EL CEREBRO HUMANO COMO SISTEMA DE MEMORIA Hasta aquí , después de los que hemos dicho, ya no llamará la atención que las concepciones que disponemos respecto de qué es realmenre memoria deben considerarse insatisfactorias. Sentencias muy difundidas décadas atrás entre pedagogos era que el niño no debía aprender nada “DE MEMORIA”, o que las personas inteligentes no tienen buena memoria, lo cual ha u¿inducido a pensar que para ser inteligentes no es necesario saber mucho. No sabremos, por lo menos por ahora, cuanto da la declinación de nuestra cultura, del cada vez mas bajo rendimiento escolar, no es sino el resultadi de haber insistido en no aprender de memoria y saber cada vez menos en consecuencia. Nadie o muy pocos se han dado cuenta de que para poder elaborar, construir, crear y producir ; se tiene que incorporar primero primero y antes que nada, toda la información posible de la ya existente en el seno de la sociedad, lógicamente acorde con el grado de desarrollo de las funciones cerebrales. Por lo tanto no creemos que el alumno sea “ responsable ultimo de su propio aprendizaje”, a no ser que trate de un alumno lo suficientemente desarrollado o maduro, que sin duda no es el niño. De otro lado se insiste en que “la memoria” es únicamente únicamente almacenamiento de conocimientos, es decir, solo de información cognitiva. Los afectos y motivos de nuestra nuestra actividad, se dice, sirven solamente para aprender mejor. Pero ni siquiera en este caso, si asi sucediera realmente el aprendizaje, se toma la emotividad en su verdadera dimensión, sino como algo que solo sirve para interferir con el aprendizaje, y la motivación como si se tratara de la supuesta motivación animal, aquella que hace que los animales de experimentación aprendan solo cuando esran dizque dizque “motivados” por el hambre o la sed. Creemos que es una irresponsabilidad social que no se haya dicho siquiera que los sentimientos humanos son también una clase de i nformación social que se almacena entre el neocórtex cerebral de los niños y que también se deben incorporar de memoria en el niño. Tampoco hemos podido encontrar a alguien que diga que los intereses y valores morales son otra forma de información social que también se guarda en algún lugar del cerebro. En realidad, estas clases de información afectiva y conativa, son tan sociales como la información cognitiva, y por lo tanto tienen que aprenderse y codificarse en el cerebro humano, con toda seguridad en el neocórdex cerebral, como toda información social accesible a la personalidad en formación. Aunque el cognitivismo ha destacado la importancia de neocórdex cerebral como lugar de almacenamiento de la información, al hablar de la información en abstracto, sin especificar a que clase de información se refiere, identifica información con conocimiento ( con el conocimiento de matemadicas, de gramatica , de geografía, de ciencias naturales, etc.) ; pero al hablar de conocimiento en general y en abstracto, el cognitivismo rápidamente nos induce a creer que asi como los animales codifican información (cognitiva) de modo similar a los hombres, habrá que deducir que la memoria del hombre es similar a la del chimpace, e inclusive igual a la del raton. Entonces ¿ Por qué no podemos decducir de los experimentos con animales las explicaciones teóricas que sustenten nuestra tecnología educativa?. Los resultados negativos de ese enfoque a lo mejor no son ostensibles en la cultura del mundo desarrollado, aunque también hay razones para pensar lo contrario. Pero ir dentro de un mismo enfoque, de un extremo a otro, de la programación de la conducta al constructivismo
liberal, ya que debe hacernos por lo menos sospechar lo poco que nos pueden enseñar los animales de laboratorio, que no hacen sino que aprender con la tecnología disponible lo que el experimentador les impone. Pero al respecto alguien diría que el experimentador es un animal de laboratorio lo la sociedad humana es para la personalidad en formación. Respondemos señalando que estas relaciones también son análogas al efecto del sol sobre las plantas, cuando lo realmente importante es saber por lo menos que procesos median entre la causa y el efecto, de modo que jamas confundiremos los procesos que determinan los condicionamientos de un gato en manos de un científico natural, y la formación de una personalidad en manos de la sociedad, familia, comunidad, comercio, industria, instituciones religiosas, políticas, etc. De otro lado creemos tener toda la razón para desaprobar todo lo que se expresa en los textos respecto de las emociones, pues en ellos se toma en cuenta únicamente lo que se sabe respecto de la emotividad animal, mientras se da por hecho que existen áreas del neocordex cerebral sin función conocida, las llamadas “áreas mudas” de la neurología clásica, a las cuales solo muy recientemente se atribuyen algunas funciones cognitivas que se rebelan en algún sofisticado test. Y todo esto a pesar de que hace décadas se ha acumulado una suficiente cantidad de datos de observación que claramente demuestra que estas áreas mudas del cerebro son las que realmente codifican la información afectiva de base social. Y si no ¿ Dónde es que se codifican los llamados contenidos emocionales del lenguaje y los g estos que el niño capta desde mucho antes de comprender los contenidos cognitivos del habla?. ¿En qué r edes neuronales podríamos imaginar están codificados, además de las sanciones afectivas y los afectos básicos, sentimientos como los de disgusto,