junto . a las cortinas de la Casa. Yazgo, estoy hechizado, cruenta hoguera de mi desasistida. Espero en el mundo la llegada de alguien, el aire infinitesimal me da sus conmiseraciones y sus destinos para las vigilias de la noche que bebo. El sonido, el sonido: un estilete que flota en las habita~iones a la altura de las gargantas --como la zona de la a~gust)a, Arlt, que guillotina impecablemente a los paseantes y deja en las bocas un regusto de suspiro. (Mis huesos se llaman Erdosain, mi pie1 Meursault, Soy esa miga que alguien deja tirada debajo de la mesa; soy el munnullo de un personaje increado, inoible; soy la l~ama en el altar de unos ojos no VIstas: los ojos de alguien que podrla llegar, hasta . mis dudas y mi desmenuzado sobresalto, sabres alto de insecto, de esfinge, de cabelleras y de humo.) 51 sonido en el arbusto de la seman a se alarga como un re despacioso entre los eseombros de Mozart y se destroza luego en el callar congelante que se abre (quirurgica, Iocuazmente ) en . mi brazo, mi frente. El SOl1Jdo serpentea -como le conv)~ne, p6lvora lineal en el apretado esplendor de este cuarto vacio, reguero de aserrin traslucido-,. e.l sonido debe cundir, poblar, llenar est as viviendas, traer -acaso-a una persona inaudible que 10 escucharia . . de aqui a alla, junto a mis luidas pert,e~enc)as, Junto a mi sombra gigantesca, aumentada en el ando lente de tanto esperar, oyendolo todo can dolorosas dudas. Espejos irrepetibles me aman can una voracidad inter~inabl~~ Frente a eIlos, monologo, es todo una generosa gestlculaClOl1, manos arduas de mimo: me miro, niego, avanzo, macbeth sabre el azogue como sangre, payaso cruento. Interminable un estilo mio ante la exactitud especular -cste cosmos de plata y de frio metal es una prolongaci6n de mis ocupacioncs cardinales, reflejo recto 319
y curvo y tridimensional de mis dos dimensiones rcales (el deseo, la angustia). Exagero; me hundo en el amor del espejo, suave muerte. Es 10 ceremonioso, piedra repetida en lamina (soy 1a piedra), sale por mis labios y entrechoca, se abisma, suele perder la cabeza 0 raiz. Espejos irrepetibles, diferentes de la piedra y robustos en su linea de fondo, en su punta de fuga, frase cavada-y-recobrada. (Una frase hecha cuerpo brillante y reilejante, silueta tremula, collar de consistencias. Es como un hechizo, como sumergirse en el arte de 10s lagos; es mi color de monoIito y mi coordenada de esplendor.) Agrios espejos como lanzas, de tal manera identicos; manar de enantiomorfos, trasegar . de cnstalinos demonios con ojos y mejillas trastrocadas, acumular de signos en la cifrada debilidad que 10s dias esconden sin el llegar de nadie, solo uno Call los espejos y habitado por una fluencia de temblores, de miedo sacra de alfileres girantes en el vapor de 10s confinamientos. ' (Yo no se que ciudades esconden los espejos, cuantos morires los animan y como es su blanco vampirisrno. S610 conozco sus pliegues horrendos que no se yen, su perfecci6n ficticia, su exacerbada platitud. Ahi voy viendome, dudoso y concreto, simultaneo. Imagen de la muerte que cae, intocable: mi rostro desfigurado por la llovizna rnelancolica que se derrumba sin cesar sobre la superficie del espejo. Y los jeroglifos -que tampoco se veny su aspecto incornprensible de tumba y su vocaci6n dulce por los desvarios cuando uno -yo, deste ladoha sido tornado por las jardinerias liquidas del alcohol vespertino.) "Que recuerdo, mi dios, yo mismo? Recuerdo que me vi, me vesti, Canciones se destrozaban en mis labios, harapos habia de una fingida musicalidad, hospitalarios arpegios, acordes arpegiados, arpas que venian usandose en el tiempo de los esplendores noctivagos, Recuerdo que Ia nnisica se adheria, se propagaba y era ya un saido y una alegria muerta. Recuerdo que l?~nse: "AIl?uien puede llegar, venir, vestirse", todo 10 pense sin disimulo, abiertamente, y frente alas honestas corrupciones que se venian gestando en mis entrafias. 320
Recuerdo 10s desquiciamientos. Estaba solo y me vestia. Palac!eaba In costura universal de mis calcetines y me creia heroico, ironico, molecular. Todo estaba en orden, segun creia, y las fauces del alma sc ccrraban como si fueran un bostezo inverse de la Bestia del Apocalipsis; se cerraban hacia adentro de sf, fauces mas fauces que mi propia mandibula y que el alma misma de mi mundibula y que 10s gerundios Ierreos, Ins prcposiciones bailando, el sinuoso clima de mis palabras y mis Irases malayas. (No se malayo, no he de saber malayo. QUiZClnunca aprenda la diccion del malayo ni lea un solo Iibro que provenga de Malasia ni rccucrdc algo que, en malayo, no he aprendido ni aprenderc. Digo estas casas, que no se prestan a confusion, por puro gusto, es decir, el gozo impune de gritar en malayo -y entenderme, sabia y directamente entender 10 que grito, aunque sea est a locura y este meticuloso desquiciamiento malayo.) Que horror, tambien recuerdo la tenaz Ilor que vivio en mi casa, su marchitez modernista, sus retruecanos inflamando los petalos, el polvo perfumado que despedla. Que horror, asimismo recuerdo 10s zapatos, las estanterias, mis ojos tcnsarncnte cerrados. Que sucio horror, mis miembros disecados, cl pccho tibio estrechamente eslabonado a los genitales -la posici6n en limbo de un feto-, el inframundo de mis tripas humeantes. Recuerdo, mismarncntc, como lei, como fue deshaciendose, en el preambulo mas supersticioso de mis costumbres, un ramo de olvidados fragorcs. Recuerdo estas cosas, larvas, nombradias, humillacioues, patios. Que memoria, que ladera henchida. Es todo una caudalosa constancia de la posibilidad que iba escribiendo par las paredes: alguien puede llegar y coger estas manos para guiarse hacia los encantamientos que yo, si pudiera, prornctcria, cumpliria. Plato precipitado rumba a mi boca alimenticia, nutre la constelacion y sc enciende sobre 1a pista de Algol para relacionarse, angustiarse, ec1ipsarsc, alguien puede llegar y armar cste rornpecabezas, mi rota oreja, mis 32t
-.-.. -... -------~.-----.-.. --l embriones de Hyde, mi nebulosa y mi fideo de Andromeda, quien sabe como se anna esto, ;,por que no viene alguien, sube hasta mi, de mi desciende, germina y me acongoja 0 me exalta?
hay nornbrc, (1 sea lft;e no hay patetismo; 110 hay nombre, no hay olvido, nada se, nada conozco, es uu terror se difunde). Cejas del solitario. No viertas tu contenido, conten. Furnia 0 Astu. C!aridad.
Un esfuerzo mas y sere repub1icano, que jodido. No se trata de eso, de esas federaciones del intelecto, de esos mensajes de 1a buena conciencia, de estas agregaciones de sabid urla, sazon, erecciones matinales que se exacerban en el aire arenoso de mi cuarto vacio, que jodido, que perfecto y anguloso; y acaso S1 se trata de eso y entonces que jodido de veras. Vamos a ver, vamos aver cual politica, que re1aciones, que larvas de dominio hay debajo de 13 enflaquecida amarillez del miedo que me da, de 10s pavorcs-que-me-asaltan, de 1a neurosis tibia y como irritada debajo de la Iranela de mis ojos odiantes, vamos.
Irradiante, as! es. Todo e1 espacio, a rafagas, alrededor de mi se mueve can una luz inmensa, centellea, sumerge, cubre, ernpapa can sus olas sensibles y desarrolla sus fragores, refulge haeia mi pecho y hacia mis fragmentadas oposiciones, los arduos pedazos que Dios lla dejado abandonados en mis tripas. Algo humea entre tanta luz como ha conseguido acumular csta soledad, mi rostro, mis brazos tenses, mi paladar en extasis y mis palidos miembros accndrados en la curiosidad que la espera difunde. Pew es cl silencio. No un silencio hecho humo ni la serial que urde mi corazon en llamas ni 105 activos testimonios de una pupil a oceanica que se incendia sabre el mundo inactivo. Esto testimonia, esta irradiacion exclama cuevas adentro de mi sabiduria, inestable sabiduria de solo. Testimonia el multiple del fulgor y testimonian ciertamente Ias rakes unitivas de la sombra: yo escucho la tinta que resbala, un ardiente collar de pcrtenencias que se humcdecen en la luz del naufragio, pceios. As! va irradiando por mis manes el verba, asi resbala el espacio hajo mis harnbres y en la limpieza curva y turbia que avasalla mi cara, mi dorninado rostro de una Iicrcza neutra.
El bar es inmortal como una espada. Frente a uno, espejo. S610 quince minutos antes, e1 carnien: el chofer sin un dedo, e1 pasajero prognata a la izquierda, mirando Iijamente por la ventana, y Sll esposa tuerta. "Dios mfo, esto no es un camion de pasajeros, esto es una pelicula de Tod Browning." El bar es una melladura inmortal en la espada que es la herida que entra y el daiquiri es una marea sorda que entra por 10s acordes torpes de Beethoven, "Fur Elizabeth", todo para Hector cariacontecido, Hector que no esta -pero puede llegar, quilosa. E1 bar es un reflejo del daiquiri, el bar es mi frente perlada de sudor, el recuerdo del Floridita y un extrafio hielo, aimfrisin, cuentas claras: nadie ha Uegado en el tiempo de esta ficcion, intangible Iiccion con su maleza adverbial y sus atropellados calificativos. Estoy. Y consabidamente (yo y mi alma) "alguien puede llegar". Esto es ya demasiado, el alma -furnia lugubre-> subsiste bajo la anunciacion de las golondrinas. Y "la fortaleza no se ve" como un gran puente que no se le ve de tan grande y nadie, uno, entiende nada, algo, migajas, comas en la pagina. (No comas en la pagina, alguien puede llegar.) Quince hombres hay sabre el pecho del muerto pero ninguno sobre la ceja del que esta . .. solo y no se llama Solitario (no 322
que
Mi corazon cerrandose, la infinitud asedia. Mi coruzou es la infinitud implantada en mi cuerpo. Mi corazon entintado y turbio, seco martillazo indcleble en mi pecho y en la caverna de todo 10 que digo. "El corazon en la mano", dicen los que saben. decir, con ironia -supongo. Mi corazon es un ajo, es uu vientre, una copa, la huclla de la 1uz que paso, el testimonio de la luz extraida de donde que todavia no llega. A lguien traeria una luz, una piedad. Mi corazon es la piedad que necesito, el amor que no he dado. 323
Mi corazon, que risa, que luida escoba par los pasadizos maltrechos de mi suefio en la siesta. (,Que solicito asi, hablar del corazon no basta? La letra palabra corazon es el corazon de esa palabra.
j,Y 0
carajo,
son ustedes
que no llegan para ver a
en la
Acuerdate, recuerda, No se cuanto debo yo recordar, cayendomc, ligero y solo, ya solo y desmayandome de borracho, tantos milimetros que ornamentan, sanos tragos que se quedaron aladamente en Ja camisa. Yo ya no se, Yo no se si Vallejo, yo no se, Hay esta manera de esperar que alguien Begue, es marzo una vestidura de infamia y ese departamento cada vcz mas lejano que me espera es la Historia. Si yo fuera Vallejo, si yo hubiera sido el, call cuanta melaza entraria el sabado, cuales oval os de santo pan entrarian en e1 vasa mas grande y que lince vendria por mis ojos a verme, a ver como soy otro. Hemiciclos cubririan la ceniza, cortaduras en el cuaderno del verdugo. Y un espacioso verano impregnaria (jimpregnartal ) los pardos versos, que ruego simple de centilitro para mi sensatez, que frutas en delirio, claves muertas, Obviamente me atraigo. Y salgo sensualmente hacia ninguna p~e . . porque nadie me trata, soy un esclavo del silencio y un magna silencio tiraniza ya todo 10 que soy, cuanta risa borrada, cuanta, cuanta, Homilias en la cruda verdad que no existe, ningun sol de verdad. Y el paquiderrnico higado que sabia silcnciarse, callarse, apagarse, luido, cuantas ram as y cuanta genealogia para venir aver 10 santo de mis versos, versiculos -que saben los que dicen, que nsa, cuanta rosa 0 termometro me atrae, clima hueco para el sudor antiguo de mi bufanda paleolitica, mi sorda llama sabre cl fieltro. Y esto, que risa, lapislazuli, Astu, paquiclcnno; tD~o esto Iiltrudo, amenazado, adjctival y largo censo, censal causa de mi que --inconveniciltcmentc·me atraigo, i,Jo sabian?
~24
quienes, Vallejo?
Yo no quiero lavarmc nom.is.
COil
la carne del santo, yo estoy solo
"El que hiere de lejos", se predica de Apolo. i,Alguien que no llega nos hiere desde la lejania de su no llegar? Y en ese caso i,no es una suma delfica, oracular, esta viciosa espera, sus evos radiantes, su boca mojada y su neutra cancion como un vestibule? Canto a solas, sibilino. Atravieso Ias habitaciones como si fueran un antro ungido por ceremonias extrafias, cifradas, eleusinas. Ouisiera saber el Hombre deste espacio, la Iundacion que 10 visti6 en 10s turbios inicios, la huella menoscabada de su sacro despliegue, Orbe callado, lugar donde me desarrollo para salir a don de desde donde, como una estadistica de topos, como una costura abundantisima 0 un tejido que desenreda lanzaderas en el aire ahorcado de mi estar A Salas, cual silencio de mi a 111i, que me hiero de lejos, minimo, drogado, apolineo. Que soledad, que lastre, mi dios, Apolo mio. Que ruta del olvido en las habitaciones que conozco, cuantas lamentaciones. Y rompere mis conmiseraciones, Amos. i,Desvianise mi castigo? "Alguien puede Ilegar", digo en la luz ausente como quien hubiese preparado nn ensayo de su propio morir. Arde la soledad como un oraculo, irisaciones la decoran, la uncen, la conducen.
tempestuosas
medallas,
fijas
Inminente sicmpre la soledad. Un ay no la perturba, tiene visceras limpias, tiene meridianos de hambre y una ceniza a plomo cayendole desde las comisuras. Mas entrafiable que una abstraccion, no cede sus milirnetros a la verdosa cuenca de los dias: construida, Ictal, Sl.l siglo yace can una baba internporal, voluble pasta de deidades y tigre que su acccho limita en la mala tristcza, que su confin asedia 325
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por solo verse a solas. Y nadie la conoce. Nada la cine. Cuentagotas soledad mas edificada que 13 muerte.
de hierro,
fija
De la magia del aire vienen 10s apretados huccos don de la c1araboya de la respiracion se abre, late, suscita el caminar oblicuo de los arduos pensares. Dificil cauda de silencio, el subdividido pensar; y en 10 otro cabe, se incrust a el pensar can su saeta rutilante. Pensariase en una pantalla ensordecida ·por el torrente de la fisiologia y los delirios de la necesidad. Cuanta y extraiia mugre, cual espejo se atasca entre 10s llanos obligados del pensar y sus intangibles e inmediatas edificaciones. El pensar teje, deshace, cad a neche. Su Itaca es el cuerpo muriente y en 61 esta Iincado bajo la imagen troyana del mundo por e1 que todos estan respirando, sabre 10s caudalosos extasis de la vida, la espera, Alguien (que es N adie, Ulises, todos) puede llegar. Puede Uegar Penelope, altiva, de Ia guerra infinita de 10s all as concretes; puede llegar en su feroz almadia, con el fecundo balanceo de su deriva prodigiosa. Despojos que se ocu1tan en la pesadumbre de una transparencia hecha solo de enigmas, mi soledad y el aire donde la boca detiene una palabra por ver si oye, por escuchar el rumor terrible de la transparencia. Despojos que avanzan can una vida increible, simulacros de 1a extincion, apetencias de muerte, cuerpos que se disgregan y despedazan la silueta de toda respiracion, aJguien puede llegar a redimirlos para la continuidad, para los cielos, para el caos recto donde mi soledad es Ia persistcnte rafz del enigma y Ia columna de toda transparencia. No me buscarias si no me hubieras encontrado. Pero l,quien eres; de donde vendrias, de que horizonte manchado y con que cargamento de huida y cual sera tu nombre y, sobre todo, donde me has encontrado, yo desfalleciendo? Acaso quien llegare regrese, no una nueva figura de Iantasma sino el goJpe sucio y resplandecicnte de un reconocer con Iargas 326
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miradas que se extenuan de arido placer. Quizas el extravio de que nadie Ilegue sea esto solamente, cruda hiler a de pensamientos, fulgor asidyo: rec~nocersc, darse la santa paz del fuego que cautenza los ojos can un sello de ardiente niebla y despues pone sus humos cautelosos sobrc nuestras cabezas de diamante. Vestigios, casas, frascos -in the middle of nowherecomo un libro astillado, afuera, corre sobre los labios de la torre atrnosferica, cuento lugubrc cuyas ideas estan en el medio mismo de ninguna parte. Mecanismo en tropel desajustado, este discurso incliuado e impreso en la magnitud maxima del mundo, A1guien puede llegar, tibia devoracion, cubrir csla sangre vacia con la sal del amor, alguien puede darme a beber su mas tenue relampago y despertarme, saeudir estas cuevas, haccrmc olvidar eI alimento mas escaso y la cucharada ' mas pobre del afio que 'paso, precisamcntc rclampagueando, cosa dura y amable, quenble, densa en una llamarada como un dense pe.dazo de madera en ,el. inccndio del bosque, un pe?azo que resiste las. lenguas teluricas del fuego. Alguien puede llegar, unirse, contar 10s abalorios y hacerme aullar, bendeeir, murmurar Ckl!ias () bien hablar, hablar, sentado y con la cabeza c~ltre las nubcs, degollado .por la blancura de la mucrtc sofiada, (Cuento esto, el no Ilegar, pues nadie ha llcgado y nu m~mona se empapa con una fiebre antigun y un sopor maligne; yo estoy aqui mas denso que la distribuida mater~a: h~ roto 10s papeles, las relaciones entre las cosas, el olvido sin mancha y sin rencor que se me d io -y he saldado, he cortado, me he separado de rcsios ell: mi vida bendeeidos por algo que no entiendo.) De salaces confluencias, de cautelosos escombros, de tintas uniformes, de cuellos como suplicas Dutro mi suefio de solo, cstc piso que 111ispies abstraen a cada paso. Vigilar el aura de Ia sombra de uno, lamer estos cabellos, urdir detras de puertas enormes una insolita bocanada de lamentos, volver la cabeza hacia el 327
vacio del espejo. .. que valladares, lindcs por donde no se, confIuyo, me arruino, escribo todo esto, aiguien puede lJegar y sin embargo nutro mi suciio, toda Ia resbaladiza persona de mi meditacion mas vieja 0 de mis ansias impertectas. Algo que olvide esta aqui, a mis ojos llegaba y yo reconocia sus fuerzas, el ser de su visitaci6n, su obvia y turgente movilidad. Una mera cosa, un gasto mas del mundo en mi difuminada compafiia. Ay ojos mios de diamante, "que traigo en las entrafias dibujados", ojos que nada, nadie yen. Ojos que nadie ve, sustancia del infinito, callado cerco donde voy arrinconando las fantasiosas compaiiias de alguien, de alguien que podria llegar. Pospreterito, cauda de silencio debajo de mis manos, nada viene, carajo, Esta cauda, loca cursiva mancha. Cauda solemne, monumental cauda que no me lIeva. Debajo cle mis manes languidece, cerca de mis urgentes organism os. "Alguien puede lIegar", me digo, salgo, respiro. Nadie, nadie llega y el silencio me cubre con una despaciosa melancolja que conozco, este arido eerco donde voy arrinconando la fantasia de alguien que me acompafie. Que me acompafie l,a don de? l,D6nde esta mi silencio de ruta y mis cIaves de horror, estas visceras que tienen sangre y esta boca que posee saliva, dientes, una lengua que quisiera posarse, lentamente, en un sexo? -y sin metaffsica alguna, direeta y carnalmente. Los olvidos que suelo visitar, las almas que recuerdo, los cuerpos que mi memoria guard a como una torrencial y sistematica rafaga, Esos cuerpos que micuerpo visit6 y que 10 visitaron COil una desnuda violencia, pura saliva y semen -recorclados, ahora que nadie llcga, que naclie habla sino yo. Jade y jazmin, caricias en el silencio de la ropa, la cama, cl licor que se mete, las manos que otean, los ojos que van creyendo en la solidez de la purisima soledad. Los astros arriba y este cuerpo que conozco porque es mio, las gotas 328
que salen de rni, las dcrrarnadas virtudes que a nadie cornento, Ias cvolucioncs de mi cuerpo en una cama abanclonacla, mis cledos en la urgcnre oscuridad, las ten aces y vehementes figuras de cielo que mis palmas dibujan en mi torso, en mi cintura, debajo de mis genitales ansiosos, para quien, saliendo de mi cuerpo. Sale de mi cuerpo una escritura, to do esta un poco manchado de semen, 10s cuadernos, las hojas, las camisas, esta boca enloquecida, los astros alla arriba, que silencio mientras mis manes hurgan, sacan, salen, mi cuerpo en estas paginas, cuanta violencia que va callandose, rocas que se deshacen, flares que dan su perverso perfume, jarclines doncle el jade, el jazmin, mi propio cuerpo ceden, que locura; siento ahora el aire, sus pausadas costumbres, Ia caricia que sabe dar como una persona. Apagase todo, 1a oscuridad creciente me domina, mis dedos retraced en a su costumbre mas guardada, rumbo a su olvido seco. V oy sintiendo que alguien sale de mi, pero es una fantasia de mis dedos, mi cuerpo no retrocede, no hay sorpresa, bocas que son mi boca sudan, sus labios creyendose ya muertos. Un jadeo, gimo, grito, algo sale de mi, alguien puede llegar, que locura.
La easa sitiia al silencioso, negro es el abismo, nada se sabe. La negro va rodeando la casa, quita el abismo debajo de 10s pies y nada se sabe todavia, todo esta negro. Yo soy quien Uega a la cas a, que sobrevivencia, que animaci6n. Los ludiones que traigo "dibujados en las entraiias" oscilan, llego a la casa. EI silencio est a mas negro que nunca, 1a cas a retrocede, no llego, No hay nadie en la casa, tengo que llegar para que el silencio no disminuya en el abismo, todo se esta secando en mis branquias. Respiro la negrura que esta esperandome en la casa 0 en eJ abismo para que Ios ludiones no retrocedan como Ia casa ha retrocedido. No llego. Que ansia en la negrura, Llegare, no habra nadie. No estara nadie, nadie me espera, que monumento arido de la clisecada costumbre, ningun cuerpo. Y 10 curiosa es que no estoy triste, nada sucede, s610 llcgo. Soy el mctecro, la sangre. Toclos Ios jueves enloquezco, me contempia. Las recetas
nadie
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saben de fir por la escritura, todo este cuerpo crece, bemoles mas, bemoles menos, me sostengo, Sol sostcnido. El diccionario hurga, sabe dernasiado. Lo matare cuando llegue a la casa mas silenciosa de mi sangre. Todo esta callan dose a 10 largo del jueves, nadie murmura. Todos 10s que son yo se callan, estoy hechizandome, enloqueciendome -de pura melancolia, que dicen, sostenido por la retorica mas arrinconada. Y (,por que no decirlo mas claro, mas abierto, mas inteligible, como recomendara el profesor? Es tan dificil considerarse a sol as, callan dose, pero crece el silencio y yo no puedo mas, desplazo el aura, las camisas, los libros no leidos y declaro para que to do claro quede, santo, bendecido propositc: Duele que nadie Begue, lloro.
l,Asi queda
mas clare?
No soporto est a soledad, no soy el atlas de mi propia soledad -y me aplasta, liricamente, sin permiso, esta mas situada que mi propia costumbre, nada se sabe, nadie llega, que desesperacion tan pura, que engafios que se hilan. Ire alas montafias para estar solo sin que nadie Begue, otro engafio de mi a ml mismo, como un telegrama firm ado con la sangre mas solida del universo, cuauta sangre. Las montafias, los lagos. Mi China sobrevive, me llama como la madre huerfana convoca al sobrino sangrante. Los largos lagos, las eminencias de la montana, sus imperfecciones mas evidentes argumentan contra mi, me niegan, me destruyen, respiro el aire de 10 que se postula como el testimonio de mi loca inexistencia. Crei que te tomaba por Ia cintura, estabas caliente como una fruta y todo era mentira: no estabas, tus dedos estaban tan lejos, tan lejos como mi propia muerte de solitario. Salia de Ia casa, entre 10 negro mas negro, y ni estabas en la plenitud del dolor, distingui en ti 10 gris que deseaba, no estabas: era una pura fantasia. Los fantasmas, como tu, me conocen, me recorren como el n6mada que ha perdido su camino recorre la sabida costumbre de la ruta mas homicida, bajo el sol.
Y bajo el sol fui DU propio reconocimiento. Es como para rcirse. E,:ta mascara, quiero decir: toda esta mascara, sus pliegues contaban la historia, decian el cuento, echaban apuestas sabre mi propia cara, que silencio tan gris, tan grande y tan desarrollado. Esto que desco, el gris, la fria sustancia de Ios astros alla arriba, esto, no esta, cual morieda me cubre, te pregunto a ti que no has llegado. El dolor de estar solo. exacerbado monstruo, claro enigma, mas claro para mi que para Edipo, locuaz enigma que me da su respuesta. Encima, labil, discontinue, avanzo. Hacia ninguna pa.rte avanzo, con una tristeza mas s61ida que el oro, con un bagaje compuesto de minucias, de enormes detalles, de lecturas de Chesterton de astronomias impuras. No se donde', no se cuando: to do avanza mientras yo avanzo, bajo la sombr~ ~egadora,. ~onstruo, .cl~t}·o ta11ado en mis huellas digitales, delirio de eXp13ClOn, sagrada sangre. Debere terminar de doblar esta ropa, de acomodar 10s calcetines. El cafe humea en la cocina, tendrados cucharadas tenues de un azucar mas tenue que la de ayer; la fruta . recorrera mi paladar, to do sera igual que ayer, que anteayer. Mi ropa ., . , sobre mi cuerpo, nus nervios en su lugar. QUIZ,:S ur: poco. desplazados, exacerbados, par el alcohol que bebi: nus nervios, migaja de silencio en mi cuerp~ desnudo que va ,por Ja casa, tambaleante por el suefio tcdavia rcciente, el cafe que me espera. Los habitos matinales, el sol alla arriba y el reloj que da la hora, son las nueve y cincuer:ta minutes, Ia vida esta en su sitio, la sangre corre por nus venas. Arreglo las resmas de papel, limpio la maquina, el sol me da en la cara durante catorce segundos. Bebo el cafe, el cafe puro, negro, azucarado como un cuento de nifios. Me pougo la ropa, todo es tan triste. No he abierto la boca: 111 para dar un beso, no he abierto la boca para decir adios a quien. Salgo de ~a c~sa con un Iardo de Iantasmas sobre el cansado hombro izquierdo. Alguien
.1 :.(j
puede
llegar,
asteroides
circulan
por la torre
silenciosa 331
y la sangre que corre por las venas es 1111 cantico. "Alguien puede Ilegar", se dice. A solas se dice, no estov mas en mi sino en Ios circulos, en la viciosa calle, en " los vasos que bcben mi cucrpo durante las bajas jornadas de la borrachera mas insustancial, AstiHas de alguien puede llegar, Circulates residues, minas de los ajustes mas desvanecidos, Claras cuentas, dos-tres: yo solo, nadie Ilega. Todo esta oscureciendose, todo cae bajo la palma de mi mana. Alguien puede llegar, salinas, cuevas, tundras: para que nadie llegue. Solernnes epifanias, el periodico que el viento hace volar bajo mis pies de sangre seca, bajo mis. manos ~iegas, bajo la espalda que va manchandose de Iicores asiduos, lentas invasiones del vicio. El alcohol, el desmayo, pura noveleria, 103 pantalones manchados por una orina Iirica e incontinente. La ~amisa bajo la luna, sequia de Iienzos agrios y mas ~IrectaJ?el1te homicida que mi propio retrato, el registro Iiel de 10 que va en mi muriendo pausadamente loco. Sienes a centellas, rafagas cm"Vas' , hacia mi pecho, locuaces agonies que mis imagenes coleccionan. Luces a tientas por Ias avenidas leales, toda una basura que me nombra, restos, minas, papeles, limpios escombros, olvidos materialistas, ovaladas soledades. Alguien puede llegar sin su que, bemol reacio necio modo de ok~e. ' Alguien puede !legar can sus letras, pequeiios rastros, nubes sobre los ocasos mas decadentes. Luezo la frase, alguien puede llegar, los armoni~sos timbres que rebotan en los angulos de la sala y en las habitaciones, los prados, los abismos: alguien-puedeIlegar. La frase que se impregna en los artesonados, en las mannitas en las inexistentes pipas, en los vagones acoIchados. ' Que fras~ descomunal para tan. poca soledad como la que he aprendido a saborear. Alguien puede llegar ...
Que rasgo, tierra loca: mi rostro, tenso como la fiebre, se asoma entre los anillos de un humo, de un veneno alrededor de la cspesura del aire que se atora, se disuelve sobre mis parpados, cala, hundese, roza el fuego de mis labios. Cuanta razon, cuanta memoria y cuantas ideas se anudan a mi cuerpo, sin que yo
pueda resistirlo, callado, boca abajo, sordo, solo, tan triste. Pero en verdad que pocas ideas, razones, recuerdos: el cuerpo sabe como desenredarse, darse al sol, querer un abrazo que no llega. La imagen sorda, consistente, de un hombre tirado a media calle, sangrando: la cara rota despues del encontronazo, el rostra palido y tieso, levemente desvanecido del conductor culpable, el automovil detenido y la gente que se reline con tibias sonrisas para ver al atropellado, darle un calor de estupefacta admiracion, de asombro maravillaclo ante el destrozo de un cuerpo. Los ojos del hombre que se abren para ver que: el cielo gris, rasposo, los semaforos que trazaron desde su mecanica ineptitud (estan descompuestos ) el atropellamiento. Me acerco aver, la nausea es una segunda corriente por mis brazos y en el malestar que se apodera de mi boca, luego me alejo, tambaleandome, ensordecido como esa misma imagen, cruzo la calle vecina -la de los semaforos descompuestos=-, detengo un taxi, lIego a la casa y me pongo a Ilorar, muerto de miedo, pensando en todos, en mi mismo, en la imagen del hombre tirado a media calle y en el frio resbaladizo del miedo que va recorriendo la ciudad. Volver la mano dulce a su selva escondida, repasar los perfumes del alma can un aire de ausencia, beber las aguas llameantes del desoido am or, regresar hacia d6nde, hablar de que, saber cual es la sefial, el estigma, el secreto que eclipsan 10s guardados espacios del cuerpo que no llega, y no: salir con_ una tibia mansedumbre a la calle, para rcconocerse y no reconocerse: que luenga ruta, que camino de dcmesticadas 110111bradia5. Nadie sabe quien es, y por tanto i,como ha de saber alguien quien ha de llegar, si llcga, y no; como acercarle e1 arduo alien to de una fisiologia, como sacar esta duda hasta el viento y rcposar despues hasta que 10s abismos se cierren de modo tal que uno se recobre, vuelva en si, una vez mas solo? Es diffcil en jueves, el paquidermo no siestea, no sabc, Todo el arbol que crece en mis vertebras se prcgunra, y no, si alguien ha de llegar. Micntras tanto, entregado
333
l
al ~lUmo Iragil que sabe la ciudad, se pone triste una vez mas gime el paquidermo que se vienecebando en mis duIces entrafias, las de 1a mano que busca 1a selva, las manos del perfume que se inquieta en Ia selva escondida.
y gnne, humanamente
Seria tan facil poner estos dedos en la urdimbre del hielo morir de una vez, sin esperar. Situarse con un halite ' de espasmos, con un espasmo de cobras 0 de bisiestas lumbres, en la luna de que ya nadie llegue, no sabiendo, sitio cobrizo. Seri~ .tan facil, todo sin riesgo, sin oir las respuestas, escribir que s.e va, uno se va, ya para siempre, colocado en los ~ndamlOs del aereo esplendor: es mediodia, buena hora para dejar Ios h~esos en su lugar mas ca1cinado, desvestirse y meterse en la tma con un navajazo entre las sienes, en los codos, un~ 1impia,c~chi11ada en la fertil zona parietal de la cabeza. Seria tan facil el recado, seria tan Iacil el libro abierto en la pagina justa, candente como una flameada madera de ocate. Seria tan facil establecer de una sola vez, en la ocasion de las amargas visitaciones, los garabatos del ansia, 10s caracteres d~l r,eino que se perdio. para siempre. de tanto esperar y porque mngun aura, en fememno 0 masculino, llena el genero, las telas. que acostumbro, los amplios algodones de mi ropa, !?s espeJos que no me reconocen pol' centesima vez -y yo no se Sl !10 me reeonozco, yo, mi linaje de espesas ignorancias-, 10s animales que frecuentan el parque de mis liricas abyecciones, 108 tragos que perpetro, unos y otros juntos, seria tan facil solo que: si alguien llegara, la luna seria menos azul ' y el cafe estaria menos tibio, de modo que reordeno este reino tan pobre, pobre reino de tigres Iamelicos de libros abiertos en la pagina injusta, de vasos y camisas y plumas, de caudas y de abisma~ / qu~ ni siquiera. yo creo, si alguien llegara, que desesperacion, 111VOCO al diablo, 0 que ya nadie Jlegue en todo easo. Llegue alguien, rueda, sopa, costumbre. Limpia sal, pimienta esquizofrenica. Solo que llegue alguien y veremos todos los que son yo, mi carruaje verde de moho, mis podridos emblemas, llegue alguien, Sabrase, lentamente, como debe ser, con alma lenta y decadentista, como se siente sangre .por las venas, la sangre mas reseca por las heridas. I'oda herida nueva salga cuando llegue alguien, sin rencor,
!a
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objetivamente, 5111 que nadie regrese, no es el caso, y nadie 10 sabe. Llegue alguien si en la concava ley de S11 silencio rigido se escucha e1 desa!io, que se~timiento del ridiculo, que sabor de saberse ignorado, S10 respuesta porque 1a indifereneia nutre toda cuestion de alejamiento, le da sus vitaminas sobrias a 1a ley natural de toda separacion, y sin rencor: 10 repito sin amargas reconvenciones, juicios, observaciones miradas ' indiscretas. ' Ll~gu~ alg~li~n que se de sea, siempre, luego de alios 1entos y mas bien rapldo~, luego de que se quiso esperar a alguien, cuando se estaba solo 8111 soledad, acompariado -para decirlo c1aroy el.aire estaba repleto de belleza, 1a belleza que hoy, ahora mismo, es un esfumino junto a1 mar de una soledad que no es rnla, que no deseo. Gramo salaz, a solas, que npio del cuerpo, que cancra, Mi mano escarba, mi cuello solar en la asombrada luna de mis asombros, que ligera simiente, esta eyaculacion y sus espacios de gris 0 blanca amarilla mancra de derramarse. Lavarse, asesinarse, ineditas maneras de saber como es uno, si la sola costumbre, la solid a costumbre 10 perrnitiere, que asombro. Sie~pre hay algo nuevo, no se sabe. Lo que ocurre es tan simple, nadie llega, se demora nunca llegara, no se sabe incluso si se quiere, si uno quiere que alguien llegue, as! funeiona 10 que llamamos est a manera de estar, eon sal y sopa caliente, no se sabe como el animal turbio que somos es capaz de esperar o de d~sesperar~e, cuanta mugre se acumula, que salaz mugre de bestias, paquidermos, trampas puestas para que uno eaiga, sin el silencio necesario, borrandose. Trampas para que uno caiga, creyendo que existio, que cosas, tales escombros en la visible condicio!! de ser jueves que frecuentamos, limpia vispera de que nadie llegue, no, llegara alguien, llegara alguicn alguien puede llegar y si, con acento, asteroidal, eno;'me, economico alguien, sabio, fertilizado, lugubre, vivaz y eruento, una persona con su mascara mas civil 0 su cuello sangriento.
°
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Sangra, cuello de mi, in~perativamente, can la sal de tu sangre, sang.re tu carne con ardidos endecasilabos. Me dirijo a alguien, alga, un prado terso, una piel debajo de la cual hay venas que responden. Y no me atrevo, que desgracia. Este cuello
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lima el silencio, afila 10s ocasos, esta vivo, no quiere morir. Sobre todas las cosas quiere esperar que alguien lJegue. "Alguien puede llegar", se aye: escuchase la salmcdia. la repeticion, el canto. LY si nadie llegara? LQUl3 entcnces? Todo 10 que escribo es una cerccnada sopa de estar solo, no me atrevo a confesarlo, estoy solo, que burla, que cimiento. Pidese el canto para que suenen las manchas negras en la maquina de escribir; todos los que son yo' se regocijan. Pero, pero se asfixia el silencio de mi ami, se muere, yo estoy muriendome, no es un juego mecanografico ni caligrafico, es la sal de la ausencia, el diezmo de todo 10 que escribo, alguien puede llegar, ya ~e sabe, se sabe, sin embargo, la posibilidad y no se mu~ve nadie de los que son yo, esperando, ansiosos Lde que? Ansiosos de estar solos de una vez par todas 0 de estar acompafiados, visitados, abiertos, locos de soledad 0 de calor de un cuerpo. Serra un balsamo acercarse, tocar la porcelana, levan tar el cuchillo y suspirar, si, suspirar, bajo la rafaga dehiscente de los astros, 10s envueltos enigmas, la silla izquierda, la ropa tirada, el . humo al desgaire, todo revuelto -y sin enigma, 10 que ocurre en esta soledad que es 1a mfa es tan seneillo, las alm as de todos estan ausentes, el techo no cobija mas que estos ardientes pedazos de 10 que en rni sobrevive par la mera magia del sitio y del momento, Seria un remedio acercarse, lamer el alma de 10s ausentes y exclamar con un polvo tan sucio y tan viejo en 10s labios que nadie llcga, aunque podrfa llegar, es una posibilidad 0 un sustento para todas estas inseguras modificaciones que van alimentandome, secas, terribles, arduas, oscuras como mi alma. Y mi alma oscura se conmueve, tras ella 10s recuerdos, 10s cuerpos que ha conocido y no llevaban la serial, el diezmo, la arnargura que ahora la colman: fiera brizna 0 curva destruccion de todo, bajo 10s c1imas del momento, del sitio, del balsamo que acerco . a mis labios, no sabiendo, inc1inado para mejor sentir Ios segunelos que pasan sobre 1a niebla inmernorial de mi carne. 336
Ah!, mi came sedienta, 10s ropajes que la cstan sintiendo. Santarnente me recuesto, pasa mi mana por mi carne: lugubre iujuria, espejos cartan con un Iilo de esperrna el ansiaclo scndero, crudas estrellas alla arriba, la lluvia sin recuerdos, el despojo de las horas que pasan conmigo aqui, poco interesante, rnudo hambriento, a ritmos cruentos, con deelos mios sobre mi sola piel de un mayor desconsuelo que la manana iluminandome. Claramente, con sediciosa lumbre, mi ojo derecho clava sus imageries en esta equilibrada alucinacion, pew nadie llega, es una i1usi6n, ilusion tras ilusion, dioses arriba y el techo abajo, es el mero alcohol, el alcohol directo con sus punzadas, el oleaje seco de su marasmo, los suefios que me trae -y los recuerdos desfigurados, con manchas de cuevas acogedoras, prolijas 0 siquiera habitadas. Entrar en la silenciosa cueva, la cueva mas inesperada, y encontrar a a1guien, de modo incontrastab1e, para que en 1a serie mas negra de las modificaciones que acontecen, fuera uno quien llegara. Esta esta pared, si la toco un mundo desaparece, bajo hasta aqui, en la cava y 10s vinos enteros quisieran emparedarme en la borrachera, no se sabe cual es 1a salida, monologo en medio del estruendo, pero alguien podrfa llegar, semilla sobre el cielo, las ramas de verano, la nieve que cubre mi cintura; todo 10 que me cubre es la sefial de alguien, pero es cruda mi sangre, estan deshaciendose 10s espejos y nadie llega, en rnedio del estruendo, a soplar en mi oreja cercenada, con un ruido de repeticiones -0 de recuerdos, que ahogo, nadie llega, estoy solo ... Esto es la materia, 1a perfectible: sus alteraciones entre las encrespadas multitudes del tiempo, sus minutos que siernpre son demasiados 0 demasiado pocos, de modo siempre-jamas, el tiempo nos cubre, nos desnuda, nunca es siernpre, hay, todavia, ayer nadie llegaba, exiguas muertes, ayer ni hoy nadie Ilegaba, sal del rniedo.
que,
Desnudo llego hasta 10s limites de oscuridad, vuelvo la cabeza y repito los salmos, el templo de mi trabajo, lejos de Sepharad, lejos de todo y de todos, asfixiado por la innob1e marea de 10 que sc rcpite, cuartilla tras cuartilla. 337
Mi amor esta esperando, frio como almendra en un invierno que es el frio todo de mi fisiologia, mis nervios en la tornasolada ruta de sus costumbres, naclic podra entenderlo, callarse junto ami, si tan solo estuviera. Pero cuanta mugre, costras, dcsechos, ilusiones , , al margen, apuntes en cuadernos perdidos para siempre. Nadie 11a de llegar para verme, para ayudarme a bus car esa~ hu~llas, Nadie ha de llegar, escarbar, sacar a la luz de este silencio el innumerable registro de mis ansiedades y calmanne, danne un poco de agua en un vasa de niebla, vestirme con una pausada certeza de muerte, calma siempre antes de la tempestad que no llega, serie de diferenci~s crudas 0 simplemente ordenadas en filas de un horror impecable.
subi6 conmigo alas montanas y luego se fue dejando huellas mas insoportables que Ja ausencia de alguien que, ahora, , no llega y solo me alimenta con este dolor dcsespcrado, patna de mi costumbre, mi sola costumbre, este dolor desespcrado y esta ceniza que llena los recipientes ad hoc, latines mas luidos quc mi ropa de solo, " pedazos del silencio, empapado de luz, vertido hacia mi, sin tocanne, aletargado, curiosamente I~udo, y,o , (si alguien soy podriase toca,rme, alejar el mcienso que me cubre la cara, saborear nus cabeJlos, meterme en el agua enrojecida, sacarme al sol, darme trapos y beber de mi boca una saliva ansiosa . , , ) ,
l.Quien leer a, qui en llegara? Todo es un ~espe?azamiento, debajo del silencio 0 de la luz nada y. nadie, solo bocas inexistentes, lenguas 0 paladares turbios, ence,l11za??s, rotos. Nadie viene y no se si deseo 1.0 que deseo, s11enclan,dom~? Escribo con una descomunal esperanza, para que nadie, 111 Ios espectros, lleguen, 0 si ~guien ~egara que cante, que cante sin descanso bajo la BUVIa veramega y me lleve a los parques , para convalecer, para que Bore yo, tristemente, ahora, po~ f111, acompafiado, y vierta estos liquidos que conozco, el vomito, las lagrimas, el sudor de mi ansia, el esperma a sola,S can ql~e ornamento los miercoles de pura melancolia, residues unidos a mi piel, a mis tripas, a mis recuerdos ~ada dia desdi?ujados mas y mas, estas casas que me dan un sentido y me mantienen vivo.
Hoja doblada, hoja mojada con la lluvia minuciosa ,de ag~sto. , Mis dientes, filos rnellados en la niebla, Estas hojas bajo rms brazos lavados, estas hiimedas hojas en mi boca destejida, estas hojas mordidas con un desconsuelo mas directo que la agonia. , Si llegara, si Ilegara, compartiriamos est a luz, estas hojas y mis brazos, que estan lavados, Ie, darian ,un haz ,de , presentimientos 0 un hermoso cad,aver: ~l me~or,Ia? rm calma antes 0 despues de la tempestad, mis ropajes mas siniestros y mi alimento tenue. Si llegara, tom aria su mano y la poudria contra la luz, destejerfa , los reflejos de esta larnpara para mostrarselos, sonnente. Extrafio es, digo, me digo, la puerta esta muda, las ventanas no anuncian mas que la caida de la ciudad, la noche sin tirso y sin misericordia, 10s autos empapados en la I1uvia minuciosa de agosto.
Salgo a la calle, atravieso las a~chas ,avenidas, ."eo 10 qu~ sucede can una indiscutible violencia y pulcntud matenal. Esto que veo es indeliberable, como el pasado aristotelico, pero si alguien en el pasado hubiera llegado~ 10 cual es J?as que probable 0 posible como sueJen decir 10s e~tendldos" entonees todo cambia, el aire se calla sobre nus altos parpados y sera hora de celebrarlo con dieciocho tragos mas, que tristeza nadie llegaba en el pasado -0 todos JIegaban, estaban llegando sin pausa, sin estilo, ,sin pacto. , Alguien IIego, dejo aqui sus ca~lsa~ 0 sus cl,garros 0 sus recuerdos y todo eso nutre nu tnsteza, que descompuesta manera de hundirse sin el telefono sonando, pero es verdad que alguien, antes, lleg6, me acaricio, puso en mi frentc flores,
Hundo estas imagenes, el quebradizo aroma que despiden.' su cuerpo adventicio, las rakes tornasoladas que les dan ple~ , sentido, direcci6n; hundo estas magras palabras, estas estenles declaraciones, la tristeza toda de mis alimentos y mis dudas -hundo todo esto en la , perseverante ciudad que recoge mi suefio con un amor bestial, Esta ciudad, sus continuos espejos que me dan 10 que se; tesoros que me queman las manos, misterios atmosfericos , que se metcn, con un silbido ardiente, hasta los cimientos de mis deseos; nubes y extrafios discursos, vestidos que tiemblan en mis manos, rop~s que ~sconden c~h~enes, , objetos que le dan su color de mocencia alas actividades mas atroces,
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Esta ciudad inflamada por su vocacion solitaria y sus delicadezas homicidas y su cinismo labrado en Jas espaldas de sus habitantes y su sonara pied ad y su crucldad. de papel y de navajas precisas, todo compacto, hurncdecido con sangre y lagrimas, sobrio, distribuido en los rincones de un alma arrasada por el asombro y la inermidad, alma deshabitada. Hundo estas letras, estas ufias destrozadas, estos dedos negados a la magia y habiles en innobles escrutinios, man
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-..
..
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--y 1a ciudac1 responde, rayos, insultos, masivas devastaciones, inmimeras catastrofes . . . Y yo, despues de tanto silencio de escribir a solas. yo de pie, a deshoras, sin fuerza, junto al tclefono que no suena y la puerta mas muda, alguicn puede llcgar, un dios o una persona tristemente vcstida 0 un sol con rostro y mucha, mucha luz para mis venas al borde, cerca, junto al abismo. Urjo en omega, reticente, calma saurio de lumbre, curvamente me arrastro, nadie suena y el monstruo cunde, silabea, bosteza: cosas insipidas, mi rei no y mi humedad, solar mentira de mi columna vertebral, larva y cimiento, mero principio, ciega virtualidad. Urjo en omega a1 fantasma que soy, para que salga, no 10 voy a matar, pero no llega nadie y esto, esto que soy, su pasta de sornbria misericordia no se acuerda, balbucea, gemia, se arrastrara, tierra y silencio curvo. Urjo en omega la 1evantada limpieza de mis ojos y lanzas, los presentidos hUl110Sde mi sangre, la sangre misma, sola fluidez de sus dominies ateridos, lectura de la atm6sfera: centi1itros de sangre y versos a cero centavos, rebeldia del monstruo en estas tripas mias, alguien puede llegar. Ciervo de luna sin tirso en la silvestre sombra de la yedra donde con una concentrada fantasia me desvisto junto al agua de 10s 1agos azu1es y bajo la protecci6n aromatica del cielo que ahara en otoiio es mas dorado y terso y ofrece sus primicias. Ciervo de luna sobre las aguas intocadas que no vibran de puro amanecer bajo 10s altos almendros y munnuran endechas y canciones de tibia dulzura cincelada en la altura impecable de sus ecos y de sus resonancias. Ciervo de luna solitario y desnudo junto a los lagos que no cesan de fluir en SD inmovilidad de porcelana o impasibilidad de sed a bordada con los suefios dorados de que aJguien llegue al profundo espejo de la yedra. Abra sometida en quintales 0 raja luic1a por sobrenornbre de cruda resonancia adventicia y el mismo sitio puesto para quc nadie lIegue con el consabido prctexto rct6rico y a fin de cuentas por tantos quintalcs tantos gramos de impecable sufrunicnto sin tacha y ademas no es verdad. l,C6mo se plantea el problema, dicho todo en terminos de cocinada proximidad y racional asornbro? Eso pregunto en la hondonada, en el abra, en la raja -se 341
desde mis entraiias -un aullido largo, como de coyote 0 lobo, bajo la luna desusada del viernes y estas nubcs oblicuas y estos rayos que me hacen ceo. Saco un grito, otro, un segundo grito, de mi tristeza: un gemido longilinco de loco, de poseido. Grito a manos limpias, temblando, agrio, dcsvistiendome a rncdida que esos cristales salen de mi garganta; y cuando estoy desnudo, alzo mi vasa de vino y day un largo trago, un trago universal, sordo, desapacible, vibrante. Grito y bebo en media de 1a neche negra. Alguien puede llegar, alguien puede llegar. EI mufion cabe, calienta, y de mi parpado reflejante surgen preguntas endemoniadas. Olvidare quien soy para que alguien llegue y me tranquilice. Ahora doy un paso Iuera de Ias habitaciones, desnudamente gimo y se que la neche es mas abundante que mi vida, que mi silencio. Brisa, licor, esta desanimada fluidez que corona la ciudad de 10s suefios y mancha la camisa 0 rompe los cerillos. Este engafio: derramamientos, luces doradas entre la confusion de la mirada en plena extravio. Brumas resplandecientes, un milimetrico navajazo, cosas que pasan bajo las venas sin que yo 10 sospeche -nadie llega, estoy donde "nadie parecia", es una cima el no llegar de alguien. Y me recuerdo por las calles, ladeado, estupefacto, una isla lejos de mi mismo que siente esa brisa y ese licor como presagios de un amargo destino inscrito en el relieve dulce de mi cuerpo. Estoy en un edificio desnudo y claro, sitio de niebla pura y de paredes hipnoticas. Todo es un hundimiento a 10 largo de 1a ciudad de los suerios, una enrojecida navegacion a1canzada par cardumenes de remordimientos y por Ja plata diluida de incontesables euforias. En la ciudad de los sueiios vienen amargas siluetas, cuerpos de espuma, perfiles rotos; ahora es el naufragio, y yo debo gritar en media de las balsas coJocadas en la rizada y tensa superficie y detras de un escondite trernulo, una mascara, una madera piadosa -restos calicntes que entibian alrededor de I11f 1a innoble fuerza homicida del agua levantada desde fondos 344
insospechados y dircctamente temidos. Ahora llegaria, y no. Estan las voces rompiendo como fulgores contra la escollcra de mis ojos. Lisa sinestesia debajo del paladar, que sientc la luz revuelta, las voces como anchos anima1es, la 1engua propia como un especimen ajeno, enloquecido de soledad. Se pregunta mi cuerpo y vuelve sus materias simetricas rumbo a la llanura de 10s espejos. Se pregunta cosas inaudib1es, se hace todo un enigma, un ovilla de sangre y nervios. Se pregunta mi cuerpo la identidad de las sabanas y el capturado anuncio del dia que entra por la ventana, musicalmente y amplio como una llamarada de extrafia vida 0 desconsuelo. Se pregunta mi cuerpo tristemente, suefia garfios y una vez mas se dice, proyecta, hunde, empapa. Se pregunta mi cuerpo concentrado en un punta como en un reino de sospechas. Se pregunta par poblamientos, migraciones, enfermedades padeeidas par razas enteras y par muchedumbres en limbos violaceos, mudos, fiuyentes. Se pregunta mi cuerpo su propio nombre: en 1a b1ancura del dla hay un pregusto de muerte. Toda la ciudad es un angulo cerrado cuyo vertice es mi cuerpo que haee preguntas interminables. La belleza del dia es un ramo de labrados esplendores. En el valle, el aire se empoza: vertido en cascadas cristalinas, lIena hasta los bordes las calles afiebradas, El dia esta detenido sabre la confusion de las lenguas; ha llegado como un pausado estruendo que cimbraba los cuerpos y las paredes. El dia, pura luz, puro aire, sob revive contra mi, ahara. He puesto el puna en la mesa, lentamente. Afuera esta la esteril humedad de la lluvia y la hostilidad de los meses y Ias caudalosas ob1igaciones que no procuran sino sufrimientos y ceguera. He llegado basta aqui desde ningun lado y los minutes se abren paso como tibias raiccs en mi pecho desnudo. hI dia -he dichosobrevive contra mi. Yo cargo sucias colecciones y fiebres y trapos: cuiinto desgano, cuanta irremediable flojera de levantarsc 0 de 1cvantar este palido puna. 345
Una bruma me rodea y ha impregnado con un oro enfermizo Ias . habitaciones y los carteles, los Iibros y Ios rccuerdos. Es una bruma identica a la soledad pero no es la soledad: es su fondo estremecido, su mudez quieta 0 su espacio, SllS vestiduras, la infamc crudeza de sus desafios, La soledad es una fijeza sin mancha, una deshabitada serie de objetos sin nombre que adorn an con una seca luz los limites de mi cuerpo. Ahora es algo, un disparo entre la boca y la sien, la llamarada extendida como un oro c6smico en el mundo de mi cara. Cuentas claras, lfquidos humillados en el rincon desde donde saIgo, con una herida ficticia y un pan a medio morder, hacia Ios amplios renglones del dia. La luz me golpea la cara con una fresca y diferente llamarada. El dia esta enormemente situado en todo lugar, no hay mas que dia y cosas penetradas por la atm6sfera fulgurante y sus tensas y aureoladas fulminaciones. Todo est a quieto, sin embarzo, Salgo del rinc6n, aterido y altivo pero con una sola preg~ta en la cabeza, una pregunta sobre alguien distante como una Iecha de la primera infancia 0 un pedazo de muerte tragic a en la confusi6n de la zenealozia. El dia gira silenciosamente a mi alrededo"'r, hace'" sonar sus Ilores de joyas y sus resplandecientes adornos. El dia me esta hablando con un eco solar de sangre en llamas. y o. l~ eseueho, y siento la tibieza de su mana gig ante sea en mt cintura y en mis pies frios. Cuanta luz, cuanta. No he salido del todo, pero son s610 unos pasos; salgo con una lentitud melodiosa, COIl los labios apretados y la lengua helada en la boca de blancos labios. Pero afuera ten go que abrir la boca y comer esta luz ubicua sentir su recorrido de centella en mis entrafias dulcificadas, ' tengo que abrir los ?jos para vel', para ver el despliegue, la desmesura cmcelada de un vasto mundo que es este. Un temblor frio me alcanza todavia cuando escucho mi voz sin color y sin tono diciendo: "Alguien puede llezar." Un temblor frio me toea todavia las manos cuando abro los brazos. Un sacudimiento de agua neutra me cine aun el pecho cuando trato de respirar con un esfuerzo leal a mi propio cuerpo. "AJguien puede llegar", oh sombra rnagica, sombra de duelo y de alegria visceral ... 346
He bebiclo Ja luz y empiezo hacia alla, hacia afuera.
a sonreir
al dar los primcros
pasos,
Sombras magicas del exterior. Par aqui, par alla, un poco mas lejos podria venir a1guien. Yo no 10 se. Ahara me dcsprendo. Muevo Jas manos en las unanimes ratagas. Una luz se levanta del suefio. Los tesoros del mundo no nos engaiiaran: (,a quienes que son 1'I050t1'05? A mi, a quien llegue, 10 mismo da. "No salgas, no salgas", dicen el miedo y la neurosis. Ouedate aqui, Sangra a dentelladas, cs mcjor mantener esta c\euda. No confundas al cieJo, no manches estas habitaciones can tu ida -es un rnurrnullo sordido, una herida animal por los rincones. Yo pod ria scr lJlI icn llegara, civil y subjuntivo, sereno, despreciable, monotone. Aparecen las rayas del mundo bajo los parpados, Y son un turbio movimiento de ayeres, una colecci6n de lastimaduras. Pero el mundo cs, ya, incesantemente futuro para ml, no 10 entiendo -yacere, magnanimamente, para todo el olvido. "Alguien puede llegar", dicen ignorniniosamente quicnes. Y si esto es un engaiio, una dolorida Iiccion . .. Verla yo como al desprenderme salen las bravas ondulacioucs de la muerte solemne, cejijunta. C6mo estas imagenes por los rincones, la herida mas animal y sorda, despliegan su red amenazante. Verla, en fin, al fin, Jas cuerdas del navio, la horca para mi, los imborrables episodios que no me han ocurrido. Punt noveleria de llegares, de adioses, de calcinadas multitudes. Hacia alla, hacia afuera, digo, avanzo. .. Las moncdas en el bolsillo y una tormentosa moribundez: tales las armas. Letras del cielo para mi muda mistica, Enfcrrncdadcs a pufiados para la rebeli6n del Solo. No te detengas, sal --mira las infinitas rafagas, los peligrosos tesoros de CS(C mundo. Un umbral se desdobla. El fuego del exterior parccc un rio interminable, sediento, enrojecido. Los lenguajes de afuera van creciendo como un alma y cu media del cansancio me cubren infatigables las sombras nuigicas.
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Capitulo
9
0
RAY AS
Recuerdo esa rosa ell el hombro de la muchacha y 10s perfectos dientes de la muchacha y la sal en sus labios. En mis labios una gota de agua mineral y eJ diamantino ir hacia sus espaldas de flexible y avida madera. Una' rosa en Ios hombros y un texto (que no se "da" as! nornas) en Ia encrucijada del humero (Ia palabra, no mas) y la idea (i,cual?) que quisiera convocarse, cara jo (estoy odiando los parentesis): Raya gris en el oro, luciernaga sin norte sobre la placa lugubre de dos lagos anochecidos, duda en Ia tela infame de Ios ojos borrachos: i,quien llama 0 llega o da sus llamas alas llagas y luego se arrepiente del juego de palabras? "Es que duele ... " Y es que nadie 10 cree; todo este cuerpo solo, en la hoguera dubitativa de sus endecasilabos mas lodosos y goticos. Al carajo, a la salada plata del brillo deseante. A1 juego de la sangre consciente y del ideal' 0 humero que sitia. Yo convoco y mi boca con oro es una raya gris en la encrucijada de mis ojos. Y nada mas bizqueo. Se trata describir. Vieras el santo ser del viernes y este precioso crucifijo donde mi mana derccha se clava en 13 madera -punitiva y mi mana izquierda es la imagen misma de 10 1ismo. Pero yo no soy 61, por eso hay cuento y te 10 cuento. Deso se trata: de-escribir, mas clara cosa no se anima. Ronca pagina en blanco, pura de ser, Ahi brill are con su duda pir6faga, no habra confesiones ni dudas ni las bellas imagcnes -una rosa de soja y {mica ccniza, si acaso, pagina tullida. Vierncs que vieras, humero de nievc tocada por Ias manos de nifia y sin muerte todavia en Ja ccsante mezcla que lleva y escribe y prosiguiera. Todo 348
sabado zaJamero y lleno de cancias hasta el ombligo pudor ni oro escribiera su mas decente raya gns.
y sin
Raya gris que recobra. Llevase eI aire su manto de tercer dia con 10s vellos abiertos clararncnte de ser en pura imagen avida por mor de luz y miercoles acompafiandose, Agua tul\ida en la encrucijada y por esta tinta 10 digo y el barniz de la nada no se resuelve y todo es tripas y un serenisimo estar tense junto a la ventana -novelisticamente, digo, as! sucede. Pero las tripas mojadas no me dejan pensar y no hay agua aqui sino un vodka que Ia luz de la tarde va dorando. Esto es una bullente claridad que se hila con la oscuridad y que me cubre como un ropaje mistico, Y como pesa eI ambito y como el estelar enterramiento es Ja mas evidente amenaza. No 10 digas, pues to do 10 que escribas consiste en pedir no decirlo, en pedir no escribirlo. Agua tullida y un decadente aroma de gardenias. Esto has de entregar, ciervo de testiculos endurecidos. Esto entregaras, si quieres, y ellos quieren: un zapato de hionosis y una gota de catara crudeza, un calificativo para el cual no tienes autoridad moral y una ray a politica que te cruza relampagueando el aura del alma que te apuestas, un bestial asomarse a la vida y una comodidad erizada y ofrecida en la participada curva de tus curvos deseos. No digas nada, cubrete la saliva del habIa: as! es mejor -cscribe. Obviamente esto no es poesia ... No deseas escribir sino cstos renglones, una constelacion de rayas a traves de los cuerpos en la asccmlcnrc y enorme luz del tiempo. Esto: Gramos estoicos de mi color en medio de la gracia lk las nuhcx y el ardiente sabor de la voracidad que me dcticuc, me da vuelta, me unce calidarnente hasta que no soy mas que la lulic!a saliva de las constclaciones. Las constelaciones aparecen en medio de las uubcs y son toda su 349
gracia, el pia do so humo que de mi sale hacia mi, sobriamente, desnudo, sediento de no ser. No ser sino una raya, una raya continua, sin las costumbres que vacilan como sarcofagos 0 como tiburones. Este idolo de boca henchida, pues, abre sus fauces calcinadas y me cu~lga sobre la plenitud de los lagos: colgado, soy la vertida sombra de mi mismo: y debajo de mi: una mandragora, bes~ia de. vegetal ternura, flor de ceniza que buscaria mis dedos, SI pudiera, para tomar en ellos el diezmo de .las eternidades acostumbradas. Sigo, silencio. El teatro tiene paredes labradas con una plenitud de manos mas sabias que la bestia, mandragora de atardeeer, mascara de la muerte. Es mi sustancia de saImo, y en la cortante saliva de las constelaciones he de encontrar el lugar para establecer mi ley, todo este cielo. Venias quitando 10s escombros, ardor de cieno en la confusion de la ciudad anochecida, claror de espasmo, sencilla manera de perecer. Subias, volcabas todo vaso, tu manto de tercer dia envolvio mis manos adolescentes, fui tu vasija y tu colecci6n de indiferencia; tu devastada figura me toc6, fecunda y solitaria, en agria zona de callar, manto caliente y flor de multiplicada transparencia. Eras una serie de rayas que recogia la basurera ret6rica que yo acostumbraba -y la ponia ~n .u~ cesto, la con.vertia, la pintaba de blanco 0 de negro. Que 1Of1111tasoledad bajo tus manos quebradizas, cuanta desperdiciada elegancia que mi vulgaridad no pudo comprender. Tengo que describir esta mi sustancia de salmo, invoeaci6n, decir de muescas en la palabrera solicitud que mis manos desdibujan, todo en un vaso donde las flores perecieron y aqui, sin saldo, sin destreza: Orbe tan triste, callame; sal de la tinta 0 tinta de la magnitud mas lobresa silenciame: anillo 0 , , de oro en medio de la sobrenaturaleza, apaciguame; monstruosa y florecida claridad, mitiga esta sangrante boca; luz tocada de humos extranjeros, vuelveme leve como tu mismo perfil de daga mas puntual que la muerte; saeta
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de los guerreros
que no he sido, apaga en mi
10 que no se ha movido en todos estos alios y dame al fin 10 sobrio, 10 fluyente, la gris constelaci6n
de calma y de tranquilizada
hoguera
que deseo.
Un cuerpo se deshace entre mis manos, ha caido: una mas negra manera de acabar, Esto es la muerte, digo, y mi voz no responde ni sabe.
negro
sobre
No ereo nada,. ~s triste decirlo. Estey esperando. Alguien puede llegar ~ solicitarme un plato, una costumbre, una raya, una serenidad, Y yo no tengo nada, no estoy aqui, me he ido. Estoy adentro de mi mismo, sin esperar nada, sediento como una helada sequia en la pared de mis huesos. Humedas orlas acompafian estas declaraciones: no son nada, porque no creo nada. Estoy tirado, eso es: tirado entre las rayas y en el piso esteril del patetismo. Y no me quejo. Que imagen de ti mismo en ella, cuando volvia la cabeza sin sonreir y en la mano derecha tenia un anna d6cil, un cuchillo de cocina: y te sorprendi6 su larga suavidad, la delgadez de sus gestos, el gusto de respirar como un animal soberbio e inteligente. Adelantar la mano con el cuchillo para reconvenirte, salir de su boca todas esas palabras sencillas y complicadas a la vez: cuanto silencio fatizado en tu boca dorrnida. No respondiste. "Seri; mejor un beso", pensaste, "para romper esta huella de conyugalidad" (eso pensaste) , y a continuaci6n la frescura de tus brazos en su cuello y su mana derecha buscando la tuya, izquierda, y la rectitud del beso en la complicaci6n de las bocas -y estaba todo de nuevo en un cIima de fiesta y el manto del tercer dia (muerte) no los buscaba ya, sino que dos 0 tres rninutos despues la carne toda era una ceniza dulce para sus miedos y para sus amenazadas esperanzas. Y esperanza hubo eso silo supiste, algo que no moria, tibio como un guiso celestial en el pecho y en la planicie sosegada del atardecer que veian desde la cama. Mejor un beso, callar ese calido enfado con unos labios terribles y esperanzados y terminar desnudos en la cama para que el aire se llenara de esos olores que siempre los sorprendieron, t6 y ella
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l I otra vez como alguna vez quisieron
decir, decir asi: ya siempre.
Toda la tierra, sus bocas, los abismados letargos .de su estar, sus habitaciones impuras, la cerrada limpieza del sosten que la tiene -avid a gravedad que acompafia los lujos, las miserias-, toda la tierra vino, cay6 c6micamente sobre mi, sobre mis femures, sobre mis diccionarios, que derrumbe, que risa, que vulnerada casa la mia despues de que toda la tierra cay6 vertical, categoricarnente, sobre estos lugares. Pero sobre todo que risa y cuanta . comprobaci6n de inutilidades: paginas, copas, encendidas imageries, recuerdos, la came viva misma. Y no es cierto, algo se levantaba en la tremolante curva de la demolici6n y obligaba, me hacia ceder, me daba fuerza -una extraiia y entremezdada fuerza de silenciosos astros, Y asi me levante recogi todo Iimpie, puse orden en la inmensidad de mi pequ~no territori~. Luego amaneci6, eso 10 supe. Amaneci6 con un cursi acorde de arboles derretidos. Y en el centro del bosque tu derretido arbol, tu mismo: sonreias con una cornplacencia digna de mejores y mas Iiricas causas. Flor de toda entrafia fantasma pregustado en insomnios, "Have s610 para cerrar por 'dentro", curva del seno apetecido, nifia mia de los ojos tremendos que me cierras por dentro, y 10 se: guardate de mis olvidos, protege tu piel mas espiritual de mis garras de oso cubre tus flancos cuando yo me acerque. Escucha c6mo se 'me desgarran estas fibras, ve c6mo sangro, huele los restos de mi carne, toea 10s paladares que dejan mis pies por el camino. Yo destruyo. Escuezo calumnio, emborrono, se mal. No te acerques. Puedo manchar tus joyas, tu claridad, tus patrimonios de doncella en suspenso. Ouedate Iejos, duerme, no me escuches, no oigas ., mis chapoteos de cisne, mis entrechocamientos de ciervo, mis pantanosos pasos de ~olibrL . .. " Eres una delicada galaxia en la tela de nus lfIS mas aureos. No te rompas en mis manos de sed a paleolitica. Vete alla, cobijate en los rincones -pero lejos de mi. No estes ni ados impuros milimetros de mi veneno; tus 352
avisados muiiones protege de mis ingentes manos, lee mis parrafos sucios antes de comentar, pero (de preferencia) no comentes: una nube de ozono fermentado y maligno podria formarse en Ia ciega raya de tu boca preciosa, no 10 intentes. Mi boca huele a cerveza barata y no es justa que tus dientes de uranio se manchen con esta emanaci6n. Perro de harapos mas directos que e\ hambre, nupcia de mi conmigo, hipnosis 0 Ias anima1es brusqucdadcs que acostumbro, todo 10 que sere: filtro, fumaroIa, festin; almibar de cigarros que los muertos fumaron recordando scndcros que pies humanos no tocaran, sino eI vestigia lucido de un filo de navaja (eran, fueron, ;'0 son?, muertos a navajazos, todos esos muertos mas maquillados y falsos que mi suefio de grandeza); sedimentaci6n del tahali que colgara del cuello figurado en miserias mas despobladas que esta taza de. cafe a la que le falta un poco mas de sal, dos cucharadas. No amo sino que me embebo, chorreo, salivo, me lleno de cstupor y luego salgo -{;on bufandas demasiado elegantesa respirar el aire de la noche. Una taza de cafe he bebido, red acto una pagina y creo que esta viva. Pcro la vida esta afuera -y el amor esta afuera, d6nde. No he de recordar unos cabellos rubios que se mueven deliciosamente junto a Ias mas que convcncionales fuentes de Ia colonia Polanco. Esto no es el am or, es un abandono poblado de ray as: rayas, lineas, c6digos de un estupido comportamiento. Si yo amara mataria, si amara le daria alas perros mi toda-miseria; si amara esto que veo, una robusta selva de silencio vcndria a asfixiarme con leyes limpias, y me silenciaria; si amara, digo, que pufio caeria sobre mi, que petalo de hierro oprimiria mi sordo coraz6n de amargura. Recordarte no basta, 10 quiero todo, todo. Leelo, esciichalo y burlate de mi, califica estas cerradas paginas que no te tienen todavia -porque no te he ganado y para eso falta mucho, constelaciones de saliva en tu sexo de muchacha soberbia.
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"
Haz tu casita, muchacho, ve como Ie crecen erosiones, humedades; muescas, desportilladuras, rakes inesperadas, caimientos, asperas hinchazones, rajas. Medita al observar esta devastaci6n pausada, Iuego de haber tom ado el desayuno tarnbien hipotecado y conserva el espiritu en su lugar ahora que te sientes adulto, un senor. Piensa, piensa un poco. No es demasiado, ramas de dudas te salen par las orejas y opinas que soy =-quizas no te falta raz6n-, que soy un estupido. No estoy en toda 1a sobriedad, pero dime (es pura curiosidad): i,que vale mas: una casa 0 el trayecto hacia Ia casa, dime, cabr6n? Pues la casa tiene una belleza (no puede decirse de otro modo) que el Resplandor habita, estas cosas que sabes y sabemos. Pues el trayecto fiel vive en ti para tus nervios embriagados. Y casa y trayecto estan habitandote y viajandote. Tu en eIlos, accion, pasion, toda esa dialectica que leiste en libros que se ensombrecen en el pemiltimo estante del librero, ahora mismo, i,entiendes? Nada mas te doy una opini6n y 10 mas seguro es que yo sea un cinico. Eso eres tu, calma, esperma, derrame, lugar y estremecimiento. Pero no creas nada de 10 que yo te diga: estoy viajando por este inesperado y arruinado domicilio. No es la imaginaci6n con ojos de lince 10 que te estoy narrando. Ve, vuelve; mira, pondera; haz de cuenta que viajas y vete de verdad; vete y quedate. Asi sabras como estas palabras tienen un sabor de muerte y vida al mismo tiempo. Oceanos, llanuras, tundras, ciudades, bosques, casas extrafias, vivaques orondos, idiomas esperados, lenguas inesperadas, edificios, menus, caras, agrias conversaciones; asimismo, la quietud del sofa, el intercolumnio de las saban as, Ia impasibilidad de las alfombras conocidas, 10 tocado hace ya tanto tiempo y vuelto a tocar, los enseres sabidos, la domestica luz, la sombra acornpafiante, los rincones mas couversados, el giro de la bufanda alrededor de tu cuello para salir a comprar arnigables alimentos. Irse, no irse: todo tan planetario. Entonces 354
caigo bajo tu lengua,
me ccnfundo
en el agua
que baja de tus dientes y pongo mi paladar en Ia serenidad que guards, hace siglos, tu pecho de diamantes suavisimos. Estis bajo dominios, estas en la naci6n de 1a rosa, naces de la rosa -como perfume voy tocandote y escapas, te vas, alejas tu congregado cuerpo de mis dodos ansiosos y de mis armas y yo duermo despues y me rniras, dulcemente, tan dulcemente. Ouisicra ver una mail ana como abres los ojos y escudrifias mi pobre cuerpo desnudo y me rozas los hombros con timidez. Vendras a mi un dia, yo tomare tus palmas y tus tobillos para hacerte caer bajo mi Iengua y para ir tocando tu blancura de bocado, tu Iitoral de sedicnta caverna. Eres mi novia, me asesinas, coges 10s restos, Ios cscornbros de mi nutrida solteria y soplas, das vuelta, dueles. Amor, amor de sangre, amor de neblinosa llama, amor hiriente. Dueles, te amo; hieres, te amo: cuantiosas estrellas estan sobre tus manos cuando me das las manos y yo las tengo y se como esto que llamamos espacio se i1umina con sombras y se viste calladamente con el manto del tercer dia, la muerte que no queremos y no por otra cosa nos amamos, por eso. Ahora baja tu puna igneo, descalabrate en la transparencia, haz arder tus astragalos, roe tus tobillos. Seras un timido espeluznante, un d6mine minimo y turbio: sufriras par todo eso, ah S1. Tienes ahara que suprimir tu dolor en el pecho y tienes, asimismo, que recitar el fuego que te come -y tienes que hacerlo con las paIabras convenientes. La noche esta respirando como. un litoral pobladisimo; en la ligcra playa de tus labios hay un perfume ciego y una promesa incumplida. Sufrir as! acercara el cumplimiento de esa promesa. Ahora baja tu pufio igneo, siente su sedoso hierro en el ovillo de tus entrafias, examina el escalofrio y desmenuza el estremecimiento. Este dolor esta viviendote de la misma curiosa manera en que vives la fluidez erizada del mundo. Astillas que el frio tijeretea, giran y no se cumplen: la lengua las concce y son como palabras, ultimas thules de un inviemo arruinaclo. Todo escombros, todo locuaces cubos, aspides con dulce safia, lobeznos que se arrinconan ~el mundo, esto que yace y se amontona, suda. 355
Astillados escombros en la tinaja perdediza de 10 que va sucediendo. Astillas, frios. Una silueta que es Ia misma, tijereteada. Siluetas y frio y astillas perfectas. Amapola y cicuta en medio de la celestial ilegibilidad que la vanagloria del ocaso atemia. Suefio y muerte clavados entre las constelaciones superfluas, cuya grarnatica se emborrona -cree resolver asi la consumacion y el resumen. Tu del abismo que no duermes en mi, que sacudes mis femures, dime como los ciervos de la tarde taman altura 0 como se disgregan; toma en cuenta que la salmodia solar se esta desvaneciendo, igual que una pregunta loca que ya nadie atendio. Tu de nfveos semblantes, larva que se acerca a mi sucia camisa, trazo puesto sobre el abismo. Tii lemur, cuartilla, tiradero. Vengo y no hablo, fiestas hay, eso si, consta en los anaqueles de 105 muslos; pero vengo y no hablo. No bailo y no hablo, mientras suefio y muerte hipnotizan a distraen el manto de tercer dia, mis brazos en suspenso y enloquecidas hambres. Ay, verte; sacudirme debajo de la fogata de tus manos como bajo un hechizo vudu, como la son ante y afantasmada ondulacion que querria de ti bajo mi cuerpo de temblorosa nieve. Un ay no escuchas, un ruego no te alcanza; un ay mio no te puebla, no, estas hundida en el ajeno esplendor de mares que no conozco. Estas desnaciendo de mis manos, encarnas en mis filos y no te tengo aqui, ya nunca, repito tus historias par ver si te conmuevo. Repito el deshabitado pronombre que se te pertenece y extiendo mis congeladas pertenencias para que asi me reconozcas. Un ruido se convierte en poliedro, cubre la savia de la boca y Iuego se deshacc en el muelle del oido, ahara se levanta una palida certidumbre: van entrechocando los huesos poliedricos, una yedra hecha de solos silbidos asciende por el cauce del ojo. El ruido se hunde en la crujiente blancura del amanecer soltero. 356
Una cuerda se anuda sin que nadie la toque y circula por las habitaciones de Amsterdam y conmueve las delgadas paredes que observara el suicida, Una ruina de sangrante metal se sinia en las orillas de los rios cejijuntos. Una corriente de palabras cristalinas se agita en Ios tobillos del prfncipe sofiado: son las evidencias narcoticas del extasis adolescente -el principe sonado tendra que aprender a hablar de nuevo, de pies a cabeza (sus tobilIos heridos estaran eternamente empapados por la luz de la luna de Valencia). Una centena de aullidos escarba los venenos de la rosa, un dehiscente muro estalla y de el salen mandragoras, una entintada sandalia escribe su caluroso texto por el sendero visible de los enamarados, un pufial se convierte en un aye que se convierte en pie sediento que atraviesa la cornea del crepusculo decadente: is todo esto para que? Para que algo regrese infimo, de vuelta a las casas y alas milimetricas vicisitudes. Para que el principe coma la mandarina solar; para que las enhiestas curvaturas del cielo reposen sabre los parpados de alguien que se ama. Durante cuatro minutos el esplendor de la palingenesia me sorprende en el suefio de la siesta, luego mi despertar de resurrecto encarna equivocadamente en un sedoso terraplen -y me descubro hecho un centlmetro de impura saliva en una boca odiada. Alguien odiado y caido me tiene en su boca de miasma, y zumbo inacabablemente para que crea que soy un mosquito; pero nada sucede y el universo desta boca horrenda se cierra como las fauces terrorificas alrededor de mi cuerpo de Job, humedo y desarrol1ado en abominables comisuras. Pero la luminosidad de la palingenesia es la mera sam bra de la siesta pequeiioburguesa -y la resurreccion de la tarde me encucntra medianamente vestido y dispuesto a trabajar, a humillarme sin quererlo, en media de esta boca odiada que es la rotunda fiebre de 1a ciudad.
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l
Amor se aprende, tal es la inmovil, hambrienta leccion de abril. Sombra. en el pecho, ram a del tormento, ladera perfumada, ciega arteria de musgo, liquida brevedad en el silencio cigarras indignos de una boca besada, rizos de linfa,' moiadas gardenias en medio de las habitaciories, . guitarras inclernentes dobladas en el espejo, instrumentos de cirugias afantasmadas, visceras aturdidas, coleceiones de seres coloidales, perros sobre la limpieza del jardIn, piedad ofrecida en momentos imprecisos, humos que salen de la cara, despiertas almas que no con ace uno, vello.s de cristalina textura, abatimientos de quince 0 dieciseis
mmutos, rayas y rayas una y otra vez: la pobreza del cuerpo en medic de la riqueza de sus poderes. Y otra vez la potestad de abril 10 cubre todo, insoportablemente; pues la hora pecaminosa de ignorarse en la muerte no ha de Uegar aun, todo fuego se expande por la sangrante raya que mi cuerpo dibuja hacia ti. Las rayas imperfect as que relampaguean en el cuenco de la decembrina soledad y doran nuestras membranas. Las rayas hambrientas del agua, debajo de unas manos heladas -ahora desean una caliente espada. Las rayas hundidas en el costillar lesionado de un loco: estaba 61 ensordecido por el interminable tintineo de sus imagenes atroces. Las rayas curios as entre los nifios azules y sus atesoradas paranoias de crudo espasmo: avanzan como la garra del Ogro Las rayas habitadas que, en un "clima de ala de mosca", anuncian esplendores de horda 0 de devastaci6n sexual en la penumbra de las habitaciones solteras. Las ray as obsesionantes: cauterios de una suprema delicia 0 figuraciones de un exterminio sangrante en lets manos del homicida. Las rayas comunicativas: la locuaz y longilinea riqueza de sus . apareceres, de su retorico eimiento, de sus inmensos fraseos. Las rayas inrnersas de la sofocacion: atan indeleblernente la traquea y asedian los tersos jardines de la pleura. Las rayas inquisitivas del amor y la duda, de Ia derratada sensibilidad que asedia al abandonado; del estupor que amarillea en los labios de qui en conoce la muerte de aquello que ha querido. 358
Las rayas mortales que proliferan en la materia organica descompuesta y vencida por los gigantescos procesos que no saben de la ternura ni de la compasion. Las rayas inagotables de la escritura y las inmensas, desplegadas rayas de 1a lcctura: brill an en 108 mapas interiores del mundo y 11cnan cl lenguaje de estrellas y de pesadumbre. Un centenar de rayas y monos todavia: las insignificantes, las contadas de menos en cl traje del rninistro. Las rayas que no cuentan porque sc ban sumcrgido en el suefio, en la pesadilla de la Historia. Todas sangre y gemidos, trapos y escombros innoblcs que ninguna conmiseracion ha redimido. Rayas que por scrlo son mcnos que el aire que majestuosamente las acoge. Un centenar y un millar de rayas y monos aun, cxistcntcs can una tension magra, con una afinada y cscalufriantc suma de nerviosas espumas. Rayas de espuma, S1: delinean la ola que viene a cacr cncima del abrazo amoroso, del abrazo asesino, del encucntro 110 deseado. La raya sola, que es un filo, viene hacia Ja coufusa irritacion del ojo y el perro queda ciego. Arriba la luna traza su malabarisrno de otoiio, la soledad espumea en la canina boca, el hocico humano estalla en una carcajada revercnciul. La luna del ojo duda, se cocina en la incertidumbre 11<11',1 cI ,l',lliso surrealista, todos los pintores dan un brochazo de blanco sabre la tela de la anecdota: estamos en mcdio de la pantalla, somos nosotros mismos de nuevo, sill desconcierto y seguros de nuestro nombrc, Eran fracciones, apenas suspires, una morosa sospL'dla de existeneias infimas; pero cundian en el espacio, llenaban los labios con extraiios nombres, iban son.indo como e1 Canto de las Siren as, revolviendolo todo: 10:: p'lJ1L'k:; sobre la mesa clarisima, las ideas sabre uno mismo, los pasos en redondo alrededor del cuarto soltero, las sublimes excavaciones de los tragos antes de (";In desmayado, los cadenciosos estanques del con templ ativoi unto a I ia rdin botanico, las extranjeras deformidades que nos vuelven mas ajenos aun y las ropas que hemos dejado noblemente olvidadas, 359
en el mueble rococo, para hacer el amor -y recuperarnos. Esas "cosas" 10 enredaban todo, sinceramente 10 eclipsaban, 10 emborronaban con una insidia de malversador, 10 iban falsificando para volverlo una acumulaci6n irresistible y una irreconocib1c marana que sin embargo algo tenia de tenuemente aristocratico, de regio maremagnum. l,Que era entonces, como sucedia? El minuto venia enmascarado a preguntar los nombres, a pasar lista, a decirnos cuales son los deberes de toda hora, a encender las estufas para que el desayuno sepa bien. Pero su mascara se derretia y en la carne del minuto eramos Hyde, eramos la hormiga gigante, eramos la irreprimible humana bestia que descarrila trenes y roba en las alacenas para ir a comprar una brizna de droga. Eran pedaceria, eran menos que la ceniza en el cenicero. Y empero se sumergian en 10 que aborrecemos y nos hacian adorarlo, que extraiio truco, que luenga mascarada de insomnios. Y eran una tensa coloracion en la escenografia de la tarde, un veneno sur to en el muelle de la boca pesadillesca, nuestra. Caudalosas indumentarias, rojas telas para cubrir un cuerpo derrotado. Arriba, en el techo de la prision, la epica raya solar anuncia -rosiclerel dia de las ejecuciones. El condenado se levanta por vez Ultima para saborear el aire matinal y sentir sobre los parpados la muchedumbre de las ray as del mundo, Ciega saliva entre las expulsadas palabras. Los labios quemados del amor sobreviven a la torrid a vida. Ninguna voz asiste, ningun ardiente modo de la esquizofrenia. Estar solo en medio de lascrecientes rayas, quedar exhausto, locuazmente tirado en la sala vacia, boqueando sin pausa, sin aliento, con los mufiones ensangrentados y 105 codos destruidos porIa navaja de las desapariciones apetecidas, como Rothko salvajemente despedazado en la ultima pincelada mitologica. ... Pero los labios quemados del amor sobreviven, dicen, dicen como quien repitiera su nombre bajo un cielo de esquirlas devastadoras. El nombre del suicidio se va escribiendo en el patibulo de la creciente nocturna. Todos los nombres agrupados en un congreso Iunerario de
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obsesionadas repiten la hora los nombres del amante que los generosos
tranquilidades. Todos los nombres que que la oscuridad ocultara a la Historia. Todos que arden sobriamente en la boca quemada es un suicida que es un olvidado nombre bajo pliegues del momento que pasa sin remedio.
Debo decir "sucede". Rayas nupciaIes, ray as interrogantes. Debo decir destos cartflagos que ascienden, destas fisiologias que romp en esa cama, destos miembros ausentes, Rayas de draculas mordientes, rayas de una mecanica Transilvania bajo la lengua meticulosa, rayas de uso viudo, rayas petreas en la delicada trama de la rosa que feneciera hoy cn tus manos. Debo decirlo, debo decir "ausente", sapido, pcrfumado. Debo poner candados en el sobaco del recuerdo mucrto; debo cambiar la combinacion de la cerradura que subsiste en las vertebras. Pues rayas, sangre, fuego, sudor de jerogJifos vierten sus cascadas aumentativas, los quinirgicos faros de su viaje, las armadas colecciones de sordomuda agua saluda que siembran en la perfecta raya de mi simetria bilateral, todo este mar, todo este vertical lago de rayas alrededor de mi, de ti, de quienes no vinieron pero estan, mientras gira cI planeta como una discreta porcelana, Debo decir las grapas luidas, los garfios que. equivocan el rasgo en el pez que lcvanlan del rio, los ojos honzontales de la concava melancolia, los rnuiiones articulados en el interior del aire decembrino, las paginas belicosas que han sobrevivido a Ia mentira, al encono, al rcscntimicnto. Odumodneurtse. Morirnos hacia adentro, con un chasquido blanco y negro pero de todos modos anonimo, sin reconvenciones, sin luto inhumano. Desaprender la vida en una fraccion de segundo en la que cabe toda nuestra impureza, sin heroisrno, sin las solicitaciones del llanto obsequiosamente cgoist«, sill los ardimientos de la soledad hospitalaria, sin casi dolor, sin epitafios ni sangrias de palabras que para nada sirvcn. (Adentro Ias canteras, clavadas contra muros sucios. l .a mana que busca los sudores organicos y la exprcsivid:ul y solo encuentra rugosas simetrias sin significado, antiguas fermentaciones que miserablemente han ido cndurccicudosc, N ada adentro sino la plenitud inexpresiva de las cautcrus, los panes tirados del olvido, Ias fotografias veladas de quicn, Nada adentro sino un aire pueblerino, una pobreza fatigada.
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Nada sino mecates, cueros entibiados por el azar. Nada adentro mas que inmovilidades torrenciales, rios detenidos, m~res sin . cimiento, arboles desgarrados que se han hecho piedra. Nada, s610 un paisaje sin duefio,sin mirada, sin lujoso oxigeno. Nada mas que canteras y canteras contra muras sucios, nada mas.) Viento ---cruza el texto rayado, vuelve para rayarlo con ~u borrosa confusion de hojas otofiales, puntuales, emblanquece 10 escrito bajo la sepultura que el silencio crea, descrea, ' ensordece. Crece lit tempestad entre los dientes del texto, sus ray as tambaJeantes, nada '.' _ . se siente nada se lee. Hay demasiado viento que despeina y que emba;aza, rasga 10s p1iegues de la urdimbre textual. Una u otra raya sobrevive. E1 viento sobre el texto rayado es 1a figura de 1a somnolencia lectora. Es un _viento que a nadie despierta, un viento narc6tico, reves de Ia calma enervada que impu1sa la lectura, Las rayas del texto tienen solidez de gargolas 0 duend~s. Nadie necesita explicaciones cuando se empieza a dormir mientras lee la miseria de 10 escrito. Las explicaciones vienen can 1a muerte pero ya no son nuestras. Este viento va creciendo junto a nosotros, es nosotros. Una mano radiante "to hold the bite of the spirits" y una vara de mimbre para sefialar el Camino, ~a.arena purificada del sendero que nos. aguarda ,Para. vrvir, todo 10 que veniase deseando: shantlh,. shantih, ,dlO~es incrustados en la naturaleza del corporal follaje, Ordalias incruentas con los ojos abiertos, entre Ja muchedumbre de escamas girantes: rayas de savia diamantina, rayas que l,a celeste .selva ha estado nutriendo con despaciosa largueza -ralces prendidas ::11 color de los ojos que no yen sino su propio ~olor, el tp~)J1do. Cauda negra donde brilla 1a punta de 10s C~Chl1l0S?~nefIcos. Crucifixiones, griales: avanzar entre la ce11l~apetrificante hacia las detenidas fuentes del rayo. Y sentir en las ,Palmas el generoso chorro de Jas chispas, los pedazos palpitantes del tiempo apetecido. Una mana radiante se convierte ya ell un arbol invertido en un transparente arbol de claras ramas, cuyas raicesentran e~ el "firmamento endosomatico", y ahi :Hi2
se convierten pausadamente en latidos, en canticos, en ardorosas constelaciones que adorn an la mirada del suefio primaveral. Abiertos los ojos en un caudaloso concierto de resplandores. Chocan las joyas contra las laminas del tiempo relampagueantc. El sendero cubre piadosamente las cicatrices, pas a un barniz de consuelo por 10s costados, algo ya va doliendo menos. Nublado, condigno de la escasa tarde, y con rayas en la frente que se humedecieron con lagrimas de mujer, camino por las calles hambrientas y sobre mi pecho esta marcandose la trayectoria de un fulgor cmpobrecido. Caminar asi, entre las ardorosas rayas de Ia lluvia, las marcas que el inconsolable cielo mexicano distribuye. .. caminar como quien ha reconocido su verdadero nombre de gargola en las imperfecciones de 1a piedra edificada a tontas y a locas. Tantos edificios, tiraderos del caudaloso dins urbano. Tantas facciones borrosas, irreconocibles, lastimadas de inditerencia, meticulosamente derruidas par e1 olvido. II' aS1,como un angelo una flor lisiada; una nor donde el rayo se va posando a tientas, recomenzando cl surco de su pasmosa y feraz destructividad 0 naufragio. Nublado, equiva1ente, simetrico en la tank hundida -Illi ropa es una metafora del insomnio, un amasijo gris que delimita mi cuerpo como si fuera un C;)to, lindc poscsivo y puntual. Agua para mi boca nublada, mi boca dondc los nudos dd mundo ponen sus cicatrices obsesionantes. Agua que me construya 0 me exalte, me rodec, 11Il~ b.uu ir«, me posea. Un feroz y fronterizo cerco de agua p;lr;1 mi rostra y para mis miembros de animal obediente. Un 1;11'(1 de ;11',11<1 para mi cuello amante, s6rdido, bendecido. Agua para la santidad del rayo que me pone UIl;I:; ruyas de esp1endor en la boca mientras, nublado, suhxixt» en medio de la escenografia escasa de la tarde. 1\",11:1 :;OhIT las milimetricas muraUas del cieno metafisico. Agua entre las nubes, entre las costiIlas, entre Ius pnros. !\1'1I:1 sucesiva sobre la dentadura del minuto. Agua izquierda para la cabeza de la organizada pnr.moi.i qlll' Ins amigos van poniendo en la cabeza derecha. Agua epica para la miseria del aburrido, agua de muclu-dumbrc para la vanidad del soltero. Agua nublada para mi, nublado. La escasa lank sigue hablando un idiom a tardio de rayas, mientras yo 363
..,
cubro la palida certidumbre
de la vida con los restos del rayo.
Aclarame, mundo fluido, disecei6name. Abre con tu piedad extraiia y rocia mis palmas con el lnimedo polvo de tus nombres. Mundo doble raci6n de mi mismo en ti -todo frescura, nuevas coyunturas, voy por desde las reflejadas costuras del espacio un brillo caudaloso. . . Todo me tiene en ti,
mis manos cruento,
incruento,
el yermo; mundo
baja
cicatrizado.
Sextuple irradiaci6n aumentativa en toda estrella del negro nombre propio, a tientas por el parpado insaciable que permanece sobre los irisados puentes de la pupil a nocturna; elohimes austeros que te sefialan con indices de platino -en fin, Ia numerosa y divinal garganta del evacuado narcisismo. Lo has ido liquidando, 0 as! 10 crees con una estoica gana de voluntarismo que espejea sobre tu coraz6n desasistido; 10 has ido olvidando, ilusorio centauro, como la amorosa nostalgia de tus 16 afios, esa niebla. "Narciso, Narciso ... " Un chorro de abejas en la trama de oro de tu mirada siembra secas agujas en el torso de la estatua decadente. "Narciso, Narciso", pronuncia eI aruspice en media de la solar devastaci6n de Ia Calle Trocadero, entre la puntuaci6n del asma ornamental. Trueca entonces tu yo junto al estanque y suspira todo 10 suspirable a medianoche, perro de ti mismo, sombria emanaci6n del mundo, anillo que se cierra sabre las bocas donde circuJa una sextuple irradiaci6n aumentativa. Grandes invenciones de la memoria, inscritas en la rayada piedra del Acontecimiento; vueltas del reves para mostrar 10s colores negativos del ansia y las ondulaciones turbias del resentimiento; tenaces como espadas en el inerme fragor del presente, y absurdamente situ ad as en el vertice del hic-Escila y el nunc-Caribdis, paso de gran des Iieras marinas que yo no recuerdo. Invenciones de una clelicadeza atroz, invenciones de una supurante nostalgia, artefactos 364
del miedo y la desesperanza -trapos, cintas magnetof6nicas, anotaciones, urgente saliva sobre una inmerecida fotografia que poseimos en mala hora ... Recuerdos que nos van dcsfigurando las tripas y labran en Ios rincones de nuestro deseo agrios altorrelieves de un mundo extinguido, de una maravillosa tarde que terrnino con una despedida atroz. Cenizas, cenizas dentro del cielo. Es un ciclo salvaje, una llanura poblada de nubes avasalladoras. Todo nombre viene desde este cielo: nombres inundados, azules labios, lindes, cortaduras, palabras de una sedienta grarnatica ancestral. Hordas limpins hordas sabre la plata de la llanura. Cenizas en la llanura del cielo, donde el horizontc y la boveda se juntan: todo es la cara imponente de la horda. Una cara sin rasgos, deshabitada, espantosamcnic limpia, muda y anegada por el resplandor doliente de cslc cielo plural. Vienen aqui las palabras del cielo y las voces del desierto, las voces de 10 que no est.i alii. Vivos fulgorcs en media de los cuales nos revolvemos sill buscar salida 0 entrada. Estamos hambrientos. Todo es hambre. FI desierto cs hambrc y el cielo es hambre. Cuerpos vivos que sc rcllcjan Iarnlmcntc. (Anterior a rnj, el desierto se cubre can cst.: blancura de mi cuerpo doliente. Todo consiste en estas "grandes invenciones de Ia memoria": rccucrdos que duelen o se gozan en mi, sagaces dulzuras, sombrias tcrnurnx. luuubre: hambre de cielo y de desierto. Anteriorcs a mi, toda esta dulzura y este cuerpo que no me pcrtcuvcv ; que cs soIamente el tesoro de una materia que no conozco ni entiendo.) Solo: h;ljtl cl ciclo y sobre la llanura. Quidam: corre, ve y dile, Salta esas murallas, halluuru!o, dilo. Caudaloso don nadie, hermann mio de Ja boca sa lI)'.ralltc. Vapor de humeantes comisuras: hebras, jironcs, hah;\'; tc construyen todo para que se 10 digas. Diselo, Vl'II, regresa de 10 profunda can la espiga en los labios, pacifico, hasta mi area desdoblada. Cubre los caminos con estas vociferaciones. Asustalo al dccirsclo y despues apacigualo, dale de beber -pero disclo. Si no Ja noche sera mas amplia y el dolor mas profundo. Dilc su
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vida y la nuestra, la rnia: tuya, de ISl y de nosotros, tambaleantes, enrojeciendo en 10 profundo que se abre mas todavia con un ruido de duelo, con un estertor de estupefacientes guirnaldas senoras. Quidam, tt\ sabes: diselo, que venga, que salte esas murallas, que enrojezca asimismo para que todo vuelva -pero que vuelva mas lIeno, mas feeundo, multiplicado. Que 10 sepa y mas. Es nuestra vida y tii 10 sabes. Ouiza no sabe nada; 0 sf, pero no olvidesdecirle que regrese, por este sendero 0 por el otro, pero diselo, de un modo lleno y multiplicado, multiplicandose, Que enrojezca 0 vuelva, que regrese de 10 profundo y de respuesta, sin pen sarlo demasiado -y demasiadamente vuelve ni, asimismo, enrojecido, sueio con Ia miseria del camino, con Ios ardores de 10 fijo, con la savia curativa del sendero. Caminar, caminar, quidam: vivir asi, bajo las predicciones tangibles de la luz que va ordenando -diseloeste eoncierto de hojas otofiales que son como la musica de Bartok, o bien dibuja sobre el paciente lodo rostros inermes y bellisimos, como de [ovenes bafiadas 0 de nifios afiladisimos tocandose bajo la aurora de todos los deseos. Hebras, jirones, babas: to do esta en el camino y se est multiplicando, llameante y cruda palingenesia, regreso desde 10 enrojecido, huella de conclave donde la sombra se disuelve, retrocede, pone su pie inmenso para sellar la vida 0 dejarla pasar ... Tu vida, quidarn, es un repleto sol, diselo a la sombra: nuestra vida es un sol muy oscuro, un rengl6n en la ray a incesante del mundo, todavia latiendo.
a
Tiene su eeo en los cuerpos, un reino en la finitud que cme nuestras miradas de gatos. Es el amor mas que astuto, mas que constelaci6n saboreada, sus rayas indetenibles, imborrables, como hirientes garfios que perfuman el aire circundante; es toda su clara dorninacion, 10s abismos que frecuenta en nuestra boca de artistas 0 de sobrevivientes, de payasos 0 de higubres tartamudos. E1 amor con su vestidura de brisa, sus sandalias de arena, sus flores atormentadas. El ardoroso '! repleto amor de los vivos es 10 que toea estos labios dolientes, crea estes recuerdos insoportables, distribuye
su gota subdividida en los barrios y cubre la sabana rcsplandor siempre rccomcnzado.
con un
Un tributo, una ofrenda de paz. Ouisiera mi Sils-Maria aqui 0 ell donde cstc, donde me pesque el sefiuelo del abandono dondc me agarre 10s tobil1os cl rn.i-: irnpuro arnor. Pues Sils-Maria guiere decir: quiero cl prcscntc, 10 quicro, si, puedo tenerlo, ahogarme en 61 como till gom supremo. I.D6nde carajos yo -jYo!voy a conscguir vcr claro aluuna vez? Alguna vez, acaso -me reconvicncn cousol.indornc. Ya 10 se, pero eso no importa, No quicro un Egipto sangrante de recuerdos ni quiero la memoria de cuando intente suicidarme: quiero el presentc, el inagotable presente. Quiero esto, ir caminando contigo tornados del brazo y luego de tantos afios saber que ese tributo y esa of rend a de paz sirvieron para algo, lotio esto escrito sirvi6 para algo, con el utilitarismo de un Prcscnte Eterno. Ya no dire "recuerdas" ni vere 10 pas ado como una promesa de 10 que hubiera sido: promesa tanto m.is inscnsata y paralizante cuanto mas presente te tengo, mas pacificada y ardiente que nunea. Y en el complejo desbarajuste de los tiempos, te pregunto, (,no vale la pena que te haya dado esto; no sirvi6 toda la risa, toda la depresi6n; no sirvio nucstra casa eterna, junto al parque sonriente, precisamcntc porgue hemos viajado tanto, tanto, sobre e1 camino de esc Presente? Ay de guien me preguntara si te amo: no le diria nuda en medio de una solernne carcajada, de una risa seria, de una risa -propiamente hablandodivina, risa divina de sahcr que este lago de aturdimientos que sabemos, la rcalid:id dirccta, nos ha venido nutriendo can sefiales supremas, sill sabcrlo nosotros y queriendo y haciendolo. Que me vengan it hablar, ahora, de la impropiedad de los gerundios. Todo existc, ahora In se, por eso, voy a terminar de escribir todo esto -~para seguir cscribiendolo intermiuablemente. El mundo cntontecido se va a entontecer mas, mundo de 10 Mismo, mundo que no conoce mas que nuestro palac1eado desarraigo. Ptilidos, crud os, todos hemos estado agarrando el pasado alguna vez, con
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una constancia de remadores, con .una obstinaci6n de conquistadores. Yo no puedo conquistar el pasado, apenas escuchar esos murmullos que salen de las paredes secas; no puedo adormecerme en una modernista nostalgia, querer 10 que ya sucedi6, porque sencilJamente (y cuan complicado es) ya sucedi6. Te digo: que nos quiten 10 bailado, ya se ve que no somos malos bailarines. Esto no quiere ser una respuesta a nada, s610 1a llamarada de la pasi6n que siento, entre los idolos y sus invariables acechanzas. Ahara sube el sol a tus labios y es un placer mirarlos y tocarte las manos, delgadas y diumas; todo esta bien por el momento, y ya sabremos enfrentamos a los venenos, a los sustos. l.Quien nos llama por la fisura de la mascara, por 1a cordillera de los alimentos, por el indescifrable calor a tientas de la enfermedad que va subiendo desde los impecables talones? l.Quien da los augurios, atiza los pron6sticos? Quemandose, como si el alba enorme se encendiera, como si el mar se hiciera llamas o silencio de lumbres n6madas; quemandose, alga nos llama -algo que es alguien, alguien que es nosotros, un ser-nosotros que vuelve a preguntar y se contesta con murmullos, con saliva de cuerpo humano, puras ansias de verse, de tocarse, de ascender hasta la frente humedecida de sudor y limpiarla, y lavarIa, y enjugarla, amor mio, sedienta sed y cosmos de la enfurecida alegria, de los petalos, tus tobillos, mis torpes maneras de vagabundo, mis aturdidas plenitudes cuando, sin pensarlo dos veces, te digo esta cuchillada de amor que se cocina en mis lenguas infinitivas. Dos veces quise caer, luego quise caer diecinueve: fueron las ocasiones veraniegas de la adolescencia. Leia libros, yo: sin suefio, bajo las sabanas. Me ensordecia can el fulgor de Ias paginas y Iuego me levantaba para ir a Ia escuela, para poner encima de las Rayas el inmaculado sabor de unas lecturas ag6nicas. Volvi de nuevo alas andadas: alas andanadas. Que ciego fui, que pulcro: fui respetable, me bane -de veras. Salones, muescas, lamparas, basureros, alhajas y abalorios, recamaras y pasillos elegantisimos 368
estuvieron dispuestos para mi, para mi hambre de realidad: que ardor mas trivial, pues yo estaba lleno de cosas y 10 que yo crcia que era la Realidad no era mas que Rayas, Pl!ras rayas de infcstada ciudad muerta, de contagiosa monbu~d.ez. Lucgo IlO quise cso, quise la sangre -quise mi vampinsmo meXICIIlO, cl salado dclcite de las vinculaciones con la calle, Ios cnncgrccidos conocimicntos de 10s Otros. Nada . salia de la. nuda: todo tenia SlI moiivo, fui sabiendo que SIn saberIo ill! humunidad era dc ot ros y mi humanidad era mia y que no se trataba de discutir ni de discrtar sobre las posesiones, la propiedad privada 0 las ganancias y las perdidas, Entonces me OCUlTi6una deriva, me succdio 1111 dcvcnir, me fui largamente metamorfoseando, y me volvi locuaz. Y me volvi silencioso, audaz, cobardc, insidioso, derrochador. Cualquier cosa menos la una multiple que todavia, ciertamente, no conozco lY que importa? Eso, eso sucedio: eso me sucedi6. Esas cosus me pasaron ami, solo que desde el alto cielo de pajaros intangibles las palabras fueron cayendo hasta mi imposible fonda como el conocimiento 0 el amor. Las palabras. l.Para que te 10 digo si 10 pucdcs comprender con toda probidad? Para todo 10 convocatorio de tu silencio, para que de tus dientes venga la mordedura de callar. Y para que hablemos y para que leas esto, tan scncillo. Predestinaci6n, grandes amores deseados y tcnidos. La raya del tiempo se emblanquece, vacila, otro ticmpo sc abre. Pruebas ultimas en medio de la cuchiHada de la scmana, miercoles que pone a prueba: enceguecidos muslos que el aliento del mediodia sostiene apenas, dificilmcntc. Que surtos navies, que inminencia: "asi ha sido", pero los rcllujos d~ 10 daii.i~o nunca mas han de ser -pacientes trihus minimas, parejas espaciosas de pensamientos completamente 1l1lCV()S, la esplendida fogata del amor a Ia mitad ansiosa de la fiesta que comenz6 a que hora, siempre 0 nunc a siendo (pues "siempre" o "nunca" no tienen ya el menor significado), rcunioucs en Sils-Maria. "Mi v~da -di)o el- es un diamante puro, vacio, sin Iisuras, perfecto. Tomala entre tus manos 369
y Ia veras brillar sin latidos, en tus palmas vacias, sin rayas, sin fisuras: palmas perfect as para tamar mi vida." "Las rayas de mis manos -dijo ellaseran para el diamante de tu vida vacia, Yo te llenare de impurezas, de vertiginosos abismos: hasta aturdirte, hasta que grites pidiendo siempre mis manos hechas polvo, mientras tuvida brilla exhausta y anhelante de renacimientos." EI aullido del diamante cruza, follaje del cuerpo fatigado.
como blanco
relampago,
el
Sin deseos, el viernes curativo se detiene en la madrugada sacramental -humea, cadente fulguraci6n de seca llamarada. Sin ray as paladeadas, insipido, inclinandose con un peligro de 11111idad:viernes de la ciudadania sin adornos, y sus cerrados multiples de ropa lavada, cuellos melanc6licos. Los duraznos sobre la mesa del desayuno seran manana, sabado de movedizos vaticinios, una sensualidad merecida, completa: luz en Ia boca deshojada. Mientras tanto, el viernes hace crecer Ia parsimonia de los sueros edificados para el empavorecido bienestar, todo 10 contrario de la tiara sombria que el sabado nutritivo depara. El coloide en la ingle, los astros en el humero y la gasa del extrafiamiento quinirgico en la dulce roca de la duramadre -todo eso para despertarse boqueando en medio de las agujas del miercoles (cuantos dias vividos en peores extrafiamientos), un dia verdaderamente vergonzoso, rayado hasta el cansancio como un disco de boleros. Mirar, husmear, estar entero, sf: tenuemente cansado: los ojos esgrafiados por el rumor ondulante del insomnio. Esto se llama un Hospital y esas criaturas jupiterinas deben ser las menades que ejercen Ja Enfermeria. Los frascos son hermosos y mediocres como un altivo burocrata mistificado por la lectura de Hesse (y su placer esta en atuzar el bigotito); las capsulas nos guardan de Ia amargura que esta destinada a nuestra sangre ccremoniosa; las jeringas vienen al ineadas en carritos discretos, chirriantes, llevados por las menades blancas, pintarrajeadas -Iuego un carrito se detiene y, bajo la mercurial sonrisa de la
:no
bacante, Algo ingresa con un fino relampagueo en la vena de nuestro braze, 0 bien e1 piquete en la nalga nos mete en un vaporoso suefio sexual por completo inocuo, acariciado por el algodoncito alcoholico que 1a mcnadc nos pone sobrc la carne desprevenida. Seria sueno invcstigar, no estaria del todo mal, par que estamos aqui -no estaria mal, de vcras. 1,:1Illgar IlO cs desagradable, incluso con su airc tcnuc de II() xc xabc que, si funeraria o bodega antiseptica. EI Hospital cs 1111 Illgar preponderantemente fi losofico: cl cucrpo fi losofa, es un cuerpo griego, reposado, irradiante de curacioncs Y de mcdicamcntos. Esta filosofia nos rebosa en 10s sobacos, en las inglcs, en las membranas limitrofes que tanto Ic iutcrcsuhnu a Jorge. Es una Iilosoffa oscura, impenetrable, sill palabras. EI interrogante sobre nuestro estar-aqui cs cl mismo de Ia filosofia. Ya conocemos la respuesta, en estos humcdos momentos de la curaci6n y la capsula, de la jeringa y los signos vitales. Descansan doce mil perros encima de la navuja sublunar, En reposo yacen magnanimos canes en numcro de doce millares sobre la yerma exageraci6n del filo navujcro, Esto sucede debajo de la luna, sus mirlos celestiaIes, SlIS palrncras inexistentes, su solo brillo para la mandibula de Pierrot. Mil perros para cad a mes, asi ocurre: el enccguccimicnto esmalta su puntual dentadura. La furia que Ios cicga--lo que no les impide reposarespumea 0 espumcar.i en d hocico. Huelen rosas extrafias bajo las patas de los perms; cllos sorben caldos am argos, descubren tiaras en la sopa. Cuantos perros, que tiradero de perros bajo la IUI1;t y SlIS anillos; estos meses, con su millar de perros cad a uno, estos moses de canes y de hocicos y rosas. Estos meses de rayados recuerdos y de atravesadas cxpcricncias. Meses de rayas, de desconsuelo, casi sin escrihir. Meses de exaltaci6n y de pureza, de enormes c1udas y de mentiras piadosas que hacen mas dafio que un pcrro rabioso. El dedo tenaz en la hoja penetrada de la carne. I,a carne humedecida bajo las estrelJas imparciales. Gestaci6n de perfumes y de rosas entre las ray as del mundo enceguecido. 371
-,
1
No mi plegaria ni mi duda sino la plata generadora de mis acariciadas entrafias -eso es 10 que esta en 1a planicie de esta droga sextuple, sabatina. Gatos, divanes, un recitado Baudelaire a deshoras. Prefiero ser el abismo del fluido espejo, su raya profunda, en vez del mirlo de metalicos ojos y dedos urgentes. Buseo serenidad, buseo la dicha unida a la verdad, mis invenciones. Caldos espesos para las horas bajas y una camisa lustral que no se desanime ante las arreeiadas noeturnas. EI mar material no nos enviara su consuelo salado. Ni los granos de azucar en 1a lengua declamaran su salmodia vivificante. Este dia sera una larga hora baja, una raya eautiva, un cump1imiento de cosas horribles. Por eso se neeesitan espesos caldos, babas vigorosas, paladares azules de puro tenso, end as de hierro forjado -rayas de un temblor crepuscular a 10 largo de la manana y matinales rayas de oro en el anegado esplendor del ocaso. Amparado y seco, como con asma, y fertil de rios recordados; a tientas, reconocido en esos ealcetines, en esa pildora, en ese libro rayado; escuchado, hundido en 1a tunica Inimeda de dieciocho crepiisculos; y como un saciado pajaro que levantase el vuelo en medio del prodigio de la manana enrojecida (y el arbol se Ilena de munnuIlos, "adios, adi6s, pajaro desdoblado"); cautivo, cauteloso, entenebrecido por toda la ternura no dada, no ofrecida, pongo mis manos en 10 mas sagrado de tu aliento, Amor, y cierro los ojos para merecer 1a bendici6n de tus nombres innumerables. Pues en e1 mimero de estas ray as, el suero de estas ray as, el perfume dorado de estas rayas que son Ia reaJidad del amor -porque eso quiero yo que seandebe estar el sentido de mis lagrimas y el abrigo de mi deseo.
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Al callar me desuno. Al rayo de su iman me doblo y Ie eoncedo mi vertebra, mi sal, mi crucifijo: Callar me tiene as 1, atado y desunido, morta1mente cosido a su brava sanguaza. Pcro si me desuno, y aun subsisto, digo entonces con hilachas de mero pcnsamiento eircunstanciado, digo esto, c1ima de m i pasion cstcrnoncs adentro: "Callo por el ardor del mundo y sus rayas manchadas -y me levantare para dccir palabra, dccir centavos de mi ganada loteria, poner el grito en Ja calavcra del silencio ... " Eso digo, callando. Doblez oblicuo, madrugada del caser6n de Callar, cocci6n de esta pedaceria previa que quisiera mi cucrpo como vocabulario. Es un trance callar y desunirse, volvcr la cabcza concentrada en medio del follaje adjetiva1 y descubrir que el otro que es uno esta callado mas elocuentemente. "No se vale", dice proverbial, el coloquial. Torsos de apaciguado estupor incitan a 1a rebeldia verbal. Lagunas torcidas en 1a raya del medicdia distribuyen su oro para e1 desmadejado prop6sito de callar, su coheeho. ASI sabremos todos-los-que-son-yo como se cdifica una Ninive de menos que susurro, una Babilonia de abstenerse de ruido, un Paris de mineral haccrsc a un lado con 10s labios partidos de tanto estar juntos. "No se vale", digo, dice-dice. Habra que comenzar de nuevo, como siempre, con la ret6rica nubosa habra que comenzar de nuevo: Este muchacho tremendamente rayado por las andanadas del despertar no sabe ciertamente 10 que es amaneccr con cuatro benzedrinas en la panza y un anhelo de amor incurnplido cuando se tienen veintinueve afios de dcsccacion, No 10 sabe. Peor para el: el se 10 pierde. Veamoslo incursionar en 1a trivia1idad del Montevideano y caminar entre las Tumbas de Coapa con un libro bajo cl evangelico sobaco. No sabe, y que risa -y que Artaud 10 trae, que Valery, que su poco 0 nada
frances. Bonyur mesie: we are not ready. We -todos los que SOil yoain't got no satisfaction, abiertos en canal pOI el canal olvidado del cuehillo sofiado, y surrealista; 373
dormidos sin suefio, locos, vegetativos, enraizados, estupefactos, avidos, candorosos, ansiosos, . todos 10s que son £1 (iY sus amigosl) tambaleanse con todo Y el enclitico magnanimo que este mediodia . -que mas parece medianocheles ofrece como si fuera un caramelo hecho de drogas longilineas para el desvelo menos rornantico que imaginar se pudiera, basta. Que se hubiera callado de no haber sido dos en esa circunstancia. Que raya fiel, que lumbre de moare 0 piel de ansias ajenas no hubiera dictado el esplendor de toda soledad para nosotros dos. Pero no, ya no tiene remedio: pues nos acompaiiamos, hablo en pasado, en castellano, en padecer, en lumbre de ser dos, no desunidos, mas no demasiado juntos, no demasiado parecidos y si identicos, tan miopes. Que distancia hubiera hecho falta para ya no reconocerse y que desigual raya para reconocerse, mia, tuyo, amor, amor. Que sintaxis de humedecido cielo para volverse a vcr detras del humo. Que humildad, que carifio, que entrega para darse: separados. Que se hubiera callado ... Y te contesto: el hambre montafiosa de los que "han amado mucho", si; las desgarradas piezas de la queja, los ardores del cieno mas neur6tico. No digo mas: cada trago de sol me lleva hacia otras rayas, me lib era y me vence, me dobla y me levanta. Son mis higados, nifia, son mis dolencias de adulto recien estrenado, mis listones de ciego y fugitivo, mis dadivas de loco y de sensato. Toda la sensatez del amor, su caudaloso delirio de dicha y de verdad, me est a trayendo a estos manantiales inverosimiles, incomprobables. Al viento de octubre se refresca una serena mendicidad que es la de estas cosas utilizadas con una indiferencia desunida, una costumbre de alejamientos. Cosas pobres, objetos que cupieron sabiamente en mis manos. El viento de octubre -como antes septiembre, el oro de una 374
primavera en abrillas cubre can legiones de adjetivos mucrtos, con sign as de desahucio. SO~l casas ncccsarias, cosas empapadas de inercia, casas rayadas inapelablerncntc por las cambiantcs y caprichosas mudas de los climas de Mexico. (Hemos estado revisando rcngloncs olvidadizos cuadernos aridos, paginas lucngas cscritas por Ia imparcialidad del desgano; hemos estado inclinados sobre estas rayas, cstos earacteres, tad a su amargl!ra de seguir siendo -y pcnsamos, sentimos, que son mejores estas cosas pordioscras que hoy nos toea alabar. ) Las cosas bajo el viento de octubrc subsistcn concicnzudas. Esto escribimos de ellas, sin apenas notarlas, cuando quisieramos todas las atenciones del hirnno para ellas, Me doblo y me derramo entre rayas cuant iosas, entre Iadridos y sefiales de humo borracho. Me levanto a pedi~ la palabra y ~o que me sucede es un silencio apopletico, una hinchada cerrazon de 10s labios. Invicrno en mi boca, locuaz manera de callarse en la siemprc sinraz6n del ?iscurso. Me d~ITamo, me tiento, me cnfrio en rafagas, en disparos de luz,]unto alas fuentes y las monedas -inviernos por el suelo, diciembres turbios Cll la tela de mi ropa enloquecida, tirsos de miel paralizada en mi lengua esteril, Callo, me doblo y empiczo a hablar can una cuidadosa lentitud de convaleciente. No suceda Ia rnistica travesura de aparecersemc cl dins ambiguo cuando estoy a punta de vomitar -pues c6mo cntonccs al doblarm~ y abrir la boca el cielo se encenderia para reconvemrme. No es la moralidad teol6gica que deseo: quiero Cll cambro la plenitud de la viscosa deyecci6n, de sus amplisimas sacudidas, de sus oleadas por mi es6fago cnccndicndo la penumbra del pecho ya desarticulado. EI dios ambiguo espere -con suo tralc de r~yas ~elestialesa quc me limpic, a que pueda siquiera cammar siete a nueve pasos: asi, el fas~o de las apariciones tendra ?1i envenenaclo alicnto para mejor decirse en el trance de rms lenguas mistcriosisimas. Algol, algolagnia: vellos afligidos
estrellas del dolor, del sexo, hambre
astros
del dcscnl'rcno,
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------, de la caliente y tormentosa tortura. Una estrella, Algol, brilla en la aha esfera de mi deseo (algolagnia es la relaci6n sexual dolorosa). Cubro mi lenguaje con estas vendas, 10 apaciento, 10 lamo. Mi lenguaje se junta con Algo, con algolagnia. Duelen estas palabras mientras me doblo y me derramo. Rayas de orgasmo ocurren, se duplican, sudan, se multiplican. Algo mas claro: algolagnia, Algol. Mi cielo sexual, mi derramarme sobre la basura terraquea, mi astro concreto de vellos, de carne rebelde, minutos despeiiados. Manadas, planicies, rayas. Soy muchos. Estoy siendo el cielo donde un sol equivoco me acaricia con una lengua de mil nombres, de dos mil vestiduras, de tres mil adverbios agonizantes. Evidencias de materia en eI ovalo arenoso del suefio. Son las seis de la tarde y marzo limpiamente se dora. Sobre mi boca muerta nadie dice mi nombre (la palidez sobrehumana de mi espiritu no fascina al Castrado, Satanael en tiempos mas auspiciosos: ya dej6 de ser, hace milenios, un guardaespaldas sideral, cayo, como quien dice). Las evidencias de mi nombre no fascinan al aire, que de cualquier manera se las lleva, (Sera mejor guardar silencio: guardarlo para la Primavera de 108 Estruendos, rayar ese sonido con un callar elegante y desproporcionado.) Marzo obsceno, marzo lenguaraz: mes de babas y nombres, mes de tibios destiempos; estaban en ti Ias evidencias de un apelJidado padecimiento, las callaste y ahara, septiembre, los cuidadosos angulos de mis membranas no recuerdan sino tu presentido y peligroso callar. Los angulos del suefio se van dorando, d6ranse, peligrosamente: septiembre es una trampa aligerada por las lecciones del optimismo. Y septiembre sera el rayado fulgor de las infinitivas conclusiones. Y septiembre sera, con su lastre de afios cumplidos y sonatas otofiales, un mes naufrago y dorado en el mar que ya dibujaban las profecias del buen marzo. Que no dibujen mi estar-aqui, 376
con esas rayas aromadisimas Desearia, mas bien,
el cruento
un borr6n y una nueva cuenta en la lista de mis faltas intelectuales. Digase 10 que se quiera. Yo prosigo, cuerdas arriba y paladares abajo, por el barranco fiel, terminando, saciado, insatisfecho, 16brego y feliz con una delicada pincelada de relicario en mi pecho de tartamudo; con un fulgor vacio en la llenura de mis vocabularios. Proseguir, proseguir, salarse virtualmente; desenfrenadamente seguir amaneciendo sobre los angulos de paginas y ruidos; declamar el mas inconveniente verso en la ceniza que no es verso y decir que no se "ha declamado", que se "ha dcrramado". Sobre mi boca muerta angeles infimos se enferman. Nadie son esos angeles, puertas no se les abren. Mi boca muerta es la puerta de los inexistentes angeles elocuentes. Inextinguible boca muerta, sus fakires son eso: mis palabras. La muerte es del silencio: mi boca no fallece sino porque en sus umbrales hechizados la palabra se mueve, se descentra, pierde ropaje, trastabilla. La muerte de mi boca es el viaje de las palabras inexistentes. La muerte no s610 toma labios y dentadura: se apropia del silencio. En el silencio de una boca muerta yo reconozco mis dud as y mis preguntas. Nadie podra acceder al enfermo cielo angelical de esas atm6sferas sin probar un as alas saladas en el ahogo del mar mas silencioso, la muerte, Ias palabras, la delicada trama de Ia boca. En veneno se situaban, secciones del ardimiento purificado, los que buscaban sitio y recobraron en el despertar del Silencio una higiene nueva. Ya no mas venenosa manera de contemplar, todo-claridad-de-palabras, to do cuidadoso silencio, oportuno silencio, callar de aqui a alla. El ardimiento purificado se puso en otras paginas, dud6, trastabi1l6 -y se puso de pie en medio del silencio de la sala vacia. Alguien hablo can claridad y dijo esto, que -como en Ias adivinanzas provocativas, perversas"yo solo se":
Iugar de "Miradlo
adviniendo,
sobrepolar,
subnucleico,
sin 377
l la pierna dereeha, rengueando, tartamudamente elogiando, Iuces de su vocabulario no 10 sostienen. Miradlo -muy siglo diecisiete-, miradlo curve, agachado, sedente, silenciosos los huesos, procaz la vertebra, lenguaraz aJmid6n, miercoles eaJcinado: loca voluntad de atinar donde su punterfa blanquiceleste no pucde ni siquiera poner un bolo de boliche. Miradlo pero solemnemente, como conviene, porque la risa 10 despierta -y no conviene que c1espierte. Vale la pena que siga haciendo todo esto para que nos sigamos divirtiendo, de la misma blanquiceleste manera en que 6J se divierte sofiandonos, tibios y supremos ir6nicos." Yo no quisiera subdividir tu corona magnetica, Raya sola en medio de la pradera atrnosferica; yo no desearia, no, ponerte un pan en los labios para que sucurnbieras a la mortal tentaci6n de la gula cosmica; yo no soy tu enemigo, pero tu eres yo, mi yo freudiano, mi celestial modo de ser azul por cielo, de ser estelar pOl' supernova inmerecida. Pero sueede que el yo se me divide, se fragmenta: no es cosa de chiste. Yo no quisiera subdividir tu corona magnetica en mis muslos de lobo, en mi mandibula de jabali, Tu corona magnetica es el Arnor de mi Hambre, mi pieza de solitaria devoraci6n, mi quieta rebanada de fruici6n carnivora. Tu corona magnetica, ,"sera el escenario de un inoportuno y salaz dolorido sentir'l No, tu corona magnetica es, despertado Camus, mero aburrimiento: Ie quitamos la miga al pan, amasamos la miga, hicimos de la miga una almohada (oh arabesl), pusimos la cabeza en la almohada y luego nos quisimos donnir, pero nos aburrimos. Aquello fue supremo. La corona magnetica era el aburrimiento, Nada menos que el existencial aburrimiento impermitido, eso. Dijimos entonces y decidimos que Ia corona magnetic a siguiera transformandose. EI magnetismo coronario no nos tocaba el corazon, mas valia intentar otra cosa, en Ia siguiente avida cuartilla: EI cuerpo ebrio, sus diadem as de manchas Iargas y de turbulentos tropezones; las enredadas enfermedades, las enfermas Iicciones de su mirada y cl halo de congelada tensi6n en que su silencio se engancha
con una dura persistencia; la rudeza de su sacudimiento, de su latigazo purpureo, cuando Ja numcrosa y ardicntc gota del Trago ingrcsa en los corredores, CII los vcsubulos, en Ios salones alucinados de la borrachcra. La mauo chria se mueve con una basurera agitacion, con cspasmos indivisibles; revuelve Ios papcles, tira los libros, cmborrona la atmosfera del cuarto pequefioburgues, deshoja Jos periodicos, desordena las Iichas, acaricia la otra mana can una pcnosa dulzura. Que sacrificio, que alucinaci6n. El cuerpo cbrio duele,. se agacha, se derrama, se dobla y se desdohla: sccuencias de maquina descompuesta, de titere sublime, de hipnotizado mufieco, La marioneta ebria camina porIa ciudad, vc los edificios. Va sintiendo como en la garganta sc acurnulan los Nombres, pero es solamente su v6mito premonitorio. La salada orilla, sus dividiclos argumentos con olas y con resacas no me convencian, todo esto era supremo ir, venir supremo. Oleaje, resaca. I I' Y vcuir de dioses de suefios de la espuma, de mundos 'de sal, de orbes de agua recta. I r y vcuir de aqui hasta alla, luengos fragmentos del alba inmcrccid.r, locos pcdaz()'; del ir y venir del sol, del agua, de la espum.i. de la Illf'. indivisa sabre nuestras alucinadas bocas de despiertos. Lucuo c] sol sc PIISO, empezo a Hover. La playa era un sornbrio teatro bajo la lluvia ceiL'sl ial. 1':1 agua que venia del cielo se juntaba seraficamente con el agua oceanica. Los dio';l'S despertaron en nuestros ojos --y hubo un dolor, una silenciosa alegria, una dllll.lll:l IIll1y extrafia. Que angulo de brillantez en tu figura, en esa play;!. 1;1 Lillie se deshizo en media de la Iluvia y el cielo se hizo mas profunda, mas terso y m.is l'Xil"IISlJ. I':I aliento de un amor c6smico, de una srandiosa retorica de constelaciones y altus 11IIilt"~; dmadas, 110~ paso por el rostro -suprema caricia de 1;1 sobren aturaleza. Tu tomabas un licor transparente, yo miraba III cara COli cl arduo convencimiento de que ya estabamos salvados. La memoria se fundi6 con la tarde, la derramada cspuma del mar 379
se hizo estrelJas; se convirtio el mar en cielo, yo en ti transformado, las doradas caricias de nuestras manos tremulas. EI agua de Ia tarde, el agua cosmica, entr6 relampagueando en el agua del mar, vimos c6mo nacian mundos, Un rayo cruzo el entintado lienzo del anochecer. Despojada, humareda en la luz; despojada en silencio, bajo la oscura noche, tu figura se acerca, llena de amor y de silencio, oscura bajo la oscura noche. Algo se repite en tu boca, en tu caliar; una seiial de mundo, un orbe de igneas pa1abras, la ray a de tu boca esta en la ray a de mi boea y esto se llama besarse, comer en la boca del otro el pan tremendo del am or, su levadura hecha de saliva y fulgor. Despojada de mi, lejos de ti misma, girando en la humedad implacable de la noche, te enriqueces de silencio, te humedeces con esta manera de callar. Yo te abrazare, devorare tu carne y le dare sentido a tu silencio. Tu me abrazaras con una dulce furia, me daras el esplendor de la noche con tus manos fuertes de mujer adorada. Algo se repite, nuestro amor. Algo que es igual a la noche, que est a sumergido en las bocas y en el ansia, un camino indeleble, una manera en que la luz derrama sus monedas o el borde de este silencio, las letras que Ieerernos, las bebidas que nos brillaran en el cuerpo. Algo renace de todo esto. Algar que tiene nuestro rostro, la ropa que hemos tirado junto a la carna, las manos que recorren 10s cuerpos. Esta noche no dormiremos buscando que es eso, que nos viene a decir, que significa. La noche mirara en el fonda de nuestros ojos abiertos, sera nuestra y el dia siguiente medira con largas nubes la generosidad del amor. Aun la boca, la ingle, Ia pelambre se agarran del mundo. Nada nos llega del extinto tach6n de la muerte lucifuga, de la muerte constante, Nada es en nosotros calma de ceniciento nombre, enamoramiento del subsuelo. La muerte minera, Ia muerte .\X()
subentendida, loca, despeinada, como una Ioba despeinada. Todavia Iundarcmos ciudades de roja indole con la leche de esa loba. Vistete, ponte lo~; rtlcgos ell cl cucllo, la pistola en la ranura del pronombre; subc ~I lienl;rs por tu presentimiento, calznlc nuhcs, pafiuelos, infecciones. Vistete con el pufio de tu nombrc, Ia sciinl de III cr.inco. Redondea, y bien, toda parafcrnalia. Succdc. Simple, sencillamen te. Y que la transparente seda de tu disfral. tc ha)'.a otro, tu mismo. Vistete de mil maneras para ser solamcntc It'l mismo, cI desgarbado. No conserves el garbo, pero si 10 conservas: que sea con una principesca tartamudez, que sea con un modo de musgo, con un articulado cxtilo de marioneta bienpensante. Ven, acercate, baila. Estamos todos y todos somes aquello que querias. Esta el otofio resplandeciendo sobre las montaiias pero aqui dentro el aire es una caricia de sandalo, es una copa de dulce vino. Vis tete, anda, Lazaro, Perez, Cosapropia. Vistctc, sabandija, Esa camisa, la chancla del jurasico, el pantulon cstoico. Los calcetines japoneses, e1 cintur6n vernaculo. La corbata repleta de parentesis, el calzon majcstuoso con el que te metiste en el mar. Los zapatos hipnotizados ante una alfombra hecha de florcs que parccia nada menos que interminable. As! vestido yen. Avecinate, habla. No tengas micdo, todo es igual que afuera de estas cuartillas amontonacJas. (Cuantas cuartillas por amontonarse, habra que vcsi irsc para hacerlo.) (Pero c6mo vestirse, c6mo salir al atmosferico scndcro, al volumetrico camino que tantas paginas ofrecen. [Tonto designio!) Asi vestido represent a todo 10 que no eres: murmura, baja 1£1 cabeza, asesina a tu pr6jimo, extiende una flor, invcstiga 10 que hay debajo de la reliquia, sientete, goza, sufrc, silcnciate. Rayate, culmina, sedimenta. Es un impcrativo estar aqui, tu consuetudinario poner las nalgas en el mimbre, teclear, ponerte
sedcntario,
tu
de antemano.
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Y de antemano te va la siguiente cuartilla, la delfica, la sentenciosa siempre ultima cuartilla que no quisieras escribir -yes mentira. No es tu deseo terminar porque si terminaras, lquien 10 sabe", porque si terminaras ... Porque si terrninaras, sencillamente, habria todavia mucho mundo sobre tu gran cuerpo 11eno de deseo. "Has engordado visiblemente en estos cinco afios ... " "Tantas cosas" -dices, te justificas. El talisman que a 10s dieciocho alios veias del otro lado del abismo esta aqui, Es el talisman de simplemente saber hacer algunas cosas. Ya no llores, serenate. Abre la boca, ponte en la lengua sal, espuma, cerveza, humo de cigarrillo. Abraza esta conversaci6n contigo mismo; lee, camina, hazte un bicho saludable, no te lamentes, anda, andale, corre hacia la muerte. Que la muerte se esconda, dile tu verdadero nombre: cobija, rebanada, lentisco, oferente, plegaria, Ramon Llull. l Y que? Salen doliendose, condoliendose, todas estas cosas, la amargura de treinta y un alios, mis vestiduras, mi amor mas amistoso, mi esperanza cegada, mi sanscrito malhabido que consiste en la palabra calpa, y todas estas emociones que la veladura del tiempo convierte en otra cosa de 10 que yo quisiera que fueran. Que convierte en palabras, Asi es el mundo, gato; asi es la vida. Sabelo de una vez. Ocupate ya, de una vez, de las cosas que de verdad valen la pena. De verdad, y con 10 que puedo, dire algunas cosas que, segun yo, valen la pena de perderse en estas neches agrias, altas. Noches en que se pierde todo sentido, y todo cuidado tambien. Yo no soy ese que ignorabais. Estoy aqui, lingual, perfecto, indiscutible. Ya voy a tenninar, espero se me escuche. lSe me escucha? Estoy haciendo una serie de piruetas ridiculas para que se me escuche. E1 oro de la noche se va manchando de una sangre que no conozco. No conozco csta sangre que me corre bajo la lengua. Es una sangre limpia, sincera, indiscutible. No la vere: vere mejor las paginas que me antecedieron. Quede la sangre omnimoda,
omnisciente, para otro momento. amplio en que mi espada dcbcr.i de cortar, Describirc juiciosamcntc la pasta de un resumen:
Sea este momento, precisamente,
minuto
por 10 sano:
la matcrialidad,
Cicncia del 110 saber cuanclo esta uno desvestido, cuerda de azules nudos, poesia. Dire todos Ius nombres porque estoy desnudandome, porque la noche es alia y la sed cs profunda. La sanzre es muy paciente, eso se sabe, eso sc sabc arnpliamente. Amplitud de 10s mares, todo mi cuervo. Todo mi cucrpo anochecido. La noche de mi cuerpo va desangrando cstas pacicntes silabas, la noche de mi cuerpo es una sabidurfa que no ha bailado, esto tarubicn sc sabe, y no hay resentimiento. Largas rayas donde el vino se sabe y nos va conociendo, cclestiales ropajes, terrenales cordajes, navio ya totalmente dcshccho, poesia. Es el sabor de 10s derrotados, la incruenta lastimadura de 10s heroic os y la embriaguez de 10s sobrios. Es el delirio encima de la piel afinada hasta cl martirio. Esto he escrito, dicho, dec1amado, sangrado: La que describo ahara es una imperfecci6n, 1lI1S lcntitudcs, rayas que el silencio del mundo no le dio al amor. Ni Monteverdi, la Venecia qne mis manos quisieran -tan secas, tall desnudas-, podran decir tu nombre, poesia; to do 10 que me has dado, ya rorlo 10
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que =v. . Azrias mmUCIaS, te 1" as mcipientes,
jndi IocI()S cruci ifiios 1JOS muignos, ~ahogados par los rubis que ansio, . Estas rayas finales de mi fa sostenido (un harlo SostL:IIIlI(),veil y regrcsa siempre, no te vuelvas indigno de mis vcuas ). Yo no quisiera poner aqui parentesis (Ios pusc ). yo quisicra decir c6mo es que Monteverdi me acompafia ahara. Pcro no cs Monteverdi. Es una lJaga sorda, es una lengua estoica. Las rayas que mix aiios han fermentado aqui, mi fa, mi sostenerme, mi cxtraiicza, el "mar. 383
La gana sola de describir, el verso que ya no se me dio, la perdido del reino que estaba para mi: Ya termino, dejadme. Ya me desmayo, ahora me tropiezo. Esta Ilaga que es raya en el capitulo de desvestirme, Ios anhelos callados, la adolescencia cruenta, el minimo fulgor que present! despierto cuando estaba dormido; 10 sofie, sofie tcdo, sofie Ias imposibles comuniones, sofie largas mananas que habrian de despertarme a tiempo; sofie con tus vestidos, con tu carne. Y suefio todo fue, todo fue recordar a Calder6n, versos descomunales. Y rayas sentenciosas para no confundirse, para no ser ya Hamlet: sonar, ser, despertarse. Dormir todo 10 escrito, 10 que pas6, el vasto mundo que se nos dio, el mundo que contenia esto: saberse cruel, ret6rico, hecho de cruentas teIas, bio16gico de abalorios, enredado de augurios. Todo estaba hecho para describirte y para describirnos: ~o son cinco ni diez, no es el gerundio. Ni los lapices viejos ru el animal tocado ni la clemencia que el deseo visti6 de primavera. Todo 10 que no es, y para describirIo, acude aqui, en forma de centellas silentes, leidas, escarbadas: no es un rencor muerto ni una tristeza agonizante; no es largas rayas sin ojos que el insomnio velara con velas que son telas de flama anochecida; no es el inerme Iuto, no es nil alma herida, lastre, rajatabla 0 navaja. Esto es 10 que no es. La que describiriase, 10 que sin fa1la ni desperfecto deberia decirse, es la raya que sigue -raya plural de abandonos, siempre evadirse de decirlo diciendolo, exc1amaci6n que saca sangre a litros, a fabulas. Lo que ha de decirse, 10 que ha de decirse, c1igo, escribo, es finalmente, y ya, una cifrada confesion: A mi lengua, constelaciones, redes. Atrapados caminos, estrellas que rasgan el callar de 10s afios. La cintura es un dolor confuso, la cabeza no sabe. Las manos son la brill ante, minima prueba, de que uno vive, ama, se duele, se desangra, anochece. Porque hoy anochece, y no es el caso. 384
A mi Iengua eJ diezmo, la rotura, los vivos nombrcs. Y mi lcngua de ciego, mis orejas de tuerto no respond ell, y no, ya nada pucdc c1escribirlo. Y si, Los altos enigmas del cielo, las mcdinnias de la neurosis, las impecables rayas elel aelormecerse: del cscribir, del 11()IllT aqui, nada mas, la confusi6n del gran dolor. Escribarnoslo, Juan: digarnos de una vel". In que sin escribirse, asi, de esta manera, se escribe finalmcntc: Mi puiio da, un ciervo 10 amarnanta. La hn(':1 Ik mi pufio entra en una transnarencia. E1 espcjo del nuuu 10 sc dcshacc, El ciervo se acerca a la rosa de mi puiio. I ~I humo salta, serpentea, Pues mi pufio ha entrado en el humo. Mi vvua l.inguida sabe de la melancolia, Mi pufio entra en s;liones inicuos. El ciervo anochece junto a 10s lagos. La vena de mi puiio sabe el nombre del ciervo. toda la melancolicu manera de scr boca. . Y ahora, en secueneia: Puna, rosa, cicrvo v VI·II:1 logran el esplendor del dos, la comunion. la ;lIldacia de Iundirsc, el encuentro mas Ialsificado. Amamantar y ::n Ins lhuhos, poesia, o he de elecir tu nombre: pufio, ciervo, rO:::1 v vcu.r. La transparencia del humo es la melancolia. I "'; :;;tiOIlI·S ';011 lagos en que mi boca muere. Y mi pufio va tocaml« I",: norul ircx. Va tocando la sombra, 105 anudados nombres. Tocar sombra v uomhrcs, poesia. La transparencia es no decirla, describirla: pasar, 1';\,,:11, entregarse al ria del silencio, atravesar los limites, cansarse .1.-1 ,i< .Inr. El nombre del ciervo es un estrago. Eso tiene (J11I" d,·':nihirsc. La rosa del pufio es una baldia manera de pcrcccr v xiu Ill:; nombres. Los nombres han sido puestos, no hay que dcscribir. l l.rv
111i
larva,
oh maderamenes,
Voy .iv.mv.uu lo. y
SI!,.O
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-sangre de nucleos diamantinos, voz 0 boca de hipnosis 0 de tinta, todo 10 que he escrito, y con la toga participial, pretexta, desvergonzadamente me presento, lemures, criados, sign os de ortografia, arboles y pretextos, lIamaradas. Mi espiritu, y otra vez 10 digo: mi espiritu, mi emplumado nubarr6n de plumas Iigerisimas; mi si1ueta de espuma, digo, mi espiritu directo, de Junes, de magnesio, de eter pervertido, abunda por Ios rincones; mi medicamento cuando soy s610 cuerpo, mi solo espiritu, mi cimiento invertebrado, mi mesmerismo, mi edeu. Mi espiritu reiterativo, mi ciervo y mi pufio, junto al anochecer. Mi espiritu, mi rosa. Oh castillos, oh tiempos, el accndrado, el purificado por la multiplicidad del dolor, el rehecho, el construido, mi espiritu calmo, mi espantosa tranquilidad, mi beligerancia, mi espiritu de mandibula que se mueve, mi espiritu de fauces, mis ideas, mi llegar tarde, mi solo amor, amor, amor, arnor, m i abundante relampago, mi luz manchada, mi vestidura mas rasgada. Espiritu mio, mi para que, mi cuando, mi c6mo, mi por que, mi espiritu, una y otra vez, cuando yo haya muerto, cuando yo haya amado. Rayas. Luciernaga sin el norte del pronombre. Sin Iimpieza del olvido. Luciernaga de ray as, hecha de Olvidemoslo todo, pongamos tierra de por medio. luciernaga, cinco aiios. Nada mas cinco alios: tiernpo robado, literatura.
la recta rayas. Esto fuimos, pura
A 10 hecho hemos dado un pecho pobladisimo. Que buena pleura, que musculos que asi languidecieron. Que limites ardieron por aqui, por estas manos, csta boca, estas cadencias de escribir. Queda el amor, queda el espiritu de un as rayas que nada supieron del crimen moridor. Queda un hombre entibiado en la desesperanza y ardido en cl pozo luminoso de Ia esperanza. Queda la amistad como un arbol parado. En realic\ac\ nunca se sabe que queda, se oye una musica y se despefia uno en las ganas de seguir escribiendo. De seguir lamentando
10
que la alegria, que cl verso, que las paginas. Pues uno se lamenta de la alegria, asi cs. Uno es ul1 espiritu, scr de su Iicmpo, cuchivache, espanto, lIamarada TJ t 110 . ~migo, un modo (I!- ~'allars(' a iicmpo, Uno es de callarsc a ~kSI'l·lllp(l. IInn ('s la laguna donde Ia ,rosa en 1~ cara del curvo vr .r. ;Iljlll ;1 ;111:t como el puno se l?onc frcntc ;1 I;) c.';nillll;l, sicmpre recomenzados, siempre locos, IIUI1C;1 vencidos, vivos,. deseante;;, obligacion de 1;1 xiut axi«. As! nos esta pasanco el trernpo, aSI el tiernpo se haec venas, lapices, minutos. El amor 11(,~;(kspicrl a sicmpre de est a ensofiaci6n, pura Iiteratnrn. es un
l:11
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Quien 10 diria. Si, haber escrito todo csto y uhora, ell la pulida madrugada de un septiembre complctarncnte zris empez~r a terminar con un presenticlo anticluunx. Porgue I:>no'hay tu tia, ~si tiene ql!e ser, .tont? designio: ;)0 volvcr.is a clecir, oh viva y nerviosa animalidad de escribir, ser.is cl monstruo la larva, ' cl sentido fi16sofo, el atroz carcelero, el vivav que presume de mundano -de lefdo-, el ing~nioso, el cazador de Ias metaforas? Dcscribctc, dcscribclo. Es el siempre no de 1a poesia, la guardada, escondida SOil s{llo ya tres voces, tres blancuras, tres no-atr~verse. Son las rayas de Ias luciernaga, lJlIl' tc van poniendo ~n los OJOS el crucifijo: las rayas de la monona, la~ rayas en la plena serenidad de h; bgos, las rayas de Ios animales, Ias rayas de Ia luna, IDs rayas de la camisa sucia, si cso quicrcs ... Ahora viene la ~1adr~g~d~. No pude enlcqueccr, l'SO cs 10 que pu~do decir, mi viaje era otro. E1 alma siguc sicudo azul. Hay una libertad, hay un cleseo. Veo mi rostro, sigo. Camino hasta donde no .se. Todo 10, que yo se esta aqui, lolio confuso, algebraico, en poesra, en tachadura, en animal modo de pres~nhrse cl~erdo y saberse cans ado y eso ll1iSIl10 n;, ya Ins silencios de siempre: Silencio p.ara yivir con ella, silencio del subsuelo para morir cnccnizado, silencio de querer, un~ y otra vez, estar con ella. Es la raya del mundo, el espejo manchado, el vivo simulncro Y al vivo simulacra
de escribir
entrego
ahora 10 que 110 supe 387
"-~.'.-
deseribir, el aneho recuerdo de un pasado que invente: "Era cl tiempo de la sangre, era la musica, eran los grandes modos de desearte, Amor. Todo fue confundiendose en esto, en estas rayas. Tu eras la plata del anoeheeer, los tesoros de la madrugada, el tiempo. Tll eras el animal euyas entrafias habrian de acunarrne." Estar dentro, saberse. Sube un humo entre las rayas, el mundo se esta extinguiendo. Yoy a eonoeerme, voy a saber quien soy. Yo era un mulo. Yo era una cuerda. Yo era un querer-ser-poeta. Yo era la sombra de la rosa herida. Yo era eosapropia, yo era un trueo. Yo era estas ray as infames, est as rayas gloriosas, estas ray as sublimes de puro escribirse, Yo era querer-ser. Yo no supe decir yo, y por eso, por eso fui amado, ahi tuve sentido. Sean todas Ias tachaduras.
En la gota de vino se ahegan
10s
amen, las naeidas promesas
no se eumplen.
Estamos
vivos, eso es todo,
Estar vivo, eso es todo, las rayas del abundante amaneeer no dieen otra eosa. Ahora voy a describir 10 que me toea deseribir: El cuerpo firme y todas sus ideas dicen esperar. El cuerpo esta recibiendo el amanecer, son olas llenas, cruzan por la limpieza de Ios ojos. (Ya escribir es una forma del cuerpo ... ) Recibo esto con una plenitud de ayeres, alga ya conocido -pero nunca sabido, nunca puesto en palabras, El alma se hace cuerpo, la carne va conociendo Hombres que nunca presintiera, largos nombres, llenos vocablos. Yoy saliendo a recibir en la lengua el poder. Las rayas del poder me dicen que, finalmente, no se trata de eso. l.Entonces que? Mis pies me Haman con una honda ternura, un par de pies tibios, terraqueos; pies de humano ser, pedazos de carne sola y doble, pies de caminatas hondas y esperanzadas. EI cuerpo tiembla, se rehace. \fay desnaciendo. Voy, sin saberlo, al pozo mas solitario, a Ia hondonada roja: mis pies avanzan, tiemblo, ya no se ni mi nombre, todo es la negrura, y mi Ilanto me asusta.·
... -.- ...-.
He de llorar y lIoro entre las ratagas azules. Yo mismo me salvo, me agarro los cabellos y salgo hasta donde el euerpo firme y todas sus ideas sigucn cspcr.uulo, cstoy en la crucifixion, en 1£1 friu llum.imdn, cu cl solo desierto. Todo esta rojo, ticmblo. En mi hOCI sc cuccen 10s fantasmas del susto, del gran miedo. Estoy entrando en la llamarada 11l~I',r:l,I'll la piedra movediza y roja. Alzo 1£1 cara, veo espejos ... Veo la llamarada, las rayas doradas ell 11lllvilllil'lltll. Veo el temblor de todo 10 diferente. La 1ll:lll'l i:1 me circunda y me enciende; soy 1.111 Jlcda/.o
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