Ensayo sobre la ceguera de José Saramago
Este libro trata acerca de la ceguera repentina de un hombre que contagia a la gente que tiene cerca y que por consecuencia consecuencia acaba contagiando a toda la ciudad de lo que se comienza a llamar en el libro la ceguera blanca. La lectura no justifica la enfermedad del primer hombre ciego, sin embargo, este acontecimiento inicial marca la pauta dentro de la lectura para el desencadenamiento desencadenamiento de hechos que desembocan el inesperado final. La lectura abarca diversos temas de la naturaleza humana en un sentido degradante. Ya desde el planteamiento del problema con el primer ciego se puede notar el tono de la trama desoladora cuando le roban el coche a éste: [] dónde has dejado las llaves (del coche), no lo sé, él no me las devolvió, Él, quién, el hombre que me trajo a casa, fue un hombre. Las habrá dejado por ahí, voy a ver, No vale la pena que las busques, el hombre no entró. Así llevan a los ciegos y al doctor que descubrió la ceguera a un manicomio donde el gobierno decide aislarlos para evitar el contagio, sin embargo a la llegada de un número significativo de personas la convivencia se vuelve cada vez más insoportable y los acontecimientos acaecidos ahí, cada vez más crueles y despiadados por parte tanto de los pacientes como de los que cuidadadores que son militares y que desde las primeras provocaciones de desorden por parte de los ciegos actuaron violentamente en nombre de la protección civil: [] El gobierno lamenta haberse visto forzado a ejercer enérgicamente lo que considera su derecho y su deber, proteger por todos los medios a su alcance a la población en la crisis que estamos atravesando, etc., etc. La deshumanización se lleva a cabo poco a poco, hasta que por fin se reconoce que ya no hay pudor o decencia alguna, y que la inmundicia es ahora tan común que nadie se alarma de vivir en ella lo que ocasiona que la esposa del doctor que es la única que ve, se sienta desgraciada al tener que presenciar a diario todas esas cosas que ella desearía no haber llegado a conocer, ni mucho menos a ver: [] Algunos ciegos se revolvían en los camastros, aliviaban los gases como todas las mañanas, pero la atmósfera
no por eso se tornó más nauseabunda, seguro que había alcanzado ya el nivel de saturación. El nivel de denigración más grande se presenta cuando unos ciegos se apoderan de la potestad de la comida y después de pedir todas las riquezas de los ciegos, pidieron mujeres a cambio de comida y éstas resignadas al destino no tuvieron más que aceptar las condiciones de quienes habían tomado el control del sitio a la fuerza y con la ventaja de una pistola: [] Aquí quien dio la sentencia final fue una mujer de unos cincuenta años que tenía consigo a su anciana madre y ningún otro modo de darle de comer, Pues voy yo, dijo y no sabía que estas palabras eran el eco de las que en la primera sala del lado derecho pronunció la mujer del médico. Al final después de que las autoridades abandonaran a su suerte a los ciegos por miedo al contagio, aquello se volvió un caos, hasta que una de las mujeres se sacrificó para acabar con aquél terror que les producían los ciegos malos prendiéndose fuego e incendiando el ala dónde ellos se encontraban, de tal manera que los otros pudieron salir del manicomio dándose cuenta de que ya no había militares apuntándoles y que no había quien los detuviera para hacerlo. Así se dieron cuenta del estado anárquico en el que se encontraba la ciudad y la esposa del doctor y el doctor mismo pudieron llegar a su casa, bañarse y cuando la esposa salió a buscar algo de comer, regresó desconsolada de ver tal caos y leyó la biblia, así fue como acabó la ceguera. Este ensayo trata acerca de las conductas humana y de las infamias a las que se llega en situaciones límite, dónde el egoísmo y las ganas de verse en ventaja con respecto a los demás son las que gobiernan, mostrándonos así los sentimientos más infames que el ser humano guarda en su alma y siendo éstos los que provocan las grandes desgracias e injusticias masivas. La compasión se presenta como un sentimiento natural aquí, sin embargo es sólo porque no se puede terminar por completo con los rasgos humanos de los personajes, porque a fin de cuentas todos acaban por sacar el instinto y reprimir el raciocinio a tales grados en que ya se puede distinguir entre un animal y salvaje y vil y los ciegos blancos
que sólo quieren vivir entre inmundicias y aprovechándose del vecino. Así la lectura de la biblia viene a ser como un chorro de agua dentro del desierto de la desesperación y la vileza, siendo la verdadera señal de compasión y piedad con respecto de la otredad