Emociones, toma de decisiones y procrastinación. Puedes controlar las emociones que gatillan decisiones de procrastinación. [Original: Knaus, W. (2010). Emotions, Decision Making, and Procrastination. Procrastination. Recuperado desde http://www.psychologytoday.com/blog/science-and-sensibility/201003/emotions-decision-making-and procrastination]] procrastination
Las emociones negativas (incomodidad, frustración, ansiedad) son gatillantes comunes de la procrastinación. Esta procrastinación emocional puede comenzar apenas se asoma una emoción negativa. Día a día, te encontrarás con alternativas entre una dirección productiva o una de procrastinación, y debes tomar una decisión respecto a qué qu é dirección tomarás. A veces vec es esa decisión cae por defecto, en la procrastinación, algunas veces luchas y tomas el camino productivo. Debido a que muchas veces enfrentaremos esta situación, tendrás muchas oportunidades de volverte una persona decidida, y concretar tus prioridades productivas. El conflicto entre retrasar o hacer puede pasar delante de ti sin que lo notes. Pero cuando te haces consciente de un gatillante emocional de la procrastinación, puedes usar esta información a tu favor. Tú puedes llevarte a ti mismo a la acción. acción. A continuación se describe cómo.
El Caballo y el Jinete
El psicoanalista Sigmund Freud utilizó la metáfora de un caballo y su jinete para demostrar el interminable conflicto entre impulsos emocionales y la razón. El caballo es la fuente de impulsos emocionales, y el jinete representa la razón. La manera como se resuelve el conflicto entre razón y emoción, puede determinar si es que procrastinarás o lograrás concretar acciones de una forma razonable, dentro de un tiempo razonable para mejorar tu productividad y aumentar tus logros. El caballo sabe dos cosas: si algo no se siente bien, aléjate; si algo se siente bien, ve por ello. Cuando el caballo está al mando, es probable que tomes el camino del menor esfuerzo, buscando el placer, y evitando el malestar. El jinete simboliza tus procesos mentales superiores. El jinete razona, genera conexiones, planes, y regula acciones, anticipa el cambio, mantiene la perspectiva, decide acciones, y resuelve problemas. Cuando los instintos del caballo se apartan de la conciencia de realidad del jinete, éste tiene la habilidad de frenar al caballo. Sin embargo, esto es más fácil de decir, que de hacer. La metáfora apunta a un conflicto que vale la pena destacar. Una vez que se es consciente, se tienen opciones que tal vez no habrían sido vistas del mismo modo anteriormente; sin embargo, tiene ciertas limitaciones. Por ejemplo, el jinete no siempre es realista. Es posible, que sin querer empañes la razón con creencias equivocadas, tal como pensar que los inconvenientes son terribles. Puedes sentir ansiedad acerca de fracasar. Esta ansiedad
parasitaria es una forma de pensamiento de inhabilidad que puede asustar al caballo y desatar la procrastinación. No obstante, estos son temas abordables y corregibles.
La Decisión Y
Cuando llegas a una bifurcación en el camino, en que tienes una fecha límite o un desafío personal que alcanzar, tu caballo puede tener el impulso de seguir el camino de menor esfuerzo, pero el jinete puede ver los beneficios de abordar una prioridad productiva en este momento, entonces, enfrentas una decisión Y. En este punto, puedes tomar un camino u otro. El caballo normalmente elige el camino más fácil o más seguro, por sobre lo riesgoso. Sin embargo, algunos de sus impulsos no se ajustan a la situación, y sería mejor frenarlos. Tienes un informe que entregar, y una fecha límite para hacerlo. El caballo, no tiene ningún interés en alcanzar los objetivos comerciales o en la planificación de largo plazo, solo le importa el momento. Se necesita un jinete bien preparado para aprovechar la oportunidad y tomar las riendas. Guiar al caballo requiere de una clara conciencia sobre el conflicto entre la comodidad y la productividad. Una vez al tanto de esta distinción, puedes decidir entre no soportar un malestar emocional, o tomar los pasos necesarios para alcanzar la meta. No obstante, puedes tener que enfrentar un desafío oculto primero. El dilema de las segundas intenciones
Este es el conflicto entre propósitos manifiestos y latentes. Tu propósito manifiesto es comenzar a trabajar y concretar ese informe, porque a pesar de que no te gusta el proceso, quieres los resultados. El caballo tiene otro propósito: evitar las dificultades y conseguir recompensas fáciles, esquivando las molestias relacionadas a la tarea. Quisieras terminar antes de lo planificado. Este es tu propósito manifiesto. Pero lograrlo conlleva muchos pasos, no hay garantía de que lo harás completamente bien, y existe el riesgo de cometer errores. Además, el tiempo que toma realizar el análisis, se resta de actividades más placenteras. Al detenerte en las posibilidades negativas, te enredas en lo emocional y pospones tus tareas. Esquivar ese malestar, es tu propósito latente. Y cuando estos influencian tus decisiones, cometes procrastinación emocional. Porque es racional alcanzar objetivos que asocias con logros, probablemente apoyarás públicamente tus propósitos manifiestos, sin embargo, lo latente tiene un atractivo emocional. Si es que procrastinas, no es que no quieras los beneficios de conseguir tus objetivos, es que quieres algo más, que es evitar el malestar asociado a persistir por alcanzar la meta. Cuando enfrentas un dilema de segundas intenciones, tienes la oportunidad de tomar las riendas y moverte en una dirección productiva. Mientras más práctica tengas en tomar las riendas, más fácil se volverá aprovechar la energía del caballo y alcanzar a tiempo tus
metas. Al resolver este dilema, enfrentas dos desafíos de la psicología de autoayuda: primero, reconocer el conflicto; y segundo, aplicar tus habilidades de organización dirección y regulación, para alcanzar metas. Razonamiento versus Impulsos
El caballo querrá ir por la solución parche de corto plazo. Un jinete preparado verá los beneficios de hacer sacrificios en el presente, para obtener ganancias a futuro. Cuando llegas a este punto de inflexión, enfrentas el conflicto interminable entre razón y emoción. Un análisis de ventajas a corto y largo plazo puede poner los temas de prioridad en perspectiva. Para lograrlo, puedes empezar con la actividad más urgente que estás posponiendo. Piensa en las ventajas tanto de corto como largo plazo de retrasarla, y de concretarla. ¿Qué ganas al retrasarte? ¿Qué ganas siguiendo hasta el final? Cuando las ventajas de seguir adelante son convincentes, los resultados del análisis pueden calmar al caballo. Sin embargo, incluso si el caballo no lo comprende, el jinete puede seguir adelante con el proceso, al empezar y persistir con un esfuerzo disciplinado hacia el trabajo que es importante concretar. No todo lo que es útil y productivo de realizar en la vida debe ser placentero. Rellenar formularios, por ejemplo, puede ser muy aburrido. Cuando esto es una prioridad, es un signo de madurez el hacerlo aunque no quieras. Al superar los impulsos de la procrastinación y tomar el camino productivo, puedes ganar terreno en el desarrollo de una fuerza emocional, cumplir las fechas límite, y lograr más de lo que quieres, con menor estrés y dificultad. Aquí un resumen de consejos para ayudarte a concretar tus objetivos. Energiza tus esfuerzos de priorización, apuntando a lo más importante primero. Motívate hacia alcanzar resultados productivos. Opera enfocándote en las ventajas de largo plazo. Tolera, pero no cedas ante las señales emocionales de dilatar innecesariamente. Integra pensamientos realistas y acciones de autoregulación para alcanzar tus objetivos. Supera las distracciones de tus propósitos latentes con acciones d el tipo “hazlo ahora”. Impúlsate hacia el camino que lleve resultados pro ductivos al enfrentar decisiones Y.