“¡VA MI MAMI EN PRENDA!”
ó "Damas de coraz cora zones negros"
Original Original de: Juan Juan Carlos Alcalá
PERSONAJES. Por orden de aparición. TERESA
Monja, 43 años. año s. Gorda, de estatura mediana edia na..
LORENA
42 años, atractiv atrac tivaa y millonar millonariia.
ROSA
45 años. Morena More na,, de compl comp lexión exió n robusta.
ANGELA
Mujer de 40 años, con faccion accio nes finas, finas, delgada. Es Es de c lase media. media.
ROBERTO ROBERTO
20 años. Apuesto, Apuesto, d e cuerpo for nido. nido.
LA ACCIÓN EN UNA RESIDENCIA INSTALADA EN UNA PEQUEÑA ISLA UBICADA EN LAS COSTAS DE SONORA. ÉPOCA ÉPOCA ACTUAL. ACTUAL. LADOS LADOS DEL D EL P ÚBLICO.
CADA ACTO ESTÁ DIVIDIDO EN DOS CUADROS Y UN EPÍLOGO.
PRIMER PRIMER ACTO: ACTO : PRIMER CUADRO: CUADRO : Medio d ía. SEGUNDO CUADRO: CUADRO :
Media hora después.
SEGUNDO ACTO: CUADRO CUADRO PRIMERO:
Tres horas horas desp ués. ués.
CUADRO CUADRO SEGUNDO: SEGUNDO :
Dos horas después.
EPILOGO:
Día Día siguiente.
PRIMER ACTO
LORENA
42 años, atractiv atrac tivaa y millonar millonariia.
ROSA
45 años. Morena More na,, de compl comp lexión exió n robusta.
ANGELA
Mujer de 40 años, con faccion accio nes finas, finas, delgada. Es Es de c lase media. media.
ROBERTO ROBERTO
20 años. Apuesto, Apuesto, d e cuerpo for nido. nido.
LA ACCIÓN EN UNA RESIDENCIA INSTALADA EN UNA PEQUEÑA ISLA UBICADA EN LAS COSTAS DE SONORA. ÉPOCA ÉPOCA ACTUAL. ACTUAL. LADOS LADOS DEL D EL P ÚBLICO.
CADA ACTO ESTÁ DIVIDIDO EN DOS CUADROS Y UN EPÍLOGO.
PRIMER PRIMER ACTO: ACTO : PRIMER CUADRO: CUADRO : Medio d ía. SEGUNDO CUADRO: CUADRO :
Media hora después.
SEGUNDO ACTO: CUADRO CUADRO PRIMERO:
Tres horas horas desp ués. ués.
CUADRO CUADRO SEGUNDO: SEGUNDO :
Dos horas después.
EPILOGO:
Día Día siguiente.
PRIMER ACTO
CUADRO PRIMERO
AL FONDO HAY UN VENTANAL POR EL CUAL SE VE EL MAR, A LA IZQUIERDA DE ESTE HAY UN PASILLO QUE CONDUCE A LA PUERTA PRINCIPAL DE LA MANSIÓN, Y A LA DERECHA UNA PUERTA QUE CONDUCE AL COMEDOR Y A LA COCINA. FRENTE AL VENTANAL HAY UNAS PEQUEÑAS ESCALERAS QUE CONDUCEN A LA SALA, QUE ESTA COMPUESTA POR: UN SOFÁ, DOS SILLONES Y UNA MESA DE CENTRO. HAY UNA PEQUEÑA CANTINA EN EL LATERAL IZQUIERDO QUE CONTIENE TODO TIPO DE BOTELLAS Y BEBIDAS, ARRIBA DE ESTA SE ENCUENTRA COLGADO UN CUADRO RELIGIOSO. EN EL LATERAL DERECHO UN ARCO QUE CONDUCE A UN PASILLO QUE LLEVA A LAS HABITACIONES. HAY UNA PEQUEÑA MALETA FRENTE AL VENTANAL. TERESA SE ENCUENTRA OBSERVANDO EL CUADRO, VISTE UN HABITO NEGRO E INCOMODO. ENTRA LORENA CON DOS MALETAS EN LA MANO, VISTE MUY ELEGANTE, CON UN VESTIDO DE FALDA CORTA QUE DEJA APRECIAR SU FIGURA, LLEVA UN SOMBRERO BLANCO, EUROPEO. MIRA LA HABITACIÓN HASTA HALLAR HA LLAR A TERES TERES A.
LORENA:
(DESCONCERTADA) ¿Teresa?
TERESA:
Hola, Lorena.
LORENA: LORENA :
¿ Te volviste volvis te monja?
TERESA:
Ven, dam da me un abra ab razo. zo. Hace mu mucc ho q ue no te veo.
(SE ACERCA A ELLA, LORENA LE DA LA VUELTA)
LORENA:
¿Qu ¿Q ué hiciste, hiciste, no te das cuenta? ¡Te cerraste cerras te las p uertas del sexo!
TERESA: TERESA:
No me me hace hace falta. falta. (PAUSA BREVE) Salúdame Salúda me com co mo si te d iera gusto verme, verme, no seas así.
LORENA: LORENA :
Es q ue no me lo esperaba. esperab a. ¿Eres feliz? fe liz?
TERESA:
Gracias a Dios.
LORENA:
Pero si de joven eras muy depravada. (ASUSTADA) No me digas, ¿haces el amor con un
sacerdote? TERESA:
(MOLESTA) ¡No seas bruta! (SE CALMA. LE SONRIE CARIÑOSA) Déjame mirarte, Lorena... El tiempo ha hecho maravillas contigo. Ya casi no se te nota lo mujerzuela.
LORENA:
(LA IGNORA) ¿Dónde está Natalia? ¿Ya te vio así?
TERESA:
No hay nadie, somos las únicas en esta isla.
LORENA:
¿Llevas mucho tiempo sola?
TERESA:
Como veinte minutos.
LORENA:
(PARA SI) Como veinte años, diría yo. (TRANSICIÓN) Natalia ya aparecerá. Al juzgar por esta casa, veo que la vida no la ha tratado nada mal; privilegios de ser la esposa de un cabrón importante. ¡Una isla para ella sola, con esta maravillosa mansión al centro! Desde el puerto, esta casa se ve inmensa, hasta parece que flotara. (MIRA DE NUEVO LA HABITACIÓN) ¡Me da envidia este lugar! Tal vez se la compre. En estos años que no nos hemos visto he hecho una gran fortuna, amiga. Viajo y gasto mi dinero en pequeñas necesidades, que antes, cuando era pobre como tú, no tenía. ¡Ah! Pero la vida da muchas vueltas. ¿Recuerdas cuando íbamos a las grandes tiendas de México y veíamos tantas cosas s in poder comprarlas?
TERESA:
Aún no lo he olvidado.
LORENA:
Lo bueno es que la pobreza fue algo que yo sí pude superar.
TERESA:
Sí, eso salta a la vista.
LORENA:
(MOSTRÁNDOLAS) Seguramente lo dices por mis joyas.
TERESA:
No, por tu negocio. El trabajo de la carne siempre deja.
LORENA:
Teresa… Teresa… Te miro y me deprimo. Yo sé que para ti ha de ser frustrante no tener un hombre que al menos te agarre una teta, pero... (TRANSICIÓN) No, discúlpame, no se de qué manera consolar a una mujer que no puede tener sexo.
TERESA:
No es lo más importante en esta vida, Lorena. Además, no me subestimes.
LORENA:
¡Eres monja!
TERESA:
Sigo siendo mujer, puedo tener fantasías. No las llevo a cabo, claro...
LORENA:
¡Sé que todos los hombres de este mundo te hicieron el feo, Teresa, pero esa no era razón suficiente para volverte religiosa!
TERESA:
No lo hice por no tener éxito con los hombres. Es cierto que tu me quitabas a todos mis candidatos, pero no vayas a pensar que por esa razón... (CALLA) Lorena, yo no te guardo rencor, tu has sido una de mis mejores amigas; aunque no nos hemos visto desde hace veinte años, yo rezo por tu alma siempre que me acuerdo de ti.
LORENA:
Gracias. (PAUSA CORTA) ¿Y eres Sor Teresa o te cambiaron el nombre?
TERESA:
Sor Engracia.
LORENA:
¿En gracia? Más bien será en inmundicia.
TERESA:
(OFENDIDA) ¡Lorena! ¡No me agredas!
LORENA:
¡Ay, mi vida! Yo te conocí cuando usabas minifalda y bailabas rock and roll; no me pidas que me acostumbre a verte así de... de pura. Tú me llevabas a las orgías cuando apenas era yo una niña.
TERESA:
Ni tan niña, Lorena. Además yo pude enderezar mi camino.
LORENA:
(DESENFADADA, COMO SI COMENTARA DEL CLIMA) ¡A ti no te ha entrado nada derecho, ni chueco, por ningún lado! Claro, a menos q ue uses algún sustituto de plástico.
TERESA:
¡Esas cosas son para mujeres perdidas! No voy a manchar mi cuerpo con ese tipo de artefactos del demonio. (PAUSA) Yo, al fin y al cabo, sigo teniendo dedos.
LORENA:
Qué deprimente. Mejor hablemos de otra cosa más interesante, que tenga trasce ndencia. (EFUSIVA) ¡Ya sé! ¡Te voy a contar mi vida! Encerrada en un convento, no te has de haber enterado quien soy ahora, mmm... Hace veinte años me casé con un viejo gruñón y apestoso, que me llevaba treinta y cinco años de diferencia. ¡Imagínate! Lo hice porque tenía millones el hijo de la chingada. Enviudé rapidísimo; las noches de pasión y sexo son buenísimas para causar
infarto a los ancianos. ¡Cuando lo dejé en coma resultó que había más dinero del que yo pensaba! Y como sufría mucho el pobre, le hice un favor al practicarle la eutanasia. Creo que así le llaman cuando una mata por piedad y yo lo maté por eso, la ambición influyó un poco, no te miento. Pero era tan viejo... tan enfermo. TERESA:
(LEVANTÁNDOSE) ¡No puedo creerlo!
LORENA:
No me vayas a echar un sermón religioso, porque seas o no monja, yo sé perfectamente que no tienes la estatura moral para juzgarme.
TERESA:
¡Pero si a mí eso me da una envidia insoportable! Yo sé que está mal, pero no puedo evitarlo. Tengo que confesártelo, Lorena: Yo nací con instintos asesinos; desde niña me llamaba el crimen. Recuerdo que en una Navidad mi papá me regaló un gato y me puse feliz porque podía matarlo siete veces pero el santo animal no me duró ni media vida; al primer canicazo lo dejé ciego. (TRANSICIÓN) Yo soy de la idea que el matar ya no puede ser pecado, tenemos que hacer algo con esta sobre poblac ión de gente que ya no tiene por qué vivir.
LORENA:
Pues tu serías la primer persona que encabezaría la lista.
TERESA:
Bueno, yo eso lo digo porque... (PAUSA CORTA) Cuando no se tiene nada que hacer una piensa demasiado y eso es lo peor que puede hacer una mujer como yo. En fin, Dios es misericordioso con sus fieles y desesperados hijos.
LORENA:
(CURIOSA) Cuéntame de tus fantasías sexuales, Teresa.
TERESA:
Te vas a aburrir. Es que no son muy interesantes,
LORENA:
¿Por qué?
TERESA:
(TRISTE) ¡Es que nadie me las cumple! (PAUSA) Me gustaría que llegara un hombre y me dijera: "Teresa, eres la monja más excitante que he visto en mi vida, vamos a rezar dos padres nuestros, deja el convento y hagamos el amor toda la noche". ¡Pero nadie! ¡Nunca! Llevo más de diez años intentando seducir a alguien y nada; ni el panadero que va al convento se percata de mi existencia.
LORENA:
Y yo que dejé de ser católica porque creía que ser puta era un pecado.
TERESA:
¡Y lo es! Si yo no busco prostituirme. Además, mi vida de religiosa hasta ahora ha sido intachable. Tanto, que ya estoy cansada de vivir así año tras año. Imaginándome cosas, creyéndome libre... (LORENA BOSTEZA) ...siendo virginal por fuera y liviana por dentro.
LORENA:
¡Brindemos por eso! Quiero tomar una copa, este clima me enloquece. (VA HACIA LA CANTINA)
TERESA:
(SINCERA) Pero no está Nata lia, creo que debes esperar a que ella te la ofrezca.
LORENA:
Si en mi vida yo hubiera esperado ha que me ofrecieran las cosas, a estas alturas estaría como tú. (SE PREPARA UN VODKA)
TERESA:
Qué espanto, la de hombres que debes tener. Sigues siendo la misma, sólo que ahora más alejada de Dios y con dinero, que precisamente no ganaste con el sudor de tu frente.
LORENA:
(CÍNICA) ¡Sudé! No te digo de dónde pero sudé. (PAUSA CORTA) Toma algo; hay rompope de esos que hacen en los conventos. (LE MUESTRA LA BOTELLA)
TERESA:
Bueno, si es cristiano, purificará mi alma.
LORENA:
Cálmate, tampoco es agua bendita. (TRANSICIÓN) ¡Por cierto! El chico ese que me trajo a la isla, me excita, ¿no se por qué? Lo has de haber visto. Me dijo que Natalia le había encargado que nos trajese a todas en su lancha.
TERESA:
Sí, es muy simpático.
LORENA:
A mi me fascinó. Además, es muy misterioso, muy serio. En todo el trayecto, si abrió la boca dos veces, fue mucho.
TERESA:
¡Qué raro! Conmigo fue muy agradable, me dieron ganas de seducirlo pero los hombres cuando ven a una mujer vestida de monja, le tienen un desgraciado respeto que dan ganas de violarlos. (RECAPACITA) En mis fantasías, claro.
(ENTRA ROSA CON DOS MORRALES Y UNA MALETA. LLEVA PUESTO UN VESTIDO AUTÓCTONO Y FEO. LLEVA LENTES OSCUROS, UN RELOJ FINO Y UN COLLAR MUY VISTOSO).
ROSA:
¡Huele a muerte! (ABRE UNO DE LOS MORRALES, SACA UNAS HIERBAS Y UNOS POLVOS, AGITA LOS RAMOS PASEÁNDOSE POR TODA LA HABITACIÓN, EL POLVO DE IGUAL MANERA LO VA ESPARCIENDO. TERESA Y LORENA LA MIRAN ESTUPEFACTAS. AL TERMINAR, ROSA RESPIRA PROFUNDAMENTE Y DICE
TRIUNFAL:) ¡’Ora sí! Ya se puede respirar. LORENA:
¿Qué no piensas saludarnos?
ROSA:
¡Carnalas! (VA A ABRAZAR A LORENA, TOMA SU MANO Y SE QUEDA EN TRANCE UNOS SEGUNDOS) ¿Te llegó la lana de a montón? ¡Qué chido! Aunque has estado cayendo por el camino negro. Está a todas tuercas, la plata lo vale todo. (VA CON TERESA, TAMBIÉN TOMA SU MANO) Tu sigues igual. Chale, que desastre de vida llevas, me cae. No siento progreso por ningún laredo. (PAUSA, SORPRENDIDA) ¿Eres monja?
LORENA:
Si te hubieras fijado antes en la ropa que lleva, te habrías ahorrado todo ese pinche procedimiento.
ROSA:
Pa'sumecha, que vida de calaca mocha tienes. Necesitas un "change", olvida todo y búsc ate un hombre bien caliente y sabrosón. (VA A SENTARSE AL SOFÁ)
TERESA:
¡Jesús!.
ROSA:
O Juan o Pedro, el nombre es lo de menos. ¡Necesitas un acostón! En tu mano, veo tu vida "diatiro" urgida de sexo. Mira, como somos cuatachas, pos si quieres te vendo un extracto de "Ámame con pasión". Es rete bueno, te lo pones y todos los hombres quieren poncharte.
TERESA:
Sería… increíble. En mis fantasías, claro.
LORENA:
(A ROSA) Por lo que veo, sigues practicando la magia y todas esas estupideces.
ROSA:
(RÍE SARCÁSTICA) "Is, mi reina", hay le he echo a la brujería, de esa chamba vivo y no me puedo quejar. Tengo un changarro donde leo la mano, las cartas y hago todo tipo de trabajitos, pa'la gente que necesita de mis poderes.
TERESA:
¿Los Engañas?
ROSA:
Mira, hace un "buti" de años, cuando éramos carnalas, yo me llegaba a equivocar, la neta; pero al correr de los años, me he convertido en la lidereza en esos terrenos. Soy acá la mera mera del mercado de Sonora, todas las viejas jijas de allí envidian mi arte, porque déjame decirte que lo que hago yo es un arte, aunque no lo reconozca la prole taruga, como tú. Esto, pus como que es cuestión de dones, ¿me entiendes?. Además a muy poca gente se nos conceden.
TERESA:
(SUAVE) Perdona que te lo diga pero los dones los otorga Dios, dicen que lo tuyo es de l diablo.
ROSA:
Todo ser humano nace con un don, otorgado por sus múltiples reencarnaciones, no por Dios. El deber de uno es perfeccionarlo. Por ejemplo: aquí la Lorena nació con el don de ser una golfa con estilo y mírala ahora, está hinchadísima de lana. Está cumpliendo con su misión; y tú... pus bueno, ya qué le ibas a hacer.
TERESA:
No te ofendas, pero el único don que tienes es el de mentir.
LORENA:
Mira, Rosa, el dinero que tengo me lo he ganado a sacrificios, sé que no lo es todo en la vida, tan solo el noventa y nueve, punto nueve por ciento de la felicidad y el otro punto uno que me hace ser feliz, es madrearme a las personas que me dicen "Golfa y con estilo".
ROSA:
Pues pégale a tu mano, porque ahí lo dice rete bien clarito. Mira. (SE LA MUESTRA) Esta es la raya de la prostitución y tu la tienes muy desarrollada.
LORENA:
Estúpida.
TERESA:
No vayan a empezar a pelearse como cuando éramos jóvenes. Aprendan a no exteriorizar sus emociones. Mírenme a mí, tengo toda una revolución dentro de mi cuerpo y puedo sonreírles serena, tranquila, sin problemas.
ROSA: Bueno, ya. Chitón o nos damos el avión. ¿Dónde está la Natalia? LORENA:
No sabemos.
ROSA:
¡Ah, que bárbara! Nos invita a su isla y no está aquí pa'recibirnos. (TRATA DE DISIMULAR SU INTERES PERO NO PUEDE) ¿Y su marido?
TERESA:
¿Roberto? Tampoco lo hemos visto.
LORENA:
Pero tu eres bruja, ¿no? Usa tus dones.
ROSA:
Estamos en una zona bien rete difícil y no quiero captar una frecuencia de radio, es terrible pa'mi salud.
LORENA:
Claro, qué inconveniente. Voy a servirme otra copa... (A ROSA) ¿Quieres una?
ROSA:
Juega, un "drink" no me va a caer mal.
LORENA:
(YENDO A LA CANTINA) ¿Mezcal, como en los buenos tiempos?
ROSA:
¡Cámara!
TERESA:
A mi también sírveme mezcal (SE ARREPIENTE) pero me lo revuelves con tantito rompope, así no me sabrá tan a pecado.
(LORENA SIRVE LAS COPAS Y LAS ENTREGA. ENTRA ANGELA DESBORDANDO ALEGRÍA, VISTE JOVIAL Y MODERNA, COMO SI TUVIERA VEINTE AÑOS)
ANGELA:
¡Hola, amiguitas! (TODAS VOLTEAN A VERLA) ¡Qué preciosas se ven todas! ¡No cabe duda que seguimos siendo unas chicuelas adorables! (VA Y BESA A CADA UNA EN LA MEJILLA. A TERESA) ¡Primor! (A LORENA) ¡Borreguita! (BESA A ROSA) ¡Reinita!. ¡Qué lindas están! ¿Y Natalia?
LORENA:
No ha aparecido.
ANGELA:
¡Ay, qué her mosa! Nos quiere caer de sorpresa.
TERESA:
Yo estoy preocupada.
ANGELA:
(VE A TERESA. VA HACIA ELLA) ¡Qué malas! ¿Por qué no me dijeron que había que venir disfrazadas?
TERESA:
No es disfraz; soy monja.
ANGELA:
¡No me cotorrees, Tere!
TERESA:
No es broma, Angela.
ANGELA:
(TRISTE) ¿Fue por una decepción amorosa?
TERESA:
¡Eso no te interesa!
ANGELA:
¿Por qué me contestas así?
TERESA:
¡Porq ue ya estoy harta de que se burlen de mi! ¡Soy monja porque se me hincharon los ovarios!
ANGELA
Hubieras ido con un doctor.
LORENA:
Angela, no seas pendeja.
ANGELA:
Pues aunque te enojes, Tere, yo te felicito. Es la mejor decisión que pudiste tomar. También mi prima, la feita, se metió de monja y es muy feliz. (PAUSA) ¿Qué linda casa, no?
ROSA:
¡Ey, ta'chida! La Natalia se ha de dar una vidorria de pelos.
ANGELA:
Ay, Rosita, veo que no a mejorado tu lenguaje.
ROSA:
Más respeto, que yo no critico tus cosas.
LORENA:
Cuéntame, Angela. ¿Qué ha sido de ti?
ANGELA:
¡Tengo una familia encantadora!
TERESA:
(SUAVE) ¿Aún contigo de integrante?
ANGELA:
¡Sí! (TRANSICIÓN) ¿Qué creen?, ya no iba a venir. A mi maridito no le gusta que lo deje sólo, me quiere mucho, por eso se puso muy triste cuando partió mi avión hacia Sonora. Incluso me siento mal, lo único bueno es que mi hijita lo va a acompañar mientras yo no esté con él.
TERESA:
¿Tienes una hija?
ANGELA:
Sí, está preciosa. Acaba de cumplir dieciséis años.
LORENA:
¡La edad del sexo!
ANGELA:
¡Ay! Ni siquiera lo menciones.
LORENA:
Angela, en estos tiempos, las chicas de dieciséis años se re vientan todo; hasta el himen.
ROSA:
"Toy de acuerdo" A esa edad pasan a ser canchas reglamentarias.
ANGELA:
¡Mi hija no! Le hemos dado una buena educación, ha estado en las mejores escuelas.
TERESA:
(COMPRENSIVA) Mira Angela, ahora con tanta droga y tanto vicio, el que tu hija tan sólo pierda la virginidad resulta una bendición de Dios.
ANGELA:
(A LORENA) ¡Ay, amigas, qué feas cosas dicen! Mejor cambiemos de tema. (PAUSA BREVE) Ah, por cierto. Me comentó el joven precioso de la lancha, el que me acaba de traer, que él es el encargado de atendernos. ¡Qué detalle de Naty, ¿no?!
LORENA:
Lo siento, pero yo lo vi primero.
ANGELA:
Es un muchachito muy lindo, nos la pasamos plátique y plátique en lo que llegábamos a la isla. Es muy oc urrente, además muy gracioso.
TERESA:
Parece que ya habemos varias en la lista de espera… En mis fantasías, claro.
ANGELA:
¡Ah, ¿qué crees, Lorenita? Te vi en una revista europea, mi maridito me compra muchas para que nunca tenga la necesidad de viajar. Es muy lindo, me consiente mucho.
LORENA:
(EMOCIONADA) ¡Salí en una revista!
ANGELA:
Sí y abrazada de un príncipe. Bueno, creo que era príncipe por que traía un traje muy chistoso, lleno de bo tones.
LORENA:
Era fiesta de disfraces.
ANGELA:
¡Con razón tu llevabas puesto ese ridículo vestido de Blanca Nieves! (PAUSA CORTA) Yo en cuanto te vi, le dije a mi marido: Mira, ella es mi amiga la putita que se acuesta por dinero. Yo le platico mucho a mi marido de ustedes, como fueron mis mejores amigas hace veinte años, aún no puedo olvidarlas.
LORENA:
¡Qué dulce de tu parte!
ANGELA:
Gracias. Como supe que Naty también te había invitado a pasar el fin de semana, te traje un ejemplar de la revista. Te la doy al ratito porque no quiero desacomodar mis cositas de la maleta, ¿sí?
LORENA:
(HARTA) Como quieras.
ANGELA:
¡Qué linda eres!
ROSA:
¿Linda?
ANGELA:
Es mi amiga y todas mis amigas son lindas; hasta tú, Rosy.
ROSA:
Mejor préstame tu manopla, pa' leértela.
ANGELA:
¡No me digas que sigues haciendo predicciones! ¡Qué padre! Yo en México he ido a visitar a una bruja que me lee las cartas. ¡Es buenísima! Se llama Auguria y tiene su casa llena de veladoras.
ROSA:
¿Para atraer a los espíritus?
ANGELA:
No, es porque aún no tiene luz; pero todas las jefas de manzana de mi delegación ya hicimos
unas colectas para ayudar a esas “pobres gentes”. (ASÍ, GENTE CON “S”. VA Y LE EXTIENDE LA MANO) Só lo dime las cosas bonitas, ¿eh? ROSA: Se ven tres hombres en tu vida, dos hijos y.... ¡A jijos! ANGELA:
¿Qué pasa?
ROSA: ¿Esta marca? Hace años no veía algo parecido... ANGELA:
(ATERRADA) ¡No!
ROSA:
¡Aquí hay algo, pero no le atino qué!
ANGELA:
Me estas asustando, Rosita. (LE RETIRA SU MANO) Mejor no me leas nada, a mi me dan mucho miedo esas cosas.
LORENA:
(A ROSA) ¿Qué viste?
ANGELA:
No le digas, yo no lo quiero saber. Capaz que tengo un accidente y me muero y cómo le voy a avisar a mi marido desde acá.
LORENA:
¿Qué es lo que viste, Rosa?
TERESA:
Dinos. (ANGELA SE TAPA LOS OÍDOS)
ANGELA:
¡Qué no!
ROSA:
¡Dame tu mano, Teresa!
TERESA:
¿Para qué la quieres?
ROSA:
¡Tu trae acá! (LE DA LA MANO, ROSA LA ANALIZA) ¡Tienes la misma marca!
TERESA:
¡Santa virgen de las brujas!
ROSA:
Préstame también la tuya, Lorena.
LORENA:
(SE LA DA ALGO DIVERTIDA) ¿Qué pasa?
ROSA:
¡Lo mismo! ¿Cómo no lo pude ver antes?
LORENA:
¿Qué sucede?
ROSA:
¿Piensen a quién se parece el chavo ese que nos trajo a la isla?
TERESA:
No sé.
ROSA:
(INTERRUMPIÉNDOLA) ¡Se parece al Roberto! Son así como que retratos el uno del otro, ¿no?
ANGELA:
(DISIMULANDO) ¿Quién es Robertito?
ROSA:
Pos el marido de la Natalia.
ANGELA:
¡Ah, es cierto! Pues es su hijo.
ROSA:
Ella no podía tener chamacos. Todas lo sabe mos.
TERESA:
(CON BONDAD) Tal vez ocurrió un milagro.
LORENA:
O será de otra mujer, Roberto era muy caliente.
ROSA:
Creo que va a hacernos daño...
TERESA:
(EMOCIONADA) ¡Tal vez nos viole! En mis fantasías, claro. (SE VA A SERVIR MÁS ALCOHOL)
LORENA:
Esta ya se está poniendo muy peda.
ANGELA:
¿Hacernos daño? ¿Por qué, Rosita? A mí me pareció buena persona.
ROSA:
Va a vengarse de su madre.
LORENA:
¿Vengarse? ¿Por qué?
ROSA:
¡Pos no lo sé! Nomás lo leí en su mano.
LORENA:
¿En la de él o en la nuestra?
ROSA:
¡En la de él! Pus de quien más. Se la leí en la lancha.
TERESA:
¿Y por qué no nos lo dijiste antes?
ROSA:
Pus por la dichosa ética profesional que una debe tener.
LORENA:
Bueno, si Natalia es su madre y ella no está, quiere decir que ya se vengó.
TERESA:
¡Ni lo mande Dios!
ROSA:
Lo malo es lo que acabo de leer en las manos de cada una.
LORENA:
Bueno, ¿y qué fue lo que viste?
ROSA:
La muerte. (PAUSA, SE MIRAN)
LORENA:
Nad ie se va a morir, no seas estúpida. ¡Rosa, acabas de llegar y ya estás alucinando!
ROSA:
Podrán achacarme lo que quieran, pero de que sé leer la mano...
ANGELA:
¡Ay, amigas, ya estoy asustada!
ROSA:
Además, las energías de este cantón me indican que aquí ha habido dolor y mucha sangre.
ANGELA:
Yo no me quiero morir.
(ENTRA ROBERTO. TODAS LO MIRAN, EL LES CONTESTA CON UNA SONRISA)
ROBERTO:
¿Las llevo a sus habitaciones?
TERESA:
Sí, por favor.
ROBERTO:
¿Sucede algo?
TERESA:
No, estamos muy bien. Gracias.
ROSA:
(LO ENFRENTA) ¿Por qué no está la Natalia?
ANGELA:
(A ROSA EN VOZ BAJA) ¡Con tacto, Rosita, con tacto!
ROBERTO:
En cuanto estén instaladas aclararé su ausencia.
TERESA:
¿Quién es usted?
ROBERTO:
En cuanto estén instaladas.
LORENA:
(YENDO HACIA EL) ¿Para qué tanto misterio? Natalia nos invitó y... aquí estoy yo. ¿Podríamos platicar a solas?
TERESA:
(ENTRE DIENTES) ¡Lorena! No empieces de ofrecida.
LORENA:
(A ROBERTO) ¿Entonces?
ROBERTO:
Después. (TOMA UNAS MALETAS) ¿Me acompañan?
ANGELA:
(TEMBLANDO) Sí, yo... yo llevo mi maleta, es que traigo cosas muy frágiles, mías, de mujer. (LA TOMA)
ROBERTO:
Bueno, señoras, vamos.
LORENA:
(ACERCÁNDOSELE) Será una agradable experiencia.
TERESA:
No seas aprovechada, Lorena. Se un poco caritativa conmigo y quítate de ahí. (TERESA QUITA A LORENA Y TOMA EL BRAZO DE ROBERTO SEDUCTORA. SALEN. OSCURO. FIN DEL PRIMER CUADRO).
SEGUNDO CUADRO
(LA ACCIÓN EN EL MISMO LUGAR MEDIA HORA DESPUÉS. ROSA SE ENCUENTRA SOLA EN LA HABITACIÓN, PASA HIERBAS POR ESTA Y ESPARCE TODO TIPOS DE POLVOS, VA DE UN LADO A OTRO CON MUCHA RAPIDEZ. ENTRA ANGELA, LA OBSERVA UN MOMENTO HASTA QUE SE DECIDE A HABLARLE)
ANGELA:
¿Rosa? ¿Amiguita? ¿Estás ocupada?
ROSA:
(RESPIRA PROFUNDAMENTE, MUEVE TODO SU CUERPO, AGITA SU CABEZA MIENTRAS MUEVE LAS HIERBAS POR ULTIMA VEZ) Va a llegar lo que estoy esperando...
ANGELA:
(TRAGA SALIVA) ¿La muerte?
ROSA:
Algo peor.
ANGELA:
¿Es por lo que viste en mi manita?
ROSA:
Por tu mano... por este cantón... por el mar...
ANGELA:
No hables así porque me asustas. Mejor hay que pensar que todo está bien. Cuando llegue Naty nos aclarará las cosas y nos vamos a sentir mejor.
ROSA:
Es increíble el parecido que tiene ese carnal al Roberto, ¿no crees? Lo raro es que no puede ser hijo de la Natalia.
ANGELA:
Tal vez es sobrino de Roberto, o simplemente se le parece.
ROSA:
No lo creo.
ANGELA:
¿Por qué no usas tu magia para averiguar qué pasa?
ROSA:
Pos es lo que he estoy tratando de hacer, pero ni lo logro.
ANGELA:
(SE ACERCA A ROSA) Ya te dije que Naty nos explicará en cuanto llegue.
ROSA:
¡Huele a putrefacto!
ANGELA:
No me mires a mi que traigo perfume. Mi marido me lo regaló y se enoja siempre que no me lo pongo.
ROSA:
No es tu perfume, Angela. Es la isla, hay algo bien extraño aquí.
ANGELA:
Es que sudo mucho y más con todas esas cosas raras que dices.
ROSA:
Bueno, hablemos de otra cosa si eso te pone más calmontes.
ANGELA:
Sí, mejor. Cuéntame, ¿dónde das tus consultas, Rosy?
ROSA:
En el mercado de Sonora, allá en la capital. Aparte de dar consultas, vendo de todo: desde hierbas, hasta jabones de "ven a mí"; y si buscas algo más acá, nosotros te lo hacemos.
ANGELA:
Una vez, mi primer marido, me llevó ahí a comprar unas cazuelitas de barro.
ROSA:
En tu mano vi dos casamientos.
ANGELA:
Sí, y no me fue nada bien en el primero.
ROSA:
¿Por qué?
ANGELA:
A ti si puedo contártelo. Es debido al se xo, no me gusta tener relaciones; me repugna. ¿Tu podrías hacerme una pócima o lo que sea para ayudarme?
ROSA:
He tenido muchas clientas con tu misma bronca y el método que utilizó ha resultado muy efectivo. Creo que aquí en el morral traigo algo. (TOMA SU MORRAL Y SACA UN PALO DE GRAN TAMAÑO TALLADO EN FORMA DE SERPIENTE)
ANGELA:
(ASUSTADA) ¿Tengo que meterme todo eso?
ROSA:
Por el momento una vez a la semana, ya después lo que tu cuerpo vaya pidiendo. Hasta me lo vas a agradecer, mujer. Aparte tienes que tomarte este té todos lo días en ayunas (LE ENTREGA UNA CAJA) y bañarte con este jabón antes de revolcarte con tu hombre. Ya en México, me vas a visitar al mercado para hacerte un trabajito, con sólo cinco veces que vayas te convierto en la Martina.
ANGELA:
(TOMANDO LAS COSAS) Está bien. Y... el palo... hasta el fondo...
ROSA:
Hasta donde él te lleve, Angela.
ANGELA:
¡Es que no me va a caber!
ROSA:
En dos se manas no vas a querer ni despe garte.
ANGELA:
Lo voy a intentar. Gracias, amiguita. ¡Qué linda eres!
ROSA:
No me lo agradezcas, tal vez tu hombre, tú no.
ANGELA:
Mi maridito se va a poner muy contento cuando le cuente. El y yo hemos probado de todo, hasta una vez se compró uno de esos calzones, asquerosos, de dulce, que una tiene que chupar hasta hallar el pirilín; yo no pude soportarlo y vomité. Ya después, me sentí muy mal, a mi maridito le costó mucho trabajo encontrarlo, sólo los hallamos en una tienda de maripositas. Yo ni siquiera se cómo le hizo para dar con ese lugar y tampoco sé por qué le dijo "Nicole" el que atiende ahí.
Mi marido me dijo que era una palabra francesa y que significaba buenas tardes... pero esa mariposita se lo dijo como si le conociera algo. ¿Tú crees q ue mi marido sea de esos?
ROSA: Luego te echo las cartas y lo averiguamos. ANGELA:
¡Mejor no! Si resulta que es cierto, no voy a poder soportarlo.
ROSA:
¡Otra vez ese olor! (ENTRA LORENA)
LORENA:
Estoy decidida, voy a comprar una isla como esta. ¡Es fantástica!
ROSA:
¿Sabes dónde está ese muchacho?
LORENA:
No, me dejó en mi habitación y se fue.
ANGELA:
Rosy sigue así, percibiendo malas vibras.
LORENA:
¿Sigues con lo mismo? Yo creo que estás exagerando; olvídate de eso y disfruta a tus amigas. (VA HACIA LA CANTINA) ¡Vamos a brindar por nuestro reencuentro! (SACA UNA BOTELLA Y TRES COPAS)
ROSA:
¿No esperamos a la Natalia?
LORENA:
No sabemos a que hora irá a aparecer
ANGELA:
¡Hay que llamar a Tere!
LORENA:
¡Ya vendrá!
ROSA:
¡Qué extrañas vibraciones! Hay as í, como que un cúmulo de energía negativa bien impresionante.
LORENA:
¡Rosa, ya basta! Vengan por sus copas. (VAN A LA CANTINA POR ELLAS)
ROSA:
(BEBE) No puedo alejar ésta sensación desde que llegamos.
ANGELA:
(FUNESTA) Dice que se respira peligro a través del mar.
(ENTRA TERESA GRITANDO HORRORIZADA. LAS TRES VOLTEAN ASUSTADAS)
TERESA:
¡Está horrible! ¡Está horrible!
ROSA:
¡Pérate! ¿Qué te pasa?
TERESA:
¡Está horrible mi habitación! Tiene cuadros que representan todos los tipos de infierno que jamás había visto.
LORENA:
Yo te la cambio, querida. ¡Que escandalosa eres! Mi habitación está decorada con puras vírgenes y no he protestado. (ENTRA ROBERTO POR LA PUERTA PRINCIPAL)
ROBERTO:
¿Están incomodas?
TERESA:
Sí... Perdó n, no.
ROBERTO:
(A TERESA) La noto un poco alterada, ¿le sucede algo?
TERESA:
(ACERCÁNDOSELE) No, nada. (SENSUAL) Lo que pasa es que a veces necesito la protección de un hombre.
ANGELA:
¡Teresa! ¡Compórtate como monja!
TERESA:
En mis fantasías, claro.
ROSA:
(A ROBERTO) ¿Dónde está la Natalia?
ROBERTO:
¿No lo sabe usted?
ROSA:
Si lo supiera no le preguntaba. ¿Dónde está?
ROBERTO:
En el infierno. (PAUSA. SE OBSERVAN) Ella murió, yo soy... su hijo.
ANGELA:
No sabe cuánto lo siento. Pobre Naty.
TERESA:
Hinquémonos a rezar por su alma y eterno descanso.
ROBERTO:
Natalia murió hace dos meses, no es necesario. Gracias de todas maneras.
ROSA:
Entonces, ¿no venimos a su entierro?
ROBERTO:
No. Ni siquiera lo hubo.
TERESA:
¿Entonces qué hacemos aquí?
ROBERTO:
La vida está llena de sorpresas.
ROSA:
(A ROBERTO) ¿Eres el chamaco de ella y del Roberto?
ROBERTO:
No, no soy su hijo si a eso se refiere.
ROSA:
Explíquese, que no soy computadora.
ROBERTO:
Natalia en realidad no era mi madre. Me robó.
TERESA:
(MIENTRAS SE SIRVE UNA COPA) Con razón está en el infierno, esa cleptomanía acabó con ella.
ROBERTO:
Nata lia me confesó que no era su hijo y me dijo que una de ustedes es mi madre. No me confesó cuál y esa fue mi culpa: vaya... yo la torturaba para que me dijera todas estas cosas y un día... se me paso la mano... (LAS TRES LO MIRAN ATÓNITAS)
ANGELA:
¿Usted mató a Naty?
ROBERTO:
(DULCE) Sí, pero no ponga esa cara. Ya sufría mucho, además estaba enloqueciendo.
TERESA:
¡Es usted un sádico! (CAMBIA) Ay, qué emoción…
LORENA:
¡Es un asesino, Teresa!
ROBERTO:
Si desean llevarle flores, Natalia está enterrada al lado de Roberto, a diez metros de la casa.
ANGELA:
¿También lo mató a él?
ROBERTO:
No, esa fue Natalia, para que no la abandonara. Nos iba a dejar por otra mujer.
LORENA:
Pues déjeme decirle que Natalia le mintió. Esa... cabrona... era bromista, ninguna de nosotras somos su madre. Supongo que usted fue el que organizó esta agradable reunión. Bueno, estas ya dejaron, desde hace muchos años, de ser mis amigas, yo sólo vine por Natalia y para ver a Roberto, por supuesto. Pero dado el caso, mi presencia aquí ya no es necesaria, así que le suplico que me lleve de regreso al puerto.
ROBERTO:
Antes tenemos que aclarar muchas cosas.
LORENA:
Lo que Natalia le haya dicho, no lo tome en serio.
ROBERTO:
Yo al principio tampoco lo creí, se me hacía ilógico que cuatro mujeres, amigas, estuvieran embarazadas casi al mismo tiempo...
LORENA:
Yo nunca he estado embarazada.
ROBERTO:
Tú, mamá Lorena, sí estuviste embarazada y parece ser que poco antes de entrar en labor de parto te inyectaste algo para que tu hijo naciera muerto.
LORENA:
Así es, yo no soy su madre.
ROBERTO:
¿Lo viste muerto?
LORENA:
No era necesario.
ROBERTO:
¿Y cómo puedes estar segura de que tu hijo no vive?
LORENA:
Nata lia se encargó de enterrar al bebé.
ROBERTO:
¿Y cómo sabes si lo que hizo no fue enterrarlo, sino robárselo?
LORENA:
¡Me inyecté para que muriera!
ROBERTO:
¿Dónde conseguiste la fatal ampoyeta?
LORENA:
Nata lia la compró.
ROBERTO:
Te pudo haber dado vitaminas para que tu hijo naciera más sano. (PAUSA) Tú, mamá Teresa, tuviste un amante... según Natalia pasional; lo considerabas el hombre de tu vida,incluso lo disfrutabas tanto que quedaste en cinta. ¿Qué fue de tu hijo?
TERESA:
(CONTENIENDO EL LLANTO) ...No lo sé...
ROBERTO:
¡Yo sí! Le pediste a Natalia que lo llevara con unas monjas para que se hicieran cargo de él.
TERESA:
No podía hacer otra cosa.
ROBERTO:
Pero Natalia, en vez de llevarlo con las monjitas, se pudo quedar con él, ¿no lo crees?
TERESA:
Ella no era capaz de mentirme, fue católica.
ROBERTO:
Si no mintió Natalia, ¿qué hago yo aquí? (PAUSA CORTA) Tú mamá Angela, la excelente hija de familia, de intachable educación, llevabas una doble vida. En el día estudiabas para tener
contentos a tus padres pero en las noches… En las noches te convertías en "Angela la placentera" Ibas a todos los bares de moda y jugabas con los hombres… hasta que te violaron y te dejaron esperando a la cigüeña. TERESA:
¿Te violaron, Angela?
LORENA:
Lo ha de haber disfrutado. Se ve que es bastante masoq uista.
ANGELA:
Yo tuve a mi bebé… pero me lo quitaron. Yo no quería… Mi mamita lo llevó a una casa hogar, me dijo que ahí iba a ser feliz y que una familia bonita lo adoptaría.
ROBERTO:
Tal vez esa familia bonita era la mía.
ANGELA:
La suya no es una familia bonita.
ROBERTO:
Tú, mamá Rosa, según Natalia, hacías el amor con todos los hombres que te salían en las cartas y que prometían buen futuro. Lástima que siempre te equivocaste...
ROSA:
En ese entonces era inexperta...
ROBERTO:
Pero no sólo en las cartas, la prueba está en que no tomaste precauciones y nació un niño.
ROSA:
Sí, fue mi error. Pero Natalia nunca se enteró que tuve un hijo, se lo regalé a la partera que me atendió.
ROBERTO:
Natalia lo supo, te lo aseguro.
TERESA:
¡Ay, Rosa! ¿Pero cómo es posible que te hayas acostado con todos los que te salían en las cartas?
LORENA:
Y luego a mi me dicen puta...
ROSA:
Mira hija, es distinto acostarse por gusto que por dinero. Lo tuyo se llama prostitución, lo mío falso augurio.
TERESA:
Yo lo hago a menudo… En mis fantasías, claro.
ROBERTO:
Bueno, quiero avisarles que la que resulte ser mi madre va a morir lenta y dolorosamente... y tómenlo como algo personal. Las que no lo sean irán de regreso a Sonora sin ningún daño, también pueden quedarse a presenciar la ejecución, va a ser muy emotiva, sobre todo para mi...
LORENA:
¿Y nos va a tener aquí, encerradas en la isla?
ROBERTO:
(DULCE) Sí.
ANGELA:
¿Ni siquiera puedo ir al puerto a comprar unas postales para mi marido?
ROBERTO:
No.
ROSA:
¿Ni por unas hierbitas?
ROBERTO:
Tampoco.
TERESA:
¿Y a la misa del Domingo?
ROBERTO:
Menos.
LORENA:
¿Entonces que coño podemos hacer?
ROBERTO:
(SEÑALANDO EL CUADRO) mamita Teresa, rezarle mucho a Dios por sus almas; mamita Rosa, usar toda su magia y sus hierbas para conservar la calma; mamita Angela, pensar en su feliz vida matrimonial para sentirse tranquila y alegre; y tú, mamita Lorena, acostarte con el muñeco inflable que dejé en tu clóset. Todo esto lo preparé con cariño para mamá. No hay manera de que puedan escapar, estamos a muchos kilómetros de la costa... Y nada de juegos, porque no sólo mi madre puede morir. Señoras, están en su casa, espero que disfruten su estancia aquí. Con permiso. (MUTIS HACIA LA PLAYA. INVADE EL SILENCIO EN LA HABITACIÓN. TODAS SE MIRAN DESCONCERTADAS)
LORENA:
Pues... se parece a ti, Angela.
ANGELA:
(ASUSTADA) ¿A... a mi?
ROSA:
¡Pérate Lorena! No empieces a dorar la píldora.
TERESA:
¡Estamos en el infierno!
ROSA:
¡Teresa!
ANGELA:
¡Yo quiero que venga mi marido!
ROSA:
¡Pérense! ¡No la chiflen! Estamos frente a un asesino, hijas.
LORENA:
¿Y por qué tienes tanto miedo tú?
ROSA:
¡Yo no tengo miedo, qué!
LORENA:
¡Sí lo tienes, Rosa! Sientes que eres la madre de él, ¿verdad? ¡Quieres enjaretarnos el hijo a una de nosotras!
TERESA:
Lo mejor que podemos hacer es rezar.
LORENA:
¡Grandiosa solución!
ANGELA:
(A ROSA) ¿Por qué no invocas al espíritu de Naty, para que nos diga quién es su ver dadera madre?
ROSA:
Lo haría, sólo que hace un chorral de tiempo que no lo practico. Antes solía llamar con mucha frecuencia a los fantasmas, pero acabé rete cansada: cuando iban a mi cantón, la dejaban toda llena de ectoplasma y me costaba harto trabajo limpiarla... dejé de hacerlo y no recuerdo bien.
ANGELA:
¿Y entonces, qué podemos hacer?
LORENA:
Tenemos que pensar en hacer lo correcto. Analicemos nuestras vidas de hace veintidós a veinticinco años. Al parecer, Natalia, estuvo con nosotras durante nuestros embarazos; bien, que niño le fue más fácil robar, que pinche bebé le llamó más la atención para llevárselo. ¿Cuál de nuestros chingados hijos es él? (TRANSICIÓN) Bueno, al menos yo puedo excluirme de la lista. Estoy segura de que mi hijo nació muerto; no escuché su llanto al dar a luz.
ROSA:
¿Estás segura?
LORENA:
Bueno, tenía anestesia general, pero una madre siente esas cosas.
ROSA:
La neta, tú también tienes todas las probabilidades de ser su jefa. La Natalia pudo mentirte acerca de su muerte.
LORENA:
Lo peor de todo es que me gusta... Desde que lo vi en la lancha me dieron ganas de acostarme con él. ¿Una madre puede sentir eso?
TERESA:
¡Incesto! Pensaste en el incesto. Tú debes ser la madre de él, tienen la misma mente cochina y pervertida. Por puta te embarazaste hace más de veinte años.
LORENA:
¿Y tú por qué, querida? ¿Acaso bajó el Espíritu Santo y te concedió la gracia?
ANGELA:
(AL BORDE DE LA ANGUSTIA) Amigas... amiguitas. Creo que yo soy su madre...
(TODAS VOLTEAN A VERLA)
ROSA: ANGELA:
¿Qué dices? Ven que ese chico se parece a Roberto... Pues una vez, hace veintitrés años, en una de las noches que me escapé de mi casita, me lo encontré en un bar, bebimos y yo me puse contenta; ya
cuando dieron las doce tenía que irme pero el no me dejaba. Estaba triste, me decía que no era feliz con Natalia, yo lo apapaché tantito y él mal entendido mis caricias... (A PUNTO DEL LLANTO) ¡Sí, amiguitas, me violó el marido de Naty! TERESA:
¡No mientas, por Dios, Angela! Roberto era incapaz de eso, yo lo conocía perfectamente... ¡Era intachable! Además me amaba a mí... (PAUSA. SE DA CUENTA DE SU ERROR, ACLARA) Roberto me prometió divorciarse... ¡Yo lo hacía feliz! Sí, de él me embaracé.
ROSA:
A mí me salió cinco veces su nombre en las cartas. Era segurísimo que estaba designado pa'mis huesos..
LORENA:
¡Yo también me acosté con Roberto! Pero de igual manera hice el amor con otros tres durante ese tiempo. ¿Có mo iba a saber a quién reclamarle?
TERESA:
¡Nos engañó! ¡Nos acostamos con el mismo hombre!
ANGELA:
¿Entonces sólo fuimos un plan de Roberto y Natalia para darles un hijo?
ROSA:
¡Pos sí! Como no podían tener retoños y el Roberto era tan terco que quería uno de su sangre, quién mejor que una de sus cuatas pa'dárselo.
LORENA:
Pues qué pinche tino tuvieron sus espermas, salimos las cuatro premiadas. ¡Somos unas pendejas!
ROSA:
Eso nunca me salió en las cartas...
ANGELA:
Pues te hubieras puesto unos lentes, amiga.
(SE ESCUCHA EL MAR. LORENA VA A LA CANTINA A SERVIRSE OTRA COPA. TERESA VA HACIA EL CUADRO Y SE HINCA PARA REZAR. ROSA SACA SUS HIERBAS Y SE DA AIRE CON ELLAS, ANGELA VA HACIA EL VENTANAL)
ANGELA:
¡Esta destroza ndo la lancha! (TODAS CORREN HACIA EL VENTANAL) ¡Dios mío, mírenlo, parece enloquecido!
LORENA:
No, no parece; ¡Está!
ANGELA:
(ATERRORIZADA) ¡Nos va a matar!
TERESA:
¡Mírenlo! ¡Si parece poseído! ¡Lástima que a las monjas no nos dan clases de exorcismo!
(ROSA COMIENZA A AGITAR SU CUERPO CON LOS BRAZOS ABIERTOS Y GIME FUERTE)
ROSA: (EN TRANCE) Luuurolaaan... Kaaajoomín... Chuuubiiii.... LORENA:
¿Qué haces?
ROSA:
(SIN INTERRUMPIR LOS SONIDOS) Alejando a los malos espíritus.
TERESA:
¡Yo te ayudo! (TOMA UNA HIERBAS E IMITA A ROSA) Lurolan, Kajomín, Chubi…
LORENA:
(LORENA SE RETIRA DEL VENTANAL, ALARMADA) Viene para acá. Tenemos que
demostrar que estamos tranquilas, que no nos importa estar aquí. Tenemos que decirle que ans iamos todas ser su madre. Es una persona enferma, tenemos que darle por su lado. Tranquilícense. ANGELA:
¡Yo no puedo... estoy aterrada!
LORENA:
Trata de disimular lo más posible.
ANGELA:
¿Y si nos mata?
ROSA:
(SIN DEJAR DE HACER SUS MOVIMIENTOS) ¡Pus nos da "crán" y ya!
ANGELA:
¡Ay, no! Yo mejor me voy de aquí... (INTENTA SALIR, LORENA LA DETIENE)
LORENA:
¡Te quedas con nosotras!
TERESA:
(SUELTA LAS HIERBAS) ¡Ya está llegando!
LORENA:
¡Sentémonos en la sala! Finjamos platicar alegremente.
TERESA:
(MIENTRAS CORREN A SENTARSE) ¿Pero de qué podemos platicar?
LORENA:
¡De lo que sea! (SE SIENTAN. UN BREVE SILENCIO)
ANGELA:
(EFUSIVA) ¡La moda en Francia está increíble, amiguitas! ¡Vi unos vestidos en las revistas maravillosos! Y los sombreros son para comprarlos todos y saquear las tiendas. Lástima que mi marido no me quiera llevar. (ENTRA ROBERTO. TODAS SIENTEN YA SU PRESENCIA) En Fran...En Fran... ¡En Italia! En Italia no se que hay porque mi esposo no me compra esa revista.
LORENA:
En Italia toda la ropa ahí es divina, es la ciudad de los grandes diseñadores. Y los hombres. ¡Uy! ¡Qué hombres! Son como para agarrarse uno y tener hijos con él... (ASÍ MISMA, EN VOZ BAJA) ¡Pe ndeja!
ROSA:
(PARA SALVAR EL ERROR) Oye Teresa, ¿cuál es el habito de última moda, así el más chido?
TERESA:
No los conozco, aún no los importan del Vaticano.
ANGELA:
(A ROBERTO) ¡Estamos divertidas de lo lindo! ¿No quiere venir a platicar con nosotras?
ROBERTO:
No en este momento. Tengo que ir a ver que prepararemos hoy para comer. Con permiso. (HACE MUTIS POR ARRIBA DERECHA)
ANGELA:
¡Qué susto! Por un momento pensé que venía a golpearnos.
LORENA:
Eso quisieras chiquita...
ROSA:
Tenemos que pensar la manera de pelarnos de aquí.
TERESA:
Acaba de destrozar la única lancha que había, no podemos irnos nadando.
ANGELA:
Tiene razón Tere, puede que haya tiburones.
TERESA:
Yo me refiero a la distancia que hay de aquí a Sonora.
LORENA:
¡Pero debe haber otra lancha! Él no se quedaría incomunicado en esta isla. A lo mejor encontramos un teléfono. ¡Tenemos que buscar!
ROSA:
Me cae que la Lorena no está tan herrada.
LORENA:
¡Que Teresa y Angela vayan a la playa a buscar una lancha! Rosa, ve mientras a investigar si hay en la casa armas o cosas por el estilo.
ANGELA:
¿Tú qué vas a hacer, Lore?
LORENA:
Tengo un plan para que podamos escapar. ¡Apúrense!
(HACEN MUTIS APRESURADAMENTE ANGELA Y TERESA HACIA EL EXTERIOR)
LORENA:
(YENDO HACIA LA CANTINA) Voy a preparar dos copas.
ROSA:
Yo no quiero, gracias.
LORENA:
Para ti no, Rosa. Le preparo una al sád ico ese.
ROSA:
¿Pa'qué lo queremos borracho?
LORENA:
Yo sé lo que hago.
(ENTRA ROBERTO. ROSA IBA A DECIR ALGO PERO CALLA)
LORENA:
¡Ah, ya regresó de la cocina! No lo esperábamos tan pronto. (TRANSICIÓN) ¿Qué vamos a comer, mariscos?
ROBERTO:
Carne. Aún no la preparo.
ROSA:
...S i quiere le ayudo, tengo muy buena mano.
ROBERTO:
En cuestiones de alimento, la prefiero a usted Lorena.
LORENA:
Con mucho gusto. Al fin que Rosa tenía algo que hacer en su recámara.
ROSA:
¡Pus sí es cierto, ¿verdad?! Tengo que ir a acomodar todas las veladoras que traje y ence nder mi incienso. Con permiso. (SALE HACIA LAS HABITACIONES. LORENA VA A LA CANTINA, ROBERTO SE SIENTA EN EL SOFÁ)
LORENA:
Aún no ha dicho cuál es su nombre.
ROBERTO:
Me llamo Roberto.
LORENA:
Igual que su padre.
ROBERTO:
Él no es mi padre.
LORENA:
¡Vamos a hablarnos de tú para derretir el hielo! Al fin y al cabo puedo ser yo su madre, que no lo deseo, pero a la mejor resulta.
ROBERTO:
A lo mejor. (SILENCIO)
LORENA:
(TOMA LAS COPAS) Ten, Roberto. Me tome la libertad de prepararte una copa.
ROBERTO:
Gracias, qué amable. (TOMA UNA DE ELLAS)
LORENA:
¡Salud!
(CHOCAN LAS COPAS, ROBERTO TOMA LA DE LORENA PARA QUE NO BEBA Y DEJA AMBAS BEBIDAS SOBRE LA MESA DE CENTRO)
ROBERTO:
¿Dónde están Teresa y Angela?
LORENA:
Fuero n a caminar a la playa.
ROBERTO:
¿A caminar? ¿Ahora?
LORENA:
Ya sabemos que una de nosotras va a morir, tenemos que disfrutar los últimos momentos.
ROBERTO:
Voy a buscarlas.
(VA A SALIR PERO LORENA LO DETIENE)
LORENA:
Siéntate… Si están aquí cerca. (ROBERTO SE SIENTA EN LA SALA, LORENA VA HACIA EL VENTANAL) Mira, si desde aquí las veo.
(ROBERTO APROVECHA EL MOMENTO PARA VERTER EL LÍQUIDO DE UN FRASCO PEQUEÑO EN LA BEDIDA DE LORENA)
ROBERTO:
En ese caso, ¡salud otra vez! (TOMA LAS COPAS, LE EXTIENDE LA SUYA A LORENA QUE SE HA ACERCADO)
LORENA:
¡Salud! (TERMINAN DE BEBER DE UN TRAGO) Y dime, ¿ya tienes idea de quién de nosotras es tu madre?
ROBERTO:
No. ¿Usted sí?
LORENA:
Ni la menor idea. ¡Estoy segura que yo no lo soy! (TRANSICIÓN) Te propongo algo: me gustas, hace mucho tiempo que no tengo ningún romance con un joven de tu edad. Sería muy interesante que tu y yo...
ROBERTO:
¿Nos acostáramos?
LORENA:
No soy tu madre, pero me encantaría instruirte.
ROBERTO:
Con Natalia hacía el amor frecuentemente.
LORENA:
¿No me digas? Al menos se la pasaron bien.
ROBERTO:
Me la pasaba mejor con Roberto.
(PAUSA. LORENA LO MIRA DESCONCERTADA)
LORENA:
¿Con Roberto? Me está doliendo la cabeza.
ROBERTO:
Recuéstate en el sofá.
LORENA:
Me siento cansada… (SE ATERRA) No puedo respirar.
(CAE EN EL SOFÁ. ROBERTO LA OBSERVA FRÍO MIENTRAS QUEDA DORMIDA, AUNQUE POR EL DESEO DE PODER RESPIRAR E IR PERDIENDO LA FUERZA, CREEMOS QUE HA MUERTO)
ROBERTO:
Descansa, mamá. En seguida vuelvo. (LA BESA EN LA MEJILLA Y SALE HACIA LA COCINA)
(ENTRA ÁNGELA DEL EXTERIOR)
ANGELA:
No hay ninguna lancha, Lore. ¿Qué hace mos? (ESPERA RESPUESTA) ¿Lore? ¿Lore? ¿Lorenita? (ENTRA TERESA)
TERESA:
No encontré nada, Angela. ¿Tu sí?
ANGELA:
¿Lore? ¿Lorena?
TERESA:
¿Qué pasa?
ANGELA:
Mira a Lorenita. No me contesta.
TERESA:
¡Dios mío, Lorena! (CORRE HACIA ELLA) ¡Lorena! ¿Qué tienes? (LE DA TRES BOFETONES ESTRUENDOSOS) ¡Contesta! (LE JALA LOS CABELLOS) ¡Lorena! (LE DA
DOS BOFETADAS) ¡No reacciona, Angela! (LA VUELVE A GOLPEAR) Creo que si está muerta y yo acabo de darme la desahogada más maravillosa de mi vida. Ya no importa cuántos hombres me hayas quitado en la juventud, Lorena. Te perdono. Descansa en paz.
(ROSA REGRESA A ESCENA)
ANGELA:
¡La mató! Mataron a nuestra amiguita.
ROSA:
¿Qué?
TERESA:
Lorena y Natalia ya están juntas en el infierno.
(SE ESCUCHA EL SILVIDO DE ROBERTO QUE SE ACERCA)
ANGELA:
¡El asesino viene para acá!
(CORREN HACIA EL ARCO Y SE ESCONDEN DETRÁS DE EL. ENTRA ROBERTO CON MANDIL DE COCINERO. CARGA A LORENA EN BRAZOS Y VUELVE A SALIR HACIA LA COCINA. ELLAS SALEN DEL ESCONDITE)
TERESA:
Dios mío, ¿por qué la habrá matado?
ANGELA:
Viero n que bonito mandil. Mi marido se compró uno para los domingos de carnita asada.
ROSA: ¡Eso es! ¡Ya me cayo el veinte! Va a quitarle las vísceras... Cuando estuvimos aquí dijo que comeríamos carne y que prefería a Lorena para el alimento. ¡Se la llevó a la cocina! ANGELA:
(ATERRADA) ¿Nos vamos a comer a Lorenita?
TERESA:
¡Virgen pura e inmaculada!
ROSA:
¡Aparte de asesino resultó caníbal! Ahora entiendo todo este holor a muerte. (ENTRA ROBERTO. TODAS GUARDAN SILENCIO Y LO MIRAN)
ROBERTO:
En una hora está la comida. Comeremos en la playa. Lorena subió a su recámara a dormir, no se preocupen, no tiene hambre.
ANGELA:
...¿Y qué vamos a comer?...
ROBERTO:
Ya le dije a Rosa : carne. En un momento preparo los bisteces.
(SALE APRESURADO A LA COCINA)
TERESA:
¡Dios mío! Vamos a comer carne humana.
ROSA:
Pobre de la Lorena. ¿Cómo haremos pa'no comérnosla?
ANGELA:
¿Y si le decimos que somos vegetarianas?
TERESA:
No seas bruta, nos va a obligar.
ANGELA:
¡Pues yo no me comeré a Lorenita! ¡No lo haré! ¡Prefiero que me mate antes de hacer eso!
TERESA:
Tienes razón. ¡Si quiere que la coma, pr imero pasa por mi cuerpo!
ROSA:
Lo peor es que no he tragado nada en todo el día.
TERESA:
¡Yo tampoco y tengo un hambre! Pero no, yo no podría... ¡Rosa, no me des ideas!
ANGELA:
¡No nos la podemos comer! ¡Es nuestra amiga!
TERESA:
Deja eso de nuestra amiga... ¡Lo podrida que ya a de estar!
ROSA:
Pus si al fin y al cabo viene siendo carne.
ANGELA: ANGELA :
¡No es lo mismo! (ASQUEADA) (ASQ UEADA) Ya me d ie ron ro n ganas de volver e l estómago. estóma go.
(ENTRA (ENTRA ROBERTO RO BERTO NUEVAMEN NUEVAMEN TE, AL VERLO GRITA G RITAN N LAS LAS TRES) TRES)
ROBERTO: ROBERTO :
¡Calma! ¡Ca lma! Las vo vo y a lle lle var a la mesa de la la p la ya, acom aco mpáñenme. pá ñenme. Lue Lue go, c uando esté, llevaré la carne.
(ROBERTO SALE HACIA LA PLAYA. LO SIGUEN. SI GUEN. ELLAS ELLAS SE S E DETIENEN EN LA PUERTA) PUER TA)
ROSA:
Miren, yo siempre he teni te nido do la curi cur iosidad os idad por po r probar la carn car ne humana. Además, Además, sé q ue con cierto cierto s polvitos puede hacer rejuv reju venecer a q uie uie n la coma.
ANGELA:
(SEDUCI (SEDUCIDA) DA) ¿Habl ¿Hab las en serio?
ROSA:
¡Cl ¡C larines, Angela! Angela! Mira, una una cuatacha cuatac ha mía mía la la p robó y al d ía siguiente q ue la vi, vi, no podía pod ía creer que fuera la misma persona.
TERESA: TERESA:
¡Qu ¡Q ué ma ravilla! ¿Sirv ¿Sir ve para bajar ba jar de peso?
ROSA: También, les digo que es rete buena. ANGELA:
Pero Pe ro tú d ices q ue se necesitan unos polvos.
ROSA: (SACA UN FRASCO FRASCO DEL D EL MORRAL) Y aq aq uí los los traigo. tra igo. ANGELA:
¿Estás segura que eso rejuvenece?
ROSA:
¡"Of corse"! corse "!
ANGELA:
¿En ¿E n cuanto tiempo?
ROSA:
Según Se gún sé, después de una una s horas horas de haberla probado.
ANGELA:
(AUN MAS S EDUCIDA) EDUCIDA) ¿Cuántas? ¿C uántas?
ROSA: ROSA :
Unas dos o tres más o menos.
TERESA: TERESA:
¡Magnífi ¡Ma gnífico! co! ¿El ¿E l mismo mismo tiempo tiempo para bajar de peso?
ROSA:
“Yes, my dear”.
TERESA: TERESA:
¡Vam ¡Va mo s a q uedar como co mo unas unas prin pr incesas! cesas!
ANGELA: ANGELA :
Pensá Pe nsándolo ndolo b ien, a mi ya me d io mu mucc ha ham ha mbre.
TERESA: TERESA:
Vamos, Vamos, seguramente Lorena a de estar suculent sucule nta. a.
ANGELA:
Espero que la la haga haga asada. asada. ¡Me encanta la la carne car ne al carbón! Yo p ido las las costil cost illitas. litas. ¡Me encantan! encanta n!
TERESA:
A mi sus p ie rnas, no se por po r q ué, pero s ie mpre se me han a ntojado las de Lorena.
ROSA: ROSA :
¡Van a ver q ue es toda una delicia! de licia!
(OSCURO. TELÓN. FIN DEL PRIMER ACTO) ACTO)
SEGUNDO ACTO
CUADRO PRIMERO
LA ACCIÓN EN EL MISMO LUGAR, TRES HORAS DESPUÉS, ESTA NUBLADO Y OSCURECIENDO. TERESA HINCADA CON UNA CINTA MÉTRICA ENROLLADA EN SU CINTURA Y UN ROSARIO EN LA MANO; REZA. ROSA ESPARCE SAL ALREDEDOR DE LA HABITACIÓN, ANGELA ESTA SENTADA EN EL SOFÁ, TIENE UN ESPEJO EN LAS MANOS, LLORA DESCONSOLADAMENTE.
TERESA:
"Santa Sa nta virgen virge n de las vírgenes" vírge nes"
ANGELA:
(EN LLANTO LLANTO P ROFUNDO) ROFUNDO) Ruega por po r nosotros... nosotros...
TERESA: TERESA:
"Santa San ta madre de Dios" Dios" (TERESA MIRA LA CINTA MÉTRICA, SOLLOZA)
ANGELA:
Ruega por nosotros...
ROSA:
(SIGUE ECHANDO SAL) Híjoles, Híjoles, está rete nublado, nublado, al rato va a empezar a llo llo ver.
TERESA: TERESA:
"Virgen prudentísima" prudent ísima" (ANGELA (ANGE LA S E VE EN EL ESPEJO, LLORA)
ANGELA: ANGELA :
Ru... Ruega por nosotros...
ROSA: ROSA :
A de ser se r e l a lma de la Lorena....
TERESA: TERESA:
"Virgen venerabl venerab le"
ANGELA:
Ruega por... por noso noso tros...
ROSA: ROSA :
¡Qué feo final tuvo la pobre! pobre !
TERESA: TERESA:
"Espada "Espada de justicia"
ANGELA: ANGELA :
¡Nos la comimos! co mimos!
TERESA:
Angela, estamos rezando por su alma. (PAUSA CORTA) "Torre de David"
ANGELA:
Ruega por nosotros...
TERESA:
"Torre de marfil"
ANGELA:
Ruega por nosotros...
TERESA:
"Arca de la alianza "
ANGELA:
¡No puedo! ¡No puedo! Ya rezamos quince Padres Nuestros, treinta Aves Marías y el ruega por nosotros ya lo repetí cien veces, Teresita...
TERESA:
(ENFADADA) ¡No cortes así el rosario! (TRANSICIÓN. SOLEMNE) "Dale señor el descanso eterno a su alma y busca para ella la luz perpetua"
ROSA:
¡Chale!
ANGELA:
...Amen (A ROSA) ¡Eres una cochina mentirosa! ¡Llevo tres horas viéndome al espejo y mi cara sigue igual, ni las arrugas de mis ojitos se me han quitado! ¡Y mira a Teresa, hasta se ve más gorda de toda la carne que se comió!
ROSA:
¡No es mi culpa que sea tan tragona!
TERESA:
Bueno, es que como yo quería perder treinta kilos, calculé uno por bistec. (SE QUITA LA CINTA MÉTRICA) ¡Y no perdí ni un solo gramo!
ROSA:
¡De veras con ustedes! ¡Chicos tacotes los que se hicieron y todavía se ponen a rezar!
TERESA:
¡Nos la comimos, sólo porque tu nos dijiste, que íbamos a rejuvenecer!
ROSA:
Pus eso pensaba yo... No se qué pudo sa lir mal.
ANGELA:
¡Yo no quería comérmela! ¡Cuando vi la carne me acorde de Lorenita y me dieron ganas de llorar!
ROSA:
¡Mis naguas, qué! (TERMINA DE REGAR LA SAL) ¡Hasta les hizo falta el guacamole!
ANGELA:
¡Yo les juro quise vomitar, pero no pude! No soy capaz de sacar a Lorenita así de mi cuerpo.
TERESA:
Ay, Dios mío... ¿Con qué cara voy a llegar al convento?
ROSA:
Con la que siempre has tenido, chula.
TERESA:
¡Tú también te la comiste!
ANGELA:
¡Nos convertimos en caníbales!
ROSA:
Pos es lo que yo digo, Angela. ¿Ya pa'qué rezan?
TERESA:
Es la única manera de conseguir consuelo.
ROSA:
Yo soy más práctica. Vamos a llamar a su alma.
ANGELA:
Yo creo que Rosy tiene razón, tal vez venga Lore a decirnos cómo está y nosotras vamos a poder pedirle perdón.
TERESA:
¡Ah, no! ¡Ya nos dimos cuenta que eres puro fra ude, Rosa! ¡Yo no pienso cometer el mismo error dos veces!
ROSA:
(MOLESTA) Si yo me flete todos sus rosarios, ahora ustedes me ayudan a llamar al espíritu de la Lorena. ¡Y ya chale con tanta reclamación!
TERESA:
¡Es lo menos que te mereces, desgraciada! Además yo no puedo ayudarte, mi religión me prohibe hacer y creer en todas esas cosas.
ROSA: Mira quién habla: la novicia revelde y bastante sexual, aunque calro… (IMITA) sólo sucede en tus fantasías. (TERESA LA MIRA RESENTIDA) ANGELA:
¡Ándale, Tere!
TERESA:
Está bien, ya. Vamos a hacerlo.
ANGELA:
¡Incluso Rosy puede hacer nos una limpia!
ROSA: Eso después, cuando salgamos de aquí. (VA HACIA LA MESITA DE CENTRO) Vengan, vamos a sentarnos al rededor de esta mesa. (SACA CUATRO VELADORAS DE SU MORRAL, LAS
COLOCA ENCIMA, LAS ENCIENDE) Esto requiere de máxima concentración. (A ANGELA) ¡Ve y apaga la luz! ANGELA:
Sí, amiguita. (VA Y APAGA LAS LUCES. LA HABITACIÓN SOLO QUEDA ILUMI NADA POR LAS CUATRO VELADORAS)
ROSA:
Siéntense. (LAS TRES SE SIENTAN EN EL SUELO AL REDEDOR DE LA MESA) Tenemos que darnos las manos. (LO HACEN)
ANGELA:
¡Estoy excitada!
ROSA:
Concéntrate. (LAS TRES GUARDAN SILENCIO. SOLO ROSA COMIENZA A EMITIR GEMIDOS EN TONOS GRAVES Y AGUDOS) ¡Tlaconetes! ¡Culebras chirrioneras! ¡Serpientes mojigatas! Queremos comunicarnos con el espíritu de la Lorena... Lorena... Nosotras te invocamos... (ROSA VUELVE A EMITIR GEMIDOS AUN MAS FUERTES).
ANGELA:
(ENTRE DIENTES) Ahora ya me está dando miedo.
ROSA:
¡Sí, Lorena! ¡Siento tu presencia! ¡Aquí estás!
TERESA:
(MOLESTA) ¡Pues yo no la puedo ver! ¡Para eso quieres que cerremos los ojos! ¡Para que creamos que está aquí y no la veamos, ¿verdad?!
ROSA:
¡Mira, hija, ni la ves, ni la podrás ver! ¡Los espíritus huyen de las monjas! Además si viene, no podrá hablar por si sola, está "descuerpada".
ANGELA:
Y toda descuartizada la pobre. ¡Si aparece tendríamos que armar el rompecabezas: Una piernita por aquí, unA mano por allá! ¡Que horror!
TERESA:
Bueno, y si carece de cuerpo, ¿cómo se va a comunicar?
ROSA:
Se va a apoderar del mío. Vamos a continuar... (ROSA VUELVE EMITIR GEMIDOS, JUNTO CON
CONVULSIONES
EPILÉPTICAS,
ANGELA
Y
TERESA
LA
MIRAN
HORRORIZADAS) ¡Lorena! ¡Nuevamente invoco a tu espíritu! ¡Ven y haz de cuenta que aquí no hay ninguna monja! ¡Ven, Lorena! ¡Te ofrezco mi cuerpo pa'que puedas hablar... pa'que puedas sentir! ¡Ven! ¡Arañas pestilentes! ¡Buitres del deseo! ¡Cocodrilos del abismo! ¡Gusanos de lo eterno! ¡Guacamayas de la desdicha! (MAS CONVULSIONES) ¡Sí, ya estás Aquí! ¡Te
siento! ¡Sí, apodérate de mi! (TODO SU CUERPO TIEMBLA HASTA ABRIR LOS OJOS EN BLANCO. SE QUEDA TOTALMENTE PARALIZADA) ¡Pinches amigas culeras! ANGELA:
¿Lore na, eres tú?
ROSA:
Mejor ni me digan nada. ¡Malditas! Pensé todo de ustedes, menos que me comieran. ¡Cabronas!
ANGELA:
Perdónanos amiguita pero no tuvimos otra salida. Yo te juro que no quería comerte.
ROSA:
¡Voy a vengarme por lo que me hicieron!
(SÚBITAMENTE ENTRA LORENA CORRIENDO DE LA COCINA, ESTA A MEDIO VESTIR)
LORENA:
(CON IRA) ¿Dónde está ese hijo de puta? ¿Dónde?
(MIENTRAS SE MUEVE DE UN LADO A OTRO SE VA VISTIENDO, ANTE LA LUZ DE LAS VELADORAS NO SE ENTIENDEN SUS MOVIMIENTOS Y PARECEN FANTASMAGÓRICOS. LAS OTRAS TRES, AL OÍRLA Y VERLA, GRITAN HORRORIZADAS Y CORREN POR TODA LA HABITACIÓN. HABLAN Y GRITAN AL MISMO TIEMPO)
ANGELA: TERESA:
¡No nos hagas nada! ¡No me mates! ¡No me mates! ¡Santa virgen de las golfas! ¡Vete Lorena! ¡No nos hagas daño! ¡Ay, Rosa, ¿para qué la trajiste?! (SE HINCA, COMIENZA A REZ AR EL PADRE NUESTRO EN VOS ALTA)
ROSA:
¡Yo te traje nuevamente al mundo! ¡A mi no me puedes hacer daño! ¡Cacatúas del pantano! ¡Renacuajos de la muerte! ¡Zopilotes del desierto!
(LORENA ACABA DE VESTIRSE. HAY UN CAOS EN ESCENA)
LORENA:
¡Ya dejen de gritar! (LO HACEN. ESTÁN PARALIZADAS) ¿Por qué tienen las luces apagadas? (LAS ENCIENDE)
ANGELA:
¡La puedo ver! ¡La puedo ver!
TERESA:
(VUELVE A REZAR EL PADRE NUESTRO A GRITO HISTÉRICO)
ROSA:
(TRIUNFAL) ¡Lo hice! ¡Por fin lo logro¡ ¡Lo logré! ¡Es la primera vez que aparezco a un difunto! Ojalá estuviera mamá Tencha para verme...
ANGELA:
(ATERRORIZADA) ¡Te juro que no quería comerte! Tere y yo ya rezamos mucho por ti. ¡Ese muchacho fue el que te hizo bisteces, nosotras tan sólo te acomodamos en las tortillitas...
LORENA:
¡Con un carajo, pueden dejarse de estupideces!
TERESA:
(REACCIONANDO) ¿Lorena?
LORENA:
¿Qué pasa?
TERESA:
¿Dónde estabas?
LORENA:
Ese psicópata me dio algo que me hizo dormir. ¡Me desvistió y me metió en el refrigerador!
TERESA:
¿Ya ves, lo que te pasa por caliente?
ÁNGELA:
¿Abusó de ti?
LORENA:
No sé… No lo creo. (SE LE HUMEDECEN LOS OJOS) Me dio ta nto miedo. (COMIENZA A LLORAR) Era mucho frío.
ÁNGELA:
(DESCANSANDO) No sabes el alivio que me haces sentir amiguita. Nosotras pensamos que te había envenenado para después hacerte b istec.
TERESA:
(FURIOSA) ¡Desgraciada! ¡Te lo echaste, mala mujer! ¡Nosotras pensando que te estaban asando y tu montada en el potro salvaje!
LORENA:
¡No armes tu propia historia!
ROSA: Ese chamaco es peor q ue el chamuco. LORENA:
Tenemos que salir de aquí. Roberto va a matarnos. Sí, ell cabrón ese se llama como su padre. ¿Qué creen que me contó?
TERESA:
¿Qué?
LORENA:
Nata lia se acostaba con él y también tenía relaciones con Roberto.
TERESA:
¿Con su padre?
LORENA:
Sí; entérense: nos embarazó un bisexual.
ANGELA:
¡Qué horror!
ROSA:
Eso tampoco me salió en las cartas...
LORENA:
(ALARMADA) ¿Enco ntraron la lancha?
ANGELA:
Buscamos por todos lados y no había nada.
LORENA:
Y tú Rosa, ¿hay algún teléfono?
ROSA: No, pero encuntré una "tumba güeyes". ANGELA:
¿Una qué?
ROSA: Oh, una pistola, pues. LORENA:
¿En dónde?
ROSA:
Debajo de un muble que está en el despacho.
LORENA:
¿No la habrás dejado allí?
ROSA:
¿Cómo crees?, no soy tan taruga. Aquí la traigo. (SACA EL ARMA DE SU MORRAL)
ANGELA:
¡Guárdala, Rosita, que se te puede escapar un tiro!
LORENA:
¿Sólo eso encontraste?
ROSA:
No, también tiene mucha rete harta hierba.
TERESA:
¿Mariguana?
ROSA:
Sí, y creo que se está dando un buen toque, porque hasta acá llega el tufo.
ANGELA:
(ALARMADA) Una personita en esas condiciones es muy peligrosa. Si se está dro gando es mejor que nos escondamos de él, amiguitas. ¡Puede ser que venga a matarnos!
ROSA:
¡De veras con ustedes! Tampoco exageren. No es tan grueso. Además le robé casi toda
TERESA:
(CON COMPLICIDAD) ¿La probamos? Vamos a darnos un llegue.
ANGELA:
¡Eres monja!
TERESA:
Estoy de vacasiones.
ANGELA:
¡Te desconozco, Teresa!
TERESA:
Así nos ponemos a la altura: ¡bien pachecas! por si viene.
ROSA:
¡Ya rugiste leona! (ROSA SACA UN PAQUETITO DE SU MORRAL)
ANGELA:
¡No! ¡De ninguna manera! (LE ARREBATA EL PAQUETE A ROSA) No voy a permitir que se droguen, eso es lo que él quiere que hagamos, así va a ser mas fácil que nos mate.
TERESA:
¡Nunca he probado la mariguana y no voy a desperdiciar esta oportunidad! ¡Si me mata, que al menos Dios diga que viví!
ANGELA:
¡De ninguna manera! (ANGELA LO ARROJA A LA PLAYA)
TERESA:
(GRITANDO) ¡No la tires!
ROSA:
No te preocupes, Teresa. Aquí traigo más. (ROSA SEÑALA SU MORRAL)
ANGELA:
No, Rosa. ¡No seas alcahueta!
TERESA:
¡Ya me tienes cansada., Angela! ¡Déjame vivir! ¡Ya soy mayor de edad!
LORENA:
Bastante mayor.
TERESA:
¡Mejor cállate, que tu eres más vieja que la Biblia!
LORENA:
¡Óyeme, babosa!
TERESA:
(EN CRESCENDO) ¡Me tienen harta! ¡Llego a esta isla y en lugar de encontrarme con "mis amigas" me encuentro con ustedes, que tan sólo se han burlado de mí; después me entero que un misógino puede ser mi hijo, que además quiere matarme; descubro que el único amor de mi vida tan sólo me utilizó para saciar sus fines paternales y para colmo de males traigo revuelto el estómago por pensar que te estaba comiendo a ti! ¡No es esto como para que me fume todos los bosques que quiera! ¡Ya sé que soy monja, y que como tal debo seguir cierto comportamiento! ¡Pero llevo más de quince años haciéndolo y ya estoy cansada! ¡Ya no más! ¡Quiero perderme, quiero coger, quiero pecar! ¡¿Qué no puedo hacerlo, carajo?! ¡Todo esto me está poniendo histér ica! ¡Histérica! ¡Lo que se dice histérica!
ANGELA:
(RETROCEDIENDO) Te creemos, Teresita; te creemos.
TERESA:
¡Ya cállate hija de... ¡Hija de Cri-Crí!
LORENA:
¡Bueno, Sor Engracia, tú crees que nosotras estamos muy divertidas aquí encerradas! ¿Crees que yo me siento muy a gusto con tu compañía? ¡Pues no, Teresa! ¡Todas nos encontramos de la misma manera q ue tú!
ANGELA:
¡Ay, amiguitas, no se peleen!
LORENA:
¡Pinche Angela! ¡No hables, no hables! ¡Vete a comer mierdita, con tu puto mar idito a tu pinche casita de Coyoacán!
ANGELA:
¡Lorenita, yo no permito que ninguna indecente me hable así!
LORENA:
¡Habría que ver quién de nosotras tiene decencia!
ANGELA:
¡Yo sí la tengo! En cambio a las mujeres que se acuestan por dinero les dicen prostitutas.
LORENA:
También las llaman "amas de casa", querida.
ANGELA:
¡Ustedes me tienen envidia, porque soy la única que tiene una familia feliz!
ROSA:
¡Chale! ¿Familia feliz? ¿Pos cómo, si tu marido batea chueco, no me lo acabas de decir? Te la hizo gacha, mi reina. Te vio la cara de mula guadalupana, nomás pa'arriarte. ¡Aparte ni se acuestan porque quesque a ti te da asco!
ANGELA:
¡Traicionera, mala amiga! Si te lo conté fue para que te lo callaras y no lo andaras divulgando. ¡Ojalá seas la madre de él para que te mate por traidora! (PAUSA CORTA) Déjame te digo que yo no creo que tengas poderes. Lo que he hecho hasta ahora es seguirte el juego, pero me das asco, empezando por tu manera de vestir y hablar, hasta imaginarme la vida de criada que debes tener.
ROSA:
¡Devuélveme mi palo, jija de tu penesito progenitor! Te auguro que nunca podrás hacer el amor ni con tu marido, ni con nadie, y tu hombre tendrá que seguir yéndose a la calle a buscarse calzones de dulce nomás pa'engañarte. Aunque no creo que te importe mucho, pos porque tú te la pasas con los ojos vendados todo el tiempo. Que se me hace que te das cuenta de todo, pero ahí haces como que no, nomás pa'no perder tu mendiga familia.
ANGELA:
(ENTREGÁNDOLE EL PALO) ¡Toma tu palo!
TERESA:
¡Ay, no, mejor dámelo a mí! (TERESA LO TOMA)
ANGELA:
(A ROSA) ¿Creías que lo iba a usar? No soy tan bestia.
ROSA:
Entonces, ¿por qué te tardaste tanto en el baño?
ANGELA:
¡Porque estaba tratando de vomitar a Lorena!
LORENA:
(LORENA LE ARREBATA EL PALO A TERESA) ¿Y te ayudabas con esto?
ANGELA:
¡Quiero que sepas que me alegro de no haberte comido! ¡Y no por ti, sino para no tener carne podrida en mi pancita!
LORENA:
¡Si ni el caviar has probado!
ANGELA:
¡No me hace falta!
ROSA:
(BURLONA) ¡Ay sí: "caviar"! ¡Qué chida! Pos si ni a longaniza llegas, hija.
TERESA:
¡Devuélveme el palo, Lorena! ¡Siempre quieres quedarte con todo!
LORENA:
(DÁNDOSELO) ¡Que te apro veche! Cuando eras amante de Roberto, yo me acostaba con él y no sabes cómo nos reíamos de ti.
TERESA:
¡Te vas a ir al infierno!
LORENA:
¡Pero con la vagina satisfecha! (ENTRA ROBERTO TERMINA DE FUMAR UN CIGARRO DE MARIGUANA, SE VE DIVERTIDO, PARECE QUE HA ESCUCHADO TODA LA CONVERSACIÓN)
ROBERTO:
(SUS MOVIMIENTOS SON CORTOS, SE VE QUE TRATA DE GUARDAR EL EQUILIBRIO) ¡Bravo!... !Bravo!... (RÍE) ¡Veo que se están divirtiendo, mamás! Yo también quiero divertirme, así que van a tener que jugar con su adorado hijo bastardo. (DA LA ULTIMA FUMADA Y TIRA EL CIGARRO, LO PISA) ¡El juego es increíble! Sólo una de ustedes va a perder, el castigo es la muerte. Ya tuvieron tiempo para pensar, para recordar. Veamos quién es más inteligente... Ya saben que cartas tienen, saben como mover sus fichas. La única regla es que el As mata a la Cuina, no lo olviden. ¡Va mi mami en prenda... voy por ella!
LORENA:
¡Está loco!
ROSA:
¡Bien pacheco, qué!
TERESA:
Dios dice respetarás al padre y a la madre.
ROBERTO:
Bien, vayan acomodando sus alfiles en defensa de la reina. Empecemos a jugar. Quiero beber el veneno de mi madre, pero no de su leche, sino de su sangre.
TERESA:
¡Este ya salió hasta con cultos satánicos!
ANGELA:
(A ROBERTO) Yo siempre he sido un poquito tonta para los juegos, toda la vida pierdo. ¿No podemos pensar....
ROBERTO:
¡En atacar únicamente! Mi juego, precisamente, empieza contigo...
ANGELA:
¿A poco va por numeración alfabética? No podría ser, mejor, por edades, las más chiquitas hasta el final, así sería la última. (ROBERTO SE ACERCA A ELLA)
ROBERTO:
No...
ANGELA:
Me está asustando y eso no se vale.
ROBERTO:
No quiero asustarte, sólo quiero que goces... Yo podría violarte como te lo hicieron hace tiempo: golpeándote, escupiéndote, lastimándote, apretándote los senos hasta reventarlos. Te excita, ¿verdad?.
LORENA:
Mírala, ya está sudando.
ROBERTO:
(ANGELA SE VE ATERRADA) Tal vez no has sido feliz porque aún no encuentras al hombre salvaje que te haga el amor co mo aquella vez. (LA OBSERVA) Sí, tu lo deseas.
(ROBERTO SE ACERCA A ELLA Y EMPIEZA A ACARICIARLA, ANGELA TRAS UN ESFUERZO LOGRA ESCAPARSE DE ROBERTO)
ANGELA:
¡No, no deseo nada! (SE COLOCA DETRÁS DE LORENA) ¡Ya déjeme en paz!
LORENA:
(TOMA A ANGELA DEL BRAZO) Mira Angela, lo necesitas. ¿Si nos ofrece diversión, por qué no vamos a tomarla? (LORENA LA JALA HACIA ROBERTO) ¡Ten, hazle el amor! ¡Haz algo! ¿Quieres divertirte? ¡Vamos a divertirnos!
ANGELA:
(RESISTIÉNDOSE. LLOROSA) Es que yo no me divierto... ¡Lorena! ¡Ya! ¡Suéltame! (A ROBERTO) ¿Por qué no se acuesta con ella?
ROBERTO:
Porque es la más fácil.
ANGELA:
¡Pero lo sabe hacer mejor!
LORENA:
¡Ándale, Angela, vamos a darle lo que el quiere! (SE ZAFA DE LORENA)
ANGELA:
¡Ya déjame! ¡Soy una mujer casada! (VA HACIA EL VENTANAL)
LORENA:
Vamos a seguir el juego, Roberto. ¿Ahora quien sigue? ¿Rosa, Teresa o yo?
ROSA:
¡Chitón! ¡Chitón! ¡A mi no me metas en tus cosas!
TERESA:
(QUEDO) ¡Cállate, Rosa!
LORENA:
Hazlo conmigo, Roberto. Pero ahora que no estoy dormida, no me tengas miedo.
ANGELA:
Lorenita, mejor dile que se vaya.
LORENA:
¿Que se vaya? ¿Por qué si apenas empieza la diversión? Además, estamos jugando; ¿no es así?
ANGELA:
Yo ya no quiero jugar.
LORENA:
¡Vamos a se guir haciéndolo, Angela! La única regla es soportar.
ROBERTO:
Inc luso, como premio a las que no sean mi madre, podrán participar en la ejecución.
LORENA:
¿Para que quieres matar, pedazo de esperma mal eyaculado? Ahora jugaremos mi juego, Roberto; ¿Crees q ue le tengo miedo a la muerte, crees que te tengo miedo a ti? ¡Eres un escuincle que sigue pegado a sus pa ñales y quieres encontrar quien te los limpie!
ANGELA:
Mira Lorenita, que vas a hacerlo enojar.
LORENA:
¡Nos estamos divirtiendo! Esto es parte del juego, aunque ya no es el gato que persigue a los ratones. (A ROBERTO) ¿Fuiste tan imbécil que pensaste que podías manejarnos con el miedo a morir? ¡Yo también maté una vez y me siento muy tranquila desde entonces!
ROSA:
¡Que chido! ¡El juego empieza a balancearse!
TERESA:
Pero no fue una, Lorena; fueron dos, si es que abortaste.
LORENA:
(A ROBERTO) Ya lo ves, puede que te lleve la delantera.
ANGELA:
¿Y a quién mató Lorenita?
TERESA:
A su marido, por dinero.
ROBERTO:
No me importa si hayas matado o no... ¡Ustedes están aquí! ¡Yo las traje aquí! ¡Yo soy el que debe amenazar!
ROSA:
(SACANDO LA PISTOLA) ¡Yo también voy a jugar, y con ésta fichota! ¿Cómo la ves? (LO APUNTA CON EL ARMA) Se te voltearon las cartas, carnal.
ROBERTO:
Esa pistola es mía.
ROSA:
¿De quién sino? Te la tome prestada; ya vez cuando una es chida.
ROBERTO:
¡Eso es trampa!
LORENA:
¡En este juego todo se vale!
ROBERTO:
No creo que sepas dispararla. (ROSA DISPARA HACIA EL TECHO, LES CAE CAL EN LA CABEZA A TODOS)
ANGELA:
(A TERESA) Vamos a quitarnos de aquí, por si le falla el tiro a Rosita.
TERESA:
¡Sí, vámonos para allá!
ROSA:
¿Dónde hay una lancha pa'que podamos irnos?
ROBERTO:
No hay ninguna...
ROSA:
¡Ni es cierto, qué, a poco nos cree de a tiro tan mensas!
ROBERTO:
...Dame esa pistola...
ROSA:
¿La efectiva? Ni máiz, paloma. ¡Desembucha, carnal! (ROBERTO LENTAMENTE SE ACERCA A ROSA) ¡Y no me salgas con que ya no quieres jugar, porque te mato por rajón!
LORENA:
¡Dinos dónde está la lancha!
ROBERTO:
...Hay un bote escondida en una cueva del otro lado de la isla. (ESTA A UN METRO DE ROSA)
ROSA:
Llévanos allá. (ROBERTO SE LANZA HACIA ROSA, FORCEJEAN. ANGELA Y TERESA GRITAN SIN SABER QUE HACER)
ROSA:
¡Pérate, carnal!
ROBERTO:
¡Dame la pistola! ¡Que me la des, te digo! (ROBERTO TOMA LA PISTOLA)
ROSA:
No, pos así por la buenas, ni quien diga nada.
ROBERTO:
(APUN TÁNDOLES) ¡Ahora yo tengo la mano del juego! ¡Y ya es hora de empezar a eliminarlas! (VA HACIA LORENA) ¿No hay reglas, verdad? (LA GOLPEA CON LA PISTOLA, ESTA CAE Y LENTAMENTE SE VA INCORPORANDO. ANGELA Y TERESA GRITAN)
ROSA:
¡A jijos! Ya la descabechaste.
ROBERTO:
¿Seguimos el jue go? ¡Ahora van a hacer lo que yo diga! Y no se les ocurra protestar.
ANGELA:
Yo no estaba jugando, de verdad.
ROBERTO:
¡Todos lo estamos haciendo! ¿Quieren terminarlo? ¿Quién es mi madre? Esto se acaba con la muerte de ella.
TERESA:
¡Ninguna lo sabemos! ...Cálmese por favor... Piense que Dios premia a los que sabe n perdonar.
ANGELA:
Tere tiene razón, guarde la pistola. ¿A mí no me va a pegar, verdad?
ROSA:
Mira como dejaste a la Lorena, toda ensangrentada.
LORENA:
¡Pero aún no me elimina del juego!
ANGELA:
(A ROBERTO) ¡Salvaje, poco hombre!
ROBERTO:
(SÁDICO, DIVERTIDO) ¡Madres adoradas! (PAUSA CORTA. SE GUARDA LA PISTOLA ENTRE EL PANTALÓN) ¡Vamos a seguir jugando, Lorena! ¿Cómo se supone que abortaste? ¿Qué clase de dolor sentiría el feto? (LA TOMA POR EL CUELLO Y COMIENZA A AHORCARLA) ¿Se asfixiaría? ¿Tu qué crees?
ANGELA:
¡La vas a matar! ¡La vas a matar!
ROSA:
¡Suéltala, carnal!
ROBERTO:
¿Por qué, si nos estamos divirtiendo, verdad Lorena? (ANGELA QUEDA INMÓVIL VIÉNDOLO, TERESA Y ROSA VAN HACIA EL Y COMIENZAN A JALARLO)
TERESA:
¡Déjela! ¡Las estás asfixiando! (TERESA LE MUERDE EL BRAZO, MIENTRAS ROSA LE PEGA EN LA ESPALDA. ROBERTO SUELTA A LORENA, VOLTEA A VERLAS AMENAZADOR, CAMINA LENTAMENTE HACIA TERESA)
ROBERTO:
Es tu turno...
TERESA:
(COMIENZA A RETROCEDER TEMBLANDO) Usted se está aprovechando de la situación... ¡No se acerque tanto, por Dios! Aléjese, vamos a hab...(ROBERTO BESA A TERESA, TOCA SU CUERPO LASTIMÁNDOLA, ESTA LO GOLPEA EN LA ESPALDA. ROBERTO LA SUELTA, TERESA LO MIRA INMÓVIL, PASMADA)
TERESA:
¿Qué pasó? ¿Por qué me sueltas? (SE LANZA A SUS BRAZOS Y LO BESA, SU MANO LO RECORRE COMPLETAMENTE. ROBERTO LA SEPARA)
ROBERTO:
¿Quieres que te haga el amor, Teresa?
TERESA:
(EXCITADA) ¡Sí!...
ROSA:
¡Déjala, carnal!
TERESA:
¡Tú cállate! Nadie te está hablando...
ROBERTO:
El sexo con un toque mortal, resulta sublime... (TOMA UN CUCHILLO DE SU ROPA) Teresa, prepárate a morir.
TERESA:
¡No! ¡Así no!
(TERESA SE CRISPA Y TRAS UN IMPULSO GRITA Y SALE CORRIENDO HACIA SU HABITACIÓN. MIENTRAS, ROSA AYUDA A LORENA A LEVANTARSE, ROBERTO VA HACIA ELLAS, ROSA CON LA MANO QUE TIENE LIBRE TOMA EL PALO TALLADO EN FORMA DE SERPIENTE Y LO AMENAZA. ROBERTO SACA NUEVAMENTE LA PISTOLA Y LES APUNTA. ROSA SUELTA EL PALO Y ESTE CAE AL PISO)
ROBERTO:
Aún no terminamos la partida.
LORENA:
¿Quieres saber quién es tu madre? ¡Lo somos las cuatro! Pero tu no eres nuestro hijo, ¡eres nuestro aborto! (PAUSA CORTA) ¡Dispara! ¡Hazlo! ¡Mátanos por haberte abortado, imbécil! (ANGELA SIGUE INMÓVIL, SUDA, AUNQUE NO MUESTRA NINGÚN TIPO DE HORROR EN S U SEMBLANTE)
ROSA:
Vamos de aquí...
LORENA:
¡No! (PASA SU MANO POR LA SANGRE, SE LA MUESTRA) ¡Aquí está mi sangre, ven a beberla! (ROBERTO SE ACERCA A ELLA SIN DEJAR DE APUNTARLE, ROSA SIN DEJAR DE MIRARLO COMIENZA A HACER MUTIS CON LORENA)
ROSA:
Vámonos.
LORENA:
¡El As mata a la Cuina, pero el póker mata a la As, pendejo!
(SALEN LAS DOS. ROBERTO, ENLOQUECIDO, GOLPEA CON FUERZA LO QUE TIENE A SU ALCANCE, TOMA EL CUADRO RELIGIOSO Y LO ARROJA AL SUELO, TIRA ALGUNAS BOTELLAS DE LA CANTINA, PATEA LOS SILLONES Y TRAS UN IMPULSO SALE CORRIENDO HACIA LA PLAYA SIN HACER CASO DE ANGELA QUE SIGUE PETRIFICADA. AL QUEDAR SOLA, ESTA VA HACIA EL VENTANAL PARA VERLO, DESPUÉS DE UN MOMENTO VA LENTAMENTE HACIA EL CUADRO QUE YACE SOBRE EL SUELO, LO MUEVE DE LUGAR Y ENCUENTRA EL PALO TALLADO EN FORMA DE SERPIENTE, LO VE EXCITADA, LO PASA POR ENTRE SUS SENOS, ROBERTO VUELVE A ENTRAR, LA VE Y ELLA CORRESPONDE SU MIRADA CON FUERZA, EL VA HACIA ELLA, ANGELA PONE SOBRE LA MESA DE CENTRO EL PALO ERECTO, QUE POR PRIMERA VEZ SE COLOCA DE ESTA MANERA, DESPUÉS, ANGELA VA HACIA EL, AL ESTAR UNO ENFRENTE DEL OTRO SE MIRAN UN MOMENTO Y AL MISMO TIEMPO QUE UN TRUENO ANUNCIA LA LLEGADA DE LA LLUVIA, ROBERTO LE ARRANCA LA CAMISA A ANGELA Y LA PEGA A SU PECHO. OSCURO)
CUADRO SEGUNDO
MISMO ESCENARIO, DOS HORAS DESPUÉS. YA ES DE NOCHE, ESCUCHAMOS EL SONIDO DE LA LLUVIA. EL CUADRO SIGUE EN EL PISO BOCA ABAJO, LAS BOTELLAS DE LA CANTINA EN EL SUELO, TODO LO QUE GOLPEO Y PATEO ROBERTO SIGUE INTACTO, AL IGUAL QUE EL PALO TALLADO EN FORMA DE SERPIENTE, EN LA MESA. TERESA SE ENCUENTRA EN EL VENTANAL VIENDO LA LLUVIA, ENTRA ROSA CON SU MORRAL.
ROSA:
¿Qué "uvas"? (TERESA VOLTEA SOBRESALTADA)
TERESA:
¡Ay, Rosa! (TRANSICIÓN) Estoy muy nerviosa. Dios nos está castigando con todo esto. Antes que le pegara a Lorena, estaba muy segura de que ya no iba a dañarnos; ¡Pero ¡Ese muchacho es el demonio! Y luego esta lluvia, que aún más, nos impide salir de aquí.
ROSA:
¿Tú crees que ya se haya calmado el Roberto?
TERESA:
¡Después de haber destrozado todo esto, segurísimo que sí!
ROSA:
Hice que la Lorena se durmiera, la pobre está bien rete lastimada; le ha llovido grueso a la mujer. ¿La Angela no está contigo?
TERESA:
No, debe estar en su recámara. (PAUSA) ¡No aguanto mis nervios! ¡Nunca me había se ntido así!
ROSA:
¡Tómate un "drink"! Nos lo echamos juntas, yo también lo necesito. (VA HACIA LA CANTINA) ¿Qué quieres?
TERESA:
¡Hazme una mezcla de todos los colores que veas! (ROSA TOMA DOS VASOS)
ROSA:
Pásame las botellas que no están rotas. (TERESA RECOGE TRES. ROSA TOMA OTRAS DOS DE LA CANTINA Y COMIENZA A SERVIR UN POCO DE CADA UNA EN LOS VASOS)
TERESA:
¿Tu crees que nos mate?
ROSA:
Pus chance y sí. (ENTREGÁNDOLE EL VASO) Ten. (ROSA BEBE, TERESA EXAMINA UN POCO Y DESPUÉS DECIDIDA SE ACABA EL LIQUIDO DE UN SORBO) ¿Verdad, que está regio?
TERESA:
Me quema la boca.
ROSA: Si va a matarnos, mejor nos podemos bien briagadelas, tal vez así ni lo sentimos. TERESA:
Sírveme más. (ROSA LO HACE)
ROSA:
Oye tú, ¿có mo quién crees que sería el en su vida pasada?
TERESA:
No te entiendo.
ROSA:
Pus que persona fue antes de encarnar en la porquería que es ahora. (LE ENTREGA LA COP A)
TERESA:
Eso no existe, Rosa. Uno muere y Dios decide. Te vas al cielo o al infierno.(TERMIN A LA COPA DE UN SOLO SORBO) ¡Sírveme otra! (LE DA EL VASO, ROSA COMIENZA A SERVIR)
ROSA:
¡Qué garganta!
TERESA:
La costumbre, nada más. (LE ENTREGA LA COPA. TERESA BEBE, SU EBRIEDAD VA EN AUMENTO)
ROSA:
Mira, pa'de mostrarte que sí existe la reencarnación, vamos a averiguar quien fuiste tú en tu vida pasada. (SACA DE SU MORRAL UNAS CARTAS DE TAROT Y UNAS ESPAÑOLAS)
TERESA:
Está bien. (TERESA TOMA LAS BOTELLAS Y SIRVE ABRUPTAMENTE EL LICOR EN SU VASO)
ROSA
(HABLA MIENTRAS REVUELVE LAS CARTAS) Como la competencia está gruesa, tuve que aprender a leer el Tarot y las cartas Españolas al mismo tiempo. ¡Eso nadie lo hace!, y hasta resulta rete más efectivo. ¡Uy, así hasta puedo ver siglos atrás en las almas de mis clientas! Además, como ni saben quiénes fueron, no me da miedo equivocarme.
TERESA:
(SIN OPONER RESISTENCIA, SE ACOMODA EN LA CANTINA) ¿Qué te ngo que hacer? (SE SIRVE MAS LICOR)
ROSA:
En este montonsito de Tarót, tienes que poner la mano derecha y en el de las cartas españolas la
izquierda. (OBEDECE) Ahora repite conmigo: “Cartas mágicas, devoren mi espíritu aunque se atraganten” TERESA:
(MUY TOMADA) ¡Devoren mi espíritu y atragántense! ¡Salud! (ROSA RECOGE LAS CARTAS, LAS VUELVE A REVOLVER. TERESA TERMINA SU COPA Y BEBE MAS) ¿Estuvo bien?
ROSA:
"Is, mi vida". ¡Vas a ver todo lo que una desc ubre con esto! (TRANSICIÓN) Bueno, ahora tengo que acomodar las cartas. (VA ACOMODANDO UNA DE TARÓT Y UNA ESPAÑOLA SOBRE LA CANTINA) ¡Esto me lo enseñó una gitana que vino desde Rusia!
TERESA:
(YA BORRACHA) ¿A poco hay gitanas en Rusia?
ROSA:
¿Cómo no? ¡Hay en todas partes! Y las de Rusia son las mejores, por eso las cuida tanto el gobierno. Es lo que deberían hacer aquí con nosotras; pero el privilegio es de unas cuantas, sólo las que le dan consulta a los políticos. (PAUSA CORTA) ¡Bueno, ya está! (OBSERVANDO LAS CARTAS) Vamos a ver... Tienes un alma joven.
TERESA:
¡Qué bueno! ¡Al menos esa no se me ha colgado como mis "chichis"! (RÍE Y BEBE) ¿Y por qué no ha envejecido?
ROSA:
Porque tu alma no viajó por muchos años. ¡Uy, hay unas que viajan siglos para volver a reencarnar!
TERESA:
¡Que flojera! (SIGUE BEBIENDO) ¿Qué más ves en las cartas?
ROSA:
(CONCENTRA SUS MIRADAS EN ELLAS) ...Ah, ya se quién fuiste...No, pus sí, está bien claro, mira esta carta... ¡Uy, está rete clarísimo, mira esta otra!.. ¡No hay duda! Fuiste prostituta en Chicago, por ahí de los años veinte.
TERESA:
(EMOCIONADA) ¡Qué! (VA HACIA EL OTRO LADO DE LA HABITACIÓN) ¿Yo prostituta y de Chicago? ¡Eso es genial! Dame algo para que pueda recordarlo.
ROSA: Y eso no es todo, eras la que menos cobraba. TERESA:
(SIGUE BEBIENDO) ¿Morí mientras me hacían el amor?
ROSA:
Déjame ver... No, moriste acuchillada.
TERESA:
¿Acuchillada? (SERIA) ¿Qué me acuchillaron?
ROSA:
No, pos eso si ya no puedo verlo.
TERESA:
Esta revelación la he esperado por años. (VA A SERVIRSE MÁS) ¿Qué edad tenía?
ROSA:
Como veinticuatro. Y a los trece empezaste de talonera.
TERESA:
¡A los trece! ¡No lo puedo creer!
ROSA:
Al menos te divertiste.
TERESA:
¡Es increíble! ¡Fui una pecadora! ¡Una perdida!
LORENA:
(ENTRANDO) ¡Una puta cualquiera!
TERESA:
¡Fui una como tú! ¡Somos iguales, Lorena! (A ROSA) Sácale eso de las cartas, tal vez hasta resulte que ella era monja.
LORENA:
Lo dudo mucho.
TERESA:
(TOMA UNA BOTELLA Y BEBE DE LA MISMA) ¡Voy a mi recámara! ¡Tengo algo que hacer! ¡Fui una prostituta!
(SALE TAMBALEÁNDOSE. ROSA Y LORENA RÍEN A CARCAJADAS)
LORENA:
¿Salió todo bien?
ROSA:
"Of corse". ¿No la viste? Está pedísima.
LORENA:
¡Perfecto!
ROSA:
¿Hablaste tú con la Angela?
LORENA:
No pude. Entre a su habitación y estaba cantando debajo de la regadera.
ROSA:
¿Cantando? ¿Pus qué le pasa?
LORENA:
¡Qué voy a saber! Los nervios. Al rato hablamos con ella, primero tenemos que planear bien las cosas.
ROSA: Desembucha. LORENA:
Tenemos que decirles que Natalia nos confesó a ti y a mí, a q uién de ellas le robó el niño. Ya que las hallamos convencido y sin que ellas se den cuenta, se lo decimos a Roberto, él matará a la que lo sea y nosotras nos podremos ir tranquilamente.
ROSA:
¡Que gachas somos! Bueno, no le aunque, es por salir con vida de este rollo.
LORENA:
Nos falta decidir quien de ellas va a ser la mamá de ese cabró n.
ROSA:
¡Pus la Angela!
LORENA:
No, mejor Teresa. Ella está sola y Angela tiene familia. Así nos evitamos avisarle a su marido.
ROSA:
Tienes razón, y hasta nos vemos buena onda. Y si va a ser la Teresa, ¿por qué no le dec imos nuestro plan a la otra?
LORENA:
¡Porque va a ir con el chisme! ¡Ya sabes cómo es! Mejor que todo esto quede entre tú y yo.
ROSA:
¡Ya "estufas"!
LORENA:
Voy con Teresa.
(LORENA VA A SALIR, PERO ENTRA ANGELA. LLEVA UN VESTIDO FLOREADO, UNA PEQUEÑA BOLSA DE MANO Y EL CABELLO SUELTO)
ANGELA:
¡Lorenita! ¿Ya te sientes bien?
LORENA:
Sí, Angela. Gracias.
ANGELA:
¡Qué bueno! Ya no se preocupen por la pistola, la tengo yo.
ROSA:
¿Se la quitaste?
ANGELA:
Sí, ya es mía. Así que no se preocupen, no creo que vuelva a dañarnos.
LORENA:
¿Cómo lo sabes?
ANGELA:
Lo intuyo.
LORENA:
Bueno, voy por Teresa, tenemos que platicar las cuatro. (SALE. ANGELA SALTA Y BAILA)
ROSA:
¿Y ora, tú? ¿Qué te pasa?
ANGELA:
¡Estoy curada, Rosita! ¡Soy la mujer más feliz del mundo!
ROSA:
Explícate, que no te agarro la onda.
ANGELA:
¡Estoy curada! ¡No sabes todo lo que he gozado!
ROSA:
¿A qué te refieres?
ANGELA:
¡A mi problema!
ROSA:
(SORPRENDIDA) ...¿Usaste el palo?...
ANGELA:
Mejor que eso... (PREFIERE CALLAR) No, digo, sí. Sí, lo usé; ¡Es una maravilla!
ROSA: Qué chido. (LO TOMA CON LA PUNTA DE LOS DEDOS, LO OBSERVA Y LO GUARDA EN SU MORRAL) ANGELA:
¿Sabes dónde está Roberto?
ROSA: Nelson. ANGELA:
Con esta lleva no creo que esté en la playa. O a lo mejor sí, voy a buscarlo. (SALE AL EXTERIOR)
ROSA: Esta se trae algo entre manos.
(SE ESCUCHA UN RUIDO. ROSA GIRA SU ROSTRO HACIA EL SONIDO Y CUATELOSA SALE BUSCÁNDO QUE LO PROVOCÓ. POR OTRO LADO ENTRA TERESA CORRIENDO PERSEGUIDA POR LORENA. TERESA TRAE PUESTA UNA MINIFALDA NEGRA, UNA PLAYERA ESCOTADA Y UNAS BOTAS. LA ROPA LE APRIETA Y LA HACE VER VULGAR, APARTE DE RIDÍCULA)
LORENA:
¿Por qué te pones mi ropa, Teresa?
TERESA:
¡Porq ue las dos somos putas!
LORENA:
¡Quítatela! ¡No te queda!
TERESA:
No me molestes. (TOMA OTRA BOTELLA Y SIGUE BEBIENDO)
LORENA:
¡Esa minifalda me costó quinientos dólares! ¡La vas a echar a pe rder!
TERESA:
¡No seas egoísta!
LORENA:
¡Estás gorda, Teresa! ¡Esa ropa no es de tu talla!
TERESA:
¡Pero si me entró muy bien!
LORENA:
¡Pareces piñata!
TERESA:
¡No es cierto! ¡Estoy como Santa Eduviges, buena por donde te fijes! (FESTEJA SU CHISTE) Ándale, tómate una copa conmigo. ¡Tenemos que celebrar! ¡He encontrado mi verdadero yo! ¡Soy puta, Lorena! ¿No es eso maravilloso?
LORENA:
¡Maravilloso sería que te murieras!
TERESA:
¡Mira, ya deja de molestarme! ¡Después de tres clientes te la pago!
LORENA:
¡Como si fueras a tener éxito!
TERESA:
¡Que envidiosa!
LORENA:
Teresa, ya no tomes, estás muy borracha.
TERESA:
¡Qué te importa!! (MIRA EL MORRAL DE ROSA) ¡La mariguana! (CORR E HACIA EL Y TOMA EL PAQUETE) ¡Préstame un encendedor!
LORENA:
¡Ya basta Teresa! ¡Vamos a mi recámara para que te quitas la ropa!
TERESA:
¡Ahora hasta lesbiana me resultaste!
LORENA:
¡Ya deja de decir pendejadas! (TERESA BUSCA EN LA CANTINA UN ENCENDEDOR, LO TOMA. ABRE EL PAQUETE)
TERESA:
¿Cómo se fumará esto, tú? No vienen hechos los cigarros.
LORENA:
¡Yo qué voy a saber!
TERESA:
No me digas que nunca la has probado.
LORENA:
No, nunca. ¡Devuélveme mi ropa!
TERESA:
Antes me dices cómo le hago para fumarme esto.
LORENA:
No lo sé, carajo.
TERESA:
¡Pues vete al diablo! ¡Malévola! (PAUSA CORTA) Mejor voy con Rosa para que me explique. (HACE MUTIS HACIA LAS HABITACIONES)
LORENA:
¡Ven acá, Teresa! (LORENA SALE TRAS DE ELLA)
(ENTRA ANGELA DE LA PLAYA, ESTÁ MOJADA. ROBERTO VIENE DE LA COCINA)
ANGELA:
¿Dónde estabas? Estoy buscándote. (GIRANDO) ¿Qué tal luzco?
ROBERTO:
(SECO) Mojada.
ANGELA:
Pero me veo bien.
ROBERTO:
Ve a quitarte esa ropa.
ANGELA:
¿Me ayudas?
ROBERTO:
Puedes sola. (PAUSA CORTA) ¿Y las demás?
ANGELA:
No sé… ¡Estamos solos, podemos volverlo a hacer!
ROBERTO:
No, gracias.
ANGELA:
¡Ándale!
ROBERTO:
No.
ANGELA:
...Y... ¿al ratito? ¡Cuando deje de llover lo podemos hacer sobre la arena! ¡Imagínate!
ROBERTO:
No.
ANGELA:
¿Por qué? (PAUSA. ROBERTO LA MIRA) Ya sé... No quieres hablar, porque prefieres besarme. ¡Pues bésame, no te detengas! (ANGELA VA HACIA EL Y LO BESA. ROBERTO
LA RECHAZA)
Te voy a decir un secreto. ¿Sabes?, en realidad yo estaba enamorada de tu
padre, pero como estaba casado con... ROBERTO:
(ACOSÁNDOLA) ¡Tu sabes quién es mi padre! Entonces tu...
ANGELA:
Espérate, déjame terminar. Todas sabemos quien fue tu padre, todas tuvimos un hijo de él.
ROBERTO:
¿Qué dices?
ANGELA:
Roberto es tu papá. El nos embarazó para que Naty pudiera tener un hijo.
ROBERTO:
Eso… Eso no lo sabía.
ANGELA:
Pero si eres su vivo retrato.
ROBERTO:
Él era mi padre... (ALTERADO) ¡Por qué no lo dijeron antes! ¡Maldita Nata lia! ¡Eso era lo más importante que deb iste decirme! ¡El era mi padre y lo mataste!
ANGELA:
(EXCITADA VA HACIA EL, LO ABRAZA) Sí, Roberto. ¡Grita! ¡Grita!
ROBERTO:
(AVENTÁNDOLA) ¡Quítate!
ANGELA:
¡Sí, Roberto! ¡Péga me! ¡Soy tuya! ¡Maltrátame! (CAE ACOSTADA AL SILLÓN, ROBERTO SALE HACIA LA PLAYA) ¡Vuélveme a hacer el amor! ¡Soy sólo tuya! ¡Grítame! ¡Abofetéame! ¡Escúpeme! ¡Viólame! ¡Mátame si quieres! (ESPERA RESPUESTA) Roberto... Rober... Robertito... (SE LEVANTA. VE QUE SE HA IDO) ¡Roberto! (VA HACIA EL VENTANAL) ¿A qué sa le con esta lluvia? Se va a enfermar. (ENTRA LORENA FURIOSA)
LORENA:
¿No pasó por aquí Teresa?
ANGELA:
No, pensé que estaba contigo.
LORENA:
¡Se me escapó!
ANGELA:
¡Cálmate, amiguita!
LORENA:
¡No puedo! ¡Se le metió a la cabeza que es una puta y ahora no hay quien la pare!
ANGELA:
No te entiendo.
LORENA:
Espérate a que aparezca. (PAUSA CORTA) ¿Habló Rosa contigo?
ANGELA:
No. ¿Por qué? ¿Tenía que decirme algo?
LORENA:
¡Voy al grano! Natalia nos confesó a Rosa y a mí, hace años, que iba a robarse un niño. Ella nos dijo quien es la madre de Roberto. (UN TRUENO SE DEJA OÍR)
ANGELA:
¿Por qué hasta ahora lo dices?
LORENA:
Antes no me atreví a hablar.
ANGELA:
Eso no es cierto. Tú con tal de salvarte lo hubieses dicho.
LORENA:
Ustedes son mis amigas.
ANGELA:
¿Y por qué me dices esto a mí? ¿Yo soy su madre, verdad? ¡Yo soy su madre! En el fondo lo sabía, pero no quería admitirlo.
LORENA:
¡Cálmate! Tu no lo eres.
ANGELA:
No me engañes, Lorena. Yo se que lo soy. ¡Lo supe desde que lo oí hablar por primera vez!
LORENA:
¡Teresa es su madre, Angela! ¡No escandalices!
ANGELA:
No... Yo sé que... (DECEPCIONADA) ¿Teresa? ¿De verdad? ¿No me mientes?
LORENA:
Por supuesto que no.
ANGELA:
¡Maldita! (PAUSA. CALMADA) ¿Ella lo sabe?
LORENA:
Todavía no.
ANGELA:
No le digas nada.
LORENA:
¿Estás loca? ¡Ya no lo podemos ocultar!
ANGELA:
Si lo que él quiere es tener una madre, lo seré yo.
LORENA:
¿Cómo?
ANGELA:
Le diremos a Roberto que yo soy su madre. Después, yo misma le voy a pedir que las lleve a Sonora para que estén seguras.
LORENA:
¡Te va a matar!
ANGELA:
¡No lo hará!
LORENA:
¿Y cómo lo sabes?
ANGELA:
Lo sé y eso me basta.
LORENA:
Es la oportunidad para salvar tu vida. No seas tonta. Tienes una familia por la cual regresar.
ANGELA:
¡No quiero regresar con mi familia! ¡Me quedo aquí!
LORENA:
Con un asesino.
ANGELA:
¡Con un hombre!
LORENA:
¡Ya tienes uno en tu casa!
ANGELA:
¡Ahí no tengo nada! Me bastó estar aquí para saberlo.
LORENA:
¿Y tú hija?
ANGELA:
Ya no le hago falta. Me quiero quedar, Lorenita. Ya he cumplido lo suficiente con mi familia. No quiero volver. ¡Odio la vida que tengo allá!
LORENA:
Pero eso no es motivo para que te sacrifiques…
ANGELA:
¡Roberto no me va a matar!
LORENA:
¿Y cómo carajos puedes estar tan se gura?
ANGELA:
¡Porque me entregué a él! ¡Hicimos el amor!
LORENA:
(LA MIRA Y RÍE A CARCAJADAS) ¡Eres una pendeja! ¡Él no es como cualquier hombre, no lo puedes manejar con el sexo¡ ¡Reacciona, Angela! ¡Roberto también tuvo relaciones con su padre! ¡Es el mayor misógino que he conocido en toda mi vida! ¡Hay más hombres allá afuera!
ANGELA:
No me interesan.
LORENA:
¡Te va a matar, no te va a coger!
ANGELA:
Eso tú no puedes saberlo.
LORENA:
Sino quieres regresar con tu familia no lo hagas. ¡Si te gustan los dementes, métete a trabajar a un manicomio y así te acuestas con un loco distinto cada día!
ANGELA:
¡Aquí encontré lo quería y con eso me quedo!
LORENA:
Adelante, quédate. El que por su gusto muere hasta la muerte le sabe.
ANGELA:
Si digo ser su madre, cambiará.
LORENA:
¡Claro que lo hará! Va a mutilarte a puñaladas.
ANGELA:
Primero le diré que soy su madre, ya cuando ustedes estén a salvo le diré que mentí y... ¡Yo se que él entenderá por qué razón me quedo!
(ENTRA ROBERTO, ESTA EMPAPADO POR LA LLUVIA)
ANGELA:
Robertito... Ay, te mojaste.
LORENA:
¿Y así buscas lo que quieres?
ANGELA:
Tenemos que hablar, Rober. (PAUSA) ¿Me estás haciendo caso?
LORENA:
(A ROBERTO) ¡Mira, yo se quien es tu madre y te lo voy a decir de una vez!
ANGELA:
¡Tu madre soy yo!
LORENA:
¡Tú no lo eres!
ANGELA:
¡Si lo soy!
LORENA:
¡No es verdad, pregúntale a Rosa que también lo sabe!
ANGELA:
Te dirá lo mismo: Que tu eres el hijo que Natalia me robó.
ROBERTO:
No disc utan eso ahora...
ANGELA:
Yo soy tu madre, ¿no me oíste?
ROBERTO:
No me importa.
ANGELA:
¿Qué?
ROBERTO:
¡Que no me importa! (PAUSA. LORENA Y ANGELA LO MIRAN ESTUPEFACTAS)
ANGELA:
(FURIOSA) ¿No te impor..? ¡Ah, no! ¡No me puedes hacer esto! ¡Nos tienes aquí encerradas! ¡Nos golpeas! ¡Nos gritas! ¡Casi nos matas por saberlo! ¡Y ahora me dices que no te importa! ¡Eso no se vale! ¡Ahora cumples porque cumples! ¡Yo no so y tu burla!
ROBERTO:
¡Ya no tengo por qué matarlas! Vengo de la tumba de mi padre... Natalia lo mató, yo había pensado que por otra mujer, pero no; lo hizo para que yo nunca me enterara de la verdad. Nos odiaba a los dos, no sólo a mí. (PAUSA) Ya pueden marcharse si quieren, hay otra lancha en la isla, cuando deje de llover las llevaré al puerto.
ANGELA:
¡Yo no quiero irme!
ROBERTO:
Ya no tiene caso que se queden.
ANGELA:
¡No nos vamos!
LORENA:
¡No hables por mi, hija de la chingada!
ANGELA:
(A ROBERTO) ¿Qué te pasa? ¿Ya no deseas vengarte?
ROBERTO:
De qué me sirve hacerlo.
ANGELA:
(SACA LA PISTOLA DE SU BOLSA) ¡Aqui tengo la pistola ahora y si tu no vas a amenazar, lo hago yo! ¡Me voy a quedar contigo!
ROBERTO:
¿Cómo madre o cómo mujer?
ANGELA:
Como mujer.
ROBERTO:
No me interesas.
ANGELA:
Entonces como madre.
ROBERTO:
¡Tu no lo eres!
ANGELA:
¡Sí lo soy!
LORENA:
¡Tu lo que quieres es fornicar!
ANGELA:
(APUN TÁNDOLE) ¡Cállate o te mato! (PAUSA CORTA) ¡Me voy a quedar con Roberto! ¡No quiero regresar! ¡Ya estoy harta de los cursos de cocina, de hacer figuritas de estambre, de ver las telenovelas con mi hija, de hacerle de cenar a mi marido! ¡No voy a regresar! ¡Me quedo, Roberto! ¡Tu puedes hacerme el amor cuantas veces quieras! ¡Yo quiero ser una mujer, nunca lo he sido! ¡Ayúdame! ¡Ve lo que te ofrezco!
ROBERTO:
Lo veo, y por eso, precisamente, quiero que te largues.
ANGELA:
Me entregué a ti.
ROBERTO:
Te equivocas, yo te tomé.
LORENA:
Voy a interrumpirlos un segundo... ¿Entonces podemos irnos? ¿Ya no hay ningún problema?
ROBERTO:
Ninguno.
LORENA:
¡Iré a avisarles a las otras! ¡Me cae que es la mejor dec isión! (SALE APRESURADA. ANGELA CAMINA PENSANDO QUE DECIR O ESPERANDO A QUE EL SEA QUIEN HABLE. DESPUÉS DE UN MOMENTO ELLA DECIDE ROMPER EL SILENCIO)
ANGELA:
¿Puedo quedarme contigo? (NO CONTESTA) No te estoy poniendo condiciones. ¡Roberto, contéstame!
ROBERTO:
Arregla tus cosas. Ya pronto dejará de llover.
ANGELA:
¡Ya nunca dejará de llover para mi, si no estás a mi lado!
ROBERTO:
En ese caso, consíguete un paraguas.
ANGELA:
Roberto... (SE ACERCA A EL E INTENTA BESARLO, ROBERTO LA RECHAZA) Ya sé que te acostabas con tu padre, eso no me importa. Mi marido también se acuesta con hombres. ¡Por fin! ¡Lo dije! Desde que me casé con él me di cuenta. Se convirtió en mi esposo para taparle el ojo al macho, pero nunca me causó dolor saberlo, no lo amaba, tenía una familia y eso era más
que suficiente. Tenía mi vida echa... pero contigo es distinto… Dame una oportunidad… soy tuya… ROBERTO:
¿Comprendes ahora por qué no quiero estar contigo?
ANGELA:
¡No, no lo comprendo!
ROBERTO:
Sólo hay que oírte hablar para saberlo.
ANGELA:
Déjame quedarme...
ROBERTO:
¡No!
ANGELA:
(PONE LA PISTOLA EN LA SIEN) Voy a matarme, Roberto.
ROBERTO:
¿Para qué si ya estás muerta? No se puede morir dos veces. (SALE HACIA LAS HABITACIONES, ANGELA LO VE HACER MUTIS)
ANGELA:
¡Roberto! ¡Maricón! ¡Poco hombre! ¡Joto! ¡Cacha granizo! ¡Ojalá seas mi hijo para que te arrepientas! ¡Eres mi hijo, lo oyes! (COMIENZA A LLORAR FRENÉTICAMENTE, CAMINA HACIA EL VENTANAL SIN QUITAR LA PISTOLA DE SU SIEN, SALE HACIA LA PLAYA. SE OYE UN DISPARO ACOMPAÑADO DE VARIOS RELÁMPAGOS, EL VIENTO GOLPEA LOS CRISTALES DEL VENTANAL. ENTRA ROBERTO Y SALE HACIA LA PLAYA. MAS RELÁMPAGOS. TERESA, ROSA Y LORENA ENTRAN A
ESCENA POR EL ARCO. ROSA TIENE EL PALO TALLADO EN FORMA DE SERPIENTE. TERESA ESTA EXAGERADAMENTE MAQUILLADA. LAS TRES ESTAS ASUSTADAS, HABLAN QUEDAMENTE) LORENA:
¿Qué habrá pasado?
TERESA:
¡Yo oí un disparo, hasta se me fue la raya del lápiz!
ROSA:
¡Fueron los truenos, carnalas!
LORENA:
¡Angela tenía la pistola!
TERESA:
¿TÚ crees que haya matado a Roberto?
ROSA:
¿Angela? Pus si es bien mensa.
TERESA:
Ya me puse nerviosa otra vez... Necesito otro trago. (VA AL CANTINA)
LORENA:
Vamos a una recámara y nos encerramos allí toda la noche.
ROSA:
¡Pos no nos dijiste que ya nos había dejado ir!
LORENA:
¡Tal vez era parte de su juego! (TERESA ENCUENTRA EL CUCHILLO)
TERESA:
Yo me voy a guardar éste por si las dudas. (LO METE ENTRE SU MINIFALDA)
LORENA:
¡Vámonos!
(LAS TRES VAN A SALIR. ENTRA ROBERTO CON LA PISTOLA, LES APUNTA, SE VE MUY AGITADO)
ROBERTO:
¿A dónde van? (LAS TRES SE DETIENEN Y GRITAN)
TERESA:
A.... A... A las recámaras.
LORENA:
Es que escuchamos un disparo y venimos a ver qué pasaba.
ROBERTO:
Angela... esta muerta,
(TERESA TIRA LA BOTELLA. LAS TRES SE MIRAN ATERRORIZADAS)
ROSA: ¿La mataste? ROBERTO:
¡Ahora siguen ustedes!
LORENA:
Me dijiste que podíamos irnos.
ROBERTO:
¡Se van a ir, pero al infierno! (DISPARA LA PISTOLA, LAS TRES GRITAN, NINGUNA RECIBE LA BALA)
LORENA:
¡No dispares!
ROSA:
¡Pérate! ¡De menos avísanos!
TERESA:
¡Esto ya hasta parece feria!
ROBERTO:
(SACA UN SOBRE DE SU CAMISA) ¿Ven este sobre? Aquí está escrito el nombre de mi madre, me lo dio Natalia antes de morir.
LORENA:
¡Así que ya lo sabías!
ROSA:
¿Entonces para que armaste tanto "irigote"?
ROBERTO:
¡Aún no lo he abierto! ¡Quería que ustedes me lo confesaran! ¡Que mi madre se acercara a mi y me dijera... perdóname... nunca quise abandonarte...
TERESA:
¡No te pongas cursi!
ROBERTO:
¡Cállate o te disparo!
LORENA:
Si eso quieres, ¿por qué nos amenazas?
ROBERTO:
¡Porq ue también quiero matarlas! Tienen que pa gar por lo que me hicieron.
ROSA:
¡Chale, Roberto! ¡Pareces telenovela de las ocho! (ROBERTO VUELVE A DISPARAR. LAS TRES GRITAN)
ROBERTO:
¡Voy a abrir el sobre! Pero antes, quiero que mi madre se acerque a mi. (SILENCIO, LAS TRES SE MIRAN ENTRE SI, MAS RELÁMPAGOS. ROBERTO TIRA LA PISTOLA) ...No tengas miedo, mamá... No voy a matarte... Por favor... Ven conmigo... (TERESA SACA EL CUCHILLO)
TERESA:
Dame ese sobre, Roberto.
ROBERTO:
¿Mamá?
ROSA:
(ROSA RECOGE LA PISTOLA, LE APUNTA) Ya basta de juegos, carnal. Danos el sobre.
ROBERTO:
(LLOROSO) Yo... yo sólo quiero saber quién es mi madre....
LORENA:
(TOMA UNA BOTELLA Y LA ROMPE) ¡Con una chingada, danos el sobre, cabrón!
ROBERTO:
¡Voy a abrirlo! (LAS TRES SE ACERCAN A EL)
ROSA:
¡Ni se te oc urra!
ROBERTO:
¡Voy... Voy a matarlas!
TERESA:
¡El sobre!
ROBERTO:
¡No! (ROBERTO COMIENZA ABRIR EL SOBRE; ROSA LE DISPARA, TERESA Y LORENA SE LANZAN A EL PARA MATARLO, SE ESCUCHAN VARIOS RELÁMPAGOS. ROBERTO GRITA ENLOQUECIDO) ¡¡¡Mamá!!!
(OSCURO)
EPÍLOGO
(DÍA SIGUIENTE POR LA TARDE, YA NO LLUEVE. AL ENCENDERSE LA LUCES VEMOS A TERESA Y ROSA SENTADAS EN LA SALA. ENTRA LORENA CARGANDO UNA CHAROLA QUE LLEVA UN JUEGO DE TE)
LORENA:
¡El té está servido! (LORENA PONE LA CHAROLA SOBRE LA MESA DE CENTRO Y ENTREGA UNA TAZA A TERESA Y OTRA A ROSA, LORENA TOMA LA SUYA)
ROSA:
¡Van a ver que está rete buenísimo! ¡Ese me lo daba mamá Tenc ha pa’ calmarme los nervios!
TERESA:
¡Mejor le hecho tantito tequila! No hay que perder las buenas costumbres.
ROSA:
Carnalas, ya no aguanto la curiosidad. Vamos a abrir el sobre.
LORENA:
¿De verdad quieren hacerlo?
TERESA:
¡Sí, Lorena! ¡Total, no hay quien nos mate!
LORENA:
Está bien. ¿Quién lo abre?
(LAS TRES SE MIRAN. ROSA TOMA EL SOBRE. SACA UN PAPEL. SILENCIO)
TERESA:
¿Qué pasó? ¿Quién es?
LORENA:
¡Habla, Rosa!
ROSA:
No hay ningún nombre, sólo dice: "Gracias, mamá.".
TERESA:
¿Cómo?
LORENA:
Déjame ver... (TOMA EL PAPEL. LO LEE) Y mamá sin acento...