ESTABILIZADORES AUTOMÁTICOS Los estabilizadores automáticos son una primera barrera de defensa de la economía de un país. Son únicamente un instrumento para ganar tiempo mientras se adoptan otro tipo de medidas más eficaces para reactivar la economía. EJEMPLOS: Un ejemplo clásico de estabilizador automático que trata de evitar un crecimiento demasiado rápido son los impuestos progresivos sobre los ingresos, como es el caso del Impuesto sobre la Renta (IRPF). Cuando la economía crece rápidamente se incrementan las ganancias. El IRPF detrae parte de esas ganancias y, al reducir la capacidad de consumo, teóricamente, se producirá un crecimiento menor, no tan pronunciado, de la economía. Se suele distinguir entre dos tipos de estabilizadores automáticos: los que inciden sobre los ingresos del sector público y los que afectan a sus gastos. En realidad, son dos caras de la misma moneda, ya que lo que nos interesa es su efecto combinado: en una expansión económica los estabilizadores incrementan los ingresos del sector público y reducen sus gastos; en una recesión disminuyen los ingresos y aumentan los gastos (dando lugar al saludable déficit keynesiano). Un ejemplo de estabilizador automático que incide sobre los ingresos del sector público son los impuestos progresivos: cuando crece la economía, la renta de los ciudadanos es mayor, con lo que su contribución a las arcas públicas viene determinada por tramos impositivos más gravosos que harán pagar mayores impuestos y permitirán consumir menos; por el contrario, cuando la economía se estanca, la renta cae y los ciudadanos pagan menos impuestos, pudiendo consumir más. Un ejemplo de estabilizador automático que incide sobre los gastos son los subsidios al desempleo. Durante la expansión el desempleo baja, con lo que los subsidios por desempleo son menores; durante la crisis el desempleo sube, de modo que los subsidios aumentan y esto permite a las familias mantener el consumo. El gasto público funciona como un estabilizador automático , es decir, como un factor que contribuye a que se reduzca la magnitud de las fluctuaciones económicas (las altas y bajas del ciclo económico) El argumento es el siguiente: cuando una economía entra en una recesión, la cantidad de impuestos recaudados por el Estado disminuye automáticamente, ya que casi todos los impuestos van ligados con la actividad económica. Por ejemplo, el ISR es el impuesto que sobre sus ingresos pagan personas físicas y morales, los cuáles ante una recesión, ven disminuidos sus ingresos, sea por que caen los beneficios obtenidos (ante contracciones en la demanda) ó peor aún, por que han
perdido el empleo. Así las cosas, al caer los ingresos de familias y empresas, también cae lo que recauda por los mismos el Estado. Aquí es donde entra a escena el gasto público como estabilizador automático. Ante el desempleo y contracción en las ventas de las empresas, el gasto público expansivo entra a “sustituir” a la demanda agregada caída (sustituye la menor
demanda de familias y empresas). Este incremento automático del gasto público entra a estimular la demanda agregada exactamente en el momento en que ésta fue insuficiente para mantener el “pleno empleo” en la economía.
Otro ejemplo de estabilizador automático es el seguro del desempleo, el cuál entra en acción para suplir una parte de los ingresos de los trabajadores desempleados (ojo, seguros de desempleo debidamente fondeados, no como la payasada populista del seguro de desempleo creado en el DF por Marcelo Ebrard).
Los impuestos como estabilizadores automáticos. Es bastante frecuente que los impuestos sean de naturaleza proporcional, es decir, que produzcan ingresos que suponen un determinado porcentaje del producto nacional. Cuando los impuestos son proporcionales, la recaudación se altera de forma automática, incrementándose a medida que aumenta el producto nacional. El aumento de los impuestos a medida que se incrementa el producto nacional reducirá la fuerza de la expansión, y ocurrirá lo contrario si tiene lugar una recesión. Por tanto, los impuestos proporcionales cumplen la misión de estabilizador automático de la actividad económica. Otros estabilizadores automáticos. Durante las fases de recesión aumenta el desempleo y con él los subsidios a los desocupados, mientras que en los años de fuerte crecimiento, al reducirse el desempleo, disminuyen esos pagos, incrementándose paralelamente los fondos que recauda el Estado en forma de cargas sociales, tanto de los trabajadores como de las empresas. De esta forma, el seguro de desempleo ejerce una presión estabilizadora, contribuyendo a reducir la demanda cuando ésta es excesiva o colaborando en mantener el nivel de consumo si la actividad económica está descendiendo. Otros programas asistenciales, tales como las jubilaciones, también pueden mostrar un comportamiento anti cíclico, actuando por tanto como estabilizadores automáticos Algunas políticas, denominadas estabilizadores automáticos, están designadas para reducir los retardos asociados con las políticas de estabilización. Los estabilizadores automáticos son políticas que estimulan o deprimen la economía cuando hace falta sin ningún cambio deliberado de política. Por ejemplo, el sistema de impuestos al ingreso automáticamente reduce los impuestos cuando la economía entra en una recesión, sin ningún cambio en la legislación impositiva, dado que los individuos y las corporaciones pagan menos impuestos cuando sus ingresos caen. En forma similar, el sistema de seguros de desempleo y el programa de bienestar incrementan automáticamente las transferencias cuando la economía entra en una recesión, dado que más gente se postula para los beneficios. Uno puede visualizar estos estabilizadores automáticos como un componente de la política fiscal que carece de retardos internos.