La ficción ficción litera literaria ria ope opera ra sobre sobre elemen elementos tos comprob comprobados ados por la histor historiog iografí rafía. a. Como Como citábamos de De Certeau, la novela se vale de ciertos predicados que ya vienen conforme al discurso histórico sobre un mismo referente. Pongamos por caso, la historia de la Ciudad de uenos !ires" !ires" en el libro de #anuel #u$ica #u$ica Láine% #isteriosa #isteriosa uenos !ires, !ires, cada cuento está precedido por una fecha. &odos los cuentos se desarrollan en la ahora ciudad capital de la 'ep(blica !rgentina y en un a)o determinado. *adie osaría considerar a este te+to literario como un discurso histórico, ni siquiera se lo trataría estrictamente como una ficción histórica. no de los cuentos se intitula -l ilustre amor/ y esgrime -0121/ como a)o referencial del mismo. l cuento se desarrolla durante el entierro del 3irrey del 'ío de la Plata y trata sobre la e+traordinaria congo$a que le ocasiona esta muerte a quien se esmera en ser el persona$e principal" #agdalena. ! todas luces, el verosímil no se pone en cuestión sobre la e+istencia real de este (ltimo persona$e, pero sí en relación a, por e$emplo, la fecha y la vigencia, en ese entonces, de un 3irrey en uenos !ires. La matri% donde se monta este relato, y todos los de #isteriosa uenos !ires, se corresponden con los discursos discursos de la historia que entienden entienden que, por e$emplo, en 0121 a(n pervivía pervivía la figura del 3irrey como cargo más destacado de la $erarquía política4burocrática. sto es fundamental para el verosímil literario, para parecerse a la realidad, para hacer efica% el pacto de lectura. . 5entido e interpretación son los primeros conceptos que define &%evan &odorov en su ensayo -Las categorías del relato literario/ 602178. l sentido o función de un elemento en el te+to se construye a partir de su relación con los demás elementos de la obra y con la obra en su totalidad. Por tanto, el sentido siempre es correlación. Por e$emplo, cuando el narrador de -l ilustre amor/, amor/, cuento de #anuel #u$ica Láine%, nos habla de la figura figu ra otoñal de mujer que nunca ha sido hermosa, ese elemento que al principio del cuento solo es una descripción del persona$e cobra un sentido diferente hacia el final del relato, se vuelve contraste de la apreciación entre la belleza insulsa de las otras, destácase la madurez de Magdalena con quemante fulgor .
ANÁLISIS DE “EL ILUSTRE AMOR” DE MUJICA LAINEZ ste cuento pertenece al libro Misteriosa Buenos Aires Aires, colección publicada por primera ve% en 029:. *! ;D! <*;!L #agd #agdal alen ena, a, una una veci vecina na fea fea y cuar cuaren ento tona na,, se suma suma al cort corte$ e$oo f(ne f(nebr bree llor lloran ando do desconsoladamente y, contra todo protocolo, va haci=ndose un hueco hasta alcan%ar el sitio que le hubiera correspondido como viuda del virrey. ;ncluso su tenacidad es tal que hasta el mismo sobrino del ilustre muerto, compadecido, compadecido, le e+tiende e+tiende su mano protectora. protectora. > si bien ella pronto es ob$eto de las habladurías disimuladas de las otras vecinas, al fin logra la reverencia del mismísimo regente, má+imo funcionario colonial en ese momento y la conmi con mise serac ració iónn de los los más más alto altoss $erar $erarca cass virre virrein inal ales, es, aun aun de los los más más indi indifer ferent entes es y vani vanido doso sos. s. 5u triu triunf nfoo es tan tan rotu rotund ndoo que que incl inclus usoo sus sus cuat cuatro ro herm herman anas as,, siem siempr pree despreciativas despreciativas hacia la fea solterona, solterona, por ser agraciadas agraciadas y haberse casado con funcionarios
virreinales, terminan envidiándola y manteni=ndole un profundo respeto por el resto de sus días. La narración nos hace creer casi hasta el final que #agdalena había sido amante del virrey. > así permanecerá en la conciencia colectiva de esa peque)a sociedad hipócrita y pacata de la uenos !ires de fines del siglo ?3;;;. 5ólo descubrimos la impostura, cuando el narrador se encarga de aclararlo en el (ltimo párrafo. L C@*&'@3'&;D@ C@L@' *<'@ Aay quienes especulan acerca de que Pedro #elo qui%á sufría de -bilis negra/, dolencia que habría determinado sus cambios de humor y tambi=n su naturale%a distante, orgullosa y displicente B0. n el cuento, además, se hace hincapi= sobre la actitud orgullosa del quinto virrey. !simismo, el propio #u$ica Laine%, en su novela El viaje de los siete demonios, describe a la corte que acompa)a al Diablo como los demonios de los pecados capitales. no de ellos, Lucifer, personifica la soberbia, y en tal sentido hace ostentación de todo un c(mulo de recargados elementos heráldicos, que por su profusión y características se asimilarían a los blasones y escudos que cubrieron el catafalco del virrey #elo, cosa que además iría de la mano con la larga serie de títulos nobiliarios se)alados en el cuento. Para aumentar más la similitud con el persona$e del cuento, Lucifer, además de distante y orgulloso,“era negro como la noche”. 5in embargo, sabemos que el virrey #elo murió como consecuencia de un accidente con su caballo durante el reconocimiento fronteri%o que reali%aba en la anda @riental del ruguay y que en su agonía pidió ser enterrado en el convento de las capuchinas, del que era protector. 5u cara negra probablemente sólo se debió al gran derrame interno que determinó su muerte. Pero en lo personal, creo que el autor hace esas referencias a la oscuridad o la negrura simplemente para impregnar en el lector la idea de algo que no debe ventilarse a la lu% del día digamos, un amor turbio, oscuro, algo que habría sido un escándalo en el medio social que nos ocupa. n ardid para refor%ar más la imagen de que el amor oculto entre el virrey y #agdalena era un hecho solapado pero cierto. La actitud de #agdalena, al menos al principio, es tambi=n de alguien que mira a trav=s de persianas o aberturas entornadas, de alguien que se esconde, que oculta algo. D&!LL5 P'@L;E@5 #u$ica Laine% no de$a cabos sueltos en su narración. Por e$emplo" F GDe dónde sacó #agdalena sus ropas de lutoH Con seguridad no las mandó a confeccionar especialmente" no hubiera tenido tiempo, amen de que hubiera sido un despropósito. G> entoncesH 5e viste con las ropas que probablemente haya usado en ocasión del luto por su madre y su padre. n el cuento no se habla de estos persona$es, pero el hecho de vivir en la casa paterna y que sus hermanas imaginen al virrey pudi=ndola visitar con regularidad, sugiere que aquellos ya estarían muertos. F l camino desde el Iuerte hasta la iglesia de 5an Euan autista, con parada enla Catedral, es por lo menos de unas siete cuadras. l lento avance del corte$o admite tiempo suficiente para hacer verosímil que los circunstantes hablen entre dientes del escandaloso tema, pero tambi=n para que terminen admirando y respetando el supuesto dolor de la mu$er. F n aquellos tiempos, el tema de las preeminencias en un corte$o f(nebre era fundamental. La $erarquía de los cargos determinaba con rigurosidad el lugar de cada asistente, tanto en
la procesión como en los responsos. Jue #agdalena pueda infiltrarse sin obstáculos ni protestas entre las má+imas autoridades virreinales es insólito, pero perfectamente creíble dado el desconcierto que producen en esos funcionarios encopetados el terrible llanto de la frágil mu$er. F ;ncluso, el autor se da el lu$o de usar cierta ironía al bauti%ar a su protagonista como #agdalena, un nombre que recuerda a la seguidora de Ees(s de *a%aret, quien 6seg(n ciertas interpretaciones bíblicas8 antes de conocerlo llevaba una vida licenciosa y que luego de su conversión lloró en alguna oportunidad. C5&;@*5 A;5&K';C!5 > <@<'I;C!5 Pedro #elo de Portugal y 3illena murió el 09 de abril de 0121 de manera imprevista en Pando, actual ruguay, en via$e de inspección de fronteras mientras e$ercía su cargo de virrey del 'ío de la Plata. 5us restos fueron trasladados a uenos !ires una semana despu=s y enterrados con gran pompa en la iglesia de 5an Euan autista BM, donde a(n siguen sepultados a la derecha del altar mayor. Por entonces, las mon$as capuchinas 6Aermanas Clarisas8 tenían su convento en ese mismo lugar, de ahí la importancia de citarlas en la obra. *acido en 01NN, desempe)aba su gobierno desde hacía dos a)os y era en efecto el quinto virrey del 'ío de la Plata, pues lo habían precedido Pedro de Cevallos, Euan Eos= de 3=rti%, *icolás del Campo y *icolás de !rredondo. La magnificencia que el autor describe del sepelio del quinto virrey, al que asisten todas las autoridades coloniales, tanto civiles como eclesiásticas, corresponde a las costumbres de su tiempo y lugar, aun en los detalles más nimios. Por e$emplo" F Aasta la designación de !ntonio de @laguer y Ieli( 6M de mayo de 01218, estuvo interinamente a cargo del 3irreinato el regente de la 'eal !udiencia, enito de la #ata Linares, segundo funcionario de ese alto tribunal 6cuyo presidente era el propio virrey8. De ahí que la figura del regente tenga tanta significación en el corte$o f(nebre del cuento, pues aquel día era la má+ima autoridad virreinal. F La Pla%a #ayor es la actual Pla%a de #ayo, la principal de la ciudad de uenos !ires. l cuentista la llama la -pla%a inmensa/ y el mote no es e+agerado porque, además de la posible metáfora involucrada 6#agdalena la ve enorme, ya que nunca salía de su casa8, esta pla%a tiene una superficie equivalente a dos man%anas completas de terreno. F l Iuerte se encontraba al este de la Pla%a #ayor y de espaldas al río de la Plata, en el predio que hoy ocupa la actual Casa de
con determinado cometido relacionado con la religión, tales como vestir santos, organi%ar obras pías, etc. F l Consulado de Comercio B9 fue una de las principales instituciones oficiales del 3irreinato al igual que el Cabildo 6municipio8. 5e trataba de un cuerpo colegiado que funcionaba como tribunal comercial y sociedad de fomento económico. Dependía directamente de la Corona espa)ola y se regía por las normas que dictaba la Casa de Contratación de 5evilla. F l #arquesado de Casa Aermosa es un título creado en 019 por el rey de spa)a a favor de don Irancisco Eos= de #esa y Ponte, que fue más tarde intendente de Puno 6012:401298, por entonces distrito del 3irreinato. F l comandante de Iorasteros dirigía el llamado -atallón de Iorasteros/, cuyo nombre oficial era atallón de 3oluntarios spa)oles. staba conformado por milicianos peninsulares y tenía por misión custodiar la ciudad de uenos !ires cuando las demás tropas salían a campa)a. &odas estas autoridades coloniales están descriptas en el cuento como parte del corte$o f(nebre de quien fuera uno de los gobernantes más importantes del 3irreinato, colonia espa)ola que comprendía los actuales territorios de !rgentina, ruguay, olivia, Paraguay, además de peque)as porciones del este de Per(, norte de Chile y sur de rasil.
Misteriosa Buenos Aires: entre a !istoria " a #ara$ia a ciudad tiene sus historias, sus !ersonajes, sus encantos " misterios, " tambi#n sus narradores$ Aquellos que, como Mujica ainez en #isteriosa uenos !ires , se encargan de recorrerla " contarla !ara dejar imágenes indelebles en la memoria de sus lectores$ Mario M#ndez, que coordina el ciclo %iteratura e historia% organizado !or el Programa Bibliotecas para armar todos los mi#rcoles en la Biblioteca &erchunoff de la Asociaci'n (ebraica, escribe !ara Libro de arena un art)culo a !ro!'sito del film hom'nimo, !ro"ectado en el *ltimo encuentro$ En #l analiza los cuentos reunidos en el libro de ainez " establece las !osibles cone+iones entre historia " ficci'n$
%or Mario M&nde' Dice 'oger Chartier en Escuchar a los muertos con los ojos" -Las die% obras de teatro histórico compuestas por 5haQespeare y reunidas en el olio de 0MN ba$o la categoría dehistories, poco acorde con la po=tica aristot=lica, han conformado seguramente una historia de ;nglaterra más fuerte y más RverdaderaS que las relatadas por las crónicas en las que se inspiró el dramaturgo. n 02:, el diccionario de IurTtiere registra a su manera esta pro+imidad entre historia verídica y ficción verosímil cuando designa la historia como Rla narración de cosas como han pasado, o como podían pasarS. La novela histórica, que ha
sacado buen provecho de tal definición, asume en nuestro presente la construcción de los pasados imaginados con una energía tan poderosa como aquella que tenían las obras de teatro en tiempos de 5haQespeare o Lope de 3ega/. 5irva esta larga introducción para empe%ar a comentar una colección de cuentos que integra el canon de nuestra literatura nacional. #e refiero a Misteriosa Buenos Aires, esa suma monumental de cuentos ordenados cronológicamente por #u$ica Laine%, que comien%a en la uenos !ires reci=n fundada por Pedro de #endo%a en 09N 6-l hambre/8 y culmina en la decadencia de la impostada aristocracia criolla, en 02:7 6-l salón dorado/8 siempre, por supuesto, con uenos !ires como escenario fundamental. > la referencia a lo cronológico, a la Aistoria, a las cosas como han !asado o como !od)an !asar son casi obligadas. Porque luego de leer Misteriosa Buenos Aires nos quedamos con la sensación de que sabemos más de la ciudad que si hubi=ramos leído un documentado libro de Aistoria. Porque #u$ica Laine%, con sus cuentos, ha logrado reconstruir, para sus lectores, con poderosa energía, una uenos !ires en la que estamos seguros de que todo lo que nos cuenta ha pasado, o pudo pasar. Pero Misteriosa Buenos Aires no es, estrictamente, una colección de narrativa histórica. n parte lo es, qui%ás. > es tambi=n mucho, muchísimo más que eso. #u$ica Laine% da cuenta, en sus cuarenta y dos cuentos, de prácticamente todos los momentos imprescindibles de cuatro siglos de historia porte)a. !llí están las dos fundaciones, la pesada sombra de la ;nquisición, las costumbres de la aldea que siempre presumió de lo que no era, el tráfico de esclavos, las invasiones, la revolución, la independencia, el gobierno de 'osas y su caída, la generación del UO: y la decadencia de las familias patricias. !llí está todo eso, pero hay más. Porque #u$ica Laine% se permite homena$es 6el tan conocido -l hombrecito del a%ule$o/, re4versión de -&ini/, de duardo Vilde, que además es uno de los protagonistas del cuento que lo homena$ea, como tambi=n lo es stanislao del Campo en -na aventura del pollo/, cuentoWpoema gauchesco, homena$e al austo criollo- o ese otro homena$e a 5antos 3ega, en -l ángel y el payador/, contado desde la vo% de un gaucho relator, que empie%a con un clásico -sto sucedió, se)ores, allá por los a)osX/8. 5e permite, #u$ica Laine%, tambi=n las burlas más sutiles,
como en -#emorias de Pablo y 3irginia/, donde da cuenta del esfuer%o de los lectores que no logran terminar el novelón de ernardin de 5aint4Pierre, o se ríe Wríen los libros4 de las traiciones cobardes de Pedro de !ngelis. > a lo largo de la colección va variando el tono, la cuerda que toca, con equilibrio y con gracia, desde los acontecimientos más trágicos 6-l hambre/, -Los pelícanos de plata/, -l espe$o desordenado/, -&oinette/, -La casa cerrada/8 a los casi bucólicos 6-La fundadora/, -l libro/ Whomena$e, de paso, al.uijote4, -Crep(sculo/, -La adoración de los 'eyes magos/8. Logra, además, cada ve% que se lo propone, y lo hace a menudo, transmitir un tono de mórbida sensualidad" allí están los amores imposibles de la sirena por el mascarón de proa 6-La sirena/8, de la mesti%a ;n=s por el dragón británico, resuelto en la desnude% magnífica de la muchacha subida a un árbol y en el grito desgarrado de Eohn DraQe, el pirata condenado que muerde los barrotes de su celda 6-La enamorada del peque)o dragón/8 aparece la sombra del adulterio, real o sospechado 6en -l espe$o desordenado/8 la lu$uria 6en don 'ufo y sus dos mu$eres, de el -l sucesor/8, el amor, otra ve%, no por apenas esbo%ado menos imposible, de la pulpera por el $udío errante 6-l vagamundo/8. > la soledad, un tópico casi obligado en la ciudad enclavada en la pampa" la de la fundadora, la del payaso triste que mata a la mascota en la que se ve refle$ado 6-l tapir/8 o la del estudiante pobre en -l amigo/. Iinalmente, dos (ltimos se)alamientos. La maestría narrativa y el uso de lo fantástico. Para dar cuenta de la primera, valga el breve análisis de -l ilustre amor/. ste cuento e+quisito temati%a, con la escenografía de la uenos !ires virreinal, la cuestión retórica de la verosimilitud. !van%a la pompa f(nebre del 3irrey recientemente fallecido, y la protagonista, #agdalena, solterona encerrada en su casa, tiembla ante la disyuntiva de salir o no. Le late locamente el cora%ón" Gse animará a salirH !l fin lo hace, y rompiendo todas los rigores de la etiqueta, se impone en ese velorio, a fuer%a de llanto, de desconsolado y amoroso llanto. !l punto que conmueve a casi todo el mundo, y mueve a celos a sus hermanas casadas, a admiración a sus cu)ados. #agdalena, la solterona, parece que ha tenido, oculto para todos, un intenso romance con el 3irrey muerto. &odos los persona$es que la rodean lo creen así, así lo creemos los lectores. > en el final, triunfante en su llanto,
en el reconocimiento que uenos !ires ha hecho de su dolor, #agdalena se encierra en la casa de la que ya no saldrá, a -esas salas que abandonó por (ltima ve% para seguir el corte$o mortuorio de un 3irrey a quien no había visto nunca/. Punto final del cuento perfecto. &odos nos quedamos pasmados. Aasta el (ltimo renglón del cuento habíamos creído, como las hermanas, como los cu)ados, como todo uenos !ires, que #agdalena y el 3irrey habían sido amantes. na lección magistral del narrador" sorprende, enga)a, maravilla. De lo fantástico, sólo unas (ltimas palabras" allí está el fantasma de la hermana asesinada de Catalina, subiendo a la galera y de$ando a su asesina sola en la inmensidad del desierto 6-La galera/8. !llí están, tambi=n, el espectro de la muerte conversando con el hombrecito del a%ule$o el ángel que se de$a vencer y reivindica a 5antos 3ega la negra que se transmuta en el cuerpo de la ni)a 6-La hechi%ada/8, la bru$ería del mago que venga el robo de su anillo en -l ar%obispo de 5amos/, con una picadura de víbora ordenada a la distancia allí nos sorprenden las manos al%adas 6sorpresivamente al%adas8 de la imagen de madera de una mu$er desnuda, que ha abra%ado hasta la muerte a su desquiciado creador 6-l imaginero/8. n todos estos cuentos, y en varios más, #u$ica Laine% apela a la me$or tradición del cuento fantástico. *os sorprenden, nos conmueven, los giros, las apariciones, los fantasmas. s como si el autor, al despedirse, nos de$ara dicho, casi diría que a media vo%, que en uenos !ires la presencia de lo fantástico, de lo misterioso, es una presencia más, una presencia cotidiana que acecha en todas partes.