EL ZAPATERO QUE SE CONVIRTIÓ EN ASTRÓLOGO
Vivía en la ciudad de Isfahan un pobre zapatero llamado Ahmed, que tenía una esposa especialmente codiciosa y ambiciosa. Ésta iba todos los días a los baños de Hammam y siempre encontraba a aluien allí que la producía celos. !n día espi" a una señora que vestía un tra#e espl$ndido, #oyas en todos los dedos de la mano y perlas en las ore#as y a la que atendían muchas personas. %uando preunt" qui$n podía ser aquella dama, la contestaron& '(a mu#er del #efe de los astr"loos. ')%iertamente eso es lo que el desastre de mi Ahmed debe llear a ser, un astr"loo* 'pens" la mu#er del zapatero' y corri" a su casa tan r+pido como la llevaron sus pies. l zapatero al verla en su casa preunt"& '-or /ios, qu$ te pasa querida0 ')1o me hables ni te acerques a mí hasta que seas astr"loo de la corte* 'le riñ" ella. )/e#a tu vular oficio de arrelar zapatos* 1unca ser$ feliz hasta que seamos ricos. ')Astr"loo, astr"loo* 'solloz" Ahmed. -2u$ conocimientos teno yo para leer las estrellas0 )debes estar loca* '1i s$, ni me importa c"mo lo haas, pero para mañana tienes que ser astr"loo, si no volver$ a la casa de mi padre y pedir$ el divorcio 'di#o ella. l zapa zapate tero ro esta estaba ba loco loco de dese desesp sper erac aci" i"n. n. -%"m -%"mo o iba iba a conv conver ertir tirse se en astr"loo0 sta era su preocupaci"n. 1o podía soportar la idea de perder a su esposa. Así pues, sali" y compr" la tabla de los sinos del zodiaco, un astrolabio y un almanaque de los astros. ara ello tuvo que vender sus herramientas de zapatero y así sinti" que tendría $3ito como astr"loo. 4e fue al mercado y rit"& ')5h, señoras y señores* acudid a mí en busca de respuesta para cualquier cosa. 6o s$ leer las estrellas, conozco al sol, a la luna y a los doce sinos del zodiaco. )uedo predecir lo que va a suceder* 4ucedi" que el #oyero del 7ey pasaba por allí sumido en ran aflicci"n, pues había perdido una de las #oyas de la corona que le habían sido confiadas para
su pulido. ra un ran rubí. (o había buscado por todas partes sin nin8n resultado. l #oyero de la %orte sabía que si no lo encontraba le cortarían la cabeza. 4e acerc" a la multitud que rodeaba a Ahmed Ahmed y preunt" qu$ sucedía. ')5h, el astr"loo m+s reciente, Ahmed el 9apatero, promete decir todo lo que es posible saber* 'ri" uno de los curiosos espectadores. l #oyero de la %orte se adelant" resuelto y susurr" al oído de Ahmed& '4i '4i cono conoce cess tu arte arte,, desc desc8b 8bre reme me dond donde e est+ est+ el rubí rubí del del 7ey 7ey y te dar$ dar$ doscientas piezas de oro. ero si no tienes $3ito... )traer$ la muerte sobre ti* Ahmed qued" at"nito. 4e ech" la mano a la frente y sacudiendo la cabeza al mismo tiempo que pensaba en su esposa, di#o& ')5h, mu#er, mu#er, eres m+s perniciosa para la felicidad del hombre que la peor de las serpientes* 4ucedi" que la #oya había sido escondida por la mu#er del #oyero quien, sinti$ndose culpable del robo, había mandado a una esclava para que siuiese a su marido a todas partes. sta esclava al oír al nuevo astr"loo ritar alo sobre una serpiente crey" que todo se había descubierto y volvi" corriendo a la casa a cont+rselo a su señora& 5s han descubierto, querida señora 'le di#o #adeando. )5s ha descubierto un odioso astr"loo* Ve a $l y suplícale que sea miseric misericord ordios ioso o con con el desdic desdichad hado o pues pues si se lo cuenta cuenta a vuestr vuestro o marido marido,, estar$is perdida. (a mu#er se puso r+pidamente su velo y se fue donde estaba Ahmed y se arro#" a sus pies sollozando& '4alva mi honor y mi vida y lo confesar$ todo. '-%onfesar qu$0, 'preunt" Ahmed. ')5h, nada que no sepas ya* :solloz". 4abes muy bien que yo rob$ el rubí. (o hice para castiar a mi marido, )$l me trata con tanta crueldad* ero t8, el m e#or de los hombres, para quien no e3iste nin8n secreto, ord$name y har$ lo que me pidas con tal que este secreto nunca sala a la luz. Ahmed pens" deprisa, deprisa, lueo di#o& '4$ todo lo que has hecho y para salvarte te pido que haas esto& coloca el rubí en seuida ba#o la almohada de tu marido y olvídate de todo. (a mu#er del #oyero volvi" a casa e hizo lo que le habían ordenado. Al cabo de una hora Ahmed la siui" y le di#o al #oyero que ya había hecho sus c+lculos y
que por mediaci"n del sol, la luna y las estrellas, el rubí estaba en ese momento ba#o su almohada. l #oyero sali" corriendo de la habitaci"n como un ciervo perseuido y volvi" a los pocos minutos sinti$ndose el m+s feliz de los hombres. Abraz" a Ahmed como a un hermano y puso ante sus pies una bolsa con doscientas piezas de oro. %on las alabanzas del #oyero resonando en sus oídos, Ahmed volvi" a su casa aradecido por poder satisfacer la codicia de su esposa. %rey" que no tendría que traba#ar m+s, pero sus ilusiones se vinieron aba#o al oír a su mu#er& 'sta es solamente tu primera aventura en el nuevo camino de tu vida. !na vez que se conozca tu nombre, )ser+s llamado a la %orte* Ahmed protest". 1o deseaba continuar su carrera de adivinador del futuro, era un traba#o arriesado. %"mo podía esperar volver a tener otra vez la misma suerte, preunt". ero su mu#er rompi" a llorar y de nuevo le amenaz" con le divorcio. Ahmed accedi" a salir al día siuiente al luar del mercado para anunciarse una vez m+s. %omo la vez anterior ritaba en voz alta& ')4oy astr"loo. uedo ver lo que suceder+ por el poder que me ha sido conferido por el sol, la luna y las estrellas* (a multitud se reuni" de nuevo a su alrededor. !na dama cubierta con un velo pasaba mientras Ahmed estaba hablando. 4e detuvo con su sirvienta y oy" hablar del $3ito que había tenido el día anterior al encontrar el rubí del 7ey y otras mil historias que nunca habían sucedido. (a dama, que era alta e iba vestida con finas sedas, se abri" camino y di#o& 'ono ante ti este enima& -d"nde est+n el collar y los pendientes que perdí ayer0 1o me atrevo a decírselo a mi marido que es un hombre muy celoso y puede pensar que se los he dado a al8n amante. )/ime astr"loo, d"nde est+n o me ver$ deshonrada* 4i me das la respuesta correcta, que no debe de ser difícil para ti, te dar$ en seuida cincuenta piezas de oro. l infeliz zapatero qued" sin habla durante un momento al ver a una dama tan importante ante $l, tirando de su brazo y se cubri" los o#os con la mano. Volvi" a mirarla preunt+ndose qu$ diría. ntonces se dio cuenta de que se la veía parte del rostro, lo cual era de lo m+s inadecuado para una dama de su
posici"n y que el velo estaba rasado, seuramente había ocurrido cuando avanz" por entre la ente. l se inclin" hacia delante y di#o en voz ba#a& '4eñora, mirad la abertura, mirad la abertura. l se refería a la rasadura de su velo, pero a ella sus palabras le tra#eron inmediatamente alo a la memoria& 'ermaneced aquí, )oh, el m+s rande de los astr"loos*, y volvi" a su casa que no estaba muy le#os. le#os. Allí en una abertura abertura que había en el cuarto cuarto de baño descubri" su collar y sus pendientes en el mismo luar en el que ella misma los había escondido a los o#os de los codiciosos. n seuida volvi" llevando otro velo y una bolsa con cincuenta piezas de oro para Ahmed. (a multitud se apretu#" alrededor de $l, maravillada de este nuevo e#emplo de la lucidez del zapatero astr"loo. (a mu#er de Ahmed, sin embaro, no podía a8n rivalizar con la esposa del astr"loo de la %orte y continu" e3iiendo a su marido que siuiese buscando fama y fortuna. or aquel entonces fue robado el tesoro del 7ey que consistía en cuarenta cofres cofres de oro y #oyas. #oyas. (os oficiales oficiales del estado y el #efe de la policía policía intentaron intentaron encontrar a los ladrones, pero sin resultado. ;inalmente fueron enviados a Ahmed dos sirvientes para preuntarle si podría resolver el caso de los cofres desaparecidos. l astr"loo del 7ey, mientras tanto, iba haciendo circular mentiras sobre Ahmed a sus espaldas y se supo que decía que le concedía a Ahmed cuarenta días para encontrar a los ladrones, lueo profetiz" que Ahmed sería ahorcado al no poder descubrirlos. Ahmed fue llamado a presencia del 7ey e hizo una profunda reverencia ante el soberano. '2ui$n es el ladr"n se8n las estrellas 'preunt" el 7ey. 's 's a8n a8n difí difíci cill de deci decir, r, mis mis c+lc c+lcul ulos os lleva llevan n alo alo de tiemp tiempo o 'di# 'di#o o Ahmed hmed entrecortadamente'. ero, por ahora, dir$ esto& no fue un ladr"n solo el que cometi" este horrible robo del tesoro de su ma#estad, sino cuarenta. '
'1o lo puedo decir antes de cuarenta días 'contest" Ahmed'. 4i su ma#estad me concede ese tiempo para consultar a las estrellas. %ada noche hay una con#unci"n distinta de los astros que teno que estudiar.... estudiar.... '=e concedo cuarenta días pues 'di#o el 7ey'. ero cuando hayan pasado, si no tienes la respuesta, paar+s con tu vida. l astr"loo de la %orte parecía feliz y sonri" de satisfacci"n tras de su barba y su mirada le hizo sentirse al pobre Ahmed muy inquieto. -6 si despu$s de todo, el astr"loo de la corte tenía raz"n0 Volvi" a su casa y se lo cont" a su esposa& '2uerida, me temo que tu ran codicia ha sinificado el que yo ahora s"lo ten tena a cuar cuaren enta ta días días de vida vida.. >ast >ast$m $mon onos os ale alere reme ment nte e lo que que hemo hemoss conseuido pues en ese tiempo ser$ e#ecutado. 'ero marido 'contest" ella. =ienes que descubrir a los ladrones en ese tiempo con el mismo m$todo con el que encontraste el rubí del 7ey y el collar y los pendientes de la mu#er. '%riatura est8pida 'di#o $l'. -s que no recuerdas que encontr$ la respuesta en ambos ambos casos casos simple simplemen mente te por volun voluntad tad de /ios0 /ios0 1unca 1unca podr$ podr$ poner poner en funcionamiento tal truco de nuevo ni aunque viviera cien años. 1o, creo que lo me#or para mí ser+ meter cada noche un d+til en un recipiente y cuando haya cuarenta dentro sabr$ que es la noche del cuadra$simo día y el fin de mi vida. 4abes muy bien que no teno la habilidad de calcular y nunca lo sabr$ si no lo hao así. '=en valor 'di#o ella. res un desdichado cobarde y avaro. )iensa alo aunque sea mientras pones los d+tiles en el recipiente para que yo pueda aluna vez vestirme como la mu#er del astr"loo de la %orte y verme en el rano social al que por mi belleza teno derecho* 1o le di#o ni una palabra amable, no pens" por un momento en el torbellino que había en su coraz"n. lla s"lo pensaba en sí misma y en su victoria personal sobre la esposa del astr"loo de la %orte.
ero el #efe de la banda di#o& 'Vayamos esta noche cuando oscurezca y escuchemos desde fuera de la casa pues bien podría ser una inspiraci"n casual y nos estamos preocupando por nada. =odos aprobaban el plan, así pues, cuando se hizo la noche uno de los ladrones escuchando desde la terraza #usto despu$s de que el zapatero rezase su oraci"n de la noche, le oy" decir& ')Ah, aquí est+ el primero de los cuarenta* 4u mu#er le acababa de dar el primero de los d+tiles. l ladr"n, al oír estas palabras, palabras, volvi" corriendo corriendo a donde donde estaba estaba el resto de la banda y les cont" que de al8n modo, a trav$s del muro y de la ventana, Ahmed había percibido su su presencia sin verla y había había dicho& ')Ah, aquí est+ el primero de los cuarenta* (os dem+s no creyeron la historia del espía y a la noche siuiente fueron enviados dos miembros de la banda a escuchar, completamente ocultos por la oscuridad que reinaba fuera de la casa. ara su desconcierto, ambos oyeron que Ahmed decía claramente& '
(lamaron a la puerta de la casa de Ahmed, era casi de día. %reyendo que eran los soldados que venían a llev+rselo para la e#ecuci"n, Ahmed fue a la puerta con buen +nimo. Él y su esposa habían astado la mitad del dinero en vivir bien y se sentía bastante preparado para partir. 1i siquiera se sentía apenado de de#ar a su mu#er. lla, por su parte, estaba contenta, aunque lo ocultaba, de tener a8n bastante dinero para astarlo solamente en sí misma. ')6a ')6a s$ a qu$ hab$is venido* 'rit" Ahmed al mismo tiempo que el allo cantaba y salía el sol'. =ened paciencia, ahora salo a vuestro encuentro, pero )qu$ maldad est+is a punto de hacer*, y avanz" valientemente. 'Hombre e3traordinario 'rit" el #efe de los ladrones'. stamos convencidos de que sabes a qu$ hemos venido, pero -permitirías que te tent+semos con dos mil piezas de oro y que te ro+semos que no di#eses nada del asunto0 '-1o '-1o decir decir nada0, nada0, -cre$i -cre$iss hones honestam tamen ente te que que es posibl posible e que yo sufra sufra tal in#usticia y equivocaci"n sin darlo a conocer al mundo entero0 'di#o Ahmed. Ahmed. ')=en piedad de nosotros*, e3clamaron los ladrones y la mayoría de ellos se arro#" a sus pies' )4alva nuestras vidas y devolveremos el tesoro que robamos* l zapatero no estaba muy seuro de si soñaba o estaba despierto pero, al darse cuenta de que eran los cuarenta ladrones, adopt" un tono solemne y di#o& ')Hombres malvados*, no pod$is escapar a mi sabiduría que alcanza al sol y a la luna y conoce cada una de las estrellas del cielo. Vuestro arrepentimiento os ha salvado. 4i restituís los cuarenta cofres har$ todo lo que est$ en mi mano para interceder por vosotros ante el 7ey. Ahora id, coed el tesoro y colocadlo en una fosa de un pie de profundidad que deber$is cavar ba#o el muro del vie#o Hammam, el baño p8blico. 4i lo hac$is antes de que la ente de la ciudad de Isfahan est$ de nuevo en pie vuestras vidas estar+n a salvo si no, )ser$is ahorcados*, )id, o la destrucci"n caer+ sobre vosotros y vuestras familias* (os ladrones salieron corriendo, tropezando unos contra otros, cay$ndose y volvi$ndose a levantar. -7esultaría0, Ahmed sabía que tenía poco tiempo para descubrirlo. ra una posibilidad remota, pero estaba en rave peliro. ero /ios es #usto. A Ahmed y a su esposa les esperaba la recompensa adecuada a sus m$ritos. A mediodía mediodía Ahmed Ahmed se present" contento contento ante el 7ey, 7ey, quien di#o& '=u aspecto es prometedor. -tienes buenas noticias0
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ran /iseñador, /iseñador, te#e el tapiz de nuestra vida.