MAURICE GODELIER. “L EWIS EWIS HENRY MORGAN (1818-1881)”. * En: Economía , fetichismo y religión en las sociedades sociedades primitivas , Madrid, Siglo XXI Editores, 1974, capítulo VIII, pp. 256-264. Considerado el «fundador» de. la ciencia antropológica, admirado por G. Balandier, J. W. Powell, L. Fison, A. W. Howitt, pioneros a títulos diversos de la etnografía americana y australiana, alabado por Marx y Engels por haber redescubierto los principios fundamentales del materialismo histórico, rechazado con violencia por F. Boas, B. Malinowski, W. Koppers y R. Lowie por haber desviado la etnología hacia el callejón sin salida del evolucionismo del siglo XIX; destinatario, no obstante, en 1947, del homenaje de Lévi-Strauss, que le dedicó Las estructuras elementales del parentesco , luego, en 1967, del de Mayer Fortes, que se propuso, en Kinship and the Social Order , hacer un balance de su posteridad, Morgan domina, aún en nuestros días, la historia de la antropología con toda la riqueza y la ambigüedad de su obra.
EL FUNDADOR DE LA CIENCIA ANTROPOLÓGICA Lewis H. Morgan nació en una granja cerca de la ciudad de Aurora, en el Estado de Nueva York. Estudió derecho y en 1844 se instaló como abogado en Rochester. En 1855 llegó a ser consejero jurídico de una compañía de ferrocarriles que construía una vía entre Michigan y la región de las minas de hierro del lago Superior. Además de sus trabajos profesionales y científicos, se preocupó mucho de política, adhiriéndose sucesivamente al partido whig y al republicano, del que fue diputado y luego senador. Llegó a ser miembro, en 1875, de la National Academy of Sciences, y presidente, en 1879, de la American Association for the Advancement of Science, en cuyo seno había credo, en 1875, una sección de antropología. Murió en Rochester (Estado de Nueva York), en la fe presbiteriana. Su vocación por la antropología nació de su afiliación, después de terminar sus estudios secundarios, a un club literario, The Gordian Knot, organizado según el modelo de la confederación iroquesa. Se hizo amigo de Ely S. Parker, un indio seneca que llegaría a ser comisario de los Estados Unidos para los asuntos relacionados con los indios y general durante la guerra civil. Poco después, la sociedad The Gordian Knot decidió organizar una investigación sobre la «Liga de los Iroqueses». Morgan y Parker fueron sus principales animadores. Al final de este estudio, la sociedad adoptó el hombre de Gran Orden de los Iroqueses. Enviado a Washington para impedir la ratificación de un tratado fraudulento que habría despojado a los indios seneca de sus títulos en beneficio de una compañía, Morgan fue adoptado algún tiempo después, a petición suya, por el clan del Halcón de los indios seneca, bajo el nombre de Tayadawahguh, «El que se mantiene en medio», el que podía servir de vínculo entre los indios y los blancos. En 1846 leyó, ante la New York Historical Society, un ensayo sobre The Constitutional Government of the Six Nations of Indians , que se imprimió más tarde. De 1849 a 1852, la Universidad del Estado de Nueva York encargó a Morgan ampliar su departamento de colecciones indias. Morgan reunió una colección *
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excepcional, que presentó en tres informes de gran valor, consagrados a la cultura material iroquesa. En 1851 hizo publicar el mayor informe científico jamás escrito sobre la organización de una tribu india, la League of the Ho-de’-no-sau-nee , o Iroqueses. Su interés se había orientado cada vez más hacia el estudio del sistema de parentesco iroqués, y, en 1857, escribió un texto dedicado a las Laws of Descent of the Iroquois . Al año siguiente, en el curso de un viaje a Michigan relacionado con sus actividades profesionales, conoció a varios indios ojibwa, los cuales le enseñaron que su sistema de parentesco estaba muy próximo al de los iroqueses, a pesar de su distinta lengua. Estimulado por este hecho, quiso descubrir lo que significaba «esta notable manera de designar a los parientes» que se encontraba en tribus tan diferentes. De 1859 a 1862 visitó a los indios de Kansas, de Nebraska, de Missouri e incluso de la bahía de Hudson, observando la terminología de parentesco de cerca de setenta tribus. Al mismo tiempo, preocupado por probar los orígenes asiáticos de los indios de América, preparó un cuestionario, el primero que se aplicó al estudio de los sistemas de parentesco, y, ayudado por el Departamento de Estado americano, lo hizo publicar y difundir en 1860 por el mundo entero a través de la Smithsonian Institution. Le llegaron respuestas de la India, de Oceanía, de África, y, en 1871, publicó el resultado de un prodigioso esfuerzo de investigaciones y comparaciones de los hechos de parentesco a través del mundo, bajo el título de Systems of Consanguinity and Affinity of the Human Family . Con este libro nacían al mismo tiempo el análisis científico del parentesco y la antropología social. Convencido de la validez de su método comparativo, Morgan se propuso entonces la tarea de comparar las instituciones sociales de la antigüedad occidental clásica con las de los pueblos primitivos contemporáneos, buscando en éstas la clave de la inteligibilidad de aquellas. En 1877 publicó su magnum opus , Ancient Society , or Research in the Line of Human Progress from Savagery through Barbarism to Civilization (La sociedad primitiva )),, donde mostraba la marcha necesaria de la
humanidad a través de los estadios sucesivos del salvajismo, la barbarie y la civilización. El análisis de las instituciones sociales de los indios de América, en la medida en que correspondían al estadio de la barbarie, ofrecía a la ciencia el medio de comprender la marcha de la historia antigua antes de que se desarrollaran las ciudades y los Estados de Atenas y de Roma; antes, pues, de que naciera la civilización. Durante el resto de su vida, Morgan prosiguió sus investigaciones sobre las artes y la arquitectura de los indios de América, que trató de explicar por la naturaleza profunda de su organización social. En 1881 publicó Houses and House- Life of the American Aborigines , polemizando con acritud contra los que, como G. Bancroft, pretendían, siguiendo a los primeros comentadores españoles de las civilizaciones precolombinas, que los aztecas y los incas vivían, en el momento de la conquista española, en una sociedad estatal dominada por un rey más o menos análogo a los señores «feudales» de la Europa medieval. Entre tanto había reunido en una obra sus observaciones de naturalista sobre las costumbres del castor americano y publicado The American Beaver and His Works (1868), que sigue siendo clásica. Vislumbraba para los Estados Unidos y para la humanidad entera un porvenir mejor que debía aportar la restauración, bajo una forma superior, de los antiguos 2
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principios democráticos de igualdad y de libertad de los que disfrutaban los miembros de las sociedades primitivas.
L AS AS TESIS FUNDAMENTALES DE LA OBRA La grandeza de la obra de Morgan no reside solamente en el hecho de que constituyera el acta de nacimiento de la antropología social. Más allá de esta importancia histórica, sigue siendo actual por su importancia teórica, y ello a pesar de las debilidades y de los errores que un siglo de investigaciones etnológicas ha puesto de manifiesto con una claridad a menudo muy viva. De manera general, Morgan ha demostrado que las relaciones de parentesco dominan la historia primitiva de la humanidad y que estas relaciones tienen una lógica y una historia. Distinguió, entre todos los sistemas de parentesco, dos tipos de nomenclatura de las relaciones de consanguinidad: por una parte, el tipo descriptivo, propio de los sistemas de parentesco indoeuropeos, semitas y uralianos; por otra, el tipo clasificatorio que se encuentra en Asia, África y América. «En un sistema clasificatorio, los parientes consanguíneos (...) están clasificados en categorías distintas, sin tener en cuenta su mayor o menor proximidad en relación a Ego, y el mismo término de relación es aplicado a todas las personas que pertenecen a una misma categoría. Así, mis propios hermanos y los hijos de los hermanos de mi padre son todos igualmente mis hermanos, mis propias hermanas y las hijas de las hermanas de mi madre son todas igualmente mis hermanas. (...) En un sistema descriptivo, los consanguíneos son descritos por medio de términos primarios de relación (padre, madre, hijo) o por medio de una combinación de estos términos que hace específica de este modo la relación de cada persona (hijo del hermano de mi padre, hijo de mi hermano, etc.)». 1 En otros términos, en un sistema descriptivo, los parientes en línea directa (padre, madre, etcétera) son claramente distinguidos de los parientes en líneas colaterales (hermano de mi padre, hermana de mi abuela, etc.). En un sistema clasificatorio, determinados colaterales o todos ellos son clasificados en las mismas categorías que los parientes en línea directa. En la introducción a Systems of Consanguinity and Affinity , Morgan puso de manifiesto algunas de las propiedades estructurales de estos dos tipos, en lo que se refiere, por ejemplo, a la diferencia de situación de los colaterales con respecto a Ego. Subrayó la importancia de las reglas de matrimonio en los diversos sistemas de parentesco y demostró que el matrimonio es un intercambio de mujeres entre grupos sociales antes incluso que una relación entre individuos de sexo opuesto. Contra J. F. McLennan, demostró que la exogamia no se oponía en absoluto a la endogamia, ya que la exogamia de los clanes es a menudo el complemento de una endogamia al nivel de la tribu. Distinguió dos formas de filiación y dos tipos de clanes, patrilineales y matrilineales, y afirmó que el clan fue la forma dominante de organización social en todos los pueblos que habían superado el estado del salvajismo y sirvió de punto de partida a la evolución hacia la civilización. Al describir con detalle, a través de la Liga de los Iroqueses, el funcionamiento de una confederación de tribus divididas en clanes, abrió el camino a las grandes monografías etnológicas y al análisis teórico de las organizaciones sociales primitivas. Yendo más allá, Morgan trató de establecer relaciones de correspondencia funcional entre formas de producción, formas de parentesco y formas de conciencia 1
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social. De este modo, supuso que la descendencia de los sistemas clasificatorios y el predominio de los sistemas descriptivos en la historia occidental debían estar vinculados al desarrollo de la propiedad privada y del Estado. El desarrollo de la propiedad privada, en efecto, habría transformado los problemas de la herencia de los bienes y hecho imperiosa la distinción entre las líneas directas y las líneas colaterales de consanguíneos. El desarrollo del Estado, por su parte, al sustituir la protección de los parientes por la de la ley, habría debilitado la solidaridad interna de los amplios grupos de parentesco. Por último, Morgan adoptó una perspectiva sociológica con respecto a toda la historia y caracterizó la evolución de la humanidad por la aparición y la sucesión necesarias de sociedades sin clases y sociedades de clases dominadas por el Estado y basadas en formas diversas de acumulación de la propiedad y de las riquezas. Al final de dos largas épocas que denominó, según los vocablos entonces en uso, salvajismo y barbarie, la civilización nació de la abolición de las antiguas formas comunitarias de organización clánica y tribal y de la aparición de las clases sociales y del Estado. La civilización no aparecía ya como el término último y soberano de la evolución humana, sino como una especie transitoria que llevaría, por las leyes del progreso, al «renacimiento, bajo una forma superior, de la libertad, la igualdad y la fraternidad de las antiguas gentes». En esta perspectiva grandiosa, la prehistoria y la historia se soldaban y las ruinas de las antiguas civilizaciones se animaban con formas sociales desaparecidas cuya imagen o huella se habría conservado en las civilizaciones primitivas contemporáneas. Arqueología, antropología, historia antigua eran llamadas a contribuir a una misma tarea: la explicación científica de la historia de la humanidad. Morgan buscaba esta explicación, en último análisis, análi sis, en la acción determinante de las relaciones económicas, en la evolución «de las artes de la subsistencia». «Por la influencia considerable que han ejercido sobre el estado social de la humanidad, la sucesión de las artes de la subsistencia, cuyas apariciones respectivas están separadas por largos intervalos de tiempo, proporciona probablemente la base más satisfactoria para la división (de la historia) en períodos étnicos. (...) Es verosímil que las grandes épocas del progreso humano hayan coincidido más o menos directamente con los períodos en los que las fuentes de subsistencia se hacían más numerosas y más abundantes». 2 Comprendemos ahora por qué Marx, cuando leyó Ancient Society en 1880, vio allí la confirmación del materialismo histórico y se propuso comentar este hecho en una obra sobre Morgan que la muerte le impidió escribir, pero cuyas notas manuscritas fueron utilizadas por Engels cuando redactó, en 1864, Der Ursprung der Familie , des Privateigentums und des Staats (El origen de la familia , la propiedad privada y el Estado Estado ). ). OS LÍMITES DEL EVOLUCIONISMO L OS Por muchos aspectos, sin embargo, la obra de Morgan debía ser criticada. El amplio cuadro de la historia de la humanidad esbozado en Ancient Society se basaba en una información científica hoy superada. La arqueología de la Grecia y la Roma arcaicas no existía en la época en que escribía Morgan, y el descubrimiento de las civilizaciones minoicas, micénicas y etruscas impide adoptar de nuevo sus tesis sobre la aparición del Estado en Atenas o en Roma a través del proceso de 2
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descomposición de las organizaciones clánicas, de la democracia militar, etc. La teoría según la cual la economía pastoril nómada precedió necesariamente a la agricultura ha sido refutada por la arqueología y por el análisis de la ecología y de la genética de las diferentes especies domesticadas. Otras limitaciones de la obra proceden de las selecciones arbitrarias del autor. Contrariamente a su contemporáneo E. B. Taylor, Morgan excluyó en los Systems del campo de la antropología el estudio de las religiones primitivas, viendo en él solamente un conjunto de costumbres «grotescas y, hasta cierto punto, ininteligibles». La historia humana se encontraba, pues, en Ancient Society , privada de una de sus dimensiones esenciales. Más profundamente todavía, al nivel de sus principios, la obra sufría limitaciones fundamentales. En primer lugar, está basada en varias series de principios opuestos y se encuentra de este modo desde un comienzo impregnada de una ambigüedad de la que da testimonio la diversidad de las corrientes que apelan a Morgan y que se oponen entre sí. Cuando Morgan declara: «De modo general, toda la sustancia de la historia humana está contenida en el desarrollo de las ideas elaboradas por el pueblo y expresadas en sus instituciones, sus usos, sus invenciones y sus descubrimientos» y añade que estas «ideas originales» son «absolutamente independientes de todo conocimiento y de toda experiencia previa», este idealismo es difícilmente conciliable con el principio materialista del papel determinante de las relaciones económicas que ha mantenido en otra parte. En segundo lugar, la obra entera adolece de las limitaciones de un evolucionismo que se vincula a una concepción del desarrollo por estadios sucesivos a partir de un germen inicial que evoluciona en un sentido único. Para ilustrar estas limitaciones, basta con indicar la forma en que Morgan ordenó en una secuencia lógica y cronológica los diversos sistemas de parentesco que había analizado. Habiendo creído constatar que, entre los iroqueses, el sistema de parentesco estaba en contradicción con sus relaciones familiares reales, supuso que para este tipo de parentesco había debido existir un estado y una época a los cuales les habría correspondido directamente una forma de matrimonio. Creyó descubrir a continuación en la familia hawaiana la forma de familia que se adaptaba a la terminología de parentesco de los iroqueses, pero, como el sistema de parentesco no correspondía a la forma de familia hawaiana, tuvo que remontarse progresivamente hasta una forma original de familia que no existía en ninguna parte, pero que había tenido que existir , es decir, hasta el estado de «promiscuidad sexual» entre los miembros de la horda primitiva. En ese estado, los padres y los hijos, los hermanos y las hermanas eran marido y mujer y no existía el incesto. Poco a poco se instauraron prohibiciones sexuales y conyugales, primero entre padres e hijos, a continuación entre hermanos y hermanas uterinos (es decir, hermanas y hermanos nacidos de una misma madre), entre hermanos y hermanas colaterales (o sea, hijos e hijas de los hermanos y las hermanas del padre y de la madre). A medida que se multiplicaban las prohibiciones conyugales entre consanguíneos, aparecían nuevas formas de familia y nuevas nomenclaturas de parentesco. Al final de esta regresión lógica hacia un estado originario ficticio, pero que había debido existir, Morgan pudo ordenar todos los sistemas de parentesco en una sucesión lógica y cronológica de estadios de evolución, disponiéndolos en orden inverso al número de prohibiciones conyugales asociadas con ellos. A lo largo de esta cadena de evolución, ordenó igualmente diversas formas de familia: consanguínea (forma hipotética de familia basada en el matrimonio de los hermanos y las hermanas en 5
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línea directa o colateral), luego, punalúa (basada, bien en el matrimonio de varias hermanas en línea directa o colateral con un grupo de hombres que no están necesariamente emparentados entre sí, bien en el matrimonio de un grupo de hermanos con mujeres que no están necesariamente emparentadas entre sí), después, emparejada (basada en el matrimonio de un par de individuos que forman una pareja sin constituir necesariamente una familia individualizada); con esta última forma de familia aparecen los clanes, primero matrilineales, a continuación patrilineales, y los propios clanes dan nacimiento a la organización tribal y después a las confederaciones de tribus. Más tarde la familia patriarcal y luego la familia conyugal moderna habían de acompañar el nacimiento de las sociedades de clases y del Estado. En definitiva, esta evolución, que había abolido la animalidad propia de la promiscuidad sexual primitiva y, al instaurar la prohibición del incesto y la regla de la exogamia, inaugurado la sociedad humana, no encontró en Morgan otra explicación que el argumento biológico de la selección natural, tesis que la genética moderna no ha podido nunca justificar y que, en el seno mismo de la obra de Morgan, tampoco podía conciliarse con la tesis idealista del desarrollo de «ideas originales» independientes de la experiencia y con la otra, materialista, del papel determinante, en última instancia, de las relaciones económicas. Comprendemos, a partir de aquí, por qué la secuencia evolutiva de Morgan se ha derrumbado, poco a poco, con los progresos mismos de la ciencia que él contribuyó a fundar. La correlación binaria entre matrimonio y terminología de parentesco que él suponía no ha podido ser verificada, y, desde nuestro punto de vista, no puede serlo, porque las relaciones de parentesco en las sociedades primitivas no traducen solamente las reglas de matrimonio, sino que funcionan asimismo como relaciones de producción, como relaciones políticas, como esquemas ideológicos, y esta plurifuncionalidad es el fundamento de su papel dominante, lo cual fue Morgan, por otra parte, uno de los primeros en reconocer. Además, como ha demostrado Lévi-Strauss, no puede haber parentesco puramente consanguíneo, pues toda forma de matrimonio implica la prohibición del incesto, es decir, que se renuncie a determinadas mujeres —madres, hermanas, hijas— para cambiarlas por esposas. El matrimonio, como lo vio Morgan, es ante todo una relación de intercambio de mujeres entre grupos, pero la explicación del incesto y de la exogamia no tiene su fundamento último en los imperativos de la biología como él suponía, sino en los de la vida social. Se comprende por qué funcionalistas, estructuralistas y marxistas, aun rechazando el evolucionismo de Morgan, se valieron de él a títulos distintos y a menudo opuestos. En nuestra época, en la que la tarea imperiosa es, como trató de hacerlo Marx, pensar la historia en términos de estructuras y dar cuenta de las estructuras a la vez en su lógica, su génesis y su historia, la obra de Morgan sigue siendo una fuente fecunda de enseñanzas, tanto en sus aciertos como en sus fracasos.
BIBLIOGRAFÍA MORGAN, L. H., League of the Ho-de’-no-sau-nee , or Iroquois , Rochester, 1851, reed. New Haven, 1954; Systems of Consanguinity and Affinity of the Human Family , Washington, 1871, reed. Oosterhout, 1970; Ancient Society , Londres, 1877, reed., introd, y notas de E. Leacock, New York, 1963, trad. franc., H. Jaouiche, present. e introd. R. Makarius: La Société archaïque , París, 1971 (hay trad. 6
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castell.: La sociedad primitiva , Ed. Ayuso, 1973); Houses and House-Life of the American Aborigines , vol. IV de Contributions to North American Ethnology , Washington, 1881, reed., introd. P. Bohannan, Londres, 1965. RESECK, C., Lewis Henry Morgan , American Scholar, Chicago, 1960. S TERN, B, J., Lewis Henry Morgan , Social Evolutionist, Chicago, 1931. ERRAY, E., «Morgan et l’anthropologie contemporaine», en Le Marxisme devant les T ERRAY Sociétés Primitives , París, 1969 (hay trad. cast.: El marxismo ante las sociedades «primitivas» , Buenos Aires, Losada, 1971).
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