JOSÉ FERRATER MORA
DICCIONARIO DE
FILOSOFÍA TOMO I A - K
EDITORIAL SUDAMERICANA BUENOS AIRES
PRÓLO PRÓ LOGO GO A LA QUINT QUI NTA A EDIC ED ICIÓN IÓN La presente presente edición difiere difiere de ! anterior en lo siguiente: he escrito 546 artículos nuevos; he reescrito totalmente 213 artículos; he ampliado o modificado, a veces sustancialmente, 262 artículos. Además, he revisado el texto, he corre gido errores, he ampliado datos, y he puesto al día la bibliografía. Como resultado, abunda en esta edición el material nuevo. Éste abarca el conjunto de las disciplinas filosóficas y de la historia de la filosofía. He seguido prestando particular atención a los temas de ontología y metafísica, lógica, teoría del conocimiento, filosofía de la ciencia, antropología filosófica e historia de la filosofía. Pero he ampliado no poco las partes relativas a ética, filosofía de la religión, filosofía de la historia, teoría de los valores y estética. He añadido co pia de artícul artículos os sobre sobre filósofos filósofos llamados llamados "menores'', antiguos, medievales y modernos, y he ampliado el número de los consagrados a filósofos contemporáneos. Sin desviarme de la norma de no diluir excesivamente la sustancia filosófica, he incluido también algunos artículos sobre conceptos y figuras que, sin ser estrictamente filosóficos —conceptos y figuras importantes, por ejemplo, en la ciencia, en la teología, en el pensamiento social y político político—, —, han manteni mantenido, do, o man mantien tienen, en, relaciones particularmente estrechas con cuestiones suscitadas en filosofía. Aunque he penado mucho por ampliar y mejorar mejorar esta obra, no pretendo pretendo que sea perfecta. perfecta. Por lo demás, demás, mi ideal en este caso no es la perfección; creo más razonable trabajar por alcanzar lo bueno que holgazanear soñando en lo mejor. Por este motivo, aunque esta obra está, y estará siempre, abierta a revisiones y mejoras, estimo que en el estado actual de los conocimientos filosóficos es razonablemente suficiente. En todo caso, las revi siones y las mejoras no pueden consistir en pulir y repulir la obra hasta la exas-
peración. Estoy plenamente de acuerdo en que hay que revisar, corregir y pulir; en esta actividad he consumido incontables horas y casi he arruinado mis ojos. Pero en una obra de las dimensiones dimensiones de ésta no se pueden practicar los mismos ejercicios de virtuosismo conceptual y lingüístico que son de rigor en otros escritos menos dilatados. Esta obra no es un lindo ensayito. No es, ni puede ser, cosa remirada y relamida. Hay que luchar sin tregua contra la chapucería intelectual. Pero en cierto tipo de obras hay que rehuir el estéril perfeccionismo. Dadas Dadas las proporciones proporciones que alcanzó alcanzó esta obra ya en la edición precedente —hasta el punto de que desde entonces pudo ser considerada como una Enciclopedia Enci clopedia y no sólo sólo como como un Diccio Dicciona nario rio— — vario varioss críticos me han aconsejado que desistiera de ser a la vez el director y el ejecutante, y que recabara el auxilio de colaboradores más diestros que yo en cada una de las disciplinas filosóficas y en cada uno de los períodos históricos. Este consejo es harto tentador, inclusive por razones personales; el tiempo y el esfuerzo gastados en la confección de este Diccionario me han impedido i mpedido a menudo poner mayores empeños en la elaboración de escritos más "personales", hacia los que, como filósofo, siento cierta debilidad. Sin embargo, aunque la trans formación formación sugerida sugerida introducirí introduciríaa en esta obra no pocas mejoras, creo que las ventajas así conseguidas no compensarían los inconvenientes. En la obra presente el conjunto importa por lo menos tanto como el detalle. Pues este Diccionario es ya como un imponente y complejo edi ficio, con su fachada, sus alas, sus galerías, sus largos e intrincados corredores, sus sótanos y sus ventanales. ventanales. He alcan zado a familiarizarme familiarizarme con todos ellos y, por descontado, con sus fundaciones. Puedo Puedo — todav todavía ía— — recorr recorrer er el edific edificio io en todas direcciones y orientarme en él sin
excesivas perplejidades. Ello significa que puedo aún seguir ampliando, alterando, rehaciendo, depurando y ornando este conjunto sin perderme en su laberinto. Sobre todo, puedo seguir manteniendo su unidad de estilo, la cual no es sólo cuestión de "literatura" —de "estética"—, sino también, y especialmente, de "pensamiento" — de "noética". Por estos motivos no me he decidido todavía a sucumbir a la tentación que se me ha brindado. El predominio que en esta obra tiene el conjunto sobre los detalles explica que éstos no puedan ser siempre todo lo numerosos o elaborados que ciertos lectores quisieran. Por la naturaleza misma de la obra, hay que pasar a la carrera sobre temas, problemas y autores que en otros trabajos son objeto de exposición y comentario dilatados. Por cierto que no escasean aquí las exposiciones y análisis algo minuciosos. Pero se hallan siempre integrados en visiones de conjunto y ex presados en el lenguaje apropiado para ellos. Estimo que con ello no se falsean necesariamente las ideas; sólo ocurre que son enfocadas de modo distinto. Por motivos que no hacen aquí al caso, estimo que es posible presentar y dilucidar lo que se llaman "grandes temas" y "grandes problemas" siempre que se utilice a tal efecto la óptica adecuada. Discurrir sobre la física no equivale a exponer toda la física; discurrir sobre la idea de substancia no es lo mismo que componer una ponderosa monografía sobre tal idea. Sería disparatado pretender hallar en este Diccionario exposiciones tan de-
talladas del pensamiento de Aristóteles, o análisis tan minuciosos del imperativo categórico como los que figuran en obras especialmente consagradas a estos temas, o hasta a aspectos de ellos. En cambio, puede hallarse en esta obra un modo de presentar, ver, dilucidar y debatir temas y problemas que a veces se echa de menos en estudios y repertorios más especializados. Pues esta obra no se especializa en ningún tema, en ningún problema, en ninguna figura, época, rama o recoveco de la filosofía: se "especializa" en el conjunto de ellos. Debo a varios lectores y críticos preciosas sugestiones y muy útiles informaciones; todas ellas han contribuido a me jorar esta obra. Pero quiero destacar los auxilios recibidos de tres personas. Mi es posa, que me ha prestado incansablemente ayuda en las múltiples tareas de or ganización, ordenación y coordenación que requiere esta vasta empresa. El señor Ezequiel de Olaso, que me ha estado enviando puntualmente noticias filo sóficas de toda especie y que me ha su gerido no pocas mejoras. Y el señor Raúl E. Lagomarsino, que ha tenido a su car go la corrección de pruebas y el ajuste final de la presente edición, y que ha trabajado en ella con la misma perspicacia y tenacidad que mostró en la preparación de las dos ediciones anteriores. Por el volumen de esta edición, la tarea del Sr. Lagomarsino ha sido no sólo pers picaz y tenaz, sino también hercúlea. Creo difícil encontrar mejor "director de edición". J. F. M. Bryn Mawr College, Pennsylvan ia, 1964.
PRÓLOGO A LA CUARTA EDICIÓN El autor no ha ahorrado esfuerzos para ampliar y mejorar esta obra; como con secuencia de ello la presente edición contiene un número considerable de novedades con respecto a la precedente. He aquí las más destacadas. 1. Se han escrito 762 artículos nuevos. 2. Se han reescrito por entero, casi siempre con ampliaciones, 239 artículos. 3. Se han modificado o ampliado substancialmente 189 artículos. 4. Se ha revisado completamente el texto para eliminar en lo posible errores e incluir algunas nuevas informaciones. 5. Se ha corregido y puesto al día la bibliografía. 6. Se ha revisado y ampliado el sis tema de llamadas de conceptos tanto dentro como fuera de los artículos. 7 Se han incluido un Cuadro sinóptico y una Tabla cronológica. Aparte estas novedades, queremos llamar la atención del lector sobre dos puntos que han sido objeto de especial preocupación por parte del autor. El primero se refiere a la organización interna de cada artículo, en particular de los artículos extensos sobre conceptos. Adoptar un procedimiento único —ya sea exposición de acuerdo con el desenvolvimiento histórico, ya sea descom posición en significados según filósofos o tendencias, ya sea análisis sistemático— hubiera tenido como consecuencia la infidelidad frecuente a las peculiaridades de cada concepto. Hemos seguido, pues, el método que nos ha parecido en cada caso más fecundo para aunar la claridad máxima con la mayor cantidad posible de información, si bien con predilección notoria por el análisis de significados siguiendo el curso histórico y terminando por lo común con una pre sentación del estado actual de la cuestión o un estudio sistemático del problema correspondiente. Hemos evitado
en lo posible la atomización en diversas significaciones y hemos preferido subrayar lo que hubiera de común en ellas o bien —cuando la presentación ha sido predominantemente histórica— la continuidad en la evolución del concepto. En los casos en que el artículo resulta extenso, hemos introducido casi siempre subdivisiones que hacen resaltar, ya los diversos períodos históricos, ya las varias disciplinas filosóficas a las cuales puede adscribirse el concepto. El segundo punto afecta a los autores y materias representados en la obra. El número de autores, de todos los países y épocas, ha sido muy ampliado. En cuanto a las materias, se ha seguido poniendo singular empeño en tratar exten samente las cuestiones relativas a historia de la filosofía (con introducción, por vez primera en esta obra, de un número relativamente crecido de conceptos relativos a "filosofía orientar), metafísica, ontología, lógica, teoría del conocimiento y el grupo de las llamadas "filosofías de" — de la religión, de la naturaleza, de la ciencia, de la historia, del lenguaje, de la propia filosofía, etc. Pero mientras disciplinas como la ética y la estética estaban insuficientemente representadas en las otras ediciones, en la edición pre sente han sido debidamente atendidas. La psicología, la sociología y la educación son introducidas en la medida en que pueden ayudar a la comprensión de los problemas filosóficos generales. Y se ha intensificado la introducción de conceptos y problemas que, como los que tocan a las ciencias naturales, ciencias sociales y teología, son susceptibles de despertar el interés no sólo de los filóso fos, sino también del público en general. Larga sería la lista de personas que han hecho al autor valiosas sugestiones sobre diversas partes de la obra; se ha procurado tener en cuenta todas las que encajaban dentro de los marcos que nos
habíamos trazado previamente. Nos limitaremos a mencionar tres nombres: el profesor George L. Kline, de Bryn Mawr College, el profesor Walter Brüning, de la Universidad de Córdoba (Ar gentina) — que han enviado extensas y muy útiles listas de correcciones—, y el señor Raúl E. Lagomarsino, de la Editorial Sudamericana, que ha tenido a su cargo —como ya había ocurrido con la precedente— la edición de esta obra y ha llevado a cabo la corrección final de las pruebas compaginadas. A todos, nuestro más sincero agradecimiento.
Finalmente, agradecemos a Bryn Mawr College el año de licencia sabática otor gada durante el período académico de 1955-1956. En el curso del mismo nos ha sido posible completar nuestro trabajo y terminar en bibliotecas europeas —de España, Italia, Inglaterra, Bélgica, Alemania y muy en particular de Francia— las consultas iniciadas en las de los Estados Unidos. J. F. M. París, agosto de 1956.
PRÓLOGO A LA TERCERA EDICIÓN Un año y medio pasado en los Estados Unidos bajo los auspicios de la Fundación Guggenheim ha permitido al autor reelaborar de tal modo este Diccionario, que prácticamente se trata de una obra nueva. Una buena parte del contenido de la segunda edición ha sido reescrita. Pero, además, el material agre gado ha hecho que el texto actual sea aproximadamente el doble del contenido en la segunda edición, y el triple del que incluía la primera. No creemos necesario señalar cuáles son los puntos donde la reelaboración y las ampliaciones han sido más considerables. De hecho, afectan a la totalidad del volumen y, por lo tanto, a la total dimensión histórica de los conceptos estudiados, aun cuando ciertas partes relativas a la, ló gica actual y a la teoría de la ciencia pueden considerarse como enteramente nuevas y particularmente beneficiadas. La bibliografía ha sido también considerablemente aumentada y puesta al día. En muchos casos la parte bibliográfica no es meramente una indicación de títulos, sino que pretende proporcionar una orientación en el autor o él concepto estudiados, de modo que a veces puede considerarse como parte esencial del correspondiente artículo. Las obras que él autor manejó a su paso por las bibliote-
cas de las Universidades de Columbia, Princeton y Johns Hopkins facilitaron, desde luego, ciertas precisiones que eran necesarias y que habían tenido que permanecer hasta ahora en meros deseos. Pero el autor quiere agradecer también las facilidades encontradas en la Biblioteca Nacional de Chile y en la de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad del mismo país, que le permitieron preparar, desde la aparición de la segunda edición, lo que contiene la tercera. Un Diccionario de Filosofía, aun con todas las limitaciones del presente, no puede componerse en un día ni en un año. Sólo deseamos ahora que el interesado en la filosofía pueda seguir encontrando en él lo único que se ha propuesto ser: un instrumento de trabajo, una herramienta suficiente y precisa. El autor puede preferir la elaboración de su propio pensamiento; no es menos cierto que, en la penuria de libros de trabajo científico que existe todavía en lengua española, no con sidera perdidos sus esfuerzos con vistas a aportar su grano de arena en lo que comienza ya a divisarse como un prometedor montón. J. F. M. Bryn Mawr College, Pennsylvania, 1950.
A A. La letra mayúscula ' es usa- donde 'p' representa un enunciado da en textos filosóficos con varios sig- declarativo. 3. En muchos textos se usa la lenificados. 1. Aristóteles la emplea muchas tra "' como uno de los términos veces (por ejemplo en los Analytica componentes de la fórmula que ex Priora) para representar simbólica presa el llamado principio de idenmente el predicado de una proposi tidad. En la mayor parte de los texción en fórmulas tales como "A B', tos clásicos este principio es expreque se lee es predicado de B', sado mediante la fórmula: A=A (1). Al presentar los silogismos categóri cos, la letra "' forma parte del con Es frecuente (véase IDENTIDAD) interpretar (1) en el sentido de que ' dicional: Si A es predicado de todo B, representa un objeto cualquiera. En que constituye la premisa mayor del este caso (I) equivale a una de las silogismo en modo Barbara (VÉASE) y llamadas notiones communes, !"#$"% que en la literatura lógica posterior se &'#( #!"$", la que enuncia: 'Toda cosa presenta bajo diversas formas, unas es igual a ella misma'. La lógica acen las cuales se expresa la estructura tual expresa (1) mediante las fórcondicional de tal premisa, como en: mulas: Si todo B es A y otras en las cuales (erróneamente) se omite, como en: Todo B es si la identidad se refiere a la ley o A. al principio de identidad presentado 2. Los escolásticos y todos los tra en la lógica sentencial, o mediante tadistas lógicos posteriores han usa la fórmula: do la letra ' (primera vocal del (x)(x = x), término affirmo) para simbolizar la si la identidad se refiere a la ley de proposición universal afirmativa (af- reflexividad presentada en la lógica fimat io u niversalis ), uno de cu de la identidad. Observemos que la yos ejemplos es el conocido enun fórmula (1) es la misma que se usa ciado: en la lógica actual para expresar la Todos los hombres son mortales. ley de identidad en la lógica de las En textos escolásticos se halla con clases, en vista del uso de ' para frecuencia el ejemplo, dado por representar una clase (Cfr. infra, secBoecio: ción 5). Omnis homo iustus est, Y en 4. La letra ' ha sido muy usada multitud de textos lógicos la letra por varios idealistas alemanes, espe' sustituye al esquema 'Todo S es cialmente por Fichte y Schelling, en P', sobre todo cuando se introduce las fórmulas que sirven de base a el llamado cuadro de oposición sus especulaciones sobre la identidad (VÉASE). de sujeto y objeto. Hay que advertir En los textos escolásticos se dice que a veces Fichte usa = A' como de A que asserit universaliter o ge- si fuese un condicional, y lo interneraliter — afirma umversalmente, o preta como 'Si A existe, A existe'. En generalmente. También se usa en cuanto a Schelling, ha usado la letra ellos la letra ' para simbolizar las "' acompañada de otros diversos sig proposiciones modales en modus afir- nos. Mencionamos dos casos. mativo y dictum negativo (v. MO(a) Los signos '+', '-' y ' #' anDALIDAD), es decir, las proposiciones tepuestos o sobrepuestos a la letra. del tipo: Ejemplos dé ello son '-A', que repreEs necesario que p, senta el ser en sí,'+ A', que represen21
ta el ser fuera de sí, y '#$', que representa el ser consigo mismo o, como dice Schelling, el sujeto-objeto o totalidad. Otro ejemplo es la fórmula:
que es, según dicho filósofo, la forma del ser de la absoluta identidad. En tal fórmula '+' se lee 'el predominio del uno sobre el otro' (Darstellung meines Systems der Philoso phie, 1801). (b) Los exponentes agregados a 1 2 3 ', tal como en ', ', ', que representan, en el vocabulario de Schelling, potencias de A. Así, dicho filósofo usa 2fórmulas 3tales como 1 = A ', = A ', = A '. Nos hemos referido a este uso en el artículo POTENCIA. 5. La letra ' se usa en muchos textos lógicos como símbolo de una clase (VÉASE), y constituye enton ces una abreviatura de los llamados abstractos simples. A veces se em plea dicha letra en minúscula, 'a', con el mismo propósito. Junto a ' o 'a' se usan asimismo como sím bol os de clas es 'B' o 'b', 'C' o V . 6. Jan Lukasiewicz usa "' pa ra representar la conectiva V o disyun ción (VÉASE) exclusiva, que nos otros simbolizamos por 'V. ' sé antepone a las fórmulas, de modo que 'p V q' se escribe en la notación de Lukasiewicz p q'. El mismo autor usa a veces 'A' como una de las constantes de la lógica cuantificacional (junto a 'E', 'I', # ' ) . Con la letra ' se forma la función expre sada mediante 'Aab', que se lee 'Todo a es b' o 'b pertenece a todo a'. 7. Jean de la Harpe usa ' como signo de aserción ( VÉASE ). A, AB, AD. Las preposiciones latinas a, ab (= a ante vocal) y ad figuran en numerosas locuciones latinas usadas en la literatura filosófica, principalmente escolástica, en lengua
latina, pero también en otras lenguas; ción ( VÉASE ). En vez de a parte rei algunas de estas locuciones, por lo de- se dice también ex natura rei [distincmás —como a priori, a posteriori, ad tio ex natura rei]. hominem —, son de uso corriente. A perfection (véase infra). A continuación ofrecemos una lista A posteriori (véase A PRIORI ). de algunas de dichas locuciones en A potiori - A digniori - A perfecorden alfabético. En algunos casos tion. La definición de una cosa a potraducimos o parafraseamos la locu- tiori es la que se lleva a cabo teniendo ción o señalamos en qué contexto o en cuenta lo mejor [lo más digno; lo contextos se usa o puede usarse. En perfecto] que haya en la cosa defiotros casos remitimos a los artículos nida. que se han dedicado a locuciones deA priori (VÉASE). terminadas o a los artículos en los A quo - Ad quem. Al hablar del cuales algunas locuciones se han in- movimiento (VÉASE) como movimientroducido o usado. to local, la locución a quo es usada A contrario - A pari. Estas dos lo- para indicar el punto de arran que y cuciones se han usado originariamente la locución ad quem es usada para en el lenguaje jurídico para indicar indicar el punto terminal del movique un argumento usado con respecto miento de un móvil. A quo y ad quem a una determinada especie se aplica pueden referirse asimismo a un razoa otra especie del mismo género. En namiento, en cuyo caso indican resel argumento a contrario se procede pectivamente el punto de partida y el por división; en el argumento a parí fin o la conclusión. se procede por identificación. De la A se ( VÉASE ). esfera jurídica se han trasladado estas A simultaneo (véase Dios; ONTOlocuciones a otras regiones. El razona- LÓGICO [ARGUMENTO] ). miento a contrario ha sido definido Ab absurdo — Ab absurdis. Se usan como el que procede de una oposición estas locuciones para indicar que una hallada en una hipótesis a una oposi- proposición parte de algo absurdo o ción en las consecuencias de esta hi- de cosas absurdas. pótesi s. El razonamiento a pari ha Ab alio (véase A SE ). sido definido como el que pasa de un Ab esse ad posse. En la teoría decaso (o de tipo de caso) a otro. las consecuencias (véase CONSECUENA dicto secundum quid ad dictum CIA ) modales se han usado una serie simpliciter [que corresponde al griego de locuciones por medio de las cuales. $)$% )!% +,- $"- $.+/0-1 ]. Esta se indica si una consecuencia es o no locución se refiere a un razonamiento válida. He aquí algunas: consistente en afirmar que si un Ab esse ad posse valet [tenet] con predicado conviene a un sujeto en sequentia [illatio] y también Ab illa algún respecto o de un modo relativo, de inesse (v.) valet [tenet] illa dele conviene en todos los respectos o de possibili. Se puede concluir de la reaun modo absoluto (si S es P en lidad a la posibilidad, es decir, si X relación con algo, S es siempre y en es real, entonces X es posible. todos los casos %). El razonamiento Ab oportere ad esse valet [tenet] en cuestión es un sofisma (v.) consequentia [illatio]. Se puede conllamado "sofisma por accidente". Para cluir de la necesidad a la realidad, es indicar que este razonamiento no es decir, si X es necesario, entonces X válido se usa la fórmula A dicto es real. secundum quid ad dictum simpliciter Ab oportere ad posse valet [tenet] non valet conse-quentia. consequentia [illatio]. Se puede conA digniori (véase infra). cluir de la necesidad a la posibilidad, A non esse, etc. (véase infra). es decir, si X es necesaria, entonces A pari (véase supra). X es posible. A parte ante - A parte post (véase A non posee ad non esse valet [teA PARTE ANTE). net] consequentia [illatio]. Se puede A parte mentis (véase infra). concluir de la imposibilidad a la no A parte rei ( VÉASE ). En cuanto que realidad, es decir, si X es imposible, a parte rei indica "según la cosa mis- entonces X no es real. ma", a parte mentis indica "según la Pueden formularse otras consecuenmente" o "según el entendimiento" cias modales del tipo anterior, cada (secundum intellectum), A parte rei y una de las cuales corresponde a un a parte mentis son formas de distin- teorema de la lógica modal. 22
Ab universali ad particularem. Esta locución se refiere al razonamiento en el cual se pasa de una proposición universal (como 'todo S es P') a una proposición particular (como 'algunos S son P'). El razonamiento es válido, lo que se expresa mediante la locución Ab universali ad particularem valet [tenet] consequentia [illatio]. También es válido el razonamiento que pasa de una proposición particular a una infinita [indefinida] o una singular; la fórmula completa reza: Ab universali ad particularem, sive infinitam sive singularem valet [tenet] consequentia [illatio]. No es válido, en cambio, el paso de una proposición particular a una universal, lo que se expresa diciendo: A particulari ad imiversalem non valet [tenet] consequentia [illatio]. Ab uno disce omines. A partir de uno se conocen los otros. Esta locución, usada originariamente para referirse a personas (y especialmente a una persona de un grupo, representativa del grupo), puede usarse en forma más amplia para indicar que a partir de un ejemplo pueden conocerse todos los demás ejemplos (cuando menos de la misma clase); que a partir de una entidad pueden conocerse todas las demás entidades (cuando menos de la misma clase). Ab absurdum (véase ABDUCCIÓN). Ad aliquid. Esta locución equivale a 'relativo a', 'relativamente a' y se refiere, pues, al ser relativo, !'(# +2!%1 )" (véase RELACIÓN). Se usa en varias formas, entre las cuales mencionamos las siguientes: Ad aliquid ratione alterius (= secundum aliquid). Lo que tiene relación con algo según otra cosa. Ad aliquid secundum se. Lo que tiene relación con algo según su pro pio s er [= modo de ser, esencial]. Ad aliquid secundum rationem tantum. Lo que tiene relación con algo según la mente o según, el entendimiento. Ad aliquid secundum rem. Lo que tiene relación con algo según la cosa misma. Ad extra - Ad intra. Ad extra se refiere a un movimiento transitivo o trascendente. Ad intra se refiere a un movimiento inmanente (véanse EMA NACIÓN, INMANENCIA, TRASCENDENCIA ). Ad hoc. Una idea, una teoría, un argumento ad hoc son los que valen
solamente para un caso particular, generalmente sin tener en cuenta otros casos posibles. Ad hominem. Un argumento ad hominem es el que es válido, se supone que es válido, o termina por ser válido, sólo para un hombre determinado o también para un grupo determinado de hombres. En vez de la locución ad hominem se emplea a veces la locución ex concessis. Ad humanitatem. Un argumento ad humanitatem es uno que se supone es válido para todos los hombres sin excepción. Tal argumento se considera, pues, como un argumento que va más allá de todo individuo particular y, en calidad de tal, como un argumento ad rem, es decir, según la cosa misma considerada. Ad ignorantiam. Un argumento ad ignorantiam es el que se halla fundado en la ignorancia (supuesta o efectiva) del interlocutor. Ad impossibile (véase ABDUCCIÓN). Ad intra (véase supra). Ab judicium. Según Locke, un argumento ad judicium es un argumento que se justifica por el argumento mismo (por el "juicio") y no es, por tanto, un argumento ad hominem, ad ignorantiam o ad verecundiam. Ad personam. Un argumento ad personam es, en verdad, un argumento contra una persona determinada, fundándose en efectivas o supuestas debilidades de la persona en cuestión. Este argumento tiende a disminuir el prestigio de la persona contra la cual va dirigido. Ad quem (véase supra). Ad rem (véase supra). Ad valorem. Puede llamarse ad valorem a un argumento que se funda en el valor de la cosa o cosas consideradas o defendidas. Ad verecundiam. Un argumento ad verecundiam es el que se funda en la "intimidación" supuestamente ejercida por la autoridad o autoridades a las cuales se recurre con el fin de convencer al interlocutor o interlocutores. A DICTO SECUNDUM QUID AD DICTUM SIMPLICITER. Véase SOFISMA. A FORTIORI. La expresión a fortiori es definida de varios modos. Pueden reducirse a dos. (1) Se dice que un razonamiento es a fortiori cuando contiene ciertos enunciados que se supone refuerzan la verdad de
la proposición que se intenta demostrar, de tal modo que se dice que esta proposición es a fortiori verdadera. El a fortiori representa el tanto más cuanto que con que se expresa gramaticalmente el hecho de que a una parte de lo que se aduce como prueba vie ne a agrega rse la otra part e, sobreabundando en lo afirmado. Con frecuencia se usa este tipo de razonamiento cuando se quiere anular toda objeción posible (y considerada verosímil) contra lo anunciado. Un ejemplo de razonamiento a fortiori en este sentido es: "Lope de Vega es un poeta, tanto más cuanto que en los pasajes de su obra en los que no pretendía expresarse poéticamente empleó un lenguaje predominantemente lírico." (2) Argumento a fortiori se llama también a un razonamiento en el cual se usan adjetivos comparativos tales como "mayor que", "menor que", etc., de tal suerte que se pasa de una proposición a la otra en virtud del carácter transitivo de tales adjetivos. Un ejem plo de argumento a fortiori en este sentido es: "Como Juan es más viejo que Pedro, y Pedro es más viejo que Antonio, Juan es más viejo que Antonio." En la lógica clásica se considera a veces este argumento como una de las formas del silogismo llamado entimema ( VÉASE). Pero como los adjetivos comparativos citados ex presan las más de las veces relaci ones, resulta que el estudio del argumento a fortiori puede ser estudiado dentro de la lógica actual en la teoría de las relaciones (véase RE LACIÓN ). El sentido ( 1 ) es predominante retórico; el sentido (2), declaramente lógico. En este último sentido ha sido examinado por Arthur N. Prior ("Argument a fortiori", Analysis, 9 [194849], 49-50). Prior indica que aunque un argumento como "Todo lo que es mayor que algo mayor que C es mayor que C" es un modo de decir "Los argumentos ' fortiori son válidos", puede efectuarse la reducción requerida sin insertar ninguna premisa y limitándose a reformular las premisas dadas. Aplicada al caso anterior la reformulación da el siguiente resultado: "Todo el tamaño que tiene B, es tamaño que tiene A, y A tiene algo de tamaño que no tiene B; Todo el tamaño que tiene C, es 23
tamaño que tiene B y B tiene algo de tamaño que no tiene C; Por lo tanto, todo el tamaño que tiene C, es tamaño que tiene A, y A tiene algo de tamaño que no tiene C." A PARTE ANTE, A PARTE POST. En la literatura escolástica se distingue entre las expresiones a parte ante y a parte post. Por ejemplo, se dice que el alma ha existido a pane ante (a parte ante perpetua) si su ser es anterior al cuerpo, y que ha existido a parte post (a parte post per petua) si no antecede al cuerpo, antes bien comienza con éste. En am bos casos se supone, empero, que el alma permanece después de la disolución del cuerpo (post dissolutionem a corpore maneat, duret post perpetuo a corpore separata). A PARTE REI. Los escolásticos usan la expresión a parte rei para significar que algo es según la cosa misma, es decir, según la naturaleza de la cosa o, más simplemente, según ella misma. Por ejemplo, se puede preguntar si las cosas naturales son a parte rei o bien si resultan solamente de la operación del entendimiento. Por consiguiente, el ser ' parte rei se opone al ser secundum intellectum. A POSTERIORI. Véase A PRIOBI. A PRIORI. Aunque las expresiones a priori y a posteriori han sido em pleadas abundantemente sólo en la filosofía moderna y, con menor insistencia, en la medieval, el problema a que ellas se refieren fue tratado desde la Antigüedad. Cierto que en ésta la diferencia entre lo que es primero y lo posterior se refería más bien a la natu ral eza misma de la cosa y, por derivación, a la del conocimiento. Pero la cuestión de la forma de conocimiento no quedaba de ninguna manera excluida. Se distinguió, así, entre el conocer por causas y el conocer por efectos, el conocer según la cosa en sí, y el conocer +2!%1 ,.3$-1, quoad nos, para nosotros. Distinciones emparentadas casi siempre con las relativas a la diferencia entre el conocimiento conceptual y el empírico, el independiente y el dependiente, etc. Así pasó el problema a la filosofía medieval, dentro de la cual comenzó a tratarse la distinción entre a priori y a posteriori en un sentido a veces muy parecido al moderno. Las fórmulas mis-
mas solamente fueron empleadas por vez primera por Alberto de Sajonia (Prantl, IV, 78), el cual, siguiendo algunos precedentes ya entonces consagrados, expresaba con ellas dos formas de razonamiento en las que se iba respectivamente del principio a la consecuencia y de ésta al principio. Habría aquí, pues, una significación análoga a la que tenía en la Antigüedad la distinción entre la demostración por la causa y por el efecto, la cual correspondía, por lo demás, al primado ontológico de la causa, en tanto que ésta sea, efectivamente, como la tradición antigua generalmente suponía, lo que es primero por naturaleza. Sin romperse el vínculo con la tradición, antes bien reapareciendo ésta en la medida en que se atacó el problema a fondo, la cuestión del a priori, en el sentido actual, comienza, sin embargo, a plantearse sólo con toda amplitud cuando en la época moderna prima sobre el problema del ser la cuestión del conocimiento. Tal ocurre ya en Descartes. No hay en éste ninguna doctrina formal de lo a priori, pero su noción de "idea innata" ( Med. de prima phil, II; Princ. phil., I, 10) se aproxima a la concepción moderna de "idea a priori". Los motivos ontológicos priman todavía, sin embargo, en la filosofía cartesiana, sobre los epistemológicos; por eso las ideas innatas no son solamente lo primero para nosotros, sino también la expresión de la realidad en cuanto es vista (directa e intuitivamente) en su verdad. Las ideas claras y distintas (véase CLARO) de una cosa son la cosa misma en cuanto que vista o aprehendida mediante una intuición (VÉASE). Locke, en cambio, desarrolla una crítica del innatismo (VÉASE) que puede equi pararse a una crítica de todo elemento a priori en el conocimiento. Mas puede preguntarse si no hay en la noción lockiana de ideas de reflexión elementos que no puedan derivarse directa o indirectamente de las sensaciones. Si la derivación fuera indirecta, todavía lo a priori se hallaría ausente de la epistemología de Locke. Pero si se postulara simplemente que hay derivación indirecta y no fuese posible mostrar cómo se lleva a cabo, ni siquiera en principio, habría algo de aprioridad en las ideas de reflexión, cuando menos en algunas de ellas. Supongamos, sin embar-
go, que no hay aprioridad alguna en este sentido; todavía puede preguntarse si no hay en Locke la noción de ciertas verdades generales distintas de las ideas obtenidas mediante percepción o mediante demostración. Locke habla de estas verdades o ideas generales y declara que son "meras construcciones mentales" (Essay, IV, cap. vii, 9). La cuestión se plantea entonces del siguiente modo: ¿son tales construcciones meras expresiones lingüísticas? Si lo son, entonces no pueden ser llamadas propiamente "ideas". Si no lo son, debe de haber en ellas algo a priori.
Ahora bien, una distinción entre ti pos de conocimiento que lleva a la concepción de un a priori ( acéptese o no como necesario para el conocimiento de lo real) se encuentra por vez primera solamente en Hume y en Leibniz. La distinción propuesta por Hume (Enquiry, sec. II, parte 1) de "todos los objetos de la razón o investigación humana" en relaciones de ideas (Relations of Ideas) y hechos contantes y sonantes (Matters of Fact) equivale a una distinción entre enunciados analíticos y sintéticos respectivamente (véase ANALÍTICO Y SINTÉTICO). Los enunciados analíticos son completamente a priori; no proceden de la experiencia, pero no pueden decir nada sobre la experiencia o sobre "los hechos". Se limitan a constituir la base de razonamientos puramente formales y son descubiertos mediante la "mera operación del pensamiento" (loc. cit.), pudiendo compararse con reglas — reglas de lenguaje. A su vez, Leibniz distingue entre verdades de razón y verdades de hecho (véase artículo correspondiente y las pertinentes citas de Leibniz). Las verdades de razón son eternas, innatas y a priori, a diferencia de las verdades de hecho, que son empíricas, actuales y contingentes. "La razón —escribe Leibniz— es la verdad conocida cuyo enlace con otra verdad menos conocida hace que demos nuestro asentimiento a la última. Pero de modo particular, y por excelencia, se la llama razón si es la causa no solamente de nuestro juicio, sino también de la pro pia verdad, la cual se llama también razón a priori, y la causa en las cosas responde a la razón en las verdades." (Théodicée, IV, xvii, 1). Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que la aprioridad (lo mismo que el carácter inna24
to) de las verdades de razón no significa que éstas se hallen siempre presentes a la mente; las verdades de razón y a priori son, en rigor, aquellas que hay que reconocer como evidentes cuando se presentan, como diría Descartes, a "un espíritu atento". No obstante las fundamentales diferencias que hay entre la filosofía de Hume y la de Leibniz, estos autores coinciden en un punto: en que los enunciados a priori son analíticos y no sintéticos. Pero mientras para Hume ello es consecuencia de su carácter puramente lingüíst ico-formal, para Leibniz es resultado de su preeminencia sobre la experiencia. Distinta de Leibniz y de Hume es la concepción de lo a priori defendida por Kant. Los conceptos y las proposiciones a priori tienen que ser pensados con carácter de necesidad absoluta. Pero no simplemente porque sean todos puramente formales. Si lo fuesen, habría que desistir de formular proposiciones universales y necesarias relativas a la Naturaleza; la universalidad y necesidad de tales proposiciones sería entonces sólo la consecuencia de su carácter analítico. Por otro lado, los conceptos de la razón no pueden aplicarse a la realidad en sí y menos aun servir de ejemplos o paradigmas de esa realidad; toda metafísica basada en puros conceptos de razón trasciende de la experiencia posi ble y es resultado de una pura imaginación racional (por tanto, no sintética). Kant considera que el conocimiento a priori es independiente de la experiencia, a diferencia del conocimiento a posteriori, que tiene su origen en la experiencia (K. r. V. ( 2). La independencia de la experiencia debe entenderse de un modo absoluto, no respecto a tales o cuales partes de la experiencia. Los modos de conocimiento a priori son pufos cuando no hay en ellos ninguna mezcla de elementos empíricos (op. cit., B 3). "Todo cambio tiene una causa" no es para Kant una proposición absolutamente a priori, porque la noción de cambio procede de la experiencia. La independencia de la experiencia no debe entenderse en sentido psicológico, sino epistemológico; el problema de que se ocupa Kant en la Crítica de la razón pura no es el del origen del conocimiento (como en Locke y en Hume), sino el de su validez. Ahora bien, Kant adm ite que pue de haber
juici os sintéticos a priori. Así, lo a priori no es siempre solamente analítico. Si fuese tal, ningún conocimiento relativo a la Naturaleza podría constituirse en ciencia. Ni siquiera el sentido común puede prescindir de modos de conocimiento a priori. Preguntar si hay juicios sintéticos a priori en la matemática y en la ciencia de la Naturaleza (física), equivale a preguntar si estas ciencias son posibles, y cómo lo son. La respuesta de Kant es afirmativa en ambos casos, pero ello se debe a que lo a priori no se refiere a las cosas en sí (véase COSA), sino a las apariencias (véase APARIENCIA). Los elementos a priori condicionan la posibilidad de proposiciones universales y necesarias. En cambio, no hay en la metafísica juicios sintéticos a priori, porque lo a priori no se aplica a los noumena, (véase NOÚ MEN O). Kant trata en la Crítica de la razón pura (donde con más detalle ha ela borado la idea de la apri oridad) de las formas a priori de la intuición ( es paci o y t ie mpo) y de los con cep tos a priori del entendimiento o categorías. Mikel Dufrenne ( Cfr. op. cit. infra, págs. 11 y sigs.) ha indicado que pueden discernirse dos grupos de problemas relativos a la concepción kantiana de lo a priori. Por un lado, problemas relativos a la naturaleza del sujeto en tanto que "portador" de lo a priori. Lo a priori funda la objetividad en tanto que un sujeto constituyente (véase CONSTITUCIÓN Y CONSTITUTIVO) hace posible la experiencia. Pero hay aquí, en rigor, dos elementos: una condición surgida de la naturaleza subjetiva y una condición formal de la experiencia como tal. Si se subraya el primer elemento, se tiende a una concepción psicológica del sujeto trascendental; si el segundo, a una eliminación de todo sujeto como sujeto. Por otro lado, hay problemas relativos a la relación entre el sujeto y el objeto. Esta relación es para Kant trascendental ( VÉASE); no se trata de producción del ente, sino de determinación de la objetividad del objeto (de su cognoscibilidad en tanto que objeto). Pero aquí se puede considerar o que el sujeto trascendental absorbe el objeto en su objetividad de un modo total, de suerte que las condiciones del objeto son equivalentes a las modificaciones del sujeto, o que el objeto absorbe por entero al sujeto.
Parece, en todo caso, que desde el cepción de lo a priori como la defenmomento en que se admite que lo dida por C. I. Lewis. Éste admite a priori tiene su fuente en un sujeto la necesidad de lo a priori (en virtud de conocimiento, es imposible evitar de que no hay conocimiento posible las cuestiones ontológicas que Kant se sin interpretación), y lo proclama proponía justamente evitar hasta ha- independiente de la experiencia, "no ber despejado por entero el camino porque prescriba una forma que la para la metafísica mediante la filoso- experiencia deba cumplir o anticipe fía trascendental. alguna armonía preestablecida de lo La doctrina kantiana fue a un tiempo dado con las categorías de la mente, criticada y elaborada por los idealistas sino precisamente porque no prescribe alemanes postkantianos. Ejemplo de nada al contenido de la experiencia" esta doble actitud es la de Hegel. Por (Mind and the World Order, 1929, un lado, Hegel acepta la concepción de pág. 197). Lo a priori será verdadero lo a priori en tanto que admite sin importar a qué se refiere. Sin (cuando menos al exponer la doctrina embargo, lo a priori anticipa caracteres de Kant) que la universalidad y de lo real (sin lo cual carecería de necesidad deben hallarse a priori, esto toda significación), si bien de lo real es, en la razón (Vorlesungen über die en tanto que "categorial-mente Geschichte der Philosophie. Teil III, interpretado". Esto tiene varias Abs. iii. B; Glöckner, 19: 557). Por consecuencias. Primero, el rechazo de otro lado, Hegel considera que las ex- las concepciones tradicionales —entre presiones a priori y 'sintetizar' usadas ellas, la kantiana— de lo a priori. la consideración del por Kant son vagas y hasta vacías Segundo, conocimiento a priori como un cono(Logik, Buch I, Abs. II, Kap. ii. A. Anm. 1; Glöckner, IV, 250). De mo- cimiento formal. Tercero, y finalmente, do sorprendentemente parecido al el hecho de que tal formalidad no modo como la noción de a priori ha equivalga a una pura vaciedad de las sido elaborada por los fenomenólogos, significaciones. Con lo cual Lewis Hegel estima que también la determi- mantiene, por así decirlo, una posición nación del sentimiento posee elemen- intermedia entre la concepción tos (o "momentos") a priori (loc. puramente formal y la puramente cit.), con lo cual dicho filósofo ex- trascendental. Pues los principios a tiende la noción de aprioridad a lo priori representan verdaderamente principios de orden y criterios de lo que no es solamente intelectual. La cuestión del a priori ha sido real (op. cit., pág. 231); al determinar debatida muchas veces en el pen- las significaciones, la mente forja ese samiento filosófico contemporáneo. tipo de verdad sin el cual no habría Mientras unos lo han seguido admi- ninguna otra verdad posible. Por eso tiendo en un sentido análogo al de el hecho de que los últimos criterios Kant, otros lo han rechazado, ya sea de las leyes de la lógica sean en nombre de la concepción más "pragmáticos" no significa, para el tradicional de lo a priori, ya sea en "pragmatismo conceptualista" de nombre de la proclamada imposibi- Lewis, la sumisión de lo formal a una lidad de concebir ningún conocimien- decisión arbitraria cualquiera, sino el to que no esté dado bajo estas dos resultado del hecho de que la categorial e formas: o como procedente de la clasificación experiencia o como puramente lógico- interpretación de lo real sean forzoanalítico (véase ANALÍTICO). Lo a samente nuestra clasificación y nuestra priori ha significado entonces lo pu- interpretación. ramente vacío y formal, la "lógica La solución de Husserl al probleque llena el mundo", para emplear ma es de carácter muy distinto, pero la expresión de Wittgenstein. Contra- se refiere también a la cuestión de riamente a Kant, se han eliminado de subrayar la aprioridad sin tener que lo ' priori todas las síntesis y todo abandonar la referencia a lo real. En elemento sintético. Esta última con- la fenomenología de Husserl, el cacepción ha asumido diversas formas, rácter de aprioridad no es propio sodesde las más radicales hasta las ate- lamente de las esencias formales, sino nuadas. A las primeras pertenecen la también de las materiales, con lo mayor parte de las corrientes neo- cual queda ampliado el marco de la positi vistas y "analíticas"; dentro de concepción kantiana de lo a priori, las segundas puede incluirse una con- excesivamente vinculada a su signí25
ficación formal. Gracias a esta aprio- of a Priori", The Philosophical Re-vi ew otra realidad (en Dios). Esta última ridad de las esencias materiales es LIII (1944), 464-84. — H. Ne-ri distinción es radical, pues se refiere posible, como Scheler ha realizado Castañeda, "Analytic Propositions, a la raíz del ser y de lo creado. en la esfera de la ética, una síntesis Définitions and the A Priori", Ratio Puede, sin embargo, distinguirde lo umversalmente válido con lo II (1959), 80-101. — Mikel Dufren- se entre el ser a se y el ser ab alio La noti on d'a priori, 1959. — en un sentido menos radical. Así, por concreto y, con ello, un conjunto de ne, Véase la bibliografía en el ciencias basadas en un "apriorismo artículoasimismo ANALÍTICO Y SINTÉTICO. Para ejemplo, se dice que una entidad promaterial". Lo a priori resulta así esen- el ' priori en la teoría física: A. Pap, cede de otra cuando tiene simplecialmente modificado, pero ello no The A Priori in Physical Theory, mente en esta otra su origen (con significa que la aprioridad quede so- 1946. — Sobre el a priori en diferentes frecuencia causal): lux est a sole (la metida desde su principio a la obser- autores y corrientes: M. Guggen-heim, luz procede del sol). La distinción vación de los hechos y a toda com- Die Lehre vom apriorischen Wissen entre a se y ab alio es paralela con probación fáctica. Lo que es a priori in ihrer Bedeutung für die frecuencia a la distinción entre in se se comporta respecto a lo real de una Entwicklung der Ethik und der Er- (VÉASE) e in alio, aun cuando se tiende in der sokratisch-pla- a emplear la primera cuando so hace doble manera: por una parte, es kenntnistheorie tonischen Philosophie, — Nicoindependiente de él en el sentido de lai Hartmann, Das 1885. Problem des referencia al principio del cual que en él se da la esencia de lo real Apriorismus in der platonischen Phi- procede una entidad y la segunda aun en el caso de que éste no apa- losophie, 1936 (Sitzungsber. der cuando se habla del ser de una entirezca como algo efectivo y no pase preuss. Ak. der Wiss. Phil. hist. Kl. dad. Cuando se subraya el motivo de de su mero ser fenómeno a ser "apa- XV [1935]; reimp. en Kleinere Schrif- la procedencia se usan las expresiones riencia"; por otra, está vinculado a ten, II, 1957, págs. 48-85). — Aline a se moveri (que se contrapone a ab él en el sentido de que allí halla Lion, Anamnesis and the A Priori , alio moveri) y a se procedere (que se cumplimiento la experiencia extra-fe- 1935. — L. di Rosa, La sintesi a priori: contrapone a ab alio procedere). Por Tomaso e Kant, 1950. — Bella * . lo demás, el proceder de otra entidad nomenológica. De esta suerte lo ' S. Milmed, Kan and Current Philosophical priori se hace contenido intuitivo —y Issues: Sortie Modem Develop-ments of puede entenderse en dos sentidos: seno imposición del entendimiento so- His Theory of Knowledge, 1961, gún el ser real (secundum esse reale) bre un hipotético caos de lo dado— especialmente Caps. II, III, V y VII. y según el ser intencional (secundum y experiencia — en vez de ser for- — Lothar Eley, Die Krise des Apriori esse intentionale). Para el significado ma impuesta a la experiencia. Toda in der transzendentalen Phä-nomelogie de 'ser intencional', véase INTENCIÓN, identificación de lo a priori con lo E. Husserls, 1962 [Phae-nomenologica, INTENCIONAL, INTENCIONALIDAD. no "empírico" y lo formal —identifi- 10]. — A. Silberstein, Lei bni z Se dice también del ser a se que cación que tiene su paralelo en la no Apriorismus im Verhäl tnis zu seiner posee aseidad (aseitas). Lo mismo menos usual identificación de lo a Metaphysïk, 1904. — A. Sicker, Der que hemos visto para el ser a se, la Apriorismus und die posteriori con lo empírico y lo ma- leibniz-kantische neuere Philosophie, 1900. — G. aseidad puede afirmarse de un modo terial— queda así invalidada. Lo ' Hellström, On Hume's general, como un rasgo de todo ente priori no es el conjunto de formas aprioribegrepp, 1925. — G. Cesca, que procede de sí mismo —y, por generales que modelan una materia La dott rina kantiana dell'a priori, lo tanto, del ente, o de un modo (onno menos general; la relación entre 1885. — Rudolf Eisler, Die Weiter- tológica-formalmente) menos general, lo formal y lo material es meramente bildung der Kantschen Aprioritätsleh- como el constitutivum metaphysicum relativa, pues lo que en un caso re bis zur Gegenwart, 1895. — Ake de un ente determinado, pero único, puede ser materia de una intuición Petzäll, Der Apriorismus Kants und Dios. Algunos autores se inclinan por "Philosophia pigromm", 1933. — lo primero y dan distintas razones puede ser en otro caso forma. La opo- die C. Mazzantini, problema delle vesición absoluta entre lo a priori y lo rita necessarie II e la sintesi a priori di para apoyar su opinión: que la noa posteriori no coincide con una opo- Kant, 1935. ción de referencia es demasiado forsición paralela entre lo formal y lo A SE. En el vocabulario latino de mal y conviene sólo al ente en cuanmaterial y menos aun con una opo- la escolástica es común distinguir en- to ente, que reducir la aseidad a sición paralela entre lo lógico y lo tre la expresión ' se y la expresión Dios lleva al riesgo de absorber en alógico. La posibilidad de una aprio- ab alio. A se significa "por sí", "por Éste todos los demás entes, etc. Otros, ridad material es tan completa, se- sí mismo", "desde sí", "desde sí mis- en cambio, se manifiestan partidarios gún Husserl, que puede decirse que mo", "procedente de sí", "procedente de lo segundo, y alegan en favor de a ella pertenecen la mayor parte de de sí mismo"); ab alio significa su tesis que la aseidad puede prelas aprioridades. dicarse únicamente de aquella reaAdemás de los textos a que se ha "procedente de otro". Por este motivo lidad en la cual la esencia subsiste hecho referencia en el artículo, véanse un ser a se es considerado como un en toda la plenitud del ser, es decir, las siguientes obras. Análisis de la ser independiente, $'(#$24!#. Se dice, que posee todas las perfecciones tanto noción de a priori: Narziss Ach, Ue- así, que Dios es a se (substantia a se) intensivas como extensivas. ber die Erkenntnís a priori, insbeson- —y también per se, ex se —, pues dere in der Arithmetik, 1913. — Ni- tiene su principio (o causa) de existir A SIMULTANEO. Véase Dios, colai Hartmann, "Ueber die Erkennt- en sí mismo. En cambio, una entidad ONTOLÓGICA ( PRUEBA). barkeit des Apriorischen", Logos, V creada se dice que es ab alio, porque AALL (ANATHON) (1897-1943) (1914-15), 290-329; reimp. en Kleinac. en Näseeby (Tromsö, Noruega), nere Schriften, III, 1958, págs. 186- no tiene el principio (o causa) de docente privado en Halle de 1904 a 218. — A. Pap, "The Different Kinds existir en si misma, sino en 26
1908 y profesor en Cristianía (Oslo a partir de 1925) desde 1908, se distinguió primeramente por sus estudios histórico-filosóficos e histórico-religiosos, pasó luego al estudio de la psicología experimental y desembocó, finalmente, en una filosofía de la Naturaleza y en una metafísica. Como el propio Aall puso de manifiesto, su interés por la filosofía se manifestó en dos esferas que juzgaba relacionadas entre sí: la filosofía en su historia, y lo que llamó la filosofía de la existencia, es decir, de la realidad. La primera fue entendida por Aall como un estudio que no comprendía solamente la exposición histórica de los filosofemas, sino su vinculación con la total situación histórica de la cual tales filosofemas habían emergido: no hay motivo, decía Aall, para cortar la relación entre la sofística jónica y la democracia griega, entre el industrialismo moderno y la psicología empírico-experimental. La segunda fue entendida como una filosofía de la Naturaleza desarrollada sobre bases epistemológicas y con intenciones últimamente metafísicas. Esta filosofía de la Naturaleza o filosofía crítica de la existencia tenía por base positiva la investigación psicológica, que Aall condujo sobre todo en el sentido de una psicología de los sentidos y que consistió en una asimilación, crítica y superación del mecanicismo y del energetismo contemporáneos. El reduccionismo de éstos era rechazado por Aall como una inadmisible adhesión al monismo metafísico. Una cierta forma de realidad, ciertamente funcional, pero no simplemente energética, se revelaba, a su entender, entre los coeficientes fisiológicos observables y las manifestaciones psíquicas. Esto constituía la base de la mencionada "crítica de la existencia real", que incluía el análisis psicológico-crítico de las nociones de energía, de tiempo y de movimiento y que desembocaba, finalmente, en una concepción funcional de la unidad del alma y del cuerpo, del espíritu y de la materia, así como en una filosofía de la existencia que, en sus propios términos, debía ser designada como pluralist a y que sostenía que "el propio espíritu y su vida, los propios contenidos empíricos de carácter no mecánico, poseen realidad independiente" (Die Philosophie der Gegen-
wart in Selbstdarstellungen, ed . R. dad o absorberse en la conciencia absoluta del idealismo. Tal principio Schmidt, t. V, 1924, pág. 22). Obras principales: Der Logos. Ge- no debía apoyar ni lo puramente sub schichte seiner Entwicklung in der jetivo ni lo enteramente objetivo, ni griechischen Philosophie und der lo completamente racional ni lo absochristlichen Literatur, I, 1896; II, lutamente irracional. Por otro lado, 1899 (El Logos. Historia de su evo- no debía ser tampoco un compromiso lución en la filosofía griega y en la literatura cristiana). — 'Om San- ecléctico. Abbagnano halló en el consynliget og dens betydning logisk cepto de existencia ( VÉASE) la formu betraktet", Tidskr. f. Mathematik og lación de tal posibilidad. Pues este Naturvindenskab (1897) ("Sobre la concepto replanteaba los datos mis probabili dad y sus condiciones des- mos de la cuestión metafísica al insisde el punto de vista lógico"). — tir en la problematicidad esencial del Macht und Pflicht. Eine Natur- und principio. La problematicidad es en Rechtsphilosophische Untersuchung, tonces lo único que permite el pensa1902 (Poder y Deber. Una investimiento y la vida, es decir, lo que gación de fil osofía de la Naturaleza y filosofía del Derecho). — Ibsen og constituye su propio horizonte. Ahora Ni etzs che, 1906. — Henrik Ib sen bien, esto caracteriza los modos denals Dichter und Denker, 1906 (H. I. tro de los cuales la existencia vive o como poeta y pensador). — Logi k, por los cuales se manifiesta: el esfuer3a ed., 1921. — "Filosofien i Nor- zo (impegno), la decisión (decisione), den", Videnskapsehk, Skr. hist. fil. kl, ,° 1 (1918) ("La filosofía en la elección (scelta) y la fidelidad (fe Noruega"). — Psykologi, 1926. — deltà). La unidad última de estos moSocialpsykologi, 1938. — Además, dos, o la estructura fundamental de la numerosos escritos, publicados en re- existencia, es, por otro lado, lo que vistas, sobre temas de psicología ex- puede permitirle eludir el recaer den perimental, de Historia de la filosofía tro del inmanentismo idealista: la trasy de filosofía de la Naturaleza. Par- cendencia. De ahí la insistencia de ticularmente importantes para su filosofía son los escritos: "Gibt es ir- Abbagnano en el modo particular con gendeine andere Wirklichkeit als die que él defiende la relación o rapporto mechanische?", Zeitschrift für Philo- de la existencia con el ser, a que he so phi e, CLXII (1917) ("¿Hay al- mos aludido en el artículo Existenciaguna otra realidad además de la rea- lismo (VÉASE). Por eso la existencia lidad mecánica?") y "The Problem of es, en Abbagnano, la propia relación Reality", The Journal of Philoso-phy, con el ser, y por eso los actos exisXXII (1925), 533-47 — V. también la tenciales pueden trascender hacia el autoexposición citada arriba. ABANO (PEDRO DE). Véase PE - ser; en suma, "hacia la unidad absoluta del ser". Pues, en última instanDRO DE ABANO. cia, la existencia se constituye trasABBAGNANO (NICOLA) nac. cendiendo hacia la existencia, y se (1901) en Salerno (Italia), profesor reduce a este continuo trascender. desde 1939 en la Universidad de Obras principales: Le sorgenti Turin, representa actualmente el irrazionali del pensiero, 1923. — $ existencialismo (VÉASE) italiano. Sin problema dell'arte, 1925. — Il nuovo embargo, el existencialismo de Ab- idealismo inglese e americano, 1927. bagnano no es un reflejo del existen- — Guglielmo di Ockam, 1931. — La cialismo alemán o francés, sino un re- nozione del tempo in Aristotele, 1933. física nuov a. Fondamenti di sultado del desarrollo interno de su — La una teoría scienza, 1934. — $ propio pensamiento, surgido, por lo principio della della metafísica, 1936. demás, de la propia situación filosó- — Lineamenti di pedagogia,1936. — fica contemporánea. Abbagnano re- La struttura dell' esistenza,1939 (trad. chazaba ya en su primer libro no esp.: La estructura de la existencia, sólo las concepciones "clásicas" de la 1958). — B. Telesio (I. Telesio. II. verdad, sino también las que, como Telesio e la filosofía del Rinascimenlas intuicionistas, modernistas o pu- to), 1941. — Introduzione all'esis1942, 2a éd., 1947 (trad. ramente historicistas, sólo podían ser tenzialismo, esp.: Introducción al existencialismo, parcialmente satisfactorias. Desde un 1955). — Filosofía, Religione, Scien principi o se trataba, pues, de encon- za, 1947 (trad. esp.: Filosofía, reli trar algún elemento capaz de repre- gión y ciencia, 1961). — Existenziasentar un principio metafísico en el lismo positivo, 1948 ( trad. esp. : Exis cual las demás realidades fuesen da- tencialismo positivo, 1953). — Storia das sin reducirse a la pura racionali- della filosofía, 3 vols. (I, 1, 1949; II,
1 y 2, 1949); III, 1953), reed. en 3
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viada para las pruebas ad absurdum tido más próximo a las expresio y ad impossibile. En los artículos nes 'reducción al absurdo' y 'resobre los términos 'absurdo' y 're- ducción a lo imposible', si bien afirducción' hemos hecho ya referencia mando que la prueba indirecta en a estas significaciones. Nos limita- que consistiría últimamente la abremos ahora al sentido que tiene ducción clásica puede convertirse — Dizionario di Filosofía, 1961 ( trad. $'+$505, cuando se traduce por 'ab- fácilmente en una prueba directa, esp.: Diccionario de Filosofía, 1963). ducción'. En este caso se trata de y negando al mismo tiempo la legi — Véase autoexposición de su filoso un silogismo cuya premisa mayor es timidad de confundir bajo la especie fía titulada "Metafísica ed esistenza" cierta y cuya premisa menor es pro- común de la apagogé o reducción al en M. F. Sciacca, Filosofi italiani bable. O, como dice Aristóteles, "hay absurdo dos formas distintas. Tratacontemporanei, 1944, págs. 9-25. — abducción cuando es cierto que el mos, por consiguiente, esta signifiVéase también V. Fatone, La exis tencia humana y sus filósofos, 1953, primer término conviene al medio, cación que Peirce da al término cap. X. — G. Giannini, L'esistenzia- siendo incierto, en cambio, que el 'abducción' en el artículo sobre la lismo positivo di % . '., 1956. — Ma término medio convenga al último, reducción (VÉASE). ría Angela Simona, La notion de li aun cuando esta relación sea tan ABELARDO (PEDRO) o Abailard berté dans l'existentialisme positif de probable o inclusive más probable (1079-1142), llamado Peripateticus % . '., 1962 [Studia Friburgensia, N. que la conclusión" (An Pr., II, 25, palatinus, nació en Le Pallet, en el S., 32]. 69 a 20-23). También hay abducción condado de Nantes, y estudió en París ABDERA (ESCUELA DE). A "cuando los términos intermediarios bajo el magisterio de Guillermo de menudo se encuentra en las historias entre el último y el medio son po- Champeaux, cuyas doctrinas combatió de la filosofía griega la expresión 'Es- cos". En otras palabras, hay, según violentamente. Con el fin de enseñar cuela de Abdera'. Designa el llamado Aristóteles, dos modos de la abduc- sus propias doctrinas, Abelardo fundó atomismo de algunos de los filóso- ción, es decir, dos modos de silo- una escuela en Melun, escuela que sos presocráticos (Leucipo, Demó- gismo que no proporcionan sino un luego trasladó a Corbeil. Poco tiempo crito). El nombre procede del lugar conocimiento probable: en el prime- después, no obstante, regresó a París de nacimiento de Demócrito: Abdera, ro, la premisa mayor es evidente y para estudiar de nuevo con Guillermo una colonia jónica de Tracia (donde la menor incierta o sólo probable, de Champeaux. Renovada su había nacido también Protágoras). y justamente de igual grado de pro- oposición al maestro, se allegó Por este motivo Demócrito es llamado babilidad que la conclusión; en el muchos discípulos. Lo mismo le ocuasimismo el abderita. Tanto este nom- segundo, la premisa menor es proen Laon, adonde fue para estu bre como la expresión que designa bada mediante un número de térmi- rrió diar con Anselmo de Laon. Después la escuela pueden considerarse, sin nos medios menor que el de la con- de ello pasó a París y abrió escuela embargo, sólo como recursos mnemo- clusión. Si suponemos, con Aristóte- en la montaña de Santa Genoveva, técnicos. En efecto, en la época de les, que A significa "que puede ser alcanzando resonantes éxitos. La torlos atomistas la actividad filosófica enseñada", B, "ciencia" y C, "vir- mentosa vida de Abelardo no termigriega estaba centrada en Atenas, y el tud", resultará que la ciencia puede nó, sin embargo, con sus incesantes período durante el cual floreció la ser enseñada, en tanto que es incierto polémicas y sus discutidos libros; sus Escuela de Abdera es el llamado pe- que la virtud sea una ciencia. "Si, célebres amores con Eloísa, su entrada ríodo ático. Por lo demás, Demócrito pues —dice Aristóteles— la proposi- en religión, su vida de magister viajó mucho por diversos países del ción BC es tan probable o más proba- errante, las acusaciones de San BerCercano Oriente y hasta se dice que ble que AC, hay abducción; estamos, nardo y la condenación de varias de tuvo contacto con los hindúes. Final- en efecto, más cercanos al conocimien- sus tesis en los concilios de Soissons mente, Leucipo, uno de los miembros to por el hecho de haber agregado a (1121) y de Sens (1140) contribuyede la Escuela, no nació en Abdera, la conclusión AC la proposición BC, ron a formar la imagen de un Abesino en Mileto, y parece haber sido pues antes no poseíamos de ello lardo inquieto que no por azar se ha discípulo de Parménides. Esto hace ningún saber" (op. cit., 69 a 25-30). convertido en tema de inspiración rosospechar que hay relación entre los Y habrá también abducción si supo- mántica. eleatas y la Escuela de Abdera, rela- nemos que los términos intermedios Se ha sostenido a veces que Abeción que se confirma cuando adverti- entre ) y C son poco numerosos. lardo fue el fundador del método esmos que cada uno de los átomos de "Admitamos, por ejemplo, que D colástico. Aunque esta opinión es disDemócrito (véase ATOMISMO) parece signifique 'ser cuadrado', E 'figura cutible, parece de todos modos haber sido concebido por analogía rectilínea' y F, 'círculo'. Si entre E que dio con sucierto obra Sic et Non una con la esfera de Parménides. y F hubiese sólo un término inter- amplia difusión al método basado en Para bibliografía, véanse FILOSO- medio (p. ej., si mediante el auxilio la contraposición de las autoridades FÍA GRIEGA y PRESOCRÁTICOS. de lúnulas el círculo se igualara a patrísticas con vistas a su armonía y ABDUCCIÓN. El término una figura rectilínea), estaríamos más conciliación dentro de los dogmas $'+$505,( se traduce de varios cerca del saber" (loc. cit.). y también con vistas a la fundamenmodos. Por un lado, significa Para Ch. S. Peirce (VÉASE), el tér- tación racional de éstos. Por lo tanreducción. En tal caso la apagogé es o mino 'abducción' designa uno de los to, el llamado racionalismo teológico la reducción de las figuras del tipos de la inferencia. Por lo tanto, de Abelardo —que ha inducido a alsilogismo (VÉASE) a la primera Peirce utiliza dicho vocablo en sen- gunos historiadores, con evidente exafigura, o la expresión abrevols., 1953-54) (trad. esp.: Historia de la filosofía, 2 vols., 1955-56). — Storia del pensiero scientifico, 1951 y sigs. — Possibilita e liberta, 1956 (trad. esp.: Filosofía de lo posible, 1957). — Problemi di sociologia,1959 (colección de artículos [1951-1958]).
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geración, a considerarlo como un de Champeaux a una atenuación de ma extema de la remisión del pecado "ilustrado" avant la lettre — no es más su posición en el sentido del realis- por la íntima vivencia del arrepenque una igual oposición a los teólo- mo de la indiferencia ( VÉASE). Pero timiento. Por otro lado, parecía con gos que se negaban a aplicar la dia- una vez establecido esto es preciso ello destacar únicamente la importanléctica ( VÉASE) a las cosas divinas y ver lo que positivamente enseñaba cia de la conciencia moral, pero no a los que la convertían en la única Abelardo acerca de los universales. intentar suprimir la autoridad deleciencia de la divinidad. Pero si Abe- Su posición puede esquematizarse del gada de Dios. Cierto que la distinlardo no fue un fundador, fue sin siguiente modo: el universal es un ción entre el delito y el pecado alude duda un gran incitador, de suerte que nombre, un nomen, y el nombre es a la concepción de la intención como su influencia debió de ser mayor to- una vox significativa. Se trata en- fundamento de la bondad o de la davía de lo que permiten sospechar tonces de aclarar el sentido de la sig- maldad. Mas esta bondad o maldad las huellas dejadas en la posterior es- nificación y de examinar su rela- no son nunca completamente subjeticolástica. Sus puntos de vista son muy ción con lo significado. Para con- vas. Menos aun pretendía Abelardo diversos, pero de ellos nos interesan seguirlo Abelardo dedicó considerable suprimir el efectivo castigo del de primordialment e dos: uno se refiere esfuerzo al análisis lógico de la lito, pues si bien el filósofo escribió a la doctrina de los universales; el predicación. Por lo pronto, advirtió en el Capítulo V de su Ética que "el que predicar algo de una multiplici- acto del delito no es un pecado en otro, a la ética. En lo que toca a la primera doc- dad es una función que ejercen los sí mismo", advirtió acto seguido que trina, Abelardo se opuso tenazmente vocablos, los cuales convienen con en el orden humano la imposibilidad al realismo ( VÉASE), tal como era de- varias entidades. Con ello se introdujo de hacer lo que Dios hace —sondear fendido por Guillermo de Cham- un nuevo concepto: el de "con- la verdad en el corazón— impone juz péame, pero no se opuso menos al veniencia". Es un concepto difícil gar la maldad según el acto y no nominalismo (v.), por lo menos tal de precisar. Pues esta convenien- según el espíritu con que es ejecutacomo había sido defendido por Ros- cia parece muy próxima al status me- do. Así, la radicación de la bondad celino de Compiègne. Esto ha llevado diante el cual los realistas muy mode- o de la maldad en la intención es a algunos autores a la conclusión de rados designaban el "encuentro" en más bien un límite extremo que una que la posición de Abelardo fue una varios individuos de un carácter co- propiedad efectiva del acto; no sola preparación para la tesis del realismo mún. En vista de estas dificultades, mente debe ser llenada la intención moderado, ulteriormente fundamenta- no es sorprendente que Abelardo de- en cada caso con un contenido que do por San Alberto el Grande y Santo jara a veces su posición en un estado la haga real, sino que la realidad de Tomás de Aquino. Esta opinión es mucho menos preciso del que supo- este contenido debe, además, coinciconsiderada hoy como excesivamente nen algunos historiadores de la filo- dir con la ley divina. También aquí, simplista. No es sorprendente, pues, sofía. De hecho, lo único que puede Eues, la posición de Abelardo es oscique haya habido entre los historia- afirmarse con relativa seguridad es lante; ello enriquece, ciertamente, su dores de la filosofía medieval un vivo que Abelardo fue un realista contra pensamiento, pero hace imposible exdebate acerca de cuál era la "verda- Roscelino y un nominalista contra ponerlo de un modo simplificado. Entre los escritos de Abelardo hay dera posición" de Abelardo en el pro- Guillermo de Champeaux, pero no blema que nos ocupa. Dos interpre- todavía un realista moderado. Cierto que notar, además de su autobiografía taciones se han enfrentado: la de que Abelardo declara en la lógica Historia calamitatum, el De unitate et divina (escrito en 1120, quienes han sostenido que Abelardo llamada Ingredientibus que "géneros trinitate condenado en 1121), el ya menciofue un conceptualista y que interpretó y especies significan realmente cosas nado Sic et Non (1122), llamado los universales como "concepciones que existen verdaderamente". Pero la asimismo Compilatio sententiarum o del espíritu", y la de quienes han significación de 'existir verdadera- Sententiae ex divinis scripturis col declarado que, no obstante su crítica mente' no queda con ello más clara. lectae; la Theologia christiana ( 1123 de Roscelino, se mantuvo en el fondo Diremos, pues, que la solución de o 1124), la Theologia (cuya primera dentro de la misma corriente nomina- Abelardo parecía tender a una vaci- part e, conser vada, es la Introductio theologiam) para la cual las felista que se desarrolló desde el citado lación entre la realidad del "encuen- ad chas de 1125 a 1136 ó 1138. filósofo hasta Guillermo de Occam. tro" de lo común en los individuos, La Etvan hica o Scite te ipsum es de Para terciar en este debate conviene y la concepción del universal como fecha incierta, aunque posterior a ver lo que Abelardo pensaba acerca una intelección de la mente. Este úl- 1125. El Dialogus inter Judaeum, de los universales al hilo de la doble timo aspecto fue subrayado por Abe- Philosophum et Christianum fue escritica de Roscelino y Guillermo de lardo sobre todo cuando quiso opo- crito al final de su vida. — Las obras Champeaux. Ahora bien, es claro que nerse a la concepción de los univer- lógicas principales de Abelardo son: parvulorum [glosas a para Abelardo los universales no eran sales como "cosas" o "naturalezas". Introductiones Aristóteles, a Porfirio y a Boecio]; —como para Roscelino— meras vo- Pero no es posible reducir a ella toda Logica ingredientibus [glosas a Porces, ya que éstas eran concebidas la doctrina sobre los universales de firio]; Logica nostrorum petitioni [glocomo realidades mentales. Pero tam- Abelardo si no queremos simplificar sas a Porfirio]; Dialectica. Esta última comprende cinco tratados: I [an poco eran —como para San Anselmo su posición de un modo excesivo. o más aun para Guillermo de ChamEn cuanto a la ética, advertiremos tepredicamentos, predicamentos ( ca peaux— cosas, res. En su crítica de que se manifiestan en Abelardo aná- tegorías), postpredicamentos]; II [sicategóricos]; III [tópicos]; esta última posición Abelardo pareció logas vacilaciones. Por un lado, Abe- logismos IV [silogismos hipotéticos]; V [diviinclusive haber llevado a Guillermo lardo parecía intentar sustituir la for29
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sión y definición], — Ediciones de ideas, 1960, págs. 157-72). — E. Gil- es modelo de todo conocimiento, de Abelardo: Petri Abelardi Opera, Pa- son, Heloï se et Abélard, 1938. modo que el conocimiento de cualrisiis, 1616, por Ambroise, muy inABENALARIF (Abu-l-'Abbas quier cosa es, en último término, una completa; Ouvrages inédits d'Abé- Ahmad bn Muhammad bn Musa bn aproximación mayor o menor al conolard, por Victor Cousin, Paris, 1836; Ibn 'Ata' Allah Ibn Al-'Arif) (1088cimiento de Dios y al conocimiento refundición y ampliación de esta edición por el mismo Cousin: I, 1849; 1141) nació en Almería. Se formó en que posee Dios. Abenalsid desarrolló II, 1859, con un estudio sobre Abe- el sufismo con varios maestros que, la doctrina de la creación a base de lardo reproducido en Fragments phi- según Asín Palacios, procedían de la emanaciones, y la doctrina del alma losophiques, II, págs. 1-217. Edición escuela masarrí (véase ABENMASA- humana a base de los grados del code Migne PL., CLXXVIII. Algunos RRA ). Las tendencias de Abenalarif nocimiento. textos más completos y otros hasta eran una combinación de metafísica El citado Kitab al-hada' iq entonces desconocidos han sido masarrí y mística neoplatónica. Según (Libro cercos) ha sido publicados posteriormente; conviene Abenalarif, no hay comparación ni publicadodey los traducido por Miguel mencionar a este efecto, la publica- analogía posible entre Dios y las co- Asín Palacios en Al-Andalús, V ción por Geyer de la lógica llamada sas y, por tanto, entre Dios y el hom- (1940), 45-154, reimp. en Obras Ingredientibus y de la lógica Nostrode Asín, tomos II y III rum sociorum petitioni (Cfr. Die phi- bre. Dios es todo y las cosas son nada; escogidas, (1948), págs. Además de losophischen Schriften Peter Abelards, sin embargo, el hombre puede, me- dicha obra se485-562. deben a I, 1919; II, 1921; III, 1923; IV, 1933 diante desprendimiento de cuanto es entre sus libros de carácter Abenalsid, y [Beiträge zur Geschichte der Philo- y le pertenece, ascender, a través de teológico: Kitab al-iqtidabfilosófico fi sarh sophie des Mittelalters, XXI] y sigs.); una serie de "moradas", hasta la adab al-kuttab (Libro de la la publicación de la Dialectica, a base unión mística con Dios, que es unión improvisación), ed. Beirut, 1901. — del MS. Lat. 14.614 de la Bi- de todo y nada. En el acto de la al-insaf fi al-tanbib 'ala al bliothèq ue Nati onal e, de París, por unión del hombre —o, mejor dicho, Kitab asbab al-muyiba li-ijtilaf al-umma L. M. de Rijk, 1956 (WiJsgertge Teks- del "sabio" y del "iniciado"— con (Libro del aviso ecuánime acerca de las ten en Studies, 1) [la sección sobre causas que engendran las los predicamentos, Parte I, falta en Dios desaparece todo rastro de mate- discrepancias de opinión en el Islam), este MS.]; la ed. por L. Minio-Palue- rialidad y hasta todo rastro de reali- ed. El Cairo, 1901. — Kitab al-mallo de textos lógicos inéditos: Abae- dad que no sea la pura realidad de sa'il (Libro de las Cuestiones), ed. en lardiana Inédita (I. Super Perierme- Dios en cuanto místicamente contem- parte por Asín, Al-Andalús, III (1935), nias XII-XIV; 2. Sententiae secundum plado. Abenalarif ejerció gran in— Véase Miguel Cruz Her M. Petrum), en Twelfth Century Lo- fluencia, formándose una "escuela ala- 345-89. nández, Historia de la filosofía espa gic. Texts and Studies, II, 1958. — rifiana". ñola. Filosofía hispano-musulmana, toEd. crítica de Historia calamitatum, De las obras de Abenalarif se conmo I (1957), págs. 307-22. por J. Monfrin (Paris, 1960). Se anun- serva sólo el Mahasin al-Mayalis; véase ABENARABI (Abu Bakr Muhamcia ed. de la Ethica, por L. M. de Miguel Asín Palacios, "El místico mad bn li Ibn 'Arabi) (1164-1240) Rijk (en Wijsgerige Teksten en Stu- Abu-l-'Abbas Ibn al-'Arif de Almería nació en Murcia y se trasladó muy dies. — Véase ta mbié n la Summa y su "Mahâsin al-mayalis", en Obras boni, por vez primera editada en su escogidas, 1946, págs. 219 y sigs. — joven a Sevilla, viajando luego por el integridad por Heinrich Ostlender Véase también Miguel Cruz Hernán- África del Norte y el Próximo Orien(1939). — Ch. de Rémusat, Abélard, dez, Historia de la filosofía española. te; sus últimas residencias fueron Bag sa vie, sa philosophie et sa théologie, Filosofía hispano-musulmana, tomo I dad y Damasco, en cuya última ciu2 vols., 1845. — E. Vacandard, P. A. (1957), págs. dad falleció. Aunque Abenarabi tuvo 301-306. et sa lutte avec Saint Bernard, sa docABENALSID (Ibn al-Sid) (1052- conocimiento de Aristóteles, de Alfatrine, sa méthode, 1881. — A. Hjelml, y de Averroes, su pensamiento se Den helige Bernhard och Abaelard, 1127) nació en Badajoz y se trasladó rabi orientó en la línea del neoplatonismo, 1898. — J. Schiller, Abaelards Ethik sucesivamente a Albarracín, Toledo, con influencias de Abenhazam y soim Vergleich zur Ethik seiner Zeit, Zaragoza y Valencia, donde falleció. bre todo de Abenalarif ( VÉASE). Si1906. — F. Schreiter, Petrus Abae- Su pensamiento filosófico, expresado y lards Anschauungen über das Ver- sistematizado sobre todo en el Kitab guiendo esta línea, Abenarabi destacó hältnis von Glauben und Wissen, al-hada' iq (Libro de los cercos), es el carácter puro y absoluto de Dios como unidad suprema y negó la po1912. — P. Laserre, Un conflit reli gieux au XIIe siècle, 1930 (trad. esp.: una combinación de ideas neoplatóni- sibilidad de toda analogía entre Dios Abelardo contra San Bernardo, 1942). cas y neopitagóricas, con predominio y lo creado. Ello impide el conoci — C. Ottaviano, Pietro Abelardo, la de estas últimas. Abenalsid admite la miento de Dios, pero no la posibilivita, le opère, il pensiero, 1930. — doctrina de la absoluta unidad del dad de una "ascensión mística". AbeJ. G. Sickes, Peter Abaelard, 1932. Ser Supremo y la doctrina de los gra- narabi dividió todo ser en tres: el ser — F. Hommel, Nosce te ipsum. Die dos de realidad paralelos a los grados absoluto; el no ser absoluto o nada, y Ethik des Peter Abaelard, 1947. — de perfección. A diferencia de auto- el ser intermediario, que se halla enRev. A. J. Luddy, The Case of Peter Abélard, 1948. — Sobre Abelardo y res que, como Abenmasarra y el coe- tre el ser absoluto y el no ser absoluto. Eloísa: G. Moore, Heloïse et Abe- táneo de Abenalasid, Abenalarif Este último ser es el reino de la posilard, 2 vols., 1921. — J. Huizinga, ( VÉANSE), tendían a purificar la idea bilidad de ser, situado más acá de la "Abaelard", Handelingen en levens- del Ser Supremo hasta el punto de existencia y de la no existencia. Como berichten van de Maatschappij der que distinguían entre este Ser y su en el neoplatonismo, Abenarabi explica Nederlandsche Letterkunde te Leiden ciencia, Abenalsid destaca el carácter los seres creados por medio de una (1934-1935), págs. 66-82 (trad. esp. en de inteligencia pura de Dios, el cual procesión jerárquica de géneros y esel volumen del autor: Hombres e pecies a partir del ser necesario. Im 7 6
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portante portante es en el pensamiento pensamiento de Abe- ramente a sus estudios, especialmente narabi la doctrina del amor, el cual de teología y Derecho, y se retiró a se articula en una serie de grados que Huelva, donde falleció. Abenhazam es conocido hoy sobre van desde la mera simpatía o inclinatodo por su obra Tawq al-Hamama ción hasta el puro amor a la persona (El Collar de la Paloma) en el que en cuanto persona independientemente de las circunstancias. La producción discurre ampliamente sobre la naturade lo creado mediante procesión es leza y formas del amor, el cual es consecuencia del Amor divino su- concebido como atracción sentida por perabundante. perabu ndante. Debe observarse observars e que almas afines, o partes de almas afines, los grados del amor de que habla y en el cual se descubren diversos Abenarabi no son simplemente grados grados, siendo el supremo de éstos el de amor "material" a amor "espiri- del amor como "fusión". Junto a los tual"; en el amor "material" puede grados del amor Abenhazam describe manifestarse algo puramente espiri- sus diferentes intensidades y sus varias causas, en particular la causa tual. principal: la belleza, la cual ofrece ofrece Abenarabi fue un autor muy fecunasimismo diversas formas y grados. do y se le atribuyen más de 400 obras filosóficas, teológicas, místicas, Américo Castro, que ha examinado lo ascéticas, poéticas, etc. Importantes que ha llamado "la proximidad forespecialmente son: Kitab al-Futuha al-Futuhat t mal" entre El Collar Colla r de la Paloma Palo ma y (Libro de las Revelaciones de la Me- el Libro Libr o de Buen Amor, Amo r, del Arcica), ed. 1876 (trad. en parte por Mi- preste de Hita, ha destacado el carácguel Asín Palacios en El Islam Cris- ter "personal" de la idea del amor en tianizado [1931], págs. 450-518). — Abenhazam: "Ibn Hazm habla de Kitab Sarh futsus al-hikam al-hikam (Libro (Libro comentario a las perlas de la sabiduría), unas vidas, la suya y las de otros, ed. en 1891. — Kitab mawaqi' al- inmersas en el amor" (op. cit. en bi bliogr afía, pág. 414). 4 14). nuyum (Libro del descenso de los as- bliografía, tros), ed. 1907 (trad. en parte por Pero el pensamiento de AbenhaAsín Palacios en op. cit., págs. 378- zam no se reduce a su doctrina del 432). — Kitab al-tadbirat al-tadbirat al-Ilahiyya al-Ilahiyya amor y sus formas; Abenhazam escri(Libro de la Política divina), ed. bió numerosas numerosas obras filosóficas en las 1919 (trad. en parte por Asín Pala- que trató de temas tales como la clacios, op. cit., págs. 353-70). — Kitab sificación de los saberes, la naturaleza tuhfat al-safara (Libro del regalo del viaje místico), ed. 1882 (trad. en par- del conocimiento, el conocimiento de te por Asín Palacios, op. cit., págs. Dios, la cuestión de las relaciones en277-329). — Risalat al-anwar (Epís- tre fe y razón, el problema de la substola de las luces), ed. 1914 (trad. en tancia, de la esencia y la existencia, parte por Asín Palacios, Palacios, op. cit., págs. págs. el alma, las virtudes, etc. En su clasi433-49). — Risal — Risalat at al-Amr al-muhkam al-muhkam ficación de los saberes Abenhazam in(Epístola del precepto taxativo), ed. dica que hay tres tipos de saberes 1897 (trad. en parte por Asín Pala- poseídos por el hombre: saberes procios, op. cit., págs. 300-51). — Kitab pios de un pueblo (como teología, Dajá'ir al-a'laq (Libro del tesoro de los amantes), ed. 1904. — Al-Diwan Al-Diwan historia); saberes universales (como al-akbar (El gran diwan). — Véase Véase matemática, medicina, filosofía) y saretórica). Miguel Asín Palacios, op. cit., págs. págs. beres mixtos (como poética, retórica). citadas y especialmente sobre la vida Siguiendo en gran parte a Aristóteles, y el pensamiento de Abenarabi, págs. Abenhazam estudia el proceso del co96-173. — Véase también Miguel nocimiento como conocimiento sensiCruz Hernández, Filosofía Filosofía español española. a. ble que lleva a la discriminación di scriminación entre Filosofí Filosofíaa hispan hispano-m o-musu usulma lmana, na, tomo I lo verdadero y lo falso y, al final, a (1957), págs. 267-94. un sentido distinto de los otros cinco, ABENHAZAM (Abu Muhammad el sentido sexto o común, que apreAli bn Ahmad bn Sa 'id Ibn Hazm) hende los principios primeros por me(994-1063) nació en Córdoba y vivió dio de los cuales se llevan a cabo las en esta ciudad gran parte de su vida, demostraciones. Según Abenhazam, el sufriendo diversas vicisitudes políticas conocimiento de las cosas y el de los que lo llevaron a la cárcel, a un breve principios de la demostración demostración no es destierro en Aznalcazar, de nuevo a contrario a las verdades de la fe ni la cárcel y a un refugio en Játiva, y tampoco completamente independient i ndependientee de nuevo a la cárcel. Abandonada la de dichas verdades. El conocimiento actividad política, se consagró ente- de las cosas y de los principios de 31
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la demostración no basta para alcanzar las verdades de fe, pues éstas no se derivan de aquél; sin embargo, sólo el conocimiento profundo de la "filosofía" puede hacer acordar ésta con los principios de la "teología". Estos principios son racionales y nos muestran justamente la diferencia entre la realidad eterna y necesaria de Dios y la realidad temporal y contingente de las cosas. Ello no quiere decir que la razón pueda penetrar en la esencia divina; la revelación es necesaria y no sólo en las verdades de fe, sino tam bién de algún modo en las demás verdades, fundadas en lo que ha transmitido la revelación. Abenhazam elaboró con detalle la teología natural, tratando de la naturaleza de Dios y de las pruebas de su existencia a base de un análisis de las diversas opiniones relativas al asunto para concluir con "la verdadera sentencia" y las pruebas de ella de un modo parecido al tradicional escolástico y en particular al de Santo Tomás. Al efecto Abenhazam hace uso de conceptos básicos filosóficos como el de substancia, atributo, ser necesario, ser posible, ser imposible, etc. Dentro de su teología natural Abenzaham trató asimismo con gran detalle las cuestiones capitales de la li bertad humana y la predestinación, oponiéndose por igual al fatalismo completo y al completo "indeterminismo" y abogando en favor de la idea de que el hombre necesita la gracia divina —una gracia suficiente y una gracia eficaz— para inclinarlo al bien, pero que esta gracia no es completamente "irresistible". En la debatida cuestión de la relación entre esencia y existencia, Abenhazam defiende la distinción real entre ellas en las cosas creadas o, por lo menos, la idea de que en tales cosas la existencia es extrínseca a la esencia; en cambio, en Dios son idénticas la existencia y la esencia. Ello no significa que la doctrina de Abenhazam al respecto sea igual a la tomista, entre otras razones porque no tienen en ella exactamente el mismo sentido los términos empleados: (mahiyya, "esencia"; anniyya, "existencia"). Sin embargo, es característico de Abenhazam en esta y otras cuestiones filosóficas capitales una actitud "moderada". Trad. y comentario del Tawk al-
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Hamama, por Hamama, por Eduardo García Gómez: El Collar Collar de la Paloma, Paloma, 1952. — Entre los otros escritos de interés fi-losófico de Abenhazam destacamos: Kitab fi Maratib al-'Ulum (Libro sobre la clasificación de las ciencias). — Kitab — Kitab al-taqrib li -hudud al-Kalam al- Kalam (Libro para facilitar la comprensión del razonamiento). Kitab al-ajlaq wa-l sir (Libro de los caracteres caracter es y la con ducta) (trad. esp. por Miguel Asín ab al-ihkam al-i hkam fi fi Palacios, 1916). — Kit — Kitab usul al-ahkam (Libro de los pri nci pios de los fundamentos jurídicos). —· jurídicos). —· Kitab al-fisal (Libro de las soluciones divinas) (trad. esp. por Asín Palacios en Abenh en Abenhazam, azam, véase infra). — infra). — Fasl fï Ma ' rufat ruf at al- nafs bi gay gayri ri-ha -ha wa yahal-ha yahal-h a bi-datiha bi-da tiha (Artículo (Artí culo sobre so bre el conocimiento que tiene el alma de las cosas diferentes de ella y de la igno rancia que tiene de sí misma). Fundamental para Abenhazam es Miguel Asín Palacios, Abenhazam Abenhazam de Córdoba y su historia crítica de las ideas religiosas, 5 vols., 1927-1932. — Véase también I. Pellat, "Ibn Hazm, bibliographe et apologiste", Al Andal An dal ús, XIX (1954), 53-102. — R. Arnaldez, Grammaire et théologie chez Ibn Hazm de Cordoue. Essai sur la str ucture uct ure et l es cond c onditi iti ons de la pensée musulmane, 1956 [Études musulmanes, 3]. — Miguel Cruz Her Histo ria de la filosofí fil osofíaa es nández, Historia pañola. Filosofía hispano-musulmana, hispano-musulmana, vol. I (1957), págs. 239-93. — La obra de Américo Castro referida su pra es La es La realidad histórica de Espa ña, 1954 [refundición de Espa de España ña en su historia, 1948; edición renovada, 2 vols., 1963-1964]. 1963-1964]. ABENGABIROL. Véase AVICEBRÓN.
ABENJALDÚN ('Abd al-Rahman Ibn Jaldun) (1332-1406) nació en Túnez. Sus antepasados habían vivido durante varias centurias en España (principalmente en Sevilla). Sus padres se trasladaron al África del Norte poco antes de que Sevilla fuera capturada por Femando III el Santo. El propio Abenjaldún fue a España en 1362, al servicio del rey de Granada, y estuvo como embajador del mismo en la Corte de Pedro el Cruel. En 1375 se retiró a Orán, donde escribió casi toda su obra histórica. En 1382 se fue a Alejandría, visitó el Cercano Oriente, y falleció en El Cairo. Aunque Abenjaldún se ocupó asimismo de cuestiones metafísicas, sosteniendo la doctrina tradicional de la gradación continua del ser en un sentido semejante al neoplatónico, su más importante contribución filosófi-
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ca radica en su doctrina de la histo- leyes de transformación social que ria, la cual expuso en sus prolegó- podrían aplicarse —y que, en su inmenos a su Historia universal. Según tención, se aplican— a todas las soAbenjaldún, "la Historia es el relato ciedades. La doctrina histórico-filosófica de de lo ocurrido en la sociedad humana o civilización mundial; de los cambios Abenjaldún se encuentra en los Prole gómenos a su Historia Historia universa universal.l. Estos operados en la naturaleza de tal gómenos Prolegómenos (Muqaddima) (Muqaddima) se dividen sociedad, tales como el estado de sal- Prolegómenos seis partes, que tratan: (1) de la sovajismo, la sociabilidad y la solidari- en ciedad humana en general, clases y dad de los grupos, de las revolucio- distribución geográfica; (II) de las sones y revueltas de un grupo contra ciedades nómadas; (III) de los Estados el otro, con los resultados consiguien- y organizaciones políticas; (IV) de las tes de la formación de nuevos reinos sociedades sedentarias; (V) de la proy Estados; de las diferentes activida- ducción y economía; (VI) de la addes y ocupaciones de los hombres, ya quisición de bienes. Primera trad. sea para conseguir el sustento o bien completa de los Prolegómenos (al inen las varias ciencias y oficios; y, en glés): Ibn Khaldun, The Muqaddi por Franz Rosenthal, Rosenthal , 3 vols., general, de las transformaciones a mah, 1959 (Bollingen Series, 43), con int. que es sometida la sociedad por su crítica y bibliografía (esta última por propi pr opiaa natur nat ural alez eza". a". Puede Pu ede decir dec irse se W. J. Fischer). Esta trad. incluye porque la historia se desarrolla de acuerdo ciones omitidas en la trad. francesa con leyes, las cuales son leyes de de W. M. de Slane (1862-68). — philosophie sogrupos sociales. Estas leyes, que son Véase T. Hussein, La philosophie obtenidas inductivamente, se aplican ciale d"Ibn Khaldoun, 1918. — N. a todas las sociedades. Las leyes his- Schmidt, Ibn Khaldun, 1930. — G. tórico-sociológicas son, empero, pecu- Bouthoul, Ibn Khaldun, 1930. — Kamil Ayad, Die Geschichte und Geliares a la humanidad y no pueden sellschaftslehre Ibn Halduns, Halduns, 1930. — reducirse a las circunstancias físicas o E. Rosenthal, Ibn Rosenthal, Ibn Khalduns Gedanken geográficas. De este modo es posible über den Staat, 1932. — Mohammad ordenar el aparente caos de la historia Abb Allah Inan, Ibn Inan, Ibn Khaldun, His Life L ife y proporcionar modelos para entender and Work, 1941. — Satí 'al el Husry, los incesantes cambios sociales. Dirasat 'an Muqadimat Ibn Jaldun, 2 Fundamental en la investigación de vols., 1943. — Véase también J. Abenjaldún es el concepto de so- Ortega y Gasset, "Abenjaldún nos Espectador, VIII lidaridad social, la cual se debe al revela el secreto", El Espectador, (1934), págs. 9-52, recogido en O. impulso de autoconservación de las C., tomo II, págs. 669-87. — Muh-sin sociedades y explica la necesidad de Mahdi, Ibn Khaldun's Philosophy of la autoridad. Esta solidaridad es má- History. A Study in the Philosophie xima en la fase tribal y nómada y Foundati Found ations ons of the Science Scienc e of Culconstituye —unida a la solidaridad ture, 1956 [ed. americana, 1957]. religiosa— el fundamento de la creaABENMASARRA (Muhammad ibn ción de los Imperios y de los Estados. Masarra) (883-931) nació en CórdoAhora bien, una vez constituido un ba, donde formó un círculo círcul o ascético ascét ico Imperio, el impulso dinámico de la de tendencias mu'tazilies (véase FIsociedad decrece; ablandadas por el LOSOFÍA ÁRABE). Sospechoso de hetelujo, la seguridad y la desidia, las so- rodoxia, partió, con algunos de sus ciedades experimentan un proceso de discípulos, al África del Norte, lledisolución. Una serie de etapas bien gando hasta Medina y La Meca y re precisas conducen desde el impulso gresando a Córdoba durante el reinainicial nomádico de creación imperial do de Abderramán III. Abenmasarra hasta el momento final de desin- formó una escuela, la llamada ll amada "escuela tegración de la sociedad, la cual es massarrí", que se extendió por la entonces dominada por otra comuni- España musulmana y que tuvo dos dad todavía en estado nomádico y, centros principales: uno en Córdoba por consiguiente, en perfecta cohesión y otro en Pechina (Almería). Algusocial, y así sucesivamente, en un pro- nos miembros de la escuela massarrí ceso interminable. Es obvio que el llegaron más lejos que su maestro en modelo concreto histórico y social de varios puntos doctrinales, especialmenla filosofía de la historia de Abenjal- te en la predicación de un comunismo dún está constituido por los hechos que aspiraba a abolir toda propiedad de la historia norteafricana por él privada, y en la negación de toda conocidos, pero hay en su sociología posibilidad de ciencia divina. di vina. 6
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Influido por Filón, por el gnosti- (Abu Bakr Muhammad bn 'Abd al- quien intenta asemejarse abstrayéncismo y por el neoplatonismo, espe- Malik bn Muhammad ibn Tufayl al- dose totalmente de la vida material cialmente por Plotino, Abenmasarra Qaysí (antes de 1110-1185), nació en hasta llegar a la visión de su esencia. concibió a Dios como Unidad perfecta Guadix, ejerció la medicina en Grana- La obra de Abentofail ha sido intery suprema cuyo conocimiento sólo da, fue visir y médico de cámara del pre tada ta da a veces vec es como un unaa defens de fens a puede alcanzarse por vía mística, es Sultán almohade Abü Ya 'qub Yusuf del hombre natural, no pervertido por decir, por una "fusión" del alma con (en el cargo de médico lo sucedió Ave- la cultura (o, mejor dicho, por el preDios. La Suprema unidad estaba en- rroes) y falleció en Marruecos. Se dominio en ella de las cosas naturavuelta, antes de la producción del consideraba a sí mismo discípulo de les), pero es más plausible explicarla mundo, de una especie de niebla in- Algazel y de Avicena, pero sobre todo como una de las manifestaciones de diferenciada que formaba la materia de Avempace, cuya noción de la unión la mística musulmana y como uno primera. De ésta surgen todas las co- del entendimiento humano con Dios de los intentos de solucionar el prosas, las cuales no pueden proceder fue colocada por Abentofail en el cen- blema bl ema de la rela re lació ciónn entr e la reli re li-directamente de Dios, cuya perfección tro de su meditación filosófica. Como gión revelada y la filosofía. La conresultaría manchada de relacionarse en el Régimen Régimen del Solitario, Solitario, de Avem- clusión es que la sola razón, siempre directamente con lo producido. Dios pace, tambi én en la obra de Aben- que esté desasida de los sentidos, pue"actúa" por así decirlo sobre la mate- tofail se trataba de ver hasta qué de llegar al conocimiento de las verria primera produciéndose entonces punto punt o un hombre en completa comple ta solesole - dades supremas. una serie de emanaciones, cada una dad podría lograr la unión citada. La Risala de Abentofail fue trade las cuales produce, por reflejo, Abentofail presentó a tal efecto en ducida al hebreo y comentada por una emanación o hipóstasis inferior a su obra Risala de Hayy ibn +!qzan fi Moisés de Narbona en 1349. La priella. Así surgió el Intelecto Universal, mera versión latina es la de Eduard poseedor poseedor de toda ciencia. Lo que este asrar al Hikmat al Masriqiyya o Epís- Pococke: Philosophus autodidactus, Intelecto "escribe" produce el Alma tola de Hayy ibn Yaqzan (o del Vi- sive Epistola Epistol a Abi Jaafar ebn Tophail Universal, de la cual emana la Natu- viente, hijo del Vigilante) acerca de de Hai ebn Yokdhan, in qua ostenraleza pura. Se produce entonces la los secretos de la filosofía iluminativa, ditur, quomodo ex Inferiorum conmateria segunda, de la cual ha surgi- más conocida en el mundo occidental templatione ad Superiorum notitiam ascendere possit, Oxodo el Cuerpo universal y todas las por el nombre de El Filósofo Ratio humana ascendere autodidacto, una narración cuyo héroe ni, 1671. La primera versión espacosas del mundo, incluyendo los esñola es la de Francisco Pons Boigues: prin pr in cipal cip al es Hayy Hay y bn Yaq zan. zan . Éste És te píritus inmateriales. El Filósofo Filós ofo autodidact autod idacto o de AbentoAbent ose encuentra en una isla desierta, Abenmasarra acentuó hasta el ex fail, fail , Zaragoza, 1900, con prólogo de pero dotado dotad o de gran i nteligencia nteli gencia llega lle ga tremo la pureza de Dios como supreM. Menéndez y Pelayo. La mejor verma Unidad, de tal forma que negó a adquirir por sí propio las principales sión española es la hecha a base de que Dios pudiera poseer la ciencia de y más altas verdades sobre el mundo y la edición de Léon Gauthier (Alger, los universales; si tal sucediera, Dios sobre Dios, hasta desembocar en la 1900) por A. González Palencia: El no sería Uno sino que se desdoblaría unión mística con la divinidad. Se filósofo autodidacto, Madrid, 1934 entre Él y Su ciencia. Abenmasarra encuentra luego con Asal, que llegó a [Publicaciones de las Escuelas de Esdefendió asimismo el libre albedrío la isla para dedicarse a la vida tudios árabes de Madrid y Granada, humano y predicó el uso de este libre ascética, y aprende de él el lenguaje Serie B, N° 3]. — Véase L. Gauthier, albedrío en forma que pudiera conse- humano. En posesión de éste Ibn Thofail. Sa vie, s es oeuvres, 1909. ABSOLUTO. Se ha entendido por guirse la felicidad eterna o liberación sorprende a su maestro con el conode todas las ataduras corporales. A tal cimiento completo de la verdadera absolutum, en el vocabulario filosóefecto instituyó una serie de reglas de religión y filosofía. Presentado al rey fico latino, "lo que es por sí misvida espiritual en las que sobresalían Salaman, de una isla vecina, intenta mo" ($89 $:.)!( ). 'Lo absoluto' o 'el la humildad, la oración, la penitencia comunicarle las sublimes verdades Absoluto' —sustantivaciones de 'el y la mortificación. descubiertas, pero tanto Hayy bn ser absoluto', 'el ente absoluto'— ha Entre las obras que escribió Aben- Yaqzan como Asal llegan a la con- sido identificado con lo separado o masarra se destacaron el Kitab al- clusión de que tales verdades no desligado de cualquier otra cosa' (ab tabsira (Libro de la explicación pers- pueden trasmitirse a quienes viven alio solutum); por lo tanto, tant o, con lo picaz) pic az) y el Kitab al-huruf al-hur uf (Libro de encadenados por los sentidos; termi- independiente', l . incondicionado' las letras). Estas y las otras obras producidas producidas por Aben Abenmasar masarra ra se han nan, pues, por retirarse con el fin de ( VÉASE ). La expresión lo Absoluto' perdido, pero el pensamiento de nues- seguir viviendo en posesión de la se ha opuesto, pues, con frecuencia a las expresiones l . dependiente', 'lo tro autor fue reconstruido por Miguel verdad divina. Asín Palacios en su obra Ibn Masarra En el curso de su Risala, Ris ala, precedi preced i- condicionado', l . relativo'. Ahora y su escuela escuela.. Orígene Orígeness de la filosofía filosofía da por una exposición y discusión de bien, estas precisiones precisiones verbales verbales no son hispano-musulmana, 1941 [ed. en el las opiniones de Avempace, Avicena, consideradas por muchos filósofos volumen de Obras escogidas, 1946]. Algazel y Alfarabi sobre el éxtasis y como suficientes; gran número de — Véase también Miguel Miguel Cruz Her pens adoress han intentado inten tado no solasola nández, Historia de la filosofía es- la mística, Abentofail da cuenta de pensadore pañola. pañola. Filosof Filosofía ía hispan hispano-m o-musu usulma lmana na,, los sucesivos descubrimientos natu- mente definir la expresión l . Abrales y espirituales de su protago- soluto', sino también averiguar la tomo I (1957), págs. 221-38. ABENTOFAIL, llamado también nista, y en particular del modo gra- naturaleza de lo Absoluto. Varios proAbubaker, Abubacher, Abubather dual por el cual ha alcanzado el blemas se han planteado a este resnare mos aquí cinco cin co de conocimiento del Ser Necesario, a pect o. Exami naremos
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ellos: (I) el de la distinción entre remos en las secciones a continuadiferentes tipos de Absoluto; (II) el ción se refieren por lo común al pride las contraposiciones varias entre mer tipo mencionado de Absoluto: lo Absoluto y los entes no absolutos; el Absoluto simpliciter. Por eso con(III) el de la posibilidad de referirse sideramos la primera distinción como al Absoluto o a un Absoluto; (IV) el fundamental. de los diversos modos de concebir lo II. Se lee con frecuencia en la Absoluto, y (V) el de las formas literatura filosófica que lo Absoluto adoptadas en el curso de la historia se contrapone a lo dependiente, a lo de la filosofía por la idea de lo Ab- condicionado y a lo relativo, y así soluto. Observemos que la sucesión lo hemos puesto ya de relieve al code estos problemas no sigue un or- mienzo de este artículo al referimos den lógico. En efecto, la solución a la expresión 'l . Absoluto'. No obsdada a la cuestión (III) condiciona tante, conviene distinguir entre dos todas las restantes y, por lo tanto, contraposiciones: (1) lo Absoluto se también la planteada en (I). Sin contrapone a lo dependiente y (2) lo embargo, colocamos a ésta al frente, Absoluto se contrapone a lo relativo. porque la mayor parte de los deba- Los autores tradicionales (principaltes mantenidos por los filósofos acerca mente escolásticos) se han inclinado de lo Absoluto a que luego nos con frecuencia hacia la primera conreferiremos han girado en tomo a uno traposición y han alegado que sólo de los tipos de lo Absoluto distin- ella permite solucionar la cuestión de guido en dicha primera sección. la relación que puede establecerse I. Por un lado, hay una distinción entre el Absoluto —o un Absoluto fundamental establecida por muchos cualquiera— y los entes no absolutos. autores (especialmente de tendencia Los autores modernos han preferido escolástica): la distinción entre el Ab- la contraposición segunda. Al hilo soluto puro y simple o Absoluto por de la misma se han edificado no posí, absolutum simpliciter ($89 $:.)!() cas doctrinas metafísicas. Así ocurre y el Absoluto respecto a otra cosa con el monismo ( VÉASE) —que puede o Absoluto en su género, absolutum definirse como el intento de reducción secundum quid ($)$% )"). El Abso- de todo lo relativo a un Absoluto—, luto simpliciter es equiparado por al- con el fenomenismo (v.) —que gunos a Dios; otros prefieren referirse puede definirse como el intento de al respecto al Principio (de todo ser), referir todo lo Absoluto a algo a la Causa (por antonomasia), al relativo, si bien transplantando con Ser, a lo Uno, etc. Dentro del Abso- frecuencia a éste los caracteres que luto secundum qui d se distinguen corresponden a aquél—, con el duaotros tipos de Absoluto: por ejemplo, lismo (v.) . el pluralismo (v.) el Absoluto por causa interna (por — que pueden definirse como el inmateria y forma), el Absoluto en su tento de "dividir" lo Absoluto en dos forma externa, etc. Por otro lado, hay o más entidades absolutas. Así ocurre una serie de distinciones menos tra- asimismo con el realismo metafísico, dicionales que las anteriores, pero no con el idealismo absoluto, con el conmenos frecuentes en la literatura fi- dicionismo, con el inmanentismo, con losófica moderna: las distinciones entre el trascendentismo, etc., que, aunque el Absoluto que permanece en sí no son respuestas directas al problemismo y el que se autodespliega o ma del tipo de contraposición que automanifiesta (ya sea "lógico-meta- debe establecerse entre lo Absoluto físicamente", ya sea temporalmente), y lo No absoluto, se ven obligados a el Absoluto en sentido formal y el adoptar una actitud ante el probleAbsoluto en sentido concreto, el Ab- ma — actitud que puede consistir, soluto racional y el irracional, el según vimos, en negar uno de los térAbsoluto como realidad y el Abso- minos de la contraposición. Nos heluto como principio, el Absoluto ais- mos referido también a este punto, lado y el relacionado, el inmanente desde otro ángulo, en el artículo soy el trascendente, el infinito y el bre la noción de fenómeno ( VÉASE), finito, el experimentable y el no ex- en particular al tratar las distintas perimentable, etc., etc. Ahora bien, formas aceptadas de relación entre el tanto estas últimas distinciones como fenómeno y en lo en sí. la mayor parte de las especulaciones III. La mayor parte de los filósofos acerca de lo Absoluto de que trata- del pasado han admitido o la exis ; 6
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tencia del Absoluto —o de un Absoluto— o cuando menos la posibilidad de hablar con sentido acerca de su concepto. No ha sido necesario para ello sostener una metafísica enteramente racionalista; concepciones de índole empirista o "experiencialista" acerca de lo Absoluto (como lo muestra el ejemplo de Bradley) no quedan enteramente excluidas. En cambio, cierto número de filósofos —especialmente abundantes en el período contemporáneo— se han negado a incluir en su pensamiento la idea de un Absoluto. Esta negación pue de asu mir tr es formas. Por un lado, puede negarse que exista un Absoluto y considerar lo que se diga acerca de él como resultado de la imaginación; las especulaciones en torno a lo Absoluto —alegan los autores que propugnan este tipo de negación— no son propiamente filosóficas, y menos aun científicas, sino literarias o poéticas. Por otro lado, puede negarse que sea legítimo desarrollar ningún concepto de lo Absoluto, especialmente porque todo intento de esta índole desemboca en antinomias (véase ANTINOMIA) insolubles. Finalmente, puede negarse que sea posible siquiera emplear con sentido la expresión 'l . Absoluto' alegando que tal expresión carece de referente observable o que viola las reglas sintácticas del lenguaje. La primera opinión ha sido mantenida por muchos empiristas; la segunda, por numerosos racionalistas (de tendencia inmanentista ) ; la última, por la mayor parte de los neopositivistas. IV. Los que admiten la posibilidad de concebir un Absoluto no están, empero, siempre de acuerdo respecto al modo como debe introducirse su idea. Algunos estiman que el órgano normal de conocimiento de lo Absoluto es la razón (especialmente la razón pura o especulativa). Otros abogan en favor de la experiencia ( ya sea la experiencia común, ya una ex periencia especial y excepcional que ciertos autores consideran como es pecíficamente metafísica). Algunos consideran que ni la razón ni la ex periencia son adecuadas —o suficientes— a tal respecto, puesto que lo Absoluto no es ninguna cosa determinada (sólo lo No absoluto —de pendiente, condicionado o relativo— es algo determinado) y, de consiguiente, no es pensable ni, propia-
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mente hablando, "decible", sino so- la dificultad apuntada al final de solute of German Romantic Idealism lamente intuible. La intuición pro- (IV), dificultad que algunos autores and of English Evolutionary Agnosti puesta puede ser, por lo demás, de consideran como la más fundamen- cism, 1902. — C. Fabro, L'Assoluto 1954 ( especialdiversos tipos: intelectual, emotiva, tal con que el concepto de lo Ab- nell'esistenzialismo, mente en Kierkegaard). soluto ha podido chocar. volitiva, etc. Otros señalan que todo S. Ribbing, Om det absolutas be- ABSTRACCIÓN y ABSTRACTO. decir acerca de lo Absoluto es inevi grepp, 1861. — E. Braun, La logique Abstraer significa literalmente "poner tablemente tautológico, pues no puede l'absolu, 1887. — Bratislav Petro- aparte", "arrancar" — como en absde salir de la frase: "Lo Absoluto es nievitch, Der ontologische Beweis für trahere e sinu patriae, "arrancar del lo Absoluto"; no hay, pues, más re- das Dasein des Absoluten, 1897. — medio —concluyen— que pasar de Cyrille Blondeau, L'absolu et sa loi seno de la patria". Lo abstraído es la idea del Absoluto a la de un Ab- constitutive, 1897. — Josef Heiler, "lo puesto aparte" y el acto de posoluto, y de su aspecto formal a su Das Absolute, Methode und Versuch ner aparte es una abstracción. Cuando aspecto concreto. La única dilucida- einer Sinnerklärung des "Transzenden- el poner aparte es mental y no físico ción posible acerca del Absoluto será talen Ideals", 1921. — Max Planck, la abstracción es un modo de pensar el cual separamos entonces la que consiste en mostrar Vom Relativen zum Absoluten, 1925 mediante conceptualmente algo de algo. Mu(trad. esp. en: ¿Adónde va la ciencia?, qué absoluto hay más bien que en 1941). — Damodar Londhe, Das chas separaciones de este tipo son po pretender señalar qué es lo Absoluto Absolute. Ein Entwurf zu einer Mesibles, pero las filosóficamente imporqua Absoluto. taphysik des Selbst, 1934. — S. E. V. La última posición no se ha ma- Rohde, Zweif el und Erken nt nis. tantes son aquellas en las cuales lo senifestado siempre explícitamente, pero Ueber das Problem des Skeptizismus parado o abs-traído es uno de los eleha sido la más común en la tradición und den Begriff des Absoluten, 1945. mentos llamados "generales" o "unifilosófica. En efecto, aun ciertos auto- — J. Matchette, Outline of a Meta- versales". Así, por ejemplo, las figures que han estado poco o nada in- physics. The Absolute-Relative Theo- ras de que trata la geometría pueden clinados hacia un análisis del con- ry, 1949. — J. Möller, Der Geist considerarse como abstracciones de ficepto de lo Absoluto han admitido und das Absolute, 1951. — M. Vin- guras concretas en las cuales solaen su pensamiento conceptos que se cint, De l'apparenc e vers l'absolu. mente se tienen en cuenta ciertas prosur la connaissance, 1955. — piedades (lo que no significa que tarefieren a lo que es habitual consi- Essai Henri Duméry, Le problème de Dieu les figuras sean tales abstracciones); derar como una entidad absoluta. He en philosophie de la religion. Examen aquí varios ejemplos: la Esfera, de critique de la catégorie d'Absolu et el color rojo o lo rojo puede ser conParménides; la Idea del Bien, de Pla- du schème de transcendence, 1957. — siderado como una abstracción efectón; el Primer motor inmóvil, de Aris- Wolfgang Cramer, Das Absolute und tuada sobre objetos rojos de los que tóteles; lo Uno, de Plotino; la Subs- das Kontingente. Untersuchungen se ha separado la común rojez, etc. La tancia, de Spinoza; la Cosa en sí, de zum Substanzbegriff, 1959 [Philoso- abstracción, $'<$"(2&="1 se contrapone Kant; el Yo, de Fichte; el Espíritu phische Abhandlungen, 17]. ( Sobre a la adición, +2!(=8&="1. Al abstraerse absoluto, de Hegel; la Voluntad, de lo Absoluto y sus "momentos", véase se separa lo que se estima general, VIII). — Jean Grenier, Absolu et universal, necesario o esencial de lo Schopenhauer; lo Inconsciente, de Cap. choix, 1961. — Crítica analítica del individual, casual y contingente. Pero Eduard von Hartmann. Toda acep- concepto de lo Absoluto: R. Carnap, tación de una realidad primaria, ra- Logische Syntax der Sprache, 1934 lo separado o abstraído puede ser dical, fundamentante, etc., puede ser (puede equipararse la crítica del Ab- interpretado de diversas maneras seequiparada a la aceptación de la exis- soluto a la crítica de otras Pseudo- gún los tipos de abstracción admititencia de un Absoluto. Ahora bien, Objektsätze dadas en § 78 y siguien- dos. Por un lado, puede estimarse que entre las formas adoptadas por la tes). — A. J. Ayer, Language, Truth lo abstraído —la "entidad abstracand Logic, 1936, 2a ed., 1946. — Vaidea de lo Absoluto cabe incluir no rios autores: Proceedings of the Ameta"— es una especie de "disminusolamente los conceptos que se refieren rican Catholic Philosophical Associación" de la realidad; que, por ejema una realidad, sino también los que tion, vol. XXII, 1947. — Sobre el con plo, la rojez es "menos" que los efecexpresan un principio. Así, la cepto de Absoluto en varios autores tivos colores rojos. Por otro lado, pueadmisión de que existe una "ley del o direcciones filosóficas: Luigi de estimarse que lo abstraído es "más" Universo" que sería la ley del Uni- Pelloux, L'Assoluto nella dottrina di que aquello de que se ha abstraído. verso forma parte asimismo de la his- Plotino, 1941. — Gerhard Huber, Das En el primer caso se subraya lo que toria del concepto de lo Absoluto. Sein und das Absolute. Studien zur lo abstraído tiene de conceptual y, Común a todas las citadas concep- Gcschichte der ontologischen Problesegún los casos, de mental o bien de ciones es el supuesto de que sola- matik in der spätantiken Philosophie, 1955 (incluye un apéndice que trata nominal. En el segundo caso se subramente un absoluto puede ser lo Abde la idea de absoluto en varios autoya lo que lo abstraído tiene de esensoluto. Se ha alegado que con ello res medievales y modernos). — S. cial. Lo esencial puede manifestarse se es infiel a la idea de lo Absoluto, Scimè, L'Assoluto nella dottrina del pues éste debe ser tan incondicio- Pseudo-Dionisio Areopagita, 1949. — mediante conceptos, pero es ( metanado e independiente, que no puede Mary Camilla Cahill, The Absolute físicamente) "más" que los conceptos estar sometido a las condiciones que and the Relative in St. Thomas and in y que las realidades correspondientes. imponen ninguna de las entidades Modem Philosophy, 1939 (tesis). — Muchos autores griegos se inclinaron mencionadas o ninguno de los prin- J. Barron, The Idea of Absolute in hacia esta segunda concepción de la cipios que podrían descubrirse. Pero Modem British Philosophy, 1929. — abstracción. En Platón, por ejemplo, no es fácil escapar de otro modo a Joseph Alexander Leighton, Typical la abstracción es el proceso mediante Modem Conceptions of God: The Ab35
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el cual se va ascendiendo de lo par- hombre. Esta abstracción "destruye" ticular a lo menos particular para re- los objetos separados, como ocurre montarse hasta una esencia o idea, la cuando se separa del hombre su racual puede seguir considerándose co- cionalidad. Con respecto a Dios, se mo una abstracción, pero no como deja subsistir la idea de esencia couna "desrealización". El platonismo mún, pero se destruye la idea de hies, así, un "realismo de la abstrac- póstasis. (2) La abstracci ón por meción". Aristóteles se inclinó hacia una dio de la cual se separa la forma de concepción más conceptualista de la la materia. Ejemplo: círculo se separa abstracción, pero las ideas o formas de todo cuerpo sensible circular. Esta obtenidas por abstracción no eran ne- abstracción no "destruye" ninguno de cesariamente para él meros signos los dos objetos sobre los cuales mentales: representaban la realidad opera, como ocurre cuando se separa círculo de materia circular y se en tanto que objeto de ciencia. Los escolásticos, y en particular conservan ambas ideas. Con respecto Santo Tomás, desarrollaron con deta- a Dios, aunque se separan las lle la doctrina de la abstracción. Ésta propiedades no personales, el espíri tu puede examinarse desde tres puntos sigue conservando la idea de las de vista: el psicológico, el epistemo- hipótasis (Cfr. asimismo la división lógico o gnoseológico y el ontológico. de abstracción en abstracción por mePsicológicamente, la abstracción es un dio de composición y por división en proceso mental. Epistemológica o gno- S. theol, I q. LXXXV a. 1 ad 1). seológicamente, es un modo de cono- Para Guillermo de Occam hay una cimiento — el modo de conocimien- abstracción que consiste en aprehento básico en toda ciencia. Odontoló- der una cosa sin aprehender la otra gicamente la abstracción es una for- (la blancura de la leche sin su sama como aparece la realidad. Nos re- bor); una abstracción por medio de feriremos aquí principalmente a los la cual se separa de lo singular un puntos de vista epistemológico y on- concepto universal; y una abstracción tológico, los cuales se hallan con fre- por medio de la cual se afirma un cuencia estrechamente enlazados. Ello predicable de un sujeto sin afir mar sucede ya con la definición que mu- otro predicable igualmente admisible chos escolásticos dan de la abstrac- como atributo (como en la abstracción matemática) (Exp. super Physición. El acto de conocimiento puede ser cam, fol. 111; II Sent., q. 14 y 15 absoluto o comparativo. El acto abso- Exp. super Physi cam, fol. 111; cit. luto es una abstracción por medio de en Léon Baudry, Lexique philosophila cual se conoce la cosa misma "ab- ne de Guillaume d' Occam, 1957, s. v. solutamente" ("separadamente"), es "Abstractio", pág. 6). Las doctrinas escolásticas más indecir, la cosa misma abstraída de toda fluyentes sobre la abstracción han sirelación con otra cosa. Este acto es do las de Santo Tomás, las cuales considerado negativo por cuanto se fueron elaboradas, entre otros, por desatienden ciertos rasgos de la cosa Cayetano y Juan de Santo Tomás, y sometida a abstracción, pero es posien la época actual han sido difunditivo por cuanto se atiende a los rasdas por Jacques Maritain (especialgos abstraídos. Cuando en el acto pomente en Distinguer pour unir ou les sitivo de la abstracción se hace predegrés du savoir [nueva ed., 1932, sente la naturaleza o forma del ob págs. 71 y si g. ]). Fundame nt al en jeto considerado, la abstracción es de tal doctrina es la distinción entre dos carácter intelectual. La abstracción intelectual puede tipos de abstracción: la abstractio toser de primera intención, cuando se talis y la abstractio formalis, y la teoobtiene un concepto universal o esen- ría de los llamados "tres grados de cia, y de segunda intención, cuando abstracción". La distinción entre la abstractio tose obtiene un concepto trascendental. La abstracción de segunda intención talis y la formalis que los escolásticos se funda en la de primera intención. presentan actualmente es similar a la Santo Tomás (S. theol, I q. XL a 3) establecida por Santo Tomás (Cfr. habla de dos clases de abstracción: supra [1] y [2]. La abstractio totalis (1) La abstracción por medio de la —abstracción total— es aquella en la cual se separa lo general de lo par- cual se separan sucesivamente naturaticular. Ejemplo: animal se separa de lezas más universales de tal modo que 36
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éstas son consideradas aparte de las propiedades descartadas por la abstracción. Por medio de este tipo de abstracción se obtienen las nociones propias y determinantes de las entidades consideradas, como cuando se dice de un determinado hombre que es un animal racional. La abstratio formalis —abstracción formal— es la abstracción propiamente inteligible. Por medio de ella se obtienen las naturalezas o esencias aparte de los ob jetos considerados, como cuando se habla de humanidad, circularidad, etcétera. La abstracción formal tiene tres grados. ( 1 ) El primer grado de abstracción —propio de la Physica o ciencia de la Naturaleza— es aquel en el cual se consideran los objetos purificados de la materia (de la materia sígnate quantitate o materia en cuanto constituye el principio de individuación). Sin embargo, los objetos quedan impregnados de materia sensible, de suerte que no pueden existir ni ser concebidos sin tal materia. Lo que queda abstraído son las particularidades individuales y contingentes de los objetos. (2 ) El segundo grado de abstrac ción —propio de la Mathematica — es aquel en el cual se consideran los objetos purificados tanto de materia en cuanto principio de individuación como de materia sensible. Las entida des resultantes son la cantidad, el nú mero o la extensión en sí (es presu mible que, al referirse a la topología, los escolásticos agregarían la posición como tal). Los objetos en cuestión no pueden existir sin materia pero pue den ser concebidos sin ella. (3 ) El tercer grado de abstracción —propio de la Metaphysica — es aquel en el cual se consideran los ob jet os separados de toda materia. Los objetos resultantes pueden existir sin materia y ser concebidos sin ella. Pue den existir sin materia, tales como la Forma pura, Dios, etc., o estar inmaterialmente en objetos materiales e inmateriales, como ocurre con la subs tancia, el acto y la potencia, la bon dad, etc. Característico del tercer grado de la abstracción formal es la suposición de que lo obtenido mediante ella no es una mera representación mental o un mero nombre, sino una realidad — y, además, una realidad superior,
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fundamentante de todas las demás. atención que otros a los conceptos de abstracciones, lo cual no quiere dePuede decirse, en vista de ello, que abstracción y de lo abstracto. Uno de cir que sean conceptos hipostasiados los autores nominalistas se inclinan a ellos es Hegel. Maritata (Sept leçons ni generalidades meramente nominaaceptar la abstracción total en detri- sur l'êtr e, II, 12) ha indicado que les, sino más bien totalidades conmento de la abstracción formal o en Hegel hizo mal uso de la abstracción, cretas ideales, esencias. La parte abssustitución de ésta. En todo caso, la si es que no abusó de ella. En conse- tracta o momento de un todo es, mayor parte de los autores modernos cuencia, llegó a concebir por una consiguientemente, "toda parte que rechazan, explícita o implícitamente, abstracción distinta de la abstractio es no-independiente relativamente a la abstractio formalis metaphysica. Tal formalis metaphysica la idea del Ser, dicho todo", siendo indiferente que sucede en particular con los empiris- y por ello se encontró con una Nada "el todo sea independiente o notas. Así, por ejemplo, Locke considera y pudo identificarlas y "superarlas" independiente en absoluto o relatimediante la noción del Devenir ( VÉA- vamente a otro todo superior". Anáque la abstracción generaliza las "ideas" particulares y evita usar una SE). Ahora bien, aunque se admita logamente, en sus esfuerzos para la infinidad de nombres. Las ideas to- semejante crítica, debe reconocerse erección de una metafísica que elimimadas de entidades particulares "se que afecta sólo a uno de los aspectos ne las dificultades del "materialismo hacen representantes generales de to- de la compleja doctrina hegeliana de moderno", A. N. Whitehead llega a das las de la misma clase" (Essay, II la abstracción y, en particular, de la un concepto de abstracción y a un § 9). La abstracción es una operación relación entre lo abstracto y lo con- método de abstracción —el "método mental y, en último término, semióti- creto. Hegel concibe a veces la abs- de abstracción extensiva"— que perca, pero no una operación metafísica. tracción como separación de lo con- miten mediar entre lo abstracto y lo Berkeley confiesa no poseer la "mara- creto y particularización de las deter- concreto y entre la abstracción y la villosa facultad" de abstracción; "se minaciones de lo concreto. A veces desrealización. Dicho pensador en puede imaginar lo que se quiera, pero estima que aunque la filosofía, por tiende por 'abstracto' el hecho de que no abstraerlo de nada real, cualitati- ocuparse de generalidades, estudia lo lo que es en s í mismo un "objeto vo. Se puede imaginar algo que se abstracto, semejante realidad es abs- eterno" —por consiguiente, su esenmueve, pero no el movimiento". Un tracta sólo en cuanto a la forma, pero cia— pueda ser comprensible sin netriángulo en sí es un mero nombre; en sí misma es concreta, ya que es 0' cesidad de ninguna referencia a lo los triángulos son equiláteros, isósce- unidad de diferentes determinaciones que llama una "ocasión particular de les, escalenos. "Lo que no supone (Cfr. Vorlesungen über die Geschichte experiencia", es decir, a lo que en negación de ideas generales, sino de der Philosophie. Einleitung. A. 2; términos generales podría calificarse ideas generales abstractas" (Princi- Glöckner, t. 17.53). Lo abstracto de "un concreto". Así, pues, lo abs pies, Int. § 10), es decir, de ideas que no es lo verdadero, pero sólo cuando tracto en cuanto tal va más allá de se suponen erróneamente representar lo consideramos formalmente; visto fi- las particulares ocasiones concretas de algo. Hamilton entendió la abstrac- losóficamente, lo que comunmente se la experiencia, de lo que actual y ción en relación con la atención ( VÉA- llama abstracto es lo más concreto efectivamente ocurre. Lo cual no SE). Señaló que "abstracción de y que cabe. Puede decirse, en suma, equivale a aislar este acontecimiento atención ' son términos correlativos, que la abstracción como separación particular. Por el cont rario, Whisiendo el uno meramente la negación que deja a lo real vacío de contenido tehead sostiene que cada objeto eterdel otro" (Lectures on Metaphysics, es propia del entendimiento, Verstand; no es una ocasión. De ahí el doble XXV). Según Dugald Stewart, la abs- la abstracción por así decirlo realiza- sentido de la abstracción — considetracción es el "poder que tiene el da, lo universal concreto, es objeto rada como abstracción metafísica más que matemática: la abstracción de entendimiento de separar las combi- de la razón, Vemunft. Entre los autores de nuestro siglo la actualidad y la abstracción de la naciones que le son ofrecidas" (Eléments, II iv 1). Puede afirmarse que que se han ocupado de la cuestión posibilidad. Y de ahí también la exismientras para muchos autores anti- de la abstracción y lo abstracto des- tencia de una "jerarquía abstractiva". guos y medievales la abstracción es tacan Husserl y Whitehead. Husserl Ésta se halla formada por el conjun primariamente una noción metafísica ha definido lo abstracto y lo concre- to de las etapas que conducen a un que posee también dimensiones epis- to no en virtud de su idealidad o modo de abstracción de la posibilitemológicas y psicológicas, para mu- realidad, sino en virtud de su sepa- dad y que "implica un progreso (en chos autores modernos, en particular ración o no separación de un todo, pensamiento) a través de sucesivos los de orientación empirista, la abs- en función de su subsistencia o no grados de complejidad creciente". tracción es ante todo una noción psi- subsistencia en un universal concreto. "Cualquier jerarquía abstractiva, finita cológica o, si se quiere, psico-gnoseo- De este modo, "un abstracto puro y o infinita, se basa en algún grupo lógica que puede poseer asimismo simple es un objeto que está en un definido de simples objetos eternos. alcance metafísico o, cuando menos, todo con respecto al cual es parte no- Este grupo es llamado la base de la jeindependiente" (Investigaciones lógi- rarquía. Así, la base de una jerarquía ontológico. Pueden encontrarse prácticamente cas, III, § 17, trad. Morente-Gaos ). abstractiva es una reunión de objetos en todos los filósofos ideas acerca de Lo abstracto depende pues del todo de complejidad cero" (Cfr. Science la naturaleza, función y alcance de la en el cual está insertado, en tanto and the Modem World, 1925, Cap. abstracción y acerca del status onto- que lo concreto es independiente de X; también, y especialmente, An Enlógico de lo abstracto. No obstante, él, posee subsistencia propia. Por eso quiry conceming the Principies of Naciertos filósofos han prestado mayor los universales no son necesariamente tural Knowledge, 1919, I, 1-4, y The 37
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Concept of Nature, 1920, Cap. IV). Leibniz y al de la nueva lógica. En Una jerarquía abstractiva basada, por efecto, dice Reichenbach, "un adepto ejemplo, en g, es un grupo de sim- de la lógica tradicional objetaría que ples objetos eternos que cumplen las con el fin de definir el mismo peso condiciones siguientes : ( 1 ) pertenen- debemos primeramente definir el pecia a ella de los miembros de g como so, y luego proceder por la adición de únicos objetos eternos simples de la la diferencia específica al género. Pe jer arquía; (2) pert enencia a ella de ro no hay razón para insistir en este los componentes de cualquier objeto método poco práctico. Es admisible eterno complejo, y (3) comprobación concebir la noción del mismo pede que cualquier grupo de objetos so como algo anterior al concepto eternos que pertenezcan a la jerar- de peso y definir el último en térmiquía, del mismo grado o de grado nos del primero. Esta concepción codistinto, se hallan mancomunadamen- rresponde al procedimiento efectivo te entre los componentes o componen- usado en la determinación empírica tes derivados, por lo menos, de un del peso de un cuerpo. La balanza objeto eterno perteneciente asimismo es un artificio que indica, no el peso, a la jerarquía. sino la igualdad de peso. Decir que Según algunos lógicos, la abstrac- un cuerpo pesa dos libras significa, ción no se refiere a propiedades co- por lo tanto, lo mismo que decir que munes a varios entes, sino a clases el cuerpo tiene el mismo peso que un de objetos relacionados entre sí por cierto patrón" (loc. cit.). La "definialguna propiedad. El punto de partida ción por abstracción" se basa en ese de la abstracción, que en la lógica procedimiento y en esta inversión de clásica era intensional o comprehen- la prioridad tradicional. Podemos concluir que la noción de sivo, se hace aquí extensional. En parte de la nueva lógica, el concepto abstracción ha sido usada en el curde abstracción está, pues, estrecha- so de la historia de la filosofía en mente relacionado con la noción de tres distintos sentidos: el ontológico, clase. Pero como cada relación (v. ) el psicológico y el lógico. El primero transitiva, simétrica y reflexiva da ori- ha predominado en la filosofía antigen a una clase, resulta que, a dife- gua y medieval; el segundo, en la rencia de lo que ocurría en los proce- filosofía moderna; el tercero, en vasos abstractivos tradicionales, no es ne- rias direcciones de la lógica contemcesario atender a una multiplicación poránea. Conviene advertir, sin emcreciente de propiedades. Si, por bargo, que en muchas ocasiones los ejemplo, intentamos definir, de acuer- tres sentidos se han entremezclado con Russell, la propiedad abstracta do. Así, por ejemplo, en la filosofía "dirección espacial", la reduciremos antigua y medieval el examen de la previamente a la relación transitiva, noción ontológica de abstracción ha simétrica y reflexiva de "paralelismo hecho frecuente uso de conceptos lóentre líneas rectas", con lo cual la di- gicos, y en la época contemporánea rección de una línea es interpretada el examen de la noción desde el punto como la clase de líneas paralelas a esta de vista lógico no permite siempre línea (Cfr. Reichenbach, Elements of eliminar supuestos ontológicos, y en Symbolic Logic, 1947, § 37 ). Lo mis- particular las cuestiones relat ivas a mo ocurre con la definición abstracti- los universales ( VÉASE). Para una aclaración sobre el térva de la noción de peso. No es ya una propiedad abstracta del cuerpo; mino 'abstracto' tal como es usado el peso de un cuerpo designa más bien en la lógica de las clases y en la la clase de todos los objetos que lógica de las relaciones véanse CLASE poseen el mismo peso que el cuerpo y RELACIÓN. Observemos aquí para en cuestión. Reichenbach señala que completar la información al respecto ya Leibniz había reparado en que que, según Robert Feys (quien se la definición de la igualdad de una ha basado para ello probablemente propi edad es ló gicamente ante ri or en exposiciones de Alonzo Church) a la definición de tal propiedad. Con la noción de abstracto en lógica forello se intenta responder a la obje- malizada designa la operación que ción de la lógica tradicional respecto da origen a perífrasis abstractas. Unas a la prioridad de la entidad que debe son de la forma 'xP' (siendo 'P' ser definida, objeción que va justa- una proposición), que Feys llama mente en un sentido inverso al de abstractos proposicionales (abreviatu38
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ra de 'perífrasis abstractas preposicionales"). Las otras son de la forma '2 x , ' (siendo 'M' una expresión bien formada cualquiera), que Feys llama abstractos combinatorios (abreviatura de 'perífrasis abstractas com binatorias '). Las primeras aparecen en la lógica usual; las segundas, en la lógica combinatoria. Aunque sólo im plícitamente, estas dos formas se hallaban ya en Frege. Su análisis muestra que la abstracción puede ser entendida bajo un aspecto "conceptualista" (único que, siendo propiamente lógico, corresponde a la "lógica positiva"), pues toda otra inter pretación (realista, nominalista o "conceptualista" en el sentido tradicional), siendo metalógica, debe ser excluida de la lógica stricto sensu aun cuando sea considerada filosóficamente legítima. Según ello, se pueden usar las expresiones 'abstractos preposicionales' y 'abstractos combinatorios' sin necesidad de una interpretación metalógica. Además de las obras referidas en el texto del artículo, véanse las siguientes. Abstracción en general: H. Schmidkunz, Ueber die Abstraktion, 1889. — J. Laporte, Le problème de l´abstraction, 1940. — Giovanni Fausti, Teoria dell'Astrazione, 1947. — R. Bianchi-Bandinelli, Organicità e astrazione, 1956. — Abstracción y dialéctica: L. Jordán, Schule der Abstraktion und der Dialektik. Neue Wege begrifflichen Denkens, 1932. — Abstracción metafísica: N. Balthasar, L'abstraction métaphysique et l'analogie des êtres dans l´être, 1935. — Definición por abstracción: H. Scholz y H. Schweitzer, Die sogenannte Définition durch Abstraktion. Eine Theori e der Definitionen durch Bildung von Gleichheitsverwandt schaften, 1935. — Abstracción en Pla tón y Aristóteles: P. Gohlke, Die Lehre von der Abstraktion bei Plat o und Aristoteles, 1914 [Abhandlungen zur Philosophie und ihrer Geschichte, 46]. — En San Alberto el Grande: Ulrich Dähnert, Die Erkennt nislehre des Albertus Magnus gemessen an der Stufen der "Astractio", 1934. — San to Tomás: L. M. Habermehl, Die Abstraktionslehre des heiligen Thomas von Aquin, 1933. — A. Rebollo Peña, Abstracto y concr eto en la filosofía de Santo Tomás, 1955. — G. Van Riet, "La théorie thomiste de l'abs traction", Revue philosophique de Louvain, L (1952), 353-93. — Gustav Siewerth, Die Abstraktion und das Sein nach der Lehre des Thomas von
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Aquin, 1958 (Wort und Antwort, 21). Hobbes utiliza de este modo la no — En la escuela franciscana: J. Roh- ción de absurdo para calificar con mer, La théorie de l'abstraction dans ella las entidades que no entran l´école franciscaine d'Alexandre de dentro del marco de su nominalismo Halès à Jean Peckham, 1928 [Archi- corporalista, e indica que las causas ves d'histoire doctrinale et littéraire del absurdo son principalmente: la du Moyen Age, 3]. ABSURDO. En lenguaje corriente falta de método al no establecer las se llama absurdo a lo que "no puede significaciones de los términos emser de ninguna manera". Ya en esta plead os; la asi gna ción de nombres noción parece insertarse en la idea de cuerpos a accidentes o de accide lo absurdo la de imposibilidad. dentes a cuerpos; la asignación de Sin embargo, esta imposibilidad pue- nombres de accidentes de cuerpos de ser concebida de dos maneras: o situados fuera de nosotros, a los accitotalmente, en cuyo caso lo absurdo dentes de los propios cuerpos; la es por principio lo que carece de asignación de nombres de cuerpos significación, o parcialmente, en cuyo a expresiones; la asignación de nomcaso lo absurdo sería lo que escapa bres de accidentes a nombres y exa ciertas reglas o normas, sea de presiones; el uso de metáforas y figucarácter lógico o de cualquier otra ras retóricas en lugar de los términos índole. En todo caso, la ausencia de correctos, y el empleo de nombres significación de lo absurdo —dentro que nada significan y se aprenden de un lenguaje dado o dentro de rutinariamente (op. cit., pág. 36). Además de los Caps. IV y V del cualquier lenguaje como tal— parece citado Leviatán, Hobbes consagra alconstituir su carácter más patente, si gunos pasajes a la diferencia entre el bien en algunos casos se admite la posibilidad de que lo absurdo tenga error (en nuestro lenguaje, el prediuna significación. Entonces lo absur- cado 'es erróneo') y lo absurdo (en do sería aquello que, no pudiendo nuestro lenguaje, el predicado 'es abser en ningún caso objeto de una surdo") en varias otras obras (Human efectuación intuitiva, resultaría "in- Nature, V; De corpore, III), repitienconcebible". Finalmente, se llama do a veces las mismas frases (siendo absurdo a lo que, por considerarse el tratado Human Nature, 1640, animposible, es estimado asimismo co- terior al Leviatán, 1651, y al De cormo afectado por el valor de falsedad. pore, 1655, puede considerarse como Así sucede con la expresión 'reducción el primer texto de Hobbes al respecto, al absurdo', es decir, el modo de per o hemos citado el Leviatán por argumentar que demuestra la ver- ser el más conocido y posiblemente dad de una proposición por la fal- más consultado hoy día). En el De sedad, imposibilidad o, en términos Corpore ofrece, además, una "Tabla neutrales, inaplicabilidad de la con- de lo absurdo", en la que, a base de tradictoria o de las consecuencias de una clasificación de tipos de proposila contradictoria. Este tipo de razo- ciones (empíricas, a las que se aplinamiento es habitual en la geome- can los predicados 'no es erróneo' y tría y ha sido empleado también por 'es erróneo'; analíticas, a las que se Zenón de Elea para sus demostra- aplican los predicados 'es verdadero' ciones de la imposibilidad del mo- y 'es falso'; y propiamente ficticias vimiento y de la multiplicidad del ser. —o, mejor dicho, simplemente imaHobbes llamaba absurdas a las ex- ginativas—, a las que se aplica el presiones sin sentido; la posibili dad predicado 'es abs urdo'). Hay frede una afirmación general que no cuentes absurdos, por ejemplo, cuansea verdadera es inconcebible y por do se usan nombres de una clase de ello, dice Hobbes, "si un hombre entidades como si perteneciesen a me habla de un rectángulo redondo; otra clase de entidades. En un sentido parecido al de Hobo de accidentes del pan en el que bes se usa hoy la expresión 'es absur so, o de substancias inmateriales; o de do' por quienes estiman que deben un sujeto libre, de una voluntad libre eliminarse del lenguaje todas las exo de cualquier cosa libre, pero libre presiones que no pueden ser verificade ser obstaculizada por algo opuesdas por la experiencia o que no siguen to, yo no diré que está en un error, sino que sus palabras carecen de las reglas de una determinada sinsignificación; esto es, que son absur- taxis. En cambio, lo absurdo posee otro das" (Leviatán, t. esp., 1940, pág. 35). 39
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sentido cuando se refiere a lo absurdo en la vida humana, tal como ha sido destacado por algunos escritores que, aun sin ser existencialistas o aun rechazando formalmente tal supuesto filosófico, se mueven dentro de una comprensión de la vida humana muy cercana a dicha tendencia. Es el caso de la expresión de lo absurdo en Franz Kafka y especialmente en Albert Camus, si bien este último, al oponerse justamente al existencialismo, proclama algo semejante a la "lucidez frente a lo absurdo". En rigor, Camus se ocupa no de una filosofía absurda, sino, como dice explícitamente (Le mythe de Sysiphe, 1942), de una "sensibilidad absurda que puede hallarse esparcida en la época" (Cfr. también, del mismo autor, sus novelas L'Étranger y La Chute).
Manuel de Diéguez, De l'absurde. Précédé d'une let tr e à Alb ert Camus, 1948. — Annibale Pastore, La volontà dett'assurdo. Storia e crisi dell'esistenzialismo, 1948. — Ismael Quiles, S. J., Jean Paul Sartre. El existencialismo del absurdo, 1949. — Joseph Möller, Absurdes Sein? Eine Auseinandersetzung mit der Ontologie J. P. Sartres, 1959. — Sobre lo absurdo en Hobbes: "S. Morris Engel, "Hobbes' 'Table of Absurdity"', The Philosophical Review, LXX (1961), 533-43. ABU SALT (Abu Sait Umayya bn Abd-al-'Aziz bn Abu Salt) (10671134) nació en Dénia (Alicante). Parece haber residido algún tiempo en Sevilla y luego en El Cairo y Ale jandría; en todo caso, se dirigió, hacia 1111, a Túnez y falleció en al-Mahdiyya, en Túnez. Abu Salt escribió numerosas obras sobre diversos temas, poéticos, científicos, filosóficos, etc. De los escritos filosóficos ha quedado su Taqwim al Dihn (Rectificaci ón de la mente), obra de carácter lógico en la cual se hace uso de las partes esenciales del Organon aristotélico (Categorías, Sobre la interpretación y los dos Analíticos) y de la Isagoge de Porfirio. La lógica de Abu Salt es a la vez una teoría del conocimiento, pues estudia las condiciones de la demostración como conocimiento verdadero, dedicando atención preferente a la demostración silogística. Sin embargo, la demostración silogística constituye solamente la parte formal de la demostración; para que el conocimiento sea verdadero es menester que lo sean las
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premisas en las cuales hay que demostrar la verdad por medio de la causa. Ésta es el fundamento del conocimiento verdadero y en ella se funda el conocimiento de lo que son las cosas de que se habla en las premisas. Abu Salt sigue fundamentalmente a Aristóteles en sus teorías del silogismo y de la demostración, pero introduce algunas modificaciones en la doctrina aristotélica de la proposición y de la clasificación de las pro posiciones teniendo en cuenta la estructura de la lengua árabe (por ejemplo, la división del verbo en sustantivo y no sustantivo). El Taqwim al-Dihn fue traducido y publicado por Ángel González Palencia en 1915. Véase Miguel Cruz Hernández, Historia de la filosofía es pañola. Filosofía hispano-musulmana, tomo I (1957), págs. 323-36. ABUBÁKER. Véase ABENTOFAIL. ACADEMIA FLORENTINA. La llegada del filósofo bizantino Georgios Gemistos Plethon (v. ) a la corte florentina de Cosme de Médicis, y las enseñanzas que dio en la misma de la filosofía platónica y neoplatónica indujeron a Cosme a fundar la llamada Academia Florentina o Academia platónica de Florencia en 1459. La Academia fue protegida asimismo por Lorenzo de Médicis. Sus principales miembros fueron, además de Plethon, el Cardenal Bessarion, Marsilio Ficino y luego Pico della Mirándola. La tendencia común fue, ante todo, el ensalzamiento de Platón. Pero como éste fue interpretado con frecuencia en sentido neoplatónico, la Academia Florentina puede ser considerada tanto una Academia platónica como una Academia neoplatónica. Otros rasgos comunes fueron: oposición al aristotelismo y en particular al averroísmo, fuertes tendencias humanistas y consiguiente importancia dada al "buen decir" y a la elocuencia en filosofía, intentos de conciliar el platonismo con el cristianismo. Dentro de ello hay rasgos particulares debidos a los diferentes miembros. Nos hemos referido a algunos de ellos en los artículos dedicados a Marsilio Ficino y a Pico della Mirandola (por ejemplo, ciertas tendencias al cabalismo y a la busca de un Dios verdadero en todas las religiones por parte de este último autor). Agreguemos aquí que entre otras particularidades de varios miembros de la Academia se halla el
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haber intentado acoger muchas ideas tonska we Florencji", Kwartalnik Fiaristotélicas. La infiltración del aris- lozoficzny, X (1932), XI (1933), XII totelismo tuvo lugar a veces sin con- (1935). — N. A. Robb, Neoplatonism ciencia de ello. En otras ocasiones, of the Italian Renaissance, 1935. — las obras de Marsilio Ficino, empero, los mismos autores insistieron Para Pico della Mirándola, Plethon, León sobre la necesidad por lo menos de Hebreo y Savonarola, véanse los coun serio estudio de las doctrinas del rrespondientes artículos. — Obras del Estagirita. En el caso del Cardenal Cardenal Bessarion en Migne, P. G., Bessarion ( 1403-1472), quien se opu- CLXI. Véase H. Vast, Le cardinal so a los aristotélicos en su Adversus Bessarion, étude sur la Chrétienté et calumniatorem Platonis (1469), pero la Renaissance vers le milieu du 15e quien a la vez proclamó que no podía siècle, 1878. — Sadov, Bessarion de refutarse el aristotelismo mediante Nicée, son rôle au concile de Ferrara Florence, ses oeuvres theólogiques et simples argumentos retóricos. place dans l'histoire de l'humanisOtros autores de la misma genera- sa me, 1833. — R. Rocholl, Bessarion, ción de Pico della Mirandola no pue- Studie ZUT Geschichte der Renaissance, den ser considerados como miembros 1904. — L. Mohler, Die Wiederde la Academia Florentina en sentido belebung des Platonstudiums in der estricto, pero las fuertes influencias Zeit der Renaissance durch Kardinal recibidas del platonismo renacentista Bessarion, 1921 [Vereinschrift der y el hecho de coincidir en varios Görresgessellschaft, III]. — Íd., íd., puntos con doctrinas de los filósofos Kardinal Bessarion, 2 vols., 1923-27. Íd., íd., Kardinal Bessarion als mencionados en el párrafo anterior — Theolog, Humanist und Staatsmann, permiten agruparlos, si no bajo el 1942. — Obras de Reuchlin: De vernombre de "académicos florentinos", bo mirifico libri tres, 1494 y De arte sí cuando menos bajo el nombre de cabbalistica libri tres, 1494. — Véase "platónicos italianos", pues aun cuan- Meyerhoff, J. Reuchlin und seine Zeit, do uno de ellos, León Hebreo (v.), 1830. — L. Geiger, J. R., Sein Leben nació en Lisboa, vivió largo tiempo und seine Werke, 1871. ACADEMIA PLATÓNICA. La esen Italia y publicó allí sus obras. Figura entre ellos el mencionado León cuela fundada por Platón recibió el Hebreo y G. Savonarola ( VÉASE). León nombre de Academia por estar situada Hebreo ( VÉASE ) formuló en sus fa- en los jardines consagrados al héroe mosos Dialoghi d'amore una doctrina ateniense Academos. Su principal platónico-mística del amor intelectual función oficial pareció ser el culto de que a veces ha sido considerada como las musas, pues una escuela filosófica un precedente de la teoría spinozia- ateniense debía ser en principio una na. Savonarola, más conocido como comunidad destinada al culto, un reformador religioso que como filósofo, 8"($=!1 (Diógenes Laercio, III 25), fue autor de un Compendium to-tius con sacrificios regulares o comunes, philosophiae, influido por el pla- !"#$% ."&2$( . Pero junto al culto o en tonismo, pero con ciertos rasgos aris- torno a él se desarrolló una intensa totélicos. A los platónicos humanistas actividad filosófica y científica — esta puede agregarse un alemán: Johannes última especialmente en las esferas de Reuchl'in (1455-1522), defensor del la matemática, la música, la astronohumanismo dentro del marco de un mía y la división y clasificación, toneoplatonismo cabalista. Hay que ob- das ellas consideradas, al menos por servar, por lo demás, que el platonis- Platón, como propedéutica para la mo y neoplatonismo influyeron en dialéctica. La Academia platónica no muchas otras corrientes del Renaci- puede ser considerada como una Acamiento, inclusive en algunas que pa- demia en sentido moderno (W. Jaerecían opuestas a Platón; es el caso ger), pero aunque algunos autores de las renovaciones del estoicismo y el (E. Howald) han reducido las activiepicureismo a que nos hemos refe- dades de la misma a las del culto, rido en los correspondientes artículos. esta tesis ha sido considerada como R. Sieveking, Die florentinische muy exagerada (K. Praechter, H. Akademie, 1812. — L. Ferri, "Il Pla- Cherniss). Importante era, en efecto, tonismo nell'Accademia Florentina", en la Academia la actividad pedagó Nuova Antologia (Julio de 1891). — gica, que se manifestaba en forma de A. della Torre, Storia dell'Academia lecciones y de diálogos. Hay que ob platónica di Firenze, 1902. — M. servar que la Academia platónica —y Heitzman, "Studja nad Akademja platambién en este respecto hay nota40
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bles diferencias entre ella y el Liceo (VÉASE) aristotélico— irradiaba influencia, cuando menos en la época de Platón y gracias en gran parte a su personalidad, no solamente en el terreno religioso, moral y científico, sino también en el político. La Academia platónica tuvo larga vida. De hecho, persistió hasta el año 529, en que fue cerrada por decreto del emperador Justiniano, aunque, conviene advertir, por motivos religiosos más bien que filosóficos, pues el platonismo siguió influyendo considerablemente en la filosofía bizantina (VÉASE). Ahora bien, la persistencia de la Academia no significa que hubiese habido en ella continuidad filosófica, ni siquiera que hubiese habido acuerdo entre los escolarcas o los miembros de la escuela con res pecto a las enseñanzas de Platón, aun las más fundamentales, como la teoría de las ideas. Las críticas de Aristóteles a Platón permiten advertir claramente estas discrepancias. Puesto que, como lo ha mostrado Harold Cherniss, Aristóteles no se basó para sus críticas en supuestas lecciones orales de Platón, hay que suponer, o bien que se trata de una interpretación sui generis del Estagirita, o bien, como parece más probable, de una crítica de la elaboración de la doctrina de Platón por parte de los más inmediatos discípulos de éste. Ahora bien, estos discípulos parecieron ale jarse considerablemente del platonismo. Así, ya el primer escolarca sucesor de Platón, su sobrino Espeusi po, re cha zó la te oría de la s ideas. Conocemos la sucesión de los escolarcas principalmente por medio de la Crónica de Apolodoro (Fasti Apollodoreí), y hemos dado una lista de los mismos según aparece en Ueberweg-Praechter (de acuerdo con las investigaciones de K. Zumpt, E. Zeller, S. Mekler y F. Jacoby) en el artículo Escolarca ( VÉASE). Esta lista com prende, sin embargo, también varios filósofos neoplatónicos. Ahora bien, es costumbre excluir a estos filósofos de lo que se considera como el período "clásico" de la Academia platónica, el cual comprende desde Platón hasta Teomnesto de Naucratis. En el presente artículo nos limitaremos a este período y dividiremos, de acuerdo con la tradición, la Academia en tres períodos: Academia antigua, Aca-
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demia media (o segunda Academia], Academia nueva (o tercera Academia). Los límites entre las dos últimas son imprecisos. Además, algunos consideran el período iniciado por Filón de Larisa como una cuarta Academia, llamada asimismo Academia novísima. En cuanto a otros aspectos de la tradición platónica en un sentido más general, los exponemos en el artículo Platonismo (VÉASE). Los principales representantes de la Academia antigua son Espeusipo, Jenócrates, Heráclides Póntico, Polemón, Crates y Crantor. Como figuras menores podemos mencionar a Hermodoro y a Kion o Jion. De los artículos dedicados a los primeros pueden deducirse las tendencias principales que dominaron en la Academia durante este período: ideas pitagorizantes, afirmación de que la percepción proporciona también conocimiento, investigaciones sobre los grados del saber, mezcla de rasgos ascéticos con otros hedonistas (como en Polemón y Crantor), ciertas tendencias que aproximaron algunos académicos (por ejemplo, Crates), al cinismo. El principal representante de la Academia media es Arcesilao. Como figuras menores podemos mencionar a Laquides, Telecles, Euandro y Heguesino. Característico de este período es el anti-dogmatismo y el escepticismo moderado en la t eoría del conocimiento. Los principales representantes de la Academia nueva son Carnéades y Clitómaco. Este período no se distingue sustancialmente del anterior en cuanto al contenido filosófico, pero agrega al anti-dogmatismo el probabilismo ( VÉASE). Los académicos medios y nuevos polemizaron frecuentemente contra el estoicismo. A veces se incluye entre los académicos nuevos a Filón de Larisa y a Antíoco de Ascalón, pero, como hemos visto en los artículos sobre los mismos, su inclinación hacia el dogmatismo moderado (que considera ban más fiel al espíritu y a la letra de Platón), hacia un entendimiento con los estoicos y hacia el eclecticismo, hace que a menudo se consideren como miembros de la llamada Academia novísima. Desde esta época, la filosofía de la Academia se bifurca en dos direcciones. Por un lado, hacia el neoplatonismo, en particular de los que se considera como precurso41
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res de esta tendencia. Por otro lado, hacia lo que podría llamarse el platonismo ecléctico. Este último tiene una relación estrecha con el eclecticismo de Antíoco de Ascalón, y consiste en un esfuerzo por armonizar las ideas platónicas con las peripatéticas y las estoicas, un fuerte interés por la mística pitagorizante y una frecuente inclinación hacia la discusión de problemas teológicos. Representantes principales de esta tendencia son Eudoro de Alejandría, Plutarco de Alejandría. Teón de Esmirna, Al bino, Nigrino, Nicostrato, Ático, Celso, Máximo de Tiro, Severo. Los artículos dedicados a estos pensadores permiten ver cuáles fueron sus principales problemas y sus más características doctrinas. Th. Gomperz, "Die Akademie und ihr vermeintlicher Philomacedonismus", Wiener Studien, IV (1882), 102-20. — H. Usener, "Die Organisation der wissenschaftlichen Arbeit in der platonischen Akademie", 1884 (reimpreso en Kleine Schriften, III, 1912). — L. Keller "Die Akademie der Platoniker im Altertum", Monatshefte der Comenius gesell schaft, 1899. — O. Immisch, "Die Akademie Platons und die modernen Akademien", Neue Jahrbücher für klassische Philologie, CL (1894), 421-42. — E. Howald, Die platonische Akademie und das moderne Universitas litterarum, 1921. — P. L. Landsberg, Wesen und Bedeutung der platonischen Akademie, 1923 (trad. esp.: La Academia platónica, 1926). — Pan Aristophron, Plato's Academ y. The Birth of th e Id ea of Its Rediscovery, 1934. — O. Gigon, "Zur Geschichte der sogenannten Neuen Akademie", Museum Helveticum (1944). — H. Cherniss, The Riddle of the Early Academy, 1945 (también del mismo autor: Aristotle's Criticism of Plato and the Academy, I, 1944). — Hans Herter, Platons Akademie, 2a ed., 1952. — O. Seel, Die platonische Akademie. Eine Vorlesung und eine Auseinanderset zung, 1953. — Importantes referencias a la Academia se hallan asimismo, entre otras obras, en el volumen sobre Platón de Wilamowitz-Moellendorff y en el volumen sobre Aristóteles de W. Jaeger. — Aunque se refieren a la cuestión del autor o autores de las obras de Platón, arro jan asimismo luz sobre los problemas concernientes a la Academia platónica los trabajos de Joseph Zürcher, Das Corpus Academicum ()!% >:(#)$? 53$ @ ' $A,3"!#). In neuer Auffas sung dargest ell t, 1954 y Lex ic on
ACC ACC ACC Academicum, 1954. — índice de fi- sujeto; el otro, inseparable. Así, dor- inherencia: "el accidente es aquello lósofos académicos: Academicorum mir es un accidente separable; ser cuyo ser consiste solamente en inhe philosophorum index Herculanensis, negro, aunque sea un accidente inse- rir en algo". Por otro lado, el probleed. S. Mekler, 1902, 2a ed., 1958. parable para el cuervo y para el etío- ma de la distinción o separación entre ACCIDENTE. Lo que ocurre pe, no impide que haya la posibilidad accidente y substancia estaba estre( =:3B$"( # &" , accidit) a algo sin cons- de concebir un cuervo blanco y un chamente vinculado con el problema tituir un elemento esencial o derivar etíope que pierda su color sin que el de su individualidad, con el de la prode su naturaleza esencial es un acci- sujeto sea destruido. También puede ducción del accidente, y aun con dente — algo "accidental". Aristóte- definirse como sigue: el accidente es el del propio accidente en cuanto les definió el accidente, =:3B&B,!(1 lo que puede pertenecer o no al mis- forma, es decir, con su accidenteïtas. como sigue: "El accidente es lo que, mo sujeto, o, finalmente, lo que no es Ahora bien, la distinción real entre a pesar de no ser ni definición ni lo ni género, ni diferencia, ni especie, ni accidente y substancia, no obstante propio [propiedad] ni género, perte- lo propio y, sin embargo, subsiste su postulada inherencia, no corresnece a la cosa; o lo que puede perte- siempre en un sujeto." ponde a muchas de las direcci ones necer a una sola y misma cosa, sea Siguiendo a Aristóteles, a Porfirio de la filosofía moderna, sobre todo la que fuere; como, por ejemplo, estar y a Boecio especialmente, los escolás- de la metafísica del siglo XVII, sentado puede pertenecer o no a un ticos han tratado con gran detalle la para la cual el accidente se presenta mismo ser determinado, y también noción de accidente. Muchas son las como un aspecto de la substancia. El blanco, pues nada impide que la misma definiciones dadas de 'accidente' (se- accidente se llama entonces casi cosa sea ora blanca, ora no blanca. La gún Léon Baudry, Guillermo de Oc- siempre modo (VÉASE), y se considera, segunda de estas dos definiciones es cam da nada menos que cuarenta y según ocurre en Spinoza, como la mejor, pues si se adopta la primera dos definiciones, si bien pueden redu- afección de la substancia. Pero al ser es menester para comprenderla saber ya cirse a cinco esenciales). En general, colocado, por así decirlo, dentro de lo que son la definición, lo propio y el la doctrina del accidente es tratada la substancia, el accidente tiende a género, en tanto que la segunda se por los escolásticos —especialmente identificarse con ella y a anularse basta a sí misma para comprender lo por los neoescolásticos— en dos sec- toda distinción posible, pues se que es en sí aquello de que se habla" ciones: en la lógica y en la ontología. descubre una sola y no varias (Top., I 5, 102 b 4 y sigs.). El Desde el punto de vista lógico, el ac- maneras de inherencia. Hay, en suma, accidente es "lo que pertenece a un cidente aparece, al lado de la substan- una sola manera de ser el modo ser y puede ser afirmado de él en cia, como uno de los dos supremos gé- afección de la substancia, y no una verdad, pero no siendo por ello ni neros de las cosas, entendiendo por trama de relaciones como las de partenecesario ni constante (Met., 3 1025 a ellos los géneros lógicos y todavía no todo, efec-to-causa, consecuencia13-5). Lo accidental se distingue por los trascendentales. El accidente es principio, etc. Esta concepción podía ello de lo esencial. Se distingue entonces el accidente predicable, o sea constituir la base para una ulterior también de lo necesario, de tal modo el modo por el cual algo "inhiere" en negación del concepto mismo de que el accidente es fortuito y un sujeto. Desde el punto de vista substancia, pues esto no implicaba la contingente, puede existir o no exis- ontológico, el accidente es prédica- negación de lo real, sino la atribución tir. Se ha preguntado a veces si hay mental o real, es decir, expresa el a lo real de fenomenalidad. una ciencia de los accidentes, es de- modo por el cual el ente existe. Se llama impropiamente definicir, del ser por accidente, $)$% De este accidente se dice que natu- ción por el accidente a la que tiene =:3B&B,!(1 . Aristóteles contesta a ralmente no es en sí, sino en otro, lugar mediante la indicación de los esta pregunta negativamente. Aunque por lo cual el accidente posee meta- caracteres o notas accidentales del una respuesta tajante a la cuestión físicamente una especie de alteridad. objeto-sujeto. Cuando esta determisea difícil, debe reconocerse que la El accidente ontológico se divide nación pretende ser una verdadera ciencia —sea por prestar preferente entonces en absoluto y modal, pero definición se habla de "sofisma del atención a las esencias o naturalezas, el accidente absoluto no es en ma- accidente". La conversión por el accisea por pretender explicar lo que es nera alguna equiparable a la subs- dente es la que tiene lugar cuando necesariamente como es, sea por sub- tancia y al ser que existe o puede se deduce de la universal afirmativa rayar lo universal o la ley— tiende a existir por sí, pues es propio del una particular afirmativa: todo S es evitar lo accidental. accidente no ser per se. De ahí que P; algún % es S. Muy influyente fue la doctrina del los escolásticos vean en el accidente ACCIÓN es la operación de un accidente presentada por Porfirio en algo realmente distinto de la substan- agente por medio de la cual se introsu Isagog e como parte de la teoría cia, algo necesitado de un sujeto. La ducen modificaciones en una entidad de los llamados predicables ( VÉASE). fórmula que conviene al accidente es, distinta del agente. El agente puede Nos hemos extendido sobre esta te oría por lo tanto, la de que su esse est ser concebido como una causa; al en el artículo referido. Nos limi- innesse, la de que su ser es "estar en", causarse algo se produce una acción. taremos aquí a señalar que Porfirio es decir, "en otro". Así lo expresa También se llama "acción" —y asidefine el accidente como sigue: "El Santo Tomás al enunciar que el acci- mismo "acto" (véase ACTO y ACTUAaccidente es lo que se produce y des- dente es res, cuius naturae debetur LIDAD)— a la operación de una poaparece sin acarrear destrucción del esse in alio (S. theol, III, 9. LXXVII tencia. Los escolásticos suelen oponer sujeto [sujeto-objeto]. Se divide en a. 1 ad 2). O el Pseudo-Grosseteste acción a pasión. "La acción de acuerdos especies: uno es separable del al definir el accidente en términos de 42
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do con la primera imposición [ VÉASE] del nombre señala el origen del movimiento. Pues del mismo modo que el movimiento, según se halla en el móvil de algo que se mueve, recibe el nombre de pasión, el origen de tal movimiento, en cuanto empieza en algo y termina en aquello que se mueve, es calificado de acción" (Santo Tomás, S. theol, I q. XLI a.l ad 2). La noción de acción puede entenderse psicológica, física y metafísicamente ( ontológicamente ). Muchos filósofos han prestado atención a este último sentido y han derivado de él los restantes. Metafísicamente, la noción de acción es interpretada con frecuencia como designando un llegar a ser (fien) a diferencia del ser (me). Si se proclama el primado del primero sobre el segundo puede hablarse de una filosofía basada en la acción a diferencia de una filosofía basada en el ser. Las llamadas "filosofías de la acción" son filosofías activistas y dinamicistas. Puesto que para ellas la acción es el rasgo primario de la realidad, lo que no sea acción es considerado o como derivado de ella o como opuesto a ella. En muchos casos se contrapone la acción a la contemplación y se sostiene el primado de aquélla sobre ésta o viceversa. De un modo general puede decirse que mientras el pensamiento de corte "clásico" ha considerado el ser y la contemplación como primarios —tanto metafísica como psicológicamente—, el pensamiento "actual" —o una parte de él, que se reconoce heredera de ciertos aspectos del pensamiento moderno— se ha inclinado a concebir como primarios la acción y el movimiento en todas sus formas. Nos referiremos de inmediato a algunos ejemplos de estas diversas concepciones, pero conviene señalar que el contraste entre ser y acción, y ser y contemplación, no significa siempre que uno de los términos quede com pletamente eliminado. Es muy común, por ejemplo, en ciertos autores "tradicionales" estimar que la acción queda englobada en la contemplación, la cual permite llevar a sus máximas posibilidades toda forma de "a cción". La distinción establecida por San Buenaventura entre la luz superior o luz de la gracia, la luz interior o del conocimiento filosófico, luz inferior o del conocimiento sensible y luz exterior o luz del arte mecánica
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(De reductione art. ad theol., § § 1-5) matista sacrifica la verdad a los efectos puede valer como ejempl o de la o resultados prácticos (bien que entre concepción clásica de la acción, don- éstos haya que incluir también, como de ésta es, en el mejor caso, acción James precisó, los propiamente interna y, por lo tanto, concentra- "mentales"); el activismo de Blondel ción de la acción y de la contem- hace de la verdad una visión directa plación en una realidad única. El del dinamismo en que todo ser con predominio de la acción sobre la siste. Así, Blondel propugna una contemplación surge, en cambio, des- "lógica de la acción" que no niega de el momento en que se establece la 'lógica de la idea', sino que la una separación entre ambas instan- comprende en su seno como un modo cias, separación que conduce, en subordinado de conocimiento. Según último término, a la absorción por Blondel, la palabra 'acción', sin exla acción de todo propósito contem- cluir la idea de una inmediata y per plativo. Es el caso del idealismo fecta realidad, implica la distinción alemán y también el de la formu- de tres fases y de tres significaciones lación por Goethe de una tesis que discernibles, separables o no. Helas como "La Acción era en un prin- aquí. "1. La acción indica primitivacipio" parece estar destinada a sus- mente el ímpetu iniciador en lo que tituir al "Logos" como principio tiene de vivo y de fecundo, de productivo y de finalista a la vez. 2. La superior. El predominio de la acción se ha acción puede designar (allí donde transformado, sin embargo, en una una operación discursiva y compleja explícita filosofía activista sólo cuan- se hace indispensable para que se do se ha logrado clara conciencia de realice ) la serie continua y progresiva las implicaciones que supone un tras- de los medios empleados: proceso netorno como el mencionado. Así cesario para la ejecución del designio ha ocurrido sobre todo en el curso inicial que debe recorrer el intervalo del siglo XIX y parte del XX con que separa el proyecto del efecto y, diversas doctrinas. Marxismo, histori- según la expresión escolástica, el tercismo, pragmatismo, afirmación de la minus a quo del terminus ad quem, voluntad de poder, suposición de que per gradus debitos. 3. La acción puela acción resuelve los nudos forjados de significar, finalmente, el resultado por la teoría, reducción del campo obtenido, la obra conseguida, la terde aplicación de la inteligencia, vo- minación realizada. Puede entonces luntarismos de diversas especies: he considerarse este resultado menos coaquí lo que puede considerarse como mo un objeto bruto que como una manifestaciones de la citada tenden- especie de creación viviente donde cia. Lo mismo cabe decir de buena la eficacia y la finalidad han conse parte de las corrientes filosóficas guido unirse valorando todas las pocontemporáneas, si bien en ellas la tencias mediadoras que han servido conciencia de las mencionadas im- para esa maravillosa innovación, evo plicaci ones ha produci do, a su vez, cada por esa pequeña palabra llena la aspiración a cerrar la brecha entre de misteriosas riquezas: obrar" (L'Accontemplación y acción sin por ello tion, 1936, I, 40/1). Entendida la "acción" en ese amtener que regresar a fórmulas estimadas caducas. Es el caso de Mau- plio sentido que engloba el pensarice Blondel ( VÉASE), cuya "filosofía miento en vez de oponerse a él, su de la acción" no es en ningún sen- predominio se ha manifestado en totido un "predominio de la acción das las direcciones filosóficas en las sobre la contemplación" tal como el que se ha ampliado el marco de la que se ha puesto antes de relieve. inmanencia racionalista para ceder el Blondel habla, en efecto, de la acción paso a la trascendencia. Cuando, por como de algo que comprende y abarca ejemplo, se intentaba en la Antigüeel pensamiento sin anularlo; la dad refutar los argumentos de Zenón filosofía de la acción es, así, simul- de Elea y especialmente la aporía de táneamente, una "crítica de la vida" Aquiles y la tortuga por el simple y una "ciencia de la práctica". De echar a andar, se llevaba a exageraeste modo distingue su filosofía de ción y a caricatura lo que, por otro todo "activismo" pragmatista como lado, el pensamiento procuraba hacer el que ha sido defendido por James, saliendo de las vías de la identificaSchiller o Dewey. El activismo prag- ción racional. Así, toda introducción 43
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de una discontinuidad representaba y sigue representando la introducción de la "acción" en el marco de la razón. Cuando se habla de "acción" conviene precisar en todo caso en qué sentido se entiende ésta y, sobre todo, conviene señalar si se concibe como aquello que se opone al pensar o bien como aquello que incluye el pensamiento. Este último sentido es el que predomina. Cuando en algunas direcciones se concibe la acción como lo único que puede solucionar los conflictos de la inteligencia, cuando Dewey habla, por ejemplo, de un "idealismo de la acción", entienden todos ésta como una realidad primaria que explica —no suprime— el pensar. Véase también PRAXEOLOGÍA. Además de la obra de Blondel referida en el texto, véanse los siguientes trabajos, unos (como los de A. Gardeil, Roig Gironella) relativos al blondelismo, otros (como el de Malgaud) concernientes al problema de la relación entre acción y pensamiento, y otros (como la mayor parte) referentes a la cuestión general de la acción y su relación con el conocimiento y el saber: A. Gardeil, O. P., "L'Action. Ses exigences objectives", Revue Thomiste VI (1898), 125-38, 269, 294; "Ses ressources subjectives", ibid. VII (1899), 23-39; "Les ressources du vouloir", ibid. VII (1899), 447-61; "Les ressources de la raison pratique", ibid. VIII (1900), 377-99. — Giovanni Cesca, La filosofia della azione, 1907. — E. de Roberty, Sociologie de l'action. La genèse sociale de la raison et les origines rationelles de l'action, 1908. — M. Pradines, Principes de toute phil osophie de l'act ion, 1909. — H. Gomperz, Die Wissenschaft und die Tat, 1924. — A. Mochi, De l a con naissance à Îaction, 1928. — M. Malgaud, De f action à l a pensé e, 1933. — T. Kotarbinski, L'Action, 1934 (en la Biblioteca filosófica de la Sociedad polaca de fil osofía de Lwów). — L. Stefanini, Mens Cordi s. Gi udizi o dell'attivismo moderno, 1934. — W. M. Schering, Zuschauen oder Handeln? Beitrag zur Lage und Aufgabe der Psychologie, 1937. — W. Grèbe, Der tätige Mensch. Untersuchungen zur Philosophie des Handelns, 1937. — M. Riveline, Essai sur le problè me le plus générale: action et logique, 1939. — J. Roig Gironella, La filoso fía de la acción, 1943. — H. Duméry, La phil osophie de l'action. Essai sur l' intellectualisme blondélien, 1948. —
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A. Marc, Dialectique de l'action, fuerzas centrales, la velocidad multi1954. — Jean Brun, Les conquêtes de plicada por el elemento de la curva l'homme et la séparation ontologique, da siempre un mínimo. Además no 1961. — J. de Finance, S. J., Essai sólo Leibniz, sino también Fermât, sur l'agir humain, 1962 [Analecta Gre- habían mostrado en sus explicaciones goriana. Series Facultatis philosophi- de las leyes de la refracción que un cae, N° 126, sectio A, 8]. Crítica del activismo de varios autores (Bergson, corpúsculo de luz que se desplaza Brunschvicg, Boutroux, Le Roy, Ba- de un punto A a un punto ( atravechelard, Rougier) en J. Benda, De sando medios distintos (a velocidaquelques constantes de l'esprit hu- des diferentes) efectúa su recorrido main. Critique du mobilisme contem- en el menor tiempo posible. porain, 1950. — La noción de acción Decíamos antes que el principio ha en Aristóteles: Gianni Vattimo, Il con- sido interpretado o mecánica o tecetto di Fare in Aristotele, 1961. — leológicamente. La primera interpreLa noción de acción en Santo Tomás tación fue la dominante en el siglo es tratada por Joseph de Finance, XVIII y hasta puede decirse que el S. T., en Être et Agir dans la philo- principio así entendido fue descu sophie de Saint Thomas, 1945. bierto solamente en el citado siglo, ACCIÓN (PRINCIPIO DE LA aun teniendo en cuenta el hecho de MENOR). En el artículo Economía que el propio Maupertuis lo aplicaba nos hemos referido al principio de no sólo a los fenómenos físicos, sino la economía del pensamiento o ley también al Ser Primero en su producdel mínimo esfuerzo en el proceso ción de las cosas. En cambio, si lo de las operaciones mentales. Aquí consideramos desde el punto de vista trataremos de un principio análogo, teleológico, el principio en cuestión pero referido a los procesos de la tiene muchos precursores. Se formuló, Naturaleza: el llamado principi o de en efecto, con más o menos claridad la menor acción. Puede enunciarse en todos aquellos casos en los que así: "La Naturaleza obra siempre em- se insistió sobre la llamada ley de pleando el menor esfuerzo o energía parsimonia en la Naturaleza. Ejemplos posibles para conseguir un fin dado." se hallan en Aristóteles (De gen. et Aunque este enunciado tiene —por la cor., II 10, 336 a 27 sigs.), en introducción del término 'fin'— un Ptolomeo (Almagesto, III 4 y XIII aspecto teleológico, no debe interpre- 2), en Averroes ( Comm. in Met., XII tarse siempre como si fuese una ley ii 4 Comm. Venetiis, VIII f. 144 vb), teleológica. Puede interpretarse desde en Roberto Grosseteste (Cfr. A. C. un punto de vista mecanicista como Crombie, Robert Grosseteste and expresando un modo de operación se- the Origins of Experimental gún el cual un proceso natural —por Science, 1953, págs. 85-6; De Sphaeejemplo, el desplazamiento de un cor- ra, ed. Baur, 1912) y probablemente púscul o— tiene lugar de tal suerte, en otros autores. Uno de los probleque su cantidad de acción sea la mí- mas que se plantea cuando adoptamos nima posible. Este es el sentido que tal interpretación es si el principio tiene casi siempre el principio de la de la menor acción debe entenderse menor acción en quien es considerado como un principio real de la Natuhabitualmente como su descubridor: raleza o bien como una regla pragmáPierre-Louis Moreau de Maupertuis. tica (en cuyo caso el principio de la Hemos precisado en el artículo sobre menor acción es equivalente al prinél el significado preciso de 'acción' cipio de la economía del pensamiendentro del principio y las discusiones to). No es siempre fácil dilucidar en a que dieron lugar las Memorias de qué sentido es usado por los autores Maupertuis a las Academias de Cien- mencionados, pero puede afirmarse cias de París ( 1744) y Berlín ( 1746). como plausible que mientras AristóParece en todo caso que ideas aná- teles, Averroes y Grosseteste lo conlogas al principio de Maupertuis sideraban como un principio real, se encuentran en varios autores de Ptolomeo lo formuló como un prinla época (Euler, Leibniz, Fermat). cipio pragmático. No es fácil ver qué Así, por ejemplo, L. Euler mostró en sentido tiene el principio en cuestión su Methodus inveniendi lineas curvas en Newton, pues aunque se halla maximi vel minimi proprietate gau- formulado como una "Regla de razodentes (1744) que en las trayectorias namiento en filosofía" ["filosofía" descritas por cuerpos movidos por "filosofía natural", es decir, "física"] 44
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al principio del Libro III de su Phi- gasto de energía opera de un modo 1492-1520-ca. 1578), nac. en Trento, losophia naturalis principia mathema- omnipresente en la actividad destina- fue de profesión ingeniero, pero se tica (Regla I), ofrece varios aspec- da a comprender el mundo, pues sin interesó por muchos problemas, espetos: el de un principio del pensar, el tal principio no habría ni tal reduc- cialmente por problemas teológicos y de un supuesto sobre la realidad y ción ni tal subsunción. Cuando la rea- metodológicos. Secretario del Cardehasta —dentro de una "filosofía" me- lidad que se trata de percibir es el nal Maruzzo, repudió luego la doctrina canicista— el de una imagen teleoló- todo, la filosofía se encarga de ello, papal, refugiándose en Suiza, Esgica. He aquí su formulación: "No de modo que la actividad filosófica trasburgo y, finalmente, en Inglaterra, debemos admitir más causas de las como pensar del todo puede definirse en donde defendió un protestantismo cosas naturales que las que son a la como un pensar del mundo según el radical, siendo protegido de la reina vez verdaderas y suficientes para ex- principio del menor gasto de energía. Isabel. Bayle le dedicó un articulo en plicar sus apariencias. A este efecto, Varias objeciones se han formulado su Dictionnaire, pero luego cayó en el los filósofos dicen que la Naturaleza contra el principio de la menor ac- olvido; en su Histoire de la philosophie no hace nada en vano, y es tanto más ción en el sentido anterior. Mencio- moderne (tomo II, 1958, págs. 2 y en vano cuanto menos sirve; pues a naremos dos. Una de ellas destaca el sigs.), J. M. Degérando lo llama la Naturaleza le agrada la simplici- hecho de que la idea del principio en "un ingénieur italien, aujourd'hui dad y no se viste con las galas de las cuestión está basada en el supuesto oublié", pero afirma que "fue el pricausas superfluas." indemostrado de que los organismos mero que tuvo el mérito de vivir y Hemos señalado antes la relación biológicos tratan de ajustar entera- proclamar las verdades que más tarde que hay a veces entre el principio mente el esfuerzo a los fines, cuando desarrollaron Bacon y Descartes". Dede la menor acción y el llamado prin- lo que ocurre de hecho es casi siem- gérando se refiere con ello a la obra de Aconcio sobre el método (véase cipio de economía (VÉASE). Al hablar de este último en el correspondiente pre lo contrario: que el organismo bibli ografía), en donde el autor pone artículo nos hemos referido a la doc- gasta mucha mayor energía de la que de relieve que el estudio del método trina de Avenarius. Completamos aho- le "correspondería" según la acción es fundamental para la adquisición ra la información allí proporcionada, que se propone desarrollar. El orga- de conocimientos verdaderos y ade por cuan to el propio Avenarius dio nismo biológico, en suma, es, según cuada comunicación de estos conocial principio de economía un nombre esta objeción, un derrochador más mientos — lo que hace de la metodomuy parecido al del principio de la bien que un ahorrador de energía. La logía de Aconcio una doctrina a la vez menor acción: el principio del menor otra objeción se refiere a las dificul- lógica, gnoseológica y pedagógica. gasto de energía (Princip des Mein- tades que plantea el origen de la ac- Aconcio empieza por delimitar la es sten Kraftmasses). Así, en la obra en tividad del organismo —o del "al- fera de lo cognoscible: sólo pueden la cual presentó por vez primera este ma"— de acuerdo con el principio conocerse las cosas que son finitas y principio (Philosophie als Denken der del menor gasto de energía. Si es un también inmutables. Luego indica que Welt gemäss dem Princip des klein- origen empírico solamente está diri- todo conocimiento "deducido por vía sten Kraftmasses, 1876; hay trad. gido por la experiencia. Pero como la de razonamiento" supone una verdad esp.: La filosofía como el pensar del experiencia es un tanteo, es probable "primitiva, inmediata, natural e indemundo de acuerdo con el principio que en el curso del mismo se dilapi- pendiente del razonamiento". El médel menor gasto de energía, 1947) den más bien que se ahorren ener- todo debe conducir a la adquisición el citado autor manifestaba que toda gías. Si es un origen supra-empírico, de estas nociones primitivas y básicas la actividad del alma está regida por hay que admitir la existencia de una de las cuales dependen los demás coun principio de economía sin el cual finalidad, en cuyo caso la actuación nocimientos. Las nociones en cuestión no sería posible la conservación del según el principio es solamente el re- no son las que se conocen primero en individuo. Según tal principio, el alma sultado de una deducción lógica en la el orden del tiempo; son las primeras trata de obtener el mayor resultado cual sólo da más lo que se había sólo en el orden de la evidencia. Así, las nociones particulares son cronoló posible con el menor esfuerzo posi- anteriormente supuesto. ble. Si aplicam os este principio al Véase el final de la bibliografía gicamente anteriores a las nociones acto del apercibir, advertimos que del artículo ECONOMÍA. — Además: más generales, pero éstas preceden a tiene lugar en tal forma, que lo que se P. E. B. Jourdain, "The Principie of aquéllas en cuanto a su posición en la tiene que apercibir es asimilado por Least Action. Remarks on Some Pas- jerarquía de las verdades. Todo esto la actividad apercipiente, la cual le sages in Mach's Mechanics", The Mo- parece hacer de Aconcio un "racionada forma y sentido de acuerdo con nist, XXII (1912), 285-304. — Íd., lista". Sin embargo, debe tenerse pre"Maupertuis and the Principie of que Aconcio distingue entre las experiencias anteriores. Con ello íd., Least Action", ibíd., XXII (1912), sente se forman hábitos intelectuales, cuya 414-59. — Íd., íd., "The Nature and conocimiento de lo abstracto y conoorganización constituye el fundamento Validity of the Principie of Least Ac- cimiento de experiencia y propone del conocimiento. Toda la vida tion", ibíd., XXIII (1913), 277-93.— separar por lo pronto uno de otro. espiritual está regida por estas for- P. Brunet, Étude histori que sur le Pero esta separación no puede persistir mas, las cuales consisten últimamente principe de la moindre action, 1938. indefinidamente; en efecto, en el o en reducir lo desconocido a lo — M. Guéroult, Dynamique et mé- conocimiento de experiencia se aplica ya un modo —o, mejor dicho, diverconocido o en subsumir las represen- taphysique leibmziennes, 1934. ACONCIO (GIACOMO) [Aconzio, sos modos— de análisis que tienen taciones particulares bajo conceptos generales. Así, el principio del menor Concio; Acontius, Jacobus] (entre que llevarse a cabo según principios 45
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ACTO Y ACTUALIDAD. Estudia- te (Phys., IV 201 a). En este "llevar racionales. En último término, el me jor método de conocimiento es el que remos estos conceptos en su acepción a cabo" el ser pasa de la potencia de va de los efectos a las causas y de los filosófica técnica, prescindiendo de ser algo al acto de serlo; el cambio fines a los medios, pero de acuerdo sus muchos significados comunes. Pa- es paso de la potencia a la actualidad. con el orden de las evidencias que se ra el sentido de "acto" como "acción" Se ha dicho a veces que la contravayan obteniendo en el proceso del véase el artículo sobre este último posición entre potencia y acto en Aristóteles es idéntica, o cuando menos conocimiento. Se trata así, pues, de concepto. Aristóteles introdujo en su filosofía muy similar, a la contraposición entre un método inductivo-analítico. En su tiempo Aconcio fue famoso los términos &'#&(25&"$ —que se vier- materia y forma. No negamos que una analogía entre ambos pares sobre todo por la colección de escritos ten usualmente por "acto" o "actuali- haya de conceptos. Pero en modo alguno agrupados bajo el título: Estratagemas dad"— y A:(#$3"1 — que se traduce pueden equipararse. La forma es la de Satanás. Esas "estratagemas" eran comunmente por "potencia" (Cfr. al- esencia, o uno de los aspectos de la para el autor los credos dogmáticos gunos loci en bibliografía, infra). En esencia, de un ser; en cambio, el acto cristianos. El carácter radical de la el artículo sobre la noción de Potencia incluye una cierta operación. Cuando crítica de Aconcio al respecto suscitó (VÉASE) analizamos varios significados esta operación culmina tenemos la ende este concepto en relala hostilidad no sólo de los católicos, aristotélicos ción con el de acto. Tendremos que telequia (véanse, sin embargo, en el sino también de algunos protestantes, reiterar aquí algunos de ellos para artículo sobre este último concepto los cuales juzgaron que Aconcio había mayor claridad. Los términos en cues- sus varias significaciones). llegado demasiado lejos en su actitud tión constituyen una parte fundamen No es fácil definir la noción aristocrítica. tal del arsenal conceptual aristotélico télica de "acto". Se puede decir que Obras: De methodo, hoc est, de acto es la realidad del ser, de tal recte investigandarum tradendarum- y se aplican a muy diversas partes de el modo que, como indicó el Estagirita su filosofía, pero aquí los estudiareque artium et scientiarum ratione (Bael acto es (lógicamente; acaso formalmos desde el punto de vista de la silea, 1558), en una colección de escritos titulada: De studiis bene ins- "Física" y de la metafísica — y, per- ontológicamente ) anterior a la potentituendis. — Stratagematae Satanae dónesenos el anacronismo, desde el cia. Sólo a base de lo actual puede (Basilea, 1565); otra ed. (Basilea, punto de vista de la "ontología ge- entenderse lo potencial. Puede decirse 1610) con una carta del autor titu- neral". Empezaremos considerándolos asimismo que el acto determina lada "De ratione edendorum libro- como un intento de explicación del (ontológicamente) el ser, siendo de este rum". De las Estratagemas se publicó una versión francesa: Les Ruzes de movimiento en tanto que devenir modo a la vez su realidad propia y su principio. Puede destacarse el aspecto Satán (Basilea, 1565). — Edición crí- (VÉASE). tica del De methodo y otros escritos El movimiento como cambio en formal o el aspecto real del acto. de Aconcio, con trad. italiana y notas: una realidad (llamado a veces "mo- Finalmente, puede decirse que el acto G. Radetti, ed., De methodo; Dialogo vimiento cualitativo" para diferenciar- es "lo que hace ser a lo que es". di Giacomo Riccamati; Somma bre- lo del movimiento local, y calificado Ninguna de las definiciones resulta vissima délia dottrina cristiana; Una Aristóteles, que se da cuenta esortazione al timor di Dio; Delle asimismo —como haremos aquí con suficiente. de esta dificultad, procede con freosservazioni e avvertimenti che aver frecuencia— de "cambio") necesita cuencia a presentar la noción de acto si debbono nel legger delle istorie; tres condiciones, las cuales parecen (y la de potencia) por medio de ejem Lettere, 1944. — Edición crítica de ser a la vez "principios": la materia las Estratagemas, con trad. italiana y (VÉASE), la forma ( VÉASE) y la priva- plos. A éstos nos referiremos de inmenotas: G. Radetti, ed., Stratagematum ción (VÉASE). Ahora bien, el cambio diato como base de nuestro comenSatanae libri VII, 1946 [ambas edi- sería ininteligible si no hubiese en el tario. ciones críticas en la Edizione nazio"El acto —escribió Aristóteles— es nale dei Classici del pensiero italia- objeto que va a cambiar una potencia la existencia de un objeto, pero no de! de cambiar. Su cambio es, en rigor, no]. — Véase A. Gonzo, Il metodo di I. A. tridenfino, 1931. — W. Köhler- el paso de un estado de potencia o modo como lo hemos expresado por E. Hassinger, Acontiana, en Abhand- potencialidad a un estado de acto o la potencia. Decimos, por ejemplo, lungen der Heidelberger Akademie actualidad. Este paso se lleva a cabo que Hermès está en potencia en la der Wissenschaften, Phil.-hist. K1. por medio de una causa eficiente, la madera, y la semilínea en la línea 1932, VIII. — E. Hassinger, Studien porque de ella puede ser zu J. A., 1934. — P. Rossi, G. A., cual puede ser "externa" (en el arte) o completa, extraída. Llamamos también sabio en "interna" (en la misma naturaleza del 1952. — Ch. D. O'Malley, J. A., 1955. potencia a quien ni siquiera especula, objeto considerado). El vocablo 'in — Véase también "Introducción" de G. Radetti a las eds. indicadas supra, y terno' no significa que el objeto que con tal que posea la facultad de esGiuseppe Saitta, Il pensiero italiano cambia no necesite ningún impulso pecular ; el estado opuesto en cada nell'Umanesimo e nel Rinascimen-to. para cambiar; significa que no podría uno de estos casos existe en acto" Vol. III (Il Rinascimento), 1951, págs. cambiar si no se quitaran los obstácu- (Met., 4 6, 1048 a 30-35). Como se 510-14. los que le impiden situarse en su "lu- ve, Aristóteles no proporciona una deACROAMÁTICO. Véase ESOTÉ - gar natural", y también que no podría finición de 'acto', sino una contrapoRICO. cambiar si no tuviese en él disposición sición de la noción de acto con la de ACTIVISMO. Véase ACCIÓN. para el cambio. El cambio puede ser potencia a la luz de ejemplos. Que ACTIVO (ENTENDIMIENTO o entonces definido como sigue: es el éstos son sobremanera importantes lo INTELECTO). Véase ENTENDI - llevar a cabo lo que existe potencial- muestra el hecho de que en cada ocaMIENTO. mente en cuanto existe potencialmen- sión en que Aristóteles se propone46
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mostrar lo que el acto es, acumula los blanco. Así, el paso de lo que es en En efecto, no se puede al mismo tiemejemplos. "El acto será, pues, como potencia a lo que es en acto requiere po marchar y haber marchado, deveel ser que construye es el ser que tiene ciertas condiciones: estar precisamente nir y haber devenido, recibir un mola facultad de construir; el ser des- en potencia de algo y no de otra vimiento y haberlo recibido; no es velado, al que duerme; el que vela, al cosa. Puede decirse que además de tampoco lo mismo mover y haber que tiene los ojos cerrados pero posee un . que es blanco y de un 5 que es movido. Pero es la misma cosa la que la vista; lo que ha sido separado de negro hay "algo" que no es ni blanco a la vez ve y ha visto, piensa y ha la materia, a la materia; lo que es ni negro, sino que llega a ser blanco. pensado. A un proceso tal lo lla mo elaborado, a lo que no lo es" ( ibidem, Si se admitiera solamente el ser (en acto y al otro movimiento" (ibidem, 1048 b 1-5). Los primeros términos tanto que ser actual), nada podría 1048 b 25-35). de estas series son actos; los segundos, convertirse en nada. El enunciado 'x La cita anterior muestra que Aris potencias. Y si se pregunta por qué no llega a ser blanco' carecería de senti- tóteles no se considera satisfecho con se proporciona una definición estricta do a menos de suponerse que el contraponer simplemente el acto a la de los términos 'acto' y 'potencia', enunciado 'x puede llegar a ser blan- potencia y con examinar la noción de acto desde el punto de vista de una Aristóteles contestará que "no hay co' es verdadero. Aunque haya seres en potencia y explicación del cambio dentro del que intentar definirlo todo, pues hay que saber contentarse con comprender seres en acto, ello no significa que marco de una "ontología de la física". potencia y acto sean ellos mismos seres. Si pueden encontrarse ejemplos de la analogía." Sin embargo, los ejemplos y las Podemos, pues, definirlos como seres cuya realidad se aproxime a una comparaciones no son todo lo que cabe principios de los seres — o "principios pura actuali zación de sí mismos, serán decir acerca del significado de la complementarios" de los seres. Estos ellos los que determinen el modo como noción de acto. Ante todo, hay que principios, sin embargo, no existen se- propiamente tiene que entenderse el entender tales ejemplos y compara- paradamente —al modo de las For- "ser en acto". En su "Prólogo" a la ciones en relación con el problema mas platónicas—, sino que se hallan Historia de la filosofía, de Emile a que antes nos hemos referido: el incorporados en las realidades (con Bréhier (Dos Prólogos, 1944, págs. del cambio. ¿Cómo concebir el ser la excepción del Acto Puro o Primer 193-203), Ortega y Gasset ha puesto de como ser que cambia? Platón había Motor, y aun ello porque tal Acto no relieve el carácter dinámico de estas declarado que el cambio de un ser es consiste sólo en ser en acto, sino en realidades que son propiamente en acto, la sombra del ser. Los megáricos ha- "actualizar" mediante atracción todo y se ha referido a un pasaje en De an. bían sostenido que sólo puede enten- ser). Ahora bien, la teoría aristotélica — al cual puede agregarse el derse lo que es actualmente: un objeto del acto no puede reducirse a esta mencionado anteriormente. He aquí dado, x, afirmaban, es o bien % ( es definición, la cual es, en última ins- varias frases de dicho pasaje: ".. .el decir, posee tal o cual propiedad o se tancia, puramente nominal. El Estagi- moverse es una especie de acción, halla en tal o cual estado), o bien rita se da perfectamente cuenta de aunque imperfecta... Decimos algo que no-P (es decir, no posee tal o cual que el acto puede ser entendido de sabe, o bien en el sentido con que lo propiedad o no se halla en tal o cual varias maneras. Por lo pronto, de éstas decimos de un hombre por el hecho estado). ¿Puede decirse que Juan es dos: (1) el acto es "el movimiento de que pertenece al género de los en potencia un gran músico si no ha relativamente a la potencia"; (2) el acto seres que tienen inteligencia y producido música alguna? Ahora bien, es "la substancia formal relativamente ciencia; o bien en el sentido con que Aristóteles rechazó la doctrina de Pla- a alguna materia". En el primer caso, decimos que sabe algo el que posee la tón porque éste hacía del cambio una la noción de acto tiene aplicación sobre ciencia gramatical. Mas, no es la especie de ilusión o apariencia del ser todo en la física; en el segundo, tiene misma la potencia de saber en ambos que no cambia, y la doctrina de los aplicación en la metafísica. Por si la casos: en el primero, el hombre sabe megáricos porque no daban razón del complicación fuera poca, resulta que la porque tal género de seres y tal materia cambio. Si, pues, hay cambio, debe noción de acto no se aplica del mismo tiene potencia para saber; en el de haber algo que posee una propie- modo a todos los "actos". En ciertos segundo, porque si no hay dad o se halla en un estado y puede casos no se puede enunciar de un ser impedimento externo puede el poseer otra propiedad o pasar a otro su acción y el hecho de haberla hombre, cuando quiere, actualizar su estado. Cuando tal ocurre, la "poste- realizado — no se puede aprender y conocimiento. Por último, decimos que rior" propiedad o el "último" estado haber aprendido, curar y haber uno sabe, cuando ya actualmente constituyen actos, o actualizaciones, curado. En otros, en cambio, se puede contempla una verdad, de modo que enunciar simultáneamente el propiamente y en acto sabe que esto es de una previa potencia. Esta potencia no es cualquiera. movimiento y el resultado — como A. Los dos primeros saben en potencia. Como Aristóteles señala (Phys., III cuando se dice que se puede ver y De ellos, el uno sabrá actualmente, 201 b 33 sigs.), un hombre no es haber visto, pensar y haber pensado. cuando por la enseñanza cambie de potencialmente una vaca, pero un ni- "De estos diferentes procesos —escribe cualidad, y repetidamente pase de un ño es potencialmente un hombre, Aristóteles— hay que llamar a unos hábito al contrario; el otro, si del poseer pues de lo contrario seguiría siendo movimientos y a los otros actos, pues la sensación o la gramática, pero sin siempre un niño. El hombre es, así, todo movimiento es imperfecto, como usarlas, pasa a la actuación de las la actualidad del niño. Un objeto da- el adelgazamiento, el estudio, la mismas; lo cual supone un cambio muy do, x, que es negro, es potencialmente marcha, la construcción: son mo- distinto del anterior; el que posee bl anco, por que puede ll ega r a ser vimientos, y movimientos imperfectos. 47
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el hábito de la ciencia pasa al acto vir de modelos para cuanto se dice tencia, y lo que se dice ser en potende contemplarla; lo cual o no es que es en acto. Puede decirse acaso cia lo es con respecto al acto, hay verdadera mutación (ya que con- que el acto no designa la acción (en que establecer una distinción. Miensiste en un progreso del sujeto y de el sentido del cambio), pero como de- tras la potencia se define por el acto, su acto), o por lo menos es un gé- signa la perfección de la acción, no éste no puede definirse por la ponero de mutación distinto de la co- hay inconveniente en admitir que tencia, ya que la potencia adquiere mún; hay dos modos de alteración: ésta puede ser perfecta en su cam- el ser que tenga por medio del acto. uno que consiste en el tránsito a las biar. Varios autores neoplatónicos y Esto equivale a la doctrina aristotédisposiciones privativas (a saber, la cristianos tendieron a esta idea del lica de la preeminencia (lógica) del sustitución de una cualidad por su acto como la perfección dinámica de acto sobre la potencia. Como escribe contraria), la otra, en el tránsito a una realidad. Uno de los ejemplos de Santo Tomás, "potentia dicitur ab las disposiciones positivas y a la per- este ser en acto es la intimidad per- actu" (De pot., I, 1). El acto es, pues, fección de la naturaleza (que es pro- sonal. El acto puede entonces conce- algo "absoluto"; no puede definirse greso y perfección de la cualidad exis- birse como una tensi ón pura, la cual como tal por ser una de las llamadas tente)" (II 5, 417 a 15 sigs.; trad. no es movimiento ni cambio, por- prima Simplicia. El acto no se comAntonio Ennis, S. I.). que constituye la fuente perdurable pone (lógicamente) de partes en poSegún Ortega y Gasset, esto muestra de todo movimiento y cambio. Y si tencia, pero tampoco se resuelve en que para Aristóteles hay cierta forma se alega que tal no puede ocurrir, partes actuales. En este sentido, Arisde devenir que no consiste sim- porque el sentido primario de las des- tóteles andaba por el buen camino plemente en pasar de un estado (prin- cripciones aristotélicas de 'acto' y 'ac- al "mostrar" (más que de-mostrar) cipio) a otro estado (fin), sino que tualidad' lo excluyen, se puede res- la noción de acto por medio de ejemes incesante cambio "hacia sí mismo". ponder con Plotino que debe distin- plos. Sin embargo, que el acto sea El ejemplo más eminente de este guirse entre el sentido de 'acto' según lógicamente anterior a la potencia, no "progreso hacia lo mismo", &"'= $:()!% se aplique a lo sensible o a lo significa que (en los seres creados) 5$(2 ,. &'+"(A!= "1 , es el pensar, el cual inteligible. En lo sensible, argüía Plo- sea realmente anterior a la potencia. tiene en sí mismo su término, pero tino, el ser en acto representa la Sólo el Acto Puro o Dios es anterior, no por ello cesa de progresar. unión de la forma y del ser en poten- lógica y realmente, a todo. Ahora bien, "el cambio o cia, de suerte que no puede haber Entre las divisiones de la noción de movimiento que es t érmino o fin de aquí equívoco alguno: el acto es la acto, propuestas por los escolásticos, sí mismo, que aun siendo marcha o forma. En lo inteligible, en cambio, la y principalmente por Santo Tomás, tránsito y paso, no marcha sino por actualidad es propia de todos los seres mencionamos las siguientes: 1. El acto puede ser puro o absolu marchar y no para llegar a otra cosa, de esta esfera, de modo que, siendo el to, o no puro. En el acto puro no hay ni transita sino por transitar, ni pasa ser en acto el acto mismo, la forma no ninguna potencia; el acto puro es la más que por su propio pasar, es es un mero acto: más bien es en acto. perfección concebida o existente en preci samente lo que Aristót eles Las nociones de acto y actualidad sí y por sí. El act o puro es por ello llama acto — enér-geia —, que es el fueron elaboradas por los escolásti"el acto último no recibido" ( irrecepser en la plenitud de su sentido. Con cos con gran detalle, principalmente tus), de modo que, como escribe San lo cual vemos que Aristóteles a base de los conceptos aristotélicos. to Tomás, "ultimus actus est ipsum trasciende la idea estática del ser, ya A este respecto, cabe considerar tres esse". El acto impuro es el que tiene que no el movimiento sensu stricto, aspectos. Primero, que, sin dejar de alguna potencia o está mezclado con sino el ser mismo que parecía quieto se ser aplicadas, como en Aristóteles, a revela como consistiendo en una los procesos naturales, no se confina- la potencia, siendo perfección de una acción y, por tanto, en un ron a éstos, sino que se usaron con potencia, y siend o por ello un "act o movimiento sui generis" (Ortega y particular empeño para dilucidar el recibido" (receptus). 2. El acto no puro puede ser en Gasset, op. cit., págs. 198-9). problema de la naturaleza de Dios Sea o no verdad que hay en Aris- como Acto Puro. Segundo, que se titativo o formal. El acto entitativo tóteles esta idea del ser como ser di- intentó precisar su significado hasta es el acto de ser (actus essendi) o el námico, en el cual, según ocurre con donde fuera posible. Tercero, que se que hace existir a una esencia. El el pensar, "el paso de la potencia ini- establecieron distinciones entre varias acto formal es el que informa una cial ... no implica destrucción de la especies de actos. Nos referiremos potencia constituyendo una forma potencia sino que es, más bien, una principalmente a los dos últimos as- substancial o una forma accidental. conservación de lo que es en potencia pectos y nos fundaremos principal- El acto entitativo se llama también por lo que es en perfección (entele- mente en las doctrinas al respecto de "acto último". quia), de modo que potencia y acto Santo Tomás de Aquino. 3. El acto formal substancial pue se asimilan" (op. cit., pág. 202), lo Para Santo Tomás y muchos esco- de ser subsistente (o existir solo) o cierto es que la noción de acto en el lásticos, la doctrina del acto (y de la no subsistente (o no existir solo, es Estagirita no puede reducirse a una pote ncia ) result a de un tratamiento decir, existir acompañado de materia ). definición simple acompañada de va- de la cuestión de la división del ente. 4. El acto subsistente puede ser rios ejemplos. En todo caso, parece Aunque acto y potencia sean de al- completo o incompleto. como si Aristóteles tuviera interés en gún modo relativos, en tanto que lo 5. El acto no subsistente puede ser mostrar que hay entes que son cons- que se dice ser en acto (en los seres substancial o accidental. titutivamente más "en acto" que creados) lo es con respecto a la po6. El acto puede ser primero o seotros. Además, tales entes pueden ser48
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gundo. El acto primero no supone Gentile, Whitehead, Husserl y Laveotra cosa, siendo la forma. El acto se- lle son particularmente destacados a gundo supone otra cosa, siendo la ope- este respecto. ración. Gentile ha llamado a su filosofía 7. El acto primero puede ser pró "actualismo" ( VÉASE). Esta filosofía ximo (al cual si gue inmediatamente se deriva en parte de la noción ideaun acto segundo) o remoto (al cual lista de acto como un absoluto "pono sigue inmediatamente un acto se ner" la realidad. Gentile llama atto puro al pensamiento en tanto que no gundo ). 8. El acto puede ser inmanente o puede objetivarse, sino que constituye exterior (llamado también transitivo). el fundamento de toda objetividad El acto inmanente es el recibido en "engendrada". La "actualidad del yo" el propio sujeto que l o produce (cual por la cual "no es nunca posibl e que el acto intelectual). El acto exterior el Yo se conciba como objeto de sí o transitivo es el recibido en otro su mismo" (Teoría dello Spirito, I, 6), hace que el acto puro se oponga de jeto (cual el acto físico). Según los escolásticos, todo ser mu- continuo al hecho. El hecho es lo que dable consta de potencia y de acto, se da; el acto es lo que se hace. Por mientras el ser inmutable es sólo acto. eso el acto no debe entenderse como Los escolásticos han empleado asimis- realidad abstracta, sino como realimo muchas expresiones en las cuales dad eminentemente concreta. El acto se hace uso de la noción de acto, tales es el Espíritu, el cual es "el sujeto como esse in actu, esse actu, ens ac- que no es pensado como tal, sino actuado como tal" (op. cit., II, 3). Gentúale, actualitas, habere actum. En la filosofía del Renacimiento y tile afirma de este modo la identidad en muchos sistemas modernos se han del verum y del fieri, hasta el punto usado asimismo las nociones de acto de que, alterando una fórmula tray actualidad, pero con frecuencia con dicional, puede decirse que verum et distinto vocabulario. La noción de fieri convertuntur. El Espíritu como Absoluto elaborada por los idealistas acto puro es puramente dinámico (y postkantianos puede definirse en gran es, además, "histórico-concreto" ). parte a base de la idea del acto puro, Gentile sostiene que la noción tradisobre todo cuando se interpreta a éste cional de acto no permite comprenen sentido "dinámico", es decir, ca- der lo histórico, puesto que tiene la paz de "desplegarse" en la Natura- tendencia a reducir el espíritu-acto al leza y en el Espíritu. También en la espíritu-substancia. La oposición al acto como entidad filosofía de Spinoza desempeña un pa pel importante la noción de acto. Se estática es propia asimismo de la filoha discutido con frecuencia dentro sofía de Whitehead. Las "entidades del pensamiento moderno si la reali- actuales o entidades ocasionales son dad ha de ser concebida primaria- las "cosas" finales reales de que está mente como actualidad (al modo de hecho el "mundo", incluyendo Dios. los megáricos, y en parte de Spinoza Las entidades actuales son "gotas de y Bergson) o si la idea de potencia- experiencia, complejas e interdepenlidad es asimismo importante, cuan- dientes" (Process and Reality, II s. do no preeminente. Puede decirse que 1). Para Whitehead, la noción de enha habido una cierta tendencia a dar tidad actual es equiparable a la idea el primado al ser actual frente al ser cartesiana de substancia y al concepto potencial. Sin embargo, en la mayor lockiano de potencia (power); por eso parte de los sistemas filosóficos mo- afirma que la "actualidad" significa la dernos la noción de acto ha sido sub- última penetración en lo concreto, sumida en otras nociones no necesa- abstraído de cuanto sea mera no enriamente relacionadas con las cues- tidad (loc. cit.). En la primera fase de la fenomenotiones suscitadas dentro de la filosofía aristotélica y escolástica, por lo logía de Husserl este autor usó el térque es difícil estudiar tales sistemas mino 'acto' (Akt), pero no le dio un desde el ángulo de las nociones tra- sentido metafísico, sino "neutral". Husserl manifiesta que los actos no son tadas en el presente artículo. Nos limit aremos aquí a mencionar "actividades psíquicas", sino "vivena algunos autores del siglo presente cias intencionales". De ellas hay que en los cuales los términos 'acto' y excluir toda idea de actividad. El acto 'actual' desempeñan un papel capital: (Akt) no es la acción (Tat), pero 49
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tampoco el actus en sentido clásico. Según Husserl, "la referencia intencional, entendida de un modo puramente descriptivo, como peculiaridad íntima de ciertas vivencias, es la nota esencial de los fenómenos psíquicos o actos". Louis Lavelle intenta, desde un punto de vista metafísico, acentuar la actividad operante del acto sin reducirlo por ello a una mera actuación de un ser. Lavelle elude tanto una interpretación neutral del acto como una ontología dinamicista. El acto es para Lavelle la realidad misma del ser. Por lo tanto, es algo distinto del "objeto". El acto no es un ser actuante, a menos que se entienda tal ser como un actuar. La noción de acto sólo puede ser entendida partiendo de un análisis del yo. Este es el objeto de la metafísica, la cual "se apoya en una experiencia privilegiada que es la del acto que me hace ser" (De l'Acte, I art. 2). El acto no aparece nunca como un objeto, porque es el horizonte dentro del cual se da toda objetividad. Puede alegarse que en la teoría de Lavelle hay mucho de "actualismo" en el sentido de Gentile. Sin embargo, el acto no es para Lavelle la actividad pura o el actuar como tal; es una realidad infinitamente concreta, una eficacia pura cuya esencia interna es el crearse incesantemente a sí misma (op. cit., I art. 5). El acto es la pura libertad y voluntad de ser, pero el acto no elimina la racionalidad, sino que crea el ámbito racional y permite que en el reino del yo el hacer coincida con el ser (op. cit., VII art. 9.). Otros pasajes de Aristóteles en los cuales se dilucida la noción de acto son: Phys., I 2, 186 a sigs; I 8, 191 b sigs.; III 2, 201 b 10; De an. , II 1, 412 a 10; II 1 412 a 23; II 5, 417 a 9; II 5, 417 a 22-3; III 2, 426 a 1-26; De gen. an., II 734 a 30; Met., B 6, 1003 a 4; 4 7, 1049 b 4 - 8, 1051 a 3; 3 2, 1069 b 15 sigs.; 3 6, 1072 a 3-8; Eth. Nic., I 13, 1103 a 27. — Entre otros pasajes en Plotino: Enn ., I iv 14; I 6 5; I vii, 1, 2; III 1 13; III ix 8; IV viii 5; V iii 5; V iv 9. — Para Santo Tomás, además del citado De pot. (I, 1): 1 sent. 42, 1, 1 ad 1; S. theol, I q. LXXVI 1 c; q. CV 1 c.; 9 met. 7 b y 8. La frase: "actus purus non habens aliquid de potent ialitate, en S. theol., I q. III 2 c. — Para acto y potencia en varios autores: A. Smets, Act en Potentie in de Metaphysica van Aristóteles,
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1952. — E. Berti, Genesi e sviluppo della dottrina della potenza e dell' atto in Aristotele, 1958 [de "Studia Patavina". Quaderni di Storia della Filosofia, 7], — Josef Stallmach, Dynamis und Energeia, 1959 (Monogra phien zur philosophischen Forschung, ed G. Schischkoff, 21). — J. Christensen, "Actus Purus. An Essay on the Function and Place of the Concept of Pure Act in Aristotelian Metaphysics and on Ints Interrelation with Some other Key Concepts", Classica et Mediaevalia, XIX (1958), 7-40. — José R. San Miguel, "Los términos 'acto' y 'potencia en la filosofía neoplatónica y agustiniana", Augustinus, IV (1959), 203-37. — C. Giacon, Att o e Potenza, 1947. — La noción de acto en sentido aristotélico-tomista es presentada en todos los manuales neoescolásticos tomistas. Además, véase: A. Farges, Théorie fondamentale de l'acte et de la puissance, du moteur et du mobile, 1893. — L. Fuetscher, S. J., Akt und Potenz, eine kritisch sysiematische Auseinandersetzung mit dem neuren Thomismus, 1933 (trad. esp.: Acto y potencia. Debate crítico sistemático con el neotomismo, 1949). — Véase asimismo la bibliografía del artículo POTENCIA. — No hemos ha blado en este artí cul o de la "fi losofía del acto" de G. H. Mead ( VÉA SE ), expuesta en The Philosophy of the Act (1938), porque el término 'acto' tiene en este autor un sentido muy distinto de cualquiera de los analizados, y expresa más bien la acción en sentido pragmático-perspectivista. ACTUALISMO. Se llama usualmente actualismo, o también activismo, a la doctrina filosófica según la cual no hay ningún ser rígido e inmutable, o por lo menos substancial, sino que todo ser se resuelve en devenir y acontecer. El actualismo corresponde, por consiguiente, en una de sus dimensiones, a la filosofía de la acción ( VÉASE). Sin em bargo, la significación de 'actualismo' en la filosofía es demasiado vaga para que pueda ser empleada indiscriminadamente. Desde el punto de vista propiamente filosófico, sólo resulta justificable cuando se aplica a una doctrina del tipo del actualismo italiano. Surgido en una cierta proporción de lo que hay de más dinámico en el hegelianismo, el actualismo ha sido fundamentado y desarrollado sobre todo por Gentile (VÉASE) al llevar a sus últimas consecuencias el supuesto idealista de la disolución del objeto en el sujeto
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puro, único modo de que la consis- desembocado en el voluntarismo del tencia del objeto no sea arbitraria. siglo XIX ( Schopenhauer, Eduard El actualismo hace engendrar de este von Hartmann, Wundt, Eucken) y ha modo la objetividad y aun la ajena alimentado gran parte de las tendensubjetividad en un puro acto ( VÉASE) cias que han negado inclusive la presente que significa o designa el conciencia ( VÉASE) como experienámbito dentro del cual se da todo cia y realidad. Véase Manlio Ciardo, Natura e lo real, pues el mismo dato objetivo es sólo la actualidad del pensar abo- Storia nell 'idealismo attuale, 1949. — cada a un pensamiento pensado como Giovanni Tuni, Filosofía e scienza lo otro. Como señala el propio Gen- nett'attualismo, 1958 (Biblioteca filoSaggi critici, 2). — Franco tile, "el idealismo que llamo actual sófica. Spisani, Natura e spirito nell'idealisinvierte, de hecho, el problema hege- mo attuale, 1962. liano". Por eso no se trata ya de ACHILLINI (ALESSANDRO) deducir el pensamiento de la Natu- (1463-1512), nac. en Bolonia, estudió raleza, y ésta del logos, sino que en la misma ciudad y en ella también se trata de deducirlo todo del pensa- enseñó lógica (1484-1487), filosofía miento. Este pensamiento es, sin (1487-1494), medicina (1494-1497) y embargo, precisa Gentile, un pensa- filosofía y medicina a un tiempo miento actual y no un pensamiento (1497-1506). De 1506 a 1508 profesó definido abstractamente, es decir, un en Padua, y de 1508 hasta su muerte pensamiento absolutamente nuestro de nuevo en Bolonia. en el cual se realiza el yo. "Y por Achillini fue uno de los más destaesta inversión, la deducción que recados (véase AVERROÍSMO) sultaba imposible en el idealismo de la averroístas llamada "Escuela hegeliano se convierte en la verda- (v. ) — bien que profesaradelaPadua" mayor dera demostración que hace el pen- parte de su vida en Bolonia. En gesamiento de sí mismo en la historia siguió fielmente las doctrinas y del mundo: la propia historia" (Teo- neral, comentarios aristotélicos de Sigerio de ría dello Spirito, XVII, 3). Brabante. En lo que toca al probleDesde el punto de vista psicoló- ma del intelecto (v.) —cuestión cengico, el actualismo es la teoría que tral en la disputa entre averroístas, rechaza la existencia de cualquier alejandristas y tomistas— Achillini elemento psíquico substancial —alma, mantuvo, de acuerdo con Sigerio de conciencia o espíritu—, afirmando Brabante, una distinción entre el inque todo lo que parece ser centro telecto en sí (inmutable) y el alma de los actos no es más que el conSegún Achillini, el "alma junto dinámico de estos actos conce- racional. sensitiva" prepara el "alma intelecti bido estáticamente. El actualismo o va"; en todo caso, el alma puede conactivismo psicológico se llama tam- cebir sin necesidad de "imágenes" bién a veces funcionalismo, y corres(phantasmata). Achillini no ignoraba ponde a todas las tendencias donde las dificultades planteadas por la doc por los más vari ados motivos se trina averroísta de la "unidad del intiende, como sucede en James, a la telecto", pero intentó solucionarlas afirmación de la "corriente de conforma no estrictamente averroísciencia" y a la de desubstancializa- —en ta— mediante la suposición de que ción del yo, ya sea en virtud de suhay en el alma individual un principio puestos metafísicos o simplemente a corruptible. En sus escritos causa de postulados experimentales. Achillini debatió el problemafísicos, de si Desde este ángulo se puede decir que hay o no "un máximo" y "un mínila mayor parte de las corrientes psico- mo" —el problema que había tratalógicas contemporáneas, y aun moentre otros, Heytesbury (v.)— y dernas, son actualistas. Mas este do, se opuso a la teoría del impetus ( v. ). actualismo psicológico tiene, con frede intelligentiis Obras: cuencia (aun cuando pretenda apo- [disputadasQuodlibeta en Bolonia en 1494], nueyarse exclusivamente en datos expe- va imp., 1506. — De orbibus, 1498. rimentales), un motivo metafísico en — Opus septisegmentatum, 1501 el cual ha participado buena parte [comprende varios escritos: tratados de la filosofía moderna, sobre todo a pseudo-aristotélicos; un fragmento del partir del siglo XVIII, y que, De intellectu de Alejandro de Afrodicobrando plena madurez en sia en trad. de Gerardo de Cremona, etc. con el opúsculo De universalibus, Fichte, ha 50
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de Achillini]. — Quaestio de subiecto más posterior que la de la ciencia physionomiae et chyromantiae, llama- consigue religar la experiencia a un da también De Chyromantiae princi- fundamento. Desde este punto de piis et physionomiae, 1503 [incluye el vista, objeto y sujeto aparecen como escrito de Bartolomeo Coclite: Chyromantiae ac physionomiae anastasis]. manifestaciones de una realidad cen — De potestate syllogismi, 1504. — tral, la cual es para Adamson emi De subiecto medicinae, 1504. — De nentemente concreta. La aproximaelementis, 1505. — De distinctionibus, ción de Adamson a una concepción 1510. — De physico auditu, 1512. — metafísica monista-neutralista parece, Postuma: De motuum proportione. — pues, el resultado inevitable de esta Achillini es autor asimismo de varios interpretación realista del kantismo. escritos de anatomía de los que citamos: De humani corporis anatomia, Puede decirse, así, que Adamson 1516. — Annotationes anatomicae, construye una filosofía de la expe1520. — Achillini dejó inéditos mu- riencia pura, pero el primado dado chos escritos, la mayor parte esbozos. dentro de ella a las categorías empíri — La primera ed. (incompleta) de co-naturales hace que por alguna de obras apareció en 1508. — Una edi- sus dimensiones la solución dada por ción más completa es: Opera omnia Adamson al problema kantiano se (Venecia, 1545), ed. Panfilo Minti. Véase L. Münster, "A. A., anatómi- aproxime hasta el máximo a algunas co e filosofo, professore dello Studio de las consecuencias naturalistas del di Bologna (1463-1512)", Rivista di realismo epistemológico radical. Obras: Roger Bacon: the Philoso storia delle science mediche e naturali, XV, N° 24 (1933), 7-22, 54-57. — phy of Science in the XIIIth CentuGiuseppe Saitta, Il pensiero italiano ry, 1876. — On the Philosophy of nell'Umanesimo e nel Rinascimento, Kant, 1879. — Fichte, 1881. — The Vol. II, 1950, págs. 326-40. — Bruno Development of Modem Philosophy, Nardi, Saggi sull'aristotelismo pado- with other Lectures and Essays, vano dal secolo XIV al XVI, 1958, 2 vols., 1903 (postuma, ed. Sorley). págs. 179-279. — John Hermán Ran- The Development of Greek Philosodall, Jr., The School of Padua, and phy, 1908 (postuma, ed. Sorley y the Emergence of Modern Science, Hardie). — A short History of Lo1961, págs. 81-82. gic, 1911 (postuma, ed. Sorley). ADAMSON (ROBERT) (1852ADECUADO. Adecuada llaman los 1902) nac. en Edimburgo, prof. en escolásticos a la idea que posee una Manchester (1876), Aberdeen (1893) exacta correspondentia con la propia y Glasgow (1895), desarrolló su pen- naturaleza de la cosa, de tal suerte samiento filosófico dentro del plan- que no deje de ésta nada en latenteamiento kantiano, aun cuando no cia. Las ideas adecuadas son comdentro de las soluciones del kantismo. pletas, es decir, exhiben claramente Esta diferencia entre planteamiento las notas constitutivas del objeto. Sin y solución es debida sobre todo a embargo, algunos han distinguido enuna mayor tendencia de Adamson tre diversos grados de perfección en al empirismo, entendiendo por él el la misma idea adecuada. Siguiendo reconocimiento de la necesidad de análoga vía, Leibniz ha considerado atenerse a los datos proporcionados como adecuada una de las formas no sólo por una más amplia expe- del conocimiento distinto. En las Meriencia interna, sino también por el ditationes de cognitione, veritate et progreso de las ciencias físicas y psi- ideis (1684; Gerhard, IV, 422-6), dicológicas. Así, la ampliación del cam- cho filósofo distingue entre el conoci po de lo dado en detrimento de la miento oscuro y el conocimiento claro esfera de lo puesto, lo condujo pronto (VÉASE ). Este último puede ser confuso a una dirección inversa a la seguida o distinto. Y el conocimiento distinto por el idealismo postkantiano, y apro- puede ser adecuado o inadecuado, así ximó considerablemente a Adamson como intuitivo o simbólico ( o bien a la a una posición realista crítica. Adam- vez simbólico e intuitivo, en cuyo caso son estima, en efecto, que la realidad se trata de un conocimiento perfecto). se muestra como dada dentro de un Ahora bien, conocimiento adecuado campo en el cual sólo con posterio- en el sentido propio del término es el ridad efectúa la inteligencia las sepa- que se posee cuando "todos y cada raciones que conducen a los dualis- elemento de una noción distinta son mos; éstos pueden ser superados conocidos distintamente". También se solamente cuando una reflexión aun dice que una noción es 51
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adecuada cuando es completo el análisis de los elementos que la integran. Por su lado, Spinoza llama adecuada a la idea que posee el alma cuando, elevada al plano de la razón, conoce de un modo completo la verdad de la necesidad absoluta, sin el engaño o falsedad de la aparente contingencia de las cosas, por lo cual puede llegar, pasando por encima de las ideas incompletas, a las ideas completas de la substancia infinita y de sus infinitos atributos. Lo adecuado en la idea otorga a ésta, como Spinoza define explícitamente, "todas las propiedades o denominaciones intrínsecas de la idea verdadera", con independencia del objeto al cual se aplique (Ethica, II, Def. IV). Las ideas pueden ser de este modo adecuadas o inadecuadas o, mejor dicho, incom pletas y confusas — mutilatae et con fusae —, y lo incomplet o y confuso en las ideas se debe precisamente a la introducción en el alma de las pasiones. La idea adecuada es, en realidad, la expresión del último y superior grado de conocimiento, es decir, del conocimiento intuitivo, por encima de la imaginación y aun de la razón (ibíd., II, prop. XI, cor.). En un sentido bastante afín al anterior, pero más insistente sobre la idea de correspondentia o convenientia, se entiende la clásica expresión escolástica de la verdad ( VÉASE) como adaequatio rei et intellectus, por la cual se expresa una perfecta conformidad y correspondencia entre la esencia del objeto y el enunciado mental. Heidegger observa que esto puede significar que la verdad es adecuación de la cosa con el conocimiento, pero también adecuación del conocimiento con la cosa. Ahora bien, según dicho autor, la adecuación del intelecto con la cosa — ad rem — sólo es posible cuando se funda en la adecuación de la cosa con el intelecto — ad intellectum. Lo cual no quiere decir que el intelecto y la cosa sean pensados en los dos casos del mismo modo y que, por lo tanto, se trate de proposiciones convertibles. En último término, la adecuación es posible sólo en tanto que hay ideas concebidas por el intelecto divino que fundamentan la raíz de toda conveniencia. Y de ahí que la adecuación de la cosa al intelecto divino garantice la verdad como adecuación del intelecto humano con
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la cosa. Por lo demás, los escolásticos matemáticos. — Véase Franz Blie- Review, 1893-1894), 1896; II (ibíd., distinguían ya entre verdad ontoló- menzrieder, Adelard von Bath, Blät- 1895), Sup. 1; III (ibíd., 1896), Sup. gica y verdad lógica, comprendiendo ter aus dem Leben eines englischen 2. — Kant contra Haeckel, 1901, 2a con ello la presencia de tales impli- Naturphilosophen des 12. Jahrhun- ed., 1906. — Die Zukunft der Mecaciones. Semejante tipo de adecua- derts und Bahnbrechers eines Wiede- taphysik, 1911 (El futuro de la metader griechischen Antike, física). — Untersuchungen zu Kants ción ha sido entendido luego de rerweckung 1935. physischer Geographie, 1911 (Invesotros diversos modos. Por ejemplo, ADICKES (ERICH) (1866-1928) tigaciones sobre la geografía física de puede haber verdad lógica en virtud K.). — Kant und das Ding an sich, nac. en Lesum, cerca de Bremen, de la previa correspondencia de la 1924 (K. y la cosa en sí) — Kant ah profesor desde 1902 en Münster y esencia de la cosa con la "razón Naturforscher, 12 vols., 1924-25 (* . universal". Y puede haberla —como desde 1904 en Tubinga, recibió al- como investigador de la Naturaleza). sucede en el idealismo moderno— gunas influencias de Paulsen, maes- — Kant und die Als-Ob Philosophie, por la tesis del primado de lo tras- tro suyo en Berlín. Después de pasar 1927 ( / . y la filosofía del como si). cendental sobre lo ontológico (por por el teísmo ortodox o, por el pan - — Kants Lehre von den doppel ten lo menos en el conocimiento), lo cual teísmo evolutivo y por el idealismo- Áffektion unseres Ich, 1929 (La doc da lugar a un distinto significado de fenomenismo gnoseológico, elaboró su trina kantiana de la doble afección la adaequatio. El problema ha sido propio pensamiento filosófico al hilo de nuestro yo). — Se debe también tratado también por la fenomenología, de una interpretación de la filoso- a Adickes la edición de varias par en sus tesis de la adecuación total fía de Kant (véase KANTISMO ). Los tes del Opus postumum de Kant. — en que se cifra la intuición de las trabajos de Adickes al respecto han Autoexposición en Die Philosophie Gegenwart in Selbstdarstellungen, esencias, y en el nuevo sentido dado influido sobre varias interpretaciones der II, 1921. posteriores de Kant, que han tenid o a la reducción de la verdad a la (ALFRED) (1870-1937) correspondencia entre la afirmación en cuenta la evolución del filósofo nac.ADLER en Penzing (Viena, Austria), fa patente en sus obras postumas, y que, y la estructura ontológico-esencial de lleció en exilio en Aberdeen (Esco por consiguiente, se alejan de la imalo afirmado por el enunciado. gen neokantiana hasta entonces pre- cia). Adler fue, con Jung, uno de ABELARDO DE ($79 (fl. 1100), dominante. Ahora bien, aunque Adic- los dos grandes discípulos de Freud, nacido en Inglaterra, educado en kes subrayó el aspecto metafísico de pero se apartó de éste en puntos Laon y Tours, se destacó filosófica- la obra de Kant, manifestó en su capitales. Ante todo, Adler estima que mente sobre todo por su posición pensamiento claras tendencias antime- el factor sexual, aunque importante, en el problema de los universales, tafísicas, por lo menos si identifica- no es el único: junto a él hay que que resolvió en el sentido de una mos la metafísica con la metafísica mencionar los factores social y pro"doctrina de la indiferencia", según idealista. En efecto, Adickes se incli- fesional. El tema fundamental de la cual los géneros y las especies nó cada vez más a un empirismo y Adler es la constitución de una psiexisten, como Aristóteles propuso, en a un realismo que no excluían total- cología individual que tiene por milos individuos, pero según la cual mente ideas metafísicas, pero que ha- sión averiguar el estilo de vida de existen también, como Platón afirmó, cían de ellas opiniones filosóficas los individuos. Este estilo de vida en un reino inteligible, por lo menos "plausibles". Esto es especialmente está determinado por dos caracteres en la medida en que son considera- cierto en lo que toca a la admisión por opuestos. Por un lado hay el afán de dos en su pureza. Se podría, pues, Adickes de un voluntarismo panteísta ser o de hacerse valer. Por el otro, decir que el ser individuo, género y a su vacilación entre el monismo y los sentimientos de inferioridad, los o especie depende de la considera- el pluralismo espiritualistas. En to- cuales tienen su base en minusvación mental, pero, a la vez, que la dos estos casos se trata de ciertas hi- lías orgánicas. Estos dos caracteres se visión de la cosa como individuo, póte sis que permi ten dar una ima- manifiestan ya en la infancia del inaunque legítima, representa una for- gen coherente del conjunto de la dividuo; lo que ésta ha experimentado ma inferior de conocimiento. La doc- realidad, pero que no pueden decla- durante los primeros procesos psicotrina de los universales es, así, al rarse completamente ciertas. Al sub- sociales es fundamental para la consmismo tiempo, una doctrina de los rayar Adickes que la metafísica, bien titución del citado estilo de vida. Pero grados del conocimiento o, mejor que indemostrable, no puede ser eli- la psicología individual no es sólo una dicho, de sus grados de perfección, minada de la vida humana, llegó a teoría; es también, y muy especialla cual es distinta de la validez. la convicción de que puede haber mente, una terapéutica, que se proAdemás de las Perdiffiiciles quaes- tantos tipos de metafísica como for- pone curar las psicosis y neurosis del tiones naturales (ed. M. Müller [Bei- mas fundamentales de vida. La tipo- paciente producidas por la falta de trage zur Geschichte der Philosophie logía psicológica y la teoría de las conciencia de los caracteres determiund Théologie der Mittelalters, XXXI, 2, 1934], Adelardo escribió el tratado concepciones del mundo fueron, así, nantes de su estilo vital. (Véase tam De eod em et di ver so (ed. Hans admitidas por él como legítimas in- bién INDIVIDUO, PSICOANÁLISIS.) Obras principales: Studie über MinWillner en: Des Adelard von Bath vestigaciones filosóficas. Traktat, De eodem et diverso [BeitraObras: Kants Systematik als system- derwertigkeit von Organen, 1907 (Esge zur Geschichte der Philosophie des bildender Faktor, 1887 (La sistemá- tudio sobre las minusvalías orgániMittelalters, IV, 1, 1903]. — Ade- tica de Kant como factor constructor cas). — Ueber den nervösen Charaklardo de Bath tradujo del árabe al de sistema). — Germán Kantian Bi- ter, 1912 (trad. esp.: El carácter neurótico, 1954). — Menschenkenntnis, latín los Elementos de Euclides y probablemente algunos otros escritos bliograpy, I (en The Philosophical 1927 (trad. esp.: Conocimiento d el 52
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hombre, 1915). — Individualpsycho- sions de l'âme. La admiración es una logie in der Schule, 1929 (trad. esp.: de las "seis pasiones primitivas" o bá La psicología individual y la escuela, sicas (junto con el amor, el odio, el 1959). — Die Technik' der Indivi- deseo, la alegría y la tristeza ). Descardualpsychologie, I, 1928, II, 1930 tes indica que cuando hallamos un (La técnica de la psicología indivi- objeto que nos sorprende (surprend) dual). — Der Sinn des Lebens, 1933 (trad. esp.: El sentido de la vida, por ser la primera vez que lo vemos, 1935). _ Véase H. Sperber, A. Ad- o porque lo consideramos nuevo, o ler, 1926. — A. Neuer, Mut und porque aparece muy distinto de lo que Entmutigung. Die Prinzipien der presumíamos, lo admiramos (admi Psychologie A. Adlers, 1926. — F. rons) y nos asombramos de él (en Oliver-Brachfeld, Los sentimientos de sommes étonnés). Por eso la admirainferioridad, 1935 (varias ediciones). ción es "una súbita sorpresa del alma, — J. Donat, A. A. y su psicología que hace que sea llevada a considerar individual (trad. esp., 1949). — L. con atención los objetos que le parecen Way, A. A. An Introduction to His Philosophy, 1956. — Hortha Orgler, más raros y extraordinarios". En la adA. A., d'er Man und sein Werk. miración no hay cambio ni en el coraTriumph über den Minderwertigkeit- zón ni en la sangre, lo cual no sig skomplex, 1956. nifica que no sea una pasión muy
ADMIRACIÓN. Las dos más famosas sentencias sobre la admiración se hallan en Platón y en Aristóteles. Platón (Theait., 155 D) pone en boca de Sócrates las siguientes palabras: "Bien veo, estimado Teeteto, que Teodoro comprendió tu verdadera naturaleza cuando dijo que eres un filósofo, pues la admiración es lo pro pio del filósofo, y la filosofía comienza con la admiración. No era mal genealogista quien dijo que Iris (el mensa jero del cielo) es hijo de Admiración [Maravilla, C$:-3$]". Aristóteles (Met., A 2.982 b 11 sigs.) escribe que "la admiración impulsó a los primeros pensadores a especulaciones filosóficas" y también (ibíd., 983 a 12 sigs.) que "el comienzo de todos los saberes es la admiración ante el hecho de que las cosas sean lo que son". En vez del término 'admiración' pueden usarse los vocablos 'asombro' y 'extrañeza'. Para Platón y Aristóteles, no hay filosofar sin admirarse, asombrarse, maravillarse, extrañarse, 8$:3$(D&"# . El que de nada se admira no puede ni siquiera preguntar; sin pregunta, no hay respuesta y, por lo tanto, saber. En términos actuales puede decirse que tanto Platón como Aristóteles ha blaban de la admir ación como un temple (VÉASE) de ánimo o talante, como una "actitud" más o menos "existencial", si no "existenciaria" (Cfr. M. Heidegger, Was ist das -die Philo sophie?, 1956). Puede hablarse asimismo de la admiración como una de las "pasiones del alma". Uno de los autores que más extensamente han tratado la admiración de este modo es Descartes en la Parte II, arts. LIII, LXX-LXXVIII, de su obra Les pas-
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Pero el pasmo es indispensable si se quieren evitar dos cosas: o la actitud ante una realidad con mero propósito de aprovecharse de ella, o el desdén e indiferencia ante una realidad. 2. El segundo grado de la admi ración puede ser la sorpresa. Median te ésta comenzamos a fijarnos en lo que nos ha pasmado y a distinguirlo de otras cosas. En la s orpresa la cosa que nos admira no es sólo asombrosa o maravillosa, sino, además, y sobre todo, problemática. La sorpresa es, como la docta ignorantia (VÉASE), una actitud humilde en la cual nos apartamos tanto del orgullo de la in diferencia como de la soberbia del ignorabimus. 3. La admiración propiamente di fuerte. La admiración puede ser muy cha pone en funcionamiento todas útil, al permitirnos aprender y retener las potencias necesarias para respon cosas antes ignoradas, pero llevada a der a la pregunta suscitada por la sor la exageración puede ser perniciosa y presa o, cuando men os, para aclarar "pervertir el uso de la razón". su naturaleza y significado. En este En un sentido específicamente re- último grado de admiración hay no ligioso puede considerarse la admira- sólo asombro inquisitivo por la reali ción como una de las formas en que dad, sino también un cierto amor a se manifiesta la actitud ante lo numi- ella. Por medio de la admiración se noso (véase SANTO). Así la ha exami- descubre, o puede descubrirse, lo que mado Rudolf Otto (VÉASE) en su libro son las cosas como tales, independien Das Heil ige (Lo Santo). Para este temente de su utilidad, y también lo autor hay un sentimiento de asombro que objetivamente valgan. Este últi que es propio de lo numinoso y que, mo sentido de la admiración es el más cuando se manifiesta en esferas no sa- próximo al "asombro filosófico" de gradas, da lugar a la sorpresa. El que había hablado Platón. José Ferrater Mora, "La admiraasombro, en cambio, paraliza, pues pone el alma frente a lo realmente ción", en Cuestiones disputadas, 1955, admirable, mirum o mirabile, esto es, págs. 103-9. — Victor Weisskopf, ante lo "completamente otro", ante el Knowledge and Wonder, 1962. AECIO [AETIUS] (fl. ca. 150) mysterium. Cuando se agregan, además, los elementos de lo fascinans y fue uno de los doxógrafos ( VÉASE) de lo augustum, tenemos lo admiran- griegos. Según Hermann Diels (Doxodum, que causa no solamente tremor, graphi Graeci, 1879; editio iterata, 1929), Aecio fue autor de una sino también, y ante todo, stupor. Creemos legítimo considerar la ad- compilación de "opiniones" titulada )0-# $'2&=!(#)0# miración como una actitud que pue- >:#$505,% (Colección de de, si se quiere, tener una significación "existencial" y convertirse en uno preceptos), citada como las Placita de los temples básicos. Ahora bien, de Aecio (Aetii Placita). Esta colecnos parece que la admiración tiene ción se derivó de las Vetusta Placita diversos grados. Una breve fenomeno- (redactadas hacia el año 50), a su vez logía de la admiración puede dar los derivadas de Teofrasto. Las Placita de Aecio sirvieron de base para el Episiguientes resultados: 1. La admiración puede designar tome o Placita philosophorum del simplemente el pasmo. Es una prime- Pseudo-Plutarco (v. ) y las Eclogae ra abertura a lo externo causada por (Extractos) contenidos en la "Antoloalgo que nos hace detener el curso gía" o Florilegium, de Juan de Stobi ordinario del fluir psíquico. El pasmo (véase ESTOBEO [ JUAN ESTOBEO]). AENESIDEM-SCHULZE. Véase llama fuertemente la atención sobre aquello de que nos manifestamos pas- KANTISMO. AEQUILIBRIUM INDIFFERENmados, pero todavía no desencadena ninguna pregunta sobre lo que es. TIAE. Véase ALBEDRÍO (LIBRE), AS NO DE BURI DÁN. 53
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AEVUM. Véase ETERNIDAD. una alteración de la sensibilidad o AFECTAR y AFECCIÓN. Hemos del entendimiento inferior que puede tratado de la afección, en el sentido ser producida por algo externo o del affectus, en el artículo sobre la puede responder a un estado preemoción (VÉASE). Aquí nos referire- existente del ánimo afectado. En mos exclusivamente a la afección en el primer caso, la afección se deel sentido de la affectio. Los esco- nomina pasiva; en el segundo caso, lásticos distinguían entre dos clases activa. de afección: la externa, procedente Para la afección en el sentido de de causas exteriores, y la interna, la teoría de las afecciones, véase: derivada de principios interiores o Bernecke, Geschichte des Affektbeíntimos. La afección era aquí, en todo griffs, 1915. — W. Dilthey, Die caso, el resultado de la influencia Affektenlehre des 17. Jahrhundertes de una "impresión" sobre la mente (Gesammelte Schriften, II, 1923). H. Herring, Das Problem der Afy, por lo tanto, una forma de la — fektion bei Kant, 1953 (Kantstudien. "excitación". No de una manera muy Ergänzungshefte 67). — Véase tamdiferente entendía Kant el afectar bién la bibliografía de los artículos como el hecho de que el objeto EMOCIÓN y SENTIMIENTO para el con —cualquiera que sea— influya sobre cepto de afección más relacionado el espíritu. Así, dice Kant, "la sen- con dichas nociones. sibilidad es la capacidad de recibir AFIRMATIVO. Según hemos vislas representaciones según la manera to en el artículo sobre la noción de como los objetos nos afectan", y la proposición, las proposiciones afirmasensación es "el efecto de un objeto tivas son una de las clases en las que sobre nuestra facultad representativa se subdividen las proposiciones simal ser afectados por él" (K. r. V., A 19, ples (categóricas, predicativas o atri( 33). La afección era, en cambio, buti vas) por ra zón de la for ma o para Spinoza, el modo de la subs- modo de unión del predicado y el tancia, de tal suerte que este modo sujeto en el enunciado o el juicio. equivale a sus afecciones. Esta noción El esquema tradicional más usado se precisa cuando el mismo autor la para representar las proposiciones refiere a las afecciones de nuestro afirmativas es 'S es P', cuyo ejemcuerpo: "Entiendo por sentimientos plo puede ser 'La rosa es roja'. Con —dice— las afecciones del cuerpo por frecuencia las proposiciones afirmamedio de las cuales aumenta o dis- tivas son definidas corno una de minuye, se acrecienta o se reduce las clases en las que se subdividen la potencia de obrar de dicho cuerpo las posiciones por razón de la cualiy a la vez las ideas de estas afeccio- dad ( VÉASE), pero hay que advertir nes" (Eth., III, Def. 3). La afección que casi siempre las expresiones 'rano es de este modo algo puramente zón de la forma' y 'razón de la cua pasivo; como el propio Spinoza subra- lidad' tienen el mismo significado. Lo ya, la afección es una acción cuando que hemos dicho sobre las proposiel cuerpo puede ser causa adecuada ciones afirmativas puede decirse tamde alguna de las afecciones, y pasión bién de los juicios (véase juicio) en los demás casos. Las complica- afirmativos. Las expresiones 'proposiciones habituales que ofrece la historia ción afirmativa' y 'juicio afirmativo' de la filosofía al referirse a este —lo mismo que las expresiones 'protérmino obedecen sobre todo a que posi ción negativa' y 'jui cio negatimientras en unos casos es tomado vo'— son evitadas en la lógica simcomo si designara una afección infe- bólica a ctual. rior, y aun una pura sensación, en AFORISMO. Uno de los modos pootros se estima como si expresara la sibles de expresión ( VÉASE) de una variedad de una emoción intencional. filosofía es el aforismo. Hay varios En ambos casos, sin embargo, existe ejemplos de su empleo en la literaun principio de unificación cuando, tura filosófica. En su mayor parte los aun entendida la afección como algo aforismos filosóficos versan sobre intencional, se adscribe a la esfera de asuntos de carácter moral (como los lo "mínimamente intencional", de tal aforismos de los moralistas franceses suerte que la afección roza siempre la o españoles de los siglos XVII y sensibilidad o cuando menos el llama- XVIII, los Aforismos para la sabiduría do sentimiento inferior. De ahí la de- de la vida —o prudencia—, de finición frecuente de la afección como Schopen-hauer, algunas de las obras de Nietz54
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sche). Pero pueden también expresarse aforísticamente otros tipos de pensamiento: es el caso del Tractatus y de las Investigaciones filosóficas, de Wittgenstein. Se puede alegar que un aforismo de Wittgenstein es cosa muy distinta que un aforismo de La Rochefoucauld o uno de Nietzsche. Así es desde el punto de vista de su contenido. Pero aquí nos interesa el aforismo como forma de expresión y exposición; en este sentido se puede decir que todos los ejemplos anteriores pertenecen a la misma especie. Su característica común es la de presentar pensamientos filosóficos en una forma breve, concentrada y "cerrada", de modo que cada pensamiento posea relativa autonomía y, para usar una terminología de cuño leibniziano, pueda ser considerado como una "expresión monadológica". Se hace difícil por ello distinguir entre los aforismos y los 'pensamientos" (tales como los de Marco Aurelio y Pascal). En efecto, en muchas ocasiones los límites entre unos y otros son harto imprecisos. Según Julián Marías (Miguel de Unamuno, 1943, págs. 12-3) el aforismo se distingue del pensamiento en que mientras en el primero "las afirmaciones están anunciadas con pretensión de validez por sí mismas", en el segundo se trata más bien de "un muñón que pide continuarse". Así, pues, el aforismo pret endería ser completo, mientras que el pensamiento sería constitutivamente incompleto. De ahí, según dicho autor, que los aforismos sean "formalmente falsos, ya que nada es verdad por sí solo, y constituyen la inversión radical del modo de pensar filosófico" (que sería el sistemático). Creemos que, aunque afortunada, esta caracterización de la diferencia entre aforismo y pensamiento acentúa excesivamente el "aislamiento" del aforismo y presupone, además, una cierta idea de la filosofía. Entendida radicalmente, tal concepción nos conduciría a una idea del aforismo análoga a la sustentada por José Bergamín (en La cabeza a pájaros y otras obras) cuando pretende que "no im porta que el aforismo sea cierto o incierto: lo que importa es que sea certero". Concepción análoga a la que parece regir la producción de muchos de los pensamientos de Gracián o de Salvador Jacinto Polo de Medicina en virtud de un ideal litera-
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saber desembocaba en una total ignorancia. El famoso apotegma de E. Du Bois-Reymond en su obra sobre los límites de la conceptuación científiconatural: Ignoramus et ignorabimus, está dentro de la misma vía. Este tipo de agnosticismo, sin embargo, se dirigía tanto contra lo que se consideraba un dogmatismo metafísico como contra el dogmatismo materialista, a diferencia de lo que ocurre con Ernst Haeckel, que acepta el apotegma de Du Bois-Reymond, pero sólo en el primer sentido. En términos generales puede decirse que el agnosticismo sostiene la incognosci bilidad en principio y radical de lo trascendente y otorga justamente a lo trascendente el título de lo incognoscible. Tal doctrina se ha referido generalmente a la actitud espiritual que, absteniéndose de todo juicio sobre las proposiciones religiosas, las relega a un plano considerado inaccesible para la razón humana. Desde el punto de vista estrictamente filosófico, el agnosticismo es más bien la identificación de lo Absoluto con lo incognoscible, tal como ha sido defendida por Spencer. El agnostiKurt Besser, Die Problematik der cismo se distingue de la mera afiraphoristischen Form bei Lichtenberg, mación de la limitación del cono Fr. Schlegel, Novalis und Nietzsche, cimiento en que mientras ésta no 1935 (analiza también el concepto pre sup one un límite det erminado de aforismo en general). — Heinz para el conocer, el pri mero tra za Krüger, Studien über den Aphoris- límites precisos y hace de ellos el mus als philosophische Form,1957. sentido de lo que puede ser cono ÁGAPE. Véase AMOR . cido. AGAPISMO. Véase AZAR , CATEEl agnosticismo puede entenderse GORÍA. también de otras dos maneras: en AGNOSTICISMO. En su uso ac- primer lugar, puede llamarse agnóstual, el término 'agnosticismo' fue em- tico a quien sostiene que lo trascen pleado prime ramen te por Th. H. dente, la cosa en sí, el noúmeno, Huxley en 1869 (Cfr. Collected Essays, etcétera, son entidades que no pueV [1898] ) en el significado de "re- den conocerse; en segundo lugar, es nuncia a saber", es decir, renuncia a agnóstico el que afirma que la propia saber las cosas que no pueden saberse pregunta por lo trascendente carece por estar más allá de las posibilida- de sentido. En el primer caso, el des del conocimiento científico. Hux- agnosticismo no niega propiamente ley oponía los agnósticos a los gnósti- la metafísica, pues aunque formalcos, pero los agnósticos no defendían, mente la relega al reino de lo afecen su opinión, contra los gnósticos, tivo, suponiendo que hay una neceuna determinada doctrina: se trataba sidad metafísica ineludible que no más bien de un método que no pre- podrá ser jamás satisfecha, de hecho tendía ni mucho menos limitar el uso un agnosticismo de esta clase deja del entendimiento y de la experiencia, abierto un boquete por donde la mesino, por el contrario, fomentarlo hasta tafísica puede penetrar y desarrollardonde fuese posible. Ahora bien, esta se. Todas las afirmaciones acerca del posibilidad no era para Huxley ilimi- carácter "consolador" de la metafítada. Por el contrario, reconocía taxa- sica, de la religión, etc., son, desde tivamente la existencia de límites este punto de vista, agnósticas. Y más allá de los cuales la pretensión al aun este tipo de agnosticismo podría rio-formal según el cual el aforismo se constituye primariamente con palabras y no con ideas, por lo cual cuando hay conflicto entre el uso de una idea y el de una palabra o un conjunto de palabras hay que decidirse por los últimos. Por eso escribe Bergamín: "Ni una palabra más: aforismo perfecto." El aforismo no es, según este autor, breve, sino inconmensurable; tiene una potencia de expresión inagotable, y en este sentido puede ser también "un muñón que pide continuarse", pero no según las exigencias del pensar, sino según las de la expresión. Ahora bien, este aforismo es el puramente literario. El aforismo filosófico tiene una pretensión de verdad, y aun a veces aspira a expresar la verdad de un modo más conciso y compacto que otras formas de exposición, a las cuales acusa de prolijidad. Podríamos, pues, concluir que el aforismo es asimismo justificado en la filosofía, y que, como lo muestran las obras de Wittgenstein, no necesita emplear siempre un lenguaje exhortativo o confinarse a temas de carácter moral.
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escindirse en dos tendencias: aquella para la cual lo trascendente no es accesible a ninguna "facultad" y resulta impenetrable tanto para el conocimiento como para la voluntad o la vida emocional, y la que afirma que si bien el entendimiento es impotente para penetrar la realidad en sí, ésta queda abierta a otras actividades espirituales. Sólo con reservas puede llamarse a esta última doctrina un agnosticismo. En cambio, el agnosticismo que podríamos calificar de radical señala que ni siquiera puede preguntarse por la cosa en sí, porque toda inter rogaci ón de est a clase carece de contenido significativo. El empirismo radical y toda filosofía para la cual el problema metafísico es simplemente un pseudo-problema se adhiere a este punto de vista. Sin embargo, también aquí se abre inesperadamente el boquete por donde penetra la metafísica: al defender la necesidad de atenerse de un modo radical a lo dado y a la experiencia pura, el agnosticismo se ve obligado a reconocer que una fidelidad extremada a la experiencia conduce insensiblemente al reconocimiento de las experiencias no sensibles. El agnosticismo puede representar entonces la tendencia a una depuración de la experiencia y otorgar inclusive mayor solidez a lo fundado sobre ella; el punto de vista agnóstico sería así un simple método y no una finalidad.
Leslie Stephen, An A gnostic's Apology, 1893. — James Ward, Naturalism and Agnosticism, 1899. — R. Flint, Agnosticism, 1903 (Croall Lecture, 1887). — R. A. Armstrong, Agnosticism and Theism in 19 Century, 1905. — Georges Michelet, Dieu et l'agnosticisme contemporain, 1908. AGRIPPA DE NETTESHEIM (HEINRICH CORNELIUS) (14861534/5), nacido en Colonia, siguió algunas de las corrientes animistas del Renacimiento al concebir la Naturaleza como un conjunto vivificado en todas sus partes por un alma universal, la quintaesencia, o espíritu del mundo que dirige y gobierna los procesos de los cuatro elementos fundamentales. La Naturaleza es para Agrippa una totalidad de carácter orgánico en la cual todo hecho influye sobre el resto y permite, por medio de un análisis adecuado, llegar hasta el conocimiento del origen o causa de
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cualquier acontecer. El pensamiento y una explicación de las pasiones. En de Agrippa es, por lo demás, típico 374 regresó a Tagaste y poco después de las corrientes renacentistas que de nuevo a Cartago, donde abrió una conciben organológicamente el uni- escuela de retórica. En 383 partió haverso y a la vez buscan un método cia Roma, donde asimismo abrió otra de comprensión de la Naturaleza que escuela de la misma disciplina. Ya sólo en Descartes hallará s u fórmula antes de su partida para Roma manidefinitiva. Las influencias caba- festó dudas acerca del dualismo malísticas se mezclan en él con las niqueo, las cuales se intensificaron en tendencias que desde Llull y por su nueva residencia. En 384 se tras procedimientos análogos a los de este ladó a Milán para enseñar retórica. místico y filósofo querían forjar un En Roma y Milán trabó conocimiento auténtico arte de la invención. Inves- con las doctrinas escépticas de la tigación de la Naturaleza, afán de Academia platónica ( VÉASE). Fue en dominio de la misma, magia, espe- Milán donde manifestó sus primeras culación con tendencias neoplatoni- fuertes inclinaciones a las creencias zantes y neopitagorizantes, panteísmo cristianas, en parte por la influencia que no niega la creación del mundo de los sermones de San Ambrosio. de la nada, jerarquía de los seres de La lectura de varios textos plotinialo sensible a lo inteligible, afirmación nos en la versión latina de Mario Cayo de un alma o espíritu del mundo Victorino, "el Africano", trastornó a la vez natural e inteligible: he aquí los elementos con los cuales Agrippa grandemente sus convicciones preconstruye una imagen del mundo a cristianas. El neoplatonismo lo conla cual se llega tanto por la obser- dujo más firmemente al cristianismo. vación de la Naturaleza como por la Las lecturas de los Evangelios y de San Pablo lo confirmaron en su nuereflexión interior. Obras: De occulta philosophia, Co- va creencia, que se tradujo en la conlonia, 1510 (otras ediciones, 1531-33; versión citada (Conf., VIII), reci De occulta philosophia sive de magia biendo el bautismo en 387. En esta libri tres, reimp. de la ed. de 1533, con época comenzó ya su intensa activiunas "Nachträge zur Occulta Phi- dad de escritor, produciendo, entre losophia", de la ed. de Lyon de 1600, otras obras, los libros Contra acadé1962. — De incertitudine et vanitate scientiarum, Colonia, 1527 (otras edi- micos, los Soliloquia y el De immortaciones, París, 1529, Amberes, 1530, litate animae (indicaremos aquí sólo Colonia, 1534). Ediciones de Obras: algunas obras; una lista más completa Lyon, 1550, 1600. — Véase H. Mor- de ellas, con fechas de composición, ley, Lif e of Cor nel ius Agrip pa, 2 en bibliografía). Agustín residió en vols., 1856. — Chr. Sigwart, 'C. A. breve período en Roma (De libero von Nettesheim", en Kleine Schriften, arbitrio), y en 388 se trasladó a I, págs. 1-24. — J. Meurer, Zur Logik Cartago, donde residió hasta 391 des C. Agrippa von Nettesheim", 1920 ( Renaissance und Philosophie, como miembro de una comunidad monástica (De vera religione). En ed. Dyroff, Heft 11). AGUSTÍN (SAN) (354-430) na- 391 fue ordenado sacerdote en Hició en Tagaste (provincia romana de pona y escribi ó una serie de obras Numidia), de padre pagano y madre contra los maniqueos, una contra los cristiana (Santa Mónica). Formado en donatistas, y comentarios al Génesis, el cristianismo, pasó sin embargo largo a dos Epístolas de San Pablo y vatiempo despegado de la creencia rios otros escritos. En 395 fue consacristiana antes de su conversión en grado obispo auxiliar de Hipona, y 386. En 365 se trasladó a Madaura, en 396, a la muerte del obispo Vaen la citada provincia, donde estudió lerio, obispo de dicha ciudad. Congramática y los clásicos latinos. Tras tinuó su polémica contra los donatisun año de residencia en Tagaste (369- tas, pero escribió asimismo obras de 70) se dirigió a Cartago, donde estu- interés general teológico (como De dió retórica y comenzó a interesarse doctrina christiana) y parte de las en problemas filosóficos y religiosos, Confesiones. En 400 comenzó a reespecialmente tras la lectura del per- dactar los libros De Trinitate, y en dido diálogo Hortensius, de Cicerón. 401 extensos comentarios al Génesis Lo atrajo ante todo el maniqueísmo (distintos del comentario —incomple(VÉASE), en el cual vio una solución to— antes mencionado). A partir de al problema de la existencia del mal 411 sostuvo polémicas contra los pelagianos, y entre 412 y 426 completó 56
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varias de sus más importantes obras (incluyendo De libero arbitrio y De civitate Dei). Hasta su muerte siguió desarrollando una intensa actividad literaria; el fallecimiento tuvo lugar durante el sitio de Hipona por los vándalos. Los sucintos datos antes presentados se proponen mostrar que las principales ideas filosóficas (y teológicas) de San Agustín fueron engendradas en el curso de una vida apasionada y activa. La mayor parte de dichas ideas surgieron al hilo de las polémicas teológicas y con vistas al establecimiento y esclarecimiento de los credibilia — o "cosas que han de ser ob jeto de fe". Propiamente habland o, sin embargo, no hay "una filosofía" de San Agustín separable de su teología, y hasta de sus experiencias personales. Debe tenerse en cuenta que en San Agustín la reflexión filosófica procede según el Credo, ut intelligam (v. CREENCIA) en el sentido formulado, dentro justamente de la tradición agustiniana, por San Anselmo ( VÉASE). San Agustín no cree porque sí, y menos porque el objeto de la creencia sea absurdo (v. TERTULIANO). Tam poco comprende por comprender, sino que cree para comprender — y, pod rí a añadi rse, comp rende par a creer. Por razones obvias, destacaremos aquí brevemente sólo los elementos filosóficos del pensamiento de San Agustín. Prescindiremos de la llamada "evolución intelectual de San Agustín", ciertamente importante, pero imposible de traer a cuenta en tan breve espacio, y forzaremos muy a nuestro pesar el carácter "sistemático" de los pensamientos filosóficos agustinianos. Para completar nuestros datos deberán tenerse en cuenta las referencias a doctrinas agustinianas que figuran en varios otros artículos de este Diccionario. Mencionamos, a guisa de ejemplo: los siguientes: ALBEDRÍO ( LIBRE ), CIUDAD DE DIOS, ESENCIA, ILUMINACIÓN, MAL, ORDEN, TIEMPO. Véase asimismo el artículo AGUSTINISMO. Desde sus primeras inquisiciones filosóficas San Agustín buscó no (o no sólo) una verdad que satisficiera a su mente, sino una que colmara su corazón. Solamente así puede conseguir la felicidad. Puede decirse que San Agustín fue un eudemonista. Mas este eudemonismo (VÉASE) no consiste en alcanzar ninguna clase de bienes tem-
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porales o en satisfacer las pasiones. pecie de "sentido ínti mo" o "sentido la filosofía griega o, más exactamente, No consiste ni siquiera en un placer o de los sentidos" que unifica las per- el neoplatonismo. Se ha dicho a contento estable, moderado y razo- cepciones exteriores. Los "sensibles veces que San Agustín fue el primero nable, al modo de los epicúreos. To- comunes" no son, empero, todavía un en integrar plenamente ambos eledas esas son felicidades efímeras, in- conocimiento pleno. Al sentido inter- mentos. Ello es cierto si no lo intercapaces de apaciguar al hombre. La no unificador se sobrepone un órgano pretamos simplemente como un proverdadera felicidad se encuentra úni- que puede llamarse "razón" o "inte- ceso histórico, mas también filosófico. La integración de estos elementos es camente en la posesión de la verdad lección". La importancia del sentido íntimo consecuencia de una visión del alma completa — verdad que debe trascender todas las verdades particulares, no consiste solamente en su función como algo a la vez íntimo y racional, pues de lo contrario no sería, propia- unificadora. Por medio de él se puede es decir, como experiencia y razón. mente hablando, una verdad. La Ver- mostrar que es posible la certidumbre La doctrina agustiniana de la "iludad perseguida por San Agustín es la y, por lo tanto, que debe rechazarse el minación (VÉASE) divina" como "ilumedida (absoluta) de todas las ver- escepticismo. San Agustín tenía muy minación interior" es la formulación dades posibles. Esta Suprema Medida presentes los argumentos contra la de esta integración de dos verdades: posibilidad de una certidumbre la que viene del alma, y la que le llega es, y sólo puede ser, Dios. formulados por los al alma desde Dios. La busca agustiniana de la Ver- completa Es posible hablar de una "fenomedad no es, así, sólo contemplativa, escépticos y en particular por los sino también eminentemente "acti- "académicos" (v. ACADEMIA PLATÓ- nología del conocimiento" en San va"; no implica sólo conocimiento, si- NICA ). De haberse aceptado tales ar- Agustín, de un proceso que va de la no, como veremos luego, fe y amor. gumentos no se habría podido obte- sensación a la razón. Pero no se trata La verdad debe conocerse no sim- ner la certidumbre, y la felicidad del ni de una descripción pura ni de una plemente para saber lo que es "Lo alma que proporciona. De ahí que dialéctica del conocimiento, sino del que Es"; debe conocerse para conse- San Agustín se esfuerce por probar ya mencionado "itinerario espiritual". guir el reposo completo y la completa que, dentro de la propia actitud es- Como conclusión de tal "fenomenolotranquilidad que el alma necesita. La céptica, existe la posibilidad de supe- gía" tenemos las dos proposiciones si posesión de la Verdad, antes que ser rarla. En efecto, si fallor, sum (véa- guientes: (1) En el interior del homobjeto de ciencia, lo es de sapiencia se COGITO, ERGO SUM ), esto es, el bre habita la verdad (De vera relio sabiduría (VÉASE). Y la busca de la que todos los enunciados que formu- gione, 72); (2) La verdad es indeverdad no es un método, sino un "ca- lo puedan ser falsos, no quita que pendie nte del alma y trasciende a ésta mino espiritual" — un peregrinaje, un sea cierto el que los formule. La fa- (De lib. arb., II 14). Estas propolibilidad es prueba de que se es fali- siciones entran en conflicto sólo cuan"itinerario". Dentro de este itinerario se desa- ble. Pero San Agustín no se detiene do no se tiene presente que el alma rrolla lo que podría llamarse la "teoría aquí. La certidumbre del propio errar se trasciende a sí misma en la Verdel conocimiento" de San Agustín — y del propio vivir son insuficientes. dad, esto es, en la Vida primera, en siempre que no tomemos la citada Es menester alcanzar una certidum- la Sabiduría primera y en la Realidad expresión como designando simple- bre de algo que no sea mudable, de eterna e inmutable de Dios. En uno mente una particular disciplina filo- la plena verdad. Y verdad significa de los pasajes de San Agustín más sófica. Dicha teoría del conocimiento para San Agustín, como lo significó frecuentemente citados se lee que sose halla orientada en la noción de para Platón, lo que no muda ni se al- lamente le interesan dos cosas: el alcertidumbre. Como ésta tiene que ser tera. Sólo el alma racional puede al- ma y Dios (Sol., I 2). La integración absoluta, no basta apoyarse en los canzar la posesión de verdades eter- de referencia o, como ha escrito Gilsentidos. San Agustín se manifiesta nas referidas a objetos eternos, es de- son (op. cit. infra, 3a ed., 1949, pág. en este y otros respectos un platóni- cir, verdaderamente existentes. Di- 23, nota 1), el haber repensado en co. Mas, a diferencia de Platón (cuando chas verdades constituyen un "tesoro cristiano el itinerario plotoniano del menos del Platón dualista ofrecido por interior"; se hallan en el alma. Pero no alma hacia Dios, es asimismo consela imagen tradicional), San Agustín no corno meros entes de razón u objetos cuencia de ese interés. La Verdad, sin embargo, no podría establece ninguna distinción tajante de la imaginación, ya que de lo contrario sería ilusión y engaño. alcanzarse sin la fe, en tanto que fe entre experiencia sensible y saber; iluminada. A diferencia de los "emLa "teoría del conocimiento" de hay que ascender de la primera al piristas", San Agustín piensa que no segundo, para luego justificar por el San Agustín representa, con ello, la puede conocerse sin la razón. Pero a segundo la primera. Al examinar los mezcla de dos ingredientes aparentediferencia de los "racionalistas", está objetos sensibles, descubrimos que mente en conflicto: por un lado, la éstos poseen propiedades comunes a afirmación de la realidad del alma convencido de que no puede conovarios: son los llamados "sensibles como sed de las verdades; por el otro, cerse sin la fe. Ésta no es una fe ciecomunes", en cuya percepción hay ya la afirmación de la realidad de la ga, sino iluminada e iluminadora; la conocimiento. Como estos "sensibles Verdad suprema como foco y origen misma de la cual se ha dicho que no comunes" no son directamente de estas verdades. Esos dos ingredien- se comprendería si no se creyera accesibles a los órganos de los tes corresponden, en gran parte, a los (véanse CREENCIA, FE ). La fe a que sentidos, San Agustín supone que hay dos principales elementos con los cua- se refiere San Agustín no tiene nada un órgano de percepción de ellos que les San Agustín ha elaborado su pen- de irracional o de "absurdo". No es no es exterior, sino interior — una es- samiento filosófico: el cristianismo y tampoco fe en algo particular: en l os 57
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sentidos, en la razón, en una autori- neoplatónico y el cristiano a causa del hombre se halle salvado o condenado, dad temporal y efímera. La fe es ilu- rechazo por este último de la noción haga lo que haga. El hombre es libre, minadora porque es fe en Dios y en de emanación ( VÉASE) y su admisión pero es libre de hacer libremente libre mente lo Jesucristo; por lo tanto, en algo que de la de creación ( VÉASE). que Dios sabe que hará libremente. trasciende toda inteligencia y que hace Aunque San Agustín prestó menos De este modo pueden acordarse va posible, a la l a vez, la inteligencia. inteli gencia. Aquí atención al problema de la estructura rias cosas que parecían incompatinos hallamos, empero, con algo muy del mundo que a los del conocimiento, bles: el absoluto ser y poder de Dios, distinto a una "solución" dada al la felicidad, el alma y Dios, se hallan y la existencia del mal; este absoluto "problema" de "la relación entre fe en sus obras numerosas referencias al ser y poder y el libre albedrío humay razón". De hecho, no se trata de modo de creación del cosmos y a la no; la gracia y la predestinación. Ni un "problema" en el que se procure estructura de éste. Importante al que decir tiene que estas cuestiones, acordar dos cosas en principio respecto es su insistencia en que no extremadamente difíciles, han sido distintas. La fe agustiniana no es hay nada independiente de Dios, ni abundantemente discutidas, y que una cuestión filosófica, sino aquello siquiera una supuesta materia sin puede hallarse en textos de San AgusAgusdentro de lo cual se hacen inteli- forma, pues Dios creó todo de la na- tín materia para diversas opiniones, gibles las cuestiones filosóficas. Por da. También es importante, aunque como lo prueban los debates teológilo demás, la fe está ligada no sólo a menos influyente, su doctrina, a la cos y filosóficos de los siglo XVI y la razón, sino también, y sobre todo, vez neoplatónica y estoica, de las ra- XVII. Sin embargo, en ninguna ocaa la caridad (véase AMOR ). ). La fe hace tiones seminales, "razones seminales" sión cede San Agustín en la impor posible el entendimiento; entendi miento; no se entra o gérmenes de las cosas a venir. tancia concedida al ser, poder y amor en la verdad sino por la caridad. La Gran atención prestó San Agustín infinitos de Dios y a la vez en la afirrazón dejada a su propio albedrío es a las cuestiones relativas al mal y a la mación de la posesión por el hombre ciega; la luz que tiene, la recibe de la libertad, ambas, por lo demás, íntima- de libre albedrío. Lo que sucede es fe. Por eso no se puede probar la fe; mente relacionadas entre sí, así como que este libre albedrío es impotente sólo se puede probar en la fe. La fe al problema del proceso histórico del para par a elegir ele gir el bien bi en sin el aux auxil ilio io de es una creencia amante, descubridora hombre en cuanto proceso teológico. la gracia, de modo que, en último de valores, una creencia de la cual Habiéndonos extendido en los artícu- término, todo bien viene de Dios. brota, como como una luz, la inteligencia. inteligencia. los ya citados al principio sobre estas Las anteriores nociones —libre alConsideraciones similares podrían cuestiones, nos limitaremos a tocar al- bedrío, mal, pecado, salvación, salvación, conhacerse respecto al "problema de gunos puntos esenciales. denación— y otras relacionadas con Dios". La existencia de Dios no viene San Agustín no puede admitir que ellas —redención, justicia, etc.— cons probada por un razonamiento, razonamiento, pero Dios sea el autor del mal. Por otro tituyen los elementos principales con tampoco es asunto de fe ciega. Dios lado, no puede admitir que haya nin- los cuales San Agustín ha desarrollado aparece "demostrado" en la misma es- gún poder capaz de socavar el poder su filosofía de la historia, que es a la tructura del alma poseedora de fe de Dios. Su lucha contra los mani- vez una teología de la historia y una amante. Pero Dios no es una idea pu- queos, después de haber luchado con- teodicea. La historia no es para San ramente inmanente en el alma. El alma tra el maniqueísmo en su alma, lo lle- Agustín la descripción de ciertos aprehende a Dios como verdad va, además, a excluir por completo acontecimientos políticos, sino el modo necesaria e inmutable, mas dicha toda realidad que no dependa de como todos los acontecimientos aprehensión sería imposible sin Su Dios. Pero como hay el mal, debe ex- políticos —las "historias "historias de los Impeexistencia. Cierto que este Dios no es plicarse de modo que ni tenga origen rios"— se organizan en torno al procualquier Dios o cualquier divinidad divino ni tampoco origen en algún ceso teológico. La idea de la Ciudad o cualquier principio filosófico. Es el poder capaz de oponer su propia rea- de Dios (VÉASE) es aquí fundamental; Dios cristiano revelado — Dios a la lidad a la de Dios. Simplificando, di- el significado de esta expresión, las vez personal, eterno e incorruptible. remos que San Agustín considera que principales interpretaciones interpretaciones que se han Sobre todo, incorruptible, que es como el mal se origina en el apartamiento dado a ella y al modo como fue usada San Agustín lo buscó — "ideo "ideo te, de Dios, que es a la vez el aparta- por San Agustín Agustí n se han discutido discu tido en quidquid esses, esse incorruptibilem miento del ser y de la realidad. El el artículo correspondiente. confitebar" ( Conf., Conf., VII 4)—, pues de mal no es una substancia, sino una El primer escrito de San Agustín, pul chro et apto, apto , redactado dulo contrario no sería Verdad suprema, privaci ón o, si se quiere, un movi- De pulchro rante su período maniqueo, se ha sino cosa en último término transito- miento — el movimiento hacia el no perdido. El plan de redacción de una ria, por muy duradera que fuese. Este ser. Por gozar de libre albedrío, la voenciclopedia sobre todas las Artes liDios infinitamente perfecto posee en luntad humana puede elegir el mal, berales quedó sin ejecutar; Prinsí mismo las rationes de las cosas esto es, pecar. Con ello hace un mal cipia dialectices, que se ha los afirmado creadas, al modo de "ideas divinas", uso del libre albedrío ( VÉASE). Por el pertenecen a tal obra de conjunto, no arquetipos según los cuales las cosas pecado original, además, el hombre se pueden ser atribuidos atri buidos a San Agustín; Agustí n; creadas han sido formadas. Eso es lo ha colocado en tal situación, que con o, en todo caso, su paternidad es aún que se ha llamado el "ejemplarismo" el fin de salvarse necesita la gracia discutida. La parte de la enciclopeagustiniano, de raíz neoplatónica, y (VÉASE). La salvación del hombre no dia sobre la música, sin embargo, fue de tan grande influencia en la filosofía es, pues, cosa que se halle enteramente terminada por San Agustín en Tade la Edad Media, pero hay notorias en manos del hombre. Pero al mismo gaste, poco después de 388. A continuación damos una lista de obras diferencias entre el ejemplarismo tiempo no puede decirse que el de San Agustín, que constituye una 58
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selección de las mencionadas, con fecha o fechas de composición, por M. F. Sciacca en el folleto bibliográfico citado infra, a su vez extraída de S. Zarb, "Chronologia operum S. Augustinii", Angel An gel icum ic um,, X (1933), XI (1934), ed. aparte, 1934: Contra Aca démi cos, cos , 386. — De — De bea beata ta vita, vi ta, 386. — De — De ordine, 386. — Soliloquia, 386/7. — De — De inmor in morta talit lit ate at e ani a nima mae, e, 387. — De — De animae quantitate, quantitat e, 387/8. — De — De moribus mori bus Ecclesia E cclesiaee Catholicae Cath olicae et de moribus Manichaeorum, 387/9. Ge nesi si co ntra nt ra Ma nich ni ch aeo s, — De — De Gene 388/9. — De — De libero lib ero arbitrio, arbi trio, 388/95. r eligione, 391. — De — De — De vera religione, — De utilitate credendi, 392. — De duab du abus us animabus, 392/3. — De Gen esi es i ad litteram imperfectus liber, 393/426. mend acio,, ca. c a. 395. — Quaes — De — De mendacio tiones Evangeliorum, 393/9. — Con tra partem Donati, 396. — De — De doctri na christiana, 396/7. — Contra Faustum Manichaem, 397/8. — Confes siones, sio nes, 397/401. — Contra Felicem Manich Man ichaeum, aeum, 398. — De — De Trini Tr initat tate, e, 399/401. — De — De fi de rerum r erum quae non videntur, ca. 399. — De — De sancta sanc ta vir ginit gin itate, ate, 401. — De — De Gen esi ad litte lit te ram, 401/14. — Contra Donatistam nescio quem, 406/8. — De — De peccat pec catoorum meritis et remissione, 411. — De — De spiri sp iri tu et l itte it tera, ra, 412. — De — De fide fi de et operibus, 413. — De viden vi den do Deo, Deo , 413. — Commonitorium ad Fortunatianum, 413. — De — De natura na tura et gratia, grati a, 413/5. — De civi ci vita tate te Dei , 413/26. — Tractatus CXXIV in Ioannem, 416/7. — De — De correct c orrectione ione DonatistaDonat istarum, 417. — De — De grati gr atiaa Christ Ch rist i et de peccato originali, ori ginali, 418. — Enarratio— Enarrationes XXXII in Psalmum CXVIII, 418. Contra sermonem Arianorum, 419. — Quaestiones in Heptateuchum, 420. De anima anim a et eius ori gine, gin e, 420/1. — Contra mendacium, mendacium, 422. — Contra duas epistolas Pelagianorum, 422/3. — Contra lulianum, 423. — Enchi — Enchi-ridion ad Laurentium, 423/4. — De — De cura pro mortis gerenda, 424/5. — De grati gr atiaa et libero li bero arbitri arb itrio, o, 426. — Retractationes, 426/7. — Contra Ma ximinum, ximin um, 428. — De — De praedestinati praed estinati one Sanctorum, 429. — De — De dono don o perper severantiae, 429. — Tractatus adver su s I uda eos, eos , 429/30. — Contra secundum Iuliani responsionem opus imperfectum, 429/30. — Entre las ediciones de obras de San Agustín, mencionamos: J. Amerbach (Basilea, 1506); Erasmo (Basilea, 1528-1529); la de los teólogos de Lovaina, bajo la dirección de Th. Th. Cozee y J. van der Meulen (Amberes, 1571); la de los Benedictinos de la Congregación de San Mauro, con introducciones, su marios e índices (París, 11 vols., 1679-1700), considerada la primera edición importante y reproducida en
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Migne, PL, XXXII-XLVII (1844- la doctrine de S. A., 1932. — Etienne Int roducti ction on à l'étude l'é tude de S. 1866); la llamada "edición Vives", Gilson, Introdu con texto latino, trad. francesa y las A. , 1929, 2a ed., 1943, 3a ed. 1949. sagesse notas de la edición de los Benedicti- — Jacques Maritai n, "De la sagesse en Mélanges nos de la Congregación de San Mauro augustinienne", (París, 33 vols., 1869-1878); la augustiniens, 1931, págs. 385-411. — Metaphysik der edición crítica en el Corpus scripto- J. Hessen, Augustins Metaphysik rum ecclesiasticorum latinorum (Vie- Erkenntnis, 1931, 2a ed., 1960. — na, 1896 y sigs.), todavía incompleta; Fulbert Cayré, Les sources de l'amour la edición del Monasterio del Esco- divin. La divine présence d'après rial, ed. V. Capánaga, A. Custodio S. A., 1933. — R. Jolivet, S. A. et le Vega et al., con texto latino y trad. neoplatonismo chrétien, 1932 (trad. esp. (Madrid, 18 vols., 1946-1959); esp.: S. A. y el neoplatonismo cristia Di eu. Solei Sol eil l la edición de la "Bibliothèque au- no, 1941). — Íd., íd., Dieu. gustinienne", ed. G. Combes, R. Jo- des esprits, 1934. — Íd., íd., Le prolivet, L. Labriolle, et al. (París-Bru- blème du mal d'après S. A., 1936. — jas, 1936 y sigs.), si gs.), todavía todaví a incomplet i ncompleta. a. Erich Przywara, A Die Gestalt als — Index Verborum Verboru m de De Civita-te Civit a-te Gefüge, 1934 (trad. esp.: S. A., Dei, por M. Maguire, B. H. Skahill y 1940). — H. Marrou, S. A. et la fin F. O'Connell, según la edición de de la culture antique, 1938. — ld., Dombart-Kalb [en preparación]. — íd., S. A. et l'augustinisme, 1955 agusti nismo, Otro Index de Confessíones, por el P. (trad. esp.: S. A. y el agustinismo, C. Hrdlicka, según el texto de la edi- 1960). — Gustave Bardy, S. A., ción de De Labriolle, se halla en forma l'homme et l'oeuvre, 1940, 6a ed., de fichero en la Universidad Católica 1946. _ F. J. A. Belgodere, S. A. y de Washington. — Bibliografía: E. su obra, 1945. — P. Muñoz Vega, Int roducción ción a la síntesis sínt esis de S. A., Nebreda, Nebreda, Bibliographia Bibliographia augu augustinia-na stinia-na,, Introduc 1928; reimp. en 1962. — M. F. 1945. — Amato Masnovo, S. AgostiSciacca, August Aug ustinu inus, s, 1948 (Biblio- no, I, 1946. — B. Switalski, Neopla graphische Einführungen in das Stu- tonism and the Ethice of S. A., 1946. dium der Philosophie, 10, ed. I. M. — J. Burger, S. A., 1948. — J. M. Le Blond, Les conversions conversions de S. A., 1948. Bochenski). — Bibliografía de obras Blond, Les Philipp s, Das Weltbild Weltbi ld des de S. A. y sobre S. A. en la "Introduc- — Th. Philipps, ción general a las Obras de S. A." pu- heiligen a., 1949. — M. F. Sciacca, S. vit a e l'opera. l'oper a. L'iti-nerario L'it i-nerario blicadas blicadas por la Biblioteca Biblioteca de Autores Autores A. I: La vita Cristianos, tomo I (1946), págs. 1- della mente, 1949. — Félix García, S. 327 (2a ed., aumentada, 1950). — A., 1953. — V. Capánaga, S. A., Tarsicius van Bavel, "Répertoire bi- 1954. — J. Chaix-Ruy, S. A. Temps et bliogra bli ographiq phique ue de Saint Sai nt Augusti Augus tin", n", histoire, 1956. — G. Vaca, La vida Augustiniana, VI (1956), 906-58; VII religiosa en S. A., 2 vols., 1956. — (1957), 597-661. — Hay bibliografía Mary T. Clark, R. S. C. J., A Phil osopher her of Freedom: Freed om: A Study Stud y in agustiniana en fichas en la revista es- Philosop pañola Augustinus. — La bibliografía bibliografía Comparative Philosophy, 1959. — agustiniana debe ser completada con Paul Henry, S. J., S. A. on Personalas referencias bibliográficas en publi- lity, 1960 (The S. A. Lecture Series, Presencia cia caciones periódicas total o parcialmente 1). — A. Muñoz Alonso, Presen consagradas al estudio de San Agustín intelectual de S. '., 1961. — Ragnar Béatitud e et Sagesse. Saint y del augustinismo. Citamos al Holte, Béatitude respecto Augustinus Augustin us (Madrid) y el Augustin et le problème de la fin de Bulletin augustinien, de la Revue des l'homme dans la philosophie ancienne, Augustins dia Études augustiniennes augustiniennes ( París ). — So- 1962. — R. Berlinger, Augustins bre San Agustín Agustí n y diversos diver sos aspect os logische Metaphysik, 1962. — Entre de su vida y de su pensamiento, véa- las publicaciones lanzadas con motivo se: David Lenfant, Concordantiae del decimoquinto centenario de S. destacamos: Mélanges augustiniens Augustinianae sive collectio onmium A., destacamos: Mélanges Miscellanea agos sententiarum quae sparsim reperiuntur reperiuntur (París, 1930); Miscellanea in ómnibus S. Augustini operibus, tiniana, 2 vols. (Roma, 1930-1931); 1656-1665; reimp. en 2 vols., 1963. Religión y Cultura (Madrid, 1931); — Jean-Féli x Nourrison, Nourris on, La philophilo - Aurelius Augustinus (Colonia, 1930). sophie de S. A., 2 vols., 1865. — Jules AGUSTINISMO. La influencia de San Martin, S.A., 1901, 2a ed., 1923. — E. Agustín ha sido considerable; una Portalié, art. "Saint Augustin", en el historia detallada del agustinismo Dictionnaire de Théologie Catholique, ofrecería dificultades casi tan graned. Vacant-Mangenot, I (1902), col. des como una historia del platonis2268-2472. — Ch. Boyer, Chris- mo (VÉASE). Nos limitaremos en el pres ente artículo artí culo a dest acar algunas algun as tianisme et néo-platonisme dans la presente formation de S. A., 1920. — Íd., íd., de las ideas agustinianas más influ L'idée L'idé e de vérité dans la philosophi philo sophiee yentes en la Edad Media y a señalar de S. A., 1920. — Íd., íd., Essai íd., Essaiss sur s ur 59
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algunos hitos en el desarrollo del cían muchos dominicos a la penetraagustinismo en dicha época. Esto no ción de las doctrinas tomistas y, en significa que el agustinismo se haya general, a la creciente influencia del confinado a la época medieval. En aristotelismo y a la absorción de allas grandes discusiones teológi cas y gunas tesis averroístas. Nos hemos refilosóficas de los siglos XVI y XVII ferido a este punto con más detalle sobre problemas tales corno los del en el artículo Tomismo (VÉASE). Allibre albedrío, albedrí o, la gracia y la gunos autores indican inclusive que predestina ción ( VÉANSE), las el término 'agustinismo' solamente co posiciones posicione s agus-tinianas agus-tini anas y las bra un significado preciso cuando se diversas interpretaciones de las emplea como designación de las pomismas fueron casi siempre decisivas. siciones adoptadas por varios teóloEl agustinismo es también un gos y filósofos en el período de las elemento importante en varias de grandes polémicas entre agustinianos las direcciones de la filosofía cristiana y tomistas durante la segunda mitad contemporánea. Sin oponerlo del siglo XIII. Aunque este uso es forzosamente forzosamente al neotomismo, neotomismo, algunos asimismo recomendable, debe adverautores intentan, en efecto, destacar tirse que es corriente emplear 'aguslos problemas, soluciones y, sobre to- tinismo' en un sentido más general do, el temple de ánimo o talante agus- — el que ha sido mencionado al cotinianos; otros autores procuran acor- mienzo del presente artículo. Desde dar las dos tendencias. este último punto de vista puede haAunque no puede decirse que haya blarse de agustinismo en autores que, habido una completa identificación stricto sensu, no pueden ser consideentre el agustinismo y las tendencias rados como agustinianos, pero que filosóficas y teológicas defendidas y han sido incluidos en la tendencia a desarrolladas por los franciscanos, es consecuencia de su adhesión a vasabido que muchos de éstos han sido rios aspectos del mencionado "comagustinianos. Ejemplos eminentes al plejo doctrinal": es el caso de muchos muchos respecto son Alejandro de Hales, Juan escotistas y occamistas. Autores como de la Rochela, San Buenaventura y Gilson consideran inclusive a Enrique Tomás de York —pertenecientes a de Gante, a Juan Duns Escoto y a los lo que algunos autores han llamado primeros escotistas como como pertenecienpertenecien"la antigua escuela franciscana"—, y tes a una "segunda escuela agustiJuan Pecham, Mateo de Aquasparta, niana". Ricardo de Mediavilla y Pedro Juan En lo que toca a las doctrinas coOlivi — pertenecientes a lo que se nocidas bajo el nombre de "agustinisha llamado a veces "la escuela fran- mo", las discusiones al respecto son ciscana posterior". Hay que tener en muchas. Resumiremos aquí las ideas cuenta, sin embargo, que el agusti- presentadas por M. de Wulf sobre el nismo de dichos autores está muy le- agustinismo medieval y que nos pa jos de ser un acatamiento acatamient o estricto estrict o de recen muy plausibles. Según el menlas doctrinas de San Agustín; como cionado historiador, pertenecen al veremos luego, el "agustinismo" es un complejo doctrinal del agustinismo nombre que designa un conjunto de doctrinas como las siguientes: primado muy varias doctrinas —lo que los his- de la voluntad sobre la inteligencia en toriadores de la filosofía medieval Dios y en el hombre, producción de suelen llamar "un complejo doctri- ciertos conocimientos sin presencia nal"—, algunas de las cuales tienen de objetos del mundo externo que un aire agustiniano aunque no pro- habitualmente se consideran como su ceden de San Agustín y otras son causa u origen, concepción del conoajenas a éste. Lo último es cierto so- cimiento como situado dentro de la bre todo cuando se trata de varias zona alumbrada por la luz divina, ac posiciones procedentes procedentes del aristotelisaristotelis- tualidad de la materia prima con inmo y de algunos filósofos árabes y dependencia de la forma, depósito judíos. Ahora bien, junto con los de razones seminales en la materia, franciscanos el agustinismo fue de- hilemorfismo universal en las substanfendido y elaborado hasta lo que se cias creadas, pluralidad de formas en ha llamado "el triunfo del tomismo" las mismas y particularmente en el por muchos dominicos. La oposición hombre, identidad del alma y de sus al albertismo y al tomismo por parte facultades, estrecha unión de filosode Roberto Kildwarby es un ejemplo fía y teología en el marco de la saeminente de la resistencia que ofre E 7
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biduría (VÉASE). Algunas de estas doctrinas, escribe de Wulf, proceden efectivamente de San Agustín: es el caso de la idea de sabiduría o sa pientia christiana (muy característica del temple de ánimo o talante agustiniano contra la excesiva atención hacia la "sabiduría del mundo"), del primado de la voluntad y de la iluminación del alma. Otras doctrinas tienen su base en San Agustín, pero son interpretadas en formas muy diversas y con gran independencia del modo como aparecieron, en la letra o en el espíritu, en los escritos del Santo: es el caso del modo como es concebida a veces la iluminación divina, modo que exige, al parecer, la noción de un entendimiento activo. El avicenismo puede explicar estos nuevos aspectos del agustinismo, que ha sido llamado por Gilson agustinismo avicenizante. Otras doctrinas, finalmente, concluye de Wulf, son ajenas a San Agustín: es el caso de las teorías sobre la materia y la forma, proced pr ocedent ent es del arist ari stote oteli lism smoo árabe ára be y judío. Es curioso comprobar que cada vez en mayor proporción fueron consideradas como agustinianas las doctrinas que menor relación tenían con las posiciones del propio San Agustín; así, por ejemplo, la doctrina del hilemorfismo universal y la de la pluralidad de formas en el hom bre, que fueron las tesis tesi s más debatidas por los filósofos y teólogos medievales de las épocas referidas, son originariamente menos agustinianas que otras ciertas posiciones que pasaron a un segundo plano y que estaban más próximas a la letra y al espíritu de San Agustín. Las historias de la filosofía (especialmente de la filosofía medieval) a que nos hemos referido son: Ueberweg-Heinze, Geyer, t. III. — M. de Wulf, Histoire de la philosophie philosophie médiévale, 6a ed., 1934-1936-1947, 3 vols. (trad, esp.: Historia Histori a de la filo sofía medieval, vol. II, 1947, § 349). — É. Gilson, Gils on, Histor His toryy of the ChrisChri stian Philosophy in the Middle Ages, 1955. — Además: F. Ehrle, "Der Augustinismus und Aristotelismus gegen Ende der XIII Jahrhunderts", Archiv für Literatur und Kirchenge schichte des Mittelalters, V (1889), 614-32. — E. Portalié, en Diction en Dictionnaire de Théologie Catholique, I, 250614. — R. M. Martin, "Quelques premiers maîtres dominicains de Paris et d'Oxford et la soi-disant école dominicaine augustinienne (1229-1279)",
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mo en el sentido puramente científico positivista en nombre del materialismo dialéctivo, su oposición a Debo-rin (VÉASE) y a los representantes del llamado "idealismo menchevizante" la llevó a acentuar el aspecto materialista más bien que el dialéctico del marxismo. Por tal razón fue denunciada como mecanicista y se vio obligada, en 1929, a retractarse de varias de sus tesis en nombre de la "línea general".
ción en Migne, PL, CCX. — Edición crítica del Anticlaudianus, por R. Bosuat, 1955 (Textes philosophiques du moyen âge, I). — M. Baum-
ALANO DE LILLE, Alain de Lille, Alanus de insulis, el doctor universalis (ca. 1128-1202), nació en Lille, y después de ser maestro de teología ingresó en el monasterio cisterciense de Citeaux, cerca de Nicolas-lesCiteaux ((Côte-d'Or). Alano es considerado como un filósofo y teólogo "relacionado" con las Escuelas de Chartres ( VÉASE) y ello sobre todo por haber acogido las tendencias platonizant es de las mismas, pero, en rigor, debe ser considerado como un pensador "independiente". Su principal preocupación fue la lucha contra las herejías más bien que la elaboración y la disputa teológicas. Una intención metodológica y enciclopédica, basada principalmente en la tradición de Boecio, constituye la parte fundamental de su obra filosófico-teológica, penetrada no sólo de elementos platónicos y neoplatónicos, sino también aristotélicos. La intención enciclopédica se muestra sobre todo en su poema Anti-Claudianus o Antirufinus (1182 ó 1183). La intención metodológica del autor se hace patente sobre todo en su escrito sobre la fe católica, y en su obra sobre las máximas teológicas, en la cual utiliza un procedimiento matemáticodeductivo, ya defendido por Boecio en su Liber de hebdomadibus. Alano de Lille fue el primero en referirse al Liber de causis ( VÉASE).
veces el mismo significado que la expresión libertas (véase LIBERTAD ). Sin embargo, en muchos casos se distingue entre ambos. Esta distinción aparece claramente en San Agustín (Enchiridion, XXXII; Op. imperf. contra Julian., VI, 11) según ha puesto de relieve Gilson (Introduction à l'étude de Saint Augustin [1931], 3a ed., 1949, págs. 212 y sigs.). La libertas (libertad) designa el estado de bienaventuranza eterna (sempit erna) en la cual no puede pecarse. Se puede entonces decir inclusive que Dios no goza, de libertad. El liberum arbitrium designa la posibilidad de elegir entre el bien y el mal; es "la facultad de la razón y de la voluntad por medio de la cual es elegido el bien, mediante auxilio de la gracia, y el mal, por la ausencia de ella (De lib. orb., 1). "La oposición es, pues, clara entre el libre albedrío del hombre, cuyo mal uso no destruye la naturaleza, y la libertad, que es justamente el buen uso del libre albedrío" (Gilson, op. cit., pág. 212, nota 2). "Debe confesarse que hay en nosotros libre albedrío para hacer el mal y para hacer el bien" (De corruptione et gratta, I, 2; cit. Gilson). Si se tiene en cuenta esta distinción se puede entender lo que de otra suerte sería una paradoja: que el hombre pueda ser libre (liber) —en el sentido de poseer libertas — y pueda no ser libre — en el sentido del libre albedrío. El hom bre, pues, no es siempre "libre" cuando goza del libre albedrío; depende del uso que haga de él.
Revue des Sciences philosophiques et théologiques, IX (1920), 163-84. — J. Hessen, "Augustinismus und Aristotelismus im Mittelalter", Fran gartner, Die Philosophie des ziskanische Studien, VII (1920), 1 Alanus de Insulis im 13. — C. Michalski, Les courants Zusammenhang mit den philosophiques à Oxford et à Paris Anschauungen des 12. Jahrhunderts pendant le XlVè siècle, 1922. — A. dargestellt, 1896. — S. Nierenstein, G. Little, "The Franciscan School at The Problem of the Existence et God Oxford in the 13th. Century", Archiin Maimonides, Alanus and Averroes, vum Franciscanum Historicum, XIX 1924. — J. Huizinga, Ueber die Verk(1926), 803-74. — E. Gilson, "Les nüpfung des Poetischen mit dem sources gréco-arabes de l'augustinisme avicennisant", Archives a histoire Obras principales: Filosofiskié ot- Theologischen bei Alanus de Insulis doctrinale et littéraire du moyen âge, chérki, 1906 (Estudios filosóficos). — (Mémoires de l'Académie royale des IV (1930), 5-149. — G. Théry, Protiv idéalizma, 1922 (Contra el Sciences de Hollande, t. 74, serie B, "L'augustinisme et le problème de idealismo). — V zachtchitu dialéktit- n° 6), 1932. — G. Raynaud de Lage, la forme substantielle", Acta hebdo- chéskovo matérializma. Protiv sjolasti- A. de Lille, Poète du XIIe siècle, madae augustinianae-thomisticae ab ki, 1928 (En defensa del materialis- 1951 (estudia también el pensamiento Academia roma na sancti Thomae mo dialéctico. Contra la escolástica). filosófico). — V. Cuento, Alano di Aquinatis indictae, 1931, págs. 140- — Idéalisttíchéskaá dialéktika Gégéliá Lilla, poeta e teólogo del secólo XII, 200. — F. P. Cassidy, Molders of the i matéridistitchéskaá dialéktika Mark- 1958. ALBEDRÍO (LIBRE). La expre Medieval Mind. The Influence of the sa, 1934 (La dialéctica idealista de Fathers of the Church on the Medie- Hégel y el materialismo dialéctico de sión liberum arbitrium, muy usada por Marx ). val Schoolmen, 1944. teólogos y filósofos cristianos, tiene a AHORA. Véase INSTANTE. AKSELROD [en nuestra transcripción: AKSEL'ROD] (LÚBOV ISAÁKOV NA) (pseudónimo: ORTODOKS) (18681946), nació en Varsovia, participó desde muy joven en actividades revolucionarias en Rusia, pasó (1887) a Suiza, donde estudió filosofía, regresó (1906) a Rusia, continuando sus actividades revolucionarias como miembro de la fracción menchevique del Partido Social Democrático. Con el triunfo de la revolución, profesó en la Universidad Tambov (19I7-1920) y en la de Moscú (desde 1920). Akselrov se ocupó de problemas éticos y sociales, pero su más conocida contribución fue en el terreno de la epistemología y de la interpretación del marxismo. Adherido al materialismo dialéctico, lo defendió contra las corrientes científicopositivistas que se abrían paso después de la revolución y contra cualquier forma de "infiltración" idealista. Sostuvo, sin embargo, bajo la influencia de Plejanov (VÉASE), la tesis de que el conocimiento tiene un carácter funcional y en gran medida simbólico (o mejor, "jeroglífico"). Se opuso con ello a Lenín y a la teoría fotográfica o cua-sifotográfica del conocimiento por Lenín propugnada. En los debates filosóficos que tuvieron lugar en la Unión Soviética entre 1926 y 1929 (véase MARXISMO), Akselrod fue uno de los representantes capitales de la dirección llamada "mecanicista". Aunque ella misma se opuso al mecanicis-
Obras: Regulae de sacra iheologia. haereticos. — De fide catholica contra haereticos sui temporis. — Ars predicatorio. — Opera 1564. — Edi F E
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En vista de lo anterior, puede a posibilidad de obrar o no obrar, o de veces equipararse libre albedrío con obrar en un sentido más bien que en volunlad. Es lo que ha hecho Sanio otro. Contra esta idea se ha declarado Tomás al declarar que son una sola que no puede haber entonces ninguna potencia y que el libre albedrí o es decisión, de suerte que el liberum ipsa voluntas. La distinción entre vo- arbitrium indifferentiae designa la lunlad y libre albedrío se impone, sin pura suspensión de toda acción y de embargo, cada vez que se plantea la toda decisión. Como ejemplo de la cuestión de la relación entre cada uno dificultad apuntada se menciona la de ellos y los actos o las facultades del paradoja del Asno de Buridán (véaalma. Así, mientras la libertad sería se ASNO DE BURIDÁN). El problema un acto o acción, el libre albedrío se- del libre albedrío se relaciona en tal ría una facultad propia del hombre caso con la cuestión de la función que, por el hecho de poseer la razón ejercida por los motivos en toda eleco, mejor dicho, de ser razonable, es ción. Muchos escolásticos rechazaron capaz de elegir entre diversos objetos. que el liberum arbitrium indifferenEl propio Sanio Tomás indica que aun tiae conduzca necesariamente a tales cuando en su sentido etimológico la paradojas y manifestaron que es la expresión 'libre albedrío' parezca de- condición para que todo acto pueda signar un acto, se suele dar este llamarse auténticamente libre. La nombre más bien a la potencia o mayor parte de autores modernos facultad por la cual juzgamos libre- —por lo menos del siglo XVII (Desmente. Esta potencia, dice Santo To- cartes, Spinoza y Leibniz entre ellos)— más, no puede confundirse con el rechazaron la idea de la "libertad de hábito ni con ninguna fuerza enca- equilibrio" (que llamaron a veces lidenada o sometida al hábito. No hay, bertas indifferentiae) como concepen efecto, inclinación natural que ción meramente negativa de la lilleve al hombre como ser razonable bertad. La noción del libre albedrío fue a algunos objetos; por el contrario, la voluntad puede ir hacia el bien objeto de apasionados debates durante o hacia el mal. De ahí que el libre parte de la Edad Media y durante los albedrío no sea acto ni hábito, sino siglos XVI y XVII, especialmente por facultad del alma. Y de ahí también cuanto se suscitaba con ella la famosa que la relación existente entre el cuestión de la declarada incompatibiUbre albedrío y la voluntad sea igual lidad entre la omnipotencia divina y a la que existe entre la razón y la la libertad humana. Hemos examinainteligencia. La inteligencia acepta do parte de esta cuestión en los arsimplemente los primeros principios, tículos consagrados al problema de así como la voluntad quiere el fin Dios (especialmente II. Naturaleza de último. La razón se aplica a las con- Dios), a la gracia, a la libertad, al clusiones que proceden de los prime- ocasionalismo, a la predestinación, a ros principios, así como el libre albe- la voluntad y al voluntarismo. Agredrío elige los medios que conducen guemos ahora que los debates giraron al fin. La voluntad es, pues, al libre sobre todo en torno al problema tal albedrío lo que la inteligencia es a como quedó planteado en el agustila razón. Ahora bien, comprender nismo. Una "solución" que anule uno y razonar son operaciones de la misma de los dos términos no parece ser facultad. Así, querer y elegir son una buena solución. Ya San Agustín también operaciones pertenecientes a había subrayado que la dependencia la misma potencia. Y voluntad y libre en que se hallan el ser y la obra hualbedrío no son dos, sino una sola mana respecto a Dios no significa facultad (S. theol, I, q. LXXXIII, a 4). que el pecado sea obra de Dios. Ahora A veces se ha fundado la mencio- bien, si consideramos el mal como algo nada distinción entre libre albedrío y ontológicamente negativo, resultará libertad declarándose que mientras la que el ser y la acción que se refiere a primera es ausencia de coacción ex- él carecen de existencia. Y si lo terna, la segunda implica también au- consideramos como algo ontológisencia de coacción interna. En este camente positivo, habrá la posibilidad último sentido el libre albedrío es el de deslizamos hacia un maniqueísllamado liberum arbitrium indifferen- mo. A la vez, no se trataba simpletiae, y t ambién libertas aequilibri. mente de suponer que, una vez otorSignifica entonces la pura y simple gada la libertad al hombre, éste po62
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día usar de ella sin necesidad de ninguna intervención divina. Por lo menos en lo que toca a lo sobrenatural, parecía imposible excluir la acción de la gracia. Así, todas las soluciones ofrecidas para resolver la cuestión eludían la supresión de uno de los términos. Y tal vez sólo en dos posiciones extremas se postulaba esta supresión: en la concepción luterana expresada en el De servo arbitrio por un lad o y en la idea de la autonomía radical y absoluta del hombre, por el otro. En su tratado De Servo arbit rio (1525) Lutero polemizó contra las ideas desarrolladas por Erasmo en su De Libero Arbitrio ;0$7R 0(9 (1524). En verdad, Erasmo no consideraba que la cuestión del libre albedrío tuviera la importancia que le atribuían los teólogos. Además, su opinión al respecto era moderada: "Concibo aquí el libre albedrío como un poder de la voluntad humana por medio del cual el hombre puede consagrarse a las cosas que conducen a la salvación eterna o puede apartarse de ellas." Así, Erasmo no negaba en principio el poder y la necesidad de la gracia. Menos todavía sostenía —como hacía el pelagianismo ( VÉASE ) extremo— que el libre albedrío fuese absolutamente autónomo y decisivo. Pero como ponía de relieve "el poder de la voluntad humana", Lutero consideró que la doctrina de Erasmo equivalía a una negación de la gracia y constituía una peligrosa forma de pelagianismo. Según Lutero, la definición del libre albedrío proporcionada por Erasmo era independiente de las Escrituras y, por lo tanto, contraria a éstas. Fundándose en las Escrituras, Lutero mantenía que nadie puede ser salvado si confía sólo en el libre albedrío, pues un demonio es más fuerte que lodos los hombres junios; no sólo la gracia es necesaria, sino que lo es absolutamente. Ahora bien, ello no significa para Lulero que el hombre se halle dominado por la necesidad, pues el poder de Dios no es una necesidad natural; es un don. Entre los pensadores católicos los debales acerca de la noción de libre albedrío se mantuvieron dentro de un cauce que eliminaba toda solución radical: ni luteranismo ni pelagianismo. Sin embargo, en ciertas ocasiones las posiciones adoptadas se extrema-
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ron. Por un lado, tenemos la teoría tomista de la premoción física ( VÉA SE ). Por el otro, la doctrina molinista del concurso simultáneo basado en la noción de ciencia media (véase CIENCIA MEDIA, FUTURIBLE , MOLINA [Luis DE], PREDESTINACIÓN). Aunque todas estas doctrinas son primariamente teológicas, los conceptos elaborados en ellas son con frecuencia filosóficos y pueden ser utilizados en el tratamiento de los problemas de la causa ( VÉASE ) y de la libertad (VÉASE). Sobre el problema del libre albedrío: C. L. Fonsegrive, Essai sur le libre arbitre, sa théorie et son histoire, 1887. — E. Naville, Le libre arbitre, 1894. — Rudolf Kreussen, Die Willensfreiheit als religiöses und philo sophisches Grundproblem·, 1935. — Augustin Jakubisiak, La pensée et le libre arbitre, 1936. — Déterminisme et libre arbitre. Entretiens présidés par F. Gonseth et rédigés par Gagnebin, 1944. — Yves Simon, Traité du libre arbitre, 1951. — Austin Farrer, The Freedom of the Will, 1957 (Gifford Lectures). — Joseph Lebacqz, S. J., Libre arbitre et jugement, 1960 (Museum lessianum. Sect. Fil., 47). — Allan M. Munn, Free Wil l and Determinism, 1960. — A. I. Melden, Free Action, 1961. — Véase también bibliografía de DETERMINISMO, LI BERTAD, VOLUNTAD. — Sobre el con cepto de libre albedrío en varios au tores: G. Venuta, Libero arbitrio e liberta délia grazia nel pensiero di San Bernardo, 1953. — J. Muñoz, Esen cia del libre albedrío y proceso del acto libre según F. Romeo, O. P., Santo Tomás y F. Suárez, S. J., 1948. — Jean Boisset, Érasme et Luther. Libre ou serf-arbitre?, 1962. — So bre el libre albedrío en San Agus tín: K. Kolb, Menschliche Freiheit und göttliches Vorherwissen nach A., 1908 (Dis. inaug.). — C. Zimarra, "Die Eigenart des göttlichen Vor herwissens nach A.", Freiburger Zeit schrift für Philosophie und Theologie, I (1954), 359-93. — J. Van Gerven, "Liberté humaine et prescience divi philosophine d'après S. $.", Revue que de Louvain, LV [3a serie, XLVII] (1957), 317-30 (parte de una tesis, todavía inédita, titulada Liberté hu maine et providence divine d'après S. A.). ALBERINI (CORIOLANO) ( 18861960), profesor en las universidades de Buenos Aires y La Plata y adversario desde muy pronto del positivismo, en particular de la forma que había asumido en la Argentina, ha orientado principalmente su labor ha-
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cia la introducción y difusión de aquellos pensadores europeos que re presentaban una mayor contribuci ón a la reacción contra dichas tendencias. De este modo ha introducido en la Argentina a filósofos antipositivistas de distinta orientación (Bergson, Meyerson, Croce, Gentile, Royce, etc.) sin dejar por ello de efectuar una elaboración personal de sus doctrinas. Correspondiendo a esta labor y acentuando su paralelismo, ha tra bajado en la difusión del pensamiento argentino en Europa y en los Estados Unidos mediante cursos en las universidades de París, Hamburgo, Leipzig, Berlín, Harvard y Columbia. Escritos: "El amoralismo subjetivo" (1908). — "La pedagogía de William james" (1910). — "La teoría kantiana del juicio sintético a priori" (1911). — "El arianismo histórico y la economía social" (1911). — "So bre la pedagogía de Ardigo" ( 1914 ). — "Determinismo y responsabilidad" (1916). — "Introducción a la axiogenia" ( 1921 ). — "El problema ético en la filosofía de Bergson" ( 1925 ). — "La reforma epistemológica de Eins tein" (1925). — "Die deutsche Phi losophie in Argentinien" (1930). — "La metafísica de Alberdi" (1934). — "English Influence in Culture and Thought" (1937). — "Croce y la metafísica de la libertad histórica" (1955). — Véase Juan José Arévalo, "C. A.", Boletín de la Biblioteca Na cional, Guatemala, N° 16 (Enero, 1936). — Diego F. Pró, C. A., 1960. ALBERTO (SAN) de Bollstädt o de Colonia, llamado el Grande o Magno y el doctor universalis ( 12061280) nació en Lauingen (Suabia). Ingresó hacia 1223 en la Orden de los Dominicos y profesó, entre otras ciudades, en Friburgo, Colonia y París (en esta última fue magister de teología [ca. 1242-1248] en el Studium genérale dominico de Saint-Jacques, incorporado a la Universidad). La invasión del aristotelismo, que había ya alcanzado gran predicamento con la obra de San Buenaventura, culmina en San Alberto Magno, pero tal invasión es al mismo tiempo contenida por la necesi dad de encuadrarla en el marco de la ortodoxia. La obra de San Alberto Magno es así al mismo tiempo una aristotelización de la filosofía y de la teología, y una discriminación de Aristóteles y de sus comentaristas árabes y judíos con vistas a rechazar aquello que sea incom pati bl e con la s ver dades de fe. La 6 E
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crítica del averroísmo y especialmente de las tesis de la eternidad del mundo y de la unidad del entendimiento agente, que habían llegado envueltas en la doctrina aristotélica, son una de las manifestaciones de esta necesidad doble, que no significa, por otro lado, la subordinación de la filosofía a la teología, sino la precisa delimitación de ambos dominios. Para San Alberto Magno, como para Santo Tomás, a diferencia de las direcciones platónico-agustinianas, la razón debe comenzar por limitarse, pero esta limitación no es negación de la razón, sino justamente aquello que permitirá prestar una confianza completa en lo que la razón establezca. La limitación del poder racional es simultáneamente una reafirmación de su poder dentro de sus límites. Allí donde la razón carece de poder demostrativo tiene la fe la última pala bra, pero dentro de la esfera de la filosofía estricta la razón es determinante y constituye el criterio supremo. En el curso de sus paráfrasis a Aristóteles y a los comentaristas, siguiendo el orden mismo de los temas aristotélicos, San Alberto Magno establece una serie de proposiciones que Santo Tomás desarrolló posteriormente y, sobre todo, ordenó so bre el conjunto de los materiales preparados por su maestro. Estas tesis, que son, aparte la distinción rigurosa entre las esferas filosófica y teológica y la posibilidad de su mutua armonía, la doctrina de los universales como algo que está ante y en las cosas, y la teoría de la libertad de la voluntad, confirman, al mismo tiempo, el propósito fundamental de su obra de transmitir a los latinos y hacerles comprensibles los saberes de la tradición griega. Pero en la obra de San Alberto Magno no se halla tampoco ausente la influencia platónica y neoplatónica, sobre todo a través de los escritos pseudo-aristotélicos de contenido neo platónico y del Pseudo-Dionisio. Su labor se extendió también a las ciencias de la Naturaleza en donde, siguiendo los precedentes del empirismo aristotélico, trabajó especialmente en la esfera de la biología y consideró la experiencia como criterio de verdad de todo aserto concerniente a lo contingente y particular. Las obras de San Alberto Magno suelen dividirse en una serie filosófica —que abarca escritos de lógica
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y de filosofía real (matemática, fí- man, Introductio in opera omnia B. A. temas y formalización superior al prisica, metafísica) —y una serie teoló- Magni, O. P., 1931. — M. Grahmann. mero. gica — que comprende comentarios a Der hl. A. dei G., 1932. — D. Siedler Obras: Quaestiones super artem velas Sentencias de Pedro Lombardo y Intettegtualismus und Voluntarismus terem (impreso con la Expositio aurea a los escritos del Pseudo-Dionisio, bei A. Magnus, 1941 [Beiträge zur de Occam en 1496). — Quaestiones una Summa de creaturis, una Summa subtilissimae super libros posteriorum theologiae y varios escritos místicos Geschichte der Philosophie und (impreso en 1497). — Logica Albery ascéticos. — La edición compleja Theologie des Mittelalters, XXXVI, tutii. Perutilis logica (id. en 1522 (Opera omnia) más manejada ha sido 2]. — E. Gilson, "L'âme raisonable [es la obra a la cual se refiere Boehla de Jammy, 21 vols., Lyon, 1651. chez Albert le Grand", en Archiv es ner] ). — Sophismata A. de Saxonia Esta edición ha sido reimpresa por d'Histoire doctrinale et littéraire du nuper emendata (id. en 1480). — A. Borgnet, 38 vols., París, 1890-99. Moyen Âge·, t. XIV, 1945. — A. Pom- Tractatus obligationum (id. en 1498). Edición crítica, llamada Editio Colo- pei, La dottrina trinit aria di S. A. — El mismo tratado con los Sophisniensis, publicada por el Albertus- Magno, 1953. — H. Ch. Scheeben, nata y los Insolubilia aparecieron Magnus-Institut bajo la presidencia de juntos en 1490 y 1495. — SubtilisB. Geyer (y, tras la muerte de éste, Albertus Magnus, 2a ed., 1955. — H. simae quaestiones super ocio libros Albertus Magnus, Ostlender, 1956, de H. Ostlender): Alberti Magni physicorum (id. en 1493, 1504, 1516). Opera Omnia, 40 vols., 1951 y si 2a ed. de Der hl. Albert der Grosse. — Quaestiones in libros de caelo et guientes. Publicados: XXVIII: De ALBERTO DE SAJONIA o de Samundo (id. en 1481, 1492, 1497, bono, ed. H. Kühle, C. Fecker, B. xonia, Alberto de Helmstadt, Alberto 1520). — Quaestiones in libros de Geyer, W. Kübel y colaboración de de Ricmestorp, Albertutius, Albertus generations (id. en 1504, 1505 y F. Heyer, 1951; XIX: Postilla super parvus (ca. 1316-1390), nac. en Rick- 1518 [con los comentarios a la mis Isaia m, ed. F. Siepmann [con frag mersdorf (Baja Sajonia) y profesó en ma obra aristotélica por Egidio Ro mentos sobre Jeremías y Ezequiel, ed. París (1351-1362) siendo desde 1353 mano y Marsilio de Inghen]. — H. Ostlender], 1952; XII: Liber de Rector de la Universidad de París. En Quaestiones et decisiones physicales natura et origine animae, ed. B. Ge 1365, año de la fundación de la Uni- (id. en 1516, 1518 [juntamente con yer; Liber de pri nci piis motus pro - versidad de Viena, fue nombrado su otras sobre el mismo tema de Themo cessivi, ed. Geyer; Quaestiones super primer Rect or. Desde 1366 hasta su y Juan Buridan] ). — De proportionide animalibus, ed. F. Filthaut, O. P., bus o Tractatus proportionum ( id. en 1955; XXVI: De sacramentis, ed. A. muerte fue Obispo de Halberstadt. 1496 entre otras fechas ). — Quaestio Ohlmeyer, O. S. B., con col. de F. Considerado como uno de los miem- nes super sphaeram Johannis de SaAnders y F. Heyer; De incarnatione, bros de la escuela de Parí s ( VÉASE ), crobosco (sin publicar). — Quaestio ed. I. Backer; De resurrectione, ed. trabajó en varias disciplinas, principal- nes meteororum (sin publicar). — W. Kübel, 1958; XVI, 1: Metaphysi- mente científicas (matemáticas, física, Expositio decem librorum Et hicorum ca, Libri quinque priores, ed. B. Ge meteorología), así como en lógica y Aristotel is (sin publicar). — Véase yer, 1960. Hay trad, esp.: del tratado ética. Siguiendo a Juan Buridan y a Prantl, IV, 60-48. — P. Duhem, Étu titulado: La unión con Dios (1948). Nicolás de Oresme, Alberto de Sa- des, I, 302; II, 379-84, 420-23, 431 — Biogra fía de Alberto Magno: G. joni a des arroll ó la te orí a del ímpetu 41; III, 1-259, 279-86, 350-60. — J, Albertus Magnus. Sein Leen (v.) y en particular la llamada Íd., íd., Le système du monde, IV, und seine Wissenschaft, 1862. — P. "doctrina de los pesos", lo cual le con- 124-42. — A. Dyroff, "Ueber Al de Loe, "De vita et scriptis beati dujo a una investigación del proble- bertus von Sachsen", Baeumker-FeAlberti Magni, Analecta Bollandiana, ma de la gravedad —distinguiendo stgabe, 1913, págs. 330-42. — G. XIX (1900), 257-84; XX (1901), 273Heidingsfelder, Albert von Sachsen. 316; XXI (1902), 361-71. — F. Pels- entre el centro de magnitud de la tie- Sein Lebensgang und sein Kommen ter, Kritische Studien zum Leben und rra y su centro de gravedad— que se tar zur Nikomachäisc hen Ethik des su den Schriften Alberts des Grossen, hallaba en el camino hacia la for- Aristoteles, 1926 [Beiträge zur Ge 1920. — A. G. Menéndez-Reigada, mación de la moderna estática en el schichte der Philosophie des Mitte Vida de S. A. M., 1932. — A. Ga- siglo XVII. Se ocupó asimismo del pro- lalters, XXII, 3-4]. — Ph. Boehner, rreau, S. A. le Grand, 1932 (trad. blema de la relación entre espacio Medieval Logic, 1952, especialmente esp.: 1944). — Bibliografía. M. M. recorrido, tiempo y velocidad, esta- Parte III y Apéndice i. Laurent y M.-J. Congar, O. P., "Essai bleci endo que est a última es proporALBINO (fl 180) fue principal de bibliographie albertienne", Revue cional al espacio recorrido. Especial filósofo de la llamada escuela de Thomiste, XIV (1936), 422-68. — mención merecen sus estudios lógiGaio, a la cual perteneció también Correcciones y ampliaciones a la bi- cos; como señala Boehner, fue uno Apuleyo. Gaio (fl 150) había des bliografía albertina de F. J. Catania de los que más contribuyó a los llaarrollado el platonismo llamado ecléc(The Modem Schoolman, 1959) por Roland Houde, "A Bibliography of mados "nuevos elementos de la ló- tico mediante una síntesis de doctriAlbert the Great: Some Addenda", The gica escolástica", discutiendo con de- nas platónicas y estoicas en las lec Modern Schoolman, XXXIX (1961), talle y notable tendencia formaliza- ciones luego publicadas por Albino 61-63. — Sobre la obra de San Alberto dora problemas como los de los tér- en nueve libros con el título de Magno véase: Van Weddingen, A. le minos sincategoremáticos, teoría de Bosquejo de las doctrinas platónicas. Grand, le maître de St. Thomas las suposiciones y teoría de las con- G&2"% )0-# G/$()0#" $'2&=!(#)0# , una d"Aquin, 1881. — J. Bach, Al. Magnus, secuencias. Según el citado Boehner, 1888. — A. Schneider, Die el sistema de lógica de Alberto de obra que influyó luego sobre el neo Phychologie A. der Grossen, I, 1903; Sajonia (el presentado en su "muy platonismo, especialmente el de ProII, 1906. — H. Fronober, Die Lehre útil lógica") es una combinación de clo y Prisciano. Como Eudoro de von der Materie und Form nach A. los sistemas de Occam y de Gualterio Alejandría, Gaio interpretó el platodem Grossen, 1909. — A. Grünbaum, nismo (y especialmente, dentro de A. der Grosse, 1925. — G. Meersse- Burleigh, siendo en disposición de los ; E
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éste, el concepto de fin) en un senti- $()0#!1 A!53$()0# también Para San Agustín se trata de un estado do filosófico-religioso y hasta místi- H"'=$505,% &"'1 ),%# <"/!=!<"($# de alma en la cual ésta se halla, por )0-# así decirlo, "colmada". Al referirse en co. En un Prólogo (a los diálogos G/$()0#!1 o 'H+")!3,% platónicos) y especialmente en un G/$()0#!1 A!53$()0# ) en ibíd., las Confesiones a su madre, Santa Epítome (el llamado Didascálico), 152-89. Otra edición del Epítome por Mónica, cuando ésta tiene noticia de la Albino elaboró y sistematizó las doc- P. Louis (1945). — Otras edicio- definitiva conversión de su hijo, trinas de su maestro, recabando con nes del Prólogo por J. Freudenthal, indica que la alegría y goce que frecuencia el auxilio de ideas de Aris- "Der Platoniker Albinos und der fal- experimenta es como una exaltación y tóteles, Teofrasto y los estoicos (no sche Alkinos", Hellenistische Stttdien, un triunfo — gaudet — exaltât et obstante rechazar la concepción que Helf 3 (1879), y por J. B. Sturm triumphat. La alegría no es, pues, aquí 1901). — Véase R. E. Witt, Albinus mera satisfacción: es lo que más se éstos se hacían de la filosofía). Ca- (and of Mddle Platonism, parece a un talante o temple (VÉASE) racterístico del pensamiento de Al- 1937.the—History E. Pelosi, "Een platoonse de ánimo. Muchos filósofos han rela bino es, por un lado, su tendencia a Gedachte bij Gaios, Albinos en Apula sistematización y, por el otro, su leius van Madaura", Studia Catholica, cionado la alegría con la posesión de elaboración de ideas que —prosi- XV (1939), 375-94 y XVI (1940), un cierto bien, o con la representación guiendo ciertas indicaciones halladas 226-42. — Hay una memoria (aún de su posesión efectiva o posible. Así, en el Timeo de Platón y en la Me- inédita) de R. Le Corre, Le role d'Al- Descartes: "La consideración del bien tafísica de Aristóteles— le conduje- binus dans l'évolution du platonisme presente suscita en nosotros la aleron a posiciones muy próximas a las (Cfr. Revue Philosophique de la Fran- gría, y la del mal la tristeza, cuando del neoplatonismo. En lo que toca ce et de l'Étranger, año LXXXI se trata de un bien o de un mal que a lo primero, mencionaremos el he- [1956] 28-38). — J. H. Loenen, "Al- nos es representado como perteneciéncho de que, siguiendo ante todo a binus' Metaphysics. An Attempt at donos" (Les passions de l'âme, art. Aristóteles, Albino distinguió entre Rehabilitation", Mnemosyne, IX 61). Spinoza define la alegría (laetila parte teórica y la parte práctica (1956), 296-319; íd., X (1957), 35- tia) como "la pasión mediante la cual la mente pasa a una perfección made la filosofía — con la dialéctica 56. ALCMEÓN, de Cretona (siglo VI yor" (Eth., III prop. xi, esc.), siendo (dividida en dierética, horística, epagógica y silogística) como "instru- antes de J. C.), discípulo de Pitágo- la tristeza "la pasión por la cual pasa mentó". La parte teórica abarcaba ras, según Diógenes Laercio (VIII, a una perfección menor" (loc. cit.). se dedicó a la medicina y a la El sentimiento de alegría en cuanto la teología, la física y la matemática; 5), ciencia investigando espe- afecta a la vez al cuerpo y al espíritu la parte práctica, la ética, la econo- cialmentenatural, el origen y proceso fisioló- constituye el placer inmediato (titilamía y la política. Sin embargo, la gico de las sensaciones. Su principal matemática era presentada por Al- contribución a la filosofía se mani- tio) o jovialidad (hilaritas), y el de bino como un saber de naturaleza festó en dos doctrinas. Una fue la la tristeza en el mismo respecto el catártica, en un sentido muy seme- elaboración de una tabla pitagórica dolor ( dolor) o mal humor {melancho jante al de Teón de Esmirna. En lo de las oposiciones, que incluía las lia). No hay que confundir la alegría que toca a lo segundo, mencionare- sensaciones (dulce y amargo), los con el contento (gaudium), el cual es mos algunas de las ideas del filósofo. colores (blanco y negro) y las mag- "la alegría surgida de la imagen de En su teología, Albino elaboró ideas nitudes (grande y pequeño). La otra algo pasado cuyo resultado nos ha paluego muy debatidas dentro del fue una teoría del alma inmortal recido dudoso" (ibíd., III, prop. xviii, neoplatonismo: división de lo real como entidad que está en continuo esc. 2). (en perfecto movimiento Las opiniones anteriores, aunque en forma pura, en ideas (según las movimiento circular) y que se encuentra no expresadas en lenguaje psicológico, no cuales el mundo ha sido formado) y solamente en el hombre, sino tamson propiamente psicológicas en el materia; separación entre la bién en los astros. Alcmeón insistió sentido actual de este vocablo; son Inteligencia y el Alma; división de asimismo en la idea de la armonía más bien antropológico-filosóficas. En la divinidad en tres dioses, uno prin- como ley universal de todos los fe- buena parte del pensamiento contemcipal —que mueve sin ser movido— nómenos y de todos los seres, apli- poráneo el problema de la alegría ha y otros dos subordinados —que cándola al mundo natural y al mundo sido asimismo tratado antropológica-mente, pueden ser considerados como hipós- humano (por ejemplo, a las sociedades con frecuentes -conscientes o tasis suyas—, etc. Albino elaboró tam- ). inconscientes bases existenciales. Así, bién la física —bajo la influencia del Diels-Kranz, 24 (14). Ángel J. ocurre por ejemplo, cuando en Las dos Timeo y de la doctrina estoica de la Cappelletti, "La inmortali-dad del alma fuentes de la moral y de la religión en A. de Crotona", Cua-dernos Providencia—, la psicología —con ( Cap, IV ), Bergson describe la alegría como mezcla de platonismo y filosóficos (Rosari o), n°1 (1960), una especie de alige-ramiento total del 23, 34. ALEGRÍA. La alegría ha sido aristotelismo y oposición a la idea con-siderada por muchos filósofos como alma por medio del cual se suprime el estoica de apatía - y la política - una de las "pasiones del alma". La alegría esfuerzo y el con-tenido total de la conciencia con predomi-nante influencia se contrapone a la tristeza, pe-ro no se hace casi extraño a sí mismo. La alegría aristotélica. necesariamente al dolor - del mismo modo - escribe Bergson- anuncia siempre que la Edición del Prólogo (llamado a ve- que la tristeza se con-trapone a la alegría., vida ha logrado su propósito ha ganado ces H"'=5!5, &='= ),%# )!: pero no necesa-riamente al placer . La terreno ha alcanzado una victoria: toda alegría tiene acento G/$()0#!1 B"B/!# y a veces alegría ha sido concebida de muy distintas maneras. '@ /B"(#!: +2 !( /! 5!1 en la edición de Platón por K. F. Herr mann, VI, 147-151. Edición del Epí-tome (llamada I"A$=$/"!(1 )0-# G/?
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triunfal." En el apéndice titulado "De la alegría", en su obra sobre "La mala conciencia" ( La mauvaise conscience, 1933, págs. 184-98), Vladimir Jankélévith considera que la alegría surge cuando el alma desolada puede enfrentarse de nuevo con un futuro, es decir, cuando se le abre el horizonte (que podemos muy bien calificar de "existencial" ). La alegría no pone límit es; parecida al amor, quiere siempre ir más allá, a diferencia del goce o del placer [gaudium], el cual dice: "¡Basta! Hasta aquí y no más." Se ha debatido a veces la función (o ausencia de función) de la alegría en la vida moral. Una opinión tajante al respecto es la de Max Scheler. Según este autor, ha habido en el espíritu moderno, y en particular en el espíritu alemán del siglo XIX, una "traición a la alegría", consecuencia de la entrega a un "falso heroísmo" o a una inhumana "idea del deber". La "historia de esta traición" comenzó, indica Scheler, con Kant, el cual traicionó "las alegrías más profundas, espontáneas, aquellas que podemos llamar "'brotantes'" (M. Scheler, "La traición a la alegría" [1921], en el tomo Amor y Conocimiento [trad. esp., 1960], pág. 103). Esto dio origen a un "movimiento ético-filosófico" de índole anti-eudemonista y heroicista, movimiento que es la expresión racional de cierto tipo humano "estricto" — el tipo "burgués" y "prusiano". Para Scheler, la alegría es "fuente y necesario movimiento concomitante"·, no es un fin en sí mismo, pero acompaña necesariamente a la acción moral. Observaremos al respecto que si bien Kant considera que el obrar por amor del deber y, en consecuencia, por puro respeto a la ley prima sobre cualquier otra consideración, incluyendo la felicidad y, con ésta, la posible alegría, no es menester eliminar totalmente a estas últimas. La virtud y la felicidad —y puede agregarse: la alegría— se hallan incluidas en el sumo bien, aunque en forma de subordinación. Además, hay en Kant una cierta vacilación al respecto, y hasta una cierta contradicción en sus concepciones éticas. Ello ha hecho escribir a G. E. Moore: "La opinión kantiana de que la virtud nos hace dignos de ser felices se halla en contradicción flagrante con la opinión, implicada en su teoría y asociada con su nombre,
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de que una Buena Voluntad es la de ideas filosóficas desarrolladas en única cosa que tiene mérito intrínse- Alejandría durante los tres primeros co. Ciertamente, no nos permite acu- siglos de nuestra era por pensadores sar a Kant, como se hace a menudo, judíos o cristianos, entre los cuales de que es inconsistentemente un eu- destacan Filón, San Clemente y Orídemonista o un hedonista, pues no genes; a veces se reduce la escuela implica que la felicidad sea el único a los pensadores cristianos y al si bien. Pero implica que la Buena Vo- glo III. luntad no es el único bien; que una La opinión (1) estuvo en vigor situación en la cual seamos a la vez durante muchos años hasta comienvirtuosos y felices es mejor en sí mis- zos del siglo XIX. Según ella, los alema que una en la cual no haya felici- jandrinos comprenden tanto los griedad" (Principia Ethica, § 105). Hay gos como los judíos y los cristianos, mucho que hablar, pues, acerca del con sus distintas opiniones religiosas rigorismo ( VÉASE) kantiano. Verdad es y sus frecuentemente comunes punque aun si se admite que el cumpli- tos de vista filosóficos. A estas activimiento del deber no es siempre nece- dades filosóficas se agregarían entonsariamente equivalente a la felicidad, multitud de trabajos científicos puede sostenerse que la felicidad no ces desarrollados en escuelas alejandrinas es necesariamente acompañada de la de gramática, crítica, medicina, asalegría. Pero es injusto acusar a Kant tronomía, geometría, geografía. Desde sobre una cuestión en la que, sobre este punto de vista autores tan no expresarse del todo con la apetediversos como Aristarco, Hiparco, Ptocible claridad, no trató tampoco con lomeo, Diofanto, Eratóstenes, Estrael suficiente detalle. En un sentido existencial de 'alegría' cuando menos, bón, Ammonio Saccas, Filón y San podría argüirse que Kant hubiese ac- Clemente de Alejandría pertenecerían cedido a una fuerte posibilidad de a la Escuela o, mejor dicho, a las que la obediencia a la ley por un su- escuelas de Alejandría. La opinión (2) fue defendida por jet o moral comporta una "pleni tud" varios historiadores durante el sique se parece mucho a la alegría en glo XIX (J. Simón, E. Vacherot, J. alguno de los sentidos antes introduMatter). Según estos autores, la Escidos. Además de las obras citadas en el cuela de Alejandría representa un texto: Wladislaw Tatarkiewicz, O movimiento filosófico que en varios szczessiu, 1947 (De la alegría). — puntos se aproxima al cristianismo Cazaneuve, Psychologie de la joie, (tendencia teológica, afirmación de 1952. — Godo Lieberg, Die Lehre una Trinidad, etc.) y en otros diverge von der Lust in den Ethiken des Aris- de él (idea de la emanación contra tóteles, 1959 [Zetemata, 19]. la de creación), que en ocasiones se ALEJANDRÍA (ESCUELA DE). hace racionalista y en otras teúrgica, En cuatro sentidos se entiende la ex- pero que en todos los casos conserva presión 'Escuela de Alejandría': (1) un espíritu a la vez ecléctico y sisteComo el conjunto de las escuelas fi- mático. La opinión (3) es la común hoy losóficas y eruditas que surgieron y se desarrollaron principalmente en la en muchas historias de la filosofía. ciudad de Alejandría y que influye- De este modo se puede distinguir ron sobre las escuelas de otras ciu- entre la Escuela de Alejandría y las dades; (2) Como el conjunto de la otras ramas del neoplatonismo ( VÉAtendencia filosófica del neoplatonis- S E ). La Escuela de Alejandría en mo desde Ammonio Saccas hasta los este sentido se caracteriza por los últimos filósofos de la Escuela de contactos cada vez más frecuentes Atenas; (3) Como una rama del neo- con ,el cristianismo (no sin algunas platonis mo, for mado por Hipatía, violentas luchas, testimoniadas por Sinesio de Cirene, Hieracles de Ale- la muerte de Hipatía a manos de la jandría, Hermeia de Alejandría, Am- muchedumbre), y por la tendencia monio hijo de Hermeias o Ammo- a la erudición y al sincretismo filonio Hermeiu, Juan Filopón, Ascle- sófico-religioso. También se caracte pio el joven, Olimpiodoro, Alejandro riza por las estrechas relaciones que de Licópolis, Esteban de Alejandría, mantuvo con la Escuela de Atenas Asclepiodoto de Alejandría, Nemesio, (VÉASE) —razón por la cual los que Juan Lidos; (4) Como el conjunto mantienen la opinión (2) suelen presentarlas juntas— y por el hecho de 66
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que de Alejandría surgieron muchas Afrodisia y otros filósofos sobre el tual griega y en particular con la tesis influyentes sobre otras ramas del concepto de destino (Zurich, 1824). platónica. — Asclepio el joven: Asclepii in Aris- Como en todos los casos hubo entre neoplatonismo. Metaphysicorum libros A-Z los "alejandrinos" una tendencia inneLa opinión (4) es la adoptada por totelis commentaria, M. Hayduck, en los a los comentarios, exégesis, aclala mayor parte de los historiadores Commentaria ed. in Aristotelem Graeca, gable raciones y trabajos de erudición, claside la filosofía medieval cuando in- VI 2, citados en ARISTOTELISMO. — ficación y ordenación, y como ello es cluyen en ésta sus precedentes pa- Elias: Elia e in Porphy rii Isago gen considerado inferior y subordinado a trísticos y cristiano-helénicos. et Aristotelis Categoriae Commentalas grandes creaciones culturales y esAquí consideraremos como las más ria, ed. A. Busee ( en los citados Com pirituales, se ha equiparado a veces el mentaria, XVIII 1). — David: Da plausibles las opiniones (3) y (4). vidis Prolegomena et in Porphyrii Isaalejandrinismo con el espíritu de detaHabiendo tratado, sin embargo, de gogen Commentarium, ed. A. Busse lle, ligado al espíritu sectario. Sin emlos autores principales señalados en (citados Commentaria, XVIII 2). — bargo, no debe confundirse el alejan(4) en los artículos a ellos dedicados, Esteban: Stephani in librum Aristotedrinismo, en ninguno de los sentidos procederemos a referirnos a varios lis de interpretatione commentarium, autores que corresponden a (3) y a ed. M. Hayduck (citados Commenta- indicados, con el llamado "bizantinislos que no hemos dedicado artículos. ria, XVIII 3). — Juan Lido: Liber mo". Aunque la filosofía bizantina La bibliografía se referirá a estos de ostentis (G&2"% A"!=3&"0-#), ed. C. (v.) no es tan desdeñable como alguautores. Wachsmuth, 1897; Liber de mensi- nos suponen, es cierto que durante Se sabe de Hipatía (por Suidas bus (G&2"% 3,#0-#) ed. R. Wuensch, algunos de sus períodos se caracterizó y otros autores) que se ocupó de ex- 1898; De magistratibus populi Romani por el predominio de l os comentarios plicar las doctrinas de varios filó- ( G&2"% $240-# ),-1 2' 03$"(0# +!/")&"($1 de comentarios y por las disputas interminables sobre problemas secundasofos griegos, especialmente de Pla- ed. R. Wensch, 1903. ALEJANDRINISMO. Se da a veces rios o cuestiones de detalle, por lo tón y Aristóteles, y que pereció la pidada por la muchedumbre en Ale- este nombre al movimiento intelectual cual el nombre 'bizantinismo' ha ad jandr ía, sin que pue da asegu rar se que tuvo lugar en varios países de quirido un sentido peyorativo. Pero el que el Obispo Cirilo fuera respon- lengua griega después de la muerte alejandrinismo no es —o no es siemsable de excitar a la multitud en tal de Alejandro Magno (323 antes de pre necesariamente— un "bizanti sentido. Sinesio de Cirene (ca. 370- J. C.) y que se centró en Egipto y en nismo". Hemos distinguido entre alejandri415), obispo de Ptolemais, mezcló la ciudad de Alejandría. La llamada el neoplatonismo con el cristianismo "cultura alejandrina" se caracteriza nismo y alejandrismo ( v. ) como la y desarrolló especulaciones filosófico- por la importancia dada a las ciencias corriente filosófica que se basa en la teológicas que giraron en torno a la y a la erudición — esta última basada interpretación aristotélica dada por Unidad y a la Trinidad, así como con- en gran parte en las investigaciones Alejandro de Afrodisia (v.). sideraciones políticas en torno al ideal realizadas en la famosa Biblioteca del ALEJANDRISMO. Por haber usadel rey-filósofo. Hermeia de Alejan- Museo de Alejandría. Desde el punto do el nombre 'alejandrinismo' (v.) dría comentó el Fedro utilizando las de vista filosófico, el alejandrinismo es para referirnos al movimiento cultural ideas dialécticas de Jámblico. Am- una cultura de epígonos; en vez de de los "alejandrinos", reservamos 'alemonio Hermeiu, así llamado por ser grandes creaciones filosóficas hay jandrismo' para referirnos a la interhijo de Hermeias, escribió sobre la "sectas" y "escuelas" — epicureismo, pretación que di o de Ari stótele s noción del destino. Asclepio el joven estoicismo, eclecticismo y luego neo- Alejandro de Afrodisia ( v. ), y en parcomentó la Metafísica; Elias, el Isa- platonismo o pre-neoplatonismo. Des- ticular al movimiento filosófico susci goge de Porfirio y las Categorías; de el punto de vista científico, en tado durante el siglo XVI por dicha David, el Isagoge. Esteban de Ale- cambio, la contribución de los "ale- interpretación. En este sentido el ale jandría comentó el De interpretatione jandrinos" fue importante; basta citar jandrismo es una de las variantes del y efectuó investigaciones sobre as- los nombres de Euclides, Arquímedes, aristotelismo (v.). tronomía y cronología. Alejandro de Apolonio y Galeno. El aspecto más importante del aleDe un modo más restringido se Licópoli se opuso al maniqueísmo jandrismo en el asunto que nos ocupa en defensa de las doctrinas neopla- llama también a veces "alejandrinis- es el que se halla en la interpretación tónicas. Juan Lido siguió las huellas mo" al conjunto de trabajos y especu- del intelecto ( VÉASE). En su De anide Nemesio, y combinó las concep- laciones filosóficas de la "Escuela de ma Alejandro de Afrondisia dio una ciones cristianas con las neoplatóni- Alejandría" (véase ALEJANDRÍA [ES- interpretación trascendentista del intecas o, mejor dicho, platónico-ecléc- CUELA DE]. En este sentido, el alejan- lecto activo (también llamado "entendrinismo coincide con una de las ticas. dimiento agente") — interpretación, Véanse las bibliografías de NEO- ramas o manifestaciones del neoplato- por lo demás, que el autor cohonestaPLATONISMO y de los filósofos de la nismo (v. ). El término 'alejandrino' ba con una visión más bien "naturaEscuela a quienes se han dedicado es usado todavía como sinónimo de lista" del pensamiento de Aristóteartículos. Obras de Sinesio en Mig- 'neoplatónico'. Debe tenerse en cuenta ne, P. L., LXVI. — Hermeias de Ale- que en este neoplatonismo suelen les. Según Alejandro, sólo el inte jandría: Hermiae Alexandrini in Pla- incluirse buen número de exégesis y lecto activo es separado; el intelecto tonis Phaedmm scholia, ed. P. Cou- especulaciones teológico-fílosóficas ju- pasivo, en cambio, es un intelecto vreur, 1901. — Ammonio Hermeiu: y cristianas en cuanto se hallaban material que llega a convertirse en De jato, ed. J. C. Orellius en su edi- días intelecto adquirido ( &'+"),)!1 , ción de los escritos de Alejandro de relacionadas con la tradición intelec- adep-tus) por la acción del intelecto 67 activo.
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De este modo las almas humanas individuales no poseen su propia forma separada, sino que participan del intelecto activo. . El interés por el "alejandrismo" en los comienzos de la época moderna se despertó con ocasión de la traducción al latín por Girolamo Donato [Hieronimus Donatus] (nac. en Venecia: ca. 1457-1511) del Libro I del De anima, de Alejandro de Afrodisia. Donato se opuso a los intérpretes de Aristóteles que, a su entender, se interesaban sólo por "aprovechar" las enseñanzas del Estagirita con vistas a sus propias convicciones teológicas y filosóficas, y proclamó que había que restablecer tales enseñanzas en su pureza (in Interpretatione Alexandri Afrodis ei praefatio, 1495), para lo cual era adecuada justamente la interpretación de Alejandro. Esta inter pretación "purificaba" a Aristóteles de las doctrinas espurias introducidas por escolásticos y averroístas paduanos. A tal efecto podían usarse asimismo, según Donato, las interpretaciones de Temistio y Simplicio. El amigo de Donato, Ermolao Barbaro [Hermolaus Barbarus] (nac. en Venecia: 14531493; véanse sus Epistulae, orationes et carmina, 1943, ed. V. Branca), grandemente influido por el bizantino Teodoro Gaza (nac. en Salónica: ca. 1400-ca. 1475), traductor de Aristóteles, de Teofrasto y de Alejandro de Afrodisia y adversario de Gemisto Plethon (v.), siguió en la misma dirección que Donato, e insistió en el valor de las interpretaciones aristotélicas de Alejandro, Temistio y Sim plicio. Aunque tanto Donato como Ermolao Barbaro se proponían, ante todo, "purificar" el pensamiento de Aristóteles desde el punto de vista "filológico", sus trabajos, comentarios y polémicas tenían un alcance filosófico por cuanto conducían a una de las grandes interpretaciones del Estagirita. El alejandrismo se centró en Bolonia, razón por la cual se ha hablado de una "Escuela de Bolonia", en oposición al averroísmo, que se centró en Padua, formando la llamada "Escuela de Padua". Durante los dos primeros decenios del siglo XVI arreció la polémica entre alejandristas y averroístas, especialmente en lo que toca a la cuestión de la naturaleza del alma humana y de las pruebas de su inmortalidad o mortalidad. Desde el punto
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de vista filosófico es importante sobre todo la discusión entre el averroísta Nifo (v.), el Cardenal Cayetano (v.) [Tomás de Vío] y el más ilustre de los alejandristas, Pierro Pomponazzi (v.). Este último no negaba la inmortalidad del alma humana individual, pero consideraba que era cuestión de fe y no de prueba racional — una posición que, no obstante su previa defensa del tomismo, había adoptado en parte el Cardenal Cayetano, razón por la cual se supone que éste influyó sobre Pomponazzi. Parecía entonces que había dos posiciones claramente definidas: la averroísta y la alejandrista (la última incluyendo, por tanto, la interpretación tomista del Cardenal Cayetano). Sin embargo, Francisco Silvestre de Ferrara (v.) se opuso a la interpretación del Cardenal Cayetano en nombre del tomismo. Lo mismo hizo el discípulo de Pomponazzi, el Cardenal Gaspar Contarini (nac. Venecia: 1483-1542). Por su lado, Nifo siguió oponiéndose al alejandrismo de Pomponazzi en defensa de un averroísmo que se iba acercando al tomismo. Pomponazzi respondió a estas críticas con su Apología (1518) y su Defensorium (1519), acentuando la posición alejandrista y la interpretación llamada "naturalista" de Aristóteles. A los alejandristas se allegaron Zabarella (v.) y Cremonini ( 6.). $ los averroístas se allegaron, entre otros, Bernardo della Mirandola (15021565: Institutio in universam logicam..., 1545; Eversiones singularis certaminis libri XI, 1562), Ludovico Boccadiferro (nac. en Bolonia: 14821545: comentarios a la Fisica, a los Meteoros, a los Parva Naturalia y al De anima aristotélicos) y Francesco Piccolomini (nac. Siena: 1520-1604: Universa philosophia de moribus quinque partibus, 1583; De rerum definitionibus liber unus, 1599; Discursus ad universam logicam attinens..., 1600. — Opera philosophica, 4 vols., 1600). Muchas de las obras sobre la filosofía en el Renacimiento ( VÉASE) tratan del alejandrismo. Véase especialmente G. Saitta, Il pensiero italiano nell'Umanesimo e nel Rinascimento, Vol. III, 1951. ALEJANDRO DE AFRODISIA (Caria, Asia Menor) fue discípulo de Herminio y de Aristocles de Mesina (el primero autor de varios comentarios a las obras lógicas, y posible68
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mente a la física, del Estagirita, en los cuales revelaba también tendencias platónicas; el segundo, autor de una obra sobre la historia de la filosofía, en donde expresaba asimismo, junto a opiniones aristotélicas, otras platónicas y aun estoicas). Alejandro ocupó de 198 a 211, en la época de Septimio Severo, la cátedra peripatética en Atenas — una de las cuatro grandes cátedras, junto a la platónica, la estoica y la epicúrea. Los comentarios de Alejandro de Afrodisia a Aristóteles han sido tan influyentes hasta la época del Renacimiento, que han dado origen a toda una dirección —la llamada dirección ale jandrina — dentro del arist otelismo. De los comentarios que nos han sido transmitidos atribuidos a Alejandro son auténticos los que poseemos so bre el libro A de los Primeros Analíticos, sobre los Tópicos, sobre la Meteorología, sobre el tratado Acerca de la sensación, y sobre los li bros A a 3 de la Metafís ica. Ale jandro escribió también comentarios —hoy perdidos— sobre otros textos del Estagirita, tales como sobre gran parte de las demás obras lógicas, la física y la psicología. En los comentarios conservados antes citados y en varios otros libros (Sobre el alma, G&2"% J:4,-1 ; Sobre el destino, G&2"% &"'3$23&(#,1), Alejandro pretendió ordenar y sistematizar la doctrina de Aristóteles, defendiéndola, además, contra otras tendencias, en particular contra el estoicismo. Entre las doctrinas características de Alejandro figuran: (1) su defensa de la libertad de la voluntad contra el determinismo absoluto; (2) su tesis acerca de la existencia de los conceptos generales sólo en el entendimiento (lo cual lo aproximó al conceptualismo y, según algunos autores, hasta al nominalismo); (3) sus tendencias naturalistas; (4) su división del #!:-1 en tres: el físico o material, <:(="!(1 . :./"!(1, el "habitual", '&+ ' "),)!1 , y el formador o activo, +!",)"!(1 , que hace pasar el primero al segundo. La famosa doctrina de la unidad del entendimiento, tan influyente en varias direcciones del pensamiento medieval (especialmente en la averroísta) se halla ya —bien que en un sentido distinto del de Averroes, quien consideraba tal unidad como el aspecto que ofrece el entendimiento a la razón— en Alejandro de Afrodisia, para quien el
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Véase F. Picavet, Ab él ard et " alma individual se halla enteramente de los grandes compiladores y sistematizadores de la Edad Media y que de Hales, créateurs de la méthode en el estado pasivo. Varias obras de Alejandro fueron su forma de tratar los problemas teo- scolastique, 1896. — K. Heim, Das ya editadas desde el siglo xv (Ve- lógicos constituyó un claro precedente Wesen der Gnade und ihr Verhältnis netiis, 1495-98, en edición de obras de la quaestio escolástica y un zu den natürlichen Funktionen des de Aristóteles; ibíd., 1534, en edi- esquema de las posteriores Sumas, Menschen bei A. Haies, 1907. — J, ción de obras de Temistio). — De con el planteamiento del problema, Fuchs, Die Proprietäten des Seins bei fato, ed. Orellius, 1824. — Quaestio- indicación de objeciones, respuestas A. von Hales, 1930 (Dis.). — Ph. Boehner, O. F. M., "The System of nes nat. et mor. ed. L. Spengel, 1842. a las objeciones, solución y justificaMetaphysics of A. of Hales", Fran — La edición de Alejandro hoy más importante es la que figura en la ción de ésta. No se trata de una ciscan Studies, V (1945), 366-414. serie de los Commentaria in Aristo- conciliación de doctrinas aristotélicas — E. Bettoni, Il problema della cotelem Graeca (véase bibliografía de con platónico-agustinianas, sino de noscibilità di Dio nella scuola franARISTOTELISMO). Cfr. también P. Wil- un deseo de utilizar todas las di- cescana. 1950 (sobre A. de Haies, S, pert, "Reste verlorener Aristoteles- recciones filosóficas posibles admitidas Buenaventura, Duns Escoto). ALEMBERT (JEAN LE ROND D') Schriften bei A. von A", Hermès, por la ortodoxia para la constitución LXXXV (1940), 369-396. — Véase de una amplia y sólida teología. Entre (1717-1783) nac. en París. Estudió G. Volait, Die Stell ung des Alexm- las doctrinas más destacadas aceptadas leyes, medicina, matemáticas y física der von Aphrodisias sur aristotelisy se consagró especialmente a estas chen Schlusslehre, 1907 [Abh. zur por Alejandro de Hales que tienen dos últimas, a las que contribuyó con Phil. und ihrer Ges., XXVII]. — P. alcance a la vez teológico y filosófico diversas publicaciones a partir de su Moraus, A. d'Afrodisie, exégète de figuran la teoría de la composición la poétique d'Aristote, 1942. — Entre hilemórfica de todas las criaturas, la "Mémoire sur le calcul intégral" de los numerosos trabajos —casi todos teoría creacionista del alma y la 1739. Su más conocido trabajo cientíellos artículos— sobre Alejandro de posición fundamentalmente realista fico es el Traité de dynamique, de Afrodisia destacamos los de J. en la cuestión de los universales. Se 1743. A él siguieron, entre otros traFreudenthal (1885), Th. H. Martin atribuye a Alejandro de Hales la bajos, el Traité de l'équilibre et du (1879), O. Apelt (1886, 1894, 1906), extensa Summa theologiae llamada mouvement des fluides (1744), el I. Bruns (1889, 1890), C. Ruelle Essai d'une nouvelle théorie sur la ré(1892), H. von Arnim (1900), * . también Summa fratris Ale-xandri, sistance des fluides ( 1752 ) y las ReRadermacher (1900), A. Brinkmann pero aunque esta obra contiene cherches sur différents points impor(1902), E. Thouverez (1902), H. doctrinas del autor, procedentes Diels (1905), K. Praechter (1906, probablemente de las enseñanzas de tants du système du monde ( 1754-6). 1907), W. Capelle (1911). — Ar- sus últimos años, se trata de una Junto a estos trabajos científicos putículo por A. Gercke sobre Alejan- compilación que fue quizás iniciada blicó buen número de ensayos crítidro (Alexander, 94, von Aphrodi- por el discípul o de Alejandro, Juan cos, históricos y filosóficos, agrupados sias) en Pauly-Wissowa. Sobre la in- de la Rochela, y continuada por en los Mélanges de littérature, d'hisfluencia de Alejandro de Afrodisia: otros autores franciscanos. toire et de philosophie (1752), un G. Théry, O. P., Autour du Décret de La Summa [Summa universae theo- Essai sur les éléments de la philoso1210 (IL A. d'Aphrodise, aperçu phie (1759) y el "Discours prélimi su r l'i nf lu ence de sa no étiq ue] , logiae) fue publicada por vez primera naire de l'Encyclopédie" (1751), su en el siglo xv (Venetiis, 1475). Ed. 1926. por los Padres del Colegio de más conocida obra. Escribió, además, ALEJANDRO DE HALES (ca. 1185 crítica San Buenaventura (Ad Claras Aquas, para la Enciclopedia ( VÉASE) diver-1245), llamado el doctor irrefragabi- Quaracchi) en la Bibliotheca Francis- sos artículos, y dirigió con Diderot la lis, nació en Hales Owen (Shropshi- cana Scholasticae Medii Aevi: Alexan- publicación de dicha vasta obra. re) y enseñó durante largo tiempo dri de Hales, O. F. M., Summa theoD'Alembert reflejó en sus ideas filo(desde 1221 hasta 1229 y desde 1231 logica, 4 vols.: I, I, 1924; II, 1928; sóficas muchas de las corrientes a la probablemente hasta su muerte) en III, 1930; IV, 1948. — Edición crívez racionalistas y empiristas de la tica de los comentarios a Pedro Lomla Universidad de París, donde tuvo Ilustración ( VÉASE). El racionalismo bardo en la citada Bibliotheca: Glossa como discípulo a San Buenaventura. En 1236 ingresó en la Orden de los in quatuor Libros Sententiarum Petri de d'Alembert se manifiesta en la luI (In libru m pri mum), cha contra lo que consideraba el osFranciscanos. En sus comentarios a Lombardi: 1951; II (In librum secundum), 1952; curantismo de toda creencia en mitos las Sentencias de Pedro Lombardo III (In librum tertium), 1954; IV (In en general, en una realidad trasincorporó Alejandro de Hales gran librum quartum), 1957. — Ed. en la y, cendente. Su empirismo se revela en cantidad de autores: San Agustín, el misma Bibliotheca: Quaestiones dispu- su oposición a principios metafísicos Pseudo-Dionisio, Boecio, San Juan tatae "antequam esset frater', 3 vols.: incomprobados e incomprobables por Damasceno, San Anselmo, San Ber- I: Quaestiones, 1-33; II° Íd. , 34-59; medio de la experiencia. Considerannardo, Alano de Lille, Gilberto de III: Íd., 60-68, 3 vols., 1960 [Bibliodo a Locke como modelo de filósofo theca franciscana scholastica Medii la Porree, Ricardo de San Victor y y a Newton como modelo aevi, 19-21], — Bibliografía y probleotros. Ahora bien, sus fuentes no se mas bibliográficos: I. Herscher, "A Bi- co, d'Alembert fundamentódey científidivulgó limitaron al agustinismo y al plato- bliography of A. of Hales", Franciscan la idea de la unidad del saber base nismo o al neoplatonismo; nuestro au- Studies, V (1945), 435-54. — V. de la formación de una serie dea printor fue uno de los primeros que tuvo Kempf, "Problemas bibliográficos en cipios procedentes de la observación y a su disposición casi todos los escri- torno das obras de A. de Hales", Retos de Aristóteles. Puede decirse, vista Ecclesiastica Brasileira, VI que a la vez sirviesen de guías para ulteriores observaciones. La relación pues, que Alejandro de Hales fue uno (1946), 93-105. 69
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entre principios y hechos era para d'Alembert equivalente a la relación entre leyes y fenómenos. En esta relación subrayaba constantemente el elemento empírico, más allá del cual no puede ir la razón. La filosofía es la unificadora de los saberes, pero no al modo de la metafísica tradicional, sino como sistema racional y demostrable de todas las relaciones entre principios y fenómenos. En último término, son éstos el fundamento de todo conocimiento. Y ello también en la propia matemática, la cual interpretó empíricamente como ciencia de las propiedades generales de todas las cosas, hecha abstracción de sus cualidades sensibles. La unidad del saber se manifiesta, según d'Alembert, no sólo en la organización actual de las ciencias, sino también en el progreso científico a través de la historia. En su "Discurso preliminar", d'Alembert indicó que las "ciencias" pueden clasificarse según las facultades: la memoria (Historia: sagrada, civil y natural ) ; razón (filosofía y ciencia: de Dios, del hombre y de la Naturaleza); imaginación (poesía: narrativa, dramática y parabólica). Como se ve, las "ciencias" son todas las actividades culturales humanas, las cuales evolucionan y progresan históricamente, de tal suerte que la historia de la cultura humana puede ser comparada con la historia del proceso de la mente humana en su esfuerzo por conocer los fenómenos, organizarlos y explicarlos. El estudio de la historia no es, pues, una mera curiosidad: es el único modo que tiene el hombre de conocerse a sí mismo y de poder orientarse en el futuro no sólo en su saber, sino en su acción so bre la Naturaleza y la s ociedad. Nueva edición de los citados Mélanges, 5 vols., 1770, y de los Essai, 1963. — Ediciones de obras: Oeuvres philosophiques, historiques et littéraires, 18 vols., 1805, éd. Bastien; Oeuvres, 5 vols., 1821, ed. Didot; Oeuvres et correspondance inédites, 1887, ed. C. Henry. — Hay varias trad. del "Discours"; entre las últimas, citamos: Discurso preliminar a la Enciclopedia, a dos siglos de su publicación, 1954, por A. A. Barbagelata. — Véase J. Bertrand, D'A., 1889. — Maurice Muller, Essai sur la philosophie de J. d'A. — John N. Pappas, Voltaire and d'A., 1962. — Ronald Grimsley, Jean d'A (1717-83), 1963. — Véase también bibliografía de los artículos ENCICLOPEDIA e ILUSTRACIÓN.
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ALETIOLOGÍA. Tomando como base el término griego $'/,(8&"$, que usualmente se traduce por 'verdad', J. H. Lambert forjó el vocablo 'aletiología' y llamó Aletiología o doctrina de la verdad (Alethiologie oder Lehre von der Wahrheit) a la segunda parte de su Neues Organon (1764). La aletiología de Lambert examina los conceptos simples o conceptos pensables por sí mismos; los princi pios de los conceptos (los cuales son diez: la conciencia, la existencia, la unidad, la duración, la sucesión, el querer, la solidez, la extensión, el movimiento y la fuerza); los conceptos compuestos (formados a base de conceptos simples); y la diferencia entre lo verdadero y lo falso (que trata de todos los conceptos, proposiciones y relaciones en tanto que sometidos a leyes, incluyendo las leyes lógicas de contradicción). Esta última sección de la aletiología es la más fundamental, puesto que trata de las combinaciones de conceptos y examina cuáles son permisibles y cuáles no, esto es, cuáles son los conceptos y las combinaciones de conceptos posibles. Lambert desarrolló algo más esta concepción de la aletiología en la primera parte de su Anlage zur Archit echtonik ( 1771) (véase ARQUITECTÓNICA). El término 'aletiología' ha sido usado también por H. Gomperz para designar una de las dos partes de la noología (véase NOO LÓGI CO): la que se ocupa de los valores de verdad, a diferencia de la semasiología, que se ocupa de los contenidos del pensamiento. ALEXANDER (SAMUEL) (18591938) nac. en Sidney (Australia), profesor desde 1893 a 1923 en Manchester, comenzó sus investigaciones filosóficas con el desarrollo de una doctrina ética de tendencia evolucionista. Aunque este evolucionismo tenía al principio una fuerte tendencia voluntarista, es patente que los juicios de valor moral no podían fundarse, según Alexander, en apreciaciones meramente subjetivo-individuales. En efecto, Alexander establecía como condición para tales juicios que fuesen no solamente com posibles con otros juicios formulados por la misma persona, sino también composibles con juicios de alcance social. El evolucionismo ético de Alexander era, pues, de carácter históri70
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co-social: los juicios éticos no son jamás rígidos y eternos; por el contrario, cambian de continuo. Mas este cambio está sometido a su vez a ciertos modelos: los modelos de la evolución. Ahora bien, el pensamiento más importante e influyente de Alexander es el que se expresa en la amplia y detallada concepción metafísica de su obra de 1920 sobre el espacio, el tiempo y la divinidad. Alexander manifiesta que su obra constituye una parte "del amplio movimiento hacia alguna forma de realismo en filosofía que comenzó en Inglaterra con Moore y Russell, y en América con los autores de Él nuevo realismo" (véase ,<> -REALISMO). Se trata, así, de una crítica del idealismo de Bradley y Bosanquet y de una decidida adhesión a un "método empírico" fundado en la "experiencia". A diferencia de Moore y Russell, sin embargo, Alexander no reduce el pensamiento filosófico a un análisis, y menos todavía a una aclaración del lenguaje. Por el contrario, subraya desde el comienzo de su obra la necesidad de edificar un sistema filosófico completo que es, literalmente ha blando, una metafísica evolucionista y emergentista (véase EMERGENTE, EVOLUCIÓN), y que, al modo de Bergson —de quien Alexander recibió más de una incitación importante—, contiene la teoría del conocimiento como uno de sus elementos. Pues la teoría del conocimiento no es un prolegómeno a la metafísica, sino que se constituye "sobre la marcha" de esta última. Realismo (realismo del sentido común), función primaria de la experiencia, uso del método empírico, tendencia a lo sistemático y, finalmente, empleo de una cierta dialéctica pueden ser considerados como los principales elementos con los cuales construye Alexander su doctrina. Esta última se basa en la idea de que la substancia primordial del Universo es el Espacio-Tiempo y de que todas las demás entidades surgen de esta substancia primordial o, mejor dicho, emergen de ella, adquiriendo en el curso de tal emergencia nuevas cualidades. El Espacio-Tiempo forma una unidad indisoluble ( si bien se advierte un cierto predominio, cuando menos metafísico, del Tiempo sobre el Espacio). En efecto, si
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el Tiempo fuera puramente temporal no sería continuo; el Tiempo es, así, un continuum de momentos que necesita para constituirse otro elemento: el Espacio, el cual soluciona la contradicción entre la mera sucesión y la continuidad. Por lo tanto, el Tiempo implica el Espacio. A la vez, si el Espacio fuera puramente coexistente y continuo, la espacialidad equivaldría al puro vacío. El Es pacio es ciertamente continuo, pero posee al mismo tiempo distinción entre sus partes. Como esta distinción no la proporciona el propio Espacio, requiere otro elemento: el Tiempo, el cual hace posible que los diferentes puntos del Espacio se hallen ligados entre sí. Por lo tanto, el Es pacio implica el Tiempo. Este Espacio-Tiempo tiene una primera cualidad: el movimiento, que es anterior a las cosas materiales. Del movimiento surgen las cosas materiales con pro piedades físicas; de éstas las cosas materiales con propiedades químicas; de éstas las cosas materiales con pro piedades fisiológicas. Este impulso o nisus que lleva a la producción de entidades cada vez más complejas desemboca en el mundo espiritual, el mundo de los valores, cuya cima es Dios o, mejor dicho, la divinidad. Se trata de una divinidad que se hace continuamente y que no tiene caracteres fijos, pues la divinidad es siempre el "próximo nivel" en la evolución, el momento siempre "superior" de una continua marcha de la realidad hacia formas cualitativamente más ricas. Alexander distingue entre cualidades, las cuales cambian de acuerdo con las cosas, y categorías, las cuales son los elementos omnipresentes y omnipenetrantes en la realidad. En algunos casos, empero —como ocurre con el movimiento—, parece difícil distinguir entre cualidades y categorías. En efecto, el movimiento es una cualidad que surge del EspacioTiempo. Es también una categoría unida a las demás admitidas por Alexander: sustancia, cantidad, número, existencia, universalidad, relación y orden. Este conflicto puede explicarse en parte por el hecho de que, según dicho autor, la doctrina de las categorías es una doctrina metafísica y no solamente epistemológica. En lo que toca a este último respecto, la doctrina de Alexander es todavía
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más simple que las teorías análogas tique d'une théorie néo-réaliste du sostenidas por los neo-realistas. En changement, 1929. — G. van Hall, efecto, como la mente o el espíritu The Theory of Knowledge of S. Ale1936 (Dis.). — M. R. Kones, como todo, una realidad que surge xander, vitz, On the Nature of Value, The en el proceso emergente, la relación Philosophy of S. Alexander, 1945. — entre la mente y la realidad no puede J. W. McCarthy, The Naturalism of S. ser concebida como un contraste, ni Alexander, 1948. — A. P. Stier-notte, siquiera como un reflejo, sino como God and Space-Time: Deity in the un puro estar una al lado de otra. Philosophy of S. Alexander,1954. ALFABARI (Abu Nasr MuhamAlexander expresa esta concepción por medio de su concepto de la to- mad bn Tarjan bn Uslag al-Farabi gertheness, la cual es una relación (t 950), nac. en Bala (Turquestán), puramente empírica y no una cons- fue maestro en Bagdad. Traductor y comentarista de Aristóteles, así como trucción metafísica. Un aspecto de la doctrina de Ale- de obras neoplatónicas, intentó en xander se adapta con cierta dificul- principio una conciliación del aristotetad a sus esquemas: es el problema de lismo con el platonismo. Esta conciliavincular entre sí la serie de niveles ción no debe ser entendida, empero, de la realidad. Esta dificultad es en el sentido de un ecleticismo; la afrontada por Alexander mediante combinación de los elementos aristotéuna ampliación del concepto de va- licos, platónicos y, luego, neoplatónilor a todos los niveles; así, los va- cos es, por un lado, la reunión de lores son relaciones universales tan todas las especulaciones que puedan omnipresentes como las categorías. dar una fundamentación filosófica al Por este motivo Alexander distin- dogma y, por otra, la recapitulación gue entre diversos tipos de valores: del pensamiento antiguo en una univalores atómicos, valores físico-quí- dad que pretende eliminar todas micos, valores humanos y valores de las accidentales divergencias. En este la divinidad (que son, en último tér- sentido, Alfarabi es un precursor no mino, la manifestación del impulso sólo de la posterior especulación árabe, del universo hacia lo divino). Lo que sino asimismo de muchos de los rasgos otros filósofos llaman valores —los va- que luego van a desarrollarse con lores "humanos"— es, pues, sólo una todo vigor en el pensamiento clase de valores: los valores en tanto cristiano de la Edad Media. Los proque "cualidades terciarias". Esto blemas re ferent es a lo singular y a permite a Alexander —cuya teoría de lo universal, y a los modos peculiares los valores fue influida por las in- del conocimiento de ambos se hallan vestigaciones de Meinong y Ehren- asimismo implicados en los análisis fels— escapar a la concepción subje- filosóficos de Alfarabi. Éste traslada, tívista de los valores y hacer de ellos además, a la noción de Dios los ele propiedades a la vez objetivas y mentos especulativos del pensamiento mentales. Son objetivas, porque son clásico. Dios es la causa de sí mismo, propiedades de las realidades; son la entidad cuya esencia implica su mentales (y en el caso de las cua- existencia; es inteligencia pura y sulidades terciarias, mental-humanas), prema unidad incausada. Este Dios porque "pertenecen al objeto en tan- trascendente y eterno es análogo, to que es poseído por la mente y no por lo demás, a la sup rema uni dad de los neoplatónicos, hasta el punto fuera de la relación". Obras: Moral Order and Progress; de que de él emana la Inteligencia, An Analyste of Ethical Conceptions, y de ésta el Alma. 1889. — Locke, 1908. — Space, Ti No obstante, un dato esencial, me and Deity, 2 vols., 1920 ( Gifford comprensible desde el punto de vista Lectures). La primera reimpresión específicamente religioso, distingue la de esta obra (1927) contiene un "Preface to New Impression" con al- especulación de Alfarabi de la neogunas importantes aclaraciones sobre platónica. Mientras en ésta la supreel sistema. — Spinoza and Time, ma unidad se mantiene, por así de1921. — Art and Instinct, 1927. — cirlo, dentro del terreno puramente Beauty and Other Forms of Value, filosófico y carece de toda predica1933.— Philosophical and Literary positiva, la unidad de Alfarabi, Pièces, 1939 (ed. J. Laird). — Véase ción que es equivalente al Dios supreA. F. Liddell, Alexander's Space, Timo, es al mismo tiempo el conjunto me and Deity, 1925. — Ph. Devaux, de todas las predicaciones positivas Le système a Alexander. Exposé cri71
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elevadas a infinitud; en suma, es Dieterici, op. cit. supra. Ed. árabe, tóteles —o de los neoplatónicos— Sabiduría, Bondad, Belleza e Inteli- Kitab al-Maymu. — Risala fi yawabi con el fin de racionalizar las creengencia. De todos modos, la jerarquía masa'il su'il 'anha (Respuestas a las cias religiosas, Algazali no dejó, sin de seres que Alfarabi establece no se cuestiones que se le preguntaran). Ed. embargo, de utilizar argumentos radiferencia esencialmente de la neo- y trad. Dieterici, op. cit. supra. Ed. cionales contra los argumentos ra platónica; la serie de las emanaciones árabe, Kitab al-Maymu; otra ed. Hay- cionales. Sus tendencias religiosas darabad, 1344/1931. — 'Uyun al-Maalcanza hasta las formas terrestres sa'il problemas fundamentales). místicas, de carácter sufí, fueron, en o, mejor dicho, hasta el entendimien- Ed. y(Los trad. Dieterici, op. cit. supra. efecto, expresadas con frecuencia meto paciente, convertido en activo por Ed. árabe, Kitdb al-Maymu. Ed. ára- diante los conceptos de la filosofía su participación en el entendimiento be, Tayrid Risalat al-Da 'awa-l-Qal- griega. Ello se muestra especialmente agente. El pensamiento de Alfarabi biyya, Hayderabad, 1349/1936. Hay en sus obras Maqasid al falasifa o se completaba con una doctrina so- trad. latina por Domingo Gundisalvo Intenciones de los filósofos, Tahafut cial y religiosa que aspiraba a la con el título Flos Al pharab i, Ed. al falasifa o Destrucción (Contradicmayor perfección posible de la orga- por Miguel Cru z Hernández, "El ción) de los filósofos y Ihyaa 'ulum nización terrenal como grado preli- 'Fontes Quaestionum' ( 'Uyun-al-Ma- al-Din o Restauración de los saberes minar de una superior y perfecta sa'il) de Abu Nasr al-Farabi", Archi- religiosos. Según Algazali, todos los ves d'histoire doctrinale, etc., XVIII Ciudad de Dios. últimos, tanto los que se Entre las obras filosóficas más im- (1951), 303-23. — Kitab al-tanbih 'ala principios refieren al mundo sensible como al al-sa'ada (Libro de la advertencia portantes de Alfarabi figuran las si sobre la salvación). Ed. Hayderabad, mundo inteligible, no son susceptiguientes: Ihsa al-'Ulum (Catálogo de las ciencias). Ed. crítica del texto ára- 1346/1933. Hay trad. latina medieval bles de demostración racional. Esto be: al-Irfan, Saida, 1921; otra ed. crí- con el título Liber exercitatio-nes ad es lo que ha sido llamado el esceptitica: El Cairo, 1931. De esta obra hay viam felicitatis, ed. en Recherches de cismo de Algazali, si bien hay que dos traducciones latinas medievales théologie ancienne et Médiévale, XII tener presente que el vocablo 'escepcon el título De Scientiis; una de ellas (1940), 33-48. — Risala fi araahl al- ticismo' tiene en dicho pensador una fue publicada junto con el tratado De Madinat al-fàdila (Compendio sobre función distinta de la que aparece intellectu citado infra en Alpharabii las opiniones de los miembros de la vetustissimi Aristotelis interpretis ope- ciudad ideal). Ed. Dieterici en Al en los escépticos griegos. Con esta ra omnia quae latina lingua conscripta Farabis Abhandlung der Mus-terstadt, restricción podemos decir que el esreperiri potuerunt (París, 1638). Ed. 1895 [trad. alemana por el mismo cepticismo racional de Algazabi lo crítica de los dos textos latinos por Dieterici, 1900]. — Otros escritos de lleva no sólo a una crítica de las noClemens Baeumker en Alfarabi, über Alfabari están incluidos en Dieterici, Al ciones de la eternidad de la materia, den Ursprung der Wissenschaf-ten (de Farabis philosophische Abhandlungen infinitud del mundo y del tiempo ortu scientiamm), 1916 [Bei-träge zur [Cfr. supra] y en eds. separadas como contrarias a la ortodoxia muGeschichte der Philosophie des (Hayderabad). Algunas versiones Mittelalters, XIX, 3]. Ed. del texto latinas se hallan incluidas en el sulmana, sino también a una crítica árabe, con las dos traducciones latinas Corpus Platonicum Medii Aevi (tomos de la noción de causa y a una afiry una trad. española por Ángel II y III). — Bibliografía en K. Djorr, mación de la imposibilidad de hallar González Palencia, 1932. — Maqala Bibliographie d'al-Farabi, 1946 (Dis.). una explicación racional de la rela fi ma 'ani al-'aql (Disertación sobre — Sobre Alfarabi: M. Steinsch-neider, ción causa-efecto que pueden consilos significados del término "intelec- Al Farabi, des aranischen Phi-losophen derarse como un precedente de arto"). Eds. críticas del texto árabe: F. Leben und Schriften (Mémoires de gumentaciones análogas presentadas Dieterici, en el tomo Al Farabis phi- l'Académie impériale des Sciences, losophische Abhandlungen, 1890 Saint Petersbourg, Ser. 7, v. 13, 1869). en la época moderna por el ocasio[trad. alemana por el mismo Dieterici, — F. Dieteri ci, Alfarabi, der nalismo y por Hume. Las argumen1892]; M. Bouyges, París, 1932. Hay Musterstaat, 1900. — Íd., íd., Die taciones de Algazali son, pues, típitrad. latina medieval por Domingo Staatsleitung, 1904 (ed. Bronnle de los cas de todo pensamiento que preGundisalvo con el título De intellectu papeles postumos de Dieterici). — tende salvar el contenido religioso et intellecto; ed. por É. Gilson en el Entre lo más reciente: R. Hamui, de una doctrina en peligro de desem"Apéndice I" de su trabajo "Les O.F.M., Alf arabi's Phil osophy and bocar en una visión puramente raciosources gréco-arabes de l'augustinisme Its Influence on Scholasticism, 1928. avicennisant", Archives d'histoire doc- — Ibrahim Makdour, La place d'Al nal del dogma. Así, el Dios que defiende Algazali es sobre todo el Dios trinale et littéraire du moyen âge, IV (1930), 115-26. Esta obra fue cono- Farabi dans l'école philosophique mu- del hombre religioso, opuesto en cierto cida asimismo por una traducción al sulmane, 1934. — R. Hammond, The modo a un Dios que ejerce prihebreo con el título: Sefer ha-sekel Philosophy of Alfarabi and Its In- mariamente la función de primer mou hamuskalot. — Kitab fi-1-yam 'bayn fluence on Medieval Thought, 1947. tor de la Naturaleza. A la eternidad rai al-haqimayn Aflatun al-Ilahi wa Bibliografía: ,. Rescher, Al-Farabi: de la materia Algazali opuso, en efec Aristutalis (Libro de la concordancia An Annotated Bi bliography, 1962. entre la filosofía de los dos sabios, el ALGAZALI o ALGAZEL (Abu to, la creación del mundo a partir divino Platón y Aristóteles). Ed. por Hamid Muhamad ibn Muhammad al- de la nada; a la infinitud del mundo Dieterici, op. cit. supra [y trad. cit. Gazali (1058-1111) nació en Gazai, y del tiempo, el comienzo temporal supra, 1892]. Ed. árabe, Kitab al- en la provincia de Tus, en el Jura- de un ser creado; a la inteligibilidad Maymu', El Cairo 1325/1907. — Ri- san (Persia), profesó en Bagdad, se del nexo causal, la intervención cons sala fi ma yanbagi an yuqaddam qabl de Dios como causa única. Es ta'allum al-falsafa (Compendio acerca trasladó luego a Siria y falleció en tante cierto que algunos de los argumentos de lo que conviene saber antes de su ciudad natal. Adversario de los de Algazali se parecen a los argumenaprender filosofía). Ed. y trad, por "filósofos", por los que entendía los tos de los escépticos antiguos — inque utilizaban las doctrinas de Aris72
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estabilidad de los sentidos, oposición Vaux, Gazzali, 1902. — H. K. Sherwa- tome en un sentido bastante amplio, de los sistemas filosóficos entre sí, ni, El Ghazzali on the Theory and como un programa de acción total etc. Pero ya hemos visto que este es- Practice of Politics, 1935. — A. T. que afecte tanto a lo práctico como La pensée de Ghazzali, a lo teórico. Según Aliotta, sólo así cepticismo no era en su pensamiento Wensinck, 1940. — M. A. H. Abu Rida, Ghazza- podrá dar se una sol ució n a uno de más que uno de los principales pi- lis Streitschrift gegen die griechische lares con el fin de volver a dar un Philosophie, 1945 (Dis.). — H. Ha- los problemas que este filósofo ha firme fundamento a la fe. chem, La critique du péripatétisme et considerado como capitales: el proEl Maqasid al-falasifa fue trad. al du néoplatonisme dans Al-G., 1946. blema del mal. Este problema es de latín por Domingo Gundisalvo y ed. en — Farid Jabre, La notion de certitude tal gravedad que la metafísica no Logica et philosophia Algazelis Arab i selon Ghazali dans ses origines debe limitarse a explicarlo; debe jus(Venecia, 1506). Ed. por J. T. psychologiques et historiques, 1958 tificarlo. De ahí una teoría del "saMuckle, Algazel's Metaphysics: a [índice lexicográfico en págs. 459-70] como significado del mun Medieval Translation, 1933. Ed. árabe: (Études musulmanes, 6). — Montgo- crificio do" que constituye la culminación El Cairo, 1331/1912. Trad. parcial mery Watt, Muslim Intellectual: A del pensamiento de Aliotta, y que por M. Asín Palacios, La espi- Study of Al-Ghazali, 1963 (trad. esp.: ritualidad, etc. (Cfr. infra), IV, La je y la práct ica de al-Ghaza li, estima el sacrificio no como disminución del ser, sino como su enriqueci págs. 184-92. — El Tahafut-al-fala- en prep. ). sifa fue trad. al latín por Calo CalonyALGEBRA. Véase CLASE, LÓGICA, miento. Esto hace posible el paso mus a base de una traducción hebrea LOGÍSTICA , RELACIÓN. de lo infinito a lo finito. Esto hace (Venecia, 1527, 1562) y del árabe al posible, además, dar un fundamento ALIENACIÓN. Véase ALTERACIÓN, latín por Augustinus Niphus [Agostiracional a los factores irracionales, y no Nifo] (Padua, 1497). Ed. crítica MARXISMO. considerar "la lógica del amor y del ALIENATIO. Véase PROPIEDADES por M. Bouyges (Beirut, 1927). Trad. sacrificio" como la única posibilidad esp. de las cuestiones VI, XVII y DE LOS TÉRMINOS. de dar forma concreta a la racioXVIII en Asín, op. cit. infra, IV, ALIOTTA (ANTONIO) (1881nalidad. 303072. — El Ihya 'ulum al-Din ha 1964) nació en Palermo, profesor de sido ed. en El Cairo 1312/1894. Trad. filosofía en la Universidad de Padua Según Aliotta, el experimentalismo parcial en Asín, op. cit. infra. — Al- (1913-1919) y en la de Ñapóles radical permite superar una serie de gazali escribió muchas otras obras; (1919-1951), defiende un "experimen- dualismos (empirismo-racionalismo; citamos entre ellas las siguientes:Iqti positivismo-idealismo; realismo-idealis sad fi-l-i 'tiqat (El justo medio en la talismo radical", al cual llegó a través mo) y evitar los pseudo-problemas de una crítica del positivismo y del creencia). Ed. árabe: El Cairo, 1327/ 1909. Trad. esp. por M. Asín Pala- actualismo, ambos insuficientes, a su que ellos engendran. Permite asimiscios, El justo medio en la creencia. entender, para justificar y dar valor mo "ensamblar (desde un punto de Compendio de teología dogmática, a la obra humana. Tampoco las tesis vista metodológico) la filosofía con 1929 [con trad. de otros textos de contingentistas, intuicionistas y prag- la ciencia". Puede decirse que los eleAlgazali]. — Munqid min al-dalal matistas son suficientes, si bien ellas mentos pragmatistas, bergsonianos, (Preservativo contra el error). Ed. ára- señalan más claramente el camino empiriocriticistas e instrumentalistas be: El Cairo, 1309/1892. Trad. par- que debe seguirse para alcanzar la que se hallan en la filosofía de Aliotta cial por Asín, op. cit. infra, IV, 264- finalidad mencionada. Pues tal fina- son a la vez consecuencia de un in72. — Mi 'yar al-'ilm fi -l-Ma nti q (Fiel contraste del conocimiento). E d. lidad no es tampoco un modo de tento de superación de las respectivas árabe: El Cairo, 1329/1911. Trad. subordinación del mundo a las exi- filosofías. Obras principales: La conoscenza parcial por Asín, El justo medio, etc. gencias del yo, sino una manera de — Ayyuha-l-Wal ad (¡Oh, hijo!) Ed. justificar la máxima objetividad posi- intuitiva nell'Estetica del Croce, 1903. árabe y trad. alemana (Viena, 1838). ble del mundo, la consideraci ón de — La misura nella psicologia speriTrad. parcial Asín, op. cit. infra, IV, lo real, sin arbitrarias mutilaciones, mentale, 1905. — La reazione idea25-47. Trad. esp. completa por E. como el acto mismo de la total expe- listica contra la scienza, 1912 (en la Lator, S. J. (Beirut, 1955). — Otras riencia, que une lo subjetivo y lo trad. inglesa de esta obra, publicada obras de Algazali, mencionadas en objetivo. Las fases por las cuales ha en 1914, se incluyó el trabajo "Linee d'una concezione spiritualistica del Miguel Cruz Hernández, Historia de la filosofía española. Filosofía hispa- pasado el pensamiento de Aliotta son mondo"). — La guerra ete rna e il no-musulmana, tomo I (1957), págs. momentos de este proceso único. Al drama dell'esistenza, 1917. — La principio se negaba Aliotta a recha- teoría di Einstein e le mutevoli pros155 y sigs. Fundamental para el conocimiento zar totalmente el concepto, en el pettive del mondo, 1922. — Relati de la obra y pensamiento de Algazel cual vio una posibilidad de enrique- vismo e idealismo, 1922. — Il pro son el libro de Miguel Asín Palacios, cer lo real y de sintetizar la expe- blema di Dio e il nuovo pluralismo, Algazel: Dogmática, Moral, Ascética, riencia concreta. Esto le condujo a 1924. — L'esperimento nella scien 1901, y especialmente la gran obra un idealismo crítico en sentido am- za, nella filosofía, nella religione, 1936. — L'Estetica di Kant e degl' del mismo autor: La espiritualidad de Algazel y su sentido cristiano, 4 vols. plio que, sin embargo, pront o tuvo idealisti romantici, 1942. — Scetti(1,1934; II, 1935; III, 1940; IV [Cres- que desembocar en un pluralismo cismo, misticismo e pessimisme,1947. tomatía], 1941). — Véase también A. más radical que el de James, en un — Evoluzion ismo e spi ritual isme, Schmolders, Essai sur les écoles philo- neoevolucionismo y, finalmente, en 1948 (serie de artículos). — Le ori sophiques chez les Arabes et notam- el experimentalismo. Este experimen- gini dell'irrazionalismo contemporá ment sur la doctrine d'Algazzali, 1842. talismo considera el "experimento" neo, 1950. — L'Estetica del Croce — R. Gosche, Ueber Ghazalis Leben como criterio de verdad, pero siem- e la crisi del liberalismo italiano, und Werke, 1858. — B. Carra de pre que el tér mino 'experimento' se 1951. — Il nuovo positivis mo e lo 73
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sperimentalismo, 1954. — Hay edi- labor filosófica y científica, Alkindi Scholasticism, XXXVII (1963), 44-58. ción de obras completas: Opere com- era un puro pensador y hombre de ALMA. Consideraremos aquí (I) plete, Roma, 1942 y sigs. Entre los ciencia: los motivos religiosos actua- varias concepciones de la noción de artículos publicados por Aliotta me- ban, al parecer, poderosamente en sus alma en los llamados "primitivos"; rece destacarse el titulado: "El sa- intentos de construcción filosófica. En (II) la historia de la idea del alma crifizio come significato del mondo", Logos, fasc. IV, reeditado en un vo- particular la defensa de la doctrina en la filosofía occidental desde Grelumen del mismo título en 1948. — del libre albedrío contra el fatalismo cia; (III) el intento de distinguir enVéase J. Grenier, "Trois penseurs ita- de muchos musulmanes constituía tre alma y espíritu en varios autores liens: Aliotta, Rensi, Manacorda", una de las preocupaciones centrales contemporáneos. La distinción entre Revue phil osophique, II (1936). — de su obra. algunas de las concepciones presentaM. F. Sciacca, 'Il pensiero di A. Obras: Risalat al-'Aql (Sobre el in- das en (I) y cuando menos ciertas Aliotta", Archivio di storia della filo- telecto). Ed. por Abu Rida, Rasa'il al- ideas a que nos referimos en (II) no sofía italiana, II (1936). — Carbo- Kindi al-falsafiyya, 1369/1372/1950/ es siempre muy clara, pero en esta nara, Filiasi-Carcano, Lazzarini et al., 1953, 2 vols. Hay dos traducciones la Lo sperimentalismo di A. A., 1951. — tinas ( De intellectu ), una de ellas por última sección —que constituye la Autoexposición titulada "Il mio spe- Gerardo de Cremona; ed. en A. Nagy, más fundamental en el presente arrimentalismo" en el volumen de M. Die philosophische Abhandlungen des tículo— tratamos en particular los asF. Sciacca titulado Filosofi italiani Ya 'qub bn Ishaq al-Kindi, 1897 [Bei- pectos religiosos susceptibles de dar contemporanei, 1944, págs. 27-46. trage zur Geschichte der Philosophie origen a especulaciones y análisis fiALIQUID. Véase TRASCENDENTAL. des Mittelalters, II, 5]. — Risala fï-l- losóficos. La información proporcionaALKINDI (Abu Yusuf Ya 'qub ibn nafs (Sobre el alma). Ed. Abu Rida, da en este artículo debe completarse Ishaq al-Kindi) (800-873) nac. en op. cit. supra, págs. 281-2. — Risala con la que se halla en los artículos Kufa (Persia) y fue comisionado por fi hudud al-asya wa rusumi-ha (So- ALMA DEL MUNDO, ALMA DE LOS las definiciones de las cosas y sus BRUTOS , ALMA (ORIGEN DEL) e IN al-Ma'mun para corregir las traduc- bre descripciones). Ed. Abu Rida, op. cit. MORTALIDAD. Algunos de los aspectos ciones de Aristóteles y otros autores supra, págs. 165-79. — Kitab fï-l-falgriegos. Junto a esta labor se distin- safat al-ula (Libro de la filosofía pri- destacados aquí se hallan asimismo guió por sus numerosos comentarios mera). Ed. Ahmad Fu'ad al-Ahwani, en el artículo ESPÍRITU, especialmente al Estagirita y por la redacción de 1367/1948 y Abu Rida, op. cit. supra, al comienzo del mismo. Observemos muchos tratados en los cuales, si- págs. 97-162. — Risala fï kamiyua que aunque el término 'alma' resulta guiendo las inspiraciones racionalis- Kutub Aristu (Sobre el número de los sumamente ambiguo, pues con él nos tas de la secta de los mutacilitas, a libros de Aristóteles). Ed. Abu Rida, referimos a veces a ideas muy diverla que pertenecía, trató de organizar op. cit. supra, págs. 363-84. — Trad. sas que cabría expresar mediante otros por M. Guidi y R. Walzer en vocablos, hay una cierta unidad de un cuerpo de doctrina filosófica co- anotada Studi su al-Kindi. 1. Uno scritto intro- supuestos por lo menos en la mayor herente a la cual se incorporaron mul- duttivo allo studio di Aristotele, 1940 titud de investigaciones científicas [Memorie R. Ace. dei Lincei, serie parte de las ideas filosóficas sobre la que abarcaron prácticamente todos 7, vol. IV, fasc. 5]. — Risala fï hila li- noción de alma. El alma es concebida los saberes de su tiempo: medicina, daf al-ahzan (Sobre el modo de ale-jar con frecuencia como un tipo de reali psicología, meteorología, óptica, geo- la tristeza). Ed. y trad. italiana por dad que engloba algunas de las opemetría, aritmética, música. Las ideas Ritter y Walzer en Studi cit. supra. raciones psíquicas —como cuando en fundamentales de Alkindi eran de ori- Memorie, etc., 1938, serie 6, vol. ciertas concepciones tradicionales se gen aristotélico, y ello ha hecho que VIII, fasc. 1 [Il. Uno scritto mora-e habla del alma como inteligencia, codi al-Kindi (Temistio +&2 mo voluntad, como sentimiento, etc., se le considere como el primer gran inedito /!+"( $ = ], — De quinqué essentiis y hasta como todas estas llamadas "faaristotélico árabe. Se destacan en par- [sólo queda la trad. latina; ed. en Naticular entre ellas su doctrina, ulte- gy, op. cit. supra, págs. 28-40]. — cultades" en conjunto—, pero como riormente muy elaborada por Ave- Kitab fï 'illat al-kawn wa-l-fasad (Li- el problema de la naturaleza de lo rroes, del entendimiento activo y úni- bro sobre la causa de la generación (y psíquico suscita diversas cuestiones no co, del cual recibe su actividad. A to- la corrupción), ed. Abu Rida, op. cit. siempre necesariamente relacionadas do ello se agrega una teoría de las ca- supra, págs. 214-37. — Otros escri- con las ideas más tradicionales del altegorías, de las que Alkindi enumera tos de al-Kindi, citados en Miguel ma, consagramos un artículo especial cinco: materia, forma, movimiento, lu- Cruz Hernández, Historia de la filo- a dicho concepto (véase PSÍQUICO). española. Filosofía hispano-mu- Ciertos términos agrupados en el gar y tiempo. Ahora bien, el aristote- sofía sulmana, tomo I (1957), págs. 67-8. sipnótico" al final del Diclismo de Alkindi no era puro: numeVéase G. Flügel, "Al-Kindi: Ge- "Cuadro rosos elementos neoplatónicos estaban nannt 'Der Philosopher der Araber'", cionario bajo la rúbrica "Psicología" mezclados con él. Entre estos últimos Abhandlungen für die Kunde des se refieren a veces a cuestiones reladestaca no solamente su gran estima- Morgenlandes, I (1957), 1-54. — T. tivas al alma y a veces a cuestiones ción por la matemática como funda- T. J. de Boer, "Zu Kindi und seiner relativas a lo psíquico (o a ambas a mento de todas las ciencias sino tam- Schule", Archiv für Geschichte der un tiempo); remitimos asimismo a di bién su idea de que los elementos Philosophie, XIII (1900), 153-78. — chos términos, dejando al lector la sematemáticos son la medida de las co- F. Rosenthal, "Al-Kindi als Literat", lección pertinente. Como ejemplos de II (1942). — Muñoz Sen- artículos cuando menos parcialmente sas y la expresión de los elementos Orientalia, dino, "Apología de al-Kindi", Miscelá- relativos a la idea del alma mencioúltimos de que está compuesta la nea Comillas, XI y XII (1949), 339realidad. Sería erróneo, sin embargo, 460. — N. Rescher, "Al-Kindi's Sketch namos ANIMISMO, CONCIENCIA, EMOconsiderar que, en vista de la anterior of Aristotle's Organon", The New CIÓN , ENTELEQUIA, 9$(@@> , 0, T A0 74
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DAD, MEMORIA, PALINGENESIA, PAM- vida" (la vida como "aliento") y la átomos, bien que de materia muy fina PSIQUISMO, PARALELISMO, PERSONA, sombra incorpórea o imagen (a ve- y sutil (probablemente de la misma ces, sin embargo, designada median- materia con que está formado el TEMPLE , VOLUNTAD , Yo. I. Las representaciones primitivas te el vocablo eidolón). Puede decirse fuego). Sin embargo, antes de Platón del "alma" son muy varias, pero se que la idea del "alma" se va preci- se constituyó un complejo de especudestacan tres rasgos comunes a mu- sando —y, si se quiere, purificando— laciones sobre la idea del alma que chas de ellas. El alma es concebida a medida que los términos empleados luego fue absorbido y, por así decirlo, a veces como un soplo, aliento o há- para referirse a ella tienden a descri- "purificado" por dicho filósofo. En lito, equivalente a la respiración; cuan- bir menos un principio vital general substancia consiste en sustituir la idea do falta tal aliento, el individuo muere. que una especie de "doble" propio de del alma como semivida, como sombra A veces es concebida como una cada uno de los hombres. Por este mo- y aun como principio de vida orgánica especie de fuego; al morir el indivi- tivo, las primeras especulaciones filo- por una idea del alma como reali dad duo, este "fuego" —que es el "calor sóficas acerca del alma se conjuran "desterrada". Parece que esta última vital"— se apaga. A veces, finalmente, principalmente en torno a la idea del idea comenzó a surgir hacia el siglo se concibe como una sombra, pre- "simulacro" o "fantasma" del viviente, IX antes de J. C. y se desarrolló hasta sentida o principalmente "vista" du- "simulacro" o "fantasma" que puede el siglo 6 antes de J. C. Varios rante el sueño. En los dos primeros salir o alejarse del viviente (y aparecer motivos se conjuraron al efecto. Uno casos, el alma es más bien como un en sueños) inclusive durante el curso de ellos ha sido puesto de relieve por E. R. Dodds (Cfr. infra, bibliografía): principio de vida; en el último caso, de la vida. influencias chamanís-ticas Las anteriores indicaciones son lo las más bien como una "sombra o un simulacro". La idea del alma como suficientemente generales como para procedentes de Tacia y Esciti a y aliento, hálito, exhalación, soplo, etc., aplicarse a la mayor parte de las lla- prontamente difundidas no sólo por el es acaso la más común. E. B. Tylor madas "representaciones primitivas". Asia Menor y Creta, sino también por ha indicado que puede hallarse en No son, sin embargo, ni siquiera un el Sur de Italia ( especialmente Sicilia). "las principales corrientes de la filo- bosquejo muy general de tales repre- Se comenzó a creer que hay en cada sofía universal". Los términos usados sentaciones. Algunas de éstas no en- hombre una realidad de orden divino, para designar tal "alma" en diversas cajan fácilmente en las concepciones la cual ha preexistido al cuerpo y culturas muestran cuán difundida se reseñadas. Como ejemplo menciona- perdurará tras la muerte y corrupción halla esta idea. Así, en los vocablos mos que en el pensamiento chino ar- del cuerpo. Representantes filosóficos nefesh (hebreo), nefs (árabe), atman caico no se suponía que todos los in- o semifilosóficos de esta nueva (sánscrito), pneuma (griego), animus y dividuos tuviesen necesariamente al- tendencia son el orfismo ( VÉASE), anima (latín), todos los cuales sig- ma, ni siquiera en tanto que un "do- Pitágoras y Empédocles. El alma nifican de un modo o de otro "alien- ble". El "al ma" era vis ta como un pue de, pues, entrar en el cuer po y to", aun cuando luego vayan adqui- dios o espíritu que, procedente del salir de él, sin identificarse nunca riendo el significado de un cierto prin- Cielo, podía ingresar en el cuerpo de completamente con el cuerpo. En ciercipio o de una cierta realid ad distintos un hombre. Si se hallaba, por así de- to modo se trata de una nueva verdel cuerpo. En algunos casos los cirlo, "a gusto" en tal cuerpo, podía sión del primitivo "doble", pero con términos usados para designar el "al- decidir permanecer en él de modo un origen luminoso y divino. El cuerpo puede ser concebido entonces como ma" son distintos de los empleados permanente. II. No pocas de las primeras repre- una especie de cárcel, o sepulcro, del para referirse al "aliento". Así ocurre con el sánscrito prana —a diferencia sentaciones griegas del alma de que alma. La misión del hombre es liberar de atman —, con el hebreo neshmah habernos noticia son, en el sentido an- su alma por medio de la purificación y —a diferencia de nefesh —, con el terior, "primitivas". Por lo demás, hasta al final, más filosóficamente, por árabe ruh —a diferencia de nefs —, el final de la cultura antigua —y en medio de la contemplación. El alma no etc. Un origen "material" puede ha- muchas concepciones "populares" es un principio que informa el cuerpo llarse, sin embargo, en los citados vo- dentro del Occidente hasta nuestros y le da vida; es algo de naturaleza cablos, lo mismo que en los términos días— dominaron representaciones del esencialmente no sensible y no psyche (griego), duja (ruso), Geist "alma" formadas de muy diversas ca- material. Platón acogió estas ideas y las refi(alemán) — este último, usualmente pas: el alma corno un muerto-sombra traducido por 'espíritu', tiene la misma que desciende al seno de la tierra; el no considerablemente. Al principio, raíz que el inglés ghost, comunmente alma como un "aliento" o principio especialmente en el Fedón, defendió vertido por 'fantasma'. A veces se de vida; el alma como "realidad aé- un dualismo casi radical del cuerpo y distingue entre el "alma" como rea" que vaga alrededor de los vivos el alma; el alma era para él una rea"principio de vida" y el "alma" como y se manifiesta en forma de fuerzas lidad esencialmente inmortal (véase "doble" por medio de dos distintos y acciones, etc. etc. Estas representa- INMORTALIDAD) y "separable". El alvocablos. Ejemplos son kra y chraman ciones influyeron, además, sobre las ma aspira a liberarse del cuerpo para (antiguo egipcio), zymos [thymos] y ideas que no pocos filósofos se forma- regresar a su origen divino y vivir, por psyché (en griego). Esta última dis- ron del alma. Algunos presocrátícos decirlo así, entre las ideas, en el tinción es sobremanera importante, concibieron como "almas" todos los mundo inteligible. Aun dentro del aunque no siempre se expresa mediante "principios de las cosas" en cuanto cuerpo, el alma puede recordar (véauso de distintos términos. Así, psy-che "cosas vivientes". Los atomistas des- se REMINISCENCIA) las ideas que designa en Homero por igual "la cribieron el alma como compuesta de. había contemplado puramente en su
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vida anterior. La teoría del alma pura es en Platón el fundamento de su teoría del conocimiento verdadero, y a la vez éste constituye una prueba de la existencia del alma pura. Sin embargo, Platón se dio cuenta pronto de que el dualismo cuerpo-alma planteaba no pocas dificultades, no sólo epistemológicas y metafísicas, sino también morales. Su filosofía es en gran parte un esfuerzo por solucionar tales dificultades, y hasta puede ha blarse de una "dialé ctica del alma " en Platón a través de la cual se afirma, para luego negarla, la separabilidad del alma con respecto al cuerpo. Por lo pronto, debía de haber algún "punto" o "lugar" por donde el alma quedase insertada en el cuerpo; de lo contrario, no se entendería cómo hay relación entre las operaciones de una y del otro. Las distinciones entre varios órdenes (o tipos de actividades) del alma es uno de los modos de afrontar la cuestión citada. Platón distinguió, por ejemplo, entre la parte sensitiva (sede del apetito o deseo), la parte irascible (sede del valor) y la parte intel igibl e (se de de la razón). Parece "obvio" que mientras esta última "parte" es "separable" del cuerpo, ninguna de las otras dos lo son. Pero entonces se plantea el pro blema de la relación entre los diversos órdenes o tipos de actividad del alma. Platón creyó hallar una solución al problema estableciendo que los órdenes en cuestión son órdenes fundamentales no sólo del alma individual, sino también de la sociedad y hasta de la naturaleza entera. Estos órdenes se hallan en una relación de subordinación: las partes inferiores deben subordinarse a la parte superior; el alma como razón debe conducir y guiar el alma como valor y como apetito. Así, el alma puede tener algo así como una historia en el curso de la cual se va purificando, es decir, va formando y ordenando todas sus actividades de acuerdo con la razón contemplativa. De lo que el hombre haga en su vida dependerá que se salve, es decir, se haga inmortal, esto es, se haga entera y cabalmente "alma pura". Pues el hombre, escribió Platón, puede "convertirse enteramente en algo mortal" cuando se abandona a la concupiscencia, pero se hace inmortal y contemplativo cuando "entre todas sus facultades ha ejercido principalmente la capacidad de pen-
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sar en las cosas inmortales y divinas" (Tim., 89 B). En suma, el alma reside por lo pronto en lo sensible, pero puede orientarse hacia lo inteligi ble, encaminarse hacia su "verdadera patria". El alma no deja de ser alma por quedar encerrada en lo sensible, pero sólo cuando actúa según lo inteligible puede decirse que ha sido purificada. Los neoplatónicos, y especialmente Plotino, desarrollaron con gran detalle esta "dialéctica" platónica del alma. Plotino usó no sólo los conceptos elaborados por Platón, sino también los tratados por Aristóteles; se preguntó, pues, en qué forma el alma se halla unida al cuerpo, si siendo instrumento de él, constituyendo una mezcla o siendo forma del cuerpo (Enn., I i 3). Lo segundo se halla excluido; sólo lo primero y lo tercero son admisibles. El alma es por sí misma, en cuanto separada del cuerpo, una realidad impasible (I ii 5), pero puede decirse que tiene dos "partes": la separada o separable y la que constituye una forma del cuerpo (I i 3; II iii 15; II 6 3). Hasta puede ha blarse de una "parte" media o mediadora entre las dos partes fundamentales (II ix 2). Plotino se interesa particularmente por la parte superior e inteligible, la cual no sufre alteración (III vi 1) y es incorruptible (III vi 1). El alma se divide cuando se orienta hacia lo sensible (IV i 1); se unifica, en cambio cuando se orienta hacia lo inteligible, hasta el punto de adq uir ir un rango di vino (IV ii 1). En último término, cuando el alma se purifica puede inclusive transfigurar el cuerpo, es decir, hacer que habite en este mundo como si viviera en el universo inteligible. En su ser propio, el alma es una, incorruptible, racional, inteligible, contem plativa e inmortal. Debe tenerse en cuenta, para el cabal entendimiento de las ideas de Plotino sobre el alma, que en ocasiones se refiere al alma en general, a veces al alma individual y a veces al alma universal o Alma del Mundo ( VÉASE). Pero ciertas propiedades son comunes a todas las especies de almas en cuanto por lo menos son los habitantes del mundo inteligible. De hecho, todas las almas individuales forman una sola alma (VI 6 9), si bien ello no significa una fusión, sino una organización jerárquica en lo inteligible único (VI vii 6). 76
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Las doctrinas aristotélicas sobre el alma son muy complejas. En parte se apoyan en ciertas ideas de Platón y, desde luego, en la idea de que lo inteligible tiene que predominar so bre lo sensible, y la contemplación sobre la acción. Aristóteles, por lo demás, habla a veces del alma como un principio general (de vida) y a veces como un principio individual propio de cada uno de los hombres. En ambos casos es característico del Estagirita hacer con el alma lo que hizo con las ideas: traerla, por así decirlo, del cielo a la tierra. Las teorías más características de este autor sobre el alma se hallan formuladas, en todo caso, desde un punto de vista "biológico" (o, mejor dicho, "orgánico"). El alma, declara Aristóteles, es en algún sentido el "principio de la vida animal" (De an., 1 1, 402 a 6) en tanto que vida que se mueve a sí misma espontáneamente. Pero ello no significa que el alma se mueva a sí misma; ser principio de movimiento no significa ser movimiento. Ahora bien, puesto que todo cuerpo natural poseedor de vida es una substancia (en tanto que realidad compuesta), y posee un cuerpo, no puede decirse que el cuerpo sea el alma. El cuerpo es la materia; el alma es una cierta forma. He aquí las dos célebres definiciones dadas por el Estagirita: "el alma es la primera entelequia del cuerpo físico orgánico", &(#)&/&(4&"$ ,. +20(), =0(3$)!1 <:="!:- !'25$#"!:(ibíd., II, 1 412 b 25 sigs.); es "la primera entelequia del cuerpo físico que posee la vida en potencia, )&/&(4&"$ ,. +20(), =0(3$)!1 <:="!:- A:#$(3&" D0(,# &.4( !#)!1, (II 1 412 a 27 sigs.). No tiene sentido, pues, preguntar s i el cuerpo y el al ma son una sola realidad; ello sería como preguntar por qué la cera y la forma de la cera son una realidad. El sentido de la unidad del cuerpo y del alma es la relación de una actualidad con una potencialidad. El alma es, pues, una substancia; es el quid esencial del cuerpo. Como escribe Aristóteles: "si el ojo fuera un animal, la vista sería su alma, pues la vista es la substancia o forma del ojo". El alma es, pues, la forma del cuerpo en tanto que constituye el con junto de posibles operaciones del cuer po. Así como lo propio del martill o es dar martillazos, lo propio del alma es hacer que el cuerpo tenga la forma
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que le corresponde como cuerpo y, tes individuales, sino una sola alma ciones entre partes del alma y modos por lo tanto, hacer que el cuerpo sea (pensante). Este problema ha sido de unificación propuestas entre tales realmente cuerpo. El alma es la causa tratado tradicionalmente bajo la cues- partes en el pensamiento antiguo en o fuente del cuerpo viviente (II 4 415 tión de la naturaleza del entendimien- relación con el pensamiento cristiano. b 9). Ahora bien, si el alma es el to ( VÉASE), o del intelecto. Aristó- No podemos aquí ni siquiera resumir principio de las operaciones del teles no se inclinó por una rigurosa las numerosas doctrinas forjadas al cuerpo natural orgánico, puede dis- "unidad del entendimiento". Pero al- respecto. Nos limitaremos a indicar tinguirse entre varios tipos de opera- gunos de sus seguidores, como Ale- que, a consecuencia sobre todo de las ciones. A ello corresponde la división jandro de Afrodisia, mantuvieron una influencias platónicas y neoplatónicas, entre varias "partes" del alma — que, opinión radical a este respecto. Lo se tendió cada vez más por parte de por lo indicado, no destruye en ma- mismo parece haber sido el caso de los autores cristianos a una "espirituanera alguna su unidad como forma. Averroes. La doctrina de la unidad lización" y, sobre todo, a una "persoEl alma es el ser y principio de los del intelecto acentúa la racionalidad nalización" del alma. Muchas de las seres vivientes, por cuanto esos ser y y espiritualidad del alma humana, pero ideas debatidas sobre los citados puntos principio consisten en vivir. Las doc- con detrimento de su individualidad. se hallan en San Agustín. Éste rechaza trinas aristotélicas sobre el alma no A partir de Aristóteles —con los enérgicamente toda concepción del son, pues, sólo de carácter biológico estoicos, neoplatónicos y luego los alma como entidad material y subraya o de carácter psicológico —aun cristianos— se multiplicaron las cues- el carácter "pensante" del alma. Pero cuando ofrezcan asimismo, y muy tiones relativas a la existencia del al- semejante carácter no es el de una acentuadamente, estos dos caracte- ma, a su naturaleza, a sus partes y pura razón impersonal. El alma es un res—; constituyen el más importante a su relación con el cuerpo y con el pensamiento en tanto que vive, o, fragmento de una "ontología de lo vi- cosmos. Prácticamente todos los filó- mejor dicho, se siente vivir. El alma viente". Un rasgo básico de esta on- sofos admitieron alguna especie de es el pensar en tanto que se conoce a sí tología es el análisis del concepto de "alma", pero la definieron de muy mismo como dudando y existiendo — y función y de las diversas funciones diversas maneras. Algunos —como los existiendo, además, como entidad posibles. Los diversos tipos de almas epicúreos y en parte los estoicos— espiritual y no como una parte del —vegetativa, animal, humana— son, consideraron que el alma es una rea- cuerpo, o siquiera como un mero pues, diversos tipos de función. Y las lidad de alguna manera "material", principi o del cuer po. El alma es, en "partes" del alma en cada uno de si bien de una materia más "fina" y rigor, para San Agustín, una intimidad estos tipos de función constituyen "sutil" que todas las otras. Los temas — y una intimidad personal. Cierto que otros tantos modos de operación. En del alma como "aliento" y como "fue- el alma es una "parte" del hombre, el el caso del alma humana, el modo de go" (o algo "semejante al fuego") cual se compone de cuerpo y alma, por operación principal es la racional, que desempeñaron un papel importante en cuanto es un conjunc-tum. Pero como distingue esta alma de otras en el estas especulaciones. Otros filósofos, el hombre es el modo como el alma reino orgánico. Ello no significa que seguidores de Aristóteles, subrayaron adhiere al cuerpo, la existencia del no haya en dicha alma otras opera- la realidad del alma como una forma o alma y su modo de "adhesión" son ciones. Puede hablarse de la parte nu- un principio de lo viviente. Otros, fi- fundamentales para el hombre. El alma tritiva, sensitiva, imaginativa y apeti- nalmente, inclinados hacia Platón, está por entero en cada una de las tiva del alma (véase A P E T I T O) o destacaron la naturaleza espiritual e partes del cuerpo. Ello no significa sea de otras tantas operaciones. Me- inteligible del alma. Estas especula- que no pueda distinguirse entre las diante las operaciones del alma, espe- ciones influyeron sobre las ideas que diversas funciones del alma, tales como cialmente de la sensible y de la pen- se formaron del alma no pocos autores la voluntad, la memoria, etc. Pero sante, el alma puede reflejar todas las cristianos, si bien éstos partieron de todas estas funciones lo son de una cosas, ya que todas son sensibles o una idea del alma que no tenía función principal, de una realidad pensables, y ello hace que, como dice necesariamente rasgos filosóficos. Los espiritual indivisa que se manifiesta Aristóteles en una muy comentada autores que más influyeron a este res- por medio de lo que San Agustín llama fórmula, el alma sea de algún modo pecto sobre los primitivos autores cris- "la atención vital". En este sentido, el todas las cosas, ,' K:4,% )$ !'(#)$ tianos fueron los de confesión plató- alma es también un principio +0(1 &'=)" (III 8, 431 b 21). nica y neoplatónica. Pero como en la animador del cuerpo. Pero como es una Varios problemas se plantearon den- tradición cristiana desempeñaba un substancia espiritual, no depende del tro del aristotelismo, especialmente en papel fundamental "el hombre ente- cuerpo, como si fuese un mero lo que toca a la naturaleza de la parte ro" —el cual aparece existiendo con epifenómeno de éste. El alma ha pensante del alma, la cual puede su cuerpo— se hicieron muy agudas surgido de la nada por la voluntad llamarse C6DEG' más bien que K:4,(. las cuestiones relativas a la unión del creadora de Dios; es una esencia Como pensar es reconocer racional- alma con el cuerpo, a la naturaleza inmortal. mente lo que hay y lo que hace que de la inmortalidad ( VÉASE) y a las Puede decirse que dentro del penlo haya, y sobre todo los principios llamadas "partes" del alma. Tanto samiento cristiano, e independientesupremos de lo que hay, se puede Windelband (en su Historia de la fi- mente de las diversas interpretaciones suponer que todas las operaciones ra- losofía) como E. Schindler (Cfr. bi- y explicaciones de la naturaleza del cionales son iguales en todas las al- bliografía infra) han tratado con deta- alma proporcionadas por los filósofos mas dotadas de la facultad de pensar. lle el problema de las muchas distin- cristianos, el alma es vista no sólo coEn tal caso, no habría almas pensanmo algo de índole inmaterial, sino 77
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también, y en particular, "espiritual- sensificans seu irrationalis; intellectiva personal". El alma es una vida, pero seu intellectualis seu rationalis). Disuna vida superior a la biológica. No tingue asimismo —siguiendo a autosólo importa, pues, la aspiración a lo res antiguos— entre el concepto de inteligible, sino todas las experiencias anima como principio vital y el conque "llenan" la vida del alma — por cepto de animus en tanto que entenejemplo, la esperanza. Desde este án- dimiento. Debe observarse, sin embargulo hay distinciones muy marcadas go, que Santo Tomás no se limita a entre las concepciones neoplatónicas repetir las fórmulas aristotélicas y aly las cristianas. Para los neoplatóni- gunas de las antiguas distinciones. De cos, el alma es, a lo sumo, una enti- hecho, parece preocupado sobre todo dad intermedia entre lo sensible y lo por solucionar ciertos conflictos que puramente inteligible. De ahí las cons- se habían abierto al seguirse las instantes discusiones acerca del "lugar" piraciones agustinianas sin un debido (metafísico) en que se halla o puede análisis filosófico de sus implicaciohallarse el alma y sobre su divisibi- nes. Por ejemplo, hay en Santo Tolidad o indivisibilidad de acuerdo con más un esfuerzo constante para tenel grado menor o mayor de acerca- der un puente entre la idea del alma miento a lo inteligible. Para los cris- como subjetividad e intimidad y la tianos, el alma es el aspecto espiri- idea del alma como entelequia. Santo tual de la persona. Como tal, tiene Tomás acentuó la noción de la unidad una relación filial —y no sólo inte- substancial del hombre, la cual no polectual— con la Persona divina. Para día afirmarse sin tenerse en cuenta los neoplatónicos, el alma es aquello que el alma es una forma unificante. que puede ascender al mundo de las No se trata, pues, de establecer disideas. Para los cristianos, es lo que tinciones entre el alma como princi puede salvarse en la contemplación de pio del ser vivo y el alma como prinDios, Su creador. Añádase a ello que cipio del ser racional; se trata más para los cristianos el cuerpo puede bien de ver cómo pueden articularse salvarse de su corruptibilidad para estas distintas operaciones. En la meconvertirse en "cuerpo glorioso". Por dida de lo posible Santo Tomás prosi fuese poco, mientras los neoplató- cura salvar y justificar varios "aspecnicos siguen viendo el alma desde el tos" del alma: la intimidad "experien"mundo" —sin que importe que tal cial", la individualidad, la referencia "mundo" sea más bien una jerarquía corporal, etc. Si algunas veces parece de seres y de valores que un conjunto que se rompe la unidad —como cuande "cosas"—, para los cristianos el do se sostiene la doctrina de las formundo es visto desde el alma. El al- mas subsistentes o separadas—, ello ma no es, pues, para los cristianos una es sólo las más de las veces para res"cosa", ni siquiera esa "cosa" que pue- tablecer un equilibrio perdido. de llamarse "espíritu". Es una expeAlgunos autores piensan que el riencia, o conjunto de experiencias, equilibrio establecido por Santo Toque incluyen la subjetividad, la per- más es inestable. Varios escolásticos sonalidad, la conciencia de sí (o de después de Santo Tomás atacaron de sentirse vivir) y, desde luego, la tras- nuevo el problema —o, mejor dicho, cendencia. los problemas— del alma, y lo hicieSe puede alegar que desde el mo- ron mediante nuevas y más numeromento en que, sobre todo con Santo sas distinciones y subdistinciones. Tomás, se introdujeron sistemática- Mencionemos a este respecto la teomente los temas y los términos aristo- ría de la "dualidad" de materia y fortélicos dentro del pensamiento cristia- ma en el alma, y la concepción de la no, algunas de las afirmaciones ante- forma corporeitas en cuanto radicalriores perdieron su validez. Santo To- mente distinta de la forma propia de más se apropia no pocas de las fór- lo anímico. La "unidad substancial" mulas aristotélicas — el alma es actus se escindió en varios tipos de unida primus physici corporis organici des, que era muy difícil armonizar. potentia vitam habentes; y hasta es Los modos como San Agustín había quodammodo omnia ( Cfr. supra ). Di- tratado las cuestiones relativas al alcho filósofo distingue, además, entre ma se pusieron de nuevo en circulael alma vegetativa, la animal y la ción e influyeron decisivamente sobre humana (vegetabilis, vegetativa seu algunas concepciones modernas. Heinz civificans; sensibilis seu sensitiva seu Heimsoeth (Cfr. infra) ha puesto de 78
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relieve el estrecho enlace que hay en este y otros muchos respectos entre el agustinismo y el idealismo moderno, y entre este último y la llamada "decadencia de la escolástica". Ha indicado, además, que en el pensamiento moderno se reanuda el hilo de la meditación agustiniana. Hay, por ejemplo, afirma dicho autor, una dirección de raigambre agustiniana, ela borada por la "última escolástica" (presumiblemente la de los siglos XIV y XV ), recogida por Descartes y que culmina en Malebranche. Según ella, el alma aprehende directamente a Dios, y al mundo sólo a través de Dios. Esto permite comprender la fórmula malebranchiana: nous voyons toutes choses en Dieu. Esta dirección prosigue con Leibniz y su concepción monadológica (véase MÓNADA y MO NADOLOGÍA ). Según todos estos autores, consciente o inconscientemente seguidores de San Agustín, el alma tiene sobre todo espontaneidad e intimidad, de modo que la relación entre ella y el mundo es distinta de la que se advierte en el tomismo. Mientras la concepción antigua tradicional, cristianizada por algunos autores escolásticos, es una especie de realismo según el cual en última instancia el alma está en el mundo, la concepción agustiniana y moderna es un idealismo para el cual el mundo está en el alma. Se puede decir que algunos escritores escolásticos (Santo Tomás) y modernos (Leibniz) no enca jan dentro de ninguna de estas dos concepciones, y representan más bien intentos de mediación. Pero sólo subrayando hasta el extremo las implicaciones de dichas concepciones se puede comprender, según Heimsoeth, el supuesto último de ciertas nociones acerca de la naturaleza del alma y de su relación con el mundo y Dios. He aquí cómo se expresa Heimsoeth so bre este punto: "La idea de Platón es el 'ser que es', que se opone y ayuda a ser, por así decirlo, a lo subjetivo psíquico, cuya peculiar índole Platón no conoce propiamente todavía. Este idealismo es independiente por com pleto del concepto de sujeto. Pero la Edad Moderna, a la que se ha hecho patente el gran contrast e del sujeto que conoce y quiere y el ser objetivo, trata, o de sumir el alma en el ser, continuando la antigua tendencia ob jetivista, como el materialismo, o de incluir el ser, el mundo exterior, en el
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sujeto, haciendo de él una 'idea' en el más bien en el alma en tanto que ello, subjetividad, en tanto que el esnuevo sentido consciencialista, un fe- "substancia psíquica". En su presen- píritu es objetividad. El alma es innómeno del sujeto. La preeminencia tación de los paralogismos (véase manencia, mientras que el espíritu es de lo espiritual y psíquico sobre la PARALOGISMO) de la Psychologia ra- trascendencia. En ciertos casos se han Naturaleza, de la persona de Dios y tionalis, y en otras muchas partes de adscrito al concepto de espíritu ( VÉAdel alma sobre lo objetivo, se extrema su obra, Kant distinguió entre el yo SE) ciertos caracteres que corresponaquí hasta la afirmación de la reali- como fenómeno y el yo como noúme- den a algunas de las propiedades tradad exclusiva de lo subjetivo" (Los no. El primero parece designar lo psí- dicionalmente pertenecientes a la no seis grandes temas de la metafísica quico en general; el segundo, el alma. ción de alma. Ello ha sucedido espeoccidental, trad. José Gaos, 2a ed., En vista de estas dificultades, sólo en cialmente cuando el concepto de esapariencia de carácter terminológico, píritu ha sido explicado en tal forma 1946, pág. 157). Esta "visión del mundo desde el puede preguntarse si no sería mejor que ha dado origen a tesis similares a alma" constituye, sin embargo, sólo establecer distinciones entre la noción las del entendimiento ( VÉASE ) activo uno de los motivos del pensamiento de alma y las nociones del yo, de la y a la unidad del entendimiento o inmoderno idealista. Además, es un su- conciencia, del pensamiento, de lo telecto. Algunos autores han propues puesto metafísico más bien que un psíquico, etc. En la medida en que to una especie de jerarquía ontológi problema filosófico. En tanto que estas distinciones aclaren el pensa- ca Vida-Alma-Espíritu, considerando cuestión filosófica, la del alma es de miento de un autor determinado, es el último como "superior", aunque pomuy difícil aclaración dentro del pen- conveniente introducirlas. Así, por siblemente originado en los otros térsamiento moderno. Cierto que muchos ejemplo, es perfectamente admisible minos. Otros autores (Klages) han esautores modernos, y especialmente los decir que muchas de las teorías sobre timado que el espíritu es capaz de filósofos del siglo XVII, se han la relación e interacción entre lo psí- "matar" el alma. Se ha afirmado asimismo que pueocupado persistentemente del quico y lo físico desarrolladas durante de haber una contraposición entre la los últimos ciento cincuenta años (teo problema del alma, y de la relación noción de alma y la de conciencia. rías como las de Mach, Bergson y, alma-cuerpo. Muchas teorías se han Mientras esta última sería de naturalemás recientemente, Gilbert Ryle y M. propuesto al respecto. Se ha za "histórica" y, en general, continMerleau-Ponty) no se refieren, sino inexaminado si el alma se reduce al gente, la primera sería de índole cidentalmente, a la cuestión del alma, cuerpo, o el cuerpo al alma, o si "transhistórica" y, en general, "etercuando menos del modo como esta ambos son manifestaciones de una na". Esta doctrina se halla fundada cuestión fue tratada por los filósofos substancia única, o si la coen una concepción casi exclusivamente "tradicionales". A la vez, puede sosterrespondencia entre las operaciones del alma y las del cuerpo pueden ex- nerse que las ideas de los escolásticos, religiosa del concepto de alma y plicarse mediante acción causal recí- y de muchos de los llamados "espiri- deja sin solucionar la cuestión de las proca, conjunción, armonía preesta- tualistas", abarcan el problema del al- posibles relaciones entre el alma y la blecida, etc., etc. A estos problemas ma en sentido tradicional. Sin embar- conciencia, y no digamos entre el alnos hemos referido en varios artícu- go, tal distinción no es siempre fácil. ma y la vida, que tanto habían prelos, algunos sobre filósofos (por ejem- En ciertos casos, la noción de "alma" ocupado a filósofos de confesión más plo, DESCARTES, SPINOZA) y otros so- es lo suficientemente vaga para abar- "tradicional". Sobre el concepto de alma, espe bre conceptos (por ejemplo, OCASIO- car muchas nociones distintas. En NALISMO, PARALELISMO). Pero puede otros casos, los conceptos del yo, del cialmente en sentido psicológico: Paul preguntarse si al usar el concepto de pensamiento, de la conciencia, etc., Kronthal, Über den Seelenbegriff, — Joseph Geyser, Die Seele; ihr alma muchos autores modernos tenían aluden a ciertos caracteres tradicional- 1905. Verhältnis Bewusstsein und zum presentes las ideas desarrolladas por mente adscritos al alma. La única re- Leibe, 1914.zum — G. Faggin, C. Fabro, filósofos como Platón, Aristóteles, San comendación razonable al respecto es, S. Lator, S. Caramella, A. Guzzo, F. Agustín, Santo Tomás y otros. Estos pues, la siguiente: no hacer distinción Barone, E. Balducci, C. Casella, A. filósofos solían incluir dentro del con- sin aclaración. Stocker, M. F. Sciacca, L'anima, 1954, cepto del alma los conceptos de lo III. El vocablo 'alma' ha sido usa- ed. M. F. Sciacca. — Charles psíquico, de la conciencia, del pensa- do de nuevo por varios autores con- Vaudouin, Y a-t-il une science de miento, etc. No es seguro, en cambio, temporáneos (Jaspers, Scheler, Ortega l'âme?, 1957. — N. Petruzze-lis, G. que al hablar del alma ciertos autores y Gasset, F. Noltenius, etc.) en un Giannini, Ch. Boyer et al., L'anima modernos se refieran a algo más que sentido algo distinto de cualquiera de umana, 1958 (Doctor com-munis, XI, 2-3). — Véase tambi én al conjunto de las operaciones psíqui- los tradicionales. Tales autores han Nos. bi bli ografía de PSÍQUICO. — Sobre cas o, como se ha dicho, al "pensa- distinguido entre la vida, el alma y el el origen del concepto: H. miento". En algunos casos, la idea del espíritu, y especialmente entre el al- Schmalenbach, "Die Entstehung des alma y de lo psíquico se hallan uni- ma y el espíritu. Mientras el alma es Seelenbegriffs", Logos, XVI, 3 (1927). das. Tal ocurre con el tratamiento del concebida como la "sede" de los ac- — Sobre los orígenes de la investiga alma en la llamada Psychologia ratio- tos emotivos, de los afectos, sentimien- ción anímica: Dudwig Klages, Urnalis, especialmente tal como fue des- tos, etc., el espíritu es definido como sprünge der Seelenforschung, 1942. arrollada por Wolff y su escuela, y la "sede" de ciertos actos "racionales" — Sobre la historia del concepto de en relación con la cuestión de luego por los neoescolásticos — en (actos por medio de los cuales se for- alma la llamada (véase Lo parte influidos por esquemas wolffia- mulan juicios objetivos o pretendida- CALIZACIÓN "localización" ) : B. Révesz, Geschichte nos. Pero Hume, al someter a aná- mente objetivos). El alma es, según des Seelenbegriffs und der Seelenlolisis la noción del yo, parece pensar 79
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kalisation, 1917. — Un examen sis- Doctrine of the Soul, 1916. — G. ca; (II) la concepción cartesiana y temático, a la vez psicológico y filo- von Hertling, Materie und Form und las discusiones sobre ella, y (III) el sófico, del problema del alma se halla die Definition der Seele bei Aristote- problema de si Descartes recibió o en muchos libros mencionados en la les, 1871. — E. Rolfes, Die substan- no la influencia directa de Gómez bibliografía del artículo Psicología; tielle Form und der Begriff der Seele Pereira. La importancia dada a la especialmente son significativos al bei Aristoteles, 1896. — F. Brentano, cuestión en dicha época se manifiesta respecto el de A. Pfänder, Di e Aristóteles Lehre vom Ursprung des Seele des Menschen, 1933, el de menschlichen Geistes, 1911. — H. no sólo en el número crecido de Maximilian Beck, Psychologie: We- sen Cassirer, Aristoteles' Schrift "Von der escritos en torno a ella, sino tamund Wirklichkeit der Seele, 1934 Seele", 1932. — E. E. Spicer, Aris- bi én en la aten ción que le presta (trad. esp. Psicología, 1948) y el de C. totle's Conception of the Soul, 1934. ron los repertorios enciclopédicos G. Jung, Wirklichkeit der Seele. — F. Nuyens, Ontwikkelingsmomen- que reflejaban los intereses intelec Anwendung und Fortschrit te der ten in de zielkunde van Aristóteles, tuales del tiempo: el Dictionnaire neueren Psychologie, 1934 (trad. esp., 1939 (trad. francesa: L'Évolution de historique et critique, de Bayle (desde Realidad del alma, 1934). — S. la psychologie d'Aristote, 1948). — la primera edición de 1695-97), con Strasser, Le problème de L'âme, 1953. Ernst Topitsch, Die platonisch-aristo — Para la metafísica del alma, véase: telischen Seelenlehren in weltanschau- sus artículos sobre Gomesius Pereira B. Rosenmüller, Metaphysik der ungskritischer Beleuchtung, 1959 y Rorarius (en este último también Seele, 1947. — L. Lavelle, L'âme [Öst. Ak. der Wiss. Phil.-Hist. Kl. sobre la cuestión de si los brutos humaine, 1951. — La relación entre Sitzungsber. 233, Vol. 4, Abh.]. — usan de la razón mejor que el alma y espíritu (a favor de la Ph. Merlan, Monopsychism, Meta- hombre, un tema tratado por Anselmo primera) según Kla ges, figura sobre consciousness, Mysticism. Problems of Turmeda); y la Encyclopédie (desde todo en la obra capital de este autor: the Soul in the Neoaristotelian and la primera edición de 1751; véase Der Geist als Wider- sacher der Neoplatonic Tradition, 1963. — E. ENCICLOPEDIA), cuyo largo artículo Seele, 1929. — La relación entre Schindler, Die stoische Lehre von Âme des Bêtes comienza diciendo: alma, materia y espíritu en F. den Seelenteilen und Seelenvermö Noltenius: Materia, Psyché, Geist, gen, insbesondere bei Panaitios und "La cuestión que concierne al Alma 1934. — I. Gindl, Seele und Geist. Poseidonios, und ihre Verwendung de los brutos era un tema digno de Versuch einer Unterscheidung, 1955. bei Cicero, 1934. — E. Holler, Se- inquietar a los antiguos filósofos; sin — Sobre alma y experiencia mística: neca und die Seelenteilungslehre embargo, no parece que se hayan A. Gardeil, O. P., La structure de und die Affektenpsychologie der mit- atormentado por esta materia, ni l'âme et l'expérience mystique, 2 tleren Stoa, 1934. — P. O. Kristeller, que, divididos entre sí por tan vols., 1927. — Examen del problema Der Begriff der Seele in der Ethik diferentes opiniones, hayan condel alma frente a las negaciones de la des Plotins, 1929. — P. Künzle, Das vertido la cuestión de la naturaleza psicología experimental en Juan Verhältnis der Seele zu ihren Poten- de esta alma en pretexto de quereZaragüeta, El problema del alma ante la zen. Problemgeschichtliche Untersu psicología experimental, 1910. — Las chungen von Augustin bis und mit llas." Después del siglo XVIII la cuesobras históricas sobre el desarrollo de Thomas von Aquin, 1956 [Studia tión no ha sido totalmente abandola noción del alma son numerosas; Friburgensia, N. F., 12]. — Th. nada, pero se ha tratado con difecitamos: G. H. von Schubert, Die Crowley, R. Bacon, The Problem of rentes supuestos y propósitos. No Geschichte der Seele, 1839, 2 vols., the Soul in his Philosophical Com- podemos, pues, referirnos a ella bajo reimp., 1960. — A. E. Crowley, The mentaries, 1950. — S. Strasser, Seele el mismo epígrafe. En la actuali Idea of the Soul, 1909. — J. Laird, und Beseeltes, Phänomenologische dad, la determinación de la diferenThe Idea of the Soul, 1924. — W. Untersuchungen über das Problem der cia entre el hombre y el animal es Ellie, The Idea of the Soul: Western Seele in der metaphysischen und em- —en filosofía— un problema de an Philosophy and Science, 1940. — Para pirischen Psychologie,1955. tropología filosófica, auxiliada no sólo la historia del alma en la Edad Media: ALMA DE LOS BRUTOS. El pro- por la biologí a, por la psicol ogía y B. Echeverría, O. F. M., El problema blema de la naturaleza de los anidel alma humana en la Edad Media, males y de la diferencia (esencial o por todas las ciencias del hombre, sino también por lo que se llama 1941. — Ph. D. Bookstaber, The Idea of Development of the Soul in Medieval de grado) entre el animal y el hombre, la teoría analítica de la vida huma Jewish Philosophy, 1950. — Un ha ocupado con frecuencia a los na. Observemos, además, que en examen de la historia del alma en el filósofos; referencias al mismo se ha- época reciente las investigaciones cisentido de una biometafísica, en E. llan en Alma, Antropología y Hombre bernéticas (véase COMUNICACIÓN) Dacqué, Das verlorene Parodies. Zur (VÉANSE). En el presente artículo nos han vuelto a plantear con gran raSee-lengeschichte des Menschen, ocuparemos de un aspecto de tal dicalismo el problema: "¿Qué signi1938. — Para la concepción griega problema : el conoci do con el fica propiamente pensar?", cuestión del alma es todavía clásica la obra nombre de problema del alma de los de E. Rohde, Psyche, Seelenkult und brutos. Nos referiremos principal- que no puede desligarse de las antes señaladas y que inclusive constituye Unsterblichkeitsglaube der Griechen, mente a las discusiones habidas sobre su mejor acceso a ellas. 1894 (trad. esp.: Psique. La idea del alma y la inmortalidad entre los grie- el particular entre cartesianos y anI. Las concepciones aristotélicas y gos, 1948). — La obra de E. R. ticartesianos durante el siglo XVII y escolásticas. Aristóteles parecía a la vez Dodds aludida en el texto es: The buena parte del siglo XVIII, cua ndo afirmar (De an. 423 a 15) y negar (ibíd., Greeks and the Irrational, 1951 (trad. la cuestión pareció afectar a la to-talidad 434 b 12) que hu-biese un alma en los esp.: Los griegos y lo irracional, 1960). de la filosofía. Trataremos (I) : la animales. Sin embargo, no debemos Para el concepto de alma en diver- concepción aristotélico-escolás-tica más considerar sus ideas al respecto como sos autores: J. Burnet,, The Socratic difundida en aquella épocontradicto80
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rias. En primer lugar, tenemos va- segundo, a los que no solamente per- de la presencia de pensamiento en rias definiciones aristotélicas del al- ciben, sino también sienten; en el el cuerpo". Así, los animales son auma, entre ellas la que figura en De último, a los que no sólo perciben tómatas, es decir, sus movimientos an., II 1, 412 a 27-b 5 —"el alma es y sienten, sino también piensan, es pueden explicarse mediante princiel acto primero del cuerpo físico or- decir, poseen la facultad de razonar pios mecánicos. Sin embargo, es ingánico"— y la que consta en De an., sobre verdades universales. Sólo en justo atribuir a Descartes la idea de II 1, 414 a 12 —"el alma es aquello el último sentido puede hablarse de que los animales son insensibles; el por lo cual vivimos, sentimos y enten- alma humana (Carta a Wagner, filósofo no negaba la sensibilidad "en demos". Aun cuando ambas definicio- 1710; Erdmann, págs. 279-84). tanto que depende sólo de los órganes se aplican a todos los vivientes II. La concepción cartesiana y las nos corporales" y, por consiguiente, (los escolásticos interpretan la segunda discusiones sobre ella. Contra lo an- rechazaba que se le acusase de cruelno como algo que se refiere a "nos- terior, Descartes afirmó el automa- dad para con los animales. Su opiotros, los hombres", sino como algo tismo de los brutos. Tal afirmación nión —según confesión propia— no que concierne a "nosotros, cuerpos vi- se halla en varios textos. El más fa- era tanto menospreciar al animal covientes"), es obvio que en la segunda moso de ellos es la Parte V del Dis- mo enaltecer al hombre. Pues se trase apunta a la clasificación que, pro- curso del método. Aquí nos referi- taba de subrayar la naturaleza pen puesta por Aristóteles, fue elaborada remos, sin embargo, a otro texto que, sante de éste y el hecho de que por muchos escolásticos. Hay, según aunque menos conocido, es, a nues- solamente tal naturaleza pensante ella, tres almas correspondientes a tres tro entender, más explícito: una car- equivalía al alma inmortal. géneros de seres vivientes: el alma ve- ta a Henry More (1649), en la cual Se ha hecho observar que la tesis getativa, 82&+)",( , sensitiva, $"'=8,)",( el filósofo francés indicó que el cartesiana puede tener dos motivos e intelectiva, #!,)",( . Con esto pue- creer que los brutos piensan es el íntimamente emparentados: (1) el de definirse al hombre como ente mayor de los prejuicios que hemos dualismo de pensamiento y extenque posee alma intelectiva (y, de retenido de la infancia. Es un pre- sión; (2) el extremo mecanicismo un modo formal-eminente, alma sen- juicio ori ginad o en una comp ara - con que es concebido cuanto no es sitiva y alma vegetativa), a dife- ción meramente superficial de los pensamiento. A ello se ha agregado rencia de las plantas (que poseen movimientos de los animales con un pro pósito: el de salvar la tesis sólo "alma" vegetativa) y de los los de nuestro cuerpo. Como se su- de la inmortalidad del alma. Lo úlanimales con exclusión del hombre pone que nuestro espíritu es el prin- timo es lo que ha sido más destaca(que poseen "alma" sensitiva y, de cipio de nuestros movimientos, se do por los autores de la época. Ahora un modo formal-eminente, "alma" ve- imagina a la vez —dice Descartes— bien, la oposición a Descartes no getativa). Así, ciertas cuestiones afec- que los brutos deben de poseer un significaba, por lo común, negación tan unívocamente a toda alma, mien- espíritu similar al nuestro. Ahora de la tesis de la inmortalidad, sino tras otras (como la llamada extensión bien, como hay dos realidades irre- adopción de otros argumentos, cony divisibilidad del alma) conciernen ductibles —el pensamiento y la ex- siderados mejores. Por tal motivo, el sólo al alma humana. La división de tensión—, hay también dos distintos propósito cartesiano, si bien imporlos animales en racionales y en bru- principios de nuestros movimientos : tante históricamente, es menos decitos coincide con la división de los el uno, enteramente mecánico y sivo sistemáticamente. Albert G. Balz seres vivientes entre los que poseen corpóreo, que depende sólo de la ha indicado que, de acuerdo con los y los que carecen de intelecto. O, fuerza de los "espíritus animales" textos de la época, la adhesión a la como dicen los escolásticos, las almas y de la configuración de las partes doctrina del automatismo de los brude los brutos no son subsistentes por corporales (espíritu que podemos tos constituía una prueba de la fi sí mismas. Con esto parecía afirmarse llamar alma corporal); el otro, com- delidad al cartesianismo: "se era un que puede aplicarse el concepto de pletamente incorpóreo, que es espí- cartesiano auténtico si se proclamaalma, en tanto que concepto unívoco, ritu o alma propiamente dicha y que ba que los anímales son máquinas " al hombre y al animal, sin que se consiste en una substancia que pien- y, a la vez, si se afirmaba ser discíolvidaran las diferencias señaladas. sa. Los movimientos de los anima- pulo de Descartes y se negaba el Análogamente, Leibniz pensaba que les proceden sólo del primer prin- automatismo, tal discipulado era una hay tres conceptos del alma: uno, muy cipio. Cierto, dice Descartes, que burla (Dilly, Traité de l'âme et de amplio, según el cual el alma es lo no podemos demostrar que los bru- la connoissance des bêtes, Amstermismo que la vida o el principio tos piensan. Pero tampoco se puede dam, 1691, apud. Balz, op. cit., en vital, es decir, el principio de ac- demostrar que no piensan. Por lo la bibliografía, pág. 107). Esto explica ción interna existente en la mónada tanto, la tesis de que los brutos ca- por qué la negación de alma a los y al que corresponde la acción ex- recen de alma es sólo una tesis plau- brutos era en el cartesianismo una tema; otro, más estricto, según el sible. Ahora bien, la plausibilidad posición metafísica, y por qué fue tan cual 'alma' designa una especie noble aumenta cuando tenemos presente abundantemente discutida desde 1650 de vida; otro, más estricto aun, según no sólo la separación entre la subs- a 1780 aproximadamente. El número el cual 'alma' designa una especie de tancia pensante y la substancia ex- de tratados publicados al respecto es vida más noble. En el primer tensa, sino también el hecho de que muy crecido. Algunos de ellos son concepto el alma es atribuida a los animales carecen de lenguaje ar- mencionados en la bibliografía de todos los seres percipientes; en el ticulado, pues "la palabra es el úni- este artículo. Pero, además, debe co signo y la única marca verdadera tenerse en cuenta que todos los au81
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tores significados de la época se ocu- deraba que la teoría cartesiana era paron del asunto; así, entre otros, una consecuencia de su metafísica Leibniz, Locke, Cudworth, More, general, en tanto que la de Gómez Shaftesbury, Régis, La Forge, Cor- Pereira no dependía de ningún prindemoy, Fontenelle y, desde luego, cipio filosófico previo. Hasta se inBayle. Toda clase de argumentos se dicó (ejemplos: el biógrafo de Desutilizaron. Algunos eran de índole cartes, Adrien Baillet, en su Vie de metafísica (naturaleza del alma y de Descartes; Bayle, en los artículos la relación alma-cuerpo, con las dis- mencionados del Dictionnaire; Feitintas soluciones bien conocidas: dua- joo, en el Teatro Crítico, Disc. IX; lismo, ocasionalismo, monismo, plu- el historiador del cartesianismo, Franralismo). Otros, de índole empírica cisque Bouillier, I, 1868, 3a ed., (existencia de movimientos naturales pág. 153) que esto mostraba clarameninvoluntarios —lo que probaría el au- te la superioridad de la tesis cartetomatismo del cuerpo y la superflui- siana y la incomprensión por Gómez dad de un "alma"—; negación de Pereira del alcance de su propia doctales movimientos, o afirmación de trina — una opinión harto curiosa, que el argumento anterior ignora la pues no se ve por qué una tesis es distinción tradicional entre el alma superior a otra cuando es una derivavegetativa, el alma sensitiva y el alma ción directa de un principio metaintelectual). Decenas de pruebas y físico. Entre los autores españoles contrapruebas fueron aducidas. Aquí que se han ocupado del asunto, alnos interesa sólo, sin embargo, des- gunos (Francisco Alvarado, Eloy tacar que el sentido último de la Bullón, José María Guardia) afirdoctrina cartesiana dentro de su sis- man que ha habido influencia directa; tema era el apoyo de la metafísica otros (el citado Feijoo, José del dualista, y fuera de su sistema el Perojo, Narciso Alonso Cortés) la deseo de hallar una nueva prueba de niegan; otros (Marcial Solana) sosla naturaleza irreductible y, por lo tienen que hay una analogía. La opinión de Menéndez y Pelayo al tanto, inmortal del alma humana. III. Descartes y Gómez Pereira. La respecto es ambigua. Por un lado doctrina cartesiana sobre el automa- afirma que Descartes "glosó" la tesis tismo animal se parece mucho a la de Gómez Pereira, aunque expresánde Gómez Pereira. Si acaso, la del dola de manera menos ingeniosa que último es aun más radical que la del el filósofo español. Por otro consi primero, pues deniega inclusive la dera incierta una influencia directa sensibilidad a los brutos. Parece, pues, y se inclina por otra indirecta (a natural que se haya planteado el pro- través de la Philosophia sacra, de F. blema (muy discutido en el siglo Valles). Ahora bien, la cuestión de XVII y parte del XVIII) de si la las relaciones entre Gómez Pereira y teoría del filosofo francés al respecto Descartes es sólo una parte de la había sido influida por la Antoniana cuestión más general acerca de los Margarita; (1a edición en Madrid, prece dentes que pudier a haber para 1554; 2a edición en Frankfurt, 1610), uno y otro en los filósofos antiguos. del filósofo español. Ahora bien, Ya a fines del siglo XVII se opinaba cuando se llamó la atención de que había precedentes de "la Descartes sobre este punto, el autor paradoja". Huet, por ejempl o, del Discurso del método (véase indicaba en su Censura philosophiae Carta a Mersenne del 23 de j unio de cartesianae (1689) que hay un pre1641; A. T., III, 386) negó haber cedente en el tratado De abst inenrecibido tal influencia y hasta haber tia, de Proclo. Lo cual es dudoso, leído a Gómez Pereira. Más aun: pues si bien hay en Proclo (In Plaindicó que no consideraba necesario tonis Theologiam, III, i) la afirmaver el libro (una indicación ción de que las almas animales son ciertamente "muy cartesiana"). La "simulacros" o "imágenes" de las almayor parte de los autores de los mas humanas, ello debe entenderse siglos citados se atuvieron a ella; en en el sentido de la relación entre la todo caso, destacaron que la conexión copia y su original. Lo mismo cabe entre las dos doctrinas era muy decir de otros textos mencionados problemática. Y ello por dos causas: por Bayle (Séneca, De ira, I, ii: De (1), porque, de hecho, no parecía brecitate vitae, XIV) o Baillet (San haber habido tal influencia; (2), Agustín, De quantitate animae, c. 30; porque se consi 82
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Plutarco; Macrobio); cuando se examinan los textos no se ve de qué modo pueden relacionarse con la tesis de referencia. En cambio, hay dos textos de Aristóteles a los que no parece haberse prestado atención suficiente: el que se halla en De an, 434 b 12, al decir que "un animal es un cuerpo sin un alma en él", y el que se encuentra en De motu animalium, 701 b 1-14, según el cual los movimientos animales pueden ser comparados con los de los muñecos animados o autómatas, =)2&(B/$". Cierto que cuando se piensa que la citada comparación es un método utilizado para comprender la naturaleza del movimiento de los animales es menester emplear mayores cautelas antes de establecer una relación demasiado directa entre la tesis del Estagirita y las de Gómez Pereira y Descartes. En efecto, mientras en los autómatas no hay —dice Aristóteles— cambio de cualidad, en el animal pueden aumentar o disminuir de tamaño o cambiar de forma los órganos de que se sirve para ejecutar los movimientos. En suma, la conclusión más plausible sobre el asunto es la de que ni ha habido precedentes claros de la doctrina en cuestión ni han existido de hecho relaciones entre el filósofo español y el francés. Ahora bien, no puede ignorarse que hay un aspecto en el cual coinciden los dos filósofos: el aspecto extra-sistemático, según el cual la tesis del automatismo animal es especialmente adecuada, como lo ha advertido B. A. G. Fuller (Cfr. infra), para evitar ciertas dificultades que creaba "la existencia de los animales inferiores en los problemas del alma y de la inmortalidad humana". Referencias al problema en los historiadores del cartesianismo ( VÉASE), especialmente en el libro de Francisque Bouillier. El trabajo aludido de Balz es "Cartesian Doctrine and the Animal Soul. An Incident in the Formation of the Modem Philoso phical Tradition", en sus Cartesian Studies, 1951, 106-157. Entre los li bros de los siglos XVII y XVIII que trataron extensamente el problema (además de los textos referidos en el capítulo presente) mencionaremos algunos de los más destacados: De la Chambre, Traité de la connaissance des animaux, où tout ce qui a esté dit pour, & contre le raisonnement des bestes est examiné, Paris,
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1664. — Padre Posson, Commentai- losofía, II, 1 (1951), 46-64. — El mantienen Crisipo en el Libro I de su res ou Remarques sur la Méthode de artículo aludido de Fuller es "The tratado De la Providencia, Apolo-doro M. Descartes, Paris, 1671 (favorable Messes Animais Make in Metaphy- en su Física y Posidonio en numerosos a la tesis cartesiana). — J. (. du sics", Journal of Philosophy, XLVI lugares de sus obras, es viviente, D0L#- , Hamel, De corpore animaio, libri (1949), 829-38. — Además del li- "en el sentido de una substancia quatuor, seu promotae per experi- bro de Balz citado al principio de menta philosophiae, specimen alter- esta bibliografía, véase: H. Hastings, animada dotada de sensación". Otros, rum, Paris, 1673 (du Hamel es el au- Man and Beast in Frenc h Thought en cambio, identificaban esta alma tor, referido en Ontología [VÉASE], of the Eighteenth Century, 1936. — del mundo con la razón o bien que quería conciliar la filosofía tradi- L. C. Rosenfield, From Beast-Ma- hacían de ella, como los cional con la cartesiana). — Padre chine to Man-Machine, 1940. — M. neoplatónicos, una de las hiPardies, Discours de la connaissance Chastaing, "Le 'Traité' de l'abbé Ma- póstasis de la unidad suprema. El des bêtes, Paris, 1696 (si Descartes cy et la Vieille réponse' cartésienne alma del mundo quedaba ent onces tiene razón, quizá los hombres sean du problème de la connaissance desligada de esta unidad; aunque también máquinas). — Essai philo- d'autrui", Revue phi losophiq ue de sophique sur l'âme des bêtes, où l'on la France et de l'Etranger, Año estrictamente subordinada a ella, no podía tampoco confundirse con la traite de son existence & de sa nature LXXVIII (1953), 76-86. et où l'on mêle par occasion diverses ALMA DEL MUNDO. La expre- unidad primera. La confusión del réflexions sur la nature de la liberté, sión 'alma del mundo' designa la to- alma del universo con el primer sur celle de nos sensations, sur talidad del universo concebido como principio es, en cambio, propia de l'union de l'âme & du corps, sur o, mejor dicho, la forma las tendencias que podrían calificarse fimmortalité de l'âme, & et où l'on organismo de "panteísmo organológico". Desde réfute diverses objections de Mon- de este universo. La idea de un alma el momento en que se niega, cons sieur Bayle, Amsterdam, 1728 (obra del mundo nace en el mismo momento ciente o inconscientemente, la trasatribuida por Francisque Bouillier a en que surge el pensar filosófico. La cendencia del primer principio, apaun tal Boullier y en la cual se de- reducción de la totalidad a la unidad, la fiende el principio inmaterial en los suposición de que todo está rece el alma del mundo como lo que brutos). — M. l'abbé Macy, Traité de entrelazado representa, en efecto, la religa la totalidad del universo, como l´âme des bêtes, 1737 (a favor de admisión de un alma del mundo siem- lo que expresa esta misma totalidad, Descartes). — G. Daniel, Voyage du pre que, rechazándose el mecanicismo o como la propia totalidad en cuanto Monde de M. Descartes, La Haye, ciego, se admite que el todo tiene un única realidad existente. Aquí vemos 1739 (contra los cartesianos). — una distinción fundamental entre dos Amusement philosophique sur le lan- sentido. La explicación platónica del nociones del alma cósmica: la que gage des bestes, Paris, 1739 (atri- origen del alma del mundo como la la convierte en mera expresión de buido al abbé Bougeant; reed. por mezcla armónica por el demiurgo de un organismo que es el universo H. Hastings, Genève, 1954). — M. las ideas y de la materia, de la esencia entero, a la vez subordinado a un Guer, Histoire critique de l'âme des de lo Mismo y de lo Otro, puede ser bêtes, contenant les sentiments des la transcripción mítica de un supuesto primer principio, y la que la identi philosophes anciens & ceux des mo- metafísico que parece inextirpable en fica con este mismo principio, es dedernes sur cette matière, Amsterdam, la especulación antigua. Así el cir, la que convierte en Dios el alma 1749 (se mantiene neutral frente a cuerpo del mundo está envuelto por del mundo. Distinción que casi nunca las tesis opuestas). — Los textos de su alma; pero, a la vez, el alma del se hace, cuando menos explícitamente, comentaristas referidos en el apartaen los sistemas de la filosofía, donde do III y no detallados en el texto del universo se halla en cada una de justamente suele abundar la artículo son: Francisco Alvarado, las cosas de éste, no parcial y transposición de uno de dichos conCartas, 1825. — Eloy Bullón, Los fragmentariamente, sino de un modo precursores españoles de Bacon y total y completo. En otros térmi- ceptos al otro. Así ocurre, por ejemplo, Descartes, 1905. — José María Guar- nos, el alma del mundo es aquella con la especulación sobre el alma del dia, en Revue philosophique, XXVIII realidad que hace que todo micro- mundo en los pensadores del Re(1889), 270-9-, 382-407, 607-34, cosmo sea un macrocosmo. Los debates nacimiento (Agrippa, Paracelso, alguapud Joaquín Iriarte, S. J., Menéndez y en las escuelas filosóficas nos místicos, sobre todo Bruno) y en Pelayo y la filosofía española, 1947, habidos románticos como Schelling. Bruno pág. 249. — José del Perojo, Ensayos antiguas, debates que, bajo distinta tiene, ciertamente, conciencia de esta sobre el movimiento intelectual en forma, se reproducen en todos aque- oposición y en ocasiones la declara, Alemania, apud Iriarte, op. cit., pág. llos momentos de la historia del pen- pero con el fin de eludir el panteís153. — Narciso Alonso Cortés, samiento en que —como en el Rena- mo funde a veces las dos nociones "Gómez Pereira y Alonso de Merca- cimiento y en el Romanticismo— lo do: datos para su biografía", Revue orgánico sustituye a lo mecánico, se en un solo concepto del alma del Hispanique, XXXI (1914), 1-62, es- centraron particularmente en los estoi- mundo que es a la vez la divinidad pecialmente 1-29. — Marcial Solana, cos y los neoplatónicos. Unos conce- y el principio orgánico del universo. Historie de la filosofía española. Épo- bían, en efecto, esta alma del mundo Análogamente, Schelling, que procura ca del Renacimiento. Siglo XVI, 1941, de un modo muy cercano a lo mate- eludir las acusaciones de panteísmo I, 266 sigs. — M. Menéndez y Pelayo, señalando que entiende a Dios a la La Ciencia española, ed. M. Artigas, rial; el corporalismo de los estoicos vez como persona y como indiferencia 1933, I. — Íd., íd., Heterodoxos, Li- no podía dejar de influir sobre su opuestos, indica que el alma del bro V, cap. ii. — Informaciones com- idea del alma cósmica. En efecto, de mundo es lo que religa en una plementarias sobre estas opiniones si el mundo es un ser viviente, raciounidad orgánica elementos del en José Ferrater Mora, "¿Existe una nal, animado e inteligente, como sefilosofía española?", Revista de fi- gún Diógenes Laercio (VII, 142) lo universo que, vistos desde fuera 83
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y fragmentariamente, pertenecen al reino de lo mecánico e inorgánico, pero señala también que es última expresión y aun realidad última de dicho universo. El alma del mundo se convierte entonces en un concepto que tiende a unificar el personalismo y el impersonalismo en la idea de lo divino, que procura tender un puente entre el teísmo religioso y el panteísmo filosófico, y por eso el alma del mundo puede ser simultáneamente, no obstante la frecuente distinción que se establece entre ella y la persona divina, princi pio, sentido y finalidad de un universo que es concebido siempre como un organismo.
E. Hoffmann, "Platons Lehre von der Weltseele", Jahr. d. phil. Vereins zu Berlin (1919), 48 y sigs. — P. Thévenaz, L'âme du monde, le devenir et la matière chez Plutarque, 1938. — J. Moreau, L'âme du monde de Platon aux stoïciens, 1939. ALMA (ORIGEN DEL). Muy de batida ha sido la cuestión del origen de las almas humanas por los teólogos, por muchos filósofos de confesión cristiana y, desde luego, por los Padres de la Iglesia. Nos limitaremos aquí a señalar algunas de las posiciones mantenidas al respecto. Algunas de estas posiciones han sido examinadas con mayor detalle en otros artículos (véase CREACIONISMO, TRADUCIA NIS MO ). ( 1 ) El creacionismo afirma que cada una de las almas humanas ha sido objeto de un acto especial de creación divina. Esta doctrina puede entenderse de dos maneras: (la) Prescindiendo de las llamadas "causas segundas", en cuyo caso puede hablarse de creacionismo ocasionalista. ( 1b ) Teniendo en cuenta las causas segundas y admitiendo que Dios crea el alma cuando se dan las condiciones vitales necesarias. Esta última posición es la de Santo Tomás. (2) El traducianismo afirma que hay una transmisión —no explicada y acaso inexplicable— del alma por los padres en el proces o de la genera ción. Se subraya aquí, pues, "lo cor poral" en l a formación del alma. (3 ) El generacionismo sostiene lo mismo que el traducianismo, pero subraya los motivos espirituales más bien que los corporales. (4 ) El emanatismo afirma que las almas se producen mediante emana-
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ción de una hipóstasis trina silogística. En la filosofía naUsualmente se sostiene que las almas tural se atuvo a las cuestiones de onhumanas son emanaciones del Alma tología del ser corpóreo, discutiendo del Mundo (véase ALMA DEL MUN- las principales doctrinas de los escoDO ). lásticos y tomando como base la (5) La teoría de la eternidad y interpretación tomista del aristote preexistencia de las almas afirma que lismo. Obras filosóficas principales: Relas almas han existido siempre —po siblemente en un "mundo inteligi cognitio Summularum, 1554. — DiaResolutio, 1554. (Hay una ble"— y s e han "incorp ora do", pu- léctica edición facsímil de esta obra: Madrid, diendo, pues, abandonar el cuerpo, el 1945.) — Physica Speculatio, 1557. cual es como su prisión o tumba. Pla — Hay trad. esp. de: Investigación tón en el Fedón y algunos de los lla filosófica natural. Los libros del alma. mados "platónicos eclécticos" han si Libros I y II, por O. Robles, 1942. — do los más ardientes defensores de es Véase A. Bolaño e Isla, Contribución al estudio biobibliográfico de Fray Alonta teoría. so de la Veracruz, 1947. — O. Robles, (6 ) El evolucionismo emergentis- Filósofos mexicanos del siglo XVI, ta sostiene que las almas —o, en ge 1950, Cap. I. — A. Ennis, "Fray neral, las conciencias— surgen en vir Alonso de la Vera Cruz, O. S.A. tud de un proceso evolutivo, como (1507-1584). A Study of His Life resultado (resultado "emergente"; and His Contribution to the Religious Intellectual Affairs of Early Mevéase EMERGENTE) de la complicación and xico", Augustiniana V (1955), 52-124. y perfeccionamiento de los organis ALQUIÉ (FERDINAND) nac. mos biológicos. (1906) en Carcasona (Aude), fue ALONSO DE LA VERACRUZ profesor en la Facultad de Letras de (FRAY) (1507-1584) nac. en Cas- Montpellier y desde 1952 lo es en la pueñas (Toledo), estudió en la Uni- Sorbona. Según Alquié, la filosofía versidad de Alcalá de Henares y en no evoluciona de un modo progresivo, la de Salamanca, donde tuvo como pero ello no significa que las diferenmaestro a Francisco de Vitoria. En tes tentativas filosóficas que se des1536 se trasladó a México, donde plie gan en la historia sean inútiles. terminó su noviciado como agustino. Cada una de ellas es el modo como En 1553" fue nombrado catedrático en un conjunto de circunstancias conen la Universidad Real y Pontificia cretas se opera el retorno al ser, por de la Nueva España. En sus obras el que el filósofo —y el hombre— filosóficas, Fray Alonso de la Ve- siente constante nostalgia a causa de racruz se mantuvo fiel a los grandes constituir, en el fondo, un retorno maestros tomistas y se opuso tanto hacia sí mismo. Esta vinculación funa la retórica como a las falsas y ex- damental con el ser es posible, por cesivas sutilezas. Adversario de la lo demás, porque tal ser no es un interpretación nominalista, Fray Alon- mero concepto ni una simple abstracso no desdeñaba, empero, lo que pu- ción, sino la suma de todo lo condiera haber de valioso en algunas creto y viviente — la presencia y la ideas que no estuvieran dentro de ausencia. Junto a la vinculación de la tradición por él aceptada; es ca- referencia ha investigado Alquié el racterístico de sus escritos, en efec- retomo a la eternidad que se manito, la erudición filosófica escolástica fiesta en el deseo de ella; nos hemos y el constante deseo de mantener una extendido sobre este punto en el arlínea segura dentro de la mayor di- tículo sobre Eternidad ( VÉASE). Coversidad de opiniones. Sus contribu- rrespondiendo a estas fundamentales ciones principales se encuentran en concepciones metafísicas, Alquié ha la lógica y en la filosofía natural, y examinado desde el punto de vista todo ello con la principal intención del retorno último al ser diversos de "guiar a los discípulos como por sistemas filosóficos, en particular el la mano en el camino de la Sagrada pensamiento de Descartes, cuyo CoTeología". En la primera de sus gito ergo sum (VÉASE) no es para obras lógicas siguió el modelo de las Alquié una evidencia o un razonaSummulae de Pedro Hispano; en las miento, sino una verdadera "expedemás, trató los problemas funda- riencia ontológica". mentales de la Dialéctica, tales como Obras principales: Notes sur les los predicables universales y doc- principes de la philosophie de Des84
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cartes, 1933. — Leçons de philoso- pre, en efecto, a la alteración "his- beneficioso para todos que cualquier phie, 2 vols., 1939, nueva edición tórica" y no simplemente "física". forma de malevolencia. En todo caso, revisada, 1950. — Le désir d'éter- Con todo, hay ciertos equívocos que el altruismo es defendido como un nité, 1943. — La découverte méta physique de l'homme chez Descartes, conviene evitar en toda dilucidación principio que puede, y suele, resultar 1950. — La nostalgie de l'Être, 1950. de las nociones de alteración y de beneficioso para la comunidad; el uti — Philosophie du surréalisme, 1955. ensimismamiento. Encerrarse puede litarismo se deriva del altruismo y no 1956. — L'expérience, 1957. — La significar: (A) tener conciencia clara, a la inversa. Puede preguntarse enmorale de Kant, 1957. no estar fuera de sí o enajenado; tonces si la moral del altruismo es una ALTERACIÓN puede entenderse retirarse a lo íntimo; por lo tanto, forma moderna o laica del amor al en dos sentidos: (1) como transfor- desatender lo externo en cuanto es lo prójimo cristiano. Max Scheler niega mación de la cualidad actual de mostrenco y falsea el propio ser; esta rotundamente que tal suceda. Según una cosa; (2) como transformación retirada es necesaria como paso pre- Scheler, el altruismo de Spencer (y de una cosa en algo diferente. Por vio a una espiritualización del ser de Comte) representa la culminación consiguiente, el término 'alteración' que sólo se consigue mediante la de la moral moderna de la filantro puede aplicarse indistintamente a to- abertura del auna al valor; (B) la ac- pía. Éste se basa en el resentimiendas las existencias, aun cuando de ción mecánica de la obsesión, en la to, y opone al "simple entregarse a un modo propio sólo convenga a la cual se desatiende lo externo, mas otro por ser otro" el amor cristiano existencia humana. Empleando la ter- para volcar se en la selva interna de dirigido a la persona espiritual, y minología hegeliana, puede decirse los apetitos y del egoísmo. Análoga- contrario al sacrificio de la propia entonces que la alteración es la acción mente, la alteración o salida de sí salvación, que tiene para el cristiano y efecto de un alterarse (Anderswer- puede significar: (a) sumisión a lo un valor tan alto como el amor al den) por el cual un ser en sí se externo como la corriente ciega que próji mo. El "amar al prójimo como transforma en su ser en otro (An- destruye lo entrañable; (b) abandono a sí mismo" se contrapone, pues, derssein). Esta particular significa- a lo externo considerado como lo según Scheler, al "amar al prójimo ción de la alteración indica ya que, valioso, sumisión a lo que trasciende más que a sí mismo", que a su enaun concebida como transformación del propio ser, no sólo porque cons- tender representa una manifestación radical de un ser, el resultado de tituye un reino de esencias y de del resentimiento, una forma del la alteración no anula jamás lo que valores que deben reconocerse y odio a sí mismo. En la intención de había antes de alterarse. En otros realizarse, mas también porque hay Comte, el altruismo significa el motérminos, la alteración puede enten- un fundamento último que religa vimiento de proyección al yo ajeno derse, como el devenir, en el sentido este ser. que detiene los impulsos naturales de un cambio en la realidad física ALTERIDAD. Véase ALTERACIÓN del amor propio y que debe veny en el sentido de un cambio en y O T R O ( E L ). cer forzosamente, en una sociedad la realidad psico-espiritual. En el pri positiva, a esos impulsos, constituALTRUISMO. El término altruisme mer caso la alteración excluye toda ('altruismo') yendo de tal modo el fundamento fue introducido por Auforma anterior, tal como ocurre en moral de la nueva sociedad. Análola noción plotiniana de la alteridad guste Comte. En su opinión, el al- gamente, Simmel estima, en su Intro(&.)&2!(),1), la cual "no consiste —es- truismo —que implica, entre otros ducción a la ciencia moral, que el cribe Plotino— para una cosa en con- efectos, la benevolencia, pero que no altruismo representa la expresión del vertirse en otra de lo que era y des- se reduce a ella— se opone al egoís- egoísmo del grupo social, pero esto pués persistir en ese otro estado, sino mo — el cual supone el amor exclusi- ocurre solamente en el caso de que en ser incesantemente otra de lo que vo a sí mismo en detrimento de los este grupo esté, como diría Bergson, era. Así, el tiempo es siempre otro de demás. Según Comte, el altruismo cerrado. Cuando el grupo se abre lo que era, porque es producido por "cuando es enérgico, es siempre más o se trasciende a sí propio, puede el movimiento; es el movimiento al apropiado que el egoísmo para dirigir haber ya entonces en el altruismo, ser medido, es decir, el movimiento y estimular la inteligencia, inclusive aun adoptando sociológicamente la sin reposo" (Enn., VI iii, 22). En el en los animales" (Système de politi- forma del egoísmo del grupo, la tensegundo, la alteración es, en última que positive, I [1851], pág. 693). El dencia a basarse en una instancia instancia, la consecuencia de una his- altruismo no es, pues, un vago senti- objetiva. toricidad. Este último sentido es el miento de afecto; constituye la base ALUCINACIÓN se llama a la perque se da habitualmente a la altera- para una mor al sist emática (ibíd., cepción de algo que no existe, o bien, ción. Cuando se habla, como lo hace IV, pág. 289). Debe defenderse y des- aunque menos frecuentemente, a la no Ortega y Gasset, de un alterarse que arrollarse, pues, un "régimen altruis- percepción de algo existente. La alues un no vivir desde sí mismo, sino ta" en oposición al "régimen egoísta". cinación suele distinguirse de la falsa desde "lo otro", cuando se indica que El término en cuestión fue acogido y representación de una imagen por el la alteración como enajenación de la popularizado por Spencer en sus Prin- hecho de que mientras en este último propia vida es sólo el primer momento cipios de psicología. caso la percepción es imprecisa y hay de la pérdida en las cosas, cuyos dos La moral del altruismo no está ne- siempre alguna conciencia de la no momentos sucesivos son la retirada en cesariamente basada en el utilitarismo existencia del objeto correspondiente, la propia intimidad o ensi- (VÉASE). En éste todo altruismo está en el primero coexiste la conciencia de mismamiento y la nueva sumersión dirigido por la idea de que el afecto la existencia con la percepción clara y en el mundo o acción, se alude siem- hacia otros es, en último término, más terminante. Los casos puros 85
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de alucinación son raros; por lo general, las alucinaciones se presentan mezcladas con la representación consciente de imágenes que no responden a situaciones objetivas externas. En algunos casos, las alucinaciones se refieren a estados internos, estáticos o cinestésicos, por los cuales el propio yo y el mismo cuerpo del que sufre la alucinación se ofrecen a él de una forma totalmente alucinatoria: fenómenos de cambio de personalidad, sensaciones de alejamiento de sí mismo, etc. W. Specht, "Zur Phänomenologie und Morphologie der Halluzination", Zeitschrift für Pathopsychologie, (IV). — P. Quercy, Les hallucinations, 2 vols., 1930 (I. Philosophes et mystiques. II. Études cliniques). — Gerhard Schorsch, Zur Theorie der Hallu zinationen, 1934. — J. Paulus, Le problème de l'hallucination et l'évolution de la Psychologie d'Esquirol à Pierre Janet, 1941. AMALRICO DE BÈNE, Amaury de Bène (t 1206/07) nac. en Bène (diócesis de Chartres), profesor en París, mantuvo una doctrina sobre la naturaleza de Dios que fue considerada como peligrosamente cercana al panteísmo y condenada en el Sínodo de París de 1210. Esta doctrina parece haber sostenido que Dios constituye la esencia de todas las cosas y, por consiguiente, que no hay diferencia esencial entre Dios y las criaturas, que son entonces manifestaciones visibles de Dios. Entre las consecuencias de esta doctrina se halla la de la inseparabilidad del mal y del bien, por cuanto ambos proceden de Dios, así como la supresión de toda culpa o recompensa. Hay que advertir que el panteísmo citado constituye una de las interpretaciones posibles de la tesis de que Dios es el supremo ser causal. Algunos autores, ya en la época de Amalrico de Bène, mantuvieron que la doctrina del filósofo no desembocaba en el panteísmo, sino que constituía una elaboración de la concepción dionisiana de Dios como causa de todas las cosas y de la concepción paulina de Dios como el que es todo en todo. Las autoridades eclesiásticas consideraron, sin embargo, que aun apoyándose en tales concepciones, Amalrico y sus partidarios, los amalricianos (amauriciani), las entendían únicamente en un sentido panteísta. (Véase también DAVID DE DINANT. )
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Véase Clemens Baeumker, Contra bien sobre muchos otros filósofos de Amaurianos. Ein anonymer, wahrs- la época (por ejemplo, Longino y los scheinlich dem Garnerius von Roche- abajo citados). A causa de ello es fort zugehöriger Traktat gegen die considerado por algunos autores como Amalrikaner aus dem Anfang des 13$ Jahrhunderts, 1926 [Beiträge zur el padre del neoplatonismo (título que Geschichte der Philosophie des Mit- otros reservan para Numenio de Apatelalters, XXIV, 5-6). — C. Capelle, mea y que la mayor parte de los his Autour du décret de 1210: III. Amaury toriadores dan solamente a Plotino). de Bène, étude sur son panthéisme Según cuenta Porfirio (Vit. Plot., 3) formel, 1932 [Bibliothèque thomiste, Plotino estudió once años con Am16]. — M. Th. d'Alverny, "Un frag- monio, el cual fue maestro asimismo ment du procès des Amauriciens", Archives d'histoire doctrinale et lit- de Orígenes y Herenio. Los tres protéraire du moyen âge, XXV-XXVI metieron guardar en secreto las doc(1950-1951), 325-36. — Mario del trinas de su maestro, pero, según PorPra, Amalrico di Bène, 1951. firio, sólo Plotino cumplió la promesa. AMANUAL. Véase HEIDEGGER La enseñanza de Ammonio —desarrollada en forma oral— parecía tender ( MARTIN). AMBIGÜEDAD. SOFISMA, VA - a un sistema ecléctico en el cual se combinaban armónicamente elementos GUEDAD. AMELIO tenía como verdadero platónicos y aristotélicos — una muy nombre, según Porfirio (Vit. Plot., 7), acusada característica de la mayor el de Gentiliano. Fue uno de los más parte de los sistemas neoplatónicos, fieles discípulos de Plotino (v.), quien pero correspondiente también a las prefería llamarle Amerio, porque me- opiniones de los llamados platónicos jor le cuadraba que se derivara su eclécticos. Según Nemesio, Ammonio nombre de '$'3&2&"($ ', indivisibilidad, se ocupó especialmente del problema que de '$'3&/&"($ ', descuido. Nacido en de la naturaleza del alma y de su Etruria, Amelio estuvo con Plotino relación con la Inteligencia, en un en Roma a partir del año 246. Proclo sentido muy parecido al posteriorle atribuyó comentarios al Timeo y mente desarrollado por Plotino. G. V. Lyng, "Die Lehre des Ama la República. También escribió un tratado titulado Sobre la diferencia monios Sakkas", Abhandlungen der entre las opiniones de Plotino y las de Gesellschaft der Wissenschaften zu 1874. — F. Heinemann, Numenio, +&2"% ),-1 $)$% )$% A!(53$)$ Christiania, "A. Sakkas und der Ursprung des )!:- G/0)"(#!: +2!%1 )!%# M!:3,(#"(!# Neupla ton is mus ", Herm es, LXI A"$$$-1, "el que lleva alforcomo amistad; amor al mundo; amor jas") (ca. 175-242) fue maestro de a Dios, etc. Inclusive dentro de una Plotino y ejerció una gran influencia especie determinada de amor se inno solamente sobre éste, sino tam86
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troducen variantes; así, Stendhal, al rió una significación a la vez central queza; es una oscilación entre el poreferirse al amor del hombre por la y compleja solamente en Platón seer y el no poseer, el tener y el no mujer, y de la mujer por el hombre, —quien hace decir a Sócrates (Symp., tener. En su aspiración hacia lo amadistingue entre el amor-pasión, el 177 E ) que el amor, el &'(201 , es el do, el acto del amor por el amante amor-gusto, el amor físico, y el amor único tema de que puede disertar con engendra; y engendra, como dice Plade vanidad ( De l'amour, I, 1 ). Abun- conocimiento de causa. Muchas son tón, en la belleza. Aquí se inserta el dan los intentos de clasificar, y ordenar las referencias al amor, las descripcio- motivo metafísico dentro del motivo jerárquicamente, las diversas clases de nes del amor, y las clasificaciones del humano y personal. Pues, en último amor; como ejemplo reciente amor, que hallamos en Platón. Nos término, los amores a las cosas partimencionamos la obra sobre "los cua- limitamos a algunas. El amor es com- culares y a los seres humanos particutro amores" (The Four Loves [1960], parado con una forma de caza ( Soph., lares no pueden ser sino reflejos, par passim), de C. S. Lewis, en la cual el 222 E) — comparación, por lo demás, ticipaciones, del amor a la belleza autor describe y analiza: el amor ha- frecuente en dicho filósofo (véase absoluta (Symp., 211 C), que es la cia lo subhumano (ciertos animales), METÁFORA) y que aplica a otras acti- Idea de lo Bello en sí. Bajo la inconsiderado como un "gusto por" vidades; por ejemplo, al conocimien- fluencia del verdadero y puro amor, (liking); el afecto; la amistad; el eros, to. El amor es como una locura el alma asciende hacia la contemplay la caridad. Muchas de las distincio- (Phaed., 231 E); es un dios poderoso ción de lo ideal y eterno. Las divernes propuestas recomiendan el uso de (ibíd., 242 A). Pero no hay sólo sas bellezas —o reflejos de lo Bello— varios términos ('agrado', 'gusto', 'afec- una, sino varias clases de amor, y no que se hallan en el mundo son usadas to', 'atracción', 'deseo', 'amistad', 'pa- todas son igualmente dignas. Puede como peldaños en una escalera que sión', 'caridad', etc., etc. ), pero per- hablarse, por ejemplo, de un amor te- lleva a la cumbre, la cual es el conosisten en agrupar sus significados bajo rrenal y de un amor celeste (Symp., cimiento puro y desinteresado de la el concepto común de "amor". Las di- 180 A-C) — como hay una Venus esencia de la belleza. Como el forasficultades que ofrece la variedad del demótica y una Venus olímpica. El tero de Mantinea "revela" a Sócrates vocabulario, junto con la supuesta amor terrenal es el amor común; el al final de El Banquete, el amor es la unidad significativa del concepto prin- amor celeste es el que produce el co- contemplación pura de la belleza pura cipal, se encuentran no sólo en las nocimiento y lleva al conocimiento. y absoluta — de la belleza divina, no lenguas modernas, sino también en la- Puede haber tres clases de amor: el contaminada con nada impuro y tín y en griego. En latín hay los voca- del cuerpo, el del alma, y una mezcla trascendiendo todo lo particular. blos amor, dilectio, charitas (y tam- de ambos (Leg., II 837 A C). En geEn casi todos los filósofos griegos bién Eros, en tanto que designa el neral, el amor puede ser malo o ilegí- hay referencias al tema del amor, ya amor personificado en una deidad). timo, y bueno o legítimo: el amor sea como principio de unión de los En griego hay los vocablos &'2( !1N $'5$( malo no es propiamente el amor del elementos naturales, ya como princi+,N <"/"($. En consecuencia, la tarea de cuerpo por el cuerpo, sino aquel que pio de relación entre seres humanos. escribir un breve artículo sobre la no- no está iluminado por el amor del al- Pero, después de Platón, sólo en los ción de amor en general es harto com- ma y no tiene en cuenta la irradia- pensadores platónicos y neoplatónicos pleja, inclusive limitándose a los as- ción sobre el cuerpo que producen las es considerado el amor como un con pectos más usualmente destacados por ideas. Sería precipitado, pues, hablar cepto fundamental. Entre los muchos los filósofos —tales como el amor en en el caso de Platón de un desprecio ejemplos que pueden aducirse al ressentido metafísico y cósmico-metafísi- del cuerpo simpliciter; lo que sucede pecto, mencionaremos tres. co, y el amor como relación perso- es que el cuerpo debe amar, por así En Plutarco (De Iside et Osiride, nal, por lo demás frecuentemente en- decirlo, por amor del alma. El cuerpo cap. 53), el amor, &'(201 , es un trelazados. Intentaremos sortear estas puede ser de este modo aquello en impulso que orienta la materia hacia el dificultades presentando un rápido que un alma bella y buena resplan- primer principi o (inteli gible). El bosquejo históri co de la noción de dece, transfigurándose a los ojos del amor es una aspiración de lo que amor dentro de las especulaciones fi- amante, que así descubre en el amado carece de forma (o tiene sólo losóficas más conocidas, con sólo oca- nuevos valores por acaso invisibles a mínimamente forma) hacia las formas sionales distinciones terminológicas. Al los que no aman. Tras las numerosas puras y, en último término, hacia la final del artículo proporcionaremos difiniciones y elogios del amor que Forma Pura del Bien. En Plotino (Cfr. una idea de varias concepciones filo- figuran en El Banquete —a los que especialmente Enn., VI vii 21) el sóficas actuales, elegidas —por des- deben agregarse los contenidos en el amor es asimismo lo que hace que gracia, un tanto arbitariamente— entre Fedro —, Platón se esfuerza por probar una realidad vuelva su rostro, por así las muchas existentes. que el amor perfecto —principio de decirlo, hacia la realidad de la cual ha Empédocles (VÉASE) fue el primer todos los demás amores— es el que emanado, pero Plotino habla muy filósofo que utilizó la idea del amor se manifiesta en el deseo del bien. El part icularmente del amor del alma a en sentido cósmico-metafísico, al con- amor es para Platón siempre amor a la inteligencia, #!:-1 . La noción de siderar el amor, <"/!(),1, y el conflic- algo. El amante no posee este algo que amor parece ocupar el más importante to o lucha, #&"(!1, como principios de ama, porque entonces no habría ya lugar en el pensamiento de Porfirio. En unión y separación respectivamente amor. Tampoco se halla com- su Epistola ad Marcellam ( § 24, ed. de los elementos que constituyen el pletamente desposeído de él, pues en- Nauck, p. 189 ), Porfirio habla de universo (Cfr. sobre todo Diels ( 17, tonces ni siquiera lo amaría. El amor cuatro principios de Dios: la fe, 7-8). Pero la noción de amor adqui- es el hijo de l a Pobreza y de la Ri- +"(=)"1 , la verdad, /,(8&"!, la esperanza, &/+"(1 , y el 87
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amor, &'(201 (el amor es mencionado, (como en la expresión amor seu Leibniz y Fénelon. No nos es posible en rigor, en tercer lugar dentro de dilec- tio); a veces establece tratarla aquí; tampoco podemos exesa enumeración, pero no creemos distinciones entre ellos. San Agustín tendernos sobre el contenido de los que el orden exprese prioridad de un considera con frecuencia la caridad numerosos "Tratados del amor de principi o; es más probable que todos como un amor personal (divino y Dios" (el título, dicho sea de paso, esos principios sean para Porfirio humano). La cari- dad es siempre que al principio pensó dar Unamuno a igualmente "constituyentes" de la di- buena (o "lícita"); en cambio, el su obra, Del sentimiento tr ágico de la amor puede ser bueno o malo vida), con el frecuente título De divinidad). según sea respectivamente amor al ligendo Deo. Filosóficamente, dentro En las especulaciones neoplatónicas el bien o a mor al mal. El amor del del pensamiento cristiano, nos importa concepto de amor tiene un sentido hombre a Dios y de Dios al hombre más referirnos brevemente a Santo predominantemente metafísico o, si es siempre un bien. En este sentido Tomás. Éste define la chantas como se quiere, metafísico-religioso. En la concepción cristiana el motivo religio- cabe entender la famosa frase agusti- una virtud sobrenatural; como tal, niana: Dil ige et quod vis f ac (que hace posible que las virtudes naturales so se expresa con frecuencia en térmuchas veces se cita como: Ama et sean plenarias y verdaderas, ya que, minos "personales". No sucede esto, fac quod vis y que escribió precisa- como en S. theol., II - IIa 9. XXIII, por supuesto, con todo amor, sino mente en su comentario a Juan a. 7 ad 3, ninguna virtud es con ese amor llamado "caridad" [VII]). El amor del hombre por su verdadera (vera) sin la caridad. Sin ( $'5$(+,, charitas). La caridad es una próji mo puede ser u n bien de las tres virtudes llamadas "teólogaella, además, el hombre no puede al(cuando es por amor de Dios ) o un canzar la bienaventuranza. Pero Santo les" (junto con la fe y la esperanza), mal ( cuando se basa en una Parece tener, además, el primado sobre Tomás no niega por ello la "autoinclinación (dilec-tio] puramente nomía" de las "virtudes naturales", las otras dos. Así, en las famosas humana, es decir, desarraigada del De hecho, éstas pueden existir sin la pal abras de San Pablo — a que nos amor a Dios y por Dios). En tanto caridad, ya que de suponerse lo conhemos referido ya en el artículo deque amor al bien —que es una trario tendría que concluirse que nindicado al Apóstol, pero que conviene manifestación del amor a Dios—, el guno de los hombres que han caretener aquí de nuevo presentes: amor mueve la voluntad. Por este cido, o carecen, de la revelación cris"Cuando tenga el don de profecía, la movimiento el alma es llevada a tiana, han podido, o pueden, ser bueciencia de todos los misterios y todo el su bienaventuranza, la cual conocimiento; cuando tenga inclusive nos. Como en muchos otros puntos, solamente puede hallarse en el seno Santo Tomás se esfuerza aquí tamtoda la fe necesaria para trasladar las montañas, nada tendré si no tengo ca- de Dios. El amor en tanto que amor bién en delimita r esferas sin perjuicio ridad" (I Cor., XIII, 2). Todo desapa- al bien carece de medida (ipse ibi de concluir a su subordinación rece —las profecías, la ciencia—, pero modus est sine modo amare, como jerárquica. Además, Santo Tomás trata escribió Se-verino, amigo de San del amor como una inclinación, y la caridad permanece. "La fe, la Agustín, al resumir su pensamiento habla del amor natural como de una esperanza y la caridad permanecen, al respecto). Pero ni siquier a se actividad que lleva a cada ser hacia pero la más grande de todas es la ca pued e decir que amar un bien es su bien. En este sentido puede deridad" (I Cor., XIII, 13). Fundamensuficiente; el amor a un bien (por cirse, con toda generalidad, que el tales al respecto son también esas palo tanto, a algo particular) sólo es amor mueve. El amor puede ser senlabras ( en I Juan, IV, 7 y siguientes ) : "lícito" cuando tiene lugar por sitivo e intelectual ( VÉASE APETITO). "el amor [la caridad, $'5$(+&] viene de amor al Bien, esto es, a Dios. En El amor que consiste en elegir libreDios y todo el que ama ha nacido de este sentido se entiende la frase de Dios y conoce Dios". El que no ama, mente el bien es el que constituye el no ha conocido Dios, pues "Dios es San Agustín según la cual la caridad fundamento de la caridad. Por sues aquella virtud mediante la cua l puesto, el fundamento último del ver Amor" [!. 8&!(1 $'5$(+, &'=)"(# ; se ama lo que debe amarse (virtus dadero amor es también, para Santo podría aquí empl earse asimismo e l est charitas, qua in quod dilitérmino 'caridad', pero es usual en Tomás, Dios, y es Él el que mueve gendum est diligitur [Ep. este caso emplear 'Amor']. Podemos por amor a las criaturas que aspira n amar a Dios, porque el amor viene de CLXVII]). Y por eso el amor no es al Sumo Bien. Este es el Amor che ciego, sino lúcido, pues abre el muove il Sol e l'altre stelle, con que Dios: "el amor de Dios es perfecto en alma al Bien y al Ser — o, como concluye Dante (tomista y a la vez nosotros". Y este amor de Dios que hace posible amar a Dios es asimismo diría Max Scheler, apoyándose en aristotélicamente) la Divina Comedia. las ideas agustinianas, al el fundamento del amor del hombre a Aunque arraigado en la esfera persoreconocimiento de los valores en su prójimo y al mundo. En sentido nal (de la Persona divina), el contanto que objetivos. originario y auténtico, pues, todo cepto de amor tiene también aquí un Insistir demasiadamente sobre el sentido cósmico-metafísico. Posibleamor se halla dentro del horizonte de Dios: amar es, en rigor, "amar a Dios y amor puede llevar al pensamiento mente depende del lenguaje que se cris- tiano a ciertas dificultades. por Dios". emplee —el teológico o el filosófico— Muchas son las referencias que ha- Algunas de éstas aparece n en San el que se subraye uno u otro aspecto del amor. ce San Agustín a la noción de amor. Clemente (Strom., IV 22), el cual Los términos empleados por San parece re ducir la vida divina y, Nos hemos referido grosso modo a Agustín son charitas, amor y dilectio. en general, todo ser y perfección, a dos visiones del amor: la griega (parA veces tienen el mismo significado amor, desembocando en la "gnosis ticularmente la platónica) y la cristiadel amor". Aquí se encuentra el origen de lo que se ha ll amado "la disputa sobre el amor puro", en la q ue participaron, entre otros, en la época moderna, 88
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na. En diversas ocasiones se ha in- a comprender no pocos rasgos distin- del propio ser por liberalidad. Así, tentado establecer una distinción ta- tivos de las concepciones expuestas. "en la medida en que la naturaleza y jante entre ellas. La más conocida Sin embargo, el asunto es más com- persona son dos dimensiones metafí(expresada por Scheler en El resen- plejo. Por ejemplo, se ha discutido a sicas de la realidad, el amor, tantotimiento en la moral) puede resumirse veces (Nygren; op. cit. infra) si el natural como personal, es también aldel siguiente modo. amor (agápe) en sentido paulino se go ontológico y metafísico." Y así tamEn la concepción griega el amor refiere efectivamente al amor a Dios. bién "la caridad, como virtud moral, es aspiración de lo menos perfecto a Lo más seguro es que tenga tal sen- nos mueve porque estamos ya previalo más perfecto. Supone, pues, la im- tido (como se ve en Rom., VIII, 28 mente instalados en la situación me perfección del amante y la (supuesta y en I Cor., II 9, entre otros lugares). tafísica del amor". En cualquier trabajo relativamente o efectiva) perfección (o mayor per- Pero esta y otras muchas cuestiones fección) del amado — o de lo amado. relativas al significado del amor como completo sobre el problema del amor Cuando la perfección de lo amado a gápe están lejos de ser resueltas. Por y de su historia habría que tener en es absoluto, nada importa últimamente otro lado, es precipitado afirmar que cuenta, junto a los rasgos generales sino él. Lo amado es la perfección en la diferencia entre las concepciones antes mencionados, importantes vasí, el sumo bien — o lo bello y griega y cristiana se revela a través riantes introducidas por diversos auto bueno en sí conjuntamente. Lo ama- del uso respectivo de los términos res. El problema del amor como amor do mueve al amante —o lo más per- éros y agápe (o caritas). Finalmente, a Dios fue tratado, por ejemplo, extenfecto a lo menos perfecto— ejerciendo no puede olvidarse que los motivos samente por varios autores medievales. sobre él una atracción. Lo amado no que hemos llamado cósmico-metafísi- Entre ellos mencionamos a Guillermo necesita a su vez amar; su ser con- cos ( o por lo menos metafísicos ) ejer- de Saint-Thierry (De natura et dignisiste en ser apetecible y deseable. El cen una impronta considerable en tate amoris), San Bernardo (De dili"movimiento real" parte del amante, ciertas ramas de la tradición cristiana, gendo Deo), Aelredo de Rievaulx pero el "movimiento final" parte de especialmente en la teología cristiana (Speculum caritatis), Pedro Abelardo lo amado. La relación entre amante de inspiración griega. Este último (Introductio ad theologiam) y los llay amado puede ejemplificarse en los punto ha sido tratado por Xavier Zu- mados Victorinos: Hugo de Saint Vicindividuos humanos, pero lo que su- biri (Naturaleza, Historia, Dios [1944], tor y Ricardo de Saint Victor. San Bercede en éstos es un caso particular págs. 480 y sigs.). Procederemos a ci- nardo y los Victorinos (especialmente —bien que muy importante— de una tar varios pasajes significativos. Según Ricardo de San Victor) se ocuparon del relación cósmico-metafísica. El amor Zubiri, si en la teología cristiana de problema del amor intensamente. Para puede ser descrito como la marcha de inspiración griega se toma la $'5$(+, San Bernardo el amor en cuanto amor cada cosa hacia su perfección o bien en su primaria dimensión ontológica y puro (a Dios) es, en el fondo, una exhacia el ser lo que cada cosa es en real, a lo que más se parece es al peri enci a mística, un "éxtasis". El su perfección o idea y dentro de un &' ( 2 01 del clasicismo. Por eso la indu- amor se basta a sí mismo. Ello no orden ontológico. dable diferencia, y aun oposición, entre significa que San Bernardo abogue En la concepción cristiana el amor &'2( 01 y $'5$(+, se da "dentro de una por el quieti smo ( VÉASE). El amor parte de lo amado también, y no sólo raíz común". Es "una oposición de del hombre a Dios es consecuencia como causa final (aunque puede asi- dirección dentro de una misma línea: del amor de Dios al hombre y a las mismo tener este sentido), sino como la estructura ontológica de la reali- criaturas. Por otro lado, San Bernardo "movimiento real". En rigor, hay más dad". Aun cuando los latinos han ver- distingue entre varias especies de amor en lo amado que en el amante, tido casi siempre $'5$+, por charitas, amor, tales como —para dar un solo pues el amor auténtico —el modelo debe tenerse en cuenta que en la Pa- ejemplo— el amor carnal, el racional de todo amor— es la tendencia que trística griega se empleó el vocablo y el espiritual. El predominio de la tiene lo superior y perfecto de "des- &'(201 . Así sucede con Dionisio el idea del amor espiritual sobre otras cender", por así decirlo, hacia lo in- Areopagita ( De div. nom. ). La distin- especies de amor en místicos y teóloferior e imperfecto con el fin de ción entre &'2( 01 y $'5$(+, no suprime gos medievales no significa, por lo deatraerlo hacia él y salvarlo. El amor la posibilidad de entender el más, que no se escribiera en la época no es, así, apetencia, sino superabun- concepto de charitas metafísicamente, sobre el amor humano; no debe olvidancia. Por eso mientras para los grie- y de utilizar en consecuencia el darse que en el siglo H0I, en el mismo gos el Sumo Bien no necesita amar, término clásico &'2( 01 en sentido momento en que se desarrollan todas para los cristianos puede inclusive ser ontológico. Zubiri apunta que por la las implicaciones del amor divino de identificado con el amor. La propia común dimensión por la que carácter místico, florece la literatura justicia queda disuelta en el amor. Lo envuelven un "fuera de sí", el éros y del llamado "amor cortés". En un arcual no significa que para el cristiano la agápe no se excluyen entre sí, tículo como el presente no hay más el amor sea meramente compasión cuando menos en los seres finitos. De remedio que excluir este complejo ma( VÉASE). Lo compadecido es estima- ahí que los latinos de inspiración terial. Lo mismo sucede con las nudo como algo que merece justicia o griega distinguieran entre ambas con merosas ideas sobre el amor y sus es piedad; lo amado es amado por sí gran precisión. "El éros es el amor pecies en autores renacentistas y momismo, en virtud de una exuberancia natural", en tanto que la ágape es el dernos. Aun limitándose a considerade la cual Dios constituye el modelo amor personal. En el primero hay ciones de naturaleza propiamente fisupremo. inclinación por naturaleza hacia los losófica, la literatura renacentista y Las distinciones anteriores ayudan actos para los cuales está capacitado; moderna sobre la cuestión es abunen el segundo hay entrega 89
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dantísima. Piénsese sólo en Marsilio cionistas y naturalistas; luego —espe- apoya en Scheler para edificar una feFicino, en León Hebreo, en Giordano cialmente con la fenomenología— se nomenología de la conciencia amoroBruno — o, más tarde, en la concep- ha tendido a tratar el amor de un sa. De esta fenomenología resultan ción spinoziana del "amor intelectual modo "objetivista", no reduccionista y cuatro notas esenciales: abundancia a Dios" al final de la Ética, o en las no naturalista (lo último no significa de la vida interior; potenciación a lo ideas contenidas en el breve tratado necesariamente "espiritualista", sino máximo del sentido y valor de persosupuestamente pascaliano titulado que puede significar "historicista" ). nas y cosas; ilusión y transfiguración; "Discurso sobre las pasiones del Es primeramente en relación con es- reciprocidad y fusión. Ellas dan oriamor". Tendremos que prescindir tos problemas (especialmente con [1] gen a las manifestaciones del amor: aquí de estas ideas en parte por razones y [2] que terminaremos presentando generosidad, espontaneidad, vitalidad, de espacio, en parte porque cuando son tres concepciones contemporáneas so- plenitud. El amor es, así, una posibilo suficientemente importantes se bre la noción de amor: la de Max lidad creadora. Mas el amor no se lihallan expuestas en los artículos de- Scheler —ligada a una teoría de los mita a crear; destaca a la vez los vadicados a los filósofos que las cultiva- valores—; la de Joaquín Xirau —que, lores superiores de lo creado, ilumina ron, y en parte también porque en apoyado en Scheler, ha edificado una a la par que vivifica. En esta ilumilo fundamental, y en el sentido en metafísica a base de una fenomeno- nación por el amor se lleva a cabo que liemos tratado aquí el problema, logía de la "conciencia amorosa"— la transfiguración del objeto amado, no pocas de las nociones desarrolla- y la de Jean-Paul Sartre — donde el la cual es reducida por el naturalismo das en los citados períodos tienen raí- amor aparece dentro del análisis de a pura fantasmagoría. Al transfigurarces neoplatónicas o cristianas (o ambas la estructura del "Ser-para sí-para se, el objeto revela al que lo ama valores que la indiferencia había dejado a un tiempo) y pueden entenderse a otro". partir de algunas de nuestras diLa ideas de Scheler —expresadas encubiertos. Xirau establece, además, lucidaciones. Observaremos solamente principalmente en su Ética, en Natu- un orden del amor que constituye el que, además de seguirse tratando el raleza y formas de la simpatía, y en fundamento de una nueva metafísica. amor en sentidos teológico y metafí- sus estudios sobre "El pudor" y "Or- En vez de concebir el ser como subssico de acuerdo con vías tradicionales, do amoris" (Cfr. bibliografía en el ar- tancia, como entidad estática que muchos autores de la época moderna tículo sobre el citado filósofo)— tie- es irrevocablemente en sí (ser absoluhan prestado gran atención al fenóme- nen raigambre agustiniana y pascalia- to) o en otro (ser relativo), Xirau no del amor desde el punto de vista na, pero se apoyan filosóficamente en estima que no hay ser exclusivamente psicológico y sociológico —- como una la axiología objetivista por él elabora- en sí ni ser exclusivamente en otro. El de las "pasiones del alma", como una da en detalle. Scheler rechaza que el vocablo 'ser' no designa un momento emoción, como uno de los posibles amor sea una idea innata que se de- estático de lo real, sino un punto de modos de relación de los seres huma- rive exclusivamente de la experiencia, confluencia de proyecciones, relacionos en la sociedad, etc. Tres cues- o que sea un impulso elemental (aca- nes y referencias. Ahora bien, sólo el tiones se han discutido con gran fre- so procedente de la libido). Se trata amor puede poner de relieve la realicuencia: (1) Si el amor humano es como en Brentano ( VÉASE ) de un pro- dad de un ser "esencialmente" dináun fenómeno de índole puramente ceso intencional (véase INTENCIÓN, mico — de un ser que es pura trassubjetiva —si es, como pretendía INTENCIONAL, INTENCIONALIDAD ) que cendencia y "agilidad". El complejo Stendhal, el resultado de un proceso trasciende hacia lo amado, lo cual es de relaciones que constituyen la reali(en rigor, dos procesos) de "cristali- amado porque es valorado, esto es, va- dad forma varias capas; sobre ellas, zación" en el ánimo del amante— o lorado positivamente — como el odio como una cima última, se encuentra si es una emoción reveladora de cua- trasciende hacia lo odiado en cuanto el amor. En la concepción metafísica lidades y valores en el ser amado; (2) desvalorado, o "valorado" negativa- de Xirau el amor es la clave que sosSi tal amor está fundado en una es- mente. El amor no puede confun- tiene la arquitectura del mundo. En tructura psicofisiológica, o simplemente dirse, pues, tampoco con la simpatía, oposición radical al naturalismo, el aufisiológica (sobre todo, si está fundado la compasión o la piedad. En cuanto tor presenta el amor como género suen el deseo sexual exclusivamente, acto intencional, o conjunto de actos premo, y las demás realidades como apareciendo como un epifenómeno de intencionales, posee sus leyes propias, especies que aspiran a tal género. éste), o si tiene una autonomía con las cuales no son psicológicas, sino Jean-Paul Sartre examina el amor respecto a los procesos orgánicos, esto axiológicas. El amor (y el odio) no en su análisis del "Para-otro", es dees, si es en principio irreductible a son tendencias o impulsos del sujeto cir, de las relaciones concretas del ellos; (3) Si el amor humano es un psicofísi co; son actos personales que "Para-sí" con el "otro" (L'Être et le proceso o una serie de procesos se revelan en el elegir y rechazar va- Néant, 1943, III iii 1, págs. 431-40). inalterables, fundados en una "natu- lorativamente. El amor (y el odio) no Como todas estas relaciones, el amor raleza humana" permanente, o si tiene se definen, sino que se intuyen — es un conflicto que enfrenta y a la una historia — si, como sostiene Ortega emotivamente a priori. Por eso puede vez liga a los seres humanos. Mediany Gasset, es una "invención humana" haber para Scheler ( como para San te el amor se establece una relación surgida en un momento de la historia, y Agustín y Pascal) un ordo amoris, directa con la libertad del "otro". Pehasta una "creación literaria". A finales un ordre du coeur; el amor no es, en ro como cada ser humano existe por del siglo xix y a principios de nuestro suma, arbitrario, sino selectivo. la libertad del "otro", la libertad de siglo ha habido gran copia de teorías Joaquín Xirau ( véase Amor y Mun- cada uno queda comprometida en el subjetivistas, reducdo, 1940, especialmente cap. II) se amor. En el amor se quiere cautivar, 90
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esclavizar, la conciencia del "otro". amour, 1959. — A. Chérel, Fénelon G. Dumeige, R. de Saint-Victor et Pero no para transformar al "otro" en et la religion du pur amour, 1934. — l'idée chrétienne de l'amour, 1952. — un autómata, sino para apropiarse su G. Joppin, Fénelon et la mistique du Z. Alszeghy, Grundformen der Liebe. libertad como libertad. Ello significa pur amour, 1935. — Amor griego y Die Théorie der Gottesliebe bei dem que no se pretende propiamente ac- amor cristiano, en particular este últi- M. Bonaventura, 1946 [Analecta Gretuar sobre la libertad del "otro", sino mo: Heinrich Scholz, Eros und Cari- goriana, 38]. — R. P. Prentice, O. "existir a priori como límite objetivo tas, 1929. — A. Nygren, Den Kristna F. M., The Psychology of Love acde esa libertad". El amante exige la Karlekstankengenom Tiderna, 1930-36 cording to S. Bonaventura, 1951. — libertad del amado, esto es, exige ser (trad. francesa de Parte I: Eros et B. J. Diggs, Love and Being. 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dencia al modernismo o al historicis- piado entonces como el término 'mo- ble, causal, lógica e intuitiva. Ampère mo— fue asimismo estudiada por el ral' para calificar los designios o los se niega de este modo a establecer autor en dicha obra, como lo había si- mandatos divinos, no parece haber una separación radical y arbitraria do en su trabajo latino De platonis- inconveniente en suponerlos amorales entre un supuesto conocimiento senmo et aristotelismo in evolutione dog- en el sentido apuntado. En algunos sible y un hipotético único conocimatum. sistemas — como, según vimos, es el miento racional; admitir lo contrario Véase S. Casas Blanco, La existen- caso de Nietzsche— la amoralidad es equivaldría a negar la posibilidad cia de Dios en A. R., 1949. — Íd., lo que debe ser predicado del hom- de una efectiva ciencia de la Naturaíd., "Don A. A. R. Su vida y su obra leza y de la efectividad de ciertos filosófica", Crisis, Año I (1954), bre o, mejor dicho, del Superhombre, saberes. Ahora bien, en la intuición 13-32. — Íd., íd., Los problemas fun- el cual no puede atenerse a las de relaciones sin la dependencia de damentales de la filosofía y del dog- normas convencionales de la mora- lo relacionado se halla el conocimiento ma de A. R., 1963. lidad. y a priori de los fenómenos. Alfred Fouillée, La morale de Kant superior AMORAL es definido como lo que De acuerdo con ello, las ciencias se es indiferente a la moral. Ello signi- et l'amoralisme contemporain, 1905 dividen en cosmológicas y nooló-gicas, fica que lo amoral está tan alejado (hay trad. esp.: La moral de Kant y según estudien lo externo o lo interno. de lo moral como de lo inmoral. Lo el amoralismo contemporáneo). Las primeras se dividen en AMPÈRE (ANDRÉ MARIE) (1775- cosmológicas en sentido estricto (mamoral y lo inmoral se rigen por las mismas categorías o, si se quiere, por 1836) nac. en Poleymieux, en las cer- temáticas y física) y en fisiológicas las mismas tablas de valores: desde canías de Lyon, fue profesor de física (ciencia natural, medicina). Las seel punto de vista de las categorías en la Escuela Politécnica y en el gundas, en noológicas en sentido lo moral y lo inmoral se distinguen Collège de France. Influido a la vez estricto (filosóficas: psicología, onentre sí sólo porque el uno es la por Maine de Biran y por Kant, esta- tología, ética; nootécnicas: artes, litenegación del otro; desde el punto bleció una clasificación de las ciencias ratura) y sociales (etnológicas: etnode vista de una tabla de valores, se fundada en un análisis psicológico en logía, arqueología, Historia; políticas). distinguen entre sí porque se hallan el cual se descubren diversos modos Obra capital: Essai sur la philososituados en extremos y contrapues- de conocimiento. Ampère no llega de phie des sciences ou exposition analytos polos. Lo moral y lo inmoral se una vez ni establece con plena se- tique d'une classification naturelle de rigen asimismo por el mismo len- guridad los resultados de su análisis toutes les connaissances humaines, guaje. En cambio, lo amoral está fue- y los correspondientes "sistemas". 1834. — Barthélémy Saint-Hilaire, ra de dichas categorías, de dichas De un lado, por ejemplo, señala tres Philosophie des deux Ampère, 2 vols., tablas de valores o de dicho lenguaje; sistemas de conocimientos primitivos: 1866. — B. Lorenz, Die Philosophie para emplear el vocabulario de uno intuitivo, con los materiales ex- Ampères, 1908. Nietzsche —el cual designó a su pro- ternos que no pueden cambiarse; AMPLIACIÓN (AMPLIATIO). pia filosofía como un amoralismo — otro, el sistema de eméstesis, que Véase PROPIEDADES DE LOS TÉRMI puede decirse que lo amoral est á reúne en una unidad cognoscitiva el NOS. caos de las sensaciones; otro, el sis"más allá del bien y del mal". AMPLIATO. Véase PROPIEDADES En muchos sistemas se designa a tema objetivo, que se desliga de DE LOS TÉRMINOS. la Naturaleza como amoral. Ello ocu- todo elemento "subjetivo" y pertenece ANAGOGÍA, ANAGÓGICO. El rre sobre todo cuando lo natural es a la esfera noumenal; y tres sistemas término griego $'#$505,( significa la definido como lo necesario. En ge- de conocimientos racionales: el acción o efecto de "conducir algo haneral, todo lo que pertenece al mun- comparativo o de recepción de cia un lugar superior o más elevado"; do de los puros hechos está afectado, materiales que no pueden cambiarse; de ahí también la acción y efecto de según dichos sistemas, por la cuali- el lógico, que proporciona un centro "elevar" y "educar". Cuando se trata dad de la amoralidad. Esto se expresa común para la relación, y el apo- de una idea, de un principio o de una ya, por lo demás, en el lenguaje díctico, que es propiamente intuitivo. causa se llama "anagógico" a lo que ordinario con frases tales como "los Por otro lado, y fundado en lo an- conduce la idea, el principio o la cauhechos son los hechos", lo que impli- terior, Ampère señala cuatro sistemas sa a una idea, principio o causa supeca renuncia a juzgarlos, y sobre todo o modos de conocimiento: el pasivo, riores o más elevados — lo que equia juzgarlos moralmente. En algunas el activo, el comparativo y el intui- vale a decir a la vez a una idea, ocasiones inclusive, como entre los tivo. Cada uno de ellos trata con el principio o causa más "originarios", estoicos, se destaca formalmente la objeto en una relación distinta: sen- "primarios" o "profundos". En su esindiferencia de la Naturaleza. En sibilidad en el primer caso; concien- crito 5 entament anagogicum (Gerotros sistemas Dios aparece como cia de la resistencia y determinación hardt, VII, 270), Leibniz escribe que amoral. Ello significa que hay un de lo externo en el segundo; forma- "lo que conduce a la suprema causa abismo insalvable entre las categorías ción de relaciones en el tercero, e es llamado anagógico tanto por los morales, que pertenecen al hombre, y intuición de esas relaciones con ab- filósofos como por los teólogos". las categorías divinas. Como sucede soluta independencia de lo relacionaEn teología se ha llamado con freen Kierkegaard, Dios puede ordenar do en el último. Al mismo tiempo, cuencia "analogía" a la elevación del inclusive ciertos actos que, de acuerdo cada modo de conocimiento posee alma hacia el reino de Dios. Esta elecon la concepción más tradicional, son proposiciones ciertas, descubiertas con vación puede tener lugar por medio designados como inmorales. Mas como entera y plena evidencia, y relativas del éxtasis (v. ) místico. el término 'inmoral' es tan poco apro- respectivamente a las esferas sensi92
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En la lectura y, sobre todo, inter- proposición que se pretende demos preta ción (exégesis o hermenéutica trar y que se admite como verdadera. [v.] ) de las Escrituras se suele distin- Por este motivo el método de análisis guir entre varios sentidos de un texto: fue llamado por los filósofos de la literal, principal, sacramental, moral, "Escuela de Padua" y por Galileo méfigurativo, formal, material, místico, todo de resolución o método resolutivo. alegórico, anagógico. La interpreta- Tal método fue desarrollado por varios ción anagógica es la que atiende al matemáticos y filósofos modernos (Gasentido espiritual, el cual eleva el lileo, Viète, Descartes, Hobbes, entre alma. La interpretación anagógica se otros). Descartes utilizó, por ejemplo, distingue de la alegórica, la cual per- los procedimientos establecidos por mite un conocimiento (metafórico) de Pappus, cuya definición conocía a trala verdad revelada, pero puede de- vés de la versión de Commandino y a cirse que la interpretación alegórica través de los tratados geométricos del se convierte asimismo en anagógica Padre Clavius. Por este motivo es cuando produce los efectos indi- frecuente ver el término 'análisis' usado en Descartes como método destinado a cados. Si "anagógico" significa, en gene- solucionar un problema mediante ral, "lo que eleva", "catagógico" sig- ecuaciones, tal como ocurre en la nifica "lo que rebaja". En psicología geometría analítica. El método se ha usado a veces el término 'ana- analítico se distingue entonces del gógico' para designar los estados psí- método sintético, que consiste en el quicos que producen por su sola pre- conjunto de operaciones ejecutadas sencia una elevación del temple vital sobre las propias figuras mediante la ajeno. El término 'catagógico' se em- intuición. Así, en la Géométrie (I, plea para designar los estados psíqui- A.T. VIII), Descartes declara que "si cos que producen por su sola presen- se quiere resolver cualquier problema cia una disminución del tono vital hay que considerarlo ante todo como ajeno, una depresión. Los estados ana- ya resuelto y dar nombres a todas gógico y catagógico pueden ser cir- las líneas que parecen ser necesarias cunstanciales o permanentes. En este para construirlo, tanto a las que son último caso puede hablarse de "espí- desconocidas como a las demás". En ritu anagógico" o "temple anagógico" un sentido parecido habla Descartes y "espíritu catagógico" o "temple en el Discours (II, ed. Gilson, pág. 17, catagógico" para referirse respectiva- lín. 18-9) del "análisis de los geómente a aquellos sujetos que "ani- metras", que puede relacionarse con man" a los demás o "deprimen" a los el "análisis de los antiguos y el álgebra de los modernos" (ibíd., pág. 17, lín. demás. ANÁLISIS. En la Edad antigua y 27). Ahora bien, Descartes no se limitó buena parte de la moderna el término al uso matemático, sino que lo 'análisis' fue entendido casi exclu- generalizó. Por ejemplo, en las Resivamente en el sentido que le daban gulae (X) y en otros textos el mélos matemáticos. Un claro ejemplo todo analítico en el sentido apuntado de ello lo encontramos en la defini- aparece como un método de razonación de Euclides (Elementos, XIII) miento susceptible de convertirse en — definición que suele atribuirse a una mathesis universalis más general una interpolación del geómetra ale- y rigurosa que el método "dialéctico" jandrino Pappus (fl. ca. 300), por lo de los lógicos partidarios de la cual se enlaza casi siempre con el silogística. En efecto, Descartes renombre de este último: "El aná- chaza el método silogístico por conlisis parte de lo que se busca como siderarlo un método incapaz de cumalgo admitido y pasa de ello mediante plir con los requeri mientos antes varias consecuencias a algo que es enunciados, pues si bien permite esaceptado como su resultado." El aná- tablecer una cadena de proposiciolisis en este sentido es, pues, una re- nes, no permite obtener ninguna prosolución (resolutio) —se resuelve lo posición que sea más verdadera que complejo en lo simple— o una regre- la premisa mayor. En el silogismo: sión (regressio) — se regresa me- "Todos los hombres son mortales; Los diante una secuencia lógica de pro- suecos son hombres; Los suecos son posiciones a una proposición que se mortales" se afirma la mortalidad de declara evidente partiendo de otra los suecos por haberse afirmado la mortalidad de los hombres (y la hu93
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manidad de los suecos). En un método analítico o resolutivo habría que comenzar por admitir que los hombres son mortales y habría que descubrir si "Los hombres son mortales" es o no una proposición verdadera. El sentido anterior del término 'análisis' no coincide con el que se usa a menudo hoy día en la literatura filosófica y aun en buena parte de la científica. En efecto, suele entenderse muy frecuentemente hoy el análisis como la descomposición de un todo en sus partes. A veces se quiere indicar con ello una descom posición de un todo real en sus partes reales componentes, tal como ocurre en los análisis químicos. Pero casi siempre la descomposición en cuestión es entendida en un sentido o lógico o mental. Se habla en este último caso de análisis de un concepto en tanto que investigación de los subconceptos con los cuales el concepto en cuestión ha sido construido, o de análisis de una proposición en tanto que investigación de los elementos que la componen. En todos estos casos el análisis se contrapone a la síntesis, la cual es una composición de lo previamente descompuesto. Hay que advertir, sin embargo, que tal contraposición no impide usar los dos métodos: el analítico y el sintético, tanto en la ciencia como en la filosofía. En efecto, es opinión muy común que los dos métodos tienen que ser complementarios: una vez analizado un todo en sus partes componentes, la recom posición si ntética de estas partes tiene que dar por resultado el todo del cual se había partido. Este segundo concepto del análisis fue usado también por muchos filósofos y científicos modernos, especialmente en el siglo XVII. El análisis, por ejemplo, fue usado en el estudio de la descomposición de fuerzas. En el diagrama siguiente:
aparece el ejemplo de una fuerza A que es descompuesta o resuelta en las fuerzas a, b, c. En el diagrama siguiente:
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aparece el ejemplo de las fuerzas a, b, c, que concurren en la producción de la fuerza A. El primer diagrama muestra un análisis de fuerza; el segundo, una síntesis de fuerzas. Ahora bien, este concepto del análisis aparece asimismo en Descartes y aun a veces parece lograr el predominio sobre el primer concepto. En el segundo de los preceptos del Discurso (II, ed. Gilson, pág. 18, 24-5) se pro pone "dividir cada una de las dificultades que se examinan en tantas partes como se pueda y como sea necesario para mejor resolverlas". Este precepto ha sido llamado por algunos autores (por ejemplo, L. J. Beck) la regla del análisis. En cambio, el tercer precepto: "Conducir por orden mis pensamientos, comenzando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para remontar poco a poco, como gradualmente, al conocimiento de los más compuestos" es llamado la regla de la síntesis. Es cierto que algunos autores (por ejem plo, Gilson) llaman regla del análisis al tercer precepto, porque entienden el término 'análisis' en el sentido descrito al principio de este artículo, es decir, como el procedimiento que conduce a la mathesis universalis. Ello es tanto más sorprendente en el caso del citado comentarista, por cuanto distingue cuidadosamente en Descartes no solamente entre "la regla de método llamada análisis" y "el análisis en sentido geométrico", sino también entre estos dos y "la geometría analítica". Podríamos, sin duda, encontrar un fundamento común de los diversos sentidos dados por Descartes al término 'análisis'. Este fundamento se hallaría en el supuesto de que el "análisis geométrico" es un caso particular del "análisis universal" dado en el tercer precepto, y en el supuesto de que el método de la geometría analítica no es sino una aplicación del precepto del análisis al estudio de las curvas geométricas. Nosotros consideramos, sin embargo, más plausible admitir, con el citado Beck (The Method of Des cartes. A Study of the Regul ae,
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1952, 157 sigs. ) que hay en Descartes un uso más bien impreciso del voca blo 'análisis' y que para entender qué sentido tiene éste en cada caso hay que examinar cuidadosamente en qué contexto es usado. En todo caso, el sentido que aparece en el precepto segundo del Discours y que hemos definido como el segundo concepto en el presente artículo es el que ha tenido más fecundas y abundantes consecuencias en la posterior literatura filosófica. El mismo sentido que tiene hoy día el "análisis lógico" y el llamado "movimiento analítico" puede considerarse como un refinamiento de la significación apuntada. Desde este último punto de vista podemos inclusive clasificar las filosofías en analíticas y sintéticas. Las primeras suponen de un modo general que la realidad de un todo (cualquiera que éste sea) está dado en la descomposición de sus partes. Las segundas afirman que el todo es irreductible a sus partes; por este motivo la concepción analítica se contrapone con frecuencia no solamente a la concepción sintética, sino también a la concepción sinóptica (denominada a veces también holológica). Por medio del término 'análisis' —o también por medio de la expresión 'análisis lógico'— se designa hoy un amplio movimiento filosófico de carácter antimetafísico que abarca muy diversas tendencias: positivismo lógico, empirismo lógico o científico, Escuela (analítica) de Cambridge, Grupo de Oxford, ciertos segmentos del neo-realismo, círculo de Wittgenstein y positivismo terapéutico, etc. A este movimiento se incorporan muchos de los que trabajan en temas de lógica simbólica y de semiótica cuando tal trabajo no es entendido en un sentido "neutral" y pretende ofrecer una cierta idea de la actividad filosófica. Muy común en estas tendencias es el rechazo de los rasgos especulativos del pensamiento filosófico y la reducción de éste a un pensar crítico y analítico, con el consiguiente "desenmascaramiento" de los problemas tradicionales como "em brollos causados por las complejidades del lenguaje ordinario". Junto a ello es común, pero no exclusivo, de las tendencias analíticas, negar que la filosofía tenga un objeto propio; con ello la filosofía se reduce a un 94
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examen de todas las proposiciones con el fin de averiguar si poseen o no significación: si son reglas lógicas (o lingüísticas), proposiciones sobre hechos o meras expresiones de emociones. Las tendencias analíticas se oponen de este modo casi siempre a las llamadas tendencias especulativas. Ahora bien, esas bases comunes no son suficientes para caracterizar ninguna de las tendencias calificadas de analíticas; cada una de éstas posee, además, caracteres pro pios, y a veces difícilmente comparables con las de otras tendencias. Es menester, pues, proceder a una clasificación de las corrientes de referencia. Ello puede hacerse de varios modos. Por ejemplo, puede precederse a una clasificación que siga un orden más o menos cronológico. Desde este punto de vista, se dividen las tendencias analíticas en las siguientes: (1) Primera fase, desarrollada por G. E. Moore y sus dis cípulos. Esta fase está muy próxima al neorealismo y consiste en un examen del lenguaje ordinario, con escasa o ninguna atención a los lenguajes formalizados. Las concepciones más destacadas de esta fase han sido expresadas claramente por John Wisdom en su libro sobre interpretación y análi-lisis. Por la influencia ejercida sobre desarrollos posteriores, nos extenderemos brevemente sobre ella. Según John Wisdom, una definición de un término mediante otro término o serie de ellos (como en las definiciones lingüísticas) o una definición de un término mediante mostración del objeto al cual corresponda o reproducción de un comportamiento que permi ta entender de qué se trat a, no es el análisis del término: es una interpretación. Análisis es sólo una de finición en la cual se aclara (no sólo se indica) el significado de un término. Así, de las dos proposiciones: Las palabras 'x es hermano de y' significan lo que significan las palabras ' x e y tienen los mismos padres y x es hombre' y significado de 'x es hermano de y' puede ser analizado en lo que es significado por 'x e y tienen los mismos padres y x es hom bre'. La primera proposición es, según Wisdom, una interpretación, mientras que la segunda proposición es un análisis. El análisis permite, según Wisdom, no sólo aclarar los términos usados, sino resolver ciertos proble-
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mas filosóficos tradicionales, a veces mostrando que carecen de significación y a veces indicando en qué sentido tienen que solucionarse. Así, G. E. Moore indica en Principia ethica (I, 6-13) que un análisis de la expresión 'x es bueno' muestra que la bondad no puede reducirse a preferencia personal. En efecto, cuando una persona dice 'x no es bueno' se enuncian dos expresiones contradictorias. Pero esto no ocurre cuando una persona dice 'Me gusta x' y otra dice: 'No me gusta x'. El análisis de 'x es bueno' en términos de 'Me gusta x' es, así, incorrecto, y la mostración de su incorrección revela a la vez la incorrección de toda una teoría ética. (2) Segunda fase, desarrollo parcial de la anterior y representada por los miembros de la llamada Escuela de Cambridge ( VÉASE ). A la influencia de Moore hay que agregar pronto la de Russell y pronto también la del positivismo lógico. Nos hemos extendido sobre ello en el artículo últimamente referido. (3) Tercera fase, representada especialmente por el positivismo terapéutico de Wittgenstein y sus discípulos, de que hemos hablado en varios artículos (Positivismo, Psicoanálisis, Wittgenstein [VÉANSE]). (4) Cuarta fase, representada principalmente por el grupo de Oxford (v.) y que se caracteriza por el examen del uso (v.) de los términos. Hay que observar que algunas de estas fases se entrecruzan en el tiempo y también que una parte del movimiento analítico está representado por una cierta cantidad de trabajos efectuados en las esferas de la logística y de la semiótica, de modo que la ordenación cronológica es siempre insuficiente. Para corregir sus inconvenientes se han propuesto clasificaciones más sistemáticas. Una es la que se halla en el trabajo de L. S. Stebbing sobre el análisis y el positivismo lógico ( 1933) y que, aunque hoy día insuficiente (en parte a causa de la fecha ya algo lejana en que fue formulada), ayuda a comprender varias características de los movimientos analíticos. Consiste en afirmar la existencia de cuatro tipos de análisis: (I) El análisis como definición analítica de ex presiones simbólicas —tal como es usado por Russell, en particular en su teoría de las descripciones (véase DESCRIPCIÓN )—; (II) La aclaración
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analítica de los conceptos (cuyo más ilustre ejemplo es el análisis einsteiniano de la significación de 'es simultáneo'; (III) El análisis postulativo, usado en la construcción de un sistema logístico, y (IV) El análisis "directivo", que desemboca en enunciados ostensivos cuyos símbolos corresponden a hechos atómicos. Otra clasificación es la que proponemos a continuación y que nos parece más completa. Consiste en declarar que dentro del movimiento analítico se han manifestado las siguientes tendencias: (a) el analitismo antiformalista lingüístico, preocupado por el examen de sentencias formuladas en lenguaje ordinario, con el fin de (1) ver si poseen o no sentido o (2) de demostrar que todas las cues tiones filosóficas son pseudo-problemas; (b) El analitismo antiformalista psicológico, que se adhiere a la posi ción (a2), pero que resuelve los problemas considerando el lenguaje como uno de los modos del compor tamiento humano y no mediante pu ros análisis lingüísticos; (c) El ana litismo formalista, más interesado en los problemas lógicos, y preferente mente ocupado en construir l engua jes precisos dentro de los cuales que den eliminadas las paradojas y a los cuales puedan traducirse las partes no contradictorias del lenguaje hablado. Paradójicamente, los partidarios de la posición (c), que es más técnica que las posiciones (a) y (b) y pa rece más alejada en la superficie de las tareas tradicionales de filosóficas, es la que más se acerca a ellas. En efecto, el analitismo en el sentido (c) pret ende últi mamente forjar lengua jes en los cuales pueda describirse con rigor la experiencia. Por lo tanto, tales lenguajes, aun cuando son for males, deben utilizarse con vistas a describir la realidad, al revés de lo que acontece con el analitismo en los sentidos (a) y (b), que es más bien un modo de eludir los problemas de la descripción de lo real. Las tres posiciones antes citadas están implícitas en Wittgenstein, pero han sido desarrolladas con frecuencia independientemente de él. Como representantes destacados de las mismas podemos considerar los siguientes. Para la posición (a), los llamados analistas de Cambridge, tales como Moore, John Wisdom, y, en general, antiguos discípulos de Moore; wittg95
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ensteinianos de tendencia lingüística; G. Ryle y los filósofos del grupo de Oxford. Para la posición (b), los wittgensteinianos adheridos al positivismo terapéutico: Norman Malcolm, en parte John Wisdom, etc. Para la posición (c), los antiguos positivistas lógicos de tendencia formalista —Carnap— y muchos de los que trabajan en campo de la lógica matemática con el fin de encontrar lenguajes en el sentido indicado. Algunos autores han planteado el problema de la posible rel ación entre el análisis y la especulación. Es el caso de C. D. Broad, el cual, aunque inclinado en principio hacia los postulados del movimiento analítico en un sentido general, considera que la filosofía analítica puede ser una preparación para la filosofía especulativa. En tal caso el "análisis" designa uno de los momentos esenciales de todo pensar filosófico, que no ha estado ausente en prácticamente ninguna de las filosofías llamadas tradicionales, pues en casi todas ellas la especulación se ha basado en una previa aclaraci ón de significaciones. Y ello hasta tal punto que podría inclusive establecerse una clasificación de las filosofías de acuerdo con el mayor o menor predominio en ellas del aspecto analítico o del as pecto sintético, desde aquellas en las cuales el análisis ocupa una parte importante del trabajo filosófico (como en Aristóteles) hasta aquellas en las cuales representa solamente una parte mínima de él ( como en Hegel). Indicaremos aquí solamente algunos trabajos relativos al concepto de análisis entendido en el sentido del "movimiento analítico": L. S. Steb bing, "The Method of Analysis in Metaphysics", Proceedings of the Aristotelian Society, 1932-33. — Íd., íd., "Logical Positivism and Analysis", Ibíd., 1933. — Max Black y J. T. Wisdom, "Is Analysis a Useful Method in Philosophy?", Ibíd., Suppl. XIII, 1934. — John Wisdom, Problems of Mind and Matter, 1934 (so bre todo la introducción). — Íd., íd., Interprétation and Analysis, 1931. —· J. W. Reeves, Empiricism and Ana-lysis, 1935 (tesis). — A, J. Ayer, Langua ge, Truth and Logic, 1936, 2a ed., 1946. — Varios autores, Analysis and Metaphysics (Arist Soc. Suppl XIX, 1945). — J. O. Wisdom, The Metamorphosis of Philosophy, 1949. — M. Weitz, "Analysis and Real Définition", Philosophical Stu-
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dies, I, 1 (1950). — Max Black, se debe también el libro Toward que contienen la condición que les Problems of Analysis. Philosophical Reunión in Philosophy, 1956, un in- permite convertirse en reglas a prio Essays, 1954 (aplicación del método tento de integrar el movimiento ana- ri a l os fenómenos. de análisis a varios problemas). — lítico con otros para evitar la "comKant ha empleado también el térR. M. Haré, P. Henle, S. Körner, partimentación" excesiva de los sabemino 'analítica' en la Crítica de la "Symposium: The Nature of Analy- res filosóficos. razón práctica en el sentido de la sis", The Journal of Philosophy, LIV ANALÍTICA. Como hemos visto (1957), 741-66. — Arthur Pap, Se- en el artículo ANALÍTICOS , se da el Analítica de la razón pura práctica. mantics and Necessary Truth. An nombre latino de Analytica, '@#$/:? A diferencia de la Analítica de la Inquiry into the Foundations of Ana- )"$( a los Primeros y Segundos Ana- razón pura o teórica que va de la lytic Philosophy, 1958. — Véase tamsensibilidad a los conceptos y pasa bién la bibliografía de OXFORD. Exá- líticos de Aristóteles. Por lo demás, luego a los principios, la Analítica menes críticos: J. K. Feibleman, el Estagirita usó el nombre de arte la razón pura práctica se refiere a Inside the Great Mirror; a Critical analítico, $'#$/:)",% )&(4#,, para de- de una voluntad que es una causalidad. Examination of the Philosophy of signar el análisis que se remonta a Por eso tal Analítica debe comenzar Russell, Wittgenstein, and Their Follo- los principios (Rhet., I, 4, 1359 b 10). con la posibilidad de principios wers, 1958. — M. J. Charlesworth, Analítica es también el nombre gene Philosophy and Linguistic Analysis, ral que se da a todo análisis (v. ). prácticos a priori; de ellos pasa a los 1959 [Duquesne Studies. Philosophical Nosotros reservamos el vocablo para conceptos de los objetos de una Series, 9]. — Ernest Gellner, Words el sentido que tiene en Kant y Hei- razón práctica, y sólo entonces puede and Things. A Critical Account of analizar el papel que desempeña el Linguistic Philosophy and a Study in degger. Kant usa el término 'analítica' para sentido moral frente a la sensibilidad. Ideology, 1959 (especialmente sobre camino que sigue la Analítica de el llamado "grupo de Oxford" [véase designar la primera parte de la El la razón pura práctica es, así, OXFOBD] ). — Alberto Gian-quinto, La lógica general, "que resuelve todas inverso al que sigue la Ana-lítica de filosofía analítica: l'invo-luzione dalla las operaciones del entendimiento y la razón pura teórica: no va de la riflessione sulla scienza, 1961. — J. de la razón en sus elementos y los sensibilidad al entendimiento, sino Wahl, J. O. Urmson, G. Ryle, P. F. presenta como principios de todo Strawson, J. L. Austin et al., La enjuiciamiento lógico de nuestro en- de la lógica a la estética (usados philosophie analytique, 1962 [Cahiers tendimiento". En la Crítica de la ra- estos términos en el sentido de Royaumont. Philosophie. N°4]. — zón pura, la Analítica trascendental kantiano). La Analítica es asimismo U. Scarpelli, Filosofía analítica: norme introducida en la Crítica del juicio et valori, 1962. — Brand Blanshard, es la parte que sigue a la Estética como una Analítica de la facultad Reason and Analysis, 1962 [Paul Carus trascendental y precede a la Dialéc- teleológica de juzgar y como una Lectures, série 12]. — Libros de texto tica trascendental, teniendo por objeto con exposición de problemas "la descomposición de todo nuestro Analíti ca de la subl ime. Heidegger usa también el térmifilosóficos desde el punto de vista del conocimiento a priori en los elementos no 'Analítica' (Analytik) al propo"análisis": A. Pap, Elements of del conocimiento puro del ner una analítica ontología de la Analytic Philosophy, 1953. — íd., íd., entendimiento". La Analítica tras Analytische Erkenntnislehre, 1955 (no cendental es —como parte de la Existencia (VÉASE), la cual permite, a es simple trad. de los Elements). su entender, despejar el horizonte — J. Hospers, Introduction to Philoso Lógica trascendent al — una "lógica para interpretar el sentido del ser en phical Analysis, 1953. — P. C. Chat- de la verdad". Los conceptos a que general (Sein und Zeit, §5). Según terji, An Introduction to Philosophical ella se refiere deben cumplir las Analysis, 1957. — Detallada historia cuatro condiciones siguientes: (1) Heidegger, la analítica de la Exisdel movimiento analítico: J. O. Urm Ser conceptos puros y no empíricos; tencia constituye el primer estadio son, Philosophical Analysis. Its Deve (2) Pertenecer al pensamiento y al y la primera incitación para el deslopment Between the two World entendimiento, no a la intuición y a arrollo de la pregunta acerca del ser, Wars, 1956. — Antologías: H. Feigl la sensibilidad; (3) Ser conceptos pregunta que determina la dirección y W. Sellars, Readings in Philosophi elementales, distintos de los conceptos de semejante analítica. Se trata, por cal Analysis, 1949. — Max Black, Phi deducidos o compuestos; (4) consiguiente, de una analítica exislosophical Analysis. A Collection of tenciaria (véase EXISTENCIARIO) previa Essays, 1950. M. MacDonald, Analysis Abarcar el campo completo del puro a toda psicología, antropología y (1933-1940: 1947-1953), 1954.—Mor- entendimiento. Esta última condición biología. El deslinde de la analítica ton White, The Age of Analysis, 1955. se cumple sólo cuando se considera el — R. J. Butler, ed., Analytical Philo conocimiento a priori del de la Existencia con respecto a las sophy, 1963. La primera antología entendimiento como un todo. La mencionadas ciencias es, para Heicontiene varios estudios ya clásicos; la Analítica trascendental se divide en degger, absolutamente indispensable segunda, ejemplos de "análisis filosó una Analítica de los conceptos y una (ibíd., § 10); solamente él perfico"; la tercera, una selección de ar Analítica de los principios. La pri- mitirá iniciar el análisis de la Existículos publicados en la revista ingle tencia como el estar-en-el-mundo y, sa Analysis en las fechas citadas; la mera consiste en la descomposición en general, captar la Existencia en cuarta, selecciones de Peirce, James, de la facultad del entendimiento con lo que puede llamarse su existenciaDewey, Moore, Russell, Carnap, Witt- el fin de investigar la posibilidad de riedad. genstein, con introducciones y comen los conceptos a priori en tal forma A. De Coninck, L'Analytique transtarios (se completa con textos de au que se hallen sólo en el entendimiencendentale de Kant, I, 1955. — Íd., tores "no analíticos", como Croce, to. La segunda es un canon de la íd., L'analyti que transcendental de Santayana, Bergson, Whitehead, Hus facultad de juzgar que enseña a apliserl, Sartre). Al mencionado M. White car los conceptos del entendimiento Kant, est-elle cohérente?, 1956 (com96
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plemento al volumen anterior). — ción en una categoría) y se opone, Giorgio Tonelli, "Der historische Ur- de consiguiente, al supuesto último de sprung der kantischen Termini 'Ana- la filosofía trascendental, es decir, al lytik' und 'Dialektik'", Archiv für Be- supuesto de que el ser es un con griffsgeschichte, VII (1962), 120-39. junto de hechos y de que la signifi — Paul Wolff, Kant's Theory of Mental Activity. A Commentary on the cación "se pone" o inclusive "existe" Transcendental Analytic of the Criti- como noúmeno. Se opone asimismo que of Pure Reason, 1963. — Véase a la solución dada por Husserl a también bibliografía de TRASCENDEN- la concepción de los juicios analíTAL y comentarios a la Crítica de la ticos y sintéticos. Husserl admite razón pura, mencionados en la biblio- la posibilidad del pensar sintético grafía de KANT, y obras citadas en la sin necesidad de reconocer un plano bibliografía de TRASCENDENTAL. trascendental, porque refiere tal ANALÍTICA TRASCENDENTAL. pensar al mundo de esenci as disVéase ANALÍTICA. tintas de las categorías, de los meANALÍTICO y SINTÉTICO. Des- ros nomina y de las realidades simde Kant se llama analítico al juicio pliciter. Así, para Husserl hay juicios cuyo predicado está contenido en el a priori que no son puramente forsujeto. Los juicios analíticos, dice males o vacíos y que tampoco neceKant, "son aquellos en que el enlace sitan ser trascendentales. En verdad, del sujeto con el predicado se con- Husserl reconoce una aprioridad eidécibe por identidad", contrariamente tica formal y otra aprioridad eidétíca a los sintéticos, en donde el predi- material, con lo cual los llamados juicado es ajeno al sujeto y el enlace cios sintéticos a priori —correspones, por lo tanto, sin identidad. Kant dientes a la síntesis material a priolos llama también juicios explicativos ri — expresarían, según dice A. Sán por cua nt o nada aña den al suj eto chez Reulet, relaciones que se fun por el atributo, sin o que solamente dan en la peculiaridad esencial de lo descomponen en conceptos par- los relata o elementos relacionados ciales comprendidos en el mismo. por medio de la actividad sintética Ejemplos de juicios analíticos son: del juicio. 'Todos los cuerpos son extensos'; J1 Algunos autores, como Boutroux, triángulo es una figura de tres án- habían señalado ya que el puro juigulos', etc. Estos juicios son todos cio analítico sólo es pensable como a priori ( VÉASE ), es decir, válidos una absoluta identidad que ni siquiera con independencia de la experiencia, puede ser desplegada en sus partes, a diferencia de los juicios sintéticos, ya que la relación de las partes con que pueden ser o exclusivamente a el todo es ya de carácter sintético. posteriori o bien, como Kant admite, Dentro de los lógicos contemtambién a priori. En rigor, la discu- poráneos, la tendencia más fuerte ha sión ha versado casi siempre acerca sido durante mucho tiempo la de de la naturaleza de los juicios sinté- sostener la imposibilidad de los juiticos. Muchos autores no reconocen cios sintéticos a priori. Cada vez la posibilidad de hablar de juicios parece haberse acentuado más, en sintéticos a priori y afirman —como efecto, el carácter exclusivamente se hacía antes de Kant o como hacen analítico de las proposiciones necegran parte de las tendencias neopo- sarias. De este modo se ha tendido sitivistas contemporáneas— que todo a excluir toda "referencia" de la pro juicio sintético es a posteriori. En este posición analítico-necesaria a la "reacaso no se reconoce ningún plano lidad" y, por lo tanto, la posibilidad trascendental, único que, al parecer, de que pudiese haber ninguna pro puede ser vir de lazo de unión entre posición analítica acerca de caractelo a priori y lo sintético. En otros rísticas generales residentes en el términos, los juicios sintéticos serían mundo o ni siquiera acerca de una todos derivados de experiencias y los clase especial de objetos abstractos analíticos podrían ser reducidos a que serían los universales. Poco a potautologías. El juicio analítico no di- co se ha considerado inclusive que lo ría, en rigor, nada acerca de lo real. que se llama proposición analítica no Esta concepción se opone, pues, re- es sino una "regla de gramática". sueltamente a la kantiana (que ad- Como lo han manifestado Carnap, mite la posibilidad de concebir un Ayer y Wittgenstein, lo que se llama juicio como subsunción de una intuí- analítico en las proposiciones analí97
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ticas no responde a una "verdad umversalmente necesaria", sino a "un modo de uso del lenguaje". Las pro posi ciones analíti cas serán en este caso proposiciones "verbales". Norman Malcolm, que ha examinado este problema procurando ver hasta qué punto se puede decir que las pro posiciones analíticas sean realmente verbales, ha manifestado que si se lleva tal tesis a sus últimas consecuencias, resultará de ella lo que Broad había puesto de relieve: que si una proposición analítica señala que la persona que la registra intenta usar ciertas palabras de cierto modo, las proposiciones analíticas serán enunciados acerca de las actuales presencias de la per sona que hab la y acerca de su conducta futura, de modo que, en último término, se tratará de proposiciones sintéticas. Y Ayer ha llegado a la conclusión de que para evitar la conversión de la proposición necesaria en su contraria —en una proposición contingente, empírica y no necesaria—, no hay más remedio que decir que las pro posiciones analíticas y necesarias no son propiamente proposiciones, sino tan sólo "reglas", "usos", modos de operación, de distribución proposicional y de cálculo. Durante las primeras décadas de este siglo la cuestión de si puede ha ber o no juicios sintéticos a priori (VÉASE), dependiente de la cuestión acerca de si no hay o hay una distinción rigurosa entre las proposiciones analíticas y las sintéticas, ha dado lugar, pues, a dos opiniones al parecer inconciliables: (1) la que ha sostenido la separación y (2) la que la ha negado. La opinión (1) está dentro de la tradición de Leibniz (en parte), Hume, John St uart Mill y otros, aunque no siempre se ha referido a sus predecesores y ha preferido presentar sus argumentos como resultado de una reflexión sobre la índole de las expresiones lógicas. La opinión (2) ha sido defendida por varios grupos de pensadores, cada uno de los cuales se ha apoyado en varios supuestos. Son: (a) los idealistas; (b) los fenomenólogos, y (c) los pragmatistas. Tan inconcilia bles llegaron a ser en un cierto momento dichas opiniones que poco a poco desapareció inclusive toda polémica, atrincherándose cada grupo en sus posiciones respectivas. La cues-
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tión pareció inclusive olvidada. Pero nan la opinión (2) pueden verse al- sintéticos a priori desde el punto de en los últimos años ha sido reavivada gunos ejemplos en el resumen de los vista lógico, 1916. — Walter DubisUeber die sogenannten analytis por varios de los que fueron durante análisis de A. Pap, C. H. Langdorf lav, chen synthetischen Urteile, 1926. un tiempo partidarios de la opinión e I. M. Copi que figuran al final — C.und I. Lewis, Mind and the World (1). En efecto, autores como v. Qui- del artículo Analítico y Sintético Order, 1929. — Íd., íd., An Analysis ne, M. G. White, A. Pap, C. H. (VÉASE) en la precedente edición de of Knowledge and Valuation, 1946. Langdorf, I. M. Copi, F. Waismann, esta obra (pág. 52, cols., 1-3). Otros — El artículo de A. Sánchez Reulet J. L. Coblitz, J. Wild y otros han muchos ejemplos podrían darse, entre citado en el texto se encuentra en: observado que la diferencia entre las los cuales destaca por su amplitud y 'Sobre juicios analíticos y sintéti proposiciones analíticas y las sintéti- por los deb ates que ha susci tado el cos", Humanidades, La Plata, XXVI, cas no es completa, sino gradual. En de Quine, cuando ha apuntado, en págs. 407-15. — El texto de Nor Malcolm es: "Are Necessary cambio, autores como R. Carnap, defensa de la tesis gradualista, que man Propositions really Verbal?" Mind, N. R. M. Martin, B. Mates, L. W. Beck, las usuales definiciones de la ex- S., XLIX, (1940), 189-203. — Las R. Hartmann, (. Lake, M. Perkins, presión 'proposición analítica' tienen observaciones de Ayer figuran en: I. Singer, H. P. Grice, P. F. Straw- varios defectos, entre ellos la impre- Language, Truth and Logic, 1936, y son y otros han seguido manteniendo cisión del término 'contener'. Nos li- en el artículo "Truth by Convention" la distinción rigurosa. En general, los mitaremos aquí a apuntar que para Analysis, IV, Nros. 2 y 3. Las de que siguen manteniendo la opi- aclarar las dificultades antes señala- Broad constan en el trabajo: "Are nión (1) presentan, bien que consi- das nos parece necesario adoptar un there Synthetic A priori Truths?" derablemente refinados, argumentos procedimiento que cada vez está más (Arist. Soc. Supp. Vol. XV). Hay que en cuenta, además, que en la análogos a los ya familiares, pero extendido entre los lógicos y semióti- tener mayor parte de l os libros y artículos abandonando la tesis del carácter tau- cos contemporáneos. Consiste en pre- sobre problemas lógicos publicados en tológico de las expresiones lógicas. cisar en cada caso lo que se quiere los últimos decenios hay abundantes Los que se han acercado a la posi- decir por 'es analítico'. Pues cuando referencias a la cuestión. Véase asi ción (2) pueden ser distribuidos, a se indica 'S es analítico' se pueden mismo la bibliografía del artículo A su vez, como ha mostrado A. Ge- significar varias cosas: que la nega- PRIORI. Los trabajos de los autores ci wirth, en dos subgrupos. (I) Unos ción de S es contradictoria consigo tados en la última parte del artículo (los menos) que usan argumentos misma; que S es verdadero por su han aparecido en las siguientes pu ontológicos; (II) otros (los más) que significado exclusivamente y con in- blicaciones : A. Pap (Mind., LV usan argumentos metodológicos. Los dependencia de los hechos; que S [1946] 234-46, C. H. Langford Journal of Philosophy, XLVI del subgrupo (I) arguyen que las es verdadero en todos los modos (The [1949] 20-4, I. M. Copi [Copiloformas lógicas reflejan la estructura posibles, etc. Con el fin de alcanzar wish] (The Journal of Philosophy, de la realidad y que no puede ne- tal precisión es necesario especificar XLVI [1949], 243-5), J. Wild y garse esta correspondencia sin destruir en qué lenguaje una proposición dada J. L. Coblitz (Philosophy and Phela posibilidad de conocimiento. Los es declarada analítica. Así, no con- nomenological Research, VIII [1948], del subgrupo (II) arguyen que las viene decir simplemente 'S es analíti- 651-7), R. Rudner (Philosophy of formas lógicas reflejan la estructura co', sino 'S es analítico en L', 'S es Science, XVI [1949], 41-8), W. v. de la investigación científica y que analítico en L1' y así sucesivamente. Quine (The Philosophical Review, [1951], 20-41 y Philosophical sin ello no habría posibilidad de cien- Cierto que 'S es analítico en L' es LX Studies, II [1951], 71-2), M. G. cia. El citado Gewirth propone llamar equivalente a 'S es analítico dentro White (John Dewey, Philosopher of a (I) ya (II) por igual gradualistas, de las reglas semánticas de L' y, por Science and Freedom, ed. S. Hook en oposición a (2) que reciben el lo tanto, la solución propuesta parece [1950], 316-30), F. Waismann (Ananombre de genericistas. En cuanto a caer en las mismas dificultades que lysis, X-XI, 1949-50 y 1950-51), M. (I) son llamados idealistas, mientras se han planteado a todo tratamiento Perkins e I. Singer (Journal of Phi (II) son calificados de pragmatistas, lingüístico de la expresión 'es losophy, XLVIII [1951], 485-97), B. si bien hay que tener presente que analítico'. Sin embargo, no alcanza- Mates (The Philosophical Review, mos a ver mejor procedimiento para LX [1951], 525-34), R. M. Martin estos nombres no coinciden exacta Studies, III [1952], mente con las posiciones filosóficas salir del impasse a que nos arrojan (Philosophical 42-7), B. Lake (Analysis, XII [1951generales así también llamadas. Hay las posiciones mencionadas; por lo 52], 115-22, L. W. Beck y R. Hart que advertir, con todo, que la sepa demás, la posibilidad de diversos mann (Philosophy and Phenomenoración entre ( I) y (II) no es fácil, sistemas semánticos hace más sopor- logical Research, IX [1949] 720-40, pues algunos autores adoptan supues table el tratamiento lingüístico de 'es R. Carnap (Revue Internationale de tos ontológicos para apoyar sus argu analítico', pues no obliga ya a supo- Philosophie, IV, [1950]), A. Gewirth ner que hay un solo sentido de esta (The Journal of Philosophy, L [1952], mentos metodológicos. 397-425), D. Pears (Mind, LIX No expondremos con detalle los expresión. Además de las obras a que se hace [1950], 199-208), A. R. Turquette argumentos dados por cada uno de referencia en el texto, véase: Got- (The Journal of Philosophy, XLVII los grupos en cuestión con el fin de lieb Söhngen, Ueber analytische und [1950], 125-29), Hao Wang (Theono alargar excesivamente este artícuUrteile. Eine historisch- ria, XXXI [1955], 158-78, H. P. Gri lo. Para los que sostienen la opinión synthetische kritische Untersuchung zur Logik des ce y P. F. Strawson, (The Philosophi (1) pueden considerarse como mo- Urteils, 1915 (Dis.). — Hermann cal Review, LXV [1956], 141-58). delos los argumentos lingüísticos Ritzel, Ueber analytische Urteile, — Véanse, además: Hilary Putnam, apuntados antes. Para los que sostie- 1916. — Julián Besteiro, Los juicios "The Analytic and the Synthetic", en 98
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el volumen Scientific Explanation, Space, and Time, 1962, ed. H. Feigl y G. Maxwell [Minnesota Studies in the Philosophy of Science, 3]. — Norwood Russell Hanson, "The Very Idea of a Synthetic-Apriori", Mind, N. S., LXXI (1962), 521-24. No pretendemos ser exhaustivos en una cuestión que ha producido ya una larga literatura filosófica; no damos tampoco los datos anteriores con pretensión de orden ideológico o cronológico, pues sirven solamente a modo de ejemplos. Además, véanse: Alan Pasch, Experience and the Analytic, 1958. — R. M. Martin, The Notion of Analytic Truth, 1959 (análisis semántico). — Mario Bunge, "Análisis de la analiticidad", en Antología semántica, 1960, ed. Mario Bunge. — Para una esclarecedora referencia al planteamiento clásico del problema, Cfr. E. Cassirer, Descartes, 1939, págs. 42 y 283. Cassirer se refiere al apoyo que Kant encontró en Leibniz, Nouveaux Essais, Lib. II, cap. XVI, Gerhardt, V, 143. Otro apoyo podría hallarse en Locke, Essay, Libro II, xvi. ANALÍTICOS. Los dos principales escritos del Organon aristotélico son los llamados Analíticos: los Primeros Analíticos ( @ ' #$/:)"$% +2!()&2$ ,
'na-
lytica Priora; abreviado: An. Pr.) y los Segundos Analíticos '(@#$/:)"$% :.=( )&?$2, Analytica Posteriora; abreviado: An. Post.), y hasta algunos autores (siguiendo a Alejandro de Afrodisia y a Juan Filopón) consideran que sólo tales Analíticos constituyen propiamente el Organon. El objeto de los dos primeros libros de que se componen los Primeros Analíticos es la teoría formal del silogismo y las condiciones formales de toda prueba. Constituyen la introducción a los dos libros de los Segundos Analíticos, que estudian la demostración. Los comentaristas dieron a los Primeros Analíticos el título de '@#$/:)"$% (término usado por el Estagirita en sus referencias al texto), pero algunos autores (F. Th. Waitz) consideran que su nombre propio es Sobre el silogismo, G&2"% =://!5"=3!:- (empleado por algunos comentaristas y probablemente usado por Aristóteles y el Liceo como frecuente designación del texto [Cfr. Hamelin, Le système d'Aristote, 29, donde se menciona también como título G&2"% $'+!A&"O&01 ]). En efecto, escribe Waitz (Organon, I, 367), este último título es más inteligible y menos oscuro que el primero. Con ello se olvida,
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sin embargo, que el propio Aristó- riora Commentaria cum Anonymo in teles tenía una clara idea de la $'#$ librum II, Berolini, 1919 (ibíd., XIII, /")",% &'+"=),(3, como ciencia que 3). En la Edad Media se destaca el comentario de Santo Tomás: In conduce a las causas por medio de la Aristoteli s Stagi ritae libros nonnudemostración. Los Segundos Analí- llos commentaria Analyticorum posteticos fueron llamados por los comen- riorum (tomo I, ed. por I. B. de Rutaristas de diversas maneras: )$% $'+!A beis [de Rossi], Romae, 1882, de la &")"$(N $'+!A&")",%N +2$53$)&"($ Editio Leonina: Opera omnia iussu $'+!A&" )",( , es decir, ciencia Leonis XIII edita cura et studio Fratrum Praedicatorum). Entre los codemostrativa. Si exceptuamos las revolucionarias mentarios modernos, citamos: Julius conclusiones de Joseph Zürcher so- Pacius, Aristotelis Stagiritae... OrMorgii s, 1584 e In Porphy bre la autenticidad del Corpus aris- ganum, rii Isagogen Aristotelis Organum totelicum (véase ARISTÓTELES ), no commentarium,et Aureliae Allobrogum, hay muchas dudas hoy sobre la au- 1605. — Sylvester Maurus, Aristotetenticidad de los dos escritos ni tam- lis Opera quae extant omnia, brevi poco sobre el hecho de que los Pri- paraphrasi, tomus I, continens phimeros Analíticos (con excepción de losophiam rationalem, hoc est logi46 a - 47 a y 51 b - 53 a) fueron cam, rethoricam et poeticam, Romae, redactados con anterioridad a los 1688. — Entre los comentarios del Segundos. Los Analíticos contienen XIX destaca el ya citado de Waitz su edición del Organon (2 vols., aspectos todavía no explorados sufi- aLipsiae, 1884-46) y la selección, con cientemente (como la teoría del si- traducción latina y notas, de A. Trenlogismo modal), y los historiadores delenburg, Elementa logices Aristo(Solmsen) y lógicos ( Lukasiewicz, telae, Berolini, 1892. — Entre los Bochenski) contemporáneos han re- del XX destacamos las notas puestas parado en varios puntos que subrayan por J. Tricot a su traducción del Orel extremo carácter formal de la doc- ganon (Paris, nueva edición, 2 vols., trina lógica aristotélica, incluyendo el 1947) y, sobre todo, las puestas por uso de variables (véase VARIABLE). W. D. Ross a su edición de Prior and Tanto Eudemo como Teofrasto Posterior Analyti cs, Oxford, 1949. ANALOGÍA es, en términos gene(según el testimonio de Galeno y Alejandro) escribieron también "Ana- rales, la correlación entre los términos líticos" (Hamelin, op. cit., señala que de dos o varios sistemas u órdenes, el comentarista Adraste de Afrodisia es decir, la existencia de una rela[siglo II] conocía cuarenta libros de ción entre cada uno de los términos Analíticos, de los cuales sólo los cua- de un sistema y cada uno de los tro citados son considerados como términos de otro. La analogía equivale auténticos). Es probable que algu- entonces a la proporción, la cual nas de las correcciones introducidas puede ser entendida cuantitativa o to por los dos autores primeramente ci- pológicamente. Se ha hablado también tados se incorporaran al texto hoy de analogía como semejanza de una cosa con otra, de la similitud de canónico de Aristóteles. Los comentarios antiguos sobre los unos caracteres o funciones con otros. Analíticos son los de Alejandro de En este último caso la analogía conAfrosidia, y de Ammonio, hijo de siste en la atribución de los mismos Hermeia (siglo I), Temistio (siglo IV) predi cados a diversos objetos, pero y Juan Filopón (siglo VI). Han sido esta atribución no debe ser entendida editados por M. Wallies en los si- como una determinación unívoca de guientes textos. De Alejandro: In estos objetos, sino como la expresión Aristotelis Analyticorum priorum li- de una correspondencia, semejanza o brum I commentarium, Berolini, 1883 correlación establecida entre ellos. (Coll. Acad. Berol., II, 1). De Ammonio: In Aristotelis Analyticorum Justamente en virtud de las di priorum librum I commentarium, Be- ficultades que ofrece este último tipo rolini, 1889 o 1899 (ibíd., IV, 6). de analogía se ha tendido con freDe Temistio: Quo fertur in Aristote- cuencia a subrayar la exclusiva refelis Analyticorum priorum librum I rencia de la analogía a las relaciones paraphrasis, Berolini, 1884 (ibíd., entre términos, es decir, a la expreXXIII, 3) y Analyticorum Posterio- sión de una similaridad de relaciones. rum paraphrasis, Berolini, 1900 (ibíd., Aun aplicada a cosas, y no a relacioV, 1). De Juan Filopón: In Aristotelis Analyti ca Priora Comm en-taria, nes, la analogía parece referirse, por Berolini, 1905 (ibíd., XIII, 2) e In lo demás, siempre a las proporciones Arist otelis Analyt ica Poste99
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y jamás a las semejanzas en sentido unívocamente. San Buenaventura dis- unívocos universales, o pueden no tinguía entre la analogía y la univo- prescindir de ellas, en cuyo caso son estricto. Los matemáticos griegos entendie- cidad (univocatio). La primera se fun- llamados —como ocurre con el térmiron la analogía como una proporción, da en la posibilidad de establecer re- no 'ser' respecto a todos los seres de o razón de proporcionalidad en el sen- laciones entre seres substancialmente una cierta especie o aun con respecto tido hoy todavía usual cuando habla- distintos — posibilidad a su vez basada a todas las substancias creadas— mos de "proporciones" o "razones" en en cierta comunidad entre tales seres. unívocos trascendentales. En lo que matemática. Este tipo de analogía se La segunda se funda en la posesión toca a los propios términos análogos refiere a cantidades, a magnitudes y indivisa por varios seres de un la división es algo más compleja. Lo a relaciones entre puntos en el espa- elemento común. La analogía es un más corriente es distinguir entre la cio. Fundándose en la misma idea, modo de concebir la proporción analogía de atribución y la analogía pero aplicándola a ciertas realidades (proportio). Según É. Gilson, (La phi- de proporcionalidad. Se llama analocon el propósito de establecer compa- losophie de Saint Bonaventure, 3a ed., gí a de at ribución a aquella en la raciones, Platón presentó la idea de 1953, pág. 168 y nota 1), San Buena- cual el término se atribuye a varios analogía en Rep., VI 508 (y también ventura —que deriva el significado de entes por su relación con otros (el en Tim., 31 ( - 32 A). Platón com- proportio, de Boecio (De arithmetica, II llamado primer analogado), como paró el Bien con el Sol e indicó que 40; PL., LXIII, col. 1145), y trata el ocurre cuando se llama 'sano' a un el primero desempeña en el mundo problema de la analogía especialmente alimento, a un rostro, etc. Se llama inteligible el mismo papel que el se- en sus Comentarios a las Sentencias de analogía de proporcionalidad a aquella gundo desempeña en el mundo sen- Pedro Lombardo (por ej., I Sent., 3 y en la cual el término se atribuye, desde sible. Esta analogía se refuerza con 48)—, admite también una "semejanza luego, a varios sujetos o entes en una univocidad" o si-militudo relación semejante. Esta relación la relación establecida por Platón entre de el Bien y el Sol, la cual es, a su univocationis (I Sent., 48), en cuyo puede ser metafórica —cuando entender, comparable con la existente caso puede considerarse la semejanza expresa algo simbólico— o propia entre un padre y el hijo, pues el como un "género del cual la — cuando expresa algo real. La reBien ha engendrado el Sol a semejanza univocidad y la analogía son especias" lación análoga puede ser, por lo tanto, suya. Varios miembros de la Academia (Gilson, loe. cit.). Gran número de como dicen los escolásticos, simmedia (véase ACADEMIA P LATÓNICA — escolásticos, siguiendo las nociones y pliciter diversa o bien sec undum especialmente Albino ( VÉASE)— aclaraciones al respecto contenidas en quid eadem. En otras palabras, el adoptaron y desarrollaron estas varios lugares del Corpus aristote-licum término análogo es el que significa concepciones de Platón. Lo mismo hi- (Cfr. infra y además Cat., I 1a ; Met , una forma o propiedad que se halla cieron Plotino, Proclo y Dionisio el 1048 a 37; K 6, 1093 b 19), han intrínsecamente en uno de los térAreopagita (VÉANSE). Este último in- distinguido, al referirse a los nombres o minos (el analogado principal), hatrodujo la noción de analogía en rela- términos, entre un modo de hablar llándose, en cambio, en los otros térción con el problema del acceso inte- unívoco ( VÉASE), un modo de hablar minos (analogados secundarios) por ligible a Dios o la Bondad Perfecta. equívoco y un modo de hablar cierto orden a la forma principal. La llamada "'=!(),1 )!:- /!(5!: . doc- análogo. El término o nombre común, Partiendo de esta base puede decirse trina de "la igualdad de razón" fue predicado de varios seres, llamados también que la analogía es extrínaplicada por Aristóteles a los proble- inferiores, es unívoco cuando se aplica seca (como lo muestra el ejemplo mas ontológicos por medio de lo que a todos ellos en un sentido totalmente 'sano') o intrínseca (como lo muestra se ha llamado "la analogía del ente" semejante o perfectamente idéntico. Es el ejemplo de 'ser', que conviene a (Cfr. infra). El ser (VÉASE), declaró equívoco cuando se aplica a todos y a todos los entes, increados o creados, Aristóteles, "se dice de muchas ma- cada uno de los términos en sentido substanciales o accidentales). En este neras" — bien que se diga primera- completamente distinto (así, 'toro' último caso la analogía es llamada mente de una manera: como subs- corno animal o constelación; 'cáncer', también metafísica. La analogía extancia ( VÉASE). La doctrina aristo- como enfermedad o como signo del trínseca, a su vez, puede ser analogía tétilica fue aceptada y elaborada por Zodíaco). Es análogo cuando se aplica de proporcionalidad extrínseca o un gran número de escolásticos bajo a los términos comunes en sentido no metafórica —de muchos a muchos— la conocida rúbrica analogía entis. Nos entera y perfectamente idéntico o, o analogía extrínseca de atribución. extenderemos acerca de las varias sen- mejor aun, en sentido distinto, pero Y la analogía intrínseca puede ser a tencias al respecto y las precederemos semejante desde un punto de vista la vez de atribución o de proporcionacon algunas consideraciones genera- determinado o desde una determinada lidad. Estas distinciones fueron oby cierta proporción (como 'despierto' jeto de mu y vivas discusiones dent ro les. La analogía (analogía) puede refe- aplicado a un ser que no duerme y a de la escolástica, sobre todo en la rirse a cosas, hablándose de cosas si- un ser que tiene una inteligencia viva medida en que, bajo su aspecto nónimas y de cosas unívocas (véase y no apagada, dormida o mortecina). estrictamente técnico, afectaban a las UNÍVOCO). Es usual entre los escolás- Ahora bien, dentro de esta división cuestiones últimas de la metafísica. ticos referir la analogía ante todo a se distingue a su vez entre varias Así, aunque se coincidía casi siemnombres o términos y discutir cuándo acepciones. Así, los términos unívocos pre en que el ente anál ogo constise usa o no un nombre o término ana- pueden prescindir de sus diferencias, tuye el objeto más propio de la filológicamente a diferencia de cuándo en cuyo caso son —como los géneros sofía primera, comprendiendo tam bi én los ente s de ra zón y a un toda se usa o no un nombre o término y especies— 100
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privación del ente en cuanto inteli- vez, sostiene una analogía de atribu- lógica formal simbólica a algunos progible, se formaron principalmente ción entre el Creador y los seres crea- blemas de la filosofía tomista), I. M. tres escuelas. Mientras la escuela de dos, y entre la substancia y los acci- Bochenski ha tratado la cuestión cláSuárez indicaba que el ente es for- dentes, pues el ser de los últimos de- sica de la analogía en sentido tomista malmente trascendente y que la ana- pende del de los primeros. En todo desde el punto de vista de la logística logía ha de entenderse en el sentido caso, la noción analógica del ser as- contemporánea, considerando, de la analogía intrínseca o metafísica pira a resolver un problema capital pri mer o, que la noción de analogía de atribución, y no en el sentido de de la teología escolástica: el de la es importante y susceptible de ultela analogía intrínseca de proporciona- relación entre Dios y las criaturas, riores desarrollos, y, segundo, que lidad, la escuela de Escoto propendía por cua nt o si bien en el orde n del para tal fin puede usarse con ventaja a defender la univocidad del ente, el ser Dios excede a todo lo creado, la herramienta de la actual lógica cual se contrae a las nociones infe- como causa suficiente de los entes matemática. Bochenski examina, a este riores mediante diferencias intrínsecas, creados y de todo ser contiene ac- efecto, la analogía desde un punto de y la escuela de Cayetano abogaba por tualmente sus perfecciones. vista semántico (no el único posible, una analogía de proporcionalidad. En pero sí el más convenie nte y aun el En la filosofía moderna el probleefecto, de los tres modos de analogía ma de la analogía no ha aparecido más tradicional, pues de lo contrario a que, según Cayetano, pueden en la superficie de un modo explí- no se comprendería cómo puede ser reducirse todos los términos análogos cito, pero no ha dejado jamás de tratada la equivocidad, que es una —la analogía de desigualdad, la estar latente. Sin embargo, la tenden- relación del mismo tipo que la analogía de atribución y la de cia general de esta filosofía ha sido analogía). En su artículo "On proporcionalidad, mencionados por casi siempre la de referirse a la ana- Analogy" (The Thomist, Vol. XI, Aristóteles, aunque con distinta termi- logía o bien en el sentido de una [1948], 424-47; texto inglés de su nología en Phys. , VII 4, 249 a 22; similaridad de relaciones en los tér- trabajo en polaco "Wstep do teorii Eth. Nic., I 6, 1096 b 26 y Top., I 17, minos abstractos o bien en el sentido analogii", publicado en Roczniki filo108 a 6, respectivamente—, solamente de una semejanza en las cosas, dan- zoficzne, t. I [1948], págs. 64-82), Boel último constituye, a su entender, do, por lo tanto, en este último caso chenski declara, en efecto, que esto la analogía, definiéndose la expresión a la analogía un sentido claramente tiene antecedentes en el examen por 'cosas análogas por proporcionalidad' metafórico. La referencia propiamente Santo Tomás de la analogía en relamediante "aquellas cosas que tienen metafísica ha quedado de este modo ción con los nombres divinos, y en el un nombre común y la noción cortada, especialmente en las di- De Nominum Analogia, de Cayetano. expresada por este nombre es recciones fenomenistas y funciona- A tal fin, asume como noción funda proporcionalmente la misma", es de- listas que han abandonado formal- mental la de significación, descrita cir, "aquellas cosas que tienen un mente la noción de substancia. Así, en la fórmula "la expresión ' signinombre común y la noción expresada Ernst Mach define la analogía como fica en el lenguaje l el contenido f por este nombre es similar de acuerdo relación entre sistemas de conceptos del objeto x" o, simbólicamente, con una proporción" (De Nomi-num homólogos que puede dar lugar a "S (a, l, f, x)" (la situación simbo Analogía, cap. III). A su vez, como una diferencia o a una coincidencia. lizada es llamada complejo semántiya vimos, tal analogía puede tener Y las nuevas direcciones lógicas, es- co). Expresión se refiere a una palalugar o de un modo metafórico o de pecialmente bajo su interpretación ló- bra escrita u otro símbolo escrito (obun modo propio. Cayetano se basaba gico-positivista, aplican el concepto jet o físico que ocupa una posici ón principalmente en la doctrina tomista, de analogía cuando hay correlación dada en el espacio y en el tiempo). pues se hallan en Santo Tomás entre el término que designa un he- Contenido designa la clásica ratio tonumerosos pasajes en tal sentido — cho observable y verificable, y el mista. Objeto o cosa designan la res por ejemplo: 1 Eth., lect. 7, I Sent., término que designa un hecho no en el sentido tomista clásico (un "in19, 5 2 ad 1, de Potentia, 7,7 y de observable, pero deducible por me- dividuo"). Se aplican a la citada Veritate, 21, 4 c ad 30—, pero es dio de términos forjados dentro de relación las operaciones elementales obvio que refino la noción un sistema de correlaciones signifi- de la teoría de las relaciones, y se considerablemente, en particular en cativas. En cambio, en la medida en obtienen una serie de términos. Entre lo que toca a la distinción entre el que ha vuelto a dominar la preocu- dos complejos semánticos hay 16 y análogo y sus analogados, la pre- pación ontológica, la analogía ha sido sólo 16 relaciones en una tabla que dicación de los analogados al aná- empleada de nuevo en el sentido de puede substituir la división tradicional logo y la comparación entre el análogo la filosofía primera. Es el caso de de los términos en unívocos, equívocos y los analogados. En general, Nicolai Hartmann, quien se aproxima y sinónimos (véase SINÓNIMO, podemos decir que el tomismo en en este punto a la posición escotista UNÍVOCO). Bochenski analiza particugeneral se inclina fuertemente por de la casi univocidad del ente, el larmente la univocidad y la equivocila analogía de proporcionalidad, de cual se entiende, como diría Suárez, dad a base de las primeras cuatro tal suerte que, según él, compete exis- "prescindido" de la substancia, del de las 16 relaciones (las más importir a todos los entes en una relación accidente, del ser por esencia, etc. tantes desde el punto de vista clásico) semejante de un modo intrínsecamente Siguiendo investigaciones de Jan y muestra que ya en los Principia vario, pues, sin duda, el ser no es Salamucha y de J. Fr. Drewsnowski Mathematica se examinaba el proble jamás un géner o que se determine (quienes, como lo hace también ac- ma de la analogía al tratar la cuestión por diferencias extrínsecas, pero, a la tualmente Ivo Thomas, aplicaron la de la "ambigüedad sistemática" (equi101
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valente a la clásica aequivocatio a razonamiento en cuestión se deduce consilio). La analogía resulta ser en- de la semejanza de unos objetos, en tonces una relación heptádica entre determinadas notas, su semejanza en dos expresiones (nombres, términos), otra nota. El esquema del razonaun lenguaje, dos contenidos (senti- miento analógico cualitativo es: "S dos, rationes) y dos cosas (objetos, tiene la nota p; S y S' tienen las nores), teniendo los nombres la misma tas a, b, c; por lo tanto, S' tiene proforma y siendo las cosas diferentes. bablemente la nota p". El razonaEl autor reconoce que tiene que miento por analogía va de lo particuafrontar una situación más compleja lar a lo particular, y no posee nunca, que la que aparece en la lógica for- desde el punto de vista lógico-formal, mal clásica, pues hay que usar sím- una fuerza probatoria concluyente, bolos que son expresiones de expre- sino únicamente verosímil o probable. siones, es decir, símbolos de símbo- Clásicamente se distinguía entre valos. Lo interesante aquí es mostrar rios modos o especies de razonamienque la noción de expresión analógica to por analogía: 1° El que va del constituye un género de las expre- efecto a la causa o viceversa. 2° El siones equívocas. Ello confirma la tra- que va de los medios a los fines y a dición, pues el instrumento lógico la inversa. 3° El que procede por seempleado permite examinar metalógi- mejanza. Este razonamiento por anacamente y traducir exactamente la logía se clasifica asimismo según su fórmula clásica: 'la propia analogía materia o su forma. Por la materia es analógica'. Las dificultades que se distinguen los casos arriba cita puede hallar el teólogo en tal cons- dos; por la forma, en cambio, se entrucción, y el reconocimiento de que tiende el razonamiento en cuestión la analogía de proporcionalidad, una según vaya de lo semejante a lo sevez traducida al lenguaje formal, da mejante, de lo menos a lo más y de por resultado un significado muy po- lo contrario a lo contrario. Kant llama analogías de la expe bre de las proposiciones acerca de Dios o del espíritu (que se limitan a riencia a los principios puros del enunas escasas relaciones formales tra- tendimiento correspondientes a la catadas en los Principia Mathematica) tegoría de relación. Su fórmula geneson resueltas, según Bochenski, me- ral enuncia que "la experiencia es diante el descubrimiento de que si sólo posible por la representación de no podemos dar formulaciones exac- un enlace necesario de percepciones" tas de muchas propiedades formales (2° ed. de la Crítica de la razón puimplicadas en relaciones usadas por ra) o bien "todos los fenómenos están la metafísica y la teología, ello se sujetos, en cuanto a su existencia, a debe no a la falta de tales propieda- reglas a priori que determinan sus des formales, sino al estado poco relaciones respectivas en un tiempo" desarrollado de la biología y de otras (1a ed.). Las analogías de la expeciencias, de las cuales el metafísico riencia demuestran: 1° La substancia y el teólogo deben extraer sus expre- es permanente en todos los cambios siones analógicas (y los contenidos de los fenómenos y su cantidad no de ellas). Así, "un progreso inmenso aumenta ni disminuye en la Naturaen las ciencias especulativas sería el leza (principio de permanencia de la resultado de la formalización de esas substancia). 2° Todos los cambios disciplinas". Y aun en su estado actual acontecen según la ley de enlace de puede advertirse, por ejemplo, la causa y efecto (principio de la sudiferencia entre Principio y Padre por cesión en el tiempo según la ley de medios puramente formales: el causalidad). 3° Todas las substancias primero es transitivo, el segundo, in- en tanto que pueden ser percibidas como simultáneas en el espacio, estransitivo (op. cit., pág. 443). Se llama razonamiento por analo- tán en una acción recíproca general gía al que se efectúa no sólo cuanti- (principio de la simultaneidad según tativamente como determinación nu- la ley de la acción y reacción o recimérica de un cuarto término, cono- procidad ). Sobre el concepto general de anacidos los tres términos de una pro porción, sino también cualitativamen- logía, especialmente el concepto de la significación y sus grados: te como atribución de un carácter múltiple Franz Brentano, Von der manniga un objeto por la presencia de este fachen Bedeutung des Seins nach carácter en objetos semejantes. En el Aristóteles, 1862, reimp., 1960. — J. 102
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Hoppe, Die Analogie, 1873. — Harald H¨pffding, Eeg rebet Analogi, 1923 (trad. francesa: Le concept d'analogie, 1931; trad. alemana: Der Begriff der Analogie, 1924). — Erich Przywara, Analogia entis, 1932. — (Sobre Przywara: G. Copers. De analogieleer van E. Przywara. 1952). — Alfred Eggenspieler, Durée et instant. Essai sur le caractère analogique de l'être, 1933. — Nicolas Balthasar, L'abstraction métaphysique et l'analogie des êtres dans l'être, 1955. — W. J. Anders, De analogía entis in het heding, 1937. — R. Kwant, De gradibus entis, 1946. — Deltheil, Dupsuy, Vandel, Calmette, B. de Solages, Dialogue sur l'analogie, 1946. — E. L. Mascall, Existence and Ana logy, 1949. — A. C. Gigon, Analogia, 1949 (monografía). — W. Veauthier, "Analogie des Seins und ontologische Differenz", Symposion IV (1955), 9-89. — Austin Farrer, Finite and In finite. A Phil osophical Essay, 2° éd., 1959. — J. D. Garcia Bacca, "La analogía del ser y sus relaciones con la metafísica", Episteme [Caracas], 1959-1960, págs. 1-64. — Gottlieb Söhngen, Analo gie und Met apher. Kleine Philosophie und Theologie der Sprache, 1962. — Sobre analogía en teología: M. T-L. Penido, Le rôle de l'analogie en théologie dogmatique, 1931. Sobre el llamado estudio ex perime ntal de la anal ogí a: E. A. Esper, "A Contribution to the Expe rimental Study of Analogy", Psychological Review, XXV (1918). — So bre analogía y simbolismo: S. Buchanan, Symbolic Distance in Relation to Analogy and Fiction, 1932. — S. T. Cargill, The Philosophy of Analogy and Symbolism, 1947. — Sobre el concepto de analogía en la física: Lothar von Strauss y Torney, "Der Analogiebegriff in der modernen Physik", Erkenntnis, VI (1936). — Sobre el razonamiento por analogía: Mau rice Dorolle, Le raisonnement par analogie, 1949. — Ch. Perelman y L. Olbrechts-Tyteca, Traité de l'argu mentation, t. II, 1958, § 82-6, pá gs. 499-534. — Sobre el concepto kan tiano de las analogías de la expe riencia: E. Laas, Kants Analogien der Erfahrung. Eine kritische Studie über die Grundlagen der theoreti schen Phil osophie, 1876. — Sobre el concepto de analogía en la lógica griega: E.-W. Platzeck, La evolución de la lógica griega en el aspecto es pecial de la analogía, 1954. — Sobre el concepto de analogía en Platón, Paul Grenet, Les origines de l'analogie philosophi que dans les dialogues de Platon, 1948. (Metáfora y analogía) — Sobre el concepto de analogía en el Pseudo-Dionisio: Vladimir Losski, La notion des analogies chez le Pseu-
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do-Denys l'Aréopagite (Archives d'his- cartes a Hegel]. — Un estudio semán- y sin orden; estaban "todas juntas" toire littéraire et doctrinale du mo- tico de ciertos problemas que pueden en un primitivo caos que sólo ha po yen âge), 1939. — Sobre el concepto relacionarse con el tema clásico de la dido ser ordenado por el espíritu, la de analogía en varios autores es- analogía se halla en la siguiente serie inteligencia, la mente, #!:-1. La masa colásticos: General: T. Barth, "Zur de monografías de Arne Naess: Inter- originaria de las homeomerías fue Geschichte der Analogie", Franziska- prétation and Precis eness (I. Survey sometida a un torbellino impulsado nische Studien, XXXVII (1955), 81- of Basic Concepts, 1947; IL, 1948; 98. Para el concepto escotista: S. III. " 57 define" and to make preci- por el espíritu, por "la más fina y Belmond, O. M., "L'univocité scotis- se, 1948; IV. Misinterpretation and pura de todas las cosas". El Nous es te" Revue de Philosophie XXI, Pseudoagreement, 1948; V. Principies así el principio del orden, pero tamElementary Ánalysis, 1949), que bi én el pr in ci pi o de ani maci ón y (1912); ibíd., XXII (1913). — Para of incluyen un análisis de la sinoni- de individuación de las cosas que el concepto tomista y cayeta-nista: mia, todo ello desde un punto de vista Petazzi, S. J., "Univocita ed analogia" empírico, aunque con uso del sim- constituyen el orden armónico del (Rivista di Filosofía neo-scolastica bolismo lógico. Naess propugna un universo. Mas el Nous produce el (1911 y 1912). — J. Ramírez, O. P., método experimental, a base de cues- orden no de un modo previsto des De anal ogia secun-dum doctrinan tionarios, con el fin de llegar a de- de siempre, no como un destino, Aristotelico-thomis-thicam, 1922. — finiciones operativas, y sus estudios R. Blanche, O. P., "La notion tratan asimismo el problema de la sino como una fuerza mecánica, que se desarrolla a partir de su propio d'analogie dans la philosophie de Saint preci sión y la vaguedad ( VÉASE ). centro, esto es, del centro de su moThomas" Revue des Sciences ANALOGÍAS DE LA EXPERIEN- vimiento en torbellino. El Nous es, philosophiques et théologiques (1941). — G. B. Phelan, St. Thomas and CIA. Véase ANALOGÍA, ad finem. por lo tanto, principio del movimienANAMNESIS. Véase PLATÓN y RE- to, pero de un movimiento que se Analogy, 1941 [The Aquinas Lecture of Marquette Uni-versity]. — J. F. MINISCENCIA. extiende casi ciegamente, porque es Anderson, The Bond of Being, 1949. ANAPODÍCTICOS. Véase INDE- animación más bien que cumplimiento — A. Goergen, Die Lehre von der MOSTRABLES. una necesaria justicia. Por eso Analogie nach Kard. Cajetan und ihr ANARQUISMO. Véase BAKUNIN de afirma Aristóteles que el pensamiento Verhältnis zu T. v. Aquin, 1938 ( Dis. (A . $.). de Anaxágoras carece de claridad, ). — Hampus Lytt-kens, The Analogy (ca. ANAXÁGORAS 499-428 an porque si bien explica el tránsito del Between God and the World. An tes de J. C.) nació en Clazomene caos al orden como intervención en Investigati on of Its Background and Interpretation of Its Use by Thomas of (Asia Menor) y se dirigió a Atenas lo confuso y mezclado de lo puro y Aqui no, 1952. — O. A. Varangot, en 453. Ligado por amistad y por sin mezcla, lo explica sin justificar Analogía de atribución intrínseca y adhesión política a Pericles, fue acu- a su vez la finalidad de este espíritu analogía del ente según Santo Tomás, sado de impiedad por los enemigos puro y universal . 1957. — B. Kelly, The Metaphysical de éste y se vio obligado a abandoLa percepción de las cosas tiene Background of Analogy, 1958 (folleto; nar la ciudad en 434, falleciendo en lugar, según Anaxágoras, mediante la principalmente basado en Sant o Lámpsaco. Anaxágoras fue, según diTomás y en parte en Cayetano). — ce Diógenes Laercio, "el primero que sensación de las diferencias entre nuestros sentidos y los objetos exterAlbert Krapiec, Teoria analogii bytu, 1959 ( Teoría de la analogía del ser) a la materia ( :./( , ) añadió la inteli- nos. Las cosas son percibidas por sus [en Aristóteles, Santo Tomás, gencia (#!:-1)". La "tradición jónica" contrarios; si hay una imposibilidad Brentano y otros]. — George P. se renueva en este pensador, para de captar la realidad en sus partes Klubertanz, Sí. Thomas Aquinas on quien nada se engendra ni se destru- mínimas, ello es debido únicamente Analogy, 1960. — Yves Simon, "Order ye, sino que hay simple mezcla y se- a la insuficiencia de los órganos senin Analogical Sets", The New paración. La cuestión fundamental soriales que, por otro lado, reflejan Scholasticism, XXIV (1960), 1-42. — de la filosofía presocrática, la inteBruno M. Bellerate, S. D. B., rrogación por el ser permanente con con toda exactitud lo que se pone L'analogia tomista nei grandi Com- vistas a la explicación de lo que en contacto con ellos. Continuadores de la filosofía de mentatori di S. Tomasso, 1960. — R. M. Mclnerny, The Logic of Analogy. acontece y cambia, es resuelta por Anaxágoras fueron Arquelao de Ate An Interpretation of St. Thomas, 1961 Anaxágoras no mediante la suposi- nas o de Mileto (fl. ca. 400 antes de [comparación entre Santo Tomás y ción de un principio único ni me- J. C.) y Metrodoro de Lámpsaco (fl. Cayetano]. — Bernard Montagnes, O. diante la afirmación de que sólo el ca. 420 antes de J. C.). Se atribuye P., La doctrine de l'analogie de l'être ser es, al modo de Parménides, sino al primero un escrito titulado G&2"% d'après Saint Thomas d'Aquin, 1963 por la hipótesis de un número infi- <:%=&01, Sobre la Naturaleza, en el cual [Philosophes médiévaux, 6]. — Para nito de elementos, de gérmenes o seel concepto suareziano: Limbourg, S. millas, que se diferencian entre sí afirmaba que el caos primitivo, la J. "Analogie des Seinsbegriffess, Zeit- cualitativamente, que poseen propie- masa originaria de todas las substancias, estaba formada por el aire, schrift für katholische Theologie (1893). — J. Hellin, S. J., La analogía dades irreductibles y por cuya mez- siendo el Nous su principio ordenadel ser y el conocimiento de Dios cla y combinación nacen las cosas vi- dor. La filosofía natural de Arqueen Suárez, 1947. — La analogía en sibles. Confusión, separación y mez- lao de Atenas parecía ser, pues, una Kant y Hegel: E. K. Specht, Der cla son lo que determina la forma- combinación de las especulaciones de Analogiebegriff bei Kant und Hegel, ción de las cosas sobre la base de Anaxágoras y Anaxímenes. En cuanto 1952 ( Kantstudien. Ergänzungshefte estas semillas a las cuales llamó Aris- a Metrodoro, aplicó los conceptos de 66). — E. Heintze, Hegel und die tóteles homeomerías. Estas semillas Analogie, 1958 [Akademische Vorträ- estaban en un principio confundidas la filosofía natural de Anaxágoras a la interpretación de Homero, equige und Abhandlungen, 20] [De Des103
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parando, por ejemplo, Zeus al Nous, ción y trasparencia del "principio" Aquiles al Sol, Agamemnon al éter, de Tales, el agua, puede ser tanto debido a la indiferencia cualitativa etc. Una doctrina en algunos respectos que corresponde a las cosas antes análoga a la de Anaxágoras es la de de ser formadas individualmente, como al hecho de que lo infinito, es Diógenes de Apolonia ( VÉASE ). lo indeterminado, recubra lo Suele atribuirse a Anaxágoras un decir, determinado, el orden del mundo. escrito G&2"% <:(=&01, Sobre la Natura- Los mundos nacen perecen en el leza. Fragmentos y testimonios en seno de este infinito,y de este princiDiels-Kranz, 59 (46). Testimonios de pio y substancia universal que hace Arquelao de Atenas o de Mileto y de que lo diverso sea, en el fondo, lo Metrodoro de Lámpsaco en ibíd., mismo. El retorno de toda forma69 (47) y 61 (48) respectivamente. — Véase la bibliografía de los artículos ción a lo informe no es así sino el FILOSOFÍA GRIEGA y PHESOCRÁTICOS. cumplimiento de una justicia contra Además: F. Krohn, Der #!:-1 bei A., esa injusticia que representa el que 1907. — D. Ciurnelli, La filosofía di las cosas pretendan ser subsistentes Anassagora, 1947. — F. M. Cleve, The por sí mismas, pues la justicia es, en Philosophy of A. An Attempt at Re- última instancia, la igualdad de todo construction, 1948. — J. Zafiropoulo, en la substancia única, la inmersión, Anaxagore de Clazomène (I. Le my- sin diferencias, en el seno de una inthe grec traditionnel de Thales à PZo- determinada infinitud. ton. II. Théorie et fragments), 1948. Fragmentos y testimonios en — Artículos sobre Anaxágoras de M. Diels-Kranz, 12 (2). Véase F. Lüt- ze, Heinze (Ber. der Ges. der Wiss. phil- Ueber den $'(+&"2!# Anaximan-ders, hist. Klasse [1890], 1-45), H. Diels ein Beitrag zur richtigen Auf-fassung (Archiv für Ges. der Phil. X [1897], desselben als materiellen Prinzips, 228-37 y Zei ts chr. für Phi l. und. 1878. — J. Neuhäuser, Dis-sertatio de phil. Kritik, CXIV 201-13), W. Ca- A. Mil esi natura infinita, 1879. — pelle (Neue Jahrb. XLIII [1919], L. Otten, A. aus Milet, 1912 (Dis.). 81-102, 169-98), O. Gigon (Philolo- — Charles H. Kahn, Anaximander gus, XCI [1936], 1-41), W. Broecker and the Origins of Greek (Kantstudien, 1942-43). — Art. de Cosmology, 1960. — Artículos de F. E. Wellmann sobre Anaxágoras (Ana- D. E. Schleiermacher (Werke, II, xágoras, 4) en Pauly-Wissowa. 171-296), P. Natorp (Phil. MoANAXIMANDRO (ca. 610-547 an- natshefte, XX [1884], 367-98), P. tes de J. C.) de Mileto, perteneciente Tannery (Revue philosophique [1886], a los llamados "fisiólogos jónicos", 225-71, y Archiv fur Ges. der Philodijo, según Diógenes Laercio, que soph ie, VIII [1895], 443-48), H. "el infinito es el principio". Este Diels (ibíd., X [1897], 288-337), principio, $'24,( , es el fundamento de J. Dörfler (Wien. Stud. XXXVIII la generación de las cosas, aquello [1916], 189 y sigs.), R. Mondolfo XX, 1 14-30), G. B. Burch que las abarca ( +&2"&(4&" ) y domina (Logos, (The Review of Metaphysics), I, 3, (:B&2#$-), pero un fundamento cons- 1949), M. Heidegger (en Holzwege, tituido por algo inmortal e impere- 1950, págs. 296-343 [trad. esp.: Sencedero, por lo indeterminado, lo in- das perdidas, 1960, págs. 269-312]. diferenciado, )!% $'(+&"2!#. Del apei- — Paul Seligman, The 'Apeiron' of ron (v.) surgen lo frío y lo cálido co- Anaximander: A Study in the Origin mo separaciones de la substancia pri- and Function of Metaphysical Ideas, mordial, y se constituyen lo fluido, la 1962. Véase también bibliografía de tierra, el aire, los astros. La disposi- PRESOCRÁTICOS. ANAXÍMENES (ca. 588-524 antes ción de los elementos del universo en el espacio que ocupan está hecha de J. C.) de Mileto fue probableasí de acuerdo con el mayor o menor mente discípulo de Anaximandro, se peso de los elementos componentes: gún cuenta Diógenes Laercio, y conen el centro, la tierra; cubriéndola, el sideró, al decir de Aristóteles, el aire agua, y recubriéndolo todo, el aire y como anterior al agua, prefiriéndolo el fuego. Este orden que ha surgido como principio entre los cuerpos simdel caos ha nacido en virtud de un ples. Pero est e "air e" que res ponde principi o, de una substancia única, a la pregunta por el principio de las mas de una substancia que no es cosas es también, como el "princideterminada sino indeterminada. La pio" de Anaximandro, algo infinito; indeterminación del "principio" de las cosas nacen por sus condensacioAnaximandro, a diferencia de la nes y rarefacciones, esto es, surgen pre cisa deter mina104
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del aire, al ser dilatado o comprimido, el fuego, el agua, la tierra. El aire recubre todo el orden del universo al modo como lo ilimitado contiene lo limitado, pero este recubrimiento no se efectúa, según Anaxímenes, como lo estático cubre lo dinámico. Por el contrario, el aire es el elemento vivo y dinámico; es, como el alma humana, un aliento o un hálito, que se opone a la pasividad de la materia y que, al mismo tiempo, la informa. La indeterminación e indiferenciación del principio o substancia primordial del universo es así una posibilidad, pero una posibilidad que es a la vez la máxima realidad, pues de ella derivan las realidades individuales, las cosas. La identidad del aire y del hálito o el espíritu, significa así la identidad de todo lo dinámico frente a lo estático; como en el apeiron, también hay en el aire el fundamento de la igualdad de todas las cosas, de su justicia, contra la injusticia de su individuación. Fragmentos y testimonios en DielsKranz, 13 (3). — Véase J. Dörfler, Zur Urstoffslehre des Anaximenes, 1912. — Artículos de P. Tannery (Revue philosophique, VI [1883] y Archio für Ges. der Phil. I [1888], 314-21), A. Chapelli (Archiv, etc., I [1888], 582-94), R. Mondolfo (Rivista Filologia Classica, [1936], 1526), A. Maddalena (Atti Reale Istituto Véneto di Scienze. Lettere ed Arti [1937-1938], 515-45), G. B. Kerfeld (Museion Helveticum [1954], 117-21). — Véase también bibliografía de PRESOCRÁTICOS. — Artículo sobre Anaxímenes (Anaximenes) por E. Wellmann en Pauly-Wissowa. ANDRÓNICO DE RODAS (fl. 70 antes de J. C.) es conocido sobre todo como el compilador y ordenador de las obras de Aristóteles y de Teofrasto, las que, además, comentó extensamente. De hecho, se debe a Andrónico la conservación del Cor pus Aristotelicum (véase ARISTÓTELES ), el cual pasó, desde que fue confiado por Teofrasto a Neleo de Scepsis, por una serie de vicisitudes que pusieron en peligro su conservación. Depositados durante mucho tiempo en un sótano, los manuscritos de Aristóteles fueron recobradas por Apelicón, un funcionario de Mitrídates, tomados por Sila como botín de guerra y, finalmente, recogidos por Andrónico. A éste se debe asimismo el título Metafí sica dado a la filosofía primera del Estagirita ( véase
ANF METAFÍSICA).
Aunque principalmente de índole filológica y exegética, el trabajo filosófico de Andrónico tiene una importancia considerable. Por otro lado, entre sus comentarios a las obras de Aristóteles y Teofrasto parece haber valiosos elementos lógicos, que están siendo actualmente investigados a la luz de la nueva lógica. Véase F. Littig, Andronikos von Rhodos, I, 1890, II, 1894, III, 1895. Art. de A. Gercke sobre Andrónico (Andronikos, 25) en Pauly-Wissowa. ANFIBOLÍA. En el artículo Sofisma (VÉASE) nos hemos referido a la anfibolía como uno de los razonamientos sofísticos in dictione. La anfibolía consiste en la ambigüedad en una proposición. Esta ambigüedad puede exist ir en todas las lenguas, pero a consecuencia de su mayor li bertad de ordenación sintáctica, se acentúa sobre todo en las lenguas clásicas. Así, la anfibolía citada por Aristóteles: "¿No debe haber conocimiento de lo que conoce?" muestra tal carácter mucho mejor en el original griego, a base del cual resulta impreciso si el conocimiento se refiere al sujeto o al objeto conocido. Ejemplo de anfibolía en español son los versos de Lope de Vega en La boba para los otros y discreta para sí (Acto I, esc. 1): amor fue el hijo primero que tuvo naturaleza ya que puede suponerse que el amor fue el primer hijo que la Naturaleza tuvo, y también que el amor fue el primer hijo (de quien fuese) que poseyó una naturaleza. Por lo demás, aparte de que la anfibolía anterior puede resolverse ( como la mayor parte de sus análogos) mediante el buen sentido, puede alegarse que depende menos de la estructura lingüística que de falta de precisión tipográfica; si escribimos 'Naturaleza' con inicial mayúscula ( significando la Naturaleza), la anfibolía desaparece. En suma, se habla de anfibolía de una proposición o de un juicio cuando posee un doble sentido, cuando revela una ambigüedad y es susceptible de equívoco. Kant llama anfibolía de los conceptos de refle xión al hecho por el cual el uso empírico y legítimo del entendimiento puede ser sustituido por el uso trascendental, esto es, al hecho de que en vez de emplear dichos con-
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ceptos en función de los datos de la ángeles, sino también en lo que se sensibilidad sean aplicados a ésta refiere a su organización (en nueve sus predicados puros y, por consi- coros y tres jerarquías). Filosóficaguiente, sea forzada constructivamen- mente, la doctrina más completa al te la propia experiencia como resul- respecto es seguramente la de Santo tado de tal uso. Tomás (Cfr. especialmente, S. theol. I, qq. L-LVI y Cont. Gent., II, 72 y ÁNGEL significa literalmente men98), el cual ha usado para la edifi sajero ($'55&(//&"-#, anunciar, $'55&/"($, cación de la angelología concepciones anuncio, misión, mensaje). Doctrinas proporcionadas por el pensamiento angelológicas se encuentran en vaaristotélico. Especialmente importante rias concepciones religiosas y cosmogónicas (por ejemplo, entre los anti- al respecto ha sido el interpretar los guos persas), pero sólo en el judaismo ángeles filosóficamente como substany luego, sobre todo, en el cristianismo cias separadas e intelectuales. Estas alcanza la doctrina sobre los ángeles substancias son inmutables e inmor precisiones teológicas que suscitan in- tales; aunque individuos, son a la vez especies, de modo que cada ángel terés filosófico. En el Antiguo Testamento los án- constituye por sí mismo un universo geles son enviados de Dios y en oca- completo y sobremanera rico. Aunsiones —como en el caso del "Ángel que creados por Dios y situados en de Jehová"— parecen ser una antici- la jerarquía del ser entre Dios y los pación del Verb o de Dios. En el hombres, los ángeles son espíritus pu Nuevo Testamento se habla de la in- ros, puras inteligencias, auxiliares de tervención de ángeles en diversas Dios en el gobierno divino, poseedoocasiones (Anunciación, consuelo de res de una ciencia superior a la huJesús por un ángel durante la pa- mana, pero inferior a la divina, pues sión, etc.). En todos los casos los án- los ángeles no pueden penetrar por geles son considerados como seres sus propias fuerzas ni el secreto del creados por Dios, pero muchas discu- corazón humano ni el del porvenir: siones se han suscitado en torno a su sus observaciones sobre los seres huverdadera naturaleza y destino. To- manos son más completas que las ejedos los Padres de la Iglesia y teólo- cutadas por ningún otro ser (excepto gos han admitido que se trata de Dios), y sus previsiones más perfecespíritus, pero mientras algunos han tas que las de ningún otro ser (excepinsistido en su pura espiritualidad, to Dios), pero no hay ni conocimiento otros les han atribuido un cuerpo completo de la entraña del hombre (etéreo y luminoso). En cuanto a su ni previsión infalible del porvenir. Terminemos observando que Eugedestino se admite la narración de la nio d'Ors ha interpretado el conceprebelión de algunos de los ángeles to de ángel en un sentido muy escontra Dios (véase DEMONIO), pero pecial dentro de su doctrina filosófica; mientras varios autores ( Orígenes, De el ángel puede ser comparado, a su principiis , II, 9 y III, 5-6) declaran entender, con una especie de "sobreque todos los espíritus creados por conciencia", de tal suerte que la anDios (ángeles y demonios) se salvan gelología se convierte en una doctrien la apocatástasis final, la mayoría na —más metafísica que psicológide los Padres, especialmente desde ca— de la personalidad. San Agustín (Cfr. especialmente De ANGUSTIA. En su dilucidación del Civ. Dei, XI y XII; Comm. litt. en., I, 1-5), se inclinan en favor de admi- concepto de la angustia, Kierkegaard tir la condenación eterna de los án- parte del abismo irreconciliable que geles malos y la eterna beatitud de existe entre lo finito y lo infinito, los ángeles buenos. abismo sentido por la existencia huLas precisiones anteriores no resul- mana como una angustia radical, taron, empero, suficientes ni desde el como un desamparo donde la subjeángulo teológico ni desde el filosófi- tividad limitada del hombre se halla co. Teológicamente, sólo con Dioni- suspendida en la nada de su angussio el Areopagita ( Hier. cael. passim; tiarse, gracias al cual puede la misma Cfr. especialmente IV-X) se desarrolló ser enteramente concreta, huir del enuna doctrina angelológica que, basada gaño de la razón unificadora e idenen la Escritura, ofrecía un aspecto tificadora y sumergirse en el torbesistemático, no sólo en lo que toca llino del existir. La angustia es, por al examen de la naturaleza de los lo tanto, algo enteramente distinto 105
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del miedo y de otros estados aními- el hombre encuentra la angustia, mas nombre de angustia objetiva. Ésta se cos semejantes: "éstos refiérense siem- cabe preguntarse si ésta es solamente distingue de la angustia neurótica, la pre a algo determinado, mientras una de las raíces de la existencia; cual tiene causas puramente psicolóque la angustia es la realidad de la más allá o al lado de la angustia po- gicas. La causa de la angustia objetiva libertad como posibilidad antes de dría hallarse la esperanza, un estado es la perspectiva de un peligro la posibilidad". "Por eso —sigue di- de expectación que se encamina, no externo que se supone indominable y ciendo Kierkegaard—, no se encuen- simplemente a las cosas entre las cuales que paraliza la acción, resultando en tra ninguna angustia en el animal, se mueve la existencia en sus mo- ese estado de detención de la respira justa mente por que éste, en su natu- mentos de "distracción", sino a una ción y de contracción a que alude el ralidad, no está determinado como plenitud que puede colmar el supuesto término 'angustia' (angustia = 'estreespíritu" ( El concepto de la angustia, vacío o crisis de la vida. Acaso pueda chez'). La angustia objetiva puede I, 5). No tiene, pues, nada de sor- decirse que la angustia y la esperanza conducir a la angustia neurótica. Pero prendente que para Kierkegaard la se nutren una de otra: sin angustia, la éste suele tener causas que permaneinvestigación de la angustia tenga existencia correría, en efecto, el peligro cen ocultas a la persona angustiada. que salir del marco de lo psicológico de perderse en lo cotidiano, o de Así, Freud indica que el nacimiento para entr ar en el marco de lo exis- anquilosarse en lo satisfecho; sin es causa y aun prototipo de la angustia tencial. La angustia es, ciertamente, esperanza, en cambio, la existencia neurótica, porque arroja al individuo al un modo de hundirse en una nada, podría desmoronarse, víctima de su mundo, fuera de la protección que le pe ro es a la ve z la manera de sa l- propio interminable hundimiento. Po- proporcionaba el seno materno. Las varse de esa misma nada que ame- dría concebirse la vida como un con- causas de la angustia neurótica son naza con aniquilar al hombre an- tinuo tránsito de la una a la otra, sin más "vagas" que las de la angustia gustiado, es decir, una manera de jamás detenerse en ninguna; esperanza objetiva. Tres tipos de causa son salvarle de lo finito y de todos sus y angustia parecen igualmente ne- importantes. Por un lado, causas engaños. De ahí la posibilidad, sub- cesarias para que la existencia humana ligadas a ciertas fobias de localizarayada por el citado autor, de una mantenga su modo de ser esencial- ción difícil. Por otro lado, "causas disponibles", indeterminadas, que haeducación por la angustia o, mejor mente "contradictorio". dicho, de una educación en la fe por Los anteriores conceptos son, para cen que la angustia "flote" sin enconla angustia. Tal dilucidación de la usar el vocabulario consagrado, pre- trar objetos específicos en los cuales angustia es proseguida, aunque con dominantemente "existenciales" (y, en fijarse — una forma de angustia bien distinto propósito, por Heidegger. Heidegger, "existenciarios" ). Han si- descrita por Proust al escribir de ella Este pensador hace de la angustia do elaborados por filósofos y han te- que "flota. .. vaga y libre, sin estar el temple de ánimo peculiar median- nido escasa resonancia en la psicolo- afectada a nada determinado, al serte el cual se revela la nada y se gía contemporánea — con excepción vicio un día de un sentimiento, otro descubre la existencia como un estar de la llamada "psiquiatría existen- día de otro, ora de la ternura filial, sosteniéndose en ella. La angustia no cial" a que nos referimos en el artículo ora de la amistad hacia un camaraes según ello un mero estado psicoló- Psicoanálisis (VÉASE). Los psicólogos, da" (A la recherche du temps perdu, gico ni un "angustiarse por" algo especialmente los de tendencia ed. P. Clarac y A. Ferré, tomo I, pág. determinado; en la angustia revela- llamada "científica" y "experimental", 30). Finalmente, causas que ya no dora hay una indeterminación ab- se han ocupado sobre todo de describir pueden llamarse causas, pues no hay soluta, que la distingue completamen- objetivamente los estados de angustia en esta forma de angustia relación te del miedo. La angustia no es así o bien de buscar el enlace de tales perceptible entre la angustia y lo teuna aniquilación del ente, sino un estados con fenómenos fisiológicos y mido en ella. Este último tipo de anderrumbamiento del ente, un hundi- bioquímicos. Ahora bien, dentro del gustia se manifiesta en la historia. En miento. La confirmación de este ca- psicoanálisis freudiano se ha sus obras Introducción general al psirácter revelador de la angustia se desarrollado la investigación de los coanálisis e Inhibición, Síntoma y Andemuestra por la visión de aquello estados de angustia en una forma que gustia (Cfr. bibliografía en Freud ante lo cual l a exis tencia se había por un lado es estrictamente psicoló- [Sigmund]), Freud destaca el compoangustiado una vez que la angustia gica o psicofisiológica y por el otro nente sexual —los "modos de uso de ha desaparecido: esta visión remite lado parece rozar temas sensiblemente la libido""— de las angustias histéri justamente al hecho de que el objeto análogos a los del pensamiento fi- cas; los impulsos sexuales no satisfede la angustia no había sido nada, al losófico existencial y existencialista. chos o no sublimados son reprimidos hecho por el cual la nada misma, en Describiremos brevemente las opinio- y engendran estados histéricos. Pero en otras obras el concepto de angustia su presencia pura, se había revelado nes de Freud al respecto. allí (¿Qué es metafísica?). La an- Las causas de los estados de angus- se libera de connotaciones exclugustia es, según esto, la condición tia (y de los estados, menos oprimen- sivamente sexuales y hasta parece almisma de una existencia temporal y tes por lo común, de ansiedad) ha- canzar las formas que hemos descrito finita; no es s ólo la agudización de bían sido buscadas antes de Freud en como "existenciales". En Más allá del una mera inquietud y zozobra, sino pertur baciones fisiol ógicas — por principio del placer, Freud distingue lo que se encuentra siempre en el ejemplo, en la actividad de las glándu- entre la angustia (Angst), el temor fondo del hombre cuando no se halla las suprarrenales. Freud resumió esos (Furcht) y el pavor {Schreck). La an"distraído" entre las cosas. Al des- estados de angustia producidos por gustia corresponde a un cierto estado cender al abismo de su profundidad, una o varias causas fisiológicas con el de expectación del peligro (in cluyen106
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do un peligro desconocido); el temor tología de K. Jaspers, 1958 (tesis). requiere un objeto del que el sujeto — Sobre la angustia en sentido hisse siente temeroso; el pavor es el es- tórico-psicológico: O. Pfister, Das und die Angst. Eine retado en que se encuentra un sujeto Christentum ligionspshychologischehistorische und cuando afronta un peligro para el religionshygienische Untersuchung, cual no estaba preparado. 1914. De la obra de Kierkegaard, El conANICERIS (siglo III), uno de los cepto de la angustia, hay traducción cirenaicos ( VÉASE ), fue menos raespañola (1930). También la hay de la conferencia de Heidegger: "¿Qué dical en sus opiniones que Heguesías, es metafísica?" (en Cruz y Raya y se aproximó más a Arístipo. En N° 6). — El libro de Sigmund Freud: efecto, para Aniceris, placer y dolor Hemmung, Symptom und Angst (In- vuelven a ser respectivamente los hibición, síntoma y angustia) está sumos bien y mal. Pero mientras traducido en la edición de Obras Arístipo consideró tales principios cocompletas (tomo II). Obras psicológicas y psicopatológicas sobre la an- mo de naturaleza estrictamente ingustia: W. Stekel, Nervöse Angst- dividual, Aniceris los examinó a la zustände, 4° edición, 1924. — Pierre luz de las formas de relación social. Janet, De l'angoisse à l'extase. Études Así, para este filósofo la amistad y sur les croyances et les sent iments, la gratitud son realidades positivas 2 vols., 1926. — O. Liebeck, Das que el sabio debe admitir. Ahora Unbekannte und die Angst, 1928. — bien, amistad, gratitud y otras virtuA. Rado, Zwangserscheinungen und Angstzustände bei Nervösen, 1933. des son experimentadas por cada uno — G. Stôrring, Zur Psychopathologie y no tienen valor fuera de la expeund Klinik der Angstzustiinde, 1934. riencia individual, no son deseables — R. Lacroze, L'angoisse et l 'émo por sí mismas, sino en cuanto afectan tion, s/f. ( 1938). — Juliette Bouton- a la persona. Sin embargo, estas nier, L'Angoisse, 1945. — M. Neu- opiniones de Aniceris le obligaban a mann, Ueber die Angst, 1947. — reconocer que, siendo, por ejemplo, E. Froeschels, Angst, Eine Philoso phisch-mediz inische Betrac htung, la amistad algo bueno, es posible, y 1950. — R. May, The Meaning of hasta recomendable, que por amor de Anxiety, 1950. — J. J- López Ibor, ella suframos algunos dolores. La angustia vital, 1950. — F. Panse, ANIMAL. Véase ALMA DE LOS BRUAngst und Schreck, 1952. — A. Silva TOS , ANTROPOLOGÍA, HOMBRE . Tarouca, Die Logik der Angst, ANIMISMO significa, en general, 1953. — Paul Diel, La peur et (an goisse, 1956 (psicología profunda, la creencia de que todo está animado intrapsíquica"). — Hediger, Zulli- y vivificado, de que los objetos de la ger, Neumann, Schwarz, Benedetti, Naturaleza son, en su singularidad y Jores, Benz, Ueberwasser, La angus- en su totalidad, seres animados. tia (trad. esp., 1960). — Sobre la Este animismo coexiste en los pueblos angustia y el pensamiento mágico: primitivos con el antropomorfismo, Ch. Odier, L'angoisse et la pensée magique, 1947. — Angustia y reli- por el cual la animación de todos los gión: E. Rochedieu, Angoisse et reli- seres es concebida en analogía con gion, 1952. — Sobre la angustia me- la del hombre. Según Edward Burtafísica: Henri Edouard Pirenne, Sur nett Tylor (1832-1917), el animismo l'angoisse métaphysique. Essai de es, en términos generales, la doctrina philosophi e de l a philosophie, 1934. de los seres espirituales en tanto que — Sobre la angustia del hombre mo abarca la misma esencia de una filoderno, y en varios autores: A. Künz- sofía espiritualista opuesta a toda fili, Die Angst des modernen Men schen. Dargestellt am Leben und losofía materialista. 'Animismo' sería Denken S. Kierkegaards, 1947 ( Dis. ). entonces un término con el cual se — P. Lain Entralgo, La espéra y la designaría toda doctrina de índole esperanza, 1957, 2a ed., 1958 (con espiritualista. Ahora bien, el animistiene un análisis de las "filosofías de mo se divide, según Tylor, en dos la angustia" al hilo de una antropo grandes dogmas, que forman parte logía de la esperanza"). — F. Ber- de una sola doctrina consistente: el thold, Jr., The Fear of God: The Role primero se refiere a las almas de criaof Anxiety in Contemporary Thought, turas individuales, capaces de poseer 1959 (fenomenología de la angustia una existencia continuada después de al hilo del estudio de Santa Teresa, Lutero, Freud, Heidegger y Karl la muerte o de la destrucción del Barth). — Oswaldo Robles, El pro cuerpo; el segundo concierne a los blema de la angustia en la psicopa- espíritus que poseen el rango de di107
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vinidades poderosas (Cfr. Primitive Culture, 1873). Sin embargo, el hecho de que el animismo equivalga en gran parte a la doctrina de que el alma es, en todos los sentidos, el verdadero principio vital, no quiere decir que sea enteramente identificable con tal doctrina. Pues el animismo puede entenderse también en otros dos sentidos: o lo anímico es princi pio de lo orgánico en tanto que sujeto material, o representa su principio bajo la forma de la causa final de todos los movimientos corporales. En este último sentido el animismo equivale al vitalismo, tal como ha sido defendido por Hans Driesch en su teoría de la "causalidad entelequial" y en su doctrina de la entelequia orgánica, así como a la psicología "hórmica" y teleológica de William McDougall, quien llama precisamente animismo a su propia teoría psicológica. Mas esta causa final tiende entonces a dejar de ser meramente una instancia ejemplar, una atracción, para convertirse en un verdadero y real principio activo. Es obvio, de todos modos, que el término 'animismo' resulta para esta concepción demasiado vago y convendría evitarlo, ya sea para concentrarlo en su primera significación antropológica, ya fuese para aplicarlo a toda doctrina según la cual el alma, o una realidad análoga a ella, constituye el principio de la actividad de todos los seres, y no solamente de todos los cuerpos orgánicos, sino también, por ejemplo, de los propios astros, y aun del universo concebido como unidad. En este sentido pueden calificarse de animistas las doctrinas antiguas y renacentistas que sostienen la existencia de un Alma del Mundo ( VÉASE). E. Saisset, L'âme et la vie; étude sur la renaiss ance de l'animisme, 1864. — Borchert, Der Animismus, 1900. — Clodd, Animisme, 1918. ANONYMUS IAMBLICHI. El Anonymus Iamblichi (Anónimo de Jamblico), así llamado por haberse conservado fragmentos del mismo en el ca pítulo 20 del Protréptico o Exhortación (a la filosofía), de Jámblico, es un escrito redactado al parecer por uno de los sofistas (por Hippias, según M. Untersteiner, I Sofisti, 1949) de la segunda mitad del siglo V antes de J. C., en el cual se expresan opiniones derivadas de Protágoras y de Pródico y se contienen valiosos comen-
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tarios sobre uno de los problemas más una teoría de la jerarquía de las fadebatidos por los sofistas: la relación cultades —sensibilidad, razón, intuientre la virtud y sus fines. El Ano- ción—, y una doctrina de la visión nymus lamblichi adopta una actitud de Dios y de la vuelta del universo polémica contra los sofistas que po- a Dios fuertemente influida por Juan dríamos llamar radicales, es decir, Escoto Erigena. Se deben a Anselmo de Laon contra las más jóvenes generaciones la recopilación llamada Sententiae y de los sofistas. Uno de los problemas otra llamada Sententiae divinae paque más insistentemente subraya es ginae (según F. Bliemetzrieder: Anla necesidad del entrenamiento de la selm con systematische Senvirtud, con el fin de aplicarla a fines tenzen, en Laons Beiträge zur Gesch. der útiles y buenos. Junto a ello, predica Phil . und Theol. des Mittelalters, que el hombre debe ser dueño de XVIII, 2-3, 1919). Las Sententiae sí mismo — tesis que se aproxima al son llamadas a veces Quaestiones. tema capital de la meditación de las Edición de la Glossa interlinearis : escuelas socráticas: la autonomía del Basilea, 1502, 1508; Amberes, 1634. hombre. Interesante es comprobar Obras en Migne, P.L. CLXII, y exhasta qué punto en el Anonymus tractos en G. Lefèvre, Anselmo Laulamblichi parece haber conciencia de dunensis et Radulfi fratris eius sentenque se avecina una época ruda, do- tias excerptas nunc primum in lucem minada por el relajamiento de las edidit, Mediolano Alercorum, 1894.— M. Grabmann, Ges. der schocostumbres en la ética y por la anar- Véase lastischen t. II, 1911, 136quía en la política. Lo último, sobre 68. — H. Methode, Weisweiler, Das Schriftum todo, es el origen de muchos males, der Schule Anselms von Laon und especialmente de la tiranía. El tirano Wilhelm von Champeaux in deutssurge en la sociedad cuando los hom- chen Bibliotheken, 1936 (Beitrdge, bres se han abandonado a la falta de 1-2). — Sobre la llamada "escuela ley y a la injusticia. No se puede, de A. de Laon y de Guillermo de pues, falsear la virtud ni disolver la Champeaux", véanse artículos de O. ley. El Anonymus lamblichi ofrece Lottin en Recherches de théologie en este punto un aspecto exhortativo ancienne et médiévale (1938), 10122; (1939), 252-59, 309-23; (1940), y no solamente polémico. El Anonymus lamblichi recibe tam- 53-77; (1946), 185-221, 162-81; bién el nombre de I"==!"% /!(5!" (a (1947), 8-31. ANSELMO (SAN) (1035-1109), causa de sus palabras iniciales: I"==!"% /!(5!" /&(5!#)$" &'# ),- nacido en Aosta, peregrinó por FranH//$(A", etc.) o Di al exi s. Edición cia y estudió en la abadía de Bece por E. Web er , 1897, y por Diels- (Normandía), en la que fue prior Kranz, 89 (82). — Véase F. Blass, (1062-72). En 1093 fue elegido arzoComm. de Antiph. sophista Jamblichi bispo de Canterbury, de cuya sede auctore, 1889. — H. Gomperz, permaneció ausente durante varios Sophistik und Rhetorik, 1921. — Roller, Untersuchungen zum años por motivos políticos, pero en donde falleció tres años después de su Anonymus lamblichi, 1932. ANSELMO DE LAON (t 1117), regreso de un exilio. San Anselmo llamado el magister divinitatis, fue el representa en el siglo XI el máximo primero de los llamados sent encia- esfuerzo para la conciliación de la fe rios y, por lo tanto, uno de los pre- con la dialéctica. El principio Credo cedesores de los sumistas en el sen- ut intelligam, Creo para comprender, tido en que tiene este término al procedente de San Agustín, es adopaplicarse a los compiladores de sen- tado por San Anselmo como principio tencias (véase SUMAS). Anselmo pre- capital por el que debe regirse toda sentó, en efecto, un sistema de te- especulación filosófica, pues si los mas teológicos que fue tomado pos- dogmas exigen la fe, ésta busca consteriormente como base de los trata- tantemente la comprensión. Dios perdos de teología. El esquema prin- mite a quien posee la fe la visión cipal es, según la descripción de M. intelectual que conduce de ella a su de Wulf, el siguiente: Dios en sí conocimiento; sólo por la fe puede mismo; la Trinidad; Dios creador y el saber ser plena evidencia y verdad. su obra, y Dios redentor. A ello se La obra de San Anselmo, encaminada agrega un tratamiento del problema a la demostración racional de la rede la creación y del hombre dentro velación, alcanza su punto culminante de ella. Entre otras contribuciones en las pruebas dadas en el Monofilosóficas hay en Anselmo de Laon 108
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logium y el Proslogion, de la existencia y naturaleza de Dios. En la primera de dichas obras determina el saber que la razón posee de Dios mediante la teoría platónica de la participación de toda cosa en un arquetipo que la comprende y fundamenta. De este modo se puede, partiendo de cualquier objeto, llegar hasta la existencia de un Ser supremo y absoluto, infinitamente justo, por el cual se posibilita, mediante participación, la existencia de las cosas justas. Sólo porque existe este Ser absoluto y subsistente por sí mismo pueden existir las demás cosas. El supremo Ser es, por otro lado, incausado, pues de tener una causa sería, cosa imposible, inferior a ella. En el Proslogion desarrolla San Anselmo la prueba llamada ontológica (VÉASE), la cual no parte de la realidad dada, sino de la idea de Dios que posee el pensamiento. Dios es, afirma San Anselmo, lo más grande que puede pensarse. Este ser infinitamente grande no puede estar sólo en la inteligencia, es decir, no puede ser simplemente concebido y pensado. Si así fuera, cabría pensar otro ser tan grande como él y, además, existente, esto es, mayor y más perfecto que él. No puede estar, por lo tanto, sólo en el pensamiento el ser más grande posible, pues si estuviera sólo en el pensamiento, sin que poseyera una realidad, no sería ya el ser más grande posible. El argumento ontológico no es, propiamente, a pesar del aspecto externo de su formulación, un simple paso de toda esencia a su existencia, pues se funda tanto en la esencia de Dios —en su calidad de ente infinitamente real— como en la noción que de Dios se forma la inteligencia humana, la cual puede ir pensando siempre seres más perfectos cuando cercena de su pensar la existencia real. La prueba ha sido empleada con diversas variantes en el curso de la historia de la filosofía; uno de sus fundamentos de halla en la imposibilidad de que un ser finito piense un ser infinito actual sin el auxilio de éste, es decir, tal como sostenía Descartes, en la idea de Dios como efecto de la existencia de Dios. Su validez fue impugnada ya en tiempo de San Anselmo por Gaunilo, quien objetaba que la realidad de Dios no puede ser deducida de nada que le sea parecido,
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pues nada puede afirmarse ni negarse floridus, de Lamberto de San Aude- yecciones" de conocimientos futuros de su esencia. El paso de la idea a mas, compilación descrita por L. De- — conocimientos de carácter general la existencia puede conducir, según lisle en Notices et Extraits, XXXVIII, y no particular. Los estoicos subrayaGaunilo, a la afirmación de la reali- Paris, 1816. — Traducción castellana ban el carácter racional de las antici Proslogion por Roger P. Labrousse dad de cualquier ser pensado. A del en el volumen La razón y la fe (1945), paciones; los epicúreos, en cambio, estas objeciones opuso San Anselmo con el Liber pro insipiente de Gaunilo, destacaban su carácter empírico si que la prueba de la existencia se la respuesta de San Anselmo, y textos bien señalaban que, a diferencia de refiere sólo al ser infinito, pero no relativos al argumento ontoló-gico de las observaciones empíricas, las antia ningún ser finito y, por lo tan- Santo Tomás, Duns Escoto, Descartes, cipaciones proporcionan un tipo de Malebranche, Locke, información sin la cual no se puede to, que únicamente es válida para Gassendi, Leibniz, Hume, Kant y Hegel. Otra entender ninguna observación empíDios. trad. esp. del Proslogi on por M. rica (véase Cicerón, De natura deoEn su tratado De vertíate deduce Fuentes Benot, 1957. — Texto y rum, I 16). Los estoicos concebían las San Anselmo la verdad o falsedad trad. esp. por B. Maas, con prólogo de de los juicios de la existencia o no G. Blanco, 1950. — Véase Fr. R. anticipaciones como esquemas racioexistencia de lo enunciado en ellos. Hasse, Anselm von Canterbury, 2 vols., nales previos a las percepciones. Los En rigor, hay verdades únicamente 1843-1857. — Charles Rémusat, Saint epicúreos mantenían que, aunque en porque existe una verdad suprema y A. de C.; tableau de la vie sí mismas indisputables, las anticipaabsoluta que las fundamenta. En el monastique et de la lutte du pouvoir ciones habían sido formadas en el plano exclusivamente teológico, San spiritual avec le pouvoir temporel au curso de percepciones anteriores, conAnselmo ha proseguido su labor de XIe siècle, 1853. — Comte Domet de servándose en la memoria y usándose explicación racional de los misterios Vorges, Saint Anselme, 1901. — G. como modelos para comprender la naespecialmente en su obra Cur deus Wendschuch, Das Ver-hältnis des turaleza de nuevas posibles percepzum Wissen bei Anselm von ciones. homo? (¿Por qué Dios se hizo hom- Glaubens Canterbury 1909. — J. Fischer, Die bre?), donde se sostiene que el Ver- Erkenntnislehre Según Francis Bacon, las "anticiAnselms von bo se ha hecho car ne porq ue el Canterbury, 1911. — G. Baeum-ker, paciones de la Naturaleza" (anticipahombre no puede, en cuanto ser finito Die Lehre A. von Cantorbery über tiones naturae) son las "conclusiones y limitado, borrar la ofensa infinita den Willen und seine Wahlfrei-heit de la razón humana tal como se apliinferida a Dios por el pecado. El nach seinen Quellen dargestellt, 1912. can ordinariamente al conocimiento método y los propósitos de San — E. Lohmeyer, Die Lehre vom de las cosas naturales". Estas anticiAnselmo fueron proseguidos por mu- Willen bei Anselm von Canterbury, paciones son "cosa precipitada y prechos autores escolásticos medievales; 1914. — Charles Filliâtre, La phi- matura", a diferencia de la "interprelosophie de Saint Anselme, ses princisu prueba de la existencia de Dios pes, s a nature, son inf luence, 1920. tación de la Naturaleza" (interpretaen el Proslogion ha ejercido, como — A. Koyré, L'idée de Dieu dans la tio naturae), la cual se obtiene por hemos visto en el artículo dedicado philosophie de Saint Anselme, 1923. medio de la razón de acuerdo con a ella, una influencia considerable — A. Levasti, Sant'Anselmo, vita e procedimientos metódicos (Novum hasta nuestros días, estimándose con pensiero, 1929. — Karl Barth, Fides Organum, I xxvi). Pero las anticipaquaerens intellectum. Anselms ciones en cuestión son necesarias para frecuencia que su admisión o rechazo determina con entera claridad las úl- Beweis Existenz Gottes, 1931, 2a que haya consentimiento general de timas posiciones ontológicas y meta- ed., 1958. — A. Stolz, A von C. todos los hombres en la medida en Sein Leben, seine Bedeutung und que hacen uso sano y sensato de la físicas de su autor. seine Hauptwerke, 1941. — L. de razón (ibíd., I xxvii), de modo que Ediciones de obras: Nuremberg, Simone, S. A. d'Aosta e la 1491; París, 1544; Colonia, 1573; pueden ser equiparadas al sentid o París, 1675, 1721; Venecia, 1744. formaz ione délia scolastica, 1941. — común. Desde el punto de vista del Julián Marías, San Anselmo y el Edición en la Patrologia latina de Migne, t. CLVIII-CLIX. Edición crí- insensato y otros estudios de asentimiento, las anticipaciones tienen tica del Monologium y el Proslogion filosofía, 1944. — Sofia Vanni inclusive más peso que las in por Carl Haas, 1863. Otras edici ones Rovighi, S. Anselmo e la filosofia terpretaciones, porque "habiendo sido por A. Daniels, 1909, y por F. C. del secolo XI, 1949. — J. obtenidas a base de unos cuantos Schmitt, 1929. — Edición reciente de McIntyre, St. Anse lm and His ejemplos, y éstos de índole muy coobras completas (S. Anselmi Cantua- Critics. A Reinterpretation of the Cur rriente, afectan inmediatamente el enriensis Archiepiscopi Opera Omnia) Deus Homo, 1954. — Eadmer [monje por F. S. Schmitt, O. S. B. en 6 vols. de Canterbury, coetáneo de S. A.]: The tendimiento y llenan la imaginación" (I. 1938, edición distribuida en 1942; Life of Anselm, 1962, ed. R. W. (ibíd., I xxvii). El vocablo 'anticipación' designa fotoimpresa en 1946; II, III, 1946; Southern. — Véase también bibliograsegún Kant el conocimiento "por meIV, 1949; V, 1951; VI, 1961. Edición fía de ONTOLÓGICA (PRUEBA). de parte del texto latino de Schmitt y ANTICIPACIÓN (+2!(/,J"1 ) lla- dio del cual puedo conocer y detertrad. esp. en la Biblioteca de Autores maban los estoicos ( Diog. L., VII 54; minar a priori lo que pertenece al coCristianos, 2 vols., 1952-1953. — Véaempírico" (K.r.V., A se también P. Druwé, Libri Sancti Séneca, Ep., CXVII: praesumptiones) nocimiento 166-7; B 208). Kant estima que este Anselmi "Cur Deus Homo" pri ma y especialmente los epicúreos (Diog. es el sentido en que Epicuro empleó forma medita, 1933 [Analecta Grego- L. X 33) a la imagen o conocimiento el término +2!( /,J"1 . En cierto riana 3]. — Este texto se ha publi- general que el espíritu se forma anticicado por vez primera en la época padamente del objeto como reacción sentido pueden considerarse el moderna; estaba ya incluido en una a su percepción inmediata y que posi- espacio y el tiempo como compilación del siglo XII, el Liber bilita su más adecuado conocimiento. "anticipaciones de las apariencias", Las anticipaciones eran como "pro- por cuanto "representan 109
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a priori aquello que puede ser siempre dado en la experiencia a posteriori" (ibíd., A 167; ( 209). Sin embargo, en un sentido más propio puede llamarse "anticipación" a cuanto pueda ser conocido a priori en toda sensación en cuanto sensación en general. Kant trata de las "anticipaciones de la percepción" en la sección de la Crítica de la razón pura que bosqueja el sistema de los principios del entendimiento puro. La tabla de categorías sirve de guía para determinar tales principios. Las anticipaciones de la percepción son —junto con los axiomas de la intuición— "principios matemáticos", esto es, principios que permiten poseer certidumbre intuitiva y no sólo discursiva. La fórmula general de las anticipaciones de la percepción es enunciada de los modos siguientes: "En todas las apariencias, la sensación, y lo real que corresponda a ella en el objeto (realitas phaenomenon), posee una magnitud intensiva, esto es, un grado" (ibíd., A 166) y "En todas las apariencias, lo real que constituye un objeto de sensación posee magnitud intensiva, esto es, un grado" (ibíd., ( 207). ANTICIPACIONES DE LA NATURALEZA, DE LA PERCEPCIÓN. Véase ANTICIPACIÓN. ANTIFÓN, de la llamada segunda generación de los sofistas ( VÉASE) fue influido por los eleatas y expuso en su obra '@/,(8 &"$ (La Verdad) una doctrina según la cual todo es uno para el Logos, de modo que no existe nada que sea individual ni para los sentidos ni para el entendimiento. Es plausible formularse al respecto, sin embargo, la misma pregunta que suele hacerse con respecto a Gorgias: la de si tal tesis es la expresión de una teoría filosófica o un ejercicio retórico. En favor de lo segundo parece abonar el hecho de que Antifón se consagró a estudios de ciencia natural y de matemática. En favor de lo primero está el hecho de que Antifón pareció inclinarse a distinguir entre el mundo de la verdad (o de la Naturaleza) y el de la apariencia (o de lo humano). En la famosa discusión entre lo que es por naturaleza y lo que es por ley o convención, que los sofistas aplicaron al lenguaje y a la política, Antifón se declaró en favor de la naturaleza <:( = "1, contra la ley, #!(3!1 . Diels-Kranz, 87. — Véase F. Blass,
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De Antiphonte sophista, 1889. — E. acontecer en el universo, acontecer Bignone, Study sul pensiero antico, que requiere un comienzo y un fin. 1938. — También H. Gomperz, So- En cambio, si fuera verdadera la phistik und Rhetorik, 1912. — Véase tesis tendría que admitirse una nada bibliografía de SOFISTAS y obra de M. anterior, de la cual nada puede adUntersteiner (págs. 278-325). venir. Lo mismo ocurre con el espaANTINOMIA. Se dice que hay an- cio: debe haber un límite porque si tinomia cuando una proposición resulta no lo hubiera tendría que pensarse a la vez verdadera y falsa. Se dice el mundo como algo infinito y, por asimismo que hay antinomia cuando tanto, no acabado; no puede haber dos consecuencias de la misma pre- límite porque si lo hubiera se pensaría misa son contradictorias. La antino- algo espacial rodeado de algo inmia es también por ello llamada espacial. En la segunda antinomia se paradoja. Ahora bien, reservaremos el afirma la imposibilidad de una diviartículo acerca de la noción de pa- sibilidad infinita de lo simple, pues radoja ( VÉASE ) para el examen de de lo contrario lo existente quedaría las diversas antinomias lógicas y se- disuelto en la nada; pero también mánticas que han sido discutidas se sostiene la infinita divisibilidad de especialmente en la actual lógica y cualquier parte, que si no fuera siemfilosofía matemática, y considerare- pre divisible no podría ser extensa, mos aquí el concepto de antinomia pues toda extensión es divisible . En sólo en dos respectos: en el sentido la tercera antinomia se demuestra (o sentidos) kantiano, y en el sentido que no puede haber una causalidad de las llamadas antinomias entre la rigurosa y absoluta, porque ello equiética (o la moral) y la religión. valdría a la regresión al infinito de Kant llama antinomias de la razón las causas; mas tampoco puede haber a las que se descubren en las ideas un comienzo incausado, por cuanto no de la razón pura aplicadas a la cos- podría pensarse como objeto de la mología. Estas antinomias son las ma- experiencia. Finalmente, para la temáticas (referentes a la cantidad cuarta antinomia se efectúan las y cualidad) y las dinámicas (refe- mismas demostraciones que para la rentes a la causalidad y modalidad). tercera. Según Kant, estas contradicKant las enuncia del siguiente modo: ciones son debidas a que en las dos 1a Tesis: El mundo tiene un comienzo primeras antinomias el espacio, el en el tiempo y límites en el espacio. tiempo y la simplicidad son consideAntítesis: Él mundo no tiene ningún radas como cosas en sí en tanto que comienzo en el tiempo ni límites en sólo poseen idealidad trascendental. el espacio. 2a Tesis: Toda substancia El mundo como tal queda convertido compuesta consta de partes simples, en objeto del conocimiento, cosa imno existi endo más que lo simple o lo posible y que hace igualmente falsas compuesto de lo simple. Antítesis: las tesis y las antítesis. En las dos Nada se compone en el mundo de últimas, en cambio, las tesis y las partes simples. 3a Tesis: Existe antítesis son todas verdaderas, pero libertad en el sentido trascendental mientras las antítesis se refieren a los como posibilidad de un comienzo fenómenos, las tesis hacen relación a absoluto e incausado de una serie de los noúmenos o cosas en sí; su apaefectos. Antítesis: Todo acontece en el rente incompatibilidad no es, pues, mundo según leyes naturales. 4 a más que la incompatibilidad de dos Tesis: Existe en el mundo, como su aserciones que se refieren a esferas parte o como su causa, un ser distintas. necesario. Antítesis: No existe ni Las antinomias kantianas han sido como parte ni como causa, en el acogidas en forma muy diferente por mundo o fuera de él, ningún ser sus sucesores, de acuerdo con el desnecesario ( K. r. V., A 426-7 ( 454-5 y tino que haya tenido la concepción sigs.). de la cosa en sí. Pero un análisis Las tesis son probadas por la refu- explícito y atento de ellas se encuentación de las antítesis y viceversa. tra únicamente en algunos pensadoAsí, la demostración de la tesis de la res. Schopenhauer declara que sólo primera antinomia se efectúa, en lo las antítesis son verdaderas, pues las que se refiere al tiempo, compro- tesis representan a lo sumo posiciones bando que si la antítesis fuera ver- sobre una realidad puramente repre-. dadera no podría hablarse de un sentativa. Para Renouvier, en cambio, 110
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la "ley del número", que sostiene el edificio finitista de su pensamiento, anuncia y demuestra que las antinomias kantianas tienen una única solución: la expresada en las tesis, pues de lo contrario habría que admitir el realismo contradictorio del infinito. Lo mismo afirmó François Evellin (1885-1910), quien dedicó a este problema una obra especial: La raison et les antinomies. Essai critique sur la philosophie kantienne (1907). Evellin señala que las tesis se refieren a lo real: finitud, simplicidad, libertad son resultados de una afirmación de lo real que se opone a la afirmación de lo sensible realizada en las antítesis. También Lionel Dauriac (1847-1923) se decidió por la verdad de las tesis. Las consecuencias fenomenistas de esta decisión no eran fáciles de eludir, y por eso algunos neocriticistas rechazaban la solución unilateral de que sólo las tesis fueran válidas. Así ocurre con Gastón Milhaud ( VÉASE), quien supone que tesis y antítesis son manifestaciones de una tercera posición en la cual las cosas van apareciendo como novedades radicales. Louis Couturat ( VÉA SE) señala, contra Renouvier, y en desacuerdo con su propia filosofía infinitista, que sólo las antítesis corresponden a la razón y son por ello válidas; las tesis, en cambio, corresponden al entendimiento. Infinitud del tiempo y del espacio, continuidad e infinita divisibilidad del espacio son afirmaciones válidas; la necesidad es cuando menos probable. Wundt, por su lado, señala que las tesis y las antítesis de las antinomias no pueden ser rechazadas la una por la otra, pues al justificarse ambas se apoyan también mutuamente. En KdU (§§69-70) Kant indica que el juicio determinante no tiene por sí mismo principios que constituyan el fundamento de conceptos de objetos. Tal juicio se limita a "subsumir" bajo ciertas leyes o conceptos en tanto que principios. Por eso no corre el riesgo de engendrar por sí mismo antinomias. En cambio, el juicio reflexivo ( véase Juicio [ FACULTAD DEL] ), que debe "subsumir" bajo una ley todavía no dada, es sólo un principio de reflexión sobre objetos para los cuales necesitamos una ley o el concepto de un objeto. Tal juicio posee sus propias máximas, y entre éstas puede surgir un conflicto. He aquí la
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llamada "antinomia del juicio reflexivo". Puede expresarse en las dos siguientes máximas: (1) Toda producción de cosas materiales y de sus formas debe ser juzgada como posible según leyes puramente mecánicas; (2) Algunos productos de la naturaleza material no pueden juzgarse como posibles según leyes puramente mecánicas. Cuando estas máximas (que son principios regulativos de la investigación) se convierten en principios constitutivos de la posibilidad de ob jetos, tenemos las dos siguientes pro posici ones, en radical conflicto una con otra: (A) Toda producción de cosas materiales es posible según leyes puramente mecánicas; (B) Alguna producción de cosas materiales no es posible según leyes puramente mecánicas. En cuanto a la antinomia entre la ética (o moral) y la religión, se ha puesto de relieve numerosas veces, ya sea para considerarla como insoluble, ya sea para declararla falsa o, cuando menos, atenuable. Tal antinomia fue expresada por Kierkegaard ( VÉASE) y otros autores según los cuales los enunciados de orden religioso sobre pasan infinitamente los de orden moral. Bajo otros supuestos ha sido presentada y examinada por ,icolai Hartmann (Ethik, § 85, págs. 735 y sigs. ), el cual declara que hay, en rigor, cinco antinomias de esta clase: (1) la manifestada en la orientación práctica o tendencia al "más acá" (ética) frente al "más allá" ( religión ) ; (2) la revelada en el conflicto de las relaciones entre Dios y el hombre; (3) la que resulta de la contraposición en tre los mandamientos divinos y la au tonomía moral; (4) la que se refiere a la Providencia, o antinomia de la libertad, y (5) la que se refiere a la redención y al concepto de culpa. Se gún José Luis L. Aranguren (Ética, 1958, págs. 156-7), las dos últimas antinomias son insuperables sólo den tro de una ética cerrada a la religión, pero no dentro de una ética abierta a la religión. Las tesis de Renouvier sobre las antinomias se hallan en casi todas sus obras (véase especialmente: Los dilemas de la metafísica pura, trad. esp., 1945). Las obras de Milhaud han sido mencionadas en el artículo sobre este filósofo; las de Dauriac constan al final del artículo sobre Renouvier. Sobre la significación de las antinomias para Kant y el criticismo, véase: 111
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Hans Rathschlag, Die Bedeutung der Antinornien für den Kritizismus, 1934. — Morris Stockhammer, "Kurzes dualistisches Wörterverzeichnis", Archiv für Begriffsgeschichte, ed. E. Rothacker, Bd. 4, 1959, págs. 158-81. — Sobre la contradicción antinómica: Siegfried Behn, Romantische oder klassische Dialektik? Vergleichende Dialektik des antinomischen Wider spruchs, 1925. — Sobre las antino mias cosmológicas: Edgar Wind, Das Experiment und die Metaphysik. Zur Auflösung der kosmologischen Ant inomien, 1934. — Heinz Heimsoeth, Atom, Seele, Monade. Historische Ursprünge und Hintergründe 9on Kants Antinornien der Teilung, 1960. — Una obra sobre el problema críti co de las antinomias es el t. III de Le Ragione del Fenomeni smo, 192123, de C. Guastella, titulado justa mente Le Ant inomi e. — El libro d e Evellin sobre la razón y las antino mias consta en el texto del artículo. — Para las antinomias en el sentido de las paradojas lógicas y semánticas, véase el artículo PARADOJA y la co rrespondiente bibliografía. — Para las llamadas "antinomias" entre ética y religión, Cfr. obras cit. supra. ANTÍOCO de Ascalón, discípulo de Filón de Larisa, sucedió a su maestro como escolarca de la Academia platónica desde ca. 88 hasta 68 antes de J. C. Las tendencias escépticas que habían predominado en la Academia durante la época de Arcesilao, Carnéades y Clitómaco y que ya sufrieron un primer revés con Filón de Larisa, desaparecieron casi enteramente con Antíoco. Este filósofo representó, en efecto, un punto de vista dogmático y a la vez ecléctico, pues consideró que había que regresar a las fuentes de Platón y de Aristóteles. Como Antíoco consideró que el estoicismo —tan combatido por la Academia Media— representaba muy fielmente este punto de vista ecléctico, su pensamiento se fue aproximando cada vez más al estoico. Ahora bien, el estoicismo platonizante y aristotelizante de Antíoco no era ya el que habían combatido Arcesilao y Carnéades —el viejo estoicismo—, sino el llamado estoicismo medio de Panecio y, sobre todo, de Posidonio. Como indica Cicerón —que había oído al filósofo— en Académica priora (II, 43, 132), Antíoco era platónico sólo de nombre: en rigor, era un estoico y en particular un estoico ecléctico. H. Diels, Doxographi Graeci, 1879.-
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La mayor parte de lo que conocemos J. Dahmen, Quaestiones Xenophontae cuanto entidad biológica dentro de de las opiniones de Antíoco procede et Antisthenea, 1898 (Dis.). — los demás seres animados y, en últide Cicerón, especialmente en la obra * . Joël, Der echte und der xe- ma instancia, dentro de la Naturalecitada. Véase C. Chappuis, De An- nophontische Sokrates, especialmente za. La antropología científica es así, tiochi Ascalonensis vita et scriptis, t. I (1893). — H. J. Lulolfs, De por una parte, un capítulo de la bio1854. — A. Lueder, Die philosophi- Antisthenis studiis rethoricis, 1900. sche Persönlichkeit des Antiochos von — L. A. Rostagno, Le idee pedago- logía o, por lo menos, un capítulo Askalon, 1940. — G. Luck, Der Aka- giche nella filosofía cinica e special- de la ciencia natural, y, por otra, demiker Antiochos, 1953 [Noctae Ro- mente in Antistene, I, 1904. — C. M. una ciencia que requiere el concurso manae, 7]. Gillespie, "The Logic of Antisthenes", de múltiples disciplinas, que no solaANTÍSTENES (ca. 444-365 antes Archiv für Geschichte der Philoso- mente se sirve de la biología, sino de J. C. ) de Atenas fue, en un co- phie, XXVI. ,. F. XIX (1913), 479- también de la psicología, de la socioy XXVII. ,. F. XX (1914), 17- logía, de cuanto contribuya al esclamienzo, discípulo del sofista Gorgias 500 38. — A.-J. Festugière, "Antistheni- recimiento de la naturaleza del homy más tarde de Sócrates. Esta doble ca", Revue des sciences philosophiques influencia parece caracterizar de un et théologiques (1932). — H. Kesten, bre. Sin embargo, en este último caso, modo preciso (por lo menos esta es Antisthène. De la Dialectique. Étude la antropología, sin dejar de ser, por la opinión "clásica") los rasgos fun- critique et exégétique sur le XXVIe supuesto, "científica", es menos ciendamentales de la escuela cínica en la Discours de Thémistius, 1935. — tífico-natural que científico-cultural, medida en que se suponga "funda- Véase también la bibliografía del ar- e inclusive es llamada a veces antropología cultural para distinguirla da" por Antístenes; el desprecio hacia tículo CÍNICOS. de la antropología clásica. En camDIALÉCTICA $,7 7 0 I ES S. Véase , todo saber que no conduzca a la fe bio, la antropología filosófica, pese , , , HEGEL MARX MARXISMO OPOSI licidad se une, en efecto, a la inclinaa la identidad formal de su pregunta , . CIÓN TESIS ción por la erística, por la disputa —¿Qué es el hombre y cuál su TESIS ANTITÉTICA. Véase . filosófica tal como era practicada por puesto en el cosmos?— con respecto ANTITIPIA. El vocablo griego algunos sofistas y por los megáricos. a la pregunta científica, sobrepasa a significa "resistencia", "fir$' # )"):+"( $ En su escuela daba Antístenes las ésta por considerar al hombre no sólo meza", "dureza". Fue empleado por enseñanzas habituales de los sofistas, en su ser natural, sino también en su los estoicos en la definición de los pero, a diferencia de éstos, no consiser esencial, no sólo en su puesto cuerpos; según dichos filósofos, la anderaba la erística como el paso a la formación intelectual, sino como una titipía es una propiedad del cuerpo dentro de la Naturaleza, sino también preparación para la vida tranquila. distinta del lugar (véase J. von Ar- dentro del espíritu. La antropología Esta vida sólo puede conseguirse, a nim, Stoicorum veterum fragmenta, científica y la filosófica son, consisu entender, cuando se tiene un do- II, 127 [texto sacado de Galeno, guientemente, dos disciplinas cuya minio suficiente sobre sí mismo, es de qualitatibus incorporeis, 10]). Los coincidencia en la preocupación acerdecir, cuando se alcanza la autosu- estoicos hablaban también de "ma- ca del hombre no suprime su radical ficiencia o la autarquía. De ahí el teria resistente" (ibíd., II, 115). diferencia en el sentido de la pregunta desprecio del placer que es, para El término antitypia fue empleado que les da origen. Tampoco cabe Antístenes, el productor de la infe- por Leibniz para designar aquel atri- confundir la antropología filosófica licidad, el que perturba la quietud buto por el cual la materia se halla con el llamado conocimiento del del sabio. La regla del sabio es la en el espacio; se trata de una resis- hombre. Este último tiene en cuenta, prudencia, la "sabiduría" por la cual tencia que funda la impenetrabilidad ciertamente, el conjunto de saberes, se eliminan todas las necesidades, por y que hace posible que el lugar de entre ellos los psicológicos, que perasí decirlo, innecesarias, pues sólo es un cuerpo dado no pueda ser ocu- miten aproximarnos a un conocimiento necesaria la virtud. Esta virtud pue- pado por otro cuerpo. Por eso la mo- del ser humano que no sea únicade, desde luego, ser enseñada, y esta dificación de la antitipia, es decir, su mente un conocimiento de su ser enseñanza es la única que hay que variedad consiste en la variedad del natural o de su constitución psíquica, dar al hombre, porque lo pone en el lugar (Cfr. Leibniz, Gerhardt, VII, sino un saber de conjunto anterior muchas veces al saber especializado. camino de saber lo que le conviene. 328). El vocablo relacionado El conocimiento del hombre recurre En la escuela de Antístenes se comentaban principalmente las obras $#)"):+!1 fue usado por Plotino en a la psicología, pero sólo en tanto que homéricas y los mitos helénicos, con- su tratado contra los gnósticos (Enn., ésta puede ofrecerle un saber de lo siderándose a Hércules como el ver- II, ix, 6) para referirse a las que el hombre es en uno de sus asimpresiones o "huellas" que los pectos fundamentales; más allá o más dadero prototipo del sabio. De las numerosas obras escritas gnósticos admiten en el alma. Tanto acá de la psicología, el conocimiento por Antístenes se conservan sólo frag- estas huellas como otras del hombre recurre a las experiencias mentos. — Véase M. Chappuis, An- características (tales, los "arre- de la vida cotidiana y es aquel saber tisthene, 1854. — Ad. Müller, De pentimientos") son rechazadas por de que, según Rickert, se vale el his Anti sthenis Cynici vita et scriptis, Plotino por considerarlas ideas poco toriador para comprender los actos 1860 (Dis.). — * . Barlen, Antist he- claras. humanos aun sin tener ninguna nones und Platón, I, 1881. — K. Urban, ción de la psicología científica, aqueANTITIPO. Véase 7I %>. Ueber die Erwähnungen der Philoso phie des Antisthenes in den platoniANTROPOLOGÍA. Desde el punto llo que le permite establecer el perfil schen Schriften, 1882. — F. Dümm- de vista científico, la antropología biográfico y no simple mente biolóler, Anti st hen ic a, 1882 (Dis.). — es la ciencia del hombre en cuanto gico y psicobiológico de cada ser ser psicofísico o simplemente en 112
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humano. En cambio, la antropología da a entender: primero, que la anfilosófica limita y a la vez extiende tropología filosófica es una antroposu problema a la cuestión de la esen- logía de la esencia y no una antrocia del hombre, de su puesto en el pología de las características humacosmos y de su destino, y constituye, nas; segundo, que la antropología por tanto, según Scheler, el puente filosófica se distingue de la antropoque une las ciencias positivas con la logía mítica, poética, teológica y metafísica. Aunque esta antropolo- científico-natural o evolucionista (op. gía es de creación reciente se hallan cit., I, 4), y aun —podríamos agreya atisbos de ella en el pasado filo- gar— de la antropología de corte sófico: la meditación de Pascal, por diltheyano, demasiado próxima a la ejemplo, es de índole claramente fi- "comprensión del hombre" y que B. losófico-antropológica, y el propio Groethuysen, por ejemplo, ha definido Kant ha entendido con el nombre de como "la reflexión de sí mismo para antropología no solamente ese cono- comprenderse a sí mismo desde el cimiento científico del hombre como punto de vista de la vida" (Phil. ser psicofísico, sino también el cono- Anthr., pág. 1; usamos la trad. esp. de cimiento en general del hombre y de J. Rovira Armengol, sobre texto corresus facultades (antropología teóri- gido y revisado por el autor). Según ca), del hombre y de sus habilidades Landsberg, la antropología filosófica (antropología pragmática), del hom- se sirve de los datos proporcionados bre y de su conducta en la vida por las otra s formas de antr opol ogía (antropología moral). Mas la antro- — por ejemplo, los proporcionados pología filosófica no puede ser tam- por la "antropología de las caracte poco un saber último y definitivo del rísticas humanas". A diferencia de hombre: requiere, por una parte, el ellas, sin embargo, debe buscar la concurso de los demás saberes (an- esencia "hombre", entendiendo 'esen tropología científica, psicología, so- cia' en el sentido de la fenomenología ciología, conocimiento del hombre, de Husserl y no en el sentido tradi filosofía de la historia, etc.) y, por cional. Por ejemplo, mientras la an otra, depende de la pregunta sobre tropología de las características hu la estructura metafísica del hombre. manas, que es una ciencia empírica, Por eso la inclusión por Scheler de afirma 'el hombre tiene cuerpo', la la antropología filosófica entre el sa- antropología filosófica o antropolo ber positivo y el metafísico responde gía esencial debe responder a la pre al papel con frecuencia intermedio gunta: "¿Qué significa para el hom —y mediador— de tal antropología. bre 'te ner cuerp o'?" Así , el mét odo Pues "la misión de una antropología de la determinación de la esencia filosófica", escribe, es mostrar exacta- por medio de la descripción fenomemente cómo la estructura fundamental nológica constituye para dicho autor del ser humano, entendida en la —como para Scheler— la piedra an forma en que la hemos descrito bre- gular de la "antropología esencial". vemente (véase ESPÍRITU Y HOM Michael Landmann, Creatura creaBRE), "explica todos los monopolios, trix. Ursprünge und Zielsetzungen der todas las funciones y obras especi- philosophischen Anthropologie, 1862 ficas del hombre: el lenguaje, la [Erkenntnisse und Glaube, 22]. — Marx Scheler, Die Stellung des conciencia moral, las herramientas, Menschen im Kosmos, 1928 (trad. las armas, las ideas de justicia y de esp., El puesto del hombre en el injusticia, el Estado, la administra- cosmos, 1929 ). — Íd., íd., Philosoción, las funciones representativas de phische Weltanschauung, 1929 ( eslas artes, el mito, la religión y la pecialmente el primer trabajo de esta ciencia, la historicidad y la socia- serie). — H. Plessner, Di e Stufen bilidad" (Die Stellung, etc., VI; usa- des Organischen und der Mensch, — B. Groethuysen, mos trad. esp. por J. Gaos). En un 1928. Philosophis-che Anthropologie, 1931 sentido análogo al de Scheler, P. L. (trad. esp.: Antropología filosófica, Landsberg ha definido la antropolocon correcciones del autor para gía filosófica como la "explicación 1951, esta versión). — P. L. Landsberg, conceptual de la idea del hombre a Einleitung in die philosophische partir de la concepción que éste tiene Anthropologie, 1934. — Werner de sí mismo en una fase determinada Sombart, Vom Menschen. Versuch de su existencia" (Einlei-t ung, etc., einer geisteswis-senschaftlichen Anthropologie, 1938. I, 1). Con ello Landsberg — Samuel Ramos, Hacia un nuevo 113
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humanismo: programa de una antro pología filosófica, 1940. — Paul Hä berlin, Der Mensch, Eine philoso phische Anthropologie, 1941. — Oswaldo Robles, Esquema de antropología filosófica. Ensayo acerca de las relaciones entre el espíritu y el cuer po, 1942. — Martin Buber, ¿Qué es el hombre?, 1 a ed. (hebreo), 1942 ( ed. inglesa, 1948; ed. alemana, 1948; trad. esp., 1949, 2a ed., 1950). — Erich Rothacker, Problème der Kulturanthropologie, 1942 (trad. esp.: Antropología cultural, 1957 ). — Ludwig Binswanger, "Grundformen und Erkenntnis des menschlichen Daseins, 1942. — Íd., íd., Ausgewählte Vorträge und Aufsätze. I. Zur phänomenologischen Anthropologie, 1947. — Jesús Iturrioz, El hombre y su meta física: ensayo escolástico de antropología metafísica, 1943. — E. Cassirer, An Essay on Man, 1944 (trad. esp., Antropología filosófica, 1945). — Béla von Brandenstein, Der Mensch und seine Stellung im All. Philosophi sche Anthropologi e, 1947. — A. Dempf, Theoretische Anthropologie, 1950. — F. E. von Gagern, Der Mench als Bild. Beiträge zur Anthro pologie, 1954. — H. Muckermann, Vom Sein und Sollen des Menschen, 1954. — M. Mandmann, Philosophi sche Anthropologie, 1955. — 9. <. Hengstenberg, Philosophische Anthro pologie, 1957, 2a ed., 1960. — E. Przywara, Mensch. Typologische Anthropologie, I, 1959. — José Ferrater Mora, The Idea of Man. An Outline of Philosophical Anthropology, 1961 (folleto; basado en la obra del autor: El Ser y la Muerte. Bosquejo de filosofía integracionalista, 1962, esp. Cap. III ). — Para información acerca de la antropología filosófica en el pasado o acerca de las tendencias actuales, véase: H. Karpp, Problème altchristliche Anthropologie. Biblische Anthrop ologie und philoso phische Psychol ogi e bei den Kirchenvätem dés 3. Jahrhunderts, 1957. — Josef Pieper, Wahrheit der Dinge. Eine Untersuchung der Anthropologie in der Kultur des 16. und 17. Jahr. (Ges. Schriften, t. II). — Nicolai Hartmann, "Neue Anthropologie in Deutschland", Blätter für deutsche Philosophie XV (1941). — Hans Kunz, Die gegenwärtigen philosophischen Anthropolo gien, 1947. — Walter Brüning, Los rasgos fundamentales de la antropología filosófica actual y sus presupo siciones históricas, 1957. — Juan David García Bacca, Antropología filo sófica contemporánea, 1957 (Publicaciones de la Fac. de Humanidades y Educación Caracas [Filosofía, 5] ). — M. A. Virasoro, C. Astrada, R. M. Agoglia, Filosofía de la exi stencia y
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antropología filosófica, 1960. — M. presente siglo), o bajo una forma pecto ocult ador del ser verdad ero; Bueno, Introducción a la antropología ontológica-fenomenológica (muy di- la apariencia tiene entonces un sen formal, 19K3. — Véase también la bi- fundida en los últimos decenios, como tido análogo al de fenómeno y puede bliografía del artículo HOMBRE. hemos visto en el artículo Cuerpo). ofrecer, como éste, tres aspectos diANTROPOMORFISMO. No es in- Algunos autores han preferido, sin ferentes: el de verdad de la cosa, frecuente denunciar ciertas concep- embargo, otro tipo de argumento: el en cuanto que ésta se identifica con ciones como antropomorfistas. El fon- que consiste en mostrar que tan ile- el aspecto que ofrece; el de ocultado de la denuncia es el siguiente: gítimo es el antropomorfismo en cual- ción de esta verdad y el de camino una concepción antropomorfista se quiera de las formas antes indicadas, para llegar a ella. En el primer caso basa en una inadmisible analogía en- como lo que puede calificarse de se dice que la cosa no es sino el tre procesos físicos y procesos hu- fisicomorfismo, es decir, la teoría que conjunto de sus apariencias o aspecmanos. La idea de que el macrocos- formula enunciados relativos a ex- tos; en el segundo, que es algo simo ( VÉASE) se comprende por ana- periencias humanas en términos que tuado más allá de la apariencia, la logía con el microcosmo es, pues, un designan acontecimientos físicos. Es cual debe ser atravesada con el fin ejemplo de concepción antropomor- la opinión mantenida por Walter de alcanzar la esencia del ser; en el fista. Muchas veces tales procesos Cerf. Según este autor, ambas teo- tercero, que sólo mediante la comhumanos son reducidos a procesos rías son inadmisibles, pues si se prensión del aspecto o aspectos que psicológicos; en tal caso, el antropo- pretende tomarlas como principios re- ofrece una cosa podremos saber lo morfismo es estimado como una ela- sultan dogmáticas. En cambio, pue- que verdaderamente es. De ahí que boración intelectual del animismo den aceptarse en tanto que decisio- no siempre sea posible confundir la (VÉASE). Así, una concepción como nes meta-racionales no susceptibles apariencia con una falsa realidad; su la de las naturalezas plásticas ( véase de ser razonadas, pues las razones significación más generalmente acepPLÁSTICO ) y, en general, muchas se hacen en cada caso posibles me- tada es la de realidad aparente, es teorías antiguas y renacentistas que diante la previa decisión. decir, empleando una expresión paadmiten la existencia en la NaturaOtro sentido de 'antropomorfismo', radójica, la de apariencia verdadera, leza de ciertos principios animados usualmente empleado en filosofía de aspecto que encubre y a la vez pery de ciertas "almas", podrían ser ca- la religión, es la por lo común denun- mite descubrir la verdad de un ser. lificadas —siempre que no fuesen ciada proyección de formas humanas, En rigor, los distintos grados y signiinterpretadas sólo metafóricamente— y también de sentimientos humanos, ficaciones de la apariencia pueden de antropomorfistas. En otro sentido a lo divino, la concepción de lo sobre- entenderse según el plano buscado: se ha tendido a considerar como an- natural a base de lo humano. Esto no en el plano vulgar, la apariencia tropomorfistas todas las concepciones significa que no se admitan descrip- —siempre que sea, según se ha apunque han aplicado (sobre todo si ha ciones de lo divino por medio de ex- tado, verdadera— es suficiente; en sido conscientemente) al lenguaje presiones que se aplican originaria- el plano de la reflexión y del saber, la que se refiere a la realidad física mente a lo humano, pero se supone apariencia es más bien lo que indica —o a la realidad en general— el len- que tales descripciones son meramente la dirección en que se encuentra el guaje humano o el lenguaje psicoló- comparativas, metafóricas o analó- ser verdadero y último de la cosa, gico. La monadología de Leibniz sería gicas. pues, como dice Husserl, "para una (a la luz de semejante interpretación) W. Cerf, "The Physicomorphic fenomenología de la Verdadera reaantropomorfista, o cuando menos Conception of Man", The Journal of lidad' es completamente indispensable psicologista. Philosophy, XLVIII (1951), 345-56. la fenomenología de la 'fútil apaLa acusación de antropomorfismo ANTROPOSOFÍA. Véase TEOSO- riencia'" (Ideen, § 152); en el plano supone en el acusador o la adhesión FÍA. metafísico, la apariencia es el camino a un dualismo estricto entre lo huAPARICIÓN. Véase APARIENCIA, que puede conducir al sentido del mano y lo no humano o la adhesión IBÉRICO RODRÍGUEZ (MARIANO). ser examinado, es decir, al descubria un monismo fisicalista. Para desAPARIENCIA es, de un modo ge- miento del puesto esencial de este hacerla se han empleado varios pro- neral, el aspecto que ofrece una cosa, ser dentro de la totalidad. cedimientos: o afirmar que el lengua- a diferencia y aun en oposición a Kant discutió con frecuencia la no je antropomórfico usado sólo tiene su ser verdadero. Pero el aspecto de ción de apariencia (Erscheinung) en validez analógica, o sostener que no la cosa puede ser también su verdad la Crítica de la razón pura. "Aparienhay otro modo de entender metafí- y la evidencia de ella. Entonces lo cia —escribió (A 20, ( 34)— es el sicamente la realidad que por ana- aparente tiene, como en el vocablo nombre que recibe el objeto no deterlogía con lo humano (y, sobre todo, inglés apparent, los dos sentidos de minado de una intuición empírica." con lo psíquico humano), o procla- aparente y evidente. Mejor aun: jus- Puede distinguirse entre la materia y mar que por debajo de la supuesta tamente porque hay apariencia hay la forma de la apariencia; la primera distinción entre lo humano y lo no en tal caso evidencia. Lo aparente es lo que en la apariencia corresponde humano se mantiene una concepción revela así la verdad de la cosa, por- a la sensación; la forma es lo que deque no es ni monista fisicalista ni que se supone que tras esta apa- termina la diversidad de las aparienmonista psicologista ni dualista, sino riencia no hay un ser verdadero que cias a disponerse en un orden según atenta a lo concreto. Éste puede ser se sirve de ella para ocultarse. En la ciertas relaciones. Las apariencias se concebido bajo una forma neutralista mayoría de los casos, sin embargo, contraponen a las cosas en sí. Es cierto (muy difundida a comienzos del el vocablo 'apariencia' alude al as- que "las apariencias no son sola114
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mente representaciones de cosas cuyo ser en sí es desconocido" (B 164) —lo que parece indicar por un momento (aunque ésta es la doctrina de Leibniz, que Kant rechaza) que las apariencias lo son de realidades trascendentes. Pero las apariencias son, en verdad, únicamente aquello a que se aplican las formas a priori de la sensibilidad primero y luego, mediante nueva síntesis, los conceptos del entendimiento. Las apariencias no son distintas de sus aprehensiones (de su recepción en la síntesis de la imaginación), pues "si las apariencias fuesen cosas en sí, y puesto que podemos referirnos únicamente a nuestras representaciones, nunca podríamos dejar establecido, a base de la sucesión de las representaciones, de qué modo puede conectarse en el objeto su diversidad" (A 190, ( 235). Los conceptos del entendimiento son (ilegítimamente) empleados de modo trascendental (en el sentido "clásico" de 'trascendental') a las cosas en general y en sí, pero son (legítimamente) aplicados de modo empírico sólo a las apariencias, o a los objetos de la experiencia posible (A 238, ( 298). Cuando son pensadas como objetos de acuerdo con la unidad de las categorías, las apariencias reciben el nombre de fenómenos (A 249; véase FENÓMENO). Kant llamó a su doctrina según la cual las apariencias son consideradas solamente como representaciones y no como cosas en sí idealismo trascendental (en el sentido más es pecíficamente kantiano de 'trascendental' [A 369], a diferencia del realismo trascendental y del idealismo empírico — que interpretan las apariencias externas como cosas en sí. La apariencia debe distinguirse, según Kant, de la ilusión. Esta última surge cuando, contraviniendo a la idea kantiana de la idealidad de las intuiciones sensibles, se adscribe realidad objetiva a las formas de representación (espacio y tiempo) [B 70]. Para Bradley, la apariencia "existe", pero es contradictoria consigo misma por el hecho de no ser absolutamente subsistente. Sólo lo absolutamente independiente puede eludir las contradicciones de la apariencia, pero ello no significa que la apariencia no sea. En cierto modo, de ella se puede decir que es. Mas este "ser" de la apariencia tiene distinto sentido que el ser de la realidad. En efecto, mien-
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tras la realidad es un ser en el cual intemporales (ejemplo: las proposicio"no hay ninguna división entre el nes de la geometría) como las temcontenido y la existencia, ningún aflo- porales (ejemplo: las "apariencias jamiento (loosening) o distensión entre verdaderamente cambiantes") exisel qué y el que?' (Appearance and ten. El conflicto entre el ser y el apa Reality, p. 225 — Apariencia y reali- recer es negado asimismo por los dad, trad. esp., 3 vols., 1961), la apa- fenomenólogos, para quienes el ser riencia es el aflojamiento o distensión se da en las "presentaciones" o Abdel carácter de ser, "la distinción de la schattungen de las "apariencias", de unidad inmediata en dos aspectos, un modo que, como señala Jean-Paul que y un qué" (ibíd., págs. 187 -8). Sartre al adoptar este supuesto, el La apariencia ofrece una forma de fenómeno es un "relativo-absoluto" "ser" en el cual el "es" implica una (L'Être et le Néant, 5a ed. 1943, pág. distinción real entre la esencia y la 12 ), que puede ser estudiado como tal existencia, pues la apariencia es lo con- en tanto que "absolutamente tradictorio y representa en el juicio indicativo de sí mismo". Otros, la máxima desviación entre el sujeto como Dewey (Expérience and Natuy el predicado. Sin embargo, esta re, 1925, pág. 137), declaran explícidesviación no anula la apariencia; tamente que la apariencia no es un la teoría de Bradley supone así modo de ser o un modo de existenuna ontología de lo real en la cual cia, sino un "estado funcional". La la apariencia queda salvada en su diferencia admitida en tal caso no se "ser". refiere a la apariencia y a la realidad, La teoría de la apariencia como sino al aparecer y al no aparecer; la una forma de ser no es admitida por distinción es, en suma, de carácter todos los filósofos. Para algunos, co- "físico" o "empírico", de suerte que mo Whitehead (Adventures of Ideas, "vincular entre sí las cosas que son 1933, pág. 309), no tiene sentido pre- inmediata y aparencialmente, por guntar si una realidad es verda- medio de lo que no es inmediatadera o falsa, auténtica o aparente, mente aparente, creando así nuevas pues la realidad es lo que es, y ello sucesiones históricas con nuevas inide tal modo que la verdad es jus- ciaciones y terminaciones, es algo que tamente la conformidad de la reali- depende, a su vez, del sistema de sisdad con la apariencia o, en otros temas matemático-mecánicos que fortérminos, la manera de manifestarse man los objetos propios de la ciencia la realidad a sí misma. Para otros, como tal" (op. cit., pág. 138). como C. D. Broad, aun si el cambio Una doctrina filosófica donde la se contradice consigo mismo (cuan- noción de apariencia —en cuanto do menos para aquellos filósofos que apariencia del ser, es decir, en cuanto creen que sólo lo inmutable es real aparición — ha sido desarrollada por y que identifican la realidad con Mariano Ibérico ( VÉASE). Nos hemos la existencia), de tal modo que to- referido a ella más extensamente en dos los cambios son declarados apa- el artículo sobre este filósofo. Apunrentes, resultará que "las mismas temos aquí sólo que en la citada doccosas que son condenadas como trina de la aparición, ésta es la forma apariencias, porque cambian, deben como el ser se manifiesta o refleja en cambiar verdaderamente si se pre- el yo o la conciencia. El ser deja entende que el argumento contra su tonces de permanecer en sí mismo, realidad sea válido" (Perception, pero a la vez la aparición no es una Physics, and Realit y, 1914, cap. II, "mera apariencia", sino que también págs. 73-4). Así, la apariencia del se puede decir que es. cambio implica la realidad del camAdemás de las obras mencionadas bio, aun cuando es obvio que en este en el texto: Ilse Tönnies, Kants Diacontexto 'apariencia' designa algo dis- lektik des Scheins, 1933. — Karl Lugtinto de lo que significa cuando se mayer, Sein und Erscheinung, 1947. contrapone a "realidad verdadera". — M. Vincent, De l'apparence vers En este último caso, el propio movi- l'absolu. Essai sur la connaisance, miento es declarado irreal; en el 1955. — Véase también bibliografía primero, en cambio, se identifica la de FENÓMENO. realidad con el cambio. Broad in- APATÍA. Véase ATARAXIA, EPO tenta solucionar estas dificultades C H É , E S C E P T I C I S M O , E S T O I C O S , declarando que tanto las realidades PIRRÓN. 115
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APEIRÓN. El adjetivo $'(+&"2!1 embargo, no sólo de Anaximandro, si- mente dicha, sino aquello que hace puede significar: ( 1 ) "sin experien- no también de Demócrito, de los pi- posible la realidad en cuanto realidad cia (de algo)", "ignorante (de al- tagóricos y de Platón (Filebo). Ello para un sujeto. Los mismos conceptos go)"; (2) "sin fin", "sin límite" (co- es comprensible si se tiene en cuenta a priori son posibles mediante la refemo, en Homero, para describir la que los pitagóricos habían usado el rencia de las intuiciones a la unidad tierra o el mar — vastos y sin con- concepto de lo indeterminado como de la conciencia trascendental, de fines). Este segundo sentido es el uno de los principios (negativos) (Cfr. suerte que "la unidad numérica de esque filosóficamente importa. Como Aristóteles, Met., A 5, 986 a: +&(2$1? ta apercepción es el fundamento a sustantivo, )!( $'(+&"2!# (que llamare- $' (+&"2!# ) y Parménides había definido priori de todos los conceptos, lo mismos desde ahora, usando el artículo el Ser como ilimitado o sin fin (Diels mo que la diversidad del espacio y el masculino, "el apeirón") parece ha- ( 8, 61). Aristóteles afirma que lo tiempo es el fundamento a priori de ber sido usado por Anaximandro ( VÉA- infinito (o ilimitado) es incognoscible. las intuiciones de la sensibilidad" SE). No disponemos del texto de este Siguiendo a Demócrito, Epicuro man- (loc. cit.). Por medio de la unidad trascenden( &"2!1 y que filósofo. Tampoco se ha conservado el tuvo que el universo es $'+ tal de la apercepción es posible, selos átomos son , pero en este $' + &2!" testo de las Opiniones de los físicos, gún Kant, la misma idea de objeto en último caso el vocablo no es $' ( + &"2!1 P:="0-# Q:O$"( , de Teofrasto, donde general, la cual no había sido todavía usado en el sentido de "lo indefinido" se daba cuenta de las doctrinas de posible a través de las intuiciones del en tanto que principio de cosmos. Anaximandro, y se citaba la parte reThe of Paul Seligman, 'Apeiron' espacio y el tiempo y de las unificalativa a la naturaleza y función del Anaximander: A Study in the Origin ciones introducidas por los conceptos apeirón. Pero se conserva un texto de and Function of Metaphysical Ideas, puros del entendimiento o categorías. Simplicio (Phys., 24, 13; Diels, 12 A 1962. — Friedrich Solmsen, "AnaxiResulta, así, que la unidad trascen9, ( 1 ) donde se cita el de Teofrasto mander's Infinite: Traces and Influendental de la apercepción que se ma(otras versiones del mismo pasaje se ces", Archiv für Geschichte der Philonifiesta en la apercepción trascendenhallan en Hipólito, Philosophoumena; sophie, XLIV (1962), 109-28. Eusebio, Praep. ev.· Estobeo, Ecc. APELACIÓN (APPELATIO). tal constituye el fundamento último phys. ). Véase PROPIEDADES DE LOS TÉRMINOS. del objeto en cuanto objeto de cono(no en cuanto cosa en sí). En vista del estado de los textos APELATIVO. Véase CONNOTA- cimiento Pues "la unidad de la síntesis de es difícil hacerse una idea del signifi- CIÓN. acuerdo con conceptos empíricos sería cado exacto del apeirón de AnaximanAPERCEPCIÓN es el nombre que completamente fortuita si no estuviese dro. Según Teofrasto (apud Simpli- recibe la percepción atenta, la percepcio), el apeirón no es ninguno de los ción acompañada de conciencia. Des- basada en el fundamento tras(cuatro) elementos; no es, pues, ni tie- cartes escribía que "es cierto que no cendental de la unidad" (ibíd., A rra ni agua ni aire ni fuego. Para al- podemos querer otra cosa sin aperci- 111). Esto explica el sentido de la fagunos autores (por ejemplo, G. Teich- birla [que nous n'apercevions] por el mosa frase kantiana: "Las condiciomüller, en sus Studien zur Geschichte mismo medio que la queremos" (Les nes a priori de una experiencia posider Begriffe [1874], el concepto de passions de l'âme, I 19). Leibniz dis- ble en general son al mismo tie mpo apeirón designa sólo la indeterminabi- tinguía entre percepción —la cual re- las condiciones de la posibilidad de lidad de la materia primordial, o del presenta una multitud en la unidad o los objetos de la experiencia" (loc. principio, $'24(. Otros autores (por en la substancia simple— y apercep- cit.). No se trata de sostener que la ejemplo, Eduard Zeller, en Die Philo- ción — equivalente a la conciencia unidad trascendental de la apercep sophie der Griechen, I, 1, 5) mani- (Monadologie, § 14). Los cartesianos, ción, como síntesis última y a la vez fiestan que designa una cierta masa alega Leibniz, solamente han tenido fundamentante, haga posibles los obmaterial infinitamente extensa (Cfr. en cuenta las percepciones de las que jetos como tales; se trata de sostener Joñas Cohn, Geschichte des Vnen- hay conciencia, es decir, las apercep- que hace posibles los objetos como dlichkeitsproblems in abendlandischen ciones. Pero hay asimismo percepcio- objetos de conocimiento, es decir, Denken bis Kant [1896, reimp., 1960], nes confusas y oscuras, como las pro- constituye —como se diría hoy— el págs. 13-4). Para Charles H. Kahn pias de ciertas mónadas "en estado de horizonte epistemológico para la no(Anaximander and the Origins of aturdimiento". Hay que distinguir, ción de objetividad y, por lo tanto, la Greek Cosmology [1960], págs. 33 y pues, entre percepción y apercepción, condición de todo conocimiento. Según Kant, la unidad sintética de sigs., y especialmente págs. 231-9), el si bien esta última, siéndolo de la prila apercepción presupone una sínteapeirón es una "enorme e inagotable mera, es continua con ella. sis, la cual es a priori. "La unidad masa que se extiende en todas direcKant distinguió entre la apercepción trascendental de la apercepción se reciones", pudiendo ser identificada con empírica y la apercepción pura o trasel "espacio infinito" y constituyendo cendental. La primera es la propia del fiere así a la síntesis pura de la imaun antecedente de la noción de "va- sujeto que posee un sentido interno ginación, como condición a priori de cío" en los atomistas y del concepto del flujo de las apariencias. La segun- la posibilidad de toda combinación de de "receptáculo" en Platón. El apeirón da es la condición de toda conciencia, la diversidad en un conocimiento. Pero circunda el mundo y ha sido el princi- incluyendo la conciencia empírica sólo la síntesis productiva de la imaginación puede tener lugar a prio pio d e la for maci ón de ést e. (K.r.V. A 107. La apercepción trascen- ri; la síntesis reproductiva se basa en Aristóteles se refiere al apeirón co- dental es la pura conciencia original e mo ilimitación e infinitud en Phys. , inalterable; no es una realidad propia- condiciones empíricas. Así, el princi pio de la unidad necesaria de l a sínIII 4, 203 sigs. Trata al respecto, sin 116
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tesis pura (productiva) de la imagi- ción es, según ello, la síntesis activa mentalmente metafísica expresado en nación, anterior a la apercepción, es opuesta a la síntesis pasiva o mecánica lenguaje psicológico. La solución a esel fundamento de la posibilidad de que tiene lugar en las esferas no te problema depende en gran parte todo conocimiento, especialmente de conscientes o menos conscientes. Así de la interpretación general dada a la fue ya considerada la apercepción por filosofía de Leibniz. A su vez, el prola experiencia." (Ibíd., A 118). La apercepción original o pura es, Wundt, quien la vinculaba con el blema citado plantea la cuestión, más general, del sentido del vocabulario por lo tanto, la condición necesaria de proceso volitivo. G. Dwelshauvers, Psychologie de filosófico. Es muy posible, por lo detoda posible percepción (ibíd., A 123). La unidad sintética original de l'apperception, 1890. — J. Kodis, más, que en Leibniz mismo el problela apercepción es, en último término, Zur Analyse des Apperzeptionsbe- ma fuera menos agudo, porque no ha1893. — L. Salomon, Zu bía en su espíritu —y posiblemente el "Yo pienso" que acompaña a todas griffes, den Begriffen der Perzeption und las representaciones, pues "de lo con- Apperzeptíon von Leibniz bis Kant, en el espíritu de su tiempo— ciertas trario algo sería representado en mí 1902. — Juno Mittenzwey, Ueber distinciones entre formas de conocique no podría ser pensado, y ello abstra-hierende Apperzeption, 1907. miento que más tarde se subrayaron Die — l o que no significa que no hubiese Au-gust Messer, equivale a decir que la representa- — ción sería imposible o cuando menos Apperzeptíon, 2a ed. 1921. — Sobre distinciones, sino simplemente que que no sería nada para mí" (ibíd., el concepto de apercepción en eran de distinto carácter. Der J. Capesius, ( 131-32). La apercepción trascen- Leibniz: Apperzeptionsbegriff bei Leibniz una APETITO. En De an., III, 10 433 adental es, pues, el pensar el objeto, dessen Nachfolgem, 1894. — A. b, Aristóteles distinguió entre #!:-1 y pensar distinto del conocer y que fun- Sicker, Die leibnizschen Begriffe der !'+ ( &O"1. El término #!:-1 se traduce damenta la posibilidad de este último. Perzeption und Apperzeption, 1900. habitualmente por 'entendimiento' y Que este pensar sea —como sugiere a — En Kant: André De Murait, La también por 'inteligencia'. El término menudo Kant— un pensar de un sujeto conscience transcendentale dans le !' (2&O"1 puede traducirse por 'deseo' y ("de mí mismo") o las condiciones criticisme kantien. Essai sur l'unité también por 'apetito'. Preferimos aquí 1958. — Wilhelm F. puras de todo pensamiento en general, d'apperception, Die transzendentale Einheit este último vocablo por dos razones: Schoeler, es cuestión muy debatible (y que ha der Apperzeption von I. K., 1959. — (1) porque es más cercano al latín sido debatida a menudo por los J. Capesius, op. cit. supra. — Véase appetitus, que los escolásticos usaron neokantianos ). Los resultados de la también bibliografía de DEDUCCIÓN con conciencia de que estaba relaciodiscusión no son ociosos; no sólo TRASCENDENTAL, TRASCENDENTAL y nado con la !'(2&O"1 aristotélica; (2) puede cambiarse grandemente la Comentarios a la Crítica de la Razón porque 'deseo', sobre todo cuando es interpretación de la filosofía de Kant Pura mencionados en la bibliografía empleado como traducción del voca —haciendo de ella, según los casos, de KANT ( IMMANUEL). blo latino cupiditas, expresa la idea APETICIÓN. Puede considerarse la de un movimiento más violento y apaun subjetivismo trascendental o un objetivismo trascendental—, sino tam- apetición como la acción del apetito sionado (como se ve en cupiditas glo bién la del sentido mismo del problema (VÉASE) en el sentido escolástico, y riae y en cupiditas praedae). En todo expresado en la pregunta: "¿Qué es especialmente tomista, de este térmi- caso, 'apetito' tiene un aspecto, por no. Pero como el propio concepto de así decirlo, más "técnico" a la vez que propiamente pensar?" La cuestión de la naturaleza del apetito envuelve el de su acción, el más general, de suerte que mientras pensar como pensar productivo del término 'apetición' no es fundamental el deseo puede describirse como una objeto (o de sus condiciones) consti- en la citada tendencia filosófica. Tie- forma de apetito, el apetito no puede tuyó uno de los grandes temas de los ne, en cambio, un sentido importante describirse, en cambio, como una foridealistas alemanes postkantianos. Pero y preciso en Leibniz: "La acción del ma de deseo. como se abandonó con frecuencia el principio interno que produce el camLa mencionada distinción aristotétérmino 'apercepción' en el sentido bio o el paso de una percepción a la lica se halla precedida por una docantes apuntado, no creemos necesario otra puede llamarse apetición [appeti- trina de las partes del "alma" (véase, hacer aquí estado de las especulacio- tion). Aunque el deseo no puede ob- entre otros pasaje, De an., III 9 432 anes pertinentes. Nos limitaremos a in- tener completamente la entera per- b). Estas partes son: la nutritiva, dicar que el vocablo en cuestión fue cepción a la cual tiende, obtiene siem- C2&+)"4!(# ; la sensitiva, empleado de nuevo por Herbart den- pre algo de ella y alcanza nuevas per- $"'=8,)"!(# ; la imaginativa, tro del marco de una epistemología cepciones" (Monadologie, § 15 [Véase <$#)$=)"4!(# y la apetitiva, realista. Para Herbart, la apercepción MÓNADA Y MONADOLOGÍA] ). El !'2&)"4!(#. Esta última parece es la asimilación, por la masa de las apetito (appetit) "no es sino la ten- distinguirse de las otras, pero es inserepresentaciones existentes y que dencia de una percepción a otra", lla- parable de ellas, de modo que "si el constituyen el yo, de las nuevas repre- mándose "pasión" en los animales y alma tiene tres partes, en cada una sentaciones, existiendo, por lo tanto, "voluntad" cuando la percepción "es de ellas habrá apetición" (trad. de una masa de representaciones que un entendimiento" ("Leibniz a Re- Antonio Ennis, S. I.: Tratado del alapercibe y otra ya apercibida. En la mond", 1714; Gerhardt, III, 622). ma, 1944; usamos la misma traduc psicología actual, el término 'apercepPuede discutirse si el vocablo 'ape- ción infra). La apetición y el entención' se usa casi siempre para designar tición' en Leibniz tiene un sentido dimiento (práctico) parecen ser las los actos superiores en los cuales se primaria ment e psicológi co que se dos únicas facultades capaces de motoma conciencia sintética de las repre- transforma luego en metafísico, o bien ver (localmente) el alma. Pero como sentaciones no conscientes; la apercep- si es un concepto de índole funda- "en realidad el objeto apetecible es el 117
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que mueve" resulta que "una sola cosa es la que mueve: la facultad apetitiva" [o potencia apetitiva] (loc. cit.). El apetito puede mover inclusive en sentido contrario a la deliberación, pues "la concup iscen cia [ &' + "8:3"( $ en cuanto "deseo"] es una de las clases de apetito" (loc. cit.). El apetito es, en suma, lo que produce el movimiento. Santo Tomás definió el apetito como una inclinación hacia algo y como el orden que conviene a la cosa apetecida. Esta definición es de carácter muy general, por lo que conviene precisar la noción de apetito. Esto sucede cuando se aplica al alma y se establecen sus potencias. Para Santo Tomás, estas potencias son, como para Aristóteles, la vegetativa, la sensitiva, la apetitiva, la locomotiva y la intelectual. La potencia apetitiva —o apetito— no es común a todas las cosas, sino propia solamente de aquellas realidades que poseen el conocimiento y están por encima de las formas naturales (S. theol, q. LXXX, a. 1). Hay en estas realidades una inclinación que sobrepasa la inclinación natural y es la que hace que el alma tenga una potencia específica apetitiva. Hay, según Santo Tomás, un apetito intelectual y un apetito sensible, los cuales no deben confundirse. El nom bre del apetito sensible es la sensualidad —la cual es una sola potencia genérica (ibíd., q. LXXXI, a 2). bien que se divida en dos potencias que son especies del apetito sensible: la irascible y la concupiscible. La potencia irascible es una emoción; la concupiscible, una inclinación. Por otro lado, la voluntad puede considerarse como un apetito intelectual en tanto que es movida por el entendimiento que le propone el bien como fin — siendo el bien racionalmente aprehendido como tal el ob jeto de la voluntad (ibíd., q. LXXXII, a 4). Un sentido más general de appetitus es el ofrecido por Guillermo de Occam al definirlo como una disposición que se opone a la pura potencia (neutral y violenta) o a la potencia (natural y violenta) (III Sententiae q. 3 R, apud Léon Baudry, Lexique philosophique de Guillaume d'Ockham [1958], pág. 27, s.v. Appetitus). La doctrina sobre la noción de apetito más influyente sobre la escolástica ha sido la de Santo Tomás. Ade-
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más, ha sido aceptada casi íntegra- posi ción y el juicio ha sid o usad o mente por muchos autores neoescolás- sobre todo a partir de Kant. El emticos contemporáneos. Las ideas to- pleo más conocido es el que se halla mistas al respecto fueron adoptadas en la tabla de los juicios como asimismo por varios filósofos del siglo fundamento de la tabla de las cateXVII, los cuales consideraron el apeti- gorías. Según la primera, los juito como una de las "pasiones del al- cios apodícticos son una de las tres ma". Pero al romper en muchos res- especies de juicios de modalidad. Los pectos el cuadro de ideas escolásticas, juicios apodícticos son juicios lógicalos autores aludidos dieron otros signi- mente necesarios, expresados en la ficados al apetito. Preferimos reservar forma 'S es necesariamente P', a diel término 'deseo' ( VÉASE) para refe- ferencia de los juicios asertóricos o rirnos a los modos como el problema de realidad y de los juicios probledel apetito fue tratado por algunos máticos o de contingencia ( / . r. V., autores modernos — así como por va- A 75, ( 100). Un empleo menos corios pensadores antiguos y contempo- nocido de 'apodíctico' en Kant es el ráneos. que aplica dicho término a propoAPOCATASTASIS. Véase ETERNO siciones (Sätze) que estén "unidas a la conciencia de su necesidad". Los RETORNO, ORÍGENES. principios (Grundsätze) de la mateAPODÍCTICA. Véase BOUTERWERK mática (geometría) son, según Kant, (FRIEDRICH). ( 41). Las proapodícticos (ibíd., APODICTICO se llama a lo que posiciones apodícticas son en parte vale de un modo necesario e incon"demostrables" y en parte "inmedicionado. El término 'apodíctico' se diatamente ciertas". Todas las proemplea en la lógica en dos respectos. posici ones apodí cticas se dividen o Por un lado se refiere al silogismo. Dogmata Mathemata. en o en Los Por el otro, a la proposición y al Dogmata son proposiciones sintético juicio. I. Lo apodíctico en el s ilogis mo. directas formadas con conceptos. Los En Top., 100 a 27 sigs., Aristóteles Mathemata son proposiciones sintédividió los silogismos (véase SILO tico-directas formadas mediante consGISMO) en tres especies: los apodíc- trucción de conceptos (ibíd., A 713, ticos, los dialécticos y los sofísticos o ( 713, ( 741 y ss.). Los Dogmata no erísticos. El silogismo apodíctico, aparecen en el uso especulativo de la $'+!A&")"!(1 , es, según el Estagirita, razón ( VÉASE), pues todos los el silogismo cuyas premisas son ver princip ios de la razón, se gún Kant, daderas, y tales que "el conocimiento son condicionados por la posibilidad que tenemos de ellas tiene su origen de la experiencia. En el sentido usado por Kant en en premisas primeras y verdaderas". su tabla de los juicios, la noción de Tal silogismo es llamado también co juicio apodí ctic o ha sido empleada munmente demostrativo. II. Lo apodíctico en la proposi por muchos lógicos del siglo XIX y todavía aparece en la Lógica de Pfánción y el juicio. Como una de las es pecies de las proposiciones modales, der. Este último dilucida los signifilas proposiciones apodícticas expre cados psicológico, lógico y ontológisan la necesidad (a lo cual puede re co de los juicios apodícticos afirmatiducirse la imposibilidad de que no). vos ('S es necesariamente P') y neSe refiere a la necesidad de que S gativos ('S no es necesariamente P'). sea % o a la imposibili dad de que Según Pfánder, como la modalidad S no sea P. Hemos estudiado este en el juicio depende de lo que llama modo en Modalidad y Necesario "el peso lógico de la enunciación", ( VÉANSE), y la forma como tales pro lo apodíctico se caracteriza por una posiciones modales se oponen a otras "exaltación" del "peso lógico" expreen Oposición (v. ). Agreguemos aquí sado en el enunciado mediante "un que el término 'apodíctico' no es usa sobrante de ímpetu". Ahora bien, ni do generalmente en el sentido (II) la doctrina kantiana ni la de Pfánder por los lógicos de tendencia tradi son aceptables: la primera, por no cional, y que tanto ellos como los ser propiamente una doctrina lógica lógicos contemporáneos tratan el y acentuar demasiado (como era, por asunto en su análisis de la moda lo demás, la intención de Kant) lo epistemológico; la segunda, a causa lidad. El término 'apodíctico' en la pro- de la vaguedad de expresiones tales 118
APO como 'peso lógico', 'exaltación del peso lógico', etc. Lo único que consideramos válido en el análisis de Pfänder es la atención que en él se presta a la diferencia entre forma lingüística natural y forma lógica. Pero debe tenerse presente que cuando la lógica es formalizada el lenguaje artificial simbólico usado por ella deshace las ambigüedades que hubiera podido introducir el lenguaje natural. APOFÁNTICA. Aristóteles llamaba $'+!(<$#="1 o también /!(5!1 $'+!<$#)"!1 a la proposición en general, es decir, al discurso, /!(5!1, de índole atributiva. Esta proposición podía ser una afirmación, . una negación, $)$(<$="1, $'+!(<$="1. En todo caso, la apófansis o el discurso apofántico se distinguía rigurosamente de otras formas de discurso; por eso decía Aristóteles que no todo discurso es una prop osición : lo es solamente aquel tipo de discurso en el cual reside lo verdadero o lo falso (De int. V, 17 a 8). Y por eso la apófansis es, propiamente hablando una declaración y no, por ejemplo, una petición, una exclamación o un ruego. La doctrina de la apófansis ha sido hasta hace poco tiempo el fundamento de la lógica, y ello hasta tal punto que podría enunciarse que gran gran parte de la lógica "clásica" gira en torno al /!(5!1 $'+!<$#)"!(1, es decir, en tomo al supuesto de que el pensamiento se basa en las distintas formas del juicio "S es P'. La "nueva lógica" (véase CÓPULA, LOGÍSTICA) se ha dirigido por lo general contra este predominio de la apofántica, y a veces ha considerado que esta última está vinculada indisolublemente a una cierta especie de metafísica: la metafísica de la substancia-accidente, a la cual correspondería lógicamente la relación sujeto-predicado. No nos importa ahora averiguar cómo se ha concebido tal vinculación; algunos han estimado que la lógica basada en la apofántica ha surgido como una traducción conceptual de la metafísica substancialista; otros, en cambio, han estimado que la metafísica de la substancia-accidente no es sino la consecuencia de haber tomado como punto de partida la apó fansis. Ahora bien, tal rechazo del predomini o de la apofántica no ha sido completamente general en la nue-
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va lógica. Ciertos autores han llegado inclusive a sostener que los cálculos de la lógica simbólica no son, en último término, más que derivaciones de la forma apofántica. La inclusión del sujeto en el atributo; la inclusión del atributo en el sujeto y la sustitución de sujeto y atributo serían, en tal caso, las formas generales de derivación del primitivo /!( 5 !1 $' + !<$#)"!( 1 . Thomas Green-wood (Les fondements de la logique symbolique, 1938, t. II, págs. 9-10) señala, por ejemplo, que si consideramos la forma S-es-P como un todo y nos elevamos de la concepción de esta expresión compuesta de partes hasta su unidad lógica, podremos establecer entonces entre proposiciones tomadas como unidades "relaciones formales y operativas por medio de cópulas distintas del verbo y que no se aplican siempre a sus constitutivos tomados individual o inclusive funcionalmente". Esto justificaría el estudio de tales relaciones por medio de un simbolismo apropiado, que sería el cálculo de proposiciones. En segundo lugar, si analizamos la doble operación de selección de sujetos y predicados que comporta la forma apofántica S-es-P y generalizamos esta operación, desembocaremos en la noción de función proposicional y en la descripción, fundando en ello el cálculo de funciones preposicionales. En tercer lugar, si consideramos ciertas relaciones mutuas de S y de P según la doctrina clásica de los predicados (los cuales se explicitan mediante las relaciones de pertenencia y de inclusión, base del cálculo de clases), podremos interpretar tales relaciones mediante la teoría de las clases. Y en cuarto lugar, "podemos hacer intervenir la categoría de relación en general en la forma apofántica S-es-P, lo que nos permitirá desdoblar el predicado % en un objeto í ligado al sujeto S mediante la relación R. Al transformar entonces la forma S-es-P en esa otra: S-es-Rt, y al elevarnos de aquí a la forma xRy, estableceremos las nociones y las operaciones que convienen más particularmente a esta nueva forma, lo que da el cálculo de relaciones". Esta tesis había sido defendida ya por J. D. García Bacca (Introducción a la lógica moderna, 1936), a quien Greenwood se refiere al res pecto, señalando que justamente uti119
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liza algunas de sus concepciones "sin adoptar su modo de considerar la diferenciación progresiva de las diversas partes de la lógica", ya que, al entender de Greenwood, García Bacca considera los mencionados cálculos como los "estados sucesivos de esta diferenciación". En efecto, García Bacca había señalado en la citada obra varias leyes que permitían caracterizar las funciones fundamentales del sujeto, del predicado y de la cópula, con lo cual se ponía de relieve el carácter ontológico de los fundamentos del simbolismo. M. Granell hace observar (Lógica, 1949, pág. 2) que, en todo caso, la teoría de García Bacca es más compleja que la de Greenwood y no permite la excesiva simplificación de la tesis de este último. Estas opiniones, sin embargo, no han sido muy generalmente aceptadas entre los lógicos; Russell, desde luego, las rechaza enérgicamente, y las investigaciones de la lógica más reciente consideran inclusive difícil plantearse la cuestión. No hay necesidad de declarar que en muchos casos la actitud asumida en este problema obedece a previos supuestos filosóficos. Es evidente, por lo menos, que una filosofía substancialista tenderá siempre a defender el pensamiento apofántico como pensamiento lógico fundamental. Husserl ha utilizado el término 'apofántica' en el curso de su investigación sobre la lógica formal y la lógica trascendental. Ya en las Ideas se había bosquejado la noción de una doctrina formal de las proposiciones apofánticas, a la cual llamaba también Sintáctica (Ideen, § 134). Pero la "lógica formal como analítica apofántica" requiere, a su entender, una más completa descripción de la estructura de la apofántica. Ésta se presenta dividida en tres ramas o, mejor dicho, en tres grados. El primer grado es la doctrina pura de las formas del juicio. Se trata de una primera disciplina lógico-formal en la que se subsumen todos los juicios bajo los conceptos puros de estructura o forma, es decir, de algo muy parecido, si no igual, a esa doctrina pura formal de las significaciones o gramática puramente lógica que ha bía sido ya bosquejada en las Investigaciones lógicas. La doctrina pura de las formas se refiere a la mera posi bilidad de l os juicios como jui -
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cios, sin preocuparse de si son verdaderos o falsos, de si son o no contradictorios. Nada extraño, pues, que esta doctrina incluya el concepto de operación —y de las leyes operativas u operacionales— como concepto director de la investigación formal (Formale und transzendentale Logik, 1929, § 13). El segundo grado está formado por la llamada "lógica de la consecuencia" o también "lógica de la ausencia de contradicción" (o de la consistencia). Esta lógica trata de las formas posibles de los juicios verdaderos y, por lo tanto, estudia las leyes esenciales que determinan las relaciones de inclusión o no inclusión analíticas de los juicios. A los conceptos fundamentales de esta lógica, o segunda fase de la apofántica, pertenecen, ante todo, según Husserl, los conceptos básicos de validez, entendidos como conceptos normativos (op. cit., § 14). Un tercer grado —más elevado— de la analítica apofántica comprende las leyes formales o leyes de las verdades posibles y de sus modalidades, pudiendo definirse, por consiguiente, como una "lógica formal de la verdad" (op. cit., § 15). Como señala Jean Cavaillès, este estadio de la analítica apofántica es una teoría de los sistemas o una teoría de las teorías que se reduce, en el fondo, a una nomología "en tanto que determinación de tipos de teorías para las cuales se ha podido de antemano decidir si estaban definidas, es decir, si eran de tal forma que todo juicio (forma de juicio) construido de un modo puramente lógico-gramatical a partir de conceptos (formas de conceptos) que aparecen en él, es o verdadero —esto es, una consecuencia analítica de los axiomas— o falso — esto es, una contradición analítica" (Sur la logique et la théorie de la science, 1947, pág. 47). De ahí que Husserl procure establecer una distinción entre la apofántica (considerada todavía como una doctrina formal de las significaciones lógicas, es decir, de las proposiciones predicativas de los juicios lógico-formales) y la ontología formal. Cabe advertir, al respecto, que, según Husserl, los conceptos surgidos de "reducciones denominativas", concebidos como exclusivamente determinados por puras formas, introducen modificaciones formal-categoriales de la idea de ob-
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jetividad en general, y proporcionan el material conceptual fundamental de la ontología formal, así como de todas las disciplinas formales matemáticas (Ideen, § 119). De no ocurrir así, en efecto, no podría entenderse la relación existente entre la lógica formal como lógica apofántica y la ontología formal en su forma universal. En todo caso, la doctrina apofántica formal trata siempre de establecer una doctrina formal "analítica" de significados "lógicos" o significados predicativos "puestos", tomando en consideración pura y sim plemente las formas de síntesis analítica o predicativa y dejando, por lo tanto, indeterminados los términos significantes que entran en estas formas (op. cit., § 134). Una primera distinción rigurosa conduce, así, a declarar que "la idea de la lógica formal y hasta de 'l . formal' está firmemente delimitada por las sintaxis doxales, que pueden entrar, y que lógicamente tienen que entrar, en la unidad sintáctica de una apofántica, de un juicio en el sentido usual de la lógica" (Formale, etc., § 41). El hecho de que la lógica formal determine los objetos en su pura generalidad mediante las formas no significa en ningún caso que no haya diferencia entre lógica apofántica y ontología formal. Más aun: sólo así será posible realizar, al entender de Husserl, la idea de una mathesis universalis como ciencia de las significaciones apofánticas de todos los grados categoriales, no sólo distinta de la ontología formal, sino de la propia lógica, cuando menos en el sentido usual. APOLOGISTAS. Dentro de la Patrística ( VÉASE ) reciben el nombre de apologistas una serie de Padres de la Iglesia que (principalmente en el curso del siglo II) se consagraron a escribir apologías del cristianismo. Como para tales fines apologéticos se usaron abundantemente temas y argumentos filosóficos, los apologistas pert enecen no solamente a la hist oria de la religión, del cristianismo, de la teología y de la Iglesia, sino también a la de la filosofía. En varios artículos dedicados a los apologistas principales (Arístides, Justino [San], Minucio Félix, Tertuliano; Cfr. también, para el siglo IV, Eusebio de Cesárea) pueden verse los temas más frecuentemente tratados por ellos y 120
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las soluciones ofrecidas. Aquí nos limitaremos a dar un resumen general de la tendencia apologética y a mencionar algunos otros autores pertenecientes a ella a quienes no se han dedicado artículos especiales. El motivo principal de la tendencia en cuestión no era tanto defender el cristianismo contra las corrientes filosóficas opuestas a él o contra las otras religiones, como convencer al Emperador del derecho de los cristianos a una existencia legal dentro del Imperio. Para ello había que usar el vocabulario más familiar a las clases ilustradas del Imperio y este vocabulario coincidía en buena parte con el filosófico de la época helenís-. tico-romana. El uso de tal vocabulario y el manejo de las correspondientes doctrinas ofrecía, cuando menos en los comienzos, un sesgo más ético-práctico que metafísico-especulativo. Pero como la formación cultural helénica de casi todos los apologistas y las necesidades de la apologética exigieron ampliar esos cuadros, se pasó bien pronto al examen de cuestiones más propiamente filosóficas, en particular la cuestión de si y hasta qué punto la tradición filosófica griega era compatible con la revelación cristiana. La respuesta fue casi siempre afirmativa, especialmente a base del uso de ideas platónicas y estoicas, que se prestaban particularmente al apoyo de las tendencias armonizadoras. Consecuencia de ello fue la acentuación de la intelegibilidad y comunicabilidad de las verdades cristianas, con la correspondiente universalización de éstas. La diferencia entre el cristianismo y la filosofía fue concebida a menudo, como se ve claramente en San Justino, co- mo la diferencia entre una verdad total y una verdad parcial. Es impor-, tante también desde el punto de vista filosófico o, mejor dicho, filosófi-coteológico, el hecho de que a través de sus escritos apologéticos se constituyeron las bases para una ulterior precisión de los dogmas teológicos y, consiguientemente, para la posterior aclaración de los conceptos fundamentales filosóficos usados para la teología. Entre los autores que no tienen artículos especiales mencionaremos, por lo pronto, los escritores en lengua griega: Codrato (R!A2$()!1, Quadratus), Hermas, Hermias "el filoso-
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fo", Melito, y Aristón de Pella. Codrato puede apenas ser considerado como un apologista si prestamos exclusiva atención a la filosofía, ya que los as pectos filosóficos en su obra son prácticamente inexistentes; por las noticias que se han transmitido acerca de la perdida apología dirigida hacia el año 125 al Emperador Adriano, Codrato se limitó a destacar los derechos legales de los cristianos como practicantes de una religión que no estaba incluida en ninguna de las aceptadas oficial o semi-oficialmente por el Imperio. El Pastor de Hermas, redactado pro bablemente hacia el año 145 (aunque según algunos autores es de época bastante posterior), no tiene tampoco carácter filosófico —es un escrito en donde la Iglesia personificada presenta cinco visiones, doce mandamientos y diez semejanzas— y aun se opone a la filosofía como negadora de los principios fundamentales cristianos o judeo-cristianos (tales como la existencia de un solo Dios creador que hizo el mundo de la nada ). Más pertinente aquí —bien que dirigido contra los filósofos— es el escrito de Hermias: I"$=:23!%1 )0-# &'(O0 <"/!=!(<0#. Irrisio gentilium phi-losophorum; El escarnio de los filósofos paganos, posiblemente redactado entre los siglos II y III. En este escrito se hace burla de las opiniones de los filósofos, subrayándose sus contradicciones, pero tanto los argumentos como el estilo de Hermias son más retóricos que propiamente filosóficos. Un carácter filosófico más serio tiene la obra de Melito, obispo de Sardes; en su "Apología", dirigida, hacia el año 172, al Emperador Marco Aurelio, describe ya la religión cristiana como una especie de "filosofía" — una "filosofía" verdadera y completa. Lo mismo ocurre con la apología escrita un poco antes por Aristón de Pella, en Palestina, si bien este autor parece ser más "judeo-cristiano" que los otros apologistas. Hay que agregar a las apologías de los citados autores un escrito de autor desconocido, y de considerable influencia: la l lamada Carta a Diogneto, escrita probablemente en la década entre 160 y 170 (aunque algunos dan fechas posteriores y varios han supuesto que procede de la alta Edad Media e inclusive del Renacimiento). Es importante en esta Carta, como lo ha mostrado Gil-son, el hecho de que constituye un
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precedente de una de las ideas centrales de la Ciudad de Dios agustiniana: la idea de que los cristianos no se distinguen de los no cristianos por el lugar que habitan, por sus ocupaciones o por sus talentos, sino por pod er habitar en cualquier patria y serles a la vez extranjera cualquier patria (véase CIVITAS DEI , y la obra de Gilson sobre las metamorfosis de la Ciudad de Dios allí referida). Los cristianos, dice la Carta, residen en este mundo de un modo parecido a como el alma habita en el cuerpo. Lo que los caracteriza es, pues, su modo de ser, el cual produ ce su mod o de actu ar. Los apologistas anteriores escribieron en lengua griega. También usaron esta lengua los apologistas Atenágoras (siglo II), autor de una Legatio G2&=B&"($ ) dirigida, hacia 177, a Marco Aurelio; Teófilo de Antioquía (t 181), que admitió la verdad de algunas ideas filosóficas griegas, y Taciano. Junto a ellos hay que mencionar una serie de apologistas que escri bieron en latín: los principales son Arnobio, Lactancio, Minucio Félix y Tertuliano. Daremos alguna información acerca de los dos primeros, a quienes no hemos dedicado artículos especiales. Arnobio (Arnobios) (260327), nacido en Sicca (Numidia) escribió, después de su conversión al cristianismo (ca. 296), una apología titulada Adversus gentes o Adversus nationes (Contra los paganos), en la cual no solamente defendió el cristianismo, sino que también argumentó en favor de varias tesis filosófico-teológicas, tales como la inmaterialidad de Dios (contra Tertuliano) y la doctrina del creacionismo ( VÉASE) del alma (contra la tesis platónica de su preexistencia). Parte de su apología es una polémica contra el politeísmo y contra los filósofos paganos (especialmente los platónicos dogmáticos y platónicos eclécticos, como Numenio de Apamea), a quienes acusa de querer resolver problemas que solamente están en la mano de Dios. Se ha dicho por ello que hay en Arnobio rasgos de escepticismo filosófico, cercano al de los filósofos de la Nueva Academia. Lactancio (Lucius Caecilius Firmianus Lactantius), convertido también al cristianismo (ca. 300), enseñó la retórica en Nicomedia (Bitinia) y fue nombrado preceptor del hijo de Constantino. En sus obras 121
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—principalmente el De opificio Dei, las Institutiones divinae (dirigidas a Constantino) y el De ira Dei — defendió la sabiduría cristiana contra la "orgullosa sabiduría" de los filósofos paganos, pero su insistencia en que el cristianismo era también una sabiduría lo aproximó a la actitud de algunos filósofos, aun sin emplear para ello argumentos técnicos de filosofía y aun complaciéndose en rechazarlos. Véase la bibliografía de CRISTIA NISMO, FILOSOFÍA MEDIEVAL, PATRÍSTICA. Ediciones de los apologistas en general: P. Maranus, Venetiis, 1747 (reimpresa en Migne, P. G., VI); J. C. Th. de Otto, Corpus apologetarum saec, II, 9 vols., lenae, 1847-1872 (reedición de Vols. I-V [San Justino], 1876-1881). — Ediciones de apologistas mencionados en el artículo y que no tienen artículos especiales en este Diccionario: Hermas: Diels, Doxo graphi Graeci, 1879, 649-656, 2a ed., 1929, 651 y sigs. — Hermias "el filósofo": A. von di Pauli, Die 'Irri sio' des Hermias, 1907. — Melito: Routh, Reliquiae sacrae, I, y el citado Corpus de Otto, IX, 374-478, 497-512; otros textos en Pitra, Spicilegium Solesmense, I, 1855, y Analecta sacra, II, 1884. — Aristón de Pella: Routh, Reliquiae, I, 91-109. — Carta a Diogneto: varias ediciones, entre ellas K. Bihlmeyer, Die Apostolischen Väter, 1924, 141-149. — Arnobio; Migne, P.L., V; A. Reifferscheid, Corpus scriptorum eccle siastorum latinorum, IV, 1875; G. Marchesi, Corpus scriptorum latinorum Paravianum, 1934. — Lactancio: Migne, P. L., VI y VII; S. Brandt y G. Laubmann, en Corpus sc. ecc. lati., XIX y XXVII, 1890-97 (véase R. Pichón, Lactance, Étude sur les mouvements philosophiques et reli gieux sous le règne de Constantin, 1903; J. Sigert, Die Théologie des Apologeten L. in ihren Verhältnis zur Stoa, 1919; K. Vilhelmson Laktanz und die Kosmogonie des spätantiken Synkretismus, 1940). — Ed. bilingüe de Padres Apologistas griegos en la Biblioteca de Autores Cristianos, trad. esp. de Daniel Ruiz Bueno, 1954 (contenido: Arístides, Apología; San Justino, Apología I, Apología II, Diálogo con Trifón; Taciano, Discurso contra los griegos; Atenágoras, Legación en favor de los cristianos, Sobre la resurrección de los muertos; Teófilo de Antioquía, Los tres libros a Autólico; Hermias, el filósofo, El escarnio de los filósofos paganos ). — Trad. esp. del Pastor de Hermas y de la Carta a Diogneto en Sigfrido Huber, Los Padres Apostólicos, 1949, págs.
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384-496 y 526-41 respectivamente. — J. Gött schi ng, A. v. T. , 1889 ja y aporía. Usamos el término 'anti — índice: E. J. Goodspeed, Index (Dis.). — E. Strazzeri, A. di T. e la nomia' ( VÉASE) principalmente en el apologeticus. Justini mart, aliorum- cronologia dei suoi viaggi, 1901. — sentido kantiano, como algo derivado que sive clavis operum apologeta- T. Whittaker, A. of T., and Other de la aplicación de la razón pura a la rum pristinorum, 1912 (Cfr. del mis- Essays, 1906. — M. Wundt, "A. v. realidad y especialmente a las mo autor: Die ältesten Apologeten, T., Prophetie und Mythenbildung", 1915). — Sobre los apologistas: J. Zeit. für wiss. Theologie, XLI, N. F. proposiciones cosmológicas. EmpleaZahn, Die apologetischen Grundge- XIV (1906), 309-66. — F. W. G. mos el vocablo 'paradoja' ( VÉASE) en danken in der Literatur der drei Campbell, A. of T., a Study of His el sentido de las dificultades —lógiersten Jahrhunderte systematisch dar- Life and Times, 1908. — J.'Hempel, cas y semánticas— que surgen tan gestellt, 1890. — O. Zöckler, Ge- Untersuchungen zweier Ueberlegun- pronto como una proposición, des schichte der Apologie des Christen- gen von A. v. T., 1921. — F. Kliem, pués de haberse afirmado a sí mistums, 1907, — J. Rivière, S. Justin Appolonios, 1927. — Arts, de B. ma, se contradice a sí misma; las et les apologistes du IIe siècle, 1907. Latzarus con el título de "Un pythaequivalen, en buena parte, — T. Geffcken, Zwei griechischen goricien thaumaturge, A. de Tyane", paradojas insolubilia. Ejema los tradicionales Apologeten, 1907. — W. Baldensper- en Rev ue de Co ur s et Co nf ére n plos típicos de las anti nomi as son, ger, Urchristliche Apologie, 1909. — ces (1939-1940), págs 51-64, 267-80, por ello, las antinomias cosmológicas A. Puech, Les apologistes grecs du 420-34. IIe siècle de notre ère, 1912. — A. APORÍA, $'+!2"($ , significa literal- kantianas — matemáticas y dinámiHauck, Apologetik in der alten Kir- mente sin camino; mejor dicho, cami- cas. Ejemplo típico de la paradoja che, 1918. — M. Pellegrino, Studi su no sin salida, dificultad. En sentido (semántica) es la de "El Mentirol' antica apologetica, 1947. — A. Riso". Ejemplos típicos de las aporías en chardson, Christian Apologetics, figurado, la aporía es entendida casi nuestro sentido, son, en cambio, las 1948. — J. Laurin, Orientations siempre como una proposición sin sa- argumentaciones de Zenón de Elea maïtresses des apologistes chrétiens lida lógica, como una dificultad lógica contra el movimiento. Entre ellas se de 270 à 361, 1954 [Analecta Gre- insuperable. La aporía podría, pues, goriana, 61]. ser también llamada —y así efectiva- destaca la aporía o paradoja de AquiAPOLONIO DE TIANA (fl. fines del siglo I) es conocido sobre todo como mago y profeta, pero la información acerca de su vida, procedente casi enteramente de su biógrafo Filostrato (quien escribió sobre Apolonio a instancias de la emperatriz Julia Domna), está demasiado envuelta en motivos legendarios para que constituya una fuente segura. Al parecer, Apolonio viajó mucho por los países orientales, predicando el pitagorismo —por lo que es considerado como uno de los neopitagóricos de la época—, pero más bien como religión que como filosofía. Según dice Jámblico en la Vida de Porfirio, Apolonio presentó en una Vida de Pitágoras, G:8$5!(2!: S"(!1, a este sabio como ideal supremo de vida. Junto a ello difundió la idea de que el hombre es ciudadano del universo y de que hay un Dios —innaccesi ble a la razón— que predomina por encima de los otros dioses de tal forma que, a diferencia de éstos, no solamente no necesita sacrificios, mas ni siquiera requiere ser nom brado. Además de Jámblico, véanse los fragmentos atribuidos a Apolonio por Eusebio (Praep. ev, IV, 13) y Demonst. ev., III, 3 de una obra titulada G&2"%8:="0-#. — J. Jessen, A. con Tiana und sein Biog. Philostratos, 1885. — J. Guiraud, La vie d'A. de Tiane, 1886. — D. M. Tredwell, A. Sketch of the Lije of A. of T., 1886.
mente lo ha sido— antinomia o para- les y la tortuga a que hemos hecho doja. Así ocurre con las paradojas, referencia en el artículo sobre Zeaporías o "dificultades" de Zenón de nón de Elea y que aquí reseñaremos Elea (VÉASE), lo mismo que con las de nuevo, junto con las soluciones aporías y paradojas de los sofistas y más significadas que ha recibido en de los escépticos. El estudio de las el curso de la historia de la filosofía. aporías puede dar lugar a una aporé- La aporía de Aquiles y la tortuga tica, la cual sería, en último término, puede enunciar se de varios modos. la descripción e investigación de to- La fórmula más intuitiva, aunque dos los elementos aporéticos descu- también menos precisa, consiste subs biertos en el proceso del conocimiento tancialmente en lo que sigue. Suponde lo real. Nicolai Hartmann, por gamos que Aquiles y la tortuga parejemplo, llama aporética al estudio ten simultáneamente para una cade las antinomias planteadas por el rrera de velocidad en la misma direcanálisis de los resultados obtenidos ción, y supongamos que Aquiles coen la descripción fenomenológica del rre diez veces más aprisa que la conocimiento. Las aporías —que se tortuga. Si en el instante inicial de la refieren aquí principalmente a los carrera se da a la tortuga un metro problemas relativos a la trascendencia de ventaja sobre Aquiles, resultará y a la implicación de elementos onto- que cuando Aquiles haya recorrido lógicos dentro de los elementos gno- dicho metro, la tortuga habrá recoseológicos— no pueden resolverse, a rrido ya un decímetro. Cuando Aquisu entender, en sentido propio, y cabe les haya recorrido este decímetro, la únicamente incluirlas en una totali- tortuga habrá recorrido un centímedad superior que "reduzca" su perfil tro; cuando Aquiles haya recorrido problemáti co. En buena parte, dice este centímetro, la tortuga habrá reHartmann, el pensamiento filosófico corrido un milímetro, y así sucesivaes de carácter aporético o, mejor di- mente, de tal modo que Aquiles no cho, el pensamiento aporético es una pod rá alcanzar ja más a la tortuga de las formas fundamentales —y para aun cuando, evidentemente, se vaya dicho autor la más legítima— de aproximando infinitamente a ella. pensamiento frente al pensamiento Un enunciado más preciso redufilosófico orientado hacia el sistema ciría a Aquiles y la tortuga a dos puntos que se desplaza n a lo lar go (VÉASE ). Siguiendo la terminología usada en de una línea con una ventaja inicial el curso de esta obra, nosotros dis- por parte del punto más lento y una tinguiremos entre antinomia, parado- velocidad superior uniforme por parte del punto más rápido. La distan122
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cia entre los dos puntos dados, aun cuando se vaya acercando progresivamente a cero, no podrá nunca alcanzar cero. El propósito de Zenón de Elea era defender la doctrina de Parménides (VÉASE), la cual exigía la negación del movimiento real y la afirmación de que todo movimiento es ilusorio. El hecho de que Aquiles alcance efectivamente a la tortuga no representaría, pues, para Zenón una demostración de la falsedad de la aporía, pues tal hecho, siendo fenoménico, no es real. Por consiguiente, la aporía no queda refutada, como entre varios filósofos antiguos era corriente creer, mediante la mostración de la efectividad del movimiento y del hecho de que Aquiles alcanzara a la tortuga. Se ha desechado, pues, como inoperante una primera refutación de la aporía, que consistiría, en el fondo, en sostener que "el movimiento se demuestra andando". Otras refutaciones han tenido lugar desde entonces. Siguiendo la descripción que hace A. P. Ushenko en su artículo sobre las paradojas de Zenón (Mind, LV, 218 [1946]), dividiremos aquí las refutaciones en cinco tipos: 1° lógicas; 2° matemáticas; 3° físico-matemáticas; 4° físicas, y 5° filosóficas. Las refutaciones lógicas insisten en mostrar que la aporía de Aquiles y la tortuga constituye una petición de principio, en la cual se supone lo que se niega —el movimiento—, siendo, pues, lógicamente imposible su formulación. Esta refutación olvida no sólo el otro supuesto más último y radical de Zenón —la negación del movimiento en cuanto proceso real—, sino la posibilidad de probar algo por lo absurdo. Las refutaciones matemáticas, usuales desde la creación del cálculo infinitesimal, consisten esencialmente en sostener que, siendo posible la suma de una progresión geométrica infinita, no hay ningún motivo para no suponer la posibilidad de que la distancia entre los dos puntos que se desplazan llegue a ser igual a 0. La dificultad de esta refutación consiste en la aplicación de la solución matemática a un acontecimiento físico, es decir, se basa últimamente en la superposición de los dos órdenes, superposición que por sí misma queda inexplicada. Por otro lado, el problema del tiempo —esencial
APO en la aporía— no queda solucionado ni siquiera cuando se afirma que Aquiles tiene una infinidad de intervalos temporales que le permiten atravesar una serie infinita de distancias. La refutación físico-matemática es, según Ushenko, la propia de Bertrand Russell. Este autor afirma que tanto la serie de momentos temporales como la serie de puntos de la línea son continuos matemáticos, no habiendo, por consiguiente, momentos consecutivos o, mejor dicho, no habiendo terceros momentos que se vayan interponiendo hasta el infinito entre dos momentos dados. Las refutaciones físicas son a veces una combinación de las matemático-físicas y de las filosóficas, es pecialmente cuando, como el citado Ushenko ha propuesto, consisten en un análisis de los conceptos físicos fundamentales, en particular del concepto de simultaneidad. Una refutación que parece proponerse hoy día en algunos círculos es la basada en la idea de la posibilidad de "longitudes mínimas" y de "partículas mínimas" de espacio-tiempo a que nos hemos referido en el artículo sobre la noción de lo continuo ( VÉASE). Sin embargo, estas ideas no han sido hasta ahora suficientemente desarrolladas y no puede todavía anticiparse en qué medida pueden contribuir a la solución de la citada aporía. Las refutaciones filosóficas son de varios tipos. Mencionaremos solamente algunas de ellas. Ante todo, la de Aristóteles basada principalmente en la diferencia entre lo infinito (VÉASE) en potencia y lo infinito en acto. Potencialmente la línea o el segmento de tiempo son i nfinitamente divisibles; actualmente en cambio, son indivisibles, es decir, pueden ser "actuados". Muchas objeciones se han opuesto a la solución aristotélica (ex puesta principal mente en Phys. , VI, 2, 233 a 22 sigs.). La más común es la que consiste en afirmar que la infinita divisibilidad de la línea implica que posee actualmente un número infinito de puntos (Cfr. M. Black, "Achules and the Tortoise", Analysis [1951], 91-101). Otros alegan que no es necesaria una solución filosófica, puesto que la aporía se basa en una falacia matemática (Peirce, Russell). Ello no ha impe123
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dido que algunos autores hayan seguido proponiendo refutaciones de carácter propiamente filosófico. Es el caso de Bergson. Su refutación consiste esencialmente en considerar que los argumentos de Zenón de Elea se basan en una concepción es pacia l del tiempo. Si el tiempo fuera reductible al espacio —o entendido por anal ogía con el espacio—, la aporía sería insoluble. Pero si, con Bergson, consideramos el tiempo como una fluencia indivisible, por principio indescomponible en "momentos" concebidos por analogía con los "puntos espaciales", Aquiles podrá alcanzar a la tortuga. La dificultad consistiría, pues, en haber aplicado al tiempo, y al movimiento, los conceptos de ser y de cosa, en vez de aplicarles los conceptos de fluencia y de acto. Whitehead se ha adherido a esta refutación, completándola por medio de una distinción entre lo actual y lo potencial en el movimiento, y considerando que Bergson se refiere únicamente al movimiento desde el punto de vista de la actualidad. En todo caso, la metafísica dinamicista de Bergson, lo mismo que la de Whitehead y de Ushenko (véase POTENCIA) coinciden en rechazar toda refutación de la aporía que no se decida a analizar las implicaciones filosóficas de los conceptos de movimiento y de tiempo y, por lo tanto, que no ataquen los problemas metafísicos fundamentales de los mismos. Véase la bibliografía del artículo ZENÓN DE ELEA. APPELATIO. Véase PROPIEDADES DE LOS TÉRMINOS.
APREHENSIÓN. Véase
MIENTO, PERCEPCIÓN.
APRIORISMO. Véase A
MATEMÁTICA .
ASENTI PRIORI,
APUESTA. Uno de los pasajes en los Pensamientos de Pascal ( VÉASE) que suscitan mayor interés entre los filósofos, es el que plantea el pro bl ema de la apues ta (pari): se trata en él de la necesidad de apostar (parier) sobre la existencia de Dios. Necesi dad, decimos, pues por un lado la razón no puede por sí sola pronunciarse en favor de uno de los dos términos de la siguiente alternativa: "Dios es [existe] o no es [no existe]", y por otro lado no se puede simplemente rehuir una elección.
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La apuesta puede reducirse a los términos siguientes. (1) El que apuesta, apuesta lo que tiene: una vida, su propia vida. (2) Si apuesta esta vida para ganar dos, la apuesta vale ya la pena. (3) Si hay tres vidas par a gan ar, es ya imprude nte no apostar la vida que se tiene. (4) Si el número de vidas que pueden ganarse es infinito, no hay más remedio que apostar. (5) El número infinito de vidas que se pretenden ganar en nuestro caso es la beatitud, es decir, una infinidad de dicha. (6) Apostemos ahora en favor de que Dios existe. Si se gana, se gana todo. Si se pierde, no se pierde nada. Se puede alegar, observa Pascal, que es incierto que se gane y que, en cambio, es cierto que se arriesga algo, de modo que la distancia infinita que hay entre la certidumbre de lo que se expone y la incertidum bre de lo que se puede ganar, hace que el bien finito que se expone de modo cierto iguale el infinito que es incierto. Pero a ello hay que contestar que todo jugador arriesga algo con certidumbre con el fin de ganar algo con incertidumbre, y que no hay una infinidad de distancia entre esta certidumbre de lo que se arriesga y la incertidumbre de la ganancia. En rigor, hay infinidad entre la certidumbre de ganar y la incertidum bre de perder, pero la certidumbre de ganar guarda proporción con la certidumbre de lo que se arriesga según la proporción de los riesgos de ganancia y de pérdida. Si, pues, hay tantos riesgos de un lado como del otro, la partida se juega de igual a igual, de modo que la certidumbre de lo que se arriesga iguala la incertidumbre de la ganancia sin que importe que se halle a infinita distancia de aquélla (Pensées, ed. Brunschvieg, 233, tomo II, 145-155). Al comentar los términos en los cuales presenta Pascal la apuesta, Brunschvicg se refiere a un trabajo inédito de L. Couturat en el cual se establecen en forma tabular todos los casos considerados por el filósofo. Las tablas presentadas consideran, por un lado, las probabilidades de ganancia y por el otro lo que se arriesga; el producto de la ganancia esperada por las probabilidades que se tienen de obtenerla define entonces la ventaja o la esperanza matemática del jugador. Reproduciremos aquí las ci-
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tadas tablas, llamando la atención del lector sobre el caso definitivo, el cual corresponde a la formulación de los términos de la apuesta señalada antes en el punt o (6).
de sus Lettres philosophiques. Según Voltaire, el modo de argumentar de Pascal es demasiado frivolo por la gravedad del tema; por lo demás, no
Se ha discutido mucho sobre la apuesta de Pascal. Dos tipos de discusión merecen ser mencionados. Una se refiere al propósito de Pascal. Lo más corriente es suponerle un propósito apologético; según ello, Pascal se propuso convencer al incrédulo obligándolo a apostar — y, por lo tanto, a aceptar los resultados de la apuesta. Pero pueden suponérsele asimismo otros propósitos. Por ejemplo, en su obra Le Dieu caché, étude sur la vision tragique dans les Pensées de Pascal et dans le théâtre de Racine (1956) Lucien Goldmann estima que la apuesta no es un argumento, sino la expresión de la actitud de Pascal frente a un Dios —el Deus absconditus — tan celado a la mirada del hombre, que el filósofo, no estando seguro de su existencia, decide apostar en favor de ella. Por lo demás, ya Julien Green había escrito (Journal 1935-1939, III, pág. 100: 10 febrero de 1939) que el ansia que tiene Pascal de tener razón lo empuja tan lejos que "puede preguntarse si el hombre que quiere convencer de estar en un error no es Biaise Pascal". El otro tipo de discusión concierne a la validez del argumento. Particularmente conocida al respecto —aunque no particularmente convincente— es la opinión de Voltaire en la Carta XXV (Sur les Pensées de Pascal)
parece justo arriesgar nada por una dicha infinita que, según el propio Pascal, corresponderá sólo a una minoría de hombres. Menos conocida, pero más sólida, es la crítica de Lachelier, el cual establece que la "incertidumbre difiere toto genere de la certidumbre y vale infinitamente menos que ella", y quien arguye que el cálculo de las probabilidades tal como la toma Pascal no es aplicable a todos los casos, sino sólo a algunos en los cuales hay "posibilidad real". "Del hecho de que no estamos más autorizados a negar la existencia de una cosa que a afirmarla —escribe Lachelier— no hay que concluir, como parece haberlo hecho Pascal, que hay una probabilidad sobre dos para que tal cosa exista." Lo cual no significa, al entender de Lachelier, que la apuesta pascaliana carezca de todo valor; tiene un valor de "decisión" al cual nos hemos referido al final del artículo sobre el autor de De l fu ndam ent o de la in du cció n. En favor del argumento de Pascal parecen, en cambio, militar ciertas consecuencias de la reciente teoría de los juegos (véase JUEGO). En efecto, la suma de los premios en una lotería es inferior a la suma de las cantidades apostadas, pero ello no impide apostar a cada jugador, pues aunque lo probable es que pierda, si tal acontece la pérdida será escasa, mientras que si gana será considerable. Aná-
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logamente, la posibilidad de que se pierda la apuesta en el argumento de Pascal no debería desanimar al jugador cuya "expectación" se refiere a un valor infinitamente mayor que el apostado. Hay que observar al res pecto, empe ro, que a diferencia de lo que se arriesga en una lotería o en un juego de azar, en la apuesta de Pascal se arriesga todo lo que se tiene. Puede, pues, perderse sólo "una vida finita de placer", mas para el jugador no convencido de la existencia de lo que puede ganar lo que pierde es una cantidad que Pascal estimaba ciertamente nula, pero que el jugador puede considerar absoluta. Se ha preguntado a veces si hay antecedentes del argumento de Pascal. Según Bayle, tales antecedentes se encuentran en la obra de Arno bio, Adversus gentes, II. Un argumento similar al de Pascal se lee en la Theologia naturalis de Sabunde, cap. LXVIII. Además de los textos citados, véase: E. Souriau, "Valeur actuelle du pari de Pascal", en L'ombre de Dieu, 1955, cap. II. — Georges Brunet, Le pari de Pascal, 1956 (texto y comentarios). APULEYO (Lucius Apuleius), nac. 125 en Hippo (actualmente Bône, Argel), es conocido en la historia de la literatura sobre todo por su célebre novela El asno de oro. Como filósofo, era uno de los miembros de la llamada escuela platónica ecléctica de Gaio, aun cuando es dudoso que hubiera tenido relación directa con este pensador y es más probable —a ju zgar por su obr a sobre Platón— que hubiese recibido la influencia de Albino. En sus obras filosóficas: Sobre él Dios de Sócrates (De deo Socratis), Sobre las opiniones de Platón (De Plat one et eius dogmata) y Sobre el mundo (De mundo) Apuleyó desarrolló un sincretismo platonizante en el cual destacan especialmente las tendencias místicas y una demonología que tiene su base en la concepción socrática del A$"3!(#"!# pero que Apuleyo elaboró en un sentido místico-religioso, análogo al de Plutarco y que se fue haciendo cada vez más común en las direcciones platónicas y neo-platónicas. La obra sobre las opiniones de Platón tiene dos libros: uno sobre la física y otro sobre la ética. Una obra sobre una tercera parte —la lógica— no fue completada por Apuleyo,
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ü no ha sido conservada, pero se la confluencia de ambas se da más tiene noticia de lo que hubiera po- en el punto de llegada que en el de dido contener por el escrito de partida. G&2"% &.+3,#&"($1 erróneamente Obras: La filosofía de Eug enio atribuido a Apuleyo. El De mundo, un d'Ors, 1945. — Catolicismo y protescomentario al tratado pseudo- tantismo como formas de existencia, aristotélico G&2"% !(=3!: (v. DE 1952. — El protestantismo y la moMUNDO), es también erróneamente ral, 1954. — Catolicismo día tras día, 1955. — Crítica y meditación, atribuido a Apuleyo. Ediciones: Apulei Madaurensis 1957. — Ética, 1958. — La ética de opuscula quae sunt de philosophia, Ortega, 1958. — La juvent ud eurorec. A. Goldbacher, Wien, 1876. — pea y otros ensayos, 1961. — ImpliG&2"% &.23,#&"($1 , ed. A. Goldbacher, caciones de la filosofía en la vida con1885 y Ph. Meiss, 1886. — L. Apulei temporánea, 1962 [Cuadernos Tau Madaur ensis scripta qua e sunt de rus]. — Ética y Pol ítica, 1963. ÁRBOL DE PORFIRIO (ARBOR philosophia, rec. P. Thomas, Lip-siae, PORPHYRIANA). Se da este nom1908 (con inclusión de la obra latina Peri Hermeneias, que parece deberse bre al cuadro en el cual se presenta efectivamente a Apuleyo, según el la relación de subordinación (sólo lótestimonio de Casiodoro: "Has gica, según unos; lógica y ontológica, formulas categoricum syllogismorum según otros) de la substancia consiqui plene nosse desiderat, librum lecomo género ( VÉASE) supremo gat , qui inscribitur Apulei [Migne derada a los géneros y especies inferiores PL. LXX, 1173 A]). Entre lo más hasta llegar al individuo. Porfirio reciente véase S. Müller, "Das Verhälmis von Apuleius De Mundo zu trata este asunto en el capítulo de seiner Vorlage", Philologus, Supp. la Isagoge sobre la especie ( VÉASE). Bd. XXXII, H. 2. W. Wittmann, Das Dice en él que "en cada categoría Isisbuch des Apuleius, 1940. Entre hay ciertos términos que son los gélos numerosos escritos sobre la obra neros más generales; otros que son filosófica de Apuleyo destacamos los las especies más especiales; y otros de A. Goldbacher (1871), J. Bernays que son los intermediarios entre los (1871), E. Rohde (1885), W. Kroll géneros más generales y las especies (1898), P. Thomas (1900 y 1908), R. Helm (1900), Th. Sinko (1905). especialísimas" (ínfimas). El término Artículo de Schwabe sobre Apuleyo más general es definido como aquel por encima del cual no puede haber (Apuleius, 9) en Pauly-Wissowa. ARANGUREN (JOSÉ LUIS L.) otro género más elevado; el más esnac. (1909) en Ávila, profesor de pecial, aquel debajo del cual no puede ética en la Universidad Central (Ma- haber otra especie subordinada; los drid) desde 1955, ha trabajado hasta términos intermediarios, los que están ahora sobre todo en cuestiones de situados entre ambos y son a la vez ética y de filosofía de la religión. géneros y especies. Tomando como Nos hemos referido con algún de- ejemplo una sola categoría —la talle a su doctrina del talante —tanto substancia— Porfirio procede a mosen sentido general como en el sen- trar cuáles son los géneros y especies tido específico de "talante religioso"— intermediarios y, al final, los indivien el artículo sobre la noción de duos — o ejemplos de individuos. Temple (v.), y a algunas de sus ideas Encuentra entonces una serie que da acerca de la relación entre religión y origen al esquema de la página siética en el artículo sobre Religión guiente, en lo esencial empleado por (v.). Agregaremos aquí que en el Boecio, y popular desde la exposición curso de sus investigaciones sobre la de Julius Pacius, en su Aristotelis Orética del protestantismo Aranguren ganum (1584). La substancia, dice Porfirio, es sólo ha mostrado que éste se desliza muy fácilmente hacia una ruptura excesiva género; el hombre es la especie espede lo ético y lo religioso. Tal rup- cialísima o ínfima y es sólo especie; tura debe ser rechazada. Pero debe el cuerpo es especie de la substanserlo también la identificación, pro- cia y género del cuerpo animado; el pugnada consciente o inconsciente- cuerpo animado es especie del cuermente por algunas tendencias filosó- po y género del animal; el animal es ficas, entre lo religioso y lo ético, especie del cuerpo animado y género con frecuencia basada en la subordi- del animal racional; el animal racionación del primero al segundo. Se- nal es especie del animal y género gún Aranguren, la ética está abierta del hombre; el hombre es especie del a la religión, y ell o en tal forma que 125
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toicos, y en particular a la teoría del conocimiento de Zenón. El concepto de evidencia directa, $)$(/,J"1, es, según Arcesilao —como según todos los escépticos y los empíricos—, una mera invención de la cual no podemos hallar ejemplos. Información sobre las doctrinas de Arcesilao se halla en Diógenes Laercio (IV, 28-45), en Fifodemo de Gadara, Cicerón (Acad. post., I, xii, 45), en Sexto el Empírico (Hyp, Pyrr., I, 234; adv. Math., VII, 153) y en Suidas. — Véase R. Brodersen, De Arcesilao philosopho académico, 1821. — A. Geffers, De Arcesilao, 1841. — Ch. Huit, "Polémique d'Arcésilas contre les Stoïciens , L'Instruction publique, XIV (1885), 41416, 430-32, 448-50. — Art. de H. von Arnim sobre Arcesilao (Arkesilaos, 19) en Pauly-Wissowa. ARCHE (ARJE). Véase PRINCIPIO.
animal racional, pero no género de los individuos, pues —como se dijo— es sólo especie. Los términos intermediarios tienen así dos caras o as pectos; los términos extremos sólo tienen un aspecto o cara. Y la especie especialísima o ínfima tiene también sólo un aspecto o cara. Es especie de los individuos, por contenerlos, y especie de los términos anteriores —superiores— por estar contenido por ellos. Se concluye, pues, diciendo que el género más general es el que, siendo género, no es especie; la es pecie especialísima, lo que, siendo especie, no puede ser dividido en especies; el individuo, lo que no puede ser subdividido en otros términos. ARCESILAO (ca. 315/14-ca. 2417 40) nac. en Pitane (Eolia), fue discí pulo primero de Teofrasto y luego de Polemón, Crates y Crantor. Escolarca de la Academia platónica, fue uno
ARDIGÔ (ROBERTO) (18281920) nac. en Casteldidone (Cremona, Italia), fue profesor en la Universidad de Padua (1881-1909). Después de haberse ordenado de sacerdote, abandonó la Iglesia (1871) y se adscri bió al movimiento positivista italiano, defendido contemporáneamente por Pasquale Villari (1827-1927), Nico-lo Marselli (1822-1899) y Andrea Angiulli (1837-1890). Este movimiento había sido impulsado asimismo por autores como Cario Cattaneo (1801-1869) y Giuseppe Ferrari (1812-1876), así como, y sobre todo, por los juristas y criminólogos Enrico Ferri (1856-1929), Enrico de de los principales representantes de Marinis (1868-1919) y Cesare Lomla llamada Academia media y, por broso (1835-1909). Órganos de estas lo tanto, del escepticismo moderado tendencias fueron la Rivista di filosocaracterístico de este período. Va- fía scientifica, la Rivista di filosofía e rios autores antiguos consideraron a scienze affini y la Rivista di filosofia, Arcesilao como un filósofo casi ente- que combatían tanto al idealismo de ramente pirrónico y, por consiguien- ascendencia hegeliana como a la trate, como muy poco o nada platóni- dición ontologista. Ahora bien, Ardigo co. Sin embargo, parece ser un he- fundamentó, articuló y prolongó estas cho que Arcesilao buscó en Platón tendencias y representó, por así decirargumentos en favor de su escepti- lo, el máximo nivel en Italia del posicismo y que, por otro lado, combatió tivismo de la época. Esto permite exel escepticismo extremo alegando que plicar tanto su positivismo metaempíhay un criterio de verdad que nos rico como su "metafísica positivista". permite conocer las cosas. Este En efecto, el positivismo de Ardigo no criterio fue encontrado por Arcesilao era un naturalismo dogmático. En la en "lo razonable", utilizable tanto división del positivismo establecida para el conocimiento teórico como por Rodolfo Mondolfo, según el cual para el saber práctico. Lo que no no es legítimo confundir la dirección puede hall arse en parte alguna, se- objetivista, común a Spencer, a Dargún Arcesilao, es un criterio de evi- win, a Littré o a Comte, con la direcdencia absoluta e indiscutible. Por ción subjetivista, propia de John este motivo Arcesilao se opuso a la Stuart Mill, de Avenarius, Mach y teoría del conocimiento de los es126
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Vaihinger, Ardigo représenta esta úl- 1930; La ricerca filosofica, 1936; La d'una rosa" incluido en el Vol. 10. tima tendencia. Esto se debía tanto liberta umana e la critica del determi- Edición de Scritti vari, 1922, ed. G. a las condiciones en que había surgido nismo, 1936; Sulla razionalità del reale Marchesini. — Bibliografía: A. P. el positivismo italiano como a la cósmico, 1939; L'infinito e il divino, Levi y L. Limentami, "Bibliografia di A. , Rivista di Filosofia, IV ( 1928evolución personal de Ardigo. Por 1951 [Sobre G. T.: Elide Guastalla, R. 29). Véase G. Marchesini, La vi ta eso la filosofía no era para Ardigo un G. T., 1952, con bibliografía] que e U — pensiero di R. A., 1907. — Íd., mero compendio de las ciencias, sino aborda el problema de lo Absoluto íd., Lo spirito evangelico di R. A., la fuente de ellas. Ardigo sostiene, desde la crítica del conocimiento y 1910. — Íd., íd., R. A. L'uomo e ciertamente, la identidad de lo físico afirma la incondicionalidad del ob- l'umanista, 1922. — E. Ferri, Sul poy de lo psíquico. Pero su acentua- jeto; de Giovanni Marchesini (VÉASE), sitivismo di R. A., 1908. — R. Monción del valor de la idea frente a las de Erminio Troilo (nac. 1875: Lo spi- dolfo, Il pensiero di R. A., 1908. — circunstancias materiales que concu- rito della filosofia. Realismo assoluto, C. Berardi, Il pensiero fil osofico di rren a la formación de la evolución 1926; Le forme dell'esperienza, 1934), R. A., 1908. — J. Blunstein, Der PoArdigos, 1910. — Íd., íd., histórica, su identificación de la idea historiador de la filosofía italiana y de- sitivismus Die Weltanschauung Ardigos, 1911. fensor de un realismo influido por y de la inteligencia con la voluntad, — P. Grano, R. A., 1910. — E. Troisu reconocimiento de un haz de "con- Bruno. Algunos discípulos de Ardigo lo, Il maestro del positivismo italiano, se consagraron con gran fecundidad a diciones internas" distintas de las investigación histórica, como Ro- 1921. — G. Tarozzi, R. A. Profilo, "condiciones externas" le permite su- la — F. Amerio, A., 1948. — R. Mondolfo (VÉASE). Otros posi- 1928. Cavallaro, Il presupposto razionalisti perar desde dentro el determinismo dolfo tivistas, como los mencionados Cesare objetivista. Ardigo consideraba el Lombroso (Genio e folia, 1864) y co della filosofía dell'Ardigo, 1959 [de "hecho" como divino, pero este hecho Enrico Ferri (Teoria dell'imputabilita "Studia Patavina". Quaderni di Stoeran "todos los hechos". De ahí la e negazione del libero arbitrio, 1878; ria della Filosofia, 8). ARGUMENTO. Nos hemos referiimposibilidad de elegir un hecho para Sozialismo e criminalita, 1883) se dedo a un sentido especial del término convertirlo en lo Absoluto. El "In- cidieron, en cambio, por el aspecto 'argumento' en el artículo CUANTIFIdistinto" de Ardigo es, en este sen- más objetivista de la doctrina y por CACIÓN, CUANTIFICACIONAL y CUANtido, diferente del "Incognoscible" de eso llegaron a conclusiones diametralTIFICADOR . Aquí trataremos del sentiSpencer. "Pues mientras Spencer mente opuestas en lo que toca al fundo más general de dicho término: el —dice Mondolfo— colocaba ese ab- damental problema de la contingenque tiene como razonamiento mediansoluto en la raíz de toda realidad, de- cia y la libertad. clarándolo incognoscible en el mismo Obras principales: Discorso su Pie- te el cual se intenta probar o refutar momento que afirmaba su existencia tro Pomponazzi, 1869. — Psicologia una tesis, convenciendo a alguien de real como objeto de intuición", Ardigo come scienza positiva, 1870. — La la verdad o falsedad de la misma. Se sostiene que "el camino de nuestra formazione naturale nel fatto del si- emplea también a este respecto el voinvestigación explicativa nos lleva stema solare, 1877. — La morale del cablo 'argumentación'. La diferencia siempre de un hecho a otros y a su positivisti, 1885. — Sociologia, 1886. a veces establecida entre el argumento relación recíproca, es decir, hacia la — Il vero, 1891. — La scienza della y la argumentación —que esta última unidad y solidaridad de los múlti- educazione, 1893. — La ragione, es la acción en la cual se emplea un ples, hacia una totalidad que ante- 1894.— L'unità della coscienza,1898. argumento— es para nuestro caso cede a toda distinción recíproca" — Entre otras obras citamos: L'in- poco pertinent e. Los antiguos —sofistas, Platón, (R. Ardigo y el positivismo italiano, conoscibile di H. Spencer e il positi 1943, pág. 5 [monografía]. El "Indis- vismo. — La coscienza vecchia e le Aristóteles, escépticos, etc.— habían tinto" se aproxima, así, a una idea idea nuove. — Empirismo e scienza. prestado considerable atención a la regulativa. Pero lo que regula es lo — L'Inconoscibile di Spencer e il cuestión de la naturaleza de los argumetaempírico y no sólo la inmediata Noúmeno di Kant. — L'idealismo del mentos y de su validez o falta de vavecchia speculazione e il realismo lidez. Algunos de los argumentos experiencia. De ahí la moral de Ar- ia della filosofía positiva. — La peren- estudiados eran de carácter lógico-fordigo, que si bien rechaza todo sobre- nità del positivismo. — Il mon ismo naturalismo, rechaza asimismo todo metafisico e il monismo scientifico. — mal, pero muchos no encajaban pledogmatismo, incluyendo el naturalista, Atto riflesso e atto voluntario. — Te- namente dentro de la lógica. Esto fue y acaba por justificar filosóficamente si metafísica, ipotesi scientifica, fatto reconocido por Aristóteles; mientras la contingencia, sin la cual ninguna accertato. — L'Inconscio. — I pre- en los Analíticos trató primariamente moralidad auténtica es posible. La suppusti massimi problemi. — Le for de argumentos de tipo estrictamente mayor parte de los discípulos de me ascendenti della realta come cosa lógico, en los Tópicos y en la Retórica Ardigo siguieron por este camino. Es e come azione e il diritto vero dello trató de los argumentos llamados "diaspirito, aspetto specifi- lécticos" o argumentos meramente el caso de Giuseppe Tarozzi (1868- spirito. — Lo co culminante dell'Energia in funzio- probables, o razonamientos a partir de 1958: Lezioni di filosofia. Ricerche ne dell'organismo animale. — Filoso intorno ai fondamenti della certezza fia e positivismo. — La filosofia va opiniones generalmente aceptadas. razionale, 3 vols., 1898; La verita gabonda. — Edición de obras: Ope Muchos autores modernos han aceptainfinita dei fatti e la liberta morale, re filosofiche, 11 vols. (Padova, 1882- do esta división u otra similar. Así, 1906; Idea di una scienza del bene, 1912; Vol. L, 2a ed., 1918). Es im Kant ha distinguido entre el funda1901; Problemi filosofici, 1924; Apo- portante para la comprensión del ori mento de la prueba (Reweisgrund) y logia del positivismo, 1928; R. Ardigo. gen del pensamiento de Ardigo el es la demostración (Demonstration). El Profilo, 1928; L'esistenza e l 'anima, crito titulado "Guardando il rosso fundamento de la prueba es riguroso, 127
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mientras la demostración no lo es. indicado que el hecho de subrayar opinión a la cual se refiere se supone Puede distinguirse asimismo entre que la "lógica" tiene un aspecto prác- ser la de la humanidad entera); am prueba (VÉASE) o demostración —en tico, no debe conducir a descuidar su bos tienen en común el poner en tela cuanto son lógicamente rigurosos— y predominante aspecto teórico (Abel- de juicio los intereses de la persona o argumento — que no lo es, o no re- son, Cfr. supra, pág. 338) o que es me- personas consideradas. — Argumento quiere serlo. A la vez, cuando se jor atenerse a la norma de que "se por consecuencias (cuando se derivan habla de argumento, se puede consi- critica un argumento porque no es consecuencias que se suponen inadmiderar: (1) como lo que Aristóteles formalmente válido o bien porque tie- sibles, particularmente en la esfera llamaba "pruebas dialécticas" —por ne cuando menos una premisa falsa" moral, pues de lo contrario tenemos el medio de las cuales se intenta refutar (Neri Castañeda, Cfr. supra, pág. 292). tipo lógico-formal de la reductio ad En no pocas ocasiones es difícil absurdum). — Argumento a pari (por a un adversario o convencerlo de la distinguir entre prueba estricta o de- el cual se procura aplicar una opinión verdad de la opinión mantenida por mostración y argumento en el sentido o disposición a otra especie del misel argumentador— y (2) como razoaquí tratado. Con frecuencia se usan mo género). — Argumento a contranamiento o pseudo-razonamiento enindistintamente los mismos términos. rio (por el cual se procura no aplicar caminado ante todo al convencimiento Se dice, por ejemplo, "argumento on- una opinión o disposición a otra espeo la persuasión. Los límites entre tológico" y "prueba ontológica" (nos- cie del mismo género). — Argumento estas dos formas de argumento son del dilema (véase DILEMA). — otros preferimos esta última expreimprecisos, pero puede considerarse Argumento etimológico (en el cual el sión). También es difícil distinguir enque la persuasión es demostrativamente sentido de un término o expresión sutre argumento y sofisma, puesto que más "débil" que el convencimiento. puesto más originario es considerado algunos de los argumentos empleados En la mayor parte de los estudios como el sentido capital o verdadero). habitualmente son de carácter clarade los argumentos a diferencia de las — Argumento a fortiori (véase A mente sofístico. Así ocurre, por ejem pruebas estrictas se ha subrayado la FORTIORI ). — Argumento por el riimportancia que tiene el que se con- plo, con el llamado argumentum ad dículo (donde se supone que ridiculisiga asentimiento a lo argumentado. hominem: algunos estiman que es un zar la opinión de un interlocutor consSanto Tomás expresa este rasgo defi- sofisma; otros, que es un argumento tituye un argumento contra ella). — niendo el argumento como sigue: "di- perfectamente lícito. En el artículo Argumento por lo superfetatorio (doncitur, quod arguit mentem ad assen- SOFISMA hemos dado una lista de los tiendum alicui" (Quaestiones disputa- llamados "argumentos aparentes" más de se rechaza una opinión por consitae de veritate, q. XIV a. 2 ob. 14). conocidos. Sería largo dar una lista derar que las consecuencias implícitas La persona ·—el aliquis — ante quien razonablemente completa de los que o explícitas de lo afirmado son innese desarrolla el argumento, el lector y podrían calificarse de tipos de "argu- cesarias ). Hay muchos otros argumentos del especialmente el oyente u oyentes de- mentos lícitos" de carácter más o me ben tenerse en cuenta, así como las nos "retórico"; nos limitaremos a men- tipo señalado; en el tratado de Pediversas circunstancias que rodean la cionar algunos de los registrados por relman y Olbrechts-Tyteca se pueden Ch. Perelman y L, Olbrechts-Tyteca encontrar no sólo descripciones detaargumentación. lladas de la mayor parte de esta clase En el artículo sobre Retórica nos en su Traité de l'argumentation. Argumento mediante analogía (no de argumentos, sino asimismo ejemhemos referido a las vicisitudes que ha experimentado esta noción en el un concepto riguroso de analogía plos de ellos y variedades de tales curso de los siglos. Recordemos aquí [VÉASE], sino un concepto laxo, como ejemplos. que durante algún tiempo en el inme- el ejemplificado en Joseph Butler Como indicamos antes, se ha discudiato pasado se solía desdeñar todo [VÉASE]. — Argumento basado en la tido asimismo la cuestión de la natuargumento "meramente retórico", pero "autofagia" (consistente en indicar raleza de los argumentos filosóficos. que en los últimos años se ha ma- que lo que se dice acerca de una doc- Muchas son las tesis propuestas al resnifestado de nuevo cierto interés por trina no se aplica a la doctrina — co- pecto: los argumentos filosóficos delos problemas de la retórica y, de con- mo uno de los argumentos dirigidos ben ser (o t ender a ser) de naturaleza siguiente, de los argumentos no estric- contra la noción positivista de verifica- estrictamente lógico-formal; deben ser tamente rigurosos. Entre otros ejem- ción [v.] ). — Argumento de autori- principalmente (o exclusivamente) plos de tal interés mencionamos las dad (especialmente efectivo cuando "retóricos" en el sentido antes inobras de Ch. Perelman y L. Olbrechts- la autoridad invocada mantiene en dicado; deben "usar" los procedimienTyteca, y S. Toulmin, así como el li- otros respectos opiniones opuestas a tos establecidos por la lógica formal, bro de Henry W. Johnstone, Jr. rela- las del argumentador). — Argumento pero no estar determinados por ellos tivos a la argumentación en filosofía. fundado en un caso particular (que (salvo en lo que toca a su validez o Ello no ha sucedido sin protestas (Cfr., se supone típico, aunque a veces no no validez lógica), sino por conside por ejemplo, Raziel Abelson, "In Dé- lo sea, o sea difícil determinar si lo raciones de tipo "material" o relativas fense of Formal Logic", Philosophy and es ). — Argumento ad hominem, tam- al "contenido" de los problemas tra Phenomenological Research, XXI bién llamado ex concessis (que se re- tados. Se ha indicado asimismo que [1960-1961], 334-45; Héctor Neri Cas- fiere a la opinión mantenida por el los argumentos filosóficos se basan tañeda, "On a Proposed Révolution in interlocutor, a diferencia del argumen- siempre en ciertos supuestos últimaLogic", Philosophy of Science, XXVII to ad rem, que se refiere al asunto mente indemostrables, de modo que, [1960], 279-92 [ambos relativos a la mismo), una forma del cual es el ar- como indica Henry W. Johnstone, Jr. obra de Stephen Toulmin]). Se ha gumento ad humanitatem (cuando la (Cfr. infra, pág. 117) "las consideracio128
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allo studio di Aristippo di Cirene", págs. 11-169; textos, págs. 171-432) [Pubblicazioni dell'Istituto di Filosofia della Universita di Roma, 5]. — Erich et Mannebach, ed., Aristippi Cyrenaicorum fragmenta, 1961. — C. M. Wieland, Aristipp und einige seiner Zeitgenossen, 4 vols., 18001801. — E. Antoniadus, Aristipp und die Kyrenaiker, 1916 (Dis.). — Lorenzo Colosio, Aristippo di Cirene, 1925. — Artículo sobre los cirenaicos (Kyrenaiker), por J. Stenzel, en Pauly-Wissowa. ARISTÓBULO (fl. 165 antes de J. C.) es considerado como uno de los llamados filósofos helénico-judaicos que desarrollaron en Alejandría sistemas de interpretación alegórica del Antiguo Testamento a base de los conceptos de la filosofía griega, considerada como precursora de la tradición judaica. En este sentido, el trabajo exegético de Aristóbulo es estimado como un precedente de la obra de Filón. Ahora bien, a diferencia de este último, Aristóbulo no erigió un sistema filosófico-teológico sincretista; se limitó a usar para sus propios fines conceptos filosóficos procedentes de Pitágoras, Platón, los peri patéticos y los estoicos. Una de las preocupaciones principales de Aristóbulo fue el precisar filosóficamente el concepto de Dios, con el fin de subrayar su espiritualidad, la cual no quedaba siempre bien clara con una interpretación literal de los textos hebreos. Sobre los fragmentos véase O. Stählin, en Christ-Shmid-Stählin, Ge-
nes lógicas no ejercen más peso en la luego vienen los judíos; luego, los crítica o defensa de un sistema onto- griegos; por último, los bárbaros, en lógico que las consideraciones funda- cuya cima están los egipcios. Ediciones: R. Seeberg, Der Apolodas en hechos". Por eso "un argumento filosófico constructivo, cuando es get Aristides, 1894; J. Geffcken, Zwei válido, se parece mucho a un argu- griechischen Apologeten, 1907 (Arisy Atenágoras). — Edición de mentum ad hominem válido. La úni- tides texto sirio y griego por R. B. Harris ca diferencia importante es que el fi- y J. A. Robinson, 1891, 2a ed., 1893. lósofo que usa un argumento cons- — Texto griego y trad. esp. de la tructivo considera lo que él mismo "Apología" en Padres Apostólicos grietiene que admitir, de conformidad gos, 1954, ed. y trad. de Daniel Ruiz con sus propios principios de razona- Bueno (Biblioteca de Autores Cristiamiento o en consistencia con su pro- nos). — Véase M. Picard, L'Apologie 1892.—A. d'Alès, "L'Apo pia conducta o actuaci ón más bien d'Aristide, logie d'Aristide et le roman de Barque considerar lo que otra persona laam et de Josaphat", Revue des tiene que admitir" (op. cit., pág. 79). questiones historiques (1924). — G. Ch. Perelman y L. Olbrechts-Tyte-ca, Lazzati, "Ellenismo e cristianesimo. Il primo capitolo dell'Apologia di Rhétorique et Philosophi e, 1952. — Íd., íd., Traité de l'argumentation. Aristide", La Scuola Cattolica, LXVI La nouvell e rhétorique, 2 vols., 1958 (1938), 35-51. ARISTIPO (nac. ca. 435 antes de (trad. esp. de la "Introducción" en: Retórica y Lógica, 1959 [Suplementos J. C.) de Cirene, discípulo de los del Seminario de Problemas Científi sofistas y de Sócrates, fundó la llacos y Filosóficos. Univ. de México, mada escuela cirenaica, que se carac N° 20, Segunda Serie). — Stephe n teriza, en su aspecto moral, por reE. Toulmin, The Uses of Argument, ducir la virtud al placer, mas a un 1958. — Henry W. Johnstone, Jr., placer que no comprende solamente Philosophy and Argument, 1959. — el goce reposado del cuerpo, sino Argumento en Cicerón: Alain Michel, también y muy especialmente el del Rhétorique et philosophie chez Cice espíritu. El placer es en todos los rón. Essai sur les fondements philoso phiques de fart de persuader, 1961. casos para Arístipo "un movimiento — John Passmore, Philosophical Rea- suave", a diferencia del dolor, que soning, 1961. — Ch. Perelman, I. Be- es "un movimiento áspero"; conselaval, H. W. Johnstone et al., artícu guir este placer, que es reposo y los sobre "L'Argumentation" en Re tranquilidad, es cosa de la sabiduría vue Internationale de Philosophie, año y de la prudencia, las cuales indican XV, ,° 58 (1961), 327-432. — Véa al hombre lo que debe hacer para se también bibliografía de RETÓRICA. evitar el dolor, esto es, "lo conveARISTIDES (MARCIANO ARÍS- niente". Tal eliminación comprende TIDES), uno de los apologistas tanto los dolores como los placeres (VÉASE) cristianos, del siglo II, desta- que puedan ser causa del dolor, que schichte der griechischen Literacó, contra las religiones paganas po- puedan llegar a dominar al hombre. tur, II. — Artículo sobre Aristóbulo liteístas, la verdad del monoteísmo El placer es individual, pero el hecho (Aristobolos), por A. Gercke, en Paucristiano. La existencia de un supre- de que haya placer en la relación con ly-Wissowa. ARISTÓN DE ALEJANDRÍA (Simo y único Dios que deben adorar el prójimo explica la existencia de la todos los pueblos resulta para Aristi- sociedad, la cual se funda así en glo I antes de J. C.), perteneció prides patente no sólo como verdad re- el placer que recibe cada individuo al mero a la Academia ( VÉASE), cuando velada, sino también como conse- relacionarse con sus semejantes. Esta era regida por Antíoco de Escalón, cuencia de la armonía del cosmos. relación no destruye, por lo tanto, el y se inclinó luego a la escuela peAsí, al motivo apologético se sobre- radical individualismo de Arístipo, ripatética, cuyo escolarca era a la pone, o yuxtapone, un argumento ra- fundado en la independencia de 3o sazón Andrónico de Rodas. La princional, susceptible de ser comprendi- externo, en el dominio sobre todo cipal contribución de Aristón de Aledo por todos. La racionalidad de esta lo que pueda producir al ánimo in- jandría a los numerosos comentarios relación mundo-Dios no significa, em- quietud y desasosiego. Arístipo redu- a Aristóteles que se iniciaron en esta pero, en Aristides, que Dios sea ra- ce, además, el conocer a la impresión época fue un trabajo sobre las Cacionalmente cognoscible; los predica- sensible y sostiene que no hay más tegorías, estudiado por Simplicio. dos de Dios no son positivos, sino saber que el individual, pues el saber Aristón fue uno de los primeros penegativos. Hay que observar que intelectual común manifestado en el ripatéticos de la época alejandrina Aristides admite un mayor o menor lenguaje tiene para cada cual dife- que no solamente difundieron el conocimiento del aristotelismo, sino que conocimiento de la verdad según el rente significación. Textos: I Cirenaici. Raccolta delle pueblo (o "pueblo-religión") que se fonti antiche, 1958, trad. e int. por trabajaron también en la impulsión considere: los que poseen la verdad Gabriele Giannantoni ( "Introduzione de la erudición y la investigación tan características de la escuela peripaabsolutamente son sólo los cristianos; 129
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tética desde los tiempos de su fun- mas del mal único. De ahí que el tiene un cariz estrictamente crítico dador. verdadero "sabio" deba desasirse de que no basta para un conocimiento K. Müller, Fragmenta historicorum las cosas y de su pretendido conoci- positivo. En vez de ella debe elaGraecorum, III, 324 sigs. miento, adoptar la absoluta indiferen- borarse un instrumento para el saber ARISTÓN DE QUEOS (Keos) su- cia ante todo lo que no conduzca a que muestre su eficacia en todos cedió a Licón como escolarca del Li- la realización del bien. los aspectos y no sólo en el crítico; ceo y ocupó probablemente el cargo I. von Arnim, Stoicorum veterum este instrumento u Organon (VÉASE) desde 228/5 antes de J. C. No pa- fragmenta, 1921, I, 351-403. — Ar- es precisamente la lógica. Ahora rece haber contribuido a la escuela tículos por A. Giesecke (Jahrbuch bien, la lógica aristotélica puede enklassische Philologie, 1892) y H. tenderse en dos sentidos: uno, es peripatética con investigaciones filo- für Weber (Rheinisches Museum, 1896). tricto, según el cual se trata, como sóficas originales; se le atribuye más Véase también August Mayer, "Aris bien una actividad popularizadora. tonstudien", Phil. Supp. XI (1910), indica W. Jaeger, de una facultad Por la semejanza de nombres entre 483-610. o de una técnica, y otro, más amplio, Aristón de Queos ( '@2"=)0# !. ARISTÓTELES (ca. 384/3-322 an- según el cual es primariamente —o, R&?"-!1) y Aristón de Quios o Jios ( tes J. C.) nació en Estagira ( Mace- si se quiere, también — una vía de '@2"=?)0# !. T"-!1, se ha producido donia), siendo llamado por ello a acceso a la realidad. La lógica en confusión en cuanto a las obras veces el Estagirita. Discípulo de Pla- sentido técnico equivale a la lógica atribuidas a uno y a otro filósofo. tón en Atenas durante cerca de veinte formal; la lógica en sentido amplio, La mayor parte de los fragmentos años, pasó, al morir su maestro en a lo que se ha llamado posteriorque quedan y que podrían prestarse a 348, a Asia Menor (Assos), luego a mente lógica material o también gran debate se atribuyen al filósofo estoico Mitilene y, finalmente, a la corte del lógica. La lógica formal constituye casi homónimo. Los que pueden rey Filipo de Macedonia, donde fue una de las piezas maestras del penadscribirse con casi entera seguridad preceptor de Alejandro Magno. Ha- samiento del Estagirita y puede ser al filósofo peripatético tratan cia el año 335 regresó a Atenas, don- examinada, como lo han hecho Lu principalmente de ética y de fundó su escuela en el Liceo (VÉA- kasiewicz, Bochenski y otros autocaracterología. SE); pero el movimiento antimacedó- res, desde el punto de vista de la Edición de texto y comentario por nico que resurgió al fallecer Alejan- moderna lógica matemática con muy F. Wehrli en el cuaderno VI de Die dro Magno y una acusación de notables resultados. En efecto, aunSchule des Aristoteles: Lykon und que la lógica de Aristóteles es sim Aristón con Keos, 1952. Véase J. G. impiedad lo obligaron a abandonar plemente formal y no, como la de Hubmann, Aristón von Keos der Pe- la ciudad (323) y a retirarse a Callos estoicos, formalista, es decir, aunripatetiker, eine historisch-kritische cis de Eubea. Zusammenstellung aus Bruchstücken La extensa obra de Aristóteles, edi- que en ella se presta atención sodes Altertums (Jahns Jahrbürcher für ficada sobre la platónica, discrepa de bre tod o a las fór mulas lóg icas y Philologie und Padagogik, III Sup- ésta tanto, por lo menos, como coin- no a las reglas de inferencia, la pre plementband, 1835). — Artículos por cide; la frecuente tensión entre los cisión y detalle con que han sido A. Gercke (autor también del artículo elaboradas las primeras la convierte sobre Aristón en Pauly-Wissowa) en platónicos y los aristotélicos, así como en un modelo para toda ulterior inel Archiv für Geschichte der Philoso- los numerosos intentos de conciliación phie, V (1892), 198-216; de Ch. Jen- entre ambos pensadores señalan ya vestigación lógica. No es aquí el sen sobre "A. von K. bei Philodemos", claramente el hecho de la coexisten- lugar de exponer esta lógica in ex Hermes, XLVI (1911), 393-406; de cia de una raíz común y de una con- tenso, puesto que numerosas referenW. Knögel sobre el mismo tema en siderable divergencia. Ante todo, cias a ella se encuentran en la ma Klassisch-philologische Studien ed. Aristóteles desarrolla su pensamiento yor parte de los artículos sobre lóBickel y Jensen, Helft 5 (1933) y gica formal que contiene la presente de K. O. Brink en el vol. VII Supp. en extensión, no sólo por su afán de obra. Pero conviene declarar que, abarcar todos los saberes, sino porde Pauly-Wissowa, s.v. Peripatos. — Véase también trabajo de A. Mayer que, a diferencia de su maestro, atien-de aunque la parte principal de ella es citado en bib. de Aristón de Quios, ad particularmente a las dificultades que la silogística asertórica (véase SILO finem. plantea en la explicación del mundo GISMO), no es justo indicar, como ARISTÓN DE QUÍOS (ca. 320-250 la contradicción entre la ne-cesidad se ha hecho con frecuencia, que toantes de J. C. ), discípulo de Zenón "de estudiar lo individual y da la lógica de Aristóteles puede de Citio, representa dentro del estoi- contingente y el hecho de que sola- reducirse a un limitado fragmento cismo una de las más radicales ac- mente un saber de lo universal puede de la lógica cuantificacional elementitudes de oposición al saber, en- ser un saber verdadero. Tal es el tema tal. En efecto, aunque de un modo tendiendo por éste la investigación alrededor del cual gira todo el pen- menos sistemático se hallan en Arisde la Naturaleza y el análisis de la samiento aristotélico, que quiere ser tóteles contribuciones importantes a lógica. Tales saberes son para Aris- ciencia de lo que es en verdad sin la lógica modal y también varias tón inciertos e inútiles frente al único sacrificar en ningún momento lo con- leyes que pertenecen a la lógica conocimiento verdadero: el conoci- creto y cambiante. Mas una ciencia sentencial, a la lógica de las clases miento de la virtud y del vicio, del esta índole no puede satisfacerse, y a la lógica de las relaciones. Junto bien y del mal. Todo se reduce para de la platónica, con la dialéctica a las investigaciones lógico-formaAristón a estos dos opuestos, pues las como les se encuentran, además, en el Esllamadas virtudes no son, a su en- (VÉASE). La dialéctica que es, según tagirita abundantes análisis semiótitender, más que manifestaciones del Aristóteles, lo mismo que la sofísti- cos, en particular semánticos. En bien único, y los distintos vicios for- ca, una apariencia de la filosofía, 130
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cuanto a la lógica material, se basa principalmente en un examen detallado de los problemas que plantea la definición y la demostración, examen que conduce a una corrección fundamental de las tendencias meramente clasificatorias y divisorias del platonismo, y que incluye un extenso tratamiento de cuestiones que rozan la ontología. Este último aspecto se advierte particularmente en el análisis aristotélico del principio o ley de la no contradicción, la cual es formulada, ciertamente, en un sentido lógico y también metalógico, pero sin olvidar, cuando menos en algunos pasajes, su alcance ontológico. Ello hace posible, como antes indicábamos, ver la lógica del Estagirita también como una vía de acceso a la realidad. Sin hacer de tal lógica, como Hegel, una disciplina metafísica, es obvio que algunas de sus partes no podrían ser entendidas a menos que admitiéramos un su puesto de Aristóteles: el de que hay una correspondencia entre el pensar lógico y la estructura ontológica. Ello acontece inclusive en partes de la lógica tan formales como la silogística; el silogismo expresa, en efecto, a menudo, en Aristóteles, el mismo encadenamiento que existe en la realidad. Pero acontece todavía más en la teoría del concepto ( VÉASE ) y en la busca de los principios. Esto explica por qué dentro del marco del Organon existen tan múltiples investigaciones, incluyendo la doctrina de las categorías (véase CATEGORÍA). Al proponer esta doctrina, Aristóteles completa ese cerco o rodeo del objeto que se había primitivamente propuesto y que tendía sobre todo a evitar que escapara por las amplias mallas de la dialéctica y de la definición al uso: el objeto queda, en efecto, apresado, primero por el acotamiento de los atributos y principalmente por la desde entonces clásica definición por el género próximo y la diferencia específica. Mas queda también apresado porque la categoría sitúa al objeto y lo hace entrar en una red conceptual que va aproximándose cada vez más a sus principios últimos. Estas categorías ex presan en gran parte, como es notorio, la estructura gramatical de las pro posiciones, pero las expresan no tanto porque Aristóteles haya tenido en cuenta el lenguaje para su formula-
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ción, como porque desde entonces el lenguaje propio ha quedado gramaticalmente articulado según las categorías aristotélicas. En el problema y la solución de las categorías se expresa, pues, del modo más preciso lo que puede observarse en muchos aspectos de las formas del saber en Occidente: que ha venido a convertirse en dominio vulgar, y como tal alejado de las cosas y de los princi pios mismos de que había brotado, lo que fue en un tiempo esfuerzo penoso y directa conte mpla ción de las cosas. En el caso de Aristóteles esto es sobremanera evidente, porque gran parte del saber occidental se ha constituido, consciente o inconscientemente, siguiendo las rutas marcadas por el aristotelismo. Sin embargo, la ampliación del marco de la dialéctica platóni ca tiene lugar propiamente, más bien que en el Organon, en la ciencia del ser en cuanto ser, en la metafísica o, en los términos de Aristóteles, la filosofía primera. La necesidad de una ciencia de esta índole viene determinada por la necesidad de estudiar, no una parte del ser, sino todo el ser, pero, bien entendido, el ser como ser, el ser en general. Este ser conviene analógicamente a todas las cosas que son e inclusive al no ser, pero justamente por esta universal conveniencia deben distinguirse rigurosamente sus especies a fin de no convertir la filosofía primera en la ciencia única, al modo de la ciencia de Parménides; la metafísica no es la ciencia única, sino la primera, la ciencia de las primeras causas y principios o, en otras palabras, la ciencia de lo que verdaderamente es en todo ser. Por eso la filosofía primera es el saber de aquello a partir de lo cual toda cosa recibe su ser y el saber del último fin a que el ser tiende. Ahora bien, el marco de las investigaciones de la filosofía primera rebasa el de la dialéctica platónica, porque ésta muestra, al entender de Aristóteles, una radical insuficiencia cuando pasa de la parte crítica a la parte realmente constructiva y positiva. La teoría platónica de las ideas, de la cual ciertamente parte Aristóteles, corresponde acaso a una realidad del ser, pero no a toda la realidad. En las ideas se alcanza una visión de la verdad a condición de sacrificar una porción de esta verdad que ninguna ciencia 131
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debe eliminar a sabiendas. Si es cierto que Platón pretende, en última instancia, salvar el mundo de los fenómenos por la participación de lo sensible en lo inteligible, no es menos evidente que esta salvación se hace mediante una relación cuya naturaleza —no obstante los esfuerzos últimos de la dialéctica platónica— es dejada en suspenso. La crítica a Platón, como culminación de la crítica de los anteriores sistemas filosóficos, comprende así, sobre todo, una crítica de la oscura noción de participación (VÉASE), idéntica, según Aristóteles, a la imitación pitagórica; una acusación de introducir innecesariamente un número infinito de conceptos para la explicación de las semejanzas entre las cosas y sus ideas; la indicación de que debe de haber también ideas de lo negativo y, ante todo, una interrogación acerca de cómo las ideas, situadas en un lugar supraceleste, trascendentes al mundo, pueden explicar el mundo. Esta última objeción, enlazada con la crítica de la particip aci ón y de la imi ta ción, es el verdadero punto de partida de la solución aristotélica, que si bien acepta las ideas platónicas, las trae, como se dice comunmente, del cielo a la tierra. La brusca y radical separación entre los individuos y las ideas, entre las existencias y las esencias o, si se quiere, entre las existencias y unas supuestas esencias existentes, es para Aristóteles una falsa salvación de los fenómenos; los fenómenos no quedan salvados y entendidos por la partici pación, sino por la radicación de la idea ( VÉASE), de lo universal, en la cosa misma. Entender las cosas es, así, ver lo que las cosas son. Este ser, que para Platón es mero reflejo, es, en cambio, para Aristóteles, una realidad; la cosa es, por lo pronto, sujeto, substancia de la que se enuncian las propiedades. La substa ncia (VÉASE) es en este caso, no la esencia ( VÉA SE) ni lo universal ni el género, que Aristóteles llama asimismo indistintamente substancias, sino el sujeto, la substancia primera, lo individual, la auténtica existencia. La substancia es primordialmente aquello que existe, mas lo que existe lo hace en virtud de algo que constituye su esencia. Decir algo de la substancia, del substrato, es definirlo; de la substancia se predica, empero, la esencia, aquello que la existencia es, aquello en que
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consiste, su "qué" o quiddidad (VÉASE ) al ser potencial o posible de la materia. mente primera, del primer motor o bien el accidente (v. ), lo que es, Forma es aquello hacia lo cual tiende lo (VÉASE), culmina en la afirmación de pero de modo contingente. La esencia indeterminado, su finalidad, y por eso la forma pura, de aquello que es nese halla en la substancia, porque es la forma ejerce sobre la materia una cesario por sí mismo y no, como en aquello que hace de la substancia un atracción en virtud de la cual lo las demás cosas, dependiente y con"qué", un "algo que es", un objeto posible se convierte en real o formado. tingente. Lo absolutamente necesario susceptible de ser conocido, pues sólo Más todavía; el ser de lo potencial es, es justamente aquello que no cambia, la definición (VÉASE), la indagación de en rigor, ser actual; sólo por la lo inmóvil, lo que mueve sin ser mola esencia, es conocimiento. La ciencia actualidad puede ser entendida la vido, lo que encuentra en sí mismo es de este modo saber de lo esencial y existencia de la posibilidad. Pues, como su razón de ser. Esta absoluta exisuniversal, mas de lo universal el propio Aristóteles señala claramente, tencia es el acto puro, la forma de predicado del sujeto; ciencia es, ante "es evidente que, según la noción, es las formas, el pensar del pensar, o, todo, ciencia del ser ( VÉASE). De todos anterior el acto: sólo porque puede como Aristóteles dice, la vida teórimodos, no debe en ningún caso actuar es la potencia una potencia. ca, el ser que no se mueve ni desea suponerse que la metafísica es el Llamo, por ejemplo, capaz de construir o aspira como las cosas imperfectas, unilateral fundamento de todo saber; al que quiere construir; dotado de la sino que permanece siempre constan precisamente lo que en gran parte vista, al que puede ver; visible a lo temente igual a sí mismo. El ensimiscaracteriza a Aristóteles es su escasa que puede ser visto. El mismo mamiento del Dios aristotélico, el inclinación a remontarse a los primeros razonamiento se aplica a todo lo demás, pensar sólo en sí mismo no es para principios más de lo necesario. La de suerte que necesariamente la noción Aristóteles, empero, una manifestametafísica es, en rigor, no la ciencia y el conocimiento del acto son ción de un egoísmo, sino de su absodel ser, sino la ciencia de aquello que anteriores al conocimiento de la luta subsistencia; Dios piensa sólo en hace que las cosas sean; el ser o potencia". (Met., M, VIII, 1049 b 10- sí mismo, porque no puede tener esencia de las cosas, lo que hay en 20). Esta anterioridad se refiere, otro objeto superior en qué pensar. ellas de universal, es al propio tiempo empero, a la noción, no al tiempo. Lo La filosofía de Aristóteles, que se la forma y el acto. De ahí que, a que es, es propiamente el acto y la. inicia con el hallazgo de un instrudiferencia de la dialéctica platónica, la forma, hasta tal punto que ella sirve mento para la ciencia y que culmina metafísica aristotélica no sea una mera par a det erminar la realidad. Si hay en una metafísica a la cual se subordivisión del ser —concebido como usualmente acto y potencia, forma y dina la teología, la teoría del mundo género— en especies — entendidas materia, es porque lo real oscila entre físico y la doctrina del alma ( VÉASE) como flexiones del ente. Si hay, una pura potencia que es un no ser y como entelequia del cuerpo, se reciertamente, en el aristotelismo, como una forma pura que es la única que dondea con una doctrina ética y políen todo el pensamiento antiguo, una nada tiene recibido. De ahí tam-bién la tica cuyo intelectualismo no represen posi ción del ser —y del ser indisoluble unidad de la física, de la ta, sin embargo, el imperio de la inmutable— como algo de lo cual en metafísica y de la teología aristotélicas. razón, sino de lo razonable. El ideal cierto modo se desprende lo La física, como ciencia de las causas griego de la mesura se manifiesta de existente, hay que tener en cuenta segundas, se apoya en los primeros modo ejemplar en una moral que es, que tal posición es mucho menos principios de la metafísica, en la te orí a ciertamente, enseñable, pero cuyo sadeclarada, por diversos motivos, en de las causas, en la idea de la ber es insuficiente si no va acompaeste último pensamiento. Justamente lo organización teleológica y organológica ñado de su práctica. Tal práctica se que Aristóteles reprochará a Platón será del mundo. En ella se inserta el análisis sigue inmediatamente para el sabio siempre la innecesaria duplicación de aristotélico del movimiento y del del reconocimiento de la felicidad a las cosas y la tendencia a mantener devenir ( VÉANSE ), de tan decisiva que conduce el simple desarrollo de alejadas las cosas de las ideas. influencia en la filosofía. Eternidad de la actividad racional humana, pues la Aristóteles se enfrenta radicalmente la materia; infinita extensión del vida feliz es por excelencia la vida con Platón en tanto que procura de pasado y del futuro; limitación espacial; contemplativa. Sin embargo, seria veras entender y no sólo vagamente creación, por el movimiento circular equivocado concebir esta vida conexplicar la génesis ontológica del esférico, del lugar ( VÉASE) y de la templativa por mera analogía con objeto. Tal génesis ya comenzaba a ser medida de lo temporal; incorporación la razón moderna. Por un lado, la desarrollada en las últimas fases del como elementos de la concepción física vida contemplativa no es propiamente platonismo, mas para que pudiera ser del mundo, de los resultados del exclusión de la acción, sino la llevada a sus últimas consecuencias se examen científico, dado tanto por la propia acción puri ficada. Por otro necesitaba la subordinación de lo que reflexión natural como por la natural lado, la vida contemplativa designa era para Platón el pensamiento su- interpretación de los datos de los sobre todo la aspiración a un sosiego perior: la dialéctica. De ahí la teoría sentidos: todo ello compone una física que sólo puede dar, no la absorción del ser en potencia, del ser en acto, de en la cual se inserta la teología, no de todo en uno, sino la aniquilala forma y de la materia (véanse todos como saber de algo absolutamente ción de lo perturbador, de lo que estos términos). La forma es lo que trascendente al ser, sino como la puede alterar esa inmovilidad y audetermina la materia, lo que convierte culminación misma del ser. La tarquía que es la aspiración suprema su indeterminación en realidad; es teología, que es la ciencia de la del sabio. El carácter aristocrático de causa absolutala ética y de la política aristotélicas actualidad, ser actual frente es la expresión de un ideal que, con 132
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todo, no desdeña las realidades y las pasiones humanas, que existen de un modo efectivo y que deben ser objeto de consideración moral y política. En ellas se revela la característica fundamental del pensamiento aristotélico: la gradación de las realidades y de los actos, la ordenación jerárquica de las diversas esferas, la su bordinación de todo cuant o hay a fines, pero siempre que tal subordidinación no exija la anulación de aquello mismo que tiende a un fin a favor del fin mismo. En el mundo aristotélico aparece siempre la diversidad unida de raíz por una perfecta continuidad. La exposición anterior de la doctrina de Aristóteles ha sido de índole sistemática; deliberadamente hemos prescindido de tales cuestiones como (a) las distintas imágenes habidas en varias épocas de Aristóteles y su obra; (b) el problema del desarrollo de sus ideas y (c) la cuestión de la autenticidad de sus escritos. Diremos para concluir algunas palabras sobre estos puntos. Centraremos el probl ema en torno a la relación entre los llamados escritos exotéricos (diálogos y Protréptico) y los llamados escritos esotéricos (tratados o Corpus Aristotelicum) y abreviaremos los mismos respectivamente con las expresiones '(1)' y '(3)' de acuerdo con la clasificación seguida en la bibli ografía, a la que remitimos al lector antes de proceder a leer lo que sigue. Desde los grandes escolásticos aristotélicos del siglo XIII hasta bien entrado el siglo XIX Aristóteles apareció sobre todo como el autor de (3). En cambio, se ha supuesto que en la antigüedad, desde la muerte del filósofo hasta la edición de (3) por Andrónico de Rodas la imagen del Estagirita estaba determinada por (1). Entre otras razones en favor de esta última opinión se han mencionado los hechos de que Cicerón parece atenerse especialmente a (1) y de que (1) fue asimismo (como ha indicado E. Bignone) el aristotelismo absorbido y criticado por Epicuro. Esto parece hoy mucho más dudoso, pero el problema de la relación entre ( 1 ) y ( 3 ) ha preocupado mucho a los eruditos durante los últimos cien años (como ya había preocupado a Alejandro de Afrodisia, quien llegó a la conclusión de
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que los escritos exotéricos expresaban las opiniones falsas de los enemigos de Aristóteles, mientras que los escritos esotéricos expresaban las opiniones verdaderas del propio Estagirita). Varias teorías se han pro puesto. Por ejemplo: (1) estaba destinado al público y expresaba las ideas de Aristóteles de un modo inexacto, mientras (3) estaba destinado únicamente a los iniciados; (1) no fue escrito por Aristóteles; (1) ex presa la tendencia lírica y (3) la tendencia científica del Estagirita. En su resonante obra Aristóteles. Grundlegung einer Geschichte seiner Entwicklung (1923, trad. esp.: 1946), Werner Jaeger mostró que todas las dificultades apuntadas obedecen a no haberse tenido en cuenta que el pensamiento de Aristóteles experimentó una evolución articulada en tres períodos: Atenas (368-348); Assos, Lesbos, Mitilene y la Corte de Macedonia (348-335, del cual es im portante especialmente el de Assos, 348-345), y de nuevo Atenas (335321). Cada período está caracterizado por cierto número de escritos. Así, por ejemplo, Aristóteles escri bió en el primer perí odo los diálogos (excepto el De philosophia) y el Protrepticus, probablemente los li br os I y II de la Fí si co, part es de la Política, el libro III del tratado Sobre el alma; en el segundo período, ciertas partes de la Metafísica (A, ;, K, 1-8, Q excepto c. 8, M, 9-10, N), el De philosophia, la Ética a Eudemo, Libros III, IV, V, VIII de la Físi ca, el tratado Sobre la generación y la corrupción; en el tercer período, la Meteorología, Sobre las partes de los animales, Libros I y II de Sobre el alma, el c. 8 del libro 3 de la Metafísica. En general, la tendencia del desarrollo es, según Jaeger, el paso de un platonismo fiel, a un "platonismo reformado", a una tendencia fuertemente especulativa y, finalmente, a una etapa empírica y naturalista. Análogos trabajos realizados en favor de la tesis de la evolución del pensamiento de Aristóteles han sido realizados por el discípulo de Jaeger, Friedrich Solmsen, en lo que toca a la lógica y a la retórica (Die Entwicklung der aristotelischen Logik und Rhetorik, 1929) y por F. Nuyens (L'évolution de la psycholo gie d'Aristot e, 1948), si bien este último cambia en muchos puntos la 133
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clasificación de Jaeger, pues se basa en el desarrollo de la doctrina del alma del Estagirita desde la tesis del dualismo cuerpo-alma hasta la doctrina del alma como entelequia del cuerpo pasando por la teoría de la colaboración entre cuerpo y alma. Una tesis revolucionaria sobre la obra de Aristóteles y, por consiguiente, sobre la imagen del Estagirita, ha sido proporcionada en el no menos resonante libro de Joseph Zürcher, S. J., Ari stoteles' Werk und Geist ( 1950), aunque conviene advertir que algunas de sus tesis se hallan anticipadas en obras anteriores, tales como los libros de L. Robin, J. Stenzel y M. Gentile sobre la concepción de las ideas y números en Platón y Aristóteles, el libro de E. Frank sobre Platón y los llamados pitagóricos y las obras de Harold Cherniss acerca del enigma de la antigua Academia y la crítica de Aristóteles a Platón y a la Academia (referencias a estas obras en ACADEMIA, NÚME RO, PITAGÓRICOS). Zürcher señala que Aristóteles es autor solamente de un 20 o un 30 % del Corpus Aristoteli cum o (3), que el resto es obra de Teofrasto, el cual trabajó durante treinta años sobre materiales dejados por el Estagirita, y que (1) no es obra de juventud, sino de madurez, contrariamente a lo que afirmó E. Bignone en su obra L'Aristotele perduto e la formazione filoso fica del Epicuro, 1936. Ello permite, según Zürcher, solucionar muchos problemas, de los cuales mencionaremos solamente los siguientes: el probl ema que pre sentaba el hecho de que ( 1 ) pareciera ser la obra de un espíritu maduro; el problema de la frecuente referencia en (3) a (1); el problema del famoso doble aspecto o Doppelseitigkeit de (3); la existencia en (3) de términos estoicas y de expresiones que asimismo se hallan en Euclides; el hecho de que los escritos atribuidos a Teofrasto tengan el mismo estilo que los escritos atribuidos a Aristóteles. A ello podríamos agregar el problema planteado por "la lógica de Teofrasto" tal como ha sido tratada por I. M. Bochenski y a que nos hemos referido en el artículo sobre el discípulo del Estagirita. Las tesis de Zürcher no dejan de ofrecer graves dificultades, algunas de las cuales han sido su brayadas ya por vari os investi gado-
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res de Aristóteles. No obstante, su b) Filosofía natural : 1. P:="$( frecuentemente reimpresa; la edición obra representa, después de la de P:=",% $'42!($="1;Phy sica, en 8 li- griega editada en Venecia por vez Jaeger, la más grande contribución bros. 2. G&2"% !:'2$#!:- . De caelo, en 4 primera en 1495-98 y luego reeladurante este siglo a la investigación libros. 3 G&2"% 5&(=&01 $"% <8!2$ 1- , De borada por Erasmo y Simon Gryet corruptione, en 2 li- naeus, 1531 (la misma edición, en de las cuestiones aristotélicas. Las generatione bros. 4. , Meteorologi- su tercera impresión de 1550, en V&)&02!/!5"$( tesis de Zürcher, dicho sea de paso, ca, en 4 libros. Se suele incluir en Basilea, es llamada la Isengriniana aunque parezcan más revoluciona- este apartado el libro G&2"% !(=3!:, De por el nombre del coeditor, Isenrias que las de Jaeger, resultan en mundo, un tratado pseudo-aristotélico grin); la edición de Camotius, de el fondo más conservadoras, pues al que nos hemos referido separa- 1551-53, reeditada por Sylburg en coinciden en parte con más anti- damente. Véase DE MUNDO. 1584, y por Casaubonus con texto griego y latino en 1590. (c) Psicología: 1. G&2"% J:4,-1, guas tradiciones, especialmente las La edición que hoy sirve de base que subrayaban que el Estagirita era De anima, en 3 libros. 2. Los Parva a todas las impresiones de Aristóte prin ci palm ente el autor de (1) y naturalia, que comprenden: 0. G&2"% y por la cual se cita el Estagirita que, por lo tanto, debía de haber $"'=8,(=&01 $"% $"'=8,)0-#, De sensu et les (número de la página, columnas —a G&2"% 3#,( 3 ,1 $"% sensibili. — II. habido poca evolución en su pensa- $'#$3#,(=&0!1 o b— y línea) es la gran edición de miento. De memoria et reminiscentia. — I. Bekker, publicada por la Academia Según W. D. Ross, las obras de III. G&2"% :'+ ( #!:, De somno. — IV. de Ciencias de Berlín: Aristotelis Aristóteles pueden ser clasificadas G&2"% &'#:+"(#0# , De insomniis. — V. Opera, Berolini, 1831-70 en 5 vols. en tres secciones: (1) Obras desti- G&2"% ),-1 $8' :. (+#!: 3$#)",-1 , De Los vols. I y II contienen el texto, nadas a un público relativamente ex- di vinatione per somunm. — VI, editado por Bekker; el vol. III tenso; (2) Colecciones de materia- G&2"% 3$2!B"!(),)!1 $"% contiene traducciones latinas del les, probablemente compilados por B2$4:B"!(),)!1, De l onRenacimiento (Pacius, Argyropoulo, los discípulos del Estagirita bajo su gi tud in e et bre vi ta te vi ta e. — Vatable, Bessarion, etc.; el vol. IV dirección; (3) Obras filosóficas y VII. G&2"% D0,-1 $"% 8$#$()!: , De contiene una serie de Scholia, edicientíficas redactadas por él mismo. vita et morte. — VIII. G&2"% $'#$+#!,-1, tados por Ch. A. Brandis e incorpoProcedemos a dar una lista de estas De respiratione. Se suele incluir en el rados luego a los Commentaria ci producciones, pero llamamos la aten- Corpus el tratado G&2"% tados en Aristotelismo ( VÉASE ); el ción del lector sobre lo que hemos +#&:(3$)!1, De spiritu, que se vol. V (1870) contiene los Fragescrito al final del presente artículo considéra pseudo-aristotélico. mentos recogidos por V. Rose y el respecto a las cuestiones de crono(d) Biología: 1. G&2"% Index Aristotelicus, de II. Bonitz. — logía y autenticidad. Reed. de esta edición: Editio altera D0L-$".=)!2"($" ( 1 ) A esta sección pertenecen los Historia animalium, en 10 libros addendis instruxit, fragmentorum codiálogos G&2"% <"/!=!<"($1, De philoso- (parte de ellos es probablemente llectioncem retractavit O. Gigon, I-II, phia; H:'A( ,3!1, o G&2"% J:4,-1 , Eude- pseudo-aristotélica). — 2. G&2"% 1959; IV-V, 1960; III, 1961. — mus o de anima; G!/")"!(1 , Politi- D0L-0# 3!2"(0# De partibus Otra edición de Aristóteles es la de cus; los dos escritos sobre las ideas animalium, en Firmin Didot (Paris), 4 vols., 1848 platónicas G&2"% "'A&0-#, De ideis, y G&2"% 4 libros. — 3. G&2"% D0L-0# "#,(=&0, , 69, con un quinto volumen (1874) )$(5$8!:-.. De bono, y el Protrepti-cus o De motu animalium. — 4. G&2"% de índices. Muchos de los textos están Exhortación (a la filosofía), dirigida +!2&"($1 D0L-0#, De i ncessu en ediciones de Teubner, y Loeb y la a Temisón, príncipe de Chipre. serie de Guillaume Budé. Ediciones animalium. — 5. (2 ) A esta sección pertenece la G&2"% D0L(0# 5&(=&01 , De en español de varios textos en la colección de las 158 constituciones, generatione animal ium, en 5 libros. Biblioteca Mexicana Scriptorum de las que nos queda la de Atenas, latinorum et romanorum y en la serie (e ) Metafísica: U$% 3&)$% '@8 ,#$"(0 # +!/ ")&"($ , el libro K )$%<:="$( Metaphysica, (véanse del Instituto de Estudios Políticos de la ANDRÓNICO DE RODAS y METAFÍSICA). (Madrid). Entre ediciones especiales Metaf ísica. Hubo probablemente (f) Ética: 1. .W8:$% M"!3$(4&"$ de textos destacan las siguientes otras compilaciones científicas e his Ethica Nicomachea, en 10 libros. — (algunas de ellas con traducciones y tóricas hoy perdidas. 2. .W8"$% 3&5$(/$ ', Magna Moralia, otras con comentarios): (1) Lógica: (3 ) A esta sección pertenece lo en 2 libros. — 3. .W8"$% H:'A,(3"$. Organon ( J. Pacius, 1597), Th. Waitz que se llama propiamente el Corpus Ethica Eudemia, en 4 libros. De (Leipzig, 1844-1846; reimp. 1962; Aristot elicum, en el cual se basan hecho, hay 7 libros, pero 3 de Prior and Posterior Analytics (W. D. casi todas las exposiciones de la obra ellos coinciden con otros 3 de [1]. Ross, 1949, 2 vols.); Categoriae et Liber de Aristóteles, y al cual hay que ate de interpretatione (L. Minio-Paluello, Como auténticamente aristotélico nerse aun admitiendo que hay parte puede asegurar se sólo [1]. 1949); Topica et Sophistici Elenchi (W. de verdad en las tesis recientes de (g) Política y Economía: 1. D. Ross, 1958). 2. Filosofía natural, Zürcher sobre la paternidad de Teo- G!/")"$( , Politica, en 8 libros. X"! biología y psicología: Phy-sica (J. frasto para buena parte del Corpus. #!3"$( Oeconomica, en 3 libros. Pacius, 1596); Physics (W. D. Ross, Siguiendo la habitual clasificación (h) Retórica y Poética: 1. U&(#, 1936); De cael o, De gen, et corr., por materias, el Corpus comprende .2,)!2",(, Rhetorica, en 3 libros. Meter., De mundo, Parva Natu-ralia las siguientes obras: G&2"% +!",)",-1 , Poetica. La (J. Pacius, 1601); De cáelo (D. J. Alian, (a) Obras lógicas, que constitu- Retórica a Alejandro .Y,)!2",% +2!%1 1936); De generatione et co-rruptione yen el llamado Organon: 1 '@/&(O$#?A2!# , ha sido (H. H. Joachim, 1922); Historia R$),5!2"($" Categoriae. 2. G&2"% considerada durante mucho animalium (H. Aubert, F. Wimmer, &.23,#&"($1, De in-terpretatione. 3. tiempo como apócrifa, pero 1868, 2 vols.); De genera-tione '@#$/")"$% +2!)&2$ y :. (=)&2$, Zürcher la admite como uno de los animalium (íd., íd., 1860); De anima Analytica priora y posteriora (véase pocos escritos auténticos de Aris- (J. Pacius, 1596; F. A. TrenANALÍTICOS ). 5. U!+"$(, Topica. 6. tóteles. delenburg, 1877; G. Rodier, 1900; G&2"% =!<"=)"0-#, De las muchas ediciones de Aristóteles antes de la de Bekker a que nos referiremos luego, mencionareros las principales: la traducción latina, con comentarios de Averroes, editada en 1489 por vez primera y 134
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Ed. (con detallado comentario) del De ani ma, por David Ros s, 196 1. (3) Metafísica: Metaph ysica (A. Schwegler, 1874-8, 4 vols.; H. Bonitz, 1848-9, 2 vols., reimp., 1960; W. D. Ross, 1924, 2 vols.; W. Jaeger, 1957). (4) Ética, política, retórica y poética: Eth. Nico. (A. Grant, 1885, 2 vols.; I. Bywater, 1890; J. Burnet, 1900); Eth. Eud. (A. T. H. Fritzsche, 1851); Pol. (F. Susemihl, 1879); W. L. Newman, 1887-1902, 4 vols.); Rhet. (L. Spengel, 1867, 2 vols.; E. M. Cope y J. E. Sandys, 1877, 3 vols.; W. D. Ross, 1959); Poet. (J. Vahlen, 1885; I. Bywater, 1909; A. Rostagni, 1927; A. Gudeman, 1934). — Para los fragmentos, además de la citada edición de V. Rose, véase la edición de fragmentos de los diálogos: Dialogorum Fragmenta, por R. Walzer, 1964; reimp. 1962. Las traducciones son muy numerosas; mencionamos solamente las de E. Rolfes (al alemán), H. Bonitz (Metafísica, al alemán), W. D. Ross y otros autores (toda la obra, al inglés), O. Hamelin (la Física, al francés), J. Tricot (el Organon, Metafísica, Ética a Nicómaco y otras obras, al francés, las de J. D. García Bacca, A. Tovar, J. Marías y M. Arau jo (varias obras, al español). Eds. bilingües de varios vols. pub. por el Instituto de Estudios Políticos (Madrid): La Const ituci ón de Atenas; La Política; La Retórica; Ética a Nicómaco. Para índices, además del citado de H. Bonitz, ver: M. Kappes, Aristóteles Lexikon, 1894; T. W. Organ, An Index to Arístotle, 1946. Hay índices más antiguos: por ejemplo, ya Fray Francisco Ruiz (siglo XVI) ha bía publicado un Index locupletissimus (duobus tomis digestus, in Aristotelis Stagiritae Opera), 1540, con conceptos no sólo de Aristóteles, sino también de intérpretes y comentaristas, especialmente del Renacimiento. También hay un Index locupletissimus in Metaphysicam Aristolelis, en las Disputationes metaphysicae, de Suárez. — Para bibliografía: M. Schwab, Bibliographie d Aristote, 1896; M.-D. Philippe, O.P., Aristoteles (Bibliographische Einführungen in das Studium der Philosophie, ed. I. M. Bochenski, vol. 8, 1948).
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employés par les docteurs scolasti- tiene exposiciones y análisis de inteques, revue et augmentée par Char- rés general). — M. D. Philippe, O. P., les Jourdain, 1843. — J. Moraux, Les Initiation à la philosophie d'A., 1956. listes anciennes des ouvrages d'Aris- — George Boas, "Some Assump-tions tote, 1951. of Aristotle", Transactions of the Sobre la vida (textos, comentarios, American Philosophical Society, N. S. notas ) : Ingemar Düring, Aristotle in XLIX ( 1959), 5-92; hay ed. separada, the Ancient Phïlosophical Tradition, 1959. — John Hermán Randall, Jr., 1957 (Studia Graeca et Latina Go- Aristotle, 1960. — Friedrich Solmsen, thoburgensia). Aristotle's Syst em of the Physi cal Sobre los fragmentos: E. Bignone, World. A Comparison with His Preop. cit. de 1936. — J. Bidez, un sin- decessors, 1960 [Cornell Studies in gulier naufrage littéraire dans l'Anti- Classical Philology, 33]. quité. A la decherche des épaves de ARISTOTELISMO. En el artículo l'Aristote perdu, 1934. — P. Wilpert, Peripatéticos ( VÉASE) hemos mencio Zwei aristotelische Frühschriften über nado los principales filósofos de la die Ideenlehre, 1949. — Paul Moépoca helenística que pueden ser raux, la recherce de l' Aristote perdu. considerados como aristotélicos en Le dialogue "Sur la justice", 1957. — W. Gerson Rabinowitz, "Aristotle's sentido estricto. En modo alguno agota Protrepticus and the Sources of It s esto la mención de la influencia Reconstruction", I (1957) (Univer- ejercida por Aristóteles, ni siquiera sity of California Pub. in Classical en la Antigüedad. Esta influencia ha Philology, XVI, 1, pags. 1-96). — sido constante en el pensamiento Ingemar Düring, Aristotle's Protrepti- de Occidente, inclusive en filósofos cus. An Attempt at Reconstruction, 1961. — Además, las obras de Jaeger que la tradición posterior ha considerado adversarios en principio del y Zürcher mencionadas.
Muy numerosas son las obras so bre Aristóteles. En el artículo nos hemos referido ya a los trabajos principales de los últimos decenios sobre la evolución de las ideas del Estagirita, autenticidad de sus escritos y temas relacionados con ellos. En otros artículos hemos mencionado obras sobre distintos aspectos de Aristóteles (v. gr. en Silogismo [ VÉASE]). Varios artículos se refieren a obras de Aristóteles (v. gr. Analíticos, Organon [VÉANSE]). Aquí nos limitaremos a mencionar algunas obras sobre el Estagirita que pueden considerarse como exposiciones generales de su filosofía. Hay que agregar a ellas las obras de los investigadores aristotélicos del siglo pasado (F. Trendelen burg, H. Bonitz, F. Ravaisson, K. L. Michelet). Dichas obras son: C. Piat, A., 1903.
— F. Brentano, A. und seine Weltanschauung, 1911. — A. Goedeckenmeyer, Die Gliederung der aristotelischen Philosophie, 1912. — Íd., íd., Aristoteles, 1922. — O. Hame lin, Le système d'A. (t. esp.: El sistema de Aristóteles, 1943). — W. D. Ross, Arístotle, 1923, 5a ed., 1953 (trad. esp., Aristóteles, 1957). — E. Rolfes, Die Philosophie des
Sobre trasmisión de escritos, tra- A. als Naturerklärung und Weltanducciones latinas y catálogos de schauung, 1923. — M. D. Rolandobras: R. Shute, On the History of Gosselin, A., 1928. — A. von Pauler, A., 1933. — W. Broecker, A., 1935. the Process by which the Aristotelian — A., 1943. — L. Ro Writings arrived at their Present bi n,A.A.,E. Taylor, 1944. — D. J. Ali an, The Form, 1888. — A. Jourdain, Recher- Philosophy of A., 1952. Varios ches critiques sur l'âge et l'origine des autores, Autour d'Aristote, — 1955 (tra traductions latines a Aristote et sur bajos e n honor de A. Mansión; condes Commentaires Grecs ou Arabes 135
aristotelismo. Es lo que ocurre, por ejemplo, con Plotino. Aunque sería erróneo considerarlo simplemente como un aristotélico —en cierto modo, y si nos atenemos a lo más original de su doctrina, es tan poco un aristotélico como un platónico—, es fácil comprobar que la elaboración de los elementos aristotélicos en las Enéadas alcanza a veces proporciones considerables, y que con frecuencia se inclina más bien a la solución aristotélica que propiamente platónica de algunos problemas. Si tomamos el término 'aristotelismo' en el sentido más amplio posible, nos veremos obligados a reconocer que su huella está patente dondequiera. Ahora bien, conviene tomar el término en una significación más restringida si se quiere por lo menos tener una idea de lo que significa el aristotelismo en Occidente. Esto se advierte, por lo pronto, en la importancia de los comentarios griegos a Aristóteles que, aunque no realizados siempre, ni mucho menos, por aristotélicos en sentido estricto, representan forzosamente una elaboración y difusión del aristotelismo. Señalamos en la bibliografía de este artículo los autores principales tal como constan en la edición de los Commentaria in Aristotelem Graeca, decisiva para conocer no sólo el destino del aristotelismo, sino también el destino de varias ideas que permanecieron sote-
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iradas hasta fines de la Edad Media. Es lo que ocurre, para mencionar sólo un caso significativo, con el concepto del impetus, tal como lo ela boró Juan Buridán a base de los comentarios aristotélicos de Juan Filopón. Pero lo que se ha llamado el aristotelismo en Occidente aparece más bien de manera explícita cuando, por el rodeo de varios pensadores árabes y judíos y por las traducciones hechas en Toledo, comenzaron a conocerse de nuevo los escritos completos del Estagirita. La historia de este conocimiento es muy compleja y no ha sido todavía enteramente dilucidada. Mientras unos sostienen que sólo en París comenzaron a comentarse ampliamente los escritos completos de Aristóteles, con inclusión de la lógica y la física, otros mantienen que fue en Oxford donde se inició este más completo conocimiento y comentario. En todo caso, puede decirse que desde comienzos del siglo XIII se desarrolla una especie de batalla en torno a Aristóteles. Es conocida la resistencia que se opuso al principio a la propagación de la obra aristotélica, particularmente de los escritos físicos y metafísicos. No hay que sorprenderse de ello si se tiene en cuenta que, como señala Gilson, "la adopción del peri patetismo por los teólogos fue una verdadera revolución en la historia del pensamiento occidental". Es innecesario para ello admitir, como hace Matthias Baumgartner, que San Alberto el Grande y Santo Tomás, en quienes culmina este movimiento, realizaran, como dice, "la aristotelización fundamental y metódica de la filosofía y la teología". Así como se reconoce hoy que el aristotelismo tuvo un más amplio campo y más numerosas vías de introducción que las citadas, se admite a la vez que la citada "aristotelización" no consistió en una mera adopción universal y sistemática de Aristóteles. Para mencionar sólo los aspectos más im portantes del destino de Aristótel es en Occidente en la época que nos ocupa, señalaremos los siguientes as pectos. En primer lugar, la importancia que adquirió uno de los más grandes comentaristas de Aristóteles, Averroes, "che'l gran commenta feo", según la conocida expresión de Dante. En segundo lugar, los comentarios de los maestros franciscanos de
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la llamada Escuela de Oxford ( VÉA SE ), comentarios que se basaban en part e en la interpretació n aristotélica de Avicena. Finalmente, y sobre todo, la interpretación de San Al berto el Grande y Santo Tomás. La condena, en 1277, por el Arzobispo de París, Esteban Tempier, de una serie de proposiciones, condena destinada a detener la difusión del aristotelismo, es, desde luego, un momento central en esta disputa, aunque debe tenerse presente que lo que se condenaba no era propiamente el aristotelismo, sino el averroísmo. Lo mismo ocurre con las proposiciones prohibidas, el mismo año, por el Arzo bispo de Canterbury, Ricardo Kilwardby, prohibición renovada en 1284 por Juan Pecham. Ahora bien, el aristotelismo —en el amplio sentido que tiene aquí este término— no fue detenido por ello. Por el contrario, solamente a medida que su asimilación se hizo más completa se creyó haber podido eliminar mejor los aspectos averroístas del mismo. La llamada fusión aristotélico-escolástica —que a través de muy complejas vicisitudes ha llegado hasta nuestros días— alcanzó por ello muy señalados triunfos; como lo ha señalado de Wulf, el peripatetismo penetró inclusive en medios agustinianos que antes habían sido enteramente refractarios a él. Ello no significa, por lo tanto, que hubiera elementos aristotélicos sólo en el tomismo: a muchas otras corrientes (por ejemplo, el escotismo) alcanzó la influencia del Estagirita. Lo mismo cabe decir, claro está, del averroísmo ( VÉASE) latino. Por otro lado, tampoco el aristotelismo quedó detenido en el Renacimiento no obstante las notorias reacciones contra el abuso del philosophus en que fueron pródigos muchos humanistas, escépticos, místicos, etc. Nos referiremos someramente sólo a algunas de las más notables influencias durante los siglos XVI y XVII, prescindiendo, por la complejidad del asunto, de la persistencia de temas aristotélicos en varios pensadores considerados como específicamente modernos (el caso de Leibniz sería aquí, naturalmente, el más significado, aunque no habría que olvidar el de Spinoza o el de la relación entre Descartes y la escolástica), y de la influencia del aristotelismo desde el siglo XVIII a la 136
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fecha. Respecto a este último punto nos limitaremos a llamar la atención sobre el hecho de que la producción aristotélico-escolástica no quedó detenida en el siglo XVIII, sobre el resurgimiento de la neoescolástica, sobre algunos rasgos aristotélicos en ciertos momentos del idealismo (así, en Hegel), y en varios pensadores contemporáneos (Whitehead, Nicolai Hartmann), y sobre las investigaciones aristotélicas en el curso de los siglos pasado y actual (Trendelen burg, Michelet, Ravaisson, Brentano, H. Bonitz, O. Hamelin, H. Maier, W. D. Ross, J. Lukasiewicz, W. Jaeger, F. Nuyens, J. Zürcher, etc., etc.) — si bie n est e último aspect o no puede ya considerarse como una parte del aristotelismo a menos que incluyamos en él la investigación erudita y la interpretación histórica sobre el Estagirita. De los siglos XVI y XVII mencionaremos dos importantes grupos de corrientes aristotélicas. El primero es el de los llamados aristotélicos italianos, principalmente los centrados en la Universidad de Padua, y que se diversificaron en alejandrinistas o partidarios de la interpretación de Alejandro de Afrodisia y averroístas o partidarios de la interpretación de Averroes. Los más significados aristotélicos de este grupo son Augusti-nus Niphus (Agostino Nifo, 1473-1546), Alexandrus Achilinus (Ales-sandro Achilini, "t 1518), el célebre alejandrinista Pomponazzi, su discí pulo Simón Porta (t 1555), el discí pulo de éste Andrea Caesalpinus o Cesalpino, el gran comentarista de Aristóteles Jacobo Zabarella (15321589) —cuyas Opera logica, 1a ed., ¿1578?, ed. posterior, 1623, constituyen una importante contribución a la interpretación de Aristóteles en sentido clásico, y a quien se deben asimismo notables comentarios a la física, a los libros sobre el alma y a los escritos naturales—, el discí pulo de Zabarella, Caesar Cremoninus (Cesare Cremoni, 1550-1631) y en parte Lucilio Vanini (1585-1619). El segundo grupo está constituido por el florecimiento de la escolástica a fines del XVI y siglo XVII, florecimiento en el cual intervinieron de un modo decisivo los escolásticos es pañoles y portugueses (Francisco Toledo, Benito Pereira, Gabriel Vázquez, Rodrigo de Arriaga, Pedro
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Duecento e Hurtado de Mendoza, Gregorio de Grabmann, I Papi del Duecento Valencia, Luis de Molina, entre los l'Aristotelismo, I, 1941; II, 1946. — sull'aristotelis-mo -mo jesuítas, pronto conocidos conocidos por la in- Bruno Nardi, Saggi sull'aristotelis padovano del secolo XIV al XVI, 1958 clinación al "suarismo", que repre- padovano sentaría el momento de la recapitu- [Studi sulla tradizione aristotelica Veneto, I] (se estudian, entre lación, y otros filósofos, tanto domi- nel otros, Pietro d'Abano, Paolo Ve-neto, nicos como agustinos, tales como Nicoletto Vernia, Vernia, Pico della Mirandola, Mirandola, Francisco de Vitoria, Domingo de Alessandro Achillini).— John Hermán Soto, Melchor Cano, Domingo Bá- Randall, Jr., The School de Padua ñez, Tomás de Mercado, Diego de and the Emergence of Modern Zúñiga, Francisco Zumel, Pedro de Science, 1961 (Pietro d'Abano, JaOña, etc., etc.). La influencia de copo da Forli, Ugo Benzi, Agostino esta escolástica, particularmente por Nifo et al.). — Para la evoluci ón de intermedio de las obras que mencio- las obras lógicas de Aristóteles en el naremos luego, sobre la filosofía mo- mundo árabe, véase Ibrahim Madkour, derna, y especialmente sobre Leibniz, L'Organon d'Aristot e dans le monde arabe, 1934. — Los Commentaria in ha sido ya repetidamente reconocida. Aristotelem Graeca mencionados en el Así, la evolución del aristotelismo texto han sido publicados por la Aca —sobre todo el derivado de los Co- demia de Ciencias de Berlín desde nimbricenses ( VÉASE), Curso com- 1882, y el llamado Supplementum plutense (v.), Collegium salmanticen- Aristotelicum por la misma Academia Academia se (véase SALAMANCA [ESCUELA DE]), desde 1885. Damos a continuación los Disput ationes es de Suárez, 1597, y títulos de los tomos, conservando los las Disputation philos ophicus de Rodrigo nombres latinos, aunque debe tenerse el Cursus philosophicus artícul os dedicade Arriaga, 1632— a lo largo de la presente que en los artículos época moderna mostraría probable- dos a varios de los filósofos citados hemente de ésta una imagen menos mos dado los nombres transcritos en "rupturista" y más continua que la español (así, por ejemplo, Juan Fihabitual. No menos cabría mencionar lopón para Ioannes Philoponus, Simpara Simplicius, etc.). I Ale bajo este respecto la producción producción filo- plicio xandrus in Metaphysica, Metaphysica, e d. M. Haysófica escolástico-aristotélica en el duck, 1891. II, 1 Alex, in Priora Anacurso del siglo XVIII, por no decir lytica, ed. ed. M. Wallies, 1883. II, 2 nada del resurgimiento escolástico del Alex, in Topica, ed. ed. M. Wallies, 1891. siglo XIX, al cual nos hemos referido II, 3 Alex. (Michael Ephesius) in en otros artículos (véase NEO-ESCO- Sophisticos elenchos, ed. e d. M. Wallies, LÁSTICA, NEOTOMISM O). En cuanto al 1898. III, 1 Ale 1 Alex, x, de se nsu , ed. P. segundo de los aspectos antes men- Wendïand, 1901. III, 2 Alex, 2 Alex, in Meed. M. Hayduck, 1899. IV, 1 cionados, y aparte las influencias de teora, ed. Porphyrii Isagoge Isagoge et in Aristotelis Aristotelis los temas aristotélicos en varios pen- Porphyrii ed. A. Busse, 1887. sadores, se podrían mencionar como Categorias comm., ed. ejemplo lo que hay de aristotelismo IV, 2 Dexippus in Categorias, ed. A. Ammonius in en ciertos momentos del idealismo y Busse, 1888. IV, 3 Ammonius Porphyrii quinque qui nque voces, ed. ed. A. Bus los explícitos "retornos a Aristóteles", se, 1891. IV, 4 Ammon 4 Ammonius ius in Cate C ate no sólo por parte de las comentes gorias, ed. A. Busse, Busse, 1895. IV, 5 neoescolástícas, sino también por parte Amm. de interpretatione, ed. ed. A. Bus de algunos de los principales inves- se, 1897. IV, 6 Amm. 6 Amm. in tigadores de la doctrina del Estagirita. Anal An alyt ytic icaa Véase S. Tálamo, L'Arístotelismo Priora, ed. ed. M. Wallies, 1899. V, 1 nella storia della filosofía, 1873, 3a Themistius in Analytica posteriora, ed. 1900. — W. Turner, Aristotle in ed. M. Wallies, 1900. V, 2 Themistius Relation to Medieval Christianity,
1911. — John L. Stocks, Aristotelianism, 1925 (trad. esp.: El aristotelismo y su influencia, 1947. — F. van Steenberghen, Aristote en Occident. Les origines origines de l'aristotélism l'aristotélismee parisien parisien,, 1946 (reimpresión, con pocos cambios, del cap. II de la obra del mismo autor sobre Siger de Brabante, citada en la bibliografía de este filósofo. Hay Ha y trad. inglesa: Aristotle inglesa: Aristotle in the West. The Ori gines of Latin Aristotelianism, 1955, que contiene algunas importantes modificaciones y agregados). — Martin
in Physica, ed. ed. H. Schenkl, 1900.
V, 3 Them. de anima, ed. ed. R. Heinze,
1899. V, 4 Them. de caelo Hebraice et Latine, ed. ed. S. Landauer, 1902. V. 5 Them. in Metaphs. libr. A para phrasis Hebraice et Latine, ed. S. Landauer, 1903. V, 6 Them. (So phonias) phoni as) in i n Parva Naturalia, Natural ia, ed. ed. P. Wendïand, 1903. VI, 1 Syrianus in Metaphysica, ed. ed. G. Kroll, 1902. VI, Ascle pius in Metaph M etaphysic ysica, a, ed. ed. M. 2 Asclepius Hayduck, 1888. VII Simplicius de caelo, ed. ed. J. L. Heiberg, 1894. VIII Simpl. in Categorias, ed. ed. C. Kalbfleisch, 1907. IX Simpl. in Physicorum libros I-IV, ed. ed. H. Diels, 1882. 137
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X. Simpl. in Ph in Physic ysicoru orum, m, libro libross V-VIII, ed. H. Diels, 1895. XI Simpl de anima, ed. ed. M. Hayduck, 1882.
XII, 1 Olympiodori Prolegomena et in Categorias Categorias commentaria, commentaria, ed. A. Busse, 1902. XII, 2 Olymp. in Meteora, ed. ed. W. Stüve, 1900. XIII, 1 Ioannes Philoponus (olim Ammonius) in Categorías, ed. ed. A. Busse, 1898. XIII, 2 Ioan. Philop. in Analytica Priora, ed. ed. M. Wallies, 1905. XIII 3 Posteriora Ioan. Philop. in Analytica Posteriora cum Anonymo in librum II, ed. ed. M. Wallies, 1909. XIV, 1 Ioan. Ioan. Philop. in Meteoro, ed. ed. M. Hayduck, 1901. XIV, 2 Ioan. Ioan. Philop. de generatione et corruptione, ed. ed. H. Vitelli, 1897. XIV, 3 Ioan. Ioan. Philop (Michael Ephe sius) de generatione animalium, ed. ed. M. Hayduck, 1903. XV Ioan. I oan. Philop. de anima, ed. ed. M. Hayduck, 1897. XVI Ioan. Ioan. Philop. in Physicorum li bros I-III, ed. H. Vitelli, Vitel li, 1887. XVII Ioan. Philop. in Physicorum libros IV-VIII, ed. ed. H. Vitelli, 1888. XVIII, 1 Elias (olim (ol im David) in Porphyrii Porphyri i Isagogen Isagogen et Aristot Aristotelis elis Categor Categorias, ias, ed. A. Busse, 1900. XVIII, 2 Davidis Davidis Prolegomena e t in Porphyrii Porph yrii Isago Isa go gen comment., commen t., ed. A. Busse, Busse, 1904. XVIII, 3 Stephanus de interpreta tione, ed. ed. M. Hayduck, 1885. XIX, in Ethica, ed. ed. G. Heylbut, 1 Aispasius in 1889. XIX, 2 Heliod 2 Heliod orus in i n Ethica, Eth ica, ed. G. Heylbut, 1889. XX, Michael, XX, Michael, Eustratius, Eustratius , Anonymus in i n Ethica, ed. ed. G. Heylbut, 1892. XXI, 1 Eustratius 1 Eustratius in Analyticorum Posteriorum lib. II, ed. M. Hayduck, 1907. XXI, 2 Ano 2 Ano nymus et Stephanus in Art in Artem em r hehe toricam, ed. ed. H. Rabe, 1896. XXII, 1 Michael Michae l Ephesius Ephes ius in Parva in Parva NatuNa turalia, ed. ed. P. Wendïand, 1903. XXII, 2 Mich. Eph. in libros de partibus ani malium, de animalium motione, de animalium incessu, ed. ed. M. Hayduck, 1904. XXII, 3 Mich 3 Mich . Ep h. in Ethic Et hic.. lib. V, ed. ed. M. Hayduck, 1901. XXIII, 1 Sophoniae in libros de anima para phrasis, phrasis, ed. M. Hayduck, 1883. XXIII, 2 Anonymi Categoriarum Categoriarum paraphra sis, sis , ed. e d. M. Hayd Hayduck, uck, 1883. XXIII, 3 (Themistii) paraphrasis in in Analy tica Priora, ed. ed. M. Wallies, 1884. XXIII, 4 Anonymi Anonymi in Sophisticos Sophisticos elenchos paraphrasis, ed. ed. M. Hay duck, 1884. — El citado Supplemen tum Arístotelicum consta de los si guientes volúmenes: I, 1 Exce 1 Excerptor rptorum um Constantini de natura animalium libri duo. Aristophanis historiae ani malium epitome subiunctis Aeliani Timothei aliorumque eclogis, ed. ed. Spyridon P. Lambros, 1885. I, 2 Priscia Prisciani ni Lydi Lydi quae extant, extant, MetaMeta phrasis in Theophrastum Theophras tum et SolutioS olutionum ad Chosroem liber, ed. I. BywaAphrodisien ter, 1886. II Alexandri II Alexandri Aphrodisien sis praeter commentaria co mmentaria scripta mi-
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nora, ed. ed. I Bruns: 1 De anima liber y proporcionan importante luz sobre pecialmente las de Alcmeón Alcmeón de Crocum mantissa, 1887. 2 Quaestiones. el método de investigación usado en tona— en las comentes del neopi De fato. De mixtione, 1892. III, 1 la escuela de l os peripatéticos. tagorismo ( VÉASE), sino también en Anonymi Londinensis Londinensis ex Aristotelis Aristotelis Texto griego y trad. alemana de filósofos de las escuelas de Platón Iatricis Menoniis et aliis medicis eclo- la obra de Aristoxeno sobre rítmica: y Aristóteles, como es el caso en Es gae, ed. H. Diels, 1893. III, 2 Aris- Grundzüge der Rhytmïk, ed. H. peusipo peusi po y Jenócrates Jenócr ates y en particular parti cular totelis res publica Atheniensium, ed. F. G. Kenyon, 1903. — Las tra- Feussner, 1840. — Elementa rhytmi- en el aristotélico Aristoxeno de Taducciones medievales (a veces con cae fragment., ed. J. Bartels, 1854.— rento. También encontramos ejem@2"=)!O&(#!: $.23!#"023!#"0-# )$% plos comentario) de Aristóteles son pu- .@2"=)!O&( plo s de la in flue fl uenci nci a de la id ea de (con trad. alemana y N armonía cósmica en varias de las =0L D!( D !( 3$ 3 $ blicadas en la colección colección llamada Aristóteles latinus (del Corpus Philoso- comentario) por P. Marquand, 1868. — tendencias neopitagorizantes del Re@2"=)!O&(#!: Melik und Rhytmik des phor um Medii Med ii Aevi), Aev i), public publ icada ada a .@2"=)!O&( Classischen Hellenentums, ed R. nacimiento. En cambio, Platón y partir de 1951 (Catálogos de manusAristóteles atacaron estas opiniones critos de traducciones medievales la- Westphal, 2 vols., 1883-1893. — pitagóricas, pitagórica s, especialmente especialmente en su apli23!#"00-# =) !"4&"!"4&"-$. The tinas: Parte I [1939], a cargo de G. .@23!#" cación a la idea del alma. Al pre Harmonies Harmoni es of Aristox e-nos, ed. con Lacombe, A. Birkenmajer, M. Dulong, trad. inglesa por H. S. Macran, 1903. sentar sus pruebas en favor de la E. Franceschini; Parte II [1955], a Aristoxeni elementa elementa harmónica, harmónica, inmortalidad del alma, Platón indicargo de L. Minio-Paluello ). Para los — Aristoxeni Rosetta da Rios recensuit, recensuit, 1954 (con caba que ésta no puede definirse grandes comentaristas medievales, ára- Rosetta traducción italiana). — Nueva como una armonía de los elementos bes, judíos y cristianos cristianos (Averroes, San edición de fragmentos de Aristoxeno: del cuerpo; si lo fuese, cuando se Alberto el Grande, Santo Tomas, etc.), véanse los artículos correspondientes. Fritz Wehrli, Die Schule des relajara la tensión entre tales elemen Aris tóteles: es: Ansíatenos, 1945 (Heft Lista de comentarios: Lyman W. Aristótel 2). — Véase W. L. Mahne, Diatriba tos el alma perecería no menos que Riley, Aristotle, Texts and Commentaries to 1700. A Catalogue, 1961. de Aristoxeno philosopho, 1793. — L. el cuerpo (Phaidon, 86 ( 7-C 5). Laloy, Aristoxène de Tarente, disciple En cuanto a Aristóteles, después de — Véase también A. Jourdain, Re- Laloy, Aristoxène pita górica del cherches critiques sur l'âge et l'origine d'Aristote et la musique de l'antiqui- presentar la doctrina pitagórica té, 1904. — C. F. Williams, The Arisalma como armonía y ésta como una des traductions latines d'Aristote et sur des commenta commentaires ires grecs grecs ou arabes arabes toxenos' Theory of Musical Rythm, mezcla y combinación de opuestos, employés par les docteurs scolasti- 1911. — Arts. de Ch.-M. Ruelle en señaló que la dificultad principal Arc héol ogique ogi que (1858). ques, 2a ed. 1843. — A. Mansión, Revue Archéol consiste en que se adscriben moviARITMETIZACIÓN DE LA SIN- mientos al alma cuando "el movi Het Aristotelisme Aristotelisme in het historisch historisch perspectie perspectief,f, 1954. — Sobre el aristote- TAXIS. Véase GÖDEL (PRUEBA DE), miento no es un atributo de la armolismo en Oxford y en la Escuela de SINTAXIS. nía" (De an., I 4, 407 b 26 sigs.). Padua véanse las bibliografías de ARMONÍA ($.23!#"($ ) significó ori- Cierto, declara el Estagirita, que 'arMERTONIANOS y PADUA (ESCUELA DE). "conexión" (de elemen- monía' puede significar dos cosas: Sobre el aristotelismo en Alemania: ginariamente tos diversos) y también "orden". El composición de magnitudes en objePeter Petersen, Geschichte der aristotérmino se aplicó luego a la octava tos que poseen movimiento y positelischen Philosophie im protestantischen Deutschland, 1920; hay en una escala musical. El descubri- ción y que se mezclan sin admitir reimp., 1962. — íd., íd., Die Philoso- miento de que hay una relación nu- nada que sea homogéneo, y propor phie ph ie F. A. Trendelenburgs. Ein mérica entre los sonidos de esta es- ción en los elementos mezclados. Pero Beitrag zur Geschichte Geschichte des AristoteAristote- cala y las longitudes de las cuerdas ninguno de los dos sentidos la lismus im 19. Jahrundert, 1913. — de la lira indujo a los pitagóricos a en noción de armonía se aplica al alma La obra de Petersen de 1920 pro- desarrollar la idea de que el con(op. cit., I 4, 408 a 5-10). porciona mucha información sobre la cepto de armonía es aplicable al uniLeibniz llamó armonía preestableinfluencia del aristotelismo de Suárez verso entero. Pues la armonía reprecida a la forma como tiene lugar la y de los jesuitas sobre la teología y la filosofía protestantes alemanes del sentaba para "los llamados pitagóri- relación entre las mónadas que, por XVII y XVIII. Para información com- cos" un sistema de relaciones que po- no tener "ventanas", no están some plementaria sobre este aspecto, véase día perseguirse dondequiera y que tidas a una interacción directa e intambién la bibliografía del artículo permitía, permitía, además, además, como describe Aris- mediata por efecto de la influencia SUÁREZ ( FRANCISCO). tóteles (Met., A 5, 986 a 1 sigs.), re- mutua, ni a una intervención consARISTOXENO, de Tarento (nac. conciliar los opuestos, especialmente tante de Dios, como sostienen los ca. 354 antes de J. C.), discípulo de lo Limitado y lo Ilimitado. Según ocasionalistas, sino que "Dios ha heAristóteles, y uno de los primeros muchos pitagóricos, los movimientos cho desde el principio a cada una de peripatéticos, readaptó la doctrina pi- de las esferas celestes se hallan ar- estas dos substancias (alma y cuertagórica de la armonía ( VÉASE) con mónicamente conjugados y se mani- po) de una naturaleza naturale za tal, que, siel fin de explicar la doctrina del alma fiestan no solamente en las relaciones guiendo sólo sus propias leyes, que y de su relación con el cuerpo. Junto entre las distancias, sino también en han recibido con su ser, concuerda, a ello contribuyó a la investigación la producción de sonidos correspon- sin embargo, con la otra, lo mismo científica con obras sobre música — dientes a dichas esferas — la lla- que si hubiera recibido influjo mutuo su teoría y su historia— y con mada "armonía de las esferas". Esta o como si Dios pusiera continuamente biografías de filósofos — de Pitágo- idea de la armonía ejerció considerable su mano, además de su concurso ras y Platón. Sus escritos sobre mú- influencia en varias tendencias general". De un modo más lato, la sica se han conservado en gran parte filosóficas. No solamente hallamos ex- armonía puede definirse como aque presadas pres adas las ideas idea s pita p itagóri góricas cas — es13 1388
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lla forma de relación entre objetos de un conjunto que no excluye ninguno de los componentes, sino que supone una perfecta adecuación interna de cada uno con los restantes. La armonía se opone, así, formalmente a la identidad, que se realiza por exclusiones exclusiones o por una fusión que sacrifica el ser propio de cada elemento del conjunto.
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embargo, fue protegido por el Papa Bonifacio VIII y también por el Papa Clemente V. Hacia 1309 Arnau estuvo en Aviñón, donde escribió un Rahonament para interpretar las visiones que manifestaban haber tenido Jaime II y Federico de Sicilia y en donde reiteró sus ideas apocalípticas.
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de Arnauld son, en efecto, menos los temas lógicos y metodológicos que los teológicos, y entre ellos en particular el de la predestinación y li bre albedrío. albedr ío. A ello ell o se refieren refiere n muchas de las controversias de Arnauld con Malebranche, y en parte también con Leibniz. Podemos decir, pues, Arnau de Vilanova escribió nume- que el cartesianismo representaba rosas obras de medicina, alquimia y para Arnauld un auxilio en favor del Rudolf Eisler, Kritische Kritische UntersuUntersu- astrología. Mencionamos: Speculum agustinismo y no a la inversa.
chung des Begriffs der Weltharmonie introductionum medicinalium. — De Edición de obras completas: Oeubei Leibniz, 1895. — M. Zigmal- gradatio gradationib nibus us medici medicinaru narum m per artem artem vres complètes, 45 vols., Lausanne, kowski, Die Bedeut Bedeutung ung der prästaprästa- compositarum. — Regimen Regimen sanitatis. sanitatis. 1775-83. — Hay trad. esp. de Cobilierten Harmonie im leibnizschen — De conservan conservanda da juventut juventutee et re- rrespondencia entre Leibniz y A. System, 1905 (Dis.). — Heinrich tardanda senectute. — Breviarium (1946). — Véase F. R. Vijacee, A. Schmidt, Harmonie Harmonie.. Versuch Versuch einer einer practica practicae. e. — — Commentum super "Re- A., his Place in the History Histo ry of Lomonistischen Ethik, 1931. — E-W. gimine gimine Salernit Salernitanum anum". ". — Thésaurus gic, 1882. — H. Schulz, A. Schulz, A. A. als PhiPhiPlatzeck, O. F. M., El M., El pensar armó- Thesaurorum et Rosarius philosopha- losoph, 1897 (Dis.). — E. Moog, nico como problema de la filosofía rum. — rum. — Flos Florum. Florum. — Novum lu- A. A. Stellung zu den kirchlichen cristiana, 1945. — F. K. Bock, Das Das men. — Exposic Exposicion iones es visionu visionum, m, qua quaee Verfassungsfragen im Kampf mir den Gesetz der Harmonie. Das Urgeheim- fiun fi untt in somni so mni is. Hay edición de Jesuiten, 1904. — J. Laporte, La nis der Natur, 1948. — Ignazio Vita- obras en Lyon ( 1504 ), reimpresas vale, L'armoni L'armoniaa prestabili prestabilita ta in Leibniz, Leibniz, rias veces (París, 1509; Venecia, 1514; doctrine de la grâce chez Arnauld, íd., La doctrine de PortPort1959 [Pubb. dell'Istituto universitario Lyon, 1520, 1532; Basilea, 1585). Sin 1922. — Íd., íd., La Royal. Roy al. La morale mora le (d'aprè (d' après s Arnaul d), d) , di Magisterio di Catania. Serie fil. embargo, hay dudas acerca de si la t. 1: La loi lo i mor ale, al e, 1951. T. II: La II: La Monog., 12]. mayor parte de los escritos atribuidos sacrements. L'Eglise L'Eglise,, ARMONÍA PREESTABLECIDA. .1 Arnau son auténticos. Entre los es- pratique des sacrements. 1952. Véase también bibliografía de Véase ARMONÍA, LEIBNIZ ( GOTTFRIED critos teológicos atribuidos a Arnau fi- PORT-ROYAL. WILHELM), PARALELISMO. semine guran una introducción al De semine scripturarum, um, de Joaquín de Fiori; un ARQUETIPO. Véase PLATÓN, TIPO . ARNAU DE VILANOVA (Arnal- scripturar mysterio cymbalon cymbalonum um Ec- ARQUITAS de Tarento (Siglo IV dus de Villa Nova, Arnaldus Villano- tratado De mysterio clesiae; un tratado cuyo incipit es: antes de J. C.), uno de los primeros vanus) (ca. 1235-1313) fue según góricos fue, según indica Dióge"Philosophia catholica et divina"; algunos provenzal, y según otros, ca- otro tratado cuyo incipit es "Apolo- pita nes Laercio (VIII, 83), el que por vez talán (Milá y Fontanals lo supone gia de versut versutis is atque atque perve perversi rsitat tatee primera aplicó las matemáticas a las nacido en Vilanova la Geltrù), opi- pseudo pseudo-the theolo ologo gorum rum"" ; la llamada Con- cosas mecánicas, y el primero tamnión esta última que parece mejor fessio fessio de Spu Spurciti rcitiis is pseudopseudo-relig religioso ioso-- bién bié n que empleó empl eó el cubo en geomefundada. Arnau de Vilanova fue muy rum; el libro De libro De adventu Antichristi·, Antichristi·, tría (Cfr. Platón, Rep., Platón, 528 B). Se ocucelebrado en su tiempo como médico y el aludido Rahona aludido Rahonament ment fet en Avin- pó sobre todo de Rep., cuestiones y alquimista, pero se ocupó también yo ( escrito primero en latín ). — Véase y musicales en el espíritu acústicas del pitaLalande, Arnaudd de Villeneuve; Villeneuve; sa de cuestiones teológicas, considerando E. Lalande, Arnau gorismo, es decir, subrayando donvie et ses oeuvres, 1896. — Paul la teología como la ciencia suprema dequiera la reducción de las realidaDiepgen, Arn Diepgen, Arnald ald von Villa Vi llanov nova a als Poy estimando que el estudio de la filo- litiker und Laientheologe, 1909. — des a números y las combinaciones sofía —en particular de la escolásti- M. Menéndez y Pelayo, Historia de de éstos a leyes armónicas. Número ca— es sumamente pernicioso. En los heterodoxos españoles, Libro III, y magnitud son, según Arquitas, los cambio, el estudio de la Naturaleza Cap. 3 [publicado antes separadamen- principi pri ncipi os de d e la l a reali re alidad. dad. lleva, según Arnau, a Dios. Los teólo- te con el título: Arnol título: Arnoldo do de Vilanova, Diels-Kranz, 47 (35). — E. Frank, gos que se fían de la mera especula- médico catalán del siglo XIII (1879)]. Plato und die sogenannten Pythago-
ción son, proclama Arnau, "falsos teólogos". Arnau acusó a los frailes, a los inquisidores y a los predicadores de olvidar el espíritu evangélico. Manifestó también ideas apocalípticas, anunciando la llegada del AntiCristo. Arnau de Vilanova fue nombrado consejero real por Jaime II de Aragón. Fue asimismo embajador en Francia del Rey y, al parecer, pasó un tiempo en el reino de Sicilia al amparo de Federico. Durante una estancia en París, hacia 1299, fue condenado por los teólogos de la Sorbona por varias opiniones heterodoxas. Sin
ARNAULD (ANTOINE) ( 16121694) nac. en París, profesor en la Sorbona, fue uno de los más conocidos jansenistas y uno de los autores de la llamada Lógica Lógic a de PortPort Royal. Esta lógica estaba fuertemente influida por la metodología cartesiana, y el propio Arnauld es considerado como uno de los cartesianos de la época no obstante las críticas formuladas a Descartes en las Cuartas objeciones a las Meditacio nes metafísicas. Ahora bien, el cartesianismo de Arnauld era, en realidad, una manifestación de un más fundamental fundamental agustinismo; l os temas 139
reer, 1923, II Teil. 2 (b). ARQUITECTÓNICA. Aristóteles emplea el término $'24")&)!#"$(" al Étic a a Nicómaco Nicó maco (I comienzo de la Ética 1, 1094 a 14) cuando después de haber proclamado que ciertas artes están subordinadas a otras de acuerdo con la relación de medios a fines — así, por ejemplo, el arte de equipar los caballos está subordinado al arte de la hípica en general—, indica que los fines de las artes principales, )$% )0-# $'24")&)!#"0-# , deben ser preferidos a todos los fines subordinados. Un poco después (I 1, 1094
ARQ a 25) usa el término $'24")&)!#",( , al decir que el bien parece pertenenecer al arte principal y verdaderamente maestro o arquitectónico, GO2NPQ' 'R5NQDSQ.6NSTV . El mismo término es usado en VI 8, 1141 b 22 al indicar que conviene que haya un saber organizador o arquitectónico, 'R5NQDSQ.6NST , tanto del saber práctico como del filosófico, y en ibíd., 25 al señalar que en lo que toca a la Ciudad la legislación desempeña un papel directivo. Relacionado con estos conceptos, finalmente, habla en VII 11, 1152 b 2 del filósofo de la ciencia política como el arquitecto del fin, )!:- )&(/!:1 $'24")(&)0# , por el cual una cosa es llamada simplemente mala, es decir, buena y mala de un modo absoluto y no sólo relativo. En su comentario a la Ética a Nicó-maco (Notes on the Nichomachean Ethics of Aristotle, 2 vols., 1892), J. A. Stewart interpreta estas expresiones en el sentido de que aun cuando se posea un íntimo conocimiento del asunto de que se trata es necesaria la dirección de una facultad maestra, pues el hombre que conoce los detalles no puede tratar de ellos sin poseer previamente un plan de vida (op. cit., II, 61). Una noción análoga a la aristotélica sobre la arquitectónica se encuentra en Santo Tomás (por ej.: Cont. Gent., III, 25). Aunque con propósitos distintos y sobre distintas bases, Leibniz empleó la expresión 'arquitectónicamente' en tanto que relacionada con causas finales. Según Leibniz, hay dos reinos en la naturaleza corporal que se penetran sin confundirse y sin obstaculizarse: el reino de la potencia, según el cual todo puede explicarse mecanicamente, mediante causas eficientes, tan pronto como penetramos suficientemente en su interior, y el reino de la sabiduría, según el cual todo puede explicarse arquitectónicamente, mediante causas finales cuando conocemos suficientemente sus usos (Tentamen anagogicum, Gerhardt, VII, 273). De este modo habría que decir, según Leibniz, no sólo que los animales ven porque tienen ojos, sino también que los ojos les han sido dados para ver, aun cuando algunos, para hacer los esprits forts, no admitan sino lo primero. Leibniz usa también 'arquitectónico' en la expresión échantillons
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architectoniques que se halla en Mo- des). Ahora bien, la unidad arquinadologie § 83. tectónica es la unidad de la razón Johann Heinrich Lambert edificó que reside como una simiente en toen detalle una arquitectónica o "teoría dos los hombres. Por eso la doctrina de lo simple y primero en el co- de la arquitectónica permite a Kant nocimiento filosófico y matemático" examinar el problema del hombre (Anlage zur Architcktonik oder Theo- como legislador de la realidad y surie des Einfachen und Ersten in der brayar que solamente la concepción philosophischen und mathematischen cósmica de la filosofía, a diferencia Erkenntnis, 2 vols., 1771). Se trataba de la concepción escolástica, es verde una continuación del Neues daderamente completa. La arquitecOrganon y se proponía desarrollar la tónica es una de las cuatro partes "doctrina de la verdad" (véase ALE - (la tercera) en las cuales divide Kant TIOLOGÍA), la "doctrina de la reali- el estudio de las condiciones formales dad" (ontología) y la "doctrina del de un sistema completo de la razón pensamiento" (metodología). En opo- pura. Las otra s s on (1) la dis cipli na sición a la doctrina de la escuela de de la razón pura, disciplina negativa Leibniz-Wolff, Lambert consideraba que limita la razón en su uso que el pensamiento no se reduce a dogmático; (2) el canon de la razón posibilidades y que, por consiguiente, pura —destinado a proporcionar touna ontología debe presentar un dos los principios a priori para un cuadro que pueda ser "llenado" con recto uso de la razón pura, pero oblila realidad de las existencias. Lam- gado a anular sus pretensiones en bert proclamó, en efecto, que los con- vista de la demostración de la imceptos metafísicos deben correlacio- posibilidad de su uso especulativo narse con los conceptos lógicos y que de la razón y a adquirir su validez las verdades de razón no pueden se- en el terreno de la razón práctica— pararse por ent ero de las verdades y (4) la historia de la razón pura. de hecho. La arquitectónica equivale, W. T. Krug (VÉASE) dividió su "fiasí, a un sistema ontológico o, mejor losofía fundamental" en una doctrina dicho, lógico-ontológico constituido filosófica elemental y en una doctrina por todos los conceptos pensables metódica elemental. Esta última la susceptibles de enmarcar la totalidad subdividió en didáctica filosófica y en de las existencias. Estos conceptos se arquitectónica filosófica. La misión de hallaban, a su entender, articulados la arquitectónica filosófica es el estuen diferentes reinos, culminando en dio de las formas y métodos de la el concepto metafísico capital: Dios. propia filosofía, así como el estudio Kant introdujo el concepto de la de las partes o ramas en que puede arquitectónica de la razón pura en dividirse la filosofía. La arquitectónila doctrina trascendental del método ca filosófica considera la filosofía co(K. r. V., A 832-A 815, ( 860-( 879). mo un todo sistemático o científico Según Kant, la arquitectónica es el que debe articularse arquitectónicaarte de construir un sistema. Es un mente. La arquitectónica filosófica o arte indispensable, porque el conoci- doctrina metodológica arquitectónica miento es científico solamente cuan- se subdivide en doctrina de los condo en vez de ser una mera "rapso- ceptos de la filosofía y en doctrina de dia" posee unidad sistemática. He- las partes de la filosofía (Fundamenmos indicado en Sistema ( VÉASE ) la talphilosophie, § 120). idea que tenía Kant acerca de este C. S. Peirce acogió con entusiasconcepto. Por otro lado, en el artículo mo el paralelo kantiano entre la fiFisiología (VÉASE) hemos presentado losofía y la arquitectura (Cfr., entre el sistema kantiano como conoci- otros, los siguientes fragmentos de miento de la Naturaleza. Agreguemos Collected Papers: 1.1, 1.2, 1.3, 4.27, aquí que al proclamar la necesidad 4.28, 4.29) y aun intentó presentar de la unidad sistemática como uni- algunos de sus pensamientos como dad proporcionada por el más alto un "borrador" destinado a servir de objetivo de la razón, Kant observó esquema arquitectónico general para que tal unidad debe ser arquitectónica todas las ciencias, análogo en inten(obtenida por una idea que ción a lo que había sido la filosofía proporcione la posibilidad del todo de Aristóteles. Al entender de Peircientífico) y no sólo técnica (obteni- ce, por consiguiente, el filósofo debe da por observación de similaridacavar sólidos cimientos y dar un plan 140
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a la vez consistente y flexible para el ulterior trabajo filosófico y científico. Se ha hecho observar que la arquitectónica de Peirce se debe a las tendencias transcendentalistas que contrastaban en su pensamiento con las tendencias naturalistas y empiristas. Sin embargo, es claro que el paralelo que establece Peirce entre su arquitectónica y la kantiana no va más allá de una superficial concordancia. De hecho, Peirce tuvo siem pre en su mente la idea de un sistema —y, por lo tanto, de una "arquitectura"— abierto: la filosofía como programa no puede ser incompatible con el falibilismo (VÉASE) y la necesidad de mantener siempre despejado el camino del investigador. El término 'arquitectónica' se ha usado también para caracterizar una de las doctrinas de Wronski. El sistema cosmológico del filósofo mesianista polaco fue expuesto en el tomo titulado Arquitechtonique de l'univers (1936), de la serie de obras publi cadas por Francis Warrain, el cual desarrolló análogas tesis en su li bro L'Armature métaphysique (1925), donde identifica la "armadura metafísica" con la "arquitectónica" de los conceptos metafísicos fundamentales. La base de tal arquitectónica (tanto la de Wronski como la de Warrain) se halla en la llamada "ley de creación" del filósofo polaco, con la cual se pretende resolver toda clase de antinomias. En su obra sobre la "arquitectura del universo" (1934), B. Bomstein utiliza también el término en cuestión, pero quiere basar la metafísica como ciencia de las estructuras universales del mundo en una lógica (VÍASE) de carácter arquitectónico, no puramente formal, sino real-estructural. Se trata de una lógica topológica, o geométrico-arquitectónica. Como dice el propio autor, en un resumen de la primera parte de su obra (Cfr. Studia philosophia, I, 1935, pág. 446), "al encontrar una representación en el espacio, la lógica pone en evidencia el aspecto cualitativo de éste y se convierte, bajo la forma de una lógica geométrica, en prototipo de la arquitectónica de todas las cualidades, que manifiestan así su naturaleza puramente racional". La lógica arquitectónica ha de constituir, así, el prolegómeno a una investigación de las estructuras lógicas
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desde el punto de vista de la metafí- leza del ars combinatoria, pero hay en sica y de las categorías. él varias aplicaciones del arte, así como José Ferrater Mora, "Filosofía y de su characteristica universales arquitectura", La Torre, 9 (1925), (VÉASE). Entre otras aplicaciones hay recogido en Cuestiones disputadas, una relativa a la existencia de Dios, 1955 págs. 43-59. — Íd., íd., "Peir- otra relativa a la noción de justicia y ce's Conception of Architechtonic and varias relativas a problemas aritmétiRelated Views", Philosophy and Phenomenological Research, XV (1955), cos. En muchas otras partes de sus escritos, sin embargo, Leibniz se ha 351-59. ARRUGA (RODRIGO DE) (1592- referido al ars combinatoria, conside1667) nac. en Logroño, profesor en rándolo como un método universal, Valladolid, Salamanca y Praga —don- fundamento de todas las ciencias. Este de vivió los últimos 44 años de su método había sido ya anticipado por vida y en cuya Universidad profesó Llull en su ars magna ( VÉASE ), si y fue luego nombrado Canciller—, bien, como señaló Leibniz frecuenacentuó el espíritu "ecléctico" y mo- temente, de un modo harto imperfecderno manifestado por algunos teó- to. Es similar, además, a los esfuerlogos y filósofos escolásticos españo- zos llevados a cabo en este terreno les de la época, llegando a diferir en por Caramuel de Lobkowitz (en sus algunos puntos —por ejemplo, en Mathesis audax y Grammatica audax), cosmología— de doctrinas tradiciona- Anasthasius Kircher (en su Poligraphia les muy arraigadas. En sus trabajos nova et universales ex combinatoria teológicos Rodrigo de Arriaga parece arte detecta), Izquierdo (en su Pharos haberse apoyado en muy considera- scientiarum) y otros autores (véase ble proporción en la razón natural, GRAMÁTICA ESPECULATIVA). Según habiendo sido criticado justamente Leibniz, el álgebra misma es una por no atender suficientemente a los "aplicación a las cantidades del ars datos proporcionados por las Sagra- combinatoria, o de la ciencia de las formas abstractas" (Math. Schriften, das Escrituras. Obras: Cursus philosophicus, 1632. VII, 20). A veces Leibniz parece con — Disputationes theolosicae, 8 vols., siderar el ars combinatoria como un 1643-1655. El tomo 9 (que debía ti- "diccionario formado del alfabeto de tularse De justitia et jure) no fue las ideas humanas" (Opuscules et terminado por el autor. — Véase K. fragments inédits de Leibniz, 1903, Eschweiler, "Roderigo de Arriaga, S. ed. L. Couturat, pág. 165). Otras veJ. Ein Beitrag zur Geschichte der ces semejante alfabeto parece constiBarockscholastik, en Spanische For schungen der Görresgeselkchaft. 1 tuir lo propio de la characteristica uni Reihe. Gesa mm elte Aufs ätze zu r versalis (Phil. Schriften, VII, 186). Kult urgeschichte Spaniens, 3 vols. En una ocasión Leibniz indica que (1931). hay un ars inveniendi general o arte ARS COMBINATORIA (arte com- general del descubrimiento, el cual binatoria) llamó Leibniz a la ciencia puede ser dividido en combinatorio y general de las formas o de la simila- en analítico. El primero se ocupa en ridad y disimilaridad (Mathematische descubrir cuestiones; el segundo, en Schriften, ed Gerhardt, IV, 451). El solucionarlas (Opuscules, etc., pág. ars combinatoria se distingue con ello 167; otras referencias al ars combinadel álgebra, que es la ciencia de la toria en este volumen se hallan en magnitud o de la igualdad y desigual- págs. 159, 162-4, 166, 168-71, 177, dad (loc. cit.). Leibniz escribió a los 336, 338, 348, 349, 415, 429, 511, veinte años una disertación sobre el 525, 528, 531, 544, 556, 557, 560-62, ors combinatoria, cuyo título completo 572, 573, 582). El ars combinatoria es Dissertatio de arte combinatoria in es concebido asimismo como una maqua ex Arthmeticae fundamentis thesis universalis. Complicationum ac Transpositionum ARS MAGNA. Suele darse este Doctrina novis praeceptis exstruitur, nombre al arte de descubrimiento de et usus embarum per universum scien- verdades propuesto por Ramón Llull, tiarum orbem ostenditur; nova etiam pero, como han indicado T. y J. Ca Artis Meditandi seu Logicae spargun- rreras y Artau (Cfr. Historia de la tur (1666, Philosophische Schriften, Filosofía española, I, 1939, 345 y ed. Gerhardt, IV, 27-102, más apén- sigs.), la citada expresión abarca una dice, 103-4). En este trabajo Leibniz gran cantidad de intentos realizados da pocas precisiones sobre la natura- por Llull en el mismo se nt id o. De 141
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éstos intentos cabe destacar dos: el quando, ubi, quo modo y cum quo), 9 dado en el Art abreujada d'atrobar sujetos (Dios, ángel, cielo, hombre, veritat o Ars compendiosa inveniendi imaginación, sensitiva, vegetativa, veritatem (también Art major o Ars elementativa, instrumentativa ) y 9 magna et maior) escrita hacia 1271 virtudes y vicios. Todo ello constituye y el Ars generalis ultima, que es la — el alfabeto o elementos básicos del erróneamente— calificada de Ars cálculo. A base de los mismos se magna. Los citados autores proponen forman cuatro figuras. La primera calificar a la primera de Ars magna figura es un círculo dividido en 9 primitiva y a la segunda (terminada cámaras con los principios o predicaen 1308) de Ars magna, con el fin dos absolutos mencionados. El sujeto de adaptarse a la tradición. Entre la y predicado en esta figura se con primera y la segunda de tales artes vierten recíprocamente. La segunda Llull compuso gran número de es- figura consta de tres triángulos: el critos de carácter lógico y enciclopé- primero, el de la diferencia, concordico destinados a perfeccionar y a dancia y contrariedad; el segundo, simplificar sus reglas y a introducir el del principio, el medio y el fin; en ellas nuevo material y varios refi- el tercero, el de la mayoridad, igualnamientos lógicos. dad y minoridad. La tercera figura Según la descripción de T. y J. se compone de las dos anteriores fiCarreras Artau el Ars Magna primi- guras, de tal suerte que una misma tiva consiste en la presentación de letra puede representar dos conceptos siete figuras, designadas con las le- de las figuras en cuestión (como bontras A (que representa a Dios y los dad y concordancia). La cuarta fiatributos divinos), S (el alma racio- gura tiene tres círculos concéntricos: nal y sus potencias), 7 (los princi- uno —el mayor— fijo, y los otros pios y los significados), V (las vir- dos giratorios. Esta figura abarca las tudes y los vicios), X (los opuestos tres anteriores, de modo que pueden o la predestinación), Y (la verdad) y establecerse las combinaciones meW (la falsedad). Las dos figuras úl- cánicas deseadas. Esta última figura timas operan al modo de predicados puede considerarse como un ejemmetalógicos y no tienen, como las plo primitivo de máquina lógica. Nos cinco primeras figuras, número ni hemos referido a este punto en el gráfico. Cada una de las cinco figu- artículo sobre las máquinas ( VÉASE) ras citadas da lugar a un círculo di- lógicas, en el cual hemos mencionado vidido en un cierto número de cá- asimismo la conocida crítica de Leibmaras situadas alrededor de la letra. niz, el cual —contrariamente a lo Así, la figura que corresponde a A que proponía Llull, para quien su está dividida en 16 cámaras repre- arte era un arte inventivo— señala sentando las virtudes o atributos di- que se trata de un simple método vinos a cada uno de los cuales está mecánico de exposición. asimismo adscrita una letra (B: BonLlull introduce en su sistema una dad; C. Grandeza; D: Eternidad, serie de definiciones y considera las etc.). Las combinaciones binarias de cuestiones generales (cada una con estos atributos dan lugar a 120 cá- varias especies) como reglas. Ello maras por medio de las cuales se pro- permite formar una tabla de 84 coducen múltiples combinaciones que lumnas; la cuarta figura se obtiene engendran mecánicamente definicio- haciendo girar los círculos segundo y nes. El Ars magna última o definitiva tercero. Se obtienen así 84 combinaconsiste en la presentación de 9 prin- ciones ternarias encabezadas por cipios (B, C, D, E, F, G, H, I, K) lla- igual número de columnas. En total, mados principios absolutos (Bondad, la tabla comprende 1.680 cámaras, Grandeza, Eternidad, Poder, Sabidu- cada una de las cuales responde ría, Voluntad, Virtud, Verdad, Gloria) —afirmativa o negativamente— a una y 9 principios (representados con las cuestión. Se trata de cuestiones gemismas letras y reducibles a los an- nerales, pero el método de Llull pueteriores) llamados principios relativos de extenderse también a las otras (diferencia, concordancia, contrarie- cuestiones, es decir, las que afectan dad, principio, medio, fin, mayoridad, a los sujetos, a las virtudes y a los igualdad, minoridad). Hay también vicios. Puede, pues, designarse este ar9 cuestiones generales (utrum, quid, te como un ars combinatoria ( VÉASE) de quo, quare, quantum, quale, y un calculus universalis. En este sen142
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tido representa una muy notable anticipación a ciertas ideas modernas so bre los cálculos formali zados. Pero la separan de éstos considerables diferencias. En primer lugar, la sintaxis del cálculo aparece poco clara; en segundo, las reglas del cálculo equivalen a cuestiones; al fin, el cálculo se refiere a conceptos, lo que en un cálculo formalizado es inadmisible. Advirtamos que el propósito que movió primeramente a Llull fue el de la demostración rigurosa de las verdades de la fe y que este propósito no lo abandonó nunca, pero que al introducir, según advierten T. y J. Carreras y Artau, las sistematizaciones presentadas en el Arbre de Sciencia (1298) y en la Logica nova (1303), la intención de Llull se am plió considerablemente hasta abarcar el conjunto de las ciencias. Además de la obra citada, véase J. Carreras y Artau, De Ramón Llull a los modernos ensayos de formación de una lengua universal, 1946. — E.-W. Platzeck, O. F. M., "La com binatoria luliana", Revista de filoso fía, XII ( 1945), 575-609; XIII (1955), 125-65 (trad. esp. por J. Carreras Artau del trabajo publicado originariamente por el autor en Franziskanische Studien, [1952], 32-60, 377407. — Martin Gardner, Logic Machines and Diagrams, 1958, Cap. I. ARS NOVA, ARS VETUS. Véase LÓGICA.
ARTE. Todavía hoy puede usarse el término 'arte' en español (y otros idiomas modernos) en varios sentidos. Se habla del arte de vivir, del arte de escribir, del arte de pensar; 'arte' significa en este sentido una cierta virtud o habilidad para hacer o producir algo. Se habla de arte mecánica y de arte liberal. Se habla asimismo de bella arte y de bellas artes — en cuyo caso 'arte' es tomado, en sentido estético, como "el Arte". Estos significados no son totalmente independientes; los religa entre sí la idea de hacer, y especialmente de producir, algo de acuerdo con ciertos métodos o ciertos modelos — métodos y modelos que pueden, a su vez, descubrirse mediante arte. Esta simultánea multi plicidad y unidad de significado apareció ya en Grecia con el término QY56U (usualmente traducido por "arte"), y existe en el vocablo latino ars. En el presente artículo describiremos algunas de las significaciones princi pales de 'arte' toma do por lo pronto
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en el sentido más general, y nos referiremos luego al modo como en filosofía se trata la cuestión del arte concebido como designación general para las obras producidas en las llamadas "bellas artes". El término )&(4#, significó "arte" (en particular "arte manual"), "industria", "oficio". Se decía, así, de alguien que "sabía su arte" —su "oficio"—, por tener una habilidad particular y notoria. Platón habla, por ejemplo, de hacer algo con arte, 3&)$% )&(4#,1, . sin arte, $'#( &: )&(4#,1 (Phaed., 89 D). Pero los ejemplos dados por Platón —siguiendo a Sócrates— relativos a la necesidad de hacer las cosas "con arte" se aplicaron bien pronto a un arte no manual, sino intelectual, al arte de la palabra o del razonamiento: ,' +&2"% )!:%1 /!(5!:1 )&(4#, (Phaed., 90 A). El más alto era, pues, la ciencia, la filosofía, el saber y, en último término, la dialéctica. Pero como las otras actividades eran también artes, y como era arte asimismo la creación artística, la poesía, el término QY56U estaba lleno de ambigüedad y sólo podía ser entendido a derechas dentro de un determinado contexto. Sin embargo, puede concluirse que QY56U designaba un "modo de hacer [incluyendo en el hacer, el pensar] algo". Como tal "modo", implicaba la idea de un método o conjunto de reglas, habiendo tantas artes como tipos de objetos o de actividades y organizándose estas artes de una manera jerárquica, desde el arte manual u oficio hasta el supremo arte intelectual del pensar para alcanzar la verdad ( y, de paso, regir la sociedad según esta verdad). En Aristóteles hallamos similares maneras de entender nuestro término. Pero este autor intenta repetidas veces definir de modo más estricto el sentido de arte. Por lo pronto, en la Metafísic a (A 1, 980 b 25) escribe que mientras los animales sólo tienen imágenes, <$#)$="$"( , y apenas experiencia, &.3+&"2"($, los hombres se elevan hasta el arte, )&(4#,L , y hasta el razonamiento, /!5"=3!(1. Arte, )&(4#, , y ciencia o saber, &'+"=),(3,, proceden de la experiencia, y no del azar, QE5U, pero hay arte y ciencia solamente cuando hay juicio sobre algo universal. No parece haber aquí distinción entre arte y ciencia. Pero en la Eth. Nic. ( VI 3, 1139 b 15 sigs.) Aristóteles establece una distinción entre varios estados me-
ART diante los cuales el alma posee la verdad por afirmación o negación. Son los siguientes: arte, ciencia, saber práctico, filosofía y razón intuitiva. El arte se distingue de los otros cuatro en que es "un estado de capacidad para hacer algo", siempre que implique un curso verdadero de razonamiento, esto es, un método. El arte trata de algo que llega a ser. El arte no trata de lo que es necesario o de lo que no puede ser distinto de como es. Tampoco trata de la acción; solamente de la "producción". En cierto modo, claro está, todas las actividades en las que está implicada alguna producción son artes; por lo tanto, podría hablarse en principio del arte del estadista, porque se trata de producir una sociedad, y aun una "buena sociedad". Pero en sentido estricto sólo pue de llamarse arte a un hacer tal como (y es ejemplo del propio Aristóteles) la arquitectura. El arte trata, según Aristóteles, de lo mismo de que trata el azar, pero hay que entender este último solamente en cuanto se distingue de lo necesario. Por lo demás, no debe suponerse que el arte en cuanto hacer excluya la sabiduría; en rigor, los más grandes artistas ( como Fidias) poseen la sabiduría como forma más acabada del conocimiento (ibíd., 1141 a 10). Puede, claro está, seguir hablándose de arte mecánica o manual, de arte médica, de arte arquitectónica, etc. En cierto modo, además, lo que hoy día llamamos las artes (en cuanto bellas artes) tienen un componente manual que los griegos solían poner grandemente de relieve. Pero en los citados análisis aristotélicos hallamos ya la base para entender el término 'arte' como designando "el Arte" o conjunto de las bellas artes: pintura, escultura, poesía, arquitectura, música, para mencionar las cinco actividades artísticas clásicas. Fue en este sentido en que se debatió con frecuencia las relaciones entre el arte y la Naturaleza. Lo común en la mayor parte de los autores griegos —y, en rigor, hasta entrada la época moderna— era poner de relieve que el arte imita de algún modo la Naturaleza: h( )&(4#, 3"3&"-)$" ),%# <:(="# (Aristóteles, Phys., II 2, 194 a 21) — ars imi-tatur naturam, inquantum potest (Santo Tomás, 1 anal. 1 a). Ello no significaba que todos los autores estuvieran de acuerdo en la concepción pla143
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tónica de la obra de arte como imitación de una imitación. Pero era común considerar la Naturaleza como "lo real" en tanto que el arte era siempre algo artificial y artificioso, bien que de un artificio "racional" en el sentido amplio de este término. Durante la época del helenismo y en la Edad Media se tendió a entender el concepto de arte de nuevo en un sentido muy general. Un ejemplo lo tenemos en la concepción de las llamadas artes liberales en el Trivium y Quadrivium (v.), y en la distinción entre artes liberales y serviles (o manuales). En el Renacimiento y parte de la época moderna la distinción entre las artes como oficios y las artes como bellas artes no quedó siem pre clara. De hecho, ha sido en época relativamente reciente cuando los filósofos han comenzado a usar el término 'arte' para referirse al Arte y han iniciado esfuerzos para desarrollar una filosofía del arte. Actualmente se tiende en filosofía a usar nuestro vocablo casi exclusivamente en el último sentido. Diremos por ello algunas palabras acerca del problema del arte desde el punto de vista filosófico. En lo que toca a la disciplina filosófica misma, la "filosofía del arte", se ha discutido sobre si ella tiene métodos y objetos propios distintos de otra disciplina filosófica que se ocupa asimismo del arte: la estética. Hay que confesar que los límites son im precisos. Muchos de los libros que llevan títulos tales como "Estética" : "Filosofía del arte" tratan, en rigor, de los mismos problemas. Puede, sin embargo, establecerse una distinción razonable. Mientras la estética trata de cuestiones relativas a ciertos valores (clásicamente, de lo bello; luego, de otros) y a ciertos lenguajes, dando como ejemplos habitualmente las llamadas "obras de arte", la filosofía del arte trata de estas obras desde un punto de vista filosófico apoyándose en investigaciones estéticas. En otros términos, puede decirse que mientras la estética es siempre más "formal", la filosofía.del arte es incomparablemente más "material". La filosofía del arte se halla situada, pues, entre la estética y la crítica del arte. La distinción aquí propuesta no pretente, claro está, agotar las diferencias, a veces muy sutiles, que existen entre varias disciplinas que de algún modo o de
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otro se ocupan del arte. J.-P. Weber (La psychologie de fart, 1958, Introducción) ha indicado, por ejemplo, que hay que distinguir no solamente entre estética y filosofía del arte, sino entre cualquiera de ellas, la psicología del arte y la ciencia del arte. Según dicho autor, la estética se ocupa de ciertos juicios de apreciación en t anto que se aplican a ciertos valores (lo feo y lo bello); la filosofía del arte es una reflexión filosófica sobre el arte y no sobre los objetos artísticos como tales; la ciencia del arte se ocupa de las reglas (variables) que presiden a la elaboración de las obras de arte; la psicología del arte es el estudio de los estados de conciencia y de los fenómenos inconscientes que concurren a la creación y contemplación de la obra artística. Todas y cada una de estas disciplinas se distinguen, finalmente, de la crítica de arte, que estudia obras de arte en relación con principios establecidos por la estética (o por una determinada estética). Aunque el modo como aquí concebimos la filosofía del arte incluye partes de lo que el citado autor califica de psicología del arte, resulta de sus distinciones que la filosofía del arte se halla situada, de todos modos, entre la estética y la crítica. Es posible, por supuesto, tratar bajo el epígrafe "filosofía del arte" ciertos problemas de carácter más general. En muchas ocasiones es indudable que los mismos problemas que se encuentran en las investigaciones estéticas son llevadas a cabo asimismo bajo el epígrafe "filosofía del arte". Lo común, empero, es que mientras la estética adopta un punto de vista más "teórico" (aunque nunca exclusivamente teórico), la filosofía del arte adopta un punto de vista más "empírico" (aunque nunca totalmente empírico). A modo de ejemplo, y complemento, discutiremos ahora brevemente tres cuestiones: la naturaleza del arte; la relación entre intuición y expresión, y la estructura de la obra de arte. Como los trataremos en forma predominantemente teórica, puede alegarse que sería mejor reservarlos para el artículo "Estética". Sin em bargo, aun si se considera que los problemas en cuestión y la forma de tratarlos aquí pertenecen más bien a la estética que a la filosofía del arte —por lo menos si se tiene en cuenta el modo como han sido antes distin-
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guidas estas disciplinas—, es legítimo idea según la cual el arte es una "neincluirlos aquí, por cuanto todos ellos cesidad" de la vida humana. En todas se refieren al modo como puede en- estas "explicaciones", además, lo que tenderse el arte. El artículo presente se explica —o intenta explicar— es la se titula, en efecto, "Arte" y no "Fi- vida humana y no el arte. Más adelosofía del arte". Ademas, por razo- cuada es la definición del arte como nes de comodidad nos hemos limita- creación de valores — valores tales do en el artículo "Estética" a tratar como lo bello (o, según los casos, lo de los sentidos del término y de di- feo), lo sublime, lo cómico, etc., versas tendencias en estética. Puede, etc. También nos parece más adeasí, reservarse para el presente artícu- cuada —y no necesariamente incomlo el análisis de ciertos problemas que patibl e con la anterior— la tesis seno es hacedero incluir en otros luga- gún la cual el arte es una forma de simbolización. Es menester, sin emres de este Diccionario. Muchas son las respuestas que se bargo, precisar cómo se entiende esta han dado a la pregunta sobre lo que simbolización, e intentar ligarla con es el arte. Cada una de las tendencias ciertos procesos emotivos. Las teorías en estética suele dar a dicha pregunta puramente axiológicas, o puramente una determinada respuesta. Aquí nos simbolistas, o puramente "emotivas" confinaremos a algunas tesis que han del arte dejan siempre escapar algurelacionado de algún modo la nos elementos esenciales de éste. Es cuestión de la naturaleza del arte a posible que la conjunción de estas teola de la función que ejerce, o puede rías, en cambio, permita dar cuenta de la gran riqueza de manifestacioejercer, el arte en la vida humana. Algunos autores han declarado que nes del arte, tanto de la producción el arte no proporciona ningún conoci- artística como del goce e interpretamiento de la realidad, a diferencia de ción de ésta. La segunda cuestión aquí referida la filosofía, y especialmente de la —la de la relación entre intuición y ciencia, que se consagran al conociexpresión— ha sido tratada desde dimiento. Para apoyar esta tesis se suele versos puntos de vista. Ciertos autoindicar que el arte no es un "conres sostienen que el arte es esencialtemplar" (en el sentido general de mente intuición y que, en último tér"teoría"), sino un "hacer". El arte no mino, esta intuición es "inefable" o pretende decir lo que es, o cómo es, por lo menos "intraducibie". Los símo por qué es, sino hacer que algo sea. bolos usados son entonces consideraEsta tesis tiene mucho en su favor, pero topa con varias dificultades. Por dos como algo humanamente necesaun lado, aunque el arte no es, estric- rio, pero de alguna manera impuro. tamente hablando, conocimiento, pue- La intuición es aquí una especie de de proporcionar una cierta "imagen "forma pura" que usaría la expresión del mundo". Se puede, en efecto, como una materia siempre inadecua"ver" el mundo de muy distintas ma- da. Otros mantienen que el arte es neras; verlo desde el punto de vista esencialmente expresión y que lo que artístico o como materia para elabo- importa son los medios expresivos y rar obras de arte es una de ellas. Se lo que puede hacerse con ellos. Fitiene, pues, un cierto conocimiento nalmente, otros declaran que intuidel mundo por medio del arte — y es ción y expresión son igualmente necelo que significa decir que el arte es sarias. Nos hemos referido a este punto una cierta "revelación" del mundo. con más detalle en el artículo sobre Por otro lado, decir que el arte no es Obra literaria (v.). El último problema es el de la esconocimiento es insuficiente, pues tampoco la religión es, estrictamente tructura de la obra de arte como hablando, conocimiento (en el senti- objeto del juicio estético. Varias sendo filosófico y científico de este tér- tencias se han manifestado al respecto, mino) y, sin embargo, no es arte. Y de las cuales tres son especialmente decir que es un hacer es asimismo corrientes: la que considera la obra de insuficiente, pues hay muchos tipos arte como algo hecho o como el producto de un hacer; la que la conside hacer que no son arte. Otros autores señalan que el arte es dera como el resultado de un proceso una forma de "evasión". Esta explica- de simbolización y la que la concibe: ción es más psicológico-genética que como el término de una actividad exfilosófica. Lo mismo sucede con la presiva. Cada una de estas tesis posee, 144
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sin duda, sus particulares razones y Witt Parker, The Principies of Art, hechos que la apoyan, pero a la vez 1926. — C. J. Ducasse, The Philosocada una de ellas parece necesitar ser phy of Art, 1930. — Giovanni Gentile, complementada por las otras. Es lo La filosofía dell'Arte, 1931. — Heinrich Lützeler, Einführung in die Philoque ha visto Milton C. Nahm al se- sophie der Kunst, 1934. — Kurt Riezñalar (art. y op. cit. infra) la necesi- ler, Traktat vom Schönen. Zur Ontolodad de formular una teoría que, te- gie der Kunst, 1935. — Rudolf Jancke, niendo en cuenta las doctrinas ante- Grundlegung zu einer Philosophie riores en tanto que complementarias, der Kunst, 1936. — Georges Motno sea tampoco una mera composición tier, Le phénomèn e de l' art, 1936. ecléctica de ellas. Al respecto, Nahm — J. W. R. Pur ser, Art and Tru th, ha señalado las siguientes seis caracte- 1937. — R. M. Ogden, The Psychorísticas de la obra de arte, previas a logy of Art, 1938. — R. G. CollingThe Principies of Art, 1938 toda ulterior interpretación: 1 a La wood, (trad. esp.: Los principios del arte, obra de arte es, morfológicamente, 1960). — Othmar Sterzinger, Grunduna "forma significativa concreta": linien der Kunstpsychologie, 2 vols. (I: concreta en tanto que material; signi- Die Sinnenwelt, 1938. II: Die innere ficativa en tanto que implicando sig- Welt, 1939). — G. Mottier, Art et nos; forma en tanto que expresada. 2 a conscience. Essai sur la nature et la La obra de arte es un "acontecimien- port ée de l'acte esthétique, 1944. — to" realizado o actualizado por los po- Luigi Stefanini, Metafís ica dell'Art e deres creadores del contemplador es- e altri saggi, 1948. — E. de Bruyne, e van de kunst, 1948. — tético, una estructura que relaciona el Philosophi Th. Munro, Arts and Their Inartista y el contemplador de su obra. tenelations, The 1949. — S. K. Langer, a 3 Las diferencias para los juicios de Feeli ng and Form. A. Theory of Art, hecho (correspondientes a la obra de 1953. — A. P. Uskenko, Dinamics of arte o artefacto en contraste con la Art, 1953. — E. Vivas, Creation and obra de arte como "obra bella") s on Discovery, 1955. — S. K. Langer, proporcionadas por las tres funciones Problems of Art, 1957. — Milton C. de la estructura del arte: el hacer, el Nahm, "Structure and the Judgment expresar y el simbolizar. 4 a Hay una of Art", Journal of Philosophy, XLV reimp. en The Artist as Crea "dirección" que va del mero artefacto (1948), tor. An Esay of Human Freedom, a la obra de arte propiamente dicha, 1946, págs. 241-69. — Helmut Kuhn, paralel a a la dirección que va de los Die Kulturfunktion der Kunst, 2 vols., juicios de hecho a los juicios de va- 1931. — Íd., íd., Wesen und Wirken lor. 5 a La característica anterior per- des Kunstwerks, 1960. — Paul Weiss, mite introducir las correcciones nece- The World of Art, 1961. — Véa sarias para evitar el nominalismo pro- se también bibliografía de ESTÉTICA. pio de l os que sostienen el carácter — Sobre filosofía y poesía, véase "no significativo" de toda obra de Jacques Maritain (en colaboración con Raïssa Maritain), Situation de la arte como tal. 6 a Es preciso determi- poésie, 1938 (trad. esp.: Situación nar siempre los "niveles" mediante de la poesía, 1946). — María Zamlos cuales la expresión genérica, el brano, Filosofía y poesía, 1939. — símbolo genérico y la acción gené- Roger Caillois, Les Impostures de la rica se dirigen hacia la individuali- poésie, 1943. — Sobre la relación zación en lo que toca a los juicios de entre la ciencia y la poesía: I. A. Ri hechos. chards, Science and Poetry, 1926. — Pius Servien, Science et Poesie, 1947. Konrad Lang, Das Wesen der Kunst, — Christopher Johnson, Art 1901. — Richard Müller-Freien- and Martin Scientific Historical fels, Psych ologie der Kunst, 1912 Studies TowardsThought. a Modem (I. Allgemeine Grundlegung und of Their Antagonism, 1949.Revision — M. Phychofogie des Kunstgeniessens; II. Rieser, Analyse des poetischen Den Psychologie des Kunstschaffens, des kens, 1954. — V. Fatone, Filosofía y Stils and der Wertung; III. System poesía, 1955. — J. Ferrater Mora, der Künste. Die psychologischen "Reflexiones sobre la poesía", en Grundlagen der einzetnen Kunstzwei- Cuestiones disputadas, 1955, págs. 93 ge). — Emil Utitz, Grundlegung der 102. — Respecto al concepto de lo allgemeinen Kunstunssenschaft, 1914- bello véase bibliografía del artículo 1920. — Íd., íd., Die Gegenständlich- BELLO. keit des Kunstwerkes, 1917. — Jac- ARTES LIBERALES. Véase RE ques Maritain, Art et scolastique, 1919 (trad. esp.: Arte y escolástica, 1945; TÓRICA, TRIVIUM Y QUADRIVIUM. otra trad., 1948). — G. Simmel, Zur ARTES SERMOCINALES. Véase Philosophi e der Kunst, 1922. — De 145
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GRAMÁTICA ESPECULATIVA, TRIVIUM Y QUADRIVIUM .
ARRIANO de Nicomedia (Bitinia), vivió hacia fines del siglo I. Discípulo de Epicteto, ha sido llamado a veces "el segundo Jenofonte" no sólo por haber combinado su actividad práctica de funcionario con la reflexión filosófica, sino también porque tuvo con respecto a su maestro la misma relación que Jenofonte con respecto a Sócrates: a Arriano se debe, en efecto, el haber trasmitido las doctrinas de Epicteto manifestadas en sus Diatribas o Disertaciones. Arriano se ocupó principalmente de desarrollar el aspecto ético-práctico del nuevo estoicismo, con fuerte tendencia a los rasgos protrépticos o exhortativos, pero no descuidó enteramente la parte física de la doctrina estoica, como lo muestra un fragmento conservado de una obra sobre meteorología. Véase la bibliografía de EPICTETO. El fragmento meteorológico ha sido conservado en el Florilegio de Esto beo. Véase E. Bolla, Arriano di Nicomedia, 1890. — K. Hartmann, "Arrianos und Epiktet", Neue Jahrbücher, XV (195), 248-75. ASCETISMO. El significado primario del término $'(=,="1 , a base del cual se ha formado el vocablo 'ascetismo', es el de entrenamiento con vistas a estar en forma para determinados ejercicios atleticos. Este sentido corporal se extendió hasta abarcar un significado espiritual: el ascetismo fue entendido como un entrenamiento para fines espirituales. Ello ocurrió no solamente dentro del cristianismo, sino ya dentro de la cultura pagana helénica o, mejor, helenística (Cfr. por ejemplo lo que dice acerca del ascetismo Epicteto en los Discursos, III xii). Ahora bien, es necesario aclarar en qué consiste esta forma segunda de ascetismo. Como la misma se extendió sobre todo dentro del cristianismo, las discusiones sobre el ascetismo suelen referirse al ascetismo cristiano o a formas derivadas de él. Así lo haremos en lo sucesivo, aun cuando hay que reconocer que puede hablarse de distintos tipos de ascetismo: budista, judío, pagan o, crist iano, e tc. Ante todo, conviene distinguir entre el ascetismo y otras manifestaciones usualmente confundidas con él: por ejemplo, la austeridad y el misti-
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cismo. El ascetismo no es propiamente dad de goce por constituir la aspirahablando la austeridad en el sentido ción a "conseguir el máximo goce de de que con la sola austeridad no se lo agradable con el menor número poconsiguen los fines de santidad que sible de cosas agradables y, sobre el ascetismo se propone. No es todo, de cosas útiles", el segundo tampoco el misticismo, pues aunque reduce dicha capacidad por efectuar se reconoce que el misticismo implica la aspiración en sentido inverso. Seel ascetismo, se rechaza la impli- gún esto, el ascetismo antiguo y criscación contraria. Por este motivo el tiano subordinan el valor vital al ascetismo rechaza la mortificación valor espiritual, en tanto que el as por la mortificación y la acepta so- cetismo moderno subordina el valor lamente cuando puede considerarse vital al de utilidad. Las definiciones de Scheler implicomo una subordinación de los apetitos inferiores a la voluntad de Dios. can no solamente una distinción, sino El ascetismo puede así definirse co- también una contraposición entre los mo una práctica de lo espiritual, co- dos tipos citados de ascetismo. La mo una serie de ejercicios espiritua- base para ello se encuentra en la inles destinados a adquirir un cierto vestigación efectuada por Max Wehábito que puede colocar al hombre ber sobre el ascetismo y en la oposición por dicho autor presentada entre en el camino de la santidad. Las definiciones anteriores mues- el ascetismo extramundano (ausserweltran que la insistencia sobre k exa- tlíche Askese), consistente en retirarse geración de los sacrificios corporales del mundo, y el ascetismo intraconstituye una errada interpretación mundano (innerweltliche Askese), condel ascetismo. Para entender éste hay sistente en practicar la abstención que averiguar, además, su función en dentro de este mundo. Tal oposición la vida humana y el tipo de vida a es estudiada sobre todo en el trabajo que el ascetismo se aplica o puede de M. Weber titulado "Die protestanaplicarse. Esta última cuestión fue de- tische Ethik und der Geist des Kapi batida por Nietzsche, especial mente talismus" (Archiv für Sozialwissensen la parte III ("¿Qué significan los chaft und Sozialpolitik, XX y XXI, ideales ascéticos?") de su Genealogía 1904-5; reimp. en Gesammelte Aufde la moral. Nietzsche manifiesta que sätze zur Religionssoziologie, I, 1920). los ideales ascéticos —sobre todo si El ascetismo ultramundano corresson ideales tales como los "clásicos" ponde a una ética a la vez anti-eudede pobreza, humildad y castidad— monista, anti-hedonista y fuertemente tienen escasa significación para un pro-adquisitiva: es la ética del caartista. Los ideales ascéticos tienen su pitalismo moderno en tanto que surorigen en los "instintos de autoconser- gió impulsado por varios grupos provación" y de profilaxis que caracteri- testantes. Max Weber distingue, en zan la "vida decadente". Son, pues, efecto, entre varias formas de asceideales de conservación y no de abun- tismo ultramundano correspondiendo dancia de vida. El ideal ascético quie- a varias formas de protestantismo asre reducir a él todos los demás idea- cético: calvinista, pietista, metodista les. En este sentido debe ser evitado y sectas surgidas del movimiento bapcomo cercenador y castrador de la tista (por ejemplo, cuáqueros). E. voluntad. Sin embargo, puede ocurrir Troeltsch acepta en su libro Die que el ideal ascético requiera esfuer- Bedeutung des Protestantismus für zo, en cuyo caso resulta "honorable". die Entstehung der modernen Welt En todo caso, revela el "vacío" del (1906, 4 a ed., 1925; trad. esp.: El protestantismo y el mundo moderno, hombre. Como en otros puntos capitales de 1951) las ideas fundamentales de índole psicológico-moral, Max Scheler Weber al respecto, pero divide a su aprovecha ciertas intuiciones de Nietz- vez el ascetismo que se manifiesta sche a la vez que combate sus desvia- en lo que llama la cultura autoritaria ciones. Lo que Nietzsche supone acer- eclesiástica cristiano-medieval en dos ca del ascetismo no corresponde, formas: el ascetismo místico-quietista según Scheler, a todo ascetismo. En que disuelve todo lo sensible finito El resentimiento en la moral Scheler en lo eterno supraterrenal, y el asdistingue, en efecto, entre dos tipos cetismo metódico-disciplinario que de ascetismo: el cristiano y el griego. encauza el obrar hacia los fines ulMientras el primero eleva la capaci- traterrenos de la vida. Cuando esta 146
ASC última forma suprime el monacato y el apartamiento efectivo del mundo, se convierte en lo que Weber llamaba el ascetismo ultramundano. Pero el vocablo 'ultramundano' designa sólo imperfectamente esta forma de ascetismo si tenemos en cuenta que en las iglesias protestantes en las cuales se desenvolvió —luteranos y calvinistas— el propósito explícito en los comienzos no fue el subrayar los valores de este mundo, sino, por el contrario, el intentar suprimir todo compromiso entre los valores de este mundo y los del otro. La intramundanidad sería, pues, una consecuencia de la mencionada acción ascética metódica, pero no el punto de partida de ella. Además de las obras citadas en el texto véase: A. Auer, Die philoso phischen Grundlagen der Askese, s/f. (1946). — J. Lindworsky, Psycholo gie der Ascèse, Denken voor eein psychologischejuiste Ascese, 1948. — H. Fichtenau, Askese und Laster in der Anschauung des Mtttelalters, 1948. — F. D. Duffey, Psychiat ry and Asceticism, 1950. — Renzo Titone, Ascesi e personalità, 1957 (influencia de la actitud ascética sobre el desarrollo, psicológico). — B. L, Hijmans Z*9Z0Z. Notes on Epictetus Educational System, 1959 [Wijsgerigen Teksten en Studies, 2]. ASCLEPIADES de Prusa o de Quios (Bitinia) (siglo I antes de J. C.) se consagró, como discípulo de Epicuro, a la medicina y desarrolló las doctrinas de su maestro especialmente en la psicología y en la física. En lo primero ace ntuó la impor tanci a de los sentidos frente a la actividad llamada racional, con lo cual llevó a un extremo el empirismo radical característico de la escuela epicúrea. En lo segundo, desarrolló la doctrina de los $'#( $23!" !'(5!" (el mismo concepto que hemos encontrado en el académico Heráclides Póntico) se parados por los espacios vacíos o poros, +!(2!", pero manteniendo, contrariamente a Heráclides, la concepción puramente mecánico-causal de su interacción.
Fragmentos de Asclepiades en Fragmenta digestae et cur. Ch. G. Gumpert, praefatus est Ch. G. Gruner, Wimariae, 1794. — G. M. Raynaud, De Asclepiade Bithyno medico ac philosopha 1862 (tesis). — H. v. Vilas, Der Arzt und Philosoph A. von Bithynien, 1893. — Artículos por R. A. Fritzsche (Rheinisches Museum,
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1902), W. A. Heidel (Transactions judicativa. A diferencia de los escép- lo que Newman llama el asentimiento of the American Philological Asso- ticos, que dejaban indeterminado el religioso es el acto de asentir a un ciation, 1910), y M. Wellmann (Neue asentimiento, los estoicos acentuaban dogma de fe, es decir, el acto de Jahrbücher, 1908 y Philologische Un- su carácter activo y aun su necesidad asentir realmente a él, a diferencia tersuchungen, 1913). Artículo de M. del asentimiento teológico, que es Wellmann sobre Asclepiades (Askle- para completar el juici o. Santo To- sólo de carácter nocional (op. cit., más distinguió entre el asentimiento piades, 39) en Pauly-Wissowa. pág. 95). ASCLEPIODOTO DE ALEJAN- de una evidencia en sí y el asentiVéase Francis M. Tyrrell, The miento de una proposición evidente DRÍA (fl. 450), miembro de la es Rôle of Assent in Judgment: A Thocuela de Alejandría del neoplatonis- en su conexión con otra. Este último mistic Study, 1948. mo (VÉASE), fue discípulo de Proclo. tipo de asentimiento es el propio ASERCIÓN. En algunos textos lólas Como Marino, Asclepiodoto manifestó tanto de las ciencias como de a verdades de la fe (S. theol, II-II , q. I, gicos se ha introducido un signo por un lado un interés metafísico —propuesto por Frege— que se llaespeculativo y por el otro un interés art. 4). Ahora bien, el asentimiento ma signo de aserción: es el signo científico. A diferencia de Marino, es para Santo Tomás un acto del '|— '. Este signo se lee 'Es el caso sin embargo, este último interés no intelecto, a diferencia del consenti- que', 'Se afirma que", 'Se establece se limitaba en Asclepiodoto a la ma- miento, que es un acto de la voluntad. que'. En muchos casos el signo no temática, sino que tenía carácter en- Sin embargo, puede decirse con toda es usado por suponerse implícitamente ciclopédico, incluyendo la música, la propiedad que el intelecto asiente de que todas las fórmulas introducidas astronomía y diversas ciencias natu- un modo necesario a los principios son objeto de aserción. El signo conrales, especialmente la medicina. De evidentes por sí mismos y al rechazo trario a '|— ' es el signo ' —| ', usado hecho, Asclepiodoto fue un típico re- de la contradicción en sí misma. De por Lukasiewicz, siguiendo una presentante de lo que se llamaba la un modo más explícito y detallado sugerencia de Ivo Thomas, como sigtendencia erudita alejandrina. En ha elaborado Newman ( VÉASE) una no de rechazo. ' — |' s e lee 'Se recuanto al interés metafísico-especu- doctrina del asentimiento. Éste es chaza que'. primariamente por lativo, era al parecer de naturaleza considerado En su obra La logique de l'assertion Newman como el acto de asentir a más sobria que la usual en otros pure (1950), Jean de la Harpe ha miembros de la escuela. La propia proposiciones, como la "aprehensión" present ado un cálculo basado en los tendencia a la magia aparecía en As- de proposiciones. No puede decirse, dos símbolos ' y 'E', los cuales se clepiodoto como la manifestación de con todo, que los dos modos de acción leen respectivamente 'queda estableuna creencia en la posibilidad de mental implicados en el acto de cido que' y 'queda excluido que'. El manipular y dominar los fenómenos asentir sean equivalentes. Como fundamento de tal cálculo radica en de la Naturaleza más bien que como Newman dice, usan las mismas la distinción entre aserción de una un subproducto de ciertas concepcio- palabras y tienen el mismo origen, proposición y su contenido (o lexis). nes religiosas. Algunos autores supo- pero desembocan en resultados muy Así, la expresión 'Ap' designa la nen, sin embargo, que la corriente diferentes (Cfr. An Essay in Aid of a aserción de P, y la expresión 'AAp' erudita y la especulativa en Ascle- Grammar of Assent, 1870, págs. 34 y designa la aserción de la aserción de piodoto no se mezclaron. Se atribuye sigs.) De ahí la distinción precisa ; (o 'queda establecido que p queda a Asclepiodoto un comentario al establecida por Newman entre un establecido'). asentimiento nocional o (asentimiento Timeo. El uso actual en Véase A. Dain, "Les Manuscrits a nociones) y un asentimiento real la ASERTÓRICO. literatura filosófica del término (o asentimiento a cosas), asentimiento d'Asclepiodote le philosophe", Revue 'asertórico' procede principalmente de de carácter "más fuerte" que el de Philologie, de Littérature et d'Histoire ancienne, LX (1943), 341-360. anterior, aunque sin garantizar por la expresión kantiana 'juicio asertóri — Artículo de J. Freudenthal sobre ello la existencia de las cosas a las co'. Éste juicio es uno de los tres tiAsclepiodoto (Asklepiodotos, 11) en cuales se asiente. El asentimiento pos de juici os en que, según Kant, Pauly-Wissowa. nocional puede ser considerado, a se expresa la Modalidad ( VÉASE), y ASEIDAD. Véase A SE. su vez, bajo cinco respectos: como consiste en la afirmación simple 'S es ASENTIMIENTO. El asentimiento profesión —asentimiento débil y su- P', "acompañada de la conciencia de es considerado en general como cl perficial—, como creencia —afirma- la realidad". Los textos lógicos más acto de aceptación de cualquier pro- ción de que no hay duda de que difundidos del siglo XIX han emplea posición o percepción. De un modo algo es así—, opinión —aceptación do el citado término en la misma más preciso, se define como la acep- espontánea de una proposición—, acepción. Lo emplea también Pfántación de una proposición que perte- presunción —asentimiento a primeros der en su Lógica, definiéndolo como nece al orden de la fe. En todo principios— y especulación —enten- la forma de un juicio en el cual se caso, el asentimiento es estimado dida como aceptación consciente de afirma o niega que S es efectivamente generalmente como un acto que for- una proposición como verdadera— P. En el vocabulario de Pfänder a ma parte del juicio. Los estoicos, (op. cit., págs. 40 y siguientes). El que nos hemos referido en Modalidad, sobre todo, consideraban la llamada asentimiento real —centro de la filo- "el peso lógico" del juicio asertórico es =:5$)$(8&="1 , adsensio, como el acto sofía de Newman— es de tal tipo "pleno y sin atenuación alguna". de reconocimiento de algo en tanto que, aunque no intrínsecamente opeEl término 'asertórico' no es usado, que verdadero; por lo tanto, el asen- rativo, afecta incidentalmente a la en cambio, ni por los lógicos simbótir era una acción de la voluntad práct ica (op. cit., pág. 86). Por eso 147
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lieos contemporáneos ni por los lógicos afectos a la lógica tradicional. Estos últimos arguyen que la clasificación kantiana de los juicios de modalidad en asertóricos, problemáticos y apodícticos destruye la división tradicional de las proposiciones (véase PROPOSICIÓN) en simples o absolutas y de messe. En efecto, la proposición asertórica es una proposición de inesse en la cual no hay ningún modo que afecte a la cópula. Por lo tanto, las proposiciones asertóricas deberían excluirse de lo modal. Ahora bien, Kant podría argüir que habla de juicios y no de proposiciones y aun que los juicios en su sentido no son exclusivamente objetos de la lógica, sino en gran parte de la teoría del conocimiento. En tal caso, lo asertórico sería un modo de afirmación, aunque es obvio que habría entonces, como sugiere Maritain, "un abuso de lenguaje" en su empleo de tal término. La concepción hegeliana de los juicios asertóricos sigue la inspiración kantiana, pero se sale aun más que ella del campo de la lógica. Lo mismo ocurre con su concepción de los otros tipos de juicio. Hegel define, en efecto, todos los juicios desde su es pecial punto de vista metafísico; así, el juicio asertórico es para dicho filósofo un juicio inmediato cuyo sujeto es un individuo concreto y cuyo predicado expresa la relación con su realidad o determinabilidad de su concepto (Logik, I Abs. II Kap. D.a; Glockner, 5, 112-12); el juicio apodíctico es un juicio inmediato cuyo sujeto es lo general (ibíd., D.a.; Glöckner, 5. 116-18), etc., etc. No creemos, pues, necesario referirnos más extensamente a tales concepciones, pues ni son necesarias para la comprensión del problema lógico ni tampoco son bastante iluminadores para entender la propia metafísica hegeliana. ASIMETRÍA. Véase RELACIÓN . ASMUS (VALENTÍN FÉRDINANDOVITCH) nac. (1894), estudió en la Universidad de Kiev; desde 1939 es profesor de filosofía en la Universidad de Moscú. En 1943 recibió el Premio Stalin por su contribución a la Historia soviética de la filosofía (1940 y sigs.). Sus principales trabajos filosóficos versan sobre la lógica. Su Lógica ( 1947 ) fue violentamente atacada tan pronto como salió de las
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prensas y en el año siguiente por con- que la paradoja del asno de Buridán tener, según el Ministro de Educación es sumamente instructiva: analizarla de la época, Kaftanov, material "for- como es debido requiere revisar por mal y apolítico". La lógica de Asmus, entero las difíciles nociones de elecen efecto, aunque sumamente "mo- ción, preferencia, razón, voluntad y derada", constituía una novedad por libertad. la importancia dada al carácter for- Nichol as Rescher (art. cit. infra), mal de la lógica y la escasa referencia que ha estudiado más a fondo que a la dialéctica y sus leyes. La situa- nadie la historia y la lógica de la citada ción de Asmus cambió al respecto, paradoja, ha puesto de relieve que ésta con motivo de los artículos de Stalin tiene una antigua historia. Ésta puede (1950) sobre la lingüística (véase FI- resumirse en tres fases: el período LOSOFÍA SOVIÉTICA). Aunque crítico griego, el árabe y el cristianodel "idealismo burgués contemporá- medieval-escolástico. En la primera neo" —en el cual incluye práctica- fase la paradoja tiene una forma cosmente todas las filosofías contempo- mológica y se halla fundada en el ráneas—, Asmus ha expuesto con más problema del equilibrio — del supuesto objetividad que la mayor parte de los equilibrio físico de la Tierra entre filósofos soviéticos los desarrollos mo- elementos iguales. Esta cuestión fue dernos de la lógica (Voprosiy Filosofii tratada por varios autores, tales como [1955], págs. 192-284; Cfr. también Anaximandro y Aristóteles (De cáelo, su libro sobre la doctrina de la prue- II 13 ) — quien discute asimismo, por similitud, el problema de las motiva ba, infra). Obras principales: Dialéktitchéskly ciones iguales. Posiblemente a tramatérializm i logika, 1924 (Materia- vés de los comentaristas del Estagirita lismo dialéctico y lógica). — Marks i el problema pasó a los árabes. Algazel burguazníy istorizm, 1933 (Marx y él lo trató desde un punto de vista teohistoricismo burgués). — Logika, lógico, planteándose el problema de 1947. — Utchénié logiki o dokazatéllstvé i oprovérgénii, 1954 (La doc- la Voluntad divina y de la razón ( caso trina lógica de la prueba y la refuta- de haberla) de haber preferido un ción). — Dékart, 1956 (Descartes). mundo más bien que otro. Al critizar ASNO DE BURIDÁN. Con este a Algazel, Averroes se ocupó asimisnombre se atribuye a Juan Buridán mo del problema y lo mismo Santo (v.) la formulación del siguiente pro- Tomás (S. theol, I-II, q. XIII). Sin blema — o paradoja: "Un asno que embargo, los escolásticos dieron a la tuviese ante sí, y exactamente a la discusión un giro ético — el mismo misma distancia, dos haces de heno que aparece en la formulación que exactamente iguales, no podría mani- hoy se considera clásica. Buridán festar preferencia por uno más que mismo se ocupó del asunto en este por otro y, por lo tanto, moriría de sentido, justamente al comentar el trahambre." La paradoja ha sido formu- tado aristolélico De caelo, pero no halada para mostrar la dificultad del bló de un asno, sino de un perro, por problema del libre albedrío (VÉASE) lo que, si se quiere seguir atribuyendo cuando éste se reduce a un liberum a Buridán el origen de la paradoja arbitrium indifferentiae. De no haber habría que hablar del "Perro de Buuna preferencia, no puede haber elec- ridán". En la época moderna, todos los que se han ocupado de la paración. Una discusión adecuada de la pa- doja lo han hecho en sentido ético radoja llevaría muy lejos. Por lo pron- — y también, de un modo más geto, se puede preguntar si es legítimo neral, antropológico-filosófico. Se tomar como base un hecho empírica- puede decir que todos los que han mente imposible. Luego, se puede ar- tratado la cuestión de la libertad güir que pueden existir ciertas prefe- —prácticamente, todos los autores morencias no manifestadas en la situa- dernos— han introducido, más o meción tal como ha sido descrita: por nos explícitamente, la paradoja del ejemplo, la preferencia a no morirse asno de Buridán. Esta paradoja está de hambre, lo cual induciría al asno a implícita en la mayor parte de los decomer cualquiera de los dos haces de bates entre los deterministas y los anheno. Finalmente, se puede alegar tideterministas. Era inevitable que en que las elecciones no necesitan ser el curso de estos debates se reintrosiempre razonables. En cualquier ca- dujeran cuestiones cosmológicas y teoso, sin embargo, hay que reconocer lógicas, pero en un sentido y una for148
ASO ma distintos de las tratadas por los filósofos antiguos y árabes. En la época actual, la paradoja puede ser examinada —como lo ha hecho el citado Rescher— en estrecha relación con la cuestión de "la distribución azarosa" y, por lo tanto, en conexión con cuestiones suscitadas por la probabilidad (VÉASE). Nicholas Rescher "Choice Without Préférence. A Study of the History and of the Logic of the Problem of 'Buridan's Ass , Kant-Studien, LI (1959-1960), 142-75 (también en se parata). ASOCIACIÓN y ASOCIACIONISMO. El uso del concepto de asociación en psicología es muy antiguo. Claros precedentes del mismo se encuentran en Aristóteles, cuando en su tratado De memoria et reminiscentia, II 451 b 10 sigs.) presentó un principio de asociación en las dos formas principales de la asociación por semejanza y asociación por contigüidad. Esta tesis fue aceptada y desarrollada por los comentaristas del Estagirita y por muchos escolásticos medievales. El asunto fue dilucidado, además, con considerable detalle por Juan Luis Vives en su De anima et vita. Por lo tanto, no puede decirse que solamente con los filósofos modernos y especialmente con los filósofos y psicólogos de fines del siglo XVIII y del XIX haya aparecido un concepto de asociación. Entre los filósofos modernos trataron el problema Hobbes, y especialmente Locke (con su concepción de la "asociación de las ideas") y Berkeley. Ahora bien, es ya tradicional admitir que solamente con Hume, por un lado, y con el trabajo de análisis filosófico y psicológico de Hartley, Priestley, James Mili, John Stuart Mill y A. Bain por el otro, el concepto psicológico de asociación ha alcanzado una madurez suficiente y, además, ha permi tido construir a base de él toda una teoría de contenido primariamente psicológico, pero de intención filosófica: el asociacionismo. En su Enquir y (III), por ejem plo, Hume manifiesta que "es evidente que hay un principio de conexión entre los diferentes pensamientos o ideas de la mente, y que en su aparición a la memoria o imaginación se introducen unos a otros con cierto método y regularidad". De hecho, hay no uno, sino varios principios de
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conexión, de los cuales tres son pre- etc.) han aducido experiencias en dominantes: la semejanza, la conti- las cuales se ha mostrado que los güidad (en el tiempo o espacio) y la hábitos no producen acción, que la causa y efecto. El principio de con- conducta tiene un propósito o que traste o contrariedad es considerado hay reacciones a relaciones, cosa que por Hume como una mezcla de los no tiene en cuenta ni puede expli principios de causación y semejanza. car el asociacionismo. Ello no quiere Esta doctrina es elaborada con más decir, sin embargo, que el asociaciodetalle en el Libro I del Treatise ( es- nismo haya sido enteramente aban pecia lme nte Parte I, sec. iv), per o donado en psicología. Por un lado, los tipos de conexión siguen siendo el behaviorismo y la llamada psicolos mismos. Ahora bien, aunque la logía objetiva han adoptado muchas base de la teoría de Hume era psi- conclusiones del asociacionismo, aun cológica, su interés era predominan- cuando refinando esta doctrina metemente epistemológico. El giro ha- diante experimentos y críticas anacia lo psicológico y el intento de líticas. Por otro lado, el propio esfundamentar un asociacionismo en tructuralismo no niega totalmente el la psicología es, en cambio, evidente proceso asociativo, sino que rechaza en Hartley ( Observations on Man, los fundamentos atomistas atribuidos 1749, Parte I), a quien siguió Ja- al mismo y especialmente la tendenmes Mill (Analysis of the Phenomena cia manifestada por los asociacionistas of the Human Mind, 1829, passim; clásicos a basar sus explicaciones en Cfr. sobre todo la ed. de 1869 en 2 puras combinaciones mecánicas sin vols., ed. J. S. Mill) y —en parte— hacer intervenir tendencias o propóJohn Stuart Mill y A. Bain. Los tipos sitos. de conexión establecidos por Hume Además de las obras clásicas de y Hartley fueron transformados en los autores citados en el texto del arlas leyes clásicas del asociacionismo tículo, véanse Ch. G. Bardili, Ueber psicológico ( contigüidad, semejanza, die Gesetze der Ideenassoziation, 1796. — Luigi Ferri, La psycholocontraste) y ampliadas con otras le- gie de l'association depuis Hobbes yes complementarias (frecuencia, si- jusqu'à nos jours, 1883. — G. multaneidad, intensidad, etc.). Hay Ascnaffenburg, Experimentelle Stuque distinguir entre el asociacionis- dien über Assoziation, 1896-97. — mo psicológico, que pretende limi- D. F. Markus, Die Assoziationstheotarse a una descripción de las cone- rien im XVIII Jahrhundert, 1901 xiones entre procesos mentales, y el [Abhandlungen zur Philosophie und Geschichte, XV]. — E. Clapaasociacionismo filosófico, que está re- ihrer rède, L'association des idées, 1902. lacionado con el atomismo (en sen- — M. Bork, Ueber neuere Assoziatido amplio) y se ha contrapuesto tionstheorien, 1917. — Howard C. con frecuencia al estructuralismo (véa- Warren, A History of the Association se ESTRUCTURA.) y al totalismo. Aun- Psychology, 192l. — G. Lunk, Die que algunos asociacionistas psicoló- Stellung der Assoziation im Seelengicos tendieron a ampliar sus teorías leben, 1929. — Sobre el concepto de asociación en Leibniz, B. Franzel, al conjunto de la filosofía, cuando Der Assoziationsbegriff bei Leibniz, menos de la filosofía natural, el pri- 1898. mer tipo de asociacionismo no ha ASTRADA (CARLOS), nacido en implicado forzosamente el segundo. Córdoba (Argentina) en 1894, es La doctrina asociacionista ha sido profesor en las Universidades de La criticada por varios autores. Algunos Plata y Buenos Aires. Influido en sus (como Bradley, Adamson, Stout, Ja- primeros tiempos por la escuela de mes, los miembros de la Escuela de Marburgo, se orientó luego, tras haWürzburgo [ VÉASE] etc.), han adu- ber recibid o en Colonia y Fribur go cido razones basadas en una crítica las enseñanzas de Scheler, Husserl y analítica de los procesos psíquicos. Heidegger, hacia la filosofía existenEl argumento principal lanzado a este cial. Astrada trabaja dentro del marco respecto contra el asociacionismo ha de las posibilidades de la prosido la advertencia de que en los blemática de Heidegger, sobre todo procesos psíquicos hay una dirección, en la idea del papel fundamental que llevada a cabo por el pensamiento o desempeña el riesgo existencial, cenregida por otras "tendencias deter- trado en el concepto del juego como minantes". Otros (como los psicólo- resorte decisivo en la especulación gos estructuralistas: Köhler, Lewin, 149
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metafísica. Este juego debe, sin em- dad, a la ataraxia, pero también a la bargo, ser entendido como un juego $'/:+"($ ( ausencia de pena), a la total, es decir, como un juego exis- $' < !B"( $ (ausencia de temor) y a la tencial que crea su propio ámbito y $'+$(8&"$, apatía, ausencia de desencadena un proceso propio. pasiones); todas ellas constituyen Dentro de la ontología de signo simplemente la libertad, $'+/0-1 heideggeriano, Astrada se interesa &'/&:)&2"($ (Diat., IV 3, 1-8). La por la constitución concreta —espe- ataraxia es para Pirrón la culminación cialmente histórica— de la Existen- de la suspensión del juicio (véase cia (Dasein, véase EXISTENCIA) y de EPOCHÉ); hay que practicar éste para la relación de ésta con las cosas; con alcanzar aquélla (Diog. L. X 66), ello se manifiesta una preocupación cosa que sólo puede hacer un hombre por ciertas estructuras que Heidegger capaz de vivir sin preferencias. En había descuidado, atento sólo a la cambio, Arcesilao (apud Sexto, Hyp., descripción de los caracteres funda- 1 232) consideró la ataraxia como mentales de la Existencia y de su pre- síntoma de la suspensión del juicio y paración para una ontología funda- no como su coronamiento. mental. La noción de ataraxia se funda en Obras principales: El problema los mismos supuestos y suscita los epistemológico en la filosofía actual, mismos problemas que las nociones 1927. — El juego existencial, 1933. — afines empleadas por los filósofos Idealismo fenomenológico y metafísica mencionados. Se funda en (1) la diexistencial, 1936. — Là ética formal y los valores, 1938. — El juego visión, sobre todo elaborada por los metafísico, 1942. — Temporalidad, estoicos, entre lo que está en nuestra 1943. — Sociología de la guerra y mano y lo exterior a nosotros, y en la filosofía de la paz, 1948. — Ser, suposición de que lo último incluye humanismo, "existencialismo". Una las "pasiones"; (2) en la confianza de aproximación a Heidegger, 1949. — que el hombre como ser racional (o Destino de la libertad, 1951. — La cuando menos los filósofos como seres revolución existencialista, 1952. — Marx y Hegel, Trabajo y alineación en eminentemente racionales) son capala "Fenomenología" y en los "manus- ces de conseguir la eliminación de las critos", 1958. — Humanismo y dia- pertur baciones ; y (3) en la ide a de léctica de la libertad, 1960. — Dia- que la tranquilidad es (cuando meléctica y positivismo lógico, 1961 nos moralmente) mejor que la expe[Cuadernos de "Humanitas", 9]. riencia. Los problemas que suscita ATARAXIA, $')$2$O"($, se traduce son principalmente los de si tales su por 'ausencia de inquietud', 'tranquili- puestos son tan aceptables, tan claros dad de ánimo', 'imperturbabilidad'. o, en último término, tan deseables Demócrito usó el término $')$2$O"($ al como se imagina. Además, suscita el declarar que "la felicidad es placer, problema de si una definición de la bienestar, armonía, simetría y atara- "libertad" como la apuntada por Epixia" (Diels A 167, 15-8). Pero fue- curo no es excesivamente "negativa". ron los epicúreos, los estoicos y los ATENAS (ESCUELA DE). En la escépticos quienes colocaron la noción historia de la filosofía griega se llama de ataraxia en el centro de su pensa- a veces período ateniense o también miento. Según el índice proporcionado ático al que abarcó desde mediados por C. J. de Vogel (Greek Philo-sophy, del siglo 6 hasta fines del siglo IV III, 1959), la noción en cuestión fue antes de J. C. En tal período se tratada especialmente por Epicuro, incluyen los sofistas, Sócrates, algunos Epicteto, Pirrón y Arcesilao ( VÉANSE). socráticos, Platón, Aristóteles y varios Según Epicuro, la felicidad se obtiene antiguos académicos y peripatéticos. mediante la $'+!#"($ (ausencia de pena De un modo más propio se llama o dolor) y por la ataraxia. De ellas Escu ela de Atena s a una de las gozan los dioses, los cuales no se ramas del neoplatonismo ( VÉASE). Se ocupan ni del gobierno del cosmos ni trata de la dirección neoplatónica de los asuntos humanos (Diog. L. X representada por Plutarco de Atenas 139; también, "Carta a Mene-ceo", (que debe distinguirse de Plutarco de apud ibíd., X 128). La ataraxia es Queronea), Siriano, Domnino, Mari para Epicuro un equilibrio permanente no, Isidoro y, sobre todo, Proclo, Daen el alma y en el cuerpo (ibíd., X mascio, Simplicio y Prisciano. Esta 136). Para Epicuro hay que escuela pertenece, a su vez, a la llaatenerse, para obtener la felicimada dirección metafísico-especulativa del neoplatonismo. Se caracteriza 150
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por su fuerte tendencia teológica y sistemática, por su aplicación de la lógica —o, mejor dicho, de la dialéctica— a las especulaciones metafísicas, por su tendencia a desarrollar varios aspectos de la teología dialéctica y por la atención prestada a la idea de emanación, especialmente mediante el uso del sistema triádi-co. Junto a ello se destacaron los neo platónicos atenienses por sus comentarios a obras de Platón y Aristóteles (y Simplicio por su comentario al Encheiridion de Epicteto). No todos los filósofos de la escuela de Atenas nacieron en esta ciudad. Domnino nació en Siria; Proclo, en Constantinopla; Marino, en Neápolis (Sichem, Samaria). Hemos expuesto las doctrinas particulares de varios de los filósofos citados en los artículos sobre Siriano, Marino, Proclo, Damascio y Simplicio, y las tendencias generales en el artículo sobre neoplatonismo. Agreguemos aquí que Plutarco de Atenas influyó principalmente por sus comentarios a diálogos platónicos y al tratado aristotélico De anima; que Domnino escribió tratados matemáticos (y no siempre mostró com pleta fidelidad a los principios neo platónicos); que Isidoro (biografiado por Damascio) siguió las huellas de Jámblico, y que Prisciano escribió una compilación (de la cual tenemos la versión latina con el nombre Solutiones eorum de quibus dubitavit Chosroes Persarum rex) por encargo del rey persa Cosroes, en cuya corte se alojó —junto con Simplicio y Damascio— cuando se cerró la escuela ateniense en 529 por orden de Justiniano. Véase bibliografía de NEOPLATO NISMO. Para los comentarios a Aristóteles de algunos de los autores mencionados, véase Commentaria in Aristotelem Graeca señalados en ARISTOTELISMO. Para Domnino: 'H54&"2"(A"!# ed. $'2"83,)",-1 &"'=$505,-1, Boissonade, Abec. Graeca, IV, 413-29; G0-1 &'(=)" /!(5!# &' /!(5!: $'<&/&"-# , ed. C. <. Ruelle, Revue de philologie, VII (1883), 82-94. — Las Solutiones y la V&)$( < 2?$="1 )0- # C&!<$( = )!: +&2"% $"' = 8,( = &01 de Prisciano, han sido editados por I. Bywater en Supp. Aristotelicum, I, 2, 1886. ATENCIÓN. La noción de atención ha sido tratada por la mayoría de los filósofos desde el punto de vista psicológico. Se ha definido muchas veces como una cierta capacidad de
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la mente —fundada en procesos orgánicos, o cuando menos relacionada con ellos— para canalizar los procesos psíquicos, y en particular el pensamiento, dentro de ciertas vías. De modo muy general puede definirse como concentración de energías psíquicas. La atención puede considerarse como un proceso potencial o como un proceso actual — según la distinción escolástica entre una atención secundum virtutem y una atención actualis. Se ha distinguido entre la atención espontánea y la atención voluntaria. Esta última ha sido considerada como una atención consciente. Pero como la conciencia de la atención puede, y suele, distraer la atención, el concepto de atención voluntaria y consciente ha sido objeto de muchos debates entre filósofos y psicólogos. Algunos han indicado que la voluntad y la conciencia se hallan solamente en el proceso inicial de la atención; otros, que hay siempre en la atención, si no una conciencia, cuando menos un acto voluntario. Aquí nos interesan sobre todo las explicaciones del concepto de atención que, si bien basados en datos psicológicos, tienen implicaciones epistemológicas y, en algunos casos, ontológicas — o cuando menos ontológicoantropológicas. El examen psicológicoepistemológico de la atención ha sido llevado a cabo especialmente por filósofos del sentido común, ideólogos y "sensacionistas". Así, por ejemplo, Destutt de Tracy suponía que la atención es un estado de ánimo más bien que una facultad, de tal modo que podría eliminarse en principio la voluntad de la atención. Reid (Intellectual Powers. Essay I, c. 5 ) señaló, en cambio, que la atención es un acto voluntario, siendo, en cambio, involuntaria la conciencia. Condillac (Essai sur l'origine des connaissances humaines, c. III) distinguió entre atención activa y atención pasiva; en una hay voluntad, no así en la otra. Laromiguière (VÉASE) consideró que la atención es "la primera facultad"; de ella se derivan todas las restantes. Hamilton comparó la atención con la abstracción (véase ABSTRACCIÓN y ABSTRACTO). Aunque las definiciones y concepciones anteriores se hallan ex presadas en lenguaje filosófico, están condicionadas las más de las veces por cuestiones de naturaleza epistemológica. En Hamilton sobre todo se
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nota un interés decididamente episte- mismo acto, que sólo se distingue por mológico, pues mediante el estudio los objetos a que se dirige, resulta que del fenómeno de la atención se trata no hay especies para nuestra conciende determinar no sólo los modos de cia, para nuestro saber, para nuestro aprehensión de las "ideas", sino tam- enunciar". Por lo tanto, "el sentido bién la naturaleza —"psicológica" o unitario del término 'atender' no exige, ni mucho menos, 'contenidos' en "trascendental"— de éstas. La atención como fenómeno pri- el sentido psicológico —como objetos mordial, capaz de aclarar no sólo los a los cuales atendemos—; y aun rebamodos de operación psíquicos, sino sa toda la esfera del pensar". La atentambién ciertas actitudes humanas bá- ción recae sobre "los objetos mentales sicas, ha sido objeto de reiterado exa- que adquieren evidencia 'intelectiva' men desde fines del siglo XIX. James en la ejecución de los actos sobre esta Ward ( VÉASE) afirmó —contra Brad- base", sobre "los objetos y situaciones ley— que no se puede identificar la objetivas aprehendidos mentalmente vida psíquica con una masa indiferen- de esta o de aquella manera". Así, la ciada, ya sea de sensaciones, o de un atención llega hasta donde llega el "sentimiento primario" o "experiencia concepto de "conciencia de algo" inmediata". Las actividades psíquicas (Cfr. Investigaciones lógicas, trad. Molo son de un yo —de un "yo puro"— rente-Gaos, tomo II, cap. ii). Debe y este yo es primariamente la aten- advertirse que, no obstante el lenguaje ción. La atención es para Ward la empleado por Husserl, su idea de la conciencia; mejor todavía, es lo que atención como conciencia es distinta dirige toda conciencia en su activi- de la de James Ward antes reseñada; dad. La atención puede ser mayor o no es una idea psicológica, sino fenomenor, pero no hay posibilidad de vida menológica (o, si se quiere, pre-feno psíquica ·—y de presentación de menológica). Husserl ha tratado en ningún contenido al yo— sin una cierta varias ocasiones la noción de atención dosis de atención. La atención no se de acuerdo con la correspondiente disuelve en las presentaciones, ni en concepción de la conciencia ( VÉASE), la experiencia indiferenciada: pero ha destacado dicha noción sobre acompaña a todas las presentaciones todo al hablar de los diversos modos y a toda experiencia. Si se llevan las de conciencia. Ha afirmado, por ejemideas de James Ward a sus conse- plo, que hay tres posibles modos de cuencias últimas, y se admite que hay conciencia: el actual, en el cual el en el hombre un máximo desarrollo "objeto intencional" está presente a psíquico, se puede concluir que el ser la conciencia; el potencial, donde hay humano es definible como "un sujeto mera posibilidad de presencia; y el en atención". Santayana ha llegado a atencional, que resulta de la "atenconsiderar la atención como la princi- ción" de la conciencia al objeto. Sub pal, y acaso la única, vía de acceso al rayar este modo de atención significa reino de las esencias (Cfr. The Realm a la vez destacar los aspectos "activos" of Essence, Cap. I, en The Realms of de la conciencia. Y cuando en vez de Being, 1942, pág. 15). Pues aunque hablarse de conciencia como conjuntal atención sea una "facultad animal" tos de actos que constituyen el puro suscitada por la pasión, puede alcan- flujo de lo vivido, se habla de la conzar en el hombre categoría de "apre- ciencia como foco de los actos, el hensión ontológica" (Santayana no modo atencional de la conciencia adusa, empero, esta última expresión). quiere creciente importancia. Puede En sentido distinto de los anterio- inclusive identificarse con el yo puro res ha examinado Husserl la noción y ayudar a aclarar la cuestión de la de atención. Criticando las teorías psi- constitución trascendental de la concologistas y a la vez nominalistas de ciencia por medio de la "atención". la abstracción formuladas, entre otros Parece que hay en Husserl una idea autores, por Hamilton y John Stuart de la atención de carácter "ontológiMill, Husserl ha señalado que "si la co" más bien que psicológico o incluteoría que basa la abstracción en la sive epistemológico. Y hasta parece atención (considerada entonces como dibujarse en las citadas ideas una nouna mera operación) es exacta; si la ción de la atención como "modo exisatención a todo objeto y la atención tencial" propio del hombre en tanto a las partes y notas del objeto son, en que su ser consiste primariamente en el sentido de dicha teoría, uno y el un "estar en el mundo". 151
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Si seguimos esta argumentación do la tesis —característica de muchos dar la teoría con la percepción sensiconsecuentemente podremos afirmar platónicos de la época— de que las ble, dentr o de la cual se dan los lo siguiente. Mientras el animal no ideas son pensamientos de Dios. Para fenómenos de la multiplicidad e indi posee atención —o la que posee tiene llevar a cabo estos ataques contra el vidualidad que Demócrito se proponía sólo carácter psicológico—, el hombre aristotelismo y la consiguiente de- explicar. Pero la actitud opuesta, acaso se constituye como tal en virtud pre- fensa del platonismo, Ático mezcló no menos habitual hoy entre los cisamente de que el "estar atento" le —conscientemente o no— las doctri- científicos —la que sostiene la com permite abrirse al mundo como tal nas platónicas con otras estoicas, es- pleta independencia del atomismo mundo, es decir, no sólo como un pecia lmente en ética y en cosmolo- antiguo y el moderno atomismo cienámbito dentro del cual se dan los gía, por lo que ya en la antigüedad tífico—, peca por defecto. Hay didescrito no sólo como un plató- recciones atomistas que no pueden estímulos y sobre el cual operan fue nico sino también como un estoico. vincularse históricamente con la delas reacciones, sino, además, como la Fragmentos de las obras de Ático mocriteana y que no responden menos zona en la cual se da la posibilidad de han sido conservados en Eusebio, las objetivaciones. El estar en el mundo Praep. Ev., y en comentarios a las a ciertas exigencias de racionalidad y y la atención a él son condiciones Categorías, de Porfirio y Simplicio. "salvación de los fenómenos". De ahí que las dificultades que se han primarias de la existencia del hombre, Véase J. Baudry, Atticos. Fragments planteado al atomismo y la atención cobra con ello sentido de son oeuvre, 1931. Artículo de J. democriteanorespecto valgan, en cierta maexistencial. Así lo han reconocido al- Freudenthal sobre Ático (Attikos, 18) nera, para todo atomismo, por lo gunos existencialistas o "fenomenólo- en Pauly-Wissowa. menos en la medida en que éste se gos" ( especialmente Merleau-Ponty) ATMAN. Véase BRAHMAN-ATMAN. convierte, conscientemente o no, en al indicar que la atención no es un ATOMISMO. La solución atomista fundamento metafísico de lo real. Sesimple enfocar los objetos para ilumi- es, como se indicará en otros lugares ñalaremos las principales. En primer narlos. El conocimiento derivado de (véanse DEVENIR , FENÓMENO, MOVI- lugar, se dice, si el átomo posee exla atención, sin ser una creación de la MIENTO), una multiplicación o pul- tensión debe ser infinitamente divirealidad, es algo que no se da por la verización del "ser único" de Par- sible, porque lo extenso se caracteriza mera yuxtaposición de lo real y de la ménides, por medio de la cual se por la absoluta exterioridad de sus conciencia atenta. La atención precisa conservan algunas de sus ventajas sin par tes, y mientras tal ext eri oridad el horizonte de la "visión". participar de todos sus inconvenien- no esté cumplida o manifiesta, habrá Además de las obras de los auto- tes. La esfera eleática respondía a las siempre posibilidad de división. res citados en el artículo, véanse: exigencias de la cabal racionalidad, Cuando ya no la haya, la propia reaThéodule Ribot, Psychologie de l'at- pero permanecía inerme frente al fe- lidad habrá desaparecido. En segundo tention, 1885. — Harry E. Kohn, Zur nómeno que se veía obligada teórica- término, y si se quiere evitar el Theorie der Aufmerksamkeit, 1895 mente a excluir si quería conservar sin inconveniente anterior, será necesario [Abhandlungen zur Philosophie und merma sus caracteres esenciales. Leusuponer que el átomo no se compone ihrer Geschichte, V]. — W. B. Pillscipo, Demócrito, los epicúreos, manmeramente de extensión, sino que burg, L'attention, 1906. — E. Düpp, Die Lehre von der Aufmerksamkeit, tuvieron, en cambio, la racionalidad posee alguna "interioridad". Si no se 1907. — Nicolás Apostolescu, Emo- del ente al atribuir a cada uno de los quiere admitir que esta interioridad es tivitate si atentie, 1938. — A. Bal, átomos las notas del ser eleático y completamente de la misma L'attent ion et s es maladies, 1952. al reducir la cualidad a cantidad y el naturaleza que lo íntimo, habrá que ATHARV$-VEDA. Véase VEDA. cambio pleno a movimiento. Como suponer, de todos modos, que consiste ÁTICO (fl. 170) coincidió con ocurre en tantos otros casos de la en una "fuerza", en una "tensión", en Nicóstrato en defender la ortodoxia filosofía griega, llevaron así a sus una dynamis (atomismo de Boscovich, platónica de toda mezcla con otras últimas consecuencias una posición teoría de Leibniz, mona-dologia doctrinas y en particular en separar teórica; nada tiene, pues, de extraño physica de Kant). Con lo cual la el platonismo del aristotelismo. Como que todo atomismo posterior haya existencia del átomo implicará sucedió con Nicóstrato, los trabajos sido estimado por algunos como des- supuestos exactamente contrarios a de Ático en defensa del platonismo arrollo y aun como mera copia del los propios del racionalismo mecafueron utilizados por varios neopla- atomismo antiguo. Esta actitud peca nicista de Demócrito. Resulta así que tónicos (por ejemplo, Proclo). Ático por exceso; hay en el atomismo de para mantener el atomismo en sencombatió el aristotelismo en varios Demócrito propósitos y supuestos que tido metafísico habrá que partir de puntos capitales: en metafísica, afir- no se revelan en el atomismo poste- una base opuesta a la que, cuando mando la separación entre lo sensi- rior. Así Vittorio Enzo Alfieri (Cfr. menos históricamente, produjo su ble y lo inteligible; en teología, de- op. cit. bibliografía, págs. 4 y sigs.) auge. Estas dificultades del atomismo clarando que la divinidad no es un indica que la noción democriteana del fueron ya comprendidas por algunos puro pensar en sí mismo, sino que átomo constituía no sólo una contri- escolásticos, los cuales trataron el interviene en el mundo como provi- bución a la "visión física de la Natu- proble ma de la constitución atómica dencia; en física y cosmología, ne- raleza", sino también un aporte a la de lo real desde el punto de vista de gando la eternidad del mundo; en metafísica de la individualidad que un examen metafísico de la psicología, sosteniendo la inmortali- fue recogido, entre otros, por Aristó- individualidad. Lo usual era rechazar dad del alma en sentido platónico; teles. En todo caso, el citado atomis- el atomismo, pero algunos filósofos en la teoría de las ideas, mantenien- mo representa un esfuerzo por acor- admitían como metafísicamente com152
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probable la indivisibilidad del átomo. En efecto, decían, los átomos resultan divisibles por su materia, pero indivisibles por su forma. Otros, en cambio, como Roger Bacon y Duns Escoto, alegaban que como la forma del átomo exige una materia dotada de cantidad, exige también lo im pli cado en la cant idad : la divisi bilidad. La historia del atomismo es sumamente compleja. Ateniéndose solamente a sus momentos principales, puede hablarse ya de una dirección atomista en la filosofía india, dirección asombrosamente parecida a la griega si no hubiera que tener presentes ciertos caracteres inherentes a la filosofía oriental (VÉASE). El atomismo de Kanada (véase VAISESIKA] y el del jainismo (VÉASE) son dos ejemplos de tal tendencia. Puede asimismo rastrearse en la filosofía griega un atomismo que no corres pon de al ti po de Demócrito, per o que no tiende menos que él a solucionar el gran problema eleático: las homeomerías de Anaximandro y toda doctrina que afirma la existencia de corpúsculos cualitativamente distintos pertenece a esta esfera. Hay así, por consiguiente, una historia del atomismo que difiere considerablemente en las diversas doctrinas —bien que puedan reducirse, en uno de sus extremos, a las concepciones cualitativas y cuantitativas de los átomos y tal vez a las concepciones mecanicista y monadológica—, que posee influencias todavía no bien precisadas y que, en todo caso, responde a su puestos muy parecidos y constituye una de las respuestas esenciales al probl ema del ser met afísico y, a través de éste, al problema del ser físico. Sin duda, a lo largo de la Antigüedad, de la Edad Media y de la Edad Moderna, el atomismo ha persistido, ya de un modo patente o bien, como ha ocurrido con más frecuencia, de una manera velada, en ocasiones inadvertidamente mezclado con concepciones opuestas. No ha sido infrecuente —y esto ha podido conducir en la época moderna a la opinión de la estricta separación entre el atomismo como solución metafísica y el atomismo como solución física— la adopción de un aristotelismo junto al de un subyacente atomismo en la explicación física. En todo caso, la física de Demócrito,
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sobre todo a través de Epicuro y Europa durante la segunda mitad del Lucrecio, ha estado continuamente siglo XVII y todo el siglo XVIII, y presente en toda la historia del pen- fueron objeto de muy variadas controsamiento occidental. No menos no- versias. Muchos nombres podrían citable es el atomismo árabe y judío, tarse de gassendistas y anti-gassendiscuyos orígenes históricos y sistemá- tas, maignanianos y anti-maignaniaticos permanecen aún en considerable nos. En general, puede decirse que penumbra: lo más conocido y mani- la lucha en torno al atomismo fue fiesto de él es el atomismo de los sostenida por un lado por gassendistas mutacilitas, en muchos puntos pare- y maignanianos, y por el otro cido al atomismo dinámico, pues sus (oponiéndose a él) por cartesianos átomos no poseen extensión y son, y jesuitas, si bien hay que observar en rigor, fuerzas o, cuando menos, que no todos los filósofos de la citada formas. La filosofía medieval no ha tendencia y no todos los pensadores rechazado siempre, como ya vimos, el de la mencionada Orden se opusieron atomismo; especialmente entre los al- al atomismo. Éste tuvo asimismo quimistas fue frecuente la doctrina influencia en España. Como indica corpuscular, pero ésta fue mantenida O. V. Quiroz-Martínez en su libro también por filósofos, tales como La introducción de la filosofí a moGuillermo de Conches, quien defen- derna en España ( 1949, especialmente dió un atomismo basado en una teo- Cap. VII) autores como Alexandro de ría de los elementa minima. En un Avendaño, pseudónimo de Juan de sentido parecido se movieron algu- Nájera (Diálogos philosophicos en nas de las doctrinas físicas de Ni colás defensa del atomismo y respuestas a de Autrecourt. Durante el Rena- las impugnaciones aristotélicas del cimiento, y coincidiendo a veces con R. P. M. Fr. Francisco Palanco, 1716; doctrinas organológicas, el atomismo Maignanus redivivus, sive de vera se perfiló y proliferó junto con el quidditate accidentium manentium in aparente desplazamiento del aristo- Eucharis ti a, iu xt a novoant iq uam telismo. Nos limitaremos aquí a los Maignani doctrinam, dissertatio Phymomentos más destacados. Ante todo, sico-Theologica in tres partes divisa, mencionaremos el atomismo monado- 1720; Desengaños Philosophicos, 1737 lógico de Nicolás de Cusa y el de [una retractación]), Diego Matheo de Giordano Bruno. También Descartes Zapata (Ocaso de las formas aristotésostiene en algunos puntos —princi- licas, que pretende ilustrar a la luz palmente en la te orí a de la lu z— de la razón, el Doctor D. Juan Martín una mecánica corpuscular, mas el de Lesaca, 1745) y Tomás Vicente primado de lo continuo ( VÉASE ) en Tosca (VÉASE) siguieron el atomismo el pensamiento de este filósofo hace de Maignan, en tanto que otros que las afirmaciones atomistas deban como Martín Martínez (Philo-sophia siempre ser acogidas con reservas. No sceptica extracto de la physica antigua, hay necesidad apenas de hablar del y moderna, recopilada en diálogos, atomismo manifestado en los Princi- entre un Aristotélico, Cartesiano, piorum philosophiae Cartesii (espe- Gassendista, y Sceptico, para cialmente Parte II, prop. V, sch. ), de instruccion de la curiosidad española, Spinoza, y menos todavía de la teoría 1730 ) se inclinaron al atomismo de monadológica de Leibniz. Menos co- Gassendi. Según Ramón Ceñal, S. J. nocidos son los intentos de una serie (Cuadernos Hispanoamericanos, 1952, de filósofos de la época: la atomística N° 35), hay un precursor de Tosca (y antiaristotélica de Sebastián Basso Berni): es Juan Bautista Corachán en (Philosophia naturalis adversus Aristo- sus Avis os de Parnaso (compuestos telem [1621]); el antiaristotelismo de en 1690) y en sus Rudimentos filosóClaude Guillermet de Bérigard ( VÉA - ficos, o idea de una filosofía muy SE ), quien aboga por un atomismo fácil de aprender (editados en 1747, cualitativo; la renovación epicúrea de con los Avisos, por Gregorio Mayáns). Jean Magnien o Magnenus (Demo- Esto no significa que los atomistas critus reviviscens, 1646), la de Maig- españoles hubieran sido solamente nan (VÉASE) y, finalmente, la culmi- los seguidores de los citados filósofos nación de la tendencia atomista en europeos. Menéndez y Pelayo (HePierre Gassendi. Todas estas doctri- terodoxos, Libro V, cap. 2) ha indinas, especialmente las de Gassendi y cado que hay un atomismo español Maignan ejercieron gran influencia en —que no tuvieron en cuenta suficien153
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temente ni Mabilleau ni Lasswitz— teoría que corresponde enteramente representado sobre todo, en el si- a la realidad; para otros, de una higlo XVI, por el médico valenciano pótesis de trabajo; para otros, finalPedro Dolese en su Summa philoso- mente, de algo que corresponde sólo phiae et medicinae. Según Menéndez a la realidad "exterior", en tanto que y Pelayo, a este atomismo se acogie- la interior o "verdadera realidad" ron "el Descartes español, Gómez sería, como dice Fechner, defensor Pereira, que difiere de Cardoso en de esta posición, de carácter no atósostener la corruptibilidad de los ele- mico. Huelga decir que las cuestiomentos, y el Divino Valles, seguido nes sobre la constitución atómica de por varios médicos y teólogos com- lo real fueron discutidas principalmen plutenses, como Torrejón y Barreda". te, cuando se adoptaron puntos de Al atomismo de Dolese se habría vista filosóficos, al hilo de los problevinculado el de Isaac Cardoso ( VÉA- mas suscitados por la naturaleza de SE), pudiendo, pues, decirse que hay lo continuo ( VÉASE). En la ciencia dos fuentes para el atomismo espa- parece haber triunfado definiti vamente ñol: una vernácula y otra extranjera, el atomismo cuando, después de la fuentes que posiblemente se mezcla- elaboración de las teorías químicas, ron en algunos autores. Sea como y sobre todo después de la crisis fuere, el atomismo fue durante toda de la física experimentada con la apaesta época una cuestión candente en rición de las leyes del electromagnemuchos países. Desde un punto de tismo y del desvío entre leyes electrovista menos polémico y más atento a magnéticas y principios puramente los resultados científicos se destacó mecánicos, comenzó a desarrollarse asimismo Robert Boyle, quien intentó la física del átomo propiamente disolucionar las mayores objeciones for- cha. Cierto que, aun en el instante muladas contra el atomismo antiguo en que las teorías "corpusculares" se —derivación, a partir de un universo introducían con gran vigor en la fíorgánico, de la ciega conjunción de sica, se negaba por algunos el atocorpúsculos y consiguiente pregunta mismo. El caso de Ostwald, que de por qué lo hecho por el hombre no todavía en 1895 publicaba su estudio resulta también de las fortuitas com- sobre La derrota del atomismo, es el binaciones de los átomos; negación de más claro y significativo, si bien no la imposibilidad de un átomo extenso hay que olvidar que para Ostwald y no infinitamente divisible, etc.— la energética no se opone a la ato por la afirmación de un providencia- mística (Cfr. Die Philosophie der Gelismo en las combinaciones atómicas genwart in Selbstdarstellungen, TV, y una indivisibilidad práctica unida a pág. 142); lo que Ost wal d combate una divisibilidad teórica. Es sabido es la exclusiva preponderancia del hasta qué punto la teoría del átomo- punto de vista emético-mecánico, infuerza de Boscovich ( VÉASE) ha in- fecundo, a su entender, para la elecfluido sobre algunas de las más sig- troquímica. Y, por lo demás, la física nificadas doctrinas de orientación cuántica, que habitualmente se supoatomista-monadológica, entre las cua- ne expresa la estructura "atomística" les la de Kant debe ser contada entre de la energía, confirma, según las principales. Si nos limitamos ahora Ostwald, la energética, porque supone al aspecto más propiamente científico que los últimos elementos son del desarrollo histórico del atomismo, grupos energéticos invariables, en tanveremos que en esta misma época to que la masa, el peso atómico, etc., comienza a imponerse la teoría de serían variables (ibíd., pág. 143). Sea una constitución atómica de lo real como fuese, el caso es que a partir físico por parte de ciertas direcciones aproximadamente de dicha fecha predominantes de la ciencia natural. hubo un cambio decisivo (y favoraLa teoría corpuscular de la luz, ble) en todo lo que concierne a la defendida por Newton y no física del átomo. Desde entonces el enteramente anulada a pesar del atomismo forma un capítulo esencial triunfo casi inmediato de la teoría de la historia de la física contemporáondulatoria de Huyghens, pertenece nea. La idea del átomo establecido a esta historia; lo mismo, naturalmente, por Lord Kelvin a fines del siglo XIX, la teoría de Dalton. El atomismo es, los sucesivos "modelos atómicos" en todo caso, acerbamente discutido: (principalmente los de Rutherford, pa ra al guno s se tr at a de un a 1911, y Bohr, 1913), el desarrollo 154
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acelerado de la física atómica a partir de estas fechas, con algunos de los acontecimientos físico-teóricos más resonantes de los últimos tiempos —el principio de indeterminación de Heisenberg, la mecánica ondulatoria de Schrödinger y de Broglie, la aplicación de la relatividad al átomo y las leyes de Dirac, la confirmación en 1948 de la mecánica de Dirac, tras algunos aparentes tropiezos experimentales, por el instrumental matemático de Julián Schwinger, y la nueva teoría del propio Schwinger sobre el "cimiento cósmico" de la materia y la energía— están, como es sabido, vinculados a los problemas de la constitución atómica de la realidad física. Desde entonces, además, giró el interés hacia la "física del núcleo", una física que se ha ido complicando progresivamentete, hasta el punto de que resulta difícil presentar un cuadro breve de su evolución en los últimos treinta años. Es posible, sin embargo, aclarar algo este complejo cuadro histórico adoptando una división en tres períodos de la teoría atómica contem poránea que es ya común entre los historiadores de la física. El primer período, que va de 1917 a 1932, es aquel en el cual se consideraba todavía posible obtener una imagen relativamente simple de la estructura del átomo. El segundo período, de 1932 a 1951, es aquel en el cual aumentaron las complejidades citadas a medida que se iban descubriendo nuevas partículas. El tercer período, de 1951 hasta la fecha, es aquel en el cual algunos físicos han estimado posible lograr una unificación, aun cuando no se vea aún claramente en qué puede consistir. Por ejemplo, todavía en 1932 se explicaba la estructura del átomo mediante dos partículas elementales —el electrón y el neutrón— junto a una partícula de energía —el fotón o unidad de luz, postulado por Einstein en 1905— y una de gravitación — el gravitón. Se describía el átomo como compuesto de protones (cargados positivamente) alrededor del cual giraban los electrones (de masa inferior a los protones y cargados negativamente). En 1932 Chadwick descubrió el neutrón, de aproximadamente la misma masa que el protón y de carga neutra. Así, el átomo se consideró compuesto de protones y neutrones, al-
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rededor de los cuales giraban los eléctrica negativa. El efecto de la coelectrones. También en 1932 C. A. lisión entre el antiprotón y el protón Anderson descubrió el positrón (pos- fue comprobado en el examen de tulado el mismo año por Dirac), placas fotográficas bombardeadas por partícula que ti ene la mis ma masa rayos cósmicos a 30 kilómetros de aldel electrón y carga positiva. El estu- tura, pero en 1955 se abrieron grandio de las partículas = emitidas por des perspectivas para el conocimiento núcleos radiactivos condujo a un de dicha nueva partícula al ser pro problema de sol uci ón difícil. Las ducida en el "Bevatrón" de la Univerleyes de la mecánica cuántica indi- sidad de California. Por fin, nuevas caban que el núcleo puede solamente partículas, tales como el antineutrón, tener ciertos estados de energía complicaron extraordinariamente el discretos, de suerte que al pasar de cuadro. Si se tiene en cuenta, además, un estado de energía al otro se emitía la doble estadística a que obedecen una partícula con la misma cantidad tales partículas (la estadística Bosede energía determinada por la dife- Einstein para el fotón, el gravitón y rencia entre tales estados. Como las los diferentes mesones Q, y la estadís partículas = mostraban diversas me- tica Fermi-Dirac para el resto de las didas de energía no discretas, se plan- partículas) se comprenderá que haya teó la necesidad o de introducir nue- habido en tiempos recientes intentos vas partículas o de modificar la me- de "reducción" de unas partículas a cánica cuántica. Siendo lo último in- combinaciones de otras: ejemplo de aceptable, E. Fermi y Wolfgang ello es la tesis de Fermi según la Pauli postularon en 1933 la existen- cual los mesones ? pueden ser concia de una partícula, llamada neutri- siderados como combinaciones de nuno, emitida por el núcleo, además de cleones (protones y antiprotones) y la partícula = . El neutrino (compro- antinucleones, o la tesis de Wentzel, bado experimentalmente en el Labo- según la cual los mesones Q pueden ratorio de Los Álamos en 1956 por ser considerados como combinaciones un grupo de físicos bajo la dirección de mesones >. Entre otros desde F. Reines y C. Cowan, Jr. ), no cubrimientos sobre la estructura del solamente restablecía el equilibrio núcleo merece ser mencionado el de perdido en las diferencias de energía, R. Hofstadter, H. R. Fechter y J. sino también otro equilibrio perdido A. McIntyre, en la Universidad de en el spin o movimiento de rotación Stanford (California) en 1953. Según de las partículas. Tenía una masa in- estos físicos, el núcleo del átomo no ferior a la del electrón. En 1935 contiene las partículas (protones y Hideki Yukawa postuló la existencia neutrones) uniformemente distribuide otra partícula, el mesón, para ex- das, sino en tal forma que el centro plicar lo que hemos llamado el "ci- del núcleo es muchísimo más denso miento" que une las partículas del que la periferia. El núcleo puede ser núcleo. Los mesones eran de tres comparado a una masa tanto más tipos según las partículas "cimenta- "algodonosa" cuanto más alejada está das". En 1934 se comprobaron en el del centro. laboratorio la presencia de mesones Resumiendo, he aquí los nombres de masa superior a la del electrón. de las principales partículas hoy día A su vez, se comprobó la existencia admitidas, la mayor parte de ellas de mesones en abundancia en las identificadas mediante huellas produradiaciones cósmicas en la parte su- cidas en emulsiones nucleares. 1. Fo perior de la atmósfera. Pero como tón. 2. Gravitón. 3. Nucleones (protales mesones eran sólo excepcional- tón, neutrón, antiprotón). 4. Leptomente absorbidos por núcleos de áto- nes (electrón, positrón, neutrino). mos, Yukawa sugirió que había dos 5. Mesones (ligeros: + positivo, + netipos de mesones: el mesón pesado gativo, + neutral, > positivo, > neganeutral (mesón Q) y el mesón ligero tivo; pesados: ? , @ , H, 5 . 6. Hypero(mesón > ). El proceso de desin- nes (partículas 3, Z positiva y > netegración del mesón neutral ? al dar gativa). origen a dos fotones, sugirió ya en La tabla anterior es muy provisio1931 (P. A. M. Dirac) la introduc- nal. En primer lugar, deben añadirción de una nueva partícula, un pro- se a las partículas descritas las antitón negativo o antiprotón, de la misma partículas a que nos hemos referido masa que el protón, pero de carga antes. En segundo lugar, mientras 155
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por un lado parece que se descubren incesantemente nuevas partículas, por el otro parece que algunos tipos de partículas pueden reducirse a otros (como ha ocurrido recientemente con ciertos tipos de mesones, incluyendo el más reciente en el momento de revisar este artículo [Setiembre, 1961]: el llamado "mesón ["). Los físicos prefieren por ello hablar de "familias de partículas elementales", y se refieren a unas 40 partículas distribuidas en 20 familias. En consecuencia, no se sabe todavía si el estudio de las partículas conducirá a una indefinida multiplicidad o a una creciente simplificación. En tercer lugar, se debate todavía mucho la naturaleza y aun la existencia de ciertas partículas. Ello ocurre especialmente con los llamados "gravitones". Muchos físicos se niegan a admitirlos, siquiera como postulados. Otros (como Burkhard Heim), los han incluido en sus ecuaciones. Además, se ignoran aun muchos rasgos que pueden resultar básicos de las partículas. Así, por ejemplo, no se sabe nada acerca de si la masa gravitatoria de las antipartículas es de signo positivo o de signo negativo. Finalmente, las que han solido llamarse "partículas elementales" —tales como protones y neutrones— empiezan a revelarse (con ayuda de los poderosos aceleradores actuales, como el de Stanford, con un poder de mil millones de voltios) como sistemas complejos, com puestos de núcleo y de dos "nubes" de mesones con carga positiva (en el protón) y con carga positiva el núcleo y una de las "nubes" y carga negativa la otra "nube" (en el neutrón). Si nos atenemos a los resultados de la física, podemos decir que el atomismo se ha impuesto definitivamente. Pero la cuestión es más com pleja cuando se plantea el problema de la interpretación de tales resultados o, mejor dicho, la interpretación de la teoría física. De hecho, como las fórmulas de la física actual no corresponden enteramente a representaciones intuitivas o a modelos mecánicos, toda conclusión filosófica respecto a la constitución atómica de lo real resulta precipitada. Por eso muchas discusiones acerca de la constitución "corpuscular" u "ondulatoria" de la materia, acerca de si lo que "realmente hay" son "partículas", "complexos de ondas", "cor-
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púsculos asociados con ondas-pilotos", "nubes de probabilidad", etc., suelen estar viciadas por cierta forzada interpretación pretendidamente, o solapadamente, "intuitiva" de las ecuaciones físico-matemáticas. De modo que la "equivalencia" de la mecánica corpuscular con la ondulatoria no dice todo lo que se ha querido derivar de ella en orden a una "representación" de los procesos físicos. Lo que, no obstante, puede ya enunciarse con relativa seguridad es que las afirmaciones atomistas no son enteramente incompatibles con las tesis acerca del carácter "estructural" de la realidad atómica, con las posiciones que defienden el predominio de los "cam pos", de los "estados finales ", etc. , etc. Con lo cual puede decirse que el atomismo actual no tiene por lo menos la misma significación que el antiguo. Éste implica un discontinuismo por así decirlo arbitrario; aquél no rechaza totalmente lo continuo. El atomismo antiguo distingue los átomos por caracteres externos, tales como la posición o la figura; el atomismo de la física moderna y sobre todo de la actual reconoce que la "posición" del átomo en cada tipo de realidad puede hacer cambiar radicalmente el "comportamiento" de las partículas. Finalmente, como ha hecho observar Cassirer (Zur Relativitätstheorie. Erkenntnistheoretische Bet rachtung en, 1921, capítulo I), el átomo de la física moderna y contemporánea (aun no pudiendo reducirse fácilmente a una idea unitari a las distintas imágenes proporcionadas por la química, por la teoría cinética de los gases, por la doctrina de la radiación discontinua de la luz y del calor, etc.) se distingue del de la filosofía natural antigua por un carácter preciso: éste era —como ya señaló Nicolás de Cusa— un mínimo absoluto de ser; aquél es más bien un mínimo relativo de medida. Si alguna semejanza existe, por consiguiente, entre los dos atomismos, ella de be bus car se más bie n en el "modo de conocimiento". En este sentido puede declarar se que ni e l atomismo antiguo es tan poco experimental o, mejor dicho, empírico como se su pone, ni el moderno y contemporáneo es tan poco especulativo como se pretende. Aquél se basa, si no en experimentaciones sensu stricto, por lo menos en ciertas experiencias, bien
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que de carácter "ingenuo"; éste res- ción del lenguaje como compuesto ponde inevitablemente a ciertos su- de elementos verbales autónomos; en puestos de la mente y no puede elu- la didáctica, por el aprendizaje dir totalmente los problemas de ín- analítico opuesto a la noción actual dole "especulativa". De todos mo- de globalización; en la propia grafodos, cierta distinción entre las for- logía, por la clásica interpretación mas del atomismo resulta ilumi- asociacionista-atomista, basada en fornadora si quieren evitarse precipi- mas de letras, formas de partes de tadas identificaciones. Gaston Bache- letras, etc., que, según algunos (como lard ha establecido una de estas Ludwig Klages), debe ser sustituida distinciones en la cual el carácter por un análisis total-estructural que histórico coincide con el sistemático. permite inclusive interpretar de Habría, así, según dicho autor, un diversas maneras las mismas propieatomismo o grupo de teorías atomistas dades de los signos. El atomismo es, próximo al "realismo", un atomismo por consigui ente, un supuest o ge positivista y un atomismo criti-cista. neral no advertido por el hombre El primero sería un atomismo ingenuo moderno. A este punto de vista se y de índole substancialista. El agregan en la actualidad las concepsegundo podría en ocasiones llegar a ciones estructurales y totalistas, que una conciliación con el "realismo", pero pasan asimismo a fundamentar una sus supuestos últimos serían casi parte de las investigaciones contemsiempre de naturaleza idealista. El poráneas en todas las ramas de la tercero, en cambio, sería el atomismo filosofía y de la ciencia. Sin embar propio de las últimas teorías científi- go, la aceptación de las ideas de tocas. Dentro de él surge, como especie talidad, estructura y otras similares no suya a veces y a veces como una forma significa que las concepciones atomistas distinta de atomismo, el atomismo —inclusive en el sentido general del axiomático, que no se refiere sola- término 'atomismo' a que nos referimos mente a los hechos, sino a las pro- aquí— hayan de descartarse por posiciones que lo expresan (Les entero. Es muy posible que el intuitions atomistiques. Essai de clas- "método atomista" y el "método estructural" sean complementarios más sification, 1933, págs. 13-4). En sentido traslaticio, puede darse bien que contrapuestos y que cada el nombre de atomista a todo un uno de ellos funcione como un "len período que comprende las concep- guaje" apropiado para describir ciertas ciones científicas y filosóficas desde estructuras de lo real. Historia del atomismo: K. Lassel Renacimiento hasta el siglo XIX. witz, Geschichte der Atomistik, 1890, Junto con el atomismo predominan 2 vols. — L. Mabilleau, Histoire de la en la filosofía moderna las nociones philosophi e atomistique, 1895. — O. de racionalismo y mecanicismo. Estos A. Ghirardi, La individualidad del tres supuestos constituyen en cierto corpúsculo, 1950. — A. G. van Melmodo el horizonte de la ciencia mo- sen, Het wijsgerig vorleden der atoomderna. En la física se manifiesta el theoríe, 1941 ( El pasado filosófico de atomismo por la teoría atómica pro- la teoría atómica); trad. ing.: From piamente dicha; en la biología (o Atomos to Atom. The History of the Atom, (trad. esp.: Ayer y cuando menos en la genética) por la Concept hoy del átomo, 1957). — P. Rousseau, teoría mendeliana según la cual cada Historia del átomo (trad. esp., 1952). gene representa un rasgo hereditario, — Atomismo antiguo: J. Masson, The de modo que los rasgos se transmi- Atomic Theory of Lucretius contrasted ten como "unidades separadas" sin with Modem Doctrines of Atoms and quedar "mezclados" en el descen- Evolution, 1884. — V. Fazio-Almayer, diente; en la psicología, por la des- Studi sull'atomismo greco, 1911. — C. Bailey, The Greek Atomists and composición de la vida anímica en Epicurus, (véase también bielementos últimos cuya reconstruc- bliografía 1928 en DEMÓCRITO, EPICURO, ción permite comprender los procesos EPICUREÍSMO). — Per. Collinder, "On psí qui cos de acuerdo con las le yes the Historical Origins of Atomism", de asociación; en la metafísica, por Meddelande fran Lunds Astronomisel predominio de las "naturalezas ka Observatorium, serie II, N° 91 simples" en sentido cartesiano; en (1938) — Collinder indica como proque los primeros atomistas las teorías sociales y políticas, por bable griegos hubiesen elaborado sus cosla constancia del individualismo; mogonías bajo la influencia de las en la filología, por la considera156
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más antiguas concepciones de la ciertas meditaciones sobre la matemá- que "x existe", puede todavía analicreación, de origen fenicio—. V. E. tica y del intento de embeber el len- zarse lógicamente en elementos más Alfieri, Atomos idea. L'origine del guaje matemático en el lenguaje ló- simples ). Hay hechos que pueden llaconcetto dell'atomo nel pensiero gre- gico. Ello correspondía a su idea de marse propiamente particulares, tales co, 1953. — Atomismo árabe: S. Pi- que lo importante en el pensamiento como los simbolizados en "Esto es nes, Beiträge zur islamischen Ato- filosófico es la lógica en la cual se blanco" y hechos que pueden ser llamenlehre, 1936. — Atomismo hindú: funda. La filosofía de Hegel y de sus mados generales, como los simbolizaA. B. Keith, Indian Logic and Atomism. An Exposition of Nyaya and seguidores tiene como base una lógi- dos en "Todos los hombres son morVaicesika Systems, 1921. — Atomismo ca monística, dentro de cuyo marco tales". en el siglo XVIII: J. Fejér, Theo-riae "la aparente multiplicidad del mundo El lenguaje propuesto por el atocorpusculares typicae in Univer- consiste meramente en fases y divisio- mismo lógico es en intención un "len sitatibus Societatis Jesu saec. XVIII nes irreales de una sola Realidad in- guaje perfecto", es decir, uno que et Monadologia Kantiana, 1951. — divisible" (Logic and Knowledge [Cfr. muestra de inmediato la estructura Atomismo moderno (además de las infra], pág. 178). En el atomismo lógi- lógica de lo que es afirmado o negaobras generales supra ) : A. Wurtz, The Atomic Theory, 1880. — F. H. co, en cambio, el mundo aparece co- do. El atomismo lógico es equivalente, Loring, Atomic Theories, 1921 — mo una multiplicidad infinita de ele- pues, a un isomorfismo (VÉASE) Para el atomismo contemporáneo, mentos separados. Estos elementos lógico. Aunque el atomismo lógico es, además de las obras citadas en el son los átomos, pero se trata de áto- pues, una metafísica —y, como ha texto y las mencionadas en FÍSICA, mos lógicos y no de átomos físicos. señalado J. O. Urmson, una metafívéase a modo de ejemplos: N. Bohr, Los átomos lógicos son lo que queda sica muy semejante a la de Leibniz, Abhandlungen über Atombau, 1921. como último residuo del análisis ló- donde las mónadas corresponderían a — M. Born, Vorlesungen über Atom- gico. los hechos básicos, y lo mismo que mechanik, I, 1925. — H. ReichenLa lógica del atomismo lógico es bach, Atom una Kosmos, 1930 (trad. esencialmente la desarrollada en los las mónadas carecen de ventanas, los hechos atómicos existirían aisladamente esp.: Atomo y Cosmos, 1931). — W. Principia Mathematica. En ella teneunos respecto a otros—, se trata de una Heisenberg, Philosophie Problems of mos un esqueleto lingüístico capaz de metafísica en la que, como señala Nuclear Science, 1952 (contiene, además, otras cuestiones sobre filosofía alojar todos los enunciados y combi- Russell (op. cit., págs. 270 -1), se de la física). — William Law Whyte, naciones de enunciados sobre lo que cumplen dos finalidades. Una, la de Essay on Atomism. From Democritus to haya. Cada enunciado, simbolizado llegar teóricamente a las entidades 1960, 1962. — Yang Chen-ning, mediante una letra proposicional, des- simples de que está compuesto el Elementary Particles: A Short History cribe un hecho, esto es, un hecho ató- mundo. Otra, la de seguir la máxima of Some Discovertes in Atomic Phy- mico. Del mismo modo que los enun sics. — Véase también bibliografía de ciados se combinan por medio de co- de Occam (o atribuida a Occam) de no multiplicar los entes más de lo neINCERTIDUMBRE ( RELACIONES DE ). — Varios autores, L' homme devant la nectivas (véase CONECTIVA), los he- cesario. Las entidades simples en science, 1953 (especialmente la cola- chos atómicos se combinan formando cuestión no son propiamente hechos, boración de E. Schrödinger). — Jo- hechos moleculares. Las combinacio- pues los hechos son "aquellas cosas seph Mudry, Philosophy of Atomic nes de enunciados pueden dar origen que son afirmadas o negadas mediante Physics, 1958. — El número de obras a tautologías, a contradicciones o a proposiciones, y no son propiamente con exposiciones de la física atómica enunciados indeterminados. El len- de ningún modo entidades en el contemporánea es muy numeroso; bi- guaje en cuestión se halla basado, mismo sentido en que lo son sus ele bliografías se encuentran en obras es- pues, en la noción de función de ver- mentos constituyentes". Pues los he pecializadas o en libros de vulgariza- dad ( VÉASE ). chos no pueden nombrarse; sólo pueción. — La obra de Fechner a que se Mediante esta lógica puede descriden negarse, afirmarse o considerarse, alude en el texto es: Ueber die physikalische und philosophische Atomleh- birse el mundo en cuanto compuesto si bien "en otro sentido es cierto que re, 1855. — Cfr. también A. Hanne- de hechos atómicos. La naturaleza de no se puede conocer el mundo a mequin, Essai sur l'hypothèse des atomes estos hechos atómicos fue debatida nos que se conozcan los hechos que dans la science contemporaine, 1895. con gran detalle por el propio Russell. constituyen las verdades del mundo; ATOMISMO LÓGICO. La filosofía Lo común a todo hecho atómico es pero el conocimient o de los hechos del atomismo lógico fue elaborada y el no ser ya analizable. Pero no to- es algo distinto del conocimiento de expuesta por Bertrand Russell en una dos los hechos atómicos son iguales. los elementos simples". serie de conferencias de 1918. Mu- Algunos se basan en entidades partiBertrand Russell, "The Philosophy chas de las ideas de Russell al res- culares simbolizables mediante nom- of Logical Atomism", The Monist pecto fueron resultado de sus discu- bres propios; otros, en hechos consis- XXVIII (1918), 495-527 y XXIX siones con Ludwig Wittgenstein du- tentes en la posesión de una cualidad (1919), 32-63; 190-222; 345-80 (8 dadas en Londres a corante los años 1912-14, cuando éste por una entidad particular; otros, en conferencias mienzos de 1918); reimp. en Logic rumiaba algunas de las tesis que iban relaciones entre hechos (las cuales and Knowledge. Essays 1901-1950, a aparecer en el Tractatus logico-phi- pueden ser diádicas, triádicas, etc.). 1956, ed. Robert Charles Marsh, págs. losophicus y que pueden considerarse Los hechos atómicos no son, pues, ne- 177-281 (trad. esp.: Lógica y conocicomo contribuciones decisivas a la cesariamente cosas particulares exis- miento, 1961). — Íd., íd., "Logical tentes, pues éstas no hacen un enun- Atomism", en Contemporary British tendencia aquí reseñada. Russell declaró que la filosofía del ciado verdadero o falso (supuesto Philosophy, I, 1935, ed. J. H. Muirhead [véase cita de este texto en atomismo lógico era consecuencia de 157
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(BERTRAND)]; reimp. en Logic and Knowledge, págs. 323-43. — Ludwig Wittgenstein, Tractatus, especialmente 1; 1.1; 1.11; 1.2; 2; 2.01; 2.011; 2.012; 2.0124; 2.013; 2.021; 2.0231; 2.032; 2.0272. — La referencia a Urmson procede de su li bro Philosophical Analysis. Its Development Between the Two World Wars, 1956, pág. 16. ATRIBUTO es en lógica algo que se afirma o niega del sujeto. El atri buto se confunde, pues, a veces con el predicado y es el efecto de atri buir, $),5!2&"-# , algo al Sujeto, de darle una atribución, predicamento o categoría. El término 'atributo' se emplea a veces también en sentido metafísico para distinguirlo del predicado lógico; en este caso, el atri buto es un car ácter o cua li da d de la substancia. Según Aristóteles, hay ciertos accidentes que, sin pertenecer a la esencia de un sujeto, están fundados en tal esencia; así, el hecho de que un triángulo tenga sus tres ángulos iguales a dos ángulos rectos (Met., ; 30. 1025 a 30). Este tipo de "accidente esencial" puede llamarse "atributo". Se trata de "predicados por sí mismos", como dice Aristóteles en otro lugar (An. post., I. 22, 83 b 19). Un mismo predicado puede ser esencial o en sí mismo en unos casos y accidental en otros, como ocurre con el predicado "color", el cual pertenece al blanco por sí mismo, pero sólo accidentalmente a Sócrates (Filopón, 252.10, cit. por J. Tricot, en trad. de Organon, IV, 1947, pág. 113, nota 6). Entre los escolásicos el término 'atributo', attributum, se usaba primariamente para referirse a Jos atri butos de Dios, reservándose los otros términos ( predicado, predicamento, etc.) para los conceptos de orden lógico u ontológico. Sin embargo, el atributo comenzaba por ser definido, en general, dentro del orden metafísico, como la propiedad necesaria a la esencia de la cosa y, por consiguiente, parecía establecerse una equiparación entre la esencia y los atributos. En verdad, lo que ocurría es que en las cosas creadas había, efectivamente, distinción real entre esencia y atributos. Pero en la realidad divina no había tal distinción real entre atributos y esencia, ni tam poco entre los atributos dentro de sí mismos. La distinción ( VÉASE ) era RUSSELL
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una distinctio rationis, y aun, como AUROBINDO (GNOSH SRI) Santo Tomás señala, una distinctio (1872-1926) recibió su educación en rationis ratiotinatae. Para Duns Es- Inglaterra —en Londres y en Camcoto, en cambio, la distinción no se bridge (King's College)— y, después produce por el modo antes dicho, de participar en las luchas políticas sino que es una distinción actual for- como uno de los adalides del ala namal procedente de la naturaleza de la cionalista radical del Congress Party cosa; por lo tanto es una distinción indio, se trasladó a Pondichéry, dontriple referida, primero, a las nocio- de se consagró a la vida espiritual, nes pertenecientes a la cosa; segundo, a la cosa misma independiente- formando numerosos discípulos y semente del pensamiento de un sujeto; guidores. Aurobindo desarrolló una doctrina tercero, a la independencia de las metafísico-teológica a la vez emanaformalidades entre sí. tista y evolucionista, incorporando a Otro fue el uso inaugurado por ella elementos procedentes de las Descartes y continuado por Spinoza. VÉASE Upanisad ( ), de la escuela YoDescartes señala (Princ. phil, I, 56) que el atributo es algo inamovible e ga ( VÉASE) y de la tradición idealista inseparable de la esencia de su sujeto, de Occidente. Ante todo subrayó la oponiéndose entonces el atributo al unidad de Brahma, el cual concibió modo ( VÉASE). El atributo, escribe como un Absoluto reclamado por la Spinoza, es "lo que el intelecto razón si ésta quiere salir de sí conoce de la substancia como cons- misma y de su propia insuficiencia. tituyendo su esencia" (Eth., I, def. Brahma es la unidad que se derrama IV ). En cambio, el modo es el ca- evolutivamente en la multiplicidad y rácter accidental y constituye las di- que tiene las tres propiedades del Ser, ferentes formas en que se manifiestan de la Fuerza-Conciencia y de la Bealas cosas extensas y pensantes como titud. La realidad es producto de la individualidades que deben su ser a la extensión y al pensamiento, es de- emanación y diferenciación de lo Abcir, a los atributos de la substancia soluto; de éste surge, como de una (ibid. def. V). Extensión y pen- fuente inagotable, el mundo todo, que samiento son, pues, atributos o ca- se despliega en una serie de formas racteres esenciales de la realidad. hasta llegar a la materia. A la vez la Para Spinoza, la substancia infinita materia contiene en potencia las forcomprende un número infinito de mas superiores, hacia las cuales va atributos, de los cuales el intelecto evolucionando. El hombre representa conoce solamente los citados. Los el momento principal del proceso de modos son, en cambio, las limitacio- reabsorción del mundo en "la Vida nes de los atributos, las afecciones Divina", pero con el fin de que se de la substancia. lleve a cabo plenamente tal reabsorPara el concepto de atributo en la ción es menester que el hombre sufilosofía judía medieval: D. Kauf- pere su deseo de lo múltiple y parmann, Geschichte der Attributenlehre in der jüdischen Religionsphilosophie ticular. El instrumento capital de esta des Mittelalters von Saadja bis Mai- superación es la práctica del Yoga inmuni, 1877. — Para el concepto de tegral (Hatha Yoga), serie de ejerciatributo en Spinoza: E. Bêcher, cios espirituales que llevan al hombre Der Begri ff des Attributes bei Spi- a la pura vida contemplativa y a su noza in seiner Entwicklung und seinen Beziehungen zu den Begriffen inmersión en la Vida Divina. El prider Substanz und des Modus, 1905 mer estadio en este proceso de divi[Abhandlungen zur Philosophie und nización es la formación de un hombre ihrer Geschichte, XIX]. — David superior, de un nuevo "primer Neumark, Geschichte der jüdischen hombre", germen de la transforma Phi losophie des Mit telalters nach ción y divinización del mundo. Problemen dargestellt. Bd. II. (AttriObras principales: Basis of Yoga, butenlehre), 1910. Se refiere a la 1936. — The Life Divine. The Philoteoría de los atributos no sólo en los sophy of Sri Aurobindo, 3 vols., 1942. filósofos judíos medievales, sino tam bién en Grecia, especialmente Platón, — The Human Cycle, 1949. — Lights así como en la Biblia con relación a on Life-Problems, 1950. — On Yoga. I: The Synthesis of Yoga, 1950. — "los nombres de Dios", etc. AURIOL (PEDRO). Véase PEDRO The Foundation of Indian Culture, 1954. _ Biografía: A. B. Purani, Life AURIOL. of S. A. (1872-1962), 2a ed., 1960. — Véase S. K. Maitra, An Introduction to 158
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the Philosophy of S. A., 1942. — Íd., je constativo", y la elaboración de métodos usados para producir la auíd., The Meeting of East and West in esta distinción hasta llegar a la for- tarquía eran también diferentes en S. Aurobindo's Philosophy, 1956.—N. mulación de una teoría de las que cada escuela. Así, los cínicos se vaK. Gupta, The Yoga of S. A., 2 vols., llamó "fuerzas elocucionarias" de cier- lían sobre todo del desprecio a las 1948-50. — S. Bahrati, The Integral tas expresiones. Nos hemos extendido convenciones; los epicúreos, del reYogi of S. A., 1949. — H. Chaudhuri, sobre estos puntos en el artículo Eje- traimiento en el círculo de los verThe Philosophy of Integralism, or the Metaphysical Synthesis inherent in the cutivo (VÉASE), que puede conside- daderos amigos y la satisfacción de Teaching of S. A., 1954. — A. C. Das, rarse un complemento del presente. las necesidades corporales indispenTrabajos: "Are There A Priori Con- sables; los estoicos, de la resistencia S. A. and some Modem Problems, 1958. — H. Chaudhuri y F. Spiegel- cepts?" Proceedings of the Aristotelian y endurecimiento frente a las adver berg, eds., The Integral Philosophy of Society. Sup. Vol. XVIII (1939), sidades. Análoga variedad existía resS. A., 1960 (con colaboraciones de 83-105. — "Other Minds", Ibíd., XX pecto a lo que se suponía que cauCh. A. Moore, P. A. Sorokin, N. Smart (1946), 148-87. — "Truth", Ibíd., saba y no causaba desasosiego y reset al). — V. P. Varma, The Poli- XXIV (1950), 111-28. — "How To pecto a lo que el sabio necesita ba Talk", Proceedings of the Aristotelian en el ejercicio de su virtud. Así, tical Philosophy of S. A., 1961. AUSENCIA. Véase NEGAC IÓN, PRI- Society. % . S. LIII (1952-53), 227- mientras algunos filósofos acentuaban 46. — Ifs and Cans, 1956 [British VACIÓN. Academy Annual Philosophical Lec- de un modo radical el ideal de la AUSTIN (J[OHN] L[ANGSHAW]) ture], — "A Plea for Excuses", Proc, autosuficiencia, otros manifestaban (1911-1960), profesor de Filosofía of the Arist. Soc. N. S. LVII ( 1956- que algunas otras condiciones eran Moral en la Universidad de Oxford, 57). — "Pretending", Proc, of the necesarias para lograr la eudemonía. fue uno de los más influyentes repre- Arist. Soc. Sup. Vol. XXXII (1958), Entre estos últimos podemos menciosentantes del "análisis del lenguaje 261-78. — Colección de trabajos en el nar a Panecio, el cual indicaba que corriente" practicado en Oxford ( VÉA- volumen Philosophical Papers, 1961, sin salud y aun sin la posesión de SE ) bajo la inspiración en gran parte ed. J. O. Urmson y G. J. Warnock, — unas ciertas riquezas no puede exisdel último Wittgenstein. A diferencia Sensé and Sensibiha, 1962 [recons- tir la felicidad y, por consiguiente, por G. J. Warnock a base de de Wittgenstein, sin embargo, Austin trucción notas manuscritas]. How to Do implicaba que la pura y simple autoconsideró que el examen detallado del Things with Words, — 1962, ed. J. O. suficiencia podía engendrar la inquieuso ( VÉASE) de ciertas expresiones Urmson [The. W. James Lectures. tud que el filósofo se proponía elinos proporciona luz sobre diversos Harvard University, 1955]. minar. modos como son las cosas o las situaA. Ambrose, M. Black et al., artícuAUTENTICIDAD, AUTÉNTICO. ciones a que tales expresiones se re- los en Philosophy, XXXVIII (1963), Se dice de algo que es auténtico cuanfieren. Los enunciados pueden, y de- 201-63. — Mats Furberg, Locutionary do se establece sin lugar a dudas su ben, clasificarse en "modos de decir" and Illocutionary Acts: A Main Theme identidad, es decir, cuando se estay los varios modos de decir indican in }. L. Austin's Philosophy, 1963. blece de modo definitivo que es cierta AUTARQUÍA. Una de las condialgo sobre la variedad de cosas y fey positivamente lo que se supone ser. nómenos de que dicen algo. El len- ciones para conseguir el estado de guaje corriente ha ido fijando, en el eudemonía (VÉASE) —felicidad, tran- Se habla entonces de "un cuadro aucurso del tiempo, ciertos matices que quilidad o paz del espíritu— era, se- téntico de Rubens", de un "diamante corresponden a otros tantos fenóme- gún algunas escuelas socráticas y he- auténtico", etc. En filosofía, los térnos, y el análisis de tales matices es lenísticas, la liberación de toda in- minos 'autenticidad' y 'auténtico' son necesario para comprender la diver- quietud. Como se suponía que ésta aplicados por algunos pensadores essidad de los fenómenos. Austin dis- era producida por el deseo de las co- pecialmente, no exclusivamente, a la tinguió, además, entre modos de decir sas externas que no pueden alcanzarse existencia humana, y a otras realidatales como "describir algo como algo", sin esfuerzo y sinsabor, se recomen- des solamente en cuanto son función "llamar algo a algo", "indicar que daba, en la medida de lo posible, el de tal existencia. Se dice entonces que algo es algo". Particular atención desasimiento de los bienes extemos un determinado ser humano es autén prestó a lo que llamó "enunciados y el atenerse únicamente a lo que tico cuando es, o llega a ser, lo que ejecutivos" (performative utterances) y estuviera en manos del sujeto. De verdadera y radicalmente es, cuando a sus variedades. Tales enunciados lo este modo se conseguía el gobierno no está enajenado. Sin embargo, en son de acciones más bien que ser de sí mismo o autosuficiencia que ciertas ocasiones puede considerarse enunciados acerca de acciones. Ejem- recibieron el nombre de autarquía. que la enajenación (v.) es uno de los plos de los mismos son "Prometo". La autarquía fue, pues, identificada rasgos esenciales de la existencia huEs un error considerar que el lenguaje con la felicidad y con la virtud. mana, de modo que en tal caso el El ideal autárquico se hallaba ya estar enajenado, y aun de modo más —cuando menos el lenguaje cognoscitivo— es solamente descriptivo. implicado en muchas de las recomen- radical el no ser sí mismo, es uno de En ciertas formas de lenguaje cog- daciones de Sócrates. Fue propugna- los caracteres del auténtico ser. noscitivo hay afirmaciones de creen- do y elaborado sobre todo por los Ortega y Gasset ha hablado con cia más bien que afirmaciones de co- cínicos, los epicúreos y los estoicos, frecuencia de autenticidad e inauten pero con distintos grados y propósi- ticidad en el hombre como caracteres nocimiento. Entre las más conocidas contribu- tos. Hemos descrito estos últimos en ontológicos de la realidad humana. ciones de Austin figura su distinción los artículos consagrados a las men- En 1916 (Obras, II, 84-85) describía entre "lenguaje ejecutivo" y "lengua- cionadas escuelas. En cuanto a los un "yo auténtico" como la "base in159
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sobomable" de una vida humana; el sein existe, por tanto, o auténtica o impulsión determinada responde un "yo auténtico" es, en rigor el "yo inauténticamente, bien que para los número determinado de movimientos. insobornable", esto es, el yo que, en efectos de su descripción y análisis Según Descartes, los animales son el fondo y radicalmente, no puede de- pueda ser concebido como si estuviera autómatas, es decir, reaccionan de jar de ser lo que es. Pero justamente en un "modo indiferenciado" (op. una forma mecánica a las excitaciones externas, a diferencia del hom porque el hombre puede ser auténti- cit., $ 12). Muchos otros filósofos contemporá- bre, que posee alma y voluntad (véase co, puede ser también inauténtico; en otras palabras, la inautenticidad es neos (por ejemplo, Jaspers y, en ge- ALMA DE LOS BRUTOS). El autouno de los caracteres fundamentales neral, muchos de los llamados "exis- matismo constituye un problema de de la realidad humana, junto a la au- tencialistas" ) han hecho uso de los la psicología dentro del cual se contenticidad —y hasta puede decirse, términos 'autenticidad' y 'auténtico' o sideran los llamados movimientos rereiterando de otro modo lo que indi- de variantes suyas. En algunos casos, flejos. El automatismo de los actos camos antes— que la inautenticidad estos usos derivan de alguno de los psicológicos no es idéntico en todos es una de las formas —bien que de- autores antes mencionados. En otros sus grados; por el contrario, ofrece fectiva— de ser "sí mismo". En efec- casos deben cuando menos algo a gran número de variantes y suele to, las cosas no pueden dejar de ser ciertas tradiciones de pensamiento, abandonar su carácter aparentemente sí mismas, de ser lo que son. En cam- por lo demás muy diversas entre sí, mecánico a medida que va penetrando bio, el hombre puede dejar de ser lo cual ocurre, por ejemplo, con la idea en la esfera de la conciencia. La pascaliana de "distracción" (que ex- intervención de la voluntad puede que es. Cuando el hombre llega a ser lo presa la realidad humana en su inau- desviar el automatismo de los actos que es, entonces su vida es propia. El tenticidad) con la idea hegeliana (y o puede ser también una de las causas de un número hombre cumple entonces con su voca- también marxista) de la enajenación productoras ción radical y con su "destino". Orte- (que expresa una fase en cierto pro- determinado de movimientos automága y Gasset equipara a veces 'autenti- ceso "dialéctico" de la realidad hu- ticos. Por la gradación del automacidad' con 'realidad' (Obras, VI, 400); mana). No siempre, sin embargo, se tismo se tiende a considerar como en tal caso, el ser auténtico equivale ha intentado precisar el significado de mecánicos a los movimientos inferioal ser más real — pues el sentido de 'autenticidad' y 'auténtico' desde el res más alejados de la conciencia, 'es real' es entonces distinto del que punto de vista de una ontología sufi- y como propiamente automáticos a tiene este predicado cuando se aplica cientemente desarrollada y, junto a aquellos que tienen su desenvolviello, de una ontología en la cual des- miento ya dentro de la conciena una realidad no humana. Heidegger ha hablado de autenti- empeñen asimismo una función im- cia, aun cuando casi siempre en su cidad ( Eigentlichkeit ) e inautentici- portante términos tales como los de umbral. Nos hemos referido principalmente dad (Üneigentlichkeit) como modos 'identidad', 'mismidad', 'ipseidad', etc. Nos hemos referido con más detalle a al sentido psicológico de 'automátide ser básicos del Das ein ( VÉASE). este punto en el libro El ser y la muerte co' y 'automatismo', pero al comienzo (Se han empleado también a este (1962), especialmente §§ 23 y 24, hemos tocado ya brevemente el proefecto los términos 'propiedad' e 'imdonde, por un lado, la autenticidad blema de una definición más amplia propiedad', asimismo perfectamente (allí llamada "propiedad" o, mejor, de estos términos. Los desarrollos aceptables; sin embargo, nos hemos "apropiación") es vista como un "irse científicos y técnicos de los últimos decidido aquí en favor de los vocablos haciendo" (a sí mismo), pero donde, años confirman la necesidad de explo'autenticidad' —y 'auténtico'— e 'in por otro lado, es considerada como rar semejante ampliación. Se habla autenticidad' —e 'inauténtico'— sim plemente por haber reservado los tér- modo de ser (ontológico) de un cuer- mucho, en efecto, en la ciencia y en minos 'propiedad' y 'propio' para po, el cual puede ser también como la técnica, no sólo de automatismo, sino también de automación o autoreferirnos a uno de los Predicables ipseidad, identidad, etc. AUTOGNOSIS. Véase DILTHEY matización (automation). El automa(véase PREDICABLES; PROPIEDAD, PROtismo es la característica de las máPIO )]. El Dasein puede, en efecto, ( WILHELM ). "elegirse a sí mismo", es decir, "gaAUTOMATISMO. Se llaman auto- quinas capaces de llevar a cabo una narse", en cuyo caso se apropia a sí máticos los movimientos que tienen serie de operaciones sin más intermismo y se hace "auténtico". Puede lugar en un objeto sin aparente im- vención humana que la de la constambién "no elegirse a sí mismo", es pulsión externa y, por consiguiente, trucción de la máquina y su puesta decir, "perderse", en cuyo caso deja los movimientos que parecen tener en funcionamiento. La automación o de apropiarse a sí mismo y se hace su origen en el interior propio del automatización es la característica de "inauténtico" — no llega a ser lo que objeto considerado. Por extensión se las máquinas capaces de conducirse es. Heidegger advierte al respecto califican de automáticos aquellos mo- a sí mismas según ciertas normas daque la inautenticidad [impropiedad] vimientos que se repiten en formas das más variadas y flexibles que las no es un modo de "ser menos" o un limitadas y determinadas aun cuando que corresponden al mero automagrado de "ser inferior" con respecto a haya un acto de excitación o impul- tismo. Así, una máquina automática la autenticidad [propiedad] ( Sein und sión externa; así se habla de los puede fabricar planchas de metal eje Zeit, 5 9). Al Dasein le es inherente movimientos automáticos psicológicos cutando todas las operaciones que el ser "suyo" —a cada Dasein, pues, ajenos a la voluntad o de los movi- llevan a este fin, de modo que no el ser "mío" — como condición de mientos automáticos de un mecanis- haya intervención humana desde el autenticidad e inautenticidad. El Da- mo regulado de tal forma que a cada momento en que recibe el material 160
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y la entrega del producto terminado. constituye, según Kant, la autonomía el formalismo de todo imperativo vaUna máquina automatizada, en cam- de la voluntad (véase BUENA VOLUN- cío por medio de la fundamentación bio, puede no solamente fabricar au- T AD ), por la cual se hace posible del conocimiento moral en instancias tomáticamente tales planchas, sino el imperativo ( VÉASE) categórico. En superiores a la propia persona o en también regular por sí misma el espe- su Fundamentación de la metafísica personas a quienes se juzgue dignas sor y otras características de ellas, de las costumbres, por ejemplo, indica de alcanzar un mayor conocimiento modificando sus operaciones de acuer- Kant que la autonomía de la voluntad moral. do con los resultados previstos (es es la propiedad mediante la cual la AUTRECOURT (NICOLÁS DE). decir, de los modelos propuestos). voluntad constituye una ley por sí Véase NI CO LÁ S DE AUT REC OUR T. La máquina automatizada comprueba, misma (independientemente de cual- AVEMPACE (Abu Bakr Muham-mad pues, por sí misma las condiciones de quier propiedad de los objetos del bn Ya hya bn al -S a 'i g Ibn Bayya) , su trabajo. De este modo, la auto- querer). El principio de autonomía nació en Zaragoza a fines del siglo matización en la esfera técnica pone reza, pues: "Elegir siempre de tal XI, vivió un tiempo en Sevilla, luego en juego los resultados de la ciber- modo, que la misma volición abarque en Granada y, finalmente, en Fez nética a que nos hemos referido en las máximas de nuestra elección como (Marruecos), donde falleció en 1138. Comunicación ( VÉASE). ley universal." Si un acto es Autor de varios tratados de lógica, P. Janet, L'automatisme psycholo- determinado por algo ajeno a la vo- matemática, astronomía, medicina y gique, 1888. — J. von Neumann, E. luntad, es atribuido, consiguientemente, filosofía —casi todos ellos perdidos— F. Moore, J. T. Culbertson, A. Ashby a una coacción externa y no es , es conocido sobre todo por su obra y otros autores, Autómata Studies, concebido como moral. En cambio, titulada Guía del solitario o también 1956, ed. C. E. Shannon y J. McCar- la heteronomía de la voluntad cons- Régimen del solitario (Tadbir althy. Para la cuestión del automa- tituye, al entender de dicho autor, el Mutawahhid) en la cual se exponen los tismo en el sentido del último párrafo, origen de los principios inauténticos diversos grados de conocimiento que véase la bibliografía de COMUNI- de la moral. Mientras los defensores va alcanzando el hombre desde el conocimiento de las cosas hasta la CACIÓN (I). de la heteronomia creen que no hay substancia separada de toda materia, AUTOMATISMO DE LAS BES- posibilidad de moral efectiva sin un una y común a los diversos TIAS. Véase ALMA DE LOS BRUTOS. fundamento ajeno a la voluntad (ya substancia entendimientos posibles. Este ascenso AUTONOMÍA se llama el hecho sea en la Naturaleza, ya sea en el del conocimiento corresponde al de que una realidad esté regida por reino inteligible, ya sea en el reino de ascenso desde la vida instintiva a la una ley propia, distinta de otras le- los valores absolutos, ya sea en vida intelectiva, liberada de toda yes, pero no forzosamente incompa- Dios), Kant estima que todos los materia y que es una directa tible con ellas. En el vocabulario fi- principios de la heteronomia, sean emanación del entendimiento activo. losófico el término 'autonomía' suele empíricos (o derivados del principio La culminación de este movimiento emplearse en dos sentidos. de felicidad y basados en sentimientos de ascenso parece ser de carácter 1. Sentido ontológico. Según el físicos o morales) o racionales (o místico, pues al llegar a la mismo, se supone que ciertas es feras derivados del principio de perfec- contemplación de la substancia de la realidad son autónomas respec ción, que puede ser ontológico o teo- separada se alcanza al mismo tiempo to de otras. Así, cuando se postula lógico), enmascaran el problema de una especie de identificación con la que la esfera de la realidad orgánica la libertad de la voluntad y, por lo fuente superior de la cual deriva todo se rige por leyes distintas que la es tanto, de la moralidad auténtica de conocimiento, fuente en la cual ya no contraposición entre materia y fera de la realidad inorgánica, se dice los propios actos. Algunas de estas hay forma ser y pensar. El que la primera es autónoma respecto concepciones, dice Kant, son mejores Régimeno delentre solit ario se conservó en de la segunda. Tal autonomía no im que otras — por ejemplo, la con- un compendio dado a conocer por S. plica que una esfera determinada no cepción ontológica de la perfección Munk, Mélanges, de philosophie juive se rija también por las leyes de otra que se da dentro de los principios et arabe, 1859, reimp. 1927, 1955. — esfera considerada como más funda racionales es, a su entender, mejor Hay tratados inéditos de Avempace en mental. Así, en la llamada ley de que la concepción teológica, que de- la Biblioteca del Escorial y en la de autonomía propuesta por Nicolai riva la moralidad de una voluntad Berlín. Ediciones y traducciones de Hartmann, los reinos superiores del divina absolutamente perfecta. Los textos del filósofo por M. Asín ser se rigen por las mismas leyes que partidarios de esta última derivación Palacios. "Tratado de Avempace sobre los reinos inferiores y, además, por suelen llamarse adhérentes a una la unión del intelecto con el hombre (Kalama fi ittisal al-'agl bi-l-insan) y otras leyes propias consideradas como moral teónoma. autónomas. En igual oposición a las tenden- la 'Carta de Adiós' ( Risalat al-wida ) de 2. Sentido ético. Según el mismo cias autónomas y a las heterónomas, Avempace", Al-Andalús (1942), 1-47 se afirma que una ley moral es autó Scheler defiende en su apriorismo (1943), 1-87). En 1946 Asín Palacios noma cuando tiene en sí misma su moral material una actitud interme- publicó el texto árabe y la trad. fundamento y la razón propia de su dia por la cual se otorga autonomía española del filósofo zaragozano Avempace", Re-Régimen. Véase M. legalidad. Este sentido ha sido ela a la personalidad en cuanto soporte Asín Palacios, "El vista de Aragón, I borado especialmente por Kant y ha de los valores morales y entidad en- (1900), 193-7, 234-8, 278-81, 300-302, sido admitido por otros autores como cargada de la realización de la con- 338-40; II (1901), 241-6, 301-303, Cohen, Natorp y Renouvier. El eje ducta moral, pero se intenta evitar 348-50. — U. A. de la autonomía de la ley moral lo 161
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Farrukh, Ibn Bajja and the Philoso- de Avenarius figuran Joseph Petzoldt doba, discípulo de Abentofail, es el phy in the Moslem West, 1945. (VÉASE), así como Rudolf Willy (na- más eminente de los filósofos árabes.
AVENARIUS (RICHARD) ( 1843- cido en 1855), también influido por Ejerció de juez en Sevilla y Córdoba 1896), nacido en París, fue profesor Mach y por el inmanentismo. Willy y si bien durante muchos años estuvo desde 1877 en la Universidad de sostiene un "monismo primario" según en buenas relaciones con el trono, al Zurich. Su punto de vista, designado el cual hay una "experiencia total" de sobrevenir una reacción contra las incon los nombres de "empiriocriticis- todas las conciencias que actúa como terpretaciones filosóficas del dogma una global sensibilidad espacio-tem- fue acusado de herejía y deportado, mo" (VÉASE) o "filosofía de la expe- poral y que conviert e lo real en un falleciendo en Marruecos. La tradición riencia pura", pertenece a la corriente fluir continuo de sensaciones dentro general del positivismo científico, tal del cual actúan los complexos parti- aristotélica árabe llega a culminación como era defendido especialmente por culares, dinámicamente conjugados y madurez en Averroes, autor de nulos partidarios de la física descriptiva con el todo ( Gegen die Schulweisheit, merosos comentarios a los textos del y por algunos representantes de la eine Kritik der Philosophie, 1905. — Estagirita que influyeron de modo filosofía de la inmanencia. Según Die Gesamterfahrung vom Gesicht- considerable sobre la escolástica. AdeAvenarius, la experiencia debe ser spunkt des Primärmonismus, 1908. — más de sus paráfrasis y comentarios a depurada de todo supuesto me- Idéal und Leben, 1909, así como va- Aristóteles escribió una refutación de tafísico; lo que conduce a la meta- rios trabajos en la Vierteljahrschrift Algazel titulada Destrucción de la desfísica es pura y simplemente la in- für wissenschaftliche Psychologie so- trucción (Tahafut al-Tahafut), una troyección, la proyección a lo externo bre el empiriocriti cismo y el "con- obra sobre la concordancia de la relide los elementos pertenecientes a las cepto natural del mundo"). También gión con la filosofía, un tratado sobre Karl Hauptmann (1858-1921: Die el entendimiento potencial y material, representaciones internas. Para evitar Metaphysik in der modernen Physioesta deformación de lo natural y de logie, 1893; Unsere Wirklichkeit, otros sobre la unión del entendimiento lo real es preciso situarse en un te- 1899) defiende un punto de vista separado con el hombre y varias obras acerca de lógica, física, medicina y rritorio anterior a esta proyección, muy semejante al de Avenarius. en el terreno de la experiencia pura, Obras: Ueber die beiden ersten astronomía. Como la mayor parte de lo cual exige la eliminación de los Phasen des Spinozischen Pantheis- sus predecesores, Averroes aspiró a elementos extraños a ella. Avenarius mus und das Verhaltnis der zweiten conciliar la filosofía con el dogma. llega a una solución de esta dificul- zur dritten Phase, 1868. (Sobre las Ahora bien, una conciliación no tad por medio de un análisis crítico dos primeras fases del panteísmo parecía posible de no tenerse en del hecho de la experiencia, consis- spinoziano y la relación entre las cuenta que mientras la filosofía es tente, a su entender, en el examen fases segunda y tercera.). — Philo- sólo para los pocos elegidos que quiede la dependencia en que se en- sophie als Denken der Welt gemäss ren y pueden comprender las arcuentran los juicios del sujeto (E), dem Prinzip des kleinsten Kraftmas- gumentaciones racionales, la religión, 1876 (trad. esp.: La filosofía tal como se da en los textos sagrados, de las variaciones del sistema ner- ses, como el pensar del mundo según el vioso central (C), condicionados a principio del menor gasto de energía, es apta para las multitudes incapaces su vez por los excitantes del medio 1947). — Kritik der reinen Erfah- de comprender las verdades racionales físico (R) y por los medios de la rung, 1888-90 (Crítica de la expe- y las demostraciones realizadas a base asimilación nutritiva (S). Todo jui- riencia pura). — Der menschliche de ellas. cio, desde el vulgar hasta el científi- Weltbegriff, 1891 (El concepto huEntre los filósofos y los creyentes co, es una función de las variaciones mano del mundo). — Se prepara edi- se insertan aquellos que entienden los de C; la crítica de la experiencia ción de manuscritos de A. actualmente argumentos, pero que solamente predebe, a partir de este hecho, exami- en posesión de Georg Lüttke (Ber-lin- tenden alcanzar lo probable y no la nar las excitaciones constantes que Wilmesdorf). absoluta evidencia racional. Las proF. Carstanjen, R. Avenarius' biome- posiciones admitidas por cada uno de se producen sobre C y que, por consiguiente, influyen sobre la constancia chanische Grundlegung der reinen all- estos grupos son, en rigor, verdades. de los enunciados correspondientes gemeinen Erkenntnistheorie, 1894. — Pero cada una de ellas tiene un asEwald, R. Avenarius als Begründer pect o distinto que, con todo, recibe a E. Cuando la constancia es re- Ó. des Empiriokritizismus. Eine crkenntgular desaparecen todos los elemen- niskritische Untersuchung über das su fundamento en la verdad del dogtos extraños y se produce una expe- Verhaltnis von Wert und Wirklichkeit, ma tal como se halla expresada en el riencia despojada de todo "problema 1905. — Bush, Avenarius and the Corán. De este modo no hay peligro aparente", exenta del dualismo entre Standpoint of Pure Experience, 1906. de interpretar filosóficamente los dogel sujeto y el objeto, origen, según — J. Suter, Die Philosophie von R. mas excepto para aquellos que no Avenarius, de las representaciones Avenarius, 1910. — F. Raab, Die pueden comprender ni usar de la rametafísicas. La constancia en la ex- Philosophie von R. Avenarius. Syste- zón rectamente, es decir, para los incitación es, por otro lado, la natural matische Darstellung und immanente genuos y simples creyentes. consecuencia de la tendencia al mí- Kritik, 1912. — Alf Numan, KunsAverroes sostiene, en cuanto filósonimo esfuerzo; la tesis de la "econo- kapsbiologie och Deskriptionsteori hos fo, la eternidad del mundo, lo cual mía ( VÉASE) del pensamiento", de- R. Avenarius, 1914. no es, a su entender, contradictorio AVENCEBROL. Véase AVICEBRÓN. con el hecho de su producción por fendida asimismo por Mach, desempeAVERROES. (Abu-l-Walid Muham- Dios. El mundo ha sido creado por ña en el empiriocriticismo un papel mad ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Dios, pero lo ha sido desde toda la fundamental. Rusd) (1126-1198), nacido en Cór- eternidad. La relación entre el CreaEntre los discípulos y partidarios 162
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dor y lo creado es, por así decirlo, la relación entre el fundamento y la consecuencia, pero no la que existe entre la causa y el efecto. Lo creado ha surgido por emanación del primer principio creador. La eternidad de lo creado exige, por lo demás, la eternidad de la materia, en la cual existen desde siempre en posibilidad las formas que son extraídas de la materia por Dios para formar las cosas y no introducidas en ella desde fuera. Al laclo de ello, Averroes sostiene que las dificultades que suscita la identificación de la inteligencia en acto con lo inteligible pensado por ella pueden resolverse mediante la suposición de que toda intelección humana es mera participación participación en un solo y único entendimiento agente. Sólo la idea de este entendimiento y su radical unidad permite comprender que el entendimiento pasivo pueda superar su condición temporal y limitada elevándose hasta aquél. No hay, por lo tanto, inmortalidad personal en la cual cada entendimiento llegue individualmente a la contemplación del entendimiento agente, sino fusión de cada entendimiento individual con el entendimiento activo único. Esta teoría, lo mismo que la doctrina de la eternidad de la materia, fueron combatidas, entre otros pensadores cristianos, por Santo Tomás y han constituido la parte más conocida de la interpretación averroísta de Aristóteles y a la cual se ha referido casi siempre la oposición entre los averroístas y los antiaverroístas. (Véase AVERROÍSMO. ) En su Historia Historia de la filosofía española. Filosofía hispanomusulmana, tomo II (1957), págs. 48-59, Miguel Cruz Hernández ha distribuido las obras de Averroes en las siguientes secciones: 1. Obras filosóficas. A. Comentarios al Corpus aristotelicum, divididos en: Yawami' o Comentarios menores: Taljís o Comentarios medios; Tafsirat o Comentarios mayores. B. Comentarios diversos. C. Obras originales. 2. Obras teológicas. 3. Obras jurídicas. 4. Obras astronómicas. 5. Obras filológicas. 6. Obras médicas, divididas en A. Comentarilos y B. Obras originales. 7. Obras atribuidas a Averroes. 8. Obras apócrifas. De algunas de estas obras quedan manuscritos árabes; la mayor parte de los escritos de Averroes, sin embargo, se conservan en traducciones hebreas y latinas. De los Comentarios menores hay ed.
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hebrea en Hebraica Hebraica... ... Aristotelis Aristotelis ex destacamos en particular la obra citacompendiis Averrois (1560) y ed. la- da de M. Alonso. Además: Lasinio, tina en Opera omnia Aristotelis... Studi sopra Averroe, 1874. — T. J. de Widersprüche der Philoso Averrois Averroi s Cordubensis Cordubensi s in ea Opera Boer, Die Widersprüche Al-Gazali und ihr Ausgleich Ausgleich Omnes, qui ad nos pervenere, Com- phie nach Al-Gazali mentarii (Venecia, 9 vols., 1562-1574), durch Ibn Roschd, 1894. — A. Fa Averroes und seine Philosophie, Philosophie, reimp. en II vols, y 3 suplementos, rah, Averroes 1903. — L. Gauthier, La th éorie éor ie 1962. Ed. del texto árabe de un comentario a la Metafísica la Metafísica con trad. esp. d'lbn Roch (Averroes) sur les rapphilo por Carlos Quirós Rodríguez Rodríguez en Ave- ports de la religi on et de la philo sophie, 1909 (tesis). — G. Manser, rroes. "Compendio de Metafísica", 1919. De los Comentarios medios hay "Das Verhàltnis von Glaube und ed. latina en Opera, cit. supra, y ed. Wissen bei Averroes (Jahrbuch für de varios textos árabes: comentario a Philosophie und speculative Theologie XXIV (1910), XXV (1911). — S. las Categorías (Averroes Talkhic Ki- Nirenstein, The Problem of the Existab al-Maqoulat, por M. Bouyges, tence of God Maimonides, Alanus 1932; a la Poética, por Poética, por Lasinio, 1877; and Averroes, in1924. P. S. Christ, a la Retórica, Retórica, íd., íd., 1873. De los The Psychology of the—Active Comentarios mayores hay ed. latina y of Averroes, Í926. — VéaseIntellect ed. árabe por M. Bouyges, 4 vols., de Toledo, Comentario al "DeAlvaro subs1938-1948. Respecto a las obras ori- tantia orbis" de Averroes (Aristotelisginales hay ed. crítica del Tahafut al- mo y Averroísmo), ed. Manuel AlonTahafut por M. Bouyges, Bouyges, 1930 y ed. so, S. I., 1940. — León Gauthier, Ibn latina en Opera, cit. supra. De las Roch (Averroes), 1948. — Véanse obras teológicas hay ed. del Fasl al- también las obras en la bibliografía Maqal (Doctrina decisiva [y funda- de los artículos AVERROÍSMO y SImento de la concordia entre la reve- GERIO de BRABANTE. lación y la ciencia]), 1859, 1313/1895 AVERROÍSMO. En sentido estricto y 1319/1901, 1942 [3a ed., 1948]. se llama averroísmo a la filosofía de Trad. esp. por M. Alonso en La teoloAverroes y de sus partidarios. En un gía de Averroes, Averroes, 1947, págs. 149-200. sentido más amplio —y también más 'an-Manahiy (Libro de la exDel Kasf Del Kasf 'an-Manahiy usado por los historiadores— se llama posición de los caminos que conducen a la demostración de los artículos de fe) averroísmo a ciertas tendencias hay ed. en 1859, 1313/1895, surgidas en tres momentos entre el 1319/1901. Trad. esp. por M. Alonso, siglo XIII y el siglo XVI, basadas esop. cit. supra, págs. supra, págs. 203-353. 2 03-353. pecialmente en tres doctrinas proceLa ed. latina antes citada ha sido dentes de la interpretación que Avereimpresa varias veces. Para una ed. rroes dio —o que se le atribuyó dar— más reciente véase G. Lacombe, A. Birkenmajer, M. Dulong, E. Frances- a la obra del Estagirita: la doctrina chini, Aristóteles Aristóteles Latinus, del Corpus del entendimiento agente único —con Philosoph Phil osophorum orum Medii Medi i Aevi (desde la consiguiente posible negación de la 1939). Hay ed. separada de varios inmortalidad personal—; la doctrina textos latinos (como, por ejemplo, ed. de la eternidad de la materia —con del comentario al De anima por F. la consiguiente posible negación, o Stuart Crawford, 1953). De las eds. por lo menos menos reconocimiento reconocimiento de la de textos árabes, además de las an- imposibilidad de demostración, de tes citadas, ver N. Morata, El Com pendio de anima, de Averroes, 1934. la tesis de la creación a partir de la — El libro citado de M. Alonso con- nada—, y la doctrina de la doble tiene asimismo trad. de varios otros verdad (véase VERDAD DOBLE) — supra. con la consiguiente posible afirmación textos además de los indicados supra. Para más recientes eds. de textos de que lo que es verdadero en teohebreos, véase la ed. de comen- logía puede no serlo en filosofía y vitarios al De generatione g eneratione et corruptio- ceversa. Describiremos someramente ne, por Samuel Kurland, 1958 [Cor- cada uno de estos tres momentos. pus Philosophoru Philos ophorum m Me dii Aevi, 66]. El primero comenzó en el OcciSobre problemas planteados por es- dente latino con las traducciones hecritos de Averroes véase sobre todo chas a principios del siglo XIII por M. Alonso, "La cronología en las obras de Averroes" Miscelánea Co- Miguel Escoto de los comentarios millas, I (1943), 441-60 [incluido en averroístas al De caelo y al De aniTeología de Averroes, 1947, cit. su- ma. Junto a ello pueden citarse las pra]. pra]. obras de Amalrico de Bène y de DaLa bibliografía sobre Averroes es vid de Dinant, si bien hay que tener muy extensa. En las ediciones críti- en cuenta que estas obras no son cas antes mencionadas se hallan es- propi pr opiame ament ntee averr a verr oístas oís tas , sino si no más tudios importantes sobre el filósofo; 163
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bien alejandrinistas; ello no obstante, algunas de sus tesis estuvieron incluidas en las condenaciones que abundaron en el siglo XIII ( 1210, 1215, 1231, 1263) antes de la absorción del aristotelismo por San Al berto Magno y especialmente Santo Tomás de Aquino. Algunas de las tesis averroístas parecieron influir sobre varios filósofos, por lo cual se consideró necesario condenar especialmente varias de estas tesis en dos ocasiones ( 15 tesis fueron condenadas en 1270 y 219 tesis fueron condenadas en 1277 por el Arzobispo de París, Esteban Tempier). Entre tales tesis figuraban la doctrina de la eternidad del mundo, la doctrina de que Dios no conoce las entidades singulares, la doctrina de que el libre albedrío es una potencia pasiva y no act iva, iv a, etc. et c. En la condenación de 1277 se especificó claramente que no se admitiría la defensa de ninguna de las tesis de referencia con la excusa de que podían ser verdaderas en filosofía aunque se reconocieran como falsas en teología, lo que significaba el rechazo de la anteriormente mentada doctrina de la doble verdad, por muchos considerada como una de las características principal pri ncipales es del averroísm averr oísmo. o. Es sabido sabi do que la difusión del tomismo estuvo envuelta en las discusiones en torno al averroísmo y que el sistema de Santo Tomás ha sido considerado por algunos como un averroísmo teológico (M. Asín Palacios), por otros como enteramente opuesto al averroísmo y por la mayor part e como una filtración, fil tración, selección y, en último término, absorción de ciertas tesis que son consideradas como averroístas (por ejemplo, la afirmación de que la doctrina de la eternidad del mundo no puede ser rechazada por la razón, aun cuando hay que descartarla por no ser compatible con una verdad de fe), pero pe ro qu quee pi er den todo su carácter heterodoxo una vez colocadas en el contexto de la construcción teológica del tomismo y una vez habida cuenta, además, de que Santo Tomás —como San Alberto Magno, Egidio Romano y Ramón Llull— se caracterizaron por una de las esenciales dimensiones de su actividad intelectual por la lucha contra el llamado averroísmo latino. Este último fue representado en la época del modo más destacado por
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dos autores: Sigerio de Brabante y cobo Zabarella ( VÉASE) es consideraBoecio de Dacia, cuyas doctrinas do a veces como inclinándose a ineran afectadas por las dos mencio- terpretaciones averroístas y a veces a nadas últimas condenaciones parisien- interpretaciones alejandrinistas. Este ses. Especialmente la condenación de averroísmo persistió hasta el siglo 1277 se refirió a las principales doc- XVII y consistió por una de sus trinas de Sigerio de Brabante — de esenciales dimensiones en una las cuales la tesis de la unidad del defensa de la física aristotélica contra los innovadores en la ciencia entendimiento era la más destacada. natural. El segundo momento importante E. Renan, Averroès et l'averroïsme, l'averroïsme, del averroísmo latino tuvo lugar des- 1852. — P. Mandonnet, Siger de de fines del siglo XIII hasta comien- Brabant et l'averroïsme latin au XIII zos del siglo XV, pero hay que ob- siècle. Étude critique et documents servar que este averroísmo no es una inédits, 1899, 2a ed., 1 vols., I, 1908; irrupción nueva y enteramente in- II, 1911. — Miguel Asín Palacios, dependiente de ciertas doctrinas del El averroísmo teológico de Santo Tofilósofo árabe, sino que está ligado más de Aquino, 1904. — M. Graba través de una compleja tradición mann, Der lateinis lat einische che Averroism Averr oismus us al anterior momento. Uno de sus es- des 13. Jahrhunderts und seine labones lo constituye la obra de Pie- Stellung zur christlichen Weltantro de Abano o Petrus Patavinus (nac. schauung, 1931. — R. de Vaux, "La 1257), que defendió especialmente première entrée d'Averroès chez les las doctrinas de la unidad del enten- Latins", Revue des Sciences philo so ph iques iq ues et th éol ogi ques qu es,, XXII dimiento y de la eternidad de la ma- soph (1933), 193-242. — Bruno Nardi, teria y del mundo, pero que en muSaggi sull'aristotel sull'ar istotelismo ismo padovano padova no del chos otros respectos no puede ser secólo XIV al XVI, 1958 [Studi sulla considerado como un autor averroísta. tradizione aristotélica nel Veneto, 1] Los principales representantes del (se estudian, entre otros, a Pietro segundo averroísmo son Juan de Jan- d'Abano, Paolo Veneto, Nicoletto Verdún y, en el aspecto político, Mar- nia, Pico délia Mirándola, Alessandro silio de Padua. También es consi- Achilini). — John Hermán Randall, derado como un averroísta Juan de Jr., The School of Padua and the Baconthorp, pero, según parece, sin Emergence of Modem Science, 1961. justificación. justificación. — Para la teoría de la doble verdad El tercer momento en la historia véase bibliografía de VERDAD DOBLE. del averroísmo es el representado por AVICEBRÓN, AVENCEBROL o los llamados averroístas de la Uni- ABENGABIROL son los diversos versidad de Padua, desde fines del nombres que desde la Edad Media se siglo xv hasta comienzos del siglo han dado al filósofo, teólogo, gramáXVII. El averroísmo en este instante tico y poeta de linaje judío Selomó ben aparece casi exclusivamente como Yehuda Abu Ayyub ibn Gabirol) (ca. una de las posibles interpretaciones 1020-1059, aunque según algunos audel aristotelismo. En calidad de tal tores murió en 1070), el cual nasu elaboración y difusión estuvieron ció en Málaga, de familia cordobesa, se formó en Zaragoza. Es conocido mucho menos relacionadas que en ysobre todo por su obra La fuente fuen te de los períodos anteriores con las cues- la vida, escrita en árabe con el título tiones relativas a la ortodoxia o a la de Yanbu' al-Hayya, resumida en heterodoxia de las tesis defendidas; hebreo por Sem Tob ibn Fala-quera era inclusive posible encontrar quie- (siglo XIII) con el título de Me-qor nes considerasen el averroísmo en Hayyim y vertida al latín (Fons Vitae) este sentido como perfectamente con- por Juan Ju an Hispal His palens ensee y Domingo ciliable con la ortodoxia. Entre los Gundisalvo. Sólo la versión latina y el averroístas más conocidos de la es- resumen hebreo se conservan. La cuela de Padua se hallan Nicoletto Fuente de la Vida formaba parte de Vemias (profesor en Padua de 1471 un completo sistema filosó-ficoa 1499), su discípulo Agostino Nifo teológico al cual pertenecían otros o Augustinus Niphus (1473-1546), escritos —perdidos— sobre el ser y Alessando Achillini o Alexandrus Achi- sobre la voluntad. Se trata de un linus (profesor en Padua y desde diálogo, entre maestro y discípulo, 1509 en Bolonia) y Marco Antonio dividido en cinco partes, en el curso Zimara (t en Padua en 1532). El de las cuales se discute el problema de gran comentarista de Aristóteles Ja- la composición de las substancias sensibles, de la composición de 164
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las substancias simples y de la existencia de la materia y forma universales. Las tesis más características de Avicebrón en dicha obra son: (1) La teoría de la universidad de la materia —en el sentido aristo télico del término—, según la cual la materia no es el último último eslabón en la cadena de las emanaciones, sino que se halla siempre allí don de hay forma, es decir, en todos los peldaños de la escala ontológica (sal vo el que representa el Ser Esencial) si bien en distintos grados de unidad y perfección. Corolario Corolario de esta teo ría es la tesis de que la materia, siendo común a todas las substancias, no puede constituir el principio de individuación. Por lo tanto, las cosas son distintas unas de otras en virtud de la forma. Por el intermedi o de la traducción de Juan Hispalense y Domingo Gundisalvo, Gundisalvo, así como por los tratados del primero sobre el al ma y del segundo sobre la "proce sión del mundo" y sobre la unidad, la citada doctrina pasó, según indi ca J. M. Millas Vallicrosa, a varios autores cristianos, especialmente a Guillermo de Auvernia y a Alejandro de Hales, así como al autor del es crito antes atribuido a J uan Duns Escoto, De rer um pri nci pio, pi o, a San Buenaventura y, en general, a los fi lósofos franciscanos. En cambio, San Alberto Magno, Santo Tomás de Aquino y, en general, los dominicos, se opusieron a esta teoria. (2) La teoría de la Voluntad co mo fuente de vida, primera emana ción de Dios y fuerza impulsora del universo. Según Avicebrón, la serie de hipóstasis procedentes de la pri mitiva unidad divina constituye la jerarq jer arquía uía de l os sere s eres. s. De l a Volun Vol un tad emana la Forma, la cual está, como antes señalamos, inseparable mente unida a la Materia, pues sólo Dios es Forma pura. Lo que mar ca el grado de elevación y perfec ción de los seres es su mayor o me nor alejamiento del principio supre mo, es decir, su mayor mayor o menor uni dad esencial. Ésta es perfecta en Dios. En cambio, en el mundo hay una multiplicidad de formas sepa radas. Siguiendo tendencias neoplatónicas, Avicebrón hace derivar las substancias inferiores de las supe riores por emanación, al modo de la luz que se derrama sobre las cosas. De la Inteligencia universal emana
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el Alma, de ésta la Naturaleza, y de ésta los cuerpos que se hallan en los mundos translunar y sublunar. Esta doctrina, que parece tener antecedentes en la escuela de Abenmasarra (Cfr. M. Asín Palacios, Abenmasarra y su escuela escu ela,, 1914), influyó sobre todo en los círculos iluministas judaicos. Como indica Millas Vallicrosa, se encuentran sus huellas en Ishaq ibn Latif, en el Libro del Zóhar (siglo XVII ), en 'Semuel ibn Zarza, autor también de una Fuent e de la Vida (Meqor Hayyim) y hasta en Yehudá Abarbanel (León Hebreo). Además, algunas de sus tesis pasaron a la escolástica cristiana, varias veces para ser rechazadas, pero otras (David de Dinant) para ser admitidas. Uno de los problemas que plantea la concepción de la "Fuente" de Avicebrón es si hay que considerarla como inmanente o como trascendente al mundo. La i nterpretación usual usual es la trascendente, aunque algunos autores (como Bonafede en sus Saggi sulla filosofía medioevale, medioevale, 1951) consideran que la "virtud" o "fuerza" de la Fuente está repartida en todas las cosas. Consideramos que lo más razonable es atribuir a Avicebrón la intención de solucionar el dilema inmanencia-trascendencia mediante la acentuación de los "intermediarios", los cuales sitúan a cada realidad "más allá" de la capa inferior, pero a la vez relacionada con ella. Otro problema en el sistema de Avicebrón es el que plantea el papel desempeñado por la Voluntad como Fuente de Vida. Aunque se declara que esta Voluntad es idéntica a Dios o la Esencia Primera, se suscita la cuestión de por qué es necesaria la hipóstasis de una Voluntad divina poseedora de un grado menor de simplicidad que la Esencia Primera cuando se declara a la vez la identidad de ambas. Además de la obra citada se de ben a Avicebrón un Libro de la corrección de los caracteres (de índole ético-práctica, educativa y antro pológico-filosófica), pológico-filosófica), escrito asimismo en árabe, hacia 1045, con el título de Kitab islah al-ajlaq al-ajlaq y traducido al hebreo con el título de Tikkún middot ha-néfes por Yehudá ibn Tibbón en 1167; y una Selección de perlas o colección de proverbios y refranes escrita en árabe con el tít ulo de Mujde Muj165
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tar al-yawahir y asimismo traducido al hebreo por Yehudá ibn Tibbón con el título de Mibhar Mibh ar ha-peninim ha-pen inim.. El texto hebreo de la Selección se ha conservado, pero el texto árabe se ha perdido, salvo algunos folios pu blicados por M. N. Sokoloff Sokoloff en 1929 1929.. Entre los poemas de Avicebrón destaca su Keter Malkut Malkut o Corona Real. Edición de la Fons Vit ae según el texto hebreo, con trad. francesa por S. Munk en Mélanges Mélanges de philosophie philosophie juiv ju ivee et arabe ar abe,, 1859 (reed. 1927, 1955). Ed. de la traducción latina por Clemens Baeumker en los Beitr äge zur Geschichte Geschichte der Philosophie Philosophie des Mittelalters, Mittelal ters, I, Hefte 2-4, 1892-1895 (se trata de la versión de Domingo Gundisalvo y Juan Hispalense). — Traducción castellana de Federico de Castro y Fernández, 2 vols., 1901. — Véase Abraham Geiger, Selomo Gabirol und seine Dichtungen, 1867.
— D. Stössel, Salomon ben Gebirol als Philosoph und Förderer Förderer der Kabbala, 1881. — J. Guttmann, Die Guttmann, Die Philosophie Philosophie des des Salomón Salomón Ibn Gabirol dargestellt und erläutert, 1889. — íd., íd., Die íd., Die Scholastik des 13. Jahrh. in ihren Beziehungen zum Judentum, 1902. — D. Kaufmann, Studien über Salomón ibn Gebirol, 1899. — M. Wittman, Zur Stellung Avencebrols im Entwicklungsgange der arabi schen Philosop Philosophie, hie, 1905 [Beiträge zur Ges. der Phil. des Mittelalters, V]. — Dreyer, Die Dreyer, Die religiöse GedankenGedank enwelt des Salomo ibn Gebirol, 1930. — José Ma. Millas Vallicrosa, Selomó Ibn Gab Gabiro iroll como c omo poe poeta ta y f ilósof iló sof o, 1945. — León Dujovne, Introduc Dujovne, Introducción ción a la historia de la filosofía judía, 1949, Cap. VII. — E. Bertola, Salomon Ibn Gabirol (Avicebron). Vita, opere e pensiero, pensiero, 1953. AVICENA (Abu 'Ali al-Husayn bn 'Abd 'Ab d All ah bn al -Hasan -Ha san bn 'Al i Ibn Sïna (980-1037) nac. en Afsana, cerca de Bojara, Persia), continuador de la tradición aristotélico-platónica de Alkindi y, sobre todo, de Alfarabi, siguió a este último en su explicación del origen y jerarquía de las inteligencias. Avicena establece, en efecto, que el conocimiento depende de la realidad de los objetos conocidos, desde el saber de los principios primeros hasta el conocimiento obtenido por revelación, pasando por el de los universales o ideas. A cada una de estas formas corresponde, a su entender, una forma y modo de intelecto. Sólo mediante un proceso de abstracción progresiva es posible conocer las formas generales, sobre todo cuando,
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desvinculada el alma de lo mate- cena el motivo neoplatónico, pues te del manuscrito árabe de Al- Sifa. rial, recibe directamente la influencia como consecuencia de la interpreta- El manuscrito árabe completo de la del entendimiento agente. Sin ción dada a aquella noción, Avicena lógica de Al-Sifa está aún inédito (Cfr. Ibrahim Makdour, L'Or ganon d' embargo, la importancia de Avicena hace engendrar los entes inferiores Alistóte dans le monde árabe, 1934). no consiste meramente en su sistema- por medio de un proceso muy seme- — Traducción latina de Metaphysi tización de la especulación anterior; jante al de la emanación ploti niana. ces compendium, por N. Carama, Ro la profundización en algunas de las La doctrina de Avicena ejerció ma, 1926. — Transcripción, revisa nociones fundamentales de Alfarabi una considerable influencia sobre al- da, de De ani ma, por G. P. Kluberes precisamente lo que ha dado la gunos escolásticos medievales. A ella tanz, S. J., de la ed. de Venecia de mayor significación a la obra de nos referimos en el artículo sobre el 1508 (1949, mimeog.). — Bibliogra Avicena para la filosofía escolástica. avicenismo. Observemos aquí que la fía: Osman Ergin, Ibín Sina biblioAsí ocurre sobre todo con tres nocio- mencionada doctrina no solamente in- grafyasi, 1956 [Istanbul Universitesi Fakultesi yayinlarindan, 20]. — nes capitales. En primer lugar, la trodujo importantes cambios en las Tip Yahya Mahdavi (bibliografía en per noción de existencia (esse), la cual concepciones metafísicas, sino tam- sa, 1954). — Véase B. Carra de Vaux, es considerada por Avicena como un bién en las lógicas. En efecto, Avi- Avicenne, 1900. — C. Sauter, Avicen accidente que se agrega a la esencia cena no siguió por entero en la ló- nas Bearbeitung der aristotelischen (quidditas). En segundo término, la gica el modelo aristotélico (o, me- Metaphysik, 1912. — Djémil Saliba, noción que se refiere al concepto de jor, peripatético) y admitió muchos Étude sur la métaphysique d'A., 1926. la unidad del intelecto agente, hecha aspectos que habían sido ya tratados — A.-M. Goichon, La distinction de posible por medio de la ascensión de por los est oicos. Tal ocurre sobre l'essence et de l'existence d'après Ibn la potencia en el entendimiento al todo con la atención prestada por el Sina, 1937. — Íd., íd., Lexique de l a philosophique d'Ibn Sina, 1938 acto, con el cual la noción metafísica filósofo árabe a la lógica de las pro- langue (suplemento: — Íd., íd., La del ser se hace directamente accesible, posiciones y a la doctrina de los si- phil osophie d'A.1939). et s on influence en ya que es el objeto formal propio de logismos hipotéticos. Europe médiéval e, 1944 (2a ed., au tal entendimiento. Finalmente, la que Las obras de Avicena son nume- mentada, 1951). — También el libro concierne a la distinción entre la rosas. Bibliografía muy completa en citado al principio de la bibliografía. esencia y la existencia en los seres A.-M. Goichon, Introduction à Avi- — M. Amid, Essai sur la psychologie creados, correspondiente a su unión en cenne. Son Êpitre des Définitions, d'A., 1940 (Dis.). — M. Cruz Her págs. xxvi-xxxvii (correcciones nández, La metafísi ca de Avic ena, Dios. A diferencia de autores como 1933, en Disti pág. xiv y 505), 6 en 1949 (tesis) y la se lección de textos Gorce, que han considerado su mística M. Cruznction, Hernández, La metafísic a titulada Sobre Metafísica (1950), como la culminación y a la vez el de Avicena, 1949. De esta última bi- con introducción y notas. — L. Garmotor de la especulación filosófica de bliografía entresacamos las siguientes det, La pensée r eligieuse d'A., 1951. Avicena, y a diferencia de T. J. de Al-Sifa (La Curación), Teherán, 2 — Varios autores, Avicenna: ScienBoer, que ha centrado su sistema en vols., 1303/1886; otra ed., El Cairo, tist and Philosopher. Millenary Sym la doctrina del alma, la diferencia 1952. — Al-Nayat (La Salvación), El posium, 1952, ed. G. M. Wickens. entre esencia y existencia en los seres Cairo, 1331/1913, ed. Muhyi al-Din — E. Bloch, Avicenna und die ariscreados es considerada por A.-M. Sabri al-Kurdi, 1913, 2a ed., 1938. — totelische Linke, 1952. — Soheil M. Goi-chon como la verdadera clave del Ki ta b al-Isa rat wal Tan bihat (Li - Afnan, Ávicenna. His Life and Works, de teoremas y avisos para lógica 1958. pensamiento del filósofo. Esta distin- ybro sabiduría), ed. Forget, Leyden, 1892. AVICENISMO. La filosofía de Avición, ya sustentada en principio por — Risalat al-Hudud (Compendio de cena ejerció gran influencia durante Alfarabi, permite entender, en efecto, las definiciones), El Cairo, 1326/1908, el siglo XIII y parte del siglo XIV. de qué manera el entendimiento en la colección Tis' rasa, il'fï-l Hikma Fue, ciertamente, muy combatida por agente en tanto que unidad puede wa-l-Tabi 'iyyat. Hay otras obras varios filósofos escolásticos. Pero ello llegar a su comprensión de una reali- menores en la misma colección de las muestra que sus tesis estaban bien cuales es importante filosóficamente dad donde tales elementos o principios el escrito titulado Aqsâm al-'Ulum vivas en la mente de los pensadores no están separados, sino esencialmente unidos, de tal modo que "en la al-'aqliyya (Divisiones de las de dichas épocas. Por lo demás, el ciencias intelectuales). — Mantiq al- combate no fue posible sin acoger filosofía de Avicena los conceptos de Masriqiyyin (Lógica de los orientales), esencia y de existencia culminan, en El Cairo, 1328/1910. — La Curación una parte importante de las tesis del último análisis, en la distinción entre fue (erróneamente) llamada en la filósofo. Se ha hablado por este moel ser creado y el ser increado, entre Edad Media Suffi-cientia y tivo de un avicenismo latino. Gilson la esencia que no es y la Esencia que comprende una lógica, una física, una se ha referido a un agustinismo avies" (La distinction, etc.,pág. 151). La psicología, una cosmología y una cenizante, patente en diversos autodivisión entre Esencia necesaria y metafísica. — Traducciones latinas: res (por ejemplo, en Enrique de Ganesencia posible coloca entonces a la Opera in licem redacta ac nuper te). Según A.-M. Goichon, pueden realidad en que la mencionada quantum ars niti potuit per canónicos distinguirse tres fases en la influencia Logyca. Suffi-cientia. De ejercida por Avicena: (1) Desde la distinción se establece como algo emendata. coelo et mundo. De anima. De época de las primeras traducciones cuyo constitutivo formal depende úl- animalibus. Philosophia prima, timamente de la Esencia primera y Venetiis, 1495 (reimp., 1960), 1508 de Aristóteles (ca. 1130) hasta la necesaria. En este punto precisamente (reimp., 1960), 1546. Hay que reacción de Guillermo de Auvernia se inserta en la filosofía de Aviadvertir que esta edición comprende (alrededor de 1230); (2) Desde el decreto pontifical de 1231 que persolamente una pequeña par166
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mitió el estudio de Aristóteles (y, ne todavía este significado: los axio- lógica contemporáneas. Éstas distin por ende, de sus comentaristas) hasta mas son para el Estagirita principios guen entre axiomas y teoremas. Los las compilaciones de Alberto el evidentes que constituyen el funda- primeros son enunciados primitivos (a Grande (hacia 1250); (3) Desde mento de toda ciencia. En tal caso veces llamados también postulados) 1253 —fecha de la aparición de De los axiomas son proposiciones irreduc- aceptados como verdaderos sin proente et essentia, de Santo Tomás— tibles, principios generales a los cua- bar su validez; los segundos son enunhasta la terminación de la síntesis les se reducen todas las demás pro- ciados cuya validez se somete a pruetomista. A partir de estas últimas posiciones y en los cuales éstas nece- ba. Axiomas y teoremas son, por lo fechas la influencia de Avicena se sariamente se apoyan. El axioma po- tanto, elementos integrantes de todo ejerció sobre todo por medio de los see, por así decirlo, un imperativo sistema deductivo. Por lo usual, la comentaristas del Aquinate. No po- que obliga al asentimiento una vez definición del concepto de teorema demos extendernos aquí acerca de es enunciado y entendido. En suma, requiere el uso del concepto de axiolos puntos detallados en los cuales Aristóteles define el '\][G' como una ma —así como el uso de los concepse refleja mejor la influencia del fi- proposición que se impone inmedia- tos de regla de inferencia y de pruelósofo árabe. Recordaremos sólo que tamente al espíritu y que es indis- ba—, en tanto que el concepto de uno de los aspectos capitales de su pensable, a diferencia de la tesis, que axioma es definido por enumeración. doctrina más debatidos fue la teoría no puede demostrarse y que no es Así, los axiomas del cálculo sentende la esencia ( VÉASE) y la posición indispensable. Los axiomas pueden cial se definen dando la lista de tales adoptada en la cuestión de la distin- ser llamados, pues, también nociones axiomas; los del cálculo cuantificación entre la esencia y la existen- comunes, communes animi concep- cional elemental, dando la lista de cia (v.). Como hemos visto en el ar- tiones (según la traducción que da sus axiomas, y así sucesivamente. tículo dedicado a esta última noción, Boecio de la expresión griega !" Podemos decir, pues, que ha habiautores como Guillermo de Auver- #$"% &' ( # #!"$"( ) cuando presentó como do dos distintas orientaciones en la nia, San Buenaventura, Santo Tomás axiomas enunciados del tipo siguiente: concepción de los axiomas. Una de y otros estaban muy próximos a Avi- "Dos cosas iguales a una tercera son estas orientaciones destaca la intuicena al respecto. Y, como lo ha mos- iguales entre sí", "El todo es mayor tividad y autoevidencia de los axiotrado Gilson, aun la doctrina de Juan que la parte". (Elementos, I). Autores mas; la otra destaca su formalidad e Duns Escoto, si bien no admite tal como Apolonio de Perga, apud Proclo) inclusive elude adscribir a ningún distinción, no puede ser entendida intentaron, sin éxito, probar esos axioma el predicado 'es verdadero'. adecuadamente —cuando menos en axiomas de Euclides. Al no Esta última orientación, usualmente lo que toca a la cuestión del carácter conseguirlo se tendió cada vez más llamada formalista (en sentido amunívoco (VÉASE) del ser— sin con- a definir los axiomas mediante las plio), es la que más se ha impuesto siderar la doctrina avicenista sobre dos notas ya antes apuntadas: pri- hoy día. En esta conexión se ha la esencia como latiendo en su tras- mero, indemostrabilidad; segundo, hablado, especialmente desde Hubert, fondo. evidencia. Las proposiciones que po- de la axiomatización de la matemática, É. Gilson, "Les sources gréco-ara- dían ser demostradas y no eran evi- y en general de la axiomatización de bes de l'augustinisme avicennisant", dentes se llamaron teoremas. Y las las ciencias. La axiomatización es Archives d'histoire doctrinale et lit- que ni podían ser demostradas ni equivalente a la formalización y lo téraire du moyen âge, IV (1930), 74- eran evidentes por sí mismas recibie- que hemos dicho sobre ésta puede, 107. — Íd., íd., Jean Duns Scot, Introduction à ses positions fonda- ron el nombre de postulados (como por consiguiente, aplicarse a aquélla. mentales, 1952. — R. de Vaux, O. P., el postulado de las paralelas). Esta Ahora bien, dentro de la misma con Notes et textes sur l'avicenisme latin terminología tradicional no ha perma- cepción formalista se han sostenido aux confins des XIIe-XIIIe siècles, necido sin modificaciones. En efecto, diferentes puntos de vista. Algunos 1934 [Bibliothèque Thomiste, XX]. está basada en gran parte en una con- autores han interpretado los axiomas — A.-M. Goichon, La philosophie cepción del axioma como una propo- en un sentido convencionalista o bien d'Avicenne et son influence en Europe sición "evidente" y, por lo tanto, está pragmatista. Otros han usado para médiévale, 1944, 2a ed., 1951, teñida de un cierto "intuicionismo" su interpretación conceptos de ín págs. 92-3. (en sentido psicológico) que no to- dole más "intuitiva", aunque sin reAVIDYÀ. Véase MAYA. dos los autores admiten. El cambio currir a la evidencia en sentido cláAXIOLOGÍA. Véase VALOR . la terminología se ha impuesto des- sico. Otros han tomado posiciones AXIOMA. Un significado origina- en de el momento en que se ha re- intermedias, según las cuales los axio( 3$) es chazado rio del término "axioma" ($'O"'0 que los axiomas fuesen no- mas tienen un carácter ideal-formal dignidad. Por derivación 'axioma' sig- ciones comunes y en que se ha visto que permite superponerlos a proponifica "lo que es digno de ser estique pueden elegirse postu- siciones reales, pero sin que expresen mado, creído o valorado". Así, en su lados, cada uno de diversos los cuales da el aspecto conceptual ( en sentido cláacepción más clásica el axioma equi- origen a un distinto sistema deducsico) de estas proposiciones. Una vale al principio que, por su dignidad tivo. Ello ha producido un primer sostenida con mucha frecuencia misma, es decir, por ocupar un cierto efecto: atenuar y hasta borrar por tesis ha sido la que ha consistido en conlugar en un sistema de proposiciones, entero la distinción entre axioma y siderar los axiomas como cercanos a debe ser estimado como verdadero. postulad o ( VÉASE). las hipótesis. Como señala Ferdinand En los An. post . (I, 2, 72 a 19 ss.), Gonseth, defensor de esta opinión, A estos cambios han contribuido de Aristóteles, el término 'axioma' tiesobre todo la matemática y la meta167
AXI "el axioma de geometría, lo mismo que el de lógica, eran considerados antaño como una verdad a la vez indemostrable y necesaria. Hoy día no se vacila en tratar a los axiomas de enunciados hipotéticos. Los pro pios sistemas axiomáticos son definidos a veces como sistemas hipotéti-codeductivos. Sin intentar hacer del axioma un enunciado arbitrario —lo que sería llevar las cosas al absurdo— hay que admitir que el método axiomático nos ha restituido una cierta libertad respecto al axioma: la libertad de admitirlo, de rechazarlo, de sustituirlo por otro enunciado, etc.". Con lo cual "si el axioma ha perdido algo de su necesidad respecto a la hipótesis, ésta ha adquirido una cierta realidad frente al axioma". Algunos pocos autores han distinguido entre un aspecto analítico y un aspecto sintético de los axiomas. En este último caso se ha declarado que los axiomas no tienen una pura forma; poseen una cierta "materia" y son llamados por ello "axiomas regionales". Esta concepción, de origen fenomenología), no es aceptada, sin embargo, por los que han seguido considerando la noción de axioma desde un punto de vista estrictamente lógico-formal. Kant ha llamado axiomas de la intuición a aquellos principios sintéticos del entendimiento puro corres pondientes a la categoría de cantidad, y cuya fórmula general es la siguiente: "Todas las intuiciones son cantidades extensivas" (2 a ed. de la Crítica de la razón pura) o "Todos los fenómenos son, por su intuición, cantidades extensivas" (1 a ed.). Kant entiende por cantidad extensiva "aquella en la cual la representación de las partes hace posible la del todo". Tal condición de la representación se aplica tanto al espacio como al tiempo, pues ninguna parte de un momento o de otro puede representarse sin trazarse en el pensamiento o reproducirse sucesivamente. El principio mencionado es un principio trascendental de la ciencia matemática y mediante el mismo —dice Kant— pueden aplicarse las matemáticas puras con toda precisión a los objetos de la experiencia. Los axiomas de la intuición constituyen el primer grupo de principios del entendimiento puro, a los que si guen
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las anticipaciones de la percepción (véase ANTICIPACIÓN), analogías de la experiencia (véase ANALOGÍA) y postulados del pensamiento empírico en general (véase POSTULADO), de acuerdo con la referencia de Kant a la tabla de categorías y, en última instancia, a la clasificación de los juicios para toda dilucidación de la analítica de los principios. Referencias al concepto de axioma a la axiomática se encuentran en mayor parte de textos lógicos citados en la bibliografía de LOGÍSTICA. Además: D. Hubert, "Axiomatisches Denken", Mathematische Annalen, LXXVIII (trad. esp.: "El pensamiento axiomático", Revista matemática hispanoamericana, I [1919], 14-24). — F. Gonseth, Les mathèmatiques et la réalité. Essai sur la méthode axiomatique, 1936. — Íd., íd., L'Edification axiomati que (t. III de La géométrie et le problème de l'es pace, 1937). — J. H. Woodger, The Axiomatic Method in Bi ology, 1937. — J. Cavaillès, Méthode axiomati que et formalisme, 1938. — Hao Wang, "Quelques notions d'axiomatique", Revue Philosophique de Louvain, LI (1953), 409-443. — R. Blanche, L'axiomatique, 1955. — J. Hadamard y A. D. Alexandrov, Las definiciones axiomáticas en las mate máticas, 1956 (Suplementos del Se minario de problemas científicos y fi losóficos, N° 6, México). — Leon Henkin y Patrick Suppes, eds., The Axiomatic Method, with Special Refe rence to Geometry and Physics, 1959 (Proceed. of Int. Symp. Univ. of Calif. Berkeley, 26-XII-1957-4-1-1958). — Arpad Szabó, "Was heisst der mathematische Terminus $O"'(03$ ,Mai, XII (1960), 89-105. — Heinrich Scholz, "Die Axiomatik der Alten", Blätter für deutsche Philosophie, IV (1930-1931), 259-78, reimp. en la obra de Scholz, Mathesis universalis, Abhandl ungen zu r Phi losophie al s strenger Wissenschaft, 1961, ed. H. Hermès, F. Kambartel y J. Ritter, págs. 27-44. — Evandro Aga zzi, Introduzione ai problemi dell'assiomatica, 1962. AXIOMATISMO. Véase AXIOMA, MATEMÁTICA. AYER (ALFRED JULIUS) nac. (1910) en Londres, profesor en la Universidad de Londres (1946-59) y en la de Oxford (desde 1960), defendió en su primera obra sobre el lenguaje, la verdad y la lógica, las tesis capitales del positivismo ( VÉASE) o empirismo (v. ) lógicos, en particular la doctrina estricta de la veri168
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ficación (v.), la separación completa entre enunciados lógicos (tautológicos) y enunciados empíricos, la im posibilidad de la metafísica (v.) por constituir un conjunto de pseudo-pro posiciones, es decir, de enunciados que no pueden ser ni verificados empíricamente ni incluidos dentro del cálculo lógico y, finalmente, la necesidad de reducir la filosofía al análisis (v.). En la segunda edición de la mencionada obra, Ayer sometió algunas de las citadas tesis a revisión. En particular sucedió esto con el principio de verificación, que admitió no solamente en un sentido "fuerte", sino también, y sobre todo, en un sentido "débil", proporcionando, por consiguiente, un criterio más "liberal" del mismo. Sometió asimismo a revisión su tesis de lo a priori (v.) como puramente analítico-tautológico y, finalmente, insistió en los problemas que plantea el conocimiento empírico. Estos últimos problemas le condu jeron en su obra sobre las bases del conocimiento empírico a un examen a fondo de los datos de los sentidos (sense-data; véase PERCEPCIÓN ) con la conclusión de que no se trata de estados mentales, pero tampoco de modificaciones de ninguna substancia, física o biológica. Por el contrario, tales substancias —cosas materiales, conceptos mentales, etc.— deben ser entendidas en función de los mencionados datos. Esto desemboca en una concepción fenomenista (véase FENOME NISMO) análoga a las posiciones neutralistas de la filosofía a comienzos del siglo xx, pero apoyada en el análisis lógico y evitando tanto el realismo como el idealismo. Las influencias de Hume se hacen patentes en el análisis en cuestión, especialmente en lo que toca al problema de la causa ( VÉASE ). Este problema es uno de los más considerables para una teoría fenomenista, pero Ayer señala que, no obstante las dificultades planteadas al respecto, el fenomenismo puede afrontarlo mejor que ninguna otra doctrina. En su lección inaugural en Oxford sobre "filosofía y lenguaje" Ayer considera que la filosofía oxoniense del "lenguaje corriente" no es, ni es deseable que sea, una pura "filosofía lingüística", sino un análisis del lenguaje en tanto que describe hechos. De no ser tal, la filosofía lingüística se convertiría en un fin en sí misma o, mejor, en un medio que pretende-
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ría pasar por fin. Pues la filosofía se tar la noción democrítea de azar con la cable. Común al azar y a la suerte es debe interesar en las "fotografías" y de ausencia de una causa eficiente el hecho de designar acontecimientos no sólo en "el mecanismo de la cá- definida. (excepcionales) que tienen lugar mara fotográfica". Por otro lado, la Esta última noción se debe a Aris- cuando se entrecruzan series causales filosofía no debe ni tratar sólo de he- tóteles (Phys., II 5, 197 a 8: "Menes- independientes. Cuando una ardilla chos, ni sólo de teorías, sino de los ter es que sean indefinidas las causas se come una mazorca se han cruzado "rasgos arquitectónicos de nuestro sis- de lo que sucede por azar"). Pero dos series causales: la serie "vida y tema conceptual" en tanto que este el Estagirita no se adhirió por ello a movimiento de la ardilla" y la serie sistema pretende describir o explicar las ideas de Demócrito. Por el con- "crecimiento de la mazorca", produhechos. Lo cual marca, como Ayer trario, las criticó por cuanto declaró ciéndose el acontecimiento excepcional reconoce, un cierto "retorno a Kant", absurdo que el cielo —que obedece e inesperado (pero no inexplicable) bien que a un Kant sin ninguna "an- a movimientos más regulares que nin- llamado azar. Cuando alguien se dirige tropología a priori". guna de las cosas de la tierra— hu- al agora para marcar aceite y encuentra Obras: Language, Truth, and Lo- biese sido producido por azar o fuese allí a alguien que le debía dinero y que gic, 1936, 2a ed., 1946. — The Foun- algo en que suceden acontecimientos le paga, el dirigirse al agora es la causa dations of Empirical Knowledge, 1940. azarosos. El azar es algo que tiene per accidens de la cancelación de la — Philosophical Essays, 1954. — The lugar —cuando tiene lugar— en "las deuda. Dos series causales Problem of Knowledge, 1956 (trad. cosas terrestres" y especialmente en independientes — A, que va al agora esp.: El problema del conocimiento, los acontecimientos humanos. con un propósito, x; B, que va al 1962. — Privacy, 1960 (separata BriAristóteles proporcionó el primer agora con un propósito, y, pero no tish-Academy). — Philosophy and análisis detallado del concepto de siendo ni . ni y "cobrar una deuda" y Language, 1961 (lección inaugural en azar en la historia de la filosofía oc- "pagar una deuda" respectivamente— Oxford, 1960). — The Concept of a cidental. Después de examinar los se encuentran, produciéndose el Person and Other Essays, 1963. excepcional e cuatro diferentes tipos de causas (ma- acontecimiento AZAR. Vincent Cioffari (op. cit. terial, formal, eficiente, final [véase inesperado (pero no inexplicable) llainfra, págs. 1-5) hace observar que CAUSA], el Estagirita se pregunta mado suerte o fortuna: el pago de la el verso de Dante: Demócrito che il (Phys., II 4. 195 b 30 sigs.) si hay deuda. Sin duda, hay mucho que demondo a caso pone (Inferno IV 136) otro tipo de "causa". Por lo pronto, bati r en ambos casos. Del primer ha sido considerado por muchos parece haber otros dos tipos: el azar ejemplo puede decirse que podría autores como una errónea ( $:.)!3$)!#, traducido al latín por muy bien ocurrir que las ardillas cointer pretación que el poeta dio a las casus] y la suerte o fortuna ( ):(4, miesen normalmente mazorcas, por lo doctrinas cosmológicas del ato-mista traducido al latín por fortuna). Ambos cual, de modo corriente, y no sólo griego. Apoyándose en la autoridad tipos de "causas" se refieren a clases excepcional, se produciría la destrucde Eduard Zeller (Phil der acontecimientos que se distinguen ción de las mazorcas por las ardillas, Griechen, 12 a ed., I 789), algunos de de los ordinarios por un rasgo preemi- en cuyo caso faltaría el elemento de historiadores de la filosofía han pues- nente: la excepcionalidad. Ni el azar excepcionalidad requerido. Del seto de relieve que en la cosmología la suerte tienen que ver con cosas gundo ejemplo podría decirse que democriteana se afirma que el uni- ni que acontecen "siempre" o siquiera "la aunque el propósito . fuese "cobrar verso se halla regido por el principio mayor parte de las veces". Pero el azar la deuda", podría haber un mucho de necesidad. Ahora bien, puede ver- y la suerte son causas "reales", si de suerte en el haberla cobrado efecse en los autores antiguos (Aristóte- bien expresan un tipo de causalidad tivamente si B tuviese la tendencia a les, Phys. , II 4; Cicerón, De natura por accidente (causa per accidens). no cancelar las deudas. deorum, I 24,66) que Demócrito ha- Cuando un arquitecto de tez pálida El acontecimiento por suerte o for bía mant eni do que la formación del o con dotes musicales construye una tuna tiene una característica que no cielo y de la tierra tiene lugar por un casa, el arquitecto es la causa directa posee el acontecimiento por azar: el azar o, como escribió Cicerón, "con- (o una de las causas directas) de la que pudiendo ser el acontecimiento cursu quodam fortuito". Puede, pues, de la casa. Pero el tener objeto de un propósito, tenga lugar, hacerse remontar la idea filosófica de Construcción la tez pálida o el poseer dotes musi- cuando menos en una de las dos series azar a los presocráticos. Algunos ma- cales son sólo causas accidentales de causales, sin propósito. La suerte es nifiestan que en Demócrito tal azar tal construcción. El arquitecto es ne- mayor cuando el que va al agora para se refiere únicamente a la "necesidad cesario para la construcción de la casa, mercar aceite no tiene en aquel mociega", con lo cual terminan por iden- pero no es menester a tal fin que mento el propósito de cobrar su deutificar el concepto de azar con el de la tez pálida o posea dotes mu- da. Pero, una vez más, el hecho de fortuna (por lo menos en tanto que tenga haberla cobrado no es inexplicable ni este último es equiparado a las no- sicales. La suerte o fortuna —lo La distinción entre azar y suerte cociones de hado o destino [ VÉASE] ). rresponde grosso modo a la distinción misterioso. mismo que el azar— no son fundaEsto equivale, además, a identificar entre lo que sucede "accidentalmen- mentos irracionales de los aconteciel concepto de azar con el de comen los fenómenos naturales y lo mientos, sino, como ha escrito Aris pleta ausencia de finalidad. Cioffari, te" que sucede "accidentalmente" en los tóteles, "privaciones": la suerte es una por su lado, prefi ere (apoyándose en asuntos humanos. El que sea acciden- privación del arte, y el azar es una el Estagirita y en varios comentaris- tal excluye que sea necesario. Pero privación de la naturaleza (Met., 3 tas: Simplicio, Proclo, etc.) interpre- no implica que sea absurdo o inexpli- 3.1070 a 8). Es lo que expresa Santo 169
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Tomás en su comentario al Estagiri- por el hado (véase CIOFFARI, op. cit. ta: "Fortuna et casus sunt quasi de- infra, pág. 45 [las expresiones entre fectus et privationes naturae et artis" corchetes son nuestras]). Nos hemos (In Met. Aristotelis comm.). referido a varias ideas sobre el DestiLas ideas de Aristóteles antes des- no como fundamento de la fortuna o critas fueron discutidas (y, en su ma- suerte en el artículo sobre el primero yor parte, aceptadas) por varios co- de dichos conceptos (véase también mentaristas antiguos (en particular PREDESTINACIÓN ). Señalemos ahora por Simplicio). Pero un cierto número únicamente que con la introducción de autores tendieron a tratar la del aristotelismo en Occidente, las discuestión del azar —y especialmente tinciones propuestas por el Estagirita de la suerte o fortuna— como idéntica, fueron nuevamente admitidas y elao cuando menos similar, a la del boradas (por Alberto Magno y en destino ( VÉASE). Desde el punto de particular por Santo Tomás de Aquivista aristotélico, los conceptos de no, quienes emplearon las expresiones azar, suerte y fortuna son no sólo dis- casus y fortuna antes introducidas). tintos del concepto de destino (o ha- Santo Tomás trató con detalle estas do), sino hasta opuestos a él: los pri- cuestiones en varios escritos; impormeros conceptos describen aconteci- tantes al respecto son los siguientes mientos contingentes; el último (o úl- textos: Cont. Gent., I, 72, II, 92; III, timos), acontecimientos supuestamente 72, 74, 86, 92; S. theol, I. CIII; II. predeterminados. Si se imagina que los II, XCV; In Met. Arist. comm. , lec. acontecimientos llamados "azarosos" iii; In Phys. Arist. , comm. II. lect. 7. son, en rigor, consecuencia de una El problema del azar, especialmente necesidad, $.#$(5, , pero de una en tanto que suerte o fortuna, fue necesidad "pre-dicha" o "pre-estable- ampliamente tratado durante el Recida" mediante una cierta fuerza (per- nacimiento (por ejemplo, por Marsilio sonal o impersonal), el azar (o, me- Ficino) tanto en textos filosóficos co jor, la suerte o fortuna) será equiva- mo literarios. Una nueva identificalente al destino, &".3$23&(#,, fatum. El ción de los conceptos de suerte o fordestino será la "suerte" que le toque tuna y destino se abrió paso, apoyána cada cual (y hasta a cada "cosa") dose en "tradiciones populares", en en un encadenamiento universal pre- los estoicos y en ciertas especulaciosentado con frecuencia popularmente nes antropológico-cosmológicas. En la en la imagen de la rueda cósmica ("la medida en que dominó, durante la rueda de la Fortuna"). Estas ideas úl- época moderna, la idea de un encatimas coincidían con ciertas concep- denamiento causal estricto (cuando ciones "populares" y a la vez se ha- menos en los procesos naturales), los llaban vinculadas a diversas represen- filósofos modernos mostraron escasa taciones metafísico-cosmológicas de inclinación a ocuparse del problema las que hallamos ejemplos en los ór- nuevamente. Mas a partir del siglo ficos y en Platón (donde la suerte o XIX abundaron los análisis sobre el fortuna, )J(4, aparece a veces ligada a concepto de azar. Opiniones mantenila "oportunidad", $"2!(1 [Leg.,709 das al respecto han sido las siguientes: B], y en parte en los estoicos. "La (2) Hay efectivamente azar en toda la confusión de la Fortuna con el Des- realidad, tanto la natural como la sotino [Hado], siempre a punto de emer- cial o histórica; (2) No hay azar en la ger no bien establecida la oposición Naturaleza, pero lo hay en la histoentre ambas, debía de ser destacada ria; (3) El azar no existe más que por los estoicos como algo de hecho, como un concepto; se mantiene que si no de derecho. La [idea de] tras- hay azar sólo porque se desconocen cendencia [defendida, entre otros au- algunos elementos en el encadenatores, por Platón] había conseguido miento riguroso y universal de todos mantener las ideas aparte, si no para los fenómenos. Dios, cuando menos para el hombre. Entre los que han defendido la teoPero en la concepción estoica de la ría de que hay realmente azar mencausalidad como algo inmanente y ne- cionamos a Peirce, Cournot, Boutroux, cesario ello no era ya posible. La Emile Borel y François Meyer. SeFortuna podía ser para los estoicos a gún Peirce, el azar (chance) es un lo sumo un elemento subjetivo, una prin cipio re al . Peir ce consi dera el comprensión deficiente o incompleta tychismo (afirmación del azar) como de la concatenación causal producida una de las grandes categorías cosmo170
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lógicas, junto al synechismo (afirmación de la continuidad) y el agapismo (afirmación de la evolución). Cournot ha mantenido una doctrina sobre el azar semejante a la aristotélica. Según Cournot, hay dos tipos de series causales: las solidarias —que expresan el orden— y las independientes entre sí — que expresan el azar. — "Los acontecimientos producidos por la combinación o la coincidencia de otros acontecimientos pertenecientes a series independientes son los que se llaman acontecimientos fortuitos o resultados del azar" (Essai [Cfr. infra], t. I, pág. 51). Boutroux ha examinado el problema del azar en relación estrecha con la cuestión de la contingencia ( VÉASE). Según Borel, la necesidad y el determinismo pueden ser afirmados de la realidad globalmente, pero no de las realidades en particular; cuanto más particular es una realidad, tanto más azarosa es. El azar puede tratarse mediante leyes estadísticas que tienden a convertirse, pero sin jamás lograrlo, en "leyes absolutas". Borel indica que las leyes deterministas expresan "el estado más probable". Para François Meyer (Cfr. infra), el universo en estado corpuscular, que obedece a leyes estadísticas de la mecánica cuántica, representa "el estado de menor pro babilidad"; el universo "formado" re presenta "el estado de mayor pro babilidad". Actualmente se tiende a examinar la cuestión del azar en términos de pro babilidad. Nos hemos referido al asunto en diversos artículos (véase especialmente INCERTIDUMBRE [PRINCIPIO DE ] y PROBABILIDAD). El problema de la intención o falta de intención en el azar —que había desempeñado un papel tan importante en el pensamiento antiguo y en el medieval— no ocupa hoy día por lo común la atención de los filósofos. Sin embargo, el análisis de la noción de azar por Bergson tiene muy en cuenta el citado problema. Según Bergson, la idea de azar oscila entre la idea de causa eficiente y la de causa final sin detenerse nunca en ninguna de ellas. El azar no es un orden, sino la idea que tenemos de una situación y, por lo tanto, no puede entenderse sin mezclar a la idea de lo azaroso nuestra actitud expectante. De ahí ciertas confusiones en el examen de la noción de azar. Algunos califican de azaroso a lo que se opone a la intención cuan-