EL CEREMONIAL DEL MAITHUNA TÁNTRICO
Siva-Shakti sosteniendo en sus manos el símbolo lingam-yoni (falo-vulva sagrados)
El maithuna tántrico es la antigua ceremonia donde los yoguis tántricos se unían sexualmente para reproducir la danza cósmica de lo femenino y lo masculino sagrados representados en la tradición tántrica a través de las figuras de Siva y Shakti, la esencia masculina y femenina del Espíritu Uno, Dios/Diosa indiferenciado. Impregnándose de la divinidad de lo femenino y lo masculino sagrado, los tantricas sacralizaban el mundo de la materia y daban a la energía sexual su verdadero papel de fuerza alquímica y de unión de cuerpos y almas. Aunque fuese por un tiempo, los tantricas, hombre y mujer, se imbuían del carácter divino de Siva y de Shakti contemplándose el uno en el otro y a través de esa contemplación de lo divino en el/ella, traían, bajaban a la tierra, la conciencia del amor absoluto, el amor incondicional que transciende el ego emocional y sus diferentes manifestaciones de posesividad, posesividad, dependencia dependencia y apego.
Siva y Shakti representan en la tradición tántrica la esencia del principio masculino y femenino, creador del universo, en eterna danza y unión. La polaridad de Siva se refleja, como narra el Linga Purana, en que él/ella es el andrógino, el dios mitad hombre y mitad mujer, que surgió de la frente de Brahma. De la mitad izquierda del cuerpo de Siva surgió el género femenino de la especie humana y de la derecha el masculino [obsérvese la relación mitad izquierda – hemisferio cerebral derecho y mitad derecha – hemisferio cerebral izquierdo]. En el principio no había diferenciación, sólo existía el Uno indiferenciado. En el Siva Purana se narra cómo Brahma, el dios de la creación, no podía poblar la tierra hasta que Siva no generase la dualidad del sexo femenino y masculino. Por ello meditó profundamente en el ardhanarisvara, la forma de Siva que se encuentra unida perpetuamente con su parte femenina, la Gran Diosa que es su energía, Shakti. Siva, complacido por las meditaciones de Brahma, accedió a los deseos de éste y se dividió en una mitad masculina y otra femenina; de ésta última emergió la Gran Diosa, la Energía (Shakti) en la que quedaron recogidas todas las cualidades de Siva en el universo y se encarnó en una maravillosa mujer que fascinó al mundo entero con su poder mágico de ilusión (maya).(1) El hinduismo tántrico, recogiendo el concepto védico de maya o ilusión, establece bien claramente el significado de lo femenino, como energía de manifestación del universo. Lo femenino es la energía creadora que podemos ver plasmada en todas sus manifestaciones en el mundo, en la capacidad procreadora del útero femenino, en la energía creadora de la madre tierra. Es la gran sacerdotisa sagrada, la gran maga del universo. La ceremonia del Maithuna tántrico era tradicionalmente una ceremonia grupal donde la energía del grupo se sumaba y apoyaba a las diferentes parejas participantes. Desde la mentalidad morbosa occidental esto nos puede parecer inimaginable. Nada más lejos de todo lo que la mente pueda fabricar con su imaginación. La ceremonia del Maithuna supone una profunda sanación de nuestra relación con el sexo opuesto, con la sexualidad y con nosotros mismos. El Tantra no pretende reproducir nuestro desequilibrio inconsciente,
sino sanarlo. No se trata de orgías, sexo en grupo o ceremonias de desenfreno egoico. Todo lo contrarío, el Tantra lo que pretende es llevar luz a la oscuridad, conciencia a la sombra oculta que nos domina desde las profundidades de la mente inconsciente. Y que mayor sombra en la humanidad que todo lo relacionado con la sexualidad y la relación femenino-masculino. El Maithuna se realiza alrededor de un altar central que simboliza el mandala, el círculo de la creación. Alrededor de este mandala, cada pareja construye su propio altar, su círculo sagrado, que simboliza la unión que trasciende el ego individual. Ese círculo sagrado de cada pareja es su protección y la garantía de intimidad. Aunque parezca inconcebible, no hay algo realmente más profundamente íntimo que una ceremonia de Maithuna. La intimidad y la energía de unión generada por la intención de la ceremonia se propaga a todo el círculo de participantes creando una gran energía de grupo que se eleva hacia el amor y hacia la consciencia. Las parejas comparten prasat (comida bendecida), danza, canto, masaje. La unión sexual tántrica trasciende todos los objetivos de la mente común presentes en nuestra relaciones. La pareja tántrica no busca grandes placeres autogratificantes. El mayor placer viene de la fusión del uno en el otro que los tantricas consiguen uniendo sus energías. Dos se hacen uno para disolverse en el éxtasis del no-yo. El verdadero orgasmo cósmico no es otro que el estado de no-mente y a la vez de presencia completa. La pareja tántrica hace del acto sexual un acto de disolución el uno en el otro, de meditación que no excluye el fuego de la energía sexual. La energía sexual convertida en lo que realmente es, la Kundalini, el fuego del Espíritu en la materia, eleva la vibración de nuestra células y nos permite llegar a estados no ordinarios de conciencia donde las fronteras entre un cuerpo y otro, entre una mente y otra, se diluyen. ¿Donde deberíamos llegar cuando ya estamos? Esa es la verdadera sanación de la mente emocional siempre enfocada en el tiempo/objetivo. La ceremonia del Maithuna tántrico exige un gran trabajo de sanación previo, de limpieza de nuestro cuerpo energético, de nuestro cuerpo emocional y mental. Por eso no puede realizarse en un corto periodo de tiempo. Exige disponer de días de depuración a través de prácticas de yoga tántrico, de
respiración, de dinámicas de desbloqueo y de recapitulación de nuestras emociones y nuestro pasado. De trabajo en la naturaleza que nos permite recargarnos y reequilibrar nuestros lados femenino y masculino con la energía de la Madre Tierra y los elementales, de control de la alimentación que permite liberar el cuerpo físico de todo el exceso e intoxicación acumulados. Todo este trabajo previo es imprescindible para poder llegar a un estado de entrega, de silencio y de apertura del corazón donde se produzca la experiencia del reconocimiento de nuestra propia divinidad y de unión a lo que nos rodea. Antiguamente las ceremonias de Maithuna iban precedidas de largos periodos de ayuno, de abstinencia sexual y de todo tipo de limpiezas yóguicas. El camino del Tantra, como todos los caminos espirituales, era un camino lento que implicaba toda una vida de trabajo. Pero eran otros tiempos y otra energía. En la antigüedad prácticamente no se consideraba la posibilidad de la iluminación en la propia vida, cosa que se postergaba comúnmente para posteriores encarnaciones. De alguna manera, la mayoría de las tradiciones espirituales orientales quedaron atadas a la idea de la rueda del samsara o rueda de las reencarnaciones y al concepto de liberación a través de la muerte física. Aunque Buda con su ejemplo nos vino a mostrar la posibilidad de la liberación en la propia vida y Jesucristo nos mostró la ascensión física, la inercia de la tradición ha pesado y sigue pesando mucho en el mundo del yoga, del budismo... Pero ahora ya no hay tiempo. Estamos al final de un ciclo y al comienzo de otro que implica un despertar generalizado. Estamos en un momento de ascensión de la tierra y de nuestra conciencia que no nos permite dejar las cosas para una encarnación futura. El momento es ahora e incumbe también nuestro cuerpo físico actual. La ascensión supone un despertar a la conciencia de nuestra naturaleza divina y a trascender la vieja idea de la muerte física. Por eso ahora el Tantra está repuntando con tanta fuerza en el mundo. El Tantra es la vía de la no dualidad, de lo sagrado en todo, de la unión del cielo y de la tierra, de la materia y el espíritu. Aunque para algunos puristas de la tradición pueda parecer completamente heterodoxo e incluso aberrante y lejos de todas las normas de la tradición, el pretender una ceremonia de Maithuna para "gente normal" en un encuentro o curso de
una semana de duración, eso no es lo importante. Lo importante no es ya la tradición en sí. Lo importante es la inimaginable sanación que se puede producir y produce en la mayoría de las personas con sólo acercarse a la experiencia del Maithuna, o mejor, al ensayo de una ceremonia de Maithuna. Porque lógicamente, un encuentro de iniciación al ceremonial tántrico del Maithuna, es sólo un ensayo. Pero un ensayo poderoso, a través del cual muchas personas pueden conocer un antes y un después y acceder a una nueva visión del mundo muy lejos de la conciencia colectiva imperante. Estamos en un momento de apertura, de unión de todas las cosas. Por eso las viejas tradiciones ocultistas y secretistas, que tuvieron su tiempo, ya no tiene cabida. Ahora la información está disponible para todos. Se ha acabado también la noción del "gurú", como responsable o intermediario entre tu y el Espíritu. Cada vez más la conexión directa está disponible para todos y así, desde la energía del corazón, cada uno de nosotros somos nuestro propio gurú, cuando oímos la voz de nuestro Ser interno. El Tantra es "algo muy fuerte". Lo primero que te dice es que te olvides de tus opiniones, de tus visiones de como son las cosas y el mundo y de tus procesos razonantes que en tanta estimas tienes, si es que quieres llegar por lo menos a atisbar la verdad. En el estupendo libro de Daniel Odier, "Tantra: La Iniciación de un Occidental al Amor Absoluto", se recoge la Iniciación al Tantra a la que una yoguini tántrica de Cachemira le sometió al autor: durante meses su relación se limitaba a parcas conversaciones y estados de silencio, donde ella tocaba una campanita en el momento que la mente de él se perdía en pensamientos, amén de visitas a leproserías donde el se veía obligado a trascender sus escrúpulos, abriendo el corazón y abrazando a leprosos en estado avanzado de la enfermedad, y a largas noches en mitad de la selva, debajo de un árbol, enfrentándose a todos sus miedos y fabricaciones mentales en la oscuridad. La primera vez que asistí a un encuentro de Tantra, de una semana de duración, hace 14 años, iba lleno de expectativas respecto a lo que sería eso de la sexualidad tántrica y a las maravillas siempre ocultas y ansiadas en mi que me iba a poder permitir vivir. Pasados cuatro días, me preguntaba, junto con otros del curso, donde nos habíamos metido. No
había respirado más en toda mi vida, me habían enterrado toda una noche y había experimentado todo tipo de emociones que normalmente guardaba cuidadosamente. Cuando oía al maestro hablar de lo que suponía entregarse y "abrir el corazón" me sonaba a algo exotérico y sin sentido. ¿A quién demonios me tenía yo que entregar? Cuando finalmente apareció la sexualidad tántrica en todo su esplendor, a muchos de nosotros se nos saltaban las lágrimas. Ahí estaba lo que anhelábamos que no tenía mucho que ver con lo que creíamos que queríamos. El corazón se había abierto un poquito. Era el principio... Quizá sólo el chamanismo se acerque a la radicalidad (por autenticidad) del Tantra. Aunque el chamanismo del Gran Espíritu nunca ha trabajado la sexualidad, que también ha sido apartada cuidadosamente como en la mayoría de vías espirituales. Ahí está el gran poder transformador del Tantra: una vía espiritual sin concesiones al ego y su visión del mundo, que toca la totalidad de lo que somos, tierra y cielo, espíritu y materia, amor y sexo.
El Maithuna Tántrico El ritual sagrado de La Gran Unión Después de haberse bañado ambos en un delicioso, perfumado, espumoso y afrodisíaco baño, se dirigen cogidos de la mano a la perfumada estancia. Su amado ha realzado su belleza colocando collares en tobillos y cintura, ha pintado su cuerpo, le ha lavado sus pies y honrado como si de una Diosa se tratara. En el centro del mandala, el círculo cósmico con un triangulo de poder en medio de la luz de las velas, los inciensos y demás perfumes, su piel brilla iluminada por el amor reflejando el fulgor de mil estrellas. Ella es la Shakti, la maga, la amada, la Diosa,... encarna el poder de la luna y el esplendor fecundo de la naturaleza.
Su amado, su adorador, su Siva, se acerca, le ofrece una copa de vino pintándole una media luna o un punto rojo de pasión en la frente. Coloca la mano en su corazón mientras ella hace lo mismo para abrir sus chakras cordiales y estimular el poder del amor en cada uno de ellos. Siva lleva un pedacito de carne a la deliciosa boca de Shakti. Shakti lleva un pedacito de pescado a la boca de Siva. Mutuamente se dan al disfrute de otros manjares afrodisíacos que van estimulando poco a poco su pasión (1). Sentados con piernas cruzadas uno frente al otro, se miran a los ojos, se miran hasta lo mas profundo, hasta descubrir el brillo del alma enamorada en el fondo de su ser. Shakti lleva su mano izquierda al corazón de Siva, mientras su amado hace lo mismo, sus manos derechas permanecen cogidas formando un maravilloso círculo de amor. Crean un puente energético entre sus mutuos corazones, un puente de luz que une sus almas a través de las manos, la mirada directa y profunda de sus ojos. Sienten los latidos de su corazón, sienten su reparación, van poco a poco armonizándose, uniéndose, fusionándose como si fuese un único corazón quien palpita en cada uno de ellos, como si fuesen una sola respiración vivificando sus cuerpos. Una misma alma sintiendo lo mismo en cuerpos diferentes. Se regocijan en el amor que reciben y el amor que dan, en el amor que viene, formando un círculo de energía que recorre los cuerpos. Se regocijan en el mutuo embeleso que va llenando de amor, ternura y sensualidad cada una de sus células como un dulce y húmedo perfume. Cuando Shakti se siente preparada se sienta encima de Siva, abrazándolo con piernas y brazos, juntando ambas frentes, fusionándose, siendo uno en el profundo estremecimiento del abrazo cósmico, Tántrico... Comienza el beso suave, profundo sin que el tiempo y el espacio importe, sin que nada importe, unos mismos labios y dos lenguas absolutamente entrelazadas acariciándose amorosamente, sin prisas, sin pensar, fluyendo hacia la vacuidad. Siva hará brotar con cada una de sus delicadas caricias un río de estrellas ardiendo en cada poro desnudo del cuerpo de su amada. Van a hacer el amor sublime y sensualmente. Shakti introduce suavemente, sin prisas el lingam, el tallo de jade, de su amado en su sagrado templo, su yoni, el palacio de jade. Shakti se abandonará a esa marea cósmica que va iluminando todo su cuerpo, dejará que los ríos de gozo vayan empapando todo su ser. Él sentirá la excitación de ella con la misma delicia y delicadeza de quienes se calientan en una hoguera en las frías mañanas de invierno.
El calor de ella será su calor, el gozo de ella será su gozo. Siva nunca buscará su propio placer, el orgasmo de ella no es el final sino el principio de la fiesta, el comienzo de la verdadera celebración. Shakti aunque está abandonada a la marea de sensaciones hará todo lo posible por transmitir lo que siente a su amado, son ahora una misma alma, un cuerpo fusionado donde los egos han desaparecido por completo. Donde cada uno se esfuerza por buscar el placer, el disfrute y sobretodo el crecimiento del otro. El orgasmo no es el final de la fiesta sino el principio de la celebración. Permaneced unidos, meditar, relajaos, disfrutar de él, prolongadlo, liberaos de todo lo que pesa, soltar, abandonaos por completo, id más allá sin miedo a nada, buscaos, exploraos, experimentaos,... Sois un único cuerpo tened el valor de fusionaros, entregaros el uno al otro, abandonar vuestro ego, creced,... Entregaos al estremecimiento del absoluto silencio, no penséis nada, sentid, que no se apague la llama en sólo un simple y desahogo sexual, no perdáis el tiempo en cosas primitivas, ¡¡evolucionad, tened la valentía de ir más allá del placer sin miedo a nada!! Ella es la maga que encarna los poderes del universo. Él ha sabido respetarlos, el temblor cósmico que experimenta el cuerpo de su amada es su propio estremecimiento y el mar de delicias que la ha llenado por completo se desborda impetuoso para empaparlo también a él. El río desbordado de energía fluyendo de ella provoca también abandonarse a él. Él se va con su amada y ella le lleva hasta lo más profundo de un orgasmo cósmico. Al final se dan cuenta que no son hombre y mujer sino puro amor cósmico lleno de luz y de gozo con que fue creado el universo. Han hecho el amor siguiendo el ritual mágico de los antiguos Tantricas, más allá del placer que nunca termina, han descubierto su verdadera identidad universal. Esa es la verdadera luz que ahora ilumina sus cuerpos, el verdadero gozo que permanecerá en ellos días y días. Recuerda siempre:
- Dar es lo mismo que recibir, por tanto, da a tu pareja aquello que te gustaría recibir, complácela si deseas ser complacido. - Si tienes prisa por llegar al final, te perderás la gloria del principio y el estremecimiento del durante acabara pronto, es absurdo terminar cuando hay placer, es masoquismo tener prisa cuando se está disfrutando. - El sexo libre y el amor libre son cosas completamente diferentes, el sexo libre
tiene miedo del amor y del enamorarse, reprime el amor, por tanto, persiste y se crean dependencias afectivas que luego son rotas violentamente, sin perdón y con mucho rencor cuando la relación termina. El amor libre es consciente, puro, sin dependencias, condicionamientos ni apegos, cuando termina la relación, continúa el amor... El amor libre sólo es para los que buscan la consciencia, la elevación, la luz, el conocimiento; el sexo libre sólo para los corazones y mentes limitadas y primitivas. - El amor nunca te hará sufrir, sólo te hace sufrir tu ego posesivo que cree poseer algo que no es tuyo. Las personas no somos objetos que poseer. Tu no perteneces a nadie más que a Dios, yo no pertenezco a nadie más que a Dios. Cuando te acostumbres a amar sin poseer, ese día crecerás y te liberarás del sufrimiento causado por una pérdida que sólo es real en tu orgullo. Es comprensible y humano que cuando uno está enamorado no quiera que su pareja se marche, pero recuerda, tú no eres su dueño y no puedes prohibirle nada, ¡¡evoluciona!!. Si en realidad te ama nunca se marchará de tu lado, si se marcha es que no te ama, y ¿para qué quieres a alguien que no te ama a tu lado?. El verdadero romance es el mito de la vida, la aventura estupenda del hombre y la mujer juntos, descubriendo a través del amor, a través del otro, que no hay muerte, no hay final en la vida o el amor que no se aferra o teme. NOTA: En el ceremonial del Maituna se realiza el ritual de los cinco elementos (Pancatattva). En este ritual la pareja tántrica ofrece el uno al otro, para su degustación, una muestra simbólica de los cinco elementos: vino-aire, carnefuego, pescado-agua, cereales y fruta-tierra, el quinto elemento estaría representado en sí por la presencia de lo femenino en ambos-eter. El ritual de Pancatattva reviste también un simbolismo de desapego: el tantrica no se apega a ninguna norma de Maya y como símbolo de ese desapego, come y bebe ritualmente alimentos considerados como tamásicos y que apartan de la vía del yoga (carne, pescado, vino).
Rituales Sexuales tántricos
Ritual tántrico representado en esculturas El tantra no es el inventor del ritual sexual. Hay evidencia de ellos en muchas sociedades. El día de san Valentín desciende de los festivales lupercalianos del siglo 1 en Roma. Se honraba a la diosa del amor Juno. Consistían en un ritual donde los participantes escribían su nombre en un papel y las parejas eran seleccionadas al azar. Esta costumbre evolucionó hasta lo que hoy hacemos de
enviar tarjetas el 14 de febrero., Algo similar sucedía en el carnaval donde nada esta prohibido en esos días. En la india hay algo similar en donde existe el día de las plantas; donde casi nada está prohibido. El propósito de los rituales sexuales normalmente es honrar la divinidad para asegurar las cosechas. Las fiestas dionisiacas dieron origen a las orgías y al hedonismo. Todos los ritos sexuales son sinónimo de abundancia. Abundancia de granos, de niños, de confort ( buen clima ). Cuando una sociedad experimenta la abundancia, se vuelve más liberal en el aspecto sexual. Se repite desde los griegos, los romanos, los etruscos e incluso los prósperos victorianos. Esta liberalidad, se encuentra varias veces en el antiguo testamento. En mi experiencia los rituales sexuales es la última expresión de la inclusión del tantra en una comunidad. No todos los tántrikas practicas ritos sexuales. El ritual tántrico es muchas veces incomprendido en su propósito y en los detalles del mismo. De hecho el ritual sexual fue la única forma en la que sané mi sentimiento de celos, donde se escondía muy adentro mi noción de que estaba separada de Dios. En el tantra existen dos rituales principales, el maithuna y la chakra puja. El maithuna es una celebración de los placeres sensoriales y la chakra puja es una extensión de los ritos de fertilidad donde la cópula colectiva era ejecutada en los campos con el fin de promover la fertilidad no sólo en el humano, sino en los animales y las plantas. Chakra puja se traduce como fiesta practicada en círculo. El maithuna y la puja tienen el propósito de transformar la conciencia y al final iluminarnos. La meta es experimentar la divinidad, la luz de Dios dentro de nuestros compañeros. Ambos rituales incluyen 5 pasos o makaras. Los makaras son 5 aspectos prohibidos por otras doctrinas. El tantra afronta estas doctrinas directamente haciendo lo contrario. Incluyen el beber alcohol, comer carne y pescado, granos afrodisiacos y la relación sexual. El chakra puja tiene un mal concepto si lo juzgamos con nuestra perspectiva occidental. Estamos condicionados a que está bien y que está mal, en específico cuando se trata de sexo. Las niñas y niños buenos solo hacen cosas normales, y lo que se sale de esos parámetros se considera lascivo o sucio. Pero el propósito de dichos rituales es altamente espiritual. La puja se lleva a cabo en un grupo de 8 parejas en luna llena. En la luna llena no es un día en donde por ejemplo se planten semillas; para la mujer se considera el inicio de la menstruación como su luna llena. Por lo tanto el hombre no debe eyacular en una chakra puja. La puja honra a la fertilidad y el principio femenino o shakti. En la chakra puja, Las parejas cambiaban de compañero ya sea al azar o por guía del gurú. Las nuevas parejas se “casaban” por esa noche. Esto es
totalmente diferente al maithuna en donde el objetivo es una reafirmación de la relación que tenemos con nuestra pareja. Prácticamente, compartir con un extraño una noche significa dejar ir la idea de que nuestra pareja es la única persona digna de recibir nuestro amor y cuidado. Es más simple ver la divinidad en mi pareja; más si tenemos hijos que verla en un extraño. Imagínate si el extraño además es un perfecto idiota. Pero la meta es ir más allá de las expectativas que tengo acerca del amor. El propósito de la puja es experimentar el amor incondicional; no hay otro propósito. Las parejas comparten los 5 makaras y consuman su “matrimonio” con una cópula extremadamente controlada. No hay casi movimiento.. Toas las parejas están conscientes de la divinidad de su compañero y se enfocan en la energia que fluye hacia ellos. El gurú guía a las parejas en varias posturas y en técnicas de respiración. La meditación termina cuando las mujer alcanza el orgasmo y el hombre mantiene su energía al no eyacular y transmutarla hacia arriba con el fin de transcender su propia conciencia. La práctica.
Cuando experimenté mi primera puja, el evento me marcó profundamente en mi conexión espiritual hacia otros. También la relación con mi pareja tántrica se vio reforzada ampliamente. Se convirtió en mi mejor amigo, mi confidente y soporte. Antes de ello yo deseaba con él, algo más que una relación tántrica. Un día acepté el hecho que no habría más y mi conflicto terminó. Invité a mi novio a la puja. Él tenía la mente abierta para ir. Se había cumplido el primer paso. Un novio que estaba genuinamente interesado en el Tantra. Yo estaba nerviosa, nunca había estado en un taller donde el cierre fuera una chakra puja. No deseaba compartir a mi novio en una habitación llena de otras mujeres y por lo mismo ver a hombres que babearan por mí. Hasta ese momento mis experiencias tántricas eran monógamas y sólo con mi pareja tántrica. Discutimos el punto mi novio y yo ampliamente, Confesamos sentir miedo, ansiedad, excitación; esa gama de emociones que el sexo trae consigo. Acordamos que en el puja seguiríamos juntos y que no nos enrollaríamos con extraños. Aun así yo estaba horrorizada con los pensamientos de ver a una docena de mujeres jóvenes pululando alrededor de mi novio. Bellas princesa tántrikas dejándome a mí tirada en una esquina recogiendo el polvo. Mi novio deseaba aliviar mi dolor, así que hicimos un segundo acuerdo . Yo podría decir en cualquier momento en que estaba de acuerdo que mi novio hiciera y y en que no estaba de acuerdo. Finalmente acordamos que cualquiera podía vetar cualquier práctica que le fuera sugerida al otro. La comunicación sigue siendo el mejor camino hacia la unidad con lo absoluto y además es un gran afrodisíaco. En el taller había unas 40 personas. Los guías nos dividieron en grupos de 8. Pusieron unas cuantas reglas. La primera, la ropa era opcional. Segundo, nos
animaron a que hiciéramos el amor en público y no en privado. Imagínense la inseguridad que nos causó de inmediato esta desviación de un “comportamiento normal”. Nuestro grupo llamado Isis, inició 3 días de convivencia. Hay algo que la desnudez acelera, te permite compartir más en mucho menos tiempo. Hicimos prácticas juntos de visualización y respiración. Nos bañábamos en albercas juntos, tomamos el sol juntos, incluso algunos durmieron el mismo cuarto que otros. Aun así nadie hacía el amor. Éramos personas conociéndose unos a otros. Aprendiendo cosas fundamentales sobre el tantra. La anticipada chakra puja sería el sábado en la tarde. En ese momento no sabía adonde se habían ido mi paranoia y mi miedo. Estaba tranquila y en paz. Me sentí muy cerca de mi novio a pesar de que no habíamos hecho el amor y no habíamos tenido un momento a solas. Ninguno había usado el derecho de veto mutuo; aunque yo me sentía tranquila al saber que tenia esa posibilidad. El sábado no preparamos para la celebración. Había dos requisitos, ir vestidos sensualmente y traer comida para ofrecer a los demás. Las mujeres nos reunimos y nos ayudamos a bañarnos, a peinarnos y a vestirnos unas a otras. La comunión entre mujeres nos hizo ver que no eran enemigas. Nos preparamos una a otra como divinidades. Antes del crepúsculo entramos a un cuarto donde los hombres nos esperaban ya hace rato. Nos sentamos en círculo tomándonos de las manos y oramos para sanarnos y transformar nuestra conciencia. Al centro del círculo había unas rocas. Cada uno tomamos una, la cual simbolizaba nuestro apegos, resistencias y los bloqueos que quisiéramos dejar ir. Entonces lanzamos las rocas en un cajón de arena dejando ir lo que quisiéramos. Yo no sabía que dejar ir hasta que estuve frente al cajón. Ahí dije; dejaré huir mi miedo de amar. A pesar de años de práctica tántrica, había cosas que aún me pesaban. Cuando todos terminamos este ritual, las rocas fueron puestas en una hoguera. Parecía que las llamas consumían las rocas, limpiando los escombros de todo el grupo. La música inició, comenzamos a compartir los alimentos, comiendo pequeñas cantidades de cada tazón. Sentí mi corazón abrirse, lleno de una conexión profunda con el grupo. Todos me parecían bellos, puros y perfectos para mí. Con nuestros paladares saciados, era hora del círculo ritual. Las mujeres salimos del círculo y los hombres permanecieron sentados. Cada mujer de frente a un hombre. La música se intensificó. Honrando a cada hombre, las mujeres bailamos lentamente alrededor del círculo. Nos convertimos en la encarnación divina. La madre, la hija, la hermana, la mujer seductora. La energía de la madre tierra subió por nuestros pies, por nuestra espalda y hasta nuestro corazón. Con cada inhalación traíamos a la madre divina y con cada exhalación tocamos los corazones de los hombres profundamente,
Después los hombres bailaron para las mujeres. La euforia que experimentábamos se convierto en gozo. ¿Quién no se deleita viendo a los hombres bailar para las mujeres ? Nos honraban ahora. Su danza era de deseos, el deseo de tratar de entender y contener dentro de ellos toda la sensibilidad y la incertidumbre que son característica de las mujeres. Ellos eran los maestros y guías, pioneros de la libertad, guardianes de la integridad. Eran el padre, el hermano, el hijo. A través de su danza dejamos ir nuestros juicios liberando todo pensamiento excepto la conciencia de la divinidad dentro de cada uno de ellos. Nos reunimos después con nuestro grupo. Era hora del masaje ritual. Los guías nos dijeron que podíamos hacerlo con nuestra pareja o con otra persona como se acostumbra en la chakra puja. Sin una sola palabra mi novio y yo sabíamos lo que deseábamos. Igual pasó con todo nuestro grupo. Éramos 8 personas con una sola mente. Haríamos el ritual juntos como una unidad. Mi corazón explotó lleno de amor y paz. Con aceite de masaje ungimos a nuestra familia. Pasaron por pares. Mientras un hombre y una mujer permanecían en el piso, otros tres los masajeaban; después de un rato cambiaban de receptor. Fuimos instruidos de canalizar la excitación de este ejercicio hacia nuestro corazón enfocándonos en la divinidad del hombre y la mujer frente a nosotros. En este momento no había dificultad para concentrarse, aún con la energía sexual fluyendo a través de nosotros. Quizás era fácil porque cuando yo veía la cara de otros sólo veía conciencias dichosas. Cuando masajeaba no veía sino perfección en cada hombre o mujer de Isis. Había profundidad en cada uno de ellos, vulnerabilidad, fuerza y potencial. ¿Porque no observé todo esto antes? ¿Porque perdí el tiempo juzgando, sintiéndome amenazada o creyendo que era diferente o que estaba separada de mi novio, de mis amigos, de mis hermanos, de mi familia ? Mi novio y yo fuimos los últimos en ser masajeados. El sentir seis pares de manos amorosas manipulando mi cuerpo me llevó más allá de lo que yo conocía. Me llevó a un placer profundo. Era como si cada pulgada de mi cuerpo pudiera alcanzar el orgasmo con ser tocado. Por primera vez en mi vida, me dejé ir, dejé a mi cuerpo recibir, no puse barreras. Hilos de lágrimas corrieron por mi cara, había gozo, alivio y tristeza por todas las veces que no pude dejar a mi propio ser brillar. ¿Por qué había esperado tanto? ¿ Por qué me encerré en mi miedo tan fuertemente? Las bellas mujeres de Isis masajearon a mi novio. No supe adonde se habían ido los celos y las posesividad. No los hallé. Era como si mi mente completa hubiera cambiado de contexto. A otro lugar donde esas emociones no tenían cabida. Todo lo que podía sentir, ver y desear era su felicidad total. Lo dejé ir, lo dejé libre. La sensualidad se prolongó por horas después del masaje, Canalicé toda mi pasión y euforia espiritual hacia mi novio. Cuando veía a sus ojos mientras hacíamos el amor, sentía que podía ver a Dios. Podíamos sentir el gozo en la habitación. Como corrientes de electricidad extendiéndose en el aire. Hubiera sido muy fácil dar rienda suelta a nuestra excitación, pero los guías nos
recordaron que subiéramos la pasión hacia el corazón y mantuviéramos nuestra mente en lo divino. Y esto último, en realidad es la fuente del placer infinito. Dios es lo que hace al tantra infinitamente más placentero que al sexo normal o a cualquier otro tipo de práctica sexual. La puja contenía todo lo que había practicado anteriormente a un nivel menor, pero ahora se adicionaba la energía grupal. Estábamos celebrando una infinita corriente de alegría.. El chakra puja es el único ritual de grupo en el tantra, Su intención es unir a las personas con el propósito de estar más concientes de Dios. Cualquier ritual tántrico que no tenga este objetivo no es tantra. Hay muchos caminos falsos con el nombre de tantra y que son una excusa para tener sexo en grupo. No quiero decir que haya algo malo en el sexo en grupo. Si todos los involucrados son adultos y están de acuerdo no hay nada malo en ello; pero no tomemos estos eventos como tantra. El chakra puja cambió una percepción que tenía acerca del amor. No solo mis creencias mentales; también mi experiencia emocional donde supuestamente el amor debe de limitarse y de poseerse. Me llevo a un contexto de un amor en eterna expansión. Esto fue lo único que me llevó mas allá de los celos. La puja desgastó le fuente de los celos que es donde hombre y mujeres se separan. Esa noche vi a Dios en mi pareja. Y sé que siempre se puede confiar en Dios. Ya que sólo miré su divinidad, no había nada por lo que pelear o de que protegerme. A través de la percepción de la divinidad, nada nos puede ser quitado porque en realidad ya lo tenemos todo. Las personas aprenden cosas diferentes de la puja. Al siguiente día cuando compartimos la experiencia, un hombre dijo que su relación con los demás hombres se transformó porque en vez de desear competir y pelear con ellos, experimentó el soporte de los demás hombres en los momentos más íntimos. Una mujer que tenía una imagen de ella acerca de su persona, compartió que por primera vez se sentía a gusto con su cuerpo. Otro hombre al que veíamos como alguien distanciado, admitió que empezaban a gustarle las demás personas. La puja nos enseña sobre el amor y la unidad absoluta. En el tantra he hallado sinergia entre la sexualidad y la espiritualidad, entre la tradición y la espontaneidad, entre lo comunal y lo subjetivo. Fue como un pegamento para mí. Conjuntó lo que parecía piezas irreconciliables. Unió los contradictorios y disparatados mensajes de la religión, la filosofía y la literatura, El tantra me guió hacia dentro, enseñándome que mis más oscuros demonios eran solamente ilusiones construidas con polvo. En esencia me convirtió en una persona completamente diferente. Tantra Awakening. Valerie Brooks.