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Observen que esos versículos señalan la condición acual de los israelias. enían “las manos vacías”, el resulado de 400 años de opresión. La gene no enía nada. La opresión nos lleva a la pobreza; por lo ano, cuando llegó el momeno de salir, el pueblo de Israel ue mandado a ir a quienes vivían en las proximidades, más a menudo los mismos que ha bían servido, y pedirles esos recursos de oro, plaa y ropa. Los egipcios sabían lo que les habían hecho a esas personas, y ninguno de ellos se hubiera bene�ciado así como lo hizo sin exploar ese gran grupo de laboral grais. Esa remuneración ue más que debida a la gene de Israel. Dios nunca vacila en decirle a su pueblo que pida lo que legíimamene es suyo. Una vez que salieron de Egipo, Dios comenzó a describir en dealle ínimo cómo sería la vida en el nuevo reino que él esaba esableciendo, y una de las cosas que le dijo repeidamene a su pueblo ue, “Lo que les pasó a usedes, eso nunca lo deben hacer a ora persona”.
Al exranjero no malraarás ni oprimirás, porque usedes ueron exranjeros en la ierra de Egipo. A la viuda y al huérano no a�igirán. Si los a�iges y ellos claman a Mí, cieramene Yo escucharé su clamor, y se encenderá Mi ira y a usedes los maaré a espada, y sus mujeres quedarán viudas y sus hijos huéranos. Si presas dinero a Mi pueblo, a los pobres enre usedes, no serás usurero con él; no le cobrarás inerés. Si omas en prenda el mano de u prójimo, se lo devolverás anes de ponerse el sol, porque es su único abrigo; es el vesido para su cuer po. ¿En qué ora cosa dormirá? Y será que cuando él clame a Mí, Yo le oiré, porque soy clemene. (Éxodo ��,��-�7) Incluidos en los decreos jusos de Dios que gobernarían a su nación nueva habían disposiciones para las personas vulnerables. No se oleraría en el Reino de Dios nuevo la opresión de oros, ni la exploación de ellos para bene�cio personal ni el aprovechamieno de su desesperación. Una vez que Dios pone en claro su decreo, lo que enconramos en el reso del Aniguo esameno e incluso hasa en el Nuevo esameno es una inolerancia absolua de las leyes o acciones personales que oprimen a oros. 6�
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Un ejemplo del raamieno opresivo de los pobres en los versículos aneriores es cobrándoles inereses sobre los présamos. A la luz de los decreos jusos de Dios, ¿qué creen que Dios siene por las organizaciones de hoy en día que no sólo les cobran inerés a los pobres, sino que al nivel más alo permiido por la ley? ¿Qué creen que Dios siene por los dirigenes en el gobierno encargados de proeger a los derechos de los pobres, que no sólo esán permiiendo esa prácica, sino que ambién esán creando el mismo ambiene donde ese ipo de especulación a expensas de los pobres es alenado? Me recuerda de lo que Salomón dijo en Eclesiasés.
Si ves la opresión del pobre y la negación del derecho y de la jusicia en la provincia, no e sorprendas del hecho, porque un o�cial vigila sobre oro o�cial, y hay o�ciales superiores sobre ellos. (Eclesiasés �,8) Leyes corrupas son una orma de opresión, según la Palabra de Dios. Cuando las leyes son escrias en ormas que niegan los derechos de los pobres o avorecen a los ricos a expensas de los pobres, la Biblia declara que ales leyes son opresivas.
¡Ay de los que decrean esauos inicuos, y de los que consanemene escriben decisiones injusas, para privar de jusicia a los necesiados, para robar de sus derechos a los pobres de mi pueblo, para hacer de las viudas su boín, y despojar a los huéranos! (Isaías�0,�-�) Además, quedarse con elemenos esenciales que son dados como seguridad de présamos ambién es una cara de la opresión.
...el hombre que no oprime a nadie, sino que devuelve al deudor su prenda; (Ezequiel �8,7a ) No dejen que nadie les diga al conrario; cuando los uncionarios oman dinero para avorecer a los ricos, Dios condena oalmene al prácicas. 66
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Pues yo sé que muchas son sus ransgresiones y graves sus pecados: Oprimen al juso, acepan soborno Y rechazan a los pobres en la puera (de la ciudad). (Amós �,��) Privar a un rabajador de su sueldo es ora oensa enorme que provoca el juicio de Dios.
“Me acercaré a usedes para el juicio, y seré un esigo veloz conra los hechiceros, conra los adúleros, conra los que juran en also y conra los que oprimen al jornalero en su salario, a la viuda y al huérano, conra los que niegan el derecho del exranjero y los que no Me emen,” dice el SEÑOR de los ejércios. (Malaquías 3,�) Ese ema de la opresión se encuenra a lo largo de odo el Aniguo esameno. Los israelias uvieron que aprender esa lección de manera dura a manos de los egipcios por 400 años. Esa lección quedo �ja en su psique coleciva. Dios lo hace compleamene claro que ese ipo de raamieno le es absoluamene inolerable. En el libro de Jueces, nos eneramos de jueces, hombres y mujeres, muy dierenes de los jueces de hoy que visen únicas, empuñan marillos y presiden casos judiciales. Los jueces de Dios eran de un ipo oalmene dierene. La mejor manera de describirlos es como campeones de los oprimidos. Una vez más, Dios esaba validando el valor de los po bres y vulnerables levanando a aquellos cuyo rabajo era deenderlos y proegerlos. A lo largo de la hisoria de Israel bajo sus reyes, algunos reyes gobernaban con reciud; oros no. Cuando allaban en obedecer las normas de Dios, un signo revelador de aquel racaso muchas veces era la opresión. Los proeas menores y grandes por igual (aquellos que Dios levanó para decirles la verdad a los poderosos) odos ienen mensajes de corrección para los que usan el poder para la opresión. Dios lieralmene uvo que levanar un grupo de hombres y mujeres que podría proeger al pueblo de Israel de su propio gobierno. al ue el mandado de los proeas. 67
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Además, ¿quién puede olvidar cuando Jesús enra en el emplo para lieralmene limpiar la casa? La propia inegridad de la casa de Dios esaba en juego. Lo que provocó la ira de Jesús era un sisema corrupo de la exploación de los pobres. Se merece desacar que la mayor pare de la ira que Jesús jamás expresara ue dirigida hacia aquellos que esaban omando venaja de las personas vulnerables en el nombre de Dios. Era especulación opresiva de los pobres. Jesús, en consonancia con las demandas jusas de Dios, expulsó a los opresores de la casa de Dios. Por lo ano, por esa razón la pobreza es una cuesión de jusicia. ano sucede en nuesro mundo que exploa las personas vulnerables y conspira conra ellos. La opresión o conribuye a la pobreza direcamene, o maniene a la gene arapada en la pobreza o crea la condición por la cual la pobreza se conviere en una evenualidad garanizada. Además, hay ora cara de la opresión que no quiero omiir. La opresión a veces usa u cara y mi cara, porque según la Palabra de Dios, el consumo excesivo es una orma de opresión. Piensen en las ciudades de Sodoma y Gomorra. Cuando escuchamos el nombre Sodoma, nuesra mene va inmediaamene al pecado se xual. Para la mayoría de los que esán leyendo ese libro, es el ipo de pecado que podemos decir con honesidad que nunca lo hemos comeido, pero ¿cuánas veces han oído en la iglesia lo que Ezequiel escribió bajo la inspiración del Espíriu Sano, descrio como undamenal para el juicio conra Sodoma?
Pues ésa ue la iniquidad de u hermana Sodoma: arrogancia, abundancia de pan y complea ociosidad uvieron ella y sus hijas; pero no ayudaron al pobre ni al necesiado,... (Ezequiel �6,49) Arroganes, sobrealimenados, despreocupados por ayudar a los po bres – esos son los principales pecados de la gene de las iglesias esadounidenses. La mayoría de la gene en las iglesias nunca han oído mencionar ese versículo raando del pecado de Sodoma. De hecho, algunos de usedes van a hacer una “veri�cación de inormación” ahora porque no lo creen. Adelane. Por avor lean el versículo para sí mismo. No esoy 68
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sugiriendo que esos ueron los únicos pecados por los cuales la gene de Sodoma ue juzgada, pero son lo primero que menciona Ezequiel. ambién esá al ondo de lo que esaba mal con la gene. Creo que la verdadera razón por la cual eviamos predicar la verdad complea sobre el juicio de la gene de Sodoma es porque es mucho más ácil disculparnos de la homosexualidad que del pecado que vemos cuando nos miramos en el espejo. Siendo sobrealimenados y omando más que nuesra jusa pare quedan al ondo de nuesra negligencia de los pobres porque resula imposible comparir con los demás cuando nosoros mismos lo hemos consumido odo. ¿Recuerdan cómo Dios había hecho provisiones para los pobres en la economía agrícola de Israel? No sólo había un diezmo especial que se recibía cada ercer año para su cuidado, sino que los individuos ambién enían un requisio personal sobre ellos cada emporada de culivación. No debían recoger la cosecha de sus campos por compleo. En vez de eso, debían dejar las esquinas de sus campos sin cosechar para que los pobres pudieran venir y conseguir algo para comer. (Levíico �9,9-�0). El mensaje es claro, ¿no? Consumir odo lo que culivan es privar a los pobres. Es una orma de opresión, porque usedes esán omando para sí mismo lo que por derecho le perenece a los demás. Dios esá diciendo que ni siquiera el culivo que culivan con sudor no es odo suyo, porque no lo habrían producido sin la ayuda de Dios, y Dios espera que comparan de la abundancia que ha creado. ¿Recuerdan la hisoria del hombre con una cosecha an grande que decidió que necesiaba consruir graneros más grandes (en Lucas ��)? Dios lo llamó un ono. En la hisoria, el erraeniene hablaba sólo de sí mismo y a sí mismo. Nunca mencionó a Dios o el bien que podría hacer por los demás, dada su cosecha récord. Su único pensamieno ue del acaparamieno, “¿Cómo podré almacenar esa abundancia y guardarlo odo para mí” El hombre ue juzgado por su consumo excesivo. Cada vez que creo que odo lo que hago es mío o odo lo que produzco es mío, comeo el pecado de la opresión. La opresión es jusi�car el gaso de �00% de mis recursos en mí mismo. La razón por la cual mi 69
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inención egoísa es opresiva es que he disminuido los recursos que de ben exisir para ayudar a personas con necesidades legíimas decidiendo manener mis excedenes, o vivir más allá de mis medios o simplemene consumir odo lo que gano. Cuando sobreconsumo sin pensar en los demás, quedo conado enre los opresores. El consumo excesivo, en una palabra, es el aniguo pecado de la gula. Yo lo llamo aniguo, no porque ya no exise o porque hemos madurado ano que ya no comeimos ese pecado. Lo llamo aniguo porque ya no hablamos de ese pecado, ni predicamos acerca de él. La gula se raa de omar más que nuesra jusa pare. Para el regisro, la gula no es pecado porque los hace gordos. La gula es un pecado porque es esar comiendo a expensas de la comunidad. Es el consumo excesivo de recursos como si perenecieran exclusivamene a nosoros. La gula nunca ha esado limiada solo a los alimenos. El consumo excesivo es el pecado de la gula, no impore si se mani�ese en el sobreconsumo de alimenos, ropa, zapaos, dinero, elecrónica o en los esilos de vida sobre consumidores. Cuando agarro lo mío mienras vol viendo un oído sordo a los grios de la gene en necesidad, he comeido el pecado de la gula. El consumo excesivo es la gula y la gula es una orma de opresión. Cuando realmene comprendan que la pobreza es en gran pare la consecuencia de la opresión, la caridad nunca será su�ciene para resol ver el problema de la pobreza. Simplemene nunca seremos capaces de dar más y, de ese modo, erradicar la pobreza. Piensen en érminos de la parábola que probablemene han oído que se raa del hombre que rescaa a oro hombre de ahogarse. Un día, mienras caminaba a lo largo de la orilla del río, el hombre oyó un grio de socorro proveniene del río. Alguien se esaba ahogando. El hombre inmediaamene saló al agua y sacó al hombre que se ahogaba a la seguridad. Al llevar a la vícima a la orilla oyó oro grio de angusia, seguido de oro, seguido de oro. La moraleja: es bueno rescaar a aquellos en peligro, pero es aún más imporane ir más allá y enconrar el ipo que esá avenando a odas esas personas en el río y deenerlo. El dinero puede ayudar a muchas de la personas enrenadas por los males y las crisis en el momeno, pero mienras coninúen las prácicas y 70
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las leyes opresivas, el alivio �nanciero ni empezará a hacer un hueco en la pobreza. La opresión se expresa a ravés de leyes injusas y prácicas junas con comporamienos sobre consumidoras irre�exivas. Para desmanelar la injusicia sisémica se requiere un nivel de deensa de la causa de los pobres. Las leyes que injusamene aecan a los pobres deben ser revocadas. La exploación de los pobres por los poderosos, ya sea el gobierno o las personas, debe ser raído a la luz y desa�arla. La gene iene que aprender que lo que producen y lo que poseen no es eneramene suya para hacer lo que les plazca. Los seguidores de Criso deben ser una voz para aquellos que, debido a su posición en la vida, nunca se les permie ener voz en los siios de poder.
Abre u boca por los mudos, por los derechos de odos los desdichados. (Proverbios 3�,8)
Rescaen al débil y al necesiado; Libren los de la mano de los impíos. (Salmos 8�,4) Los versículos aneriores hablar acerca del ema de la deensa de la causa de los pobres que va más allá de la caridad. Dar dinero es imporane, pero sólo presaremos nuesra voz para los pobres cuando enendemos que la pobreza va más allá de la rágica, la desaorunada y la momenánea. Les presaremos nuesra voz cuando comprenderemos que muchos de los pobres del mundo son pobres porque la opresión los ha hecho así. Alguien iene que decirle la verdad al gobierno, a los individuos y a las iglesias. Alguien iene que decir algo. El hecho de deender a la causa de los pobres esá an alineado con el corazón de Dios que cuando Dios resumió la vida del rey Josías, dijo , “Deendió la causa del pobre y del necesiado; enonces le ue bien. ¿No es eso conocerme? �declara el S����”. ( Jeremías ��,�6). Para mí, el hecho de que Dios equivale conocerlo con la deensa de la causa del pobre y del meneseroso indica qué an imporane realmene es hacer esa deensa. El amor que enemos por los pobres debe ir más allá de darles algo. Así como los proeas ueron necesarios para proeger 7�
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al pueblo de Israel de sus propios reyes, nosoros debemos alzar la voz y decirles la verdad a los poderosos, aunque nos cuenen enre los oprimidos por haber hablado así (como los proeas ambién ueron a veces). Que así sea. Abordar los verdaderos problemas que alimenan los ciclos de la po breza signi�ca que: • Los poderosos nos considerarán una amenaza y nos pondrán exremamene mal nombre con el �n de silenciarnos. • Hablando en conra del consumo excesivo hará que nos movamos al conrario de la sociedad y eso de�niivamene no nos ganará un concurso de popularidad. • Algunos en nuesras iglesias se marcharán porque no quieren oír la verdad, y porque les será ácil hallar un monón de oras iglesias que nunca abordaren el ema de la pobreza. Si, según Dios mismo, los que realmene lo conocen son los que de�enden la causa de los pobres y necesiados, enonces ¿cuános de nosoros realmene conocemos a Dios?
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� ��������� ���������� �� ���� que nadie hace ningún progreso real en la vida espiriual a menos que y hasa que esén dispuesos a acepar su pobreza personal. Sus pala bras son un simple re�ejo de las propias palabras de Jesús en Maeo �,3, “ Bienavenurados (Felices) los pobres en espíriu,...” Como he dicho anes, la pobreza que esá mencionando Jesús en Maeo es la indigencia o la pobreza exrema. Básicamene, lo que Jesús esá diciendo es, “la vida bienavenurada comienza cuando enendemos que somos an pobres como mendigos en nuesra vida espiriual”. Ser pobre en espíriu signi�ca reconocer nuesra verdadera condición ane Dios. En oras palabras, raemos absoluamene nada al Reino de Dios. Somos mendigos. Objeivamene, odos somos pobres en espíriu. Si lo sienen o no, si lo admien o no, cada uno esá en quiebra e indeenso ane Dios; sin em bargo, cuando Jesús dice: “Bienavenurados los pobres en espíriu,” no quiere decir que odo el mundo lo es. Se re�ere a aquellos que esán en conaco con esa verdad y viven en esa realidad. Mi convicción personal es que un verdadero enendimieno de lo que es ser pobre en espíriu es lo que alaba en la eología misional. Una eología misional que carece de una comprensión de la pobreza personal es deplorablemene inadecuada. La razón por la cual esa verdad es an imporane es porque a menos que nos vemos como pobres, nunca raaremos a los pobres como deberíamos, porque en nuesras proundidades, o nos pensaremos “mejor” que los pobres o “dierenes” de los pobres.
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Cualquier de esos enoques esá condenado desde el principio. La Biblia nos enseña que cuando vemos a los pobres, nos vemos a nosoros mismos. Su condición exerna de ellos es un �el re�ejo de nuesra condición inerna. odo en la vida espiriual empieza con esa comprensión básica de nuesra propia pobreza personal. Cuando Jesús esablece para nosoros el camino de la bendición de las Bienavenuranzas, comienza con una eología de la pobreza, “Bienavenurados (Felices) los pobres en espíriu, pues de ellos es el reino de los cielos”. (Maeo �,3). Nuesra pobreza desesperada es lo que nos hace aerrarnos al Padre. Esando en conaco con nuesra pobreza nos hace menos propensos a juzgar, más compasivos con los demás, más humilde en la escucha y más pacienes con oros “esudianes lenos” como nosoros mismos. Nadie hace algún progreso real en la vida espiriual a menos que y hasa que esén dispuesos a acepar su propia pobreza. Si no esamos en conaco con nuesra propia pobreza, no esamos en conaco con la realidad. Lamenablemene, porque las iglesias pierden conexión con esa verdad primaria en la eología misional, muchas cosas quedan dichas y hechas en el nombre de ayudar a los pobres que raen daño y humillación en vez de ayudarles. Permíanme comparir con usedes las verdades que me hicieron enender eso. En los Evangelios, era muy imporane para Jesús esar “senado a la mesa” con la gene. El primer milagro sucedió en una comida, en la mesa en una boda en Caná de Galilea, donde convirió el agua en vino. Jesús ambién puso una mesa en el desiero cuando alimenó a los �.000. Ese milagro es el único que aparece en los cuaro Evangelios, y el signi�cado de ese hecho es que Jesús, así como su Padre, les esá dando Maná a su pueblo en el desiero. Los Evangelios esán impregnados de Jesús inviando a los marginados, los publicanos y las prosiuas a una mesa. Comer con pecadores era la norma para Jesús, no la excepción. Jesús pasó sus úlimas horas comiendo con sus discípulos. A esa cena la llamamos la Úlima Cena. Incluso nos dejó a nosoros, los miem bros de su iglesia, un recordaorio permanene de su sacri�cio. Se llama 76
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la Cena del Señor, la Comunión o la Eucarisía. Es una cena sana ese jada por sus seguidores comiendo. Incluso el úlimo libro de la Biblia, el Apocalipsis, revela no sólo una ceremonia de boda que demarca el �n de los iempos, sino que ambién una mesa en la cena de marimonio del cordero. Ahora, ¿por qué es an imporane la mesa? Es imporane porque en los días de Jesús, las cosumbres de mesa eran una marca de la espiriualidad. Esar comiendo con alguien indicaba su aprobación de ellos, lo que explica la razón por la cual los compañeros de Jesús en la cena le causaron anos problemas. Los que inviaba a la mesa eran los más escandalosos. Es ambién por eso que sus enemigos hacían esa acusación en su conra, “Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: ‘Miren, un hombre gloón y bebedor de vino, amigo de recaudadores de impuesos y de pecadores’. (Maeo ��,�9). Por sus asociaciones, Jesús se hizo uno de ellos. Sus compañeros de mesa eran un re�ejo de aquellos que aprobaba y con quienes se ideni�caba. Obviamene, Jesús veía la mesa muy dierenemene que sus conemporáneos. Para él, la mesa era un lugar de comunión y de inclusión, de igualdad y acepación. Suriría por sus acciones, así que ¿por qué acuó Jesús de al manera? Porque esa ue la orma en que nos amó. Inencionalmene, Jesús esaba creando un ambiene de inclusión y uniormidad en la mesa. Mediane la inclusión de aquellos que sus conemporáneos despreciaban, les mandó un mensaje alo y claro: no hay ciudadanos de segunda clase en el Reino de Dios, no hay “nosoros” conra “ellos”, no hay “pobre” versus “rico”. En Criso somos uno. En consecuencia, siempre me ha encanado la parárasis de Eugene Peerson de � Corinios �0...
“Porque hay un solo pan, nuesra diversidad se conviere en unidad... Criso no se fagmena en nosoros. Más bien nosoros somos uni�cados en él.” Esa es la eología de la mesa y la visión de Jesús para la iglesia universal. Se raa de su pueblo, el cuerpo de Criso, conviriéndose en uno. La mesa nos recuerda de nuesra misión, nuesra comunidad, nuesra igualdad, nuesro amor y nuesra acepación del uno al oro. 77
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Hubo un iempo, sin embargo, muy emprano en la hisoria de la iglesia universal, que la eología de la mesa ue compromeida de una manera imporane. Hace unos años esaba en San Diego en la Conerencia Nacional de Pasores, donde escuché una charla sobre el poder en el conexo de la iglesia mundial. La Dra. Ahena Gorospe, una proesora del seminario eológico de Asia, ue una de los presenadores. Nunca he oído a nadie hablar con mayor poder, humildad y convicción que la Dra. Gorospe. Le agradezco mucho y quedo humilde ane ella por su volunad de enseñarme lo que voy a comparir con usedes. Sólo había una docena de nosoros en la sala ese día cuando la Dra. Gorospe comparió una hisoria de la iglesia en Corino. Como recordarán, Corino era una congregación basane grande. La mayoría de los miembros eran muy pobres, pero unas personas adineradas e in�uyenes eran ambién pare de la iglesia, y esa ue la razón por la cual Pablo escri bió en � Corinios �,�6, “Pues consideren, hermanos, su llamamieno. No hubo muchos sabios conorme a la carne (normas humanas), ni muchos poderosos, ni muchos nobles”. Pablo no esaba diciendo que no había alguna gene adinerada en Corino, sino que no había mucha. Los miembros ricos abrían sus hogares para servir de lugares para que la iglesia se reuniera. Se encargaban de los predicadores iineranes de sus propios recursos. Además, eran los que proporcionaban la comida y la bebida para las comuniones. Pero prono se desarrolló una prácica en la iglesia de Corino que convirió esa bondad en algo que en realidad humillaba a los pobres. Esa prácica ue conocida como el sisema de parocinio. Para enender lo que realmene esaba pasando en Corino, necesian enender la dinámica de las relaciones de parón y parocinado. Una relación enre parón y parocinado exise cuando un parón que iene dinero y oros recursos provee al parocinado lo que él o ella necesia o lo que él o ella quiere. Dirán, “¿Qué hay de malo en eso?” La Dra. Gorospe hizo un rabajo magisral de explicar la dinámica derás de una relación enre parón y parocinado. Lo que odo se redu jo ue a una desigualdad undamenal en el poder. En la relación enre 78
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parón y parocinado, los parones y los parocinados no ienen igual poder. Los paronos no son necesiados o dependienes. Realmene ienen odo el poder, porque ienen odo el dinero. Los parocinados, por el conrario, son los verdaderamene necesiados; son dependienes. Normalmene no ienen muchos recursos y no se encuenran en posiciones de liderazgo y de hacer las decisiones. Esa desigualdad en el poder se maniesó en Corino alrededor de la mesa de comunión del Señor, el mismo lugar donde debiera haber igualdad oal y acepación en el cuerpo de Criso. Imaginen ese escenario. La iglesia se reúne, como siempre, en la casa de los miembros ricos. Hay una comida que se compare en asociación con la comunión, la cena del Señor. El siio de la reunión y la comida son proporcionados por los an�riones, los parones ricos. En esos hogares, el comedor y la mesa sólo pueden acomodar a ana gene. Por supueso, siendo la casa y la comida del parón rico, invia a sus personas avorias � generalmene los que ienen el mismo esaus y riqueza � para comer y beber con él en la mesa. odos los demás endrán que comer ya sea en uno de las oras cuaros o auera. Aquellos en la mesa reciben mejor comida y vino, y más de ambos, mienras que los oros reciben menos, ano en érminos de canidad y calidad. Esa prácica hacía que los pobres se sinieran excluidos y humillados. Escuchen ese resumen de Pablo de la siuación en Corinios:
Por ano, cuando se reúnen, eso ya no es comer la Cena del Señor. Porque al comer, cada uno oma primero su propia cena, y uno pasa hambre y oro se embriaga. ¿Qué? ¿No ienen casas para comer y beber? ¿O desprecian la iglesia de Dios y avergüenzan a los que nada ienen? ¿Qué les diré? ¿Los alabaré? En eso no los alabaré. (� Corinios ��,�0-��) Según Pablo, cuando los miembros de la iglesia se reunían para la cena del Señor, los pobres no recibían su�ciene para comer y beber, mienras que oros enían ano que se ponían golosos y borrachos. Es un sorprendene conrase enre el sobreconsumo y la privación lado a lado en la iglesia alrededor de la mesa del Señor. La disparidad enre los 79
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ricos y los pobres se ampli�caba en una comida que preendía mosrar la igualdad enre ellos. Ahora, inenen ponerse en los zapaos de uno de los sanos pobres en Corino. Si ueran pobres y se quedaran mirando mienras los ricos comían y bebían más de su pare, y si los bocados que les daban ni siquiera ueran lo su�ciene para deener el esómago de gruñir, ¿cómo se senirían? Realmene no podrían quejarse acerca de la injusicia, ¿verdad? ¿Cómo se podrían quejar de no ener su�ciene cuando usedes no ueran el que había proporcionado la comida en primer lugar? Enonces, en la mesa donde odo el mundo debe experimenar la igualdad y la acepación, se hacen muy consciene del hecho de que no ienen nada, y porque no ienen nada, no sienen que ienen derecho a quejar. Habría su�ciene para odos si los ricos no consumieran demasiado, pero ¿quiénes son para señalar su comporamieno? Comprensiblemene, la sensación que usedes senirían más uere es una abrumadora sensación de humillación. En el siio donde odo el mundo debería senir amor, la acepación y la igualdad de uno con el oro, los recuerdan que no son como los demás: que son mendigos. En nuesra culura, enemos un dicho, “Los mendigos no pueden elegir”. En oras palabras, creemos que los pobres no ienen derecho a pedir lo que necesian. En nuesras menes, el único derecho de un mendigo es el de acepar sin queja lo que elegimos dar por la buena volunad de nuesros corazones. El privilegio de ener una elección es despojado de los pobres, mienras que al mismo iempo, nuesro esado como beneacores queda bien esablecido. Es esa desigualdad undamenal de poder que se encuenra en el ondo de las relaciones enre parones y parocinados y eso es lo que esaba pasando en Corino. Dada la misma siuación, muchos dirían, “Cuál derecho ienen los pobres de quejarse por el rao injuso? Ellos no esán proporcionando la comida. Es un regalo. Los mendigos no pueden elegir”. Mienras que nuesra culura podrá ser caracerizada por ese pensamieno, no se equivoquen, Dios lo rechaza absoluamene. Pablo dijo que ese ipo de caridad “avergüenza a los que nada ienen”. (� Corinios ��,��). Dar de al manera que los pobres se hagan aún más conscienes 80
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de su pobreza es condenable. Dios considera a esa prácica un degradane y repugnane insulo a los pobres. Cuando las únicas opciones que les permiimos a los pobre son “ómalo o déjalo”, o “gúsalo o aguánae”, o “soméee o cállae” esamos jugando un juego con el poder, creando a ganadores y perdedores. Las inenciones cariaivas cesan al momeno que empezamos a uilizar la riqueza como poder para que los pobres sean humillados y orzados a senirse conscienes de lo que les ala. Pablo lanza acusación sobre ese comporamieno y luego hace esa declaración en � Corinios ��,�9... “Porque el que come y bebe sin discernir correcamene el cuerpo del Señor, come y bebe juicio para sí”. Ahora, en mi educación como Bauisa, siempre me enseñaron que ese versículo signi�ca que si no eniendes que el pan y el vino represenan a Jesús, enonces esás en peligro del juicio, pero eso no es lo que ese versículo signi�ca en absoluo. Dado el conexo de lo que esaba pasando en Corino, esa inerpreación parece ser un gran desvío de odo lo que había dicho Pablo hasa enonces. Pablo se re�ere a las relaciones enre parones y parocinados. Lo que esá diciendo es, “Si paricipan en la cena del Señor de esa manera, causando la humillación de los pobres por hacerlos conscienes de su pobreza, enonces esán comiendo y bebiendo su propia condenación”. Cuando Pablo dice que los paronos no han discernido el cuerpo de Criso, no se re�ere a los elemenos de la comunión. En cambio, habla de sus hermanos y hermanas en Criso pobres. El pueblo de Dios es el cuerpo de Criso. Si como y bebo en al manera que no discierno el cuerpo de Criso en su pleniud senado alrededor de la mesa, enonces esoy consumiendo mi propio juicio. En verdad, el mensaje de Pablo es el mismo mensaje que Jesús nos dio en Maeo ��. En el único siio en las Escriura donde Jesús habla exensamene del juicio �nal, deja claro que ese juicio cae sobre quienes no logran discernir que las personas necesiadas y vulnerables lo represenan a él: No cuidar de ellos es dejar de preocuparse por Criso. Jesús nos preguna, enía hambre, ¿me alimenase? enía sed, ¿me dise algo para beber?” Si no lo hemos hecho, enonces Jesús nos responderá, 8�
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“Apárense de Mí, maldios, al uego eerno que ha sido preparado para el diablo y sus ángeles”. (Maeo ��,4�). En la palabra de Dios, el juicio cae sobre quienes raan a Criso (como represenado por las personas vulnerables) con desdén. En esencia, Pablo nos adviere que si coninuamos esa prácica deshonrosa alrededor de la mesa del Señor, sin omar en cuena que los pobres son los miembros del cuerpo de Criso, en realidad esamos comiendo y bebiendo nuesro propio juicio. En oras palabras, ¡no esá bien raar a Jesús de esa manera! Humillando a los pobres haciéndolos más conscienes de su pobreza es una ala de discernimieno del cuerpo de Criso. raar a los pobres como si no ueran nuesros iguales es inviar el juicio de Dios. Cuando la Dra. Gorospe erminó de explicar esa dinámica como se desenrolló en la congregación corinia, uve esa sensación repugnane nuevamene de que había esado haciendo miniserio y misión compleamene mal. Sus enseñanzas me condenaron al ondo. No impora ba las buenas inenciones que había enido, yo esaba conado enre los parones. Cuando nos involucramos en las misiones, habíamos reproducido las relaciones enre parón y parocinado al modo del siglo XXI. uvimos buenas inenciones. Sinceramene queríamos ayudar a la gene, pero nada puede cambiar el hecho de que lo habíamos hecho mal. ¿Cuánas de nuesras iglesias hoy en día son más como la de Corinio de lo que queramos conesar? Parece ser un deeco en nuesra culura pensar que porque enemos dinero, eso nos con�ere derechos en vez de responsabilidades. Creemos que debemos deerminar lo que queremos hacer. Creemos que el que dispone de los recursos iene el derecho de mandarles a los oros y decir quién se queda con qué. ¿Y qué de los pobres? Bueno, sólo deberían quedar elices que al menos les esemos ayudando en algo. Puede ser que seamos sinceros en nuesro deseo de ayudar, pero esamos sinceramene equivocados en nuesra manera de hacerlo. Llegamos habiendo ya decidido lo que queremos hacer. Seamos honesos, no hay una verdadera asociación o senido de la igualdad cuando un lado 8�
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�ja el orden del día, oma odas las decisiones y solo le permie al oro lado dar su consenimieno. Una asociación no es ener una agenda preconcebida. Eso es la exploación. El pueblo de Dios debe volver a la mesa donde podremos decir con humildad, “al vez sea que no sabemos lo mejor. al vez Dios ya esá haciendo algo en Árica, en Asia, en América Cenral o en nuesra propia comunidad. al vez si consideramos a nuesros hermanos y hermanas pobres compleamene iguales a nosoros, dejaríamos de orzarlos a acepar nuesras soluciones y empezaríamos a escuchar a las soluciones de ellos”. Será enonces y sólo enonces, que podremos empezar a inverir nuesros recursos en lo que Dios ya esá haciendo. Bruce Wilkinson es el auor del libro que esá enre los más comprados, Te Prayer o Jabez . Hizo una gran impresión un número de años arás cuando anunció su ambicioso plan para ayudar a los niños que padecen del SIDA en Suazilandia, pero el gran plan no se desarrolló como pensó que lo haría. El Wall Sree Journal hizo un reporaje en la primera página sobre lo que había salido mal, “En el año �00�, Bruce Wilkinson, un predicador de Georgia cuyo libro de oración de auoayuda lo había converido en un hombre rico, escuchó el llamado de Dios, se rasladó a Árica y anunció su inención de salvar a � millón de niños hechos huéranos por la epidemia del SIDA. En ocubre [�00�], el Sr. Wilkinson renunció a la caridad aricana que había undado, muy enojado. Abandonó su plan para albergar a �0.000 niños en un cenro que iba a ser un oranao, una posada de cama y desayuno, una reserva de caza, una escuela de la Biblia, un parque indusrial y un desino urísico como Disneyland en el pequeño reino de Suazilandia. Lo que pasó es una hisoria de grandes esperanzas con ala de experiencia, de inspiración divina con debilidades humanas. Sus críicos quedaron convencidos de que sólo había sido oro en un largo des�le de exranjeros que han venido a Árica haciendo grandes promesas y luego han dejado el coninene cuando la población local no se someía a su volunad”. � No relao esa hisoria para condenar al Sr. Wilkinson, sino para indicar un problema que impregna a las iglesias americanas. Es la relación 83
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enre parón y parocinado. Suponemos que porque enemos los recursos, podremos omar odas las decisiones acerca del mejor modo de emplear el dinero y los pobres sólo deben acepar las cosas que queremos hacer. Esas ácicas son comunes en las iglesias americanas. Viajamos al exranjero, vemos de primera mano un nivel de privación muy dierene de lo que hemos viso anes y luego volvemos a casa para hacer nuesros planes y ejecuar nuesras decisiones sobre lo que queremos hacer. Nos senamos a la mesa y reparimos bocados, esperando que los pobres esén agradecidos. Nosoros realmene no les permiimos un rol en la discusión o en la oma de decisiones, así que no esamos realmene obrando juno a ellos como iguales y realmene no nos impora si lo que queremos hacer esá de acuerdo con sus prioridades, porque no los consideramos nuesros iguales... sólo son los pobres. Nosoros somos los beneacores. Nosoros somos los parones ricos. Hoy en día, mucho de lo que las iglesias llaman “ayudar a los pobres” es en realidad sólo humillando a los pobres, porque nos maniene en la posición de poder y reuerza el pensamieno del mundo que exala el dinero y el poder a expensas de los pobres. En el capíulo anerior, hemos hablado de la opresión como una causa undamenal de la mayor pare de la pobreza. Hay ora orma de opresión que inencionalmene la omií porque necesian un conexo más amplio para enenderla. Hasa la caridad puede ser una orma de opresión cuando se hace de esa manera. La razón por la cual es opresivo es porque reuerza una visión disorsionada de los pobres como ineriores a nosoros. La opresión, por nauraleza, maniene a la gene en una posición inerior. La caridad reuerza mi posición como beneacor y quia el poder de elección de aquellos que me presumo a ayudar. Quedo conado enre los opresores. Un obispo de Uganda, el Dr. David Zac Niringiye, dijo una vez, “La crisis en Árica no es la pobreza, ni es el SIDA. La crisis en Árica es la ala de con�anza. Lo que décadas de colonialismo y obras misioneras nos quiaron es la con�anza. Así que, un “líder nacional” de los Esados Unidos viene � endrá una iglesia de buen amaño, ¡pero no sabe nada 84
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de Árica! � y nos remiimos a él. Ni siquiera le decimos odo lo que esemos pensando, por darle respeco. Nosoros los aricanos debemos arrepenirnos conrasanemene de ese senimieno de inerioridad”. � Creo que el obispo Zac esá correco. Árica iene un problema de con�anza. ¿Qué pasa cuando los noreamericanos bien inencionados aparecen y cavan pozos para ellos y consruyen escuelas para ellos? Lo mismo que sucede cuando sus hijos ienen proyecos en la escuela y necesian su ayuda y les quian los proyecos. Los sacan de sus manos y les dicen, “Yo lo haré. u lo esás arruinando”. ¿Qué han aprendido los niños? Usedes dirán que no han aprendido nada, pero eso no es ciero. Lo que han aprendido es que no pueden hacerlo por ellos mismos. Hemos reorzado cualquier senimieno de inerioridad que pueden esar siniendo haciéndolos aún más conscienes de su insu�ciencia. Por lo ano mi insisencia en que hay una dierencia enre ayudar y crear dependencias. Hay una dierencia enre proveer recursos y desapoderar. Hay una dierencia enre inverir y omar el cargo. Como miembros de la iglesia, queremos ayudar. Queremos proveer recursos a los pobres y hacer una dierencia en sus vidas, pero no queremos crear dependencias. No queremos enviar un mensaje de que son incapaces de ayudarse a sí mismos, y cieramene no queremos arrancar proyecos de sus manos y decir, “Yo lo haré. u sólo lo esas arruinando”. Si hacemos una de esas cosas, enonces les hemos hecho algo mucho peor de lo que les ha hecho su pobreza. En realidad hemos añadido a su pobreza. Personas que simplemene carecían de recursos ahora se sienen empobrecidas en sus menes y sus habilidades. Esas aciudes han exisido por mucho iempo. Piénsenlo. Pablo esá escribiendo sobre esos emas en el primer siglo, sin embargo, esa menalidad de parón para el parocinado aún esá vivo y sano hoy y de�ne demasiado de lo que hacemos en cuano a las misiones. Pero hay esperanza, y se encuenra en la mesa. La comida que Jesús nos dejó iene una verdad espiriual ransormadora en el ondo. Hay una barra de pan encima de la mesa. Jesús nos dice que cuando nos reunimos para conmemorar la cena del Señor, el pan se bendice y luego se rompe. La barra de pan roa es lo cenral de esa sana cena como un 8�
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recuerdo de que la mesa es la comunión de los necesiados. Nunca debemos olvidar esa verdad. Nunca debemos perder conaco con nuesra propia necesidad, nuesra propia pobreza personal. Como ya he dicho, nadie hace algún progreso real en la vida espiriual a menos o hasa que acepe a su necesidad. La pieza que alaba en la eología misional es la eología de la necesidad personal. No debemos nunca olvidar que somos an necesiados como cualquier ora persona alrededor de la mesa. Es sólo cuando recordemos eso que enonces raaremos a nuesros hermanos y hermanas como iguales. No pensaremos de la riqueza como un derecho sino como una responsabilidad. Sobre odo, cuando damos, los pobres no serán humillados. En cambio, serán honrados, manenidos en ala esima por su conribución y amados como la amilia que nos son, y odos endrán su�ciene.
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����� ��� ����� ��������� a ver por qué ue que dije que nuesras mismas disculpas ueron algo decepcionane. Acepar la responsabilidad por el cómo de nuesra equivocación ue relaivamene ácil en comparación a lo que Dios uvo que hacer para abrir nuesros ojos cerrados y despojarnos de nuesras excusas. A la luz de odo lo que Dios nos había demosrado, esa disculpa ue nada más la próxima cosa correca que hacer. La conexión enre la economía y el Evangelio sería lo siguiene en la agenda de Dios para nosoros. El eólogo jesuia padre John Haughey orece el mejor comenario sobre la iglesia de hoy, “Leemos el evangelio como si no uviéramos dinero, y gasamos nuesro dinero como si no supiéramos nada del Evangelio”. � Hablar de dinero en la iglesia siempre ha sido algo diícil, pero hacer que la gene enienda las implicaciones económicas del Evangelio es aún más diícil. Como creyenes, se supone que nuesra eología de�ne nuesras prioridades económicas. Lamenablemene, nuesras clases de mayordomía son inúiles cuando se raa de esas realidades económicas más grandes. Ah, claro, sabemos enseñar muy bien cuando se raa de la deuda, el ahorrar, las inversiones y de dar a la iglesia. odos esos emas sirven nuesras necesidades personales, pero lo que iene que ver con el panorama general, los aspecos más comunes de nuesros planes y comporamieno �nanciero, queda sin resolver. Es como Ron Sider dijo una vez, “Dios esá del lado de los pobres y los oprimidos. rágicamene, la eología evangélica ha casi ignorado esa
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docrina, y por lo ano nuesra eología ha sido conraria a la Biblia�de hecho, incluso heréica�en ese imporane puno”. � Bíblicamene, cuando se raa de cuesiones de dinero y de la economía, la Biblia repie esos daos muchas veces: • Dios creó un mundo de abundancia, donde hay más que lo su�ciene para odo el mundo con ano que la gene pracique la moderación y viva denro de sus límies. • Disparidad enre los ricos y los pobres no es naural o normal. Esa disparidad resula del pecado. • Dios nos manda a comparir nuesros recursos porque son de él. El acaparamieno y el consumo excesivo siempre son errores. Por supueso, nuesro mundo no sabe nada del sisema de valores de Dios. Exise desa�ando las leyes y expecaivas de Dios. En nuesro mundo, la desigualdad es rampane. La gene se niegan roundamene a vivir denro de límies. En cambio, esá concenrada casi exclusivamene en sí mismo y en sus propias necesidades, y omar más de lo que uno necesie es viso como recompensa para el rabajo diligene, pero lo que es ciero del sisema mundial no es lo que de�ne al pueblo de Dios. Dios nos dice que debemos resisir a ese sisema. En las palabras de Pablo, “no se adapen (no se conormen) a ese mundo”. (Romanos ��,�). En cambio, el pueblo de Dios iene que ransormarse, iene que cambiar para vivir en nuevas maneras, las maneras de Dios. odo lo que sigue, la disparidad, el acaparamieno, los derechos y la desigualdad, son ejemplos de la injusicia. Esos son errores y nunca debieran haber sido olerados enre el pueblo de Dios. Lo que vemos cuando nos �jamos en el Aniguo esameno es un Dios que inencionalmene libra a su pueblo de esos vicios. Por supueso, Dios hizo provisión a ravés de sus esauos para las necesidades de las personas vulnerables denro de la economía de Israel. Él dio esas leyes para conrolar la depravación humana y permiir que odo el pueblo de Dios prosperara. Un esauo que claramene esablece la pobreza como una cuesión de jusicia es la del jubileo. En las sociedades agrarias, como el 90
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aniguo Israel o incluso pares del mundo en desarrollo en nuesro iempo, la pobreza a menudo nace a ravés de una crisis como la enermedad o la sequía, algo que requiere que una amilia enre en la deuda. Al agravarse el nivel de la deuda, las personas se encuenran orzadas a vender sus bienes para pagar esa deuda. Por lo general, lo único que ienen es su erreno. Las personas sin propiedad se quedan solo con sus labores, y se hacen esclavas o casi esclavas, rabajando por lo que puedan conseguir, a menudo acepando un salario indigno. Por lo ano la razón por la cual la Biblia dice, “El rico domina a los pobres, Y el deudor es esclavo del acreedor”. (Proverbios ��,7). En iempos aniguos, no habían bancos, así que los erraenienes acuaban a menudo como acreedores. Imaginen ser un padre, el jee de la casa, que se enerma e incurre gasos médicos. La enermedad lo deja incapaz de rabajar la granja amiliar y eme que sus culivos puedan allar compleamene. Sin embargo, su amilia necesia comer. ¿Qué haría sin los recursos para proveer por sí mismo debido a una enermedad uera de su conrol? En la ausencia de redes de seguridad social o amiliar para cuidar de used, su única opción sería liquidar lo que enga. El erreno, la granja y su independencia, odo endrá que ser sacri�cado para poder proveer para su amilia. Un erraeniene rico podrá adquirir su propiedad e incluso permiirlo seguir viviendo en el erreno, pero ahora esaría rabajando para él, y los culivos que se produzcan ya no le perenecerían. El dinero que reci bió para su erreno saisace a sus acreedores pero no durará por siempre. Ahora es el siervo de oro. Ya no es posible rabajar más duro para salir de la siuación. Ni siquiera una cosecha grandísima podrá cambiar su vida o su uuro, porque ahora esa bendición le perenece a oro. Un revés en la vida como ese puede ser irrecuperable. Dios, en su sabiduría, eniende cómo se apodera la pobreza de las amilias, por eso nos esableció un parón, una orma de corregir el curso. Es nada menos que un resablecimieno compleo del sisema. Se llama ba el año de jubileo. Pasaría cada �0 años. Pensando en lo largo de la vida media, lo que signi�ca es que una vez en la vida endrían la experiencia del año de jubileo. 9�
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Leyendo en Levíico �� donde Dios de�ne al año de jubileo, se ve el alcance de la provisión de Dios para el año �0: • Cualquier deuda que hubieran acumulado sería compleamene perdonada. • odos los errenos que habían sido con�scados se devolverían a sus dueños originales. • odos los esclavos serían liberados. (Recuerden que la esclaviud era, en su mayor pare, el resulado de la deuda). odas las disposiciones en la ley del jubileo esán ligadas a la pobreza y al reiniciar del sisema para darles a los permanenemene arapados por la deuda un nuevo comienzo. En el año �0, recibían la oporunidad de volver a ser solvenes. No sólo recibían la liberad de la servidumbre sino que ambién una resauración de bienes una vez perdidos. Dios esaba diciendo, a ravés del año de jubileo, “No es bueno que la brecha enre los ricos y los pobres crezca coninuamene. Algo hay que exisir en el propio sisema para eviarlo, porque la persona depravada siempre se aprovechará del sisema para el bene�cio personal y omará el provecho de los desesperados con el �n de ganar la mano superior”. Dios, que conoce esa propensión en el corazón humano, se aseguró de que aunque la depravación podría prevalecer en el momeno, no pre valecería para oda la vida. Dios arreglaría los libros de récords, equilibraría la balanza de la jusicia y resauraría lo que se había perdido. Realmene es increíble lo que Dios imaginó en el año de jubileo. Hay solo un problema con el jubileo, y no es por las disposiciones o las inenciones jusas de Dios. Realmene vuelve a la depravación humana. Ésa ganó. La depravación humana venció sobre las leyes de Dios, porque aún cuando Dios ordenó el año de jubileo, como señaló Warren Wiersbe, “No hay ninguna evidencia en las Escriuras que la nación de Israel jamás celebrara el año de jubileo”. 3 En oras palabras, los ricos y los poderosos manuvieron sus ganancias, los pobres se quedaron arapados por los deudores, y el corazón de Dios quedó roo. ¿Cómo es posible? ¿Cómo podría el pueblo de Dios an 9�
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�agrane desobedecer los deseos de Dios? Esa es una preguna muy imporane. Esa indierencia para los pobres no solo se raa de lo que pasó en el aniguo Israel; sino que ambién se raa de nuesro comporamieno. ¿Por qué lo hacemos? En las palabras de John Haughey, “¿Por qué leemos los Evangelios como si no uviéramos dinero, y gasamos nuesro dinero como si supiéramos nada del Evangelio”? No voy a orecer una respuesa. Que lo sigan pensando por un iempo mienras coninúo esa enseñanza. Escuchen a los proeas del Aniguo esameno a la luz de esa realidad. Usedes se sorprenderán al ver cómo perdieron, o sobresalaron o se volvieron ciegos hacia aquello que acusa a Israel por la inequidad que permiió crecer enre ricos y pobres. Mensajes que se repien una y ora vez a ravés de los proeas son adverencias de consumo excesivo, de la exploación de los pobres y de hacer griar la viuda y el huérano en su angusia. Una cosa es ciera: El grio de injusicia llega al corazón de Dios y le solicia su inervención. Aunque el pueblo de Dios se negó a escuchar a Dios, no abandonó esa idea del jubileo. Isaías habló de un iempo que venía cuando el “ungido” llegaría y proclamaría el jubileo.
El Espíriu del Señor D��� esá sobre mí, porque me ha ungido el S���� para raer buenas nuevas a los a�igidos; me ha enviado para vendar a los quebranados de corazón, para proclamar liberad a los cauivos y liberación a los prisioneros… (Isaías 6�,�) Isaías se reería al jubileo y claramene aaba ese concepo a la esperanza mesiánica. Porque los líderes de Israel se negaron a promulgar la provisión de Dios que se encuenra en el año de jubileo, Israel llegó a enender que omaría alguien superior a sus reyes para hacer que eso ocurriera. omaría un rey verdaderamene juso, el gobernane legíimo sobre el pueblo de Dios, para cumplir la promesa de Dios del jubileo. Eso se convirió en su esperanza y su oración: Cuando el Mesías viene, iniciará el jubileo. Para ese propósio, Lucas 4 es an convincene. 93
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Jesús llegó a Nazare, donde había sido criado, y según Su cosumbre, enró en la sinagoga el día de reposo, y se levanó a leer. Le dieron el libro (el rollo) del proea Isaías, y abriendo el libro, halló el lugar donde esaba escrio: “El Espiriu del Señor esa sobre Mi,porque Me ha ungido para anunciar el evangelio a los pobres. Me ha enviado para proclamar liberad a los cauivos, y la recuperacion de la visa a los ciegos; para poner en liberad a los oprimidos; para proclamar el año avorable del Señor.” Cerrando el libro (el rollo) , lo devolvió al asisene y se senó; y los ojos de odos en la sinagoga esaban �jos en El. Y comenzó a decirles: “Hoy se ha cumplido esa Escriura que han oído.” (Lucas 4,�6-��) Jesús acababa de declarar el jubileo. Isaías había predicho que “el ungido” sería el que lograría hacerlo. Las palabras de Isaías eran la esampa de las credenciales del Mesías, así que cuando Jesús dijo, “Hoy se ha cumplido esa Escriura que han oído”, la gene enendió claramene las implicaciones. Jesús esaba declarando que él era el Mesías. La ley de los judíos había sido incapaz de lograr el jubileo. Los reyes de Israel ueron demasiado corrupos para promulgarla y sus sacerdoes ambién parecían carecer de la volunad de hacerlo. Pero lo que el aniguo Israel se negó a hacer, Jesús lo haría ahora. Jesús describe el Reino de Dios y una nueva manera de ser en ese mundo. El amor ahora haría pasar lo que no podía y no pasaría por la uerza de la ley. Él no proclama un solo año de la gracia del Señor pero un jubileo para siempre. Él esá declarando la edad del avor de nuesro Señor. Un número de años arás le pidieron a Bono (miembro undador de la banda U�) que hablara en el Desayuno de Oración Nacional en Washingon D.C. Su ema ue el jubileo. Bono ue, por odos los eecos, un proea ungido por que habló esas palabras a los pasores y líderes nacionales... 94
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Lo que él (Jesús) realmene esaba mencionando era una época de gracia � y odavía esamos en ella. Miren, cualquier pensamieno que ienen acerca de Dios, quien es o si exise, la mayoría de usedes esarán de acuerdo que si Dios exise, les presa aención especial a los pobres. De hecho, los pobres son el hogar de Dios. Invesiguen al judaísmo. Invesiguen al Islam. Invesiguen prácicamene a cualquier religión. Quiero decir, puede ser que Dios esé con nosoros en nuesras mansiones en la colina... Yo espero que sí. Bien puede esar con nosoros en medio de oda clase de cosas polémicas... al vez, al vez no... Pero la única cosa en cual odos podremos esar de acuerdo, en odos los credos y ideologías, es que Dios esá con los pobres y vulnerables... Dios esá en los barrios bajos, en las cajas de carón donde los pobres hacen hogar... Dios esá en el silencio de una madre que ha conagiado a su hijo con un virus que pondrá �n a sus vidas. Dios esá en los grios oído bajo los escombros de la guerra... Dios esá en las ruinas de oporunidades y vidas desperdiciadas, y Dios esá con nosoros si nosoros esamos con ellos. 4 Las palabras de Bono repien lo que Jesús esaba diciendo, “Es la época del jubileo y mi gene ahora lo hará realidad”. Si ven la enseñanza de Jesús a la luz de esa realidad, especialmene el Evangelio de San Lucas donde se encuenra esa enseñanza, verán el espíriu del jubileo en prácicamene odo lo que dice. Aquí hay sólo un par de ejemplos. Jesús les enseñó a sus discípulos a orar, “Y perdónanos nuesras deudas, como ambién nosoros hemos perdonado a nuesros deudores.” (Maeo 6,��). En oras palabras, Cuando ven que su hermano esá arapado en la deuda, perdónenlo y denle una oporunidad de empezar de nuevo. En la economía de Dios, vivimos permanenemene en el espíriu del jubileo. Va más allá de una sola oporunidad a comenzar de nuevo. La 9�
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gene es valorada más que las cosas. La injusicia es reconocida en el inmediao y curada. La gene es liberada a vivir y amar como Dios manda. Cuando den un banquee, no deben inviar solo a sus amigos ricos o aquellos con la capacidad para devolver la amabilidad. Es debido que invien a los pobres, los mancos, los ciegos y los cojos. ¡Eso es el jubileo! El jubileo se raa de crear oporunidades donde no exisían anes y derribar las divisiones enre ricos y pobres. (Lucas �4,��-�4). Cuando Jesús describe el hombre rico como uno que consruye graneros cada vez más grandes, cuya vida se de�ne por la acumulación de cosas, Dios dice que ese hombre es un ono. ¿Por qué? Porque el hom bre esaba viviendo de acuerdo con en el espíriu de esa época. Se de�nía por su consumo excesivo. Fue acusado por su ignorancia de su vecino, y Jesús les advería a sus seguidores de los peligros de vivir como ese hombre. (Lucas ��,�3-��). La hisoria del hombre rico y Lázaro (Lucas �6,�9-3�) y la hisoria de Zaqueo (Lucas �9,�-�0) son hisorias para enseñarnos cómo Criso esá marcando el comienzo del Reino de Dios y que con el Reino vienen nue vas realidades espiriuales y consecuencias económicas. Jesús enró en unidad con los pobres, los oprimidos y los cauivos con el �n de liberarlos. Por supueso, enendemos que hay una pobreza espiriual y cauivaría aún mayor que la pobreza maerial y no lo quiero disminuir ni por un minuo, pero ampoco no quiero hacer lo que he hecho en el pasado, que es “espiriualizar” esos pasajes, desriparlos de sus implicaciones económicas claras y eliciarme porque eniendo y pracico odas esas cosas. Uno simplemene no puede conciliar una lecura “espiriualizada” de esos pasajes con la realidad de la elección de Jesús de una vida de pobreza, el ejemplo de la iglesia original y el ema que recorre de inicio a �n en la Biblia acerca de la parcialidad de Dios hacia los pobres. Me preseno sin pedir disculpas con Jesús. Él esá enseñando nuevas ormas de vivir y de esar en el mundo. Seguir sus pasos es vivir de acuerdo con en el espíriu del jubileo. La proclamación del Evangelio comienza con el anuncio del jubileo. 96
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Volviendo a mi preguna: ¿Por qué nos negamos a pracicar las ormas del jubileo? ¿Por qué oímos la enseñanza simple de las Escriuras e inenamos inmediaamene invalidarlo, crear excepciones para nosoros mismos o desriparlo de sus implicaciones diíciles? ¿A caso nos pensamos inmunes al poder seducor del dinero y el poder? ¿Nos hemos con vencidos de alguna manera que la idea de Dios del jubileo ue sólo una preocupación del Aniguo esameno y que, bajo la gracia de Dios, esamos ahora liberados para vivir egoísamene? Consideren las palabras del apósol Saniago...
¡Oigan ahora, ricos! Lloren y aúllen por las miserias que vienen sobre usedes. Sus riquezas se han podrido y sus ropas esán comidas de polilla. Su oro y su plaa se han oxidado, su herrumbre será un esigo conra usedes y consumirá su carne como uego. Es en los úlimos días que han acumulado esoros. Miren, el jornal de los obreros que han segado sus campos y que ha sido reenido por usedes, clama conra usedes. El clamor de los segadores ha llegado a los oídos del Señor de los ejércios (de Sabao). Han vivido lujosamene sobre la ierra, y han llevado una vida de placer desenfenado. Han engordado (nurido) sus corazones en el día de la maanza. (Saniago �,�-�). Saniago esá escribiendo a los creyenes del primer siglo. Los acusa por con�ar en su riqueza de breve duración, aprovechándose de los demás y viviendo egoísamene. Obviamene, Dios espera mucho más de nosoros de lo que requerimos de nosoros mismos. “A odo el que se le haya dado mucho”, dijo Jesús, “mucho se demandará de él”. (Lucas ��,48). Simplemene enemos que dejar de pensar en la riqueza como nuesro derecho y empezar a verla como Dios la ve, como una remenda responsabilidad. A ravés de años de paricipación prácica en los esuerzos globales de ayuda, World Vision ha descubiero que si los ancianos y los jóvenes en una comunidad no esán prosperando, enonces es sólo una cuesión de iempo anes de que oda la comunidad esé en crisis. De manera 97
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similar, Dios ambién considera a los vulnerables enre nosoros como un barómero del esado de la comunidad. Hay una correlación direca enre la pobreza y el “índice de pecado”. Cuando la pobreza va aumenando, ambién va aumenando el pecado. ¿Por qué es eso? Es debido a la nauraleza del mismo pecado. Isaías declara, “odos nosoros nos descarriamos como ovejas, nos aparamos cada cual por su camino”; (Isaías �3,6). Nunca he enconrado una mejor de�nición del pecado. El pecado es undamenalmene el querer hacer mi volunad. En oras palabras, quiero lo que yo quiero más de lo que Dios quiere. Ese egoísmo obsinado se encuenra en el ondo de cada elección pecaminosa. No es de exrañar que Dios mira hacia los pobres para deerminar que an pecaminosa es una nación. Cuano más descuida sus obligaciones para con los pobres, cuano más se ha aparado del corazón de Dios. Por más egoísa la nación, más pecaminosa. Nada habla an uere sobre la condición del corazón humano más que el abandono de los pobres. Lamenablemene, enemos una narraiva políica en ese país con respeco a la pobreza que no esá sincronizada con la Palabra de Dios. Es políicamene conveniene poner la culpar por la pobreza en los po bres, pero en los �.600 años de hisoria que abarca la Biblia, Dios pone la mayor pare de la culpa en el egoísmo de los demás. La injusicia sisémica es la causa de la mayoría de la pobreza en ese mundo. En la Biblia, cuando los pobres lloran, Dios los oye. Una y ora vez los pobres claman y Dios escucha y responde cada vez. Sin ala, el juicio recae sobre el opresor. Por supueso, ese juicio no endría senido en absoluo si la pobreza podría ser aribuida principalmene al comporamieno de los pobres. ¿Por qué juzgaría Dios a los demás por algo in�igido a los pobres por sí mismos? Sin embargo, el juicio no recae so bre los pobres; recae sobre aquellos que oprimen. ano el Aniguo esameno y el Nuevo esameno consanemene asocian el juicio de Dios con nuesro raamieno de los pobres. Cuando el rey Salomón dice que la jusicia exala a una nación, no es por accidene que previo a eso, dice, “El que oprime al pobre arena a 98
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su Hacedor, pero el que se apiada del necesiado le honra”. (Proverbios �4,3�). Cuando Jesús declaró el jubileo, esaba anunciando un nuevo cam bio radical en la manera que su pueblo debería vivir en el mundo. Dios ha pueso el hacha a las raíces del modo cómo se perpeúa la pobreza. Va ras el problema del pecado que iene un conrol absoluo en nuesros corazones. Su deseo es liberarnos del pensamieno y modo de vi vir egocénrico a �n de que podremos vivir consanemene de acuerdo con en el espíriu del jubileo. Los errores no se acumularán y perpeuarán como anes. Las personas que han sido liberadas del egoísmo (pecado) se relacionarán en ormas compleamene nuevas a sus prójimos. ¿Mosramos evidencia de ese cambio? Si el jubileo se raa de liberar a los cauivos, de perdonar deudas, de esablecer a la jusicia y de dar una oporunidad para empezar de nuevo con los recursos que necesien a las personas que esán arapadas, enonces ¿esoy realmene viviendo de acuerdo con el jubileo? Repio una vez más, el jubileo es un recordaorio de que la pobreza va más allá de la ala de bienes. Hay mucha injusicia en el mundo - y muchas veces, incluso enre la gene de Dios - injusicia que maniene a las personas arapadas en la pobreza sin esperanza de remedio. En el espíriu del jubileo, la iglesia universal es llamada a enrar en la más oscura de las circunsancias llevando la esperanza de un nuevo comienzo. Nuesro mensaje es uno de liberad para los cauivos, resauración de nuesras pérdidas y perdón por la carga de la deuda. Realmene, eso es lo que signi�ca ser un hijo de Dios. odas nuesras circunsancias nos han pasado en un senido espiriual, pero por a vor no disminuyan la imporancia del jubileo por la espiriualización de su aplicación. Dios no esá de acuerdo con un mundo que criminaliza la pobreza, valora el dinero más que la gene, y permie que la avaricia desruya nuesra economía y las vidas de las personas vulnerables. Ese mundo no es como debería ser. El pecado ha llegado más allá del individuo y ha inecado a odo lo que las personas han ocado. odo el mundo esá clamando por la redención. 99
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El jubileo es la visión de una condición uura preerida. Es la posición de Dios en un mundo que es hosil a su sisema de valores. Si el mundo lo pracique o no, nosoros lo haremos, y siempre seremos la voz proéica de Dios a odos los poderes que exisen en el mundo que el jubileo es el corazón de Dios. El amor de Criso nos ha liberado para creer y pracicar el jubileo.
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� ����� �� H����� a menudo se celebra en muchas iglesias como una brújula para guiarlas. En muchas iglesias se habla de volver a sus raíces, a la iglesia original como debiera ser en Hechos. Es diícil no querer al libro de los Hechos. Es verdaderamene impresionane su hisoria describiendo el crecimieno explosivo de la iglesia del primer siglo, pero la llave para abrir la grandeza de la segunda obra de Lucas se encuenra en su primera obra, el Evangelio de Lucas. Es mi creencia que el Evangelio de Lucas represena la eología del movimieno crisiano original, y el libro de Hechos represena la prácica. Lucas siena las bases para la comprensión del Reino de Dios como una expresión del jubileo. Enonces el libro de Hechos dramaiza la apariencia del jubileo como luce vivido en la vida de la iglesia. Ninguna iglesia podrá ser una iglesia como las de el libro de Hechos apare de enender el imperaivo eológico del Evangelio de Lucas. La aperura en el Evangelio de Lucas es la voz de una mujer sola. Es una oración, escria en orma de una canción canada por una joven de �� años de edad. Algunos la consideran la canción más in�uyene jamás escria. radicionalmene, ha sido llamado “La magní�ca” (por la primera palabra de la versión laina), que signi�ca, “mi alma engrandece al Señor”. Fue escria por María, la madre de Jesús. Se parece mucho a los Salmos. ambién hay ueres similiudes con la canción de Ana en � Samuel �. María siena las bases para el Evangelio de Lucas en el capíulo �, comenzando con el versículo 4�...
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Y bienavenurada la que creyó que endrá cumplimieno lo que le ue dicho de pare del Señor. Enonces María dijo: “Mi alma engrandece al Señor, Y mi espíriu se regocija en Dios mi Salvador. Porque �03
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ha mirado la humilde condición de esa su sierva; Pues desde ahora en adelane odas las generaciones me endrán por bienavenurada. Porque grandes cosas me ha hecho el Poderoso; Y sano es Su nombre. Y �� ���������� �� ���������� �� S� ������������ ���� ��� ��� L� �����. Ha hecho proezas con Su brazo; Ha es parcido a los soberbios en el pensamieno de sus corazones. Ha quiado a los poderosos de sus ronos; Y ha exalado a los humildes; a los hambrienos ha colmado de bienes Y ha despedido a los ricos con las manos vacías. Ha ayudado a Israel, Su siervo, Para recuerdo de Su misericordia al como dijo a nuesros padres, A Abraham y a su descendencia (simiene) para siempre.” (Lucas �,4�-��) El discurso de María es cosa radical. María prevé un nuevo reino dierene de lo que ha exisido anes. Las gran injusicias de la sociedad serán corregidas. Los gobernanes arroganes serán derrocados, y los humildes serán exalados en su lugar. María ve los esómagos hambrienos siendo llenados y aquellos que se aprovechan de los vulnerables, es decir los ricos, experimenando una reversión de la oruna. Esa visión que María ve es consisene con la esperanza mesiánica judía que “El Ungido” arreglaría las cosas en un mundo lleno de injusicia. María cana una canción de esperanza que su hijo seguirá canando. Su expecaiva es la expecaiva de Dios. Alguna vez se han pregunado, ¿Por qué hay una acusación amplia de los ricos en la canción de María? ¿No habrá gene rica buena? Hay ejemplos de personas ricas piadosas en la Biblia, ¿no? Sí, por supueso que sí, pero los ricos reciben abundane precaución de Dios de no poner su con�anza en la riqueza y en cambio ener riquezas donde cuena; es decir, ener esoro en el cielo. Y conseguiremos esoro en el cielo a ravés de la generosidad y la volunad de comparir.
A los ricos en ese mundo, enséñales que no sean alaneros ni pongan su esperanza en la inceridumbre de las riquezas, sino en Dios, el cual nos da abundanemene odas las cosas para que las disfuemos. Enséñales que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, generosos �04
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y pronos a comparir, acumulando para sí el esoro de un buen undameno para el uuro, para que puedan echar mano de lo que en verdad es vida. (� imoeo 6,�7-�9) Volviendo a la preguna original: ¿Por qué hay una acusación an amplia conra los ricos? Porque como regla general, lo que vemos en la Bi blia es los ricos haciéndose más ricos a expensas de oros, más a menudo en orma de reunir recursos excesivos así que haya menos para circundar, o negarse a comparir la abundancia que Dios ha proveído. En oras pala bras, la codicia y el egoísmo se encuenran en el ondo de esa acusación. El carácer radical de lo que dijo María no se ha perdido a los esudiosos de la Biblia. Bruce Larson relaa que, “William emple, el arzobispo de Canerbury, advirió a sus misioneros a la India que nunca leyeran el Magní�ca en público. Los creyenes ya eran sospechosos en ese país, y ueron adveridos conra la lecura de versículos an in�amaorios. Jesús, lo úlimo en revolucionarios, oalmene inviere odos los valores humanos”. � El Dr. E. Sanley Jones ha dicho acerca de la canción de María, “Aquí, enonces, se encuenra un nuevo reino que iba a precipiar una revolución general en la dispersión de los orgullosos, una revolución políica en el arrebae de los príncipes de sus ronos, una revolución social en exalar los de posición humilde y una revolución económica en el llenar de los hambrienos con cosas buenas y mandar a los ricos que se vayan sin nada”. � El eólogo inglés William Barclay ha escrio, “Hay belleza en el Magní�ca, pero en esa belleza hay dinamia. El crisianismo engendra una revolución en cada hombre y una revolución en el mundo”. 3 El reormador proesane Marin Luher ha escrio lo siguiene so bre el Magní�ca. “Consuela a quienes ienen que surir el mal... (y) quienes ienen que surir heridas y el mal. A la medida que él consuela a los úlimos, así aerroriza a los aneriores”. 3 En oras palabras, Dios consuela a los humildes y aerroriza a los ricos. �0�
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No se puede eviar el hecho de que ese mensaje es radical, incluso rancamene revolucionario. Lucas lo pone al principio porque esablece el ono para su libro. Eso ajusa a nuesro puno de visa para poder ver a la misión de Criso a ravés de los ojos de Dios. Cambia radicalmene las prioridades de nuesro sisema de valores para re�ejar la perspeciva de Dios. Lo que dice María en el Magní�ca es esencial para odo lo que Lucas esá a puno de discuir. Los emas de María son los emas de Lucas. El ono que ella oma es el mismo que su hijo coninuará. Los pobres impregnan el Evangelio de Lucas. De hecho, el Evangelio de Lucas ha sido llamado, “El Evangelio de los pobres”. Eso se ve en cosas simples como el nacimieno de Criso. Los que llegaron al pesebre y alabaron al Señor ueron los pasores pobres y humildes. Sólo Lucas nos cuena de las circunsancias humildes del nacimieno de Jesús, la compañía que lo rodeaba y la nauraleza cruda del esablo. Al ir más allá en la narración de Lucas, nos presena a Juan el Bauisa y su mensaje de arrepenimieno. Lucas nos dice especí�camene como debe aparecer el arrepenimieno según Juan, “El que iene dos únicas, compara con el que no iene; y el que iene qué comer, haga lo mismo”. (Lucas 3,��). En oras palabras, un corazón arrepenido, es decir un corazón que ha cambiado radicalmene, es un corazón que compare con los demás. Poco después, en Lucas 4, enconramos el primer sermón de Jesús en Nazare. Y ese sermón es el mismo que ya les he mencionado: Es el anuncio del jubileo. El jubileo es el complemeno pereco a la canción de María. Se podría decir que el jubileo es la “segunda esroa” de la canción de María. Jesús esaba canando la misma canción que su madre. En Lucas 7, Juan el Bauisa ha sido deenido y parece que va a ser ejecuado. En sus úlimos momenos, comienza a luchar con la duda, así que envía a sus mensajeros para pregunarle a Jesús si realmene es el Mesías. ¿Recuerdan lo que Jesús dijo en respuesa? “Vayan y cuenen a Juan lo que han viso y oído: los ������ ������� �� �����, ��� �� ��� �����, ��� �������� ������ ������� � ��� ������ ����, ��� ������� ��� ����������� y a los ������ �� ��� ������� �� ���������”. (Lucas 7,��). La respuesa de Jesús a Juan se raa del jubileo. Él �06
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esá diciendo, “Yo mismo soy el jubileo. Yo soy la buena noicia para los pobres. Eso es lo que el Mesías es. Eso es lo que el Mesías hace”. Lucas esá escribiendo el Evangelio para los pobres. El Dr. Waler Pilgrim ha escrio un libro sobre Lucas llamado, Good News or he Poor . En su libro, el Dr. Pilgrim dice que los crisianos modernos espiriualizan los versículos en Lucas con �n de diluirlos y minimizarlos. Escribe, “Convieren a los hambrienos en los que ienen hambre espiriual de la Palabra de Dios, o los pobres en los pobres de espíriu, convieren a los enermos y encarcelados en aquellos que suren del pecado...(pero) enemos que manener la mene abiera para el signi�cado compleo de la salvación en las Escriuras que nunca dividen lo maerial de lo espiriual, el alma del cuerpo”. � La a�rmación del Dr. Pilgrim es an ciero. Así que, ¿por qué dividimos lo maerial de lo espiriual? Lo hacemos porque nos incomodan las palabras de Lucas. Revelan la manera en que realmene vivimos. Acepar la enseñanza de Jesús a su valor nominal nos hace mirarnos en el espejo y ver a nuesro propio egoísmo. Casi odas las parábolas reconadas por Lucas reuerzan de alguna manera el mensaje del jubileo; • el acreedor y los dos deudores (Lucas 7,40-�0) • el buen samariano (Lucas �0,30-37) • el amigo en necesidad (Lucas ��,�-�3) • el rico ono (Lucas ��,��-��) • los mayordomos �eles y los mayordomos malvados (Lucas ��,3�-48) • conar el coso (Lucas �4,��-33) • la oveja perdida (Lucas ��,�-7) • la moneda perdida (Lucas ��,8-�0) • el hijo perdido (Lucas ��,��-3�) �07
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• el adminisrador injuso (Lucas �6,�-�3) • Lázaro y el hombre rico (Lucas �6,�9-3�) • el vengador de la viuda oprimida (Lucas �8,�-8) • los diez esclavos con diez monedas (Lucas �9,��-�7) Además, uno de cada siee pasajes del Evangelio de Lucas se raa del dinero. Pero Lucas no solo esá discuiendo el dinero. Esá ayudando al pueblo de Dios a ver cómo es dierene la economía del Reino de Dios de la economía del imperio. Lo que esoy diciendo, y cieramene lo que dice Lucas, es que cuidar a los pobres no es algo de segunda imporancia para Dios. No es una pare exra del “paquee” que recibimos en la vida crisiana que se puede omar o dejar. Lucas esá diciendo, “Si quieren enender lo que le represenaba Jesús y la razón por la cual vino, se encuenra en su declaración del jubileo”. En el puno erminal del Evangelio de Lucas, allí comienza el libro de Hechos. No cabe duda que los seguidores del primer siglo hayan enendido el mensaje. No sólo lo enendieron, sino que lo ejecuaron en sus vidas. En el libro de Hechos, la iglesia original se escapó de la prisión del egoísmo y empezó a verdaderamene vivir con los inereses de los oros en el corazón.
La congregación de los que creyeron era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo lo que poseía, sino que odas las cosas eran de propiedad común. Con gran poder los apósoles daban esimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundane gracia había sobre odos ellos. No había, pues, ningún necesiado enre ellos, porque odos los que poseían ierras o casas las vendían, raían el precio de lo vendido, y lo deposiaban a los pies de los apósoles, y se disribuía a cada uno según su necesidad. (Hechos 4,3�-3�)
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Sus acciones eran indicaivos de las prácicas de la iglesia del primer siglo. Fue la economía de Dios, y “se disribuía a cada uno según su necesidad”. (Hechos �,4�; 4,3�). La iglesia esaba siendo ransormada. La mayor evidencia de esa ransormación ue el espíriu de generosidad que superó a los creyenes. Los corazones de la gene iban siendo liberados de la prisión del egoísmo. La Biblia aribuye esa ransormación a una cosa; “...abundane gracia había sobre odos ellos”. (Hechos 4,33b). La gracia y sólo la gracia, nos libera para amar de esa manera. En nuesra más prounda pobreza de espíriu, Dios derramó la riqueza del esoro del cielo. Se enregó a nosoros. Él nos amó en nuesra necesidad, nuesro desorden y desesperación y porque hemos experimenado amor ransormane, descubrimos nuevas capacidades para amar a los demás de la misma manera. Apare de la gracia de Dios, ninguno de nosoros podría amar de esa manera, y somos absoluamene impoenes para liberarnos de la prisión de una vida auo cenrada. Aronémoslo, prácicamene odo en nuesro mundo unciona con el principio del egoísmo. Es el valor predeerminado de la humanidad. Así que cuando Dios libera al alma y nos libera para acuar conra nuesra nauraleza humana deeciva, el mundo oma noa. No sólo oma noa, pero ambién, al igual que en el libro de Hechos, el mundo quiere lo que ve. Dios prodigó gracia en esa comunidad y les rompió los corazones para los necesiados. Ese cambio no ue orzado a la gene, ni se requirió de las personas. Lo que la gene hizo, lo hizo por amor. Es lo que pasa cuando el amor de Criso agarra a la gene. Un poco más adelane, enconramos un rerao más ínimo de cómo se expresó el amor de Criso en la vida de un individuo.
Y José, un levia naural de Chipre, a quien ambién los apósoles llamaban Bernabé (que raducido signi�ca hijo de consolación), poseía un campo y lo vendió, y rajo el dinero y lo deposió a los pies de los apósoles. (Hechos 4,36-37) Bernabé era de Chipre. Ser judío y vivir en la isla de Chipre signi�caba que había esado viviendo en exilio de Palesina. Los palesinos �09
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les llamaban a esos judíos exiliados “helenisas”. Habiendo olvidado su idioma original, el hebreo, esos judíos hablaban solamene la lengua griega. Bernabé ue un helenisa. En esos días, los judíos naivos raaban a los helenisas más como si no ueran judíos. Eran considerados menos devoos y a menudo considerados de segunda clase. Vemos evidencia de ese malrao en la iglesia original cuando las viudas helenisas ueron desaendidas en la disribución diaria de alimenos mienras que las viudas hebreas no. (Hechos 6,�-4). Parece haber sido un desaire obvio basado en esas percepciones culurales. Bernabé podrá haber enrenado raamieno similar en su vida. Podrá ser que ue menospreciado por su propia gene, pero cuando los judíos palesinos se enconraron necesiados, vendió su propiedad para proveer para ellos. Sus heridas no lo conrolaban. El amor de Criso lo obligaba. ambién es imporane desacar que una vez que había vendido la propiedad, omó el dinero y lo puso a los pies de los apósoles. Su impulso era de dar sin condiciones, permiiendo que oros uvieran el derecho de decidir el mejor uso para el dinero. Su regalo no ue hecho por conrol, o ego, o in�uencia o para omar el crédio. Fue ora evidencia de un corazón cambiado. Fue un aco oalmene desineresado. Por supueso, ese increíble aco de generosidad es seguido por un igualmene sorprendene aco de egoísmo. La hisoria de Ananías y Sa�ra es vergonzosa. A la luz de odo lo que esaba pasando, esa hisoria es como una mosca en la sopa. El comporamieno de ellos esuvo oalmene uera de sincronía con la obra que Dios esaba haciendo. Lo ven, Dios había esado dando abundane gracia a su iglesia. La gene esponáneamene y generosamene comparía el uno con el oro. El jubileo esaba ocurriendo y por el amor. La visión de Dios se esa ba conviriendo en una realidad. Su pueblo �nalmene esaba acuando como su pueblo, ano es así que la Biblia declara un hecho sorprendene - no habían necesiados enre ellos. En ciero modo, la hisoria de Ananías y Sa�ra es un recueno de la hisoria de Edén. Como el jardín de Edén, la hisoria raa de un hombre ��0
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y una mujer, pero esa vez el hombre es el primero en pecar y es seguido por la mujer. El pecado de ellos ue el primer pecado regisrado en la nueva iglesia, así como el pecado de Adán y Eva ue el primero en el paraíso. De la misma manera que Dios le había adverido a Adán y Eva “...porque el día que de él comas, cieramene morirás”, (Génesis �,�7) la muere ambién acompañó al pecado de la menira de Ananías y Sa�ra. El nombre de Ananías signi�caba, “Jehová es clemene”. El nombre de Sa�ra signi�caba, “hermosa”. Dios había bendecido a Ananías con una hermosa esposa y con abundancia maerial, pero además, la gracia más grande de odos era ser amado por Dios y ser incluido en la increíble comunidad de la iglesia. Aunque esa pareja enía odo lo que podría desear, no le ue su�ciene. Ellos querían más. Quizás quisieron la aención que Bernabé obuvo por su regalo. No lo sabemos. De las apariencias, parecía que esaban siguiendo en los pasos de Bernabé, pero desconocido por la mayoría de los especadores, habían secreamene manenido algunas de las ganancias de la vena de la propiedad mienras reclamaban haberlo dado odo. Sus acciones ueron muy rises cuando se piensa qué an engañados esaban. enían odo lo que necesiaban, pero esaban convencidos de que necesiaban más. Used y yo no somos an dierenes. Esamos bendecidos por Dios, recibiendo lo que necesiamos, pero nos convencemos (como Adán y Eva, o como Ananías y Sa�ra) que hay algo más que nos ala. Nuesro egoísmo es nuesra perdición. El egoísmo saboea la obra que Dios esá haciendo en la comunidad. La lección es que no hay ambiene en la ierra an pereco, an bendecido por Dios que el pecado no pueda alzar la cabeza ea. No hay ningún regalo que no pueda ser manchado por el egoísmo, y cada uno de nosoros podría, de nuesra propia volunad, desruir el paraíso sólo para conseguir lo que queremos. Una hisoria similar se repie en Josué 7,�-�6. ¿Recuerdan cuando el pueblo de Dios enró en Canaán, la ierra promeida? Esa nueva ierra era an increíble que incluso hoy en día odavía usamos el érmino “Canaán” como sinónimo con “el cielo”. ���
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La hisoria en Josué es ora hisoria como la del Edén. El pueblo de Dios esaba enrando en un nuevo Edén llamado Canaán. Dios le había dado su ley y le había dejado en claro sus expecaivas. Durane cuarena años, le había enseñado a depender de él compleamene a ravés de la prueba diaria del Maná . Fue un nuevo comienzo, el paraíso recobrado, la culminación de su liberación, y en ese nuevo paraíso, sólo había una prohibición principal: odo el erreno de Canaán les perenecería excepo el pueblo de Jericó. El boín de Jericó le perenecería a Dios. Jericó sería la primera ciudad que conquisarían y como resulado, caía en la caegoría de los primeros ruos, y los primeros ruos siempre le perenecerían a Dios. Acán ue el problema. Acán comeió el primer pecado regisrado enre el pueblo de Dios en Canaán. Fue el pecado del egoísmo. Se convenció que enía que ener lo que se le había negado. Robó oro de Jericó y lo escondió en su ienda. Y al igual que Adán y Eva, al igual que Ananías y Sa�ra, el día que comeió el pecado, ese ue el día que murió. Hay una razón por la cual una versión de esa hisoria se regisra en esos res punos undamenales de la hisoria redenora. Dios nos esá recordando del enemigo que reside en el corazón humano. Su nombre es egoísmo. Invariablemene, cuando gana el egoísmo, algo siempre muere. Lo que ienen esas res hisorias en común es que en odas el egoísmo invia al juicio de Dios. El egoísmo es lo opueso a lo que Dios esá haciendo en el mundo. La obra de Dios se mani�esa más poderosamene en el desinerés. Una y ora vez en las Escriuras vemos que la evidencia de un corazón cambiado es la generosidad; es ener un corazón como el de Bernabé, un corazón que busca la necesidad y la llena. Lo ven, lo que Dios esá haciendo en el mundo no se expresa mejor por nuesras grandes iglesias, nuesros servicios impresionanes de �n de semana, nuesros presupuesos considerables o por los comunicadores excelenes. Realmene regresa a lo que dijo Jesús. Jesús esá buscando expresiones más simples de la obra de Dios que esas. Esá buscando una persona que compara una aza de agua ría, ropa para los que les ale, pan para los hambrienos y compañía para los soliarios. Jesús oma ���
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noa de esos simples acos de caridad porque sus hijos hacen esas cosas cuando oros no. Independienemene de lo que piensen de Sephen Colber de Comedy Cenral, pocas cosas se regisran ano como su declaración prounda, “Si esa va a ser una nación crisiana que no ayuda a los pobres, o enemos que preender que Jesús era an egoísa como nosoros, o enemos que reconocer que nos mandó amar a los pobres y servir a los necesiados sin condición y enonces admiir que simplemene no lo queremos hacer”. 6
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����� ����� �� �������������� público de que esuvieron equivocados, e incluso cuando andan consanemene en la nueva dirección que se dirigen, siempre habrán aquellos que no lo enenderán. Eso se podrá llamar, “pérdida de la visión” o “erosión de propósio”, pero cualquier érmino que uilicen para eso, sabrán con cereza que la visión y la dirección que eligen endrá que ser reorzada consanemene. A veces, les sorprenderá cuáles objeciones se hacen y quién las hace. Debido a esas objeciones es de vial imporancia que no sólo engan una dirección clara de Dios, sino que ambién engan con�rmación sólida de la Palabra de Dios de las cosas que hacen. Desde mi encuenro con Oli ver en el barrio de Soweo, Dios me ha ido abriendo los ojos e iluminando mi enendimieno de un esoro de sabiduría en su Palabra que raa de la misión a los pobres. Sinceramene, una pare de la razón por la cual escribí ese libro es para ayudar a equipar a los pasores con una convincene narraiva bí blica que va más allá de unos pocos exos amiliares para deender las misiones. De hecho, algunas de las hisorias que ya sabrán han sido susraídos para oros �nes y malraados, pero ras un examen más cuidadoso, se ve que son realmene principios convincenes de las misiones, así como el pasaje que examinaremos en ese capíulo. Una objeción que he oído en mi iglesia (y en oras ambién) generalmene se a�rma algo como eso, “enemos gene pobre aquí mismo en los Esados Unidos que enemos que cuidar primero. odos saben que la caridad comienza en casa”.
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Seamos honesos, la mayoría de las personas que hacen ese reclamo no esán genuinamene preocupadas por las necesidades de los pobres en el país o en el exranjero. Más a menudo que no, simplemene buscan una orma de anular donaciones cariaivas que se exienden más allá de nuesras roneras, como si por hacer esa objeción se excusan de su obligación de aender las necesidades de los pobres en cualquier lugar. Cuando alguien da voz a esa objeción, yo le digo, “¡Genial! Cuéneme de lo que esá haciendo para aliviar la pobreza en su propio lugar”. A menudo, la respuesa que escucho es un silencio ensordecedor, o sino, una gran canidad de iubeos mienras raan de recordar una lamena ble hisoria acerca de cómo una vez le dieron �0 dólares a un hombre sin hogar. Lo sieno, pero no engo respeo por aquellos que raan de excusar su apaía en esa orma. Los que son acivos y compromeidos con la lucha conra la pobreza aquí y en el exranjero no dirán ales cosas. Además, ¿Dónde dice en la Biblia que nuesras roneras nacionales deben de�nir los límies de nuesra compasión? ¿Dónde dice la Biblia que aender las necesidades del cuerpo de Criso ermina con su proprio barrio? Yo sería el primero en admiir que nadie puede decir que realmene se preocupa por los pobres y no hacerle caso a los pobres auera de su propia puera, pero como he dicho, aquellos que hacen esa objeción generalmene esán haciendo poco o nada para ayudar a los pobres en cualquier lugar. En �969, Francis Schaeffer escribió un libro llamado, Deah in he Ciy (La muere en la ciudad). En ese libro, invia al lecor a imaginar un mundo en el que cada niño nace con una grabadora alrededor de su cuello. Esa máquina regisrará solamene los juicios morales que hace la persona en su vida. Por ejemplo, cada vez que esa persona diga, “Lo que hicise esá mal, o hicise mal en hacer eso”, la máquina regisra ese juicio y luego se apaga. Piensen por un momeno acerca de cuanas veces usedes mismos han hecho esos juicios, probablemene lieralmene miles y miles de veces en sus vidas. Enonces Schaeffer dice que se imaginaran que un día mueren y van ane Dios, y Dios simplemene presiona el boón de reproducción y ��8
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luego escucha pacienemene a los juicios inerminables. Ahora imaginen que los juicios realizados en esa vida se convieren en el esándar por el cual serán juzgados en la próxima vida. Imaginen que Dios les dice, “Si lo sabías lo su�cienemene bien como para decirlo y aplicarlo a los demás, ahora e aplicaré esas mismas verdades a i”. La explicación de Schaeffer suena exrañamene como Romanos �,�-3:
¿Por lo cual no ienes excusa, oh hombre, quienquiera que seas ú que juzgas, pues al juzgar a oro, a i mismo e condenas, porque ú que juzgas pracicas las mismas cosas. Sabemos que el juicio de Dios jusamene cae sobre los que pracican ales cosas. ¿Y piensas eso, oh hombre, ú que condenas a los que pracican ales cosas y haces lo mismo, que escaparás del juicio de Dios? Cuando la gene se opone a ayudar a los pobres más allá de sus propios siios, lo que realmene esán haciendo es revelar el hecho de que ellos saben la verdad. Saben que deberían esar ayudando a los pobres, y porque saben esa verdad lo su�cienemene bien como para juzgar a los demás, Dios aceradamene aplicará esa misma norma de la verdad a sus vidas. La próxima vez que escuchen a alguien decir, “enemos gene po bre aquí mismo que necesian ayuda”, no piensen que su declaración es una acusación a quienes ayudan a los pobres en el exranjero, sino que es una acusación conra la persona que conoce la verdad lo su�cienemene bien como para aplicarla a los demás. Al �nal, la cuesión de Dios será mucho como la mía. “enías razón. Sabías que enías que esar cuidando los pobres, enonces, ¿cómo los cuidase”? No omo deleio en relaar ese hecho y cieramene no me considero mejor que los demás. Vivo con el conocimieno que por muchos años allé a Dios miserablemene en ese ámbio. Relao esas cosas porque Dios las ha dicho, y los pobres imporan, independienemene de dónde vivan. Además, no hago lo que hago, ni me preocupo como me preocupo, ni doy como doy porque vivo en miedo del juicio. El miedo no iene nada ��9
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que ver con lo que hago. Hago lo que hago porque Dios ha prendido un uego en mi alma para cuidar de la gene de Árica y para cuidar de los po bres en mi comunidad. El amor me obliga a cuidar y dar de mis recursos. Esa ambién es una cuesión que debemos pregunar del Nuevo esameno. ¿Dirá la Palabra de Dios que, “La caridad comienza en casa” o que debemos esar sólo cuidando de aquellos que conocemos y aquellos en nuesro enorno? Para responder a esas pregunas, me gusaría enocar en lo que ha sido llamado, “la obsesión” de Pablo. ¿Saben a lo que me re�ero? Es algo que Pablo menciona en cada una de sus caras principales a la iglesia. Es algo que ayudó a unir a los judíos y geniles en una sola iglesia, y es lo que lo llevó al encarcelamieno, y �nalmene al maririo. Podrán senir enación de decir, “Es sólo la predicación del Evangelio de Pablo”, pero no sólo es Pablo predicando el Evangelio. Lo que se menciona en cada cara mayor, lo que ayudó a uni�car la iglesia y lo que condujo a la deención y muere de Pablo ue una orenda. Su “obsesión” ue omar una orenda para el apoyo de los crisianos pobres en Jerusalén. La orenda no ue de poca imporancia para Pablo. No sólo ocupa un lugar imporane en odas sus caras principales, sino que ambién ue visa por Pablo como pare inegral de la misma misión de la iglesia. Ahora, piensen en lo que Pablo esaba haciendo. Él esaba recaudando dinero en las iglesias geniles en países exranjeros para la gene pobre de ora raza en ora pare del mundo. Me encanaría saber lo que le diría Pablo a alguien que dijera, “Oye, Pablo, la caridad empieza en casa. enemos gene pobre aquí mismo que debemos cuidar primero”. Bueno, no engo que pregunarme qué diría Pablo, porque responde a esa preguna explíciamene en las Escriuras.
Eso no es para holgura de oros y para a�icción de usedes, sino para que haya igualdad. En el momeno acual la abundancia de usedes suple la necesidad de ellos, para que ambién la abundancia de ellos supla la necesidad de usedes, de modo que haya igualdad. Como esá escrio: “E� Q�� recogió M����, N� ��� D��������; Y E� Q�� recogió P���, N� ��� E������”. (� Corinios 8,�3-��) ��0
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¿Cuál es el puno de Pablo? Que el cuerpo de Criso busca una disri bución equiaiva de los recursos incluso a ravés de las roneras inernacionales. Me encana lo que hace Pablo para probar su puno. Cia las Escriuras. Esa úlima cia, “ E� Q�� recogió M����, N� ��� D��������; Y E� Q�� recogió P���, N� ��� E������” es del Aniguo esameno. (Éxodo �6,�7-�8). Se raa del período de peregrinación por el desiero de Israel. Se raa del iempo cuando Dios proveyó a su pueblo con Maná. Como recordarán, cada día la gene uvo que recoger el Maná que necesiaba para ese día. Pablo desacó que “ El Que recogió Mucho, No uvo Demasiado “. Dirán, “Espere un minuo. No pensé que uera posible recoger demasiado Maná . Creí que si inenaban guardarlo, quedaría podrido en la mañana”. ienen oda la razón. Era imposible reservar al Maná. El único iempo que el Maná se podía guardar sin que se pudriera era la noche anes del día de reposo. La gene podría recoger más de lo necesario el viernes para no ener que recogerlo en el día de reposo. Así que, ¿cuál es el signi�cado de Pablo “El que recogió mucho, no uvo demasiado”? Lo que esá diciendo es que debido a los aspecos ísicos como la edad y la capacidad, algunos eran capaces de recoger más que su pare jusa. Por el conrario, oros, debido a su edad, o capacidad o salud no eran capaces de recoger lo su�ciene, pero no enían “muy poco”. Es obvio lo que dice Pablo, que la razón por la cual odos enían su�ciene es que lo comparían unos con oros. Philip Hughes, en Te New Inernaional Commenary o he New esamen (El nuevo comenario inernacional del Nuevo esameno), observa que, “Algunos, al como aquellos que eran jóvenes y vigorosos, recogían más de la canidad prescria; oros, al vez por edad o debilidad, recogían menos. Pero odo lo que había sido recogido se junaba y se reparía equiaivamene a cada miembro”. � Asegúrense de que enienden el puno principal: los israelias que eran capaces de recoger la mayor canidad de Maná ayudaban a proveer para los más vulnerables que no eran capaces de recoger ano. En oras palabras, si usedes ueran bendecidos con la capacidad de recoger demasiado, era su responsabilidad de ayudar a aquellos que no podría hacer lo mismo. ���
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Además, recuerden, esa disribución de Maná pasó en un solo lugar, en una emporada y enre un pueblo. Pablo ahora cia las Escriuras del Aniguo esameno como un ejemplo de lo que la iglesia debe de esar haciendo en lo que respeca a esa crisis del presene, pero no lo aplica en solo un lugar y enre un solo pueblo, como la noción errónea de la caridad comenzando en casa. ¡No! Pablo escribió ese versículo para decir, “La iglesia que esá compuesa por judío, samariano y genil y que esá exendida geográ�camene desde Palesina a Grecia debe hacer lo que ellos hicieron”. Al igual que los que recogían de exceso en el desiero, si un segmeno del cuerpo de Criso en esa pare del mundo es bendecido con la capacidad de recoger más de lo su�ciene, es por el bien de sus hermanos y hermanas en oras pares del mundo que no pueden hacer lo mismo. La iglesia del primer siglo no puso límies geográ�cos o nacionales para la caridad. Las roneras, la enicidad y la localidad no de�nen el cuerpo de Criso, ni ponen límies en la medida de nuesra compasión. Consideren eso: Si aquellos que recogían mucho no enían demasiado, enonces ha de haber al cosa como ener “demasiado” en la economía de Dios. ¿Dónde raza la línea enre su�ciene y demasiado Dios? Honesamene no lo sé. Pero sí sé eso: El ener demasiado y no preocuparse por aquellos que han recogido poco es una acusación en sí mismo. Ser bendecidos con la capacidad de recoger demasiado y luego no hacerles caso a aquellos que no pueden hacerlo rompe el corazón de Dios. Fueron bendecidos para ser una bendición. Lo que ienen lo reci bieron para proveer de lo que ienen. omar la menalidad de, “Yo engo lo mío, ahora ienes que conseguir lo uyo” es oalmene ajeno a la vida que somos llamados para vivir. rabajando duro para ganar su dinero, siendo bendecido por una ganancia imprevisa, ener buen discernimieno y hacer inversiones sabias esas odas son gran cosas, pero ninguna de ellas es una excusa para el egoísmo. Escuchen de nuevo a las enseñanzas de Pablo a la luz de odo eso...
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Eso no es para holgura de oros y para a�icción de usedes, sino para que haya igualdad. En el momeno acual la abundancia de usedes suple la necesidad de ellos, para que ambién la abundancia de ellos supla la necesidad de usedes, de modo que haya igualdad. Como esá escrio: “E� Q�� recogió M����, N� ��� D��������; Y E� Q�� recogió P���, N� ��� E������.” (� Corinios 8,�3-��) Pablo esá diciendo la orma en que la iglesia debe uncionar. Si la iglesia en una pare del mundo iene un excedene, es para ayudar a las personas en ora pare del mundo que esén en necesidad. Pablo no pudo haber sido más claro que eso. La razón por la cual hay su�ciene para odos en el mundo es porque los que consiguen demasiado comparen con aquellos que consiguen menos. Eso me recuerda de lo que dijo Shane Claiborne en su libro, Te Irresisible Revoluion (La revolución irresisible). “Dios no comeió un error haciendo demasiada gene sin su�cienes bienes. La pobreza no ue creada por Dios sino por nosoros, porque aún no hemos aprendido a amar a nuesros próximos como a nosoros mismos”. � La abundancia debe ser comparida con los que suren escasez. Es un principio muy poderoso. El cuerpo de Criso busca la igualdad. Pero hay más en esa hisoria. Dios iene muchas lecciones de gran alcance en el Maná . Su pue blo había sido liberado de años de pobreza generacional y opresión en Egipo. La gene esaba, por primera vez, enrenando a la vida uera de ese sisema opresivo que le había robado la dignidad y que le había empobrecido la vida y el modo de pensar. Los israelias no enían la menor idea de qué esperar, y había miedo proundo en lo desconocido, así que se quejaron:
Ojalá hubiéramos muero a manos del Señor en la ierra de Egipo cuando nos senábamos juno a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasa saciarnos. Pues nos han raído a ese desiero para maar de hambre a oda esa muliud. (Éxodo �6,3) ��3
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Ellos querían volver a cómo esaban las cosas. Anhelaban a Egipo. La vida bajo el Faraón ue mala, pero hubieron cieros bene�cios en ese sisema. Para que sobreviviera su pueblo, Dios le endría que enseñar una nueva manera de vivir y esar en el mundo. Le ensañaría a vivir según las prioridades de su reino. ¿Y cómo lo haría? Principalmene, Dios le enseñó a su pueblo a ravés de la lección diaria del Maná . Lo ven, el suminisro del Maná ue mucho más que sólo un sisema de alimenación. Fue más que un modo necesario de disribuir los alimenos. Fue la escuela primaria de Dios. A ravés de eso Dios le enseñaría el abecedario de la economía de su reino a su pueblo. El Maná ue un insrumeno de enseñanza. Fue un modelo a imiar. Fue la manera que Dios liberó a su pueblo de las maneras de Egipo. Dios le dio a su pueblo algunas insrucciones muy especí�cas con respeco a la recolección del Maná. (Éxodo �6). Esas insrucciones ueron mucho más allá del simple proceso de recolección de Maná . Dios esaba educando a su pueblo en cómo vivir según su manera. En primer lugar, cada amilia recibió insrucciones de recoger su�ciene Maná para sus necesidades. (Éxodo �6,�6-�8). Años de vivir en Egipo les habían enseñado qué hacer en escasez. La gene sabía de primera mano cómo se senía nunca ener su�ciene. Cuando esán acosumbrados a no ener su�ciene y de repene hay más que lo su�ciene, la mayor enación es guardar odo lo posible. Piénsenlo. Esa gene llevaba 400 años de reuerzo en esa menalidad de escasez. Sus padres y sus anepasados, hasa el límie de la recordación, habían sido oalmene dependienes de sus amos para aender sus necesidades. Los emas consanes después de generaciones de esclaviud eran la ala, el vacío y la privación. Pero en la nueva economía de Dios, odos siempre endrían su�ciene. Imagínense lo diícil que sería para salir de esa menalidad de escasez. Cuando usedes esuvieran an acosumbrados a no ener su�ciene, y de repene hubiera una abundancia de pan, ¿senirían enación de recoger demasiado? ¿Creen que alguna vez inenarían de acumular algunos de los excedenes? ¿Puede ser que alguna vez se preocupen que aunque el ��4
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pan esé allí hoy, no esaría allí mañana? ¿Cómo los engañarían y convencerían sus miedos y sus experiencias pasadas desagradables de que necesiaban más de lo que Dios les había proviso? Apliquen la primera lección del Maná a usedes mismos. ¿Se pregunarían alguna vez si puede exisir al cosa como, “lo demasiado”? Cuando son bendecidos con una sobreabundancia, un bono, una herencia, un aumeno de sueldo o un regalo, ¿convieren alguna porción de esa bendición en una bendición para oros? O ¿lo guardan? ¿Alguna vez uvieron que pasar por un largo período de privación - sea una época de desempleo, o las acuras médicas amononadas o ha berse criado en una amilia que luchaba conra las adicciones que casi arruinaron a la amilia �nancieramene? Esas experiencias nos hacen creer más en nuesros miedos personales que en las promesas de Dios. Nos ienan a guardar lo exceso y preocuparnos de no ener su�ciene. Se nos hace diícil pracicar la caridad y cuidar a aquellos con menos porque nunca pensamos que enemos su�ciene. La segunda lección vial conenida en el Maná ue la prohibición relaiva a guardarlo para oro día. (Éxodo �6,�9-�0). Ese solo principio es la aníesis del sisema económico de Egipo. ¿Recuerdan cómo comienza el libro de Éxodo? Comienza diciéndonos la razón que los israelias ueron reenidos como esclavos...
Así que pusieron sobre ellos capaaces para oprimirlos con duros rabajos; y edi�caron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pión y Ramsés. (Éxodo �,��) Egipo, el súper poder, había conquisado a anas naciones y había saqueado la riqueza de esas naciones ano que comenzó a consruir grandes ciudades de almacenaje para guardar ese saqueo. Pión y Ramsés eran ciudades de aprovisionamieno consruidas para albergar los bienes excedenes robados de la riqueza de las naciones alienígenas. Dios esaba educando a su pueblo en comporamienos al conrario de los de sus capores. Egipo solo se preocupaba con acumular bienes. Los egipcios ueron lo úlimo en sobre adquirir. Israel no sólo había ���
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esado sujea a severas privaciones económicas mienras rabajaba para consruir esas ciudades de almacenaje para el Faraón, sino que ambién había sido expuesa a las maneras de Egipo. Ese enoque a la vida les parecía mucho más aracivo que el de ellos. Parecía mucho más seguro y mucho más eliz con la acumulación de cosas sin �n. La acumulación es una idea enadora a la cual nos sucumbimos ácilmene. Si me he acosumbrado a no ener su�ciene, es ácil caer en la rampa de pensar que ener demasiado es mucho mejor que no ener su�ciene. Pero el Maná no se podía almacenar. Se pudría cuando se guardaba en un almacén. Jesús se re�ere al principio del Maná en el sermón de la monaña cuando dice,
“No acumulen para sí esoros en la ierra, donde la polilla y la herrumbre desruyen, y donde ladrones peneran y roban; sino acumulen esoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre desruyen, y donde ladrones no peneran ni roban. (Maeo 6, �9-�0) La acumulación inerminable nunca conducirá a la seguridad. En el Reino de Dios, el nombre del juego es comparir, no acumular. Asegurar que odos en la comunidad engan su�ciene es lo que Dios bendice. ¿No ven, basado en las lecciones del Maná , que lo que es esencial para la vida debe ser comparida con odos? Nuesra seguridad se encuenra en hacer lo que Dios nos manda. Nuesro uuro no se encuenra en las maneras de Egipo, sino en las maneras de Dios. ¿Será que las maneras de Dios esán en conra del ahorro? No, absoluamene no, pero sí esán en conra del acaparamieno y de�niivamene enrenan a la menalidad que dice: “Y diré a mi alma: alma, ienes muchos bienes deposiados para muchos años; descansa, come, bebe, diviéree”. (Lucas ��,�9). La seguridad real se encuenra en Dios y sus maneras. La ercera y úlima insrucción que Dios dio a su pueblo sobre el recojo de Maná ue en lo que respeca al día de reposo. (Éxodo �6,��-30). ��6
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En el sépimo día, no se permiiría ningún recojo de Maná . Aquí enconramos uno de los principios más imporanes para que enienda el pueblo de Dios. Dios es el proveedor. Él es nuesro susenador. Dios es creador del Maná , auor de la vida y el que da bendiciones. El Maná es el Maná de Dios, el ruo de su labor, y porque es rua de Dios, es nuesro regalo. La razón por la cual el pueblo de Dios puede descansar de su baalla inerminable, la razón por la cual puede dejar de rabajar y aún saber que sus necesidades serán saisechas, es que en �nal el pueblo mismo no asegura sus propias bendiciones. Dios lo hace. Podremos rabajar, pero Dios nos da la capacidad para rabajar. Podremos hacer grandes decisiones �nancieras, pero Dios arregla la bonanza. Para que no olviden, hay un monón de personas en el mundo que rabajan duro y son ineligenes que no ienen lo que usedes ienen. ienen lo que ienen, y son lo que son porque Dios lo hizo así. El momeno que se olvidan de que Dios es el que provee es el momeno que olvidan la lección del Maná . Los recursos de Dios no son nuesros; le perenecen a Dios. Como al, no podemos acumular o monopolizar nada de ellos. En cambio, engo que aprender a descansar en el conocimieno que engo un proveedor en el cielo que sabe lo que necesio, sabe lo que oros necesian y esá proporcionando abundanemene para odos nosoros con al que comparimos. Siempre hay su�ciene en la economía de Dios. Para el mundo, nunca hay su�ciene. “Su�ciene” es una palabra muy imporane para Dios. Es una palabra que esá prácicamene desaparecida de nuesro vocabulario e incluso raramene se encuenra en nuesra eología. A ravés del Maná , Dios le enseñó meódicamene a su pueblo de sus maneras. Sus enseñanzas se encuenran en oposición diameral a prácicamene odos las suposiciones modernas que hacemos sobre el dinero y la seguridad maerial. Hoy en día, si uilizamos palabras como “comparir” o “igualdad” en el conexo del dinero, a lo igual que Pablo, habrán quienes raaran inmediaamene de llamarnos por un nombre. Usarán palabras como, “comunisa”, o “socialisa” o “Marxisa”. ¿De qué se raan esos nombres realmene? ¿De la ignorancia? ¿Del miedo a la verdad de Dios? ��7
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¿O simplemene de la reacción de una persona cuyo verdadero Dios es el dinero? No hay como eviarlo, esa verdad es un asalo ronal a un sisema de creencias que eleva la avaricia y el egoísmo. Lamenablemene, nosoros esamos indocrinados en las maneras de Egipo. La avaricia es el nombre del juego. El almacenamieno y el acaparamieno de los recursos es muy común. Prácicamene nadie considera la riqueza como una responsabilidad. No pensamos como Jesús, quien dijo, “A odo el que se le haya dado mucho, mucho se demandará de él”. (Lucas ��,48). Además, lo que esaba pasando en Corino y en el reso del Nuevo esameno no era el comunismo, el socialismo o el marxismo. Esa enseñanza no se raa de la abolición de la propiedad privada. Se raa de reconocer a Dios como el dueño de odos los bienes. Pablo no obligaba a la gene a vender sus posesiones. Lo que la Biblia describe es algo que ocurre volunariamene cuando el amor de Dios se apodera de los corazones de la gene. Si les dicen socialismo a esas acciones, es porque son ignoranes de lo que realmene es el socialismo. Como seguidores de Criso, palabras como, “comparir” e “igualdad” pasan muy ácilmene por nuesros labios. Si creemos en la verdad y la inegridad de la Palabra de Dios, no debemos nunca eviar el lenguaje que uiliza simplemene porque la gene ignorane inenará de callarnos. “...sea hallado Dios veraz, aunque odo hombre sea hallado meniroso”. (Romanos 3,4). Esa orenda que Pablo recogió en las iglesias geniles en odo el mundo para los pobres en Jerusalén era muy imporane para Pablo. Para mosrarles cuán imporane era, echemos un visazo a lo que Pablo dijo al respeco en Romanos ��:
De esa manera me esorcé en anunciar el evangelio, no donde Criso ya era conocido, para no edi�car sobre el undameno de oro; sino como esá escrio: “A������� � Q������ N���� L�� F�� A�������� A����� D� E�, V����, Y L�� Q�� N� H�� O���, E���������.” Por esa razón muchas veces me he viso impedido de ir a usedes. Pero ahora, no quedando ya más lugares para mí en ��8
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esas regiones, y pueso que por muchos años he enido un gran deseo de ir a usedes, cuando vaya a España los visiaré. Porque espero verlos al pasar y que me ayuden a coninuar hacia allá, después de que haya disfuado un poco de su compañía. Pero ahora voy a Jerusalén para el servicio de los sanos, pues Macedonia y Acaya han enido a bien hacer una coleca para los pobres de enre los sanos que esán en Jerusalén. Sí, uvieron a bien hacerlo, y a la verdad que esán en deuda con ellos. Porque si los Geniles han paricipado de sus bienes es piriuales, ambién esán obligados a servir a los sanos en los bienes maeriales. Así que cuando haya cumplido eso y les haya enregado esa ofenda, iré a España llegando de paso a ver los. (Romanos ��,�0-�8) La ambición de Pablo ue de predicar el Evangelio donde nunca ha bía sido nombrado. Ese deseo guiaba su vida y alimenaba su pasión, por lo ano por esa razón, cuando les pregunen sobre cuál ue la gran obsesión de Pablo podrán senir enación de conesar, “predicar el Evangelio”. El mensaje ransmie qué moivaba a Pablo, y es inconundible. Además, ora razón por la cual lo que Pablo dijo aquí es an sorprendene y convincene, es el hecho de que escribió esa cara a los romanos desde Corino. Si Pablo hubiera querido ir a Roma, si un viaje hacia allá acordaría con su ambición sana y con los propósios de Dios para Pablo, ¿por qué hizo un desvío de �.600 millas anes de dirigirse hacia Roma? El camino a Jerusalén no sólo queda en la dirección opuesa; sino que queda a 800 km en la dirección opuesa (�.600 millas de ida y vuela). Roma esá a 600 millas en la ora dirección, así que Pablo esaba más cerca a Roma que a Jerusalén. uvo que haber alguna razón convincene para esa rua inconveniene y circuio. ¿Qué ue que le imporaba ano como la predicación del Evangelio? No se equivoquen. Fue la enrega de esa orenda a los pobres de Jerusalén. Predicar el Evangelio es de vial imporancia y odos lo sabemos, pero ese viaje a Jerusalén es una demosración del Evangelio. Es el Evangelio vivido. Es pare de la evidencia más poderosa que hay de que un pueblo haya sido “evangelizado”. Sin duda, cuando la gene acúa en conra del ��9
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egoísmo erco, cuando los corazones son liberados para ser generosos y cuando las oras personas imporan ano como sí mismo, enonces Jesús ha venido a residir en esos corazones. El Evangelio cambia a la gene. Si no hay cambio, enonces debemos dejar de llamarlo el Evangelio. Lo que el viaje de Pablo largo e inconveniene desaca más es que el Evangelio iene dos pares � la predicación y la demosración. La predicación es de imporancia vial, pero ambién lo es la demosración. Proclamación sin demosración es sólo la miad de un mensaje. Para manener la inegridad del Evangelio, Pablo uvo que ir a Jerusalén. De hecho, creo que el mayor error que comeemos es en la creación de esa dicoomía que es posible predicar el evangelio sin pracicarlo. Junas, ambas miades represenan el Evangelio enero. Ambas son indispensables. Así que q ue cuando la gene dice, “enemos “enemos gene pobre aquí mismo” mism o”,, la respuesa debe ser, “Sí, es ciero y en odo el mundo. ¿Se ha quebrado su corazón por alguno de ellos? ¿Ha liberado Dios a su corazón de la prisión del egoísmo y lo ha causado a desear igualdad en odo el cuerpo de Criso? Siendo bendecido con una capacidad para conseguir bienes en exceso es un gran privilegio y una responsabilidad. ¿Quiénes son los que hayan conseguido menos que Dios le ha mandado a bendecir? ¿Cree el Evangelio,, pero lo vive? Evangelio v ive? Ha sido su vida verdaderamene Evangelizada”? Evangelizada”?
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e��� �� ������� � �� �������� de la economía economía más que a cualquier oro problema social. De hecho, la Biblia en su oalidad iene mucho que decir sobre el dinero y los peligros espiriuales asociados con él, especialmene en el Evangelio de Lucas. Sólo examinen las parábolas de Lucas: Los dos deudores, el rico ono, el consrucor de la orre, el mayordomo injuso, Lázaro y el hombre rico y la parábola de los alenos. Cada una de esas parábolas desaca una relación apropiada con el dinero. Lucas ambién regisra explíciamene,
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(Juan el bauisa les dijo), No exijan (No colecen) más de lo que
se les ha ordenado. (Lucas 3,�3).
Pero ¡ay de usedes los ricos! Por Porque que ya esán recibiendo odo su conc onsuelo. “¡Ay de usedes, los que ahora esán saciados! Porque endrán hambre. ¡Ay de usedes, los que ahora ríen! Porque se lamenarán y llorarán. (Lucas 6,�4-��)
Esén aenos y cuídense de oda orma de avaricia; porque aun cuando alguien enga abundancia, su vida no consise en sus bienes. (Lucas ��,��)
Los Fariseos ...eran ...eran amanes del dinero. dinero. (Lucas �6,�4)
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No hay duda, el dinero es una poderosa uerza espiriual. El Nue vo esameno esameno llega hasa personi�car las riquezas con el érmino, “Mamón”, que signi�ca, “aquello en el que se ía”. � Cualquier cosa en la cual con�amos o es un dios o se conviere en un dios para nosoros. Pero Mamón es un ipo dierene de dios, y es basane insidioso. Su objeivo es de dominar a su sisema de valores, su proceso de omar decisiones y su orma de vivir la vida v ida sin que se de cuena, enonces, enonces, por lo general, la persona más bajo la in�uencia in�uenci a de Mamón es la que esé menos consciene de ello. el lo. La in�uencia de Mamón es la razón por la cual Jesús nos adviere acerca de la codicia. No es porque es peor que cualquier oro pecado, sino porque es más engañoso. El hecho de que ese pecado puede capurar nuesros corazones y dominar nuesros sisemas de valor sin que nos demos cuena nos revela juso cuán engañoso es, y por eso es exremadamene raro escuchar a alguien conesar que iene problema con la codicia, especialmene en una iglesia. Jesús una vez uvo un encuenro que nos revela esa verdad. uvo una conversación con un joven a�uene que le pregunó sobre la vida eerna. La clave para enender esa hisoria es una omisión esraégica por pare de Jesús. Lean la hisoria y vean si pueden deecar la omisión:
Cuando Jesús salía para irse, vino un hombre corriendo, y arrodillándose delane de El, Le L e pregunó: “Maesro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eerna?” Jesús le respondió: “¿Por qué Me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios. “ú sabes los mandamienos: ‘N� M����, N� C������ A��������, N� H�����, N� D�� F���� F���� ���������, ���������, no defaudes, defaudes, H���� � � P���� Y � � M����.’“ M� ���.’“ “Maesro, odo eso lo he guardado desde mi juvenud,” dijo el hombre. (Marcos �0,�7-�0) El ipo le preguna a Jesús, “¿Qué cosa buena debo hacer para obener la vida eerna?:” Y Jesús le responde, “Conoces los mandamienos”. Enonces los enumera. �34
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Jesús no menciona los primeros cuaro mandamienos, mand amienos, pero esa no es la omisión a que me re�ero. Los primeros cuaro mandamienos se raan de nuesra relación con Dios: No habrán oros dioses anes que él, no habrán imágenes allados, no se usará us ará su nombre en vano y recordarán el día de reposo. Esos mandamienos no son mencionados en la lisa de Jesús. En cambio, Jesús enaiza los úlimos mandamienos que ienen que ver con nuesra relación con nuesro prójimo. prójim o. Después de que Jesús enumera esos mandamienos, el joven responde con�adamene que ha cumplido con los requisios, así que dice, “Los he hecho odos. He cumplido cump lido la lisa” lisa”.. La cosa que muy pocos comenarisas o predicadores jamás señalan sobre ese pasaje, pero que es absoluamene esencial esenc ial para enenderlo, es que Jesús inencionalmene omiió a uno de los seis mandamienos que ienen que ver con nuesra relación con nuesro prójimo. Ahora, cuando cu ando usedes encuenran una lisa li sa en la Biblia y noan que algo ue omiido a propósio e inencionalmene, los debe causar abrir los ojos y omar noa. El mandamieno que Jesús omiió ue el mismo que endría más poder de revelar el corazón de ese joven. Jesús dejó uera el décimo mandamieno, “No codiciarás”. Lo peculiar de los mandamienos que Jesús cia es que cada uno se mani�esa en un comporamieno especí�co, exerno y observable. Si maan, hay un cuerpo. Si mienen, han dicho algo que oros oirán. Si comeen el adulerio, han comeido un aco ísico. í sico. Si roban, ienen algo que le perenece a oro. Por supueso, sabemos que eso es sólo una lecura super�cial de la ley, y la ley se ocupa de las inenciones, no sólo de las acciones. Pero si, como ese joven, se deciden leer la ley de una manera super�cial, podrán inerprear cada mandamieno de al manera que se vieran obedienes por uera mienras ueran ineriormene desa�ane. Por lo ano, desde un puno de visa exerno, ese ipo pensaba que esaba diciendo la verdad. Él había “cumplido” con odas esas leyes desde su juvenud. Pero lo que se puede decir de esos mandamienos no se puede decir acerca del décimo. La codicia es el único que aborda algo inobservable. �3�
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La codicia se raa exclusivamene del corazón. ener un monón de cosas no necesariamene signi�ca que usedes son culpables del pecado de la codicia, y no ener casi nada no los l os hace inocenes ampoco. De hecho, podrán ser compleamene pobres, pero la codicia podría esar compleamene apoderada de sus corazones. La codicia es el único mandamieno que se ocupa exclusivamene de la condición de nuesros corazones. John Michael albo albo es el minisro minis ro general de la Ermia, una comunidad que perenece a una orden religiosa llamada Brohers and Sisers o Chariy (Hermanos y hermanas de la caridad). odos los del grupo han abandonado odo menos las posesiones más necesarias. Pero el hermano albo una vez dijo algo que me pareció muy revelador, “El hecho de omar un voo de pobreza no es una cura para el maerialismo. Muchas personas vienen a esa comunidad y dejan de ser egoísa con miles de dólares para ser egoísa con una aza de caé”. caé”. � La declaración del hermano h ermano albo albo revela el problema con la codicia. cod icia. No se raa de nuesras cosas; se raa de nuesro apego a las cosas. Nuesro “querer” “querer” inerno se ha roo. Es ese anhelo de poseer po seer que se encuenra encu enra en el corazón del problema. Eso es la codicia. Porque la codicia es algo invisible, invis ible, es ácil de negar; por lo ano, la razón por la que dije anes que raramene conesamos ese pecado. Somos adicos a conseguir lo que queremos, y al igual que un adico que niega la gravedad de su problema, nos menimos a nosoros mismos acerca de su conrol sobre nuesros pensamienos, nuesros gasos y nuesra paz menal. enemos di�culades para admiirlo a nosoros mismos, o a oros o incluso a Dios. No cabe duda que ese joven que vino a Jesús enía un problema. Su dinero, sus cosas, esos le imporaban más que nada. No imporaba cómo se podría raar de convencer a sí mismo, la verdad era que el dinero era su dios. A la luz de la verdad, ya había roo el primer mandamieno mandami eno,, el de no ener oros dioses sino Dios. Marin Luher dijo una vez, “Eso a cual u corazón se aerra y se conía es, digo, realmene u Dios”. 3 Las posesiones de ese ipo eran su dios. ¿Qué se hace cuando alguien vive v ive en negación acerca de esa realidad undamenal? ¿Y si quieren quieren saber lo que les impide vivir la vida que deberían vivir? Bueno, si ueran Jesús, les darían lo que buscan. �36
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Jesús, mirándolo, mirándolo, lo amó y le dijo: “Una “Una cosa e e ala: ve y vende vende cuano ienes y da a los pobres, y endrás esoro en el cielo; enonces vienes y Me sigues.” Pero él, a�igido por esas palabras, palabras, se ue rise, porque era dueño de muchos bienes. (Marcos �0,��-��) Nada dice más que esa es a línea simple, s imple, “Jesús, mirándolo, m irándolo, lo amó”. amó”. odo lo que Jesús le dijo a ese joven ue moivado por su proundo amor por él. Sólo alguien que nos ama increíblemene nos dirá que nuesro modo de vivir nos esá impidiendo de conseguir lo que más queremos en la vida. Sólo alguien que nos ama se arevería a desruir nuesra negación y ayudarnos a ver claramene clarame ne lo que nos esá impidiendo. impi diendo. Jesús Jesús quiso que el joven uviera lo mejor de Dios, y por eso le dijo la verdad con amor. Hay una razón por la cual Jesús se había cenrado en los mandamienos que se re�eren a nuesro prójimo. Esán al ondo de la desobediencia de ese hombre. ¿Recuerdan cuando Jesús resumió la enseñanza de d e la ley del Aniguo esameno? Dijo que la ley se raa de amar a Dios y amar al prójimo. La verdad es que no podemos sinceramene amar a nuesro prójimo mienras permiimos que la codicia crezca de manera desconrolada en nuesro corazón. El reo de Jesús se raaba de la codicia desenrenada, “Deja la codicia, da a aquellos en necesidad y sígueme y endrás la vida que deseas”. Jesús realmene lo amaba ano como nos ama a nosoros. odo lo que nos impide de seguirlo plenamene y libremene iene que desaparecer. Déjenlo arás. Suélenlo. Dénselo a oros para poder quedar desaados. Cuando vienen a Jesús a pregunarle lo que necesian hacer para ener la vida que verdaderamene anhelan, esén preparados para la respuesa que les de. La mayoría de nosoros no le pediremos a la gene lo que Jesús le pidió, pero eso es porque no queremos a la gene como Jesús la quiere. Queremos que la gene piense que esá bien ser impulsado por el deseo compulsivo de poseer, y sólo agregamos a Jesús a esa orma quebrada de vivir viv ir la vida. Hacemos odo odo lo posible para “relajar” “relajar” esa hisoria para que la gene no se siena incómoda. Por alguna razón, creemos que es algo �37
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malo que las personas engan que examinar sus propios corazones o incluso pregunarse, “De qué maneras soy igual que ese joven”? Esa hisoria nos molesa. Es inquieane. ¿Nos hace pensar, “Si Jesús se lo pregunó al joven una vez, será que lo haga ora vez? ¿al vez me lo pregunará a mí? Porque ese mismo deeco exise en mí. Sé que engo un problema con querer. En lugar de luchar con una verdad incómoda, me encuenro buscando una razón para anular la aplicación de la hisoria de mi vida. Analizo la hisoria para hallar excepciones, exenciones y exclusiones para mí. Esa es la sensación de disonancia asomando su ea cabeza. “al vez Jesús sólo esuvo exagerando para hacer un puno”, me digo a mí mismo. A veces hasa los esudiosos de la Biblia oman esa rua. El érmino que se usa es, “hipérbole semia”. raan esa conversación como un ejemplo de exageración inencional para hacer un puno. Pero esa inerpreación no puede ser verdad. Pregúnense, “Será que alguien escuchando esa conversación cree que Jesús sólo esá exagerando? ¿Oye el joven hipérbole en las palabras de Jesús? Es la reacción del joven el alivio al darse cuena de que Jesús no quería que lo omara lieralmene?” Obviamene, odos en la hisoria creían que Jesús signi�caba lieralmene lo que decía. Cuando era un adolescene, mi pasor oreció ora alernaiva a esa hisoria. Dijo, “No realmene ienen que dejar a odo para seguir a Jesús, sólo ienen que esar DISPUESOS a hacerlo”. Y el signi�cado de lo que decía ue, “No ienen que esar dispuesos a dejar odo, sólo ienen que DECIR que esán dispuesos a hacerlo”. Puedo haber sido joven, pero era odavía lo su�cienemene ineligene como para saber que el joven en la parábola no oyó a Jesús de esa manera. Cuando él se ue, se ue con el conocimieno que no podía hacer lo que Jesús le esaba pidiendo. Por lo ano, el incidene no sólo se raaba de decir las palabras correcas o de esar dispueso a vender odo sin ser obligado a hacerlo. El desaío ue de hacer lo que Jesús le pedía. Jesús no le pidió algo audaz a ese joven pero sin embargo el joven no lo pudo hacer. ¿Signi�cará eso que Jesús esá pidiendo lo mismo de mí? Claro que sí. No es posible servir a Dios y a Mamón. No es posible. �38
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Ningún oro Dios puede venir anes que él. Si oro Dios se inerpone enre usedes, hay que sacarlo. ¿Por qué esaría exeno alguien? Ninguno de los discípulos ueron exenos. odos ellos ueron obligados a abandonar odo para seguirlo. El hecho de que nadie esá exeno nos rae a un puno imporane. Lo que rara vez hacemos cuando leemos esa hisoria es ponernos en los zapaos del joven rico. En cambio, converimos esa hisoria en una propuesa bivalene. O soy exacamene como él (probablemene muy pocas personas lo son), o no soy nada como él (probablemene muy pocas personas lo son). Nuesra inención es invalidar la aplicación de la hisoria a nuesras vidas. Pienso, “Si puedo enconrar una excepción, al como que no soy rico o no soy codicioso, enonces esa hisoria no se aplicará a mí”. Aunque sus excepciones sean cieras, no quedan libres de la necesidad de luchar conra la codicia. Enconrar una excepción no nos disculpa de ener que examinar el grado en que esas cosas son verdaderas de nosoros. Aunque no seamos copias exacas del joven rico, eso no nos mee auomáicamene denro de la caegoría de aquellos que han dejado odo para seguirlo. Necesiamos ser honesos con nosoros mismos. Eso es lo que la sinceridad me obliga a hacer: Conesar que soy más como el joven rico de lo que me gusaría admiir. La honesidad me obliga a decir que muchas veces me encuenro pensando cómo el dinero resolvería muchos de los problemas que enreno. Y es el dinero, el enerlo o no enerlo, que deermina demasiadas decisiones en mi vida, en lugar de la oración y de pregunarle a Dios cuál es su volunad. La codicia es algo que me encuenro impoene para conrolar. Se levana esponáneamene en mi corazón. Sea el nuevo coche de un amigo, la próxima generación de ecnología, o una siuación que parece mucho más deseable que la mía, la codicia rara vez esá lejos de mí. endré que acepar la realidad de que engo un pro blema con querer que soy absoluamene incapaz de conrolar. El joven rico no es el único en odo el universo que haya enido pro blema con ese pecado. No esá solo en quedar arapado en el maerialismo. Él no es el único individuo que haya dejado que sus bienes lo �39
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impidieran de verdaderamene seguir a Criso, y no es el único que Jesús va a obligar a deshacerse de lo que le impide. ¿Quién es el joven rico? No es un meniroso engañoso. Es un hombre sincero, moral, el ipo de persona que podrían esperar ener como socio de negocios. Puede ser que sea rico y enga un problema con la codicia, pero no es Saanás encarnado. Basado en su propio esimonio, él no es el ipo de persona que roba a sus clienes, no engaña a sus empleados o pone meniras en el libro de las cuenas. Es un hombre mejor que mucha gene que se enconrarán en el mundo de los negocios. ¿Es realmene an excepcional ese ipo? No, no lo es. Su hisoria esá aquí para nuesro bene�cio. Se necesia ener una honesidad despiadada para vernos en él y verlo en nosoros. De hecho, es la única orma segura para eviar que eso le suceda a usedes. Son los pecados que negamos que cogen el mayor poder en nuesra vida. La negación de ese deeco undamenal es lo que lo maniene en el poder. La Biblia nos dice que el joven se reiró rise. En realidad, esa línea es la única cosa en esa hisoria que da esperanza. Sí, se alejó, pero se ale jó con claridad. Él sabía que se le había mosrado una manera mejor de vivir. Sabía que había sido amado como nadie anes lo había amado. Si se van a alejar de la verdad y del amor, es mejor que se vayan sa biendo lo que esán dejando y llorando por lo que esán dejando. Él jo ven sabía que lo que Jesús le esaba oreciendo era lo mejor, pero no podía hacer la decisión de vender odo lo que enía. La codicia es un gran problema en la Biblia. Es el pecado que Dios usa más recuenemene para presenarnos a nosoros mismos. Es el pecado original. En el jardín, Adán y Eva no comeieron el asesinao y no minieron o robaron. El pecado que comeieron ue la codicia. uvieron odo lo que podrían desear ener. Se les negó sólo una cosa. Lo que les ue negado, eso mismo lo anhelaron más que odo. Ese es el pecado de la codicia. El apósol Pablo enendía cómo Dios uiliza ese pecado únicamene para exponer el corazón humano. Escribió en el libro de Romanos, �40
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...Al conrario, yo no hubiera llegado a conocer el pecado si no hubiera sido por medio de la Ley. Porque yo no hubiera sabido lo que es la codicia, si la Ley no hubiera dicho: “N� C���������”. (Romanos 7,7). Es an ácil negar nuesra depravación, especialmene cuando de�nimos el pecado por su expresión exerna más egregia, pero cuando veo el pecado de la manera en que Dios lo ve, como algo que comienza en el corazón, como algo que iene su origen en querer lo que Dios ha elegido no dar, mi depravación se hace oalmene evidene. Hay algo innegable acerca de nuesro problema con querer. Lo podré ocular con éxio de los demás, pero su poder y presencia son obvios para mí. Eso necesia el oque sanador de Criso. Es lo que me provoca a vivir egoísamene y desconecado de oros en necesidad. Seamos sinceros, ninguno de nosoros puede ser verdaderamene misional sin ener que enrenar la verdad que en el mismo corazón que sangra por los pobres y vulnerables, allí mismo exise un enemigo que jusi�ca su propio egoísmo y convincenemene dice que nada es más imporane que uno mismo y sus necesidades. Es exremadamene diícil sacar a oros de una condición de apaía a la paricipación si nosoros mismos no inencionalmene examinamos nuesros corazones y cediendo lo quebrado que enconremos allí a Dios. Permíanme regresar a algo que dije anes. No podremos honesamene amar a nuesro prójimo mienras permiimos que la codicia crezca de una manera desconrolada en nuesro corazón. La codicia es la exalación de la auo-necesidad a expensas de Dios y la comunidad. Diez es el número de inegridad en la Biblia. Es un número que indica que no ala nada, que odo esá en su orden correca. La codicia como el décimo mandamieno sugiere algo más que simplemene el �nal de una lisa complea. Hay algo en ese mandamieno que es dierene a los demás, y que, en ciero senido, complea a los demás. ¿Qué omiió Jesús de su lisa para el joven rico? Dejó auera el décimo mandamieno. Jesús omiió el único mandamieno que se ocupara más con las de�ciencias de ese joven. No parece ener senido, ¿verdad? �4�
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¿Cómo podría Jesús omiir la codicia cuando sería el único mandamieno que más revelaría lo que ese joven carecía? Bueno, quizás no ue así. Aquí esán los mandamienos que le comparió. • Honra a u padre y a u madre. • No maes. • No comeas adulerio. • No hures. • No des also esimonio. Anes de comeer cualquiera de esos pecados, ¿no codiciamos primero? Fallo en honrar a mis padres por ener un deseo de honrarme a mí mismo sobre cualquiera de los dos. Cuando mao, es porque el valor de u vida es insigni�cane para mí en comparación con mi necesidad de venganza o de conseguir lo que quiero. El adulerio es el resulado direco de querer una relación que Dios ha decidido no dar. El huro obviamene iene su raíz en la codicia, y mieno para conseguir lo que no es mío. odo pecado comienza con querer lo que yo quiero más que algo más. Es el aspeco más undamenal de lo que signi�ca ser un pecador. Codician. Quiero lo que quiero. Lo quiero más que quiero lo mejor o lo apropiado para used. Quiero lo que quiero, incluso cuando no es lo que Dios quiere. En oras palabras, cada vez que codicio me vuelvo conra el amor a Dios y el amor al prójimo. Lo que esoy diciendo es que Jesús sí se enrenó a la más prounda necesidad de ese joven. El joven no podía ver cómo su codicia lo impedía de amar a su prójimo y a Dios. No podía ver cómo su gran amor por las riquezas era sólo sinomáico de una orienación en su alma que se iba alejando de Dios y su amor por a la gene. La codicia se vuelve en la dirección opuesa del amor. Hemos hablado de muchas cosas en ese libro en lo que respeca al cuidado de los po bres�la prioridad de aender a sus necesidades, la expecaiva en la iglesia que aquellos que pueden conseguir demasiados bienes lo harían por �4�
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el bien de los que consiguen menos, que la verdadera religión proporciona para la viuda y el huérano en su angusia. Sin embargo, lo único que podrá decirle a nuesra alma que no haga esas cosas es nuesra nauraleza inerna pecaminosa y deecuosa que quiere lo que yo quiero más de lo que quiere ayudar a mi prójimo. No podrán echar esa nauraleza pecaminosa deecuosa de sus vidas solo por la volunad, y ninguna lisa de reglas los hará libres. raando de no ser así no dura por mucho iempo. El único remedio para el problema de querer es el amor. Lo ven, hay una razón por la cual Jesús, cuando le pregunaron sobre el mandamieno principal, no ció a los diez mandamienos en sus prohibiciones negaivas. En cambio, Jesús resumió oda la ley del Aniguo esameno en cuano a las inenciones posiivas y jusas de Dios: Que amaramos a Dios supremamene y amaramos a nuesro prójimo como a nosoros mismos. Volearnos en la dirección del amor es volearnos en conra de nuesra nauraleza pecaminosa. Debemos cuidar de los pobres y los vulnerables enre nosoros porque los amamos, no porque hemos sido mandados o orzados a hacerlo. El amor siempre hará lo que una ley no podrá. En ese país, hay muchas leyes que ueron hechas para proeger a los niños en el hogar, leyes que si se violan pueden resular en el remuevo de los niños del hogar y los padres siendo procesados por su comporamieno. En odos esos años que he sido un padre, nunca he ido al palacio de jusicia a leer cualquiera de esas leyes, pero esoy seguro de que he obedecido cada una de ellas. ¿Sabes por qué? Porque amo a mis hijos, y porque me encanan, mis acciones hacia ellos superan la lera de la ley. Me preocupo por ellos así como me preocupo por mí mismo, los amo como me amo a mí mismo, y hago sacri�cios para ellos de buena gana y con alegría porque me imporan ano. Imaginen amar a los pobres, a los vulnerables y a los marginados como aman a sus hijos. El amor que enemos por nuesros hijos es la de�nición pereca de como amar a los demás como nos amamos nosoros mismos. Nos muesra como es ese ipo de amor. Signi�caría ir más allá de lo que se requiere. Amor como ese no sólo cambiaría una vida, sino �43
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que erminaría por ransormar el mundo. Cuando el amor gobierna su vida, sus acciones son guiados por el deseo, no por el deber. La moivación del deber se susiuye por la moivación de querer hacerlo. La ley puede ser comparada con el pequeño espejo circular que el denisa pone en su boca cuando esá rabajando. Le ayuda a ver las caries y la zona donde esá rabajando, pero él no perora con el espejo, ni lo uiliza para irar los dienes. Le puede mosrar las caries, le puede mosrar el problema, pero el espejo no le puede proporcionar la solución. Así es como unciona la ley. Nos muesra lo que esá mal. Expone claramene el problema y lo que esá desordenado en nuesra vida, pero es incapaz de solucionar el problema. No es la solución. La única solución es el amor. Voleándome hacia el amor es lo que me libera de las garras de la codicia. Voleándome hacia el amor me permie pensar más allá de mis propias necesidades individualisas y considerar las necesidades de oros an imporanes como las mías. La clave para superar esa inclinación egoísa en la nauraleza pecaminosa no es esorzarnos para no ser egoísa, y no lo superaremos recriminándonos consanemene que debemos ser más cariñoso y menos egoísa. La clave para superar el egoísmo es el amor. La razón por la cual sacri�camos y renunciamos a nuesras necesidades personales para nuesra esposa e hijos es el amor. El amor siempre ha sido la clave para superar el egoísmo. A la luz del amor sacri�cial, enemos la clave para comprender que no podemos amar a aquellos que no conocemos. No llegamos a senir amor para los pobres sin nombre y sin rosro. Para verdaderamene amar a alguien, necesio preocuparme lo su�ciene para llegar a conocerlos. Las primeras incursiones en amar a los pobre que uvo mi iglesia llegaron a ravés de la puera del apadrinamieno de niños. Era vial enseñarle a la iglesia que para que el parocinio uera ransormador, endría que ser más que una ransacción. Si odo lo que hiciéramos uera inscri birnos en una carga auomáica de arjea de crédio o débio sin hacer ningún ineno de conocer al niño, enonces el aspeco sorprendene del parocinio de niños permanecería sin realizar. Por supueso, la obra en la �44
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comunidad quedaría �nanciada y no esoy raando de minimizar la imporancia de la �nanciación, pero lo que nuesro pueblo más necesiaba era una relación personal con personas en siuación de pobreza. En la presenación del parocinio del niño como una oporunidad para salir de nuesras zonas de comodidad y llegar a conocer y amar a un niño en necesidad, se produjo una consecuencia inesperada. Verdaderamene, sucedió algo que no lo había previso. Amando a los niños vulnerables abrió el corazón de la gene de la iglesia a amar a odas las personas en odas pares. La diversidad énica de nuesra iglesia comenzó a crecer exponencialmene. Personas de odas las proesiones, de cada grupo social y de diversos lados del especro políico, incluso las personas sin hogar, enconraron un hogar y una amilia enre nosoros. Hoy, cuando los visianes comenan qué lugar an diverso es Springcreek, me alegra el corazón al decir, “Se parece a la amilia de Dios”. Es inconundible en las Escriuras que Dios iene un corazón enorme para los más vulnerables. Su amor por ellos es real, su priorización de ellos indiscuible, y su deseo de que hagamos lo mismo es inconundi ble. Si esamos eniendo problemas para amar a los pobres como Dios lo hace, es en gran medida porque no los vemos como él los ve. Oren para que le de sus ojos que ven más allá de los exeriores eos. Oren por ener un corazón como el de él que no acepa una narraiva que endemoniza a los pobres. Oren por ener la misma volunad que Criso uvo de enrar en la pobreza con el �n de ransormarla y oren por su amor que se deendrá ane nada para asegurarse de que odos sepan que le imporan a él.
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�� ��� ��������� en el Evangelio de Lucas que llega al corazón de esa desconexión que enemos enre nuesras bendiciones y nuesras responsabilidades. Jesús esaba enseñando, una muliud se había reunido, y alguien le inerrumpió abrupamene mienras enseñaba.
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Uno de la muliud Le dijo: “Maesro, dile a mi hermano que divida la herencia conmigo.” “¡Hombre!” le dijo Jesús, “¿Quién Me ha pueso por juez o árbiro sobre usedes?” ambién les dijo: “Esén aenos y cuídense de oda orma de avaricia; porque aun cuando alguien enga abundancia, su vida no consise en sus bienes”. (Lucas ��,�3-��) Fue una exraña peición. Era obvio que ese hombre realmene no buscaba consejos y realmene no enía una preguna para Jesús. Él esaba envuelo en una dispua con su hermano, y quería llevar a Jesús a su lado. No buscaba la reconciliación con su hermano y no pregunaba, “¿Qué es lo que hay que hacer?” En su mene, ya lo había pensado. Sólo quería que Jesús deendiera su idea de la jusicia. Pero Jesús se negó a ser involucrado en esa pelea. En cambio, dijo, “Hombre, ¿quién me ha hecho un juez o árbiro enre usedes?” Dirán, “Creí que los asunos de jusicia eran de mucha imporancia para Jesús. ¿Por qué parece an despreocupado por el reclamo de ese hombre por la jusicia?” Jesús no se senía indierene. Es que había un problema más grande en juego. El hombre no necesiaba que Jesús �49
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omara su lado. No iba a llegar al cenro del asuno por raar de orzar a su hermano a someerse por decir, “El rabino Jesús me dijo que e dijera que dividieras la herencia”. Lo que ese hombre necesiaba desesperadamene era alguien que lo conociera an bien y lo amara an proundamene que ocarían a la necesidad real derás de la soliciud. Jesús es esa persona que nos conoce y nos ama así. Jesús podía ver la codicia derás de la peición, y lo que esa ba al ondo de esa conienda era la codicia. La codicia esaba separando a los hermanos y reorzando sus maneras disuncionales de relacionarse. Jesús le dio la verdad al hombre con amor. Pero primero se volvió hacia la muliud y los advirió. Que odos los que hayan escuchado esa soliciud engan cuidado, porque lo mismo le puede suceder a cualquiera de ellos. Jesús les dijo, “Esén aenos y cuídense de oda orma de avaricia; porque aun cuando alguien enga abundancia, su vida no consise en sus bienes”. (Lucas ��,��). Esa es la línea de demarcación de Jesús. La codicia es un deseo inenso, un anhelo, por lo que Dios ha decidido no dar. Es el pecado ancesral de la codicia. Es el pecado original. El rey Salomón lo vio como la línea de demarcación enre los jusos y los injusos. “odo el día codicia, Mienras el juso da y nada reiene”. (Proverbios ��,�6). En la opinión del rey Salomón, es used un acumulador o sino un donane; es used juso o sino injuso. Es su aciud hacia acumular o comparir que deerminará su posición jusa con Dios. Pero al puno principal de Jesús es que aunque usedes podrían amasar una abundancia de bienes, aún no va a resular en la vida que realmene quieren. Nosoros uimos hechos a ansiar la vida que Dios da, la vida que nos saisace. Ese es lo que realmene signi�ca la palabra griega para la vida ( zoe) en ese versículo, “la vida que saisace”. Ese ipo de vida no viene de sus posesiones. Viene de Dios. Nuesras posesiones no nos raerán la vida que anhelamos, porque no hay vida en las cosas. A propósio, es por esa razón que la iglesia necesia reconsiderar su enoque misionero. En los Esados Unidos, creemos que los pobres son pobres porque carecen de cosas, así que decidimos que la mejor manera de ayudarles es dándoles cosas, una especie de ��0
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“salvación por cosas”. Pero las cosas no han producido vida en nosoros más de lo que irán a producir vida en ellos. El maerialismo es un ineno de enconrar nuesra vida y la elicidad en los bienes maeriales. Es una orma de vivir oalmene inúil. Cuando converimos las misiones en avenuras en regalar cosas, lo que realmene esamos haciendo es regalando nuesra miseria y nada más. Vicki Baird, direcora del miniserio de MercyWorks de la iglesia Vineyard Church, dice, “Los pobres necesian relaciones personales más que necesian dinero. En el cenro de la ciudad, hay un monón de cosas que se pueden obener grais. Lo que los pobres necesian son personas que se ocupen de ellos”. � Ahora Jesús iba a llegar al ondo del problema denro del joven que había venido exigiendo que su hermano dividiera la herencia con él. ras la adverencia inicial en Lucas ��,��, Jesús cuena ora hisoria acerca de un hombre que ha sido bendecido con abundanes bienes (en ese caso, una cosecha inmensa).
Enonces les conó una parábola: “La ierra de ciero hombre rico había producido mucho. “Y él pensaba denro de sí: ‘¿Qué haré, ya que no engo dónde almacenar mis cosechas?’ “Enonces dijo: ‘Eso haré: derribaré mis graneros y edi�caré oros más grandes, y allí almacenaré odo mi grano y mis bienes. ‘Y diré a mi alma: alma, ienes muchos bienes deposiados para muchos años; descansa, come, bebe, diviéree.’ (Lucas ��, �6-�9) Su adverencia se raaba de que las cosas abundanes nunca producirán vida. Ahora, esoy seguro que el agriculor que Jesús describió rabajaba muy duro. Como odo granjero, planaba, desmalezaba y cosechaba. omando en cuena de que ya era rico, incluso anes de esa gran cosecha, hasa podríamos suponer que era un empresario ineligene y había manejado sus inversiones bien. Aunque el hombre parecía ser bendecido, la Escriura es clara, nadie iene éxio por su propia cuena. En Maeo �,4�b vemos, “...porque El ���
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hace salir Su sol sobre malos y buenos, y llover sobre jusos e injusos”. Es la bendición de Dios del sol y la lluvia que hace que los culivos crezcan. Dios hace que las semillas germinen y permie que se mulipliquen. Nadie jamás podrá decir que lo que iene es solamene el resulado de su propio esuerzo. El rabajo duro nunca será la explicación complea para el éxio de nadie, porque hasa las mismas habilidades que enemos son un don de Dios.
“No sea que digas en u corazón: ‘Mi poder y la uerza de mi mano me han producido esa riqueza.’ “Pero acuérdae del S���� u Dios, porque El es el que e da poder para hacer riquezas... (Deueronomio 8,�7-�8a) Ningún ser humano puede reclamar el crédio por odas las cosas buenas que suceden en su vida sin insular a su creador. Lo que es verdadero del hombre rico en la hisoria de Jesús ambién es verdadero de nosoros. Gran pare de lo que enemos y lo que somos nos ue dado. Hay cieros dones que vienen con el nacimieno. Donde nacieron y a quienes les nacieron son cosas absoluamene uera de su conrol, pero han signi�caivamene dado orma a la rayecoria de su vida. Imaginen si hubieran nacido en Kenia occidenal y hubieran escuelas que pudieran asisir grais, pero las escuelas requirieran un uniorme y sus padres ueran demasiado pobres para comprar uno. O ¿qué hubiera pasado si hubieran perdido ambos padres a la enermedad, y se convirieran en el único sosén económico de su hermano a la edad de nue ve años? Incluso haciendo odo lo posible con sus habilidades de lecura y maemáicas marginales, ¿que esperarían poder lograr, omando en cuena sus limiaciones? ¿Y si vivieran en un lugar donde sólo una racción de los niños realmene erminaban la escuela secundaria? ¿Qué pasaría si no uvieran casi ninguna posibilidad de ir a la universidad? Si usedes hubieran nacido en una de esas siuaciones en vez del lugar donde nacieron, ¿dónde esarían hoy? Independienemene del lugar donde vivimos, Dios ha proviso para odos nosoros. Nos ha dado la habilidad de hacer lo que esemos ���
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haciendo. Al igual que el agriculor en la parábola, hay muchas cosas que hemos recibido que nos ayudaron lograr nuesro éxio. Nuesra cosmovisión crisiana aeca a nuesra comprensión de esa hisoria. El éxio del agriculor no ue compleamene su propia obra, pero evidenemene había creído que sí lo era, porque no hizo ningún reconocimieno a Dios y no presó la menor aención a las oras personas. Su cosmovisión era oalmene egocénrica. Hablaba y acuaba como quien cree sinceramene que “él mismo” uera la uene de esa abundancia increíble. Esa bendición ue an grande que hasa podría enonces pensar en reirarse con acilidad y vivir de sus ahorros para el reso de su vida, pero nunca dijo ni una palabra sobre lo que podría hacer para ayudar a los menos aorunados. Evidenemene, esa idea nunca enró en su mene. En cambio, sólo pensaba en cómo agarrar y reener esa bendición grandísima por sí mismo. La riqueza es una bendición, lo es verdaderamene, pero no hay lugar en la Palabra de Dios donde las bendiciones de Dios se ven como algo para acumular o guardar para nosoros mismos. Somos bendecidos para ser una bendición. A quien mucho se le da, de él mucho se requerirá. En la Biblia, la riqueza no se combina con el P���������, se combina con la R��������������. Hay una línea en la hisoria de Jesús que habla por sí sola, “Y él pensaba denro de sí...” Sin duda esa única línea habría abiero los oídos de los oyenes de Jesús. Ese ipo esaba solo, desconecado. No esaba en comunidad. Inmediaamene, lo que viene a la mene es el hombre de quien habló el proea Isaías, “¡Ay de los que junan casa con casa, Y añaden campo a campo Hasa que no queda siio alguno, Para así habiar usedes solos en medio de la ierra”! (Isaías �,8). Isaías esaba adviriendo a los ricos que añaden bendición a bendición, aumenando sus errenos y sus enencias hasa el puno que se quedan solos en medio de su riqueza. Usedes pueden consruir su pequeño imperio y aumenar su espacio vial ano que se encuenren solos en el “Reino de mí”. ��3
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En oras palabras, egoísmo engendra aislamieno. Eso es lo que dice Isaías. Los espacios más pequeños son espacios comparidos, pero cuano más aumenamos el amaño de nuesras casas, lo más aislados nos quedamos. Allí es donde ese hombre rico había llegado. Solo sin nadie con quien hablar sino a sí mismo. El Dr. Kenneh Bailey ha escrio un excelene libro llamado Jesus Trough Middle Easern Eyes ( Jesús a ravés de los ojos del Medio Oriene). Bailey es excelene para describir los maices culurales de las hisorias bíblicas que perdería el lecor no enrenado. Acerca de esa hisoria, el Dr. Bailey escribe, “Esa es una escena muy rise. En el Medio Oriene, la gene del pueblo oma decisiones sobre emas imporanes después de largas discusiones con sus amigos. Las amilias, las comunidades y los pueblos esán muy unidos junos. Los asunos de odos son los asunos de odos los demás. Hasa las más riviales decisiones se hacen después de horas de discusión con amiliares y amigos. Pero parece que ese hombre no iene amigos. Vive en aislamieno de la amilia humana a su alrededor, y eniendo una decisión imporane de omar la única persona con quien lo puede discuir es él mismo”. (p.303) � No había nadie en su vida que lo conocía muy bien y lo amaba ano como para decirle la verdad. No había nadie cerca y relacionado, nadie que uera an buen amigo que le ayudara a ver cuán increíblemene egoísa esaba siendo. Si viven sus vidas desconecados de un mundo de necesidad, es ácil ser egoísa. De hecho, es su modo usual. Si usedes esán aislados y proegidos de las personas que esán suriendo y hambrienos, sus necesidades nunca serán un acor en cualquiera de sus decisiones. Si no se han pueso inencionalmene en comunidad con los menos aorunados, enonces odo lo que endrá imporancia para usedes alguna vez es cómo maximizar las bendiciones de la vida para usedes mismos. En la sociedad acual, no opinamos que la gene rica como ese sean inicuos o malvados o indierenes hacia los oros. Decimos, “ienen éxio, o su nave llegó o ya son alguien imporane”. Creemos que si alguien ha sido recompensado con sobreabundancia, enonces es para que lo ��4
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disruen. Les envidiamos, pero no pensamos de ellos como personas malvadas. De esa manera, somos exacamene como el ono rico de la hisoria. Dios no nos bendice solo para que podremos conseguir y guardar más cosas. La bendición maerial es para usedes y para su comunidad. al como hemos aprendido por la lección del Maná , aquellos bendecidos con la capacidad de conseguir en exceso han recibido ese privilegio por el bien de los que consiguen menos. Los enermos, los ancianos, los personas discapaciadas y los que suren bajo la opresión nos necesian. Necesian que el pueblo de Dios los ome en cuena para sus decisiones �nancieras. El pueblo de Dios, en virud de que son el pueblo de Dios, piensan de una manera dierene. El Dr. Klyne Snodgrass, proesor de esudios del Nuevo esameno en el seminario eológico Norh Park Teological Seminary, dijo, “La insensaez consise en pensar que las responsabilidades erminan con asegurar su propio uuro económico”. 3 Ahora empiezan a ver los paralelismos enre el rico y el joven que vino a Jesús exigiendo que nuesro Señor omara su pare en ese con�ico de herencia. El problema subyacene de ese hombre era la codicia. Era an codicioso como el granjero rico en la hisoria de Jesús, y por eso Jesús le conó la hisoria.
Pero Dios le dijo: ‘¡Necio! Esa misma noche e reclaman el alma; y ahora, ¿para quién será lo que has proviso?’ Así es el que acumula esoro para sí, y no es rico para con Dios. (Lucas ��,�0-��) Jesús no podría ser más claro de lo que es en ese versículo. Acumulando riquezas para si mismo es la mera aníesis de lo que signi�ca ser rico para con Dios. Aquellos que acumulan las bendiciones no son ricos para con Dios. Aquellos que han sido bendecidos y luego usan esas bendiciones de manera egoísa no son ricos para con Dios. Esos principios son los que ilusra la hisoria, y esa es la conclusión de Jesús. Por lo ano, lo conrario ambién debe ser ciero, que ser rico para con Dios se raa de converir la riqueza y la bendición maerial en una avenida de bendición para oros. ���
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Eugene Peerson ha dicho, “La consrucción de un granero es rabajo normal para los agriculores. Nadie jamás podría pensar que es un racaso moral. Ningún granjero nunca se meió en problemas con su pasor o ue meido en la cárcel por consruir un granero. La hisoria del consrucor de granero no lo condena. Solo queda allí en nuesras imaginaciones. Así que nos hace pensar. ¿Será que el hermano que hizo la preguna original se quedó enre la muliud hasa conseguir la respuesa? O al vez porque nunca se le había ocurrido consruir un granero, ¿será que se ue con impaciencia y coninuó andando por el barrio buscando oro rabino que omara su causa? 4 La consrucción de graneros más grandes parece algo benigno. De hecho, me imagino que odos podremos pensar en un iempo cuando hicimos algo similar. Una enorme bendición nos llegó, y nos aseguramos de maximizar el bene�cio para nosoros mismos. Es ácil de hacerlo. Es ácil invenar razones convincenes para consruir graneros más grandes. En un mundo donde lo más grande siempre es lo mejor, muchos de nosoros no pausamos lo su�ciene para pensar en el coso. Sí, podremos ener graneros más grandes, ¿pero a cuál precio? ¿Nos cosará ese granero más grande no solo cosos personales en érminos de iempo, energía, dinero o esrés, sino que ambién será a expensas de oro? Algunos años arás, hubieron grandes oporunidades para los compradores de casas en exas. Se podía comprar un hogar muy bueno por una racción de su valor real. Mi esposa y yo esábamos viviendo en un hogar más pequeño que el promedio en aquel iempo y la idea de ener un hogar mejor, de ener más espacio y vivir en una comunidad donde los valores de las casas ueran muy esables era exremadamene araci vo para nosoros. Así que compré una casa que era casi el doble del amaño de nuesro hogar acual. Esaba en un loe de esquina. Era hermosa. Se vendía por menos del valor apropiado. Además, esa casa le perenecía a una corporación. La corporación había comprado la casa de uno de sus empleados para que pudiera rasladarse a ora pare del país. Al iempo que invesigábamos esa casa, esaban muy moivados para deshacerse de la propiedad. ��6
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Me dije a mí mismo, “Con esa casa podré mejorar mi capacidad para minisrar. Podré inviar a más gene. Seré un mejor adminisrador de mi dinero porque el valor de esa propiedad es mucho más esable que los valores en mi viejo vecindario”. Hubo una medida de verdad en odo eso, pero aún siendo un buen negocio, el pago de mi hipoeca casi se duplicó. La caleacción, el enriamieno, el manenimieno y los impuesos ambién eran considerablemene más de lo que habían sido en mi casa anerior. En oal, ese negocio increíble agregó una gran canidad de esrés y preocupación sobre los gasos adicionales a mi vida. Lo que aprendí en mi “granero más grande” ue que querer más y conseguir más no produjo más vida. Pensé que sería an eliz cuando compré mi casa enorme en la esquina en la comunidad de gol, pero en verdad ui mucho más eliz res años más arde cuando la vendí y compré ora casa, más pequeña que mi casa original y a la miad del precio de la casa grande. Me cosó mucho personalmene, pero odos esos dólares exras in veridos en la hipoeca, los impuesos y las uilidades ya no los engo. Fue dinero desperdiciado que nunca lo volveré a conseguir de nuevo. Me gusaría poder decir que aprendí mi lección an bien que nunca comeí ese error ora vez. La verdad es que sigo aprendiendo la lección de que mi búsqueda personal de “graneros más grandes” es la manera más recuene por la cual huro del Reino de Dios. Ese hombre que vino a Jesús, insisiendo en que omara su pare en la dispua de la herencia, no podía ver cómo la codicia había desruido su relación con su hermano, al igual que el ono rico no podía ver cómo la consrucción de graneros más grandes lo esaba llevando en la dirección opuesa de amar a su comunidad. Aunque llevó algún iempo, �nalmene me di cuena de que mi granero más grande me esaba haciendo daño a mí y a odos mis seres amados. Una de las cosas que hace que esa parábola sea única enre odas las parábolas de Jesús es que esa es la única en la que Dios se conviere en un acor de la hisoria. Dios en realidad inerrumpe al diálogo del hom bre y comunica el veredico sobre la vida de ese hombre, “¡Necio! Esa misma noche e reclaman el alma”. (Lucas ��,�0a). ambién es la única ��7
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parábola donde ue exigida una vida de vuela. El veredico es un asuno serio a Dios. Ser bendecidos y acuar de manera egoísa en lo que respeca a esa bendición conduce a el reiro del don. Dios dice, “Eso no es lo que se raa la vida. Esa no es la razón por la cual e hice. Eso va en conra de las especi�caciones originales del creador. Ese produco, u vida, es deecuoso y debe ser reirado”. La palabra griega para “demandar” es la palabra apaieo , que lieralmene signi�ca reirar o exigir algo de vuela. El puno es que nuesras vidas esán en présamo. Dios les presó la vida, y porque se la presó a usedes, iene el derecho de exigir que se la devuelvan en cualquier momeno y por cualquier moivo. Nada les perenece. odo lo que ienen y odo lo que son es presada. El ono rico no enendía el concepo de los bienes presados. Vivía su vida en negación undamenal de esa realidad. Su superávi no era realmene para que hiciera lo que quisiera con él. El superávi le perenecía a Dios y debería ser disribuido según las prioridades de su Reino. Su vida no era realmene suya para hacer lo que quisiera. La vida ambién era en présamo de Dios para ser inverido en los propósios de Dios. Creo que por esa razón Eugene Peerson radujo el úlimo versículo de la parábola así:
Eso es lo que sucede cuando llena su granero con sí mismo y no con Dios. (Lucas ��,��) Esas son verdades inquieanes, ¿no? Es obvio que la enseñanza era de gran imporancia para Jesús, pues el coso era la vida de un hombre. ¿Cuándo cruzan la línea usedes? ¿Cómo sabrán si su granero es demasiado grande? ¿Cuáno puedo guardar para mí? ¿Y cuáno esoy obligado a regalar? Queremos dealles. Queremos que nos digan, “Esa es la regla, y con ano que den deerminada canidad o deerminado porcenaje, odo esá bien con Dios”. Pero la hisoria no nos da ningún dealle como ese, ¿verdad? Lo hace claro que no se puede ener odo, pero no dice cuáno se debe regalar. Así como dice Eugene Peerson, “La cuesión se queda senadia”. Y porque ��8
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se queda senadia, nos involucramos en el juego de crear excepciones y exenciones. Nos decimos, “Pero engo que cuidarme a mí mismo primero. Si no lo hago, no endré nada que dar”. ¿No ven cómo esa línea de razonamieno compleamene pierde el puno? Jesús no nos conó esa hisoria para que le demos prioridad al cuidarnos a nosoros mismos. Relaó la hisoria para liberarnos de la prisión de consanemene darnos la prioridad a nosoros mismos. Nuesro valor predeerminado siempre es darnos prioridad a nosoros mismos, pero Dios quiere enseñarnos a amar. Esa hisoria es la aníesis de la auo preocupación. Si vamos a vivir el Evangelio, enonces endremos que dejar la auo jusi�cación. Si saben que el egoísmo es un área de lucha para usedes, es mucho mejor admiir que es una pare de su vida que iene necesidad de redención. Con�esen que es una pare de su vida donde luchan para omar a Dios como su uene de seguridad en lugar de las posesiones, porque con esa conesión ponen en marcha un proceso que culmina en el oque sanador de Dios. La admisión de esa necesidad no repela a Dios, lo arae. iene un lugar especial en su corazón para la gene desesperada. omen la responsabilidad por la baalla, pero no la excusen. Con�esen el problema, pero no lo jusi�quen. Creo que esa hisoria que Jesús cuena carece de dealles por una razón. El amor no sigue reglas; sigue a Dios. Dios quiere que vivamos nuesras vidas amándolo con odo el corazón, oda la alma, oda la mene y oda la uerza, y quiere que amemos a nuesros prójimos como a nosoros mismos. El Reino de Dios se conviere en el eje del amor. Ese enendimieno cambia la preguna por compleo. La cuesión no debe ser, “Qué an poco podré hacer y quedar bien?” Y la preguna no debe ser, “¿Qué debo hacer?” Lo que Dios quiere hacer es liberarnos a pregunar, “Qué me exige el amor que haga?” La respuesa a esa preguna es an dierene como la miríada de necesidades que enconraremos en la vida. A veces, por el amor, daremos odo lo que enemos (así como el niño que le enregó el almuerzo a Jesús en Juan 6). Y a veces, por el amor, permiiremos que oros escojan lo que quieran (así como Abran le permiió a Lo que escogiera el erreno ��9
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que quisiera en Génesis �3). Incluso podrán haber momenos donde no enga nada que dar por amor, pero daré algo mejor (así como Pedro hizo con el mendigo en Hechos 3). No hay ninguna regla que abarque odas aquellas siuaciones, sólo el amor. Lo ven, el amor escucha y aprende. El amor nunca oma un enoque de molde a las personas o siuaciones. No hay una sola solución para odos cuando se raa de las relaciones con las personas, porque cada siuación es única. Cada siuación requiere una inversión de amor que se involucrará en la siuación para escuchar y aprender. Lo que Dios quiere que hagamos es asociarnos con él para amar el mundo como él lo hace. ¿Cómo sería si la iglesia de Dios lograra ener una visión de “graneros pequeños,” en vez de pensar en, “más para mí” o “Qué an grande podré hacer mi imperio?” ¿Qué pasaría si pregunáramos, “Cómo podremos muliplicar los graneros para que odo el mundo enga uno”? Hay un hombre en mi iglesia llamado Mike Bencheck. Es un gran ipo y un hombre de negocios exioso. Siendo un gerene de una compañía de ala ecnología, podría permiirse vivir una vida mejor que la persona promedio, pero Dios le dio a Mike una visión para proveer “pequeños graneros”. Las zonas suburbanas de América esán viendo un enorme aumeno en el número de personas sin hogar en sus comunidades. Con la disponi bilidad de medios de ranspore públicos, muchos de los desamparados se dan cuena que las zonas suburbanas son una alernaiva más segura que el cenro de la ciudad. Unos años arás, cerca del inicio de nuesra iglesia en el camino hacia la ransormación, Dios se apoderó del corazón de Mike para ayudar a las personas sin hogar, así que en lugar de consruir una vida mejor para sí mismo, Mike inencionalmene redujo su vida. Lo hizo porque lo liberó �nancieramene para comprar pequeñas casas, casas que ácilmene podrían servir como viviendas de ransición para las personas sin hogar. Mike no se preocupa con consruir grandes graneros, se preocupa por asegurar que engan su propio granero. ¡Eso es vivir en el Reino de Dios! Hace más de �.700 años, San Agusín del nore de Árica, dijo acerca del joven rico, “Él (el rico insensao) no se dio cuena que los esómagos �60
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de los pobres eran almacenes mucho más seguros que sus graneros”. � Esa es una visión para los pequeños graneros. Si quieren un buen lugar para almacenar lo que les sobre, es en las barrigas vacías de aquellos con necesidad. Si ienen más de lo que necesien, ¿qué al les parece bendecir a aquellos que necesian más de lo que ienen? Yo creo que la iglesia mundial necesia recuperar una visión para los pequeños graneros. Lo más grande no es lo mejor. Que la iglesia caiga en la rampa del “más” (al igual que nuesra culura) no es una buena cosa. Muchas de nuesras iglesias ya ienen más de lo que necesian. ¿Si las iglesias esán consanemene consruyendo “graneros más grandes”, no nos hemos converido en ricos onos? omar odo lo que dice Jesús acerca del granjero rico lieralmene es exremadamene doloroso. omarlo en serio es cómo evalúa una vida y nos lleva a cuesionar odo acerca de nuesras vidas y nuesras elecciones. ¿Qué pasaría si las iglesias en América dejaran de consruir graneros más grandes? ¿Y si dejáramos odo el asuno de consruir imperios, con ranquicias de nuesra “marca” única de iglesia en cada vecindad, y en cambio comenzáramos a dar poder y los recursos a las iglesias que exisen en las comunidades pobres? ¿Qué pasaría si creíamos que Dios había bendecido a nuesras iglesias para conseguir en exceso para el bien de las iglesias que consiguen menos? ¿Qué pasaría si viéramos a las bendiciones que nos llegan como comunidades espiriuales como maneras de bendecir a oras iglesias? Esoy hablando de una verdadera perspeciva del Reino que va más allá de lo suyo, lo mío y lo nuesro. ¿Qué pasaría si, en lugar de consruir campos de iglesia cada vez ma yor (léase “graneros más grandes”), empezáramos a hacer inversiones en las iglesias que exisen en las zonas marginadas y pobres de nuesra ciudad? ¿Y qué si las ayudáramos, nos junáramos con ellas y consruyéramos su capacidad, así que recibieran lo que necesian para ser agenes de cambio en su vecindario? ¿Qué pasaría si hiciéramos odo eso sin hacernos cargo? ¿Y si lo hiciéramos por amor? �6�
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¿Qué pasaría si creyéramos que aquellos que ya ienen un inerés primario en su comunidad ueran agenes más eecivos de cambio que los exranjeros? ¿Qué pasaría si creyéramos que Dios no nos esaba llamando para hacer las cosas áciles, sino las cosas diíciles, cosas imposibles que requieren su ayuda? ¿Qué pasaría si dejáramos de consruir imperios y comenzáramos a consruir el Reino de Dios? ¿Qué pasaría si uviéramos una visión de graneros pequeños?
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������ S����, quien se desempeñó durane años con China Inland Mission (La misión del inerior de China), ha dicho, “Algunos quieren vivir donde oigan el sonido de las campanas de iglesia o de capilla; Yo quiero dirigir un esuerzo de rescae a una yarda del in�erno”. � Nunca he olvidado esa declaración. Siempre ha habido una pare de mí que anhelaba servir en la primera línea de la baalla como Charles Sudd. Quería servir en el úlimo puno de la esperanza. Cuando me imaginaba donde sería ese puno, generalmene pensaba que sería en un barrio pobre de una ciudad, o sino en una selva muy lejana. Para mí, una yarda de la puera del in�erno signi�caba algo oalmene ajeno a la vida que siempre había conocido. En mi mene, era el lugar más oscuro, más lejos de mi exisencia suburbana proegida que podría imaginar. Pero esaba equivocado acerca de la apariencia de ese lugar y equivocado sobre su ubicación. Cuando examinamos las enseñanzas de Criso a cerca del in�erno, no son los pecadores, los publicanos, las prosiuas y oros malvados noorios que Jesús regularmene adviere de los peligros del uego del in�erno. Son los que esán cómodos con su religión y las personas que condenan a oros. Esas personas esán mucho más cerca a las pueras del in�erno que oras. He llegado a comprender lo que Jesús sabía: Los verdaderamene necesiados de ese mundo a menudo son los más recepivos al Evangelio. Sólo ellos esán en conaco con sus necesidades desesperadas, sólo los enermos saben que necesian un médico, y sólo en reconocer que somos pecadores clamaremos por un Salvador.
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Los auosu�cienes (compeenes y complacienes), sin embargo, no esán en conaco con esa misma necesidad. Creen que esán bien al como esán. Es ese grupo el que esá parado precipiadamene cerca a la orilla del in�erno. Verdaderamene, a una yarda de la puera del in�erno se represena mejor por el borde de mi césped bien cuidado en los subur bios que por el bordillo de la acera en el cenro de la ciudad donde sirven los de la organización misionera llamada Union Gospel Mission. Si omamos a Jesús en serio sobre lo que pone en peligro el alma humana, no hay ninguna ora conclusión a que se puede llegar. Es más probable que nos olvidemos de Dios cuando esamos llenos de nosoros mismos. No es el ipo que reconoce que es un pecador que esá en mayor peligro. Es el ipo que ve al pecador y dice, “Gracias a Dios, ¡no soy nada como él!” Según Jesús, ue el hombre auo jusi�cado que salió de la casa de Dios injusi�cado. (Lucas �8). Pero hay esperanza. Hay esperanza incluso en las comunidades que han perdido odo conaco con su propia realidad espiriual. Podemos ver esa esperanza en el Nuevo esameno en una comunidad llamada Laodicea. La iglesia de Laodicea es la úlima iglesia en las siee que Jesús descri bió en el libro de Apocalipsis. Es la úlima iglesia, y es la peor. Laodicea era una comunidad rica, un pueblo lleno de complejos de enreenimieno grandes y earos, con un esadio enorme, lujosos baños públicos y abulosos cenros comerciales. Hasa había un monón de casas grandes y hermosas, las ruinas de las cuales aún son visibles hoy. Para odos los propósios, era la comunidad en el libro de Apocalipsis que más se parece a los suburbios de nuesro iempo. El pueblo de Laodicea enía un problema. Jesús nos dice claramene en Apocalipsis 3:
Porque dices: ‘Soy rico, me he enriquecido y de nada engo necesidad.’ No sabes que eres un miserable y digno de lásima, y pobre, ciego y desnudo. (Apocalipsis 3,�7) �66
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Lo más rise de Laodicea no es el hecho de que uera un pueblo “miserable y digno de lásima, y pobre, ciego y desnudo”. Es el hecho de que no se daban cuena que esaban en orma an rise. Pensaban que eran ricos, pero eran erriblemene pobres. Pensaban que esaban sanos cuando verdaderamene esaban muy enermos. Ellos eran un desasre espiriual e ignoranes. Para empeorar las cosas, se ueron más allá y a�rmaron, “No necesiamos nada”. Subesimaron su necesidad mienras in�aban su propio senido de la bondad. Es rise que los primeros en criicar, los primero en pensar en sí mismos como más moral que oros, son generalmene los más desconecados de sus propios deecos morales. Es la hipocresía, pero los hipócrias no son conscienes de eso porque esán desconecados de su propia miseria, pobreza y ceguera. No creen que engan las mismas de�ciencias de los demás. Son superior a esas de�ciencias, aparenemene necesiando nada ni nadie. Jesús examina más de cerca al pecado de la iglesia a�uene:
Yo conozco us obras, que ni eres fío ni caliene. ¡Ojalá ueras fío o caliene! Así, pueso que eres ibio, y no fío ni caliene, e vomiaré de Mi boca. (Apocalipsis 3,��-�6). Es algo peculiar que Jesús deseaba que ueran ya sea caliene o río. Eniendo por compleo su deseo de que ueran caliene. ¿Quién no preeriría raar con aquellos que son “ardienes” por Dios? Sin embargo, ¿por qué preeriría Jesús la rialdad a la ibieza? Ser río, en nuesras menes, hace que una persona sea inalcanzable, pero en realidad no hay nadie más diícil de alcanzar que los ibios. Es mucho más ácil salvar a una prosiua, a un criminal o un aeo riísimo que a los ibios. Es mucho más ácil alcanzar a los marginados, las prosiua y los desdichados que alcanzar a un ariseo. Jesús dijo, “Pre�ero que sean ríos a que sean ibios. Pre�ero que sean pecadores que reconocen que son miserables y necesiados a que sean pecadores que creen que esán bien. Pre�ero que seas un hombre �67
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humilde, ojos en el suelo, golpeándoe en el pecho y diciendo, ‘Dios, en piedad de mí, un pecador’ a que ueras un ariseo que ora, ‘Gracias Dios, que yo no soy como los demás hombres’”. Cuando Dios siene a nuesra ibieza, le es an desagradable que le da asco. Cuando son ibios, Dios les parece más como una obligación, oro puno de su lisa de cosas que hacer, que como el cenro alrededor del cual su vida enera gira. Cuando son ibios, pregunan, “¿Qué debo hacer?” en vez de, “Qué me obliga el amor a hacer?” Le damos a Dios lo mínimo, sólo lo su�ciene para aplacar nuesras conciencias, pero no lo su�ciene para hacer una dierencia. En las palabras de Brennan Manning, el auor de Ragamuffin Gospel (El Evangelio del niño mendigo), los ibios logran acercarse a Dios, “... sólo lo su�ciene para calenarse con su amor, pero no lo su�ciene como para ser consumido por ese amor”. Las cosas esaban mal en la iglesia de Laodicea, pero no más allá de la reparación. Y Dios no se rendirá sin pelear. Después de decir la verdad a su iglesia, con la esperanza de que la vieran y la aceparan, se vuelve con ernura hacia ellos:
e aconsejo que de Mí compres oro re�nado por uego para que e hagas rico, y vesiduras blancas para que e visas y no se mani�ese la vergüenza de u desnudez, y colirio para ungir us ojos y que puedas ver. Yo reprendo y disciplino a odos los que amo. Sé, pues, celoso y arrepiénee. Yo esoy a la puera y llamo; si alguien oye Mi voz y abre la puera, enraré a él, y cenaré con él y él conmigo. (Apocalipsis 3,�8-�0) Aquí Jesús se re�ere a su iglesia como “ aquellos a quienes amo”. Dios sólo nos dice la dura verdad de nuesra condición para desperarnos y hacernos volver. Cuando Dios nos reprende, realmene debe hacer que nos sinamos amados. Si no le imporáramos, sólo se alejaría, pero incluso en nuesra condición poco enusiasa y ibia, Jesús nunca se da por vendido en su amor por su iglesia. Jesús nos invia a la comunión con él. Aquí no hay demandas, sólo una peición, “ ¿Me dejas esar de nuevo en el cenro de odas us asunos donde perenezco?” Él nunca va a romper la puera. Espera ser inviado. �68
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O, en las palabras de A.W. ozer, “La complacencia es un enemigo moral de odo crecimieno espiriual. Hay que haber un deseo inenso o no habrá ninguna maniesación de Criso a su pueblo. Él espera hasa que sea deseado”. � En la iglesia de Laodicea y en las iglesias como esa que pierden el conaco con su necesidad personal y espiriual, Criso se enconró bloqueado. Quería desesperadamene ser inviado a volver a enrar. ¿Sabremos nosoros que él ha sido excluido? El esilo de vida suburbano puede ser peligroso para nuesra comunión con Jesús. Es mucho más probable que cría un compromiso ibio de que cría un discipulado apasionado. Inencionalmene o no, a menudo comunicamos el mensaje que podemos simplemene “agregar” a Jesús a nuesro sisema de valores que esá mal y luego regresar a la normalidad. Como resulado, es más probable que “espiriualicemos” versículos que debemos esar “acualizando”. Somos más propensos a decir, “No odos son llamados a eso”, y usarlo como una excusa para ni siquiera considerar las reclamaciones del Evangelio en nuesro esilo de vida personal. Nos damos un escape, un argumeno racionalizado creíble, para jusi�car nuesra sobreacumulación a expensas de oros. Sí, Árica ue un gran problema para mí. El día que conocí a Oliver en el barrio de Soweo ue el comienzo de una revolución en mi vida. Esá lejos de erminar. En amar a los pobres, Dios ha lenamene pero inexorablemene y sisemáicamene despojado la venda de mis ojos. Las consecuencias para mi exisencia suburbana son asombrosas. Incluso mienras escribo esas palabras, hay ese reconocimieno agudo de que esa revolución esá lejos de erminar. Hay muchas pregunas diíciles que odavía no puedo conesar. Exisen implicaciones que aún no he empezado a re�exionar. Hay maneras en que eso aeca la orma en que dirijo, obligándome a auo examinarme y pregunar, “Qué an ciero es odo eso acerca de mi propia vida hoy?” Lo único que sé es que no puedo adelanarme a Dios. Su palabra para mí es siempre la misma, “Solamene ajúsae a mi rimo”. Quiero esar en pereca armonía con el Espíriu de Dios, y quiero ir volunariamene a donde él me dice que vaya. Me dice la verdad como pueda manejarla. Me dice la verdad al paso que la acepe y la cumpla. �69
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En ese puno en el libro es una enación orecerles algún ipo de órmula, una recea para la ransormación de su iglesia, pero no lo puedo hacer, ni lo voy a hacer. Los seguidores de Jesús no necesian órmulas. Es imporane que dediquen iempo a esar de rodillas orando y enrar en un proceso de discernimieno con sus líderes acerca de la dirección de Dios para usedes. Luego omen ese primer paso, sea lo que sea. Una vez que hayan omado ese paso, esarán en una posición mejor para recibir más orienación, pues esa es la manera que Dios siempre nos guía, incremenalmene, mosrándonos el siguiene paso correco. Honesamene, creo que nos preocupamos ano en querer ser pare de la próxima “GN” cosa que Dios esá haciendo que nos olvidamos de la preerencia de Dios por las cosas pequeñas, las pequeñas voces y las circunsancias más desavorables. Re�exionando en los úlimos seis años, cada gran empuje hacia adelane y cada revelación de una verdad prounda ha llegado a ravés de circunsancias simples y la gene común. Para mí, ese viaje rea�rma consanemene la sabiduría de Bob Pierce. Ese encuenro hace años con un niño huérano lo sacó de su complacencia y dio luz a una visión, la de World Vision. Es esa idea que las obras del Reino de Dios podrían y lograrían avanzar no a ravés de los poderosos, ni a ravés de los superdoados, ni a ravés de los adinerados, sino que a ravés de los más débiles y más pequeños enre nosoros. Bob Pierce uvo una visión de los niños dirigiéndonos hacia adelane en el Reino de Dios. Creía que deender a los niños era la GN cosa que Dios esaba haciendo. Con odas sus imperecciones, Bob Pierce realmene ue un hombre conorme al corazón de Dios. enía ojos para ver y un corazón para vivir en la paradoja del Reino de Dios. Las iniciaivas grandes y los aconecimienos que cambian el mundo ocurren odos los días, pero ninguno de ellos empieza así. Esas oporunidades esán a nuesro alrededor, pero necesiamos ener ojos para verlos. Necesiamos ver la vida y los oros a ra vés de los ojos de Jesús. Cuando nos �jamos en la obra que Dios esá haciendo en el mundo, el puno de inicio siempre parece noablemene el mismo. Se ocula derás de disraces angusianes, necesidades desesperadas y niños vulnera bles. oda gran obra comienza como una simple y pequeña oporunidad de amar a alguien. �70
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Por muchísimos años había enido mis prioridades odo al revés. En numerosas conerencias de la iglesia, me raaban con una visión de los más grandes líderes del mundo, los comunicadores más proundos de la iglesia y las obras realizadas más inspiradoras. No esoy escribiendo para desacrediar a odo eso sino para decir que no se esaba realizando una conexión en mí con los humildes comienzos de oda gran obra de Dios. Le debo mi vida a un joven que probablemene ni siquiera recuerda mi nombre. Yo era un visiane enre muchos que vinieron a ver la obra que esaba haciendo. Pero un niño en un barrio pobre de Soweo, en la pare rasera de la nada, en realidad es el epíome de cuán majesuosa e impresionane es la obra de Dios. Las experiencias como la mía esán desinada a sorprendernos y a escandalizarnos como para volver a la realidad que la grandeza de la obra de Dios esá conenida en incluso el más pequeño corazón que ama. Sólo ue un niño pequeño que dio un almuerzo para alimenar a una muliud. Sólo ue una viuda que deposió un par de monedas en una caja de oera que inspiró a los �lánropos más grandes del mundo. Sólo ue una prosiua con una boella de perume que nos dio la verdadera de�nición del amor exravagane. Fue un ladrón, muriendo por sus crímenes, culpable de los cargos, que nos enseñó que nunca es demasiado arde para enconrar el perdón. El Reino de Dios siempre esá rompiendo sucesivamene a ravés de los más desconocidos y de las ormas menos especaculares. El siguiene poema es bien conocido, escrio años arás por un hom bre llamado Fores Wicraf. Es algo que siempre pensé que era ciero y en un nivel sí lo es, pero es sólo una verdad parcial:
��� años a parir de ahora no imporará: Qué clase de coche uve. Qué ipo de casa uve. Cuáno dinero uve en mi cuena. Ni cómo se veía mi ropa. Pero el mundo podrá ser un poco mejor. Porque ui imporane en la vida de un niño. � �7�
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Como he dicho, en un nivel, esas palabras son de�niivamene verdaderas, pero omando en cuena la nauraleza paradójica del Reino de Dio y lo que Bob Pierce vio con ojos espiriuales, hay algo aún más proundamene verdadero. Es de vial imporancia hacer una dierencia en la población más vulnerable del mundo, pero ese hecho es sólo la miad de la ecuación. Lo ven, si esuviera escribiendo ese poema sobre el valor de lo que el parocinio de los niños ha raído a mi vida y si esuviera raando de describir lo que ha hecho por mí y cómo unciona el Reino de Dios, sería obligado a escribir en lugar de ese poema:
��� años a parir de ahora no endrá imporancia: Que mi pueblo ue conado enre los más pobres Y mi casa ue hecha de barro y paja. No imporará que nunca uve una cuena bancaria Ni que mi ropa ue hecha irones y desgarrada Pero el mundo podrá ser un lugar mejor. Porque ui imporane en la vida de un pasor. Cuando necesiaba la salvación y esaba en el límie de mi paciencia y haro de �ngir ser la iglesia, descubrí la verdad más grande de odas: Dios esconde sus mejores esoros enre los pobres. Mi siuación me recuerda de lo que Jean Vanier le dijo a Henri Nou wen mienras el proesor Nouwen enseñaba en una universidad de la Ivy League. Le dijo al proesor Nouwen que esaba desperdiciando su vida allí, y en su lugar debería, “ir a vivir enre los pobres de espíriu, y lo sanarían”. 4 Sus palabras son an cieras. A�rman que es lo que hemos esado perdiendo y por qué uimos an desesperadamene equivocados. Separándonos de ellos nos ha separado de un conduco principal del amor sanador de Dios para nosoros. Lo que he descubiero es que odo el amar y dar que he hecho palidece en comparación con lo que ha vuelo a mí. Dios iene un lugar especial en su corazón para las personas vulnerables, y al �nal, lo que quiere saber no es, “Qué creíse?” sino, “Como amase?” �7�
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Un pequeño libro increíble llamado Te Greaes Ting in he World (La cosa más grande en el mundo) ue escrio más de cien años arás por un hombre llamado Henry Drummond. Es un comenario sobre � Corinios �3. Al concluir su libro, él hace esa declaración simple, pero oalmene prounda (el pasaje a cual se re�ere es Maeo �� – enía hambre, me dise de comer?):
Pecados de comisión en esa errible acusación no son siquiera mencionados. Somos juzgados por lo que no hemos hecho, por los pecados de omisión. No podía ser de ora manera. Porque la reención de amor es la negación del espíriu de Criso, la prueba de que nunca lo conocimos, que para nosoros él vivió en vano. Signi�ca que no su girió nada en odos nuesros pensamienos, que no inspiró nada en nuesras vidas, que nunca esuvimos lo su�ciene cerca de él para que su compasión por el mundo nos agarrara. Signi�ca que, ‘Yo viví por mí mismo, Yo pensé para mí mismo, Para mí mismo y no oro � Así como si Jesús nunca hubiera vivido, Así como si nunca hubiera muero’. � Al �nal, lo que Dios esá buscando es una vida radicalmene cambiada hacia las personas vulnerables de ese mundo. Si amamos a Jesús, si seguimos en sus pasos y si su presencia ha logrado algo en nuesra vida, nuesros corazones deben ser roos primero y principalmene por los hambrienos, los sedienos y los necesiados.
“Que mi corazón sea roo por las cosas que rompen el corazón de Dios” . �D�. B�� P�����
“Oh, Señor, que así sea”. �P����� K���� S������
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