ENAMORADA DEL CHICO MALO
SIPNOPSIS Esos ojos miel me flecharon, aunque yo sabía que no me llevaría a nada bueno. Lo intenté, pero no pude dejar de mirarlos. Mi nombre es Lía y tengo 16 años, vivo en un pequeño vecindario de San Diego, California. Mi vida es y siempre había sido tranquila, sencilla y simple, aunque prácticamente no me faltaba nada, tengo amigos, los mejores del mundo; una bonita familia. Pero mi 'sencilla' vida de repente dio un giro inesperado, un día bastó para que sucediera.
Entré como todos los días a mi clase de literatura, con el profesor Adams. Siempre me he sentado hasta el fondo, a un lado de este chico, llamado Aarón, Aarón Anderson, y ése día no fue la excepción. Nunca había sido cercana a Aarón, para ser sincera nunca le había hablado antes; pero lo conocía desde hace ya mucho tiempo. El chico siempre se veía con una mirada triste en sus ojos. Muchos me decían que su vida nunca ha sido muy buena pero, soy una chica con mente abierta, y pienso que la gente no es siempre lo que parecen ser. Ese día, yo trabajaba en una práctica cuando el profesor, el Sr. Adams disparó la pregunta con lo que todo empezó. - Bien clase, trabajen con su compañero de al lado para comparar sus respuestas. Todos se acercaron en pareja, pero yo solo me quedé ahí, insegura. No soy de esas personas que entablan conversación rápidamente, ni tampoco soy muy sociable. Pero está bien, solo es un trabajo en clase. No conocía a este chico y siendo honesta no se veía muy agradable. Así que me acerqué a Aarón silenciosamente, así sin hablar. El continuaba escribiendo lo que sea que él estuviera escribiendo, pero de algo estaba segura, no era nada relacionado con la materia. - Uhm, ¿Quieres leerme tu respuesta? - Le dije en un bajo tono de voz, fue la primera vez que me dirigía a él. Aarón se veía tan guapo, lo era y mucho. Siempre lo había dicho. Y, sabía que si me sonreía, me iluminaría el día; el problema se situaba en que, él nunca lo hacía. -No. - Apenas y me contestó, fue casi un suave susurro, se escuchó seco y frío. -Bueno, entonces ¿quieres que te lea la mía?- insistí -No. - Volvió a contestarme de la misma manera, yo solo lo miré con cierta incredulidad. Fue tan indiferente; ni siquiera se molestó en voltearme a ver. -Uhm, está bien.- me resigné. El profesor tenía ya la costumbre de dejar de llamar a Aarón, ya que él nunca decía nada bueno. En cambio, yo pensaba y estaba casi segura de que él era inteligente, pero no le gustaba gastar su tiempo. El timbre sonó y separé mi asiento del de Aarón, y comencé a guardar mis útiles. En ese momento, sentí una mirada; Aarón me estaba mirando. Sentí su mirada como nunca había sentido otra antes. Jamás había mirado hacia mí, nunca. Rápidamente miró hacia lo lejos, se levantó de su asiento y salió rápido hacia la puerta. A partir de ese día, la manera en la cual miraba a Aarón Anderson cambió repentinamente. Necesitaba ayudarlo, tenía que ayudarlo. Eso fue lo que estuve pensando todo el día.
El primer día no fue muy bueno, excepto al final, cuando sorprendí a Aarón mirándome. Esa noche tuve el sentimiento de que estaba siendo observada, no pude dormir bien y, a veces, hasta pude pensar que Aarón me estaba viendo por mi ventana,
pero cuando iba a ver, no había nada, era solo el árbol de afuera, un gran árbol paulonia que ya me había dado sustos así antes. Después de eso, no dormí nada y seguí pensando en Aarón. Al siguiente día, me levante muy temprano, más temprano de lo usual. Me vi al espejo, las ojeras que tenía eran tremendas. -Maldito Aarón - me dije en mi mente, y después reí; era obvio que él no tenía la culpa, bueno, no del todo. Me despedí de mi madre, que preparaba el almuerzo y me fui a la escuela. Ya ahí, de nuevo en la clase de literatura, estaba haciendo un trabajo y de repente voltee a verlo, me estaba mirando de nuevo, estaba casi pasmado, deje de verlo y mire hacia mi cuaderno, sonrojada como tomate; pero el no dejo de mirarme. Me estaba mirando con esos ojos, esos hermosos ojos. Pero volví a la realidad cuando el Sr. Adams se dirigió hacia mí diciendo: - lea el siguiente párrafo si es tan amableMire hacia mi libro y busque donde tenía que leer, estábamos leyendo 'Orgullo y prejuicio'. Leí dos párrafos, los cuales no entendí, ya que estuve pensando en mirar hacia Aarón, pero sabía que si miraba hacia a él, comenzaría a tartamudear y perdería la lectura. Finalmente termine de leer y agache mi cabeza, puse mi cabello de lado, de la manera que hacia una pequeña cortina entre Aarón y yo. Nada pudo ir peor hasta que el Sr. Adams dijo: - Ahora clase, hablen con sus compañeros del lado y comenten sobre el capítulo. Yo no me moví, ni un milímetro, estaba más que segura que él ni siquiera iba a hacer el intento de hablar conmigo. De repente sentí que algo toco mi escritorio, fue cuando vi a Aarón apoyándose mirando hacia mí. Me acomode en mi asiento y busque el capítulo. Pasaba rápidamente las hojas al mismo tiempo que sentía su mirada. -Entonces, ¿crees que el prefacio refleja el final?- de nuevo fui yo quien comenzó a hablar. -Eso creo. Wow, dijo 'eso creo' puede decir algo que no sea 'no'. Interrumpió mis penosos pensamientos cuando me pregunto: -¿Desde hace cuánto tiempo te conozco? Te me haces familiar. - Bueno, te conocí en el cuarto grado, cuando eras nuevo.- le conteste sinceramente. -Oh sí, sí. - Mhmmmm- no supe que más decirle.
Sentí algo en mi cuello, y me quede pasmada. Voltee hacia Aarón, él estaba tan cerca de mi mirando hacia mi cuello. No pude apartar mis ojos de él, y él tampoco lo hizo. Veía tantas cosas en sus ojos, eran tan profundos. En ese momento sentí como si estuviera hablando con el aun sin usar nuestras voces. -Por favor dígame que piensa señor Anderson. Di un pequeño salto en mi asiento de sorpresa al ver al Sr. Adams enfrente de nosotros. Me sentía tan avergonzada ya que sabía que los compañeros esperaban la escena que Aarón estaba a punto de hacer. El lentamente miro hacia arriba y dijo - ¿Por qué? En un tono alto. El Sr. Adams se veía en busca de una respuesta de Aarón, y se quedó ahí esperándola. Aarón se veía tan indiferente. -Estoy esperando, Anderson. -No debería hacerlo.- contesto con su típico tono frío. -Solo dime lo que la señorita lia te dijo. -No. -Aarón... - El Sr. Adams se veía tan molesto. -Bah, ¡a la mierda!- contesto Aarón aún más furioso. La cara del Sr. Adams se puso rojísima y simplemente dijo: -Ve a la oficina del director.
Aarón se veía aburrido y parecía como si no esperara algo mejor, camino hacia la puerta, dejándola azotar fuertemente. El Sr. Adams nos dijo a la clase que siguiéramos conversando. Después hizo dos llamadas en su celular y no pude evitar sentirme triste. Después de clase pase por la oficina y vi a Aarón siendo llevado por un hombre. Él estaba completamente furioso. Aarón bajo las escaleras y miro hacia mí, se quedó mirándome mientras caminaba hacia su auto. Le dije adiós con mi mano. Los vi. Subir al auto y alejarse. Después me fui a casa. Otra tarde pensando en Aarón, comenzaba a acostumbrarme, y no sabía si eso era bueno.
Nunca les mencioné a mis amigos como me siento acerca de Aarón. A veces pienso que es un caso de ayuda, pero otras veces pienso lo contrario. Al día siguiente, me dirigí con mis amigos durante el almuerzo, caminaba hacia ellos para ir a la cafetería. Mi 'pandilla' de amigos eran tres chicas y cuatro chicos. No éramos muy populares, pero éramos conocidos por la dirección de la escuela por ser los mejores de la clase y estábamos dentro del grupo del gobierno estudiantil. También éramos muy talentosos. Los chicos estaban hablando acerca de una banda de rock que apenas comenzaba y estaba ganando popularidad. Sus nombres eran Nathan, Thomas, Christian y Charlie. Y mis amigas, sus nombres eran Fernanda, Jane y Lucy. Las chicas sobre una tarea de ciencia y sobre aquel tonto profesor de matemáticas que no sabía nada sobre 'enseñar'. Caminé hacia Lucy, que era mi mejor amiga desde el Jardín de niños, llegué hacia ella y me abrazó.
- ¿En dónde estuviste lia? - me dijo Jane.
- No me regañes, estaba al otro lado de la escuela. - le dije con un tono de cansancio.
- Déjenla, lia tiene sus negocios y son 'privados'.- contestó Lucy picadamente.
- Oh lia tienes un chupetón - Dijo Fernanda apuntando hacia mi cuello, burlándose por la escena que estuvo a punto de hacer Aarón en el salón de clases. Al escuchar la palabra 'chupetón' llegaron los chicos. - Oh, lia yo no veo nada, ¿quién quiere un chupetón de verdad?- dijo Tomas. - ¡Ha! Cállate Tom.- Lo regañó Jane. - ¿Qué hay de ti lia?- me preguntó Nathan. - Estábamos hablando sobre el compañero de literatura de lia. - mencionó Lucy. -Oh espera, ¿están hablando sobre el niño retrasado?- Charlie lo nombró burlándose. - Mhmmmm si estás hablando de Anderson..... - lo interrumpió Fernanda. - Espera, espera, ¿'compañero'? o ¿es que acaso estaban ligando?- Me preguntó Christian. Oh, era increíble como malinterpretaban las cosas. - Anderson es un bueno para nada.- dijo Nathan algo molesto. - Hey jovencito, no juzgues a alguien que no conoces ¿ok? - Lo regañó Jane. - ¿Y qué quieres que haga? El mismo demuestra que es un bueno para nada.- siguió Nathan. Yo no pude más. -¡Ya basta!..- Dije en un tono de voz bastante alto, casi un grito. Eso los sorprendió. Lucy solía ser siempre mi salvadora. - Ella tiene razón, dejen a Aarón.- Les dijo Lucy.
- Vamos chicas, no empiecen a echar humo por algo sin importancia.- trató de calmarme Charlie. - Pues entonces cállense.- casi pude expresar mi enojo. El timbre sonó y me fui algo molesta hacia la clase. Odiaba como todos parecían estar en contra de Aarón. Apreciaba mucho el apoyo de Lucy, pero sé que lo hacía porque es mi mejor amiga. -Espera ahí lia.- Volteé y vi a Nathan caminando hacia mí. Él siempre había sido un amigo fiel desde hace muchos años. Lo conocía desde que teníamos ambos 8 años. -¿Qué pasa Nat? -Ehmm, bueno solo quería que supieras que me importas, y no quiero que Anderson te meta en un problema. Bah, ¿está bromeando, cierto? Su comentario me confundió. - Puedo cuidarme sola Nathan, aun así, muchas gracias.- le respondí y me di la vuelta. Pero él me tomó del brazo. - Hablo enserio lia. - Yo también.- Traté de irme una vez más pero ahora fui yo quien me detuve, me di la vuelta al notar que Nathan en verdad se notaba preocupado. - No entiendes Nathan, Aarón es un buen chico, lo sé. Nathan asintió con la cabeza. - Lo siento, me tengo que ir.- se dio la vuelta y se dirigió hacia las canchas. Estaba algo sorprendido de que él fue quien me dijo que estaba preocupado. Bueno, para eso están los amigos, supongo. Caminé hacia mi clase. Entré y me senté en mi banca, sin decir ni siquiera hola a mis amigos ya que aún estaba molesta. ¿Cómo pudieron mis amigos ser tan...? ni siquiera encuentro las palabras. Dejé de hablar conmigo misma y volteé hacia mi izquierda. De nuevo, él estaba ahí, me sorprendió el hecho que no lo hubieran suspendido. Aarón Anderson estaba sentado ahí con su típica cara de aburrimiento, pero de una manera u otra, se veía diferente a los demás días, algo así como... ¿feliz? Él vestía unos Jeans negros con una chaqueta beige y zapatos negros. Era gracioso que yo vestía los mismos colores. Una blusa negra y Jeans color beige. Con unos cómodos converse negros. - ¡Hola Aarón!- Lo saludé mientras le sonreía, y rápidamente mi estado de ánimo se elevó mágicamente. El me miró y parecía como si estuviera peleando con su rostro. Yo sabía que quería sonreír, pero no dio en el blanco. O, tal vez mis ojos querían jugarme una broma. -Te veías molesta hace rato. - comenzó Aarón la plática. - Oh si, lo estaba ¿sabes...?. Aarón esperaba para que continuara, pero decidí no contarle. Por supuesto que no lo haría. - No fue nada en realidad.
-Entreguen su tarea y si la entregan tarde, ya lo saben. Una espantosa "F". - Dijo de repente el Sr. Adams. Pasé mi tarea hacia enfrente de la clase. Lógicamente, Aarón no hacía su tarea. Pero aun así pregunté. -¿No hiciste tu tarea? Aarón se rio por lo bajo, y comenzó a escribir lo que siempre escribía, cosa que yo desconocía. Entonces acerqué mi banca hacia la de Aarón para comenzar a leer el capítulo. Leí un párrafo, Aarón se levantó y movió su banca aún más cerca. Yo sentía mariposas, y eso me asustaba. No quise escuchar a mis amigos y esa era una prueba de que me estaba enamorando de él, sólo eso podía significar. "Las colinas fueron el espacio de la ciudad donde los espíritus y leyendas deambulan. Las leyenda de la ciudad nunca han sido viejas o irrespetadas." Escuché a Aarón leer la primera página y estaba feliz de que lo hiciera. Nunca lo había escuchado leer. Estaba perpleja por su hermosa voz y su manera de mover sus labios al leer. -Tu turno.- Me dijo Aarón, me congelé un momento. Su voz estaba a milímetros de mi oído. Aarón susurró tan cerca de mí que podía sentir el calor en su voz y sentí la sensación de que mi oreja estallaba en llamas. Yo volteé lentamente para ver sus ojos y él no se había movido. Estaba tan cerca de mí, ni siquiera una pulgada alcanzaba a separarnos. Nunca me había dado cuenta cómo los irises de sus ojos eran tan claros y color miel. Sus labios, se veían tan perfectos. La estructura de su rostro lo hizo excepcional. Si no lo conociera mejor, podría pensar que él estaba haciendo lo mismo conmigo. Sus ojos bajaban hacia mi nariz y después hacia mi boca. Él parpadeó y me separé un centímetro de él. - Tienes... tienes unos ojos hermosos.- expresó Aarón. Yo no podía respirar. Ésa fue mi reacción, sin palabras. Dos segundos después, respiré por fin y lo miré. - Tus ojos también lo son Aarón...- no pude terminar. - Oh señorita lia, quiero hablar con usted al final de la clase, gracias. El Sr. Adams nos miró desde su escritorio, el levantó la mirada desde su computadora, completamente indiferente. -Uhm, ¿para qué?- le contesté colorada. - Ya verás al final de la clase. Oh no, ese día tenía que hablar con la profesora Gómez sobre negocios en la dirección. -Sr. Adams perdón, no puedo. Tengo que hablar con la Prof. Gómez antes de....intenté explicarle pero me interrumpió. - Eso puede ser reorganizado, puedes hablar con ella en otra ocasión, por favor regresa a trabajar.- me dijo. - Lo siento, pero es muy importante.
- Dime lo que harás al final de la clase.- me preguntó el profesor. - No es mi negocio, es sobre la dirección escolar.- le contesté enojada. - Siga repelando señorita y la enviaré a detención. - contestó en un tono molesto. Yo solo me quede quieta y perpleja, no había dicho nada malo. No podía quedarme después de la clase, tenía que hablar con la profesora Gómez para darle una información que ella necesitaba y la quería antes de que sonara el timbre. - Ella está ocupada después de clase. - ¿A caso no entiendes Adams?- Le dijo Aarón con tono grosero, él intentaba defenderme. Oh no Aarón....
- No voy a aguantar esto Anderson, es PROFESOR Adams, si eres tan amable.- lo regañó el profesor. - Que no entiende que está hablando con la autoridad del gobierno estudiantil, es que no lo soportas Adams. - siguió Aarón. - Eso es todo ANDERSON! No puedo aguantarte más, parece que defender a tu compañera no está ayudando, y creo que sabes lo que significa. - ¡Expúlsame, no me importa! - gritó Aarón, se levantó de su asiento y se fue. La clase estaba en silencio y todos estaban anonadados. El Sr. Adams llamó a la oficina indignada y nos dijo a todos que empezáramos a leer. Me dedicó una mirada terrorífica y me dijo que iba a hablar con migo después de la clase. Fernanda estaba sentada hasta en frente, se dio la vuelta para mirarme. Yo ignoré a todos y solo bajé mi cabeza. Genial. La clase terminó y me quedé a solas con el Prof. Adams, me sorprendió lo breve que fue su discurso. - Bueno, solo quiero dejar claro que Anderson no es el tipo de chico para entablar una amistad.- comenzó a decir. No podía creerlo. - También deberías saber que estuvo en prisión de menores en su pasado. Una estudiante destacada como tu debería cuidar sus pasos.- finalizó el Prof. Yo solo asentí con la cabeza y me fui. Caminé rápidamente hacia la oficina de la Profesora Gómez e intenté abrir la puerta. Perfecto. Ella no estaba. - Le dije lo que necesitabas decirle.- de repente apareció Fernanda parada a un lado de su casillero. - Oh ¿enserio? Gracias Fer, que alivio. - No hay problema.- me contestó. El resto del día en la escuela, no vi a Aarón en ningún lugar, sabía que se había ido. Caminaba hacia mi casa desde que practicaba soccer, practicaba varios deportes desde que descubrí que era buena en ellos, y caminaba por calles cercanas en el camino hacia mi casa. Me fijé en esos chicos charlando en un círculo al otro lado de la calle. Ellos tenían tattoos, perforaciones y todo eso. Seguí caminando pero ellos seguían
mirándome. Llegué a casa y me di cuenta que mis padres no estaban, casi nunca estaban, excepto por mi madre que solo la veía en las mañanas. Mi hermano mayor estudiaba y nunca estaba en casa tampoco. Cociné para mí misma e hice mi tarea. Me fui a la cama exhausta. Esa noche soñé que estaba siendo perseguida por la pandilla de los chicos con tatuajes. Yo seguía corriendo pero me atraparon y se acercaban rápidamente a mí. Lo que grité me sorprendió. -¡Aarón! Desperté con mi grito y estaba enredada entre mis mantas. Volteé a ver el reloj. Eran las 3 de la mañana. Vi algo moverse y volteé hacia la ventana. Sabía que había visto aquel desordenado cabello barrido hacia un lado.
>>>NARRA AARÓN<<<
Traté de ver sus movimientos mientras dormía. La ventana era un poco fácil de ver desde que tenía cortinas, bloqueaban mucho la vista. Ella estaba teniendo una pesadilla. Después la escuché decir. "Aarón”. La vi despertar y mirar hacia donde yo estaba. Me bajé del árbol y comencé a caminar por la calle cuando volteé de nuevo hacia donde estaba la chica que conocí. Me di cuenta entonces, de que ella me hace sentir bien por dentro, a pesar de mi lado oscuro.
>>NARRA LIA<< Al siguiente día, aun confundida por lo que había visto en la madrugada. Baje las escaleras, y encontré una nota pegada en el refrigerador, era de mis padres. La tome y la leí, decía: "Hey lia, lamentamos no haberte dicho anoche, pero tu padre y yo nos fuimos a un viaje de negocios y estaremos allá el fin de semana. Cuídate, te dejamos la tarjeta de débito por si la necesitas, tal vez venga tu hermano de visita. Hay comida en el refrigerador. Te amamos. Mama y papa". Oh bueno, se les olvido avisarme. Menos mal que hay comida y espacio, me refiero a que, mi casa era muy grande y bonita, era perfecta. Mis padres siempre han trabajado y ya estoy algo acostumbrada a pasarla sola los fines de semana. Bueno, para despejar mi mente un poco del pequeño olvido de mis padres, mientras iba hacia el colegio, comencé a recordar su voz, la escuchaba en mi cabeza.
>FLASHBACK< -Tienes... tienes unos ojos hermosos.- Me dijo Aarón mientras yo estaba perpleja, sin respirar.
>FIN FLASH BACK< Recordé sus hermosas palabras hacia mí, no dejaba de pensar en su rostro perfecto, sus bellos ojos. Tenía literatura hasta la última hora, el día se me paso tan lento como el caminar de un caracol. No podía esperar a verlo en clase. Verlo a él, a Aarón Anderson. Pero todo se arruinó cuando entre a la clase, el timbre sonó y todos estaban ya en sus asientos; todos excepto Aarón. Mi corazón parecía hundirse en mi pecho al ver que no entraba por la puerta. En ese momento se abrió, sentí mi pecho agitarse tan a prisa esperando que fuera el, pero no, no era Aarón.
Mi cabeza daba vueltas y me sentía mareada, como si estuviera hambrienta, por su presencia. Si no me conociera, podría decir que comenzaba a ser adicta a él. Almorcé con mis amigos en la cafetería como usualmente lo hacía, manteniendo siempre mi vista hacia arriba buscándolo. Hasta que me di por vencida. -No vendrá- me dije a mi misma. Fernanda murmuró en mi oído, me preguntó algo sobre Aarón, no supe bien que, solo asentí con la cabeza. Después de la escuela, caminé hacia mi casillero para ponerme mi ropa para entrenar soccer. En el tiempo que estuve practicando, no pude dejar de pensar en Aarón, estaba tan distraída que no hice nada bien, recibí varios regaños por mi tonta cabeza hueca. Después de la práctica, caminaba hacia mi casa. Vi a la misma pandilla de hombres al otro lado de la calle, esta vez se quedaron con la mirada fija en mí. Pero era más que eso, ellos comenzaron a seguirme lentamente. Estaba lista para comenzar a correr ya que mi casa no estaba tan cerca; estaba cansada, pero estaba segura de que aún me quedaban energías para correr. Pronto llegaría a mi calle, y de repente, no los escuché más, volteé pero no los vi. -Uff, que alivio.- respiré y dije por dentro.
Estaba caminando lentamente cuando entonces, de nuevo esos tipos comenzaron a caminar alrededor de las calles, para alcanzarme en la calle siguiente. Los vi cada vez más cerca de mí e inmediatamente me di la vuelta, y comencé a correr. Corrí hacia una plaza cerca de la escuela, giré y los vi caminar hacia un callejón. -Está bien, tal vez dejaron de seguirme.- me dije de nuevo. Respiré hondo y de nuevo comencé a caminar hacia mi casa. Caminé alrededor de la plaza para llegar al callejón donde se habían ido los tipos, era el único camino, ya que éste cortaba en la calle principal que conecta a mi casa. - Cielos, ahora tendré que llevar un arma conmigo. Caminaba hablando sola cuando de repente, me empujaron contra una pared, estaba perpleja, no podía respirar. Presionaron mi rostro contra la pared, estaba a punto de gritar pero me estaban lastimando mucho. -Por favor, tomen mi dinero, no me hagan daño, por favor.- les suplicaba con lágrimas en mis ojos. Ellos se reían, no pude ver sus caras, estaba demasiado asustada. Me empujaron contra un contenedor de basura, me dolían mucho las costillas y sabía que el golpe sería algo más que un simple moretón. De nuevo me empujaron hacia la pared, y ésta vez, me sentí mareada y sentía que de mi frente salía sangre. -Está bien, tomaremos tu dinero y algo más....- Dijo el más grande del grupo. Sentí sus manos bajando hacia mi cintura, y después hacia mi muslo, grité y traté de quitar sus asquerosas manos de mí, pero de nuevo me golpearon en la cabeza. - ¡Por favor no! No hagan esto.- les grité con un hilo de voz. Pero una vez más, golpearon mi cabeza contra una pared, esta vez, todo a mi alrededor dio vueltas. Caí al suelo, aun tratando de ver algo, pero los hombres ya no estaban alrededor de mí. No podía escuchar casi nada, solo pequeños murmuros. Aproveché y comencé a arrastrarme lentamente, pero mi fuerza estaba bajando, cada vez más débil, hasta que vi a alguien caminando hacia mí. Se inclinó hacia mí y me cargó.
Sus manos eran fuertes y firmes, esos brazos eran diferentes a los de los otros. Traté de mirar fijamente hacia sus ojos. Eran color miel. -Aa... ¿Aarón?- Apenas y pude susurrarlo. -Estoy aquí, aguarda.
Me tomó con más fuerza y comenzó a caminar. A pesar de mis heridas, estaba muy feliz de estar a salvo, especialmente, estaba feliz de que Aarón fue quien me salvó.
Me dolía todo el cuerpo, los brazos de Aarón me hicieron sentir cálida por dentro, pero físicamente, me dolía aún más. Si hubiera sido otra persona la que me hubiera cargado, le hubiera gritado y suplicado para que me bajara. Sentí que Aarón caminaba, tratando de ir rápido pero sin lastimarme. Mi vista se ponía cada vez más borrosa, apenas podía distinguir el rostro de Aarón. La parte derecha de su cara estaba dañada y lastimada, sentí una descarga eléctrica dentro de mi pecho al ver su lesión, seguramente fue mi culpa. Aarón bajó la mirada hacia mí, ya que vio que yo lo estaba mirando. Sus ojos se notaban preocupados; traté de sonreír, para calmarlo un poco, pero mi boca apenas y podía moverse. Aarón dudó un poco y... me sonrió. Jamás había visto algo así, nunca había visto a Aarón sonreír, era una sonrisa a medias pero me sentía en las nubes; cerré mis ojos y mi mente descansó un poco. Sentí que Aarón me sujetó con más fuerza y empezó a caminar más rápido, casi corría. Después de un momento, sentí que abrió una puerta, yo no abrí los ojos, caminó un poco y abrió otra puerta, después me acostó en una cama. Me acomodó una almohada a la izquierda de ésta, era muy cómoda. Traté de disfrutar la comodidad de la cama, mi cuerpo estaba muy adolorido. Escuché que Aarón venía, así que abrí mis ojos y lo vi llegar con hielo y un botiquín de emergencia. - Aaro...- intenté hablar. - No hables, por favor.- Puso su dedo sobre mis labios, y callé. Su dedo me calló.
Quitó su mano de mi boca, y comenzó con mis brazos. Noté que estaban raspados, pero el dolor no era realmente tan grande comparado con el de mis costillas y mi cabeza. Cerré mis ojos. -Y por favor, no te duermas.- Me dijo Aarón con delicadeza. Abrí mis ojos y lo miré fijamente, él limpiaba y trataba de sanar mis heridas. Sus manos se movían con mucho cuidado. Limpió casi todas las raspaduras de mis brazos y, cuidadosamente, llegó a mi cabeza, yo traté de levantarme para hacerlo más fácil. Aarón limpiaba las heridas en mi cabeza, me ardió un poco. Después él me dijo: -Parece que tu cráneo fue demasiado fuerte para no quebrarse. - Hubiera muerto si eso hubiera pasado.- Le respondí. - No, yo hubiera muerto.- Me dijo en un susurro, y después se quedó en silencio. El terminó con mi cabeza y yo me di la vuelta. Hice una horrible mueca de dolor, el dolor que sentía en mis costillas era de lo peor. Y él se dio cuenta. Aarón dudó un poco, inseguro de levantarme mi camiseta, entonces, simplemente yo lo hice. Él miró fijamente a mi cintura, sin ser presunciosa, tenía un buen abdomen. Miró mi cintura un rato, y después parpadeó. Rápidamente encontró la parte donde me dolía, miró con los ojos muy abiertos. - Creo... creo que esto tardará un rato en sanar.- Me dijo Aarón. - ¿Está tan mal la herida?- Pregunté yo. Eché un vistazo y vi una gran mancha, su color era horrible, entre negro y morado. Y tenía raspaduras arriba, alrededor de la herida, estaba rojo. Abrí mi boca con sorpresa. -Lo siento si esto te arde.- me dijo Aarón preocupado. Comenzó a limpiarme y yo seguía haciendo muecas de lo doloroso que era. Me estremecí. Finalmente cerré mis ojos para controlar mis ganas de llorar por el dolor, pero fallé. Sentí que puso una venda alrededor de mi cintura, fue ahí cuando abrí mis ojos. Lo abrochó, y me sentí un poco mejor.
Aarón alzó la mirada y vio las lágrimas de dolor que dejé caer. Rápidamente él las limpió, se acercó a mí y me abrazó. Lo hizo con mucho cuidado de no herirme, yo puse mi cabeza en su hombro cuidadosamente, y tomé su mano. Aarón silenciosamente acarició mi cabello con una mano, mientras con la otra tomaba la mía, se inclinó y respiró sobre mi piel. No quería que Aarón se fuera, su abrazó me tranquilizó, me sentía mucho mejor; fue un momento mágico. De nuevo estaba en las nubes. Él me tomó con cuidado y me apartó de su pecho. Aún estábamos tomados de la mano. - Creo que te traeré algo de comer.- exclamó Aarón, su rostro ya no se veía preocupado. - Oye, es mi turno de limpiarte.- Le dije. Aarón se veía confuso hasta que tocó su rostro, y se dio cuenta que también estaba herido. Lo hice que se sentara en la cama. Con cuidado me moví, él no hizo ningún gesto de dolor mientras yo le frotaba su mejilla. Un par de minutos después, me dijo: - Ok, creo que ya es suficiente. - Espera, deja de hacerte el rudo. - No, no lo soy, es solo que no me duele tanto, he estado peor.- me contestó
Suspiré y puse las cosas en el botiquín, mientras, Aarón ya estaba en la puerta. - Regreso en un rato.- Me dijo, y rápidamente salió antes de que yo pudiera hacer algo.
Esperé a que Aarón regresara, me preguntaba si él vivía solo. Me levanté y comencé a caminar alrededor de su habitación, era muy simple. Hacía la derecha había un armario, una cama, en donde yo me recosté, y un escritorio viejo, sobre éste había varios papeles y carpetas. Qué extraño, el nunca hacía su tarea. Caminé hacia su armario y lo abrí, me sorprendió ver un hermoso joyero dentro de él. Estaba hecho de madera oscura, y tenía bonitos diseños grabados a un lado. Parecía como si hubiera pertenecido a una señora rica. La curiosidad me ganó y la abrí, y dentro había un collar precioso, era de verdad muy hermoso, hecho de plata fina; y el diamante que colgaba era divino. Brillaba tanto aún sin necesidad del sol.
También había una tiara a un lado, era muy bonita también, no era muy pequeña, y tenía también pequeños diamantes alrededor de ella. Todo era muy clásico. La caja también tenía música, una melodía muy linda que en mi vida había escuchado. Cerré la caja y observé las otras cosas que había en el cuarto, era algo extraño, cualquier adolescente hubiera tenido uno que otro póster de sus bandas o equipos favoritos pegados en la pared, pero Aarón no tenía ninguno. Me dirigí hacia la ventana y eché un vistazo, estaba oscuro. No podía reconocer en qué calle estaba, porque ya había anochecido, cerré las cortinas y me senté de nuevo en la cama. No tardé mucho tiempo en esa posición y rápidamente me levanté, me dirigí hacia la sala. También era muy sencilla, dos sofás, una pequeña mesa en el centro y una televisión; también había un par de repisas a un lado. Encima de la mesa de centro, había varias revistas. Después miré hacia las repisas, en ellas había algunos discos, conocía algunos de ellos pero no todos. Caminé después hacia la cocina, las paredes de ésta eran grises, y las vitrinas eran color blanco, muy simple también. Regresé a su habitación después de mi pequeño recorrido en su casa, no era nada presunciosa, seguía con mi gran duda. ¿Vivirá Aarón solo? Al regresar a su habitación me di cuenta de que había otra habitación. Caminé hacia ella, igual que las otras, era sencilla, solo un par de estantes y un armario, el cual estaba completamente lleno de cajas. Dejé ese cuarto y me dirigí hacia su cama. Esperé un rato, y después de un momento, escuché que la puerta se abrió. Me levanté y no tardó mucho en que lo viera caminando hacia mí. - La comida está en la cocina.- Me dijo Aarón. Y caminó guiándome hacia la cocina. - Aarón, ¿vives solo?- le pregunté. Aarón se sentó y yo hice lo mismo. - Si, mi tío a veces viene a visitarme, pero es muy de vez en cuando.- me contestó. Quería seguir preguntando más cosas, pero me detuve, sus padres no estaban aquí. - ¿De quién es ésta casa?- mi curiosidad me insistía en seguir preguntando. - Es mía. - Oh.- le dije, y asentí con la cabeza. Aarón me dio una caja de comida china, - ¿Fuiste a hasta un restaurante por esto?- le pregunté de nuevo.
- Sí, ¿no me digas que no te gusta? - No, no es eso, me encanta.- le dije, y era la verdad, adoraba la comida china. - Entonces ya somos dos.- me respondió y me dio un tenedor, entonces comencé a comer. Definitivamente era de un restaurante. Aarón se quedaba pasmado mirándome, mientras yo comía.
>> NARRA AARÓN <<
La miré comer, era tan... linda. Sí, esa es la palabra que encaja perfectamente. Ella también me miraba; qué bueno que no se enteró lo que le hice a esos malditos bastardos en el callejón, se pudo haber asustado más. Aún seguía sintiendo ese hormigueo en mi mejilla, donde ella me tocó. No pude describir mi sentimiento cuando la sentí recargar su cabeza en mi hombro, o cuando tomé su mano. Era todo tan extraño, toda esa mierda del amor nunca había hecho efecto en mí, jamás había sentido nada por alguien antes. NADIE. Mi vida ha sido dura y dolorosa, desde que murió mi papá. Mi mamá... mi padre la mató, aún guardo su última posesión, su joyero. Cada vez que veía a lia mirando hacia mí, me quedaba pasmado mirándola. Ella era.... naturalmente hermosa. Recuerdo la primera vez que hablamos, la ignoré tanto, estoy totalmente arrepentido de haber sido un idiota. Ella era... especial. -¿Te gusta la comida? le pregunté. - Mhmmmm, sí, está muy rico.- me contestó cubriendo su boca. Me reí al escucharla, ella me miró y sonrió. Su sonrisa, me daban ganas de tocar sus labios cada vez que la veía sonreír. -No tenías que gastar dinero por comida Aarón, me hubiera conformado con un cereal, Jaja.- me dijo ella. Le sonreí. - Se me antojó la comida china.- le contesté. Terminamos de comer, y me di cuenta de que su costilla aún le dolía. - Creo que debo ir a casa Aarón.
- Puedes quedarte si quieres.- exclamé. - Mis padres deben estar esperándome.- me contestó. Miente, yo sabía que sus padres no estaban en casa - Ah sí, ¿Entonces por qué no te han llamado? Ella tragó saliva - De verdad lia puedes tomar mi cama, yo dormiré en el sofá o en el otro cuarto, no te molestaré. No pienses que quiero ser pervertido...- le dije animándola a que se quedara, la verdad ganas no me faltaban, ella era.... sexy. - Si no te importa, está bien.- me contestó y le sonreí. Yo sabía que no le gustaba estar sola en su casa. La llevé a mi cuarto y le indiqué en donde estaba el baño, y dónde había más cobijas si necesitaba. Puse su mochila a un lado de la cama, ella me agradeció. Le di una camisa mía y unos shorts para que durmiera. Salí de la habitación y me dirigí hacia la sala, me puse a ver la televisión. Después de unos minutos fui hacia la habitación donde ella estaba, para ver si ya se había acostado. Le iba a preguntar si se le antojaban unas palomitas de maíz, entré al cuarto y me di cuenta de que no había tocado. - Soy un idiota - me dije a mi mismo. Me quedé mirándola, se había puesto mis shorts, pero aún no se ponía la camiseta. Traía un sostén negro que hacía lucir su cuerpo aún más hermoso. Me quedé parado admirando su lindo cuerpo, hasta que dio la vuelta y me vio. Nuestros ojos se encontraron y yo caminé hacia ella.
>>NARRA LIA<<
Me estaba cambiando, me iba a poner la ropa que Aarón me había dado, tardé un poco más de lo usual ya que trataba de no mover la venda que traía en mi cintura. Estaba forcejeando mucho y batallé para poder cambiarme, y finalmente me puse los shorts. No podía agacharme ya que mi abdomen me dolía muchísimo. Estaba tratando de encontrar la parte donde me dolía más para hacerlo más fácil y me doliera menos al cambiarme, me quité mi camisa tratando de que mi vendaje no se desacomodara, me estaba desesperando, suspiré y miré hacia arriba. Recordé el joyero que había en el armario, y quise ir a verlo, pero cuando me di la vuelta, ahí estaba Aarón. Estaba ahí parado en la puerta como guardia mirándome, me refiero a
que, me miraba arriba hacia abajo una y otra vez. Y sí, ahí estábamos los dos de pie, en un cuarto con una cama, cualquier adolescente hubiera hecho lo que estaba pasando por nuestras mentes. De repente Aarón entró al cuarto. Mantuvimos nuestras miradas juntas hasta que él estuvo frente a mí. Tomó la camiseta que me había dado para dormir y me arregló mi vendaje, eso fue todo; tan simple. Comencé a respirar otra vez. Me miró de nuevo y finalmente, hice lo que desde siempre había querido hacer, bueno, ambos queríamos. Extendió su mano hacia mí y me jaló cuidadosamente hacia él y presionó mis labios contra los suyos. Sí, finalmente nos besamos. El besó fue lento y suave, me besó de una manera tan tierna, fue tan romántico, yo aún con los ojos abiertos, me sorprendió al principio, pero después me relajé y seguí el beso. Fue rápido, pero hermoso, no puedo negarlo, miró hacia mí y me sonrió, me dedicó, ésa sonrisa que me encantaba. Aarón cuidadosamente puso sus manos alrededor de mi espalda, para después yo tomarlo por la nuca y abrir mis manos en su hermoso cabello, él presionó mi cuerpo contra el suyo, Y me besó de nuevo, de nuevo comenzó lento y tierno, pero comenzó a tomar más pasión. Mientras nos besábamos, pude notar que Aarón se entregaba completamente a sus instintos, estaba completamente perdido entre nuestras emociones mientras estábamos juntos. Él comenzó a ser más brusco mientras los segundos pasaban, traté de inhalar pero él no se detuvo, fue un beso tan magnifico. Jamás alguien me había besado de ésta manera, amé completamente sentir sus suaves labios, no sé cuánto duró el beso, yo sentí que fueron siglos. Aarón me llevó hacia la pared. Parecía.... ansioso, tuve que apartarlo un poco, estaba lastimada del abdomen y además, trataba de que no pasara a mayores, él pareció aceptarlo y ambos sonreímos, aún teníamos los ojos cerrados, Aarón pegó su frente con la mía y me dio 2 besos rápidos. Aarón lentamente abrió sus ojos, yo hice lo mismo. - Necesito, necesito preguntarte algo.- me susurró al oído. Esperé a que prosiguiera. - Quiero que me digas, bueno, quiero saber qué piensas de mí. Quiero saber porque me besaste también. Quiero saber porque te agrado cuando a las demás personas no. Dime porqué me siento tan feliz y diferente cuando estás cerca de mí, dímelo lia. - me dijo Aarón. Tomé su mano y la puse contra su mejilla.
- Aarón, todas esas preguntas son tan fácil de responder, pero quiero que me digas tú cual es esa respuesta, ¿por qué crees tú que hago eso?- le contesté, estaba segura de que lo sabía. Le sonreí. El seguía mirándome y se quedó quieto. - Yo no... No creo estar seguro.- me dijo sonriendo. - No me reiré, lo prometo. Dime que piensas.- le insistí. - Que tú me quieres.- me respondió con un hilo de voz. No me miraba sorprendida, Aarón estaba en lo correcto, lo quería, y demasiado. - ¿Qué sientes tú por mí que te hace preocuparte tanto por mis sentimientos hacia ti?le pregunté buscando en él la misma respuesta. Aarón me abrazó en ese momento. - Te quiero lia. - Yo también te quiero Aarón.
Me quería, Aarón Anderson me quería. Era algo increíble que una persona como el pudiera demostrar sus sentimientos tan... rápido, especialmente él. Jamás imaginé poder quererlo de ésta manera, me encantaba. Después de nuestra amorosa confesión, aún estábamos mirándonos a los ojos y sonriendo, después se puso de pie, me tomó de la cintura cuidadosamente y me cargó, llevándome hacia la sala. Estábamos viendo televisión juntos, él estaba sentado en el sofá más grande de su sala, frente a la TV, yo estaba sentada a un lado de él, estábamos comiendo palomitas, mientras le contaba a Aarón algunas cosas sobre mis padres, le decía por qué ellos no estaban tanto tiempo en la casa, desde que eran personas de negocios. -¿Qué hay de tu hermano?- me preguntó Aarón. - Él tampoco está en casa casi nunca, así que no hace mucha diferencia.- le contesté. - ¿Qué edad tiene? - Va a cumplir 18, se llama Xavier. Ambos nos sentamos muy cerca, nuestros brazos tocaban y podía sentir su calor sobre el mío, me imaginé como me sentiría en ese momento sola en casa, las noches siempre estaban llenas de pesadillas sobre Aarón. Podría soñar con él o creer verlo a media noche, pero creía que no me sentiría sola nunca más. - Ya no me sentiré sola nunca más cuando esté en casa.- le dije a Aarón. Aarón se acercó más a mí y recargó su cabeza en mi hombro. Pude sentir que su ánimo cambió.
- ¿Alguna vez te has sentido solo? - le pregunté a Aarón - Sí.- me dijo con un tono de tristeza. - Uhm, lo siento.- le respondí. - Bueno, la verdad mi tío solo me llama o me visita cuando lo necesita, y mi hermano está en el ejército. - ¿Viene a tu casa seguido? - le pregunté. - Comparado con otros sujetos en el ejército, sí. - Siento mucho lo de tus padres. Aarón retiró su cabeza de mi hombre y me miró con esos hermosos ojos. -¿Lo estás?- me contestó. Yo dudé un poco, no sabía nada de ellos, solo que no estaban aquí. - Mi mamá murió cuando yo tenía 4 años... y mi papa murió cuando tenía 10.- me dijo Aarón con una voz entrecortada. Sentí una ola de tristeza invadir mi cuerpo cuando me dijo eso. - Lo siento mucho Aarón.- le dije, me acerqué a él y lo abrasé, estuvimos así un rato hasta que él me dijo: - A veces, me pregunto cómo sería yo si esta no fuera mi vida, si mi vida no fuera miserable, si tuviera otros padres que se preocuparan por mí... a veces creo que por todo eso es que soy como soy.- exclamó Aarón y las lágrimas en sus ojos comenzaban a salir. Yo lo abrasé más fuerte, Aarón lloraba, pero lo hacía en silencio, después susurró mi nombre. -lia.- Aarón susurró mi nombre lentamente. Yo aún seguía abrazando a Aarón cada vez más fuerte, sabiendo que nada me podía separar de él. Cuando susurró mi nombre, sentí que de verdad me quería, que me necesitaba. Me acerqué a su pecho, sentí su corazón latir. Aarón acercó su cabeza hacia mi rostro, y después susurró las más hermosas palabras con las que podría vivir para siempre. - Te quiero. Aarón se inclinó y me besó. Yo lo besé también sintiendo un cosquilleo en mi cuerpo mientras él me besaba. Aarón me quería de verdad, podía sentirlo. Mi piel ardía mientras él me tocaba con sus labios, besaba tan perfectamente, sentía que me derretía. Me separé un poco para tomar aire, el de nuevo me jaló hacia él y besó mi barba, después bajando por mi cuello. Tenía mis ojos cerrados, jamás había sentido algo como sus besos. Aarón me tomó de
las manos y me dio una vuelta, como si estuviéramos bailando vals, para después abrazarme por detrás, poniendo su cabeza sobre mi hombro derecho, a un lado de la mía, me besó la mejilla. No pude evitar sonrojarme. Sus labios en mi mejilla, fue algo tierno, por Dios ¿Había algo que este chico no podía hacer bien? Después, en un movimiento rápido ya estábamos los dos de nuevo frente a frente, aún tomados de la mano pegó su frente a la mía. - No sé qué más preguntarte, hay tantas cosas en mi cabeza, solo si ¿me quieres tanto como yo a ti?
Oh claro que lo quería, ¿qué clase de pregunta era esa? Pero tal vez se refería a querer... no, bueno, tal vez se refería a 'desear'. Como quiera, también lo deseaba, pero, ¿cuáles podrían ser las consecuencias? Bueno, eso no me pasará a mí.
-Aarón, claro que sí pero, no lo sé, no estoy preparada sabes?.- Le dije, aún no estaba segura de lo que había dicho. Tal vez le molestaría. -Está bien, es que eres hermosa.- me contestó. Aarón me tomó y recargó mi cabeza sobre su abdomen, él estaba sentado en el sofá. Lo abrasé y mi cabeza quedó a un lado de su pecho. Aarón me quería, aún sin estar lista para lo demás.
>>NARRA AARÓN<<
Yo amaba a lia. Ella descansaba en mi pecho, no me importaba si ella no estaba lista, creo que me pasé un poco de tono, pero mientras la veía descansado sobre mí, se veía tan bonita, y sentía que era mía. Su respiración era tranquila, pero al mismo tiempo los latidos de su corazón se agitaban como las alas de un colibrí. Nos quedamos así siglos, o milenios diría yo. Nunca me aburría con ella, en ratos comparaba su respiración con la mía. Cuando bajé la mirada para verla a los ojos, la ví dormida, se había quedado dormida en mí. Me levanté y la cargué, apague la televisión y sonreí cuando vi el plato de palomitas de maíz tirado en el piso.
Caminé hacia mi habitación con lia en mis brazos. Abrí la puerta y la acosté sobre mi cama. Me dirigí hacia la ventana y cerré las cortinas, después fui por más cobijas por si las necesitaba. Regresé y la tapé con ellas, la miré, se veía tan..... Tranquila. Su cabello estaba detrás de su cabeza, ondulado y perfecto. Sus ojos cerrados la hacían ver muy tierna. Tenía un lunar debajo del ojo, era muy bonito, toda ella era preciosa. Ella era mi ángel de la guarda. Caminé hacia la puerta, cuando de repente la escuché decir entre susurros.
- Aarón... Me regresé y me incliné hacia ella. -Quédate conmigo, por favor. - me volvió a decir entre susurros. -Claro, todo el tiempo que quieras. - le dije, y le sonreí. Jalé las mantas y me cubrí con ellas, acostándome a un lado de lia. Su cuerpo se acercó más al mío, y se acurrucó junto a mí. Tenía su cabeza debajo de la mía, su cabello olía muy bien. Me quedé dormido oliéndolo, acostado a un lado de ella. >>NARRA LIA<< Comenzaba a abrir los ojos, quité las mantas que estaban sobre mí y me estorbaban. La noche anterior había tenido un sueño, fue demasiado bueno para ser verdad. Estaba sorprendida al abrir mis ojos y no ver mi habitación. Bajé mi mano tocando mi abdomen para saber si mi vendaje seguía ahí, y sí, aún estaba, bien puesto. Miré hacia mi izquierda para ver si Aarón seguía ahí desde que recuerdo haberle dicho que se quedara conmigo, pero él no estaba. Me levanté despacio y caminé hacia la sala. Ahí estaba el, limpiando el piso, por las palomitas que tiramos ayer. Aarón aún no tenía su camiseta puesta, podía ver la parte superior de su cuerpo, se veía fresco, se acababa de bañar. Aarón volteó a verme, mientras yo estaba parada, y caminó hacia mí, me abrazó. -Buenos días mi bella durmiente.- me dijo dedicándome una linda sonrisa. Yo sonreí y me sonrojé. -Te haré de desayunar.- continuó diciéndome. -Gracias, yo te ayudo.
-No, yo lo haré, cocino bien. -Mhmmmm bueno, ¿me puedes prestar una toalla? quiero darme un baño.- le dije a Aarón. -Aguarda.- Salió de la cocina y regresó con la toalla que le pedí, y algo de ropa. -Gracias.- tomé las cosas y le sonreí. Miré hacia las raspaduras que tenía en mis brazos. -Ouch, esto me va a doler.-¿Necesitas que te ayude?- dijo Aarón y lo volteé a ver esperando ver una mirada pervertida, pero el en verdad se veía preocupado. - Creo que yo puedo hacerlo sola.- le contesté. - Está bien, yo también creo que te va a doler un poco. - Si lo sé.- esperaba a que Aarón siguiera insistiendo con lo de 'ayudarme' pero no lo hizo, eso me dio más confianza. - Después de que te bañes te vendaré de nuevo. - Ok, vuelvo en un rato.- le dije.
Aarón me besó y después me metí al baño. Me duche con agua fría, traté de no usar la caliente ya que me iba a arder. Fui cuidadosa al tallar mi cuerpo para no lastimarme más. Cuando salí de bañarme, me cambié y salí del baño. El olor de los Hot Cakes me llamó desde lejos, mientras bajaba hacia la cocina, Aarón estaba ahí volteando los Hot Cakes, tenía la mesa ya preparada, había tocino, pan tostado, jugo de naranja, y los Hot Cakes ya listos.
-Aarón, todo esto se ve exquisito.- le dije con una gran sonrisa en mi rostro al ver lo que había preparado.
Aarón miró hacia mí y sonrió. -Hmmm, mejor primero pruébalos, antes de hacer algún comentario. Caminé hacia la mesa para ver mejor lo que había cocinado. -¿Cómo te sientes?- me preguntó algo preocupado.
- Me he sentido peor, ahora estoy muy bien.- le contesté. -Está bien, como digas, ahora siéntate.
Me senté con él y comimos, el desayuno sabía mejor de lo que se veía. Después Aarón comenzó la plática. - Y bueno... ¿Qué se siente ser rica?- me preguntó Me reí, lo que preguntaba no tenía sentido. - No soy rica Aarón. Cuando tienes dinero, bueno, en mi opinión, te alejas de las cosas más importantes en la vida, así que no me importa siempre que tenga qué comer.
Aarón me miró pensativo, yo continuaba comiendo cuando de repente, escuché sonar mi teléfono. Me levanté y fui hacia donde estaba mi teléfono, en la habitación de Aarón. Era mi mamá.
-¿Hola?- contesté. - ¿Cómo estas lia?- me preguntó mi mama. - Estoy bien mamá. - ¿Haz comido algo? - Uhm... si.- le respondí recordando el delicioso desayuno que Aarón me había preparado. - Esta bien cielo, solo quería asegurarme de que estabas bien, regresaremos a casa pronto, lo prometo. - Ok mamá, los amo. - Te amamos también hija.- después colgó. Me quedé ahí parada, siempre me sentía sola cuando mis padres llamaban. Sentí de repente los brazos de Aarón, atrapándome por detrás alrededor de mí, y después me besó en la mejilla.
- No estás sola lia- me dijo Aarón entonces, fue como si adivinara lo que estaba pensando. - Lo sé, no ahora...- le respondí. - ¿Quieres ir a pasear?- me propuso Aarón. - Claro. - Bueno, antes debo limpiar tus heridas. Aarón me puso de nuevo las vendas alrededor de mi abdomen, al final, me hizo cosquillas, dolía reírme, pero lo disfrutaba mucho, y también disfrutaba verlo reír a él. Era tan lindo verlo reír, en verdad lo necesitaba. Salimos hacia el parque primero, ambos tomados de la mano, rápidamente reconocí ésa parte de la ciudad. Fue un paseo breve pero encantador, me sentía tan protegida a su lado, cualquier momento que pasara con Aarón Anderson era mágico, en momentos reíamos, no tenía palabras para describir lo que siento al ver su sonrisa. Me estaba enamorado de Aarón. Regresamos a su casa, y nos sentamos en el sillón de la sala, ambos abrazados viendo una película en la televisión. De nuevo volvimos a comer palomitas, esta vez fuimos más cuidadosos y no las tiramos. En los comerciales, tomábamos nuestras manos. Entonces, sonó un teléfono, no era el mío, era de Aarón...
Aarón se sorprendió un poco. Era más que claro que nunca espera llamadas telefónicas, se levantó del sofá y fue hacia donde estaba su celular.
-¿Hola?- contestó Aarón.- ¡Oh eso es genial!- apenas podía escuchar la voz de quien estaba llamando, se escuchaba fuerte, era un hombre.- Si Claro! gracias, adiós.- Colgó el teléfono con una gran sonrisa, nunca lo había visto tan feliz. Tenía una sonrisa de oreja a oreja y caminó de nuevo para sentarse a un lado de mí en el sofá. - ¡Mi hermano regresará de Irak!- me dijo muy emocionado. - Eso es genial Aarón!- le contesté con el mismo tono, sabía que lo esperaba. - Sí, lo sé.
Ambos miramos la televisión un buen rato, entre risas, abrazos y besos; se nos hizo medio día. -Aarón, creo que tengo que ir a casa ahora.- le dije. Estaba usando su ropa, su comida, y su tiempo. Pensé que era mejor irme. - Bueno, si eso es lo que quieres.- me contestó. - Me iré a cambiar. Regresé a su habitación y me cambié, me puse de nuevo mi ropa, la que traía ayer. Estaba sucia y un poco ensangrentada, me dio terror pero aun así me la puse. Dejé su ropa doblada a un lado de su cama, tomé mi mochila y mi teléfono, iba caminando hacia la puerta, pero ahí estaba Aarón ya esperándome. - Estas loca si crees que te dejaré ir a tu casa sola, después de....- me dijo Aarón, sabía a lo que se refería. - Jajaja, está bien.- le contesté riendo. - No es gracioso lia.- me dijo con su tono serio. - Lo sé, lo sé. Es que encuentro lindo que te importe. - Oh, pensé que... bueno no importa.
Salimos de su casa, Aarón pasó su mano alrededor de mi cintura mientras caminábamos, él me protegía mucho.
>>NARRA AARÓN<< Yo no diría que lo que le hice a aquellos punk fue divertido, bueno no a ella por lo menos. Por supuesto que lia no lo sabe. Estaba muy feliz, mi hermano vendría a visitarme por un rato, y así podríamos continuar con nuestras conversaciones y los planes que habíamos dejado de hacer. Acompañaba a lia hacia su casa... me pregunto.... me pregunto qué haría ella si supiera cómo soy de verdad, si supiera la parte mala que hay en mí. Me imagino que ella.... ¿Qué demonios haría? Siempre termina sorprendiéndome, como cuando la besé por primera vez.
Venía pensando tantas cosas, de repente desperté a la realidad. Tuve un presentimiento que me mantuvo alerta. Los vi por las ventanas del cristal de los coches, ahora eran más que la vez anterior. Los idiotas de ayer, apuñalé con una navaja a los otros en el callejón, pero su demás pandilla nos seguía detenidamente. - Hey lia, por favor, corre y no voltees hacia atrás.- comencé a decirle. Ella volteó hacia mí y se dio cuenta de mi mirada de alerta. - Correrás cuando te diga.- le volví a decir. Caminé más rápido y la abrasé con más fuerza, sabía que podían escucharnos. Ellos juegan sucio siempre. Hice como su fuera a dejar a lia a la mitad del camino. Ella sintió mi pánico y sabía lo que estaba por pasar, sabía que era inteligente para entenderlo. Solo podría suponer que podía leer mi mente, entonces, vi a lo lejos la casa abandonada que siempre usaba para esconderme, y sabía que lia podía saltar la cerca con facilidad, era fuerte.
- Bien lia, corre hacia esa casa ¿ok? sólo salta por la cerca de atrás y corre a tu casa, te veré ahí.- le expliqué tratando de que mi voz no se escuchara asustada. Temía por ella, solo por ella. - ¿Regresaras verdad?- me preguntó. No estaba seguro si lo haría, solo por ella mentí. - Te lo prometo, te veré pronto.- le contesté. Estaba feliz por dentro, era un alivio que no la dejé regresar a su casa sola. Tan pronto como estuve seguro de que lia podría llegar a la casa abandonada, le di un ligero codazo y le dije: - ¡Ahora!- lo susurré, no tan despacio, apenas se escuchó. Ella corrió y yo me di la vuelta. Sabía que ella podía hacerlo. Mientras tanto, mis victimas me reconocieron y corrieron hacia mí. Yo llevaba mi navaja atada a la pantorrilla, a un lado de mi pistola. -Oh, esto va a ser divertido- me dije por dentro.
>>NARRA LIA << Corrí en el preciso momento en el que él me dijo, corrí rápido, sabía que el iba a regresar, lo prometió y yo le creí. Crucé la calle corriendo, ignorando el dolor de mi abdomen. Llegué hacia la cerca y salté sobre esta, hubiera sido fácil si mi costilla no me hubiera traicionado, ya casi me faltaba la mitad por cruzar, cuando me atacó el dolor. - ¡Ah!- casi grité por el dolor. Pero comencé a correr al ver que aún podía hacerlo. Estaba cerca de mi casa, podía ver desde ahí el gran árbol paulonia que tenía en mi jardín delantero. Estaba casi llegando cuando de repente... escuché disparos. Me detuve y volteé. - No puede ser....
>>NARRA AARÓN<< Estaba sentado, recargando mi espalda contra un pilar de ladrillos lejos del caos. Estaba sangrando por supuesto, pero nada comparado con ellos, reí al imaginarlos desangrarse en el suelo. Escuché el sonido de las sirenas llegar hacia donde fue la matazón. Una pistola no era nada comparado con bombas, estaba en un vecindario tranquilo, ellos nunca intentarían buscarme aquí. Además, por la manera en que dejé los cadáveres hacía parecer como si hubieran tenido una pelea entre pandillas. Jamás sabrían que fui yo. Miré mi cuerpo, se estaba debilitando cada segundo que pasaba; todavía tenía mi pistola en la mano, sin saber si fallé al matar a alguien. Cerré mis ojos con fuerza y dejé que el dolor en mi estómago ahogara mis pensamientos... se lo prometí, le prometí a ella que la vería de nuevo. Me levanté lentamente y continué caminando. Traté de caminar recto y no encorvarme para no levantar sospechas. Estaba por la esquina de la casa de lia,
entonces saqué mi arma, y apunté hacia alguien que estaba alado de mí, venía cruzando la esquina donde yo estaba. Me di la vuelta en cuestión de un segundo y bajé mi arma. Era lia. Sus ojos estaban muy abiertos de la impresión, y se quedó boquiabierta y congelada cuando vio que la apunté con mi pistola, ella no se acercó a mí. Tiré la pistola al suelo y caminé hacia ella.
>>NARRA LIA<<
Había visto a Aarón cruzando la calle y corrí hacia él para alcanzarlo. Estaba caminando muy raro y me detuve, de repente, él se dio la vuelta y apuntó hacia mí con una... con una pistola. Me quedé paralizada y no me moví, él se dio cuenta del terror en mis ojos y la bajó. Se quedó mirándome y tiró la pistola en el suelo, después caminó hacia mí. -¡¡ ¿Acaso iba a disparar?!!! ¿Me iba a disparar a mí? ¿Porque? ¿Por qué Aarón llevaba una pistola consigo?- Todas esas preguntas se enredaron en mi cabeza en un mismo instante.
Aarón era claramente el único sobreviviente de la pelea, Aarón era un asesino. Llegó cerca de mí con sus ojos llenos de preocupación y pidiéndome disculpas, él estaba vivo. Sus ojos me mostraban todo, y se acercó a mí. Fue entonces cuando me di la vuelta y caminé de regreso. Aarón no era la persona que yo pensaba. - ¡lia!- Aarón gritó mi nombre, apenas y podía levantar la voz. Comencé a correr - ¡¡¡lia!!!- escuché de nuevo gritar y correr detrás de mí. Me sentía.... ni siquiera yo sabía cómo me sentía. Corrí hacia mi casa y entré, estaba a punto de cerrar la puerta cuando sentí a Aarón ya casi adentro, dejé la puerta y corrí hacia mi habitación. -¡Por favor!- me decía Aarón, aun siguiéndome Corrí hacia las escaleras cuando de repente sentí sus brazos alrededor de mí - ¡Déjame ir Aarón!- le dije cuando trataba de seguir caminando.
Aarón me llevó hacia la pared y me sujetó fuertemente, yo estaba a punto de llorar. Tenía miedo. Él levantó su mirada y miró mis ojos, le temía a él por primera vez, le temía Aarón. No quise escuchar a nadie, todos tenían razón sobre él. - Oh lia lo siento de verdad - me dijo Aarón, yo no escuché lo que dijo, aún estaba en shock. - Por favor escúchame. - me insistió. - No, déjame ir. - le dije y caí, escondí mi rostro entre mis rodillas y comencé a llorar. -No dejaría ir a la chica que amo. Aarón dudó un poco, y después se sentó a un lado de mí y trató de consolarme, yo simplemente me alejé.
- Volví porque te prometí que lo haría.- me dijo Aarón. Y era verdad, yo lo sabía. Yo quería que Aarón regresara, pero no hasta que descubrí que en realidad era un asesino. - Debería estar muerto ahora, pero hice todo esto por ti lia - continuó diciendo. Yo sabía que él tenía razón pero no quería escucharlo porque estaba demasiado enojada, y triste. - Yo te salvé liaExclamó. Cuando dijo eso, su voz se escuchaba muy débil, él estaba vivo, pero herido. Quité mis manos de mi rostro, y lo vi apoyándose en la pared cerrando sus ojos con muchas fuerzas, se estaba presionando su estómago, después olí... sangre. Rápidamente me paré y levanté su camisa, Aarón estaba sangrando mucho de su estómago... era una herida, o más bien, una puñalada. De nuevo me levanté rápidamente y fui al baño, donde estaba el botiquín de emergencias. Hice un desorden terrible pero encontré lo que estaba buscando, regresé con Aarón y lo ayudé llevándolo hacia el sofá, y de nuevo levanté su camisa. Cuidadosamente empecé a limpiar su herida. Me recordó al día anterior, cuando él limpiaba las mías, ahora todo había dado un giro.
- lia.- susurró mi nombre. Yo lo ignoré y seguí vendándolo. Guardé las cosas y regresé con él. Me incliné para ver la herida de nuevo y asegurarme de que estuviera bien vendada. Tuve cuidado de limpiar la sangre que aún quedaba, y de repente las manos de Aarón apretaron las mías. Traté de no mirarlo, pero él siguió mirando mis ojos, hasta que yo lo hice también. - No deberías tenerme miedo, tú eres la última persona a la que podría herir.- me dijo entonces. Bajé de nuevo mi mirada y de repente me tomó en sus brazos, no pronuncié palabra alguna porque yo en verdad necesitaba ese abrazo. En verdad necesitaba que me dijera que todo iba a estar bien. Pero entonces, Aarón utilizó las dos palabras más simples y a la vez tan hermosas que me haya dicho. - Te amo. Cuando dijo eso, me lancé hacia él, olvidándome de repente de su herida, debió dolerle. Mis labios se encontraron con los suyos y lo besé. Yo sabía que también lo amaba, y no me importaban los errores que pudo haber cometido, aún estaría siempre ahí con Aarón. Aarón me besó mostrándome lo agradecido que estaba conmigo, y lo feliz que estaba de que aún estuviera vivo.
Estábamos tan entregados en nuestro beso tan lleno de pasión que Aarón tuvo que alejarme un poco de él. - ¿Me estoy muriendo, recuerdas?- me dijo Aarón con una dolorosa sonrisa. Me reí un poco y acaricie su rostro. El cerro sus ojos y beso mi cuello, de mi boca salió un pequeño sonido nada común en mí. -¿Espera, que fue eso? No lo había escuchado en ti lia. - me dijo con una malévola mirada. Lo hice de nuevo y Aarón sonrió. -Sabes lia empiezo a creer que te prendo. - me dijo Aarón con un tono pícaro. - Oh sí, claro que lo haces
- le conteste. - Ah, me gusta tu sarcasmo - contesto y rió. Ambos reímos y rasque su barbilla, después le di un beso en la mejilla, él sonrió. - Si no fuera por el hecho de que estoy en mi lecho de muerte ya te hubiera comido a besos, ángel mío - exclamo Aarón con un tono aun débil. - Oh Aarón... - había olvidado por un momento que estaba grave. Me hice a un lado y levanté su camisa para ver si aún seguía sangrando. Me mordí el labio. - ¿Te sientes mareado Aarón? - le pregunte. - Por favor lia, soy todo un macho. - Deja las bromas, necesito saber. - Bueno está bien, te diré, si no fuera por el hecho de que estas aquí, estuviera llorando como un bebe. Me le quede viendo, lo decía enserio, lo noté porque su sonrisa se desvaneció. Mire su herida, no dejaba de sangrar. - Aarón, creo que necesitaras algunas puntadas. - le dije preocupada. - Oh, y ¿eso es malo? - me contesto con sarcasmo. Yo no sonreí a su humor, subí las escaleras y fui por el equipo de mi papa, él era doctor, y lo había visto trabajar ya en algunas ocasiones, además, me había enseñado ya varias cosas el verano pasado. Baje de nuevo y me senté a un lado de Aarón. - ¿Tu... eres mi doctora? - me pregunto Aarón sonriendo. - Además de tu ángel, sí, lo soy.
Aarón se acomodó y dejo que le curara la herida, a decir verdad se estaba poniendo peor. Lo veía mirar fijamente a la aguja, y después finalmente encontré su punto débil. - Esto te dolerá un poco. - le advertí. - Ya termina con esto. Cuidadosamente comencé a apuntar la aguja donde tenía que hacerlo, y entonces vi a Aarón hacer una mueca de dolor al principio. - No te muevas, "macho". - le dije y Aarón sonrió a medias. No podía dejar de ver la herida llena de sangre, y eso no me estaba ayudando. Sabía que podía ver todo su interior si apuntaba hacia en medio de la herida.... Ugh. Después de 15 minutos termine de hacerlo. Estaba segura de que mis padres estarían orgullosos de lo que acababa de hacer. Pero claro, ellos no estarían aquí para verlo. Cuidadosamente limpie la aguja y la envolví, la guarde de nuevo en el botiquín de papa. Vi a Aarón mirando fijamente su herida ya cocida. - ¿Te dolió? - le pregunte. - Mhmmmm, no mucho. Quite las cosas y volví con un plato de botanas y me senté a un lado de Aarón, recargue mi cabeza en su hombro mientas le cambiaba a los canales en la TV. - Aarón, aun no... Aun no te he dado las gracias por salvarme, no solo una vez, sino dos. - comencé a decirle. El bajo su mirada hacia mí. - Gracias, de verdad. - continué diciéndole. El acaricio mi cabello y me sonrió, me dedico una de sus más raras sonrisas. - Recuerdo lo desesperado que estaba cuando no te vi regresar a casa... - continué mirándolo mientras él hablaba - ... vi a los hijos de pu... - respiro profundo-... perdón, a la 'pandilla' reunirse en un lugar, persiguiendo a alguien, rápidamente supe que eras tú ya que no te vi regresar a tu casa, y también porque los vi bloquear el camino hacia tu casa. Recuerdo también cuando espiaba por tu ventana en las noches tratando de
adivinar ese sentimiento que me había preguntado por un rato.... te amaba. Nunca dejaría que algo malo te hubiera sucedido. Comencé a respirar más rápido de lo normal, sabía que iba a recordar esas palabras por el resto de mi vida. - Supongo que por un momento... pensé que era perfecto para ti, nadie te hubiera salvado sin matar a alguien. - continuo diciendo. Él se detuvo y miro hacia mis manos, lo estaba sosteniendo fuertemente, después las lleve hacia su rostro, era perfecto. - Eres perfecto Aarón, perfecto para mí. Aarón me miro a los ojos, tratando de creer que fui yo quien dijo eso. Bese su mejilla y el acarició la mía. Estaba de nuevo a punto de besarme cuando de repente, se escuchó un fuerte golpe en la puerta. Me levanté rápido pero Aarón se movió primero. Apago la televisión y mantuvo su mirada en la puerta, donde la habían golpeado. Yo lo miré a él con cierta preocupación en mis ojos, después se dirigió hacia la cocina, y yo lo seguí. Abrió la ventana de la cocina para tratar de ver algo. - No son mis padres, eso tenlo por seguro, hubieran usado sus llaves. - le dije a Aarón. Él se quedó junto a la ventana por unos segundos, después se asomó lentamente para ver quién era. -¿Aarón? - le pregunte dudosa. Aarón se alejó de la ventana, y escuche a mi perro ladrar fuerte por las personas, comenzó a moverse lenta y sigilosamente y me tomo de la mano, llevándome lentamente hacia las escaleras, me quede quieta por unos segundos y después comencé a seguirlo, Aarón trataba de hacer el menor ruido posible. Lo lleve hacia mi habitación y cuidadosamente cerré la puerta. - Ok Aarón, dime- le pregunte queriendo saber que pasaba, el me ignoro un momento y se asomó de nuevo afuera, por mi ventana. - ¡Aarón! - le volví a decir. El solo se limitó a poner su dedo índice en sus labios, haciéndome entender que guardara silencio. Camine hacia él y mire sigilosamente hacia la ventana, mi corazón se detuvo al ver quien, o más bien, quienes eran.
- ¡Oh por Dios! Aarón, ¿porque están aquí? Porque están esos estúpidos sujetos ¿¡ahí afuera!? - le dije, casi gritando. Aarón hizo un rápido movimiento y puso su mano alrededor de mi boca. - No tengo idea- me susurro a mi oído. Me soltó y de nuevo me asome, mirándoles, eran dos esta vez. Ellos estaban caminando dando vueltas por fuera de mi casa, mirando por las ventanas y golpeando de nuevo la puerta. - Tus padres, no han llamado? - me pregunto Aarón. - No, no desde hace...- me quede pensando y Aarón me interrumpió. - ¡Llámalos ahora! Corrí bajando las escaleras, mientras buscaba mi teléfono, tratando de esquivar las ventanas, tome el traste de botanas y mi mochila y volví arriba. Cerré mi puerta y los llame, espere hasta que mis lágrimas comenzaran a formarse en mis ojos, no pudo haberles pasado nada. Las lágrimas comenzaron a caer, al notar que no contestaban, me mandaba siempre al buzón de voz. Aarón se sentó en mi cama, y tomo mi mano. - Nada les ha pasado lia- me dijo tratando de calmarme, después me tomo por la cintura y yo lo abrase. - ¿Qué hay de tu hermano? - me preguntó. Limpie mis lágrimas y de nuevo tome mi teléfono, tratando de llamarle. Estaba casi segura de que no lo traía consigo, y no me equivoque, nadie contesto. Tome mi teléfono de nuevo, mientras veía a Aarón asomarse a la ventana una y otra vez. - Ya no hay nadie ahí abajo.- me aviso Aarón. Camine hacia la ventana, para estar segura, pero su carro aún seguía ahí. - Aarón... - no pude terminar porque en ese momento mi perro comenzó a ladrar fuerte, como enojado. - oh no, leo- (Leo es el nombre del perro). Estaba a punto de salir de mi cuarto para ir a ver, pero Aarón me detuvo y me sentó en la cama. - Ahora regreso.- me dijo y salió de mi recámara. Me quede ahí sentada contando los segundos que pasaban, y la puerta se abrió, Aarón volvió rápidamente y tomo mi mano, me levanto y me dirigió hacia el armario.
- ¿Aarón que está pasando? - le pregunte, comenzaba a alarmarme. Ambos nos metimos al armario, el cual era grande y había suficiente espacio. No demasiado pero lo suficiente para acomodarnos bien dos personas. Aarón cerró la puerta, y yo busque el interruptor, hasta que lo encontré y encendí la luz. - Los estúpidos tipos están inspeccionando la casa- comenzó a decirme Aarón. - ¡¿Qué?! - Bueno no por dentro... aun. - ¿Y qué están haciendo? - pregunté. - Parece que pusieron a dormir al perro y están recorriendo tu casa por fuera, estoy casi seguro de que no entraran. Me senté y él se sentó a un lado de mí. - Tenemos que estar quietos y en silencio, ellos tienen detectores de sensor. - ¿Y... te están buscando a ti? - pregunte. Aarón dudo un poco en responder. - Probablemente. - Ellos no se irán sin pelear. Aarón miro hacia mí no muy seguro de lo que quise decir. - No necesitas preocuparte por eso lia, ellos no nos encontraran. Esa respuesta no me convenció, no dejare a Aarón solo, estoy dispuesta a regresarle el favor, todo lo que hizo el por mí, lo haré yo devuelta.
1 hora después ellos se fueron. Nosotros dos salimos y cerramos las cortinas y checamos para estar seguros de que no hubieran dejado nada dentro. Subí las escaleras y fui hacia mi armario y saqué prendas nuevas, un pantalón liviano, rojo con blanco, y una blusa negra. Salí de mi habitación y entré a la de mi hermano, para llevarle algo de ropa a Aarón. Regresé y bajé las escaleras con una toalla y ropa limpia, y se la di a Aarón. Él había estado espiando por la ventana casi por una hora, y se relajó cuando me vio. Le di la ropa y entonces se acercó a mí, me besó dulcemente.
- Las damas van primero, yo seguiré aquí por si llegan tus padres mientras tú te duchas - me dijo él. - Aarón, ellos regresarán mañana, no hoy. Subimos las escaleras y Aarón me esperó en mi habitación. Me metí a bañar, el agua estaba perfecta, cálida y fresca. Salí y me cambié, me sequé mi cabello con mi toalla y salí del baño. Caminé hacia mi habitación descalza, y vi que Aarón estaba mirando mis posesiones. Miraba con curiosidad a mi retrato donde estaba en el verano. Me habían sacado esa foto en Long Beach, y habíamos tenido una reunión familiar en Estados Unidos. Lo abrasé por detrás y puse mis brazos alrededor de él, y entonces me cargó y me llevó hasta mi cama. Me dejó caer cuidadosamente a mi cama y ambos reímos. - Dejé el baño listo para ti.- le dije. - Está bien ángel mío. - me contestó y me besó la frente. Tomó su ropa y caminó hacia el baño. Froté mi cabello para secarlo mientras lo esperaba, me acosté después en mi cama mientras hojeaba una revista. Sentí una silenciosa brisa entrar a mi habitación y de repente sentí a Aarón deslizarse a un lado de mí, llegó y besó mi oreja. Me reí por el cosquilleo, besó mi cuello y yo suspiré. - ¿Sólo conseguí un suspiro? - me preguntó Aarón - ¿Qué quieres Aarón? Me volvió a besar más mi cuello. - Bueno, olvídalo, no quiero que seas una chica mala.- me contestó. - Mhmmmm... Lo empujé hacia mí y lo besé. Él me tomó de mi cintura mientras mis dedos se entrelazaban entre su cabello mojado. Aarón seguí provocándome y continuaba tratando de dejar de besarme para que lo empujara de nuevo hacia mí. La pasión se apoderaba de nosotros mientras nos besábamos con tantas ansias, sus manos bajaron hacia mis caderas, quite mis manos de su cabello y bajaron a su espalda, Aarón trataba de quitarse su camiseta mientras me besaba, me besó... diferente. Sus manos pasaron a estar en mi espalda mientras él tiraba de mi blusa tratando de quitarla también. Besé su cuello y su barbilla.
- Oh lia.- me dijo Aarón haciéndose un poco a un lado, mientras se sentaba en mi cama. - No creo que estés lista... sé que tienes ganas de hacerlo, pero sé que aún no estás lista. - me dijo mientras sus ojos bajaban para recorrer mi cuerpo. - Jaja, Aarón ¿me estabas probando?- le pregunté curiosa. Aarón sonrió y miró hacia mi cuello. - Algo así, pero, de nuevo me estaba yendo muy lejos. Tú haces que cambie mi forma de pensar lia. Me levanté y me acomodé la blusa. - Por un momento, me estaba preocupando por ti.- me dijo él. Yo reí mientras lo tomé de la mano y bajamos por las escaleras, miré fijamente su pecho, aún estaba vendado pero la mayor parte estaba desnuda, me mordí el labio. - Tal vez debí quitarme mi pijama también.- le dije con un tono travieso. - Me gusta más que estés cubierta mientras caminas en tu casa. ¿Por qué quieres mostrarme lo que yo sé que es mío? Sonreí y le di un codazo en el brazo, Aarón hablaba de mi cuerpo, y sí, tenía razón, algún día sería suyo. - Aarón, te amo tanto. - le dije sinceramente. - Ya lo sé.- me contestó dedicándome una pícara sonrisa Me abrazó y entonces me cargó, llevándome a la cocina. Tuve una buena noche. Me pareció una eternidad desde cuando estaba siendo perseguida en el callejón y Aarón. Aarón y yo cenamos en mi casa, después le presenté a Leo mi perro y yo realmente no paraba de reír, al parecer a Leo no le caía muy bien Aarón. Él lo trató igual que como le ladraba a los sujetos, yo le decía a Leo que dejara de estar celoso, ya que no le gustaba que Aarón estuviera cerca de mí. - ¿Lo ves? No le agrado ni un poco.- me dijo Aarón. - No te preocupes, siempre se porta así con extraños, créeme. - le contesté.
Tomé su mano y ambos entramos a la casa, nos acurrucamos en el sofá y vimos la televisión, recargué mi cabeza en su hombro, oliendo su aroma. Suspiré y sentí su mano deslizarse por detrás de mi espalda, acariciando mi cintura.
>>NARRA AARÓN<< Lia, no sé hasta cuándo vamos a estar juntos así. Esto me separará de ti, pero, voy a vivir mi vida como la planeé. Iba a estar fuera con mi hermano... haciendo las cosas que más quería y que habíamos acordado desde hace ya mucho tiempo. Pero, hay algo que no puedo sacar de mi cabeza. ¿Qué hay si lia comienza a salir con otro chico? ¿Y si ella me olvida? ¿Qué pasaría si realmente la lastimo y comienza a odiarme? Bajé mi mirada hacia ella. Estaba acurrucada sobre mi pecho como un gatito. Ella es tan angelical. Ella me entendió antes cuando le relevé lo que era... pero, de nuevo, sabía que la iba a lastimar. Cuando me valla, mi mente peleará contra dos mundos que en serio anhelo vivir. El primero, en el que quiero estar con mi hermano, escapar de la policía recorriendo todo el país... ser criminales. Asustar a los estúpidos políticos y al gobierno, bombardear cada persona relacionada con el gobierno, sabiendo que cualquier policía no podría dormir sin saber que tal vez estemos por ahí, muy cerca, bombardeando su casa o la de al lado. Y después, está el otro mundo. En el que pueda estar siempre con lia, de manera que también pueda cumplir con mis otros deseos y metas. Estar a su lado y sentir cómo mi mente cambia de ser mala a buena, como ella quiere. Unir mi corazón al de ella, llenándome con sus angelicales palabras y caricias. - Quiero estar por siempre con tigo Aarón...- me dijo lia. Esas palabras se metieron en mi cabeza mientras sentía una llama en la parte interior de mi garganta. No podía dejarla... pero no puedo llevarla conmigo. Ella levantó su mirada hacia mí, sabiendo que mi silencio era algo incómodo. Extendió sus brazos y me tomó la cara entre sus suaves manos. - Yo también.- le contesté, mi voz se entrecortó. - ¿Por qué no pareces tan seguro? Cuando dijo eso traté de verla a los ojos, pero fallé. ¿Por qué me preguntaba eso?
- ¿Aarón?...- comenzó a decir, escuchaba pánico en su voz, tomé sus manos. - No lo sé lia, quiero decirte, que... me iré tan pronto cuando mi hermano regrese. Tal vez se lo dije muy a secas, miré hacia sus ojos y vi que comenzaban a salir lágrimas de ellos, ella no se movió, y escuché que trataba de respirar constantemente. Miró a lo lejos, volteando de lado a lado insegura de qué hacer. - Por favor, dime que... esto no tiene nada que ver con... matar, por favor. - comenzó a hablar entrecortadamente, cerró sus ojos queriendo escuchar una mentira, traté de destruir el nudo de mi garganta. Me arrepentí de hacer esto con ella, pero era mejor decírselo directamente sabiendo que se pondría peor si mentía. - Yo... no puedo responderte eso...- mi voz se volvió seca. Sentía como si me estuviera matando a mí mismo mientras ella se alejaba de mí. No me miró y se levantó, después subió las escaleras. Caí en mis rodillas mientras trataba de alcanzarla y llegar a ella, pero era demasiado tarde. Me quedé ahí observando su piso de madera. ¿Qué demonios soy yo? Por supuesto que no merezco a alguien como lia. Ella es para alguien más, alguien que pueda ser como ella desea que yo sea. Es obvio que me va a odiar. ¿Qué mierda estoy haciendo? ¡¡No soy bueno para ella!! Solo soy un estúpido asesino con un pase seguro al infierno, y ella es... es... Ella es un ángel. Apenas y estaba consciente de que mi cara estaba húmeda, cuando me la froté con mi mano. Qué patético soy, no escuchaba ningún movimiento en el piso de arriba, todo lo que escuchaba era... silencio. Ella me odiaba, y era lógico, la lastimé. Está mejor sin mí, me levanté lentamente y subí las escaleras en silencio. Apenas y podía sentir mis piernas levantándose, llegué arriba y vi que la puerta de su habitación estaba cerrada, quería entrar ahí y decirle que haría cualquier cosa que ella quisiera a cambio de que no me odiara o que se alejara de mí. Entonces me senté contra su puerta, inseguro. La amaba, entonces ¿qué demonios estaba haciendo?
>>NARRA LIA<< Estaba en mi habitación sintiéndome... sintiéndome como si el mundo entero me hubiera dado una bofetada. Me sentía traicionada. Pensé que conocía el mundo donde había estado viviendo, pero era muy tonta, era demasiado estúpida para ver la realidad, aunque yo realmente no quería estar ahí.
Aarón.... lloré y lloré en mi almohada, solo quiero que las cosas estén... tranquilas. Sabiendo que no había nadie más por ahí que pudiera hacerle daño a Aarón. Yo quería saber que él estaba en el camino correcto, que él no era un asesino. No puedo soportar más esto. Entonces, escuché una respiración ronca, detrás de mi puerta, sonaba como si alguien estuviera recargado contra la puerta, llorando. Luché contra mi corazón hecho pedazos, sabiendo que él me necesitaba. Me bajé de mi cama y me acerqué en silencio. Abrí la puerta lentamente, tan rápido como abrí la puerta Aarón ya estaba ahí abrazándome. Él estaba de rodillas abrazándome por la parte de abajo, sujetando mis piernas con fuerza. - lia, te amo. - me dijo Aarón, siguió diciendo esas hermosas palabras como si fueran las únicas que podía pronunciar. Lo sentí llorar por un buen rato, me dolió hasta el alma, peor que si me hubieran cortado los brazos con una espada. Lo llevé hacia mi cama y lo abrasé por mucho tiempo. Sentí sus lágrimas bajar sobre mi cuello... sólo tiene problemas, él es solo un chico, Aarón aún tiene su alma pura, solo está manchada con la oscuridad... sabía que yo era su única luz. - Jamás te dejaría Aarón...- le dije con lágrimas en mis ojos. Aarón respiró profundamente y me besó en el cuello. Me empujó hacia mi cama y me regresó hacia él besándome de nuevo el cuello. Su boca bajaba cada vez más y sentía realmente que ambos estábamos en un horno, nuestra temperatura estaba al borde. Me estaba besando con mucha pasión mientras suspiraba de placer, mientras yo mordía su oreja. Seguía manteniendo esa idea en mi cabeza, en verdad lo deseaba, lo necesitaba, el momento era perfecto. Ambos estábamos solos en casa, en mi habitación, y no lo sé, tal vez... sería la última vez que podría tener la oportunidad de hacer el amor con Aarón. Sabía que aún era joven, pero no necesito experiencia para amar. Lo jalé hacia mí más cerca, y comencé a besarlo con más fuerza. Él hizo lo mismo, mientras yo seguía pensando en lo mismo... ambos estábamos juntos, y tal vez no podríamos estar así de nuevo. Me aparté lentamente y me quité mi camiseta, teniendo puesto solo mi brasier. Era negro y encajaba perfectamente con mi tono de piel. Aarón me besó entonces en el estómago, cerré mis ojos mientras Aarón lo hacía, lo seguí besando más y más mientras comenzaba a bajar sus pantalones. Lo sentí bajar, tal vez me podría detener, de nuevo. Después Aarón suspiró profundo y me besó aún más apasionadamente. Tomé entre mis manos su cabello que se enredaba entre mis dedos mientras acercaba mi cintura hacia él.
Lentamente me hice a un lado, Aarón estaba algo separado de mí, y de repente de nuevo lo sentí regresar hacia mí. Me besó de nuevo y sentí que me quitaba la parte inferior de mis pijamas, continuamos besándonos, mientras la fuerza con la que me abrazaba se volvía cada vez más dura, sentía como si su abrazo fuera imposible de romper. Esa noche, hicimos el amor. Después, comenzamos a respirar rápido. Aarón tenía su cabeza sobre mi pecho y estaba sonriendo. Comenzó a reír cuando me miró a los ojos. - Solo esperaste un día para caer en la tentación, nena.- me dijo. Le respondí con un jalón en el cabello. Su respiración se fue calmando y sentí sus latidos disminuir después de los duros golpes que hacía antes. Pronto comenzó a caer en el sueño, y yo puse mis manos detrás de su espalda. Me quedé dormida con el sonido de su respiración. Comencé a soñar... soñé que estaba arriba de un gran edificio, en una ciudad, se parecía a Los Ángeles. Estaba mirando abajo, hacia la calle y vi a unos policías. Escuchaba sirenas por toda la calle. Mi mirada cambió totalmente, sentí un ataque en mi corazón, aquél cabello dorado me era tan familiar, era Aarón. Él estaba saliendo de una camioneta, con una pistola. Aarón comenzó a dispararle a los policías, les disparó a 4 de ellos en el cuello, estómago y pecho. Mantuvo esquivando los disparos y veía gente corriendo con su cara llena de miedo. Me di la vuelta y miré que no había otro camino. ¿Cómo diablos llegué aquí? No había ni siquiera una puerta para bajar. Continué mirando hacia abajo, a medida que sentí como si estuviera cayendo. - ¡Aarón!..Trataba de gritar, pero las sirenas y los policías no dejaban escuchar mis gritos. Sentí como si fuera a saltar, me acerqué a la orilla, mirando hacia abajo, me di la vuelta y comencé bajar por el edificio... como si fuera demasiado fácil. Intentaba bajar lo más rápido posible para llegar abajo, pero una vez que estuve ahí... era ya demasiado tarde. Miré a hacia Aarón, y vi cómo los policías le habían disparado. Y lo miré mientras caía en la calle. Aarón Anderson se había ido. Mis gritos se volvieron silenciosos y sentí a alguien sosteniéndome, y sacudiéndome. - ¡lia, mi amor, despierta!
Abrí mis ojos para ver los suyos, aquel color miel que era ya familiar para mí. - Aa-Aarón.- le dije. Lo abrasé con todas mis fuerzas. - Estoy aquí hermosa.- me contestó con palabras suaves. Sentí cómo mis lágrimas bajaban sobre mi rostro. - Fue solo un sueño, tranquila.- me dijo y me dio un beso en la mejilla. - Prométeme, prométeme por favor...- hablaba entrecortadamente. - Lo que quieras, ¿qué pasa? Inhalé y comencé a decirle. - Prométeme, prométeme que no morirás... Aarón me abrazó muy fuerte. - Te lo prometo lia, viviré por ti. Solo por ti. En silencio entonces, comencé a quedarme dormida de nuevo, mientras ésas últimas palabras que me dijo sonaban con mi cabeza. - Gracias, te amo.- le contesté. Con ésas palabras comencé a cerrar mis ojos otra vez. Sus brazos me sostenían, me sentía protegida y segura.
Me desperté con el aroma del cabello de Aarón. Parpadeé y vi a Aarón en la misma posición en la que se había dormido. Su cabello estaba cerca de mi boca, y olía tan delicioso. La noche anterior, en el mismo lugar en que estábamos, lo habíamos hecho. No me moví en ningún momento, para no despertar a Aarón. Recuerdo lo indefenso que se veía Aarón ayer, y la forma en que se arrodilló para que no lo dejara, recordaba cómo ambos nos necesitábamos uno al otro y la hermosa manera en que me demostró que de verdad me amaba. Si no me amara, no tuviera que quedarse, hubiera podido dejarme e irse fácilmente cuando me encerré en mi habitación. Pero ahí estaba él, durmiendo en mis brazos. Miré hacia mi despertador, que estaba en la mesa a un lado de mi cama. Aún era temprano, tenía todavía 3 horas antes de que mis padres regresaran, jugué con el cabello de Aarón, toqué una parte de su espalda con mi dedo, contando sus lunares, todas esas marcas eran parte del chico que amaba tanto.
Estaba feliz de saber que había perdido mi virginidad con alguien que me había salvado la vida más de una vez, que se preocupaba por mí, y lo más importante..... Que me amaba. Sentí a Aarón moverse, las sabanas de la cama estaban enredadas entre nosotros. Sus ojos se abrieron una vez y se cerraron de nuevo, él tenía sus ojos cerrados, se acercó un poco más cerca de mí para que su rostro quedara junto al mío. - Tuve el mejor sueño lia.- comenzó a hablar Aarón, con voz aún de sueño. Me reí y él abrió los ojos, me miró a los ojos, y después hacia mi cuerpo. Tenía puesto mi brasier negro, y estaba tapada con las sabanas. - No fue un sueño Aarón.- le respondí. Acaricié su rostro y él me abrazó con una gran sonrisa. - Oh, ya lo sabía. Volví a reír y él me besó. - Me sorprende que tus labios no te duelan, por anoche.- me dijo. Recordé entonces lo enviciados que estábamos besándonos la noche anterior, nos quedamos acurrucados ambos en los brazos del otro, hasta que Aarón se levantó para vestirse. Aarón levantó del piso mi ropa y me ladeó con una sonrisa traviesa en su cara, sonreí y me sonrojé, y después me levanté para vestirme también. - ¿Cómo están tus puntos?- le pregunté, aún no se había puesto su camisa, entonces se dio la vuelta y me mostró. - Están bien, casi no me duele, gracias otra vez mi amor. Ambos bajamos las escaleras, Aarón me cargó, tenía mucha fuerza. Me llevó hacia la cocina y comenzamos a cocinar. - Yo me encargo del desayuno.- comenzó a decirme. - ¿Enserio? te puedo ayudar... - Yo lo haré. Entonces recordé mi habitación, era un desastre y tenía que arreglarla antes de que llegaran mis padres. - Ok, entonces lavaré las sabanas.
Aarón me sonrió y me di la vuelta para subir de nuevo las escaleras. Lavé las sabanas y la ropa de Aarón. Las puse en la secadora y volví hacia la cocina. - Justo a tiempo lia, recién terminé.- me dijo cuando llegué. Nos sentamos en el comedor y comenzamos a comer. Hablamos y reímos mientras desayunábamos. Aproveché el tiempo con él, ya que mis padres estarían en casa en cualquier segundo. - ¿Te veré mañana Aarón?- le pregunté. Aarón caminaba hacia la puerta, le di su ropa. - Por supuesto, en cualquier momento.- Se dio la vuelta y me abrazó con fuerza, lo abrasé también, sintiendo su corazón latir contra el mío. Aarón me besó tiernamente y se dio la vuelta para irse. - Te veré lo más pronto que pueda lia, cuídate.-
Me besó una vez más y se fue, cerré la puerta por dentro y subí hacia mi habitación, hice tarea y lavé mi ropa. Cuando terminé volví a mi habitación, tenía un mensaje de voz en mi teléfono, y lo escuché. Era de Aarón.
-"Si la policía te pregunta si me conoces, y eres cercana a mí, miente. Diles que no tienes nada que ver conmigo lia. Es lo mejor que podrías hacer. No les digas que me conoces, te veo pronto. Te amo."Tan pronto como lo escuché lo borré para no dejar evidencia, y volví a mi tarea. Mis padres estarían en casa pronto. Ya se les había hecho tarde, pero tenían que llegar. Después, escuché que la puerta abrirse, y cerrarse. Salí de mi habitación y bajé las escaleras. En ese momento vi a….
Mi cabello se puso de punta, la policía estaba aquí, dentro, en mi casa. Lentamente, regresé y corrí hacia mi habitación. Tomé mi teléfono, mis llaves y mi chaqueta. Me congelé y escuché las escaleras, todavía estaban ocupados revisando abajo. Cerré mi puerta en silencio. Hice algo de ruido, poco, pero ellos aún estaban distraídos abajo. Fui hacia la ventana para mirar por fuera, las patrullas estaban estacionadas afuera, en frente de mi casa. No había nadie dentro de ellas, qué suerte. Pero, ¿Por qué demonios están investigando mi casa? Decidí no correr el riesgo y salí por la ventana, lentamente me agarré del árbol que estaba a un lado de ésta, me subí con cuidado, alrededor de una rama, y cerré la ventana. Bajaba lentamente, y entonces, escuché la
puerta de mi habitación abrirse. Inmediatamente, quedé paralizada. Pero no me iban a descubrir. Me convencí de que no me iban a atrapar, ya me estaba yendo de ahí. Estaba agarrada al árbol y me dolía, me agarré de las ramas y lentamente seguí bajando. Casi estaba llegando a la barda, estaba a punto de saltar por ella, mi corazón latía cada vez más rápido, y en ese momento, de reojo, vi a un policía salir de mi casa. Me quedé congelada. OH NO... El sujeto era muchísimo más alto que yo. Se acercó a la patrulla y habló por su walky talkie. Tenía que moverme de donde estaba, me podrían ver tan pronto como regrese a la casa. Me imaginé lo que el policía iba a ver, una chica pegada a la pared como una falsa imitación de spider-man. Rápidamente me acerqué a la barda y salté. Caí en cuclillas en el piso, lo hice. Me senté detrás de los arbustos, en el césped, respiré profundo y traté de relajarme. Me asomé entre los arbustos y vi los pies de los policías caminando hacia dentro de mi casa. Lentamente me agaché y me fui corriendo por la banqueta. Me mezclé entre las personas que estaban ahí, como una inocente espectadora que veía cómo los policías trabajaban. Me di la vuelta y comencé a caminar, sin idea a donde ir. ¿Qué pasaría si me hubiera quedado ahí? ¿Qué hubieran hecho conmigo? Mientras caminaba lentamente, volteé hacia mi derecha, para ver aquel volvo negro tan familiar para mí, se detuvo a un lado de mí. Mi corazón se detuvo, eran mis padres. Caminé hacia el carro, mi padre estaba llamándome por la ventana, también mi mamá estaba ahí.
- Hey cariño, ¿A dónde vas?- me preguntó mi papá. - ¡Hola! Mhmmmm, está bien, me asusté un poco. La policía está en nuestra casa.- le dije. - ¿QUE? ¿Por qué? ¿Qué demonios hiciste lia?- me gritó mi mamá. - ¡Nada! - mentí - solo llegaron y comenzaron a revisar. Mis padres intercambiaron miradas, y miraron hacia la calle. Después mi papa miró hacia mí. - Sube al auto.- me dijo él.
Me metí al auto y mi papá manejó hacia mi casa. Ellos salieron del auto y entraron a la casa. - Espera aquí cariño- me dijo mi mamá. Me senté en el borde de mi barda y esperé. ¿Podría ser esto culpa de Aarón? ¿A qué se refería cuando dejó ese mensaje de voz? ¿Qué le había pasado a Aarón? Estaba mirando hacia abajo, y escuché entonces pasos de mi casa. Mi papá se veía preocupado, y molesto. - ¿Está seguro oficial? No veo alguna manera porqué no llamaron para entrar en nuestra casa así.- comenzó a decirle mi padre. - Tenemos órdenes, y hacemos lo que se nos ha dicho. El hecho de que descubrimos a su hijo ebrio en una fiesta, consumiendo drogas, encaja perfectamente con el criminal al cual buscamos. Su aparición fue de gran importancia en nuestras investigaciones. - ¡Bueno pero, ustedes saben que él no es el único joven a su edad que puede estar ebrio! El oficial se alejó mientras seguía hablando con mi papá, mi mamá los veía, estaba preocupada por Xavier.
- Mamá....- le dije, ella se acercó a mí y me abrazó. - Xavier va a estar bien ¿verdad?- Claro que sí lia- me respondió. Caminé hacia dentro de mi casa. Los policías ya se habían ido, y me senté en el sofá. Mi mamá y mi papá entraron. - Tendremos que ir a ver a Xavier.- me dijo mi mamá. - Ok, mejor tráiganlo a casa.- le conteste. - Oh claro que lo traeremos querida.- dijo mi papá. Mi papá estaba muy enojado, claramente, él quería un mejor comportamiento para su único hijo varón.
- Está bien papá, que les vaya bien.- me despedí.
Ellos se fueron y bloquearon la puerta, recordé entonces el día anterior con Aarón, ambos sentados viendo televisión. Sentí lágrimas en mis ojos, pensando qué sería de mí sin él. Mi mayor miedo, era despertar y no encontrarlo, sin ni siquiera un 'adiós', dejarme e irse así. Eliminé ese pensamiento de mi cabeza y me levanté, y me fui hacia mi habitación. Mis cosas estaban en el mismo orden que las dejé, que suerte que los policías no hicieron un desorden. De repente escuché a alguien tocar la puerta por fuera, miré por mi ventana, mi corazón se sintió cálido y a salvo cuando vi quien era. Corrí por las escaleras y abrí la puerta, y ahí estaba él. El señor Aarón Anderson.
Cuando lo vi, salté hacia sus brazos. - Ah amor, te extrañé también.- me dijo Aarón. Cerró la puerta por detrás y caminó cargándome hacia mi sala, mirando a todos lados. Me bajó y tomó mis manos. - Aarón... - ¿Estás bien? Nada pasó ¿verdad?- me preguntó. - No, no, estoy bien. La policía estuvo aquí buscando a mi hermano.- le dije, él me miró a los ojos preocupado, y después bajó la mirada. - Lo atraparon en una fiesta, y la policía estuvo buscando evidencias aquí. Aarón aún estaba quieto, y sin hablar.
- ¿Aarón?- traté de llamar su atención. Él lentamente levantó su mirada para verme a los ojos. - Me iré... mañana. Su voz se entrecortó cuando me lo dijo, Sus ojos estaba rojos, casi derramando lágrimas, era evidente que le dio coraje al decírmelo. Su boca temblaba. Yo estaba demasiado anonadada y perpleja como para decir algo. Sentí como si Aarón no hubiera pronunciado palabra alguna, aún no había asimilado sus palabras.... nunca iba a volverlo a ver de nuevo. Él escogió matar, asesinar estaba sobre mí. ¿Y si nunca regresa? ¿Y si muere fuera de mi alcance? Mi pesadilla de anoche regresó a mi mente mientras recordaba a Aarón caer...muerto. No... Pensé que me amabas, sentí sus manos tomar las mías a medida que levanté la mirada para verlo. Esto era insoportable. - Por favor lia, no quiero que pienses.....- me dijo pero mis pensamientos vinieron a mi
mente en ese preciso momento Creo que su amor nunca fue real, sólo me quería llevar a la cama. Así son todos los 'chicos malos'. Y ahora que lo consiguió, me dejaría. ¿Todo esto fue actuado? ¿Todo este tiempo me mintió? Ese sentimiento oscuro vino hacia mí, sitiando casi como si estuviera hirviendo. - ... que te estoy dejando - mis pensamientos cortaron lo que decía, y continuaba diciendo.- la manera en que....- trato de seguir pero me di la vuelta. ¿Por qué tiene que decir adiós? Estaba segura de que no lo haría después de lo que pasó anoche. ¿Porqué no solo se fue y ya? Eso pudo hacer mi vida mucho más fácil. - lia, por favor, no quiero que pienses que solo te utilicé.- me dijo. - Solo déjame.- mi voz se escuchó entre un susurro fuerte, sin emoción en la frase. Sentí mis ojos derramar lágrimas mientras estaba ahí parada mirando hacia mis pies. - ¡No! No te dejaré hasta que te diga... un adiós adecuado. - Aarón, me utilizaste, no me amabas. ¡Me entregué a ti! Ahora escoges ser un criminal, sobre mí. ¡Te demostré de verdad que te amaba! Ahora solo te irás...- lia ¡TE AMO! ¿Qué estás diciendo? No te estoy dejando....- me dijo pero lo interrumpí - Aarón por favor… ¡Ya vete! Me levanté en el momento que le dije aquellas palabras a Aarón, él me miró, se veía triste, pero a la vez molesto. Estaba poniendo de su parte toda su paciencia. -lia. - susurró mi nombre. Se acercó a mí y me abrazó. Traté de no abrazarlo, mis brazos se quedaron flojos y colgando hacia los lados, no lo abrasé. - No quiero que mueras Aarón.... no quiero que mates.- le dije con un tono triste. - ¡Pero es lo que hago! Me dejó de abrazar y se quedó mirándome. Finalmente, admitió que no va a cambiar. Estaba muy equivocada sobre ser capaz de hacerlo cambiar. - Adiós Aarón.- le dije.
El me dedicó una última mirada, una lágrima calló mientras caminaba hacia la puerta. - Debiste haber aprendido a aceptarme, de la manera como soy.- exclamó en voz baja. - Error mío. Aarón jaló la perilla de la puerta, apunto de salir. Volteó por su hombro derecho y me dijo entonces.
- Adiós lia. En verdad te amo. Susurró lo último y se fue. El silenció fue absoluto. Después corrí hacia mi habitación, me cubrí la cara con mis almohadas y lloré.
En los últimos 4 meses yo había sido un desastre. Había dejado a Aarón resbalarse entre mis dedos, se había ido. La gente me preguntaba que qué me pasaba. Me volví callada y distante a los demás. Mis padres pensaban que era por mi hermano, pensaban que yo lo veía como un héroe, y me falló. Estuve de acuerdo con eso y no discutí, Aarón había mantenido su palabra, él se había ido para siempre. Me sentía traicionada y utilizada, pero más que nada, me sentía culpable. Cuando recordaba a Aarón, sabía que podía haber hecho todo mejor, lo pude haber cambiado completamente, me culpaba a mí misma por eso y muchas cosas, me culpaba por haber sido tan fácil y haber caído, me culpaba por no ser feliz. Me había comprometido más con la escuela que con cualquier otra cosa, eso me distraía de todo. Me volví la estrella de soccer también, todo lo que hacía era perfecto, pero ya no tenía vida. Tan solo estaba dedicando más tiempo a cualquier cosa, en vez de encerrarme en mi casa. Tuve un mal momento el primer mes cuando Aarón se había ido. Recordaba todo exactamente como si hubiera pasado hace un par de horas, cuando nos sentábamos en el sofá a mirar televisión, cuando estábamos en mi habitación, cuando cocinábamos o comíamos juntos, me había vuelto aburrida e insensible. No había sido yo misma últimamente, todo era lo mismo, evitaba ver las noticias a toda costa. Fue un día en la escuela, donde estaba caminando hacia mi casillero después de la cuarta hora antes de quedar de verme con mis amigos en el almuerzo, abrí mi casillero y metí dos libros ahí, arreglé un poco el casillero ya que algunas cosas se habían desordenado. Estaba arreglando algunos documentos en una carpeta cuando de repente escuché a alguien detrás de mí. - ¡Hola lia! Me di la vuelta para ver a Nathan sonriendo dulcemente cargando su mochila sobre su
hombro. Nathan era un gran amigo mío, me recordaba a mi fiel Golden retriever que tuve hace años, solo que Nathan tenía cabello oscuro en su rostro. Había dejado su patineta a un lado. - Hola.- le respondí, cerré mi casillero y volteé de nuevo hacia él. - ¿te puedo ayudar en algo? Comencé a caminar y Nathan iba a un lado mío. Miré a un par de chicas pasar y suspirar mientras veían a Nathan caminando junto a mí. - Nat, solo pensé en esperarte, ya que vengo de la clase de la Sra. Kingston (?) tarde. La clase de la Sra. Kingston, estaba cerca del piso en el que nosotros estábamos, mi estómago se revolvió cuando recordé cómo Aarón me había defendido del Profesor Adams hace meses. Luché contra mis lágrimas mientras miraba por el pasillo. - ¿Estás bien lia? Tengo un minuto si quieres...- Nathan dijo esas palabras de verdad, no estaba fingiendo, no como Aarón. - ¡¿Hola?! Tierra llamando a lia.Parpadeé y miré a lo lejos. - Estoy bien, de verdad. - le respondí, mi voz se entrecortó un poco cuando lo dije, y no lo miré a los ojos. Sentí que me tomaba mi mano para que lo viera a los ojos. Él me miró y me abrazó, me quedé en shock un momento, no me habían abrazado en mucho tiempo.
Respiré el aroma de su colonia, no era una esencia muy común que los chicos solían usar. Nathan me apretó con más fuerza y yo le devolví el abrazo. ¿Por qué estaba haciendo esto? Estaba muy segura de lo que sentía Nathan por mí, pero, ¿podría yo sentir lo mismo también? Lo conozco desde hace mucho tiempo, él ha sido siempre uno de mis amigos más fieles, siempre había estado ahí cuando yo lo necesitaba, ¿cómo podría herirlo? Yo tenía a...Aarón. - Puedes contarme lia. Me dijo. No, no, no, no, por supuesto que no podía contarle.
¿Qué se supone que le diría? ¿Que mi novio me dejó para ir a matar gente? ¿Que era un criminal y prometí no decirle a nadie? ¿Qué me acosté con él mientras mis padres no estaban? Lentamente levanté mi mirada, preparándome para mentirle en su dulce y amigable rostro. - Es... es que...- comenzaba a decirle pero me interrumpieron. - ¡Hey Nat! Tenemos practica hoy después de la escuela.- le dijo un chico que conocía desde 2 grado. - Ya me habían dicho Mark, gracias.- le contestó y le dedicó una sonrisa, después regresó a nuestra conversación. - Entonces ¿Qué te pasa? - Es solo que mi hermano ha avergonzado a nuestra familia, me afectó más de lo que debería.- le contesté, MENTÍ. Nathan me miró sospechoso. - Lo siento mucho, tu hermano debió saber que eso no estuvo bien. Yo solo asentí y traté de alejarme de su alcance. Nathan fingió no darse cuenta, ambos caminamos hacia donde estaban los demás chicos. Estaba completamente quieta y callada, dejando que la culpa me comiera viva. Me sentía terrible, caminé hacia Lucy y me abrazó, como siempre lo hacía. Me senté con las chicas y los chicos se sentaron al otro lado de la mesa. - Siempre te ves un poco pálida lia.- me dijo Jane preocupada. - Cierto.- contestó Fernanda tocándome la frente.- debes tener fiebre. Lucy también sintió mi frente y después tocó mis manos. - ¡Estás hirviendo!- exclamó Lucy al momento de tocarme. - No, solo es la temperatura de aquí, no se preocupen.- traté de calmarlas. - No deberías ir a practicar soccer hoy, mejor quédate a descansar. - me sugirió Lucy. ¿QUÉ? - No. no, estoy bien. Si me siento mal no iré.- les mentí. No, claro que no abandonaré el soccer. - Si quieres, yo le puedo decir al entrenador...- Jane también estaba en el equipo.
- De verdad, ¡ESTOY BIEN!- les dije casi gritando. Había levantado demasiado mi voz, a lo que los chicos voltearon a ver qué pasaba y me sentí incomoda. - Perdón, pero en verdad estoy bien.- les repetí. - Si tú lo dices.- contestó Fernanda. En ese momento llegó Nathan, y me dio un jugo de naranja. - Tómatelo.- me ordenó Nathan. Lentamente miré hacia él. - Gracias.- le contesté. - Cuando quieras. El timbre sonó y caminé hacia mi clase, pensaba... ¿Qué hubiera hecho Aarón? Cargarme y llevarme lejos de ahí por supuesto. Entré a mi clase hirviendo en temperatura, me tomé el jugo de naranja que Nat me había dado, me sentía un poco mejor. Tomé un poco más para mejorarme. Después de la escuela, Nathan me alcanzó mientras yo iba hacia los casilleros para ir a practicar. - ¡Hey, Hey! Usted señorita se irá a casa.- me dijo él. - ¿Qué dices? Me siento bien, gracias por el jugo- le estaba diciendo, en ese momento tomó mi mano. Nathan levantó sus cejas. - Estas hirviendo, lava girl, te llevaré a tu casa. Se aferró a mi mano tomándola con fuerza y comenzó a acompañarme hacia mi casa. - ¿Qué hay de tu practica de básquetbol?- le pregunté. - El entrenador se divorció, ahora se desquita con nosotros... tú sabes, mejor me pierdo eso. Oh diablos, ¿Qué puedo hacer para que regrese a la maldita escuela? - Vamos por favor, regresa a la escuela.- le sugerí. - Tendré que ir a casa una vez que te acompañe a la tuya, después iré a ayudarle a mi papá en su oficina.
- ¡PORFAVOR!- le dije levantando un poco la voz. - No empieces lia. Gruñí y seguí caminando, de repente, Vi algo en mi árbol. Era aquel cabello dorado tan familiar para mí, aquel que podría reconocer donde sea. - ¿Viste eso?- pregunté, me acerqué un poco y no vi nada. Nathan miró donde le dije y comenzó a reír. - ¿Ver qué? Necesitas un descanso, ahora comienzas a ver cosas lia.Me dijo y después me soltó de las manos para que caminara hacia mi puerta. - De verdad debí ir a la práctica, te odio Nathan.- le dije en tono de burla. - ¡Ja! Lo sé, lo sé. Espero que te sientas mejor. Nathan esperó a que entrara a mi casa, él era lo suficientemente inteligente como para darse la vuelta estando yo aún afuera. Hubiera corrido de regreso hacia la escuela. Me dijo adiós con su mano y cerré la puerta, lo miré mientras se iba. Una vez que lo perdí de vista salí hacia el árbol, busqué entre mis plantas y el jardín, no encontré nada.
Nathan tenía razón, estaba comenzando a ver cosas.
>>NARRA AARÓN<<
Esperé afuera de la casa de lia. Había vuelto para verla, para decirle que la amaba y no la había dejado. Esperé al otro lado del árbol, me sentía triste y asustado, tenía miedo de que no sería capaz de dejarla otra vez, pero estaba emocionado de ver sus hermosos ojos y tocar su suave piel, decirle al oído que LA AMABA. De repente la escuché llegar, eché un vistazo y... la vi. La vi con aquel chico de la escuela, al cual recuerdo que le gustaba mi chica, mis ojos lo miraron a él. Sentí mi temperatura elevarse tanto que estaba hirviendo por dentro, mis puños se cerraban con fuerza a mis costados, sentí un gran descontrol sobre mí. Me sonreí a mí mismo. Estas MUERTO- pronuncié entre susurros muy bajos.
Miré a lia caminar más cerca hacia su casa, los escuché platicar y pronto lia ya estaba caminando hacia su puerta. No pude escuchar bien su conversación ya que sentía que me quemaba por dentro, casi hasta podía escuchar las flamas dentro de mí. Ese maldito perro la esperó hasta que se metiera a su casa, después lia cerró la puerta y el estúpido se fue. Inmediatamente lo comencé a seguir, me agaché entre los arbustos quería sorprenderlo y atacarlo en el piso. No... No, haré algo peor. Esperé a que me llevara algo de ventaja en distancia, entonces comencé a asecharlo, mis pies tocaron la calle como una sombra, nadie me podía escuchar, mis brazos eran mi arma mortal. Ese hijo de puta no tiene idea de lo que le espera.
>>NARRA LIA<<
Me quedé dormida por un rato, necesitaba de verdad un descanso. Me desperté y miré la puesta de sol en mi ventana. Bajé por las escaleras para hacer mi tarea, cociné algo de lasaña e hice mi tarea tranquilamente, me quedé pensando... cuando vi a Aarón en el jardín, esperándome. ¿Era él? ¿Por qué estaba ahí? ¿Por qué vino? Terminé y subí de nuevo las escaleras, tomé mi teléfono. Tenía 14 mensajes sin leer. Los leí, sorprendida por la cantidad que eran. - Oh no.- me dije en la mente al momento que mi estómago se tensó. Todos los mensajes decían lo mismo. "¿Has visto a Nathan?" "¿Lo viste después de la escuela?" El último era el más reciente. "¡Encontraron a Nathan lia! Está en el hospital, no está nada bien." Caí en mis rodillas. POR SUPUESTO, Aarón había ido detrás de Nat, corrí hacia mi habitación y llamé a Lucy. - ¡Hey lia!- me contestó - ¿Irás a ver a Nathan?
- Sí por supuesto, ¿quieres que te lleve? - Sí, te esperaré afuera. - Ok. Salí de mi casa y pronto vi a Lucy llegar en su Beetle rojo. Esperé a que se acercara y después nos fuimos rápidamente al hospital, Lucy pasó a recoger todavía a algunos de los demás chicos, el resto ya estaba en el hospital. Mi cabeza se enredó entre tantos pensamientos mientras llegábamos al hospital. ¿Por qué Aarón? ¿Por qué? Finalmente Lucy se estacionó en un lugar cerca de la puerta, me bajé y corrí. Los demás ya estaban a un lado de mí cuando estaba en el escritorio, frente a la despachadora. La mujer pelirroja levantó su mirada sorprendida por tanta gente, y se levantó. - Venimos a ver a Nathan, Nathan Robinsón.- comenzó a decirle Lucy. - Oh si claro, pero no deben hacer mucho ruido, es mejor que los demás esperen en la sala de espera.- le contestó la mujer. - ¿Cual sala?- pregunte. - Por favor, espera en aquella sala.- me dijo señalándome una sala a la derecha. Estallé en mi interior, y fui hacia la sala de espera. Cuando entré, Christian, Charlie y Thomas ya estaban ahí, y algunos miembros del equipo de Nathan. Corrí hacia ellos para que me dijeran lo que sabían. -¿Qué paso?- pregunté asustada. - Dicen que Nathan está en serias condiciones, lo encontraron en un callejón cercano a su casa, alguien lo apuñaló.- me dijo Charlie. - Fue algo horrible...- dijo Christian asustado. - ¿Por qué alguien haría una cosa así?- comentó Fernanda. Me senté en un sofá y bajé mi mirada, mirando hacia mis rodillas, estaba llorando. No estaba escuchando realmente su conversación, pero pude escuchar a Thomas decir la parte más dolorosa de todas. - Lo apuñalaron 13 veces, en todo su cuerpo.
Eché mis manos a mi cara, no pude contener mi llanto. Mis amigos me dieron una palmada para consolarme, sintiendo sus manos sobre mis hombros. Fui la última persona que lo vi bien, en verdad sabía quién lo había herido, yo era la causa por lo que todo eso había pasado. Pero, ¿qué podía hacer? ¿Debería regresar con Aarón?
Oh Aarón.....
>>NARRA AARÓN<< Miré la televisión en mi sofá, tenía sueño. Mientras sostenía una botella de licor sobre mis manos, me reía de las cosas más estúpidas. Aquel 'chico bonito' tuvo su merecido. Recuerdo la manera en la que gritaba y gritaba mientras lo lastimaba con mi navaja. Qué momento tan magnifico, qué risa. Tuvo suerte de no estar muerto, tuvo suerte de que no lastimé su cara bonita. Tuvo suerte de que no terminé de asesinarlo ahí mismo. ¡LIA ES SOLO MÍA! Bebí de mi botella de whisky hasta dejarla ya casi vacía, qué día el de hoy. Le cambiaba a los canales de la televisión hasta que di con las noticias, tenía un título en grande que llamó mi atención. "~ Adolescente de 16 años fue encontrado apuñalado a medio día cerca de un callejón"~ Mis ojos brillaron con anticipación, amaba la manera en que la gente gritaba, por lo asustada que estaba. Amaba la forma en que pensaban que iban a seguir viviendo... que gente más estúpida. Creo que visitaré a lia en la mañana. Mi hermano se quedó en Universal City mientras yo iba a disfrutar 3 días de descanso. Y aquí estaba, agotado, agotado, demasiado agotado. Agotado sobre mi sofá... sobre el sofá gris en el que alguna vez tuve a lia. ¿A quién puedo engañar? Jamás en mi vida iba a cambiar. Tomé otro trago y dejé mis ojos caer en el sueño.
>>NARRA LIA<<
Mi mamá me recogió del hospital 3 horas después, en esas tres horas me la pasé en la sala de espera, preguntándole a cada doctor o enfermera que pasaba si Nathan estaba bien, pero no obtuve respuesta. Aún estaba llorando cuando mi mamá llegó. - De verdad siento mucho lo de Nathan cariño.- me dijo mi mamá en un tono suave. Yo solo asentí no podía hablar, o rompería en llanto de nuevo. Llegué a mi casa y subí por las escaleras, jamás había subido tan lento, caminé hacia mi habitación, me sentía tan ligera y transparente como un fantasma. Me dejé caer en mi cama. ¿Por qué lloraba? ¿Estaba llorando por Nathan? ¿O tal vez por Aarón? La realidad llegó a mi mente, estaba llorando por ambos. Todos esos pensamientos se enredaban en mi mente, de una manera terrible. Todo tenía que ver conmigo. Todo era mi culpa. Escuché a alguien dejar algo sobre mi mesa, después cerraron la puerta. Mi madre me había llevado comida, un sándwich y una malteada de chocolate. Pero no había algo que pudiera comer ahora. De repente, un extraño pensamiento quedó atrapado en mi cabeza, ir a ver a Aarón. Eran casi las 10 p.m. aún tenía tiempo. Acomodé mi cama de manera que pareciera que estaba dormida, puse 3 almohadas de manera vertical y las cubrí con una manta. Me salí por la ventana, me trepé al árbol, tomando la misma ruta que había tomado la otra vez que los policías estaban en mi casa. Salté hacia el jardín y me arrastré por las plantas para salir. Cuando estuve lista, comencé a correr. Corrí por aquellas calles como un fantasma. Llegué hacia las calles que sabía que me llevarían hacia su casa. ¿Por qué estaba tan desesperada por verlo? No... No era desesperación, era enojo. Corrí aún más rápido hasta que mi coraje se convirtió en energías. Minutos después llegué a su casa. Estaba igual como la recordaba, silenciosamente miré por la ventana de su habitación ya que él siempre la dejaba abierta. Eché una mirada por dentro, todo estaba oscuro pero la luz de la luna hacía que todo brillara. Aarón no estaba ahí. Caminé hacia su puerta y entré silenciosamente de puntitas, no escuché nada. Cuidadosamente entré por su vestíbulo y llegué hacia la sala. ¿Qué demonios estaba haciendo? ¿Por qué mierda estaba en esa casa? ¿Qué hará Aarón? Pero de algo estaba segura... no le tenía miedo. Con ese último pensamiento en mi cabeza lo vi. Estaba dormido con su camiseta negra y sus Jeans oscuros. Las líneas blancas de sus converse brillaban contra la luz. Estaba dormido boca abajo en el sofá con una almohada bajo su cabeza. Sus pies colgaban del sofá, su mano izquierda colgaba también como si hubiera estado
agarrando una botella que estaba sobre el suelo, a un lado de él. Se veía tan tranquilo... tan pacífico, todo lo contrario a lo que él era. Después el arrepentimiento llegó a mi mente, una idea de último minuto comenzaba a quemarme mi cabeza. Tal vez no había sido Aarón. Me acerqué y vi hacia la botella que estaba sobre el piso. Había estado bebiendo, caminé después hacia la cocina, me paralicé. Su navaja estaba cerca del lavabo, lleno de sangre. Sí fue él. El miedo se apoderó de mí como si me estuviera quemando, y los latidos de mi corazón se aceleraron a un ritmo increíble. Por primera vez tenía miedo de estar ahí. En ese momento... escuché a alguien caminar detrás de mí.
Escuché pasos detrás de mí. Me di la vuelta y quedé totalmente perpleja. Era él, Aarón Anderson. Él también me veía paralizado, ambos estábamos anonadados uno frente al otro. Luego dio un paso hacia adelante, la luz de la luna que entraba por la ventana me alumbró para ver su rostro, se veía inseguro. Cuando dio un paso adelante, yo retrocedí. Aarón se quedó perplejo por mi respuesta. Retrocedí un paso más. ¡Qué estúpida era! ¿Por qué estaba ahí? Me tenía que ir. Tenía que correr. Retrocedí más esta vez, toqué la pared y comencé a correr, pasé por una puerta y corrí hacia su habitación. Cerré fuertemente la puerta detrás de mí. Luego salí por su ventana y lo escuché abrir la puerta de su habitación, salté y corrí. Me di la vuelta para ver que no saliera por la ventana también. De repente escuché que abrió su puerta principal. - Oh no...- me decía por dentro. Corrí lo más rápido que pude, hasta sentir un par de brazos invisibles jalarme por detrás. Vi un par de manos entrelazarse alrededor de mí, él me abrazó con mucha fuerza. - ¡Déjame....- trataba de decirle, pero entonces sentí una mano cubrir mi boca. Luché contra sus brazos, tratando de sacarme. ¿Por qué? Estaba realmente asustada. Me apretó con más fuerza y me llevó de nuevo por el mismo camino que habíamos venido. Sentí lagrimas resbalarse por mi rostro. Iba a morir. - ¡¡¡Mmmhhpphhh!!- era lo único que podía salir de mi boca. - lia.- susurró mi nombre a mi oído mientras cerraba la puerta por detrás. Aarón me soltó y me aparté de él, el miedo recorría todo mi rostro, Aarón fijó su mirada en mí. - ¿Por qué lo hiciste..?.- me dijo, pero volteé mi rostro y caminé de nuevo alejándome de él. - ¡lia!- de nuevo dijo mi nombre pero ahora con un grito.
Me tomó por detrás y me volteó, tomó mis manos y me hizo mirarlo a los ojos. - ¿Cómo pudiste ser tan frío? eres una bestia.- comencé a decirle, Aarón quedó perplejo, yo estaba temblando. - ¿Por qué? ¿Por qué atacaste a Nathan? Aarón no se esperaba que le dijera eso, esperara a que me dejara ir o se debilitara, pero no lo hizo. - Sí, yo lo hice.- contestó con frialdad. Lo miré enfurecida, obviamente él lo había hecho. Aarón me miró y puso sus manos sobre mis mejillas húmedas. Retrocedí un paso pero él no me dejó ir. - ¿Por qué regresaste?- le pregunté, Aarón se quedó quieto. - ¿Regresaste para matar a toda la gente que quiero? - No....- me contestó. No le creí. -¿Por qué dejaste ir todo tu coraje contra Nathan? ¿Qué te ha hecho él?- le pregunte mientras mi voz se hacía más aguda. - ¡Él te quiere! Cuando dijo eso me quedé paralizada. Evidentemente lo hizo porque sintió celos. Y en ese momento, supe que no podía continuar amándolo así, pensar en él, esperar a estar con él. Tenía que hacer lo que era mejor. Traté de despejar mi garganta para que me saliera mejor mi voz. Aarón podría matarme por lo que estaba a punto de decir. - ¿Y qué si yo también lo quiero?- sentí claramente la mentira entre mis palabras. Era buena mintiendo, pero eso no significaba que después sintiera culpa. Aarón literalmente quedó como estatua, no esperaba eso, nunca pensó que le podría hacer eso. Su agarre se congeló, pero también se hizo débil no podía respirar mientras veía el dolor reflejarse en sus ojos. Retiré sus frías manos de mi rostro mientras trataba de irme, Aarón estaba tan paralizado como una escultura. Le mentí, y fue una de las peores mentiras que había dicho en mi vida. Aarón comenzó a respirar aceleradamente, tomó mi rostro en sus manos de nuevo y se acercó a mí. Tan cerca que pensé que iba a juntar sus labios con los míos.
- Dime que lo quieres.- me dijo con su ya típica frialdad. Mi esófago bloqueó el aire que apenas sentía. Sus ojos... sus hermosos ojos miraban fijamente los míos. Su nariz tocaba la mía. - ¡Dilo!- exclamó fuerte. Era lógico que no me iba a dejar ir sin pelear, eso era lo que sus ojos me mostraban. No me creyó, tampoco yo. Respiré profundamente, no podía decirlo, pero tenía que hacerlo. Abrí mi boca para decir aquellas dolorosas palabras que yo nunca podría pronunciar. Los ojos de Aarón hicieron todo difícil, los miré... estaban más hermosos que como aparecían en mis sueños. ¿Todo esto era por nuestro bien? ¿Podría vivir sin Aarón? ¿Podría aceptarlo como él era? Aún tenía mis labios entre abiertos para decir esas palabras. De nuevo sentí lágrimas resbalando por mis mejillas. No podía hacerlo. Cerré mi boca y bajé la mirada
>>NARRA AARÓN<< - ¿Y qué si yo también lo quiero?- dijo de repente liaDolió, me ardió por dentro. Ella se estaba preguntando qué haría si, si... si ella también lo quería. Debí haberlo visto venir, más bien, ya lo veía venir. Ella era perfecta, cuántas veces había pensado que ella no era para mí. Paralicé mis pensamientos y miré sus hermosos ojos. Entonces me di cuenta de algo, ella estaba diciendo la verdad... o simplemente era buena mintiendo. Había cambiado demasiado rápido, lia no me amaba tanto como yo a ella. Una pequeña luz llegó a mi mente, como una vela en la oscuridad. NUESTROS RECUERDOS. Llegaron a mi cabeza rápidamente, -espera...-. Ella me dio la única cosa que jamás le hubiera dado a nadie, no a cualquier persona. Lia Me dio su virginidad, se había entregado a mí. Sus ojos comenzaban a ponerse rojos, lo que en realidad quería era que me alejara de ella, así no tendría que venir a buscarme. Lo que ella quería escuchar era que no la amaba, así podría irse, y hacer todo más fácil. Entonces, sus labios se entreabrieron y trató de hablar, respiré profundo, tomé con mis manos su suave y delicado rostro, acercándolo más al mío, y la interrumpí. - Dime que lo quieres.- le dije.
En ese instante lia se congeló. Vi en sus ojos también mirar al pasado, ella también me amaba en verdad, esperé a que me mintiera, sabía que lo haría. Pero si en realidad no quisiera estar con migo, lo diría simplemente.... yo no me opondría, mis manos se tensaron. - ¡Dilo! - exclamé más fuerte. Comenzó a temblar, y respiró... comenzó a abrir sus labios, inhaló aire. Estaba a punto de decirlo, esperé. Nada aún. Todavía tenía sus labios entreabiertos apunto de hablar. Entonces vi más lágrimas resbalar de sus hermosos ojos mientras veía los míos. Entonces volvió a inhalar, ésta vez lo hizo con un largo suspiro. Esperé... entonces lentamente cerró su boca. Sus lágrimas bajaban ahora más rápido por sus mejillas. Ella bajó la mirada, no lo dijo... ella no me quería lejos, me quería aquí con ella. Mi cuerpo se relajó un poco mientras el suyo caía de cuclillas. Yo caí de rodillas y la abrasé... lia estaba llorando. - OH, oh. Te amo lia- me decía en mi mente. Sorbió sus lágrimas con la nariz mientras sentía algunas de ellas caer mojando mi piel. La abrasé fuertemente, ella estaba así POR MÍ. Yo la hice sentirse así, la dejé y se sintió abandonada, ahora me quedaría SOLO POR ÉLLA. Me prometí a mí mismo que me quedaría, hasta que ella me ordenara que me fuera. - lia.- susurré su nombre mientras su rostro aún estaba hundido en mi hombro. - Te... te prometo... te prometo que no te dejaré, hasta que tú me lo digas. De repente, la sentí estremecerse. - Aarón...- lo dijo lentamente y a mi oído mientras respiraba - Aarón por favor, cambia.¿Cambiar? Yo no quería cambiar, no lo hice antes. ¿Ahora podré? La escuché sollozar, sí podía hacerlo. - Yo... lo haré.
>>NARRA LIA<<
Lloré en su hombro, su fornido y fuerte hombro. Sus palabras... significaron tanto para mí. ¿Me estaba mintiendo? ¿Era enserio todo lo que me dijo? Mi mente daba vueltas mientras mi respiración se calmaba un poco. Me quedé aferrada a los brazos de Aarón. Toda mi mente me hizo sentir más confundida de lo que ya estaba. La respiración de Aarón y los latidos de su corazón me regresaron a la realidad mientras peleaba con mi mente. Sí, sí lo amaba... más que cualquier cosa. Su abrazo me apretó más fuerte mientras yo recargaba de nuevo mi cabeza en su cómodo hombro. - Aarón yo...- comenzaba a decirle. ¿Yo qué? Quería preguntarle pero... - ¿Sí?- su voz fue dulce y suave. - Tú...- me aparté un de su hombro para mirarlo a los ojos.- Tú... ¿heriste a Nathan? Aarón me miró fijamente con sus hermosos ojos. Comenzó a derramar lágrimas, sus mejillas estaban ya húmedas. - Sí. - me dijo con frialdad y bajó su mirada. Le dediqué una mirada de disgusto y acaricié su frente, enredando el cabello que tenía enfrente de ésta. - Yo... lo siento mucho lia - me dijo, podía reconocer que en verdad estaba arrepentido. Lo comprendí, por sus palabras. Comprendí todo en ese instante, nuestras miradas se congelaron, nos quedamos viendo uno al otro hasta que yo hablé. - Te perdono Aarón. Pero por favor... por favor no lo hagas de nuevo. Aarón besó mi mano y yo inmediatamente lo abrasé fuerte. Su suave respiración me hizo sentir mucho mejor. Tomé su rostro, lo acerqué hacia el mío y... lo besé. Sus labios... los extrañé mucho, lo amaba. Su abrazo se hizo aún más fuerte mientras me besaba.
>>NARRA AARÓN<< Toqué su rostro, sus brazos, mis nervios pulsaban mis manos sintiendo descargas eléctricas cuando la tocaba. La besé tan... tan suave, tan dulce. Ella era mi todo, la tomé de la cintura y la acerqué a mí. Ella era mi ángel después de todo, me alejé un poco de sus labios y comencé de nuevo a acariciar su rostro con mis dedos. Acaricié sus cejas, su nariz, boca, ojos, cuello. No había cambiado ni un poco, seguía tan hermosa como antes. Sus ojos se abrieron y los miré. Sus brillantes se pegaron en mí como imanes. - Te amo lia - le dije suavemente. Ella sonrió y me abrazó. - También te amo Aarón... siempre te he amado. - Yo... yo cambiaré, por ti. Si me pierdo en el intento... - Yo te ayudaré Aarón.- me interrumpió. Después de ésas palabras, todo pasó muy rápido. Se quedó dormida 20 minutos después. Oh lia, era tan hermosa. La cargué en mis brazos y la llevé a mi habitación, la dejé caer con cuidado sobre mi cama, me senté en el borde de ésta para contemplarla, comencé a acariciar su cabello... mi dulce niña, la amaba tanto. Me levanté y fui hacia la sala. ¿En verdad era un monstro? Miré fijamente hacia el sofá, donde horas antes estaba celebrando mi gran trabajo con licor, me senté en el sofá con las manos detrás de mi cabeza. Lia siempre había hecho mi vida mejor, haciéndome creer que podía ser un buen Aarón. Sonreí, caminé hacia la mesa y revisé mi teléfono, tenía 3 llamadas perdidas, de mi hermano. Lo llamaría después. Regresé hacia el sofá y recordé la navaja que estaba en el lavabo, me levanté de nuevo y la lavé. Eso fue lo que tanto asustó a lia. Revisé la cocina para que no quedaran evidencias. Todo estaba bien. Regresé otra vez al sofá. Cuando volví a ver a lia pensé que había caído un ángel para castigarme por todas las cosas malas que alguna vez había hecho. Me quedé dormido. Desperté porque sentí un par de brazos tratar de cargarme, después dos. Abrí mis ojos para ver policías en toda la habitación. MIERDA. - Aarón Anderson, estas bajo arresto.- exclamó uno de ellos.
Finalmente desperté completamente y empujé al sujeto que intentaba cargarme, y lo golpeé en el rostro. Sólo había 4 policías en mi casa. Podía con ellos. Golpeé a otros 2 dejándolos inconscientes y el más grande se acercaba a mí con rapidez. Saqué mi navaja, apunto de apuñalarlo el en cuello. Entonces comenzó a cargar su pistola cuando de repente me congelé. La puerta de mi habitación comenzó a abrirse.... era lia.
>>NARRA LIA<< Desperté y me di cuenta que me encontraba en una cama muy familiar para mí, con también un olor muy familiar... el olor de Aarón. Abrí mis ojos y me di cuenta de que estaba en la casa de Aarón. Aún estaba oscuro afuera, miré hacia su reloj y vi que apenas eran las 3 de la mañana. Pero en realidad no fue su aroma lo que me despertó. Había escuchado algo en el otro cuarto, probablemente en la sala. Me levanté y caminé lentamente hacia la puerta, entonces escuché una voz, pero no era la de Aarón, escuché golpes y cosas romperse. Abrí la puerta para ver qué estaba sucediendo, no podía ver desde ahí la sala así que caminé dos pasos cuando escuché las pisadas de alguien. Corrí hacia la esquina y vi entonces a Aarón tomando de la cabeza a un... a un policía. Había 4 en la sala, 3 de ellos inconscientes. Aarón tenía al policía agarrado del cuello mientras el sujeto colgaba de él debajo del codo de Aarón. Aarón se estremeció al verme pero no lo dejó ir, el policía trató de lanzarse contra la pared, intentado que Aarón lo soltara. Aarón reaccionó rápido y lo llevó hacia una esquina, y lo golpeó contra ella. El policía calló en el piso inconsciente. Miré la escena, Aarón sostenía una pistola, finalmente me miró y corrió hacia mí. Soltó la pistola y me abrazó. Me di cuenta entonces que estaba respirando rápidamente. - Lo siento lia.- me dijo tratando de tranquilizarme. - Aarón.... Lo miré de arriba abajo, estaba bien. Aarón estaba tan sorprendido por lo que había pasado, lo abrasé fuertemente. - lia, no sé... no sé qué hacer.- se escuchaba temor en su voz. - Aarón... - traté de calmarlo pero algo me interrumpió. Escuché de repente sirenas, Aarón suspiraba fuerte. Se apartó un poco de mí.
- lia escúchame. - comenzó a explicarme, quiero que corras ¿ok?- me dijo con sus ojos llenos de impaciencia. - Aarón los policías...- me interrumpió de nuevo. - Ellos no te vieron, estoy seguro. Tomó entonces mis manos y me apretó hacia él, yo lo abrasé. Esto no podría estar pasando. Soltó mis manos y tomó mi rostro, me acercó al suyo. - Te veré de nuevo lia. Lo prometo. Entonces supuse lo que iba a pasar. - No... ¡No, Aarón! Por favor... ¡Por favor no te vayas!.- le decía mientras comenzaba a llorar. - No me iré, te lo prometo. Te amo, por eso... si esto tiene que ser... así será. Acercó mi rostro hacia el suyo y juntamos nuestros labios. Me aferré desesperadamente a él, no lo iba a dejar ir. Las sirenas de las patrullas se acercaban, me alejó de él y me llevó hacia el otro cuarto. Me llevó hacia la habitación, siguió guiándome hasta que estuvimos frente a la ventana. - Ven conmigo Aarón, hay que irnos de aquí.- le decía desesperadamente. - No, no puedo. Escúchame bien lia. - Inhaló y después prosiguió - Sal de aquí y una vez que estés fuera de peligro, trepa por aquella barda y camina hacia el éste. Encontrarás un gran árbol de Arce y das vuelta en esa esquina, estarás pronto en tu calle.- me dijo, él tenía una mano sobre mi boca, para que no hiciera ruido. La quitó y de nuevo me aferré a él. – Por favor, lia. Me miró fijamente a los ojos, y sabía entonces que tenía que escucharlo. Me aparté de él y mis ojos comenzaban a derramar lágrimas de nuevo, Aarón sacó un collar de su joyero y me lo dio. - Es para ti.- me dijo mientras extendía su mano para que lo tomara. Lo agarré y después me ayudó a salir por la ventana. Me besó en los labios una vez más y cerró la ventana. Entonces corrió hacia la sala. Aarón... Aarón...
Me di la vuelta para comenzar a correr como él me dijo. Me trepé y salté sobre la barda, salté y corrí. Era casi un milagro cómo es que aún podía ver la noche con mis ojos llenos de lágrimas, no podía mirar hacia atrás. Confiaba en Aarón, él sabía lo que estaba haciendo. Corrí como Aarón me había explicado y cuando me di cuenta, ya estaba en mi habitación. Miré hacia el reloj, solamente habían pasado 13 minutos desde que había despertado en la cama de Aarón. Me senté en mi cama y lloré hasta que no me salían más lágrimas. De repente, me di cuenta de que en mi mano aún seguía el collar que él me había dado. Era el de su madre. Me lo puse mientras me hundía en mi almohada, y me quedaba dormida.
Me desperté y lo único que escuché fue silencio. Aún estaba viva, pero no había posibilidad de que Aarón lo estuviera. Tal vez estaba... muerto. Me levanté y eran las 10:00 a.m. Caminé hacia mi vestíbulo y me quedé ahí parada mirando hacia el horizonte, hacia una pacífica casa... algo que Aarón nunca podrá tener. Tenía miedo de lo que le pudo haber pasado, probablemente lo arrestaron, entonces, otro horrible pensamiento vino a mí, uno que no querría ni pensar que hubiera sucedido. Aarón podría estar en esos momentos... podría estar muerto. NO. Él lo prometió. Después de que me lavé los dientes, bajé las escaleras. ¿Debería estar en la escuela? Revisé mi calendario, no, era sábado. Caminé por la sala frente a la televisión y me quedé anonadada, Aarón y yo alguna vez estuvimos aquí sentados, caminé hacia la cocina y me paralicé de nuevo, él había cocinado aquí, una vez más las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos. Regresé y prendí la televisión. Le cambié de canal varias veces, Nickelodeon, Disney, Mtv, pero me detuve en CNN noticias. Estaban las noticias de último minuto, mi corazón dejó de latir... la casa de Aarón. "- La policía dijo que el joven criminal atacó a 4 policías en cuestión de segundos y mató a otros 4 antes de esconder sus cuerpos en los armarios, haciéndoles creer a los demás que se había ido. Un simple adolescente de 17 años de edad, quien ha sido culpable de varios delitos." - dijo el reportero.
Las fotos de su casa estaban en la pantalla, después de un minuto, finalmente, su rostro apareció. "La policía dijo que hace unos 8 minutos, varios policías entraron y encontraron a Anderson en su habitación. Estaban muy sorprendidos por lo que encontraron, el joven no había escapado, y desafortunadamente, estaba sosteniendo una pistola"continuó diciendo el reportero, entonces hizo una pausa y miró hacia la casa que ahora no se permitía el paso a nadie y estaba llena de cintas amarillas. "La policía dijo que luchó contra otros y falló, le dispararon en la parte superior de sus costillas, cerca de su hombro derecho. Desafortunadamente, Anderson murió. Aarón era un chico menor de edad, pero que realmente marcó historia en las investigaciones de la policía, culpable también del misterioso caso del adolescente apuñalado hace 2 días. Regresamos con Claudia Palacios con más noticias sobre la vida del chico y de la tragedia" Entonces, otro reportero comenzó a hablar, pero todo alrededor de mí estaba en silencio, mi cuerpo estaba temblando. Mi cabeza no tenía nada dentro, no podía pensar nada, estaba vacía. Mis latidos del corazón latían tan lentamente que los podría apenas escuchar en mis tímpanos. El peso del collar que me había dado Aarón había incrementado unas 20 veces mientras bajaba mi mirada para verlo. Todo era silencio... Aarón estaba muerto. - Lo prometiste...- dije entre susurros. Miré a mí alrededor salvajemente, me levanté y me azoté contra la pared, me golpeaba y pateaba la pared. Me culpaba a mí misma. Me detuve y me quedé perpleja, me dolía todo el cuerpo. Mis manos y mis puños estaban rojos, casi sangrando. Caí al suelo y lloré hasta que el corazón me dolió. Levanté mi mirada y dije. - Perdónalo lia. Lloré por horas, esperando que Aarón tocara mi puerta y decirme que todo estaría bien, pero eso nunca iba a pasar. Jamás iba a volver. NUNCA
Estaba en el hospital. Ya habían pasado 5 semanas desde que Nathan estaba hospitalizado. Hoy sería el día en que lo daban de alta y se iría a casa.
Sus heridas se estaban mejorando, estaba vivo, era un milagro. Lo visitaba tres veces a la semana, con mis amigos o a veces iba sola. Nathan siempre se veía feliz de verme, lo visitaba mucho ya que de cierta forma, me sentía culpable, como si hubiera sido mi culpa lo que había sucedido. Había tratado de bloquear cualquier pensamiento de mi último amor. No quería recordar todo lo que habíamos pasado sabiendo que lloraría un río, yo ya no quería eso. No había progresado en nada, los momentos juntos regresaban por sí mismos a mi mente. Me senté en la sala de espera con mis amigos, Thomas, Christian, Charlie, Fernanda, Jane y Lucy. Estábamos todos felices y emocionados de que Nathan estaba de regreso, teníamos la sala de boliche reservada para convivir con Nathan dentro de dos horas. Era sábado. No me hice la idea de asistir al funeral de Aarón, y no fui. No hubiera podido soportarlo. Miraba hacia alrededor, Fernanda y Lucy hablaban sobre esto y aquello, Jane estaba enviando mensajes de texto y leyendo una revista. Christian, Thomas y Charlie estaban hablando sobre el partido de anoche en el que jugó su equipo de football favorito. Lucy y yo casi no éramos cercanas ya, me sentí así desde que no quise hablar con ella sobre Aarón. Recuerdo todos esos días que visitaba a Nathan, yo sabía que él sabía algo sobre Aarón y yo, y estaba eternamente agradecida con él ya que nunca tocamos el tema. - Uhm... ¿lia?- me llamó Fernanda. Volteé y los miré. Evidentemente estaban hablando de mí, pero no estaba prestando atención, hasta que parpadeé. - ¿Quieres apostar?- me preguntó Lucy. - ¿En qué?- pregunté yo. - ¿En que si crees que Zac Efron y Vanesa Hudgens volverán a estar juntos?
"Wow... me importa una mierda".- me dije en mi mente, me encogí de hombros. - lia no habla de esmaltes de uñas y de extensiones de cabello chicas.- les dijo Jane.
Se rieron todos, menos yo, simplemente puse una sonrisa falsa para complacerlos. Justo entonces, escuché a alguien caminando hacia nosotros, me levanté y ahí estaba él. Nathan. Caminaba lentamente, y con su típica sonrisa dulce, a un lado de sus padres y su hermano menor. Tan pronto lo vieron los demás fueron a recibirlo, todos alrededor de él. Nat se reía y pronto él ya estaba caminando hacia mí. Lo abrasé con cuidado, sintiendo sus vendas debajo de su camisa. - Bienvenido al mundo Nat.- le dije - Se siente genial volver a estar con ustedes.- nos dijo. Luego me hice a un lado y las chicas fueron para abrazarlo de nuevo, - ¿Quién está listo para ir al boliche?- dijo Christian entusiasmado. - OH vas a perder amigo.- le contestó Thomas. - Voy a dejar que me pateen el trasero solo por hoy, solo una vez en la vida. - les dijo Nathan refiriéndose a que aún estaba algo débil. - No digas niñerías Nathan estás mejor que nunca- le dijo Thomas. Los padres de Nathan lo veían sonreír y sonreían a ellos mismos, les daba gusto volver a verlo feliz. Su hermano menor tenía como 12 años, su nombre era Michael, era tan adorable y tierno. Caminé hacia él. - Entonces... ¿estás listo para ir al boliche Michael?- le pregunté. Michael me miró por unos segundos y después me respondió. - Claro.- me dijo de una forma adorable, me sonrió. Sonreí también y salimos del hospital, íbamos ya en camino hacia las salas de bolos. Pasamos el cementerio, no pude hacer otra cosa más que ver hacia allá. Aarón, te extraño. Luché contra las lágrimas, entonces lo decidí, iría al cementerio al otro día. ~De que me sirve la vida, si no la vivo con tigo. De que me sirve la esperanza, si es lo último que muere, y sin ti ya la he perdido.~
- WOW. Eso fue lo mejor, fue mejor que mi tiro...- Dijo Charlie.
Ya estábamos en la sala de boliche, después del hospital, y ahora nosotros, bueno, ELLOS estaban pasando un buen rato. Michael había fallado varios tiros y se estaba volviendo loco. Yo estaba sentada a un lado de Jane y Christian, viéndolos jugar. No tenía ánimos de hacer nada, solo me senté y pretendía que la estaba pasando bien por el regreso de Nathan. Lo mejor del boliche es que estaba a un lado del centro comercial y tenía una barra de bebidas al otro lado de la sala. Sonreía y me reía entre dientes cuando estaba con mis amigos, trataba de que el día fuera perfecto, pero llegó un momento en el que quise estar sola y puse una falsa sonrisa.
- Iré por algo de beber...- le dije a Jane - Ok, yo me quedaré viendo a los chicos. Me levanté y ya estaba casi fuera de la sala de juego, cuando escuché un "Espérame lia". Levanté mi mirada, - por el amor de Dios.- Me dije, era Nathan por supuesto. Lo esperé y sonrió mientras se acercaba. - Apesto en el boliche, no seré capaz de patear traseros en el basketball nunca más. - me dijo simpáticamente. - No te preocupes Nat, te dedicaré un gol en mi próximo juego- le dije y le sonreí. Su sonrisa se ensanchó. - Eso suena genial, gracias. Nos sentamos en los bancos y ordenamos. Nathan esperó a que yo ordenara primero. - Mhmmmm, pediré una malteada de fresa y banana con una cereza, gracias.- le dije al camarero. - Yo pediré un helado de chocolate con vainilla, por favor.- le dijo Nathan Miramos al sujeto haciendo las malteadas con tanta facilidad, lo hacía tan rápido y con mucha gracia. - Quiero preguntarte algo lia.- comenzó a decir de repente Nathan. Miré hacia él. Por favor, que no sea sobre Aarón. Esperé a que prosiguiera.
-¿Qué piensas sobre mí? - prosiguió, me agarró completamente desprevenida, estaba confundida, ¿qué pensaba realmente de él? - Solo tengo curiosidad.- me dijo después. Bajé la mirada y pensé, ¿Qué creerá que siento yo por él? ... Oh bueno, en realidad sí había hecho parecer como si él me gustara, lo visitaba mucho en el hospital, siempre he sido agradable con él, le había dado 'esperanzas' para pensar que probablemente SI me gustaba. - Eres un chico asombroso Nathan, en verdad.- le contesté a medias. Él solo se limitó a asentir con la cabeza. Inseguro de qué hacer. Pero era la verdad, él era un chico genial, muy lindo, pero no un patán como los chicos ''lindos'' de hoy en día. Era inteligente, hacía cosas buenas en la escuela, era un excelente jugador de basketball y... tenía un buen cuerpo. Chicos como él había muy pocos en la tierra. -¿Puedo decirte lo que pienso de ti?- exclamó repentinamente. Me paralicé un momento, mis labios se abrieron un poco, de repente miré hacia otro lado, estaba muy sonrojada. -grrr, no puede ser- me decía. - Bueno, solo quiero que sepas, que me gustas mucho lia. Desde que estuviste ahí para mí cuando Jazmín rompió conmigo. No sé qué hubiera hecho sin ti. Recordé entonces, jazmín era una... una puta completamente. Era la típica chica sexy y zorra. Yo había estado ahí por Nathan, desde descubrí lo que pasaba un día en el baño cuando Jazmín les decía a sus plásticas amigas porqué dejó a Nathan, estaba saliendo con otro chico. Recuerdo que no podía creerlo, me salí del baño, le grité "zorra" y me fui. Ella nunca fue agradable conmigo, y por eso ahora, ella había estado buscando una manera de hacer mi vida miserable, pero jazmín no estaba en ninguna de mis clases, por suerte. Difícilmente la vería. - ¿lia? Reaccioné de repente alejándome de mis pensamientos. - Awww Nat, gracias.- no supe qué contestarle. No fue un 'Awww' sincero, fue más bien como un ''Oh no, ¿por qué?'' disfrazado. Le sonreí, otra sonrisa falsa. - Necesito pensar esto Nat, y necesito tiempo. Mi vida no ha ido muy bien.- le dije. Nathan asintió con la cabeza y suspiró - ¿Es por Aarón?- preguntó de repente.
Me quedé paralizada cuando mencionó su nombre. Miré a lo lejos, sentí lágrimas a punto de salir de mis ojos. Nathan no dijo nada y pude sentir su cara de culpa sobre mí. - Yo... yo...- intentaba decir pero mi voz se cortó. No podía hablar así que solo asentí con la cabeza. Nathan se inclinó hacia mí y trató de alcanzar mi mano, yo lentamente se la di, y comenzó a acariciarla. - Te entiendo lia, yo sé cómo te has sentido, lo veo en tus ojos, veo lo mucho que te duele y cómo aun así pones una buena cara para todos. Eres fuerte lia, y no estoy molesto por todo esto, sé cómo te sientes, y te puedo esperar lia. Finalizó con un largo suspiro, lo miré a los ojos y una sonrisa, ésta vez, una sonrisa real apareció en mi rostro. - Gracias Nat, en verdad no sabes lo mucho que aprecio que no me juzgues, siento mucho lo que te pasó, todo fue mi culpa... Nathan sacudió su cabeza, negándolo. - No, no te preocupes, no lo fue.- me respondió. Sonreímos y de repente nos llevaron lo que ordenamos. Nathan no me soltó la mano, y sonreía, su sonrisa me hacía feliz. Tomé un trago de mi malteada, estaba deliciosa. Estuvimos en silencio por 10 minutos. En ese silencio, supe que en verdad podía contar con Nathan, él era realmente un verdadero amigo. Después del boliche, eran ya las 4:00 p.m. Me estaban yendo a dejar a mi casa. Nathan me había comprobado que podía hablar con él de lo que fuera, y que él siempre estaría ahí. Estábamos afuera de mi casa ahora. - Te veo el lunes lia.- me dijo Nathan - Sí, claro. Adiós, gracias por el aventón. Nat y su familia me decían adiós con la mano mientras entraba a mi casa. Cuando entré mis padres estaban en la sala, viendo un partido de futbol. - Hey lia. ¿Cómo estuvo tu día cariño?- me dijo de repente mi mamá. - Fue divertido, Nathan ya está bien. - Que bueno escuchar eso, es un chico fuerte.- dijo mi papá.
Asentí y subí las escaleras, hacia mi habitación. Iba a visitar la tumba de Aarón mañana. De repente me preguntaba, si en verdad conocí a Aarón, si todo lo que pasó con él fue verdad, fue tan mágico. Coloqué el collar de diamantes sobre mi cuello. Sí fue verdad, conocí a Aarón de una manera única, una manera que nadie pudo conocerlo. Lo entendía bien, y él a mí. Mañana iría a la florería y le compraría rosas blancas en la mañana. Miré televisión por el resto del día y estuve un rato en mi PC, Facebook y twitter, mis sitios favoritos. Todo ese rato estuve recordando cuando Aarón me dijo sus últimas palabras >>FLASHBACK<< - No me iré, te lo prometo. Te amo, por eso... si esto tiene que ser... así será.- me decía Aarón - por favor liaMe miró fijamente a los ojos, y sabía entonces que tenía que escucharlo. Me aparté de él y mis ojos comenzaban a derramar lágrimas de nuevo, Aarón sacó un collar de su joyero y me lo dio. - Es para ti.- me dijo mientras extendía su mano para que lo tomara. Lo agarré y después me ayudó a salir por la ventana. Me besó en los labios una vez más y cerró la ventana. Entonces corrió hacia la sala. Aarón... Aarón... Te extraño tanto >>FIN FLASHBACK<<
Desperté al escuchar el sonido de la lluvia... ¿Lluvia hoy?... Me levanté, eran las 9 a.m. Me estiré para relajar mis huesos, sentí un hormigueo. Miré hacia mi ventana, estaba lloviendo. Ni siquiera una tormenta me iba a impedir ir a visitar a Aarón. Me vestí con mi abrigo negro con Jeans oscuro, blusa en cuello 'V' negra con zapatos negros también. Dejé mi cabello caer naturalmente ondulado hacia abajo, ya lo tenía más largo, tenía que cortarlo pronto. Bajé las escaleras y vi una nota de mis padres encima de la mesa.
"Hey lia, buenos días cariño. Fuimos a visitar a tu hermano, y después iremos al supermercado. Si necesitas algo, llámanos. Regresaremos antes de las 3. Te amamos. Mamá y papá." Suspiré. Me habían dejado desayuno, y aún estaba caliente. Desayuné huevos con tocino y un vaso de jugo de naranja. Aarón... él me había cocinado hace tiempo... y el sabor del desayuno jamás iba a ser el mismo. Terminé y subí de nuevo a mi habitación por mi sombrilla. Tomé mi bolso y lo colgué por encima de mi hombro. Decidí llevar el auto, ya había sacado mi permiso, lo obtuve un poco antes de conocer a Aarón. Oh bueno, la policía no iba a revisar si soy menor o no, lo que veían era si iba a exceso de velocidad. No me maquillé ni nada. En primer lugar ¿Por qué lo haría? Casi no lo hacía, y además estaba lloviendo. Saqué el BMW negro de la cochera, lo encendí y lo arranqué. Ya tenía algo de tiempo desde la última vez que lo había manejado, no es que tuviera miedo. Era solo que no había tenido oportunidad para hacerlos. Pasé por la florería y compré un ramo de rosas blancas. El precio la verdad no me importó, tenía suficiente gasolina, el tanque estaba lleno. Conduje fuera de la ciudad hacia el cementerio, en la lluvia; era buena manejando, también era rápida. Solo tenía que revisar si no había policías que me detuvieran por ir rápido. Finalmente llegué al cementerio, estacioné el auto en el estacionamiento. Lentamente me salí y cerré el auto, caminé entre las calles llenas de piedras, mi sombrilla se quedó rígida a pesar de la lluvia, gracias a Dios. Busqué alguna señal de dónde se encontraba su tumba, caminé y caminé buscándola por casi 35 minutos. Finalmente, la encontré. Estaba cerca de unos árboles, en un borde. Me acerqué y la toqué... Mi Aarón estaba enterrado ahí, bajo aquella tumba de madera de cedro, tal vez no era tan elegante como las demás tumbas, y eso me recordaba mucho a él. Me pregunto... me pregunto ¿quién habrá venido a su funeral? El único del que estaba segura de que había ido era su hermano. Caí sobre mis rodillas y recargué mi rostro hacia su tumba. ~ AARÓN ANDERSON. Un joven que fue encontrado en el camino de la vida. 1 de Marzo de 1994 - 16 de Abril del 2012~
Miré fijamente su tumba, de repente mis ojos se pusieron borrosos, escondí mi rostro entre mis manos. Mientras bajaba mi sombrilla, no me podía ir de ahí. Aarón era todo para mí, lloré hasta que sentí que estaba seca de lágrimas. Pensé entonces que no podía llorar más. Miré de nuevo su tumba, no podía decirle adiós. Finalmente, me levanté. Sentía que había pasado una eternidad, antes de que me diera cuenta, la lluvia ya se había quitado. Me levanté y le dediqué unas palabras, cortas, pero significantes. Para terminar con un corto y sincero - Te amo Aarón AndersonTomé de nuevo mi sombrilla y la cerré. Me quedé ahí parada un rato más hasta que el sol finalmente apareció. Entonces, me di cuenta que no muy lejos de ahí, hacia la derecha, unos árboles que se alborotaban aún sin que hubiera viento.
>>FLASH BACK<< [5 semanas antes, día de la muerte de Aarón]
>>NARRA AARÓN<< - Por favor lia.- le dije. Pero ella no se iba a ir, lo sabía. Pero tenía que hacerlo, la amaba mucho... pero tenía que mantenerla a salvo, a salvo de mí. Entonces, supe que era tiempo ya de darle mi más preciada posesión, ella la cuidaría por mí, sabía que lo haría. - Es para ti.- le dije y puse el collar en sus manos. Ella lo tomó fuertemente, la ayudé a salir de la ventana y con cuidado pasó hacia el otro lado, me acerqué a ella, por última vez. Besé sus hermosos labios sabiendo que siempre los iba a recordar. La besé lentamente, muy suave, no quería alejarme de ella.
Las sirenas se escuchaban cada vez más cerca, la alejé de mí manteniendo nuestras miradas mientras yo lentamente cerraba la ventana. Corrí saliendo de la habitación, sabiendo que ellos estaban enfrente de mi puerta ahora, tuve que darle tiempo a lia de que corriera, para que no la vieran.
Me escondí en el pequeño armario del baño esperando a mi siguiente víctima. Estiré mi brazo y encontré mi pistola en el borde superior del armario. Esperaba poder llegar al armario de mi habitación, me quedé quieto y los escuché caminar alrededor muy rápido. Cerré la puerta de mi habitación para que los policías vinieran y la derribaran primero. >BAM!< sonó la puerta. Escuché un ruido afuera mientras alguien entraba al baño abriendo el panel detrás del espejo buscando cosas. Después escuché sus pisadas acercarse, no esperé a que abrieran la puerta así que me le eché encima hacia el policía para apuñalarlo, le cubrí la boca. Le clavé un cuchillo en el cuello, y él se quedó inmóvil. Lo escondí en la tina de baño y cerré la cortina.
Lentamente caminé y me escondí detrás de otro policía que estaba revisando otra habitación. Él había visto a lia, y había estado hablando por su walkie talkie mientras ella estaba alterada, respirando rápido. Tenía que acabar con su vida. Rápidamente llegué por detrás y clavé de nuevo mi cuchillo en su pecho tres veces. Lo escondí rápidamente en el armario y saqué el cajón donde tenía mis otras armas punzantes, cuchillos, navajas, etc. Las tomé y lentamente regresé a mi habitación para matar a otro estúpido policía. Habían estado revisando el joyero de mi mamá, acabé con él rápidamente. Me tomó solamente 2 minutos y ya había matado 3 policías en total. Escondí las donas que comían los policías en el armario, y abrí el estuche de un arma especial. La llamaba 'Sweet Rose', la saqué del estuche y lo cerré. Me gustaría poder tener esta arma por siempre. De repente, recordé aquél escudo antibalas que había durado casi un año entero para terminar de hacerlo, entonces caminé lentamente y cubrí mi cuerpo con aquel escudo, me haría sangrar mucho cuando me dispararan, esperaba no morir. Vamos... un chico que puede hacer increíbles bombas atómicas obviamente también puede hacer un escudo ultra genial. Me reí yo mismo. Entonces salí del armario porque sabía que había otro policía cerca. Escuchaba los latidos de su corazón como podía escuchar los míos...muy cerca. Entraron varios y les disparé, UNO-DOS-TRES-CUATRO. Les disparé a los 4, pero entonces... ¡BAM! Me quedé paralizado, me habían disparado en las costillas. Sentí de repente otro disparo cerca de mi hombro, caí al piso, boca arriba primero, mi cabeza golpeó contra la alfombra. El sentimiento de sangre brotando de mí, de repente, todo se volvió negro.
Desperté y me encontraba cubierto con una tela delgada semi-transparente, no me moví, estaba en una vagoneta que olía a muerto. Me asomé lentamente ya que la puerta de la vagoneta estaba abierta. Vi a los 8 policías que había matado, la culpa me inundó. Presté atención por si escuchaba algún movimiento... ninguno. Me levanté sintiendo el dolor repugnante en todos mis sentidos, tuve que aguantar. La vagoneta estaba desierta. Sabiendo que tenía un límite para salir de ahí, caminé hacia afuera y no vi nada, estaba afuera de un laboratorio, al parecer privado. Estiré mi brazo para alcanzar la pistola de uno de los policías muertos.
Algo de lo mucho que había aprendido de lia, era que ella estaba llena de fe, nunca he sido religioso o algo por el estilo, pero en estos momentos necesitaba un sustituto, algo así como si estuviera pidiendo un milagro, ya que no había nadie ahí. Comencé a rezar. Corrí por una calle cercana y me mezclé entre una multitud de personas que aparecieron cerca, había un desfile. Si, era el desfile que se hacía cada año en ésa ciudad en Abril, todo iba perfecto. Y el milagro que esperaba, apareció. No muy lejos de ahí, Vd. un sujeto, un vagabundo. Tenía casi mí mismo color de cabello, se veía de mi estatura, y talla. Solo que no tenía mi edad, era un hombre, le calculaba unos 35 o más. Pero aun así me servía. Caminé hacia donde él estaba, lo llevé hacia un callejón cercano y lo golpeé hasta que quedó inconsciente, le disparé en el hombro y las costillas, los mismos lugares donde yo tenía las heridas. Traté de no derramar sangre, para no levantar sospechas, le puse mi ropa y con dificultad me puse las de él, me dolía mucho el pecho. Me quité el escudo antibalas y me sentí un poco mejor, las balas salieron en cuanto me lo quité, genial. Lo cargué y corrí lo más que pude con él, regresé. Nadie me había visto mientras corrí a la calle en el desfile, sólo me había tomado 4 minutos, gracias a Dios. Dejé al sujeto en el lugar donde había despertado y lo puse en la misma posición que yo había estado. Salí corriendo dejando todo impecable, qué gran trabajo había hecho. Me escondí entre los arbustos y vi entonces a 3 hombres llegar a la camioneta para tomar los cuerpos, no tenían cámaras por fuera... estúpidos. Los miré mientras
tomaban los cuerpos y los metían, aún llevaba conmigo mi escudo antibalas en mis manos, no podía dejar evidencia alguna dentro. Me levanté, pasé a una ferretería cerca de ahí y me compré un encendedor, y quemé el escudo en un callejón. Después tiré las cenizas al contenedor de basura, me puse lodo que había en el suelo, haciéndome ver sucio como mi ropa anterior, y entonces me fui, cojeando hasta llegar a mi segunda casa.
>> NARRA AARÓN << Estaba viendo a lia. En mí "supuesta tumba". Ella estaba empapada en lágrimas, millones de lágrimas... había estado llorando por un monstruo, la había estado observando. La había estado siguiendo y salvándola de cualquier peligro. Por casi 5 semanas la había visto llorar y llorar, pero creo que estaba mejor así. Quería estar lejos de su vida pero... le prometí que regresaría, que viviría solo por ella. Pero esto era lo mejor para ella. Comenzaba a pensar entonces, ¿podría cambiar por ella? Pero, yo soy como soy. A quién engañaba. Había estado muy confundido últimamente, por cierto, había cambiado mi manera de pensar sobre 'cambiar' mi forma de ser. Ella en un momento me hizo querer ser una mejor persona, pero mi mente cambiaba completamente cuando no estaba cerca de ella. Me acerqué un poco a donde ella estaba parada, estaba vestido de negro igual que ella. Vi como el viento soplaba su precioso cabello a un lado de su rostro. Me recargué contra un árbol cercano haciendo que se moviera, y varias hojas sonaron y cayeron al suelo. Rápidamente me quité de ahí y me escondí, escuché sus pisadas más cerca. Contuve la respiración, no sabía si me podía encontrar o no. Pero de una cosa estaba seguro... no sería capaz de alejarme de ella si lo hacía. La escuché acercarse más, conté los latidos de mi corazón - uno, dos, tres...- a mi octavo latido, vi su rostro. Sus ojos se veían grandes y rojos y su cabello ligeramente rizado, pero ella no me había visto. Reaccioné y me alejé, me alejé aunque me doliera. La vi mirar a su alrededor, esperando a que apareciera, podía ver la esperanza en sus ojos mientras caminaba más cerca, me fui más lejos y no la dejé verme. Esperaría en su casa a que regresara.
>>NARRA LIA << Sentía la presencia de Aarón - me está viendo, donde quiera que esté.- me decía en mi mente. Se estaba obscureciendo, caminé sin rumbo por los árboles queriendo ver a Aarón aparecer de repente, algo estúpido. Miré hacia atrás y me di cuenta de que estaba en... un ¿bosque? ¿Cómo llegué aquí?
>> NARRA AARÓN << Esperé a que lia regresara en su casa, pero ya habían pasado horas, estaba preocupado. No pudo perderse intentando buscarme ¿verdad? Entonces vi a sus padres llegar a su casa. Tenía que encontrarla antes de que le pasara algo.
>>NARRA LIA << Hacía frío, vagué sin rumbo entre el bosque. Estaba completamente perdida, intenté caminar de regreso hacia donde empecé... pero no tuve suerte. Había pensado por un momento que vería a Aarón. Pero qué absurdo, soy una estúpida. Aarón está... está... muerto. Él nunca regresaría, nunca. Me estremecí, había perdido mi paraguas antes de que me diera cuenta, caminé y choqué con varios estúpidos árboles que no pude ver ya que la luz de la luna no llegaba hacia donde yo estaba. Estaba casi empezando a llorar, era una completa idiota. Caminé alrededor, escuchando ruidos de vez en cuando, pero era difícil no entrar en pánico. Me di por vencida unas horas después de que comencé a caminar. Me senté en lo que parecía ser el tronco de un árbol, puse mis manos sobre mi rostro y me quedé ahí muy quieta. Podía escuchar las hojas de los árboles moverse y el sonido del viento golpeándolas. De repente, escuché pasos suaves después de 15 minutos de haberme sentado, se estaban acercando. ¿Y si es un criminal? ¿Un asesino? ¿Un violador? ¿Debería empezar a correr y gritar por ayuda? Los pasos se acercaban más cerca y yo intenté esconderme de él. De repente, la figura
de aquella persona me bloqueaba el paso de la luz de la luna, estaba justo enfrente de mí. Mis latidos del corazón fueron siendo cada vez más rápidos. ¿Por qué? Me quedé ahí quieta, estaba en shock y asustada. Entonces de repente, pude ver sus ojos... sus ojos... sus ojos, eran... no... eran aquél dulce color miel, la misma forma, en un segundo vi su rostro completo. La misma forma de la nariz, cejas, labios, y su misma altura... NO, me estoy volviendo loca. Aarón está muerto... y nunca volverá. Nunca veré su sonrisa otra vez, estiré lentamente mi brazo antes de darme cuenta de lo que estaba haciendo, me había puesto de pie y estaba deslizando mis manos por su pecho mientras me levantaba... era él. Era mi Aarón.
>> NARRA AARÓN <<
Estaba justo en frente de ella. Estaba muy asustada al principio pero sus ojos solo se hicieron cada vez más grandes y brillantes mientras los segundos pasaban, se había levantado y estiró sus brazos para tocar mi pecho, se quedó mirando fijamente, no creyendo de lo que estaba viendo, estaba completamente paralizada y me di cuenta de que ella no estaba respirando. Levantó de nuevo sus brazos y tocó mi rostro con sus suaves manos, las cuales pasaron por mis mejillas, las llevó hacia mi frente tocándola lentamente y después bajó a mis labios, sus ojos parpadearon, finalmente aceptó que era yo. Se relajó un poco, se veía algo triste por un minuto y sus ojos se cerraron, la fuerza con la que sostenía mi rostro se debilitó y calló inconsciente. Logré agarrarla a tiempo y suspiré... qué alivio. Oh lia, en verdad aún me amas. La cargué en mis brazos, tenía que salir de ese lugar, sus latidos se estaban volviendo muy lentos, ohh espero que no le dé un paro cardiaco. La llevé entre los árboles. La quería, quería estar ahí por ella, quería ser su único hombre en el mundo, quería protegerla, quería amarla de la manera que no lo pude hacer antes. Finalmente salí del bosque después de 20 largos minutos, llegué a su auto y tomé sus llaves mientras la acostaba en el asiento de atrás. Me subí al auto y lo encendí. De vez en cuando echaba un vistazo para ver si ya había abierto los ojos... pero ella aún estaba inconsciente. Llegamos a su casa y sus padres no estaban, conduje hasta la cochera y estacioné el
auto, colgué las llaves en donde estaban otras y saqué a lia del auto. La cargué y la llevé a su habitación y la recosté sobre su cama, le quité su abrigo y lo puse en su armario. Me senté en una esquina de su habitación, en una silla, mientras dormía. Verla dormir siempre era algo que amaba hacer, ella dormía y su respiración era tan pacífica y tranquila... quisiera poder entrar en su sueño también. La miré dormir por un largo rato y entonces llegó un momento en el que no podía seguir ahí más. Me levanté y caminé hacia su ventana, cuidadosamente la abrí y miré hacia lia por última vez. Me quedé congelado, sus ojos estaban abiertos mirando hacia mí, con sus labios entreabiertos. Me quedé helado por la forma en que la luz de la luna se reflejaba en sus ojos haciéndolos ver... totalmente hermosos.
>>NARRA LIA << Mi mente seguía diciéndome que abriera mis ojos... fue como un impulso, tenía que hacerlo. ¿Por qué me quede dormida en medio del bosque? Lentamente abrí mis ojos... y vi una silueta caminando hacia mi ventana, yo ya estaba en mi habitación, de repente, los sucesos anteriores llegaron a mi mente...Aarón. Lo había visto en carne y hueso. La silueta caminó hacia mi ventana y lentamente la abrió, entonces la luz de la luna entró y lo reflejó... era Aarón. Los mismos rasgos faciales que amaba... se quedó congelado cuando sus ojos se encontraron con los míos. La luz de la luna hizo su tono de piel aún más blanco y brillante.
Entonces finalmente me di cuenta de que me había desmayado en el bosque porque él estaba vivo y era demasiado para un solo rato. Pero ahora... había tenido un impulso en mi corazón que me decía que era Aarón en verdad el que había estado en el bosque, lo sabía. Sabía que estaba vivo, todo el tiempo lo supe. La manera en la que no le pude decir adiós, todo tenía sentido ahora. Mis piernas se deslizaron por debajo y me levanté, seguimos mirándonos mientras caminaba acercándome hacia él, me acerqué con mis pies caminando sin mi propia voluntad, como si se estuvieran moviendo solos, mi mano se movió hasta quedar enfrente de mí, capturando el brillo de la luna en mi piel, haciendo que la piel de Aarón y la mía lucieran idénticamente pálidas y blancas.
Avanzaba hacia él y estaba aguantando mi respiración, capturé su imagen en mi cabeza, no había error alguno... era Aarón. Sus hermosos y angelicales ojos miel eran los mismos, su cabello lacio color oro era lo más suave que había sentido enredarse entre mis dedos. Sus labios, tenían la misma forma perfecta de siempre, sus ojos miel ahora parecían ligeramente morados bajo la luna, finalmente estiré mi mano y lo toqué, aun sabiendo que en cualquier momento podría desaparecer en segundos como un fantasma.
Presioné mi mano sobre su pecho, estaba... sólido, Aarón estaba completamente vivo, 100% segura de eso. Él no se movió, y pronto, ya tenía mis dos manos en su pecho, Aarón dejó salir un largo suspiro, me tomó la cara y se acercó hasta estar a escasos centímetros de mi rostro, sus suaves manos tomaron lentamente mi rostro, había extrañado sentir sus manos, lentamente se acercó y nuestros cuerpos ahora estaban juntos. Luego extendió su mano hacia mi cara, se acercó más y yo lentamente volví a respirar mientras su boca hizo una de esas sonrisas que a mí me encantaban. Aarón entonces, vio con sus hermosos ojos el collar que me había dado, y sonrió con tristeza. Abrió sus labios habló en un suspiro. - lia... siento como si no lo hubiera dicho recientemente pero, te amo.- me dijo, sus palabras fueron ciertas, sentí que mi corazón subía hasta mi garganta haciendo que sollozara. - Aa... Aarón... regre... regresaste. Lo abrasé con fuerza mientras las lágrimas caían en mi rostro en silencio, Aarón me abrazó aún con más fuerza, sentía su corazón latiendo a un lado mío. - Claro que regresé - me besó la frente.- mantengo mi promesa lia. Dejé de llorar de tristeza, para llorar de felicidad. Sabía que él estaba ahí por mí, y yo también lo amaba, lo empujé hacia mí y besé sus labios antes de que se diera cuenta de que me aferraba a él cada vez más fuerte. Entrelacé mis manos entre su cabello y él pasó sus manos sobre la parte baja de mi espalda, lentamente trató de apartarse pero no me dejó de besar, cerró la ventana y me llevó dando vueltas hasta que me dejó caer en mi cama, me acostó en ésta y me tomó del cuello, se apoderó de mí y yo me aferré a él. - lia.- Aarón susurró mi nombre entre un largo suspiro. Me besó con pasión, en ese momento lo deseaba, lo empujé un poco mientras me movía encima de él y besaba su cuello, después de nuevo sus labios. Lo jalé de nuevo
hacia mí y su abrazo se hacía cada vez más fuerte, besé de nuevo su cuello, nos besamos tan apasionadamente que podía sentir problemas para respirar, lo aparté un poco para inhalar aire y mientras, Aarón besaba mi cuello. De nuevo volvimos a besarnos a un ritmo agitado. De repente, escuché a mis padres llegar, apenas y me había dado cuenta de que Aarón ya no tenía su camisa puesta y yo también me la había quitado Aarón dejó de besarme con pasión para pasar a un beso dulce y suave, ahora nos besábamos lentamente, entonces escuché a mi mamá dejar las llaves del auto en una mesa. - ¿lia?- me llamó mi padre. Aarón se bajó de mi cama y se puso su camisa en cuestión de segundos, se metió a mi armario y lo cerró. Tomé mi bata de baño y pretendía leer un libro mientras mis padres entraban. - Hola papá.- sonreí cuando entró. - Te llamamos a tu celular, y no respondiste ¿Dónde estabas?- me dijo En ese momento me quedé pensando, -en el cementerio- me dije a mi misma. - Estuve un rato con mis amigas, ya sabes cosas de chicas, y mi teléfono no tenía señal. En ese momento mi mamá entró. -¿Tienes hambre cariño?- me dijo. Yo le sonreí, en verdad estaba hambrienta, y mucho. - Te traeremos de cenar aquí, parece que ya te ibas a dormir.- me dijo mi papá. - Gracias. Me metí al baño después de que mis padres se fueron, me duché rápidamente y regresé a mi habitación y la comida estaba sobre mi escritorio, sonreí. Aarón lentamente abrió la puerta de mi armario y salió mientras yo cerraba la puerta de mi habitación. Le puse seguro. - Recuerdo cuando ambos estábamos escondidos aquí en tu armario lia.- me dijo Aarón con una sonrisa. - Yo también me acuerdo, pareciera como si hubiera sido hace una eternidad. Aarón se acercó y me abrazó. - Tuve algunas dificultades para regresar a verte ¿sabes?- me dijo.
- ¿Enserio?..- le pregunté, él asintió.- Siempre sentí como si me hubieran estado observando, y pensé que tal vez era tu... espíritu. - Era yo, y aún lo soy.- me dijo y me acercó la comida. - come, sé que tienes hambre. Tomé la comida y la acerqué a él. - La compartiré contigo.- le dije. Tomé una cucharada de arroz y la llevé hacia su boca, estaba feliz, con una gran sonrisa en mi rostro, lo llené de comida hasta que sus mejillas se inflaron, haciéndolo lucir como una adorable ardilla. - Ok ok, deja de alimentarme como tu perro ¿está bien?, ahora tú come.- me dijo apenas pudiendo hablar. Me quitó la cuchara de mis manos e inmediatamente me dio de comer, tomé una pieza de pollo y la llevé a su boca. Terminamos de comer y él me estaba cargando sobre sus piernas, besé su mejilla. Me levanté y tomé los platos sucios. - Llevaré esto al lavabo, no tardo.- le dije a Aarón. Me dejó de cargar y tomó mi mano mientras caminaba fuera de la habitación, cuando nuestros brazos no alcanzaban, la soltó. Aún no terminaba de creerlo, Aarón... Mi Aarón estaba vivo. Mientras bajaba las escaleras miraba alrededor por si mis padres estaban ahí, miré hacia la sala y cocina pero ellos no estaban abajo, dejé los trastos en el lavabo y volví hacia arriba. Lentamente entré para no hacer ningún ruido y vi a Aarón mirando hacia afuera de mi ventana. Me acerqué a él después de cerrar la puerta, caminé y me quede parada junto a él mirando la noche, Aarón sabía que yo estaba ahí así que simplemente extendió sus brazos alrededor de mi cuerpo abrazando mis pijamas. - Quería mantenerme lejos lia. - me dijo Aarón de repente. - ......- no pude contestarle nada. - Solo causo problemas y expongo tu vida al peligro, todo es por mí.- continuó diciendo. - Por favor Aarón... no digas más. Aarón inhaló haciendo salir de su boca un largo suspiro y no dijo nada más hasta después de un par de minutos.
- Yo... yo...- me decía de nuevo. Lo miré a los ojos, me dejó de abrazar y se hizo a un lado. - Yo....- trataba de decir pero no continuaba. Me quedé sin poder creer lo que estaba a punto de decir... no... No puede ser. ¡Solo lo he visto por menos de 3 horas! ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué había tomado una dedición tan rápido? - Estaba a punto de irme antes de que te despertaras, me iba a ir sin dejar evidencias de que estuviera vivo...- dijo de repente. Me quedé anonadada, el rostro de Aarón me dijo cómo se veía mi rostro: destrozado. - ¿Por qué... por qué siempre llegas y desapareces tan fácil? ¡Estoy cansada de que siempre sea así Aarón!- le dije, más bien, casi le gritaba. Traté de calmarme un poco, no quería ver a mis padres en mi puerta viendo qué pasaba, Aarón miró a lo lejos siendo incapaz de mirar mis ojos. - Debí dejarte ir cuando tuviste la oportunidad de hacerlo...- lo dijo tan fríamente. Yo estaba casi temblando, Aarón se arrepintió. - Por favor... Aarón...- traté de decirle que no se fuera, pero me interrumpió de repente. - Haré parecer como si yo nunca hubiese existido, te lo prometo. Ahora puedes vivir tu vida normal...- Lo dijo entrecortadamente. Aarón desapareció de mi habitación en segundos. Lo miré correr hacia lo lejos... lejos de mí... Aarón, ¿por qué?
>>NARRA AARÓN<<
Corrí lejos de ella, como debí haberlo hecho desde hace antes, era un... un cobarde. Fue raro y extraño, cómo tuve la oportunidad de que pasara y alejarme, cuando sabía que tenía que hacerlo de alguna manera. Corrí por el camino que me llevaba fuera de la ciudad a las afueras de la autopista, podía escuchar los autos pasar mientras el viento soplaba fuerte, de repente un auto llegó rápidamente, ensuciando la carretera... era mi viaje. Me subí en el asiento del copiloto y cerré la puerta sin pronunciar una palabra, después de 15 minutos... él finalmente habló.
- Tenías que hacerlo Aarón... mierdas como ésas solo descomponen tu mente, créeme.- comenzó a decirme. - ¡Ha ha! Mira quien habla.- le contesté. - ¡Vete a la mierda! En primer lugar, probablemente lo único que quería ella era coger contigo, es lo que todas quieren hoy en día, follar... ¿entiendes? Justo en ese momento lo golpeé en la boca mientras conducía, él era la causa de todo lo que estaba pasando. Se sacudió un poco hacia y discutió en voz baja mientras yo me salía del auto. Me lancé hacia afuera y me puse de pie, caminando en la calle, el auto se detuvo en seco... eso es todo, bastardo. Sigue jodiendome, estoy harto de tus órdenes. Aún era de noche, lo vi salir de su auto, completamente furioso, me reí mientras caminaba hacia mí. - Deberías ver tu rostro ahora, una perfecta obra maestra - lo decía sarcásticamente, por supuesto, su rostro estaba tan fastidiado que parecía un estúpido mono. Me reí en su cara atormentada hasta que se acercó hacia mí y me jaló del cabello. Estaba harto de él. - Harás lo que yo te diga, a menos que quieras que la policía haga lo mismo.- me dijo. De repente dejé de reírme. - ¡¿Tú... TU me estas amenazando?- le contesté, me soltó del cabello y me tiró al suelo. - Solo te dijo lo que tienes que hacer, ahora sigue mis instrucciones o lo conseguirás.lo dijo, en un tono mortal, muy enserio. Él caminó de nuevo hacia su auto y me llamó. - ¡Mejor mueve ese trasero y camina a la casa, necesitas una lección!- Lo gritó mientras conducía hacia lo lejos. Me quedé tirado en el suelo, era una hora de distancia hacia su casa, entonces me levanté y caminé de regreso tomándome mi tiempo, él era un completo idiota si creía que iba a hacer lo que me dijo por teléfono. Pero... lo había hecho. Me dijo que la dejara, y yo sabía que si no lo hacía, ella estuviera muerta. Tiré mi teléfono con fuerza en el suelo rompiéndolo en pedazos, las piezas salieron volando. Ésa maldita llamada estaba mandando mi vida a la mierda cuando me llamó al celular, justo cuando lia había bajado las escaleras. ¿Cómo supo mi hermano que estaba con ella?
Mi hermano... completamente diferente ahora... no el hermano que quería, no era más mi hermano... el que yo conocía. Estaba en mi habitación, una habitación que me habían dado hace casi 6 semanas. Miré hacia el cielo por un largo rato, en verdad quisiera que mi hermano me hubiese matado en vez de amenazarme, yo no puedo vivir sin lia, todo lo estaba haciendo por ella. Sabía que si lo ignoraba, la mataría en un instante, probablemente en mi presencia. Quería matarlo, por haberla metido en este lío. -Aléjate o tu chica muere- recuerdo sus palabras. ¿Cómo mierda supo que estaba con ella? ¿Cómo la conoce? Me quedé encerrado en mi habitación viendo el sol en el cielo, viendo las nubes pasar... una tenía forma de un... ¿pato? Otra, de un ojo... de un ojo que tenía la misma forma que los de... De repente mi puerta se abrió, no volteé a mirar. - Sal ahora de la habitación.- me gritó Alex. Yo seguí ignorándolo. De repente me tomó de las piernas, me dio la vuelta y me azotó contra la pared. - ¡Me agradecerás por mantener viva a tu querida perra porque si yo quiero puedo aventarle una bomba cuando yo quiera!- me estaba gritando - ¿Crees que no me di cuenta que todo el día estabas afuera acechándola? ¡Te dejé ir por más de un mes y eso es todo lo que has estado haciendo, siguiéndola como perro a cualquier lugar Aarón! Eres un completo...- no lo dejé terminar. Lo empujé lejos de mí antes de que terminara. - ¡No tienes derecho a llamarme estúpido cuando no tienes la más mínima idea de lo que estás diciendo Alex! - le contesté con el mismo tono que él a mí. Caminaba hacia la puerta y el me alcanzó, me empujó contra el suelo, yo simplemente me reí mientras lo veía sacar su pistola. Seguí riéndome mientras preparaba el gatillo. - ¡Adelante, hazlo! Haz que mi vida se termine.- le grité. Bajó el arma y me llevó hacia la sala, que al parecer ya estaba preparada. - Mejor dedícate a tu trabajo, idiota.- me dijo Alex. Seguí riéndome y me golpeó en la mandíbula, haciéndome casi ver estrellas. Aún así no
me dejé de reír hasta que salió de la sala. Era mejor que se cuidara, no sé cómo se sienta matar a alguien cercano. >> NARRA LIA << Caminaba hacia mi casa después de la escuela, sentía el peso de mi pistola de electrochoque golpeando mi espalda mientras mi mochila se movía mientras yo caminaba, la llevaba conmigo desde que mis padres se enteraron de una 'supuesta' pandilla rondando en las calles. No iba a ir a practicar hoy, caminé por la esquina de la escuela y de repente vi el nuevo y brillante Dodge negro de Nathan estacionado en la entrada para estudiantes. Su nuevo auto, era un regalo de sus padres. - Se siente mejor de lo que parece.- escuché de repente, volteé y vi a Nathan tomando sus llaves. - ¿En serio? - pregunté. - Claro señorita.- me contestó sonriendo. Abrió la puerta del copiloto esperando a que yo entrara, negué con mi cabeza. - Me iré caminando Nat, gracias. Él cerró la puerta y caminó a un lado mío. - Caminaré contigo entonces.- me dijo de nuevo con una gran sonrisa. Hice una pequeña mueca de desagrado. - ¡Vamos lia! - me dijo de nuevo. Suspiré y caminé con él.
Nathan me acompañó hasta mi casa, no sentía la necesidad de que me 'escoltara' pero fue algo dulce, lo admito. Pero, si Aarón lo hubiera hecho... borré aquel pensamiento y continué caminando. - Gracias Nat, pero de verdad también pude haber llegado a mi casa a salvo.- le dije. Él se encogió de hombros, oh... ya entiendo, él quería estar más cerca de mí. - Qué bueno...- me contestó a medias.
No supe que decir, entonces se me vino la idea de hacer algo, pero no estaba segura. Oh bueno, lo haría de todas formas. - ¿Quieres entrar... por una botana o algo así?- le propuse, él sonrió enseguida. - Claro. Saqué mis llaves de mi mochila, abrí la puerta y entramos. Dejé mi mochila en el sofá y fui hacia la cocina. - Ohh valla, tienes un gran surtido de chatarra. - me dijo mientras yo abría el gabinete de la cocina, me reí. - ¿Algo que quieras?- le pregunté - Mhmmmm,- estaba cerca de mí y se rascó la barbilla - Doritos estaría bien. Los saqué y le di la bolsa, tomé un plato y él me pasó los doritos, saqué el queso del refrigerador. - Qué bonito collar de diamantes lia.- me dijo de repente. Traté de no estremecerme al recordarlo... ¿Por qué aún traigo puesto esto? Él no me quiere, él me dejó.... de nuevo. - Está lindo ¿no?..- le contesté con otra pregunta. Nathan asintió con su cabeza y hundió un dorito en el queso derretido. Traté de que las lágrimas no llegaran a mis ojos, me senté a su lado y le di una soda. - ¿Y cómo está tu hermano? - me preguntó Nathan, oh... mi hermano. - Estará fuera en un mes... o eso creo. Nathan asintió de nuevo y sacó su celular, comí un dorito y me di cuenta de que Nathan me veía fijamente. - ¿Estás bien? - me preguntó de repente. Yo solo asentí y no lo miré, sentí de repente su mano sobre la mía, levanté mi mirada. - Yo sé que su muerte te afecta mucho lia, pero no está sola, no tienes que hundirte en el dolor.- me dijo Nathan con suaves palabras, traté de sonreír. - No te preocupes.- quité lentamente mi mano que estaba debajo de la suya.
Nathan suspiró y me soltó, sabía que no quería hablar de eso. Comimos en silencio y de repente se levantó. - Mejor me voy, gracias por los doritos lia, tengo que recoger mi auto. - Cuando quieras Nat, adiós. Te veo mañana. - Claro, adiós. Escuché sonar la puerta cerrarse cuando se fue, subí las escaleras y tiré mi mochila sobre mi cama. Me miré en el espejo, veía cómo el diamante en el collar brillaba con tanta intensidad en el sol. Mis cortinas estaban recorridas hacia un lado para que la luz del sol entrara. Caminé hacia la ventana y miré hacia afuera, luego me acerqué hacia mi joyero, mis manos temblaban mientras me quitaba el collar, no dejé de agarrarlo, lo veía con nostalgia. Aarón me lo había dado, me quedé ahí peleando con migo misma, si tenerlo aún o no. ¿Aarón aún me amaba? Entonces conseguí la respuesta, sí, me amaba. Pero, ¿por qué cambió de idea justo cuando regresé a mi habitación anoche? Esa pregunta desató muchas otras que no podía responder yo misma. Suspiré y me puse de nuevo el collar. Tenía que encontrar a Aarón y conseguir las respuestas.
>> NARRA AARÓN<< Sentía como si me hubiera estado muriendo por una semana. Mi mente seguía regresando a lía recordando su rostro. Había hecho lo que mi hermano me había dicho, me tomó una semana planear un bombardeo cerca de la estación de policías en Los Ángeles. Estaba temblando mientras tomaba unas pequeñas pinzas tratando de poner un delicado chip dentro de la caja, puse el chip a un lado y respiré, esto se ponía cada vez más difícil. -¿Qué diablos esperas?- me gritaba Alex para que me diera prisa, yo lo ignoré y me levanté. - Falta el cloro, iré por él.- le contesté. Salí y él no me dijo nada, lo que significaba que tal vez me seguiría, no me dio importancia. Me subí a la camioneta la encendí y me dirigí hacia el súper mercado que había cerca. El kilometraje de la camioneta era una basura, comparado con el del auto de lia. Me di un golpe en la mejilla. Me dirigí hacia el estacionamiento y salí, me puse mi gorra negra, para evitar ser reconocido, entonces entré.
Me dirigí hacia la sección de limpieza y tomé 2 galones de cloro y algo de... - ¿Aarón Anderson? escuché detrás de mí. Me quedé frío por un momento y me di la vuelta rápidamente. Oh Dios mío, esto no puede ser posible. Una de las personas que más odiaba estaba de pie muy cerca de mí, con un limpiador de ventanas en las manos y una bolsa de jabón. Era... El profesor Adams. Mi antiguo maestro de Literatura quien había hecho de mi vida en la escuela una mierda. Cuando me di la vuelta vi su cara completamente congelada y sus ojos abiertos con asombro, por supuesto, se suponía que yo estaba muerto, y ahora me estaba viendo. Rápidamente me di la vuelta de nuevo y comencé a caminar rápido.
- ¡Espera!- me gritó. Yo continué caminando y puse a un lado las cosas que se suponía que iba a comprar, no tenía la menor idea de lo que me estaba diciendo, de repente lo escuché caminar detrás de mí. Perfecto. Salí de la tienda y me subí a mi camioneta, la encendí y me fui. Como lo suponía, el Prof. Adams fue detrás de mí en su suburbana blanca. Conduje hacia una calle solitaria, donde algunas casas habían sido evacuadas para crear un centro comercial, lo que significaba que no había nadie ahí, lo vi por el espejo retrovisor, estaba sacando su teléfono celular. MIERDA. Conduje más rápido y entonces vi que colgó el teléfono. Fue detrás de mí mientras me bajaba del coche, me escondí en un pasillo vacío cerca de un callejón, saqué mi pistola y la cargué. Lo siento mucho profesor pero, me tenía que vengar tarde o temprano. >>NARRA EL PROF. ADAMS << - Sí, no te preocupes cariño- le decía a mi esposa mientras veía a Aarón ir más rápido Sí, te llamo más tarde. - Te veo para cenar ¿está bien? - me decía ella - Claro, te amo. Adiós. - colgué. Había perdido de vista a Aarón, lo busqué y estacioné mi auto pensando en que no lo iba a encontrar. ¿Qué demonios hace él aquí? Tenía que entregarlo a las autoridades, este chico necesita ayuda. Salí de mi auto y comencé a caminar tratando de encontrarlo. ¿Cómo es que Aarón aún es el mismo criminal que apuñalo a uno de sus compañeros hace más de un mes? ¿Cómo pudo el asesinar a más de 8 policías? Estoy seguro que es
aún más peligroso de lo que yo pensaba. Dejé de caminar de repente, escuché algo moverse. - ¡Anderson sal de ahí! - le dije seguro de que era él. Me di la vuelta y no vi nada, seguí buscando alrededor. De repente vi un callejón y ahí estaba su auto, caminé hacia éste y estaba vació, me tomó solo dar 3 pasos y de repente sentí una respiración detrás de mí cuello. - Hey profe, creo que es hora de la venganza.- escuché su voz Antes de que pudiera voltear, me sentí caer en el suelo, Oh Dios mío... Aarón me había disparado, en la espalda, sentí que se me quebró, ya que no soy tan joven. Aarón estaba de pie apuntando hacia mí. - Creo que fue una mala idea tratar de llamar a la policía Adams- me dijo con un tono desafiante. - No... No lo hice. ¡Lo juro! Le estaba llamando a mí....
* DOS DÍAS DESPUÉS * >>NARRA LIA<< Caminaba por las calles, buscando alguna señal de Aarón, lo había buscado por un largo rato, desde hace días, pero no había encontrado nada. Me di por vencida, miré hacia arriba, el sol estaba desapareciendo en el cielo, lo buscaría de nuevo mañana. Estaba cerca del parque, mientras iba caminando hacia mi casa, vi a varios chicos jugar basquetbol, me detuve un rato y vi entre ellos un rostro familiar. Sonreí y seguí caminando. Llegué a mi casa, entré sintiéndome decepcionada... en verdad pensé que podría encontrarlo, caminé hacia la sala y me senté en el sofá, encendí la televisión y le cambié varias veces de canal. Sabía que Aarón no me seguía más, lo hubiera sentido... Aarón. ~"Un hombre, Robert Adams, desapareció desde hace 2 días. La policía dijo que la última vez que lo vieron fue en el supermercado en Los Ángeles, y su última llamada fue a su esposa"~ Dijeron de repente en las noticias, su fotografía apareció de repente. Era... mi profesor de literatura, habíamos tenido maestros suplentes los últimos dos días, y éste lo explicaba. ¿El profesor Adams desaparecido?
De repente mi mente regresó hacia Aarón... no. Él no tiene nada que ver en esto. Traté de convencerme a mí misma pero todo encajaba, Aarón estaba en Los Ángeles, Aarón mató a... el profesor Adams. Sentí que mi corazón se desgarraba, Aarón no había cambiado ni un poco. Pero... ¿por qué asesinar a un profesor? ¿Solo porque lo odiaba? ¿O fue un tipo de venganza? ... probablemente. Seguí viendo la televisión, tenía ahora un nuevo objetivo, buscarlo en todo L.A. Caminé hacia la cocina y me preparé algo de cenar, cené y terminé mi tarea. Mientras la hacía seguía pensando en todo lo que había pasado, era muy difícil para mí aceptar que Aarón era un asesino, suspiré y seguí pensando en él.
>>NARRA AARÓN<< - ¡Maldita sea! ¡Ya entendí Alex, vete a la mierda!- le grité en la cara de ese estúpido. Estaba muy enojado, estúpido Alex, seguía echándome toda la culpa a mí. - Maricón, ¿Eso es todo lo que me dices después de que yo mismo me deshice de tu error?- me contestó, yo caminé saliéndome del cuarto. - Hahn, no tengo tiempo para esto.- le dije. Salí de ahí y caminé hacia mi habitación azotando la puerta, le di un gran golpe con mi puño a la pared, haciendo que me doliera hasta el alma. Jalé mi cabello hacia atrás y me senté en mi cama sosteniendo mi cabeza. Desde que dejé a lia, mi vida ha sido un completo infierno. Miré fijamente hacia mis puños, estaban rojos. Me miré en el espejo, se me vino la idea de que tenía que cambiar mi apariencia, no quería que pasara de nuevo algo como lo que ocurrió con el profesor Adams, me arriesgaría mucho si sigo así. Me miré más cerca, era un monstro disfrazado de humano, negué con mi cabeza, sabía que la vida me preparaba algo malo... Tenía que hacer algo con mi cabello, tal vez cambiarlo de color o algo así, caminé hacia mi armario y saqué algo de tinte que tenía guardado, lo había comprado hace tiempo preparándome para que algún día decidiera cambiar de 'look', era café intensamente obscuro, casi negro. Me metí a la ducha cerré la puerta por detrás, todo lo que pensaba era... ¿Qué pensaría lia cuando me viera?
**2 SEMANAS DESPUÉS**
>> NARRA LIA<<
Ya ha pasado algo de tiempo desde que Aarón me dejó y descubrí que estaba vivo, bueno solo han pasado un poco más de 2 semanas pero se siente como una eternidad para mí. He buscado a Aarón por todo Los Ángeles dos veces y no encontré nada, busqué por aquél brillante cabello dorado que ya era tan familiar para mi vista. Aquél que había pasado por entre mis dedos varias veces. Comenzaba a pensar que, de nuevo... me dejó, me dejó haciéndome saber que no me quiere más en su vida. Intenté continuar leyendo el capítulo de un libro en mi clase de literatura, pero ahora era imposible. Me sentaba hasta al fondo yo sola, cada vez que miraba hacia mi lado, pretendía parecer que Aarón iba a aparecer de la nada y sonreírme como solía hacerlo de vez en cuando. Pero mi escritorio permanecía vacío. Era jueves y, de nuevo, teníamos un maestro suplente, él era joven, alrededor de unos 20 años. Recuerdo cuando nos dijo lo joven que era cuando se graduó de la universidad, ya que estaba en clases avanzadas. Era guapo, pero lo digo de nuevo, yo solo tengo ojos para mi Aarón. Tenía cabello marrón que apenas alcanzaba a cubrir sus ojos, y era un poco más alto que yo. Dejé de mirarlo y me enfoqué en la lectura de nuevo, después de un largo rato, el timbre sonó finalmente. - Ok jóvenes, pueden salir. Nos vemos mañana.- nos dijo el nuevo profesor. Salimos del salón de clases y alguien me golpeó levemente el brazo. Era Nathan que apenas se estaba acercando a mí. - ¡Hey lia!- me saludó con una gran sonrisa. Le sonreí y le di un golpe también, el cual esquivó. - Mejora tu puntería chica.- me dijo riéndose. Le sonreí y de repente mis ojos se encontraron con los de un chico que estaba afuera, era nuevo y ya tenía una multitud de chicas alrededor de él. Era el típico 'conquistador' del colegio, y vestía como tal, traía puestos unos Jordan, una camiseta blanca de cuello en V y Jeans grises. Su cabello negro estaba ligeramente despeinado casi llegando a sus cejas. De repente miró hacia mí y me sonrió sin dejar de mirar mis ojos. Él siguió mirándome mientras las chicas alrededor de él me veían y se susurraban cosas entre ellas.
Nathan y yo pasamos por donde él estaba y yo sentí su mirada aún sobre mí. - Aún no te deja de ver lia - me dijo Nathan al oído. Me di la vuelta para mirar el rostro de Nat, se escuchaba celoso, al voltear, me di cuenta de que nunca había mirado su rostro tan cerca. Su cabello castaño estaba creciendo, estaba por sus ojos y algunos mechones eran más largos que otros, haciendo que pareciera que traía flequillo. Sus ojos miraron hacia mí de una forma muy linda, yo sólo le llegaba al hombro... igual que Aarón. Negué con mi cabeza. - Nat, yo no lo veía con la misma intención. Él solo me miró y apenas me di cuenta de que es el 'conquistador' de la clase.- le contesté negando con la cabeza. Nathan sonrió y me dio un golpe en el brazo. - Pero sabes que te gustó algo... ¿o no?- me contestó con un tono pícaro. Yo lo golpeé en las costillas. - O solo que seas del otro lado- me dijo riéndose. En ese momento Nathan se fue corriendo burlándose de mí. Lo vi desaparecer, ¿que pretendía? Yo no soy Bisexual o lesbiana. Me reí, y corrí detrás de él alcanzándolo, lo golpeé de nuevo en la costilla. - Hey señorita.- me dijo sonriendo, y de repente. ¡MUACK! Me besó lentamente la mejilla. Me quedé inmóvil. ¿Acaso me acaba de besar? Tenía ya la costumbre de que siempre que uno de mis amigos me besaba en la mejilla, borrarlo con mi mano, pero temía que eso dañara sus sentimientos. Nathan miró a lo lejos y después me miró de nuevo. Yo dirigí mi mirada hacia donde él había mirado. Era el mismo chico que había estado afuera mirándome, ahora estaba parado en las escaleras, me estremecí... cretino. Nathan me hizo una seña con su cabeza para dirigirnos hacia la cafetería, pasamos por un lado de él, ambos estábamos muy cerca, nuestros brazos rozaban. Por un minuto me sentí protegida de la mirada de aquél cretino, pero Nathan lentamente pasó su mano alrededor de la mía. Se me fue el aliento por un momento, su mano era suave y cálida, la de Aarón era firme y también era suave, justo como a mí me gustaba. Entramos a la cafetería y nos acercamos hacia donde estaban nuestros amigos. Fernanda, Jane y Lucy estaban hablando entre ellas y pronto me vieron.
- ¡lia adivina que pasó! Vimos a... - comenzaba a decir Lucy, pero se detuvo al ver la mano de Nathan y la mía juntas. Jane y Fernanda miraron hacia nosotros y comenzaron a hacernos burla. Se acercaron a nosotros con risitas y abrazándose una a la otra. - ¡Lo sabía! Tenía que pasar tarde o temprano.- dijo Jane con gran entusiasmo en su voz - Me alegro mucho por ustedes chicos.- dijo Lucy. - Yo también me alegro mucho, se ven muy felices.- agregó Fernanda. Traté de hablar, pero ellas me interrumpían cada vez que intentaba negarlo. Nathan estaba mirando hacia mí sorprendidamente y con una gran sonrisa. Negué con mi cabeza, no era lo que parecía. - Iré por tu almuerzo.- dijo Nathan. Caminamos hacia las mesas mientras mucha gente nos veía con curiosidad, y con miradas algo raras. Luego hubo un rato en que el equipo de basquetbol de Nathan nos miraba y reían, y hacían sus típicos apretones de manos. Me hizo sentir como si fuera un trofeo. Después de ir por nuestro almuerzo nos sentamos afuera al aire libre, en una mesa que estaba debajo de un árbol. Nathan aún estaba tomando mi mano y cortésmente la soltó para comer. Me sentía algo perdida... ¿desde cuándo salía con Nathan? Hice a un lado mi ensalada y lo miré a él picando sus uvas con un tenedor, él notó que lo miraba y dejó salir un largo suspiro. - Debí hacer esto antes de aparentar ser algo más... ¿Quieres salir con migo lia?- me dijo de repente. Se quedó ahí mirándome con su cabello moviéndose con el viento, agitándolo de manera que podía ver claramente sus ojos. Su piel brillaba en la sombra haciendo ver su tonificado cuerpo debajo de su camiseta gris. Sus ojos se clavaron en los míos, me pregunto qué era lo que veía en ellos.
>>NARRA NATHAN<< Fue un poco irrespetuoso de mi parte haber tomado su mano sin pedirle permiso, pero no me gustaba la manera en que aquél cretino miraba hacia ella. Ahora, finalmente había tenido el coraje para pedirle que fuera mi chica, mi única chica, porque la quería
desde que descubrí que Jazmín no era para mí. Amé la manera en que ella estuvo ahí ayudándome justo cuando nadie más entendía mis sentimientos. Además ella era hermosa. Le pregunté entonces si quería salir conmigo. La miré fijamente a sus ojos, y vi un brillo familiar en ellos, aquél que siempre encuentro cuando la miro a los ojos. El viento soplaba contra su cabello, el cual golpeaba ligeramente contra su rostro, sabía que ella necesitaba tiempo, y yo estaría ahí por ella, así como lo estoy ahora. - Está bien lia. No tienes que responderme ahora. - le dije mientras le sonreía cortésmente y le acaricié su brazo. Miré hacia abajo, era evidente que ella no sentía lo mismo que yo. - Nathan... yo...- comenzaba a decirme ella, levanté mi mirada y la vi queriendo comenzar a llorar, respiró lentamente y continuó. - Necesito tiempo Nat, pero te responderé, solo que no ahora... tengo que pensarlo.- dijo, yo solo asentí con mi cabeza. - Está bien, solo recuerda que yo siempre estaré aquí, por ti lia... porque te quiero.- le contesté con la mayor sinceridad posible. Estaba siendo muy cursi, nunca decía mis sentimientos en voz alta. Me levanté y miré hacia el cielo. - Te veo después.- le dije a lia. Comencé a caminar alejándome, sintiendo un dolor en mis entrañas del tamaño del océano.
>>NARRA LIA << Sentí mis pulmones romper mi respiración mientras lo veía levantarse e irse con los hombros caídos. ¿Qué había hecho? ¿Por qué me siento así con Nathan? ¿Estaré enamorándome de él? Literalmente, hubiera golpeado en la cara a cualquier chico que me besara la mejilla, me tomara la mano o pretendiera salir con migo. ¿Por qué era diferente con él? Sentí el viento torturarme, ya que soplaba hacia el lado de derecho de mi rostro, haciendo que me estremeciera y sentía mis ojos quemarse de nuevo. ¿Qué diablos pasaba conmigo? ¿Por qué estaba tan confundida? ¿Por qué me dolía el corazón por no encontrar respuestas? Miré hacia su plato, hacia sus uvas que no se había terminado. Nathan había estado
sentado aquí conmigo hace un minuto picando su comida, ahora está dolido. ¿Acaso sabía que no siento nada por él? Exhalé y sentí una lagrima bajar por mi mejilla, oh Nathan. Me levanté y sabía que tenía que decirle lo que sentía. Tenía que ser honesta. Caminé por todo alrededor buscándolo, pero no lo encontré. No estaba en su casillero, tampoco con su equipo ni en ningún lugar que pudiera recordar, de repente el timbre sonó y tenía que irme a clase. Entré a mi clase de Historia y vi a la misma multitud de chicas, uugh, justo lo que necesitaba... el cretino. Entré y me senté alado de Lucy y Charlie y agaché mi cabeza. - Hey lia ¿irás?- me dijo de repente Lucy. - ¿Eh? - A la fiesta, es éste sábado. En la casa de Steven.- me dijo Lucy, Steven era un amigo muy cercano a nosotros. - ¿En dónde? - le pregunté de nuevo. - En su casa, sus padres saldrán ese día. - me dijo Charlie sonriendo. Lo pensé. - Tal vez - les respondí. - ¡Awww lia Por favor! ¡Tú nunca vas!- me regañó Lucy. Suspiré. En ese momento toda la clase se sentó en silencio cuando nuestro maestro de Historia entró y trató de animarnos asignándonos las tareas para hoy. Me levanté para tomar un paquete de hojas que tenía que resolver el fin de semana. Y de repente vi a aquél cretino a un lado mío. Me sonrió coqueto mientras le pasaba sus hojas de trabajo. Estaba a punto de irme y mirar hacia lo lejos cuando de repente me habló. - Eres _ (lia) _ ¿verdad? - me preguntó, miré hacia un lado y asentí con mi cabeza. - Soy Jake.- continuó. - Un placer.- le respondí fríamente. Me alejé un poco de él y me senté en mi silla, sintiendo sus ojos clavarse en mí. Me encogí en mi asiento cuando de repente voltee y me guiñó el ojo desde su lugar. No necesito otro problema como éste tipo. - lia, ¿Aquél tipo está ligando contigo?- me preguntó de repente Charlie. Volteé a verlo, estaba apuntando hacia Jake. - No que yo sepa, es un cretino.- le respondí. - Pero míralo, es tan sexy.- me decía Lucy. Puse mis ojos en blanco, suspiré. - Escuché que está en el equipo de Futbol, ¡Oh Dios! Me acaba de sonreír. - dijo emocionada.
- No pondría mis ojos en ésa cosa Lucy, no se ve confiable. - le dije. - Bah, lo que digas lia.- me contestó burlándose de la manera en que Nathan decía mi nombre, Charlie se rio. - Hey, por lo menos no me llamo como uno de los personajes de 'snoopy'. - le respondí, recordé a 'Lucy Van Pelt' amaba a snoopy. Charlie se rio más fuerte y Lucy me golpeó en el brazo. - ¿Señoritas? Lucy levantó su mirada, y yo... ya suponía quien era. - ¿Saben en dónde puedo tomar un libro? - dijo de repente Jake. Lucy sonrió, se levantó y lo llevó hasta un armario que se encontraba en la esquina. - Ese chico me da mala espina.- comenzó a decirme Charlie. Yo asentí. - Diles eso a todos. Vi cómo Jake le dedicaba a Lucy otra sonrisa coqueta, y ella se volvía loca, casi saltaba de felicidad. Volteé mis ojos y terminé mi trabajo acerca de la 2da Guerra mundial.
**DESPUES DE LA ESCUELA**
Salí de mi última clase y busqué el auto de Nathan, no estaba ahí. Suspiré. Me di la vuelta y caminé hacia los casilleros, tenía práctica de soccer y de repente escuché a alguien azotando un balón de basquetbol. Me detuve y eché un vistazo al gym. Nathan. Antes de abrir la puerta me detuve, estaba solo y no tenía su camiseta puesta. Traía puesto sus shorts de basquetbol negros y sus Jordan's negros también. Aventaba el balón desde cualquier punto donde estuviera parado, y nunca fallaba. Él trabajaba duro y se enfocaba demasiado, me recordaba a mí cuando estaba cerca de la portería, casi anotando un gol. Me mordí el labio y lentamente entré, tratando de no hacer ruido con mis Vans. Me acerqué dejando mi mochila caer al suelo, estaba más cerca, tanto que podía escucharlo trabajar sus músculos. Me detuve justo en la salida de la línea del límite de la cancha, y crucé mis brazos. Lo miré mientras aventaba de nuevo el balón, y entonces me vio. Se detuvo de inmediato y me miró fijamente. Yo no sonreí y él se acercó a mí, dejó caer el balón y se paró delante de mí. No sé cómo me veía yo pero Nathan me abrazó tan pronto como estuvo enfrente. Yo también lo abrasé sintiendo su piel bajo
mis brazos... me recordó a Aarón. Sonreí mientras escuchaba su corazón latir. - Lo siento lia.- me dijo. Me soltó y se acercó un poco más a mí hasta que nuestras frentes se tocaban entre sí. - No puedo hacer que me quieras.- continuó. - Nathan... - comenzaba a decirle, él esperó a que continuara.- Sabes, creo que siento algo por ti, pero estoy confundida, no sé qué pensar... Nathan dejó que las palabras salieran de mí, de repente algo me interrumpió... fue un flash de una cámara. Volteamos y vimos a la chica encargada del periódico escolar. Recuerdo que su nombre era Marisol. Ella nos vio y nos sonrió. - Oigan, ustedes dos estarán en el periódico escolar en portada de la nueva pareja... bueno, si no les importa...- nos dijo de repente. No pude hacer otra cosa solo sonreírle.- ¡Se ven totalmente lindos! Sabía que éste era un gran momento para una foto, les deseo lo mejor. - y con eso último se alejó de nosotros saliendo del gimnasio. - Oops, no traigo mi camiseta puesta...- me dijo Nathan. Volteé a ver su rostro, se veía feliz. Se veía radiante mientras se acercaba por su camiseta y se la puso. - Bueno, me tengo que ir Nat.- le dije. Él sonrió y me alcanzó para abrazarme. - ¡Ve por ellos tigre!- me contestó con una gran sonrisa. Sonreí y me reí, me acarició el cabello y me soltó, entonces me alejé. Caminé hacia los casilleros y me vestí. ¿Que acababa de hacer? Me quede inmóvil, aún no me había puesto mi camiseta, mi sostén era negro, saqué mi camiseta y me la puse. Mi entrenadora llegó de repente, ella esperó hasta que me pusiera los zapatos. - Bien lia, tenemos que eliminar a ese equipo para el juego de mañana.- me dijo la entrenadora, se llamaba Wendy. Salí escuchando nuestra rutina y corrí para encontrarme con mi equipo. Me sentía feliz, sonreí mientras llamaba al equipo para la formación. >>NARRA JAKE << Estaba en el campo con ésta chica que era tremendamente sexy, sonreí y la estaba seduciendo detrás de un árbol, lejos de la vista de todos. Obtuve lo que quería en menos de 15 minutos. La chica gemía y se apretaba a mí por mi cintura. - ¿Así que te gusta esto no?- le pregunté. Ella gimió más y cuando por fían terminamos la hice a un lado para que se fuera, se
subió sus Jeans y me besó. La empujé hacia un lado y sonreí. - Ahora lárgate zorra.- le grité. - Pero... ¿Qué?- me pregunto con su cara confusa. - ¿Qué? ¿Acaso no me escuchaste? Ya obtuviste lo que querías. Se perdió en mis palabras por un minuto y después se acercó para darme una bofetada. Pretendí que me dolió y comenzó de repente a golpearme en la cintura y después se fue corriendo. ¡HA!. Vi su enorme trasero mientras corría hacia la escuela, fue una presa fácil, tengo que admitirlo, pero olvidé su nombre. Caminé por la escuela, me dirigía hacia mi convertible cuando de repente vi a lia corriendo con un grupo de chicas. Oh la la, ella es la capitana del equipo de soccer. La miré patear el balón dentro de la portería... nada mal. Después de todo qué podía esperar, era la capitana. Se acercó al equipo a preguntarles algo, yo seguía viéndola. Era una criatura realmente hermosa. Me sonreí mientras la veía inclinarse para atrapar el balón. Me alejé de ahí mirándola, te conseguiré pronto pequeña niña. Me subí a mi auto y me fui >>NARRA LIA<<
Después de la práctica de soccer tomé un baño en las regaderas, salí y me sequé el cabello dejándolo caer por mis hombros, salí y leí mis mensajes de texto. Todos los días de práctica eran como éstos, cansados y... sudorosos. Pasé por el gimnasio y salí de la escuela, ya estaba en camino. Caminaba por la banqueta cuando de repente escuché un carro estacionarse cerca de mí, me di la vuelta para ver aquel Dodge negro y sonreí. Nathan me abrió la puerta y yo entré. - Hola campeona.- me saludó. Llegamos a mi casa en un par de minutos, le sonreí y él me tendió su mano. Yo le di la mía y de repente me acercó hacia él para besar mi mejilla, en ese momento me quedé inmóvil y sentí mis mejillas rojas. Él sonrió y su rostro estaba muy cerca del mío, lentamente me alejé de él. - Gracias Nat. - Por el aventón ¿verdad?- me dijo con sus cejas levantadas. Yo me reí, él sonrió juguetonamente. - Sí, por eso. - Cuando quieras lia. Me bajé del auto y él esperó hasta que estuviera dentro de mi casa, entonces lo
escuché irse. Me sentí un poco mareada, fue como sentir culpa dentro de mí. Caminé hacia la cocina y saqué una manzana, subí las escaleras. La culpa que sentía... era que yo aún quería a Aarón, y que... también quería a Nathan, UGH. Me dejé caer en la cama y golpeé mi almohada. ¿Por qué? ¿Por qué estaba actuando así? No me siento así seguido pero me siento como una... bueno, me siento sucia. No puedo obtener siempre lo que quiero o necesito. Me levanté mientras me murmuraba a mí misma y terminaba de hacer mi tarea. Tiré lo que sobró de mi manzana mientras seguía pensando las respuestas para todas esas preguntas que me asaltaban. ¿Esto está bien? ¿Por qué me siento tan diferente a mí misma? ¿Es porque Aarón se fue? Si Aarón regresara.... ¿Dejaría a Nathan? En primer lugar... ¿Por qué hago esto? Bajé las escaleras y encendí la televisión, mi instinto se apretó con mucha fuerza cuando en las noticias mostraron el cuerpo del Profesor Adams, lo habían encontrado. Había otras 2 desapariciones ocurridas en Los Ángeles, Aarón estaba detrás de todo esto. Yo amaba a Aarón pero algo me estaba acercando a Nathan, y yo sabía muy bien por qué. Apagué el televisor, no quería escuchar más historias deprimentes. Oh, que está pasando con mi vida. ¿Por qué está pasando todo tan lento? Se siente como si hubiera pasado una eternidad desde que Aarón dijo que me amaba. Tal vez yo estaba bien al principio, él solo me había usado, usó sus buenas mentiras para conseguir lo que quería... negué con mi cabeza. NO. Aarón me había demostrado varias veces que en verdad me amaba. Fui hacia la cocina, me preparé unas ricas enchiladas, y entonces escuché a mis padres llegar a casa. Les sonreí mientras entraban a la cocina. Por lo menos mis padres no me confundían mis pensamientos. >>NARRA AARÓN<< - ¡Ve, ahora!- me gritó Alex. Corrí hacia la camioneta y nos fuimos a la máxima velocidad. Casi nos atrapaba el FBI y ahora estábamos corriendo por nuestras vidas. Cuando llegábamos a la casa, un pensamiento repentino se estrelló en mi realidad, y supe que tenía que tomar medidas. Salí de la camioneta antes que Alex detuviera el auto, sus ''amigos'' salieron de la casa de Alex mientras él estacionaba la camioneta en la cochera. Corrí hacia mi habitación y tomé mi maleta y comencé a meter ropa en ésta. No estaba dispuesto a seguir haciendo esto por el resto de mi vida. - Aarón... ¿¡QUÉ MIERDA CREES QUE ESTAS HACIENDO!? .- llegó gritándome Alex.
Yo lo ignoré y de repente sentí que me tomó de los brazos y comenzó a sacudirme. - ¡Quién te crees que eres- seguía gritándome pero lo interrumpí. - ¿¡Quién coño crees que TU eres!?- le respondí, casi quería golpearlo aquí mismo. Ahora. Alex me tomó de los hombros. Y seguía gritándome. - Aarón, no vas a ir a ningún lado.- me dijo. En ese momento lo golpeé en la barbilla, él calló gritando de dolor. Me colgué mi maleta por mis hombros y lo dejé ahí tirado. - Cómo me gustaría matarte.- le dije mientras bajaba mi mirada hacia él. Me alejé del dolor de hacer cosas fuera de mi voluntad. Yo no quería esto, me reí a mí mismo mientras caminaba sobre el césped. Solía ser completamente opuesto, caminé por cuatro cuadras y de repente vi aquél grupo de grandes maricas hablando por teléfono. Varios de ellos colgaron y se me quedaron viendo. Continué caminando y negociando con migo mismo y de repente los vi comenzar a seguirme. Comencé a correr y vi a más chicos fornidos enfrente de mí antes de doblar la calle. Me subí a una cerca y salté, llegué a la otra calle cuando de repente vi una sombra. ¡WHAM! Todo era negro. Sentí un trapo en mi rostro, grité por el dolor de mi cabeza. Era la primera vez que alguien me hacía eso. Mis ojos se abrieron y me di cuenta de que me había quedado dormido. Alex estaba mirando hacia mí, él tenía un ojo negro... voy a morir otra vez. Se puso de pie enfrente de mí apuntando con un cuchillo hacia mi pecho. Frunció el ceño. - Debiste haber pensado mejor Aarón... no puedes dejar las cosas a las que te entregaste por mucho tiempo.- comenzó a decirme. Presionó el cuchillo contra mi pecho y sentí su punta afilada rasgar mi camisa gris obscura.- Haré que aprendas Aarón...- sabía que él no quería hacerlo. - Mátame.- le dije. Alex se paralizó por mis palabras, miró hacia lo lejos y respiró profundamente. - No, sé que matarte será mejor para ti que para mí. Pero...- volteó a mirar mis ojos de
nuevo.- Creo que... mejor tendré que lastimar a alguien que te lastime más a ti. Me golpeó el pecho una vez y se fue. Entonces, mi cerebro captó todo. Alex iba a ir detrás de ella... ¡lia!
>>NARRA LIA<<
Finalmente era viernes. Me sentía feliz y entusiasmada por alguna razón, estaba soleado afuera, sentía como si el sol golpeara mi ventana como una bomba. Me puse unos shorts y una blusa color azul cielo, me gustaba mucho, combinaba con los shorts. Me puse unos Vans azules y tomé mi mochila saliendo de mi habitación. Llegué a la cocina y tomé una barra de granola con algo de leche y tomé unas papas fritas mientras salía. Caminaba por la banqueta cuando de repente vi a Nathan de pie frente a su auto esperándome. - Hola lia. Te ves muy linda hoy. - me dijo mientras se acercaba a abrazarme. Aspiré el dulce aroma de su colonia que era tan típica de Nathan. Él me abrió la puerta Después de ti.- me dijo. Me subí a su auto y él cerró la puerta mientras se daba la vuelta para entrar e irnos a la escuela. Me quedé callada un minuto, después suspiré y hablé. - Nat, sé que te dije ayer que estaba confundida. - comencé a decirle, él me miró en espera para que continuara.- ¿Crees que puedas darme más tiempo? Bueno, es que necesito sentirme mejor.- proseguí. Él miró a lo lejos y le dio la vuelta al volante para estacionarlo en el espacio para estudiantes en la escuela, detuvo el auto. Lentamente giró su cabeza para mirarme. - Yo te entiendo lia, de verdad. Y no te preocupes por mí, yo esperaré, y por alguna razón...- se acercó a mí.- sabía que necesitarías tiempo.- me dijo. Oh Nathan, era un gran chico, mejor que cualquiera que conocía. - Nat, - le dije en voz baja, no le había dicho a nadie esto - sabes, a veces siento que me pierdo sola, siento que mi cabeza me vuelve loca, siento que no sé qué hacer... a veces me siento asustada.- le dije, me refería a que me sentía asustada por lo que podría pasar, pero no a mí. Nathan tomó mi mano y la apretó, miré sus lindos ojos. - Si pierdes la cabeza, entre todos tus pensamientos, yo te ayudaré a encontrarla. No
quiero que te sientas así, para eso estoy yo. - me contestó. Recargué mi cabeza en su hombro, era tan cómodo. Había aislado mis pensamientos de todo mundo excepto de Aarón, pero Aarón no estaba aquí porque... me dejó, de nuevo. Suspiré y Nat acarició mi cabello con sus dedos, vi a un chico tocar la ventana del auto del lado de Nathan haciéndole pulgares hacia arriba, Nat sonrió un poco y después me miró. - De verdad me importas lia. - me dijo con un tono delicado, yo le sonreí. También me importas Nathan, me dije a mi misma en mi mente.
>>NARRA NATHAN<< Sonreí mientras lia ponía su mano sobre la mía. Entonces escuchamos el timbre de la escuela sonar, ella se alejó un poco de mí y ambos nos bajamos del auto. Ignoré algunos comentarios de unos tipos que hablaban a nuestras espaldas. La acompañaba a su clase y nos soltamos de la mano, me miró y me sonrió, amaba eso de lia. Ella no era cualquier chica, ira inteligente, dulce, agradable, y no era una zorra. Ella sabía siempre lo que estaba bien o lo que estaba mal, siempre se preocupaba por cosas que la demás gente hoy en día les da igual. La conocía desde hace mucho tiempo, recordaba casi cada expresión y recuerdos de la infancia de ella. Miré hacia las escaleras, ahí estaba aquel cretino. El nuevo cretino de la escuela. Por supuesto, estaba con su ya tradicional tripulación de chicas alrededor de él, me sentía mal por aquellas chicas. Había algo que odiaba de él. Me estremecí... odio no era la palabra correcta. Sentía unas ansias de golpearlo tan fuerte. Lia se acercó más a mí y no se dio cuenta de que ahí estaba el chico nuevo, bueno, parecía que no se había dado cuenta. Fuimos hacia su clase y vi entonces que él la miraba de una manera... divertida. Él continuaba viéndola y eso me sacaba de quicio. Sonrió hacia donde yo estaba, de una manera que me decía "La conseguiré pronto". Me dirigí hacia él, con la sangre hirviendo y mis puños apretados. Sentí a lia correr hacia mí y agarrarme del brazo. - ¡HEY TÚ IMBECIL! ¿Qué estás viendo?- le grité, estaba muy molesto. - ¡Nathan...!- me dijo lia. El chico se acercaba con una sonrisa en su rostro.
- ¡Estabas viendo a mi chica! ¡Idiota!.- no podía calmarme. - Bueno, claro que la veía, está ahí parada. ¿Cómo no verla? - me respondió el bastardo. Miró hacia lia, y le guiñó el ojo, en ese momento le tiré un puñetazo en la cara. Lo tomé de nuevo y lo azoté contra la pared, de repente sentí unas manos sobre mí. Ignoré todas las voces y el drama que había alrededor de nosotros, sabía que él quería algo de lia. Le haría algo que la lastimaría. Lo presentía. Entonces, alguien me estaba separando de aquél imbécil y lo miré fulminándolo con la mirada. Quien nos separó era... el director. El director González, era un hombre alto y de 30 años, tenía cabello obscuro y ojos verdes. Apenas y me di cuenta de que me estaba gritando justo en mi cara. - ¡Esto no tiene nombre! ¡¡Este chico es nuevo en esta escuela y ¿lo recibes con puñetazos!!??- me gritaba Me llevó a su oficina. Puse una cara aburrida como diciendo ‘‘¿no tienes otra cosa mejor que hacer?'' Estúpido director. Finalmente el director se detuvo y tomó un vaso de agua. Bueno, él no era viejo ni nada pero cuando desató su ira sobre mí, podía ver su cabello blanco crecer detrás de sus orejas. No me molesté en explicar ni defenderme ya que él no había hablado. O tal vez no quería escucharlo. El Sr. Gonzales suspiró. - Te dejaré salir de ésta, Nathan Robinson.- comenzó a hablar. Miré a sus ojos sorprendido, él me sonrió gentilmente. - Con una condición.- continuó. Oh no, esto sería malo. Parpadeé y esperé - Quiero que tú y tu equipo ganen el juego que habrá dentro de dos días.Yo parpadeé sorprendido, esperé, pensando que era una broma. ¿Está bromeando verdad? - Ya te puedes ir Robinson- me dijo sin dejar de verme. Me levanté y sonreí, caminé hacia la puerta. Me di la vuelta para verlo, seguía sentado en su escritorio. - La victoria está de nuestro lado, profesor.- le dije. Sus labios se extendieron para hacer una sonrisa.
Salí de su oficina, pretendía tener una cara de depresión mientras caminaba por una multitud de chicos y chicas que estaban de metiches para ver qué me decía el director, caminé entre ellos mientras me hacían caras y gestos extraños. Caminaba hacia mi clase y vi de repente a... me detuve. Vi a aquél imbécil y caminé hacia él hasta que me di cuenta de lo que estaba haciendo. El cretino estaba discutiendo con una chica, y también la estaba maltratando, diciéndole malas palabras. Los miré por un largo rato, definitivamente ése tipo no se acercará a lia, no mientras yo esté aquí. >>NARRA LIA<< Seguía mirando hacia todos lados mientras estaba en mi pupitre. ¿Qué estaba pasando con Nathan? ¿Se metió en problemas por golpear a Jake? Uugh. Me sentía mal por todo esto. Estaba en la clase anterior al almuerzo, miré hacia el reloj, las manecillas corrían muy lento. Suspiré y puse mi cabeza en mi pupitre, repetía la escena en mi cabeza. La manera en que Nathan corría inmediatamente hacia él, y cómo Jake trataba de hacerlo enojar, me estremecía. Era como si... él hubiera querido causar eso. Parpadeé. Nathan iba a tener malos momentos ahora que Jake entró al colegio. - ¿Señorita (LIA)?- Me nombró mi maestro, levanté la mirada y toda la clase miraba hacia mí. - ¿Sí?- le contesté. El profesor me miró fijamente a los ojos. - Ponga atención, por favor.- me dijo, asentí y miré hacia el pizarrón sin poner atención. Un siglo después, el timbre sonó. Tomé mis cosas y ya estaba en camino hacia la oficina del director. Me di la vuelta y caminé por el edificio de en medio donde estaban todas las oficinas. Estaba por la esquina cuando casi tropiezo con una chica. Sus grandes ojos me hicieron detenerme, de repente escuché que le gritaban a sus espaldas, ella se dio la vuelta y comenzó a correr. Me quedé mirando después de que se fue. Miré hacia un grupo, ellos estaban gritando y riéndose, haciendo malos y groseros comentarios sobre ella. - ¡Perra! ¡Nos las diste muy fácil!- gritó uno de ellos. Los miré con enojo, me miraron a mí de la misma forma y de repente vi a Lucy caminando hacia mí cuando me vio.
- Hey lia ¿Qué pasó? .- me dijo y miró hacia aquél grupo, después me miró a mí.- ¿Qué está pasando? El grupo de chicos se fueron sonriendo con burla. - Aquellos sujetos estaban acosando a ésa chica- le dije señalando a la chica. - Oh, sí. ¿Es Angélica verdad? - me preguntó. Yo me encogí de hombros, no la conocía. - Dicen que ella lo hizo con un chico ayer detrás de la escuela.- continuó. La miré con asombro. ¿Qué? - ¿Cómo? ¿Con quién?- le pregunté. Lucy solo bajó su mirada. - Jake...- murmuró. Comenzamos a caminar por el pasillo. - Y... ¿Cómo te hace sentir eso hacia él?- le pregunté, ella miró a lo lejos. - Trataré de olvidar lo que dije de él. - Ésa es mi chica.- le sonreí Ella me sonrió también y se acercó a una mesa para atar sus zapatos. - Y... ¿Qué pasó hace rato?- me preguntó de repente. Yo solté un suspiro y me senté a un lado de ella. - Nathan se lanzó hacia Jake porque me estaba viendo.- le contesté, sus ojos se hicieron tan grandes como dos platos. - Wow. - No estoy bromeando. Es enserio. - Escuché que Jake tiene un ojo morado.- me dijo, me reí. - ¿Por qué te da risa? Bueno, porque si hubiera sido Aarón..., me detuve. Sacudí mi cabeza. Sabía que Aarón lo hubiera matado y después arrojarlo al océano. - Hey mira, ahí están Cristian y Charlie.- me dijo Lucy. Levanté mi mirada para ver que se acercaban. - Hola chicas.- dijo Christian. Charlie me miró - Escuché lo de Nathan...- me dijo Charlie, yo asentí con la cabeza. - Hubiera terminado con él si no hubiera llegado el director a separarlos- contestó Christian - Bueno, bueno chicos- dijo Lucy.- vamos a almorzar que estoy muy hambrienta. Caminamos hacia la cafetería para almorzar. - Mira lia. Ahí está Nathan.- me dijo de repente Charlie. Volteé y lo vi, estaba sentado cerca de Jane, Fernanda y Thomas. Caminé hacia ellos,
abrasé a Nathan. Me sorprendí de mí misma que lo abrasé con fuerza. - Hola tigre.- me dijo él. - Nathan, lo que hiciste fue muy estúpido...- me interrumpió. - Sí, sí, fue estúpido, no debiste hacerlo Nathan, ya sé lo que me dirás.- me dijo adivinando mis pensamientos. Lo golpeé jugando en la costilla - Por favor no empiecen a hacer cosas enfrente de nosotros, estamos comiendo.- dijo Charlie, nos reímos y nos sentamos a comer con ellos. **DESPUÉS DE LA ESCUELA** Salí de clases, me dirigí hacia los casilleros, hoy tenía partido. Llegué hacia los casilleros para encontrarme con mi equipo, una vez que estaba vestida, sentí vibrar mi teléfono. Contesté. - Buena suerte lia. Estaremos ahí echándole porras al otro equipo.- era Nathan, me reí por su comentario.- Jajaja es broma, dedícame algún gol.- me dijo. - Claro Robinson. - Te veo en un rato. -Espero que pueda notarlos entre la gente, mejor ponte una falda de porrista. Nathan se reía, colgamos y guardé mi teléfono en mi mochila, y cerré el casillero. - ¡Ok Chicas! ¡Vengan todas!- nos dijo la entrenadora. Nos acercamos en grupo y ella nos coordinaba y nos repetía las reglas de nuevo. Finalmente salimos de los casilleros y pasamos por los pasillos del gimnasio, y entramos al campo de soccer. Nos echaban porras y nos aplaudían. Caminé hacia al final de la línea a un lado de la entrenadora, que me daba consejos. Vi al equipo contrario del otro lado, ellos vestían uniformes color verde y dorado, nosotros vestíamos negro y gris representando los colores de nuestra escuela. Vi a mis amigos en las gradas, donde estaban los lugares específicos para apoyar a mi equipo, caminamos y los saludé con la mano desde lejos, Nathan y los demás hablaban y reían. Fernanda y Lucy me saludaban y me gritaban. La entrenadora Wendy nos indicó que nos juntáramos. Hicimos un círculo y juntamos nuestros brazos en el centro mientras gritábamos. ¡Vamos equipo! Entramos al campo y tomamos nuestras posiciones, Jane me deseó suerte, era media. Jane también estaba en el equipo. Le sonreí y entonces el juego comenzó. El juego corrió normal, de repente tocaron el medio tiempo.
Me acerqué hacia donde estaban las botellas de agua. Llevábamos 4 goles. Me senté y saludé a Nathan que me estaba sonriendo desde las gradas. Me sequé el sudor de mi cara y volví entrar al campo. El juego estaba yendo bien hasta los últimos 10 minutos, el otro equipo se estaba poniendo agresivo, una de nuestras defensas había sido golpeada en su rodilla por otra chica del otro equipo, haciendo que se colapsara. El silbato sonó y todas la ayudamos a pasarla al otro lado del campo. -¡Eso es falta!- les reclamaba Las chicas del otro equipo se quejaron con el árbitro, volteé mis ojos, no quería hacer una escena. Anoté otros 2 goles, íbamos ganando por 4 goles. Comenzaba a agitarme, la otra portera tomó el balón y lo pateó hacia el centro, donde yo estaba. Levanté mi pie y sin darme cuenta pateé a mi otra compañera del equipo que estaba enfrente. Luego, cuando apenas iba a patear el balón hacia mi compañera, estaba a punto de topar el suelo cuando de repente. ¡ZAS! Alguien me había golpeado por detrás, el dolor se esparcía por mi espina dorsal hacia mi cuello y después hacia mi cabeza. Sentía el colapso mientras el dolor se hacía más fuerte. Caí de espaldas y traté de detener las lágrimas que caían de mis ojos. El silbato sonó y mi equipo se acercó a mí. Vi al árbitro darle una tarjeta roja a aquella chica que me había golpeado, la entrenadora Wendy me ayudaba a levantarme. Traté de usar mis piernas pero mi columna me dolía mucho. - ¡lia!- llegó Nathan preocupado. Sentí sus brazos alrededor de mi cintura mientras me cargaba en sus brazos. - Esto bien Nat.- le contesté Él me sonrió preocupado, me llevó hacia una banca y me sentó, él se sentó a un lado ayudándome. - ¿En dónde te duele cariño? -me preguntaba la entrenadora. - Mi columna.- le contesté. Ella tocó mi espalda y yo abrí mis ojos, casi gritaba. Ella me ayudó a quitarme la camiseta del uniforme, y le dijo a Nathan que fuera a traer una bolsa de hielo. Cerré mis ojos tratando de no llorar, pero eso me dolía demasiado. Sentí el hielo en mi espalda y yo sentí escalofríos. Nathan hizo una mueca de desagrado al ver mi columna y luego volvió hacia mí. Me abrazó mientras la entrenadora ponía hielo en mi espalda.
- Lo hiciste genial mi tigre.- me susurraba al oído. - Gracias, pero no fui lo suficientemente buena.- le contesté. Él soltó un suspiro. - lia. Creo que tendrás que ponerte algo de hielo antes de que te acuestes a dormir hoy.- me dijo Wendy, la entrenadora. Yo asentí. Me enfoqué en el juego, las anotaciones decían que íbamos ganando por 3 goles. Casi nos alcanzaban. **20 MINUTOS DESPUÉS** -Aquí vamos.- me dijo Nathan. Me ayudó a entrar al auto después de que me cambié de ropa, para ponerme mi ropa normal. Tenía mi cabello mojado porque me di una ducha. - lia espero que te sientas mejor.- me decía Lucy - Qué equipo tan salvaje.- exclamó Jane. - Así es el juego chicas.- les contesté. - Espero que tu espalda se mejore lia. En verdad te necesitan para los goles. - me decía Fernanda - Claro que estaré bien, gracias. Me abrazaron y me despedían mientras Nathan se subía al auto para irnos. Me llevó a mi casa. Cuando estuvimos afuera de mi casa, Nat se bajó del auto y me ayudó a salir. Pero no fue de mucha ayuda, me dolía demasiado. Nathan me ayudó mientras me acompañaba hacia dentro de mi casa. Mis padres estaban ahí y me ayudaron cuando me vieron. - ¡Oh Dios, lia! - exclamó mi mamá. - Gracias Nathan - le decía mi papá - No hay problema, espero que te sientas mejor lia. Te veo mañana. - dijo Nat, me sonrió y yo a él. Salió y escuché irse en su auto. Mis papás me ayudaron a subir las escaleras mientras yo seguía pensando cómo diablos no me di cuenta cuando me golpearon.
>>NARRA AARÓN<< Todo este día no había encontrado alguna señal de Alex o sus hombres. Pero no me podía ir, sabía que ellos podían llegar a lia más rápido que yo. La podían golpear y traerla aquí. Le di un golpe a una fotografía colgada en la pared, sentí un nudo en el estómago. Era una fotografía de Alex y yo cuando éramos pequeños. La tiré al suelo y la pisé hasta que el vidrio se quebró en pedazos y el marco estaba destruido. - ¡¡¡Aggghhh!!!- grité, subí mis manos hacia mi cabeza por la frustración. Subí a mi armario buscando mis armas... no estaban. Estúpido hijo de perra. Me dirigí hacia la habitación de Alex, buscando en sus cajones vacíos y su armario para ver si estaban sus armas... nada. Caminé por toda la casa causando un tornado y de repente entré a la cocina. Tenían que estar aquí, en alguna parte, ya que nosotros nunca cocinamos. Me acerqué al horno y lo abrí... bingo. Saqué una caja y la puse sobre la mesa, la abrí y vi varias pistolas. Aún tenía mi navaja en un estuche amarrada a mi pantorrilla. Perdí a ''Sweet Rose'' hace más de un mes, cuando supuesta mente 'había muerto'. Bahh... extrañaba a Sweet Rose. Tomé una pistola y la guardé en el estuche que llevaba por la pantorrilla, y otra, la cual guardé en mi bolsa trasera del pantalón. Tomé una y la cargué, vi que necesitaba balas. Apreté el gatillo y escuché aquel hermoso sonido que me hizo sonreír. Iba a guardar de nuevo la caja de las pistolas, pero me detuve. No. Miré alrededor, no quería que Alex encontrara esto. La caja era grande, así que la tenía que cargar con ambas manos. Salí al patio y vi que la casa detrás de la mía estaba vacía ya que estaba en venta, salté la cerca y escondí la caja en el fondo de la terraza por la parte de atrás. Regresé corriendo, esperaba al fin poder usar esas magnificas pistolas y finalmente poder deshacerme de mi hermano. Lo único que me daba fuerzas era lia. Y eso era lo único que tenía que hacer, aunque podría hacer cualquier cosa por ella. Ella era mi única razón de vida.
>>NARRA LIA<<
Abrí mis ojos de repente cuando sentí un dolor conocido en mi espalda. Grité. Si no me hubiera dolido tanto hubiera explotado en el partido a golpear a la niña que me había dado ese horrible golpe. Lentamente me levanté, me di cuenta que era tarde, eso quería decir que había descansado mucho. Caminé despacio sintiendo que el dolor en mi espalda ya no era tanto comparado con
el de ayer. Bajé las escaleras con cuidado, me dirigí hacia la cocina para ver una ya típica nota de mis padres como siempre en el refrigerador, de seguro se habían ido urgentemente por el trabajo o a ver a mi hermano. No me molesté en leerla. Saqué algunos huevos y tocino del refrigerador y me hice de desayunar. Desayuné sola hasta que revisé mi teléfono y me di cuenta de que tenía 3 llamadas perdidas, dos de éstas eran de Nathan, y la otra era de un número privado. Decidí llamarle a Nathan. - ¿Hola?- me contestó él. - ¡Hey Nat! Lo siento estaba desayunando. - Ok no te preocupes, todos necesitamos estar en privado solo con nuestra comida.me dijo y me reí. Haciendo que mi estómago me doliera un poco por el esfuerzo. ¿Cómo está tu espalda? - me preguntó. - Mejor que ayer, creo que me estoy recuperando. - Te va a doler muchísimo, no podrás jugar futbol en un rato. - Uugh, no me lo recuerdes. - Mhmmmm... Espero no tardes en recuperarte, tu equipo no será lo mismo sin ti. - Por lo menos creo que necesitaré una semana, creo...- en ese momento me asomé por la ventana, había un auto negro estacionado afuera.- te veo luego Nat. - Ok, cuídate.- me contestó. Colgamos y bajé las escaleras con cuidado, me dirigí hacia la puerta y me detuve. No era el auto de Nathan, era un viejo coche negro que no reconocía. Fui hacia la cocina y miré hacia afuera por la ventana, habían unos hombres revisando por mi jardín, y ésta vez no eran policías, como la vez anterior que estuvieron buscando en mi casa. Hice lo que Aarón había hecho hace tiempo, cerré las cortinas de todas las ventanas y eché un vistazo con precaución desde mi habitación. ¿Qué estaba pasando? Los estuve mirando y desaparecieron en su auto. Dejé salir un suspiro. Recuerdo cuando Aarón me mantuvo a salvo cuando aquellos sujetos estaban en mi casa. Sacudí mi cabeza, no quería pensar en Aarón. Bajé las escaleras de nuevo pero... algo no estaba bien. Mi perro Leo había estado ladrando afuera pero ahora, todo estaba en silencio, Leo no pudo dejar de ladrar tan rápido. Me asomé hacia afuera, y no vi a mi perro. Caminé alrededor de mi casa buscándolo y también me asomé por las ventanas, no lo vi. Así que decidí salir a mi jardín trasero para buscarlo, lentamente abrí la puerta, tomé un viejo bate de metal que mi hermano usaba para jugar cuando él estaba en el equipo de baseball, caminé lentamente, Leo hubiera salido de la nada corriendo hacia mí para lamerme la cara, pero no había rastros de él. Di vuelta en una pared para escuchar a mi perro sollozar. Lo vi echado sollozando como si alguien lo hubiera golpeado, corrí hacia él y lo
acaricié, - Oh Leo...- le decía, mientras lo acariciaba. Leo miró detrás de mí y yo tomé el bate. *BAM* Golpeé algo sólido, me di vuelta y vi a un chico vestido todo de negro tratando de mantenerse de pie, traía puesta una máscara oscura. Corrí hacia la casa cerrándola con seguro y corrí hacia el teléfono más próximo que tenía y me dirigí hacia la cocina. - ¡¡Mmmmphmm!!- fue lo que solté de repente, alguien había cubierto mi boca y me cargó por detrás. Sentí un dolor en mi espalda que apenas y pude controlar ya que la presionaron y me torcieron. Traté de patearlo y golpearlo pero no podía respirar ya que me golpeó en el estómago, me dolió mucho. Lo vi sostener algo en sus manos, traía una aguja, ugh, odio las agujas. ¿Qué me hará? Forcejeaba más y lo golpeé en la cara, pero él ni siquiera hizo muecas de dolor. Rompí algunos platos y tazas, cerca del estante enviadlos volando por toda la cocina. De repente, la aguja quedó clavada a través de mi cuello, en mi piel. Me dolió hasta el alma. Continuaba tratando de golpearlo hasta que mis ojos se cerraban fuera de mi voluntad y mi cuerpo dejó de responder. Sentí un hormigueo caliente en mi cuerpo, cerré mis ojos y todo se volvió obscuro.
>>NARRA NATHAN<< Estaba en camino hacia casa de lia. Ella no me había contestado el teléfono de nuevo, la haría reír diciéndole que su desayuno ahora era más importante que yo. Estacioné el auto afuera de su casa, caminé hacia su puerta y toqué, no había señas o rastros de que ella estaba ahí. Toqué el timbre, *DING DONG*... Nada. Miré alrededor, estaba todo muy quieto, excepto por el ruido de algunas aves. Caminé por su jardín y me paré en una gran roca para mirar hacia el jardín trasero. ¿Hoy no me ladrará Leo? Miré alrededor, vi un bate de metal en el suelo. - ¡Leo!- exclamé. Salté la cerca y corrí hacia el perro, lo habían golpeado con algo. Leo lamió mi mano mientras lloraba, se escuchaban sus aullidos. Caminé hacia donde estaba el bate de baseball y vi algo de sangre en el suelo. ¿Será que lia esté en alguna pandilla de criminales o mafia? No, no creo, mi estómago comenzó a revolverse, sintiendo una gran ansiedad. ¡¿Dónde está lia?!
Me dirigí hacia la puerta trasera para echar un vistazo hacia adentro, por la ventana. Abrí la puerta, no tenía seguro puesto, entré y no vi nada fuera de lo normal. Caminé hacia la cocina, imaginando que lia estaría desayunando ahí, pero no había nadie. Miré alrededor, había una taza rota en el suelo con algunos platos rotos alrededor. Qué extraño. Subí las escaleras, su habitación lucía normal y tranquila como siempre, la busqué en toda su habitación, hasta debajo de la cama, pero ella no estaba. Sólo su teléfono estaba ahí con mis llamadas perdidas. ¿Habrá salido urgentemente? Estaba saliendo de su habitación para comenzarla a buscar por las calles, cuando de repente su teléfono comenzó a vibrar. Me regresé y vi que era un número privado, dudé un poco. Contesté. - ¿Hola?- dijeron del otro lado, ésa voz, se me hacía tan conocida. - ¿Quién habla?- contesté. Entonces, de la otra línea, colgaron. ¿Qué? ¿Quién era ese chico? Ésta voz, sabía que la había escuchado antes. Me fui de su casa y caminé hacia Leo, lo cargué y lo llevé hacia mi auto. Esto no era nada normal, lo recosté en el asiento de atrás y me fui hacia mi casa para ver qué podía hacer por ése pequeño. Mientras conducía, no paraba de mirar alrededor por algún rastro de lia. ¿Quién habrá herido a Leo? Estaba demasiado confundido.
>>NARRA AARÓN<< Llamé y llamé. ¿Quién mierda contestó mi última llamada? Sabía que no era alguien que conocía. De repente, mi memoria recordó el día en que había visto a lia con... Nathan. Sí, ése era su nombre, él había contestado. ¿Por qué? ¿Acaso estaba con él? Le daba vueltas a mi habitación, no había rastros de mi hermano después de que llegué de comer de Mc Donald. Me veía tan estúpido e infantil en ese tonto lugar, pero no puedo hacer nada cuando se me antoja una hamburguesa. Me preocupaba que mi hermano estuviera haciendo una locura. - ¡AGHH!- me desesperé y grité. Tiré las pocas decoraciones que había en la mesa, cayeron todas rotas en el suelo. Estaba preparado para matar a mi hermano y a todos esos marícas que él hacía llamar 'sus hombres'. Había ideado un plan que no me fallaría ahora ni nunca, me senté en el sillón mirando
hacia la ventana por alguna señal de la camioneta, salí de la casa buscando alguna manera de detener todo esto que estaba pasando. No podía llamar a esto una pesadilla, ya que mi vida entera ya era una pesadilla. Oh lia. Maldito Alex, si cree que la va a lastimar está totalmente equivocado. Caminé alrededor por las calles por casi 2 horas y finalmente decidí regresar a 'casa' o también llamada el peor lugar del mundo. Di vuelta en la esquina de la calle y vi nuestra camioneta. Me hubiera detenido pero no quería captar la atención de nadie. En vez de eso desaparecí rápidamente hacia la casa que estaba en venta. Salté las cercas de varias casas y caí de pie. Me quité el cabello negro que me estorbaba del rostro, había sido una buena idea pintármelo. Me acerqué al área, de cuclillas, y saqué mi pistola. Saldría vivo de esto con lia con migo. Incluso si es la última cosa que haga en mi vida.
>>NARRA LIA<<
Sentí un dolor horrible en mi columna, moví un poco mi cuerpo, y me di cuenta de que estaba tirada en el suelo. Y todo mi cuerpo se sentía como si me hubiese quemado en el horno, estaba muy adolorida y no era capaz de moverme. Mi memoria trataba de recordar lo que había pasado hace un momento, y el miedo se apoderó de mi mente, me habían secuestrado... y no quería saber de quién se trataba. Estaba tan asustada, más que aquella vez que trataron de violarme en el callejón hace tiempo... Aarón... Aarón. Me sorprendí un poco que pensara en Aarón cuando estaba en una situación que necesitaba a alguien. En verdad amaba a Aarón aún más de lo que amaba a Nathan, la verdad dolía. De repente, sentí una pequeña patada en mi estómago, traté de no abrir mis ojos, no quería ver la cara de las personas que se encontraban ahí. - ¿Está despierta?- preguntó una voz desde el pasillo. - Todavía no.- otra voz cerca de mí respondió. - Bueno, despertará en un momento, la inyección solo dura 2 horas y media.- dijo el chico del pasillo. - ¿Encontraste a Aarón?- preguntó el chico que estaba cerca de mí. AARÓN... - Aún no, le irá mal al imbécil cuando lo vea.- dijo el otro chico.
Traté de no emitir ningún sonido o tratar de escapar, ésos chicos me habían traído hasta aquí. ¿Los habrá enviado Aarón? Entonces una palabra llegó a mi mente, NO. El habría ido por mí él mismo. - ¿Qué le pasara a la chica.- preguntó el chico que estaba cerca de mí. Hubo un poco de silencio. - Morirá hoy en la noche, cuando encuentre a Aarón. Entonces supe lo que iba a pasar, iba a morir. Muerte... Mi cuerpo casi me obligaba a gritar y salir corriendo, nunca me iban a encontrar, entonces un sentimiento se apoderó de mí, preguntándome... ¿A quién le importaría si muero? No debo de temerle a la muerte, es solo el principio de un pacífico descanso. De repente me di cuenta de que no escuchaba a nadie más. Miré de reojo y vi que la habitación estaba vacía. Lentamente me levanté, miré alrededor... estaba en una cochera vacía. Busqué alrededor por algo que me pudiera ayudar... pero no había nada. - Hola nena. Giré mi cabeza bruscamente, lo cual me dolió, y vi a un chico de pie recargado contra la puerta, él no traía mascara. Su voz me decía que él era el chico que estaba en el pasillo, el mismo que dijo que iba a morir. Tenía cabello castaño obscuro y estaba casi igual de largo que el de Aarón. Caminé hacia atrás un poco, topé con un mostrador, él me sonrió con maldad. No era tan grande de edad, se veía alrededor de los 20. - Creo que tu nombre es... lia.- me dijo. Yo no contesté, entró y cerró la puerta, mi corazón latía con fuerza cuando vi que la cerró con seguro. - No te asustes, nos vamos a divertir un rato. Me miraba de arriba hacia abajo mordiéndose los labios y lamiéndolos un poco, mientras hacía una cara totalmente disgustante. Me quedé inmóvil, entonces mi mano se encontró con un objeto de metal que había sobre el mostrador. Era un desarmador.
>>NARRA AARÓN<< Estaba casi llegando a la casa. Mi plan no funcionaría muy bien, necesitaba estar dentro de la casa para que funcionara. Me agaché y me acerqué, mientras pensaba en todas las respuestas aún antes de que comenzara a preguntarme cosas. Seguramente lia estaba en la cochera, esos bastardos estaban alrededor de la casa revisándola y buscándome. Todas mis armas estaban escondidas alrededor de la casa, esperándome para que las encontrara. Llevaba una pistola con silenciador, vi de repente a mi primera víctima, había olvidado su nombre. Corrí rápido y sin hacer ruido hacia él, saqué mi navaja y la clavé en su cuello, el marica gritó. Terminé con su vida y lo arrastré hacia la esquina y lo escondí de manera que no se viera, lo escondí en los arbustos y regresé a lo mío. Tenía que matar aquellos bastardos con mi navaja, no quería que Alex me viera y en ese momento matara a lia. Pero presentía lo que iba a hacer, estaba seguro que iba a matar a lia ante mis ojos. Pasaron unos segundos, y mi coraje aumentó tanto que me dio las fuerzas suficientes para matarlos a todos. Ya había matado dos más sin ni siquiera darme cuenta, los escondí y entré a la casa. De repente vi un puño. *¡ZAS!* Alguien me había sacado el aire, corrí hacia el chico y lo maté, él cayó al suelo. Abrí la boca para tomar un poco de aire, y poco a poco volví a respirar. En ese momento escuché un grito que venía del garaje... ¡lia! >>NARRA LIA<< Le clavé el desarmador que había tomado hacia su pecho cuando estaba a escasos centímetros de mí. Se lo clavé y ahora estaba inmóvil mientras me deshacía de sus brazos. De repente se arrancó el desarmador de su pecho, no había sangre, traía puesto un chaleco. Su rostro ahora se veía más furioso y comenzó a ir detrás de mí. Corrí hacia la puerta, quitándole el seguro. - ¡Perra!- me gritó. Me tomó por atrás y grité con fuerza, me golpeé con la puerta. Él me tiró al suelo, grité tanto que sentí un dolor en mi espalda que se recorría hasta mi cabeza. Él solo se reía, y yo traté de arrastrarme en el suelo. Me tomó de mis caderas tomando mis pantalones y se acercó a mí, grité otra vez y de repente escuché disparos. El tipo trataba de bajarme mis jeans, pero se detuvo cuando los escuchó. Se levantó rápidamente y caminó hacia la puerta. Se asomó hacia afuera y regresó hacia el garaje dejando la puerta sin seguro. Me agarró del cabello
arrastrándome hacia el centro del garaje. Me acercó más hacia él y me susurró al oído. - Lo verás por última vez. - fue lo que me dijo. Sentí mis ojos derramar lágrimas, entonces vi que la puerta se abrió, mi cuerpo estaba paralizado con ansiedad. Lo quería ver, tan siquiera por última vez. Mi cuerpo estaba quieto, y podía escuchar a mi corazón latir fuerte contra mi pecho.
>>NARRA AARÓN<< Me estaban atacando tres al mismo tiempo. Uno me dio un puñetazo en la espalda, otro se aferró a mi rodilla, el otro enredó las manos alrededor de mi cuello. En una milésima de segundo, saqué mi pistola de debajo de mi camisa, apuñalando al más cercano, y le disparé a los otros dos en la cabeza, no fallé ningún tiro. Cayeron al suelo y escuché otro grito, los pateé hacia un lado y derramaron sangre sobre mí. Corrí, estaba más cerca de donde estaba lia. Corrí y otro estúpido bastardo llegó jalándome del codo, le disparé en la cabeza y continué corriendo, sentí a alguien detrás de mí, volteé y salté, avanzando más hacia el garaje, en segundos de nuevo me di la vuelta, disparándole al tipo en el pecho mientras él sacaba su pistola. Caí de rodillas, y vi un brillo a un lado mío. Giré mi cabeza a tiempo, vi que la puerta del garaje se cerró y corrí hacia allá. Tenía tan solo unos minutos antes de que la policía apareciera, lo sabía. Pero ésta parte de la ciudad era donde cosas como éstas ocurren y nadie encuentra a los culpables. Tomé el cerrojo de la puerta, me detuve antes de entrar. Todo esto había sido tan fácil, entonces, me di cuenta de lo que él estaba planeado. Alex quería que matara a todos sus cómplices, pero no había visto a John, él era su mejor hombre. Me pregunto qué pretendía hacer si yo lo mataba, de nuevo mi mente me dio todas las respuestas. Él no planeaba morir, John hubiera venido hasta acá y detenerme... y matarme probablemente. Me quedé inmóvil. Tenía que salir de aquí vivo con lia, y yo estaba aquí, de pie y completamente inmóvil. Una parte de mí quería correr y derrumbar la puerta y dispararle para después salir corriendo con lia en mis brazos, la mantendría a salvo. Es una promesa que cumpliré. Sus gritos se escucharon otra vez y sabía que Alex quería que entrara, todos esos terribles pensamientos, imaginándolo lastimando a lia, y haciéndole otras cosas. Con todas mis fuerzas, abrí la puerta del garaje.
>>NARRA LIA<< Él jaló mi cabello fuerte, y me tiró al suelo de nuevo. - ¡Grita!- me ordenó. Apreté mis labios y traté de levantarme pero mi espalda ahora estaba apoderada por un horrible dolor. - ¡Ahh!- apenas y lograba gritar. Me pateó en las costillas haciendo que me faltara el aire, de nuevo, caí al suelo. En ese momento el coraje me invadió. ¿Quiere golpes? Ok, le daré algunos golpes. Pretendí que estaba totalmente adolorida, grité un poco y me detuve sabiendo que eso era lo que quería. - ¡Bastardo!- le grité, tosí al final. - ¿Eso es todo?- me dijo con una mirada burlona. Me golpeó en la cara, en la mejilla. Caí de nuevo, pero no grité. Me pateó el estómago de nuevo y no paraba de toser. Escupí algo rojo, lo que sólo podía ser sangre. Recargué mi espalda contra la pared, y respiré tratando de que el aire volviera a mí. Vi al sujeto mirando hacia alrededor como si algo anduviera mal, al parecer él era el líder de todos esos bastardos. Me miraba con disgusto y caminó hacia la puerta de nuevo, con cuidado, recargó su cabeza contra la puerta, tratando de escuchar, echó un vistazo hacia afuera y salió. Con todas mis fuerzas, corrí hacia la puerta y salí, mientras lo vi mirando hacia abajo, mirando hacia sus hombres... estaban muertos en el suelo. Él me vio y sacó su pistola mientras corría hacia la esquina. *¡BAM! ¡BAM!* Caí al suelo, me alejé un poco de él. Había fallado, en silencio le agradecí a Dios. Corrí hacia una ventana cercana y escuché otro disparo. *¡BAM!* Un dolor paralizante ahora se situaba en mi hombro, mientras caía al suelo. No podía mover mi cuerpo, intentaba mientras luchaba para levantarme. Vi a un sujeto de pie a mi lado, él fue el que me disparó. Me detuve, incapaz de controlar el dolor de la parte superior de mi cuerpo, respiré profundo. Sentía como si estuviera cayendo hacia un agujero sin final mientras figuraba imaginaba ver aves volando en el cielo.
- Alex...- dijo el tipo a mi lado. Mi cuerpo sintió una descarga al escuchar su nombre... se llamaba Alex, era Alex. - John, trae a Aarón.- le ordenó Alex. El sujeto que me disparó se llama John, él caminó hacia no sé dónde. Alex era... el hermano de Aarón. Miré de reojo mi hombro, y miré de nuevo a lo lejos rápidamente, pude ver un agujero en mi cuerpo que dolía demasiado, me quedé tirada en el suelo. Este horrible dolor, prefería morir. Apenas y me pude dar cuenta de que mi boca estaba abierta, había estado gritando por el dolor. Escuché pasos hacia mí, sentí una respiración a un lado de mi oreja. - Te mereces esto y más, estúpida perra.- me susurró Alex al oído. Cerré mi boca mientras comenzaba a entumirme, sorprendentemente, me reí entre dientes por lo que Alex me había dicho, luego comencé a reírme, escuché disparos y yo seguía riéndome. - Estas completamente loca, qué estúpida eres.- dijo Alex Dejé de reírme, mi hombro y mi cuerpo entró en calor y sentía un poco más cómodo. Sentí como si me estuviera quedando dormida. - ¡Maldita sea! Hijo de puta- un sonido lo interrumpió *¡BAM!*....... *BAM* *BAM* *¡¡BAM!!* Abrí mis ojos y no vi a nadie, miré a un lado y vi a Alex tirado en el suelo. Escuché un paso, después otro, mis ojos parpadeaban mucho, era casi imposible mantenerlos abiertos. De repente vi un brazo salir de donde daba la vuelta en la esquina. Y lo vi a él... a Aarón. Aarón miró hacia su hermano con tanto desprecio. Luego miró hacia las cosas que había alrededor y finalmente, sus ojos se dirigieron a mí. Aarón estaba en shock, inmóvil. Luego su rostro cambió y se veía... triste. Caminó como zombie hacia mí, mis ojos apenas podían estar abiertos, el peso de mis parpados se hacía cada vez más pesado. - No...- dijo Aarón al verme.
Estaba a un lado de mí y yo abrí mis ojos de nuevo, Aarón estaba llorando. Sus lágrimas eran tan claras como un cristal. Me estaba tomando el brazo, aún no me había dado cuenta de eso ya que todo mi cuerpo estaba entumido. - Aarón...- dije entrecortadamente. Parecía más bien un suspiro. - Yo... yo...- trataba de decir, se perdía en sus palabras. - lo siento tanto lia.- Me tomó y me cargó en sus brazos. - Yo te ayudaré, te... te voy a proteger, voy a estar aquí... te… te prometo que haré todo lo que no he hecho.- me decía con lágrimas en sus ojos. Me prometía tantas cosas que no podía ni siquiera contarlas. - Te amo también...- le susurré. No podía seguir luchando contra la oscuridad que se apoderaba de mí desde el disparo. - Oh no... ¡Lia! ¿Lia? Vamos, por favor, ¡Por favor no me dejes!- decía Aarón llorando. Dibujé una pequeña sonrisa en mi rostro y le susurré de nuevo. - Te amo...
>>NARRA AARÓN<< - Oh no... ¡Lia! ¿Lia? Vamos, por favor, ¡Por favor no me dejes! - le decía con lágrimas saliendo de mis ojos. Ella no podía irse, no podía dejarme aquí solo. Aquí en este mundo que no preparaba nada para mí, ella era la única persona en este mundo que amaba. No había nadie más. - Te amo...- susurró de repente mientras sus ojos se cerraban pacíficamente. Cuando sus ojos se cerraron, yo casi volaba. Corrí tan rápido desde la maldita casa que para mí era un infierno, corrí por el pasillo y tomé las llaves que estaban colgadas, tomé también un pañuelo que estaba en la sala y lo até a su hombro para detener la sangre que derramaba. Me acerqué a su pecho, sus latidos aún se escuchaban. Cada latido me daba la fuerza para no detenerme. Corrí hacia la camioneta y la encendí, cargué a lia en mis brazos y la dejé en el asiento trasero, la acomodé bien, tratando de que no se sintiera incomoda. Me subí al asiento delantero y conduje a toda velocidad, seguía mirando de reojo hacia ella. Esto no podía estar pasando. Presionaba cada vez más el acelerador, todo esto había sido mi culpa, ahora ella estaba muriendo... todo por mí. ¿Cómo pudo pasar? Seguí conduciendo rápido... lia. La amaba demasiado, no iba a dejar que su vida se
escurriera entre mis dedos solo porque... porque... porque le fallé. No me importaba quién encontrara la casa llena de cadáveres o de paredes con sangre. Incluso sabía que podía ir a la cárcel por todo eso. Pero de algo estaba seguro, lia sobrevivirá. Me limpié la cara con mi mano, había estado llorando, como nunca lo había hecho desde que mi madre murió. No podría repetirse la historia, no con lia. Escuché una respiración entrecortada, era lia, me detuve en la gasolinera. Tenía que ir con la última persona que podría ir, mi dignidad no me importaba. Seguí conduciendo acercando y di la vuelta ignorando todo alrededor, esto era por lia.
>>NARRA LIA<< Vi una negra oscuridad acercándose más y más. La oscuridad era cálida, pero sabía que me estaba muriendo, me sentía como si estuviera ebria, me estaba quedando dormida. Sabía que no podía aceptar que la oscuridad me llamaba, no podía. La voz de Aarón resonó en mi cabeza. "-Vamos, por favor, ¡Por favor no me dejes!-" Su voz me mantuvo un poco despierta, traté de alejarme de la obscuridad cada vez que lo escuchaba, tenía que... vivir. Sentí mareos y me sentí también drogada. Luchaba para mantenerme con los ojos abiertos, pero no era superman o algo así. Estaba totalmente desconectada del mundo real. Ahora vivía en el tornado que atormentaba mi conciencia. No podía sentir mi cuerpo, todo era como si estuviera soñando. Donde quiera que estuviera dentro de mi sueño, la oscuridad me acompañaba y me llamaba para entrar en ella y no preocuparme del mundo de nuevo. Recordé la voz de Aarón y la oscuridad se debilitaba, pero después volvía a regresar. De repente escuché una voz resonando fuerte, Aarón estaba hablándome.
- lia, por favor espera. Estarás bien, te lo prometo, ésta vez cumpliré.- me decía. El eco de su voz me hizo mirar alrededor buscándolo, había escuchado su voz susurrándome al oído. Ansiaba escuchar más, pero al parecer eso había sido todo. La estúpida oscuridad que me atormentaba se acercaba a mí llamándome, pero yo seguía pensando en Aarón, la estaba evitando con la mejor de mis armas... Aarón. Continuaba haciéndolo, tenía que seguir respirando. Mi cuerpo estaba quieto, y podía escuchar a mi corazón latir fuerte contra mi pecho…
>>NARRA AARÓN<< - lia, por favor espera. Estarás bien, te lo prometo, ésta vez cumpliré. - le dije. Su cuerpo caía en mis brazos mientras corría detrás de mi tío... sí, él, mi tío. Había venido con él. Ahora sabrá que no estoy muerto lo que básicamente arruinará todo. Me aferré a la mano lia todo el tiempo, sintiendo su corazón latir cada vez más lento. Su piel se sentía casi como un hielo, la miré a sus ojos, tenía toda una vida por vivir aún, pero su rostro parecía estarme dejando.
Mi estómago se revolvía y le grité a mi tío para que fuera más rápido, ahora íbamos en camino hacia el hospital. Bueno, estaba ahora con ella pero sabía que llegaría el momento en el que no podría entrar acompañándola, y eso me mataba. ¡Todo había sido mi culpa por no llegar antes! Sentía que las lágrimas volvían a salir, no... Lia tiene que sobrevivir. Nos estacionamos y mi tío se bajó, corrió hacia la puerta trasera para abrirme y la cargó, solté su mano, sintiendo un calor correr en mí mientras me ponía cada vez más pálido. Mi tío Ben corría hacia las puertas del hospital con lia en brazos. Todo lo que sabía, era que la volvería a ver. Entraron y pude ver a mi tío pidiendo ayuda a quien pasaba, los veía. Yo ya sabía lo que iba a hacer si ella no sobrevive. ¿Qué más puedo hacer? Me quitaría la vida, por quitarle la suya a lia. Me quedé en el auto mirando hacia dentro del hospital, hasta que mi tío desapareció y no lo pude ver más. Abrí la puerta del auto y salí, quería sentir cada centímetro de la piel de lia, quería sentirla una vez más. Miré hacia el cielo mientras el sol desaparecía. No hacía esto seguido, pero le recé a Dios para que ella estuviera bien.
>>NARRA NATHAN<<
Corrí por las calles, me importaba muy poco lo cansado que estuviera, busqué por todas partes. Iba a encontrar a lia. Sus padres aún no regresaban a su casa, los llamé, nadie contestó. Les dije a los demás que lia se había perdido y ahora todos la estábamos buscando como locos. La tenía que encontrar, la amaba mucho. Me topé a Thomas. - Nada aún Nat... lo siento hermano.- me dijo agachando su cabeza. Caminó y me dio
una palmada en el hombro. - Gracias, vamos a la casa de Fernanda, hay que llamar a la policía de ahí. Thomas y yo caminamos por la calle, yo pateaba cualquier cosa que se estuviera en la calle, estaba completamente desesperado y preocupado. - No sé, no puedo imaginar ni siquiera en donde pueda estar.- me dijo. - Mhmmmm... Eso quisiera yo saber. - La encontraremos. >>NARRA LIA<< Esperé de nuevo, quería escuchar la voz de Aarón, pero no escuchaba nada, me sentía más mareada. La oscuridad crecía más y más, se sentía como una eternidad, pero supongo que solo habían pasado un par de horas. Sentí que jalaban mis brazos de los lados, pero no podía abrir mis ojos para ver qué era, de repente, sentí una corriente de aire frío pasar a través de mí. La calidez que sentía antes, se había ido. Ahora escuchaba gente murmurando en voz baja, como un zumbido, crecía y crecía cada vez se escuchaba más fuerte, quería estar cálida otra vez, como antes. Pero se había ido junto con la tormentosa oscuridad. De repente sentí que me empujaban hacia una superficie de agua, como si me quisieran ahogar o algo así, luché contra todo, pero no podía abrir los ojos. Estaba tan incómoda. Sentí un dolor recorrer todo mi cuerpo, algo me jalaba el hombro. No podía llorar fuerte, ya que mi cuerpo no me lo permitía. Los murmuros se escuchaban más fuertes, tanto que me permitieron escuchar una voz. - Dame las pinzas.- dijo de repente alguien. ¿Quién está hablando? ¿Qué está pasando? Traté de no dejar este pacífico lugar que de repente había llegado en mis pensamientos, estaba debajo del agua, traté de relajarme pero algo me estaba jalando hacia arriba. El agua se esparcía y la superficie estaba tan cerca. De repente, un dolor tirón doloroso me hizo abrir los ojos bruscamente, me aterroricé. Me alejaron de la muerte. Parpadeé y vi algunas figuras color azul cielo alrededor de mí, de repente, todo empezó a cambiar y se veía borroso. - ¡Tráeme el desfibrilador ahora! La paciente responde.- volvió a decir la misma voz.
Comencé a caer en mi sueño cuando de repente de nuevo sentí un jalón muy doloroso. - ¡Tráeme más anestesia!- de nuevo dijeron. Solté un grito de dolor mientras abría mis ojos y vi mi hombro, no tenía sangre, pero tenía una herida de bala. - Quédate con nosotros, pequeña.- me dijo de repente un hombre, era el doctor. El doctor parpadeó varias veces y me miró, alcancé a ver algo que estaban inyectando en mis venas y comencé a respirar de nuevo. Traté de mantener la calma, pero mi cuerpo se estremecía y estaba entumido, no podía moverme. - Descansa.- me decía el doctor. Lentamente cerré mis ojos y escuché el sonido del electrocardiógrafo. Estaba viva.
>>NARRA AARÓN<< Estaba a un lado de lia. La miré, su respiración era tan pacífica y tranquila, estaba viva. Sus mejillas tenían color de nuevo, sus labios ya no se veían azules como antes, ahora tenían aquel color coral que amaba besar. Su cabello caía detrás de ella ondulado, sus manos eran de nuevo suaves como si fueran pétalos de rosas. Miré por encima de mi hombro y vi la luz de la luna entrar por la ventana, estaba oscuro en la habitación del hospital, ella estaba dormida. Retiré los mechones de cabello negro que caían sobre mi cara, había crecido rápido, tenía que cortarlo. Miré hacia afuera, hacia la camioneta de Alex estacionada afuera. Me había colado en el hospital sin que nadie se diera cuenta, no podía ser reconocido por nadie, ni mucho menos pasearme por donde había cámaras. Tenía que permanecer invisible, y ya había entrado. Regresé hacia un lado de lia y me senté en una silla que estaba a un lado de su cama, no me había atrevido a tocarla aún, suspiré y me pregunte. ¿Por qué? Miré su piel frágil. Tenía miedo de hacerle más daño aún, me sentía culpable y triste, esos sentimientos se mezclaron en mi corazón. Todo había sido mi culpa. Traté de controlarme e intenté no gritar, estaba en un hospital, miré a mí alrededor y luego miré a lia. Una ola de felicidad se esparció en mí, como apagar un incendio en un
segundo. Lentamente me estiré para tomar su mano y puse la mía encima. - Te amo lia. - le susurré. Apreté un poco su mano y puse mi cabeza junto a la suya, pronto me grabé su respiración. Con cuidado acaricié su suave mejilla y sonreí. De repente, antes de que pudiera pensar algo más, ella abrió los ojos. Sus hermosos ojos hicieron que sintiera una descarga eléctrica a través de mi cuerpo. Oh lia. Su mirada estaba conectada a la mía, tenía tantas ansias de abrazarla fuerte y besarla... y pedirle perdón. Tenía que... - Te amo Aarón.- dijo de repente. Me quedé inmóvil unos segundos, sorprendentemente ella aún me amaba después de todo esto que le había pasado, era mi culpa. No pude hacer nada solo me aparté un poco. El coraje y la culpa me comían por dentro. - ¡¿Cómo puedes...?!.- le decía pero me detuve. Estaba con la mirada baja mirando hacia el suelo. - ¿Qué?- me preguntó ella, su voz se entrecortaba. ¿Qué estaba haciendo? Ella no estaba en el estado para escuchar mis estúpidos sentimientos, levanté mi mirada y la dirigí hacia todo lo que tenía, tenía una intravenosa en su brazo, por llorar tanto. Cállate Anderson. - Es solo que, me duele. Me duele que me ames todavía... después de lo que te he hecho.- le contesté tratando de sonar tranquilo. Ella me miró y sus ojos se veían tristes, había hecho lo que yo quería hacer hasta ese momento. - Lo siento... yo...- le decía. Su mano subió hasta mi rostro. Me detuve, sus manos se veían tan delicadas y hermosas, su mano subió a mi cabello y yo cerré mis ojos. - ¿Hace cuánto te teñiste el cabello Aarón?- me preguntó. Abrí mis ojos y la vi sonriendo débilmente, ella quería cambiar de tema. - No tiene mucho...- le respondí.
Lo enredó entre sus dedos y lo sacudió, se sentía tan bien. Me recargué en su mano, ella soltó una dulce risita. Abrí mis ojos y me acerqué a ella, tanto que podía sentir su respiración en mi rostro, hasta que nuestros labios hicieron conexión. Lentamente moví mis labios contra los de ella y ella hizo lo mismo. La besé tratando de controlarme para no tomarla tan fuerte. Tomé su rostro con mis manos y la besé con un poco de más ansias. Entonces me di cuenta de que su corazón latía más fuerte cuando escuché el pitido del electrocardiógrafo que estaba del otro lado. Me separé de ella aun teniendo su rostro en mis manos, una sonrisa se dibujó en mi rostro, no había sonreído en un buen rato y se sentía muy bien volver a hacerlo.
>>NARRA LIA<< Sentí que mi corazón estallaba de felicidad mientras me besaba. De repente, aquel molesto sonido comenzó a sonar, Aarón se apartó un poco sonriendo mirando la pantalla del electrocardiógrafo. Mi ritmo cardiaco se estaba volviendo loco, mi corazón latía con fuerzas. La sonrisa de Aarón me hizo sonreírle al ver sus perfectos dientes brillar a la luz de la luna. Mi ritmo cardiaco comenzó a calmarse y de repente fruncí el ceño. - ¿Qué pasa?- me preguntó Aarón al verme. - Bueno, es que el sonido es algo molesto y...- me detuve para voltear a verlo.- alguien pudo haberlo escuchado, tal vez. Aarón entendió a lo que me refería y se dirigió hacia la puerta, recargó su oído contra ésta y escuchó, contuvo la respiración, estúpido electrocardiógrafo, estúpido bip, bip, bip. - Aarón...- lo llamé. Él me tendió su mano para hacerme entender que me detuviera por unos segundos, su rostro se arrugó como si se estuviera tratando de concentrar, lentamente se alejó de la puerta y caminó hacia mí. Aarón puso su dedo índice sobre sus labios diciéndome que no hablara. - Hay algunas enfermeras ahí afuera.- me susurró. - Vendrán a revisarte en un rato, debo irme.
En ese momento tomó mi rostro sobre sus manos y me besó tiernamente. Su rostro se veía triste, traté de no llorar, así que parpadeé y suspiré. - Te amo.- dijo de repente, me dio un beso de piquito y me abrazó.- Volveré mañana. Y con eso último, soltó con delicadeza mis manos y se alejó. Me soltó la mano lentamente y me envió un beso al aire, se recargó en la puerta rápidamente, de nuevo. Luego me volvió a mirar, me sonrió y salió por la puerta. Escuché el sonido al cerrarse y en ese momento todo estuvo en silencio. Miré hacia la silla donde Aarón había estado sentado hace unos minutos, volteé hacia la ventana y miré la luna. Minutos después, ya estaba dormida, cuando escuché al doctor y a la enfermera entrar, mantuve mis ojos cerrados mientras sentía que me inyectaban la jeringa intravenosa en mi brazo.
>>NARRA AARÓN<< Cerré la puerta del cuarto de lia. Los pasillos del hospital se iluminaban con la luz de los focos. Revisé el reloj en la pared y vi que era casi media noche. Cuando salí, miré alrededor y escuché algo. Escuché a una enfermera con un carrito con medicamentos que se dio vuelta por mi izquierda, así que corrí a mi derecha. Traté de ser sigiloso y caminé por una esquina, me asomé y vi un conserje caminando por los basureros. Miré alrededor del pasillo en el que estaba y caminé lentamente. Traté de no hacer ruido mientras daba la vuelta por otra esquina y me escondí detrás de un mostrador a tiempo. Un doctor pasó con una enfermera a su lado revisando unos papeles. Vi que se dirigían a la habitación de lia. Salí de detrás del mostrador y me dirigí hacia las escaleras, bajé 4 pisos en menos de 30 segundos y salí de repente por la puerta de la planta baja. Me puse la capucha de mi sudadera y seguí caminando. Salí del hospital y me eché a correr rápido hacia los arbustos, me escondí en ellos y esperé a ver si alguien me seguía. Me estaba comenzando a alejar cuando de repente vi a un sujeto saliendo del hospital, iba vestido de negro y miró hacia su alrededor. Me estaban siguiendo.
>>NARRA LIA<< El doctor revisó algunas cosas y le habló a la enfermera diciéndole algo que al parecer sólo los médicos entienden. Pretendí estar dormida. - ¡Valla! Su ritmo cardiaco se aceleró mucho, revisa las otras gráficas.- dijo el Doctor. Traté de no reírme por su comentario, finalmente me revisó mi hombro, traté de no hacer gestos mientras me limpiaba porque en verdad dolía. Finalmente el doctor se fue de la habitación, abrí los ojos y miré alrededor, todo era tan quieto y un poco espeluznante. Quería que Aarón estuviera aquí, miré hacia afuera y vi que casi amanecía, suspiré y cerré mis ojos, deseando que Aarón volviera y me besara de nuevo. >>NARRA AARÓN<< Mientras veía al sujeto que caminaba hacia mí, me preparaba para saltar sobre él, pero en un segundo, vi que su rostro se volvía más claro. Se parecía a un... De repente, sacó de su bolsillo un walkie talkie y se puso sus gafas oscuras. ¿FBI? Lo miré mientras se alejaba, me estaba siguiendo, me di la vuelta y me alejé de ése lugar. El sujeto se alejaba también y lo miré hasta que desapareció. Corrí hacia la camioneta, entré en ella y me dirigí hacia el hotel más cercano. Se llamaba Hotel "Mar Rojo". Me estacioné y entré, me dirigí hacia la recepción, entré como si fuera dueño del lugar. Entré al elevador y subí hasta el sexto piso, llegué y caminé por un pasillo, mi tío me había dejado una habitación por aquí, la encontré, habitación F16. Saqué la tarjeta y la deslicé, había un botón, lo presioné y la puerta se abrió. Entré y vi una mochila con ropa en la cama, le había dicho a mi tío todo sobre mi escape y las cosas que habían pasado. Sorprendentemente, él me había ayudado. Me metí a tomar una ducha y me relajé un poco, debe haber agentes de FBI buscándome. ¿Por qué? Traté de recordar alguna vez que hubiera fracasado en algo, pero nada vino a mi mente. ¿Qué hay de lia? ¿La encontrarían y se la llevarían? Golpeé mi puño contra la pared, no me había podido enfocar en estos días. Salí de ducharme y puse una toalla alrededor de mi cintura y me dirigí hacia mi habitación. Saqué una camiseta blanca, encontré también unos Jeans casi de mi talla, metí la mano en los bolsillos y encontré algunas tarjetas de crédito. Había también ropa interior... valla mi tío había pensado en todo. Me cambié y encendí la televisión, y ordené de cenar del piso de abajo. "Entonces, ¿Dices que han habido homicidios en esta casa?" - Preguntó un reportero
en la televisión. Levanté la mirada y vi que era la casa de Alex. “Hubo un total de 14 asesinatos en ésa casa. La policía cree que esto tiene algo que ver con la mafia" Miré fijamente y vi algunos cuerpos cubiertos con mantas. Recuerdo cuando yo estaba bajo esas mantas. Le bajé el volumen y ordené algo de pollo, arroz y ensalada. Esperé y miré por la ventana, estaba amaneciendo, el sol salía sobre las colinas y montañas. De repente volví a la realidad cuando escuché un - Toc Toc - a la puerta. La abrí y tomé mi comida y le di una propina al sujeto que la trajo. Cerré la puerta y caminé hacia una mesa y comencé a comer. Qué fácil sería encontrar a todos ésos bastardos haciendo este tipo de trabajo, me imaginé a mí mismo como un policía... me golpeé en el rostro. Era demasiado, luego recordé una película que vi hace tiempo en mi casa, era sobre un criminal que se volvía un policía para robar un diamante, ésta vez, no había un diamante y no había manera de tener una vida normal.
Caminé alrededor de mi habitación, seguía mirando hacia el cielo... necesitaba ver a lia. Tenía que. Tomé el control remoto y lo tiré, no quería ver televisión. Luego me dirigí al baño y me miré en el espejo. Podía ver círculos obscuros alrededor de mis ojos, no había dormido nada porque sabía que no podía cerrar los ojos ni siquiera un segundo, ya no era seguro. Mi cabello estaba bastante despeinado y mi rostro se veía muy pálido. Sacudí mi cabello y me di cuenta que ya podían verse algunas raíces color marrón que comenzaban a aparecer. Tenía que teñirme otra vez. Caminé hacia mi cama, saqué la mochila de debajo de la cama y la abrí, había escondido algunas pistolas ahí y el resto estaban en algún lugar, donde había escondido cosas toda mi vida. Cargué mi pistola sabiendo que no podía tener más oportunidades de no ser visto de nuevo, me detuve y recordé al sujeto del FBI. ¿Me habrán delatado? Entonces mi memoria se dirigió hacia mi tío... ¿Pudo él haber hecho eso? De nuevo, no podía confiar ni creerle a nadie, nunca más. Caminaba hacia el baño de nuevo cuando de repente se escuchó sonar el teléfono. Regresé y lo tomé, tratando de disfrazar mi voz. - ¿Hola?- contesté, trataba de hablar con acento español - Anderson, tu tiempo se acabó. No puedes seguir viviendo... tu noviecita llegará a su
fin también...- dijo un sujeto. Me tensé, sintiendo mí sangre hervir. - ¿Ah sí? No creo que te moleste donde estás, tal vez podríamos arreglar esto. - No sabes con quien estás tratando.- me contestó el hombre. - ¿Estás seguro, bastardo?- le dije, el hombre comenzó a reírse. - Oh Aarón... tu vida está por terminar. En ese momento colgaron, me congelé en la misma posición en la que estaba, tiré el teléfono en la cama y tomé mi mochila y me la colgué al hombro. Tomé las llaves de mi camioneta y corrí bajando hacia el pasillo hacia las escaleras. Corrí saliendo del edificio conduciendo mi camioneta a máxima velocidad. Ésa voz se me hacía tan familiar, conduje por Los ángeles y finalmente salí de la ciudad. Me estacioné y salí de la camioneta, rápidamente abrí la puerta trasera y bajé algunas de mis armas. Las cargué y las escondí en mi mochila. Necesitaba un nuevo auto, pero más que nada, necesitaba llegar con lia.
>>NARRA LIA<<
Estaba profundamente dormida y de repente abrí mis ojos y vi que era medio día. Pensé en Aarón y en qué estaría haciendo, traté de mover mi cuerpo y finalmente lo pude hacer. Mi hombro no me dolía tanto como ayer y eso me sorprendió, luego, mi sonrisa desapareció cuando recordé todas ésas jeringas en mi brazo. Miré alrededor y escuché la puerta abrirse, giré rápido mi cabeza y vi al doctor entrar. - Que agradable es verla despierta Señorita Anderson.- me dijo. Lo miré con curiosidad. ¿Qué había dicho? Entonces recordé que el tío de Aarón había dicho que yo era su hija para no levantar sospechas. - Tus radiografías me indican que te recuperarás más rápido de lo esperado ahora que lo más grave ya pasó.- continuó diciendo. Me miró y yo asentí, el doctor miró hacia su tabla e hizo algunas notas.- ¿Cómo te sientes?- me preguntó. - No lo sé, la intravenosa no me deja sentir nada.- le contesté. - Ok, eso no es tan malo. Vendré a revisarte luego, hablaré con tu padre.- y dicho eso salió por la puerta. Me sentía tan incómoda con toda ésta mentira, miré alrededor y vi un libro sobre una pequeña mesa a un lado de mi cama. Extendí mi brazo sano para alcanzarlo y lo tomé, leí el título y luego lo comencé a hojear.
De repente escuché de nuevo la puerta abrirse, bajé el libro y una enfermera entró con comida y me la dio. - Gracias.- le dije Ella asintió y me sonrió mientras cerraba la puerta cuando salía. Tomé mi comida y comencé a comer, el pan y la sopa bajaban por mi garganta que, hasta ése momento me di cuenta que estaba bastante seca. Comí todo hasta que me acabé todo, volví a tomar el libro y vi una nota dentro de él. Había una razón por la que no había visto ése libro antes, hice un lado los platos de mi comida y la abrí. La nota estaba escrita a mano y con tinta negra. La leí. "Lo siento mucho, siento que tendrás que morir en éste lugar. Aarón no podrá salvarte ahora ni nunca." Mi mano temblaba y comencé a sentir de nuevo como si fuera a morir. ¿Qué estaba pasando? ¿Ahora sí iba a morir? Presioné el botón que estaba a un lado mío para que una enfermera viniera.
>>NARRA AARÓN<< Conduje hasta el hospital cuando de repente escuché una fuerte explosión. *¡BAMM!* Me detuve y vi un edificio volar a distancia. Ahí era donde yo había estado hace 4 minutos, el hotel llamado "Mar Rojo". En ese momento pisé el pedal apresurándome para llegar al hospital. Conduje lo más rápido posible, abandonaría el carro, pero tenía que deshacerme de él primero. Sentí mi corazón latir cada vez más fuerte, iba a salvar a lia así fuera lo último que haga. Sentí mi coraje hacerse más fuerte. Ella ha estado al borde de muerte, y todo porque yo he estado ahí. Entonces me di cuenta que quisiera o no, su vida siempre está en peligro, había contaminado su vida con mi presencia. Pisé el pedal más fuerte, escuchando el motor sonar. Iba estar siempre al lado de lia, hasta que muera... y sé que eso no pasará pronto. Giré en una esquina y conduje hacia el estacionamiento del hospital, apagué el motor y salí corriendo, corrí hacia el hospital. Pronto llegué a las escaleras y corrí tan rápido como pude hasta arriba. Mucha gente se me quedaba viendo pero para cuando me vieron yo ya me había ido
de ahí. Llegué al piso donde estaba lia y corrí hacia su habitación, llegué hace su puerta y la abrí. Vi a lia presionando un botón, cerré la puerta detrás de mí e inmediatamente la ayudé a levantarse. - ¡Tenemos que salir de aquí!- le dije. Poco a poco le desconecté las jeringas y mangueras que estaban en su intravenosa y se las quité, lia estaba inmóvil en la cama. La miré y la abrasé. Ella sabía, y estaba asustada. - Tengo miedo.- me dijo. Besé su cabello, olí su suave escancia y suspiré, ella absorbía todas mis fuerzas, poco a poco la solté. - Lo lograremos lia, te lo prometo.- le contesté. Su mirada preocupada cambió de repente a una mirada con más seguridad. Se levantó de la cama y lentamente la ayudé a llegar a la silla donde estaba su ropa, comenzó a quitarse el camisón blanco que le habían dado. Oh Dios, si no estuviéramos apurados... Dios mío es que era tan sexy. No podía dejar de mirar su cuerpo, traía puesto un brasier negro, la ayudé a ponerse una camisa. Hizo un gesto, le dolía, seguí ayudándola a vestirse. Sentía mis manos quemarse cada vez que tocaba su piel. Quería besarla y hacerla sentir todo lo que siento por ella... pero no ahora. La ayudé a atarse sus zapatos y en un instante arranqué la bolsa de suero y la aguja y la guardé en mi mochila, la necesitaría. Rápidamente salimos hacia el pasillo del hospital, comenzamos a darnos prisa, íbamos de la mano. Llegamos a las escaleras, me detuve ya que yo sabía que lia aún estaba débil. Me colgué la mochila en el hombro y cargué a lia en mis brazos. Bajé todos los escalones rápidamente como si no trajera nada, golpeé la puerta y corrí con lia en mis brazos a través de las puertas del hospital. Vi todo en cámara lenta mientras empujaba las puertas fuera de mi camino, había dado apenas algunos pasos cuando de repente sentí un destello por detrás, seguí corriendo, mientras cubría a lia con mis brazos.
>>NARRA LIA<<
Vi a Aarón entrar corriendo a la habitación cuando estaba a punto de presionar el botón y corrió hacia mí cerrando la puerta detrás de él. Había venido por mí, como siempre lo hacía. Como la otra vez en el cementerio, o cuando estaba desangrándome en el piso de la casa de su hermano, cuando me di cuenta lo mucho que lo amaba. Corrió hacia mi lado y yo estaba inmóvil en la cama. ¿Cómo pudo pasar esto? - ¡Tenemos que salir de aquí!- me dijo Aarón. Con cuidado desconectó la aguja de la intravenosa en mi brazo y después me miró. Me miró a los ojos y se acercó hasta que me abrazó. - Tengo miedo.- le dije mientras me abrazaba. Me besó mi cabello, hundiendo su rostro en él, sintiendo su piel sobre la mía. - Lo lograremos lia, te lo prometo. Con eso último, me ayudó a levantarme y entendí lo que significaban sus palabras. Me levanté de la cama. Caminé lentamente hacia la silla y sentí sus brazos abrazarme mientras me ayudaba a caminar. Me quité el camisón blanco y lentamente me puse una camisa mientras Aarón me ayudaba. Me puse unos Jeans y Aarón me ayudaba a atarme mis converse. Escondí la nota en mi bolsillo mientras Aarón guardaba la bolsa de suero en su mochila. Tomó mi mano y salimos a los pasillos y comenzamos a correr por nuestras vidas. Llegamos a las escaleras y apenas me di cuenta cuando Aarón ya me tenía en sus brazos mientras corría bajando las escaleras. Mi corazón latía a mil por hora. Aarón era muy fuerte, y rápido, empujó la puerta para abrirla mientras corría hacia la puerta principal. Finalmente salimos y sentí que Aarón corría aún más rápido mientras me cargaba en sus brazos. En ese momento, sentí una explosión por detrás, vi a Aarón cerras sus ojos con fuerza mientras corríamos alejándonos del hospital.
Aarón cerró sus ojos y cayó al suelo. Sentimos caer en unos arbustos altos y ásperos, hundí mi cara entre su pecho mientras sentía una brisa del viento por mi oreja.
De repente sentí que Aarón me movió un poco y me cubrió, protegiéndome por el impacto. Sentí mi cabello azotar contra mi cara y mi cuerpo temblar mientras sentía en mi pecho que me asfixiaba. Traté de respirar y sentí las manos de Aarón sobre mí, luego lo sentí presionar sus labios contra los míos. Lo sentí respirar en mí, y me di cuenta entonces que estaba haciéndome respirar de nuevo. Segundos después, Aarón se separó lentamente de mí. Miré hacia arriba y ví una nube de humo negro, oscureciendo todo densamente. Lentamente me levanté y miré hacia el hospital. Vi fuego en todo alrededor, no había nada más que bloques negros de lo que solía ser el hospital. Miré hacia Aarón, no creyendo lo que estaba pasando. Aarón tenía marcas obscuras sobre su ropa y su cuerpo, me miré los brazos y estaba igual que él. Me di cuenta de que mi respiración estaba muy pesada, sabiendo que el humo me causaba problemas para respirar, pero nada de eso me importaba. Solo me importaba el hecho de que muchas personas habían muerto bajo mi conocimiento. Miré mis manos, Aarón lentamente se levantaba y miró a nuestro alrededor. Sus ojos se posaron sobre mí y yo seguía mirando mis manos. - lia.- pronunció con dificultad mi nombre. Me tomó y me acercó a él para abrazarme. - ¿Cómo pudo pasar esto?- Mi voz sonaba débil. Aarón no me respondió, levanté la mirada para ver su rostro lleno de tristeza. - Pudimos salvar muchas vidas. Aarón lentamente negó con su cabeza, sentí que mi garganta se hinchaba. - No había manera que pudiéramos hacer eso.- dijo él. Lentamente nos separamos un poco y escuché sirenas llegar a la ciudad. - Tenemos que detener esto antes de que se ponga peor. Me llevó a su camioneta, me estremecí cuando la vi. Era la misma camioneta donde Alex me había secuestrado, Aarón me apretó el brazo, tranquilizándome. - Es todo lo que tenemos, por el momento.- me dijo. Entendí sus palabras y me subí al asiento del pasajero mientras Aarón se subía también y comenzaba a conducir antes de que algún policía llegara. Miré el hospital de nuevo, entendí que mi fin hubiera podido llegar de nuevo. Miré a Aarón y lo vi concentrado en la velocidad y en la carretera. EL, solo él era la razón por la que aún seguía caminando en este mundo, me estiré para alcanzar su mano, Aarón me miró y me dejó tomarla. La tomé con las dos manos, la llevé hacia mi rostro y la besé.
- Yo...- comenzaba a decirle aún con mi voz débil. Entonces Aarón me acercó a él y me recargué en él. - Lo sé.- dijo antes de que prosiguiera. - sé cómo te sientes, como si no deberías estar viva, pero estas feliz y triste al mismo tiempo.- me apretó y me besó en la frente. Fue como si hubiera leído mi mente, pronunció lo que yo no podía. De repente se detuvo, estábamos ya fuera de la ciudad, en una carretera vacía y solitaria frente a la costa. Me hizo a un lado lentamente, mientras Aarón tomaba su mochila y salía de la camioneta. Salí también y lo vi sacando las placas del carro para después romperlas en pedazos. Se acercó a donde había una montaña de hojas y tierra, y sacó un encendedor. Vi cómo Aarón quemaba los pedazos de placas, lentamente los recogió y los tiró al río, ambos los vimos hundirse. Caminé a un lado de él y entrelacé mi brazo con el suyo, ambos nos quedamos en silencio después de unos segundos. - Ahora a deshacerme del carro.- dijo Aarón. Se metió a la camioneta y la encendió, la acercó a la orilla del agua y salió, después la empujó al rio viéndola flotar, casi hundiéndose. Aarón sacó su encendedor y quemó un pedazo de tronco, lo tiró hacia el carro, continuó hundiéndose hasta que vimos sólo algunas burbujas en la superficie. Aarón se dio la vuelta y caminó hacia mí, su rostro se veía pasivo, no hacía ninguna expresión realmente. Presionó sus labios contra los míos mientras me abrazaba fuertemente, lentamente abrió sus ojos y me miró. - No sabes lo feliz que estoy de que estés aquí...- me dijo. ~... Y no en el hospital. ~-Pensé en mi mente, sabía que eso era lo que estaba pensando, suspiró y me sonrió débil. Comenzamos a caminar tomados de la mano hacia la carretera.
>>NARRA NATHAN<< Vi a los padres de lia hablar con los policías detrás de una puerta de vidrio. Lia había estado perdida por casi 3 días. Mis manos temblaban, miré hacia un lado y comenzó a leer todos los folletos pegados a la pared de las personas perdidas. Le había dicho a los policías todo lo que sabía y todo lo que pensaba que
probablemente había pasado. Me tomó casi 1 hora para ser capaz de respirar bien fuera de una habitación llena de policías. Ellos me ponían nervioso sin razón alguna. Sus padres estaban realmente preocupados, más que nunca. Casi podía sentirme en los zapatos del papá de lia. Estaba sentado en la sala de espera con mi papá. Mis amigos estaban en mi casa con mi mamá y mi hermano, todos querían encontrarla, pero ninguno tanto como yo. Recordaba muy bien cómo me colgaron una vez que contesté, algo en mi cabeza seguía diciéndome que ésa voz era la clave de todo y por eso me sonaba tan familiar. Casi di un brinco en mi asiento cuando vi que la puerta de la oficina se abrió. La mamá de lia salió llorando y su esposo la trataba de consolar, abrazándola. Mi padre se levantó y yo hice lo mismo. - ¿Cómo les fue?- preguntó mi padre preocupado. El papá de lia asintió con la cabeza. - Harán todo lo que puedan.- respondió el papá de lia. La madre de lia me miró y me sonrió con tristeza. - Te agradezco que estés aquí Nathan, si no hubiera sido por el hecho de que descubriste que mi hija se había ido, créeme que no sé qué hubiera pasado.- me dijo conteniendo las lágrimas. Me tomó del hombro y me dio un tierno abrazo, cortésmente se lo regresé. Gerard me tendió su mano y yo la tomé sin importarme que las mías aún estaban temblando. - Gracias Nathan.- me dijo el papá de lia. Mi papá y yo seguimos a Gerard y Sarah fuera del departamento de policías y fuimos hasta mi casa. Seguía atrapado en mis propios pensamientos, lo que odiaba porque siempre me tenía pensando, odiaba estar así con mi propia mente, me vuelve loco. Llegamos a mi casa y salimos del auto, entramos a la casa y vimos a todos sentados en la sala viendo las noticias. Mi hermano estaba sentado a un lado picando su comida, mis amigos se levantaron y nos siguieron hasta mi habitación, yo abrazaba a mi mama mientras íbamos. La vida simplemente no puede hacerme esto.
>>NARRA LIA<< Ya habían pasado 3 días desde que había estado lejos de casa. Aarón y yo nos habíamos ido destruyendo cualquier evidencia de la camioneta. Habíamos caminado de la mano hacia la estación del autobús que estaba cerca de la gasolinera. Nos cambiamos de ropa y nos aseamos un poco antes de tomar el autobús. Aarón me dijo que tomaríamos un autobús a la casa de su tío y luego conseguiríamos un auto, estuve de acuerdo con él. Recargué mi cabeza en su hombro mientras esperábamos que el autobús comenzara a conducir, el dolor en mi hombro comenzó a palpitar mi torrente sanguíneo pues ya había consumido toda la anestesia. Comenzó a dolerme y yo solo intenté relajarme, Aarón estaba alerta todo el tiempo, revisándome cada 5 segundos como un gato esperando a que el perro apareciera. Me sentía segura mientras sentía que su cabeza se movía y revisaba si yo estaba bien, él me tocaba la cabeza de vez en cuando. Me estaba quedando dormida hasta que me susurró. - ¿cómo está tu hombro?- me dijo en voz baja. Abrí mis ojos y le sonreí débilmente. Aarón extendió su mano y sacó su mochila, estaba a punto de sacar la bolsa de suero y la anestesia. - No Aarón, mi hombro puede esperar, aquí hay cámaras y no sé qué pueda parecer...le dije. Aarón me miró y bajó su mochila, suspiró profundamente y miró hacia el conductor del autobús, quien estaba leyendo un mapa. - Tenemos que llegar pronto.- dijo Aarón con preocupación. Recargué mi hombro contra él por un rato hasta que sentí el autobús moverse. Conté las veces que Aarón inhalaba y exhalaba, y trataba de que la mía sonara igual, ambos nos escuchábamos agitados. De repente sentí que Aarón me sacudía un poquito, entonces me di cuenta de que me había quedado dormida. Antes de que pudiera abrir mis ojos sentí un inmenso dolor que recorría todo mi cuerpo, presioné con fuerza mis labios y miré a Aarón. Él me estaba mirando y me cargó en sus brazos mientras salíamos del autobús. - Aquí.- me indicó Aarón. Se colgó su mochila en su hombro y me cargó sin ningún
esfuerzo como si fuera simplemente una caja vacía. - Mi tío nos recogerá en un rato. Aarón se sentó en una banca conmigo y me di cuenta de que ya era de noche, Aarón miró alrededor mientras me acariciaba mi cabello. - Ya debería estar aquí.- exclamó Aarón algo pensativo. Luego miró hacia alrededor y no vio a nadie. - Algo no está bien.- continuó. Rápidamente se levantó y caminó hacia una esquina, cerca de unos baños y me sentó en un banco. Aarón sacó de su mochila una pistola, la miró por un rato y la extendió hacia mí. Me congelé. - Solo por si acaso, por favor.- me dijo. Miré a lo lejos mientras la tomaba. Sentí mis manos temblar mientras Aarón la ponía en mis manos, él sacó la suya de su mochila y la cargó. - Tenemos que irnos de aquí, podrían haber matado ya a mi tío Ben.- dijo Aarón con voz débil.
>>NARRA AARÓN<<
Algo estaba mal. Primero, mi tío me recibía totalmente comprensivo, dándome todo lo que necesito. Un maníaco venía detrás de mí y lia y sabía dónde estábamos. Mi tío Ben se fue... Sentí que mi columna se congelaba hasta llegar a mi cráneo. Alex estaba muerto y todos trabajaban para él, entonces Alex trabajaba para... - Aarón... hay alguien caminando por el edificio.- me dijo lia interrumpiendo mis pensamientos. Regresé a la realidad y vi a lia mirándome a mí y al extraño que estaba por el edificio, traté de que el hombre no me viera y tomé a lia por la cintura, entré con ella al baño de mujeres de la gasolinera y nos metimos al más amplio, al que es especial para personas inválidas. Dejé la puerta abierta y me paré en la esquina. Vacié mi mochila y un pequeño cuadrado negro con una luz roja apareció del fondo... un dispositivo de localización. Lia estaba sentada en el piso recargada contra la pared, parpadeó débilmente. - ¿Qué es eso?- me preguntó. Suspiré con enojo.
- Un rastreador. ¡AGHHH!.- gruñí. Ella se estremeció cuando lo tiré en el inodoro. Estaba a punto de tirarle a la cadena pero sabía que no era el momento indicado. Me arrodillé junto a lia y tomé su mano. Su rostro se volvía cada vez más pálido. - Es hora de tu anestesia.- le dije. Abrí mi mochila, saqué la bolsa de suero y la jeringa. - Aarón, siento que te estoy atrasando.- me dijo con voz débil. Clavé la aguja en la vena de su brazo. - Nunca, lia. ¿Escuchaste? Nunca digas eso. Saqué la intravenosa de su brazo..- Te sentirás mejor en unos minutos. Me levanté y caminé hacia la puerta, miré hacia afuera y no ví a nadie. Regresé por lia. - Ya sé quién está detrás de esto, detrás de Alex, detrás de todo. Pero primero, necesito que tires de la cadena al baño para que el rastreador se valla, te daré una señal.- le susurré a lia. Me di la vuelta de nuevo y traté de escuchar hacia afuera... nada. - Dispararé 3 veces al aire, ésa será la señal. Estaremos a salvo después.- Le dije. Ella me miraba anonadada. - ¿Quién está detrás de esto?- me preguntó curiosa. Tragué saliva. - Podemos hablar de eso después.- Le contesté, todo era silencio. - Solo haz lo que te diga ¿está bien? Ella asintió. Me levanté lentamente y vi que lia tenía sus brazos en mi cintura, me senté con ella de nuevo. - Aarón... por favor regresa.- me decía entrecortada-mente. - ¿Acaso no lo hago siempre? Ella sonrió y yo me levanté, saqué mi pistola y me di la vuelta de nuevo hacia ella. La miré antes de salir, llegué a la entrada del baño y vi a un hombre caminando alrededor mirando todo detalladamente... secuaz del maníaco. Rápidamente salí del baño y me fui gateando hasta los arbustos, estaba seguro que había más de ésos bastardos. Miré alrededor y vi un auto negro mal estacionado a distancia, enfrente de la gasolinera. Me arrastré y en un par de segundos ya estaba muy cerca a los pies de aquel tipo. Esperé a que se fuera de la vista del coche, silenciosamente me fui gateando lento. Finalmente saqué mi navaja y salí de los arbustos, cubrí su boca y clavé la navaja en su cuello. Instantáneamente dejó de moverse y abrí una puerta, estaba oscuro adentro y al parecer tenía cosas del conserje. Lo tiré dentro y rápidamente corrí por los edificios y fui detrás del coche, que estaba aproximadamente a unos 50 metros de la gasolinera,
y de lia, que seguía en el baño. Podía ver algunas sombras de personas dentro del carro. Me arrastré mas cerca y clavé la navaja en los neumáticos traseros, me moví y le quité las placas sabiendo que no se darían cuenta.. Nadie iba a salir vivo de esto. Rápidamente caí al piso cuando escuché la puerta trasera abrirse, dos hombres salieron a la escena donde habían visto por última vez a su acompañante, tenía solo unos minutos. Esperé a que se alejaran un poco. Rápidamente saqué mi encendedor y abrí el tanque de gas, me quité la camiseta quedándome solo con la que traía por debajo. Encendí mi camiseta y esperé a que el fuego se esparciera y cuando por fin se hacía más grande me fui corriendo a toda velocidad fuera del carro. Corrí hacia la pared donde había estado. Los hombres dentro del auto apenas y se dieron cuenta de que su víctima... ósea yo, me estaba alejando rápidamente de ellos. Salieron del auto y en ese momento explotó, me cubrí y rápidamente miré hacia atrás y vi las piezas del auto quemadas y a los hombres muertos en el suelo. Los otros dos hombres que habían salido antes ahora estaban corriendo hacia donde estaba su auto destrozado. Uno de ellos sacó un teléfono y en ese momento yo saqué mi pistola y le apunté a su rostro, le disparé en la nariz. Cayó al suelo disparando sangre de su rostro. El otro hombre sacó su pistola mientras el otro caía al suelo, le disparé directo al corazón mientras él disparaba hacia el cielo, cayó al suelo agarrándose el pecho. El gerente de la gasolinera que estaba cerca y sus trabajadores se veían asustados. No había dejado que me vieran, así que todo iba bien. Disparé al aire tres veces al cielo, me dí la vuelta y corrí hacia donde estaba lia. Corrí hacia el baño, llegué y la vi de pie a punto de salir, en cuanto entré se dejó caer sobre mí, me tambaleé un poco sorprendido ya que me abrazaba con muchas fuerzas. Sentí el calor de su cuerpo llegar a mi alma. - Te amo.- susurró ella. - Te amo también. - Le dije. Vi sus ojos tratando de encontrar algo de esperanza en los míos. - Tenemos que irnos de aquí antes de que la policía llegue. Tomé mi mochila del suelo y vi que lia había metido en ella su bolsa de anestesia que ya tenía menos de la mitad. - También tenemos que conseguir más de eso.- le dije mientras señalaba la bolsa. Sus mejillas ya no se veían tan pálidas, la tomé de la mano y salimos del baño. Llegamos a la puerta y rápidamente nos mezclamos con la multitud de gente que había afuera. Mucha gente estaba corriendo a ver la escena pero la policía los detuvo. Me las arreglé para permanecer lejos de los policías mientras llegábamos a un auto
estacionado lejos de todas aquellas personas. Saqué mi navaja y la metí en el agujero donde se mete la llave del auto, en la puerta. Me tomó 2 minutos y finalmente se abrió. Abrí la puerta y le quité el seguro a la puerta del pasajero para que lia entrara. Se metió mientras yo miraba con cuidado el auto, lo encendí y comencé a alejarme de aquella escena, después volteé a ver y recordé algo... había olvidado deshacerme de las videocámaras que estaban en la gasolinera.
>>NARRA LIA<< Estaba mirando hacia la gasolinera cuando de repente Aarón comenzó a decir y gritar malas palabras, pasó su mano por su cabeza jalándose el cabello desesperada-mente. - Mierda... ¡MIERDA!- gritó él. Lo miré con curiosidad, Aarón me miró. - Olvidé destruir las cámaras. Me recargué contra el asiento e hice hacia atrás mi cabeza, eso significaba que lo descubrirían. Aarón permaneció en silencio y condujo. - Bueno, voy a encontrar al maníaco que está detrás de todo esto antes de que la policía encuentre algo en contra mía.- dijo con un tono más tranquilo. Me sonrió y volvió a enfocarse en la carretera mirando los espejos retrovisores a cada rato. - Aarón... ¿Es tu tío?- le pregunté. Me miró y asintió. - Es él. Me siento tan estúpido por no haberme dado cuenta antes, él estaba detrás de Alex y de todo lo que él hizo. Alex me quería matar bajo las órdenes de mi tío. - hizo una pausa y tomó aire.- Ben me quería para empezar unos negocios con ellos, él sabía sobre ti. - dirigió su mirada hacia la carretera. - Lo siento... - Por favor lia. Nunca digas eso otra vez. Esto es mi culpa y tú lo sabes. Me tomó la mano y la acarició, siguió conduciendo aproximadamente unos 35 minutos y luego llegamos a un pueblo, llamado Yucaipa, que estaba a 10 minutos de donde yo vivía. - Tengo una base aquí, luego...- comenzaba a decirme Aarón pero algo lo interrumpió. Me miró a los ojos y después miró a lo lejos. Solo había silencio. ¿Qué tenía en mente? Llegamos a una carretera y Aarón condujo hacia ella. Me sentía a salvo donde quiera que fuéramos, sabiendo que Aarón estaba a mi lado. Llegamos a una pequeña choza, cerca de algunas casas, salimos del auto cuando el motor se detuvo. Caminé detrás de Aarón mientras él veía alrededor, entramos a la
choza, Aarón se detuvo en la puerta. - Tengo que asegurarme...- dijo Aarón en voz baja. Miró alrededor mientras yo me quedé de pie. Abrió los armarios y algunas cajas, finalmente me tomó de la mano haciéndome pasar, y cerró la puerta. Aquella choza era una pequeña versión de una casa, me senté en una silla contra la pared. Aarón dejó caer su mochila sobre la mesa y caminó alrededor abriendo algunos armarios. - Tengo cosas aquí.- me dijo Aarón. Pero cuando miré no había nada, todo estaba vacío y cubierto de polvo. Aarón me miró con curiosidad, después tomó una llave me sonrió. - Vamos, iremos afuera.- me indicó. Me levanté mientras Aarón estaba en la puerta esperándome, salí y lo seguí hacia una pequeña colina, cerca de un gran árbol. - Espero que tenga algo de anestesia para ti.- me dijo. Tomó mi mano mientras nos dirigíamos hacia el gran árbol, detrás de él podía verse una pared. Me soltó la mano para quitar un tronco brutalmente, en la pared había una pieza de metal con una cerradura, metió la llave y la giró, la puerta se abrió. Entramos, y dentro de veía como un sótano. Sacó una bolsa, y dentro de ella tenía dinero, Aarón metió unas cosas a su mochila mientras yo miraba el lugar. - Sí...- dijo Aarón con una sonrisa. Volteé a verlo y él me miraba a mí, había algunas bolsas de suero ahí. - Aarón, tú piensas en todo ¿no es así?- le dije sonriendo. Aarón me sonrió y siguió llenando su mochila. Finalmente cerró aquél sótano y puso de nuevo el tronco en donde estaba. Se colgó su mochila al hombro y caminamos de regreso, Aarón escondió su llave y nos dirigimos hacia el auto. Entramos y él puso su mochila en el asiento trasero. Aarón se quedó en silencio. - ¿Qué pasa Aarón?- le pregunté. Lo miré mientras él veía su camiseta y luego levantaba la mirada, suspiró y giró hacia mí. - Tengo que preguntarte... ¿Te quieres quedar conmigo lia? - me preguntó, luego bajó
su mirada. - Claro que sí, por supuesto que me quedo.- Las palabras salieron de mi boca antes de darme cuenta. No iba a dejar a Aarón, no otra vez. Aarón me miró y yo solo sonreí mientras él me sonreía también. - Gracias pero... ¿No tienes una familia a la que tienes que regresar?- me preguntó de nuevo. Miré a lo lejos. - Aarón... tú me necesitas más de lo que yo a ti. - Pero ellos pronto sabrán que estás conmigo lia. Cuando sepan que estoy vivo. - No me importa.- le contesté. Aarón me dedicó una media sonrisa y me tomó en sus brazos, suspiré su esencia y lo abrasé con fuerza. - Yo te mantendré a salvo.- me dijo mientras me besaba en la cabeza y acariciaba mi cabello. - Lo haré así sea la última cosa que haga.- levanté mi mirada. - Y eso no pasará pronto. Se acercó más a mi rostro y me besó en los labios, me besaba y me apretaba con más fuerza, Me aferré a su cuello mientras sentía los latidos de nuestros corazones latir a la misma velocidad. Era como si estuviéramos hechos el uno para el otro. >>NARRA AARÓN<<
Mientras la besaba, sentí mis manos bajar por su espalda. Sentía ansiedad, la deseaba. Lentamente la separé un poco ya que sabía que no era el momento adecuado de hacer eso, ella aún no se recuperaba y estábamos en un auto, además, nos habíamos fugado. Miré alrededor para darme cuenta de que nadie nos hubiera visto. - Entre la herencia de mis padres, antes de morir, me dejaron una casa por aquí. Voy a revisar, nos podríamos quedar ahí.- le dije a lia. Estaba muy cansado ya que no había dormido nada pero me importaba más lia. Se veía cansada también, tenía círculos oscuros debajo de sus ojos y no me agradaba la idea de que se quedaran permanentemente. - ¿Qué haremos?- me preguntó.
Más bien fue un ¿qué vamos a hacer? Tenía que deshacerme de mi tío Ben y sabía que eso no iba a ser fácil; continué conduciendo, me tomó un par de segundos hasta contestarle. Conduje por una calle donde estaba la casa y me dirigí a ella lentamente. - Terminaremos con esto.- le respondí. Dije 'terminaremos' ya que ella y yo lo haríamos juntos. En todo lo que digo la menciono a ella, aún si esté o no en esto, porque siempre la tendré en mi corazón. Finalmente reconocí la casa y me dirigí hacia ella, me estacioné afuera. - Espera aquí, abriré la cochera y entrarás.- le expliqué a lia. Sabía que ella podía manejar. Salí del auto y mantuve mi mirada alrededor mientras caminaba hacia la puerta, traía las llaves de la casa ya que las había traído del sótano donde estábamos antes. La abrí y entré, estaba algo iluminado por las ventanas y la luz que entraba por ellas, ésta casa era lo suficientemente buena; por ahora. Entré al garaje y lo abrí, lia metió el auto y cerré la puerta hasta asegurarme que estaba bien cerrada. Ella se bajó con la mochila. - Vamos por algo de comer.- le propuse. Caminé hacia ella y tomé su mano mientras nos dirigíamos hacia la cocina, ella se sentó en el comedor mientras yo revisaba las alacenas y revisaba toda la cocina... nada. ¿En qué estaba pensando? Ha estado vacía por años. lia estaba mirando hacia afuera frunciendo sus labios, tomé mi mochila y saqué la anestesia con la jeringa intravenosa. Ella era más importante que la comida por el momento, llegué hacia donde estaba, la cargué y la llevé hacia un sofá largo que estaba en la sala. Lia se recargó mientras yo la inyectaba. - Déjame limpiar tu hombro.- le dije. Entré a la cocina y busqué en mi mochila el botiquín de primeros auxilios, lo abrí y saqué unas vendas limpias y otras cosas que necesitaría, regresé con ella y vi que se había quitado su camiseta y estaba solo con un sostén. Traté de no mirar tanto hacia sus pechos mientras vendaba su hombro; pronto miré su herida y mi estómago se revolvió. Inmediatamente sentí la culpa inundarme completamente en un segundo, traté de alejarla de mi mente. Limpié su herida cuidadosamente tratando de que no le doliera, ella tenía sus ojos cerrados mientras luchaba contra el como una verdadera guerrera, me sentí orgulloso en ese momento.
Finalmente terminé y la terminé de vendar, se levantó con cuidado y se quedó mirando el brazo, justo donde la había inyectado. - Iré a conseguir algo de comida para los dos, quiero que te quedes en la casa, lejos de las ventanas. Y toma esto.- le dije mientras le daba mi pistola. Ella me miró, se dio cuenta de que la necesitaría más que yo, la tomó mientras me arrodillaba para abrazarla, ella me abrazó desde el sofá. - Regresaras ¿verdad? - Claro amor. Caminé hacia la puerta, la cerré bien y me dirigí a la tienda más cercana que estaba a unas cuadras de distancia. >>NARRA LIA<< Inmediatamente sentí que me inundaba la soledad y la inseguridad cuando Aarón salió por la puerta. Sentí miedo y solo quería que Aarón regresara. Bahhh. ¡Contrólate lia! Deja de actuar como bebé. Miré mi brazo mientras sentía que el dolor de mi hombro se iba poco a poco. Miré alrededor y me di cuenta de algo que no había razonado antes. Ésta era la casa donde Aarón creció, la misma casa donde él vio a su madre morir. Sentí tristeza por Aarón, debió ser difícil para él soportar estar en ésta casa. La casa que estaba a la vuelta era la casa que su tío le había conseguido, ahora recordaba. Miré todo alrededor, estaba todo vacío. Excepto por los muebles, había una pequeña mesa para el café, dos sofás, una mesa, sillas y algunos estantes. Me quité la aguja intravenosa para guardar el resto para más tarde. Lo guardé en la mochila; guardé la pistola detrás de mis pantalones como lo hacía Aarón Caminé alrededor y me di cuenta de que había un segundo piso. Subí las escaleras y caminé por el pasillo y vi que había tres habitaciones; entré a la primera y no vi absolutamente nada, completamente vacía. Revisé las otras habitaciones y entré a una habitación mucho más pequeña que sabía que era la de Aarón, miré alrededor de ella y vi una pequeña cama, una cuna más bien. Miré dentro de ella y había un oso de peluche, era pequeño y se veía descuidado, lo tomé y aún se sentía suave. Volteé para ver algo...
>>NARRA AARÓN<< Caminé de regreso a la casa sin nadie siguiéndome, supongo que la policía aún no había encontrado ninguna pista de que estaba vivo. Me imaginaba a los policías mirando videos, tratando de reconocer mi identidad, o revisando mi supuesto 'cadáver' creyendo que estaba muerto. Sonreí. Eso les tomaría
días, así que estaba bien por otro par de horas. Pero... lia. Mi sonrisa se desvaneció, aún no estaba seguro de lo que haría si la policía nos encuentra juntos. Supongo que... tendría que hacerla pasar como mi víctima, ella no podría ir a la cárcel conmigo... Mi corazón me dolía al pensar eso, pero lo haría. Al final de todo sabía que me eso me esperaría. Entré a la casa, miré hacia el sofá, lia no estaba ahí. Caminé hacia la cocina dejando las bolsas en la mesa. Oh por favor, no me digan que algo malo pasó. Saqué mi pistola y caminé alrededor para ver si había algo sospechoso o señales de algo. Subí las escaleras sabiendo que ella debía estar ahí, caminaba lentamente y en silencio, revisé la primera habitación... nada. De repente, escuché un ruido en la habitación más retirada... mi antigua habitación. Me acerqué a la habitación, los latidos de mi corazón se hacían más fuertes, lia tenía que estar a salvo. Abrí la puerta y con mi pistola apunté hacia dentro, eché un vistazo rápido y apunté. Inmediatamente bajé el arma cuando sentí mi respiración calmarse. Lia estaba mirando mi habitación, me tranquilicé y traté de que calmar mis fuertes latidos. Mi corazón nunca latía tanto a menos que fuera por lia. Me acerqué y ella me escuchó, giró rápidamente y me apuntó con el arma. Cuando me vio se sonrojó. - Lo siento, me asustaste.- me dijo y bajó la pistola. Sonreí, no pude evitarlo. - Estoy orgulloso, de que no tuviste miedo de sacar el arma.- le contesté, ella me sonrió y la abrasé por la cintura. - Fuiste rápido a la tienda, me alegra que estés aquí. La abrasé fuertemente y sentí mi corazón latir más rápido, su respiración chocaba con mi cuello mientras las contaba, amaba la manera en que ella se sentía segura junto a mí. - Hay que darnos una ducha, traje algo de ropa que encontré.- le dije, la aparté un poco, ahora estábamos de frente. - Tú primero...- me dijo, yo negué con la cabeza. - No, prefiero que tú vallas primero. Me miró a los ojos y asintió, bajamos las escaleras y le di algunas cosas. - Yo revisaré aquí.- le dije. Me besó la mejilla y subió las escaleras para ducharse, la escuché cerrar la puerta cuando entró al baño. Caminaba alrededor de la casa cerrando las ventanas. Ésta casa me daba una sensación vacía de emociones, no me importaba lo que pasó aquí, eso no me asustaba.
De repente mi memoria regresó al día que salvé a lia. Ella me había prometido estar ahí por mí, y yo le había mostrado mi otro yo, el lado que nadie en el mundo había conocido de mí. Tal vez su presencia mantenía todos mis sentimientos y mi odio fuera de mí. Sonreí y cerré otra ventana, revisé la mochila checando qué cosas tenía, miré alrededor, tenía que conseguir algo cálido para dormir. Subí las escaleras y abrí algunos armarios buscando mantas y cobijas, entré a una habitación y encontré dos sábanas y una cobija, las bajé y las puse sobre el sofá. Escuché a lia abrir la puerta del baño. - Ya terminé amor.- me gritó desde arriba. Bajó las escaleras con una camiseta gris que encontré para ella y janes negros, su cuerpo encajaba perfectamente en ellos, mordí mi labio y ella me abrazó por detrás, recargó su cabeza en mi hombro y sentí su cabello aún mojado tocar mi piel Sentí sus labios susurrar en mi oído y en ése momento giré para atraparla en mis labios y recargarla contra la pared. - Creo que su ducha lo está esperando Señor Anderson.- me dijo. Lo susurró de una manera tan sexy. Dios mío. Ella hacía que sintiera ésas ganas incontrolables de comérmela a besos, la aparté un poco y vi que ella sonreía mientras veía hacia mis pantalones, de los cuales se alcanzaba a asomar algo que ella había causado. Me reí. - Oh oh...- dijo sonrojada. Tosió y caminó hacia las bolsas que había traído, le sonreí y subí las escaleras con mi ropa, me metí al baño y vi la toalla que había dejado lia para mí. Tomé mi ropa y me recargué en la puerta, escuché a lia tararear una canción en la planta baja. Me metí a duchar y relajé mi cuerpo con el agua tibia, se sentía tan bien... en verdad necesitaba esto. Sentí mis músculos relajarse mientras el agua caía sobre mí. Después de unos minutos salí del cielo, o de la ducha que es casi lo mismo. Me cambié y sequé mi cabello con la toalla. Salí del baño apresurándome para estar con lia. De repente... sentí algo parecido a una descarga eléctrica por mi columna mientras llegaba a las escaleras >>NARRA LIA << Mire a aron subir las escaleras y dirigirse hacia la ducha, amaba la forma en que sus músculos encajaban perfectamente en su cuerpo como un rompecabezas, mordí mis
labios cuando recordé el pecho desnudo de Aarón. Me gustaba cuando traía poca ropa, sonreí y me di la vuelta hacia donde estaba la comida. Tome algo de lo que Aarón había traído preguntándome lo que podría preparar había pollo, tocino, ensaladas, verduras en lata. Saque un plato, cuando algo paso por mi vista. Me di la vuelta y vi pasar una sombra pasar por la luz del sol en la ventana de la sala, lentamente mire hacia la ventana de la cocina y no vi nada. Dirigí mi vista hacia las escaleras, Aarón aún estaba arriba duchándose. Camine hacia la sala cuando de repente note la presencia de alguien. Gire tratando de sacar mi pistola, sentí un par de manos alcanzarme y agarrarme de mi garganta. Luche para sacar arma, pero el sujeto me golpeo en el hombro haciéndome caer, estaba encima de mí y me faltaba el aire. Mi garganta protestaba por oxigeno mientras yo luchaba tratando de empujarlo antes de que muriera, lo golpee en el cuello y él se atraganto un poco, aproveche la oportunidad y me aleje de él jadeando. Trate de seguir respirando mientras trataba de dejar salir un grito, pero mi garganta no me dejaba. De repente vi a los ojos al sujeto mientras él me tomaba de nuevo el cuello, sus ojos estaban llenos de malicia y odio, me quede en shock y recordé a Aarón recordé la manera en que su mirada cambiaba cuando asesinaba a alguien. Sentí caer mi arma por detrás y el sujeto la tomo. Me apunto con ella y me quede inmóvil, luego me empujó hacia el suelo quedando encima de mi mientras trataba de quitármelo de encima, el siguió tratando de bajar mis pantalones y yo lo golpee en la nariz, estaba empujando su cuerpo con todas mis fuerzas hasta que cayo hacia atrás. >>NARRA AARON<< Me detuve completamente cuando sentí una descarga eléctrica por mi columna vertebral, expandiéndose a todo mi cuerpo. Lia estaba en el suelo con un sujeto encima de ella apunto de…violarla… Saque mi pistola y le dispara mientras lia se lo quitaba de encima. *¡BAM!* Mi cuerpo estaba tenso y frio, sentí que la calidez que había conseguido en la ducha se había ido por completo cuando mire hacia aquel hombre. Una serie de sentimientos vinieron a mi mente, quería hacerlo sufrir, quería torturarlo hasta morir, quería matarlo una y otra vez. *¡BAM!*
Me acerque a él y seguí apuntándole con mi pistola. *¡BAM!*- porque te odio*¡BAM!*- porque quisiste herir a lia - *¡BAM!*-porque quiero -*¡BAM!*- porque mi tío va a morir. ¡Aarón! me dijo lía Estaba en frente de mí, la mire fijamente, no quitaba su mirada de la mía. Sentí su mano tomar la mía y quitar mis dedos de la pistola. Con cuidado entre lazo sus dedos con los míos y puso y me abrazo por la cintura ¿Cómo pude bajar la guardia en la ducha? Estoy aquí Aarón – me dijo ella tranquilizándome. Lentamente la abrase, nunca seré capaz de perdonarme, lia tomo mi rostro en sus manos y la mire con ternura. Inmediatamente parpadee al sentir mi cuerpo cálido de nuevo. -yo…lo…lo lo siento -le dije. Nunca, nunca, NUNCA JAMAS bajare la guardia de nuevo. Lia me beso los labios mientras yo tomaba con mis manos su cabello ondulado, la bese y ella también lo hizo de la misma forma, mis deseos hacia ella podían esperar. Ahora tenía que encargarme del nuevo cadáver. Deje que lia tomara mi pistola y la bese una vez más, la deje ir lentamente y camine hacia el cadáver, saque su cartera y encontré también un celular y dos pistolas en sus bolsillos, puse las cosas a un lado y busque alguna otra señal sobre quien podría ser este hombre. No encontré nada y mire a lia quien comenzaba a tomar la comida, voltee de nuevo a ver el rostro del hombre muerto y comencé a estudiarlo… no se parecía a ningún hombre que trabajara con mi tío BEN. No solían ser drogadictos como este, el tenia marcas de agujas por todos su brazos, hice un gesto de disgusto, ben escogía gente inteligente y potencial. Deje de buscar más pistas cuando una idea llego a mi mente ¿y si él lo había enviado a revisar la casa? O…¿ si este hombre era en realidad un violador y por casualidad vio a lia? Mire hacia ella que había dejado la comida simplemente miraba hacia la alacena, me levante y camine hacia ella .Lia estaba llorando y miro hacia lo lejos; la abrase por detrás y soltó en llanto. Cada lágrima que ella derramaba enviaba hacia mí un mar de culpa y depresión.
Sentí su cuerpo agitarse mientras lloraba más, me acorde como aquel estúpido sujeto trato de violarla, fue horrible, más que eso. El hecho de que yo no estaba ahí para matarlo en primer lugar. Trate de que mis ojos no se delataran, como lo hacen siempre que estoy con lia En realidad no me avergonzaba mostrar mi lado interior con ella, porque me ama. Pero en ese momento tenía que ser fuerte. -tenia tanto miedo Aarón... – me dijo Sara con lágrimas saliendo de sus ojos. Voltee a verla y la abrase más fuerte. - yo…lo…lo siento – mi voz se quebró – no volverá a pasar de nuevo te lo prometo. Ella levanto su mirada dejando ver claramente su hermoso rostro, me sonrío un poco y miro hacia abajo -Pareciera que estas enfrentándote al destino Aarón, se suponía que debería estar muerta – me dijo. No podía aceptar esas palabras, no sabría que sería mí sin ella en mi vida. Mire hacia el cadáver, tal vez también yo debería estar muerto… pero por mi propia decisión. -o tal vez fue el destino el haberte conocido.- le conteste con un susurro. Levanto su mirada curiosamente, entendiendo mis palabras, tome su rostro y la bese mientras ella cerraba sus ojos, la solté un poco y me sonrío. Podía ver a través de sus ojos que había hecho su día mejor, como ella había hecho el mío. Voltee de nuevo a ver el cadáver en el suelo. Trate de imaginarme quien era el hombre, tome el cuerpo y lo lleve a una habitación arriba de las escaleras y espere un poco a que anocheciera. Mire hacia las paredes de la casa, me preguntaba si estaríamos a salvo esta noche; escondí al hombre en una habitación solitaria y lo cubrí con una manta, mire por la ventana, y por tercera vez en mi vida mira hacia el cielo, y en silencio rece para que pudiéramos descansar esta noche. Mire el cuerpo y baje las escaleras, mire a lia quien estaba cocinando, llegue por detrás y le bese el cuello, la ayude con la comida y en 5 minutos ya estábamos comiendo en la mesa. -¿en dónde dormiremos? – me pregunto. Termine mi bocado y la mire.
-En mi antigua habitación. Por alguna razón, aquella habitación no me traía malos recuerdos o emociones, más bien, más bien me recordaba cuando mi mama solía quedarse ahí con migo en las noches. Recordaba lo seguro que me sentía todo el tiempo. Lia me sonrío y puso su mano sobre la mía y terminamos de comer. Seguí revisando por las ventanas por alguna pista de alguien sospechoso, finalmente tuve una idea usar uno de os radios que ponen en los cuartos de los niños para que escuchen cuando lloran, tenía un par de esos en mi habitación. Subí las escaleras para buscarlos Salí de la casa en la noche y lo escondí en un arbusto cerca de la banqueta, por suerte se escuchaba fuerte aun, así que podía escuchar cualquier cosa que se acercara. Volví a mi habitación y vi a lia casi con la cama lista, la ayude y deje el radio a un lado de la cama. Lia tenía la intravenosa en su brazo así que con cuidado se la quite, ella puso dos almohadas, una para ella y otra para mí, se recostó y me miro, me acerque a ella y la mire también. No había cosa más hermosa e interesante que mirar sus ojos.
>>NARRA LIA<< Me recosté boca arriba mientras Aarón se recostaba al lado mío, parecía relajarse cuando me miro a los ojos. Recuerdo la última vez que dormí en los brazos de Aarón, había pasado ya tiempo, pero aquí estábamos de nuevo. Contemple su perfecto rostro. -solo te lo he dicho una vez, al principio…-dijo Aarón, levante mi mirada para verlo.…que tienes unos ojos hermosos, lo pienso siempre que los miro. Me susurro y me moví para poner su cabeza sobre mi pecho, justo encima de su corazón, escuchando sus tranquilos latidos que hacían que mi vida fuera una perfecta melodía. -gracias por entrar a mi destino.- le susurre. Lo decía enserio, estaba viva y estaba feliz al lado de Aarón. El me dedicó una pequeña risita haciendo que su cuerpo se sacudiera un poco. No lo había visto tan relajado en
un buen tiempo. Sonreí y lo mire, estaba sonriendo lo cual enviaba millones de mariposas al estómago. Supongo que nunca llegare a entender el porque es tan increíblemente perfecto, me acerque más a él y juntamos nuestros labios, sentí las orillas de sus labios formar una sonrisa la cual desaparecía mientras me besaba con más pasión. Con cuidado tome su camisa desabrochándosela mientras sus manos bajaban por mi cintura, a mis caderas, y más abajo. Respire lentamente, luego bese el cuello de Aarón lo cual me puso la piel de gallina, lo sentí temblar un poco, y entes de que pudiera besarlo más él ya estaba encima de mí. Me sorprendí de lo rápido que fue y me sonrío por mi reacción mientras me besaba de nuevo. Aún estaba tomando mis caderas y yo me aferré a él, seguí quedándome sin aire, sentí algo por mi muslo y sonreí, me hizo recordar la vez cuando le di a Aarón el regalo más preciado e intocable de todos. Era el único hombre con el que había hecho el amor y el último. Aarón me separo un poco y me miro a los ojos mientras jadeábamos. -Serás la única lia. Te juro que lo serás…-dejo entre jadeos. Luego juntamos de nuevo nuestros labios en un beso demasiado apasionado juntamos nuestros cuerpos con fuerza mientras me tomaba del cabello y se quitaba su camiseta, mire como la aventaba hacia el suelo y me besaba de nuevo, y me quite también la mía. Aarón se recargo en mí mientras sentía sus manos bajar por mis Jeans mientras me los quitaba. En un momento ambos ya estábamos desnudos. Fue como si Aarón hubiera bajado del cielo como una estrella fugaz estrellándose en mi mundo. Después, respire profundamente y me recargué en su pecho, nuestros latidos coincidían y nos quedamos profundamente dormidos. Caí en el sueño con una sonrisa en mi rostro mientras Aarón me acariciaba el cabello. >>NARRA AARON << Me despertó un ruido fuerte, inmediatamente abri mis ojos recordando lo que había pasado la noche anterior, con lia dormida en mis brazos. Busque mi pistola y la encontré, la agarre. Luego me di cuenta de que le ruido no había provenido de aquí adentro. Busque el radio, me tense, con cuidado moví a lia mientras dormía con una sonrisa en su rostro.
-¿Sara?- le susurre. Ella parpadeo y se tallo los ojos -¿Mhhmm? Se despertó y luego me miro, me levanté y tomé su ropa y se la di. Lia se dio cuenta de lo que me refería y se vistió rápido. Me puse mis bóxers y mis pantalones. Me asome con cuidado hacia afuera y vi sigilosos movimientos…teníamos que salir de aquí. -lia escúchame bien, quiero que te quedes aquí hasta que venga por ti – le dije. La abrasé mientras ella se asomaba. Salí de ahí hacia las escaleras y vi unas sombras pasar por las ventanas. - ¡MIERDA! – exclame. Me di la vuelta hacia la cocina. Deje las demás cosas arriba con lia pero tenía mi pistola conmigo. Me arrastre por el suelo mientras me asomaba sigilosamente hacia afuera. Varias figuras desconocidas caminaban alrededor de la casa y vi a una de ellas preparar una bomba, rápidamente me arrastre hasta llegar al garaje, sonaría en 3 minutos. Cerré la puerta para entrar a la casa, abrí la otra puerta de la cochera para salir, me arrastre por los arbustos de alado, no había ningún carro a la vista… No había plan A Conté a los hombres, y en total eran 6 6 profesionales, se podría decir que se repartieron el trabajo, unos analizaban todo, caminaban por los lados mientras dos de ellos preparaban la bomba. Yo la desactivaría una vez que se haya acabado con éstos. De repente, la puerta del garaje se abrió, los hombres sacaron sus pistolas y dispararon, de repente dejaron de mirar alrededor, entraron y yo corrí hacia adentro antes de que cerraran, entré arrastrándome, todo era oscuro.
>>NARRA LIA<< No escuchaba nada y sentí que mi corazón dejaría de latir. Sentía todo mi cuerpo tensarse. El miedo me inundaba mientras me acurrucaba hecha bolita en la pared. Salte e hice muecas de dolor cada vez que escuchaba un sonido. No hacia otra cosa, solo mantenía mi mirada en la puerta esperando ver a Aarón llegando por mí. El tiempo iba muy lento, tanto que podía pensar que habían pasado horas desde que Aarón se había ido.
No podía pensar en algo tranquilizante para calmarme un poco, me quedé acurrucada contra la pared mientras miraba hacia la mochila de Aarón. Gatee lentamente hacia la mochila y vi lo que tenía, la abrí y en la parte superior había una pistola, la miré mientras sentía los segundos ir más lento. Cuidadosamente la tomé mirándola de nuevo. Hice a un lado la mochila mientras regresaba a mi lugar en la pared, abrasé la pistola hacia mi pecho. Aarón llegaría por mí antes de que la soltara. De repente, escuche disparos y sentí mi cuerpo saltar, me levanté y miré hacia afuera por la ventana, vi a unas personas dispararle a la cochera. Me escondí de nuevo contra la pared mientras cerraba mis ojos, temblando con la pistola en mi pecho.
>>NARRA AARON<< En la completa oscuridad. Saque mi navaja y se la clave al cuello del más cercano a m sí. Lo deje caer silenciosamente mientras me acercaba al siguiente. Mate a tres hombres cuando las luces se encendieron. Parpadeé varias veces quejándome un poco ya que las luces me segaron un poco. Vi a uno de ellos de pie al lado del apagador mientras veía con asombro a sus hombres. Me lance hacia el mientras sacaba su pistola, llegue a tiempo, haciendo que su disparo se desviara hacia un lado mientras lo llevaba hacia el suelo. -¿Quién te envió? – le pregunte. El tosió y comenzaba a asfixiarse, ya no lo estaba sujetando tan fuerte. - ¡Dime, si no quieres que tu vida termine! El sujeto volvió a toser y negó con su cabeza Aggghhh, lo tiré de nuevo al suelo y presione mi navaja hacia sus mejillas para después cubrir su boca. Grito cuando le clavé la navaja en su pierna, le daría otra oportunidad. -No tengo tiempo para estos juegos – le grite, el sujeto temblaba, y de nuevo sacudió su cabeza, estaba a punto de matarlo cuando hablo. -¡E l gato! ¡No me hagas sufrir más! – apenas y pudo hablar mientras lo miraba. - El… gato… repetí. En ese mismo instante clavé mi navaja en su cuello y lo maté, no sufrió por mucho tiempo.
El gato, conocía ese nombre de algún lado. Luego me asome hacia afuera de nuevo, deje los cuerpos en la cochera y vi a unos de los hombres voltear a verme, ya no me estaba escondiendo. Saque mi pistola y le dispare, en ese momento me pareció escuchar algo más. Como el eco de un disparo, el hombre cayó al suelo pero no murió, me reí por mi trabajo mal hecho, lo pude haber hecho mejor. Sentí mi sangre hervir. Todo lo que veía era odio y todo lo que pensaba era peligroso, busque al hombre que había sobrevivido al disparo. Era en total seis, y cinco de ellos ahora estaban en el infierno. Me dirigí hacia la puerta y la vi abierta, corrí hacia dentro, después hacia las escaleras para llegar con lia. Saque mi pistola y corrí hacia la habitación y vi al hombre…muerto, en el suelo, sangre alrededor de él. El hombre a un respiraba y lia estaba parada a un lado de él, no tenía palabras para describirla, solo que había cometido el pecado que nunca en mi vida le hubiera permitido hacer. Su alma pura ahora estaba manchada con el color de la maldad. >>NARRA LIA<< Escuche disparos, luego escuche algo en el pasillo, mi corazón se detuvo y vi una sombra subir las escaleras. -Por favor, por favor que sea Aarón. – me decía a mí misma. Mire mientras la sombra subía las escaleras, no era Aarón. El tipo era más alto y robusto. Comencé a temblar incontrolablemente mientras se acercaba a la puerta, después reaccione y mire la pistola que tenía en el pecho, la cruel verdad era que no quería matarlo o herirlo, aun si él quería herirme a mí. Estaba muy asustada, vi todo oscuro cuando el hombre entro a la habitación -¡Aarón!- gritaba en mi cabeza, esperando a que llegara aquí, mire al hombre, apuntando su pistola hacia a mí, mirándome, se relajó un poco, aún no había visto mi pistola. Se reía y se acercaba más, su rostro estaba lleno de maldad, movió su pistola, ahora apuntándola hacia mi cabeza, mientras yo lloraba aún más. De repente se apartó un poco, tomándome del brazo. -¿quién eres? - me pregunto. Me sacudió mientras yo escondía la pistola detrás de mí, me dio una bofetada. Sentí sus fuerzas mientras mi cabeza reaccionaba al golpe haciéndose de lado. No le
respondí y el hombre saco su pistola de nuevo, me tiro del brazo mientras me movía un poco. Lo vi de reojo, se distrajo un poco y yo inmediatamente saque mi pistola y le dispare en el pecho. El disparo se escuchó como una gran explosión, me quede en shock. El hombre cayo lentamente mientras sentía el eco del disparo desaparecer. Era terrible, no tenía palabras. Creí haber escuchado otro disparo, pero tal vez fue mi imaginación, finalmente cayó al suelo, aun respiraba, yo estaba de pie a un lado de él, aun apuntándolo, la sangre roja salía de su cuerpo, alrededor de él como si estuviera en una piscina de su propia sangre. Mire como su vida se iba poco a poco, por mi disparo. Escuche a alguien correr por el pasillo hacia la habitación, era Aarón. Cuando entro se quedó en shock por la escena. Estaba inmóvil cuando me di cuenta lo que había hecho, seguía mirando el cuerpo mientras finalmente deje caer la pistola al suelo. Tome mi rostro con mis manos mientras las lágrimas caían hacia mis rodillas, estaba llorando incontrolablemente y sentí los brazos de Aarón tomarme por alrededor. No podía regresar lo que había hecho, estaba arrepentida, había matado a una persona. -Lia – Aarón susurro mi nombre mientras sentía sus lágrimas caer por mi cuello. – perdóname. Sentí que me tomaba en sus brazos mientras me cubría en su pecho, tomó la mochila y salió de la casa hacia el auto, conmigo en sus brazos. No era posible que yo hubiera hecho eso. Antes de que pude darme cuenta ya íbamos en camino, y estábamos en una calle solitaria. -Detente aquí – le dije a Aarón. Se detuvo y Salí del auto, no quería estar ahí. Me deje caer en el pasto, me cubrí con mis rodillas hasta que sentí las manos de Aarón quitarme el cabello que me estorbaba en mi rostro. Yo seguía llorando. Aarón me beso la frente y me abrazo por un largo minuto. -Ven, vamos a comer – me dijo Aarón. Me ayudo a levantarme mientras regresábamos a nuestro auto robado, el cual habíamos robado un día antes de lo que sucedió en la gasolinera.
Me mire por el espejo del retrovisor, no había color en mi rostro, parecía un fantasma. Nos detuvimos en un McDonald’s, en el auto servicio. Aarón ordeno y yo miraba mis manos, nos dieron la comida y Aarón comenzó a conducir, dejando el carro en absoluto silencio. Mientras mi mente despertaba a la realidad, sentí las manos de Aarón sobre las mías -Tienes que comer lia – me dijo Aarón. Me acerco la bolsa de comida a mí, y espero a que la abriera. La abrí y me comí una papa frita. Aarón se veía asustado también en ese momento saco una mitad de hamburguesa y me la acerco a mi boca, la abrí y comí un bocado. Aarón suspiro y me dejo a mí terminar de comer. -Por favor comete tu hamburguesa – me dijo mientras conducía. Le hice caso y comí más, aun así no tenía hambre. Tal vez aquel hombre hubiese anhelado un bocado antes de morir. -Me odio… ¡Me odio! ¡¡Me odio!! – comencé a gritar. Tome mi rostro para después jalarme el cabello, sentía todas mis emociones hervir dentro de mí. Aarón detuvo el carro y estaba tratando de regresarme a la realidad, trate de hacerlo a un lado pero él no se detenía. -¡Lia! – me dijo levantando la voz. Yo lo empuje. -¡¿Cómo es que puedes seguir aquí a pesar de lo que hice?! – le conteste con las manos en mi rostro-¿porque Aarón?- odiaba seguir aquí odiaba estar viva. -por favor, cálmate. -¡no me pidas que me calmes! ¡Soy un monstruo! – le respondí Aarón no se dio por vencido y finalmente me tomo tan fuerte que no me podía mover, estaba actuando como una total desquiciada. No sabía cómo ser yo otra vez, en ese momento los labios de Aarón se internaron en los míos. No pude dejar de besarlo, ya que sentía que mi corazón se calmaba lentamente. Me acerque más a él y la fuerza de su abrazo disminuyo también. >>NARRA AARÓN<<
Vi como lia estaba completamente fuera de control, comencé a entrar en pánico a sí que detuve el auto a la orilla de la carretera. La miré a los ojos mientras la sostenía fuerte, sus ojos... podía ver en ellos la inocencia y la actitud que no quería para ella. Ahora había llegado a lia y no puedo permitir que esto se interponga en su destino.
Traté de separarla un poco pero su cuerpo estaba pegado como cable que electrificaba mi piel. De repente comencé a pensar en alguna manera de regresarla de nuevo a la realidad, a ser ella misma de nuevo. Siempre me había ayudado a mí, siempre había sido lia.
La abrasé y la acerqué a mí. No dejé que escapara de mis brazos mientras le plantaba un beso, la besé hasta que su cuerpo comenzó a relajarse y poco a poco comencé a soltar mis brazos. Sentí sus latidos latir normal, lentamente me separé un poco para ver sus ojos que también se veían normal de nuevo, sus mejillas estaban llenas de lágrimas. Ella se veía... hecha pedazos, y dolida. Y no había nada que yo pudiera hacer para detener lo que le pasaba. La abracé de nuevo mientras ella me tomaba con más fuerza. - ¿Qué me está pasando?- preguntó lia. Cerré mis ojos, me prometería a mí mismo que me quedaría con ella por siempre. Nunca la dejaría caer de ninguna manera. - Nada te pasará lia.- le contesté. La sentí inhalar y exhalar. En unos segundos, se separó de mí y comenzó a comer de nuevo su hamburguesa, sonreí débilmente y encendí el auto de nuevo, la miraba de reojo, preocupado. Al parecer se veía mejor.
>>NARRA LIA <<
Aarón me veía de reojo, sabía de una u otra forma que esperaba que comenzara a volverme loca de nuevo. Y yo también lo esperaba.
Seguía recordando la escena en mi cabeza, era como si alguien estuviese controlando mis movimientos y acciones por unos minutos, estaba fuera de control. Mi cabeza y mi mente estaban en blanco. Seguí comiendo, tratando de que Aarón estuviera satisfecho de verme comer, y viéndolo bien, su beso me había despertado, no como si fuera una especie de
princesa... si tan solo esto fuera un cuento de hadas. Miré hacia Aarón, estaba con las manos al volante. Supongo que ésta era mi propia versión de un cuento de hadas... mal escrito. Sonreí débilmente mientras veía que el rostro de Aarón se veía pensativo. Encontrará un final para este problema... lo hará. - Bueno, tendremos que escondernos un par de días más antes de poner nuestro plan en acción.- me dijo. Miró hacia la autopista y vio un policía que conducía cerca, como si nada, comenzaba a detenerse, pretendiendo que nada estuviera pasando. Hice lo mismo, tratando de poner una cara aburrida. El policía condujo más cerca, deteniéndose a un lado del auto. Sentía que mi sangre bombeaba, pero pretendía que no me importaba. Aarón contuvo su respiración y vi que el policía apagaba las luces de la patrulla. Miré de nuevo al policía, que estaba apuntando a un lado de la carretera. Sentí miedo. ¿Qué habíamos hecho? Sólo el hecho de que no tenemos 18 años aún, y... que no tenemos licencia. Aarón siguió normal y asintió con la cabeza mientras se acercaba a la orilla de la carretera. - Mierda...- susurró Aarón. - ¿Qué pasa Aarón?- le pregunté. - Sólo sígueme la corriente. Vi que Aarón cargó su pistola y la escondía detrás de él, después tomó mi mano. El policía se estacionó detrás de nosotros y salió de su patrulla, se acercó a nosotros, del lado de Aarón y bajó la ventanilla. El policía era alto y robusto, tenía ojos azules y cabello rubio, miró hacia dentro y después me miró a mí. - Déjenme ver su licencia y su identificación por favor.- nos dijo el hombre. Aarón fingió buscarla en la mochila que traíamos, el policía seguía mirándome a mí mientras Aarón le entregó algo. - Creo que tendré que llevarla conmigo señorita (lia)__ - dijo de repente. Aarón se quedó inmóvil y con los ojos muy abiertos. - Salga del auto señorita, y usted joven, tengo que revisarlo.- dijo de nuevo. En un movimiento muy rápido, Aarón sacó su navaja y se la clavó en el pecho mientras salía del auto, lo metió a su patrulla y rápidamente regresó a nuestro auto y pisó el
acelerador. Fuimos a toda velocidad por la autopista y de repente me dio la mochila, la pasé al asiento de atrás mientras Aarón golpeaba el volante desesperado. - Aggghhh, ¡mierda!- dijo levantando la voz. Pasó sus manos por su cabello casi queriendo arrancarlo y condujo por otra autopista. - Oh no, me están buscando a mí. Aarón se quedó callado y siguió conduciendo, miré hacia afuera sentía como si nos estuvieran observando. Miré alrededor, y vi a un perro cerca de un arbusto, mientras salíamos del auto, en una carretera solitaria. El perro miraba fijamente a nuestro auto y después me miraba a mí, lo vi también, estaba muy bonito. - ¿lia?- me dijo Aarón, volteé mi mirada hacia él. - Vamos a dormir en el auto, ya no confío en los hoteles. - Está bien.- le dije y sonreí. Me sonrió y tomó mi mano, subimos de nuevo al auto y Aarón condujo hacia una zona donde todas las casas eran iguales. Dio la vuelta y en un instante estábamos en la orilla de un campo, Aarón detuvo el auto y salimos, caminamos juntos mientras Aarón miraba fijamente los autos cercanos. - Robaremos uno mañana...- me dijo. Tomó mi mano y caminamos hacia el supermercado más cercano. >>NARRA AARÓN<< Caminé con lia enfrente mío, así podía darme la vuelta y mirar a mi alrededor cada 10 segundos, estaba alerta siempre, nada podía pasar ésta noche.
Llegamos a una esquina y apreté a lia fuerte, entramos a la tienda. Nos miramos a los ojos cuando vimos una videocámara en el techo, sonreí y le guiñé el ojo, ella se relajó y la dejé en el mostrador esperando en la fila. De repente, mi estómago se revolvió cuando vi un volante con la foto de lia detrás del mostrador, volteé muy tenso mientras la persona que estaba frente a mí casi terminaba de pagar su comida. Volteé hacia lia y la vi mirando hacia el volante. - Ve a mirar las revistas mientras yo pago.- le susurré. Ella asintió y se dirigió hacia el estante donde estaban las revistas, no me gustaba estar lejos de ella. Luego, caminé hacia el mostrador y le dediqué al cajero una amigable sonrisa.
- Es mucha comida joven.- me dijo el cajero. Yo le sonreí. - Lo sé, es todo lo que estaba apuntado en la lista que me dio mi mamá.- mentí. - ¿Va de excursión?- preguntó. - Sí, por eso debo llevar tantas cosas. Pagué y tomé las bolsas, miré hacia lia mientras ella veía las revistas de las noticias, su rostro aún se veía muy pálido, lo cual me preocupaba. Caminé hacia ella asomándome por su lado izquierdo, ella volteó y entrelazó su brazo al mío. Salimos de la tienda en un segundo. - Hay que llevar esto al auto, después... supongo que iremos a caminar.- le dije a lia. - Yo lo llevo... si tú quieres. Mi respuesta: NO. Siempre sería no, y ella lo sabía. Lia leyó mi rostro y suspiró. - Me verás desde aquí.- insistió. No quería irme de su lado, por la forma en que se veía su rostro, ella tenía que pensar y tener un rato a solas. Apenas y pude asentir con la cabeza y le di las llaves. Me recargué en un árbol mientras la veía ir hacia el auto, cada segundo quería estar a su lado, no quité mis ojos de ella. De repente algo atrapó mi mirada, cerca del auto.
>>NARRA LIA<<
Caminé sintiendo la mirada de Aarón en mí, yo no llevaba prisa alguna para volver con Aarón, abrí el auto y puse la comida en el asiento trasero, necesitaba un rato para mí sola, y para relajarme. Dejé las bolsas en el carro y vi algo del otro lado, alcancé la mochila donde había una pistola. Era un hombre, él pensaba que estaba sola, de repente lo golpeé en el cuello e hizo una mueca de dolor, cerré la puerta del auto y le di un golpe en la cara. Corrí y vi a Aarón correr hacia mí, el auto estaba más lejos de lo que parecía. Vi cómo Aarón sacaba su navaja en lugar de su pistola, y se acercaba. De repente, un animal saltó de la nada y mordió el rostro del hombre, mi corazón quedó atrapado en mi garganta y Aarón se detuvo y volteó hacia mí. Miré cómo aquel animal ladraba y finalmente lo soltaba, el hombre estaba inconsciente. Apenas y pude darme cuenta cuando estaba a salvo en los brazos de Aarón, miré con cuidado al animal, lo vi muy familiar. Era el perro que había visto hace un instante. El
perro lamió su hocico y me miró. - Vámonos de aquí antes de que el perro nos ataque.- me dijo Aarón. - Pero... la gente, ¿no va ver al cadáver? Aarón dudó un poco mientras me daba su pistola, la escondí mientras Aarón caminaba lentamente hacia el cuerpo, el perro no despegó su mirada de mí, Aarón tenía su mano preparada con su navaja mientras se acercaba, llegó a donde estaba el hombre mientras lo arrastraba hacia los arbustos, el perro ahora miraba hacia Aarón mientras salía de los arbustos, Aarón miró al perro y se quedó inmóvil. Por favor, que no lo mate. El perro se levantó y caminó hacia mí, Aarón miró asombrado mientras corría hacia mí, miré hacia el animal y caminó hacia un lado mío, comenzó a mover la cola y lamió mi mano, Aarón se veía confundido, pero me hizo sonreír.
>>NARRA AARÓN << ¿Qué demonios pasó? ¡El perro asesinó a alguien! Y ahora lame a mi novia. Sentí un extraño tipo de... celos. Ella me sonrió, caminé lentamente, desconfiando de aquella bestia. - Lo vi hace un rato...- me dijo. Su cara se iluminó así como si nada, y no fue por algo que yo haya hecho. La verdad, tenía miedo de que su vida no volviera a ser la misma después de todo lo que ha pasado. Y en ese momento, un perro iluminó su rostro de nuevo. Su cara volvió poco a poco a su color normal mientras lo acariciaba, me acerqué a ella y me abrazó. El perro me olió y retrocedió unos pasos, creo... que no le agrado mucho.
- ¿Qué haremos con él?- me preguntó lia.
¿Qué? Más bien... ¿qué le haremos? Pensé. Pero de repente, me sentí mal por dentro, aquel animal la estaba haciendo sonreír, pero llevar a un perro sería como un extra equipaje. Miré su sonrisa desaparecer. Aarón Anderson eres un estúpido. - Supongo que... podemos llevárnoslo.- le dije mirando alrededor. - Awww, ¿escuchaste eso?- le dijo lia al perro.
Se dio la vuelta y comenzó a acariciarlo en la cabeza, traté de mirar a otro lado mientras volteaba los ojos. Miré hacia el campo y vi a algunos niños alrededor corriendo y jugando. - Tenemos que estar lejos de las personas.- le dije a lia.
Volteé y vi que el perro me olfateaba mi pierna, me aparté un poco y me dirigí hacia el coche, buscando alguna señal de que aquel hombre no estuviera solo. Entré al auto y saqué algo de comida lia se sentó a un lado y el perro se quedó afuera moviendo la cola.
- Tiene hambre, hay que darle jamón.- dijo ella.
Abrió el paquete de jamón y le dio algunas rebanadas, yo hice un sándwich y se lo di a lia, yo comí algo de pan. Cuando estaba comiendo traté de alcanzar mi pistola para guardarla y en ese momento el perro saltó a la ventana sorprendiéndome un poco. lia rio un poco, y yo suspiré frustrado. Aquel perro hubiera podido estar muerto, en ese momento el animal se fue de mi lado y se fue a un lado de lia. Aquella bestia apestosa la hacía feliz, traté de disimular mis celos y me comí un sándwich. ¿En qué estaba pensando cuando dije que nos quedáramos con él? >>NARRA LIA<< No pude hacer nada más excepto sonreír por las reacciones de Aarón, no era de a diario cuando podías sorprenderlo con la guardia baja. Todo gracias a nuestro nuevo amigo, un amigo muy peludo. El perro siempre estaba cerca de mí mientras yo lo miraba, Aarón escondía su rostro casi todo el tiempo, lo que me molestaba un poco. Ya había amanecido y abrí mis ojos cuando la luz del sol llegó al auto, me di cuenta de que Aarón no estaba a mi lado, estaba detrás del volante mirando hacia afuera. Volteé hacia la ventana y vi al perro mirando a Aarón, era como si estuvieran teniendo una pelea de miradas, oh Aarón. Me moví al asiento del pasajero y me senté a su lado. - Buenos días.- le dije y lo besé en la mejilla. Aarón se dio la vuelta y atrapó mis labios, mientras nos besábamos él tenía una
radiante sonrisa en su rostro. Nos separamos cuando sentimos un ruido, el perro estaba parado en dos patas y estaba del lado de Aarón en la ventana, mirándonos. Aarón suspiró frustrado, subió su ventanilla y yo solo los vi. - Este perro comienza a molestarme.- dijo de repente. - ¿Cómo dormiste?- le pregunté, él sonrió. - Bien.- Dijo a secas, su sonrisa me decía ''no te preocupes''; lo que significaba que no durmió muy bien. - Claro, mírate. Tienes que dormir un poco. - le ordené. Aarón sonrió y me abrazó. El perro ladró pero Aarón lo ignoró. - Salgamos de aquí primero. Miró hacia el perro y frunció el ceño, abrió la puerta y lo seguí hacia afuera. Él miró alrededor mientras yo salía del auto y me sentaba debajo de un árbol, lo miré romper la placa del auto y después sacó la comida y me la llevó. El perro apareció de la nada y se sentó a mi lado. Sonreí mientras acariciaba su cabeza. Aarón nos miró y se acercó, vi un brillo en sus ojos lo cual significaba que estaba pensando en algo, como si hubiera querido patear al perro o matarlo. Me asusté, no sería tan cruel. - ¿Me haces un favor? Ve hacia el supermercado y quédate ahí afuera mientras consigo otro auto, dame menos de 5 minutos y estaremos en la carretera para entonces.- me ordenó Aarón. Me acompañó hacia el supermercado y me senté en una orilla de la pared y el perro se quedó conmigo, Aarón lo miró como si dijera "Veamos si sirves de algo" - Cuídate, pero... por si acaso...- con cuidado me dio una pistola y yo la tomé de mala gana. Se alejó silenciosamente, como cuando llegamos. No quería volver a usar una pistola en mi vida... nunca más. Los recuerdos de aquella vez son los que más inundaban mi mente, la forma en la que aquel hombre cayó al suelo en un charco de su propia sangre; cerré mis ojos y traté de borrar esas emociones que sentí en mi pecho. De repente, los dolorosos recuerdos del pasado volvieron hacia mí. No había tenido tiempo o la voluntad de pensar sobre mis seres queridos, mi familia y mis amigos. Mi estómago se tensó un poco cuando recordé a mi amigo más cercano, Nathan. Mis ojos comenzaban a derramar lágrimas cuando sentí al perro recargar su cabeza en mi rodilla. Suspiré y sonreí débilmente. El perro movió su cabeza y ahora me miraba a mí, le sonreí, de repente movió de nuevo su cabeza y ahora veía hacia la dirección donde Aarón se había ido. Sus orejas se movieron de repente, estaba escuchando algo, traté de mirar más cerca, pero no sabía
qué estaba pasando, el perro al parecer sabía más que yo. Miré hacia la entrada de la tienda y vi a una familia saliendo de ella muy felices, enfrente iba una chica y su hermanito que tenía como 10 años. Los miré irse a lo lejos. No me había dado cuenta pero, yo había perdido a mi familia, aún si nunca pasábamos tanto tiempo junto, pero los momentos juntos son especiales. El perro no se movió y yo miré a lo lejos, un Audi negro se acercaba a mí. Se detuvo y la puerta del pasajero se abrió frente a mí. Aarón me hizo una seña y yo corrí hacia el auto, el perro corrió también y se sentó. - Menos de 5 minutos, te lo prometí.- exclamó. - Creo que rompiste tu record amor. Volteó su rostro hacia mí, sonriendo, una sonrisa de verdad. No habíamos bromeado o reído en un tiempo, sentí un alivio. Pero aquel pensamiento en mi cabeza seguía estancado. Sonreí mientras Aarón seguía conduciendo. No podía volver, no podía volver con mi familia o amigos, no después de lo que soy ahora, ahora estaba con Aarón. >>NARRA AARÓN << Traté de que el perro no me molestara tanto, saltó al asiento trasero como si fuera suyo, pero bueno... lia me había hecho sonreír, fue mi primera verdadera sonrisa en un buen rato. Sentí una ola de alivio y felicidad, ella trataba de olvidarse de lo que había sucedido, estaba orgulloso de ella. Conduje por más de 30 minutos hasta que salí de la autopista y me dirigí hacia un parque cercano, necesitábamos comer algo, lia tenía que comer, me bajé y pareció como si lia hubiera leído mi mente y bajó la bolsa de comida. - ¿Tienes tu otra mochila verdad?- me preguntó lia. - Sí, está adentro. Miré al perro, que estaba meneando su cola cuando lia bajó la bolsa. Comíamos tranquilamente, yo alcancé una servilleta y limpié la barba de lia ya que se había manchado, ella sonrió y besé su nariz. - Creo que, tengo ventaja sobre mi tío Ben.- le dije a lia, ella seguía masticando su comida. - Está en el otro lado de este pueblo, entrando a los Ángeles, Ben solía tener una oficina ahí, solo necesito alguna evidencia y una pista que sé que encontraremos. Aarón sonrió y puso su mano sobre la mía. - Si no lo encuentro, él nos encontrará primero. - Lo sé, yo estaré contigo todo el tiempo, para siempre.- me dijo Aarón.
La miré. ¿Qué? ¿Acaso no necesita su familia? La miré dudosamente. Ella suspiró. - Sabes... he decidido que me quiero quedar contigo, para siempre, aún después de que todo esto acabe.- exclamó de repente. - Piénsalo mejor. - Tengo que, y ya tome mi decisión.- insistió. La miré a los ojos, sabía que no iba a cambiar de opinión. No sabía cómo sentirme, después de todo lo que hemos pasado, desde el inicio, antes de todo esto... hasta ahora. - Siempre y cuando tú me quieras contigo.- dijo, su ánimo cambió y sonaba preocupada. Claro, claro que la quiero. - ¿Sabes qué?...- me acerqué a ella. - ¿Qué pasa?- preguntó. - Te quise desde la primera vez que te vi. Vi su rostro iluminarse cuando le dije eso. Ella era ahora parte de mi corazón y de mi vida, recordé de repente al perro cuando empujó su cabeza contra la mía, lo miré y lo hice a un lado. - ¡Perro malo!- le dijo lia. La miré soltar una risita, yo le sonreí. **DESPUES DE UN RATO** Estábamos afuera de la oficina, podríamos conseguir una pista. - Tengo que decirte que, hay un comandante que obedece en todo lo que le dice Ben, puede que se encuentre aquí, voy a entrar.- le dije a lia. La miré, hizo un gesto y desapareció al instante, siempre hacía esa reacción y nunca decía nada, ella creía en mí y de lo que yo era capaz de hacer. - Ten cuidado.- me dijo - Siempre. Toqué con mis dedos el collar que nunca se quitaba, desde aquella vez que la salvé. Siempre lo tenía puesto, también aquella vez en la casa de Alex.
- Regresaré siempre contigo.- le dije y besé su cuello, después sus labios. Saqué mi lado amable que siempre permanecía dentro de mí. - Es hora de que seas útil de nuevo…- le dije al perro que se quedaría con lia. Salí del auto y camine hacia el edificio a punto de entrar, decidí entrar por arriba.
>>NARRA LIA<< Lo vi desaparecer por el techo, miré hacia los alrededores y podía escuchar música del otro lado de la calle, probablemente era un club o un antro. Sentí al perro saltar hacia el asiento de a lado, se veía alerta, sus orejas prestaban atención a todo. Miré hacia la pistola que estaba alado mío. Por supuesto, Aarón la dejaría conmigo, la tomé y la escondí. Miré alrededor y sentí mi mente llenarse de recuerdos de nuevo. Mi mente regresó al día que vi a Aarón de nuevo, la manera en que su hermoso rostro se veía preocupado cuando me vio casi morir en el piso de la casa de Alex... el día en que Aarón supuestamente ''murió'' y me dio el collar que tengo ahora. Todos aquellos recuerdos valían oro para mí, sabía que yo era una terrible persona, herí a Nathan y eso también se quedará en mi mente, sentí que el perro tocaba mi pierna. Volteé a verlo y lo escuché gruñir, miré por el espejo retrovisor una sombra caminando por la banqueta cerca del auto. Estaba con una rubia, la luz de la luna hizo brillar su cabello en la obscuridad, se me hizo algo familiar mientras se acercaban al auto, de repente vi su rostro era... Jake. >>NARRA JAKE<< Caminé por la calle con mi trofeo ganador de aquel club... una rubia ardiente. Ella sonrió estúpidamente mientras la besaba en los labios, reíamos mientras caminábamos por la calle, esta noche la haría sentir mujer. Vi un Audi negro estacionado, en un auto no sería mala idea, miré su cuerpo y fruncí el ceño, no, necesitábamos ir a un hotel. Caminé hacia el Audi negro, ya que había estacionado mi auto cerca de aquí. - Jakeee.- gimió Tina desesperada. - En un minuto nena. - No, ¡Ahora! La ignoré mientras caminaba cerca del auto negro, de repente escuché un animal gruñir y ladrar y de repente caí contra la banqueta, el perro estaba dentro del auto
ladrando, mostrando sus filosos dientes mientras Tina gritaba y se tropezó. Miré al perro y vi a una persona detrás de él. Me levanté y golpeé la puerta del auto, molesto por el perro, quería matarlo. - ¡Estúpido, hijo de perra!- me causó gracia la expresión. Mis palabras se perdieron de repente cuando vi que conocía a la persona dentro del auto... mi conejita futbolista, quien era la primera en mi lista.
>>NARRA LIA<<
Sentí que golpearon el auto cuando el perro ladró, escuché el sonido de una voz, estaba enojado y maldiciendo. No quería estar aquí, Jake arruinaría todo, traté de que el perro dejara de ladrar o al menos que me diera tiempo de pasarme al asiento trasero. Pero, justo cuando pensé en moverme hacia el asiento de atrás, vi sus ojos. Estaba ebrio y sorprendido. Su camisa negra de cuello en V estaba arrugada de un lado como si alguien hubiera estado aferrado de él, su chaqueta de cuero estaba casi fuera de sus brazos, Jake miró fijamente el auto, el perro dejó de ladrar por un momento y comenzó de nuevo, Jake se acercaba y cayó al suelo, se levantó y se arrastró hacia atrás después de aquella chica rubia. No pude ver su expresión cuando lo vi correr hacia la esquina, tal vez no me reconoció, él no conoce mi rostro tan bien como otros. Pero, cuando lo vi desaparecer por la esquina sentí el pasado regresar a mí, de nuevo. Sentí ganas de seguirlo para regresar a mi pasado, el sentimiento de la calidez de mi hogar, mis amigos, el soccer... Parpadeé de regreso a la realidad, ya había tomado mi decisión. Pero no me había puesto a pensar en lo mucho que extrañaría todo, aquel sentimiento estaba disfrazado por todo lo que estaba pasando y la presencia de Aarón, él me hacía sentir como si fuera lo mejor. Me di cuenta entonces de que el perro había dejado de ladrar y estaba mirando siempre alerta, detuve mis pensamientos y mire alrededor, me fijé en la hora, sólo habían pasado 11 minutos desde que Aarón se había ido. Miré alrededor, la noche estaba obscura y la iluminaban sólo los postes de luz en las esquinas, estaba preocupada. ¿Y si Jake está tramando algo? Acaricié el perro detrás de las orejas y miré el edificio al que se había ido Aarón. >>NARRA AARÓN << Habían pasado alrededor de 10 minutos desde que había entrado, había estado vacío excepto por un secretario, que estaba muerto, cayó inconsciente en el suelo.
No había alarmas, supongo que Ben no recordó que yo sabía mucho de este trabajo. No había encontrado nada en los documentos o en los estantes, había reunido información que era de un amigo de Ben, ellos fueron aliados y fue parte de un grupo, su nombre era el gato, o por lo menos así lo conocían. Así que eso me decía que Ben había venido por Jack para que lo ayudara a buscarnos, a lia y a mí. Me arrastré hasta el sótano para buscar más archivos, cuando llegué, suspiré y volví a lo mío. * 10 MINUTOS DESPUÉS * Finalmente encontré lo que había buscado, sonreí. Ben estaba en San Diego por el momento, en alguna de sus casas, tenía una en Los Ángeles, en San Francisco y en San José. Pero por ahora, San Diego era mi objetivo, y sabía dónde estaba. Salí dejando todo en su lugar, subí al techo y bajé del edificio, corrí hacia el auto, le di a lia los papeles y besé su mejilla, encendí el auto y conduje, - Otra misión cumplida.- exclamé, ella no dijo nada y estaba mirando a lo lejos. - ¿lia?la llamé. Me miró. - Vi a alguien que conozco... y creo que él también me vio.- me dijo, me tensé un poco. - ¿Quién? - Un chico de la escuela.- me contestó. Me explicó cómo lo vio y que traía compañía, una rubia. Y también que el perro ladró, y después se fue corriendo. - Debí haberlo....- no terminé lo que iba a decir. Lo hubiera matado, al parecer lia adivinó mis palabras y miró a lo lejos de nuevo, traté de tomarla de la mano pero fallé, la quitó antes. Fue la primera vez que fallé con lia. Luego recordé aquella vez que ella corrió cuando ataqué a Nathan, y la tuve en mis brazos de nuevo, tenía que fijarme bien en lo que hacía. Traté de calmar la tensión. - Al menos el perro hizo algo útil...- le dije. Ella sonrió y me miró de nuevo, seguí conduciendo hasta que el perro respiró a un lado de mi cuello. Ugh. >>NARRA LIA<<
Ya habían pasado dos días, Aarón y yo habíamos encontrado el escondite de Ben, y había algo sorprendente, nos dirigimos hacia una obra de la ciudad abandonada e incompleta, pero no encontramos nada.
Aarón estaba frustrado y el perro le ladraba muy molesto, no había señal alguna de gente o de algo que estuviéramos buscando. Aarón se detuvo en la gasolinera para cargar el tanque y yo entré a la tienda a comprar algo de comida. - Ten cuidado.- me ordenó. Me puse sus lentes oscuros y su gorra, no quería que me reconocieran, entré a la tienda y tomé todo lo que pude ver que nos serviría, el perro me esperó afuera y me veía desde ahí. El cajero me miró de una forma rara pero no dijo nada, cuando pagué tomé las bolsas, suspiré aliviada y el perro caminó a lado mío. No podía ver a Aarón desde ahí así que me acerqué al auto y lo vi detrás de la gasolinera tratando de que no lo vieran, Aarón me miró y me señaló que entrara al auto, seguí su orden, actué normal mientras me subía al carro. Entonces vi lo mismo que había atrapado la atención de Aarón, habían policías del otro lado comprando donas. Aarón se apresuró cuando terminó de llenar el tanque. - Nuestra salvación está en el perro, si no nos ve, le daré un banquete.- dijo Aarón. Los policías miraban al rededor sin bajar la guardia. Eso fue... ¿extraño? - Probablemente sepan que estoy vivo.- exclamó, suspiró y encendió el auto, el perro se escondió atrás sintiendo la tensión. - ¿Qué haremos?- le pregunté, Aarón me miró y después miró hacia la carretera. - Actuaremos. Nos dirigimos cerca de los policías y ellos miraron nuestro auto, mi corazón latía cada vez más rápido y me miraron, sentía como si nos fueran a descubrir. Finalmente miraron a lo lejos de nuevo y nos dirigimos a la carretera sin ser descubiertos. Usaríamos aquella casa abandonada como base ahora, podía ver a Aarón de reojo, su rostro se veía tranquilo, llegamos a la casa. Ahora estábamos en una sala con un sofá viejo, Aarón revisaba cosas desde una laptop, había robado una laptop de un colegio hace días. Aún si Aarón estuviera aquí conmigo, su mente no lo estaba. Yo estaba terminando de alimentar al perro. - Nos vamos a San Francisco.- dijo de repente, levanté la mirada, no había hablado desde hace una hora. - ¿Encontraste algo?- pregunté, me levanté y caminé hacia su lado. - No, no hay internet aun así que, supongo que estamos bien.- dijo él. Aarón tomó su rostro con sus manos y suspiró. - Tienes que descansar jovencito.- le dije en un susurro. Levantó su mirada lentamente
y negó su cabeza. - ¿Por favor?- insistí. Aarón no me miró, así que estiré sus piernas en el sofá. - Agh lia, ¡no puedo hacerlo!- exclamó, movió de nuevo sus piernas y soltó un suspiro. Comenzó de nuevo a revisar la computadora mientras movía sus hombros haciendo una mueca. - Masaje ahora mismo.- dije. Caminé hacia él mientras me acomodaba detrás, comencé a masajear sus hombros y su columna, pude escuchar algunos gemidos de alivio. - ¿Te sientes mejor?- le pregunté. - Mucho mejor.- me contestó. Relajó sus músculos mientras yo seguía masajeándolo, se sentía tenso de su espalda. - Aquí.- me indicó. Se quitó su camisa, lo que me hacía el trabajo más fácil, le di masaje por casi una hora hasta que me detuve, mis manos me dolían y me acosté a descansar en el sofá. Aarón movió su laptop y volteó su rostro hacia mí, tomó mis manos y las besó. - Sentí como si un ángel hubiera caído del cielo, y me revivió.- exclamó. Me miró a los ojos y movió su rostro cerca al mío. - ¿Tu ángel? - Sí, MI ángel. Tomó mi rostro y me besó mientras me acercaba más a él, aún tenía mis piernas abiertas alrededor de él y eso a Aarón no le importaba, movió su boca y besó mi cuello. - Descansaremos hoy, después nos iremos a San Francisco.- dijo de repente. Lo miré. - Tienes que descansar Aarón, y trata de despejar tu mente un poco.- le indiqué, él sonrió débilmente. - Eres la única persona que se preocupa por mí ¿sabes?- me dijo, acaricié su cabello mientras me levantaba. - Oh, te traje más ropa.- me señaló la bolsa, me sorprendí un poco.- tú sabes, cuando nos detuvimos en wal mart.- dijo y asentí con mi cabeza. - Necesito una ducha. - No hay agua aquí... espera.
Se levantó mientras salía hacia la puerta trasera, lo seguí. Aarón sonrió mientras mirábamos un río. - Agua limpia, tenemos suerte.- exclamó Aarón.
>> NARRA NATHAN <<
Habían pasado ya dos semanas. Pareciera que hubiera pasado una eternidad, pero solo habían pasado 14 días desde que lia desapareció. Sus padres aún estaban fuera buscándola y haciendo todo lo que pudieran, ellos dejaron de trabajar un par de días para buscarla, sus amigos no eran los mismos sin ella. Especialmente Nathan, era como si un fantasma estuviera ahora en su lugar, apenas y podía hablar y ya no pasaba el rato con sus amigos. Pero nadie sabía que él se culpaba a sí mismo por no salvarla, la gente pensaba que ellos habían sido novios, pero no era verdad. Desperté con el sonido del despertador que estaba cerca de mi cama, golpeé la alarma y la apagué, me levanté lentamente, y me dirigí al baño. Otro día... sin ella. Salí del baño y me senté en mi cama, mi corazón estaba dañado ahora desde que lia se fue. Bueno, el dolor aún seguía, de aquel accidente. Puse mi rostro en mis manos y traté de pensar claro, mi mente había estado cerrada, cansada, y como zombie últimamente. Me miré en el espejo del pasillo cuando pasé por ahí, mi piel estaba pálida, mi cabello despeinado, como siempre. Recuerdo cuando lia solía jugar con él, y me decía que tenía cabello de rockero. Había estado practicando básquetball a más no poder, practicaba mucho en la escuela y después en el parque a meter algunas canastas yo solo. Necesitaba distraerme. No consideraba en salir con mis amigos como una opción, ya que siempre salíamos con lia y eso solo me hacía recordarla. Aquel día que la llamé temprano, después desapareció. Entré a la habitación de mi hermanito y lo encontré dormido, supongo que su alarma no sonó. Me acerqué a él y le di un codazo en el hombro. - ¿Ahh?- bostezó. - Levantarte Michael, escuela...- le ordené. Se levantó y me abrazó por la cintura. - Gracias Nat. Agité su cabello y me soltó, le sonreí antes de salir de su cuarto, después bajé las escaleras y tomé una malteada que mi mama nos deja todas las mañanas antes de irse a trabajar. Escuché un ladrido y sonreí, Leo, el perro de lia, se había quedado en mi casa desde que lo ayudé a recuperarse, Leo y mi perro se llevaban muy bien juntos. Salí de mi casa hacia mi Dodge y me dirigí a la escuela, me estacioné y vi varios chicos en la banqueta, hablando con... aquel cretino. Los ignoré y me estacioné cerca del
mustang negro de Charlie. Salí y me colgué mi mochila a mi hombro, y cerré mi auto. Caminé hacia la muchedumbre hasta que el bastardo me vio, lo miré también, seguimos mirándonos hasta que se dio la vuelta a una de las chicas a su lado, le susurró algo al oído y ella rio. Sentía lástima por aquellas chicas. Me alejé y continúe caminando. - ¡Hey tú!- me gritó el estúpido. Lo ignoré y continué caminando, estaba de mal humor. - Gallina, ¿Quién es la gallinita? Gallina ¡Gallina!- seguía diciendo. Después varios de sus amigos le hicieron como gallinas, no había palabra para describir lo ridículos que se veían. Continué caminando y pronto los perdí de vista. Aquel estúpido me va a escuchar un día. Recuerdo el sentimiento de placer aquella vez que lo golpeé. Sonreí para mí mismo y vi una chica mirándome y después sonrojarse. Continué caminando, sentía como si lia llegaría por detrás y golpearía mi brazo y caminar junto a mí, como solía hacerlo. Pero no había nada, solo su recuerdo. Bajé la mirada y caminé hacia el gimnasio. Tenía tiempo para más canastas.
Después de la escuela salí de mi clase, me dirigí hacia los casilleros y salí listo para hacer algo de ejercicio. Hoy el gimnasio estaba abierto para cualquiera, y hablando de cualquiera, aquel bastardo estaba ahí. Lo ignoré e hice como si no estuviera ahí. Estaba a medio camino de ir a practicar cuando lo escuché mencionar mi nombre. - Nathan es muy rápido, qué lástima que eso no le sirvió con lia.- le dijo a un chico cerca de él. Me di un golpe ligero en mi cabeza y caminé hacia aquel idiota. Sonrió orgulloso cuando me acerqué a él, apreté mis puños y me alejaron algunos de mi equipo que estaban cerca de mí. - ¿O acaso me equivoco? ¿Acaso tuviste a lia bajo tu control?- siguió provocándome el idiota. Empujé a los chicos hasta que el entrenador interrumpió. - ¡Nathan! Ve a la pista, quiero que corras 10 vueltas. Y tú, sal de aquí.- Dijo el entrenador mientras el cretino y yo nos dirigíamos a la pista de correr. Salí del gimnasio y grité molesto, corrí casi 6 vueltas hasta que vi al entrenador esperándome, corrí hacia él y caí sobre mis rodillas, cansado.
- Nathan, hombre, esas vueltas no debieron ser nada para ti. - Lo siento, estaba con la guardia baja. - Ok Nathan ve a ducharte. Me levanté y me dirigí hacia las duchas, después fui hacia mi auto, antes de llegar escuché un ruido extraño, me dio curiosidad y seguí el ruido, entré a un pequeño callejón y vi a Jake.... cogiéndose a una chica. Aquella chica lloraba y le suplicaba a Jake ir más despacio. Pareciera como si estuvieran teniendo sexo, pero no lo estaban. Corrí hacia él y lo quité de encima de la chica, cayó de espaldas y ayudé a la chica a levantarse, su nariz me recordaba mucho a la de lia. Ella suspiró aliviada y me agradeció. - Vete.- le dije a la chica. Ella se fue y me quedé con Jake, el me miró y se rio como un desquiciado. - Y ahora superman llega a salvar el día.- exclamó. Se levantó del suelo y me miró, me di la vuelta para irme hasta que lo sentí caminar hacia mí. Giré y lo golpeé en la mandíbula, el cayó. Bueno, yo sabía que Jake no sabe pelear, se limpió la cara y se levantó. - La manera en que ella me miró, sus ojos se veían como estrellas brillantes.- dijo Jake de repente, era un enfermo maniaco. Me alejaba de él hasta que de repente susurró. lia aún es sexy.- Dijo, me detuve - Aquel perro que tenía en verdad me asustó, pensé que estarías con ella...- Cuando dijo eso lo golpeé en el estómago esta vez. Cayó al suelo. - ¡Cállate! Eso no es verdad.- le dije, mi voz sonaba, como la de un mounstro. - Bueno no importa si me crees o no, aquel día la vi por la calle.- siguió diciendo. Lo miré fijamente, me acerqué a él pero Jake siguió hablando. - Se veía como si... ella estuviera escondiendo algo, y lo digo por aquel chico que iba con ella.- exclamó, lo tomé fuerte de la camisa con mis manos. - ¡Habla! O lo lamentarás.- lo amenacé, el solo se limitó a reír - ¡Vamos, habla! - Esta bien, está bien, tranquilo.- respondió y lo solté de su camiseta, él me empujó despacio. - Cálmate "niño bonito".- sonrió. La manera en que Jake sonreía, me hacía pensar y darme cuenta de que él realmente disfrutaba esto, adoraba hacerme sufrir y ahora tenía un motivo más para hacerlo. - Pues, lia estaba en un Audi negro con un perro, la vi hace 3 días en un pueblo a 30 minutos de aquí, cerca de San Diego.- me dijo, así que, la secuestraron. - No sé en qué
líos esté metida, pero aquel chico con el que estaba entró a un edificio, el chico no se me hacía familiar. Lo tomé de la camisa otra vez y lo dejé caer al suelo. - ¡¿Qué hice ahora?!- me reclamó Estaba ardiendo por dentro, estaba jugando conmigo, Jake miró hacia mi hombro y me golpeó, me acerque de nuevo, él pateó mi estómago y caí al suelo. - Bueno, veo que no me crees. - Hijo de puta.- le respondí. Retrocedió unos pasos y me pateó el estómago. - No estoy mintiendo, como quiera, le tomé una foto al chico. Traté de levantarme, el miró su teléfono, se burló enfrente de mí y se dio la vuelta rápidamente. - Déjame ver su rostro.- le dije. - Ups.- me contestó, volteó el teléfono, yo estaba de rodillas y me estaba levantando. Claro que no, estoy disfrutando mucho esto- caí de nuevo mientras caminaba hacia él. - Sabes Nathan eres un hijo da mami.- exclamó y comenzó a alejarse mientras yo recuperaba fuerzas. - Dásela a la policía.- le dije, el solo rio y se dio la vuelta. - Jaja, claro. Como si me fueran dar algo a cambio. Lo miré alejarse y corrí hacia él por detrás y lo tiré hacia el suelo, Jake se sorprendió y se quedó en el suelo, tomé su teléfono y busqué la fotografía hasta que vi una que se veía algo borrosa. El chico tenía cabello muy obscuro, negro y pronto reconocí su rostro, me quedé sin palabras y mi mente se congeló. Segundos después le tiré el teléfono al bastardo de Jake y me alejé. - Te irá mal Nathan.- me gritó Jake, volteé mi rostro por mi hombro. - No si te va mal a tí primero, idiota. Me alejé sin molestarme en saber si Jake se había levantado, sentí como si mi sangre se hubiera congelado absolutamente, aún ni siquiera era capaz de encender mi auto, solo me senté en el asiento. Estaba en shock y fuera de mis sentidos. ¿Cómo pudo pasar esto? Miré al cielo mientras vi una nube negra a distancia, lia estaba secuestrada, y yo sabía quién era. Encendí mi auto sintiendo una chispa de energía esparcirse por mis venas... Aarón Anderson.
>>NARRADORA << Ya habían pasado dos semanas. Aarón y lia estaban en el norte de California aun buscando a Ben en San Francisco. En la ciudad de lia, Nathan ha estado trabajando e investigando sobre Aarón, y se ha peleado varias veces con Jake. Los amigos de lia se ponen cada vez más nerviosos por el comportamiento de Nathan y el desaparecimiento de lia. Aarón y lia estaban en un motel en una ciudad a 15 minutos de San Francisco. >> NARRA AARÓN << No puedo creer que no tengo ninguna pista de Ben. ¿Cómo podría alguien esconderse por tanto tiempo? ¿Cómo es que me evita? ¿Me habré saltado algún paso importante? lia estaba recostada en el sofá. El perro se recargaba ella casi dormido, ella ha estado conmigo por tanto tiempo, siempre estaba conmigo y no se quejaba. Me senté a su lado y la observé respirando y levantando su mirada hacia mí, sonrió. Esa era otra razón por la que continuaba todos los días. Yo vivía por ella. - No te estreses, sexy Aarón.- dijo en un susurro. Su actitud elevaba mi ánimo siempre, le sonreí y la abracé. Recordé entonces cómo me sentí cuando hicimos el amor, fue increíble. Pero, no veía la razón de vivir por eso. Ella era todo lo que necesitaba para sobrevivir en la horrible vida que yo tenía. - Claro que no amor. Me levanté y me dirigí hacia la cocina, traté de relajarme, inhalé y exhalé. Me fue más fácil relajarme por los masajes que me daba lia todas las noches. Me pregunto dónde aprendió. - ¿Alguna idea para desayunar?- le pregunté. Comencé a revisar en la alacena mientras ella se acercaba a la cocina, traía puesta su camiseta blanca y Jeans grises. Amaba cuando cruzábamos las miradas. - Mhmmmm ¿Por qué no...?- dijo, pero la interrumpí. - ¿Perro?- bromeé.
- ¡NO!- contestó fuerte, le sonreí y ella a mí..- Mejor, pescado frito y ensalada. - Ok, yo haré la ensalada. Ella rio y arrugó su nariz al hacerlo, cosa que me encantaba. Comenzó a ayudarme con el pescado. - Supongo que, ya no confías más en los edificios.- dijo ella. Era verdad. - Tal vez, supongo que tus masajes me hacen un poco menos amable. - Entonces ya no te daré... - Nah, son geniales, en verdad. Me sonrió y puso el pescado a freír, me encantaba que podía ser yo mismo con ella, siempre. Nunca actuaba así con nadie. Había estado solo la mayoría del tiempo con aquel grupo de maleantes, pero ya había encontrado mi verdadero yo. Nos sentamos y comimos, lia puso ensalada en mi plato, desearía que todos los días fueran así, pero sabía que algún día tendría que mantener a lia a salvo, aún si eso signifique que estuviera sin mí. Yo sabía que podía protegerla de cualquier peligro, y yo no tendría un gran futuro. No la dejaría siempre y cuando esté vivo, pero... - Come Aarón.- dijo de repente ella. Regresé a la realidad cuando dijo eso y me pasó un vaso, le sonreí y le hice cosquillas en el brazo mientras me servía jugo, lo que causó que se regara un poco en la mesa. Solté una carcajada, se sintió genial, ella también lo disfrutó. Fue por una toalla y me dio una palmada en la cabeza antes de que lo limpiara, yo también le di una... en el trasero. Lia volteó hacia mí y yo me reí en mi mente. Al parecer leyó mi mente y se sentó a comer. - Gracias Dios por darnos otro día estando sanos y salvos.- dijo con sus ojos cerrados. Había tomado mi tenedor cuando ella dijo esas palabras, su rostro me decía que estaba llena de fe. Algo que no es muy usual en mí. Bajé la mirada y tomé su mano por un rato, la solté y ella empezó a cortar mi pescado. El perro entró de repente y se sentó debajo de la mesa, me levanté y llené su plato con comida para perro, lo habíamos metido a la pequeña casa, y había estado tranquilo. Sonreí y de repente lia me dio también una nalgada, buena esa lia.
>>NARRA LIA<< Abrasé a Aarón mientras nos recargábamos en la cama con el perro recostado en
nuestros pies, a Aarón no le gustaba tener al perro en la cama pero a mí no me importaba. Me recordaba a mi perro Leo. Levanté la mirada hacia Aarón, no sé por qué, pero seguía viendo algo diferente en sus ojos últimamente. Había algo en ellos que me decía que algo estaba por venir, Aarón había estado diferente últimamente, no sabía cómo reaccionar. Aún tenía miedo pero también sentía curiosidad por su nueva actitud, pero sabía que si otro enemigo se nos presentara, él no podría mantener las ganas de matarlo. Aarón besó mi nariz, arruinando mis pensamientos. - ¿Por qué tan seria?- preguntó. - No lo sé, es que... me gustan tus ojos. - Los míos no son tan bonitos. Besó mi cuello y empujó al perro fuera de la cama, el perro ladró y se fue. - Aarón eso no fue lindo.- le reclamé. - Tampoco es lindo que me provoques.- me respondió, yo sonreí. - Sabes, voy a encontrar a Ben, tengo que hacerlo antes de que la policía me busque, pronto lo harán. - ¿Por qué les ha tomado tanto tiempo?- le pregunté, Aarón miró al cielo. - No estoy seguro... tal vez, quieran mantenerlo en secreto y no lo hacen ya que saben que estaré preparado, tal vez. - ¿Qué pasará si... - No lo sé.- me interrumpió. El futuro, me asustaba. Lo abracé más fuerte, Aarón suspiró. - Estaré contigo siempre, pase lo que pase.
>> NARRA AARÓN << - Estaré contigo siempre, pase lo que pase.- Le dije. Y lo decía enserio, no importa si fuera en cuerpo o alma. Siempre estaría con ella. - Yo lo sé, sé que lo harás.- susurró lia. >>NARRA NATHAN<< La televisión tenía que mencionar a Aarón tarde o temprano, me senté en el sofá mientras Michael, mi hermano menor entraba a su habitación. Le cambié a CNN. REPORTERA: -La policía dice que el FBI les informó que un criminal que todos creían que estaba muerto, aún vive y anda suelto. Este criminal, que ahora tiene 17 años, es el asesino Aarón Anderson, la última vez que lo vieron fue cerca de Los Ángeles en una gasolinera. El video muestra que lleva a una chica con él, la cual se extravió hace casi un mes. Lia fue secuestrada desde su propia casa. Después hubo varios caos en
gasolineras y han encontrado autos abandonados y dicen que han estado relacionados con Aarón. El hospital y el hotel que explotaron hace un mes, rumoran que también tuvo que ver con McCann. La fotografía de Aarón apareció en la televisión. REPORTERA: - Se ha dicho que el delincuente Actualmente mide 1.72. La policía nos seguirá informando si encuentra más información.- finalizó. Apagué el televisor, finalmente salió al aire. Aquel idiota de mierda de Jake estaba en lo correcto. Lia fue secuestrada por Aarón, tenía que ser... Aquella llamada que recibí hace un mes cuando yo estaba en casa de lia, había sido Aarón. Me levanté y caminé hacia mi ventana, sentí como una gran flama en mi pecho, tenía que hacer algo, no iba dejar ir a lia.
>> NARRA AARÓN << Desperté y sentí a lia durmiendo en mi hombro, la miré respirar, tan pacíficamente. Me hubiera gustado haberme quedado así hasta... miré hacia el reloj, hasta las 9 a.m. Me acerqué y toqué suavemente su nariz, ella la movió como lo haría un conejo, sonreí. Aún si no nos besemos o no hagamos el amor, siempre estoy de buen humor con ella, rosé mi nariz con la de ella y lentamente se despertó, parpadeó y me sonrió con los ojos cerrados. - Que bueno que te veo, ya no resistía.- me dijo. Me reí. Ella se levantó y se estiró, busqué al perro alrededor. Qué raro, salí de la habitación y lo vi contra la puerta olfateándola. Caminé lentamente y tomé mi pistola en la cocina, me dirigí con cuidado hacia la puerta y escuché a lia entrar al baño. El perro me miró y continuó olfateando, caminé hacia la puerta y me asomé por el picaporte, no había nada. Me recargué para escuchar, había gente afuera saliendo a la calle supongo. - Estúpido perro, queriéndome asustar.- le dije. Decidimos llamar al perro "Giovanni" lia le decía "Gio" aún no sé sus razones. Gio siguió olfateando, sabía que no quería hacer popo ya que tiene su propio espacio en un cuarto vacío donde hay una caja de arena para gatos. Me alejé de la puerta y me dirigí a la cocina, lia entró y se dirigió al refrigerador, entré al baño y me lavé los dientes. No le creí al perro por alguna razón, tal vez deba asomarme afuera más seguido. Salí del baño y me dirigí a la cocina y vi a lia junto a Gio asomándose por el picaporte
de la puerta, caminé a su lado justo cuando ella iba a abrir la puerta, la cerré justo antes de que ella pudiera abrirla. Me miró sorprendida. - ¿Qué...- le iba a preguntar. - Déjame ver, no lo haré obvio, lo prometo.- me interrumpió. Abrió la puerta de nuevo antes de que pudiera responderle, no hice nada y me escondí detrás de la puerta con mi pistola lista para disparar por si había alguien afuera. Vi a lia salir casualmente y recogió un periódico del suelo. Vi sus ojos abrirse justo antes de que entrara, cerró la puerta y la bloqueó con la cadena. - ¡La policía Aarón!- dijo ella alarmada. Rápidamente corrí hacia la habitación a recoger la mochila. - Unas personas les dijeron que te vieron luego que te vieron en la televisión. Escuché a la policía hablando con los vecinos.- dijo lia. Tomé todo lo que teníamos y traté de limpiar un poco el lugar para no dejar evidencia que los ayudara a encontrarnos. Finalmente me tenían en su lista de nuevo. - ¡Vámonos!- le dije a lia. Tomé al perro y abrí la puerta de frente. - ¿Qué haces?- me preguntó ella. - Él es inteligente y nos encontrará afuera.- le contesté, bueno, esperaba que fuera inteligente. Cerré la puerta de nuevo y escuché al perro correr hacia las escaleras, corrí hacia el balcón y la ventana, no sabía por dónde escapar así que me decidí por el balcón. Abrí y cerré la puerta del balcón. - Ésta es la razón de porqué escogí una habitación en el último piso.- exclamé. Caminé por un lado y tomé la mano de lia. Ella saltó por la barandilla y se agarró del borde, el balcón daba a un estacionamiento y estaba lejos de la calle, qué suerte. Ella tomó mi mano y yo la seguí, llegamos al balcón de al lado. - Ahora, creo que debemos bajar un piso.- exclamé. Sí, estaba loco. Lia me miró como si yo estuviera bromeando, pero no lo estaba. - Estamos en el segundo piso, no será tan malo.- le dije. De repente escuché sonidos desde un cuarto cercano, mierda, fueron rápidos.
- Yo iré primero, te atraparé cuando saltes.- mencioné. Solté sus manos, tomé un impulso y caí de pie en el piso, me levanté y volteé a ver a lia que estaba a punto de saltar. - ¡Salta!- le ordené, ella lo hizo y la atrapé, no la dejé caer en el piso ya que la agarré muy fuerte, vi una barda cerca. -¡Vamos!- exclamé. La bajé al suelo y corrimos, de repente escuché un auto por la esquina.-¡Sigue corriendo! El auto apenas estaba dando la vuelta cuando escuché sirenas, era la policía. Lia no se veía ya que estaba del otro lado, la policía me había visto, tiré mi mochila por la barda y puse mi pistola al lado de mi cinturón. - Nos vemos en el parque del este antes de la 1:00 p.m. Si llego después vete, te veré después en el parque Lincoln, estaré...- le ordené a lia pero las sirenas no me dejaban seguir. La policía se acercaba más rápido. - ¡Aarón!- exclamó ella. Entonces corrí, los vi después de mí, no tenía idea de que lia estaba a un metro de mí, corrí y escuché a la policía decirme algo por su altavoz. "¡Aarón! ¡Entrégate, en el nombre de la Ley!" Jaja, ¿acaso no son divertidos?
>>NARRA LIA<<
Escuché un auto a lo lejos, salté por la barda y vi la mochila de Aarón pasar por arriba de ella también. La atrapé y escuché a Aarón gritarme algo. - Nos vemos en el parque del este antes de la 1:00 p.m. Si llego después vete, te veré después en el parque Lincoln, estaré...- algo lo interrumpió, escuché sonar un auto con sirenas. - ¡Aarón!Después no lo escuché más, podría ver el auto conducir por las grietas de una barda de madera. Entonces escuché a un policía mencionar a Aarón con su altavoz a distancia. "¡Aarón! ¡Entrégate, en el nombre de la Ley!" No pude escuchar más, quedé en shock. ¿Qué le pasaría a Aarón? No dejaría que nada
le ocurra. Reaccioné entonces y recordé que me dijo que lo viera en el parque del este. Necesitaba tener fe, Aarón me ha demostrado ser capaz de salir de situaciones así, pero tal vez de esta no. Negué con la cabeza, me vi de pie en el jardín de una casa, tenía que salir de aquí antes de que alguien me viera. Era de día, me preguntaba cómo le haríamos para que no nos vieran, ni a Aarón ni a mí. Caminé hacia la calle, salté la barda y salí del jardín, caminé rápidamente por la banqueta y disimulé como si estuviera dando un paseo. Aun así, sentía nervios y me asustaba por cualquier cosa, me dirigí a otra calle, me preguntaba cómo iba a llegar a un lugar al cual no conocía. Seguí caminando y sentí miradas, tomé la mochila por mi hombro y seguí caminando. Entonces, vi a una señora como de 40 años con una niña, bingo, le podía preguntar. La vi acercarse a otra señora que tenía otra niña como de 4 años tomándola de la mano. La señora de 40 era rubia y la otra era castaña. - ¡Leonor! Ha pasado tanto tiempo.- le dijo la señora rubia a la castaña, Leonor. - ¡Lo sé Caroline! ¿Cómo está Kate?- el nombre de la señora rubia era Caroline entonces. - Kate va muy bien en la primaria. - Sí, deberíamos vernos un día de estos. Quería llevar a Lissa al parque. - Lo siento, pero llevaré a mi nieta a desayunar. - Llámame luego.
Entonces las seguí. La niña más pequeña era adorable, seguí caminando y traté de aparentar que sabía a donde me estaba dirigiendo. Tal vez... se dirigían a otro parque. Tenía que arriesgarme, tal vez Aarón me vería ahí, tenía que hacerlo. >>NARRA AARON<< Respiraba a todo pulmón, había escapado de la policía. ¿Cómo? No lo sé, un milagro, era fácil aceptarlo. Me senté a tomar aire recargado a la barda del zoológico, sí, el zoológico. Me habían perseguido por... casi 20 cuadras, estuve disparándoles, les disparé a 3 policías que físicamente me atacaron. Estaba empapado de sudor, hacía mucho calor. Miré mi reloj, 12:23 p.m. Me levanté, tenía que irme, salí del zoológico ya que sabía que los policías estaban lejos. Tenía que llegar con lia. Con lia en mi mente, no me importaba un carajo si estuviera casi deshidratándome. Caminé por la calle e ignoré algunas miradas, sabía que estaba limpio, no tenía sangre ni nada. Entonces ¿Por qué tantas miradas? Necesitaba llegar con lia. Entonces me encontré con una persona, no estaba prestando mucha atención, era un chico, su peso me decía que era un luchador o algo por el estilo, por su ropa suponía que era un
pandillero, y su cabello, me decía que era un bastardo, el chico estaba molesto. - ¿Qué te pasa idiota?- me gritó, lo ignoré y seguí caminando, era mejor que aquel tuviera cuidado. - Te estoy hablando a ti- insistió, sí, era un bastardo. Seguí caminando, escuché muchas groserías a la vez salir de su boca, sonaba como el gruñido de un perro, pero yo seguía caminando. Miré a la calle, estaba como a una hora y media de lia. Conocía el parque y las calles ya que había estudiado las rutas de escape y las calles por la computadora. Espero que lia sepa que la lleva en la mochila con ella. Caminé y empujé a unas personas fuera de mi camino, vi un autobús acercarse, ughh, si tan solo tuviera dinero conmigo. Pero lia lo necesitaría más, caminé y caminé por siglos... bueno, eso pareció para mí, de repente choqué con un estúpido auto rojo. - ¡Idiota! ¿Puedes mover tu estúpido trasero de aquí?- me gritó. Hmmm, este chico. Salió del auto y se acercó. - No quiero matarte, idiota.- le dije. - Oh ¿eso crees? Trató de darme un puñetazo pero yo lo esquivé, entonces vi a más cretinos acercarse, me encerrarían en círculo. Entonces recordé, aquél día, cuando caminaba a casa de lia. Aquellos estúpidos que maté en el callejón donde hirieron a lia. Esto me tomaría un minuto. Me mantuve firme aunque por dentro estaba hirviendo, iba a perder mi tiempo con estos bastardos. Genial. Vi gente alejándose del área, lo que significaba que alguien llamaría a la policía. Tenía que hacer esto rápido, retrocedí hacia la pared y caminé por un lado. - Jaja ¿Qué pasó niño bonito? ¿Estás asustado? Te voy a matar idiota.- dijo el gordo. Pff, sí claro. Pero yo nunca suelo hablar cuando estoy peleando, no va conmigo. Aquellos estúpidos pretendían ser fuertes y blah blah blah todas esas tonterías. Me acerqué a la entrada de un callejón, ellos rieron y sonreían. Entré al callejón sintiéndome de lo más confiado y cómodo, iba a matar a aquellos inmaduros.
- Hey Mike, ese niño parece...- dijo uno de ellos. - Una niña...- le respondió el otro. Parecía nervioso e inseguro.
- No, tarado. Se parece a un chico que vi en las noticias.- le respondió. Aarón solo reía. - No bromees Jared. Entonces, les sonreí cuando se acercaron. - ¿Quieres jugar hijo de puta? - El chico de hasta enfrente dijo eso, era negro. La mayoría de ellos lo eran. Vi un chico blanco y uno con rasgos latinos del otro lado. Me quedé de pie, listo para atacar. - A él.- ordenó Mike. Golpeé al chico más cercano a mí y le di una patada al que estaba por detrás, saqué mi navaja y vi a un chico sacar una pistola. Le clavé la navaja en el cuello y a otro chico también. Sentí que me tomaron del cuello y le clavé la navaja en la cara del tipo. Tomé mi pistola mientras caía de pie y le disparé en la pierna, de repente vi a Mike apuntando su pistola hacia mí, me agaché hacia el suelo a tiempo, esquivando un disparo y me puse atrás del bote de basura. - ¿Quieres jugar ahora?- me dijo el estúpido. Entonces saqué mi navaja y se la clavé por un lado, lo escuché gritar de dolor, le disparó al bote de basura y yo con mi pistola también le disparé hasta que él se detuvo. Me asomé por un lado y lo vi cubierto de sangre cayendo de rodillas. Caminé alrededor de él sonriendo victorioso. - ¿Quién es el hijo de puta ahora? Sus ojos estaban muy abiertos y no se movían, miré alrededor y no vi ningún movimiento, tomé mi pistola para asegurarme de que todos estuvieran muertos cuando de repente escuché sirenas. - ¡Mierda! Sabía que era demasiado tarde como para salir del callejón y pretender ser inocente. Corrí a lo más profundo del callejón, esperando que este no fuera un mal final, corrí hacia la pared. Me gustaría pensar en voz alta, pero ahora no quería que me escuchara la gente que vivía en esos departamentos, entonces vi una salida de incendios. Me paré encima del bote de basura de metal y salté por el barandal. Seguí subiendo, iba cada vez más rápido cuando vi una ventana abierta, escuché algo y salté hacia a ella. Escuché entonces ruidos desde una habitación y seguí caminando rápido y sigilosamente. Llegué a la puerta, que suerte he tenido. Dejé el lugar y salí del edificio minutos después, caminé casualmente hacia el estacionamiento, no quería llamar la
atención. Miré mi reloj, 1:05 p.m. Comencé a preocuparme, tenía que llegar con lia antes de que la atraparan. >>NARRA LIA<< Me senté en un banquito en la sombre, estaba preocupada por Aarón, seguía viendo a personas pasar... soy tan paranoica, siempre pienso lo peor. Miré a algunos niños jugar en el área de juegos, espero que este sea el parque, no podía encontrar algún letrero o algo que me dijera el nombre del parque. Seguía mirando alrededor mientras lo esperaba, miré dentro de la mochila y vi la laptop. Me sentí tremendamente estúpida. Pude haberla usado todo este tiempo, miré la hora, aún tenía 8 minutos. Entré a google y encontré las calles conectadas aquí, estaba en el lugar indicado gracias a Dios. Entonces, sentí algo detrás de mí. Volteé rápidamente y casi me da un paro cardiaco. Entonces me encontré con... -¡Me encontraste!- dije entusiasmadamente. Abrasé al perro que casi me daba un ataque al corazón, él me olfateó y miró alrededor.-¿Has visto a Aarón!
El perro me ignoró. Bueno... duh, no puede hablar. Miré alrededor y "Gio" también. El saltó la barda que nos separaba y se sentó a un lado mío. La gente nos miraba curiosa, miré dentro de la mochila, había dinero y un poco de comida, estaba también la laptop y un par de pistolas. Miré la hora y vi que eran ya la 1:08 p.m. Oh no. Tenía que irme. Me levanté y saqué una correa de la mochila, la até al perro y lo llevé conmigo. ¿Qué le habrá pasado a Aarón? Comenzaba a entrar en pánico mientras iba hacia el parque Lincoln. Esperaba verlo ahí. >>NARRA AARÓN<< ¡Era muy tarde! Llegué al parque a la 1:12 p.m. Miré a todos los que estaban ahí, me estaba volviendo loco. Aquellos estúpidos me hicieron perder mi tiempo. Suspiré frustrado, debí haberlos matado. Luego corrí hacia mi siguiente destino, tenía que llegar con lia. Ya no podía estar a salvo, sabiendo que la policía nos estaba buscando y probablemente estuviéramos en las noticias. Y si Ben las está viendo, entonces buscará a lia. Con todo esto en mi cabeza me detuve, tenía que relajarme un poco. Siempre hago todo mal cuando entro en pánico. Entonces comencé a caminar al otro parque, solo eran 6 cuadras. Traté de no sudar, nunca me ha gustado sudar. Seguí caminando.
>>NARRA BEN<< - La policía está rodeando el lugar.- me dijo Jack, o también conocido como "el gato". Lo miré. - ¿Por qué?- pregunté. Jack prendió la televisión. - Tu sobrino anda suelto.- me contestó. Mi atención se fijó en la televisión, el reportero estaba enfrente de un callejón, en donde cerca de 8 hombres estaban en el suelo, muertos, o tal vez inconsiente. Reportero: "Ésta escena terminó minutos antes que la policía llegara al lugar aquí en California. El menor de edad, conocido como Aarón Anderson, un fugitivo de 17 años conocido por muchos crímenes y también por regresar de su supuesta muerte." Su fotografía apareció en la pantalla, sí, era él. El reportero dio detalles de cómo fue la escena y si los hombres estaban muertos. Este chico tenía un don, nunca había conocido a alguien como mi sobrino, pero nunca debió meterse conmigo. - ¿Y ahora qué?- preguntó Jack. Suspiré profundo. - No podemos mover la droga esta noche, lo haremos la próxima semana, no podemos arriesgarnos a que nos encuentren. - ¿Entonces... hoy no? - Espera, necesito pensar en algo. Caminé por detrás de mi escritorio y busqué más noticias recientes, encontré noticias de esta mañana. Aarón y ésa chica fueron encontrados en una casa, ésa niña... debe ser una prostituta para estar tan apegada a él siempre. Aarón nunca aprenderá que hay más mujeres en el mundo y no solo ella, pero esa chica... Estoy seguro de que hay algo que Aarón ve en ella. Hace tiempo fingió morir y la salvo varias veces, entonces... se enamoró. Algo que su padre nunca pudo hacer, y le hizo creer a su madre que la amaba. Entonces vi que después de lo que pasó con aquellos hombres, Aarón se dio a la fuga y la policía lo estaba siguiendo. No estaba con la chica... Me senté en mi silla, Aarón corría a toda prisa y perdió a los policías en el camino. Entonces iba a encontrarse con... Sonreí. - Jack...- lo llamé, él me miró.- ve por la chica. Jack asintió y salió de la habitación. Esta vez tengo que hacer las cosas por mí mismo y no depender de mis secuaces. Voy a deshacerme de los dos.
>>NARRA LIA<<
Caminé por la calle, casi llegando al parque con el perro, al que había llamado "Gio". Caminamos a la vista del parque, era un poco más pequeño que el otro, pero aún seguía sintiendo esperanza en mi corazón de que Aarón aún estaba vivo y venía a buscarme. Caminé con Gio chocando con mi pierna de vez en cuando. ¿Y si atraparon a Aarón? ¿Qué haría yo? Sentí lágrimas en mis ojos cuando pensé eso. Llegué a un semáforo y me detuve hasta que pudiera cruzar. Gio lamió mi mano y acaricié sus orejas, entonces el semáforo cambió de color. Comenzaba a caminar cuando de repente. Gio comenzó a tirarse de regreso hacia la banqueta ladrando muy fuerte, casi se me cae la mochila de mi hombro, la colgué de nuevo y comencé a molestarme un poco por el perro.
- ¡Cállate Gio!- le grité.
¿Por qué actuaba así? Caminé hacia la calle y Gio seguía ladrando hacia los autos que pasaban, miré alrededor y muchas personas me lanzaron miradas incómodas. Entonces me di cuenta de por qué ladraba... peligro. Volteé alrededor y caminé por la calle paralela al parque, mantuve mis ojos bien abiertos por cualquier cosa. El perro me obedeció y caminó por delante de mí, espero no causar una escena. Entonces recordé la última vez que tomé una pistola, me estremecí. No quería volver a pasar por eso de nuevo. Seguí caminando hasta que llegué a otro semáforo y cruze la calle hacia el parque. Tenía que perderme de cualquiera que me siguiera, llegué sana y salva a la sombra de un árbol y vi a un hombre algo apurado, caminando hacia mí desde frente. Luego, otro llegó detrás de mí cruzando la calle, Gio comenzó a gruñir hacia ambos y yo trataba de ver alguna manera de escapar.
>>NARRA AARÓN<<
Seguí corriendo, entonces me encontré con un sonido que llamó mi atención, eran ladridos de un perro, me sonaban familiares. Espero que sea Gio y que esté con lia, el la mantendría a salvo... espero. Estaba ladrando por alguna razón, seguí el ruido de los ladridos y vi un hombre hablando con su reloj en su muñeca... ¿Un reloj? Hizo una seña con la mano hacia otro hombre a distancia, alcancé a ver y asimilar en un segundo todo esto y me di cuenta de que el perro seguía ladrando. Entonces comencé a acercarme al hombre que estaba más cerca de mí, intenté cruzar la calle pero habían demasiados carros pasando, argg. Entonces vi a un policía en un carro, alcanzó a ver al hombre en la esquina al que yo estaba tratando de acercarme. Luego, sus ojos se posaron en mí mientras lentamente trataba de esconderme, ahora tenía su atención en mí. ¡NO! No, no, no, no... El policía encendió sus luces, mi objetivo ahora era cruzar la calle, tenía que distraerlo y hacer que el policía perdiera tiempo, ¡tenía que llegar con lia! ¡Lia! ¡La vi! Estaba en el parque volteando hacia los lados viendo a los dos hombres que se acercaban a ella, corrí sin importarme el tráfico, el policía seguía dentro de él. Corrí por los carros que pasaban y terminé ileso, al parecer causé un accidente ya que escuché un auto golpearse con otro. Corrí hacia el parque, sentí que no iba a lograrlo. Vi al perro atacar al hombre más cercano y lia hurgó en la mochila, saqué mi pistola y le disparé al hombre que estaba a punto de tocarla. Si no fuera por estar tan confiado en mi objetivo, no hubiera sido capaz de disparar ya que el hombre estaba muy cerca de mi novia. Aquel hombre calló hacia el suelo y lia alcanzó a verme. Corrí hacia unos grandes árboles que estaban cerca y lia me siguió. La gente había visto la escena, yo no podía hacerles creer que estaba con lia por amor, no por ser un criminal. Corrí hacia los árboles y la vi ahí, corrí hacia ella y la abracé fuertemente, Gio se acercó a nosotros en silencio, de repente escuché sirenas. - ¿Qué vamos a hacer Aarón?.- me preguntó lia. Había llegado el momento... jamás había ni siquiera soñado con esto... - Escucha lia. Te amo... Nunca había amado a nadie antes de tí...- le dije entrecortadamente. -¡¿Qué?! ¡NO!.- exclamó ella. Cubrí su boca con mi mano y empezó a llorar. - Escúchame lia, te amo... te amo... TE AMO. Recuérdalo siempre.
- No... No vas a mo-morir. ¿Verdad?- tartamudeó. - No por el momento, te lo prometo.- susurré. Siempre volvería por ella, aún si yo muriera. - Regresaré, siempre lo hago. - ¡NO! No podré vivir así... te necesito.- me susurró ella.
"¡AARÓN! EN EL NOMBRE DE LA LEY, SAL CON TUS MANOS SOBRE LA CABEZA, SUELTA A LA CHICA."- escuché a distancia. >>NARRA LIA<<
No, esto no podía estar pasando. Finalmente estaba a salvo en los brazos de Aarón, y ahora la policía... la policía. No podía seguir yo sola, Aarón se tensó y pude ver su rostro. Sus ojos revelaban algo que me hubiera gustado saber, él sabía que esto pasaría, estaba estancada en su sueño, no podía ver realmente la realidad como él lo hace... lo amo, no puedo alejarme de el... de nuevo. Lucharía con el destino, seguiría luchando, Aarón se estremeció cuando vi su rostro. - lia...- pronunció mi nombre. No lo dejé terminar, junté mis labios con los suyos, lo besé con fuerza, como si se fuera a acabar el mundo. El me besó también, recargué con fuerza mi cuerpo con el suyo, no quería dejarlo ir, sentí mi rostro empaparse de lágrimas incontroladamente. Aarón suspiró y me alejó de mi abrazo. - lia Por favor, lo estás haciendo más difícil... "¡AARÓN! SAL LENTAMENTE CON LA CHICA O IREMOS POR TI" - dijeron por el altavoz. - ¡Escúchame lia! - comenzaba a decirme, limpió unas lágrimas de mi rostro. - Me arrestarán, pero tú eres inocente, diles que abusé de tí, diles que te violé. Diles que estaba obsesionado con tigo desde que te conocí en la escuela, que te secuestré, invéntales que te drogué y no recuerdas lo que pasó, ¡Diles sobre mi vida!- me ordenó. - ¡No, no puedo hacer eso! Estamos en esto juntos, los dos. No dejaré que te echen toda la culpa a ti. - ¡lia! ¡Créeme!- levantó su voz.- Te estoy protegiendo... de Ben. ¡Créeme! No podía más con esto, sentía como si un pedazo de mi fuera tomado de mi pecho. El chico que me salvó siempre, el único del que me he enamorado, el único que ha
peleado por protegerme y mantenerme viva, ahora se estaba entregando. Aquella vez cuando escuché su voz cuando yo luchaba contra la muerte en el hospital, me miró. Me hizo asegurarme que seguía viva, él me amaba, me lo demostró tantas veces, podía confiar en el con los ojos cerrados. - Voy a salir.- me dijo él. Mis pensamientos se interrumpieron cuando Aarón lentamente limpió mi rostro empapado de lágrimas, me besó lentamente una vez más, no podía moverme ya que no sentí mi cuerpo. Sus ojos estaban llenos de dolor mientras luchaba contra las lágrimas. Aarón lanzó la mochila negra con nuestras cosas hacia un árbol donde nadie los viera. Se dio la vuelta hacia mí, entonces lentamente se puso detrás de mí, sentí que presionó algo con mi cabeza. - Te amo, y siempre lo haré.- susurró. Salimos a la vista de los policías, había helicópteros sobrevolando la zona. Todo el parque estaba lleno de policías, los cuales dudaron un poco cuando me vieron, era un desastre de seguro. Mi cabello azotaba mi rostro con el viento, podía imaginar el rostro de Aarón, como el Aarón infeliz y oscuro de antes. Aquel que vi la primera vez. Los policías se veían tensos y sostenían su mirada hacia nosotros. Todas las miradas se enfocaban en nosotros. Un policía que estaba detrás de un auto con un altavoz habló nervioso. -"Déjala ir Aarón ".- dijo por su altavoz. - ¿Por qué? Es hermosa ¿verdad?- le contestó Aarón. Sentí sus labios besarme por detrás de mí cuello, esos labios que yo amaba, cerré mis ojos y dejé caer más lágrimas. - Aarón, suéltala.- le ordenó de nuevo el policía. De nuevo todo era silencio, casi podía escuchar la respiración de Aarón, tan tranquila y profunda. Entonces todo pasó tan rápido, en un segundo, estaba tirada en el suelo en shock. Escuché muchas voces gritando, entonces levanté mi cabeza para ver que dos pares de manos me estaban jalando, luego vi a Aarón, esto era desconcertante, no podía hacer nada, solo veía, estaba completamente destrozada, él me había tirado al suelo y corrió, atacó a dos policías con su pistola y dio un paso para empezar a correr, pero luego vi que lo atacaron muchos policías. El sonido de las sirenas estaba muy cerca y se
escuchaba muy fuerte. Pero eso no importaba, no podía escuchar nada, solo vi a Aarón siendo esposado y lo presionaron contra el suelo. Le quitaron su pistola y vi destellos, y una cámara. Luego sentí que me levantaron en una camilla mientras me subían a una ambulancia, veía cada vez más pequeño a Aarón, nos estábamos alejando, no pude dejar de mirarlo y nuestras miradas se encontraron. No sabía cuándo lo volvería a ver, no podía soportar más dolor, la oscuridad se apoderó de mi conciencia. >>NARRA AARÓN<< Estaba en la camioneta de la policía, un lado de mi cara ardía y mi hombro derecho me dolía mucho... estúpidos. La camioneta era a prueba de balas y de cualquier arma por la parte de atrás. Estaba en la esquina de la camioneta y tres policías entraron también, miré la escena una vez más por la puerta hasta que la cerraron. Lia... traté de controlar mi rostro y mis expresiones, no dejaría que descubrieran acerca de mi relación con lia. Los policías mantenían sus miradas en mí, me recargué contra la pared, este sería un largo viaje. Traté de soltarme de las esposas en mis muñecas por detrás de mi espalda, estaban apretadas, y fuertes. Traté de separarlas con todas mis fuerzas hasta que sentí un gran dolor en mis muñecas, me di por vencido, no iba a escapar. Finalmente me habían atrapado, traté de no pensar en el hecho de que no pude hacer nada, miré hacia las paredes de la camioneta, eran a prueba de balas como dije antes. Hmmm, si tan solo pudiera golpearlas. No era para escapar ni nada, solo quería pensar correctamente. ¿Por qué? podría convenirme en el futuro. Toque las paredes mientras movía mis manos contra ellas, era muy difícil. Mantuve mi expresión distraída mientras ellos seguían mirándome, luego recargué mi espalda contra la pared. Supongo que una granada sería capaz de romperlas, bueno, eso nos mataría a todos aún si lo hiciera a distancia. Entonces mi arma más común y más utilizada llegó a mi mente... una bomba. Sonreí y eso causó que los policías amargados se tensaran y se miraran el uno al otro. Era divertido, miré a lo lejos, pensé en lo que harían una vez que llegáramos, no podía conseguir un abogado. De seguro me preguntarían preguntas usuales, y tal vez usar el detector de mentiras para asegurarse de que decía la verdad. Entonces la camioneta comenzó a detenerse, ahora tendría que actuar de nuevo. Entonces llegué a pensar en lia, me preocupaba que no hiciera lo que le dije, pero tenía que hacerlo. Intenté borrarla de mi mente por ahora. Sentí de repente que la camioneta se detuvo por completo, podía escuchar gente afuera, gruñí en mi mente, luego pensé. ¿Debería hacer que pensaran que estoy loco? Luego escuché la puerta de la camioneta abrirse y la luz entró lo que me hizo cerrar mis ojos, entonces los policías me sacaron de ahí, mantenía mi cabeza en alto mientras los policías me indicaban el camino, los reporteros tomaban fotografías y hacían
preguntas, yo solo los ignoré, entonces me metieron al edificio, al departamento de policías. No podía creer que en verdad me estaban llevando a la cárcel. Me llevaron a un lugar oscuro, seguí caminando y pasé un par de celdas, hasta que me empujaron hacia una que estaba vacía, me empujaron con fuerza hacia la pared. - Te mereces eso y más chiquillo..- me dijo el grandote que me empujó a la celda. Lo miré con desagrado mientras se alejaba. Miles de murmullos comenzaron a escucharse desde las otras celdas, por los otros prisioneros. Me decían "Niño bonito" "Niño Aarón " "Por fin llegaste bebe" "Hey señorita. Me chiflaron como a cualquier chica atractiva. Gruñí y me fui a la esquina, me senté ahí mirando las barras de la celda, deseando romperlas.
>>NARRA NATHAN<< Corrí a la casa de lia. Mis padres iban con migo, toqué la puerta y su mamá me abrió. - ¡Nathan! Qué alegría, pasa.- me dijo ella. Todo estaba tenso en la casa, se movían de un lado a otro haciendo llamadas telefónicas, empacando maletas, subiendo y bajando las escaleras, me senté en el sillón y encendí las noticias de nuevo, veía cómo habían arrestado a Aarón. Sentía que mi pecho se relajaba un poco, al fin lo habían atrapado, lia estaba a salvo. Casi quería llorar, y eso no era normal, tal vez era que estaba mucho tiempo con su madre. Nunca me di por vencido, había ayudado en otras ocasiones, pero nunca había llegado hasta esto. Sentía como si hubieran pasado años, cuando la acompañaba a su casa de su juego de soccer con su columna golpeada, esa chica era más fuerte que una roca, sonreí, sorprendido, nunca había sonreído en un largo tiempo. Pasé por el espejo en el pasillo y vi mi rostro, no había apreciado muy bien el corte de cabello que me habían hecho hace una semana, era más corto, pareció que crecí algunos centímetros. Las ojeras debajo de mis ojos aún estaban - ¿Listo para ir?- me dijo Gerard, el papa de lia. Volteé para verlo con sus maletas preparadas, el vio mi mochila por mi hombro y asentí. - Sí señor.- le contesté. - No tienes que decirme señor, dime Gerard. Tal vez seamos parientes algún día.-
bromeó. Por primera vez lo veía reír. Sonreí, no estaba seguro si me gustaba su comentario, lia no tenía los mismos sentimientos hacia mí como los míos hacia ella. Estaría a su lado hasta que se recuperara, mis esperanzas de que me diera una oportunidad desaparecían. En lugar de querer estar con ella, yo quería verla feliz, pero si me diera una oportunidad, no diría que no. Salí de la casa después de Gerard y Sarah, mis padres nos alcanzaron en la carretera. - Cuídate mucho Nat.- me dijo mi madre y me besó en la mejilla. Le di la mano a mi hermanito Michael y lo abracé, mi padre solo me dio un golpecito en el brazo mientras me subía al auto de los padres de lia Iría con ellos a San Francisco. >>NARRA LIA<< Desperté muy incómoda, después recordé lo que había pasado y sentí como si no pudiera sonreír de nuevo. Estaba estancada en una pesadilla profunda e infinita donde toda mi felicidad había desaparecido. Abrí mis ojos lentamente y me encontré en una cama de hospital, los doctores se negaron a que la policía me interrogara. Estaba completamente anonadada y necesitaba terapia, eso fue lo que escuché que estaban hablando. Tal vez estaba en shock, no podía hablar ni mover mi vista del techo. Y tenía que enfocarme en alguna voz que estuviera hablándome, no podía. Sentí como si hubiera tomado una sobredosis de pastillas para dormir, pero nunca hice eso. La policía intentó entrar a verme esta mañana mientras una enfermera trataba de llevarme el desayuno, no pude comer ni siquiera la mitad de la sopa que me trajo, no tenía hambre, no quería dormir, ni siquiera tenía miedo, estaba paralizada por completo. Paralizada del terror de lo que había pasado, solo parpadeaba, eso era inevitable. Respiré profunda e irregularmente, solo podía pensar en Aarón. Repetí lo que pasó de nuevo en mi cabeza una y otra vez, me quedaba sin aliento y mis ojos se llenaban de lágrimas como si lo volviera a ver frente a mis ojos. Recordé lo que Aarón quería que yo hiciera, eso solo hizo que mi estómago se revolviera y casi vomitara la pequeña porción de sopa que había comido. Ni siquiera había escuchado la intravenosa que estaba a mi lado, estaba en shock completamente, mi mente parecía funcionar, pero mi cuerpo no podía. El día se pasó rápido, vi la luz de mi habitación brillar mientras pensaba en cómo Aarón me mantuvo todo este tiempo feliz y sano, fuera de la violencia. De nuevo cerré mis ojos recibiendo la oscuridad que me quitaba por completo la felicidad.
** 3 HORAS DESPUÉS ** Sentí unas cálidas manos acariciar mis brazos descubiertos, me dio escalofríos. Luego desperté aún sin abrir mis ojos, escuché algunas voces familiares alrededor de mí, quería desaparecer. >>NARRA AARÓN << Me empujaron concientemente, estaba listo para atacar cuando de repente vi un policía enfrente de mí. Esposó mis muñecas. - Ok te lo buscaste. No quiero que trates de hacer eso de nuevo. No quieres que acabe contigo ¿verdad?- me advirtió. Me reí por lo bajo. - Sí claro, como si tuvieras los mejores reflejos para hacer eso, gordo.- agregué fríamente. Me empujó contra la pared y mi cabeza chocó contra la dura pared. - ¿Ya vas a empezar, niñito? Después de eso me separó de la pared y me empujó haciéndome caminar a la fuerza, si tan solo este hombre supiera cuántas cosas podía hacerle. De repente me empujó dentro de una habitación... odio esta habitación. Estaba vacía excepto por una mesa y un par de sillas. Una lámpara colgaba desde el techo. El policía, dolorosamente me quitó las esposas de mis muñecas y me sentó en una silla. ¿Por qué estaba siendo tan obediente? Tal vez porque no podía escapar de alguna manera u otra... estaba en un edificio lleno de policías. Y pensé, que tal vez esto podría ser divertido, tal vez podría actuar como un loco para su propio beneficio. De repente, alguien entró al cuarto. Era un hombre, traía una camisa de vestir y pantalones elegantes. Pero lo más importante, no traía placa policiaca. ¿Quién es este chico? Me miró y se sentó frente a mí, no era tan viejo. - Hola Aarón - se dirigió a mí.- Te haré algunas preguntas, si obedeces y no causas problemas ni complicaciones, te podrá ayudar en tu caso. - Bromeas ¿verdad? le contesté - Solo que sea simple y no agregues ninguna mentira estúpida.- le dije, el suspiró. Y era verdad, no iba a obedecer tan fácil. - Como sea ¿Quién eres tú?- pregunté. El me miró raro, Hmmm, comienzo a pensar que es gay... Ugh. - Fui un sustituto en tu escuela por un tiempo, el FBI me envió ahí por un trabajo secreto, respecto a alguien relacionado a tí.- dijo el, inmediatamente pensé en lia. - Hmmm... ¿Enserio?- contesté desinteresadamente.- Sólo quería saber tu nombre...agregué, el casi sonrió. - Me llamo Alan.
Hmmm, entonces su nombre es Alan, esperé para proseguir, el también esperó y continuó. - ¿Tuviste alguna razón en particular para haber hecho lo que hiciste?- preguntó. Traté de no hacer ningún gesto. Este chico era astuto. Esperaba más como un "¿Por qué lo hiciste?" o "Estabas buscando dinero". - No, no tuve. Me gusta hacer sentir a la gente miserable.- mentí, por supuesto. El me miró, no pude leer su expresión mientras suspiró. - Yo sé que puedes responder mejor que eso Aarón.- dijo él. - Entonces, ¿Quieres que me rompa a llorar y me deprima por mi obsesión en asesinar?- le pregunté seriamente, traté de no mostrar mucho sarcasmo. Alan miró a lo lejos - Lo que dijo es que, lo estoy pensando sinceramente, no conseguirás una mejor respuesta que esa...- agregué Sonreí para mí mismo, el alcanzó debajo de la mesa una lata de refresco y lo abrió frente a mí, lo miré a él y bajé la mirada al refresco. - Esa soda no hará las cosas más fáciles.- le dije. Me miró y puso sus manos en su cabeza. - Bien, entonces, vallamos con la señorita lia.- traté de calmarme cuando dijo eso. Alan alzó sus cejas. - Puedes decirme todo lo que quieras, o simplemente yo haré las preguntas.- agregó, yo me encogí de hombros, como haciendo un "no me importa". - Estaré atrapado en prisión como quiera.- le dije, Alan esperó a mi historia. Pero no hable, solo hubo silencio. - ¿Alguna pregunta?- agregué. Alan tomó una hoja de papel. Las preguntas se me hicieron infinitas, cosas simples como pensé. Preguntas que comenzaron con ¿Por qué? ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Qué? Yo solo contestaba cosas relacionadas con matar, herir, y satisfacerme a mí mismo. No dije nada sobre Ben ni mi noviazgo con lia. - Entonces dime algo... ¿Cómo encaja la señorita lia en todo esto?.- dijo Alan. Dejé salir una sonrisa en mi rostro. - Oh, te refieras a ella. Pues ella es... como decirlo, deliciosa.- lamí mis labios, para hacerlo creer que yo era un pervertido. Se disgustó y trató de ocultar su expresión. - ¿Por qué la violaste? - Bueno, sentía una obsesión por ella ya que siempre estuvimos cerca, bueno, no tan cerca. La seguía a la casa o tal vez tú puedas llamarlo como que la acechaba. Ella no me quiso después de saber de qué era de los más buscados y que era un criminal. Ella no
me obedeció y tuve que llevármela a la fuerza.- le contesté. Dejé que las palabras fluyeran de mi boca casualmente. Había pensado en lo que diría antes. - Entonces no entiendo ¿Por qué hacer todo esto?- exclamó, yo sonreí. - ¿Para quién trabajas?- agrego, continúe sonriendo. A esto era donde quería llegar, aquí diría que trabajaría con Ben. De repente la puerta se abrió y ambos volteamos a ver. Era un hombre grande y robusto. - Alan Jones, es todo, yo manejaré esto.- le dijo el hombre a Alan. El simplemente lo miró y después volteó a lo lejos. Frunció los labios mientras se levantaba. - Un gusto charlar contigo Alan.- le dije y sonreí malvadamente. Alan solo me miró y me dio la espalda, salió del cuarto y el hombre robusto cerró la puerta, se dio la vuelta hacia mí y me miró. - No serás tan listo conmigo Aarón.- me advirtió el sujeto. Su voz no parecía amigable, me encogí de hombros y me recargué en mi silla, pareciendo estar aburrido y desinteresado. Le colmaría la paciencia a este tipo. Se acercó lentamente y se sentó con sus brazos cruzados en la mesa mirándome fijamente con sus pequeños y brillantes ojos. - Soy Stewart, y haré preguntas directas. Cualquier juego o mentira que digas será usado en tu contra, haz esto fácil y no será ninguna molestia.- me advirtió. Yo solo continué actuando normal y aburrido. Entonces comenzó. - Día uno en que violaste a lia.- me dijo. ¿Acaso era esa una pregunta? - Comienza.agregó. Le repetí todo lo que le dije a Alan, me hubiera gustado que este hombre fuera como él, no me agradaba para nada, este era muy fuerte y se notaba que no podría hacer negocios con él. Pero me divertiría un rato. Stewart continuó mirándome cuando terminé, él sonrió. - Mientes, comienza de nuevo y no cambies nada.- me dijo. Levanté mis cejas divertidamente, dije la misma historia una vez más, Stewart me miró.- de nuevo.agregó. Lo dije una vez más, las mismas palabras. Sabía que él quería notar algún cambio en la historia, o agarrarme con la guardia baja. Pero eso no funciona conmigo gordinflón. - Aarón, esto no va bien.- exclamó.
- Bueno, ya que estoy mintiendo. ¿Le importaría dejarme claro qué es exactamente lo que quiere que diga?- contesté, se puso rojo. - Pues... ahora, explica lo que te atrajo de lia y por qué.- me dijo. Le dije exactamente lo mismo que a Alan. Pero, si iba a decir el nombre de Ben, sería a Alan, no a este tipo, que me daba la impresión de que fuera un matón. El otro hombre sería con quien acusaría a Ben. - ¿Alguna razón para defenderte?- preguntó. Me encogí de hombros. - Si consideras el atentado al edificio del hotel la razón fue que no me dieron las donas que yo quería y eso es todo.- contesté con un tono de burla, me estaba divirtiendo. Se puso rojo de nuevo, le estaba colmando la paciencia. - Entonces, te crees el chistoso ¿no es así? Pues no lo eres, encontraremos lo que está detrás de todo esto, y se descubrirá la persona con quien trabajas. - Bueno, han sido muy pacientes con migo. ¿Ya es la hora de almorzar?- bromeé. Miré su cuerpo de arriba abajo, él se tensó.- Sí gordito, yo soy un payaso, tú estás hecho un melón...- dije, él se levantó y me miró. >> NARRA ALAN<< Me di cuenta de que Stewart no había tenido suerte. Yo estaba mirando todo desde una ventana de cristal, me dejaba escuchar todo lo que decían. Alcancé a soltar una sonrisa que se difundió en mi rostro. Entonces recordé lo que Aarón me dijo de lia. Me deprimí un poco, la había conocido antes y le di clases. Era una gran estudiante y muy dedicada, me dolió saber que Aarón había manchado su vida para siempre. Escuché cuando Aarón hizo otro comentario rudo, Stewart se levantó y lo miró. Caminó a un lado de la mesa y estaba a centímetros de Aarón, a mi parecer, Aarón mantenía su mirada fija y no mostraba señales de debilidad. - Desafortunadamente, para mí los payasos son tan aburridos.- le dijo Stewart. - Sí, como tus estúpidas charlas y preguntas.- respondió Aarón. Stewart empujó al chico de su silla y se puso a un lado de él, Aarón continuó riéndose aún en el suelo. Él sabía que Stewart no podría herirlo. - Estas acabado niñito.- después de esto salió del cuarto. Aarón continuó sonriendo y siguió en el suelo. Oculté mi media sonrisa cuando Stewart salió. - No hubo suerte.- me reclamó y se fue a almorzar, como Aarón se lo había recordado. >>NARRA LIA<<
Continué dormida, el día pasó y se fueron de mi habitación, abrí mis ojos y miré la noche. Con dolor miré hacia el techo, mi cuerpo comenzaba a recuperarse, pero por alguna razón no quería hacerlo. Entonces escuché voces afuera, la puerta se abrió y no la miré, continué mirando forzosamente hacia el techo. - Ella no se encuentra bien para responder preguntas ahora.- dijeron fuera del cuarto, era la voz del doctor. Entonces vi a... mi padre y a Nathan en la puerta. Se me hizo un nudo en la garganta. El hombre a un lado podía ser un policía o un oficial. - Por favor, claramente pueden ver que no se ha recuperado y que tiene que descansar.- dijo el doctor. - Ya veo, señorita lia. Me gustaría hablar con usted.- me dijo. No respondí y continué mirando hacia el techo. - Lo siento, temo que se debe retirar antes de que le informe al oficial de la policía.- le dijo mi padre. El hombre solo asintió con la cabeza, se dirigió luego al doctor. - La interrogaré mañana, se encuentre en el estado que se encuentre.- le dijo al Dr. Luego salió por la puerta. Hubo silencio, después mi papá apareció a mi lado. - Les daré solo 15 minutos señor. Gerard.- dijo el doctor. Salió por la puerta y Nathan la cerró detrás de él. Nathan se puso detrás de mi padre. Mi papá tomó mi débil mano. - Hola cariño.- me sonrió tiernamente. Lo miré detalladamente sin cambiar mi expresión, no me podía mover. Ni siquiera mi cabeza. Mi papá tomó mi rostro con sus manos y me besó en la cabeza acariciando mi cabello. - Todo estará bien pronto querida, te amo.- me dijo. Lentamente me soltó y tocó el brazo de Nathan.- Iré por tu madre.- agregó. Salió del cuarto, mi estómago se revolvió, era más alto, y se notaba que había cortado su cabello recientemente. Tenía ojeras moradas bajo sus ojos, inmediatamente sentí culpa sabiendo que fui yo quien la causó, se acercó y se detuvo. Por mi apariencia, supongo que no lucía nada bien, lentamente suspiró.
- Hola lia.- exclamó. Se veía triste. Traté de abrir mis labios y me sorprendió que me obedecieran. - Nathan...- contesté, sus ojos se abrieron más y se acercó a mí. - ¿Sí? - ¿Cómo estás?- mi voz sonaba de lo más rara pero al menos se podía entender. Nat sonrió tierno y tomó mi mano. - Llegamos hasta ti lía. Lentamente sentí que las orillas de mis labios dibujaban una leve sonrisa. De repente la puerta se abrió y mi madre entró desesperada. Nathan se hizo a un lado y mi mamá me abrazó. - ¡Oh lia! ¡Lo siento tanto! Te dejamos tanto tiempo sola, ¡debimos estar ahí después de lo que pasó con tu hermano!- comenzaba a decir, continuó pero yo no tenía la suficiente emoción de llorar. Estaba anonadada, todos comenzaron a darme abrazos y dedicarme sonrisas, algo que no podía soportar más. *1 DIA DESPUÉS* Me desperté con la intensidad de luz en mi habitación, estaba tiesa de estar tanto tiempo en la cama. Toqué mi rostro con las manos. ¿Mis manos? Las podía mover más fácilmente ahora, intenté mover mis pies, me obedecieron. Entonces volteé a ver la bolsa de suero y estaba casi vacía, miré por la ventana para ver el amanecer, recordé lo que había pasado ayer y me causó nauseas. No me podía sentir inocente, ni mucho menos que hacía las cosas bien, estaba equivocada. Estaba dejando que el amor de mi vida se pudriera en la cárcel por tomar toda la culpa... La puerta se abrió, una enfermera entró. Me miró a los ojos y trajo mi desayuno, me sonrió. - Veo que te estas recuperando, aquí tienes.- me acercó la bandeja.- Puedes comer. El tono de su voz era amigable, yo solo asentí y tomé unas piezas de pan, me di cuenta de que en verdad estaba hambrienta. Comencé a comer y la enfermera salió satisfecha de que esta vez, no tuvo que alimentarme ella. Terminé de comer, moví la bandeja vacía y caminé por un lado, quería ir a tomar aire, mi cuerpo pedía ejercitarme un poco. Quería ir a dar un paseo. La puerta se abrió de nuevo, el doctor entró con mi papá. - Hey lia te vez mejor hija.- me dijo mi padre. Se acercó a mí y me abrazó. - Veo que no necesitas más el suero, tu ritmo cardiaco se escucha mucho mejor.exclamó el doctor.
- Sí, ¿algo que desees?- preguntó papá. Yo solo negué con la cabeza. - Te interrogarán pronto.- señaló el doctor. Sentí un nudo en la garganta, la policía. Traté de ocultar mis expresiones pero mi papa me conocía muy bien. - A menos que, no quieras que sea hoy.- dijo mi papá. - Está bien, ya quiero terminar con esto.- contesté, me miró y asintió. - ¿Puedes caminar?- preguntó el doctor, yo asentí. - Llegaran a interrogarte en un rato ¿quieres esperarlos afuera? - preguntó. Asentí. - Cariño, ¿quieres hablar con Nathan?- preguntó mi papá. Ugh, no. Eso podría hacerme sentir peor. **2 HORAS DESPUÉS** Me cambié de ropa a una que me trajo mi mamá, salí al jardín del hospital y mi familia me miraba siempre. Ahora que había respirado aire fresco, lo único que quise era correr hacia Aarón, me sentía libre, necesitaba llegar con él... tenía que hacerlo, pero no podía. Iba a hacer lo que él me había dicho. Miré hacia abajo, frustrada. No podía hacer lo que yo quería. Lo que yo quería es que Aarón estuviera libre, deshacernos de Ben y vivir felices para siempre... solo era un sueño. Seguiría los pasos de Aarón, confiaba en que él podría unir nuestras vidas de nuevo. - ¿Señorita lia?- dijo alguien. Volteé a ver al mismo hombre de ayer esperándome. Traía un tablero, papel y lapicero. Era robusto, me acerqué a él un poco incomoda. - No te sientas incómoda, me puedes decir Stewart.- me dijo el.- Escucharé tu historia.me sonrió amable.
Quise pensar que Aarón no había dicho nada aún y él quería que le dijera cualquier cosa en contra de Aarón. Solo dejé que la tristeza y depresión me inundaran de nuevo, estaba lista para... mentir. - ¿Quieres charlar adentro o en algún otro lugar?- preguntó. - Donde sea.- respondí. Caminó hacia el hospital y lo seguí, fuimos con mi familia. - ¿Les gustaría acompañarnos al departamento policiaco? Preguntó Stewart. La mirada de Nat se fijó en mí. Mis padres asintieron y condujeron detrás de nosotros. Aún no podía creer lo que iba a decir. Llegamos al departamento, era muy grande. Me bajé del carro y caminé por detrás del oficial, mis padres y Nat estaban detrás de nosotros.
- Te guiaré a mi oficina.- me dijo Stewart. Mis padres se sentaron en las sillas de la sala de espera y me sonrieron con esperanza. Nathan dudó en sentarse pero aun así lo hizo. Me sentí bien ya que mis padres no me preguntaban aún acerca delo que pasó cuando supuestamente me violaron. De repente, un pensamiento me agarró de bajada. ¿Aarón fue quien me violó? ¿Eso fue lo que dijo? No quería arruinarlo todo. Me senté frente a su escritorio, bajé la mirada y mi garganta se cerró por completo. - ¿Quieres empezar querida?- me dijo Stewart amablemente. Abrí mi boca pero nada salió de ella. Si iba a mentir, lo haría profesionalmente. Intenté hablar. - E... ese día...- las lágrimas comenzaron a salir. Stewart esperó a que continuara, dejé salir todas mis emociones, haciendo una escena. - Cálmese señorita...- me dijo él. Traté de respirar pero era difícil, pronto me controlé y limpié mi rostro.- empieza desde que te violó.- me ordenó Stewart. Entonces Aarón dijo que él me había violado. - El... en… Entró de. Repente, atacó a mí... mi perro. Me acorraló... y... y...- hice una larga pausa y comencé a llorar para hacerlo más creíble. Le expliqué que me llevó a la casa donde su hermano vivía. - E... ellos...- dije de nuevo. Escondí mi rostro entre mis manos, no podía decirlo. Lo miré a los ojos y traté de decirlo pero la tristeza me inundaba.- ellos... Abusaron sexua...- lloré de nuevo. Mi garganta estaba cerrada y me era difícil hablar, su mirada compasiva se enfocó en mí, se acercó y me acarició el hombro, tratando de tranquilizarme. - Lo siento tanto querida, si hay algo que podamos a hacer para sentenciarlo a cadena perpetua en prisión, debes hablar ahora.- mencionó. Me creyó todo, y sentí alivio. - Uh...- traté de limpiarme las lágrimas de mi rostro. - No sé exactamente para quien trabaje, pero lo he visto antes. - Le expliqué a Stewart cuando estaba en la escuela, hace como un siglo, cuando Aarón se metió en problemas y su tío fue a recogerlo. - ¿Entonces ese hombre es su tío?- preguntó y lo escribió en su papel rápidamente. - Sí, es canoso, y es un poco robusto. - ¿Hubo algo en lo que Aarón te haya utilizado? - Solo para... no, solo me violó. - Sentí que mis ojos se nublaban. - ¿Te gustaría acompañarme?- me dijo Stewart. Me levanté y traté de relajarme, estaba más convencida. Lo seguí hacia una sala, llegamos a una puerta que conectaba con otra habitación. Se detuvo.
-¿Quieres entrar o quedarte afuera?- me preguntó, miró hacia otra puerta. ¿Dónde diablos estábamos? - ¿Qué?- respondí. Me miró. - Mejor entra.- me ordenó Dudé un poco en hacerlo. ¿Quién estaba ahí? Entonces mi corazón se detuvo.
>>NARRA AARÓN << Estaba en el mismo cuarto vacío, otra vez. Qué sorpresa, nadie había entrado, ya tenía como una hora ahí. ¿Cuándo acabará todo esto? Me recargué contra mi silla, de repente escuché voces detrás de la puerta, reconocí la voz del gordo. De repente se abrió la puerta. Stewart entró y se hizo un lado para dejar pasar a... Sentí que mi corazón se detuvo, sus ojos se veían cálidos, su piel era impecable, su cabello era aún hermoso, sus labios eran perfectos, como cuando solía besarlos. >>NARRA LIA<< No tenía idea de por qué tenía que entrar ahí, la habitación se veía vacía. Stewart se hizo a un lado para dejarme pasar y... mis manos cubrieron mi boca. El cuarto estaba vacío, y justo en medio de él estaba... él... Mi Aarón. Estaba completamente en shock también, tenía moretones del lado derecho de su perfecto rostro. Se veía más delgado, aún si ni siquiera habían pasado 3 días. Se veía tenso. No pude moverme, si de por sí estaba en shock antes, no era nada comparado en cómo estaba ahorita. Nos miramos el uno al otro. Stewart miró a Aarón, gracias a Dios a mí no, Aarón se movió unos centímetros mientras se sentaba, completamente inmóvil. Estaba tomando todas mis fuerzas para no irme corriendo desesperadamente hacia sus brazos. Aarón soltó una sonrisa maléfica en su rostro, sabía que lo que diría no sería cierto, y solo sería para beneficiarnos. Me obligué a dar un paso atrás y sentí lágrimas en mis ojos, Stewart se volteó hacia mí, Aarón cambió su expresión a la de un ángel, un ángel sufriendo. Su mirada era triste y depresiva, apuesto a que sentía la misma urgencia de correr hacia mí, Aarón dibujó en sus labios un "te amo", yo aún tenía mis manos sobre mi boca y eso me detuvo a hablar, salí del cuarto corriendo. Corrí por el pasillo, de repente un joven dio la vuelta por la esquina, me tomó de los hombros antes de que chocáramos juntos. Me quedé sin aliento de nuevo, aquel joven era el sustituto del señor Adams en mi escuela, siempre trabajó para el gobierno. Me miró a los ojos. - ¡lia!- exclamó mi nombre.
Se alejó de mí y se dirigió hacia la puerta, seguí caminando por la sala hacia mi familia, no estaba segura si era ahí donde quería ir.
>>NARRA AARÓN <<
Su presencia era penetrante, tenía que usar todas mis fuerzas para quedarme quieto y no correr detrás de ella, abrazarla e irnos de este maldito infierno. - Wow, ella te odia por completo.- dijo Stewart después de que lia se fue. - ¿Por qué la trajiste? ¿Quieres asustarla?- me miró a los ojos. La pregunta llamó su atención. - Si esa era la idea, yo ya la asusté demasiado con nuestras noches juntos.sonreí con malicia. La puerta se volvió a abrir, mi corazón se agitó, quería ver de nuevo a lia, pero no era ella. Era Alan. Estaba molesto. -¡¿Bajo la orden de quien trajeron a la víctima a la misma habitación del criminal?!exclamó. En verdad estaba molesto. Stewart parecía que estaba con la guardia baja, a él no le gustaba que le gritaran, bueno, probablemente no enfrente de mí. - Déjame exp... - decía Stewart. - Es mi turno.- exclamó Alan. Nunca había visto al gordo así, era completamente distinto a cuando yo lo hice enojar, Alan lo ignoró y se sentó frente a mí, Stewart lo miró y desapareció del cuarto. Miré a Alan que tenía su mirada fija en mí. - Aarón, lia no nos dijo quién es tu jefe, ella no lo sabe.- dijo Alan. Lia, oh lia, era tan lista. - Hmmmm, mi jefe. - miré fijamente a la lámpara. - Aarón por favor, no quiero juegos.- me dijo, lo miré a los ojos, sonreí. - Bueno tal vez te diría.- exclamé, la expresión de Alan era seca, esperó.- Ok, es Ben.Revelé el secreto, me miró incrédulo...-¿Qué? Ya te dije, supongo que no puedo sonar más convincente.- continuó mirándome, llevé mis brazos a mi cabeza.- Es mi tío.Entonces se convenció- ¿Cómo entraste a su negocio?- preguntó.
Le expliqué mi triste y depresiva vida, y que no tuve otra opción al entrar. Casi me reí, mi comportamiento lentamente volvía a mi viejo yo, Alan parecía convencido y se levantó, caminó hacia la puerta. - Ben está en San Francisco en este momento.- le indiqué. Alan no continuó, no me iba a creer. - ¿Por qué tanto interés en delatarlo?- preguntó. - Ha, si tan solo pudieran atraparlo.- respondí. Alan me miró, me encogí de hombros. Traté de convencerlo que no podrían atraparlo, pero por dentro, me urgía que lo atraparan y lo mataran, accidentalmente, por supuesto. Alan asintió y salió, estaba casi seguro de que pude escucharlo decir "Gracias". Cerró la puerta detrás de él y segundos después un policía entró y me levanté sin protestar, me llevarían a mi celda. >>NARRADORA<< lia se quedó en la ciudad para la corte. Aarón no podía hacer otra cosa que esperar, esperar a ser encerrado en prisión de por vida. Por primera vez en su vida, no tenía planes ni esperanza. Lia quería encontrar una manera, ella se convenció a sí misma de que lo haría. La corte sería en dos días
>>NARRA LIA<< El día había llegado. No podía creer que todo esto estaba pasando realmente, hoy determinarían si Aarón iría a la cárcel de por vida. No podía hacer nada, solo pensar en alguna cosa para salvarlo, no era justo que el tomara toda la culpa. - lia...- me llamó alguien. Volteé hacia mi lado y vi a Nathan, estaba sentada en una silla en el pasillo, esperando que diera la hora para la corte. No tenía que hablar ya que la mayoría de los policías eran quienes querían meterlo a la cárcel. Mis padres me preguntaron una vez si quería levantar los cargos a Aarón. Pretendía decirles que no quería nada que pudiera causar una escena. Ahora estaba aquí, con mi familia, teniendo que asistir a esto. Si pudiera hablar en la corte, sería para beneficio de Aarón, no de mi falsa identidad. Sentí nauseas por el hecho de que yo era la víctima. - Hmmm... Lia, ¿necesitas agua o algo?- me preguntó Nat amablemente.
Negué con mi cabeza, no me sentía capaz de hablar con el como antes, ya que mis pensamientos estaban en otra cosa. Entonces, lo miré de reojo cuidadosamente, estaba... pues, por su mirada enfocada y sus labios fruncidos podría decir que estaba ardiendo por dentro. Y no era por algo de él. Uggh Nathan, arruiné tu vida. No sabía que hacer ahora, seguía hiriendo a todos los que me querían. Supongo que en un momento debí haberme quedado dormida o demasiado perdida hasta que alguien me despertó, abrí mis ojos y vi el amable rostro de mi mamá. - Vamos lia.- me indicó. Me levanté y los seguí hacia el cuarto de la corte. Una vez que entré sentía que no podía resistirlo, de mala gana me senté junto a mis padres. No había otra salida, no podía regresar el tiempo, tenía que seguir la historia, había ayudado mucho a Aarón, pero esto...
>>NARRA AARÓN<< Esperé... esperé... esperé más. El caso iba a comenzar en unos minutos, tenía que despedirme de lia solo con mi mirada, ella entendería. Yo... tenía que hacerla creer que nada era su culpa, aún si ella quisiera tomarla, no, eso no podía pasar. Ella no podía estar a salvo en la cárcel, Ben tiene gente trabajando para él en prisión. De repente escuché la puerta abrirse. Levanté la mirada y vi a Alan, me levanté. - Te conseguí un traje.- me dijo. Uggh, un traje, elegante. Lo seguí hacia una habitación, tomé el traje y entré, me cambié. Salí y me llevó hacia la corte, caminé por el pasillo hasta el asiento y mantuve mi mirada fija. El cuarto no estaba tan lleno, vi gente del gobierno y del FBI sentados juntos mirándome. Miré hacia el otro lado del cuarto y ahí estaba ella, con un abrigo blanco cayéndole por los hombros, la miré fijamente y la gente se dio cuenta, ella miró hacia lo lejos y yo vi que sus ojos brillaban. Vi a alguien juntarse hacia ella, sonreí. Era aquel chico al que ataqué la otra vez. - ¡Orden por favor!- exclamaron Miré lentamente hacia el policía que había gritado, hizo una declaración y yo solo miraba hacia la nada. El Juez habló y yo miraba hacia los lados. Me quedé pensando en que Nathan y lia
terminarían juntos de alguna manera, el dolor en mi pecho creció. - Aarón, ¿te gustaría decir algo en tu defensa?- exclamó el juez. Ya que no tenía abogado, me tomó solo un momento, lentamente me levanté de mi asiento, todo el mundo me miró, y los policías se levantaron también. Por favor, no iba a matar a nadie. Miré alrededor de la habitación lentamente, mi mirada se posó en lia. - No, tengo una declaración.- comencé a hablar. Bajé mi mirada, de nuevo agregué.Arruiné mi vida, tomé las decisiones que mi padre quiso que tomara, supongo. En su rostro puedo ver su lástima por mí, guárdensela. No me arrepiento de lo que he hecho, solo lo hice por...- en ese momento de nuevo miré a lia. Sus ojos estaban empapados en lágrimas, podía ver que temblaba, continué.- lo hice por un impulso que me satisfacía a mí y a mi mente. Dejen que me pudra en la cárcel, y no me molesten, nunca más. Me senté, todos se quedaron en silencio. - ¿Le gustaría a la víctima decir algo en contra del Sr. Aarón?- preguntó el juez. Mantuve mi mirada fija al frente, no podía mirarla, hubo silencio, un largo y doloroso silencio.- ¿Querida?- le dijo el juez a lia. Me quedé congelado, podía ver que lia temblaba, negó con la cabeza y comenzó a llorar. Mi corazón se partió en millones de pedazos. Ella hubiera querido quedarse en prisión conmigo, pero no lo hizo, me relajé y sonreí. El caso se cerró. - Terminamos. Aarón estará sentenciado a cadena perpetua, y la familia de lia obtendrá ayuda del gobierno.- terminó el juez. Todos se levantaron y salieron, podía ver que todos esos policías sentían alivio. Me quedé inmóvil en mi asiento, levanté la mirada y la cruze con la de Nathan, el abrazó a lia por los hombros mientras se iban, después me dio la espalda, lia volteó a mirarme pero su padre la llevó a otro lado, no pude mirarla de nuevo. Entonces pronuncié las dos últimas palabras de mi boca. - Te amo.- dije en un lento y mudo susurro. Miré a lo lejos, el infierno me estaba esperando...
>>NARRA ALAN<< El caso se había cerrado. No esperaba mucho, pero había algo que me molestaba, la manera en que Aarón miraba a lia. La forma en la que hablaba y cruzaba miradas con ella. Me quedé en mi asiento, regresaría a Aarón a su celda. Entonces vi que la familia de lia se iban, aquella chica, que alguna vez fue mi alumna, se dio la vuelta para mirar a Aarón, fue breve, pero significó algo. La familia salió por la puerta, me concentré en la mirada de Aarón. Parecía que estuviera diciéndole algo a lia aún si ella ya no podía escucharlo. Dos palabras, no podía asegurar nada pero, había algo más. Algo que Aarón mantenía oculto...
>>NARRA LIA<< Viajamos hasta nuestro "hogar". No sabía si podía llamarlo hogar ahora, todas mis esperanzas de poder sacar a Aarón de prisión se habían desvanecido, mi oportunidad había pasado. Y había fallado, le fallé a Aarón, tal vez el no piense de esa forma. No podía comer, no podía dormir, no podía moverme. No estaba inmóvil, pero prefería eso a estar así. El vuelo fue rápido y antes de que me diera cuenta, ya estaba caminando por mi jardín para entrar a mi casa. Miré el árbol donde solía subirme cuando niña, entonces recordé aquel día en que pensé haber visto a Aarón por detrás, y efectivamente era Aarón. Sentí una mano tocar mi muñeca, volteé y vi a Nathan mirándome... - ¡lia!- escuché voces gritar mi nombre. Después vi a mis amigas corriendo hacia mí, Fernanda, Lucy y Jane estaban llorando de alegría y riendo. Christian, Thomas y Charlie se acercaban a Nathan y le daban golpecitos en el hombro. Lucy abrió sus brazos hacia mí, la abrasé también algo sorprendida de sentir lágrimas en mis ojos, después de todo los extrañé mucho también. Todos me abrazaron juntos, los chicos también. - ¡lia! Te extrañé tanto, no puedo creer que regresaste.- exclamó Lucy. - ¡Necesitamos salir como en los viejos tiempos!- sugirió Fernanda. - Sí, ¡Lo más pronto posible!- dijo Jane. Los chicos voltearon los ojos pero ellos también estaban felices de verme otra vez. El resto del día se pasó rápido, ahora estaba en mi habitación caminando alrededor de él sintiendo un vacío inmenso. Moví mi mirada hacia la cama, los recuerdos destellaron dentro de mi cabeza. Recuerdos... parecía que había pasado un siglo cuando, fue mi
primera vez... con Aarón. - Cariño la cena está lista.- exclamó mi mamá por las escaleras. Me levanté y bajé las escaleras y vi la cena servida en la mesa, supongo que sería así a menudo, mis padres se sentían culpables por todo lo que había pasado. Comí en silencio, puse todas mis fuerzas para no vomitar lo que había comido, es que simplemente, no podía comer, no podía con tanto dolor. Entonces me levanté de mi silla y subí las escaleras, mis padres no me llamaron más, corrí por las escaleras, no podía pasar por lo mismo de nuevo. Mis amigos me veían ahora como la chica que fue violada y ahora vive una vida miserable. La gente solo sentía lástima y remordimiento por mí, Aarón y yo éramos los únicos que sabíamos la verdad, lo dejé ir a prisión, y aquí estoy yo como si nada hubiera pasado. - ¡AAGGHH!- grité. Golpeé mis almohadas y tiré todo al suelo, tomé mi cabeza con fuerza, me estaba volviendo loca. Luego recordé cuando maté... a un hombre. Luego me golpeé con la pared, me dolió tanto que caí al suelo, rodeé mis rodillas con mis brazos y me hice bolita, lloraba en silencio. No viviría mi vida como antes, me torturaría hasta que liberara toda la culpa que siento. >>NARRA AARÓN<< Escuché las barras de metal de mi celda cerrarse con fuerza, abrí mis ojos y vi un policía con una palanca, abrió la celda y tomó mis manos, obedecí, algo que nunca hubiera hecho si estuviera desesperado por escapar. Me esposó las muñecas y salí de mi celda, bajé a la sala, esa sala que nunca volvería a ver en un largo tiempo, probablemente nunca. Caminé por la sala y la gente me miraba, suspiraban de alivio mientras me veían irme. Supongo que yo mismo me busqué esta reputación. Sabía que lia continuaría su vida, recuerdo cuando yo no hacía otra cosa que seguir luchando hasta que muriera, todas esas ganas de seguir luchando habían desaparecido, tenía que esperar. Miré por la puerta de cristal a la camioneta que me llevaría a la prisión, una lejos de aquí. Sí, ahí me iban a llevar. Abrieron la puerta y... - ¡Alto!- dijo alguien. El policía se detuvo y miró de donde venía el grito, volteé a ver, era Alan. Tenía unos papeles en sus manos y corrió hacia nosotros. - Alan.- dije sorprendido.
Alan mostró los papeles al policía, el policía alzó sus cejas. - Tengo autorización especial, Aarón es mi cliente ahora.- dijo Alan. El policía no se veía feliz. - Bueno Aarón, te has salvado.- dijo el policía. Estaba confundido. ¿Salvado? ¿Por primera vez en la vida alguien me había ''salvado''? Me llevaron de vuelta a mi celda y Alan se apoyó en el barandal. - Aarón, estaré esperando a que me digas más sobre tu caso.- me dijo. Este chico tramaba algo. Hubo silencio, yo no dije nada, Alan me miraba. Lo juzgué mal, no era gay, solo dedicado a su trabajo. Demasiado dedicado tal vez, que tenía una habilidad, para leer la mente de la gente muy bien. - Ya lo sé Aarón, sé que hay más de tu historia.- me dijo. Sonreí. - No que yo recuerde.- contesté. Alan suspiró. - Aarón, ¿no te das cuenta? podrías estar en prisión de por vida por mentir, te quiero ayudar. - Hahaha, sí claro.- contesté, no pude creerle el "te quiero ayudar" Me estaba molestando. - Ya estoy sentenciado de por vida, ¿no me digas que hay sentencia en el infierno también? - Estoy hablando enserio.- contestó, sus palabras fueron serias. Miré alrededor de mi celda. - Yo no mentí.- le dije. Me quedé quieto, Alan se levantó de sus cuclillas, no se movió más pero su rostro se veía molesto. - Entonces solo dejémoslo en que soy tu única oportunidad para mantener a tu chica viva. Lentamente se dio la vuelta y se fue, escuché sus pasos. Me daba cuenta en lo que dijo, mi corazón latía rápido y mi respiración era lenta. Entonces salté y me colgué de las barras, las tomé fuerte y las golpeé con fuerza. No podía pensar bien, solo que en algún momento bajé mi guardia en la corte. - ¡Alan! Lo llamé esperando que me escuchara, no podía dejar que le dijera a alguien más lo que vio. Escuché sus pasos detenerse, pude ver su sombra, ahora regresaba. Me solté de las barras, el solo me miró y esperó.
- ¿Qué... qué viste?- le pregunté. Estaba completamente derrotado, hasta podría rogarle de rodillas para que no dijera nada. No podía creer que haría eso. La cara de Alan mostraba lastima y preocupación, algo que no había visto en ningún otro rostro, excepto el de mi novia. Bajé la cabeza, me sentía derrotado, me mataría ahora mismo si pudiera. - Tengo una buena idea, más bien, es una teoría, pero no está completa.- me dijo él. Yo asentí, de repente sentí su brazo en mi hombro, me tensé y traté de no reaccionar mal, lo escuché decir en voz baja. - Te ayudaré Aarón, es una promesa.Levanté la mirada y lo vi sonreír amablemente, me alejé un poco. - Inventaré lo que sea para que no te lleven, para que te quedes aquí y poder ayudarte. Confía en mí.- agregó. No respondí por vergüenza, Alan solo asintió y puso sus manos en los bolsillos de su pantalón.- Y esto solo será entre nosotros.- exclamó. Lo miré. Seguía serio. - Gracias.- dije en voz baja. Alan miró hacia la sala de policías, luego hacia mí. - Solo dime algo.- se acercó a mí. - Te estas echando más culpa de la que deberías. No era una pregunta. No podía creer lo mucho que dudé de él antes, debí haber confiado en el desde la primera vez. Asentí con mi cabeza lentamente, me miró con alivio, luego miró a lo lejos y se fue, sus pasos se alejaban de mis oídos. Estaba completamente perdido ahora, no tenía ningún plan, solo el hecho de que ahora tenía mi vida completa en sus manos, y no estaba tan feliz por eso. *AL DÍA SIGUIENTE* Estaba contando los ladrillos de la pared de la celda solo para entretenerme en algo, odiaba la comida de aquí, tal vez porque nada me satisfacía. Comencé a hacer lagartijas, trataba de mantener mi mente concentrada y ocupada. Minutos después escuché a alguien caminar hacia mi celda, vi a un policía entrar, hizo lo mismo de siempre, esposar mis manos, me sacó de mi celda y me llevó a un cuarto privado, diferente al que me enviaban siempre. Tenía lo mismo, una mesa y un par de sillas, no me sorprendía. El policía salió de la habitación y de repente Alan entró. - Vamos a discutir sobre tu sentencia a cadena perpetua.- me dijo. Me sonrió y señaló con su mano la caja del altavoz, parecía estar encendida. Alan tomó un pedazo de papel y escribió. Leí lo que puso. "Solo tenemos 10 minutos" yo asentí, Alan seguía hablando y se pasaron los 10 minutos. Nos levantamos y me llevó hacia
otra habitación un poco más privada. - Lo siento por eso, no tenía otra excusa.- me dijo.- Ahora bien, no necesito saber toda tu vida, solamente...- se detuvo. Miró alrededor, todo era silencio, sabía que no tenía mucho tiempo. - Bueno, solo por el hecho de que estaba en su "negocio" no iba nada bien, trataron de violar a lia.- le dije. Alan puso atención. - Y todo eso pasó en la casa de tu hermano ¿no?- preguntó, estaba comprendiendo. Continúa. - Yo la salvé.- eso fue todo lo que pude decir, eso era todo lo que hacía, tratar de mantenerla sana y salva, Alan sonrió con melancolía. - Ahora comprendo.- se levantó y caminó alrededor. - La amas.- dijo, paso de nuevo, no podía creer que yo estuviera tan loco para hacer esto. - ... Y luego, tu tomaste toda la culpa.- me miró, - Sabes, nunca te creí mala persona Aarón.- se sentó de nuevo.- La llevaste contigo, por temer a que le pudiera pasar algo si la dejabas en su casa.- asintió entendiendo todo. - ¿Sabes? eres la primera persona que no piensa que eso es estúpido.- le dije y me miró. Sonrió. - Eso no es estúpido Aarón.- me dijo y miró a lo lejos. - Bueno, he seguido a Ben desde que, pues, tenía que hacerlo.- no dije nada después. Alan levantó la mirada. - Dime, ¿Cómo se relaciona Ben en tu vida? Le dije cómo fingí estar muerto y luego regresé. También en que confiaba en Ben y resultó un impostor, le conté las tantas veces en que salvé a lia. - Ella te ama en verdad.- dijo Alan. No sabía qué decir, yo ya sabía eso, pero era diferente a que alguien más me lo recordara. Alan se quedó quieto. - Eres afortunado en poder estar vivo por tanto tiempo, bueno no fue suerte, eres fuerte Aarón.después hubo silencio, hasta que yo rompí el silencio por una duda. - ¿Qué edad tienes?- le pregunté. Levantó su mirada. - Tengo 24.- contestó. Era joven, entonces una vez más leyó mi mente. - Y no, nunca pensé en convertirme en lo que soy ahora, pero algo me hizo cambiar, dejémoslo así. miró su reloj. - Te contaré en otra ocasión, tengo que trabajar en tu caso.- dijo y me tensé.- Trabajarlo a solas por supuesto. - Quiero conocerte Alan, quiero saber qué te hizo cambiar.- exclamé, nunca me había interesado en la vida de alguien, solamente la de lia. - No tenemos tiempo, tenía que irme hace 15 minutos. Te contaré, pero mañana probablemente.- contestó.
Se levantó de la silla y me llevó a mi celda. Después de esa charla, sentí en mi mente de nuevo, algo de esperanza, similar a la esperanza que lia había dejado en mí. >>NARRA LIA<< No fui a la escuela en toda la semana, no podía. Me torturaba a mí misma, hasta era capaz de arrancar mi propio cabello cuando mis amigos venían después de la escuela a ver películas y pasar el rato. Nathan no me había hablado, el venía a mi casa con una sonrisa fingida. No sabía en que lo había convertido, no podía estar con el cómo solíamos estar antes, no era... no era yo misma. Prácticamente era como una asesina que dejó al hombre que amaba tomar toda la culpa de hace un mes. Sólo pasé un mes junto a Aarón, parecía como una eternidad. Miré por la ventana de mi habitación y vi el horizonte, algo que mis ojos no merecían ver, algo que Aarón no podría disfrutar conmigo, no sabía que me estaba preparando mi futuro, no podía vivir así más. Recargué mi cabeza contra mi ventana. ¡Vamos lia! Ni siquiera ha pasado un mes. Suspiré, en verdad necesitaba ver a Aarón... pronto. >>NARRA AARÓN<< Pensaba en mi vida, después en mi vida, luego en mi vida, luego en... ¿amor? Sacudí mi cabeza, no podía hacer otra cosa más que pensar en lia. ¿Qué estaría haciendo? ¿Con quién estará? Me tallé mis ojos con mis manos, tenía que encontrar una manera para... De repente la puerta del pasillo se abrió, salté por el ruido, estaba todo en silencio pero ese ruido de la puerta era muy molesto. Alan estaba molesto entonces, escuché los pasos acercarse, diferente sonido, entonces no, no era Alan. >>NARRA ALAN<< Salí de la oficina del superior, Martin Miller, suspiré. Caminé hacia la sala listo para ver a Aarón. No le mentiría a ese chico, lo iba a ayudar, ayudarlo a ser un mejor hombre, como una vez hicieron con migo. Me estaba obsesionado con el caso de Aarón, y más ahora que sabía la verdad. Si no hubiera sido por la ayuda de Miller para darme más tiempo, no sé cómo hubiera podido ayudar a Aarón, Miller me conocía muy bien, él no me ayudaría sin razón alguna. Ni siquiera me preguntó razones. Caminé hacia la cafetería, iría por dos cafés y algo de pan, después me dirigí hacia la celda de Aarón, no tenía tanto tiempo para hablar con el detalladamente, tenía más trabajo. Entré al edificio hacia su celda, después llegué la puerta, puse los cafés y el pan en una
mesa y abrí la puerta, de repente escuché algo dentro, alguien estaba en el pasillo, entré y abrí. Para mi asombro, era Stewart, tenía ambas manos en sus bolsillos mientras se recargaba hacia atrás, escuchando y gritándole a Aarón. - ¿Qué estás haciendo aquí Stewart?- pregunté. Stewart me miró sorprendido levantando sus cejas. - Este chico está loco ¿Para qué lo has estado utilizando?- preguntó. Estaba bromeando, Hmmm. - Me está dando información sobre mi objetivo. Algo que no se te asignó a tí ni es de tu importancia. Y te voy a estar vigilando Stewart, podría parecer sospechoso de cualquier otro punto de vista.- le advertí, se quedó un poco inmóvil y se alejó de Aarón. - ¿Sospechoso eh?- Me regresó mis palabras. Había algo que estaba pasando entre un criminal y el, nadie me había dicho nada, solamente lo sabía. Stewart dedicó una última mirada a Aarón y se fue, la puerta se cerró y me acerqué a Aarón. - ¿Qué le dijiste?- le pregunté a Aarón, era obvio que Stewart buscaba respuestas. - Nada, solo que...- suspiró molesto y cubrió su rostro con sus manos. - Hmmm, tengo mis sospechas de él.- le dije.- No te preocupes, Stewart no nos descubrirá. Traté de calmarlo, podía ver su expresión en su rostro, sonreí y salí del pasillo para ir por la comida, entré y abrí su celda. Confiaba en que él era lo suficientemente inteligente para no causar una escena, entré y le di el pan y el café. Me recargué contra la pared y tomé un trago a mi café, Aarón miraba la comida y tomó un trago también, era interesante ver que cada vez confiaba más en mí, y más y más. Me recordaba a mí mismo. Vi como mordía el pan. - Bueno... sobre mi vida...- miré mi reloj.- aún tengo tiempo para contarte. Me senté recargado contra la pared mientras él me veía. - Pareces ser bueno leyendo la mente.- le dije. Aarón se encogió de hombros.- Dime, ¿Qué podrías decir de mí?- le pregunté, el solo pensó en silencio. - Que... eres confuso. Nada de lo que sé de tí concuerda.- admitió Aarón honestamente. Sonreí. - Tal vez no desde que... yo fui como tú alguna vez. >>NARRA AARÓN<<
Tenía que admitir que Alan no era nada parecido a lo que yo pensaba de él, fue algo extraño. El solo sonrió. - Tal vez desde que... yo fui como tú alguna vez.- me dijo. Miró a lo lejos y tomó un sorbo a su café, yo casi me tiraba el mío encima, mis ojos mostraban asombro. ¿Este chico? ¿Ser como yo? ¡Ha! Solo continué observándolo, después de todo tenía sentido. Pero, ¿Por qué se convirtió en lo que es ahora? Alan estaba quieto y de repente levantó la mirada de nuevo. - Yo era un completo desastre... créeme.- admitió y soltó una risa. - Al final todo terminó.- agregó. - ¿Por qué?- pregunté. - Bueno, yo era huérfano también. Mi madre nos dejó a mí y a mi hermano pequeño cuando yo tenía 7 años. Y hasta ahora supe cómo murió dos años después.- tomó un trago - Mi padre la mató, desde entonces, él nos ha cuidado a mi hermano y a mí, y no lo digo de una manera encantadora...- miró hacia las paredes. - ¿También sientes lo mismo?- pregunté, Alan se detuvo y asintió. - Si te refieres a esa sensación de gran odio por la muerte de una persona que conocías... entonces sí.- respondió. Este sujeto era muy listo. - ¿Cuántos años tiene tu hermano?- pregunté. - Tiene 18. Está a punto de empezar la universidad en unos meses. Recuerdo cuando estaba justo en la misma posición donde estás tú ahora.- dijo y sacudió su cabeza. - Mi padre era una horrible persona, pero al final, fue a dar a la cárcel por todo lo que él me
hizo hacer, y por todo lo que hice que no tenía nada que ver con él. - exclamó, estaba perplejo.- Justo eso es lo que estás haciendo tú por lia. Traté de reflexionar con sus palabras, todo tenía sentido, después prosiguió. - Un hombre del FBI me ayudó, el cambió por completo mi vida y la manera en que yo la veía. Luego decidí que quería hacer algo significativo con mi vida, rehacerla por todo lo malo que había hecho antes.- agregó Alan tomó otro trago. Este tipo tenía una vida más importante que la de cualquier otro hombre trabajando aquí, era joven, pero sabio... había aprendido algo de la vida. - Yo era el único que estaba hecho un desastre, mi hermano se salvó de todo el caos, yo hice todo en su lugar para que no arruinara su vida. Ahora él vive una buena vida, me hace tan feliz verlo así.- exclamó, después hubo una larga pausa, era demasiado para un solo rato.
- Está bien entiendo, pero aún no has ido a la parte en por qué quieres ayudarme.- le dije. Alan se levantó. - Hmmm...- miró hacia las barras y me dio la espalda - Solo quiero estar aquí para ayudarte como alguien una vez lo hizo conmigo.- después de eso salió de mi celda. Sus pasos se escuchaban más lejos mientras caminaba por el pasillo, para después cerrar la puerta en silencio. >>NARRA NATHAN<< Caminé por la calle hacia mi casa. Mi vida no era tan buena como antes. ¿Qué mierda estoy diciendo? Solo ha pasado un mes. Caminaba con mi balón de bascketball en mis brazos mientras veía el atardecer. Mis amigos se preocupaban por mí, demasiado. Necesitaba tiempo solo. Lia también lo necesita. - Psst psst.- llamó alguien Volteé a ver, mis puños se cerraron. Oh no, era Jake, no estaba de humor para esto. - ¿Qué pasa señorita?- dijo él. - ¿De verdad quieres que te rompa la cara eh? ¿Quieres?- contesté. - ¡Woo! ¿Escucharon eso niñas? Jake estaba acompañado de dos chicas desconocidas, él tenía un club de fanáticas completo detrás de él, las chicas regresaron con las demás cuando Jake se acercó a mí mirando el balón. - Dime.... ¿Dónde está tu "amiga" lia?- preguntó. Solté mi balón, empujé a Jake. - Vamos Jake ¿Y dónde están los tuyos? Te ves indefenso.- le respondí, él sonrió. - ¿Sabes algo? lia será mía. Volteó y comenzó a hacerme burla, me di la vuelta también y me fui. No dejaré que se salga con la suya con lia. Ella jamás será suya. Caminaba por su calle y me detuve, miré hacia su casa y vi su silueta delgada detrás de su ventana, observé unos segundos y continué caminando. Mantenía mi distancia con ella... pero aún la quería. >>NARRA LIA<< Me senté en el sillón mirando televisión, había adelgazado, según decía mi mama. No me había dado cuenta.
Miré las caricaturas que solía ver cuando niña, sin reírme o sonreír. Hice eso por un buen rato, después solo paseaba por la casa y pretendía no tener vida. Pero, ¿en verdad la tenía? Por el momento, no. Miré la TV y escuché un golpe en la puerta, me levanté lentamente y me asomé, me sorprendió por un momento ver quién era, Nathan. Cuando lentamente la abría me miró a los ojos y rápidamente miró a lo lejos. - Hola...lia. Me preguntaba si... tus papás están en tu casa.- me dijo, no me miró. ¿Estará evitándome? - No están por el momento Nat.- me sorprendió lo débil que mi voz sonaba. Nathan levantó su mirada rápidamente y asintió, después se volteó. - ¿Te puedo ayudar en algo?- pregunté. Se volteó hacia mí lentamente. - Mhmmmm, solo quería saber cuándo sería el momento adecuado para traer a Leo de regreso. Leo, mi perro. Lo había olvidado completamente. Recordé a Gio entonces, el perro que estuvo con Aarón y conmigo todo este tiempo. - Oh, bueno, lo puedes traer como quiera.- le dije. Nat me miró a los ojos y sentí algo extraño, Nat asintió y se fue. ¿En qué me había convertido? ¿Qué estaba pasando conmigo? Sentí lágrimas en mis ojos, tenía que detener todas mis emociones, me estaba volviendo loca. Cerré la puerta y esperé que regresara, luego escuché la puerta 20 minutos después, me levanté y la abrí, mi perro ladró una vez cuando me vio y comenzó a mover su cola, abrí la puerta y Nathan soltó a Leo, la cerré cuando lo vi caminar hacia la puerta. - Adiós Nat.- le dije. Las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera decir otra cosa, Nathan se quedó inmóvil frente a la puerta, se dio la vuelta y me miró a los ojos, sonrió, y se fue. Así nada más, me molestó un poco. Su nueva actitud me hacían sentir culpable, después me dirigí a mi habitación, donde nadie pudiera hablarme.
>>NARRA AARÓN<< Esto era tan aburrido. Sentarse en una celda, solo hacía eso, la comida era terrible, las duchas tenían tiempo limitado, mis pasos eran limitados. Pero lo único bueno de esto eran las visitas de Alan, el continuaba visitándome en mi celda, había aprendido mucho de él, de sus experiencias en la vida y de nuestras conversaciones. Tenía fe en él, y no era algo bueno, nunca había confiado en nadie
más que en mí mismo. Alan estaba cambiando la manera en que veía las cosas, era como un ídolo o un ejemplo a seguir, uno bueno. Comencé a ver las cosas a su punto de vista y conseguí una buena perspectiva en cómo había vivido el. Ya había pasado una semana, Alan parecía estar al pendiente en cuando a venir a verme, en verdad era un hombre que me hubiera gustado tener como un miembro de mi familia, como un hermano, él no me hubiera dejado hacer cosas malas, ni me haría daño. Por primera vez en la vida, quería saber lo que se sentía tener una familia. Tenía a lia, pero ella era mi hogar completo, solo que ya no la tenía conmigo jamás. Era jueves, eso me había dicho Alan, me quedé inmóvil con un pensamiento repentino, quería hacerlo, necesitaba hacerlo. Tenía que decirle sobre mi decisión, dudé un poco, este era el momento perfecto. Ambos estábamos sentados platicando mientras él me decía las nuevas noticias de Ben, sus nuevas locaciones. Luego se detuvo, estaba prestándole atención, pero tenía que decirle algo. - ¿Alan?- le dije, me volteó a ver. - Yo...- dudé un poco, era algo difícil de decir, peor que una declaración. Alan sabía que algo estaba pasando, esperó paciente. - Yo...
>>NARRA ALAN<< La mirada de Aarón se veía firme pero a la vez nerviosa, nunca había visto ese brillo en sus ojos desde que lo conocí. Estaba tramando algo. - ¿Alan?- preguntó, parecía decidido, muy decidido.- Yo...- agregó, luego bajó la mirada hacia sus manos, luego la levantó de nuevo. - Yo... quiero ser como tú. Quiero trabajar para el gobierno, como tú...- dijo entonces. Sus ojos se veían firmes, su mente ahora pensaba correctamente. No le podía negar esto, si me negaba, haría lo que fuera para entrar como quiera, y necesitaba mi ayuda para entrar. Estaba sentenciado a muerte, pero en su caso, Aarón esperaba mi respuesta. Me recargué en mi asiento y pensé un poco. Este chico era un experto en todo, no había problema en eso pero... era el adolescente más buscado del país. Suspiré y me tallé la cara con mis manos. - Hmmm... Esto es muy....- comenzaba a decirle. - Entonces dime ¿Cómo saliste de tus problemas?- me interrumpió, estaba impaciente. En verdad quería esto, ¿por qué razón?
- No me dejaste terminar. Aarón, es complicado en tu caso, estás sentenciado a cadena perpetua. Pero...- me miró a los ojos. No dejaría de insistir. -¿Qué tanto deseas esto?pregunté. - Haría lo que fuera, es lo único que me queda. - Necesitas pensarlo mejor Aarón. - ¡Es que yo sé que esto es lo que quiero!- estaba gritando ahora. - Pues tienes que pensarlo de nuevo. Piensa en si de verdad valdrá la pena trabajar en esto solo para atrapar a Ben. - Esto es lo que quiero...- repitió. Apretó sus dientes. - Hay otra razón, sé que también lo haces por lia... Aarón se levantó y caminó hacia la puerta, lo miré calmadamente. Estaba frustrado y estresado, si se iba a rendir, no sería en mi caso. Sonreí. - Cálmate Aarón, si en verdad quieres trabajar en el departamento de policías, como policía tienes que controlarte.- Le dije, me miró fijamente. - Te ayudaré, pero tienes que ser consciente...- Me levanté y caminé lentamente. - Consciente en que tal vez quieran remplazar tu sentencia en prisión con un servicio para toda la vida.- le advertí. Era la cruel verdad, Aarón me miró sorprendido. - Pero valdrá la pena.- respondió. >>NARRA AARÓN<< No podía creer en la situación que me encontraba. No me hubiera podido creer si esta situación se me hubiera presentado en algún momento en el pasado. Hubiera pensado que estaba loco... pero aquí estaba yo, sentenciado de por vida, y no había otra idea que fuera mejor que la que había escogido. Iría tras Ben, y terminar con él. Y también... iría con lia, pero primero tenía que salir de esta posición que me encontraba. Me enviarían a la prisión donde me enviarían antes, la prisión Federal, y ahí terminar mi sentencia. Sabía que Alan haría todo lo que pudiera, tenía fe en el. Los días pasaban y yo sabía que no estaría aquí por mucho tiempo, los presos no se quedaban tanto tiempo en algunos casos, pronto vendría un cambio y estaba listo para aceptarlo. Alan me visitaría como lo hace usualmente para ponerme al tanto de su progreso con Ben y también para ayudarme en mi caso. Sabía que le podía dar una mala reputación, pero lo arreglaría cuando por fin fuera un oficial. Era de noche, Alan no me había venido a visitar hoy. Me preguntaba por qué, pero sabía que también tenía una vida, yo solo daba vueltas o me ejercitaba casi todo el tiempo, no podía salir a correr o caminar. Mi respiración estaba agitada por presionarme tanto a las barras de la celda, tenía que calmarme un poco. Entonces escuché la puerta abrirse, Alan entró, miré su rostro cansado y me sonrió
amable. No sabía por qué ese sujeto sonreía tanto, pero me hacía sentir bien. Se acercó y se sentó a un lado de mi celda. - He hablado con Martin Miller, el jefe del departamento, le he estado informando sobre las huellas de Ben, él no quiere que nos vallamos a los limites.- me dijo. - ¿Y eso es bueno?- pregunté. Se encogió de hombros.- Entonces... ¿Nos ayudaría si le cuentas la verdadera historia?- pregunté curioso, se quedó inmóvil. - Aarón, eso significaría que mentiste y todo el caso fue un fraude.- me dijo, yo lo sabía. - Hmmm. ¿Cuándo le dirás a Miller lo que yo quiero? - Primero tengo que mostrarle que lo haz espiado antes, eso tal vez lo calme.- dijo, después hubo silencio. - Y... ¿Qué ha pasado con Stewart? - pregunté. El suspiró. - Siempre se mete en mi camino, haciendo preguntas obvias. - Pues quítalo, golpéalo o lo que sea. Yo sé que puedes. - Si tan solo fuera tan fácil.- soltó una risa. - Hmmm... ¿Cuánto tiempo me permitirán estar aquí? - No lo sé. Pensé en eso un rato, esto no se pondría fácil. Tenía que haber algún cambio pronto, miré a Alan, se veía concentrado. - Alan, ve a dormir. Te ves terrible.- le aconsejé, asintió y se levantó. - Ojalá pudiera, tengo un caso que terminar. - Entonces tómate el día mañana, no vengas a verme, tienes que descansar.- le dije, me sonrió. - Como sea, gracias Aarón.- se levantó y se fue. Escuché la puerta cerrarse, después me acosté en la litera y me dormí. * AL DIA SIGUIENTE * Me desperté, me estiré e hice algo de ejercicio. Al medio día estaba acostado en mi litera, cuando de repente escuché la puerta abrirse, con fuerza, mucha fuerza. No era Alan. Me levanté y vi hombres con el uniforme de la SWAT Abrieron mi celda. ¿Qué diablos estaba pasando? Me esposaron y me sacaron. Para mi sorpresa, Stewart estaba de pie ahí. - Adiós Aarón.- me susurró al oído. - Púdrete en la cárcel. ¿Es legal aún para los policías decir cosas como esas?
- Haha, te veo en el infierno gordito.- le dije con malicia. Me sacaron del edificio. Los planes de Alan no serían tan fáciles desde entonces. >>NARRA NATHAN<< No podía dejar de pensar en lia. La amaba. Pero su nueva manera de ser, solitaria y callada, me molestaba un poco. Sé que me he distanciado de ella, pero es lo mejor. Ella no me ama, pero eso solo era una excusa. Debería estar con ella como amigo, pero temía dejarme llevar por las cosas como la última vez. Aún recordaba cómo me ayudó ella cuando las cosas no iban muy bien para mí hace tiempo. Me daba cuenta de que sus amigos trataban de ayudarla y visitarla, pero eso a lia no le gustaba. Después escuchaba a las chicas preguntarse si volvería hacer como antes, las escuchaba hablar sobre lo que pasó con ella, sobre su violación. Apuesto a que culparían a Aarón por cambiarla y hacerla sufrir una terrible experiencia. Hablé con Jane ayer, una de las mejores amigas de lia. Me dijo que iba a llevar a lia con ellas a una 'noche de chicas'. No tenía idea de lo que eso se tratara, pero sería divertido, supongo. Pero... ¿era eso lo que ella necesitaba? Caminaba por la calle hacia el parque, me encontraría con mis amigos ahí. Pasé por la casa de lia y me detuve. ¿Debería invitarla? ¿Aun sabiendo que las chicas lo harían? ¿Me diría ella que sí? Suspiré y puse mi patineta en el suelo y me dirigí hacia el parque. Llegué al parque y todo era un caos, no tenía idea de lo que había pasado, solo vi a algunas chicas de la escuela, me bajé de mi patineta y fui a ver la escena. Christian me dio unas palmadas en la espalda y vi a Fernanda gritarles a aquel grupo de chicas. Tenía que ver con lia, me tensé un poco. Tal vez fue una buena idea no invitarla a venir acá, reconocí a algunas chicas del equipo de soccer. - ¿Ah sí? ¡Pues fue su culpa haberse fugado con ese chico en primer lugar!.- gritó una de ellas. Jane corrió hacia ella, le dio un puñetazo en su rostro y comenzó a golpearla. Thomas y Christian la tomaron y la alejaron de ella, todas las chicas querían pelear. - Váyanse a menos que quieran problemas.- dijo Fernanda. Comenzaron a insultarse más, no tenía idea cómo diablos empezó todo esto.
>>NARRA AARÓN<<
El camino se me hizo eterno. Estaba en esta camioneta de nuevo, como si fuera al ejército. De verdad eran listos. Hacia demasiado calor, recordé cuando estaba empapado de sudor haciendo ejercicio, esto no era nada comparado. No tenía idea de lo que pasaría ahora. ¿Se daría por vencido Alan? Si no lo hacía no podría verme o comunicarse conmigo en prisión. ¿Cómo pude fugarme por tanto tiempo? ¿Cómo pude hacerlo sin que me atraparan? Era un nuevo record tal vez, ¡Haha! La camioneta comenzó a disminuir de velocidad después de 3 horas más o menos, estábamos muy lejos. 3 horas de San Francisco, tal vez estábamos en Fresno. Todos me siguieron fuera de la camioneta, nos bajamos. ¿Esto es lo que la gente llama prisión? Una piedra gris y gigante en medio de la nada, sin ventanas, cuanta seguridad... qué hermosa vida. Me llevaron a la puerta, entré a un pasillo y luego a una habitación, era como las películas, como en 3D. Me dieron el uniforme, de color asqueroso por cierto, tendría una celda y me limitarían mi tiempo afuera. Me vestí y me llevaron a una celda, no iba a hablar ni nada, esto era terrible. Caminé yo mismo hacia mi celda, no quería que este tipo me arrastrara como muñeco. Llegamos a otro edificio, que estaba lleno de adolescentes, supongo que era solo para menores de edad. Caminé por celdas de jóvenes haciendo cosas asquerosas que yo nunca había hecho. Bueno, mi registro decía que había cometido violación sexual, entonces mejor me quedo callado. Todos esos chicos eran tan... pálidos, drogadictos. Entonces se podían drogar aquí dentro. Traté de calmarme, todo daba asco. Entonces me llevaron a mi celda en el segundo piso, estaba vacía. Genial, no quería escuchar alguna vida deprimente de un drogadicto o violador. Me pregunté entonces, si tal vez esto no podría ser mejor que mi niñez con mis padres. >>NARRA ALAN << No, no, no... Tenía que hacer algo rápido. Recordé de nuevo la escena en mi cabeza... - ¿Buscas a Aarón?- me dijo Stewart. Miré hacia él, de pie con su típica sonrisa burlona. Yo solo me quedé de pie esperando a que dijera algo, lo vi burlase un poco, se encogió de hombros y se alejó. - Al menos puedes decirme donde está.- le dije. Me ignoró, siguió su camino. Algunas personas me veían, sabían lo mucho que me
molestaba Stewart. Entonces fui hacia la celda de Aarón, estaba molesto, apreté las barras de la celda y encontré todo vacío. Me dirigí entonces hacia la oficina de James, un superior. Toqué la puerta pero estaba vacía, me dirigí hacia la cafetería buscándolo, lo encontré y me acerqué a él. - James ¿Tienes un segundo?- le dije. Él estaba tomando su café con sus colegas. - Oh Alan, sí claro.- Se levantó entonces. - Aarón...- comenzaba a decirle. - Lo acaban de llevar a la prisión federal. No fue bajo mi orden, fue de la máxima autoridad.- me explicó, suspiré.- Hiciste un gran trabajo Alan, pero era tiempo de llevarlo a su siguiente destino...- dijo, me dio unas palmadas en mi brazo. - Tengo... tengo que hablar con tigo, necesito tu ayuda.- exclamé. James me miró. - Después, te veo a las 8 en mi oficina. Después de eso se fue a sentar de nuevo. Iba a ayudar a Aarón, lo iba a sacar de ése lugar. Nunca puse un pie ahí, y él tampoco se quedará mucho tiempo. >>NARRA AARÓN<< Bajé hacia el patio donde había un límite de cosas que hacer. El guardia que me acompañaba me dejó caminar solo, caminé alrededor e ignoré todas las conversaciones a mí alrededor. Entonces, encontré algo más interesante, parecía en cámara lenta, vi como un prisionero corría hacia aquel otro chico. Él estaba de espaldas hacia él cuando de repente lo apuñaló con un... cuchillo. Lo volvió a lastimar de nuevo y después todo fue muy rápido, vi a los guardias correr hacia ellos silbando con sus silbatos y empujando a la gente hacia fuera, tratando de calmar el caos. Los hombres se agarraron a golpes. Hombres tatuados y perforados se golpeaban y pateaban, se lanzaban unos encima de otros. Me quedé inmóvil y unos guardias me alejaban de ahí, todos los regresaban hacia sus celdas. Qué agradables 3 minutos afuera, comencé a escuchar gritos alrededor de mí. No tenía idea qué estaba pasando ni qué era esto, pero era terrible. He hecho cosas peores, pero todo esto era tan insoportable, no iba a poder dormir después de esto. Me desperté sorprendido. En primer lugar... ¿Cómo diablos me quedé dormido? Pude haber muerto en mi sueño. Me senté y escuché murmuros, me levanté y vi a unos presos susurrándose algo atreves de sus celdas que estaban cerca. Me recargué para escuchar.
- Guárdalas bien...- mencionó uno. Yo me levanté y caminé hacia la esquina, de seguro estaban escondiendo drogas. Me senté a un lado de mi cama y miré los ladrillos en la pared. Supongo que después de todo Alan no puede ayudarme, me pudriré aquí como lo se supondría. Me recargué y miré el techo. Qué hermosa vida tenía. * 3 DÍAS DESPUÉS* Rebotaba la pelota de tenis que había tomado del patio, la rebotaba contra la pared, la atrapaba y de nuevo la rebotaba. Continué haciendo eso por 20 minutos cuando de repente escuché pasos. Pensé que el guardia pasaría sin ni siquiera mirarme como siempre pero se detuvo en mi celda. Levanté la mirada. - Aarón, tienes visita.- mencionó. Abrió la puerta y yo me quedé inmóvil. - Vamos, no tengo todo el día.- exclamó. Me levanté y dejé la pelota en la cama, salí de mi celda y el guardia me guiaba a bajar las escaleras. Muchos me miraban sin hablar. Luego me guio al cuarto de visitas, o como lo quieran llamar, había un cristal transparente entre el preso y el visitante y un teléfono. Me senté en la silla frente a Alan, se veía cansado y con sueño, me miró asombrado, se quedó quieto. Tomé el teléfono y él también lo hizo. - Aarón, ¿Cómo estás?- me preguntó. - Estoy bien, tú sabes, disfrutando esta hermosa vida.- dije con sarcasmo, Alan se limitó a sonreír. - Ya está todo arreglado, pero deberá haber un intercambio.- mencionó, sentí una fuerte emoción en mi pecho. - ¿Ya se arregló?- pregunté de nuevo, no lo podía creer. - Sí, pero... tienen que quedarte por lo menos dos años aquí...- exclamó. Mi estómago se revolvió... solo dos años. - Pero después podrás salir. - Lo sé... es solo que... suena demasiado bien para ser verdad.- le dije, Alan sonrió. - Te juro que no sabía qué hacer cuando me enteré que estabas aquí. - Gracias Alan. - ¿Creíste que me olvidaría de tí? - preguntó. La verdad... sí. - Nah... Yo sé que soy muy importante.- le dije. Alan sonrió. >>NARRA LIA << Entré a mi habitación y cerré la puerta, luego cerré mis cortinas. No podía vivir con
esto, mi vida estaba destruyéndose y yo también destruía la vida de Aarón y la vida de todos los que quería. Me acerqué a mi escritorio, me senté en la silla y tomé un cuchillo de mi cajón. Me iba a cortar, mi cabeza estaba incontroladamente mal, traté de cortar mis venas... no pude. Lo intenté, pero el dolor sería insoportable. Dejé el cuchillo en el escritorio, me quedé inmóvil un par de minutos. Hubo como un tornado en mi cabeza, no sabía si hacerlo o no. No pensé que fuera a morir, pero no me importaba. Luego mi consciencia regresó y tomé de nuevo el cuchillo. Cerré mis ojos, comencé a cortar mi muñeca. De repente, alguien tocó la puerta, mordí mis labios por el dolor, tiré el cuchillo y caí al suelo. Flexioné mis rodillas hacia mi cara, empecé a temblar ya que el dolor se sentía peor cada milésima de segundo. - ¿lia? Una voz me llamó, comencé a reírme sin razón. De repente la puerta se abrió. - ¡¡lia!! Sentí las manos de alguien sobre mí mientras me cargaban fuera de mi habitación. Miré su rostro y me quedé inmóvil. Aarón... - Aarón... sabía que volverías.- susurré. - lia por favor, quédate conmigo, no... No te vayas lia. - me contestó. Corrió conmigo bajando las escaleras y escuché de nuevo su voz. - ¡Está herida!- gritó. No podía ver casi nada pero escuché voces y ruidos. - ¡lia!- gritó mi madre. - ¡Necesitamos llevarla al hospital!- exclamó mi padre. Él enredó algo alrededor de mi mano, sentí presión sobre mis venas. - Muchas gracias Nathan. ¡¿Qué hubiéramos hecho sin tí?! Esperen... ¿Qué?... ¿Nathan? No... ¡Era Aarón! Volteé de nuevo a ver su rostro y efectivamente... era Nathan. - No... No... ¡Quiero a....- comenzaba a decir. - ¡Está incontrolable!- me interrumpió mi padre. Mis manos se movían incontroladamente, estaba loca. - Hey lia por favor. ¡Tranquila!.- dijo Nathan. Entonces sentí más manos sobre mí y caí inconsciente...
*2 AÑOS DESPUES* >>NARRADORA<< Después de eso, Aarón pasó dos años en prisión. No hubo muchas visitas de Alan, era innecesario. A lia nunca la dejaron sola por meses, ella se seguía sintiendo perseguida por los recuerdos de Aarón. Seguía viendo a Aarón en el rostro de Nathan y lo imaginaba por todas partes. Las cosas no fueron nada fácil. Pero Aarón regresará cuando salga de prisión. >>NARRA AARÓN<< Desperté con mi mente despejada y vacía de nuevo. Pero había algo dentro de ella que me hacía sentir feliz de que por fin llegara este día. Hoy dejaba la prisión. FINALMENTE, después de dos años. Dos años de pensar en lia. Alan me había estado informando de ella un poco. Él era sustituto en su escuela, recuerdo mi reacción cuando Alan me dijo que lia había caído en depresión. Me volví loco de tan solo saber que no estaba ahí con ella. Esa fue la primera vez que Alan me había dado una tan mala noticia, me volví loco, y me calmé un poco en la noche... y lloré. Había llorado por lia. Le había enviado una nota una vez, lia. Sonreí ya que sabía que por fin podría matar a Ben pronto, y finalmente vería a mi chica de nuevo. Desperté temprano ese día, me estiré. Ignoré al resto de los presos mientras llamaban por comida, me senté y bajé la mirada hacia mis manos. Aún no había cambiado mi manera de pensar. La forma en que cambié con lia aún estaba conmigo, y nunca se irá. Ella me hizo ver que existen personas que aceptarán voluntariamente mi confianza, como ella y Alan. No me arrepiento de haberlos conocido, jamás lo haré. - Aarón...- me llamaron. Me levanté y salí de mi celda, recuerdo que cuando llegué a esta celda era más bajo que ahora. Pues ya recién había cumplido 19 años. Caminé a través de los pasillos. No iba a extrañar para nada esto. Sabía que mi vida empezaría de nuevo ahora, y todo lo que hice antes era insignificante para lo que tenía planeado ahora.
>>NARRA LIA<< Casi era Junio, me iba a graduar de la preparatoria. Algo que había estado esperando por muchísimo tiempo. Ya habían pasado dos años y desde entonces, no había sabido nada de Aarón. No hubo forma de encontrarlo. Había visto a aquel policía que encontré en el departamento policiaco, supongo que era un maestro también, pensé que me daría clases desde que lo vi en mi escuela, pero rara vez lo vía. Lo veía pasar por mi casillero una vez y me dejó una nota, siguió caminando como si no me hubiera visto. La nota era de Aarón, no pude abrirla. No sabía qué diablos pensaba Alan que estaba haciendo o qué le ordenaron hacer, estaba sorprendida. Leí la nota cuando llegué a casa, pero me era difícil encontrar un tiempo a solas ya que nadie me dejaba sola nunca más, debido a mis terribles experiencias cuando me dejaban sola. La nota era muy simple, pero significante. Sólo dos pequeñas palabras, que significaban para mí más que mil. "Te amo" Su letra era muy clara aún para un chico, la guardé muy bien en mi joyero, desde entonces fue el tesoro más valioso que había en esa caja de madera. Sonreía cada vez que abría la caja de nuevo para abrirla y tocar el papel en el que lo escribió... Te amo también, decía siempre en mi mente. - ¿lia? Me llamó mi mamá, abrió mi puerta y yo cerré mi joyero. Me miró y me señaló que ya estaba la cena. Mis padres revisaban de vez en cuando mi habitación buscando cuchillos, tijeras, etc. Tenían que asegurarse que no tenía armas en mi habitación, mi mamá buscaba mínimo una vez a la semana mientras estaba en la escuela. La seguí hacia el comedor para cenar. Oh Aarón, encontraré alguna manera de verte, lo haré. >>NARRA NATHAN<< Salí de mi casa, traía mi balón en mis manos y doblé la esquina. Vi a mi madre llevar a Michael a su práctica de bascketball, estaba creciendo tan rápido. Pero siempre lo veía como mi hermanito, el que me pide ayuda para todo. La gente decía que se parecía a mí pero con cabello más oscuro y los ojos más claros. Sonreí, sabía que el sería un mejor hombre que yo... Pasé por la casa de lia mientras pensaba en eso. La miré, estaba sentada fuera de su casa mirando algo en sus manos, algo brillante. Me quedé parado ahí, podría tal vez regresar a charlar con ella como usualmente lo hago o seguir caminando. Suspiré y
crucé la calle, su mirada estaba en blanco, y pensar que hace dos años calló en depresión. Probablemente me vería y voltearía rápidamente. Me acerqué a ella y parpadeó dos veces antes de verme, se puso de pie y sonrió. - ¡Hey Nat!- me saludó. - Hola lia. Voy a jugar bascketball, ¿quieres venir?- pregunté. Sabía que no quería, pero siempre tuve esa esperanza. - No... Gracias. Diviértete Nat. Asentí y algo atrajo mi atención, bajé la mirada hacia el collar que brillaba tanto, como un arcoíris expuesto al sol, era precioso, era de diamantes. Lia notó mi mirada y lo escondió, bajó la mirada mientras me alejaba. - Bueno... te veo luego.- le dije. Me alejé con mis hombros encorvados. No podía dejar de experimentar el sentimiento del rechazo cada vez que la dejaba. Ella no era la misma desde... bueno, desde eso. Hice una mueca, tenía que dejar de pensar en eso. >>NARRA LIA<< Vi a Nat alejarse, se veía triste, siempre estaba así desde hace un tiempo. Siempre lo hería a él y a mí misma cuando lo veía o lo dejaba ir así como ahora, pero no quería darle alas como lo hice hace tiempo. Simplemente no podía, y no iba a amar a nadie más que a Aarón. Cuando pensaba en Aarón, recordaba cosas como si hubieran pasado ayer, sacudí mi cabeza y traté de no derramar lágrimas. Aarón... debí haber tomado yo la culpa, no puedo seguir viviendo así. Miré mis manos, odiaba mirarme en el espejo, sentí como si rasgara mi cara, cerré mis ojos y recé para que Aarón estuviera bien. Pensé eso como una hora, hasta que escuché un ruido a mi lado, me levanté y volteé y vi quien era. Era "Gio", el perro que estuvo con Aarón y yo hace tiempo, su cabeza apareció de unos arbustos. Sí, había encontrado dónde vivía, era genial verlo de nuevo, lo vi por primera vez en mi escuela hace 3 meses y me siguió a casa, sonreí mientras lo acariciaba, el movía su cola. Le pregunté a mis padres si podríamos quedárnoslo al igual que Leo, dijeron que lo pensarían, habían pasado dos días desde que les pregunté. Entré a casa para alimentar a Gio, salí con un plato y vi a un chico de pie dándome la espalda, volteó y vi quien era. Jake, aquél cretino. Lo ignoré y busqué al perro. ¿A dónde diablos se fue?. - ¿Hola?- exclamó Jake. - Hey...- dije yo.
- ¿Qué buscas? - Un perro callejero...- contesté, miré sus ojos y el intentó disimular su confusión. Busqué más, no estaba, levanté la mirada hacia Jake y me miró como si yo estuviera loca. -¿Qué quieres Jake?- pregunté. El levantó sus cejas. - Bueno... vine a ver cómo estabas.- exclamó. Me reí. - Jaja, bueno, gracias estoy bien, gracias por tu compasión.- le dije, rascó su cabeza molesto. - ¿Quieres ir a bailar el viernes?- soltó de repente, me atraganté un poco y traté de aclarar mi garganta - uhmm... ¿entonces? - No gracias, no estoy disponible el viernes. Su rostro se veía molesto, no sabía por qué tantas chicas lo deseaban, no era tan guapo. Pero bueno, todos tenemos nuestros gustos. - Así que ¿Estarás con Nathan?- preguntó burlón. Tomó mi mano y me acercó a él. - ¿Eso crees? Sabes, estoy mejor con Aarón. >>NARRA NATHAN<< - ¡Los veo mañana! Caminé hacia mi casa despidiéndome de mi equipo de bascketball, me secaba mi rostro con mi camisa, vaya que había sudado hoy. Caminaba por la casa de lia me acerqué y vi a... ¿Qué? no, NO. Pude ver a lia de pie a un lado de, aquel bastardo. Suspiré profundo, tenía que alejarlo de ella. Crucé la calle y llegué a su casa, alzaron la mirada cuando entré por la puerta del jardín. Jake estaba tomando su... ¿mano? Ella se alejó disgustada, se acercó a mí y tomó mi brazo, Jake se veía furioso por ser rechazado. - No tienes nada que hacer aquí, idiota. - le dije. Apretó sus puños furioso, listo para golpearme supongo. Día un paso atrás alejando a lia para de nuevo acercarme a él, pero lia me apretó fuerte, volteé a ver su rostro, estaba muy cerca del mío. - Déjalo ir.- me susurró. Sonaba como si quisiera llorar. - Hazle caso a la señorita, de seguro no quiere que te rompa los huesos... Un ladrido de un perro lo interrumpió, salió de un arbusto y ladró furioso hacia Jake, él se apartó, tenía miedo. Oh Dios mío, ¿Jake asustado? ¿Y por un perro? La puerta de su casa se abrió y apareció Gerard, el papá de lia. Miró a Jake.
- ¿Que está pasando ahí?- preguntó. - Nada señor...- dijo Jake. - Este estúpido trataba de faltarle al respeto a su hija.- le dije a Gerard. El perro seguía ladrando. - ¿Es cierto eso?- preguntó el. Miró hacia atrás de mí. - Sí papá.- contestó lia. Gerard se acercó y el perro dejó de ladrar - Jovencito, váyase de mi propiedad o tendré que llamar a la policía. Jake se quedó sin aliento, humillado. Se alejó rápidamente, se metió a su auto y se marchó. El papá de lia miró al perro. - El perro nos ayudó papá.- dijo lia. El acarició su cabeza. - Entonces que se quede, ya veremos cómo reacciona Leo. Lia sonrió de oreja a oreja. Hacía años que no la veía sonreír así. Gerard pensaba lo mismo mientras lia se acercaba a acariciar el perro. Levantó la mirada hacia mí. - Gracias Nat, te la debo. Después de eso metió al perro dentro de su casa, él movía su cola, Gerard volteó hacia mí y se acercó, puso su mano sobre mi hombro sonriendo. - Gracias Nathan.- me dijo. Suspiró y se dirigió a su puerta, después volteó de nuevo sonriendo. - Ah por cierto, necesitas una ducha hijo.- me reí. - Es justo lo que haré señor. Me despedí y caminé hacia mi casa sonriendo.
>>NARRA AARÓN<< ¿Qué era todo esto? Estaba en las instalaciones donde los policías practicaban sus tiros. Estaba con Alan, me estaba mostrando las instalaciones del FBI. Me dejó disparar una vez, y había disparado la bala perfectamente en el punto rojo. - Es algo que aprendí hace mucho tiempo.- le dije. Me dio una palmada en mi espalda y le di la escopeta. - El sargento dijo que tenías un gran potencial con solo mirarte.- dijo Alan. Seguimos caminando por los departamentos, habíamos hablado con mucha gente de altos rangos, pero no todos confiaban en mí. Diablos. Me dieron muchísimas advertencias sobre morir si desobedecía o si estuviera en contra de ellos, hacían mucho drama. No me aceptarían muy bien, eso lo sabía.
- Te deseo toda la suerte del mundo Aarón, te visitaré cada semana, y no quiero problemas.- dijo Alan. Fuimos a mi habitación, sería solo mía y no iba a compartir, pero un guardia estaba fuera de la puerta, oh genial. Supongo que había una cámara dentro. Alan tomó mi mano y me acercó para darme un gran abrazo, después de todo, Alan era como el hermano que siempre quise tener. - Será difícil encajar Aarón, créeme. Pero confío en tí.- mencionó Alan. Me soltó y me pellizcó la mejilla para después irse, sentí dentro de mí algo que hacía tiempo no sentía... éxito. Ahora estaba aquí, comenzaría lo que había planeado hace años. Entré a mi habitación, vi la cámara de video de inmediato, la miré y me senté en mi cama. Saqué una fotografía que Alan me había dado, era de lia a sus 16 años, justo cuando nos alejamos, la toqué y cerré mis ojos. Todo esto es por tí lia, todo lo hago por tí.
>>NARRA LIA<< *1 SEMANA DESPUÉS*
- ¡No puedo creer que nos graduamos en 15 días!- dijo Jane. - ¡Lo sé! Finalmente seremos libres.- exclamó Lucy. Estaba con mis amigas hoy, insistían en que fuera con ellas, de verdad que eran insistentes estas chicas, no se irían si no decía que sí. Así que aquí estaba, las tres hablaban de lo mismo, hasta que recordé que yo también estaba y me hicieron hablar también. Fernanda conducía el auto de sus padres. - Bueno, Nathan dijo que nos invitaba a una fiesta este viernes.- dijo Fernanda. Sentí todas sus miradas en mí. ¿Por qué no mejor alguna de ellas se hace novia de Nathan y así por fin puede ser feliz? Bueno, después de todo no es mi novio.
- ¿lia?- me llamó Lucy, volteé hacia la ventana. - ¿Hmmm?- respondí. - ¿Quieres ir a la fiesta con nosotras?- preguntó Jane. - ¿Irán todas?- pregunté. - ¡Claro que sí! Será de nuestras últimas fiestas juntas antes de graduarnos.- dijo Fernanda. Oh cierto, la graduación. - Mhmmmm, no creo.- contesté, comenzaron a quejarse y a decir todas sus tonterías. - ¡Oh vamos lia! - Pareciera como si nos evitaras.- agregó Fer. Diablos... - ¡Por favor lia! Nathan estará ahí, a él le encantaría que fueras.- dijo Lucy. - Pero yo no quiero nada con él.- exclamé. Todas se callaron. - Eso dices ahora.- dijo Jane. Pff ¡Nunca! Volteé a lo lejos en silencio, se habían calmado por un momento, llegamos al centro comercial y nos bajamos del auto, Lucy me tomó del brazo y me jaló. - No correré Lucy.- le advertí. - Oh sí, sí lo harás. Entramos al centro comercial, Fernanda y Jane se pusieron a lado de nosotras y entramos al primer piso. Tal vez esto sería divertido.
>>NARRA AARÓN<< - De nuevo.- me ordenó. Comencé a hacer lagartijas de nuevo, hacía todo tipo de ejercicios, en las mañanas me ejercitaba y en la tarde era puro papeleo. - ¡Aarón! Haz 10.- me ordenaron. Las hice. - Otras 20.- de nuevo, las hice. -¡Otras 40!- y de nuevo, las hice. Aquel hombre era muy agresivo y estricto, era el líder, se apellidaba Méndez o algo así. - Descansa 10 minutos Aarón.- exclamó Méndez. Me acerqué a las bancas, me senté. Todos me miraban incómodos, sí, lo sabía, aún no encajaba. Pero no era para tanto pareciera como si no quisieran que les contagiara algo. Tomé agua y descanse un poco, los maestros de aquí pensaban en darme algún extra.
¿Qué mierda era eso? Todo lo que sabía era que tenía que aguantar. Después de una hora, me dirigí hacia las duchas, caminaba hacia mi ducha privada en la esquina cuando de repente un chico latino se interpuso en mi camino. - Disculpa.- le dije. Traté de esquivarlo pero se puso en medio de nuevo, cerré mis ojos y los abrí con fuerza. - ¿Qué dijiste niño bonito? - Dije que te movieras.- exclamé. Soltó una risa y me dejó pasar. Los prisioneros ni siquiera eran tan engreídos, tal vez porque yo pertenecía ahí con ellos. Sacudí mi cabeza mientras me dirigía de nuevo a la ducha y cerraba la puerta. Era genial tener una ducha privada donde nadie te mira, me quité la ropa y me duché. Puse el uniforme en la esquina, era una camisa azul marino con un pantalón negro, bueno, por lo menos era mejor que el uniforme de prisión. Tomé una larga ducha y me vestí, tomaría un descanso en mi habitación, unas dos horas no me vendrían nada mal. De repente... me detuve, escuché algo dentro. No sería fácil vivir aquí supongo. Tomé un respiro, bueno, aquí voy. Abrí la puerta y me atacó un chico caucásico, perdí mi equilibro y ambos caímos al suelo, moví mi cabeza esquivándolo y él golpeó el suelo, entonces lo golpeé justo en la cara. Ouch... Vi algo detrás de mí, me levanté rápidamente y me alejé, sólo eran personas que fueron a ver qué había pasado. Miré alrededor y vi a otro sujeto. -¿Qué pasa aquí?- Dijo aquel sujeto llamado Richard Bright en cuanto entró. Era un milagro que recordara su nombre, sus ojos café penetrantes me hacían casi temblar, y eso no era algo normal. - Recoge a Henderson, Carlos.- le ordenó Richard a su colega. Me miró mientras yo estaba de pie así sin parpadear.- ¿Quieres saber las consecuencias de agredir a tus compañeros Aarón?- me dijo. - ¡El me agredió primero!- exclamé. - ¡Pero tú tienes antecedentes penales! Tienes suerte de que aun así te dejamos entrar Aarón.- contestó. Me quedé sin palabras, no era capaz de hablar, miré cómo alejaban de ahí a aquel sujeto, tenía sangre por su rostro. Mhmmmm... - Aarón.- me llamó.
Salió de ahí, supongo que quería que lo siguiera. Todos me miraban y yo les regresaba las miradas, salí de las duchas siguiéndolo, luego entré a una sala donde varias personas de altos rangos comenzaron a entrar. Oh diablos... Todos me hablaron y me leían criterios acerca de que no me comportara como el criminal que fui, cómo ignorar gente que no me agradaba, cómo actuar en silencio, cómo ser un mejor hombre que sé que podría lograr ser. Finalmente, me enviaron a una especie de "detención". Aquel pequeño cuarto estaba en medio de la nada en aquella instalación, aunque no se parecía nada a la prisión, debí saber esto, bueno debí imaginarlo. Entré y cerraron la puerta por detrás de mí, estaría aquí por tres días. ¡Wow! Las consecuencias aquí costarían, tenía que ser el niño "bueno" desde ahora. Me senté en la esquina. Aquel estúpido estaba loco para atacarme así... Me quedé inmóvil un segundo; él quería que hiciera justo lo que hice. Suspiré molesto y con frustración. Ahora lo entiendo, bueno, demasiado tarde. Recargué mi cabeza contra la pared. Pagarán por eso. Sonreí. >>NARRA LIA<< Esto era insoportable. Estábamos en el centro comercial, las chicas me metieron a todas las tiendas con ellas. Buscaban vestidos y tacones. Me aparté de ellas un rato, después me compraron un vestido y tacones para la fiesta del viernes, ya que iría. Fuimos a Starbucks, ordené un frapuccino de chocolate y me senté con ellas, lo tomé y de repente Jane me dio un codazo en mi brazo, levanté la mirada y vi a Jake caminando cerca de ahí con una chica que no conocía, desvié mi mirada. - Nathan nos contó acerca de Jake aquella vez...- exclamó Fernanda. Ughh, por favor, no empiezan. - ¡Es un mujeriego!- dijo Lucy - ¡Lo sé!- mencionó Jane. Levanté la mirada de repente y vi a un cabello a lo lejos muy familiar, me levanté y salí del salón, vi a un chico acercarse y me di cuenta de que no era él. - ¡lia!- me llamaron las chicas. El chico se parecía mucho a... Aar... -¡Termínate tu frapuccino lia!- exclamó Jane interrumpiendo mis pensamientos. Suspiré y me senté de nuevo. - lia se verá increíble el viernes.- dijo de repente Fernanda. - Gracias, pero no iré.- contesté.
- ¡Por favor lia!- dijo Jane. - ¡Awww vamos lia! No dejaremos que te quedes en casa esa noche.- insistió Lucy. Yo negué con mi cabeza. -¿Por favor? Hazlo por Nathan.- insistió, levanté mi mirada. - ¿Y qué tiene que ver Nathan en todo esto?- pregunté. Se miraron entre ellas. -¿Qué pasa?- pregunté de nuevo. - Olvídalo.- respondió Jane. Respiré profundo, terminé mi frapuccino y regresé al auto con ellas. Definitivamente no iría a la fiesta el viernes.
**VIERNES EN LA NOCHE...**
- ¡Te ves guapísima!- me dijo Lucy. De nuevo, traté de levantarme de la silla y ellas me sentaron en ella. - ¡No! No debes moverte.- dijo Jane. Ellas me habían peinado, no pude negarme, en verdad querían que fuera... pero no iba a ir. Llegaron a mi casa arregladas, sin sorprenderse de verme en mi camiseta y shorts. No quería ir. - No te muevas y cierra tus ojos.- me ordenó Fernanda. Suspiré, cerré mis ojos, me maquillaron también. Ya habían pasado como 30 minutos y tenía demasiadas manos encima. - Listo, ya te puedes levantar.- dijo Jane. Me levanté y miré el espejo, no podía creer que esa era yo. - Ahora ve y vístete.- exclamó Lucy. Me dieron un vestido color palo de rosa, era... hermoso. Me metieron a mi habitación para que me vistiera y las escuché bajar las escaleras. Observé el vestido, era hermoso, como un delicioso helado, con el mismo tono de color, era de un solo hombro y tenía holanes en él. El vestido me llegaba al muslo, un poco más abajo de mi trasero. Respiré profundo, y me lo puse. Me quedaba perfecto, qué coincidencia. Miré los tacones, eran altísimos, podría romperme una pierna con esos, eran color beige, aun así eran bellísimos también. Me puse el collar que me había dado Aarón en mi cuello, y me puse un brazalete de plata. Tomé aire, salí de mi habitación y bajé lentamente las escaleras, no quería morir por estos tacones. Las chicas se quedaron con la boca abierta, llegaron y me abrazaron.
- ¡Estas hecha una Diosa!- exclamó Jane. - Oh Dios Mío. Esta perfecta.- me dijo Lucy. - ¡Quiero créditos!- dijo Fernanda. Me reí por su exageración. - Bueno... entonces... ¡Ya nos vamos!- exclamó Lucy y se dirigieron a la puerta. - ¡Adiós dulzura!- dijo Fernanda. - Esperen... ¿Qué? ¿Yo no iré?- pregunté curiosa, genial. - ¡Hey! Quita esa sonrisa de tu rostro. Claro que irás....- dijo Jane. - ... Sí, ¡Con Nat!- mencionó Lucy. Se rieron y se fueron. Oh Diosssss. Estas chicas nunca me daban espacio, es que simplemente no podría estar con otra persona que no fuera MI Aarón. *SUENA EL TIMBRE* >>NARRA NATHAN<< Toqué el timbre de su puerta. Tenía que pedirle disculpas por el comportamiento de las chicas, ellas no podían obligarla a venir con migo. Me hicieron creer que en verdad quería ir y en verdad lia aceptó en ir con migo. Sacudí mi cabeza, tenía que estar feliz.
La puerta se abrió de repente y vi a... Oh Dios mío. Quedé boquiabierto, no podía quitar mi cara de sorpresa. Se veía tan... era tan... era lia, era ella. Sus ojos se veían tan grandes con el maquillaje y su cabello lucía con vida y hermoso. Simplemente ella era el amor de mi vida, ya lo sabía. - Uh... que-quería disculparme por todo, de-debí saber que no querías ir...- comenzaba a decir entrecortadamente. Reconoció mis palabras y parpadeó sorprendida. - Bueno, me torturaron un poco.- Me dijo, ambos sonreímos. - Lo siento, pobre de tí. - Bueno, quería saber si tú querías que fuera contigo.- mencionó de repente, bajé la mirada. - Pues, si así lo quieres tú... - Podemos ir como amigos ¿verdad?- preguntó ilusionada, levanté mi mirada y le sonreí, lia amablemente me sonrió también. Le tendí mi brazo y lo tomó, miré a su mamá, me saludó desde lejos y le sonreí. - ¿Sabes? Nunca te había visto de traje Nat.- exclamó lia. La miré. - Ya lo sé.
Llegamos a mi auto, le abrí la puerta y se sentó, me di la vuelta para subirme también, encendí el auto. Miré a lia y la encontré un poco incómoda. Dejé de hacer lo que hacía y me quedé callado. - ¿Qué pasa lia?- le pregunté. Levantó su mirada un poco sorprendida, se encogió de hombros. - Es que... no me había sentido así desde hace tanto... - Siempre ha sido así.- le susurré. Me miró, no quería arruinar su noche. - Entonces... ¿iremos?- preguntó. - No lo sé. Dime tú.- contesté, se veía confundida.- Sólo dime, yo no te llevaría a ningún lugar al que no quieras estar.- le dije amablemente. Me miró y le sonreí amigable. - Vamos.- exclamó. La miré para asegurarme de que no me estuviera mintiendo, me tomó un par de segundos y luego encendí el auto, de repente la miraba de reojo, ella mantenía su rostro inmóvil, como póker face, o algo así. Seguí conduciendo en silencio, cuando llegábamos, me di cuenta de que el bastardo de Jake estaba aquí cuando vi su auto estacionado enfrente de la fiesta. Estacioné el mío alejado del suyo, me quedé un rato inmóvil. - Está aquí ¿verdad?- preguntó lia. Asentí con mi cabeza.- Vamos a otro lugar.mencionó. La miré. - No, no dejaremos que nos arruine la noche.- le dije, sonreí. Bajé del auto y abrí su puerta, vi a varias personas que nos miraban, me mantuve firme y ella tomó mi brazo, pude ver que se sentía segura a mi lado, eso era un avance... por lo menos. Caminamos hacia la puerta y muchos nos saludaron, les sonreí a todos pero no dejé de protegerla ni un segundo. Vi a lo lejos a Christian saludándonos y caminamos hacia el grupo.
>>NARRA AARÓN<< Estaba tan aburrido, sentía como si esto jamás acabara. Era tan aburrido aquí, no podía salir de este cuarto, excepto para las "clases" y entrenamientos. Recién había salido de mis 3 días en detención. Trabajaba más duro ahora, a todos les regalaba una mirada asesina, apartaban su vista de inmediato, como si los asustara. Sonreí y me senté en mi cama saqué la fotografía de lia, tan bella. Estaré contigo pronto hermosa. Estaba cansado, me estresaba mucho, lo bueno que no había encontrado tantos
problemas, recuerdo lo que me había dicho Alan. "Sé un mejor hombre" Y claro que lo sería, sólo que ahora, con la justica de mi lado.
>>NARRA LIA<< Charlé con mis amigos y Nathan se sentó a mi lado, mantuvo su mirada en todos los chicos que pasaban o me veían. Supongo que él no disfrutaba de la fiesta, pero ¿qué podía hacer? Traté de relajarme y bajé mi mirada. Sentí tenso a Nathan cuando lo escuché respirar aceleradamente, sabía quién era. No levanté mi mirada, hasta que vi los pies de Jake acercarse a nuestra mesa, estaba muy bien acompañado ya que vi varios pares de tacones pararse a su lado. Yo solo sentí a Nathan poner una mano en mis hombros y escuché a Jake soltar una carcajada. Luego sentí que se fue. Me relajé un poco y las manos de Nat se quedaron en mis hombros, quería moverme, pero no lo hice. - Creo que no estoy disfrutando esto...- me dijo Nat. - Sí, suponía eso.- le contesté. Se encogió de hombros y se levantó, me ofreció su mano para bailar en la pista. - Oh no... No quie... Aún no terminaba de hablar cuando Jane me empujó y casi caí, pero me mantuve ya que Nathan me ayudó a sostenerme. Miré con coraje a Jane y ella sonrió dulcemente. Él me llevó hacia la pista y de repente me sentí incómoda, especialmente cuando sentí las manos de alguien tocar mi trasero, me aparté bruscamente y caminé detrás de Nathan, el apretó sus puños acercándose a Jake mirándolo como un toro furioso. - ¡Nathan!- le grité. - ¡Aléjate de ella, idiota de mierda!- le gritó Nat a Jake. - ¡Jajaja!- rio Jake. Comenzó a reírse mientras unas personas que estaban cerca de nosotros se alejaban. Nathan iba a golpearlo pero lo detuve a tiempo. -¡Nathan detente!- le dije. - Déjame encargarme...- contestó. Entonces Christian corrió a mi lado junto con Charlie, Thomas veía a Jake y a sus ''amigos'' con desconfianza mientras se acercaban a Jake. Charlie y Christian tomaron a Nathan cuando yo lo solté. De repente, vi personas de seguridad acercarse.
- ¡Chicos! Cuidado.- les dije. Todos miraron y trataron de calmarse mientras los de seguridad se acercaban, Nathan parecía un tigre furioso, era aterrador, nunca lo había visto así. Jake solo reía y retrocedió unos pasos. - Tendré que pedirles que se vayan de aquí, jovencitos.- dijo el encargado de seguridad a Jake y Nathan. - No se preocupe señor, yo ya me iba- exclamó Jake. Mantuvo su sonrisa en su rostro y se fue del lugar con sus amigos. El sujeto miró a Nathan, Nat no dijo nada y sólo se alejó, lo seguí, pero iba demasiado rápido. Christian y Charlie fueron por Thomas y las chicas y me siguieron hacia afuera. Seguí caminando hacia el auto de Nathan, estaba más lejos de lo que pensaba. Vi su brillante Dodge pero no lo vi a él. Lucy me llamó de lejos y me acerqué a ellas. >>NARRA NATHAN<<
Jake estaba por aquí. Estaba entre las sombras buscando a aquél idiota, pagará hoy. Estaba cansado de amenazarlo. Me acerqué a una barda cuando de repente vi su auto, vi a sus "cómplices" riéndose enfrente de su auto, pero él no estaba ahí, volteé para buscarlo en algún otro lugar. - ¡Hey Nathan!- me llamaron. Me vieron sus amigos, los escuché acercarse y volteé listo para acabar con ellos.
>>NARRA LIA<< Caminé hacia mis amigos, apenas los podía ver debajo de la lámpara de la calle. Pasé por un callejón y las manos de alguien me tomaron de sorpresa cuando caminaba, estaba a punto de gritar cuando me cubrieron la boca, me puse mal, no me dejaron ni siquiera moverme, no pude patear ni golpear a quien estaba detrás de mí. Llegaron recuerdos a mi cabeza cuando recordé cuando me encontré en esta situación hace tiempo, y cómo Aarón siempre estuvo ahí. Pero ahora, él no estaba. Pataleaba y traté de golpear todo. Me tomó con más fuerza y me empujó de la banqueta al callejón, intenté abrir mi boca ya que mordí su mano y la apartó. Grité con todas mis fuerzas por tres segundos hasta que me empujaron contra la pared. Mi
rostro ardía cuando me empujaron hacia los ladrillos, sentí un aliento masculino en mi oído. - Eres una chica mala.- susurró, era Jake. Volteé mi cabeza y vi su rostro, el retrocedió unos pasos y aproveché, corrí hacia el semáforo en la calle y volví a gritar, los tacones me tiraron al suelo, casi haciendo que se rompiera mi tobillo y entonces sentí las manos de Jake jalarme. -¡Déjame estúpido enfermo!- le grité pero me jaló con más fuerza. - No debes asustarte, solo quiero hacer algo contigo.- contestó. Le di una cachetada, me sorprendió tomando mis manos haciéndome imposible golpearlo más, lo pateé pero seguía esquivándome. Era difícil caminar con sólo un tacón puesto. Entonces supe qué hacer, me alejé y tomé el otro tacón, golpeé a Jake en el pecho con el tacón mientras el gritaba de dolor, me soltó y se recargó en la pared agarrándose el pecho. Lo golpeé en el rostro con mi tacón y calló al suelo. Estaba a punto de atacarlo de nuevo cuando entonces sentí unas manos sobre mis hombros volteándome a ver a alguien, no pude ver nada porque mis lágrimas me lo impedían, solo veía a Jake retorciéndose de dolor. - ¡Cálmate _lia!- me ordenó alguien. Volteé a ver un rostro familiar, y me tranquilicé, era mi hermano Xavier. Estaba en shock, no tenía idea de lo que había pasado con él, ni si quiera me había importado, ahora me arrepiento. Me lancé a el abrazándolo y el me abrazó también, lloré más, no quería que se fuera. Había rechazado a todos mis seres queridos por sus errores cuando era más chica. ¿Cómo pude hacer eso? Los recuerdos se mi niñez inundaron mi mente. - Está bien lia, ya pasó pequeña.- dijo él. - ¡No! No está bien ¿En qué me he convertido?- respondí. No podía aceptarlo, había herido a Jake, casi lo mato hace un minuto. Aunque, ya había matado a alguien una vez. Salí del callejón con mi hermano y el sacó su celular. Mis amigas me vieron y corrieron hacia mí, me abrazaron y preguntaron qué había pasado. Mi hermano llamó para pedir ayuda, ellas lo miraron y se quedaron calladas. Sabía que estaban sorprendidas. - ¿Dónde están los demás?- pregunté. Se miraron entre ellas.
- Bueno, estaban buscando a Nathan... y lo encontraron- dijo Jane. - ¿Y?- pregunté, se podían escuchar ya las sirenas. - Estuvo buscando a Jake, y, bueno... lo golpearon.- dijo Fernanda. - ¡¿Qué?! ¡¿Dónde está el?!- pregunté. - ¡Shhh! Nat está bien. Pero la policía no tiene que enterarse que Christian, Thomas y Charlie también pelearon.- continuó Lucy. Me tranquilicé, entonces estaban bien ¿verdad? Los minutos pasaron rápidamente, seguía recordando en mi mente a Jake cuando se lo llevaron. Iba camino a mi casa con mis amigas, y mis padres esperaban afuera con los papás de Nathan. Corrieron hacia mí y me abrazaron. Mi hermano entró a casa y charló con mis papás, y mis amigos me acompañaron dentro. Hicieron que me sentara, me prepararon un té y tomaron mi mano. - Lo sentimos mucho lia. Debimos haberte encontrado.- dijo Jane. Negué con mi cabeza. - No puedo creer que Jake quería hacerte eso todo este tiempo.- exclamó Lucy. Me quedé callada. Los rumores eran ciertos, recuerdo hace tiempo cuando estaba en la escuela, aquella chica, Jake y sus amigos la llamaron "perra". Tomé mi té. - Entonces... ¿lo hizo?- pregunto Fer refiriéndose a Jake. Negué con mi cabeza. Suspiraron aliviadas. Les conté lo que hice, ellas sólo me miraron atentas con los ojos muy abiertos y no dijeron nada. Una hora después, Nathan regresó, sus padres lo abrazaron y el me miró, le sonreí amablemente pero su mirada se veía triste, mis amigos se fueron después de hablar con la policía, que estaba en mi jardín. Hablé también con ellos y les di algunos detalles antes de entrar a mi habitación. Me quité el vestido y me metí a duchar, estaba feliz por un lado, mi hermano Xavier había regresado. Me acosté en mi cama y toqué el collar de diamantes de Zayn sobre mi cuello, me levanté lentamente y miré por la ventana, las estrellas brillaban mucho esta noche. >>NARRA AARÓN<< Miré las estrellas desde la ventana en el pasillo. Me estaba acostumbrando a esta "Escuela de espionaje" y a sus complicaciones. Estaba a tan solo unas horas de lia. Había pasado tanto tiempo.
Tenía que controlar las ganas de salir corriendo de este lugar, pero sabía que todo sería más difícil afuera. Sonreí y miré al cielo azul profundo. Necesitaba algo más de tiempo hasta que me graduara como Agente del Gobierno. Me preocupa que Ben ya no esté en el país. Lógicamente estaba asustado y tenía que hacer sus propios planes, qué mal que los policías quienes le dieron el susto, me hubiera gustado hacer eso. Escuché un sonido y vi a un guardia de seguridad. Mi habitación tenía más seguridad que cualquier otra en este lugar, tal vez porque me consideraban una "amenaza" para este lugar. Respiré profundo y regresé a mi habitación, saldría de aquí pronto, no me tomará mucho tiempo. Me desperté con el sonido de la nada. Me levanté, me estiré y tendí mi cama. Saqué la fotografía de lia que estaba debajo de mi almohada, era como una rutina que hacía todas las mañanas. Recordaba nuestro pasado junto, se sentía como si hubiesen pasado más de 20 años, cuando ni siquiera habían pasado tres. Sonreí, me recordaba sentado a un lado de ella en clase, también cuando solía verla dormir por su ventana, salvarla muchas veces, y... besarla. No tenía experiencia con chicas, pero ella era, ella era... - ¡Aarón! ¡Se te hará tarde! Y no creas que te lo recordaré otra vez. Blah Blah Blah, aunque me tardara cinco minutos me lo estarían recordando. Me dirigí hacia la práctica, el sargento me gritaba desde atrás. Todos soltaron una casi silenciosas risitas cuando entré, supongo que almorzaré luego. Sentí a alguien entrar detrás de mí al mismo tiempo sentí la calidez de un cuerpo a centímetros de mí, volteé y lo esquivé a tiempo, todos se rieron mientras el sargento avanzaba conmigo. - Tú serás mi voluntario hoy Aarón...- mencionó él. Traté de evitarlo, no sabía lo que pasaría. Nunca antes había sido voluntario, entonces me golpeó en la costilla y me sacó del camino. - ¡Enfréntalo como hombre! Y cuídate de todos.- dijo el sargento. Entonces, alguien me tomó por detrás, lo golpeé en el mentón con mi codo y lo derribé al suelo, el sargento corrió hacia mí. Me tropecé con él, me levanté rápidamente y enfrenté a todos. - ¿Quién quiere pelear? ¡Vamos! Estúpidos cobardes.- les grité. Estaba en verdad enfadado, todos aquí eran terribles. Estúpidos bastardos idiotas, sólo
me habían hecho la vida imposible aquí. Intenté calmarme, respiré profundamente, todos me veían inmóviles. De repente, escuché aplausos, me di la vuelta y miré a aquél chico, que era amigo de Alan, caminando hacia mí. Me avergoncé por mis inapropiadas palabras. - ¡Eso es totalmente inaceptable Aarón!- me regañó el sargento. El chico que aplaudía levantó su mano. - Aarón, por favor acompáñame a mi oficina.- me dijo el que estaba aplaudiendo. Lo miré y lo seguí, el sargento me dedicó un rostro de desaprobación. ¿Ahora qué, idiota? dije dentro de mí. Caminé detrás de aquel hombre, hacia la cafetería. - Toma asiento, por favor. ¿Quieres comer algo?- me ofreció, negué con mi cabeza y sonrió.- En ese caso ambos comeremos. Se levantó y me trajo café y pan, mientras él se trajo café con una rebanada de pastel de queso. Al parecer él ponía a todos los estudiantes a dieta. - No sé cuál es tu nombre.- exclamé. - Soy Michael Shay.- contestó. Asentí una vez y tomé un sorbo de mi café. - Dime algo muchacho. ¿De dónde has aprendido todo eso?- preguntó. ¿Acaso era una broma? -Nosotros en verdad podríamos usar un hombre como tú en el FBI ¿sabías?- contestó. Lo observé mientras él tomaba de su café. - ¿Y eso me tomará más tiempo de lo que estoy haciendo ahora?- pregunté. Michael me miró. - ¿Tienes tanta prisa? - preguntó.- Podríamos asignarte como un espía de alto rango, un detective, maestro de combate, o cualquier otro alto rango. - Será difícil ganarme su confianza... por mi pasado.- contesté. Me observó detalladamente. - He escuchado de tí, de todo lo que has hecho. Te pondré en alguna posición de las que te mencioné. En verdad necesitamos hombres como tú Aarón. Miré hacia la nada, sabía que podía hacer todo eso. Pero, ¿Cuál era la razón para hacerlo? Simplemente no pude responderle. ** 1 SEMANA DESPUES *** - Aarón, tenemos noticias para tí.- exclamó alguien. Me dirigí hacia la oficina y varias miradas se enfocaron en mí, me quede observando hasta que el oficial se levantó.
- Oficialmente haz otorgado el caso de Ben, Aarón, y trabajaremos en él mañana.- me dijo. No pude creer lo que escuché, solo lo miré como idiota, asimilando las palabras. Di un paso enfrente y sacudí su mano. - Bienvenido a los altos rangos Aarón.- exclamó. Sonreí y todos comenzaron a aplaudirme, todos me felicitaron, entonces me dirigí de regreso a mi habitación. Me detuve en una ventana, comencé a reírme tan fuerte que tuve que sentarme... Después de tanto tiempo de espera, por fin conseguiría lo que tanto había esperado. Sentí mis ojos arder, y los limpié antes de que las lágrimas comenzaran a salir. Después de tan solo estar un año aquí en el FBI, ya era de alto rango, finalmente lo había hecho. Había logrado lo que había dicho hace tiempo, algo que podía hacer. Oh Ben, pronto te encontrare, y cuando lo hagamos, te pudrirás en la tierra como gusano. Sonreí, me levanté y corrí a mi habitación, tomé la foto de lia y la besé. - Ya pronto amor mío. Espérame. >>NARRA LIA<< Escribí sin parar mientras el profesor hablaba y hablaba sin interrupciones. La clase terminó y el profesor por fin terminó de hablar. Cerré mi libreta, recogí mi carpeta y mis millones de papeles en mi mochila. Tomé mi café mientras salía de clase. Aún no podía creer que estaba aquí, incluso sentía como si hubiese sido ayer cuando mi hermano regresó. Él estaba en la cárcel pero salió hace tiempo. También sentía como si hubiese visto a Jane, Fernanda y Lucy ayer. Suspiré y salí del edificio hacia mi dormitorio, ya que era el único lugar donde siempre estaba, haciendo mi tarea. El aire del invierno aquí era muy frío, me estremecí cuando sentí una gota de lluvia caer cerca de mi cuello. Abrí mi dormitorio y dejé caer mi mochila en la cama, y me dirigí hacia el baño, me miré en el espejo, mi trenza francesa que me había hecho en la mañana estaba en su lugar, era un milagro. Me quité mi bufanda y mi abrigo y me senté en mi escritorio, comencé a hacer mi trabajo, después de revisar mi teléfono. Después de dos horas de escribir e investigar, escuché un ligero golpe en la puerta. Me levanté y me dirigí hacia ella, extrañándome que nadie había venido a tocar mi puerta antes. Abrí la puerta lentamente y vi a Nathan de pie, con su cabello cobrizo revuelto por el viento y con una mochila colgando de su hombro, tenía sus manos dentro de los bolsillos de su abrigo. Le abrí la puerta y me dedicó una sonrisa. - Hola Nat ¿Qué te trae por aquí?- lo saludé. Dejé que entrara, cerré la puerta mientras él veía mi trabajo. - No te vi hoy, así que decidí venir y llevarte a comer.- me dijo con alegría.- a menos
que estés muy ocupada, podemos dejarlo para mañana.- me dijo. Miré mi trabajo y pasé mi mano por mi cuello. - Nah, supongo que estoy libre ahora.- contesté, sonreí y guardé mi trabajo, me puse mi abrigo y mi bufanda. - ¿Cómo te va en medicina?- preguntó. Puse mis ojos en blanco. - Ughh, es como una patada en el trasero.- contesté, sonreímos y cerró la puerta detrás de nosotros. - Pues, me alegra ver que te estés poniendo al día...- me dijo, yo solo asentí.- ¿En verdad es lo que quieres estudiar?- preguntó. Nat me conocía bien, y sabía que no. - Bueno, es algo que debo hacer.- contesté. No me dijo nada y caminamos hacia nuestra cafetería favorita cerca de la universidad. La verdad era que, ni siquiera yo sabía lo que quería hacer.
>>NARRA AARÓN<< Le entregué los papeles a Leonardo, el los vio. -Se dice que Ben no está en los Estados Unidos por el momento, debido al hecho de que la policía intervino justo en el periodo donde ellos eventualmente tuvieron que huir. Eso nos deja una buena ventaja para estar listos una vez que llegue a USA de nuevo, y créeme, será pronto.- mencioné. Todos me escucharon mientras caminaba por la habitación, donde mi equipo estaba sentado, ellos asintieron. Todos tenían plena confianza en mí y se encargaban también del caso. - Los mantendré informados pronto.- mencioné. Se levantaron cuando terminé. Lo extraño de todo esto era que, todos eran mayores que yo. Y aquí estaban todos escuchando al muchachito de casi 20 años. Los miré cuando se fueron de la habitación, me acerqué a la computadora del laboratorio y busqué por más evidencias, no iba a parar en esto ahora que tenía la oportunidad de hacerlo. Sentí una mano sobre mi hombro, levanté la mirada y vi que era Emily. Emily Lawrence era una mujer de 25 años, secretaria del encargado de esta instalación. Había como 12 mujeres de los 83 en total que éramos aquí. Me sonrió y se acercó, yo no era muy social con las chicas, a menos que se tratara de lia supongo. Pero lia era algo más que sólo una chica. - Estoy orgullosa en lo lejos que has llegado en tan sólo un año Aarón - dijo Emily.
Le sonreí y asentí, apreciaba lo que decía. Sabía cómo tratar a las chicas, pero no si no son especiales para mí. Ella me observó esperando una respuesta, y yo solo regresé hacia la computadora a buscar más sitios que estuvieran relacionados con los negocios de Ben. - Entonces... ¿Hay algo nuevo de Ben?- preguntó. Y la verdad, había encontrado algo cuando me preguntó, miré hacia la pantalla... Nueva Zelanda. - No, aún no.- respondí. Me sonrió y se levantó acariciando mi brazo y yo lo quité. Emily me sonrió de nuevo y se fue, sentí como una punzada fría detrás de mí cuello, siempre la sentía cuando debo permanecer lejos de algo peligroso, o si siento peligro. Miré cuando Emily salió del laboratorio, sabía que había algo en ella, no en sentido atractivo, si no en una mala manera. Continué buscando en la computadora. >>NARRA BEN<< Miré mis mapas mientras esperaba una llamada. Había estado fuera de USA por tres años, regresaría pronto. Y mataría a ese entrometido sobrino que tengo, pero mientras tanto, pondría las cartas sobre la mesa. Escuché sonar mi teléfono, lo tomé y esperé a que hablaran primero. - Aarón, he estado investigando y tu sobrino no tiene ninguna pista de dónde estás.dijo ella. Sonreí. - Gracias Emily, me has sido de mucha ayuda.- contesté. >>NARRA NATHAN<< Me dirigí hacia mi clase sintiendo el frío viento en mi rostro. Me gustaba este clima. Caminé y me di cuenta de repente de algo a un lado, me acerqué para averiguar qué era. Había un hombre, vestido de negro con lentes oscuros. Era gordo y no muy alto, el hombre miraba alrededor. Seguí caminando, pretendiendo no mirar, me acerqué y el hombre quiso regresarse por donde vino, qué extraño. No le di mucha importancia y seguí avanzando, sabiendo que era normal para la gente caminar por el campus. Entré al primer edificio y me sacudí la ligera capa de nieve que había caído en mis hombros. Estaba aquí por una razón, no me sentía seguro dejando a lia sola aquí donde no conoce a nadie, memoricé eso en mi mente. Yo sabía por qué había elegido esta universidad.
El profesor empezó la clase y yo automáticamente tomé notas, pero mi mente estaba pensando en lia. No me importaba no tener futuro con ella... La clase continuó hasta dos horas después, me levanté hacia mi siguiente clase, caminaba cerca de la banqueta, pensando en que vería a lia por aquí ya que ella se dirige a su dormitorio a esta hora. De repente vi su largo cabello moverse entre la brisa y corrí para alcanzarla. -¡lia...! Ni siquiera terminé de decir su nombre, entonces todo pasó muy rápido. Estaba corriendo hacia lia cuando vi a aquel hombre de negro acercándose con algo en su mano, ella no lo vio, entonces el hombre movió su mano hacia ella. - ¡NO! -grité Entonces vi a lia alejarse justo a tiempo, tiró el objeto de la mano hacia el suelo y el hombre retrocedió. Ella lo vio a tiempo, corrí hacia allá para golpear al hombre y tirarlo al suelo, lejos de lia. Y entonces todo pasó muy rápido de nuevo, sentí a lia empujándome lejos del hombre, el cual traía una pistola, pero intervinieron policías y se llevaron al hombre. Lia había sido muy lista, luego recordé... que aún estaba asustada por sus asuntos en el pasado. La abrasé mientras hablábamos con los policías. Decidí no tomar mi siguiente clase, lia estaba pálida y anonadada. Caminé con ella hasta que empezó a llorar de nuevo. La abrasé y ella lloró en silencio.
- lia... - Nat, ya no te quiero cerca de mí.- dijo entrecortadamente. Me empujó levemente y se fue. Me quedé perplejo, ella se fue corriendo, a su dormitorio... supongo. Era difícil aceptarlo, ella no me necesitaba, pero yo no estaba de acuerdo. Era su decisión. >>NARRA LIA<< No podía estar cerca de Nathan nunca más. Sabía que esto podría repetirse, ellos vendrían detrás de mí... de nuevo. Me matarían, y tenía que mantener a Nathan lejos de mí. Corrí hacia la torre del campanario. Subí por el elevador y llegué a la cima. Estaba vacío siempre en esta temporada y hacía frío. Limpié mi rostro. Ahora que no me siento con vida, me puedo ir feliz de este mundo. Estaba hasta la parte más alta de la torre y miré hacia abajo, ya no tenía a Aarón
conmigo, suspiré. Tuve una buena vida y estaba orgullosa de haber tomado la decisión de ayudar a Aarón en el pasado. Porque lo amaba, lo amo, y siempre lo amaré >>NARRA AARÓN<< Me habían informado que lia iba a la UC Berkeley en California. Lejos de sus amigos en un lugar donde estaba sola. ¿Por qué? Esa era la última cosa que quería, y todo gracias a mí, estaba seguro que aún estaba asustada por el pasado. Jalé mi cabello con frustración, ella no estaba segura, especialmente si Ben... Me detuve en mis pensamientos, corrí hacia la computadora y busqué noticias recientes. Teníamos acceso a los registros de las personas así como a su vida diaria, por si alguna vez lo necesitamos. Y en este caso podía buscar a lia y a su registro, para ver si estaba relacionada con algo reciente con Ben. Busqué un rato, luego saqué mi teléfono e hice una llamada urgente. - Tenemos una pista- dije. Imprimí las páginas y me apresuré a mi sala de reuniones. Comencé a hacer llamadas y a buscar papeles. Ella, estaba en peligro. >>NARRA LIA<< Respiré despacio, mi futuro era morir, siempre lo fue; solo que Aarón intervino, pero el ya no está conmigo. Miré hacia abajo, desde la torre. ¿Qué pasaría si...? Miré de nuevo hacia el cielo. NO. No podía hacer esto. De repente, escuché la puerta del elevador abrirse, no volteé porque pensé que sería Nathan. Saqué mi teléfono y en el reflejo vi a... no, definitivamente no era Nathan. De repente miré las escaleras a un lado, respiré profundo y corrí hacia ellas, sentí una ligera brisa y escuché una bala hacia mí, pero había fallado. Entré en pánico y seguí corriendo por las escaleras hacia abajo, escuché pasos detrás de mí pero se detuvieron un segundo. Me detuve, algo estaba pasando. Presté atención y escuché otro sonido, desde abajo, de nuevo entré en pánico, respiré profundo, tenía que calmarme. Saqué mi teléfono y llamé a Nathan. - ¡NAT! - ¿Qué pasa lia? - Estoy en la torre del campanario. ¡Llama a la policía! - ¡¿Qué está pasando?! - Vinieron por mí. Ben Aarón vino por mí. Nunca fue Aarón... De repente vi al hombre bajando las escaleras y dejé caer mi teléfono. El hombre
apuntó con su pistola hacia mí y mi respiración se aceleró, tenía que aceptar mi destino. >>NARRA NATHAN<< -- Vinieron por mí. Ben Aarón vino por mí. Nunca fue Aarón...- dijo lia. Luego escuché un ruido extraño, y algo caerse. Miré mi teléfono para ver si era éste el que fallaba. Corrí hacia la torre, buscando algún policía. Esos tipos no iban a parar hasta matarla. Y qué momento más perfecto para hacerlo, después de lo que pasó hoy. Traté de calmarme, iba casi gritando, muchas personas me veían y me siguieron. Tenía miedo de no poder lograrlo. >>NARRA AARÓN<< Estaba en un jet privado a California. Las instalaciones del FBI estaban en Colorado. Quería que lia estuviera a salvo, ahora iba en camino. Debí haber cuidado de ella antes, la última vez que revisé en la computadora fue ayer. Respiré, nada va a pasarle. Había traído tres personas conmigo hacia California. Miré las nubes por la ventana y la toqué con mis dedos, llevé mi cabeza hacia atrás. Tenía que llegar ya.
>>NARRA LIA<< No podía moverme, la pistola apuntaba hacia mí. Si pudiera volar, las cosas serían diferentes. Tenía miedo, intenté respirar, cada segundo era como un siglo, iba tan lento. Sólo pasaron 3 segundos cuando de repente, cerré mis ojos y contuve mi respiración sintiendo que el aire cambió. Sentí que apretaron el gatillo y sentí, un impulso, me apresuré hacia las escaleras. Sentí volar en el aire y escuché el sonido de la bala hacia donde yo estaba, todo fue en cámara lenta. No tenía idea de por qué aún tenía fe. Quería demostrarlo tal vez, una nueva chispa de esperanza en mi pecho aparecía cuando pensé en Aarón. Ese pensamiento se quedó en mi mente, Aarón era la razón de mí existir. Tenía que luchar. Golpeé contra el concreto y sentí que mi cuerpo raspaba contra las escaleras, vi el mundo girar y moverse. Golpeé mi cuerpo fuerte contra ellas, dolía mucho, iba bajando las escaleras. Escuché pasos correr hacia mí de todos lados. Dejé caer mi cabeza a un lado de las escaleras y sentí lágrimas frescas en mis ojos. Intenté mantener mis ojos abiertos y no quedarme dormida por mi dolor, seguí rodando y traté de tomarme de algún escalón para dejar de rodar. Sentí más lagrimas
frías recorrer mi rostro y lentamente me detuve, no me moví y escuché más balazos. Los escuchaba cerca, y los pasos también. Intenté levantarme y corrí por las escaleras, tambaleándome y casi cayendo del dolor. De repente, sentí que algo me golpeó fuertemente en el muslo, grité terriblemente, me dolía demasiado. Caí al suelo de nuevo y vi a un hombre de pie a mi lado, y clavó una navaja en mi pierna, grité. Sentí que me apuntaba con su pistola a mi cuello, mientras yo respiraba entrecortadamente. No lograría vivir, ya no podía luchar. Estaba muerta. Sonreí, por fin llegaría mi destino, morir. Pero entonces, un impulso llegó a mí, golpeé su mano alejándola e hice que tirara la pistola a los escalones, el sujeto golpeó mi rostro y yo pateé su navaja haciendo que la tirara también, sus ojos siguieron el movimiento de la navaja y yo caí de nuevo por los escalones, el sujeto me lastimó el brazo. - ¡Hijo de perra!- le grité con coraje. Ya no tenía las fuerzas suficientes, el hombre me cargó y bajó las escaleras, me imaginé que quería usarme como Rehén para escapar, cuando bajamos escuché voces diciéndonos "Déjala ir" "Suéltala" Escuché la voz de Nathan e intenté abrir mis ojos de nuevo, sentí un ligero empujón en la espalda y caí de nuevo al suelo.
>>NARRA NATHAN<< No podía soportar más esto. Vi un hombre de negro y con gafas de sol. Era más alto que aquél hombre que arrestaron antes, traía cargando a lia mientras la apuntaba con su pistola a su cuello, tratando de huir. Yo no pude moverme, tenía miedo de que cualquier movimiento pudiera ser la causa de que matara a lia. Estaba tenso, y estaba listo para correr. Se escuchó un balazo cerca, el hombre soltó a lia tirándola al suelo, lia no se veía bien, corrí a su lado y toda la gente cerca se cerró. El policía que disparó les dijo a todos que retrocedieran, yo tomé a lia y traté de acomodarla sobre mi rodilla, ella apenas y podía soltar diminutos gritos mientras la tomaba. - lia...- la llamé. No soportaba verla así. -¿En dónde te ... - Aquí, en... mi pierna.- dijo entrecortadamente. Vi entonces sus pantalones llenos de sangre, estaba perdiendo mucha mucha sangre. Tomé su bufanda y la amarré alrededor de su pierna, tensándola con fuerza.
- Lo siento...- susurré. Nunca, ni siquiera había soñado en verla así, estaba muy preocupado por lo que me había dicho hace unas horas. No tenía idea de porqué esos tipos la seguían. - Hijo, dale paso a la ambulancia- me dijo alguien. Me apartaron de ella y la tomaron, la metieron en la ambulancia, corrí dentro de ésta y a los paramédicos no les importó, tomé su mano. ¿Cómo pudo pasar esto en unos minutos que me fui de su lado? >>NARRA AARÓN<< Corrí hacia el aeropuerto y vi un auto rojo familiar cerca de una camioneta, era nuestro auto. Corrí hacia allá y mi grupo hizo lo mismo y conduje. Todo estaba planeado. Revisé mi teléfono para asegurarme que estuviéramos en la dirección correcta. Lia. Un miembro de mi equipo sacó su laptop y comenzó a actualizar nuestro caso. En unos minutos estuvimos en el campus de la universidad, y seguimos a la multitud de personas que estaban en el área, me colé y esquivé a las personas fácilmente como si fuera una anguila. Solo podía pensar ¿Qué pasó aquí? Corrí hacia donde estaban los policías, los cuales me detuvieron antes de pasar a donde había sido la escena. - Agente del FBI- mencioné. Caminé hacia donde estaba el policía, interfirió de nuevo, y le mostré mi placa de identificación. Entonces me dejó pasar. Corrí hacia donde había sido el crimen, pero había llegado tarde. Algo había pasado ahí. Seguí cualquier rastro de evidencia, la policía ya había hecho su trabajo. Sentí la presencia de los miembros de mi equipo detrás de mí, me dirigí hacia el cuerpo cubierto por una manta. Lo descubrí y vi su rostro pálido. - Vamos por buen camino- les dije a mis colegas. Era un hombre de altos rangos, en una alta posición en su facilidad. Sí, era un secuaz de Ben. Fue fácil de detectar. Tomamos fotografías del cuerpo y miré a mí alrededor, mi equipo hizo su trabajo y yo me dirigí hacia la torre. No podía creer que había llegado tarde, era la primera vez en mi vida que lo hacía, no llegué aquí a tiempo por lia, tomé mi cabello, frustrado. Cubrí
mi rostro y gritéDe repente, vi algo brillante por un lado de mi ojo, me acerqué y lo tomé, era un teléfono, miré el fondo de pantalla y vi una foto de.... GIO. El perro que nos acompañó a lia y a mí hace una eternidad. Mi respiración se aceleró, era el teléfono de lia . Entonces miré alrededor, pero por supuesto, habían regresado por ella. Corrí de la torre y mis hombres me siguieron. - ¡Al hospital!- grité. Subimos al auto y nos fuimos a toda marcha al hospital, no podía hacer otra cosa más que ver el teléfono de lia. -La victima aún está viva Aarón- mencionó un miembro de mi equipo.- Encontramos que la atacaron por segunda vez, minutos después de la primera.- dijo. Me di un golpe en la frente.- ¿Por qué es ella tan importante?- preguntó. Lentamente volteé. - Simplemente, lo es. >>NARRA LIA<< Sentía que nadaba en la niebla. Podía sentir la tensión y el dolor crecer. Estaba paralizada, aturdida por el dolor, todo estaba pasando de nuevo. Sentía pulsos por todo mi cuerpo aún si no tuviera nada, me sentí varada en la niebla, como si me sofocara. Traté de abrir mis ojos pero algo me detenía a hacerlo, me detenía a despertar. >>NARRA AARÓN<< En un instante llegué al hospital, miré a mi equipo y les dije que esperaran aquí y estuvieran atentos. No creía que Ben tuviera la intención de hacer estallar otro hospital como lo hizo en el pasado. Cada paso que me acercaba hacia al hospital parecía una eternidad, podía escuchar mi corazón latir y mis pies apenas tocaban el suelo. Entré al hospital y le pregunté a una secretaria por la habitación de lia. Me la señaló y me dejó entrar. Traía puesto mi abrigo gris, con camisa negra, pantalones y zapatos, nada del otro mundo, espero. Seguí caminando por ahí y ví un espejo al lado de la sala. La secretaria me miró antes de levantarse, no sabía que hacer ahí entonces, no era como si me importara parecer un sospechoso el resto de mi vida. Corrí a las escaleras, el elevador no era seguro, saqué mi teléfono y llamé a mis colegas.
- Movimientos sospechosos. Tendré que sacar a lia de aquí.- les dije. Teníamos permiso de hacer eso como quiera, corrí hacia el tercer piso, sintiendo nervios dentro de mí, mi cuerpo entero se sentía hirviendo y sensible, llegué al piso y busqué la puerta. Finalmente la encontré. La tomé y abrí la puerta Abrí la puerta y la habitación estaba vacía. Esto estaba mal. - ¡Código 4!- grité por el teléfono.
Me escondí en la habitación, presentía que algo se aproximaba, como si alguien fuese a entrar. Esperé unos segundos y sentí que la puerta silenciosamente se abrió. La abrieron lentamente y saqué mi arma, vi a 2 sujetos entrar con una linterna, ya que no había mucha luz, las cortinas estaban cerradas, para ventaja mía. Esperé dos segundos, se acercaron sin darse cuenta y entonces ¡ZAS! lo apuñalé, y clavé mi arma en su garganta, lo tomé en mi brazo y su compañero se alejó, en tres segundos llegué con él y lo tiré al suelo, el sacó su pistola. Qué injusto. En un movimiento rápido esquivé sus disparos lo que lo hizo disparar al techo, y clavé de nuevo mi arma en su cuello, se retorció del dolor. Qué mala forma de morir, supongo. Rápidamente corrí por las escaleras a buscar a mi mujer, todo aquí estaba planeado, no la veía, sabía que alguien aquí nos había traicionado. Rasqué mi cabeza tratando de adivinar ¿quién diablos podría ser? Luego volteé y vi que mi grupo se acercó a la escalera, la gente sentada alrededor en la planta baja me veía con curiosidad. Recorrí toda la habitación por alguna pista, no había nada. Miré entonces a mis compañeros. Dos de ellos se veían aliviados, relajados. Los otros dos no. Atrapé sus emociones tratando de asimilar todo, alguien en las instalaciones era un traidor. Y dos de estos hombres eran aliados, los miré. No creo que planearan exterminarme, ellos querían que fuera con lia antes. - Necesitamos encontrar a lia.- susurré. Uno de los hombres fue al carro, con uno de los sujetos los cuales desconfiaba, envié mensajes a los colegas que sabía que no eran malos. - Estén en guardia, estás con un traidor, no lo elimines aún, a menos que debas- le indiqué. Les dije a los otros dos miembros que estaban conmigo que cuidaran el primer piso,
me dirigí a hacia la computadora de la secretaria. Muchos pacientes me miraban con temor, yo solo los ignoré, sólo me tomaría un minuto. Revisé los archivos y busqué su nombre, me tomó un minuto y la encontré. Habitación 3B en el piso 4. Me levanté rápidamente y me dirigí hacia allá, les indiqué a mis colegas que se quedaran aquí, subí las escaleras, sabía que estaba arriesgando mucho mi vida en este lugar. Pero no me importaba esta vez. Era por lia. Llegué al cuarto piso y me llegó un mensaje. "Traidor eliminado hace 3 segundos" decía. " Nathan Robinson está subiendo el elevador cerca del estacionamiento" " Mantenlo a la vista. Puede ser un blanco para el enemigo" - contesté. Llegué a la habitación 3B. Abrí la puerta y.... Abrí la puerta y me quedé inmóvil a medio camino entre la entrada, había entrado entonces a algo totalmente diferente. Esta habitación estaba cargada con mucha depresión y confusión. Me quedé paralizado cuando vi a lia ahí, de nuevo estaba aquí. Estaba inmóvil y recordé cerrar la puerta detrás de mí. El tiempo era valioso en este momento pero, este momento era tan preciado para mí. ¿Cuantas veces soñé esto? Muchísimas. Pero no en un hospital, por supuesto que no. Me quedé de pie ahí donde estaba. Ella era la cosa más hermosa que tenía en mi vida, podría verla toda una eternidad y no cansarme, su piel era impecable y hermosa, y sus ojos, que estaban cerrados, me iluminaban siempre. Siempre amé su sonrisa, ahora lia era mayor y más hermosa. ¿Cómo pudo pasar todo esto cuando no estuve aquí? Caminé alrededor de la cama lentamente, tomé su mano y cerré mis ojos, era tan suave. Besé su mano y la sentí sobre mi mejilla, me acerqué a ella, tratando de ahorrarme algunos segundos, segundos que podrían significar la vida o la muerte. Recordé entonces su estado médico, pero ya estaba a su lado, por fin. Sabía que no estaba en buen estado, y que estaba grave, su pierna herida estaba completamente vendada, mientras ella respiraba lenta y entrecortadamente. Sabía que estaba arriesgándola al moverla, suspiré profundo. La había sacado ya de un hospital en un peor estado antes. Así que desenredé los cables y desconecté todo. Flexioné mis brazos y la cargué, que mal que tenía que hacer esto en secreto, siempre es un placer cargarla. Saqué mi teléfono y envié la señal. Después salí de la habitación rápidamente, abrí la puerta y revisé alrededor. La razón por la que estaba haciendo esto yo solo y con mis colegas afuera era para no acaparar la atención y para hacerlo más rápido, también mi vida se estaba arriesgando
en este momento. Después que saque a lia de aquí, terminaré con Ben. Por herir a la persona más preciada en mi vida. Corrí por el pasillo hacia las escaleras, más ejercicio y fuerza, pero ya estaba acostumbrado después de años de entrenamiento. Bajé las escaleras, escuché mi reloj sonar pero no pude verlo a tiempo, escuché la puerta de las escaleras abrirse, me escondí y se dirigieron hacia arriba. Mierda, ahora me hará las cosas más difíciles. Corrí hacia el segundo piso y cerré la puerta silenciosamente, presioné mi oído contra esta y escuché personas cerca, cerré mis ojos. Por favor no. Las cosas se ponían complicadas, suspiré y con cuidado saqué mi teléfono y leí. "Se complican las cosas, no podemos ayudar ahora" Mierda, esperaba alguna buena noticia. Saqué entonces dos pistolas y escondí una en mi mano, debajo de lia. La otra estaba por su cintura, continué en el elevador, pero me detuve, pensé rápidamente. ¿Acaso era un estúpido? Por supuesto que el elevador no era seguro. Entonces vi la ventana. Llegaron a mi mente recuerdos cuando recordé hace años cuando lia y yo saltamos de la ventana, sacudí mi cabeza. NO. Era demasiado riesgo. Corrí a las escaleras de nuevo, sin importarme si tenía que dispararle a algunas personas bajé rápidamente las escaleras, cada segundo agradecía por estar vivo. Nunca me había sentido tan bien de estar vivo. Miré a lia, ella era mi razón. Luego llegué a mi destino, la primera planta, me detuve y escuché. Todo era silencio, sonreí, me sentía aliviado, no fallaría para sacar a lia de aquí, besé su mejilla, llegué a la puerta. >>NARRA NATHAN<< Iba caminando hacia mi auto y esos hombres me miraron, los miré también. ¿Qué diablos pasa? Miré el hospital y luego a los hombres. De seguro quieren matar a lia. Después me dirigí hacia allá, los hombres miraron a lo lejos, traté de atacar a uno de ellos pero me veían como si yo estuviera loco. De repente, ya estaba en el suelo, como si mágicamente hubiera aparecido ahí, seguí luchando para alejarme y golpearlos pero de nuevo, me derribaron. ¿Qué podía hacer? -¡Asesinos!- les grité. Estallé de ira y de repente vi a uno de ellos sacar una pistola, cerré mis ojos esperando que disparara, pero no hubo bala alguna. Levanté la mirada y vi al hombre que me
derribó intentando no ver el arma, cuando de repente la tiró de la mano del otro sujeto y le disparó, al hombre que me iba a disparar a mí. Él iba a dispararle a su compañero, no a mí. El caos se desató cuando las puertas de éste se abrieron, y todas las personas dentro de él salieron asustadas. -¡NO!- grité, temiendo por lia. El hombre aún me tenía sujeto al suelo. -¡Mátame de una vez, bastardo!- exclamé. - Esa no es mi intención, no soy quien tú crees que soy.- me respondió. Después de eso me levanté y corrí hacia el hospital, antes de poder acelerar, el hombre me tomó de nuevo y me agarró con fuerza. - ¡Déjame ir! ¡Necesito ir con lia!- le ordené. El hombre me empujó contra el auto, vi de reojo a varios hombres entrar, hombres raros, lucían como este tipo. Él los miró preocupado y sacó su teléfono, cuando terminó su llamada me llevó lejos de ahí. - ¡Hijo de p...- intentaba gritar. - ¡Cállate Robinson!- me ordenó el hombre. ¿Sabía mi nombre? - ¡¿Para qué tienes un arma si no vas a matarme?!- grité, este chico estaba mal, de repente otros dos hombres entraron. ¿Qué diablos pasaba? - Oh diablos, esto va a complicar las cosas.- dijo uno de los hombres que entraron, el asintió. - No será capaz de volver vivo con la chica.- dijo el tipo que me tomaba. ¿La chica? ¡¿Acaso era lia?! - ¡¿Qué harán con lia?!- exclamé, pero me ignoraron. Dos de los hombres se miraban y ambos asintieron mientras uno de ellos jugaba con algo dentro de su bolsillo. Entonces me miraron. - lia estará bien... espero- me dijo uno de ellos. Luego ambos regresaron al hospital. ¿Acaso estos chicos eran buenos? No. Esto no tiene sentido, no encuentro sentido. Continué gritando y me terminaron llevando a un auto con mis muñecas esposadas. Seguí mirando a la gente salir del edificio y escuché las sirenas distantes. >>NARRA AARÓN<< Tuve que dispararle a tres personas ya que intentaron atacarme. Corrí por la
habitación y dejé un par de bombas listas, corrí y corrí y llegué a las puertas. Las bombas las había instalado yo mismo, pegué a lia hacia mi cuerpo, maté a otro enemigo que corrió hacia mí de su escondite. La luz de la puerta se veía tan distante, seguí disparando y evitando objetos mientras me dirigía hacia la puerta, la puerta... la luz. La temperatura de lia subía como fuego mientras más me acercaba a la puerta. Corrí cuando de repente vi reacciones de personas alarmadas por mi presencia, escuché más gritos, no los culpaba, como quiera. Corrí hacia la parte de atrás del edificio, donde mi equipo me vería, tuve que matar a otros dos mientras corría por mi vida. Salté, corrí, y evité todo lo que se me interpuso hacia el otro lado del edificio, escuché sirenas llegar a la entrada del hospital. Corrí hacia la parte de atrás mientras daba la vuelta a la esquina, vi el auto, y en ese momento, oficialmente supe que había salido vivo, ileso. La puerta del auto se abrió y les entregué a lia, y cerré la puerta. Aceleraron y se fueron. No, yo no iría con ellos.
>>NARRA NATHAN<< Me aparataron de la puerta del auto mientras conducían alrededor del hospital. -¡Maldita sea, suéltenme!- grité ordenándoles. - Cuidado, Robinson. No queremos lastimarte.- me dijo un hombre. Yo me reí. - Sí, pero quieren matar a lia, lo cual tiene sentido. Entonces me ataron con una cinta antes de que me diera cuenta. Vaya, estos chicos eran rápidos. El auto se detuvo y ellos miraron fijamente la esquina del edificio, completamente concentrados. ¿Qué diablos estaban esperando? La policía los va a atrapar... espero. Esos bastardos no le pondrán ni una mano encima a lia. Entonces, empezaron a escribir cosas en su laptop y a hacer llamadas. No pude descifrar lo que estaban diciendo, hablaban con códigos supongo. Después de unos minutos, los cuales sentí horas, se movieron. Vi a alguien correr hacia el auto con... Oh Dios mío. Las puertas se abrieron y vi el rostro. Era Aarón, Aarón Anderson con el cuerpo de lia. Se veía igual que antes, pero insistía que había algo en él que lo hacía un poco diferente. Dejó a lia. ¡NO! Esos sujetos la matarían. ¿Y Aarón fue el encargado de traerla? De repente, recordé algo que lia me había dicho al teléfono antes de que esto sucediera. Que Aarón no tenía nada que ver con su casi-asesinato. ¿Por qué me diría ella eso? No miré a Aarón a los ojos, él cerró la puerta y los hombres condujeron, estábamos huyendo a toda velocidad a sentido contrario del que habíamos llegado. Traté de
acercarme a lia, pero ella estaba inconciente. Uno de los hombres llegó del asiento trasero y comenzó a inyectarle algo en su sangre, entonces yo traté de golpearlo para detenerlo. -¡Calma Robinson! Tratamos de ayudarla.- me dijo el hombre. Miré sus ojos, me perdí en un abismo de confusión. No tenía idea de lo que estaba pasando. No sabía qué hacer. >>NARRA AARÓN<< Inmediatamente que les entregué a lia. Corrí hacia mi auto, entré y lo encendí. La policía ya estaba tratando de emboscarme supongo, pero no los veía, respiré profundamente, tenía que alejar a la policía del auto en el que había dejado a lia. Cerré mis ojos y esperé un minuto, tenía que hacer un tiempo perfecto, tenía fe en que este auto deportivo sería lo suficientemente rápido. El reloj avanzó un minuto e inmediatamente pisé el acelerador, iba muy rápido por la calle y encendí el GPS y seguí al otro auto. No estaba tan cerca pero vi a algunos policías acercarse. Tendría que hacer un par de trucos, pero idearía un plan. ¿Podría salir vivo de esto? Miré el espejo retrovisor y vi policías detrás. Tal vez. Pisé más la velocidad y entré a una calle paralela a donde estaba el otro auto. En exactamente 3 minutos otro auto idéntico al real se encontraría con la policía, para así confundirlos y ahí es donde entraría yo. Seguí rebasando autos, tocando ligeramente a algunos, casi intentaban detenerme para que la policía me atrapara. Mala idea. Pasé por los autos lentos mientras el tráfico comenzaba a formarse, esto no era bueno. Apenas y podía esquivarlos. Luego, tuve que pisar el freno ya que el tráfico se puso peor y quedé atascado en él. Busqué por todos lados por alguna salida, los policías me podrían detener en cualquier momento, luego fui a toda velocidad por en medio, donde las calles se dividían, pasé sobre plantas y basureros, luego di la vuelta a la calle donde tenía que toparme con el auto a tiempo, entonces escuché una vibración a distancia. Entonces vi al auto falso y me subí a él, seguí conduciendo hasta que separamos nuestros caminos, el auto real había tomado un camino diferente ahora. El helicóptero me seguía mientras la policía también iba detrás de nosotros, perfecto. Aceleré más mientras me acercaba a la siguiente ciudad, oh vaya, este auto casi podía volar. El helicóptero desapareció, conduje entre árboles cuando de repente...¡Por fin! Vi mi destino... la playa. Me detuve justo a un lado de un auto igual al mío y salí casualmente, después me mezclé entre la gente ahí. Esperé un minuto hasta que una moto acuática se deslizó cerca de la costa, corrí hacia ella y subí rápidamente, sentía volar de nuevo, nos alejábamos cada vez más y veía a los policías cada vez más pequeños. Lo había
logrado. Ahora, siguiente destino, mi equipo y lia. >>NARRA NATHAN<<
Llegamos a un aeropuerto, no había forma de que pudieran escapar de aquí. El auto se detuvo enfrente de una puerta, hicieron varias llamadas telefónicas y la puerta se abrió... ¿Serán terroristas? ¿Qué tiene que ver Aarón en todo esto? ¿Acaso no estaría en prisión de por vida? Estaba confundido y frustrado, ya que las cosas no serían igual nunca más. Lia ya había comenzado a sentirse bien, pero ahora, lo dudo. Entonces comencé a moverme y luchar contra la cinta que me habían puesto. Necesitaba llevar a lia algún lugar seguro, ella estaba profundamente dormida, pero se veía mal, su respiración se hacía cada vez más rápida, y no tenía suero ni nada conectado, lo cual podría reaccionar mal en ella. Tenía que... que seguir luchando... Entonces en un abrir y cerrar de ojos mis manos estaban libres. Entonces tenía tres opciones: 1• Podría correr por detrás de uno de esos altos gorilas y ahorcarlo, arriesgándome a que el otro me mate. 2• Podía salir del auto y conseguir ayuda sin lia. (¿Por qué diablos haría eso?). O 3• Quedarme.
>>NARRA AARÓN<< El Jet aterrizó en el aeropuerto. Estaba ansioso, pronto tendría a lia de nuevo en mis brazos. El aterrizaje fue horrible, entonces salí y caminé hacia el otro avión más pequeño que nos llevaría a Colorado. Subí y contesté una llamada telefónica. - Ya estamos aquí- me dijeron. - Ok, los veo en un rato entonces.- contesté. Colgué y me dirigí al avión, era el que habíamos llamado, chequé el número. Bien, es el correcto, las cosas irían bien entonces. Entonces subí y me llamaron de nuevo. - Robinson irá en un avión diferente ¿correcto?- me dijo. - Correcto, tienen que enviarlo al cuartel de inmediato mientras yo voy con lia.- dije y colgué.
Me dirigí a hablar con el piloto del avión, lo encontré comiendo donas y tomando café. Se levantó de inmediato cuando me vio, nos saludamos. - Un placer volar contigo, Aarón - me dijo. Yo asentí.- Bueno, mejor me doy prisa. Te veo en un rato. Se levantó y bajó del avión. Entonces me dirigí al otro puerto donde estaba el avión donde iría Nathan, él estaba en peligro también. Entonces vi el auto entrar al aeropuerto, salí y las puertas se abrieron. Sacaron a Nathan a la fuerza. Llegué con ellos. -¿Qué pasa...?- traté de preguntar. - Intentó agredirnos- me dijo uno de los hombres. - ¡¿Cuál es el maldito problema contigo Aarón?!- gritó Nathan.- ¡¿A caso no puedes dejar a un lado tu obsesión por lia?!- dijo en voz alta, luchando contra las esposas en sus muñecas. Lo miré. - ¿Y si fuera así...?- entonces miré al otro hombre cargando a lia y me acerqué. - No te atrevas.- me dijo Nathan. Lo miré fijamente, nivelando nuestras miradas. - Tú no puedes obligarme a nada, tu vida ahora está en nuestras manos y en la de nuestros enemigos- mencioné. Estaba perdido. - Su avión sale en unos minutos.exclamé. Mis dos hombres asintieron y se fueron. Caminé llevando a lia al pequeño lobby. La tenía sobre mi rodilla, descansando en mi pecho, mientras delicadamente acariciaba su cabello. No podía creer lo rápido que había pasado todo. La amaba, la amaba tanto. Entonces besé su mejilla y moví mi boca hasta su oreja. - Todo esto terminará pronto... te lo prometo- le susurré.
Cerré mis ojos y de repente, recordé todo nuestro pasado junto, y sin darme cuenta, las lágrimas comenzaron a salir. ¿Cómo pudo pasar todo esto? ¿Por qué el destino es tan duro? Ella pensaba que su destino sin mí era morir, me di cuenta de eso y luché para estar juntos. - Te amo también. Quedé inmóvil al escuchar el sonido de su voz, había despertado. Lentamente abrió los ojos y la miré. Sus ojos... sus ojos... brillaban tanto. Haciendo que su figura entera se viera hermosa, sus labios eran completamente rosados y la hacían parecer un ángel. No pude evitar
acercarme más y sus labios dibujaron una sonrisa. - sabía que nos veríamos de nuevo- dijo lia. Le sonreí, no lo había hecho en mucho tiempo. Me incliné y la besé, ella lentamente se movió por debajo mientras entrelazaba sus manos alrededor de mi cuello. La besé mientras la escena completa se volvió un dejabú. La había besado tantas veces pero, esta, jamás la olvidaré. - lia...- susurré su nombre mientras me besaba. De repente, escuché algo así como una explosión cerca. Me quedé inmóvil y me alejé un poco, no iba a bajar mi guardia ahora. Me sentí incomodo, y más porque sabía que algo estaba pasando, no podía dejar ahora sola a lia. Lia lentamente bajó de mis piernas y tomó con fuerza mi mano mirando alrededor. Lentamente me levanté y me separé un poco, caminé por la puerta de cristal, el avión se veía normal. Mhhmm... Miré de nuevo a lia. - Si no regreso en 3 minutos, escóndete.- le ordené. Me miró con temor, tenía miedo de perderme de nuevo, supongo. Yo también temía. La miré una vez más y salí del lobby, caminé hacia donde había charlado con el piloto hace unos minutos. Estaba vacío. Entonces con cuidado subí las escaleras del avión, lentamente abrí la puerta y escuché voces, y con cuidado me metí en el cuarto de control. Me quedé paralizado cuando vi al piloto muerto en el suelo. Reaccioné rápido y salí de ahí corriendo hacia lia. Algo iba mal, ¡Algo estaba mal! De nuevo, debe haber un traidor más en el grupo. Entré al lobby y lia dio un salto de susto. - Tenemos que salir de aquí, rápido.- exclamé. La cargué en mis brazos y salí de ahí. Corrí hacia el auto que habíamos usado, aún no lo recogían. Acomodé a lia en el asiento trasero, me subí y encendí el auto y conduje. Tuve que romper algunas puertas a la salida. -¿Qué está pasando?- preguntó lia. - Mataron al piloto.- respondí. Tenía miedo, ahora era de las pocas veces que lo sentía. En cualquier momento podría ser mi fin también. Tomé la mano de lia y ella me tomó del hombro.
- Estaremos bien, mi amor.- le dije.
>>NARRA LIA<< Y ahora, estábamos escapando de nuevo, justo como lo hicimos en el pasado. ¿Cómo pudo pasar tan rápido todo? Debería acostumbrarme a esto, pero supongo que es algo a lo que nunca debes acostumbrarte, sabiendo las circunstancias en las que estuve antes de terminar en el hospital, ahora tiene sentido. Sólo una vez me había quedado en el hospital, y eso fue cuando estuve a salvo. Cada vez que estuve en peligro, Aarón aparecía. No podía creer que estaba enfrente de mí, aun luchando para mantenernos vivos y a salvo. Realmente no podía creerlo. Si por pura casualidad estuviera dormida, éste, sería el mejor sueño que pude haber tenido. Bajé mi mirada hacia mi mano para moverla, mi pierna aún estaba vendada, ya que estaba aún muy lastimada. Pero estar con Aarón sólo significaba que mi vida sería mejor, Aarón aceleró en la autopista con esa expresión en su rostro que yo conocía muy bien. Aarón sacó su teléfono e hizo una llamada. - ¡Bill! Hay algo...- dijo Aarón, hizo una pausa.- Quiero hablar con Bill. No... Sólo hablaré con él. No, no te diré, supongo que lo llamaré más tarde. ¡Dije que no!- y colgó. Respiró profundo. No tenía idea de cómo había estado, dónde había estado, o lo que había hecho. ¿Por qué estaba fuera de prisión? Estaba muy emocionada de que estuviera aquí pero... ¿Cómo? ¿Qué estaba haciendo aquí? Apreté mi mano sobre la de Aarón mientras le quitaba el chip a su teléfono y lo dejaba. - Por favor pon esto en la bolsa que está junto a ti- me dijo. Tomé el teléfono y la batería y lo guardé.- Algo está... mal, muy mal. La única cosa buena es que te tengo aquí con migo.- me dijo. Me sonrió mientras seguía conduciendo, no tenía idea donde, mi mente estaba llena de preguntas, y dolor. - ¿Cómo está tu pierna? -preguntó. Bajé mi mirada- ¿Sigue irritada?- Yo solo miré mi pierna.
Aarón detuvo el cauto deliberadamente a un lado de una carretera desierta, se quitó su cinturón de seguridad y se metió al asiento trasero conmigo, se veía feliz, y sacó algunas cosas de otra bolsa. - Amor, por favor habla, he esperado por esto toda mi vida.- me dijo, sonrió y tomó mi rostro. - También yo.- contesté. Acarició mi mejilla y luego sacó una aguja y medicina - ¿Una aguja?- exclamé en voz alta, les tenía terror. Aarón me miró con sorpresa, luego se echó a reír. -¿Qué?- pregunté. - Nada, solo el hecho de que ha pasado por cosas peores, y ahora te asustas de una aguja. ¡Una aguja!- dijo y me sonrió, le sonreí también. - Vamos lia, no te dolerá. Asentí y miré a lo lejos, le acerqué mi brazo, Aarón lo tomó y le inyectó la medicina. - Te sentirás mejor mi amor. - Mencionó. Levanté mi mirada y lo vi dejando mi brazo entumecido y ardiendo, ardiendo entre mariposas. - Te ves tan hermosa cuando te sonrojas. Sonreí y lo abrasé, él tomó mi cintura mientras acariciaba mi cabeza, pude sentir su nariz hundirse en mi cabello y bajar por mi cuello, como solía hacerlo. Cerré mis ojos, sintiendo lágrimas formarse. - Haz crecido, lamento tanto no estar ahí para verte. Y ya sé que tienes muchas preguntas y cosas que decirme, yo también... Pero primero necesitamos encontrar un lugar seguro, ya no confío ni en los minutos. Y de nuevo, esperé 3 años para decir esto pero, te amo.- me dijo con su voz tan pura. Se escuchaba tan dulce, mis lágrimas me traicionaron cayendo por mis mejillas. - Aarón lo siento tanto por... Me interrumpió cuando de repente presionó sus labios contra los míos, me besó como lo hizo en el aeropuerto. Recordé cuando abrí mis ojos y vi un ángel, escuchando su voz y dándome cuenta de que en verdad era él, mi Aarón, nunca olvidaré eso, me junté más hacia el mientras me besaba dulce y lentamente. - No, nada de eso.- me dijo y besó mi frente. - Te amo.- dije, sentí más lagrimas caer por mis mejillas al admitirlo, Aarón me sonrió y limpió mi rostro con cuidado. - Yo soy feliz siempre y cuando tú lo seas.- exclamó. Le sonreí y él con mucho cuidado me abrazó, me soltó y me acomodó en el asiento de enfrente a un lado de él. Aarón encendió de nuevo el auto con un brazo alrededor de
mis hombros mientras yo lo abrazaba. - Mientras yo esté aquí, todos esos bastardos que intenten lastimarte morirán.- me dijo en un susurro que me hizo sentir escalofríos. Sabía que lo decía enserio. Siguió conduciendo por otros 10 minutos hasta que cruzamos otro camino que nos llevó a un pueblo. - Estarán buscándonos como locos.- dijo Aarón. No sabía que decir. ¿Quiénes? Necesitamos un nuevo auto- Aarón se estacionó detrás de un restaurante viejo. Estamos en el lugar opuesto de donde debemos ir, si vamos a robar un auto, no quiero que nos descubran. Lia, quiero que tomes todas estas bolsas y me esperes junto al árbol.- exclamó. Aarón salió del auto y llegó a mi puerta y me ayudó a salir. - Aarón yo puedo. - No sin mí. Le sonreí y Aarón se alejó, me quedé ahí y me di cuenta de que faltaba algo, Gio, el perro. Recuerdo aquellos días como si hubiesen sido ayer. Abrí una de las mochilas y había, por su puesto, armas. Dejé de mirar y volteé a ver a Aarón, no lo veía por ninguna parte. De repente, escuché algunas voces cerca, las ignoré y traté de poner atención por cualquier otro ruido, luego, las voces se escuchaban más cerca. Volteé y vi a un grupo de chicos de alrededor de 23 años, iban riendo, ebrios. ¿A esta hora? Los ignoré y continué mirado, de repente los vi apuntando con su mano hacia mí. Me asuste y alcancé una mochila con mi mano, - ¿Qué está haciendo una chica en un árbol?- preguntó uno. - ¡Vamos a preguntarle! - ¡Estúpido! No te tropieces sobre mí. - ¡Idiota! Comenzaron a insultarse, levanté la mirada y me quedé ahí de pie. ¿Dónde está Aarón? Intenté alejarme y ellos se acercaban más. - ¡Váyanse! No quiero lastimarlos- les dije. Se rieron y uno de ellos me tomó del brazo, lo empujé hacia atrás y casi hago que cayera - ¡Déjenme o llamaré a... - ¡JAJAJA! La señorita está molesta- dijeron.
Comencé a empujarlos y a golpearlos para que se alejaran. De repente vi un auto negro estacionarse cerca, y vi que rápidamente la puerta se abrió mientras Aarón salía corriendo furioso, Aarón tomó al primero de ellos, lo tomó del cuello noqueándolo y cayó al suelo. Empujó y golpeó a los otros haciendo que cayeran inconciente también. Con cuidado, Aarón me tomó a mí y a las mochilas y corrimos hacia el auto. - Esos estúpidos hijos de puta mejor que tengan cuidado porque no considero sus vidas muy importantes- dijo furioso. El motor del nuevo coche rugía y Aarón condujo, mucho más rápido que el auto que teníamos antes. -¿Te lastimaron?- preguntó, me miró y yo negué con mi cabeza. - Estoy bien, de verdad.- contesté. Aarón suspiró y sonrió. - Creo que, tenemos algo de tiempo para hablar sobre todo el tiempo en que estuvimos distantes.- me dijo. Le sonreí. - No te voy a negar que, la última vez que te vi fue la parte más triste de mi vida.- le dije. - ¿Aún más triste que cuando pensaste que había muerto?- preguntó, levanté mi mirada, recordando ese momento. - Ni siquiera se acerca.- contesté, Aarón me dedicó una sonrisa tranquilizante. - Pero sabes que fue lo mejor. Seguimos conduciendo mientras el aire frío golpeaba contra el auto. El dolor dentro de mí había desaparecido por completo.
>>NARRA AARON<< Sabía que nuestras vidas aún podrían separarse sin ser capaz de detenerlo, tenía miedo de que aquello sucediera. Una persona dentro de nuestra instalación estaba siendo la causa del problema, no sabía quién era, como una enfermedad invisible. No le diría esto a lia, no necesito asustarla más. Mientras conducía por la autopista, pensaba y seguía mirando a mí alrededor. ¿Dónde estaba la opción para detener todo esto? Sentí a lia jugar con mi camisa mientras se aferraba a mí. Era difícil ver la realidad, una parte era según lo que dependía de mí, y la parte con lia, la cual era como un cuento de hadas. Seguí mirado a mí alrededor, tratando de adivinar si no me había dado cuenta de algo que pudo haber sido para nuestro bien. Conduje hacia donde parecía ser Nevada, había estado conduciendo alrededor de 3
horas. Encontré una gasolinera cercana y me detuve para cargar gasolina. Una gasolinera, un lugar fácil para morir... recordé mis experiencias pasadas, así que decidí sacar a lia conmigo, pero, su pierna. Ella me leyó la mirada. - Me quedaré, sólo apresúrate.- me dijo. La miré a los ojos, asentí y salí del auto. Le hice un gesto para que se fuera hacia el asiento de atrás, y lo hizo. Me relajé y entré a la tienda, todo estaba calmado, genial. Caminé tomando cosas lo más rápido que pude, luego pagué por la gasolina y el chico me miró de una manera extraña, tal vez fue mi rostro inseguro. Corrí hacia el coche, le di la vuelta y cerré mi puerta. - Aarón, había un auto hace un momento, condujo después de que entraste a la tienda. El hombre miró el auto.- me dijo lia asustada. - Este auto no está tan usado, pero...- pensé un momento.- es mejor terminar con esto. Salí y comencé a llenar el tanque, miré los autos cercanos, nada grande o importante... hasta que mis ojos se posaron en un hombre. Estaba mirando el volante, pero lo ignoré. Terminé de llenar el tanque y subí de nuevo al auto. - Por favor, come. Te ves muy delgada.- le dije a lia. Lia sonrió y besó mi mejilla, tomó la bolsa y miró dentro de ella. Encendí el auto mirando de repente hacia atrás por cualquier auto que estuviera tras nosotros. Luego volví a mi rostro firme, aquel hombre iba detrás de nosotros, pisé el acelerador y el también aceleró. -¡Mierda! Debí deshacerme de el cuándo tuve la oportunidad.- dije. El tipo era listo. Esperaba matarlo pronto, estúpido, estas muerto. Sabía que lia ya estaba buscando las armas y sentí que me pasó una, la cargué y esperé a que el tráfico se vaciara un poco. - ¡Saca el teléfono! ¡Llama a Alan!- le ordené a lia. Ella sacó el teléfono y lo puso en su oído. Y quiero que lo tires fuera del auto cuando termines.- le dije. - Ok. *SEGUNDOS DESPUÉS* - No me contesta- dijo lia. No, esto no era bueno.
- Déjale un mensaje al número rápido, es 0869…- le dije. Lo hizo y escuché bajar la ventana cuando ella tiró el teléfono, para mi sorpresa, el teléfono golpeó el auto que nos estaba siguiendo, golpeándolo. Definitivamente, esto no era bueno. - lia. Quiero que tomes el volante, debo deshacerme de este bastardo.- dije. Entonces, escuché un disparo por detrás, volteé y vi cuatro autos apresurados detrás de mí. - ¡Mierda!- exclamé. Lia se pasó al asiento de enfrente. - No... No sé si pueda... - ¡Yo creo en ti!- le dije. Me moví y el auto apenas y disminuyó la velocidad cuando ella empezó a conducir, me pasé al asiento de atrás y me moví hacia la ventana. Si ellos tienen armas, deberían estar disparando ahora. Me quedé inmóvil. ¿Por qué no estaban disparando? Algo pasaba, no creía mucho esto, pero tenía poco tiempo para deshacerme de ellos. Comencé a disparar como loco hacia los neumáticos, el conductor, y el motor. Para mi sorpresa, uno de ellos se incendió, expandiendo la explosión deshaciéndose de otros autos junto a ese, faltan 2. Le disparé al conductor, y el auto se estrelló hacia un inocente peatón, me arrepentiría de eso. Luego me quedé algo sorprendido de ver el último auto detenerse. - ¡Aarón!- exclamó lia. Giré y vi un gran camión dirigiéndose hacia nuestra dirección... en sentido contrario, lo vi mientras tenía mi cabeza fuera de la ventana, pudo habérmela arrancado. Regresé a tiempo, cerré mis ojos y suspiré. - ¿Qué es eso que está a un lado de ... ¡ Aarón! En ese momento el auto salió de control, hubo un choque por nuestro lado derecho y el auto se movió incontrolablemente, mi mundo entero daba vueltas y veía destellos en blanco y negro, y el rostro de lia. ¡Esto no puede estar pasando! Traté de luchar contra todo esto y sentía que mi cuerpo lo golpeaban millones de beses. El coche volcó innumerables ocasiones mientras sentía que mi cabeza golpeaba contra el vidrio varias veces. Reproducí en mi cabeza las últimas palabras de lia, ella había dicho mi nombre, pero jamás me imaginé esto, nunca. Entonces, cuando el auto se detuvo por completo, pude sentir el vidrio cayendo en mi rostro, como un espejo roto. Instintivamente me alejé tratando de moverme, aun sabiendo que estaba herido. Sentí un líquido frío en mi cabeza y mejilla, me froté los
ojos lentamente. - lia.- fue lo único que pude susurrar. Más recuerdos llegaron en mi cabeza.- ¡NO!grité. Me desperté del sueño al que estaba a punto de caer y sentí que mi cuerpo se movía sin mi control, mis sentidos agudos e insensibles. Abrí mis ojos y vi un destello rojo, se había iniciado un incendio, me arrastré hacia enfrente cuando vi a lia moverse lentamente, no estaba tan herida, la bolsa de aire debió haberle salvado la vida. - lia... mi amor...- le dije con temor en mis palabras. La tomé y traté de romper una puerta para salir, afortunadamente, logré hacerlo. Tomé las dos bolsas más cercanas que tenía y salí del auto con lia. Luego traté de correr, eché a correr, era doloroso, pero puse toda mi fuerza y energía. Caí metros más adelante y me aturdí por la repentina explosión del auto. Protegí a lia y sentí mi cabello moverse con fuerza de mi rostro y el calor golpear mi espalda. Mi respiración estaba agitada, así que traté de calmarme, vi el rostro de lia cambiar a un rostro de terrible dolor mientras ella gritaba silenciosamente. - No, no... Estamos bien amor.- le dije. Ella abrió sus ojos y comenzó a llorar. - Lo siento... lo siento Aarón es mi culpa.- dijo llorando, acaricié su mejilla. - Shhh, shh. Está bien, estamos vivos. Besé su frete y sentí que presionaron algo por la parte de atrás de mi cabeza. - ¿Estás seguro de eso, hijo? Me quedé inmóvil inmediatamente. Esto, era lo que siempre había temido. >>NARRA LIA<< No pude recordar mucho, pero vi todo borroso. Estaba conduciendo el auto hace un momento cuando vi una motocicleta detrás de nosotros un gran camión apareció, el conductor sacó una pistola y no me di cuenta del camión enfrente de mí. - ¿Qué es eso que está a un lado de ... ¡Aarón!- grité. Entonces hubo una explosión, un auto de mi lado chocó contra el nuestro mientras yo me estampé contra el camión. Mi cuerpo se apretó y las bolsas de aire me golpearon en el pecho y el auto comenzó a volar, mi conciencia me abandonó un momento y, recuerdo haber visto destellos después de eso. Fue como despertar de un profundo
sueño después de un largo tiempo. Vi sangre roja por todas las bolsas de aire cuando de repente el coche dio la vuelta y salió de la autopista solitaria. Cuando el auto dejó de moverse, tomó tan solo un minuto ya que íbamos a 100 millas por hora. Sentí que mi cuerpo se durmió, se sentía bien, por el momento. Abrí mis ojos y vi una luz roja, no me moví hasta que escuché una voz distante llamándome. - lia. - me decía. Se escuchaba dulce. - ¡NO!- gritó. Un momento después moví mi pecho un poco y traté de controlar mi cuerpo, sentí alguien llegar hacia mí. - lia... mi amor... Sentí las manos de Aarón tomarme mientras mi cuerpo gritaba de dolor, estaba herida en todos lados y escuché el pie de Aarón golpear la ventana, Aarón se las arregla para salir con migo. Abrí mis ojos y vi aquella luz roja otra vez, era fuego. Sentí que Aarón me recogía y corría con su insuperable fuerza, corrió como nunca antes y caímos un momento después. Entonces, el auto explotó y Aarón se puso encima de mí para protegerme, sentí el calor y el humo golpearnos; intenté respirar, Aarón respiraba a un lado de mí mientras me veía y abrí mis ojos. - No, no... Estamos bien amor.- me dijo con su dulce voz. Sentí mi garganta cerrarse y las lágrimas resbalaban por mi rostro. - Lo siento... lo siento Aarón es mi culpa.- dije llorando, su mano limpió mis lágrimas y me abrazó. - Shhh, shh. Está bien, estamos vivos.- me dijo, sus suaves labios besaron mi frente y yo lo abrasé con fuerza. De repente, Aarón se tensó inmóvil, y vi una silueta detrás de él. - ¿Estás seguro de eso, hijo? Lo abrasé con más fuerza, Aarón se quedó sin aire y sin voz. - Levántate. Lentamente Aarón me alejó de él, hasta ahorita me daba cuenta de cómo lucía, su camisa negra de cuello en V estaba un poco quemada y sus pantalones grises estaban
manchados de negro. De su frente salía sangre que resbalaba hasta su mentón y vi su cuerpo raspado y con sangre también. Intenté levantarme pero estaba demasiado débil y herida. Los ojos de Aarón no me dejaron de ver ni un segundo mientras se levantaba con sus manos arriba. Ahí estaba la persona de nuevo, irreconocible, pero había algo sobre él, era más grande que Aarón y su rostro era familiar, sus ojos se posaron en mí con una mirada fría. - No puedo creer que arruinaras tu vida por eso... Entonces él presionó su pistola hacia la cabeza de Aarón aún más fuerte. - Nunca fuiste digno de nuestro apellido Aarón. Los ojos de Aarón se posaron en aquel hombre, cuyo rostro estaba cerca del suyo. Sus ojos se abrieron mucho, sorprendidos, y luego los cerró. - Steve...- susurró Aarón. - Quién diría que le iba a estar haciendo un favor a mi padre.- dijo él. Entonces lo adiviné, era el hijo de Ben, el primo de Aarón. Trate de levantarme lentamente y vi a Steve acercarse a mí empujando a Aarón con él. Rápidamente se puso de pie y me empujó, apuntó su pistola hacia mi garganta. - Pero primero, ella morirá frente a ti.- exclamó Steve. Sentí que mi columna vertebral se tensó tanto que dejé de llorar del dolor. La expresión de Aarón era indistinguible. Estaba destrozado, indefenso, y... débil. - Aarón...- susurré e intenté cerrar mis ojos como un último adiós, pero no pude dejar de verlo. Iba a morir, siempre supe que lo haría. Pero Aarón siempre escaparía, él solo podía valerse por sí mismo, y eso fue siempre así desde el principio, pero lo intentó. Sentí lágrimas frescas recorrer mi rostro de nuevo. Todo esto, antes de dos segundos, Aarón dio un paso hacia mí, cuando me apartaron más. - Ah ah, alto ahí. Ten cuidado, a menos que quieras que la mate ahora. Aarón se quedó inmóvil de nuevo, sus hombros estaban tensos, y su rostro... su rostro... no tenía palabras para describirlo.
- No... No a lia.- susurró Aarón. Steve se reía. - ¿O prefieres que en lugar de eso, ella sufra tu perdida? Ella morirá, como tú. Nunca había visto a Aarón así, no sabía qué hacer, jamás había pasado esto, él siempre sabía qué hacer. Sentí la voz de Steve a un lado de mi oído. - Dile adiós, estas a punto de dormir eternamente, querida...- susurró, me puse a temblar, no pude hacer otra cosa, estábamos acabados. - Por favor Aarón... no… De repente, vi a Aarón lanzarse hacia nosotros. >>NARRA AARÓN << No podía, no podía soportarlo, y no lo haría. No podía hacer nada excepto sentirme perdido. Lia estaba de pie frente a mí con Steve apunto de apretar el gatillo y terminar con su vida. Mi mente no estaba trabajando correctamente, y mi desesperación y tristeza me comían vivo. Sabía que, voluntariamente, me mataría si Steve la asesinara. No pude soportar más cuando lia habló. No, por favor, no me digas adiós. Miré a Steve, que guiñaba el ojo. - Por favor Aarón... no... Entonces, antes de dejarla terminar, me lancé hacia Steve con mi cuerpo enfrente de lia, alejé la pistola de la garganta de lia haciendo que Steve disparara hacia mí. Lia estaba a salvo, alejé a Steve de ella haciendo que lia callera al suelo. - Nada mal, primito.- dijo él.
Steve pateó mi espinilla y yo le quité de su mano la pistola. De repente me alzó del cuello, mortalmente, mientras yo luchaba para soltarme de él. Golpeó mi estómago varias veces y empecé a toser sangre. - A mí no me podrás ganar, estúpido.- gritó. En un rápido instante, se distrajo, y lo pateé hacia el suelo, comencé a golpearlo mientras él intentaba quitarme de encima. Entonces saqué mi navaja, la que siempre traía atada al tobillo. Miré su rostro, estaba perplejo, me alejé un poco de su inmóvil cuerpo, había clavado la navaja en su pecho. Me relajé un poco y luego volteé a ver a lia. Entré en pánico... ¿Dónde estaba? No
estaba aquí, no había señal de ella, ni siquiera la había escuchado moverse. La llamé una y otra vez, y no hubo respuesta. >>NARRA LIA<< Caí al suelo y me relajé un poco, grité con dolor en mi mente e intenté no moverme. Me quedé ahí donde había caído y escuché a Aarón y a Steve pelear. Intenté levantarme, pero la punzada del dolor me golpeó de nuevo y caí al suelo, me llevé las manos hacia mi rostro e intenté tomar control de mi cuerpo. De repente, escuché un ruido cerca, y me di cuenta de que eran pasos, intenté de nuevo levantarme pero, fallé. Apenas estaba reaccionando cuando sentí un par de manos fuertes que me levantaron y una estaba cubriendo mi boca, el dolor de mi cuerpo incrementaba mientras la persona me cargaba, era obvio que no era Aarón ya que él no me cargaba así. Abrí mis ojos para ver si era él, traté de luchar pero estaba demasiado débil y herida, no podía luchar con mi cuerpo por más que lo intentara e intentara abrir mis ojos de nuevo.
>>NARRA AARÓN << Comenzaba a entrar en pánico, no pudieron habérsela llevado muy lejos. Entonces me di cuenta de que no podía hacer nada en este momento ya que había perdido el auto, me había deshecho del celular. Respiré desesperado, y tomé las dos mochilas que traía conmigo; comencé a caminar a un lado de la desierta carretera sabiendo que la policía llegaría pronto, caminé y caminé, no había señal alguna de algún auto. No pudieron ser tan rápidos, me detuve. Tal vez se la llevaron a pie, pero eso pudo ser tan... bueno, no sé ni cómo expresarlo. Entonces comencé a adivinar lo que estaba ocurriendo, ellos no esperaban que asumiera esto, todo era un plan sucio. Recordé entonces las motocicletas y los camiones grandes, estaba perdido. No tenía nada para encontrarla. Tiré las mochilas en el suelo y caminé con mi cabeza baja. ¿Qué clase de juego sucio estaba jugando? No comprendía. Respiré, traté de calmarme. Recogí de nuevo las mochilas y continué caminando, me guiaría ahora por mis instintos, de regreso a mis conocimientos antiguos antes de la prisión y el FBI. Mi mejor habilidad, debo reconocer, y me serviría mucho. Continué caminando sabiendo que llegaría pronto a una gasolinera, arrastraba mis pies sobre el suelo, dolían y estaba muy cansado, necesitaba descansar pero no ahora, tenía que encontrarla primero. ¿Quién pudo llevársela? ¿Cómo lo hicieron?
Entonces, escuché una vibración distante y escuché un sonido, miré alrededor, no había nada. Miré al cielo y vi un helicóptero, santa suerte, no era buena señal. Entonces vi su color negro y el logotipo. Era, para mi suerte, de los míos. Suspiré aliviado mientras se acercaba y comenzó a aterrizar del otro lado de la carretera, corrí para encontrarnos, las puertas se abrieron mientras Alan sonreía y me dejaba entrar, me abrazó. - Me alegra verte.- exclamó. - Sí, bueno... estoy en un apuro.- le dije, Alan se quedó inmóvil. - Esto... esto no está bien.- dijo el, dándose cuenta de que no estaba lia. Tomé asiento y Alan le dijo a una enfermera que me vendara y ella comenzó a limpiar mi rostro. - ¿Qué pasó?- me preguntó. No respondí en un rato. - Se llevaron a lia. Hay que seguir sobrevolando cerca de la ruta de la explosión del auto, quiero pensar que se la llevaron a pie. - Explosión del auto...- repitió Alan. Frunció el ceño. La enfermera se dirigió hacia el gabinete, entonces puse mi paño sobre mis piernas, cerca de mi rodilla, e hice una señal que Alan me había enseñado a hacer por si había algún peligro o un traidor cerca. La hice y sus ojos se posaron inmóviles en mí. Alan lentamente miró hacia el piloto y a la gente en el helicóptero. Había una gran probabilidad de que hubiera alguien con nosotros que no fuera bienvenido. Asentí y comencé a tensarme de nuevo. Alan habló con el piloto y le señaló la ruta, me di cuenta de que Alan cambió su rostro a un "póker face" actuando mucho mejor que un actor profesional mientras resumía el procedimiento. Alan asintió y supe entonces que no debería bajar la guardia, debería haber alguna razón por la cual no nos habían matado aún. Miré por el helicóptero y vi un camino a través del campo de maíz donde supe de inmediato que ese era el lugar por donde habían pasado con lia. Le hice una seña al piloto y comenzó a aterrizar, Alan tomó una de las mochilas y yo tomé la otra. >>NARRA LIA<< Sentí dolor en mi cuerpo completo antes de abrir los ojos. Sabía que había caído en un sueño profundo ya que me sentía atarantada. El dolor en mis piernas era igual de insoportable como el del resto de mi cuerpo ya que había estado en el hospital para recuperarme. Abrí mis ojos lentamente y me encontré mirando hacia el techo de una choza oscura. El techo de madera estaba sucio, y viejo. Me levanté lentamente y respiré profundo, si
tan solo pudiera evitar caer y salir corriendo de aquí. Estúpidas piernas inútiles. Eso fue la cosa más estúpida que pude pensar. Miré alrededor, había mesas, estantes y cajas. ¿Qué era todo esto? Entonces traté de caminar, pero casi tropecé mientras iba hacia la pared, me sostuve de uno de los estantes y me dirigí hacia la puerta, Aarón debe estar muriéndose de angustia, pensé. Entonces recordé, tal vez lo esté, eso si aún sigue vivo. Cerré mis ojos luchando contra el dolor, claro que está vivo, por supuesto que lo está. Llegué a la puerta, traté de golpearla y derribarla, o patearla para poder salir de aquí. Me caí y comencé a golpear la puerta como loca con mi débil cuerpo que me dolía hasta el alma. Me detuve y dejé que el dolor se fuera de mi cuerpo por un minuto. Respiré profundo, y me levanté. Giré la perilla y... se abrió. Llegué hacia la habitación de al lado ya que no esperaba que se abriera, no resistí más el dolor y caí al suelo gritando. -¡AH!- grité. Sentí mis lágrimas derramarse y apreté mis puños mientras esperaba que se me pasara un poco el dolor. Volteé a ver que había otra habitación, ¿Qué era todo esto? ¿Dónde estaban los que me trajeron hasta acá? Miré alrededor, algo estaba mal, era tan extraño. Volví a levantarme, lo gracioso de aquí era que no había ventanas, me levanté y comencé a caminar de nuevo ignorando mi débil cuerpo. Seguí abriendo más y más puertas llegando a varias habitaciones. Me di por vencida después de 10 minutos. Esto era un estúpido truco de algún enfermo. Me senté recargada contra la pared. ¿Cómo iba a salir de este lugar?
>>NARRA AARÓN<<
Había caminado junto con Alan por horas, y no, no habíamos encontrado nada, sólo más caminos, cultivos, y más frustración. Estaba desesperado, pateé una planta de trigo, Alan se detuvo y me miró, lo ignoré y comencé a patear todo y jalando mi cabello hacia atrás. - Basta Aarón.- dijo Alan. Suspiré y sabía que si lo volteaba a ver sus ojos me dirían "sé un mejor hombre". Bah, idiota. - Finalmente la tenía... y ahora... No terminé de hablar y uno de los hombres frente a nosotros hizo un movimiento
brusco y alguien más le disparó. Alan miró a la persona que había sacado su pistola y le disparó a quien estaba a punto de hacerlo. Su nombre era Rick. Rick bajó el arma y nos miró. - Sabía que algo estaba mal.- dijo Rick, a Alan le tomó un segundo para contestar. - Todos sabemos que algo anda mal.- dijo Alan. No se limitó a preguntar nada, Rick se acercó al cadáver y revisó sus bolsillos. Luego sacó su teléfono. - Tenemos el número del traidor.- dijo Rick. Alan cautelosamente caminó y miró el número, asintió con su cabeza y me miró. - ¡Lo sabía!- exclamó, se acercó y siguió caminando. - ¿Quién?- pregunte. - Emily. No respondí y esperé a que Rick caminara por delante de mí. Seguimos caminando hasta que llegamos a un punto donde sabía que teníamos que dividirnos. No había otra manera excepto seguir nuestro camino. Alan dio la vuelta e hizo una llamada antes de continuar. - Rick, tú vienes conmigo y Aarón.- dijo Alan. - Aarón irá por la izquierda- exclamó Rick. Alan me miró y yo asentó. - No, Rick y yo iremos por la izquierda.- Dijo Alan. Rick hizo una cara que mostraba una sonrisa disfrazada, pero desapareció un segundo después. Alan también lo vio. Así que fui por el camino de la derecha mientras preparaba mi pistola, Alan me miró por última vez antes de irse con Rick, tomé una de las mochilas y Alan tomó la otra. Había las mismas cosas en ambas mochilas. Continué caminando, y escuchaba helicópteros cerca, ayudándonos a buscar. Sabía que encontraría a lia. Pero su estado de salud era lo que me preocupaba. >>NARRA NATHAN<< Estaba harto de esto. Había estado atrapado en una instalación desde hace tiempo. Había escuchado en las noticias sobre el traidor entre esos chicos que casi había matado a lia lo que me conduce al hecho de que ella está perdida, aún no sabía bien lo que ocurría. Había estado durmiendo en una habitación compartida e iba a la cafetería por lo mucho que recuerdo. No podía andar mucho tiempo afuera de mi habitación o me regresaban, estaba harto y perdido. Me desesperaba al pensar que lia podía morir ahí afuera, otra vez se repetía lo mismo. *knock knock*
Levanté la mirada, más malas noticias, apuesto. Me levanté y abrí la puerta, era una mujer, probablemente la tercera que he visto aquí. -¿Puedo pasar?- preguntó. La miré, no estaba de humor para juegos con estos supuestos trabajadores del FBI. -¿Para qué?- pregunté. Sonrió sarcásticamente y entró. - Entra o te mato aquí mismo.- dijo, sacó una... una pistola. La miré anonadado. Entonces vi a otros tres hombres armados corriendo por el pasillo hacia la mujer que tenía la pistola apuntando hacia mi cuello. La mujer no los miró a ellos y me empujó con fuerza y cerró la puerta, ella era mayor que yo, y como lo sospeché, la traidora en todo esto. Levantó el arma de nuevo. - ¡Morirás ahora!
>>NARRA LIA<< Intenté e intenté, no había salida. Estaba cansada y sedienta, podía beber el océano entero si pudiera. Suspiré con dificultad, mis piernas cada vez se ponían peor. Me quité los Jeans para desenvolver mi herida, se sentía bien pero estaba infectada. Sólo podía tener fe ahora que había hecho todo lo que podía. Moví todas las cajas y las cosas por si había una puerta oculta pero no encontré nada. Sabía que había alguna puerta pero que no estaba buscando bien. No pude aparecer mágicamente aquí, me levanté y caminé alrededor de la habitación moviendo más y más cosas, no sabía en qué habitación había empezado. La habitación donde desperté era diferente a todo el resto ya que solo había una puerta. Eso es, ésa era la salida. ¿Por qué fui tan estúpida? Me puse mis Jeans lentamente y comencé a buscar de nuevo, tenía la sensación de que tenía un tiempo límite para salir, y eso no me gustaba. >>NARRA NATHAN<< No sabía cómo responder, los siguientes segundos se sintieron como minutos, y después como horas. Iba a morir, ¿por qué me sorprendía? No podía responder. La chica apretó sus dedos a la pistola mientras apretaba el gatillo. El sonido se escuchó, hice un pequeño intento de esquivarlo. El dolor se expandió en mi brazo y caí contra la pared. Miré cómo se llevaban a la
mujer y le quitaban las armas mientras los hombres entraban en la habitación. Ella se rio. Qué ser humano más enfermo. >>NARRA AARÓN << Debí haberles dado un teléfono. Había estado caminando por un largo rato que yo recuerde, había tomado más de 3 litros de agua. Sabía que era lo suficientemente fuerte para encontrarla. Pasé mis siguientes minutos recordando el pequeño tiempo que estuvimos juntos en el aeropuerto. Su sonrisa, sus ojos, su cabello. Sonreí para mí mismo y cerré mis ojos, levanté mis ojos y vi, para sorpresa mía, un pequeño edificio. >>NARRA LIA<< Seguí mi camino buscando esa habitación por casi 10 minutos y nada pasó. Estaba confundida y preocupada. ¿Por qué aún estaba viva en esta casa vacía? ¿Qué estaban esperando? Suspiré en silencio y me dirigí hacia otra dirección hacia otra habitación. Luego me di cuenta de algo, ¿a quién estaban esperando? Lo supe justo cuando lo pensé. >>NARRA AARÓN<< Le agradecí al cielo y a Dios. Sentí mi corazón latir más y más rápido como si sintiera a lia. Miré alrededor buscando algo extraño o sospechoso, entonces decidí recorrer fuera del pequeño lugar antes de entrar. Miré un árbol cerca de la casa, casi parecía falso. Entonces me di cuenta, no había ventanas. Entonces me acerqué a la puerta frontal listo para disparar, en verdad necesitaba llamar a Alan. Me acerqué a la puerta con mi pistola en mis manos. Hice el intento de abrir la puerta, no se movió nada; miré a mi alrededor una vez más. Tenía el presentimiento en mi interior de que me estaban espiando. Empujé un poco más fuerte y la puerta se abrió más, pareciera que había algo adentro, eso me decía que nadie había salido de la casa como para cerrarla así. Empujé un poco más y las cosas se movieron del camino, entré y miré estantes y repisas cerca de la puerta, luego la cerré. Caminé por todas las cosas de madera que había, dándome cuenta de que el lugar estaba demasiado sucio. Podía oler polvo, y posiblemente tabaco. Entonces me llegó un olor a gasolina. De repente, escuché algo caer dentro de la casa, me dirigí hacia la puerta y me detuve justo antes de entrar para sacar mi pistola. Entré, estaba vacío, vacío como la otra habitación a la que había entrado, entré a la siguiente e hice lo mismo, la habitación era idéntica. Me detuve, me recordó a un laberinto, entonces regresé y dejé las puertas abiertas por donde había llegado, no quería perderme si necesitaba escapar. Entonces entré hacia una habitación más, vacío. Pareciera que nadie había estado en este lugar en un
largo tiempo. Esperaba ver 10 ninjas saliendo con espadas atacándome cien veces por segundo. Pero no había nada. Seguí buscando, todo esto era tan estúp... de repente, la escuché. Parecía que luchaba contra algo, entonces corrí con todas mis fuerzas hacia ella, entré a la habitación donde había escuchado su voz, pero no estaba ahí. -¡¿lia?¡- grité su nombre. Seguí corriendo por las puertas como loco buscándola. - ¡Aarón!- gritó, la escuché detrás de mí. Di la vuelta y corrí hacia donde la había escuchado. - ¡Si... sigue! ¡Sigue hablando mi amor!- Le dije, seguí corriendo por más y más puertas. - Es una trampa... ¡Sé que es una trampa!- gritó ella. Giré mi cabeza hacia atrás. - Lo... lo sé. Continué corriendo por las habitaciones, siempre regresando hacia la misma. Entonces lo supe. Moví y aparté los estantes de la pared. Ahí estaba, una puerta. La abrí de golpe y la cubrí con los estantes de nuevo. Ahí estaba lia. -¿Aarón?- dijo ella. Con todas mis fuerzas moví todo con un empujón y entré hacia la habitación, la encontré sentada, recargada contra la pared. Mi corazón comenzó a latir fuerte cuando me encontré con su mirada; cansada, dolida y lastimada. Corrí hacia ella y caí de rodillas mientras la abrazaba. Mi cara se hundió en su cabello mientras la apretaba más hacia mí. - Oh... por fin... lia... - Sabía que llegarías.- decía ella. - Siempre.- Entonces la ayudé a levantar hasta que estuvo de pie. - No, no estás bien... Entonces la cargué en mis brazos, ignorando mi cansancio, y me dirigí de nuevo hacia donde había comenzado cuando entré. Pasamos por la puerta y me quedé inmóvil, las puertas se habían cerrado. Mierda, una trampa. Entonces, de la nada, me llegó el olor a... humo.
>>NARRA LIA<<
Aarón me tomó en sus brazos. Salimos de la habitación y me sentí llena de fe, que iría con Aarón a un lugar seguro y todo estaría bien. Tan pronto cuando entramos a la otra habitación, Aarón se quedó inmóvil y miró alrededor de la habitación con una expresión que sólo había visto una
vez: miedo. Lo único que sentí fue mi corazón detenerse, cualquier cosa a la que Aarón temiera, yo también tendría miedo. Entonces comencé a respirar entrecortadamente, sentí que Aarón me apretaba con más fuerza mientras intentaba correr para escapar. - Saldremos de aquí, te lo prometo.- me dijo Aarón. Aarón se veía más como si se lo dijera a sí mismo, yo estaba aterrorizada, sabía que estaba oliendo humo y eso me hacía más difícil respirar. - Sé que lo harás... -le susurré. Aarón continuaba dando vueltas, iba y regresaba algo desesperado. Traté de no causar problemas por mi respiración pero todo estaba empeorando, hasta el punto en el que ya podía ver humo gris entrando de debajo de algunas puertas. - Aarón... - Shh, lo lograremos.- me contestó. Ahora sonaba como si estuviera tratando de convencerse a sí mismo, notaba que cada vez se ponía más desesperado e impaciente, y posiblemente tenía miedo. Su frente sudaba cada vez que se daba cuenta que estaba haciendo algo mal, o si sentía que no íbamos a ningún lado, pude ver que tosía varias veces. Continuamos por un largo rato, Aarón seguía abriendo y cerrando puertas, hubo un momento en el que pensé que íbamos en círculos. Luego, después de mi momento feliz por tener a Aarón de nuevo, la consternación y el temor regresaron. Podía ver ya las flamas por debajo de las puertas y el humo gris se volvía cada vez más negro. La casa era grande y tomaría tiempo en incendiarse toda, y probablemente quemarnos nosotros. Deberíamos estar en el centro de la casa, ya que primero se incendiaría por los lados. - Aarón... - Te lo prometo... - ¡Aarón escúchame! Grité y él bajó la mirada, observándome preocupado y cabizbajo. Posiblemente pensando que íbamos a morir. - Debemos estar en el centro de la casa, incendiaron los dos lados, probablemente esperando que nos alejáramos de las flamas.
Salió de mi boca como si tuviera la solución de todo, pero no la tenía precisamente. Aarón me miró curioso, entonces asintió y pude ver que había tomado mi idea. Las líneas de estrés que formaba desaparecieron. - Por supuesto... Entonces comenzamos a correr lo más rápido que pudimos mientras nos acercábamos hacia donde el humo era mucho más espeso. Eso probablemente podía matarnos si lo inhalábamos mucho, entonces moví mi rostro hacia el pecho de Aarón y respiré su escencia. - Quédate conmigo mi amor... Lo sentí apretarme con fuerza mientras al mismo tiempo sentía las ardientes llamas golpear mis brazos. Tomó poco más de 10 segundos hasta el momento cuando escuché a Aarón jadear y eso era malo, no quería que respirara justo ahora. Entonces sentí que Aarón golpeó una pared, levanté la mirada y vi flamas por doquier. Acercándose rápidamente. ¿Era esto real? ¿O acaso estaba inconciente? - lia... mi amor...- Escuché su voz como en un sueño, o una alucinación.- Nena quédate conmigo... La puerta está justo detrás de estas flamas. ¡PODEMOS HACERLO! ¡NO LOS DEJAREMOS VENCERNOS! Miré alrededor de las flamas, flamas asesinas, pero al mismo tiempo, tenían un toque de tranquilidad, tranquilidad profunda. - Te amo. Y quiero que sepas que quiero casarme contigo.- Dijo Aarón inesperadamente. Entonces lo miré y parpadeé, tratando de mantenerme despierta. Esto era un sueño. - Entonces salgamos de aquí.- respondí. En ese momento una parte del techo cayó y las paredes también cayeron. Aarón me apretó fuertemente tratando de cubrirme mientras la habitación se derrumbaba, dejando salir una gran nube de humo en forma de hongo, totalmente negro que se elevaba al cielo.
>>NARRA AARÓN<< La miré a los ojos, pareciera como si estuviera delirando. Pero tenía que esperar. Entonces me apreté contra ella mientras veía que el techo comenzaba a caerse, la cubrí contra la pared y sentí cosas caer sobre mí apretándome mientras cubría a lia, como su protector.
Mi cabeza estaba siendo presionada con fuerza pero tenía que quedarme aún si me doliera, sabía que lia estaba en un peor estado. Fue un milagro que fui lo suficientemente fuerte, ambos lo fuimos. Seguí sintiendo las paredes y todo lo demás caer sobre mis hombros y espalda, después de un momento ya no podía ver la luz del cielo llegar hacia nosotros, traté de respirar ya que solo estaba a centímetros de lia apretando mi cuerpo contra ella y necesitaba espacio para respirar también, hace un momento estaba muy mal. Mis brazos comenzaron a temblar por contener todo el peso, traté de mirar a lia a los ojos en la oscuridad. - lia... nena...- la llamé. Mi voz salió como en un susurro. Necesitaba tenerla a salvo. - Aarón...- respondió. Gracias a Dios aún estaba consciente, pero su voz estaba muy débil. - ¡lia por favor! No cierres tus ojos, lucha. ¡Te necesito! Intento buscar una salida a esto.- le dije, su respiración se agitaba más y la sentí moverse. - Eso es.- Sentí que se movió de mi lado y vi algo moverse. - ¡Empuja para salir!- exclamé. Sentí mis hombros casi darse por vencidos, luego vi una luz. Lia comenzó a encontrar una salida, se detuvo y volteó. - ¡Vamos Aarón!- me dijo, intenté devolverle una sonrisa. - ¡Sal tú primero! Yo lo haré después de ti.- contesté, ella obedeció insegura. Lo que amaba de ella, era que tenía mucha fe en mí. La vi salir al exterior y asomó la cabeza. Ahora tenía que encontrar una manera de no salir muertos ambos. Entonces escuché voces. - ¡lia no salgas!- traté de gritar pero de mi garganta solo salió un severo susurro, sabía que la verían. Mi corazón se detuvo, demasiado tarde. Jalaron a lia y la escuché gritar. Inhalé e intenté moverme hacia el agujero donde estaba la salida, pero no pude, estaba atrapado. Luché con todas mis fuerzas. ¡NECESITABA SALIR YA! >>NARRA LIA<< Me estaba jalando con fuerzas un hombre con una pistola. No pude luchar más, me tiraron al suelo contra los restos de la casa y seguía gritando de dolor. El hombre cargó su pistola y apuntó hacia mí con ella. No podía creer que esto finalmente estaba pasando, cerré mis ojos y me aferraba a mi pecho. Imaginé por un momento a Aarón en el futuro, estaría casado y siendo feliz, tendría
hijos... Y yo... yo estaría observándolo desde el cielo... *¡BAM!* No sentí mi impacto, tal vez ya estaba demasiado adolorida como para sentirlo. Pero entonces escuché algo colapsarse enfrente de mí. Abrí mis ojos y vi al hombre muerto frente a mí, odiaba ver gente muerta. No entendía nada... entonces a mis ojos apareció Alan, caminando hacia mí. Sus ojos iluminados, todo lo que sabía hasta ese momento, era que estaría bien. Alan se arrodilló a mi lado y me revisó rápidamente por si estaba lastimada. - Ayuda a Aarón...- susurré mientras apuntaba el pequeño agujero de donde había salido. Alan no dudó ni un segundo y corrió hacia ahí. - ¡Aarón!- gritó él y esperó un poco a que respondiera, me levanté con todas mis fuerzas y comencé a gritar. - ¡Aarón! ¡Aarón!- grité. Alan me tomó para que no cayera de nuevo. - lia calma, por favor. - ¡Aarón! ¡Por favor responde! - comencé a sentir mis lágrimas caer de mis ojos. Aarón... ¡Me lo prometiste! - lia por favor retrocede.- Dijo Alan. Sabía que Aarón estaba ahí debajo escuchándome, él tenía que salir. Él me había dicho que quería casarse. Alan me dio su pistola y entró por el agujero y comenzó a mover los restos de la casa hacia los lados. Me quedé ahí, volteé a los lados escuchando por cualquier cosa, si tendría que disparar, lo haría. Aún si no fuera capaz de soportar matar a otra persona. Miré la pistola y de nuevo miré alrededor, necesitaba esconderme, me podrían ver desde lejos. Me arrodillé tratando de escuchar el mínimo sonido. Todo era silencio, muy quieto, hasta que escuché algo. Volteé a ver un árbol, un falso árbol de plástico, o al menos eso parecía. Lo observé. Entonces vi algo moverse pero no era un animal, una pequeña cámara plateada se asomaba. Entonces salí y apunté, necesitaba dispararle. Apunté lentamente, forcé mi mano en el gatillo y disparé. Se rompió y vi los cables salir disparados. No podía creer lo que había hecho. Sabía que habría consecuencias por hacer esto, pero también sabía que Aarón habría hecho lo mismo. Entonces me asomé al agujero. - lia, ¿Qué fue eso?- preguntó Alan. - Nada, no te preocupes. ¡Solo saca a Aarón de ahí!- le dije. Apenas y lo podía ver, salí y miré alrededor. Sabía que Aarón aún estaba vivo... tenía que estarlo. Miré hacia el cielo y cerré mis ojos, minutos antes de abrirlos, escuché restos de la casa moverse. El humo aún seguía saliendo y aún había pequeñas flamas.
Pero vi unas manos fuertes empujar el techo haciendo paso, Alan tomó a Aarón mientras seguía haciendo paso para salir. No pude hacer nada excepto sentir mi corazón bajar hasta mi estómago, corrí hacia ellos mientras me tropezaba con los restos de la casa. Llegué con ellos y tomé el rostro de Aarón en mis manos, quería que abriera sus ojos. - Aarón...- lo llamé. Lo vi moverse apenas, Alan y yo nos alejamos un poco y él puso a Aarón en el suelo, inmóvil. Comenzó a bombear su pecho. - Necesita reanimación cardiopulmonar.- Dijo Alan. No dude ni un segundo y comencé a soplar aire por su garganta y seguía hablándole como si estuviera aquí conmigo. - Todas esas veces que me recuperé no son nada con las veces que tú me has salvado... siempre has sido TÚ... - susurraba. Alan no se detenía, y tampoco yo. Entonces, por obra de un milagro, Aarón comenzó a respirar lentamente, tomé su rostro y junté mi cabeza con la suya. - Aarón... puedes hacerlo...- le dije. Mientras hablaba, él abrió sus ojos y comenzó a toser. Lentamente se levantó y tosió más fuerte. Lo abrasé y despertó por completo. - Bienvenido de nuevo.- Le dijo Alan. Aarón sonrió y asintió. Alan sacó su teléfono e hizo una llamada rápida. - ¿Y ahora qué?- preguntó Aarón. - Encontrar a Ben.- respondió Alan. Aarón me miró a los ojos, sabía que tenía que llegar esto. Aarón no me dejaría sola nunca más. - ¿En dónde está?- preguntó Aarón .Alan miró hacia los árboles. - No muy lejos... >>NARRA ALAN<< Las cosas se ponían más complicadas. No podía creer que éste chico se involucrara en tantos líos. Era increíble. Y aun así, era un milagro que aún estuviera vivo. Miré a Aarón mientras continuaba siguiéndome ayudando a lia. No habíamos caminado mucho en el momento que escuché algo moverse. Me detuve y tiré a los chicos al suelo ya que escuchamos una bala cerca. lia tapó sus oídos y se quedó dónde estaba, Aarón y yo empezamos a cargar nuestras armas. - Vino de la derecha.- exclamó él. Yo asentí y comencé a apuntar y buscar entre los árboles. Otro disparo se escuchó pero seguíamos sin encontrar el objetivo.
Aarón tomaba con una mano a lia y con la otra apuntaba con su pistola hacia los árboles. Entonces vi algo de color negro. *¡BAM!* Le disparé en la pierna y gritó de dolor. Busqué alrededor de los arboles por cualquier otra persona antes de correr hacia él. Tomé su pistola y busqué por sus bolsillos, entonces escuché un sonido extraño. Abrí su chaqueta y vi... - ¡Protéjanse! - grité. Y sólo me quedaban 2 segundos. Corrí y me cubrí mientras el cuerpo del hombre salía volando a metros de mí. Sentí el impacto mientras respiraba, busqué a Aarón y lo miré cubriendo a lia, y luego intentó levantarse, me acerqué y los ayudé. - Necesitamos salir de aquí rápido.- les dije. Aarón traía a lia en sus brazos. - Tenemos que encontrar una salida cerca de aquí. >>NARRA AARÓN<< Miré a Alan tomar la pistola. Noté que caminaba un poco cojo y lento, probablemente por la bomba. Entonces me di cuenta de cuantas veces habíamos sobrevivido. Miré el hermoso rostro de lia cubierto de polvo y sangre, era un milagro que siguiéramos juntos. Entonces recordé hace años, cuando estaba en el hotel con lia, teníamos al perro con nosotros en ese entonces, a ése maldito perro con una inteligencia increíble. lia había agradecido a Dios justo antes de empezar a comer. En ese momento miré hacia el cielo, tal vez había una fuerza aún más poderosa detrás de nuestro futuro, una que nunca nadie podría romper. Bajé la mirada hacia los ojos de lia, mirándome. Sonreí y besé su frente. Continuamos caminando precavidos, no me agradaba el hecho de que aún nadie nos haya encontrado, no me gustaba para nada. >>NARRA BEN<< - Entonces...- dije. Él se sentó enfrente de mí. Ahora estaba en USA, había entrado fácilmente sin ser reconocido. Estaba en mi vieja oficina en California. - Nos han informado que la cabaña se incendió por completo. No hay testigos que nos informen si también se quemó alrededor o no.- me dijo. - ¿Eso es todo?- pregunté. Él asintió. - Sí. - Finalmente, mi victoria.- dije con satisfacción.
Comencé a reírme y bebí de mi vaso de vino. Le ofrecí a mi ayudante una copa. Ese bastardo de Aarón no podía salir vivo de esa. - Perdimos a Emily en esa última escena.- me dijo él. Subí mi copa de vino. - Pues mira... No podemos ganar siempre sin perder alguna vez.- contesté. Sonreí y continué "celebrando". Había hecho mi trabajo dignamente, ahora podía continuar deshaciéndome de más ciudades. Washington parecía buena idea. >>NARRA NATHAN<< Me alejé de ese lugar extraño. Caminé y no pude encontrar nada. Seguía escuchando vibraciones y un latido que posiblemente era el de mi corazón. No sabía qué estaba haciendo aquí. Sólo que me sentía cálido y relajado. Observé mi cuerpo, la herida de bala era un diminuto punto rojo. Entonces continué caminando sin rumbo entre ese lugar extraño, blanco, y un ligero eco se escuchaba al rededor. >>NARRA ALAN<< Llegamos a un claro en el lugar donde tuve que llamar a un helicóptero, sabía que vendrían. Tenían nuestra vida en sus manos. - Les aconsejo que permanezcan cerca de los árboles- les dije a los chicos. Aarón estaba perdido en sus pensamientos mientras continuaba acariciando el cabello de lia. Ella estaba dormida en sus brazos. - Alan...- susurró él. Volteé mi mirada hacia él. - Gracias... Pude ver en sus ojos que lo decía en serio, sus ojos brillaban cada vez más. Me miró y sentí entonces lo significantes que eran sus palabras, él no era tan sensible como para admitir cosas así. - Gracias por todo.- susurró. Me acerqué a él y le di una palmadita en el hombro, le sonreí y bajé la mirada. - No me agradezcas aún, todavía no estamos fuera de peligro. - Necesito agradecerte, en caso de que algo... Antes de que algo "pase". Eso era lo que él iba a decir. Sabía cómo se sentía. Asentí con mi cabeza y lo abrasé. - Te prometo que saldremos vivos de aquí. "O por lo menos ustedes dos lo harán" me dije en mi cabeza.
>>NARRA LIA<< Finalmente me encontraba a salvo, después de huir siempre y de todo el peligro en el que estuve. Sentía como si nada pudiera pasarme nunca más. Aún no podía creer que estaba viva, y que Aarón lo estaba también. No tenía palabras para explicar lo agradecida que estaba por haber llegado hasta ese punto sana y salva. Sí, estaba herida, y me sentía débil, sabía que Aarón también estaba herido. ¿Cómo fue que resistió tanto? Lo sentía moverse a cada rato. Abrí mis ojos, sabía que no iba a poder dormir, Aarón se quedó mirando hacia la nada. Era increíble que hubiera pasado por tantas cosas, solo por estar juntos, por mí, no sentía merecerlo. Él parpadeó y me miró a los ojos. - Hola. - Susurró y acarició mi mejilla. Lentamente se levantó. - ¿Te sientes bien? preguntó. Yo asentí. Quería sentirme fuerte también. - Te dormiste una hora ¿sabías? Flexionó sus brazos y me abrazó. - Me siento mejor.- le respondí. - Llegarán por nosotros pronto...- susurró Alan. Lo miré, estaba observando el cielo, se notaba inseguro. Aarón lo miró lleno de esperanza. Él realmente confiaba en Alan. Están tardándose, pero llegarán. Continué esperando y descansando de todo el peligro de los pasados dos días. Parecía una eternidad desde que vi por última vez a Nathan... Nathan... - ¿Qué pasó con Nathan? - pregunté alarmada mientras volteé hacia Aarón. - Está bien, no deberías preocuparte por él. Nosotros estamos en peligro, no él. contestó Aarón. - Pero... ¿No intentarán matarlo también? - Lo vigilarán, no te preocupes- respondió. Se veía seguro y tranquilo. Acepté su respuesta. Minutos después de jugar con las manos de Aarón, escuché a Alan susurrar. - Los veo...- dijo. Levanté la mirada y vi un pequeño avión dirigiéndose hacia nosotros. - Prepárense, por si acaso.- exclamó Alan. Aarón sacó su pistola y la cargó, después se la escondió detrás del tobillo. Luego, sacó
balas y las escondió por su espalda. Ambos nos miramos un segundo y después nos levantamos. El helicóptero aterrizando creando casi un remolino alrededor de nosotros. La puerta se abrió y subimos. - Gracias.- dijo Alan. Alan abrazó a un hombre casi de su misma edad, llamado George, supongo que se conocieron cuando se convirtió en parte del FBI. La puerta se cerró y George nos miró. - Aarón, gusto en conocerte.- le dijo a Aarón. Ambos se saludaron de manos. - Los veo a los tres en un buen estado. Alan, ¿me permites un segundo? Después de eso Alan fue detrás de él, pero antes miró a Aarón, él me miró a mí y ambos nos sentamos. Había otros dos hombres en el compartimiento con nosotros. Se veían muy capacitados y listos para disparar en cualquier momento, Aarón tomó mis manos y miré por la ventana, y sin mover su mirada de aquellos hombres.
>>NARRA ALAN<< - Estamos situados en una zona segura fuera de Nevada. También atrapamos al traidor en nuestra instalación- me dijo George. Lo miré y asentí - Al chico que quería acompañar a lia le dispararon.- exclamó. Oh no, Nathan. - Por fortuna aún está vivo, le dispararon en el brazo, fue muy rápido.- prosiguió y me sentí aliviado.- Pero cuéntame, ¿Qué pasó? ¿Cómo los encontraste?- me preguntó. - Iban a incendiar la casa donde lia estaba atrapada junto con Aarón, y... bueno, te imaginarás cómo los encontré. Por fortuna, estaban a salvo. - Fueron muy rápidos. - Lo importante es que tengo a estos dos chicos bajo mi respaldo ahora, supongo que Ben piensa que murieron. - ¡Pero qué sujeto tan bastardo! - Sí, lo sé. Me sorprende que no todos sepan lo talentoso que es Aarón. - Y sólo es un chico.- dijo George asombrado, me miró sonriendo. - Los llevaré a salvo a su destino. - ¿Qué hay de aquellos hombres detrás? - Ellos son de mucho más ayuda que yo. - exclamó. Asentí pero no podía dejar de estar tenso. Un helicóptero era un objetivo fácil. Pero Si Ben supiera que Aarón está vivo, todos nosotros estaríamos en una guerra en este momento.
* 2 HORAS DESPUES * Aterrizamos afuera de la estación de policía. Me dirigí al compartimiento donde estaban Aarón y lia para decirles que se prepararan. >>NARRA AARÓN<< Aterrizamos afuera de una estación policiaca, hice un gesto. - Está bien... estoy aquí.- susurro lia. Sabía que lia tenía muchos malos recuerdos, como yo. Sonreí y besé su mano. Alan entró del otro compartimento. - Estamos a salvo ahora, vamos.- dijo él. George nos abrió la puerta y se despidió con un abrazo de Alan. - Tengan cuidado, fue un gusto verlos. - Sabes que cuentas conmigo, cuídate.- le respondió Alan. George regresó al helicóptero mientras la policía nos recibía. Me tensé. Alan comenzó a hablar con ellos y nos llevaron dentro. Escuchaba mencionar algunos lugares en Nevada, tomé de la mano a lia mientras caminábamos hacia dentro. - Los llevaremos a un lugar seguro, a una casa tal vez.- nos dijo un policía. - Nos dirigiremos ahí de inmediato- dijo Alan. El policía asintió y se fue. - ¿Por qué Nevada si hay tantos lugares?- pregunté. Alan sonrió. - Te sorprenderás por lo que acabo de idear.- contestó. Entonces sabía algo que yo no. - Mi amor, descansarás pronto ¿está bien? - le dije a lia. - Me consientes demasiado Aarón. - Mejor acostúmbrate, me pondré peor cuando seas mi esposa. Me encantaba como sonaba... MI esposa. Cómo fue que esta increíble señorita sería mi alma gemela. Recuerdo justo antes de conocerla, no soportaba la idea de crear una familia y mucho menos casarme. Pero ahora... ahora era feliz. - ¿Oh? ¿Qué dijiste? ¿Qué fue eso? - preguntó Alan. Lia se sonrojó y miró a lo lejos sonriendo. - Dije que nos vamos a casar.- exclamé. Alan nos dedicó una gran sonrisa y se levantó,
me abrazó con fuerza. - ¡Felicidades!- dijo entusiasmado. También abrazó a lia con cuidado y se volvió a sentar sonriendo y cerrando sus ojos. - Ya puedo imaginarlos. Sonreí mientras lia me abrazaba. Los siguientes diez minutos fueron los más cálidos en un rato. Entramos en un Toyota negro mientras Alan nos llevaba hacia nuestra nueva "zona segura". Sabía que éste momento no duraría hasta que comenzáramos a hacer planes. Alan revisaba el GPS. - Ya casi llegamos- exclamó Alan. Luego pasamos algunas curvas y calles vacías. - Nos quedaremos en una casa, estaremos a salvo ahí, pero tendré que mantenernos reportando a la instalación...- exclamó. Después nadie más hablo en un rato, sabía que me tenía que deshacer de Ben, justo ahora cuando menos lo espera. Dimos la vuelta en una pequeña calle y pronto vi una casa, era bonita, me sorprendió un poco hasta dónde estaba ubicada. - Bienvenidos a casa.- dijo Alan. Oprimió un pequeño botón en un control remoto y la cochera se abrió. Entramos y salimos del auto, esperé a lia mientras ella veía alrededor. - Wow, me encanta.- dijo ella. Le sonreí. Alan abrió una puerta a lado, la cochera se cerró. Entramos a lo que parecía ser la sala, se veía cómoda y cálida. - Bueno, creo que elegí bien el lugar.- dijo Alan. Volteé a verlo. - Mi abuelo la dejó para mí y mi hermano.- nos dijo. Entonces me di cuenta de que él tenía más cosas en la cabeza de lo que había dicho, asentí. Alan encendió las luces. - Saldré a traer comida, y algo de ropa también. No tardaré mucho…- nos dijo. Tomó las llaves del auto y salió de regreso hacia la cochera. Miré alrededor, lia miraba hacia la pared trasera, era de vidrio. - ¿Sabes? siempre he querido ir de excursión, pero, bueno... supongo que eso puede esperar.- le dije a lia, la abrasé y ella besó mi cuello, sentí un cosquilleo y le sonreí. - No sabes lo feliz que estoy de tenerte conmigo.- dijo ella.
No podía dejar de sentir tan cálido dentro de mí mientras sentía sus caricias sobre mi piel. Aún si tuviera su rostro sucio con manchas de humo, su ropa rota, y sus ojos cansados, sabía que ella era la persona más hermosa sobre la tierra. - Tus ojos brillan tanto...- exclamó sonriendo. - Estoy enamorado.- le dije. Me senté en el sofá y ella se sentó a lado mío. - Te amo.susurré. Ella sonrió y me hizo cosquillas. -Hey, ya basta- dije entre risas. Lia sonrió y puso su cabeza en mi hombro. - Y, bueno... ¿Cuándo quieres que nos casemos?- pregunté. No pude evitar hacerlo, sentí su respiración más lenta. - En la primavera.- exclamó. Le sonreí. - Lindo... -¿En verdad lo haremos?- preguntó insegura. Reí bajito y bajé la mirada hacia ella. - Claro ¿No tienes fe en mí? - No es que tenga miedo de que no llegues a la boda, es que es demasiado bueno para ser verdad...- dijo con voz débil y sonreí, yo sentía lo mismo. - Debí haber esperado a preguntártelo hasta que tuviera el anillo.- le dije, lia levantó la mirada y besó mi nariz. Se veía curiosa - ¿Qué?- pregunté. - Me preguntaba...- comenzaba a decir y se sonrojó. - Haha.- reí, hijos. Adiviné. - Todos los que quieras tener conmigo...- le dije, ella bajó la mirada sonriendo. - Tres. - exclamó y le sonreí mientras sentía mi corazón latir más rápido. Tres hijos nuestros. No pude evitar besarla mientras se sonrojaba más, comencé a apretarla junto a mí mientras nos besábamos apasionadamente, sonreí mientras se ponía encima de mí. - Entonces... ¿estamos disfrutando ya de nuestra luna de miel?- le dije y ambos reímos.
>>NARRA NATHAN<< Veía reflejos de luz, en el techo, escuchaba latir mi corazón y mis oídos zumbar. Escuchaba voces también. Intenté despertar pero la luz no me dejaba. Sentí a alguien apretar su mano junto a la mía, sabía quién era. Tenía que despertar, con todas mis fuerzas abrí mis ojos y la luz desapareció, entonces vi al doctor y a una enfermera. Miré alrededor pero, no era lia.
>>NARRA BEN<< Regresé a mi oficina continuando mi festejo de victoria. Ese muchacho me había traído tantas desgracias, ahora se había ido por fin fuera de mi camino, y de mi vida. No sentí remordimiento por él, aunque fuera mi sobrino, intervino en mi camino de la forma más inesperada, así que tuve que hacerlo. Después, decidí que esa sería la última vez que Aarón pasaría sobre mis pensamientos. Me dirigí hacia mi sillón mientras me servía una copa de vino. Pensé, continuaría con mis planes mientras la policía y el gobierno piensan que estoy fuera del país. Cerré mis ojos y me concentré en mi última importación cerca de Nevada, tenía que encontrarme ahí con un camarada. Tomé algo de vino. Escuché un golpe en la puerta y levanté la mirada. - Adelante.- dije yo. Él entró y aventó un folder en mi escritorio mientras volteaba la mirada hacia él.
>>NARRA LIA<< Entré a la ducha. Alan nos había comprado ropa y ya habíamos comido hace algunos minutos. Suspiré mientras me miraba en el espejo antes de quitarme la ropa, mi cabello era un desastre y mis ojos se notaban cansados, rodeados de círculos oscuros. Intenté hacer que se vieran mejor, pero fallé. Descansaría lo suficiente para reponerme mientras estoy aquí. Entré a la ducha, quería tomar un baño caliente. Mala idea, me quemaría viva por todas mis heridas. Dejé que el agua fría me entumeciera el cuerpo mientras cuidadosamente me tallaba, me tomó 20 minutos hasta que me sentí limpia y salí. No sentía mi cuerpo cuando terminé, el agua fría me había dejado así, hasta podía sentir que si pisaba un clavo no me dolería. Me enredé en la toalla y me senté en el piso mientras miraba hacia alrededor. Silencio. Entonces rompí en llanto. Aunque no hubiera nada que me pudiera hacer llorar, no podía creer que la vida me había llevado hasta aquí, y que aún tuviera a Aarón. Tocaron la puerta, no respondí. - ¿lia? ¿Amor?- dijeron por fuera. Era Aarón, no dije nada y apresuré a limpiar mis lágrimas y sacudir mi nariz. - ¿lia estas bien? ¿Estás ahí?- sonaba un poco alarmado. - Sí...- contesté con un hilo de voz. Quería que se fuera por un momento, necesitaba un tiempo para mí. Esperé a que se alejara y me esperara fuera. Pero entonces escuché el seguro de la puerta, se abrió y
Aarón entró, nuestras miradas se encontraron. Se relajó y cerró la puerta detrás de él y después se sentó junto a mí. - ¿Qué pasa?- preguntó. Miró hacia la ducha preguntándose si me había dolido. Negué con mi cabeza.- Tus labios se ven azules.- dijo, y me di cuenta de que no podía sentirlos. Aarón sintió mis brazos, se alarmó. - Esta helada.- me levantó y llevó mi ropa, me llevó a su habitación. - Te ayudaré a cambiar. Miré sus ojos, se veían cansados también. ¿Qué pasaba conmigo? ¿Estaba cayendo en depresión o algo? No podía decir nada. Entramos a su habitación y Aarón me sentó en su cama. - Iré a encender la calefacción.- exclamó. Se fue y lo escuché bajar las escaleras. Intenté moverme sola, con cuidado me puse mi ropa interior, empecé a temblar y en un rato el calor de mi cuerpo comenzó a ser normal. Aarón entró de nuevo, se acercó y me ayudó. - Yo puedo Aarón... - Yo te quiero ayudar... Lo dejé mientras me ayudaba a poner una camiseta, alcé los brazos y él la puso, bajé la mirada y sorbí con la nariz, por alguna razón quería volver a llorar. Aarón escuchó y se acercó a mi rostro y me observó. - Perdón, no volverá a pasar...- le dije. Él no mostró emoción alguna y simplemente me besó, sus labios eran suaves y cálidos, sus manos se posaron en mi cintura y me acercó a él, yo presioné mi nariz junto a la suya. Abrió sus ojos y me sonrió. - Estoy aquí solo para ti lia, no tengas miedo de mostrarme cómo te sientes... Bajé la mirada y lo abrasé, Aarón se sentó en la cama conmigo mientras trataba de calentar un poco mi cuerpo, ya que aún estaba frío. Posó su mano en mi pierna y se quedó ahí. - Ve a bañarte Aarón. - Sí, ya voy. Entonces me besó de nuevo... y de nuevo.
- Espera... ¿Dónde está Alan? - pregunté. - No está aquí.- respondió Aarón. Continuó besándome y pasó sus labios por mi cuello, después se detuvo antes de que pasara a mayores. Me cubrió con cobijas y se fue. Caí dormida justo después, no me sorprende. >>NARRA ALAN<< Lo teníamos ahora, había una gran ventaja ya que Aarón era familiar de uno de los traficantes de droga más buscados en el país. Traté de no confundir mis ideas y me dirigí a la instalación en Carson city, Aarón por fin tendría su oportunidad.
>>NARRA AARÓN<< Sequé mi cabello con la toalla y dejé que el vapor saliera del baño, había tomado una ducha primero con agua caliente y después con fría, para dejar que mis heridas comenzaran a sanar. Me sequé el rostro y me cambié, después regresé a mi habitación; me sentía a salvo aquí. Mis nervios y mi modo alerta estaban tranquilos, creía en Alan y Alan creía en este lugar. Subí las escaleras y sentí que la calefacción ya había hecho efecto y había dejado un clima mucho más cálido. Entré a mi habitación y vi a lia durmiendo tranquilamente, me acerqué a ella y le toqué su brazo, ya estaba menos fría. Sonreí y me senté ahí acariciando su brazo, estaba muy cansado. Nunca había tenido tantas ganas de dormir como las tuve cuando estaba tomando mi ducha. Me acosté alado de lia y la abrasé. Caí en un sueño profundo, estaba exhausto y tenía a lia a mi lado, podía sentir los latidos de su corazón normales y sonando como una hermosa melodía, podía sentir mi piel juntarse con la de ella mientras seguía escuchando su respiración, los latidos de nuestros corazones coincidían, algo que no había escuchado desde hace casi 3 años. La amaba, y sería mi esposa una vez que todo esto terminara. Haría lo posible para mantenerla sana y salva, después, continuaría en la agencia del FBI... y no me agradaba mucho esa parte. >> NARRA ALAN << - Está decidido, atraparemos a Ben en dos días.- les dije y después me despedí. Comenzaba a recoger mis cosas cuando McKinley se acercó a mí. - ¿Dónde está el muchacho que lo hará? - Me preguntó McKinley. - Le pedí que descansara, ha pasado por algunas cosas terribles los días pasados. - Parece que tú también necesitas descansar Alan.- me dijo y me dio unas palmadas en mi hombro antes de irse.
Me senté por un par de minutos mientras repetía el plan en mi cabeza varias veces para asegurarme de que no había errores. Salí de la instalación después de saludar a algunos colegas, y después entré en mi auto. Sentía como si fuera a ayudar a que sucediera un milagro. >> NARRA LIA<< Comenzaba a despertar porque sentí una escencia conocida, abrí mis ojos y vi el cuerpo de Aarón presionado junto el mío, sus brazos estaban alrededor de mí y él estaba profundamente dormido. Al parecer había dormido mucho tiempo ya que sentí mis brazos y piernas entumecidas. El aroma de Aarón era fascinante, podía oler ese aroma por el resto de mi existencia. No escuchaba nada debajo de las escaleras, la puerta de la habitación estaba cerrada. Revisé la hora en el reloj que estaba en la mesa de alado, ya había amanecido, ¡había dormido por más de 14 horas! Mi temperatura cálida había regresado gracias a mi Aarón, quien había puesto la calefacción. Aarón estaba tan radiante, traía puesto una sudadera y un chaleco, continué mirando su rostro perfecto mientras los minutos pasaban. Lentamente me zafé de su abrazo y me dirigí al baño, saqué un cepillo de dientes y comencé a lavarlos; bajé las escaleras y comencé a revisar los gabinetes de la cocina. Alan había llenado la cocina cuando estábamos dormidos, revisé el refrigerador y vi comida ya hecha, saqué de ahí pollo frito y después hice una ensalada. De repente, regresé un poco el tiempo y recordé cuando habíamos comido justo lo mismo hace tiempo, el día en que Aarón y yo cenamos juntos por última vez antes de dejarlo de ver por una eternidad. Hice la comida tranquilamente y serví doble ración ya que tenía el presentimiento de que todos estaríamos hambrientos. Saqué los platos y vi a Alan bajando las escaleras, se venía levantando también. - Buenos días.- le dije. - Mmm, me despertó el aroma del desayuno, gracias. Comenzó a ayudarme con los platos y vasos, estaba sirviendo al primer plato cuando vi a Aarón al pie de las escaleras. - Tenía que asegurarme de que no habían secuestrado a mi lia.- dijo con voz ronca, se acababa de despertar. Reí y él se acercó. - Ten, cómo Aarón.- exclamó Alan, acercándole a Aarón un plato. - Come lia- dijo Aarón, acercándome a mí mi plato. - Y... ¿Cómo va todo Alan?- le preguntó. Alan comenzó a explicarle su decisión. - ¿Cuándo? - preguntó Aarón. - Mañana, probablemente. Aarón... debes saber que, como tú, también tengo familiares que están relacionados con el tráfico de drogas y que son criminales.- dijo
Alan, Aarón esperó a que prosiguiera. - Él cree que me ocupo del negocio de mi padre, pero se ha entregado todo al gobierno desde su captura. - Ya veo, no te preocupes, todo va a salir bien.- exclamó Aarón. - ¿Cómo lo sabes?- preguntó Alan. - Porque confío en ti.- respondió. Alan asintió con una sonrisa. Después terminamos de desayunar. - Yo lavo los trastes, vallan a cambiarse.- dijo Alan. Aarón tomó mi mano y subimos a la habitación. Vi que Aarón ya había hecho la cama. - Entonces hace rato... ¿Querías asegurarte de que no me habían secuestrado y te dio tiempo de hacer la cama? - le pregunté. - Valla que tenías prisa.- reí. - Jaja, no. Olí el desayuno.- respondió después de mirar la cama. Ambos sonreímos y me abrazó. - Eres mi héroe. - Sí, tuyo. Comenzó a besar mi cuello y después mi boca, Aarón me acercó a él mientras se sentaba en la cama, me di cuenta en un momento de que lo había empujado hacia atrás y apenas podía respirar, Aarón sonrió y se detuvo. - Se me acaba de ocurrir un trato.- dijo de repente. Me levante y me senté, él se quedó ahí recostado. - ¿Y de dónde provino ese trato?- pregunté. Aarón rio y tomó mis manos. - Trataremos de respetar los juramentos del matrimonio. - ¿Cómo?- pregunté, Aarón se rió por mi cara de confusión. - No tendremos sexo hasta nuestra luna de miel. Lo miré, ¿era enserio? - ¿Puedes aguantar eso? Wow, me sorprendes.- le dije riendo. El también rió y se levantó. - También debería comenzar a creer en tener fe. No pude evitar sonreír >>NARRA AARON << Me desperté. Hoy era el día. Volteé a ver el reloj, eran las 5:14 a.m. Me incliné y me aparté de lia y me puse mi camiseta. La noche anterior me había desafiado, le prometí a lia que no lo haríamos hasta la luna de miel. Pero pensándolo bien, debí esperar más a proponerle eso, aún soy un chico. Miré por un minuto a lia dormir, no sabía si dejarla descansar o despertarla, sabiendo que no me perdonaría si me fuera sin despedirme.
Entré al baño y me di una ducha y me quedé ahí por un largo rato, en ese rato, pensé en mi vida y cómo fue que increíblemente había llegado hasta éste punto. Nunca habría creído esto, aún me era difícil creerlo. Salí y me afeité en el lavabo, puse mis manos en mi cabeza y me senté ¿Por qué todo esto parecía tan difícil? Había algo que me tenía preocupado, pero... ¿Por qué? Miré hacia arriba y lo supe. Había estado pensando en mi futuro con lia, pero una duda dentro de mí se desató. ¿Qué pasaría si no fuera capaz de cumplir mi promesa? Apreté mis sienes con mis dedos, tenía que salir vivo de todo esto, era por nuestra felicidad, la de ambos, no solo la mía. Sabía que lia viviría cargada de tristeza si desaparezco de su lado. Me vestí y bajé las escaleras mientras Alan preparaba lo que llevaríamos. El plan en sí no era difícil. Alan asintió con su cabeza hacia mí mientras me ponía mi chaleco antibalas. - Pareces un poco agitado- murmuró Alan. No contesté y até mi pistola detrás del tobillo. - No te culpo...- prosiguió. Entonces comenzó a preparar las balas en las armas. - ...Pero tenlo en mente Aarón, estarás con personas de confianza, que yo mismo escogí, y yo manejaré todo el movimiento.- exclamó. - ¿Qué hay de lia? - pregunté. - Se quedará aquí. He contratado específicamente dos de mis viejos amigos en la instalación para que vigilen mientras no estamos. No debemos preocuparnos.- dijo y terminó de prepararme. - Vamos, preparé café. Lo seguí hasta la cocina, nos sentamos ahí en silencio. Tomé un sorbo de mi café y levanté la mirada, Alan me miraba, justo con esa mirada con la que una vez pensé que era gay. Entonces reconocí que era su mirada de admiración, o algo. - Haz hecho un largo camino Aarón.- murmuró él. Supongo que me estaba recordando desde que aún era un niño... aún me sentía como un niño. Miré mi pan y ambos nos quedamos en silencio un momento, en los ojos de Alan aparecieron unas diminutas lágrimas que no se derramaron. - Nunca entendí desde un principio. ¿Por qué alguien se preocuparía tanto por mí? ¿Por qué alguien me ayudaría?- dije en voz baja. Alan seguía mirándome sin moverse. Yo sé tus intenciones pero, ¿Por qué todo esto aún es tan irreal?- Exclamé, él sonrió. - Tienes que creer en todo lo que te ha pasado, acéptalo y algún día lo entenderás. Se levantó y salió de la cocina, y subió las escaleras, dejándome ahí sentado. No pude evitar sentirme como un niño de nuevo, Alan era muy sabio para su edad. Levanté la mirada y vi a lia que acababa de entrar a la cocina con sus hermosos ojos brillantes como si se acabara de despertar.
- Pensé que te habías ido sin despedirte- me dijo con voz ronca. Le sonreí y me acerqué a abrazarla. - Nunca haría eso. - Más te vale. Sonreí y besé su mejilla, mis preocupaciones habían desaparecido por completo desde que lia había entrado a la cocina. Tenía que disfrutar este momento en el que estaba con ella. - Y... ¿ya están listos?- preguntó. Yo asentí y ella se sentó en la silla. - Se cuidarán mucho ¿verdad?- preguntó, escuché preocupación y tristeza en su voz. - Siempre. lia bajó su mirada y cerró sus ojos evitando sus lágrimas. Seguí bebiendo mi café y comiendo pan, lia dejó su comida intacta. - Por favor come lia- le dije. Ella asintió y comenzó a comer. Suspiré. Entonces Alan entró ya listo. - Ya llegaron, debernos irnos ya.- me ordenó. Asentí y Alan se dirigió a la cochera dejándome un minuto con mi novia, me acerqué y la abracé muy fuerte, nos quedamos así un largo momento. Podía sentir sus lágrimas en mi cuello. - Te prometo que regresaré contigo.- murmuré en voz baja. Ella simplemente limpió sus lágrimas sin verme a los ojos - Oye...- levanté su rostro con mi mano y me miró, limpié sus lágrimas y la besé varias veces, apretándola hacia mí. - Te amo.- susurró. Me acerqué a su rostro - Yo más, tú eres la única, eres mía, eres mi novia. Ella sonrió y besé su mejilla y su delicada mano, después me dirigí a la cochera. Traté de controlarme lo más que pude para no regresar corriendo con lia, no me sentía bien dejándola llorando así. Entré al auto de Alan, él me miró. -¿Estás listo?- preguntó. La respuesta era obvia. Yo asentí. - Es ahora o nunca.- respondí. Después de eso, Alan encendió el auto y ya estábamos en camino.
>>NARRA LIA<< Y allá iba. Seguía derramando lágrimas de mis ojos. Tenía que convencerme de que estaría bien y regresaría. Me senté en el sillón, recordé que Alan había mencionado algo sobre dos vigilantes. Me quedé ahí y abrasé mis rodillas. Lo más difícil ahora era esperar, con el horrible pensamiento de que él estaba ahí afuera arriesgando su vida. Limpié las lágrimas de mi rostro y encendí la televisión, necesitaba calmarme y no crear conclusiones falsas. >>NARRA ALAN<< Conduje en silencio. Vi que los ojos de Aarón se perdían en el camino, tenía que estar preparado, pero también sabía que sentía miedo, y él nunca lo sentía. Pero la verdad era que no le tenía miedo a Ben. - Te prometo que regresaremos a salvo.- murmuré para calmarlo, él siguió inmóvil, volteé de nuevo hacia el camino. - ¿Cómo lo sabes?- preguntó luego de unos segundos. Entonces supe en dónde se enfocaba su miedo. Aarón tenía miedo de morir, de dejar a lia sola. - Porque yo lo digo.- contesté. Volteó su cabeza hacia mí, estaba tenso. - Oh, no tenía idea de que fueras Dios.- exclamó sarcástico. Levanté mis cejas. - Lo estás diciendo como si fuéramos a una guerra en Irak. Aarón, cálmate.- le dije. Pareció relajarse un poco y bajó la mirada. - Es solo que... no puedo creer aún que haya llegado tan lejos con vida.- dijo en voz muy baja. Entonces supuse que pensaba que justo hoy tendría que morir. - Tienes que luchar Aarón, si lo hiciste en el pasado, ¿por qué debería ser diferente ahora? Había dado en el blanco de su autoconfianza al decir eso. Lo supe porque su rostro se volvió tranquilo y no contestó. El resto del camino fue silencioso mientras llegábamos a la instalación. Finalmente llegamos y Aarón pareció más concentrado. Abrimos las puertas, puse una mano sobre el hombro de Aarón mientras caminábamos. >>NARRA AARÓN<< * 2 HORAS DESPUES*
Entré a la camioneta, dentro había muchos hombres vestidos todos de negro. Estaba listo y agradecido por todo el entrenamiento que había pasado después de la prisión, si no fuera por eso no hubiera sido capaz de seguir otro plan. Traía puesto un micro aparato en el oído que me mantenía en contacto con Alan. Tenía mi chaleco tan lleno de herramientas y armas que nadie me creería. Alan manejaría todo de regreso a la instalación. El plan en sí se veía sencillo. Entonces Alan contestó mi duda. "Él piensa que estás muerto" me había dicho. Nunca lo hubiera creído, él pensaba que había muerto, se veía tan sencillo todo. Había niebla, apenas pude notar cuando todos salieron de la camioneta, me puse una máscara y salí. - Enfócate.- Dijo Alan por el aparato. Alan podía ver en dónde estaba con dos pequeñas cámaras escondidas en mi ropa oscura. Una por enfrente y otra en la espalda, me agradaba la idea de mirar por detrás. Caminé con los hombres y nos dirigimos a la cima del edificio, y cuando llegamos miramos hacia abajo con otro miembro. Desde ahí planeamos cómo nos distribuiríamos. El lugar había sido evacuado con grandes camiones. Vi un auto negro que se estaba estacionando ahí; esperaríamos a Ben con un sustituto abajo, suponiendo que sería un colega de Alan, un supuesto "heredero". Todo el plan tenía que hacerse en el tiempo exacto, Alan se había quebrado la cabeza planeando todo esto, tenía que salir bien. El hombre a un lado mío tenía una pistola extraña que disparaba pequeños rastreadores, él dispararía un rastreador en el auto de Ben. Esperamos por casi una hora cuando de repente un auto negro llegó, tres hombres salieron, ninguno de ellos era Ben. Entonces pude escuchar la conversación, tan clara como si estuviera ahí con ellos. - ¿No hay problemas en el camino? - No del todo Dijeron los hombres, luego vi que uno de ellos habló con su reloj de mano con una diferente voz. - Listo. Dijo con voz más grave, esa era la señal para que otros 3 autos llegaran. Dos de ellos color negro y una limusina negra también. Más hombres armados salieron y rodearon el lugar. Lo único bueno era que el sustituto falso tenía experiencia en esto y en verdad tenía lo que Ben quería para hacer un buen trabajo. Vi la familiar silueta de Ben cuando salió. Un sentimiento de desprecio, enojo y odio se apoderó de mí. Ése hombre era responsable no solo de la miseria por la que viví, sino
también por la de lia, la de mi hermano, la de mi primo que era hijo suyo, y de muchas otras vidas que terminaron por sus malditas explosiones y negocios sucios. Sentía la urgencia de matarlo en ese momento cuando de repente la voz de Alan sonó. - Mantén tu posición, es mejor que te prepares. Tenía que terminar con esto, no solo matar a Ben, tenía que llegar al fondo de su negocio y destruirlo. Un minuto más faltaba para entrar en acción. Mi reloj parecía ir más lento y entonces escuché la inigualable voz de Ben. - Me alegra conocer a un nuevo amigo de mis colegas.- dijo él y saludó de mano al sustituto. - Me contrató para encargarme de sus negocios.- contestó. - Muy bien, yo necesitaré encontrar alguien que se encargue de eso también.murmuró Ben. Sí claro, "encargarse" ¿y matarlo también como lo hizo con su propio hijo? Estaba pensando tantas cosas en mi mente cuando la voz de Alan me trajo a la realidad. - Ahora.- dijo él. Seguí a los hombres, miré por última vez al sustituto que caminaba hacia un camión con la mercancía. Los seguí, esa era mi regla, y el hombre que se quedaba mirando la escena se quedaría para disparar el rastreador. Bajé las escaleras y nos separamos, se hicieron grupos de ocho, pero yo terminé en uno de tres. Teníamos que esperar hasta que los otros se movieran. Esperamos en la puerta mientras yo esperaba los disparos. El primer grupo iría en silencio y comenzaría a disparar una vez que el otro grupo estuviera listo. Segundos después escuché el primer disparo, luego escuché más y entonces Alan habló. - Ahora Aarón.- me ordeno. Después de eso me moví. Salimos del edificio y corrimos mientras el caos se había movido hacia los autos. Yo tenía una pistola fuera ya lista y me cubrí cerca dejando a mi grupo. No debía ser visto ya que traía puesto un pasamontañas, no podía disparar ni llamar la atención. Vi a Ben entrar a la limusina y el disparo del rastreador en el parachoques trasero del auto. Entonces corrí y rodé en el suelo y fuí hacia debajo de la limo la cual casi me dejaba. Me aferré bien al auto sabiendo que me golpearía una que otra vez cuando acelerara. Me sujeté a la limo con ganchos especiales a mis lados y cerré los ojos. Aún podía escuchar balazos cuando el auto aceleró, ésta había sido solo la parte fácil. Un auto los seguiría también para no lucir tan sospechosos. Podía verlos desde el reflejo de mi reloj, escuché un par de disparos más antes de que un hombre dentro de la limo
en la que estaba aferrado comenzara a disparar como loco. No podía hacer nada más que esperar y tratar de no caerme y no ser visto. - ¿Todo bien Aarón?- dijo Alan. - Si.- susurré a mi hombro. - Recuerda que nadie debe ver el rastreador una vez que lleguen a su destino, recuerda ponerlo en tu chaleco. - Está bien. - Cuídate mucho. No contesté y cerré mis ojos imaginándome a lia esperándome en casa de Alan. Tenía el presentimiento de que éste sería un largo día.
>>NARRA ALAN<< - Ese muchacho es muy listo- me dijo un colega. - Claro, es justo el hombre para esto.- contesté. Lo miré por las cámaras, por una veía la parte de arriba del auto y por la otra la carretera. Tomé mi teléfono e hice una rápida llamada. -¿Hola? - lia, soy yo, Alan. Llamo sólo para preguntar cómo estás. - ¡Ohh Alan! ¿Cómo está Aarón?- su voz sonaba aliviada. - Está bien, aún está afuera. - ¿Qué está haciendo? - Llevando a cabo el plan...- resumí. No iba a decirle que había la posibilidad de que muriera si bajaba del auto en el que iba. - Por favor cuídalo Alan. - Lo haré. Tengo que colgar, cuídate mucho lia. - Sí, cuídense ambos.- colgó. Tomé un sorbo de mi café sin dejar de ver la pantalla. >>NARRA AARÓN<<
Mi cuerpo se estaba despegando de la limo cada vez más, había riesgo de caer en el camino. Entonces comenzamos a detenernos, me asomé y vi un edificio. La limo se detuvo, sentí que algo andaba mal. Vi por debajo 4 pares de pies salir del auto, dirigiéndose hacia el edificio, entonces me asomé de nuevo. - Alan aterrizó en un aeropuerto privado.- dijo uno de ellos. Mierda, esto no estaba en el plan. Me desatoré de los ganchos donde me había atado, tomé el rastreador de la limo y lo guardé en mi chaleco. Miré alrededor. Estaba desierto pero el lugar seguro tenía alarmas escondidas. Alan no respondió hasta después de un minuto. - Quédate donde estás. Irán por ti.- me dijo. - ¿Qué? ¡¿Vas a cancelar todo?! - Debe haber un cambio de planes, si es preciso tendré que hacerlo. Corrí y me escondí detrás de unos barriles. Iba a subir por la pared del edificio. - ¡Aarón! Te ordeno que te detengas.- me decía Alan. - No, voy a subir al helicóptero y continuar. - Aarón escucha... No respondí y miré hacia arriba, planeando cómo trepar, debía evitar acercarme a las ventanas. - ¡Aarón!- llamó Alan con voz fuerte. Lancé un gancho lo más arriba que pude, hasta la cima. - Aarón, si crees que esto es posible, ten mucho cuidado.- murmuró Alan. Finalmente nos estábamos entendiendo. Comencé a trepar rápido, me acercaba a la azotea y escuché una voz, me detuve. El helicóptero al parecer estaba en el techo, me acerqué y me asomé, tenía razón, ahí estaba. Los hombres estaban entrando en él. ¿Cómo diablos iba a hacer todo eso? - Piensa bien...- exclamó Alan. Bueno, era obvio que estaba pensando. - Voy a poner el rastreador en el helicóptero.- le contesté. - ¡No! Se supone que te rastrearía a ti, sólo así puedo saber en dónde estás
- Yo estaré ahí, haré lo mismo que en la limo. - Te verán Aarón, no hay riesgo, lo harán. - Haré lo que sea para acabar con esto... >>NARRA ALAN<< Comencé a pedir ayuda a líneas aéreas locales. ¿Qué estaba haciendo este niño? Moriría si hacía eso. - Aarón ,por favor mantenme al tanto, dime si te ven, y si eso pasa quiero que te cubras y te mantengas fuera de su alcance, enviaré personal de apoyo ahora.exclamé. Aarón dio un gran suspiro. - Dame un segundo Alan, esto debe ser rápido.- contestó y sentí el pánico correr por mi cuerpo. - Aarón piensa, si te arriesgas demasiado tendrás la tumba justo delante tuyo... Él no contestó y escuché que tomó aire, no podía soportar más esto.
>>NARRAS LIA<< Vi televisión mientras escuchaba las manecillas del reloj. Aarón tenía que regresar esta noche o mañana temprano. No podía evitarlo, la vida de Aarón estaba en riesgo en este momento y yo era una inútil. Tenía la televisión en silencio, no estaba prestando atención, vi que mis manos seguían temblando. Necesitaba relajarme, no debía ser tan débil justo ahora. Me levanté y apagué la televisión y miré por la ventana un hombre acercarse, supongo que son los que me estarían cuidando. Me dirigí a la cocina y cociné algo, después dormiría un poco y dejaría que el día pasara así. >> NARRA AARÓN<< Alan me estaba colmando la paciencia, no le contesté cuando vi mi oportunidad, tomé aire y corrí lo más rápido que pude, rodé y me arrastré detrás de unas cajas. Ben ya estaba dentro del helicóptero, tenía que hacer esto. Seguí haciéndolo mientras le agradecía a Dios por cada segundo de vida, y afortunadamente para mí, llegué a mi objetivo, el helicóptero era grande. Esperé a que el piloto entrara, el helicóptero comenzó a despegarse del suelo y corrí hacia los patines de aterrizaje, sabía que era un gran riesgo de verme. Me colgué mientras el helicóptero subía más y más. Enganché mi chaleco a él y me acomodé, entonces
escuché de nuevo la impaciente voz de Alan. - ¡Aarón! - Ya estoy arriba. - Aarón estás... - ¡Ya sé! - Envié apoyo, dos helicópteros están cerca del área, dime si algo pasa. Alan me estaba tratando como bebé, bueno, yo también me porté como uno ésta mañana. El helicóptero volaba sobre un lago y la ciudad. Espero nadie se alarme allá abajo cuando me vieran colgado. Vi todo el lugar pasar debajo de mí y me puse a pensar en la existencia de cada uno de ellos, en lo mucho que valía, como yo, que ahora colgaba y estaba en mi lecho de muerte. Levanté la mirada y vi la parte inferior blanca del helicóptero, no debía ser visto por las ventanas, nadie debía de verme. Después de lo que para mí me pareció una eternidad, el helicóptero comenzó a disminuir su velocidad y comenzó a descender. - Alan, el helicóptero va a aterrizar.- le dije. - Ahora lo que nos interesa es tu seguridad, Aarón. Después de unos segundos comenzamos a aterrizar en un edificio, tenía que saltar antes de que tocara el suelo. Mierda, no había nada en donde esconderme aquí. Me desenganché y salté cuando estábamos aproximadamente a 3 metros sobre el suelo y corrí hacia el borde del techo. Rodé y saqué los ganchos, lo até en la soga, bajé hasta que estaba por la mitad de la pared. Suspiré profundo y cerré mis ojos. - Estoy bien.- le dije a Alan. - ¿Es ese el edificio donde está establecido Ben?- preguntó. Abrí mis ojos y miré alrededor, estaba vacío, sin una sola señal de existencia humana, era todo viejo, tranquilo, y solo había algunas casas, como bodegas de almacenamiento. - Te responderé eso cuando sepa.- le dije. Me acerqué de nuevo al borde y me asomé, los vi de espaldas, estaban entrando al edificio. Uno de ellos se quedó e hizo una llamada, otros tres salieron de la puerta. - Sí, es aquí.- le dije a Alan.
Saqué mi silenciador, tenía que usarlo aquí. Cómo extrañaba a Sweet Rose. Me pregunto qué le habrá pasado... De repente un ruido arriba me hizo volver a la realidad. Un rostro apareció del borde. Salté hacia él, cubrí su boca y lo golpeé, finalmente clavé mi navaja en su garganta hasta que dejó de moverse, miré hacia abajo y esperé. Bien, nadie escuchó. Bajé hacia el suelo y lo tiré, sabía que si lo dejaba en el techo, los otros escucharían. Me dirigí hacia arriba de nuevo, atado de la soga y caminando por la pared, llegué otra vez al borde y escuché a alguien decir. "¿Dónde está Jordan?" Supongo que ese era su nombre. Saqué mi arma con el silenciador y les disparé a ambos. Subí al techo y chequé su pulso, los tomé a los dos y los dejé caer del techo. ¿Acaso esto no era divertido? >>NARRA ALAN<< Aarón pensaba que era tan fácil como parecía. - Alan. El personal de apoyo está en el área.- me dijo un colega. - Diles que esperen hasta que les diga que entren.- contesté. Él asintió y salió. Continué mirando mientras avanzaba hacia la puerta en el techo. - Aarón, ten cuidado, tal vez tengan sensores de movimiento- le dije, en ese momento Aarón se detuvo y se acercó al borde. - ¿Crees que los hombres tengan algún tipo de tarjeta o etiqueta para que no activen las alarmas?- preguntó. - A mi parecer, sí. Aarón bajó por la pared de nuevo hasta donde habían caído los cadáveres de los hombres. Corrió hacia ellos y sacó sus ID. -¿Este?- me dijo Aarón mostrándola hacia la cámara. Era una tarjeta con letras plateadas. - Sí. La guardó en su chaleco y subió de nuevo por la pared. - La gente es tan estúpida, si yo quiero entrar, lo haré. No me importa que tan avanzado sea su seguridad.- dijo Aarón mientras subía. Negué con mi cabeza. - Ahora, ten cuidado, el personal de apoyo está cerca.- murmuré. Él gruñó. Sentí como si el viejo Aarón, el delincuente, estuviera regresando de nuevo a él. >>NARRA NATHAN<< Inhalé y exhalé. Abrí mis ojos de nuevo, estaba camino a casa. El FBI me había hecho
preguntas y yo las respondí todas. Me dijeron lo que estaba pasando, nunca hubiera visto venir esto, nunca. Estaba convencido con la idea de que Aarón en verdad había herido a lia, como lo dijo en la corte. Pero todo había sido mentira. No pude imaginar ni si quiera mi rostro cuando me di cuenta de lo que significaba, estaba ardiendo por dentro. Todo mi ser ahora no tenía sentido. Me tensé en mi asiento cuando sentí el avión dar una sacudida. Iba en un avión privado, lo odiaba, odiaba todo, odiaba mi vida. Era un completo estúpido. Sabía que Aarón significaba mucho para lia. Nunca debí haber puesto mis esperanzas por encima de mis expectativas. Recargué mi cabeza hacia la ventana mientras veía las nubes blancas pasar. Oh... ¿Por qué? ¿Por qué me haces esto, vida? Bajé la mirada y supe lo que debía hacer, lo que había pensado desde hace tiempo, es lo mejor.
>>NARRA AARÓN<< Pasé por la puerta y estaba algo oscuro, actué cautelosamente y escuché. Cerré la puerta por detrás y me acerqué a la pared mientras caminaba por el pasillo pequeño, caminaba lentamente, siempre con mi pistola enfrente y lista para disparar. Mi mano derecha la tenía detrás de mí lista también para atacar. Volteé a ver por la esquina y vi un ligero movimiento. Había una pequeña caja negra con una luz roja. Me acerqué y era lo que Alan había mencionado sobre esos sensores de movimiento, la miré y pensé si había registrado mi presencia. - Déjala ahí. Seguramente hará un escándalo si las tocas.- me dijo por el micrófono. Me detuve y seguí caminando. Pronto llegué hacia una puerta, me recargué en ella y escuché voces. - Sí, lleva eso al techo, un helicóptero llegará pronto a recogerlo. - Necesitamos sacarlo rápido de aquí, no podemos mantenerlo. Sentí hervir mis puños... Ben. Maldito bastardo... De repente escuché pasos cerca de la puerta. Supuse que habían 2 personas cargando aquel paquete o caja ya que se escuchaban pasos pesados. Corrí alejándome del camino, me escondí listo para
atacarlos. Esperé y escuché que la puerta se abrió y ellos salieron, golpeé al más cercano con mi codo y le pegué en el estómago, el otro se notaba sorprendido y lo apuñalé en el cuello, ambos colapsaron y sabía que tenía solo poco tiempo antes de que notaran mi presencia. Los tiré en donde había dejado a los otros y moví la caja hacia un lado del edificio. Abrí la caja y miré, para mi sorpresa, eran armas, granadas perfectamente acomodadas sin tocarse una a la otra. La cerré y la empujé hacia el techo, volví dentro de nuevo. Pasé por la puerta y entré, no me habían visto ni escuchado, al parecer estaban ocupados. Escuché a Alan toser por el micrófono. Entré y me escondí detrás de otra caja y la abrí, más granadas, era una mina de oro, o más bien, de muerte. Cualquier pequeño movimiento y el edificio explotarían por completo. Saqué algunas navajas, listas para lanzarlas. Ohhh si solo Ben estuviera en esta habitación. Levanté la mirada y vi tres hombres de seguridad rondando en el otro piso, asegurándose de que el trabajo estaba listo. Uno de los trabajadores accidentalmente dejó caer una bala. - ¡Eres un idiota! ¿Te imaginas lo que hubiese pasado si eso hubiera sido una bomba? ¡Haz bien tu trabajo, inútil!- le dijo uno de los de seguridad. Lo pateó y lo golpeó en el estómago. Pobre hombre. Levanté mi brazo y lancé una navaja hacia su estómago, el hombre se quedó inmóvil y comenzó a respirar agitadamente. Uno de sus compañeros lo miró creyendo que había hecho algo, estaba a punto de sacar su pistola cuando yo saqué el silenciador, lo conecté a mi arma y les disparé a los otros dos guardias, todos los trabajadores miraron y comenzaron a entrar en pánico. Salí de donde estaba escondido y comencé a avanzar, entonces me golpearon fuerte por un lado y un hombre comenzó a atacarme. - ¡No les haré daño!- le dije al hombre. Pero el siguió. Saqué mi navaja, todos los trabajadores dejaron de hacer lo suyo y miraron, golpeé el hombre hacia el suelo y puse mi pie sobre su cabeza. - No tienes idea de con quién te estás metiendo, idiota.- le dije al hombre. Después le hablé a Alan. - Estos trabajadores están en deuda con Ben. Están trabajando para mantenerse vivos a ellos y probablemente a sus familias también... envía refuerzos.- le dije. - Estarán allá pronto. El hombre trató de escapar por debajo de mí. Volteé su rostro sin reconocerlo, él me miró, sus ojos se abrieron como platos. Saqué una cuerda y até sus manos. Todos los
hombres me miraron temerosos, no tenía idea de qué hacer con ellos. - Mándalos a la entrada del edificio.- me dijo Alan. - Todos abandonen el edificio.- exclamé a los hombres. Eso fue simple, todos pensaron que era broma y se miraron unos a los otros. - Todos saldrán vivos si me escuchan.dije con voz amenazante, los hombres comenzaron a susurrar.- ¡Vamos, no tengo su tiempo! Miré por las siguientes puertas, tenía que llegar hacia Ben. Entonces escuché algo afuera. El personal de apoyo ya había llegado. Entonces entré en la siguiente puerta, sabía que él había escuchado el ruido afuera e intentaría huir de nuevo. - Más despacio, Aarón - dijo Alan. Lo ignoré y seguí mi camino. Casi chocaba con uno de seguridad y rápidamente le disparé, comenzaba a cargar mi pistola de nuevo cuando otro apareció, comenzaba a esconderme y otro apareció por detrás de unas cajas, otro hombre apuntó su navaja hacia mi estómago, lo golpeé en el rostro pero se aferró a mí. Comencé a correr hacia la pared golpeándolo para que se fuera, entonces me tiró en el suelo. Respiré y lo escuché sacar un arma, así que rápidamente lo golpeé, cayó inconciente y le disparé, justo en el rostro. Mi sangre hervía cada vez más mientras avanzaba. Limpié la sangre de mi labio con mi manga, luego les disparé a otros tres hombres antes de que me atacaran a mí. Estaba a punto de entrar a otra puerta cuando escuché a alguien detrás de mí. Alan me gritó por el micrófono. - ¡Aarón detrás de ti! Volteé un poco tarde, me había dado en el brazo y me dolía. Saqué mi pistola y le disparé. Inhalé y miré mi brazo, mi manga era roja. Saqué una venda y la até a la herida, no tenía tiempo ahora de sacar la bala. Toqué mi brazo y presioné la herida, el dolor incrementó e intenté no gruñir. Caminé hacia la siguiente puerta, por un pasillo solitario, comencé a cargar mi pistola de nuevo y la escondí detrás de mí, saqué mi navaja y la escondí debajo de mi manga. Todo esto lo hacía por la felicidad de lia y la mía. Por nuestra felicidad. Entonces llegué a la siguiente puerta, ahí lo vi hablando con otro hombre, al parecer había una reunión ahí dentro. Ben era demasiado fácil, me dirigí hacia la parte oscura de la habitación y lentamente cerré la puerta. - Y así es como se hace.- dijo Ben mirando hacia la puerta.- Me están esperando.- dijo. El hombre con quien hablaba estaba medio oculto en una sombra. - Ben, yo no tengo intención de hacer eso que...- dijo el otro hombre, entonces ambos
se quedaron inmóviles. Un ruido se escuchó abajo. - Nos encontraron.- dijo Ben. Se levantó y caminó hacia detrás de un estante y lo abrió. Lentamente saqué mi pistola y apunté. Ben me miró, inmóvil. - Pero ¿Sabes Ben?, matarte nunca fue la idea.- le dije. Ben no se movió, le sonrió a el hombre. - ¿No es ésta una reunión encantadora?- dijo con un tono cursi. El hombre no dijo nada pero noté su movimiento, saqué otra pistola y la apunté hacia él. - Claro, ahora todo lo que necesitamos son todas esas personas que mataste mientras dormían, cobarde.- exclamé. Ben alzó sus cejas. - ¿Ah? Entonces... ¿Por qué no me has matado aún, sobrinito? ¿Eso es lo que has estado esperando?- preguntó sarcástico. Lo apunté con mi arma. Apunto de apretar el gatillo hacia él y >>NARRA ALAN<< Miré que Aarón estaba a punto de dispararle. Ben tenía razón, Aarón pudo haber matarlo desde el principio si estuviera tan convencido en lo que estaba haciendo. El otro hombre en la habitación no se movía, sospechaba. Miré a Ben, se veía molesto por su captura. Entonces Aarón le disparó al hombre con quien charlaba, justo en el pecho, él cayó en el suelo, Aarón se quedó quieto y con su brazo rígido. - Mataste a tu tío Aarón...- dijo Ben. Aarón se quedó sorprendido. - Era mi hermano. Casi podía sentir la reacción de Aarón de confusión, estaba inmóvil, recordando tal vez si tenía otro tío o algo así. - ¡Mantén tu defensa!- le dije por el micrófono. Aarón reaccionó y se acercó al hombre. - ¡Muévete, rápido!- grité. Ben salió del otro lado de la habitación con una pistola. >>NARRA AARÓN << - ¡Muévete, rápido!- había gritado Alan. Esquivé a tiempo la bala que Ben había disparado hacia mí. - ¡Agh, niño idiota!- exclamó Ben. Cargué de nuevo mi arma. - Ben, basta. Tampoco es para que lo llames así.- dijo otro hombre que estaba de pie. No podía creer lo confundido que estaba, solo sabía que tenía que matarlos a ambos. Pero Ben traía puesto un chaleco anti-balas como el mío. Tenía que darle en la cabeza. *¡BAM! ¡BAM!*
Le disparé al mostrador donde estaba escondido. Escuché que Ben volvió a cargar su arma, moviéndose hacia la puerta, me asomé y comencé a disparar como loco. Ben salió de ahí, el hombre lo siguió. - No irán muy lejos.- me dijo Alan. Lo ignoré por completo y comencé a correr, disparándoles a ambos mientras intentaban escapar. Entonces se asomó por una esquina con su pistola afuera, caí de rodillas y rodé a tiempo antes de que disparara. - ¡Vas a morir Aarón!- lo escuché decir. Corrí y di la vuelta por la esquina de una habitación, le disparé al otro hombre detrás de él. Él cayó de rodillas mientras Ben lo veía, Ben me miró con odio y gruñó, apunté hacia él mientras pronunció unas palabras. - Mataste a tu padre.
>>NARRA LIA<< Abrí mis ojos, había tenido un sueño, soñé que me casaba con Aarón. Las lágrimas recorrieron mi rostro hasta mi cuello. Miré el reloj, para mi sorpresa eran las 9 P.M. No escuchaba nada en la casa. Oh Aarón, por favor vuelve sano y salvo. Me sentía un poco egoísta, por el hecho de que quería que estuviera vivo por mi propio beneficio. Me levanté lentamente y me puse los zapatos, me acerqué a la ventana, el bosque se veía frío, las hojas volaban con el viento, la luna se veía grande y brillante. Las nubes, con un ligero tinte de niebla pasaban rápido. Miré hacia los árboles y vi una ardilla recogiendo comida. Suspiré y volví hacia la sala, tenía aún la esperanza de que volviera ésta noche. >>NARRA AARÓN << Me quedé sin habla. Ben se inclinó hacia el hombre y comenzó a hablar con él. - Debiste ponerte ese chaleco... - Al diablo con eso, ya era tiempo de que me fuera.- contestó el hombre. Ben lo miró a los ojos. - No... No digas eso... - Tú me mantuviste vivo... por casi 20 años... pero nadie lo supo.
- Para eso está la familia...- susurró Ben. El hombre tragó saliva. - Ya es tiempo, ya llegó mi tiempo de morir.- dijo con voz débil. Ben negó con su cabeza. El hombre volteó a verme a mí. - Hijo, me recuerdas tanto a mí...- me dijo. Pude ver su sangre derramarse hacia el suelo. - Te extrañaré...- dijo Ben. No podía seguir escuchando todo esto, no podía siquiera seguir viendo esto. No podía imaginar a Ben derramando una gota de amor por alguien. Pero aquí estaba ante mis ojos, Ben probaba que tenía alma. La respiración del hombre se calmaba cada vez más, mis manos temblaban y apunté con mi pistola hacia el suelo >>NARRA ALAN<< - ¡Aarón reacciona!- le grité. Pero seguía ignorándome, o tal vez su mente no estaba trabajando muy bien en ése momento, necesitaba reaccionar rápido. Miré que su brazo apuntó lentamente hacia el suelo, eso era demasiado para él. No podía aceptar que él mismo había matado a su padre. Suspiré, no soportaría estar en su lugar. Aarón estaba inmóvil, casi podía sentir su dolor de cabeza, yo lo tendría también. Le estaba dando a Aarón su oportunidad de hacer lo que él eligiera, pero el personal de apoyo interferiría pronto si él no actuaba. Miré a lo lejos y comencé a contar los segundos en mi cabeza. Miré de nuevo y Aarón apuntaba su pistola hacia Ben. - Tú...- decía Aarón. - Hijo de perra...- Aarón se inclinó hacia Ben mientras éste tenía la guardia baja. - Hiciste de mi vida un infierno, te odio. Comenzó a apretar su dedo hacia el gatillo. >>NARRA AARON<< No podía evitar sentir mi sangre hervir. Todos estaban muriendo, y era por culpa de mi tío, lo odiaba, lo odiaba con todo mí ser. Quería quemarlo y regresarlo a donde pertenecía. Comenzaba a apretar el gatillo, Ben me miró, sus ojos me miraban con miedo, no porque iba morir, tal vez porque por fin estaba viendo este lado de mí. Reaccioné casi impulsivamente, no sabía qué estaba haciendo. Podía sentir un lado de mi cabeza controlarme, sentía coraje, odio, venganza, y todo lo que me pudiera convertir en el mismo diablo.
Me levanté enfrente de él, sus ojos se cerraban mientras mi pistola tocaba su cabeza, una mano me tomó del tobillo, era mi padre, que me veía con sus ojos débiles, apenas y podía respirar y sus manos temblaban. Abrió su boca pero nada salió. Sentí disgusto de mi lado malvado. ¿Cómo es que ahora tenía dos diferentes puntos de vista? ¿Era tanto mi odio? Entonces mi padre habló. - Ten piedad, todos cometemos errores terribles, hijo. Con esas palabras, soltó mi tobillo y cerró los ojos. Ben abrió los ojos y apenas podía ver que estaba derramando lágrimas. ¿Qué estaba haciendo? ¿Porque no simplemente lo mataba sin dudar tanto? Miré de nuevo a mi padre y vi que salía sangre lentamente de su boca, mis sentidos ya estaban al extremo, hasta podía oler su sangre... De repente, sin pensarlo, sentí un tirón y un dolor terrible en mi pierna, volteé y vi a Ben clavándome mi propia navaja. Comenzó a arrastrarse y yo caí en mis rodillas, el dolor era terrible e irresistible. Ben se levantó y se acercó a la puerta, levanté mi brazo y le apunté, sus pasos se hicieron lentos, como en cámara lenta, se escuchaban como los de un mounstro. Parpadeé una vez más y sentí mi dedo presionar casi por completo el gatillo, sólo tenía una bala, y tenía que darle en el cuello o la cabeza. - Aarón, si no estás listo, la policía se encargará de él.- dijo Alan. Después de escuchar eso, perdí mi oportunidad. - No Alan...- contesté. Ben se había ido de la habitación. Me arrastré hacia la puerta y lo seguí, llegué hasta la azotea, ya casi había olvidado el dolor en mi pierna ya que me estaba moviendo muy rápido. Entonces vi a Ben mirar sobre el borde del techo.
- No hay salida Ben...- murmuré. Apunté mi pistola hacia él mientras volteaba. -Tú... Idiota. ¡Mataste a tu propio padre! ¡Vamos Aarón! ¡Adelante, mata al último de tu familia!- gritó. Reí para después contestarle. - Nunca fuiste mi familia. Apreté el gatillo, y así de fácil Ben cayó en el suelo mientras sus ojos me miraban directamente, cayó con los ojos abiertos. Su cuello derramaba sangre y yo caí en mis rodillas.
Yo era un mounstro después de todo. Sentí derramar lágrimas de mis ojos y una ráfaga de felicidad fluía por mis venas. Esto no estaba bien. ¿Por qué estaba feliz después de hacer esto? Maté a mi padre, aunque nunca dio una sola señal de existencia mientras Ben arruinaba mi vida. Mi hermano estaba muerto también, y mi primo, el hijo de Ben. Ahora Ben se había ido también. Sentí lástima y culpa dentro de mi ser, pero mi cuerpo me mostraba otra cosa. Caí al suelo, riéndome. >>NARRA ALAN<< Aarón aún estaba en el suelo, riéndose... Su risa era muy diferente. Presioné mis manos hacia mis sienes y suspiré. ¿Qué he hecho? Aarón... ¿Por qué te dejé caer en todo esto? - Alan... tenemos que...- murmuraron los colegas. - Sí, entren, ya terminó.- contesté. Me levanté y salí de donde estaba, lo seguí. Apagué todas las pantallas, ayudaría a Aarón, le debía mucho.
>>NARRA LIA<< Me desperté al escuchar un crujido proveniente de afuera, abrí mis ojos y vi un árbol chocando contra el vidrio de la ventana. Lentamente me levanté y miré hacia afuera, vi que la luna aún estaba ahí, grande y brillante. Ésta era una de las noches más largas por las que he pasado. Cerré con cuidado las cortinas de la gran ventana, no me gustaba sentir como si alguien me observara desde afuera, especialmente cuando estaba sola. Caminé hacia la cocina y puse a hervir algo de agua. No tenía hambre, pero una taza de té calmaría mis nervios. Me senté en la encimera, suspiré y cerré mis ojos. Me reiría de todas mis preocupaciones mañana, cuando Aarón regresara. Miré alrededor de la cocina y mis ojos se posaron en la izquierda, los cuchillos estaban en una caja de madera, recordé entonces cuando intenté matarme, cuando me corté... Miré rápido a lo lejos, no debía pensar en eso. Me senté en la silla de la mesa, tomando mi té. Él prometió regresar... >>NARRA AARÓN<< Me seguía riendo, mis carcajadas resonaban dentro de mí. No podía parar, ni podía
evitarlo. Mis manos se posaron sobre mi rostro, lentamente me levanté con mi mano aún sobre mi cara. ¿Qué había pasado? El hecho de que no había sucedido nada gracioso me daba miedo. Miré el cadáver de Ben y vi sus ojos todavía abiertos. Lentamente me acerqué a él. Y como él dijo, el último de mi familia. Me incliné y cerré sus ojos, no podía moverme y sentí entonces remordimiento y lástima dentro de mí. Es una pena que las cosas terminen así. Cerré mis ojos y di un largo suspiro, ya se había acabado, ya había acabado con él. Ahora podía ser feliz, con lia. Me levanté y limpié unas lágrimas de mi rostro. "Sólo había una razón por la que no podía vivir feliz en primer lugar" - dije en mi mente, y era verdad. Bajé la mirada y miré el cadáver de Ben a mis pies. "Él..." Me tomó solo 3 segundos para empezar a patearlo, ni siquiera sentía la fuerza, o el cuerpo de Ben contra mi pie. Ni si quiera razonaba, ni pensaba que lo estaba pateando, debía detenerme, pero no lo hice. Caminé en círculos alrededor de él hablando. - Maldito... - murmuré. Sentía mis manos temblar - ¡Todo fué tu culpa! Entonces levanté la mirada y vi a unos hombres subiendo al techo, comenzaron a acercarse a Ben. - ¡No, aún no acabo! - les grité. Me miraron extraño. - Pero ya está muerto, Aarón... Levanté mi arma y les apunté. - ¡Vállanse!- exclamé apuntando. Me miraron sorpresivamente, entonces apunté hacia Ben y apreté el gatillo tres veces antes de sentir una gran fuerza golpearme y enviarme hacia el suelo. - ¡Aarón! - gritó Alan. - ¡Suelta el arma! La solté. Otra inesperada respuesta salió de mí y presioné mi rostro hacia el pavimento, riéndome de nuevo. Y después de eso, todo pasó sin darme cuenta, como en cámara rápida.
Estaba en el auto de Alan mientras me llevaba hacia el hospital. -¿Qué hacemos aquí?... ¡¿Le pasó algo a lia?!- pregunte preocupado. Mi mente ya había regresado a su normalidad, mi sonrisa había desaparecido de mi rostro mientras veía por el espejo retrovisor. ¿Qué estaba mal conmigo? Alan me miró mientras se estacionaba, leyendo mi mente. - Ella está bien...- contestó. Se bajó del auto y esperó a que yo me bajara también. Pero dime cómo estás tú y tu mente siniestra. - Estoy...- murmuré. No estaba bien. Miré a lo lejos. - Había veces en donde... en donde no sabía lo que estaba haciendo. Todo este coraje, todo este enojo dentro de mí... mi lado malvado... - suspiré, entonces supe lo que estaba pasando. - Actuaste sin controlarte a ti mismo.- dijo Alan. No contesté. De hecho, todavía no aceptaba lo que pasaba, ése era el punto donde nunca soñé en que pasaría esto. ¿Cómo te sientes ahora? - preguntó Alan. - Desde que vi el hospital, hasta ahorita. Estoy normal. - Pero vas a necesitar ayuda psicológica Aarón, y no puedes decir que no. Es por el bien de todos. - No estoy loco.- dije frío. Alan bajó la cabeza y negó con ella. - No aún... - contestó. Volteé los ojos. - No puedes negarte a la verdad, lo más fácil es aceptar lo que es mejor.- murmuró. No conteste y mis puños se cerraron con fuerza. Le apuntaste a un hombre inocente, Aarón. Y abusaste del cadáver de Ben, inclusive te burlaste de él y su muerte... Y ése no eres tú...- murmuró. Yo seguía mirando hacia un árbol, serio. Era de noche. Alan suspiró. - Hazlo por lia.- Volteé rápido al escuchar su nombre. - Ella no escuchará nada de ésto.- contesté. ¿Crees que no he estado pensando en lo que haría por ella? ¿En lo que haría por nosotros si me vuelvo un maniaco?- tomé aire. -¿En verdad tenemos que empezar hablar de éso cuando mi mente está estallando pensando en ella y en el futuro?... - Con más razón necesitas ayuda...- exclamó. Yo no contesté. Mi cabeza renegaba y Alan me llevó hacia el hospital.
* 3 HORAS DESPUÉS* >>NARRA LIA<< Eran las 5 de la mañana. Apenas me había despertado de mi larga siesta. Me levanté del sillón dejando caer mi manta sobre el suelo. Caminé lentamente hacia la cocina.
Supongo que ya necesitaba comer algo, tal vez eso me despierte un poco. Saqué un plato y lo coloqué sobre la encimera. Entonces escuché un ruido en la cochera, lentamente volteé y esperé. Escuché voces, la de Alan y la de... Corrí hacia la puerta de la cochera mientras se estaba abriendo. Abracé a Aarón con fuerza cuando apenas estaba a unos centímetros de la puerta, él retrocedió un paso por mi fuerza y me abrazó también. Sentí su mano acariciar mi cabello y sus labios pronunciaron sobre mi oído un "Te amo". Comencé a llorar y Aarón me llevó hacia la sala. Escuché a Alan en la cocina, yo seguía llorando de alegría. Aarón me sonrió y me besó en los labios. - Aarón... estoy tan feliz. Ya ha terminado.- Aarón miró mis ojos. - Sí...- respondió con una sonrisa. >> NARRA AARON<< Los ojos de lia brillaban como focos, su sonrisa era hermosa, haciendo mi existencia completamente irrelevante si no fuera por ella. Su felicidad era lo más importante para mí. No tenía corazón suficiente para decirle todo ahora, éste momento era demasiado perfecto. -¿Tienes hambre?- preguntó ella mientras pasaba sus manos alrededor de mí, sintiendo su calor. - No, ¿por qué?- contesté, ella rió y me dio un golpecito en el estómago. - No te creo Aarón. Lentamente soltó su mano de la mía y no me pude resistir, la tomé y acerqué hacia mí, haciendo que se sentara en mis piernas. -No quiero que pases hambre, Aarón.- murmuró. - Oh ya veo, entonces, ¿estamos jugando ese juego de nuevo verdad?- exclamé, ella volteó su cabeza confundida.- ¿Cómo que " Aarón "?- Ella sonrió y sus mejillas se tornaron de un rojo adorable. -Ah, amo que hagas eso. Besé su mejilla y la acaricié, lia miró mis ojos y lentamente reposó su cabeza en mi hombro. Atrapé la escencia de su cabello, haciendo que mi nariz se llenara de su aroma floral. Mis manos se enredaron entre sus hermosos mechones de cabello que caían por su espalda. - Oh Aarón... te amo tanto.- susurró. Besó mi cuello haciéndome casi temblar de placer, volteé mi rostro lentamente hacia ella y la besé, me tomó del cuello y me apretó hacia ella, se alejó un poco y se volvió a
inclinar para morderme el labio. Mis ojos se cerraron mientras ella se alejaba un poco. Aún sentía su rostro cerca y su respirar acariciaba mi piel. - Hmmm... Lia, estás haciendo el trato aún más difícil.- susurré a su oído y abrí mis ojos. >>NARRA LIA<< Aarón abrió sus ojos, sus hermosos ojos color miel, se veían tan pacíficos. Lo besé lentamente y sentí sus fornidos brazos alrededor de mi cuerpo. - Sigo pensando que debes comer algo.- le dije. Él sonrió pícaramente. - Te comería a ti... pero no soy un caníbal, lo siento. Reímos y me levanté, llevándolo de la mano hacia la cocina. Miré al rededor y vi que la comida ya estaba casi lista. - Wow, Alan te venció.- exclamó Aarón. Comencé a ayudarle a Alan con lo que estaba haciendo porque al parecer había subido las escaleras. Aarón sacó vasos y sirvió jugo de mango que estaba en el refrigerador. Miré que lo hacía de una forma seria, sin ganas. - ¿Cómo te sientes?- le pregunté, él me miró, sin sonreír. Mi sonrisa desapareció automáticamente. - Hmmm, bien.- contestó sin ánimos. Me pregunto qué lo hizo cambiar de estado de ánimo. Escuché a Alan salir de la ducha. - Gracias lia. Pensé que había dejado la comida en la estufa- dijo Alan al entrar. - No lo creo, si se estuviera quemando la cocina, Aarón sería el bombero.- le contesté. Alan sonrió pero Aarón no respondió. Seguí mirándolo pero él estaba completamente en otro planeta, pensando. Todos nos sentamos y Aarón apenas y se movió, tal vez había algo que no me había dicho. Miré a Alan, quien también miraba a Aarón, Alan tenía justo esa mirada que te hacía pensar si podía leer tu mente. - Quiero agradecer a Dios por tenernos aquí con vida, disfrutando una rica cena. Personalmente quiero agradecer por mantener a nuestro Aarón sano y salvo y regresarlo a casa sin heridas graves, exceptuando la herida en su pierna.- comenzó a decir Alan, éso totalmente me confundió. ¿Tiene una herida? - Muchas gracias por todo, y bendice a toda la gente que lo necesita. - Amen.
Alan comenzó a servirse en su plato, lo seguí y miré a Aarón, que no se había movido ni un centímetro, sus manos descansaban en la mesa y sus ojos se enfocaban en la pared. Fuí con él y toqué su mano, Aarón posó sus ojos a los míos. - Aarón, ¿estás bien? Pareces... - Distraído.- interrumpió Alan. Aarón apenas abrió su boca y la cerró de nuevo. - ¿Pasa algo malo? Además de tu pierna, que no me di cuenta. - Aarón tuvo un día muy largo y pesado lia, pasaron muchas cosas y por eso está muy pensativo.- murmuró Alan, ¿A qué se refería con "muchas cosas"? Mi estómago se revolvió. - ¿Cómo cuáles?- pregunté. Volteé hacia Aarón, quería que él me respondiera. - Maté a muchos hombres hoy- murmuró. En verdad no quería escuchar eso, había estado bloqueando ese pensamiento muchas veces hoy, mi mirada bajó hasta nuestras manos. - Y eso fue...- comencé a decir. ¿Eso fue qué? ¿Necesario? ¿Normal? ¿Eso fue qué? Ninguno de mis pensamientos encajaba. - Entre ellos...- comenzó susurrando, y apartó sus ojos de mí. - Ben y mi padre... Ahora estaba completamente confundida. Aarón me había dicho una vez que su padre estaba muerto. Entonces... supongo que fingió su muerte, y ahora está en verdad muerto. Asesinado por su propio hijo. Mi corazón estaba muy acelerado, Aarón tenía demasiadas cosas en su cabeza. Sentí la verdad atravesar mis sentidos, yo estaba tan feliz de verlo de nuevo que ni siquiera puse un solo esfuerzo en pensar en todo lo que le había pasado hoy y en cómo había sido afectado mi Aarón. Me sentía la peor persona del mundo, no respondí y sentí mis emociones tomarme desprevenida. Comencé a derramar lágrimas y solté la mano de Aarón, mientras sus puños se cerraban con fuerza. - Pero todo eso quedó en el pasado ahora.- exclamó Alan. Tratando de calmar el ambiente. Escuché una silla rechinar sobre el piso y después la puerta cerrarse, Aarón se había ido de la cocina sin comer nada. Cerré mis ojos y luché para no comenzar a llorar. Sentí una mano sobre la mía y lentamente abrí los ojos, vi a Alan con su rostro inexpresivo y su mano encima de la mía.
- Él está pasando por un momento difícil. Hay mucho más que eso. Dale un poco de tiempo a solas, verás que se recuperará.- murmuró. Suspiró y apartó su mano. - ¿Y qué se supone que está pasando por su mente ahora? - Él cree que estás molesta por todo lo que hizo. Entonces, ¿Aarón cree que me molesté por sus asesinatos? Bueno, obviamente estaba un poco triste, pero, eso no era por lo que yo estaba así. Bajé la mirada. - No, no lo estoy.- respondí. - Supongo que no. Pero ahora, Aarón necesita despejar su mente.- murmuró, yo asentí. - Por favor come. Lo escuché y comencé a morder mi comida, empecé a pensar mientras en mi mano izquierda descansaba mi mejilla. ¿Qué vendría después, ahora que Ben está muerto? ¿Mi vida estaba destinada a ser miserable como quiera? Entonces recordé el rostro de Aarón cuando le hice aquella pregunta.
- Hace un momento...- le dije a Alan - ... le pregunté algo a Aarón y creo que lo tomó muy a pecho, sé que está ocultándome algo.- Alan sorbió su café y limpió su boca sin levantar la mirada. - ¿Qué le preguntaste? - me dijo. Tomé mi tenedor de nuevo y comencé a picar la comida el plato. - Le pregunté que cómo se sentía. ¿Sabes por qué se puso así?- pregunté, él suspiró. - No soy yo quien tenga que decirte si sé algo, deja que Aarón sea quien te lo explique. - exclamó. - Pero, si tú sabes algo... ¿Es muy serio? ¿Tengo que preocuparme? Porque, bueno, ya lo estoy. - le dije, él lo pensó un rato. - Depende en cómo lo tomes tú.- murmuró. Terminó de comer y se levantó, puso el plato en el lavabo. - Yo lavo los trastes, Alan. - Gracias. Estaré durmiendo arriba si necesitas algo. - No, descansa. Me levanté de la silla y puse las sobras en el refrigerador, dejando el plato de Aarón intacto. Lavé los trastes que ocupamos mientras seguía distraída mirando hacia la nada. Miré al reloj y vi que solo habían pasado 15 minutos desde que Aarón se había ido de la cocina. Puse la comida de Aarón en el microondas, él necesitaba comer. >>NARRA AARÓN <<
Caminé por la orilla del bosque, el frío viento me golpeaba mientras lo sentía recorrer mi cuerpo. Necesitaba caminar, y tal vez patear algunos árboles, y seguí caminando sin parar. Recordé entonces ésa escena, la mano de lia alejándose de la mía después de decirle lo que pasó, su rostro al asimilarlo. Entonces de la nada, tuve una de esas "peleas" conmigo mismo, sólo yo y mi conciencia. "Soy un mounstro"- sonó dentro de mí. - Lo sé. "¿Por qué cambiar eso ahora" - Sí, ¿Por qué? Soy lo que siempre fuí. - comencé a reir. -¿Qué estaba pensando? ¿Pensar en poder tener una vida normal y ser feliz con lia? "Ella no te amará más" - ¿No lo hará? "No, eres un mounstro. No importa lo que pase, continuarás siendo lo que siempre fuiste."
Traté de no seguir esa absurda discusión y miré hacia el cielo. Y la verdad es que si, era un mounstro. Entonces dejé de caminar. Finalmente vi lo que Alan había intentado decirme, estaba dejando que mi mente se despejara, ya veo los tipos de problemas que yo mismo causo, todo este odio hacia mí mismo siempre encuentra una manera de hacer caos y herir a la gente que quiero. Caminé lentamente hacia un árbol, necesitaba controlarme. Lia me amaba, ¿por qué pensar otra cosa? Ella no estaría aquí a mi lado si no me amara. Y yo también la amaba a ella, es la única persona que amo ahora mismo, ella me cambió por completo, estaba seguro de que lo había hecho. Cerré mis ojos y mi mano reposó sobre el tronco de un árbol. También sabía que, era ella con quien yo quería vivir el resto de mi vida. Ella fue la única que accedió a soportar a un chico de 17 años y perder su tiempo en clase, la única que intentó obtener una respuesta de mí el día en que me di cuenta de su presencia, sentada a mi lado, la única a la que defendí y defenderé siempre. Comencé a sonreír, no como el loco en el que me estaba convirtiendo, sino porque era verdad. Era su fe en Dios. Abrí mis ojos y me di cuenta de que mirando hacia el cielo podrías pensar mejor las cosas. Levanté la mirada de nuevo, veía las aves volar y el cielo rosa anaranjado se veía cada vez más brillante. Dios estaba ahí, él estaba viendo mi lucha, y siempre estuvo ahí todo el tiempo. Siempre me guio desde el principio. Negué con mi cabeza, ¿Qué estaba diciendo? Él no ayudaría a un criminal. Entonces miré por el camino donde llegué, suspiré el aire fresco y comencé a caminar
de regreso, llegué por un lado de la casa y me dirigí hacia la puerta, entonces caminé más despacio y me senté en los escalones, froté mis manos y traté de concentrarme, necesitaba pensar bien las cosas. Si iba a construir mi futuro con lia, mejor comenzaba a buscar lo que era mejor. Escuché la puerta abrirse y sentí el calor del interior de la casa salir. Escuché suaves pisadas sobre el suelo de madera y sentí su presencia a mi lado. lia se sentó a un lado mío y yo seguí sin voltear, se acercó más a mí.
- Aarón, tienes que comer.- murmuró cerca de mi oído. Intenté no sonreír, entonces sentí el aroma y el calor de la comida acercarse a mi rostro. Ella había traído la comida hasta acá. - ¿Por favor?- susurró tiernamente. Volteé y vi sus ojos, los cuales me decían otra cosa, ella estaba triste y preocupada. Sus labios hacían una ligera curva, de manera que me hiciera pensar en que ella había hecho algo mal, sus ojos se dirigían hacia el plato y tomó el tenedor, llevándolo hasta mi boca. Tomé su mano y tomé el tenedor, hice a un lado el plato y la abracé. Sentí su respiración junto a mi cuerpo mientras me abrazaba también, su cabeza descansaba solemnemente sobre mi hombro. - No estoy molesta o decepcionada por lo que hiciste, Aarón.- comenzó a decir. Yo no respondí y solo hundí mi cara en su cabello. - Estaba molesta, pero por no preguntarte o por no saber que algo estaba mal. Me sentí terrible por ni si quiera pensar en todo lo que habías pasado, o lo que te habría pasado.- susurró y pude ver que comenzaba a llorar. Entonces todo este tiempo yo estuve mal, lia no me veía como un mounstro. Ella solo pensaba que estaba siendo egoísta. Sentí calma por dentro. Lia era una hermosa persona que nunca fallaba en sorprenderme. No pude evitar soltar una risa de alivio. - Entonces, estás molesta por ser egoísta. Y no te importan las terribles cosas que he hecho... ¿Qué está mal contigo?- exclamé. Ella soltó una risita. La alejé un poco y tomé mi plato, me levanté y entramos a la casa, esperé a que entrara primero y cerré la puerta por detrás. Vi hacia el cielo una vez más y seguí a lia hacia la sala.
>>NARRA ALAN<< Trabajé un rato en mi laptop antes de ir a dormir, contacté con el cuartel general, les dije que tomaríamos un descanso un par de días antes de regresar a trabajar. Aarón lo necesitaba, al igual que yo. Escribí un reporte y lo mandé a la instalación donde pertenecía Aarón, mientras escribía seguía pensando en mi cabeza, recordando a Aarón en el auto, mirándolo cambiar de rostro cuando pensó en lia; terminé de escribir y cerré mi laptop. Tal vez Aarón se recuperaría, aunque no estaba muy convencido de esto. lia sería como su guardián, en sentido de que no se volviera loco y pudiera vivir feliz y tranquilo. Mis esperanzas eran esas. Me cambié de ropa a algo más cómodo antes de llamar a mi hermano. Mi hermano menor, me había llamado mientras yo estaba con Aarón, ahora se la regresaría. Marqué y él contestó, estuvimos conversando por casi una hora, no pude evitar sentirme lleno de alegría cuando mi hermano me dijo que iba a ser papá. - Estoy tan orgulloso de ti.- le dije. No pude controlar las lágrimas mientras me decía sobre su familia. Sonreí para mí mismo y nos despedimos. Limpié las lágrimas de mi rostro mientras me recostaba en la cama. Tal vez era verdad, yo nunca tendría un hogar permanente... una familia.
>>NARRA NATHAN<< Finalmente iría a casa después de esperar en el lobby mientras unos hombres de seguridad me respaldaban. Tal vez esto era más peligroso de lo que pensaba. Una hora después vi a mi papá esperándome en su auto, la persona que estaba junto a mí me acompañó hasta él e inmediatamente me abrazó cuando llegué. - Estoy tan feliz de verte de nuevo hijo, tu madre se pondrá tan contenta.- me dijo mi padre. - También me alegro de verte, papá. Me soltó de su abrazo y después se volteó hacia el otro hombre. - Trajimos a Robinson a su destino como estaba acordado, el gobierno los contactará en un rato en su residencia.- le dijo el hombre. Mi padre sonrió y le dio un apretón de manos y un "gracias" rápido. El hombre caminó de regreso al aeropuerto, mi papá sonrió mientras entraba al auto,
me senté en silencio y él entabló conversación sobre las cosas que habían pasado en casa. - Michael ha jugado varios partidos, lo ha hecho realmente bien, está tan contento.me contó sobre mi hermano. - Qué bien, el entrenamiento siempre ayuda. - Estará muy feliz de verte de nuevo en casa, Nat. Finalmente llegamos a casa, sabía que estaban esperando a que les dijera lo que pasó una vez que llegara, ellos no lo sabían todo. Tenía un presentimiento en que me regañarían después de explicarlo. Mi mamá corrió cuando nos vio e inmediatamente cuando abrí la puerta del auto me abrazó tan fuerte, que juraría que un levantador de pesas me estaba abrazando. Besé su frente mientras la abrazaba, la sentí temblar mientras derramaba lágrimas. En la puerta pude ver a los papás de lia a distancia. - Mamá, por favor, no llores. Estoy bien.- le supliqué. - Después de saber lo que te había pasado... no pude...- comenzaba a decir y lloraba más. Nos quedamos ahí como por tres minutos hasta que llegó mi papá y trató de calmarla. Me di la vuelta para ver a Michael con una enorme sonrisa en su rostro mientras corría hacia mí a abrazarme, ese niño ahora estaba igual de alto que yo. - ¡Hermanito!- grité. - Más bien, hermanote, mira, ya te alcancé. Ambos reímos y caminamos hacia la casa y saludé a los padres de lia. Su mamá se veía tan pálida, solo una ligera mancha rosa en sus mejillas. Su papá, parecía haber perdido peso. Nos saludamos de mano y sonreí mientras nos sentamos, todos estaban callados, ¿no tenían que preguntarme nada? - Nathan, nos gustaría saber lo que pasó.- me dijo mi papá. Yo asentí. - Lo sé. Comencé a recolectar información listo para comenzar a explicar, lo pensé de nuevo y vi a la mamá de lia muy ansiosa. - ¿Sabes algo de lia?- preguntó ella. La miré. ¿Cómo le diría que no tenía idea si estaba bien? Aunque estaba seguro de que lo estaba. - Para ser honesto, no he escuchado de ella, pero sé que está en buenas manos.-
contesté. Todos esperaron, Michael se sentó en las escaleras mirándonos. - Lo que les voy a decir los va a sorprender a todos.
>>NARRA LIA<< Alimenté a Aarón como lo haría una madre a un bebé. Debo decir que él no solía hacer esto en público, por su prejuicio de macho. Lo que me llenaba de ternura. - Y aquí viene el aviooooon.- dije mientras hacía el sonido del motor del avión, los ojos de Aarón mostraban alegría mientras abría su boca. - Me estás mimando mucho.- me dijo. Sonreí y después lo dejé comer por él mismo. Comenzó a picar la comida con el tenedor mientras lo veía sentada en el sillón, posé mi mejilla sobre mi mano y lo observé. Cada vez que levantaba el tenedor hacia su boca, podía ver sus firmes manos, sus músculos eran visibles hasta donde yo estaba, imaginándome cómo lucían sus brazos debajo de su sudadera, aunque tantas veces lo haya visto sin ella. Parpadeé cuando lo sorprendí mirándome. - Deja de verte tan linda.- exclamó Aarón. Sonreí y bostecé cubriéndome mi boca, Aarón hizo a un lado su plato y se acercó a mí. Se sentó a mi lado mientras me acomodaba en sus brazos. - Sé que no dormiste, así que ni te atrevas a decirme que sí lo hiciste.- murmuró. - Pero sí dormí... Sus ojos hicieron una mirada amenazante que me llevó el corazón hasta la garganta. Mis ojos brillaron cuando comenzó a reir y se acercó a mí, poniendo su cabeza en mi hombro. - A Alan no le gustará que dejemos nuestro desorden en la sala.- le dije mirando el plato vacío. - Yo me encargo luego.- susurró él. Me volteé y me alejé un poco, tomé su mano, las miré, su mano y la mía juntas. - ¿No me quieres decir qué es lo que te molesta?- pregunté. Levanté lentamente la mirada, él miraba nuestras manos. Tomé su rostro con ambas manos y lo hice que me mirara. - Vamos, dime. Me está matando.- él suspiró y besó mi mano. - Entonces...dije. Aarón miró a su plato. - Entonces... creo que debo de ponerlo eso en el lavabo.
Se levantó y desapareció de la sala. Miré hacia la nada, Aarón me escondía algo, tenía miedo de decirme. Pero debía saber que nada me asustaría ahora. Quité un mechón de cabello de mi rostro y llevé mis manos hacia mi cara. Miré hacia la entrada y lo vi inclinado contra ésta, mirándome. Me levanté y me acerqué a él, lo abracé. Sus manos me rodearon mientras olía mi cabello. - Debes saber algo, Aarón. Siempre estaré contigo, deja de pensar que me alejaré de ti. - No soportaría eso...- susurró. Retrosedí un paso y lo miré a los ojos, sus profundos ojos miel. Traté de mostrar mis sentimientos puros, haciendo que me creyera. Que nunca lo dejaría, nunca. Ni si quiera si mi vida dependiera de eso. >>NARRA AARÓN<< Nuestra mirada estaba congelada. Sus ojos, sus hermosos ojos parpadeaban tranquilamente, sus pestañas largas perfectamente en su lugar. Su mirada me mostraba la preocupación y seriedad que me decía. ¿Cómo no poder creerle con mi alma? No quería que lo supiera, no quería que se preocupara más si le decía que me estaba volviendo loco. Miré a lo lejos y finalmente tomé su mano. - No te quiero asustar. - comencé a hablar. Ella siguió observándome, en señal de que estaba esperando. Continué mirando su mano en la mía, inhalé y exhalé. - Es que es difícil para mí admitirlo... - pausé unos segundos. - ... estoy... enloqueciendo, lia. Finalmente lo dije y un nudo se hizo en mi voz, no podía hablar, mi voz mostraría mi vergüenza. Miré a lia, estaba tratando de encontrarle sentido a mis palabras. - Me estoy volviendo loco.- Traté de sonar más serio, lo cual no era bueno. Ella bajó la mirada y la subió de nuevo hacia mis ojos. - Haz escuchado voces, y haciendo cosas fuera de tu voluntad...- murmuró. No era una pregunta. Abrió su boca pero la cerró de nuevo, ésta era la parte más aterradora; su respuesta. Los músculos de mi cuello se tensaron, haciendo mi postura algo incómoda. No sabía qué decir, solo que sabía que lia merecía saberlo. Sus manos tomaron mi rostro y se acercó. Mi espalda estaba contra la puerta de madera, haciéndome imposible retroceder. Su boca estaba cerrada y sus ojos sin expresión alguna, lia lentamente me abrazó mientras sentí sus labios tocar mi cuello y sus manos sobre mi espalda.
- Oh Aarón...- susurró. - No hay nada que tengas que esconderme, deberías estar seguro de que ni la más poderosa bomba atómica puede separarme de ti.- murmuró. No pude evitar suspirar de alivio. - Ese es un pensamiento aterrador.- le dije al oído. Ella rió y siguió abrazándome. Acaricié su cabello con mis manos. - ¿Sabes qué? - ¿Hmmm? - Te amo. Sus palabras llenaron de calidez mi interior, besé su cuello y ella tomó mi rostro llevándolo hacia el de ella. Comenzó a besarme lentamente, posando sus manos alrededor de mi cuello, apretándome hacia ella. Mis manos bajaron hacia su cintura, muy lentamente levantando su blusa, sintiendo su piel en mis manos. - Te amo también.- contesté. Ella recargó su rostro en mi pecho y pude sentir sus lágrimas. - ¿Y sabes? Estoy tan feliz de que por fin seré capaz de pasar todos los días de mi vida a tu lado. Después de eso, la cargué y subí las escaleras. Para tomar una siesta con lia, con el amor de mi vida, con mi ángel guardián, con mi todo. Y sabía que ella siempre estaría junto a mí, porque el amor hace eso. *** MESES DESPUES *** >>NARRA LIA<< Caminé descalza sobre la arena caliente, sentir este clima en la primavera me decía que el verano sería aún más caluroso. Las olas del mar golpeaban contra la arena, mientras las aves volaban sobre ellas. El entorno era precioso, con colores muy brillantes. Miré como las olas de la playa casi vacía se movían con la fuerza de la naturaleza. Pero lo que lo hacía aún más hermoso era que yo no estaba sola, mi mano la tomaba la persona que había causado el mayor impacto en mi vida. Su cabello dorado despeinado por el viento, y su sonrisa brillaba mientras lo miraba. No había nada más perfecto que ahora. Caminamos por la playa, mientras sus brazos me abrazaban por detrás y me hacían girar, causándole la más grande sonrisa que había visto en él. No podía dejar de admirar su dulce presencia, que aún me recordaba al niño que conocí hace ya años.
- Brillas aún más que la arena.- me dijo al oído. - Tú no... Te mezclas en ella más bien.- contesté. Se rió por mi respuesta, me tomó desprevenida por la cintura y me llevó hasta sus hombros. Mi risa salió de sorpresa cuando comenzó a caminar hacia el agua. - ¡No no no, Aarón!- grité. - ¿Por qué no? - Traigo una camiseta blanca, si no te has dado cuenta.- exclamé. Aarón reía. - ¡De hecho pensé que así era tu piel!- reímos y el continuó caminando hasta que alcanzamos la orilla y entró. - ¡Aarón por favor! ¡Déjame! - ¿Dejarte? - preguntó. Caminó hacia lo más profundo. Entonces intenté bajarme, logré hacerlo y una ola golpeó a Aarón, haciéndolo caer al agua. Salí del agua y comencé a reírme de su caída. - ¡¡Gané!!- grité. Aarón comenzó a salir del agua empapado. - Yo nunca pierdo. Entonces comencé a correr y lo vi correr detrás de mí, grité y él llegó de repente tomándome por mi cintura, cargándome. Pataleé en el aire y me bajó a la arena de nuevo. - Aún no he ganado.- exclamó Aarón. Presionó sus labios contra los míos y puso sus manos en mi cintura, mis manos se enredaban en su cabello. Se apartó un poco, recargando su frente sobre la mía, sonriendo. - Listo, gané.- murmuró. Sonreí y lo besé de nuevo, después nos sentamos en la arena mirando el mar mientras nuestras manos se unían. - Tres días más... Besó mi mejilla y levantó mi mano, el brillante anillo en mi dedo brillaba tanto con el sol detrás de él. - Te amo.- le dije. Aarón se acercó y sus labios estaban a un centímetro de los míos. - Te amo más. ** 3 DÍAS DESPUES** >>NARRA LIA<< El viento movía todo ligeramente, las hojas se balanceaban con él, como una melodía.
Yo estaba inclinada sobre el balcón del hotel, mis manos apretaban fuerte el barandal. Estaba nerviosa, no podía creer que éste día hubiera llegado en un abrir y cerrar de ojos. Aún podía recordar las tantas veces que me fugué con Aarón hace mucho tiempo. Todas esas veces que él salvó mi vida. Bajé la mirada hacia la calle. Él había hecho todo eso por amor. Reí silenciosamente y recordé por qué estaba aquí en primer lugar. El anillo de diamantes parecía brillar aún más mientras pensaba en eso. Levanté mi mano un poco para admirar lo bello que era, traté de evitar las lágrimas de alegría que amenazaban con salir de inmediato. Aún no estaba segura de que toda mi familia atendiera a mi boda. Fue una conversación algo intensa que tuvimos hace dos meses, solo había hablado con mi madre. Recuerdo llegar a casa con Aarón, Alan, y una persona del FBI. Estaba temblando cuando tocamos a la puerta, la reacción de mi mamá no era explicable con palabras, estaba anonadada al verme. Abrió sus brazos hacia mí y echó a llorar. La abracé con la misma fuerza y la tranquilicé; los ojos de mi padre mostraban aún más emociones que un libro de acción. Hubo un largo silencio mientras abrazaba a mis padres y luchaba contra las lágrimas. Después me senté junto a Aarón mientras el agente del FBI explicaba todo, al parecer Nathan ya les había contado todo lo que le había pasado. Al final todos estaban felices, bueno, exceptuando a Nathan. Días después de quedarme en la casa de mis padres, por desobedecer hace ya años y no aparecer en mucho tiempo, fuí a hablar con Nathan. Lo encontré lanzando piedras hacia el césped del parque, estaba solo, y ahí fue cuando caminé hacia él. Estaba sorprendido de verme ahí, de venir a verlo. Podía sentir un dolor inmenso por él, un dolor que se quedaría en mí por siempre si no hablaba con él. - Perdón, Nathan.- comencé a decir, volteé e intenté irme de nuevo hasta que me detuvo. - Espera.- exclamó, me detuve y él se puso delante de mí. - ¿No me dejarás felicitarte? Nunca le dije a Nathan sobre la boda, no pude evitar llorar mientras me abrazaba con fuerza. Nat siempre había sido mi mejor amigo, dejando de lado lo que él sentía por mí, siempre lo amaría por ser quien fue conmigo. Aarón había ido a trabajar y a terapias el mes anterior. Me visitaba cada fin de semana, y eso ayudaba a que lo aceptaran más en la familia, incluso los primeros días fueron incomodos, pero tratamos de ignorar lo que había pasado. Mi hermano parecía estar mejor desde que lo dejé de ver hace tiempo, y se portaba bien con Aarón, haciéndolo sentir parte de la familia, platicaban mucho, veían juntos partidos de football.
Mis perros Leo y Gio seguían viviendo en mi patio, parecía que se llevaban muy bien, no podía decidirme a cuál de ellos quería más. Mi mamá había estado muy ocupada y siempre presente con los preparativos de la boda. Le había contado que me casaría antes de que v llegara a pedir mi mano oficialmente un domingo en la mañana, mi madre había ido a trabajar cuando le dije, ignorando el miedo que sentía por ver su reacción. La reacción de mi padre no fue lo que yo esperaba, yo sabía en el fondo que él quería que yo siguiera estudiando, conseguir un trabajo estable antes de lo demás. Pero estaba muy contento también, abrazó a Aarón y le dio su palabra. Todo eso me llevaba de nuevo al por qué sentía que estaba muriendo por dentro, las mariposas no se detenían. Ni si quiera pude mirar al reloj, ya era tiempo de ponerme mi vestido de novia. Entré a la habitación y cerré las cortinas, lista para vestirme. Mi madre probablemente estaba muriendo por verme. No podía tranquilizarme, sin importar cuanto lo intentara, solo imaginaba a Aarón ahí afuera esperando estar conmigo. Comencé a quitarme la ropa y a ponerme el vestido), usé el vestido que mi mamá usó en su boda, era una tradición, lo único que notaba mal era que ella tenía más curvas que yo, y mi cintura no estaba tan acentuada. Pero el vestido era perfecto, no era demasiado llamativo ni demasiado simple, era justo como me gustaba. Me las arreglé para no arruinar mi rostro y mi cabello, me miré al espejo. Me quedé sin palabras, sin duda no era yo. Me acerqué más al espejo y estiré mi mano tocándolo, la chica del otro lado hizo lo mismo. Pero seguía segura de que no era yo.
>>NARRA AARÓN<< Arreglé mi corbata, Alan seguía hablándome de las terapias y el doctor. Parecía estar realmente preocupado sobre mi estado de salud, aún si no había vuelto a enloquecer desde el día en que maté a Ben. - Si sientes que no puedes controlarte en lo que hagas no dudes en llamarme.- dijo él. Suspiré aburrido. - Sabes que nunca heriría a lia.- respondí, él simplemente me dedicó una mirada que me decía "Nunca sabes". Miré a lo lejos. - Deja de cortar mi inspiración.- le dije. Alan rió. - No me obligues a arrepentirme de hacerte mi padrino de bodas.- bromeé y se levantó. - Eso sería imperdonable, señor.
Hubo un largo silencio y vi a Alan mirando hacia la ventana. - No puedo creer que estoy aquí.- dije en voz baja. - Y estoy orgulloso de lo que estés.- respondió. Sonreí y me vi al espejo. - Mira mi corbata, no está tan mal ¿verdad? Nunca había atado una antes. - murmuré. Alan volteó a ver. - ¿Como la ataste entonces? - Uhmm... Traté de no prestar atención a la televisión, estaba pasando una serie sobre un hombre, en una escena el ató su corbata y yo solo lo copié. - ¿Instinto?- preguntó él mirando hacia la televisión, bromeando. Lentamente se acercó a mí y suspiró. – Aarón... te he acompañado desde hace tiempo, desde un punto en tu vida donde las cosas se han ido de las manos. - murmuró, puso sus manos sobre mis hombros. - Y no sabes lo orgulloso que estoy de poder verte esperarla en el altar. Y me siento seguro al decir que te he visto luchas por tu felicidad. - dijo con un hilo de voz. Podía ver en sus sabios ojos lágrimas escondidas entre sus pupilas, sentí un nudo en la garganta y bajé la mirada, dándome cuenta el gran significado que había detrás de esas palabras. - Todo te lo debo a ti. Gracias.- lo abracé y sentí que reía. - Pero ten en cuenta que yo solo te guié por el buen camino, tú lo atravesaste solo. murmuró. Dio una palmada en mi espalda, en seguida se alejó un poco limpiando sus mejillas con la palma de su mano. - Esperaré afuera.- dijo. Asentí y se alejó cerrando la puerta por detrás. Me quedé ahí de pie, miré por la ventana hacia mi mochila y regresé, sentándome en mi cama. Abrí la mochila, miré dentro de ella y vi el silenciador con la pistola que solía utilizar, la miré y la saqué. Lentamente me senté en el borde de la cama, tomé la pistola con ambas manos. Tenía que olvidarme del pasado, debía hacerlo, por lia y nuestro futuro. Volteé hacia el techo y suspiré lentamente, tenía que perdonar. La cosa más difícil para mí. ¿Por qué? Porque nunca lo había hecho antes. Nunca había hecho esto. Miré hacia el suelo. Necesitaba la ayuda de alguien más grande. - Tú me has ayudado más de una vez, si es que hay un Dios escuchándome, ayúdame.dije en voz alta. Era la primera vez que pedía ayuda, de Dios. La necesitaba. Limpié mis lágrimas con mi mano y puse ambas sobre mi rostro. Había mucho más que solo la palabra "Dios". Era la razón del mundo. La razón de por qué todos estamos aquí con vida y esperanza.
Miré mi pistola de nuevo, y lentamente la metí en mi mochila. Debía aprender a amarlo. Caminé hacia la puerta, sabiendo lo que estaba dejando, y lo que me esperaba.
>>NARRA LIA<<
Podía jurar que los segundos se habían hecho más largos. Me habían abrazado, soltado, y abrazado de nuevo cada amigo, conocido, o miembro de mi familia. Era algo increíble, no podía ni siquiera recordar lo que había hecho en la habitación antes de salir. Estaba tranquila con la planeación de la boda, mis damas de honor eran justo como habíamos planeado. Mi mamá iba y venía a cada rato diciéndome cosas que no tenían sentido. Ahora me dirigía hacia el mercedes negro con mi mamá. La limo estaba en frente de nosotros y vi a mis amigas entrar. Mi mamá dio unas palmadas en mi pierna y sonrió. - ¡Hoy es tu día lia!- exclamó con una sonrisa en su rostro. Asentí y miré por la ventana, vi a todos listos para partir. - Increíble ¿verdad? Recuerdo cuando eras un bebé. Ahora, estás aquí, hermosa como siempre, te casarás y comenzarás tu vida...- me decía sin dejar de sonreír, comenzó a arreglar un poco mi cabello. - Recuerdo cuando estaba yo en el auto, dirigiéndonos hacia la iglesia, para casarme con tu padre...- podía ver la emoción de recordar en sus ojos. - Era... era increíble... Cómo fue que fui encontrando el amor...- mi mamá cerró sus ojos y tomó mi mano. - Ahora es tu turno... lia... - Mamá, te amo.- la abracé y ella a mí, acarició mi cabello. - Te amo también, pequeña. Pronto sentí que nos detuvimos. Miré hacia afuera y vi a mis damas de honor salir del auto, mis mejores amigas eran las únicas que traían vestidos color durazno. Los invitados ya estaban dentro, o eso suponía. - Espero que recuerdes esto justo como yo.- dijo mi mamá al oído. Reí nerviosa mientras mi padre se dirigió a la puerta del auto y la abrió.- Ahh... aquí está mi princesa.- tomó mi mano y esperó a que saliera. Le sonrió a mi madre y la ayudó a salir también. - Y aquí está mi reina. Mi madre sonrió y lo abrazó. Sabía que mi mama intentaba ser fuerte pero las lágrimas eran algo visibles, aunque trataba de ocultarlas con su sonrisa. Nunca supe antes cómo era la boda; no tenía idea de qué color eran las decoraciones, cuál sería la comida, o cuál era este lugar, y no me gustaban mucho las sorpresas. El fotógrafo llegó a tomarme fotografías, flashes por doquier. Mi mamá se acercó y besó mi mejilla, y nos dirigimos con las damas de honor. Mi papá llegó y me abrazó.
- Estoy tan feliz de verte feliz.- me dijo él. - Eres un cursi. Gracias, papá. - contesté. Me sonrió y escuché la música de adentro empezar, no pude evitar sentir mariposas. - Espero que no tropieces, será tu culpa si lo haces- susurró mi papá al oído, bromeando. Lo que me hizo recordar que soy algo torpe. - Gracias por recordármelo. Entonces mi papá me ofreció su brazo, y enlacé el mío para caminar por las hermosas flores color salmón. - Quiero que sepas que te amo, lia. Siempre lo haré.- me dijo al oído, besé su mejilla y me apreté más hacia él. - Te amo también. Este era el momento. El momento en el que tenía que tropezarme, o llegar con Aarón victoriosamente. Mis oídos comenzaron a silenciar todo y mi interior quería volar en pedazos. - Querida, no me aprietes tan fuerte.- dijo mi padre. Me di cuenta mientras caminábamos hacia la puerta, que estaba apretando a mi padre tan fuerte como si quisiera estrangularlo. Para mi asombro, el fotógrafo me sorprendió una vez más con el flash de la cámara para sentirme más nerviosa aún. Llegamos hacia la puerta por la que habían entrado las damas de honor. Esto no era una iglesia, era luminoso y abierto. Podía escuchar la brisa del océano como si fuera la única cosa que se pudiera escuchar. Caminé lentamente del brazo de mi papá y entramos. La gente estaba de pie, algunos con cámaras que destellaban tanto que sentía caminar en cámara lenta. Todo era en espacio abierto, filas de sillas alineadas, el altar era de color blanco. Los arboles hacían sentir la primavera y la felicidad. Las hojas de éstos crujían con el viento junto con las decoraciones. Los ojos de todos los invitados se posaron en mí mientras caminaba sobre la alfombra de mi futuro. Podía ver ligeramente el mar, no era la playa, si no la costa. Sentía miedo de ver a Aarón, tal vez esa era la razón de por qué no lo había mirado aún, tenía miedo de verlo, no sabía por qué. Mi nerviosismo estaba consumiéndome por completo, no podía soportarlo más, estaba portándome infantil. Miré hacia donde estaba Aarón, vi sus ojos, me miraban también. Sentí que no podía respirar cuando llegué con él. Él era mi Aarón, aquél esperando mi mano. Aquél que conocí desde que era una
inmadura adolescente, aquél que conocía mis miedos, que conocía mis sentimientos por dentro y por fuera. No pude mirar otra cosa más que sus ojos y su imagen se hacía cada vez más cerca. Vi cómo sus ojos parpadearon, combinaban tanto con el lugar. Entonces estuvimos cara a cara, sus dulces ojos me dedicaron esa mirada que sólo él sabía hacer. Mi padre me dejó con Aarón para después tomar su lugar junto a mi mamá. Aarón tomó mi mano y la puso en su brazo lentamente mientras me sonrió gentilmente. Sentí los bordes de mis labios curvarse en respuesta. Aarón Anderson, te amo. Podía quedarme así para siempre, pero recordé que estaba en mi boda. Aarón me llevó lentamente frente al sacerdote, ambos estábamos de pie y el sacerdote comenzó a hablar. Escuché su gentil voz en un murmullo, tenía que mantener mi mirada enfrente, aunque moría de ganas de ver a mi esposo a mi lado. Me di cuenta de que él también me miraba de reojo. Entonces el tiempo pasó más rápido, sentía los flashes de las cámaras por doquier, y a la gente hacer comentarios. Pero todo lo que me importaba ahora estaba a un lado mío. La pregunta llegó, el sacerdote se acercó a nosotros haciéndonos que nos miráramos a los ojos, Aarón me miró de frente con valentía, pero sabía que en su interior no solía hacer este tipo de cosas. Tomó mi mano y el sacerdote se dirigió hacia Aarón. Sus manos se movieron hacia el cojín de los anillos, a lo que apenas pude ver a Michael cargándolo a un lado de nosotros. Sentí que la voz del sacerdote era absoluto silencio y solo veía sus labios moverse, y la mano de Aarón poner el anillo en mi dedo. Vi los labios de Aarón moverse suavemente mientras me hablaba. Las palabras salieron automáticamente de mi boca y puse el anillo en la mano de Aarón, sus manos, como siempre, tan suave y fuerte a la vez. - Aarón, Anderson ¿aceptas a lia como tu legítima esposa, y prometes serle fiel en la salud y en la enfermedad, y amarla hasta que la muerte los separe?- Le preguntó a Aarón, me perdí en sus ojos, sus suaves manos tomando las mías, su ser tan protector, que no dudaría en parar una bala por mí. - Acepto.- contestó sin dudarlo, pero podía ver que tampoco prestaba mucha atención al sacerdote frente a nosotros. El sacerdote se dirigió hacia mí, sentí la mano de Aarón apretarme suavemente mientras el sacerdote me hablaba, podía escuchar los suspiros de mi madre y a mis amigos susurrarse uno al otro. Ni siquiera escuché bien las palabras, solo tomé aire y contesté. - Acepto. Todo se volvió silencioso y vi los labios de Aarón formar una hermosa sonrisa.
- Los declaro marido y mujer. De repente, se acercó a mí y me dió un fuerte y maravilloso abrazo, vi a la gente aplaudir y gritar, Aarón me separó para mirarme a los ojos y besarme lentamente, yo lo sostenía con fuerza y las manos de él bajaron hacia mi cintura. Lentamente presionó su cabeza contra la mía. - Te amo.- dijo sonriendo. No podía hacer otra cosa ya que las lágrimas comenzaron a salir. - Oh Aarón... te amo tanto. Y ahí estábamos, en el mejor momento de nuestras vidas. Sus preciosos ojos color miel me dejaban ver el universo, Aarón Anderson era mi universo. >>NARRA
AARÓN<<
Esto era increíble. Ahora estaba casado... Algo que nunca había soñado años atrás. Sus manos sosteniendo mi brazo mientras caminábamos de persona a persona, felicitándonos por la boda. Llegué con el padre de lia, y me abrazó y me dió una palmada en el hombro. - Sé que la harás feliz.- me murmuró al oído. Pude reconocer su ligero tono amenazante. Pero era claro que era algo en lo que no fallaría. - Claro, señor. Tiene mi palabra.- contesté. Sonrió y abrió los brazos para abrazar a su hermosa hija. El hermano de lia se acercó a mí y me dió un casual apretón de manos. De repente, su mamá llegó de sorpresa a abrazarme fuertemente, como un hijo. Pude ver que había estado llorando durante la ceremonia, froté su espalda un poco incómoda, me estaba apretando con demasiada fuerza. Aún no estaba acostumbrado a la familia, no estaba acostumbrado a sentirme amado y sentir que se preocupaban por mí un grupo de personas. De repente, Nathan llegó con nosotros y me dió un apretón de manos, sonreía. - Felicidades, Aarón. La mereces más que nadie.- exclamó, podía ver que lo decía en serio. Sonreí gentilmente. - ¡Hey, Nat!- dijo lia saludándolo. Le dió un fuerte abrazo y pude notar en los ojos de él ligeras lágrimas en sus pupilas, pero no lo hizo, no lloró. Volteé a lo lejos y vi a Alan acercarse con una gran sonrisa sobre su rostro.
- Otra victoria, Aarón. Y esta vez una grande.- exclamó y me abrazó. - Espero seas muy feliz. Se alejó y comenzó a platicar con la mamá de lia. En un rato todos se dirigieron hacia donde sería la fiesta, en la costa. Era un lugar naturalmente hermoso. La mano de lia tomándome el brazo me hacía sentir... enamorado. Incluso podía imaginar cómo nos veíamos caminando juntos. Ella era la única, no podía ser capaz de encontrar alguien mejor que ella. Pronto escuchamos al DJ y su sonido comenzar a animar la fiesta. Lia me llevó a la mesa, con sus brazos abrazándome alrededor de mi pecho. - Me siento como... como si fuera yo misma, por fin.- murmuró. Alcancé a reírme. - ¿Te sientes extraña también, eh? Debí saberlo... También me siento así... Ya me había sentido así.- le dije bajando la mirada. Lia me miró curiosa con sus hermosos ojos. - ¿Cuándo?- preguntó. Sonreí y volteé discretamente hacia los invitados. Todos se divertían. - Cuando entré sin tocar la puerta cuando tú te estabas cambiando... ¿recuerdas?- le dije en voz baja. Pareció recordarlo y se sonrojó. - Ese día... ése día tú me salvaste...- susurró. Acaricié su cabello. - Ése día... - Me sentí casi igual la primera vez que hablé contigo. Recordé entonces. Wow, no me había dado cuenta lo pronto en que ambos sentimos algo uno por el otro. Yo no me sentí extraño la primera vez que hablé con ella. Recordándolo bien, me sentí... Hmmm, ¿cuál sería la palabra correcta? Me sentí tímido. - Te amo.- dijo entonces. Sonreí y lentamente me incliné hacia ella y la besé.
>>NARRA LIA<< Bailé. O más bien, bailamos. Era una forma más fácil de decirlo, ya que sentía que Aarón y yo éramos una sola persona ahora. Recargué mi cabeza sobre su pecho mientras nos balanceábamos de un lado para otro. El sol se escondía lentamente y el día pasaba, pero mi vida entera no lo haría. Ahora estaba aquí, con Aarón, con mi esposo. No podía creer que ahora podía llamarlo así. Pasó el rato hasta que llegó la tradición de aventar mi ramo de flores, y para sorpresa de todos, calló justo en las piernas de Alan. Lo levantó y alzó sus cejas asombrado, Aarón soltó una carcajada. Su risa, era tan perfecta como los cantos de las aves en la
mañana. Aarón me sorprendió mirándolo y me sonrió. Después de eso, llegó... la otra cosa. Aarón tenía que quitarme la liga. Traté de no sonrojarme tanto, porque todos estaban mirando. Aarón se agachó hacia mi vestido subiéndolo un poco y lentamente jaló la liga, mientras todos nos miraban y gritaban, se escuchaban risas por todos lados. La bajó y la quitó de mi pierna, noté un ligero color rosado en sus mejillas. Bajó mi vestido, yo intenté con todas mis fuerzas no voltear a ver la reacción de mi padre. Aarón me abrazó fuerte mientras con la otra mano sostenía la liga victoriosa. - ¿No fue eso encantador?- pregunté. Traté de no reírme ya que había sido algo atrevido, pero en verdad ambos lo disfrutamos. Después de eso, partimos el pastel juntos, su mano estaba sobre la mía y con el cuchillo lo partimos. - ¡Hurra!- gritó Aarón. Todos nos aclamaron, pero el único que estaba distraído era Nathan, se levantó inseguro y levantó su copa, dirigiéndose hacia nosotros. Exhaló. - Sé que este día, es uno en un millón, las personas comparten su felicidad. Y yo quiero compartir la mía, con una gran amiga, una amiga de muchos años, lia, y su esposo Aarón. Sé que Aarón la hará muy feliz, porque veo mucho más en él que en cualquier otro. Aarón luchará hasta el final por ella, por lia. Sé que lo hará. Terminó de hablar, sus palabras habían sido tan sinceras. Un largo silencio intervino hasta que Alan comenzó a aplaudir. Yo le sonreí a Nathan completamente agradecida mientras él levantaba su copa hacia nosotros y bebió de ella. Todos se dirigieron a la pista a bailar, y Aarón me llevó de la mano. - Te amo, lia.- susurró cerca. Sonreí casi derramando lágrimas, por lo perfecto que había sido éste día, Aarón tomó mi mano y comenzamos a movernos de un lado a otro. - Recuerda que yo haría todo por hacerte feliz. - Ya lo hiciste, amor. - Contuve mis lágrimas y él me acercó más fuerte hacia su cuerpo. - Hasta que la muerte nos separe.- contestó. Justo ésa era la parte a la que temía. Besó mi frente, lo que hizo que mi mente estuviera en blanco. Anocheció, las estrellas brillaban en el cielo, apenas y noté que me estaba quedando dormida cuando Aarón susurró.
- Amor, ya casi nos vamos.- Abrí mis ojos y vi a mi madre con una manos sobre el hombro de Aarón. - Perderás tu vuelo, mi cielo.- dijo mi madre. Su maquillaje corrido me decía que había estado llorando todo el día. Abracé a mi mamá y a mi papá mientras ambos me decían que me amaban. También muchos invitados llegaron a abrazarme y felicitarme y pronto estaba en los brazos de Aarón de nuevo. Me llevó hacia el centro, y todos comenzaron a aplaudir y tirarnos arroz. Él abrió la puerta del auto para que yo entrara y todos nos despidieron con ademanes, Aarón entró a lado mío, el chofer nos llevaría de regreso al hotel donde Aarón se había cambiado, para después llevar nuestro equipaje al avión. Aarón los miró a todos por la ventana y pronto ya estábamos en camino hacia el hotel. Llegamos ahí en un par de segundos, a mi parecer. Me ayudó a salir y me llevó a las habitaciones. - Te veo en la sala.- dijo Aarón. Me dejó en mi habitación y lo vi caminar de regreso a la suya, abrí la puerta y la cerré por detrás. Me quedé ahí, de pie, con la espalda recargada en la puerta. Miré al espejo y toqué mi rostro. "increíble". Pensé. Camine lentamente, quitándome los tacones blancos y deshaciendo mi peinado, saqué mi ropa que había guardado en el equipaje, me cambié rápidamente y me sentí un poco más relajada. Escuché mi teléfono sonar, era mi mamá, contesté y ella me pidió que la llamara cuando llegáramos al aeropuerto. - Claro, mamá. Te llamaré cuando lleguemos al aeropuerto y cuando tomemos el vuelo. - Está bien, cielo. Si me necesitas por favor llama. - Sí, te amo. Adiós. Me puse unos zapatos cómodos y guardé mi teléfono en mi cartera. Vi mi anillo en mi mano izquierda brillar. Bueno, eran dos ahora, ambos brillaban hacia mí. Me quedé anonadada al pensar que justo hoy había vivido mi sueño anhelado por tanto tiempo. Estaba casada, estaba feliz. Y todo era por una misma causa: Aarón Anderson. Sonreí evitando llorar de alegría, ya que sabía que Aarón probablemente me estaba esperando en la sala. Me miré una última vez en el espejo, tomé mi bolso y lo colgué por mi hombro. Revisé los pasaportes y los documentos para el vuelo, tomé mi equipaje y abrí la puerta. Aarón estaba hablando con el chofer cuando me vió llegar con el equipaje y corrió hacia mí para ayudarme, besó mi mejilla y sonrió mientras me llevaba hacia la sala.
- Espero resistas despierta.- murmuró. Me abrió la puerta del taxi y entró después de mí. Sentía que me quedaba dormida sobre su hombro, sentí su mirada en mí mientras acariciaba mi rostro. Lo que pareció un minuto después, sentí un toque en mi brazo y abrí mis ojos, vi a Aarón sonriendo. - Llegamos.- me dijo. Tallé mis ojos y vi el aeropuerto internacional. - Me sorprende que no hayas preguntado aún sobre el lugar de nuestra luna de miel.- Rió mientras abría la puerta para mí. - No tengo por qué. Sé que será especial, no importa dónde sea.- Salí del taxi mientras él sonreía por mi respuesta. - Lo es, es muy especial. Ayudó al taxista con el equipaje y después tomé su mano, ambos entramos al aeropuerto. Sentí como si estuviera medio dormida mientras dábamos vueltas y hablábamos con la gente detrás de los mostradores, Aarón me guiaba mientras pasábamos por lugares como Starbucks, McDonald’s y Subway. - No te duermas, amor, ya casi llegamos a la sala de espera.- exclamó, mientras sentía sus labios sobre mi mejilla, manteniéndome despierta, y en verdad funcionaba. Lo malo era que cada vez me sentía más y más cansada. De repente, sentí que Aarón me llevaba y me sentaba en una silla, finalmente estábamos esperando nuestro avión. Tomó mi mano. - ¿Ya puedo dormir?- pregunté cansada. - Después de que llames a tu mamá... - me recordó. Saqué mi teléfono y marqué. Mi mamá reconoció en mi voz el cansancio. - Ya descansarás, te amo querida.- colgó y Aarón me dejó dormir.
>>NARRA LIA<< - Mi amor, despierta.- Escuché una voz angelical despertarme. - Ya llegamos.- agregó. Me di cuenta en ese momento que estaba en un taxi. - ¿Qué? - Buenos días, bella durmiente.- sonrió mientras salía del auto. Supongo que había dormido todo el camino. Así que traté de acomodar mis pensamientos y recordé cuando entramos al avión. Caminé sintiéndome toda entumida, estábamos afuera de una casa. Había escaleras de madera y estaba rodeada de muchas plantas. La casa estaba hecha de madera y
piedra, era preciosa, miré a Aarón y me sonrió. - ¡Bienvenida a Hawaii! - me dijo emocionado. Apenas y pude imaginar mi rostro cuando Aarón se acercó y besó mi frente. - Son apenas las 5 a.m. pero apuesto a que se verá hermoso cuando salga el sol. - Ya lo es, y mucho. - murmuré. Aarón le pagó al taxista. Miré alrededor, habían muchas plantas, entonces vi a distancia un color blanco en el suelo, era la arena. Estábamos justo en la costa del océano, observé todo alrededor y Aarón llegó a mi lado con el equipaje, no se veían otras casas o construcciones cerca, sólo el camino; las plantas, no podía describir lo hermosas que eran. Todo tan hermoso, tranquilo y tropical. También podía ver varias palmeras, haciendo todo lucir perfecto. - ¿Acaso estoy soñando?- pregunté. Aarón me besó y bajó el equipaje. - No, todo es real. Caminamos hacia la puerta, tomó la llave de su bolsillo y abrió la puerta, la dejó abierta y esperó a que entrara primero. Me quedé muda, todo era aún mejor de lo que se veía por fuera, habían varias habitaciones, iluminadas y abiertas, había un pequeño cuarto donde había un balcón para ver hacia el mar. La cocina era única, la estufa, las mesas, sillas, y los ventiladores en el suelo, casi todo de madera. La sala era muy amplia, había un gran estanque de peces, una televisión de plasma y unos cómodos sillones de color amarillo claro. Lo que más llamaba mi atención eran aquellas cortinas que se inclinaban hacia un lado, dejando ver una habitación. - Sabía que ésa habitación llamaría tu atención.- dijo Aarón. Tomó mi mano y me llevó hacia ella, puso el equipaje a un lado, arregló la cama para mí y me miró. - Gracias, Aarón. Sonrió y me abrazó. Me quité los zapatos y me dejé caer a la cama sintiendo la comodidad del colchón en mi cuerpo. - Buenas noches, amor. Besó mi mejilla, y salió de la habitación, me quedé observando hacia la puerta hasta que me quedé dormida. Me desperté con el sonido de una melodía. Abrí mis ojos y vi la habitación iluminarse por los rayos de sol provenientes de afuera. Miré alrededor, en donde me había dormido, y sonreí. El sol estaba muy alto, supuse que eran alrededor de medio día.
Me levanté descalza y me miré al espejo, mi cabello completamente despeinado y mis ojos aún notaban un poco de cansancio. Me metí al baño a lavar mis dientes mientras seguía escuchando a Michael Jackson en la sala. Salí del baño y salí de mi habitación después, ya que me llegó el olor a comida, vi a Aarón preparar el horno mientras bailaba con la música, sonreí y mordí mi labio mientras me recargaba a la pared, se acercó un poco moviendo su cuerpo mientras MJ cantaba “I’m bad, I’m bad, I’m really really bad.” al ritmo de la canción "bad". No contuve la risa y solté una carcajada mientras lo veía mover sus caderas. - Eso fue para ti.- volteó y exclamó. Juro que no lo reconocía, era otro Aarón, el Aarón que siempre fue y llevó dentro de él. Me dirigí hacia la cocina y sonreí al verlo preparar filetes, ensalada, puré de papas y arroz. Levanté mis cejas y él me sonrió, saqué los platos y lo vi bailar justo cuando la canción cambió a "The way you make me feel". Reí y puse los platos sobre la mesa, sentí su mano tomarme por detrás y acomodarme para bailar. Comencé a reir más mientras Aarón bailaba y yo lo seguía ya que me estaba tomando de mi cintura para después comenzar a hacerme cosquillas, lo empujé despacio riéndome a más no poder y él me plantó un beso en el cuello. - Te amo.- susurró. Volteé a verlo. - Oh, ya lo sé. Trató de morderme la oreja pero en ese momento me fuí a la cocina y saqué los vasos y cubiertos, Aarón llegó y sacó la comida y la sirvió en los platos. Le bajó a la música para luego sentarse a mi lado, los platos ya estaban llenos. - Llamé a tu mamá por ti, olvidaste llamarla ¿recuerdas?- murmuró. Sonrió y me veía comer. - ¿Cómo dormiste?- preguntó. Tomé un trago de mi jugo de naranja y sonreí. - Muy bien, los pies me estaban matando. - Te sorprendí diciendo mi nombre mientras dormías. - dijo de repente. - Y entonces... ¿Qué otro nombre quieres que diga?- pregunté sarcástica, me dedicó una sonrisa. - Aarón.- dijo, reí. - En serio, en tu sueño dijiste algo así como "Ahora soy la señora Aarón, aléjate de mi esposo". Lo recuerdo muy bien.- dijo entre risas, yo lo golpeé en el brazo y no paraba de carcajearme. -Estoy bromeando. Tomó mi mano mirando el anillo, la besó antes de seguir comiendo. Lavé los platos cuando terminamos, y sentí a Aarón ponerse junto a mí. Ambos terminamos los platos, yo los lavaba y él los secaba. Entonces, cuando estaba con la
guardia baja, lo salpiqué, levantó los hombros de asombro y reaccionó cuando me fuí corriendo. - Ya sabes que no vas a ganar, señorita. Estaba justo frente a él, nos separaba la mesa, Aarón puso sus manos en ella. - No vayas a romper la mesa por favor, está linda.- exclamé. Rió y comenzó a caminar alrededor. Comencé a bailar cerca hasta que Aarón trató de acorralarme, gruñó con falsedad y comenzó a acercarse a mí. Me reí. - No te rías, estás en el ojo del tigre. - Pero, todo lo que veo es a mi guapo esposo.- contesté, sonrió y me abrazó. Hundí mi rostro en su pecho y olía a su shampoo. - Tú no has dormido, ¿estás cansado? - le pregunté, rió bajito. - Sí dormí, lo que pasó es que estabas tan profundamente dormida que no me viste. Miró hacia el balcón, animándome a ir hacia allá. Lo seguí y abrió la puerta de vidrio deslizándola. El viento cálido tocaba mi piel mientras Aarón me tomaba de la mano para ir con él. - El agua del mar está muy tibia. - dijo Aarón señalándola. Nos apoyamos en el balcón mirando hacia lo lejos, la casa más cercana a la nuestra se hayaba a varios kilómetros. Las gaviotas y demás aves volaban en un pequeño muelle cerca de ahí, las palmeras parecían bailar por sí solas aún si no se movieran. Volteé a ver a Aarón, quien observaba la costa e inmediatamente lo abracé y comencé a besarlo con pasión. - Ah, atacándome con la guardia baja.- susurró. Me tomó la mano fuerte. - ¿Sabes? Nos estamos perdiendo el punto de nuestra luna de miel.- exclamé presionando nuestras narices. - Pero... lia... - murmuró entre un beso. Aarón se alejó un poco. - Pero la pregunta es... - ¿Cuál? ¿Sexo? La respuesta es sí.- contesté. Aarón rió. - No, me refería a que... ¿seguiremos usando protección? o no...- dijo un poco nervioso. Lo miré. Oh, ya veo. Arriesgándonos a tener hijos tan jóvenes. - Bueno, ahora que lo pienso... - Yo creo que debemos esperar. Primero debes terminar tu licenciatura. Lo dijo convencido de que él quería que yo terminara mi carrera primero, me mordí el labio bajando la mirada. ¿En verdad quería tener hijos ya? Me acerqué un poco más a él, pensando. Aarón estaba quieto, preguntándose qué hizo mal, tal vez.
- Bueno, puedo terminar mi título en menos de un año.- dije. Aarón suspiró, siguió mirándome mientras lentamente sonreía. - ¿Estás segura?- preguntó. Le sonreí. Había estado pensando en tener un bebé incluso antes de planear la boda. La verdad era que yo en verdad quería un bebé. Quería que Aarón fuera el padre de mis hijos, quería formar una familia. Asentí y sentí mis labios ampliarse formando una sonrisa, el rostro de Aarón se iluminó por completo y me abrazó cargándome y dándome vueltas. - ¡Sí!- gritó emocionado. Me besó el cuello, me acomodó entre sus brazos y entramos de nuevo a la casa, cerró la puerta de vidrio y comenzó a besarme apasionadamente. - Te amo Aarón, siempre lo haré.- le susurré en el oído. Suspiré mientras él me dejaba sobre la cama. - Te amo más. Comenzó a besar mi cuello y yo tomé el suyo, le saqué la camiseta. Él tomó mis manos y las puso sobre su pecho, sentí su corazón latir. -¿Sientes eso?- preguntó. Recargó su frente contra la mía y suavemente besó mi mejilla, me quitó mi camisa y sus manos comenzaron a bajar hasta mi cintura, apretándome. Presionó su cuerpo contra el mío, después tomó mis manos y las besó. Aarón puso su cabeza sobre mi pecho y escuchó. - Interesante, igual de suaves que el mío. Me besó de nuevo y comenzó a quitarme mis pantalones, me besó aún con más pasión y me apretaba con más fuerza, yo enredaba mis dedos en su cabello. Posé mis manos sobre su espalda mientras él me besaba el cuello, gemí suavemente. Aarón quitó sus pantalones mientras yo lo besaba y después movió sus manos hacia mis caderas, después de tanto tiempo, lo volvimos a hacer.
Desperté boca abajo, los brazos de Aarón me abrazaban y él reposaba su cabeza sobre mi hombro. Me acerqué más y vi su pecho desnudo, lentamente se movió de mi hombro y me dejó acurrucarme a su lado. Mi cuerpo desnudo también, junto al suyo, sus brazos alrededor mío. Comenzó a dibujar pequeños círculos con su dedo sobre mi espalda, yo con el mío dibujé los
trazos de su abdomen. - Eso da cosquillas.- me dijo al oído. Sonreí y me detuve. Llevó su mano hasta mi cabello y lo acarició. Pasaron los minutos y lentamente me levanté a tomar una ducha. Dejé que el agua tibia tocara mi cuerpo mientras cerraba mis ojos con mi mano recargada sobre la pared. Terminé de bañarme y me enredé en la toalla. Regresé con Aarón, quien todavía estaba acostado, caminé coquetamente hasta él y comencé a sobar su espalda, sonrió y se volteó de nuevo hacia mí, me tomó en un abrazo y nos quedamos acostados de nuevo, tratando de igualar nuestra respiración como lo hicimos hace tiempo, su corazón latía pacíficamente, como el mío. - Eres hermosa.- susurró. Sonreí, él todavía tenía sus ojos cerrados. - Tú eres una obra maestra.- exclamé, soltó una risa. - Sí, lo sé. Ambos reímos de nuevo, besó mi cuello y nos quedamos recostados por el resto del día. *3 DÍAS DESPUÉS* >>NARRA LIA<< -¡Esto es una locura!- exclamé. - Oh valla, parece que también comienzas a volverte loca.- contestó Aarón Subí el acantilado a un lado de mí... esposo. Seguía sin creer que estábamos casados. Aarón era mi todo, no solo un nombre más. Aarón me tomó para que fuera delante de él, sus manos me apretaban mientras me veía pasar sobre las rocas. Nuestra luna de miel era... perfecta. Nunca hubiese imaginado esto en el pasado, estos momentos con Aarón como pareja recién casada. Pero la mejor parte de todo, era que estábamos felices. Aarón no había mostrado señas de tensión, agresividad, o enojo en lo que iba de la semana. Pero al mismo tiempo sabía que pronto estaría así de nuevo cuando regresara a trabajar. Sí, Aarón aún estaba en el FBI, estaría trabajando ahí el resto de su vida realmente. - Ten cuidado, hay un...- gritó Aarón. Demasiado tarde, mi pie había caído en un agujero, y me había raspado un poco la pierna. Sabía que ponerme shorts era demasiado riesgo para salir a escalar
acantilados. - Creo que debí haberte avisado antes, espera.- dijo él. Se puso enfrente de mí y lentamente me levantó, posó sus manos en mi cintura, alzándome. Sonrió en el momento en que mi rostro estuvo cerca del suyo, presionó su nariz contra la mía y cerró sus ojos. Me di cuenta de que mis labios formaron una sonrisa, pero eso era algo que realmente no podía controlar, especialmente cuando estaba con Aarón. Pasó su mano por mi cabello, llevando un mechón para atrás. Mis manos estaban sobre sus hombros, pude sentir sus músculos cuando me levantó, ya los había tocado muchas veces antes, pero él seguía sin creerme cuando le decía que su cuerpo era una obra maestra. Su suave aliento quedó atrapado contra mis labios mientras lentamente los abría, Aarón abrió sus ojos y me miró fijamente, sus labios lentamente rozaron los míos, sus ojos se veían tiernos, con esas bellas pupilas color miel. Aarón sonrió gentilmente y comenzó a caminar de nuevo, por delante, nuestras manos entrelazadas con fuerza. - Podemos regresar, si quieres.- murmuró. Me miró mordiendo su labio. Algo que me mostraba más seguido, sus pensamientos. Sonreí y negué con mi cabeza. - No, vamos a nadar un rato.- contesté, escuché una risa y siguió caminando por delante, abriéndome paso entre las rocas. - ¿Estás segura que le llamas "nadar"?- preguntó de repente, llegamos a la costa y echó un vistazo al océano. Me paré junto a él. - Sí, lo llamo "nadar". - Pues, a como tú nadas, yo lo llamaría "suicidio". Como tú veas. Solté una carcajada y miré hacia la casa. El sol estaba en lo más alto del cielo, haciendo que la arena brillara. - Es broma, nadas bien, me gustan tus piernas cuando lo haces.- susurró a mi oído, intenté evitar sonrojarme. - Después de usted, señorita.- hizo un gesto con su mano y con la otra sostenía la mía, ayudándome a bajar. La altura del acantilado no era mucha, pero me sentía en la cima del mundo desde ahí. Me quité mis sandalias y lentamente Aarón me soltó la mano. - No te dejaría hacer esto si no fueras buena nadando...- murmuró. Sonreí mientras levantaba la mirada al verlo. - Y si no vinieras conmigo.- contesté. El asintió, admitiéndolo. Me dirigí a la costa y volteé a verlo.
Miré hacia abajo y luego salté, la gravedad me empujó tirando de mis piernas hacia el agua. El aire pasaba fuerte alrededor de mí. Mis pies salpicaron en el océano, mientras comenzaba a patear las tranquilas olas. Mi cuerpo entero ahora estaba bajo la superficie mientras empezaba a nadar más hondo, salí a la superficie, quitando el agua de mis ojos volteando a ver hacia Aarón, quien estaba a punto de saltar, él esperó a que saliera a la superficie y me hizo una seña con la mano. Se puso en posición desde el acantilado, y lo miré saltar desde ahí como un campeón olímpico. Cayó al agua y empecé a nadar hacia él esperando a que saliera. Los segundos pasaban, comenzaba a entrar en pánico, así que nadé hacia el lugar en donde había caído, mirando alrededor de mí, no veía nada. De repente, sentí un par de brazos detrás mío tomarme, Aarón salió por detrás abrazándome. - ¡Pensé que habías desaparecido! - ¿Por qué haría eso?- Rió y yo volteé a verlo. - Es que, esto es demasiado bueno para ser verdad. Sus labios formaron una sonrisa y sentí sus manos sobre mi rostro. Me besó y presionó su frente contra la mía. - No eres la única que piensa eso, lia. Me soltó y esperó a que comenzara a nadar hacia la orilla. Nadamos lado a lado, los brazos de Aarón rozaban con los míos, nuestras piernas chocaban al mismo tiempo que las movíamos, sus brazos, de repente me apretaron mi cintura cuando caminábamos por la arena. Los abrazos de Aarón siempre me hacían pensar más profundo, sus ojos ya no se veían tensos ni concentrados, al contrario, se veían más relajados y como si no hubiera nada de qué preocuparse, su boca ahora se había transformado en una sonrisa, su postura era relajada, simplemente era un mejor Aarón. Su mirada me atrapó observándolo mientras se acercaba más y tomaba mis manos. - ¿Qué estás mirando?- preguntó. Inclinó su rostro hacia mi cuello y sentí sus labios besarlo. - Nada, solo miraba cómo has cambiado... - Mhmm...- Me observó, sus manos acariciaron mi mejilla y bajó la mirada. Entonces... ¿me amas más ahora que he estado cambiando?- preguntó con una sonrisa, pero su mirada seria. Suspiré mientras bajaba la mirada hacia nuestras manos. - Siempre te amaré igual, mi amor por ti no puede crecer o debilitarse, siempre estará en su máximo, desde la primera vez que te dije que te amaba.- dejé salir las palabras de mi boca, y fue lo más honesto que había dicho, era toda la verdad, Aarón suspiró y soltó una risita.
- No importa lo que digas, nunca me dejas de sorprender, lia. Me soltó de su abrazo y tomó mi mano, caminamos agarrados, como los mejores amigos y ahora, los recién casados. La cálida arena bajo nuestros pies, la brisa tranquila, el cielo despejado. Lo que hacía aún más hermoso este lugar, era el hecho de que estábamos solos, Aarón y yo, por fin en paz, la batalla había acabado, nosotros habíamos ganado. De repente, Aarón dió la vuelta y caminamos de regreso hacia la casa, su mano seguía apretando la mía con fuerza, pero a la vez era lo más suave del mundo. - Oh, olvidé decirte... te amo también.- susurró a mi oído.
**5 AÑOS DESPUÉS**
>>NARRA AARÓN<< La bolsa que traía inclinada se movía de lado a lado en el asiento junto a mí, mientras daba la vuelta al volante bajo mis manos, dirigiéndome hacia mi ruta. El sol brillaba detrás de las nubes, y éstas detrás de los árboles del parque. Me estaba acercando, cuando pasé otra esquina y el sol pegó por completo hacia el auto, miré hacia la izquierda y no pude evitar sonreír, mi ventana tenía pequeñas huellas dibujadas y un corazón con nuestras iniciales. Sonreí y miré hacia la bolsa de nuevo, no quería que se cayera y se arruinara lo que había dentro. Frené un poco dando la vuelta hacia mi calle, aquella que conocía tan bien, los arboles eran más altos y las casas más visibles, las primeras casas con techos blancos, y grandes jardines rodeándolas, di una última vuelta y vi mi casa, el árbol más grande estaba firme haciendo una gran sombra, los pequeños arbustos en la pared tenían pequeñas rosas blancas, realmente había apreciado nuestro trabajo en el arreglo de la casa. El columpio se balanceaba lentamente con el viento, el cual despeinó mi cabello cuando bajé del auto, saqué mi chaqueta y la cargué sobre mi brazo, cerré la puerta del auto y fuí hacia la cajuela para sacar las cosas. Saqué la bolsa de enfrente y lo demás de atrás. Cerré la puerta y comencé a caminar hacia la puerta principal, cuando de repente se abrió, ya no era novedad. El grito de
aquella niña de 4 años se esparció en el aire mientras corría a alcanzarme, con su suave cabello color miel calléndole por la espalda. Los ojos de Jade se veían aún más emocionados que de costumbre, me recordaban tanto a los de su madre. Me arrodillé y recibí un fuerte abrazo de su parte mientras levantaba la mirada para ver a mi esposa, lia me sonrió dulcemente, con nuestro bebe, el pequeño Dilan en sus brazos. - Papi... ¿Qué me trajiste?- exclamó Jade emocionada. - ¿Solo me abrazaste porque quieres saber qué te traje? - Te abracé porque te quiero, papi. - dijo con su tierna voz, sonreí mientras me levantaba. - También te quiero, Jade. - contesté. Lia se acercó y Jade comenzó a saltar esperando su regalo. - Ah, ahí está mi reina.- abracé a lia besando su mejilla y ambos bajamos la mirada hacia Dilan. - Se tomó cuatro mamilas hoy.- murmuró lia. Yo reí. - ¿Es verdad eso, Dilan?- Besé su pequeña mano. - Puedes besar a Dilan luego, ¿dónde está mi regalo?- exclamó Jade, esta pequeña se comenzaba a poner furiosa, y le di la bolsa. La abrió con cuidado y sacó un oso de peluche que le compre en una juguetería. - ¡UN OSO!- gritó y comenzó a correr con él. - ¡Hey, señorita! ¿Cómo se dice cuando recibimos regalos?- exclamó lia. Jade volteó. - Gracias, papi. - Ve a jugar pequeña. Salió corriendo al patio, sentó a su oso en un columpio y comenzó a balancearlo lentamente. Volteé de nuevo con lia mientras ella traía a Dilan en sus brazos. - Wow, fue una gran bienvenida. - Jade estaba ansiosa por que llegaras a casa. - ¿En serio?- pregunté. Volteé a ver hacia mi auto, lia sonrió. - Bonito detalle el de la ventana. - Sabía que te gustaría. - Reímos y Dilan hizo un pequeño quejido. - No te preocupes, bebé. Pronto podrás dejar marcadas tus manos en la ventana también. - lia... - la llamé, saqué las rosas escondidas de mi espalda mientras me devolvía la sonrisa. - Aw, Aarón. Gracias amor. - La besé y escuché a Jade decir "Ew". - Jade, no eres la única a la que le traje regalo, pequeña. - Te amo, Aarón.- susurró lia. Jade jaló mi manga y me llevó hacia el columpio. - Vamos, papi. Mami se está poniendo cursi. Reí mientras la columpiaba, lia se sentó en la mecedora cerca de nosotros mientras nos miraba jugar, de repente sentí un ligero golpe, me acosté en el paso y miré al cielo,
suspiré. Jade reía fuerte y se recostó a mi lado. - Mi padrino Alan me llamó hoy. - ¿Ah, sí? ¿Y qué te dijo esta vez? - Me dio consejos de como atacarte. - Sonreí y Jade comenzó a jugar con el pasto. Si fuera capaz de pensar en cómo mi vida me trajo hasta aquí, creo que nunca hubiera podido llegar por el camino correcto. Era fácil decir que mi vida al principio no fue muy buena hasta que la encontré a ella. Miré hacia lia, estaba saludando desde lejos a Jade y a mí con la pequeña mano de Dilan. Ahora, después de todo, me había encontrado también a mí mismo. Por fin había encontrado mi paraíso.
FIN.
