PREFACIO A LA PRESENTE TRADUCCIÓN Estimado lector, Agradecemos al Señor por haber sido posible presentar algunos de los testimonios de sus santos. Oramos que tu admiración por ellos no sea sólo una emoción pasajera, sino que te impulse a la acción. Te animamos a tomar en serio las palabras de Jesús en los eangelios ! a obedecerlas de una manera real en tu ida, ! e"perimentar#s tú mismo qu$ signi%ica llear la cru&. Sólo entonces este libro tendr# sentido para ti, tendr#s comunión con los m#rtires que iieron en tiempos pasados, ! ser#s digno del reino de 'ios. (onsidera en las siguientes citas el grito de los m#rtires del siglo diecis$is) El mundo tambi$n se salar*a con alegr*a si no %uera necesario pasar por medio del desprecio ! el dolor, lo cual su%ren todos los erdaderos cristianos. +l que desea seguir a (risto tiene que ignorar el desprecio de este mundo) tiene que llear su cru& con sinceridad. o ha! otro camino que llea al cielo. +l que desea ir por el camino estrecho, ser# despreciado por todos aqu*- el camino es estrecho ! el que desea entrar por $l, primero tendr# que soportar gran su%rimiento. o tengo lugar para morar aqu* en la tierra. Adonde a!a, a!a, tengo que ser castigado. castigado. a pobre&a es mi destino. a cru& ! el su%rimiento son mi go&o. as cadenas ! el encarcelamiento encarcelamiento han han llegado a ser mi estidura. estidura. i entre los animales del bosque bosque hallo descanso. descanso. a gente me persigue all* tambi$n, o me e"pulsa. o puedo entrar en ninguna casa. a gente no me lo permite, o me echa %uera. 'ebo ocultarme, desaparecer, gatear como un ratón. Todos mis amigos me han abandonado. abandonado. Todas Todas las calles est#n cerradas para m*. e gente est# determinada a capturarme tan pronto como me encuentre. Su%ro en sus manos. /e golpean con palos. /e odian sin causa. a gente me da las migajas de su mesa con desprecio. o me permiten beber agua a gua de sus po&os, po&os, ! no quieren que dis%rute dis%rute ni la lu& del sol. o tengo tengo pa& entre entre ellos. o me dejan pasar de su puerta. Se aerg0en&an aerg0en&an de m* porque he decidido seguir a (risto. Antes de tener en poco las cosas que escribieron o pensar que ellos se desequilibraron, escribiendo de una manera tan 1pesimista2 debido a los tiempos en que i*an, nosotros debemos e"aminarnos a nosotros mismos para er si somos erdaderos seguidores de (risto, pues estos disc*pulos sencillamente repet*an lo que (risto hab*a enseñado desde el principio. En Juan 34)35, +l dice) 1Si el mundo los odia a ustedes, sepan que a m* me odió primero. Si ustedes %ueran del mundo, la gente del mundo los amar*a, como ama a los su!os. 6ero !o los escog* a ustedes entre los que son del mundo ! por eso el mundo los los odia, porque !a no son del mundo.2 mundo.2 osotros podemos a%irmar que iimos en 1tiempos de pa&2 a di%erencia de 1tiempos de persecución,2 pero el mundo nunca dejar# de odiar a los erdaderos cristianos. Si nosotros no hemos llegado a entender esta gran erdad, toda*a no sabemos de la erdadera naturale&a del cristianismo. /uchos de los m#rtires %ueron a sus muertes llenos de go&o ! alabando a 'ios por haber sido hallados dignos de su%rir por +l. 7Somos nosotros dignos de su%rir por +l8 79a! su%iciente lu& en nuestras idas que pueda llearnos a un con%licto con las tinieblas de este mundo8 7O amos a satis%acernos con ser 1buenos cristianos2 estimados por el mundo8 :;ue 'ios nos a!ude< En 9ebreos 33)=>?@ dice que los hijos de 'ios) 1- %ueron apresados, aserrados, puestos a prueba, muertos a %ilo de espadaB anduieron de ac# para all# cubiertos de pieles de oejas ! de cabras, pobres angustiados, maltratadosB de los cuales el mundo no era dignoB errando por los desiertos, por los montes, por las cueas ! por las caernas de la tierra.2 :Sigamos el mismo camino, siguiendo al (ordero ensangrentado de 'ios que ellos segu*an< Am$n. Olen ! Anthon!, setiembre del C3
INTRODUCCIÓN
Estos tiempos son m#s peligrosos que los d*as agobiantes ! sangrientos de los m#rtires. os tiempos en que iimos son tristes. En erdad, ha! m#s peligro ahora que en los tiempos de nuestros antepasados, quienes su%rieron la muerte por el testimonio del Señor. 6ocos creer#n esto, pues la gran ma!or*a tiene puesta la mirada sólo en las cosas e"ternas ! isibles. D con respecto a ello, el tiempo actual es mejor porque es m#s tranquilo ! cómodo. /u! pocos en lo interno, lo que tiene que er con el alma, de lo cual todo depende, 176ues de qu$ le aproecha al hombre, si ganare el mundo entero ! perdiera su alma8 7O qu$ dar# el hombre por su alma82 /ateo 3)C. Estos tiempos son m#s peligrosos, pues en los d*as de los m#rtires, Satan#s aparec*a abiertamente por medio de sus sieros, como un león rugiente, incluso al mediod*a. As* %ue posible reconocerlo ! esconderse de $l. Adem#s, su propósito principal era destruir el cuerpo. 6ero ahora, $l iene en la noche o en el ocaso, dis%ra&ado de una e"traña pero agradable apariencia, esperando destruir el almaEn contraste, aquellos m#rtires, muchos de los cuales personas d$biles ! de edad aan&ada, jóenes ! aún otros muchos de quienes ni siquiera se ha hecho mención, no estimados por el mundo, han hecho in%initamente m#s por medio del poder de su %e, su ardiente amor a 'ios, ! especialmente la constancia que mantuieron hasta la muerte. 6or eso %ueron capaces de abandonar ! aún despreciar toda cosa isible, sacarla completamente del pensamientoB ! olidar ! dejar eternamente hasta la consumación de todas las cosas) dinero, propiedades, casas, negocios, hermanos, hermanas, padres, hijos, amigos ! parientes queridos, ! aún tambi$n sus propias idas ! cuerpos, ! todo lo que le es placentero ! deleitoso a la carne
6alabras dirigidas a los iejos ! a los jóenes) En este tiempo los jóenes ! los iejos se hallan tan pro%undamente absortos ! apegados a los asuntos terrenales que casi resulta imposible desprenderlos de all*. Es a causa del deseo inseparable que sienten por los bienes de este mundo. En este libro er#s personas, quienes en la %lor de su ida, pudieron haber ganado mucho, pero no lo buscaron, pues no quer*an perder el premio celestial. Estos ten*an cora&ones contentosB se est*an con pieles de animales para protegerse del %r*o ! la desnude&, i*an en cabañas o cho&as sencillas para re%ugiarse de la lluia, el iento, el grani&o ! la nieeB com*an pan para saciar el hambre ! beb*an agua para apagar la sed. /#s que eso no ten*an. Thielman Jans an Fraght, julio de 34G
La invocación del autor :6erdóname, oh mi Señor ! mi 'ios< ;ue !o, que no so! sino polo ! ceni&a, me acerque a Ti- Tu siero 'aid, un hombre con%orme a tu propio cora&ón, cantó) 16reciosa es a la ista del Señor la muerte de sus santos.2 Salmos 33)34 33)34 Sin embargo, lo que realmente causó que mis l#grimas ca!eran %ue el recuerdo de los su%rimientos ! la muerte de tus m#rtires, corderos inde%ensos, totalmente inocentes, lleados al agua, al %uego, a la espada ! a las bestias salajes en la arena. All* para su%rir ! morir por la causa de tu nombre. 6ero e"periment$ gran go&o al contemplar la con%ian&a ia que ellos ten*an en tu gracia ! cu#n alientemente lucharon en su camino para entrar por la puerta estrecha. :Ah, cu#n a menudo sent* deseos de haber participado con ellos< /i alma %ue con ellos a la prisión. Do los animaba en el tribunal a soportar pacientemente, sin quejarse ni estremecerse, la sentencia de la muerte. Tue la impresión de haber ido con ellos al lugar de la ejecución, al cadalso ! a la estaca, dici$ndoles en su última prueba) 16eleen alientemente, queridos queridos hermanos ! hermanas. a corona de la ida les espera.2 (asi cre* que hab*a muerto con ellos. (u#n inseparablemente estuo ligado mi amor a tus m#rtires por la causa de tu santo nombre. Hillem Jans, otro campeón de (risto, %ue quemado io en Imsterdam en mar&o de 34G, despu$s de haberse es%or&ado para estar presente en la ejecución de su querido hermano 6eter Fecjen, ! animarlo con o& %uerte) 16elea alientemente, querido hermano.2
6KL/EKA 6AKTE LOS MÁRTIRES EN EL PERIODO DE D E LA ILESIA PRIMITI!A PRIMITI!A Por "u# $ue %er&e'uida la i'le&ia %ri(itiva El periodo de la iglesia primitia abarca desde el tiempo de los apóstoles, el = d.( hasta el concilio de icea que tuo lugar el =C4 d.( En el principio, antes que Jerusal$n %uera destruida el año > por los romanos, %ueron los jud*os los que persegu*an a los cristianos. os jud*os no aceptaron los cambios que 'ios hab*a introducido por medio de (risto. /ientras los jud*os eran parte de un reino terrenal ! luchaban en guerras para de%ender su territorio, los cristianos eran ciudadanos de un reino celestial ! amaban a sus enemigos. os cristianos !a no estaban sujetos a la le! de los sacri%icios, los die&mos, el s#bado, las %iestas solemnes, el sacerdocio ! en muchos otros aspectos de la le!. Ahora ellos i*an bajo otras le!es m#s altas ! per%ectas) las enseñan&as enseñan&as ! los mandamientos de (risto. 6oco a poco la oposición de los jud*os menguó, pero la crueldad de los romanos comen&ó a nacer. 'ebido a las persecuciones por parte de los jud*os, los cristianos hu!eron ! se dispersaron en todo el territorio del Lmperio romano, predicando el reino de los cielos ! haciendo disc*pulos. El estilo de ida de los cristianos %undado en los principios de (risto %ue principalmente lo que causó la %uria de los romanos. En el Lmperio romano, la adoración a los dioses ! la religión o%icial estaban ligadas estrechamente al gobierno ! a la ida diaria de las personas. 6ero los cristianos despreciaban a los dioses ! a sus templos. As*, los paganos cre*an que la actitud de los cristianos atraer*a el enojo de los dioses. Tertuliano, escribiendo a los romanos cerca del segundo siglo, dice) 1Mstedes piensan que los cristianos son la causa de toda desdicha común ! de toda a%licción que iene sobre el pueblo. Si el r*o T*bet sube hasta las murallas de la ciudadB si el ilo no llega a regar los camposB si el cielo est# sereno ! no da lluiaB o si ha! un terremotoB si ha! hambre ! pestilenciaB inmediatamente el pueblo grita) 1:os cristianos a los leones<2 Tambi$n, todo ciudadano deb*a rendir homenaje a la estatua del emperador reinante como s*mbolo de sumisión. 6ero los cristianos no lo hac*an. os romanos eran guerreros ! se hallaban en tiempos de e"pansión ! conquista de nueos territorios ! deb*an salir a luchar por su patria. 6ero los cristianos no participaban en tales guerras, tampoco ser*an como ministros o sieros del estado romano. 6or otro lado, los cristianos miraban con desprecio las diersiones groseras de los romanos) los teatros, los banquetes, las luchas de gladiadores, el coliseo. 6or estas ! muchas otras ra&ones, los cristianos eran considerados como los peores anarquistas, trastornadores del orden social, enemigos del Lmperio ! de la ra&a humana, dignos de ser ra*dos de la tierra. 3 (elso, un %ilóso%o cr*tico del cristianismo, escribió lo siguiente re%erente a los cristianos, por medio de lo cual podemos saber cómo e*an los romanos a los cristianos Nclaro, no todo lo que los romanos escribieron era cierto, pues hubo acusaciones tanto erdaderas como %alsas) 19a! una ra&a nuea de hombres nacidos a!er, sin patria ni tradiciones, asociados entre s* contra todas las instituciones religiosas ! ciiles, perseguidos por la justicia, uniersalmente cubiertos de in%amia, pero auto glori%ic#ndose con la común blas%emia) son los cristianos. /ientras las sociedades autori&adas ! organi&aciones tradicionales se reúnen abiertamente ! a la lu& del d*a, ellos mantienen reuniones secretas e il*citas para enseñar ! practicar sus doctrinas...2 N3>5 d.( os cristianos de aquella $poca tomaron en serio las palabras de (risto en los eangelios ! las obedecieron literalmente. Ellos ieron el erdadero cristianismo en el ejemplo io de los apóstoles. Seguir a (risto) su ida ! su mensaje, les causó un con%licto intenso con el mundo de aquel entonces. (omencemos entonces por este largo iaje, %ascinante para todos los buscadores de la erdad.
1 6ara obtener una in%ormación m#s detallada de las mismas %uentes antiguas sobre el cristianismo ! su relación con el juda*smo ! el Lmperio romano, $ase nuestro Diccionario de la iglesia primitiva primitiva bajo los t*tulos Ley mosaica ! Cristianismo respectiamente, publicado por PPP.laigle PPP.laiglesiaprimitia.c siaprimitia.com om
Capítulo 1
Los mártires del siglo I El a%ó&tol Feli%e) con &u ca*e+a atada a un %ilar $ue a%edreado en ,ier-%oli&) Fri'ia) el ./ d0C
El apóstol Qelipe siendo apedreado hasta morir con su cabe&a atada a un pilar.
Qelipe, natio de Fetsaida, Ralilea, tuo una esposa e hijas de idas honorables. Juan 3)@@. (risto lo llamó para ser su disc*pulo, ! $l lo siguió durante los tres años de su ministerio en la tierra. 'espu$s de haberse distribuido los pa*ses, enseñó por arios años en (intia, donde %undó muchas iglesiasB ! desde Siria hasta la parte m#s alta del Asia ca!ó en su parte, donde cimentó la %e en muchos de esos lugares. Qinalmente ino a Qrigia e hi&o muchas señales en 9ier#polis. All*, los ebionitas, C quienes no sólo negaban la diinidad de (risto, sino tambi$n adoraban *dolos, continuaron obstinadamente en sus doctrinas blas%emas e idol#tricas, ! no escucharon a este apóstol de (ristoB sino que lo aprehendieron, ! habiendo atado su cabe&a unida a un pilar, lo apedrearon. 'e esta manera pasó la muerte por $l ! ca!ó dormido en el Señor. D su cuerpo %ue enterrado en la ciudad de 9ier#polis.
1aco*o) 2er(ano del Se3or) arro4ado del te(%lo) a%edreado 5 a+otado a (uerte con un 'arrote) 67 d0C0
2 os ebionitas %ueron una secta her$tica que cre*a en Jesús como el /es*as jud*o. o obstante, no aceptaban su diinidad ! continuaron guardando la le! de /ois$s. Si desea tener ma!or in%ormación sobre las enseñan&as de los ebionitas, le recomendamos leer nuestro Diccionario de la iglesia primitiva bajo el tema 19erejes, herej*as.2 LL.=.3.
Jacobo, despu$s de haber sido empujado desde el pin#culo del templo ! haber sido apedreado, un hombre le golpea la cabe&a con un garrote, mientras $l ora por sus perseguidores, terminando as* con $l.
A Jacobo se le llama el hermano del Señor en R#latas 3)3G. Que nombrado por los apóstoles como el primer obispo de la iglesia en Jerusal$n. Esto sucedió poco tiempo despu$s de la muerte de (risto. +l ejerció %ielmente los deberes de su cargo durante treinta años, llegando a conertir a muchos al cristianismo. Esto lo hi&o no solamente por medio de la enseñan&a pura de (risto, sino tambi$n por medio de su ida santa. Que por eso que se le llamaban el Justo. +l %ue mu! %irme ! santo, un erdadero na&areo, tanto en su estimenta como en el comer ! beberB oraba a diario por la iglesia de 'ios ! por el bien común. Este apóstol escribió una ep*stola para el consuelo de las doce tribus que se hallaban dispersas por las naciones. Escribe) 1Santiago, siero de 'ios ! del Señor Jesucristo, a las doce tribus que est#n en la dispersión) Salud. 9ermanos m*os, tengan por sumo go&o cuando se hallan en diersas pruebas2 Santiago 3)3?C. 6ero aunque consolaba a los que cre*an en el nombre de (risto con muchas ! mu! e"celentes ra&ones, los jud*os inconersos no pod*an su%rir sus enseñan&as. Entonces Anan*as, auda& ! cruel, hombre joen entre ellos, siendo el sumo sacerdote, lo ordenó a que se presentara delante de los jueces para que lo obligaran a negar que Jesús es el (risto, ! lo %or&aran a renunciar al 9ijo de 'ios ! al poder de su resurrección. (on estos propósitos, el sumo sacerdote, los escribas ! los %ariseos lo plantaron sobre el pin#culo del templo durante el tiempo de la pascua para que renunciara a (risto delante de todo el pueblo. 6ero cuando estuo de pie delante del pueblo, con%esó con ma!or con%ian&a que Jesucristo era el /es*as prometido, el 9ijo de 'ios, que +l est# sentado a la diestra de 'ios, ! que oler# otra e& en las nubes del cielo para ju&gar a los ios ! los muertos. Escuchando el testimonio de Jacobo, la multitud del pueblo alabó a 'ios, magni%icando el nombre de (risto. En consecuencia, los enemigos de la erdad clamaron) 1:Oh, el Justo tambi$n ha errado< :Saqu$moslo de aqu*, pues es peligroso<2 Entonces lo arrojaron de all* ! lo apedrearon. 6ero no murió por la ca*da ! el ser apedreado, sino que solamente las piernas se le hab*an %racturado. +l entonces, arrodillado, oró por aquellos que lo hab*an apedreado, diciendo) 16erdónalos, SeñorB pues no saben lo que hacen.2 A cuenta de esto, uno de los sacerdotes pidió salarle la ida, diciendo) 17;u$ hacen8 El Justo ora por nosotros. :'ejen de apedrearlo<2 6ero otro de los que estaba presente, teniendo en la mano un garrote, lo golpeó en la cabe&a hasta hacerlo morir. 'urmió en el Señor ! lo enterraron en el sitio donde hab*a sido arrojado del templo. Esto sucedió en el año = d.(. Que el año s$ptimo del reinado de erón. El sumo sacerdote Anan*as instigó este lamentable hecho.
Marco& el evan'eli&ta) (urió en ca(ino al &er arra&trado 2a&ta lle'ar a la e&taca en Ale4andr8a) 6/ d0C
/arcos, siendo arrastrado con gar%ios ! cuerdas hasta las a%ueras de la ciudad, Alejandr*a.
/arcos el eangelista %ue sobrino de Fernab$. Su madre, una mujer piadosa, dio su casa en Jerusal$n para reunir all* a los cristianos. +l acompañó a 6ablo ! Fernab$ en sus iajes misioneros, pero en el iaje a 6am%ilia, regresó a Jerusal$n. 9echos 3C)C4B 3=)3=. Tiempo despu$s, el apóstol 6ablo lo recomendó a la iglesia de (olosas, pidi$ndoles que lo recibieran como a un compañero en el reino de 'ios. Tambi$n ordenó a Timoteo traer a /arcos con $l, porque era útil para su ministerio. (ol.@)3B 3 Ti.@)33. Este /arcos estaba en prisión con 6ablo ! lo sirió %ielmente en sus cadenas. Qilemón C=,C@. El apóstol 6edro en su ep*stola llamó a /arcos hijo su!o 3 6edro 4)3=B indudablemente porque por medio del eangelio lo hab*a regenerado en (risto. uego, llegó a ser su disc*pulo, int$rprete ! escritor del eangelio que $l hab*a enseñado. Tiempo despu$s, cuando /arcos %ue eniado por 6edro a Egipto, iajó a tra$s de Aquilea, la ciudad capital de Qriol, donde conirtió a muchos a la %e ! nombró a 9erm#goras como obispo de esa iglesia. uego iajó a I%rica) ibia, /armórica ! 6ent#polis con la enseñan&a del eangelio. Ke%erente al %in de su ida, Ralecio declara que $l murió como m#rtir) En el octao año del gobierno de erón, en la %iesta de la pascuaB mientras /arcos predicaba el recuerdo bendito del su%rimiento ! la muerte de (risto a la iglesia de Alejandr*a, los sacerdotes paganos ! la población entera se apoderó de $l. (on ganchos ! cuerdas amarraron su cuerpo, lo sacaron de la congregación arrastr#ndolo por las calles hasta %uera de la ciudad. /ientra era arrastrado su carne se adher*a a las piedras ! su sangre salpicaba sobre el suelo, hasta que con las últimas palabras pronunciadas por su Salador, entregó su esp*ritu en las manos del Señor. uego, los paganos intentaron quemar su cuerpo muerto, pero !a que %ueron impedidos por una tormenta, los cristianos lo tomaron ! lo sepultaron. Esto sucedió el C3 de Abril del @ d.(
LAS DIE9 PERSECUCIONES SANRIENTAS CONTRA LOS CRISTIANOS EN D:AS DEL IMPERIO ROMANO LA PRIMERA PERSECUCIÓN IMPERIAL CONTRA LOS CRISTIANOS ;A1O EL EMPERADOR NERÓN) 66 D0C En cuanto a la manera en que los cristianos %ueron torturados ! muertos en tiempos de erón, A. /elino da la siguiente narración de T#cito ! de otros escritores romanos. (uatro %ormas de tortura e"tremadamente crueles e innaturales %ueron empleadas contra los cristianos.
6rimeramente, los est*an con pieles de animales dom$sticos ! salajes para luego ser despeda&ados por perros u otros animales salajes. En segundo lugar, siguiendo el ejemplo de su Salador, los %ijaban ios a cruces de diersas maneras. En tercer lugar, despu$s de herirlos cruelmente con a&otes o aras, los cristianos inocentes eran quemados ! ahumados por los romanos, poniendo antorchas ! l#mparas debajo de sus hombros ! en otras partes blandas de sus cuerpos desnudos. Tambi$n los quemaban con irutas de madera encendidas ! con haces de leña. 6ara eso, ataban a los cristianos a estacas que costaban apenas medio estatero, que es como un centao cada una. 6or tal motio, a los cristianos se les consideraba personas de poco alor, ! as* eran quemados a %uego lento. En cuarto lugar, estos m#rtires cristianos acusados miserablemente eran usados como elas, antorchas o l#mparas, para dar lu& ! as* iluminar de noche los coliseos romanos. A algunos los ataban o claaban a estacas, sujet#ndolos con un gancho que les insertaban por la garganta para que no pudieran moer la cabe&a cuando derramaban sobre su cabe&a cera, sebo ! otras sustancias in%lamables e hirientes, ! entonces les prend*an %uego. (omo resultado de esto, toda la materia untuosa del cuerpo humano, derriti$ndose al caer, iba %ormando surcos largos sobre las arenas del teatro. 'e este modo, seres humanos eran encendidos como antorchas ! quemados como lumbreras en la noche para los malados romanos. Juenal ! /arcial, ambos poetas romanos, as* como tambi$n Tertuliano, cuentan esto de manera di%erente, diciendo que los romanos los enol*an en un manto de dolor o de %uego, atando sus manos ! pies, a %in de que se les derritiera el mismo tu$tano de los huesos. o que es m#s, A. /elino declara de los !a mencionados autores, en lo concerniente a aquellos mantos, que los tales eran hechos de papel o de lino. os empapaban gruesamente de aceite, brea, cera, resina, sebo o a&u%re, ! se los rociaba por todo el cuerpo para luego encenderlos. 6ara presenciar este espect#culo, erón donó sus jardines, apareciendo $l mismo entre la gente, lleando la ropa de un cochero, tomando parte actia en los juegos como cochero ! guiando un carro puesto de pie en el circo. A continuación una cita de T#cito, un historiador romano no cristiano, describe los tormentos de la primera persecución imperial contra los cristianos lleada a cabo por erón) A %in de contrarrestar el rumor Nque señalaba a erón como el culpable del incendio de Koma, $l acusó a personas llamadas por la gente 1cristianos2 ! quienes eran odiados por sus %echor*as, culp#ndolos ! conden#ndolos a los ma!ores tormentos. El (risto de quien hab*an tomado el nombre, hab*a sido ejecutado en el reino de Tiberio por el procurador 6oncio 6ilatosB pero aunque esta superstición hab*a sido abandonada por un momento, surgió de nueo, no sólo en Judea, el pa*s original de esta plaga, sino en la misma Koma, en cu!a ciudad cada ultraje ! cada erg0en&a encuentra un hogar ! una gran diseminación. 6rimeros unos %ueron detenidos ! con%esados, !, despu$s, bas#ndose en su denuncia, un gran número de otros, quienes no eran acusados del crimen del incendio sino del odio a la humanidad. Su ejecución Nla muerte de los cristianos constitu!ó una diersión públicaB %ueron cubiertos con las pieles de %ieras ! despu$s deorados por perros, cruci%icados o lleados a la pira ! quemados al enir la noche, iluminando la ciudad. 6ara este espect#culo erón %acilitó sus jardines, ! hasta preparó juegos de circo en los cuales se me&cló con el pueblo con el traje de carretero, o montado en un carro de carrera. =
Pa*lo) el a%ó&tol de Cri&to) %er&e'uido 5 $inal(ente deca%itado en Ro(a *a4o el e(%erador Nerón) 6< d0 C0
3 Esta cita %ue tomada de nuestro Diccionario de la iglesia primitiva del tema Persecución, publicado por
PPP.laiglesiaprimitia.com
El apóstol 6ablo, decapitado en Koma, G d.(.
Saulo, despu$s llamado 6ablo, era de descendencia jud*a, hebreo de la tribu de Fenjam*n. 6ero en cuanto a su padre ! madre, no se encuentra ningún registro en las Sagradas Escrituras. En cuanto al lugar de su nacimiento, sus padres, !a sea por la persecución, o por la guerra romana o por alguna otra ra&ón, dejaron su lugar de residencia entre la porción de Fenjam*n, ! %ueron a iir en la ciudad romana libre de (ilicia, llamada Tarso. All* nació 6ablo quien a pesar de ser jud*o, por ra&ón del priilegio de nacer en tal ciudad, llegó a ser un ciudadano romano. En cuanto a su educación temprana, %ue diligentemente instruido por el sabio Ramaliel en la le! de sus padres. iió sin %alta, según la le! de /ois$s ! de los santos pro%etas, ! de la %orma m#s estricta según la costumbre jud*a. 6ero puesto que aún no hab*a sido instruido correctamente en la doctrina del santo eangelio, mani%estó un celo equiocado, ! persiguió a la iglesia de (risto. S*, al punto que en la muerte de Esteban, guardó las ropas de los que le dieron muerte. 6ero despu$s, habiendo obtenido cartas de los sacerdotes de Jerusal$n a las sinagogas de 'amasco, en las que se ped*a traer presos a hombres ! mujeres que con%esaban el nombre de (risto, el Señor del cielo lo detuo en su camino, diciendo) 1Saulo, Saulo, 7por qu$ me persigues8 +l respondió) 7;ui$n eres, Señor82 D le dijo) 1Do so! Jesús, a qui$n tú persiguesB dura cosa te es dar coces contra el aguijón. +l, temblando ! temeroso, dijo) Señor, 7qu$ quieres que !o haga82 D el Señor le dijo) 1e#ntate ! entra en la ciudad, ! se te dir# lo que debes hacer.2 os hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, o!endo a la erdad la o&, pero sin er a nadie. Entonces Saulo se leantó de tierra, ! abriendo los ojos, no e*a a nadieB as* que, lo llearon por la mano a 'amasco, donde estuo tres d*as sin er, ! no comió ni bebió. 9ab*a entonces en 'amasco un disc*pulo llamado Anan*as, a quien el Señor dijo en isión)- e#ntate, ! e a la calle que se llama 'erecha, ! busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de TarsoB porque he aqu*, $l ora- Entonces Anan*as respondió) Señor he o*do de muchos acerca de este hombre, cu#ntos males ha hecho a tus santos en Jerusal$n- El Señor le dijo) e, porque instrumento escogido me es $ste, para llear mi nombre en presencia de los gentiles, ! de re!es, ! de los hijos de LsraelB porque !o le mostrar$ cu#nto le es necesario padecer por mi nombre. Que entonces Anan*as ! entró en la casa, ! poniendo sobre $l las manos, dijo) 9ermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde en*as, me ha eniado para que recibas la ista ! seas lleno del Esp*ritu Santo. D al momento le ca!eron de los ojos como escamas, ! recibió al instante la istaB ! leant#ndose, %ue bauti&ado2 N9echos G)@?35. As* %ue la conersión de Saulo, a quien despu$s se le llamó 6ablo ! llegó a ser uno de los principales apóstoles de nuestro Señor Jesucristo. S*, llegó a trabajar m#s abundantemente que todos los dem#s. 'e sus iajes misioneros, $l da un repaso bree en su segunda ep*stola a la iglesia de (orinto, donde escribe as*) 1'e los jud*os cinco eces he recibido cuarenta a&otes menos uno. Tres eces he sido a&otado con arasB una e& apedreado, tres eces he padecido nau%ragioB una noche ! un d*a he estado como n#u%rago en alta marB en caminos muchas ecesB en peligros de r*os, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre hermanos %alsos, en trabajo ! %atiga, en muchos deselos, en hambre ! sed, en muchos a!unos, en %r*o ! desnude&2 C (orintios 33)C@?C>.
Según la primera ep*stola a los (orintios, lo arrojaron a las bestias salajes en el teatro en +%eso para que lo despeda&aran, o al menos para que tuiera que luchar por su ida con las bestias, de lo cual 'ios lo libró. En cuanto a esto, $l mismo escribió) 1Si como hombre batall$ en +%eso contra %ieras, 7qu$ me aproecha82 3 (orintios 34)=C. En cuanto a su encarcelamiento en Koma, casi todos los antiguos escritores opinan que, aunque casi todos sus amigos lo hab*an abandonado cuando le tocó presentar su de%ensa, habiendo sido lleado ante el ($sar, se de%endió tan inteligentemente contra las acusaciones de los jud*os, que se le puso en libertad por un tiempo. 6ero cu#n cierto sea, lo dejamos a su propio m$rito, ! al 'ios omnisciente. 6ero lo siguiente es cierto. /ientras estaba preso en Koma, escribió a su hijo espiritual, Timoteo, dici$ndole que !a estaba listo para ser o%recido como libación ! que la hora de su partida estaba !a a la mano. 'ijo que lo con%ortaba el pensamiento de que hab*a peleado la buena batalla, terminado su carrera, ! guardado la %e, ! que para $l !a estaba preparada una corona de justicia, la cual el Señor, el jue& justo, le dar*a en aquel d*a NC Ti. @)?5. Según los registros antiguos, $l %ue entonces decapitado a órdenes de erón, a las a%ueras de Koma, en el camino a Ostia, llamado *a Ostiense, donde los romanos ten*an el lugar de las ejecuciones, en el último año de erón, el G d. (.
El a%ó&tol Andr#& cruci$icado en Patra&) Aca5a) => d0 C0 Andr$s, el hijo de Jon#s ! hermano de 6edro, era natio de Fetsaida, Ralilea. 6rimeramente hab*a sido disc*pulo de Juan el Fautista. D !a que era ma!or que 6edro ! llegó a conocer a (risto antes que aquel, lleó a su hermano a (risto, el erdadero /es*as. Siendo pescador como 6edro, el Señor le llamó prometiendo hacerlo pescador de hombres. Juan 3)@? @@B /ateo @)35?3G +l, junto con sus compañeros en el ministerio, recibió orden de predicar el eangelio en todo el mundo ! en todas las naciones. (on este %in recibió el Esp*ritu Santo en toda su plenitud el d*a de 6entecost$s.
(ruci%i"ión del apóstol Andr$s en 6atras, Aca!a, > d.(
9abiendo marchado en obediencia al mandato de (risto, %ue a enseñar a muchos lugares, tales como 6onto, Ralacia, Fitinia, Antropo%agia, ! Escitia. Tambi$n iajó por los pa*ses nórdicos ! por los del sur, llegando a Fi&ancio, ! m#s lejos aún, hasta Tracia, /acedonia, Tesalia ! Aca!a. 6or todas partes predicaba a (risto, conirtiendo a muchos al reino de 'ios. En cuanto a la causa ! manera de su muerte, poseemos el siguiente relato) En 6atras, ciudad de Aca!a, conirtió a la %e cristiana, entre muchos otros, a /a"imilia, esposa de Agueo, el gobernador. 6or esta ra&ón el gobernador se en%ureció contra Andr$s ! lo amena&ó de muerte en la cru&. 6ero Andr$s dijo al gobernador) 1Si hubiera temido a la muerte de cru&, no habr*a predicado la majestad ! la gloria de la cru& de (risto.2
os enemigos de la erdad, habi$ndolo apresado, sentenciaron de muerte al apóstol Andr$s. +l %ue go&osamente al lugar donde iba a ser cruci%icado. legando a la cru&, dijo) 1:Oh, amada cru&< Rrandemente te he anhelado. /e go&o al erte aqu* al&ada. A ti me acerco con una conciencia pac*%ica ! con alegr*a, deseando !o ser tambi$n cruci%icado, como disc*pulo de (risto quien %ue colgado en la cru&.2 D el apóstol entonces dijo m#s) 1(uanto m#s me acerco a la cru&, m#s me acerco a 'ios. D entre m#s lejos est$ de la cru&, m#s lejos permane&co de 'ios.2 El santo apóstol estuo colgado en la cru& durante tres d*as. Sin embargo, no se calló !, mientras pod*a moer la lengua, instru*a a los que en*an junto a la cru& a creer en la erdad, diciendo entre otras cosas) 1Rracias a m* Señor Jesucristo que, habi$ndome usado por algún tiempo como embajador de su 6alabra, me permite ahora tener este cuerpo, para que !o, por medio de una buena con%esión, pueda obtener la gracia ! la misericordia. /ant$nganse %irmes en la 6alabra ! en la doctrina que han recibido, instru!$ndose los unos a los otros, para que puedan iir juntamente con 'ios en la eternidad ! recibir el %ruto de sus promesas.2 os cristianos ! otras personas piadosas suplicaron al gobernador que les entregara a Andr$s para bajarlo de la cru&. N6ues al parecer, a $l no lo claaron en la cru& como (risto, m#s bien lo amarraron. 6ero cuando el apóstol se enteró de aquello, al&ó la o& a 'ios, diciendo) 1:Oh, Señor Jesucristo<, no permitas que tu siero que aqu* cuelga de este #rbol por tu nombre, sea soltado otra e& para morar entre los hombresB sino rec*beme. :Oh m* Señor, m* 'ios< A quien he amado, a quien he conocido, a quien me a%erro, a quien deseo er, ! en quien so! lo que so!.2 D habiendo dicho estas palabras, el santo apóstol entregó su esp*ritu en manos de su 6adre celestial.
To(-&) a%ó&tol de Cri&to) ator(entado con $ierro& al ro4o vivo) ec2ado al 2orno 5 &u co&tado tra&%a&ado con lan+a& %or lo& &alva4e& en Cala(ina alrededor del a3o => d0C0 Tom#s, llamado '*dimo, era natio de Ralilea ! su ocupación, según parece, era pescador NJuan 33)3. 'e sus padres ! del tiempo de su conersión, no nos in%orman nada los eangelios. Solamente hacen mención de su llamamiento al apostolado N/ateo 3)=. +l mostró su amor ! a%ecto ardiente que ten*a para (risto cuando e"hortaba a sus hermanos que %ueran a Jerusal$n para morir con $l NJuan 33)3. 6ero puesto que aún no hab*a resistido hasta la sangre ! habiendo obrado mal en la muerte de (risto, $l ! los dem#s disc*pulos abandonaron al Señor en tiempo de prueba NJuan 3@)4B /ateo C)=3. 'espu$s, cuando el Señor hab*a resucitado ! aparecido a los dem#s apóstoles en ausencia de Tom#s, $l no pod*a creer, como dijo, 1si no metiere mi dedo en el lugar de los claos2 con los cuales el Señor hab*a sido cruci%icado ! 1metiere mi mano en su costado, no creer$2. 6ero, cuando el Señor ino de nueo ! apareció tambi$n a $l, Tom#s le dijo) 1:Señor m*o ! 'ios m*o<2 NJuan C)C@?C5.
El apóstol Tom#s siendo lleado al horno ardiente en la Lndia.
'espu$s de esto, $l junto con los dem#s apóstoles recibió mandamiento de predicar el eangelio por todo el mundo ! bauti&ar a los cre!entes. 6ara este %in, die& d*as despu$s, en el d*a de 6entecost$s, $l ! sus condisc*pulos recibieron el Esp*ritu Santo en plena abundancia N/ateo C5)3G,C ! /arcos 3)34,3.
Según otros libros históricos, a Tom#s le tocó eangeli&ar a las naciones de la Lndia, Etiop*a ! muchas m#s. 6arece que ten*a miedo de los #rabes ! de los pueblos salajes de la Lndia. Sin embargo, habiendo sido %ortalecido por 'ios, obedecióB ! muchos abra&aron a la erdad por medio de su obra. Kespecto a la muerte de Tom#s, la historia m#s er*dica encontrada es la siguiente) En (alamina, una ciudad de las Lndias Orientales, $l puso %in a la idolatr*a abominable de los paganos, quienes adoraban a una imagen del sol. 6or medio del poder de 'ios obligó al maligno que destru!era la imagen. 6or tanto, los sacerdotes paganos lo acusaron delante de su re!, quien lo sentenció a ser quemado con %ierros calentados al rojo io ! despu$s a ser echado a un horno de %uego ardiendo. 6ero cuando los sacerdotes idólatras, parados delante del horno, ieron que el %uego no le dañaba, traspasaron su costado con lan&as ! de esta manera $l dio testimonio del Señor Jesucristo, siendo constante hasta el %in. Según la historia, su cuerpo %ue sacado de las ascuas ! sepultado en el mismo lugar.
LA SEUNDA PERSECUCIÓN CONTRA LOS CRISTIANOS ;A1O EL EMPERADOR DOMICIANO ?UE COMEN9Ó EL <7 D0C Luca& el evan'eli&ta) col'ado de un -r*ol de olivo) recia) <7 ucas, según el testimonio de los antiguos, nació en Siria, Antioqu*a. Que m$dico de ocupación ! parece que no ten*a esposa. Que la oluntad de 'ios usarlo como un m$dico de almas. (on dicho %in, dejó a la humanidad dos libros e"celentes de medicina espiritual) el Eangelio ! los 9echos de los apóstoles. Según la opinión de Jerónimo, antes de su conersión, %ue un jud*o pros$lito, descendiente gentilB lo cual es bastante probable, !a que de acuerdo al juicio de los ling0istas, su estilo es m#s e"celente ! per%ecto en griego que en hebreo. 'espu$s de lo cual, se conirtió al cristianismo por medio de la predicación de 6ablo el =5 d.( legó a ser un disc*pulo de los apóstoles, pero especialmente un compañero de iajes del apóstol 6abloB pues $l estuo con el apóstol en muchas di%icultades ! peligros por mar ! tierra. ucas estuo unido a 6ablo ! %ue su especial amigo en tal grado que, según los antiguos, $l escribió el Eangelio bajo su dictado e instrucción. ucas, por tanto, no sólo acompañó a 6ablo en sus iajes, sino tambi$n durante su encarcelamiento en Koma. +l compareció dos eces junto con 6ablo ante el emperador erón. Kespecto a su %in, algunos escribieron que, mientras predicaba en Rrecia, %ue colgado a un #rbol de olio por los paganos imp*os.
ucas, colgado de la rama de un #rbol de olio por los griegos incr$dulos 0
El a%ó&tol 1uan de&terrado a la i&la de Pat(o&) <= d0 C. Juan, apóstol ! eangelista, %ue uno de los hijos de ebedeo ! hermano de Jacobo el ma!or. ació en a&aret ! era pescador de o%icio N/ateo @)C3. A $l lo llamó (risto cuando lo io ocupado junto con su padre, remendando las redes para la pesca. En seguida dejó las redes, el barco ! su padre, !, con Jacobo, su amado hermano, siguió a (risto.
'espu$s de ser disc*pulo, se conirtió en apóstol de (risto ! %ue contado entre los doce que el Señor hab*a escogido para su sericio. 'espu$s de la resurrección de (risto, se mostró tan ansioso que al correr hacia la tumba del Señor juntamente con 6edro, su compañero apóstol, se le adelantó a 6edro, mostrando as* el a%ecto que sent*a por su Señor quien hab*a su%rido una muerte deshonrosa ! que hab*a sido enteramente abandonado por sus dem#s amigos. Juan C)@ Años m#s tarde, a %in de re%utar los errores hechos por Ebión ! (erinto, @ quienes negaban la diinidad de (risto, $l escribió su eangelio para glori%icar ! e"altar a su Salador, comen&ando de esta manera) 1En el principio era el erbo, ! el erbo era con 'ios, ! el erbo era 'ios. Este era en el principio con 'ios. Todas las cosas por $l %ueron hechas, ! sin $l nada de lo que ha sido hecho, %ue hecho.2 Tambi$n leemos) 1D aquel erbo %ue hecho carne2 Juan 3)3?3@. (on estas palabras, nos da a entender la erdadera encarnación del 9ijo de 'ios, a quien sea la alaban&a ! la gloria para siempre. Am$n. A Juan se le llama en el eangelio el amado del Señor, o el disc*pulo a quien Jesús amaba, porque el Señor amó a Juan de manera especial. 6ero !a que es la oluntad de 'ios llear a sus hijos a la gloria por medio de mucha tribulación ! a%licción, este amado amigo de (risto tampoco se pudo escapar, sino que a tra$s de toda su ida %ue probado con diersas tribulaciones, según lo que el Señor les hab*a dicho a $l ! a su hermano Jacobo) 1A la erdad, del aso que !o bebo, beber#n, ! con el bautismo con que !o so! bauti&ado, ser#n bauti&ados2 /arcos 3)=G. Es decir, ser#n sujetos al su%rimiento ! a%licción como %ue sujeto (risto. Esto llegó a cumplirse en $l de arias maneras. os antiguos escritores escribieron que en Koma lo metieron en una tina llena de aceite hiriendo, pero que milagrosamente de ella %ue salo, el m$rito de lo cual dejamos sin dudarlo. Tambi$n según las Escrituras, es cierto, que a $l le tocó pasar largo tiempo en la des$rtica isla de 6atmos, donde hab*a sido desterrado por causa del testimonio de Jesucristo. (on respecto a ello, Juan mismo hace esta declaración) 1Do Juan, su hermano, tengo parte con ustedes en la tribulación, en el reino ! en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada 6atmos, por causa de la palabra de 'ios, ! el testimonio de Jesucristo2 Apocalipsis 3)G. 6ero por qui$n o por qu$ hab*a sido desterrado a esa des$rtica isla, no nos dicen las Escrituras, e"cepto que $l estaba en tribulación por la 6alabra ! por el Señor. Algunos de los escritores antiguos, sin embargo, sostienen que el emperador 'omiciano desterró a Juan en G> d.(, quien lo hab*a sentenciado ! desterrado all* en su ira ! disgusto, porque Juan predicaba la 6alabra de 'ios. En dicha isla, situada en el /editerr#neo entre Asia menor ! Rrecia, apro"imadamente a unos ciento noenta ilómetros hacia el noroeste de Jerusal$n, %ue en erdad abandonado por todos, qued#ndole solamente la compañ*a de %ieras salajes ! animales enenosos que habitaban aquel lugar. o obstante, el Señor habitó junto con $l, d#ndole su consuelo celestial. 'urante su destierro, el Señor se le presentó ! reeló a Juan muchas cosas hermosas ! isiones gloriosas en cuanto a la condición de la iglesia de 'ios hasta el %in del mundo.
4 Si desea saber m#s sobre las enseñan&as de estos %alsos maestros de los siglos uno ! dos, le recomendamos leer nuestro Diccionario de la iglesia primitiva bajo el tema 19erejes, herej*as.2
El apóstol Juan desterrado a la isla de 6atmos, G> d.(
+l escribió su Apocalipsis o Keelación, un libro e"celente, lleno de diinas ! er*dicas pro%ec*as, procedente de las isiones ! celestes apariciones. Algunas han sido !a cumplidas, pero otras aún %altan por cumplirse. (uando la hora de su partida se acercaba, el Señor le habló en esa isla, diciendo) 1(iertamente engo pronto2, ! Juan contestó con un alma llena de consuelo) 1Am$nB s*, en Señor Jesús2 Apocalipsis CC)C. (uando el emperador 'omiciano, quien lo hab*a desterrado a esa isla, murió ! era reinaba en su lugar, Juan %ue librado ! lleado de uelta a +%eso, donde antes hab*a sido obispo de la iglesia. Esto ocurrió como en el año GG d. (. según la historia. (onsecuentemente, el con%inamiento de Juan duró dos años all*. os antiguos escriben que toda*a su%rió mucho por el nombre de (risto ! %ue obligado a beber eneno. 6ero el eneno no le hi&o daño según la promesa de (risto. Qinalmente murió en pa& en +%eso, durante el reinado del emperador Trajano, despu$s de haber serido en el santo eangelio por cincuenta ! un años, siendo !a de la edad de ochenta años. D as*, esta gran lu& reposa en el Asia.
Capítulo 2
Los mártires del siglo II LA TERCERA PERSECUCIÓN CONTRA LOS CRISTIANOS ;A1O EL EMPERADOR TRA1ANO ?UE COMEN9Ó EL @> D0C (on el comien&o del segundo siglo, 3C d.(, surgió la tercera persecución pagana contra los cristianos bajo el Emperador Trajano. Estando instigado por /amertinus, el gobernador de Koma, ! Targuinus, el encargado de la adoración de los dioses paganos, persiguió a los cristianos en una manera horrible, ! les dio una muerte indigna. Era llamado un buen emperador, pero era mu! supersticioso en cuanto a la adoración pagana. 6or esta ra&ón %ue persuadido m#s %#cilmente a emprender este lamentable trabajo. Otra cosa que no a!udaba a los cristianos era que los sacerdotes paganos ! los idólatras pagaban grandes impuestos para e"tirpar por medio de su%rimientos ! de la muerte a los cristianos, como si $stos %ueran enemigos de 'ios ! del hombre, porque se opon*an a sus dioses.
I'nacio) di&c8%ulo del a%ó&tol 1uan) devorado %or la& $iera& &alva4e& en el circo de Ro(a) @@@ d0 C0 Lgnacio, un disc*pulo del apóstol Juan, ! sucesor de 6edro ! de Eodio, estuo en el sericio de la iglesia de (risto en Antioqu*a, Siria. Era hombre mu! temeroso de 'ios, %iel ! diligente en su obra. Se le apodaba Teó%oro, que quiere decir 1el portador de 'ios,2 aparentemente debido a que con %recuencia portaba el nombre de 'ios ! su Salador en la boca !
porque lleaba una ida notablemente piadosa. A menudo se le o*a decir) 1a ida del hombre es una muerte continua, a menos que (risto ia en nosotros.2 Tambi$n) 1El (risto cruci%icado es mi único ! completo amor.2 D) 1El que se permite llamar por alguien que no sea (risto, no es de 'ios.2 D tambi$n) 1(omo el mundo odia a los cristianos, as* 'ios los ama.2 9abiendo escuchado que el emperador Trajano despu$s de las ictorias que hab*a obtenido %rente a los dacianos, los armenios, los asirios, ! otras naciones del Oriente, hab*a dado gracias a los dioses en Antioqu*a, habi$ndoles o%recido gran sacri%icio como si estas ictorias hubieran proenido de ellos, Lgnacio reprobó por ello al Emperador, ! esto, abiertamente en el templo. El Emperador, sumamente en%urecido debido a aquello, mandó que apresaran a Lgnacio. 6ero por temor a un alboroto, !a que Lgnacio era estimado por la gente de Antioqu*a, no hi&o que lo castigaran all*, sino que lo encomendó en manos de die& soldados, tra!$ndolo prisionero a Koma, para ser castigado all*. /ientras tanto, se le hi&o saber de la sentencia de muerte que le hab*an impuesto, dici$ndole de qu$ manera ! dónde habr*a de ser martiri&ado) iba a ser despeda&ado por las %ieras salajes en la ciudad de Koma. En su camino a Koma escribió arias ep*stolas de consuelo a sus amigos, los %ieles en Jesucristo, ! tambi$n a las distintas iglesias de Esmirna, +%eso, Qiladel%ia, Tralla, /agnesia, Tarso, Qilipos, ! especialmen?te a la iglesia de (risto en Koma, a la cual enió su carta antes de su llegada. Fien parece que la idea de ser despeda&ado por las dientes de las %ieras salajes estaba constantemente en su mente durante el iaje, pero no como asunto que le causara desaliento, sino como un deseo sincero. A esto se re%iere en su carta a la iglesia de Koma, escribiendo) iajando de Siria hasta Koma, por agua ! por tierra, de d*a ! de noche, lucho con %ieras salajes, apresado entre die& leopardos, a quienes cuanto m#s me acerco ! les muestro amistad, m#s crueles ! malignos se uelen. Sin embargo, a tra$s de las crueldades ! tormentos que a diario me in%ligen, me encuentro cada e& m#s ejercitado e instruidoB sin embargo, no me justi%ico. :Ojal# que !a estuiera entre las %ieras, las que est#n listas para deorarme< Fien espero que dentro de poco tiempo las encuentre tal como deseo que sean) crueles ! dispuestas a destro&arme r#pidamente. 6ero si no se abalan&an sobre m* ! me desgarran, entonces con bondad habr$ de incitarlas para que no me dejen salo, como !a a arios cristianos han dejado, sino que r#pido me despedacen ! me deoren. 6erdónenme por hablar as*. Fien s$ lo que necesito. Apenas ahora comien&o a ser un disc*pulo de (risto, no siento apego por lo isible ni por lo inisible, de lo cual el mundo se asombra. 6ara m* es su%iciente llegar a tomar parte con (risto. ;ue el diablo ! los hombres malados me a%lijan con toda %orma de dolor ! tormento, con %uego ! con la cru&, con la lucha contra %ieras salajes, con el desparramamiento de los miembros ! los huesos de mi cuerpoB todas estas cosas las tengo en poca estima, si al menos llego a dis%rutar de (risto. Sólo oren por m*, para que me sea dada %ortale&a interna ! e"ternamente, no solamente para hablar o escribir estas cosas, sino tambi$n para cumplirlas ! poder soportar. 'eseo no solamente ser llamado cristiano, sino en erdad ser hallado como tal.4 legando a Koma, %ue entregado por los soldados al gobernador junto con las cartas del Emperador que conten*an la sentencia de muerte. o mantuieron en prisión durante arios d*as, hasta cierto d*a %estio de los romanos, cuando el gobernador, siguiendo la orden del Emperador, mandó traerlo al an%iteatro. 6rimero, buscaron por medio de muchos tormentos hacerlo blas%emar el nombre de (risto ! o%recer sacri%icios a los dioses. 6ero !a que Lgnacio no se debilitaba en su %e, sino que cuanto m#s lo atormentaban m#s %ortalecido parec*a estar negando o%recer sacri%icios paganos, %ue condenado en seguida por el Senado romano a ser arrojado a los leones. (uando Lgnacio %ue lleado de la presencia del senado, hacia el an%iteatro romano, con %recuencia iba repitiendo el nombre de Jesús en la conersación que $l sosten*a con los cre!entes en su camino a la muerte. Adem#s, repet*a el nombre de Jesús en su oración secreta a 'ios. 9abi$ndosele preguntado por qu$ repet*a eso, respondió as*) 1/i amado Jesús, mi Salador, est# tan pro%undamente grabado en mi cora&ón, que !o tengo la con%ian&a de que si me abrieran el cora&ón ! lo cortaran en peda&os, el nombre de Jesús se hallar*a en cada peda&o.2 'e esta manera, el hombre piadoso indicó que no solamente la boca, sino tambi$n lo interno de su cora&ón estaban lleno del amor de Jesús, pues de la abundancia del cora&ón habla la boca. As* tambi$n 6ablo, lleno del amor de Jesucristo, ha usado en sus cartas, como doscientas eces las palabras 1nuestro Señor Jesucristo.2 El nombre 1Jesús2 escribe como quinientas eces. (uando toda la multitud se hab*a reunido para obserar la muerte de Lgnacio Npues la noticia se hab*a di%undido por toda la ciudad que un obispo hab*a sido tra*do de Siria, que según la sentencia del Emperador habr*a de luchar contra las %ieras salajes, trajeron a Lgnacio ! lo pusieron en medio del an%iteatro. Entonces, Lgnacio, de todo cora&ón, se dirigió a la multitud reunida) 1A ustedes, romanos, a todos ustedes quienes han enido a ser testigos de este combate con sus 5 Lgnacio, Carta a los romanos
propios ojos, sepan que este castigo no se me impone por mala conducta o algún crimen, pues de ninguna %orma he cometido, sino para que a!a a 'os, a quien mucho recuerdo ! a quien llegar a dis%rutar es mi deseo insaciable. 6ues, !o so! el grano de 'ios. /olido so! por muelas de bestias para que sea hallado pan puro en (risto, quien es el pan de ida para m*.2
Lgnacio, deorado por los leones en el año 333 d.(.
Estas palabras habló Lgnacio cuando se hallaba de pie en medio del an%iteatro ! escuchaba los rugidos de los leones, que tambi$n escucharon los hermanos de la iglesia que estaban en medio de la gente. As* testi%icaron ellos. Terminado Terminado esas palabras, dos espantosos ! hambrientos leones %ueron soltados hacia $l de sus %osos. Lnstant#neamente lo despeda&aron ! deoraron, sin dejar casi nada, ni de sus huesos. D as* durmió %eli& en el Señor este %iel m#rtir de Jesucristo en el año 333 d. (. en el año duod$cimo del emperador Trajano. Trajano.
Una de&cri%ción del e&tilo de vida de lo& cri&tiano& Nos cristianos son los que m#s que todas las naciones de la tierra han hallado la erdad- os mandamientos del mismo Señor Jesucristo los tienen grabados en sus cora&ones ! los guardan, esperando la resurrección de los muertos ! la ida del siglo por enir. o adulteran, no %ornican, no leantan %also testimonio, no codician los bienes ajenos, honran al padre ! a la madre, aman a su prójimo ! ju&gan con justicia. justicia. o que no quieren que se les haga a ellos ellos no lo hacen a otros. A los que los agraian, los e"hortan ! tratan de hac$rselos amigos, ponen empeño en hacer bien a sus enemigos, son mansos ! modestos... o desprecian a la iuda, no contristan al hu$r%anoB el que tiene, le suministra abundantemente al que no tiene. Si en a un %orastero, le acogen bajo su techo ! se alegran con $l como con un erdadero hermano. 6orque no se llaman hermanos según la carne, sino según el alma. Est#n dispuestos a dar sus idas por (risto, pues guardan con %irme&a sus mandamientos, iiendo santa ! justamente según se lo ordenó el Señor 'ios, d#ndole gracias en todo momento por toda comida ! bebida ! por los dem#s bienes. Ar*stides N3C4 d.(.
Per&ecucione& &evera& de lo& cre5ente& cerca del a3o @7> d0C 6or este tiempo, escribe 6. 6. J. TPisc, TPisc, los instrumentos instrumentos del diablo no pudieron pudieron inentar castigos su%icientemente su%icientemente seeros para lo que merec*an los cristianos, según ellos pensaban. 6ues %ueron igilados, tanto dentro como %uera de sus casas. os hombres gritaban contra ellos en todo lugar públicoB eran a&otados, apedreados, arrastrados ! apresadosB placas de hierro al rojo io eran aplicados a sus cuerpos desnudosB luego eran colocados dentro de un cierto instrumento diseñado para torturar a los criminales ! echados a los lugares m#s pro%undos ! m#s oscuros de las prisiones donde eran ejecutados ! a%ligidos por medio de tormentos dolorosos. la iglesia primitiva primitiva del tema Cristianismo I. , publicado por 6 Esta cita %ue tomada de nuestro Diccionario de la
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Policar%o) di&c8%ulo del a%ó&tol 1uan 5 o*i&%o de la i'le&ia de E&(irna) (artiri+ado con la e&%ada 5 el $ue'o) @.. d0 C0 eemos en el Apocalipsis que el Señor mandó a su siero Juan que escribiera ciertas cosas al #ngel de la iglesia de Esmirna, para amonestación del maestro, as* tambi$n para el bene%icio de la iglesia) 1Escribe al #ngel de la iglesia en Esmirna) El primero ! el último, el que murió ! ha uelto a iir, dice esto) Do Do cono&co tus obras, ! tus su%rimientos, ! tu pobre&a- o temas en nada lo que as a su%rir. 9e aqu*, el diablo meter# a algunos de ustedes en la c#rcel, para que sean probados, ! tendr#n tribulación por die& d*as. /antente %iel hasta la muerte, ! !o te dar$ la corona de la ida2 NAp. C)5? 3. Estas palabras del Señor Jesús indican que los cre!entes de Esmirna, ! el maestro de ellos, se hallaban en la tribulación ! la pobre&a ! que se acercaba aún m#s su%rimiento para ellos. 6or tanto, los e"hortaba a la constancia, prometi$ndoles la la corona de la ida. En cuanto al maestro de esta iglesia, muchos de los escritores antiguos dicen que era 6olicarpo, disc*pulo del apóstol Juan, por cuanto hab*a escuchado a Juan predicar la 6alabra de 'ios ! se hab*a asociado con algunos de aquellos que hab*an conocido personalmente al Señor Jesucristo. Tambi$n dicen que Juan lo hab*a nombrado obispo ! maestro de la iglesia de Esmirna. En cuanto a los su%rimientos, el Señor dijo que iban a a&otarle a $l ! a la iglesia donde era maestroB esto comen&ó tiempo despu$s. Sucedió que este buen pastor precedió, ! muchos de los corderos de su rebaño lo siguieron %ielmente. Sin embargo, es nuestro intento hablar aqu* únicamente del obispo 6olicarpo. 'icen que tres d*as antes de ser arrestado arrestado ! sentencia sentenciado do a muerte, muerte, de repente repente ca!ó dominado dominado por el sueño mientras oraba. D mientras soñaba, tuo una isión isión en la cual io la almohada sobre la que dorm*a, que comen&ó de repente a arder hasta ser completamente consumida. 9abi$ndose despertado instant#neamente por la isión conclu!ó que a $l lo iban a quemar por el nombre de (risto. (uando los que buscaban apresarlo se le acercaban, sus amigos procuraron esconderlo, lle#ndolo a otro lugar en el campo. Sin embargo, poco tiempo despu$s %ue descubierto por sus perseguidores. Ellos hab*an detenido a dos muchachos, a quienes por medio de a&otes obligaron a que les dijeran dónde se encontraba 6olicarpo. D aunque de la habitación donde se hallaba %#cilmente pudo haberse escapado a una casa que hab*a en la ecindad, no lo hi&o. /#s bien dijo) 19#gase la o olun luntad tad del Señor Señor.2 .2 Enton Entonces ces,, descen descendió dió las gradas gradas para para ir al encuen encuentro tro de sus perseg perseguid uidore oress a quien quienes es tan bondadosamente recibió, que aquellos que nunca antes lo hab*an conocido, arrepentidos dijeron) 17;u$ necesidad tenemos de darnos prisa para apresar a un hombre tan anciano82 Lnmediatamente, 6olicarpo hi&o poner la mesa para sus apresadores, insisti$ndolos con a%ecto a que comieran para poder hacer su oración sin interrupción mientras ellos com*an, lo que le %ue permitido. (uando terminó su oración ! se acabó la hora en la cual hab*a re%le"ionado sobre su ida ! encomendado la iglesia a 'ios ! a su Salador, los soldados lo sentaron sobre una asna ! lo llearon de camino a la ciudad el d*a s#bado de la gran %iesta. icetes ! su hijo 9erodes, llamado el pr*ncipe de pa&, le salieron al encuentro. o al&aron de la asna ! le hicieron sentarse junto a ellos en el carro. 'e esta manera, buscaron hacer que apostatara de (risto. As*, a $l le dec*an) 17;u$ importa decir, señor Emperador, Emperador, ! o%recer sacri%icio e incienso a $l, para salar tu ida82 Al principio principio 6olicarpo para nada respondió, pero cuando ellos persist*an en preguntar, e"igi$ndole que les diera respuesta, %inalmente dijo) 1Jam#s har$ lo que me piden ! aconsejan que haga.2 (uando ieron que 6olicarpo era inconmoible en su %e, comen&aron a insultarlo, ! al mismo tiempo le empujaron del carro. Al caer se le hirió la pierna seeramente. Sin embargo, jam#s demostró que se hab*a herido por la ca*da, sino que al leantarse, otra e& se entregó a los soldados para ser lleado al lugar de ejecución, caminando tan r#pido como si nada le molestara. Apenas 6olicarpo hab*a entrado al circo o an%iteatro donde iba a ser ejecutado, cuando se o!ó una o& del cielo, diciendo) 1S$ %uerte, :oh 6olicarpo< S$ aliente en tú con%esión, ! en el su%rimiento que te espera.2 adie io la persona de la cual hab*a salido esta o&B pero muchos de los cristianos que por all* se hallaban presentes la escucharon. Sin embargo, a causa del gran alboroto que se hab*a creado, la ma!or parte de la gente no escuchó la o&. o obstante, tuo la tendencia de %ortalecer a 6olicarpo ! a los que la o!eron. El gobernador lo amonestó a tener compasión de s* mismo por la edad aan&ada que ten*a, incit#ndolo a que jurara por la %ortuna del Emperador, ! as* negar a (risto. 6olicarpo le dio la siguiente candorosa respuesta) 19asta ahora he serido a mi Señor Jesucristo ochenta ! seis años, ! jam#s me ha hecho daño alguno. 7(ómo podr*a entonces negar a mi Ke!, Ke !, quien quien hasta aqu* me ha guardado de todo mal, ! que tan %ielmente me ha redimido82 Entonces el gobernador lo amena&ó con %ieras salajes que lo despeda&ar*an si no desist*a de su propósito, dici$ndole) 1Qrente a m* tengo las %ieras, a las que habr$ de lan&arte a menos que te coniertas a tiempo.2
6olicarpo le contestó sin temor) 1;ue engan las %ierasB pues mi propósito no cambiar#. o podemos ser conertidos o perertidos del bien al mal por medio de la a%licción. 6ero mejor %uera si ellos, los hacedores de maldad, quienes en su malignidad persisten, llegaran a ser conertidos a lo que es el bien.2 El gobernador replicó) 1Si aún no sientes pena, ! desprecias las %ieras salajes, habr$ de quemarte con %uego.2 Mna e& m#s, 6olicarpo le contestó, diciendo) 1Ahora me amena&as con el %uego, que habr# de arder por una hora, ! pronto se apagar#. 6ero no conoces el %uego del juicio %uturo de 'ios que est# preparado ! reserado para castigo ! tormento eterno de los malados. 6ero 7por qu$ ahora te detienes8 Trae el %uego, o las %ieras, o cualquier otra cosa que ha!as de escoger. 6or ninguna de ellas me persuadir#s a negar a (risto, m* Señor ! Salador.2
El martirio de 6olicarpo) quemado io en la hoguera, Esmirna, 344 d.(
Qinalmente, cuando la muchedumbre demandaba que lo mataran, %ue entregado por el gobernador para ser quemado. Lnmediatamente trajeron un gran montón de madera, %ardos de leña, ! irutas. (uando 6olicarpo io aquellas cosas, $l mismo se desistió ! se despojó del cal&ado, para que lo acostaran sobre las maderas descal&o ! sin estidura. 9abiendo !a hecho esto, los erdugos estaban a punto de echarle mano para claarlo a los maderos, pero $l les dijo) 1'$jenme as*. Aqu$l quien me ha dado la %ortale&a para soportar el dolor del %uego, tambi$n me ha de %ortalecer para permanecer en el %uego, aún si no me claan en el madero.2 Entonces ellos, según lo pedido, no lo %ijaron con claos a los maderos, sino que apenas con una cuerda le ataron las manos atr#s. As* pues, preparado !a como un holocausto, ! puesto sobre los maderos como cordero de sacri%icio, oró a 'ios, diciendo) 1Oh 6adre de tu amado ! bendito 9ijo, nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos recibido el conocimiento salador de tu bendito nombreB 'ios de #ngeles ! poderes ! de todas las criaturas, pero especialmente de todos los justos que ien al lado tu!o, gracias te do! por haberme llamado en este d*a ! esta hora ! hallado digno para tener parte ! lugar entre el número de tus santos m#rtires, según como tú, oh 'ios de erdad, que no puedes mentir, me has preparado, ! me lo hiciste saber, ! que %inalmente ahora lo has cumplido. 6or tanto, te agrade&co ! alabo por sobre todo hombre, ! honro tu santo nombre por Jesucristo, tu amado a mado 9ijo, el eterno sumo sacerdote, para quien junto contigo ! el Esp*ritu Santo, sea la gloria, ahora ! para siempre. Am$n.2 Tan Tan pronto que pronunció la última palabra de su oración Nla palabra 1Am$n2, los erdugos encendieron los maderos sobre los cuales !ac*a. D cuando las llamas circundaban altas sobre el cuerpo de 6olicarpo, para asombro de todos, se io que el %uego poco o nada le hab*a herido. 6or tanto, al erdugo le dieron orden de traspasarlo con la espada, lo cual hi&o inmediatamente. D la sangre le salió a borbotones de la herida a tal punto que casi llegó a e"tinguir el %uego. 'e esta manera, este %iel testigo de Jesucristo, habiendo muerto a %uego ! espada, entró en el reposo de los santos.
Otra de&cri%ción del e&tilo de vida de lo& cri&tiano& en el I(%erio Ro(ano en el &i'lo II0 6orque los cristianos no se distinguen del resto de la humanidad ni en la localidad, ni en el habla, ni en las costumbres. 6orque no residen en ciudades propias, ni usan una lengua distinta, ni practican alguna clase de ida e"traordinaria... 6ero si bien residen en ciudades de griegos ! b#rbaros, según ha dispuesto la suerte de cada uno, ! siguen las costumbres natias en cuanto al alimento, estido ! otros arreglos de la ida, pese a todo, la constitución de su propia ciudadan*a, que ellos nos muestran, es maraillosa Nparadójica, ! eidentemente desmiente lo que podr*a esperarse. Kesiden en sus
propios pa*ses, pero sólo como transeúntesB comparten lo que les corresponde en todas las cosas como ciudadanos, ! soportan todas las opresiones como los %orasteros. Todo pa*s e"tranjero les es patria, ! toda patria les es e"traña. Se casan como todos los dem#s hombres ! engendran hijosB pero no se desquitan de su descendencia. (elebran las comidas en común, pero cada uno tiene su esposa. Se hallan en la carne, !, con todo, no ien según la carne. Su e"istencia est# en la tierra, pero su ciudadan*a est# en el cielo. Obedecen las le!es establecidas, ! sobrepasan las le!es con sus propias idas. Aman a todos los hombres, ! son perseguidos por todos. o se hace caso de ellos, !, pese a todo, se les condena. Se les da muerte, ! aun as* est#n reestidos de ida. 6iden limosna, !, con todo, hacen ricos a muchos. Se les deshonra, !, pese a todo, son glori%icados en su deshonor. Se habla mal de ellos, ! aún as* son reiindicados. Son escarnecidos, ! ellos bendicenB son insultados, ! ellos respetan. Al hacer lo bueno son castigados como malhechoresB siendo castigados se regocijan, como si con ello se les oliera a dar ida. os jud*os hacen guerra contra ellos como e"traños, ! los griegos los persiguen, !, pese a todo, los que los aborrecen no pueden dar ra&ón de su odio. Ep*stola a 'iogneto N3C4?C d.(. >
Fel8cita con &u& &iete 2i4o& (artiri+ado& en Ro(a) @6/ d0C Qel*cita era una iuda cristiana en Koma, madre de siete hijos, cu!os nombres eran Januarius, Q$li", Qilipo, Silano, Alejandro, italis ! /artialis. Estos iieron juntos con su madre en la misma casa, como una iglesia entera. 'e la madre se a%irma que por las conersaciones que ella tuo con las mujeres, conirtió a muchas a (risto. os hijos, por su parte se mostraron dignos por ganar a muchos hombres a (risto. Ahora, cuando los sacerdotes paganos se quejaron de esto ante Antonio, el Emperador, el cual reiió la persecución que hab*a empe&ado con Trajano pero hab*a perdido su %uer&a, diciendo que hab*a no solamente hombres, sino tambi$n mujeres que blas%emaban contra sus im#genes, pisoteaban la adoración del Emperador de los dioses? la adoración de los dioses según la manera del Emperador? de hecho alejaron a muchos de la religión antigua de los romanosB se a%irmaba que aquello hab*a sido hecho principalmente por una cierta iuda llamada Qel*cita ! sus siete hijos, ! para impedirlo ellos tendr*an que ser obligados a renunciar a (risto ! sacri%icar a los dioses, o en caso de rehusar hacer eso, ser*an lleados a la muerte. El Emperador, siendo proocado de esta manera, le otorgó a 6ublio, el magistrado principal, la absoluta autoridad sobre ellos. 6ublio quer*a perdonar a Qel*cita, pues era una mujer mu! respetable. 6rimero los llamó secretamente a su propia casa. All* $l les rogó con palabras agradables ! promesas, pero despu$s amena&ó castigarlos con torturas seeras a no ser que abandonaran la religión cristiana, ! aceptaran otra e& la antigua adoración de los dioses romanos. Qel*cita, recordando las palabras de (risto, 1+l que me con%iesa delante de los hombres, !o le con%esar$ tambi$n delante de mi 6adre que est# en los cielos,2 no lo eitó, usando palabras dis%ra&adas o indirectas, sino respondió breemente) 1Do no esto! conmoida por sus halagos ! ruegos, ni atemori&ada por sus amena&asB porque !o e"perimento en mi cora&ón la obra del Esp*ritu Santo, el cual me da un poder io ! me prepara para en%rentar el su%rimiento ! soportar todas las a%licciones que usted puede causarme.2
Qel*cita, presenciando la muerte de sus siete hijos antes de ser ella misma martiri&ada, Koma 3@ d.(.
7 Esta cita %ue tomada de nuestro Diccionario de la iglesia primitiva del tema Vida de los cristianos, el estilo de. ,
publicado por PPP.laiglesiaprimitia.com
Da que 6ublio no pudo moer a la mujer de su %irme propósito, $l le dijo) 1/u! bienB si le parece agradable morir, muera sola, pero compad$cete de tus hijos ! p*deles que sacri%iquen a los dioses para salar sus idas.2 Entonces Qel*cita le respondió al jue&) 1Tu compasión es pura maldad ! crueldad, porque si mis hijos sacri%icaran a los dioses, no rescatar*an sus idas, sino las ender*an al demonio del in%ierno, cu!os sieros en cuerpo ! alma ser#n reserados por $l, en cadenas de oscuridad para el %uego eterno. 'espu$s, mirando a sus hijos les dijo) 1Sigan %irmes en la %e, porque (risto ! sus santos los est#n esperando. 9e aqu*, el cielo est# abierto delante de ustedesB por lo tanto, luchen alientemente por sus almas, ! demuestren que son %ieles en el amor de (risto en el cual $l los ama a ustedes ! ustedes a $l.2 El magistrado se llenó de ira contra ella ! mandó golpearla en su mejilla, mientras que al mismo tiempo le reprend*a con ehemencia diciendo) 17(ómo te atrees a e"hortar con insolencia a tus hijos en mi presencia, ! hacerlos obstinados a desobedecer los mandatos del Emperador8 Ser*a mucho m#s correcto para ti que los incitaras a la obediencia a $l.2 Qel*cita, a pesar de haber sido amena&ada con la muerte, respondió con alent*a de arón) 1Si usted, o jue&, conociera a nuestro salador Jesucristo ! el poder de su diinidad ! majestad, sin duda dejar*a de perseguir a los cristianos ! no intentar*a apartarnos de la religión cristiana oblig#ndonos a blas%emar, porque cualquiera que maldice o blas%ema a (risto ! a sus %ieles, maldice ! blas%ema a 'ios mismo, quien ie por la %e en sus cora&ones.2 Entonces, aunque le golpearon la cara con sus puños para acallarla, ella no dejó de amonestar a sus hijos a permanecer %ieles ! no temer las torturas ni al potro, ni aun la misma muerte, sino morir oluntariamente por el nombre de (risto. 6or lo tanto 6ublio lleó a cada uno de sus hijos separadamente ! habló primero a uno ! despu$s a otro, esperando por este último recurso a apartarlos de la erdad, tanto por amena&as como por promesas, por lo menos a algunos de ellos. 6ero como no pudo persuadirlos, mandó un mensaje al Emperador, diciendo que todos permanecieron obstinados ! que $l no pudo persuadirlos a sacri%icar a los dioses de ninguna manera. Entonces el Emperador condenó a la madre junto con sus siete hijos para ser entregados en las manos de los erdugos ! ser martiri&ados de diersas maneras. Sin embargo, la madre tendr*a que er morir a todos sus hijos antes de su martirio. 'e acuerdo con esta sentencia, primero a&otaron a Januarius el primog$nito hasta que murió en la presencia de su madre. os a&otes %ueron diseñados de cuerdas con bolas de plomo atadas en sus e"tremos. os que tuieron que su%rir este tipo de tortura %ueron a&otados con ellos en sus cuellos, espaldas, costados ! otras partes tiernas de sus cuerpos, o para torturarlos o para martiri&arlos como en este caso. Q$li" ! Qilipo, el segundo ! tercer hermano, %ueron a&otados hasta la muerte con aras. Silano %ue arrojado desde un lugar alto. Alejandro, italis ! /artialis %ueron decapitados. Esto sucedió bajo el emperador Antonio 6io.
LA CUARTA PERSECUCIÓN CONTRA LOS CRISTIANOS ;A1O MARCOS AURELIO B LUCIO !ERO) LA CUAL COMEN9Ó CERCA DEL AO @66 D0C0 6or todas partes ! en todas las ciudades, escribe 6.J.TPisc, los edictos ! decretos contra los cristianos %ueron mani%iestosB por esta ra&ón los magistrados ! o%iciales procedieron cruelmente contra ellos, se leantaron de una manera mu! cruel contra ellos, persigui$ndolos hasta la muerte, con gran atrocidad e ira. 6orque diersos tipos de torturas, castigos ! muerte, ! sin importar cu#n grandes, seeros ! crueles, %ueron producidos o planeados por estos hombres malados, tiranos e instrumentos del diablo. Se pensaba que los cristianos como malditos, como enemigos del gobierno ! como la causa de toda desgracia merec*an ser objetos de burla pública, encarcelados eternamente, e"iliados, a&otados, apedreados, estrangulados, decapitados ! quemados. Adem#s, se pensó que era menos de lo que ellos realmente merec*an. En ese tiempo empe&aron a poner placas calentadas al rojo io sobre las pobres personas hasta hacerlos morirB tambi$n arrancaron la carne de sus huesos con tena&as al rojo ioB %ueron colocados en sillas de hierro ! quemados a %uego lento. Todo esto %ue acompañado por una crueldad m#s) os cuerpos de los muertos %ueron arrojados a los perros ! guardados por soldados para impedir que otros cristianos los llearan para enterrarlos. En resumen, tan grande era el su%rimiento que, solamente en la ciudad de !on, el obispo Lreneo ! diecinuee mil de sus oejas %ueron cruelmente masacrados.
Átalo) a&ado en una &illa de 2ierro) to&tado) arro4ado a la& *e&tia& &alva4e& 5 deca%itado %or el r8o R2one) cerca del a3o @= En este tiempo, la espantosa presión de conciencia siguió bajo los emperadores /arcos Aurelio ! ucio eroB ! no cesó hasta que los cristianos terminaron sus idas bajo muchos tormentos. D sucedió que un cierto cristiano piadoso,
llamado Italo, que hab*a sido arrestado por ser cristiano, %ue torturado de una manera mu! cruel. S*, hasta llegó a ser colocado sobre el %uego en una silla de hierro ! asado. (uando le preguntaron qu$ nombre tiene el 'ios de los cristianos, $l respondió) 1'onde ha! muchos dioses, se los distingue por nombresB pero donde ha! un solo 'ios, no se necesita un nombre.2 6or %in $l %ue lleado al (oliseo para ser deorado por las bestias. 6ero ellas, o por la mano de 'ios, o porque !a hab*an sido saciadas, no lo tocaron, ni con sus garras, ni con sus dientesB as* que $l, junto con otros m#rtires, %ue acuchillado por la garganta. Algunos escriben que despu$s %ue decapitado.
Maturu&) Santo&) ;landina 5 un 4oven del Ponto) cruel(ente ator(entado& %or el r8o R2one cerca del a3o @= d0C os antiguos escritores atestiguan que cerca del tiempo en que Italo %ue muerto, arios otros tambi$n %ueron martiri&ados por causa de (risto, como /aturus, Santos, Flandina, ! un joen de quince años del 6onto. En cuanto a las circunstancias de sus su%rimientos ! su muerte, ocurrió de esta manera) En primer lugar, tres de ellos, %ueron atormentados cruelmente, especialmente Flandina. os otros temieron mucho por ella, pues no pudiendo resistir el dolor, ella podr*a negar a (risto. 6ero ella permaneció tan %irme en todos sus su%rimientos que las manos de sus erdugos se cansaron antes que su cora&ón desma!ara. Eusebio 6an%ilio ha escrito sobre ella que los erdugos en la mañana desde mu! temprano la torturaron hasta la noche ! se sorprendieron mucho que ella siguiera aún con ida. 6ero $l e"plica esto, diciendo que cada e& que ella repitió las palabras, 1so! cristiana,2 su esp*ritu se %ortalec*a ! pudo seguir soportando. Santos, quien era el di#cono o el que cuidaba a los pobres, %ue atormentado con placas de cobre, al rojo io, los cuales se aplicaron en su abdomen. Siendo interrogado en cuanto a su nombre, su nación, su ciudad, si era esclao o libre, no dijo otra cosa, sino que a todas las preguntas respond*a en lat*n) 1So! cristiano.2 Esto era para $l su nombre, su patria ! su ra&a, ! los gentiles no pudieron hacerle pronunciar otras palabras. Esto enojó a los tiranos ! los llenó de una %uria atro& que siguieron tortur#ndolo hasta que su cuerpo ten*a la apariencia de ser una sola herida. 6ero $l permaneció animado ! alienteB soportó el calor del %uego por las consolaciones celestiales de Jesucristo. /aturus %ue tratado casi de la misma manera ! permaneció igualmente %irme. 9abiendo sido terriblemente atormentadas, estas tres personas %ueron echadas a la c#rcel otra e&. 'espu$s %ueron sacadas ! atormentadas nueamente. 6rimero Flandina ! despu$s /aturus ! Santos. Queron a&otados la segunda ! tercera e& con todo tipo de arasB adem#s %ueron golpeados con palos, garrotes, ! astillas a%iladasB tambi$n %ueron pelli&cados, cortados ! desgarrados con todo tipo de ganchos, cuchillos, garras, tena&as ! peines de hierro. 6or %in, cuando muchos miles se hab*an reunido en el an%iteatro, /aturus ! Santos %ueron colocados en sillas de hierro bajo las cuales un gran %uego %ue encendido, as* que sus cuerpos, lacerados con muchos a&otes %ueron inmediatamente consumidos por el %uegoB sin embargo, cuando los enemigos de la erdad ieron que sus esp*ritus permanec*an %irmes, los decapitaron. 'e Flandina est# escrito que ella %ue tendida en diagonal ! atada a una estaca, para ser arrojada a las bestias. Sin embargo, ella %ue lleada otra e& a la c#rcel. 6ero despu$s, en el último d*a de los juegos, %ue sacada junto con el joen del 6onto el cual hab*a sido ordenado por el jue& a er los su%rimientos ! las muertes de los m#rtires anteriores para que le in%undieran temor. Siendo lleados al centro del lugar de ejecución delante del jue&, %ueron ordenados a jurar por los dioses, lo cual se negaron a hacer, reprendiendo a la e& la idolatr*a de los paganos. En eso, los paganos se indignaron, ! los atormentaron mucho, tanto que el joen, no pudiendo soportar m#s, murió.
Flandina, asada en una parrilla ! luego arrojada a toros salajes, 3>C d.(
Flandina se regocijó tanto al er la %irme&a del joen muerto que ella hab*a adoptado como hijo, ! tambi$n la muerte de sus amigos %ieles que !a hab*an pasado el con%licto, siendo a&otados por el tirano, que ella saltó de go&o. En cuanto a su muerte, se escribe que ella %ue asada en una parrilla ! despu$s enuelta en una red ! arrojada a toros que la lan&aron al aire con sus cuernos ! despu$s la dejaron caer al suelo. Sin embargo, como ella aún no hab*a muerto, el jue& ordenó que le cortaran la garganta, lo cual hicieronB aunque otros dicen que ella %ue claada con una espada. 'e esta manera la piadosa m#rtir ! los otros tres m#rtires de Jesús terminaron sus idas, ! ahora est#n esperando el dichoso premio que el Señor dar# en el gran d*a de la recompensa a todos los que han su%rido ! luchado, aun hasta la muerte, por causa de su nombre.
En la& &i'uiente& cita& Cel&o) un $iló&o$o ro(ano incr#dulo) cr8tico del cri&tiani&(o) de&cri*e a lo& cri&tiano& co(o ene(i'o& del I(%erio o revolucionario& %ue&to "ue ello& no o*edec8an la& órdene& del E(%erador tale& co(o %artici%ar en la 'uerra o en la %ol8tica) o en la adoración de lo& dio&e& del I(%erio0 9a! una ra&a nuea de hombres nacidos a!er, sin patria ni tradiciones, asociados entre s* contra todas las instituciones religiosas ! ciiles, perseguidos por la justicia, uniersalmente cubiertos de in%amia, pero auto glori%ic#ndose con la común blas%emia) son los cristianos. /ientras las sociedades autori&adas ! organi&aciones tradicionales se reúnen abiertamente ! a la lu& del d*a, ellos mantienen reuniones secretas e il*citas para enseñar ! practicar sus doctrinas. Se unen entre s* por un compromiso m#s sagrado que un juramento ! as* quedan con%abulados para conspirar con m#s seguridad contra las le!es ! as* resistir m#s %#cilmente a los peligros ! a los suplicios que les amena&anamos a tratar de otro asunto. os cristianos no pueden soportar la ista de templos, de altares ni de estatuas- os persas comparten ese mismo sentimiento- S$ de buena %uente que entre los persas la le! no permite construir altares, templos, estatuas. Se considera locos a quienes lo hacen- El menosprecio que los cristianos muestran hacia los templos, las estatuas ! los altares es como el signo ! la señal de reunión, misteriosa ! secreta, que entre s* intercambian. N3>5 d.(. 5 6or esta ! por otras ra&ones, como dice Tertuliano) 1as asambleas paganas tienen todos sus circos donde est#n prestos para gritar con alegr*a) 1/uerte para la tercera clase Nre%iri$ndose a los cristianos.2 O se decretaban le!es contra los cristianos de parte del gobierno, como esta) 1o es l*cito que los cristianos ian en el mundo.2
Capítulo 3
Los mártires del siglo III LA ?UINTA PERSECUIÓN IMPERIAL CONTRA LOS CRISTIANOS ;A1O EL EMPERADOR SE!EREO) LA CUAL COMEN9Ó EL >@ d0C La& &i'uiente& cita& &on $ra'(ento& de una carta diri'ida %or Tertuliano) o*i&%o de la i'le&ia de Carta'o) Á$rica) a cri&tiano& encarcelado& en tie(%o& de %er&ecución0 os dem#s impedimentos ! aun sus mismos parientes les han acompañado tan sólo hasta la puerta de la c#rcel. En ese momento han sido separados del mundo. :(u#nto m#s de sus cosas ! a%anes< :o se a%lijan por haber sido sacados del mundo< Si con sinceridad re%le"ionamos que este mundo es una c#rcel, %#cilmente comprender*amos que no han entrado en la c#rcel sino que han salido. 6orque mucho ma!ores son las tinieblas del mundo que entenebrecen la mente de los hombres. /#s pesadas son sus cadenas, pues oprimen a las mismas almas. /#s repugnante es la %etide& que e"hala el mundo porque emana de la lujuria de los hombres. En %in, ma!or número de presos encierra la c#rcel del mundo, porque abarca todo el g$nero humano, amena&ado, no por el juicio del procónsul, sino por la justicia de 'iosEn la c#rcel se entristece el que suspira por las dichas del mundoB pero el cristiano, que a%uera hab*a renunciado al mundo, en la c#rcel desprecia a la misma c#rcel. En nada les preocupe el rango que ocupan en este siglo, puesto que est#n 8 Esta cita %ue tomada de nuestro Diccionario de la iglesia primitiva del tema Cristianismo IV., publicado por
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%uera de $l. Si algo de este mundo han perdido, gran negocio es perder, si perdiendo han ganado algo mucho mejor. D :cu#nto habr# que decir del premio destinado por 'ios para los m#rtires< G
Per%eta 5 $el8cita de Tu*ur*i) Mauritania) 5 otro&) violenta(ente (artiri+ado& cerca del a3o >@ d0C 6erpetúa ! Qel*cita, dos mujeres cristianas mu! piadosas ! honorables en Tuburbi, una ciudad en /auritania, una proincia de I%rica. Ambas %ueron arrestadas sin adertencia para su%rir por el nombre de (risto) Qel*cita estaba a punto de dar a lu& ! 6erpetua hab*a acabado de dar a lu& a un niño que ella estaba amamantando. 6ero esto no les causó temor para que abandonaran a (risto, ni las impidió de seguir en el camino de la piedadB antes bien, permanecieron como disc*pulos %ieles de (risto ! llegaron a ser m#rtires %uertes.
Qel*cita de Tuburbi, burlada por el carcelero momentos despu$s de dar a lu& en la c#rcel, /auritania, C3 d.(
'e acuerdo con las le!es romanas, esperaron que la mujer embara&ada diera a lu& para luego sentenciarla ! condenarla a la muerte. (uando los dolores de la muerte le sobreinieron en la c#rcel, ella gritó de angustia ! temor. El carcelero le dijo) 1Tú tienes tanto temor ! angustia ahora, ! gritas en o& alta por el dolor. 7(ómo entonces soportar#s mañana o el d*a siguiente cuando seas lleada a la muerte82 Qel*cita respondió as*) 1Ahora su%ro como pobre mujer el castigo que 'ios, debido al pecado, ha puesto sobre el se"o %emenino. 6ero mañana su%rir$ como mujer cristiana.2 (on estas palabras ella demostró claramente que hab*a %undado su %e %irmemente e inquebrantablemente sobre (risto, el cual nunca abandona a los su!os aunque est$n en medio del %uego ! sean consumidos. 'ios le dio %uer&as especiales para que ella pudiera soportar sus su%rimientos. Ke%iri$ndose a todo esto, Tertuliano escribe) 16erpetua, la m#rtir mu! %uerte ! %irme, tuo una reelación o isión del para*so celestial en el d*a de sus su%rimientos, en la cual ella io solamente a sus compañeros de martirio. 7D por qu$ a ningún otro8 6orque la espada ardiente que aguarda la puerta del para*so cede la entrada solamente a los que mueren por (risto.2 'espu$s de tantos su%rimientos estas dos hero*nas piadosas de Jesucristo, %ueron martiri&adasB por tanto, ser#n coronadas con la corona que no se enejece como un triun%o sobre los enemigos que ellas encieron) las crueldades ! los dolores de la muerte. os que %ueron martiri&ados junto con ellas %ueron cuatro. Se supone que uno de ellos murió en la c#rcel, debido a las e"tremas circunstancias, pero que los otros %ueron arrojados a las bestias salajes) toros, leones, osos, leopardos, etc., para ser desgarrados por ellos. As* ellos cambiaron sus idas por la muerte, por causa de (risto. 1;u$ hermoso espect#culo para 'ios, cuando el cristiano se en%renta al dolor, cuando en%renta las amena&as, suplicios ! tormentos, cuando desprecia sonriente el estr$pito de la muerte ! el horror que inspira el erdugo, cuando hace aler su libertad %rente a re!es ! pr*ncipes ! sólo se somete al único 'ios, a quien pertenece, cuando, triun%ante ! ictorioso, desa%*a a quien pronunció la sentencia contra $l. 6orque al %inal enció quien obtuo aquello por lo que luchó.2 Marco Minucio Félix.
9 Esta cita %ue tomada de nuestro Diccionario de la iglesia primitiva del tema Mrtires I., publicado por
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LA SETA PERSECUCIÓN CONTRA LOS CRISTIANOS) ;A1O EL EMPERADOR MAIMINIANO EN EL AO 7= D0C a se"ta persecución de los cristianos surgió bajo el emperador /a"iminiano, un hombre de car#cter cruel, ! %ue dirigido contra los cristianos, ! especialmente contra los l*deres. A%ortunadamente $l reinó solamente dos años. D puesto que era un enemigo iolento de los obispos, la persecución comen&ó contra ellos, los autores ! maestros de la religión cristiana. Se pensaba que si ellos %ueran eliminados, la gente común %#cilmente podr*a ser persuadida a abandonar el cristianismo. 6or esta ra&ón, Or*genes, un l*der de la iglesia, con el %in de e"hortar a los cristianos a permanecer %irmes, escribió un libro sobre el martirio ! lo dedicó a Ambrosio, el obispo de la iglesia de /il#n. Tocando la causa de estas persecuciones la Introducción del libro dice as*) 1os paganos odiaron tanto a los cristianos que cuando ocurr*an terremotos, tempestades, etc., ellos culpaban a los cristianosB a%irmando que sus dioses estaban o%endidos porque su honor entre la población estaba menguando por causa de los cristianos. 'e lo cual se deduce que los paganos trataron a los cristianos de la peor manera.2
Mile& de %er&ona& "ue(ada& en &u& lu'are& de reunión en varia& oca&ione& %or la verdad del evan'elio) *a4o lo& decreto& del E(%erador MaGi(iniano cerca del a3o 7= d0C0
9e aqu*, un hecho cruel ! malado lleado a cabo por el emperador /a"iminiano. /ientras los cristianos se hallaban reunidos en sus lugares de reunión, el Emperador mandó a sus soldados a cerrarlos ! a amontonar leña alrededor ! prenderles %uego para quemar a todos los cristianos dentro de ellos. 6ero antes de encender la leña, $l hi&o proclamar que cualquiera que saliera ! sacri%icara a Júpiter, ser*a perdonadoB adem#s, ser*a premiado por el Emperador. os cristianos respondieron que no sab*an qui$n era JúpiterB que (risto era su Señor ! 'ios ! por el honor de su nombre iban a iir ! morir. Es un milagro especial que entre tantos miles de cristianos ni siquiera uno deseó salir ! negar a (risto para salar su idaB todos juntos permanecieron %ieles, cantando ! alabando a (risto hasta que el humo ! el apor apagaron sus oces. 1Entre m#s nos persigan ustedes, m#s crecemos nosotros. a sangre de los cristianos es una semilla- D despu$s de meditar en ello, 7qui$n habr# entre ustedes que no quisiera entender el secreto de los cristianos8 D despu$s de inquirir, 7qui$n habr# que no abrace nuestra enseñan&a8 D cuando la ha!a abra&ado, 7qui$n no su%rir# la persecución de buena oluntad para que tambi$n participe de la plenitud de la gracia de 'ios82 !ertuliano"#
LA SHPTIMA PERSECUCIÓN CONTRA LOS CRISTIANOS ;A1O EL EMPERADOR DECIO) .@ D0C os tormentos con los cuales los pobres cristianos %ueron lleados a la muerte en aquellos d*as, %ueron mu! seeros. Queron e"iliados, despojados de sus bienes, condenados a las minas, a&otados, maltratados, decapitados ! ahorcados. Se ert*a alquitr#n caliente sobre ellosB %ueron tostados a %uego lento, apedreadosB pinchados en el rostro, en los ojos ! en todo el cuerpo con instrumentos puntiagudos ! %iludosB arrastrados por las calles sobre piedras puntiagudas, estrellados 10 Esta cita %ue tomada de nuestro Diccionario de la iglesia primitiva del tema Mrtires I., publicado por
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contra las rocas, lan&ados desde lugares altos, sus miembros rotos en peda&os, enueltos en mantos con espinas, dados como presa ! comida a las bestias salajes-
LA OCTA!A PERSECUCIÓN ;A1O EL EMPERADOR !ALERIANO B SU ,I1O ALENO ) .< D0C0 erdaderamente el emperador aleriano %ue un pr*ncipe mu! piadoso ! digno de elogio, distinguido de los dem#s. 6ero 7de qu$ sirió8 Aunque al principio %aoreció mucho a los cristianos ! tanto honró a sus l*deres que su casa era considerada una iglesia del SeñorB despu$s %ue corrompido por un doctor, el malado je%e ! pr*ncipe de todos los hechiceros de Egipto. +l conenció al Emperador que no iba a prosperar mientras toleraba a los cristianos en su corte ! en el Lmperio. Entonces el Emperador mandó perseguir ! matar a estos hombres santos ! justos, dado que ellos se opusieron a la hechicer*a con la cual $l hab*a sido contaminado. 'icho hechicero tambi$n hab*a conencido al Emperador a matar ! sacri%icar a niños ! adultos en honor de Satan#sB ! este ordenó matar a niños para reali&ar sus impuras ceremonias ! abominables sacri%icios, arrebatando a los niños de sus padresB tanto despreció ! oprimió a los cristianos que no perdonó a anciano, ni joen, ni hombre, ni mujer. Al contrario, humilló hasta la muerte los que le trajeron. En todo el territorio de Koma eran martiri&ados de diersas maneras) arrojados a las bestias, golpeados, heridos, ejecutados con la espada, despeda&ados, pelli&cados con tena&as al rojo ioB otras eces sus dedos ! nerios eran %ijados con claos al rojo io. Algunos eran colgados de sus bra&os con pesas atadas a sus pies, ! as* eran despeda&ados poco a poco en medio de un gran dolor. Otros, cu!os cuerpos hab*an sido cubiertos con miel, eran tendidos en el suelo bajo un sol caliente para ser atormentados ! picados hasta morir por moscas, abejas ! otros insectos. Otros eran golpeados con palos ! encarcelados hasta perecer dolorosamente. /uchos cristianos ten*an que andar sin rumbo %ijo por pa*ses e"tranjeros, por lugares aislados ! cueasB en medio de pobre&a ! necesidadB dejando la comodidad, el honor ! la prosperidad, su pa&, sus amigos ! sus bienes. (ipriano, un obispo de la iglesia de (artago, escribió lo siguiente en cuanto a esta persecución) aleriano dio una carta al Senado, ordenando que los obispos ! ancianos ! di#conos %ueran ejecutados al instante, que- debieran ser despojados de sus bienes, adem#s de la dignidad, !, si perseeraren en su cristianismo, despu$s de despojados de todo, %ueran decapitados- Estamos esperando cada d*a que llegue esta carta, manteni$ndonos en pie con la %irme&a de la %e dispuestos al martirio, ! esperando de la a!uda ! misericordia del Señor la corona de la ida eterna.33
LA NO!ENA PERSECUCIÓN CONTRA LOS CRISTIANOS) ;A1O EL EMPERADOR AURELIANO) =7 D0C0 6. J. TPisc escribe) 1El emperador Aureliano comen&ó la noena persecución contra los cristianos. 6or naturale&a $l se inclinó a la tiran*aB era tan sanguinario que mató a su sobrino. 6or %in, por causa de lo atro& de su propio car#cter ! los malos consejos que recibió, $l llegó a ser enemigo ! perseguidor de los cristianos. +l mandó cartas a los gobernadores en todo el Lmperio romano para %astidiar a los cristianosB pero cuando estaba a punto de iniciar la persecución, no pudo %irmar los decretos contra los cristianos, pues 'ios parali&ó su mano. 6or medio del juicio diino, $l %ue aterrori&ado con truenos, rel#mpago ! ra!os de %uego mientras meditaba en cómo matar ! e"terminar a los cristianos. 6oco tiempo despu$s, %ue asesinado por su notario.
Do& (u4ere& (artiri+ada& %or el te&ti(onio de 1e&ucri&to en Cilicia) . d0C0 Eulalio, el carcelero, sacó a 'onuina de la c#rcel ! la lleó a isias, el gobernador. +l le dijo) 1/ira, mujer, este %uego ! estos tormentos est#n preparados para ti. Si deseas escapar del dolor, sacri%ica a los dioses.2 'onuina respondió) 1o lo har$, pues no quiero caer a los eternos dolores del in%ierno. Do siro a 'ios ! a su ungido (risto, quien ha creado los cielos ! la tierra ! todo lo que ha! en ellos. Sus dioses son de madera ! piedra, hechos por manos de hombres.2 learon a 'onuina al potro ! isias ordenó) 1;u*tenle toda la ropa, est*renla ! hieran todos sus miembros ! todo su cuerpo con aras.2 Ella murió despu$s de soportar muchos golpes. Entonces el erdugo le dijo al gobernador) 1Robernador, 'onuina ha muerto.2 Entonces isias ordenó arrojarla al r*o. 11 Esta cita %ue tomada de nuestro Diccionario de la iglesia primitiva del tema Persecución, publicado por
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'espu$s el carcelero dijo al gobernador) 1Aqu* est# Theonilla, la otra mujer.2 isias le dijo) 1/ujer, has isto el castigo sobre los desobedientes ! de qu$ modo han sido torturados) 9onra a los dioses ! sacri%ica para escapar de estos tormentos.2 Theonilla contestó) 1Do temo a aquel que tiene poder para arrojar el alma ! el cuerpo al in%ierno ! quemar a todos los que se apartan de 'ios ! honran a Satan#s.2 isias ordenó al erdugo) 1Rolp$ala en las mejillasB arrójala al suelo, ata sus pies ! tortúrala sin piedad.2 Theonilla respondió) 17Te parece bueno tratar as* a una mujer respetable8 Tú sabes que no puedes esconder de 'ios lo que haces conmigo.2 isias mandó colgarla de sus tren&as ! golpearla en las mejillas. uego ordenó que la torturaran en el potro.9abiendo sido quitada su ropa, Theonilla le preguntó) 17o te da erg0en&a descubrir mi cuerpo ! as* deshonrar a tu madre ! esposa, quienes son mujeres tambi$n82 isias preguntó si ella ten*a esposo o si era iuda. Theonilla respondió) 1Do he sido iuda durante m#s de eintitr$s años ! he permanecido sola para poder serir mejor a 'ios con a!unos, igilias ! oraciones, al 'ios que no llegu$ a conocer, sino hasta haber renunciado al mundo ! a los *dolos.2 isias ordenó humillarla aún m#s. Kaparon su cabello, amontonaron espinas alrededor de su cuerpo, la estiraron entre cuatro estacas, la a&otaron en todo el cuerpo, ! colocaron carbones al rojo io sobre su cuerpo para que %uera consumida. 'espu$s que el carcelero ! el erdugo hubieron cumplido todo esto, ella murió e in%ormaron a isias, diciendo) 1Señor, !a ha muerto.2 Entonces, el gobernador mandó meter el cuerpo de Theonilla en un costal ! arrojarlo al r*o. 'e esta manera su%rieron estas dos m#rtires puras bajo el gobernador de (ilicia.
Capítulo 4
Los mártires del siglo IV LA DHCIMA PERSECUCIÓN CONTRA LOS CRISTIANOS ;A1O EL EMPERADOR DIOCLECIANO) INICIADA EN EL AO 7>@ D0C0
(ruci%icados de diersas maneras, a&otados, deorados por perros salajes, quemados con agua herida ! con %uego en la espantosa persecución contra los cristianos bajo los emperadores 'iocleciano ! /a"imiliano, =3 d.(.
os enemigos de la erdad aproecharon de un suceso para incitar al emperador 'iocleciano a actuar contra los cristianos. 9ubo un incendio en la ciudad de icodemia, donde los emperadores sol*an iir, por el cual el palacio del Emperador %ue completamente destruido ! los cristianos %ueron culpados por esta calamidad. El Emperador, sumamente enojado, %#cilmente cre!ó la di%amación, pensando que hab*a su%iciente eidencia para ello. 6or tanto, en el decimonoeno año de su gobierno, $l emitió un decreto ordenando que todos en todo lugar debieran sacri%icar a los dioses de los emperadores ! el que rehusara hacerlo deb*a ser matadoB tambi$n que las iglesias ! los libros cristianos deb*an ser completamente destruidos. En casi todas las ciudades del Lmperio murieron alrededor de cien cristianos cada d*a. En un mes, diecisiete mil cristianos %ueron ejecutados. 'e esta manera la sangre derramada coloreó de rojo muchos r*os. Algunos %ueron ahorcados, otros decapitados, algunos quemadosB ! hasta hundieron barcos llenos de cristianos en las pro%undidades del mar. os tiranos arrastraron a algunos por las calles at#ndolos a las colas de caballos !, despu$s de haberlos herido ! torturado, los encarcelaron para que reposaran en camas de puntas a%iladas. Su reposo %ue m#s doloroso que la tortura. A eces doblaron con mucha %uer&a las ramas de los #rboles, ! amarrando una pierna a una rama ! la otra a otra rama, dejaron que las ramas olieran a sus posiciones naturales. 'e este modo, sus miembros %ueron despeda&ados de una manera horrible. (ortaban sus orejas, narices, labios, manos ! los dedos de sus pies, dejando solamente sus ojos para a%ligirlos con m#s dolor. A%ilaban claos de madera ! los claaban entre las uñas ! los dedosB derret*an plomo ! lo derramaban lo m#s caliente posible sobre sus espaldas desnudas. 'e esta persecución, Salpitius Seero escribió) 1Fajo los gobiernos de 'iocleciano ! /a"imiliano surgió una persecución mu! amarga) por die& años atormentó al pueblo de 'ios. En ese tiempo, el mundo entero %ue manchado con la sangre santa de los m#rtiresB los hombres se apuraron heroicamente para participar en esas %amosas luchasB es decir, el martirio por el nombre del Señor, para obtener por una muerte honrosa ! digna el honor que merece un m#rtir.2 En Egipto, los decapitaron en cantidades tan grandes que los erdugos se cansaron ! sus espadas quedaron sin %ilo de tanto cortar. os cristianos iban a la muerte alegremente, sin ser atadosB pues, tem*an que el tiempo de morir como m#rtires se acabar*a.
Eulalia) una 4oven cri&tiana) "ue(ada con l-(%ara& 5 antorc2a& 5 a&$iGiada en Lu&itana en el a3o 7> d0C0 9ab*a una joencita cristiana de 3C o 3= años llamada Eulalia. Ella era llena de %eror en su esp*ritu) deseaba morir por el nombre de (risto. En consecuencia, sus padres tuieron que llearla de la ciudad de /erida a un pueblo alejado ! igilarla con mucho cuidado. 6ero ese lugar no pudo apagar el %uego de su esp*ritu, ni mantenerla encerrada por mucho tiempo. Mna noche escapó ! al d*a siguiente %ue al tribunal mu! temprano ! con o& alta dijo al jue& ! a todas las autoridades) 17o les da erg0en&a entregar sus propias almas adem#s de las de otros a la perdición eterna por negar al único ! erdadero 'ios, el 6adre de todos nosotros ! el (reador de todas las cosas8 :Oh, hombres desdichados< 7Fuscan ustedes a los cristianos para matarlos8 Aqu* esto!, he aqu* un enemigo de sus sacri%icios sat#nicos. (on mi cora&ón ! mi boca !o con%ieso solamente a 'iosB pero Lsis, Apolo ! enus son *dolos anos.2 El jue& a quien ella habló con tanta audacia se en%ureció ! llamó al erdugo orden#ndolo lle#rsela de una e&, desestirla ! someterla a arios castigos. +l dijo que por medio del castigo ella conocer*a a los dioses de sus padres, ! aprender*a cu#n di%*cil es despreciar el mandato del Emperador /a"imiliano. 6ero antes que la llearan a torturarla, el jue& le habló con estas palabras agradables) 1:(u#nto me gustar*a perdonarte< :Oh que pudieras renunciar las enseñan&as perersas de los cristianos antes de tu muerte< 6iensa en cu#nto go&o podr*as e"perimentar en un matrimonio honroso. /ira, todos tus amigos lamentan que as a morir en la plenitud de tu juentud. /ira, los erdugos est#n preparados para torturarte hasta la muerte con todo tipo de tormentos. Ser#s decapitada o desgarrada por las bestias o quemada con antorchas. Eso te har# gritar ! llorar porque no podr#s soportar el dolor ni el ser quemada con %uego. Q#cilmente puedes escapar de todo eso. Solamente toma un poco de sal e incienso ! sacri%ica a los dioses. 9ija, si aceptas, escapar#s de todos estos seeros castigos.2 a m#rtir %iel pensó que las palabras del jue& no merec*an una respuesta. /#s bien, empujó las im#genes, el altar, ! otras cosas, olte#ndolos. Lnmediatamente dos erdugos inieron ! desgarraron sus miembros tiernos ! con cuchillos cortaron sus costados hasta llegar a las mismas costillas.
Eulalia, contando los cortes en su cuerpo, dijo) 1:9e aqu*, Señor Jesucristo< :Tu nombre est# siendo escrito en mi cuerpoB cu#nto me go&o al leer estas letras, porque son señales de la ictoria< 9e aqu*, mi sangre roji&a con%iesa tu nombre santo.2
Eulalia, sin responder al jue&, empujó el altar ! sus im#genes, recha&ando as* la adoración pagana. uego %ue so%ocada ! quemada, illa oa, 6ortugal, =C d.(
Ella habló esto con un rostro %eli&, sin demostrar la menor angustia, aunque la sangre %lu*a como una %uente de su cuerpo. 'espu$s de haber sido cortada hasta las costillas, quemaron sus costados ! su abdomen con l#mparas ! antorchas. 6or %in, su cabello, al encenderse, la as%i"ió. As* murió esta hero*na, joen de edad, pero madura en (risto, amando m#s la enseñan&a de su Salador que su propia ida. 16ero es precisamente esta e%icacia del amor entre nosotros Nlos cristianos lo que nos atrae el odio de algunos que dicen) miren cómo se aman, mientras ellos se odian entre s*. /ira cómo est#n dispuestos a morir el uno por el otro, mientras ellos est#n dispuestos, m#s bien, a matarse unos a otros. El hecho de que nos llamemos hermanos lo toman como una in%amia.2 !ertuliano"$
Pancracio) un 4oven de catorce a3o&) deca%itado %or el te&ti(onio de 1e&ucri&to $uera de la ciudad de Ro(a) el a3o 7>7 d0C0 9ab*a un joen cristiano de catorce años que %ue lleado al emperador 'iocleciano. Este %aoreció mucho al joen ! prometió adoptarlo si $l abandonaba a (risto ! honraba a los dioses romanos. 6ero este joen era maduro en el conocimiento ! amor a su Salador) permaneció %irme al de%ender la erdad ! al despreciar a los dioses. 6or lo tanto, el Emperador se en%ureció ! mandó decapitar al joen en las a%ueras de Koma) 'e esta manera, el joen amó la honra de (risto m#s que su propia ida, ! ahora tiene su lugar entre los piadosos m#rtires.
1ulieta de Iconio) una 2onora*le viuda) de&%u#& de 2a*er 2uido (uc2o) $ue deca%itada %or el no(*re del Se3or en Tar&o) Cilicia) 7>/ d0C0 (uando la persecución iniciada por 'iocleciano se hallaba en su ma!or esplendor, cierta iuda de Lconio intentó huir de ella. Que a todo lugar con su hijo de tres años de edad, desde !conia hasta Seleucia, desde all* hasta Tarso en (ilicia. 6ero no pudo permanecer en secreto debido a la %uer&a de la persecución) el procónsul de esa región la aprehendió. 'espu$s de mucho es%uer&o de persuadirla a renunciar el cristianismo, mandó a a&otarla con %uertes a&otes de cuero. /ientras tanto, el procónsul se es%or&ó por mantener tranquilo al niño con muchas palabras agradablesB pero el niño lo resistió con sus manos ! sus pies, rehusando ser cuidado por un tiranoB ! %inalmente corrió a su madre. Sin embargo, el tirano lo atrapó otra e&, pero esta e& no se olió pac*%ica ! agradablemente, pues el niño hab*a arañado su cara ! 12 Esta cita %ue tomada de nuestro Diccionario de la iglesia primitiva del tema Cristianismo IV., publicado por
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pateado sus costillas. 6or tanto, el dolor lo en%adó. uego, tomó al niño de sus piernas ! lo lan&ó hacia las gradas empedradas. a madre, iendo esto, se dirigió al tirano, diciendo) 1o creas que sea tan t*mida para ser rendida por tus crueldadesB pues el dolor de mi cuerpo no me atemori&a, ni el estrangulamiento de mis miembros moer# mi esp*ritu, ni las amena&as del %uego, ni la muerte misma ser# capa& de separarme del amor de (risto. (uanto m#s me amenaces con tormentos, m#s aceptables ser#n por m*B pues espero mu! pronto oler a er a mi querido hijo ! recibir con $l la corona de justicia de la mano de (risto.2 A causa de estas palabras, el procónsul la suspendió a la estaca de tortura, su cuerpo %ue desgarrado con peines de metal, derramaron brea caliente sobre su cuerpo desnudo ! sobre sus %rescas heridas. Qinalmente %ue decapitada.
Julieta siendo a&otada mientras su pequeño hijo era arrojado por el procónsul a las gradas de piedra.
Cuarenta 4óvene& arro4ado& a una %i&cina de a'ua $r8a 5 "ue(ado& vivo& al d8a &i'uiente en Ant8oco) 7>/ d0C0 /ientras todo el Lmperio Komano era mu! perturbado por la persecución iolenta, cuarenta jóenes, como de%ensores alientes de Jesucristo, predicaron abiertamente ! sin temor a Jesucristo en la ciudad de Ant*oco. El gobernador de esa región, despu$s de haberlos arrestado, hi&o todo lo posible para apartarlos de la %eB pero cuando no pudo, los desistió en el tiempo m#s %r*o del inierno ! mandó arrojarlos a una piscina mu! %r*a. (omo siguieron con ida, al d*a siguiente ordenó quemarlos hasta reducirlos a ceni&as. Mno de ellos, como era mu! joen, por compasión, hab*a sido deuelto a su madreB pero ella lo trajo otra e& ! lo puso en el carruaje con los otros jóenes ! le e"hortó a terminar la carrera al lado de sus hermanos.
SERM'A 6AKTE LOS MÁRTIRES EN LA EDAD OSCURA Una invitación a una via4e %or lo& lu'are& donde anduvieron 5 (urieron lo& "uerido& (-rtire& en lo& d8a& %a&ado& 5 o&curo& (omo una introducción a los m#rtires de este periodo de la historia, Thielman an Fraght escribe lo siguiente) (on pasos lentos iremos por un largo iaje, un iaje marailloso ! a la e& triste. os lugares por donde pasaremos son las montañas de ombard*a, cerca de oaria, las ciudades de (rema ! Ste!er en Austria, uidenit& en 6olonia, /arsella en Qrancia. uego, pasaremos a Fohemia, terminando nuestro iaje por el /ar F#ltico. 7;u$ cosas hallaremos en el camino, queridos amigos8 (iertamente nada que agrada a los deseos humanos o la carneB el %uego nos amena&a por un lado ! las aguas pro%undas por el otroB ! en medio de ambos solamente se encuentran el cadalso sangriento) las horcas, las estacas e innumerables instrumentos horribles de la muerte ! la tortura, los cuales
someten a las personas a una muerte lenta, que equiale a morir mil eces. Se e un grupo enteramente compuesto de cuerpos quemados, ahogados, decapitados o martiri&ados de alguna u otra maneraB as* pues, tenemos que caminar por en medio de cr#neos ! esqueletos) emos sangre púrpura que parece %luir como arro!os, a eces hasta como r*os grandes. Sin embargo, nuestros cora&ones se llenan de go&o, nos deleitamos en este iaje, ! nos reestimos de ida en los alles de la muerteB porque aqu* est# la entrada a los cielos, la puerta al bendito palacioB una puerta erdaderamente estrecha, en cu!os postes quedan adheridos la carne ! la sangreB pero por esta puerta se entra a espaciosas moradas celestiales ! al jard*n in%inito ! eterno del bendito para*so. Aqu* se escucha con los o*dos de la %e las oces alegres de los #ngeles, superiores en canto a los c#nticos de p#jaros o a la música instrumental m#s agradable, la cual de hecho suena discordante ! desagradable cuando se la compara con aquellas oces ang$licas. Aqu* tambi$n se e con claridad la majestad de 'ios, Jesús, el Salador del mundo ! las sociedades celestiales. o nos atreemos hablar m#s de ello porque ojo humano no lo ha isto, ! el hombre ni siquiera ha pensado en las cosas que 'ios ha preparado para los que le aman. N3 (orintios C)G Todo esto se siente en el alma, aunque los cuerpos su%ran una gran angustiaB pues pronto termina. 7o debemos anhelar este iaje8 :6or supuesto< Entonces sigamos adelante. ;ue el Señor nos gu*e ! enseñe el camino correcto. :Oh multitudes de m#rtires< Mstedes han testi%icado con su sangre el nombre de 'ios. 9emos enido a contemplar sus martirios ! darlos a conocer por escrito a nuestros hermanosB no es que pensamos ir de peregrinación a los lugares donde murieron, para adorarlosB ni queremos traerles o%rendas como hacen los sacerdotesB de ninguna maneraB antes bien, queremos recordar sus buenos ejemplos.
Capítulo 5
Los mártires de los siglos V-V !400-1500 d"C# So*re lo& tirano& 5 &u tiran8a en el a3o />@ Entre los perseguidores sanguinarios de los cristianos cuentan Esdigerdis ! su hijo Reroranes, que no solamente mataron ! asaron ios a los cristianos, sino tambi$n cortaron carri&os ! los ataron %uertemente al lado cortado contra los cuerpos desnudos de los m#rtires, lacerando as* terriblemente sus cuerpos. Tambi$n los con%inaron desnudos en celdas, atando sus manos ! sus pies, haciendo entrar muchas ratas hambrientas que poco a poco los deoraron completamente. Sin embargo, con estas crueldades ! otras parecidas, persuadieron sólo a pocos cristianos a negar a su Kedentor.
La 'ran crueldad de Elvelid) el (u&ul(-n) el cual (ató a todo& lo& cri&tiano& "ue &e 2alla*an encarcelado&) =7< d0C0 Se escribe que en el año >=G, el pr*ncipe musulm#n Elelid, mandó ejecutar a todos los cristianos en todas las ciudades. Da que los escritores antiguos no nos han dejado in%ormación detallada en cuanto a sus enseñan&as ! pr#cticas, no escribiremos con detalle sobre el obispo de la iglesia de 'amasco, 6edro /aimenus ! otros que en ese tiempo %ueron martiri&ados en el Oriente por el testimonio de (risto. :Oh cu#n lamentable es que los escritores antiguos no nos ha!an dejado m#s in%ormación clara ! especi%ica de esos tiempos< Estamos seguros que alentar*a muchos cora&ones sinceros ! es%or&ar*a su %e si ellos pudieran er que en d*as pasados ! turbulentos muchos de sus hermanos ! hermanas amaron tanto a (risto, su querido novio de sangre , ! las enseñan&as celestiales, que sin acilar, testi%icaron por +l por medio de la muerte, en el %uego ! el agua, en los dientes ! en las garras de las bestias o en la espada mortal ! de otros modos.
Nunila 5 Aloida) 2er(ana& 4óvene&) e4ecutada& %or la e&%ada en la ciudad de O&ca %or el no(*re del &e3or 1e&&) cerca del a3o .= d0C0 El Señor preparó no solamente hombres, sino tambi$n mujeres ! doncellas. (erca del año 543 entre los musulmanes, dos hermanas llamadas unila ! la otra Aloida, no acilaron en testi%icar de Jesucristo, su noio celestial, con su sangre ! su muerte.
Su padre era musulm#n ! su madre una cristiana de nombre, pero no mu! piadosa, pues, despu$s de la muerte de su esposo se casó con un musulm#n incr$dulo. As* pues, estas mujeres jóenes piadosas no pudieron practicar con libertad su ida cristiana debido a las restricciones de su padrastro incr$dulo. 6or lo tanto, dejaron la casa de su madre ! %ueron a iir con su t*a, una cristiana erdadera, la cual les enseñó m#s del eangelio. El enemigo de los hombres se llenó de enidia porque ellas, las hijas de un padre musulm#n, se hab*an conertido al cristianismo. +l los acusó por medio de personas maladas ante el polic*a principal de la ciudad de OscaB luego ellas %ueron lleadas al jue&. +ste les prometió muchos regalos para apartarlas de la %e. Tambi$n prometió darlas en matrimonio a los mejores jóenes, si ellas se conirtieran a la %e musulmana. 6ero si ellas siguieran obstinadas, $l amena&ó con torturarlas ! matarlas con la espada. 6or consiguiente, estas doncellas piadosas %ortalecidas por el Esp*ritu de 'ios, contestaron %irmemente ! sin temor al jue&, diciendo) 1:Oh jue&< 76or qu$ nos ordenas a apartarnos de la erdadera piedad8 6orque 'ios nos ha mostrado que no ha! nadie en todo el mundo m#s rico que Jesucristo, nuestro Salador, ! que no ha! nada m#s dichoso que la %e cristiana, por la cual los justos ien ! los santos han conquistado reinos. 6orque sin (risto no ha! ida, ! sin su conocimiento ha! solamente la muerte eterna. /orar con +l ! iir en +l es nuestro único ! erdadero consueloB pero apartarse de +l es perdición eterna. o nos apartaremos de nuestra comunión con +l en toda nuestra ida, porque habiendo con%iado nuestra inocencia ! juentud a +l, esperamos llegar a ser su noia. 6orque la ganancia de las cosas temporales de este mundo, con las cuales piensas seducirnos, nosotras las emos como basura para ganar a (ristoB porque nosotras sabemos que todas las cosas en el mundo son anidad, e"cepto (risto. i nos conmueen las amena&as del castigo, porque sabemos que las torturas duran poco tiempoB aun la muerte que presentas como el terror m#s grande, la anhelamos porque sabemos que por medio de ella amos directamente al cielo ! a (risto, nuestro noio, para ser abra&ados inseparablemente por +l en su amor.2 El jue&, iendo su %irme&a ! conicción, mandó separarlas ! entregarlas a mujeres musulmanes para ser instruidas en la religión musulmana. Tambi$n las prohibió estrictamente ser acompañada una con la otra o con cualquier otro cristiano. as mujeres musulmanes e"pusieron diariamente su doctrina idólatra ! malada, buscando enenenarlas con la copa de la ira de 'ios por medio de /ahoma, el pro%eta de los musulmanes. 6ero todo era en anoB ellas permanecieron %irmes. Sus enemigos las ieron como obstinadas. 6or %in, %ueron lleadas delante del tribunalB all*, con%esaron otra e& a (risto ! a%irmaron que /ahoma era enemigo del cristianismo. 6or lo tanto, %ueron ejecutadas por la espada en la ciudad de Osca en España en el año 543 d.(.
Pela'io) un 4oven de trece a3o&) le cortaron la& %ierna& 5 lo& *ra+o& 5 lue'o lo deca%itaron) Córdova) <. d0C0 6elagio, un joen cristiano, a la edad de trece años %ue entregado al re! Irabe en (órdoa. Este joen era mu! diligente en el camino del Señor al prepararse para su martirio, que se acercaba. (uando %ue lleado al re!, se paró e inmediatamente empe&ó a con%esar su cristianismo, diciendo que estaba disgusto a morir por ello. 6ero al re! no le interesó escuchar sus palabras acerca de Jesús ! del cristianismoB ! tentó al joen el cual era mu! inocente en los caminos de la maldad, a hacer algunas cosas impuras. 6ero este h$roe de (risto alientemente negó hacerlo, pre%iriendo morir antes de iir ergon&osamente para el diablo, ! contaminar su alma ! su cuerpo. El re!, deseando persuadirlo, mandó a sus sieros a prometerle muchas cosas buenas, diciendo que si $l recha&ara su %e, el re! lo criar*a con mucho esplendor en su corte. 6ero el Señor, en quien con%iaba, lo %ortaleció para resistir todas las seducciones de este mundoB $l les dijo) 1Do so! cristiano, ! permanecer$ cristiano ! obedecer$ solamente los mandamientos de (risto por toda mi ida.2
6elagio permanec*a en oración mientras el erdugo terminaba de cortar sus bra&os. /artiri&ado en (órdoba, España, GC4 d.(
El re!, iendo que permaneció %irme, se llenó de ira ! ordenó a sus guardias colgarlo con tenacillas de hierro, pelli&carlo, ! leantar ! bajarlo hasta que muriera o negara a (risto. 6ero habiendo soportado todo eso, permaneció sin temor ! estaba dispuesto a su%rir m#s, aun hasta la muerte. (uando el tirano io la %irme&a del joen, ordenó cortar sus miembros ! echarlos al r*o. 'e pie delante del re!, mientras que la sangre %lu*a de su cuerpo, oraba a nuestro Señor Jesús) 1Oh Señor, s#lame de las manos de mis enemigos.2 (uando leantó las manos orando, los erdugos jalaron ! cortaron sus bra&os ! sus piernas ! su cabe&aB ! luego arrojaron los peda&os al r*o. As* este joen h$roe ! testigo %iel terminó su ida en el año GC4 d.(. Su martirio duró desde las siete de la mañana hasta la noche.
Arnaldo de ;re&cia) de&%u#& de (uc2a %er&ecución) "ue(ado en Ro(a %or &u& en&e3an+a& contra la I'le&ia Católica) @@/. d0 C0
os erdugos, bajo la inspección de los sacerdotes, sacan del %uego los restos de Arnaldo para luego conertirlos en ceni&as ! echarlas al r*o T*bet.
En el año 33=G, Arnald de Frescia, Ltalia, habiendo sido instruido por 6edro Abelard, empe&ó a enseñar contra la misa, la transubstanciación ! el bautismo de in%antes. 6or tanto, el 6apa Lnocente LL le mandó callarse. +l hu!ó a Alemania o Sui&a, donde siguió enseñando por un tiempo. 'espu$s de la muerte del dicho 6apa, regresó a Koma. 6ero mucha gente lo segu*a ! los papas Eugenio ! Adri#n empe&aron a perseguirlo seeramente ! el hu!ó al emperador Qederico Farbarossa, quien lo entregó al 6apa. 'e esta manera %inalmente, en Koma, %ue atado a una estaca, quemado, ! sus ceni&as %ueron arrojadas al r*o T*bet, para que la gente no lo honrara. Esto ocurrió en el año 33@4 d.(. despu$s que $l hab*a enseñado dichas doctrinas durante seis años.
Pedro ;rui& "ue(ado en St0 ile& Enri"ue de Toulou&e a%re&ado 5 (artiri+ado 5 &u& &e'uidore& %er&e'uido& %or lo& 2o(*re& del Pa%a @@/.) @@/= d0C0 6. J. TPisc da el siguiente relato para el año 33@4) 1legaron a ser conocidos en Qrancia, un e"?sacerdote, 6edro Fruis ! su disc*pulo, Enrique de Toulouse. Ambos hab*an sido monjes, eran educados ! grandemente criticaron los errores papales, hablando la erdad sin temor a nadie. Al 6apa lo llamaron %l pr&ncipe de 'odoma ! a la ciudad de Koma Madre de toda in(usticia y a)ominación. Ellos hablaron contra las im#genes, la misa, los peregrinajes ! otras instituciones de la iglesia romana. Ellos renunciaron el bautismo de in%antes, diciendo que sólo los cre!entes deben recibir el bautismo. (uando 6edro hab*a predicado por apro"imadamente einte años, desde 33C hasta 33@4 ! mucha gente hab*a llegado a seguirlo, %ue quemado públicamente en la ciudad de St. Riles. Su disc*pulo, Enrique Thoulouse, que lo segu*a en la enseñan&a, %ue apresado despu$s por los hombres del papa ! martiri&ado, aunque no se sabe de qu$ manera. Se supone que esto ocurrió dos años despu$s, en el año 33@> d.(. 'espu$s de sus muertes, una cruel persecución surgió contra todos los que hab*an seguido sus enseñan&as, de los cuales muchos %ueron a la muerte llenos de go&o. En bree, por m#s que los papas, con todas sus cabe&as rapadas ! a!udados por sus pr*ncipes ! magistrados seculares se es%or&aron para e"terminarlos, primero por medio de debates ! despu$s por el destierro ! la e"comulgación, por maldiciones ! cru&adas, ! por el dar indulgencias ! perdón a todos los que persiguieran dichas personas, ! por %in por toda clase de tormento, %uego, cadalso ! cruel derramamiento de sangre, hasta que en todo el mundo se hab*a producido un tumulto. Sin embargo, no pudieron impedir que sus enseñan&as se e"tendieran a todos los pa*ses ! reinos. Se reunieron tanto en secreto como públicamente, con pocas personas o muchas, dependiendo de la crueldad o tiran*a de los tiempos hasta el año 3=@, de los cuales m#s que cien personas eran quemadas en 6ar*s ! sus descendientes siguieron por medio de mucha tribulación hasta el d*a de ho!.2 P. *. !+isc
La conver&ión de Pedro !aldo 5 el &ur'i(iento de lo& valden&e&) @@6> d0C (erca del año 33, algunos ciudadanos principales de la ciudad de !on, Qrancia, se encontraban conersando, cuando uno de ellos repentinamente ca!ó al suelo ! murió. Esta tragedia, un ejemplo de la mortalidad del hombre ! de la ira diina, aterrori&ó a uno de ellos llamado 6edro aldo, un hombre mu! rico. +ste se puso a re%le"ionar ! decidió, impulsado por el Esp*ritu Santo a arrepentirse ! a temer a 'ios. 'esde entonces, $l empe&ó a dar muchas limosnas ! a enseñar el bien a los de su propia casa ! a otros que en*an. es habló del arrepentimiento ! de la erdadera piedad. Siguió a!udando a los pobres ! se dedicó a aprender, adem#s de enseñar a otros con m#s %eror, !a que m#s gente se acercaba a $l. +l les enseñaba las Escrituras en %ranc$s, el idioma del pueblo. 6ero el obispo ! sus hombres, quienes según (risto, tienen la llae de los cielos, pero ni ellos mismos entran ni permiten entrar a otros, se molestaron bastante que este hombre común ! sin educación predicara las Escrituras en la lengua común ! que muchas personas inieran a su casa para ser instruidas ! amonestadas por $l. +l era mu! celoso para honrar a 'ios ! por mostrar la salación a los hombres. as personas deseaban tanto escuchar la palabra de 'ios, la cual no era predicada con pure&a en las iglesias, ni públicamente, que no pudo ser prohibido por la orden de los %ariseos ! sacerdotes católicos) por lo cual tanto 6edro aldo como los que eran enseñados por $l, dijeron que ha! que obedecer a 'ios antes que a los hombresB pues $l, a pesar de las órdenes de los malados, decidió sostener a los cristianos no solamente con las cosas materiales, que por causa de dar mucho %ueron disminu!endo cada d*a, sino tambi$n con la palabra de 'ios ! buenas instrucciones ! amonestaciones. 6uesto que los sacerdotes buscaron eliminar con tiran*a ! mandatos malados la enseñan&a sencilla ! pura de la palabra de 'ios, aldo ! sus seguidores empe&aron a e"aminar la religión ! los motios de los sacerdotesB ! sin temor hablaron contra ellos.
El con%licto con los sacerdotes se puso m#s intenso, ! m#s con%usiones ! supersticiones en la iglesia católica %ueron descubiertas ! atacadas. aldo tambi$n le!ó algunos escritos de los l*deres apostólicos ! as* de%endió la erdad con la Escritura ! con el testimonio de los antiguos. (uando el obispo con sus %ariseos ! escribas católicos ieron con qu$ %irme&a aldo ! sus seguidores enseñaban la palabra de 'ios, les dolió que la ignorancia ! el error de su propia doctrina %ueran atacados por aldo ! sus seguidores. Entonces, los e"comulgaron a todos. iendo que la e"comulgación no tuo ningún e%ecto, los persiguieron ! usaron la c#rcel, la espada ! el %uego en maneras atroces para obligarlos a dispersarse a otros pa*ses. El clero, impotente para detener el aance !, alarmado, pidió al papa (elestino LLL que tomase medidas contra ellos. El papa mandó un delegado en 33G@, que conocó la asamblea de prelados ! nobles en /$rida, asistiendo personalmente el mismo re! Al%onso LL de Aragón, quien dictó el siguiente decreto) 1Ordenamos a todo aldense que, en ista de que est#n e"comulgados de la Santa Lglesia, son enemigos declarados de este reino ! tienen que abandonarlo, e igualmente todos los estados de nuestros dominios. En irtud de esta orden, cualquiera que desde ho! permita recibir en su casa a los susodichos aldenses, asistir a sus perniciosos discursos o proporcionarles alimentos, atraer# por esto la indignación de 'ios Todopoderoso ! la nuestraB sus bienes ser#n con%iscados sin apelación ! ser# castigado como culpable del delito de lesa majestadB adem#s cualquier noble o plebe!o que encuentre dentro de nuestros estados a uno de estos miserables, sepa que si los ultraja, los maltrata o los persigue, no har# con esto nada que no nos sea agradable.2
El te&ti(onio de e&critore& anti'uo& acerca de la& vida& virtuo&a& de lo& valden&e& Es asombroso que los peores enemigos de los aldenses no encontraran ningún mal en sus idas aunque las e"aminaron con detalle. Keinerius, un %raile dominico e inquisidor cruel de los aldenses, buscó di%amarlos, pues, dijo que ellos le*an %recuentemente las Escrituras) 1(uando los aldenses quieren demostrar su educación, ellos citan las palabras de (risto ! sus apóstoles para enseñar muchas cosas acerca de la pure&a, la humildad ! otras irtudes, ! dicen que ha! que alejarse del pecado. Tambi$n enseñan que solamente los que siguen la ida de los apóstoles son sus seguidoresB que el 6apa, los obispos ! el clero, los cuales tienen las rique&as de este mundo ! no siguen la santidad de los apóstoles, no son los ministros de la iglesia de Jesucristo.2 Es sorprendente de qu$ modo e"celente Keinerius, quien solamente trató de calumniar a los aldenses ! comprobar que eran herejes, m#s bien demostró sus irtudes. +l dijo) 1Se puede er en su comportamiento ! en sus palabras que no son herejes, porque su actitud es mu! modesta ! seria. Su ropa no es costosa ni e"agerada. o participan en el comercioB no mienten, ni juran ni esta%anB antes bien, se sostienen por el trabajo de sus manos. Sus l*deres son tejedores ! &apateros que no amontan rique&asB sólo se satis%acen con las necesidades de la ida. Son puros, moderados en el comer ! beber, ! no an a los tabernas, etc.2 En cuanto a su manera de orar, se encuentra lo siguiente en un antiguo libro católico) 1os aldenses oran as*) Se arrodillan, apo!#ndose en una banca o algo parecido. 'e esta manera, arrodillados con sus cuerpos postrados, suelen seguir en oración todo el tiempo que toma repetir el Padre -uestro treinta o cuarenta eces. Ellos hacen esto con gran reerencia. o oran ni enseñan, ni tienen otra oración aparte del Padre -uestro. (ondenan el Saludo ang$lico ! el ve Mar&a. Tambi$n %ue escrito de los aldenses que ellos a!unaban tres o cuatro eces a la semana, comiendo solamente pan ! agua, a menos que tuieran un trabajo mu! agotador que hacer. Ellos oraban siete eces al d*a. El m#s anciano de ellos empe&aba la oración.
erardo) con treinta %er&ona& (-&) 2o(*re& 5 (u4ere&) (arcado& con 2ierro& candente&) a+otado& 5 eG%ul&ado& de la ciudad %ara (orir en la (i&eria del $r8o en OG$ord) In'laterra) en el a3o @@6@ d0C0 En el año 333 cerca de treinta personas, tanto hombres como mujeres, natios de Alemania, naegaron a Lnglaterra. os católicos los llamaron esp*ritus erróneos ! publicanos, diciendo que eran de or*genes desconocidos. Otros los llamaron 6etrobrusianos, Ferengarianos, hombres pobres de !on Naldenses etc.B porque se opusieron al bautismo de in%antes, a la transubstanciación ! a otros errores de la Lglesia (atólica. 19ubo m#s de treinta de ellos,2 escribe el escritor católico, 1que ocultando sus errores, hab*an entrado al pa*s pac*%icamente para propagar sus enseñan&as. Su l*der era Rerardo, pues, sólo $ste era un poco educado, mientras que todos los dem#s eran necios anal%abetos, personas de la clase baja ! simples. 6ero no pudieron esconderse durante mucho tiempo, porque algunas personas sospecharon de ellosB ! cuando se enteraron que pertenec*an a una secta e"traña, %ueron apresados.
9abiendo sido sentenciados, %ueron lleados al lugar del castigo. Queron con alegr*a ! presurosos. Rerardo, el l*der, %ue adelante, cantando) 1'ichosos ustedes, dice el Señor, cuando los hombres los odian por mi causa.2 Entonces %ueron marcados con hierros candentes en sus %rentes. Rerardo recibió dos marcas, una en su %rente ! la otra en su barbilla para señalar que $l era el l*der. 'espu$s les quitaron sus ropas hasta las cinturas ! públicamente los a&otaron ! los e"pulsaron de la ciudad. D puesto que era pleno inierno, ! nadie les mostró ni la m#s m*nima compasión, todos murieron desdichadamente en el %r*o intenso.
Ciento oc2enta di&c8%ulo& lla(ado& al*i'en&e&) "ue(ado& $uera del ca&tillo Minerve) @@> d0C0
a quema de 35 albigenses en la gran hoguera preparada por la Lglesia (atólica Komana, 3C3 d.(
En el año 3C3 d.(. tuo lugar un gran sacri%icio de cre!entes llamados 6er%ecti o albigenses %uera del castillo /inere. (erca de ciento ochenta personas, tanto hombres como mujeres, dejando al anticristo de Koma, se mantuieron %ieles a (risto ! a su erdad diina ! %ueron quemados públicamenteB habiendo encomendado sus almas a 'ios, ahora est#n esperando la corona ! el premio de los %ieles. os escritores católicos escriben de esta manera) 1El 6apa de Koma hab*a mandado una segunda cru&ada para e"terminar a los albigenses de todo lugar, prometiendo el perdón de pecados e incluso la salación eterna a todos los que se inolucraran en la matan&a ! quema de los albigenses. 9ab*a en el castillo de /inere muchos albigenses llamados Per/ecti Nlos per%ectos que iieron all* bajo la protección del señor del castillo. El castillo, situado en una piedra alta %ue atacado por los soldados del 6apa. 6or %in, el señor del castillo %ue obligado a rendirse por la escase& de agua en el castillo. El comandante del ej$rcito ordenó matar a todos los que no se someter*an a la Lglesia católica. Sin embargo los albigenses respondieron) 1o abandonaremos nuestra %eB recha&amos su %e romanaB su labor es en ano porque ni la ida ni la muerte son capaces de apartarnos de (risto.2 Esta era la respuesta %irme de los hombres, todos reunidos en una casa. as mujeres, en otra casa se mostraron tan alientes que el abad, con todas sus palabras agradables, no pudo conmoerlas. Entonces, todos los cristianos %ueron obligados a salir del castillo, donde les esperaba un gran %uego ! todos %ueron arrojados en $l, e"cepto tres mujeres que apostataron ! as* escaparon del %uego.
// !alden&e& "ue(ado& en la %la+a cerca de Toulou&e) @/7 d0C
6ara llear a cabo un gran espect#culo abominable como $ste, participaba todo el pueblo) sacerdotes, autoridades ciiles ! hombres comunes. Todos ellos unidos contra los inde%ensos seguidores de (risto.
(uando el iento norte de la persecución surgió con %uer&a en el jard*n de los erdaderos cristianos en 3C@=. Aprehendieron, cerca de Toulouse, a doscientas cuarenta ! cuatro personas llamadas aldenses. Estos inocentes e inde%ensos corderos de (risto, habiendo rehusado abandonar al gran pastor de las oejas, Jesucristo, ! a sus mandamientos, %ueron condenados a ser quemados ios. 'e esta manera, o%recieron a 'ios un sacri%ico io, santo ! aceptable.
Jat2erine de T2ou) en Lorain) "ue(ada %or en&e3ar el ca(ino de Dio& a la& (on4a& católica& en Mont%elier) Francia) @/@= d0C0 El C de Octubre, cerca de las dos de la tarde, en /ontpelier, Qrancia, una mujer recta ! temerosa de 'ios %ue sentenciada a la muerte ! ejecutada en ese mismo d*aB pues, amando al Señor m#s que su propia ida, luchó alientemente hasta la muerte, entrando con %uer&a por la puerta estrecha a los mansiones celestiales, habiendo dejado su carne ! sangre en los postes de la puerta, es decir en las llamas ardientes de /ontpelier en Qrancia. El 34 de noiembre de 3@3, despu$s de la misa en la iglesia de San Qerm*n en /ontpelier, Uatherine Saube, una natia de Thou en orain ino a la iglesia para presentarse. Ella hab*a pedido el permiso de las autoridades para iir con las monjas en un conento local. 'ichas autoridades llearon a Uatherine como si %uera una noia al conento ! la dejaron all*. En cuanto a su motio de entrar al conento, algunos creen que al e"perimentar los principios de la erdadera piedad ! de una %e %eriente, %ue impulsada por un deseo santo a enseñar a las otras monjas el erdadero conocimiento de Jesucristo. Esto es mu! probable, puesto que testigos con%iables a%irman que despu$s de su muerte, el conento entero %ue quemado, junto con las monjasB sin duda, por causa de su religión. Est# escrito que el C de octubre de 3@3> el jue& estaba sentado en el tribunal de la ciudad de /ontpelier. 9ab*a muchas personas all*B la pla&a principal se llenó. El jue& sentenció a Uatherine diciendo que ella hab*a pedido iir en el claustro con las monjas, que era una hereje, que hab*a enseñado arias herej*as contra la %e católica, a%irmando que la erdadera iglesia est# con%ormada solamente por hombres ! mujeres que siguen la ida de los apóstoles. Tambi$n enseñó que es mejor morir que causar el enojo de 'ios o pecar contra +l. Tampoco adoraba la hostia que el sacerdote consagraba, porque no cre*a que el cuerpo del Señor estaba presente en ella. Adem#s, enseñó que no es necesario con%esarse al sacerdote porque es su%iciente con%esar nuestros pecados a 'iosB que con%esar los pecados al sacerdote no tiene m#s alor que con%esarlos a algún hermano discreto ! piadoso. Tambi$n enseñó que el purgatorio no e"iste. Da que esta hero*na piadosa de 'ios siguió en la %e con toda %irme&a, la sentenciaron a morir quemada.
Recordando a un 2#roe
El siguiente tributo %ue escrito por Thielman Jans an Fraght, en recuerdo al m#rtir Rerardo, quien por el testimonio de Jesucristo %ue cantando delante de sus compañeros, cinco arones, dos mujeres ! una niña en el camino para ser quemado en la estaca (olonia, Alemania, 333 d.( Escala tus alturas doradas, oh h$roe de las almas santas que siguieron la bandera ensangrentada de 'ios en medio de la opresión ! la miseria, donde nada sino el humo ! el apor de sacri%icios humanos ascend*a a las nubes. 6ero tú, h$roe, %uiste delante de ellosB s*, peleaste en tu camino para entrar por la puerta estrecha al espacioso cielo. El espantoso %uego sacri%icial, las estacas resplandecientes, la erg0en&a que su%re Sión, no pudo turbar ni impedir al pueblo escogido de 'ios, ni atemori&arlos de llear el nombre de (risto, como en una nube blanca) hasta que una llama ardiente hubo consumido sus cuerpos, por lo cual sus almas se recon%ortaron con 'ios.
TEK(EKA 6AKTE LOS MÁRTIRES ANA;APTISTAS DEL SILO !I K?ui#ne& eran lo& ana*a%ti&ta&@7 Estos disc*pulos de (risto surgieron en el siglo VL durante el tiempo de la Ke%orma protestante. Mnas pocas personas al inicio estudiaban las Escrituras bajo el lidera&go del re%ormador en úrich, Sui&a, Mlrico PinglioB pero !a que $ste no tuo la alent*a para reali&ar los cambios necesarios en la iglesiaB pues Pinglio, sujeto a la pol*tica de su gobierno, no quiso reali&ar ningún cambio sin el consentimiento del (oncejo de úrich. Sus alumnos, jóenes sinceros, se apartaron de $l ! decidieron seguir a (risto de manera mu! literal sin importarles las decisiones del (onsejo. Esto les ocasionó ser perseguidos. Pinglio ! sus magistrados r#pidamente arrestaron a cualquier anabaptista que pudieron encontrar. A $stos les esperaba una ida m*sera en las oscuras prisiones de muchos lugares. D si ellos se retractaban, les ataban las manos detr#s de la espalda ! los ahogaban en el r*o. En Alemania, Austria ! 9olanda surgieron otros l*deres ! grupos cristianos independientemente de los anabaptistas en Sui&a. Estos grupos, al leer las Escrituras sin la in%luencia de los re%ormadores, descubrieron el mismo eangelio, ! pronto se pusieron en contacto los unos con los otros. os re%ormistas ! los católicos llamaron a todos estos cristianos por el nombre de anabaptistas. a sociedad europea del siglo VL ! su organi&ación depend*an de la antigua unión entre la iglesia ! el Estado. adie se hab*a atreido a romper sus la&os que !a duraban m#s de un milenio. os anabaptistas ieron la necesidad de poner en pr#ctica literalmente las palabras de Jesús en los eangelios, especialmente en el Sermón del monte. 6or esta ra&ón, no se inolucraron en la pol*tica, no unieron al nueo cuerpo de cre!entes con el gobierno ciil, recha&aron el juramento, rehusaron serir como soldados en el ej$rcito de sus pa*ses ! de participar en con%lictos armados, practicaron la no resistencia, llearon idas sencillas Nen erdad la ma!or*a era pobre. As* recha&aron a las iglesias del Estado ! decidieron seguir el cristianismo original de Jesús ! los apóstoles. learon el mensaje del eangelio a todo lugar, ! cristianos erdaderos surgieron en todo el norte de Europa. En erdad, los gobiernos europeos ! sus respectias iglesias re%ormadas ! católicas, consideraban muchas de las enseñan&as de los anabaptistas como reolucionarias ! radicales. A di%erencia de los anabaptistas, los re%ormadores) /art*n utero, (alino, Pinglio ! otros casaron a sus iglesias con los gobiernos de este mundo, utili&aron el poder pol*tico, la espada ! el %uego para perseguir ! matar a aquellos opositores de su teolog*a, los cuales en su ma!or*a eran seguidores de (risto, al igual que la Lglesia (atólica lo estaba haciendo. a persecución contra los anabaptistas %ue realmente peor que la que hab*an en%rentado los cristianos en el periodo de la iglesia primitia. 6ues %ue mucho m#s minuciosa ! prolongada, sin momentos de pa& ni aliio. os gobiernos decretaban le!es en las cuales se estipulaba que era il*cito que los anabaptistas iieran sobre la tierra. En resumen, los re%ormadores protestantes ! sus gobiernos tiñeron Europa con la sangre de los santos. En la tercera parte de este libro, conocer#s a los m#rtires anabaptistas en sus luchas reales. os er#s en la última prueba de sus idas, en%rent#ndose al %uego, al agua, a la horca, al potro de tormentoB a la incomprensión de sus %amiliares ! seres queridos, a la desaprobación de sus ecinos ! amigos, a la sentencia cruel de las autoridades de los pueblos donde 13 na)aptista signi%ica re)auti0ador . Ellos rehusaban llamarse as*. /#s bien %ueron llamados as* por los re%ormadores,
porque sin importarles el alor del bautismo que hab*an recibido de niños en las iglesias estatales, se bauti&aban de adultos cuando decid*an seguir a (risto según la enseñan&a del ueo Testamento. Al contrario, los re%ormadores enseñaban el bautismo in%antil para con%ormarse a la pol*tica de sus respectios gobiernos.
iieron. eer#s cartas que ellos mismos escribieron en la prisión, dejando atr#s a padre, madre, mujer, hijos pequeños, esperando su sentencia ser le*da o despu$s de haber sido sentenciados a la muerte. 6orque ellos no amaban las cosas terrenales. Ellos ten*an un reino celestial.
Un relato de lo& (-rtire& del &i'lo !I os primeros m#rtires mencionados %ueron 9ans Uoch ! eonardo /eister, los cuales perdieron sus idas por la erdad del eangelio en Ausburgo, 34C@. 9ubo una gran multitud que dio su ida por la causa de (risto como tambi$n una gran cantidad de le!es ! decretos sangrientos. 'esde el año 34C@ hasta 34G> los piadosos m#rtires %ueron arrestados, torturados ! lleados a la muerte por medio de la espada ! el %uego, siendo ahogados o enterrados ios. Mna gran puerta se abre ante nosotros ! nos muestra la arena donde su%rieron los m#rtires) los dichosos seguidores de (risto. inguna de las persecuciones anteriores puede ser comparada a la de este siglo. 'espu$s de haber contemplado el su%rimiento de los m#rtires durante mil quinientos años, nos emos ante la necesidad de con%esar que aún no hemos isto lo que eremos en este siglo. a persecución larga ! seera ! el gran número de cristianos martiri&ados dar#n testimonio de esto. Es erdad que si ponemos en balan&a los mil quinientos años de persecución, $stos ser*an m#s pesados que los años de persecución en este último siglo Nel siglo VL. 6ero ninguna de las persecuciones anteriores se prolongó por tanto tiempo sin momentos de aliio, sino sólo de sangre inocente derramadaB nunca hubo un lugar de descanso, sino sólo prisiones oscuras, tribunales de muerte, hogueras ardientes ! otros instrumentos de muerte diseñados en este tiempo en toda Alemania, los 6a*ses Fajos N9olanda ! F$lgica ! Sui&a Norte de Europa.
Capítulo 6
Los mártires de 1520-30 d"C ,an& Joc2 5 Leonardo Mei&ter de&cendiente& de lo& anti'uo& valden&e&) a(*o&) llevado& a la (uerte en Au&*ur'o %or cau&a de la verdad del evan'elio) @./ d0C0
/artirio de 9ans Uoch ! eonardo /eister, 34C@ d.(
a lu& de los antiguos aldenses toda*a brillante) se hi&o isible en dos hombres piadosos, quienes amaron la erdad de (risto, la cual mantuieron m#s que sus propias idasB $stos %ueron condenados a muerte en la ciudad de Ausburgo, Alemania, según la dr#stica sentencia de la corte en el año 34C@ d.(.
Oración de ,an& 5 Leonardo Escrita por ambos antes de su muerte ! eniada para el consuelo de sus hermanos cristianos. :Oh 'ios, contempla ahora, desde tu alto trono, la miseria de tus sieros, de qu$ manera el enemigo los persigue ! con qu$ odio son menospreciadosB pues tus sieros tienen el propósito de andar en el camino estrecho< El que llega a conocerte ! se mantiene %iel a tus palabras es despreciado. :Oh 'ios del cielo<, todos hemos pecadoB por tanto, cast*ganos en tu misericordia. Te rogamos que permitas nuestro go&o en tu gracia, ! no causar tu deshonra delante de este mundo que parece estar dispuesto para raer tu palabra. osotros podr*amos tener pa& con el mundo, si no con%es#ramos tu santo nombre. a única ra&ón por qu$ el enemigo muestra su %uria hacia nosotros cada d*a es porque !a no cumplimos su oluntad ! porque te amamos a ti, Oh 'ios, lo cual Satan#s ni sus seguidores puede soportar. 6or esta ra&ón desean a%ligirnos con mucha tribulación. 6ero si nos entreg#ramos a la idolatr*a ! a practicar toda clase de maldad, el mundo nos dejar*a iir en tranquilidad ! pa&. Si nosotros recharamos tu palabra, el anticristo no nos odiar*a. Si cre!$ramos en sus %alsas enseñan&as ! transit#ramos con el mundo en el camino ancho, tendr*amos el %aor de ellos. 6ero puesto que buscamos seguirte, somos odiados ! abandonados por el mundo. 6ero estos tormentos que nos trae el enemigo no sólo suceden con nosotros, sino tambi$n %ueron su%ridos por (risto. 6ues ellos lo a%ligieron con mucho reproche ! su%rimientoB ! de esta manera se hi&o con todos aquellos que le siguieron ! cre!eron en sus palabras. 6or esto, (risto mismo dijo) 1o se e"trañen si el mundo los odiaB pues a m* me odió primero. o han recibido mis palabrasB tampoco recibir#n las su!as. Si a m* me han perseguido, tambi$n a ustedes los perseguir#n. D cuando todo esto suceda con ustedes, al$grense ! regoc*jense, porque su premio es grande en los cielos2 Da que 'ios nos promete descanso eterno, :qu$ importa si por un bree tiempo somos ridiculi&ados ! menospreciados aqu*< Oh Señor, tú sabes el su%rimiento que padecen tus hijos, pequeños ! d$biles. 6or ello oramos a ti, oh 'iosB protege tu propio honor ! santi%ica tu nombre que aqu* en la tierra es pro%anado, tanto por la gente noble como por el pueblo común. Ten compasión de tus pobres oejas que est#n dispersadas ! no tienen !a un erdadero pastor que les enseñe en los d*as siguientes. En*ales tu Esp*ritu Santo, ! +l los alimenteB ! no oigan la o& de los e"traños. Escucha nuestra petición ! no nos abandones, puesto que nos encontramos en gran tribulación ! con%licto. 'anos una paciencia %irme por (risto. A +l sea el honor ! su santo nombre glori%icado. Am$n.
La &entencia de (uerte contra lo& (-rtire& ana*a%ti&ta&) @.=@/ 1Aunque es terrible el mirarlo2 admitió utero, $l dio su bendición sobre la sentencia de muerte de los anabaptistas, publicada por los electores, pr*ncipes ! margraes de la Alemania protestante el =3 de mar&o de 34C>. a sentencia estaba basada en los siguientes cuatro puntos) 3.os anabaptistas conierten en nada el o%icio de la predicación de la 6alabra. C.os anabaptistas no tienen doctrina bien de%inida. =.os anabaptistas suprimen ! conierten en nada la sana ! erdadera doctrina. @.os anabaptistas quieren destruir el reino de este mundo. 16ara la preseración del orden público2 tanto utero como Pinglio promoieron la eliminación total de los anabaptistas a tra$s de la pena capital como un asunto de urgencia suprema. Acusaron a los anabaptistas de crimen contra la gente en general 1no porque enseñan una %e di%erente, sino porque alteran el orden público al socaar el respeto por la autoridad.2
eor'e a'ner) @.= d0C0 Reorge Hagner, arrestado en /únich, Faiera, debido a que $l sosten*a enseñan&as di%erentes a las de la Lglesia de Koma. (omo $l no cambiaba su posición, %ue seeramente atormentado, tanto que el pr*ncipe de /únich se compadeció de $l, ! personalmente ino a $l a la prisión ! con sinceridad lo amonestó que renunciara, prometi$ndole ser su amigo durante toda la ida. 6or último, su esposa ! su hijo le %ueron tra*dos a la prisión para que de este modo lo moieran a 14 El presente subt*tulo %ue tomado del libro %l secreto de la /uer0a, 6eter 9ooer, cap. > B publicado por
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retractarseB pero no lo lograron. +l dijo que su esposa ! su hijo eran tan queridos para $l que el pr*ncipe no podr*a comprarlos con todo su dominioB pero aún as*, no abandonar*a a su Señor ! 'ios por ellos. /uchos inieron a persuadirle, pero $l se mantuo %irme en lo que 'ios le hab*a enseñado. Qinalmente, %ue sentenciado al %uego ! a la muerte. 9abiendo sido entregado en las manos del erdugo ! lleado en medio de la ciudad, dijo) 19o! con%ieso a mi 'ios delante de todo el mundo.2 Enuelto de go&o en (risto, caminó sonriendo hacia el %uego. Su rostro no palidec*a ni sus ojos mostraban temor. El erdugo lo sujetó a una escalera ! ató a su cuello una pequeña bolsa con pólora, mientras dec*a) 1Sea hecho en el nombre del 6adre, del 9ijo ! del Esp*ritu Santo2. 'e esta manera, %eli& o%reció su esp*ritu el 5 de octubre de 34C>. A continuación, el himno que describe la muerte ictoriosa de este m#rtir, el cual se encuentra en las l*neas del us)and , himnario usado por los m#rtires anabaptistas de esa $poca. El que desea seguir a (risto tiene que ignorar el desprecio de este mundo) tiene que llear su cru&. o ha! otro camino que llea al cielo. Esto se nos ha sido enseñado desde nuestra niñe&. Esto tambi$n aspiró Reorge Hagner) subió al cielo en medio del humo ! el %uegoB %ue probado por la cru& como el oro por el %uego. Esto era el deseo de su cora&ón. Encarcelado en una torre, su alma encontró la libertad. inguna triste&a humana lo desió) no %ue conmoido por su pequeño hijo, ni por su propia esposa. Da ten*a que separarse de ellos, aunque deseaba haberse quedado, su amor ! triste&a brotabanB se hab*a es%or&ado con diligencia en su piadoso matrimonio. Aunque tuo que abandonarlos, no %ue un sacri%icio pequeño, el hecho de separarse de ellosB ningún pr*ncipe con todas sus rique&as pudo desiarlo de su propósito 'os monjes descal&os estidos de plomo quisieron consolar a Reorge en sus a%licciones) desearon conertirlo. +l les dijo que olieran al monasterio, ! no quiso escuchar sus palabras. El erdugo lo lleó con una sogaB en la sala del tribunal escuchó cuatro acusaciones, de las cuales depend*a su ida. D antes de negar aun una erdad, estaba dispuesto a morir. El primer art*culo era de importancia, trató sobre la con%esión de pecados, decir que el sacerdote puede perdonar pecados, es pecar contra 'ios, pues sólo en $l se encuentra el perdón. El bautismo es bueno, como (risto ha enseñado. (uando se enseña bien, demuestra su muerte amargaB es un laamiento de nuestros pecados, por lo cual conseguimos la gracia. Sobre el sacramento del señor Jesús, Reorge Hagner con%esó con alegr*a) 1Do lo eo como un s*mbolo del cuerpo sacri%icado de (risto,2 $l habló con sinceridad. En cuarto lugar, $l no pudo aceptar que 'ios pudiera ser constreñido a descender a la tierra hasta que cumpliera su juicio de los malos ! los buenos. Algunos erdaderos hermanos cristianos hablaron a Reorge secretamente antes de su muerte N$l murió en el %uego como un erdadero cristiano, pidi$ndole una señal. +l dijo) con mucho gusto lo har$. A (risto, el erdadero 9ijo de 'ios, con%esar$ con mi bocaB mientras esto! con ida, con%esar$ a Jesús. Se acercaron dos erdugos, lo amarraron %irmementeB $l predicó la %e a la gran multitud all* reunida, tanto hombres como mujeres. Reorge Hagner miró alrededor sin temor, su semblante no palideció, muchos se asombraron al escucharlo hablar. Esto ocurrió en el año mil quinientos eintisiete. En %ebrero de ese año, el octao d*a del mes, públicamente los hombres lo colgaron de un cadalso, una pequeña bolsa de pólora le arrebató el alma all*. os hombres lo amarraron a una escalera, la leña ! la paja comen&aron a arderB ahora se escuchaba la burla de la multitud. 1:Jesús< :Jesús<,2 cuatro eces gritó con o& alta desde el %uego. El*as dice la erdad, que en un carruaje de %uego %ue lleado al para*so. As* tambi$n nosotros oramos al Esp*ritu Santo que nos ilumine.
eien una viuda "ue(ada en la 2o'uera) @.= d0C0 El 34 de noiembre de 34C>, una iuda de nombre Heien %ue encarcelada en el castillo de la 9a!a. El d*a 3> llegó el gobernador de 9olanda. Al d*a siguiente, Heien %ue tra*da delante del gobernador ! de todo el concejo de 9olanda. All*, una mujer le interrogó) 79as considerado las cosas que mis señores te han propuesto8
Heien) Kecono&co todo lo que he dicho. a mujer) Si persistes hablando de esa manera ! no te ueles de tu error, ser#s sometida a una muerte r#pida. Heien) Si les es dado poder de arriba, esto! lista para su%rir. a mujer) Entonces, 7no temes la muerte aún sin haberla probado8 Heien) Es cierto, ! m#s aún, nunca probar$ la muerteB pues (risto dice) 1Si un hombre guarda mis palabras, nunca er# la muerte.2 Juan 5)43 El hombre rico probó la muerte ! la probar# por toda la eternidad. ucas 3)C= a mujer) 7;u$ opinión tienes de los santos8 Heien) o cono&co otro mediador que (risto. a mujer) Tú morir#s, si persistes en eso. Heien) Da esto! muerta NR#latas C)3G. El Esp*ritu ie en m*B el Señor est# en m* ! !o en +l NJuan 3@)C. a mujer) 7;ui$n te ha enseñado todo esto8 Heien) El Señor, el cual llama a +l a todos los hombres. Do so! una de sus oejas, por eso escucho su o&. 'espu$s de muchas palabras similares, Heien %ue lleada de uelta a la prisión. 'urante los dos d*as siguientes %ue tentada, ! muchas personas) monjes, algunas mujeres ! sus amigos m#s *ntimos le suplicaron a que mejor oliera a su ida antigua. Especialmente una mujer ino, la cual se compadec*a de esta manera) 1;uerida madre, 7no puedes pensar en aquello que te agrada ! mantenerlo para ti misma8 Entonces, no morir*as.2 Heien le respondió) 1;uerida hermana me ha sido ordenado hablar ! me siento constreñida para hacerlo. 6or lo tanto, no puedo permanecer en silencio.2 a mujer) Temo que ser#s entregada a la muerte. Heien) Aunque me quemen mañana, no me preocupa, pues el Señor as* lo ha ordenado. 'e todos modos me adherir$ al Señor. 6ara m* no es un problema si pierdo la ida. Aunque cada e& que desciendo del castillo, lloro sin consuelo, pues me entristece er que estos hombres buenos sean tan ciegos. Orar$ al Señor por ellos. A mitad de semana %ue tra*da nueamente a la corte, ! !a que permanec*a %irme, sin pensar siquiera en retroceder, la sentenciaron a ser quemada ! con%iscaron todos sus bienes. En el lugar de su muerte, el monje la tentaba con la cru&, dici$ndole que $se era su 'ios. 6ero ella la arrojó de sus manos ! le dijo) 176or qu$ me tientas8 /i Señor ! 'ios est# en el cielo.2 uego, siguió caminando mu! alegre hacia la estaca, como si se dirigiera a una boda. D en su rostro no se notaba temor alguno al %uego. El monje persistió) 1Ahora, ir#s al %uego, 7te arrepentir#s82 Heien le respondió) 1Esto! mu! contenta. ;ue se haga la oluntad del Señor2 D luego, ella misma se paró en la estaca, en la cual iba a ser quemada. El erdugo, entonces, preparó las cuerdas para estrangularla. Heien se quitó el elo Nde la cabe&a ! lo puso alrededor de su cuello. 6or última e& e"clamó el monje) 17/orir#s alegre como cristiana8 7o renunciar#s82 Heien le respondió) 1S*, morir$. Este es el erdadero camino. /e adhiero a 'ios.2 (uando hubo dicho esto, el erdugo comen&ó a estrangularla. Ella cerró los ojos con suaidad como si hubiese ca*do en un sueño ! entregó el esp*ritu. Era el C de noiembre de 34C>.
Diecioc2o %er&ona& "ue(ada& en Sal+*ur'o) @. d0C0
'ieciocho personas quemadas en Sal&burgo, 34C5 d.(.
Estas dieciocho personas %ueron despertadas al temor de 'ios, los cuales se olieron a 'ios de este mundo ! su idolatr*a ! %ueron bauti&adas en (risto, present#ndose ante +l en obediencia a su eangelio. os adersarios no pudieron soportar todo esto. 6or consiguiente, estos dieciocho %ueron encarceladosB ! !a que se adher*an a su %e, su%rieron muchas torturas ! %ueron sentenciados al %uego ! quemados en el mismo d*a. Ellos nos dejaron la siguiente oración como un monumento de su seguridad en 'ios) Oh 'ios del cielo, protege a tu manada pequeñaB l*brales de su gran a%licción, porque la bestia los persigue aun en la muerte. 6ues son echados en prisiones m*seras, donde magni%ican tu nombre. Ten compasiónB en r#pidamente, ! socorre según tu oluntad a estos tus pobres hijos. Ellos desean apartarnos de ti con su poder ! pompa. Oh Señor, conc$denos tu diino poder. o tenemos Señor en el cielo ni en la tierra, sino a Ti. (risto en*a sus mensajeros ! por medio de ellos nos muestra su reino celestial, lo cual es ridiculi&ado por el mundo. 6ero nosotros hemos aceptado tu reino ! gracia con gran go&o. 6or esta ra&ón los sacerdotes rugen contra nosotros ! nos odian terriblemente. Ellos han escondido la erdad por m#s de quinientos años, desprecian ! pisotean la palabra de 'ios. Oh Señor, que ellos puedan corregir sus pasos ! hacer tu oluntad. Estos dieciocho testigos de Sal&burgo %ueron quemados juntos por causa de la enseñan&a de (risto. Se adhirieron a +l, ! recibieron su marca. D como soldados cristianos, alcan&aron la corona.
,an& de Stot+in'en) @. d0C0 9ans de Stot&ingen %ue encarcelado por la erdad del eangelio en Alsacia, ! %inalmente condenado a muerte en 34C5. En su camino al lugar de la ejecución, e"hortó al pueblo con las siguientes palabras) *branos, oh Señor, de nuestra angustiaB pues nuestro cora&ón desea o%recerte un sacri%icio puro. Este sacri%icio es mi cuerpo entero, mi ida ! mis huesosB mi esposa ! mis hijos. Estamos dispuestos a o%recer libremente nuestros cuerpos porque el amor nos constriñe. Qaraón no alterar# ni impedir# esto. o tenemos ni el m#s lee deseo de renunciar. ;ueridos hermanos, (risto ha preparado una corona gloriosa para aquellos que perseeren hasta el %in. El /ar Kojo se abrir#B ! si Qaraón nos persigue, perecer#. o teman, manada pequeña. (risto nos promete consuelo ! go&o eterno si permanecemos %irmes en $l. :6ero tambi$n tenemos que tomar la copa del su%rimiento ! su%rir con (risto< 6or tanto, no teman el dolor ni la muerte. Do he esperado este momento, pues morir es ganancia para m*. Oh 'ios, perm*teme ser un participante en los su%rimientos de tu 9ijo (risto. Am$n Terminadas estas palabras, 9ans %ue entregado a la espada para ser decapitado.
!il'ard 5 a&%ar de Sc2oenec) @. d0C0 Estos dos hombres %ueron decapitados por la erdad en Qluchthal como %ieles testigos de (risto. 'ejaron la siguiente e"hortación a sus hermanos)
Oigan, 'ios isitar# a los pecadores, grandes ! pequeños, a aquellos que ahora lo desprecian ! se burlan de +l, ! no se %ijan en sus idas pecaminosas. Si consideramos la enseñan&a de los pro%etas, emos que este es el último tiempoB ! en este tiempo 'ios llama a los hombres a olerse a +l ! a iir de acuerdo a su oluntad ! obedecer sus mandamientos. Si hacemos esto, su ira terminar# ! ser# nuestro 6adre. 'ios est# dispuesto a perdonar a los que abandonan su pecado. Oh 'ios, gu*a a tus hijos hacia tu reino celestial- Am$n.
La lla(a del (ovi(iento ana*a%ti&ta @. /art*n utero ! sus colegas se reunieron en Espira en 34CG. Se reunieron para de%inir las libertades eang$licas de los nueos estados protestantes de Alemania, ! para establecer a la iglesia protestante en 1pa&, libertad, ! bendición de 'ios.2 En esa reunión, tambi$n %irmaron esta resolución) 1Todo anabaptista, arón o mujer, debe ser matado con %uego, espada, o de alguna otra manera.2 6ero /art*n utero ! sus colegas no pudieron llear a cabo sus planes. i tampoco lo pudieron hacer los católicos romanos, ni Mlrico Pinglio, ni Juan (alino. a %lama del moimiento anabaptista, en e& de acilar o de e"tinguirse, creció m#s. Raspar Fraitmichel, escribió) 1as autoridades quer*an e"tinguir la lu& de la erdad, pero m#s ! m#s personas se conert*an. Atraparon a hombres, mujeres, jóenes ! señoritas) a todo el que se rend*a a la %e ! se apartaba de los asuntos imp*os de la sociedad. En algunos lugares las prisiones se llenaron. os perseguidores quer*an aterrori&ar. 6ero los hermanos cantaban en la prisión en cadenas de tal %orma que m#s bien los carceleros tem*an. as autoridades de pronto !a no sab*an qu$ hacer. El 1ur/ust arrestó, con%orme al mandato del Emperador, a cerca de @4 cre!entes. Su subordinado, el señor 'iedrich on Shonberg, decapitó, ahogó, ! mató de otras maneras a muchos anabaptistas en Alt&e!. Sus hombres buscaron anabaptistas, los tra*an de sus casas, ! los lleaban como oejas al matadero en la pla&a de la ciudad. 'e esos cre!entes, ninguno se retractó. Todos %ueron con go&o a la muerte. /ientras que algunos estaban siendo ahogados ! decapitados, el resto cantaba esperando su turno. Se pararon %uertes en la erdad que pro%esaban ! seguros en la %e que hab*an recibido de 'ios. Mnos pocos de ellos a quienes no quisieron matar inmediatamente, %ueron torturados) les cortaron los dedos, les quemaron cruces en la %rente, ! les hicieron otras maldades. 6ero el señor on Schonberg %inalmente preguntó con desesperación) 17;u$ m#s hago8 :Entre m#s sentencio a muerte, m#s se multiplican<2 Entre m#s rug*an los ientos %uertes de la persecución, m#s se al&aban las llamas del aiamiento anabaptista. as cortes alemanas pronto descubrieron que el testimonio go&oso de los anabaptistas agitaba, mo*a, despertaba e incitaba a las masas. Esto hi&o que los amorda&aran, ! en algunos casos les atornillaran la lengua al paladar, o que en otros casos llamaran al ej$rcito para que con sus tambores ! ruido militar impidieran que la gente o!era lo que los cristianos ten*an que decir. 6ero el testimonio anabaptista no pod*a ser e"tinguido. Lncluso con la lengua cortada, manos atadas, ! con una bolsa de pólora en su mand*bula, toda*a pod*an al&ar un dedo ! sonre*r en señal de ictoria. as compañ*as de soldados armados autori&ados para matar anabaptistas por sorpresa rondaban en toda Alemania. 6rimero, hab*a cuatrocientos soldados, pero pronto el número tuo que ser incrementado a mil soldados. as crónicas de los hermanos de /oraia, al %inal de un reporte de C3>= hermanos asesinados por lo que cre*an, dicen) adie pod*a arrancar de su cora&ón lo que hab*an e"perimentado- El %uego de 'ios ard*a dentro de ellos. Antes, morir*an la muerte m#s iolenta. 'e hecho hubieran muerto die& eces, antes que abandonar la erdad a la que se hab*an adherido ! con la que se hab*an casado- 9ab*an bebido de la %uente del agua de la ida de 'ios ! sab*an que 'ios nos a!uda a llear la cru& ! a encer la amargura de la muerte.
Tre&cienta& cincuenta %er&ona& llevada& a la (uerte &e'n el (andato i(%erial) @.< d0C0
15 El presente subt*tulo %ue tomado del libro %l secreto de la /uer0a, 6eter 9ooer, cap. 3>B publicado por
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=4 cristianos ejecutados por turno en Alt&e!, 34CGd.()
En un corto tiempo, cerca de trescientos cincuenta personas, %ueron ejecutadas por la erdad debido a una orden imperial. os gobernantes de la ciudad de Alt&e! causaron que muchos sean decapitados, ahogados ! ejecutados. Estos cristianos se ieron separados de sus hogares ! lleados como oejas al matadero. 'e ningún modo pod*an ser persuadidos a apostatar. Al contrario, go&osamente en%rentaban la muerte. /ientras unos eran ahogados ! puestos a muerte, los dem#s, que aún estaban con ida ! esperaban la muerte, cantaban hasta que el erdugo interen*a para cumplir su misión. Ellos torturaban ! mutilaban sus cuerpos o les cortaban los dedos ! quemaban cruces en sus %rentes, someti$ndolos a humillantes su%rimientos. Sin embargo, ellos permanecieron como soldados alientes, con gran %irme&a en la erdad ! seguros en la %e que hab*an recibido de 'ios. os eruditos ! los grandes de este mundo se encontraban con%undidos a causa de aquellos m#rtires. E incluso el mismo gobernador se e"presó) 17;u$ haremos8 :(uanto m#s ordeno matarlos, m#s se multiplican<2
Capítulo 7
Los mártires de 1531-40 d"C El &e'undo edicto e(itido %or el con&e4o de 9ric2) en el cual lo& ana*a%ti&ta& &on a(ena+ado& con la (uerte) @.7> d0C0 En las iglesias de Pinglio Nde l*nea protestante, desde sus inicios ha habido un gran odio contra los llamados anabaptistas, lo cual se eidencia por la tiran*a que mostraron hacia ellos desde sus primeros años de surgimiento. 'icho abuso se prolongó ! llegó al e"tremo que, en el año 34=, emitieron un edicto mu! semejante a los decretos sangrientos de los emperadores romanos. A continuación se transcribe literalmente) 16or tanto, ordenamos estrictamente a los habitantes de nuestro pa*s ! a aquellos que de alguna manera est#n en contacto con ellos Nlos anabaptistasB particularmente a los magistrados de alto ! bajo rango, o%iciales, jueces ! autoridades eclesi#sticas) Si o!en de algún anabaptista, in%órmennos. ;ue en ningún lugar sean tolerados, sino arrestados ! entregados a las autoridades. 6ues hemos decidido castigar con la muerte a los anabaptistas ! a los que se unen a ellos. (astigaremos sin misericordia según lo que merecen a quienes no los reportan ni los traen como prisionerosB puesto que, iolar*an la %e ! el juramento con el cual juraron a sus autoridades2.
Lo& (-rtire& 5 &u celo %ara di$undir el (en&a4e de Cri&to@6 /enno Simons, un l*der anabaptista, dijo) 16redicamos donde podemos, tanto de d*a como de nocheB en las casas ! en los camposB en bosques ! en terrenos bald*osB en este pa*s ! en el e"tranjeroB en prisiones ! en cadenasB desde el agua, el %uego ! la estacaB desde la horca ! sobre la ruedaB ante pr*ncipes ! señoresB oralmente ! por escrito, arriesgando posesiones ! ida. 9emos hecho esto !a por arios años sin cesar.2 Entre m#s se acrecentaba el go&o de los anabaptistas en el Señor ! entre ellos como hermandad, ! entre ma!or era su deseo de traer almas a la comunidad con (risto, m#s terrible era la persecución que en%rentaban. utero los llamó 'c2+armer Nun enjambre malo. Tanto los protestantes como los católicos los llamaron bichos, chusma, pandilleros, ! ladrones. Sebasti#n Qran escribió en 34=3) 1os anabaptistas se multiplican tan r#pido que su enseñan&a pronto ha cubierto la tierra- 9an ganado a muchos ! bauti&ado a miles- (recen tan r#pido que el mundo teme que se leante una insurrección organi&ada por ellos, pero !o s$ que ese temor in%undado no tiene justi%icación alguna.2 Hol%gang (apito, un l*der protestante en Estrasburgo, escribió en 34C>) 1Qrancamente con%ieso que en la ma!or*a de los anabaptistas se puede er sólo la piedad ! la consagración. Son celosos de tal manera que no puede uno sospechar que ha!a entre ellos hipocrec*a. 7;u$ ganancia terrenal esperan recibir por soportar e"ilio, tortura, ! un castigo inenarrable de la carne8 o es por %alta de sabidur*a que ellos se muestran indi%erentes hacia las cosas terrenales. Es por su motiación diina.2
Cri&tina ,arin') @.77 En el año 34==, una hermana llamada (ristina 9aring, %ue arrestada ! luego atada a una cadena. Ella permaneció %irme en la %e. 6ero !a que estaba embara&ada ! pronto iba a ser con%inada, le permitieron ir a su hogar hasta que diera a lu& a su beb$. Aunque ella sab*a que iba ser detenida otra e&, no hu!óB al contrario, permaneció con osad*a en el mismo pueblo. D cuando io al o%icial enir, (ristina salió para recibirlo ! le preguntó qu$ deseaba. +l respondió) 19e enido para llearte otra e&2. D de este modo la llearon a la ciudad de Uit&bul, donde, corto tiempo despu$s, le quitaron la ida con la espada Nlo cual no se sol*a hacer con una mujer. Su cuerpo %ue despu$s quemado. Esta mujer aliente ! heroica dejó atr#s a su esposo, a su hijo reci$n nacido ! todas las cosas temporales, %ortaleció su cora&ón de mujer. 'e esta manera cumplió su oto al SeñorB ! go&osamente, con su l#mpara ardiendo ! su lu& brillante, %ue a encontrarse con (risto su noio. /uchos se llenaron de asombro.
,an& E&tiert 5 Peter) @.7 (erca de este año hubo dos ecinos en /iredor, Qlandes, uno llamado 9ans ! el otro 6eter. Estos dos jóenes, buscadores de 'ios, resid*an con sus padres en este pueblo. D como mostraban celo por las cosas de 'ios, compraron una Escritura ! pronto percibieron que la %e, según las enseñan&as de (risto, era una señal de haber sepultado los pecados pasados ! leantados con (risto para caminar en una nuea ida, ! los cre!entes ! regenerados ten*an que recibir el bautismo en agua. D puesto que estos dos jóenes lo deseaban, iajaron a Alemania para buscar a otros cristianos. 6ero como no hallaron a ninguno, regresaron a casa, donde buscaron al Señor su 'ios con toda honestidad, haciendo mucho bien a los pobres ! diciendo como aqueo que si ellos hubiesen de%raudado a alguno, lo deoler*an cuadruplicado. D cuando los católicos ciegos, seguidores de los papas, quienes odiaron m#s amargamente la lu& de la erdad, al darse cuenta del estilo de ida de estos dos corderos, los apartaron de las casas de sus padres ! los encarcelaron en otro pueblo. (ierto d*a, cuando sus hermanas inieron a traerles algunas prendas %inas a la c#rcel, ellos les dijeron que si las recib*an, no podr*an protegerlas de los gusanos, los cuales se arrastraban entre sus alimentos, ropas ! cuerpos. 9ans %ue una e& liberado de la prisión, pues se hab*a en%ermado graemente. D aunque !a hab*a obtenido su libertad, oluntariamente regresó a la prisión, deseando alegremente morir al lado de su querido hermano 6eter por el nombre de (risto. 'espu$s de cierto tiempo ambos %ueron lleados para ser ejecutados. 6eter, el cual caminaba primero hacia su muerte, %ijando su mirada al cielo, atreidamente gritó a 9ans, diciendo) 16elea alientemente, mi querido hermanoB pues eo los cielos abiertos %rente a nosotros2 Juntos %ueron sometidos a la muerte por medio de la espada en el pueblo de inderhout. (uando sus padres llegaron all*, inquiriendo por sus hijos, los pobladores les in%ormaron que ambos !a hab*an sido ejecutados con la espada. As*, dichos padres %ueron priados de sus hijos por estos tiranos. 16 El presente subt*tulo %ue tomado del libro %l secreto de la /uer0a, 6eter 9ooer, cap. 3B publicado por
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Lutero) 9in'lio 5 Calvino ene(i'o& de lo& (-rtire& ana*a%ti&ta&@= En la 'ieta de Augsburgo el C4 de Junio de 34=G, los gobernantes ! l*deres de la iglesia de la Alemania protestante se reunieron para de%inir la (on%esión de Qe de Augsburgo. Entre sus posiciones 1balanceadas2 ! 1racionales2 basadas en las Escrituras, la con%esión declara) Se enseña entre nosotros que todos los gobiernos del mundo ! todas las reglas ! le!es %ueron instituidas ! ordenadas por 'ios por causa del orden, ! que los cristianos pueden, sin pecar, ocupar cargos de o%icio ciil, o serir como pr*ncipes ! jueces, tomar decisiones ! sentenciar de acuerdo con las le!es imperiales ! de otra *ndole e"istentes, castigar a los hacedores de maldad con la espada, inolucrarse en la guerra, serir como soldados, comprar ! ender, tomar los juramentos requeridos, poseer propiedades, casarse, etc. Aqu* est#n condenados los anabaptistas, quienes enseñan que ninguna de las cosas indicadas anteriormente es cristiana. Tambi$n condenados aqu* est#n los que enseñan que la per%ección cristiana requiere de abandonar el hogar ! la casa, la esposa ! los hijos, ! la renuncia a tales actiidades mencionadas anteriormente. Kealmente, la per%ección erdadera consiste solamente de un temor de 'ios, porque el eangelio no enseña un modo de e"istencia e"terno ! temporal, sino interno ! eterno, ! una justicia de cora&ón. 'espu$s de otras cinco condenaciones en contra de los 1anabaptistas, donatistas ! noacianos,2 la (on%esión de Augsburgo %ue %irmada por los pr*ncipes alemanes. 6ero los anabaptistas no les prestaron atención. Ellos segu*an a (risto. Tambi$n, en el lejano sur, en la Sui&a protestante, Mlrico Pinglio ! Juan (alino tambi$n se preguntaban cómo tratar con 1la pestilencia anabaptista.2 En una carta a adi#n Nel cuñado de (onrado Rrebel Pinglio dijo) 1/i lucha contra la antigua iglesia Nel catolicismo %ue un juego de niños en comparación con mi lucha contra los anabaptistas.2 Juan (alino, en su 3reve instrucción para armar a a4uellos de la /e sana en contra de los errores de los ana)aptistas , escribió) Estos miserables %an#ticos no tienen otra meta m#s que poner todo en desorden- Se descubren ser los enemigos de 'ios ! de la ra&a humana- Si no es correcto para un cristiano el ir ante la le! contra ninguno para arreglar agraios relacionados con posesiones, herencias, ! otros asuntos, entonces pregunto a estos buenos maestros, :7;u$ ser# de este mundo8< os anabaptistas no le contestaron a Juan (alino con otro tratado. e contestaron con sus idas.
ran %er&ecución en Au&tria condenado& a la e&clavitud en la 'alera) @.7< a iglesia se hab*a establecido por un corto tiempo en Einsterborn, AustriaB ! habiendo aumentado en número, Satan#s, la antigua serpiente, no pudo soportar erla. En su ira suscitó a los hijos de la maldad, especialmente a sus sieros los sacerdotes, los cuales acusaron injustamente a estos piadosos cristianos ante el re! Qernando. +ste en*o al superisor de los tribunales de iena con muchos hombres a caballo. +stos llegaron en multitud ! se precipitaron sobre los cristianos de Esteinborn en la noche del de diciembreB ! encerraron a todos los hombres en un cuarto ! a las mujeres en otro. Su principal propósito %ue arrestar a los l*deres para obtener dinero del pueblo, pero no los hallaron, ni tampoco encontraron dinero a pesar de haberlo buscado en todo rincón. En su tiran*a arrestaron a seis personas, algunos niños ! una mujer embara&ada. Estos hermanos estuieron listos para o%recer sus cuerpos ! idas a 'ios !a sea por medio del %uego o la espada. En la noche, en tanto la persecución tomaba lugar, algunos cristianos inieron a sus opresores con el propósito de hacerles saber los %undamentos de su iglesia ! de sus idas. 'e esta manera, cerca de ciento cincuenta hermanos %ueron encerrados ! encarcelados en el castillo de Qalenstein. 'esde aqu*, escribieron una carta a la iglesia, dirigida especialmente a los que aún no hab*an recibido el pacto de gracia del bautismo ! a los que hab*an apostatado de la erdad, e"hort#ndoles que si por el testimonio del Señor se unieran a +l en todo su%rimiento, angustia ! dolor, lo cual les sobreendr*a, ser*an considerados sus compañeros en el reino de (risto. Lnmediatamente despu$s la iglesia respondió a%irmando que todos estaban de acuerdo con aquella carta ! deseaban demostrar un testimonio honesto de la erdad, su%rir ! dar sus idas por ella ! as* llegar a ser compañeros. (uando los hermanos que se encontraban en la c#rcel recibieron esta respuesta, con%iadamente se entregaron al Señor. 17 El presente subt*tulo %ue tomado del libro %l secreto de la /uer0a , 6eter 9ooer, cap. B publicado por
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En la noche de naidad, sus enemigos les preguntaron en qu$ se basaba su esperan&a ! donde se encontraban sus rique&as ! su dinero. Ellos respondieron que (risto era su única esperan&a ! tesoro. As* permanecieron bajo custodia, hasta que al principio del año siguiente, los encargados del Ke! ! el Almirante imperial inieron para e"aminarlos. 6ero !a que con%esaban la erdad con %irme&a, r#pidamente %ueron encadenados de a dos. All* se hallaban presentes, una gran cantidad de mujeres cre!entes que llegaron al castillo, pues los ciento cincuenta que all* estaban siendo e"aminados, ser*an lleados al mar en marcha por Austria e Ltalia del norte hacia el puerto de Trieste, sentenciados a una muerte prolongada de remeros en las galeras contra los turcos. Algunos oraban ! suplicaban al 'ios Alt*simo que guardara a sus hermanos encarcelados de caer en el error ! pecado tanto en el mar como en la tierra. D les d$ una mente %irme para perseerar hasta el %in. Lnterrumpiendo esta oración, el icerrector del Lmperio Español all* presente, ordenó que sacaran a todos los que hab*an enido al castillo para er a los prisioneros. Entonces ellos comen&aron a despedirse con muchas l#grimas, amonest#ndose a%ectuosamente a adherirse %irmemente al Señor ! a su erdad. Mna ! otra e& se encomendaban a la protección de 'ios, sin saber si $sa era la última e& que se iban a er. 'e este modo, el hombre ! su esposa se separaban el uno del otro ! dejaban atr#s a sus pequeños hijos.
Mna conmoedora despedida) mujeres ! niños llorando al despedirse de sus seres queridos que eran lleados a la esclaitud por causa de sus idas cristianas, 34=G d.(
Que tan conmoedora esta despedida que el /ariscal del Ke! ! otros como $l no pod*an contener sus l#grimas. 'e esta manera, noenta de ellos %ueron conducidos de dos en dos desde la torre hacia el barco, despu$s de haber sido encarcelados por m#s de cinco semanas en Qalenstein. En tanto, desde las paredes del castillo, las mujeres e*an a los hermanos con mucha triste&a, hasta que en la distancia desaparecieron de sus istas. 'espu$s de este acontecimiento, ellas retornaron a los lugares donde i*an. D los hermanos que no %ueron lleados al mar, debido !a a sus cuerpos en%ermos o a su edad joen, permanecieron como prisioneros en el castillo. 'esde entonces, algunos de los m#s jóenes sirieron de esclaos a los nobles de Austria. El gran con%licto de estos cristianos se debió simplemente a que ellos testi%icaron en el reino del anticristo contra la idolatr*a ! la ida injusta de los sacerdotes. OTA) Algunos que iajaron al mar como prisioneros, lograron escapar del puerto de Trieste ! olieron a la iglesia de Austria, predicando en su camino de regreso por los pueblos italianos. Otros %ueron recapturados ! nunca se olió a o*r de ellos. 1Oh 'ios, considera la miseria de tu pobre pueblo en estos últimos d*as en la tierra. Ten misericordia de ellos ! a!údalos en el amor de tu santo nombre, porque tú les has encargado de dar un testimonio %iel en este mundo. 6adre santo, %ortalece ! capacita a tu pueblo, lucha por ellos ! s$ su capit#n- no permitas que los aerg0encen. Alabado sea tu nombre a tra$s de ellos ! gu*alos a tu erdad, permaneciendo %irmes hasta el %inal.2
E&%anto&a(ente odiado& &in cau&a @ Atribulados en todo, mas no angustiadosB en apuros, mas no desesperadosB perseguidos, mas no desamparadosB derribados, pero no destruidosB los anabaptistas lleaban en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que su ida se mani%estara en ellos. C (orintios @)5?33. /enno Simons, un obispo en 9olanda, escribió) (on mi esposa e hijos he soportado miseria ! persecución !a por dieciocho años- /ientras ellos Nlos predicadores protestantes reposan en camas con almohadas suaes, nosotros nos escondemos en esquinas apartadas ! remotas. /ientras ellos o!en música en banquetes ! bodas, nosotros o*mos a los perros ladrando, adirti$ndonos de un arresto inminente. /ientras que a ellos se les saluda como 'octor, Señor, ! /aestro, nosotros somos llamados anabaptistas, predicadores nocturnos, engañadores ! herejes. a gente nos saluda en nombre del diablo. /ientras ellos son recompensados por sus sericios con buenos ingresos, nosotros recibimos como pago sólo el %uego, la espada ! la muerte. eonardo Schiemer escribió) Estamos dispersos como oejas sin pastor. 9emos dejado nuestras casas ! tierras ! hemos llegado a ser como lechu&as o p#jaros nocturnos en parajes mu! distantes. Andamos %urtiamente en los bosques. os hombres nos locali&an con sus perros, luego nos llean de uelta al pueblo como corderos. All* hacen un espect#culo de nosotros ! dicen que seremos culpables si se leanta una insurrección. Somos contados como oejas de matadero. os llaman herejes ! engañadores. Oh, Señor, ninguna tribulación es tan grande que pueda alejarnos de Ti- Rloria, triun%o ! honor son tu!os desde ahora ! hasta la eternidad. Tu justicia siempre es bendecida por la gente que se reúne en tu nombre. :endr#s otra e& a ju&gar la tierra< (ristóbal Fauman, un anabaptista sui&o, escribió) 7A dónde ir$8 So! tan ignorante. Sólo a 'ios puedo ir, porque sólo 'ios puede ser mi a!udador. (on%*o en Ti, mi 'ios, en toda mi angustia. Tú no me abandonar#s. Estar#s conmigo, incluso hasta la muerte. /e he entregado ! encomendado a tu 6alabra. Es por eso que he perdido el %aor de toda la gente en todo lugar. 6ero por perder el %aor del mundo, he obtenido el Tu!o. 6or lo tanto digo al mundo) :Quera contigo< Seguir$ a (risto. Da %ue su%iciente, mundoB el largo tiempo que andue %lotando en ti, oh mar traicionero. /e engañaste por mucho tiempo. /e retuiste. /ientras era esclao del pecado ! le hac*a daño a 'ios, me amabas ! me honrabas. 6ero ahora me odias. 9e llegado a ser un espect#culo para el mundo. Todos en todo lugar gritan) 1:9ereje<2 6orque amo la 6alabra de 'ios. 6ero no tengo ma!or tesoro que la 6alabra de 'ios, as* que no me dejar$ ser arrastrado ! alejado de ella, de mi 'ios ! Señor. Seguir$ siendo 1obstinado.2 o tengo lugar para morar aqu* en la tierra. Adonde a!a, tengo que ser castigado. a pobre&a es mi destino. a cru& ! el su%rimiento son mi go&o. as cadenas ! el encarcelamiento han llegado a ser mi estidura. i entre los animales del bosque hallo descanso. a gente me persigue all* tambi$n, o me e"pulsa. o puedo entrar en ninguna casa. a gente no me lo permite, o me echa %uera. 'ebo ocultarme, desaparecer, gatear como un ratón. Todos mis amigos me han abandonado. Todas las calles est#n cerradas para m*. e gente est# determinada a capturarme tan pronto como me encuentre. Su%ro en sus manos. /e golpean con palos. /e odian sin causa. a gente me da las migajas de su mesa con desprecio. o me permiten beber agua de sus po&os, ! no quieren que dis%rute ni la lu& del sol. o tengo pa& entre ellos. o me dejan pasar de su puerta. Se aerg0en&an de m* porque he decidido seguir a (risto. So! endido en manos de mis enemigos ! traicionado por todos aquellos a los que les he hecho bien. os he serido con go&o d*a ! noche. 6ero ahora me llean como cordero al matadero. Do busqu$ su salación, pero ellos recha&aron mis es%uer&os. /e maldicen ! me echan por ello. /e echan al dolor- %uera de sus casas, campos, ! bosques. A donde llego, me e"pulsan. /e tratan brutalmente. /e ca&an como a un enado. /e ponen trampas ! me buscan, listos para golpearme en la cabe&a, atarme, ! apuñalarme. /e eo obligado entonces a abandonar mi casa ! abrigo, ! salir a la lluia ! al iento. Lncluso los que quieren parecer cristianos me condenan. 6or causa del nombre de 'ios me han e"pulsado de su iglesia. as masas hipócritas me llaman loco. 'icen que pertene&co al diablo ! que no tengo a 'ios. 'icen ! hacen esto por sus caminos malos. D porque !o eito el camino del pecado, la gente grita en pos de m*) 1:9ereje, ete de aqu*<2 /e echan en cara mis pecados pasados ! dicen de m*) 1:;ue el erdugo dispute con $l<2 /e han puesto en el potro para torturarme. ;uieren despeda&ar mi cuerpo. 'ios, 7no er#s en tu bondad lo que la gente est# haciendo8 /e 18 El presente subt*tulo %ue tomado del libro %l secreto de la /uer0a, 6eter 9ooer, cap. 3>B publicado por
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encomiendo a Ti ! me abandono en tus manos. 'ios, oro a Ti del %ondo de mi cora&ón, que perdones los pecados de todos los que me a%ligen. D que guardes a tus hijos a salo, dondequiera que se hallen dentro de este alle de dolores) eitados o desechados, torturados, encarcelados ! su%riendo gran tribulación. 6adre precios*simo a mi cora&ón, gu*anos a la tierra prometida. S#canos de este dolor ! martirio, angustia ! cadenas, a tu santa comunidad. All* únicamente Tú ser#s e"altado por los hijos a los que Tú amas) :los que ien en obediencia a Ti< Am$n.
Anneen de Rotterda() 2ora& ante& de &u (uerte e&cri*ió un 2er(o&o te&ta(ento a &u %e"ue3o 2i4o) @.7< d0C0
Anneen rumbo a su muerte entregando a su niño a un señor panadero con todo el dinero que ten*a ! la presente carta que se hallaba en aquel bolso.
En la ciudad holandesa de Friel, Anneen Jans i*a una ida acomodada en una casa grande con sus padres. Ellos ten*an dinero, ! ella era hija única. En la %lor de su juentud, ella conoció a un joen llamado Arent. +l era barbero, ! su amor los lleó al matrimonio. 6ero el dinero, las %iestas, los estidos lujosos ! los inos caros, no satis%icieron los anhelos de sus cora&ones. Mna noche un joen llegó a la casa de ellos. Su nombre era /e!nart, ! $l les habló a cerca de seguir a (risto. Antes de irse, bauti&ó a Arent ! a Anneen. 6ero por haberse bauti&ado, ambos tuieron que huir. 'ejaron el hogar de sus padres ! escaparon por el (anal Lngl$s a ondres. All* les nació un beb$, al que pusieron por nombre Lsa*as. 6ero Arent se en%ermó ! murió. Anneen empacó sus pocas pertenencias ! regresó con algunos cre!entes de los 6a*ses Fajos. 'e uelta a 9olanda, en un agón cargado de gente que se dirig*a a Kotterdam, Anneen ! su compañera, (ristina Farents, entonaban cantos cristianos. Era una %r*a mañana de diciembre. Mn pasajero sospechó que eran anabaptistas Nni católicas ni protestantes ! las reportó tan pronto como llegaron a la ciudad. a polic*a las arrestó mientras abordaban una barca para 'el%t. 6or un mes, ambas hermanas estuieron en la c#rcel. Anneen cuidaba a Lsa*as que ahora ten*a un año ! tres meses. uego, %ueron sentenciadas a morir ahogadas. En la mañana del d*a de su ejecución, Anneen se leantó temprano ! escribió una carta) un testamento a su hijo. a carta amonestaba al niño a recha&ar el mundo ! seguir a (risto. 9e aqu* una porción de la misma) 19ijo m*o, recibe tu testamento) Escucha hijo m*o los consejos de tu madreB abre tus o*dos a las palabras de mi boca. Ahora en este d*a, o! por el camino de los pro%etas, apóstoles ! m#rtires, para beber de la copa de la que ellos bebieron. o! por el camino de (risto, que tuo que beber de esa copa +l mismo. 6uesto que +l, el pastor, ha ido por ese camino, +l llama a sus oejas a seguirlo por donde quiera que a. +ste es el camino a la %uente de la ida. 1Es el camino de los muertos que claman debajo del altar) WSeñor, 7cu#ndo tomar#s engan&a por la sangre que ha sido derramada8 D se les dieron estiduras blancas ! se les dijo que esperaran un poco m#s de tiempo hasta que se completara
el número de sus hermanos que hab*an de ser muertos por el testimonio de JesúsX Es el camino de aquellos que est#n sellados en sus %rentes por 'ios mismo. 9e aqu*, todos $stos no habr*an podido alcan&ar la ciudad celestial sin primero su%rir el juicio ! castigo en el cuerpo. 6ues (risto, la eterna erdad, %ue el primero. /ira, todos ellos tuieron que beber de la copa amarga como ha dicho el que nos rescató) WEl siero no es ma!or que su señor, sino debe con%ormarse con llegar a ser como su señorX Tambi$n 6edro dijo) WDa ha llegado el tiempo en que el juicio comience por la propia %amilia de 'ios. D si el juicio esta comen&ando as* por nosotros, 7cómo ser# el %in de los que no obedecen al mensaje de 'ios8X N3 6edro @)3> adie iene a la ida eterna e"cepto por este camino. Entra, pues, por esta puerta estrecha ! agradece la disciplina del Señor. 1/ira, hijo m*o, el camino del Señor no tiene desiaciones. El que lo deja, sea por un lado o por otro, heredar# la muerte. Este camino es hallado por pocos ! caminado por aún menos. 'e eras, ha! muchos que saben que $ste es el camino a la ida. 6ero el camino es demasiado duro para su carne. 16or esto, hijo m*o, no te %ijes en la gran multitud de pecadores. o andes en sus caminos. Ap#rtate de la senda de ellos, porque an al in%ierno como oejas a la matan&a. (omo el pro%eta Lsa*as dijo) W(omo una %iera, el sepulcro abre su boca sin medida, para tragarse al pueblo ! a sus je%es, a esa gente que ie en juergas ! diersiones.X N4)3@ 1'onde oigas de un rebaño pequeño, pobre, sencillo ! recha&ado por el mundo, únete a ellos. 6ues donde oigas de la cru&, all* est# (risto. o te apartes de ellos. 9u!e de la oscuridad de este mundo, uni$ndote a 'ios. Teme sólo a +l, obsera todas sus enseñan&as, obedece sus mandamientos ! escr*belos en la tabla de tu cora&ónB habla de su le! d*a ! noche ! ser#s un #rbol %rondoso en el tribunal de 'ios. ;ue el temor del Señor sea tu padreB ! la sabidur*a, la madre de tu entendimiento. Si sabes esto ! lo haces, hijo m*o, ser#s dichoso. o te aerg0ences de con%esar a 'ios delante del mundo. o tengas miedo de los hombres. Abandona tu ida antes que apartarte de la erdad. Si pierdes tu cuerpo, lo cual es terrenal, el Señor tu 'ios te ha preparado uno mejor en el cielo. 19ijo m*o, lucha por la justicia :hasta la muerte< 6onte la armadura de 'ios. Eita la injusticia, el mundo ! todo lo que est# en $lB ! ama sólo lo que es de arriba. Kecuerda que no perteneces al mundo, as* como tu Amo ! Señor tampoco perteneció a $l. S$ un erdadero disc*pulo de (risto ! no tengas ninguna comunión con el mundo. 1o %ijes tu atención en las cosas que est#n delante de tus ojos, sino sólo en las cosas de arriba. Kecuerda mis instrucciones ! no las abandones. ;ue 'ios permita que cre&cas para temerle. 9onra al Señor con el trabajo de tus manos. ;ue la lu& del eangelio brille en ti. Ama a tu prójimo, alimenta al hambriento ! iste al desanudo. o tengas dos del mismo art*culo, pues alguien lo necesitar# m#s que tú. (omparte todo lo que 'ios te da como resultado del sudor de tu %rente. 'istribu!e lo que +l te d$. '#selo a los que aman a 'ios ! a los que no atesoran nada, ni para la mañana siguienteB entonces, 'ios te bendecir#. :Oh hijo m*o, ie una ida digna del eangelio, ! que el 'ios de pa& te haga santo en cuerpo ! alma< Am$n.2 Kumbo a su muerte, Anneen dijo al gent*o all* congregado) 1Aqu* tengo un beb$ de quince meses 7;ui$n lo quiere8 o! a dar todo mi dinero al que le da un hogar.2 Entonces, un panadero de seis hijos tomó al niño, junto con la pequeña bolsa de dinero. En ella halló esta carta, la cual Anneen hab*a escrito aquella mañana. Era el C@ de enero de 34=G.
Capítulo 8
Los mártires de 1541-1550 d"C Leonardo ;ero%) @./ d0C0
eonardo Ferop, quemado costado por costado, 34@C
En la ciudad de Sal&burgo en 34@C, eonardo Ferop %ue arrestado por la %e. /uchos lo indujeron a apostatar, pero $l se paró %irme en el camino estrecho de la erdad de 'ios. Entonces, lo condenaron a muerte. 'espu$s, lo llearon al lugar de su ejecución, en el cual prendieron %uego mu! cerca a $l e inmediatamente lo asaron. 6ero eonardo se adhirió %irmemente a 'ios ! dijo a sus erdugos mientras quemaban su cuerpo) 1Este lado !a est# quemado, olt$enme ! qu$menme tambi$n del otro lado. 6ues, este su%rimiento es insigni%icante en comparación con el eterno.2 'e esta manera, $l obtuo la ictoria sobre la bestia ! su imagen. En lugar de recibir su marca o actuar en contra de 'ios, su 6adre celestial, semejante a los siete hijos alientes que tem*an a 'ios NC /acabeos >, entregó su cuerpo para ser quemado en el %uego. Todo este su%rimiento de ningún modo pudo separarlo del amor de 'ios.
Mar8a ;eun 5 &u cu3ada Qr&ula) @.// d0C0
a madre de Yrsula no pudo hacer que su hija renunciara a la ida que hab*a encontrado en las enseñan&as de (risto, lo cual causaba con%licto con el mundo.
/ar*a Feun, e"pulsada de su hogar por su madre debido a que ella se hab*a unido a los anabaptistas, escapó de Qrisia a casa de su cuñada Yrsula, cerca a 'eenter. Su madre puso a la polic*a tras su rastro. Mna mañana mu! temprano, una cuadrilla armada rodeó la casa ! capturaron a /ar*a, sac#ndola de la cama. /ar*a pidió a Yrsula que la acompañara a ir con ellos. El amor de ambas era m#s %uerte que la muerte. a madre ! la hermana de Yrsula inieron a erla, pero no
pudieron conmoerla, porque ella hab*a escogido su%rir la a%licción en lugar de tener el go&o del mundo ! %ue con /ar*a a la ciudad de 'eenter. All*, los l*deres ciegos del mundo buscaron con sutile&a ganarlas para las instituciones humanas. 6ero ellas respondieron) 1osotras no hacemos caso de los decretos del 6apa ni de los errores del mundo2 Da que ellas consideraban a todas las instituciones del papado como casas de herej*a, %ueron lleadas al tribunal de 'elden. os hijos de 6ilato ! (ai%#s las sentenciaron a morir en la hoguera, lo cual les produjo go&o) el ser dignas de su%rir por el nombre de (risto ! llear su reproche con +l. (uando %ueron lleadas a la estaca, mucha gente lloraba al er su %irme&a. 6ero ellas cantaban ! dec*an) 1o lloren. osotras no su%rimos por ser criminales, sino porque nos unimos a (risto.2 (uando la muerte se acercaba, /ar*a dijo a Yrsula) 1;uerida hermana, el cielo est# abierto para nosotrasB pues si su%rimos por un corto tiempo ahora, seremos siempre %elices al lado de nuestro oio.2 uego se dieron el beso de la pa&, ! oraron a 'ios que perdonara a sus jueces, los cuales como el mundo estaban hundidos en la ceguera. 6rimero tomaron a /ar*a, quien suplicaba a las autoridades que no derramaran m#s sangre inocente. D con gran alegr*a caminó hacia la estaca, diciendo) 1Oh (risto, a ti me he entregado. Esto! segura que iir$ contigo por siempre. 'ios del cielo, en tus manos encomiendo mi esp*ritu.2 'espu$s de quemar a /ar*a, las autoridades preguntaron a Yrsula si iba a renunciar. Ella respondió) 1o, no renunciar*a las rique&as eternas por la muerte. /i carne es tambi$n buena para ser quemada por el nombre de (risto.2 'e este modo ambas permanecieron %irmes hasta el %in ! sellaron la palabra de 'ios con su muerte, d#ndonos ejemplo.
Franci& de ;ol&irt H&te e& el nico ca(ino)@./. d0C0 En FolsPirt, Qriesland, i*a un erdadero cordero de (risto, *ntegro en el temor de 'ios. Que arrestado ! lleado a iParden, donde %ue interrogado por el concejo de la ciudad. Qrancis era acusado de no prestar juramento, ni participar de la santa cena en las iglesias del Estado. A esto, $l respondió) 1(risto nos enseña que no debemos jurar en ninguna maneraB ! puesto que ustedes son incr$dulos e impuros, !o no tendr$ comunión con ustedes.2 (on estas palabras, las autoridades se o%endieron ! dijeron) 1osotros no somos ladrones ni asesinos. Entonces, 7por qu$ nos llamas impuros8 /#s bien, nos parece que tú sostienes una %alsa doctrinaB ! herejes como tú ha! muchos, a los cuales pensamos e"terminarlos por completo.2 6or tanto, las autoridades, aconsejadas por los sacerdotes de Je&abel, se e"presaron acerca de Qrancis, diciendo) 1+l desprecia nuestra misa ! condena nuestras costumbres. D nosotros, según una orden estricta, hemos llegado al acuerdo que $l merece la muerte.2 'e esta manera, %ue sentenciado a morir en la hoguera el domingo de Kamos de 34@4. 'espu$s de o*r su sentencia, Qrancis se dirigió a las autoridades ! les dijo) 1Do les perdono de todo cora&ón por lo que har#n conmigo, deseando que puedan arrepentirse ! iir según las palabras de 'ios. Do, ahora o! a la santa ciudad, a la heredad de mi 6adre.2 Entonces, %ue conducido a la muerte como una oeja al matadero. /uchos que lo ieron lloraron. 6ero $l les dec*a) 1o llorenB m#s bien, prep#rense ustedes mismos ! mueran a sus pecados. Este es el erdadero camino para entrar a la ida.2 'espu$s que hubo orado abiertamente ! entregado su alma a la pa& de 'ios, el erdugo comen&ó su trabajo. Que la oluntad de 'ios que de este modo $l sea contado entre los m#rtires.
,an& ;lietel @./. d0C0 Este hermano %ue encarcelado en Kied, Faiera. Se o%reció una suma de dinero por su arresto. 6ara este propósito hubo un traidor, el cual, con palabras suaes, pretendiendo ser mu! celoso ! mostrando deseos de estar con $l, lo lleó a su casa. 9ans pensó que aquel hombre estaba preocupado por la salación de su almaB ! %ue con $l. As*, dicho traidor, encerr#ndolo en su casa, le dijo) 19ans, eres prisionero.2 El traidor prometió soltarlo a cambio de dinero. 6ero, puesto que 9ans rehusó acceder a su petición, aqu$l %ue a las autoridades ! lo traicionó. /ientras $ste se dirig*a a las autoridades para dar la in%ormación sobre 9ans, su esposa ped*a lo mismo al hermano. 6ero $l no quiso darle nadaB ! con la a!uda de 'ios su%rir*a cualquier tribulación. En tanto, las autoridades llegaron acompañadas con un gran número de hombres armados ! arrestaron a 9ans, al traidor ! su esposa. At#ndolos bien, con cadenas ! cuerdas, las autoridades castigaron duramente tanto al traidor ! su esposa como al hermano, pues pensaron que ellos hab*an tomado el dinero del hermano. Su traición se conirtió en dolor para ellos. 9ans Flietel, despu$s de haber estado en prisión por cuatro o cinco semanas, cerca del d*a de San Juan, %ue sentenciado a ser quemado io. 9acia el lugar de su muerte, los sacerdotes lo sedujeron a abandonar el anabaptismo. 6ero $l les dijo) 1Mstedes son los que deber*an abandonar su engaño malado. Do no oir$ a sus %alsos pro%etas. 9o! debo seguir al Señor mi 'ios ! cumplir lo que he prometido.2 6or consiguiente, los sacerdotes lo dejaron en pa&.
En el camino a su muerte, io a unos de sus conocidos llamado /ichael 'irs. 9ans lo miró con un rostro alegre, señal#ndole el cielo. 'e este modo se dirig*a hacia la muerte ! el %uego. Este escenario produjo una gran triste&a a /ichael ! su esposa, los cuales no comieron por tres d*as, ! luego buscaron unirse a la iglesia ! llegaron a ser disc*pulos de (risto. Da en el lugar de su muerte, 9ans leantó su o& dirigi$ndose a la multitud reunida all*) 1Esta es la erdad diina. Arrepi$ntanse, abandonen sus idas injustas, maladas ! iciosas. 6orque si no lo hacen, el 'ios eterno endr# por sus pecados ! los castigar# por toda la eternidad ! demandar# la sangre inocente de sus manos ! los castigar# por ello.2 Atado a una escalera, mientras el %uego ard*a, $l testi%icaba que $sa era la erdad ! el camino a la ida eterna. Este amante de 'ios tambi$n cantó en medio del %uego cual oro puro ! precioso.
Ric2&t ,e5ne& de&%u#& de 2a*er dado a lu+ en la c-rcel) la torturaron) @./= d0C0 En el año 34@>, una mujer piadosa cu!o nombre era Kichst 9e!nes, i*a en el Llst, en Qriesland. Ella tambi$n dobló sus hombros bajo el !ugo del Señor Jesús, escuchando ! siguiendo su bendita o&, eitando la o& de todo e"traño que se opusiera a +l. 6ero los enemigos de 'ios, al er esto, r#pidamente buscaron hacerle daño e impedir lo que hac*a. 6ara este %in, le eniaron sieros tir#nicos, que llegaron como lobos rapaces ! apresaron a esta cordera inde%ensa. Su esposo, al darse cuenta, pudo escapar con gran peligro de perder la ida. A ella la maltrataron de manera atro& sin la m#s m*nima compasión, aunque se encontraba embara&ada ! a punto de dar a lu&. 6ero a pesar de ello, se la llearon con ellos, mientras sus pequeños hijos lloraban ! gem*an. a llearon hasta iParden ! la echaron en prisión, donde despu$s de tres semanas dio a lu& a un hijo arón. 'espu$s, la torturaron tan cruelmente que no pod*a llearse las manos a la cabe&a. As* ella %ue maltratada con torturas inhumanas, principalmente porque se negaba a traicionar a sus hermanos, pues aquellos lobos de ninguna manera se sent*an satis%echos, sino que ten*an m#s sed de sangre inocente. Sin embargo, el 'ios %iel, quien es una %ortale&a en la hora de necesidad ! escudo a todos los que en +l con%*an, guardaba sus labios para que nadie %uera traicionado por ella. D siendo que nada pod*a separarla de (risto, despu$s de sentenciarla, la echaron en un saco como si se tratara de una bestia irracional, ! la lan&aron al agua, ahog#ndola. Todo esto ella soportó con paciencia ! %irme&a como cordero inocente de Jesucristo por el nombre del Señor, permaneciendo %iel hasta la muerte. 6or esta ra&ón %ue hallada digna de recibir de 'ios la corona de la ida eterna.
Sei& 2er(ano& 5 do& 2er(ana& "ue(ado& en la 2o'uera en el (i&(o d8a en Á(&terda( el > de (ar+o de @./<
/ientras el erdugo se calienta las manos ! los sacerdotes conersan sobre cosas triiales, los corderos inde%ensos de 'ios son consumidos por el %uego.
(erca de einte personas, entre hombres ! mujeres, se hallaban en la prisión de Imsterdam por causa de la erdad de (risto. D algunos escaparon de ella de la siguiente manera) Mno de los prisioneros ten*a dos hermanos, los cuales pasaban su tiempo en las tabernas. Mn d*a, sentados en una de ellas, un poco embriagados, pensando en su hermano encarcelado ! en el d*a que iban a quitarle la ida, juraron rescatar a su hermano de la c#rcel aún si eso les costara sus idas. D lo con%irmaron leantando sus manos, tirando sus sombreros al aire ! poniendo a 'ios como testigo. A la mañana siguiente, estando m#s sobrios, se turbaron al pensar en su peligroso plan de rescatar a su hermano de la c#rcel. 6ero al recordar su solemne juramento ! a su hermano, decidieron llear a cabo su plan. Tomaron una cuerda, un bloque engrasado ! un gancho de metalB los empacaron en una canasta ! las guardaron en la casa de Jan Jans que se encontraba detr#s de la prisión. (uando llegó la noche, !a listos, lan&aron el gancho atado a la cuerda hacia la entana que daba a la celda de su hermano ! subieron. uego, encontraron a su hermano ! lo bajaron siri$ndose de la cuerda. 'e la misma manera recataron a los dem#s prisioneros, e"cepto a Ellert Jan, el cual rehusó salir dici$ndoles que $l estaba animado para morir como una o%renda a 'ios, ! no esperaba una ida larga ni mejor. En esto consist*a su %elicidad. 6ues tem*a que en el camino, a tra$s de este largo desierto, su coraje decaer*a ! as* nunca atraesar*a el Jord#n ni llegar*a a la tierra prometida. Tambi$n dijo que era mu! bien conocido por su pierna de madera, lo cual %acilitar*a su captura. 6ero otros ocho de ellos se hallaban en otras ma&morras donde casi no pod*an escuchar lo que suced*a. Ellos permanecieron en con%inamiento hasta el d*a de su muerte, e"cepto itgen a quien le perdonaron la ida debido a su embara&o. Ella dio a lu& un niño en medio de sus cadenas. El dolor del parto le a%ectó de tal modo que causó trastornos en su mente, despu$s de lo cual se estableció por un largo tiempo en una pequeña casa en Imsterdam hasta que murió. (uando llegó el d*a de la ejecución de las ocho personas mencionadas, El primo de Ellert Jans, el que ten*a la pierna de madera, ino a er el esp*ritu que $ste mostrar*a en la hora de su muerte. /ientras todo el pueblo o*a la sentencia del tribunal, se asombraron al er el %eli& semblante de Ellert Jans. +ste amonestaba al pueblo reunido all* a no ser seducidos por la Fabilonia. D a%irmaba que nunca antes hab*a e"perimentado un d*a tan alegre como $se. Al erlo su primo, lo guardó en su cora&ónB ! desde entonces lleó sobre s* el peso de la cru&. 'e esta manera todos ellos terminaron sus idas con gran go&o, quemados ios en la hoguera. a sentencia de estos m#rtires obtuimos del libro de las sentencias criminales de la ciudad de Imsterdam. Estos %ieles disc*pulos de (risto eran considerados criminales por la sociedad medieal.
Do& 4ovencita&) en$rentaron ale're& el re%roc2e del vie4o (undo) @..> d0C (erca del año 344 en Famberg, dos joencitas abra&aron a (risto por la %e ! %ueron bauti&adas según las enseñan&as de (ristoB ! abandonando el pecado, buscaron caminar en nuea ida con +l. os anticristianos trataron de impedirles su decisiónB ! lograron echar a estas dos corderas jóenes a la prisión, donde %ueron torturadas con gran seeridad. Tambi$n buscaron medios anticristianos para empujarlos a apostatar. 6ero !a que ellas permanecieron %irmes durante toda su prueba, las autoridades, las cuales generalmente siguen el consejo de los %alsos pro%etas, las condenaron a muerteB lo cual produjo go&o e intrepide& en ellas.
'os joencitas, lleando coronas de espinas en el camino hacia su muerte.
/ientras eran lleadas al lugar de la ejecución, sus perseguidores les pusieron coronas de pajas en la cabe&a en son de burla ! reproche. 'espu$s de lo cual, una le dijo a la otra) 1Da que (risto lleó una corona de espinas por nosotras, 76or qu$ no deber*amos llear estas coronas de paja en honor a +l82 'e este modo, estas dos ramas jóenes, armadas de paciencia según el ejemplo de su (apit#n, permanecieron %ieles en la muerte ! obtuieron la corona de 'ios en el cielo. Ellas mostraron mucho #nimo ! %irme&a en la muerte. Ellas ten*an los erdaderos cimientos de las palabras de (risto, a quien inocaron en su angustia) murieron con gran esperan&a.
Capítulo 9
Los mártires de 1551-56 d"C uilli& 5 Eli+a*et2 un 4oven 5 una 4oven $iele& 2a&ta el $inal) @..@ d0C El C3 de julio de 3443, dos piadosos cristianos) un hermano de nombre Ruilis ! una hermana llamada Eli&abeth %ueron sentenciadas como herejes de acuerdo a un decreto imperial en Rhent, Qlandes. Se les entregó a la muerte a la una de la tarde) una hora no usual. 'espu$s que hubieron subido a la plata%orma, ellos oraban a 'ios. All*, el erdugo desató el estido de Eli&abeth el cual calló cuando ella se puso de pie. D en son de burla el erdugo le hi&o poner pantalones blancos ! sueltos. Aergon&ada en esos momentos, inmediatamente caminó hacia la estaca ! dijo) 1Te agrade&co, oh Señor, por ser digna de su%rir por tu nombre. Ahora esto! parada donde son probados los elegidos de 'ios. Oh Señor, %ortal$ceme ! no me dejes.2 Ruilis entonces le dijo) 1;uerida hermana, ten paciencia en tu su%rimiento. 'ios no te abandonar#.2 1Oh querido hermano, nunca me apartar$ de +l,2 dijo ella. uego Ruilis comen&ó a llorar) 1Oh Señor, perdona los pecados de quienes me llean a la muerte. 6ues como no te conocen, no saben lo que hacen.2 Qinalmente, ambos leantaron su o&) 1Oh 6adre celestial, en tus manos encomendamos nuestro esp*ritu.2 D as* tuieron una muerte dichosa ! agradable a 'ios) por medio del %uego.
eróni(o Se'er& 5 &u e&%o&a Li4&en Dir& 5 ;i' ,enr5) @..@ Estas tres personas ca!eron a manos de los tiranos por el testimonio de Jesús en AntPerp, Frabant. Ellos su%rieron muchas torturas ! detalladas e"aminacionesB pero por la gracia de 'ios lo soportaron todo. Da que nada pudo hacerlos apostatar, Rerónimo ! 9enr! %ueron lleados al matadero. 6uestos en estacas, con gran %irme&a entregaron sus cuerpos a 'ios como un agradable sacri%icio. a esposa de Rerónimo ijsen 'irs, a quien despu$s de dar a lu& Npues se hallaba embara&ada la metieron en un costal ! entre las tres ! cuatro de la mañana la arrojaron al r*o Scheldt. 'ichos m#rtires ahora descansan debajo del altar. as siguientes cartas escritas por ellos dan testimonio de su %e %uerte, su %irme esperan&a ! su ardiente amor a 'ios ! su erdad.
Una carta de eróni(o Se'er e&crita en la %ri&ión de Anter% a &u e&%o&a de Li4&en) "uien &e 2alla*a en la (i&(a %ri&ión) @..@ d0C0 Siempre teme a 'ios. /e encuentro en esta prisión, entre paredes estrechas, por causa de (risto. Te deseo gracia, pa&, go&o, consuelo, una %e %irme, seguridad ! un ardiente amor a 'ios mi querida esposa ijsen 'irs. (ontigo llegu$ al matrimonio delante de 'ios ! de su santa iglesia de acuerdo al mandamiento del Señor. S$ mu! bien, mi cordera escogida, que te encuentras en medio de gran a%licción por m*B pero deja de lado toda triste&a ! mira a Jesús. (aminemos en toda justicia ! santidad como hijos de pa&. Msemos bien el tiempo de gracia considerando cu#n gran misericordia nos ha mostrado el Señor. Oh mi querida esposa, recuerda cu#n %ielmente serimos a 'ios. +l no ser# con%usión para nosotros. (uando con%esamos la erdad, nos separamos del mundo ! renunciamos todos los deseos. D esto no es todo. 'ebemos luchar tambi$n contra los enemigos) emperadores, potestades ! el pr*ncipe de este mundo. 'ebemos su%rir en este mundo, pues 6ablo dijo que todo aquel que desea iir piadosamente en (risto, su%rir# persecución. Tenemos que ser ma!ores que
el mundo, el pecado, la muerte ! Satan#s. Espero entrar pronto a la ciudad descrita por Juan, la cual est# hermosamente adornadaB sus %undamentos son doce piedras preciosas ! sus paredes ! calles son de oro puro. Te in%ormo que recib* tu carta por medio de mi madre. a le* con l#grimas. /e sent* consolado por tus palabras ! me alegr$ o*r de tu %irme&a. 6or otro lado, tambi$n me he presentado delante del gobernador. (on $l estuieron dos monjes dominicos, dos jueces ! el escribano de la corte criminal. Sentimos una gran alegr*a por rique&as como $stas) nuestra, esperan&a ! amor. +stas no nos abandonar*an aun si ellos nos encerraran en prisiones oscuras, separados tú ! !o. 9e aqu*, mi querida esposa, no ceses de serir al Señor tu 'ios con todo tu cora&ón, ! sigue sus pasos. W6ues lo que su%rimos en esta ida es cosa ligera que pronto pasaB pero nos trae como resultado una gloria eterna mucho m#s grande ! abundante. 6orque no nos %ijamos en lo que se e, sino en lo que no se e, !a que las cosas que se en son pasajeras, pero las que no se en son eternas. osotros somos como una tienda de campaña no permanenteB pero sabemos que si esta tienda se destru!e, 'ios nos tiene preparada en el cielo una casa eterna, que no ha sida hecha por manos humanas. 6or eso suspiramos mientras iimos en esta casa actual, pues quisi$ramos !a mudarnos a nuestra casa celestial.X C (orintios @)3>?4)C 6or tanto, con diligencia pasa los d*as de tu peregrinación en este mundo con temor ! temblor. Esto es iir en obediencia a los mandamientos ! le!es de 'ios. o temamos al mundo ni temblemos delante de $l. 6ues (risto dijo) Wo teman a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matarB teman m#s bien a aquel que puede destruir el alma ! el cuerpo en el in%ierno.X /ateo 3)C5. ;uienes por un bree tiempo han sido recha&ados ! despreciados, perseguidos ! sometidos a una muerte humillante, dolorosa ! ergon&osa por el testimonio de Jesucristo, triun%ar#n ! iir#n por siempre con 'ios. uestras l#grimas ! triste&as se conertir#n en alegr*as. Oh mi querida esposa, perseera %iel hasta la muerte. a corona no se halla al principio ni en medio de la carrera, sino al %inal. Antes que 'ios limpie todas nuestras l#grimas, ellas tienen que ser derramadas primero. Antes que nos libre de nuestros su%rimientos, debemos su%rir en este mundo. S*, tenemos que luchar contra leones %eroces, dragones ! osos. S*, contra la malada generación de *boras, contra los gobernadores que son como serpientes, contra la descendencia malada de (a*n. /i querida esposa ! hermana, pelea con 6ablo la buena batalla, p#rate %irme contra las puertas del in%ierno para que puedas recibir la salación de tu alma. Am$n.
Una carta de Li4&en) la e&%o&a de eróni(o) e&crita de&de la %ri&ión de Anter% @..@ d0C0 Rracia ! pa& de 'ios el 6adre sea con nosotros. /i querido esposo en el Señor, al principio de mi encarcelamiento $ste me parec*a mu! largo. 6ues no estaba acostumbrada a la c#rcel ! lo único que escuchaba era tentaciones para apartarme del Señor. Ellos me dec*an) W76or qu$ te preocupas por las Escrituras8 Ocúpate en coser tu estido. 6arece que tú no sigues a los apóstoles. 7;u$ señales muestras8 Ellos hablaron en arias lenguas una e& que recibieron el Esp*ritu Santo. 7'ónde est#n las lenguas que tú has recibido del Esp*ritu Santo8X 6ero para nosotros es su%iciente haber cre*do por medio del eangelio de Juan lo que dijo (risto en su intercesión por sus disc*pulos antes de ser entregado) Wo te ruego solamente por $stos, sino tambi$n por los que han de creer en m* al o*r el mensaje de ellosX Juan 3>)C. Rracias a 'ios el 6adreB pues +l nos ha dado tal amor, go&o, sabidur*a ! una mente %irme por medio de (risto ! el poder del Esp*ritu Santo para prealecer contra las bestias, dragones, serpientes ! las puertas del in%ierno, los cuales utili&an gran sutile&a para seducir, engañar ! destruir nuestras almas. El Esp*ritu Santo declara) WSi somos muertos con $l, tambi$n iiremos con $lB si su%rimos, tambi$n reinaremos con $l.X C Timoteo C)33?3C. WQijemos nuestra mirada en Jesús, pues de $l procede nuestra %e ! $l es quien la per%ecciona. Jesús su%rió en la cru&, sin hacer caso de lo ergon&oso de esa muerte, porque sab*a que despu$s del su%rimiento tendr*a go&o ! alegr*aB ! se sentó a la derecha del trono de 'ios.X 9ebreos 3C)C. Oh mis m#s querido en el Señor, con%*o en 'ios el cual da su sabidur*a sólo a los sencillos e inocentes ! a los despreciados por este mundo, que +l nos animar# hasta que nuestro iaje ha!a %inali&ado. 6or eso, mi m#s querido en el Señor, al$grate ! mantente animado delante de 'ios, pues +l nos ha escogido para ser encarcelados por largo tiempo a causa de su nombre, habi$ndonos hallados dignos de $l. Aunque los hijos de Lsrael estuieron mucho tiempo en el desierto, habr*an entrado a la tierra prometida, si hubiesen sido obedientes a la o& del Señor. 'e la misma manera tambi$n nosotros nos encontramos en el desierto entre bestias oraces, las cuales diariamente tienden sus redes para ca&arnos. 6ero el Señor no abandona a los su!os. 6or tanto, perseeremos contentos en +l, pacientemente ! con go&o tomemos nuestra cru& ! esperemos con %irme con%ian&a lo que +l nos ha prometido. Am$n.
La lti(a carta de eróni(o a &u e&%o&a) e&crita en la noc2e "ue $ue &entenciado) @ de &etie(*re de @..@
a gracia ! pa& de 'ios sean contigo para una consolación permanente, go&o ! %uer&a en tus cadenas ! su%rimientos. /i m#s querida ! amada, deseo al (risto cruci%icado como un noio para ti, el cual te ha elegido para ser su hija, noio ! reina. Ahora te encomiendo a este Ke!) el 6adre eterno ! celoso amante ! 'ios. +l ser# tu consolador ! noio. 6uesto que +l me llamó ! me toma a m* primero, ahora debo ser un ejemplo para que puedas seguirme tan alientemente como ir$ !o antes que tú. 6orque el Señor nos hi&o dignos de su%rir por su nombre. Oh mi querida corderita, sigue %ielmente los pasos de tu noio, no temas las amena&as del mundo ni te atemorices %rente a sus torturasB pues ellos no pueden herir un pelo de tu cabe&a sin la oluntad del 6adre que est# en los cielos. Sigue %ielmente la enseñan&a de (risto, pues sus oejas o!en su o& ! lo siguenB pero no o!en la o& de los e"traños. 6elea alientemente para la gloria del Señor as* como +l peleo por la salación de nuestras almas. (risto dijo) W'ichosos los que son perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.X /ateo 4)33. El Señor dijo tambi$n cuando ellos nos lleen delante de señores ! pr*ncipes ! nos torturan ! matan, pensar#n que as* rinden sericio a 'ios. 6or lo tanto, con%*a sólo en (risto) +l no te abandonar#. Do no espero er tu rostro otra e&, pero s* espero erte debajo del altar de (risto. /i querida esposa, la hora de mi partida !a ha llegado. Ahora me dirijo con gran alegr*a ! go&o a nuestro 6adre celestial, ! te pido que no te entriste&cas por esto. Solamente siento triste&a porque te dejo en medio de estos lobosB pero esto! seguro que el Señor te guardar# hasta el %in. Se aliente en el Señor.
Có(o Li4&en Dir&) la e&%o&a de eróni(o) con$e&ó valiente(ente lo& $unda(ento& de &u $e delante de la& autoridade& 5 de todo el %ue*lo 5 có(o $ue %ue&ta en un co&tal 5 arro4ada en una noc2e al r8o Sc2eldt0 ijsen, nuestra hermana, quien estuo en cadenas por un largo tiempo, habló con claridad en la corte delante de las autoridades ! del pueblo común. Ella recha&aba el bautismo de in%antes como algo instituido por los hombres ! les hablaba a los jueces sobre el juicio de 'ios. 'espu$s de lo cual, los señores ordenaron a los guardias, diciendo) 1S#quenla de la corte.2 Ella regresó a la prisión diciendo que muchas almas %ueron asesinadas por ellos. /uchas personas corrieron a ella para erla. ijsen hablaba con audacia ! alent*a a la gente ! luego se puso a cantar un bello himno. 'os monjes inieron para atemori&arla, pero ella rehusaba completamente escucharlos. D la o*an asombrada desde la calle. Entonces, ella dijo a la gente desde la entana de su cuarto) 1os borrachos, adúlteros ! las prostitutas son toleradosB pero los que ien ! caminan de acuerdo a la oluntad de 'ios son oprimidos, perseguidos ! lleados a la muerte.2 uego comen&ó a cantar) 1Todos escuchen. :;u$ pobres oejas somos<...2 Komanos 5)=. Antes que hubo terminado de cantar, las autoridades llegaron ! la sacaron de la entanaB ! !a nadie la olió a er. /u! temprano en la mañana, el pueblo olió para er a ijsenB pero los erdugos !a la hab*an ejecutado entre las tres ! cuatro de la mañana. +stos la hab*an metido en un costal ! arrojado al r*o Scheldt. 6or consiguiente, el pueblo, enojado, dec*a) 1os asesinos ! delincuentes son presentados públicamente delante de todos.2 Algunas personas re%le"ias dec*an) 1a ra&ón es que ellos obedecen los mandamientos de 'ios m#s que los de los emperadores ! hombres. 6ues ellos se han uelto a 'ios, de la mentira a la erdad, de la oscuridad a la lu&, de la injusticia a la justiciaB han corregido sus idas ! han sido bauti&ados de acuerdo al mandamiento de (risto ! la pr#ctica de los apóstoles.2 Tambi$n dijeron que los justos siempre hab*an su%rido, desde el tiempo de Abel hasta ahoraB e incluso (risto tambi$n tuo que su%rir ! as* entrar a la gloria de su 6adre, dej#ndonos ejemplo para seguir sus pasos. 6ues todos los que iimos piadosamente en (risto, su%riremos persecución.
Mar8a de Mon4ou @.. d0C0
/ar*a de /onjou, aún momentos antes de ser ahogada los monjes la seduc*an a abandonar la erdad que ellos llamaban herej*a, 344C d.(.
Según el testimonio de las Escrituras, todos los que desde el principio del mundo han sido justos ! han iido piadosamente en (risto, han tenido que su%rir. /ar*a, una mujer piadosa ! temerosa de 'ios, tomó parte de dicho su%rimiento. 6ues habi$ndose ella bauti&ado según la enseñan&a del ueo Testamento ! conducido de manera ejemplar entre los hermanos ! todo el pueblo, el %uncionario de la ciudad de /onjou la encarceló) ella permaneció en con%inamiento por m#s de un año. D aunque tuo que su%rir mucho, lo soportó con go&o. (onstantemente animaba a los hombres piadosos a caminar en amor ! guardar %irme el pacto de (risto. Ella se es%or&ó para presentar su cuerpo como un sacri%icio io, santo ! agradable a 'ios. as autoridades ordenaron torturarla por tres d*as consecutios, mas no pudieron inducirla a abandonar el anabaptismoB porque ninguno que teme a 'ios de cora&ón puede ser con%undido. 6or %in, la condenaron a morir ahogada. D /ar*a deseaba dar su ida por la causa de (risto. En su camino al lugar donde iban a ahogarla, ella cantaba con un cora&ón alegre porque aquel d*a hab*a llegadoB pues ella hab*a iido para er esa hora. D de esta manera procedió en las manos de 6ilato como lo hicieron con (risto) cual oeja lleada al matadero. as Escrituras tambi$n lo testi%ican) 1Ellos los matar#n a ustedes, ! pensar#n que as* rinden sericio a 'ios.2 Juan 3)C. En el camino, /ar*a dijo) 1Mna e& %ui la noia de un hombreB pero ho! espero ser la noia de (risto ! heredar su reino con +l.2 Da acerc#ndose al agua, unos de los hipócritas le dec*a) 1/ar*a, arrepi$ntete o no te ir# bien.2 Da en el agua, los erdugos retrasaron su muerte por m#s de dos horas, cre!endo que podr*an inducirla a apostatar ! abandonar la erdad. uego, ella les dijo) 1Do me adhiero a 'ios. 9agan lo que tiene que hacer. El trigo debe ser trillado entre la paja. 6orque la palabra de 'ios tiene que cumplirse.2 'espu$s de tales palabras, se encomendó al 6adre celestial ! la ahogaron. 'e este modo %ue entregada a la muerte.
Si(ón) el vendedor de tela& un de&a$8o al %oder de la I'le&ia del E&tado) @..7 d0C0 En el pueblo de Fergen, 9olanda, un endedor de telas llamado Simón, end*a sus mercanc*as en un toldo en la pla&a del mercado. (ierto d*a, los sacerdotes pasaron en procesión 3G con su *dolo cerca de su mostrador. Simón se negó con desprecio a honrar a este *dolo hecho por manos humanasB pues $l sólo serir*a ! adorar*a al Señor su 'ios. 6or tanto, %ue arrestado por los preseradores de la roma anticristiana. Al ser interrogado, libremente con%esó su recha&o al bautismo de in%antes inentado por ellos mismos juntamente con todos los mandamientos humanos, sosteni$ndose solamente con el testimonio de la palabra de 'ios 'e all*, los enemigos de la erdad lo sentenciaron a morir en la hoguera. /uchas personas se asombraron al contemplar la grande %irme&a ! alent*a de este testigo de 'ios, el cual obtuo la corona de la ida eterna. 19 Era el d*a de procesión, cuando el pan consagrado era lleado por las calles. Se esperaba que todos se arrodillaran ante el pan ! lo adoraran como a 'ios. a procesión era una e"hibición del poder que ten*a la Lglesia (atólica. as personas ten*an que someterse a ese poder.
Simón recha&ó la adoración pagana de los católicos, al rehusar arrodillarse mientras pasaba la procesión. Sus ecinos le piden que se arrodille, 344= d.(
David 5 Levina @../ En el año344@, un hermano joen llamado 'aid %ue encarcelado en Rhent, Qlandes, a causa de seguir a (risto ! iir de acuerdo a los mandamientos de 'ios. (uando %ue e"aminado, le preguntaron qu$ pensaba $l del sacramento Nla hostia. +l les respondió que todo ello era idolatr*a. Entonces un sacerdote le dijo) 1Te costar# la ida si no cambias de mentalidad a tiempo.2 A esto respondió 'aid suaemente) 1Esto! listo para derramar mi sangre por el nombre de (ristoB pues 'ios es mi salación. +l me guardar# de todo el mal.2 Entonces el sacerdote le respondió) 1Ser#s quemado públicamente en la estaca para una erg0en&a eterna.2 uego, 'aid se presentó a la corte donde %ue condenado a muerte ! su sentencia %ue le*da. Que considerado como alguien que hab*a ca*do de la erdadera %e a la herej*aB ! por tanto, según el edicto imperial, ser*a estrangulado ! quemado. Tambi$n %ue sentenciada con $l una mujer de nombre eina, quien pre%irió abandonar no sólo a sus seis queridos hijos, sino tambi$n su propia ida terrenal en lugar de abandonar a su querido Señor ! oio Jesucristo.
El erdugo tomando el trinche para claarlo en el ientre de 'aid aún despu$s de haber sido quemado en el %uego.
Al llegar al lugar de la ejecución, 'aid intentó arrodillarse para dirigirse a 'ios en oración, pero se le impidióB e inmediatamente se les condujo a ambos a las estacas. 6arados en ellas, 'aid se dirigió a eina) 1Ró&ate, querida hermana, porque lo que su%rimos aqu* no se compara con los bienes eternos que nos esperan.2 Komanos 5)35. Mna pequeña bolsa que conten*a pólora %ue atada a cada uno de ellos. (uando !a estaban completamente quemados, la gente io que 'aid mo*a su cabe&a. En aquel momento el erdugo tomó un trinche ! lo claó tres eces en su ientre. 6ero aun despu$s de esto $l segu*a moi$ndose. Entonces, el erdugo ató una cadena alrededor del cuello de 'aid ! la apretó a la estaca hasta romper su cuello. 'e este modo, estos dos alientes lucharon en el camino hacia la ida.
A'u&t8n) el %anadero) @..6 d0C0
a captura de Agust*n el panadero mientras se encontraba trabajando, 344 d.(
En la ciudad de FeerPij, un panadero llamado Agust*n despreció el mundo ! se bauti&ó de acuerdo a la ordenan&a de (risto, lo cual no pod*an soportar los papistas. En este tiempo hubo cierto burgomaestre lleno de amargura ! celo pererso. A eces dec*a que $l proporcionar*a la madera ! la turba para quemar a Agust*n. 6ero el %uncionario, encargado de los acusados, hab*a declarado que no arrestar*a a Agust*n sin preiamente adertirloB pero no guardó su palabra. 6ues $l mismo sorprendió a Agust*n en su trabajo mientras $ste amasabaB ! aunque intentó huir, %ue atrapado r#pidamente por sus perseguidores ! lo metieron en la c#rcel. 6uesto que Agust*n era mu! querido, la esposa del magistrado, mu! entristecida, le dijo a su esposo) 1Oh asesino, :qu$ has hecho<2 6ero todo en ano, $l siguió a Jesús su Señor cual cordero lleado al matadero. as autoridades dictaron una sentencia cruel sobre $l) ser atado a una estaca ! ser arrojado al %uego para ser quemado.
Tre& (u4ere& "ue(ada& en la 2o'uera @..6 d0C0 Tres mujeres %ueron arrestadas en Felles, Qlandes, por causa del testimonio de la erdad. Su%rieron mucha tribulación ! tormento. (uando los erdugos quisieron desnudar a la mujer de ma!or edad para torturarla, ella les dijo a los señores presentes) 1Kecuerden que ustedes nacieron de una mujer. es pido que no me aerg0encen.2 6or esta ra&ón le permitieron permanecer con sus estidos sobre el potro de tormento. a segunda, una joen doncella, soportó espantosos su%rimientos. 6ero todo en ano) no lograron que ella abandonara la erdad. 6orque ella pre%irió el go&o eterno ! su%rir el dolor temporal que buscar el placer e%*mero ! su%rir eternamente. a tercera, una señorita tambi$n, !ac*a desnuda sobre el potroB ! puesto que no pod*an lograr que ella apostatara por medio de las torturas, comen&aron a preguntarle si no se sent*a aergon&ada de estar all* desnuda. Ella les respondió) 1Do no me present$ aqu* desnuda por m* misma. Mstedes que in%ligen esta miseria ! desgracia sobre m* que so! inocente) su%rir#n erg0en&a eterna por haberlo hecho.2 D aunque %ue torturada hasta tal punto que su sangre %lu*a sobre el potro, permaneció %irme. 'espu$s del tormento, estas tres mujeres %ueron sentenciadas a morir en la hoguera. 6arada en la estaca, $sta última dijo) 1Esta es la hora que mucho he anhelado) pondr# %in a mi tribulación.2
erardo ,a&en%oet) &e%arado de &u $a(ilia) @..6 d0C0 En el erano de 344, hubo en la ciudad de imeguen, 6a*ses Fajos, un %iel hermano llamado Rerardo 9asenpoet, sastre de o%icio. 9abiendo huido de la ciudad debido a la seera persecución, secretamente olió, !a que su esposa e hijos i*an aún all*. +l %ue isto por el guardia del magistrado, el cual le in%ormó a su señor. El magistrado inmediatamente %ue tras $l ! lo capturó. 'e esta manera este amigo de (risto tuo que separarse de su esposa ! sus hijos e ir a la prisión, a la tribulación ! a la miseria por el nombre de Jesús.
Rerardo despreció el ino o%recido por las autoridades, señalando con el dedo hacia arriba que lo beber*a en el reino de su 6adre. En tanto, su esposa lloraba sosteniendo a su beb$ en los bra&os, momentos antes de caer desma!ada.
/ientras era e"aminado por los señores de este mundo, Rerardo no se aergon&ó de la erdad que ellos cre*an que era herej*a. 6or tanto, %ue sentenciado a morir quemado en la estaca, lo cual $l lo aceptó alientemente. En el d*a de su muerte, la esposa de Rerardo ino para hablar con $l por última e& ! despedirse de su querido esposo. Ella ten*a un beb$ en sus bra&os, que apenas pod*a sostener a causa de su gran dolor. (uando las autoridades le o%recieron ino a Rerardo, C lo cual era costumbre hacer con los sentenciados a la muerte, $l le dijo a su esposa) 1Do no deseo este ino. Do espero beber del nueo ino, que me ser# dado en el reino de mi 6adre.2 As*, ambos %ueron separados en medio de gran dolor ! se despidieron el uno al otro de este mundo. a mujer casi no pod*a sostenerse en pie por m#s tiempo) parec*a desanecerse por el dolor, ! ca!ó desma!ada. Mna e& que Rerardo %ue lleado al lugar de su muerte, leantó su o& ! canto un himno) 16adre celestial, a Ti clamoB %ortalece mi %e ahora.2 En la estaca, el tiró sus &apatos de sus pies, diciendo) 1Ser*a una l#stima quemarlos, pues algún pobre puede necesitarlos.2 D cantó la última estro%a del mismo himno mientras el erdugo preparaba las cuerdas para estrangularlo) 19ermanos ! hermanas, adiós a todos. Ahora debemos separarnos para poder reunirnos m#s all# de estos cielos con (risto, nuestra única cabe&a. os esperar$ all*.2 Entonces el erdugo lo sujetó con cuerdas, ! este testigo de (risto ca!ó dormido en el SeñorB ! luego, prendieron el %uego. oluntariamente entregó su cuerpo por la erdad.
Capítulo 10
Los mártires de 1557-58 d"C Al'erio un 4oven "ue(ado con a'ua 5 lue'o %or el $ue'o en Ro(a) @..= 20 Según la costumbre, prepararon una copa grande con ino para Rerardo. Se supon*a que esto era un acto de clemencia para amortiguar el dolor ! aliiar el temor de la ejecución.
El joen Algerio soportando el aceite herido que echaban sobre su cuerpo desnudo para luego reducirlo a ceni&as.
Algerio, aunque era mu! joen %ue un estudiante en el reino de #poles en 6adua. All* conoció a un hermano del cual indagó con diligencia cual era el camino ! la oluntad de 'ios. Escuchó con cuidado ! pronto %ue bauti&ado en la muerte de (risto. Lnmediatamente despu$s %ue arrestado ! echado a la prisión donde soportó muchos con%lictos seeros. En gran manera %ue %ortalecido por 'ios, en quien hab*a %ijado sus ojos, lo cual es probado por la carta mencionada anteriormente. a escribió a los hermanos en Ltalia, estando $l en la prisión de 6adua. Escribió con el %in de %ortalecerlos en la triste&a que su%r*an por su causa. Tentado en 6adua por las autoridades para que se retractara lo eniaron a enecia. All* tampoco pudieron conencer a Algerio que se retractara, tendi$ndole trampas por medio de promesas agradables a la carneB pero $l recha&ó todo ello para ganar únicamente a (risto. Qinalmente lo mandaron a Koma ! %ue sentenciado a ser quemado de la siguiente manera) primero ser ahorcado ! estrangulado ! luego quemado. Siendo lleado en una carreta a lugar de su muerte se hi&o un atentado %inal contra $l. Mn monje tend*a un cruci%ijo delante de $l ! lo amonestaba a honrar a su señor all* cruci%icado, lo cual Algerio empujó a un lado, diciendo) 1/i Señor ! 'ios ie arriba en los cielos.2 En esto los espectadores dieron oces ! dijeron) 1:Quera con $l< Est# por completo endurecido ! cegado. Da no tiene remedio.2 6or tanto lo desistieron hasta la cintura ! primero derramaron aceite hiriendo sobre su cabe&a ! su cuerpo desnudo, lo cual Algerio su%rió con paciencia, aunque le produjo mucho dolor. Al %rotarse el rostro con las manos, se arrancó la piel ! el cabello. 'espu$s lo redujeron a ceni&a. Todo lo sucedido era mu! raro en Ltalia. Algerio tuo que glori%icar a 'ios de una manera m#s alta. Al Señor Jesucristo que obró en $l por el poder del Esp*ritu Santo, sea la alaban&a ! gloria para siempre. ;ue +l nos a!ude a nosotros pobres ! d$biles mortales a seguirle.
Una carta con&oladora de Al'erio e&crita de&de la %ri&ión) la cual re$le4a la (entalidad de lo& (-rtire&0 1A mis hermanos amados ! compañeros en Jesucristo que han salido de Fabilonia rumbo al monte de SiónB gracia, pa& ! misericordia les deseo de 'ios nuestro 6adre, de (risto nuestro Señor. 1(on el propósito de endul&ar o quitar el dolor que ustedes su%ren por mi causa, deseo comunicarles la dul&ura que e"perimento, para que se regocijen conmigo en la presencia del Señor. 'ir$ al mundo una cosa incre*ble) he encontrado una dul&ura in%inita en el ientre del león. 7;ui$n creer# lo que o! a relatar aqu*8 1En un %oso pro%undo he hallado placerB en un lugar de amargura ! muerte, descanso ! esperan&a de la salaciónB en el abismo o pro%undidades del in%ierno, go&o. 'onde otros lloran, !o r*oB donde otros temen, he hallado %uer&a. 7;ui$n a a creer esto8 En la miseria he dis%rutado grandes deliciasB en un rincón solitario, he estado en la m#s gloriosa compañ*a, ! en el cautierio m#s seero, gran descansoB todas estas cosas me las ha dado la mano de 'ios. 9e aqu*, +l que primero estaba lejos de m*, ahora est# conmigoB ! a +l que poco conoc*a, ahora eo con claridad. A +l que antes !o anhelaba, ahora me e"tiende la mano, me consuela, me llena de go&o, aleja la amargura de m* ! renuea dentro de m* la %uer&a ! la
dul&ura. /e consera con salud. /e sostiene, leanta ! %ortalece. :Oh cu#n bueno es el Señor que no permite que sus sieros sean tentados m#s all# de lo que pueden soportar< :Oh cu#n %#cil, placentero ! dulce es su !ugo< 1Aprendan, amad*simos hermanos, qu$ tan dulce, misericordioso ! %iel es el SeñorB +l ii%ica a sus sieros en tiempos de prueba. +l se humilla ! baja para estar con nosotros en nuestras humildes cho&as ! moradas. os da una mente alegre ! un cora&ón pac*%ico. 17(reer# estas cosas este mundo ciego e incr$dulo8 /#s bien me dir*a) Wo as a soportar por mucho tiempo el calor, el %r*o ! la incomodidad de este lugar. 7D cómo podr#s soportar la cru&, los muchos desprecios, los reproches indebidos ! las burlas inmerecidas8 76odr#s borrar completamente de tu mente todos tus pro%undos estudios8 76erder#s lo mucho por lo poco8 76or qu$ motio has estudiado ! trabajado tanto, aun desde tu juentud8 7o tienes temor de la muerte que te espera, aun siendo tú inocente8 :Oh, qu$ locura e"trema e ignorancia es, poder escaparte de la muerte ! eitar todo con una sola palabra, ! lo rehúsas
1unca negar$ a (ristoB al contrario, lo con%esar$ dondequiera que sea necesario. o estimar$ mi ida m#s preciosa que mi almaB no cambiar$ el %uturo por el presente. :Oh, cu#n poco entiende ! sabe el que piensa ! anda en la locura< :A! amad*simos< Eleen los ojos ! guarden el consejo de 'ios. 1El siero m#s celoso, el encarcelado ! amado Argelio. Escrito en el m#s hermoso jard*n) la prisión llamada eonia, el 3C de julio de 344>.2
,an& ;rael un &u$ri(iento %rolon'ado 5 e&%anto&o) @..= d0C0 'urante un iaje en el año 344>, en 6usterthal unos d*as antes de la Ascensión, el hermano 9ans Frael, a unos cinco ilómetros del castillo, se encontró con el jue& que iba a caballo. El jue& no lo conoc*aB solamente lo saludó ! siguió su camino. 9ans le dio gracias por el saludo, pero el secretario que acompañaba al jue& se acercó a 9ans pregunt#ndole) 17A dónde as8 7;u$ estabas haciendo aqu*82 +l respondió que hab*a estado con sus hermanos. El secretario le preguntó si los anabaptistas eran sus hermanos. S*, contestó $l. Entonces el secretario lo agarró ! el jue& le quitó al hermano su propia correa ! lo amarró, haci$ndolo caminar a un lado de su caballo por el lodo como si %uera un perro. As* caminaron hasta llegar al castillo. +l su%rió tanta %atiga de la caminata ! de haber sido amarrado tan cruelmente, que no pudo permanecer parado, sino que se ca!ó en el campo. El señor del castillo amonestó al jue& por haberle atado tan duro. All* lo interrogaron ! le quitaron todo lo que tra*a ! lo echaron a la c#rcel. Al d*a siguiente lo sacaron ! el señor del castillo lo interrogó tocante al anabaptismo ! lo que pensaba del sacramento. (uando $l predicó la erdad diina, insistieron que la renunciara. D cuando $l les dijo que no esperaran que $l iba a renunciar a la erdad, lo echaron otra e& a la c#rcel. Ocho d*as despu$s lo trajeron otra e&. El señor con otros seis lo e"aminaron, pero no lograron nada, entonces lo olieron a mandar a la c#rcel. 'espu$s de ocho d*as m#s %ue e"aminado delante de todas las autoridades reunidas. El jue& le aconsejó urgentemente que se salara, porque su cuerpo iba a ser torturado si rehusaba nombrar a las personas que le hab*an hospedado. 9ans preguntaba al jue& ! a todo el concejo si a ellos les parec*a bien que $l traicionar*a a los que le hab*an tratado con tanto amor ! le hab*an alimentado ! hospedado. El jue& se en%ureció mucho, ! le preguntó si estaba acusando al concejo con sus palabras. Al %in lo mandaron a la c#rcel otra e&, !a que no pudo ser conencido. 'espu$s lo trajeron al jue& ! lo llearon al potro, donde $l mismo se quitó la ropa ! delante de ellos se acostó. Se sometió pacientemente a las sogas de tortura de tal manera de los ojos de los espectadores se llenaron de l#grimas ! no pod*an contener su llanto. El erdugo lo suspendió de una soga, ! el jue& lo amonestó que se salara ! que diulgara los nombres que deseaban. +l dijo que no iba a traicionar a nadie. Entonces amarraron una piedra grande en sus pies. El jue& se enojó cuando percibió que no pod*a lograr nada con $l ! dijo) 1Mstedes juran que no se an a traicionar los unos a los otros.2 9ans respondió) 1o juramos, pero no nos traicionamos porque ser*a malo.2 Entonces lo dejaron colgado de la soga ! se %ueron, pero el erdugo se quedó con $l. uego trajeron dos sacerdotes de la ciudad de Lnnsbruc ! disputaron con 9ans por dos d*as, ! al no lograr nada, el señor del castillo se encoleri&ó tanto que le dijo) 1:Oh, tú, perro terco< 9e hecho todo lo posible contigo ! seguir$ haci$ndolo. Ahora te pondremos en una estaca puntiaguda, ! eremos como as a con%iar en 'ios.2 +l respondió que su%r*a no por hacer el mal, sino por la erdad. 'espu$s de tres d*as lo pusieron en un %oso pro%undo, oscuro ! asqueroso donde no pod*a er ni luna ni sol. +l no pod*a saber si era de d*a o de noche. Tambi$n era tan húmeda que se podr*a la ropa que ten*a puesta ! se quedó casi desnudo. 6or mucho tiempo no tuo ni una prenda para ponerse, solamente un abrigo #spero con el que se enolió, ! as* se sentaba en miseria ! oscuridad. a camisa que ten*a se hab*a podrido tanto que solamente le quedó el cuello, el cual colgó en la pared. Mna e& cuando estos hijos de 6ilato lo sacaron para tratar de hacerlo apostatar, la lu& her*a tanto sus ojos que se sintió mejor al ser bajado otra e& al %oso oscuro. 6or la suciedad de este ho!o, tambi$n sal*a un hedor tan repugnante que cuando lo sacaron, todos se alejaron de $l. Aún los miembros del concejo dec*an que nunca hab*an encontrado una peste tan horrible. En ese %oso tambi$n hab*a muchos bichos. 6or un tiempo proteg*a su cabe&a con un sombrero iejo, que por compasión alguien se lo hab*a tirado. Al principio 9ans se espantó mucho, pero luego se acostumbró. os bichos tambi$n le com*an la comida. (uando le bajaban su comida ten*an que comer todo de una e& antes de poner el plato en el suelo, porque de otra manera los bichos cubr*an el plato ! no le dejaban comer. A eces los bichos tambi$n se met*an en su bebida. Sin embargo, su a%licción m#s grande en toda esta prueba era que no recib*a ninguna carta de sus hermanos ni de la iglesia. En ese tiempo, un siero del Señor llamado 9ans /ein ten*a un gran deseo de o*r algo del hermano, ! le mandó palabra al %oso diciendo que si $l se encontraba %irme en la erdad que le mandara una seña. a miseria ! pobre&a del hermano era tan grande que ni una paja pod*a hallar. 'e repente pensó en el cuello que hab*a colgado en la pared. Agarró
el cuello que se hab*a podrido ! se lo mandó a 9ans /ein como una señal de que su %e no hab*a cambiado, sino que permanec*a %irme en 'ios. Tampoco deseaba ropa de los hermanos, los cuales le o%recieron, pues $l les dijo que si las autoridades llegaran a descubrirlo, lo mandar*an al potro otra e& para que diulgara sus nombres. 'e esta manera, $l !ac*a en ese %oso asqueroso todo el erano hasta el otoño, hasta que lo sacaron por el %r*o que hac*a, ! lo echaron a otra c#rcel. All* tuo que pasar m#s de ocho meses con una mano ! un pie en el cepo. 'urante todo ese tiempo no pod*a ni acostarse ni sentarse bien. Tuo que mantenerse parado ! tuo que soportar muchos reproches ! burlas de la gente incr$dula que dec*a) 1/ira, all* esta un hombre santoB no ha! otro tan sabio como $l. +l es lu& del mundo ! testigo de su 'ios ! su iglesia2B ! otras burlas que le echaron en la cara. a señora del castillo mandó llamar a 9ans ! le indujo a que se retractara ! as* obtener su libertadB pero al no aceptar lo que ella propuso, 9ans tuo que pasar otro inierno en la c#rcel. Entonces llegó una orden del concejo de Lnnsbruc, la cual los señores la le!eron a 9ans. Su contenido era lo siguiente) 6uesto que $l era tan terco, lo iban a mandar al mar. Lba a salir la mañana siguiente para darse cuenta de cómo los malhechores son desnudados ! castigados. 'ejaron a 9ans salir de la prisión ! caminar en el castillo por dos d*as para aprender a andar otra e&. 6or el maltrato que hab*a recibido en el cepo ! los grilletes, no pod*a caminar mu! bien. +l estuo en la c#rcel por casi dos años, ! no hab*a isto la lu& del sol durante un año ! medio. e asignaron un guardia que lo llear*a al mar. Entonces se despidió de todos del castillo, e"hort#ndoles que se arrepintieran. uego, el guardia lleó a 9ans camino hacia el mar. 'espu$s de dos d*as de iaje, el guardia se embriagó en una taberna de iederdor%. En casa, en lugar de ir a su cama, se acostó en una mesa e inmediatamente se durmió como una bestia, ! se ca!ó de la mesa. (uando 9ans io esto, abrió la puerta del cuarto ! de la casa, ! cerr#ndolas con llae se %ue. 'e esta manera, 'ios le a!udó a escapar de noche en el año 344G, ! regresó con pa& ! go&o a la iglesia del Señor ! a sus hermanos. (on esto podemos er como 'ios socorre ! a!uda a sus hijos, ! como +l, por medio de la %e %irme que tienen sus hijos, puede dar paciencia ! %uer&a en el su%rimiento a los que se adhieren a +l de cora&ón.
1ori& i%%e) a2o'ado en &ecreto) ,olanda @.. d0C0
Joris, momentos antes de ser ahogado en un barril lleno de agua
/ientras Joris Hippe i*a en la oscuridad del papado, era el burgomaestre de la ciudad de /eenen, Qlandes. 6ero habiendo enido al conocimiento del eangelio, tuo que huir de la ciudad rumbo a 'ortrecht, 9olanda, donde iió como tintorero. Al llegar a ser conocido en poco tiempo por la instigación de algunos enemigos, %ue llamado a presentarse delante de las autoridades. Algo alarmado por lo que suced*a, Joris consultó con algunos hombres de in%luencia para los cuales $l reali&aba su trabajo. Ellos le aconsejaron que deber*a presentarse a las autoridades ! o*r lo que le dir*an, pues ten*an plena con%ian&a en el magistrado. (uando Joris se presentó ! los señores del pueblo lo ieron, se consternaron ! habr*an pre%erido que $l hubiese tomado su cita al magistrado como una adertencia para escapar secretamente, pues ellos no ten*an sed de sangre inocente. 6ero !a que $l se hab*a presentado, el jue& se apoderó de $l como de alguien que deb*a perder su ida ! sus propiedades de
acuerdo al decreto imperial. Esto sucedió el C5 de abril de 3445. 'espu$s de su arresto, las autoridades intentaron por todos los medios salarlo de la muerte, pero no lo lograron. +l dejó un buen testimonio en cuanto al %aor que mostraba con los pobres. E incluso cuando %ue sentenciado a la muerte, el erdugo lamentó con l#grimas en sus ojos, !a que $l ten*a que llear a la muerte al hombre que hab*a proisto alimento para su propia esposa e hijos. 6or tanto el erdugo pre%irió dejar su o%icio que matar a un hombre que le hab*a hecho mucho bien a $l mismo ! a muchos otros ! nunca hab*a dañado a nadie. 6or consiguiente, en medio de la noche %ue ahogado en un barril lleno de agua por uno de los que ten*an por o%icio capturar a delincuentes, el cual, lleando a cabo el o%icio del erdugo, lo empujó hacia atr#s ! Joris ca!ó de cabe&a al barril lleno de agua. 'e esta manera, o%reció su ida al Señor a los @3 años de edad. Al d*a siguiente, Joris %ue colgado de pies en el lugar de las ejecuciones de la ciudad como un objeto de escarnio delante del pueblo. As*, igual que su /aestro, %ue contado entre los malhechores. Joris escribió arias cartas en prisión, tres de las cuales han llegado a nuestra posesión.
Pri(era carta de 1ori& i%%e e&crita a &u e&%o&a 1Te deseo go&o ! alegr*a eterna, mi querid*sima esposa ! hermana en el Señor, a quien amo en 'ios. Am$n. 1o te %ijes en el go&o ! placer de este mundo, pues todo lo que el hombre siembra, eso tambi$n segar#. Tu modestia, obediencia ! amor a 'ios sean un modelo ! ejemplo para nuestros queridos ! obedientes hijos, los cuales el Señor nos ha dado para su alaban&a ! gloria. S$ diligente cuando les enseñes ! los amonestes. 9agan lo mejor que puedan para poder erlos a todos ustedes en la resurrección de los justos. Est$n siempre contentos ! %ijen su cora&ón ! mente en el 'ios io, porque +l no abandonar# a las iudas ! a los hu$r%anos, sino que sus ojos los contemplan ! su o*do est# abierto a sus oraciones. 1Oh querida esposa, ora al Señor por m* mientras me encuentre en este pobre ! d$bil cuerpo. D te agrade&co a%ectuosamente por eniarme tus e"hortaciones, que son un alimento para el alma. Tambi$n te agrade&co por las cosas temporales. 1Escrito por m*, Joris Hippe, tu esposo ! hermano en el Señor, preso en 9ague, 9olanda, por el testimonio de Jesucristo.2
Se'unda carta de 1ori& i%%e e&crita a &u e&%o&a 1Ro&o que dura para siempre, gracia ! pa& de 'ios nuestro 6adre celestial, por medio de Jesucristo nuestro Señor ! el go&o del Esp*ritu Santo en tu cora&ón ! consciencia, sean contigo, mi mu! amada esposa ! hermana en el Señor. 1Te in%ormo con go&o que mi mente, cora&ón ! alma aún est#n %ijos en el 'ios ! 6adre. Su palabra es erdadB ! sus mandamientos, ida eterna. (risto %ue delante de nosotros con mucha miseria ! tribulación. D nosotros debemos seguir sus pasos, !a que el siero no es ma!or que su señor. 6ues +l mu! bondadosamente nos amonesta que obseremos esto, diciendo) WSi ellos me han perseguido, tambi$n a ustedes los perseguir#n. Todas estas cosas har#n con ustedes porque no me han conocido a m* ni a mi 6adre.X 16iensa en la pobre ! a%ligida iuda que echó dos moneditas en las o%rendas, ! (risto dijo que hab*a echado m#s que todos, para que seas hallada como una erdadera iuda delante del Señor, que ha laado los pies de los santos, consolado a los a%ligidos, criado hijos en el temor de 'ios ! diligentemente ha seguido toda buena obra1a pa& de 'ios sea contigo. Escrito por m*, Joris Hippe, tu esposo, en cadenas, 9ague, 9olanda.2
Tercera carta de 1ori& i%%e e&crita a &u& 2i4o& 1/is queridos ! obedientes hijos, les deseo una ida piadosa ! irtuosa en el temor de 'ios todos los d*as de sus idas para la alaban&a del 6adre ! la salación de sus almas. 1/e encuentro en cadenas aqu* por el testimonio de Jesucristo. (on%*o en ustedes, mis tres queridos hijos, que honrar#n a su pobre madre todos los d*as de su ida, pues ella les trajo con gran su%rimiento ! dolor. Si ustedes persiguen la justicia ! buscan caminar en el temor de 'ios ! guardan sus mandamientos, nos encontraremos en el rebaño con todos los hijos de 'ios en la resurrección de los justos. Do les amonesto a que nunca consientan el pecado, ni se rebelen contra los mandamientos del Señor. (oman su pan con el hambriento ! den a los necesitados de lo que el Señor les da. 1A ti, mi querida hija, te encargo a ser obediente a tu madre. Aprende a leer ! a ser diligente en toda buena obra, ! pasa tus d*as en santidad ! en el temor de 'ios, como Sara la esposa de Tob*as NTobit =)34, no te asocies con las hijas
sensuales de este mundo, cu!o %in ser# la destrucción. Adórnate con toda irtud, para que cuando (risto nuestro noio enga, est$s preparada como las cinco *rgenes prudentes para entrar con el oio al reino del 6adre. 1Mstedes tres, trabajen diligentemente con sus manos, lo cual es honroso, record#ndoles las palabras del apóstol) WEs m#s dichoso dar que recibir.X Adornen la doctrina de 'ios nuestro salador en todas las cosas. 6asen el tiempo que 'ios les da en toda justicia, orando a 'ios que +l les guarde de todo mal. o tengan compañerismo con los hijos de este mundo para que no sean part*cipes de sus obras malas. Siempre caminen con hombres sabios ! llegar#n a ser sabios. ada se oculta de los ojos de 'ios. Sus ojos son como una llama de %uego. 1Ahora me despido de ustedes para siempre, mis queridos hijos hasta la resurrección. es encomiendo a 'ios ! a las palabras de su gracia. El Esp*ritu de 'ios les consuele ! %ortale&ca en toda justicia. 1Escrito por m*, Joris Hippe, su padre, preso en 'ortrecht por el testimonio de Jesucristo.2
,an& S(it2) ,endric Ada(&) ,an& ;ec) Mat2i4& S(it) Dile(an Sni4der 5 &iete otro&) &or%rendido& en una reunión) @.. 9ans Smith, un ministro de la palabra de 'ios, %ue eniado por la iglesia a buscar ! reunir a aquellos que anhelaban la erdad. +l iajó a los 6a*ses Fajos donde, junto con cinco hermanos ! seis hermanas, %ue arrestado en la ciudad de Ai"?la? (hapelle. En una noche, mientras se hallaban reunidos en una casa para hablar sobre las Escrituras, %ueron sorprendidos. /uchos hijos de 6ilato inieron a aquel lugar, siri$ndose de un traidor, con lan&as ! espadas desnudasB proistos de cuerdas ! cadenas, sitiaron la casa ! ataron a estos hijos de 'ios. E incluso arrestaron a una mujer que ten*a un beb$ en su cuna. 6ero los prisioneros eran alientes ! se animaban el uno al otro para no desma!ar, !a que eran encarcelados por la erdad de 'ios. 9asta comen&aron a cantar de go&o. D pronto %ueron con%inados en celdas separadas.
Sorprendidos en una casa mientras estaban reunidos escuchando la predicación de 9ans Smith, el mensajero para esa iglesia cu!a carrera all* terminó) todos %ueron encarcelados.
En la mañana siguiente, cada uno por separado %ue lleado delante del jue& ! los olieron a la c#rcel al er su %irme&a. Sin embargo, el d*a siguiente, 9ans Smith el ministro se presentó por segunda e& ante las autoridades. e preguntaron a cu#ntos hab*a bauti&ado, qui$nes eran ! dónde se reali&aban sus reuniones. 6ero $l les dijo que pre%er*a perder su ida antes de ser un traidor. 6or tanto, %ue torturado por un cuarto de hora, a lo cual se sometió oluntariamente, quit#ndose la ropa ! caminando hacia el potro de tormento. D !a que los señores no lograron nada con eso, salieron ! retornaron pronto ! dijeron) 1Tienes que respondernos o te torturamos hasta romper los miembros de tu cuerpo.2 Entonces lo colgaron de sus manos ! luego ataron una piedra pesada a sus pies ! lo suspendieron en el aire por un tiempoB sin embargo, no lograron su propósito, ! lo echaron a la prisión hasta el domingo en la mañana. En otra ocasión, cuando los señores, acompañados por sacerdotes, le preguntaron sobre los magistrados, si $stos deb*an ser considerados cristianos o no. +l respondió que los obseraba como ministros de 'ios, pero engañados por los sacerdotes. olieron a preguntarle si eran ellos cristianos o no. 9ans les respondió que si ellos se negaran ! abandonaran
a s* mismos, ! tomaran la cru& ! abandonaran la pompa ! la tiran*a para seguir a (risto, podr*an ser cristianosB mas no de otro modo. Al ser cuestionado sobre el juramento, respondió que (risto lo hab*a prohibido. El C= de agosto %ue el d*a %ijado para la ejecución del ministro 9ans ! del hermano 9endric. Ambos %ueron tra*dos a la corteB luego caminaron sonriendo entre la gente al lugar de la ejecución. Estaban llenos de go&o ! esperan&a, puesto que entrar*an juntos al para*so. Sin embargo, las autoridades, esperando conseguir que se retractaran, despidieron al pueblo, ! a ellos los olió a echar en la c#rcelB lo cual les produjo mucha triste&a, !a que esperaban sellar la erdad con su sangre. 6ermanecieron en la c#rcel hasta el otoño ! tuieron que su%rir ! ser tentados muchoB despu$s de lo cual %ueron condenados ! ejecutados. 9ans Smith %ue ejecutado primero. /ientras era lleado por en medio de la ciudad, cantó alegre. o habló muchoB caminó tranquilo al lugar de la muerte, como un cordero mudo. All* %ue estrangulado con una cuerdaB luego encadenado ! entregado al %uego. As* o%reció su sacri%icio el 3G de octubre de 3445. Tres d*as despu$s, 9endric ! su hermano 9ans Fec, su%rieron la iolenta oposición de las autoridades, las cuales iendo la %irme&a de los hermanos, enojados dijeron) 1Quera con ellos. A la muerte ! al %uego. Todo se pierde con ellos. o se les debe conceder m#s perdón.2 En consecuencia, estos dos hermanos %ueron estrangulados en la estaca Ncomo preiamente lo hab*a sido el ministro 9ans, ! luego los ataron con cadenas en la estaca para ser quemados. os otros restantes %ueron ejecutados el @ de enero de 344G. Ellos testi%icaron con su sangre la erdad diina.
Capítulo 11
Los mártires de 1559-65 d"C 1ac& traicionado 5 deca%itado) @..<
Antes del d*a de la ejecución de Jacs, su esposa ino a la c#rcel a despedirse de $l. 1: 52 2ermana en el 'e6or, no permitas 4ue esto te entriste0ca<2
El señor Hael, concejal en el pueblo de 9arlingen, diligentemente buscó a JacsB se dirigió a $l amistosamente ! lo initó a su casa, diciendo que ten*a una carta para $l. Da en su casa, mostraba un gran celo por las erdades antiguas. 6ero cuando Jacs iba a salir de all*, el señor Hael, con palabras suaes, pero con el cora&ón de un Judas, le dijo que iniera a su casa en otra oportunidad para trabajar con $l. (uando Jacs ino otra e& a su casa, Hael le saludó mu! gustosamente mientras eniaba secretamente un mensajero al (oncilio, llamando al comisario ! al magistrado. Al llegar el magistrado ) el traidor dijo) 1Arr$stenlo, $ste es el hombre.2 Entonces Jacs se dirigió al señor Hael ! le dijo) 1Oh mi señor, 7por qu$ me traicionas de esta manera8 Do te con%i$ mi ida ! mis bienes. 76or qu$ buscaste mi ida ! tienes sed de mi sangre82 El señor Hael dijo que lo hi&o para cumplir su juramentoB ! le!ó a Jacs el mandato cruel ! tirano. D añadió que $l no era arrestado debido a algún crimen, sino
simplemente porque se hab*a a%errado a la herej*a. Adem#s le preguntó si era un anabaptista, lo cual Jacs negó, a%irmando que $l hab*a recibido un bautismo de acuerdo a la palabra del Señor. (uando le preguntó concerniente a la iglesia de Koma, Jacs respondió que ella no era de 'ios. uego, el traidor, simulando triste&a, le preguntó) 1Oh Jacs, 7por qu$ ca*ste en mis manos82 Jacs respondió) 1/i señor, !o con%i$ en ti debido a tu conocimiento ! a nuestra relación. 6ero alegremente ! de todo cora&ón te perdono. D es mi deseo que el Señor tenga compasión de ti.2 uego, Jacs %ue eniado a la prisión de la ciudad de eeParden. /ientras Jacs se encontraba preso en la c#rcel, su esposa ino a $l. Este amigo de 'ios, se hallaba lleno de triste&a ! ansiedad al contemplar a su esposa con tanta congoja, pues se encontraba embara&ada. El carcelero la separó de $l con iolencia. 6ero algunas personas presentes le pidieron que permitiera a la mujer ir a su esposo. Entonces Jacs le dijo a su esposa) 1Oh querida, e a casa ! consu$late en el Señor. 6ues esto! aqu* preso por la palabra de 'ios. o es mi deseo causarte erg0en&a ni desgracia, puesto que no he dañado a nadie.2 Ella le respondió) 1;ue el Señor te %ortale&ca en la erdad, porque despu$s de este con%licto ha! una corona eterna preparada para ti. :Oh si pudiera morir contigo ! heredar aquella ida dichosa< Entonces mi cora&ón se alegrar*a.2 Jacs olió a hablar) 1Oh hermana en el Señor, no permitas que esto te entriste&ca. Aunque !o deba ir antes que tú, es la oluntad del Señor.2 'e esta manera, estos dos queridos corderos %ueron separadosB pero se encontrar#n otra e& en la resurrección de los justos, donde el lamento ! la despedida jam#s ser#n o*dos. 9abiendo soportado muchas agresiones, numerosas e"aminaciones ! amena&as de parte de los sedientos de sangre, Jacs murió con gran %irme&a por el testimonio de Jesús. +l %ue secretamente asesinado en una noche. Algunas personas lo ieron temprano en la mañana !a muerto ! tendido sobre su sangre. Ahora $l descansa debajo del altar de Jesús, esperando con los escogidos de 'ios la resurrección ! la ida eterna.
1an& 1an& ;rant) &ur de ,olanda) @..< d0C0 El G de noiembre de 344G, Jans Jans Frant %ue arrestado por seguir a (risto. (uando %ue e"aminado, %irmemente se adhirió a la erdad ! la con%esó con libertad, diciendo) 1Este es el camino erdadero a la ida eterna, el cual es hallado por pocos ! caminado por aun menosB pues es demasiado estrecho ! causa mucho dolor.2 'ebido a palabras como $stas, los que le interrogaron se llenaron de amargura contra $l m#s que contra cualquier malhechor, que quisieron deshacerse de $l sólo en dos semanas, pero debido a la intercesión de algunas personas, $l permaneció en la prisión durante un mes. uego lo sentenciaron a ser ahogado, para lo cual Jans !a estaba preparado. El erdugo lo metió en un saco ! lo arrojó al agua desde un lugar mu! alto. 6ero el saco se abrió, ! el erdugo comen&ó a golpear con un palo el cuerpo de Jans, !a que $ste gritaba desde el agua) 1:Oh, de qu$ manera me asesinas<2 /uchos %ueron moidos a compasión, puesto que mor*a de un modo mu! m*sero. As*, el o%reció su sacri%icio ! descansó de su labor, ! ahora est# esperando el s#bado glorioso que habla Lsa*as) el descanso con (risto en el para*so.
Adri-n Pan 5 &u e&%o&a e(*ara+ada a(*o& encarcelado&) @..< d0C En el año 344G, Adri#n 6an ! su esposa ca!eron en las garras de los lobos en la ciudad de AntPerp, donde soportaron un seero encarcelamiento ! crueles e"aminacionesB pero por medio de su %e ia ! su erdadera esperan&a, se unieron con %irme&a a su capit#n Jesucristo. 6or consiguiente, %ueron condenados a la muerte por los gobernadores de la oscuridad, quienes no conocen la lu& de la erdad. 'e este modo, Adri#n %ue miserablemente entregado a la muerte por medio de la espada. Su esposa, que se encontraba embara&ada, lo soportó todo por causa de (risto. 'espu$s de haber dado a lu& a su hijo, %ue ahogada, lo cual su%rió con gran %irme&a. As*, ambos entraron al descanso eterno con el Señor.
Una carta de Adri-n Pan) e&crita de&%u#& de 2a*er &ido &entenciado 1Rracia ! pa& de 'ios nuestro 6adre celestial, por medio de los m$ritos de Jesucristo, con la erdadera iluminación del Esp*ritu Santo, deseamos para todos aquellos que aman la eterna erdad. Am$n. 1/i querida ., te in%ormo que el C de junio estue en el potro de tormento ! el 3 %ui lleado a la corte. Ellos me consintieron hablar ! !o les dije que !o cre*a todo lo que est# escrito en la le! ! en los pro%etas ! que estar*a dispuesto a iir ! morir por lo que (risto ! sus apóstoles enseñaron ! mandaron, ! que %ui bauti&ado bajo el conocimiento de mis pecados. 6or tanto, ellos me sentenciaron. /as !o esto! listo para iir o morir por el nombre del Señor. o puedo e"presar mi agradecimiento a 'ios por haberme llamado para su%rir por su nombre. Jam#s e"periment$ un d*a tan %eli& en mi ida que cuando %ui arrestado ! sentenciado. /i querida ., no temamos a los que matan el cuerpo. 1/i esposa ! !o te saludamos mu! a%ectuosamente con la pa& del Señor. Agrade&co al Señor por todas las cosas que +l me ha dado. :Adiós<
1Escrito por m*, Adri#n 6an.2
Andr#& Lan'edul) Mateo Pote*aer 5 Lauren& Le5en) deca%itado&) @..< d0C
Andr$s angedul, sorprendido le!endo las Escrituras.
Tres hermanos %ueron arrestados por la erdad en la ciudad de AntPerp. Andr$s angedul %ue arrestado mientras se lleaba a cabo una reunión en su casa, en la cual predicaba la palabra de 'ios. Alguien espiaba a%uera ! el comisario llegó justo despu$s que la congregación se hubo dispersado, ! arrestó a Andr$s mientras $ste estaba sentado le!endo las Escrituras. /ientras el comisario caminaba hacia la rec#mara, descubrió a la esposa de Andr$s ! io que la partera ten*a un beb$ en su rega&o ! arrestó a ambas. Andr$s angedul o%reció su sacri%icio juntamente con /ateo ! aurens el G de noiembre de 344G, no públicamente, !a que %ueron decapitados en la prisión, en un lugar donde los otros prisioneros pod*an erlos desde las entanas de sus celdas. /ientras Andr$s se arrodilló para someterse a la espada, e"tendió sus manos ! dijo) 16adre, en tus manos-,2 pero 1encomiendo mi esp*ritu2 no %ue acabado) la rapide& de la espada lo impidió. 'e esta manera, estos tres %ueron lleados al matadero como corderos de (risto.
Fra'(ento de una carta e&crita %or 1eli& ;ernaert) @..< d0C osotros i*amos sin 'ios en el mundo, mientras ser*amos a los deseos de nuestra carne ! camin#bamos según la corriente de este mundo. +ramos enemigos del mundo, ! $ste nos alababaB pero despreciados por 'ios, como dijo Santiago) 1(ualquiera que sea un amigo del mundo, es enemigo de 'ios2 N@)@. 6or tanto, no obtuimos misericordia de 'ios, pues (risto dijo) 1o puedes serir a dos amosB debes odiar a uno ! amar al otro.2 /ateo )C@. D si renunciamos al mundo ! abandonamos nuestra propia ida, para iir no según la oluntad de nuestra carne, sino según la oluntad de 'ios, +l tendr# misericordia de nosotros ! nos guiar# de la mentira a la erdad ! de la oscuridad a la lu&.
Sout'en van den ,oute una viuda a%artada de &u& %e"ue3o& 2i4o&) 5 Mart2a) @.6> d0C Soutgen, una mujer piadosa, ca!ó en manos de los perseguidores de la erdad. 'espu$s de un encarcelamiento seero, ella testi%icó ! con%irmó la erdad con su muerte ! sangre el C> de noiembre de 34 en la ciudad de Rhent, ! con ella otra mujer llamada /artha. Soutgen tambi$n declaró que su esposo, del mismo modo, hab*a caminado antes que ella por el lagar del su%rimiento ! que sin temor testi%icó la erdad ! entregó su ida por ella. a siguiente carta lo demuestra con claridad.
Una carta de Sout'en a &u 2er(ano) 2er(ana e 2i4o& a pa& del Señor sea con ustedes mis queridos hermano ! hermana ! mis tres corderos a quienes dejo atr#s. os encomiendo al Señor ! a aquellos a quien +l los dirija en su gracia. /e despido una e& m#s. 6ienso que ahora es el último tiempo. Sentimos tanto #nimo para o%recernos como sacri%icio que no puedo e"presarlo. 6odr*a saltar de go&o cuando pienso en las rique&as eternas, las cuales el Señor nos las prometió como nuestra herencia, ! a todo aquel que perseere en lo que el Señor ha mandado. /ateo 3)CC. o s$ cómo e"presar mi agradecimiento a 'ios, pues +l nos ha escogido, a /artha ! a m*, para estas rique&as. osotros que somos pobres, corderos sencillos, nunca estimados en el mundo, recha&ados por todos. 'ios ha escogido simples gusanos de la tierra, recha&ados ! miserables, para ser sus testigos ! para que 'ios obrara por medio de ellos. Esta carta %ue escrita despu$s de haber participado de nuestra última cena del Señor. os go&amos en el Señor ! nos despedimos hasta podernos reunir en la nuea Jerusal$n. Oh mis queridos corderos, no pasen sus idas en anidad, orgullo, borrachera ! glotoner*aB sino en sobriedad ! humildad en el temor del Señor ! diligentes en toda buena obra para que 'ios los haga dignos por su gracia de entrar a las bodas del (ordero para ernos all* con go&o. Tu padre, !o ! otros muchos les han mostrado el camino a ustedes. Tomen como ejemplo a los apóstoles ! pro%etas ! a (risto mismo) todos ellos %ueron por este camino. D donde la cabe&a ha ido antes, los miembros de su cuerpo deben seguirla. es encomiendo al Señor ! a la palabra de su gracia. Esta es mi última despedida, mis queridos corderos. Kecu$rdense siempre el uno al otro en amorB aprendan con diligencia a leer ! escribir, ! obede&can a todos en lo que es bueno. Mna e& m#s les decimos 1adiós,2 mis queridos hijos, hermanos ! hermanas. Salúdense con el beso de la pa&. Escrito por m*, Soutgen, su madre en cadenas, escrito de prisa Nmientras temblaba de %r*o, con amor para todos ustedes. Am$n.
1oo&t 1oo&ten) un adole¢e "ue(ado en !eer) ,olanda) @.6> d0C
os enemigos de la erdad atraiesan las piernas del joen Joost con cinceles, para luego quemarlo en la hoguera.
(erca del pueblo pequeño de ealand, Joost Joosten, un joen ersado en el idioma lat*n, %ue arrestado. (uando era un joen de catorce años, el Ke! Qelipe de España se deleitó tanto al escuchar a Joost cantar en el coro de la iglesia católica de aquel pueblo que quiso lle#rselo a España. 'ebido a esto, Joost se escondió durante seis semanas, pues no deseaba ir. 'e esta manera, $l se bauti&ó ! lleó una ida cristiana. os enemigos de la erdad no pudieron soportarlo, de all* que lo encarcelaron a los 35 años de edad. Su%rió mucho ! %ue tentado de diersas maneras para ser apartado del
anabaptismo. D puesto que tampoco pudieron conencerlo por medio de disputas teológicas, lo torturaron espantosamente) atraesaron sus rodillas con cinceles calientes hasta que salieron por sus tobillos. 6ero todo esto lo soportó con gran paciencia ! %ielmente guardó el tesoro que ten*a en una asija de barro. 6or tanto, los hijos de 9erodes, lo sentenciaron a morir quemado un lunes antes de aidad. En el camino hacia su muerte, se alegró grandemente en el SeñorB ! mientras caminaba hacia la cho&a de paja dentro de la cual iba a ser quemado, cantó el último erso del himno que $l mismo hab*a compuesto) 1Oh Señor, siempre est#s en mis pensamientos-2
Laren&) Antoni&) Jaleen 5 Ma5en JocG la (irada %ue&ta en la eternidad) @.6@ d0C0 En 343, algunos hermanos ! hermanas %ueron a iir cerca de Qlandes. 9abiendo dejado dinero, propiedades, amigos ! parientes para seguir a (risto ! iir all* en quietud, ocup#ndose en tejido para su sustento, %ueron espiados mientras trabajaban juntosB ! el inquisidor ino a arrestarlos, acompañados por hombres proistos de palos, espadas ! cuerdas. Ellos llegaron en el momento en que Antonis estaba despidi$ndose en la puerta, listo para irse despu$s de isitarlos. (uando ellos llegaron con mucho ruido, una hermana quiso escapar Npues estaba embara&ada, pero %ue aprehendida. Uarl . tambi$n corrió, pero el señor Ulass, gran perseguidor ! a!udante del inquisidor, lo persiguió ! la golpeó con una espada desnuda. Sin embargo, aunque Uarl %ue herido, logró escapar. /a!en Uoc", tambi$n embara&ada, %ue atacada por el inquisidor, el cual sosten*a una espada desnuda ! como ella gritaba %uerte para salar la ida de su hijo, $l actuó como un loco sediento de sangre, que se hirió as* mismo. aPrens, Antonis ! Ualeen %ueron tambi$n arrestados, pero 9endric escapó. D a ellos los llearon a la prisión de la ciudad. /ientras estaban siendo atados, se animaba el uno al otro con la palabra de 'ios. /ientras iban a la ciudad, Ualeen comen&ó a cantar un himno. D el señor Ulass le dijo) 1os apóstoles no cantaban como tú lo haces, 7por qu$ entonces cantas82 /as Antonis le dijo a ella) 19ermana, no temas a $stosB sigue cantando.2 D aPrens se unió a su canto. (uando llegaron a la ciudad, hab*a gran concurrencia de personas, ! ellos les predicaron cantando ! hablando. Entre otras cosas, aPrens les dijo) 1Somos arrestados no por obrar mal, sino porque iimos de acuerdo a la palabra de 'ios.2 Ualeen dijo) 1Estrecha es la puerta ! angosto el camino que llea a la ida. 9agan el bien ! abandonen el mal, ! no teman a los gobernadores de este mundo. (ompren los testamentos Nre%iri$ndose a las Escrituras, lean all* el consejo de 'ios ! s*ganlo.2 Entonces %ueron con%inados en la prisión por arios meses. Qinalmente, habiendo su%rido muchas torturas ! habiendo sido e"aminados, aPrens ! Antonis %ueron sentenciados por las autoridades a ser quemados públicamente en la estaca. os cargos contra ellos eran los siguientes) ellos hab*an con%esado que el 6apa de Koma era el anticristo, que la iglesia de Koma era la Kamera de Fabilonia, ! que el sacramento que ellos celebraban Nre%iri$ndose a la hostia era un *dolo abominable. En el lugar de su muerte, el erdugo les pidió perdón por lo que estaba a punto de hacerB ! ellos le perdonaron amablemente, según la enseñan&a de (risto. /ateo )3@. aPrens se dirigió con o& %uerte hacia las autoridades diciendo que en erdad les perdonaba. D como el tercer hijo de /acabeos dijo) 1'e 'ios recib* estos miembros. 6or tanto, los rendir$ por causa de su le!2 C /acabeos >)33. uego, ambos lloraron al despedirse ! encomendaron sus almas a 'ios. En el mes de octubre del mismo año, Ualeen, una mujer modesta, sin temor e inquebrantable, no %ue moida de los caminos de 'ios por promesas de rique&as ni prosperidad temporal, ni por su%rimientos ni crueles tormentos. D aun cuando su madre la isitó en la prisión, no pudo moerlaB pero al o*r su madre de la %irme&a de su hija ! er su trato bondadoso, se e"presó diciendo) 1/i hija es mejor que !o.2 Ella tambi$n %ue sentenciada a ser quemada. Antes, ella se dirigió a las autoridades) 1Ahora ustedes me sentencian al %uego según el decreto del Emperador. /as bien teman el juicio de 'ios que endr# ! los condenar# al %uego eterno.2 Mna gran multitud se reunió en la ciudad el d*a señalado para la ejecución de Ualeen. iendo esto, las autoridades temieron que se proocara un disturbio. 6or tanto, eniaron al erdugo para in%ormar al pueblo que ella !a estaba muerta. 6ero al d*a siguiente, mu! temprano, la ejecutaron sin reali&ar preparatios. Ella partió de este mundo, lleando una l#mpara encendida para encontrarse con su noio. /ateo C4)3. En el mismo tiempo, /a!en Uoc" permanec*a inmoibleB pero permaneció en prisión hasta que dio a lu& un beb$. Entonces, %ue separada de su esposo e hijos, ! sentenciada a ser públicamente quemada en la estaca. Ella entregó su esp*ritu a 'ios ! go&osamente partió de este mundo.
,endric E(en&) @.6 d0C
El erdugo apro"ima un ato de paja encendida a la bolsa de pólora colgada sobre el pecho de 9endric, lo cual produjo una e"plosión.
En la ciudad de Mtrecht, 9endric Emens, un sastre de o%icio %ue arrestado por causa del testimonio de nuestro querido Señor Jesucristo, quien despu$s de muchos su%rimientos en la prisión, %inalmente le in%ormaron que iba a morir. Esto le produjo go&o, pues tuo el priilegio de ser un testigo del Señor. Al d*a siguiente %ue interrogado intensamente por los monjesB pero $l se mantuo %irme ! respondió a sus preguntas con gran %luide& %undado en las Escrituras. uego, 9endric se dirigió al lugar de ejecuciónB desde all* comen&ó a hablar a la gente all* reunida, diciendo) 1Fuenos ciudadanos, arrepi$ntanse ! crean en el eangelio ! no en las tradiciones de los hombres.2 (uando lo presentaron ante las autoridades para o*r su sentencia, $l olió su rostro al pueblo ! dijo que todas las pr#cticas que obseraban sólo eran tradiciones humanas ! cualquiera que no las siguiera, tendr*a que su%rir el reproche ! ituperio de todos los hombresB ! as* su%rir la muerte. /ateo 34)B 3(orintios @)3=. 9abiendo sido le*da la sentencia, 9endric ca!ó de rodillas ! derramó su oración delante del Señor. (uando el erdugo lo io, lo agarró con iolencia ! $l no pudo acabar su oración. Entonces, 9endrics dijo a la multitud con o& %uerte) 1;ueridos ciudadanos, arrepi$ntanse ! ian según los mandamientos de 'ios ! las palabras del eangelio. +ste es el camino estrecho ! la puerta angosta) caminen por $l. 6ues el que lucha %irmemente hasta la muerte ser# salo. 'e esto no tengo duda.2 (on gran alent*a se paró en la estaca. uego, el erdugo tomó una cadena ! lo apretó alrededor de su cuerpo ! ató una pequeña bolsa de pólora a su cuello, la cual ten*a la apariencia de ser un collar colgado sobre su pecho. (asi !a no pod*a o*rse su o&, pues hab*an ajustado a la estaca una cuerda alrededor de su cuello. 9endric cerró sus ojos) parec*a desma!ado. o hablaba, ni se mo*a m#s. uego, el erdugo tiró el banco, sobre el cual 9endric estaba paradoB ! siri$ndose de un trinche, tomó en sus puntas un ato de paja ! la apro"imó al pecho de 9endric, ! se encendió la pólora. 9endric, leantó sus manos al cielo una e& m#s, despu$s de lo cual no mostró m#s ninguna señal de ida. As* murió este aliente testigo del Señor el 3 de junio de 34C entre las die& ! once de la mañana.
Capítulo 12
Los mártires de 1567-70 d"C Cri&tian Lan'edul) Cornelio Clae&) Mateo de !ic 5 ,an& Si(on&) torturado& 2orri*le(ente) @.6= d0C
(ristian ! sus tres compañeros lleados a la cho&a donde morir*an as%i"iados por el humo ! quemados por el %uego.
En la mañana del d*a domingo 3 de agosto de 34>, (ristian angedul salió para llear una carta a su hermano K. . ! luego se dirigió a Amberes para a!udar a resoler un problema entre sus amigos. 'icho encuentro hab*a sido espiado. Mn capit#n llamado amotte se presentó all* bajo el prete"to de buscar a sus soldados !, en medio de la reunión, entró a la casa donde estaban reunidos con soldados armados e inmediatamente enió a su siero a llamar al comisario. /ientras tanto, (ristian conersaba con el capit#n sobre lo que estaba sucediendo. (uando el comisario llegó montado en su caballo, tomó a (ristian ! a los que estaban con $l, (ornelio (laes, /ateo de ic ! 9ans Simons ! los lleó a la c#rcel. All* %ueron tan cruelmente torturados que tem*an m#s la tortura que la muerte, como (ristian lo mencionó en una carta a su esposa. 9abiendo pasado m#s de un mes anhelando o*r su sentencia, %inalmente %ueron sentenciados a muerte. (uando les in%ormaron que iban a morir, ellos se llenaron de audacia ! #nimoB sin embargo, (ristian lamentó grandemente por su esposa e hijos, especialmente en esta última nocheB pues la congoja de ellos causó una gran triste&a en su cora&ón. El s#bado 3= de noiembre mu! temprano, estos cuatro amigos %ueron lleados de dos en dos a la pla&a principal de la ciudad, donde se hallaban soldados bien armados %ormando c*rculos. En medio de la pla&a hab*an preparado cuatro estacas dentro de una cho&a de paja, en la cual iban a ser quemados. /ientras caminaban hacia este lugar, /ateo dijo a la gente) 1(iudadanos, si su%rimos aqu* es por la erdadB porque iimos según la palabra de 'ios.2 9ans Simons e"hortó a sus hermanos a no temer a los que matan el cuerpo. 'e esta manera llegaron a la pla&a para ser sacri%icados. All*, el asistente del erdugo tomó primero a (ristian ! lo ubicó en la estaca dentro de la cho&a, ! de all* (ristian animaba a sus hermanos a que contendieran alientemente por la erdad, los cuales se dieron el uno al otro el último beso de la pa&. uego, los tres tambi$n %ueron atados a las estacas. D con el propósito de que el pueblo no les o!era hablar, tocaron tambores %uertemente cerca de la cho&a. El erdugo los estranguló ! luego prendió %uego a la cho&a. 'e esta manera estos cuatro amigos llegaron a un %in dichoso de acuerdo a las palabras del Señor) 1El que perseere hasta el %in ser# salo2 /ateo 3)CC.
Fra'(ento& de carta& de Cri&tian Lan'edul e&crita& durante &u encarcela(iento Pri(era carta de Cri&tian a &u e&%o&a Te deseo gracia ! pa& todos los d*as de tu ida. /i amada esposa ! hermana en el Señor- he dis%rutado grandes alegr*as ! consuelo durante este bree tiempo en la prisiónB sin embargo, el Señor sabe tambi$n de mi gran triste&a ! de mis l#grimas por causa de ti ! de nuestros hijos. /i querida esposa, mant$n buen #nimo en todos tus su%rimientos debido a mi causaB porque los su%rimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que se mani%estar# en nosotros- Tengo con%ian&a de que no me a%ligir#s m#s de lo que esto! debido a la presión de mi esperada ejecución. S$ que eres mu! aliente para esoespero que el Señor nos %ortale&ca hasta el %inal- Espero erte despu$s de esta ida. En la ida eterna nunca m#s nos separaremos. Te encomiendo al Señor. Escrito por m*, tu d$bil esposo, (ristian angedul, desde la prisión por el testimonio del Señor.
Se'unda carta de Cri&tian a &u e&%o&a Te hago saber, mi querida esposa que a!er nosotros cuatro %uimos seeramente torturados uno despu$s del otro. (ornelis el &apatero %ue el primeroB luego 9ans Simons. /i turno ino despu$s. (uando me acerqu$ al potro de tormento, los señores all* presentes me dijeron) 1'es*stete tú mismo o dinos dónde ies.2 Entonces me desest* ! me resign$ al Señor para morirB entonces me ataron en el horrible potro) rompieron dos cuerdas durante la tortura al estirar mis muslos ! tobillos- D ertieron mucha agua en mi nari& ! en mi cuerpo. uego me preguntaron) 17Aún no nos dir#s82 pero !o no abr* mi boca. Entonces los señores dijeron a los erdugos) 1a!an otra e& ! est*renle la otra pierna.2 As*, ataron con cuerdas mi cabe&a, mis muslos ! tobillos. /e dejaron tendido en el suelo ! me gritaron) 1'inos, 7dónde ien tu esposa ! tus hijos82 6ero !o no dije ni una palabra. El Señor guardó mis labios. :;u$ espantoso< Ten*amos m#s temor a ser torturados una segunda e& que a la misma muerte'espu$s %ue torturado /ateo. +l nombró la calle ! la casa donde iimos, ! dijo que hab*a una puerta. 6ero !o no recuerdo ninguna puerta en esa calle. Tambi$n nombró la casa de K.T. ! la calle donde ie Q.. Es%u$r&ate ! sala del peligro a estas personas. /ateo est# mu! triste por lo que dijo. 'e tu esposo (.. en la prisión de AntPerp, 3C de agosto de 34>.
1aco*o Dirc&) con &u& do& 2i4o&) Andr#& 1aco*& 5 1an 1aco*& en el a3o @.6 d0 C0 En este tiempo sangriento ! peligroso de persecución, el piadoso Jacobo 'ircs ! sus dos hijos) Andr$s Jacobs ! Jan Jacobs, tambi$n ca!eron en manos de los tiranos. Jacobo 'ircs, un sastre de o%icio, resid*a con su %amilia en Mtrecht. Da que los duques lo quer*an apresar, $l hu!ó a AntPerp por temor a los tiranos. Su esposa, no habiendo aceptado la misma creencia religiosa, permaneció all* por un tiempo m#s. Entonces las autoridades se apoderaron de su propiedad ! agarraron casi la mitad. 'urante el tiempo que Jacobo 'ircs iió en AntPerp con su %amilia, su esposa %alleció. 9abi$ndose escapado de las manos de los tiranos en Mtrecht, $l ! sus dos hijos despu$s ca!eron en las garras de los lobos en AntPerp, donde la prueba de su %e %ue hallada mucho m#s preciosa que el oro, el cual aunque perecedero, se prueba con %uego. 3 6edro 3)>. +stos %ueron condenados juntos para ser quemados, cada uno en una estaca. Su%rieron esto por causa de la erdad diina, habiendo iido de acuerdo con ella, ! no por haber cometido algún crimen. En el camino hacia el lugar de su muerte, el hijo menor de Jacobo 'irc llamado 6edro Jacobs, se encontró con ellos, ! con sus bra&os asió a su padre del cuello. Entonces las autoridades lo arrebataron cruelmente ! lo echaron debajo de los pies de la multitud que segu*a. Q#cilmente se puede imaginar la triste&a del padre ! de los hijos cuando ieron esto.
El hijo menor de Jacobo 'irs, abra&ando a su padre en el camino a su muerte
(uando este padre ! sus dos hijos %ueron puestos cada uno en una estaca, preguntó) 17(ómo est#n ustedes, mis queridos hijos82 ! cada uno respondió) 1/u! bien, mi querido padre.2 Andr$s Jacobs estaba comprometido con una noia en este tiempo. Su noia ! la hermana de $l, con cora&ones llenos de triste&a ! sus ojos llenos de l#grimas obseraron de lejos su muerte. ieron como su noio ! hermano pre%irió mejor dejar a su noia temporal, puso a un lado las relaciones temporales para escoger al Esposo eterno Jesucristo sobre todas las cosas isibles. (ada uno de estos h$roes %ue
estrangulado ! luego quemado, sellando de esta manera la erdad con su muerte ! con su sangre el d*a 3> de mar&o de 345. 6or tanto, $stos tambi$n, debido a su seera ! dolorosa %atiga, escuchar#n la o& dulce de (risto) 1Fien, buen siero ! %iel, sobre poco has sido %iel, sobre mucho te pondr$B entra en el go&o de tu señor2. D otra e& el Ke! dir#) 1enid benditos de mi 6adre, heredad el reino preparado para ustedes desde la %undación del mundo2 /ateo C4)C=, =@.
Peter ;ec4en) "ue(ado vivo %or el te&ti(onio de 1e&ucri&to en Á(&terda() ,olanda) @.6<
6eter Fecjen en su barca, reunido con otros disc*pulos le!endo las Escrituras, lejos de la ciudad de Imsterdam.
as espantosas muertes en estacas de los inocentes seguidores de (risto no eran su%icientes en este tiempo para disuadir de la pr#ctica de un erdadero cristianismo al hermano, precioso ! %iel testigo del Señor llamado 6eter Fecjen. +ste reun*a en su barca a la pequeña manada de cristianos oprimidos que resid*an cerca de Imsterdam para edi%icarse los unos a los otros con las Escrituras. En este tiempo, la esposa de 6eter dio a lu& a un beb$B ! 6eter lleó a su hijo reci$n nacido a un lugar seguro de la superstición de los papistas, donde no podr*a ser bauti&ado. A pesar de la crueldad de los gobernadores de la oscuridad, $l mostraba celo en todo lo concerniente al sericio de 'ios, hasta que %inalmente %ue denunciado ante los magistrados de la ciudad de Imsterdam. Que encarcelado, espantosamente torturado ! por último, puesto que $l no apostató, %ue sentenciado a ser quemado io. En su sentencia est#n escritos los cargos contra $l) abandonó a la madre Lglesia de Koma, lleaba a cabo reuniones prohibidas en su barca ! no permitió que su hijo sea bauti&ado según las ceremonias de la antigua Lglesia (atólica de Koma) cosas que son cr*menes contra la majestad diina ! secular ! que perturban la pa&. 6or lo cual lo condenaron al %uego según el decreto imperial ! con%iscaron todos sus bienes. Su sentencia se halla preserada en el libro de sentencias criminales entre los archios de la ciudad de Imsterdam.
Dir ille(& el a(or verdadero) @.6< d0C En el año 34G un %iel ! piadoso seguidor de Jesucristo, llamado 'ir Hillems, %ue arrestado en Asperen 9olanda. +l tuo que soportar una tiran*a seera de parte de los sacerdotes. 6uesto que no hab*a %undado su ida sobre la arena moedi&a de mandamientos humanos, sino sobre la roca %irme, que es Jesucristo, permaneció constante hasta el %in. 6or lo tanto cuando apare&ca el 6r*ncipe de los pastores en las nubes del cielo N3 6edro 4)@ ! recoja a sus elegidos de todas partes del mundo, oir# este hermano tambi$n las palabras) 1Fien buen siero ! %ielB sobre poco has sido %iel, sobre mucho te pondr$B entra en el go&o de tu señor2 /ateo C@)=3B C4)C=. El hermano 'ir Hillems %ue aprehendido mientras hu*a de un hombre encargado de capturarlo. os dos, con mucho riesgo de hundirse, corr*an sobre el hielo de un r*o congelado Nera inierno, ! el hermano 'ir apenas alcan&ó llegar a la ribera. (uando el perseguidor corr*a sobre el hielo, $ste se quebró, ! el hombre comen&ó a hundirse. (uando el hermano se dio cuenta que su perseguidor estaba en peligro de perder su ida, regresó para rescatarlo del agua congelada. 'espu$s de ser rescatado, el perseguidor quer*a dejarlo libre, pero el magistrado le gritó duramente a $l, e insistió que lo agarrara. Entonces capturó al hermano 'ir ! lo echó en la c#rcel.
'ir Hillems rescatando la ida de su perseguidor, 9olanda 34G
'espu$s de un seero encarcelamiento, ! grandes pruebas de parte de los papistas, lo sentenciaron a morir a %uego lento. 'ir lo soportó hasta el %in con gran %irme&a. (on su muerte ! sangre, con%irmó la %e de la erdad. +l es un ejemplo instructio para todos los cristianos de este tiempo ! para la eterna desgracia de los tiranos seguidores del 6apa. as memorias de los que estaban presentes durante la muerte de este testigo %iel de Jesucristo, atestiguan que este relato aconteció %uera de Asperen. Mn iento %uerte del este causó que las llamas no alcan&aran la parte superior de su cuerpo, mientras que estaba en la estaca. En consecuencia, 'ir su%r*a una muerte lenta, tanto que %ue o*do e"clamar m#s de setenta eces) 1:Oh, mi Señor, mi 'ios<2 El magistrado que estaba presente, se llenó de triste&a ! de l#stima por los su%rimientos del hombre, ! estando montado a caballo, dio uelta para no mirar al lugar de la ejecución, ! dijo al erdugo) 1Termina con $l con una muerte r#pida.2 'e qu$ manera el erdugo lo hi&o no se llegó saber, pero s* que su ida %ue consumida por el %uego, ! que el hermano pasó por el con%licto con gran alor, habiendo encomendado su alma en las manos de 'ios.
1aco* de Roore 5 ,er(-n van !leci4c) "ue(ado& vivo& en la e&taca en Flande& %or el te&ti(onio de 1e&ucri&to el @> de 4unio de @.6<
Jacob de Koore en disputa con los eniados del 6apa dentro de la c#rcel, 344G
El hermoso pa*s de Qlandes, cerca del año 34G parec*a una cuea de asesinos donde mataban sin acilar a los seguidores de (ristoB los mataban por medios sumamente horrorosos, es decir, por el %uego. Esto causó una pro%unda triste&a para muchos que lo ieron llorando. 9ab*a entre muchas otras personas, dos h$roes alientes, campeones de Jesucristo. Mno de ellos era Jacob de Koore, un l*der de la iglesia, un hombre temeroso de 'ios, inteligente, bondadoso ! elocuente, que arriesgó su ida para guiar ! alimentar al rebaño de Jesús por los pastos erdes de la erdadera enseñan&a del eangelio por los bosques ! los desiertos. El otro era 9erm#n de lecPijc, un hermano de mucho talento, el cual ten*a muchos dones de 'ios. Ambos %ueron lleados presos a Fruges, una ciudad %lamenca, donde %ueron seeramente tentados por los católicos, quienes buscaron apartarlos de la erdadB pero como ellos estaban basados en la roca segura, Jesucristo, su casa tambi$n permaneció %irme ! no pudieron ser conmoidos. 6or tanto, las autoridades, instigadas por los católicos, los mataron, quem#ndolos hasta reducirlos a ceni&as. Esto ocurrió el 3 de Junio de 34G. El siguiente poema %ue escrito sobre ellos) El 3 de junio, en la ciudad de Fruges Kodeados por las llamas ardientes, Jacob ! 9erman Testi%icaron ante el mundo, la palabra de 'ios, Sell#ndola con la sangre de sus cora&ones. As* trajeron sus sacri%icios Al 'ios todopoderoso que habita los cielos.
A*ra2a( Picolet) ,endric van Etten 5 Mae5en van der oe&) @.6< d0 C . En la ciudad de AntPerp hab*a un tal Abraham 6icolet, que conoc*a bien a 9endric an Etten ! a 9erman . +ste iba a oler a su casa ! pidió a Abraham que lo acompañara una distancia para regocijarse juntos, cantando ! platicando sobre la palabra del Señor. As* se despidieron despu$s de haberse animado en el Señor. En ese tiempo hab*a una gran persecución bajo el duque de Alba. /ientras caminaban por el bosque, %ueron detenidos por el alguacil de Forgerhout. +l io que ten*an arios libros, incluso un ueo Testamento, ! los interrogó detenidamente ! los lleó presos a AntPerp. 6ero el dicho 9erman no estaba %undado sobre la piedra principal ! su casa no duró. (uando lo interrogaron, el con%esó haber ido a la misa el d*a de 6ascua aunque eso no era cierto. El sacerdote tambi$n a%irmó que era cierto, ! as* salió de la c#rcel. 6ero los otros dos, sosteni$ndose en su %e, atraesaron muchos con%lictos ! discusiones con los %ilóso%os ciegos, que se es%or&aron mucho para apartarlos de la erdad. 6ero ellos hu!eron ! se re%ugiaron en su capit#n, ! no %ueron abandonadosB pues, su %e crec*a cada e& m#s. 'e esta manera anhelaron el d*a de su liberación) el d*a de su martirio. Komanos >)C@. Eran mu! diligentes, escribiendo muchas cartas e"hortando a sus conocidos. 6or sus cartas ! su %irme&a ganaron a algunos aún en las cadenas. Qilemón 3. 'espu$s de un tiempo, los tiranos, iendo que no iban a apartarse de la erdad, los sentenciaron a muerte. Ellos estaban de buen #nimo ! %irmes. En camino a la ejecución Abraham dijo) 1Si alguno de ustedes su%re que no sea por asesino, ladrón o criminal, ni por entrometerse en asuntos ajenos. 6ero si su%re por ser cristiano, no debe aergon&arse, sino alabar a 'ios por ello2 3 6edro @)34, 3. 9endric habló mu! poco, pero se e*a claramente que no tuo temor. Se pararon delante de los jueces ! escucharon leer sus sentencias. 'espu$s Abraham agradeció a las autoridades por haber tratado con $l ! dijo que hab*a pedido al Señor que los iluminara. Tambi$n una mujer, /ae!en an der Roes, era sentenciada a la misma muerte. Ella siguió alientemente a su esposo que hab*a sido sacri%icado antes que ella. 'e este modo, los tiranos satis%icieron sus deseos con estos tres corderos lleados a la matan&a, ! los quemaron al d*a siguiente despu$s de sujetar sus lenguas con tornillos para impedirles hablar. 6ero en todo esto, ellos encieron alientemente por medio de (risto, que los es%or&ó. Sin temor, aan&aron con Josu$ ! (aleb para poseer la tierra prometida. As* consolaron ! %ortalecieron a muchos que los ieron. 'espu$s de haber sido quemados, dieron sus cuerpos a las aes.
Una carta de A*ra2a( Picolet a &u& 2er(ana& ;ue la abundante gracia ! la eterna pa& de 'ios, nuestro 6adre celestial, ! el Señor Jesucristo quien es el padre de misericordia ! el 'ios de toda consolación les d$ la sabidur*a cristiana, una %e constante, una mente %irme ! un erdadero entendimiento de la palabra diina en la erdad) esto les deseo, queridas hermanas, con todo mi cora&ón. Am$n. Komanos 3)>B C (orintios 3)=B /ateo C@)3= Sepan, hermanas m*as, que !o, Abraham, su hermano, encarcelado por causa de la palabra de 'ios, que su amor sepa que !o recibo %uer&a ! alor de parte del SeñorB espero seguir %irmemente en +l, ! puesto que +l no me abandona !o con%*o que con la a!uda del Señor he de con%esar su palabra diina delante de los hombres ciegos mientras tenga ida, pues, eo ! siento que +l nos muestra gran a!uda. Rracias a +l por la gracia que me muestra- Sepan, hermanas m*as,
que me he alegrado muchas eces al escuchar que ustedes tambi$n decidieron seguir al Señor, que se adhirieron a la erdad eterna todos los d*as de sus idas, ! siren ! temen a (risto, porque +l es el camino, la erdad ! la ida. Sepan, hermanas m*as, que en la tarde del se"to d*a de este mes, %ui lleado a . ., una autoridad, ! al carcelero ! a otro hombre los cuales tomaban ino en la mesa. El carcelero me dijo) 1Abraham, tú tienes que enir a la corte el d*a martes.2 En mi conersación con ellos, me preguntaron si ellos iban a ser salos. Do les respond*) 1El apóstol Juan dice) W+l que dice, !o cono&co a 'ios, ! no obedece sus mandamientos, es un mentiroso.X2 3 Juan C)@. o pude terminar lo que quise decir, porque ellos me interrumpieron. Tambi$n cit$ lo que el apóstol dijo que ni los que cometen inmoralidades se"uales, ni los borrachos, ni los asesinos, ni los mentirosos, ni los orgullosos, ni los chismosos, ni los glotones, ni los que hacen cosas parecidas heredar#n el reino de 'ios, ni tienen a 'ios. 3 (orintios )G, 3. Ellos me interrumpieron de nueo, porque el Señor me a!udó tanto a hablar que ellos no pudieron soportarlo. 9ablamos muchas cosas m#s, pero no pude terminar lo que iba a decir, aunque era $ste mi deseo, puesto que un hombre honesto estuo presente. Aqu$l reprendió al carcelero por haberse enojado. Entonces el carcelero me trajo un aso de ino ! !o le agradec*, diciendo) 1:Salud<2 +l me preguntó porqu$ no dije, 1'ios te bendiga.2 Do le dije, 1o debemos tomar el nombre del Señor como lo hacen los %ornicarios ! los borrachos.2 Esto lo enojó tanto que me llearon sin darme el ino. Alabado ! agradecido sea el Señor por su gracia ! por dar a los su!os todo lo necesario para su salación. /e dijeron, hermanas m*as, que hicieron esto sólo para er si !o me apartar*a del SeñorB pero s$ que ellos nunca me inducir#n a abandonar mi %e. 'isculpen por mi carta sencilla. Do anhelo mucho el d*a de nuestra salación. En la noche que escuch$ que nuestra salación estaba cerca, me regocij$ tanto que mis l#grimas ca!eron. Alabado sea el Señor por su gran gracia. Esperemos nuestro tiempo con con%ian&a ! paciencia. ;uis ellos pensaron asustarme, pero !o me regocij$. Alabado sea el Señor que me da tanta %uer&a. :Oh mis hermanas< 7o debemos regocijarnos en la esperan&a de ser librado de toda triste&a por la gracia del Señor8 :Ojala %u$ramos dignos de ello< :(u#n go&oso ser*a para m*< Sin embargo, !o lo espero por la gracia del Señor, aunque no lo mere&ca. :Ojal# el horno ardiente estuiera preparado< :Ojal# me encontrara en la puerta estrecha, donde uno tiene que dejar la carne ! la sangre, para que todo llegue a su %in< Oh mis queridas hermanas, siento tanto #nimo ! recibo tanta %uer&a del Señor que no puedo e"presarlo. ;ue +l sea alabado para siempre por su gran gracia que me muestra. eo que es cierto) el que con%*a solamente en el Señor, tiene tanto go&o en sus su%rimientos, que nadie puede saberlo e"cepto el que lo e"perimenta. Adiós. as encomiendo al amor en la gracia. Oren a 'ios por m*. Do har$ lo mismo por ustedes. Escrito por m*, su d$bil hermano, Abraham 6icolet.
Una carta de Cle(ente ,endric a &u %adre 5 &u (adre) e&crito de&de la c-rcel en Á(&terda( donde #l dio &u vida %or el conoci(iento de la verdad0 Mn saludo mu! amistoso a ustedes, m* querido padre ! m* querida madre. es in%ormo que sigo con buen #nimo ! salud, ! espero que ustedes tambi$n se encuentren as*. Adem#s, mi querido padre ! madre, quiero in%ormarlos cómo me a en mis cadenas. o puedo agradar su%icientemente al Señor porque me consuela tanto en mis a%licciones. Tengo el %irme propósito de temer al Señor mientras siga aqu*, aunque la carne ! la sangre su%ran. Tambi$n les in%ormo cómo me arrestaron. 9ab*a salido a una initación el mi$rcoles en la noche ! est#bamos hablando de oler a casa, cuando los guardias nos encontraron. os llearon arriba a Qloris den Fral el cual nos preguntó de donde en*amos, si hab*amos asistido a una reunión de la nuea religión Nel anabaptismo. 'ijimos) 1o.2 +l nos pidió que con%irm#ramos eso con un juramento. Do le dije. 176or qu$ no me crees8 /i intención es decirte la erdad.2 6ero $l insistió que jur#ramos ! cuando lo rehusamos, $l dijo) 1l$enlos abajo,2 ! nos llearon al calaba&o como si %u$ramos ladrones ! delincuentes. En la mañana nos llearon arriba de nueo. El alguacil me dijo) 1(lemente.2 Do dije) 1Señor alguacil.2 +l me preguntó) 17(u#ntas eces has asistido a las reuniones de los menistas82 Do no le respond*. Entonces %ui lleado a otro cuarto, solo. 'espu$s, me llearon a las autoridades de nueo. Otra e&, el alguacil me preguntó cu#ntas eces hab*a asistido a las reuniones. /e preguntó si hab*a asistido die& eces. Do dije, 1o.2 17Ocho82 1o.2 17Siete82 1o.2 7Tres eces82 1S*.2 Entonces me preguntó qui$n hab*a predicado. Do dije) 1o pienso decirte.2 Tambi$n quiso saber la casa ! qu$ personas hab*an asistido. e dije que no iba a decirle. +l me dijo que me iba a obligar a decirle. Entonces me llearon al calaba&o. El d*a siguiente me trajeron a las autoridades otra e& ! el alguacil me preguntó si ahora iba a decirle qui$n hab*a predicado, dónde nos hab*amos reunido ! qui$nes hab*an asistido. Do le dije) 1Do esto! en problemas ! no quiero ocasionar lo mismo para otros) Aqu* me tienes. 9a& lo que quieras conmigo.2 El alguacil les dijo a los jueces) 1Do ordeno
ponerlo en el potro para desgarrarlo. l$enlo.2 /e llearon al potro ! me desistieron. /e sentaron sobre el potro ! me taparon los ojos. Entonces el alguacil ino ! me preguntó si no iba a darle la in%ormación ! !o le dije que no. Entonces me acostaron sobre el potro ! me amarraron con siete cuerdas. Estiraron las cuerdas ! !o pens$ que iban a romper mis costillas. Echaron orina en mi boca, ! acostado en medio de un gran dolor, me golpearon en el pecho. El Señor sabe cómo me trataron. En medio de gran dolor, nombr$ a cuatro personasB esperaba que no estuieran en la ciudad. Todo esto duró apro"imadamente media hora. Do les dije que pusieran una soga en mi cuello para matarme de una e&. (uando soltaron las sogas, no pude leantarme) los sieros tuieron que a!udarme. 'e nueo me olieron al calaba&o. El d*a siguiente me llearon otra e&, ! si Joost Fu!c no hubiera estado, me habr*an torturado de nueo, aunque casi era incapa& de caminar. El alguacil me preguntó si estue dispuesto a hablar con un monje. e dije que el monje se alejara de m*. ol* al calaba&o ! un sacerdote ! un monje inieron para discutir conmigo. Ellos empe&aron a decir muchas cosas sin sentido ! a contar %#bulas, pero !o guard$ silencio. Ellos se enojaron porque !o no les respond*, ! uno me dijo que !o estaba pose*do por el diablo. (uatro d*as despu$s me llearon arriba otra e& ! me dijeron que me preparara para el s#bado. Do dije) 1Si el Señor quiere, !o esto! dispuesto.2 /e deolieron al calaba&o ! no esperaba otra cosa que o%recer mi sacri%icio el s#bado. Mn sacerdote ino para e"igirme a con%esarme ante $l. Do le dije que no, porque $l no puede perdonar los pecados. Do le dije) 1a mejor con%esión es con%esar al Señor mi 'ios.2 Entonces el alguacil ! dos jueces inieron ! me dijeron que me iban a esperar toda*a dos semanas, pero !o ten*a buen #nimo para entregar mi sacri%icio. Qilipenses C)3>. D ahora sigo con buen #nimo a pesar de la c#rcel. Empec$ a irritarme por tanta demora. Do anhelo salir de mi cuerpo ! me he resignado con alegr*a a o%recer mi sacri%icio. El Señor no abandona a los su!os que con%*an en $l. Adem#s, mi querido padre, te in%ormo que recib* tu carta ! me regocij$ al enterarme que est#s contento. Adem#s, m* querido padre ! querida madre, les digo adiós si 'ios quiere, hasta la enida de nuestro Señor. ;ue la pa& del Señor sea con ustedes eternamente. 6or m*, (lemente 9endrics, indigno preso en el Señor.
Capítulo 13
Los mártires de 1570-73 d"C Arent van E&&en 5 &u e&%o&a Qr&ula Neelt'en) una anciana 5 Tri4nt'en) &u 2i4a "ue(ado& en c2o+a& de %a4a) @.=> d0 C0
Yrsula, colgada de sus manos mientras el erdugo la castiga con %uertes a&otes.
'urante el tiempo de pa&, despu$s de la destrucción de las im#genes, la congregación en /aestricht prosperóB aument#ndose en número los miembros de la iglesia. /as el duque de Alba llegó a esa región ! los cristianos empe&aron a huir como pod*an. Algunos se quedaron atr#sB entre ellos un hermano, anciano de la iglesia ! tambi$n maestro. Se llamaba Arent an Essen ! su esposa se llamaba Yrsula. En la misma casa con ellos i*a otro matrimonio ! la esposa se llamaba Trijntgen. a mam# de Trijntgen se llamaba eeltgen. Estas personas %ueron traicionadas ! sus nombres diulgados a las autoridades. Mn d*a, a media noche, llegó el jue& de pa&, un hombre mu! iolento, junto con los alguaciles a la casa del pro%esor ! con mucho alboroto agarraron al señor Arent ! lo llearon a la casa del jue&. 'espu$s de una hora olieron a la misma casa ! agarraron a las dos mujeres, a las que antes no hab*an molestado. En ese momento llegó la ancianita, eeltgen, a er a su hija, ! %ue arrestada tambi$n, juntamente con las otras dos. os alguaciles las llearon a la misma casa del jue&. En la mañana los cuatro se encontraron juntos, ! se regocijaron en el Señor, consol#ndose el uno al otro. Al comparecer ante el jue&, cada uno testi%icó de la doctrina piadosa. a hermana Yrsula era una persona en%ermi&a, ! por lo tanto mu! %r#gil, pero en cuanto a la %e no era t*mida. a apartaron de los dem#s ! la hicieron comparecer ante el jue& ! el alguacil quienes ju&gaban en casos graes. a llearon a otro lugar llamado 'inghu!s ! la maltrataron con muchas amena&as las cuales ella soportó mansamente. 'e igual manera su esposo, Arent, %ue lleado al mismo jue& donde trataron de persuadirlo que abandonara a (risto. (uando trajeron a la ancianita, eeltgen, ! a su hija, Trijntgen, al mismo lugar en 'inghu!s, las dos estaban llenas de go&o ! alor. Trijntgen, por la alegr*a que ten*a en el Señor, empe&ó a cantar. /ientras los ten*an presos en 'inghu!s, los jueces, tanto como los sacerdotes ! padres de la Lglesia (atólica, les tentaron %recuentemente a que negaran a 'ios, pero 'ios protegió sus oejas de la %uria terrible de esos lobos. Entonces empe&aron a atormentar a Arent. Siete eces lo a%ligieron tan cruelmente que empe&ó a desesperarse, pero 'ios e"tendió su mano ! lo %ortaleció ! desde entonces siguió luchando con alent*a. Su esposa, Yrsula, al er a su esposo Arent su%rir tanto, tambi$n lo animaba ! lo %ortaleció mucho. os enemigos tampoco se contentaron con eso, sino atando las manos de la pobre, la leantaron del piso hacia el techo con una soga. Teni$ndola suspendida as*, el erdugo le abrió la ropa con su cuchillo ! empe&ó a torturarla, golpe#ndola con un palo no tan sólo una e& sino dos eces en el mismo d*a. NSe dice que un jesuita lo recomendó. Todo eso lo padeció pacientemente. (on la a!uda de 'ios, soportaba todas las torturas ! a&otes. Tambi$n a la anciana eeltgen la llearon a torturar. (uando se con%rontó con el potro, que es un instrumento hecho para estirar a la gente, sin resistir se acostó sobre $l, pero los alguaciles no la atormentaron por su gran edad. Se %ijaron que mucho antes !a hab*a su%rido esa misma tortura, pero de una manera milagrosa hab*a escapado con ida. A su hija Trijntgen la trataron con mucho menos cortes*a ! la hicieron su%rir mu! cruelmente. 'espu$s de maltratarla mucho sobre el potro, la quitaron ! la pusieron casi desma!ada sobre una cama, pero tan pronto que olió en s*, le olieron a hacer lo mismo. Al su%rir tanto, clamó con gran o&) 1:Oh, 'ios< Socórreme ! sella mis labios,2 pues quer*an que diulgara los nombres de otros cre!entes para poder atraparlos tambi$n. 'ios o!ó sus peticiones ! selló sus labios para que no traicionara a nadie. (uando la atormentaron por última e&, glori%icó a 'ios diciendo) 1:Te glori%ico ! te do! gracias, oh Señor<2
Su madre, eeltgen, la o!ó ! preguntó) 17Acaso eres tú, hijita m*a82 Acerc#ndose Trijntgen contestó, 1S*, madre m*a,2 ! se abra&aron ! se besaron. El G de enero de 34> aisaron a Arent ! a su esposa que los jueces hab*an decretado quemarlos en la hoguera. (on estas noticias se regocijaron de ser dignos de morir por el nombre de (risto, ! daban gracias a 'ios ese d*a ! en la noche, alab#ndole mientras esperaban su redención. En la mañana el alguacil del pueblo llegó a donde estaba Yrsula ! mandó que no hablara mientras caminaba por la calle rumbo al lugar donde la iban a quemar. (ontestó Yrsula) 17i siquiera me permiten cantar, ni decir una palabra82 'e ninguna manera iban a permitir eso, ! !a sabiendo sus intenciones decidieron taparle la boca a Yrsula. (on un palo metido entre los dientes le amarraron la boca. Al pasar por la entana donde estaban encerradas eeltgen ! Trijntgen, ellas la ieron ! $sta empe&ó a gritar ! animarle a Yrsula que luchara con alor para ganar la corona de la ida. As* iba Yrsula, atada, ! sin poder hablar. i$ndola as*, las dem#s personas empe&aron a quejarse en gran manera de cómo le ten*an tapada la boca para que no hablara ni siquiera una palabra. legando al lugar de la ejecución, Yrsula se metió sin demorar en la cho&a a la cual el erdugo prendió %uego luego que hab*a entrado en ella. As* la redujeron a ceni&asB un holocausto para el Señor. 6oco despu$s le aisaron a Arent, el esposo de Yrsula, que se preparara para la muerte. A $l tambi$n le taparon la boca con una morda&a de una manera despiadada. 6ara $l le hab*an preparado una cho&a en otro lugar, en un mercado donde end*an animales. os hicieron morir en distintos lugares para que no se consolaran el uno al otro. leado as* a ese lugar, Arent iba sin quejarse, sino con go&o. Ascendió a la plata%orma, el piso eleado donde hab*an construido la cho&a, ! ca!ó de rodillas para orar. uego se leantó ! entró a la cho&a, quit#ndose algo de ropa antes de morir. El erdugo no le pudo esperar sino que prendió el %uego, quem#ndolo inmediatamente. As* murió otro testigo de Jesucristo. El d*a C= de enero del mismo año, la ancianita eeltgen ! su hija Trijntgen recibieron aiso por medio de los jueces que tambi$n tendr*an que su%rir la muerte igual que los dem#s. Tambi$n se pusieron go&osas, esperando con ansias el d*a de su aliio del su%rimiento ! su descanso en el cielo con su 6adre celestial. +l permite que ha!a su%rimientos ! tentaciones aqu*, mas nunca desampara al cre!ente sino le saca de su calamidad. As* alabaron al 'ios sant*simo toda la noche, anhelando ansiosamente el d*a de su redención. En la mañana el erdugo llegó ! las ató, como a los dem#s, ! con morda&a puesta se %ueron go&osamente a donde las iban a matar. Trijntgen quiso destaparse la boca para poder declarar la ra&ón de su muerte, pero no la dejaron sino que juntamente con su madre la metieron en la cho&a ! las quemaron juntas. Ellas se hab*an encomendado en las manos de 'ios.
1oo&t !erindert 5 Laueren& Andrie&& (artiri+ado& %or el te&ti(onio de 1e&ucri&to en Anter% el @7 de &etie(*re de @.=> Una carta de 1oo&t !erindert a &u e&%o&a) (adre) 2er(ano 5 2er(ana) e&crita el = de 4unio0 Rracia ! misericordia del 6adre celestial por los m$ritos de nuestro querido Señor Jesucristo, quien nos redimió en el #rbol por derramar su sangre preciosa, cuando aún $ramos enemigos, junto con la consolación del Esp*ritu Santo que consuela a todo cora&ón a%ligidoB les deseo a todos todo esto como un saludo cordial ! sincero. /e encomiendo completamente a ustedes ! les agrade&co por todo el amor que me han mostrado, ! la e"hortación ! consolación en mi presente a%licción, la cual su%ro porque el Señor lo permite ! lo hab*a preisto. 6orque (risto dice) 1os cabellos de su cabe&a los tiene contados.2 /ateo 3)= (uando salimos, !o tem*a encontrar al guardia, lo cual sucedió, porque nuestra reunión no estaba bien planeada, pero ha! un propósito en todo. es cuento de nuestro arresto) El alguacil con algunos a!udantes encontraron a auPerens ! a m* ! nos preguntaron. 17'e dónde ienen8 7A dónde an82 Al escuchar, nos asustamos ! ellos se dieron cuenta de qui$nes $ramos. os ataron inmediatamente ! nos llearon, maldiciendo ! llam#ndonos p*caros. Al llegar a la c#rcel, interrogaron a auPerens a solas. 'espu$s me llearon a m* tambi$n ! me preguntaron si hab*a recibido otro bautismo adem#s del de mi in%ancia. Do le pregunt$ cu#les eran las acusaciones que tuo contra m*. +l dijo) 19as sido rebauti&ado. Tu siero me lo ha dicho.2 Do le dije) 1'$jame solo. /añana hablar$ delante del gobernador.2 6ero $l no se satis%i&o con eso porque tuo un cuaderno para apuntar in%ormación. Al no conseguir in%ormación de m*, se enojó, diciendo) 1Te obligar$ a responderme o s* o no.2 Do dije) 1/i señor, satis%#gase por ahora.2 D cuando io que no iba a decir m#s, me hi&o sentar en la silla del tormento ! se %ueron. Do pensaba que hab*an ido para traer al erdugo. /ientras estue all* solo, me a%lig* pensando en arias cosasB Satan#s me tentó %uertemente tra!$ndome a la mente pensamientos acerca de mi esposa e hijos, mis posesiones ! muchas otras tentaciones, por lo cual llor$ mucho, clamando a 'ios por su a!uda ! empec$ a comparar mi ida con la palabra de 'ios, desde el principio hasta el d*a de ho!, ! i que todas las di%icultades que he pasado no han sido en ano. Aunque he desobedecido el mandamiento de 'ios muchas eces, no lo hice con audacia, ! encontr$ la gracia de 'ios.
Al d*a siguiente, ambos %uimos lleados a la torre donde auPerens %ue torturado. /e cuestionaron sobre mi edad ! mi cristianismo, ! !o respond* a todo sin erg0en&a. /e preguntaron si tengo esposa ! !o respond*) 1S*.2 /e preguntaron si tengo hijos. Do dije) 1'os.2 /e preguntaron los nombres de mis hijos ! si hab*an sido bauti&ados. Do respond*) 1o han sido bauti&ados, porque !o no recono&co el bautismo de in%antes. En las Escrituras emos un solo bautismo de %e, como (risto nos enseñó, ! como los apóstoles lo practicaron.2 Do les escribo breemente, porque esto! siendo igilado con mucho cuidadoB ni he tenido una oportunidad de conersar solo con auPerens. 6or tanto, guarden silencio sobre todo esto porque !o temo que me an a torturar aún m#s, ! eso me da mucho temor en mi carne, pues, aqu* torturan de muchas %ormas) con cadenas, poleas, sogas ! el potro en el cual he sido torturado, como ustedes saben. :Oh amigos m*os< ;ue todos rueguen al Señor por m* con mucho %eror. 9echos 3C)4 Do oro al Señor con muchas l#grimasB ! riego mi cama con l#grimas delante del Señor NSalmos ), para que +l me haga digno de +l por su gracia. (on esto les encomiendo al Señor ! les digo adiós. Escrito en cadenas por m*, Joost erindert. Lndigno preso en el Señor. Que arrestado el = de ma!o ! martiri&ado el 3= de setiembre del mismo año.
La lti(a carta de 1oo&t !erindert e&crita a &u e&%o&a de&%u#& de 2a*er &ido &entenciado el @ de &etie(*re0 El 'ios de toda consolación, nos consuela en todos nuestros su%rimientos para que nosotros podamos consolar tambi$n a los que su%ren, d#ndoles el mismo consuelo que $l nos ha dado en 'ios por medio de Jesucristo. A +l sea la alaban&a, el honor, la gloria, el dominio, el poder ! la majestad eternamente. Am$n. Te deseo un cordial saludo de amistad, mi querida esposa ! hermana en el Señor, como una despedida perpetua en la tierra. Te in%ormo que me encuentro bien, por lo cual do! gracias ! alaban&as al 6adre todopoderoso, 'ios m*o ! tu!o, por haberme elegido para su%rir esto. 6or lo tanto, mi querida, no te entriste&cas demasiado por m*, sino alaba ! agradece al Señor por haber tenido a un esposo quien es considerado digno de dar su ida por la erdad. Oh, mi preciosa, te ruego ! e"horto una e& m#s que te mantengas en silencio ! en el temor de 'ios, para poder juntos recibir las hermosas promesas, dónde no ha! m#s %r*o, ni calor, ni hambre, ni sed, sino go&oB lo cual ojo no io, ni o*do o!ó, ni han subido en cora&ón de hombre, el grande go&o ! alegr*a que 'ios ha preparado para los que le aman. Oh mi querida, esto me ocurrió cuando menos lo esper#bamos, pero alabado sea el 'ios Todopoderoso por medio de JesucristoB pues, sigue a!ud#ndome ! socorri$ndome en mi a%licción. Ahora, encomiendo a ti ! mis dos pequeños hijos a Jesucristo, como su esposo. Oh mi querida, nunca abandones a este esposo ! noio, porque +l es el padre de las iudas ! hu$r%anos. Salmos 5). Adiós, mi m#s querida, junto con mi madre ! todos nuestros amigos. os encomiendo en esta tierra al cruci%icado Jesucristo. Adiós, adiós a todos ustedes. Escrito por m*, Joost erindert. Tu querido esposo, escrito en mis cadenas.
erit Cornelio) @.=@ d0C0 En el año 34>3, en Imsterdam, 9olanda, un hermano joen, llamado Rerit (ornelio %ue arrestado por causa de la erdad mientras trabajaba en un bote. El alguacil lo ató ! lo lleó al (oncejo. Al d*a siguiente lo interrogaron acerca de su %e, la cual $l con%esó abiertamenteB pero cuando le pidieron los nombres de lo otros cre!entes, guardó silencioB en consecuencia, tuo que su%rir la tortura. e taparon los ojos ! ataron sus manos. 'espu$s lo suspendieron en el aire ! lo desistieron ! lo a&otaron seeramente. A pesar de todo no nombró a nadie. 'e nueo lo tendieron sobre el potro, lo a&otaron con aras, echaron orina en su boca, ! quemaron sus a"ilas con elasB despu$s, toda*a desnudo, lo suspendieron por las manos otra e& con un peso sujetado a sus pies. o dejaron as* por un tiempo ! se %ueron. oliendo, le dijeron con malicia que si $l no nombrara a nadie, seguir*an tortur#ndolo todo el d*a. 6ero 'ios guardó sus labios, ! $l no puso en peligro a nadie. Tanto lo torturaron que !a no pudo caminar, ! tuieron que llearlo en una silla.
Rerit, suspendido en el aire de su pulgar con un peso colgado de sus pies, mientras sus erdugos juegan a las cartas.
6ocos d*as despu$s, lle#ndolo a la corte, en son de burla, lo coronaron con un sombrero de %lores, ! lo sentenciaron a ser ahorcado ! quemado. Escuchó su sentencia con go&o ! paciencia. Al llegar a la estaca, oró con %eror, diciendo) 1Oh 6adre ! Señor, ten misericordia de m*B perm*teme ser uno de tus corderos indignos, o un miembro indigno de tu cuerpo. Oh Señor, tú es desde lo alto ! conoces los cora&ones ! todas las cosas ocultas. Tú conoces el amor sencillo que tengo por ti. Ac$ptalo, ! perdona a los que me a%ligen con su%rimiento.2 9abi$ndose leantado se dirigió a la gente con o& %uerte) 1Oh hombres, la eternidad es tan larga. Oh, s*, la eternidad es tan larga, pero estos su%rimientos aqu* mu! pronto pasar#nB aún as*, el con%licto aqu* es mu! intenso ! seero. Oh, aún siento mucho temor. Oh carne, soporta ! resiste un poco m#s, porque este es el último con%licto.2 (uando colocaron la soga alrededor de su cuello, $l clamó) 1Oh 6adre celestial, en tus manos encomiendo mi esp*ritu.2 'iciendo esto, murió tranquilamente ! despu$s %ue quemado. 'e esta manera, o%reció su sacri%icio, par#ndose sin erg0en&a por el nombre de (risto, no temiendo el dolor ni el su%rimiento, ni la erg0en&a, ni a los gobernadores de este mundo, sino es%orndose constantemente ! con alor hasta la muerte. 6or tanto, en el último d*a, cuando el cordero sacri%icado abra los libros de la ida, su nombre ser# encontrado, pero los apóstatas ser#n escritos en la tierraB ! la tierra, con todo lo que ha! en ella, ser# quemada.
Anneen ,endric&) @.=@ d0C En el año 34>3, una mujer llamada Anneen 9endrics %ue quemada en Imsterdam, 9olanda, por el testimonio de Jesús. 9abiendo enido desde Qriesland hasta Imsterdam, %ue traicionada por su ecino, un alguacil que entró a su casa para apresarla. Ella le dijo con esp*ritu manso) 1ecino Eert, 7qu$ deseas8 Si me buscas, me encontrar#s %#cilmente. Aqu* esto! para serirte.2 Este Judas traidor dijo) 1Entr$gate en el nombre del re!.2 D ató a Anneen ! la lleó, as* como Judas ! los escribas hab*an lleado a Jesús. (uando llegaron al 'am, ella dijo que no deben tener temor de mirarla puesto que ella no era ni prostituta ni delincuente, sino una prisionera por el nombre de Jesús. 'espu$s de llegar a la c#rcel, ella agradeció ! alabó a su Señor ! (reador con cora&ón humilde por tenerla digna de su%rir por causa de su nombre. D ella habló la erdad sin temor delante de 6ieter, el alguacil ! los otros señores. Ellos la atormentaron grandemente con los sacerdotes de Faal para que apostatara, pero por la gracia de 'ios ella resistió alientemente. Esto asombró al alguacil ! $l le dijo) 1El señor Alberto, nuestro capell#n, es un hombre tan santo que debe ser e"hibido en oro puro. D tú no quieres escucharlo, m#s bien te burlas de $l. 6or lo tanto, tendr#s que morir en tus pecadosB tanto te has alejado de 'ios.2
Anneen, quemada en una escalera.
'espu$s, ellos colgaron a esta mujer anciana ! temerosa de 'ios Nque no pudo ni leer ni escribir de sus manos, como (ristoB ! tortur#ndola seeramente, buscaron aeriguar por medio de ella los nombres de otros cre!entes, porque estaban sedientos de m#s sangre inocente. 6ero ella no les dijo nada, tan %ielmente 'ios guardó sus labios. 6or tanto el alguacil la acusó de herej*a, habiendo abandonado a la madre, la iglesia santa, a eso de seis años antes ! habiendo aceptado la maldita doctrina de los menistas Nre%iri$ndose a los anabaptistas, %ue bauti&ada por ellos ! se casó con un hombre de entre ellos. En seguida %ue sentenciada a ser quemada. Ella los agradeció ! dijo con humildad que si ella hab*a hecho algún mal a alguien, pedir*a perdón. 6ero los señores se leantaron sin responder. 'espu$s %ue atada a una escalera. Entonces ella dijo a su ecino, Eert, el polic*a, 1Tú, Judas, !o no mere&co ser asesinada de esta manera.2 D ella le dijo que debe dejar de hacer tales cosas o 'ios le castigar*a. +l respondió enojado que har*a lo mismo con todos los que cre!eran igual que ella. 'espu$s ino el alguacil con un sacerdote, atorment#ndola ! dici$ndole que si ella no se retractara, ella pasar*a de este %uego al %uego eterno. Anneen respondió %irmemente) 1Aunque so! sentenciada ! condenada por ti, sin embargo lo que tú dices no iene de 'iosB !o con%ió %irmemente en 'ios, que me a!udar# en mi a%licción ! me salar# de todos mis problemas.2 Ellos no la permitieron seguir hablando, sino llenaron su boca con pólora ! la llearon del (oncejo al %uego ! la arrojaron all*. (umplido esto, Eert, el guardia se re*a, como si pensara que hubiese hecho un buen sericio a 'ios. 6ero el 'ios misericordioso, el consolador de los piadosos, le dar# a esta testigo %iel, a cambio de su pequeño ! temporal su%rimiento, un premio eterno, cuando su boca, antes tapada con pólora, ser# abierta en plenitud de go&o ! sus l#grimas tristes Npor causa de la erdad ser#n secadas, ! ella ser# coronada con un go&o eterno con 'ios en los cielos.
Doce cri&tiano& en Deventer en el a3o @.=@ En el año 34>3, el 33 de mar&o en la noche, los españoles salieron con espadas ! armas para arrestar a las oejas de (risto. Entraron a muchas casas ! arrestaron a todos los que encontraron, encaden#ndolos ! dici$ndoles) 16erros, herejes, puesto que niegan la %e católica romana, tendr#n que morir.2 (erraron las puertas de la ciudad por algunos d*as ! le!eron una publicación, diciendo que nadie debe esconder a nadie ! si alguien supiera de alguien escondido, debe denunciarlo. 'oce personas %ueron arrestadas. Al principio todos eran alientes ! con%esaron a (ristoB pero algunos tuieron mucho temor según la carne ! abandonaron la erdad aun antes de ser torturados. Otros siguieron %ieles en la tortura, pero despu$s negaron a (ristoB ! cuatro de ellos permanecieron %ieles en todo. Qrecuentemente %ueron isitados ! los que hab*an negado a (risto con la boca se llenaron de triste&a ! prometieron que si el Señor les diera gracia ! los librara de la c#rcel, ellos oler*an a la erdad. (uando un amigo ino a isitarlos, les dijo que tra*a malas noticias) todos iban a morir. En la noche del C@ de ma!o, los sacerdotes inieron para hablar con ellos, dici$ndoles que deb*an prepararse, porque iban a morir al d*a siguiente. Se %ueron a la medianoche, pero olieron a las cuatro de la mañana. Ellos salieron de la c#rcel con caras llenas de go&o ! sonriendo. As* hicieron las cuatro mujeres, pero los dos hermanos, Fru!n ! Antonis, el tejedor, quienes %ueron lleados con ellas, estaban mu! tristes ! no hablaron. Sin embargo, las mujeres hablaron mucho ! reprendieron duramente a los monjes. 'e
hecho, se las escuchó decir que (risto, su noio ! pastor, hab*a pasado delante de ellos por este camino, ! que ellos iban a seguirlo como oejas ! se besaron con mucho cariño. as dos hermanas, ijsbet ! (atarina Somerhu!s, se tomaron las manos ! empe&aron a cantar) 1'ios m*o, 7a dónde ir$82 (uando llegaron al cadalso, (atarina, la hermana menor, %ue lleada primero. Ella habló sin temor diciendo) 1Sepan ciudadanos, que esto no es por algo malo, sino por causa de la erdad. (uando subió al cadalso, su sentencia %ue le*da) 1Si ella permanece en la Lglesia (atólica, morir# por la espadaB de lo contrario, ser# quemada ia.2 e preguntaron si quer*a permanecer en la Lglesia (atólica. Ella respondió) 1o, !o quiero permanecer en la erdad.2 Ellos aseeraron, 1Entonces ser#s quemada ia.2 Ella contestó) 1Eso no me preocupa. Mstedes hablan con mentiras,2 ! habló con mucha audacia. Entonces la sacaron del cadalso ! la llearon al carruaje de nueo, cerrando su boca, para que no pudiera hablar m#s. 'espu$s, los dos hermanos, Antonis ! Fru!n %ueron lleados al cadalso, ! %ueron decapitados sin palabrasB e"cepto uno dijo) 1Oh Señor, ten misericordia de m*.2 uego olieron a la torre ! sacaron a 'irc ! 9armen. es hab*an cerrado las bocas para que no pudieran hablar. 6ero ellos hicieron señales ! sonrieron sin temor, lo cual llenó de asombró a la gente. Queron lleados al cadalso donde 9armen se arrodilló ! oró al SeñorB pero como demoró mucho tiempo, el erdugo lo leantó ! $l %ue a la estaca sin temor. /ientras que el erdugo ataba a 9armen, 'irc se arrodilló ! clamó a 'ios con mucho %eror, porque no pod*an hablar. 'espu$s, 'irc se leantó ! abra&ó a 9armen con cariño, ! lo besó ! señaló el cielo con su dedo. 'espu$s 'irc, go&oso ! sonriendo se paró en la estaca ! leantó sus ojos al cielo. 'espu$s, trajeron a las cuatro mujeres al cadalso ! ellas ieron a los dos hermanos en las estacas. Se alegraron mucho ! sonrieron, doblaron sus manos, leantaron sus ojos al cielo, se besaron una a la otra ! se arrodillaron ! se pararon en las estacas sin temor. /ientras se besaban, ino un ruido como de trueno o de un carruaje sin caballos. as personas ca!eron, una encima de la otraB nadie sab*a que era, ! todos se llenaron de miedo. Antes de esto, cuando hab*an decapitado a Fru!n ! Antonis, los monjes hab*an dado un discurso, diciendo que la gente deb*a guardar a sus hijos de estas personas Nlos anabaptistas ! que nadie debe o%enderse erlos siendo quemados, pues, era la oluntad del Ke!, ! que nadie debe causar estorbo ninguno. Tan pronto como terminaron de hablar, ino un ruido ! la gente se llenó de miedo. os españoles gritaron una alarma ! empe&aron a tocar los tambores pero todo pasó sin ningún daño. Algunos Algunos dijeron que ieron una lu& sobre el cadalso, como un sol oscuro. Mn hermano entre la gente señaló al cielo con su mano ! les animó a con%iar en 'ios. Ellos leantaron sus ojos al cielo, e"cepto 'irc an Hesel, que se hab*a desma!ado debido a la presión de las cadenas alrededor de su cuelloB adem#s $l hab*a sido seeramente torturado, as* que se desma!ó. Entonces el erdugo prendió el %uego ! los seis %ueron quemados juntos.
legó el carruaje español mientras las dos jóenes se abra&aban iendo con alegr*a cómo los otros hermanos soportaban con paciencia el su%rimiento. su%rimiento.
Esto ocurrió por 'eenter, en el Frin, el C4 de ma!o ma !o de 34>3. 'espu$s, el 3 de julio del mismo año, los otros h$roes alientes, (laes Opre!der, Ddse Raues, ijntgen Joris, ! su hija, (atarina, %ueron lleados desde la torre con sus bocas cerradas para que no pudieran hablar ! pasaron por las calles, sin temor ! sonriendo, saludando con la cabe&a a la gente. 6rimero llearon a (laes al cadalso ! $l se arrodilló para orar, pero el erdugo lo leantó, pues los españoles no lo
permitieron, sino gritaron) 1:illanos, 1:illanos, illanos<2 6ero los seis primeros en ser o%recidos, hab*an terminado sus oraciones sin impedimento. Se les hab*a permitido estar juntos ! besarse. 6ero como la gente habló mucho sobre su manera de orar ! besarse con tanto amor, ellos decidieron traerlos uno por uno al cadalso. /ientras que (laes estaba en la estaca, trajeron a Ddse al cadalso, ! $l luchando con %uer&a, se acercó a (laes ! lo besó. 6or tanto, los españoles gritaron de nueo ! se en%urecieron. /ientras ataban a Ddse, uno de los l*deres de los españoles junto con un monje, se acercó a (atarina. Su madre estaba lejos de su hija ! no pudo escuchar lo que dec*an a su hija. El monje le dijo) 1Tu madre se ha rendido. Ella con%iesa que ha sido seducida. Ella morir# con la espada. Si tú te rindes, no morir#s, porque toda*a eres joen. Tú podr*as casarte ! recibir muchos bienesB nosotros te a!udaremos. 6ero ella contestó negando con la cabe&a. os otros españoles le dijeron mucho, diciendo que debe retractarse ! salar su idaB pero otros dijeron) 1o le digan eso, sino asegúrenle que si ella renuncia esta herej*a Nanabaptismo, morir# como cristiana piadosa con la espada.2 D otros dijeron) 1Fasta con hacerla creer que puede salar su idaB despu$s de retractarse, morir# de todos modos.2 6ero a todo esto ella respondió negando con la cabe&a. Entonces el monje dijo) 1;uerida hermana, retr#ctate, de lo contrario, ir#s de este %uego al %uego eternoB esto te prometo por mi alma.2 Entretanto, llearon a su madre tambi$n al cadalso ! la pusieron en la estaca. Entonces (atarina se regocijó grandemente, pues, io que todo lo que le hab*an dicho acerca de su madre era mentira. 'espu$s, llearon a (atarina al cadalso tambi$n ! ella subió las gradas r#pidamente, pues, ella, igual que los otros m#rtires, anhelaba la hora de su redención. os cuatro %ueron atados con la espalda de uno %rente a la del otro, para que no pudieran erse ni señalarse uno al otro con la cabe&a. 'e esta manera estos cuatro o%recieron su sacri%icio el 3 de junio de 34>3B muchos siguieron sus ejemplos, reconociendo que eran erdaderos, es%orndose por la gracia de 'ios a llear una ida justa ! temerosa de 'ios.
1an S(it) col'ado de &u %ie) @.= d0C (erca del año 34>C hab*a un hermano piadoso ! temeroso de 'ios, llamado Jan Smit, del pa*s de /arc. +l %ue lleado preso a /unneendam por el testimonio de Jesús. 6ero cuando /unneendam %ue tomado por los protestantes, %ue puesto en libertad. 'espu$s, trabajando en un barco %ue apresado por un capit#n español ! lleado hasta Imsterdam. Que encarcelado hasta que decidieron que deber*a a!udar a remar un barco en el lago de 9aarlem, contra los habitantes de 9aarlem. 6ero cuando lo llearon al al lugar donde iba iba a a!udar, $l dijo que no se sent*a libre en su conciencia conciencia para remar, remar, !a que $l no ten*a enemigosB dijo que ellos podr*an hacer con $l lo que les parec*a bien. 6or tanto, %ue lleado a 9aarlem donde %ue seeramente cuestionado en cuanto a su ida ! %ue descubierto que era un menista Nanabaptista. 6uesto que no apostató %rente a seeras e"aminaciones ! amena&as, pues ten*a su base en la roca %irme de (risto ! enció todo con la erdad, 'on Qrederico, hijo del duque de Alba, lo sentenció a ser colgado de su pie en el cadalso, ! de esta manera murió este h$roe ! soldado de Jesucristo.
Jans colgado de su pie.
Mae5en en& 5 al'una& de &u& co(%a3era& cre5ente&) "ue(ada& %or el te&ti(onio de 1e&ucri&to en Anter%) @.=7 d0C0
El iento norte de la persecución soplaba ahora con m#s %uer&a por el jard*n del SeñorB as* que las plantas ! los #rboles del mismo Nes decir los erdaderos cre!entes, llegaron a ser desarraigados de la tierra por medio de la iolencia que se desencadenó contra ellos. Esto pasó en el caso de una mujer piadosa ! temerosa de 'ios llamada /ae!en Hens, quien era la esposa de un %iel ministro de la iglesia de 'ios en la ciudad de AntPerp, cu!o nombre era /attheus Hens, albañil de pro%esión. (omo por el mes de abril de 34>=, ella, juntamente con otras de sus compañeras cre!entes, %ue aprehendida, encadenada ! con%inada en la prisión m#s seera de AntPerp. Al mismo tiempo, los as* llamados espirituales o eclesi#sticos, as* como tambi$n las personas seglares, la sometieron a muchos con%lictos ! tentaciones con el %in de causar que ella renunciara al anabaptismo. 6ero !a que no pod*an de ninguna manera, ni con torturas seeras, la sentenciaron el 4 de octubre de 34>= ! la pronunciaron en público en la corte de AntPerp. a sentencia dec*a que ella debe, con la boca atornillada o con la lengua atornillada al paladar, ser quemada hasta las ceni&as como hereje juntamente con otras que se encontraban en prisión ! que eran de la misma creencia. El d*a siguiente, esta piadosa hero*na de Jesucristo temerosa de 'ios, as* tambi$n como sus compañeras cre!entes que hab*an sido condenadas con la misma sentencia, %ueron sacadas con las lenguas %irmemente atornilladas, como corderos inocentes para el matadero. 9abiendo atado a cada una a una estaca en la pla&a, las %uriosas % uriosas ! terribles llamas les quitaron la ida ! quemaron sus cuerpos. En corto tiempo !a hab*an sido consumidos hasta las ceni&as. Soportaron %irmemente el seero castigo de la muerte. 6or tanto, el Señor en el porenir trans%ormar# los cuerpos de ellas para que sean semejantes al cuerpo de la gloria Su!a. Su !a. Qilipenses =)C3. El hijo ma!or de la arriba mencionada m#rtir, llamado Adri#n Hens, como de unos quince años de edad, no pod*a apartarse del lugar de la ejecución el d*a cuando su querida madre %ue o%rendada. Aquel d*a $l hab*a tra*do consigo a su hermano menor que se llamaba 9ans /attheus Hens, de tres años de edad. Al&ó al niño en sus bra&os ! %ue a pararse junto con $l sobre un banco, no mu! lejos de donde donde hab*an claado las estacas, estacas, para contemplar la muerte muerte de su madre.
El hijo ma!or de /ae!en Hens, junto a su pequeño hermano, buscando entre las ceni&as el tornillo con el cual atornillaron la lengua de su madre.
6ero cuando la trajeron ! la colocaron junto a la estaca, $l perdió el conocimiento, se ca!ó al suelo ! permaneció en tales condiciones hasta que !a hab*an quemado a su madre ! a las dem#s. 'espu$s, cuando la gente se hab*a marchado, ! habiendo uelto en s*, se acercó al lugar donde hab*an quemado a su madre ! se puso a buscar entre las ceni&as, donde halló el tornillo con el cual le hab*an atornillado %irmemente la lengua a su mam#, tornillo que $l guardó como recuerdo de su madre.
Carta de Mae5en en& diri'ida a &u e&%o&o Matt2eu& en&) al*a3il) "ue $ue (ini&tro de la i'le&ia de Dio& en Anter%) &acri$icada el 6 de octu*re de @.=7 d0 C0 Rracia ! pa& de 'ios el 6adre, por medio de Jesucristo su 9ijo Mnig$nito, quien te d$ la sabidur*a ! el entendimiento para que te gobiernes sabiamente, ! gobiernes tambi$n a tus hijos, para que los cr*es en el temor de 'ios. 6ara tal propósito, que el buen 6adre te %ortale&ca, ! que el Esp*ritu Santo te consuele en tu tribulación. +ste es el saludo ! deseo de mi cora&ón para ti, mi querid*simo ! amado esposo en el Señor-
Oh, mi amigo querido, jam#s pens$ que salir de esta ida %uera tan duro para m* como lo es ahora. Es erdad que a m* me parec*a mu! di%*cil la prisión, pero eso %ue, porque ellos %ueron mu! tir#nicos. 6ero ahora la partida es lo m#s duro de todo. Oh, mi querid*simo ! amado esposo, ora con %uer&a al Señor por m*, que aparte de m* el con%licto, pues est# en su poder, si es su oluntad. (on erdad ha dicho el Señor que el que no deja todo no es digno de +l. Fien sab*a el Señor que ser*a di%*cil para la carne. 6ero espero que el Señor me a!ude a encer, as* como ha a!udado a muchos. 6or eso !o con%*o en +l. Oh, qu$ %#cil es ser cristiano mientras la carne no es probada ! no ha! nada que dejar. Entonces es mu! %#cil ser cristianoSaluda a todos los conocidos en mi nombre, ! tambi$n a los amigos en la carne. Tambi$n mis compañeras te saludan a ti ! a mis hijos. Escrita por m*, en mis prisiones. /ae!en Hens
Carta de Mae5en en&) e&crita en la %ri&ión en Anter% a &u 2i4o0 /i querid*simo hijo Adri#n. /i hijo, a ti dejo esto por testamento porque tú eres el ma!or. ;uiero e"hortarte a que comiences a temer a nuestro querido Señor, pues !a est#s llegando a ser lo su%icientemente ma!or para poder percibir el bien ! el mal. 6iensa en Fetteen, que es de casi la misma edad que tú. 9ijo m*o, desde tu juentud sigue el bien, ! ap#rtate del mal. 9a& el bien mientras tengas la ocasión, ! %*jate en tu padre, de con cu#nto amor me guiaba con bondad ! amabilidad, siempre instru!$ndome con la 6alabra del Señor. :A!< :Si a $l hubiera seguido as*, cu#n ligeras ser*an mis prisiones< 6or tanto, mi querido hijo, est$ alerta a lo que es malo para que despu$s no tengas que lamentarte) 1Si esto o aquello hubiera hechoB pues entonces, cuando !a el asunto est$ tan aan&ado como lo est# para m* ahora, ser# demasiado tarde.2 Escucha la instrucción de tu madre) aborrece a todo lo que el mundo ! tu sensualidad aman, ! a ma el mandamiento del Señor. 'eja que +l mismo te instru!a) 1Si alguno quiere enir en pos de m*, ni$guese a si mismo,2 lo que quiere decir que abandones a tu propia sabidur*a, ! ora as*) 1Señor, que se haga tu oluntad.2 Si haces esto, la unción del Esp*ritu Santo te enseñar# todo cuanto ha!as de creer. N3 Juan C)C>. o creas lo que dicen los hombres, pero obedece lo que te manda el ueo Testamento, ! p*dele a 'ios que te enseñe cual es su oluntad. o con%*es en tu propio entendimiento, sino en el Señor, ! deja que tu consejo permane&ca en +l, ! p*dele que te dirija por sus caminos. /i hijo, aprende cómo debes amar a 'ios el Señor, cómo debes honrar a tu padre ! todos los otros mandamientos que el Señor requiere de ti. (ualquier cosa que no est# contenido en ellos, no lo creas. 6ero todo lo que est# contenido en ellos, obedece. Júntate con los que temen al Señor, ! ap#rtate del mal, ! por amor ha& todo cuanto est# bien. Oh, no tengas en cuenta a las grandes multitudes ni a las costumbres antiguas, sino %*jate en el rebaño al que se le persigue por la palabra del Señor. 6ues los buenos a nadie persiguen, m#s bien son perseguidos. (uando te unas a ellos, gu#rdate de toda doctrina %alsa, pues Juan dice) 1(ualquiera que se e"tra*a, ! no perseera en la doctrina de (risto, no tiene a 'iosB el que perseera en la doctrina de (risto, $se s* tiene al 6adre ! al 9ijo2 C Juan G. a doctrina de (risto es misericordia, pa&, pure&a, %e, mansedumbre, humildad ! obediencia total a 'ios. /i hijo querido, som$tete a lo que es bueno. El Señor te dar# el entendimiento. Esto te do! como mi último adiós. /i hijito querido, presta atención a la disciplina del SeñorB pues cuando haces mal, +l te disciplinar# en tu mente. 'esiste entonces, ! pide la a!uda del Señor, ! odia lo que es malo, ! el Señor te librar#, ! el bien endr# a ti. ;ue 'ios el 6adre, por medio de su amado 9ijo Jesucristo te conceda su Esp*ritu Santo, para que +l te gu*e a toda la erdad. Am$n. Esto, !o /ae!en Hens, tu madre, he escrito mientras me hallaba en prisión por la 6alabra del Señor. ;ue el buen padre te conceda su gracia, mi hijo Adri#n. Escr*beme una carta habl#ndome de lo que ha! en tu cora&ón, si deseas temer al Señor o no. Esto s* me gustar*a saber. 1'e modo que los que padecen según la oluntad de 'ios, encomienden sus almas al %iel (reador, ! hagan el bien2 3 6edro @)3G.
Otra carta de Mae5en en& e&crita a &u 2i4o
:Oh mi querido hijo< Aunque !o te sea quitada de aqu*, en tu juentud es%u$r&ate por temer a 'ios ! tendr#s a tu madre otra e& en la nuea Jerusal$n, donde no e"istir# le despedida. /i querid*simo hijo, espero ahora ir antes de tiB s*gueme as* según aloras tu alma. 6ues aparte de $ste no e"iste otro camino a la salación. Ahora te encomiendo al Señor. Espero que el Señor te guarde, si tú le buscas. Imense los unos a los otros por todos los d*as de su ida. lea a 9ansen en tus bra&os, de e& en cuando. 9a&lo por m*. D si su padre les %uere quitado, cu*dense el uno al otro. ;ue el Señor les guarde. /is queridos hijitos, b$sense el uno al otro en memoria de m*. Adiós, mis queridos hijitos. Adiós a todos ustedes. /i querido hijo, no temas estos su%rimientos, pues no son nada comparados con los que durar#n eternamente. El Señor quita todo temor. Do no sab*a qu$ hacer por el go&o que sent* cuando me sentenciaron. 6or tanto, no dejes de temer a 'ios por causa de mi muerte temporal. o puedo agradecer su%iciente a 'ios por la gracia que me ha mostrado. Adiós una e& m#s mi querido hijo Adri#n. Te suplico que siempre seas bondadoso para con tu a%ligido padre por todos los d*as que te quedan de ida, ! que no le causes triste&as. o que te escribo a ti, tambi$n se lo digo a tu hermano menor. 9e aqu*, una e& m#s les encomiendo al Señor. Esto! escribiendo la presente carta despu$s de haber sido sentenciada a muerte por el testimonio de Jesucristo, 4 de octubre de 34>=. Escrito por m*, como recuerdo para ti, de tu madre, quien te dio a lu& en medio de grandes dolores. Ruarda bien esta despedida de tu madre.
Capítulo 14
Los mártires de 1573-92 d"C Cinco %iado&o& cri&tiano& "ue(ado& en e&taca& en Anter% en el a3o @.=7 a cuea terrible de homicidas de la ciudad de AntPerp) aunque llena de estacas, de cuerpos muertos ! de las ceni&as de los santos, no estaba toda*a saciada con las muchas masacres que hab*an sido ejecutadas contra los inocentes corderos de (risto por causa de la erdad. Esto sucedió tambi$n en el caso de cinco piadosos cristianos) 9ans an /unstdorp ! Janneen /unstdorp su esposa, juntamente con /arien, ijsen ! /ae!en. Esto sucedió en el año 34>=. /ientras estaban reunidos para escuchar la palabra de 'ios, %ueron juntos aprehendidos ! con%inados en la prisión de AntPerp. 6ero cuando de ninguna manera pudieron hacer que se desiaran de la %irme&a de su %e a pesar de las muchas amena&as terribles, las disputas con muchos hombres mundanos ! eruditos ! otros modos de castigo que usaron en contra de ellos, determinaron dar muerte a todos ellos. D esto, no de manera %#cil o acelerada, sino por medio de %uego, hasta que se les e"tinguiera la ida. Esto %ue primeramente ejecutado contra 9ans an /unstdorp, quien como por el mes de septiembre de 34>= %ue sacado de entre la compañ*a, retir#ndolo de los otros cuatro como oeja para el matadero. Según la sentencia que se le hab*a señalado, %ue dado muerte en una gran hoguera, muerte grae ! seera que %irmemente soportó con un cora&ón lleno de go&o. a ra&ón por la cual a las otras cuatro personas no les dieron muerte juntamente con $l %ue sencillamente porque su esposa, Janneen /unstdorp, estaba en los últimos d*as de su embara&o ! estaba a punto de dar a lu&, lo que ocurrió corto tiempo despu$s de que quemaron a su querid*simo esposo. Ella dio a lu& a una niñita, a la cual ella, como estaba !a a punto de morir, llamó Janneen como ella misma. Ella entonces se es%or&ó grandemente para hacer llegar la hijita a sus amigos, antes que los sacerdotes inieran a lle#rsela. Ella se la encomendó de cora&ón a los amigos, ! tambi$n escribió un testamento lleno de instrucciones e"celentes a su hijita, cuando $sta apenas ten*a un mes de edad, testamento que sus amigos preseraron para ella. (uando casi hab*a llegado la hora de su sacri%icio, ella %ue sentenciada a seguir una muerte similar a la de su esposo. as otras tres mujeres, /arien ijsen ! /ae!en, recibieron el mismo mensaje. Ellas entonces se prepararon go&osas ! de buena oluntad, aguardando la hora de su redención.
Esta sentencia les %ue ejecutada en la %echa ! hora !a determinada, cuando o%recieron al Señor un sacri%icio io, santo ! agradable, por el cual ellas en el m#s all# ser#n e"imidas del %uego eterno, ! les ser# permitido entrar al bendito go&o del para*so de 'ios. 1Da no tendr#n hambre ni sed, ! el sol no caer# m#s sobre ellos, ni calor algunoB porque el (ordero que est# en medio del trono los pastorear#, ! los guiar# a %uentes de aguas de idaB ! 'ios enjugar# toda l#grima de los ojos de ellos2 Apocalipsis >)3?3>.
Una carta de ,an& van Mun&tdor% diri'ida a &u e&%o&a) cuando a(*o& &e encontra*an en la %ri&ión de Anter%0 Mn saludo mu! cariñoso a ti, mi amada esposa, a quien de todo cora&ón amo, ! a quien estimo m#s que a cualquier otra criatura. Ahora te tengo que abandonar por causa de la erdad, por causa de la cual debemos estimar todas las cosas como p$rdida ! amar a +l por sobre todas las cosas. Aunque los hombres nos separen aqu*, espero que el Señor nos uela a reunir en su reino eterno donde nadie podr# separarnos. Te in%ormo mi amada esposa que aún tengo la mente %ija para adherirme sin dudar a la erdad eterna. Espero que $ste tambi$n sea el propósito de tu mente, lo cual me causar*a go&o escucharlo- por tanto, mi %iel corderita, gu#rdate ! no codicies lo malo. o mires hacia atr#s como la mujer de ot, no sea que te suceda lo mismo que a ella- Acu$rdate de la palabra del Señor) 1inguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atr#s, es apto para el reino de 'ios2 ucas G)CC. 6or tanto, mi amada corderita, a quien !o amo como a mi propia alma, perseera con %irme&a. o te preocupes de carne ! sangre, pues todo pasar#. Aunque aqu* tengamos un cuerpo recha&ado ! il, el Señor lo trans%ormar# según su propio cuerpo glorioso, si permanecemos en la erdad hasta la muerte. ota) por medio de un buen amigo, llegó hasta nuestras manos una copia de un testimonio de consuelo que Janneen /unstdorp, esposa de 9ans an /unstdorp, escribió en la prisión de AntPerp poco despu$s de haber sido martiri&ado su esposo ! cuando ella esperaba la muerte todos los d*as. El siguiente testimonio %ue escrito a su querida hijita, a quien dio a lu& en prisión, que ahora ten*a apenas un mes de edad, para un recuerdo ! una despedida de este mundo.
Te&ta(ento e&crito a 1anneen) (i nica 2i4ita) (ientra& e&ta*a con$inada %or la cau&a del Se3or en la %ri&ión de Anter%) @.=70 ;ue el erdadero amor ! la sabidur*a del 6adre te %ortale&can, mi querid*sima hijita. Do te encomiendo al 'ios TodopoderosoB que +l te guarde ! te haga crecer en su temor, o que te llee al eterno hogar en tu juentud. Esta es la petición de mi cora&ón al Señor. Esto oro por ti, que eres tan joen, ! a quien tengo que dejar aqu* en este mundo malado ! pererso. Da que el Señor ha ordenado que deba !o dejarte aqu*, pri#ndote de padre ! madre, te encomendar$ al Señor, que +l haga contigo según su oluntad. 6or tanto, mi querida corderita, !o que esto! encarcelada por causa del Señor, no puedo a!udarte de ninguna manera. /e alej$ de tu padre por la causa del Señor) lo pude tener sólo por un corto tiempo. Se nos permitió iir juntos sólo por medio año, luego %uimos arrestados porque busc#bamos la salación de nuestras almas. A $l lo apartaron de m* sin saber en la condición que me encontraba, ! tue que permanecer encarcelada ! erlo siendo apartado de mi lado. A $l le causó gran pena tener que permanecer aqu* en la c#rcel. D ahora que debajo de mi cora&ón te he lleado en gran triste&a por nuee meses, ! que aqu* en la c#rcel te he dado a lu& con gran dolor, te me han quitado. 9e aqu*, ando esperando la muerte cada mañana, ! !a pronto seguir$ a tu querido padre. D !o, tu querida madre, te escribo, mi querida hija, para que tengas una memoria, algo que te haga recordar a tu querido padre ! a tu querida madre. D ahora que he sido entregada a la muerte ! tengo que dejarte aqu* sola, recuerda por medio de las letras de este testimonio cuando obtengas el uso de ra&ón, procures temer a 'ios, ! eas ! e"amines por qu$ ! por qui$n los dos morimos. D no te aerg0ences de con%esarnos ante el mundo, pues sabr#s que no %ue por causa de alguna maldad. Es el mismo camino por el cual tambi$n los pro%etas ! los apóstoles anduieron, el camino angosto que conduce a la ida eterna. o se hallar# otro camino por el cual hallar la salación. 6or tanto, mi corderita, busca este camino angosto cuando tengas el uso de ra&ón, aunque a eces ha! mucho peligro en $l según la carne, as* como podemos er si con diligencia leemos las Escrituras. /ucho se dice en ellas acerca de la cru& de (risto. D ha! muchos en este mundo que son enemigos de la cru&, quienes buscan librarse ! escaparse de ella. 6ero mi hijita, si con (risto buscamos ! heredamos la salación, tambi$n debemos cargar su cru&. D esta es su cru&) seguir sus pisadas, ! a!udarle a llear sus reproches. 6ues (risto mismo dice que ser*amos perseguidos, muertos ! dispersos por causa de su nombre.
S*, +l mismo anduo por la senda del reproche delante de nosotros ! nos dejó un ejemplo para seguir sus pisadas. 6ues por su causa ha! que abandonar todo) padre, madre, hermana, hermano, esposo, hijo ! hasta nuestra propia ida. Do tambi$n abandonar$ todas estas cosas por causa del Señor, cosa que el mundo no se digna de su%rir. 6ues si hubi$semos continuado en el mundo, no habr*amos su%rido molestias. 6ues cuando am#bamos toda %orma de injusticia, pod*amos iir en pa& con el mundo. 6ero cuando deseamos temer a 'ios ! apartarnos de tales costumbres impropias, entonces no nos dejaron en pa& ! empe&aron a buscar nuestra sangre. Entonces tuimos que llegar a ser presa de todos ! llegamos a ser espect#culo a todo el mundo. Aqu* ellos buscan asesinarnos ! quemarnos. Somos puestos en postes ! estacas, ! nuestra carne es dada como comida a los gusanos. 'e esta manera, mi querid*sima hija, le ha sucedido !a a tu querido padre. Aunque no todos somos escogidos para esto, el Señor lo quiso para nosotros. 6or tanto, sigue el ejemplo de tu padre ! madre. D mi hijita querida, esto te pido, desde que eres bastante pequeña ! joen. 9e escrito esta carta cuando ten*as apenas un mes de edad. D puesto que la hora de mi muerte se acerca, te digo que cumplas mi súplica, uni$ndote siempre con los que temen a 'ios sin tener en cuenta a las grandes multitudes cu!os caminos conducen al in%ierno. Antes bien, %*jate en el pequeño rebaño de israelitas que no tienen libertad por ningún lado, ! siempre tienen que huir de una tierra a otra, para luego obtener tu patria en el m#s all#. Si buscas tu salación, es %#cil saber cu#l es el camino a la ida o el camino que conduce al in%ierno. 6ero sobre todas las cosas, busca el reino de los cielos ! su justicia, ! cualquier otra cosa que necesites en la ida, se te añadir#Aqu* te dejo. :Oh si le hubiese agradado al Señor permitir que !o te criara< 9abr*a hecho lo mejor que pudiera hacer. 6ero parece que no es la oluntad del Señor. D aun si hubiese sido su oluntad, ! !o hubiese permanecido contigo por algún tiempo, el Señor hubiera podido apartarme de ti. Entonces tendr*as que quedarte sin m*, as* como sucedió con tu padre ! conmigo, que pudimos iir juntos por tan corto tiempo. 6or nada del mundo nos hubi$ramos abandonado. 6ero nos apartaron por la causa del Señor. El Señor que te creó ! te hi&o, ahora me quita de ti. Es su santa oluntad. Ahora me toca pasar por este camino angosto por el que los pro%etas ! los m#rtires de 'ios pasaron. Ahora est#n esperando bajo el altar hasta que el número de ellos se cumpla, entre los cuales tu padre !a se cuenta. D ahora !o esto! a punto de seguirlo. 6ues a la muerte me han entregado;uerid*sima Janneen, no te hemos dejado mucho de los bienes de este mundo. Sin embargo te dejamos un buen ejemplo para que temas a 'ios, lo cual es mucho mejor que los bienes temporales de este mundo. Sigue en nuestros pasos ! tendr#s su%iciente rique&a. Es erdad que eres pobre aqu*, pero poseer#s rique&as si temes a 'ios ! te apartas del pecado 6or tanto, mi querida corderita, no ceses de temer a 'ios a causa de la cru&, pues el cristiano no se hace digno sino por la mucha tribulación ! persecución en este mundo. (risto dice) 1El disc*pulo no es ma!or que su maestro, ni el siero m#s que su señor. Si al padre de %amilia llamaron Feel&ebú, 7cu#nto m#s a los de su casa-82 El que no toma su cru& ! sigue en pos de m*, no es digno de m*.2 /ateo 3)C@,C4. Si a +l le persiguieron, tambi$n a nosotros nos perseguir#n. 6ues su reino no era de este mundo. Si su reino hubiera sido de este mundo, el mundo lo habr*a amado. As* tambi$n es ahora. Da que nuestro reino no es de este mundo, el mundo nos odia. 6ero mejor es para nosotros que seamos despreciados por el mundo, que luego tengamos que lamentarnos eternamente. os que no quieren probar lo amargo aqu*, tampoco podr#n esperar la ida eterna en el m#s all#6or tanto, mi hijita querida, est$ contenta. S$ siempre honorable ! generosa para con todos los hombres. D deja que tu modestia sea mani%iesta a todos los hombres cuando seas joen. Aqu* te dejo entre mis amigos. Espero que mi padre ! mi madrasta ! mis hermanos te cuiden bien. Suj$tate a ellos ! obed$celes en todo, a no ser que sea contario a 'iosAhora me despido de ti, mi querida Janneen /unstdorp, ! te beso tiernamente con un beso eterno de la pa&. S*gueme a m* ! a tu padre, ! no te aerg0ences de con%esarnos ante el mundo, pues nosotros no nos aergon&amos de con%esar nuestra %e ante el mundo ! ante esta generación adúltera. Ahora te encomiendo al Señor ! a la palabra consoladora de su gracia. Adiós. S*gueme, mi querid*sima hija. Mna e& m#s adiós, mi m#s querida en la tierra. Adiós. S*gueme. Escrita el 3 de agosto de 34>= en AntPerp. +ste es el testamento que escrib* en la c#rcel para mi hija Janneen, a quien lle$ ! di a lu& aqu* en mis prisiones. 6or m*, tu querid*sima madre, encarcelada por la causa del Señor. Janneen /unstdorp.
,an& ;ret) atornillaron &u len'ua %ara i(%edir 2a*lar) @.=6
6ara silenciar la o& de los cristianos, las autoridades ordenaban atornillarles sus lenguas. Aqu* el erdugo lo reali&a con 9ans.
9ans Fret, de eintiún años de edad, era hijo de un ingl$s llamado Tom#s Fret. Adem#s de sus labores cotidianas, las cuales ejecutaba al sericio de su amo, estaba mu! interesado ! ocupado en el estudio de la palabra del Señor en la cual $l se ejercitaba en la mañana ! en la tarde, e"hortando a los que lo escuchaban por medio de pasajes instructios de las Sagradas Escrituras, a tener una ida de irtud ! piedad. Aquellas e"hortaciones las hac*a 9ans con gran %eror ! edi%icante doctrina, que muchos buscaban estar con $l, percibiendo en $l la obra del poder de 'ios ! el aance que ten*a en el conocimiento de (risto, del que $l, aunque tan joen de años, tan ricamente estaba lleno, ! que tampoco guardaba sólo para s*, sino que permit*a que de $l se desbordara ! %lu!era, para ganancia ! bene%icio de su prójimo. 6ero el diablo, el enemigo de la justicia ! del crecimiento de la irtud ! de la iglesia de (risto, no pod*a tolerar eso. 6ues, percibiendo en este siero el celo piadoso en la erdad ! la diligencia para conertir a los que se des*an, $l, con sus instrumentos Nhombres sedientos de sangre, los cuales siempre han deshonrado el templo de 'ios, matando a sus corderos, asesinando a sus santos, derramando la sangre de ellos ! dando su carne por comida a las bestias del campo, buscaron turbar a este siero de 'ios con a%licciones, ! disminuir la brillante& de su lu&, la cual en parte reali&ó. Apro"imadamente dos meses despu$s de que %ue bauti&ado según el mandato de (risto, en el nombre del 6adre, del 9ijo ! del Esp*ritu Santo, el se"to d*a del mes de ma!o del año 34>, como a las nuee de la noche, el magistrado de AntPerp, junto con muchos sieros, llegaron a la casa del amo de 9ans Fret, quien hab*a sido traicionado junto con todos los de su casa. igilaron cuidosamente detr#s de la casa por donde hab*a dos salidas, as* como por el %rente, con hombres armados ! alguaciles. uego tocaron a la puerta delantera, que 9ans %ue a abrir sin saber que los que estaban sedientos de la sangre de su amo ! la de los de su casa ! de la su!a propia, estaban %rente de la puerta. +l preguntó qui$n estaba all*. Ellos dijeron) 1Abre2, %ingiendo querer comprar algo. Al mismo tiempo, al escuchar que hab*an metido una herramienta en la puerta para abrirla desde a%uera, comen&ó $l a pensar que se trataba de los tiranos ! los lobos que en*an a deorar a los inocentes e inde%ensos corderos de (risto. D no les abrió la puerta. 6ero ellos pudieron abrirla desde a%uera. '#ndose cuenta de eso, 9ans entró corriendo en la casa, donde su amo, junto con la esposa de $l ! otras arias mujeres, estaban sentados a la mesa comiendo, ! les dio la alerta. Todos a una se leantaron ! salieron corriendo hacia la parte posterior de la casa, pensando escaparse por la puerta trasera. As* tambi$n lo pensaba 9ans Fret, el cual salió corriendo junto con ellos. 6ero cuando abrieron la puerta trasera, los alguaciles del magistrado se les lan&aron con gran crueldad, apres#ndolos con gran prisa, capturando a todos cuantos 'ios les permitió, entre los cuales se encontraba este siero de 'ios. 6ero el amo de $l, junto con otros, %ue maraillosa ! admirablemente librado ! preserado por medio de la mano ! la a!uda de 'ios. Que as* como este inocente cordero de (risto %ue a caer en las manos de los lobos. Que con%inado en prisión por la enseñan&a de nuestro Señor Jesucristo ! la pr#ctica de la misma. Ahora, bien, cómo procuraban seducirlo con engaños, %alsas promesas ! amena&as seeras, buscando con ello desalojarle ! despojarlo de la salación de su almaB ! cómo ellos por motio de que $l hab*a escrito algunas cartas a sus
hermanos ! amigos, lo echaron en una odiosa ma&morraB junto con las arias disputas que sostuo con los sacerdotes ! los seductores de almas, ! cómo $l las respondió ! qu$ alor mani%estó por medio de la a!uda de 'iosB todo esto se tratar# por completo en las siguientes cartas escritas por $l. (uando hab*a estado encarcelado durante ocho meses, los tiranos por %in usaron el m#"imo de su poder en el caso de este siero de 'os ! %iel seguidor de (risto. El iernes, antes del 'erthien?Aondt, en el año 34>>, lo hicieron comparecer ante la corte. +l se presentó mu! alientemente, !a que le hab*an puesto ataduras no por causa de crimen, maldad o injusticia alguna que $l hubiera cometido, sino por la doctrina de su Amo ! Señor, Jesucristo, por la justicia ! la erdad, por las cuales los hijos de 'ios siempre han tenido que su%rir constantemente, ellos quienes han a!udado a (risto a cargar su cru& como insignia aut$ntica de que son sieros, disc*pulos ! seguidores de (risto. 9abiendo sido tra*do delante de los señores ! jueces, le preguntaron si a $l lo hab*an bauti&ado. +l %inalmente lo con%esó ! lo reconoció, sin sentir erg0en&a por lo que hab*a hecho por mandato de su Amo ! Señor, Jesucristo. +l sab*a que no le hab*an preguntado para que $l les enseñara, m#s bien quer*an sacarle una palabra de la boca por la cual pudieran sentenciarlo a muerte. (uando los señores ! los jueces criminales hab*an escuchado sus palabras, se leantaron ! salieron para sentenciarlo a muerte. D habiendo regresado de su consulta malada, pronunciaron ! declararon la sentencia que le hab*an impuesto al siero de 'ios) que $l deber*a ser quemado públicamente en ida, en la estaca, hasta que la muerte le iniera. (uando hab*a recibido la sentencia, otra e& lo condujeron a prisión. +l sin desanimarse %ue con ellos, ! sin duda se dirigió a la gente común con ciertos comentarios sobre las Escrituras, e"plicando que la causa de su prisión ! su%rimiento no era por maldad o crimen algunos, sino por practicar los mandamientos de 'ios, lo cual el mundo no soporta. 'e esta manera 9ans Fret %ue lleado de regreso de la corte a la c#rcel, donde %ue con%inado ! mantenido hasta el siguiente d*a, que era el s#bado. Entonces por la mañana, el erdugo ino hasta $l en la prisión a %in de atornillarle la lengua %irmemente, cerrarle la boca e impedir as* que hablara. :Oh, qu$ crueldad miserable< os asesinos ! los peores criminales tienen el priilegio ! el permiso de usar la lengua con libertad. 6ero he aqu* a un seguidor de (risto, un hijo de 'ios, uno que est# apartado del mundo, en quien habita la justicia ! en el que no se ha hallado causa de muerte) miren cómo a $l se le prepara a la muerte, cerr#ndole la boca ! %irmemente atornill#ndole la lengua, para que la erdad no sea proclamada, ni la justicia escuchada, ni testimonio alguno dado acerca del nombre de (risto. :Oh (risto, baja la mirada, ! alienta a tus santos< (uando el erdugo llegó, le ordenó que sacara la lengua, lo cual $l Nsiero %iel ! piadoso de 'ios hi&o sin negarse, !a que no ten*a miembro alguno del cuerpo que no estuiera dispuesto a entregar al su%rimiento por el nombre de (risto. 6ues estaba seguro que todos los padecimientos de este mundo no son dignos de ser comparados con el go&o ! la gloria que 'os les ha prometido a los que encieren. D cuando sacó la lengua, el erdugo se la aseguró con un peda&o de hierro ! se la atornilló bien %uerte con una tena&a o tornillo, ! luego tocó la punta de la lengua con un hierro ardiente para que se in%lamara ! no dejara desli&ar o a%lojar el tornillo. :Oh crueldad m#s amarga ! gran tiran*a< (uando lo hab*an tra*do a la pla&a del mercado, cerca de la estaca ! de la hoguera, se leantó por su propia cuenta ! descendió del carro, estando de buen #nimo en 'ios ! perseerante en el con%licto. (on las manos dobladas, se arrodilló en el suelo, al&ando humilde los ojos al cielo, prepar#ndose as* a adorar a su 'ios ! Señor para encomendarse a +l. 6ero cuando esos hombres malados ieron esto, no pod*an tolerar ni soportarlo. A $l apresuradamente lo leantaron del suelo, impidi$ndole inocar a 'ios de rodillas. D con gran crueldad lo condujeron hacia la estaca. 6ara su%rir todo esto, $l humilde ! mansamente entró en la cho&a que hab*a sido construida de paja ! madera, encamin#ndose a donde ser*a %ijado en la estaca, lo ataron con cadenas que le pusieron alrededor del cuerpo. Todo esto $l su%rió con gran alor por la erdad ! la 6alabra de (risto. (uando estaba parado en la cho&a, %ijo a la estaca, encendieron el %uego, quemando ! deorando a este cordero. Su cuerpo en erdad %ue quemado, pero su alma %ue recibida en el para*so. As* terminó la ida este joen ! piadoso cristiano de eintiún años el cual o%reció ! entregó su cuerpo por la 6alabra de 'ios en el año 34>> en 'erthien?Aondt. Aqu* siguen algunas cartas que 9ans Fret escribió cuando estaba en la c#rcel.
Carta de ,an& ;ret) e&crita en %ri&ión a &u "uerida (adre) Anter%) @.=60 ;ue la gracia ! la pa& de 'ios, nuestro 6adre celestial, por medio de su único 9ijo, Jesucristo, ! el consuelo del Esp*ritu Santo sean contigo para el crecimiento de tu %e ! la salación de tu alma. Am$n. Sólo de +l esperamos la %ortale&a para resistir a estos lobos crueles para que no puedan tener poder sobre nuestras almas. 6ues m#s crueles son que los lobos. o se satis%acen con desgarrarnos el cuerpo sino que tambi$n buscan deorar ! matar a nuestras almas, tal como se lo dije a tres sacerdotes.
Sin embargo, según las palabras de (risto, no pueden dañarnos el alma. o miramos ahora las cosas que se pueden er, sino que esperan&a tenemos en las que no se pueden erZen lo imperecedero, en ser coronados con la corona de ida eterna, s*, ! en llegar a ser reestidos de blanco lino %ino, ! descansar junto con las almas que est#n debajo del altar, las que por la 6alabra de 'ios %ueron muertas. 9asta que el número de nuestros hermanos se ha!a cumplido, los cuales tambi$n ser#n matados según el testimonio de Juan en su Apocalipsis. 6or tanto, querida madre, anhelo de s#bado a s#bado o%recer mi sacri%icio. (on cu#ntas ganas hab*a anhelado poder o%recer mi sacri%icio este d*a, pero al Señor no le ha complacido. 6or tanto, espero poder o%recer mi sacri%icio el s#bado siguiente, si al Señor as* le place. Entonces tendr$ con el Señor ese go&o ! %elicidad que o*do jam#s ha escuchado ! el cora&ón del hombre jam#s puede imaginarB s* el que est# preparado para los justos, los que no se aergon&aban de con%esar el nombre del Señor ante esta generación adúltera mientras ten*an aliento para hablar en el cuerpo, s*, hasta que %ueron priados del habla. 6ues mi querida madre, nada m#s me ha sucedido a m* de lo que a todos los hombres justos les ha sucedido desde el principio del mundo hasta el d*a presente. Si ellos mataron a (risto, el autor de la %e, en quien no hab*a pecado, 7qu$ le han de hacer a sus sieros8 6ues ni es ma!or el disc*pulo que su maestro, dice (risto. 6or tanto, consu$lese mi querida madre, ! regoc*jese en saber que no me pueden hacer nada m#s de lo que el Señor les permita. 6ues el Señor dice que aun los cabellos de nuestras cabe&as est#n contados, ! que ni un pajarillo se cae al suelo sin su oluntad. 6ero 7cu#nto m#s alemos nosotros que los pajarillos8 S*, +l dice que no debemos temer a los que matan el cuerpo, pues no tienen poder sobre el alma. 6or tanto, res*gnese ! ore al Señor por m* ! por mis compañeros de prisión. As* pues, querida madre, es hora de parar por %alta de papel. e saludo, madre m*a, ! tambi$n a todas mis queridas hermanas, con el beso santo de la pa&. Saluda por m* tambi$n a todos a quienes conoces, tambi$n a mi amo, s*, ! a todos los amigos. R. ! mi hermana U., que con ustedes est$ el Señor, ! con todos nosotros, ! que les guarde. As* pues, mi querid*sima madre, adiós, ! que el Señor est$ contigo. (reo que !a no er#s m#s mi rostro en esta ida. Tampoco s$ si o! a tener alguna otra oportunidad de escribir. As* pues, que el 'ios de Abraham, Lsaac ! Jacob est$ con todos ustedes. Am$n. 6or m*, tu hijo, preso por el testimonio de Jesucristo.
Laren& 1an& Noodtdru$t de Del$t) @.== d0C0 9ab*a un hermano piadoso llamado aPrens Jans, un &apatero, que pre%irió ser maltratado con el pueblo de 'ios que go&ar por un tiempo de los placeres del pecado con los pecadores, con la esperan&a de dis%rutar despu$s la libertad en el cielo con todos los erdaderos hijos de 'ios. 6re%irió morir a su propia carne ! a los placeres de este mundo por un pequeño tiempo, que pagar despu$s con un lamento eterno en la tormenta del in%ierno. En consecuencia, %ue arrestado por los perseguidores de la erdad en agosto de 34> en AntPerp, donde soportó la m*sera c#rcel, ! por la gracia de 'ios resistió muchas tentaciones. 6uesto que estaba edi%icado %irmemente sobre (risto, los gobernadores de este mundo lo condenaron a muerte. 6or consiguiente, en enero de 34>> %ue quemado io, testi%icando la genuina %e de la erdad con su sangre ! muerte. 'e esta manera, a cambio de su casa terrenal destruida, consiguió una casa eterna, que no ha sido hecha por manos, que permanecer# por siempre en los cielos. Da que este amigo de (risto no pudo conseguir papel, escribió a sus amigos con una aguja sobre dos cucharones.
aPrens Jans lleado rumbo a la estaca para ser quemado.
En una cuchara escribió lo siguiente) 1es deseo a todos mis hermanos ! hermanas mucha gracia de 'ios nuestro 6adreB que la pa& de nuestro Señor Jesucristo, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus cora&onesB ! que el amor de 'ios, que sobrepasa todo conocimiento, cre&ca en ustedes, para que est$n %irmes ! constantes, creciendo en la obra del Señor. :Oh mis queridos amigos, a!údense unos a otros< Esto les ruego, !o, que so! un preso indigno en el Señor.2 En la otra cuchara escribió) 1;ue la gracia ! pa& de 'ios el 6adre ! de nuestro Señor Jesucristo est$n contigo, querida ! amada hermana m*a en el Señor, He!ndelen con su hija /.B esto les deseo con todo mi cora&ón delante de 'ios, que prueba los cora&ones ! las mentes, para que ian delante de $l, protegidos ! prosperados en su erdad, a la cual $l las llamóB siempre mirando a (risto ! a todos los justos. Adiós, en este tiempo, adiós. aPrens Jans udtru%t, de 'el%t.2
Matt2eu& Mair) @.<
El erdugo metiendo ! sacando del agua a /attheus, deseando conseguir su renuncia.
En el año 34GC, /attheus /air %ue apresado por Hier, en el distrito de Faden. Esto %ue lleado a cabo por un sacerdote, quien al salir de la iglesia, ! iendo a este hermano, mandó a su siera a seguirlo para er si iba a salir del pueblo. Tambi$n la ordenó a hablar con $l, como si tuiera deseos de conertirse a su religión ! acompañarle para conocer a sus compañeros. Entretanto, el sacerdote mandar*a a m#s personas para hablar con $l. (on tales palabras la siera
detuo al hermano, mientras el sacerdote enió a algunos campesinos a arrestarlo ! llearlo al pueblo de Faden. Seis d*as despu$s, el C5 de julio, como no los escuchó, ni renunció la erdad, la horda despiadada de sacerdotes procedió contra $l. Sin embargo, guardaron en secreto los detalles de su conersación con $l. (uando %ue lleado a la muerte, estuieron presentes su cuñado ! algunos de sus amigos, ! ellos o%recieron pagar dinero por $l. 6ero ni siquiera consiguieron hablar con $l. Al salir entre la gente, $l preguntó dónde estaban su cuñado ! sus amigos ! como ellos podr*an enir a $lB dijo que deseaba hablar con ellos para que encargaran a sus hermanos ! hermanas, personas piadosas, a cuidar a su esposa ! sus hijos. Entonces uno de sus amigos lo consoló ! le animó a que permaneciera %iel ! aliente porque pronto iba a encer. En seguida alguien hirió al amigo que hab*a dicho esto ! le dijo que $l tambi$n era hereje ! deb*a ser tratado de la misma manera que los dem#s. (uando el erdugo hab*a metido al hermano /attheus al agua, lo sacó de nueo tres o cuatro eces ! cada e& le preguntó si iba a retractarse. 6ero cada e& dijo, 1o,2 mientras pudo hablar. 6or tanto %ue ahogado el CG de julio, permaneciendo %iel por el poder de 'ios. 9ubo muchos comentarios sobre su muerte por personas de toda clase, diciendo que lo hab*an asesinado ! que el traidor Judas ! el sacerdote eran malditos, porque /attheus era conocido como un hombre piadoso ! buenoB por lo tanto 'ios tambi$n le dio poder para permanecer %iel hasta el %in.
Conclu&ión del &i'lo !I ;uerido lector, aqu* te hemos presentado muchos ejemplos hermosos de hombres, mujeres, jóenes ! doncellas, quienes siguieron %ielmente a Jesucristo en la erdad, temiendo a 'ios desde la pro%undidad de sus almas, ! con cora&ones puros buscaron la ida eternaB los cuales %lorecieron ! resplandecieron como luces brillantes delante de todo el mundo, en el amor ! poder de 'ios. 'e sus bocas %lu*a la santa palabra ! la doctrina del Señor, la cual se mostró m#s en la mani%estación del Esp*ritu que en el lenguaje elegante o la sabidur*a humana. 6orque todos sus pensamientos, palabras ! acciones eran para agradar a su l*der ! único pastor. 6or causa de su nombre, entregaron con alegr*a sus idas a la muerte temporal. o buscaron un reino de pa& terrenal en este mundo, sino, como erdaderos peregrinos, iajaron rumbo hacia la patria eterna ! celestial, sabiendo bien ! habiendo e"perimentado que los que quieren iir piadosamente, tendr#n que su%rir persecución. En el último d*a, el cruci%icado Jesucristo aparecer# con sus poderosos #ngeles en las nubes del cielo como Todopoderoso, ictorioso ! glorioso re!, para tomar engan&a de todos los que no han conocido a 'ios, ni han obedecido su eangelio, para ser glori%icado con todos los santos de 'ios. Aparecer# con todos los cre!entes elegidos en la resurrección ! la reelación de la gloria celestial, para ser estidos de ella por el poder de (risto ! heredar con +l la gloria eterna en la per%ección, ! poseerla por toda la eternidad. Am$n.
['L(E REEKA PRIMERA PARTE LOS MÁRTIRES EN EL PERIODO DE LA ILESIA PRIMITI!A (A6[TMO 3 OS /IKTLKES 'E SLRO L
El apóstol Qelipe, con su cabe&a atada a un pilar %ue apedreado en 9ier#polis, Qrigia, el 4@ d.( Jacobo, hermano del Señor, arrojado del templo, apedreado ! a&otado a muerte con un garrote, = d.(. /arcos el eangelista, murió en camino al ser arrastrado hasta llegar a la estaca en Alejandr*a, @ d.( a primera persecución imperial contra los cristianos bajo el emperador erón, d.( 6ablo, el apóstol de (risto, perseguido ! %inalmente decapitado en Koma, bajo el emperador erón, G d. (. El apóstol Andr$s cruci%icado en 6atras, Aca!a, > d. (. Tom#s, apóstol de (risto, echado al horno ! su costado traspasado con lan&as por los salajes en (alamina alrededor del año > d.(. a segunda persecución contra los cristianos bajo el emperador 'omiciano que comen&ó el G= d.( ucas el eangelista, colgado de un #rbol de olio en Rrecia, G= d.( El apóstol Juan desterrado a la isla de 6atmos, G> d. (.
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a tercera persecución contra los cristianos bajo el emperador trajano que comen&ó el 3C d.(
Lgnacio, disc*pulo del apóstol Juan, deorado por las %ieras salajes en el circo de Koma, 333 d. (. Mna descripción del estilo de ida de los cristianos 6olicarpo, disc*pulo del apóstol Juan ! obispo de la iglesia de Esmirna, martiri&ado con la espada ! el %uego, 344 d. ( Otra descripción del estilo de ida de los cristianos en el Lmperio Komano en el siglo LL. Qel*cita con sus siete hijos, martiri&ados por la %e en Koma, 3@ d.( a cuarta persecución contra los cristianos bajo /arcos Aurelio ! ucio ero, la cual comen&ó cerca del año 3 d.(. Italo, asado en una silla de hierro, tostado, arrojado a las bestias salajes ! decapitado por el r*o Khone, cerca del año 3>C d. (. /aturus, Santos, Flandina ! un joen del 6onto, cruelmente atormentados por el r*o Khone cerca del año 3>C d.(
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a quinta persecución imperial contra los cristianos bajo el emperador Seero, la cual comen&ó el C3 d.( 6erpetúa ! %el*cita de Tuburbi, /auritania, ! otros, iolentamente martiri&ados cerca del año C3 d.( a se"ta persecución contra los cristianos, bajo el emperador /a"iminiano en el año C=> d.( /iles de personas quemadas en sus lugares de reunión en arias ocasiones por la erdad del eangelio, bajo los decretos del Emperador /a"iminiano cerca del año C=> d.(. a s$ptima persecución contra los cristianos bajo el emperador 'ecio, C43 d.( a octaa persecución contra los cristianos bajo el emperador aleriano ! su hijo galeno, C4G d.(. a noena persecución contra los cristianos, bajo el emperador Aureliano, C>= d.(. 'os mujeres martiri&adas por el testimonio de Jesucristo en (ilicia, C54 d.(.
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a d$cima persecución contra los cristianos bajo el emperador 'iocleciano, iniciada en el año =3 d.(. Eulalia, una joen cristiana, quemada con l#mparas ! antorchas ! as%i"iada en usitana en el año =C d.(. 6ancracio, un joen de catorce años, decapitado por el testimonio de Jesucristo %uera de la ciudad de Koma, el año == d.(. Julieta de Lconio, una honorable iuda, despu$s de haber huido mucho, %ue decapitada por el nombre del Señor en Tarso, (ilicia, =@ d.(. (uarenta jóenes arrojados a una piscina de agua %r*a ! quemados ios al d*a siguiente en Ant*oco, =@ d.(.
SEUNDA PARTE LOS MÁRTIRES EN LA EDAD OSCURA (A6[TMO 4 OS /IKTLKES 'E OS SLROS ?V N@?34 d.(
Sobre los tiranos ! su tiran*a en el año @3 d.( Mna initación a una iaje por los lugares donde anduieron ! murieron los queridos m#rtires en los d*as pasados ! oscuros a gran crueldad de Elelid, el musulm#n, el cual mató a todos los cristianos que se hallaban encarcelados, >=G d.(. unila ! Aloida, hermanas jóenes, ejecutadas por la espada en la ciudad de Osca por el nombre del señor Jesús, cerca del año 54> d.( 6elagio, un joen de trece añosB le cortaron las piernas ! los bra&os ! luego lo decapitaron, (órdoa, GC4 d.(. Arnaldo de Frescia, despu$s de mucha persecución, quemado en Koma por sus enseñan&as contra la Lglesia (atólica, 33@4 d. (. a conersión de 6edro aldo ! el surgimiento de los aldenses El testimonio de escritores antiguos acerca de las idas irtuosas de los aldenses. Rerardo, con treinta personas m#s, hombres ! mujeres, marcados con hierros candentes, a&otados ! e"pulsados de la ciudad para morir en la miseria del %r*o en O"%ord, Lnglaterra, en el año 333 d.(. (iento ochenta disc*pulos llamados albigenses, quemados %uera del castillo /inere, 3C3 d.(. C@@ aldenses quemados en la pla&a cerca de Toulouse, C@= d.( Uatherine de Thou, en orain, quemada por la %e en /ontpelier, en Qrancia, en el año 3@3> d.(.
TERCERA PARTE LOS MÁRTIRES ANA;APTISTAS DEL SILO !I (A6[TMO OS /IKTLKES 'E 34C?= d.(
9ans Uoch ! eonardo /eister) descendientes de los antiguos aldenses, ambos, lleados a la muerte en Ausburgo por causa de la erdad del eangelio, 34C@ d.(. a sentencia de muerte contra los m#rtires anabaptistas, 34C> Reorge Hagner, 34C> d.(. Heien) una iuda quemada en la hoguera, 34C> d.(. 'ieciocho personas quemadas en Sal&burgo, 34C5 d.(. 9ans de Stot&ingen, 34C5 d.(. ilgard ! Raspar de Schoenec, 34C5 d.(. a llama del moimiento anabaptista Trescientas cincuenta personas lleadas a la muerte según el mandato imperial, 34CG d.(.
(A6[TMO > OS /IKTLKES 'E 34=3?@ d.(
El segundo edicto emitido por el consejo de úrich, en el cual los anabaptistas son amena&ados con la muerte, 34= d.(. os m#rtires ! su celo para di%undir el mensaje de (risto (ristina 9aring, 34== 9ans Estiert ! 6eter, 34=5 utero, Pinglio ! (alino contra los m#rtires anabaptistas Rran persecución en Austria) condenados a la esclaitud en la galera, 34=G Espantosamente odiados sin causa Anneen de Kotterdam, horas antes de su muerte escribió un hermoso testamento a su pequeño hijo, 34=G d.(.
(A6[TMO 5 OS /IKTLKES 'E 34@3?344 d.(
eonardo Ferop, 34@C d.(. /ar*a Feun ! su cuñada Yrsula, 34@@ d.(. Qrancis de FolsPirt) :+ste es el único camino<,34@4 d.(. 9ans Flietel) 34@4 d.(. Kichst 9e!nes) despu$s de haber dado a lu& en la c#rcel, la torturaron, 34@> d.(. Seis hermanos ! dos hermanas quemados en la hoguera en el mismo d*a en Imsterdam el C de mar&o de 34@G 'os joencitas, en%rentaron alegres el reproche del iejo mundo, 344 d.(
(A6[TMO G OS /IKTLKES 'E 3443?4 d.(
Ruillis ! Eli&abeth) un joen ! una joen %ieles hasta el %inal, 3443 Rerónimo Segers ! su esposa ijsen 'irs ! Fig 9enr!, 3443 /ar*a de /onjou 344C d.(. Simón, el endedor de telas 344= d.(. 'aid ! eina 344@ Agust*n, el panadero 344 d.(. Tres mujeres quemadas en la hoguera 344 d.(. Rerardo 9asenpoet 344 d.(.
(A6[TMO 3 OS /IKTLKES 'E 344>?45 d.(
Algerio) un joen quemado miserablemente, Koma, 344> 9ans Frael) un su%rimiento prolongado ! espantoso, 344> d.(. Joris Hippe, ahogado en secreto, 9olanda 3445 d.(. 9ans Smith, 9endric Adams, 9ans Fec, /athijs Smit, 'ileman Snijder ! siete otros, 3445 d.(
(A6[TMO 33 OS /IKTLKES 'E 344G?4 d.(
Jacs) traicionado ! decapitado, 344G Jans Jans Frant, sur de 9olanda, 344G d.(. Adri#n 6an ! su esposa embara&ada) ambos encarcelados, 344G d.(
Andr$s angedul, /ateo 6otebaer ! aurens e!en, decapitados, 344G d.( Soutgen an den 9oute) una iuda apartada de sus pequeños hijosB ! /artha, 34 d.( Joost Joosten, un adolescente quemado en eer, 9olanda, 34 d.( aPrens, Antonis, Ualeen ! /a!en Uoc") la mirada puesta en la eternidad, 343 d.(. 9endric Emens, 34C d.(
(A6[TMO 3C OS /IKTLKES 'E 34?G d.(
(ristian angedul, (ornelio (laes, /ateo de ic ! 9ans Simons, torturados horriblemente, 34> Jacobo 'ircs, con sus dos hijos, Andr$s Jacobs ! Jan Jacobs en el año 345 6eter Fecjen, quemado io por el testimonio de Jesucristo en Imsterdam, 9olanda, 34G 'ir Hillems, en el año 34G Jacob de Koore ! 9erm#n an lecPijc, quemados ios en la estaca en Qlandes por el testimonio de Jesucristo el 3 de junio de 34G Abraham 6icolet, 9endric an Etten ! /ae!en an der Roes, 34G
(A6[TMO 3= OS /IKTLKES 'E 34>?>= d.(
Arent an Essen, su esposa, YrsulaB eeltgen, una anciana ! Trijntgen, su hija) quemados en cho&as de paja, 34> d. (. Joost erindert ! auPerens Andriess martiri&ados por el testimonio de Jesucristo en AntPerp el 3= de setiembre 34> Rerit (ornelio, colgado de su pulgar, 34>3 Anneen 9endrics, 34>3 d.( 'oce cristianos en 'eenter en el año 34>3 Jan Smit, 34>C d.( /ae!en Hens ! algunas de sus compañeras cre!entes, quemadas por el testimonio de Jesucristo en AntPerp, 34>=
(A6[TMO 3@ OS /IKTLKES 'E 34>=?GC d.(
(inco piadosos cristianos) 9ans an /unstdorp ! Janneen /unstdorp su esposa, /arien, ijsen ! /ae!en, todos quemados en estacas en AntPerp en el año 34>= 9ans Fret, atornillaron su lengua en el año 34> aPrens Jans oodtdru%t de 'el%t, en el año 34>> /attheus /air, 34GC
Li*ro reco(endado K?u# le& dir8an lo& ana*a%ti&ta& a lo& cri&tiano& actuale& 1El secreto del reino de 'ios les ha sido dado,2 les dijo (risto a sus seguidores. D unos pocos pesca?dores, un publicano ! una gran multitud di? ersa de cre!entes de Jerusal$n partieron para trastornar el mundo. Ellos tuieron $"ito. D los ana*a%ti&ta& en Europa en el siglo diecis$is, predicando de noche en las ciu?dades ! en los bosques, detr#s de cercas ! ba?randillas, empe&aron a hacer lo mismo. 7(u#l era su secreto8 En este libro podr#s saber lo que ellos lograron mientras que recordaron el secreto, ! lo que perdieron cuando lo olidaron. 7Que su secreto un retorno a la Fiblia8 o, eran m#s que sólo biblistas o %undamentalistas. 7Que un retorno al modo apostólico8 o, eran mucho m#s que guardadores de tradiciones. i el %undamentalismo ni el tradicionalismo jam#s han mantenido unido al cristianismo ni lo han hecho trabajar ! operar bien. El 1secreto del reino de 'ios2 es pasmosa e imponentemente sencillo. (on sólo dos palabras, (risto se lo reeló a sus amigos, quienes, despu$s de comprenderlo, llegaron a un repentino conocimiento de la oluntad de 'ios, de la Fiblia entera ! del modo correcto de iir. El propósito de este libro es a!udar a entender lo mismo.
Pu*licado &in derec2o& %or 0lai'le&ia%ri(itiva0co(