Filosofía Regional Cultura y Región Región de Gaspar Risco Fernández Fernández En este trabajo voy a desarrollar la idea que tiene el autor la tradición, los respectivos posicionamientos ante ante ella, y su desarrollo como parte fundamental fundamental de la estructura dinámica del obrar humano que es la cultura. (Desarrollados en el capítulo 1 y 6 de Cultura y Región) El autor va a definir cultura como todo lo que hace o cultiva el hombre en su comunidad (en relación con los otros sujetos y objetos), con el fin de perfeccionar las aptitudes propiamente humanas, más allá de su estado natural. Y la tradición es una parte fundante de la cultura cultura dentro de lo que sería su estructura dinámica. Según Gaspar hay que tener en cuenta cuenta de que la tradición está formada por aquellos que nos precedieron en el espacio y en el tiempo, y todo parece par ece indicar que las decisiones claves e importantes fueron tomadas antes de nuestro ingreso a la cultura. Esto Esto quiere decir que que tenemos muy poco poder de decisión sobre ello. Los hechos acontecieron independientemente de nosotros dejado una huella en la memoria y sus consecuencias fueron marcando nuestra tradición y cultura. La tradición tradición es una de las dimensiones dimensiones insoslayables de nuestra nuestra existencia tanto personal como social, somos seres de tradición y receptores de una herencia casi irreversible. Esta es determinante para nosotros ya que nos acoge y envuelve como un segundo útero, tanto o más crucial y decisivo decis ivo que el materno. Sin embargo Gaspar Risco Fernández nos invita a problematizar la tradición y su recepción, habría que preguntarse ¿Qué relación hay entre lo que ahora somos, o lo que queremos ser, y aquel cargamento que se nos transfirió con la existencia sin consulta previa y libertad de cambiarlo? Parece ser que la tradición no solo es un mero copiar y pegar en el tiempo… Hay tres actitudes principales que solemos adoptar cuando tomamos conciencia de la tradición como problema: Concepción Bancaria: Ha sido bastante predominante en la historia. historia. Aquí se ve a la tradición como algo sagrado que debe cumplirse, y repetirse siempre como algo idéntico (la verdad, los valores, los conceptos, todo se halla
codificado en arquetipos eternos e inmutables) Vivir equivale a repetir gestos primordiales. Solo hay una administración reverencial de lo dado y hace de nuestro vivir una mera observancia y reiteración de esquemas ya fijados desde siempre y para siempre. Concepción Desarrollista: Hay una ampliación del horizonte y de la libertad (con respecto a la concepción anterior) hay una mayor flexibilidad y una tensión dialéctica entre principio y fin. Por un lado acepta el carácter constituyente de la tradición y lo originariamente dado, por otro se asume la misión de realizar el proyecto, como confiada a una responsabilidad ulterior que se transmite de generación en generación. Hay una generación fundadora, pero a las subsiguientes se les encomienda la puesta en obra del proyecto global de patria. Si bien hay mayor flexibilidad, es ilusoria porque el proyecto tiene sus límites. Concepción Liberacionista: Aquí se toma una actitud de guerra contra la tradición, quiere expulsar al opresor introyectado en la memoria bajo la forma de pasado que determina y condiciona. Considera al legado una opresión de la que hay que liberarse. Se intenta eliminar la dependencia del pasado y transferir la esperanza y objetivos hacia un futuro. De esto hay que tener cuidado, porque centrarnos demasiado en un proyecto de futuro nos puede hacer caer en otra opresión esclavizaste (como otro proyecto que intentamos mantener a toda costa, cuyo rostro no ofrece garantía alguna de llevar nuestro perfil). La concepción liberacionista de la tradición se queda a medio camino. No basta con invertir el paradigma totalmente para resolver el problema, para superar su limitación constitutiva (pasa de sacrificar el presente en aras del pasado, para apostarlo totalmente en función de un futuro o porvenir incierto). Gaspar propone buscar una solución más integradora, puesto que en los tres casos se limita la capacidad creadora del sujeto colectivo en su cultura. Hay que someter a crisis el paradigma de la tradición teniendo en cuenta que tanto el pasado como el futuro nos predeterminan y para ello un planteo central será el de la Transferencia, allí está la clase de toda dinámica de interrelaciones. Tradición entonces equivale a transferencia, que implica el movimiento de “donación-recepción” (autorrealización mediante el circuito de “acción-pasión”) Hay un verdadero desafío con una doble exigencia:
¿Cómo dar sin hipotecar la libertad del destinatario? ¿Cómo recibir, sin hacer del donante un opresor en el acogimiento de su don? Concepción Liberadora: Esta es la propuesta que nos hace Gaspar para solucionar las limitaciones del paradigma de la tradición. Solo en el ámbito de la intersubjetividad encarnada tiene lugar el auténtico “dar-recibir”. El que da, no queda atado sino libre ante su don, que le pertenece pero que es separable de él; ante ese ofrecimiento (se ofrece a si mismo) queda libre y conserva su identidad y se le tiene prohibido reclamar el don. El que recibe toma el don como libremente dado, se trata de una apropiación, el que recibe hace suyo el mundo del que da y lo reconoce como libre origen del don. Pero sobre nuestro “dar-recibir” gravita la tendencia natural a dominar y cosificar al otro. El que recibe está amenazado por el egoísmo del que da (por su deseo de convertirlo en deudor o más) y también el que da esta amenazado por el egoísmo del que recibe (aunque no sea por más que por su negativa de agradecer el don). En el agradecimiento el que recibe se ofrece a si mismo de igual manera que el donante. El don del que da y el agradecimiento del que recibe surgen como una espontánea floración del amor y bondad de ambos (es fundamental para esta concepción) y son actitudes de iniciativa y devolución libremente asumidos en las que cada uno crece hacia sí mismo como un “nosotros”. La falsa antinomia entre tradición y liberación no se resuelve extremando la iconoclastia del discurso liberacionista. Requiere de un nuevo diseño del mismo paradigma, una concepción verdaderamente liberadora de la tradición. Para ellos es imprescindible que la transmisión como “dar-recibir” se dé recíprocamente como entrega de ambos. Solo bajo la tradición de la donación del liberar y la liberación del recibir refundar la nación como comunidad de destino.