Juliana Gristelli
1
La paradoja del Hombre-máquina. ¿La Mettrie fue cartesiano?
1. Introducción: La Mettrie, un filósofo maldito
El francés Julien Offray de La Mettrie (1709-1751) fue lo que podría llamarse un filósofo maldito. Murió prematuramente durante su exilio en Prusia, después del escándalo provocado por la publicación de su Historia natural del alma; obra condenado por el Tribunal del Parlamento que había prohibido años antes El hombre máquina y los Pensamientos filosóficos de Diderot (“esta obra debe ser destruida y quemada ”). Fue criticado en forma unánime por sus contemporáneos. En primer lugar por teólogos y religiosos, que denunciaban que la obra escondía una intención subrepticia de reducir al hombre a un “vil estado animal ”. Y, paradójicamente, los mismos filósofos de la Ilustración renegaron de su obra. Diderot, por ejemplo, lo acusaba de haber sido un “apologista del vicio ”. Acusación que no impidió que Diderot se inspirara en alguna de las ideas de las que antes renegaba. Según Francine Markovits, copiar o plagiar eran procedimientos literarios comunes por entonces y servían para evitar la censura. El cuidado general de distanciarse abiertamente de La Mettrie está directamente relacionado con el hecho de que su filosofía es, como escribe Claude Morilhat, un "materialismo radical", es decir, sin compromiso. Si, para él, restablecer materialmente al hombre era la condición sine qua non para la realización de la ética de Epicuro; para sus contemporáneos, tanto teólogos como filósofos, la negación de la inmaterialidad y la inmortalidad del alma representaba un peligro para la sociedad, por lo tanto, un problema político, ya que la creencia en los castigos y las recompensas después de la muerte servían como un "freno" a los excesos del pueblo. Como subraya Francine Markovits, gran parte del trabajo de La Mettrie reside en desenmascarar cuestiones políticas a partir del análisis crítico de otras cuestiones: morales, religiosas y médicas. La Mettrie habría sido el primer filósofo de Modernidad en reclamar abiertamente el adjetivo "materialista" y llevarlo a sus últimas consecuencias. Si el escándalo causado por el simple título de dos obras hicieron famoso a La Mettrie, el contenido de estos (que va más allá del título escandaloso “ hombre máquina ”) y sus pensamientos permanecieron poco conocidos. En cierto modo, la expresión “hombre máquina ” es como el “opio del pueblo” de Karl Marx: muchos la citan, y pocos son los que han comprendido su alcance. Lange, celebre historiador del materialismo ha “rehabilitado” la figura y la obra de La Mettrie, en su Historia de la filosofía materialista . Sin embargo, su presentación no está desprovista de juicios, y valoraciones parciales cuando escribe que "[...] "[...] fue el más exagerado de los materialistas franceses [y] el primero de ellos en orden cronológico". La medicina fue para La Mettrie no sólo el punto de partida de su reflexión filosófica, sino también el modelo de conocimiento que definía como el más universal y el más adecuados para el estudio de la naturaleza material y sensible del hombre (en oposición al modelo epistemológico cartesiano, inspirado en las matemáticas). No contento con la medicina que había estudiado en París, él estaba completando su formación en Leiden (Países Bajos), en la escuela iatroquímica de Hermann Boerhaave, centrada en torno a los fenómenos de la circulación de los humores. Es significativo que en su Breviario de los principales sistemas filosóficos modernos (La Mettrie, Abrégé..., p. 266-8), cita más a Boerhaave (médico y botánico) que a colegas filósofos como Descartes, Leibniz, Locke o Spinoza. La Mettrie tradujo al francés varias de las obras de su maestro, quien no estaba interesado en las causas metafísicas o en los primeros principios. La Mettrie está particularmente interesada en el capítulo XXVII de Instituciones médicas, donde Boerhaave divide al hombre en cuerpo y el alma. Para este, sin embargo, el alma no dejaría de ser una sustancia más entre otras que se encuentran en el cuerpo humano. Boerhaave explica las facultades del “alma racional” en términos mecanicistas, apoyándose en las leyes del movimiento: “[...] de modo que", escribe La Mettrie, “está claro para mí que [Boerhaave] solo concibe la existencia de un alma, sensitiva, más perfecta que la de los animales ” (La Mettrie, Abrégé..., p. 267). Para Boerhaave, la esencia del ser
1
Bachiller en Filosofía por la Universidad de Paris 1 (Panthéon-Sorbonne) y doctoranda en Filosofía por la USP y por la Université Paris X (Nanterre).
humano es la sensibilidad. Esto también sería la tesis central de La Mettrie, que abogó por la unidad material y sensible del hombre, y la dependencia de los diversos “estados del alma ” con los estados corporales (tesis de la dependencia psicofisiológica).
2. ¿La Mettrie cartesiano?
En nuestra investigación, comenzamos preguntando por qué y cómo el nombre de La Mettrie se asocia comúnmente a la idea del materialismo mecanicista, en el sentido cartesiano y reduccionista de este último término, es decir, de una doctrina que reduce la naturaleza a un sistema de determinaciones puramente mecánicas (en oposición a las fisiológicas u orgánicas), poniendo en juego sólo las nociones de extensión y de movimiento. Como han puesto de relieve algunos críticos, como Ann Thomson, el título de “hombre-máquina” parecía indicar por sí solo el contenido de la obra: eso significaría que para La Mettrie, el hombre sería una máquina, tal como Descartes afirmaba que el animal era una máquina. Pero si tal fuera la teoría lamettriana, esto significaría, a primera vista, que para este materialista, el hombre no sólo estaría desprovisto de alma, sino también de sensibilidad propia, como el animal, de acuerdo con la teoría de Descartes. Lo que suena absurdo, sabiendo que a La Mettrie, como a Epicuro, las sensaciones de dolor y placer son los fundadores de su ética como una teoría del conocimiento. La Mettrie era consciente de que este título les recordaría a los lectores de su época la teoría cartesiana del animal máquina. Ann Thomson formula de modo anacrónico, la hipótesis de un "golpe mediático", con el que La Mettrie promovería su libro. Hay que confesar que si tal era el propósito, su éxito fue relativo. Pues aunque el título había hecho escándalo, la obra apenas si fue mencionada en los salones y las academias; pocas personas lo habían leído y muchos menos lo habían entendido. Desde esta perspectiva, se han realizado algunos estudios sobre la evolución del concepto de “animal-máquina” (concepto cartesiano) al de “hombre máquina ” (concepto lamettriano), por ejemplo, aquel emprendido por Aram Vartanian, en su obra El hombre máquina de La Mettrie. Un estudio de la génesis de esta idea . A menudo nos topamos con la idea de que un germen cartesiano fructificaría en el pensamiento lamettriano. Así Aram Vartanian escribe con insistencia que “La doctrina de los animales-máquina cartesiana fue el germen filosófico a partir del cual se desenvolvió el hombre-máquina ” (Vartanian, 1960, p. 57). Es cierto que La Mettrie se habría referido a su propia filosofía como un “sistema Epicuro-cartesiano ” (La Mettrie, Les Animaux..., t. I, p. 311). Pero en realidad, la cuestión de la “influencia” cartesiana en La Mettrie no parece estar cerrada, los críticos se dividen entre aquellos que asocian la idea de este último a la de Descartes, como Aram Vartanian, y aquellos (poco frecuentes), como Ann Thomson, que cuestionan la evidencia de esta membresía. Tanto es así que para caracterizar la existencia de una verdadera ruptura entre estas posiciones académicas, Claude Morilhat intitula un capítulo de su libro: "A favor o en contra de Descartes" (Morilhat, 1997: 87). Esta filiación, que normalmente aparece como laudatoria, ¿no significaría otra cosa, es decir, lo contrario de lo que se cree generalmente? Conviene examinar, una vez más la cuestión de si La Mettrie fue verdaderamente un cartesiano. Tratando de aclarar este punto, vamos a investigar por un lado qué del cartesianismo se puede encontrar en La Mettrie; luego indagaremos sobre la existencia de una diferencia irreductible entre los filósofos; y, por último, intentaremos mostrar en qué medida el “hombre máquina ” puede considerarse como un “antídoto” (para usar un léxico médico caro a La Mettrie) al Discurso del método.
3. Descartes leído por La Mettrie, o un breviario materialista
Descartes fue aquel que en el siglo XVII, extendió la utilización de la máquina como modelo de reflexión sobre el cuerpo humano y el animal como lo recuerda La Mettrie: “ Antes de Descartes, ningún filósofo tenía a los animales como máquinas… ”. El contexto científico de la época favoreció el paralelo entre la máquina y el ser vivo, sin que ello llevara a
una desvalorización del segundo, más bien, al contrario significaba la posibilidad de su comprensión teórica. Para Descartes, el animal se mueve “[...] naturalmente como si tuviera engranajes, como un reloj, que indica mucho mejor la hora, que nuestro propio juicio. El animal es un autómata carente de sensibilidad [...] una máquina fabricada por Dios, incomparablemente ordenada, y que tiene en sí mismo movimientos más admirables que todos aquellos que pueden ser inventados por los hombres”. ¿Qué estaba en juego en la teoría de los animales máquina? Además de la física, implicaba cuestiones metafísicas más importantes (Duchesneau, 1998, p 53-72.), Y, por lo tanto, los adversarios de Descartes denunciaban el hecho de que tal teoría proporcionaría los instrumentos para el desarrollo de una explicación puramente materialista del hombre, en detrimento de la espiritualidad del alma humana. La máquina correspondía a los ojos de Descartes a la posibilidad de un estudio objetivo del cuerpo humano. Al salir de la sustancia espiritual e inmaterial (el alma) al cuidado de la teología; el resto, sustancia material (el cuerpo o en otras palabras, la máquina), finalmente podría convertirse en objeto de estudio de la física (es decir de la ciencia de todo lo que está en la naturaleza): “Y me propuse describir, primero el cuerpo, y luego, separadamente, el alma, y al final, mostrar como esas naturalezas se unen para componer al hombre... ”. De esta manera, el cuerpo humano podría ser concebido (para fines científicos) como una máquina, ya que funcionaría exactamente como las máquinas artificiales, de acuerdo con los principios de la máquina (impulso, choques, fuerzas, etc.). Para Descartes, no había diferencia ontológica entre las maquinas naturales (hechas por Dios) y las máquinas artificiales (hechas por los hombres): ambas estaban constituidas por la misma sustancia y funcionaban de similar manera. El carácter incompleto de su proyecto (la ciencia universal, o mathesis universalis, un modelo del que, como hemos dicho más arriba, fueron las matemáticas), llevaría a pensar una medicina basada en su método, que plantearía la cuestión de la reductibilidad del ser vivo bajo las mismas leyes que dominan la materia inerte (Donatelli, 2000). La teoría cartesiana del automatismo de los animales (y la negación de su alma sensible) abriría un amplio debate que continuaría hasta mediados del siglo XVIII. La publicación de El Hombre-máquina en 1747, es prueba de ello. En su prefacio, el editor destaca de antemano el problema que constituía el telón de fondo de la obra. Elie Luzac escribe que: “[...] tratase de dificultades que se presentan cada vez que queremos explicar la unión del alma con el cuerpo…” (La Mettrie, Oeuvres... t. I, p. 56) Estamos de acuerdo con Aram Vartanian cuando este escribe que “[...] el concepto de animal autómata fue ampliado [...] de acuerdo a ciertos bocetos presentes en Descartes, (viniendo) a circunscribirse en el hombre mismo ”. Sin embargo, sin negar la deuda de La Mettrie con Descartes, debemos preguntarnos hasta qué punto se puede hablar de una continuidad teórica (Vartanian, 1953, p. 209) entre los dos filósofos, lo que implicaría que compartían el mismo sistema, el mismo conjunto articulado de ideas. Parece más razonable pensar que si existe un “germen cartesiano ” en La Mettrie, o un cartesianismo que se encontraría en sus obras, particularmente en el hombre-máquina, se asemeja más a aquel Descartes visto a través del prisma materialista. Esta hipótesis (de un Descartes materialista) fue propuesta por La Mettrie, que escribió que Descartes, como Spinoza, eran materialista sin atreverse a decirlo. La Mettrie, como todo su siglo fue marcada por la “antorcha” cartesiana de las luces de la razón (Cassirer 1966). Pero el problema fundamental a los ojos de La Mettrie era probar la existencia en la materia misma, de un principio susceptible de explicar no sólo el movimiento del cuerpo sino también la sensibilidad y el propio pensamiento. Es en esta perspectiva
que La Mettrie parece hacer una lectura “oportunista” de Descartes. Lo que nos lleva a plantear de nuevo la cuestión de la influencia. Esto último no se realizaría, paradójicamente, en sentido inverso al que se cree, es decir, en cuanto reconstitución materialista de un pensamiento que no lo era o por lo menos que nunca se declaró como tal, ni cortó sus lazos con la metafísica y la teología Mostraremos cómo algunos pasajes del Tratado del Hombre de Descartes representaron una mina de ideas para nuestro médico y filósofo. Más allá de que muchas fueron sacadas de su contexto, permitieron a La Mettrie justificar su tesis de la unidad material del hombre.
4. La paradoja del hombre como autómata
Tanto para La Mettrie como para Descartes, el papel de la física (es decir, de la ciencia de las cosas de la naturaleza) en el conocimiento de la naturaleza es central. Sin embargo, luego de la aparición de la física newtoniana (leyes de la atracción, etc.), es difícil imaginar que La Mettrie haya conservado gran cosa de la física cartesiana strictu sensu, a no ser la afirmación de que el estudio de un cuerpo vivo pertenece a un dominio distinto al teológico. Podemos decir que el hombre es, para La Mettrie, una máquina en el sentido cartesiano, ya que se compone de piezas interactivas, y el papel de la ciencia sería el de “desenredar” o “diseccionar” este complejo conjunto para tratar de entenderlo mejor por medio de sus órganos. En palabras de La Mettrie, “El hombre es una máquina tan compleja, que es imposible tener, al principio, una idea clara de esta ”. La máquina, como una metáfora, permite a los ojos de La Mettrie “conformar una idea clara ” y tangible de los “engranajes ocultos del cuerpo humano ”. No fue tanto la idea de “autómata”, en cuanto que esta supone mecanismos de transmisión de fuerzas y de conversión del movimiento lo que interesó a La Mettrie, en su lectura de Descartes, para quien el cuerpo humano y el animal no eran más que extensión y materia inerte, que se rige por complejos principios de la mecánica física. Aquí, el significado fundamental del término “máquina” y “autómata” se ha de buscar en su etimología griega: que actúa, que se mueve por sí mismo", y que tiene en ella su motor. Podemos entonces imaginar que los pasajes cartesianos que más le interesaron a La Mettrie eran los que referían al cuerpo: “[...] en esta máquina, todas las funciones se explican por la disposición de sus órganos, como los movimientos de un reloj,
o de otro autómata que surgen de los contrapesos y de las poleas, de manera que no es preciso concebir otro principio de movimiento y de vida que no sean su sangre y sus espíritus, agitados por el calor del fuego que arde continuamente en el corazón”
La Mettrie parafrasea a Descartes, tomando prestado la imagen de la máquina, pero poniendo el foco en la importancia fisiológica de ese mecanismo. Así escribe, a su vez, que “[...] el cuerpo humano es una máquina que da a sí misma cuerda a sus engranajes; imagen viva del movimiento [...] un reloj, cuya relojero es un nuevo Quilo”. En descripción del cuerpo Humano que hace Descartes se sostiene que: “[...] La disposición de los cuerpos (es) en sí suficiente para producir en nosotros todos los movimientos [...] así que voy a
tratar de demostrar aquí, y explicar también la máquina de nuestro cuerpo, y por lo tanto no tendremos razón para pensar que es nuestra alma la que excita estos movimientos... ”. La Mettrie desarrolla el germen de esta idea de autosuficiencia del cuerpo-máquina cartesiana, cuando escribe en El hombre-máquina:
“El cuerpo humano es un reloj enorme, construido con tanto artificio y habilidad, que si la rueda que sirve para marcar el
segundo se detiene; la que marca los minutos sigue funcionando [...] de la misma manera que en el cuerpo humano, la obstrucción de algunos vasos no destruyen o suspenden la esencia del movimiento que está en corazón”. Sin embargo, mientras que la teoría cartesiana del cuerpo maquina originalmente sólo pensaba en el cuerpo humano como autónomo en casos limitados, es decir, en aquellos “[...] movimientos que no experimentamos como impulsados por nuestra voluntad... ” (los movimientos apasionados), y en tanto que el cuerpo representaba para Descartes sólo una de las dimensiones del ser humano (cuya esencia era el pensamiento, que se define como sustancia inmaterial), La Mettrie, basándose en este “germen” (para retomar la imagen utilizada por A. Vartanian) de la autonomía, la generaliza, afirmando la existencia de una potencia, de un principio motor intrínseco a la materia. Por tanto, La Mettrie explica así, la relativa independencia de los órganos del cuerpo entre sí (razón por la cual, por ejemplo, cuando una extremidad es amputada, el resto de la máquina corporal sigue viva). Pero, sobre todo, La Mettrie ve en este principio mínimo de movimiento y de vida, intrínseco a la materia, la posibilidad de liberar, finalmente, al hombre de las cadenas metafísicas y teológicas: oponiendo su “hombre-máquina”, al Dios creador de Descartes. Desde entonces, sólo quedaba a La Mettrie resolver el problema de la naturaleza de la sensibilidad y del pensamiento partiendo de las siguientes cuestiones esbozadas por Descartes: “*...+ que cambios deben ocurrir en el cerebro para causar el estado de locura o los sueños; como la luz, los sonidos, los
sabores, el color y todas las otras cualidades de los objetos exteriores pueden imprimir diversas ideas a través de los sentidos”.
5. El pensamiento como la propiedad de la materia.
La discrepancia central existente entre los pensamientos de La Mettrie y de Descartes (luego de que Descartes definiera la materia como por extensión e inerte, y que en La Mettrie, se transformara en una sustancia autónoma que posee en sí potencialmente el principio de la vida y el movimiento) reside en la explicación del hombre mortal. La Mettrie se empeñaba en contradecir la tesis dualista y la teoría de las ideas innatas y afirma un monismo materialista y la dependencia psico-fisiológica y deduce de ese mínimo principio de movimiento que la materia tiene potencialmente en sí el principio de la sensibilidad y del propio pensamiento. Como para de Descartes, la circulación desempeña aquí un papel central pero ésta no actúa de una manera puramente mecánica. La Mettrie explicaba que “según la naturaleza la abundancia y la diversa combinación de los humores (la melancolía, la bilis, la flema, o la sangre) hacen de cada hombre, un hombre diferente ”. Se puede encontrar en su Tratado del vértigo ideas provenientes del pensamiento newtoniano desarrollado por su maestro Boerhaave. La Mettrie hace alusión a la fuerza de atracción mecánicas para explicar la unión de los elementos que en nuestros días llamamos reacciones químicas. Es por medio de la rarificación y coagulación de la sangre y, por consiguiente, por medio de la variación de la presión sanguínea, que las sustancias absorbidas por el organismo (el opio es uno de los ejemplos más citados por el autor) actúan sobre el cerebro. Así, escribe La Mettrie, el cerebro, matriz del espíritu, se ve “pervertido” por los trastornos del cuerpo. El verbo “pervertir” no tiene no tiene que ver con un juicio valorativo propio de la dimensión moral, sino que significa mudanza, cambio, alteración, transformación de un estado fisiológico (y respectivamente mental) por otro.
Sentir y pensar parecen ser para Le Mettrie dos caras de una misma moneda, de un mismo proceso que se estudia artificialmente de modo separado: “*...+ la mayoría de nuestras sensaciones, o de nuestras ideas, depende tanto nuestros órganos, que varían cuando varían estos”. En su libro El hombre máquina explica: “Mas si es este maravilloso e incompresible estado resultado de la organización del cerebro ¿por qué dividir el principio
sensitivo del pensante en el hombre? ¿No es una contradicción manifiesta de los partidarios de la simplicidad del espíritu ? Pues una cosa que se divide no puede ser vista como indivisible sin caer en un absurdo. A esto conduce el abuso del lenguaje y la utilización de grandes palabras, espiritualidad, inmaterialidad etc., que son utilizadas sin comprender su alcance”.
La primera divergencia fundamental entre Descartes y La Mettrie es de naturaleza ontológica y opone un monismo materialista al dualismo cartesiano que intenta salvar el alma de cuya existencia no se tiene, según La Mettrie, ninguna prueba. Como su subraya François Duchesneau: “Descartes pretende producir explicaciones perfectamente conformes a la inteligibilidad matemática. Ahora bien esas explicaciones son reducidas de hipótesis a priori basadas sobre analogías mecánicas. Su cuadro de análisis de los fenómenos es un producto de una construcción fi sicalista”. De hecho Descartes comienza su razonamiento por medio de una conjetura: “Supongo que un cuerpo no tiene nada de diferente de una estatua o una máquina que Dios ha formado y, también, que
este puede dentro de sus posibilidades imitar todas las funciones que se pueden imaginar como provenientes de la materia así como la disposición de los órganos ”. Si la primera divergencia que resaltamos anteriormente entre Descartes y Le Mettrie era de orden ontológica, de la afirmación de la autonomía del hombre redefinida como un cuerpo que siente y que piensa, sobrevuela una gnoseología en la cual un cuerpo sensible es un punto de partida (para la observación y la experiencia) y como fin (que representa la búsqueda del placer) de todo conocimiento. Luego, la segunda diferencia entre Descartes y La Mettrie es de orden epistemológico. Y tal vez sea esta la que torne verdaderamente inadecuada la idea de que habría continuidad ideológica entre ellos sugerida por A. Vartanian.
6. Conclusión
Designar al hombre usando el término provocador de “máquina” equivalía, sobre todo, para La Mettrie a cuestionar la omnipotencia de la voluntad y de la razón - una máquina, un autómata que actúa por imitación, sin racionalidad o voluntad propia - sin que eso significase caer una posición oscurantista, sino como toma de conciencia de la existencia de determinaciones materiales internas o externas, tanto en lo que toca al movimiento como al propio pensamiento. Y también afirmar la continuidad entre los reinos de la naturaleza situando al hombre entre los animales ya que “máquina” era un término común para designar al animal. “*Mi obra+ escribe La Mettrie, tiene como título Los animales más que máquinas ; lo que contrastaba singularmente con El
hombre máquina y que, no obstante, significa la misma cosa para nosotros, buenos y franco materialistas. Si los animales son más que máquinas, el hombre que es un animal - proposición central en el pensamiento lamettriano - debe necesariamente ser también más que una máquina. Finalmente en lo que se refiere al caso Descartes/La Mettrie, vimos que es precisó evitar entender el término (demasiado general) “influ encia” y pensar que Le Mettrie estaría influenciado de verdad por la teoría mecanicista strictu sensu del ser
vivo, tal como fue concebido por Descartes. No parece que sea posible utilizar el término, si no la entendemos en el siguiente sentido: primero, en cuanto, que Le Mettrie reivindica, como argumento de autoridad, dada la celebridad de Descartes en el siglo XVIII (esta sería la dimensión oportunista la lectura hecha por Le Mettrie de Descartes). Segundo, en cuanto punto de partida para una actitud crítica, y en nada concordante, especialmente lo que se refiere al método y a la propiedad de la materia. Sería interesante investigar si un contemporáneo y rival de Descartes, Gassendi (1592 -1655) -que Le Mettrie describe como un epicúreo moderno en su Síntesis de los sistemas-, no tendría un perfil más próximo, en muchos aspectos, a l de La Mettrie que al de Descartes. Pues, como Gassendi, La Mettrie permanece próximo al espíritu del materialismo. Según Olivier Bloch, Gassendi es un restaurador de la filosofía de epicúreo en el gran siglo (Bloch, 2000: 13). Como él, La Mettrie se opone a reducir la materia a la extensión geométrica. Y esto, porque justamente El hombre máquina se propone como antídoto al método cartesiano, oponiéndose particularmente a su aplicación al estudio del ser vivo y del hombre, que no se puede establecer una referencia directa entre la filosofía de Descartes y la de La Mettrie. El hombre para La Mettrie, es “más que una máquina ”, es un organismo sensible (para responder a la acusación implícita de Kant en su respuesta a la cuestión en ¿Qué es la ilustración?) (Kant, 1991, p 51), acusación que podría estar dirigida contra Le Mettrie. La unidad material del hombre, que defiende La Mettrie le devuelve su dignidad, al brindarle independencia ante los dogmas teológicos y metafísicos. Por lo tanto, sería inadecuado hablar de La Mettrie como un profeta de la era de las máquinas ( Assoun, “Lire…”, p 11) ) ya que la máquina es insensible y contrario al ideal humano de La Mettrie. El hombre máquina lamettriano es ante todo, un hombre-cuerpo emancipado de los presupuestos metafísicos. Y si la afirmación de autonomía del hombre en cuanto cuerpo-sensible y pensante es central para un filósofo materialista, es porque está aparece como la condición sine qua non para la construcción de una ética materialista inspirada en Epicuro. La Mettrie, como filósofo materialista no es el único en pensar así. Existieron en su época varios manuscritos clandestinos (como el Tratado de los tres impostores) que vienen a destruir las afirmaciones religiosas y a propagar algunas ideas que retomarían Diderot, Holbach y sus amigos. Pero es, en cierta medida, en la primera mitad del siglo XVIII cuando escribe La Mettrie, que se forma el materialismo francés, mientras que en la segunda mitad del siglo esos textos salen de la clandestinidad. La Mettrie, original en su carácter radical, fue uno de sus principales pioneros.
Referencias bibliográficas
ALQUIÉ, F. La découverte métaphysique de l'homme chez Descartes. Paris: PUF, 1991 (1. ed., 1950). ASSOUN, P.-L. "Lire La Mettrie". BLOCH, O. Moliére/Philosophie. Paris: Albin Michel, 2000, p. 13. CASSIRER, E. La philosophie des Lumiéres. Paris: Fayard, 1966. CORPUS, Revue de Philosophie, Paris, 1987 (1999), n. 5/6 (sobre La Mettrie). DESCARTES, R. Discours de la méthode, A. T., VI. --------------------Lettre au Marquis de Newcastle. --------------------La description du corps humain. A. T., XI. DIDEROT, D. Ouvres complétes de Diderot. Hermann, t. XXIV. DONATELLI, M. C. O. F. Da máquina corpórea ao corpo sensível: a medicina em Descartes. Tese de Doutorado. Sáo Paulo: FFLCH-USP, 2000. DUCHESNEAU, F. La théorie de l'animal-machine. In: Les modéles du vivant de Descartes á Leibniz, Paris: Vrin, 1998.
GRISTELLI, J. Julien Offray de La Mettrie. Fonte de volúpia. Ciéncia e Vida. Filosofia, ano II, n. 7 (n. especial: "Filosofia e medicina"), 2008, p. 40-3. KANT, I. Resposta á questao: que sao as Luzes? Paris: GF-Flammarion, 1991. LA METTRIE, J. O. de. Ouvres philosophiques. Paris: Fayard. ----------------------------Homem-máquina. Lisboa: Estampa, 1982. ----------------------------Abrégé des systémes. I. Berlim: Georg Olms. ----------------------------Les animaux plus que machines, t. I. -----------------------------L'homme-machine. Paris: Denoél. LANGE. Histoire du matérialisme. Trad. francesa. Paris: Librairie Schleicher Fréres, 1910, v. I. MARKOVITS, F. L´ ouvrage de Pénélope ou Machiavel en médecine. Corpus Revue de Philosophie, n. 31, 1997, "anti-machiavélisme de la Renaissance aux Lumiéres", p. 207-36. MARX, K.; ENGELS, F. A sagrada familia ou crítica da crítica crítica contra Bruno Bauer e consortes. Trad. de F. H. P. Brandáo; J. P. Casquilho; J. Bettencourt. Sáo Paulo: Martins Fontes, 1974. MORILHAT, C. La Mettrie. Un matérialisme radical. Paris: PUF, 1997, Cap. "Pour ou contre Descartes". PIVA, P. J. de L. O ateu virtuoso. Materialismo e moral em Diderot. Sáo Paulo: Discurso Editorial/Fapesp, 2003. --------------------- Os manuscritos de um padre anticristáo e ateu: materialismo e revolta em Jean Meslier. Sáo Paulo: Alameda, 2004. ROSENFIELD, L. From Beast-Machine to Man-Machine. The Theme of Animal Soul in French Letters from Descartes to La Mettrie. Nova York: Oxford University Press, 1940. SOUZA, M. das G. de. Voltaire e o materialismo do século XVIII. Dissertaláo de Mestrado. Sáo Paulo: FFLCH¬USP, 1983. --------------------------O modelo psicofisiológico cartesiano e o materialismo das Luzes. Cadernos de Historia e Filosofia da Ciéncia, janeiro-fevereiro de 1995. --------------------------Substancia e realidade: a crítica materialista á noláo cartesiana de substancia. Cadernos Espinosanos, n. VIII. --------------------------O cético e o ilustrado. Cadernos de Ética e Filosofia Política, n. 2, Sáo Paulo, Humanitas, 2002. --------------------------Natureza e Ilustraffio: sobre o materialismo de Diderot. Sáo Paulo: Unesp, 2002. THOMSON, A. Materialism and Society in the Mid-Eighteenth Century: La Mettrie's "Discours Préliminaire". Genebra: Droz, 1981. VARTANIAN, A. Diderot and Descartes. A Study of Scientific Naturalism in the Enlightenment. Princeton (NJ): Princeton University Press, 1953, cap. IV. -----------------------"O Homen-máquina". Estudo sobre a origem de uma idéia ("Critical Edition with an Introductory Monograph and Notes"). Princeton: Princeton University Press, 1960.