Universidad de Chile Departamento de Pregrado Cursos de Formación Básica
www.plataforma.uchile.cl CFB: “El Legado Griego a la Cultura Occidental“
INTRODUCCIÓN Héctor garcía Cataldo
1.- Poesía Lírica y Antecedentes Contextuales Históricamente, los poetas líricos de la época arcaica son los primeros líricos de la poesía Occidental. Con ellos se inaugura una nueva forma de exteriorizar el sentir y el pensar. La subjetividad y la objetividad alcanzan su dialéctico contraste en el “logos” proferido en torno de la realidad que representan, es decir, estamos frente a una poesía eminentemente descriptiva tanto del mundo interior como del exterior, la physis la physis.. Así, la lírica griega corresponde a un estadio particular de la evolución de la espiritualidad griega, representa un logos que es palabra “de” y “desde” sí misma. Es el pensar poético del hombre en la alborada primera del giro hacia sí como centro. Es al mismo tiempo la expresión escrita primera, al momento del surgimiento de la escritura; y es en este giro en el que se conjuga una articulación primaria entre la phoné y phoné y la grafía1 . Una articulación en la que la subjetividad se toma a sí misma como objeto, pero el "yo" de estos poetas es un horizonte de giros y relaciones con el todo, es decir, con el mundo circundante, con la naturaleza y la sociedad humana, en términos de la acertada afirmación jaegeriana de que "Las manifestaciones de la individualidad no son nunca exclusivamente subjetivas", pues el yo individual de estos poetas trata de expresar y representar en sí el mundo objetivo y sus leyes 2 . La escritura pone en juego esta red de articulaciones. Por ello es que la referencia a la escritura es necesaria. La lírica de la cual hablamos es una de las expresiones poéticas primeras desde ese yo, que se articuló para nosotros con el surgimiento de la escritura. De modo que el lector puede encontrar aquí otro tema de interés para considerar los textos de estos poetas. Los antecedentes de esta poesía se remontan al siglo VII a. C. Algunos historiadores de la literatura helénica se remiten a un pasado más lejano, a la época micénica3 , y cuyos rasgos esenciales habrían quedado impresos en la poesía homérica 4. Phoné y Phoné y grafía (escritura) (escritu ra) en el sentido que les da J. Derrida en su De La Grammatologie. Grammatologie. Les Éditions de Minuit. Paris, 1967. Particularmente cap. II para lo cual remito a mi conferencia "Lingüística y Gramatología: una metafenomenología de la Trace y la Différance", sesiones del 24 de mayo y 7 de junio de 1996 en el Seminario realizado en la Universidad Católica de Valparaíso: La Filosofía Francesa del Post-Existencialismo * El Pensamiento de Jacques Derrida. 2 Cfr. W. Jaeger: Paideia. Los Ideales de la Cultura Griega. Griega. F.C.E. México, 1974. Pág. 119. 3 Cfr. C. M. Bowra: Introducción a la Literatura Griega. Ed. Guadarrama. Madrid, 1968. Pág. 123. Además puede consultarse A. Lesky: Historia de la Literatura Griega. Ed. Gredos. Madrid, 1976. Págs., 132-133. 1
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El primer vestigio escrito de lírica arcaica -según Bowra- sería el fragmento de un canto compuesto por Eumelo de Corinto de 730 a. C. Otro antecedente importante que no quisiera dejar pasar es que la poesía lírica arcaica concuerda con otro movimiento espiritual contemporáneo, que consistió en el aporte de Terpandro de Lesbos (fl. c. 676 a. C.), quien pasa por ser el inventor de la lira de cuatro cuerdas, aunque más exactamente, según los testimonios de los antiguos, él aumentó de cuatro a siete el número de cuerdas de la lira. Esta fue una revolución musical para la segunda mitad del siglo VII a. C., que sirvió de vehículo al canto, la poesía y la danza. Por ejemplo, el canto coral se transformó en un movimiento musical con tal fuerza e importancia colectiva, que cuando terminaba el siglo VII, un tirano de la ciudad de Corinto, Periandro, en el 600 a. C., entre las reformas políticas que dispuso " elevó el ditirambo dionisiaco a la jerarquía de canto coral artístico" 5 . El término actual de “lírica” es un término acuñado desde la época helenística y confirmado por las clasificaciones genéricas en las que se consignaron distintos estilos o géneros literarios. Pero ¿ qué era para los griegos de la época arcaica lo que para nosotros hoy es lírica ?. ¿Cómo la llamó el heleno ?. Ellos hablaban simplemente del mélos.
2.- La Lírica como Μελος: Referencia Etimológica Etimológicamente, según P. Chantraine, se usaba en plural, originariamente, para indicar los miembros en cuanto sede de la fuerza corpórea. En singular alude a miembro, frase, trozo, área musical, canción, melodía y también “poesía lírica” 6 . El verbo µελιζω , acuñado sobre la base de mélos, significaba: a) desmembrar, poner en piezas ( en Sebastián “hacer pedazos” ), b) cantar (cantar en verso, celebrar ) 7 . La raíz mel- creó una serie de palabras tanto en la lengua griega como en los idiomas célticos con la noción de articulación, de “ajustar”, “adaptar unidamente a”, con lo cual, en En cuanto a los orígenes y problemas historiográficos acerca de la lírica helena puede consultarse el completísimo libro de F. Rodríguez Adrados: Orígenes de la Lírica Griega. Bibl. Rev. de Occidente. Madrid, 1976. 5 La importancia de esta normativa llegará a ser decisiva para la historia temprana de la tragedia, fenómeno genuinamente helénico. Respecto de la lira, hay antecedentes del instrumento en la cultura cretense, en el segundo milenio, en el sarcófago de Hagia Tríada en una de las escenas del culto a los muertos. Los micénicos conocían la lira de 7 y 8 cuerdas. Se cree que con el derrumbe de esta cultura desapareció también el uso del instrumento. Estrabón es quien señala el aporte de Terpandro. Para estos asuntos consúltese A. Lesky, op. cit. Págs. 154/5. 6Cfr. P. Chantraine : Dictionnaire Étymologique de la Langue Grecque. París, 1968. Tomo II, Pág., 683. 7 Cfr. F. Y. Sebastián Yarza: Diccionario Griego-Español. Griego-Español. Ed. Ramón Sopena. Barcelona, 1972. Pág. 880. Para esta relación entre música y poesía cf., además, W. Nestle: Historia de la Literatura Griega. Griega. Ed. Labor. Barcelona, 1930. Pág. 59. 4
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El primer vestigio escrito de lírica arcaica -según Bowra- sería el fragmento de un canto compuesto por Eumelo de Corinto de 730 a. C. Otro antecedente importante que no quisiera dejar pasar es que la poesía lírica arcaica concuerda con otro movimiento espiritual contemporáneo, que consistió en el aporte de Terpandro de Lesbos (fl. c. 676 a. C.), quien pasa por ser el inventor de la lira de cuatro cuerdas, aunque más exactamente, según los testimonios de los antiguos, él aumentó de cuatro a siete el número de cuerdas de la lira. Esta fue una revolución musical para la segunda mitad del siglo VII a. C., que sirvió de vehículo al canto, la poesía y la danza. Por ejemplo, el canto coral se transformó en un movimiento musical con tal fuerza e importancia colectiva, que cuando terminaba el siglo VII, un tirano de la ciudad de Corinto, Periandro, en el 600 a. C., entre las reformas políticas que dispuso " elevó el ditirambo dionisiaco a la jerarquía de canto coral artístico" 5 . El término actual de “lírica” es un término acuñado desde la época helenística y confirmado por las clasificaciones genéricas en las que se consignaron distintos estilos o géneros literarios. Pero ¿ qué era para los griegos de la época arcaica lo que para nosotros hoy es lírica ?. ¿Cómo la llamó el heleno ?. Ellos hablaban simplemente del mélos.
2.- La Lírica como Μελος: Referencia Etimológica Etimológicamente, según P. Chantraine, se usaba en plural, originariamente, para indicar los miembros en cuanto sede de la fuerza corpórea. En singular alude a miembro, frase, trozo, área musical, canción, melodía y también “poesía lírica” 6 . El verbo µελιζω , acuñado sobre la base de mélos, significaba: a) desmembrar, poner en piezas ( en Sebastián “hacer pedazos” ), b) cantar (cantar en verso, celebrar ) 7 . La raíz mel- creó una serie de palabras tanto en la lengua griega como en los idiomas célticos con la noción de articulación, de “ajustar”, “adaptar unidamente a”, con lo cual, en En cuanto a los orígenes y problemas historiográficos acerca de la lírica helena puede consultarse el completísimo libro de F. Rodríguez Adrados: Orígenes de la Lírica Griega. Bibl. Rev. de Occidente. Madrid, 1976. 5 La importancia de esta normativa llegará a ser decisiva para la historia temprana de la tragedia, fenómeno genuinamente helénico. Respecto de la lira, hay antecedentes del instrumento en la cultura cretense, en el segundo milenio, en el sarcófago de Hagia Tríada en una de las escenas del culto a los muertos. Los micénicos conocían la lira de 7 y 8 cuerdas. Se cree que con el derrumbe de esta cultura desapareció también el uso del instrumento. Estrabón es quien señala el aporte de Terpandro. Para estos asuntos consúltese A. Lesky, op. cit. Págs. 154/5. 6Cfr. P. Chantraine : Dictionnaire Étymologique de la Langue Grecque. París, 1968. Tomo II, Pág., 683. 7 Cfr. F. Y. Sebastián Yarza: Diccionario Griego-Español. Griego-Español. Ed. Ramón Sopena. Barcelona, 1972. Pág. 880. Para esta relación entre música y poesía cf., además, W. Nestle: Historia de la Literatura Griega. Griega. Ed. Labor. Barcelona, 1930. Pág. 59. 4
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sentido estrictamente musical, generó palabras tales como el adjetivo εµµελης "armonioso", "bien proporcionado", o bien ευµελης ευ µελης "melodioso" y de hecho con el adjetivo µελικος se designaba lo "musical" lo "lírico". En griego el verbo µελπω significa cantar, danzar, celebrar con cantos y bailes, cantar bailando. El sustantivo µολπη alude al canto mezclado con la danza y Μελποµενη Μελποµε νη (propiamente “la cantante”) era la Musa del canto, de la tragedia. Además con el término µελοποιος se designaba al poeta lírico propiamente tal, y con el mismo sentido otro sustantivo, µελοδος , y la creación de este poeta era la µελωδια . Este es, precisamente, el origen de nuestra palabra “melodía”, aunque en la actualidad la remitamos, casi exclusivamente, exclusivamen te, al ámbito de la música. A juzgar por estos antecedentes, la poesía lírica aparece estrechamente vinculada al canto, a la danza y a la composición escrita. Es que todavía no se ha producido el divorcio entre estas artes. Ello nos confirma un estadio de las artes helénicas en que es imposible imaginar separadamente la música, la danza y la palabra. Esta es, precisamente, la trinidad sagrada sobre la cual descansa el edificio espiritual y cultural helénico. Era lo dionisíaco y lo apolíneo en una contínua evolución de sus propios caracteres: "embriaguez" y "sueño". Por ello F. Nietzsche ubicaba estas dos fuerzas como principios antagónicos de los cuales habría derivado toda la creación artística griega y, por esa misma razón, serían fundamentales para comprender la historia y evolución de la estética posterior8 . Cabría señalar una importante evolución de la raíz que comentamos en la formación del adjetivo compuesto λυσιµελης , usado ya a partir de Hesíodo 9 , como epíteto referido al amor, el que desata, desarticula los miembros. Epíteto frecuentemente usado por los poetas posteriores, entre ellos Arquíloco 10 y Safo11. Chantraine emparenta etimológicamente la raíz µελος con la interpretación de “lo que para uno cuenta”, apoyándose principalmente en la expresión µελει µοι , me importa, me interesa. Según esta interpretación, el mélos en tanto expresión del canto, la danza y la palabra sería la proferición de aquello que se articula, ajustándose inextricablemente en mi interioridad, aquello que por importarme ha quedado atrapado en el θυµος , en el corazón , en el sentir. Vinculado a estos rasgos, el µελος presenta otro aspecto, a saber, su nexo con las ceremonias cultuales. La música, la danza y la letra de esos cantos son los componentes esenciales de las ceremonias religiosas campestres de la Grecia arcaica. La lírica antes que literaria es canto popular 12 . Al respecto consúltese F. Nietzsche: Nietzsche : El Nacimiento de la Tragedia o Grecia y el Pesimismo. Versión de A. Sánchez Pascual. Alianza Editorial. Madrid, 1980. Pág. 40. 9 Cfr. Hesíodo: Teogonía, vs. 120-122. 10 Cfr. Arquíloco, frag. 118 D. Usa el adjetivo referido al sustantivo pothos, que expresa con toda claridad el amor en tanto que deseo sexual apasionado. 11 Cfr. Safo, frag. 130 L-P. En éste Safo refiere λυσιµελης al sustantivo éros. 12 Cfr. Fco. Rodríguez Adrados : Lírica Griega Arcaica ( Poemas Corales y Monódicos, 700 300 a. C. ). Gredos. Madrid,1980. 8
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En la época helenística la poesía lírica se distinguió por el instrumento musical que la acompañaba, es decir, por la lira, aunque sabemos también que, frecuentemente, era acompañada por la flauta. En todo caso, el poeta lírico a la vez que es el autor del texto escrito, es el autor de la composición musical , y éste es un aspecto típicamente griego que la lírica de los siglos posteriores disoció completamente. Así, la poesía mélica griega ( lírica para nosotros hoy día ) es la composición o elaboración de una tradición antiquísima en que canto, música y danza aún no se han separado. Ella es la expresión íntima de lo que al poeta le importa en cuanto individualidad y comunidad. En él encuentran cabida tanto las observaciones objetivas de la realidad y las pasiones más íntimamente subjetivas, manifiestas sólo en su expresión lingüística, que es el único testimonio con el que contamos, y a partir del cual hoy podemos juzgar los aspectos de esa poesía, qué connotaciones y a qué sensaciones transportaría el acompañamiento musical de esos textos es algo que ni siquiera podemos intuir. La música de la flauta frigia, instrumento introducido en Grecia conjuntamente con la religión dionisíaca, la lira apolínea como la danza y el lógos poietikós, expresan tanto el ritmo y armonía corporal como el éxtasis espiritual 13 .
3.- Lírica Fragmentaria Características y Contenido De entre toda la poesía griega que hasta hoy conservamos, la de estos viejos poetas mélicos es la más deteriorada. Nuestra visión, por tanto, se basa en la observación de unos textos fragmentarios, al extremo que algunos constan apenas de un miserable verso o a veces se trata de palabras sueltas. Sin embargo, pese a ello el material es suficientemente rico, permitiéndonos sentir y descubrir el mundo al que hacen referencia y la interioridad del espíritu del hombre en la alborada del viaje hacia su propia interioridad. La manifestación de esa interioridad en el mundo arcaico devino transformada, particularmente, en determinados aspectos del ritmo. La "monotonía" de la rítmica épica es revolucionada por la diversidad de ritmos en los que se expresa la nueva poesía de la segunda mitad del siglo VII a. C. Cfr. J. Burckhardt : Historia de la Cultura Griega. Griega. Ed. Iberia, Barcelona, 1953. Tomo III, pág. 183 ss. Asimismo, Nietzsche ha acentuado el importante rol de la música en función de la palabra poética, como refuerzo de la expresión de los sentimientos. La peculiaridad de la música griega sería su carácter vocal: "el lazo natural entre el lenguaje de las palabras y el lenguaje de la música no está roto todavía: y esto hasta tal grado, que el poeta era también necesariamente el que ponía música a su canción. Los griegos no llegaban a conocer una canción más que a través del canto: pero al oírlo sentían también la unidad intimísima de palabra y música". Véase conferencia de enero de 1870, en Basilea: El drama musical griego. En Escritos Preparatorios de El Nacimiento de la Tragedia. Tragedia. Op. cit. Págs. 209/10.
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La diversidad de ritmos, que aparece en estos poetas líricos, tiene que ver directamente con la ampliación de las potencialidades sonoras de la lira. Ello originó una revolución directa sobre la música e, indirecta, sobre la rítmica en la poesía. Un segundo elemento a considerar es la creciente importancia de la observación hacia la inmediatez del entorno y relaciones humanas, que se hace sentir en la variedad de metros poéticos. El yambo, por ejemplo, es un metro que se ha creado a partir del habla popular, especialmente del habla propia de las fiestas públicas celebradas en honor de Dionisos. Ese modo de habla respondía a la natural explosión del sentimiento popular, en tanto que en la lírica, propiamente tal, asume un tratamiento artístico, y el yambo se transforma, así, en una herramienta que facilita la expresión del sentimiento personal, a saber, el rencor y el escarnio. Pero también el yambo fue el vehículo de una poesía parenética, cuyo rasgo esencial iba de acuerdo con el espíritu de la polis, y en abierta oposición al espírutu de la tradición aristocrática, en que el épainos (la alabanza) era el acicate central del modelo educador. Para el espíritu de los nuevos tiempos también era necesario el psógos (censura, reprobación, la crítica) como una prevención necesaria contra el gran desenfreno de la palabra y de la acción, y quien introduce este aspecto de la nueva poesía es el temible Arquíloco de Paros (fl. c. 650 a. C.), poeta con el que se inaugura la sátira literaria 14 La innovación en la música, la atención más en el hombre cotidiano que en el del modelo épico y la necesidad de expresarse frente a las nuevas dimensiones humanas de la realidad hicieron que el sentir buscara diversidad de formas para autoreferirse en el lenguaje: de allí, entonces, la creación de nuevos ritmos métricos, que es una de las características que resalta tanto en la monodia como en el canto coral. ¿ Cuáles son las características de esta poesía que se extendió por más de dos siglos aproximadamente ?. ¿ Qué cantan, qué dicen , cómo se nos presenta el mundo humano de esos siglos en la voz de estos poetas?. Una característica formal que salta a la vista en la caracterización que hicieron los alejandrinos es que consideraban como líricos a: 1) los cantores corales (Alcmán, Estesícoro, Íbico, Simónides, Baquílides y Píndaro) y 2) los cantores monódicos (Alceo, Safo y Anacreonte). En ambos casos las creaciones suponían el acompañamiento con un instrumento de cuerdas, acompañado o no de la flauta. A esta clasificación hay que añadir dos estructuras genéricas más: 3) la poesía elegíaca (Calino, Tirteo, Mimnermo, Solón. Se incluye también a Jenófanes y a Teognis). 4) la poesía yámbica (Arquíloco, Semónides, Hiponacte).
Respecto de estas ideas cfr. W. Jaeger : Paideia: Los Ideales de la Cultura Griega. F.C.E. México, 1974. Pág. 123 ss. Arquíloco no sólo como el creador de la poesía yámbica, sino como el "fundador" de la lírica antigua, véase H. Fränkel: Poesía y Filosofía de la Grecia Arcaica. Visor. Madrid, 1993. Pág. 137 ss. Además las interesantes páginas, cap. 5 y 6, que le dedica Nietzsche en El Nacimiento de la Tragedia.
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En esta nomenclatura los poetas monódicos fueron considerados como los poetas mélicos, es decir, como los propiamente líricos en sentido moderno. Desde el punto de vista de los contenidos se hacen distinciones tales como la elegía bélica y la política, aunque hay que advertir que poetas corales y monódicos cultivaron también una poesía de contenido rigurosamente político, y que las fronteras divisorias no son tan rígidas, pues se producen alternancias entre los géneros 15 . Esta lírica incorporó, asimismo, contenidos o aspectos tan variados como variados son los acontecimientos que experiencia y transmite cada hombre: el amor, el odio, la celebración en banquetes sociales, el mito incorporado a la celebración religiosa, la descripción de la naturaleza, las lamentaciones fúnebres, la reverencia y temor ante los dioses, sátira contra la vanalidad humana y contra las mujeres, placer y juventud que hacen de esta poesía una lírica seductora, donde hablante lírico y destinatario se identifican plenamente en la circunstancialidad de los mensajes. Pero sobre todo se trata de una poesía traspasada de vigorosa energía intelectual. A continuación intentaremos mostrar una descripción temática de algunos de estospoetas. Los fragmentos de Calino de Éfeso ( fl. c. 660 a C.) y los de Tirteo de Esparta (fl. c. 640 a. C.) nos introducen en un discurso, cuyo tema central radica en la exhortación a los compatriotas para defender la patria amenazada por el enemigo. Calino estimula a sus conciudadanos contra los cimerios feroces que se acercan 16 . El lenguaje de este poeta está marcado por el de la tradición heroica. Apela a una areté guerrera, al honor, a la gloria. La muerte vendrá siempre, de todas maneras, cuando las “Moirai” lo determinen, pues no está en el hombre evitarla. No obstante, en el marco de esta pintura el poeta imprime a sus versos su propio sello, el que nos revela un modo de sentir y pensar que trasciende el marco de la pura individualidad. La defensa de la patria no significa sólo la defensa territorial de ella, sino que se trata también de lo que yo llamaría la defensa de la geografía humana : τιµηεν τε γαρ εστι και αγλαον ανδρι µαχεσθαι γης περι και παιδων κουριδιης τ’ αλοχου17
La lucha que aquí se libra es por la defensa de la tierra, los hijos y la esposa. En el poema podemos entrever un alto concepto del valor del génos como familia. Aunque el trasfondo de estos versos sea homérico, en ellos palpita un thymós distinto, que lo Para una detallada explicación de esta clasificación, acerca de los géneros en que se expresa la lírica griega, pueden consultarse los textos de Rodríguez Adrados: Lírica Griega Arcaica..., op. cit.. Introducción págs. 25/8, y el capítulo sobre Poeta y Poesía en Grecia, en El Mundo de la Lírica Griega Antigua. Alianza Editorial. Madrid, 1981. Cf., además, H. Fränkel, op. cit., cap. IV sobre la Lírica antigua, especialmente págs. 154 ss. y el libro de W. Nestle: Historia del Espíritu Griego. Ed. Ariel. Barcelona, 1961, pág. 46. 16 Calino, frag. 3 D. 17 Idem, frag. 1 D. vs. 6-7. Traducción: “ porque es honroso y glorioso para el hombre luchar por la tierra y los hijos de la legítima compañera de lecho”. Salvo indicación contraria, las traducciones me pertenecen. 15
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acerca más a las características históricas de los nuevos tiempos, de la formación y edificación de la polis, entre luchas sociales de poder. Ésta, identificada con la ge, encuentra su sentido en estricta armonía con la familia και παιδων κουρι δί ης τ αλ ό χου . En Homero, Héctor representa este alto valor de la defensa familiar, pero sus rasgos van más allá de lo humano propiamente tal, en tanto que en Calino e incluso en Tirteo, como veremos, es puro sentir humano: el hombre enfrentado a la realidad cotidiana. Esta lucha por la defensa de la geografía humana se confirma y acentúa en los versos de Tirteo para quien la patria es el amparo, es la que cobija, de modo que perder la tierra y andar errante en calidad de mendigo es lo más angustioso de entre todas las cosas que al hombre pueden ocurrir, porque padece toda la familia: την δ’ αυτου προλιποντα πολιν και πιονας αγρους πτωχευειν παντων εστ’ ανιηροτατον, πλαζοµενον συν µητρι φιλη και πατρι γεροντι παισι τε συν µικροις κουριδιη τ’ αλοχω. 18
Hay un contraste significativo, semánticamente, entre los discursos heroicos de la Ilíada y el sentimiento de estos antiguos poetas, que toman la realidad en tanto que experiencia vital, la que incorporan en el discurso como fuente de contraste para lograr los objetivos de su exhortación. Se trata de un logos volcado enteramente sobre la inmediatez de la realidad, que nos descubre a un hombre para quien la mendicidad no era una cosa desconocida, sino muy por el contrario, en que la pobreza y más aún la condición del hombre desterrado es detestable, pues va asociada a la pérdida de la dignidad de toda la familia ( αισχυνει τε γενος ), a la desfiguración de la propia apariencia ( κατα δ ’ αγλαον ειδος ελεγχει ), y la humillación y la maldad también se dejan sentir sobre este hombre mendigante ( πασα δ ’ ατιµιη και κακοτης επεται ). En suma, se trata de la pérdida de la propia felicidad y de la de toda la familia e incluso afecta hasta la descendencia, por ello el grito de exhortación del poeta a luchar hasta la muerte: Ει δ’ ουτως ανδρος τοι αλωµενου ουδεµι ’ ωρη γιγνεται ουτ’ αιδως ουτ’ οπις γενος, θυµω γης περι τεσδε µαχωµεθα και περι παιδων θνησκωµεν ψυχεων µηκετι φειδοµενοι19 .
En estos poetas quedan representados los principales estratos estructuradores de la poesía lírica en sentido moderno: hablante lírico, mundo lírico y destinatario. Estratos que una tendencia estructuralista teórica lleva al extremo al señalar que el hablante lírico debe ser entendido siempre como pura ficción; definición no aplicable cien por Tirteo, frag. 6-7 D vs. 3-6 : “ abandonando la propia ciudad y los fértiles campos lo más amargo de todas las cosas es mendigar, vagando con la madre querida, con el anciano padre y los hijos pequeños y la legítima compañera de lecho”. 19 Idem vs. 11-14.: "si tal es la realidad del hombre desterrado, que ningún cuidado hay para él, ni respeto por su estirpe futura, luchemos con espíritu por esta tierra y no ahorrándonos nada de nuestros alientos vitales muramos por los hijos" 18
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ciento a la lírica arcaica helénica. Otro aspecto que nos salta a la vista en los fragmentos de estos dos poetas es el esbozo de un contraste entre la juventud y la vejez, de la que hablaremos luego. Saliendo de esta poesía, que en la tradición era conocida con el nombre de embatéria, es decir, canciones de marcha del ejército, pasamos propiamente a una poesía que refuerza más aún la circustancialidad, vinculada a la esfera de la intimidad personal del hombre, en algunos casos alejado totalmente de la vida política. Esta poesía que se inaugura con Arquíloco de Paros ( Fl. c. 650 a. de C.), abre la literatura a un campo de enormes posibilidades lingüísticas en la transmisión de un nuevo y rico mundo de experiencias, que la poesía elegíaca y yámbica de los jonios y la lírica eólica exploraron en toda su profundidad. Esta intimidad personal se manifestó abiertamente -como dice W. Jaeger- “en la dinámica de la voluntad individual de vivir” 20, que consistió en que los poetas expresaron, por primera vez, en nombre propio, sus propios sentimientos y opiniones. Por primera vez en la historia de la literatura griega el poeta aparece firmando su obra con lo que llamaban σφραγις σφραγις , que era como el sello, la marca. Introduce su propio nombre en los versos, descubriéndosenos como una personalidad individual. Pero este yo individual no significa la total indiferencia respecto de la totalidad del mundo circundante, por el contrario se halla en íntima conexión con él, porque lo individual nunca es enteramente subjetivo, como ya hemos dicho, pues “El individuo griego -siguiendo a Jaeger- alcanza su libertad y la amplitud de movimientos de su conciencia, no por el desbordamiento de la subjetividad, sino mediante su propia objetivación espiritual. Y en la medida que se contrapone a un mundo exterior, regido por leyes propias, descubre sus propias leyes internas” 21 . Esa propia objetivación espiritual en el traspaso del siglo VII al VI a. C., se manifestó en el discurso poético, el cual hoy día nos descubre diversas facetas, y nos remite a un momento en que la experienciación del mundo se hace a través de la actualización de la fuerza innata del sentir como medio fundante en conexión inseparable del conocer y el pensar. Repitamos aquí los tan citados versos de Arquíloco a modo de introducción a este mundo de la intimidad inmediata: Ασπιδι µεν Σαιων τις αγαλλεται, ην παρα θαµνω εντος αµωµητον καλλιπον ουκ εθελων, αυτον δ’ εεσαωσα. τι µοι µελει ασπις εκεινη; Ερρετω εξαυτις κτησοµαι ου κακιω22.
Cfr. W. Jaeger, op. cit., pág. 118. 21 Cfr. W. Jaeger, op. cit., pág. 119. 22 Cfr. Arquíloco, frag. 6 D. “ Alguno de los tracios se vanagloria con mi escudo, el cual, arma intachable, no queriendo tuve que abandonarlo junto a un matorral, pero yo me salvé, ¡ qué me importa el escudo aquél ! ¡ que se vaya al diablo! , me compraré de nuevo uno no peor”. 20
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Los comentaristas han opinado certeramente al señalar que estos versos marcan la separación abrupta entre la poesía épica y la lírica. No cabe duda. Pero el acento lingüístico -por así decirlo- está en el τι µοι µελει , ¡qué me importa el escudo aquél ! En el µοι µελει radica la oposición entre los objetos del mundo exterior, a saber, el escudo y el yo como totalidad, la propia vida y su irrepetible posibilidad. El µοι µελει es la vida misma como valor absoluto, que importa más que cualquier otra cosa, porque al hombre, después de muerto, no le toca ninguna de las cosas que le ha atribuido la tradición heroica . Esta idea aparece claramente esbozada en otro de los fragmentos de Arquíloco: ου τις αιδοιος µετ’ αστων ουδε περιφηµος θανων γιγνεται χαριν δε µαλλον του ζοου διωκοµεν οι ζοοι κακιστα δ’ αιει τω θανοντι γιγνεται 23
Sabemos que el honor, la gloria y la fama son los pilares en que se levanta la ética de la moral aristocrático-épica. Arquíloco trastoca esta creencia y con ello se instala frente a una nueva mentalidad, reafirmando el valor y la importancia de relacionarse con los hombres en la vida real ( χαριν δε µαλλον του ζοου διωκοµεν οι ζοοι ) . La "charis" arquiloquea es una "gracia" que enraizada en el ámbito humano, del hombre propiamente tal, es reconocimiento como expresión de gratitud . Es algo que los hombres persiguen, en oposición a una vida tormentosa en el reino de la muerte: "lo peor le acontece siempre al que ha muerto", (he aquí, como en otros poetas, en esbozo, una teoría de los arcaicos sobre la muerte). La misma crítica la hallamos en un fragmento de Semónides de Amorgo, contemporáneo del poeta de Paros, y para quien la sensatez consiste en no preocuparse más de lo necesario respecto de los muertos: Του µεν θανοντος ουκ αν ενθυµοιµεθα, ει τι φρονοιµεν, πλειον ηµερης µιης24 .
De modo que el fragmento arquiloqueo en cuestión contiene una exaltación a la importancia de la vida en sí, por ello termina diciendo respecto al escudo: “¡ que se vaya al diablo!, de nuevo me compraré uno no peor”, lo que importa -dice el poeta- es que yo salí sano y salvo ( αυτον δ ’ εξεσαοσα ). El mundo exterior es reconstruible, sus objetos se pueden reponer igual o mejor, en tanto que el mundo interior, el de la ψυχη , el del ζοος es irreparable. En esto radica la absoluta oposición a la cultura tradicional heroica y su paideía, donde la vida era menospreciada (o Idem frag. 64 D “Nadie que ha muerto entre sus conciudadanos es honrado ni afamado: vivos, preferimos más bien el reconocimiento de quien vive: las cosas más nefastas siempre suceden a quien ha muerto".
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Cfr. Semónides , Frag. 2 D. “Si fuésemos sensatos, del muerto no debiéramos ocuparnos más de un día”. 24
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sublimada) por el héroe. Con Arquíloco y los nuevos líricos asistimos a una perspectiva nueva de valoración de la vida humana, aunque no se nos oculta que en poetas casi contemporáneos, como los ya aludidos Calino y Tirteo, haya aún un discurso emblemático que sublima la vida en la muerte en defensa de la patria y la familia, así como la acentuación elegíaca respecto al tema de la muerte y su reflexión general sobre la inestabilidad de la vida. La "charis" arquiloquea es la expresión consciente de la cotidianeidad humana. Esta perspectiva es precisamente, a nuestro juicio, una de las importantes ideas innovadoras que propugna la poesía de transición del siglo VI Ι a. C..
4.- Fugacidad de la Vida Hemos insinuado una dirección, cual es la idea del valor de la vida y en relación a este aspecto abordaremos el tema de la fugacidad de la vida en algunos líricos. La evolución de la capacidad de observación hacia el campo estrictamente humano, la acentuación del valor de la vida por sí misma y la creciente convicción en las relaciones con un mundo divino, así como la dependencia del hombre de fuerzas demónicas, el contraste entre uno y otro mundo, sobre todo la idea de la superioridad divina, han modelado discursivamente la expresión del problema de la brevedad y fugacidad de la vida. Los líricos arcaicos percibieron profundamente la misteriosa y corruptible transformación de la vida, como el ciclo de nacimiento y muerte, acabamiento total en el Hades, pasando por sus etapas intermedias. En Homero el devenir humano es visto como una evolución natural, en tanto que los líricos acentúan la transitoriedad de los momentos del devenir mismo, a partir de la condición imborrable del hombre cual es su finitud. Aspecto que lingüísticamente ha quedado grabado en los epítetos, a través de los cuales se establecen las grandes diferencias entre lo humano y lo divino: los dioses aparecen disfrutando de la vida eterna, son los “inmortales” θεοι αθ άνατοι , en tanto que los hombres son los θνητ οί ( mortales ) o símplemente el término ανθρωποι ha sido sustituido por el de βροτο ί , es decir, “mortales”, donde es manifiesta la identificación del hombre con la muerte 25 , de la que le es imposible escapar "aunque pague un rescate -como dice Teognis (1106)-, nadie es capaz de huir de la muerte ni del pesado infortunio". Paralelamente al aspecto de la mortalidad se ha ido desarrollando el tema de la inferioridad e indefensión del hombre26 , estrechamente relacionada a la noción de que
Cfr. Semónides, Elegías 1 vs. 9,13,21; Teognis, vs. 591,1011,1034,1078,1180. Simónides, frag. 21 L-P.
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Cfr. Semónides, 22 P., y Arquíloco 58 D, 24 D. 10
el hombre es un ser ignorante de sí mismo y su destino tal como lo resumen los primeros versos de un texto de Semónides de Amorgo (fl. c. 630 a. C.): Ω παι, τελος µεν Ζευς εχει βαρυκτυπος παντων οσ’ εστι και τιθησ οκη θέλει. Νοος δ’ ουκ επ’ ανθρωποισιν αλλ’ εφηµεροι α δη βοτα ζωοµεν ουδεν ειδοτες, οκως εκαστον εκτελευτησει θεος 27 . ’
No sólo se plantea la indefensión y la ignorancia, sino que introduce la distinción del hombre como εφηµεροι , que significa literalmente “lo que dura un día”, es decir, nosotros, los seres de un día, vivimos en realidad como viven los animales, ignorando el fin último de las cosas que dependen de la voluntad del θεος . Así, de la mano de los líricos arcaicos nos vamos adentrando en un universo nostálgico y melancólico en que los aspectos del hombre se dibujan en la lengua y allí quedan grabados para siempre. El arte escultórico, también a su manera, nos legó la forma bella de los cuerpos. Los kouroi del período arcaico, aun en sus facciones rudimentarias, reflejan el vigor de la vida, es decir, la florida juventud, y es éste, precisamente, el rostro anthrópico que captó el artista. La estética de la forma ( eidos) en el mundo griego arcaico se ha hecho camino en dos grandes direcciones: en la de los poetas y en la de los escultores. Con los líricos entramos a la estética del discurso acerca de la ephemeridad del hombre, tal como lo hallamos en el verso de Semónides y nos lo encontraremos también en el pensamiento de Píndaro de Tebas (522 - 448 a. C.), quien resume esta cercanía al mundo de los dioses, pero al mismo tiempo señala lo que nos diferencia profundamente de aquellas naturalezas : Εν ανδρων, εν θεων γενος εκ µιας δε πνεοµεν πατρος αµφοτεροι διειρ− γει δε πασα κεκριµενα δυναµις, ως το µεν ουδεν, ο δε χαλκεος ασφαλες αιεν εδος µενει ουρανος. Αλλα τι προσ− φεροµεν εµπαν η µεγαν νοον ητοι φυσιν αθανατοις, καιπερ αφαµεριαν ουκ ειδοτες ουδε µετα νυκτας αµµε ποτµος Cfr. Semónides, frag. 1,1-5 D . “Oh niño, Zeus, de retumbante trueno, dirige el fin de todo cuanto existe, y lo dispone como él quiere. La intelección de ese fin no le está permitida a los hombres, sino que nosotros, que sólo duramos un día, vivimos lo mismo que las bestias, no sabiendo nada respecto a cómo el dios llevará a su fin cada cosa”. Además cfr. Mimnermo frag. 2, 4-5 y Teognis, vs. 141-142 y 1075-1078.
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οιαν τιν’ εγραψε δραµειν ποτι σταθµαν28 . Está escrito que el hombre corra hacia el término (εγραψε δραµειν ποτι σταθµαν ), señala Píndaro. La vida se transforma, así, en una sin igual carrera hacia la muerte, o como el mismo poeta dirá en otro texto, la transitoriedad de la vida es tan breve “ como el sueño de una sombra”. Rasgos y ecos de esta visión lírico-pindárica de la vida los hallaremos en la poesía latina del último siglo antes de Cristo, en la obra de Lucretius : De Rerum Natura29 .
Nunca antes había aparecido en la literatura griega una tan acuciosa ocupación en torno del hombre y sus aspectos. Pareciera que estamos frente al momento de la más alta autobúsqueda, autoconocimiento o como se lo quiera denominar. El hecho concreto es que estamos en presencia de un retorno o más bien de una apertura de la literatura a la sensibilidad o realidad inmediata. La observación opera vía contrastes y los acentúa en su máxima expresión. Las cosas se conocen por sus contrarios, pero aún aquí no se trata de una especulación sistemática. Estamos en su etapa inicial. No debemos olvidar, en todo caso, que estos poetas son los sofoí, antcesores de los filósofos del período jónico, no por nada la filosofía tiene su origen también en Jonia. No se trata, como decimos, de una especulación filosófica sistemática, pero opera bajo Cfr. Píndaro , Nemea VI ,1-13. “Una es la estirpe de los hombres y los dioses: respiramos de una madre ambos; pero nos separa toda una fuerza que distingue, ( somos ) como la nada, y el cielo broncíneo permanece siempre como una mansión sin peligro. Mas en algo nos acercamos de todos modos a los inmortales ya sea por una gran facultad de pensar, ya por la naturaleza, aunque no sabiendo nada que el destino durante el día y las noches ha escrito que nosotros corramos hacia el término” . 28
Lucretius : De Rerum Natura. II, 75-79: “ Sic rerum summa nouatur semper, et inter se mortales mutua uiuunt. Augescunt aliae gentes, aliae minuuntur, inque breui spatio mutantur saecla animantum et quasi cursores uitai lampada tradunt”. “ Así, la suma de las cosas se renueva siempre y los mortales se intercambian entre ellos la vida. Unas generaciones crecen, otras disminuyen, y en breve espacio se mudan las generaciones de vivientes y, cual corredores, se pasan la antorcha de la vida”. Un capítulo interesante de la poesía lírica latina es el que tiene que ver con la visión de la fugacidad de la vida en poetas como Horacio, Catulo, Propercio, y Tibulo. 29Cfr.
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las categorías de las oposiciones: mortal-inmortal, felicidad-desventura e ignoranciasabiduría. La concepción sobre la brevedad de la vida fue haciéndose camino, además, sobre la base de otra dicotomía: juventud-vejez; belleza-fealdad, propiedades que se contraponen también al mundo divino: los dioses son los eternamente jóvenes y bellos, exentos de la vejez y las enfermedades, en tanto que los hombres aparecen abrumados por las más diversas calamidades, sobreimpuestas por los mismos dioses. Como vemos, se hace manifiesta una visión del destino del hombre, dependiente de la estructura de poder de los dioses. La vida para el lírico - como escribe Francisco Rodríguez Adrados - es una progresión30 . Juventud-Belleza-Amor y Vejez-Fealdad-Desprecio son dos tríadas temáticas en permanente oposición , y claramente evidenciadas en el discurso poético de los líricos arcaicos. El tópico de la florida juventud ha acentuado la reflexión acerca de la transitoriedad de la vida, porque la juventud es tan breve como el diminuto instante que tarda el sol en alumbrar el mundo 31 . Si la juventud es breve, la vida entera lo es aún más. La vejez representa la etapa del sufrimiento, el desamparo y la corrupción inevitable de la belleza, algo intolerable para la mentalidad griega de un período, aunque arcaico, no obstante de una extraordinaria claridad estética de la "forma", la más inmediata, la que habla por y desde sí misma, cual es la forma o idea de la belleza humana. Es el puente que conduce directamente hacia la muerte. Una forma hay de vivir, pero muchas para morir, como dice Semónides 32 . He aquí, a continuación una selección de fragmentos, que por sí sólo dicen más que cualquier comentario; por ejemplo, este de Teognis (fl. segunda mitad del s. VI a. C.): ου γαρ ανηβαν δις πελεται προς θεων ουδε λυσις θανατου θνητοις ανθρωποισι κακον δ’ επι γηρας ελεγχει ουλοµενον, κεφαλης δ’ απτεται ακροτατης33 .
Cfr. Francisco Rodríguez Adrados : El Mundo de la Lírica Griega. Alianza Editorial. Madrid,1981, pág. 10.
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Cfr. Mimnermo, frag., 2 D.; Teognis, VS. 1066-1067. Cfr. Semónides, frag. 1 , 20 ss.
Cfr. Teognis, VS. 1009-1012. “Por voluntad de los dioses no le está permitido a los mortales rejuvenecer por segunda vez, ni tampoco la liberación de la muerte; pues la funesta y destructora vejez sale vencedora y pone su mano sobre lo más alto de la cabeza”
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Teognis muestra ostensiblemente la angustia del devenir humano, como se ve en diversos pasajes de su obra, donde señala la insensatez de los hombres que lloran a quienes han muerto y no lloran a la juventud que va desapareciendo 34 . Llorar por la juventud que desaparece, es al mismo tiempo lamentarse por la vejez aplastante: αλλ’ ηβην ερατην ολοφυροµαι, η µ’ επιλειπει, κλαιω δ’ αργαλεον γηρας επερχοµενον 35 .
Esta progresión en el desarrollo de la vida ha sido comparada con procesos de cambios que experimenta la naturaleza, algo así como paisaje natural y paisaje humano, como acontece en la poesía homérica, por ejemplo. En este punto la lírica se transforma en una poesía que reflexiona sobre la propia literatura, Mimnermo (fl. c. 630 a. C.) , por ejemplo, citando a Homero: Ηµεις δ’ οια τε φυλλα φυει πολυανθεµος ωρη εαρος, οτ’αιψ’ αυγησ’ αυξεται ηελιου, τοισ’ικελοι πηχυιον επι χρονον ανθεσιν ηβης τερποµεθα, προς θεων ειδοτες ουτε κακον ουτε αγαθον Κηρες δε παρεστηκασι µελαιναι, η µεν εχουσα τελος γηραος αργαλεου, η δ’ετερη θανατοιο µινυνθα δε γιγνεται ηβης καρπος, οσον τ’επι γης κιδναται ηελιος. Αυταρ επην δη τουτο τελος παραµειψεται ωρης, αυτικα δη τεθναναι βελτιον η βιοτος 36 .
En síntesis, una hipervalorización estética de la forma como belleza juvenil, y un rechazo absoluto por la vejez: la muerte antes que la vejez. En otro fragmento de este mismo autor hallamos la misma temática, presentándonos la imagen de la juventud “como el brevísimo ensueño” y muy Idem, vs. 1069-1070 Idem, vs. 1131-1132. “ Pero gimo por la amada juventud que me abandona, y lloro por la triste vejez que viene sobre mí ”.
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Cfr. Mimnermo, frag. 2, 1-10 D. : “ Somos como las hojas que la estación florida de la primavera hace brotar, cuando repentinamente crecen por los rayos del sol; semejantes a ellas disfrutamos brevísimo tiempo de las flores de la juventud, y por voluntad de los dioses no conocemos ni el mal ni el bien. Las negras Keres nos rodean, una sostiene el término de la triste vejez, y la otra, la muerte. Poco tiempo dura el fruto de la juventud, sólo cuanto dura en difundirse el sol sobre la tierra, pero cuando esta etapa de la vida haya pasado, inmediatamente estar muerto es mejor que estar vivo". Véase Homero: Il. VI, 146-149: “ Cual es la generación de las hojas, tal es también la de los hombres. El viento esparce las hojas hacia la tierra, pero el bosque verdeando produce otras, y en la estación de la primavera las hace crecer; de la misma forma la generación de los hombres, una hace nacer, la otra termina”.
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estimada por los hombres, en tanto que la vejez aparece como algo triste, deforme, odiosa e indigna, que destruye el ser total del hombre 37 . Desde los líricos en adelante, el discurso poético ( la literatura ) se constituye en un fundamento permanente, que servirá a las más variadas referencias. Así también en una de las elegías de Semónides para quien los versos homéricos constituyen el núcleo central de una meditación sobre la brevedad de la vida y las reacciones de los hombres frente a ese acontecer : Εν δε το καλλιστον Χιος εειπεν ανηρ ‘οιη περ φυλλων γενεη, τοιε δε και ανδρων. Παυροι µην θνητων ουασι δεξαµενοι στερνοισ ’ εγκατεθεντο παρεστι γαρ ελπις εκαστω ανδρων, η τε νεων στηθεσιν εµφυεται. Θνητων δ’ οφρα τις ανθος εχη πολυηρατον ηβης, κουφον εχων θυµον πολλ ’ατελεστα νοει ουτε γαρ ελπιδ’εχει γηρασεµεν ουτε θανεισθαι ουδ’ , υγιης οταν η, φροντιδ’εχει καµατου. Νηπιοι, οις ταυτη κειται νοος, ου δε ισασιν, ως χρονος εσθ’ ηβης και βιοτου ολιγος φνητοισ’. Αλλα συ ταυτα µαθων βιοτου ποτι τερµα ψυχη των αγαθων τληθι χαριζοµενος38 .
En este rápido recorrido por los textos fragmentarios de los líricos desembocamos de lleno en la reflexión más íntima del hombre consigo mismo. En estos poetas está latente la pregunta que más tarde formulará directamente Platón en Alcibíades: ¿qué es el hombre ?, antecedido por el tí dé tis; de Píndaro : Επαµεροι• τι δε τις; τι δ’ ου τις; σκιας οναρ ανθρωπος. Αλλ ’ οταν αι− γλα διοσδοτος ελθη, 37
Cfr. Mimnermo, frag., 5 D, y además frags. 3, 4 y 6.
Cfr. Semónides, frag., 29 D. “ Una cosa muy hermosa dijo el hombre de Quios: cual es la naturaleza de las hojas, tal es también la de los hombres. Pocos de los mortales que recibieron esto en sus oídos lo depositaron dentro del corazón, pues la esperanza que nace en el pecho de hombres y muchachos, está presente en cada uno. Durante el tiempo que un mortal conserva la flor tan amada de la juventud y tiene el corazón despreocupado, piensa que muchas cosas no se van a cumplir: en efecto, no siente temor que un día va a comenzar a envejecer y va a morir y mientras está bien de salud, no se preocupa de la enfermedad. Necios son los que piensan así, no saben que el tiempo de la juventud y de la existencia es breve para los mortales. Pero tú, conociendo estas cosas con respecto al término de la vida, sé audaz, concediendo cosas buenas a tu alma”.
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λαµπρον φεγγος επεστιν αν− δρων και µειλιχος αιων39 .
Con la reflexión de estos poetas entramos a un universo más próximo al decir del hombre cotidiano. Un giro decisivo hacia la interioridad, y sus aún inexplicables problemas se asoman en el horizonte de un sentir y pensar la realidad. Estamos en los umbrales de una cultura que se nos muestra como la síntesis entre pensamiento y escritura, entre música y poesía, inaugurando la diversidad de modos que el hombre puede crear para hablar de sí mismo y sus circunstancias, retratándose no sólo el hombre de los siglos VII y VI a. de C., sino el hombre de todos los tiempos. La noción de la ephemeridad de la vida es una temática presente, prácticamente, en la totalidad de los líricos arcaicos, y cruza, por tanto, toda la reflexión de dicho período helénico: el de la objetivización de los fenómenos inmediatos y punto focal del discurso poético, antecedente inmediato de la reflexión física de los presocráticos y antesala del dramatismo escénico del teatro. Era natural que una visión así de la vida desembocara en la exaltación de la vida misma, fundamentalmente, de la juventud, y propugnara la "resignación" y la "paciencia", pero sobre todo desembocó en una invitación a disfrutar de los placeres de la vida , de la sensualidad, que tanto atrae a Safo (fl. c. 600 a. C.), de disfrutar de los placeres afrodisíacos como en Mimnermo y Teognis, de rodearse la cabeza con una corona de flores y beber el dulce vino mezclado, como en Alceo (fl. c. 600 a. C.) y Anacreonte (fl. c. 530 a. C.). Estamos en los inicios del “ carpe diem” horaciano o de la poesía hedonista, a partir de la cual los poetas fundan el derecho del individuo al goce de la vida. Esta poesía en lugar de desatar un pesimismo trágico, desató una pasión mayor por la vida misma, exhortando a gozar de ella y de los placeres, mientras ello fuera posible. El trágico heroismo de los tiempos épicos fue sustituido y con ello se echaban las bases de una nueva areté y de una nueva paideía, más acordes con las características y condiciones del hombre que establece comunidad y funda ésta en la pólis. A través de esta lectura he querido poner de manifiesto que la lírica helénica representa una vuelta decisiva del discurso poético a la realidad más inmediata que es el hombre. Ella nos introduce al ámbito de la intimidad personal, que valora innovadoramente la vida, pero al mismo tiempo dimensiona con profundidad las facetas que ella reviste en un mundo donde todo aún parece desconocido y se muestra tal cual es y se reproduce en el lenguaje también de un modo simple, pero lleno de imágenes y comparaciones. Todo esto, unido a la observación de los ciclos naturales de la vida humana, ha modelado en los líricos el sentimiento y reflexión acerca de la brevedad de la vida. Cfr. Píndaro: Pítica VIII, 135-140: “¡Efímeros!, ¿ qué cosa es alguien ? ¿qué cosa no es ?. Sueño de una sombra es el hombre. Pero cuando una luz enviada por la divinidad los alcanza, una luminosidad resplandeciente se coloca sobre los hombres y dulce como la miel resulta la vida”.
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Esta lectura nos permite anticipar los orígenes y las direcciones que tomará, posteriormente, el tema del hedonismo en la literatura no sólo grecolatina, sino en la literatura universal. Como decíamos, con los poetas griegos arcaicos se funda el derecho pleno que asiste a los hombres para disfrutar de los placeres de la vida, que fue lo que salvó a lo griegos de caer, probablemente, en un desbordante y trágico pesimismo, fundándose la poesía del hedonismo y luego la del famoso carpe diem de los siglos posteriores, marcando un estilo de vida y llegando a ser, prácticamente, una filosofía que, en el futuro, habría de alternar con la seriedad y gravedad cada vez más dañina de nuestra existencia cotidiana.
I.- POETAS ELEGÍACOS Y YAMBÓGRAFOS ΚΑΛΛΙΝΟΣ CALINO DE ÉFESO (Siglo VII, fl. C. 660 a. C.)
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¿Hasta cuándo estáis echados?. ¿Cuándo tendréis un corazón valiente, oh jóvenes?. ¿No tenéis temor respecto de los vecinos, siendo tan extremadamente negligentes?. ¿En paz creéis estar, sin embargo, la guerra se apodera de toda la tierra?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . y que quien esté muriendo lance por última vez sus dardos, porque es hermoso y glorioso para el varón luchar por su tierra y los hijos de la legítima esposa contra los enemigos, y la muerte entonces será, cuando por cierto las Moiras la hilaren. ¡ Bueno, que alguien enhiesto vaya, la lanza levantando y tras su escudo al valiente corazón acurrucando, cuando por primera vez se mezcle la guerra! de ninguna manera, pues, es destino que de la muerte huya el varón, ni aunque su estirpe fuese de antepasados inmortales. Muchas veces el que huye del combate y del ruido de los dardos se va, pero en su casa la moira de la muerte lo alcanza. Pero éste en todo caso no es amado por el pueblo ni echado de menos, en cambio al otro lo lloran el pequeño y el grande si algo padece, pues en el pueblo entero hay nostalgia cuando un varón de espíritu potente muere, y vivo es digno de estar entre los semidioses, pues lo tienen en sus ojos como a una torre, porque siendo él solo ejecuta cosas dignas de muchos. (Edmonds I, 1. 1 D) 17
ΤΥΡΤΑΙΟΣ TIRTEO DE ESPARTA (Siglo VII, fl. c. 650-630 a. C.)
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Los que escucharon a Febo trajeron desde Delfos a la patria las profecías del dios, es decir, palabras que tienen su fin en sí mismas. Así, pues, el del arco de plata, el señor que lanza flechas desde lejos, Apolo, el de cabellos de oro respondía desde su opulento santuario “Que gobiernen con su deliberación los reyes honrados por los dioses, a quienes preocupa la encantadora ciudad de Esparta, a los ancianos los de más edad, y en seguida que los varones del demos, pagando con la misma moneda, con rectas ordenanzas, anuncien cosas hermosas y que todas las que hagan sean justas, y que no deliberen nada torcido para la ciudad, y que del demos la victoria y el poder convengan a la multitud”. Febo, en efecto, acerca de estas cosas así se manifestó a la ciudad. (Edmonds I, 4. Rodríguez Adrados I, 3 (ex 3a y 3b D)) Porque es hermosos que muera en las primeras filas cayendo el varón valiente, combatiendo por su patria. Al que abandona su propia polis y los fértiles campos pordiosear es los más terrible entre todas las cosas, extraviado con la madre amada y su padre anciano y con los hijos pequeños de la legítima esposa. Detestable será entre aquellos, a quienes él vaya, cediendo a la necesidad y a la aborrecible pobreza, avergüenza a su genos y degrada su hermosos aspecto y toda deshonra y desgracia le acompañan. Si realmente ninguna consideración ni dignidad ni respeto ni compasión hay cuando el hombre anda como vagabundo, con coraje por esta tierra luchemos y por los hijos muramos, no ahorrándonos ninguno de nuestros alientos vitales. Oh jóvenes, bueno, luchad permaneciendo uno al lado del otro, ni seáis los primeros en la huida vergonzosa ni en el miedo, sino que haced grande y valiente al corazón en vuestros pechos ni améis tanto vuestras vidas, combatiendo con hombres, y de los más viejos, cuyas rodillas ya no son ágiles, no huyáis desamparando a los caídos en tierra, porque es vergonzoso realmente esto, que en la primeras filas cayendo quede tendido delante de los jóvenes el hombre más anciano, que tiene ya blanca su cabeza y canosa la barba, exhalando su espíritu valiente en el polvo, y los ensangrentados testículos afirmando entre sus amadas manos 18
cosas éstas vergonzosas a los ojos y al verlas hay que indignarse – y su cuerpo desnudo. Pero a un joven todo le es propicio mientras conserve la brillante flor de la amada juventud, al verlo es digno de admiración entre los varones, y deseado por la mujeres mientras está vivo, pero hermoso cuando cae en las primeras filas. ¡Bueno, el que va a combatir como es debido permanezca en ambas piernas apoyado sobre el suelo, su labio con los dientes mordiendo!. (Edmonds I, 10. Rodríguez Adrados I, 6 (6 + 7 D)) -
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Pero puesto que del invencible Héracles sois estirpe, tened valor, Zeus aún no tiene su cuello torcido. No temáis a la multitud de varones ni huyáis espantados, sino que enhiesto en las primeras filas su escudo el varón tenga, estimando detestable su vida y amadas, lo mismo que a los rayos del sol, a las negras Keres de la muerte. Porque conocéis de Ares, derramador de muchas lágrimas, sus obras destructoras conocéis bien el carácter de la guerra terrible, y a menudo tuvisteis la experiencia de ser fugitivos como perseguidores, oh jóvenes, y practicasteis ambas cosas hasta la saciedad. Quienes, permaneciendo uno al lado del otro se atreven a ir al cuerpo a cuerpo y en las primeras filas, menos mueren y salvan la multitud que viene atrás, pero cuando los varones tiemblan de miedo toda su areté pierden. Nadie podría terminar de relatar cada una de cuantas desgracias ocurren al hombre, si padeciera cosas vergonzosas. Es deseado ardientemente despedazar por detrás el centro de la espalda del hombre que huye en la guerra homicida, y es vergonzoso que un cadáver quede tendido en el polvo clavado por detrás en la espalda por la punta de una lanza. Bueno, el que va a combatir como es debido permanezca en ambas piernas apoyado sobre el suelo, su labio con los dientes mordiendo, cubriéndose abajo caderas y piernas, el pecho y los hombros con el vientre del ancho escudo, en su mano derecha agite la enorme lanza y mueva el penacho terrible encima de su cabeza, ejecutando acciones enormes aprenda a guerrear, y teniendo escudo no se pare fuera del (alcance) de las flechas. ¡Que alguien acercándose al cuerpo a cuerpo con lanza larga o espada, hiriendo capture al hombre homicida!. Y pie junto a pie poniendo y escudo contra escudo hundiendo con fuerza, cuello contra cuello y casco contra casco y acercando pecho contra pecho combata contra el varón, agarrando la empuñadura del puñal o la lanza larga. Y ustedes, oh soldados armados a la ligera, a uno y otro lado bajo el escudo 19
escondiéndose, tirad con grandes piedras, hiriéndolos con espadas pulimentadas, colocados cerca de los armados completamente. ( Edmonds I, 11. Rodríguez Adrados I, 7 (8 D))
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No podría acordarme ni tener en cuenta al varón ni por la excelencia de sus pies ni por su arte de luchar, ni aunque de los Cíclopes él tuviera la altura y la fuerza y venciera corriendo al tracio Bóreas, ni aunque fuera en prestancia corporal más hermoso que Titón, y fuera más rico que Midas y Ciniras, ni aunque fuera un rey más poderoso que Pélope, hijo de Tántalo, y la lengua de voz dulce y persuasiva de Adrasto tuviera, ni aunque él tuviera toda la gloria, excepto la del vigor combatiente, porque el varón no llega a ser bueno en la guerra si no fuera valiente al ver la matanza sangrienta y colocándose cerca de los homicidas no los atacara. Ésta es la valentía, éste es entre los hombres el premio mejor, el más hermoso que lleva consigo el varón joven. Premio común es este varón para la ciudad y todo el pueblo, el que fuera a combatir como es debido en las primeras filas permanezca con encarnizamiento, y de la vergonzosa fuga olvídese por completo, su vida y su espíritu valiente arriesgando, y anime con sus palabras ayudando al varón que tenga cerca. Este varón llega a ser bueno en la guerra: el que inmediatamente de varones hostiles apartó falanges crueles, y con cuidado contuvo la ola del combate, el que por otra parte en las primeras filas habiendo caído perdió su amado espíritu, celebrando a la ciudadela, sus gentes y a su padre, y muchas veces atravesado por delante, a través del pecho y del escudo de forma de ombligo y su coraza, a él lloran igualmente jóvenes y ancianos, y con penosa añoranza toda la ciudad le tributa las últimas honras, y su tumba e hijos entre los hombres (serán) distinguidos, los hijos de sus hijos y la familia venidera. Jamás la gloria valiente muere ni su nombre, sino que aun estando bajo tierra es inmortal, y a quienquiera que logre la más alta distinción, mientras permanece combatiendo /por la tierra y sus hijos el impetuoso Ares mata. Si huyera de la ker de la muerte que duerme con sueño profundo, venciendo la punta de la lanza cogería la brillante gloria; todos le tienen en honra tanto jóvenes como viejos, y sintiendo muchas cosas encantadoras va hacia el Hades, envejeciendo sobresale entre los ciudadanos, y nadie a él quiere dañar ni en su dignidad ni en su derecho, y todos en los asientos tanto jóvenes de su misma edad 20
como los más viejos le ofrecen su puesto. Ahora cualquier varón de tal valentía hasta la cima trate de llegar con valor, no descuidándose de la guerra. (Edmonds I, 12. Rodríguez Adrados I, 8 (9 D))
ΑΡΧΙΛΟΧΟΣ
ARQUÍLOCO DE PAROS (Siglo VII, fl. c. 648 a. C.) Con mi escudo alguno de los tracios se vanagloria, el cual junto a un matorral, arma intachable, abandoné no queriendo, pero yo me salvé. ¿Qué me importa el escudo aquél?. ¡Que se vaya al diablo!. De nuevo me compraré uno no peor. (6. D)
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Dolores que hacen llorar, Pericles, ninguno de los ciudadanos lamentando, con las fiestas gozará, ni la ciudad, pues a tales hombre una ola del mar muy resonante se los tragó, e hinchados por los dolores tenemos los pulmones. Pero los dioses, pues, a males incurables, oh amigo, les opusieron la fuerte paciencia como remedio. A veces otro padece estos males: ahora contra nosotros se han vuelto, y una sangrienta herida lloramos, y de nuevo se volverán contra otros. ¡Bueno, lo más rápidamente posible resignaos, el dolor mujeril rechazando! La Suerte y el Destino, oh Pericles, le dan al hombre todas las cosas.
(8 D) El trabajo y el esfuerzo propio del hombre producen todas las cosas para los mortales. (14 D) Teniendo un brote de mirto se deleitaba y una hermosa flor de su rosal, y la cabellera sus hombros cubría y su espalda. (25 D) En los dioses coloca todas las cosas: a menudo desde los males ellos enderezan a los hombres yacentes en la negra tierra, y a menudo los derriban y a los que caminan muy firmemente 21
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hacen caer de espaldas: luego, muchas cosas malas acontecen y por la necesidad de vivir vaga como un loco de mente. Nadie cuando ya ha muerto entre los ciudadanos, respetable ni muy famoso llega a ser: el reconocimiento más bien del viviente perseguimos los vivos, las pésimas cosas siempre a quien ha muerto acontecen.
(64 D) Una sola cosa importante yo sé: pagarle con terribles males al que me hace daño. (66 D) Corazón, corazón, por dolores inaguantables perturbado, ¡levántate! y de los mal intencionados protégete ofreciéndoles de frente el pecho, colocándote con firmeza cerca de las insidias de los enemigos: y aun venciendo no te exaltes exageradamente 5 ni siendo vencido llores desplomándote en casa, sino que con las cosas alegres, alégrate, y con las cosas malas, entristécete no demasiado: date cuenta que el ritmo tiene a los hombres. (67 a D) Deseo luchar contigo, como el sediento beber, así lo deseo. (69 D) Golpeado por las olas, ojalá que los tracios, de alta cabellera, muy alegremente lo encuentren en Salmideso, desnudo y congelado por el frío, 5 donde muchos males lo colmarán corriendo el pan que es propio del esclavo; y que muchas algas del mar espumante lo cubran, y ojalá que, al borde de un alto acantilado donde revientan 10 las olas, castañetee los dientes, como un perro que yace de hocico en el suelo, fatigado por la falta de fuerzas. En estas condiciones quisiera verlo, porque él me hizo daño y pisoteó los juramentos, siendo antes mi amigo. (79 a D) Desventurado yazgo por este amor apasionado, sin aliento , y a causa de los dioses por tormentos difíciles de soportar traspasado hasta los huesos. (104 D) 22
Tan grande deseo de amor en mi corazón envolviéndose una espesa niebla sobre mis ojos esparció, arrebatándome desde el pecho dulces sentimientos. (112 D) Pero el que relaja los miembros, oh amigo, el amor apasionado, me subyuga. (118 D) Sé amar al que me ama pero también sé odiar y maldecir al enemigo. (Vs. 14 y 15 P. Oxyrh. 2310, Fr. I, col. I, 1 – 21) Francisco Rodríguez Adrados, I, 123.
ΜΙΜΝΕΡΜΟΣ
MIMNERMO DE COLOFÓN (Siglo VII, fl. c. 630 a. C.)
¿Qué sería de la vida y qué sería placentero sin la áurea Afrodita?. Ojalá me muriera cuando ya no me importen estas cosas el amor furtivo, los dones dulces como la miel y la cama, estas cosas son las flores seductoras de la juventud (2 para hombres y mujeres. Cuando sobreviene la penosa vejez, que hace al hombre deforme y al mismo tiempo feo, siempre funestas preocupaciones atormentan sus sentimientos y contemplando los rayos del sol no se alegra, es odioso para los jóvenes y despreciado por las mujeres. (2 Así de terrible estableció la vejez un dios. (1 D., Edmonds I, A’ 1-3. R. Adrados I, 1. J. Ferraté 10)
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Somos como las hojas que hace brotar la poliflorida estación de la primavera, cuando repentinamente por los rayos del sol se acrecientan; semejantes a ellas por muy breve tiempo de las flores de la juventud disfrutamos, ignorantes por voluntad de los dioses del mal y del bien. Pero las negras Keres nos rodean, una sosteniendo el término de la terrible vejez, y la otra, de la muerte. Poco tiempo dura de la juventud el fruto, sólo cuanto dura en difundirse el sol sobre la tierra. Apenas este límite de la estación se hubiere de traspasar, inmediatamente estar muerto es mejor que vivo, pues, muchas cosas nefastas en el sentir acontecen: a veces la casa se arruina y las obras de la pobreza son dolorosas; 23
uno carece de hijos, y ardientemente deseándolos, bajo tierra marcha hacia el Hades. (2 Otro padece una enfermedad que le destroza el corazón; no hay ninguno entre los hombres, al cual Zeus no le diera muchos males. (2 D., Edmonds I, 2. R. Adrados I, 2. J. Ferraté 11)
ΣΟΛΩΝ
SOLÓN DE ATENAS (Siglo VII, nace c. 640 y muere después de 560 a. C.) A LAS MUSAS
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De Mnemosyne y Zeus Olímpico, hermosas hijas, Musas de Pieria, escuchadme a mí suplicante, felicidad de parte de los dioses felices dadme y de parte de todos los hombres tener siempre una fama buena, ser a tal punto dulce para mis amigos, pero para mis enemigos amargo, para unos respetable, para otros terrible de ver. Bienes anhelo tener, pero adquirirlos injustamente no quiero, de todos modos después llega la justicia. La riqueza que den los dioses acompaña al hombre de modo estable desde lo más hondo de la base hasta la cima, pero aquella que los hombres persiguen bajo abuso, de acuerdo a la decencia no llega, sino obedeciendo a actos injustos no pretendiéndolo se hace conveniente, y rápidamente se inmiscuye la ate, su origen nace a partir de algo pequeño como el del fuego, de poca importancia al principio, pero tiene un triste final, porque no duran mucho tiempo entre mortales las obras del abuso, sino que Zeus avizora el fin de todas las cosas, y de repente tal como a las nubes rápidamente disipa el viento primaveral, el cual agitando el fondo del estéril mar de muchas olas y en tierra productora de trigo devastando los hermosos cultivos va hasta el asiento de los dioses al alto cielo, y permite ver de nuevo al aire puro, y resplandece la hermosa fuerza del sol sobre la tierra fecunda y de las nubes ya no es posible ver ninguna, de esta misma naturaleza es el castigo de Zeus, y no se irrita tan agudamente por cada cosa como el hombre mortal, jamás se ha olvidado por completo de aquel que un corazón culpable tuviere, y de todos modos al final lo descubre, un delito castiga inmediatamente, otro después, y aquellos mismos que huyen, la moira de los dioses que va sobre ellos no los encuentra, 24
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pero de todos modos va de nuevo, y actos no culpables castigan o los hijos de éstos o bien la familia que vendrá. Los mortales tanto el bueno como el malo pensamos así, que cada persona tiene por largo tiempo una vana creencia hasta experimentar algo doloroso y entonces se lamenta, pero hasta aquí con vanas esperanzas nos regocijamos y el que por enfermedades dolorosas estuviere abrumado, se dice a sí mismo que estará sano. Otro siendo un cobarde cree que es un hombre valiente y hermoso el que una forma atractiva no tiene, y si alguno es pobre, al que las obras de la pobreza constriñen, cree que va a poseer de todas formas muchas riquezas. Uno se esfuerza de una manera, otro de otra, uno vaga en sus naves por el mar abundante en peces, deseando llevar la ganancia a casa, transportado por vientos violentos, no poniendo ningún resguardo a su vida. Otro talando el suelo abundante en árboles en el año trabaja a sueldo, a éstos los curvos arados interesan. Otro habiendo aprendido las obras de Atenea y de Hefestos hábil en muchas artes, con sus manos se gana su sustento; otro en los dones de las Musas Olímpicas instruido, se hace conocedor del verso de la amable sabiduría; a otro lo hizo adivino el soberano Apolo lanzador de flechas desde lejos, él conoce el mal que de lejos viene sobre el hombre, a éste que acompañen los dioses, pero las cosas designadas por el destino absolutamente ningún presagio ni sacrificio las retendrá. Otro teniendo el trabajo de Peón, experto en muchos fármacos, son médicos, y no depende de ellos el resultado final, muchas veces a partir de una pequeña dolencia se produce un gran dolor que nadie podría eliminar aunque diera fármacos calmantes; pero a otro trastornado por nocivas enfermedades terribles tocado por sus manos rápidamente lo pone sano. La Moira lleva a los mortales el mal y también el bien, y los dones de los dioses inmortales son ineludibles, en todas las acciones hay riesgo y nadie sabe cómo habrá de terminar cuando la cosa recién ha comenzado, uno tratando de hacerlo bien, no previéndolo, en una gran y terrible ate cae, pero a otro que lo hace mal, el dios en todas las cosas le da buen éxito, liberación de la tontería. De la riqueza no hay término fijado para los hombres, pues los que ahora entre nosotros tienen mayores medios de vida se esfuerzan doblemente, ¿quién podría saciar a todos?. Ganancias a los mortales dieron los inmortales, y la ate a partir de ellas mismas se manifiesta, a la que cuando Zeus envía para castigar, cada uno a su tiempo la tiene. (1 D. Rodríguez Adrados I, 1. Edmonds I, 13) 25
SALAMINA
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Yo mismo como heraldo vine desde la amada Salamina Creando una poesía lírica, construcción de palabras, en lugar de un discurso. ................................................................................................ Sería yo entonces folegandrio o sicinita en lugar de ateniense, cambiando de patria, rápidamente pues este rumor aparecería entre los hombres “es del Ática este hombre de entre los que abandonaron Salamina”. ................................................................................................ Vayamos a Salamina para combatir por la isla Amada y la terrible vergüenza expulsar. ((2 D) Rodríguez Adrados I, 2. Edmonds I, 1- 3 y 2, 3) EUNOMÍA
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Nuestra ciudad por destino de Zeus jamás perecerá Ni por las voluntades de los felices dioses inmortales, Porque tan magnánima es la vigilante, de padre poderoso, Palas Atenea la que sus manos encima tiene. Pero los propios ciudadanos destruir la gran ciudad con sus insensateces quieren, por las riquezas seducidos, y la injusta manera de pensar de los conductores del pueblo, para quienes está dispuesto que por su gran soberbia muchos sufrimientos padezcan, pues no saben contener la saciedad ni ordenar los placeres en la tranquilidad del festín cotidiano. ........................................................................... y se enriquecen seducidos por obras injustas ........................................................................... ni de las propiedades sagradas y no teniendo ninguna consideración por las públicas roban por saqueo unos de un lado, otros de otro ni se preocupan de los sagrados fundamentos de la justicia, la cual callada conoce las cosas presentes y las pasadas, y con el tiempo de todas formas llega para vengarse. Esto para toda la ciudad llega como una herida inevitable, y rápidamente va a parar en una nefasta esclavitud, que la revolución civil y la guerra dormida despierta, la cual ha aniquilado la amada juventud de muchos, pues a causa de los mal intencionados rápidamente la muy amada ciudad se desgasta en asociaciones políticas apreciadas por los que hacen cosas injustas. Estas cosas en el pueblo se tornan perniciosas, y de entre los pobres Llegan muchos a tierra extranjera vendidos, con cuerdas indignas atados, y los vergonzosos trabajos de la esclavitud soportan por fuerza. Así, una desgracia social llega hasta la casa de cada uno, y las puertas del patio no pueden retenerla aun más, 26
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por encima del elevado cerco atraviesa de un salto, y encuentra de todos modos aunque la persona huyendo esté en el fondo del thálamo . Estas cosas enseñar a los atenienses mi espíritu me ordena, que los males más grandes dysarmonía entrega, en cambio, la eunomía , bien ordenada y ajustada, todo lo clarifica, y con frecuencia a los injustos pone cadenas, las cosas ásperas suaviza, pone fin a la saciedad, el abuso reduce, diseca los brotes que nacen de la ate, endereza las sentencias torcidas, y las acciones soberbias apacigua, pone fin a las acciones de la discordia, pone fin al rencor de la terrible rivalidad, y dependen de ella todas las cosas para los hombres ajustadas y discretas. ( Edmonds I, 4. 3 D) Al pueblo le di tanto privilegio, cuanto es suficiente, a su estimación no quitándole ni añadiéndole, unos tenían el poder y por sus riquezas eran admirados, y en ellos pensé para que no tuvieran nada inconveniente, me puse firme ante unos y otros, rodeándome de un fuerte escudo, y no permití que ni unos ni otros vencieran injustamente. ................................................................................. y así el pueblo acompañaría lo mejor posible a sus jefes, no estando demasiado libre ni oprimido, porque la saciedad engendra al abuso, cuando mucha prosperidad sigue a hombres cuya mente no sea bien equilibrada.. .................................................................................. En grandes decisiones agradar a todos es difícil. ((5 D) Rodríguez Adrados I, 5. Edmonds I, 5, 6 y 7)
ΣΗΜΩΝΙ∆ΗΣ
SEMÓNIDES DE AMORGO (Siglo VII, fl. c. 630 a. C.)
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Oh niño, Zeus de retumbante trueno, dirige el fin de todo cuanto existe, y lo dispone como él quiere. su intelección no le está permitida a los hombres, sino que nosotros, efímeros vivimos lo mismo que las bestias, no sabiendo nada (respecto) a cómo el dios llevará a su fin cada cosa. A pesar de esto la esperanza y la confianza mantienen a todos los que proyectan lo que (de partida) es irrealizable. Unos esperan que llegue el día (apropiado), y otros esperan los cambios de los años. No hay ninguno entre los mortales que no piense que para el nuevo año, 27
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llegará a ser amigo de riqueza y bienes. Pero a uno se le adelanta la vejez no envidiable apoderándose de él y le llega antes del fin, a otros de los mortales funestas enfermedades los aniquilan, y a otros, subyugados por Ares, Hades los envía debajo de la negra tierra. 15 Unos en medio del mar, zarandeados por la tempestad y por innumerables olas del azulino mar, mueren, cuando pensarían que vivirían dulcemente. Otros a una soga se cuelgan en funesto destino y por su propia voluntad abandonan la luz del sol. 20 Así, nada hay libre de males, sino que miles de keres, desgracias imprevisibles y sufrimientos tienen los mortales. Pero si me obedecieran, no desearíamos males, ni a dolores funestos abandonando nuestro sentir nos atormentaríamos. (1 D., J. Ferraté 138. Rodríguez Adrados I, 2. Edmonds II, 1)
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Distinto hizo el dios el modo de pensar de la mujer, desde un principio. A una la hizo del chancho de cerdas largas, manchada por la suciedad que hay en toda su casa desordenada yace y se revuelca por el suelo: ella sin bañarse (envuelta) en vestidos sin lavar, sentada en los estiércoles engorda. A otra el dios la hizo nacer de una malvada zorra, es una mujer conocedora de todo: a ella no se le oculta nada de lo malo ni de lo bueno, pues, a menudo de las mismas cosas dice esto es malo, esto es bueno; unas veces tiene un temperamento, otras veces tiene otro. A otra (la hizo nacer) de una perra, es dañina y el vivo retrato de su madre, que quiere escucharlo y saberlo todo, por todas partes mirando ávidamente y vagando ladra, aunque no vea a ningún ser humano. Ella no se calmaría ni aunque la amenazara el esposo y enfurecido le quebrara con una piedra los dientes, ni aunque le hablara con dulzura y ni aunque por casualidad le tocara sentarse junto a los huéspedes pues constantemente tiene un griterío imposible. A otra, modelándola hecha de la tierra, los Olímpicos, lisiada se la entregaron al hombre: pues nada malo ni bueno sabe semejante mujer, ella sabe que su único trabajo es comer; Y ni aunque el dios hiciera un crudo invierno, y ella estuviera tiritando de frío, atracaría su asiento más cerca del fuego. A otra (la modelaron) del mar; su índole es de dos naturalezas: un día ríe y se alegra, y la elaborará el huésped viéndola en casa: 28
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“no hay otra mujer más buena que ésta ni más hermosa que ésta entre todo el género humano”. Pero otro día es insoportable y no es posible mirarla a los ojos, ni acercársele, sino que se enfurece entonces insaciablemente como una perra alrededor de sus cachorros, llega a ser amarga y odiosa para todos sus enemigos del mismo modo que para sus amigos. A menudo está como la mar tranquila y propicia, gran motivo de alegría para los marineros en la estación de verano, pero a menudo se enfurece por las retumbantes olas agitada. A ésta se parece muchísimo semejante mujer en cuanto al carácter: el mar tiene naturaleza diversa. A otra (la modelaron) de una gris y testaruda burra ella, por la fuerza y amenazas a duras penas tolera todo y lleva a cabo sólo las cosas agradables. Mientras tanto, come en el fondo de la casa durante toda la noche y durante todo el día y come junto al brasero. Del mismo modo también para el acto afrodisíaco a cualquier amigo que venga ella acepta. A otra (la modelaron) de la comadreja, raza desventurada y digna de compasión: en ella, pues, nada hermoso ni excitable hay, ni agradable ni atractivo. Se enloquece por el lecho afrodisíaco, pero al hombre que está cerca (de ella) le da asco. Robándole a los vecinos les hace mucho daño, y a menudo se come las víctimas no aceptadas como sacrificios A otra, una delicada yegua de largos crines la engendró, ella esquiva los trabajos de esclavos y el dolor, y no tocaría el molino, ni el cedazo levantaría, ni la basura de su casa sacaría, ni se sentaría junto al horno para protegerse del hollín, y por necesidad toma para sí a un hombre como amante. se lava la suciedad de todo el día dos veces, y otras (se lava) tres veces y se frota con perfumes; siempre lleva su cabellera peinada, larga y cubierta de flores. Un hermoso espectáculo es semejante mujer para los demás, pero para el que la tiene es un mal a no ser que sea algún tirano o un rey, el cual enorgullece su espíritu con este tipo de mujeres A otra (el dios la hizo nacer) del mono: este es eminentemente el mal más grande que Zeus entregó como compañera a los hombres. Es muy fea de rostro. Semejante mujer caminará por la ciudad siendo motivo de risa para todos los hombres, corta de cuello se mueve a duras penas, sin nalgas, un puro esqueleto. ¡Oh desventurado el varón 29
que tal fealdad estrecha entre sus brazos!. Conoce todos los pareceres y caracteres lo mismo que el mono, que no le importa ser motivo de risa. 80 No haría bien a nadie, sino que ve esto, y esto mismo, durante todo el día, delibera, cómo a alguien podría hacerle el daño más grande. A otra (el dios la hizo nacer) de la abeja, y el que la toma es afortunado, pues, es a la única a la que el reproche no le toca, 85 brota de ella y se acrecienta la vida. Querida comienza a envejecer junto al esposo que la ama después de haber dado a luz una descendencia hermosa y de nombre glorioso. Llega a ser distinguida entre las mujeres todas, y una divina gracia va a su alrededor. 90 Estando sentada entre mujeres no se alegra cuando ellas cuentan relatos afrodisíacos. Tales mujeres a los hombres concede como regalo Zeus, las más buenas y las más prudentes. Pero esas otras clases por maquinación de Zeus 95 existen, todas, y junto a los hombres permanecen. Zeus, pues, hizo este mal tan grande, las mujeres. Aunque ellas piensen que son útiles, para el que la tiene fundamentalmente llega a ser un mal pues, jamás puede pasar alegre el día 100 entero quien conviva con una mujer, y de buenas a primeras no podrá alejar de la casa el hambre, hostil compañero de la casa, malévolo dios. Y cuando el hombre cree que estará muy contento en su casa, ya sea por voluntad de un dios o bien por causa de un hombre, 105 ella, encontrando un reproche, se pone las armaduras para la batalla. Donde hay una mujer, pues, en casa no se podría recibir de buen grado a un huésped que venga. La que parece ser sumamente prudente, esta misma resulta que es lejos la más injuriosa, 110 quedándose con la boca abierta el esposo y los vecinos se alegran viéndolo también a él, de qué manera se equivoca. Cada uno alabará a su propia mujer acordándose de ella, pero criticará la mujer de otro, y no nos damos cuenta que tenemos una suerte igual. 115 Zeus, pues, hizo este mal tan grande y puso alrededor del grillete una irrompible cadena, desde cuando el Hades recibió a los que (murieron) luchando a causa de una mujer. (7 D. Edmonds II, 7. J. Ferraté 142. Rodríguez Adrados I, 8) Una cosa, la más hermosa dijo el hombre de Quíos “cual es la naturaleza de las hojas, tal es también la de los hombres”. 30
Pocos de los mortales en sus oídos recibiéndola la guardaron dentro de sus pechos: pues, la esperanza que nace en el corazón 5 de los muchachos está presente en cada uno de los hombres. Durante el tiempo que un mortal tenga la flor tan amada de la juventud, y teniendo el espíritu libre de cuidados, piensa muchas cosas irrealizables, en efecto, no tiene la esperanza que va a envejecer ni que va a morir y mientras esté bien de salud, no tiene preocupación de la enfermedad. 10 Necios quienes tienen el pensamiento en esta preocupación, no saben que el tiempo de la juventud y de la vida es breve para los mortales. Pero tú, conociendo estas cosas respecto al término de la vida, sé audaz, complaciendo a tu alma de cosas buenas. (29 D., G. Cammeli III, (29). J. Ferrate 143)
ΙΠΠΩΝΑΞ
HIPONACTE DE ÉFESO (Siglo VI, fl. c. 542 a. C.)
Dos son los días más dulces de la mujer: cuando alguien la toma por esposa y cuando ya muerta la lleva a enterrar. (1 D., R. Adrados II, 68) ¿Cuál de los que corta el cordón umbilical a ti, digno de ser fulminado por el royo de Zeus, /te limpió y te lavó a ti que pataleabas?. (12 D., R. Adrados II, 19. G. Cammelli I, 12) a)
Hermes, mi amigo Hermes, hijo de Maya nacido en Cilena, te suplico, pues, estoy muy mal por el frío. .................................................................................................... Dale un abrigo a Hiponacte; una túnica corta, chalas, zapatillas y de oro unas sesenta estateras del otro muro.
b)
Dale un abrigo a Hiponacte, pues, tengo mucho frío y me castañetean los dientes........................... (24 a, b D., R. Adrados II, 32 y 33) En efecto, nunca me has dado una manta lanuda como remedio del hielo en el invierno, ni con zapatillas peludas mis pies has abrigado para que los sabañones no se me rompan. 31
(25 D., G. Cammelli IV., R. Adrados II, 34) Para mi que Pluto está totalmente ciego; cuando ha venido a mi casa jamás me ha dicho: “Hiponacte, te regalo treinta minas de plata y muchas otras cosas más”. Es un mezquino, pues en cuanto a sentimientos. (29 D., R. Adrados II, 36) A las malas acciones entregaré mi desafortunada alma, si no me enviaras lo más rápido posible un medimno de cebada para prepararme un brebaje con su harina y beberlo como remedio a mi miseria. (42 D., R. Adraddos II, 39) Ten mi manto que voy a machucarle los ojos a Búfalo, pues, soy ambidextro y no yerro cuando golpeo. (70 D., R. Adrados II, 120) Mis dientes todos se han removido dentro en mis mandíbulas. (71 D., R. Adrados II, 121) Si tan sólo tuviera una hermosa y tierna muchacha (79 D., R. Adrados II, 119)
II.- POETAS MONÓDICOS ΣΑΠΦΩ
SAFO DE LESBOS (Siglo VI, fl. c. 590 a. C.)
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Oh inmortal Afrodita, que estás sentada en trono multicolor, hija de Zeus, urdidora de engaños, yo te suplico, no me domes con dolores ni con tristezas, oh diosa , el corazón.
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Ven aquí, si alguna vez en el pasado, oyendo mi voz desde lejos me escuchaste, y de tu padre el palacio de oro abandonando, viniste
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luego de enyugar el carro: hermosos te conducían veloces gorriones alrededor de la tierra negra sus alas espesas agitando en medio desde el cielo celeste
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Inmediatamente llegaron: y tú, oh diosa afortunada, sonriendo con rostro inmortal preguntaste por qué de nuevo yo estaba sufriendo, y por qué te llamo otra vez,
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y qué cosa principalmente quiero que se realice en mi loco corazón: “a quién quieres que de nuevo la Persuasión conduzca a tu amor?. ¿Quién, oh Safo, te hace daño?
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Aunque huya, rápidamente te buscará, y si regalos no acepta, pero los dará, si no te ama, rápidamente te amará aunque no lo quiera”. Ven a mí también ahora, libérame de estas terribles angustias, y cuantas cosas realizármelas mi sentir desea, tú realízalas, y tú misma sé mi aliada. (1 L- P., J. Ferraté 249. G. Cammelli I, 1)
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Me parece que es igual a los dioses aquel hombre, que frente a ti está sentado y que de cerca te escucha cuando tú le hablas dulcemente
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y sonríes de modo encantador, esto, en realidad hace saltar de miedo el corazón en mi pecho: pues, cuando apenas te veo, nada de voz llega ya a mí,
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pues, la lengua se me quiebra, y un fuego sutil de pronto se desliza por debajo de mi piel, con mis ojos nada veo, me zumban los oídos;
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una transpiración helada me empapa, un escalofrío entera me estremece y más verde que la hierba estoy, y me parece que me falta poco para morir...
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pero hay que atreverse a todo... (G. Cammelli II, 2. (31 L-P). J. Ferraté 252) Los astros alrededor de la hermosa luna de repente ocultan su brillante figura cuando ella, llena, en todo su esplendor resplandece sobre la tierra. (J. Ferraté 258, (34 L-P). G. Cammelli III, 3)
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Quiero decir algo, pero me lo impide el pudor [ ] [ ] [ ] Si tuvieras un deseo de cosas buenas o hermosas y tu lengua no se perturbara al decirme algo malicioso, la vergüenza no te cubriría los ojos, sino que me hablarías de lo que es propio. (137 L-P., J. Ferraté 275. G. Cammelli VI, 23) Eros me sacudió los sentimientos como el viento en las montañas sobre las encinas batiéndose. (47 L-P., J. Ferraté 260)
Eros de nuevo, el que relaja los miembros, me estremece dulce - amargo e incombatible reptil. (130 L-P., J. Ferraté 272) Se han puesto la luna y las pléyades, ya es medianoche, las horas transcurren, y yo duermo sola. (G. Cammelli XI, 50) Oh Atis, se te hizo odioso de mi preocuparte, y al lado de Andrómeda vuelas. (131 L – P., J. Ferraté 273) Ven, oh Cipria, y en copas doradas suavemente echa el néctar mezclado con placeres. (G. Cammelli IV, 5) Una vez que la crátera se mezcló con ambrosía Hermes tomó el jarro para ofrecerle vino a los dioses, 34
todos ellos teniendo las copas llenas las derramaban en libación y le auguraron al esposo la felicidad completa. (G. Cammelli X, 48-49) Una vez que hayas muerto yacerás, ni un solo recuerdo de ti habrá, ninguno para la posteridad, porque no participas de las rosas de Pieria, sino que invisible en el Palacio de Hades vagabundearás volando entre pálidos cadáveres. (55 L – P., J. Ferraté 264. G. Cammelli, XII, 69) Tengo una hermosa hija, a las doradas flores tu forma es semejante Cleis amada, no te cambiaría ni por toda la Lidia ni por la agradable... (132 L – P., J. Ferraté 278. G. Cammelli XIII, 84) Dulce madre, no puedo tejer la tela, domada por el deseo de un(a) muchacho(a), a causa de la tierna Afrodita. (102 L – P., J. Ferraté 277. G. Cammelli XIV, 88) Oh atardecer, tú que traes todo lo que la resplandeciente aurora dispersó, traes la oveja, traes la cabra y devuelves a la madre su hijo(a) (104ª L – P., J. Ferraté 282. G. Cammelli XVI, 93) Unos, que una tropa de jinetes, otros, que una tropa de infantes y otros, que una flota de naves dicen que sobre la negra tierra es lo más hermoso que existe. Pero yo digo que es aquello que uno ama. 5
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Muy fácil es hacer comprensible esto a cualquiera, porque Helena importándole mucho la belleza de los hombres eligió al varón mejor. el cual hizo que se derrumbara toda la sacralidad de Troya, y ella ni de su hija ni de sus padres queridos se acordó más, pues Cipris la sedujo y a amarlo la impulsó, porque siempre lo femenino es fácil de manejar puesto que con ligereza piensa el presente, ahora ella hizo acordarme de Anactoria que está ausente, desearía ver su sensual paso y el resplandor claro de su rostro en lugar de ver los carros guerreros de los lidios 35
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y a los que combaten a pie con sus armas No es posible saber bien las cosas buenas que le puedan suceder al hombre: pero hay que suplicar que participe (de ellas). (Reinach, Sapho I, 27)
ΑΛΚΑΙΟΣ
ALCEO DE MITILENE (Siglo VI, fl. c. 600 a. C.) No comprendo la lucha de los vientos; por aquí y por allí caen las olas, nosotros, en el medio, 4 Somos arrastrados junto a la negra nave, muy fatigados por esta gran tempestad, pues el agua cubre la base del mástil, toda la transparente vela y 8 también los grandes jirones que cuelgan de ella Se aflojan los cables.............. (6 D., G. Cammelli I, (6). J. Ferraté 290 (326 y 208 L-P)) Ahora hay que embriagarse, inclusive que alguno a la fuerza beba, porque murió Mirsilo. (8 D., G. Cammelli II, (8). J. Ferraté 297 (332 L-P))
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Zeus hace llover, desde el cielo (se precipita) el crudo invierno y las corrientes de las aguas ya se han congelado [ ] [ ]
Rechaza el invierno, poniéndole más leña al fuego, y escanciando generosamente vino dulce como la miel, luego alrededor de las sienes 8 envuélvete un suave chal. (16 D., G. Cammelli III, 16. J. Ferraté 312 (338 L-P)) No hay que entregar el espíritu a las desgracias, no sacaremos nada provechoso amargándonos, Oh Bacquis, de entre los remedio el mejor es que haciéndonos traer vino nos embriaguemos. (17 D., G. Cammelli IV, 17. J. Ferraté 311 (335 L-P)) 36
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Riega tus pulmones con vino, porque la canícula vuelve a surgir, el tiempo es insoportable y todas las cosas están sedientas por el ardiente calor. Canta desde los pétalos la dulce cigarra, y acompañándose de sus alas difunde un melodioso y agudo canto, cuando sobre la tierra el destello ardiente, que todo lo seca, se despliega [ ] y florece sólo el cardo, ahora las mujeres estás más sensuales, y sin ganas los hombres, porque la cabeza y las rodillas Sirio les abrasa [ ] [ ] (G. Cammelli VII, 43. J. Ferraté 313 (347 L-P))
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¡Bebamos! ¿Por qué vamos a esperar las antorchas?. Un dedo es el día. Saca, amigo, los vasos grandes y de muchos colores,
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pues, el vino que hace olvidar las penas, el hijo de Semele y de Zeus, ha dado a los hombres. Escancia, mezclando una medida de vino y dos de agua
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en vasos llenos hasta el borde, y que una copa a la otra choque. (J. Ferraté 310 (346 L-P). G. Cammelli VII, 44) [ [
] ]...[
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Resplandece el gran palacio por el bronce, toda la sala está bellamente adornada 3 con yelmos brillantes, y desde el moño de ellos blancos crines de caballo 4 ondean, para las cabezas de los hombres ornamentos; broncíneas, sus clavos 5 ocultan, puestas alrededor de la sala, brillantes canilleras, defensa de la poderosa flecha, 6 corazas de nueva tela y cóncavos escudos están amontonados, 7 además hay espadas de Cálcide, muchos cinturones y túnicas, 8 de estas cosas no es posible olvidarse, porque desde un comienzo asumimos este trabajo. ( G. Cammelli X, 56. J. Ferraté 294 (357 L-P)) Bebe y embriágate junto conmigo, oh Menalipo, ¿por qué piensas 37
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que, cuando hayas cruzado el torbellinoso Aqueronte, al gran río franqueando, la pura luz del sol de nuevo 4 vas a ver?. ¡Vamos, no ansies cosas tan grandes!. Sísifo, el rey, hijo de Eolo, entendido 6 en numerosísimas cosas de los hombres, creía poder huir de la muerte, pero también él, a pesar de ser muy astuto, por voluntad de la ker, dos veces 8 atravesó el torbellinoso Aqueronte, y el Cronida le estableció que realizara un gran y pesado trabajo 10 bajo la negra tierra. ¡Vamos, no pienses en las cosas de abajo mientras seamos jóvenes. Ahora más que nunca es necesario 12 que soportemos cualesquiera de las cosas que Zeus determinará que suframos. Pero mientras el viento Bóreas esté enfurecido 14 bebamos el vino dulce como la miel, remedio de males. (Diehl, pero cf. (38 L-P), B 6º en Sappho and Alcaeus de D. Page) Se cuenta que un final amargo por culpa de tus malas acciones recayó sobre Príamo y sus hijos queridos, y que con el fuego redujiste a cenizas 4 la sagrada Ilion. No era ésta la tierna doncella que, el hijo de Eaco, después de haber invitado a los bienaventurados al deseable matrimonio, cogiéndola de la morada de Nereo la llevó 8 al palacio de Quirón. Y él desató el cinturón de la casta doncella; y de la unión amorosa entre el noble Peleo y la mejor de las Nereidas, 12 justo al año, nació un niño, el más poderoso entre los semidioses, feliz conductor de potrillos bayos, pero perecieron por culpa de Helena los Frigios 16 y su ciudad. (8 D., G. Cammelli XIII, 8. J. Ferraté. 306 (42 L-P))
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Después de abandonar el Olimpo estrellado hijos poderosos de Zeus y Leda, con espíritu propicio ojalá que os presentéis aquí Castor y Polux; vosotros que por la ancha tierra y el mar entero avanzáis sobre caballos de patas veloces, salvad con prontitud a los hombres de la muerte que hace brotar lágrimas, saltando desde lejos sobre las antenas de las naves de hermosos bancos, relucientes rodeando las jarcias, y llevando, a través de la noche terrible, la luz a la nave negra, [Hay 12 versos más en el P. Oxy, ilegibles ] (12 D., G. Cammelli XIV, 12. J. Ferraté 303 (34 L-P) 38
ΑΝΑΚΡΕΩΝ
ANACREONTE DE TEOS (Siglo VI, fl. c. 563-478 a. C.)
Te suplico, cazadora de ciervos, rubia hija de Zeus, oh Artemis, señora de las fieras salvajes, tú que quizás ahora sobre los torbellinos 4 del Leteo contemplas alegre la ciudad de hombres de corazón intrépido, pues tú no apacientas a bárbaros ciudadanos. (J. Ferraté 323 (3 P). G. Cammelli, I, 1)
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Oh señor, con quien el domador Eros y las Ninfas de azules ojos y la colorina Afrodita se divierten, a ti que vagas sobre las cumbres elevadas de los montes, te ruego, y tú benévolo ven a nosotros y mi grata plegaria escucha, de Cleobulo se tú un buen consejero, para que mi amor, oh Dionisos, él acepte. ( J. Ferraté 328 (12 P). G. Cammelli II, 2) Una pelotita roja otra vez Tirándome, Eros de cabellos de oro, con una muchachita de multicolores sandalias a jugar me invita. Ella es de la bien construida Lesbos, y mi cabellera, blanca ya, desprecia, y hacia alguna otra mira con ansias. (J. Ferraté 329 (13 P). G. Cammelli IV, 9) Oh muchacho, que miras como una joven, te busco, pero tú no me escuchas, ignorando que de mi alma 39
tienes las riendas. (J. Ferraté 331 (15 P)) El mes de Poseidón ya ha comenzado, las nubes de agua están llenas, fuertemente agrestes tormentas retumban. (J.Ferraté 333 (17 P)) Luego de cortar una porción pequeña de delicada torta me la comí, y de vino me bebí un jarro, y ahora pulso suavemente la encantadora lira, cantando a mi querida y tierna muchacha. (J. Ferraté 341 (28 P). G. Cammelli VI, 13) Fuera de sí de nuevo desde la roca de Léucade en la blanca ola me zambullo, borracho de amor. (J. Ferraté 344 (31 P)) Vuelo hacia el Olimpo con alas ligeras Por culpa de Eros, pues (este niño) no quiere pasar su juventud conmigo. (J. Ferraté 346 (32 P)) Eros viéndome la barba encanecida, con el viento de sus alas brillantes como el oro se pasa volando. (J. Ferraté 347 (34 P)) Canosas tengo ya las sienes y la cabeza blanqueada, la agradable juventud ya no está junto a mí, gastados los dientes, y de la dulce existencia 5 ya no me queda mucho tiempo. Por esto sollozo a menudo al Tártaro temiéndo, porque del Hades es terrible la profundidad, y terrible hacia él el descenso, porque está predeterminado al que desciende no volver a subir. (J. Ferraté 360 (50 P). G. Cammelli VII, 32) Trae agua, trae vino, oh muchacho, tráenos coronas adornadas de flores, ¡apúrate! porque voy a darle un puñetazo a Eros. (J. Ferraté 361 (51 P)) Con una gran cosa nuevamente Eros me ha golpeado, como el orfebre con su hacha, y me ha bañado en el helado torrente. ( J. Ferraté 376 (68 P))
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Oh potranca tracia, ¿por qué de soslayo con tus ojos morándome 2 cruelmente huyes de mí, crees que yo no sé nada sabio?
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Ojalá sepas muy bien que el lazo te echaría y tirando de la rienda hacerte girar por ambos extremos de la pista. Ahora en las praderas paces, despreocupadamente brincando te diviertes, porque un diestro equitador no tienes como jinete. (J. Ferraté 379 (72 P). G. Cammelli XII, 70)
Quiero cantar al Eros tierno que está cubierto de guirnaldas entrelazadas de muchas flores, porque él es también, entre los dioses, soberano, y él también a los mortales subyuga. (J. Ferraté 399 (160d P))
BIBLIOGRAFÍA ELEMENTAL * Ediciones-Fuentes de los textos griegos Cammelli, Giuseppe. Antologia Lirica Greca. Testo Greco e Commento. Firenze: Casa Edetrice Marzocco, 1946. Edmonds, J. M. Elegy and Iambus. In two volumes. London: Harvard University Press, MCMLXXXII. Ferraté, Juan. Líricos Griegos Arcaicos. Antología bilingüe. Barcelona: Editorial Seix Barral, 1968. Rodríguez Adrados, Francisco. Líricos Griegos. Elegíacos y Yambógrafos Arcaicos. Bilingüe. Barcelona: Ediciones Alma Mater, . MCMLVI ( VOL. I ) y MCMLIX ( VOL. II). Los autores Cammelli, Ferraté y Rodríguez Adrados remiten a las ediciones clásicas de: Diehl, Ernestus. Anthologia Lyrica Graeca. Leipzig: Teubner, 1942. El Supplementum también de 1942. Fasc. 1: Poetae Elegiaci, Leipzig: Teubner, 1954 , y fasc. 3.: Iamborum Scriptores. Leipzig: Teubner, 1954. Lobel, E. & Page, D. Poetarum Lesbiorum Fragmenta, Oxford: Clarendon Press, 1955. Page, D. L. Poetae Melici Graeci, Oxfford: Clarendon Press, 1962
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