gAceTA
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ien dice el gran Alfonso Reyes: "Estamos tejidos de la sustancia de los libros mucho más de lo que a simple vista parece. Aun los rasgos más espontáneos de nuestra conducta y nuestras más humildes palabras tienen detrás, sepámoslo o no, una larga tradición literaria que viene empujándonos y gobernándonos." Por ello, en este número de Gaceta queremos recomendarte cuatro libros que no debes dejar de leer.
El príncipe, de Nicolás Maquiavelo
Julio Bautista
18 ... 15 de junio / Número 561 ...
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or qué hay tanta diferencia entre cómo se vive y cómo se debería vivir? Quién mejor que este político y teórico Italiano para explicar el arte de gobernar y hacerlo con talento, porque el éxito puede ser cuestión de actitud, suerte o vil manipulación y, por tanto, es mejor aprender a dominarlo, pues el poder es una herramienta inútil para quien no se lo ha ganado por mérito propio y, generalmente, estará condenado a perderlo. Exiliado, en la soledad de la noche y abrigado por el desprecio público, Maquiavelo escribió su teoría de cómo ser un líder, adquirir poder, defenderlo y mantenerlo, aunque ello te acerque a la tiranía, ya que "es mejor que un príncipe sea temido que amado" como lo señala en ésta, su obra maestra, que data de 1513, en la que acuña su experiencia diplomática al servicio de Florencia, basándose en el funcionamiento del Estado, la psicología del pueblo y sus gobernantes. Como todo un arte, aborda el hecho de la conquista del hombre ante sus similares, esquema en el que apuesta por un solo camino, pues considera que a los hombres hay que
conquistarlos o aniquilarlos con rapidez, pues cuando se trata de gobernar, bien merece la fama de ser cruel y todo depende del buen o mal uso que se hace de esa estrategia, pero siempre alineándose a la justicia. Reflexionando sobre la realidad del príncipe, que debe vivir en forma permanente con el mismo pueblo, pero no con los mismos nobles, insiste en que asegurar el triunfo radica, fundamentalmente, en evitar a toda costa el odio del pueblo y —remarca— habrá que abstenerse de los bienes y las mujeres de sus súbditos, pero sobre todo, de los bienes ajenos, porque los hombres olvidan antes la muerte del padre que la pérdida del patrimonio. En el mismo tono hace notar que no está en manos de ningún dirigente evitar los atentados, pero que en cualquier caso, se les debe razonar como producto de la firme decisión de los hombres de carácter, ya que a quien no le importa morir, no le asusta quitar la vida. Añade, como signo de inteligencia y virtud innata, evitar a los aduladores, porque son mercenarios, desleales y valientes ante los amigos, pero cobardes frente a los enemigos, y no tienen otro motivo que los lleve a la batalla más que la paga del poderoso. Abiertamente expone su disgusto por la neutralidad, porque en ella advierte intereses ocultos y, sin medias tintas, exige como ejemplo de verdadera amistad que se demuestren los sentimientos con las armas —para defender aquello que se ha obtenido por derecho o por fortuna— como única base segura para la victoria. A la fecha, El príncipe todavía es objeto de vivas controversias, pues en sus páginas se reconoce siempre la cruenta y única verdad sobre la política y los gobernantes. Te recomendamos adquirir la versión comentada por Napoleón Bonaparte, pues se conoce que muchas de las grandes batallas del militar galo se inspiraron en las estrategias de este libro, del que se encontró una copia con apuntes manuscritos del emperador y genio militar francés.
Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez
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l placer de la lectura te da la oportunidad de conocer otras formas de vida y de pensar, además de que proporciona diferentes alternativas de vislumbrar otros horizontes. Por ello es importante que accedas al mundo de la literatura, y qué mejor que a través de la obra maestra de Gabriel García Márquez, Cien años de soledad —con más de 30 millones de ejemplares vendidos y traducida a 35 idiomas— y que en 2007 cumple 40 años de su primera edición.