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MICROECONOM íA. TEORÍA YAPLICACIONES Tomo I - Las decisiones del consumidor y de ¡a empresa Jorge Fernández-Baca la. edición: enero 2000 1a. edición corregida: septiembre 2003, marzo 2005, agosto 2006, febrero 2008 Diseño de la carátula: Icono Comunicadores ISBN: 9972-670-603-21-3 Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú: 2008-02839
BUP-CENDI
Fernández-Baca Llamosas, Jorge M icroeconom ía: teoría y aplicaciones. -- Lim a : Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico, 2008. — (Biblioteca Universitaria) /MICROECONOMÍA /PRECIOS /CONSUMIDORES /ECONOMÍA DE M ERCADO /M ONOPOLIOS /OLIGOPOLIOS /ECONOMÍA DEL BIENESTAR/ 338.5 (CDU)
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ÍNDICE
Prólogo ................................................................................................................ 21 TOMO I: LAS DECISIONES DEL CONSUMIDOR Y DE LA EMPRESA I.
Campo y método de análisis de la microeconomía..........................27 1.
¿Qué estudia la microeconomía?................................................. 29 1.1 ¿Qué es la teoría económica?.............................................. 30 1.2 El punto de partida del enfoque económico: el individuo maximizador...................................................36 1.3 ¿Y dónde queda finalmente la distinción entre microe conomía y macroeconomía?.................................................39
2.
Los conceptos básicos del análisis microeconómico: racionalidad, costo de oportunidad y el principio del costo-beneficio................................................................................. 39 2.1 La racionalidad....................................................................... 40 2.2 El costo de oportunidad....................................................... 43 2.3 El principio del costo-beneficio.......................................... 46
3.
Algunas aplicaciones del análisis microeconómico al estudio del comportamiento hum ano....................................................... 48 3.1 Las decisiones sobre la salud y el tiempo de v id a.........49 3.2 Las decisiones relativas al matrimonio..............................50
4.
El rol del dinero y de los precios dentro del análisis microeconómico................................................................................51
5.
Las leyes de la oferta y la demanda............................................ 55
La economía y el orden social......................................................67
2.
El intercambio en el mercado: una conducta instintiva de los seres humanos............................................................................ 70
3.
Dos ejemplos ilustrativos sobre la importancia del mercado y del sistema de precios.................................................................. 73 3.1 El racionamiento del agua potable..................................... 75 3.2 El control de los alquileres: ¿más destructivo que un terremoto?................................................................................ 79
4.
El rol de los derechos de propiedad en el mercado................ 87 4.1 El derecho a excluir................................................................88 4.2 El derecho a usufructuar el recurso 90
5.
El rol del Estado y de la ideología en el funcionamiento del mercado
92
6.
El mercado frente a la cooperación voluntaria y la dirección central.............................................................................. 94 6.1 El mercado versus la cooperación voluntaria.................. 94 6.2 El mercado versus la dirección central 100
7.
El mercado y el bienestar............................................................ 104 7.1 El problema de base: la resistencia de los no-economistas a aplicar el método científico al estudio de los problemas sociales................................... 104 7.2 El mercado y la distribución del ingreso....................... 108 7.3 El mercado y el poder monopólico.................................110
Las decisiones del consumidor en un mundo con restricciones........ 1.
..
115
La restricción presupuestal.........................................................118 1.1 Los límites del gasto individual...................................... 118 1.2 Cambios en la restricción presupuestal......................... 122
2.
Las 2.1 2.2 2.3 2.4 2.5 2.6 2.7
preferencias y la utilidad......................................................128 Las relaciones de preferencia del individuo..................128 La función de utilidad.........................................................131 La utilidad cardinal y la utilidad marginal.................... 133 La utilidad ordinal y las curvas de indiferencia.......... 137 Propiedades de las curvas de indiferencia.................... 142 La tasa marginal de sustitución.........................................147 Algunas curvas de indiferencia especiales.................... 153
3.
La elección del consumidor.........................................................163 3.1 Propiedades marginales de la canasta óptima en un mundo con dos bienes................................................... 163 3.2 Algunos casos donde no se cumplen las propiedades marginales..................................................... 169 3.3 Otros casos donde no se cumplen las condiciones marginales: sustitutos perfectos, complementos perfectos y bienes neutrales...............................................173 3.4 Las condiciones marginales en el caso general de todos los bienes y servicios de la economía...................178 3.5 El multiplicador de Lagrange y la utilidad marginal del ingreso............................................................... 184
La función de demanda ordinaria............................................. 199 1.1 La función de demanda Walrasiana.............................. 199 1.2 La función de demanda ordinaria para un bien específico y la curva de demanda Marshalliana..........200
2.
Efectos de los cambios en el ingreso sobre la demanda ordinaria ....................................................................................... 203 2.1 La línea de consumo-ingreso y la curva de Engel........203 2.2 La elasticidad-ingreso de la demanda........................... 207
3.
Efectos de cambios en los precios sobre la demanda ordinaria .........................................................................................215 3.1 La línea de consumo-precio y la curva de demanda ordinaria................................................................................. 215 3.2 La elasticidad-precio........................................................... 217
3.3 3.4 3.5
Las elasticidades cruzadas: bienes sustitutos y bienes complementarios..................................................................224 Relación entre la elasticidad-precio de un bien, su elasticidad ingreso y sus elasticidades cruzadas......... 225 Cálculo de las funciones de demanda ordinaria a partir de las funciones de utilidad...................................227
4.
La función de demanda compensada o hicksiana.................232 4.1 Separando el efecto precio del efecto ingreso............... 233 4.2 Derivación gráfica de la curva de demanda compensada..........................................................................239 4.3 Derivación matemática de la curva de demanda compensada: la ecuación de Slutsky...............................247
5.
Las preferencias reveladas y la ley de la dem anda.............. 252 5.1 Los axiomas de la preferencia revelada.........................252 5.2 Construcción de las curvas de indiferencia a partir de las preferencias reveladas............................................ 256
La medición de los cambios en el bienestar de la sociedad......... 267 1.
La función de utilidad indirecta y la función de gasto......... 270 1.1 La función de utilidad indirecta....................................... 270 1.2 La función de gasto..............................................................273
2.
La variación equivalente y la variación compensatoria.......275
3.
El excedente del consumidor........................................................282 3.1 Definición y procedimiento de cálculo............................ 282 3.2 Relación con las otras medidas de cambio en el bienestar 287
4.
El costo social de las intervenciones del Estado..................... 289 4.1 Una digresión: el excedente del productor................... 290 4.2 Los controles de precios..................................................... 291 4.3 La prohibición de especular..............................................295 4.4 Los impuestos a los bienes y servicios............................ 299 4.5 La prohibición de importar un bien................................. 303
5.
Ejercicios
306
Ví. La tecnología de la producción.......................................................... 311 1.
El conjunto de producción de la empresa............................... 314 1.1 Programas de producción posibles y eficientes.......... 314 1.2 Los rendimientos de un conjunto de producción.......316 1.3 Convexidad de los conjuntos de producción................ 322 1.4 Un ejemplo numérico sobre los programas de producción posibles y eficientes.......................................323
2.
La función de producción y el mapa de isocuantas.............. 324 2.1 El caso de un solo factor de producción.........................325 2.2 Las etapas de la producción y la ley de los rendimientos decrecientes.................................................331 2.3 El caso de varios factores de producción.......................333 2.4 Las etapas de la producción en las funciones con varios factores de producción.......................................... 337
3.
La elasticidad de sustitución
4.
Algunas funciones de producción típicas............................... 358 4.1 Las funciones de producción homogéneas................... 358 4.2 La función de producción C ES......................................... 366
5.
La elasticidad total de producción y los rendimientos de la empresa..................................................................................369
VIL Las decisiones de producción eficientes.......................................... 375 1.
La empresa maximizadora de ganancias.................................378 1.1 El caso de un solo insumo variable.................. ...............379 1.2 El caso de dos o más insumos variables........................ 381 1.3 Un caso práctico................................................................... 384 1.4 La maximización de ganancias y la eficiencia social ..,388
2.
El principio general de la eficiencia económ ica.....................389 2.1 La maximización del volumen de producción con un presupuesto fijado de antemano................................390
2.2
La minimización del costo de producir un volumen
2.3
fijado de antemano........................................... Un caso práctico..............................
3.
Casos especiales de optimización..............................................403 3.1 Soluciones de esquina......................................................... 403 3.2 Racionamiento de un insumo........................... 406
VIII. La función de costos y la oferta de la empresa
3. IX.
395 400
413
La función de costos............................................. 1.1 El costo medio y el costo marginal............... 1.2 Las curvas de corto y largo plazo................. 1.3 Tres casos prácticos..........................................
416 416' 423 431
La función de oferta de la empresa........................ 2.1 La oferta y el costo marginal de la empresa 2.2 El caso de los costos hundidos
Las decisiones bajo incertidumbre................................................... 453 1.
La teoría de la utilidad esperada................................................456 1.1 Variables aleatorias y loterías. La esperanza matemática ............................................................................456 1.2 La paradoja de San Petersburgo y la utilidad esperada: un poco de historia...............................................................457 1.3 La teoría de von Neumann y Morgenstern....................461 1.4 Algunos casos prácticos..................................................... 463 1.5 La medición de la utilidad ................................................467 1.6 Las limitaciones de la teoría de la utilidad esperada: la paradoja de Aliáis .......................................................... 471
2.
La aversión al riesgo.......................................................................476 2.1 Definiciones básicas: aversión, propensión y neutralidad frente al riesgo................................................ 476 2.2 Indicadores empíricos del grado de aversión al riesgo: la prima por riesgo y el premium de probabilidad.......................................................................... 479
2.3 2.4
Aplicaciones: los seguros, las apuestas y la evasión de impuestos....................................................... 483 El índice de Arrow-Pratt como medida de la aversión al riesgo................................................................................... 490
3.
La medición del riesgo................................................................... 494
4
Los estados de la naturaleza y las probabilidades subjetivas..........................................................................................501 4.1 El marco general del enfoque de Savage........................503 4.2 La existencia de una relación de preferencias dependiente de los estados de la naturaleza................ 506 4.3 La teoría de las probabilidades subjetivas................... 507 4.4 La paradoja de Ellsberg...................................................... 508
5.
Algunas aplicaciones de la teoría............................................... 509 5.1 La gestión del portafolio con un activo riesgoso y otro no riesgoso.................................................................... 509 5.2 La decisión de comprar un seguro (primera versión)................................................................................... 512 5.3 La decisión de comprar un seguro cuando la utilidad es dependiente de los estados de la naturaleza 513
bibliografía.........................................................................................................523 Indice por autores............................................................................................. 535 Itul ice tem ático................................................................................................. 539
TOMO II: EL FUNCIONAMIENTO DE LOS MERCADOS Y EL BIENESTAR ECONÓMICO Prólogo.................................................................................................................. 21 X.
3.
Mercados com petitivos...........................................................................27 1.
El realismo del modelo de competencia perfecta.....................29
2.
La demanda y la oferta del mercado.......................................... 31 2.1 La función de demanda del mercado.............................. 31 2.2 La función de oferta del mercado 34
El equilibrio competitivo......................................................................... 38 3.1 El equilibrio de corto plazo................................................. 40 3.2 El equilibrio de largo plazo................................................. 42 4.
Efectos de la aplicación de un impuesto por unidad de producto .......................................................................................... 44 4.1 4.2
Los efectos inmediatos o de corto plazo...........................44 Los efectos mediatos o de largo p la z o .............................53
5.
Efectos de un impuesto de montofijo ..........................................56
6.
La competencia perfecta y el bienestar de la sociedad en su conjunto.........................................................................................58
7. Ejercicios................................ 61 / XI. El monopolio............................................................................................. 67 1.
La naturaleza de las barreras a la entrada................................. 70
2.
La maximización de ganancias del monopolista y la regla de la elasticidad inversa....................................................... 74 2.1 El caso general........................................................................ 75 2.2 El caso específico de una función de demanda lineal...........................................................................................79
3.
Los costos del monopolio...............................................................83 3.1 La pérdida de eficiencia social.............................................84 3.2 El rentismo........................................................................ 89
3.3
Objeciones sociopolíticas a los monopolios
97
■I.
IAcriminación de precios............................................................. 99 4.1 Discriminación perfecta o de primer grado.................. 104 4.2 Discriminación de segundo grado o autoselección..... 112 4.3 Discriminación de tercer grado........................................120
'i,
La política antimonopólica.......................................................... 133 5.1 El caso norteamericano........................................................135 5.2 El caso europeo..................................................................... 142 5.3 Otras experiencias................................................................ 144 5.4 El caso peruano..................................................................... 144
11 leonas de los mercados oligopólicos. Parte 1: juegos no cooperativos e interacción estratégica............................................. 153 I.
Principios básicos sobre la teoría de juegos............................157
2.
Descripción de un ju ego.............................................................. 158 2.1 La forma extensiva.............................................................. 158 2.2. La forma normal o estratégica.......................................... 161
3,
El equilibrio de N ash .................................................................... 163 juegos dinámicos y estáticos con información perfecta.......165
5.
Juegos con información casi perfecta........................................167
().
Juegos con información im perfecta..........................................171 6.1 El equilibrio de Nash Bayesiano.......................................171 6.2 Un juego de reputación con dos períodos ................... 175
‘' III Teorías de los mercados oligopólicos. Parte 2: principales modelos de oligopolio..........................................................................185 I.
Teorías del oligopolio estático..................................... 1.1 El modelo de Cournot: competencia vía cantidades..............................................................
188 188
1.2 1.3
El modelo de Bertrand: competencia vía precios Cournot versus Bertrand
La competencia en dos etapas....................................................216 3.1 Un modelo simple de competencia en dos etapas...... 217 3.2 Algunos ejemplos de competencia en dos e ta p a s...... 222
XIV. Los mercados de factores. Parte 1: el mercado lab o ral............... 235 1.
El mercado laboral y la determinación de los salarios: el marco general de análisis....................................................... 239
2.
La demanda de servicios de trabajo......................................... 242 2.1 La función de demanda de trabajo..................................242 2.2 El problema del salario mínimo reconsiderado 244 2.3 La demanda de trabajo vista como una demanda derivada.................................................................................. 248 2.4 La distribución del ingreso entre los factores de producción.............................................................................249 2.5 La asignación óptima del factor trabajo entre distintos empleos alternativos.......................................... 250
3.
La oferta de servicios de trabajo.................................................253 3.1 La curva de oferta de trabajo............................................253 3.2 El salario mínimo necesario para atraer a los trabajadores independientes............................................. 260
4.
Imperfecciones en el mercado laboral y sus efectos sobre el bienestar........................................................................... 262 4.1 Monopolio en el mercado del bien final..........................265 4.2 Monopolio en el mercado de servicios de trabajo (monopsonio)........................................................................ 268 4.3 La empresa doblemente monopólica: monopolio y monopsonio....................................................................... 271
4.4
Efectos de la intervención de un sindicato
273
5.
El mercado internacional del trabajo y las restricciones a la inmigración.............................................................................277
V Los mercados de factores. Parte 2: el mercado de bienes ilc capital................................................................................................... 287 1.
2.
La teoría neoclásica del capital y la tasa de interés...............289 1.1 Los orígenes de la teoría del capital................................289 1.2 Los conceptos de capital e inversión............................... 292 1.3 La teoría neoclásica de la tasa de interés........................294 La oferta de recursos de capital................................................. 295 2.1 La decisión entre consumo y ahorro................................295 2.2 Efecto de las variaciones de la tasa de interés sobre las decisiones de ahorro...................................................... 300 2.3 La tasa de preferencia por el tiem po.............................. 302
3.
La demanda de recursos de capital.......................................... 304 3.1 La curva de posibilidades de inversión..........................304 3.2 Las decisiones de ahorro e inversión de una empresa que se autofinancia............................................. 306 3.3 Las decisiones de ahorro e inversión de una empresa con acceso al mercado de préstamos.............................. 308 3.4 La función de demanda de recursos de capital............311
■I
El equilibrio en el mercado de bienes de capital................... 312 Criterios para las decisiones de inversión............................. 315 5.1 El teorema de la separación...............................................316 5.2 El criterio del valor actual neto......................................... 317 5.3 El caso del tiempo continuo...............................................320 5.4 La duración óptima de una inversión: la fórmula de Jevons...................................................................................... 321 5.5 La explotación óptima de un recurso no renovable.... 322
(>.
El costo del capital........................................................................ 326 6.1 ¿Qué tasa utilizar para evaluar una decisión de inversión?................ 326
6.2
El riesgo y el costo de oportunidad del capital: el modelo de precios para activos de capital (CAPM) ....328
7.
Determinantes de la tasa de interés.......................................... 333
8.
El capital humano...........................................................................336
XVI. La eficiencia del mercado. Parte 1: la economía del bienestar y de los procesos democráticos..........................................................347 1. Reseña histórica sobre la economía del bienestar
350
2.
Las 2.1 2.2 2.3 2.4 2.5
condiciones del óptimo de Pareto......................................358 Definición de los estados sociales óptimos....................359 El óptimo de distribución................................................... 366 El óptimo de producción.................................................... 376 El óptimo general de Pareto...............................................387 Implicancias del criterio de eficiencia de Pareto........... 391
3.
La función de utilidad social y los problemas que involucra..........................................................................................397 3.1 La función de utilidad social..............................................398 3.2 Problemas que involucra la función de utilidad social.......................................................................... 402 3.3 El principio de compensación de Hicks y Kaldor ^..... 409
4.
La teoría económica del proceso democrático.........................412 4.1 El problema de los bienes públicos.................. 413 4.2 El problema de la ignorancia política...........................415 4.3 El problema de los grupos de interés especiales.415 4.4 Las instituciones que fomentan la eficiencia del sistema democrático 421
XVII. La eficiencia del mercado. Parte 2: las supuestas fallas del mercado................................................................................. 429 1.
El mercado y la libre competencia: algunas aclaraciones conceptuales....................................................................................432
1.1 1.2
El rol de los derechos de propiedad y las instituciones......................................................................... 432 Los costos de transacción y sus efectos en la asignación de recursos.......................................................437
2.
La primera supuesta falla del mercado: las externalidades............................................................................... 441 2.1 La definición del problema................................................441 2.2 La solución clásica del problema: el análisis de Pigou....................................................................................... 447 2.3 La solución de Coase 448
3.
La segunda supuesta falla del mercado: los bienes públicos............................................................................................ 458 3.1 ¿Existen realmente los bienes públicos?......................... 458 3.2 La asignación óptima de los recursos en el caso de bienes públicos...................................................................... 462 3.3 El equilibrio con suscripción voluntaria......................... 466 3.4 El equilibrio de Lindahl...................................................... 468 3.5 El equilibrio socio-político-económico........................... 470 3.6 El voto mayoritario o la ley del agente m ediano.........473 3.7 Algunas consideraciones adicionales sobre los bienes públicos...................................................................... 476
4.
Los monopolios naturales........................................................... 483 4.1 Definición de monopolio natural..................................... 483 4.2 El problema de la tarificación de los monopolios naturales.................................................................................491 4.3 Métodos alternativos de tarificación para los monopolios naturales.......................................................... 495
Mihílografía..............................................................................................515 fmi ice por autores............................................................................................527 I milco temático
531
PRO LOGO Les mathématiques rí ont pas des symboles pour les idées confuses1 Henri Poincaré I ,a teoría microeconómica se encuentra en un proceso de revolución i.i i manente. Ya no es lo que fue hasta la década de los 1960's y los 1970's, i ii,indo se escribieron los famosos textos de corte intuitivo de Friedman, M.mmol/ Becker, Ferguson y Hirshleifer, por citar algunos de los más ini|loriantes; así como la recordada exposición algebraica de Henderson y 1 in.indt, y el fascinante libro de Malinvaud, que con increíble maestría MiiMcondujo de la mano hacia el empleo de las matemáticas modernas en . I .o i«ílisis del equilibrio general y la eficiencia del mercado. Pese a las diferencias de enfoque y de énfasis que uno puede . ncontrar en estos libros, todos tienen una característica en común, que es l,i ile analizar a las personas como entes abstractos maximizadores de iilllldad, que interactúan y toman decisiones en un mundo perfecto, i le'«provisto de valores y de instituciones. La ausencia de estos dos elemi mi los, valores e instituciones, fue enfatizada por Martin Shubik en un . místico survexj que él escribiera en 1970.2 En dicho trabajo Shubik decía, ni tono irónico, que los microeconomistas padecemos de una irrefrenable pasión irracional por la racionalidad, y que nuestra principal característi■,i es la de ver el mundo con "mentes pequeñas". Muchas cosas han cambiado desde que Shubik hiciera estas aprecianones. Las contribuciones de Nash, Akerlof, Grossman, Kreps, Milgrom,
1. trad.: Las matemáticas no tienen símbolos para las ideas confusas. 2. Shubik, Martin, "A Curmudgeon's Guide to Microeconomics", en Journal of I conomic Literature, vol. VIII, No. 2, junio 1970.
Spence, Fudenberg, Tiróle y Laffont, entre otros, en áreas como la teoría de juegos, la información y el riesgo, han hecho más realistas las predic ciones sobre la toma de decisiones de los consumidores. Asimismo han rehabilitado a la teoría del oligopolio de las merecidas críticas de esterili dad que hasta hace muy poco le eran dirigidas.3 Por otro lado, las contribuciones de autores como Ronald Coase, Douglass North, Harold Demsetz, Oliver Wiliamson, James Buchanan y Gordon Tullock, entre otros tantos, han demostrado que las instituciones sí importan, y que no tiene mucho sentido analizar las decisiones de los agentes en un medioambiente sin fricciones, si es que se quieren hacer predicciones realistas. Cuando hablamos de fricciones nos referimos a los costos de transacción que origina el contexto sociopolítico donde los agentes están interactuando, y que tienen que ver con la toma de decisio nes dentro del gobierno y el rol de los grupos de presión.4 El análisis de las llamadas fallas del mercado y de la toma de decisiones dentro del sector público, ha experimentado cambios radicales gracias a las contribuciones de estos autores. Sin embargo, falta aún integrar estas dos nuevas vertientes teóricas. Cuando esto ocurra, la microeconomía experimentará una revolución sin precedentes y su capacidad predictiva se verá tremendamente multipli cada. Esta será, obviamente, una revolución desde adentro, llevada a cabo por economistas que sin perder su espíritu crítico nunca abandona ron las herramientas del análisis económico. El presente libro refleja esta etapa de transición en la que se encuen tra la microeconomía. La exposición que se hace de las decisiones del consumidor, en los capítulos 3,4 y 5, y sobre las decisiones de la empresa, en tos capítulos 6, 7 y 8, está enmarcada dentro de los cánones de la teoría convencional. Lo más novedoso es ima presentación bastante completa de los criterios de variación equivalente y variación compensatoria, como
3. El lector puede encontrar una buena exposición de estas nuevas teorías en el libro de Mas-Colell, Andreu, Michael D. Whinston y Jerry R. Green, Microeconomic Theory, Oxford University Press, 1995. Para ver estas teorías en acción, se recomien da el libro de Tiróle, Jean, The Theory of Industrial Organización, MIT Press, 1988. 4. Una exposición bastante completa de estas nuevas teorías institucionalistas, se encuentra en el libro de Eggertsson, Thrain, Economic Behavior and Institutions, Cambridge University Press, 1990.
.illernativas al típico análisis del excedente del consumidor. El mismo .ipego a la tradición se puede encontrar en la presentación del modelo de competencia perfecta, en el capítulo 10, y en el análisis de los mercados de factores, en los capítulos 14 y 15. Sin embargo, este último capítulo, .pie trata sobre la teoría del capital, contiene una presentación bastante completa de los principales enfoques teóricos, incluyendo la venida a menos teoría austríaca del capital. También hemos incorporado aplicaciones i la explotación de recursos no renovables, la valoración de activos Hilanderos (el modelo CAPM) y el capital humano. Sin embargo, en el resto de capítulos se ha buscado marcar la diferencia con los textos tradicionales. El capítulo 9 contiene una presen tación detallada de la teoría moderna del riesgo, con aplicaciones a las i lecisiones de portafolio y al mercado de seguros. El capítulo 11, que trata «obre el monopolio, contiene un análisis extensivo de los modelos de discriminación de precios y sus aplicaciones, incorporando los últimos desarrollos de la teoría de la información para el diseño de técnicas de miloselección, que permiten resolver el problema de la discriminación de segundo grado. También se hace una exposición bastante completa de las Imlílicas antimonopólicas. Para el análisis de los mercados oligopólicos, se ha seguido la tendencia moderna, de dedicar un primer capítulo (el capítulo 12) a los modelos de teoría de juegos, que proporcionan la base para entender las nuevas teorías del oligopolio. Luego, en el capítulo 13, se presentan los modelos básicos del comportamiento oligopólico, distinguiendo los modelos estáticos de los dinámicos. El tratamiento de la teoría del bienestar también ha requerido de dos Mipftulos. El capítulo 16, presenta las principales teorías del máximo nuil imiento social (empleando la terminología de Aliáis), así como los problemas que involucra construir una función de utilidad social. Esto nos conduce al tema de la votación democrática para la toma de decisio nes del gobierno. Luego, en el capítulo 17 se discute el tema de las llama( I fallas del mercado, a la luz de las contribuciones de Coase y Baurnol, .coi como las teorías modernas de la subaditividad, la contestabilidad y las l.u llas no lineales.
Los capítulos 1 y 2 son autocontenidos y presentan una visión general de los temas que se van a tratar en el resto del libro. Ambos capítulos han sido diseñados para que los pueda entender un estudiante que está tomando su primer curso introductorio de microeconomía (Economía I en la Universidad del Pacífico). Cada capítulo contiene un número importante de ejercicios prácti cos. Muchos de ellos han sido tomados del libro de David de Meza y Michael Osborne, especialmente los que tienen la opción de verdadero o falso. El libro ha sido diseñado como un texto de microeconomía interme dia, aunque en realidad contiene un poco más de matemáticas que los textos que llevan este nombre. El nivel de matemáticas que exige se ubica a medio camino entre los dos libros de Hal Varian: Microeconomía Inter media y Análisis Microeconómico, que se encuentran entre los más popula res y mejor elaborados. Esta posición intermedia en cuanto al uso de las matemáticas es también producto de una simpatía personal tanto hacia el enfoque intuitivo de la escuela austriaca y la cada vez más venida a menos "tradición de Chicago", como hacia los economistas matemáticos franceses como Aliáis, Debreu y Malinvaud, que siguen casi al pie de la letra el lema de Poincaré: Les mathématiques nont pas des symboles pour des idées confuses, que da inicio al presente prólogo. Escribir este texto de microeconomía es mi más antiguo sueño dorado. Fue Claude Fourgeaud, mi profesor en la Universidad de Paris I, quien me hizo percatar de que la microeconomía es, en realidad, una manera de ver el mundo. Con Fourgeaud, los áridos textos de Debreu y Malinvaud se convertían en un recetario de cocina para analizar el mundo a nuestro alrededor. Cualquier problema, habido y por haber, se podía resolver planteando el programa de optimización, aplicando el teorema de Kuhn Tucker y observando los precios duales. La exposición magistral de Fourgeaud, al igual que la música del flautista de Hamelin, nos hipnotizaba y nos conducía por un reino encantado. Fourgeaud nos dejó en 1990, y quisiera que este libro se convierta en un homenaje al más grande de mis maestros.
5. de Meza, David y Michael Osborne, Problems in Price Theory, Phillip Alian Publishers Limited, 1980.
Otra vertiente de inspiración fue mi paso por el Instituto Libertad y I )emocracia (ILD) entre 1985 y 1990. Gracias a Hernando de Soto no sólo pude aplicar la teoría económica al análisis de los problemas concretos ilel Perú, sino que tuve la suerte de conocer y dialogar con muchos de los .nitores que se citan en varias partes de este libro: Douglass North, Mancur Olson, Gordon Tullock y Arthur Denzau, entre los más conoci dos. A través de Douglass North, y algunos de sus colegas en la Wa shington University, en la ciudad de Saint Louis, como Lee Benham y l’hil Keefer, pude apreciar la real magnitud de las contribuciones de Konald Coase a la teoría microeconómica moderna. Luego, entre 1993 y 1996 tuve la oportunidad de desempeñarme como Presidente del Tribunal del INDECOPI (Instituto de Defensa de la
Mises, F. A. Hayek y Milton Friedman, sin cuyas ideas no existiría la teoría económica, tal como la conocemos, y el mundo sería probablemen te muy distinto. Para terminar quisiera agradecer a Renzo Massari, quien me ayudó a preparar los borradores preliminares para los primeros capítulos. A Renzo también le debo algunas de las citas que aparecen al inicio de algunos capítulos. Finalmente, un agradecimiento a Alexandra Ramírez, por su paciencia y dedicación para revisar y corregir cada uno de los gráficos, así como a Carmen Cheng y Claudia Espinar, por su valioso apoyo secretarial.
1 CAMPO Y MÉTODO DE ANÁLISIS DE LA MICROECONOMIA
A w shucks, bccause I stood oti the shouldcrs of giants / sato so fiar Isaac Newton
1.
¿Qué estudia la microcconomía?
Es bastante usual entre los economistas considerar que su discipli na (la teoría económica) está compuesta de dos grandes bloques de conocimientos: i)
Un primer bloque orientado al estudio de las decisiones indivi duales de los agentes económicos (consumidores y empresas) y los efectos de estas decisiones sobre los mercados; y es lo que co múnmente conocemos como Microeconomía.
ii)
Un segundo bloque que estudia los grandes agregados económi cos como el consumo y la inversión totales de una nación, el gasto público, la oferta monetaria y los componentes de la balanza de pagos; y es lo que solemos denominar Macroeconomía.
Esta división siempre ha planteado la interrogante de si debe existir o no un método de análisis distinto para cada uno de estos bloques. Durante mucho tiempo los economistas pensaron que el comportamiento de los grandes agregados como, por ejemplo, el consumo privado total y la inversión privada, tenía una lógica distinta de las decisiones de consu mo y de inversión de las familias y las empresas, que justificaba un análisis independiente. Sin embargo, los avances experimentados en las últimas décadas han permitido replantear este punto de vista, al extre mo de que muchas veces las diferencias entre ambos bloques es mucho más sutil de lo que parece a primera vista. Este replanteamiento, como veremos a continuación, tiene mucho que ver con la concepción que tienen los economistas sobre su disciplina, es decir, sobre el objeto de análisis y el enfoque que emplea la teoría económica.
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1.1 ¿Qué es la teoría económica? Desde el siglo pasado los economistas están de acuerdo en definir su disciplina como una teoría de las decisiones, considerando que las personas son conscientes de que cada alternativa tiene ventajas y des ventajas, beneficios y costos. Y, sobre la base del conocimiento - aunque sea imperfecto- que tienen las personas sobre las consecuencias de cada alternativa, eligen la que mejor les conviene para conseguir su objetivo. Lo que ha cambiado en el enfoque de los economistas es el tipo de decisiones que caen dentro del ámbito de estudio de la teoría económica. Como se puede apreciar a continuación, este cambio de enfoque ha sido posible gracias al aporte de grandes economistas que han logrado con vertir a esta disciplina - con todas sus imperfecciones - en la más desarro llada de las ciencias sociales. Este es probablemente el mejor lugar para volver a citar la famosa frase de Isaac Newton que aparece al inicio de este capítulo: "si pude ver tan lejos es porque estuve sobre los hombros de gigantes”, que Paul Samuelson menciona en sus Fundamentos del Análisis Económico (1947), y que podría convertirse en el lema de todos los econo mistas. a.
El enfoque tradicional
Durante mucho tiempo los economistas han asociado la teoría económica con el estudio de sólo una parte de las experiencias humanas, más específicamente, con su afán de búsqueda de bienestar material. Esta es la idea que tenía en mente uno de los economistas británicos clásicos más brillantes del siglo XIX como John Stuart Mili, cuando formuló la siguiente definición de economía política, que es el nombre que antes se le daba a la teoría económica: "La economía política puede ser definida, entonces, como la ciencia que describe las leyes de aquellos fenómenos de la sociedad que surgen de las operaciones combinadas de los seres humanos para la producción de riqueza, hasta el punto en que estos fenómenos no se vean modifica dos por la búsqueda de cualquier otro objetivo"1 1. Stuart Mil!, John, "On the Dcfinition of Political Economy and the Method of Investigaron Proper to It“, 1836, reimpreso en Essays on Some UnstHltd Queshons o f
Cam po y método de análisis de la microeconomía
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Mili complementaba esta definición señalando que, en este afán de adquirir y consumir riqueza, las personas actúan racionalmente, eva luando la eficacia comparativa de los medios que están a su alcance para conseguir dicho objetivo. En otras palabras, las personas buscan obtener la mayor riqueza posible con el menor costo posible. De acuerdo con este criterio, la teoría económica sólo es capaz de predecir aquellos fenómenos dentro de la sociedad que tienen lugar como consecuencia de la búsqueda de la riqueza. Hace abstracción de cualquier otra pasión o motivación humana, excepto aquellas que pueden ser consideradas como principios perpetuamente antagónicos con el deseo de riqueza, principalmente la aversión al trabajo y el deseo de disfrute inmediato de los sacrificios costosos. El estudio de las otras pasiones o motivaciones humanas correspondía a otras disciplinas de las ciencias sociales como la sicología, la sociología o la ciencia política. Esta concepción de lo que era o debía ser el campo de estudio de la teoría económica predominó hasta fines del siglo XIX, tal como podemos apreciar en la definición de otro gran economista británico como Alfred Marshall, considerado como uno de los padres de la economía moderna: "La economía es, por un lado, una Ciencia de la Riqueza; y, por otro lado, aquella parte de la Ciencia Social de la acción del hombre en socie dad, que trata sobre sus esfuerzos para satisfacer sus necesidades, en la medida en que estos esfuerzos y necesidades son capaces de ser medidos en términos de riqueza, o en su representación más general que es el dinero."2 Marshall estaba convencido de que restringir el campo de estudio de la teoría económica a únicamente aquellas acciones de los seres humanos orientadas a conseguir riqueza, no era tan limitativo como podría pensarse a primera vista: la búsqueda de riqueza no sólo consti tuía una de las motivaciones más importantes del comportamiento humano, sino que era la que consumía la mayor parte de su tiempo. M itical Economy, 1844 (tercera edición Londres: Longmans Creen & Co., 1877, pp. 120-164). 2. Marshall, Alfred, Principies o f Economics, 1890 (octava edición, Londres: Macmillan,1920).
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Empleando las propias palabras de Marshall, el carácter de los seres humanos ha sido moldeado por su trabajo diario y por los recursos materiales que consigue con este trabajo, más que por cualquier otra influencia excepto la de sus ideales religiosos; y los dos grandes agentes formadores de la historia del mundo han sido los religiosos y los económicos. En todas partes el ardor del espíritu militar o el artístico han sido predominantes durante algún momento; pero las influencias religiosas y económicas no han sido desplazadas del primer lugar en ninguna parte, incluso durante algún tiempo; y ellas han sido casi siempre más importantes que todas las otras juntas. Los motivos religiosos han sido más intensos que los económi cos, pero sus acciones directas rara vez se extienden a una parte tan grande de la vida. Esto se debe a que la actividad mediante la cual una persona gana su vida generalmente llena sus pensamientos durante la mayor parte de las horas en que su mente está más clara; durante estas horas su carácter se forma por la manera en que ella usa sus facultades en su trabajo, por los pensamientos y sentimientos que éste le sugiere, y por sus relaciones con sus asociados en el trabajo, sus empleadores o sus empleados.3
En síntesis, hasta fines del siglo XIX la teoría económica permane ció como una ciencia de los aspectos económicos de la acción humana, una teoría de la riqueza y del interés egoísta. Sólo se ocupaba de las decisiones humanas en la medida en que éstas estaban motivadas por el móvil de la ganancia; y afirmaba que hay otras clases de acciones del hombre cuyo estudio incumbe a otras ciencias sociales como la sicología, la sociología o la ciencia política.
El tiempo demostró, sin embargo, que este enfoque era limitativo y que la teoría económica no sólo tenía muchos puntos de conexión con las otras ciencias sociales, sino que era capaz de analizar y predecir los resultados de muchas otras decisiones de los seres humanos, distintas del simple afán de conseguir riqueza.
3.
Ibid.
Campo y método de análisis de la microeconomia
b.
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El enfoque moderno
A fines del siglo XIX tuvo lugar una revolución en el enfoque y método de análisis de la teoría económica, cuyas consecuencias recién comenzaron a hacerse visibles en la segunda mitad del presente siglo. De acuerdo con este nuevo enfoque, cuyas características serán descritas más adelante en este capítulo, la economía puede ser considerada como una ciencia general de la elección humana. Como bien señalaba el economista austríaco Ludwig Von Mises, en el acto de elegir, las personas no sólo están optando entre diferentes objetos y servicios materiales. Todos los fines y los medios, las considera ciones tanto materiales como morales, lo sublime y lo vulgar, lo noble y lo innoble, son clasificados en una escala única y sometidos a una decisión que toma una cosa y descarta otra. Nada de lo que las personas desean obtener permanece fuera de este ordenamiento, en una única gama de graduación y de preferencia. De esta manera, de la economía política de la escuela clásica emerge una teoría general del accionar humano, la
praxeologin.* Para tener una idea más clara de lo que implica este nuevo enfoque, remitámonos a la definición de Lionel Robbins: "La economía es la ciencia que estudia el comportamiento humano como una relación entre fines y recursos escasos que tienen usos alternativos." 45 Como bien señalaba Robbins, en la medida en que cada acción humana involucra tiempo y otros recursos limitados para conseguir un fin, implica sacrificar estos recursos que podrían dedicarse a otros fines. Es decir, tiene un aspecto humano. Y, si somos capaces de distinguir estos fines según su orden de importancia, entonces nuestro comportamiento toma la forma de elección.
4. Von Mises, Ludwig, Human Action: A Treatise on Economía, Yate Universily Press, 1949. 5. Robbins, Lionel, An Essay on the Na ture and Significance o f Economic Science, Londres: Macmitlan, 1935.
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Podemos llegar, sin embargo, a una definición más precisa y conci sa, si modificamos ligeramente los términos que utilizó Robbins, para decir
La economía es el estudio de la asignación de recursos escasos entre usos ilimitados y competitivos."
Esta definición contiene tres aspectos que son esenciales para definir si estamos o no ante un problema económico. Primero que nada, los recursos con los que contamos para satisfacer nuestras necesidades deben existir en cantidades limitadas y tenemos que ver la mejor forma de racionarlos. Si estos recursos fueran abundantes, como el aire, y no tuviéramos necesidad de racionarlos, no tendríamos un problema económico. Sin embargo, esta condición no es suficiente. La segunda condición es que los recursos no solamente deben ser escasos, sino que deben tener usos o fines alternativos, de tal manera que tenemos que decidir en cuál o cuáles de estos usos los vamos a utilizar. Así, por ejemplo, Robbins explicaba que si hubiera un maná que cae del cielo para alimentar a una población que está hambrienta en el desierto, y este maná no puede intercambiarse por otras cosas, ni posponerse su uso (porque se descom pone rápidamente), no estaríamos ante un problema que sea de la compe tencia de los economistas, aun si el maná es escaso. Y, finalmente, las personas deben ser capaces de distinguir entre los distintos usos o fines, según su orden de importancia. Si una persona tiene dos fines y un medio de satisfacerlos, pero ambos fines son de igual importancia, su posición sería, como señala Robbins, la misma que la del asno de Buridan, paralizado a medio camino entre un lote de heno y una cubeta de agua, porque no podía decidir respecto a si debía satisfacer primero su hambre o su sed.6
6. Reiss, Albert, "Economics", en International Encyclopaedia o f the Social Sciences; D.E. Sills, ed., Nueva York: Macmillan y Free Press, 1968.
Campo y mélodo de análisis de la microeconomía
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Pero, cuando el tiempo y los medios para conseguir los fines son limitados y capaces de tener aplicaciones alternativas, y podemos ordenar los fines en orden de importancia, entonces nuestra conducta implica realmente una elección que tiene un aspecto económico. En realidad la mayor parte de las decisiones que tomamos durante nuestra vida tienen esta característica. Con excepción de algunos, como el aire, que al ser ilimitados tienen el carácter de "bienes libres", el tiempo, nuestras habilidades y los medios materiales para conseguir los fines son limitados. Hemos sido expulsados del Paraíso. La escasez de medios para conseguir fines con orden variante de importancia, es una condición casi ubicua del ser humano. c.
Implicancias del enfoque moderno de la teoría económica. Su relación con las otras ciencias sociales
La definición de economía en términos de recursos escasos y fines competitivos permite extender su campo de acción al estudio de proble mas totalmente nuevos. En efecto, como bien señala Gary Becker "La escasez y la elección caracterizan a todos los recursos que se asignan mediante el proceso político (qué industrias deben pagar im puestos, cuán rápidamente debe incrementarse la oferta monetaria y si conviene ir a la guerra); dentro de la familia (incluyendo las decisiones sobre la pareja matrimonial, el tamaño de la familia, la frecuencia de la asistencia a la iglesia y la asignación del tiempo entre las horas de dormir y de caminar); por los científicos (incluyendo las decisiones sobre la asignación de su tiempo para pensar y la energía mental para distintos problemas de investigación); y otros más en una variedad sin límite."7 Se puede añadir a esta lista otros temas como el de la pobreza, la discriminación, la burocracia, el crimen, la fertilidad, el suicidio, la salud, la ética, el medio ambiente, las reglas de votación, los sistemas judiciales, y otros tantos que han sido tratados recientemente por los economistas.
7. Becker, Gary, The Economic Approach to Human Bchavior, The University oí Chicago Press, 1976.
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En opinión del mismo Gary Becker, el campo de acción de la eco nomía se ha vuelto tan amplio, que parecería que no existen límites bien definidos con las otras disciplinas de las ciencias sociales. Sin embargo, lo que realmente distingue a la economía no es su objeto de estudio, sino su método. En efecto, muchos tipos de comportamiento pueden constituir el objeto de estudio de varias disciplinas distintas. Así, por ejemplo, el comportamiento relacionado con la fertilidad es considerado como parte de la sociología, la antropología, y probablemente también la política. Pero sólo la economía va a analizar la fertilidad como el resultado de la decisión de una pareja respecto a cuántos hijos tener, en lugar de otros bienes competitivos como más ocio, más viajes, más y mejores automóvi les, entre otros. La teoría económica, con su método especial de análisis, puede ofrecer puntos de vista enriquecedores sobre el tema, pero esto no significa que el aporte de las otras disciplinas deje de ser importante.
En síntesis, lo que realmente caracteriza a la economía y la distingue de las otras disciplinas de las ciencias sociales es su enfoque: el estudio de las decisiones humanas como un problema de asignación de recursos hu manos entre usos ilimitados y competitivos. Esto es lo que comúnmente se denomina el enfoque económico.
1.2
El punto de partida del enfoque económico: el individuo maximizador
La economía ofrece una metodología propia para estudiar al ser humano, que parte del comportamiento del individuo y, sobre esta base, construye hipótesis para los grupos. Esta es la diferencia fundamental con la sociología, que parte directamente del análisis de los agregados sociales y los grupos para entender cómo funcionan las instituciones y las organi zaciones sociales. Así, por ejemplo, mientras que la sociología estudia los sindicatos desde el punto de vista de los intereses del grupo de trabajado res, empleando frecuentemente el concepto de conciencia sindical, la economía estudia cuáles son los intereses de cada trabajador, tomado individualmente, que lo inducen a formar o afiliarse a un sindicato. Por otro lado, a diferencia de la sicología, la economía no busca entender el complejo funcionamiento de la psiquis humana, sino el
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aceptar unos pocos principios sencillos respecto al comportamiento de las personas, de los cuales se pueda derivar una teoría de la elección: i.
El primer principio es que toda persona actúa con un propósito definido, que es el de satisfacer lo que ella desea. Su comporta miento está ligado a sus propios actos y si bien puede haber fuerzas externas que lo afectan, éstas restringen pero no determinan sus de cisiones
El economista reconoce que la mayor parte de las decisiones de las personas tienen lugar dentro de un grupo de referencia. El ser humano es social por naturaleza y toma sus decisiones generalmente dentro de su familia, su trabajo, el grupo de amigos, el partido político, y así por el estilo. Sin embargo, el análisis que realizan los economistas distingue dos etapas. La primera consiste en identificar a una persona que quiere y desea cosas, ya que sólo ella sabe lo que realmente desea. En la segunda etapa se amplía este comportamiento a un grupo, cuya conducta es consecuencia de las acciones individuales de las personas que lo confor man; pero ello no implica dejar de considerar que hay ciertas característi cas del grupo (por ejemplo, su tamaño y estructura), que restringen cada una de las decisiones individuales. Así, por ejemplo, el comportamiento de una persona dentro de una organización cuyo principal objetivo es maximizar ganancias en un mercado competitivo, suele ser bastante distinto del comportamiento de otra persona que trabaja para una orga nización que persigue otros objetivos, como por ejemplo una entidad gubernamental, una empresa cooperativa o una universidad sin fines de lucro. ii.
El segundo principio es que las personas actúan racionalmente. La noción de racionalidad que manejan los economistas puede ser re sumida en tres proposiciones:•
•
Cada persona tiene sus preferencias. Esto no es otra cosa que decir que ella es capaz de identificar, dentro de ciertos límites, lo que quiere y lo que no quiere. Esta misma persona es capaz de ordenar sus preferencias con un orden específico.
•
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•
Finalmente, ella escoge una opción dentro de esta lista, que es aquella que maximiza su satisfacción.
Este principio del individuo maximizador suele generar dos gran des malinterpretaciones entre las personas que no son economistas. La primera de ellas es la que considera que la teoría económica sólo conside ra una de las facetas de los seres humanos, es decir su lado egoísta, y que, por lo tanto, es incapaz de explicar las decisiones humanas cuando están basadas en actitudes de tipo altruista. Esta malinterpretación es muy común entre las personas de ideología socialista y ciertos sectores religiosos, quienes suelen sostener además que la teoría económica fomenta el egoísmo de las personas y obstruye la búsqueda de otras formas de resolver los problemas económicos, basadas en el altruismo y la solidaridad. Lo que la teoría económica realmente sostiene es que los seres humanos prefieren, en general, tomar sus propias decisiones, de acuerdo con su comprensión de las cosas. No les gusta renunciar a su derecho de tomar decisiones que afectan a los diversos aspectos de su vida, sean éstos de mucha o poca importancia, y sin importar que el motivo princi pal de la decisión sea su propio egoísmo, la amistad o la solidaridad con otras personas. Les gusta decidir cuándo van a ser altruistas, durante cuánto tiempo y quiénes se van a beneficiar de este altruismo. La segunda malinterpretación es que detrás de cada decisión individual existe, aparentemente, un proceso de análisis muy complejo, que requiere de mucha información y de mucho tiempo y recursos para procesarla y elegir la mejor opción; lo que obviamente está lejos del alcance de cualquier persona común y corriente. Para responder a esta objeción, podemos mencionar el ejemplo que dio Milton Friedman de un jugador de billar, que no necesita conocer las leyes de la física, ni realizar cálculos matemáticos complejos, para hacer una buena jugada. Lo que realmente importa es que, al igual que el jugador de billar, las personas actúan intuitivamente y al final terminan tomando decisiones tal y como si actuaran racionalmente.®8
8. Friedman, Milton, 'The Methodology of Positive Economics", en Essays on Posilívc Economía, The University of Chicago Press, 1953.
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En síntesis, el enfoque económico se caracteriza por tomar como una unidad de análisis al individuo maximizador, cuyas decisiones responden a sus gustos y preferencias, dentro de las restricciones que le impone el am biente que lo rodea.
Como bien señala D.N. McCIoskey, el empleo de este enfoque económico es lo que permite distinguir a los economistas de aquellos que no lo son.9 13
¿Y dónde queda finalmente la distinción entre microeconomía y macroeconomía?
Desde comienzos de la década del 70, los macroeconomistas han comenzado a estudiar los grandes agregados empleando el enfoque eco nómico. Es decir, ahora parten del análisis de las decisiones individuales para estudiar los problemas de crecimiento, balanza de pagos, desem pleo, inflación, así como los efectos de las políticas gubernamentales. Esto significa que ahora tanto la Microeconomía como la Macroeco nomía emplean el mismo enfoque y lo único que las diferencia es el objeto de análisis:
La microeconomía se concentra en la formación de los precios relati vos y sus efectos sobre las decisiones de los agentes económicos. 1.a ma croeconomía, en cambio, se concentra en la determinación del nivel general de precios, las tasas de interés, la producción y el empleo en el corto y en el largo plazo.
2.
Los conceptos básicos del análisis microeconómico: racionalidad, costo de oportunidad y el principio del costo-beneficio
Veamos a continuación cuáles son los dos conceptos que están detrás de todas las teorías y los modelos que emplea el análisis microeco-
9. McCIoskey, D.N. The Applied Theory o f Pnce, Nueva York: Macmillan, Publishing Co., 1982.
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nómico. El primero de ellos es el de la racionalidad, como el supuesto fundamental de la conducta de los agentes económicos. Y, el segundo, que en realidad es el del costo de oportunidad, como guía para la toma de decisiones. 2.1
La racionalidad
Como ya hemos visto en la sección 1.2, por racionalidad entendemos la capacidad que tiene cada persona para evaluar diferentes alternativas y elegir aquella que maximiza su satisfacción. Esto a su vez nos lleva a suponer que existe una gama de alternativas de donde escoger. Esta gama de opciones está limitada por fuerzas externas que, sin embargo, no determinan el comportamiento, en el sentido de que no fuerzan a la persona a escoger una opción específica. En otras palabras, el rango de opciones no es tan amplio como uno lo desea, pero de todas maneras existe. En efecto, por más que las opciones estén restringidas o limita das - ya que el individuo no puede obtener literalmente todo lo que quiera- siempre es posible escoger, y encima, se tiene necesariamente que escoger. Ejemplo: Tú tienes que leer varios capítulos de este libro para el examen de mañana de Micro 1, pero también podrías emplear todas o parte de las horas que tienes disponibles para hablar con tus amigos(as) por teléfono. Si a ti te interesa pasar tu examen, pero también deseas conversar con tus amistades, entonces las dos alternativas son considera das como bienes, dado que te reportan satisfacción. Tú tienes ahora un problema económico de elección, pues tienes que decidir cómo utilizar las horas que tienes a tu disposición (un recurso escaso) para asignarlas entre estos dos fines alternativos. Supongamos que si dedicas todas las horas que te quedan únicamente a estudiar, vas a poder avanzar 5 capítulos de este libro, y, si te dedicas únicamente a conversar podrías realizar 10 diálogos por teléfono con tus amigos(as). Podemos representar gráficamente este problema de elección utilizando un diagrama cartesiano, como el que se muestra en la Figura 1.1, donde el número de conversaciones está representado en el eje horizontal y el número de capítulos leídos en el eje vertical.
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En esta gráfica los puntos A y B representan el número máximo de capítulos leídos y de conversaciones telefónicas que puedes obtener, respectivamente, si te dedicas únicamente a una de las dos actividades. Sin embargo, es muy probable que encuentres inaceptables estos puntos A y B, dado que preferirías una opción menos extrema que te permita realizar un poco de las dos cosas, es decir, estudiar menos de 5 capítulos y hacer algunas llamadas. El conjunto de combinaciones entre las que vas a elegir está representada por la recta AB, que viene a ser tu restricción presupuestal, y a la que también podemos denominar línea o recta presupuestal. Tú no puedes ubicarte por encima de esta línea por que, dadas las horas que te quedan, así como tu capacidad de lectura y la duración promedio de tus llamadas (tus amigos y /o amigas no permiten que les cortes la conversación), dichas combinaciones te resultan inalcanzables.
Figura 1.1: Recta presupuesta! para elegir entre conversaciones telefónicas y capí tulos leídos de tu libro de Microeconomía. Tú puedes elegir entre dedicar todo tu tiempo a realizar 10 conversaciones o a leer 5 capítulos, pero también puedes realbar todas las combinaciones a lo largo de la recta AB, o debajo de ella.
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Por otro lado, si bien es cierto que puedes ubicarte por debajo de la recta AB, ninguno de los puntos que están dentro de esta zona van a significar una decisión eficiente para ti. ¿Por qué? Vayamos por partes. En primer lugar, todos los puntos que están dentro del área delimitada por el triángulo AOB son alcanzables para ti, y representan tu "conjunto de posibilidades de consumo". Pero, tu elección va estar sólo dentro de tu línea presupuestal, o sea, la recta AB, dado que los puntos que están por debajo no te interesan. Así, por ejemplo, si consideras cualquier combina ción dentro de esta zona, como el punto Q, la vas a encontrar ineficiente en el sentido de que estás desperdiciando tu tiempo disponible para leer más capítulos, conversar más o hacer un poco más de ambas cosas. En efecto, si pasas del punto Q a un punto cualquiera de la recta AB, tal como P, tendrás más conversaciones y leerás más capítulos que si te quedas en Q. En otras palabras, tu elección va a recaer necesariamente sobre cualquiera de las combinaciones sobre la recta AB. La decisión final respecto a cuál de los puntos de la línea AB vas a elegir, dependerá de tus preferencias. Pero, este tema lo reservamos para el siguiente capítulo. Por otro lado, cualquier cambio en este escenario o en tus capacida des de leer o conversar va a terminar afectando el rango de oportunida des a tu disposición, así como tu decisión final. Así, por ejemplo, puedes tomar clases de lectura veloz que te permitan leer 10 capítulos en lugar de 5 para el examen, suponiendo que dedicas todas tus horas libres al estudio. Como veremos a continuación, aun si tu habilidad para conver sar se mantiene constante, esta mejora en tu habilidad para leer también te va a permitir incrementar el número de conversaciones con tus amigos y /o amigas. En efecto, si el número máximo de capítulos que puedes leer au menta de 5 a 10, tu nueva línea presupuestal va a estar dada ahora por la recta CB en la Figura 1.2. Como se puede apreciar, el intercepto B sobre el eje horizontal es el mismo de antes, dado que tu capacidad de conversar es la misma. Es decir, tu recta presupuestal ha rotado hacia arriba, tomando como eje el punto B. Esta nueva línea presupuestal te permite mejores opciones que antes, tanto para estudiar como para tener conver saciones. Tu "conjunto de posibilidades de consumo" se ha ampliado. Antes era el espacio delimitado por el triángulo AOB, y ahora es el
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espacio que delimita el nuevo triángulo COB. Sin embargo, tu elección va a estar sólo dentro de la línea CB; y esta elección va a seguir dependiendo de tus preferencias.
Número de capítulos leídos
Número de conversaciones Figura 1.2: Rotación hacia arriba de la recta presupuesta!. Si aumenta tu capacidad de leer, la recta presupuesta! rota hacia arriba, tomando como eje de rotación el eje de las abscisas. El intercepto en el eje de las ordenadas se desplaza hacia arriba
En síntesis, el individuo racional toma sus decisiones sobre la base del conjunto de combinaciones realizables de acciones que están a su disposi ción y elige aquella que maximiza su satisfacción.
2.2
El costo de oportunidad
Cuando los economistas hablamos del costo de las cosas, no nos estamos refiriendo al precio que hemos pagado o que tenemos que pagar para conseguirlas. Nos referimos más bien a lo que estamos sacrificando, para obtener lo que buscamos. Así, por ejemplo, en el caso de la elección entre el número de capítulos leídos y el número de conversaciones que
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aparece representada en la Figura 1.1, si en lugar de dedicar todo tu tiempo a leer 5 capítulos decides comenzar a hacer algunas llamadas, entonces, cada vez que decides hacer una nueva llamada estás dejando de leer medio capítulo. Este sacrificio, que expresado en términos numéricos es 0.5 capítulos, es el costo de oportunidad de cada una de tus llamadas. Como bien puedes darte cuenta, tu línea presupuestal (la recta AB de la Figura 1.1) es una recta cuya pendiente es 0.5. Esto significa que la pendiente de tu línea presupuestal representa el costo de oportunidad de elegir la actividad representada en el eje horizontal. En este caso particu lar, donde la línea presupuestal es una recta, el costo de oportunidad es el mismo para cualquiera de las llamadas que realices. Esto se debe, obvia mente, a que la pendiente de una recta es siempre la misma. Si tu línea presupuestal tuviera una forma distinta, con pendiente variable, el costo de oportunidad iría variando a medida que realizas nuevas llamadas. En la vida real el costo de oportunidad tiende a ser creciente, lo cual implica una línea presupuestal cóncava desde abajo como la que aparece en la gráfica de la Figura 1.3. De acuerdo con la línea RQ, si uno dedica todo el tiempo disponible a conversar por teléfono puede hacer, como máximo 10 llamadas, y si lo dedica a estudiar microeconomía, puede llegar a leer 15 capítulos. Las primeras dos llamadas que uno hace significan dejar de leer un capítulo, las siguientes dos llamadas dos capítulos, las dos siguientes, tres capítulos, luego cuatro y finalmente, las dos últimas llamadas cinco capítulos. Cada llamada adicional que tú realizas te resulta más costosa, en el sentido de que estás dejando de estudiar cada vez más capítulos de microeconomía. Esto se debe a que primero, sacrificas las horas menos propicias para estudiar. Por ejemplo, después de almorzar o después de las once de la noche. Luego, tienes tener que ir sacrificando progresiva mente tus horas más productivas para el estudio. En el caso más general, donde al optar por una alternativa se sacrifican varias opciones posibles, tu costo de oportunidad está dado por la mejor de las opciones que estás dejando de lado. Por ejemplo: los zapatos que tienes puestos pueden haber costado 200 soles, pero el costo real es lo que hubieras podido comprar con este dinero. Podrías haberte
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comprado alternativamente 100 gaseosas, 4 discos compactos, 2 ropas de baño o haber puesto los 200 soles en el banco para que gane intereses. El punto es que la mejor alternativa no tomada es el costo de los zapatos. Existen costos por leer este texto o por mirar la puesta del sol con tu enamorada(o), donde el dinero no está involucrado, pero el hecho de que estés empleando un recurso escaso, que es tu tiempo, hace que estés incurriendo de todas maneras en un costo de oportunidad. El hecho de que todas las decisiones económicas involucran la utilización de recursos escasos para usos ilimitados y competitivos implica que toda elección tiene siempre un costo de oportunidad. Millón Friedman decía con razón "there is no such thing as a free lu n c h " (no existe el almuerzo gratis), haciendo referencia a que todo lo que hacen tanto las personas como las empresas y el mismo gobierno tiene siempre un costo.
Figura 1.3: La linca prcsupucstal con costos de oportunidad crecientes. Por cada dos nuevas conversaciones telefónicas estamos sacrificando un número cada vez mayor de capítulos: 1 ,2 ,3 ,4 y 5, de tal manera que la línea presupuesta! es cóncava con respecto al origen.
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En síntesis, toda elección tiene un costo de oportunidad, que está da do por la mejor de las alternativas que estaban a tu disposición, pero que tú has preferido dejar de lado para hacer lo que elegiste.
2.3
El principio del costo-beneficio
Bajo el concepto económico de comportamiento racional, el indivi duo siempre elige, a pesar de que su decisión tiene un costo. Esto significa que la satisfacción que obtiene la persona con esta decisión es por lo menos tan alta como el costo que ésta le significa. Si a esta satisfacción le damos el nombre de beneficio y la medimos en las mismas unidades que el costo de oportunidad, ya sea en dinero o en bienes, diremos que cuando una persona elige una cosa es porque le reporta un beneficio que es, por lo menos igual a lo que le cuesta. Este es el famoso principio del costo-beneficio que utilizan los economistas para hacer sus análisis y recomendaciones. Como ya hemos visto en la sección anterior, el costo de oportunidad suele ser creciente, debido a que tenemos que ir sacrificando recursos cada vez más valiosos para conseguir más unidades de la misma cosa. Por otro lado, el beneficio que experimentamos suele ser decreciente a medida que conseguimos más de la misma cosa. Este es un principio psicológico, llamado "la ley de la utilidad marginal decreciente", que será tratado con detalle en el próximo capítulo. La lógica de este principio radica en que las cosas son valiosas en función a su escasez relativa, de tal manera que cuanto más abundancia tenemos de una cosa, las unidades adicionales que conseguimos nos reportan un beneficio cada vez menor. Podemos ilustrar el principio del costo-beneficio, así como estas leyes del "costo de oportunidad creciente" y la "utilidad marginal decre ciente", con el mismo ejemplo de la distribución de tu tiempo, para ver cómo eliges el número de llamadas que vas a hacer a tus amigos(as). En la Figura 1.4, la línea OF representa el costo de oportunidad de tus llamadas, y ha sido trazada con una pendiente igual a 1. Esta pendiente refleja cómo se va incrementando sucesivamente el costo de oportunidad de cada llamada, en términos de los capítulos que dejas de leer con la primera llamada dejas de leer 1 capítulo, con la segunda llamada 2
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capítulos, y así sucesivamente, y la décima llamada te implica sacrificar 10 capítulos completos.
Número de
Figura 1.4: Aplicación del principio del costo-beneficio a la elección del número óptimo de conversaciones. Cuando realizas 6 conversaciones, el beneficio marginal que te proporciona la última conversación se iguala con su costo de oportunidad. Por lo tanto, tu número óptimo de conversaciones es 6.
La línea Gi l representa el valor o beneficio que tú le atribuyes a tus llamadas, en términos de cuántos capítulos estarías dispuesto(a) a dejar de leer para realizar una conversación telefónica adicional, y ha sido trazada con una pendiente igual a 1.5 (en valor absoluto), que representa la tasa de disminución de este beneficio marginal. Como se aprecia en la misma figura, por la primera conversación estarías dispuesto(a) a sacrifi car 15 capítulos, por la segunda 135 capítulos, y, finalmente, por la décima llamada no estás dispuesto a sacrificar nada. Si nos movemos desde el origen hacia el punto H en la Figura 1.4, es claro que con las cinco primeras llamadas el beneficio que obtienes es mayor que tu costo de oportunidad. Cuando llegas a la sexta llamada el
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beneficio se iguala con el costo, y de allí en adelante cada llamada adicional te cuesta más del beneficio que obtienes con ella. El principio del costo-beneficio nos dice que tú como persona racional vas a seguir haciendo llamadas mientras que tu beneficio sea por lo menos igual a tu costo de oportunidad. En otras palabras, tu número óptimo de llamadas es 6. Este principio lo aplicas tú, sin darte cuenta, en cualquiera de las decisiones que tomas durante tu vida diaria. Podemos poner algunos ejemplos para que tú mismo(a) especifiques tus beneficios, tu costo de oportunidad y la decisión que vas a tomar: Ejemplo 1: Si vas a salir esta noche con una persona del sexo opues to, ¿cómo decides cuánto dinero vas a gastar? Ejemplo 2: Si eres una chica y tienes que decidir con qué vestido vas a ir a trabajar, ¿cómo decides la altura de la minifalda que te vas a poner? Ejemplo 3: Tu mejor amigo(a) está en problemas y quiere conversar contigo el fin de semana, ¿cómo decides cuántas horas vas a dedicar a escucharlo(a)? Ejemplo 4: Si tienes un auto, ¿cómo decides en qué momento venderlo y comprarte uno nuevo? Ejemplo 5: Si vas a comprarte una casa, ¿cómo decides el tamaño de la casa en la que vas a vivir? En síntesis, todos, aun sin darnos cuenta, estamos aplicando el principio del costo-beneficio para tomar decisiones. Hacemos una cosa sólo si el benefi cio que obtenemos con ella es por lo menos igual a su costo de oportunidad. El mismo principio se aplica para decidir cuánto hacer de una cosa. Ü*!
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Algunas aplicaciones del análisis microeconómico al estudio del comportamiento humano
Retomando el ejemplo de Milton Friedman sobre los jugadores de billar, el principio del individuo maximizador no significa necesaria
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mente que las personas sean conscientes de sus esfuerzos para maximi/.ar, y mucho menos que puedan describir en forma sistemática cómo llegan a una decisión. Como bien señala Gary Becker,10 esto es consistente con el énfasis en el subconsciente en la sicología y con la distinción entre Iunciones latentes y manifiestas en la sociología. Por otro lado, tampoco hay necesidad de hacer distinciones con ceptuales entre decisiones mayores y menores, tales como la elección entre la vida y la muerte en contraste con la elección entre dos marcas de café; o entre las decisiones que involucran emociones fuertes o aquéllas con poca trascendencia emocional, tales como la elección de la pareja y el número de hijos, en contraste con la decisión de comprar pintura para la casa. Veamos a continuación dos ejemplos mencionados por Gary Becker en su libro El enfoque económico aplicado al comportamiento humano: 3.1 Las decisiones sobre la salud y el tiempo de vida Si bien es cierto que la salud y una larga vida son fines deseables para la mayoría de las personas, también es cierto que conseguirlos puede significar el entrar en conflicto con otros fines, como por ejemplo mayores ingresos y disfrutes en el momento presente. El principio del costo-beneficio nos dice que cada persona elige una duración "óptima" de su tiempo de vida, que ocurre cuando el beneficio esperado de un año adicional deja de ser mayor que el costo de utilizar tiempo y otros recur sos para obtener ese año adicional. Por ejemplo, una persona puede ser tan adicta al cigarrillo o al trabajo, que evita hacer ejercicios, pero esto no significa que sea ignorante de las consecuencias o incapaz de utilizar la información de la que dispone. Lo que ocurre, simplemente, es que esta persona no considera que el ampliar su tiempo de vida le compense el costo de dejar de fumar o trabajar menos. Desde este punto de vista, la mayor parte de las muertes (o quizás todas) son de alguna manera "suicidios", en el sentido de que podrían 10. Becker, Gary, op. cit.
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haber sido pospuestas si las personas hubieran invertido más recursos para prolongar sus vidas. Esto no sólo tiene implicancias para el análisis de lo que ordinariamente se llaman suicidios/ sino que también cuestiona la distinción común entre suicidios y muertes "naturales". La sicología moderna llega a la misma conclusión cuando plantea que detrás de muchas muertes "accidentales" y otras que suelen atribuirse a causas "naturales", existe una suerte de "muerte deseada". 3.2
Las decisiones relativas al matrimonio
De acuerdo con el principio del costo-beneficio, una persona decide casarse cuando el beneficio esperado de casarse supera al costo de oportunidad de esta decisión, es decir, al beneficio de seguir soltero o de seguir buscando una pareja más apropiada. De igual manera, una perso na decide terminar su matrimonio cuando el beneficio esperado de volver a ser soltero o de casarse con otra persona supera al costo de la separa ción, incluyendo el alejamiento físico de los hijos, la división de las propiedades comunes, gastos legales, y así por el estilo. Dado que muchas personas están buscando pareja, puede decirse que existe un mercado matrimonial donde el comportamiento de las personas permite construir hipótesis económicas susceptibles de verifica ción empírica. Así, por ejemplo, el análisis microeconómico sugiere que las personas "similares entre sí" tienden a casarse, tomando en cuenta la inteligencia, educación, raza, antecedentes familiares, estatura y muchas otras variables; y que las personas "disímiles" se casan cuando las dife rencias se miden en términos de ingresos y otras variables. El principio de que los hombres con ingresos relativamente altos se casan con mujeres que tienen ingresos relativamente bajos (manteniendo constantes las otras variables) sorprende a muchos, pero es consistente con los datos disponi bles, considerando la gran fracción de mujeres casadas que no trabajan. El análisis microeconómico también sugiere que las personas de altos ingresos se casan más jóvenes y se divorcian menos frecuentemente que los demás, tal como lo confirma la evidencia disponible y contraria mente a las creencias comunes. Asimismo, sugiere que un incremento en los ingresos relativos de las esposas incrementa la probabilidad de disolución del matrimonio.
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4.
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El rol del dinero y de los precios dentro del análisis microeconómico
A los economistas nos interesa saber cuál es el grado de placer o de disgusto que experimentan las personas cuando optan por una acción determinada. Sin embargo, no pretendemos medir estos placeres o disgustos en sí mismos, es decir, directamente; sino indirectamente a través de sus efectos. Nadie puede comparar y medir con precisión ni siquiera sus propios estados mentales en distintos períodos de tiempo; y nadie puede medir los estados mentales de otro, excepto indirecta y conjeturablemente a través de la disposición a pagar de las personas analizadas. Así, por ejemplo, es imposible comparar directamente los placeres que dos personas obtienen del hecho de fumar. Pero, si el deseo de asegurarse este placer induce a cada una de estas dos personas, en circunstancias similares, a realizar una hora de trabajo adicional; o si, teniendo ambos el mismo nivel de vida, y los mismos medios, cada uno está dispuesto a pagar tres soles por una cajetilla de cigarrillos, entonces podemos decir que estos placeres son iguales para nuestros propósitos, porque los deseos constituyen incentivos igualmente fuertes para el accionar de ambas personas en circunstancias similares. En otras palabras, en lugar de medir directamente el placer que ambas personas experimentan cuando consumen una unidad adicional de un bien determinado, lo que hacemos es tratar de averiguar cuánto estarían dispuestas a pagar, en promedio, estas personas para obtener dicha unidad. Esta disposición a pagar puede estar medida en unidades de cualquier bien tomado como referencia, pero es mucho más fácil y práctico expresarla en unidades de dinero, que es la expresión del "poder general de compra" en la economía. En efecto, dado que los precios de todas las cosas que se venden en el mercado se expresan en dinero, también podemos hacer lo mismo con la disposición a pagar por una cosa. Esto no significa que el dinero sea el principal objetivo del esfuerzo humano, sino que, simplemente, en el mundo en el que vivimos, el dinero es el medio más conveniente para medir el esfuerzo humano a gran escala.
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Ronald Coase11 señalaba que esta posibilidad que tienen los econo mistas de medir en términos de dinero los determinantes más importan tes del comportamiento humano, ha permitido que la economía se desarrolle más rápidamente que las otras ciencias sociales. En efecto, el hecho de utilizar el dinero como unidad de medidá no sólo permite realizar mediciones precisas, sino también obtener datos de la vida real (especialmente de precios y de ingresos) para verificar las hipótesis y perfeccionarlas. Otro instrumento que resulta de suma utilidad para los economistas es el precio que las personas pagan en el mercado por un bien o servicio determinado. Aquí, obviamente estamos restringiendo nuestro análisis a aquellos bienes y servicios que se venden en el mercado y que tienen, por lo tanto, un precio. Estamos dejando de lado una serie de bienes y servi cios que se producen dentro del hogar (por ejemplo, el trabajo de la esposa) o de otras unidades económicas como podrían ser las comunida des campesinas o las mismas empresas. Sin embargo, para estos casos podrían calcularse precios ficticios, también llamados "precios sombra", que consideren el costo de producir una unidad adicional. El hecho de contar con precios de mercado para una gama muy grande -aunque incompleta - de bienes y servicios en el mercado tiene, en realidad, una importancia mucho mayor de la que podría parecer a simple vista. Milton Friedman12 fue siempre muy enfático en destacar el rol que juegan los precios en la economía, permitiendo que toda una diversidad de consumidores y de empresas, con distintos intereses, viviendo en los sitios más apartados del mundo, pueda coordinar sus decisiones y terminar cooperando para promover los intereses de cada una de las partes involucradas, sin necesidad de una dirección central. Este es el trasfondo del famoso principio de la "mano invisible" con el cual Adam Smith quería explicarnos las ventajas de la economía de mercado en su famoso libro sobre la Riqueza de las Naciones. Pongamos un ejemplo: si una ola de calor en cierto momento del año en Lima induce a 11. Coase, Ronald, "Economics and Contiguous Disciplines", en Mark Pellman, (ed.), The Organizaron and Retrieval of Economic Knowledge, Londres: Macmillan, 1977. 12. Friedman, Milton y Friedman, Rose, Free to Choose, Harcourt Brace Jovanovitch, 1980.
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los consumidores a querer comprar más ventiladores de los que usual mente adquieren durante dicha estación, un simple aumento de precios es más que suficiente para informar a los distribuidores de electrodomés ticos, las empresas que fabrican ventiladores y los productores de partes y piezas plásticas, metálicas y eléctricas, que la economía requiere de más ventiladores; y brinda además los incentivos que necesita cada uno de estos agentes para comportarse de una manera consistente con la necesi dad de producir más ventiladores, y para que todos terminen satisfechos de haber colaborado con los requerimientos de los demás agentes. Un simple aumento en el precio de los ventiladores, comparado con los demás bienes, bastó para generar mejor información y mejores incentivos de los que hubiera podido proporcionar cualquier ente burocrático que hubiera pretendido organizar estas decisiones. Este ejemplo de los ventiladores permite entender las tres grandes funciones de los precios que identificó Milton Friedman:13 a) Transmisión de información: el sistema de precios transmite sólo la información relevante y únicamente a la gente que necesita informarse. Los productores de ventiladores o de sus partes y piezas en cualquier parte del país o del mundo no necesitan saber que hay una ola de calor en Lima. Sólo necesitan saber que hay gente en Lima que quiere pagar más por los ventiladores y que este precio más alto tiene ima alta probabilidad de permanecer durante un período suficientemente largo para que valga la pena satisfacer la demanda. El sistema de precios constituye un mecanismo de transmisión de información más rápido y mucho menos costoso que cualquier otro que hayan ideado los seres humanos. No existe el riesgo de que la informa ción se traspapele en el escritorio de algún funcionario burocrático, puesto que todas las partes involucradas en el problema están incentiva das a interpretar el significado del mayor precio de los ventiladores. Desde este punto de vista, los controles de precios y las distorsiones de precios originadas por las interferencias del gobierno con el sistema de libre mercado (aranceles, cuotas, prohibiciones, regulaciones y las políti cas inflacionarias) resultan sumamente dañinas porque impiden que los 13. ¡bíd., cap. I.
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agentes aprovechen la información que proviene de la más eficiente de todas las fuentes. b) Incentivos para la acción: los precios proporcionan los incentivos más adecuados para que los agentes se comporten de una manera consistente con las necesidades que surgen en una economía. Un mayor precio de los ventiladores informa a los consumidores sobre la escasez de este producto y los induce a utilizarlos con mayor cuidado. Los distribui dores, por su parte, van a presionar a sus proveedores para que les traigan más ventiladores y los fabricantes van a tener el incentivo ade cuado para aumentar la producción de este producto, contratando los trabajadores necesarios y asegurándose el aprovisionamiento de las partes y piezas requeridas para satisfacer el mayor volumen de pedidos. c) Cambios en la distribución del ingreso: el sistema de precios per mite que los ingresos de las personas estén en función de su capacidad para producir bienes y servicios agradables para la sociedad. Así, por ejemplo, el ingreso del dueño de un restaurante depende de la calidad de la comida que allí se sirve. El mismo principio se aplica al caso de los ventiladores: los distribuidores y los fabricantes van a ver incrementados sus ingresos en la medida en que sean capaces de contribuir al aumento de la oferta disponible de este producto. Si bien es cierto que el azar va a seguir interveniendo en la distribución del ingreso - por ejemplo Mara dona no sería millonario si hubiera nacido en un país donde no se juega fútbol- el sistema de precios es probablemente mucho menos injusto que cualquier otro mecanismo alternativo. Esta función está muy ligada a la anterior, pues garantiza que los agentes cuenten con los incentivos adecuados para responder a las circunstancias que hicieron cambiar los precios.
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En síntesis, los precios cumplen una función esencial en la economía, pues transmiten información a los consumidores y productores sobre la abundancia y escasez de los diferentes bienes y servicios, proporcionan in centivos para que su conducta sea consistente con esta abundancia o esca sez relativas y generan una distribución del ingreso compatible con la con tribución de los distintos agentes a la satisfacción de las necesidades de la población. .
...
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5.
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Las leyes de la oferta y la demanda
La oferta y la demanda son las herramientas básicas de un econo mista. Cada vez que ocurre algún fenómeno y se le pregunta a un eco nomista sobre sus causas y probables consecuencias, su explicación casi siempre echa mano a la oferta y la demanda: ¿Por qué subieron las naranjas? ¿Por qué bajó el pollo? ¿Por qué subió el dólar? ¿Por qué ha aumentado la delincuencia? ¿Por qué las familias tienen menos hijos? ¿Por qué se ha reducido el número de matrimonios? El economista siempre responderá que todo esto ocurre a causa de la oferta y la demanda. Las leyes de la oferta y la demanda, como veremos a continuación, vienen a ser aplicaciones directas del principio de racionalidad y del concepto del costo de oportunidad, para determinar el valor de las cosas. Comencemos por la ley de la demanda.
Figura 1.5. Forma típica de una curva de demanda. La ley de la demanda implica una curva de pendiente negativa, como la que se muestra en la figura. A medida que baja el precio, los consumidores desean comprar una mayor cantidad de botellas diarias de agua mineral y viceversa.
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Tomemos un ejemplo muy sencillo: a ti te gusta el agua mineral y consumes una cierta cantidad diaria de botellas de medio litro. La canti dad de botellas que decides comprar es obviamente una función del precio. Supongamos que para comprar 4 botellas diarias, el máximo precio que tú estarías dispuesto a pagar es de S/. 1 la botella. Para comprar 3 botellas diarias el máximo precio es S/. 2, para 2 botellas S/. 3 y así sucesivamente. Dibujemos ahora una gráfica que tenga en el eje de las abscisas la cantidad de botellas de agua mineral y en el eje de las ordenadas su precio. Enseguida tracemos una línea que pase por las combinaciones de cantidades y precios que acabamos de mencionar. Esta vendría a ser tu curva de demanda por agua mineral. La curva que acabamos de trazar, y que aparece en la Figura 1.5 tiene pendiente negativa. Esto se debe a que, a medida que tú consumes más unidades diarias de agua mineral, el valor que le atribuyes a cada nueva unidad es cada vez menor. Por ejemplo, si sólo pudieras consumir dos botellas diarias, pagarías hasta S/. 3 por botella. Si pudieras consumir hasta 3 botellas, pagarías S/. 2 por cada una y así sucesivamente. En otras palabras, a medida que el agua mineral se hace menos escasa (más abundante), la valoramos menos, y viceversa. El agua mineral, como cualquier otro bien está sujeto al principio de la escasez relativa: el valor que los consumidores le atribuyen a un determinado bien varía en proporción directa a su escasez (inversa a su disponibilidad). También podemos ver la curva de demanda como una relación que nos dice cuál es la máxima cantidad del bien en cuestión que estamos dispuestos a comprar a un determinado precio. De acuerdo con la Figura 1.5, si el precio fuera S/. 5 no compraríamos nada, en cambio, si fuera S/. 3 compraríamos dos botellas diarias, si fuera S/. 2 compraríamos 3 botellas y si fuera S/. 1 compraríamos 4 botellas. Esta es la ley de la demanda: la cantidad consumida de un bien varía en proporción inversa a su precio. Como el lector debe haberse percatado, la ley de la demanda y el principio de la escasez relativa, son dos caras de una misma moneda. Veamos ahora la ley de la oferta. Para un fabricante de agua mine ral, producir una determinada cantidad le significa un desembolso de dinero. Consideremos cuánto le cuesta producir una botella adicional de agua mineral, y démosle a este costo el nombre de costo marginal.
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El costo marginal de producir cualquier bien o servicio tiende generalmente a crecer a medida que aumenta la producción de la empre sa. Esto puede deberse a tres razones: (i) por razones de índole tecnológi ca, que surjen de la dificultad de modificar ciertos insumos como la maquinaria, los edificios y las instalaciones, para combinarlos adecuada mente con otros insumos que pueden ser modificados con mayor fre cuencia, como la mano de obra y las materias primas; (ii) por razones de índole organizacional, que surjen de la dificultad de administrar cantida des de insumos cada vez mayores; y (iii) por razones de índole pecunia ria, que surjen de la necesidad de pagar precios más altos para conseguir la cantidad requerida de ciertos insumos. Si bien es cierto que muchos de los insumos se pueden conseguir en el mercado a un precio cons tante: agua, gas carbónico, botellas, tapas de plástico etc., suele haber insumos de disponibilidad restringida. A veces se trata de la mano de obra calificada, otras veces de la capacidad organizativa, o de algún recurso natural.
Precio del
Figura 1.6. Forma típica de una curva de oferta. La ley de la oferta implica una curva de pendiente positiva, como la que se muestra en la figura. A medida que sube el precio, el fabricante está dispuesto a producir una mayor cantidad de botellas diarias de agua mineral, y viceversa.
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Si no ocurrieran los tres problemas mencionados más arriba, la curva de costo marginal de una empresa sería una recta horizontal. Sin embargo, la mayoría de las veces el costo marginal tiene la forma de una curva de pendiente positiva, como la que se muestra en la Figura 1.6, donde aparece el caso de una empresa hipotética. Tal como allí se aprecia, si la empresa decidiera producir 20 mil unidades diarias, el costo margi nal sería S/. 2, si decidiera producir 30 mil unidades el costo marginal sería S/. 3, y así sucesivamente. El costo marginal es el mínimo precio que una empresa aceptaría recibir para producir una cantidad determinada del bien en cuestión. Por esta razón es que podemos asociar la curva de costo marginal de una empresa con su curva de oferta, como se aprecia en la Figura 1.6. La curva de oferta también nos dice cuál es la máxima cantidad que la empresa está dispuesta a producir del bien en cuestión, a un determi nado precio. Como podemos ver en la Figura 1.6, a un precio de S/. 2 la empresa estaría dispuesta a producir hasta 20 mil botellas, a S/. 3 hasta 30 mil botellas, a S/. 4 hasta 40 mil botellas, y así sucesivamente. Esta es la ley de la oferta: la cantidad producida de un bien varía en proporción directa a su precio. Veamos ahora cómo es que la oferta y la demanda interactúan en el mercado para determinar el precio de equilibrio. Supongamos, por sim plicidad que el mercado está compuesto por 100,000 consumidores como usted, es decir, tienen exactamente la misma curva que se muestra en la Figura 1.5. La demanda del mercado, o demanda agregada, vendría a ser la suma horizontal de estas demandas individuales. Así obtendríamos una curva que nos dice cuáles son las cantidades totales demandadas por todos los consumidores para distintos niveles de precio. Esto implica una curva similar a la de la Figura 1.5, con la diferencia de que las cantidades del eje de las abscisas (las botellas de agua mineral) están multiplicadas por 100,000, como se aprecia en la Figura 1.7. Por el lado de la oferta, supongamos que existen 10 fabricantes idénticos, con la misma curva de oferta que se muestra en la Figura 1.6. La oferta del mercado, u oferta agregada, también vendría a ser la suma horizontal de estas ofertas individuales. Así obtendríamos una curva que nos dice cuáles son las cantidades totales ofertadas por todos los fabri
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cantes, para distintos niveles de precio. Esto implica lina curva similar a la de la Figura 1.6, con la diferencia de que las cantidades del eje de las abscisas están multiplicadas por 10. La intersección de la oferta y la demanda agregadas nos da el equilibrio del mercado. En la Figura 1.7 ambas curvas se cortan a un precio de S/. 2.50, que sería el precio de equilibrio del mercado y a una cantidad de 250 mil unidades diarias, que sería la cantidad de equilibrio de mercado. A un precio menor, como por ejemplo, S/. 2, los consumidores demandarían 300 mil botellas al día, pero los fabricantes sólo estarían dispuestos a producir 200 mil botellas. Habría, por lo tanto, un exceso de demanda de 100 mil botellas diarias. A un precio mayor, como por ejem plo, S/. 3, se produciría la situación inversa y habría un exceso de oferta de 100 mil botellas diarias.
Precio del S/. 5.00
Curva de Oferta Agregada
100
200
250 300
Curva de Demanda Agregada Cantidad de Agua Mineral (miles de botellas)
Figura 1.7: El equilibrio de mercado. A un precio de S/. 2.50 soles por botella, se igualan la demanda y la oferta de agua mineral. La cantidad de equilibrio sería de 250,000 botellas diarias. A cualquier otro precio habría un exceso de demanda o de oferta.
Sólo al precio de S/. 2.50 por botella, coincide el volumen que desean comprar los consumidores con el volumen que desean producir los fabricantes. Si el precio inicial fuera de S/. 2, el exceso de demanda empujaría el precio hacia arriba: los consumidores que desean comprar a este precio y no pueden, porque no hay suficiente oferta propondrían precios más altos para tratar de obtener el producto. Al subir el precio el exceso de demanda comienza a reducirse (baja la cantidad demandada y aumenta la cantidad ofertada) y éste desaparece por completo cuando el precio llega a S/. 2.50. Si el precio inicial fuera S/. 3, ocurriría el proceso inverso: el exceso de oferta empujaría el precio hacia abajo. Los fabricantes que se quedan sin vender ofrecen precios menores para tratar de colocar su producción. Esta reducción en el precio hace disminuir el exceso de oferta y éste desaparece por completo cuando el precio llega a S/. 2.50. Veamos ahora qué ocurre cuando cambia la demanda del mercado. Supongamos que el número de fabricantes se mantiene constante, así como sus técnicas de producción, de tal manera que la oferta agregada se mantiene constante. Supongamos también que el público demanda más agua mineral al mismo precio que antes, ya sea porque se ha puesto de moda entre los jóvenes y/o porque la gente tiene mayor interés en conservar su peso, tomando menos bebidas gaseosas (las bebidas dietéti cas tienen un sabor desagradable) y más agua mineral. De esta manera, la curva de demanda agregada se desplaza a la derecha, como se aprecia en la Figura 1.8. A un precio de S/. 2.50 el público ahora quiere consumir 350 mil botellas diarias, como se aprecia en la Nueva Demanda Agregada. Sin embargo, la cantidad ofertada por los fabricantes a ese precio sigue siendo 250 mil unidades, y se genera un exceso de demanda. La Nueva Demanda Agregada que aparece en la Figura 1.8 ha sido dibujada como una recta paralela a la Demanda Agregada Inicial, lo cual implica un aumento en el consumo de 100 mil botellas diarias, indepen dientemente del nivel de precios. Este es un supuesto arbitrario que facilita el análisis gráfico. En la vida real el desplazamiento no tiene por qué ser paralelo. El nuevo precio que equilibra la oferta con la demanda es S/. 3, como se puede ver en la Figura 1.8. A este precio, los consumidores
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desean comprar 300 mil unidades, y los fabricantes también desean producir 300 mil unidades.
i
Precio del Agua Mineral
S/. 6.00 Curva de Oferta * Agregada
S/. 5.00 S/. 4.00
S/. 3.00 S/. 2.50 Nueva Demanda Agregada
S/. 2.00
Demanda Agregada Inicial
S/. 1.00
Cantidad de 100
200
250
300 350 400
^ ^ b o te lla s )
Figura 1.8: Efecto de un incremento en la demanda. A consecuencia de una mayor preferencia de los consumidores por el agua mineral, la curva de demanda se desplaza a la derecha. El nuevo precio de equilibrio es S/. 3.00 soles por botella y la nueva cantidad de equilibrio es de 300 mil unidades.
Veamos ahora qué ocurre cuando cambia la oferta del mercado. Supongamos que el número de consumidores se mantiene constante, así como sus preferencias por el agua mineral, de tal manera que la demanda agregada se mantiene constante. Supongamos también que ingresan nuevos fabricantes al mercado, atraídos por las jugosas ganancias que obtienen las empresas que ya se encuentran produciendo. De esta mane ra, la curva de oferta agregada se desplaza a la derecha, como se aprecia en la Figura 1.9. A un precio de S/. 2.50 los fabricantes como un lodo quieren producir ahora 350 mil botellas diarias, como se aprecia en la Nueva Oferta Agregada. Sin embargo, la cantidad demandada por los
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consumidores a ese precio sigue siendo 250 mil unidades, y se genera un exceso de oferta. La Nueva Oferta Agregada que aparece en la Figura 1.9 ha sido dibujada como una curva paralela a la Oferta Agregada Inicial, lo cual implica un aumento en el deseo de producir de los fabricantes, de 100 mil botellas diarias, independientemente del precio del agua mineral. Este también es un supuesto arbitrario para facilitar el análisis gráfico. El nuevo precio que equilibra la oferta con la demanda es S/. 2, como se puede ver en la Figura 1.9. A este precio, los consumidores desean comprar 300 mil unidades, y los fabricantes también desean producir 300 mil unidades.
5 /. 6.00
Precio del Agua Mineral Oferta Agregada Inicial Nueva Oferta Agregada
Demanda Agregada
S/. 1.00
200
250
300 350 400
Cantidad de Agua Mineral (miles de botellas)
Figura 1.9: Efecto de un incremento en la oferta. A consecuencia del ingreso de nuevos fabricantes al mercado, la curva de oferta se desplaza a la derecha. El nuevo precio de equilibrio es de S/. 2 y la nueva cantidad de equilibrio es de 300 mil unidades. 1
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El lector provisto de lápiz y papel puede ejercitarse analizando distintas combinaciones de incrementos y reducciones de la oferta y la demanda agregadas y determinando sus consecuencias sobre el precio y la cantidad de equilibrio de mercado. Una vez ejercitado en este juego ya está capacitado para comenzar a aprender microeconomía. 6.
Ejercicios
6.1
¿Cuáles son los costos y los beneficios de tomar un curso de Microe conomía?
6.2
¿Bajo qué circunstancias consideraría usted al suicidio como un acto irracional?
6.3
¿Consideraría usted irracional la conducta de una persona bajo la influencia de drogas?
6.4
Un amigo te llama por teléfono y te dice que quiere conversar contigo personalmente. ¿Cuáles son los costos y los beneficios de aceptar la conversación? ¿Cómo calculas el tiempo que le vas a de dicar a tu amigo?
6.5
¿Por qué aumenta el precio de las flores el día de la madre? ¿Y el precio del bacalao en Semana Santa?
6.6
Si observamos que disminuye el precio de las computadoras portáti les, ¿podemos afirmar que está cayendo la demanda?
6.7
Si el precio de un bien aumenta de S/. 10 a S/.15, el economista puede predecir con confianza que la cantidad comprada disminuirá. Sin embargo, no puede decir con el mismo grado de confianza que negándole el postre a un niño se desalentará su mal comportamien to. Explique.
<1.8 En igualdad de condiciones, ¿diría usted que la tasa de asesinatos será menor en un país donde se aplique la pena de muerte?
64
6.9
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Si el tiempo de los ejecutivos es tan valioso, ¿por qué es común verlos leyendo los avisos publicitarios en las revistas de los aviones mientras están viajando a una reunión de negocios?
6.10 Explique en términos de las curvas de demanda y de oferta (o de costo marginal) el tiempo que usted le ha dedicado a este capítulo. 6.11 Las personas toman medidas para evitar ser víctimas de asaltos. ¿Por qué no toman mayores precauciones? ¿Qué tiene que ver el comportamiento racional de las personas en la prevención de asaltos con la habilidad de los criminales para cometer crímenes? 6.12 Los gobiernos suelen tomar medidas para reducir la contamina ción. ¿Por qué no reducen la contaminación a cero? Haga una ex plicación gráfica, empleando las curvas de demanda y de oferta (costo marginal).
II. LOS PRECIOS Y LOS MERCADOS
N o esp era m o s n u estra com id a d e la b en ev o len cia d el ca rn icero , d el cerv ecero o d el p a n a d e ro ; la esp era m o s d el cu id a d o q u e ellos tien en d e su p ro p io in terés. A d am S m ith
1.
La economía y el orden social
El ser humano es gregario por naturaleza. El desarrollo de sus condiciones de vida ha venido acompañado de concentraciones de población cada vez mayores, y la aparición de formas cada vez más complejas de división del trabajo o especialización. El gran economista británico del siglo XVIII, Adam Smith, considerado como el padre de la economía moderna, comenzó su tratado sobre la Riqueza de ¡as Naciones señalando que el notable incremento en las condiciones de vida que se observaba en los países industrializados, se debía a la división del trabajo.1 Sin embargo, la manera como las personas se han organizado para satisfacer sus necesidades, dentro de estas grandes concentraciones de población, no ha sido siempre la misma. E incluso, dentro de una misma sociedad y en un mismo periodo histórico siempre han coexistido distin tas maneras de organizarse. La experiencia histórica nos remite a tres grandes formas de organi zación: la cooperación voluntaria, la dirección central y el mercado, las cuales, curiosamente, siguen coexistiendo dentro de las sociedades modernas, aunque no con la misma intensidad. Cada una de estas formas organiza tivas pretende dar respuesta a las tres grandes preguntas que se plantea la teoría económica: ¿qué producir?, ¿cómo producirlo?, y ¿para quién 1.
S m i t h , A d a m , Una indagación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las
naciones, 1 7 7 6 , lib r o I, c a p . I.
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producirlo? A fin de cuentas, estas tres preguntas se resumen en ¿cómo asignar recursos escasos para satisfacer necesidades y deseos? La cooperación voluntaria consiste en la formación de grupos donde las personas aceptan aportar ciertos recursos como trabajo o dinero, y respetar un conjunto de reglas informales, establecidas de antemano, respecto al volumen de estos aportes y la repartición de los frutos que se obtengan. En las sociedades modernas, la cooperación voluntaria suele estar limitada a grupos pequeños como las familias y los clubes. La respuesta al qué, cómo y para quién producir, es decidida por una persona (por ejemplo, el jefe de la familia) o un grupo de personas (por ejemplo, la junta directiva de un club), a través de reglas informales (que a veces pueden ser un poco más formales) que los miembros del grupo aceptan y cumplen de manera voluntaria. La dirección central es un sistema jerárquico organizado en forma vertical, de arriba hacia abajo, donde un ente central decide en represen tación de la sociedad y emite órdenes que las instancias inferiores deben obedecer. El ejército es el caso más claro de una organización central mente planificada, donde las órdenes que emiten las instancias superiores deben ser obedecidas, sin reparo, por las instancias inferiores. Los ex países socialistas, como la Unión Soviética, los países de Europa del Este y la China, Vietnam y Camboya, principalmente, trataron de organizar sus economías con este sistema coercitivo, para producir la gran mayoría de bienes y servicios de una manera centralmente planificada. Estas economías centralmente planificadas funcionaban como un ejército: un organismo central estudiaba las necesidades de la población y decidía cuánto trabajo, cuánto algodón, cuánto acero y cuánta madera asignar a cada planta, con el propósito de producir una cantidad deter minada de camisas, cuchillos, vasos, libros, tractores y edificios, etc., que a su vez era destinada a lugares y a personas específicos. De hecho, la respuesta a las tres grandes preguntas (qué, cómo y para quién producir) era determinada por el Estado. Debe remarcarse, sin embargo, que en las sociedades modernas existe un sector importante de la economía que se organiza de una manera centralmente planificada, que está constituido por los bienes públicos. Las decisiones respecto a dónde y cuándo construir nuevas
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pistas, veredas, redes de alumbrado público, carreteras y puertos, así como sus especificaciones técnicas, son tomadas por un ente del gobierno, en el nivel central o municipal. Lo mismo ocurre con las escuelas y los hospitales públicos. El cobro por el gasto realizado suele hacerse de manera forzosa, a través de los impuestos. El mercado consiste en el intercambio voluntario de bienes y servi cios. Estos intercambios suelen tomar la forma explícita de una operación de compra-venta, aunque en la vida real existen muchos intercambios implícitos. Así, por ejemplo, los vecinos pueden vigilar la casa de una familia mientras está fuera, esperando que esta familia les retribuya con el mismo servicio en las mismas circunstancias. Del mismo modo, una persona puede escuchar con paciencia los problemas de un(a) amigo(a), a cambio de que este mismo(a) amigo(a) la escuche cuando tenga también un problema. Los intercambios de saludos y sonrisas entre las personas que laboran en un centro de trabajo, juegan también el mismo rol. En esta tercera forma de organización, la respuesta al qué, cómo y para qué producir es definida por el mercado. A diferencia de las dos formas organizativas precedentes, donde las decisiones son tomadas por personas específicas que actúan conscientemente para conseguir ciertos objetivos, el mercado es una suerte de ente anónimo, donde intervienen muchas personas que no tienen la más mínima idea de cuáles son las necesidades de la sociedad en su conjunto, ni de la cantidad y variedad de recursos que están disponibles en el nivel global en la sociedad. Lo más curioso, e interesante a la vez, del mecanismo del mercado, es que cuando cada persona actúa en función de sus propios intereses, termina contribuyendo al interés de la sociedad en su conjunto. Como bien señaló Adam Smith, refiriéndose a los empresarios: " (...) él sólo busca su propia ganancia, y, en éste, como en muchos otros casos, se encuentra conducido por una mano invisible para promover un fin que no era parte de su intención. (...) Satisfaciendo su propio interés, él frecuentemente promueve los intereses de la sociedad más eficientemente que cuando realmente trata de promoverlos. Yo nunca he visto que haya habido una contribución importante que provenga de aquellos que pretendieron comerciar en favor del bien público."2 2.
Ibíd., libro IV, cap. II.
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En otras palabras, la respuesta a las tres grandes preguntas es determinada por la mano invisible del mercado. Nadie calcula cuántos panes, litros de leche, kilos de pollo, arroz o fideos necesita diariamente una ciudad, o un país. Sin embargo, el mercado se encarga de coordinar las actividades de los agricultores, los transportistas, los importadores, los comerciantes mayoristas y minoristas, así como de los trabajadores del campo, los obreros, ingenieros, economistas, abogados, empleados administrativos, fabricantes de fertilizante y alimentos para animales, bancos, entre otros tantos agentes, para que diariamente las personas puedan ir a la bodega o al supermercado y conseguir estos productos. i§ 3
En síntesis, la experiencia demuestra que, a través de la historia, los seres humanos se han organizado de tres maneras para satisfacer sus nece sidades: la cooperación voluntaria, la dirección central y el mercado. En las wé dos primeras modalidades son personas específicas las que responden a las preguntas de qué, cómo y para quién producir y establecen reglas que son respetadas, de manera voluntaria, en la primera modalidad y, de manera forzosa, en la segunda. En el mercado, en cambio, la respuesta no es pro m porcionada por ninguna persona en particular, sino por la mano invisible del mercado. :“ ¿s*. StfCX'Jwí.
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El intercambio en el mercado: una conducta instintiva de los seres humanos
En el segundo capítulo del Libro I de la Riqueza de las naciones, Adam Smith explica el origen de la división del trabajo señalando que existe una propensión en la naturaleza humana a intercambiar unas cosas por otras, con el fin de satisfacer las necesidades de las personas. La otra alternativa que tiene una persona para obtener, de manera voluntaria, cosas de los otros miembros de la sociedad, es la persuasión, tratando de ganar su simpatía o compasión. En una sociedad civilizada, las personas necesitan de la cooperación y asistencia de las grandes multitudes para obtener el alimento, el vestido, el transporte, el alojamiento y otras tantas cosas. Lograr esta cooperación implica tener que recurrir al intercambio o la persuasión. Sin embargo, a lo largo de su vida las personas sólo pueden ganarse la amistad de unas cuantas personas, de tal manera que apenas podrían cubrir una parte muy pequeña de sus necesidades, recurriendo a la benevolencia de los demás. Mucho más rápido y práctico es que cada
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persona aproveche el egoísmo y el amor propio de los demás, para convencerlos de que les conviene hacer lo que ella desea. Logran esto con el siguiente ofrecimiento: dame lo que yo quiero y te daré lo que tú quieres. 3 Smith evitó opinar respecto a si esta propensión nació con el origen ile la especie humana, o fue adquirida con el transcurso del tiempo, limitándose a constatar que hacía mucho tiempo que las sociedades recurrían instintivamente al intercambio. Resulta particularmente ilustra tiva la historia que narra R.A. Radford, un economista norteamericano capturado por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. El describe cómo, aun en circunstancias tan penosas como el estar preso en un campo de concentración, donde las oportunidades para producir y comerciar eran muy escasas, los prisioneros organizaron todo un sistema de intercambios que les permitió aumentar su bienestar.4 La Cruz Roja repartía cada cierto tiempo raciones de chocolates, cigarrillos, artículos para el baño, etc., en cantidades iguales para todos los prisioneros. Ellos no tardaron en darse cuenta de que algunos tenían más cigarrillos que los que deseaban, otros más chocolates, otros más queso y así por el estilo; y, al mismo tiempo, querían más de otras cosas que seguramente les sobraban a otros. Luego de un breve lapso de regalar lo que no se deseaba, se desarrolló un sistema de intercambios que les permitió satisfacer sus necesidades de una manera menos arbitra ria y más justa. "Muy poco tiempo después de la captura, la gente se dio cuenta de que era tanto indeseable como innecesario el dar o aceptar regalos de cigarrillos y comida, en vista del tamaño limitado y la igualdad de las raciones. La benevolencia se transformó en un sistema de comercio que se constituyó en un medio más equitativo de maximizar las satisfacciones individuales."5
3. Ibíd. 4. Radford, R.A., "The Economic Organization of a P.O.W. Camp", en Económica, noviembre 1945, pp. 185-201. 5. Ibíd., p. 190.
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En pocas semanas se desarrolló un sistema de precios que, progresi vamente, se fue volviendo estable gracias a la competencia. Si alguien quería vender jabones, tenía que competir con otros que vendían lo mismo, de modo que no podía cobrar más de la cuenta. Los precios a los cuales la gente quería comprar o vender se anunciaban en las vitrinas de cada búngalo. También fueron apareciendo tiendas e intermediarios que, al tratar de sacar provecho de las diferencias de precios, terminaron contribuyendo a que éstos se igualasen, de tal manera que después se volvió imposible que alguien cobrase un sobreprecio. Dado que los prisioneros no tenían libertad para desplazarse dentro del campo de concentración, los precios a veces se diferenciaban entre búngalos. Sin embargo, había un sacerdote que sí tenía libertad de movimiento y que no tardó en darse cuenta de que con una cierta cantidad de cigarrillos podía comprar queso en un búngalo donde el queso era más barato, para revenderlos en otros búngalos donde el queso tenía mejor precio. Es decir, se cambiaba un paquete de queso por, digamos, media cajetilla de cigarrillos, y luego llevaba este queso a otro búngalo donde la gente pagaba más cigarrillos, digamos, una cajetilla completa, por la misma cantidad de queso. De esta manera, con más cigarrillos que antes, el sacerdote podía regresar al primer búngalo para continuar con el negocio. Pese a que el sacerdote actuaba en función de su propio interés, su intervención permitía que la gente del primer búngalo dispusiese de más cigarrillos que antes, y los del segundo búngalo de más queso. Las diferencias de precios se debían, en parte, a las distintas preferencias por queso y cigarrillos entre los prisioneros, y, en parte, al hecho de que no era permitida la comunica ción entre prisioneros de búngalos distintos. Sin embargo, la actuación del sacerdote permitía que el queso se movilizase desde los búngalos donde valía menos, hacia los búngalos donde valía más, de tal manera que todos salían beneficiados. El desarrollo del intercambio también significó la necesidad de contar con un medio de pago, y el propio transcurso del comercio llevó a que los cigarrillos cumpliesen esta función. Su tamaño y durabilidad los hacían fáciles de almacenar, al mismo tiempo que siempre había un número importante de fumadores dentro de cada búngalo, lo que permi tía revenderlos en cualquier momento. Estas características convirtieron a
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los cigarrillos en un medio de pago de aceptación general, incluso entre los no fumadores. Por otro lado, las mejores marcas no se usaron como dinero, sino las marcas relativamente menos deseadas. El empleo de los cigarrillos como dinero permitía que si, por ejemplo, una persona quería comprar más jamón, ya no tuviera que esperar a encontrar alguien que reciba el queso que él tenía demás a cambio del jamón; bastaba con vender el queso excedente a los intermediarios, a cambio de cigarrillos, y usar estos cigarrillos para comprar jamón. Cuando se reducían los stocks de cigarrillos, especialmente durante las noches en que había bombardeos cercanos y la gente fumaba más, los precios de las demás cosas bajaban: los cigarrillos se volvían comparati vamente más caros, de tal manera que con igual cantidad de cigarrillos se podía comprar más de otros bienes. Cuando llegaba la Cruz Roja y distribuía nuevos paquetes de cigarrillos, los precios se elevaban, como resultado de la inyección de dinero. msñm En síntesis, la narración que hace Radford sobre su experiencia en un campo de concentración, muestra como las personas tienden de manera natural al intercambio, desarrollando mercados que les permiten alcanzar un mayor grado de bienestar del que lograrían a través de otros mecanis mos, basados en la simpatía o compasión. En estos mercados cada persona, buscando su propio bienestar individual, termina contribuyendo a la satisi‘m
3.
Dos ejemplos ilustrativos sobre la importancia del mercado y del sistema de precios
En un artículo sobre el significado actual del mensaje de Ada'm Smith, el gran economista austríaco F.A. Hayek señaló que la principal contribución del autor británico al tema de la división del trabajo fue el reconocimiento de que aquellas personas cuyos esfuerzos están goberna dos, no por las necesidades y las capacidades concretas conocidas de sus congéneres, sino por las señales abstractas de los precios a los cuales las cosas se demandan y ofrecen en el mercado, están mucho mejor capacita
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das para servir a la "gran sociedad" que cualquier sabiduría o conoci miento humano dedicado a resolver el mismo problema.6 Lo que Hayek quería decir con esta afirmación es que los precios concentran y resumen una enorme cantidad de información sobre lo que está ocurriendo en la ciudad, la región, el país y el mundo entero. Para los consumidores, productores, trabajadores, comerciantes y transportistas, entre otros tantos agentes, que no tienen tiempo ni recursos para conocer el detalle de todo lo que está pasando, los precios constituyen la fuente de información necesaria y suficiente para comportarse de una manera consistente con el interés de la sociedad en su conjunto. En el capítulo I ya habíamos hablado de las tres funciones que cumplen los precios y que Friedman identificó acertadamente: "El chispazo de genialidad de Adam Smith fue su observación de que los precios que surgían de las transacciones voluntarias entre com pradores y vendedores - para resumir, en un mercado libre- podían coordinar la actividad de millones de personas, cada una en busca de su propio interés, de tal manera que cada una de ellas puede mejorar (...). Los precios cumplen las tres funciones en la organización de la actividad económica: primero, transmiten información; segundo, proveen un incentivo para adoptar los métodos de producción que sean menos costosos y, de este modo, utilizar los recursos disponibles para los propó sitos más altamente valorados; tercero, determinan quién consigue cuánto del producto- la distribución del ingreso. Estas tres funciones están íntimamente relacionadas". 7 En esta frase de Friedman se aprecia claramente cómo los precios responden a las tres grandes preguntas sobre qué, cómo y para quién producir. Veamos a continuación dos ejemplos ilustrativos.
6. Hayek, F.A., "Adam Smith (1723-1790): His Message in Today's Language", 1976. Reimpreso en F.A. Hayek, The Trend o f Econom ic Thinking. Essays on P olitical Econom ists an d E conom ic H istory, 1991. 7. Friedman, Milton y Rose Friedman, Free to Choose, Harcourt Brace Jovanovitch, 1980, pp. 32-33.
Los precios y los mercados
3.1
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El racionamiento del agua potable
Las personas que no son economistas tienden a creer que el agua potable es un bien indispensable para los seres humanos y que existe una cantidad fija de agua por persona necesaria para la vida. Esto explica la tendencia generalizada entre los gobernantes y los parlamentarios a considerar que el agua no puede estar sujeta a las leyes del mercado. No es extraño, por lo tanto, que en las últimas décadas la producción de agua en el Perú haya estado casi todo el tiempo sujeta a controles de precio y a racionamientos por horas. Incluso, pese a su política privatizadora y liberalizadora de precios, el gobierno del Presidente Fujimori se muestra aún reticente a privatizar las empresas de agua potable. Sin embargo, como veremos a continuación, no existe razón para tratar al agua potable como un bien distinto de cualquier otro. El agua potable es, indudablemente, un bien valioso que todos utilizamos para beber, cocinar, asearnos y lavar la ropa. Sin embargo, no lodos tenemos la misma disposición a pagar por el agua. Aun si todos tuviéramos el mismo ingreso, los gustos y preferencias diferirían de tal manera que algunas personas estarían dispuestas a sacrificar más que otras para conseguir un litro más de agua. Así, por ejemplo, en un barrio ile clase media de una ciudad como Lima, donde el agua es escasa, puede observarse cómo algunas viviendas cuentan con cisterna, tanque y equipo di* bombeo, otras simplemente con un tanque de agua, y el resto simple mente se abastece del agua que viene de la calle. Los propietarios de todas estas viviendas tienen aproximadamente el mismo ingreso, sin embargo, algunos prefieren diferir la adquisición de un auto nuevo, un televisor más grande o un equipo de sonido más moderno, para asegu rarse un aprovisionamiento continuo de agua potable; a otros, en cambio, no les incomoda tanto dejar de tener agua ciertas horas del día y prefieren gastar en mejores autos, televisores o equipos de sonido. Si conociéramos la disposición de pagar de todas las familias en una ciudad, por ejemplo, Lima, por una cierta cantidad de agua, y luego ordenáramos estas disposiciones a pagar en forma decreciente, es decir, de más a menos, obtendríamos una curva decreciente como la que aparece en la Figura 2.1 con el nombre de "demanda de agua". En esta curva se observa que si el precio fuera cero, la cantidad demandada de agua sería Qo. Luego, a medida que el precio del agua comienza a tomar
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valores positivos y cada vez más altos, como Pi, P2,... etc., la cantidad demandada de agua se reduce a Qi, Q2, y así sucesivamente. Esto signifi ca que cuando el agua se vuelve más cara en comparación con otros bienes como comida, ropa, electrodomésticos, etc., las familias que valoran menos el agua prefieren reducir su consumo y gastar más en los otros bienes que, en términos comparativos, se han vuelto más baratos. Por otro lado, a un precio como P3 el agua se ha vuelto tan cara que nadie la compraría. Bastaría con un precio ligeramente menor que P3 para que las familias que valoran más el agua comiencen a comprarla. La producción de la empresa que abastece de agua a la ciudad de Lima está limitada por el caudal del río Rímac a un volumen igual a, digamos Q2 , y esta producción es siempre la misma, no importa el precio del agua en el mercado. Esto nos daría una curva de oferta de agua completamente vertical, como la que se aprecia en la Figura 2.1.
Figura 2.1: Curvas de oferta y demanda de agua. Si se deja funcionar el mercado, el agua se vendería al precio P2, donde se igualan la oferta y la demanda. Cualquier otro precio daría lugar a una asignación de recursos ineficiente.
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Supongamos ahora que el costo de producir una unidad adicional ríe agua sea siempre el mismo e igual a c, que a su vez es igual a Pi. listo nos permite ¿construir una curva de costo marginal totalmente horizontal, al nivel de Pi, como la que se muestra en la Figura 2.1. Si la empresa productora de agua fuera estatal y pretendiera vender al costo marginal, o sea, al precio Pi, se encontraría con el problema de que, a ese precio, las familias desean comprar un volumen de agua igual a Qi, superior al máximo volumen que permite el río Rímac, es decir, Q2 . Tenemos una situación de "exceso de demanda", o de "demanda insatisfecha", cuya magnitud es igual a la longitud del segmento Q 2 Q 1 . lixisten tres maneras de enfrentar este problema de escasez: i)
Apelar a la buena conciencia de los ciudadanos, para que cada familia restrinja voluntariamente su consumo, de tal manera que el uso total del agua se límite sólo a la cantidad disponible, o sea Q 2 . En otras palabras, cada familia debe tomar en consideración a las demás, de tal manera que alcance para todos. Esta solución, desgraciadamente, nunca ha funcionado en una población grande por un período prolongado. La imposibilidad de detectar a los que incumplen el acuerdo e imponerles algún tipo de sanción moral o pecuniaria, lleva a que todos encuentren ventajoso hacer trampa y consumir más, esperando que sean los demás los que respeten el acuerdo.
ii)
Racionar el agua, fijando una cuota de agua por vivienda igual al cociente de Qi entre el número total de viviendas. El método más común de aplicar este racionamiento es limitando el abasteci miento de agua a un cierto número de horas diarias, de tal manera que el consumo total sea igual a Qi. Esta solución, cuyo objetivo es lograr un abastecimiento igualitario de agua, no sólo conduce a grandes desigualdades, sino que suele generar un enorme desper dicio de recursos. En efecto, como se aprecia en la Figura 2.1, existen familias dispuestas a pagar precios mayores a Pi para contar con agua las 24 horas del día, y por eso compran bombas, tanques y cisternas, que extraen más agua de la que utiliza la fa milia en las horas de abastecimiento, para luego consumirla en las horas de corte. No es extraño, por lo tanto, que en los barrios más pobres de Lima el agua sólo llegue algunos días de la semana o unas pocas horas al día. Es decir, se crean grandes desigualdades
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entre los barrios pudientes y los barrios pobres. Por otro lado, cuando las familias pudientes compran cisternas, bombas, tan ques, etc., están utilizando recursos de la economía (mano de obra, cemento, acero, electricidad, etc.) que, si no hubiera racionamien to, podrían dedicarse a otros fines más útiles. iii)
Utilizar el mecanismo de los precios. Es decir, fijar un precio tal que la demanda se ajuste con la oferta disponible. Como se aprecia en la Figura 2.1, este precio es obviamente P2 . Dado que P2 es ma yor que el precio de racionamiento Pi, muchas familias habrán he cho reparar sus caños para evitar las fugas de agua. Otras lavarán los platos sólo una vez al día, o se bañarán menos. El hecho es que la cantidad demandada de agua habrá disminuido de Qi a Q2 , hasta igualarse con la cantidad ofertada. Ya no habrá exceso de demanda. Todos pagarán lo mismo por el agua y tendrán abaste cimiento de agua todos los días de la semana y las 24 horas del día. Por otro lado, ya no habrá desperdicio de recursos: al haber suficiente agua para todos, ninguna familia tendrá necesidad de gastar en cisternas, bombas o tanques de agua.
Este ejemplo permite apreciar las tres funciones que cumple el precio del agua. Primeramente, transmite información respecto a cuán escasa es el agua en una ciudad y en un momento dado. Un precio más alto nos dice que el agua se ha vuelto más escasa y viceversa. En segundo lugar, permite que los agentes económicos se comporten de una manera consistente con la disponibilidad de agua: si ocurre, por ejemplo, una sequía, la curva de oferta de agua se trasladaría a la izquierda y el precio subiría por encima de P2 , hasta que la nueva curva de oferta se corte con la curva de demanda, induciendo a las familias a consumir menos agua. Y, en tercer lugar, el consumo de agua por familia estaría en función del mayor ó menor valor que ellas le asignan. El lector puede darse cuenta de cuántos problemas se evitarían si, cada vez que hay escasez de agua en Lima, la empresa SEDAPAL subiera el precio en lugar de racionar el agua por horas. El mecanismo de los precios es mucho más justo y eficiente que cualquier otro meca nismo alternativo.
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I .os precios y los mercados
ICcU.-j ■ ■ • Wmmm ..................................... ................................ .......... ............ . . En síntesis, los cambios en el precio del agua potable inducen a las familias a consumir más o menos agua, de la misma manera como el precio de los chocolates o los zapatos incentiva a comprar más o menos chocolates o zapatos. Si el agua es escasa, el mecanismo mas eficiente para que los con pa sumidores la consuman racionalmente es fijando un precio único, * ra todos, que iguale la demanda total de agua con la oferta disponible. otro Cualquier o ti mecanismo como la disuasión o el racionamiento por horas, « 2 conlleva resu
3.2
El control de los alquileres: ¿más destructivo que un terremoto?
Al igual que en el caso del agua, existe una tendencia generalizada entre los políticos a creer que las viviendas son bienes indispensables, que no pueden estar sujetos a las leyes del mercado. No es extraño, por lo tanto, que en diferentes países y en distintos momentos en el tiempo, los gobiernos hayan aplicado alguna modalidad de control de alquileres, como una manera de beneficiar a las personas con menores recursos (‘vitando cobros indebidos. En el Perú, por ejemplo, el gobierno de Fujimori sólo ha liberalizado los alquileres de las viviendas de alto y mediano valor. Las viviendas de bajo valor todavía mantienen alquileres congelados desde la época del gobierno aprista. Sin embargo, tal como ocurre con el agua, estos controles generan desigualdades e ineficiencias mucho mayores que el mecanismo del mercado. Para ilustrar los problemas que origina el control de alquileres, resulta particularmente interesante citar el análisis comparativo realizado por Milton Friedman y George Stigler8 sobre dos episodios de la historia norteamericana. El primer episodio es el terremoto de San Francisco, del 18 de abril de 1906, que fue seguido de grandes incendios que en tres días destruye ron totalmente 3,400 acres de construcciones en el corazón de la ciudad. Este terremoto dañó o destruyó muchos hogares, de tal manera que en una ciudad de aproximadamente 400,000 habitantes, más de la mitad habían perdido su vivienda en tres días. 8. Friedman, Milton y George Stigler, "Roofs or Ceilings?: The Housing Problem", en Popular Essays on Current Problems, vol. II, No. 2, New York: 1946.
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Varios factores mitigaron la aguda escasez de viviendas. Muchas personas abandonaron temporalmente la ciudad, según se estima unas 75,000. Otras se establecieron en campos y refugios temporales que, en su punto más alto, en el verano de 1906, llegaron a albergar a cerca de 30,000 personas. Las nuevas construcciones fueron llevadas a cabo muy rápida mente. Sin embargo, después del desastre, fue necesario que, durante muchos meses, cerca de un quinto de la población original fuese absorbi da en aquella mitad de las casas que quedaron en pie. En otras palabras, cada lina de las casas en pie tenía que albergar, en promedio, a 40% más de personas. Sin embargo, la Crónica de San Francisco del 24 de mayo de 1906, la primera disponible después del terremoto, no tenía una sola mención sobre la escasez de viviendas. La sección de avisos clasificados conlema 64 ofertas (algunas para más de una vivienda) de departamentos y casas para alquilar, así como 19 casas en venta, contra sólo 5 avisos solicitando departamentos de todo tipo para alquiler, exceptuando cuartos de hotel. Cuarenta años más tarde, otra escasez de viviendas cayó sobre San Francisco. Pero esta vez la escasez era un problema nacional. La situación en San Francisco no era la peor del país, pero debido a las migraciones hacia el oeste, era peor que el promedio. En 1940, la población de 635,000 no sufría escasez de vivienda en el sentido de que sólo el 93% de las vivien das estaban ocupadas. Hacia 1946 la población había aumentado en casi un tercio, es decir, en alrededor de 200,000 personas. Mientras tanto el numero de viviendas había aumentado en por lo menos un quinto. Por lo tanto la ciudad se veía en la necesidad de alojar a 10% más de personas en cada vivienda, comparada con la situación antes de la guerra. Uno podría decir que la escasez de 1946 era sólo la cuarta parte de aguda comparada con la de 1906, cuando cada unidad de vivienda tenía que alojar a 40% más de personas que antes del terremoto. No obstante, la escasez de viviendas no pasó desapercibida en la Crónica de San Francisco, o en otras periódicos. El 8 de enero la legislatu ra estatal de California entró en funciones, y el Gobernador señaló que la escasez de viviendas era "el problema más crítico que estaba enfrentando California". Durante los primeros cinco días del año, sólo había 4 avisos ofreciendo casas o departamentos para alquilar, comparados con los 64
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en un día de mayo de 1906, y 9 avisos ofreciendo intercambiar viviendas en San Francisco por viviendas en cualquier otro lugar. Pero, en 1946 hubo treinta avisos diarios de personas que deseaban alquilar casas o departamentos contra solamente cinco después del gran desastre de 1906. Durante este mismo período, en 1946, hubo alrededor de 60 avisos diarios de casas en venta, contra solamente diecinueve en 1906. Como bien señalan Friedman y Stigler, tanto en 1906 como en 1946, San Francisco enfrentó el mismo problema: ¿Cómo dividir una cantidad relativamente limitada de viviendas entre un mayor número de personas que desean alquilar, antes de que las nuevas construcciones puedan llenar este vacío?. La respuesta fue distinta en ambos casos y los resulta dos fueron también totalmente diferentes. La Figura 2.2 permite entender lo que ocurrió después del terremoto de 1906. Hemos dibujado una oferta de viviendas para alquiler de pendiente positiva, como la que se aprecia en esta figura, porque la experiencia demuestra que, a medida que suben los alquileres, muchos propietarios de viviendas se animan a alquilar un piso de su casa, o algunas habitaciones. Otros preferirán alquilar su casa e irse a vivir a un departamento. En el mediano y largo plazo, habrá personas interesadas en construir nuevas viviendas para alquilar. Antes del terremoto, la oferta y la demanda de viviendas determi naban un nivel de alquileres tal como Pi, que representaba el precio de equilibrio de los alquileres, y el número de viviendas alquiladas era Qi. Después del terremoto, la oferta disponible de viviendas se contrajo. Gráficamente, la oferta se desplaza hacia la izquierda, de tal manera que, a los mismos precios de antes, la cantidad disponible es menor. Así, por ejemplo, al precio Pi la oferta disponible ya no es Qi sino Q2 . Si no se hubiera dejado funcionar el mercado y los alquileres hubie ran quedado congelados al nivel de Pi, se habría producido un problema de escasez de viviendas, puesto que a este precio Pi los consumidores hubieran seguido demandando una cantidad de viviendas igual a Qi. Dado que la oferta disponible es Q2 < Qi, se genera un exceso de deman da igual a la longitud del segmento Q2Q 1 . La suerte y el favoritismo habrían sido los criterios para determinar quiénes tenían derecho a las Q2 viviendas disponibles. Al mismo tiempo, habría habido fuertes incentivos
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para el surgimiento de un mercado negro de viviendas, puesto que había personas dispuestas a pagar hasta P2 de alquiler para asegurarse alguna de las Q2 viviendas disponibles. En 1906, sin embargo, se dejó funcionar el mecanismo del mercado y el alza de los alquileres estimuló a los propietarios de viviendas en buen estado a poner en alquiler la vivienda entera o algunas de sus habitacio nes, al mismo tiempo que los demandantes de viviendas redujeron sus pretensiones sobre el tamaño y la calidad del alojamiento. Como se aprecia en la Figura 2.2, el alza de los alquileres de Pi a P3 permitió que cantidad ofertada aumente y la cantidad demanda disminuya, de tal manera que ambas se igualaron al nivel de Q3 y al final no hubo una escasez visible de viviendas.
Figura 2.2: Racionamiento de las viviendas después del terremoto de San Francisco, en 1906. La oferta de viviendas se contrajo de tal manera que al nivel inicial de alquileres Pi la cantidad de viviendas disminuyó de Qi a Q 2. Si no se hubiera permiti do que funcione el mercado y se hubieran congelado los alquileres al nivel Pi, se habría generado una demanda insatisfecha equivalente a la longitud del segmento Q 2Q 1 . Si se deja funcionar el mercado, los alquileres suben de Pi a P3, la cantidad disponible de viviendas aumenta de Q 2 a Q 3 y la cantidad demandada se reduce de Q 1 a Q 3, de tal manera que el exceso de demanda desaparece.
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La situación de 1946 sólo se diferencia de la de 1906 en cuanto a la causa original de la escasez de viviendas. Mientras que en 1906 la oferta de viviendas se contrajo bruscamente, como consecuencia del terremoto y el posterior incendio, en 1906 la demanda se expandió muy rápidamente con relación a la oferta, debido al crecimiento poblacional. La Figura 2.3 describe lo ocurrido en 1946.
Figura 2.3: Racionamiento de las viviendas, después del crecimiento demográfico en San Francisco, 1946. La demanda se expandió de tal manera que, al nivel inicial de alquileres Pi la cantidad de viviendas deseada por los consumidores aumentó de Qi a Qz, pero la cantidad ofertada seguía siendo Qi. Sin embargo, no se dejó que funcione el mercado y los alquileres se mantuvieron congelados al nivel Pi, generándose una demanda insatisfecha equivalente a la longitud del segmento Q 1Q2. La suerte y el favoritismo determinaron quienes recibían las Qi viviendas disponibles, al mismo tiempo que había consumidores dispuestos a pagar hasta P4 para conseguir una vivienda en alquiler. Si se hubiera dejado funcionar el mercado, los alquileres habrían subido de Pi a P3, la cantidad disponible de viviendas habría aumentado de Qi a Q 3 y la cantidad demandada se habría reducido de Q 2 a Q 3, de tal manera que el exceso de demanda habría desaparecido.
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El crecimiento poblacional significó una expansión en la demanda de viviendas, que se puede representar gráficamente como un desplaza miento en la curva de demanda hacia arriba y hacia la derecha, desde la "demanda inicial" hasta la "nueva demanda", como se aprecia en la Figura 2.3. Los consumidores comenzaron a demandar más viviendas a los mismos precios de antes, de tal manera que al precio inicial Pi la cantidad demandada había aumentado de Qi a Q2. Al no dejar que opere el mecanismo de mercado, congelándose los alquileres al nivel de Pi, la cantidad disponible de viviendas siguió siendo Qi y se generó un exceso de demanda igual a la longitud del segmento Q1Q2. Dado que, conside rando la nueva demanda por viviendas había familias dispuestas a pagar hasta P4 para asegurarse alguna de las Qi viviendas disponibles, los propietarios estaban en capacidad de exigir sumas superiores a Pi, alquilando viviendas amobladas o exigiendo mensualidades por adelantado. Si se hubiera dejado que funcione el mercado, el alza de los alquile res hasta Q3 habría incentivado a los propietarios a ofertar más viviendas y a los consumidores a reducir sus pretensiones de alojamiento, en la magnitud requerida para que desaparezca el exceso de demanda y se restablezca el equilibrio en el mercado de viviendas. Friedman y Stigler sintetizaron las ventajas del mecanismo del mercado en los siguientes puntos: •
En un mercado libre, siempre hay alguna vivienda rápidamente disponible para alquilar, para todos los niveles de alquiler.
•
El alza de los alquileres incentiva a las personas a economizar espacio: los propietarios estarán motivados a generar espacios libres, alquilando habitaciones o viviendas enteras, para obtener ingresos adicionales; los consumidores, por su parte, se resignarán a vivir en espacios más pequeños. Esta es la única solución hasta que haya un número suficiente de nuevas construcciones.•
•
Los alquileres altos son un estímulo muy fuerte para las nuevas construcciones.
I .os precios y los mercados
•
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No se requiere de ninguna maquinaria burocrática compleja y costosa. El racionamiento se lleva a cabo en forma totalmente tran quila e impersonal, a través del sistema de precios.
Cualquier sistema de asignación de las viviendas, distinto del mercado, implica que alguien responda a las siguientes preguntas: ¿Cuál es el espacio que una familia merece que se le asigne? ¿A qué edad los niños de sexo distinto requieren dormitorios separados? ¿Acaso los inválidos necesitan viviendas en el primer piso, y quién es un inválido? ¿Acaso las personas que trabajan en su propia casa (médicos, escritores, músicos) no requieren más espacio? ¿Qué profesiones van a ser favoreci das con mejores viviendas y cuáles familias van a recibir jardines más grandes? ¿Debe vivir una suegra con la familia o acaso debe ser asignada a otra vivienda separada? Si una entidad estatal cumpliera esta función, ¿cuánto tiempo le lomaría resolver a estas preguntas y decidir cuáles son los inquilinos y los propietarios que deben mudarse para dar espacio a otros que, según la opinión de esta entidad deberían ocuparlo? Sin embargo, no sólo nos preocupa la velocidad con que puede responder a estas preguntas, sino la arbitrariedad y el favoritismo con que se determinan las prioridades. No hay que olvidar que los funcionarios públicos son personas que, como cualquier otra, tienen intereses individuales y no hay razón para pensar que los funcionarios subordinen estos intereses a las necesidades de la sociedad en su conjunto. En un sistema de control de alquileres, la primera prioridad para la asignación de las viviendas corresponde a los inquilinos que ya están ocupando las viviendas existentes, en detrimento de las familias que están buscando vivienda y podrían estar dispuestos a pagar más. La segunda prioridad corresponde, por un lado, a los extranjeros, que se supone que van a permanecer poco tiempo; por otro lado, los amigos y conocidos de los propietarios; y, por supuesto, los ricos, que siempre van a poder obtener la vivienda que deseen pagando alquileres clandestinos. Quienes no tienen la suerte de ser extranjeros, ni amigos ni conocidos de los propietarios, ni ricos, van a tener muy pocas chances de conseguir una vivienda en alquiler. En el largo plazo la escasez de viviendas para alquilar va a tender a aumentar como consecuencia del aumento poblacional en una ciudad donde a nadie le interesa invertir para construir nuevas viviendas de alquiler.
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Otro ejemplo ilustrativo sobre los problemas que crea el control de alquileres es el caso peruano. Las personas que tuvieron la mala suerte de tener que buscar departamentos o casas para alquilar durante los perio dos de congelamiento de alquileres: el gobierno militar (1968-1980) y el gobierno aprista (1985-1990), recordarán perfectamente las peripecias que tuvieron que pasar para conseguir una vivienda: pagar uno o dos años de alquiler por adelantado, en dólares, firmar letras en blanco en dólares, aparte de buscar recomendaciones para que el propietario se asegure de estar haciendo tratos con un inquilino confiable. También recordarán los famosos avisos en los periódicos que decían "alquilo sólo a extranjeros". Pero lo peor son las consecuencias a largo plazo. Con un mercado de alquileres controlado, ninguna persona o empresa va a estar interesada en invertir en nuevas viviendas de alquiler. Por otro lado, los propietarios de las viviendas controladas no van a estar interesados en hacer los gastos que se requieren para mantener en buen estado las viviendas. Los inquilinos tampoco, porque las viviendas no son suyas. En otras palabras, nadie se ocupará del desgaste de la pintura, la grifería, los pisos, las puertas, etc. Los tugurios que se caen a pedazos en los barrios más viejos de Lima son la mejor muestra de los efectos que produce el control de alquileres. Y así ocurre en el resto del mundo. Friedman y Stigler, en un libro que ambos editaron hace algunos años, justamente sobre este tema, colocaron una serie de fotos aéreas de barrios en ruinas, pidiendo al lector que adivinen si esa situación catastrófica había sido originada por un bombardeo (de la Segunda Guerra Mundial) o por un control de alquile res. Algunas de esas fotos correspondían a barrios bombardeados, pero otras eran el resultado de un ataque tan feroz y destructivo como las mismas bombas: el control de alquileres. *■*.
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En síntesis, el mercado es el mecanismo más justo y eficiente para asignar las viviendas entre las familias, puesto que las viviendas existentes van a parar en manos de las familias que mejor valoran los espacios1dispo nibles, al mismo tiempo que se incentiva la construcción de nuevas vivien das. Los controles de alquiler, por su parte, originan una asignación inefi ciente, aleatoria y arbitraria del espacio, así como un retraimiento de las nuevas construcciones.
Los precios y los mercados
4.
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El rol de los derechos de propiedad en el mercado
En la sección anterior hemos visto cómo, a través de los precios, los agentes económicos tienden a comportarse de una manera consistente con el interés de la sociedad en su conjunto. Lo que vamos a ver ahora es que, para que esto ocurra efectivamente en la práctica, debe existir un sistema de propiedad privada sobre los recursos económicos, que les permita usarlos con exclusividad y usufructuarlos. La propiedad sobre un recurso tiene, por consiguiente dos dimensiones: a.
El derecho a excluir a otras personas del uso y goce del recurso. Es decir, a utilizar este recurso de manera exclusiva.
b.
El derecho a usufructuar el recurso, es decir, de utilizarlo para obtener un provecho económico. Esto implica, por un lado, el de recho a explotarlo, venderlo o alquilarlo, sin restricciones. Y, por otro lado, el derecho a fijar los precios que el propietario considere convenientes, sin ninguna otra restricción que las que impone el mercado.
El disfrute simultáneo de ambos derechos es una condición funda mental para que, en el momento en que los agentes económicos tomen decisiones sobre los recursos que poseen, ellos estén internalizando las consecuencias de sus decisiones sobre la sociedad en su conjunto. Es decir, para que, por un lado, los cálculos que hace el propietario sobre sus costos de producción, incorporen los costos de oportunidad que enfrenta el resto de agentes económicos como resultado de la explotación de este recurso. Y, por otro lado, los cálculos del propietario sobre sus ingresos, incorporen el valor de los beneficios que perciben los otros agentes como resultado de la explotación del recurso en cuestión. Esta internalización supone, por lo tanto, que los costos y los benefi cios privados van a coincidir con los costos y beneficios sociales, de tal manera que cuando ellos maximizan sus ganancias individuales están contribuyendo al mismo tiempo a maximizar el beneficio neto de la sociedad en su conjunto. A continuación, vamos a analizar con detalle cómo operan estas dos dimensiones de los derechos de propiedad.
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4.1
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El derecho a excluir
Tomemos como ejemplo el caso de un bosque cuyo propietario puede usarlo y explotarlo de manera exclusiva, es decir, puede excluir de su uso al resto de personas. Esto significa que puede impedir, con ayuda del Estado, o por sus propios medios, que otros ingresen al bosque y lo exploten. Si el propietario se preocupa de renovar los árboles cortados, esto va a redundar en su propio provecho puesto que esto le permite generar ingresos de manera indefinida. Por consiguiente, en el momento en que esta persona calcula cuánto le cuesta producir la madera, tomará en cuenta no solamente el costo de la mano de obra y el desgaste de los equipos de tala y transporte, sino también el costo de reemplazar los árboles. El costo privado para este propietario, de talar un árbol adicional, será, en consecuencia, igual al costo que significa para la sociedad el que se tale un árbol más. Por otro lado, si no existen restricciones a la fijación de precios, el precio p* que el propietario cobra por cada nuevo árbol que vende en el mercado estará reflejando el valor que le asignan los consumidores a la utilización de este árbol, expresado en unidades monetarias. Por consi guiente, el ingreso privado adicional o marginal que genera cada nuevo árbol a este propietario, es igual a su valor social. En otras palabras, cuando el propietario del bosque considera los costos y los beneficios de sus decisiones, está internalizando los costos y los beneficios para la sociedad en su conjunto, de cada nuevo árbol que se tale. El volumen de árboles talados que maximiza la ganancia del pro pietario, tal como se puede apreciar en la Figura 2.4, se puede determinar comparando el ingreso privado adicional o marginal que genera cada nuevo árbol talado, con el costo adicional o marginal privado que signifi ca talar este árbol. Si el bosque tiene un propietario, su costo marginal privado será igual al costo marginal social, puesto que dicho propietario deberá tomar en cuenta el costo de reemplazar los árboles. Asimismo, sabemos que el ingreso marginal que le reporta cada árbol, es decir, su precio, es igual al valor que la sociedad le asigna a este árbol. De esta manera, el número de árboles que maximiza la ganancia del propieta rio, Q*, es también el número de árboles que maximiza el beneficio social neto.
Los precios y los mercados
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Figura 2.4: Efectos del derecho de exclusividad sobre la determinación del número óptimo de árboles talados. Si propietario del bosque tiene y ejerce efectivamente su derecho de excluir a otros, maximiza ganancias cuando el último árbol talado le genera un gasto que incorpora el gasto de reemplazar dicho árbol. De esta manera, el propietario talará Q* árboles, que también es el volumen talado socialmente óptimo. Si el propietario no puede ejercer de manera efectiva su derecho de exclusividad sobre el bosque, no tomará en cuenta el costo de reempla zar los árboles y maximizará sus ganancias talando Q°>Q* árboles, lo cual significa que el bosque está siendo sobreexplotado.
Supongamos ahora que el propietario no puede excluir al resto de personas del uso del bosque, porque el Estado no se preocupa en hacer respetar sus derechos frente a terceros, y al propietario le resulta dema siado costoso hacer respetar estos derechos por su propia cuenta. En este caso, si el propietario es racional, no va a gastar en sembrar árboles que otras personas pueden extraer después en forma oportunista. Dentro de este contexto, tanto el propietario como las otras personas que ingresen a extraer árboles a este bosque, sólo considerarían los costos de mano de obra y el desgaste de los equipos, de tal manera que al maximizar sus ganancias ellos terminarán talando un total de árboles igual a Q°, como se
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aprecia en la Figura 2.4. Puesto que Q° es superior al volumen talado socialmente óptimo Q*, el bosque está siendo sobreexplotado y rápida mente desaparecerán los árboles. Lo que aquí estamos viendo es que cuando no hay manera de hacer efectivo el derecho del propietario a utilizar sus recursos de manera exclusiva, dichos recursos terminarán siendo explotados. La exclusión supone la capacidad de utilizar algún tipo de violencia para impedir que otras personas utilicen dichos recursos. Dicha violencia está generalmente en manos del Estado, a través del sistema policial, así como de los tribu nales de justicia y el sistema carcelario. Sin embargo, cuando las institu ciones policiales, judiciales y carcelarias son deficientes o inexistentes, los propietarios pueden ejercer la violencia por su cuenta, a través de policías privados, cercos y sistemas especiales de detección. 4.2
El derecho a usufructuar el recurso
Supongamos ahora que el Estado fija un tope al precio de la madera, de tal manera que el máximo precio que puede cobrar es p', inferior al precio de mercado p*. Puesto que el precio de mercado p* estaba refle jando el valor que los consumidores le asignan a la madera, el nuevo precio p' no va a cubrir la totalidad de este valor. Esto significa que el ingreso que percibe el propietario cada vez que vende un árbol adicional, va a estar en realidad subestimando el valor que la sociedad le asigna a este árbol. Como se puede apreciar en la Figura 2.5, si el propietario sólo puede cobrar p' en lugar de p*, la maximización de sus ganancias lo llevará a talar Q ' árboles, que es inferior al volumen socialmente óptimo Q*. El control de precios sólo permite que él perciba una fracción del valor que los consumidores le asignan a cada árbol, de tal manera que el bosque terminará siendo subexplotado. Esta tendencia a la subexplotación de un recurso es común a cual quier caso de control de precios. Si retomamos el caso del control de alquileres que vimos en la sección 3.2, es fácil deducir, con ayuda de la Figura 2.5 que si los propietarios no pueden cobrar el alquiler del merca do ellos terminarán subinvirtiendo en sus viviendas. En otras palabras, no sólo habrá un retraimiento en la construcción de nuevas viviendas,
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Los precios y los mercados
sino que las viviendas existentes tenderán a deteriorarse dado que los propietarios no invertirán lo suficiente para reparar el desgaste de la pintura, las paredes, puertas, pisos, techos, tuberías y así por el estilo. Los inquilinos tampoco estarán interesados en hacer estas reparaciones puesto que ellos no saben cuánto tiempo más van a permanecer en las viviendas y no quieren hacer un gasto que después beneficie a los nuevos inquilinos. No es extraño, por lo tanto, que las zonas más deterioradas de las ciudades sean justamente aquéllas donde se aplica algún tipo de control de alquileres.
ii
Costo marginal total
p*
p'
0
Precio controlado
Número de ■------------------- *------------------------------------------------ ^ r Q ' q * árboles talados
Figura 2.5: Efectos del derecho de usufructo sobre la determinación del número óptimo de árboles talados. Si el propietario puede vender la madera al precio de mercado p*, maximiza ganancias cuando el último árbol talado le significa un gasto igual al valor para la sociedad de este árbol. De esta manera, el propietario talará Q* árboles, que también es el volumen talado socialmente óptimo. Si el precio de la madera está controlado y sólo puede cobrar p'f maximizará ganancias talando Q ' que es inferior a Q * y por lo tanto el bosque estará siendo subexplotado.
Si los propietarios estuvieran impedidos de realizar ciertas transac ciones, las consecuencias serían idénticas a las que genera el control de
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precios. Podemos citar, a manera de ejemplo, la prohibición de exportar productos agrícolas, que diversos gobiernos han impuesto en diferentes momentos en el tiempo, para beneficiar a los consumidores y a las empresas manufactureras domésticas, con precios agrícolas más bajos que el mercado internacional. En el caso peruano podemos mencionar la obligación que impuso el gobierno militar, a mediados de la década del 70, de abastecer en forma prioritaria a las fábricas textiles domésticas, con precios que en cierto momento llegaron a ser la mitad de los que prevale cían en el mercado internacional. Sólo se podía exportar el algodón que no era utilizado por las fábricas domésticas. El lector podrá rápidamente deducir que esta política no pudo durar mucho tiempo, debido al fuerte declinamiento que produjo en la producción de algodón y en la genera ción de divisas.
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En síntesis, para que los agentes económicos se comporten de una manera consistente con la maximización del bienestar social, ellos no sola mente deben ser propietarios de los recursos sobre los cuales toman deci siones, sino que deben estar en capacidad de, por un lado, hacer efectivo el derecho a utilizarlos en forma exclusiva, y, por otro lado, de usufructuarlos libremente, sin interferencias de ningún tipo sobre ios precios que cobran y las transacciones que realizan con estos recursos.
5.
El rol del Estado y de la ideología en el funcionamiento del mercado
El reconocimiento y el respeto de los derechos de propiedad requie ren, como veremos en el capítulo 17, de un organismo que tenga ventajas comparativas en el ejercicio de la violencia. Este organismo es precisa mente el Estado, cuya principal función es establecer las reglas de juego dentro de la sociedad, a través de un sistema de leyes escritas, y hacerlas cumplir, por la fuerza si es necesario. La experiencia ha demostrado que los sistemas legales que mejor contribuyen al progreso y el bienestar de la sociedad son justamente aquellos que promueven el respeto de los derechos de propiedad privada sobre los recursos. Sin embargo, para que esto llegue a ocurrir debe existir un cierto consenso entre los miembros de la sociedad respecto a que este tipo
Los precios y los mercados
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de leyes es el más conveniente para todos. De lo contrario, tanto el Estado como los agentes privados se verán tentados al robo y la expropiación, y la sociedad terminará en situación de pobreza y estancamiento. El logro de este consenso es probablemente el problema más difícil que enfrenta una sociedad para desarrollarse. Algunos autores como Douglass North9 señalan que este consenso se logra cuando los miem bros de la sociedad comparten un mismo conjunto de juicios de valor, que podemos denominar ideología. Esta ideología juega tres roles muy importantes: a.
b.
c.
La ideología es un mecanismo economizador por el que los indivi duos se enfrentan a su entorno y se proveen de una "visión del mundo" que les simplifica la toma de decisiones. La ideología está inseparablemente entrelazada con juicios morales y éticos sobre la justicia del mundo que el individuo percibe. Una parte importante de la ideología es el juicio normativo sobre la dis tribución del ingreso. Los individuos modifican sus perspectivas ideológicas cuando sus experiencias son inconsistentes con la ideología.
El mecanismo por el cual las ideologías se forman y cambian a través del tiempo es todavía un reto para los científicos sociales. Es interesante remarcar, sin embargo, que con el tremendo desarrollo que ha experimentado la industria de las comunicaciones y la subsecuente reducción de los costos de información, las ideologías antagónicas a la economía de mercado se han vuelto más fragmentarias y parciales. Como bien señala North, ningún empresario de las ideas ha sido capaz de amalgamarlas en una única ideología coherente, que haya tenido el apoyo de una gran población, al menos en el mundo occidental. No es extraño, por lo tanto, que mucha gente opine que con el fin del siglo XX ha llegado el "fin de la ideología."
9. North, Douglass, Structure and Change in Economic History, W. W. Norton & Company, Inc., 1981, ver el capítulo 5.
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En síntesis, el respeto de los derechos de propiedad, que es el prerrequisito fundamental para el funcionamiento de los mercados, sólo es posi ble si existe un Estado que reconozca y proteja estos derechos, así como un conjunto de juicios de valor compartido por los miembros de una sociedad. A este conjunto de juicios de valor le damos el nombre de ideología, vía no existe una ------------------Kar gías dentro de una
El mercado frente a la cooperación voluntaria y la dirección central
6.
Existe, desde hace más de siglo y medio, una amplia literatura que considera al mercado como un sistema injusto porque genera profundas desigualdades entre pobres y ricos, países desarrollados y subdesarrolla dos, así como graves crisis de recesión y desempleo. Curiosamente, estas críticas al mercado provienen generalmente de personas que han sido formadas en ciencias sociales distintas a la economía, y que ofrecen como alternativa, en algunos casos, formas asociativas basadas en la coopera ción voluntaria, y, en otros, sistemas socialistas basadas en la dirección central. Con la desaparición de las economías socialistas, el tema de la cooperación está recobrando importancia, especialmente dentro de algunos sectores religiosos con su propuesta de organizaciones solidarias. Veamos a continuación los problemas que generan estos sistemas alternativos al mercado. 6.1
El mercado versus la cooperación voluntaria
A mediados de la década del 60, el economista de origen alemán, pero radicado en los Estados Unidos, Mancur Olson, causó revuelo entre los científicos sociales con un libro donde él demostraba, en forma rigurosa, la imposibilidad de que una sociedad de gran tamaño pueda organizarse de manera voluntaria para satisfacer sus necesidades.10
Olson, Mancur, The Logic ofCollective Action: Public Goods and the Theory o f Groups, 1965. 10.
Los precios y los mercados
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Olson tomó como punto de partida la idea de que las personas tienden a asociarse y a operar voluntariamente en grupos, porque existen ciertos intereses que sólo se pueden satisfacer en forma colectiva. Esta idea es bastante antigua y se remonta a Aristóteles, quien escribió: "Los hombres caminan juntos para obtener una ventaja particular, y con el fin de obtener algo particular que se requiere para la existencia, y, del mismo modo, la asociación política parece haberse originado y mantenido su existencia, debido a las ventajas generales que ofrece."11 Sin embargo, Olson planteó que así como los miembros de un grupo tienen intereses comunes, también tienen intereses individuales que muchas veces entran en conflicto con los primeros. Así, por ejemplo, los miembros de un sindicato tienen un interés común en obtener salarios más altos, pero, al mismo tiempo, cada trabajador tiene un interés indivi dual en ganar más que los demás, y esto puede lograrse trabajando más horas que el resto. Esta tendencia a trabajar más que los demás es obvia mente contradictoria con la necesidad de que el sindicato, como grupo, tenga un alto poder de negociación frente a la empresa. Cuando la satisfacción del interés común no compensa el sacrificio que hacen los miembros de sus intereses individuales, la única manera de mantener unido el grupo es haciendo uso de la fuerza. En otras palabras, la asociación voluntaria ha desaparecido. En el caso de los sindicatos, por ejemplo, es muy común ver que se arroja pintura amarilla a los trabajado res que rompen la huelga, llegando en muchos casos a formas más violentas de agresión física. Otro ejemplo interesante que Olson menciona es el del estado-nación: pese a que el patriotismo, el atractivo de una ideología nacional y el vínculo de una cultura común, son fuerzas im portantes para la unidad nacional, ningún estado importante de la historia moderna ha podido financiarse con las contribuciones volunta rias de sus ciudadanos. Todos los estados modernos tienen que recurrir al cobro forzoso de impuestos. "Si el Estado, con todos los recursos emocionales a su disposición, no puede financiar sus actividades más básicas y vitales sin recurrir a la compulsión, parecería que las grandes organizaciones privadas también tienen dificultades para que aquellos individuos de los grupos cuyos 11. Aristóteles, Ética, vol. 8, No. 1.
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intereses se está tratando de satisfacer, paguen sus aportes de manera voluntaria".12 Sobre la base de estas ideas básicas es que Olson elabora una "teoría económica del comportamiento de los grupos". De acuerdo con esta teoría, cuando las personas deciden sobre la conveniencia de pertenecer a un grupo son tan racionales como cuando toman cualquier decisión económica; es decir, ellos se unen al grupo sólo si los beneficios de hacerlo son mayores que los costos que tienen que soportar. La pertenencia a un grupo puede reportar beneficios de carácter tanto grupal como individual. Los beneficios grupales son aquellos que sólo se pueden obtener actuando de manera colectiva, como los mayores salarios que puede negociar un sindicato, o las instalaciones recreativas que puede financiar un club. En efecto, a cada trabajador le resultaría muy poco efectivo negociar su salario individualmente con el empleador, así como a cada familia le resultaría muy caro el tratar de construir, por su propia cuenta, una piscina, una cancha de tenis y otras instalaciones similares. También existen beneficios individuales que se pueden obtener dentro del grupo, como la compañía, seguridad, reconocimiento y estatus social, u otros beneficios más altruistas, como la satisfacción de nuestra necesidad de ser caritativos. Sin embargo, el grupo también implica costos para sus miembros, comenzando por el tiempo y el dinero que cada uno tiene que invertir para pertenecer al grupo, pagando las cuotas periódicas y asistiendo a las reuniones. La actuación del grupo puede entrar también en conflicto con los intereses individuales de sus miembros. En el caso del sindicato, por ejemplo, los acuerdos sobre la duración e intensidad de la jornada de trabajo requieren que los trabajadores se abstengan de trabajar más horas. Llegado a este punto, Olson plantea la diferencia entre los "grupos pequeños" y los "grupos grandes". Cuando los grupos son pequeños, es relativamente más fácil que los beneficios superen a los costos, puesto que los beneficios se distribuyen entre pocas personas y, dado que todos se conocen, no hay muchos incentivos para actuar de manera oportunista, es decir, beneficiarse del grupo sin pagar. En cambio, si los grupos son 12. Olson, Mancur, op. cit., p. 13.
Los precios y los mercados
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grandes, los beneficios se diluyen entre muchas personas y la tentación de hacer trampa y actuar oportunistamente, es muy grande. Por estas razones resulta muy difícil que puedan existir grupos grandes basados en la cooperación voluntaria. En cambio, los grupos pequeños como las familias y los clubes sí llegan a funcionar, de manera relativamente exitosa, basándose exclusivamente sobre el libre consenti miento de sus miembros, aunque existen muchas familias y clubes que entran en crisis y se disuelven. No es extraño, por lo tanto, que todos los intentos que se han hecho en el transcurso de este siglo para evitar el recurrir al mercado, a través de economías socialistas, basadas en los sentimientos de solidaridad de las personas, han terminado en sistemas de dirección central, donde las decisiones se tomaban desde arriba y se hacían cumplir en forma compulsiva. Existen algunos casos especiales de grupos grandes que han tenido éxito en sobrevivir al paso del tiempo, pero para fines muy específicos; y las razones de su éxito también son especiales. A veces, la contribución que se exige a los miembros es tan pequeña, que ellos no tienen inconve niente en seguir dentro del grupo. En otros casos, los grupos grandes se subdividen en grupos pequeños, de tal manera que cada miembro puede recibir un beneficio perceptible. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, con las iglesias, que se subdividen en congregaciones, y los partidos políticos, que se subdividen en comités locales. Pero, aparte de estos casos muy especiales, los grupos grandes siempre terminan aplicando mecanismos de coerción para que sus miembros continúen colaborando. Este es quizás el mejor momento para hacer im comentario sobre la propuesta de algunos sectores religiosos de formar una nueva sociedad más justa, organizada sobre la base de comunidades de personas guiadas por los principios del "amor comunitario". Esta es una propuesta que, ha recobrado fuerza en la segunda mitad del siglo XX, presentándose como una alternativa al "sistema capitalista", que en nuestro lenguaje no es otra cosa que la economía de mercado. El mensaje básico es el siguiente: "construir una comunidad en este mundo y oponerse al capitalismo. El capitalismo es el gran enemigo de la 'moral comunal'. Destruye dichas
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comunidades, destruye los 'valores humanos' y la dignidad humana."13 Sobre la base de este mensaje es que se construyó la famosa "Teología de la Liberación", que tuvo un gran impacto dentro de la Iglesia Católica en la década del 70, y que con el tiempo ha evolucionado hacia modelos de economía solidaria, basadas en la formación de cooperativas de trabaja dores y productores.14 Debemos remarcar que esta idea de conexión entre la religión y el ordenamiento socio-político no es exclusivo de la "Teología de la Libera ción" en los tiempos modernos. Los teólogos protestantes argumentan, explícitamente, que el poder político debería ser orientado y aplicado a la luz del consejo que proporciona la teología. El mismo mensaje está presente en los movimientos fundamentalistas islámicos, tal como ocurrió con el Ayatollah en Irán.15 Como bien señala F. A. Hayek, este sentido de solidaridad invocado por algunos sectores religiosos sólo tuvo sentido en las sociedades relativamente pequeñas de hace varios miles de años, donde las relacio nes eran cara a cara, y en donde era relativamente fácil que la religión funcione como un mecanismo de coherencia social. Los estados ciudad griegos y la formación de la nación judía a partir de los clanes y tribus, son buenos ejemplos de ello. Sin embargo, a medida que las sociedades se fueron haciendo más grandes y complejas, se fue haciendo necesario aplicar reglas de conducta abstractas e impersonales. Es de esta manera como aparecen las sociedades modernas, que operan sobre la base de un marco legal general aplicable a todos por igual (igualdad ante la ley), que no busca satisfacer los deseos y necesidades de personas particulares y cuyo resultado responde a un orden espontáneo.16
13. Brunner, Karl, "Reflections on Theology and the Social Order", en Econom ic A m ly sis an d P olitical Ideology. The S elected Essai/s o f K arl B runner, Thomas Lys ed., 1996. 14. Debe decirse que la Iglesia Católica ha tachado luego por erróneas las posturas de la Teología de la Liberación. 15. Brunner, Karl, "Religión and the Social Order", en op. cit. 1996. 16. Hayek, F.A., The Road to Serfdom , The University of Chicago Press, 1944 (edición renovada en 1972 por la misma casa editorial).
Los precios y los mercados
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La principal debilidad de esta propuesta, como bien lo señala el economista austríaco Karl Brunner, es que rehúsa aceptar la idea de que los seres humanos tienen una tendencia natural a buscar satisfacer sus propios intereses. Esto no significa, necesariamente que los seres huma nos sean inherentemente egoístas, sino, simplemente, que les gusta tomar sus propias decisiones de acuerdo con la comprensión que tienen de las cosas. Esta visión de que la naturaleza humana es invariante con respecto a las instituciones, está implícita en los análisis que hacen los economistas, y ha mostrado ser muy útil para entender el mundo y explicar los proce sos económicos y sociales particulares. Las instituciones no moldean a los seres humanos, pero sí les proporcionan incentivos para actuar de una manera más o menos consistente con las necesidades de la sociedad en su conjunto. La experiencia ha demostrado que las instituciones de la propiedad privada y la libre contratación, que están implícitas en la economía de mercado, son hasta el momento actual las más apropiadas para que esta tendencia natural de los seres humanos a buscar satisfacer sus propios intereses produzca resultados consistentes con los intereses de la sociedad en su conjunto.17 La propuesta solidaria sostiene, por el contrario, que la naturaleza de los seres humanos está moldeada por las instituciones, de tal manera que la abolición de la propiedad privada y de la acumulación de ganan cias y riqueza, sería suficiente para crear "nuevas personas" que ya no buscan satisfacer sus intereses individuales. Como bien señala Brunner, existe una profunda aversión en deter minados círculos religiosos a utilizar el análisis económico para entender la naturaleza de los problemas económicos y sociales. Aversión que, si bien es explicable por su compromiso emocional con las personas menos favorecidas, conlleva consigo el peligro de promover la abolición de aquellas instituciones que son, precisamente, las que mejor promueven la eficiencia y el ascenso social. No es extraño, por lo tanto, ver a estos sectores más "radicales" identificarse con políticas que a la larga no hacen sino generar mayor pobreza y desigualdad.18
17. Brunner, Karl, op. cit. 18. Ibíd.
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En síntesis, las personas se asocian y cooperan voluntariamente, sólo cuando los beneficios de carácter grupal e individual que les reporta la aso ciación superan a los costos en que tienen que incurrir. La cooperación vo luntaria sólo suele ser factible en aquellos grupos que son lo suficiente mente pequeños para que sus miembros puedan obtener un beneficio neto positivo. En el caso de un grupo grande, el beneficio neto suele ser negativo y se requieren mecanismos coercitivos, al estilo de la dirección central para que el grupo siga funcionando. Por esta razón es que, para el caso de gru pos grandes como una ciudad o un país, las únicas formas viables de orga nización son la dirección centralizada y el mercado.
6.2
El mercado versus la dirección central
Los teóricos del socialismo también sostienen que la única manera de lograr un ideal de justicia social, con una mayor igualdad y seguridad para sus miembros, es suprimiendo todas las instituciones relacionadas con la propiedad privada y el funcionamiento del mercado. La diferencia con las posturas religiosas radicales reside, sin embargo, en que para conseguir este objetivo los socialistas proponen reemplazar al empresario que trabaja para obtener ganancias por un cuerpo de planificación central. Como bien señalaba Lenin: "El conjunto de la sociedad se convertirá en una sola oficina y una sola fábrica, con igualdad de trabajo e igualdad de paga."19 La planificación debe su popularidad al hecho de que todo el mundo desea que podamos manejar nuestros problemas comunes tan racionalmente como sea posible, y que, al hacerlo, podamos anticipar el futuro y tomar las decisiones más adecuadas. Esto permitiría que los seres humanos puedan ser libres del "despotismo de la necesidad física".20 Las objeciones que podemos plantear a la planificación centralizada son de índole tanto económica como política:
19. Lenin, 1917. 20. Hayek, F.A., op. cit.
Los precios y los mercados
101
•
En primer lugar, aun cuando las personas que conforman el cuerpo de planificación cenlral sean bien intencionadas, y estén debida mente capacitadas, es muy difícil (por no decir imposible) que pue dan recopilar y procesar toda la información que se requiere para decidir qué bienes producir y en qué cantidades. El problema se complica en un mundo cambiante, donde todos los días puede ha ber variaciones en los gustos, la composición de la población, así como la disponibilidad de recursos y de tecnologías.
•
En segundo lugar tenemos el problema de cómo asegurar que las personas se comporten de una manera consistente con el plan. En teoría el plan es de ejecución obligatoria, y todos tienen que cum plirlo bajo la amenaza de algún tipo de castigo. Sin embargo, es prácticamente imposible supervisar y monitorear las actividades de todos y cada uno de los miembros de una sociedad.
•
En tercer lugar, cuando el Estado adquiere la propiedad de todos los medios de producción, está adquiriendo también la capacidad de decidir los ingresos de todos los miembros de la sociedad. El pro blema radica, entonces, en cuáles son los criterios que aplica el Esta do para decidir qué personas deben estar en mejor posición que otras.
•
Las tres objeciones anteriores adquieren mayor relevancia cuando se toma en cuenta que el cuerpo de planificación está compuesto por personas que persiguen sus propios intereses. En consecuencia, es prácticamente imposible evitar que las decisiones de los planificadores respondan a motivaciones egoístas.
•
Cuando es una sola entidad la que decide qué y cuánto producir, los consumidores están sujetos a los dictados de un monopolio estatal que no tiene incentivos para atender sus necesidades en cuanto a cantidad, calidad y oportunidad.•
•
Finalmente, la concentración del poder económico en manos de un puñado de personas que componen el aparato del Estado, implica también la concentración del poder político en las mismas personas, y el consecuente debilitamiento de las libertades individuales.
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Debido a las limitaciones de la planificación centralizada para conocer los gustos de los consumidores y elegir las técnicas de produc ción más adecuadas, algunos economistas de los países socialistas como Oscar Lange y L.V. Kantorovich diseñaron métodos y técnicas de asigna ción de recursos, que no hacían otra cosa que imitar el funcionamiento de una economía de mercado. Estos métodos y técnicas, sin embargo, no podían ser tan eficientes como el mercado mismo porque seguía siendo imposible que los planificadores tuviesen a la mano toda la información necesaria y proporcionasen los incentivos adecuados para que cada persona se comporte de una manera consistente con el plan. También son aplicables a los socialistas las críticas de Karl Brunner a los sectores religiosos radicales, en el sentido de que es ingenuo creer que se puede modificar radicalmente el comportamiento de los seres huma nos con un simple cambio en las instituciones. Los socialistas están convencidos de que basta con suprimir las instituciones relacionadas con el mercado y la propiedad privada para obtener "nuevos seres humanos" comprometidos con las necesidades de los demás. La experiencia de los países socialistas ha demostrado que cuando el mercado es suprimido y reemplazado por el aparato estatal, la búsqueda de ganancias desaparece pero es sustituida por la búsqueda de poder y estatus político. Sin embar go, mientras que en una economía de mercado la competencia entre las empresas para obtener ganancias las lleva a invertir, ahorrar costos y producir más, contribuyendo así a aumentar la riqueza de la sociedad en su conjunto, esta competencia por poder y estatus político no cumple ninguna función socialmente útil. F.A. Hayek sostenía que la planificación centralizada no sólo es un método de coordinación inferior al mercado, sino que la autoridad que dirige la vida económica termina dirigiendo prácticamente todos los aspectos de la vida de los ciudadanos, hasta convertirse en un gobierno totalitario.21 La siguiente frase de León Trotsky (1937) es particularmente interesante para ilustrar este punto: "En un país donde el único empleador es el Estado, oposición significa muerte por inanición lenta. El viejo adagio: el que no trabaja no come, ha sido reemplazado por uno nuevo: el que no obedece no come." 21. Ibíd.
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La siguiente frase de Hilaire Belloc es también elocuente: "El control de la producción de riqueza es el control de la vida humana misma." También resulta muy ilustrativo el siguiente comentario de Milton Friedman: "La experiencia en el último cuarto de siglo ha confirmado con fuerza la validez del mensaje central de Hayek respecto a que la coordi nación de las actividades de los seres humanos, a través de la dirección central y a través de la cooperación voluntaria (del mercado), son cami nos que van en direcciones muy diferentes: la primera hacia la servidum bre, la segunda hacia la libertad. Esta experiencia también ha reforzado con fuerza un tema secundario - que la dirección central es también un camino hacia la pobreza para los seres humanos ordinarios; y la coopera ción voluntaria (del mercado) un camino a la abundancia. Las (ex) Alemanias del Este y del Oeste casi vienen a ser un experi mento científico controlado. Aquí tenemos a personas de la misma sangre, la misma civilización, el mismo nivel de habilidades técnicas y de conocimientos, cortadas en pedazos por los accidentes de la guerra, y sin embargo adoptando métodos de organización radicalmente diferentes dirección central y mercado. Los resultados son claros como el cristal. Es la Alemania del Este, no la del Oeste, la que ha construido un muro para (‘vitar que sus ciudadanos huyan. En un lado de la muralla, tiranía y miseria; en el otro lado, libertad y prosperidad."22 No resulta extraño, por lo tanto, que la experiencia socialista que a comienzos del siglo XX prometía un camino hacia una sociedad más justa y próspera, no haya podido sobrevivir el paso al siguiente siglo. Cuando los propios ciudadanos tuvieron la oportunidad de decidir su suerte, eligieron la economía de mercado. No es extraño que en el único país del inundo donde aún sigue funcionando la planificación centralizada, o sea C'liba, no haya libertad de opinión ni existan tampoco mecanismos de Notación propios de las sociedades democráticas.
22. Friedman, Milton, introducción a la edición alemana (1971) del libro de F.A. I Inyek, op. cit.
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En síntesis, la experiencia ha demostrado que la planificación centra lizada, como método para organizar toda la producción y el consumo den tro de una sociedad, no sólo es un método de coordinación inferior al del mercado, que ha terminado generando más pobreza y desigualdad, sino que conlleva casi irremediablemente a la formación de estados totalitarios que desconocen los derechos fundamentales de los ciudadanos a expresarse y a organizar sus vidas. .........
7.
El mercado y el bienestar
Como hemos visto en las secciones anteriores de este capítulo, la experiencia histórica ha demostrado que, al menos hasta el momento, ninguna de las otras formas de organización económica que se han aplicado en el mundo han logrado resultados ni siquiera comparables con los de las economías de mercado. Esta conclusión, que resulta obvia para los economistas, sigue siendo, sin embargo, incomprensible para los políticos, clérigos, teólogos, periodistas y científicos sociales de otras áreas distintas a la economía, entre otros. 7.1
El problema de base: la resistencia de los no-economistas a aplicar el método científico al estudio de los problemas sociales
La razón principal del permanente diálogo de sordos entre los economistas y los no-economistas radica en que estos últimos se resisten a desligar el análisis de los hechos económicos de su visión particular sobre el mundo. Así, por ejemplo, a un sacerdote que desearía que todas las personas tuviesen ingresos idénticos, le resulta insoportable ver los grandes diferenciales de ingreso que existen en una economía de merca do. Del mismo modo, a un político que desearía que todas las empresas de su país o su región creciesen y generasen cada vez más empleo, le resulta igualmente insoportable ver cómo periódicamente hay empresas que tienen que reducir personal o cerrar sus puertas definitivamente. A todas estas personas, y a muchas más, les resulta incomprensible la idea de que las diferencias de ingresos y el cierre de empresas juegan un rol crucial dentro de una economía de mercado, actuando como un sistema de premios y castigos para que los agentes económicos se orienten hacia las actividades socialmente más deseables. En efecto, así como la sociedad
Los precios y los mercados
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ve con buenos ojos a un restaurante que cierra sus puertas, pues está dejando de utilizar recursos para preparar platos que no le gustan a la gente y/o son demasiado caros, también debería considerar saludable que cierre sus puertas una fábrica que es incapaz de producir bienes de buena calidad y/o bajo precio. Del mismo modo, una empresa que reduce personal se está reestructurando para poder producir con precios más atractivos para los consumidores. Dentro de esta perspectiva, los trabajadores mejor pagados son los más eficientes e industriosos y están ubicados en los sectores más dinámicos de la economía. Empleando las palabras de F. A. Hayek, si bien es cierto que en el caso de los fenómenos naturales las personas ya se han acostumbrado a reconocer que la interacción de diferentes movimientos puede producir un orden, sin la intervención de los seres humanos; en el caso de la economía, sin embargo, las mismas personas todavía rehúsan reconocer que la interacción espontánea de las acciones de los individuos puede producir algo que no es el objeto deliberado de sus acciones. Este algo es un organismo en el cual cada parte desarrolla una función necesaria para la continuidad del todo, sin que ninguna mente humana lo haya diseñado.23 Este organismo produce mejores o peores resultados para cada una de sus partes, de acuerdo con el marco institucional dentro del cual se desenvuelven las actividades de las personas. Sabemos que los seres humanos tienen una tendencia instintiva a satisfacer sus propios intere ses, totalmente independiente del marco institucional. Pero este instinto se traduce en formas concretas de comportamiento de las personas que pueden variar sustancialmente de una sociedad a otra, de acuerdo con los incentivos que proporcionan las instituciones. Así, por ejemplo, en una sociedad donde las leyes protegen la propiedad privada y la libre contratación, la única manera que tiene cada s persona de satisfacer sus necesidades es produciendo bienes y servicios que otras personas deseen adquirir. Para hacer esto la persona debe ser 23.
Hayek, F.A., "The Trend of Economic Thinking", 1933, reimpreso en The T rend o f E con om ic Thinking. Essai/s on Political Econom ists and E con om ic H istory, W.W Bartley y Stephen Kresge (eds), The Collected Works of F.A. Hayek volumen III, 1991.
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capaz, por un lado, de ofrecer la mayor cantidad de cosas que sean agradables para el resto de la sociedad; y, por otro lado, de venderlas más barato que los competidores. Al hacer esto la persona está maximizando sus ganancias y está contribuyendo al mismo tiempo a que la sociedad en su conjunto pueda gozar de la mayor cantidad de bienes y servicios agradables al menor costo posible. Las ganancias actúan, en consecuen cia, como un premio a la capacidad e iniciativa de las personas que producen bienes agradables y baratos. En otras palabras, la búsqueda de los intereses individuales y la búsqueda de ganancias, no son comportamientos equivalentes, sino dos formas de comportamiento que coinciden en una economía de mercado y que permiten el funcionamiento de la "mano invisible" de Adam Smith. Esta coincidencia de intereses no existe, o es mucho más débil en las otras formas de organización de la sociedad. Ya hemos visto cómo, en una sociedad centralmente planificada, la concentración del poder político y económico en el aparato estatal determina que los individuos busquen satisfacer sus intereses individuales tratando de conseguir poder y estatus político. En efecto, las personas ya no tratan de satisfacer las necesidades de los consumidores, como ocurre en una economía de mercado, sino más bien los intereses de la cúpula política, utilizando los recursos de la economía para ganar prestigio y ascender a una posición más alta dentro del partido gobernante. En efecto, mientras que en una economía de mercado los individuos que buscan satisfacer sus propios intereses terminan utilizando los recursos eficientemente, es decir, contribuyendo a que la sociedad tenga mayor riqueza y a que existan mayores oportunidades de ascenso social; en una economía centralmente planificada, en cambio, los mismos individuos, con los mismos intereses, terminan dilapidando los recursos y contribuyendo a que exista mayor pobreza y desigualdad dentro de la sociedad. Por otro lado, la convicción que tienen los economistas respecto a la superioridad del mercado tiene fundamentos que no solamente son teóricos - los que vamos a estudiar en los siguientes capítulos de este libro - sino también, y por encima de todo, prácticos. La mejor prueba de las ventajas que ofrece el mercado es la abundante evidencia empírica que
Los precios y los mercados
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nos ofrece la historia. El siglo XX ha sido especialmente ilustrativo, puesto que ha sido el escenario de prácticamente todas las formas imaginables de organización económica, y los resultados han sido siempre favorables a las economías de mercado combinadas con sistemas democráticos. Todos los intentos por reemplazar el mercado por sistemas burocráticos pertenecientes al Estado han terminado generando escasez y corrupción, y de ello dan fe no sólo las fallidas experiencias socialistas de las que hablamos en la sección 5.2, sino también los controles de precios y las barreras a la competencia que se han aplicado en las economías de mercado. Es curioso observar, sin embargo, cómo es que a pesar de la contundente evidencia empírica a favor del mercado, sigue habiendo intelectuales (que obviamente no son economistas) con una fe ciega en los sistemas de corte socialista, donde el Estado controla los medios de producción y organiza la vida económica. Keynes tenía mucha razón cuando consideraba al socialismo como una nueva religión, con todos los componentes tradicionales que caracterizan a las creencias religiosas: "Como todas las nuevas religiones, el Leninismo no deriva su poder de la multitud, sino de una minoría de convertidos entusiastas, cuyo celo e intolerancia les dan la fuerza de cien indiferentes, (...). Como todas las nuevas religiones, persigue sin justicia ni piedad a los que se resisten activamente. Como todas las nuevas religiones, es inescrupuloso. Como lodas las nuevas religiones, está lleno de ardor misionero y ambiciones ecuménicas. Pero, decir que el Leninismo es la fe de lina minoría perse guidora y propagandista conducida por hipócritas es, después de todo, decir, ni más ni menos, que es una nueva religión y no simplemente un partido, y que Lenin es un Mahoma, no un Bismarck. Si queremos asustarnos a nosotros mismos, en nuestros cómodos sillones capitalistas, podemos personificar a los comunistas de Rusia como si los primeros s . ristianos conducidos por Atila estuvieran utilizando los instrumentos de la Santa Inquisición y de las misiones jesuíticas, para convertir en realidad la verdadera economía del Nuevo Testamento."24
24. Keynes, John Maynard, Essays in Persuasión, 1932, pp. 297-299.
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K En síntesis, los críticos de la economía de mercado se resisten a aplicar ..................... - ' ’. -, . ■ . . r el método científico al estudio de los problemas sociales: por un lado, no re conocen que la sociedad funciona como un organismo, cuyo funciona miento es independiente de las voluntades altruistas o egoístas de cada una 8! dé sus partes; y, por otro lado, pese a la abundante evidencia empírica a fa vor del mercado, mantienen una fe religiosa en la capacidad del Estado pa ra resolver los problemas económicos. lí ' y i i
7.2
El mercado y la distribución del ingreso
Existen muchas personas que reconocen las virtudes del mercado para asignar eficientemente los recursos, pero que le reprochan la injusta desigualdad que genera en la distribución del ingreso. Como veremos en los siguientes capítulos, en una economía de mercado el ingreso de cada persona constituye su retribución al bienestar de la sociedad, y esta retribución está en función de la calidad y cantidad de los servicios (de trabajo, capital o tierra) que pone en venta en el mercado. Sólo se podría decir que la distribución del ingreso es injusta cuando no refleja la calidad y cantidad de los servicios que se venden. Por ejemplo: si los malos zapateros se hicieran millonarios, mientras los buenos zapateros se muriesen de hambre. Por otro lado, alterar la distribución del ingreso podría afectar el sistema de precios y castigos que incentiva a los agentes a ser eficientes. Por otro lado, una buena parte de las diferencias de ingresos se deben a factores relacionados con la naturaleza misma del trabajo que se realiza. Adam Smith dedicó todo un capítulo de su Riqueza de las Naciones a este tema e identificó cinco factores: (i) el grado de dificultad del trabajo, (ii) la dificultad y el costo del aprendizaje, (iii) el carácter temporal o estacionario del trabajo, (iv) el grado de confianza que se deposite en el trabajador, y (v) el grado de riesgo involucrado en el empleo. Dentro de esta perspectiva, los diferenciales de ingreso no hacen otra cosa que permitir un trato equitativo entre todas las ocupaciones, compensando las diferencias de dificultad, riesgo, aprendizaje, etc., que existen entre ellas.25
25. Smith, Adam, op. cit., libro I, capítulo X.
Los precios y los mercados
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Desde el punto de vista ético, la desigualdad más inaceptable para los críticos del mercado es la que proviene de la riqueza heredada. La mayoría de personas considera justas las desigualdades que resultan de las diferencias en las capacidades personales o de la riqueza acumulada por cada persona gracias a su esfuerzo y capacidad de ahorro. Sin em bargo, las mismas personas encuentran intolerable que algunas personas hereden grandes riquezas mientras otras heredan muy poco o nada. Milton Friedman señala que estas críticas no tienen fundamentos sólidos, puesto que, en primer lugar, el factor que está detrás de la riqueza que uno hereda de sus padres es la suerte. Y, así como no criticamos la suerte que tienen algunas personas de heredar la inteligencia, la habilidad o la voz de sus padres, tampoco deberíamos criticar la suerte que tienen algunos de heredar una gran fortuna. Para cada nuevo niño que viene al mundo, el hecho de nacer en una familia rica o pobre, o de recibir buenos 0 malos genes de sus padres, es un factor tan aleatorio como el jugar una lotería. En segundo lugar, es muy difícil - si no imposible - identificar qué parte de la riqueza de cada persona proviene de sus "méritos" y qué parte proviene de la "suerte". Un médico exitoso puede haber tenido la suerte de tener padres que le paguen sus estudios en las mejores universidades del mundo; sin embargo, también es cierto que nunca hubiera destacado si no se hubiera esforzado más que sus compañeros de estudio o sus colegas, provenientes de familias tanto o más pudientes que la suya. Y, en tercer lugar, así como consideramos justo que una persona gaste la riqueza que ha obtenido por "mérito" propio en mejor comida, ropa, casa y diversiones, también deberíamos encontrar justo que transfiera parte de esta riqueza a sus hijos.26 Todo este razonamiento no significa que estemos en contra de los programas de ayuda a los pobres. De hecho, un programa estatal de educación y salud gratuitas, bien conducido, puede contribuir a que la economía cuente con una mano de obra mejor educada y más saludable, lo que en última instancia redunda en una mayor cantidad y calidad de n los bienes y servicios disponibles en el mercado. Por otro lado, este tipo de programas reduce las diferencias de oportunidades entre las personas para acceder a los mejores empleos y fomenta la competencia. La expe1iencia demuestra que la mejor manera de llevar a cabo estos programas ledistributivos es aplicando mecanismos que afecten en la menor medida 26. Friedman, Milton, Capitalism and Freedom, 1962.
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el funcionamiento del mercado. No entraremos en detalle sobre este respecto porque es parte de los temas que serán tratados en este libro. fe./-*
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En síntesis, las diferencias de ingreso que se observan en las econo-m mías de mercado constituyen, en parte, una compensación al esfuerzo de las personas y a las condiciones en las que realizan su trabajo, y en parte una especie de lotería. No sólo es prácticamente imposible separar los dos factores, sino que cualquier intento de hacerlo puede debilitar los incentivos al esfuerzo y la iniciativa que distinguen a la economía de mercado de cualüzación económica. quier otra forma de organización
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7.3
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El mercado y el poder monopólico
Otro sector de las críticas del mercado apunta, más bien, a la con centración del poder económico y político en manos de los grandes monopolios privados y a las consecuencias negativas que esto conlleva. Las bases teóricas de estas críticas radican, fundamentalmente, en la corriente "institucionalista" que se desarrolló en los Estados Unidos, en la primera mitad del siglo XX, y que se hizo muy popular dentro de los sectores radicales de dicho país. Los autores de esta corriente, entre los que destacan Thorstein Veblen,27 a comienzos de siglo, y John Kenneth Galbraith,28 en la década del 60, denunciaron la tendencia de las econo mías de mercado a ser dominadas por grandes empresas monopólicas que, no sólo concentran en sus manos la mayor parte de los recursos, sino que tienen el poder económico suficiente para modificar en su favor no solamente los gustos de los consumidores, a través de la publicidad, sino también la velocidad de los cambios tecnológicos y las decisiones del gobierno; y sus decisiones serían además los principales factores causan tes de los ciclos de auge y recesión. La evidencia empírica ha sido demoledora en contra de los argu mentos institucionalistas. Un rápido vistazo a lo que ha ocurrido en el mundo, a lo largo del siglo XX, es suficiente para comprobar que los 27. Veblen, Thorstein, The Theory o f Business Enterprise, 1904; The Engineers and the Price System, 1921; The Theory ofLeisure Class, 1934. 28. Galbraith, John Kenneth, American Capitalisnv.The Concept o f Conntervailing Power, 1952; The Afflnent Society, 1958; The Nezu industrial State, 1967.
Los precios y los mercados
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países donde mejor se respetan las libertades individuales y los derechos de los consumidores, y existe una clara separación entre el poder econó mico y el poder político, son justamente aquellos donde los mercados funcionan con mayor libertad; y que, a medida que el Estado ha ido interfiriendo con el funcionamiento del mercado, los derechos de las personas como ciudadanos y como personas se han ido recortando, al mismo tiempo que el poder económico y el poder político se han ido concentrando en las mismas y pocas manos. Por otro lado, en el capítulo dedicado a la teoría del monopolio veremos que, con excepción de algunas industrias cuyas especificaciones tecnológicas son tan especiales, que sólo hay lugar para una empresa -los monopolios naturales- en el resto de industrias, la única explicación para la existencia de monopolios son las barreras legales que puede poner el Estado. En otras palabras, la mejor garantía para que el mercado no sea monopolizado es que exista un marco legal que garantice la libre entrada de empresas. La mejor manera de concluir esta sección es citando las siguientes reflexiones de Milton Friedman sobre la libertad económica y la libertad política: "La libertad política implica la ausencia de coerción de una persona por otros miembros de su especie. El principal reto para la libertad es el poder para coercionar, sea en las manos de un monarca, un dictador, un oligarca o una mayoría momentánea. La preservación de la libertad requiere la eliminación de dicha concentración del poder, en la mayor medida de lo posible, y la dispersión y distribución de cualquier tipo de poder que no pueda ser eliminado - un sistema de controles y balances. Retirando la organización de la actividad económica, del control de la autoridad política, el mercado elimina esta fuente de poder coercitivo. Permite que el poder económico se constituya en un control para el poder político, en lugar de un tonificante. El poder económico puede ser ampliamente dispersado. No existe ley de conservación que fuerce el crecimiento de nuevos centros de potencia económica en favor de los centros existentes. El poder político, por otro lado, es más difícil de descentralizar (...). Puede haber muchos millonarios en una gran economía. Pero, ¿puede haber más de un líder
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realmente prominente, una persona en la cual se centren las energías y los entusiasmos de sus conciudadanos? (...)• Parece haber algo así como una cantidad fija de poder político a ser distribuido. Consecuentemente, si el poder económico se une con el poder político, la concentración parece casi inevitable. Por el otro lado, si se mantiene el poder económico en manos distintas de las del poder político, puede servir como un control y un contrapeso para el poder político." En síntesis, contrariamente a lo que sostienen los críticos del merca do, el desarrollo de grandes grupos empresariales, en el marco de un sistema competitivo, ha servido más como un control y contrapeso del poder político que como un tonificante. 8.
Ejercidos
8.1
Las raciones, en el famoso ejemplo de los campos de concentración de Radford, eran distribuidas de manera equitativa por la Cruz Roja entre todos los prisioneros. ¿Por qué surgía la necesidad de inter cambio dentro y entre los búngalos?
8.2
El sacerdote, en el mismo ejemplo de Radford, podía comerciar cigarrillos por queso y luego quesos por cigarrillos, de tal manera que al final se quedaba con más cigarrillos de los que tenía al inicio. ¿Significa esto que alguien perdía dentro del campo de concentra ción como consecuencia de las actividades del sacerdote? ¿Por qué podía hacer esos tratos el sacerdote y terminar con una ganancia? ¿Cuál era la consecuencia de la actividad del sacerdote sobre el pre cio del queso en los diferentes búngalos?
8.3
Cuando un teatro se incendia, el bienestar general impone que todos caminen ordenadamente hacia la salida y eviten el pánico. ¿Por qué las personas suelen dejarse dominar por el pánico en ta les situaciones?
8.4
Muchas personas opinan que la propiedad comunal se viene abajo debido a los "valores capitalistas y competitivos inculcados". ¿Está usted de acuerdo? Si el argumento tiene algún mérito, ¿sería necesa rio cambiar la eficiencia de los derechos de propiedad comunitaria?
Los precios y los mercados
113
8.5
¿En qué campos esperaría usted que los derechos de propiedad comunitarios funcionen más eficientemente: dentro de una familia o dentro de una comunidad de mayor tamaño, tal como una ciudad?
8.6
Empleando la exposición hecha en este capítulo sobre los atributos de los derechos de propiedad, describa las causas de la contamina ción ambiental en algún sector de la ciudad que le sea familiar.
8.7
¿Por qué cree usted que se necesita que el gobierno imponga periódicamente una veda de anchoveta? ¿Habría otra alternativa a la veda?
8.8
¿Por qué cree usted que el gobierno nunca se ha atrevido a expro piar las panaderías y estatizar la producción de pan? ¿Qué proble mas tendría que resolver el gobierno en ese caso?
8.9
Suponga que el gobierno decide aplicar una tasa de interés máxima a los préstamos hipotecarios. ¿Qué ocurriría con la construcción de viviendas durante un periodo de altas tasas de inflación?
8.10 ¿Qué efectos tienen los controles de precios sobre el incentivo de las empresas para innovar? Explique.
III. LAS DECISIONES DEL CONSUMIDOR EN UN MUNDO CON RESTRICCIONES
Todos lo estamos haciendo; muy pocos de nosotros entendemos por qué lo estamos haciendo. Goethe
En este capítulo vamos a deducir algunas reglas prácticas respecto a cómo los consumidores eligen los bienes y servicios que van a adquirir en el mercado, optando entre la multitud de bienes y servicios que están a su alrededor. De acuerdo con el marco de referencia que hemos trazado en el capítulo 1, nuestro objeto de estudio es un individuo racional que trata de maximizar su satisfacción tomando en cuenta las restricciones que le impone el ambiente que lo rodea. Milton Friedman siempre ha insistido en remarcar que lo que caracteriza a los seres humanos que viven en una economía de mercado es su "libertad de elegir". Con esta frase Friedman, obviamente, no quería decir que las personas pueden comprar todo lo que quieren, sino que dentro de las restricciones de dinero, tiempo y otras tantas limitaciones que tenemos los seres humanos, cada persona tomada individualmente conoce mejor que nadie sus propios gustos y preferencias y es capaz de decidir cuáles son los bienes y servicios que mejor satisfacen sus necesidades. Todos somos conscientes de que nuestras necesidades son ilimitadas y de que los recursos de que disponemos para satisfacerlas son limitados. De hecho, unos tenemos más restricciones que otros, y en la gran mayoría de los casos la principal restricción es el ingreso. Sin embargo, ni aun las personas más adineradas del mundo pueden hacer todo lo que desean porque tienen otras limitaciones, como el tiempo disponible y su capaci dad física para comer, beber y disfrutar de todos los bienes y servicios que están a su alrededor. En el capítulo 1 ya hemos hablado sobre los límites a las decisiones de una persona, poniendo como ejemplo el caso de un(a) estudiante que
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tiene que distribuir su tiempo disponible entre la lectura de capítulos de un libro y las conversaciones telefónicas con sus amigos(as). Las distintas posibilidades de avanzar capítulos y de conversar, dado el tiempo disponible, aparecían representadas en un conjunto de combinaciones de consumo que toma el nombre de restricción presupuestal, o también línea presupuestal. En el presente capítulo, la restricción presupuestal que vamos a analizar está referida fundamentalmente al ingreso de un consumidor individual, el cual establece el límite máximo de sus gastos en los dife rentes bienes y servicios que le interesaría adquirir. Para determinar cuál es la combinación de bienes y servicios que el consumidor va a terminar eligiendo finalmente, vamos a tener que hacer precisiones bastante detalladas sobre sus preferencias de consumo. Estas preferencias pueden estar definidas en forma cardinal, a través de lo que vamos a denominar la función de utilidad del consumidor, o, alternativamente, en forma ordinal, a través de su mapa de curvas de indiferencia. 1.
La restricción presupuestal
1.1
Los límites del gasto individual
Si limitamos el análisis del consumidor individual a un único periodo de tiempo, podemos decir que sus decisiones de compra están limitadas por el total de los ingresos monetarios obtenidos durante dicho periodo. Estos ingresos pueden provenir tanto del trabajo que realiza la persona, como de la tenencia de activos, es decir, de los alquileres de sus propiedades inmobiliarias o los intereses de sus acciones, bonos u otros activos financieros. En un contexto temporal más amplio, donde el consumidor puede postergar o adelantar sus decisiones de compra (es decir, puede ahorrar o pedir prestado), la restricción monetaria no va a estar dada por el ingreso de la persona, sino por su riqueza; es decir, el valor de todos sus activos, tanto físicos (inmuebles, máquinas, muebles, etc.) como financieros (depósitos bancarios, bonos, acciones, etc.). En efecto, el consumidor puede vender parte de sus activos y de esta manera gastar más que su ingreso en dicho período, o pedir prestado a cuenta de sus activos. Sin embargo, por razones de simplicidad, el análisis en este capítulo quedará restringido al caso de un solo periodo de tiempo.
Las decisiones del consumidor en un mundo con restricciones
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El tiempo disponible para consumir es otra restricción que a veces puede ser tanto o más importante que el ingreso. Así, por ejemplo, si queremos viajar de Lima a Arequipa, un boleto de autobús puede estar fuera de nuestro alcance no por falta de ingreso sino simplemente por falta de tiempo. Del mismo modo, un gerente muchas veces decide no almorzar en un buen restaurante francés porque el tiempo no se lo permite y termina yendo al Bembos. Limitaremos nuestro análisis a una sola restricción que será el ingreso disponible, pero esto no impide extender los resultados a dos o más restricciones. Al ingreso disponible de cada consumidor lo denomi naremos R y supondremos que existen sólo dos bienes en la economía, X e Y (escoja usted cualquier par de bienes), con precios Px y Py, respecti vamente. Cada consumidor podrá gastar, entonces, como máximo, una suma de dinero igual a R, en una combinación de cantidades de X e Y, que denominaremos x e y, respectivamente, de tal manera que: PxX+Pyy < R El conjunto de combinaciones de x e y (o canastas) que cumplen con esta desigualdad recibe el nombre de conjunto presupuestario y representa las oportunidades de consumo que están al alcance del consumidor, independientemente de lo que desee. Tal como hemos señalado más arriba, el análisis de este capítulo está referido a un solo período de tiempo. Esto equivale a suponer que las personas no consideran el pasado ni se preocupan por el futuro1. Dentro de este contexto, el consumidor racional no tiene razones para ahorrar y gastará todo su ingreso; es decir, supondremos que los individuos no ahorran. Todo esto nos lleva a concluir que la inecuación anterior se cumplirá con igualdad: el consumidor se colocará en la frontera del 1. Estamos suponiendo que las preferencias de los consumidores ya están dadas y no son modificables por las decisiones de compra tomadas en el pasado. Esto no siempre es cierto, pues existen casos donde la experiencia con un producto específi co es determinante para las decisiones de compra en el futuro. Este es el caso de productos de compras repetidas y de bajo valor unitario como los detergentes, jabones y dentífricos, donde los consumidores se apegan a una marca conocida y no quieren gastar tiempo en ensayar nuevas marcas. La teoría de la OrganizacicSn Industrial denomina este caso con el nombre de goodzvill o "fidelidad a la marca".
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conjunto presupuestario. Las canastas ubicadas en esta frontera confor man la restricción presupuestaria. La Figura 3.1 nos muestra la restricción presupuestaria típica, que corresponde a la recta cuya ecuación es: PxX+Pyy = R
Sabemos que la pendiente de una recta de la forma Ax + By = C es A/B. Por lo tanto, dado que Px y Py son los coeficientes de x e y, respecti vamente, en nuestra recta presupuestal, la pendiente es -Px /Py. Sin embargo, lo que más nos interesa es el valor absoluto de esta pendiente, o sea, Px/Py, que representa el precio relativo del bien X en términos del bien Y, es decir, cuántas unidades de Y tengo que sacrificar para conse guir una unidad de X. En términos económicos éste es el costo de oportu nidad de X en términos de Y. En la Figura 3.1 se muestra un caso especial, donde el ingreso es S/. 10 y los precios de los bienes X e Y son S/. 1 y S/. 2 respectivamente. La pendiente de esta recta, que es 0.5 en valor abso luto, nos dice que el costo de oportunidad de conseguir una unidad adicional del bien X es 0.5 unidades de Y. En otras palabras, cada vez que el consumidor desea consumir una unidad adicional del bien X tiene que sacrificar, o dejar de consumir, 0.5 unidades del bien Y. Ahora bien, el hecho de que normalmente utilicemos precios en soles no significa que necesariamente éstos tengan que ser monetarios. Ya hemos dado ejemplos de costos en tiempo. Por ejemplo, el bien X podría ser el ver una serie de televisión, mientras que el bien Y sería leer la revista Fióla. Los precios serían, entonces, las horas que toma realizar cada actividad. El precio relativo nos dice que ver una serie cuesta media lectura de Hola. Los interceptos de la recta presupuestal sobre cada uno de los ejes representan las máximas cantidades que el individuo puede adquirir de cada uno de los respectivos bienes. Así, por ejemplo, considerando la misma recta presupuestal de la Figura 3.1, el intercepto sobre el eje horizontal, o sea R/Px, representa el máximo de unidades que el consu midor puede comprar si dedica todo su ingreso a adquirir únicamente este bien. Dado que estamos suponiendo que el ingreso es S/. 10 y el precio de X es S/. 1, este intercepto sería igual a 10. Es decir, el consumí-
121
Las decisiones del consumidor en un mundo con restricciones
dor puede adquirir como máximo 10 unidades de X si dedica sus 10 soles a comprar únicamente este bien. Por otro lado, si el precio de Y es de S/. 2, el intercepto sobre el eje vertical será igual a 5, número que representa el número máximo de unidades de este bien que el consumidor puede adquirir si se dedica a comprar únicamente Y.
y R =10, Px=l, Py=2 Interceptos: R/Px= 10 R/Py= 5 Pendiente = - Px/Py
= -0.5
Figura 3.1: La restricción presupuestal. En este ejemplo, tenemos S/.10 de ingreso y podemos comprar tur bien X que cuesta S/.l, o un bien Y que cuesta S/.2. Si gastamos todo nuestro ingreso en el bien X podremos comprar como máximo 10 unidades, y si los gastamos en el bien Y podremos comprar como máximo 5 unidades. Sin embargo, también podemos comprar todas las combinaciones de X e Y a lo largo de la línea recta de trazo grueso, que es la recta presupuestal del consumidor.
Los puntos de la recta presupuestal representan las distintas combi naciones de X e Y que son asequibles al consumidor, cuando él gasta todo su ingreso. En la Figura 3.1, cuando partimos del intercepto sobre el eje vertical, moviéndonos luego hacia abajo y hacia la derecha, a lo largo de la recta presupuestal, el consumidor está introduciendo sucesivamente nuevas unidades de X en su canasta, en lugar de determinadas cantida des de Y. Si esta recta tiene una pendiente igual a 0.5, esto significa que cada vez que el consumidor adquiere una nueva unidad de X, tiene que dejar de consumir 0.5 unidades de Y.
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Jorge Femández-Baca
En términos matemáticos podemos decir que la recta presupuestal de un consumidor es el lugar geométrico que separa las canastas que son posibles o alcanzables para dicha persona, de aquellas que son imposibles o inalcanzables. Así, por ejemplo, en la Figura 3.1, una canasta está representada por un par ordenado (x, y), es decir, una combinación específica de cantidades de X e Y. Todas las canastas que están encima de la recta presupuestal son imposibles o inalcanzables para el consumidor, porque representan un gasto superior a su ingreso. En cambio, las canas tas que están en la recta presupuestal o debajo de ella sí son posibles o alcanzables para el consumidor, porque representan un gasto que a lo más es igual a su ingreso. 1.2
Cambios en la restricción presupuestal
Los cambios en el ingreso y/o en los precios de los bienes X e Y modifican la restricción presupuestal, afectando de esta manera las opciones de compra que están al alcance de cada consumidor. La manera como se altera la recta presupuestal del consumidor depende de cuáles son los coeficientes de su ecuación presupuestal Pxx+Pyy=R, que se ven modificados. Un aumento en el ingreso, sin cambios en los precios de X e Y, significa un incremento en el término independiente R, sin que se vean modificados los coeficientes Px y Py, que definen la pendiente de la recta. Esto implica un traslado paralelo hacia arriba de la recta presupuestal, tal como se muestra en la Figura 3.2. Este tipo de desplazamiento implica que los consumidores van a poder adquirir más unidades de X e Y, sin que se haya modificado el costo de oportunidad de estos dos bienes. Inversamente, una reducción en el ingreso significaría un traslado para lelo hacia abajo de la recta presupuestal. En la Figura 3.2 se muestra el caso específico de un aumento en el ingreso de S/. 10 a S/. 15, de tal manera que el desplazamiento paralelo hacia arriba en la recta presupuestal da lugar a nuevos interceptas sobre los dos ejes: 15 en lugar de 10 sobre el eje horizontal y 7.5 en lugar de 5 sobre el eje vertical. Dado que los precios no han cambiado, la pendiente sigue siendo 0.5 (en valor absoluto).
Las decisiones del consumidor en un mundo con restricciones
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Figura 3.2: Efecto de un aumento en el ingreso sobre la restricción presupuestal. En este ejemplo, el ingreso aumenta de S/.10 a S/.15. La recta presupuestal se desplaza paralelamente hacia arriba.
Una reducción en el precio del bien X, sin que cambie el ingreso ni el precio del bien Y, va a significar, en primer lugar, un aumento en nuestra capacidad de comprar el bien X. Gráficamente, esto significa un despla zamiento hacia la derecha en el intercepto de la recta presupuestal sobre el eje horizontal (o sea, R/Px), como se puede apreciar en la Figura 3.3> dando a entender que la máxima cantidad de unidades de X que el consumidor puede adquirir, si dedica todo su ingreso á adquirir exclusi vamente el bien X, se ha visto incrementada. Por otro lado, dado que el. intercepto de la recta presupuestal sobre el eje vertical no se ha visto modificado (el precio de Y se mantiene constante), la recta presupuestal termina experimentando un movimiento como el que se muestra en la Figura 3.3. Es decir, la recta presupuestal rota hacia arriba (en sentido antihorario), tomando punto de rotación el intercepto sobre el eje vertical.
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La nueva recta presupuesta^ luego de la reducción en el precio de X, tiene una menor pendiente que la recta presupuestal original, lo cual está reflejando que el precio relativo de X con respecto a Y, es decir, Px/Py ha disminuido. Esto significa que el costo de oportunidad de adquirir cada nueva unidad del bien X, en términos del bien Y, es menor que antes. En la Figura 3.3 se representa el caso específico de una reducción en el precio de X de S/. 1 a S/. 0.8, de tal manera que el intercepto sobre el eje horizontal se incrementa de 10 a 12.5, mientras que el intercepto sobre el eje vertical sigue siendo 5. La pendiente de la recta presupuestal se ha reducido de 0.5 a 0.4, reflejando el nuevo precio relativo de los dos bienes y el consecuente nuevo costo de oportunidad del bien X en términos de unidades de Y.
Figura 3.3: Efecto de una reducción en el precio del bien X sobre la restricción presupuestaria. En este ejemplo, el precio del bien X se reduce de S/.l a S/.0.80. La recta presupuestal rota hacia arriba y hacia la derecha, tomando como eje de rotación el intercepto sobre el eje vertical.
La reducción en el precio de X modifica la recta presupuestal, de tal manera que la nueva recta se encuentra casi totalmente por encima de la
Las decisiones del consumidor en un mundo con restricciones
125
recta original, exceptuando el intercepto sobre el eje vertical, que sigue siendo el mismo, como se observa en la Figura 3.3. Esto significa que el consumidor ha visto incrementadas sus posibilidades de comprar tanto X como Y, excepto cuando quiere comprar exclusivamente unidades de Y. En cambio, si el precio que disminuye es el del bien Y, manteniendo constante el ingreso y el precio de X, el intercepto sobre el eje vertical (o sea, R/Py) sufre un desplazamiento hacia arriba, tal como se observa en la" Figura 3.4. Dado que el intercepto sobre el eje horizontal nó ha cambiada, el movimiento que se observa en la recta presupuestal es una rotación hacia arriba (en sentido horario), tomando como eje de rotación el inter cepto sobre el eje horizontal, como se aprecia en la misma figura. La mayor pendiente de la recta presupuestal está reflejando que el precio relativo de X con respecto a Y, es decir, Px/Py ha aumentado, dando a entender que el costo de oportunidad de adquirir cada nueva unidad del bien X, en términos del bien Y, es mayor que antes.
Figura 3.4: Efecto de una reducción en el precio del bien Y sobre la restricción presupuestaria. En este ejemplo, el precio del bien Y se reduce de S/.2 a S/.1.5. La recta presupuestal rota hacia arriba y hacia la derecha, tomando como eje de rotación el intercepto sobre el eje horizontal.
A
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La Figura 3.4 representa el caso de una reducción del precio de Y de S/. 2 a S/. 1.5, de tal manera que el intercepto sobre el eje vertical se ha visto incrementado de 5 a 6.7, mientras que el intercepto sobre el eje horizontal sigue siendo 10. La pendiente de la recta presupuestal ha aumentado de 0.5 a 0.67, reflejando el nuevo precio relativo de ambos bienes y el mayor costo de oportunidad de X en términos de Y. El lector puede darse cuenta de que si los precios de X e Y hubieran aumentado, en lugar de disminuir, los movimientos observados en la recta presupuestal se hubieran dado en sentido inverso a los que se han descrito en las Figuras 3.3 y 3.4. Supongamos ahora que cambian los precios tanto de X como de Y, manteniendo constante el ingreso. Consideremos primero un caso especial, que es el que se presenta cuando los dos precios cambian en el mismo sentido y en la misma proporción. Supongamos, por ejemplo, que los precios de X e Y disminuyen en 33%, es decir, de S/. 1 y S/. 2 a S/. 0.67 y S/. 1.33, respectivamente. Los interceptas de la recta presupuestal se verán incrementados, en consecuencia, de 10 y 5 a 15 y 7.5 sobre los ejes horizontal y vertical, respectivamente. El desplazamiento de la recta presupuestal será en este caso idéntico al que se muestra en la Figura 3.2, es decir, un desplazamiento paralelo hacia arriba. El hecho de que el precio relativo de los dos bienes siga siendo 0.5 significa que la pendiente de la recta presupuestal no ha variado. Sin embargo, dado que el consu midor puede comprar 50% más unidades de ambos bienes, manteniendo constantes los costos de oportunidad, el efecto final es idéntico al que se habría tenido con un aumento en el ingreso de 50%, manteniendo cons tantes los precios, como el que se observa en la Figura 3.2. En la Figura 3.5 aparecen representados 4 casos distintos de los que hemos analizado hasta ahora. Los casos (a) y (c) representan situaciones donde los precios de los dos bienes se ven modificados, pero en sentido contrario. En (a) el precio de X aumenta y el de Y disminuye, y la nueva recta presupuestal ve modificados sus interceptas de tal manera que termina cortando desde arriba a la recta presupuestal inicial. En (c) ocurre exactamente lo contrario: el precio de X disminuye y el de Y aumenta, y la nueva recta presupuestal ve modificados sus interceptas en sentido inverso al caso anterior, de tal manera que termina cortando desde abajo a la recta presupuestal inicial.
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Las decisiones del consumidor en un mundo con restricciones
Los casos (b) y (d) representan situaciones donde ambos precios varían en el mismo sentido pero en distintas proporciones. En (b) los dos precios disminuyen, pero el de X cae con mayor rapidez, de tal manera que la nueva recta presupuestal se termina ubicando a la derecha de la recta anterior, pero con una menor pendiente (en valor absoluto). En (d) los dos precios aumentan, pero el de Y crece con mayor rapidez, de manera que la nueva recta presupuestal se termina ubicando a la izquier da de la recta anterior, y también con una menor pendiente.
(c)
(d)
Figura 3.5: Efectos de cambios en los precios de los bienes X e Y sobre la restric ción presupuestal. En el caso (a), el precio del bien X^aumenta y el del bien Y disminuye. En el caso (c), ocurre lo contrario: el precio del bien X disminuye y el del bien Y aumenta. En el caso (b), disminuyen los precios de ambos bienes, pero el del bien X disminuye más rápidamente. En el caso (d), ocurre lo contrario: aumentan los precios de ambos bienes, pero el del bien Y aumenta más rápidamente
Los cuatro casos descritos en la Figura 3.5 no agotan todas las situaciones posibles. El lector puede imaginar otros casos que dependen
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Jorge Femández-Baca
del sentido y la intensidad relativa de los cambios en los precios, que a su vez pueden combinarse con incrementos o disminuciones en el ingreso de diferente magnitud. Lo que interesa, en última instancia, es saber cómo se verá afectada la posición de la recta presupuestal (su distancia con respecto al origen), así como su respectiva pendiente (es decir, el precio relativo entre ambos bienes). rí; %
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En síntesis, la restricción presupuestal de un consumidor define el conjunto de todas las combinaciones de bienes y servicios que está en capa cidad de adquirir con su ingreso y con los precios que tienen los bienes en el mercado. En el caso de dos bienes, la restricción presupuestal es una recta cuya pendiente mide el costo de oportunidad del bien que está representa do en el eje horizontal, en términos del otro bien. Los cambios en el ingreso generan desplazamientos paralelos en la recta presupuestal, mientras que
m m ssm am m m .
2.
Las preferencias y la utilidad
2.1
Las relaciones de preferencia del individuo
En la sección 1 se ha visto cómo es que los precios y el ingreso determinan las oportunidades de consumo del consumidor, a través de una recta presupuestaria. Nuestra intención ahora es comprender el proceso mediante el cual el consumidor elige, entre todas las canastas que conforman sus oportunidades de consumo, aquella que considera prefe rible a todas las demás. Esta elección está obviamente determinada por las preferencias del consumidor, las cuales pueden ser estudiadas de manera formal sobre la base de algunos conceptos y axiomas muy simples. Una canasta está compuesta de cantidades específicas de cada uno de los bienes y servicios que el individuo puede consumir, desde comida hasta amistad, tiempo libre, intimidad, limpieza ambiental, etc., durante un periodo de tiempo determinado y dadas unas circunstancias específi cas. Muchas veces nos olvidamos de tomar en cuenta estos dos factores, o sea, el horizonte temporal y las circunstancias de consumo, pero éstos son realmente relevantes. Un bien puede no ser el mismo, desde el punto de
Las decisiones del consumidor en un mundo con restricciones
129
vista de las preferencias, cuando estos factores varían. Por ejemplo, si la decisión del consumidor-es para la próxima hora, probablemente una visita al médico no figure en absoluto entre sus canastas preferidas, pero sí podría estarlo si el consumidor considera sus decisiones para los próximos dos años. De la misma manera, el deseo de adquirir un abrigo térmico no es el mismo, para un consumidor que se encuentra en un centro de deportes de invierno en los Alpes suizos que para un consumi dor en una playa del Caribe. Lo que necesitamos saber es si, por ejemplo, una canasta compuesta por dos hamburguesas, una vaso mediano de íncakola, tres horas diarias de tiempo libre, etc., es o no preferible respecto a una canasta compuesta por una sola hamburguesa, tres vasos de Incakola, dos horas diarias de tiempo libre, etc. Definamos primero como X el conjunto de canastas posibles y mutuamente excluyentes, entre las cuales el consumidor debe elegir. Sean Xi, X2, X3, etc., las distintas canastas que forman parte de este conjunto. Diremos que una canasta es estrictamente preferida sobre otra si, dada la posibilidad de elegir entre ambas, el consumidor siempre escoge la primera en lugar de la segunda. Por ejemplo, si frente al dilema de elegir entre Xi y X2, el consumidor siempre escoge Xi, entonces Xi es estricta mente preferida sobre X2 . Sea ^ el símbolo que denota esta relación de preferencia estricta. Podemos escribir, entonces, la relación de preferencia entre estas dos canastas como Xi^X2 . Diremos que un consumidor es indiferente entre dos canastas si él las considera equivalentes, es decir, si le da lo mismo consumir una de ellas en lugar de la otra. Sea ~ el símbolo empleado para denotar esta relación. Entonces, si el consumidor compara las canastas Xi y X3 y se muestra indiferente entre ambas, diremos que Xi~X3. Finalmente, existe la posibilidad de que una canasta sea débilmente preferida Qf) sobre otra. Por ejemplo, Xi^X4 significa que el consumidor considera que Xi es por lo menos tan buena como X4.
130
Jorge Femández-Baca
Para que estas relaciones de preferencia reflejen las decisiones de un consumidor racional, deben cumplir las siguientes condiciones: a)
La relación de preferencias debe ser completa: todo par de canastas puede ser comparado. Es decir, el consumidor siempre podrá de terminar si una de las canastas es estrictamente preferida, débil mente preferida o indiferente con respecto a la otra.
b)
>“ es irreflexiva (Xi ^ Xi, nunca se cumple para todo i= 1, 2, ...) y transitiva (si Xi >" X2 y X2 >" X3, entonces Xi X3)
c)
~ es reflexiva (Xi ~ X¡ para todo Xi, i= 1, 2, ...), transitiva (si Xi~X2 y X 2 -X 3 , entonces Xi~X 3 ) y simétrica (si Xi~X2, entonces X2~Xi)
d)
^ es reflexiva (Xi ^ Xi para todo Xi, i= 1, 2 ,...) y transitiva (si Xi ^_X2 y X2 ^_X3, entonces Xi ^1 X3)
e)
Si Xi
X2 y X2 ^1X3, entonces Xi ^ X3
La condición de preferencia completa, que asegura la comparabilidad, implica que el consumidor tiene una preferencia bien definida entre dos alternativas posibles, lo cual significa a su vez que sus decisiones siempre son bien meditadas. La irreflexibilidad de ^ y la reflexibilidad de ~ y de ^.son propieda des que pueden ser consideradas lógicas o sensatas. Una canasta no puede ser preferible a ella misma, pero si puede ser considerada indife rente o por lo menos igual de preferible a sí misma. La transitividad implica que las decisiones del consumidor no pueden dar lugar a círculos viciosos. Por ejemplo, si una persona siente que una naranja es preferible a una manzana, y que una manzana es preferible a un plátano, entonces, si ella prefiriera el plátano a la naranja, esta decisión sería un círculo vicioso. La simetría es otra propiedad que puede ser considerada lógica o sensata. Sólo la relación ~ es simétrica, puesto que si una canasta es indiferente a otra, lo mismo podemos decir de esta última respecto a la primera.
I ,. in decisiones del consumidor en un mundo con restricciones
2.2
131
La función de utilidad
A nosotros los economistas nos resulta casi siempre mucho más fácil describir las relaciones de preferencia por medio de una función de utilidad. Cuando hablamos de una función de utilidad nos referimos a una fimción U(Xi) que le asigna un valor numérico a cada una de las canastas X¡, para todo i= 1, 2, ..., que representa el ordenamiento que realiza el consumidor en cuestión, de acuerdo con sus preferencias. Diremos que una función U() es una fimción de utilidad que representa la relación si, para todo par de canastas Xi y X¡ que forman parte del conjunto de canastas posibles X, Xi^ Xj implica que U(Xi) > U(Xj) El lector con un poco de entrenamiento en matemáticas debe haberse percatado de que la función que representa una relación de preferencia estricta no es única. En efecto, cualquier función f(.) que sea estrictamente creciente, tal que V(X¡) = f(U(X¡)), origina una nueva función de utilidad que representa las mismas preferencias que U( ). Esto significa que la función de utilidad es invariante frente a cualquier transformación estrictamente creciente. Por ejemplo, si el conjunto de todas las canastas posibles está conformado por combinaciones de dos bienes X e Y, teniendo una fun ción de utilidad U(.) definida como: U(x,y) = x2y3 Entonces, una función estrictamente creciente tal como f(.) = log(.) permite obtener ima nueva función de utilidad V(.) = f(U(.)), como se aprecia a continuación: V(x,y) = log [U(x,y)] = log (x2^ ) = 21ogx + 31ogy de tal manera que esta función V(x, y) representa exactamente los mismos ordenamientos que U(x, y). Esto significa que si (xi, yi) (x2 , yz) con la función U(.), o sea, U(xi, yi) > U(x2, y2), lo mismo se puede deducir a partir de la función V(.), o sea, V(xi, yi) > V(x2 , y2 )
132
Jorge Femández-Baca
Sabemos que una función de utilidad representa una relación de preferencias. Sin embargo, podemos hacemos ahora la pregunta inversa: ¿Podemos representar cualquier relación de preferencias a través de una función de utilidad? La primera respuesta rigurosa a esta pregunta fue planteada por el economista francés Gerard Debreu,2 Premio Nobel de Economía en 1983. Debreu estableció el siguiente teorema: wmm
mm Dada una relación de preferencias £ racional (es decir, completa, si métrica y transitiva), definida sobre el conjunto X de todas las canastas de m; consumo entre las cuales elige el consumidor. Si los conjuntos {Xi € X / X¡ Xo) y {Xi e X / Xi ^ Xo} son cerrados en Xo, entonces existe una función de utilidad continua sobre el conjunto X. m «SSm
Nota: Recordemos que un conjunto cerrado es aquel que contiene su frontera. Aquí estamos definiendo, por un lado, el conjunto de las canas tas que no son estrictamente preferidas a Xo, y, por otro lado, el conjunto de las canastas que son, por lo menos, equivalentes a Xo. Si los dos conjuntos contienen a su frontera, es decir, a Xo, entonces ambos son cerrados en Xo. No vamos a demostrar el teorema de Debreu, pues sería demasiado largo y tedioso para el nivel que nos hemos planteado en este libro. Sin embargo, en la sección 2.7, al momento de tratar las preferencias lexico gráficas, veremos una aplicación de este teorema. m En síntesis, una función de utilidad es una función Uf) que le asigna un valor numérico a cada una de las canastas Xi, que el consumidor compa ra, y que permite representar la manera como están ordenadas estas canas tas, de acuerdo con las preferencias del consumidor. Esto implica que U(Xi) >U(Xj) si y sólo si Xi £ Xj. Debreu demostró que si la relación de preferencias £ es completa, simétrica, transitiva y además continua, entonces existe una función de utilidad capaz de representar esta relación. .
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2. Debreu, Gérard, Theory o f Valué: An Axiomatic Analysis o f Economic Ecjuilibrium, New Haven: Yale University Press, 1959.
I .as decisiones del consumidor en un mundo con restricciones
2.3
133
La utilidad cardinal y la utilidad marginal
En la década de los 1870s un grupo de economistas liderado por el inglés Stanley Jevons, el francés León Walras y el austríaco Cari Menger iniciaron, en forma casi simultánea e independiente, el estudio de la utilidad del consumidor considerando que ésta era medible y que podía ser representada a través de una función de utilidad. Este tipo de análisis es conocido hoy en día como el enfoque de la utilidad cardinal, porque toma como punto de partida los niveles de utilidad absoluta, medidos con el empleo de una unidad ficticia. Puede remarcarse que cuando hablamos de la utilidad que nos reporta una canasta de bienes, nos referimos a la satisfacción o felicidad que experimentamos al momento de consumirla. Ya en el siglo XVIII, el economista italiano Ferdinando Galiani señalaba que la utilidad económi ca es todo lo que produce placer (piacere) o procura felicidad (felicitá). A fines del siglo XIX, el economista franco-italiano Wilfredo Pareto, empleó el término de ophemilidad3, que en realidad es un neologismo forjado por el mismo autor para designar la capacidad de un bien, evaluada en forma subjetiva, para satisfacer una necesidad. El economista norteamericano Irving Fisher, a comienzos del siglo XX, le dio el nombre de deseabilidad. Tanto Jevons como Walras y Menger le dieron especial importancia al efecto que tiene sobre la utilidad de un consumidor el añadir una unidad adicional de un bien determinado a su canasta de consumo, manteniendo constantes las cantidades de todos los demás bienes. Esta contribución de un bien específico a la utilidad del consumidor es lo que conocemos con el nombre de utilidad marginal del bien en cuestión. Los tres autores mencionados plantearon el principio de la escasez, según el cual el valor que los consumidores le atribuyen a un bien deter minado es inversamente proporcional a su abundancia relativa, o, lo que es lo mismo, directamente proporcional a su escasez relativa. Es decir, un bien es más valioso para el consumidor cuando es más escaso y este valor va disminuyendo en la medida en que se toma más abundante. Si em pleamos el concepto de utilidad marginal, diremos que, en la medida en que vamos añadiendo unidades sucesivas de un bien específico a la 3.
Traducción de la palabra francesa ophemilité.
134
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canasta de un consumidor, manteniendo constantes las cantidades de todos los demás bienes, los incrementos en la utilidad van a ser cada vez más pequeños. En otras palabras, cada unidad adicional del bien en cuestión es menos valiosa que la anterior, o, lo que es lo mismo, la utilidad marginal de dicho bien es decreciente. Si la utilidad marginal de un bien es continuamente decreciente, es posible que llegue un momento en que ésta tome un valor igual a cero y luego se vuelva negativa. Cuando esto ocurre diremos, que tenemos un punto de saturación para el bien en cuestión: el consumidor ya no percibe ninguna satisfacción adicional por el consumo de una nueva urfcidad de dicho bien; y, en el caso de que siguiera consumiéndolo, las nuevas unidades ya no le reportarían utilidad sino más bien desutilidad, es decir, una utilidad negativa. El bien se ha convertido en un desbién o en un mal. En la parte superior de la Figura 3.6 se muestra la forma que tendría la función de utilidad cuando tenemos cantidades variables de un cierto bien X, suponiendo constantes las cantidades de todos los demás bienes. Nótese que estamos midiendo la utilidad en unidades ficticias y arbitra rias, denominadas útiles. La parte inferior de la misma figura muestra la utilidad marginal del bien X, que corresponde a la función de utilidad de la parte superior. Como se puede apreciar en la Figura 3.6, a medida que va aumen tando el consumo de X la función de utilidad es, en un primer momento, creciente. Esto significa que el consumidor percibe una satisfacción adicional por cada nueva unidad que va consumiendo del bien X; en otras palabras, la utilidad marginal de X es positiva. Sin embargo, dado que la utilidad marginal de X es decreciente, la utilidad va creciendo en cantidades cada vez más pequeñas. Cuando el consumidor llega al punto de saturación en el consumo del bien X, su utilidad marginal es cero y la utilidad total deja de crecer (ver Figura 3. 6). En ese momento la utilidad llega a su punto máximo. Si el consumidor sigue consumiendo nuevas unidades del mismo bien X, su utilidad marginal se toma negativa, dando a entender que cada unidad adicional ya no genera bienestar sino molestia o disgusto. La función de utilidad comienza entonces a decrecer, reflejando las sucesivas pérdidas de utilidad que implica seguir consu miendo X. El producto o servicio X ha dejado de ser un bien, para con vertirse en un desbién o en un mal.
I ,as decisiones del consumidor en un mundo con restricciones
135
Figura 3.6: Utilidad marginal decreciente del bien X. Al consumir más de un bien, la utilidad del consumidor es cada vez mayor hasta el punto de saturación (luego comienza a caer). Pero la utilidad adicional que da una nueva unidad del bien (la pendiente del gráfico superior) es cada vez menor (lo cual se refleja en el gráfico inferior). A esto se le conoce como la ley de la utilidad marginal decreciente.
Veamos ahora cómo podemos expresar el concepto de la utilidad marginal en términos matemáticos. Consideremos el caso más simple de dos bienes X e Y. Dada una función de utilidad U= U(x,y), la utilidad
Jorge Fernández-B¡u .i
136
marginal de cada bien nos dice en cuánto se incrementa la utilidad del consumidor, en promedio, cada vez que el consumo de dicho aumenta en una unidad, manteniendo constante el consumo del otro bien. Este cociente incremental no es otra cosa que la derivada parcial de la función de utilidad con respecto a cada bien:
A x -> 0
UMgy =
Lim
Ay—>0
au
AU Ax
Lim
UMg
dx
y=cte
AU
au
Ay
dy x=cte
Así, por ejemplo, si u= x1/2y3/4, las utilidades marginales serían: t t a
*
d lJ
1
au
3 1/2 -i/4
uMg.= — = -x
TTX. uM s>”
-1/2
i x
y
3/4
y
Los exponentes negativos de x e y en la primera y segunda ecuación, respectivamente, nos indican que la utilidad marginal de cada bien decrece a medida que aumenta el consumo del bien respectivo. En cambio, si consideramos la función de utilidad de la sección 2.2, es decir, u= x2y3, obtenemos utilidades marginales crecientes:
....
au
U M g x = 0x = 2 x y
UMg
=—
dy
3
= 3x y
I „>s decisiones del consumidor en un mundo con restricciones
137
El lector puede apreciar que las utilidades marginales de X e Y son crecientes con respecto al consumo de cada lino de estos bienes, y, en consecuencia, la función planteada viola el principio de la utilidad marginal decreciente. .
En síntesis, los primeros teóricos de la utilidad, como guía para decisiones del consumidores, plantearon la ley de la escasez én términos del principio de la utilidad marginal decreciente: un bien se hace menos valioso a medida que su disponibilidad aumenta, porque le reporta al consumidor una utilidad cada vez menor. Sin embargo, este principio de la utilidad marginal decreciente limita el campo de las funciones de utilidad capaces i de representar las preferencias de los consumidores, a aquellas cuyas pri meras derivadas parciales son decrecientes. • ¿ * * £ 3 * ' V . •> ✓
2.4
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La utilidad ordinal y las curvas de indiferencia
Los fundadores de la teoría moderna de la utilidad, es decir, Jevons, Walras y Menger, consideraron que la utilidad, tanto total como margi nal, era una realidad síquica, que sólo podía ser determinada, y además medida, a partir de la introspección. Esto originó dos tipos de acusacio nes: la primera de ellas era que si se mezclaba la teoría del valor con principios sicológicos, entonces la teoría económica tema que recurrir a todo lo que podía aportar la sicología profesional moderna, en todas sus variedades, desde el sicoanálisis hasta el conductismo. La segunda acusación se refería a que si la utilidad era una sensación que nacía de la introspección, y no era por lo tanto observable, era por lo tanto imposible (o muy difícil) deducir un conjunto de proposiciones teóricas inobjetables sobre el comportamiento de los consumidores.4 No es extraño, por lo tanto, que los economistas que vinieron después hayan tratado de deshacerse del concepto de la utilidad medible. Así, por ejemplo, en 1900 Pareto exclamó: "¡Muéstrenme una utilidad o una satisfacción que, digamos, sea tres veces más grande que otra!". Pareto se dio cuenta de que se podía construir una teoría del comporta Para mayor detalle sobre este punto, ver Schumpeter, Joseph A., History o f Economic Analysis, New York: Oxford University Press, 1954 (Traducción castella na: Historia del Análisis Económico, Barcelona: Editorial Ariel, 1971). 4.
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miento del consumidor, basada en el principio de la utilidad, pero sin necesidad de recurrir al ya en ese entonces cuestionado concepto de utilidad medible o cardinal. Bastaba con suponer, simplemente, que los consumidores son capaces de comparar las satisfacciones que les procu ran diferentes combinaciones de bienes y servicios, y de ordenarlas de acuerdo con sus preferencias, sin necesidad de medir su utilidad. Esto es lo que llamamos utilidad ordinal Para el análisis de las decisiones del consumidor, basadas en la utilidad ordinal, Pareto empleó el instrumental de las curvas de indife rencia que había sido ideado algunos años antes por su colega británico Francis Ysidro Edgeworth,5 con fines que no tenían nada que ver con la utilidad ordinal. Edgeworth analizó el caso más simple posible, en el que las canastas están conformadas únicamente por dos bienes, empleando una gráfica en tres dimensiones. Las dos primeras coordenadas representan las cantida des de los dos bienes y la tercera coordenada representa los montos variables de utilidad, correspondientes a todas las combinaciones posi bles de ambos bienes. Es decir, la utilidad que se obtiene con una fimción del tipo: U= U(x,y) Si miramos a una de las esquinas de la habitación donde nos encon tramos, podemos imaginar cómo sería la gráfica en tres dimensiones de esta función de utilidad: el punto de encuentro del piso con la pared sería el origen del sistema de coordenadas, las líneas imaginarias que se forman entre el piso y las dos paredes serían los dos ejes en el plano horizontal, y la línea vertical que se forma entre las dos paredes sería el eje que mide la utilidad. La gráfica de la función daría como resultado una superficie de utilidad que se eleva a partir del origen, en forma de una colina. Pareto (1906) la denominó la colline dn plaisir.6 Edgeworth, Francis Ysidro, Mathematical Psychics: An Essay on the Application o f Mathematics to the Social Sciences, Londres: Kegan, 1881. 6. La colina del placer, en español. Pareto, Vilfredo, Manuel d' Économie Politique, París: Giard et Briére, 1909 (Traducción castellana: Manual de Economía Política, Buenos Aires: Ed. Atalaya, 1946). 5.
I un decisiones del consumidor en un mundo con restricciones
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Suponiendo que a mayor cantidad de bienes hay mayor satisfac ción, pero sólo hasta que se llega a un punto de saturación, a partir del cual más de un bien reduce la utilidad, obtendremos una superficie de utilidad tal como la que se muestra en la Figura 3.7. Esta superficie l iene la forma de una colina o cúpula, cuya cima representa el punto de saturación. Ahora bien, si trazamos un plano paralelo al sistema de coordena das OXY, a una altura arbitraria cualquiera y observamos su intersección con la superficie de utilidad, obtendremos una línea que contiene todas las combirfaciones posibles de los bienes X e Y que proporcionan un nivel de utilidad constante, dado por la distancia vertical entre dicho plano y el plano OXY. Todas estas combinaciones de x e y van ser, por lo tanto, indiferentes para el consumidor.
Figura 3.7: Forma general de la superficie de utilidad. En el caso de dos bienes X e Y, la función de utilidad toma la forma de una colina, como la que se muestra en la figura. La cima de la colina corresponde al punto de saturación, es decir, al momento en el cual la utilidad del consumidor deja de crecer, aim cuando siga consumiendo más unidades de ambos bienes.
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En la Figura 3.7 se muestra la intersección de la superficie de utili dad con dos planos que representan dos niveles de utilidad distintos Ui y IÍ 2, tales que U2 > Ui. Cada una de las líneas de intersección viene a ser lo que se conoce con el nombre de curva de indiferencia, es decir, el conjunto de todas las canastas entre las cuales el consumidor se muestra indife rente, dado que le reportan el mismo nivel de utilidad. Las líneas Ui y U2 de la Figura 3.7 son, en realidad, sólo dos de la infinidad de curvas de indiferencia que se podrían trazar, para diferentes niveles de utilidad del consumidor. Este conjunto de curvas de indiferen cia refleja las preferencias del consumidor con respecto a las distintas combinaciones de X e Y: una canasta es preferible a otra si está ubicada en una curva de indiferencia más alta, y es indiferente si ambas están ubicadas dentro de la misma curva de indiferencia. Sin embargo, una manera más simple y más práctica de trabajar con las curvas de indiferencia es tomando sus proyecciones sobre el plano OXY, lo cual da lugar a un mapa de curvas como el que se muestra en la Figura 3.8. Esto permite trabajar con curvas en dos dimensiones, en lugar de las tres dimensiones que aparecen en la Figura 3.7. De acuerdo con el mapa de curvas de indiferencia que aparece en la Figura 3.8, las curvas Ui, U2, U3, ... , tienen la forma de una familia de elipses concéntricas, cuyo centro es la proyección de la cúpula de la superficie de utilidad, es decir, del punto de saturación sobre el plano OXY. Los niveles de utilidad correspondientes a cada una de las curvas de indiferencia van aumentando en la medida en que éstas se van acer cando al punto de saturación. Es interesante distinguir dentro de cada curva de indiferencia cuatro tramos distintos: dos de pendiente negativa y dos de pendiente positiva. El tramo que, como veremos en el siguiente párrafo, más interesa a los economistas, es aquél donde las curvas de indiferencia son de pendiente negativa y además son convexas con respecto al origen, que aparece delimitado dentro de la zona I de la Figura 3.8. En esta zona los dos bienes, X e Y, son deseables, es decir, tienen utilidades marginales positi vas, de tal manera que la única manera de permanecer dentro de una curva de indiferencia (mantener la utilidad constante) cuando aumenta el consumo de uno de los dos bienes es reduciendo el consumo del otro
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bien. En la zona II, donde las curvas tienen pendiente positiva y son convexas respecto al origen, el bien X tiene utilidad marginal negativa (es un desbién), de tal manera que la única manera de permanecer dentro de una curva de indiferencia cuando X aumenta es introduciendo más unidades de Y, de modo que compensen el malestar originado por el consumo de X. En la zona III, donde las curvas tienen pendiente positiva pero son cóncavas respecto al origen, el bien Y es el que tiene utilidad marginal negativa, de tal manera que la única manera de permanecer dentro de una curva de indiferencia cuando Y aumenta es introduciendo más unidades de X, para compensar ¿el malestar originado por el consu mo de Y. Finalmente, tenemos la zona IV donde las curvas vuelven a tener pendiente negativa, pero son cóncavas respecto al origen; aquí tanto X como Y tienen utilidades marginales negativas (ambos son desbienes), de tal manera que la única manera de compensar la molestia originada por el mayor consumo de uno de los dos bienes es reduciendo el consu mo del otro bien. La gran diferencia entre las curvas de la zona I y las de la zona IV es que, en la primera de ellas, la utilidad va aumentando en la medida en que las curvas se alejan del origen, mientras que en la segunda ocurre todo lo contrario.
X
Figura 3.8: Las cuatro zonas de las curvas de indiferencia. En la zona I, tanto X como Y son bienes (aumenta la utilidad al aumentar su consumo). En la zona II, Y es un bien, pero X es un desbién (disminuye la utilidad al aumentar su consumo). En la zona III, X es un bien pero Y es un desbién. Finalmente, en la zona IV tanto X como Y son desbienes.
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Como ya hemos sugerido en el párrafo anterior, a los economistas no nos interesan los tramos donde la utilidad marginal de uno o ambos bienes es negativa. En efecto, si uno observa las curvas Ui, U2, U 3, ... en la Figura 3.8, uno se puede dar cuenta de que un consumidor racional no se va a ubicar en las zonas II, III y IV de estas curvas, por el simple hecho de que terminaría consumiendo más de uno o ambos bienes, es decir gas tando más, para obtener la misma utilidad que brindan las curvas en la zona I. 2.5
Propiedades de las curvas de indiferencia
Veamos, a continuación, tres propiedades de las curvas de indife rencia. Como el lector podrá apreciar, sólo la segunda de las tres propie dades se aplica a todas las curvas de indiferencia, sin distinción de su forma. Las otras dos no tienen un carácter general, pero se aplican a la mayoría de casos que se observan en la vida real. a)
Las curvas de indiferencia tienen, por lo general, pendiente negati va, y las curvas más alejadas del origen implican niveles de utilidad más altos.
Como ya hemos visto en la sección anterior, las curvas de indiferen cia pueden tener pendiente tanto positiva como negativa, según la utilidad marginal positiva o negativa que tengan los bienes en cuestión. Pero, si los bienes analizados tienen tramos de utilidad marginal positiva y negativa, sólo nos interesan los primeros, que corresponden a la zona I de la Figura 3.8. La pendiente negativa implica, como ya se ha señalado más arriba que, cuando aumenta el consumo de uno de los dos bienes, la única manera de mantenerse dentro de una curva de indiferen-, cia es reduciendo el consumo del otro bien. De lo contrario, la utilidad del consumidor aumentaría y esto implicaría pasar a una curva de indiferen cia más alta. Como se observa en la Figura 3.9, las canastas C y B se encuentran sobre la misma curva de indiferencia U2 . Al pasar de C a B el consumidor aumenta su consumo del bien X sacrificando un cierto número de unidades del bien Y. Si aumenta el consumo de X, pero no cambia el consumo de Y, el consumidor pasa a la canasta E que se en cuentra sobre una curva de indiferencia más alta U3.
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Figura 3.9: Mapa de curvas de indiferencia. Las curvas de indiferencia suelen tener pendiente negativa y cuando esto ocurre, la utilidad va aumentando en la medida en que las curvas se alejan del origen.
Si consideramos únicamente los tramos de utilidad marginal positiva, es decir, antes de que el consumidor se canse de consumir alguno de los bienes, entonces él siempre va a preferir más a menos: si una nueva canasta contiene más de por lo menos uno de los bienes de la canasta original, manteniendo constantes los demás bienes, entonces la nueva canasta siempre va a ser preferible que la canasta original. Dire mos, por lo tanto, que la relación de preferencias ^ es monótona. Esto significa que existe una relación positiva entre la cantidad de bienes consumidos y la utilidad. La misma Figura 3.9 permite apreciar, en efecto, que a medida que el consumidor va pasando a curvas de indiferencia cada vez más alejadas del origen, su utilidad se va incrementando. Así, por ejemplo, el simple hecho de que la curva U2 se encuentre más alejada del origen que Ui implica que U2 > Ui. Esto se puede verificar muy fácilmente: la canasta B sobre la curva U2 es claramente preferible a la canasta A sobre la curva Ui
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por el simple hecho de que contiene más unidades tanto de X como de Y (siempre más es preferible a menos). Por lo tanto, cualquier otra canasta como C o D sobre la curva U2 van a ser indiferentes a la canasta B, y serán, por lo tanto, preferibles a cualquiera de las canastas que conforman la curva U r s i C - B y B ^ A , entonces C ^ A, y lo mismo se aplica para deducir que D ^ A. b)
Las curvas de indiferencia nunca se cortan.
En la Figura 3.10 las curvas Ui y U2 se cortan y tienen un punto en común, que es la canasta A. Vamos a demostrar, por reducción al absur do, que esto no es posible: primeramente, es claro que C ^ B puesto que contiene más unidades tanto de X como de Y (más es preferible a menos). Por otro lado, si A y C se encuentran sobre la misma curva de indiferen cia, entonces A ~ C y, dado que C ^ B entonces A >■B. Sin embargo, dado que A también se encuentra sobre la misma curva de indiferencia que B, entonces A ~ B. Tendríamos, por lo tanto dos resultados contradictorios entre sí, puesto que A sería al mismo tiempo preferible e indiferente a B.
Figura 3.10: Las curvas de indiferencia no se cortan. Si lo hicieran, la canasta A, por ejemplo, daría dos niveles de utilidad distintos al mismo tiempo, puesto que sería indiferente a las canastas C y B, tales que C^B
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Este resultado se aplica a cualquier par de curvas de indiferencia y esto nos permite afirmar de manera categórica que estas curvas nunca se cortan. c)
Las curvas de indiferencia son, por lo general, estrictamente conve xas respecto al origen.
La convexidad estricta de las curvas de indiferencia, tal como se observa en la Figura 3.11(a), tiene varias implicancias económicas. La que más nos interesa por el momento eSjque a los consumidores les gusta diversificar. En efecto, matemáticamente esto significa que si A ~ B, entonces aA + (l-a)B >“ A, para cualquier 0
Lo mismo podríamos decir de la leche y el jugo de naranja.