CORnELIO TÁCITO TRADUCCIÓN DE ANTONIO RAMÍREZ DE VERGER
HISTORIAE HISTORIAS
PUBLIO CORNELIO TÁCITO
HISTORIAE HISTORIAS LIBROS I-II-III-IV-V INTRODUCCIÓN, TRADUCCIÓN Y NOTAS DE
ANTONIO RAMÍREZ DE VERGER La traducción de este volumen ha sido revisada por
FRANCISCO SOCAS GAVILÁN http://agoraclass.fltr.ucl.ac.be/concordances/intro.htm#tacite http://www.sacred-texts.com/cla/tac/index.htm http://penelope.uchicago.edu/Thayer/E/Roman/Texts/Tacitus/home.html http://www.poesialatina.it/_ns/Greek/tt2/Tacito/Hist00.html http://nodictionaries.com/tacitus/historiae-1/1 http://www.thelatinlibrary.com/tac.html http://www.gottwein.de/Lat/tac00.php https://books.google.es/books?id=GLmMgvB8EREC&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_su mmary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false http://archive-hapi.uq.edu.au/flex-web/lt2260/tac1.htm http://www.poesialatina.it/_ns/ProsaLat/Tacit/Hist01.html http://monumenta.ch/latein/verzeichnis4_noframes.php?tabelle=Orosius&id=Orosius&apparat=&do main=&lang=0 http://www.monumenta.ch/latein/xanfang.php?n=63
Las Historias, escritas por Tácito (56/57-ca. 120 d. C.), el maestro del vigor narrativo y del análisis psicológico de los personajes, narran las brutales guerras civiles que se desencadenaron a lo largo del Imperio Romano durante el largo año 69 d. C. tras el suicidio de Nerón, el último emperador de la dinastía Julio-Claudia. Por los dos primeros libros desfilan cuatro emperadores: el anciano Galba, el vividor Otón, el hedonista Vitelio y el probo Vespasiano. El libro I se inicia con una memorable diagnosis del Imperio Romano en aquella época, continúa con la caída de Galba y termina con las proclamaciones como emperadores de Otón en Roma y de Vitelio en Germania. El libro II trata del enfrentamiento sangriento entre Otón y Vitelio que acabó con el suicidio del primero y el triunfo del segundo. También se introduce en este libro la figura emergente de Vespasiano, proclamado emperador en Egipto. El libro III trata del enfrentamiento entre Vespasiano y Vitelio, las batallas entre sus ejércitos, la marcha de los flavianos contra Roma y su conquista y el asesinato de Vitelio por los soldados. El libro IV expone cómo Vespasiano puso orden en ese fatídico año de los cuatro emperadores. Narra la actuación de Domiciano en ausencia de su padre, la situación en Roma a comienzos del año 70 d. C. y las revueltas batavas. El libro V describe el modo en que Tito acabó con la Primera Guerra Judeo-Romana, y realiza un breve estudio etnográfico de los judíos de la época; dicho estudio contiene un valioso relato de la actitud de los romanos hacia este pueblo. Tácito revela cómo, tras la propaganda flavia, que justificaba su asalto al poder bajo el título de amor a la patria, se oculta en realidad una enorme ansia de poder. El autor es muy consciente de que el centro de gravedad del poder romano se ha desplazado ya fuera de la urbe y que «podía hacerse un príncipe en cualquier lugar distinto de Roma» (Historias, 1.4.2). Todo ello gracias a que las legiones eran más propicias a servir a sus jefes, si ellos les dan posibilidad de obtener beneficios, que a asumir desinteresadamente las tareas de la defensa del estado. Por otra parte, en las provincias despierta un sentimiento el poder y ciertas ansias de libertad. Tácito trata de desenmascarar a las personalidades conductoras de la política y sus móviles para encontrar las causas reales de los acontecimientos. La traducción, a cargo de Antonio Ramírez de Verger, va acompañada de una introducción, dirigida al público culto en general, sea experto o sea profano, y de notas generosas para aclarar cuestiones históricas, geográficas y literarias. Por su capacidad para ahondar en el alma humana y para analizar la motivación de los hechos más allá de sus condicionamientos concretos, la obra de Tácito se ha convertido en un monumento literario que mantiene su vigencia a lo largo de los siglos.
INTRODUCCIÓN PRESENTACIÓN Tacitus was not an historian but a poet 1 Estas fueron las certeras palabras escritas por sir Ronald Syme, autor del mejor estudio que se haya escrito nunca sobre la vida, obra, pensamiento y estilo de uno de los dos historiadores más importantes de la antigüedad clásica (el otro es el griego Tucídides, ca. 460-396 a. C.). ¿Quién al leer el saqueo de Cremona (III 33-34), el incendio del Capitolio (III 71-72) o la conquista de la misma Roma (III 84-85) por las tropas flavianas no caería en la cuenta de que estas escenas ya las ha degustado en la caída de Troya del libro segundo de la Eneida de Virgilio 2? Ciertamente, Tácito fue un gran historiador en el sentido antiguo del término, pero por encima de todo ha quedado como un auténtico orfebre de la lengua latina. Después de Virgilio, la épica no fue sino una sombra de la Eneida y, después de Tácito, la historia se convirtió en simple cotilleo de biógrafos o reporteros sin arte ni vida. Según aseguró Goodyear 3, «como historiador tiene grandes debilidades, si se le juzga de acuerdo con los rigurosos criterios actuales», pero «la magia de su estilo pervive». Analicemos, pues, con algún que otro detalle la persona de Tácito, su obra, cómo la escribió, de qué medios se valió y sobre quién influyó. El año de los cuatro emperadores, el 69 d. C., atrajo la atención no solo de Tácito (ca. 55-ca. 120), sino también de Plutarco (50-120), Suetonio (ca. 70-d. 126), Dión Casio (155-229) y, en menor medida, de Flavio Josefo (ca. 37-101). Tácito fue superior a todos ellos. Y también, por otra parte, supera a Salustio (86-34 a. C.) en su brevedad y velocidad narrativa, en el retrato de los personajes y en las sentencias con que remata sus descripciones. El vigor narrativo y la interpretación psicológica de Tácito tampoco se encuentran en el estilo elegante de Tito Livio (ca. 59 a. C.-17 d. C.). El poder oratorio e introspectivo de nuestro historiador se refleja en los discursos, inventados o no, en estilo directo o indirecto. No se olvide que para los antiguos la historia como género literario estaba a caballo entre la oratoria y la poesía 4. En este sentido, Tácito llega a ser un maestro inolvidable en la narración de momentos de gran dramatismo y emotividad (páthos), como el suicidio de Otón, el saqueo de Cremona o la situación de Roma después de la muerte de Vitelio. Leídas de corrido, las Historias de Tácito aparecen como una magnífica novela histórica, basadas en hechos transmitidos por las mismas fuentes que usaron Plutarco o Suetonio y que no han llegado hasta nosotros en su mayor parte. La historiografía antigua, no se olvide, es muy diferente de la moderna tanto en la forma como en el fondo. El historiador antiguo tenía que combinar lo útil con lo atractivo (utile et dulce) y lo conseguía a través de la lengua y a través de la selección y presentación de la materia histórica. Los historiadores podían valerse en general de un estilo periódico (Heródoto, Tito Livio) o conciso (Tucídides, Salustio, Tácito), pero para atraer la atención de la audiencia tenían que variar su estilo dependiendo del asunto que tratasen. No era igual, por ejemplo, el estilo de un discurso, más oratorio, que el de un retrato, más cortado. Y otra forma de cautivar a los oyentes 1
R. SYME, Tacitus, Oxford, 1958, 19972, I, pág. 362. Cf. E. HENRY, «Virgilian Elements in Tacitus’ Historical Imagination», Auf stieg und Niedergang der römischen Welt II 33.4 (1991), 2.987-3.005. 3 F. R. D. GOODYEAR, «Tácito», en E. J. KENNEY y W. V. CLAUSEN, eds., Historia de la literatura clásica, II Literatura latina, Madrid, Gredos, 1982, pág. 715. 4 Cf. CICERÓN, Las leyes I 5 («la historia es especialmente una obra oratoria»); QUINTILIANO, Instituciones oratorias, X 1, 31 («la historia está muy cercana a los poetas y en cierto modo es como un poema en prosa»); E. ARISTIDES, Discursos XXVIII 68 («los historiadores se encuentran entre los poetas y los oradores»). 2
consistía en introducir composiciones genéricas, autónomas: digresiones sobre geografía, religión o costumbres, retratos, escenas de batalla, obituarios. En la variedad tanto de estilo como de materia está el gusto, y los historiadores antiguos pretendían enseñar («la historia como maestra de la vida») y agradar a los lectores (delectatio lectoris). El 9 de junio del año 68 Nerón acabó con su vida atravesándose la garganta con una espada. La dinastía Julio-Claudia, iniciada por Augusto, había llegado a su fin. El Senado eligió para suceder a Nerón al gobernador de Hispania, el septuagenario Servio Sulpicio Galba, que contaba con el apoyo de M. Salvio Otón, gobernador de Lusitania, y de Julio Víndice, al frente de la Galia Lugdunense 5. Galba se encaminó a Roma durante el verano y el otoño del 68 y entró en ella como el líder del ejército. Sin embargo, Galba, un militar de éxito, era incapaz de sobrellevar bien el imperio. Tácito sentenció en su obituario que «todos por unanimidad le hacían capaz de ser emperador, con la condición de que nunca hubiera llegado a serlo» (I 49, 4). El 15 de enero del año 69 cayó asesinado en el Foro de Roma a manos de sus propios pretorianos, dirigidos por Otón en un hábil golpe de Estado. Pero Otón no sabía que unos días antes el ejército romano asentado en Germania, dirigido por sus comandantes Fabio Valente y Cécina Alieno, había seleccionado como candidato para el imperio al gobernador de Germania Inferior, Lucio Vitelio, un hombre cobarde y de vida regalada. Los dos generales atravesaron los Alpes y vencieron a los otonianos en Cremona en abril del 69. Otón se suicidó con dignidad para evitar un mayor derramamiento de sangre. Los vitelianos alcanzaron Roma y se dedicaron a una vida de lujo y desidia durante un tiempo. Y en julio de ese año los ejércitos de Ilírico, Siria, Palestina y Egipto, que nunca habían aceptado el imperio de Vitelio, se inclinaron por un general que había servido a Nerón en la guerra contra los judíos, Tito Flavio Vespasiano, después de que Gayo Licinio Muciano, gobernador de Siria, y Tiberio Julio Alejandro, prefecto de Egipto, le animaran a asumir el poder. Entre ellos planearon invadir Italia y derrotar a las tropas vitelianas antes de entrar en Roma. Vespasiano, un soldado de 59 años de edad, disciplinado, competente y sin pretensiones, encontró a otro líder militar que sería una pieza fundamental en su victoria sobre Vitelio: Antonio Primo, comandante de la legión VII Gemina con base en Panonia. Primo, un general muy querido por sus soldados, dominó el encuentro que los líderes flavianos mantuvieron en Petovio (Panonia) a finales de agosto del 69. Allí se decidió actuar con rapidez para ocupar el norte de Italia, vencer a los vitelianos y ocupar Roma. En el mes de diciembre todo el plan se había cumplido, incluida la traición de Cécina, que se había unido a los flavianos. Valente, Vitelio y su hermano Lucio fueron asesinados y Antonio Primo entregó Roma en bandeja a Muciano, representante de Vespasiano hasta su llegada de Oriente. Tras los tres primeros libros que forman una unidad estructural e histórica, el libro IV comienza con una especie de coda de dos capítulos y medio del libro anterior. Tácito alterna en este libro la narración de los sucesos en Roma y en el extranjero (domi militiaeque). En efecto, nuestro historiador se centra en tres focos de atención: la política dirigida desde Roma, la rebelión en tierras del Rin y la guerra contra los judíos, que se apunta en este libro y se desarrolla en el V. En Roma interesan las relaciones entre el Senado y los representantes de Vespasiano, ausente en el Oriente, mientras que en el extranjero el hecho más importante era la rebelión contra Roma de los germanos, liderados por Julio Civil. Aparecen también algunas digresiones sobre África, Alejandría y el retiro de Antonio Primo. En el libro V, que se corta bruscamente en el capítulo 26, Tácito da cuenta de la historia y geografía de los judíos y de la rebelión judía. Tito decidió acabar con la resistencia judía y comienza el asedio de la ciudad santa, pero no remata con la narración del final de la ciudad (famosae urbis supremum diem, V 2, 1), sino que cambia su cámara narrativa a la revuelta de los batavos, dejada en el libro IV. Flavio Josefo (ca. 37-101 d. C.) ha quedado como la fuente de la caída de Jerusalén y Masada, el último reducto de los judíos.
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Cf. PLUTARCO, Galba II-VII; TÁCITO, Historias I 4, 8-9; SUETONIO, Galba IX-XI; DIÓN CASIO, LXIII 22-29.
De todos estos acontecimientos del año 69 y comienzos del 70 d. C. trata lo que ha llegado hasta nosotros de las Historias de Tácito.
VIDA Y OBRA 6 Tácito nació en el año 56 o 57 d. C. Su padre, de la clase ecuestre, fue gobernador de la Galia Bélgica (PLINIO EL VIEJO, Historia natural VII 76). Su familia procedía probablemente de la Galia Narbonense 7. No sabemos nada de sus primeros años y ni siquiera estamos seguros de que su nombre fuera Gayo o Publio. En los años 74 y 75 Tácito se encontraba ya en Roma aprendiendo de los oradores más prestigiosos de la época (Diálogo de los oradores II 1). Vespasiano le concedió el derecho de vestirse con el latus clavus o túnica con rayas de púrpura (Historias I 1, 3). En el año 77 se casó con la hija de Gneo Julio Agrícola, cónsul y gobernador de Britania (Agrícola IX 6). Se supone que alcanzó la cuestura sobre el año 81, lo que le permitiría entrar en el Senado. En el año 88 llegó a ser pretor y miembro del sacerdocio quindecinviral (XV viri sacris faciundis), que organizaba los Juegos Seculares de dicho año (Anales XI 11, 1). Se sabe también que tanto él como su esposa estaban en el extranjero cuando falleció su suegro Agrícola en el año 93 (Agrícola XLV 4-5). Tras su regreso a Roma, fue cónsul suffectus o sustituto en el segundo semestre del año 97. En los años 112 y 113 fue procónsul en la provincia de Asia 8, el último peldaño de su brillante carrera política. La última referencia que tenemos en su obra es a las campañas de Trajano contra los partos 9 en los años 115-116 (Anales II 61, 2). Tácito, pues, murió después del 116. Según Plinio el Joven (Cartas I 20, 24; II 1, 6; VII 20, 4; IX 23, 2), Tácito gozó de una gran reputación como orador 10. Pronunció en el año 97 la laudatio funebris en honor de Verginio Rufo (PLINIO EL JOVEN, Cartas II 1, 6) 11 y junto al mismo Plinio se hizo cargo de las acusaciones de concusión y crueldad contra Mario Prisco durante su gobierno en la provincia de África (Cartas II 1). De Tácito nos han llegado cinco obras. En el año 98 Tácito escribió la biografía de su suegro Agrícola (Agrícola o De vita Iulii Agricolae). Por la misma época salió a la luz un pequeño tratado etnográfico sobre las tribus de Germania (De origine et situ Germanorum). Probablemente en el año 102, fecha del consulado de Fabio Justo, a quien Tácito dedica la obrita, se publicó el Diálogo sobre los oradores (Dialogus de oratoribus) sobre el declive de la oratoria en su tiempo 12. Existen dudas sobre su autenticidad, aunque la mayoría de los expertos se inclinan por atribuirla a Tácito, que la escribió con un estilo ciceroniano, propio de la oratoria, y no con el breve, cortante y asimétrico de su obra histórica 13. Sus obras mayores son dos: a) las Historias (Historiarum libri 14), publicadas sobre los años 107-109 (PLINIO EL JOVEN, Cartas VII 33, 1), cubrían los años 69-96, aunque solo se conservan 6
Sobre la biografía de Tácito, cf. R. SYME, «The career of Tacitus», en Tacitus, Oxford, 19972, I, págs. 58-74 y II, págs. 520584, 611-634; A. R. BIRLEY, «The life and death of Cornelius Tacitus», Historia 49 (2000), 230-247; R. MARTIN, Tacitus, Londres, 2001 (= 1981), págs. 26-38 y 246-248. 7 SYME, «The origin of Cornelius Tacitus», en Tacitus II, págs. 610-624. 8 SYME, Tacitus, págs. 664-665. 9 G. W. BOWERSOCK, «Tacitus and the province of Asia», en T. J. LUCE y A. J. WOODMAN, eds., Tacitus and the Tacitean Tradition», Princeton, 1993, págs. 3-10. 10 Cf. W. DOMINIK, «Tacitus and Pliny on oratory», en W. DOMINIK y J. HALL, eds., A Companion to Roman Rhetoric, Oxford, 2007, págs. 323-338. 11 Cf. D. C. A. SHOTTER, «Tacitus and Verginius», Class. Quarterly 17 (1967), 370-381, esp. pág. 379. 12 Cf. R. MAYER, Tacitus: Dialogus de Oratoribus, Cambridge, 2001, págs. 22-27. 13 Sobre la obra menor de Tácito, léanse las introducciones respectivas a las tres obras de J. M. REQUEJO, Cornelio Tácito, Agrícola, Germania, Diálogo de los oradores, Madrid, Gredos, 1981; cf. MARTIN, Tacitus, págs. 39-66 y 248-251. 14 El título de Historiae o Historias está atestiguado en la juntura historias tuas de PLINIO, Cartas VII 33, 1), en TERTULIANO (Apologético 16: Cornelius Tacitus… in quinta historiarum suarum… in eadem historia; cf. Ad Nat. 11). También se ha visto el comienzo mismo de sus Historias como un eco del inicio de las de SALUSTIO (fragm. 1 Reynolds).
cuatro libros y una cuarta parte del quinto 15; y b) los Anales (Ab excessu divi Augusti Annales), publicados después del año 113, tras regresar de su proconsulado de Asia, daban cuenta de la dinastía Julio- Claudia (Augusto no incluido) durante los años 14-68.
EL CONTENIDO DE LAS «HISTORIAS» 16 El libro I Según nos cuenta en el prefacio de Agrícola (3, 3), Tácito tenía la intención de «recordar la pasada esclavitud y rendir tributo a la felicidad presente», es decir, que su obra comenzaría con el imperio de Domiciano (81-96) y continuaría con los de Nerva (96-98) y Trajano (98-117). Por las razones que fueran 17, Tácito se inclinó por narrar en las Historias los hechos que transcurrieron desde las consecuencias de la muerte violenta de Nerón, el último emperador Julio-Claudio, hasta el asesinato de Domiciano, el último emperador Flavio. Tácito habría escrito en total doce o catorce libros de Historias, de los que solo han llegado hasta nosotros los primeros cuatro libros completos y un cuarto del quinto 18. En ellos se narran los acontecimientos del año 69 y una parte del 70. Se habría esperado que Tácito hubiera empezado las Historias con la muerte de Nerón y el ascenso de Galba, ocurridos en el mes de junio del 68. Sin embargo, inició su obra el 1 de enero del año 69 para seguir la tradición analística de los historiadores romanos desde los historiadores arcaicos: «Empezaré mi obra en el año del consulado de Servio Galba por segunda vez y de Tito Vinio» (I 1, 1). Además, el año 69 debió de haber ejercido un atractivo especial en la mente de Tácito, porque llega a decir que «Este era el estado del imperio romano cuando los cónsules Servio Galba por segunda vez y Tito Vinio iniciaron el último año para ellos y casi el año final para el Estado» (I 13, 3). Pocos años fueron tan convulsos y trágicos como el año 69, el de los cuatro emperadores: Galba es asesinado el 15 de enero, Otón se proclamó sucesor de Galba, pero las tropas germánicas habían proclamado emperador a Vitelio el 2 de enero y un poco después las tropas de Oriente se inclinan por Vespasiano. Tantos acontecimientos y tantos movimientos políticos y militares habían atraído la atención de un historiador que captaba como nadie los escenarios de los acontecimientos y las miserias humanas. Tácito comienza las Historias con once espléndidos capítulos de introducción y resumen de toda la obra, siendo el capítulo 2 la quintaesencia de toda la obra con la concisión y rapidez de que Tácito era capaz: La obra literaria en la que estoy embarcado es muy rica en desastres, llena de atroces batallas, plagada de luchas civiles, e incluso cruel en la paz. Cuatro emperadores sucumbieron por la espada. Hubo tres guerras civiles, más conflictos en el extranjero y a menudo ambos al mismo tiempo. La situación era favorable en Oriente y adversa en Occidente. El Ilírico era un torbellino, las Galias flaqueaban y Britania fue conquistada e inmediatamente abandonada a su suerte. Se levantaron contra nosotros los pueblos 15
Léase a M. M. SAGE, «Date of Composition», en «Tacitus’ Historical Works: A Survey and Appraisal», Austieg und Niedergang der römischen Welt II 33.2 (1990), 859-864. 16 Cf. R. MARTIN, Tacitus, Londres, 2001 (= 1994), págs. 67-103 y 251-253; SAGE, «Tacitus’ Historical Works…», págs. 864890; MURISON, «The Historical Value…», págs. 1.696-1.710. 17 Tal vez pensara lo mismo que PLINIO EL JOVEN (Cartas V 8, 12): «Sin embargo, piensa tú ya en la época histórica en particular que yo podría abordar: ¿Viejos tiempos sobre los que han escrito otros autores? El material está disponible, pero su colación es un trabajo duro. ¿Los tiempos recientes que otros no han tocado? En este caso, hay grandes posibilidades de ofender y pocas de agradar». 18 La obra completa de la historia desde Augusto hasta Domiciano abarcaría treinta libros; cf. JERÓNIMO, Comentario a Zacarías III 14.
sármatas y suevos, el pueblo dacio se distinguió por victorias y derrotas y casi llegó a movilizarse el ejército de los partos gracias a la impostura de un falso Nerón. [2] También la misma Italia fue víctima de desastres sin precedentes o por lo menos no habían ocurrido desde hacía muchos siglos. Ciudades se habían incendiado o habían quedado sepultadas en la parte más rica de la costa de Campania. Roma fue devastada por incendios que destruyeron los templos más antiguos, llegando las manos de los ciudadanos a incendiar el mismo Capitolio. Se profanaron ceremonias religiosas y se cometieron adulterios sonados. [3] El mar se pobló de exiliados y sus islas rocosas se mancharon de sangre. La crueldad fue más atroz en Roma. La nobleza, las riquezas y los cargos políticos se declinaban o desempeñaban como si fuera un crimen y la recompensa de la virtud era una muerte más que segura. Las ganancias de los delatores eran no menos odiosas que sus crímenes, pues unos conseguían sacerdocios y consulados como si se tratara de despojos, mientras otros alcanzaban puestos oficiales y poder en la sombra, tratando y subvirtiendo todo, provocando el odio y el terror. Se sobornaba a los esclavos contra sus señores, a los libertos contra sus patronos, y quienes no tenían enemigos, caían arruinados por sus amigos.
Se detiene después en la situación de Roma (4-7) y las provincias (8-11): Hispania, Galia, Germania, Britania, Ilírico, Siria, Judea, África, Mauritania, Recia, Nórico, Tracia e Italia. Nada escapa del ojo escrutador de Tácito. Los capítulos 1-49 tratan del enfrentamiento entre Galba y Otón. Cuando Galba adoptó a Pisón Liciniano, Otón se sintió traicionado por no haber sido él el elegido y preparó un golpe de Estado, él que era un hombre extravagante, disoluto, pero atractivo, contra Galba, un emperador avaro y viejo. Otón se encerró en el campamento con los soldados, a quienes dirigió un discurso lisonjero y lleno de buenas intenciones para asegurarse su lealtad (I 37-38, 2). Galba cayó asesinado por un tal Camurio, soldado de la legión XV Primigenia, o por Terencio o por otros. Todo este enfrentamiento entre Galba y Otón, incluido el asesinato del primero, es contado también por Plutarco y Suetonio, que debieron de beber de la misma fuente. La historia de Galba termina con el correspondiente obituario que dice en casi un capítulo (I 49, 2-4) más que en toda una biografía: [2] Este fue el final de Servio Galba, quien a lo largo de 73 años había sobrevivido con éxito a cinco emperadores y fue más feliz bajo el imperio de otro que en el suyo propio. Había en su familia antigua nobleza y grandes riquezas. Era de una personalidad mediocre, destacando más por no tener vicios que por estar dotado de cualidades. [3] No despreció ni compró su reputación; no codició el dinero ajeno, fue parco con el suyo y avaro con el público. Era irreprochablemente tolerante con amigos y libertos, si resultaban gente honesta; si resultaban malvados, los ignoraba hasta llegar a ser él también culpable. Sin embargo, su cuna ilustre y el miedo que había en aquella época sirvieron de pretexto para llamar sabiduría a lo que en realidad era desidia. [4] Mientras estaba en la flor de la vida consiguió en las provincias de Germania gloria militar; como procónsul gobernó África con moderación y ya en sus últimos años llevó el control de Hispania Citerior con el mismo sentido de la justicia. Mientras fue un particular pareció superior a un particular y todos por unanimidad le hacían capaz de ser emperador, con la condición de que nunca hubiera llegado a serlo.
El retrato termina con un breve y brillante epigrama que resume la vida política de Galba: omnium consensu capax imperii, nisi imperasset. El capítulo 50 sirve de reflexión para perder las esperanzas en dos hombres indignos, Otón y Vitelio, y buscarlas en un tercero, Vespasiano, que inauguraría una nueva época de buen gobierno. Los capítulos 51-90 giran en torno a las figuras de Otón y Vitelio, los dos nuevos protagonistas. Vitelio y sus generales copan la atención de los capítulos 51-70. Las fuerzas de Vitelio avanzan hacia Italia a través de los Alpes. A la estancia de Otón en Roma reserva Tácito los capítulos 71-90, momento en el que Otón decide salir de allí para enfrentarse a Vitelio. En la parte dedicada a este Tácito hace resaltar su extravagancia y su vida disipada frente a la energía y vitalidad de sus
generales Cécina y Valente, a quienes ordena invadir Italia por dos rutas diferentes. A ellos seguiría más tarde el propio Vitelio. Tácito regresa a dar cuenta de los acontecimientos de Roma en los capítulos 71-89 centrándose en los sucesos acaecidos desde la muerte de Galba el 15 de enero, también contados por Plutarco. Destaca la narración del motín de los pretorianos, que termina después de un largo discurso de Otón a los soldados (I 83, 2-84), una magistral pieza de oratoria deliberativa. En las Idus de marzo o día 15 Otón salió de Roma (I 90) para ir al encuentro de Vitelio. La ciudad quedó bajo el mando de su hermano Salvio Ticiano.
El libro II El libro II no se inicia como continuación del primero, sino que dedica los primeros once capítulos a detenerse en el anuncio de una nueva dinastía («La Fortuna estaba ya urdiendo en una parte diferente del mundo los orígenes y las causas de una dinastía, que con suerte varia significó felicidad o desgracia para el Estado y prosperidad o ruina para los propios príncipes»), iniciada por Vespasiano y Tito. También se da cuenta de la historia de un falso Nerón y de los asuntos del Senado en Roma. Los capítulos siguientes hasta el 45 se concentran en narraciones militares. Otón salió de Roma para frenar la invasión viteliana por el norte de Italia, pero llegó tarde. Espurina, general otoniano, no pudo contener a los vitelianos y se retiró a Piacenza. Tras una escaramuza del otoniano Marcio Macro al frente de un grupo de gladiadores, los también generales otonianos Annio Galo, Suetonio Paulino y Mario Celso derrotaron a las fuerzas vitelianas mandadas por Cécina en Cástores (II 24-26), pero Paulino no explotó la victoria y los vitelianos pudieron salvarse. Otón intentó acallar las críticas contra sus generales enviando a su hermano Ticiano y a Próculo para que asumieran el mando. Se celebró una asamblea militar. Mientras tanto se produjo en el bando viteliano un levantamiento contra Fabio Valente, quien salvó los muebles por poco. Tácito aprovecha la ocasión para hacer sendas comparaciones entre Cécina y Valente y entre Otón y Vitelio (II 30, 2-31). A ninguno de ellos deja bien parado. Otón celebró una asamblea militar para decidir si actuaban inmediatamente o esperaba refuerzos de Mesia y Panonia. El general Paulino, apoyado por Mario Celso y Annio Galo, defendía el aplazamiento de la batalla, mientras que Ticiano y Próculo instaban a una actuación inmediata. En este punto, tanto en Plutarco (Otón IX) como en Tácito (II 37-38), se introducen digresiones para buscar una explicación a una decisión de aplazamiento no conocida antes. La razón de un posible aplazamiento de la batalla residía en un rumor que se había extendido sobre la necesidad de nombrar a un nuevo emperador que acabara con la mediocridad y bajeza tanto de Otón como de Vitelio. Lo cierto es que ganó la opinión de intervenir inmediatamente y de que Otón se retirara a Brixelo para esperar acontecimientos. La primera batalla de Bedriaco (II 39-45), que tuvo lugar sobre el 12 de abril del 69, acabó con la victoria de Vitelio. Las consecuencias no se hicieron esperar. Otón prefirió sacrificar su propia vida a prolongar la guerra, no sabemos si después de enterarse de la capitulación de sus generales, incluido su hermano. Su muerte, propia de un estoico romano, es contada también por Suetonio (Otón IX 3-11), Plutarco (Otón XV-XVIII) y Dión Casio (LXIV 11). Todos los autores alabaron su muerte en la misma medida que criticaron su vida. Tras la muerte de Otón, Tácito narra el itinerario que recorrió Vitelio desde Colonia hasta su entrada en Roma sobre mediados del mes de julio. Repasa las reacciones que se produjeron en Roma. De vez en cuando, apela a nuestros sentimientos más hondos, como cuando describe la visión de Vitelio de Bedriaco después de la batalla (II 70): El espectáculo fue repulsivo y horrible. Menos de cuarenta días después del enfrentamiento, la visión era de cuerpos lacerados, miembros mutilados, masas putrefactas de hombres y caballos, la tierra infectada de sangre corrompida y una terrible devastación que había arrasado árboles y
cultivos. [2] Y no menos inhumano era el tramo de calzada que los cremonenses habían cubierto de rosas y laureles, erigiendo altares y sacrificando víctimas según la costumbre de los reyes orientales. [3] Estas alegrías del momento causaron su ruina más tarde. Le acompañaban Valente y Cécina, que le iban mostrando los lugares de la batalla: desde aquí, le indicaban, se habían lanzado las columnas de las legiones, desde ahí había saltado la caballería y desde allí las tropas auxiliares habían rodeado al enemigo. Y los tribunos y prefectos, exagerando cada cual sus acciones, confundían lo verdadero con lo falso o lo exageraban. También los soldados rasos se desviaban del camino entre gritos de alegría, reconocían el escenario de los combates, miraban y admiraban la pila de armas y los montones de cadáveres. Hubo incluso algunos que derramaron lágrimas y se compadecieron ante la inestabilidad de la vida humana. [4] Vitelio, sin embargo, no desvió su mirada ni sintió horror ante tal multitud de ciudadanos sin sepultar. Incluso estaba contento e, ignorante de la suerte tan cercana que le esperaba, ofreció un sacrificio a los dioses del lugar. Pero Vitelio no contaba con los movimientos del Este (II 74-86). Vespasiano, un general honesto, disciplinado y con buena estrella, fue apoyado, pese a sus reticencias, por Muciano y Tiberio Alejandro para asumir el imperio. Este último lo proclamó emperador en Alejandría el 1 de julio y el ejército de Judea el día 3 del mismo mes. Se celebró en Beirut una asamblea militar (II 81, 3), donde se diseñó toda la estrategia para arrebatar el poder a Vitelio. Se decidió que Muciano dirigiera las fuerzas hacia Roma y que Antonio Primo fuera la avanzadilla. De este personaje nos ha quedado este retrato de Tácito (II 86, 1-2): Este hombre, culpable ante las leyes, condenado por fraude en tiempos de Nerón, había recuperado el rango senatorial en medio de las otras desgracias de la guerra. [2] Galba lo había puesto al frente de la legión VII y se creía que había escrito más de una vez a Otón ofreciéndose como general de su bando. Ignorado por este último, no prestó servicio alguno en la campaña de Otón. Cuando declinaba la estrella de Vitelio, siguió a Vespasiano dando un gran impulso a su causa, pues era un hombre enérgico, de palabra fácil, un artista en sembrar el odio entre los demás, influyente en revueltas y motines, ladrón y despilfarrador, el peor enemigo en la paz y nada despreciable en la guerra. A partir del capítulo 87, Tácito regresa a Vitelio, que recorre Italia como si fuera el general de un ejército extranjero contra su propia patria. Entró en Roma poco antes del 18 de julio 19, seguido de un ejército indisciplinado y siendo él mismo un hombre glotón, débil y sin criterio alguno para gobernar un imperio. Así que no era de extrañar que las provincias fueran apoyando progresivamente a Vespasiano. Vitelio, alarmado, movilizó de nuevo al ejército al mando de Cécina y Valente, aunque este último retrasó la salida por enfermedad. El libro termina con la traición de Cécina y de la flota del cabo Miseno. Mal pintaba la situación para Vitelio, casi abandonado por sus propios lugartenientes, que lo traicionaron no por amar la paz y por el interés del Estado, sino por celos entre ellos mismos y por egoísmo (II 101).
El libro III El libro tercero quizás sea el mejor de las Historias de Tácito por su ritmo dinámico y por la variedad narrativa. Se pasa de la batalla y saqueo de Cremona a las luchas en las mismas calles de 19
Cf. C. L. MURISON, «Some Vitellian Dates: An Exercise in Methology», Trans. Amer. Philol. Assoc. 109 (1979), 187-197, esp. 194-197.
Roma; se incendia por primera vez el Capitolio, el lugar más sagrado de la urbe, y se culmina con el brutal asesinato de Vitelio. Los flavianos diseñan un plan estratégico que, como habían decidido algunos de ellos en Petovio, consistía en invadir Italia, esperar a Muciano después de atravesar los Alpes con las tropas de Oriente y asegurar el dominio del mar con la flota y el apoyo de las provincias. Sin embargo, Antonio Primo aceleró los planes con una audacia y atrevimiento increíbles. No le importó desobedecer las órdenes que tenía de esperar a Muciano en Aquileya. El éxito en la segunda batalla de Bedriaco sobre el 25 de octubre (III 15-25), cuya descripción gráfica queda grabada en nuestras retinas, y el subsiguiente saqueo de Cremona salvaron a Antonio Primo de un castigo ejemplar por su osadía y precipitación. Merece ser recordado el páthos con que Tácito describe el saqueo (III 33): Irrumpieron en la ciudad cuarenta mil hombres armados y un número mayor de asistentes y cantineros todavía peor dispuestos a la lujuria y la crueldad. Ni la dignidad ni la edad evitaban que se mezclaran las violaciones con los asesinatos y los asesinatos con las violaciones. Los ancianos de edad avanzada y las mujeres de edad marchita, sin valor para el botín, eran el blanco de sus burlas. Cuando una doncella crecida o alguien que atraía por su belleza caía en sus manos, la fuerza brutal de quienes intentaban cogerlos los despedazaba y esto al final llevaba a los mismos raptores a matarse unos a otros. [2] Cuando uno se apropiaba del dinero o de las ofrendas de oro macizo de los templos, otros más fuertes le cortaban la cabeza. Algunos despreciaban lo que estaba a la vista, buscaban las riquezas escondidas por sus dueños, a quienes azotaban y torturaban, y desenterraban los tesoros bajo tierra. Portaban teas en las manos, que, al terminar el saqueo, arrojaban por gusto a las casas deshabitadas o a los templos vacíos. Y, como era de esperar en un ejército de lenguas y costumbres diversas, que incluía a romanos, aliados y extranjeros, diferentes eran sus ideas de lo que era legal para cada uno de ellos, pero nada les estaba vedado. Cremona les duró cuatro días. Cuando todos los edificios, sagrados y civiles, quedaron reducidos a cenizas, solo el templo de Mefitis permaneció en pie, defendido por su situación o por el poder de su divinidad. A partir del capítulo 36 Tácito dirige hacia atrás su mirada y cuenta los sucesos acaecidos en Roma desde finales de septiembre. La victoria de Primo ha convulsionado no solo a Roma, sino a todo el imperio romano: Hispania, Galia y Britania se deciden a apoyar a Vespasiano, quien se enteró de la victoria de Cremona en noviembre en su camino hacia Alejandría. Con las victorias de Antonio Primo y la llegada de Muciano a Italia, Vespasiano solo tuvo que encargarse del bloqueo de Egipto para impedir que llegara trigo a Roma. Mientras tanto, el avance de Primo era imparable. Sobre el 8 de diciembre se encontraba a unos 80 kilómetros de Roma. Allí Flavio Sabino, hermano de Vespasiano, tuvo que vérselas con los intentos fallidos de abdicación de Vitelio y acabó refugiándose en el Capitolio, la sede de Júpiter Óptimo Máximo, que fue incendiado irresponsablemente por los vitelianos. Junto a Flavio Sabino aparece también el futuro emperador Domiciano, quien salvó la vida por muy poco. Todo esto ocurrió en los días siguientes al 17 de diciembre. Sobre el día 20 Antonio Primo se encontraba en Saxa Rubra o Rocas Rojas, prácticamente a las puertas de Roma. El final del libro (III 76-83) trata de las luchas mantenidas en la propia Roma y de la muerte de Vitelio. Se luchó cuerpo a cuerpo por las calles de Roma como si fuera un espectáculo del circo para la plebe romana. Vitelio murió humillado en sus últimos momentos (III 85), abandonado y traicionado por Cécina y Baso: A punta de espada se obligó a Vitelio ya a levantar la cara y exponerla a las burlas, ya a contemplar el derribo de sus propias estatuas y, especialmente, los Rostros y el lugar del asesinato de Galba. Finalmente, lo empujaron hasta las escaleras Gemonias, donde yacía el
cuerpo de Flavio Sabino. Se le oyó una frase de un espíritu no innoble, cuando a un tribuno que lo insultaba, le respondió que pese a todo él había sido su emperador. Entonces cayó bajo una lluvia de golpes. Y el pueblo se ensañó con el muerto con la misma vileza con que lo había apoyado en vida. El libro III se cierra con el obituario de Vitelio, hombre vividor, indolente e indeciso, y con la sorprendente aparición de Domiciano, quien se había escapado de la muerte hacía poco, cuando se encontraba en el Capitolio con su tío Flavio Sabino, apuñalado y decapitado unos días antes (74, 2). Con el libro III se culmina el conjunto de los tres primeros libros de las Historias formando una unidad en sí mismos, pues acaba el año 69 con la muerte de tres emperadores y se inaugura una nueva época con la llegada al poder de Vespasiano.
Los libros IV y V El comienzo del IV cuarto es una especie de coda del libro III. Tácito al describir a Roma como una ciudad conquistada expresa su habitual pesimismo sobre la condición humana y el patetismo dramático de los sucesos después de la victoria de los flavianos: La ejecución de Vitelio marcó el final de las hostilidades más que el comienzo de la paz. Los vencedores recorrían Roma a la caza de los vencidos con un odio implacable; las matanzas llenaban las calles, los foros y templos estaban teñidos de sangre, pues degollaban por doquier a las víctimas que la suerte les ponía por delante. Luego, al aumentar el libertinaje, buscaban y arrastraban a los que se escondían. Al que veían que llamara la atención por su estatura o juventud lo degollaban sin distinguir a soldados y civiles. [2] Esta crueldad provocada por los odios todavía recientes se saciaba de sangre, pero después se transformó en codicia. No respetaban ningún lugar secreto o cerrado con el pretexto de que allí se ocultaban los vitelianos. Ese era el comienzo del allanamiento de casas y, si encontraban resistencia, esa era la excusa para matar. Los más pobres de la plebe y los peores esclavos no perdían la ocasión de traicionar rápidamente a sus dueños ricos. Otros eran denunciados por sus amigos. Por todas partes se oían lamentos, gemidos: [3] era la suerte de una ciudad conquistada, hasta el punto de que se echaba de menos la odiosa indisciplina anterior de las tropas de Otón y Vitelio. Los generales flavianos eran entusiastas para desencadenar una guerra civil, pero incapaces para controlar la victoria, pues en los disturbios y conflictos los peores son los que más pueden, mientras que la paz y la tranquilidad requieren buenas condiciones. El libro IV, que vuelve a la tradición analística de exponer el material histórico por años, narra los acontecimientos internos y externos (domi militiaeque) acaecidos en el año 69 (hasta IV 37) y del año 70 (a partir de IV 38). Unos pocos días antes de finales del 69 Muciano llegó a Roma y el Senado concedió a Vespasiano todos los honores imperiales (Lex de imperio Vespasiani, ILS 244). En los asuntos de Roma Tácito fija su mirada en el estoico Helvidio Prisco, yerno de Trásea Peto, y en el delator Eprio Marcelo, quienes defendieron posturas opuestas en el asunto de enviar delegados a Vespasiano. Prisco proponía que los delegados fueran elegidos individualmente por los magistrados bajo juramento, mientras Marcelo defendía el sorteo de acuerdo con la moción del cónsul electo. Tras sendos discursos, reproducidos por Tácito en estilo indirecto (oratio obliqua), Marcelo ganó, porque era lo que convenía al interés tradicional de los senadores. Tras narrar acontecimientos en Roma, Tácito se adentra en el año 70 («Entretanto Vespasiano, por segunda vez, y Tito iniciaron el consulado in absentia, al tiempo que Roma se encontraba deprimida y angustiada por una
multiplicidad de temores»), repasando de nuevo los sucesos internos de Roma, especialmente las decisiones del Senado (IV 38-47) y los acontecimientos externos, empezando por África (IV 48-50) y Alejandría (IV 51-53). Una gran parte del libro IV está dedicada a la revuelta de los batavos a lo largo del Rin, encabezada por Julio Civil (IV 54-79 y también en V 14-26), quien se había rebelado contra Vitelio aparentando apoyar a Vespasiano, pero, cuando este asumió el poder, Civil se declaró en abierta rebeldía contra Roma. Su ideal era crear un imperium Galliarum, independiente de Roma. La narración continúa en el libro V, en el que se cuenta la lucha que contra Civil mantuvieron Petilio Cerial y Annio Galo, generales nombrados para tal misión por Muciano. El libro queda cortado en el capítulo 26, por lo que no conocemos el destino final de Civil, aunque sabemos que los batavos volvieron a ser aliados de Roma y sirvieron junto a sus ejércitos. El resto del libro IV (80-86) trata especialmente de Muciano y Vespasiano, aunque también en menor medida de Antonio Primo y Domiciano. Antonio Primo fue apartado del poder por Muciano y optó por marcharse junto a Vespasiano, que andaba por Alejandría entretenido en milagros y augurios favorables. Tras una digresión sobre el dios Serapis, Tácito vuelve a Muciano y Domiciano, que se habían dirigido hacia Lugduno para participar en la revuelta de los batavos. Domiciano fracasó en su intento de protagonizar acciones militares y se retiró de la escena pública para esperar tiempos mejores. Pero el carácter real del hijo de Vespasiano y hermano de Tito no escapó al análisis reflexivo de nuestro historiador (IV 86, 2): Bajo un manto de sencillez y moderación se encerró en sí mismo y simuló interés por las letras y amor a la poesía, con el objetivo de ocultar sus pensamientos y evitar competir con su hermano, cuya forma de ser, distinta a la suya y más amable, la interpretaba al revés. El libro V trata de la campaña de Tito en Judea contra los judíos, cuya historia traza en una famosa digresión sobre su historia, costumbres y religión (V 2-9). Sigue con el asedio y conquista de Jerusalén antes de regresar al Rin para continuar con la revuelta de los batavos (V 14-26), tratada más arriba. LOS PROTAGONISTAS Los emperadores 20 Galba 21 Galba fue nombrado emperador a la muerte de Nerón el 9 de junio del año 68 d. C. En ese momento era gobernador de Hispania y contaba con unos 70 años de edad. Era de la clase noble, de rancio y viejo abolengo. Uno de sus antepasados, Servio Sulpicio Galba, fue cónsul en el año 144 a. C. y gobernador de Hispania en el año 151, donde según Suetonio (Galba III 2) pasó a cuchillo a treinta mil lusitanos, lo que provocó una guerra contra Viriato (147-139 a. C.). Otro Servio Galba se había unido a los asesinos de Julio César en el año 44 a. C. Galba fue cónsul en el año 33 d. C. a los 38 años, prestó servicios en África, Germania y en la Hispania Tarraconense, donde fue gobernador durante ocho años. Cuando Nerón cayó asesinado, el Senado de Roma lo nombró emperador. Se trasladó con su ejército hasta la capital del imperio, donde pronto fue asesinado en el Foro de Roma junto al lago
20
MURISON, «The Historical Value of Tacitus’ Histories», págs. 1.696-1.706. Ε. KOESTERMANN, «Das Charakterbild Galbas bei Tacitus», Navicula Chiloniensis, Festschrift F. Jacoby, Leiden, 1956, págs. 191-206; Ch. L. MURISON, Galba, Otho and Vitellius: Careers and Controversies, Hildesheim, 1993, págs. 27-74. 21
Curcio el 15 de enero del año 69 d. C. Plutarco nos resume su vida en el correspondiente obituario (Galba y Otón XXIX 1-2 y 5): Esta fue la suerte de Galba, un hombre que ni por linaje ni por riquezas estaba por debajo de muchos romanos, sino que, [2] juntando riqueza y linaje, aventajaba a sus contemporáneos; Galba, que había sobrevivido al gobierno de cinco emperadores con honor y fama, de tal manera que por su prestigio, más que [5] por su poder, había acabado con Nerón […] A pesar de estar mellado por la vejez, en lo que se refiere a las armas y a las tropas fue un gobernante competente y respetuoso con las tradiciones. Pero como confió en Vinio, Lacón y en los libertos que vendían todas las posesiones, de la misma forma que Nerón se había fiado de los que eran más insaciables, hubo muchos que lamentaron su muerte, pero no hubo ninguno que echara de menos su gobierno. (Trad. de Juan P. Sánchez) Otón 22 M. Salvio Otón no era de una familia tan noble como la de Galba, aunque su abuelo había llegado al Senado y su padre, Lucio Otón, había sido cónsul suffectus en el año 33 d. C. bajo el reinado de Tiberio. Perteneció al círculo más íntimo de Nerón («participaba de todos los proyectos y secretos de Nerón», en palabras de Suetonio 23), hasta el punto de tomar parte en el complot para asesinar a Agripina, madre del emperador, en el año 59 y de renunciar a su propia esposa Popea Sabina para que se casara con Nerón. El emperador lo envió a Lusitania como gobernador para alejarlo de Roma 24. A la muerte de Nerón, apoyó decididamente a Galba con la esperanza de ser elegido su sucesor y maniobró para ello ganándose la confianza del ejército y de la guardia pretoriana de Roma 25. Pero, cuando Galba se inclinó por la adopción de Pisón Liciniano, Otón intrigó para perpetrar un golpe de Estado que acabó con la vida de Galba y su acceso al imperio. Poco le duró la tranquilidad al nuevo emperador, porque las tropas de Germania habían elegido emperador a Vitelio. El enfrentamiento final entre ambos tuvo lugar en Bedriaco a mediados del mes de abril con la victoria de los vitelianos. Poco después, Otón se suicidó por dignidad y patriotismo en la mañana del 17 de abril del año 69. Tenía 37 años y solo había reinado durante tres meses. Su vida y muerte es resumida así en el obituario usual de Tácito (Historias II 50, 1): Otón era originario del municipio de Ferento, su padre había sido cónsul y su abuelo pretor. Su linaje materno era modesto, pero no sin dignidad. Su infancia y juventud transcurrió como he referido antes. Por dos hechos, uno muy cobarde y otro heroico, ha merecido de la posteridad tanto mala como buena fama.
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Cf. F. KLINGNER, «Die Geschichte Kaiser Othos bei Tacitus», en V. PÖSCHL, ed., Tacitus, Darmstadt, 1969, págs. 388412 (= 1940); Y. A. SOCHAT, «Tacitus’ Attitude tow ard Otho», Latomus 40 (1981), 365-377; MURISON, «The Historical Value of Tacitus’ Histories», págs. 1.699-1.705; C. A. PERKINS, «Tacitus on Otho», Latomus 52 (1993), 848-855; MURISON, Galba, Otho and Vitellius…, págs. 75-142. 23 Otón, III 1: omnium consiliorum secretorumque particeps. 24 PLUTARCO, Galba XX 1; SUETONIO, Otón III 2; TÁCITO, Anales XIII 46, 3. 25 TÁCITO, Historias I 23, 1; PLUTARCO, Galba XX, 2-4; SUETONIO, Galba XIV 2.
Vitelio 26 Aulo Vitelio nació en el año 15 d. C. Su padre Lucio Vitelio había sido cónsul tres veces bajo los reinados de Calígula y Claudio. De su matrimonio con Sextilia, una mujer de gran prestigio 27, nacieron dos hijos: Lucio y Aulo. Los dos alcanzaron el consulado en el año 48, siendo Aulo cónsul ordinario y Lucio suffectus o sustituto. Aulo Vitelio llevó una vida regalada y se distinguió por su avaricia y gula insaciables durante los imperios de Calígula. Claudio y Nerón 28. Llegó a ser procónsul en la provincia de África en el año 60 o 61 e inspector de obras públicas (curator operum publicarum) en Roma. Se casó primero con Petronia y luego con Galeria Fundana y tuvo tres hijos. Galba, ante la sorpresa de todos, lo nombró, seguramente a instancias de Tito Vinio, gobernador de la Germania Inferior para sustituir a Fonteyo Capitón, asesinado por los soldados. A la muerte de Galba, los soldados lo proclamaron emperador. Entró en Italia como con un ejército extranjero y venció a los otonianos en la batalla de Bedriaco, como se ha dicho más arriba. Entró victorioso en Roma y reinó despótica y caprichosamente en medio de su pasión por la comida y su crueldad 29. Pero lo mismo que había hecho el ejército de Germania contra Otón hizo el de Oriente contra Vitelio. Mesia, Panonia, Judea, Siria y Egipto juraron lealtad a Vespasiano. Intentó derrotar al bando flaviano, pero la gloria que alcanzó en la primera batalla de Bedriaco se tornó en derrota completa en la segunda del mismo nombre. Sin embargo, no tuvo la entereza de rendirse y evitar desgracias mayores, como antes había hecho Otón. En Roma sus fuerzas incendiaron el Capitolio, un crimen execrable, y asesinaron a Flavio Sabino, hermano mayor de Vespasiano. Una avanzadilla del ejército flaviano entró en Roma y Vitelio fue paseado por las calles de Roma, lacerado, ejecutado y arrojado a las aguas del Tíber.
Vespasiano 30 El primer emperador Flavio es recordado sobre todo por la destrucción de Jerusalén, aunque el ejecutor fue su hijo Tito, y por la construcción del Colosseum en Roma. Pero de Vespasiano tenemos la imagen de un general romano pragmático y con un sentido extraordinario de la planificación militar y política. Fue quien puso orden en el caos del final de la dinastía Julio-Claudia, extinguida en el convulso año 68. Él restauró los valores morales por encima de los materiales, además de devolver la esperanza en un futuro estable. Nacido en el año 9, ejerció su carrera política y militar durante los imperios de Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón. Sometió Britania tras unos años de campaña militar (43-47) y redujo Judea por orden de Nerón en el 68. Era un general respetado por todos y ante la situación de desgobierno en todo el imperio supo jugar sus bazas a través de un general hábil y político como era Muciano y a través de un general intrépido, Antonio Primo, que doblegó al ejército viteliano. En el año 70 Vespasiano entró en Roma y logró la estabilidad política y militar tanto tiempo añorada.
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Cf. A. MOMIGLIANO, «Vitellio», Stud. Ital. Filol. Class. 9 (1931), 117-161; MURISON, «The Historical Value of Tacitus’ Histories», págs. 1.699-1.705; MURISON, Galba, Otho and Vitellius…, págs. 81-119, 143-155; ASH, Ordering Anarchy…, págs. 95-125. 27 Cf. TÁCITO, Historias II 64, 2: III 67, 1; PLUTARCO, Otón V 2 y XVI 2; SUETONIO, Vitelio III 1. 28 SUETONIO, Vitelio III. 29 SUETONIO, Vitelio XIII-XIV. 30 Léase la excelente monografía de Β. LEVICK, Vespasian, Londres y Nueva York, 1999; ASH, Ordering Anarchy…, págs. 127-146.
Partidarios de los emperadores R. Ash enumera en su introducción 31 al libro II los protagonistas de dicho libro, que paso a completar con los que faltan del resto de los libros. A. Galbianos: a) familiares: Cornelio Dolabela, Pisón Liciniano; b) partidarios: Cornelio Lacón (prefecto del pretorio), Tito Vinio (senador). B. Otonianos: a) familiares: Salvio Otón Ticiano (hermano de Otón), Salvio Coceyano (sobrino de Otón); b) partidarios: los generales Annio Galo, Vestricio Espurina, Suetonio Paulino, Marcio Macro, Mario Celso, Suedio Clemente, Antonio Novelo, Emilio Pacense, Turulio Cerial, Julio Brigántico, Orfidio Benigno, Rubrio Galo (después se hizo viteliano); los comandantes de la guardia pretoriana Licinio Próculo y Plocio Firmo; el tribuno Julio Frontón, el comandante legionario Vedio Áquila, el rey de Comagena Epífanes, el liberto Ceno, el gobernador de Mauritania Luceyo Albino y el orador Galerio Trácalo. C. Vitelianos: a) familiares: Lucio Vitelio (hermano), Triaria (esposa de Lucio Vitelio), Galeria (esposa), Petronia (exesposa), Sextilia (madre), Germánico (hijo); b) partidarios: los generales Fabio Valente, Alieno Cécina y Julio Clásico, el comandante de la flota Lucilio Baso, el gobernador de Córcega Décimo Picario, los jefes de campamentos legionarios Julio Grato y Alfeno Varo, la esposa de Cécina Salonina, el gobernador de la Galia Lugdunense Junio Bleso, los comandantes de la guardia pretoriana Publilio Sabino y Julio Prisco, los libertos Hílaro y Asiático. D. Flavianos: a) familiares: su hermano Flavio Sabino, sus hijos Tito y Domiciano y su sobrino Flavio Sabino; b) partidarios: el gobernador de Siria y comandante en jefe Muciano, los generales Antonio Primo, Cornelio Fusco y Petilio Cerial, el gobernador de Egipto Tiberio Alejandro, la reina judía Berenice, el rey de Émesa Sohemo, el rey de Comagena Antíoco, el rey judío Agripa, el liberto Asiático, el sacerdote Sóstrato y el astrólogo Seleuco 32. E. Otros protagonistas: Asiático, Calpurnio Asprenate, Basílides, Vetio Bolano, Fonteyo Capitón, Licinio Cécina, Quincio Certo, Julio Civil, Julio Clásico, Vibio Crispo, Cornelio Dolabela, Annio Fausto, Valerio Festo, Hordeonio Flaco, Tampio Flaviano, Geta, Tetio Juliano, Eprio Marcelo Marico, Valerio Marino, Mario Maturo, Trebelio Máximo, Claudio Pírrico, Asinio Polión, Cluvio Rufo, Verginio Rufo, Aponio Saturnino, Cecilio Símplice, Julio Tutor, Plancio Varo, Julio Víndice.
LAS FUENTES33 Cuando Tácito escribió la historia de los años 69-70 en la primera década del siglo II d. C., habían pasado solo treinta años. Eso significa que pudo consultar fuentes documentales, como los archivos, los Commentarii principum, las Acta Diurna, los Fasti y, sobre todo, las actas del Senado (Acta senatus) y pudo escuchar no pocos testimonios de personajes todavía vivos, como los de Verginio
31
ASH, Histories II, págs. 13-14; léase también del mismo autor, Ordering Anarchy…, págs. 23-72. Otras figuras menores son enumeradas también por ASH, Histories II, pág. 14. 33 P. FABIA, Les sources de Tacite dans les Histoires et les Annales, París, 1893; K. WELLESLEY, Cornelius Tacitus, The Histories, book III, Sídney, 1972, págs. 6-10; R. H. MARTIN, Tacitus, Londres, 2001, págs. 189-198 y 260-262; SAGE, «Tacitus’ Historical Works…», págs. 893-900; J. MARINCOLA, Authority and Tradition in Ancient Historiography, Cambridge, 1997, págs. 66-79, 95-112; SYME, «Historical sources», en Tacitus, I, págs. 176-190; DAMON, Histories I, págs. 22-30, 291-302; ASH, Histories II, págs. 26-32. 32
Rufo, Arrio Antonino o su suegro Agrícola, además de Plinio el Joven, que mantuvo con Tácito una frecuente correspondencia 34. Flavio Josefo comenta que hubo muchos autores que escribieron sobre los años 68-69 (La guerra de los judíos IV 492-496) y el mismo Tácito alude a scriptores temporum (II 101, 1) que proliferaron durante el imperio de los Flavios. Tenemos noticia de la existencia de unos Commentarii o Memorias del emperador Vespasiano (JOSEFO, Autobiografía LXV 342; Contra Apión I 10), de un poema que Domiciano compuso sobre el asedio al Capitolio (MARCIAL, V 7, 7), de unas memorias del rétor Julio Segundo, secretario personal de Otón (PLUTARCO, Otón IX 3), de una biografía de Annio Baso a cargo de Claudio Polión (PLINIO EL JOVEN, Cartas VII 31, 5) y de otra de Helvido Prisco elaborada por Herennio Seneción (Agrícola, II 1; PLINIO EL JOVEN, Cartas VII 19, 5), de una obra de Titinio Capitón sobre la muerte de hombres famosos (PLINIO EL JOVEN, Cartas VIII 12, 4), y de las Memorias de Vipstano Mesala (Historias III 28, 1). También se citan como fuentes de Tácito obras de los generales otonianos Vestricio Espurina (PLINIO EL JOVEN, Cartas III 1, 7) y Mario Celso 35. Tácito solo nombra a dos autoridades en las Historias. En la anécdota de un hijo que mata a su propio padre en la batalla de Cremona (Historias, III 25, 2) cita como fuente a Vipstano Mesala, uno de los protagonistas del Diálogo de los oradores, y un poco después (III 28, 1) también alude a Mesala y a Plinio el Viejo como autoridades para refrendar el hecho de que Hormo o Antonio Primo pusieran ante los ojos de los soldados el saqueo de Cremona para levantar su moral. Parece que también le sirvió de fuente la Historia que escribió Plinio el Viejo en treinta libros (A fine Aufidii Bassi), hoy perdida 36, sobre el principado de Nerón, las guerras civiles y el imperio de Vespasiano 37. Tácito debió de haberse valido también de otras fuentes, como Fabio Rústico 38 y Cluvio Rufo 39, quien escribió en época de Vespasiano una historia de Roma 40 desde Calígula hasta las guerras civiles del 69. Además, el mismo Gayo Licinio Muciano 41, lugarteniente de Vespasiano, escribió unos Mirabilia o Maravillas, citadas a menudo por Plinio el Viejo como una fuente de su Historia natural. Algunas veces Tácito alude a sus fuentes con los términos «escritores» (scriptores) o «autoridades» (auctores), como en II 37, 1; 101, 1; III 29, 2; 51, 1; IV 83, 1; V 3, 1. Lo normal era que Tácito se refiriera a sus fuentes con frases como «muchos han transmitido» (multi tradidere en III 59, 3; 54, 3), «así lo hemos recibido» (sic accepimus, III 38, 1), «hay dudas sobre» (hic ambigitur, I 42; III 71, 4) o «se cree, se dice» (tradunt, I 41, 1). Esto indica que Tácito tuvo en cuenta diferentes autoridades en la composición de sus Historias y no dependió de una sola fuente común a todos los historiadores de esta época, según la ley de Nissen 42, aplicable a Tito Livio, que siguió a Polibio en los asuntos del Este que narra en los libros 31-45 de su Historia de Roma (Ab urbe condita). Más bien habría que hablar de una fuente predominante (ese ignotus o desconocido precedente) como quiere Goodyear 43, a partir de la cual nuestro historiador iba coloreando, elaborando y dando nueva forma al material recibido. Por otra parte, se conservan obras de diferentes autores que narran los mismos acontecimientos que Tácito 44. Es la llamada «tradición paralela». Son Flavio Josefo (Bellum Judaicum), Plutarco (Galba y 34
Cf. M. T. GRIFFIN, «Pliny and Tacitus», Scripta Classica Israelica 18 (1999), 139-158. SYME, «Marius Celsus», en Tacitus, II, págs. 682-683. 36 PLINIO EL VIEJO, Historia natural, praef . 20; PLINIO EL JOVEN, Cartas III 5, 3-6); V 8, 5). 37 La historia de Plinio el Viejo continuaba la de Aufidio Baso, que cubría los años 8 a. C. hasta el 47 d. C. Cf. PLINIO EL VIEJO, ibid.; PLINIO EL JOVEN, Cartas III 5, 4; G. B. TOWNEND, «Cluvius Rufus in the Histories of Tacitus», Amer. Journ. Philology 85 (1964), 337-377; R. SYME, «The historian Aufidius Bassus», en Tacitus, Oxford, 1997, II, págs. 697-700. 38 Anales XIII 20, 2; XIV 2, 2; XV 61, 3. 39 Historias I 8, 1 y nota; II 58, 2; TH. MOMMSEN, «Cornelius Tacitus und Cluvius Rufus», Hermes 4 (1870), 295-325. 40 Anales XIII 20, 2; XIV 2, 1; PLUTARCO, Otón III 2; ASH, Histories II, pág. 236. 41 Cf. R. ASH, «The w onderful w orld of Mucianus», en E. BISPHAM y G. ROWE, eds., Vita vigilia est: Essays in honour of B. Levick, Londres, 2007 (BICS, 100), págs. 1-17. 42 Kritische Untersuchungen üher die Quellen der vierten und f ünf ten Dekade des Livius, Berlín, 1868. 43 F. R. D. GOODYEAR, Tacitus, Oxford, 1970, pág. 24. 44 E. G. HARDY, Plutarch’s lives of Galba and Otho, Londres, 1890, págs. XXXIV-XXXV, LVI-LX; SYME, «Tacitus and 35
Otón), Suetonio (Galba, Otón, Vitelio, Vespasiano) y Dión Casio (Historia de Roma LXIV-LXV en excerpta y epítomes). Se cree que esta tradición paralela procede de una fuente común, como se observa en algunos pasajes, como el suicidio de Otón (Historias II 47-51; Plutarco, Otón XV-XVII; Suetonio, Otón IX 3-XII 2; Dión Casio, LXIV 11-15), la batalla de Bedriaco (Historias II 39-44; Plutarco, Otón XI-XIV; Suetonio, Otón IX; Dión Casio, LXIV 10, 2-3), la visión horripilante del campo de batalla de Bedriaco (Historias II 70; Suetonio, Vitelio X 3; Dión Casio, LXV 1-3) o la proclamación de Vespasiano como emperador (Historias II 80, 1; Josefo, Guerra contra los judíos IV 601-604; Suetonio, Vespasiano VI 3; Dión Casio, LXV 8, 4). Los detalles de las diferentes narraciones varían, pero la información general es la misma 45. Veamos un ejemplo: el final de Galba, narrado por Plutarco (Galba, XXVI-XXVII), Tácito (Historias I 41), Suetonio (Galba XX) y Dión Casio (LXIII 6, pero solo un resumen). La fuente es común, pero el tratamiento es diferente, porque diferentes son los géneros literarios (historia y biografía), además del estilo y vigor narrativo de cada cual. Plutarco, Galba XXVI 8-XXVII 1-3: [8] Ninguno quiso defenderlo u oponerse, excepto un solo hombre que veía en Galba al único digno del poder romano entre tantos miles que vieron el sol. Fue el centurión Sempronio Denso, un simple centurión que no había sacado un provecho particular de parte de Galba, pero que estaba dispuesto a defender el bien y la justicia, el que se puso delante de la litera. [9] Al principio alzó el látigo con el que castigan los centuriones a los que merecen esos golpes, gritaba a los que se lanzaban al ataque y les pidió que respetaran al emperador. Después, totalmente rodeado, desenvainó su espada y se defendió durante mucho tiempo, hasta que cayó herido en las piernas. XXVII Voltearon la litera de Galba cerca del lago llamado Curcio. Galba, cubierto con su coraza, cayó fuera de ella y los soldados corrieron a golpearlo. Él, ofreciendo su cuello, dijo: [2] «Hacedlo si esto es lo mejor para el pueblo de Roma». Recibió muchos golpes en sus brazos y en sus piernas, pero quien lo decapitó, como así afirma la mayoría, fue un tal Camurio que formaba parte de la cohorte decimoquinta. Algunos dicen en sus obras que fue Terencio, otros que Lecanio, otros que Fabio Fabulo. [3] También dicen que, tras cortarle la cabeza, se la llevaron envuelta en una toga, porque por la calvicie no había por donde asirla. Sin embargo, después, como los que estaban con el asesino no deseaban ocultar el hecho, sino mostrárselo a todos como un acto de valentía, ensartó la cabeza en una lanza y, de esta forma, blandiendo la cabeza de este anciano y honesto emperador, pontífice y cónsul, como si se tratara de «Bacantes», salió a la carrera dando muchas vueltas y agitando la lanza por la que chorreaba sangre. (Trad. de Juan P. Sánchez)
Tácito, Historias I 41, 2-3; 43, 1: [2] Junto al lago Curcio y debido al pánico de los porteadores, Galba cayó de la litera y acabó rodando por los suelos. De sus últimas palabras se nos han transmitido diferentes versiones dependiendo del odio o admiración que cada cual sentía hacia él. Unos cuentan que había preguntado humildemente qué había hecho para merecer esta desgracia y suplicaba unos pocos días para pagar el donativo. Los más relatan que ofreció voluntariamente la garganta a los asesinos, diciéndoles que actuaran y le asestaran el golpe si eso les parecía que era lo mejor para el Estado. [3] A los asesinos nada importó lo que decía. No hay constancia suficiente de la identidad del verdugo. Unos señalan al veterano Terencio, otros a Lecanio, pero la versión más Plutarch», en Tacitus, págs. 674-676; DAMON, Histories I, págs. 24-30 y 291-302. 45 Cf. ASH, Histories II, págs. 30-32.
extendida cuenta que Camurio, soldado de la legión XV, hincando la espada le vació la garganta. Los demás le mutilaron espantosamente brazos y piernas, pues tenía protegido su pecho. La mayoría de las heridas se las infligieron con fiereza y saña a un cuerpo ya degollado. 43. Nuestra época pudo contemplar a Sempronio Denso, héroe aquel día. Este centurión de la cohorte pretoriana a quien Galba había destinado a la escolta de Pisón se enfrentó puñal en mano a aquellos hombres armados, reprochándoles su crimen. Y, atrayendo hacia él a los asesinos ya con la mano, ya a voces, permitió la huida de Pisón pese a encontrarse herido. Suetonio, Galba XX 1-2: Hay quienes afirman que, cuando aquellos se lanzaron a la carga, exclamó: «¿Qué hacéis camaradas?, yo soy vuestro y vosotros míos», y que incluso les prometió un donativo. Pero la mayoría cuenta que les presentó voluntariamente el cuello, exhortándolos a hacerlo y a herirlo, puesto que así lo querían. Lo que podría parecer realmente asombroso es que ninguno de los presentes intentara ayudar al emperador, y que todos aquellos a los que mandara llamar hicieran caso omiso de la embajada, salvo un destacamento de soldados de Germania. Estos, a causa del beneficio que les había dispensado recientemente colmándolos de atenciones cuando se encontraban enfermos y sin fuerzas, corrieron en su auxilio, pero su desconocimiento de la ciudad les hizo equivocarse de camino y llegaron demasiado tarde. [2] Fue asesinado junto al lago de Curcio y abandonado allí tal como estaba, hasta que un soldado raso, que volvía de recoger su provisión de grano, tirando al suelo su carga, le cortó la cabeza; y, como no podía cogerla por los cabellos, la ocultó entre los pliegues de su ropa, luego le metió el dedo pulgar en la boca, y se la llevó a Otón. Este se la entregó a los vivanderos y a los siervos del ejército, que la clavaron en una lanza y la pasearon por todo el campamento, no sin hacer escarnio de ella… (Trad. de Rosa M.a Agudo) Dión Casio. LXIV 6, 3-5: [3] Galba se dirigió al Capitolio para ofrecer un sacrificio. Al llegar al centro del Foro romano jinetes e infantes le salieron al encuentro y allí en presencia de muchos senadores y una multitud de gente asesinaron a este viejo hombre, su cónsul, su sumo pontífice, su César y emperador; y después de abusar de su cuerpo de muchas maneras le cortaron la cabeza y la ensartaron en un palo. [4] Pues Galba había sido golpeado por una lanza en el mismo carro que lo transportaba y al inclinarse fuera de él fue herido y dijo únicamente lo siguiente: «Pero ¿qué mal os he hecho?» Y Sempronio Denso, un centurión, lo defendió cuanto pudo y finalmente, cuando no pudo conseguir nada, se dejó matar sobre el cuerpo de Galba. [5] Y he recordado su nombre, porque es el que más merece que se le recuerde. Pisón también fue asesinado y muchos otros, pero no porque acudieran en ayuda del emperador. Cuando los soldados realizaron esta acción, cortaron las cabezas de sus víctimas y las llevaron al campamento de Otón y al Senado, de manera que los senadores, aunque se sintieron aterrados, se alegraron, etcétera. En la narración de la muerte de Galba observamos similitudes y diferencias 46. En general, coinciden en el relato, lo que demuestra que se valieron de una fuente común, pero tanto Tácito como Suetonio aluden a dos fuentes diferentes en el detalle de las últimas palabras que pronunció Galba 46
Cf. N. P. MILLER, «Tacitus’ Narrative Technique», Greece & Rome 24 (1977), 20-22; D. SHOTTER, Suetonius: Lives of Galba, Otho and Vitellius, Warminster, 1993, págs. 134-136.
(«diferentes versiones» en Tácito; «hay quienes afirman» y «la mayoría cuenta» en Suetonio). Pero los relatos también presentan tres grandes diferencias: 1) Tácito (II 41, 2) y Suetonio (XX 1) transmiten las dos versiones de las últimas palabras de Galba, si bien Suetonio se vale de la cita directa y Tácito de la indirecta: a) por qué lo trataban tan mal y la promesa de un donativo y b) presentación de su cuello para que lo remataran. Plutarco (XXVII 1), en cambio, solo ofrece la segunda versión, mientras que Dión Casio (LXIV 6, 4) ofrece únicamente la primera. 2) Tácito (II 41, 3; 49, 1) cuenta la mutilación del cuerpo de Galba de forma breve en comparación con los relatos de Plutarco (XXVII 2-3), Suetonio (XX 2) y Dión Casio (LXIV 6, 4). 3) La historia del centurión Sempronio Denso es tratada de manera muy diferente. Plutarco (XXVI 8-9) y Dión Casio (LXIV 6, 4-5), de manera algo prolija, dicen que Denso defendió a Galba; Suetonio afirma que nadie ayudó a Galba (cf. Dión Casio, LXIV 6, 5), pues los únicos que lo intentaron, soldados de Germania, llegaron tarde. Tácito, sorprendentemente, cuenta la historia de otra forma, pues nos dice que Denso ayudó no a Galba, sino a Pisón (II 43, 1), el heredero adoptivo del emperador. Tácito se distingue también de los autores de la tradición paralela por la información que los demás omiten. Destacan dos tipos de materiales: los discursos y la actividad en las provincias. Sirvan de ejemplos el discurso de Galba con motivo de la adopción de Pisón (I 15-16), no citado en ninguna otra fuente, o la información sobre las provincias en los capítulos 8-11 del libro I. Los historiadores antiguos se informaban cuidadosamente de los hechos que se proponían contar, pero los disponían y los trataban a su modo, con la intención de no faltar a la verdad, pero también con el objetivo de ofrecer ejemplos de buen o mal comportamiento y con la intención de atraer la atención de un público que deseaba aprender divirtiéndose con el fondo y la forma de las historias que oía. Los biógrafos, además, se detenían en los detalles y los chismes. Pero ninguno de los que narraron la muerte de Galba fueron capaces, por ejemplo, de resumir toda una vida de emperador en un final acúleo de seis palabras (II 49, 4), dignas de ser sopesadas y pensadas, no de ser traducidas: omnium consensu capax imperii nisi imperasset. Cualquiera que haya sido la fuente o fuentes de Tácito para elaborar sus Historias, su sello personal se hace evidente en la presentación dramática de los hechos, en la concisión con que nos tiene concentrados para seguir el hilo y en sus juicios morales de aplicación universal.
LA COMPOSICIÓN DE LAS «HISTORIAS» 47 La forma de escribir historia de Tácito ha recibido varias interpretaciones. Unos destacan la presentación visual de las escenas narrativas; otros piensan que Tácito nació para ser un poeta trágico 48 que cuenta los hechos como si estuviera escenificando los acontecimientos; hay quienes ven en nuestro historiador a un poeta en prosa con profundas influencias del divino Virgilio; y no falta razón a quienes, partiendo de los anteriores, interpretan la forma de escribir de Tácito como pictórica y dramática, cercana a veces a la técnica cinematográfica de presentar los hechos. Todas estas
47
Cf. E. COURBAUD, Les procédés d’art de Tacite dans les Histoires, París, 1918; M. G. MORGAN, «Commissura in Tacitus, Histories I», Class. Quarterly 43 (1993), 274-291. 48 Sobre la proximidad de la historia a la tragedia, cf. F. W. WALBANK, «History and Tragedy», Historia 9 (1960), 216-234; R. B. RUTHERFORD, «Tragedy and History», en A Companion to Greek and Roman Historiogreaphy, Malden, 2007, págs. 504-514; F. GALTIER, L’image tragique de l’Histoire chez Tacite: étude des schèmes tragiques dans les Histoires et les Annales, Bruselas, 2011.
diversas interpretaciones vienen a subrayar la variedad de Tácito en la selección del material, en la forma de tratarlo, en el plan de la obra y en la disposición de la misma. El material de Tácito incluye la historia de los emperadores, la política del Senado romano y las guerras internas y externas. A ello hay que añadir otros temas tangenciales que el historiador trata a modo de digresiones, unas surgidas de lo que se esté tratando y otras puramente ornamentales, y otras hacen las veces de comentarios o interpretaciones del propio historiador. Al primer tipo pertenecería la larga digresión sobre la historia y costumbres del pueblo judío en el libro V 2-9; al segundo tipo correspondería la digresión sobre el falso Nerón en II 8-9; y al tercer tipo se adaptaría el repaso a la historia de Roma en II 38. El tono que Tácito emplea en su narrativa es muy variado y va desde el meramente descriptivo, cercano a unas típicas Memorias históricas (p. e., III 1), hasta el tono extremadamente patético del saqueo de Cremona (III 33) o la descripción del campo de batalla después del segundo enfrentamiento en Bedriaco, citado antes (II 70). Tácito comienza las Historias según la forma analística, es decir, año a año, siguiendo la tradición de los historiadores romanos desde época arcaica 49. Sin embargo, en los libros I y II el foco de atención está en Galba, Otón y Vitelio más que en la narración de los sucesos de Roma y las provincias, como es el caso del libro IV. Se podría pensar que el plan de las Historias viene marcado por los protagonistas y no por los acontecimientos: Galba, Otón y sus generales, Vitelio y sus comandantes, Vespasiano junto a Muciano y Antonio Primo, o Civil en la revuelta de los batavos. Uno de los fines de la historia, tal como la entendían los antiguos, es enseñar a los hombres, a partir de los hechos del pasado, a llevar una vida digna y honrada: historia magistra vitae. En Roma la historiografía desarrolló de manera especial esta función moralizante, es decir, que el conocimiento de los hechos pasados puede ayudar a la formación del carácter moral de los individuos. De ahí que los historiadores romanos en general y Tácito en particular ofrezcan exempla del pasado «para que no permanezcan en silencio las virtudes y para que se tenga miedo a la infamia de la posteridad por las palabras y acciones perversas» (Anales III 65, 1). De buenos ejemplos, resume Tácito unos pocos en Historias I 3, 1: «Esta época no fue tan estéril en virtudes como para no brindar también nobles ejemplos. Hubo madres que acompañaron a sus hijos en su huida, esposas que siguieron a sus maridos al exilio. Hubo parientes valientes, yernos leales y esclavos de fidelidad inquebrantable incluso a prueba de tortura. Hombres ilustres se vieron en el último trance, trance que sobrellevaron con valentía, y se produjeron desenlaces fatales comparables a las muertes ilustres de la antigüedad». Y de malos ejemplos, la obra de Tácito está repleta, empezando por la inutilidad de Galba, la ambición de Otón y la cobardía de Vitelio. Ahora bien, ¿es fiable Tácito como historiador? Desde luego, él siente la obligación de decir la verdad y toda la verdad, como proponía Cicerón 50 (Sobre el orador, II 62: quis nescit primam esse historiae legem, ne quid falsi dicere audeat? Deinde ne quid veri non audeat?) Y el mismo Tácito proclama su vocación de imparcialidad (I 1, 3: «quienes hacen profesión de una honestidad insobornable deberán hablar de cada cual sin parcialidad y sin odio») en aquellos tiempos irrepetibles, «en los que se puede pensar lo que se quiere y decir lo que se piensa» (ubi sentire quae velis et quae sentias dicere licet). Claro que todos los historiadores, desde Tucídides hasta Salustio, hacían la misma profesión de fe en la verdad histórica. Y a Tácito se le ha echado en cara que presente el siglo I d. C. como una 49
Cf. S. P. OAKLEY, «The Annalistic Tradition», en A Commentary on Livy books VI-X, vol. I Introduction and Book VI, Oxford, 1997, págs. 21-108; A. M. GOWING, «From the annalist to the Annales: Latin historiography before Tacitus», en WOODMAN, Companion to Tacitus, págs. 17-30. 50 Cf. P. A. BRUNT, «Cicero and historiography», en P. A. BRUNT, ed., Studies in Greek History and Thought, Oxford, 1993, págs. 181-209, reimpreso en J. MARINCOLA, ed., Greek and Roman Historiography, Oxford, 2011, págs. 207-240; A. J. WOODMAN, «Cicero and the Writing of History», en MARINCOLA, Greek and Roman Historiography, págs. 241-90; S. J. NORTHWOOD, «Cicero, de Oratore 2.51-64 and Rhetoric in Historiography», Mnemosyne 61 (2008), 228-244; A. J. WOODMAN, «Cicero on Historiography: De Oratore 2.51-64», Class. Journal 104 (2008), 23-31.
época de oscuridad, degeneración y opresión, cuando en realidad se vivieron durante dicho siglo tiempos de prosperidad con Tiberio, Nerón, Vespasiano y Domiciano. No se olvide tampoco cómo Tácito presenta en los Anales un cuadro muy negativo de Tiberio, sanguinario, rencoroso, hipócrita, que no se corresponde enteramente con la verdad.
LA LENGUA Y EL ESTILO 51 El estilo periódico de Cicerón, largo y rotundo, había sido sustituido a partir del siglo I d. C. por una prosa concisa y parca, un nuevo estilo preconizado especialmente por Séneca (4 a. C.-65 d. C.). Después de este movimiento literario surgió el clasicista, liderado por Quintiliano (ca. 39-95 d. C.), seguidor acérrimo de Cicerón y contrario a Séneca 52. Ni una ni otra tendencia cubrían las necesidades de Tácito, quien recurrió a forjarse un estilo en cierto modo diferente. El estilo oratorio de Cicerón se basaba en la riqueza expresiva (copia verborum), en la simetría o equilibrio de las frases (concinnitas) y en la estructura periódica de las frases, adornadas de numerosas figuras retóricas. A nuestros oídos la forma de expresarse suena bien, pero se nos hace algo pesada. Tácito, por el contrario, destaca en su obra histórica por la brevedad (brevitas) frente a la exuberancia expresiva de Cicerón y por la huida de la simetría en la estructura de las frases (inconcinnitas). Además, Tácito añade un colorido especial a las palabras y su tono es casi siempre elevado (color poeticus). Estas características del estilo de Tácito también aparecen en mayor o menor medida en otros historiadores clásicos, como Tucídides o Salustio 53. Con todo, hablar del estilo de Tácito es en cierto modo una simplificación, porque no escribe igual en las obras históricas que en el Diálogo de los oradores, cuyo estilo es neociceroniano, como el de Quintiliano. Pero además, dentro de los escritos históricos el estilo varía en los discursos, en los retratos o en las secciones propiamente narrativas. Y el estilo de Tácito fue evolucionando desde el menos comprimido y elevado del Agrícola y Germania hasta los últimos libros de los Anales, genuinamente tacíteo en su brevedad y asimetría o inconcinnitas. Se ha discutido mucho sobre la evolución del estilo de Tácito desde sus obras menores hasta los últimos libros de los Anales 54. Wölfflin 55 mantuvo que la obra de Tácito fue evolucionando desde un estilo normal y descolorido de las primeras obras hasta otro más elevado y singularmente tacíteo en los libros finales de los Anales. Le siguieron en dicha apreciación otros filólogos56, pero esta postura ha sido puesta en duda por Martin y Goodyear 57, porque es muy difícil demostrar la evolución de un 51
S. P. OAKLEY, «Style and language», en A. J. WOODMAN, ed., The Cambridge Companion to Tacitus, Cambridge, 2009, págs. 195-211; cf. A. DRAEGER, Über Syntax und Stil des Tacitus, Leipzig, 1882; L. CONSTANS, Étude sur la langue de Tacite, París, 1893, págs. 235-285; F. SANMARTÍ, Tácito en España, Barcelona, 1951, págs. 152-200; F. KUNTZ, Die Sprache des Tacitus und die Tradition der lateinischen Historikersprache, Heidelberg, 1962; B. Voss, Der pointierte Stil des Tacitus, Münster, 1963; N. P. MILLER, «Style and Content in Tacitus», en T. A. DOREY, Tacitus, Londres, 1969, págs. 99-116; F. R. D. GOODYEAR, «The Language and Style of Tacitus», en Tacitus, Oxford, 1970, págs. 35-42; J. N. ADAMS, «The Language of the Later Books of Tacitus’ Annals», Class. Quarterly 22 (1972), 350-373; J. HELLEGOUARC’H, «Le style de Tacite: bilan et perspectives», ANRW II 33.4 (1991), 2.385-2.453; MARTIN, «Style», en Tacitus, págs. 214-235 y 264-268; R. H. MARTIN y A. J. WOODMAN, Tacitus, Annals, book IV, Cambridge, 2003, págs. 19-26. 52 Léase a A. D. LEEMAN, Orationis ratio. The Stylistic Theories and Practice of the Roman Orators, Historians and Philosophers, Ámsterdam, 1963, págs. 337-360. 53 Léase a W. KROLL, «Die Sprache des Sallust», Glotta 15 (1927), 280-305. 54 Cf. HELLEGOUARC’H, «Le style de Tacite…», págs. 2.389-2.393. 55 E. WÖLFFLIN, «Tacitus 1. Schriften über taciteischen Styl und genetische Entw icklung desselben», Philologus 25 (1867), 92-134; id., «Tacitus. Ausgaben und Erläuterungen», Philologus 26 (1867), 92-166; id., «Tacitus, Historien», Philologus 27 (1868), 113-149. 56 H. C. NUTTING, «The use of f orem in Tacitus», Univ. Calif. Pub. Class. Philology 7 (1923), 209-219; E. LÖFSTEDT, Syntactica 2, Lund, 1933, págs. 276-290; id., «Tacitus as an Historian», en Roman Literary Portraits, Oxford, 1958, págs. 157180; Ν. ERIKSSON, Studien zu den Annalen des Tacitus, Lund, 1934; SYME, Tacitus, II, págs. 711-745. 57 R. H. MARTIN, «-ere and -erunt in Tacitus», Class. Review 60 (1946), 17-19; id., «Variatio and the Development of Tacitus’
estilo a través de simples fórmulas en la elección de las palabras (delectus verborum) sin tener en cuenta también la compositio de un autor como Tácito, que se mantuvo siempre fiel a su peculiar estilo.
La palabra 58 Si ha habido tiempos en que se ha puesto en duda la objetividad histórica de Tácito, especialmente en su tratamiento de Tiberio en los Anales, nadie ha entrado en disputas sobre la maestría de nuestro autor en el uso de la lengua latina, que comienza precisamente por la selección de las palabras (delectus verborum). Los teóricos clásicos mantenían que en el vocabulario hay tres elementos que realzan y adornan el discurso narrativo (Cicerón, Sobre el orador III 152: tria sunt igitur in verbo simplici, quae orator afferat ad illustrandam atque exornandam orationem): las palabras desusadas o arcaísmos (inusitatum verbum), los términos nuevos o neologismos (novatum verbum) y la metáfora (verbum translatum). Los historiadores latinos se valieron con mucha frecuencia de arcaísmos. Y tal elección no es patrimonio únicamente de Tácito, sino que también se encuentra en Catón el Viejo (234-149 a. C.), Salustio, Tito Livio y Quinto Curcio Rufo (siglo I d. C.). Con los arcaísmos los historiadores pretendían insuflar la dignidad de los tiempos antiguos a sus escritos. Así, por ejemplo, Tácito emplea apiscor por adipiscor, claritudo por claritas, cunctus en lugar de omnis, deum por deorum, duint por dent, gliscere en vez de crescere, metuere por timere, tempestas por tempus o torpedo por torpor 59. Los neologismos son más propios de la poesía que de la prosa, pero no faltan en Tácito, como criminator, condemnator, grates, intectus, intutus, praegracilis, peramoenus. Pero más que crear neologismos lo que hace Tácito es evitar los términos vulgares (verba sordida). Si comparamos la narración del final de Vitelio en Suetonio y Tácito, observaremos cómo Tácito (III 84, 4) transforma una vulgar historia (Suetonio, Vitelio XVI) en un drama descrito en términos poéticos que evocan a Virgilio (Eneida VI 265: loca nocte tacentia late; 269: perque domos Ditis vacuas et inania regna) en su memorable terret solitudo et tacentes loci, temptat clausa, inhorrescit vacuis. El uso del lenguaje metafórico, más amplio que en Salustio y Livio, es uno de los hechos que más destacan en la lengua de Tácito. La metáfora puede aparecer en un solo término (plus praedae ac sanguinis Caecina hausit, I 67, 1; fides fluitasse, II 93, 2; omnis exercitus flammaverat, II 74, 1; pandere aciem, IV 33, 1; proelia serebant, V 11, 1) o en una sucesión de imágenes entrelazadas entre sí (sobre un edificio en II 76, 1 his pavoribus nutantem et alii legati amicique firmabant) 60. Tácito tiende a colorear su lenguaje de poeticismos (poeticus color) y Virgilio ha sido su principal valedor 61. Unas veces son escenas enteras inspiradas en la poesía, como la tormenta en la costa de Style», Eranos 51 (1953), 89-96; id., «Quibus and quis in Tacitus», Class. Review 18 (1968), 144-146; E. LÖFSTEDT, «On the Style of Tacitus», Journ. Rom. Stud. 38 (1948), 1-8; F. R. D. GOODYEAR, «Development of Language and Style in the Annals of Tacitus», Journ. Rom. Stud. 58 (1968), 22-31. 58 Cf. L. CONSTANS, Étude sur la langue de Tacite, París, 1893; SYME, «Style and Words», en Tacitus, II, págs. 711-745, J. N. ADAMS, «The language of the later books of Tacitus’ Annales», Class. Quarterly 22 (1972), 350-373; id., «The vocabulary of the speeches in Tacitus’ historical w orks», Bull. lnstit. Class. Stud. 20 (1973), 124-144. 59 Cf. F. DEGEL, Archaistische Bestandteile der Sprache des Tacitus, Núremberg, 1907. 60 Más ejemplos en DRAEGER, Syntax und Stil…, págs. 111-115; DAMON, Histories I, pág. 322; ASH, Histories II, págs. 179. 61 Se pueden encontrar numerosos ejemplos en R. T. BAXTER, «Virgil’s Influence on Tacitus in Book 3 of the Histories», Class. Philology 66 (1971), 93-107; id., «Virgil’s Influence in Books 1 and 2 of the Annals», Class. Philology 67 (1972), 246-269; HELLEGOUARC’H, «Le style de Tacite…», págs. 2.428-2.437; A. FOUCHER, Historia proxima poetis: L’inf luence de la poésie épique sur le style des historiens latins de Salluste à Ammien Marcellin, Bruselas, 2000; T. A. JOSEPH, «Tacitus and Epic», en V. E. PAGÁN, ed., A Companion to Tacitus, Wiley-Blackw ell, 2012, págs. 369-385.
Germania (Anales, II 23, 4), todo un tópico épico 62, o el asalto al campamento viteliano por parte de las fuerzas flavianas (Historias III 84, 1-3) que está inspirado en el de los troyanos en el libro II de la Eneida 63. Otras veces aparecen reminiscencias que corresponden a frases virgilianas, como varia pereuntium forma et omni imagine mortium (Historias II 28), una paráfrasis de luctus ubique pavor et plurima mortis imago (Eneida II 369), o la frase, citada antes, terret solitudo et tacentes loci (Historias III 84, 4), modelada sobre la virgiliana loca nocte tacentia late (Eneida VI 265). Y las más consisten en el uso de términos propios de la poesía, como senecta por senectus, sonor por sonitus, remeare por redire, entre otros muchos.
La frase 64 Tácito heredó de Salustio, su modelo más querido, una estructura de frases que destacan por la brevedad, la variedad y el gusto por las sentencias. La brevedad 65 es sin duda la primera marca del estilo de Tácito. La brevitas puede reflejar una forma de pensar y expresarse o puede ser empleada a propósito para objetivos específicos de rapidez narrativa o pinturas de personajes a pinceladas. Con todo, el uso de la brevedad no significa confusión en el mensaje que se quiere transmitir. Tácito es capaz de resumir el contenido de sus Historias en una sola frase, rápida y cortante, de cuatro miembros: opus aggredior opimum casibus, atrox proeliis, discors seditionibus, ipsa etiam pace saevum (I 2, 1). La brevedad se consigue, entre otros recursos, mediante el asíndeton, la elipsis y el zeugma. El asíndeton u omisión de conjunciones 66 se manifiesta entre palabras, el más frecuente (p. e., proelium tota nocte varium anceps atrox, III 22, 3), o entre frases u oraciones sin conjunción (v. g., non parare arma, non adloquio exercitioque militem firmare, non in ore vulgi agere, III 36, 1). La elipsis 67 más normal consiste en la omisión del verbo «ser», sobreentendido fácilmente, como en I 19, 1: inde apud senatum non comptior Galbae, non longior quam apud militem sermo. La elipsis es más frecuente en los retratos, en las descripciones y en la narración de acciones de gran viveza, como la visita de Vitelio al campo de batalla de Bedriaco (II 70). Para conseguir su célebre velocitas Tácito se vale de construcciones inteligentes, como el zeugma 68 o silepsis. El zeugma, una especie de elipsis, consiste en emplear un solo verbo con dos sentidos diferentes 69. como en II 3, 2 (precibus et igne puro altaria adolentur, «los altares se honran con preces y se encienden con fuego puro»), donde el verbo adolentur hay que traducirlo con un significado para cada nombre; II 19, 2: provisa parataque non arma modo, sed obsequium et parendi amor («no solo se hicieron provisiones y preparativos de armas, sino que también se tomaron medidas para asegurar la obediencia y la disciplina». Además de la elipsis de sunt en provisa parataque, los verbos se emplean con sentidos diferentes para arma y para obsequium et parendi 62
Cf. V. CRISTÓBAL, «Tempestades épicas», Cuadernos de Investigación Filológica 14 (1988), 125-148. BAXTER («Virgil’s Influence on Tacitus…», pág. 107) llega a defender que el libro III de las Historias de Tácito ha imitado incluso la estructura del libro II de la Eneida. 64 HELLEGOUARC’H, «Le style de Tacite…», págs. 2.399-2.402; J. DANGEL, «Les structures de la phrase oratoire chez Tacite: Étude syntaxique, rhythmique et métrique», ANRW II 33.4 (1991), 2.454-2.538. 65 Puede encontrarse material abundante en G. CLEMM, De breviloquentiae Taciteae quibusdam generibus, Lipsiae, 1881. 66 H. LAUSBERG, Manual de retórica literaria, Madrid, 1976, II, págs. 158-160; para Tácito, léase a DRAEGER, Syntax und Stil…, págs. 54-58. 67 LAUSBERG, Manual de retórica literaria, II, págs. 147-149; para Tácito, léase a CLEMM, De breviloquentiae Taciteae…, págs. 43-66; F. G. MOORE, «Studies in Tacitean ellipsis. Descriptives passages», Trans. Amer. Philol. Assoc. 34 (1903), 5-26. 68 Ejemplos en CLEMM, De breviloquentiae…, págs. 124-152; cf. Historias, I 6, 1; II 41, 3; 92, 2; III 25, 1. No entro en disquisiciones, más teóricas que reales, sobre la necesidad de diferenciar entre zeugma y silepsis. Sigo a H. LAUSBERG (Elementos de retórica literaria, Madrid, 1975, págs. 160-162) sobre el zeugma semánticamente complejo (conceptio, silepsis o zeugma). 69 Cf. 167, 1; 9, 3; 67, 1; II 3, 2; 5, 1; 18, 1; 45, 1; 62, 1; 74, 2; 83, 2. 63
amor. Y es que Tácito omite palabras o silencia significados, porque se sobrentienden perfectamente y es su deseo imprimir vigor y rapidez a sus frases. La variedad o variatio en la lengua consiste en un cambio deliberado de una construcción gramatical sin necesidad de tener que hacerlo 70. La practicó Salustio, también Livio 71 y de manera especial Tácito. La variatio, que evita el equilibrio y el paralelismo de las oraciones (inconcinnitas), aparece en grupos de palabras, pequeñas frases o en escenas enteras. Así, Tácito varía el vocabulario (inopes agrestes et vilia arma, II 13, 1; Antiochus… ingens et… ditissimus, mox… excitus, II 81, 1) y las partes de la oración (p. e., adverbio y adjetivo: palam laudares, secreta male audiebant, I 10, 2; quod palam abnuerat, inter secreta convivii largitur, II 57, 2), une participios en nominativo y sustantivos en ablativo (nec proinde nutantes e navibus quam stabili gradu e ripa vulnera derigebant, II 35, 1), varía el uso de las preposiciones (in civitate discordi et ob crebras principum mutationes, II 10, 1; unde longa illis erga Neronem fides et erecta in Othonem studia, II 11, 1), a un sintagma en ablativo de causa le une una subordinada causal (nullo apud quemquam Othonis favore, nec quia Vitellium mallent, II 17, 2), yuxtapone oraciones de diferente tipo, como una oración causal y otra final (non quia industria Flaviani egebat, sed ut consulare nomen surgentibus cum maxime partibus honesta specie praetenderetur, III 4, 2), puede emplear asíndeton en la oración principal y polisíndeton en la subordinada (ut vero deformis et flens et praeter spem incolumis Valens processit, gaudium miseratio favor, II 29, 3; Vitellius ventre et gula sibi inhonestus, Otho luxu saevitia audacia rei publicae exitiosior ducebatur, II 31, 1) o pasa de nombres concretos a abstractos (strepitus telorum et facies belli, I 85, 1; immixtis histrionibus et spadonum gregibus et cetero Neronianae aulae ingenio, II 71, 1). Se llega a decir que la variatio es tan consustancial al estilo de Tácito que otro tipo de variatio en su obra es justamente lo contrario, es decir, la concinnitas o el paralelismo (subruit muros, instruit aggerem, molitur portas, II 22, 2; foedum atque atrox spectaculum… dira vastitas, II 70, 1). También se despliega la variatio en escenas enteras. Si la muerte de Galba produjo un enorme terror en Roma (I 50) por miedo a lo que le venía encima con Otón y Vitelio, el final de Otón no produjo alteración alguna en la vida diaria de la ciudad (II 55), mientras que el asesinato de Vitelio desencadenó una venganza terrible contra los vencidos (IV 1). El gusto por las sentencias le viene a Tácito de su maestro Salustio y del estilo declamatorio del siglo I d. C., como bien se observa en Séneca (4 a. C.-65 d. C.)72. Tácito se vale de esa vox universalis, como la define Quintiliano (Inst. orat. VIII 5, 3), para establecer los principios que gobiernan la conducta humana, especialmente, la mala. Con ellas Tácito se reviste de autoridad para convencer de la verdad de su narración histórica. Las sentencias se ponen en boca del propio narrador o de alguno de los protagonistas de las historias. El estilo declamatorio y conciso se expresa, pues, a través de las sentencias epigramáticas 73, que resumen y describen el asunto o la persona tratada. Cuatro sentencias de este tipo se han hecho famosas, todas procedentes de las Historias: I 2, 3 (corrupti in dominos servi, in patronos liberti; et quibus deerat inimicus, per amicos opressi, «Se sobornaba a los esclavos contra sus señores, a los libertos contra sus patronos, y quienes no tenían enemigos, caían arruinados por sus amigos»), I 49, 4 (et omnium consensu capax imperii, nisi imperasset, «todos por unanimidad le hacían capaz de ser emperador, con la condición de que nunca hubiera llegado a serlo», sobre Galba), III 25, 3 (nec eo segnius propinquos adfines fratres trucidant, spoliant: factum esse scelus loquuntur faciuntque, «sin embargo, no por eso se mostraron más remisos para despojar a parientes, allegados y hermanos matados a degüello: hablaban de que se había cometido un crimen, pero ellos hicieron lo mismo») y 70
Sobre la variatio en Tácito, cf. G. SÖRBOM, Variatio sermonis Tacitei aliaeque apud eundem quaestiones selectae, Uppsala, 1925; OAKLEY, «Style and language», pág. 198; DAMON, Histories I, págs. 19-20 y 323; ASH, Histories II, págs. 21 y 407408. 71 Cf. J. L. CATERALL, «Variety and inconcinnity of language in the first decade of Livy», Trans. Amer. Philol. Associat. 62 (1938), 292-318. 72 Cf. M. ZIMMERMANN, De Tacito Senecae philosophi imitatore, Breslau, 1889. 73 R. KIRCHNER, Sentenzen im Werk des Tacitus, Stuttgart, 2001; DAMON, Histories I, págs. 302-304; R. STEGNER, Die Verwendung der Sentenz in den Historien des Tacitus, Stuttgart, 2004.
III 63, 2 (tanta torpedo invaserat animum ut, si principem eum fuisse ceteri non meminissent, ipse oblivisceretur, «Tan gran abulia se había apoderado de su ánimo que, si los demás no le recordaran que había sido emperador, él mismo lo habría olvidado»). La antítesis es otra de las características más sobresalientes del estilo rápido y cortante (el llamado pointed style) 74 de Tácito, como en I 8, 1 (Cluvius Rufus, vir facundus et pacis artibus clarus, bellis inexpertus), 10, 2 (nimiae voluptates, cum vacaret; quotiens expedierat, magnae virtutes) o 49, 3 (pecuniae alienae non adpetens, suae parcus, publicae avarus). A veces Tácito incluye como apéndice de la oración principal un asíndeton abrupto, como en I 45, 2 (ad supplicium expostulabant, industriae eius innocentiaeque quasi malis artibus infensi).
El estilo periódico 75 Tácito raramente se vale de una estructura periódica, es decir, el empleo de frases complejas que alcanzan su clímax en una oración principal después de oraciones subordinadas y construcciones con participio. Y mucho menos emplea largos períodos ciceronianos, excepto en su Diálogo de los oradores. Sin embargo, esto no quiere decir que Tácito no usara nunca el estilo periódico en sus obras históricas 76. Los historiadores se valen de dos tipos de períodos complejos 77: 1) el período narrativo, que consiste en una o más oraciones subordinadas (o sus equivalentes, como el ablativo absoluto o construcciones con participios) seguidas de la oración principal que suele concluir con el verbo principal, como en IV 27, 2 (victi, quod tum in morem verterat, non suam ignaviam, sed perfidiam legati culpabant); y 2) el período oratorio, en el que las palabras, junturas y oraciones se equilibran entre sí y marcan dicho equilibrio (concinnitas) con recursos retóricos como la anáfora, la antítesis y la aliteración 78. Tácito despliega todo su saber retórico en períodos largos, especialmente en los discursos que él pone en boca de diferentes personajes, aunque tampoco faltan en sus partes narrativas, como por ejemplo 79 en I 4, 1: Ceterum, antequam destinata componam, repetendum videtur, qualis status urbis, quae mens exercituum, quid in toto terrarum orbe validum, quid aegrum f uerit, ut non modo casus eventusque rerum, qui plerumque f ortuiti sunt, sed ratio etiam causaeque noscantur. El largo período con paralelismo, anáfora variada (ad ornandam et ad augendam orationem) 80 y miembros crecientes no tiene nada que envidiar a Livio, el historiador más ciceroniano, aunque los dos términos del final (ratio causaeque) nos transmiten más que sesudas y largas introducciones 74
Cf. B. Voss, Der pointierte Stil des Tacitus, Münster, 1963. J.-P. CHAUSSERIE-LAPRÉE, L’expresion narrative chez les historiens latins. Histoire d’un style, París, 1969. 76 Cf. A. RAMÍREZ DE VERGER, «Sobre el estilo periódico de Salustio», Habis 12 (1981), 99-104. 77 DRAEGER, Syntax und Stil…, págs. 97-98. 78 Cf. W. RENZ, Alliterationen bei Tacitus, Aschaffenburg, 1905. 79 Cf. I 5, 1; 14, 1; 87, 1. 80 Cf. O. MEBS, Über den Gebrauch der Anaphora bei Tacitus, Erlangen, 1918. 75
históricas: a Tácito le interesa ante todo la lógica y los motivos que mueven los hilos de la historia de los hombres 81.
El ritmo 82 En primer lugar, habría que preguntarse si la prosa de Tácito, incluidos los discursos, es amétrica. Parece que al menos en los discursos, más al modo de Cicerón y de Livio que las partes estrictamente narrativas, existe prosa rítmica. Pero no se olvide que el ritmo de la frase se consigue fundamentalmente por la disposición de las palabras en las frases y por el efecto sonoro y armónico de figuras estilísticas como la simetría, el quiasmo, el homoteleuto, la anáfora o la armonía imitativa, por ejemplo. Salustio 83 se distinguía por el uso de cláusulas métricas compuestas de doble espondeo (– – –x), espondeo más crético ((– – – ∪ x), peón 1.° (– ∪ ∪ ∪ ) o peón 4. ° (∪ ∪ ∪ –), frente a Cicerón, que prefería el dicoreo (– ∪ – x), el crético-troqueo (– – ∪ x) y el doble crético (– ∪ – – ∪ x). Además, Salustio, a diferencia de Cicerón, utilizaba como último pie el peón y una de sus cláusulas favoritas era la heroica (– ∪ ∪ – x), propia de la poesía épica, que era rechazada por Cicerón. Tito Livio se inclina también por el dicoreo (– ∪ – x) y el crético-troqueo (– ∪ – – x), cláusulas que eran también del gusto de Salustio. Tácito, por su parte, se sitúa entre Cicerón y los otros historiadores. Le gusta emplear el dispondeo (– – – x) y el dicoreo (– ∪ – x), favorece el doble crético (– ∪ – – ∪ x), como Salustio, y no rechaza el uso de la cláusula heroica (– ∪ ∪ – x). A mí me parece que más que ahondar en el análisis de las cláusulas métricas sin conocer la práctica antigua, mejor sería hablar de ritmo épico o dactílico-espondaico (p. e., III 31, 1), trocaico (III 10), crético (II 99, 1). También se consigue ritmo con la utilización de cantidades largas y breves junto a efectos sonoros (I 40, 1; 66, 3). La lengua latina es muy rica en lograr la sonoridad de la palabra y los miembros de las frases no solo a través de la simetría, sino también por medio de la variedad.
COMPOSICIÓN GENÉRICA Se entiende por composición genérica aquellas piezas retóricas que se pueden leer como unidades autónomas 84 y que fueron señaladas por los retóricos antiguos con tópicos diversos. F. Cairns 85 ha estudiad las composiciones genéricas (p.e., epibaterion, genethliakón, kómos, poema triunfal, propemptikón, vocatio ad cenam, etc.) en la poesía griega y latina y ha abierto un camino muy fructífero para entender la técnica literaria antigua. Pues bien, en prosa se podría abrir una misma línea de composición genérica que llevaría mucho tiempo y espacio analizar. Baste por ahora dar un breve 81
Hay quienes hacen divisiones y subdivisiones de los períodos en historiografía, que resultan brillantes, pero artificiales; cf. J.-P. CHAUSSERIE-LAUPRÉE, (L’expression narrative…, págs. 251-338) donde distingue tres modelos de períodos en la historiografía latina: a) el básico, en el que dos o más oraciones subordinadas están seguidas por una o más oraciones principales, de manera que el período termina con el verbo principal (Sb- Pr; Sb, Sb-Pr, Pr, etc.; b) la «phrase à relance» o período que tiene al menos dos oraciones principales, una en el interior y otra al final, separadas por uno o varios miembros circunstanciales interpuestos (Sb-Pr; Sb-Pr, etc.); y c) la «phrase à rallonge» o período en el que una o más oraciones principales están seguidas de una o más oraciones subordinadas (Pr-Sb, Pr-Sb, Sb, etc.); cf. ASH, Histories II, págs. 19-20. 82 HELLEGOUARC’H, «Le style de Tacite…», págs. 2437-2452; DANGEL, «La phrase oratoire…», págs. 2.496-2.504. 83 Cf. H. AILI, The Prose Rhythm of Sallust and Livy, Estocolmo, 1979. 84 Cf., por ejemplo, CICERÓN, Orator, 66: huic generi historia f initima est, in qua et narratur ornate et regio saepe aut pugna describitur; interponuntur etiam contienes et hortationes. 85 F. CAIRNS, Generic Composition in Greek and Roman Poetry, Ann Arbor, 20072.
repaso a algunas piezas autónomas que se encuentran en las páginas de los historiadores antiguos: el retrato, los discursos, las digresiones, las escenas de batallas y la conquista de las ciudades.
El retrato 86 Tácito se ha ganado una reputación de moralista y psicólogo por la pintura de las emociones colectivas y por los retratos de los protagonistas de sus historias. Y dicha pintura aparece bajo la forma de toques o pinceladas insertas en el discurso narrativo 87 o a través de lo que Aubrion denomina «retratosmedallones», cuya técnica ya había sido establecida por Salustio. Los retratos sirven para subrayar el papel de los retratados como agentes de los sucesos que se estén narrando o para ilustrar la conducta humana, tanto la positiva como la negativa. Los historiadores antiguos solían introducir retratos literarios de los personajes más importantes, cuando entraban en escena o cuando fallecían. Y existía sin duda una cierta relación entre el lugar de los retratos y la estructura de la obra, normalmente al principio o al final del discurso narrativo. Salustio fue un maestro consumado del arte de retratar con certeras pinceladas a Catilina, Sempronia, César, Catón, Mario o Sila 88, más reales y directos que los retratos difusos de Aníbal o Catón el Viejo por parte de Tito Livio 89. Tácito en este sentido es fiel seguidor de Salustio y, por ejemplo, los retratos de Sejano y Popea Sabina (Anales IV 1; XIII 45) fueron modelados a partir de los de Catilina y Sempronia (Conjuración de Catilina V; XXV) 90. Los retratos respondían a la teoría de los manuales de retórica 91, aunque tanto Salustio como Tácito se apartan de fórmulas meramente escolares. Con todo, los tópicos del encomio o laudatio (retrato positivo) y la vituperatio (retrato negativo) están presentes por doquier 92: origen del personaje, vigor físico (corpus), energía moral (animus), educación y formación, desarrollo de las cualidades del cuerpo, desarrollo de las disposiciones del alma, relación con la sociedad que le rodea. En la forma, los retratos de Tácito destacan por el uso de la antítesis, la brevitas, las frases nominales, el empleo de frases lapidarias. Y, en el fondo, Tácito explota más los aspectos psicólogicos que los físicos de sus personajes. En las Historias, en las que abundan más los «retratos-medallones» o directos que los indirectos, aparecen los siguientes: Muciano (I 10, 1-2), Tito Vinio (I 48, 3-7), Antonio Primo (II 86, 2-4), Fabio Valente (III 62, 4-7), Helvidio Prisco (IV 5). Se encuentran también los retratos compuestos, en los que se describe a un personaje por oposición a otro, también descrito, en forma de sýncrisis 93 o yuxtaposición de personalidades, como son los casos de Muciano y Vespasiano (II 4, 4; 5, 1-2), Cécina y Valente (II 30, 2-3) u Otón y Vitelio (II 31). Los historiadores aprovechaban el fallecimiento de sus personajes para dedicarles una necrológica u obituario, en los que se retrataban sus virtudes y/o sus vicios. Servían como una especie 86
E. COURBAUD, Les procédés d’art de Tacite dans les ‘Histoires’, París, 1918, págs. 167-197; G. DAITZ, «Tacitus’ Technique of character portrayal», Amer. Journ.of Philology 81 (1960), 30-52; M. RAMBAUD, «Recherches sur le portrait dans l’historiographie romaine», Les Étud. Classiques 38 (1970), 417-447; P. CUGUSI, Sulla tecnica ritrattistica tacitiana, Cagliari, 1974; AUBRION, Rhétorique et histoire…, págs. 385-490; J. HELLEGOUARC’H, «Le style de Tacite: bilan et perspectives», ANRW II 33.4 (1991), 2412-14. 87 P. e., sobre Cluvio Rufo (I 8, 2), Cécina (I 53, 1); cf. AUBRION, Rhétorique et histoire…, págs. 407-408. Algunas veces, Tácito adelanta en breves trazos la personalidad de sus personajes a modo de cuadros introductorios, como ocurre en las síncrisis de Vespasiano y Muciano (II 5, 1-2), Cécina y Valente (II 30, 2) y Otón y Vitelio (II 31, 1). 88 Conjuración de Catilina V, XXV, LIV; Guerra de Jugurta LXIII, XCV. 89 LIVIO, XXI 4; XXXIX 40. 90 LEEMAN, Orationis ratio…, págs. 356-358. 91 Cf. CICERÓN, De inventione I 34-35, II 29-34. 92 Κ. VRETSKA, «Bemerkungen zum Bau der Charakteristik bei Sallust», Symbolae Osloenses 31 (1955), 105-118. 93 Cf. SALUSTIO, Conjuración de Catilina LIII-LIV; CICERÓN, De oratore III 116-117 (comparatio).
de paréntesis en el discurso narrativo 94, aunque colocados en lugares importantes dentro de la estructura narrativa. Son los casos de los emperadores Galba (I 49), Otón (II 50) y Vitelio (III 86, 1-2) y de Flavio Sabino, hermano de Vespasiano (III 75, 1-2), además de las noticias necrológicas de Pisón (I 48, 1) y Tito Vinio (I 48, 1-2), de Junio Bleso (III 39, 2) y de Valente (III 62, 2). El obituario de Galba (I 49) presenta una estructura típicamente retórica que se repite en todas las notas necrológicas imperiales: a) origen, nobleza, físico, carrera política (corpus); b) características psíquicas (animus). Y el fondo fue descrito por una serie de antítesis en la forma, para acabar con el famoso epigrama, ya citado, con el que concluye el retrato: omnium consensu capax imperii, nisi imperasset. Otras necrológicas sirven para ilustrar la lealtad o deslealtad de algunos personajes, como la deslealtad de Fabio Valente (III 62, 3) o los servicios al Estado de Flavio Sabino (III 75, 1-2). También merecieron una especie de obituario lugares como la ciudad de Cremona tras su asedio, saqueo y destrucción (III 34) y el incendio del Capitolio (III 72), «el desastre más lamentable y vergonzoso que sufrió el Estado del pueblo romano desde la fundación de Roma».
Las digresiones 95 Existían reglas retóricas para la descripción de lugares (ékphrasis tópou), pues los lectores esperaban que se les delineara claramente las escenas de los relatos históricos 96. Además, los historiadores se desviaban del tema principal para variar, entretener y descansar un poco del tema central 97. Así, Tucídides, por ejemplo, comienza la narración de la expedición a Sicilia con la descripción de la geografía de la isla (VI 1-5) o Salustio intencionadamente se desvía del hilo narrativo en la Guerra de Jugurta dando cuenta de la etnografía del norte de África (XVII 1-XIX 8), de las discordias civiles en Roma (XLI 1-XLII) o de la leyenda de los hermanos Filenos (LXXIX 1-10). Y es que las digresiones, además de constituir un recurso meramente retórico, se convierten en una pista para averiguar los asuntos que más preocupaban al historiador. Tácito (Anales IV 33, 3) reconoce que «la localización de los pueblos, las alternativas de las batallas, el destino de los líderes brillantes, los éxitos de los generales esclarecidos fascinan y refuerzan la atención de los lectores». Y las Historias están salpicadas de digresiones, tanto geográficas como etnográficas: el templo de Venus en Pafos (II 3), el falso Nerón (II 8-9), informe sobre las fuentes y anális del poder (II 37-38), la historia de Cremona (III 34), guerras civiles durante la República (III 51, 2; 72, 1; 83, 3), la historia del Capitolio (III 72), África y Alejandría (IV 48-53), el origen de Serapis (IV 83-84), Judea y los judíos (V 2-9).
94
Sobre la importancia de los obituarios en la historiografía postclásica, cf. SÉNECA EL VIEJO, Suasorias VI 21: Quotiens magni alicuius (viri) mors ab historicis narrata est, totiens f ere consummatio totius vitae et quasi f unebris laudatio redditur. Cf. R. SYME, «Obituaries in Tacitus», en Ten Studies in Tacitus, Oxford, 1970, págs. 79-90; A. J. WOODMAN, «Tacitus’ Obituary of Tiberius», Class. Quarterly 39 (1989), 197-205. 95 W. THEISSEN, De Sallustii, Livii, Taciti digressionibus, Berlín, 1912, págs. 57-93, esp. págs. 69-80; E. HAHN, Die Exkurse in den Annalen des Tacitus, Leipzig, 1933; SAGE, «Tacitus’ Historical Works…», págs. 890-891; G. B. TOWNEND, «Claudius and the Digressions in Tacitus», Rhen. Museum 105 (1962), 361-368; TH. WIEDEMANN, «Sallust’s Jugurtha: concord, discord, and the digressions», Greece & Rome 40 (1993), 48-57. 96 POLIBIO, III 36-38, V 21, 4-9; SALUSTIO, Guerra de Jugurta XVII-XIX; CICERÓN, Orator 66; De oratore II 63; id., LUCIANO, Cómo se debe escribir la historia LVII. 97 LAUSBERG, Elementos de retórica…, págs. 219-221.
Los discursos 98 Los discursos aparecen en la literatura clásica en la misma épica de Homero. Servían para delinear mejor el carácter de los personajes y para incrementar la tensión dramática en la poesía y en la historiografía, el género en prosa más cercano a ella. Y si una de las finalidades de insertar discursos en las obras históricas era artística, no debemos esperar que las palabras pronunciadas en estilo directo respondan exactamente a la realidad, porque los discursos en la historiografía antigua eran un producto de la inventio retórica. En la antigüedad, aparte de las notae Tironianae en Cicerón, no existían ni cámaras ni magnetófonos para dar fe exacta de lo que decían generales o emperadores. Por lo tanto, se tenía libertad para dar cuenta de las palabras pronunciadas por otros. Sea como fuere, en Roma desde la historiografía antigua, como el discurso de Catón el Censor (234-149 a. C.) en favor de los rodios 99, los discursos formaban parte esencial de la historiografía. Salustio y Livio dieron buena cuenta de ellos en sus obras respectivas. Y el maestro en la elaboración de discursos retóricos fue, desde luego, Tito Livio, llamado por el mismo Tácito (Agrícola X 3) veterum eloquentissimus auctor. Quintiliano (X 1, 101) ensalzó el arte de Livio en los discursos, diciendo que se adaptaban a las circunstancias y al que los pronunciaba. Tácito en sus discursos no siguió el camino trazado por Tucídides 100 y su imitador latino, Salustio, quienes cultivaron en sus discursos un estilo algo oscuro según la opinión de Cicerón (Orador, XXX: ipsae illae contiones ita multas habent obscuras abditas sententias, vix ut intelligantur), sino que siguió más bien el estilo ciceroniano de Livio. Decíamos que no hay que esperar encontrar una fidelidad absoluta en las palabras que Tácito pone en boca de los que pronuncian los discursos, aunque a veces reprodujera casi las mismas palabras (ipsa verba) de sus personajes, como las de Vitelio en III 39, 1. Es la excepción. Ya se ha analizado hasta la saciedad el discurso de Claudio sobre el ius honorum de los galos de Lyon en la Tabula Claudiana (CIL XIII 1668, Dessau, ILS 212) 101 y Anales (XI 24) para constatar hasta qué punto Tácito, como todos los historiadores antiguos, anteponían el arte narrativo a la fidelidad histórica 102. 98
Κ. EISENHARDT, Über die Reden in den Historien und in den Annalen des Tacitus, Ludw igshafen am Rhein, 1911; COURBAUD, Les procédés d’art de Tacite…, págs. 199-234; R. ULLMANN, La technique des discours dans Salluste, Tite Live et Tacite, Oslo, 1927, págs. 197-249; N. P. MILLER, «Dramatic Speech in Tacitus», Amer. Journ. Philology 85 (1964), 279-296; id., «Dramatic Speech in the Roman Histoirans», Greece & Rome 22 (1975), 45-57; J. N. ADAMS, «The Vocabulary of the Speeches in Tacitus’ Historical Works», Bull. Inst. Class. Stud. 20 (1973), 124-144; E. AUBRION, Rhétorique et histoire chez Tacite, Metz, 1985, págs. 491-678; id., «L’eloquentia de Tacite et sa f ides d’historien», ANRW II 33.4 (1991), 2597-2688; E. KEITEL, «Homeric antecedents to the cohortatio in the ancient historiens», Class. World 80 (1986-1987), 153-172; id., «Otho’s Exhortations in Tacitus’ Histories», Greece & Rome 34 (1987) 73-82; id., «The structure and function of speeches in Tacitus’ Histories I-III», ANRW II 33.4 (1991), 2.772-2.794; id., «Speech and narrative in Histories 4», en T. J. LUCE y A. J. WOODMAN, eds., Tacitus and the Tacitean Tradition, Princeton, 1993, págs. 39-58; J. DANGEL, «Les discours chez Tacite: rhétorique et imitation créatrice», Ktema 14 (1989), 291-300; id., «La phrase oratoire…», págs. 2.504-2.532; SAGE, «Tacitus’ Historical Works…», págs. 920-926; M. H. HANSEN, «The battle exhortation in ancient historiography: fact or fiction?», Historia 42 (1993), 161-180; A. LAIRD, Powers of Expression, Expressions of Power. Speech Presentation and Latin Literature, Oxford, 1999, págs. 116-152; F. NAVARRO ANTOLÍN, «La retórica del discurso: la Cohortatio. Tradición clásica y pervivencia», Cuad. Filol. Clás. Est. Lat. 19 (2000), 79-124; R. UTARD, Le discours indirect chez les historiens latins: écriture ou oralité?, Lovaina, 2004; J. C. IGLESIAS, ed., Retórica e Historiograf ía. El discurso militar de la historiograf ía desde la Antigüedad hasta el Renacimiento, Madrid, 2008; D. S. LEVENE, «Speeches in the Histories», en WOODMAN, ed., Cambridge Companion to Tacitus, págs. 212-224. 99 El Pro Rhodiensibus fue pronunciado el año 167 a. C.; cf. AULO GELIO, VI 3, 52; fragm. 163 Malcovati. 100 Cf. P. STADTER, ed., The Speeches in Thucydides, Chapel Hill, 1972. 101 H. FURNEAUX, The Annals of Tacitus, Oxford, 19072, II, págs. 54-60; P. FABIA, La Table Claudienne de Lyon, Lyon, 1929; N. P. MILLER, «The Claudian Tablet and Tacitus: A Reconsideration», Rhein. Museum 99 (1956), 304-315; M. T. GRIFFIN, «The Lyons tablet and Tacitean hindsight», Class. Quarterly 32 (1982), 404-418; id., «Tacitus as a historian», en A. J. WOODMAN, ed., The Cambridge Companion to Tacitus, págs. 177-181; J. DANGEL, «La phrase oratoire chez Tacite», ANRW II 33.4 (1991), 2.513-2.518. 102 Cf. Κ. WELLESLEY, «Can you trust Tacitus?», Greece & Rome 1 (1954), 13-33; I. MUÑOZ VALLE, La verdad sobre Tácito,
Ahora bien, Tácito nunca aburre a los lectores con sus discursos, como a veces ocurre con Tito Livio, ni los hace difíciles de entender, como sucede con los complejos discursos de Tucídides. En las Historias se encuentran trece discursos: Galba a Pisón (I 15-16); Pisón a la guardia del palacio imperial (I 29, 2-30); Otón a las cohortes pretorianas (I 37-38, 2), a soldados rebeldes (I 83, 284) y antes de su suicidio (II 47); Licinio Muciano a Vespasiano (II 76-77); Antonio Primo a la asamblea militar en estilo indirecto y directo (III 2) y a los soldados, también mezclando el estilo indirecto con el directo (III 20); Curcio Montano en el Senado contra Aquilio Régulo (IV 42, 3-6); Dilio Vócula a los soldados amotinados en Germania (IV 58); un embajador de los tencteros en Colonia Agripinense (IV 64) y la respuesta de un ciudadano de Colonia (IV 65, 1-3); y Petilio Cerial a tréviros y lingones en una asamblea militar (IV 73-74). Los discursos en estilo directo de las Historias se distinguen no solo por sus cualidades retóricas, sino también por su función de delinear caracteres y exponer las causas y consecuencias de los acontecimientos narrados. Miller 103 distingue seis tipos de discursos, sea en oratio recta u obliqua: 1) Contio o discurso formal a un cuerpo de ciudadanos, al ejército (cohortatio) o al Senado; p. e., el discurso de Galba con motivo de la adopción de Pisón (I 15-16); 2) «Conversación» entre oradores en una asamblea, como la mantenida entre Civil, Tutor y Clásico en IV 76; 3) Dictum o comentario breve y conciso, como el de Galba en I 5, 2 («Yo recluto, no compro a mis soldados»); 4) «Resúmenes» de palabras u opiniones sobre un asunto, como los consejos que se ofrecen a Galba entre dos propuestas (defensa o ataque) en I 33; 5) Formula a través de un oráculo, una súplica o un edicto, como en Anales II 22 (inscripción); III 6 (edicto) o XIII 51 (edicto). Los discursos pueden versar sobre política interna, política internacional, asuntos militares o personales. A veces se superponen, pero siempre suele predominar un asunto sobre otro. Los discursos se pronuncian en ciertas circunstancias y en diferentes lugares: 1) in castris, donde se dirigen discursos en los campamentos a los soldados o a embajadas dentro de un contexto militar, como el discurso de Otón a los pretorianos (I 37-38); 2) in proelio o arenga a los soldados antes de la batalla, como la de Antonio Primo a los soldados en estilo indirecto y directo (III 20); 3) apud populum o ante el pueblo de Roma u otros ciudadanos, como el de Cerial a los tréviros y lingones (IV 73-74); 4) in senatu, como Curcio Montano en el Senado contra Aquilio Régulo (IV 42, 3-6); 5) in concilio o dirigido a una asamblea fuera de Roma, como los discursos pronunciados ante la asamblea de los ciudadanos de Colonia (IV 64-65); 6) apud legationes o ante embajadas no localizadas ni en el Senado ni en campamentos (IV 32, 2-3); 7) inter privatos o discursos pronunciados en contextos diferentes a los anteriores, como el de Muciano a Domiciano en IV 85. Me voy a detener en el tercero de Otón (II 47), antes de su suicidio. Existen versiones similares en Plutarco (Otón XV 4-8), Suetonio (un resumen de las palabras de Otón en Otón X 2) y Dión Casio (LXIV 13). El ejemplar, pero inútil, suicidio de Otón se abre con una escena patética antes de una muerte estoica que lavó un poco su sórdida vida. De todas formas, Tácito pretende con esta mors
Valladolid, 1975. Igualmente ocurre con la Tabula Siarensis y Anales, II 83 (cf. J. GONZÁLEZ y F. FERNÁNDEZ, «Tabula Siarensis», Iura 32 [1981, pub. 1984], 1-35; J. GONZÁLEZ, «Tabula Siarensis, Fortunales Siarenses et municipia civium Romanorum», Zeitschrif t f ür Papyrologie und Epigraphik 55 [1984], 55-100) y con el decreto del Senado sobre Pisón padre y Anales, III 7-19 (cf. W. ECK, A. CABALLOS y F. FERNÁNDEZ, Das Senatus Consultum de Cn. Pisone Patre, Múnich, 1996); cf. A. J. WOODMAN y R. H. MARTIN, The Annals of Tacitus, book 3, Cambridge, 1996, págs. 110-118; A. J. WOODMAN, «Tacitus», en C. S. KRAUS y A. J. WOODMAN, Latin Historians, Oxford, 1997, págs. 99-102; A. YAKOBSON, «The princess of inscriptions: Senatus Consultum de Cn. Pisone Patre and the early years of Tiberius’ reign», Scripta Classica Israelica 17 (1998), 206-224; C. DAMON y S. TAKÁCS, eds., «The Senatus Consultum de Cn. Pisone patre», Amer. Journ. Philol. 120 (1999), 1-162; G. ROWE, Princes and Political Cultures: The New Tiberian Senatorial Decrees, Ann Arbor, 2002; C. S. MACKAY, «Quaestiones Pisonianae: procedural and chronological notes on the S.C. de Cn. Pisone Patre», Harv. Stud. Class. Philol. 101 (2003), 311-370; R. MELLOR, Tacitus’ Annals, Oxford, 2011, págs. 35-41. 103 N. P. MILLER, «Dramatic Speech in Tacitus», Amer. Journ. Philol. 85 (1964), 279-296.
laudata despertar las emociones de los lectores 104. La estructura de esta cohortatio parenética es como sigue 105: 1) Exordium ab auditoribus et a persona (47, 1). Otón pide a sus soldados (ab auditoribus) que no le aconsejen seguir con vida, porque en la lucha que él (a persona) ha mantenido con la Fortuna ha salido perdedor. Por tanto, que no insistan (ab auditoribus) en que no ha disfrutado de poco tiempo de imperio, porque es mejor para él (a persona) acabar pronto para no caer abusando de un poder que se sabe que durará poco. 2) Tractatio ab hoste et a me (47, 2-3a): a) impium/pium. Vitelio, no yo, comenzó las hostilidades, un hecho impium frente a mi actitud de abandono de las mismas, todo un ejemplo de piedad hacia los demás (pium); b) inutile (3a). Continuar la lucha supondría la inútil pérdida de la juventud romana, que debe sobrevivir. 3) Conclusio (47, 3b). El suicidio irrevocable de Otón será la mejor opción para todos.
Batallas y escenas después de la batalla 106 La descripción de una batalla naval o terrestre era un ejemplo típico de écfrasis retórica y Tucídides (batallas navales de Patras y Naupacto en II 83-84) 107 era citado por los retóricos como el modelo. Las batallas por tierra son tratadas por Aftonio (XLVI 21), Hermógenes (XVI 17) y Libanio (VIII 460-4). Los retóricos aconsejan claridad (saphéneia) y viveza (enárgeia 108) como las virtudes principales de tales descripciones, de manera que se narren las batallas como si estuvieran delante de los ojos del oyente. Invitan, además, a concentrarse en los hechos esenciales y hacer rápidas transiciones de un motivo a otro. Los tópicos en este tipo de descripciones eran numerosos: la posición geográfica, la concentración de los ejércitos, la disposición de los mismos en el campo de batalla, las arengas de los generales, la distinción entre defensores y agresores, los miedos previos a la acción, la lucha, la victoria, la huida de los vencidos, la celebración de la victoria, los trofeos y la visita de los generales al campo de batalla al día siguiente de su celebración. Lógicamente,Tácito no sigue fría y escrupulosamente todos y cada uno de los motivos prescritos por los retóricos, pero, al leer la emboscada en Cástores (II 24-27), la batalla en el río Po (II 34-36), las batallas de Bedriaco (II 39-45; III 26-35) o el asalto a Cremona (III 21-30)109, aparecen todos y cada uno de los tópicos señalados antes. Las descripciones de tales batallas pueden degustarse para deleite del lector (delectatio lectoris) 110 como piezas autónomas.
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Cf. ASH, Histories II, págs. 199-200; B. F. HARRIS, «Tacitus on the Death of Otho», Class. Journal 58 (1962), 73-77; C. PERKINS, «Tacitus on Otho», Latomus 52 (1993), 848-855. 105 ULLMANN, Les discours des historiens latins…, págs. 209-210; K. KEITEL, «Otho’s Exhortations in Tacitus’ Histories», Greece & Rome 34 (1987), 78-80; A. LAIRD, «The Rhetoric of Roman historiography», en A. FELDHERR, ed., The Cambridge Companion to the Roman Historians, Cambridge, 2009, págs. 204-208. 106 G. TOWNEND, «Some rhetorical Battle-pictures in Dio», Hermes 92 (1964), 467-481; F. CAIRNS, «Propertius and the battle of Actium (4.6)», en T. WOODMAN y D. WEST, Poetry and Politics in the Age of Augustus, Cambridge, 1984, págs. 129-168 y 229-236. 107 Cf. JENOFONTE, Agesilao II 14; POLIBIO, XVI 18; XXIX 12; CICERÓN, El orador LXVI; SALUSTIO, Conjuración de Catilina LXI; TÁCITO, Agrícola XXXVII; LUCIANO, Cómo debe escribirse la historia XLV; XLIX. 108 Cf. A. D. WALKER, «Enargeia and the Spectator in Greek Historiography», Trans. Amer. Philol. Assoc. 123 (1993), 353377. 109 Cf. DIÓN CASIO, LXV 12-15. 110 Cf. CICERÓN, De oratore II 59 (delectationis causa… legere soleo); T. WOODMAN, «Self-imitation and the substance of History: Tacitus, Annals 1.61-5 and Histories 2.70, 5.14-15», en D. WEST y T. WOODMAN, eds., Creative Imitation and Latin Literature, Cambridge, 1979, págs. 154 y 235.
Otro motivo frecuente es el de la escena después de la batalla para contemplar sus consecuencias 111. Los generales y sobrevivientes inspeccionaban los campos de batalla al amanecer del día siguiente 112. Salustio (Conjuración de Catilina LXI) invitaba a los lectores a imaginar el campo de batalla de Pistoya después de un enfrentamiento encarnizado entre las huestes de Catilina y el ejército romano. Titio Livio cuenta la visita de Aníbal al campo de batalla de Cannas (XXII 51, 5-6, 9) y Tácito (Anales I 61-62) describe la visita de Germánico y sus soldados al bosque de Teutoburgo, donde fueron diezmadas las tropas de Quintilio Varo en el año 9 d. C. Y el mismo Tácito (II 70) nos cuenta la visita de Vitelio al campo de batalla de Bedriaco. En todos los ejemplos citados el cuadro que presentan los historiadores es lógicamente de horror, destrucción y muerte, un foedum spectaculum, como lo describió el mismo Tácito, a quien en su patética descripción le interesa resaltar la humanidad de los soldados y la crueldad de Vitelio. He aquí la escena de Bedriaco después de la batalla (II 70, 1): Vitelio se desvió desde Ticino hacia Cremona y, tras presenciar el espectáculo de gladiadores organizado por Cécina, insistió en pasear por el campo de batalla de Bedriaco y contemplar con sus propios ojos las huellas de la reciente victoria. El espectáculo fue repulsivo y horrible. Menos de cuarenta días después del enfrentamiento, la visión era de cuerpos lacerados, miembros mutilados, masas putrefactas de hombres y caballos, la tierra infectada de sangre corrompida y una terrible devastación que había arrasado árboles y cultivos. Y como Tácito aprovechaba cualquier oportunidad para entrar en el alma de sus personajes, no se resiste a lanzar un dardo envenenado contra Vitelio, a quien despreciaba profundamente por su inutilidad y crueldad cobarde (II 70, 4): Vitelio, sin embargo, no desvió su mirada ni sintió horror ante tal multitud de ciudadanos sin sepultar. Incluso estaba contento e, ignorante de la suerte tan cercana que le esperaba, ofreció un sacrificio a los dioses del lugar.
Urbs capta 113 Cuando Tácito (IV 1, 3) resume el estado de Roma con la entrada de las tropas flavianas en los términos de ubique lamenta, conclamationes et fortuna captae urbis, está aludiendo a un motivo literario y retórico 114, el de la «la conquista o saqueo de una ciudad», desarrollado desde Homero hasta la antigüedad tardía en poesía, oratoria e historiografía. Troya se había convertido desde antiguo en el paradigma de una ciudad conquistada. En época helenística las escenas de tomas de ciudades se convirtieron en un tema abusivo, hasta el punto de ser criticado por el mismo Polibio (200-ca. 118 a. 111
E. KEITEL, «Foedum spectaculum and Related Motifs in Tacitus Histories II-III», Rhen. Museum 135 (1992), 342-351; E. PAGÁN, «The Mourning after: Statius, Thebaid 12», Amer. Journ. Philol. 1221 (2000), 423-452; E. MANOLARAKI, «A Picture Worth a Thousand Words: Revisiting Bedriaco (Tacitus, Histories 2.70)», Class. Philol. 100 (2005), 243-267. 112 Cf. también SALUSTIO, Guerra de Jugurta CI 11; LUCANO, Farsalia VII 786-96; SILIO ITÁLICO, X 449-453; ESTACIO, Tebaida XII 1-59. 113 G. M. PAUL, «Urbs capta: Sketch of an ancient literary motif», Phoenix 36 (1982), 144-155; N. PURCELL, «On the Sacking of Carthage and Corinth», en D. C. INNES, H. HINE, C. PELLING, eds., Ethics and Rhetoric: Classical Essays f or D. Russell, Oxford, 1995, págs. 133-148; E. KEITEL, «The Art of Losing: Tacitus and the Disaster Narrative», en CH. S. KRAUS, J. MARINCOLA y CH. PELLING, eds., Ancient Historiography and its Contexts. Studies in Honour of A. J. Woodman, Oxford, 2010, págs. 331-352. 114 Léase un desarrollo bastante completo en la Retórica a Herenio IV 39, 51; cf. QUINTILIANO, Instituciones oratorias, VIII 3, 67-70. El mismo Tácito se refiere a urhium oppugnationes o «conquistas de ciudades» en la digresión de Anales IV 32, 1.
C.) en un célebre pasaje (II 56, 7): «Filarco quiere provocar la compasión de sus lectores y hacerles sintonizar con su relato, de modo que describe teatralmente mujeres abrazándose, desgarrando sus cabellos y descubriendo sus pechos; nos habla de lágrimas y lamentos de hombres y mujeres llevadas a cautiverio con sus hijos y sus padres ancianos». Pero el objetivo de tales historiadores era justamente conseguir patetismo y emotividad poniendo ante nuestros ojos la matanza de hombres, el incendio y destrucción de las ciudades, la muerte de niños, las violaciones de mujeres y su sometimiento a la esclavitud y el clima de lamento y desesperación por doquier. La toma de una ciudad era el mayor desastre que podía ocurrir a los hombres libres, porque podían perder su casa, sus propiedades, su familia, su patria y su libertad. Los ejemplos son infinitos desde Homero (Ilíada, IX 592-594: «y le contó todas las desgracias que suceden a los hombres cuya ciudad es conquistada: matan a los hombres, reducen la ciudad a fuego y otros se llevan a hijos y mujeres de anchas cinturas») hasta Isidoro de Sevilla 115. Los dos ejemplos de Tácito sobre una urbs capta en las Historias, Cremona (III 33) y Roma (IV 1) 116, explotan los tópicos que más le interesan para reflejar no sólo el saqueo, sino también la actitud moral de los saqueadores: violaciones y asesinatos (33, 1), pillaje (33, 1-2), destrucción de edificios e incendios (33, 2), matanzas y cadáveres (1, 1), avaricia (1, 2), lamentos (1). La retórica aprendida 117 era aprovechada por Tácito no solo para provocar la miseratio de la audiencia, sino también para desenmascarar una vez más la miseria del alma humana.
HISTORIA DEL TEXTO 118 Del autor al libro impreso Tácito no fue un autor muy popular después de su muerte, pese a que su amigo Plinio el Joven (Cartas, VII 33, 1) le augurara inmortalidad. Solo tenemos unas pocas noticias en los siglos posteriores. Tertuliano (ca. 160-ca. 220) tilda a Tácito de mendaciorum loquacissimus por sus ataques a los cristianos y judíos (Apologético XVI y A las Naciones I 11). Por la Historia Augusta (siglo IV d. C.) sabemos que el emperador Tácito (275-276 d. C.) ordenó que se hicieran copias de toda la obra del historiador 119 y se albergaran en las bibliotecas públicas. A finales del mismo siglo IV Amiano Marcelino (XXXI 16, 9) confesó que su historia empezaba en el emperador Nerva (96-98) como continuación de la obra de Tácito, que terminaba con la muerte del emperador Domiciano en el año 96 d. C. San Jerónimo (ca. 340-420) en su Comentario a Zacarías (III 14) asegura que Tácito escribió la vida de los emperadores desde la muerte de Augusto hasta la de Domiciano (años 14-96 d. C.) en treinta libros, seguramente doce para las Historias y dieciocho para los Anales 120, de los que han llegado hasta nosotros Historias (I-V 26) y Anales (I-VI y XI-XVI 35). Son los libros que se conservaron en los monasterios medievales. Las referencias a Tácito en las cartas de Sidonio Apolinar (IV 14, 1; 22, 115
Cf., por ejemplo, ENNIO, Scaenica 366-369; Anales 389-390 (Skutsch); VIRGILIO, Eneida II passim; LIVIO, I 29 (conquista de Alba Longa), V 42 (conquista de Roma por los galos); PETRONIO, Satiricón 143; OROSIO, IV 6, 10; JORDANES, Getica XLII 220-1; ISIDORO, Etimologías II 21, 34. 116 Cf. Anales IV 62-63 para el desastre de Fidenas; léase a A. J. WOODMAN, «Remarks on the Structure and Content of Tacitus, Annals 4.57-67», Class. Quarterly 22 (1972), 150-158. 117 Léase a QUINTILIANO, Instituciones oratorias VIII 3, 67-70; cf. HERMÓGENES en Rhet. Graec. II 16 (Spengel); ANÓN., Retórica a Herenio IV 39, 51. 118 Cf. C. W. MENDELL, Tacitus, the Man and his Work, New Haven, 1957, págs. 294-348; R. J. TARRANT, «Tacitus», en L. D. REYNOLDS, ed., Texts and Transmission, Oxford, 1983, págs. 406-409; Β. ANTÓN, El Tacitismo en el siglo XVII en España. El proceso de ‘receptio’, Valladolid, 1992, págs. 37-46; F. RÖMER, «Kritischer Problem- und Forschungsbericht zur Überlieferung der taciteischen Schriften», ANRW 33.3 (1991), 2.299-2.339 (bibliografía en págs. 2.333-2.338); MARTIN, Tacitus, págs. 236-243. 119 Historia Augusta X 3: ne lectorum incuria deperiret, «para que no perezca por la indiferencia de los lectores». 120 Cf. SYME, Tacitus, II, págs. 686-687.
2) a mediados del siglo V muestran que existían lectores entre la gente letrada de la Galia de aquella época. Y a principios del siglo VI Casiodoro (485-580) hace referencia a «un tal Cornelio» para explicar el origen del ámbar 121. Entre los cristianos, aluden a él Tertuliano (ca. 160-ca. 220), ya citado, Sulpicio Severo (363-ca. 425) y Paulo Orosio (ca. 383-ca. 420). Desde la muerte de Tácito en el reinado de Adriano (118-137 d. C.) hasta la primera edición impresa, sobre el año 1470, a cargo de Vindelino de Espira, la obra de Tácito fue copiada con múltipes errores de escritura, sin duda debidos a la dificultad del latín de nuestro historiador. Con todo, la Germania era conocida en el monasterio de Fulda en el siglo IX y de Hersfeld procedía un manuscrito del siglo IX, que habría sido el origen de la tradición manuscrita de la obra menor de Tácito y del De grammaticis et rhetoribus de Suetonio 122. Los libros XI-XVI de los Anales y las Historias I-V 123 se han conservado en un único manuscrito medieval del siglo XI, el codex Mediceus, Laurentianus 68.2 124 o «segundo Medíceo» para distinguirlo del «primer Medíceo» o Laurentianus 68.1 de los Anales I-VI. El segundo Medíceo fue copiado en escritura beneventana en el monasterio de Montecassino, siendo su abad Richer, en los años 10381055. Este manuscrito transmite también las obras mayores de Apuleyo, Apología, Metamorfosis o Asno de oro y Flóridas. Debió de descender de un antiguo manuscrito escrito en capitales rústicas, pero hay que suponer también la existencia de un manuscrito intermedio copiado en minúsculas. El segundo Medíceo fue usado por Paulinus Venetus, obispo de Pozzuoli, entre los años 1331 y 1344. Boccaccio vio este manuscrito en 1371 y un texto de Tácito se entregó al monasterio de Santo Spirito de Florencia entre los libros depositados allí a su muerte. En el año 1427 el manuscrito aparece como propiedad de Niccoló Niccoli, quien se lo prestó a Poggio para su lectura, siéndole devuelto después. Tras la muerte de Niccoli en 1437, el manuscrito pasó a la biblioteca Laurenziana de Florencia. Este manuscrito fue casi ignorado por la dificultad de la escritura beneventana hasta el año 1607 en la edición de Curtius Pichena. Del segundo Mediceus descienden apógrafos directos o indirectos: 33 códices recentiores. No obstante, C. W. Mendell 125 creyó erróneamente 126 que el Leidensis BPL 16B, copiado por Rudolphus Agricola (1444-1485) 127, representaba una rama independiente del Mediceus 128. Así que el segundo Medíceo es el manuscrito que debe seguirse en el establecimiento del texto de las Historias, excepto en los pasajes en los que el Medíceo sea ilegible, presente lagunas, corrupciones o interpolaciones.
121
Es tratado por Tácito en Germania XLV 4-5. M. WINTERBOTTOM, «Tacitus: Minor Works», en L. D. REYNOLDS, ed., Texts and transmission, Oxford, 1983, pág. 410. 123 Sobre los manuscritos, léase el ensayo, muy completo, de F. RÖMER, «Kritischer Problem…», págs.2.299-2.339; cf. F. SANMARTÍ BONCOMPTE, Tácito en España, Barcelona, 1951, págs. 17-26. 124 Existe facsímil en H. ROSTAGNO, Codex Laurentianus 68 II phototypice editus, Leiden, 1902; cf. C. HERAEUS, Studia critica in Mediceos Taciti codices, Marburg, 1846; E. A. LOWE, «The Unique MS of Tacitus’ Histories», Casinensia 1 (1929), 257-272; K. J. HEILIG, «Ein Beitrag zur Geschichte des Mediceus II», Wiener Studien 53 (1935), 95-110; R. P. OLIVER, «The Second Medicean MS», Illinois Class. Stud. 1 (1976), 190-225. 125 C. W. MENDELL, S. A. IVES, «Ryck’s manuscript of Tacitus», Amer. Journ. Philol. 72 (1951), 337-345; C. W. MENDELL; «Leidensis BPL 16B, Tacitus XI-XXI», Amer. Journ. Philol. 75 (1954), 250-270; E. KOESTERMANN, «Codex Leidensis BPL 16B», Philologus 104 (1960), 92-115; K. WELLESLEY, «In Defence of the Leiden Tacitus», Rhein. Museum 110 (1967), 210224; id., «Was the Leiden MS of Tacitus copied from the Editio Princeps?», Amer. Journ. Philol. 89 (1968), 302-320. 126 Cf. R. H. MARTIN, «The Leyden Manuscript of Tacitus», Class. Quarterly 14 (1964), 109-119; id., Class. Review 24 (1974), 209-211; F. R. D. GOODYEAR, «The Readings of the Leiden Manuscript of Tacitus», Class. Quarterly 15 (1965), 299-322; id., «On the Leidensis of Tacitus», 20 (1970), 365-370; F. RÖMER y H. HEUBNER, «Leidensis redivivus?», Wiener Stud. 91 (1978), 159-174. 127 Un facsímil fue publicado por C. W. MENDELL y E. HULSHOFF, Tacitus, Annales (XI-XVI) et Historiae: Codex Leidensis Bibliotecas Publicae Latinus 16B (Codex Agricolae), Leiden, 1966; cf. reseña de K. WELLESLEY, Class. Review 19 (1969), 299300. 128 Léase un resumen de la cuestión en Κ. WELLESLEY, Cornelius Tacitus, The Histories, book III, Sídney, 1972, págs. 28-29. 122
Los manuscritos recentiores, todos del siglo XV, se dividen en tres grupos 129. El primero de ellos y el más importante contiene el mismo texto que el Mediceus, es decir, hasta Historias, V 26, 3 (Flavianus in Pannonia). El primer grupo (I), a su vez, incluye dos subgrupos: uno (Ia), compuesto de ocho códices (Laurentianus 68.5, Holkhamicus 359, Laurentianus 63.24, Caesaraugustensis 9439130, Yalensis I, Yalensis II, Urbinas Latinus, Yalensis III), ofrece un texto muy cercano al Mediceus; y otro (Ib), de nueve manuscritos, de los que el más antiguo es el Vaticanus latinus 1958, copiado en Génova en 1499 por Joannes Andrea de Buxis; de ahí que a este grupo se le llame «genovés» (cod. Genuani o Genuenses): Vaticanus latinus 1958, Bodleianus Auct. F.2.24, Guelferbytanus Gudianus 118, Matritensis 8401 131. Harleianus 2764, Malatestianus Caesenos II 13.5, Parmensis 861, Jesu Collegii Oxoniensis 109. Bodleianus Latinus class. D. 16. Todos los manuscritos de este grupo presentan un comentario marginal a Historias III 30, 1 que alude a otra Génova (status mercatus generales nundinae ut genuae allobrogum urbis hodie est). El segundo grupo (II) de recentiores termina en Historias V 23, 2 (magnitudine potiorem) por la ausencia de un folio y es la fuente tanto de la editio princeps de 1472-1473 en Venecia como del Leidensis antes citado: Vaticanus Latinus 1863, Neapolitanus IV.C.23, Venetus 381, Parisinus Regius 6118, Vindobonensis 49, Leidensis BPL 16B, Neapolitanus IV.C.22, Budensis 9. El tercer grupo (III) acaba en Historias V 13, 1 (evenerant) con la pérdida de un quinión o cinco folios: Vaticanus Latinus 1864, Laurentianus 68.4, Vaticanus Latinus 2965, Londiniensis BL Addit. 8904, Neapolitanus IV.C.21, Ottobonianus 1748, Ottobonianus 1422, Haunienis Gl. Kgl. S. 496. Todos los manuscritos han sido colacionados, hecho muy excepcional en los autores grecolatinos.
Las ediciones 132 La editio princeps de Tácito se publicó en Venecia en 1472 o 1473 y estuvo a cargo de Vindelino de Espira. Contiene Anales XI-XVI, Historias I-V, Germania y el Diálogo de los oradores. Los Anales aparecen sin título ni división de libros. Las Historias terminan en V 23, 2 como los manuscritos del grupo II, citados más arriba. La segunda edición salió a la luz en Milán en el año 1476 o 1477. Su editor, F. Puteolanus, añadió el Agrícola a su contenido, tres capítulos más a las Historias y puso título a los Anales (Corneli Taciti Historiae Augustae libri XI). Una segunda edición de Puteolanus salió en el año 1497. La primera edición completa de Tácito, una vez redescubierto el Mediceus primus con Anales I-VI, apareció en Roma en el año 1515 a cargo de Filipo Beroaldo, a quien el papa León X concedió el derecho exclusivo para su publicación. Durante el siglo XVI e inicio del XVII sobresalieron tres grandes editores de las Historias: Beatus Rhenanus, Justus Lipsius y Curtius Pichena. Beatus Rhenanus (1485-1547), discípulo de Erasmo de Rotterdam, editó la obra de Tácito en los años 1533 y 1544, después de haber sacado a la luz la editio princeps de Veleyo Patérculo en los años 15201521. Para la edición de Anales XI-XVI e Historias se valió del manuscrito Yalensis I. Justus Lipsius (1547-1606 133) se distinguió en sus sucesivas ediciones de Tácito desde 1574 hasta la póstuma de 1607 129
Reeve niega esta división; cf. M. D. REEVE, Manuscripts and Methods. Essays on editions and transmission, Roma, 2011, pág. 350. 130 Cf. SANMARTÍ, Tácito en España, pág. 23; L. RUBIO, Catálogo de los manuscritos clásicos latinos existentes en España, Madrid, 1984, págs. 608-609, n.o 728: Biblioteca del Real Seminario de San Carlos, ms. B-3-2. Sobre los manuscritos de Tácito en España, léase a SANMARTÍ, Tácito en España, págs. 19-26; B. ANTÓN, El Tacitismo en el siglo XVII en España…, págs. 55-63. 131 Cf. RUBIO, Catálogo de los manuscritos…, págs. 331-332, n.o 390. 132 Editio Bipontina, 1779, III, págs. XXXVII-L; Editio in usum Delphini, 1821, IX, págs. 4.548-4.561; SANMARTÍ, Tácito en España, págs. 27-59; F. R. D. GOODYEAR, The Annals of Tacitus, books 1-6, vol. 1: Annals 1.1-54, Cambridge, 1972, págs. 519. B. ANTÓN, El Tacitismo en el siglo XVII en España…, págs. 43-48 y 63-68 (ediciones en España). 133 A. GRAFTON, «Portrait of Justus Lipsius», American Scholar 56 (1987), 382-390; M. MORFORD, «Tacitean prudentia and
por su gran conocimiento no solo de la lengua y el estilo de Tácito, sino también de la historia e instituciones romanas. Introdujo cientos de enmiendas al texto 134, especialmente en los Anales. Sus ediciones parece que están basadas solo en tres manuscritos del siglo XV: Vaticanus 1863, Vaticanus 1864 y Neapolitanus IV.C.21. Con todo, Lipsius se ha mantenido como uno de los mejores editores de Tácito de todos los tiempos por la mejora evidente que introdujo en el texto, incluida la separación de Anales e Historias, y por el primer y excelente comentario completo de las obras mayores de Tácito 135. Sus ediciones se siguieron imprimiendo un siglo después de su muerte, la última en 1648, en la que se incluyó la obra de Veleyo Patérculo. Por último, Curtius Pichena, una figura menor que los anteriores, tuvo el mérito de contar en su edición de 1607 136 con los códices Medíceos que él había colacionado antes muy cuidadosamente. Además, introdujo la división de los capítulos que han seguido los editores posteriores. En los dos siglos siguientes no hubo un progreso evidente en los estudios de Tácito. J. Gronovius (1645-1711) editó a Tácito con las notas de su padre J. F. Gronovius (1611-1671) en los años 1672 y 1721. La edición de T. Ryck de Leiden en 1687 tiene el mérito de haber usado el Leidensis BPL 16B, del que se ha hablado más arriba. En el siglo XVII merece ser mencionada la edición de I. A. Ernesti en Leipzig (1752, 1772), aunque no tuvo en cuenta los Medíceos. En la primera mitad del siglo XIX destaca la edición de I. G. Orelli de 1846 en Zúrich. Es inferior a su Horacio de 1843, pero ofrece las lecturas de los Medíceos a partir de las completas colaciones de I. G. Baiter. El siglo XIX supuso un gran avance en las ediciones de Tácito, porque se reconoció definitivamente la autoridad de los códices Medíceos y se construyó un aparato crítico fiable. K. Halm (Leipzig, 1850) fue el autor de una modesta edición que se convirtió en una especie de vulgata hasta los años veinte del siglo XX. Desde luego, no alcanzó la talla de K. Nipperdey, editor y comentarista de los Anales (Leipzig, 1852) y de toda la obra de Tácito (Berlín, 1871-1876). Mejoró el texto y creó un nuevo estilo de comentario, lingüístico, literario e histórico. De él bebieron Furneaux, Koesterman y el mismo Goodyear, como él mismo reconoce 137. En el siglo XX merecen ser citadas algunas ediciones aseadas, aunque no excepcionales. Así E. Koestermann se hizo cargo de sucesivas revisiones de la edición de K. Halm para la Bibliotheca Teubneriana (1934-1937 y 1949-1950) y de su propia edición de 1961, en la que da equivocadamente una gran importancia al códice Leidensis BPL 16B, del que hemos hablado antes. C. Giarratano elaboró una buena edición de las Historias basándose en el Mediceus II. La Collection Les Belles Lettres editó las Historias en 1921 al cuidado de H. Goelzer, pero ha sido sustituida por una nueva edición a cargo de P. Wuilleumier (solo para el tomo I) y H. Le Bonniec con extensas anotaciones de J. Hellegouarc’h (Histoires I, 1987; II-III, 1989; IV-V 1992, 20032). The Loeb Classical Library en los volúmenes II-III de la obra de Tácito presentó un texto de Historias (1925-1931 y sucesivas ediciones) con mínimas notas críticas y traducción inglesa a cargo C. H. Moore. La biblioteca Teubneriana ha editado otras dos versiones críticas de las Historias. Una fue publicada en Stuttgart (1978) y fue confeccionada por H. Heubner, también comentarista de la obra en cinco volúmenes (Heidelberg, 1963-1982) y está acompañada de una concisa introducción y un breve aparato crítico, igual que la edición oxoniense de C. D. Fisher (1911). La segunda edición Teubneriana (Leipzig, 1989) a cargo de K. Wellesley presenta un aparato crítico más completo y se viene convirtiendo en la edición crítica de the doctrines of Justus Lipsius», en T. J. LUCE y A. J. WOODMAN, eds., Tacitus and the Tacitean Tradition, Princeton, 1993, págs. 129-151. 134 J. Ruysschaert (Juste Lipse et les Annales de Tacite. Une méthode de critique textuelle au XVIe siècle, Lovaina, 1949, págs. 144163; cf. reseña de A. MOMIGLIANO en Journ. Rom. Stud. 39 [1949], 190-192) lo acusa de haber plagiado en algunas enmiendas a M. A. Muretus y Claude Chifflet; id., «Juste Lipse, éditeur de Tacite», en F. GORI y C. QUESTA, eds., Atti del Colloquio La Fortuna di Tacito del Sec. XV ad Oggi, Urbino, 1979, págs. 47-61. 135 C. O. BRINK, «Justus Lipsius and the text of Tacitus», Journ. Rom. Stud. 41 (1951), 32-51. 136 En este mismo año aparecieron la edición de Ianus Gruterus en Frankfurt y las Notae de V. Acidalius en Hannover. 137 GOODYEAR, The Annals…, pág. 15.
referencia. De ediciones españolas poco hay que decir, a no ser de la de J. Vallejo (Madrid, CSIC, 1942) para los libros I-III (sin aparato crítico) y el texto con comentario de M. Bassols de Climent (I, Madrid, Bosch, 1971; II, Madrid, CSIC, 1946; III, Madrid-Barcelona, CSIC, 1951; IV, MadridBarcelona, CSIC, 1951; IV, Madrid-Barcelona, CSIC, 1955).
PERVIVENCIA DE TÁCITO 138 Tácito fue ignorado en la Edad Media hasta el siglo IX, cuando su obra fue copiada por los monjes de la abadía de Montecassino. Después, se volvió a descubrir en el siglo XIV por obra de Boccaccio 139 (1313-1375) y en el siglo XV ya se encuentran citas de su obra en los humanistas Leonardo Bruni140 (1370-1444), Flavio Biondo (1392-1463), Lorenzo Valla (1406-1457), Guarino de Verona (1374-1460) y el papa Pío II (Eneas Silvio Piccolomini, 1405-1464). Precisamente, en el siglo XV surgió un fenómeno proteico, el tacitismo, que tuvo una influencia grande sobre la historia literaria del latín y de varias lenguas modernas, así como en el pensamiento histórico y político de más de un siglo europeo 141. Tácito fue admirado como un fino estilista de la lengua latina, como un gran historiador, como un moralista y, sobre todo, como un maestro de la política 142. Pero también tuvo sus detractores, precisamente aquellos que siempre defendieron la supremacía de Cicerón y de Tito Livio en la prosa latina. A comienzos del siglo XV el humanista florentino Leonardo Bruni defendió en su Historia de Florencia que esta ciudad había heredado las virtudes que la antigua Roma había perdido con los emperadores. Esta misma teoría sobre la falta de libertad en Roma la había señalado Tácito en el comienzo de sus Historias (I 1, 1). No obstante, otros humanistas, como Pietro Bembo (1470-1547), le criticaban por escribir un latín malo, en comparación con el de Cicerón y Livio, y por haber ofrecido una imagen negativa de los cristianos (Anales XV 44, 2-5), al igual que lo criticó Guillaume Budé (1467-1540) (omnium scriptorum perditissimus) en 1508. Antes, Angelo Poliziano (1454-1494) había salido en defensa de Tácito aseverando que el hecho de que el estilo de Tácito fuera diferente al de los puristas no significaba que fuera peor, mientras que el jurista Jean Bodin (1529-1596) señalaba con razón que Tácito vivió en un mundo pagano, no cristiano. En los siglos siguientes se establecieron dos tipos de Tácito: el rojo o «Tacito rosso» y el negro o «Tacito nero», por usar los términos de Toffanin 143. Por el primero, Tácito es un revolucionario, un historiador malo, un irreverente y una mala persona. Tal fue la postura del poder establecido y fue difundida especialmente por los jesuitas, que idealizaban a Tito Livio. Y, por el segundo, se veía a Tácito como el consejero de los tiranos, príncipes cínicos y cortesanos hipócritas, es decir, el modelo de Maquiavelo o de Bacon.
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Léase a SANMARTÍ, Tácito en España, págs. 111-211. P. de NOLHAC, «Boccace et Tacite», Mélanges d’Archéologie et d’Histoire 12 (1892), 125-148. 140 Cf. G. IANZITI, Writing History in Renaissance Italy: Leonardo Bruni and the uses of the Past, Cambridge, Massachussets, 2012. 141 Léase la monografía de B. ANTÓN MARTÍNEZ, El Tacitismo en el siglo XVII en España. El proceso de’ receptio’, Valladolid, 1992; G. TOFFANIN, Machiavelli e il ‘Tacitismo’, Padua, 1921; A. D. MOMIGLIANO, «The first political Commentary on Tacitus», Jour. Rom. Stud. 37 (1947), 91-101; E. TIERNO GALVÁN, «El Tacitismo en las doctrinas políticas…», págs. 13-93); SANMARTÍ, Tácito en España, págs. 114-151; J. VON STACKELBERG, Tacitus in der Romania: Studien zur literarischen Rezeption des Tacitus in Italien und Frankreich, Tubinga, 1960; P. BURKE, «Tacitism», en T. A. DOREY, ed., Tacitus, 1969, págs. 149-171; C. SCHELLHASE, Tacitus in the Renaissance Political Thought, Chicago, 1976; A. GRAFTON, «Tacitus», en A. GRAFTON, G. W. MOST, S. SETTIS, eds., The Classical Tradition, Cambridge, Mass. y Londres, 2010, págs. 920-924; R. MELLOR, Tacitus’ Annals, Oxford, 2011, págs. 196-225; D. KAPUST, «Tacitus and Political Thought», en V. E. PAGÁN, ed., A Companion to Tacitus, Wiley-Blackw ell, 2012, págs. 504-528. 142 BURKE, «Tacitism», pág. 151. 143 G. TOFFANIN, Machiavelli e il tacitismo, Nápoles, 19722. 139
Beatriz Antón144 ha establecido varias vías de penetración del tacitismo en España: 1) La «vía hispánica», representada por el humanista valenciano J. L. Vives (1492-1540) desde los Países Bajos y el llamado «triunvirato aragonés», formado por G. Zurita (1512-1580), A. Agustín (1517-1586) y J. Verzosa (1523-1574), desde Italia; 2) la «vía europea» que se divide en cuatro: a) la «vía italiana» a través de A. Alciato (1492-1550), F. Guicciardini (1483-1540), S. Ammirato (1531-1601), G. Botero (1540-1617), T. Boccalini (1556-1613) y V. Malvezzi (1595-1694); b) la «vía francesa», representada por J. A. Mureto (1526-1585), J. Bodin (ca. 1530-1596) y M. de Montaigne (1533-1592); c) la «vía flamenca» o Lipsiana, liderada por el editor y comentarista de Tácito, Justus Lipsius (1547-1606), ya mencionado; y d) la «vía alemana», a través de los austríacos C. Forstner y M. Bernegger, aunque fue una vía secundaria y tardía. Habría que destacar de manera especial a algunos de ellos. Francesco Guicciardini (1483-1540), un humanista al servicio de los Medici de Florencia y del Papado, imitó a Tácito en sus análisis de los acontecimientos de su época y en el sentimiento que tuvo de una corrupción a todos los niveles en su Historia de Italia (1561). De él se conserva una frase famosa sobre las enseñanzas de Tácito: «Insegna molto bene Cornelio Tacito a chi vive sotto a’ tiranni il modo di vivere e governarsi prudentemente, così come insegna a’ tiranni e’ modi di fondare la tirannide 145». Nicolás Maquiavelo (1469-1527) salpica de citas de Tácito sus Discursos sobre la primera década de Tito Livio (1513-1517) y detrás de El príncipe se ha querido ver la figura de Tiberio. Para Momigliano el comentario de C. Paschalius de 1581, publicado en París, representa la inauguración del tacitismo político en Europa 146. Y, aunque no todo fueron buenas noticias para Tácito en el siglo XVI, pues a M. A. Muretus (15261585) se le prohibió enseñar a Tácito en Roma durante las décadas de los setenta y ochenta por sus ataques a judíos y cristianos, sin embargo la situación se inclinó decididamente por la defensa del pensamiento y el estilo de Tácito a partir de Justus Lipsius (1547-1606) y su comentario a los Anales (1581), en el que llegó a declarar que la obra de Tácito era «un teatro de nuestra vida moderna». Y tanto Muretus como Lipsius consideraron a Tácito el modelo de una nueva manera de escribir (genus humile o estilo sencillo) de forma más cortada, más rápida y más aforística que el latín cieroniano que se cultivaba en escuelas y universidades. De esta manera, el estilo tacíteo se extendió por toda Europa a lo largo del siglo XVI y primera mitad del XVII 147. Francis Bacon 148 (1561-1626) y P. C. Hooft (15811647) siguieron las inclinaciones taciteanas de Lipsius en sus escritos 149. M. Montaigne (1533-1592) enjuicia y se interesa por la obra de Tácito en sus Ensayos de 1588. Y para Gabriel Naudé (1600-1653), bibliotecario del cardenal Mazarino y padre de la biblioteconomía moderna, Tácito llegó a ser autoridad destacada en el pensamiento humano y en la actividad e historia politicas. Trajano Boccalini (1556-1613) se valió de cientos de citas de Tácito en sus Ragguagli di Parnaso (1612) para aplicarlas a príncipes y cortesanos de su época y póstumamente se publicaron sus Commentarii sopra Cornelio Tacito (Ginebra, 1669). La obra de Tácito también fue utilizada por las víctimas del poder político, como fueron los casos del español Antonio Pérez (1540-1611) contra Felipe II, del que había sido secretario real, o del inglés Ben Jonson 150 (1572-1637), cuya obra teatral Sejanus: his Fall (1603) fue criticada por sus enseñanzas insidiosas contra el poder establecido. Esta obra de Jonson junto con el Britannicus (1669)
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El Tacitismo en el siglo XVII en España…, págs. 15-16 y 91-156. Citado por A. MOMIGLIANO, «The first political commentary on Tacitus», Journ. Rom. Stud. 37 (1947), 91. 146 Cf. el artículo citado en la nota anterior. 147 Léase a R. MELLOR, Tacitus’ Annals, Oxford, 2011, págs. 196-225. 148 E. B. BENJAMIN, «Bacon and Tacitus», Class. Philology 60 (1965), 102-110. 149 Cf. H. HÖPF, «History and Exemplarity in the Work of Lipsius», en E. DE BOM, M. JANSSENS, T. VAN HOUDT, y J. PAPY, eds., (Un)masking the realities of power: Justus Lipsius and the dynamics of political writing in early modern Europe, Leiden, 2011, págs. 43-71. 150 D. RIGGS, Ben Jonson: a Lif e, Cambridge, 1989. 145
de Jean Racine (1639-1699) son ejemplos destacados de tacitismo en el teatro francés e inglés del siglo XVII. Tácito, a través de su Germania y de su descripción de la revuelta de los batavos en las Historias, sirvió desde el Renacimiento como guía para sostener que el pueblo germano poseía las cualidades de sus antepasados: valentía, desprecio por el lujo y amor a la libertad. Conrad Celtis (1459-1508), humanista alemán y descubridor de la Tabula Peutingeriana, fue el adalid de esta corriente, cuyos ecos llegaron hasta la Alemania nazi del siglo XX. En la misma línea H. Grotius (1583-1645), jurista holandés, sostenía, basándose en Tácito, que Holanda tenía sus raíces en los antiguos batavos y, como estos se atrevieron a enfrentarse a Roma, también ellos se resistían a aceptar el poder de España. Incluso, Justus Lipsius, cuando explicaba en Jena a Tácito en 1572, el mismo año de la revolución de los Sea Beggars contra España, sugirió que la doble cara de Tiberio era la viva imagen del duque de Alba, gobernador de los Países Bajos. Con todo, la preferencia 151 de los españoles por Lipsius fue una consecuencia de la presencia española en los Países Bajos, especialmente desde la conversión de Lipsius al catolicismo en 1591. En Lipsius los políticos de la época encontraban las razones de un Estado cristiano, la doble moral cortesana y toda una casuística moral para la vida cotidiana. Los filólogos y humanistas, por su parte, veían en él a un erudito experto en analizar los textos antiguos. Así que Lipsius influyó 152, entre otros, a B. Arias Montano (1527-1598), Lupercio Leonardo de Argensola (1559-1613) y M. Sarmiento de Mendoza, profesor de Teología en la Salamanca del XVI. La presencia de Lipsius se extendió durante el siglo XVII a los jesuitas P. Ribadeneyra y J. de Mariana y, sobre todo, a tres grandes ensayistas del Barroco español: Francisco de Quevedo (1580-1645), quien, pese a citar numerosas veces a Tácito, lo incluyó entre los impíos en la Política de Dios; Diego de Saavedra y Fajardo (1594-1648), aunque sea de manera hostil hacia Tácito y sus comentaristas; y Baltasar Gracián (1601-1658) 153. El tacitismo comenzó a declinar en el tercer tercio del siglo XVII junto con el declive de la literatura clásica, marcada por la fundación de la Royal Society en Londres con su defensa de un estilo llano y sencillo. La Battle of the Books (1697) de J. Swift junto a la Querelle des Anciens et des Modernes de finales del siglo XVII en Francia marcaron el final de una época en la que la superioridad de la literatura antigua no admitía discusión alguna. Pese a ello, las grandes figuras de la Ilustración francesa, J. J. Rousseau (17121778), D. Diderot (1713-1784) y J. le R. d’Alembert (1717-1783), admiraron a Tácito, a quien tradujeron al francés, como estilista y como republicano junto a Maquiavelo. El barón Charles Louis de Montesquieu (1684-1755) siguió a Tácito al buscar las razones morales de los cambios sociales y políticos en sus Consideraciones sobre las causas de la grandeza de los Romanos y de su decadencia (1734) 154. Y no se olvide la presencia de Tácito en The History of the Decline and Fall of the Roman Empire (17761788) 155 de Edward Gibbon (1737-1794). Poco después, Napoleón Bonaparte (1769-1821), dotado de una profunda educación clásica, expresó su hostilidad hacia Tácito 156 por ser un crítico sin piedad hacia los emperadores romanos y por su estilo «impenetrable». Lo contrario que Napoleón pensaron los revolucionarios 151
B. ANTÓN, El Tacitismo en el siglo XVII en España…, págs. 126-154. Los libros de Lipsius que más influyeron en España fueron los Politicorum libri sex, la Constantia y el Liber Panegyricus; cf. B. ANTÓN, El Tacitismo en el siglo XVII en España…, pág. 154. 153 Cf. SANMARTÍ, Tácito en España, págs. 127-151. 154 Cf. R. MELLOR, Tacitus, Nueva York y Londres, 1993, pág. 155; C. VOLPILHAC-AUGER, Tacite et Montesquieu, Oxford, 1985. 155 Cf. G. W. BOWERSOCK, «Gibbon on Civil War and Rebellion in the Decline of the Roman Empire», Daedalus 105 (1976), 63-71; P. CARTLEDGE, «The Tacitism of Edw ard Gibbon (tw o hundred years on)», Mediterranean Historical Review 4 (1989), 251-270; A. QUINN, «Meditating Tacitus: Gibbon’s Adaptation to an Eighteenth-Century Audience», Quarterly Journal of Speech 70 (1984), 53-68. 156 A. WANKENNE, «Napoléon et Tacite», Les Études Classiques 35 (1967), 260-263. 152
norteamericanos, que vieron en Tácito a un enemigo de la tiranía y a un modelo de moralismo radical. John Adams (1735-1826) y Thomas Jefferson (1743-1826), segundo y tercer presidentes americanos, tenían a Tácito como su escritor preferido. La estrella de Tácito empezó a decaer en el siglo XIX, cuando se extendió la llamada historia académica y científica, la que debe contar pura y llanamente «lo que sucedió realmente». Con todo, Stendhal (1783-1842) 157, Th. B. Macaulay (1800-1859) y John Quincy Adams (1767-1848) lo tenían entre sus libros favoritos. Pero, si declinó la fama de Tácito como historiador, su reputación de estilista y pensador se mantuvo intacta. Tanto el alemán F. Leo (1851-1914) como el francés G. Boissier (18231908) consideraron a Tácito un gran estilista y un profundo moralista. En el siglo XX Tácito, como la mayoría de los autores griegos y latinos, no ha tenido gran influencia sobre la vida intelectual, a no ser el fervor que sintieron los nazis por su Germania, aunque las ideas de libertad y superioridad germana estaban ya trazadas por los humanistas alemanes. El siglo XX se ha distinguido por los trabajos de investigación filológica de la obra de Tácito. Ediciones, comentarios y artículos científicos, con Syme a la cabeza, han aumentado nuestro conocimiento de su obra, que seguirá viva para enseñarnos a desenmascarar a tiranos como Stalin, Hitler o Pol Pot. Mientras no juzguemos a Tácito con los criterios estrechos de la historia científica y académica de los siglos XIX y XX, Tácito «will once again illuminate the moral and political issues of yet another day 158». Solo resta hacer mención a dos libros publicados en los últimos años sobre la época de Tácito. La novela de Juan Luis Conde, El largo aliento (1993), trata sobre el alma de Tácito, el Silencioso, a quien describe así (pág. 148): «Primero en el Foro y en la Curia, dominando las pasiones de los otros y sus juicios a placer, y luego también en sus libros de historia, distribuyendo sus argumentos con la astucia del castor, dirigiendo al lector la sentencia interesada de absolución o condena con la misma destreza que a los jueces. Qué ironía. Todos los misterios de su estilo literario, esa personalidad de sus escritos que tanto cautivaban a Gayo, la sintaxis forzada, las palabras extrañas, las máximas metálicas, el caudal de esa garra manaba de la obsesión para convencer, por ser creído». Santiago Posteguillo ha sacado a la luz en 2011 una nueva novela histórica sobre Trajano (Los asesinos del emperador. El ascenso de Trajano, el primer emperador hispano de la Historia). Las páginas 169-244 reflejan sucintamente lo que Tácito y otros historiadores griegos y latinos contaron sobre los años 68 a 70 d. C.
LAS TRADUCCIONES 159 La primera traducción de Tácito al español apareció en el año 1590 a cargo de Antonio de Toledo. Comprende Anales I e Historias I y se conserva inédita en la Biblioteca Real de Madrid (Ms. II/1438) 160. Nicolás Antonio 161 cita entre los traductores de Tácito a P. Simón de Abril (1530-1595) 162, pero su traducción no se conserva, como tampoco las de Pedro Ponce de León (ca. 1508-1584), Lupercio Leonardo de Argensola (1559-1613), Miguel Clemente y Cristóbal de Benavente y 157
E. JANSSENS, «Stendhal et Tacite», Latomus 5 (1946), 311-319. MELLOR, Tacitus’ Annals, pág. 225. 159 Ε. TIERNO GALVÁN, «El Tacitismo en las doctrinas políticas…», págs. 900-909; SANMARTÍ, Tácito en España, págs. 60-110; B. ANTÓN MARTÍNEZ, El tacitismo en el siglo XVII…, págs. 63-88; P. J. QUETGLAS, «Tácito», en F. LAFARGA y L. PEGENAUTE, eds., Diccionario histórico de la traducción en España, Madrid, Gredos, 2009, págs. 1.079-1.081. 160 Cf. A. COROLEU, «A preliminary survey of Greek and Latin historians in translation in the Iberian Peninsula (c. 13601599)», Bull. Spanish Studies 81 (2004), 897-912, esp. pág. 906. 161 Bihliotheca Hispana Nova, Madrid, 1783, II, f. 624. 162 Léase a LUIS DE CAÑIGRAL CORTÉS, «Pedro Simón Abril, teórico de la traducción», en J. C. SANTOYO et alii, eds., Fidus interpres. Actas de las primeras jornadas nacionales de Historia de Traducción, León, 1987, I, págs. 215-221. 158
Benavides, quien en sus Advertencias a Príncipes y Embajadores (Madrid, 1643) declara que tradujo a Tácito en su juventud. Hay noticias sobre otros traductores de Tácito, como Juan de Verzosa (15231574) y Baltasar de Céspedes († 1615), pero sus traducciones tampoco han llegado hasta nosotros. En el siglo XVII, la era del tacitismo español, aparecieron tres traducciones completas de Tácito a cargo de Emanuel Sueyro (Amberes, 1613), Baltasar de Álamos Barrientos 163 (Tácito español ilustrado con aforismos, Madrid, 1614) y Carlos Coloma (Douay, 1625, 1629), cuya traducción se ha estado publicando hasta hace bien poco (Madrid, Austral, 1944 y Aguilar, 1961) 164. Hay que esperar a bien entrado el siglo XX para encontrar una nueva traducción completa de Vicente Blanco García (Madrid, Aguilar, 1957). La última parte del siglo XX y el comienzo del siglo XXI han conocido tres nuevas traducciones de las Historias: la fiel al español y al texto latino de Heubner de José L. Moralejo (Madrid, Akal, 1990), la parca de José M. a Requejo (Madrid, Ediciones Clásicas, 1977), basada en el discutido texto latino de Koestermann, y la de Juan L. Conde (Madrid, Cátedra, 2006), apoyada en el texto latino de Wellesley dirigida al lector de literatura más que a filólogos e historiadores. Por último hay que reseñar la versión al catalán con texto latino de Mariano Bassols de Climent y M. Casas Homs (I-II, Barcelona, Bernat Metge, 1949-1957) y con M. Dolç (III, IV-V, 1957-1962) y la traducción al vasco de Xabier Amuriza (Bilbao, 2005). La presente traducción se basa en el texto latino de K. Wellesley (Leipzig, Bibliotheca Teubneriana, 1979), excepto en los pasajes enumerados más abajo. Me he beneficiado de los comentarios 165 de Ash (2007), Bassols de Climent (1946-1971), Chilver (1979), Chilver y Townend (1985), Damon (2003), Hellegouarc’h (1987-2003), Heubner (1963-1982), Wellesley (1972) y he tenido siempre a mano las traducciones de Moore (1925, 19807), José L. Moralejo (1990), Juan L. Conde (2006) y Wellesley (2009). El progresivo alejamiento de los textos originales de la cultura grecolatina de nuestra época me ha obligado a ser un poco más generoso en las notas a la traducción, deudoras no solo de los comentarios citados más arriba, sino también del buen oficio de cientos de filólogos que han dedicado su vida al esclarecimiento de la obra de Tácito. El rico y extenso material que ha llegado a mis manos ha sido posible gracias a la incansable labor del Servicio de Préstamo Interbibliotecario de la Biblioteca de la Universidad de Huelva y a sus recursos informáticos en línea.
163
Cf. TIERNO GALVÁN, «El tacitismo en las doctrinas políticas…», págs. 954-75. Sobre las traducciones de Sueyro, Álamos de Barrientos y Coloma, léase a SANMARTÍ, Tácito en España, págs. 63-96. 165 Las ediciones de B. Rhenanus (1544), J. Lipsius (1607, póstuma), C. Pichena (1607), J. Gruterus (1607), J. A. Ernesti (1772), editio Bipontina (1779) y J. J. Oberlin-J. Naudet (1829), entre otras, son muy ricas en anotaciones, de las que son deudoras, aunque no se mencionen, todas las ediciones y comentarios modernos. 164
NOTA TEXTUAL
Deseo agradecer las correcciones, sugerencias y observaciones a la traducción de José A. Bellido, Vicente Cristóbal, Samuel Díez Reboso, Juan A. Estévez, Juan Fernández Valverde, Ignacio García Pinilla, Luis Rivero, Ángela Suárez del Río y, sobre todo, de Francisco Socas, el revisor del volumen. Sus atinadas advertencias, consejos y mejoras de la traducción son impagables.
En Huelva y Habitat 71, el día de Reyes de 2012
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Una bibliografia mínima sería la siguiente: el texto latino de K. WELLESLEY (Leipzig, 1989), el estudio panorámico de J. L. MORALEJO («Tácito», en C. CODOÑER, ed., Historia de la literatura latina, Madrid, 1997, págs. 605-636), la monografía de R. H. MARTIN (Tacitus, Londres, 1981, reimpr. 2001) y los comentarios de C. DAMON (I), R. ASH (II), K. WELLESLEY (III) y H. HEUBNER (I-V).
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LIBER I
LIBRO I
SINOPSIS (Año 69 d. C., primeros meses)
1 2-3 4-7 8-11 12-48 49 50 51-70 71-90
Prefacio: el escenario de las Historias Contenido de las Historias Diagnosis del imperio Situación de las provincias Actuaciones de Galba La caída de Galba Transición Rebelión y proclamación de Vitelio Otón emperador
Prefacio: el escenario de las Historias 1 [1,1] Initium mihi operis Seruius Galba iterum Titus Vinius consules erunt. nam post conditam urbem octingentos et uiginti prioris aeui annos multi auctores rettulerunt, dum res populi Romani memorabantur pari eloquentia ac libertate: postquam bellatum apud
1
1. Empezaré mi obra en el año del consulado 2 de Servio Galba por segunda vez 3 y de Tito Vinio 4, pues el período precedente de 820 años desde la fundación de Roma 5 ha contado, en tanto se daba cuenta de la historia de la República 6, con muchos historiadores de estilo elocuente e independencia de criterio. Pero cuando se libró la batalla de Accio 7 y convino en período de paz que todo el
Tácito expone en este primer capítulo el tema de la obra (Roma en el principado), la cronología (de Galba a Domiciano), los deseos del autor y su aspiración a la imparcialidad. No aparecen, sin embargo, algunos tópicos de los prefacios históricos, como la magnitud de la tarea o el propósito de alcanzar fama en la posteridad; cf. P. FABIA, «La préface des Histoires de Tacite», Rev. Étud. Anciennes 3 (1901), 41-76; E. COURBAUD, Les procédés d’art de Tacite dans les ‘Histoires’, París, 1918, págs. 1-60; H. HEUBNER, P. Cornelius Historien I, Heidelberg, 1963, págs. 9-15; A. D. LEEMAN, «Structure and Meaning in the Prologues of Tacitus», Yale Class. Stud. 23 (1973), 169-208; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires, libre I. Texto establecido y traducido por P. WUILLEUMIER y H. LE BONNIEC, anotado por J. HELLEGOUARC’H, París, 1987, pág. 89; T. COLE, «Initium mihi operis Servius Galba», Yale Class. Stud. 29 (1992), 231-245; J. MARINCOLA, «Tacitus’ Prefaces and the Decline of Imperial Historiography», Latomus 58 (1999), 391-404; C. DAMON, Histories book I, Cambridge, 2003, pág. 77. 2 Tácito comienza sus Historias a la manera de los autores de anales con la mención de los nuevos cónsules al comienzo de cada año (aquí el 1 de enero del año 69); cf. SALUSTIO, Historias, fr. 1; G. E. F. CHILVER, Historical commentary I-II on Tacitus’ Histories I and II, Oxford, 1979, pág. 33-34; J. HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 89. 3 Servio Galba fue cónsul por primera vez en el año 33 con Tiberio (Anales VI 15, 1) y por segunda vez en el año 69 d. C. a la edad de 63 años. Sobre su vida, cf. I 49, 2-4; M. BASSOLS DE CLIMENT, Tácito, Historias, libro I, Barcelona, 1971, pág. 111; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 90. 4 Tito Vinio fue senador y comandante de una legión en Hispania Tarraconense; cf. I 48, 2-4. PLUTARCO, Galba XII. 5 Sería redondeando desde el año 753 a. C. hasta el 69 d. C.; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 90. 6 Es la traducción de Chilver de res populi Romani por oposición a la historia posterior a la batalla de Accio; cf. Anales I 1, 4; IV 3, 2; LIVIO, II 1, 1; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 35. 7 La batalla de Accio, en la que Octaviano venció a Marco Antonio, tuvo lugar el 2 de septiembre del año 31a. C.
Actium atque omnem potentiam ad unum conferri pacis interfuit, magna illa ingenia cessere; simul ueritas pluribus modis infracta, primum inscitia rei publicae ut alienae, mox libidine adsentandi aut rursus odio aduersus dominantis: ita neutris cura posteritatis inter infensos uel obnoxios. [2] sed ambitionem scriptoris facile auerseris, obtrectatio et liuor pronis auribus accipiuntur; quippe adulationi foedum crimen seruitutis, malignitati falsa species libertatis inest. [3] mihi Galba Otho Vitellius nec beneficio nec iniuria cogniti. dignitatem nostram a Vespasiano inchoatam, a Tito auctam, a Domitiano longius prouectam non abnuerim: sed incorruptam fidem professis neque amore quisquam et sine odio dicendus est. [4] quod si uita suppeditet, principatum diui Neruae et imperium Traiani, uberiorem securioremque materiam, senectuti seposui, rara temporum felicitate ubi sentire quae uelis et quae sentias dicere licet.
poder se concentrara en una sola mano, desaparecieron aquellos grandes talentos 8. Al mismo tiempo, la verdad también se resintió de diferentes maneras, en primer lugar, por ignorancia de la política, como si no les interesara y, en segundo lugar, por un deseo apasionado de adular o, por el contrario, por odio hacia los gobernantes. Así que, ni unos ni otros autores, desde los hostiles hasta los sumisos, se preocuparon de la posteridad. [2] Con todo, es fácil despreciar los halagos de un escritor, mientras que la maledicencia y la envidia encuentran una audiencia de oídos favorables. Y, efectivamente, la adulación acarrea la vergonzosa acusación de servilismo, mientras que la malevolencia transmite la falsa impresión de libertad. [3] En lo que a mí respecta, no traté a Galba y a Otón ni para bien ni para mal. No voy a negar que mi carrera política 9 se inició con Vespasiano, fue favorecida por Tito y llegó más lejos con Domiciano. Sin embargo, quienes hacen profesión de una honestidad insobornable deberán hablar de cada cual sin parcialidad y sin odio. [4] Si llego a vivir lo suficiente, he reservado para mi vejez el principado del divino Nerva y la carrera imperial de Trajano 10, materia más rica y menos espinosa, pues son extraordinariamente afortunados estos tiempos 11, en los que se puede pensar lo que se quiere y decir lo que se piensa.
Contenido de las historias 12 [1,2] Opus adgredior opimum casibus, atrox proeliis, discors seditionibus, ipsa etiam pace saeuum. quattuor principes ferro interempti: trina bella ciuilia, plura externa ac plerumque permixta: 8
2. La obra literaria en la que estoy embarcado es muy rica 13 en desastres, llena de atroces batallas, plagada de luchas civiles, e incluso cruel en la paz. Cuatro emperadores14 sucumbieron por la espada. Hubo tres guerras civiles 15, más conflictos en el extranjero 16 y a
Tácito debe referirse a Catón el Viejo (234-149 a. C.), Salustio (87-35 a. C.) y Tito Livio (59 a. C.-17 d. C.); cf. DAMON, Histories I, pág. 79. 9 Tácito fue tribuno militar, cuestor, edil y pretor; cf. R. SYME, Tacitus, Oxford, 1997, 2.a ed., I, págs. 59-74; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 37. 10 Tácito anunció también la escritura de la historia de Roma desde Domiciano hasta Trajano (Agrícola III 3) y el principado de Augusto (Anales III 24, 3). 11 Cf. Agrícola III 1; PLINIO, Cartas X 58, 7; Panegírico de Trajano LXVI 4. 12 Cf. HEUBNER, Historien I, págs. 19-21. 13 Sigo la lectura opus... opimum, más cercana a los manuscritos, entendiendo un uso metafórico del término opimum («rico, fértil, abundante»), aplicado a los frutos del campo; cf. DAMON, Histories I, págs. 83-84; en contra, CHILVER, Historical commentary II, págs. 38-39. N. Heinsius (Adnimadversa ad Taciti Historias en Ernesti, 1772, pág. 733) prefirió leer inopinum casibus. 14 Tres cayeron en el año 69 (Galba, el 15 de enero; Otón, el 16 de abril; y Vitelio, el 20 de diciembre) y uno en el año 96 (Domiciano, el 18 de septiembre). 15 Dos se desencadenaron en el año 69 (Otón contra Vitelio y Vitelio contra Vespasiano) y una en el año 89 (L. Antonio Saturnino, gobernador de Germania Superior, contra Domiciano). 16 El imperio se extendió por el norte de África, Britania, el Rin, el Danubio y la frontera con Partia.
prosperae in Oriente, aduersae in Occidente res: turbatum Illyricum, Galliae nutantes, perdomita Britannia et statim omissa: coortae in nos Sarmatarum ac Sueborum gentes, nobilitatus cladibus mutuis Dacus, mota prope etiam Parthorum arma falsi Neronis ludibrio. [2] iam uero Italia nouis cladibus uel post longam saeculorum seriem repetitis adflicta. haustae aut obrutae urbes, fecundissima Campaniae ora; et urbs incendiis uastata, consumptis, antiquissimis delubris, ipso Capitolio ciuium manibus incenso. pollutae caerimoniae, magna adulteria: plenum exiliimare, infecti caedibus scopuli. [3] atrocius in urbe saeuitum: nobilitas, opes, omissi gestique honores pro crimine et ob uirtutes certissimum exitium. nec minus praemia delatorum inuisa quam scelera, cum alii sacerdotia et consulatus ut spolia adepti, procurationes alii et interiorem potentiam, agerent uerterent cuncta odio et terrore. corrupti in dominos serui, in
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menudo ambos al mismo tiempo 17. La situación era favorable en Oriente y adversa en Occidente 18. El Ilírico era un torbellino, las Galias flaqueaban 19 y Britania fue conquistada e inmediatamente abandonada a su suerte 20. Se levantaron contra nosotros los pueblos sármatas y suevos, el pueblo dacio se distinguió por victorias y derrotas y casi llegó a movilizarse el ejército de los partos gracias a la impostura de un falso Nerón21. [2] También la misma Italia fue víctima de desastres sin precedentes o por lo menos no habían ocurrido desde hacía muchos siglos. Ciudades se habían incendiado o habían quedado sepultadas en la parte más rica de la costa de Campania 22. Roma fue devastada por incendios que destruyeron los templos más antiguos, llegando las manos de los ciudadanos a incendiar el mismo Capitolio 23. Se profanaron ceremonias religiosas y se cometieron adulterios sonados 24. El mar se pobló de exiliados 25 y sus islas rocosas se mancharon de sangre 26. [3] La crueldad fue más atroz en Roma. La nobleza, las riquezas y los cargos políticos se declinaban o desempeñaban como si fuera un crimen y la recompensa de la virtud era una muerte más que segura 27. Las ganancias de los delatores eran no menos odiosas que sus crímenes 28, pues unos conseguían sacerdocios y consulados como si se tratara de despojos, mientras otros alcanzaban puestos oficiales y poder en la sombra, tratando y subvirtiendo todo, provocando el odio y el
Tácito alude a dos conflictos, el citado antes entre L. Antonio Saturnino y Domiciano en Germania y la rebelión de los batavos en los libros IV y V; cf. DAMON, Histories I, pág. 84. 18 En Oriente se conquistó Jerusalén y se sufrieron reveses en Iliria, que abarcaba las provincias danubianas de Dalmacia, Panonia y Mesia, donde hubo frecuentes revueltas; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 95. 19 Tribus importantes de la Galia se unieron a Civil contra Roma; cf. IV 55-79, 85-86; V 14-26. 20 En realidad, Britania nunca fue conquistada por completo; cf. DAMON, Histories I, págs. 85-86; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 340-341. 21 Cf. II 8-9; SUETONIO, Nerón LVII 2; DIÓN CASIO, LXVI 19, 3b; C. J. TUPLIN, «The false Neros of the first century A. D.», en C. DEROUX, ed., Studies in Latin literature and Roman history, Bruselas, 1989, págs. 364-404. 22 Tácito alude a la famosa erupción del Vesuvio en el año 79; cf. PLINIO, Cartas VI 16 y 20. 23 Cf. III 72; E. NASH, Pictorial Dictionary of Ancient Rome, Nueva York, 1981, I, págs. 530-533. En el año 80 un fuego que duró tres días y otras tantas noches destruyó edificios como el templo de Isis y Serapis, el templo de Neptuno, los baños y el Panteón de Agripa y el teatro de Balbo; cf. DIÓN CASIO, LVI 24, 1-3; DAMON, Histories I, pág. 88. 24 Se ejecutaron a cuatro vestales en tiempos de Domiciano; cf. PLINIO, Cartas IV 11, 6-9; SUETONIO, Domiciano VIII 4; DIÓN CASIO, LXVII 3, 3. Por otra parte, Tácito tiene en su mente, por ejemplo, los adulterios del mismo Domiciano con su sobrina Julia, de Julia con Sempronio Graco o de Sejano con Livila y Mesalina; cf. DAMON, Histories I, pág. 89. 25 Por ejemplo, Helvidio Prisco fue desterrado por Vespasiano. Puede leerse una lista de exiliados famosos en DAMON, Histories I, págs. 89-90. 26 Sobre la juntura latina inf ecti caedibus scopuli, cf. R. T. BRUÈRE, «Tacitus and Pliny’s Panegyricus», Class. Philology 49 (1954), 169; G. B. A. FLETCHER, Annotations on Tacitus, Bruselas, 1965, pág. 54. 27 Como la f amosa mors de Junio Bleso; cf. III 38-39; cf. DAMON, Histories I, pág. 92. 28 La lex Iulia de maiestate asignaba a los delatores una cuarta parte de las propiedades del condenado por alta traición; cf. Anales, IV 20, 3; XI 4; XVI 33; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 43.
patronos liberti; et quibus inimicus per amicos oppressi.
deerat
terror. Se sobornaba a los esclavos contra sus señores, a los libertos contra sus patronos, y quienes no tenían enemigos, caían arruinados por sus amigos 29.
[1,3] Non tamen adeo uirtutum sterile saeculum ut non et bona exempla prodiderit. [2] comitatae profugos liberos matres, secutae maritos in exilia coniuges: propinqui audentes, constantes generi, contumax etiam aduersus tormenta seruorum fides; supremae clarorum uirorum necessitates fortiter toleratae et laudatis antiquorum mortibus pares exitus. [3] praeter multiplicis rerum humanarum casus caelo terraque prodigia et fulminum monitus et futurorum praesagia, laeta tristia, ambigua manifesta; nec enim umquam atrocioribus populi Romani cladibus magisue iustis indiciis adprobatum est non esse curae deis securitatem nostram, esse ultionem.
3. Sin embargo, esta época no fue tan estéril en virtudes como para no brindar también nobles ejemplos. [2] Hubo madres que acompañaron a sus hijos en su huida, esposas que siguieron a sus maridos al exilio 30. Hubo parientes valientes, yernos leales y esclavos de fidelidad inquebrantable, incluso a prueba de torturas 31. Hombres ilustres se vieron en el último trance, trance que sobrellevaron con valentía, y se produjeron desenlaces fatales comparables a las muertes ilustres de la antigüedad 32. [3] Además de las múltiples desgracias entre los hombres, hubo prodigios en el cielo y en la tierra, rayos premonitorios y señales del futuro, favorables u ominosas, dudosas o manifiestas 33. Y, desde luego, nunca se había comprobado con sufrimientos más crueles del pueblo romano o con pruebas más tajantes que los dioses no se preocupaban de nuestra seguridad, pero sí de nuestro castigo 34.
Diagnosis del imperio35 [1,4] Ceterum antequam destinata componam, repetendum uidetur qualis status urbis, quae mens exercituum, quis habitus prouinciarum, quid in toto terrarum orbe ualidum, quid aegrum fuerit, ut non modo casus euentusque
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4. Por lo demás, antes de redactar mi proyecto, parece razonable hacer un resumen de la situación de Roma, del sentir del ejército, de la actitud de las provincias y de lo que había sano y enfermo 36 en el mundo entero, con el fin de que se pueda apreciar no solo el curso y consecuencias de los acontecimientos, que están por lo general dictados
Cf., por ejemplo, II 63, 1 (Dolabela traicionado por Plancio Varo) y IV 10, 1 (P. Egnacio Céler por Bárea Sorano). Como Fania, la esposa de Helvidio Prisco; cf. PLINIO, Cartas VII 19, 4, 7; DAMON, Histories I, pág.95. 31 Cf. IV 50, 2. 32 Por ejemplo, las muertes de Sócrates o la de Catón de Útica. Cf. II 49 (muerte de Otón); Anales XI 3, 1 (Valerio Asiático), XV 60, 1 (Plaucio Laterano). Plinio cuenta (Cartas VIII 12, 5) que Titinio Capitón escribió una obra sobre muertes de varones ilustres; cf. DAMON, Histories I, pág. 96. 33 Cf. I 86, 1-3. 34 Tácito, al parecer, se inspiró en LUCANO, IV 807-809: «¡Afortunada ciertamente Roma y afortunados los ciudadanos que la habitaran, / si a los dioses les hubiera agradado tanto defender la libertad / como les agrada vengarla!»; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 99-100. 35 Tácito ofrece en los capítulos 4-11 una visión general del imperio romano, novedosa en la historiografía antigua, en el año 69 d. C., tratando la situación de Roma en los capítulos 4-7 y la de las provincias romanas en los capítulos 8-11 (Hispania, Galias, Germania, Britania, Iliria, Oriente, Egipto, África). Cf. E. KOESTERMANN, «Der Rückblick, Tacitus Historien I 4-11», Historia 5 (1956), 213-237; SYME, Tacitus, págs. 146-147; HEUBNER, Historien, I, págs. 26-28; CHILVER, Historical commentary, págs. 45-48; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág.100. 36 Metáfora médica aplicada al cuerpo político del Estado; cf. II 86, 4; cf. DAMON, Histories I, pág. 100. 30
rerum, qui plerumque fortuiti sunt, sed ratio etiam causaeque noscantur. [2] finis Neronis ut laetus primo gaudentium impetu fuerat, ita uarios motus animorum non modo in urbe apud patres aut populum aut urbanum militem, sed omnis legiones ducesque conciuerat, euulgato imperii arcano posse principem alibi quam Romae fieri. [3] sed patres laeti, usurpata statim libertate licentius ut erga principem nouum et absentem; primores equitum proximi gaudio patrum; pars populi integra et magnis domibus adnexa, clientes libertique damnatorum et exulum in spem erecti: plebs sordida et circo ac theatris sueta, simul deterrimi seruorum, aut qui adesis bonis per dedecus Neronis alebantur, maesti et rumorum auidi.
por la fortuna, sino también su lógica y motivaciones. [2] La muerte de Nerón 37, si bien fue acogida inicialmente con alegría en medio de una explosión de entusiasmo, no obstante, había suscitado una variedad de emociones no solo en Roma entre los senadores, el pueblo o la guarnición de la ciudad 38, sino también entre todas las legiones y sus mandos, pues se había divulgado un secreto del imperio: era posible que se eligiera a un emperador en un lugar que no fuera Roma39. [3] Pero los senadores estaban contentos porque gozaron inmediatamente de una considerable libertad de expresión, como correspondía ante un emperador nuevo y ausente; los líderes de los caballeros 40 andaban cercanos a la alegría de los senadores; la parte del pueblo, la honrada y ligada a las grandes familias, los clientes y libertos de los condenados y desterrados vieron renacer sus esperanzas; las clases bajas, acostumbradas al circo y al teatro, así como la escoria de los esclavos o los que, tras despilfarrar sus bienes, se alimentaban de la infamia de Nerón, se mostraban tristes o ávidos de rumores.
[1,5] Miles urbanus longo Caesarum sacramento imbutus et ad destituendum Neronem arte magis et impulsu quam suo ingenio traductus, postquam neque dari donatiuum sub nomine Galbae promissum neque magnis meritis ac praemiis eundem in pace quem in bello locum praeuentamque gratiam intellegit apud principem a legionibus factum, pronus ad nouas res scelere insuper Nymphidii Sabini praefecti imperium
5. La guarnición de Roma 41, que tenía una larga tradición de juramento de lealtad a los Césares, se había inclinado por abandonar a Nerón más por astucia y presión ajenas que por propia iniciativa. Cuando descubrió que no se le daba el donativo prometido 42 en nombre de Galba, que en la paz no existían las mismas oportunidades que en la guerra para alcanzar destacados servicios y recompensas y que se le habían adelantado en el favor de un príncipe elegido por las legiones, se declaró en rebeldía, inclinada como estaba a la revuelta, con el apoyo de las intrigas criminales del prefecto Ninfidio Sabino 43 que tramaba
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Tuvo lugar el 9 o el 11 de junio del año 68 d. C. Eran los soldados de la guardia pretoriana y de las cohortes urbanas; cf. BASSOLS, Historias, pág. 121. 39 Hasta este momento, los emperadores eran elegidos o confirmados por la guardia pretoriana. Galba, que se encontraba en la Hispania Tarraconense, fue aclamado emperador por las legiones. 40 La clase de los caballeros estaba integrada por quienes poseían 400.000 sestercios y sus abuelos ya estaban en posesión de la ciudadanía romana. Podían ser elegidos tribunos de la plebe y podían vestirse con una toga adornada con una franja estrecha de púrpura; cf. BASSOLS, Historias I, pág. 122. 41 Comprendía doce cohortes pretorianas, tres cohortes urbanas y siete cohortes de vigilantes; cf HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 102-103. 42 Ascendía a 30.000 sestercios para cada pretoriano y 5.000 para cada legionario. El salario anual de un pretoriano era de 3.000 sestercios y el del legionario de 900; cf. R. ALSTON, «Roman military pay from Caesar to Diocletian», Journ. Rom. Stud. 84 (1994), 113-123. 43 Gayo Ninfidio Sabino fue comandante de la guardia pretoriana desde el año 65 junto a Tigelino, pero desde agosto del 66 hasta marzo del 68 quedó solo al mando; cf. PLUTARCO, Galba VIII-IX; XIII-XIV; PIR2 N 250; CHILVER, Historical 38
sibi molientis agitatur. [2] et Nymphidius quidem in ipso conatu oppressus, set quamuis capite defectionis ablato manebat plerisque militum conscientia, nec deerant sermones senium atque auaritiam Galbae increpantium. laudata olim et militari fama celebrata seueritas eius angebat aspernantis ueterem disciplinam atque ita quattuordecim annis a Nerone adsuefactos ut haud minus uitia principum amarent quam olim uirtutes uerebantur. accessit Galbae uox pro re publica honesta, ipsi anceps, legi a se militem, non emi; nec enim ad hanc formam cetera erant.
hacerse él mismo emperador. [2] Y es verdad que Ninfidio pereció en la misma intentona, pero, aunque se había eliminado la cabeza de la rebelión, quedaba la complicidad en la mayoría de los soldados. Y no faltaban habladurías que echaban en cara la vejez y la avaricia de Galba 44. La severidad, alabada antes y aplaudida entre los soldados, irritaba a los que despreciaban la disciplina del pasado; Nerón los había acostumbrado durante catorce años de tal manera que amaban los vicios de los emperadores no menos de lo que temían antaño sus virtudes. Para remate se sumaron las palabras de Galba 45, impecables para los intereses del Estado, pero peligrosas para él: «Yo recluto, no compro a mis soldados». Lo cierto era que lo demás no se amoldaba a esa manera de actuar.
[1,6] Inualidum senem Titus Vinius et Cornelius Laco, alter deterrimus mortalium, alter ignauissimus, odio flagitiorum oneratum contemptu inertiae destruebant. tardum Galbae iter et cruentum, interfectis Cingonio Varrone consule designato et Petronio Turpiliano consulari: ille ut Nymphidii socius, hic ut dux Neronis, inauditi atque indefensi tamquam innocentes perierant. [2] introitus in urbem trucidatis tot milibus inermium militum infaustus
6. Tito Vinio y Cornelio Lacón 46, —el uno, el más vicioso de los hombres, y el otro, el más cobarde de todos—, a este débil anciano, ya abrumado con el odio que provocaban los vicios del primero, lo estaban destruyendo también con el desprecio que se sentía hacia la cobardía del segundo 47. El viaje de Galba fue lento 48 y sangriento, pues se dio muerte a Cingonio Varrón, cónsul electo, y al excónsul Petronio Turpiliano 49. Uno, por ser cómplice de Ninfidio, y el otro, por ser general de Nerón, murieron sin juicio ni defensa, como si se hubiera condenado a unos inocentes. [2] La entrada en Roma, con la masacre de miles de soldados desarmados 50, se
commentary I-II, págs. 49-50; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 104; DAMON, Histories I, págs. 101-102; R. ASH Tacitus, The Histories, Londres, Penguin Classics, 2009, pág. 264. 44 Galba tenía 73 años cuando murió; cf. I 6, 1; PLUTARCO, Galba VIII 1; SUETONIO, Galba XXIII, DIÓN CASIO, LXIV 6, 1; R. SYME, «Partisans of Galba», Historia 31 (1982), 460-483. 45 Las palabras de Galba son recogidas también por PLUTARCO, Galba XVIII 2; SUETONIO, Galba XVI, 1; DIÓN CASIO, LXIV 3, 3. 46 Léase el retrato de Tito Vinio en I 48, 2-4. Cornelio Lacón fue ayudante de campo de Galba en Hispania y, más tarde, comandante de la guardia pretoriana; cf. PIR2 C 1374; DAMON, Histories I, págs. 106-107. 47 Entiendo este pasaje, no fácil (hay un doble zeugma en latín), como que Galba tenía que cargar con el odio que provocaban las maldades cometidas por Vinio y la cobardía de Lacón. La frase es todo un ejemplo de las famosas brevitas y variatio tacíteas; cf. II 11, 41; 92, 2; III 25, 1; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 103-4; id., «Le style de Tacite: bilan et perspectives», ANRW II 33, 4 (1991), 2.420; léase también a K. O. BRINK, «A forgotten figure of style in Tacitus», Class. Review 58 (1944), 43-45. 48 Galba tardaría en recorrer los 1.700 kilómetros hasta Roma no menos de 80 días, a una media de 22 kilómetros por día; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 52; DAMON, Histories I, pág. 108. 49 Cingonio Varrón fue nombrado cónsul por Nerón en el año 68; cf. Anales XIV 45, 2. Petronio Turpiliano fue cónsul en el año 61 y gobernador de Britania el mismo año; cf. R. SYME, «Some Friends of the Caesars», Amer. Journ. Philology 777 (1956), 271; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 106. 50 DIÓN CASIO (LXIV 3, 2) da la cifra de 7.000 marinos matados en el puente Milvio; cf. PLUTARCO, Galba XV 6-8; SUETONIO, Galba XII 2; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 52-54.
omine atque ipsis etiam qui occiderant formidolosus. inducta legione Hispana, remanente ea quam e classe Nero conscripserat, plena urbs exercitu insolito; multi ad hoc numeri e Germania ac Britannia et Illyrico, quos idem Nero electos praemissosque ad claustra Caspiarum et bellum, quod in Albanos parabat, opprimendis Vindicis coeptis reuocauerat: ingens nouis rebus materia, ut non in unum aliquem prono fauore ita audenti parata.
produjo bajo sombríos augurios, resultando terrible incluso para quienes la perpetraron. Comoquiera que había entrado la legión de Hispania 51 y se retenía a la que Nerón había reclutado de la flota 52, Roma se llenó de un ejército inusual. Además, había un numeroso contingente procedente de Germania, Britania e Ilírico, que el mismo Nerón había seleccionado y enviado por delante a las Puertas Caspias 53 para la campaña que preparaba contra los albanos 54, pero que había reclamado para aplastar la revuelta de Víndice 55. Había fuerzas de sobra para un nuevo estallido de violencia, sin que mostraran una clara preferencia por ningún líder, aunque estaban disponibles para el que se atreviera a actuar 56.
[1,7] Forte congruerat ut Clodii Macri et Fontei Capitonis caedes nuntiarentur. Macrum in Africa haud dubie turbantem Trebonius Garutianus procurator iussu Galbae, Capitonem in Germania, cum similia coeptaret, Cornelius Aquinus et Fabius Valens legati legionum interfecerant antequam iuberentur.
7. Sucedió por casualidad que llegaron las noticias de las ejecuciones de Clodio Macro y Fonteyo Capitón 57. A Macro, que sin duda intentaba sublevarse en África, le dio muerte el agente imperial Trebonio Garuciano 58 por orden de Galba, mientras que a Capitón, que abrigaba idénticos proyectos, lo asesinaron en Germania los comandantes de la legión Cornelio Aquino y Fabio Valente 59 sin esperar instrucciones.
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La legión hispana era la VII Galbiana, que realmente no tomó parte en la matanza, pues se encontraba en Panonia bajo el mando de Antonio Primo; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 54; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 107; DAMON, Histories I, pág. 109. 52 Era la legión I Adiutrix («Auxiliadora»); cf. G. MORGAN, «Galba, the massacre of the marins and the formation of Legion I Adiutrix», Athenaeum 91 (2003), 489-515. 53 Tácito se refiere aquí y en Anales (VI 33, 4) al paso que hay entre Tbilisi y Vladikavkas; cf. LUCANO, VIII 222-3; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 55-56; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 108; DAMON, Histories I, págs. 108109. 54 El pueblo de los albanos estaba situado en la costa oeste del mar Caspio, al norte del río Kur; cf. PLINIO, Historia natural VI 29, 39. 55 Gayo Julio Víndice, gobernador de la Galia Lugdunense, se sublevó contra Nerón en marzo del año 68 con un ejército de más de 20.000 hombres (PLUTARCO, Galba VI 3). Fue derrotado por Verginio Rufo, gobernador de Gemiania Superior en Vesontio, la actual Besançon, a mediados de mayo; cf. PLUTARCO, Galba VI 4; DIÓN CASIO, LXIII 24, 3; PIR2 I 628; A. BRUNT, «The revolt of Vindex and the fall of Nero», Latomus 18 (1959), 531-559. 56 Parece un alusión tácita a Otón, una de cuyas características era la osadía; cf. I 21, 1; 22, 1; 38, 2. 57 L. Clodio Macro (PIR2 C 1170) era comandante de la legión III Augusta, estacionada en África. Se levantó también contra Nerón, cuando Galba se proclamó emperador en Hispania; cf. J. BURIAN, «L. Clodius Macer», Klio 38 (1960), 167173; MURISON, «The Historical Value of Tacitus’ Histories», págs. 1.693-1.695. Fonteyo Capitón (PIR2 F 467-468) fue cónsul en el año 67 y gobernador de Germania Inferior en los años 67 y 68 (I 52, 1; 58, 2); no se debe confundir con su hermano G. Fonteyo Capitón, cónsul en el año 59 (Anales XIV 1, 1); cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 57; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 109; DAMON, Histories I, págs. 110-111; ASH, The Histories, págs. 264-265. 58 Es nombrado solo aquí. Los agentes imperiales (procuratores) se encargaban de administrar los recursos privados de los emperadores y llegaban a gobernar las provincias más pequeñas; cf. PLUTARCO, Galba XV 2. 59 Cornelio Aquino solo es citado aquí. Probablemente fue legado de la legión en Novesio, la actual Neuss. Fabio Valente (PIR2 F 68), legado de la legión I Germanica, se unió a Galba en el año 68 y después a Vitelio (I 52, 3; 57, 1), fue cónsul suf f ectus en otoño del 69 y murió sobre diciembre del mismo año (III 62, 1). Su figura aparece a menudo en las Historias: I 6266 (marcha a Italia), II 27-45 (derrota de Otón) y II 51-III 40 (actuaciones en el poder); cf. el retrato de Tácito en III 62, 2;
[2] fuere qui crederent Capitonem ut auaritia et libidine foedum ac maculosum ita cogitatione rerum nouarum abstinuisse, sed a legatis bellum suadentibus, postquam impellere nequiuerint, crimen ac dolum ultro compositum, et Galbam mobilitate ingenii, an ne altius scrutaretur, quoquo modo acta, quia mutari non poterant, comprobasse. ceterum utraque caedes sinistre accepta, et inuiso semel principi seu bene seu male facta parem inuidiam adferebant. [3] uenalia cuncta, praepotentes liberti, seruorum manus subitis auidae et tamquamm apud senem festinantes, eademque nouae aulae mala, aeque grauia, non aeque excusata. ipsa aetas Galbae inrisui ac fastidio erat adsuetis iuuentae Neronis et imperatores forma ac decore corporis, ut est mos uulgi, comparantibus.
[2] Hubo quienes opinaban que Capitón, aunque repulsivo y marcado por la avaricia y la lujuria, no había pensado todavía en la rebelión; pero que, cuando sus comandantes de la legión le aconsejaron iniciar una revuelta, sin que lograran empujarle a ella, fueron más lejos y tramaron contra él una falsa acusación; y creían también que Galba por debilidad de carácter o para que no se investigara más a fondo dio su aprobación a aquellos hechos, fueran los que fueran, puesto que ya no se podían cambiar. Por lo demás, ambas ejecuciones fueron recibidas con malos augurios. Y, una vez que el emperador se hizo impopular, las mismas antipatías le acarreaban las buenas o las malas acciones. [3] Todo tenía un precio 60, los libertos ejercían demasiada influencia, la mayoría de los esclavos se mostraban deseosos de nuevos cambios y actuaban con impaciencia a la vista de que trataban con un anciano. Los males de la nueva corte eran los mismos, iguales de graves, pero no igual de tolerables. La edad misma de Galba provocaba sonrisas despectivas 61 y desencanto en la gente acostumbrada a la juventud de Nerón y que comparaba, como es usual en la gente, a los dos emperadores por su belleza y atractivo físico.
Situación de las provincias [1,8] Et hic quidem Romae, tamquam in tanta multitudine, habitus animorum fuit. e prouinciis Hispaniae praeerat Cluuius Rufus, uir facundus et pacis artibus, bellis inexpertus. Galliae super memoriam Vindicis obligatae recenti dono Romanae ciuitatis et in posterum tributi leuamento. proximae tamen Germanicis exercitibus Galliarum ciuitates non eodem honore habitae, quaedam etiam finibus ademptis pari
8. Tal era pues el estado de ánimo en Roma, como era de esperar en una población tan grande. En cuanto a las provincias, en Hispania gobernaba Cluvio Rufo 62, hombre elocuente y hábil para la paz, pero sin experiencia en la guerra. Las Galias estaban vinculadas a Roma, además de por el recuerdo de Víndice, por la concesión reciente de la ciudadanía romana y el alivio de los impuestos para el futuro. Sin embargo, las ciudades galas cercanas 63 a los ejércitos de Germania no habían recibido el mismo trato de favor. Algunas, que incluso habían perdido territorio, medían con igual resentimiento
HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 110; WELLESLEY, Histories III, pág. 230; DAMON, Histories I, pág. 111. 60 Léase a SUETONIO, Galba XV 1. Recuérdese la célebre frase que Salustio (Guerra de Jugurta XXXV 10) puso en boca de Jugurta: Urbem venalem et mature perituram, si emptorem invenerit. 61 Cf. PLUTARCO, Galba XIII 6; SUETONIO, Galba XXI. 62 Parece que Cluvio Rufo (PIR2 C 1206) quedó al mando de las tres provincias de Hispania (Tarraconense, Lusitania y Bética); cf. II 65, 1. Fue cónsul sustituto (suf f ectus) seguramente en el año 39 o 40. Escribió una obra histórica que pudo ser empleada como fuente por Tácito; cf. TH. MOMMSEN, «Cornelius Tacitus und Cluvius Rufus», Hermes 4 (1870), 295-325; SYME, Tacitus, págs. 293-294; G. B. TOWNEND, «Cluvius Rufus in the Histories of Tacitus», Amer. Journ. Philol. 85 (1964), 337-377; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 111-112; DAMON, Histories I, págs. 114-115. 63 Los tréviros y lingones, situados al noroeste de la Galia; BASSOLS, Historias I, pág. 130.
dolore commoda aliena ac suas iniurias metiebantur. [2] Germanici exercitus, quod periculosissimum in tantis uiribus, solliciti et irati, superbia recentis uictoriae et metu tamquam alias partis fouissent. tarde a Nerone desciuerant, nec statim pro Galba Verginius. an imperare noluisset dubium: delatum ei a milite imperium conueniebat. Fonteium Capitonem occisum etiam qui queri non poterant, tamen indignabantur. dux deerat abducto Verginio per simulationem amicitiae; quem non remitti atque etiam reum esse tamquam suum crimen accipiebant.
las concesiones hechas a otras y sus propios agravios. [2] Los ejércitos de Germania 64, que representaban un gran peligro a la vista de fuerzas tan grandes, estaban inquietos y furiosos entre el orgullo de la reciente victoria y el miedo por las consecuencias de haber apoyado al bando perdedor. Se habían mostrado remisos en abandonar a Nerón y Verginio 65 no se había declarado inmediatamente en favor de Galba. Se dudaba si no había querido ser él mismo el emperador, pero se estaba de acuerdo en que los soldados le habían ofrecido el imperio 66. De la muerte de Fonteyo Capitón 67 se indignaron incluso quienes no estaban en condiciones de quejarse. Pero les faltaba un líder, pues se había apartado a Verginio 68 so pretexto de amistad. El hecho de que no se le devolviera y que incluso se le considerara un imputado los soldados lo tomaban como si fuera un reproche dirigido contra ellos.
[1,9] Superior exercitus legatum Hordeonium Flaccum spernebat, senecta ac debilitate pedum inualidum, sine constantia, sine auctoritate: ne quieto quidem milite regimen; adeo furentes infirmitate retinentis ultro accendebantur. inferioris Germaniae legiones diutius sine consulari fuere,
9. El ejército de Germania Superior despreciaba a su comandante en jefe Hordeonio Flaco 69, impedido por la vejez y la podagra, sin personalidad ni prestigio. No era capaz de mantener la disciplina ni siquiera cuando las tropas estaban en calma, y aquellos hombres enfurecidos se inflamaban todavía más ante la debilidad de quien intentaba reprimirlos. Las legiones de Germania Inferior estuvieron largo tiempo sin un gobernador 70, hasta que se
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Siete legiones se encontraban a lo largo del Rin, tres en Germania Superior (una en Vindonissa y dos en Mogontiacum: IV Macedonica, XXI Rapax, XXII Primigenia) y cuatro en Germania Inferior (una en Bonna, otra en Novaesium y dos en Vetera: I Germanica, V Alaudae, XV Primigenia, XVI Gallica); cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 112; DAMON, Histories I, pág. 116. 65 Verginio Rufo era el comandante del ejército romano en Germania que había derrotado a Víndice, quien se había rebelado contra Nerón en el 68 d. C.; cf. PLUTARCO, Galba VI; PLINIO EL JOVEN, Cartas II 1, VI 10, IX 19; G. B. TOWNEND, «The Reputation of Verginius Rufus», Latomus 20 (1961), 337-341; J. B. HAINSWORTH, «Verginius and Vindex», Historia 11 (1962), 86-96; D. C. A. SHOTTER, «Tacitus and Verginius Rufus», Class. Quarterly 17 (1967), 370-381; B. LEVICK, «L. Verginius Rufus and the Four Emperors», Rhein. Museum 128 (1985), 318-346; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 112. 66 PLUTARCO, Galba VI 3, X 1-5. Verginio no aceptó tal propuesta y apoyó a Galba. 67 Cf. I 7, 1. 68 Se unió a Galba en su marcha contra Roma; cf. PLUTARCO, Galba X 3. 69 Galba nombró a Hordeonio Flaco para suceder a Verginio Rufo como gobernador de la Gemania Superior y allí se mantuvo con Galba, Vitelio y Vespasiano. El término legatus designa a los gobernadores de las provincias imperiales, quienes asumían tanto la dirección administrativa como el mando militar de las tropas estacionadas en su provincia; cf. BASSOLS, Historias I, pág. 133. Sobre Hordeonio Flaco, cf. J. H. D’ARMS, «Tacitus 4.13 and the municipal origins of Hordeonius Flaccus», Historia 23 (1974), 497-504; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 113; DAMON, Histories I, págs. 118119. 70 Los gobernadores de las provincias imperiales recibían el nombre de legati Caesaris pro praetore o legati consulares o simplemente consulares, porque para desempeñar dicho cargo se exigía haber sido previamente cónsul. Cf. BASSOLS, Historias I, págs. 134-135.
donec missu Galbae A. Vitellius aderat, censoris Vitellii ac ter consulis filius: id satis uidebatur. [2] in Britannico exercitu nihil irarum. non sane aliae legiones per omnis ciuilium bellorum motus innocentius egerunt, seu quia procul et Oceano diuisae, seu crebris expeditionibus doctae hostem potius odisse. [3] quies et Illyrico, quamquam excitae a Nerone legiones, dum in Italia cunctantur, Verginium legationibus adissent: sed longis spatiis discreti exercitus, quod saluberrimum est ad con tinendam militarem fidem, nec uitiis nec uiribus miscebantur.
presentó, enviado por Galba, Aulo Vitelio 71, hijo de Vitelio, censor y tres veces cónsul: eso parecía suficiente acreditación. [2] En el ejército de Britania no se produjo resentimiento alguno. En realidad, a lo largo de todas las perturbaciones de las guerras civiles no hubo otras legiones 72 que se comportaran con más docilidad, ya fuera porque se encontraban lejos y separadas por el Océano o porque aleccionadas por continuas campañas habían reservado más bien el odio para el enemigo. [3] Había paz también en el Ilírico, aunque las legiones movilizadas por Nerón 73, mientras estaban a la espera de acontecimientos en Italia, habían abordado a Verginio a través de delegaciones. Pero los ejércitos fueron separados por grandes distancias, que es el método más sensato para asegurar la lealtad de las tropas, de manera que no llegaron a mezclarse ni en fuerzas ni en flaquezas.
[1,10] Oriens adhuc immotus. Syriam et quattuor legiones obtinebat Licinius Mucianus, uir secundis aduersisque iuxta famosus. insignis amicitias iuuenis ambitiose coluerat; mox attritis opibus, lubrico statu, suspecta etiam Claudii iracundia, in secretum Asiae sepositus tam prope ab exule fuit quam postea a principe. [2] luxuria industria, comitate adrogantia, malis bonisque artibus mixtus: nimiae uoluptates, cum uacaret; quotiens expedierat, magnae uirtutes:
10. El Oriente se mantenía todavía en calma. A Siria 74 la mandaba con cuatro legiones Licinio Muciano 75, un hombre notorio tanto por sus éxitos como por sus fracasos. De joven había cultivado para sus propios intereses las amistades de los grandes. Después, tras malgastar su patrimonio y encontrarse en una situación peligrosa, pues incluso se pensó que había provocado las iras de Claudio, se retiró a un lugar recóndito de Asia, donde estuvo tan cerca de ser un desterrado como más tarde de llegar a ser emperador. [2] Era una mezcla de dejadez y energía, de cortesía y arrogancia, de buenas y malas cualidades. Disfrutaba de placeres desmedidos 76 en
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Aulo Vitelio fue cónsul por primera vez en el año 48 y gobernador de África en el 60; cf. R. ENGEL, «Das Charakterbild des Kaisers A. Vitellius bei Tacitus und sein historiker Kern», Athenaeum 55 (1977) 345-368; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 113-114; DAMON, Histories I, págs. 114-119. 72 Eran cuatro legiones: II Augusta, IX Hispana, XX Valeria Victrix, XIV Gemina Martia Victrix, aunque esta última fue enviada por Nerón al Ilírico; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 114. 73 Las legiones allí apostadas eran las siguientes: VII Galbiana, XIII Gemina, XIV Gemina Martia Victrix (Panonia); XI Claudia (Dalmacia); III Gallica, VII Claudia, VIII Augusta (Mesia); cf. HEUBNER, Historien, I, pág. 38. 74 Siria fue conquistada por Pompeyo en el año 64 a. C. y se convirtió en provincia imperial con capital en Antioquía en el 27 a. C.; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 115. 75 G. Licinio Craso Muciano (PIR2, L 216; II 5) fue cónsul sustituto (suf f ectus) antes de ser nombrado gobernador de Siria en el año 68 (lo fue de nuevo en los años 70 y 72 en el reinado de Vespasiano). Además de político sin escrúpulos escribió una colección de Maravillas (Mirabilia; cf. R. ASH, «The w onderful w orld of Mucianus», en E. BISPHAM y G. ROWE, eds., Vita vigilia est: Essays in honour of Barbara Levick, Londres, 2007, págs. 1-17), once libros de Hechos (Acta) y tres libros de Cartas (Epistulae) sobre grandes personajes de la República (cf. Diálogo de los oradores XXXVII 2); cf. SYME, Tacitus, I, págs. 195-6; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 62; HELLEGOUARC’H, Histoires, I, pág. 115; WELLESLEY, Histories III, pág. 232; DAMON, Histories I, págs. 120-121. Las cuatro legiones eran la XII Fulminata, la VI Ferrata, la IV Scythica y la III Gallica; cf. HEUBNER, Historien, I, pág. 38. Sobre el retrato de Muciano, cf. E. COURBAUD, Les procédés d’art de Tacite dans les Histoires, París, 1918, págs. 173-176; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 115. 76 Cf. SUETONIO, Vespasiano XIII. La guerra de Judea había comenzado en el mes de mayo del año 66 y en el 69 ya solo
palam laudares, secreta male audiebant: sed apud subiectos, apud proximos, apud collegas uariis inlecebris potens, et cui expeditius fuerit tradere imperium quam obtinere. [3] bellum Iudaicum Flauius Vespasianus (ducem eum Nero delegerat) tribus legionibus administrabat. nec Vespasiano aduersus Galbam uotum aut animus: quippe Titum filium ad uenerationem cultumque eius miserat, ut suo loco memorabimus. occulta fati et ostentis ac responsis destinatum Vespasiano liberisque eius imperium post fortunam credidimus.
su tiempo libre, pero, cuando se aplicaba al trabajo, estaba dotado de grandes virtudes. Se alababa su vida pública, pero se criticaba su vida privada. Ejercía, sin embargo, una gran influencia entre sus subordinados, allegados y colegas gracias a sus variadas formas de intriga, resultándole más práctico entregar el imperio que ser él mismo emperador. [3] Flavio Vespasiano (Nerón lo había nombrado general) ostentaba el mando de la guerra de Judea con tres legiones 77. Vespasiano no abrigaba el deseo o la animosidad de oponerse a Galba, pues de hecho había enviado a su hijo Tito a mostrarle sus respetos y pleitesía, como recordaremos en su lugar 78. Solo después de alcanzar el imperio hemos dado crédito a los arcanos del destino y a las señales y oráculos 79 que reservaban el imperio a Vespasiano y sus hijos.
[1,11] Aegyptum copiasque, quibus coerceretur, iam inde a diuo Augusto equites Romani obtinent loco regum: ita uisum expedire, prouinciam aditu difficilem, annonae fecundam, superstitione ac lasciuia discordem et mobilem, insciam legum, ignaram magistratuum, domi retinere. regebat tum Tiberius Alexander, eiusdem nationis. [2] Africa ac legiones in ea interfecto Clodio Macro contenta
11. Ya desde los tiempos del divino Augusto romanos del orden ecuestre, ocupando el lugar de los faraones, gobernaban Egipto y las tropas 80 para mantener el orden. Así pareció conveniente que la casa imperial mantuviera el control de una provincia de difícil acceso, rica en trigo, díscola y voluble por su fanatismo religioso 81 y su inmoralidad, indiferente a las leyes y desconocedora de las magistraturas 82. La gobernaba entonces Tiberio Alejandro 83, nativo de Egipto. [2] Tras la ejecución de Clodio Macro, África y las legiones que allí estaban 84 se contentaban con cualquier
quedaba la conquista de Jerusalén. 77 Tito Flavio Vespasiano, 9-81 d. C. (PIR2, F 398), futuro Imperator Caesar Vespasianus Augustus, fue ante todo un hombre de la milicia; cf. BASSOLS, Historias I, pág. 137. Las tres legiones eran V Macedonica, X Fretensis y XV Apollinaris (CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 63); cf. SUETONIO, Vespasiano, passim; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 116; B. LEVICK, Vespasian, Londres, 1999. 78 Cf. II 1-3. 79 Cf. SUETONIO, Vespasiano V 2-7, VII 1-3. 80 Había dos legiones, la III Cyrenaica y la XII Deiotara, además de las tropas auxiliares; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 64; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 116-117; N. Lew is, Lif e in Egypt under the Roman rule, Oxford, 1983, págs. 19-20. 81 Un cuadro parecido es descrito por Juvenal (XV 2-12); cf. E. COURTNEY, A Commentary on the Satires of Juvenal, Londres, 1980, págs. 592-593. 82 Los prefectos de Egipto, que actuaban como faraones, es decir, como si gobernaran un reino sin las leyes y magistraturas de Roma, hecho que se enmendó pronto; cf. Anales II 59-60; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 64; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 116-117. 83 Tiberio Alejandro (PIR2 I 139) había nacido en Alejandría sobre el año 10 d. C. y era miembro de una familia judía, aunque debió abandonar tal creencia para seguir la carrera ecuestre. Fue prefecto de Egipto durante los años 68 y 69; cf. E. G. TURNER, «Tiberius Julius Alexander», Journ. Rom. Stud. 44 (1954), 54-64; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 64-65; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 117-118; DAMON, Histories I, pág. 124. 84 Parece que había dos legiones: III Augusta y I Macriana Liberatrix; cf. HEUBNER, Historien I, pág. 40; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 65-66; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 118. Sobre el texto latino, cf. K. WELLESLEY,
qualicumque principe post experimentum domini minoris. duae Mauretaniae, Raetia, Noricum, Thraecia et quae aliae procuratoribus cohibentur, ut cuique exercitui uicinae, ita in fauorem aut odium contactu ualentiorum agebantur. [3] inermes prouinciae atque ipsa in primis Italia, cuicumque seruitio exposita, in pretium belli cessurae erant. hic fuit rerum Romanarum status, cum Seruius Galba iterum Titus Vinius consules inchoauere annum sibi ultimum, rei publicae prope supremum.
emperador que fuera después de la experiencia con un dirigente de segunda fila. Las dos Mauritanias, Recia, Nórico, Tracia 85 y las demás gobernadas por procuradores86, según estuvieran cercanas a uno u otro ejército, así se inclinaban al apoyo o a la hostilidad por la influencia de los más fuertes que ellas. [3] Las provincias sin legiones 87 y, sobre todo, Italia misma, expuesta a ser esclava de cualquiera, estaban condenadas a ser el precio de la guerra. Este era el estado del imperio romano cuando los cónsules Servio Galba por segunda vez y Tito Vinio 88 iniciaron el último año para ellos y casi el año final para el Estado.
Actuaciones de Galba 89 [1,12] Paucis post kalendas Ianuarias diebus Pompei Propinqui procuratoris e Belgica litterae adferuntur, supeioris Germaniae legiones rupta sacramenti reuerentia imperatorem alium flagitare et senatui ac populo Romano arbitrium eligendi permittere quo seditio mollius acciperetur. [2] maturauit ea res consilium Galbae iam pridem de adoptione secum et cum proximis agitantis. non sane crebrior tota ciuitate sermo per illos mensis fuerat, primum licentia ac libidine talia loquendi, dein
12. Pocos días después del 1 de enero llegó de Bélgica 90 un despacho del agente imperial Pompeyo Propincuo 91 diciendo que las legiones de Germania Superior 92 habían roto su juramento de lealtad, exigían otro emperador y cedían la decisión de elegirlo al Senado y al pueblo romano, con el fin de que la rebelión se acogiera con una mayor comprensión. [2] Esta noticia aceleró el plan de Galba sobre la adopción de un heredero que ya hacía tiempo venía rumiando consigo mismo y con sus más allegados. Y ciertamente en aquellos meses no se había producido tema de conversación más frecuente por la ciudad entera, primero por el placer morboso de hablar de tales asuntos y en segundo lugar por la edad, ya
«Tacitus, Histories: A Textual Survey, 1939-1991», Auf stieg und Niedergang der römischen Welt II 33.3 (1991), págs. 1.6551.656. 85 Las dos Mauritanias eran la Tingitana con capital en Tingis y la Cesariense con capital en Cesarea. Su guarnición se componía de diecinueve cohortes y cinco escuadrones de caballería; cf. II 58, 1. Recia ocupaba territorios a lo largo del Rin (partes de la actual Suiza central, Baviera, el Tirol de Austria y el norte de Lombardía). El Nórico ocupaba casi todo el territorio de la actual Austria y parte de Eslovenia. Tracia se extendía por territorios de las actuales Grecia y Bulgaria; cf. G. ALFÖLDY, Noricum, Londres, 1974; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 118-119; WELLESLEY, Histories III, págs. 233-234. 86 Estas provincias dependían directamente del emperador. Eran Córcega y la provincia de los Alpes Marítimos. 87 Las provincias que no tenían guarniciones legionarias por considerarse completamente pacificadas eran Sicilia, Cerdeña, Galia Narbonense, Macedonia, Acaya, Asia, Bitinia, Chipre y Creta. 88 Tácito termina la introducción general repitiendo la frase del comienzo (estructura anular). 89 Galba tuvo dos actuaciones significativas, la adopción de Pisón (caps. 12-19) y la toma de decisiones financieras y disciplinarias (cap. 20); cf. M. G. MORGAN, «The unity of Histories I 12-20», Athenaeum 81 (1993), 567-586; E. KEITEL, «Sententia and Structure in Tacitus Histories 1.12-49», Arethusa 39 (2006), 219-244. 90 Antes del 10 de enero, según 18, 1. La región de Bélgica era una de las cuatro provincias de la Galia. Su capital era Durocortorum Remorum, la moderna Reims; cf. BASSOLS, Historias I, pág. 140; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 119. 91 Solo es nombrado aquí. Fue asesinado por los vitelianos (I 58, 1); cf. P. FABIA, «La lettre de Pompeius Propinquus à Galba et l’avènement de Vitellius en Germanie», Klio 4 (1904), 42-67; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 67. 92 Fueron dos de las tres que se encontraban en la Germania Superior, la IV Macedonica y la XXII Primigenia (I 55, 3); cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 120.
fessa iam aetate Galbae. [3] paucis iudicium aut rei publicae amor: multi stulta spe, prout quis amicus uel cliens, hunc uel illum ambitiosis rumoribus destinabant, etiam in Titi Vinii odium, qui in dies quanto potentior eodem actu inuisior erat. quippe hiantis in magna fortuna amicorum cupiditates ipsa Galbae facilitas intendebat, cum apud infirmum et credulum minore metu et maiore praemio peccaretur.
decrépita, de Galba. [3] Pocos romanos mostraban buen juicio o amor por el bien público, pero muchos con estúpidas esperanzas, según de quien fueran amigos o clientes, señalaban la candidatura de este o de aquel con rumores interesados, descargando incluso odio contra Tito Vinio, a quien, cuanto más poderoso se hacía de día en día, con la misma fuerza se le detestaba. El hecho era que la misma blandura de Galba despertaba la avidez de sus amigos, que se abría paso con extraordinario éxito, porque ante un hombre débil y crédulo se hacía el mal con menos miedo y mayores ganancias.
[1,13] Potentia principatus diuisa in Titum Vinium consulem Cornelium Laconem praetorii praefectum; nec minor gratia Icelo Galbae liberto, quem anulis donatum equestri nomine Marcianum uocitabant. hi discordes et rebus minoribus sibi quisque tendentes, circa consilium eligendi successoris in duas factiones scindebantur. [2] Vinius pro M. Othone, Laco atque Icelus consensu non tam unum aliquem fouebant quam alium. neque erat Galbae ignota Othonis ac Titi Vinii amicitia; et rumoribus nihil silentio transmittentium, quia Vinio uidua filia, caelebs Otho, gener ac socer destinabantur. credo et rei publicae curam subisse, frustra a Nerone translatae si apud Othonem relinqueretur. [3] namque Otho pueritiam incuriose, adulescentiam petulanter egerat, gratus Neroni aemulatione luxus. eoque Poppaeam
13. El poder real del gobierno estaba dividido entre el cónsul Tito Vinio y el prefecto del pretorio Cornelio Lacón 93. Y de no menos influencia disfrutaba Ícelo 94, liberto de Galba, a quien se le había regalado el anillo de caballero y como tal se le llamaba con el nombre de Marciano. Estos hombres, en desacuerdo, iban cada uno a lo suyo en cuestiones menores, pero en la decisión de elegir a un sucesor se dividían en dos bandos: [2] Vinio estaba a favor de Otón95, Lacón e Ícelo 96, de común acuerdo, no apoyaban tanto a un candidato concreto como a otro diferente. Galba no era ajeno tampoco a la amistad de Otón y Tito Vinio. Además, gente que no mantenía nada en silencio propalaba el rumor de que, al tener Vinio una hija sin casar 97 y estar Otón soltero, los dos estaban destinados a ser suegro y yerno. Y quiero creer que también existía preocupación por el Estado, pues de poco habría valido quitárselo a Nerón, si quedaba en manos de Otón. [3] Y es que Otón había vivido una infancia despreocupada y una juventud desenfrenada: se había ganado a Nerón porque imitaba sus lujos. Por eso, Nerón había cedido a Popea Sabina, la amante del emperador, a Otón, cómplice de sus placeres,
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Cf. I 1, 1 y 6, 1. La misma información sobre Ícelo (se cambió de nombre para ocultar su pasado de esclavo) se ofrece en SUETONIO, Galba XIV 2; cf. XXII; PLUTARCO, Galba VII; P. R. C. WEAVER, Familia Caesaris: a social study of the emperor’s f reedmen and slaves, Cambridge, 1972, págs. 90-92; CHILVER, Historical commentary I- II, págs. 68-69; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 121-122. El anillo de oro señalaba la pertenencia de un ciudadano al ordo equestris; cf. H. C. NUTTING, «Histories II 13», Class. Quarterly 22 (1928), 172-175. 95 M. Salvio Otón, el futuro emperador por breve tiempo, nació en el año 32, se había casado con Popea Sabina (I 13, 3) y estuvo de gobernador en Lusitania durante los años 59-68. Después se unió al bando de Galba (I 13, 4). 96 Era liberto de Galba; cf. PLUTARCO, Galba VII 1-3; SUETONIO, Nerón XLIX 4. 97 Era Vinia Crispina; cf. I 47, 2; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 122. 94
Sabinam, principale scortum, ut apud conscium libidinum deposuerat, donec Octauiam uxorem amoliretur. mox suspectum in eadem Poppaea in prouinciam Lusitaniam specie legationis seposuit. [4] Otho comiter administrata prouincia primus in partis transgressus nec segnis et, donec bellum fuit, inter praesentis splendidissimus, spem adoptionis statim conceptam acrius in dies rapiebat, fauentibus plerisque militum, prona in eum aula Neronis ut similem.
hasta que pudiera desembarazarse de su esposa Octavia 98. Luego, al sospechar que se había enamorado de la propia Popea, lo relegó a la provincia de Lusitania 99 so pretexto de que fuera allí su gobernador 100. [4] Otón administró la provincia con discreción, pero fue el primero que se pasó al partido de Galba, actuó con diligencia y, mientras duró la guerra, fue el más brillante de los que apoyaron a Galba. Cada día se aferraba con más fuerza a la esperanza de adopción que había concebido desde el primer momento, pues le apoyaba la mayoría de las tropas y la corte de Nerón se inclinaba hacia uno que se le pareciera.
[1,14] Sed Galba post nuntios Germanicae seditionis, quamquam nihil adhuc de Vitellio certum, anxius quonam exercituum uis erumperet, ne urbano quidem militi confisus, quod remedium unicum rebatur, comitia imperii transigit; adhibitoque super Vinium ac Laconem Mario Celso consule designato ac Ducenio Gemino praefecto urbis, pauca praefatus de sua senectute, Pisonem Licinianum accersiri iubet, seu propria electione siue, ut quidam crediderunt,
14. Por otra parte, tras el anuncio de la revuelta de Germania, Galba, aunque todavía no se tenía información segura sobre Vitelio, estaba angustiado por saber hasta dónde se extendería el estallido violento de los ejércitos, pues ni siquiera confiaba en la guarnición de Roma. Así pues, puso en marcha el procedimiento de elección imperial como única solución. Convocó, además de a Vinio y a Lacón, a Mario Celso 101, cónsul electo, y a Ducenio Gémino 102, prefecto de la ciudad, y, tras hablar brevemente de su propia vejez, ordenó que se presentara Pisón Liciniano 103, fuera por propia iniciativa o, como algunos creyeron, a instancias de Lacón, que había
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La historia del triángulo Nerón, Popea y Otón es contada por otras cuatro fuentes complementarias entre sí: Anales XIII 45-46; PLUTARCO, Galba XIX 2-XX 2; SUETONIO, Otón III; DIÓN CASIO, LXI 11, 2-4; cf. P. FABIA, «L’adultère de Néron et de Poppée», Rev. Philologie 20 (1896), 12-22; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 122-123; DAMON, Histories I, pág. 131. Popea Sabina (PIR2 P 850), mujer atractiva y ambiciosa, tuvo como segundo marido a Otón y como tercero a Nerón. Murió embarazada en el año 65, seguramente como consecuencia de una patada de Nerón; cf. Anales XIII 45, 1-4; XV 23, 1; XVI 7, 1; 21, 2; SUETONIO, Nerón XXV 3; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 70-71; DAMON, Histories I, pág. 131. Octavia era hija de Claudio y Mesalina; cf. Anales XIV 59-64. 99 Sobre la provincia Lusitania, léase a J. C. EDMONSON, «Romanization and urban development in Lusitania», T. BLAGG-M. MILLETT, eds., The early Roman empire in the west, Oxford, 1990, págs. 151-178. 100 Hay cuatro versiones sobre este asunto; cf. Anales XIII 45-46; PLUTARCO, Galba 19-20; SUETONIO, Otón III 2; DIÓN CASIO, LXI 11. 101 Mario Celso fue un militar de prestigio que sirvió a cinco emperadores. Fue cónsul con Vitelio; cf. PIR2 M 296; DAMON, Histories I, pág. 134; D. C. A. SHOTTER, «Tacitus and Marius Celsus», Liverp. Class. Monthly 3 (1978), 197-200. Ducenio Gémino fue praef ectus urbi con Galba y gobernador de Asia en los años 73 y 74; cf. PIR2 D 201; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 72-73; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 124; DAMON, Histories I, págs. 134-135; R. SYME, «Partisans of Galba», Historia 31 (1982), 479. 102 Excónsul, fue prefecto de la ciudad con Galba; cf. Anales XV 18, 3; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 73. 103 L. Calpurnio Pisón Frugi Liciniano nació en el año 38 de familia noble y estuvo desterrado durante largos años, aunque no se saben las razones. Se casó con Verania Gémina; cf. PIR2 C 300; PLUTARCO, Galba XXIII 2-6, XX-VII 5-6; SUETONIO, Galba XVII; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 73-74; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 125; DAMON, Histories I, pág. 135. Sobre este Pisón y otros Pisones en Tácito, cf. W. O’GORMAN, «Alternatives empires: Tacitus’s virtual history of the Pisonian principate», Arethusa 39 (2006), 281-301; ASH, The Histories, pág. 266.
Lacone instante, cui apud Rubellium Plautum exercita cum Pisone amicitia; sed callide ut ignotum fouebat, et prospera de Pisone fama consilio eius fidem addiderat. [2] Piso M. Crasso et Scribonia genitus, nobilis utrimque, uultu habituque moris antiqui et aestimatione recta seuerus, deterius interpretantibus tristior habebatur: ea pars morum eius quo suspectior sollicitis adoptanti placebat.
cultivado la amistad de Pisón en casa de Rubelio Plauto 104. Pese a ello, lo apoyaba astutamente como si le fuera desconocido, añadiendo crédito a su propuesta la buena reputación de que gozaba Pisón. [2] Como hijo de Marco Craso y Escribonia, Pisón era noble por ambos lados; era de una expresión y porte propios de una época antigua y se le consideraba serio según una estimación ajustada, aunque un tanto tradicional para sus detractores. Ese aspecto de su carácter, del que recelaban más los intrigantes, era lo que tanto agradaba a quien iba a adoptarlo.
[1,15] Igitur Galba, adprehensa Pisonis manu, in hunc modum locutus fertur: "si te priuatus lege curiata apud pontifices, ut moris est, adoptarem, et mihi egregium erat Cn. Pompei et M. Crassi subolem in penatis meos adsciscere, et tibi insigne Sulpiciae ac Lutatiae decora nobilitati tuae adiecisse: nunc me deorum hominumque consensu ad imperium uocatum praeclara indoles tua et amor patriae impulit ut principatum, de quo maiores nostri armis certabant, bello adeptus quiescenti offeram, exemplo diui Augusti qui sororis filium Marcellum, dein generum Agrippam, mox nepotes sus, postremo Tiberium Neronem priuignum in proximo sibi fastigio conlocauit. [2] sed Augustus in domo successorem quaesiuit, ego in re
15. Así, pues, parece que Galba tomó la mano de Pisón y le habló de esta manera 105: «Si yo te adoptara como un particular mediante una ley de la Curia ante los pontífices según la costumbre tradicional 106, sería un honor para mí llamar a mi casa a un descendiente de Gneo Pompeyo y Marco Craso y para ti sería un orgullo añadir a tu nobleza las excelencias de los Sulpicios y Lutacios 107. Ahora, cuando la voluntad unánime de dioses y hombres me ha llamado al poder imperial, tu extraordinario carácter y tu patriotismo me han impulsado a ofrecerte a ti, en tiempos de paz, el principado, por el que nuestros antepasados luchaban con las armas y que yo conseguí con la guerra. He seguido el ejemplo del divino Augusto, quien elevó a una posición próxima a la suya a Marcelo, hijo de su hermana 108, después a su yerno Agripa, más tarde a sus propios nietos y, finalmente, a su hijastro Tiberio Nerón. [2] Pero Augusto buscó un sucesor dentro de su familia, yo en el Estado, y no porque no tenga parientes o
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Era hijo de G. Rubelio Blando y de Julia, nieta de Tiberio. Fue ejecutado en el año 62. Cf. Anales XIV 57-59; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 73. 105 El discurso de Galba, no citado ni por Plutarco ni por Suetonio, es el primero de los cuatro en estilo directo del libro I: 15, 1-16, 4; 29, 2-30 (Pisón), 37-38, 2 (Otón) y 83, 2-84 (Otón); cf. E. KEITEL, «The structure and function of speeches in Tacitus’ Histories I-III», ANRW II 33.4 (1991), 2774-2775; cf. HEUBNER, Historien I, págs. 47-9; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 126-127; DAMON, Histories I, págs. 136-137. 106 La adopción requería la sanción del pueblo romano en la asamblea curiada ante la presencia de los pontífices; cf. GELIO, V 19, 5. Sobre la adoptio como sistema ideal para la sucesión imperial, cf. PLINIO, Panegírico de Trajano VII-VIII; K. BÜCHNER, «Tacitus und Plinius über Adoption des römischen Kaisers», Rh. Museum 98 (1955), 289-312; H. NESSELHAUF, «Die Adoption des römischen Kaiseres», Hermes 83 (1955), 477-495; SYME, Tacitus, págs. 1-12; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 75-76; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 127-8. 107 Galba pertenecía a la familia Sulpicia (de antepasados muy antiguos) y a la Lutacia (Quinto Lutacio Cátulo, político de finales de la República); cf. SUETONIO, Galba II-III; cf. BASSOLS, Historias I, págs. 146-147. 108 Marco Claudio Marcelo (42-23 a. C.) era hijo de Octavia la Menor, hermana de Augusto. Se casó en el año 25 con Julia la Mayor, hija de Octavio y Escribonia. Murió a los 20 años y fue llorado por Virgilio (Eneida, VI 860-886) y Propercio (III 18); cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 128-129.
publica, non quia propinquos aut socios belli non habeam, sed neque ipse imperium ambitione accepi, et iudicii mei documentum sit non meae tantum necessitudines, quas tibi postposui, sed et tuae. est tibi frater pari nobilitate, natu maior, dignus hac fortuna nisi tu potior esses. [3] ea aetas tua quae cupiditates adulescentiae iam effugerit, ea uita in qua nihil praeteritum excusandum habeas. fortunam adhuc tantum aduersam tulisti: secundae res acrioribus stimulis animos explorant, quia miseriae tolerantur, felicitate corrumpimur. [4] fidem, libertatem, amicitiam, praecipua humani animi bona, tu quidem eadem constantia retinebis, sed alii per obsequium imminuent: inrumpet adulatio, blanditiae {et} pessimum ueri adfectus uenenum, sua cuique utilitas. etiam {si} ego ac tu simplicissime inter nos hodie loquimur, ceteri libentius cum fortuna nostra quam nobiscum; nam suadere principi quod oporteat multi laboris, adsentatio erga quemcumque principem sine adfectu peragitur."
compañeros de armas. Yo no he aceptado tampoco el imperio por ambición, y la prueba de lo que digo es que he pospuesto no solo a mis parientes sino también a los tuyos. Tienes un hermano de igual nobleza 109, mayor que tú y digno de esta suerte si no fueras tú más valioso.
[1,16] "Si immensum imperii corpus stare ac librari sine rectore posset, dignus eram a quo res publica inciperet: nunc eo necessitatis iam pridem uentum est ut nec mea senectus conferre plus populo Romano possit quam bonum successorem, nec tua plus iuuenta quam bonum principem. sub Tiberio et Gaio et Claudio unius familiae quasi hereditas fuimus: loco libertatis erit quod eligi coepimus; et finita Iuliorum Claudiorumque domo optimum quemque adoptio inueniet. [2] nam generari et nasci a principibus fortuitum,
16. »Si el inmenso cuerpo del imperio 110 se pudiera sostener y mantener en equilibrio sin un gobernante, yo sería la persona adecuada para dar comienzo a una república. Sin embargo hace tiempo que se ha llegado a tal punto de necesidad que ni mi ancianidad puede ofrecer mejor regalo al pueblo romano que un buen sucesor ni tu juventud mayor regalo que un buen emperador. Bajo Tiberio, Gayo y Claudio fuimos como la herencia de una sola familia, de manera que el que se pueda elegir a un sucesor significará libertad. Con el fin de la dinastía de los Julios y Claudios encontraremos a los mejores con el sistema de la adopción. [2] Y, en efecto, el ser engendrados y nacer príncipes es una cuestión de suerte y no se valora más allá de eso, pero la adopción
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[3] Tienes la edad adecuada, pues ya has dejado atrás las pasiones de la juventud y no hay nada en ese pasado de lo que tengas que arrepentirte. Hasta ahora solo has sufrido adversidades. El éxito prueba el carácter de los hombres con aguijones más afilados, porque las desgracias se soportan, pero la prosperidad nos corrompe. [4] La lealtad, la libertad y la amistad, principales bienes del alma humana, sin duda tú las mantendrás con la misma firmeza de siempre, pero otros las harán menguar con su servilismo. Irrumpirá la adulación, los halagos y el interés personal, el peor veneno del afecto sincero. Y es cierto que tú y yo hablamos ya hoy entre nosotros con la mayor franqueza, pero los demás preferirán hacerlo más con nuestro cargo que con nosotros, pues convencer a un príncipe de lo que conviene hacer supone una difícil tarea, pero la adulación hacia el príncipe que sea se hace sin molestia alguna.
Craso Escriboniano; cf. PIR2 L 191; DAMON, Histories I, pág. 138. Sobre la analogía del Estado y el cuerpo humano (corpus imperii), léase a LIVIO, II 32, 8-12 con el comentario de OGILVIE (R. M. OGILVIE, A commentary on Livy books 1-5, Oxford, 1965, págs. 312-313); cf. CICERÓN, Los deberes III 22; Esopo, 197; Evang., I Cor. XII 12-27; CORIPO, Panegírico de Justino II II 186-204; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 130. 110
nec ultra aestimatur: adoptandi iudicium integrum et, si uelis eligere, consensu monstratur. sit ante oculos Nero quem longa Caesarum serie tumentem non Vindex cum inermi prouincia aut ego cum una legione, sed sua immanitas, sua luxuria ceruicibus publicis depulerunt; neque erat adhuc damnati principis exemplum. [3] nos bello et ab aestimantibus adsciti cum inuidia quamuis egregii erimus. ne tamen territus fueris si duae legiones in hoc concussi orbis motu nondum quiescunt: ne ipse quidem ad securas res accessi, et audita adoptione desinam uideri senex, quod nunc mihi unum obicitur. Nero a pessimo quoque semper desiderabitur: mihi ac tibi prouidendum est ne etiam a bonis desideretur. monere diutius neque temporis huius, et impletum est omne consilium si te bene elegi. [4] utilissimus idem ac breuissimus bonarum malarumque rerum dilectus est, cogitare quid aut uolueris sub alio principe aut nolueris; neque enim hic, ut gentibus quae regnantur, certa dominorum domus et ceteri serui, sed imperaturus es hominibus qui, nec totam seruitutem pati possunt nec totam libertatem." et Galba quidem haec ac talia, tamquam principem faceret, ceteri tamquam cum facto loquebantur.
requiere un juicio sin condiciones y, si se quiere elegir, el consenso muestra el camino. Pon ante tus ojos a Nerón, al que, ensoberbecido por la larga serie de Césares, apearon de los hombros de Roma, no Víndice con una provincia indefensa o yo con una sola legión 111, sino su propia crueldad y depravación. Y todavía no existía el precedente de la condena de un emperador 112.
[1,17] Pisonem ferunt statim intuentibus et mox coniectis in eum omnium oculis nullum turbati aut exultantis animi motum prodidisse. sermo erga patrem imperatoremque reuerens, de se moderatus; nihil in uultu habituque mutatum, quasi imperare posset magis
17. Cuentan que Pisón no había mostrado señal alguna de turbación o euforia ni ante los que lo contemplaban en ese momento ni después cuando todas las miradas estaban fijas en él. Se dirigía con respeto a su padre y al emperador y se refirió a él mismo con modestia. No cambió para nada su expresión y compostura, como si pareciera que tenía más la posibilidad que el deseo de ser
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[3] Nosotros, que hemos sido promocionados por la guerra y por las personas juiciosas, seremos el objeto de envidia aunque seamos intachables. Sin embargo, no vayas a asustarte si dos legiones 113 todavía no se mantienen en calma después de la convulsión que ha sufrido el mundo. Ni siquiera mi ascensión al poder se produjo en paz. Y, una vez que se enteren de tu adopción dejarán de verme como un viejo, que es lo único que se me reprocha ahora. La gente peor siempre echará de menos a Nerón, pero mi tarea y la tuya consistirá en que tampoco lo eche de menos la gente honrada. No es este el momento de darte más consejos, pues todo mi proyecto se ha cumplido si he realizado una buena elección contigo. [4] El criterio más útil y también el más rápido para distinguir el bien del mal es pensar lo que aprobarías o desaprobarías si otro fuera el emperador. Y desde luego aquí no vas a gobernar como se gobierna a pueblos con un sistema monárquico compuesto de una corte fija de señores y el resto de esclavos, sino a hombres que no pueden tolerar ni una total esclavitud ni una total libertad». Galba sin duda decía esto y otras cosas parecidas como si estuviera en el proceso de nombrar a un emperador, pero los demás hablaban con Pisón como si ya se hubiera hecho el nombramiento.
La legión VI Victrix; cf. HEUBNER, Historien I, pág. 53. Nerón fue declarado enemigo (hostis) por el Senado el 8 de junio del 68; cf. SUETONIO, Nerón XLIX 2. 113 Las legiones IV Macedonica y XXII Primigenia de la Germania Superior; cf.I 12, 1 y 18, 1. 112
quam uellet. [2] consultatum inde, pro rostris an in senatu an in castris adoptio nuncuparetur. iri in castra placuit: honorificum id militibus fore, quorum fauorem ut largitione et ambitu male adquiri, ita per bonas artis haud spernendum. circumsteterat interim Palatium publica expectatio, magni secreti impatiens; et male coercitam famam supprimentes augebant.
emperador. 2] A continuación se debatió si la proclamación oficial de la adopción tendría lugar en los Rostros114 o en el Senado o en los cuarteles pretorianos. Se decidió que se procediera en los cuarteles pretorianos, pues este gesto sería un honor para los militares, cuya adhesión, aunque se lograba de mala manera con dádivas y sobornos, no por eso había que despreciarla si se lograba con buenas artes. Mientras tanto, se había congregado alrededor del Palacio 115 un público expectante, impaciente por conocer tan gran secreto. Y quienes intentaban suprimir los rumores que se habían filtrado solo conseguían aumentarlos.
[1,18] Quartum idus Ianuarias, foedum imbribus diem, tonitrua et fulgura et caelestes minae ultra solitum turbauerunt. obseruatum id antiquitus comitiis dirimendis non terruit Galbam quo minus in castra pergeret, contemptorem talium ut fortuitorum; seu quae fato manent, quamuis significata, non uitantur. [2] apud frequentem militum contionem imperatoria breuitate adoptari a se Pisonem exemplo diui Augusti et more militari, quo uir uirum legeret, pronuntiat. ac ne dissimulata seditio in maius crederetur, ultro adseuerat quartam et duoetuicensimam legiones, paucis seditionis auctoribus, non ultra uerba ac uoces errasse et breui in officio fore. nec ullum orationi aut lenocinium addit aut pretium. [3] tribuni tamen centurionesque et proximi militum grata auditu respondent: per ceteros maestitia ac silentium, tamquam
18. El 10 de enero amaneció un día desapacible por la lluvia, con perturbaciones de truenos, relámpagos y amenazas del cielo fuera de lo normal116. Desde tiempos inmemoriales esto se había interpretado como señales para cancelar las asambleas políticas, pero no disuadieron a Galba de acudir a los cuarteles pretorianos, pues despreciaba tales sucesos como casuales, o tal vez sucedía que lo que el destino nos depara, aunque se anuncie con señales, no se puede evitar. [2] Ante una nutrida formación de soldados proclamó, con la brevedad propia de un general, que adoptaba a Pisón siguiendo el precedente del divino Augusto y de acuerdo con la práctica militar por la que un hombre elige a otro hombre 117. Y con el fin de que no aumentaran los bulos si no aludía a la revuelta, se adelantó afirmando que las legiones IV y XXII 118, con pocos partidarios de la revuelta, no habían ido más allá de palabras y consignas en alta voz, pero que en breve volverían a la disciplina. A su discurso no añadió ningún halago o soborno alguno. Con todo, los tribunos, centuriones y los soldados de las primeras filas respondieron con palabras gratas al oído, pero entre los demás reinó la tristeza y el silencio, pues
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Los Rostra o Columnas Rostrales (nombre tomado de los espolones arrancados a las naves cartaginesas en la Primera Guerra Púnica) servían de tribuna pública en el Foro. Se alude así a la sede del poder civil de los comicios para diferenciarlo del Senado, lugar de la nobleza, y del ejército. Cf. E. NASH, Pictorial Dictionary of Ancient Rome, Nueva York, 1981, II, pág. 272. 115 Se trata del palacio imperial construido en la colina del Palatino (mons Palatinus); cf. NASH, Pictorial Dictionary..., II, pág. 163. 116 Cf. PLUTARCO, Galba XXIII 3. 117 Alusión a la lex sacrata de reclutamiento en el ejército por cooptación, pues nadie podía rehusar el servicio militar, al ser un deber religioso; cf. cf. HEUBNER, Historien I, pág. 56; OGILVIE, A commentary on Livy books 1-5, pág. 575; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 133-134. 118 Las legiones IV Macedonica y XXII Primigenia, citadas más arriba.
usurpatam etiam in pace donatiui necessitatem bello perdidissent. constat potuisse conciliari animos quantulacumque parci senis liberalitate: nocuit antiquus rigor et nimia seueritas, cui iam pares non sumus.
creían que habían perdido en la guerra la tradicional obligación de conceder un donativo 119 incluso en tiempos de paz. Estaba claro que pudo habérselos ganado con un pequeño gesto de generosidad aquel austero anciano, pero le perjudicó su rigor a la antigua y su excesiva severidad 120, a cuya altura ya no llegamos nosotros.
[1,19] Inde apud senatum non comptior Galbae, non longior quam apud militem sermo: Pisonis comis oratio. et patrum fauor aderat: multi uoluntate, effusius qui noluerant, medii ac plurimi obuio obsequio, priuatas spes agitantes sine publica cura. nec aliud sequenti quadriduo, quod medium inter adoptionem et caedem fuit, dictum a Pisone in publico factumue. [2] crebrioribus in dies Germanicae defectionis nuntiis et facili ciuitate ad accipienda credendaque omnia noua cum tristia sunt, censuerant patres mittendos ad Germanicum exercitum legatos. agitatum secreto num et Piso proficisceretur, maiore praetextu, illi auctoritatem senatus, hic dignationem Caesaris laturus. placebat et Laconem praetorii praefectum simul mitti: is consilio intercessit. legati quoque (nam senatus electionem Galbae permiserat) foeda inconstantia nominati, excusati, substituti, ambitu remanendi aut eundi, ut quemque metus uel spes impulerat.
19. Más tarde, ante el Senado, las palabras de Galba fueron tan sencillas y breves como las pronunciadas ante los soldados. Pisón pronunció un discurso comedido y se ganó el apoyo de los senadores. Muchos lo hicieron con buena voluntad, con más efusión quienes se le habían opuesto y los neutrales, los más, se lanzaron a la adulación, haciendo cábalas sobre sus asuntos privados sin preocuparse del interés público. En los cuatro días siguientes 121, los que mediaron entre su adopción y asesinato, Pisón no dijo ni hizo nada más en público. [2] Como las noticias de la revuelta de Germania aumentaban día a día en una ciudad dispuesta a oír y creer todas las novedades si son malas, el Senado acordó que se enviara una embajada al ejército de Germania. Se trató en secreto si también debía marchar Pisón. El efecto sería mayor, pues los delegados representarían la autoridad del Senado y Pisón el prestigio de un César 122. También se estaba de acuerdo en que se enviara con ellos a Lacón, prefecto del pretorio, pero él vetó la iniciativa. Asimismo se nombraron, se relevaron y se sustituyeron los delegados (pues el Senado había dejado a Galba la elección) en medio de una escandalosa indecisión a causa de las intrigas para quedarse o para ir, según impulsara a cada cual el miedo o la ambición.
[1,20] Proxima pecuniae cura; et cuncta scrutantibus iustissimum uisum est inde repeti ubi inopiae causa erat. bis et
20. La siguiente preocupación fue la de las finanzas 123. Tras sopesar todas las circunstancias pareció que lo más justo sería buscar dinero en el sitio donde se había
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Cf. I 5, 1; F. Millar, The emperor in the Roman world (31 BC-AD 337), Londres, 1977, págs. 195-196. Cf. PLUTARCO, Galba XXIX 4-5. 121 Entre el 10 y el 15 de enero; cf. I 48, 1; PLUTARCO, Galba XXIV 3. 122 Cf. PLUTARCO, Galba XXIII 2; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 135; K. WILLIAMS, «Tacitus’ Senatorial Embassies of 69 CE», en V. E. PAGÁN, ed., A Companion to Tacitus, Wiley-Blackw ell, 2012, págs. 214-218. 123 Cf. PLUTARCO, Galba XVI 3; SUETONIO, Galba XV 1. 120
uiciens miliens sesteritum donationibus Nero effuderat: appellari singulos iussit, decima parte liberalitatis apud quemque eorum relicta. at illis uix decimae super portiones erant, isdem erga aliena sumptibus quibus sua prodegerant, cum rapacissimo cuique ac perditissimo non agri aut faenus sed sola instrumenta uitiorum manerent. [2] exactioni triginta equites Romani praepositi, nouum officii genus et ambitu ac numero onerosum: ubique hasta et sector, et inquieta urbs actionibus. ac tamen grande gaudium quod tam pauperes forent quibus donasset Nero quam quibus abstulisset.
[3] exauctorati per eos dies tribuni, e praetorio Antonius Taurus et Antonius Naso, ex urbanis cohortibus Aemilius Pacensis, e uigilibus Iulius Fronto. nec remedium in ceteros fuit, sed metus initium, tamquam per artem et formidine singuli pellerentur, omnibus suspectis.
causado la pobreza. Nerón había despilfarrado 2.200 millones de sestercios 124 en donaciones. Galba ordenó que se las reclamara individualmente a los beneficiarios dejando a cada cual la décima parte de aquella generosa suma. Pero estos apenas conservaban la décima parte de esa cantidad, pues habían gastado el dinero ajeno con la misma prodigalidad que lo habían hecho con el suyo propio. Y los beneficiarios más despilfarradores y más sin escrúpulos ya no disponían de propiedades o capitales, sino únicamente de medios para mantener sus vicios 125. [2] La recaudación de dinero estuvo a cargo de treinta caballeros romanos. Sus funciones no tenían precedentes, resultando una misión enojosa por las intrigas y el número de implicados. Había por todas partes subastadores y licitadores de las propiedades confiscadas y Roma estuvo agitada a causa de los procesos. Y sin embargo se produjo una gran alegría porque tan pobres quedaban aquellos a quienes Nerón había hecho donaciones como aquellos a los que había robado. [3] Durante aquellos días fueron destituidos algunos tribunos 126: Antonio Tauro y Antonio Nasón de la guardia pretoriana, Emilio Pacense de las cohortes urbanas y Julio Frontón 127 del cuerpo de vigilancia de la ciudad. No se tomaron medidas contra los demás, pero aquello supuso el comienzo del miedo, porque entendían que, si se destituía a unos pocos con artimañas y amedrentamiento, todos se sentirían sospechosos.
Conspiración de Otón 128 [1,21] Interea Othonem, cui compositis rebus nulla spes, omne in turbido consilium, multa simul extimulabant, luxuria etiam principi onerosa, inopia uix priuato toleranda, in Galbam ira, in Pisonem inuidia; fingebat et metum quo magis concupisceret: praegrauem se 124
21. Entretanto a Otón, que no tenía esperanza alguna en una situación de normalidad política y todos sus planes pasaban por aprovecharse de la confusión, lo incitaban muchas circunstancias a un tiempo: su tren de vida, gravoso incluso para un emperador, su pobreza, apenas tolerable para un ciudadano particular 129, su resentimiento con Galba y su inquina hacia Pisón.
El sestercio era de plata y llevaba en el anverso la cabeza de Minerva y en el reverso la efigie del emperador; cf. BASSOLS, Historias I, pág. 154. 125 Como mobiliario lujoso, esclavos, joyas, vestidos suntuosos; cf. PLUTARCO, Galba XVI 3; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 83. 126 Los primeros días del año 69; cf. PLUTARCO, Galba XXIII 4; SUETONIO, Galba XVI 1. 127 Antonio Nasón, nombrado solo aquí, fue tribuno del pretorio después de servir durante largo tiempo en el ejército; cf. PIR2 A 854. Emilio Pacense fue uno de los comandantes de Otón (I 87, 2; II 12, 1); murió defendiendo el Capitolio en el mes de diciembre del 69 (III 73, 2). Julio Frontón era tribuno en el ejército de Otón y hermano de Julio Grato, comandante del campamento de Cécina (II 26, 1); cf. CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 83-84; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 138-9. 128 Cf. PLUTARCO, Galba XXIV 5-XXVIII 4; SUETONIO, Otón V-VI. 129 Otón estaba cargado de deudas; cf. PLUTARCO, Galba 21, 3; SUETONIO, Otón V 1-2.
Neroni fuisse, nec Lusitaniam rursus et alterius exilii honorem expectandum. suspectum semper inuisumque dominanus qui proximus destinaretur. nocuisse id sibi apud senem principem, magis nociturum apud iuuenem ingenio trucem et longo exilio efferatum: occidi Othonem posse. [2] proinde agendum audendumque, dum Galbae auctoritas fluxa, Pisonis nondum coaluisset. opportunos magnis conatibus transitus rerum, nec cunctatione opus, ubi perniciosior sit quies quam temeritas. mortem omnibus ex natura aequalem obliuione apud posteros uel gloria distingui; ac si nocentem innocentemque idem exitus maneat, acrioris uiri esse merito perire.
También se inventaba peligros para estimular sus ambiciones, como que había resultado duro con Nerón y no cabía esperar una segunda Lusitania y el honor de un segundo exilio 130. Los gobernantes siempre odian y sospechan del que es señalado como su sucesor. Eso le había perjudicado tratándose de un emperador anciano y le perjudicaría todavía más ante un joven de un natural cruel y convertido en una fiera durante su largo destierro. Cabía la posibilidad de asesinar a Otón. [2] En consecuencia, había que actuar con osadía mientras declinaba la autoridad de Galba y todavía no había cuajado la de Pisón. En los cambios de gobierno se ofrecían grandes oportunidades para proyectos de envergadura y no hay que vacilar cuando la inacción es más peligrosa que la temeridad. La muerte es igual por ley natural para todos, pero la posteridad establece diferencias con el olvido o con la fama. Y, si el mismo final aguarda al culpable y al inocente, es propio de un hombre valiente morir por un ideal.
[1,22] Non erat Othonis mollis et corpori similis animus. et intimi libertorum seruorumque, corruptius quam in priuata domo habiti, aulam Neronis et luxus, adulteria, matrimonia ceterasque regnorum libidines auido talium, si auderet, ut sua ostentantes, quiescenti ut aliena exprobrabant, urgentibus etiam mathematicis, dum nouos motus et clarum Othoni annum obseruatione siderum adfirmant, genus hominum potentibus infidum, sperantibus fallax, quod in ciuitate nostra et uetabitur semper et retinebitur. [2] multos secreta Poppaeae mathematicos pessimum principalis matrimonii instrumentum,
22. El carácter de Otón no era tan blando como su cuerpo 131. Los libertos y esclavos de su confianza, quienes se comportaban con más libertad de lo esperado en una casa particular, le ponían ante sus ojos, ávidos de tales cosas, la corte de Nerón, su vida lujosa, sus adulterios, matrimonios y demás placeres de reyes. Le hacían ver que esto podría ser suyo si mostraba osadía, pero caerían en las manos de otros si no actuaba. También le acuciaban los astrólogos 132, quienes por la observación de las estrellas anunciaban cambios de gobierno y un año de gloria para Otón. Esa casta de gente, desleal con los poderosos y engañosa con los ambiciosos, siempre estará prohibida y siempre estará presente en nuestra ciudad 133. [2] La alcoba de Popea había acogido a muchos astrólogos que se erigieron en los peores valedores de su matrimonio con el emperador. Uno de estos, Ptolomeo 134,
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Nótese la antítesis en forma de oxímoron en «el honor del destierro»; cf. H. LAUSBERG, Elementos de retórica literaria, Madrid, 1975, págs. 192-193. 131 Sobre su afeminamiento, cf. PLUTARCO, Galba XXV 2; SUETONIO, Otón II 2, XII 1; MARCIAL, VI 32, 2; JUVENAL, II 99. 132 Sobre los astrólogos y su participación en política, cf. Anales II 27, 2; III 22, 1; XII 52, 1; XVI 14; D. S. POTTER, Prophets and emperors: human and divine authority f rom Augustus to Theodosius, Cambridge, Massachusetts, 1994, págs. 171-182; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 84; DAMON, Histories I, págs. 149-150. 133 Los astrólogos fueron expulsados en numerosas ocasiones de Roma (por ejemplo, en los años 16 y 52), pero su práctica no se convirtió en ilegal; cf. Anales II 32, 3; DAMON, Histories I, pág. 150; F. H. CRAMER, Astrology in Roman law and politics, Filadelfia, 1964, págs. 241-246. 134 SUETONIO (Otón IV 1) lo llama Seleuco, como el astrólogo de Vespasiano del mismo nombre (II 78, 1).
habuerant: e quibus Ptolemaeus Othoni in Hispania comes, cum superfuturum eum Neroni promisisset, postquam ex euentu fides, coniectura iam et rumore senium Galbae et iuuentam Othonis computantium persuaserat fore ut in imperium adscisceretur. [3] sed Otho tamquam peritia et monitu fatorum praedicta accipiebat, cupidine ingenii humani libentius obscura credendi. nec deerat Ptolemaeus, iam et sceleris instinctor, ad quod facillime ab eius modi uoto transitur.
había acompañado a Otón a Hispania. Al haberle vaticinado que sobreviviría a Nerón y tras ganar crédito por el cumplimiento de su profecía, ya le había convencido de que estaba llamado a ser el emperador a partir de los cálculos y habladurías de quienes comparaban la vejez de Galba con la juventud de Otón. [3] Pero Otón tomaba estas predicciones como fruto del conocimiento y de la voz del destino, pues la naturaleza humana es más proclive a creer en lo misterioso. Y no le faltaba el apoyo de Ptolomeo, ya instigador del crimen, al que se llega muy fácilmente a partir de tales aspiraciones.
[1,23] Sed sceleris cogitatio incertum an repens: studia militum iam pridem spe successionis aut paratu facinoris adfectauerat, in itinere, in agmine, in stationibus uetustissimum quemque militum nomine uocans ac memoria Neroniani comitatus contubernalis appellando; alios agnoscere, quosdam requirere et pecunia aut gratia iuuare, inserendo saepius querelas et ambiguos de Galba sermones quaeque alia turbamenta uulgi. [2] labores itinerum, inopia commeatuum, duritia imperii atrocius accipiebantur, cum Campaniae lacus et Achaiae urbes classibus adire soliti Pyrenaeum et Alpes et immensa uiarum spatia aegre sub armis eniterentur.
23. Pero no se sabe a ciencia cierta si la idea del crimen le llegó repentinamente a Otón. Ya hacía tiempo que se había ganado el favor de los soldados por la esperanza de la sucesión o porque preparaba un golpe criminal. Durante el viaje, en las formaciones en marcha o en las acampadas, llamaba por su nombre a los soldados más veteranos y les trataba como «compañeros de fatiga» en recuerdo de cuando escoltaban a Nerón 135. Reconocía a algunos, preguntaba por otros y les ayudaba con dinero o favores, dejando caer con bastante frecuencia quejas y observaciones ambiguas sobre Galba y todo cuanto podía soliviantar a la soldadesca. [2] El cansancio de las marchas, la escasez de las provisiones y la dureza del mando se soportaban peor, dado que, acostumbrados a ir embarcados a los lagos de Campania y a las ciudades de Grecia 136, debido al peso de las armas soportaban mal la travesía de los Pirineos, los Alpes y las rutas interminables.
[1,24] Flagrantibus iam militum animis uelut faces addiderat Maeuius Pudens, e proximis Tigellini. is mobilissimum quemque ingenio aut pecuniae indigum
24. Mevio Pudente, uno de los amigos de Tigelino 137, había arrimado por así decirlo la tea a la moral de los soldados ya de por sí caldeada. Este se había atraído a los más volubles de carácter o más necesitados de dinero y a
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No se sabe a ciencia cierta si esta escolta estaba compuesta de preterianos enviados desde Roma o por soldados de Galba en Hispania; cf. PLUTARCO, Galba XI 2; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 142-143. 136 Son el lago de Bayas y el Averno. Nerón estuvo en Grecia en el año 66 desde agosto hasta noviembre; cf. DAMON, Histories I, pág. 153; K. R. Bradley, «The chronology of Nero’s visit to Greece», Latomus 37 (1978), 61-72. 137 Ofonio Tigelino, liberto, era comandante de la guardia pretoriana (praef ectus praetorii) bajo Nerón durante los años 6268 d. C. Cf. I 72, 1; Anales XIV 48, 1; 51, 2, 3; XIV 57, 1; 60, 3; XV 37, 1; 50, 3; 72, 1; XVI 17, 5; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 143.
et in nouas cupiditates praecipitem adliciendo eo paulatim progressus est ut per speciem conuiuii, quotiens Galba apud Othonem epularetur, cohorti excubias agenti uiritim centenos nummos diuideret; [2] quam uelut publicam largitionem Otho secretioribus apud singulos praemiis intendebat, adeo animosus corruptor ut Cocceio Proculo speculatori, de parte finium cum uicino ambigenti, uniuersum uicini agrum sua pecunia emptum dono dederit, per socordiam praefecti, quem nota pariter et occulta fallebant.
los más predispuestos a una revolución. Poco a poco llegó al punto de repartir una propina de cien sestercios 138 por persona de la cohorte que estuviera de guardia, con el pretexto de darles de comer, cada vez que Galba cenaba en casa de Otón. [2] Esta especie de largueza pública Otón la aumentaba con recompensas más reservadas a particulares. Era un corruptor tan aplicado que a Coceyo Próculo, guardaespaldas del emperador 139, que pleiteaba con su vecino por una cuestión de lindes, le regaló todo el campo de su vecino comprado de su propio bolsillo, y ello ante la incompetencia del prefecto del pretorio 140, a quien se le escapaban tanto las cuestiones de conocimiento general como las secretas.
[1,25] Sed tum e libertis Onomastum futuro sceleri praefecit, a quo Barbium Proculum tesserarium speculatorum et Veturium optionem eorundem perductos, postquam uario sermone callidos audacisque cognouit, pretio et promissis onerat, data pecunia ad pertemptandos plurium animos. suscepere duo manipulares imperium populi Romani transferendum et transtulerunt. [2] in conscientiam facinoris pauci adsciti: suspensos ceterorum animos diuersis artibus stimulant, primores militum per beneficia Nymphidii ut suspectos, uulgus et ceteros ira et desperatione dilati totiens donatiui. erant quos memoria Neronis ac desiderium prioris licentiae accenderet: in commune omnes metu mutandae militiae terrebantur.
25. Pero entonces encargó a Onomasto, uno de sus libertos, el complot del crimen. Este reclutó a Barbio Próculo, oficial encargado del santo y seña de las guardias, y a Veturio, suboficial del mismo cuerpo 141. Cuando comprobó a través de diferentes entrevistas que eran astutos y sin escrúpulos, los colmó de sobornos y promesas y les dio dinero para tantear el apoyo de otros muchos. Dos suboficiales se encargaron de que cambiara de manos el imperio del pueblo romano y lo hicieron cambiar. [2] Solo a unos pocos se les permitió compartir el secreto del crimen. Provocaron el ánimo indeciso de los demás con diversas artimañas. Trataron a los soldados veteranos como sospechosos por haber recibido favores de Ninfidio, mientras que al resto y a la soldadesca 142 los provocaron con la irritación y la desesperación que producía el aplazamiento reiterado de los donativos. Había a quienes enardecía el recuerdo de Nerón y la nostalgia de la falta de disciplina del pasado. A todos sin excepción asustaba el miedo a un cambio en las condiciones de su destino militar 143.
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Esta suma representaba el tres por ciento del salario anual de un pretoriano que ascendía a 750 denarios. Cf. I 25, 1; 27, 2; 31, 1; 35, 2; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 86-87; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 144; DAMON, Histories I, pág. 153. 140 Cornelio Lacón; cf. 6, 1; SHOTTER, The Lives of Galba, Otho, Vitellius..., pág. 124. 141 El tesserarius era el encargado de dar establecer y distribuir el santo y seña (cf. VEGECIO, II 7) y el optio era una especie de suboficial administrativo al servicio del centurión (cf. FESTO, 184 M). 142 El término vulgus se aplica con frecuencia como insulto a los soldados; cf. I 23, 1; 46, 4; 69, 80; 83, 1; DAMON, Histories I, pág. 154; R. F. NEWBOLD, «The vulgus in Tacitus», Rhein. Museum 119 (1976), 85-92. 143 Los pretorianos gozaban de una posición mejor que los legionarios, pues ganaban más (750 denarios anuales frente a 375), servían menos tiempo (16 años frente a 20) y gozaban de mayor prestigio; DAMON, Histories I, pág. 154. 139
[1,26] Infecit ea tabes legionum quoque et auxiliorum motas iam mentis, postquam uulgatum erat labare Germanici exercitus fidem. adeoque parata apud malos seditio, etiam apud integros dissimulatio fuit, ut postero iduum die redeuntem a cena Othonem rapturi fuerint, ni incerta noctis et tota urbe sparsa militum castra nec facilem inter temulentos consensum timuissent, non rei publicae cura, quam foedare principis sui sanguine sobrii parabant, sed ne per tenebras, ut quisque Pannonici uel Germanici exercitus militibus oblatus esset, ignorantibus plerisque, pro Othone destinaretur. [2] multa erumpentis seditionis indicia per conscios oppressa: quaedam apud Galbae auris praefectus Laco elusit, ignarus militarium animorum consiliique quamuis egregii, quod non ipse adferret, inimicus et aduersus peritos peruicax.
26. Tal corrupción contagió también los ánimos ya perturbados de las legiones y tropas auxiliares 144, cuando se divulgó que se desmoronaba la lealtad del ejército de Germania. Y hasta tal punto los malvados estaban preparados para la sedición, e incluso los honrados para pasar todo por alto, que el día 14 de enero estuvieron a punto de raptar a Otón cuando regresaba de una cena, pero sintieron miedo por la incertidumbre de la noche, por los controles de soldados distribuidos por toda Roma y porque entre borrachos no es fácil llegar a un consenso. No sentían preocupación por el Estado, al que, sobrios, se disponían a mancillar con la sangre de su emperador, sino que sentían miedo de que en la oscuridad cualquiera que se ofreciera a los soldados del ejército de Panonia o de Germania pudiera pasar por Otón, puesto que la mayoría de la gente no lo conocía. [2] Muchos indicios de la incipiente sedición fueron acallados por los cómplices. Unos pocos que llegaron a los oídos de Galba los acalló el prefecto Lacón, quien no estaba al tanto del estado de ánimo de los soldados, se oponía a cualquier plan, por excelente que fuera, que no procediera de él mismo, y mostraba indiferencia tozuda ante la opinión de los expertos.
El comienzo del fin de Galba [1,27] Octauo decimo kalendas Februarias sacrificanti pro aede Apollinis Galbae haruspex Vmbricius tristia exta et instantis insidias ac domesticum hostem praedicit, audiente Othone (nam proximus adstiterat) idque ut laetum e contrario et suis cogitationibus prosperum interpretante. nec multo post libertus Onomastus nuntiat expectari eum ab architecto et redemptoribus, quae significatio coeuntium iam militum et paratae coniurationis conuenerat. [2] Otho, causam digressus requirentibus, cum emi sibi praedia 144
27. El 15 de enero 145, cuando Galba ofrecía un sacrificio ante el templo de Apolo 146, el arúspice Umbricio declaró que las entrañas de la víctima eran de mal agüero, que era inminente un complot y que había un enemigo en palacio. Otón, que se encontraba a su lado, lo escuchó y lo interpretó en sentido contrario como favorable y feliz para sus propósitos. Y no mucho después el liberto Onomasto le avisó de que le esperaban el arquitecto y los constructores, que era la contraseña convenida para avisarle de que los soldados ya estaban reunidos y la conjura estaba a punto. [2] Otón, ante las preguntas por la razón de su partida, puso como excusa que iba a comprar una finca de valor
Cf. I 6, 2; cf. HEUBNER, Historien I, pág. 66; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 145. Cf. P. FABIA, «La journée du 15 janvier 69 à Rome: confrontation des témoignages de Tacite, Plutarque, Suétone et Dion Cassius», Rev. Philol. 36 (1928), 78-129. Los testimonios son: I 27-49; PLUTARCO, Galba XXIV-XXVIII; Otón, I; SUETONIO, Galba XIX-XX; Otón VI-7; Vitelio X; DIÓN CASIO, LXIV 5-6 y 8. 146 El templo de Apolo fue inaugurado por Augusto el 9 de octubre del 28 a. C. cerca del Palatino; cf. J. H. BISHOP, «Palatine Apollo», Class. Quarterly 6 (1956), 187-192; NASH, Pictorial Dictionary..., I, págs. 31-32; HEUBNER, Historien, pág. 67. Umbricio Melior, como arúspice, se dedicaba a predecir el futuro por la observación de los animales sacrificados; cf. PLINIO, Historia natural X 19. 145
uetustate suspecta eoque prius exploranda finxisset, innixus liberto per Tiberianam domum in Velabrum, inde ad miliarium aureum sub aedem Saturni pergit. ibi tres et uiginti speculatores consalutatum imperatorem ac paucitate salutantium trepidum et sellae festinanter impositum strictis mucronibus rapiunt; totidem ferme milites in itinere adgregantur, alii conscientia, plerique miraculo, pars clamore et gladiis, pars silentio, animum ex euentu sumpturi.
dudoso por su antigüedad y que por eso había que verla con más detención. Del brazo de su liberto se encaminó por el palacio de Tiberio en dirección al Velabro y desde allí al Miliario Áureo cerca del templo de Saturno 147. Entonces veintitrés miembros de la guardia personal se lanzaron a saludarle como emperador y a sentarle a toda prisa, asustado como estaba por el escaso número de los que lo aclamaban, en una litera con las espadas desenvainadas. En el camino se le sumaron casi un número igual de soldados, unos por ser cómplices y la mayoría por el espectáculo; algunos entre el clamor de las espadas y otros en silencio iban a acomodar su reacción al curso de los acontecimientos.
[1,28] Stationem in castris agebat Iulius Martialis tribunus. is magnitudine subiti sceleris, an corrupta latius castra et, si contra tenderet, exitium metuens, praebuit plerisque suspicionem conscientiae; anteposuere ceteri quoque tribuni centurionesque praesentia dubiis et honestis, isque habitus animorum fuit ut pessimum facinus auderent pauci, plures uellent, omnes paterentur.
28. Al mando de la guardia del cuartel se encontraba el tribuno Julio Marcial 148. Este ante las proporciones de la repentina insurrección criminal o porque acaso temiera que la corrupción fuera más profunda en el campamento y, si se oponía, significaría la muerte, dio la impresión a mucha gente de que era cómplice del golpe. También los demás tribunos y centuriones antepusieron las ventajas del momento a un dudoso heroísmo. Y el estado de ánimo fue como sigue: unos pocos se atrevieron a las peores fechorías, los más lo deseaban y todos lo permitieron pasivamente.
[1,29] Ignarus interim Galba et sacris intentus fatigabat alieni iam imperii deos, cum adfertur rumor rapi in castra incertum quem senatorem, mox Othonem esse qui raperetur, simul ex tota urbe, ut quisque obuius fuerat, alii formidine augentes, quidam minora uero, ne tum quidem obliti adulationis. igitur consultantibus placuit pertemptari animum cohortis, quae in Palatio stationem agebat, nec per ipsum Galbam,
29. Entretanto Galba, sin saber lo que ocurría y preocupado con los sacrificios, importunaba a los dioses de un imperio que ya era de otro, cuando le llegan los rumores de que llevaban a toda prisa al campamento a un senador sin identificación, pero luego se supo que era Otón al que llevaban. Y le llegaban los rumores al mismo tiempo de todos los sitios de Roma, según se iba topando la gente con él. Unos los exageraban por miedo y algunos contaban hechos de menor importancia de lo realmente ocurrido, pero sin olvidarse ni siquiera en esos momentos de la adulación. Así que, tras una consulta, decidió
147
Era una residencia imperial iniciada por Tiberio en la falda norte del Palatino y mirando al Foro; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 88-89; L. RICHARDSON, A new topographical dictionary of ancient Rome, Baltimore, 1992, págs. 406-407. El Velabro era el distrito de Roma situado al pie del Palatino, un área comercial (cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 238). El Miliario Áureo se encontraba en el centro del Foro de Roma; cf. PLINIO, Historia natural III 66-67; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 148. Léase a NASH, Pictorial Dictionary..., I, pág. 257 (Velabrum), II, págs. 64-65 (Miliarium Aureum); M. G. MORGAN, «The long w ay round: Histories I 27», Eranos 92 (1994), 93-101; DAMON, Histories I, págs. 157-158. 148 Solo aparece aquí y en I 82, 1; cf. PLUTARCO, Galba XXV 5.
cuius integra auctoritas remediis seruabatur.
maioribus
[2] Piso pro gradibus domus uocatos in hunc modum adlocutus est: "sextus dies agitur, commilitones, ex quo ignarus futuri, et siue optandum hoc nomen siue timendum erat, Caesar adscitus sum. quo domus nostrae aut rei publicae fato in uestra manu positum est, non quia meo nomine tristiorem casum paueam, ut qui aduersas res expertus cum maxime discam ne secundas quidem minus discriminis habere: patris et senatus et ipsius imperii uicem doleo, si nobis aut perire hodie necesse est aut, quod aeque apud bonos miserum est, occidere. solacium proximi motus habebamus incruentam urbem et res sine discordia translatas: prouisum adoptione uidebatur ut ne post Galbam quidem bello locus esset."
[1,30] "Nihil adrogabo mihi nobilitatis aut modestiae; neque enim relatu uirtutum in comparatione Othonis opus est. uitia, quibus solis gloriatur, euertere imperium, etiam cum amicum imperatoris ageret. habitune et incessu an illo muliebri ornatu mereretur imperium? falluntur quibus luxuria specie liberalitatis imponit: perdere iste sciet, donare nesciet. stupra nunc et comissationes et feminarum coetus uoluit animo: haec principatus praemia putat, quorum libido ac uoluptas penes ipsum sit, rubor ac dedecus penes omnis; [2] nemo enim umquam imperium 149
sondear la actitud de la cohorte que montaba guardia en el Palacio 149. No se hizo a través de Galba en persona, porque había que reservar intacto su prestigio para medidas más serias. [2] Pisón se dirigió a los convocados delante de las gradas de Palacio y pronunció las siguientes palabras 150: «Hace cinco días, compañeros de armas 151, que fui elegido César por adopción ignorando el futuro y si hay que desear o temer a este nombre. Y qué destino aguarda a mi familia o al Estado, eso queda en vuestras manos. Y no es que tema un desenlace harto sombrío debido a mi nombre, dado que, experimentado ya en la adversidad, he aprendido especialmente en este momento que ni siquiera el éxito entraña menos peligro. Pero lo siento por mi padre, por el Senado y por el imperio mismo, si hoy tenemos que o morir o matar, lo cual es igualmente lamentable para la gente honrada. En la última revuelta teníamos el consuelo de que no había corrido la sangre por Roma y que se hizo el traslado de poderes sin discordia. Con la adopción parecía que se habían tomado las garantías suficientes para que ni siquiera hubiera lugar a una guerra después de Galba.
30. »No me arrogaré nobleza 152 o mesura, que no hay necesidad de citar mis virtudes en comparación con las de Otón. Sus vicios, de los que únicamente alardea, han arruinado el imperio, incluso actuando como amigo del emperador. ¿Acaso merecería el imperio por su aspecto y porte o por esos atuendos propios de mujer 153? Se equivocan aquellos a quienes engaña su despilfarro so capa de generosidad: ese sabrá dilapidar, pero no sabrá dar. Ahora piensa para sus adentros en adulterios, juergas y compañía de mujeres. Se imagina que esas son las recompensas del principado. La lujuria y el placer se quedan para él, el bochorno y la vergüenza para todos.
[2] Nadie, en efecto, nadie ha ejercido con buenas artes el
Era el lugar de residencia de los emperadores desde Augusto; cf. NASH, Pictorial Dictionary..., II, pág. 163. Sobre el discurso de Pisón (29, 2-30, 3), cf. E. KEITEL, «The structure and function of speeches in Tacitus’ Histories IIII», ANRW II 33.4 (1991), 2.776-2.779; DAMON, Histories I, págs. 159-160. 151 Sobre el término latino commilitones, Cf. I 35, 2; 37, 1; 38, 1; 83, 2; 84, 1; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 151. 152 Se ha interpretado como «nobleza de mente» o como «nobleza de nacimiento»; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 90-91. 153 El tema de hombres con vestidos propios de mujer (cf. Anales III 53, 4) se hizo tópico entre los moralistas; cf. SÉNECA, Cartas CXXII 7; PLINIO, Historia natural XI 8; JUVENAL, II 65-78. 150
flagitio quaesitum bonis artibus exercuit. Galbam consensus generis humani, me Galba consentientibus uobis Caesarem dixit. si res publica et senatus et populus uacua nomina sunt, uestra, commilitones, interest ne imperatorem pessimi faciant. legionum seditio aduersus duces suos audita est aliquando: uestra fides famaque inlaesa ad hunc diem mansit. [3] et Nero quoque uos destituit, non uos Neronem. minus triginta transfugae et desertores, quos centurionem aut tribunum sibi eligentis nemo ferret, imperium adsignabunt? admittitis exemplum et quiescendo commune crimen facitis? transcendet haec licentia in prouincias, et ad nos scelerum exitus, bellorum ad uos pertinebunt. nec est plus quod pro caede principis quam quod innocentibus datur, sed proinde a nobis donatiuum ob fidem quam ab aliis pro facinore accipietis."
poder ganado con infamia. Galba fue llamado a ser César por la voz unánime de todo el mundo y yo lo fui por Galba con vuestro consentimiento. Si el Estado, el Senado y el pueblo son palabras vacías, os interesa a vosotros, compañeros de armas, que al emperador no lo nombren los peores ciudadanos. Alguna vez se tuvo noticias de sediciones de legiones contra sus jefes, pero vuestra lealtad y reputación han permanecido intactas hasta hoy. [3] Incluso fue Nerón el que os abandonó 154, no vosotros a Nerón. ¿Y menos de treinta renegados y desertores, a quienes nadie tendría en cuenta para elegir a un centurión o a un tribuno, van a adjudicar el imperio? ¿Vais a admitir este precedente y con vuestra pasividad vais a hacer vuestro ese crimen? Este libertinaje se extenderá a las provincias y para nosotros quedarán las consecuencias de los crímenes y para vosotros las de la guerra. Y no se os dará mayor recompensa por el asesinato del emperador que por manteneros inocentes, sino que recibiréis de nosotros por vuestra lealtad lo mismo que los otros por su traición criminal».
[1,31] Dilapsis speculatoribus cetera cohors non aspernata contionantem, ut turbidis rebus euenit, forte magis et nullo adhuc consilio rapit signa {quam}, quod postea creditum est, insidiis et simulatione. [2] missus et Celsus Marius ad electos Illyrici exercitus, Vipsania in porticu tendentis; praeceptum Amullio Sereno et Domitio Sabino primipilaribus, ut Germanicos milites e Libertatis atrio accerserent. legioni classicae diffidebatur, infestae ob caedem commilitonum, quos primo statim introitu trucidauerat Galba.
31. Una vez que escaparon los guardias de escolta, el resto de la cohorte no hizo oídos sordos a la arenga de Pisón, como sucede en situaciones de confusión, más por miedo y sin ningún plan todavía entre las enseñas que por un disimulo traicionero, como luego se creyó 155. [2] También se envió a Celso Mario junto al ejército del Ilírico destacado en el pórtico de Vipsanio 156 y se dio instrucciones a los legionarios de primer rango Amulio Sereno y Domicio Sabino para que hicieran venir a los soldados de Germania del atrio de la Libertad157. Se desconfiaba de la legión naval, pues estaban resentidos por la matanza de compañeros de armas, a quienes Galba había asesinado en los primeros momentos de su entrada
154
Nerón había pensado en trasladarse a Alejandría; cf. PLUTARCO, Galba II 1; SUETONIO, Nerón XLVII 2; DIÓN CASIO, LXIII 27, 2. 155 He seguido en este párrafo la lectura de Damon (Histories I, pág. 48): dilapsis speculatoribus cetera cohors non aspernata contionantem, ut turbidis rebus evenit, timore magis et nullo adhuc consilio apud signa quam, quod postea creditum est, insidiis et simulatione. Cf. HEINSIUS, Animadversa..., pág. 735; la edición de WELLESLEY (págs. 14 y 187) y M. G. MORGAN, «Disposition for disaster: Histories II 31», Eranos 90 (1992), 56, n. 5. 156 No queda nada de este pórtico; cf. RICHARDSON, A new topographical dictinary..., págs. 319-320; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 92; DAMON, Histories I, págs. 162-163. Sobre Mario Celso, cf. I 14, 1. 157 Era una biblioteca pública cercana al Palatino y al Foro, donde se custodiaban también los archivos de los censores; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 93; DAMON, Histories I, pág. 163.
pergunt etiam in castra praetorianorum tribuni Cetrius Seuerus, Subrius Dexter, Pompeius Longinus, si incipiens adhuc et necdum adulta seditio melioribus consiliis flecteretur. [3] tribunorum Subrium et Cetrium adorti milites minis, Longinum manibus coercent exarmantque, quia non ordine militiae, sed e Galbae amicis, fidus principi suo et desciscentibus suspectior erat. legio classica nihil cunctata praetorianis adiungitur; Illyrici exercitus electi Celsum infestis pilis proturbant. Germanica uexilla diu nutauere, inualidis adhuc corporibus et placatis animis, quod eos a Nerone Alexandriam praemissos atque inde rursus longa nauigatione aegros impensiore cura Galba refouebat.
en Roma. Además, se dirigieron al cuartel de los pretorianos los tribunos Cetrio Severo, Subrio Dextro y Pompeyo Longino 158 para ver si la sedición, incipiente todavía y poco madura 159, se avendría a mejores consejos. [3] De los tribunos los soldados abordaron con amenazas a Subrio y a Cetrio, mientras que a Longino le echaron las manos encima y lo desarmaron, porque la lealtad a su emperador no se debía a su rango militar sino a la amistad con Galba y se hacía por ello particularmente sospechoso entre los rebeldes. La legión naval se unió sin dudarlo un instante a los pretorianos. Los reclutas del ejército de Iliria hicieron huir a Celso a punta de lanza. Los destacamentos de Germania permanecieron indecisos durante largo tiempo, pues todavía no se habían recuperado físicamente y tenían los ánimos tranquilos, porque, tras enviarlos Nerón a Alejandría y regresar de allí debilitados a causa del largo viaje de vuelta 160, Galba los colmaba de atenciones sin reparar en gastos.
[1,32] Vniuersa iam plebs Palatium implebat, mixtis seruitiis et dissono clamore caedem Othonis et coniuratorum exitium poscentium ut si in circo aut theatro ludicrum aliquod postularent: neque illis iudicium aut ueritas, quippe eodem die diuersa pari certamine postulaturis, sed tradito more quemcumque principem adulandi licentia adclamationum et studiis inanibus. [2] Interim Galbam duae sententiae distinebat: Titus Vinius manendum intra domum, opponenda seruitia, firmandos aditus, non eundum ad iratos censebat: daret malorum paenitentiae, daret bonorum consensui spatium: scelera impetu, bona consilia mora ualescere, denique eundi ultro, si
32. Ya toda la plebe llenaba el área del Palatino. Estaban mezclados con los esclavos y a gritos desafinados reclamaban la ejecución de Otón y la muerte de los conjurados, como si estuvieran solicitando algún espectáculo en el circo o en el teatro. No había en ellos juicio u opinión sincera, pues el mismo día iban a exigir con igual entusiasmo demandas opuestas, sino que actuaban según la costumbre tradicional de adular al emperador, quienquiera que fuera, con aclamaciones exageradas y adhesiones gratuitas. [2] Entretanto Galba dudaba entre dos propuestas 161. Tito Vinio proponía permanecer dentro de Palacio, valerse de los esclavos como pantalla defensiva, asegurar los accesos y no hacer frente a los exaltados. Daría tiempo para el arrepentimiento de los malvados y lo daría para el acuerdo de los honrados: los crímenes se robustecen con la precipitación, las decisiones honestas con la paciencia. Al fin y al cabo, habría la misma posibilidad más tarde de
158
Cf. respectivamente PIR2 C 703, S 683 y P 622; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 93; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 155. 159 En el texto latino se prefiere el asíndeton de incipiens y adulta; cf. G. B. A. FLETCHER, «On some passages in Histories II and II», Latomus 30 (1971), pág. 384; DAMON, Histories I, pág. 163. 160 Cf. J. C. ROLFE, «Seasickness in Greek and Latin Writers», Amer. Jour. Philology 25 (1904), 192-200. 161 Permanecer dentro de palacio a la defensiva o salir para hacer frente al ataque exterior. En Tácito se encuentran otros debates entre dos posturas en II 32-33; III 1-2, IV 76; Anales II 76-78, 1; XVI 25-26. Cf. KEITEL, «The structure and function...», págs. 2.790-2.794; DAMON, Histories I, pág. 166.
ratio sit, eandem mox facultatem, regressum, si paeniteat, inaliena potestate.
hacer una salida, si la situación lo pedía, pero el regreso, si se arrepentía de haber salido, quedaría a merced de los otros.
[1,33] Festinandum ceteris uidebatur antequam cresceret inualida adhuc coniuratio paucorum: trepidaturum etiam Othonem, qui furtim digressus, ad ignaros inlatus, cunctatione nunc et segnitia terentium tempus imitari principem discat. non expectandum ut compositis castris forum inuadat et prospectante Galba Capitolium adeat, dum egregius imperator cum fortibus amicis ianua ac limine tenus domum cludit, obsidionem nimirum toleraturus. [2] et praeclarum in seruis auxilium si consensus tantae multitudinis et, quae plurimum ualet, prima indignatio elanguescat. proinde intuta quae indecora; uel si cadere necesse sit, occurrendum discrimini: id Othoni inuidiosius et ipsis honestum. repugnantem huic sententiae Vinium Laco minaciter inuasit, stimulante Icelo priuati odii pertinacia in publicum exitium.
33. Los demás eran de la opinión de que había que darse prisa, antes de que cobrara fuerza la conjuración, todavía débil, de unos pocos. También Otón se echaría a temblar, él que, tras marcharse a escondidas y presentarse junto a extraños, estaba aprendiendo el papel de emperador por las vacilaciones de ahora y la indolencia de quienes malgastan el tiempo. No había que esperar a que, controlados los cuarteles, Otón irrumpiera en el Foro 162 y entrara en el Capitolio ante las narices de Galba, mientras que un bravo emperador y sus valientes amigos 163 bloqueaban el Palacio hasta el umbral de la puerta con la intención evidente de aguantar un asedio. [2] Además, menuda ayuda iban a encontrar en los esclavos, cuando se desvaneciera el acuerdo entre tanta gente y la indignación inicial, que es lo que más suele valer. En consecuencia, tal actuación era tan insegura como deshonrosa. Pero incluso si era necesario morir, era preferible enfrentarse al peligro. Resultaría más odioso para Otón y más honroso para ellos mismos. La oposición de Vinio a esta propuesta mereció un ataque amenazador de Lacón, a quien respaldaba Ícelo con su obsesión de vengarse como privado en perjuicio de lo público.
[1,34] Nec diutius Galba cunctatus speciosiora suadentibus accessit. praemissus tamen in castra Piso, ut iuuenis magno nomine, recenti fauore et infensus Tito Vinio, seu quia erat seu quia irati ita uolebant: et facilius de odio creditur. [2] uixdum egresso Pisone occisum in castris Othonem uagus primum et incertus rumor: mox, ut in magnis mendaciis, interfuisse se quidam et uidisse adfirmabant, credula fama inter gaudentis et incuriosos. multi
34. Y Galba, sin dudarlo más, se unió a quienes le daban los consejos más brillantes. Con todo, envió de avanzadilla al campamento a Pisón por ser un joven de gran prestigio, recién ascendido y hostil a Titio Vinio, ya porque fuera así en realidad o ya porque los exaltados lo querían así. Pues es mucho más fácil la credibilidad en asuntos de odio. [2] Apenas había salido Pisón, cuando se difundió el rumor, al principio vago e impreciso, de que se había asesinado a Otón en el campamento. Después, como sucede en las mentiras descaradas, algunos afirmaban que habían estado presentes y habían sido testigos del asesinato. Tales habladurías las creían
162
La gran plaza pública de Roma fue inaugurada por Augusto el año 2 a. C.; cf. NASH, Pictorial Dictionary..., I, págs. 401410. 163 En tono sarcástico, referido a Galba.
arbitrabantur compositum auctumque rumorem mixtis iam Othonianis, qui ad euocandum Galbam laeta falso uulgauerint.
quienes se alegraban de ello y los indiferentes. Muchos pensaban que el rumor lo habían inventado 164 y alentado partidarios de Otón ya infiltrados, quienes habían difundido falsamente buenas noticias para hacer salir a Galba de su palacio.
[1,35] Tum uero non populus tantum et imperita plebs in plausus et immodica studia sed equitum plerique ac senatorum, posito metu incauti, refractis Palatii foribus ruere intus ac se Galbae ostentare, praereptam sibi ultionem querentes, ignauissimus quisque et, ut res docuit, in periculo non ausurus, nimii uerbis, linguae feroces; nemo scire et omnes adfirmare, donec inopia ueri et consensu errantium uictus sumpto thorace Galba inruenti turbae neque aetate neque corpore {re}sistens sella leuaretur.
35. Pero entonces no solo el populacho y la plebe ignorante estallaron en aplausos y en un entusiasmo desmedido, sino que muchos caballeros y senadores, sin ninguna precaución ya, una vez pasado el miedo, forzaron las puertas del Palacio y se lanzaron al interior. Se presentaron ante Galba lamentando que se les hubieran adelantado en su venganza. Los más cobardes y, como la situación demostró, los que no darían un paso al frente en los momentos de peligro se mostraban muy habladores y valientes de boquilla 165. Nadie sabía nada y todos daban sus opiniones, hasta que Galba, abrumado por la ausencia de información verídica y por el coro unánime de aquella gente desorientada, se revistió con la coraza, pero, al no poder oponer resistencia a la presión de la multitud ni por su edad ni por sus fuerzas, fue colocado en una litera. [2] Julio Ático, de la guardia personal 166, le salió al encuentro en el Palacio mostrándole una espada ensangrentada y le gritó que él había matado a Otón. Galba le replicó 167: «¿Quién te dio la orden, camarada?». Galba poseía una extraordinaria determinación para refrenar la indisciplina y se mostraba sin miedo ante las amenazas e íntegro frente a los aduladores.
[2] obuius in Palatio Iulius Atticus speculator, cruentum gladium ostentans, occisum a se Othonem exclamauit; et Galba "commilito", inquit, "quis iussit?" insigni animo ad coercendam militarem licentiam, minantibus intrepidus, aduersus blandientis incorruptus.
Golpe de Estado contra Galba 168 [1,36] Haud dubiae iam in castris omnium mentes tantusque ardor ut non contenti agmine et corporibus in suggestu, in quo paulo ante aurea Galbae
164
36. En el cuartel ya se habían disipado todas las dudas 169. Tan grande era el entusiasmo que, no contentos con escoltar a Otón con una columna de tropas en la tribuna, donde poco antes había estado la estatua de oro de
Cf. SUETONIO, Galba XIX 2. El texto latino (nimii verbis, linguae f eroces) presenta una juntura típica de Salustio: dos miembros de cinco sílabas cada uno, con quiasmo y disimetría; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 159; H. W. TRAUB «Tacitus’ use of f erocia» Trans. Amer. Philol. Assoc. 84 (1953), 250-261. 166 La constituía una cohorte de 24 guardias personales (speculatores); cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 160. 167 El reproche se encuentra también en PLUTARCO (Galba XXVI 1-2), SUETONIO (Galba XIX 2) y DIÓN CASIO (XLIV 6, 2). 168 Los soldados que apoyaban a Otón acabaron con Galba (cap. 41), Vinio (cap. 42) y Pisón (cap. 43). 169 Tácito continúa el relato que dejó al final del capítulo 28. 165
statua fuerat, medium inter signa Othonem uexillis circumdarent. nec tribunis aut centurionibus adeundi locus: gregarius miles caueri insuper praepositos iubebat. [2] strepere cuncta clamoribus et tumultu et exhortatione mutua, non tamquam in populo ac plebe, uariis segni adulatione uocibus, sed ut quemque adfluentium militum aspexerant, prensare manibus, complecti armis, conlocare iuxta, praeire sacramentum, modo imperatorem militibus, modo milites imperatori commendare. [3] nec deerat Otho protendens manus adorare uulgum, iacere oscula et omnia seruiliter pro dominatione. postquam uniuersa classicorum legio sacramentum eius accepit, fidens uiribus, et quos adhuc singulos extimulauerat, accendendos in commune ratus pro uallo castorum ita coepit.
Galba, lo pusieron en el centro rodeado de banderas y estandartes 170. No se permitió acercarse ni a los tribunos ni a los centuriones. Además, los soldados rasos daban órdenes de estar en guardia contra los oficiales 171. Todos los lugares resonaban con el griterío, el tumulto y los ánimos que se daban mutuamente. [2] No lo hacían como en el pueblo y la plebe con voces desafinadas de cobarde adulación, sino que, a medida que avistaban a los soldados que iban llegando, les estrechaban las manos, les rodeaban con sus brazos172, les ponían cerca de Otón y les tomaban juramento, comprometiéndose una vez el emperador con los soldados y a la siguiente los soldados con el emperador. [3] Y Otón no dejaba de hacerle el juego saludando a la soldadesca con las manos, tirándole besos y haciendo toda clase de gestos serviles con tal de llegar al poder. Cuando la legión naval 173 en bloque le prestó juramento, cogió confianza y pensó que era el momento de enardecer colectivamente a quienes ya había incitado uno a uno. Y delante de la empalizada del campamento comenzó a hablar con estas palabras 174:
[1,37] "Quis ad uos processerim commilitones, dicere non possum, quia nec priuatum me uocare sustineo princeps a uobis nominatus, nec principem alio imperante. uestrum quoque nomen in incerto erit donec dubitabitur imperatorem populi Romani in castris an hostem habeatis. [2] auditisne ut poena mea et supplicium uestrum simul postulentur? adeo
37. «No podría decir, camaradas, en qué posición me presento ante vosotros, porque ni me decido a llamarme ciudadano sin más cuando me habéis nombrado emperador ni tampoco emperador mientras otro impere 175. También estará en el aire vuestra adscripción, mientras se abriguen dudas de si tenéis en el campamento al emperador del pueblo romano o a un enemigo. [2] ¿No oís cómo se reclama al mismo tiempo mi castigo y vuestra ejecución? Así de claro resulta que solamente juntos moriremos o nos salvaremos. Y quizás,
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Cf. SUETONIO, Otón VI 3; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 96. Las luchas entre los soldados y sus oficiales aparecen con frecuencia en Tácito; cf., p. e., I 58, 2; 59, 1; 80, 2; 82, 3; DAMON, Histories I, pág. 175. 172 La juntura latina complecti armis, inspirada en Virgilio (Eneida XII 433 Ascanius f usis circum complectitur armis), es ambigua y puede significar tanto «abrazar con las armas» o «con los brazos», pues armis puede ser ablativo de plural de arma, armorum («armas») o de armus, armi («brazo»). Al preceder el término manibus, parece más razonable que con armis se haga una referencia a los brazos; cf. DAMON, Histories I, pág. 175. 173 Cf. 16, 2; 31, 2. 174 Sobre el discurso de Otón, léase el estudio de E. KEITEL, «Otho’s exhortations in Tacitus’ Histories», Greece and Rome 34 (1987), 73-82; cf. HEUBNER, Historien I, págs. 85-86; M. LABATE, «L’ ambiguità di Otone», Maia 30 (1978), 27-60; O. DEVILLERS, «Le discours d’Othon à ses troupes (Tacite, Histoires, I, 37-38)», Vita Latina 168 (2003), 30-37. 171
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La misma idea se encuentra en el discurso de Escipión a sus soldados amotinados en el campamento de Sucrón (207 a. C.); cf. LIVIO, XXVIII 27, 3-4.
manifestum est neque perire nos neque saluos esse nisi una posse; et cuius lenitatis est Galba, iam fortasse promisit, ut qui nullo exposcente tot milia innocentissimorum militum trucidauerit. [3] horror animum subit quotiens recordor feralem introitum et hanc solam Galbae uictoriam, cum in oculis urbis decimari deditos iuberet, quos deprecantis in fidem acceperat. his auspiciis urbem ingressus, quam gloriam ad principatum attulit nisi occisi Obultronii Sabini et Cornelii Marcelli in Hispania, Betui Cilonis in Gallia, Fontei Capitonis in Germania, Clodii Macri in Africa, Cingonii in uia, Turpiliani in urbe, Nymphidii in castris? [4] quae usquam prouincia, quae castra sunt nisi cruenta et maculata aut, ut ipse praedicat, emendata et correcta? nam quae alii scelera, hic remedia uocat, dum falsis nominibus seueritatem pro saeuitia, parsimoniam pro auaritia, supplicia et contumelias uestras disciplinam appellat. [5] septem a Neronis fine menses sunt, et iam plus rapuit Icelus quam quod Polycliti et Vatinii et Aegiali perdiderunt. minore auaritia ac licentia grassatus esset T. Vinius si ipse imperasset: nunc et subiectos nos habuit tamquam suos et uilis ut alienos. una illa domus sufficit donatiuo quod uobis numquam datur et cotidie exprobratur."
pues así de blando es Galba, ya lo tiene decidido, ya que, sin que nadie se lo pidiera, mató a muchos miles de soldados completamente inocentes. [3] Me dan escalofríos cada vez que recuerdo su macabra entrada en Roma, única victoria que ha obtenido, cuando dio órdenes de diezmar ante los ojos de la capital a unos hombres que se habían entregado y él había acogido suplicantes bajo su palabra. Si entró en Roma con estos augurios, ¿qué honor aportó al principado, excepto los asesinatos de Obultronio Sabino y Cornelio Marcelo 176 en Hispania, de Betuo Cilón en la Galia, de Fonteyo Capitón en Germania, de Clodio Macro en África, de Cingonio en el camino a Roma, de Turpiliano en Roma y de Ninfidio 177 en el campamento?
[1,38] "Ac ne qua saltem in successore Galbae spes esset accersit ab exilio quem
38. »Y para que no abrigáramos esperanza alguna ni siquiera en el sucesor de Galba, ha mandado llamar del
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[4] ¿Qué provincia hay en el mundo, qué campamentos hay que no estén manchados de sangre o, como él se encarga de proclamar, depurados y disciplinados? Y es que lo que otros llaman crímenes, este los llama remedios, pues pervirtiendo el lenguaje 178 llama severidad a lo que es crueldad, frugalidad a lo que es avaricia, y disciplina a los castigos e insultos que vosotros habéis sufrido. [5] Han pasado siete meses desde la muerte de Nerón, e Ícelo ha robado ya más dinero de lo que despilfarraron los Políclitos, Vatinios y Egíalos 179. Incluso Tito Vinio se habría comportado con menor avaricia y libertinaje, si hubiera sido emperador. Ahora también nos tiene sometidos, como si fuésemos de su propiedad, y nos considera cosa de poco valor, como si perteneciéramos a otro. Lo que vale la casa de Galba bastaría para daros el donativo que nunca se os concede y a diario se os echa en cara.
Obultronio Sabino y Cornelio Marcelo eran senadores y procónsules de la Bética. Betuo Cilón era probablemente gobernador de Aquitania; cf. Anales XIII 28, 3; XVI 8, 3; H. GRASSL, «War Obultronius Sabinus Proconsul der Baetica und L. Cornelius Marcellus sein Legat?», Historia 25 (1976), 496-498; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 97; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 162-163. 177 Sobre Fonteyo Capitón, cf. I 7, 1-2; de Clodio Macro, cf. I 7, 1; para Cingonio y Turpiliano, cf. I 6, 1; y de Ninfidio, cf. I 5, 1. 178 Sobre la perversión del lenguaje en tiempos difíciles, cf. TUCÍDIDES, III 82-83; TÁCITO, Historias II 101, 1. 179 Políclito, Vatinio y Egíalo eran agentes de Nerón; cf. Anales XIV 39, 1-2; XV 34, 2; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 98; HELLEGOUARC’H, Hiroires I, págs. 163-164.
tristitia et auaritia sui simillimum iudicabat. uidistis, commilitones, notabili tempestate etiam deos infaustam adoptionem auersantis. idem senatus, idem populi Romani animus est: uestra uirtus expectatur, apud quos omne honestis consiliis robur et sine quibus quamuis egregia inualida sunt. [2] non ad bellum uos nec ad periculum uoco: omnium militum arma nobiscum sunt. nec una cohors togata defendit nunc Galbam sed detinet: cum uos aspexerit, cum signum meum accceperit, hoc solum erit certamen, quis mihi plurimum imputet. nullus cunctationis locus est in eo consilio quod non potest laudari nisi peractum." [3] aperire deinde armamentarium iussit. rapta statim arma, sine more et ordine militiae, ut praetorianus aut legionarius insignibus suis distingueretur: miscentur auxiliaribus galeis scutisque, nullo tribunorum centurionumue adhortante, sibi quisque dux et instigator; et praecipuum pessimorum incitamentum quod boni maerebant.
exilio a quien por su severidad y avaricia creía que se le parecía más a él. Habéis observado, compañeros de armas, que incluso los dioses, por medio de una impresionante tormenta, han dado la espalda a esa infausta adopción 180. Lo mismo piensa el Senado, lo mismo el pueblo romano. Se está a la espera de vuestro valor, en el que reside toda la fuerza para los proyectos honrosos y sin el que esos proyectos quedan en nada por muy excelentes que sean. [2] No os llamo a la guerra ni a poneros en peligro. Las armas de todos los soldados están de nuestro lado 181. Y la única cohorte civil 182 no está protegiendo ahora a Galba, sino que lo tiene detenido. Cuando esta unidad os vea y reciba una señal mía, solo rivalizarán a ver quién hace más méritos ante mí. No ha lugar vacilación alguna en una empresa que solo se puede aprobar cuando se culmina 183». [3] Después ordenó abrir el arsenal. Se apoderaron inmediatamente de las armas sin seguir la tradición y la jerarquía militar, de manera que se pudiera distinguir por sus insignias al pretoriano del legionario; se mezclaron con los cascos y escudos de los auxiliares 184 sin que ningún tribuno o centurión los arengara. Cada cual se erigía en jefe e instigador de sí mismo. Y el principal estímulo de los peores se apoyaba en el hecho de la baja moral de la gente de bien.
[1,39] Iam exterritus Piso fremitu crebrescentis seditionis et uocibus in urbem usque resonantibus, egressum interim Galbam et foro adpropinquantem adsecutus erat; iam Marius Celsus haud laeta rettulerat, cum alii in Palatium redire, alii Capitolium petere, plerique rostra occupanda censerent, plures tantum sententiis
39. En este momento Pisón, alarmado por el estrépito de la sedición que iba en aumento y por las voces que retumbaban hasta la misma Roma, se unió a Galba, que entretanto había salido y se aproximaba al Foro. Mario Celso ya había regresado con malas noticias 185, y entonces algunos sugerían regresar al Palacio, otros dirigirse al Capitolio, la mayoría pensaba que había que ocupar los Rostros186, mientras muchos simplemente se limitaban a contradecir las opiniones de los demás. Y, como suele
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La de Pisón Liciniano; cf. I 14-17. Silencia que Germania, donde Vitelio se había sublevado, no estaba con él; cf. I 50, 1. 182 La cohors togata se componía de miembros vestidos con la toga de los civiles portando sus espadas debajo de la ropa; cf. M. DURRY, Les cohors prétoriennes, París, 1938, pág. 207. 183 El discurso se cierra con una sententia antitética con la famosa cláusula peón primero más espondeo del tipo esse videatur; cf. I 45, 2; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 164-165. 184 El equipamiento y las insignias de los legionarios y las tropas auxiliares eran normalmente diferentes; cf. M. C. BISHOP-J. C. N. COULSTON, Roman military equipment f rom Punic wars to the f all of Rome, Londres, 1993, págs. 206-209; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 165; DAMON, Histories I, pág. 180. 185 Cf. I 31, 1; PLUTARCO, Galba XXVI 4. 186 Es decir, la tribuna de los oradores; cf. I 17, 2; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 99. 181
aliorum contra dicerent, utque euenit in consiliis infelicibus, optima uiderentur quorum tempus effugerat. [2] agitasse Laco ignaro Galba de occidendo Tito Vinio dicitur, siue ut poena eius animos militum mulceret, seu conscium Othonis credebat, ad postremum uel odio. haesitationem attulit tempus ac locus, quia initio caedis orto difficilis modus; et turbauere consilium trepidi nuntii ac proximorum diffugia, languentibus omnium studiis qui primo alacres fidem atque animum ostentauerant.
ocurrir en las ocasiones aciagas, les parecía lo mejor lo que ya era tarde para hacerse. [2] Se cuenta que Lacón, sin saberlo Galba, había planeado matar a Tito Vinio, ya fuera para aplacar los ánimos de los soldados con su castigo, ya fuera porque lo creía cómplice de Otón o porque en último término lo odiaba. Sus dudas se debieron a la ocasión y al lugar, pues, una vez que se inicia la matanza, es difícil ponerle coto. El plan lo desbarataron las noticias alarmantes que llegaban y la desbandada de su gente más cercana, al languidecer el apoyo de todos los que al principio habían mostrado entusiasmados su lealtad y coraje.
[1,40] Agebatur huc illuc Galba uario turbae fluctuantis impulsu, completis undique basilicis ac templis, lugubri prospectu. neque populi aut plebis ulla uox, sed attoniti uultus et conuersae ad omnia aures; non tumultus, non quies, quale magni metus et magnae irae silentium est. Othoni tamen armari plebem nuntiabatur; ire praecipitis et occupare pericula iubet. [2] igitur milites Romani, quasi Vologaesum aut Pacorum auito Arsacidarum solio depulsuri ac non imperatorem suum inermem et senem trucidare pergerent, disiecta plebe, proculcato senatu, truces armis, rapidi equis forum inrumpunt. nec illos Capitolii aspectus et imminentium templorum religio et priores et futuri
40. Galba iba de un lado hacia otro según el impulso cambiante de las oleadas 187 de la turba, que llenaba por todas partes basílicas y templos en un panorama desolador 188. No se oía ninguna voz del pueblo o la chusma, sino que sus rostros estaban atónitos y sus oídos atentos a todo lo que sucedía. No había alboroto, no había calma 189: era el silencio propio de un gran miedo y de una gran rabia 190. Con todo, se informó a Otón de que se estaba armando a la plebe. [2] Ordenó a sus hombres que se movieran rápidamente y controlaran los lugares peligrosos. Así pues, tropas romanas, como si fueran a deponer a Vologeso o a Pacoro del trono ancestral de los Arsácidas 191 y no a degollar a su propio emperador indefenso y anciano, tras dispersar a la plebe y pisotear al Senado, irrumpieron en el Foro amenazando con sus armas y a galope tendido 192. Y ni la contemplación del Capitolio y la santidad de los templos aledaños ni los emperadores pasados y futuros les disuadieron de
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La misma metáfora de la tormenta se encuentra en PLUTARCO (Galba XXVI 6). Sobre el asesinato de Galba, cf. S. FRANGOULIDIS, «Tacitus (Histories 1.40-43), Plutarch (Galba 26-27) and Suetonius (Galba 18-20) on the Death of Galba», Favonius 3 (1991), 1-10; léase a V. E. PAGÁN, «Shadow s and assassinations: Forms of Time in Tacitus and Appian», Arethusa 39 (2006), 193-218, esp. págs. 200-210. 188 Sobre la metáfora funeraria, cf. cf. BASSOLS, Historias I, pág. 181; M. G. MORGAN, «A lugubrious prospect: Histories II 40», Class. Quarterly 44 (1990), 236-244. 189 La fuente de esta juntura se remonta a Jenofonte (Agesilao II 12); cf. G. B. A. FLETCHER; «On some passages in Tacitus, Histories I and II», Latomus 30 (1971), 384; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 99; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 167. 190 Cf. R. W. HUSBAND, «Galba’s Assassination and the indifferent Citizen», Class. Philology 10 (1915), 321-325. 191 Vologeso fue rey de los partos entre los años 51 y 79; Pacoro lo fue de los medos entre los años 54 y 72; cf. Anales XV 2, 11-17; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 168; ASH, The Histories, págs. 267-268. 192 Cada cohorte pretoriana disponía de 90 jinetes, los equites praetoriani; cf. Durry, Les cohorts prétoriennes..., pág. 99.
principes terruere quo minus facerent scelus cuius ultor est quisquis successit.
cometer un crimen que su sucesor, fuera quien fuera, vengaría en su momento 193.
[1,41] Viso comminus armatorum agmine uexillarius comitatae Galbam cohortis (Atilium Vergilionem fuisse tradunt) dereptam Galbae imaginem solo adflixit: eo signo manifesta in Othonem omnium militum studia, desertum fuga populi forum, destricta aduersus dubitantis tela. iuxta Curtii lacum trepidatione ferentium Galba proiectus e sella ac prouolutus est. [2] extremam eius uocem, ut cuique odium aut admiratio fuit, uarie prodidere. alii suppliciter interrogasse quid mali meruisset, paucos dies exoluendo donatiuo deprecatum: plures obtulise ultro percussoribus iugulum: agerent ac ferirent, si ita {e} re publica uideretur. non interfuit occidentium quid diceret. [3] de percussore non satis constat: quidam Terentium euocatum, alii Laecanium; crebrior fama tradidit Camurium quintae decimae legionis militem impresso gladio iugulum eius hausisse. ceteri crura brachiaque (nam pectus tegebatur) foede laniauere; pleraque uulnera feritate et saeuitia trunco iam corpori adiecta.
41. Cuando vio de cerca a una columna de hombres armados, el abanderado de la cohorte de la guardia de Galba (dicen que fue Atilio Vercilión 194) arrancó la efigie de Galba del estandarte y la estrelló contra el suelo. A esta señal se manifestaron los ánimos de todas las tropas en favor de Otón, quedó desierto el Foro ante la desbandada del pueblo y se desenvainaron las espadas contra los indecisos. Junto al lago Curcio 195 y debido al pánico de los porteadores, Galba cayó de la litera y acabó rodando por los suelos. [2] De sus últimas palabras se nos han transmitido diferentes versiones dependiendo del odio o admiración que cada cual sentía hacia él. Unos cuentan que había preguntado humildemente qué había hecho para merecer esta desgracia y suplicaba unos pocos días para pagar el donativo. Los más relatan que ofreció voluntariamente la garganta a los asesinos, diciéndoles que actuaran y le asestaran el golpe si eso les parecía que era lo mejor para el Estado 196. A los asesinos nada importó lo que decía. [3] No hay constancia suficiente de la identidad del verdugo 197. Unos señalan al veterano Terencio, otros a Lecanio, pero la versión más extendida cuenta que Camurio, soldado de la legión XV 198, hincando la espada le vació la garganta. Los demás le mutilaron espantosamente brazos y piernas, pues tenía protegido su pecho. La mayoría de las heridas se las infligieron con fiereza y saña a un cuerpo ya degollado.
[1,42] Titum inde Vinium inuasere, de
42. A continuación, se lanzaron contra Tito Vinio, de
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Así, la victoria de Vitelio se consideró como una venganza de Galba (II 55, 1), Claudio vengó a Calígula (JOSEFO, Sobre la antigüedad de los judíos XIX 265), Domiciano a Nerón (SUETONIO, Domiciano XXIII 1) y Nerva a Domiciano (SUETONIO, Domiciano XXIII 1; DIÓN CASIO, LXVIII 3, 3); cf. DAMON, Histories I, pág. 183. 194 Es nombrado únicamente aquí y en PLUTARCO, Galba XXVI 7. 195 El lago, seco ya en tiempos de Ovidio, estaba situado en el Foro frente a la basílica Emilia y al este de los Rostra. Debía su nombre a la devotio legendaria del cónsul Marco Curcio; cf. LIVIO, VII 1-6; OVIDIO, Fastos VI 401-404 y comentario de R. J. LITTLEWOOD, A Commentary on Ovid: Fasti Book VI, Oxford, 2006, pág. 129; cf. BASSOLS, Historias I, pág. 182; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 169; NASH, Pictorial Dictionary..., I, págs. 542-544. 196 Sobre la muerte de Galba como una devotio o sacrificio expiatorio para evitar un desastre a Roma, cf. R. EDWARDS, «Devotio, Disease, and Remedia in the Histories», V. E. PAGÁN, ed., A Companion to Tacitus, Wiley-Blackw ell, 2012, págs. 237-259. 197 La muerte de Galba es contada por PLUTARCO (Galba XXVIl 1-4), SUETONIO (Galba XIX 2-XX) y DIÓN CASIO (LXIV 6, 3); cf. CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 100-101; DAMON, Histories I, pág. 184. 198 La legión XV Primigenia, acantonada en Vetera castra, actual Xanten; cf. HEUBNER, Historien I, pág. 95; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 170.
quo et ipso ambigitur consumpseritne uocem eius instans metus, an proclamauerit non esse ab Othone mandatum ut occideretur. quod seu finxit formidine seu conscientiam coniurationis confessus est, huc potius eius uita famaque inclinat, ut conscius sceleris fuerit cuius causa erat. ante aedem diui Iulii iacuit primo ictu in poplitem, mox ab Iulio Caro legionario milite in utrumque latus transuerberatus.
quien también hay dudas de si enmudeció preso del miedo que lo atenazaba o si gritó que Otón no había ordenado que lo mataran 199. Si esto lo fingió por miedo o fue una confesión de que era cómplice de la conjura, su vida y reputación me inclinan más bien a pensar que él era cómplice de un crimen del que era causante. Cayó delante del templo del divino Julio 200 con una primera herida en la corva y luego el legionario Julio Caro le atravesó el pecho de parte a parte.
[1,43] Insignem illa die uirum Sempronium Densum aetas nostra uidit. centurio is praetoriae cohortis, a Galba custodiae Pisonis additus, stricto pugione occurrens armatis et scelus exprobrans ac modo manu modo uoce uertendo in se percussores quamquam uulnerato Pisoni effugium dedit. [2] Piso in aedem Vestae peruasit, exceptusque misericordia publici serui et contubernio eius abditus non religione nec caerimoniis sed latebra inminens exitium differebat, cum aduenere missu Othonis nominatim in caedem eius ardentis Sulpicius Florus e Britannicis cohortibus, nuper a Galba ciuitate donatus, et Statius Murcus speculator, a quibus protractus Piso in foribus templi trucidatur.
43. Nuestra época pudo contemplar a Sempronio Denso, héroe aquel día 201. Este centurión de la cohorte pretoriana a quien Galba había destinado a la escolta de Pisón se enfrentó puñal en mano a aquellos hombres armados, reprochándoles su crimen. Y, atrayendo hacia él a los asesinos ya con la mano, ya a voces, permitió la huida de Pisón pese a encontrarse herido. [2] Huyó al templo de Vesta 202, donde fue acogido por la misericordia de un esclavo público que lo escondió en su cubil. Aplazaba su muerte inminente, no gracias al respeto debido a la religión, sino gracias a su escondrijo. Entonces llegaron por encargo expreso de Otón, que ansiaba su muerte 203, Sulpicio Floro de las cohortes de Britania, a quien Galba le había concedido hacía poco la ciudadanía, y Estayo Murco 204 de la escolta personal. Estos arrastraron fuera a Pisón y lo degollaron a la puerta del templo.
El escenario de Otón 205 [1,44] Nullam caedem Otho maiore
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44. Cuentan que ninguna muerte produjo mayor alegría a
Cf. PLUTARCO, Galba XXVII 6-7. El templo, cercano al lago Curcio, había sido inaugurado el año 29 a. C.; cf. AUGUSTO, Res gestae XIX 1; DIÓN CASIO, LI 22, 2; NASH, Pictorial Dictionary..., I, págs. 512-514. 201 Cf. PLUTARCO, Galba XXVI 8-10; SUETONIO, Galba XX 1; DIÓN CASIO, LXIV 6, 4-5; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 101-102; DAMON, Histories I, pág. 186. 202 El templo, de planta redonda, se encontraba al sur del templo de César. Se conserva reconstruido en la actualidad; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 102; NASH, Pictorial Dictionary..., II, págs. 505-513. 203 La correción ardentis se debe a Heinsius (Animadversa, pág. 665: «immo lege ardentis sc. Othonis ipsius»); cf. WELLESLEY, «Tacitus, Histories: A Textual Survey...», págs. 1.656-1.657. 204 Cf. PLUTARCO, Galba XXVII 6. 205 La narración del imperio de Otón comienza en el capítulo 71. En los capítulos 44-50 Tácito describe el escenario que se va a encontrar Otón y en los capítulos 51-70 se da cuenta de los preparativos de Vitelio para reunir fuerzas con las que erigirse emperador; cf. DAMON, Histories I, pág. 188. 200
laetitia excepisse, nullum caput tam insatiabilibus oculis perlustrasse dicitur, seu tum primum leuata omni sollicitudine mens uacare gaudio coeperat, seu recordatio maiestatis in Galba, amicitiae in Tito Vinio quamuis immitem animum imagine tristi confuderat, Pisonis ut inimici et aemuli caede laetari ius fasque credebat. [2] praefixa contis capita gestabantur inter signa cohortium iuxta aquilam legionis, certatim ostentantibus cruentas manus qui occiderant, qui interfuerant, qui uere qui falso ut pulchrum et memorabile facinus iactabant. plures quam centum uiginti libellos praemium exposcentium ob aliquam notabilem illa die operam Vitellius postea inuenit, omnisque conquiri et interfici iussit, non honori Galbae, sed tradito principibus more munimentum ad praesens, in posterum ultionem.
Otón y que no había examinado ninguna cabeza con ojos tan insaciables, tal vez porque entonces por primera vez su espíritu, aliviado de toda clase de preocupaciones, empezaba a encontrar la alegría, o tal vez porque, aunque el recuerdo de la majestad en el caso de Galba o la amistad en el caso de Tito Vinio había confundido su ánimo despiadado con su triste imagen 206, estaba convencido de que era justo y lícito alegrarse del asesinato de Pisón, en cuanto que era enemigo y rival. [2] Pasearon las cabezas ensartadas en picas 207 entre las enseñas de las cohortes junto al águila de la legión 208, rivalizando por mostrar sus manos ensangrentadas los que lo habían matado y los que simplemente habían sido testigos, pues, fuera verdad o mentira, se ufanaban de la fechoría como de una acción hermosa y memorable. Más de ciento veinte solicitudes de recompensa por algún servicio especial durante aquel día se encontró después Vitelio, quien ordenó arrestar a todos y matarlos, no por rendir homenaje a Galba, sino por la costumbre tradicional de los emperadores de procurarse protección para el presente y venganza para el futuro.
[1,45] Alium crederes senatum, alium populum: ruere cuncti in castra, anteire proximos, certare cum praecurrentibus, increpare Galbam, laudare militum iudicium, exosculari Othonis manum; quantoque magis falsa erant quae fiebant, tanto plura facere. nec aspernabatur singulos Otho, auidum et minacem militum animum uoce uultuque temperans. [2] Marium Celsum, consulem designatum et Galbae usque in extremas res amicum fidumque, ad supplicium expostulabant, industriae eius innocentiaeque quasi malis artibus infensi. caedis et praedarum initium et optimo cuique perniciem quaeri apparebat, sed Othoni nondum
45. Cualquiera diría que era otro el Senado y otro el pueblo: todos se precipitaron hacia los cuarteles, adelantaban a los que tenían al lado, competían con quienes iban corriendo por delante, maldecían a Galba, aplaudían la decisión de los soldados, besaban la mano de Otón; en fin, cuanto más falsas eran sus demostraciones de adhesión, más las prodigaban. Otón no hacía ascos a acogerlos de uno en uno, mientras con palabras y miradas procuraba tranquilizar el ánimo codicioso y amenazante de los soldados. [2] Exigían la ejecución de Mario Celso 209, cónsul electo, amigo y leal a Galba hasta el final, pues se sentían ofendidos por su capacidad de trabajo y honradez, como si se tratara de cualidades negativas. Estaba claro que andaban buscando el comienzo de la matanza, el saqueo y la ruina de la gente más decente. Pero Otón todavía no tenía autoridad para impedir los crímenes, aunque ya podía ordenarlos.
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SUETONIO (Otón VII 2) cuenta la pesadilla que sufrió Otón tras el asesinato de Galba; cf. DIÓN CASIO, LXIV 7, 2. La escena, salvando las distancias, recuerda el triste final de Niso y Euríalo en Virgilio (Eneida IX 465-467); cf. N. P. MILLER, «Virgil and Tacitus again», Proceedings of the Virgil Society 18 (1987), 96. 208 Cf. I 36, 3. 209 Cf. D. C. A. SHOTTER, «Tacitus and Marius Celsus», Liverp. Class. Monthly 3 (1978), 197-200. 207
auctoritas inerat ad prohibendum scelus: iubere iam poterat. ita simulatione irae uinciri iussum et maiores poenas daturum adfirmans praesenti exitio subtraxit.
Así, simulando enfado, ordenó que se encadenara a Celso 210 y, con el compromiso de que pagaría un castigo mayor, lo salvó de una muerte inmediata.
[1,46] Omnia deinde arbitrio militum acta: praetorii praefectos sibi ipsi legere, Plotium Firmum e manipularibus quondam, tum uigilibus praepositum et incolumi adhuc Galba partis Othonis secutum; adiungitur Licinius Proculus, intima familiaritate Othonis suspectus consilia eius fouisse. urbi Flauium Sabinum praefecere, iudicium Neronis secuti, sub quo eandem curam obtinuerat, plerisque Vespasianum fratrem in eo respicientibus. [2] flagitatum ut uacationes praestari centurionibus solitae remitterentur; namque gregarius miles ut tributum annuum pendebat. quarta pars manipuli sparsa per commeatus aut in ipsis castris uaga, dum mercedem centurioni exolueret, neque modum oneris quisquam neque genus quaestus pensi habebat: per latrocinia et raptus aut seruilibus ministeriis militare otium redimebant. [3] tum locupletissimus quisque miles labore ac saeuitia fatigari donec uacationem emeret. ubi sumptibus exhaustus socordia insuper elanguerat, inops pro locuplete et iners pro strenuo in manipulum redibat, ac rursus alius atque alius, eadem egestate ac licentia corrupti, ad seditiones et discordias et ad extremum bella ciuilia ruebant. [4] sed Otho ne uulgi largitione centurionum
46. Después de eso, todo se llevó a cabo según la voluntad de los soldados. Ellos eligieron a sus propios prefectos del pretorio: a Plocio Firmo 211, un antiguo soldado raso, entonces al mando del cuerpo de vigilantes y que había seguido el partido de Otón cuando Galba estaba todavía vivo; se le une como asociado Licinio Próculo 212, que por la íntima amistad que tenía con Otón se supuso que había apoyado sus planes. Nombraron prefecto de Roma a Flavio Sabino 213 siguiendo el criterio de Nerón, a cuyas órdenes había desempeñado el mismo cargo. Muchos veían en él a su hermano Vespasiano.
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[2] Se exigió que se suprimieran los pagos a los centuriones por las exenciones de servicios, pues los soldados rasos pagaban una especie de tributo anual 214. Una cuarta parte de las compañías se dispersaba de permiso o quedaba holgazaneando en los mismos cuarteles, mientras pagara una cantidad al centurión. A nadie le importaba ni el coste de tales exenciones ni la manera de conseguir tales fondos: compraban su tiempo libre de servicio con el dinero de robos, atracos o tomando trabajos de esclavos. [3] Junto a esto, los soldados más ricos se veían abrumados de servicios y malos tratos hasta que compraban la disminución de servicios. Cuando arruinados por los gastos languidecían además por la indolencia, regresaban a filas empobrecidos en lugar de ricos y vagos en lugar de vigorosos. Y unos tras otros, corrompidos por misma pobreza e indisciplina, se veían abocados a las sediciones, discordias y, en último término, a las guerras civiles. [4] Sin embargo, Otón, para no perder el favor de los centuriones con su generosidad
PLUTARCO, Galba XXVII 11-12. Cf. PIR2 P 503; cf. P. K. BAILLIE REYNOLDS, The vigiles of imperial Rome, Londres, 1926, págs. 122-127; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 103; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 175; DAMON, Histories I, pág. 191. 212 Cf. PLUTARCO, Otón VII 6; BASSOLS, Historias I, págs. 188-189; DAMON, Histories I, págs. 191-192. 213 Era el hermano mayor de Vespasiano. Léase su obituario en III 75; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 175-176; WELLESLEY, Histories III, pág. 230; DAMON, Histories I, págs. 192-193. 214 Sobre esta exacción anual, cf. BASSOLS, Historias I, págs. 189-190; G. WEBSTER, The Roman imperial army of the f irst and second centuries A.D., Norman, 1998, 3.a ed., págs. 118-120. 211
animos auerteret, fiscum suum uacationes annuas exoluturum promisit, rem haud dubie utilem et a bonis postea principibus perpetuitate disciplinae firmatam. [5] Laco praefectus, tamquam in insulam seponeretur, ab euocato, quem ad caedem eius Otho praemiserat, confossus; in Marcianum Icelum ut in libertum palam animaduersum.
hacia la tropa, prometió que se pagarían las rebajas de servicios anuales del presupuesto imperial 215. Fue una medida sin duda útil y ratificada después por los buenos emperadores como norma permanente en la disciplina militar. [5] Al prefecto Lacón se le dio a entender que se le iba a relegar a una isla, y murió a manos de un veterano, al que Otón había despachado para asesinarlo. A Marciano Ícelo se le ejecutó públicamente como correspondía a un liberto.
[1,47] Exacto per scelera die nouissimum malorum fuit laetitia. uocat senatum praetor urbanus, certant adulationibus ceteri magistratus, adcurrunt patres: decernitur Othoni tribunicia potestas et nomen Augusti et omnes principum honores, adnitentibus cunctis abolere conuicia ac probra, quae promisce iacta haesisse animo eius nemo sensit; omisisset offensas an distulisset breuitate imperii in incerto fuit. [2] Otho cruento adhuc foro per stragem iacentium in Capitolium atque inde in Palatium uectus concedi corpora sepulturae cremarique permisit. Pisonem Verania uxor ac frater Scribonianus, Titum Vinium Crispina filia composuere, quaesitis redemptisque capitibus, quae uenalia interfectores seruauerant.
47. Transcurrido el día entre crímenes, el último horror supuso una cierta alegría. El pretor de Roma216 convocó al Senado, rivalizaron en adulaciones los demás magistrados, acudieron corriendo los senadores. Se aprueba para Otón la potestad tribunicia, el título de Augusto y todas las prerrogativas imperiales 217. Todos hacían esfuerzos por borrar los ultrajes e insultos, que, lanzados indiscriminadamente, nadie notó que habían quedado grabados en la mente de Otón. Si se desentendió de las ofensas o las dejó para más tarde, quedó en el aire por la brevedad de su imperio. [2] Se llevó a Otón desde el Foro, todavía ensangrentado, a través de los montones de cuerpos allí tirados, hasta el Capitolio y desde allí al Palatino. Permitió que los cuerpos fueran sepultados o incinerados. Pisón fue enterrado por su esposa Verania 218 y su hermano Escriboniano, Tito Vinio por su hija Crispina, después de que buscaran y compraran las cabezas 219 que sus asesinos habían guardado para venderlas.
[1,48] Piso unum et tricensimum aetatis annum explebat, fama meliore quam
48. Pisón iba a cumplir 31 años de edad y tuvo una reputación mayor que su buena suerte 220. En cuanto a sus
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El fisco (f iscus) es la caja imperial privada, mientras que el tesoro público (aerarium) estaba administrado por el Senado; cf. A. H. M. JONES, «The aerarium and the f iscus», Journ. Rom. Studies 40 (1950), 22-29; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 176-177. 216 Los cónsules, responsables de la convocatoria, estaban muertos o ausentes. 217 Es decir, el imperium, el derecho de convocar al Senado, el cargo de Pontif ex maximus y el nombre de Imperator; cf. P. A. BRUNT, «Lex de imperio Vespasiani», Journ. Roman Studies 67 (1977), 185-186; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 105-106; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 178; DAMON, Histories I, pág. 195. 218 Verania era hija de Q. Veranio, cónsul en el 49 y muerto como gobernador de Britania; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 106; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 179. 219 Según PLUTARCO (Galba XXVIII 2), Crispina pagó diez mil sestercios por la cabeza de su padre Vinio. 220 Tácito ofrece tres obituarios en un breve espacio: de Pisón (48, 1), de Vinio (48, 2-3) y de Galba (49, 2-4); cf. R. SYME, «Obituaries in Tacitus», en Ten Studies in Tacitus, Oxford, 1970, págs. 79-90; HEUBNER, Historien I, pág. 103.
fortuna. fratres eius Magnum Claudius, Crassum Nero interfecerant: ipse diu exul, quadriduo Caesar, properata adoptione ad hoc tantum maiori fratri praelatus est ut prior occideretur. [2] Titus Vinius quinquaginta septem annos uariis moribus egit. pater illi praetoria familia, maternus auus e proscriptis. prima militia infamis: legatum Caluisium Sabinum habuerat, cuius uxor mala cupidine uisendi situm castrorum, per noctem militari habitu ingressa, cum uigilias et cetera militiae munia eadem lasciuia temptasset, in ipsis principiis stuprum ausa, et criminis huius reus Titus Vinius arguebatur. [3] igitur iussu G. Caesaris oneratus catenis, mox mutatione temporum dimissus, cursu honorum inoffenso legioni post praeturam praepositus probatusque seruili deinceps probro respersus est tamquam scyphum aureum in conuiuio Claudii furatus, et Claudius postera die soli omnium Vinio fictilibus ministrari iussit. [4] sed Vinius proconsulatu Galliam Narbonensem seuere integreque rexit; mox Galbae amicitia in abruptum tractus, audax, callidus, promptus et, prout animum intendisset, prauus aut industrius, eadem ui. testamentum Titi Vinii magnitudine opum inritum, Pisonis supremam uoluntatem paupertas firmauit.
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hermanos, Claudio había matado a Magno y Nerón a Craso 221. Él estuvo en el exilio largo tiempo y fue César durante cuatro días. En su precipitada adopción se le prefirió a su hermano mayor con la única ventaja de que lo matarían antes. [2] Tito Vinio vivió 47 años con una conducta variable 222. Su padre era de familia de pretores y su abuelo materno había sido víctima de las proscripciones. Los primeros tiempos de servicio militar fueron deshonrosos. Había tenido de comandante a Calvisio Sabino 223, cuya esposa sintió un deseo malsano de ir a visitar el emplazamiento del campamento. Entró una noche con uniforme de soldado. Después de merodear con el mismo descaro por las guardias y demás dependencias militares, se atrevió a cometer adulterio en la plana mayor. Y se acusaba a Tito Vinio como reo de tal delito. [3] Así que por orden de Gayo César 224 se le cargó de cadenas, pero fue liberado después con el cambio de los tiempos 225. Siguió una carrera política sin obstáculos y después de la pretura se le puso al frente de una legión donde probó su valía. Más tarde, se vio salpicado por un escándalo propio de esclavos, pues al parecer había robado una copa de oro en un banquete ofrecido por Claudio. Y al día siguiente Claudio dio órdenes de que únicamente a Vinio de entre todos los presentes se le sirviera en vajilla de barro 226. [4] Pese a todo, Vinio en su proconsulado administró la Galia Narbonense 227 con rigor y honestidad. Después, su amistad con Galba lo arrastró al abismo. Era osado, astuto, eficiente y, según fuera su estado de ánimo, vicioso o virtuoso con la misma energía. El testamento de Tito Vinio quedó en papel mojado a causa de sus muchas riquezas 228, en cambio la pobreza garantizó el respeto a los últimos deseos de Pisón.
Gneo Pompeyo Magno era yerno del emperador Claudio, quien lo condenó a muerte a instancias de su esposa Mesalina. Sobre la muerte de Magno, cf. SUETONIO, Claudio XXIX 1-2; sobre la de Craso, cf. IV 42, 1 y PLINIO, Cartas I 5, 3; BASSOLS, Historias I, pág. 193; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 180. 222 El obituario de Vinio coincide en contenido con los datos de Plutarco (Galba XII 1-2); cf. I 1, 1; R. SYME, «Missing Persons III», Historia 11 (1962), 153; G. V. SUMNER, «The Career of T. Vinius», Athenaeum 54 (1976), 430-436; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 180; DAMON, Histories I, pág. 25. 223 Fue gobernador de Panonia. Él y su esposa Cornelia se suicidaron en el 39; cf. PIR2, C 354; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 107; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 180. 224 Calígula. 225 Es decir, con el asesinato de Calígula y la llegada de Claudio. 226 La historia aparece también en SUETONIO (Claudio XXXII), pero sin nombrar a Vinio. 227 Provincia senatorial del sur de Francia. Los gobernadores tenían el título de procónsul, aunque no hubieran llegado a ser cónsules; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 181-182. 228 Cf. I 37, 5.
[1,49] Galbae corpus diu neglectum et licentia tenebrarum plurimis ludibriis uexatum dispensator Argius e prioribus seruis humili sepultura in priuatis eius hortis contexit. caput per lixas calonesque suffixum laceratumque ante Patrobii tumulum (libertus in Neronis punitus a Galba fuerat) postera demum die repertum et cremato iam corpori admixtum est. [2] hunc exitum habuit Seruius Galba, tribus et septuaginta annis quinque principes prospera fortuna emensus et alieno imperio felicior quam suo. uetus in familia nobilitas, magnae opes: ipsi medium ingenium, magis extra uitia quam cum uirtutibus. [3] famae nec incuriosus nec uenditator; pecuniae alienae non adpetens, suae parcus, publicae auarus; amicorum libertorumque, ubi in bonos incidisset, sine reprehensione patiens, si mali forent, usque ad culpam ignarus. sed claritas natalium et metus temporum obtentui, ut, quod segnitia erat, sapientia uocaretur. [4] dum uigebat aetas militari laude apud Germanas floruit. pro consule Africam moderate, iam senior citeriorem Hispaniam pari iustitia continuit, maior priuato uisus dum priuatus fuit, et omnium consensu capax imperii nisi imperasset.
229
49. El cuerpo de Galba permaneció largo tiempo abandonado y sufrió por reiterados ultrajes al amparo de la oscuridad. Su administrador Argio 229, uno de sus esclavos más antiguos, le dio humilde sepultura en sus jardines privados. Su cabeza 230, ensartada y mutilada por cantineros y sirvientes del ejército, fue encontrada al fin al día siguiente delante de la tumba de Patrobio, un liberto de Nerón sentenciado a muerte por Galba, y restituida al cuerpo que ya había sido incinerado. [2] Este fue el final de Servio Galba 231, quien a lo largo de 73 años había sobrevivido con éxito a cinco emperadores y fue más feliz bajo el imperio de otro que en el suyo propio. Había en su familia antigua nobleza y grandes riquezas. Era de una personalidad mediocre, destacando más por no tener vicios que por estar dotado de cualidades. [3] No despreció ni compró su reputación; no codició el dinero ajeno, fue parco con el suyo y avaro con el público 232. Era irreprochablemente tolerante con amigos y libertos, si resultaban gente honesta; si resultaban malvados, los ignoraba hasta llegar a ser él también culpable. Sin embargo, su cuna ilustre y el miedo que había en aquella época sirvieron de pretexto para llamar sabiduría a lo que en realidad era desidia. [4] Mientras estaba en la flor de la vida consiguió en las provincias de Germania gloria militar 233; como procónsul gobernó África con moderación 234 y ya en sus últimos años llevó el control de Hispania Citerior con el mismo sentido de la justicia 235. Mientras fue un particular pareció superior a un particular y todos por unanimidad le hacían capaz de ser emperador, con la condición de que nunca hubiera llegado a serlo 236.
Liberto de Galba; cf. PLUTARCO, Galba XXVIII 4; SUETONIO, Galba XX 2. Cf. PLUTARCO, Galba XXVII 3-4; SUETONIO, Galba XX 2; R. W. HUSBAND, «Galba’s assassination and the indifferent citizen», Class. Philol. 10 (1915), 321-325. 231 Plutarco ofrece también un breve obituario en Galba XXI 1-2, XXIX, y datos biográficos en el cap. III; cf. E. KOESTERMANN, «Das Charakterbild Galbas bei Tacitus», Navicula Chiloniensis, Leiden, 1956, págs. 191-206; P. SCHUNCK, «Studien zur Darstellung des Endes von Galba, Otho und Vitellius in Historien des Tacitus», Symb. Osloenses 39 (1964), 38-82; HEUBNER, Historien I, págs. 107-108. 232 Sobre el texto latino, cf. WELLESLEY, «Tacitus, Histories: A Textual Survey...», pág. 1.659. 233 Fue gobernador de Germania Superior durante los años 39-41; cf. PLUTARCO, Galba III 3; SUETONIO, Galba VI 2; DIÓN CASIO, LX 8, 7. 234 Galba la gobernó durante los años 44-45; cf. SUETONIO, Galba VII 1. 235 Galba estuvo al mando de la Hispania Citerior durante los años 61 a 68; cf. I 8, 1; PLUTARCO, Galba II 3-5; SUETONIO, Galba VI-VIII; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 184-185. 236 Famosa sentencia final: omnium consensu capax imperii, nisi imperasset; cf. PLUTARCO, Galba XXIX 5; SUETONIO, Galba XIV 1 (maiore adeo et f avore et auctoritate adeptus est quam gessit imperium); B. R. VOSS, Der pointierte Stil des Tacitus, 2.a ed., Münster, 1980, pág. 74. 230
[1,50] Trepidam urbem ac simul atrocitatem recentis sceleris, simul ueteres Othonis mores pauentem nouus insuper de Vitellio nuntius exterruit, ante caedem Galbae suppressus ut tantum superioris Germaniae exercitum desciuisse crederetur. tum duos omnium mortalium impudicitia ignauia luxuria deterrimos uelut ad perdendum imperium fataliter electos non senatus modo et eques, quis aliqua pars et cura rei publicae, sed uulgus quoque palam maerere. [2] nec iam recentia saeuae pacis exempla sed repetita bellorum ciuilium memoria captam totiens suis exercitibus urbem, uastitatem Italiae, direptiones prouinciarum, Pharsaliam Philippos et Perusiam ac Mutinam, nota publicarum cladium nomina, loquebantur. [3] prope euersum orbem etiam cum de principatu inter bonos certaretur, sed mansisse G. Iulio, mansisse Caeare Augusto uictore imperium; mansuram fuisse sub Pompeio Brutoque rem publicam: nunc pro Othone an pro Vitellio in templa ituros? utrasque impias preces, utraque detestanda uota inter duos, quorum bello solum id scires, deteriorem fore qui uicisset. [4] erant qui Vespasianum et arma Orientis augurarentur, et ut potior utroque Vespasianus, ita bellum aliud atque alias cladis horrebant. et ambigua de Vespasiano fama, solusque omnium ante se principum in melius mutatus est.
50. Mientras 237 Roma se encontraba inquieta y aterrorizada tanto por la atrocidad del crimen recientemente cometido como por los viejos hábitos de Otón, nuevas noticias sobre Vitelio vinieron a incrementar el terror. Tales noticias se habían acallado antes del asesinato de Galba, con el fin de que se creyera que solamente se había sublevado el ejército de Germania Superior. Entonces, no solo el Senado y los caballeros, que tenían alguna participación y responsabilidad en el gobierno del Estado, sino también el populacho 238 dieron muestras públicas de tristeza, porque el destino había elegido para arruinar, por así decirlo, el imperio a dos hombres 239, los peores de todos por su desvergüenza, cobardía y vida desenfrenada. [2] Y ya no se recordaban los ejemplos recientes de la crueldad en tiempos de paz, sino que, rememorando las guerras civiles, hablaban de Roma tomada una y otra vez por sus propios ejércitos, de las devastaciones de Italia, del saqueo de las provincias, de Farsalia, Filipos, Perusia y Mútina 240, nombres asociados a desastres públicos. [3] Casi quedó destruido el mundo cuando rivalizaron por el poder contendientes honrados, pero se preservó el imperio con la victoria de Gayo Julio, se preservó con la de César Augusto, y se habría preservado la república con Pompeyo y Bruto. Ahora irían a los templos a rezar por Otón o por Vitelio: serían impías las dos súplicas, serían sacrílegas las dos ofrendas por dos hombres de cuyo enfrentamiento solamente se podría saber que el vencedor sería el peor de los dos. [4] Había quienes presagiaban una intervención de Vespasiano y las fuerzas de Oriente, y en la medida en que Vespasiano era superior a Otón y Vitelio, por eso sentían horror de otra guerra y otros desastres. Además, se tenían dudas sobre la reputación de Vespasiano 241, pero fue el único de todos los emperadores que le precedieron que cambió para mejor.
La rebelión de Vitelio: las causas
237
Tácito analiza en este capítulo de transición la situación política de Roma; cf. F. PASCHOUD, «Tacite, Histoires I 50: art de la coposition et vérité historique», Argos, 3 (1979), 7-19; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 110; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 185. 238 Cf. R. F. NEWBOLD, «Vitellius and the Roman Plebs», Historia 21 (1972), 308-319. 239 Otón y Vitelio. 240 Las batallas tuvieron lugar, respectivamente, en los años 48 (Julio César derrotó a Pompeyo), 42 (marco Antonio y Octaviano vencieron a Bruto y Casio), 40 (Octaviano saqueó la ciudad de Perusia) y 43 a. C. (Octaviano derrotó a Marco Antonio en Mútina). Cf. HEUBNER, Historien I, pág. 111; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 186. 241 Suetonio critica diversos aspectos de la vida de Vespasiano en su biografía (Vespasiano II 2-3; IV 3-5); CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 111.
[1,51] Nunc initia causasque motus Vitelliani expediam. caeso cum omnibus copiis Iulio Vindice ferox praeda gloriaque exercitus, ut cui sine labore ac periculo ditissimi belli uictoria euenisset, expeditionem et aciem, praemia quam stipendia malebat. [2] diu infructuosam et asperam militiam tolerauerant ingenio loci caelique et seueritate disciplinae, quam in pace inexorabilem discordiae ciuium resoluunt, paratis utrimque corruptoribus et perfidia impunita. [3] uiri, arma, equi ad usum et ad decus supererant. sed ante bellum centurias tantum suas turmasque nouerant; exercitus finibus prouinciarum discernebantur: tum aduersus Vindicem contractae legiones, seque et Gallias expertae, quaerere rursus arma nouasque discordias; nec socios, ut olim, sed hostis et uictos uocabant. nec deerat pars Galliarum, quae Rhenum accolit, easdem partis secuta ac tum acerrima instigatrix aduersum Galbianos; hoc enim nomen fastidito Vindice indiderant.
[4] igitur Sequanis Aeduisque ac deinde, prout opulentia ciuitatibus erat, infensi expugnationes urbium, populationes agrorum, raptus penatium hauserunt animo, super auaritiam et adrogantiam, praecipua ualidiorum uitia, contumacia Gallorum inritati, qui remissam sibi a Galba quartam tributorum partem et publice donatos in ignominiam exercitus iactabant. [5] accessit callide uulgatum,
242 243
51. Ahora voy a exponer los orígenes y las causas de la rebelión de Vitelio. Después de destruir a Julio Víndice 242 con todas sus fuerzas, el ejército, arrogante por el botín y la gloria conseguidos, pues sin fatigas ni peligros había obtenido una victoria en una guerra muy provechosa, prefería las expediciones con combate y las recompensas a la paga regular. [2] Durante mucho tiempo los soldados habían soportado una milicia poco rentable por las condiciones del lugar y el clima, así como por la estricta disciplina militar, que, siendo dura en tiempos de paz, suele relajarse con las discordias civiles, cuando en uno y otro bando andan prestos los corruptores y la traición queda sin castigo. [3] Sobraban hombres, armas y monturas tanto para usarlas como para exhibirlas 243. Pero antes de la guerra contra Víndice los soldados solo conocían sus propias centurias y escuadrones, pues los ejércitos estaban separados por las fronteras de las provincias. Pero entonces las legiones 244 se concentraron contra Víndice, se familiarizaron con las legiones de las Galias y entre ellas mismas, y andaban buscando de nuevo conflictos bélicos y nuevas discordias. Y ya no llamaban a aquella gente aliados, sino enemigos o vencidos. Y les apoyaba la parte de la Galia que está al borde del Rin, pues había seguido el mismo partido y era entonces la más feroz instigadora contra los Galbianos 245 (le habían, en efecto, puesto este nombre por haberse ya hartado del nombre de Víndice). [4] Así pues, llenos de odio primero contra los sécuanos y eduos 246, y después contra las ciudades en proporción a sus riquezas 247, planificaron en su imaginación el asalto de ciudades, la devastación de campos y el saqueo de sus hogares. Además de la avaricia y la arrogancia, defectos principales de los más fuertes, les exasperaba la provocación de los galos, quienes para ignominia del ejército se jactaban de que Galba les había condonado la cuarta parte de los impuestos y les había obsequiado con un regalo de territorio público. [5] A esto se añadió el
Cf. I 6, 2.
En fiestas y ceremonias oficiales, como desfiles y paradas militares; cf. BASSOLS, Historias I, pág.200. Se trataba de tres legiones de la Germania Superior (la IV Macedonica y la XXII Primigenia de Moguntiacum [Mainz], la XXI Rapax de Vindonissa [Windisch]) y una de la Germania Inferior (la I Germanica de Bonna [Bonn]); cf. DAMON, Histories I, pág. 204. 245 La legio VII Galbiana; cf. II 85, 1; III 7, 1; 10, 1. 246 La capital de lo sécuanos era Vesontium (Besançon) entre el Jura y los Vosgos, mientras que los eduos ocupaban la actual Borgoña. 247 Sobre las riquezas de esta área de la Galia, cf. SUETONIO, Nerón XL 4; R. P. DUNCAN-JONES, «The w ealth of Gaul», Chiron 11 (1981), 217-220. 244
temere creditum, decimari legiones et promptissimum quemque centurionum dimitti. undique atroces nuntii, sinistra ex urbe fama; infensa Lugdunensis colonia et pertinaci pro Nerone fide fecunda rumoribus; sed plurima ad fingendum credendumque materies in ipsis castris, odio metu et, ubi uiris suas respexerant, securitate.
rumor, astutamente divulgado y temerariamente creído, de que las legiones estaban siendo diezmadas y de que se estaban licenciando a los centuriones más activos. De todas partes llegaban noticias espantosas informes siniestros de Roma. La colonia de Lugduno 248 se declaró enemiga y su persistente lealtad a Nerón 249 suscitó numerosos rumores. Con todo, el mayor apoyo para la imaginación o la credulidad se encontraba en los mismos campamentos a causa del odio, del miedo y también de la confianza, cuando tomaban conciencia de sus propias fuerzas.
[1,52] Sub ipsas superioris anni kalendas Decembris Aulus Vitellius inferiorem Germaniam ingressus hiberna legionum cum cura adierat: redditi plerisque ordines, remissa ignominia, adleuatae notae; plura ambitione, quaedam iudicio, in quibus sordis et auaritiam Fontei Capitonis adimendis adsignandisue militiae ordinibus integre mutauerat. [2] nec consularis legati mensura sed in maius omnia accipiebantur. et {ut} Vitellius apud seueros humilis, ita comitatem bonitatemque fauentes uocabant, quod sine modo, sine iudicio donaret sua, largiretur aliena; simul auiditate imperitandi ipsa uitia pro uirtutibus interpretabantur. [3] multi in utroque exercitu sicut modesti quietique ita mali et strenui. sed profusa cupidine et insigni temeritate legati legionum Alienus Caecina et Fabius Valens; e
52. Poco antes del primero de diciembre del año anterior Aulo Vitelio había entrado en la Germania Inferior y había girado una visita de inspección a los cuarteles de invierno de las legiones 250. La mayoría recuperó su empleo anterior, se perdonaron las degradaciones y se redujeron las sanciones. Muchas medidas se hacían para ganar favores y algunas con buen juicio. Entre estas, cambiar por completo la avaricia sórdida de Fonteyo Capitón 251 para conferir o quitar empleos militares. [2] Y esto no se miraba como medidas normales de un legado consular, sino que a todo se le daba una importancia mayor de la que tenía. Las personas severas tildaban a Vitelio de rastrero y sus partidarios llamaban buen carácter y bondad al hecho de que regalara sin medida ni juicio lo suyo y despilfarrara lo ajeno. Desde luego, en su avidez por controlar todo 252 sus partidarios interpretaban como cualidades lo que solo eran defectos. [3] En los dos ejércitos había soldados tanto prudentes y pacíficos como malvados y agitadores. Pero por sus ambiciones sin límites y su notable falta de escrúpulos destacaban los legados de las legiones Alieno Cécina 253 y Fabio Valente.
248
Lugdunum (Lyon) se estableció como colonia romana en el año 43 a. C. y bajo los Julio-Claudios se convirtió en la capital de las Galias; cf. J. F. DRINKWATER, «Lugdunum: natural capital of Gaul?», Britannia 6 (1975), 133-140; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 189; DAMON, Histories I, págs. 205-206. 249 Nerón había socorrido a Lugdunum con cuatro millones de sestercios después del incendio del año 65; cf. Anales XVI 13, 3. 250 Los cuarteles de invierno se encontraban en Bonna (Bonn), Novaesium (Neuss) y Vetera (Xanten). Su centro administrativo se encontraba en Colonia Agripinensis (Colonia); cf. DAMON, Histories I, pág. 206. 251 Cf. I 7, 1. 252 Sobre el texto latino, cf. WELLESLEY, «Tacitus, Histories: A Textual Survey…», págs. 1.659-1.660; C. DAMON, «Potior utroque Vespasianus: Vespasian and his predecessors in Tacitus’ Histories», Arethusa 39 (2006), 245-279, esp. págs. 276-279 («Appendix: Histories 1.52.2: aviditate imperandi»). 253 Cécina Alieno y Fabio Valente eran los dos lugartenientes de Vitelio. Sobre Cécina, cf. I 53, 1-2; 67-80. Se pasó a Vespasiano antes de la segunda batalla de Bedriacum (III 13, 1). Fue asesinado a instancias de Tito por sospechas de traición; cf. SUETONIO, Tito VI 2; DIÓN CASIO, LXVI 16, 3; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 190-191; DAMON,
quibus Valens infensus Galbae, tamquam detectam a se Verginii cunctationem, oppressa Capitonis consilia ingrate tulisset, instigare Vitellium, ardorem militum ostentans: ipsum celebri ubique fama, nullam in Flacco Hordeonio moram; adfore Britanniam, secutura Germanorum auxilia: male fidas prouincias, precarium seni imperium et breui transiturum: panderet modo sinum et uenienti Fortunae occurreret.
[4] merito dubitasse Verginium equestri familia, ignoto patre, imparem si recepisset imperium, tutum si recusasset: Vitellio tris patris consulatus, censuram, collegium Caesaris et imponere iam pridem imperatoris dignationem et auferre priuati securitatem. quatiebatur his segne ingenium ut concupisceret magis quam ut speraret.
De estos Valente, hostil a Galba, pues el emperador se había mostrado desagradecido hacia los titubeos que él había descubierto en Verginio 254 y los planes abortados de Capitón, soliviantaba a Vitelio haciéndole alardes del entusiasmo de los soldados. Le decía que gozaba en todas partes de una buena estima y que no encontraría reparo alguno en Flaco Hordeonio 255. Britania estaría a su lado y le seguirían las tropas auxiliares de Germania. Las provincias mantenían una lealtad débil, el imperio de un anciano era precario y cambiaría de manos en breve tiempo. Solo tendría que abrir los brazos y se encontraría con la Fortuna que venía a su encuentro. Con razón había dudado Verginio, de familia ecuestre y de padre desconocido. [4] No habría estado a la altura, si hubiera recibido el imperio y estaría a salvo, si lo rechazaba. En cambio, los tres consulados de su padre, la censura y haber sido colega del César 256 hacía tiempo que conferían a Vitelio la dignidad de emperador y le quitaban la seguridad de un ciudadano privado. Con estas consideraciones golpeaba sobre el carácter débil de Vitelio, para que ambicionara más de lo que realmente esperaba conseguir.
[1,53] At in superiore Germania Caecina, decorus iuuenta, corpore ingens, animi immodicus, scito sermone, erecto incessu, studia militum inlexerat. hunc iuuenem Galba, quaestorem in Baetica impigre in partis suas transgressum, legioni praeposuit: [2] mox compertum publicam pecuniam auertisse ut peculatorem flagitari iussit. Caecina aegre passus miscere cuncta et priuata uulnera rei publicae malis operire statuit. nec deerant in exercitu semina discordiae, quod et bello aduersus
53. Pero en Germania Superior Cécina, atractivo por su juventud, de físico corpulento 257, de ambición desmedida, de palabra rápida y aire decidido, se había ganado el favor de los soldados. A este joven, cuestor en la Bética 258, Galba, cuando se pasó sin vacilar a su partido, lo puso al frente de una legión. [2] Más tarde, cuando se descubrió que había desviado dinero público, ordenó que se le llevara a juicio por malversación de fondos públicos. Cécina lo llevó mal y decidió revolverlo todo y restañar sus heridas privadas con las desgracias del Estado. Y no faltaban en el ejército simientes de discordia, porque todas las fuerzas que habían participado también en la guerra contra Víndice 259 no se habían pasado al bando de
Histories I, págs. 208-209. Sobre Fabio Valente, cf. I 7, 2; su obituario se lee en III 62, 2. 254 Cf. I 8, 2. 255 Era gobernador de Germania Superior, donde había sucedido a Verginio Rufo; cf. I 9, 1. 256 El padre de Vitelio había sido colega del emperador Claudio en los consulados de los años 43 y 47 d. C.; cf. PLUTARCO, Galba XXII 7; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 114-115; ASH, The Histories, pág. 269. 257 Léase también la descripción física de Cécina en PLUTARCO (Otón VI 6); cf. I 52, 3. 258 La Bética, una de las tres provincias de Hispania, abarcaba aproximadamente la actual Andalucía. Era una provincia senatorial gobernada por un propretor con el título de procónsul, quien tenía bajo sus órdenes a un cuestor y a un legado de la legión; BASSOLS, Historias I, pág. 205. 259 Cf. I 6, 2.
Vindicem uniuersus adfuerat, nec nisi occiso Nerone translatus in Galbam atque in eo ipso sacramento uexillis inferioris Germaniae praeuentus erat. [3] et Treuiri ac Lingones, quasque alias ciuitates atrocibus edictis aut damno finium Galba perculerat, hibernis legionum propius miscentur: unde seditiosa colloquia et inter paganos corruptior miles; et in Verginium fauor cuicumque alii profuturus.
Galba sino tras el asesinato de Nerón, y en el acto mismo del juramento se les habían adelantado las unidades de Germania Inferior 260. [3] Además, los tréviros y lingones 261 y demás ciudades, a las que había castigado con edictos severos o pérdida de territorios, mantuvieron un contacto más estrecho con los campamentos de invierno de las legiones. De ahí surgieron conversaciones sediciosas, una tropa más corrompida al tratar con paisanos y la probabilidad de que el apoyo dado a Verginio lo pudiera aprovechar en el futuro cualquier otro.
[1,54] Miserat ciuitas Lingonum uetere instituto dona legionibus dextras, hospitii insigne. legati eorum in squalorem maestitiamque compositi per principia per contubernia modo suas iniurias, modo uicinarum ciuitatium praemia, et ubi pronis militum auribus accipiebantur, ipsius exercitus pericula et contumelias conquerentes accendebant animos. [2] nec procul seditione aberant cum Hordeonius Flaccus abire legatos, utque occultior digressus esset, nocte castris excedere iubet. inde atrox rumor, adfirmantibus plerisque interfectos, ac ni sibi ipsi consulerent, fore ut acerrimi militum et praesentia conquesti per tenebras et inscitiam ceterorum occiderentur. [3] obstringuntur in ter se tacito foedere legiones, adsciscitur auxiliorum miles, primo suspectus tamquam circumdatis cohortibus alisque impetus in legiones pararetur, mox eadem acrius uoluens, faciliore inter malos consensu ad bellum quam in pace ad concordiam.
54. La comunidad de los lingones había enviado a las legiones de regalo unas diestras de metal, símbolo de hospitalidad 262. Sus emisarios con aspecto compungido y triste encendían los ánimos quejándose por los puestos de mando y las tiendas de las afrentas recibidas y de las recompensas otorgadas a las ciudades vecinas y, si encontraban oídos dispuestos a escuchar entre la tropa, de los peligros y vejaciones del propio ejército. [2] Estaba a punto de producirse una rebelión, cuando Hordeonio Flaco 263 ordenó que se marcharan los emisarios y salieran del campamento de noche 264 para que su partida llamara menos la atención. De ahí surgió el siniestro rumor, mantenido por la mayoría, de que habían matado a los emisarios y de que, si ellos no miraban por sí mismos, sucedería que los soldados más decididos y los que habían denunciado la situación presente morirían al amparo de la oscuridad y sin que los demás se enteraran. [3] Las legiones se comprometieron con un pacto secreto a actuar juntas, se hizo partícipe a las tropas auxiliares 265, al principio con sospechas porque se pensaba que se preparaba un ataque contra las legiones tras producirse un movimiento envolvente de cohortes y escuadrones de caballería, pero después se involucraron en los mismos planes con más decisión, pues el acuerdo entre malvados es más fácil para hacer la guerra que para preservar la armonía en tiempos de paz.
260
Cf. PLUTARCO, Galba X 5. Ambos pueblos apoyaron a Vitelio; cf. I 57, 2; 63, 1; 64, 2; II 14, 1-3; III 35, 2. 262 Eran joyas en forma de broches o anillos de bronce o plata que presentaban unas manos entrelazadas que simbolizaban amistad, hospitalidad y solidaridad; cf. II 8, 2; cf. A. PIGANIOL, «Fides et mains de bronze», Mélanges LévyBruhl, París, 1959, págs. 471-473; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 116; ASH, Histories II, pág. 99. 263 Cf. I 9, 1. 264 La misma táctica se lee en I 80, 1. 265 Cf. I 26, 1; 38, 3; 60; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 116. 261
La rebelión de Vitelio: los comienzos [1,55] Inferioris tamen Germaniae legiones sollemni kalendarum Ianuariarum sacramento pro Galba adactae, multa cunctatione et raris primorum ordinum uocibus, ceteri silentio proximi cuiusque audaciam expectantes, insita mortalibus natura, propere sequi quae piget inchoare. [2] sed ipsis legionibus inerat diuersitas animorum: primani quintanique turbidi adeo ut quidam saxa in Galbae imagines iecerint: quinta decima ac sexta decima legiones nihil ultra fremitum et minas ausae initium erumpendi circumspectabant. [3] at in superiore exercitu quarta ac duetuicensima legiones, isdem hibernis tendentes, ipso kalendarum Ianuariarum die dirumpunt imagines Galbae, quarta legio promptius, duetuicensima cunctanter, mox consensu. [4] ac ne reuerentiam imperii exuere uiderentur, senatus populique Romani oblitterata iam nomina sacramento aduocabant, nullo legatorum tribunorumue pro Galba nitente, quibusdam, ut in tumultu, notabilius turbantibus. non tamen quisquam in modum contionis aut suggestu locutus; neque enim erat adhuc cui imputaretur.
55. Sin embargo, las legiones de la Germania Inferior 266 se vieron obligadas a prestar solemne juramento de lealtad a Galba el 1 de enero entre muchas dudas y voces esporádicas de las primeras filas, mientras los demás en silencio esperaban la iniciativa de los más cercanos, pues es innato en la naturaleza humana secundar con rapidez lo que no gusta emprender.
[1,56] Spectator flagitii Hordeonius Flaccus consularis legatus aderat, non compescere ruentis, non retinere dubios,
56. El legado consular Hordeonio Flaco asistía como espectador de tal infamia, sin atreverse a reprimir a los alborotadores ni a ganarse a los dubitativos ni a dar
266
[2] Pero en las mismas legiones las posturas estaban divididas: los de la I y V 267 estaban tan descontrolados que algunos llegaron a arrojar piedras contra las efigies de Galba; las legiones XV y XVI 268, no atreviéndose a pasar de amenazas entre dientes, contemplaban a su alrededor el comienzo del estallido. [3] Sin embargo, en el ejército de la Germania Superior las legiones IV y XXII 269, alojadas en el mismo campamento de invierno 270, el mismo primero de enero destrozaron las efigies de Galba, con más decisión la IV, un poco dubitativa la XXII, pero después las dos a una. [4] Y, para que no pareciera que faltaban al respeto al imperio, invocaban en su juramento los nombres ya en desuso del «Senado y el pueblo romano 271», sin que ningún legado o tribuno apoyara a Galba y mientras algunos, aprovechándose de la confusión, se hacían notar como alborotadores. Sin embargo, no habló nadie desde la tribuna 272, pues no había todavía ningún emperador al que se le pudiera dar crédito 273.
Eran la I Germánica, la V Alaudae, la XV Primigenia y la XVI Gallica; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 194. La legión I Germanica con sede en Bonna (Bonn) estaba al mando de Fabio Valente, mientras que la legión V Alaudae era la más antigua de las asentadas en Vetera (Xanten); cf. DAMON, Histories I, pág. 214. 268 La legión XV Primigenia tenía su base en Vetera (Xanten) y la XVI Gallica en Novaesium (Neuss); cf. DAMON, Histories I, pág. 215. 269 La legión IV Macedonica, creada por Julio César, y la XXII Primigenia, formada por Calígula, tenían su base en Mogontiacum (Mainz); cf. DAMON, Histories I, pág. 215. 270 En Mogontiacum (Mainz). 271 Cf. I 12, 1; PLUTARCO, Galba XXII 4. 272 Sin embargo, léase a PLUTARCO, Galba XXII 6-8; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 195. 273 Todavía no se había elegido abiertamente al nuevo emperador, aunque todo apuntaba a Vitelio; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 117. 267
non cohortari bonos ausus, sed segnis pauidus et socordia innocens. quattuor centuriones duetuicensimae legionis, Nonius Receptus, Donatius Valens, Romilius Marcellus, Calpurnius Repentinus, cum protegerent Galbae imagines, impetu militum abrepti uinctique. nec cuiquam ultra fides aut memoria prioris sacramenti, sed quod in seditionibus accidit, unde plures erant omnes fuere. [2] Nocte quae kalendas Ianuarias secuta est in coloniam Agrippinensem aquilifer quartae legionis epulanti Vitellio nuntiat quartam et duetuicensimam legiones proiectis Galbae imaginibus in senatus ac populi Romani uerba iurasse. id sacramentum inane uisum: occupari nutantem fortunam et offerri principem placuit. [3] missi a Vitellio ad legiones legatosque qui desciuisse a Galba superiorem exercitum nuntiarent: proinde aut bellandum aduersus desciscentis aut, si concordia et pax placeat, faciendum imperatorem: et minore discrimine sumi principem quam quaeri.
ánimos a los leales, sino que se mostraba indeciso, atemorizado e inocuo por su incapacidad para actuar. Cuatro centuriones de la legión XXII 274, Nonio Recepto, Donacio Valente, Romilio Marcelo y Calpurnio Repentino 275, al intentar proteger las efigies de Galba, fueron apresados y esposados por los soldados que se lanzaron sobre ellos. Y ya nadie mantenía la lealtad o el recuerdo del juramento anterior, sino que, como sucede en las sediciones, todos se pusieron del lado de la mayoría. [2] En la noche que siguió al 1 de enero el abanderado de la legión IV anuncia en la colonia Agripinense 276 a Vitelio, que entonces estaba cenando 277, que las legiones IV y XXII, después de derribar las efigies de Galba, habían jurado lealtad al Senado y al pueblo romano. Tal juramento le pareció que no tenía valor alguno y decidió adelantarse a la Fortuna vacilante y ofrecerse como emperador.
[1,57] Proxima legionis primae hiberna erant et promptissimus et legatis Fabius Valens. is die postero coloniam Agrippinensem cum equitibus legionis auxiliariorumque ingressus imperatorem Vitellium consalutauit. secutae ingenti certamine eiusdem prouinciae legiones; et superior exercitus, speciosis senatus populique Romani nominibus relictis, tertium nonas Ianuarias Vitellio accessit:
57. El campamento de invierno más cercano era el de la legión I 278 y Fabio Valente era el comandante más decidido. Al día siguiente 279, entró en la colonia de Agripina con la caballería de la legión y de las tropas auxiliares y saludó a Vitelio como emperador. Le siguieron con gran entusiasmo las legiones de la misma provincia. Y el ejército de la Germania Superior dejó a un lado los nombres vistosos de «Senado y pueblo de Roma» para unirse a Vitelio el día 3 de enero. Desde luego se comprobaba que durante los dos días anteriores el
274
[3] Vitelio envió a legiones y legados mensajeros con el anuncio de que el ejército de Germania Superior se había levantado contra Galba. En consecuencia, tendrían que luchar contra los rebeldes o, si preferían la paz y la concordia, debían nombrar a un emperador. Añadía que era menos peligroso aceptar a un emperador de entre ellos que ir a buscarlo fuera.
Las legiones citadas en este párrafo son la IV Macedonica y la XXII Primigenia. Los cuatro fueron después ejecutados, como se nos recuerda en 59, 1. 276 Sobre la colonia Agripinense, la actual Köln (Colonia), cf. P. LA BAUME, «Das römische Köln», Bonner Jahrhücher 172 (1972), 271-292; O. DOPPELFELD, «Das römische Köln I: Über oppidum und colonia Agrippinensium», ANRW II 4 (1975), 715-782. 277 Cf. PLUTARCO, Galba XXII 9; SUETONIO, Vitelio VIII 1. 278 Bonn, donde estaba apostada la legión I Germanica, distaba 30 kilómetros, a más de un día de marcha a pie de los soldados. 279 El día 2 de enero. 275
scires illum priore biduo non penes rem publicam fuisse. [2] ardorem exercituum Treuiri, Lingones Agrippinenses, aequabant, auxilia equos, arma pecuniam offerentes, ut quisque corpore opibus ingenio ualidus. nec principes modo coloniarum aut castrorum, quibus praesentia ex affluenti et parta uictoria magnae spes, sed manipuli quoque et gregarius miles uiatica sua et balteos phalerasque, insignia armorum argento decora, loco pecuniae tradebant, instinctu et impetu et auaritia.
ejército no había estado en poder de un gobierno republicano. [2] Los ciudadanos de la colonia Agripinense, los tréviros y lingones igualaban el entusiasmo del ejército con sus ofrecimientos de refuerzos, caballos, armas y dinero, cada cual de acuerdo con su capacidad física, patrimonio o inteligencia. Y no solo prestaban ayuda los líderes de las colonias y campamentos, quienes disponían de recursos en abundancia y abrigaban esperanzas de ganancias si conseguían la victoria, sino también la tropa y los soldados rasos entregaban sus propios ahorros o, en lugar de dinero, tahalíes, medallas y las insignias de sus armas decoradas con plata. Lo hacían llevados de sus impulsos, de su entusiasmo o de su avaricia.
[1,58] Igitur laudata militum alacritate Vitellius ministeria principatus per libertos agi solita in equites Romanos disponit, uacationes centurionibus ex fisco numerat, saeuitiam militum plerosque ad poenam exposcentium saepius adprobat, raro simulatione uinculorum frustratur. Pompeius Propinquus procurator Belgicae statim interfectus; Iulium Burdonem Germanicae classis praefectum astu subtraxit. [2] exarserat in eum iracundia exercitus tamquam crimen ac mox insidias Fonteio Capitoni struxisset. grata erat memoria Capitonis, et apud saeuientis occidere palam, ignoscere non nisi fallendo licebat: ita in custodia habitus et post uictoriam demum, stratis iam militum odiis, dimissus est. interim ut piaculum obicitur centurio Crispinus. sanguine Capitonis {se} cruentauerat
58. Así pues, Vitelio, tras agradecer el respaldo entusiasta de los soldados, dispuso que los cargos del principado que solían ser desempeñados por los libertos se asignaran a los caballeros 280, pagó del fisco a los centuriones la dispensa de servicios, sancionó las más de las veces la crueldad de los soldados que exigían la pena de muerte para muchos y solo raramente podía engañarlos simulando encarcelarlos. Pompeyo Propincuo 281, el representante imperial en Bélgica, fue ejecutado inmediatamente, mientras que pudo quitar de en medio astutamente a Julio Burdón, comandante de la escuadra de Germania 282. [2] El ejército había montado en cólera contra él, porque pensaba que había urdido una falsa acusación y luego trampas contra Fonteyo Capitón 283. Se tenía un recuerdo agradable de Capitón, pero entre gente enfurecida se podía matar abiertamente, mas no se podía perdonar si no era engañando. Así fue puesto bajo vigilancia y después de la victoria, cuando ya se había saciado el odio 284 de los soldados, fue puesto al fin en libertad. Entretanto, se les presentó como chivo expiatorio al centurión Crispino. Se había manchado con
280
Sobre los libertos y caballeros al servicio de los emperadores como funcionarios, cf. MILLAR, The emperor in the Roman world…, págs. 69-100. La administración imperial comprendía: a) la oficina a libellis, encargada de informar y tratar las peticiones presentadas al emperador; b) la oficina ab epistulis o secretaría privada; c) la oficina a rationibus, que llevaba la contabilidad; d) la oficina a cognitionibus o asesoría jurídica; y e) la oficina a studiis que agrupaba a los asesores del emperador; cf. BASSOLS, Historias I, pág. 214; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 197. 281 Cf. 12, 1. 282 Esta flotilla fue creada por Druso y reforzada por Tiberio y Germánico; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 198. 283 Cf. I 7, 1. 284 Sobre la enmienda satiatis… odiis de Freinsheim, léase una discusión del pasaje en M. G. MORGAN, «Histories II.58.2», Hermes 121 (1993), 371-374.
eoque et postulantibus manifestior et punienti uilior fuit.
la sangre de Capitón y por ello era un objetivo más claro para los que exigían su muerte y una víctima sin valor alguno para el responsable de castigarlo.
[1,59] Iulius deinde Ciuilis periculo exemptus, praepotens inter Batauos, ne supplicio eius erox gens alienaretur. et erant in ciuitate Lingonum octo Batauorum cohortes, quartae decimae legionis auxilia, tum discordia temporum a legione digressae, prout inclinassent, grande momentum sociae aut aduersae. Nonium, Donatium, Romilium, Calpurnium centuriones, de quibus supra rettulimus, occidi iussit, damnatos fidei crimine, grauissimo inter desciscentis. [2] accessere partibus Valerius Asiaticus, Belgicae prouinciae legatus, quem mox Vitellius generum adsciuit, et Iunius Blaesus, Lugdunensis Galliae rector, cum Italica legione e ala Tauriana Lugduni tendentibus. nec in Raeticis copiis mora quo minus statim adiungerentur: ne in Britannia quidem dubitatum.
59. Después, se libró de peligros a Julio Civil 285, muy influyente entre los batavos, a fin de no provocar con su ejecución a un pueblo tan fiero. Y de hecho, en la ciudad de los lingones 286 estaban estacionadas ocho cohortes de batavos, que formaban las tropas auxiliares de la legión XIV 287, pero por entonces en estos tiempos de discordias separadas de la legión: su amistad u hostilidad, según a qué lado se inclinaran, sería de una gran importancia. Ordenó la ejecución de los centuriones Nonio, Donacio, Romilio y Calpurnio, mencionados más arriba 288, condenados bajo la acusación de deslealtad, el cargo más grave para los sediciosos. [2] Se unieron a su bando Valerio Asiático 289, gobernador de la provincia de Bélgica, al que Vitelio hizo después su yerno, y Junio Bleso 290, gobernador de la Galia Lugdunense, junto con la legión Itálica 291 y el Ala Tauriana, acantonados en Lyon. Las tropas de Recia no tardaron en adherirse con prontitud.
[1, 60] Praeerat Trebellius Maximus, per auaritiam ac sordis contemptus exercitui
60. Ni siquiera en Britania hubo dudas. Su gobernador era Trebelio Máximo 292, despreciado y odiado en el
285
Julio Civil era un príncipe batavo con ciudadanía romana y mandaba una cohorte de tropas auxiliares de su tribu (IV 12, 2-3); cf. IV 13, 1. 286 Andemantunnum, actual Langres. Sobre las cohortes batavas, cf. IV 19-20; P. A. BRUNT, «Tacitus on the Batavian revolt», Latomus 19 (1960), 494-517; DAMON, Histories I, pág. 221. 287 La legión XIV Gemina Martia Victrix. 288 En I 56, 1. 289 Llegó a ser cónsul en el año 70; cf. G. B. TOWNEND, «The consuls of A.D. 69/70», Amer. Journal Philol. 83 (1962), 127129; T. WIEDMANN, «Valerius Asiaticus and the regime of Vitellius», Philologus 143 (1999), 323-335; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 121; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 199; T. WIEDEMAN, «Valerius Asiaticus and the regime of Vitellius», Philologus 143 (1999), 323-335. 290 Léase su retrato en II 59, 2; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 121. 291 La legio I Italica era una unidad de élite creada por Nerón. El Ala Tauriana (Ala I Flavia Gallorum Tauriana) era un regimiento de caballería de 512 jinetes distribuidos en 16 escuadrones (turmae); cf. D. B. SADDINGTON, «The Roman auxilia in Tacitus, Josephus and other early imperial w riters», Acta Classica 13 (1970), 89-124; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 200; E. BIRLEY, «Alae named after their commanders», Ancient Society 9 (1978), 269; DAMON, Histories I, pág. 223. 292 Trebelio Máximo fue gobernador de Britania desde el año 63 hasta el 69; cf. Agrícola XVI 3-4; PIR2 T 239; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 121-122. Vitelio lo sustituyó como gobernador por Vetio Bolano (II 65, 2). En torno a Roscio Celio, vid. Agrícola VII 3; PIR2 R 67. Roscio Celio llegó a ser cónsul suf f ectus o sustituto en el año 81; cf.
inuisusque. accendebat odium eius Roscius Coelius legatus uicensimae legionis, olim discors, sed occasione ciuilium armorum atrocius proruperant. Trebellius seditionem et confusum ordinem disciplinae Coelio, spoliatas et inopes legiones Coelius Trebellio obiectabat, cum interim foedis legatorum certaminibus modestia exercitus corrupta eoque discordiae uentum ut auxiliarium quoque militum conuiciis proturbatus et adgregantibus se Coelio cohortibus alisque desertus Trebellius ad Vitellium perfugerit. quies prouinciae quamquam remoto consulari mansit: rexere legati legionum, pares iure, Coelius audendo potentior.
ejército por su avaricia y mezquindad. Atizaba el odio hacia él Roscio Celio, legado de la legión XX 293, en desacuerdo con él desde hacía tiempo, aunque con ocasión de las guerras civiles, sus enfrentamientos habían estallado con más virulencia. Trebelio echaba en cara a Celio la sedición y la falta de respeto a la cadena de mando, y Celio a Trebelio que había expoliado y empobrecido a las legiones. Entretanto, con las escandalosas disputas de los comandantes se perjudicó la disciplina del ejército y se llegó a tal punto de enfrentamiento que Trebelio, confundido por los insultos incluso de las tropas auxiliares y solo, porque las cohortes y regimientos de caballería se unían a Celio, tuvo que refugiarse junto a Vitelio. La paz se mantuvo en la provincia pese al alejamiento del excónsul. La dirigían los comandantes de las legiones, iguales por ley, aunque Celio los dominaba por su osadía.
[1,61] Adiuncto Britannico exercitu ingens uiribus opibusque Vitellius duos duces, duo itinera bello destinauit: Fabius Valens adlicere uel, si abnuerent, uastare Gallias et Cottianis Alpibus Italiam inrumpere, Caecina propiore transitu Poeninis iugis degredi iussus. [2] Valenti inferioris exercitus electi cum aquila quintae legionis et cohortibus alisque, ad quadraginta milia armatorum data; triginta milia Caecina e superiore Germania ducebat, quorum robur legio unaetuicensima fuit. addita utrique Germanorum auxilia, et quibus Vitellius
61. Con la adhesión del ejército de Britania 294 Vitelio contó con fuerzas y recursos imponentes y asignó para la guerra a dos generales y dos itinerarios. A Fabio Valente se le ordenó que atrajera a las provincias de la Galia o, si se negaban, que las arrasara y se lanzara hacia Italia por los Alpes Cotianos 295, mientras que a Cécina se le encargó que bajara por las cumbres de los Apeninos siguiendo una ruta más corta. [2] A Valente se le entregaron tropas escogidas del ejército de Germania Inferior más el águila de la legión V 296, cohortes y regimientos de caballería hasta 40.000 hombres armados 297; Cécina dirigía 30.000 hombres de Germania Superior, cuya fuerza principal la constituía la legión XXI 298. A los dos se añadieron unidades auxiliares de germanos, con las que Vitelio
HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 200-201; DAMON, Histories I, págs. 224-225. 293 La legión XX Valeria Victrix estaba en Britania desde el año 43. 294 Había cuatro legiones: la XVI Gemina Martia Victrix, la II Augusta, la IX Hispana y la XX Valeria Victrix; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 201. 295 Era el paso del Mont-Genèvre. Fabio Valente hizo la ruta desde Colonia hasta Cremona de 1.312 kilómetros en unos 87 días desde el 12 de enero hasta el 7 de abril. Cécina se dirigió desde Mogontiacum hasta Vindonissa (367 kilómetros) y desde allí hasta Cremona pasando por Augusta Raurica (Augst) y el Gran San Bernardo (565 kilómetros) en unos 66 días desde el 28 de enero hasta el 2 de abril; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 265-268; C. L. MURISON, Galba, Otho and Vitellius: careers and controversies, Hildesheim, 1993, págs. 86-95; M. G. MORGAN, «Rogues’ March: Caecina and Valens in Tacitus Histories 1.61-70», Mus. Helvet. 51 (1994), 103-125; DAMON, Histories I, pág. 225. 296 La legión V Alaudae se unió la legión XXI Rapax con base en Vindonissa, moderna Windisch; cf. BASSOLS, Historias I, pág. 219; DAMON, Histories I, pág. 225. 297 Las cifras más realistas serían 20.000 hombres (Valente), 16.000 (Cécina) y 30.000 (Vitelio); cf. DAMON, Histories I, pág. 225. 298 La legión XXI Rapax.
suas quoque copias suppleuit, tota mole belli secuturus.
también completó sus propias fuerzas. Este les seguiría con todo el grueso del ejército.
[1,62] Mira inter exercitum imperatoremque diuersitas: instare miles, arma poscere, dum Galliae trepident, dum Hispaniae cunctentur: non obstare hiemem neque ignauae pacis moras: inuadendam Italiam, occupandam urbem; nihil in discordiis ciuilibus festinatione tutius, ubi facto magis quam consulto opus esset. [2] torpebat Vitellius et fortunam principatus inerti luxu ac prodigis epulis praesumebat, medio diei temulentus et sagina grauis, cum tamen ardor et uis militum ultro ducis munia implebat, ut si adesset imperator et strenuis uel ignauis spem metumue adderet. instructi intentique signum profectionis exposcunt. nomen Germanici Vitellio statim additum: Caesarem se appellari etiam uictor prohibuit. [3] laetum augurium Fabio Valenti exercituique, quem in bellum agebat, ipso profectionis die aquila leni meatu, prout agmen incederet, uelut dux uiae praeuolauit, longumque per spatium is gaudentium militum clamor, ea quies interritae alitis fuit ut haud dubium magnae et prosperae rei omen acciperetur.
62. Era sorprendente el contraste entre el ejército y el emperador. Los soldados apremiaban, exigían armas, mientras las provincias de la Galia estaban nerviosas y mientras las de Hispania se mostraban indecisas. Mantenían que el invierno no era un obstáculo ni tampoco lo era la demora de una paz cobarde. Había que invadir Italia y apoderarse de Roma. No había nada más seguro que la rapidez en medio de las discordias civiles, donde se necesitaba más de la acción que de la deliberación. [2] Vitelio persistía en su pereza y disfrutaba antes de tiempo de los privilegios del imperio en medio de indolentes placeres y suntuosos banquetes, borracho a mediodía y pesado de tanto comer 299, si bien la fuerza entusiasta de los soldados reemplazaba de sobra las responsabilidades de su jefe, igual que si estuviera allí el emperador infundiendo esperanza o miedo a los valientes o cobardes. Formados y atentos exigían la señal de partida. Inmediatamente pusieron a Vitelio el nombre de Germánico, pero prohibió que le llamaran César incluso después de la victoria. [3] Se produjo un feliz augurio 300 para Valente y para el ejército que él conducía a la guerra. El día mismo de la partida 301 un águila, planeando suavemente, según avanzaban las columnas, iba volando como la guía de la marcha. Durante un gran trecho tal fue el clamor de alegría de los soldados, tal la calma de aquella ave sin miedo, que el augurio se interpretó como señal segura de grandes y exitosas empresas.
La marcha de los vitelianos: Valente y Cécina302
299
Cf. SUETONIO, Vitelio XIII; DIÓN CASIO, LXV 2, 1. Tácito parece aludir a Virgilio (Eneida V 137) y a la descripción del augurio de Rómulo en Ennio (frags. 78 y 82-83 Skutsch); cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 203; M. G. MORGAN, «Tw o omens in Tacitus’ Histories (2.50.2 and 1.62.2-3)», Rhein. Museum 136 (1993), 321-329; J. MARTOS, Ennio, Fragmentos, Madrid, 2006, págs. 86-87. 301 Sobre el 12 o 13 de enero del 69; cf. MURISON, Galba, Otho and Vitellius…, pág. 89. 302 La marcha completa desde el 21 de enero hasta el 30 de marzo del año 69 fue la siguiente: Augusta Trevirorum (Trier), Divodurum (Metz), Toullium (Toul), Andematunnum (Langres), Cabillonum (Chalon-sur- Saône), Lugdunum (Lyon), Vienna (Vienne), Lucus (Luc-en-Diois), Vapincum (Gap), Brigantium (Briançon), Augusta Taurinorum (Turín). En los capítulos 63-66 se da cuenta de la marcha de Valente, mientras que sobre el ejército de Cécina no se ofrece el itinerario, aunque se alaba su estrategia y eficiencia (caps. 67-69). En el capítulo 70 los dos generales han llegado al norte de Italia. Cf. F. KOESTER, Der Marsch der Invasionsarmee des Fabius Valens, Münster, 1927; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 124-125; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 203-204; M. G. MORGAN, «Rogues march: Caecina and Valens in Histories II 61-70», Museum Helveticum 51 (1994), 103-125; R. ASH, Ordering anarchy: armies and leaders in Tacitus’ Histories, Londres, 1999, págs. 38-41; DAMON, Histories I, págs. 228-229. 300
[1,63] Et Treuiros quidem ut socios securi adiere: Diuoduri (Mediomatricorum id oppidum est) quamquam omni comitate exceptos subitus pauor terruit, raptis repente armis ad caedem innoxiae ciuitatis, non ob praedam aut spoliandi cupidine, sed furore et rabie et causis incertis eoque difficilioribus remediis, donec precibus ducis mitigati ab excidio ciuitatis temperauere; caesa tamen ad quattuor milia hominum. [2] isque terror Gallias inuasit ut uenienti mox agmini uniuersae ciuitates cum magistratibus et precibus occurrerent, stratis per uias feminis puerisque: quaeque alia placamenta hostilis irae, non quidem in bello sed pro pace tendebantur.
63. El ejército se acercó al territorio de los tréviros 303 con total despreocupación, porque los consideraban aliados. Pero en Divoduro, una ciudad de los mediomátricos 304, pese a que les habían recibido con total simpatía, al ejército le sobrevino un pánico repentino. Los soldados tomaron de pronto las armas para matar a una población inocente, no para obtener botín o por ansia de saqueo, sino por un ataque de locura y por razones desconocidas y, por ello mismo, de más difícil remedio, hasta que, aplacados por las súplicas de su comandante, se refrenaron y no exterminaron a los pobladores. No obstante, fueron asesinados cuatro mil hombres 305. [2] Y tal miedo se apoderó de las Galias que en adelante, cuando llegaba una columna romana, todas las ciudades le salían al encuentro con los magistrados suplicando piedad, mientras mujeres y niños se postraban por las calles y ofrecían todo tipo de concesiones para aplacar la ira del enemigo, no por estar en guerra, sino para favorecer la paz.
[1,64] Nuntium de caede Galbae et imperio Othonis Fabius Valens in ciuitate Leucorum accepit. nec militum animus in gaudium aut formidine permotus: bellum uoluebat. Gallis cunctatio exempta est: in Othonem ac Vitellium odium par, ex Vitellio et metus. [2] proxima Lingonum ciuitas erat, fida partibus. benigne excepti modestia certauere, sed breuis laetitia fuit cohortium intemperie, quas a legione quarta decima, ut supra memorauimus, digressas exercitui suo Fabius Valens adiunxerat. iurgia primum, mox rixa inter Batauos et legionarios, dum his aut illis studia militum adgregantur, prope
64. Fabio Valente 306 recibió la noticia del asesinato de Galba y de la subida al poder de Otón en la capital de los leucos 307. Pero el ánimo de los soldados no se conmovió ni con alegría ni con miedo: en su mente les rondaba la guerra. Se terminaron las dudas de los galos: odiaban por igual a Otón y a Vitelio, pero a Vitelio le tenían, además, miedo. [2] Próxima estaba la ciudad de los lingones 308, leal a la causa de Vitelio. Los soldados romanos recibieron una cordial bienvenida y correspondieron con corrección, pero la alegría duró poco por la indisciplina de las cohortes que, como recordamos más arriba 309, Fabio Valente había incorporado a su ejército procedentes de la legión XIV 310. Primero surgieron insultos y después riñas entre los batavos y los legionarios. Y cuando el apoyo de los soldados se inclinaba a unos o a otros, estuvieron a punto de enzarzarse en una batalla, si no es
303
Su capital era Augusta Treverorum, la actual Trier, a 163 kilómetros de Colonia o a una semana de marcha, si la media diaria llegaba a los 22 kilómetros o quince mil pasos romanos; DAMON, Histories I, págs. 229-230. 304 Divodurum es la actual Metz, situada a 83 kilómetros de Trier. 305 Sobre el saqueo de las ciudades por los romanos, léase a A. ZIOLKOWSKI, «Urbs direpta, or how the Romans sacked cities», en J. RICH y G. SHIPLEY, eds., War and society in the Roman world, Londres, 1993, págs. 69-91. 306 Cf. I 7, 1. 307 Era Tullium, la moderna Toul, situada a 53 kilómetros de Metz. La noticia se recibiría sobre el 24-26 de enero del año 69. 308 Era Andematunnum, la actual Langres, situada a 93 kilómetros de Toul. 309 En I 59, 1. 310 Es la legión XIV Gemina Martia Victrix.
in proelium exarsere, ni Valens animaduersione paucorum oblitos iam Batauos imperii admonuisset. frustra aduersus Aeduos quaesita belli causa: iussi pecuniam atque arma deferre gratuitos insuper commeatus praebuere. [3] quod Aedui formidine Lugdunenses gaudio fecere. sed legio Italica et ala Tauriana abductae: cohortem duodeuicensimam Lugduni, solitis sibi hibernis, relinqui placuit. [4] Manlius Valens legatus Italicae legionis, quamquam bene de partibus meritus, nullo apud Vitellium honore fuit: secretis eum criminationibus infamauerat Fabius ignarum et, quo incautior deciperetur, palam laudatum.
porque Valente con el castigo de unos pocos no hubiera recordado a los batavos su autoridad, que ya habían olvidado. En vano se buscó un motivo de guerra contra los eduos 311. Cuando se les ordenó que llevaran dinero y armas, ofrecieron además provisiones gratuitas.
[1,65] Veterem inter Lugdunensis {et Viennensis} discordiam proximum bellum accenderat. multae in uicem clades, crebrius infestiusque quam ut tantum propter Neronem Galbamque pugnaretur. et Galba reditus Lugdunensium occasione irae in fiscum uerterat; multus contra in Viennensis honor: unde aemulatio et inuidia et uno amne discretis conexum odium. [2] igitur Lugdunenses extimulare singulos militum et in euersionem Viennensium impellere, obsessam ab illis coloniam suam, adiutos Vindicis conatus,
65. La guerra reciente había avivado la vieja enemistad entre los habitantes de Lugduno y Vienne 316. Se habían hecho muchas matanzas unos y otros con más frecuencia y encono que si se tratara de luchar únicamente por la causa de Nerón o Galba. Además, Galba había confiscado en un arranque de ira los ingresos de los lioneses, mientras que dispensó grandes honores a los vieneses: de ahí la rivalidad, la envidia y el odio que unía a ciudades separadas solo por un río 317. [2] Así pues, los lioneses empezaron a soliviantar uno a uno a los soldados y a lanzarlos a destruir a los vieneses. Les recordaban que habían sitiado a su propia colonia, que habían ayudado a la intentona de Víndice y que recientemente habían reclutado legiones para proteger a Galba 318. Y, después de
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[3] Lo que los eduos hicieron por miedo, los habitantes de Lugduno 312 lo hicieron con gusto. Sin embargo, se sacó de la ciudad la legión Itálica y el Ala Tauriana 313, aunque se decidió dejar en Lugduno a la cohorte XVIII 314 en sus habituales cuarteles de invierno. [4] Manlio Valente 315, el comandante de la legión Itálica, aunque había hecho méritos suficientes para la causa, no gozó de ningún crédito ante Vitelio. Fabio lo había difamado a sus espaldas con secretas acusaciones, al tiempo que lo alababa en público para cogerlo más desprevenido.
La capital de los eduos era Augustodunum, la actual Autun, situada al oeste de la ruta romana, si bien otra ciudad edua, Cabilonum, la moderna Chalon-sur-Saône, sí estaba en dicha ruta a 125 kilómetros de Langres; cf. DAMON, Histories I, págs. 231-232. 312 Lugdunum, la actual Lyon, estaba situada a 245 kilómetros de Langres, es decir, a unas dos semanas de camino. Sobre la legión Itálica y el Ala Tauriana, cf. I 59, 2. 313 Cf. I 59, 2. 314 Cf. Anales III 41, 1; CHILVER, Historical commentary I-I, pág. 126; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 205; DAMON, Histories I, pág. 232. 315 Se trataría de T. Manlio Valente, cónsul en el año 96, el año del asesinato de Domiciano y la llegada de Nerva; cf. PIR2 M 163; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 205; DAMON, Histories I, pág. 232. 316 Vienna, hoy Vienne, estaba ocupada por los celtas (alóbroges) desde el siglo y a. C. La ciudad apoyó la revuelta de Víndice. Sobre la rivalidad entre lioneses y vieneses, cf. P. FABIA, «La querelle des Lyonnais et des Vienois», Revue d’Histoire de Lyon 1 (1902), 106-18; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 206; DAMON, Histories I, págs. 232-233. 317 Estaban separadas por el río Rin y unos 30 kilómetros. 318 Serían hombres de Vienne que Galba habría incorporado a sus legiones (cf. la legión VII Galbiana en II 11, 1) o a levas
conscriptas nuper legiones in praesidium Galbae referendo. et ubi causas odiorum praetenderant, magnitudinem praedae ostendebant, nec iam secreta exhortatio, sed publicae preces: irent ultores, excinderent sedem Gallici belli: cuncta illic externa et hostilia: se, coloniam Romanam et partem exercitus et prosperarum aduersarumque rerum socios, si fortuna contra daret, iratis ne relinquerent.
exponer sus razones para odiarlos, les mostraban la enormidad del botín. Y ya no se trataba de arengas privadas, sino de públicos llamamientos, para que fueran sus vengadores y destruyeran el baluarte de la rebelión de los galos. En Vienne, decían, todo era extraño y hostil, mientras que ellos eran una colonia romana 319, una parte del ejército y aliados suyos tanto en la prosperidad como en la adversidad. Y, en caso de que la fortuna les fuera contraria, no debían dejarlos a merced de aquella gente enojada.
[1,66] His et pluribus in eundem modum perpulerant ut ne legati quidem ac duces partium restingui posse iracundiam exercitus arbitrarentur, cum haud ignari discriminis sui Viennenses, uelamenta et infulas praeferentes, ubi agmen incesserat, arma genua uestigia prensando flexere militum animos; addidit Valens trecenos singulis militibus sestertios. tum uetustas dignitasque coloniae ualuit et uerba Fabi salutem incolumitatemque Viennensium commendantis aequis auribus accepta; publice tamen armis multati, priuatis et promiscis copiis iuuere militem. [2] sed fama constans fuit ipsum Valentem magna pecunia emptum. is diu sordidus, repente diues mutationem fortunae male tegebat, accensis egestate longa cupidinibus immoderatus et inopi iuuenta senex prodigus. [3] lento deinde agmine per finis Allobrogum ac Vocontiorum ductus exercitus, ipsa itinerum spatia et statiuorum mutationes uenditante duce, foedis pactionibus aduersus possessores agrorum et magistratus ciuitatum, adeo minaciter ut
66. Con estas arengas y otras del mismo tenor los habían soliviantado de tal manera que ni siquiera los comandantes y jefes del partido de Vitelio creían que pudieran sofocar la ira del ejército. Entonces los vieneses, conscientes de lo peligroso de su situación, portando velos y cintas sagradas y sujetando las armas, las rodillas y los pies de los soldados cuando las tropas avanzaban contra ellos, lograron doblegar sus corazones. Valente añadió trescientos sestercios 320 para cada soldado. Entonces sí pudo influir la antigüedad y la nobleza de la colonia y se acogieron con oídos ecuánimes las palabras de Fabio reclamando la salvación e integridad de los vieneses. Con todo, se les penalizó con la confiscación de sus armas y tuvieron que ayudar a los soldados con toda clase de provisiones. [2] Sin embargo, se corrió un rumor persistente de que se compró al mismo Valente por una suma considerable de dinero. Este, pobre durante mucho tiempo y rico de repente, ocultaba mal el cambio de fortuna: era desmedido en sus apetitos avivados por una prolongada pobreza, y de una juventud sin recursos pasó a ser un viejo despilfarrador 321. [3] Después, el ejército pasó a marcha lenta por el territorio de los alóbroges y los voconcios. Su jefe Valente negociaba el trayecto de los recorridos y el cambio de las acampadas haciendo tratos vergonzosos con los propietarios de las tierras y los magistrados de las ciudades. Actuaba con tales amenazas que en Luco 322, un pueblo del territorio de los voconcios,
posteriores (II 57, 1; IV 19, 2); cf. DAMON, Histories I, págs. 233-234. 319 Cf. HEUBNER, Historien I, págs. 137-138. 320 Era una tercera parte del salario anual de un soldado; cf. R. ALSTON, «Roman military pay from Caesar to Diocletian», Journ. Rom. Stud. 84 (1994), 113-123. 321 Cf. PLUTARCO, Otón VI 7. Valente tendría 63 años. 322 Se trata de Lucus Augusti, la moderna Luc-en-Diois, situada a 164 kilómetros de Vienne; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 208.
Luco (municipium id Vocontiorum est) faces admouerit, donec pecunia mitigaretur. quotiens pecuniae materia deesset, stupris et adulteriis exorabatur. sic ad Alpis peruentum.
acercó las teas incendiarias hasta que lo aplacaron con dinero. Y cuantas veces no había dinero disponible, se dejaba sobornar con violaciones y adulterios. Así llegaron a los Alpes 323.
[1,67] Plus praedae ac sanguinis Caecina hausit. inritauerant turbidum ingenium Heluetii, Gallica gens olim armis uirisque, mox memoria nominis clara, de caede Galbae ignari et Vitellii imperium abnuentes. initium bello fuit auaritia ac festinatio unaetuicensimae legionis; rapuerant pecuniam missam in stipendium castelli quod olim Heluetii suis militibus ac stipendiis tuebantur. [2] aegre id passi Heluetii, interceptis epistulis, quae nomine Germanici exercitus ad Pannonicas legiones ferebantur, centurionem et quosdam militum in custodia retinebant. Caecina belli auidus proximam quamque culpam, antequam paeniteret, ultum ibat: mota propere castra, uastati agri, direptus longa pace in modum municipii extructus locus, amoeno salubrium aquarum usu frequens; missi ad Raetica auxilia nuntii ut uersos in legionem Heluetios a tergo adgrederentur.
67. Cécina engulló incluso más botín y sangre 324. Habían irritado su carácter pendenciero los helvecios, un pueblo galo famoso en otro tiempo 325 por su fuerza con las armas y después por el recuerdo de su reputación, que ignoraban el asesinato de Galba y se resistían a reconocer a Vitelio como emperador. La guerra se desencadenó por la precipitada avaricia de la legión XXI 326, cuyos soldados robaron el dinero enviado para la paga de una guarnición que los helvecios mantenían desde el pasado con sus propios soldados y a sus expensas. [2] Los helvecios lo llevaron a mal, interceptaron el correo que se remitía a las legiones de Panonia 327 en nombre del ejército de Germania y retuvieron bajo custodia al centurión y algunos soldados. Cécina, ávido de guerra, se lanzaba a vengar cualquier falta al momento sin dar tiempo al arrepentimiento. Levantó rápidamente el campamento, arrasó la comarca y saqueó un lugar que tras prolongada paz se había convertido en una especie de ciudad, llena de gente que disfrutaba con placer de sus aguas medicinales 328. Se enviaron mensajes a las tropas auxiliares réticas para que atacaran a los helvecios por la retaguardia cuando se volvieran contra la legión.
[1,68] Illi ante discrimen feroces, in periculo pauidi, quamquam primo tumultu Claudium Seuerum ducem
68. Los helvecios, fieros antes del combate, se mostraron cobardes a la hora del peligro. Aunque a la primera alarma eligieron jefe a Claudio Severo 329, desconocían el
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Desde Luc hasta el paso de Genèvre había unos 161 kilómetros o unas (res semanas de marcha. Sobre la marcha de F. Valente, cf. F. KOESTER, Der Marsch der Invasionsarmee des Fabius Valens vom Niederrhein nach Italien (Anf ang 69 n. chr.). Untersuchungen über Tacitus, Historien I 61-66. II 14-15, 27-30, Münster, 1927. 324 Continúa la comparación de Cécina con Valente; cf. 52, 3-53, 1; A. DEMAN, «Tacite, Histoires I 67-68», Hommages à Max Niedermann, Bruselas, 1956, págs. 90-101. 325 Cf. JULIO CÉSAR, Guerra de las Galias I 1, 24; R. SYME, «Helvetians aristocrats», Museum Helveticum 34 (1977), 129-140; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 129; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 209. 326 La legión XXI Rapax. 327 Eran las legiones VII Gemina-Galbiana y XIII Gemina. 328 Se trata de Aquae Helveticae, la moderna Baden, situada a 8 kilómetros de Vindonissa al noroeste de Zúrich; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 210; DAMON, Histories I, pág. 238. 329 Solo es mencionado aquí.
legerant, non arma noscere, non ordines sequi, non in unum consulere. exitiosum aduersus ueteranos proelium, intuta obsidio dilapsis uetustate moenibus; hinc Caecina cum ualido exercitu, inde Raeticae alae cohortesque et ipsorum Raetorum iuuentus, sueta armis et more militiae exercita. undique populatio et caedes: ipsi medio uagi, abiectis armis, magna pars saucii aut palantes, in montem Vocetium perfugere. [2] ac statim immissa cohorte Thraecum depulsi et consectantibus Germanis Raetisque per siluas atque in ipsis latebris trucidati. multa hominum milia caesa, multa sub corona uenundata. cumque dirutis omnibus Auenticum gentis caput infesto agmine peteretur, missi qui dederent ciuitatem, et deditio accepta. in Iulium Alpinum e principibus ut concitorem belli Caecina animaduertit: ceteros ueniae uel saeuitiae Vitellii reliquit.
manejo de las armas, no mantenían las filas ni actuaban a una. Una batalla contra veteranos sería fatal para ellos, mientras que un asedio sería inseguro, pues sus murallas estaban deterioradas por su antigüedad 330. Por un lado estaba Cécina con un ejército poderoso y por otro la caballería y cohortes réticas y la misma juventud de los retos, habituada a las armas y entrenada en la práctica militar. Por todas partes se produjo devastación y matanza. Los helvecios, sin rumbo en medio de ellos, arrojaron las armas. La mayoría, heridos y en desbandada, huyeron al monte Vocecio 331. [2] Rápidamente una cohorte de tracios 332 se lanzó contra ellos y fueron desalojados. Les siguieron los germanos y retos y fueron degollados a lo largo de los bosques y en sus mismos escondrijos. Murieron muchos miles de hombres y otros muchos miles fueron subastados como esclavos. Y cuando, destruido todo, marcharon con fuerzas hostiles contra Avéntico 333, la capital de aquel pueblo, enviaron emisarios para que se rindiera la ciudad y se aceptó la rendición. Cécina castigó ejemplarmente a Julio Alpino 334, de los notables de la ciudad, como instigador de la guerra. Dejó a los demás a merced del perdón o de la crueldad de Vitelio.
[1,69] Haud facile dictu est, legati Heluetiorum minus placabilem imperatorem an militem inuenerint. ciuitatis excidium poscunt, tela ac manus in ora legatorum intentant. ne Vitellius quidem uerbis et minis temperabat, cum Claudius Cossus, unus ex legatis, notae
69. No es fácil decir si los delegados de los helvecios encontraron menos clemente 335 al emperador o a sus soldados. Estos exigieron la destrucción de la ciudad 336 y dirigieron sus armas y manos contra el rostro de los delegados. Ni siquiera Vitelio se moderaba en sus palabras amenazadoras cuando Claudio Coso 337, uno de los delegados, de notable elocuencia, pero, ocultando su
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Serían las murallas de su capital Aventicum, la actual Avenches, en Suiza; cf. 68, 2. Se trataría de Bötzberg, una montaña cercana a la ciudad de Wöschnau; cf. C. DÜRR, «Tacitus, Mons Vocetius», Ort und Wort 1 (1973), 1-19; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 131; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 211. 332 En Germania había estacionadas tres cohortes de tracios; cf. P. A. HOLDER, «Exercitus pius f idelis: the army of Germania Inferior in A.D. 89», ZPE 128 (1999), 246; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 212; DAMON, Histories I, pág. 239. 333 Aventicum, la moderna Avenches, estaba a 170 kilómetros de Augst, entre Fribourg y el lago Neuchâtel; cf. D. VAN BERCHEM, «Avenches colonie latine?», Chiron 11 (1981), 221-8; H. BÖGLI, Aventicum: La ville romaine et le musée, Avenches, 1984; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 131; DAMON, Histories I, págs. 239-240. 334 Solo es mencionado aquí, pero se relaciona con G. Julio Alpino Clasiciano, agente imperial en Britania en tiempos de Nerón; cf. Anales XIV 38, 3; PRI2, C 145; BASSOLS, Historias I, pág. 232; DAMON, Histories I, pág. 240. 335 Desde casi el comienzo del capítulo 69 (placa-) hasta casi el final del 75 (incertum) existe una laguna en el códice Mediceo por la pérdida de una página. El texto se suple especialmente con dos manuscritos florentinos recientes (Laurentiani plut. 63.4 y 5, del siglo XV). 336 Su capital Aventicum, la actual Avenches; cf. I 68, 2. 337 Solo aparece aquí. 331
facundiae sed dicendi artem apta trepidatione occultans atque eo ualidior, militis animum mitigauit. ut est mos, uulgus mutabile subitis et tam pronum in misericordiam quam immodicum saeuitia fuerat: effusis lacrimis et meliora constantius postulando impunitatem salutemque ciuitati impetrauere.
arte oratoria con un nerviosismo oportuno y por ello de mayor efecto, calmó los ánimos de los soldados. Como es costumbre, la masa era voluble 338 ante lo inesperado y se mostraba tan inclinada a la misericordia como desmedida en la crueldad. Derramando lágrimas y pidiendo con insistencia el mejor tratamiento, consiguieron la impunidad y salvación de la ciudad.
[1,70] Caecina paucos in Heluetiis moratus dies dum sententiae Vitellii certior fieret, simul transitum Alpium parans, laetum ex Italia nuntium accipit alam Silianam circa Padum agentem sacramento Vitellii accessisset. pro consule Vitellium Siliani in Africa habuerant; mox a Nerone, ut in Aegyptum praemitterentur, exciti et ob bellum Vindicis reuocati ac tum in Italia manentes, instinctu decurionum, qui Othonis ignari, Vitellio obstricti robur aduentantium legionum et famam Germanici exercitus attollebant, transiere in partis et ut donum aliquod nouo principi firmissima transpadanae regionis municipia, Mediolanum ac Nouariam et Eporediam et Vercellas, adiunxere. [2] id Caecinae per ipsos compertum. et quia praesidio alae unius latissima Italiae pars defendi nequibat, praemissis Gallorum Lusitanorumque et
70. Cécina se detuvo unos pocos días entre los helvecios, mientras se informaba sobre los planes de Vitelio 339, al tiempo que preparaba el paso de los Alpes. Entonces recibió desde Italia la grata noticia de que el regimiento de caballería Siliana 340, que operaba en el valle del Po 341, se había sumado al juramento de fidelidad a Vitelio. Los silianos habían tenido a Vitelio de procónsul en África 342. Después fueron movilizados por Nerón para enviarlos de avanzadilla a Egipto, pero se les reclamó para la guerra de Víndice y por eso permanecían entonces en Italia. Por instigación de los decuriones 343, quienes, desconociendo a Otón y estando ligados a Vitelio, exageraban la fuerza de las legiones que se acercaban y la reputación del ejército de Germania, se pasaron al bando de Vitelio. Y como si se tratara de un regalo a su nuevo emperador, le entregaron los municipios más fuertes de la región Transpadana: Mediolano y Novaria, así como Eporedia y Vercelas 344.
338
[2] Cécina se enteró de este hecho por ellos mismos. Y, dado que no se podía defender la región más extensa de Italia con las fuerzas de un solo escuadrón, envió por delante cohortes345 de galos, lusitanos y britanos, así
Cf. 80, 2; V 8, 3; R. F. NEWBOLD, «The vulgus in Tacitus», Rhein. Museum 119 (1976), 85-92. Vitelio se encontraba en Colonia; cf. I 56, 2;69. 340 Debe su nombre a G. Silio A. Cécina Largo, comandante del ejército de la Germania Superior en tiempos de Tiberio; cf. II 17, 1; cf. C. CICHORIUS, «Ala», RE 1 (1894), 1260-1261; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 132; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 213. 341 El río Po, Padus en latín, corre desde los Alpes hasta el mar Adriático cerca de Venecia; cf. PLINIO, Historia natural III 116-122. 342 Vitelio había sido gobernador de África en el año 60; cf. II 97, 2; BASSOLS, Historias I, pág. 234. 343 Eran los capitanes de los escuadrones de caballería (turmae) de 32 hombres cada uno; cf. P. A. HOLDER, Studies in the auxilia of the Roman army f rom Augustus to Trajan, Oxford, 1980, págs. 88-90; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 214; DAMON, Histories I, pág. 241. 344 Son las actuales Milán, Novara, Ivrea y Vercelli. Estaban situadas al norte del Po en el camino a Placencia. 345 Sobre las cohortes, cf. C. CICHORIUS, «Cohors», RE 4 (1900), 231-356. El regimiento de caballería o Ala Augusta Gallorum Petriana tenía su base en Mogontiacum (Mainz); cf. CICHORIUS, «Ala», RE 1 (1894) 1.223-1.270; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 214; DAMON, Histories I, pág. 242. 339
Britannorum cohortibus et Germanorum uexillis cum ala Petriana, ipse paulum cunctatus est num Raeticis iugis in Noricum flecteret aduersus Petronium Vrbicum procuratorem, [3] qui concitis auxiliis et interruptis fluminum pontibus fidus Othoni putabatur. sed metu ne amitteret praemissas iam cohortis alasque, simul reputans plus gloriae retenta Italia et, ubicumque certatum foret, Noricos in cetera uictoriae praemia cessuros, Poenino itinere subsignanum militem et graue legionum agmen hibernis adhuc Alpibus transduxit.
como a las banderas de germanos con el Ala Petriana 346. Cécina dudó un poco sobre si desviarse por las montañas de Recia hacia el Nórico 347 para enfrentarse al procurador Petronio Úrbico 348, [3] quien se tenía por leal a Otón al haberse reforzado con tropas auxiliares y haber cortado los puentes sobre los ríos 349. Pero tuvo miedo de perder las cohortes y escuadrones que ya había enviado por delante; pensó también una y otra vez que se conseguiría más gloria si conservaba Italia y que, por dondequiera que se luchara, el Nórico se contaría entre los premios de una victoria segura. Así que decidió trasladar por la ruta de los Alpes Peninos a los infantes y las pesadas columnas de las legiones, cuando todavía era invierno en los Alpes 350.
Otón, emperador en Roma 351 [1,71] Otho interim contra spem omnium non deliciis neque desidia torpescere: dilatae uoluptates, dissimulata luxuria et cuncta ad decorem imperii composita, eoque plus formidinis adferebant falsae uirtutes et uitia reditura. Marium Celsum consulem designatum, per speciem uinculorum saeuitiae militum subtractum, acciri in Capitolium iubet; clementiae titulus e uiro claro et partibus inuiso petebatur. [2] Celsus constanter seruatae erga Galbam fidei crimen confessus, exemplum ultro imputauit. nec Otho quasi ignosceret sed deos testis mutuae reconciliationis adhibens, statim inter intimos amicos habuit et mox bello inter duces delegit, mansitque Celso uelut fataliter etiam pro Othone fides integra et infelix. laeta primoribus 346
71. Entretanto, Otón, para sorpresa de todos, no se entregó a los placeres ni a la desidia. Aplazó las diversiones, disimuló su desenfreno, dispuso todo según el decoro del imperio, y por ello infundían más miedo esas falsas virtudes y los vicios que un día regresarían. Ordenó comparecer en el Capitolio a Mario Celso 352, cónsul electo, a quien había salvado de la crueldad de los soldados con el pretexto de encarcelarlo. Otón pretendía ganarse la reputación de clemencia en el tratamiento de un hombre famoso y enemigo político. [2] Celso, que reconoció con firmeza la acusación de haber mantenido su lealtad hacia Galba, llegó a ponerse además de ejemplo. Otón no se reconcilió como si le perdonara, sino que, para no tener que temer a Celso como si fuera su enemigo, lo trató conciliadoramente 353, lo tuvo inmediatamente como amigo íntimo y lo eligió después como uno de los generales en la guerra. A cambio, Celso, como si fuera su destino, también mantuvo con Otón una lealtad insobornable y desgraciada. El perdón de Celso,
Era el Ala Augusta Gallorum Petriana, acantonada en Moguntiacum. Su nombre se debe a uno de sus antiguos jefes, T. Pomponio Petra; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 214. 347 Cf. I 11, 2. 348 Cf. CIL III 11551; PRP2 P 322. 349 Sobre todo, el río Inn. 350 Sería a mediados de marzo del 69, pues Cécina llegó a Placencia (Piacenza), situada a 280 kilómetros, a finales de mes; cf. G. WALSER, Summus Peninus, Wiesbaden, 1984; MURISON, Galba, Otho and Vitellius…, pág. 105; DAMON, Histories I, pág. 243. 351 Tácito cambia de escenario y pasa a narrar los acontecimientos de Roma con Otón desde mediados de enero hasta principios de marzo. 352 Cf. I 14, 1; PLUTARCO, Otón I 1-2. 353 Sigo la lectura de Halm (sed ne hostem metueret conciliationes adhibens) por coincidir con la versión de PLUTARCO (Otón I 1); cf. DAMON, Histories I, pág. 245.
ciuitatis, celebrata in uulgus Celsi salus ne militibus quidem ingrata fuit, eandem uirtutem admirantibus cui irascebantur.
saludado con alegría por los notables de la ciudad y celebrado por la gente en general, [3] no desagradó siquiera a los soldados que solían admirar las mismas virtudes que antes odiaban.
[1,72] Par inde exultatio disparibus causis consecuta impetrato Tigellini exitio. Ofonius Tigellinus obscuris parentibus, foeda pueritia, impudica senecta, praefecturam uigilum et praetorii et alia praemia uirtutum, quia uelocius erat, uitiis adeptus, crudelitatem mox, deinde auaritiam, uirilia scelera, exercuit, corrupto ad omne facinus Nerone, quaedam ignaro ausus, ac postremo eiusdem desertor ac proditor: unde non alium pertinacius ad poenam flagitauerunt, diuerso adfectu, quibus odium Neronis inerat et quibus desiderium. [2] apud Galbam Titi Vinii potentia defensus, praetexentis seruatam ab eo filiam. haud dubie seruauerat, non clementia, quippe tot interfectis, sed effugium in futurum, quia pessimus quisque diffidentia praesentium mutationem pauens aduersus publicum odium priuatam gratiam praeparat: unde nulla innocentiae cura sed uices impunitatis. [3] eo infensior populus, addita ad uetus Tigellini odium recenti Titi Vinii inuidia, concurrere ex tota urbe in Palatium ac fora et, ubi plurima uulgi licentia, in circum ac theatra effusi seditiosis uocibus strepere, donec
72. Luego siguió un entusiasmo semejante, aunque por causas distintas, cuando se logró la perdición de Tigelino 354. Ofonio Tigelino, de padres humildes, tuvo una juventud viciosa y una madurez desvergonzada 355. Alcanzó gracias a sus vicios, porque era el camino más rápido, la comandancia de los vigilantes 356 y la del pretorio y otros cargos con los que se premia las cualidades gracias a los vicios. Practicó luego la crueldad y después la codicia, inmoralidades viriles. Tras corromper a Nerón con toda clase de maldades 357, se atrevió a algunas sin su conocimiento para al final abandonarle y traicionarle. De ahí que para nadie se reclamó con más insistencia el castigo por diferentes motivos, tanto por parte de los que odiaban a Nerón como por los que lo añoraban. [2] Con Galba le amparó la influencia de Tito Vinio, quien alegaba que le había salvado a su hija 358. Sin duda la había salvado, no por clemencia (a la vista de tantos como mató), sino para tener un camino de escape en el futuro, pues los criminales que temen los cambios porque desconfían del presente se atraen la gratitud de los particulares como protección contra el odio general. De ahí que no le importara en absoluto la inocencia de nadie, sino el intercambio de impunidades. [3] Estos hechos lo hacían más odioso al pueblo, pues al antiguo odio hacia Tigelino se sumaba el resentimiento reciente contra Tito Vinio. Acudieron corriendo desde toda la ciudad hacia el Palatino y los foros y, ocupando circos y teatros, donde la masa gozaba de la mayor licencia, lanzaron griteríos
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Cf. PLUTARCO, Galba XVII 5; SUETONIO, Galba XV 2; DIÓN CASIO, LXIV 3, 3. Ofonio Tigelino era prefecto del pretorio desde el año 62 y fue cómplice de los crímenes y escándalos de los últimos años de Nerón; cf. Anales XIV 57, XVI 14, 3, 18, 3, 20, 2, etc.; PIR2 O 91; BASSOLS, Historias I, págs. 238-239; HEUBNER, Historien I, pág. 152; DAMON, Histories I, pág. 246. 355 Tigelino fue desterrado en el año 30 por haber cometido adulterio con Agripina, hermana de Calígula; cf. DIÓN CASIO, LIX 23, 9. 356 Los vigilantes (vigiles) comprendían siete cohortes con funciones de policía y bomberos integradas por mil hombres cada una al mando de un tribuno, que a su vez estaba a las órdenes del comandante de vigilantes (praef ectus vigilum). 357 Cf. Anales XIV 57, 1. 358 Se llamaba Crispina; cf. I 13, 2; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 218.
Tigellinus accepto apud Sinuessanas aquas supremae necessitatis nuntio inter stupra concubinarum et oscula et deformis moras sectis nouacula faucibus infamem uitam foedauit etiam exitu sero et inhonesto.
sediciosos, hasta que Tigelino recibió en el balneario de Sinuesa 359 la noticia de que había llegado su última hora. En medio de liviandades con prostitutas, besos de despedida y aplazamientos vergonzosos y de demoras vergonzantes se cortó la garganta con una navaja de afeitar manchando su vida infame también con un final diferido y deshonroso 360.
[1,73] Per idem tempus expostulata ad supplicium Caluia Crispinilla uariis frustrationibus et aduersa dissimulantis principis fama periculo exempta est. magistra libidinum Neronis, transgressa in Africam ad instigandum in arma Clodium Macrum, famem populo Romano haud obscure molita, totius postea ciuitatis gratiam obtinuit, consulari matrimonio subnixa et apud Galbam Othonem Vitellium inlaesa, mox potens pecunia et orbitate, quae bonis malisque temporibus iuxta ualent.
73. Por aquel mismo tiempo se pidió la ejecución de Calvia Crispinila 361, pero se salvó del trance por diversas maniobras de Otón y con comentarios adversos hacia un príncipe que miraba hacia otro lado. Maestra de los vicios de Nerón, Crispinila había pasado a África para incitar al levantamiento armado a Clodio Macro 362, maquinando sin tapujos provocar hambruna en el pueblo de Roma 363. Después se ganó el favor de toda la ciudad gracias a su matrimonio con un excónsul. Bajo Galba, Otón y Vitelio salió indemne. Luego disfrutó de una gran influencia por su dinero y falta de herederos364, situación que lo mismo vale en los buenos como en los malos tiempos.
[1,74] Crebrae interim et muliebribus blandimentis infectae ab Othone ad Vitellium epistulae offerebant pecuniam et gratiam et quemcumque {e} quietis prodigae uitae legisset. paria Vitellius ostentabat, primo mollius, stulta utrimque et indecora simulatione, mox quasi rixantes stupra ac flagitia in uicem
74. Entretanto, Otón enviaba a Vitelio cartas frecuentes y plagadas de halagos propios de mujeres, ofreciéndole dinero, influencia y el lugar de asueto que quisiera para una vida regalada 365. Iguales ofrecimientos le enviaba Vitelio, primero con delicadeza, los dos con una hipocresía estúpida y degradante; luego, como si estuvieran a la greña, se echaron en cara mutuamente estupros e infamias, sin que ninguno de los dos estuviera
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Son las actuales Termas de San Rico, cerca de Mondragone en Campania (Anales XII 66, 1). Se creía que sus aguas curaban la esterilidad en las mujeres y la demencia en los hombres (PLINIO, Historia natural XXX 8); cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 135; DAMON, Histories I, pág. 248. 360 Cf. PLUTARCO, Otón II. 361 Se sabe por DIÓN CASIO (LXIII 12, 3) que acompañó a Nerón en su viaje a Grecia, pero no es mencionada en Anales; cf. M. G. MORGAN, «Clodius Macer and Calvia Crispinilla», Historia 49 (2000), 467-487; DAMON, Histories I, pág. 248. 362 Cf. I 7, 1. 363 Si se cortaba el suministro de trigo africano a Roma, la ciudad sufriría hambruna; cf. III 48, 3 (misma idea de Vespasiano); K. R. BRADLEY, «A Publica Fames in A. D. 68», Amer. Journ. Philology 93 (1972), 451-458. 364 Ello provocaba «la caza de herencias», tan denostada en la sátira latina; cf. HORACIO, Sátiras II 5 y el denso comentario de F. MUECKE (Horace, Satires II, Warminster, 1993, págs. 177-180); MARCIAL, IV 56, VI 63, XII 40, 90; JUVENAL, XII 93-130. 365 Cf. PLUTARCO, Otón IV 4, 4-6; P. FABIA, «L’ambassade d’Othon aux Vitelliens (Tacite, Hist. 1.74)», Rev. Philol. 37 (1913), 53-61.
obiectauere, neuter falso. [2] Otho, reuocatis quos Galba miserat legatis, rursus ad utrumque Germanicum exercitum et ad legionem Italicam easque quae Lugduni agebant copias specie senatus misit. legati apud Vitellium remansere, promptius quam ut retenti uiderentur; praetoriani, quos per simulationem officii legatis Otho adiunxerat, remissi antequam legionibus miscerentur. [3] addidit epistulas Fabius Valens nomine Germanici exercitus ad praetorias et urbanas cohortis de uiribus partium magnificas et concordiam offerentis; increpabat ultro quod tanto ante traditum Vitellio imperium ad Othonem uertissent.
mintiendo. [2] Otón mandó llamar a los delegados enviados por Galba y despachó otra delegación 366 como si fuera en nombre del Senado hacia los dos ejércitos de Germania, la legión Itálica 367 y las tropas que estaban de misión en Lugduno. Los delegados permanecieron junto a Vitelio con demasiado entusiasmo como para parecer que estaban retenidos. Los pretorianos, que Otón había puesto a los delegados simulando que eran una guardia de honor, fueron devueltos a Roma antes de mezclarse con las legiones. [3] Fabio Valente les dio una carta en nombre del ejército de Germania dirigida a las cohortes pretorianas y de la ciudad. En ella exageraba las fuerzas de su bando y ofrecía un entendimiento entre ellos. Además, les echaba en cara que hubieran traspasado a Otón el imperio entregado tanto tiempo antes 368 a Vitelio.
[1,75] Ita promissis simul ac minis temptabantur, ut bello impares, in pace nihil amissuri; neque ideo praetorianorum fides mutata. sed insidiatores ab Othone in Germaniam, a Vitellio in urbem missi. utrisque frustra fuit, Vitellianis inpune, per tantam hominum multitudinem mutua ignorantia fallentibus: Othoniani nouitate uultus, omnibus in uicem gnaris, prodebantur. [2] Vitellius litteras ad Titianum fratrem Othonis composuit, exitium ipsi filioque eius minitans ni incolumes sibi mater ac liberi seruarentur. et stetit domus utraque, sub Othone incertum an metu: Vitellius uictor clementiae gloriam tulit.
75. Así tanteaba a los pretorianos tanto con promesas como con amenazas, haciéndoles ver que, desiguales en la guerra, no perderían nada en la paz. Con todo, no cambió la lealtad de los pretorianos. Pese a ello, Otón envió asesinos a Germania y Vitelio a Roma. Unos y otros fracasaron en su intento. Los agentes de Vitelio quedaron impunes al pasar desapercibidos por desconocimiento mutuo entre una multitud tan grande de gente, mientras que los de Otón fueron traicionados por sus caras extrañas, pues allí todos se conocían entre sí. [2] Vitelio escribió una carta a Ticiano 369, hermano de Otón, amenazándole de muerte a él y a su hijo, si su madre e hijos 370 recibían algún daño. Las dos familias siguieron enteras bajo el imperio de Otón, no se sabe si por miedo; Vitelio, como vencedor, se llevó el título de clemente.
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Cf. K. WILLIAMS, «Tacitus’ Senatorial Embassies of 69 CE», en V. E. PAGÁN, ed., A Companion to Tacitus, págs. 218222. 367 Cf. I 59, 2. 368 Es un poco exagerado, pues Vitelio fue aclamado emperador el 2 o 3 de enero y Otón el 15. 369 L. Salvio Otón Ticiano, hermano mayor de Otón, fue cónsul en el año 52, procónsul de Asia en el 65 y cónsul por segunda vez a partir del 26 de enero del 69. Su hijo, L. Salvio Otón Coceyano, luchó con Otón en Brixellum (II 48, 2); fue ejecutado en tiempos de Domiciano por haber celebrado el cumpleaños de su tío Otón (SUETONIO, Domiciano X 3); cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 220-221. 370 La madre de Vitelio se llamaba Sextilia (II 64, 2). Sus hijos fueron respetados por Otón (II 38, 2; 47, 2), excepto uno de ellos que fue ejecutado por orden de Muciano (IV 80, 1); cf. DAMON, Histories I, pág. 251.
[1,76] Primus Othoni fiduciam addidit ex Illyrico nuntius iurasse in eum Dalmatiae ac Pannoniae et Moesiae legiones. idem ex Hispania adlatum laudatusque per edictum Cluuius Rufus: set statim cognitum est conuersam ad Vitellium Hispaniam. ne Aquitania quidem, quamquam ab Iulio Cordo in uerba Othonis obstricta, diu mansit. nusquam fides aut amor: metu ac necessitate huc illuc mutabantur. eadem formido prouinciam Narbonensem ad Vitellium uertit, facili transitu ad proximos et ualidiores. [2] longinquae prouinciae et quidquid armorum mari dirimitur penes Othonem manebat, non partium studio, sed erat grande momentum in nomine urbis ac praetexto senatus, et occupauerat animos prior auditus. Iudaicum exercitum Vespasianus, Syriae legiones Mucianus sacramento Othonis adegere; simul Aegyptus omnesque uersae in Orientem prouinciae nomine eius tenebantur. [3] idem Africae obsequium, initio Carthagine orto neque expectata Vipstani Aproniani proconsulis auctoritate: Crescens Neronis libertus (nam et hi malis temporibus partem se rei publicae faciunt) epulum plebi ob laetitiam recentis imperii obtulerat, et populus pleraque sine modo festinauit. Carthaginem ceterae ciuitates secutae.
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76. La primera noticia que dio confianza a Otón fue la procedente del Ilírico con el anuncio de que le habían prestado juramento de lealtad las legiones de Dalmacia, Panonia y Mesia 371. Lo mismo se informó de Hispania y se felicitó a Cluvio Rufo 372 por medio de un edicto. Pero inmediatamente se conoció que Hispania se había pasado a Vitelio. Ni siquiera Aquitania 373, pese a que Julio Cordo 374 la comprometió a jurar en favor de Otón, permaneció fiel. En ninguna parte existía la lealtad o el afecto. En todos sitios se cambiaba de bando por miedo o a la fuerza. También el terror hizo cambiar a la provincia Narbonense y ponerse al lado de Vitelio, pues era fácil pasarse a los cercanos y más fuertes. [2] Las provincias lejanas y todas las fuerzas separadas por mares permanecieron al lado de Otón, no por entusiasmo hacia su causa, sino porque pesaba mucho el nombre de Roma y el prestigio del Senado. Además, el emperador del que primero se había oído hablar se había ganado el apoyo. Vespasiano había obligado al ejército de Judea a jurar en favor de Otón, y Muciano a las legiones de Siria 375. Al mismo tiempo, Egipto y todas las provincias de Oriente le expresaron apoyo expreso. [3] Idéntica lealtad se produjo en África a iniciativa de Cartago 376 y sin esperar a la autoridad del procónsul Vipstano Aproniano 377. Crescente 378, liberto de Nerón (pues en los malos tiempos también estos toman parte en la política) había ofrecido un banquete público 379 a la plebe para celebrar la alegría por la reciente ascensión al imperio, y el pueblo se apresuró a aceptar lo demás sin restricción alguna. Las demás ciudades siguieron el ejemplo de Cartago.
En Dalmacia, situada entre el mar Adriático, los Alpes y el Epiro, estaban las legiones XI Claudia Pia Fidelis y la XIV Gemina Martia Victrix. Panonia, región regada por el Danubio, estaba ocupada por las legiones VII Galbiana y la XIII Gemina, mientras que en Mesia, cerca del Ponto Euxino, actuaban la III Gallica, la VII Claudia Pia Fidelis y la VIII Augusta; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 221. 372 Cf. I 8, 1; BASSOLS, Historias I, pág. 245. 373 La provincia de Aquitania estaba situada entre el río Loira y los montes Pirineos. 374 No se menciona en ninguna otra parte. 375 El ejército de Siria comprendía cuatro legiones: III Gallica (trasladada a Mesia en tiempos de Nerón), IV Scythica, VI Ferrata y XII Fulminata; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 221-222. 376 La colonia Julia Carthago fue fundada por Julio César. Cartago se convirtió en la ciudad principal de África y pasó a ser la sede del gobernador del África proconsular; cf. J. B. RIVES, Religion and authority in Roman Carthage f rom Augustus to Constantine, Oxford, 1995, págs. 22-27; DAMON, Histories I, pág. 252. 377 Fue cónsul en el año 59 (Anales VIX 1, 1) y murió en el 86; cf. PIR2 V 465: CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 139. 378 Solo es nombrado aquí. 379 Sobre las comidas públicas, léase a J. H. D’ARMS, «Betw een public and private: the epulum publicum and Caesar ’s horti trans Tiberim», en M. CIMA y E. LA ROCCA, Horti Romani, Roma, 1998, págs. 33-43.
[1,77] Sic distractis exercitibus ac prouinciis Vitellio quidem ad capessendam principatus fortunam bello opus erat, Otho ut in multa pace munia imperii obibat, quaedam ex dignitate rei publicae, pleraque contra decus ex praesenti usu properando. [2] consul cum Titiano fratre in kalendas Martias ipse; proximos mensis Verginio destinat ut aliquod exercitui Germanico delenimentum; iungitur Verginio Pompeius Vopiscus praetexto ueteris amicitiae; plerique Viennensium honori datum interpretabantur. ceteri consulatus ex destinatione Neronis aut Galbae mansere, Caelio ac Flauio Sabinis in Iulias, Arrio Antonino et Mario Celso in Septembris, quorum honoribus ne Vitellius quidem uictor intercessit. [3] sed Otho pontificatus auguratusque honoratis iam senibus cumulum dignitatis addidit, aut recens ab exilio reuersos nobilis adulescentulos auitis ac paternis sacerdotiis in solacium recoluit. redditus Cadio Rufo, Pedio Blaeso, Saeuino P… senatorius locus. repetundarum criminibus sub Claudio ac Nerone ceciderant: placuit ignoscentibus uerso nomine, quod auaritia fuerat, uideri maiestatem, cuius tum odio etiam bonae leges peribant.
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77. Divididos así los ejércitos y las provincias, Vitelio necesitaba la guerra para apoderarse del principado, mientras que Otón desempeñaba las funciones de emperador como si estuviera en una época de mucha paz, mostrando en algunas cuestiones sentido de Estado; pero en la mayoría de los asuntos actuaba contra el decoro y con precipitación según la conveniencia del momento presente. [2] Se hizo nombrar cónsul 380 hasta el 1 de marzo con su hermano Ticiano, dejando a Verginio 381 para los meses sucesivos a fin de ablandar de alguna manera al ejército de Germania. A Verginio se le unió Pompeyo Vopisco 382 con el pretexto de su antigua amistad, aunque la mayoría lo interpretaba como que se había hecho un cumplido a la ciudad de Vienne. Los demás consulados permanecieron según los nombramientos de Nerón o Galba: Celio y Flavio Sabino 383 hasta julio, Arrio sAntonino 384 y Mario Celso hasta septiembre. Ni siquiera Vitelio vetó tales honores tras su victoria. [3] Pero Otón añadió pontificados y augurados como colofón de los cargos ya ejercidos por ancianos que ya habían disfrutado de una larga carrera política, o a jóvenes nobles que habían regresado recientemente del destierro los recompensó a modo de consuelo con sacerdocios que habían ocupado sus padres y abuelos. Se devolvió su escaño en el Senado a Cadio Rufo, a Pedio Bleso y a Escevino Propincuo 385. Habían caído bajo Claudio y Nerón condenados por concusión. Al perdonarlos los senadores decidieron, cambiando los nombres, que lo que había sido avaricia pareciera alta traición, una acusación que provocaba entonces tal repugnancia que incluso las buenas leyes se convertían por ello en papel mojado.
Cf. G. B. TOWNEND, «The consuls of A.D. 69/70», Amer. Journ. Philol. 85 (1962), 113-129. Los cónsules del año 69 fueron (cf. CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 140-1): Otón y Ticiano (hasta finales de febrero); Verginio y Vopisco (marzo); Celio y Flavio (abril-junio); Celso y Antonino (julioseptiembre); Marino y Costa (octubre); Macro y Ático (noviembre-diciembre). 381 Cf. I 8, 2. 382 Solo es nombrado aquí. 383 Eran Gneo Aruleno Celio Sabino (PIR2 A 1194) y Tito Flavio Sabino (PIR2 F 354), que fueron cónsules desde abril a mayo; cf. K. GILMARTIN WALLACE, «The Flavii Sabini in Tacitus», Historia 36 (1987), 343-358; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 141; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 224; DAMON, Histories I, pág. 254. 384 Arrio Antonino fue gobernador de Asia, cónsul por segunda vez en el año 97 y amigo del emperador Nerva; cf. PIR2 A 1084; PLINIO, Cartas, IV 3, 18, V 15; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 141; DAMON, Histories I, pág. 254. 385 Cadio Rufo fue condenado por concusión en el año 49 d. C. tras la acusación del pueblo de Bitinia, donde había sido procónsul (Anales XII 22, 3). Pedio Bleso fue expulsado del senado en el año 59 d. C. por corrupción en Cirene (Anales XIV 18, 1). Escevino Propincuo solo es nombrado aquí. Cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 142.
[1,78] Eadem largitione ciuitatum quoque ac prouinciarum animos adgressus Hispalensibus et Emeritensibus familiarum adiectiones, Lingonibus uniuersis ciuitatem Romanam, prouinciae Baeticae Maurorum ciuitates dono dedit; [2] noua iura Cappadociae, noua Africae, ostentata magis quam mansura. inter quae necessitate praesentium rerum et instantibus curis excusata ne tum quidem immemor amorum statuas Poppaeae per senatus consultum reposuit; creditus est etiam de celebranda Neronis memoria agitauisse spe uulgum adliciendi. et fuere qui imagines Neronis proponerent: atque etiam Othoni quibusdam diebus populus et miles, tamquam nobilitatem ac decus adstruerent, Neroni Othoni adclamauit. ipse in suspenso tenuit, uetandi metu uel agnoscendi pudore.
78. Otón tanteó con la misma largueza también los ánimos de ciudades y provincias. A las colonias de Hispalis y Emérita concedió como regalo familias adicionales de colonos 386, la ciudadanía romana a todos los lingones y a la provincia de la Bética ciudades en Mauritania 387. [2] A Capadocia y a África otorgó nuevos privilegios ostentosos más que duraderos. Ni siquiera en medio de estas decisiones, excusables por la urgencia del momento presente y las preocupaciones acuciantes, se olvidó de sus amores, e hizo reponer las estatuas de Popea por un decreto del Senado. Se creyó que incluso había contemplado la idea de honrar la memoria de Nerón con la esperanza de atraerse a la plebe. De hecho hubo quienes exhibieron imágenes de Nerón. Incluso en ocasiones especiales el pueblo y las tropas, como si realzaran su nobleza y decoro, aclamaron a Otón como Nerón Otón388. Este se mantuvo indeciso por miedo a prohibirlo o vergüenza de reconocerlo.
[1,79] Conuersis ad ciuile bellum animis externa sine cura habebantur. eo audentius Rhoxolani, Sarmatica gens, priore hieme caesis duabus cohortibus, magna spe Moesiam inruperant, ad nouem milia equitum, ex ferocia et successu praedae magis quam pugnae intenta. igitur uagos et incuriosos tertia legio adiunctis auxiliis repente inuasit. [2] apud Romanos omnia proelio apta: Sarmatae dispersi aut cupidine praedae graues onere sarcinarum et lubrico itinerum adempta equorum pernicitate
79. Con la atención puesta en la guerra civil no existía preocupación alguna por los asuntos del exterior. Por ello, los rojolanos389, pueblo sármata, tras haber aniquilado a dos cohortes el invierno anterior, osaron invadir Mesia 390 con grandes esperanzas. Unos nueve mil jinetes, arrastrados más por su fiereza y éxitos en el saqueo que por sus victorias militares. Así que, la legión III 391 con refuerzos de tropas auxiliares se lanzó de improviso sobre ellos, que se encontraban dispersos y confiados. [2] Entre los romanos todo estaba dispuesto para el combate; los sármatas, desperdigados por el ansia de botín o cargados con pesados despojos, sin contar con la velocidad de sus caballos por lo resbaladizo de los
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Otón había sido gobernador de Lusitania, cuya capital era Emérita Augusta, durante ocho años. Hispalis (Sevilla) era una colonia Iulia, fundada por Julio César. Cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 142. 387 Se trataría de civitates contributae que pagarían impuestos a algunas ciudades de la Bética; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 143. 388 Cf. PLUTARCO, Otón III 2; SUETONIO, Otón VII 2-3. 389 Los «alanos rojos» ya estaban presionando en el Danubio durante el imperio de Nerón; cf. HEUBNER, Historien I, págs. 163-164; CHILVER, Historical commentary I-11, págs. 144-145. 390 La provincia de Mesia disponía, además de fuerzas auxiliares, de tres legiones: la legión III Gallica, la VII Claudia y la VIII Augusta; cf. DAMON, Histories I, pág. 258. 391 La legión III Gallica.
uelut uincti caedebantur. namque mirum dictu ut sit omnis Sarmatarum uirtus uelut extra ipsos. nihil ad pedestrem pugnam tam ignauum: ubi per turmas aduenere uix ulla acies obstiterit. [3] sed tum umido die et soluto gelu neque conti neque gladii, quos praelongos utraque manu regunt, usui, lapsantibus equis et catafractarum pondere. id principibus et nobilissimo cuique tegimen, ferreis lamminis aut praeduro corio consertum, ut aduersus ictus impenetrabile ita impetu hostium prouolutis inhabile ad resurgendum; simul altitudine et mollitia niuis hauriebantur. [4] Romanus miles facilis lorica et missili pilo aut lanceis adsultans, ubi res posceret, leui gladio inermem Sarmatam (neque enim scuto defendi mos est) comminus fodiebat, donec pauci qui proelio superfuerant paludibus abderentur. [5] ibi saeuitia hiemis aut uulnerum absumpti. postquam id Romae compertum, M. Aponius Moesiam obtinens triumphali statua, Fuluus Aurelius et Iulianus Tettius ac Numisius Lupus, legati legionum, consularibus ornamentis donantur, laeto Othone et gloriam in se trahente, tamquam et ipse felix bello et suis ducibus suisque exercitibus rem publicam auxisset.
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caminos, caían abatidos como si estuvieran maniatados. Así pues, es sorprendente observar cómo todo el valor de los sármatas reside, por así decirlo, en factores externos a ellos mismos. Nadie hay tan cobarde para la lucha a pie, pero cuando cargan en escuadrones apenas hay formación que se le resista. [3] Pero en aquella ocasión, con un día húmedo y el deshielo, a causa de los resbalones de los caballos y el peso de sus cotas de mallas de hierro 392, no les sirvieron de nada ni sus lanzas ni sus largas espadas que manejan con las dos manos. Tal protección es la que llevan los príncipes y los más notables. Está formada de láminas de hierro y cuero endurecido. Resulta tan impenetrable a los golpes como engorrosa para levantarse de nuevo cuando el portador cae en un ataque enemigo. Además, los sármatas se hundían en la nieve espesa y blanda. [4] Los soldados romanos se movían fácilmente con sus lorigas atacando con las jabalinas o las lanzas y, cuando la ocasión lo requería, con sus ligeras espadas herían de cerca a los sármatas inermes, que ni siquiera tenían la costumbre de defenderse con escudos, hasta que los pocos supervivientes de la batalla se refugiaron en unas ciénagas. [5] Allí sucumbieron a la severidad del invierno o a las heridas. Cuando esto se supo en Roma, se concedió a Marco Aponio 393, que gobernaba en Mesia, una estatua triunfal 394 y a los comandantes de las legiones Fulvo Aurelio, Juliano Tecio y a Numisio Lupo 395 distintivos consulares 396. Otón se mostraba encantado, atribuyéndose la victoria como si hubiera sido él el afortunado en la guerra y hubiera engrandecido al Estado con sus propios generales y sus propios ejércitos.
La cataphracta consistía en una coraza o cota de malla de hierro que cubría tanto al jinete como al caballo; cf. R. M. RATTENBURY, «Tacitus, Hist, I 79», Class. Review 67 (1943), 67-69; M. MIELCZAREK, Cataphracti and clibanarii: studies on the heavy armoured calvalry of the ancient world, Lodz, 1993; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 144-14; DAMON, Histories I, págs. 258-259. 393 Marco Aponio fue cónsul sustituto en tiempos de Nerón. Se declaró partidario de Vitelio en contra de la inclinación de sus tropas que estaban del lado de Vespasiano (II 60, 1; 74, 1). Luego se pasó al bando de Vespasiano y llegó a ser procónsul de Asia; cf. PIR2 A 938; R. D. MILNS, «The Career of M. Aponius Saturninus», Historia 22 (1973), 284-294; DAMON, Histories I, págs. 259-260. 394 Sobre estas condecoraciones militares, léase a V. A. MAXFIELD, The military decorations of the Roman army, Berkeley, 1981, págs. 105-109. 395 Fulvo Aurelio fue comandante de la legión III Gallica, cónsul dos veces y prefecto de Roma con los emperadores Flavios; cf. R. SYME, «Prefects of the City, Vespasian to Trajan», en Estudios de derecho romano en honor de Alvaro d’Ors, Pamplona, 1987. II, págs. 1.057-1.074; DAMON, Histories I, pág. 260. Juliano Tetio era el comandante de la legión VII Claudia y estuvo del lado de Vespasiano llegando a ser cónsul suf f ectus en el año 83 (PIR2 T 102). Numisio Lupo era el comandante de la legion VIII Augusta y también se pasó a Vespasiano con su legión (PIR2 N 210); cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 146; DAMON, Histories I, pág. 260. 396 La toga praetexta y la silla curul.
Motín de los pretorianos 397 [1,80] Paruo interim initio, unde nihil timebatur, orta seditio prope urbi excidio fuit. septimam decimam cohortem e colonia Ostiensi in urbem acciri Otho iusserat; armandae eius cura Vario Crispino tribuno e praetorianis data. is quo magis uacuus quietis castris iussa exequeretur, uehicula cohortis incipiente nocte onerari aperto armamentario iubet. tempus in suspicionem, causa in crimen, adfectatio quietis in tumultum eualuit, et uisa inter temulentos arma cupidinem sui mouere. [2] fremit miles et tribunos centurionesque proditionis arguit, tamquam familiae senatorum ad perniciem Othonis armarentur, pars ignari et uino graues, pessimus quisque in occasionem praedarum, uulgus, ut mos est, cuiuscumque motus noui cupidum; et obsequia meliorum nox abstulerat. resistentem seditioni tribunum et seuerissimos centurionum obtruncant; rapta arma, nudari gladii; insidentes equis urbem ac Palatium petunt.
80. Entretanto, se produjo un motín que casi arruinó a Roma, aunque se había iniciado a raíz de un hecho sin importancia del que no se temía peligro alguno. Otón había ordenado a la cohorte XVII trasladarse a Roma desde la colonia de Ostia 398. Se había encargado la responsabilidad de armarla a Vario Crispino 399, tribuno de los pretorianos. Este, para cumplir las órdenes con más libertad mientras el campamento estaba en calma, ordenó abrir el arsenal y cargar al anochecer los carruajes de la cohorte. La hora levantó sospechas, el motivo dio lugar a acusaciones, la pretensión de tranquilidad desembocó en una revuelta. Al ver las armas unos soldados bebidos sintieron el deseo de tomarlas. [2] Los soldados empezaron a murmurar y acusaron a los tribunos y centuriones de traición, pues pensaban que estaban armando a la servidumbre de los senadores para asesinar a Otón. Algunos de los pretorianos, cargados de vino, no sabían lo que pasaba, la mayoría quería aprovechar una oportunidad de saqueo y la masa, como es usual, estaba deseosa de cualquier cambio. La noche abolía la disciplina de los mejores. Degollaron a los tribunos que se oponían al motín y a los centuriones más severos400. Se apoderaron de las armas, desenvainaron las espadas y, montando a caballo, se dirigieron a Roma y al Palacio.
[1,81] Erat Othoni celebre conuiuium primoribus feminis uirisque; qui trepidi, fortuitusne militum furor an dolus imperatoris, manere ac deprehendi an fugere et dispergi periculosius foret, modo constantiam simulare, modo formidine detegi, simul Othonis uultum intueri; utque euenit inclinatis ad suspicionem mentibus, cum timeret
81. Otón celebraba un banquete muy concurrido con hombres y mujeres de la alta sociedad 401. Los invitados se preguntaban temblorosos si sería una locura transitoria de los soldados o una trampa del emperador o si sería más peligroso permanecer allí y ser arrestados o huir y dispersarse. Unas veces simulaban entereza, otras delataban su miedo, al tiempo que se fijaban en la expresión de Otón. Y, como sucede con las mentes inclinadas a la sospecha, cuando Otón sentía miedo,
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El motín es recogido también por PLUTARCO (Otón III 4-13) y SUETONIO (Otón VIII 2); cf. DIÓN CASIO, LXIV 9, 2-3; H. HEUBNER, «Der Prätorianertumult vom Jahre 69 n. Chr.», Rhein. Museum 101 (1958), 339-353; HEUBNER, Historien I, págs. 167-168; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 146-148; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 229-230; MURISON, Galba. Otho and Vitellius…, págs. 120-130; DAMON, Histories I, pág. 261; ASH, The Histories, pág. 271. 398 Claudio había establecido una cohorte en Ostia para luchar contra los incendios; cf. SUETONIO, Claudio XXV 2; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 149. 399 Solo es conocido por este hecho. 400 PLUTRACO (Otón III 5) habla de la muerte de dos centuriones. Sobre el odio a la severidad de los centuriones, cf. III 7, 1; Anales I 23, 3; 32, 1; C. A. POWELL, «Deum ira, hominum rabies», Latomus 31 (1972), 833-853. 401 PLUTARCO (Otón 1116) nos dice que asistieron ochenta senadores invitados.
Otho, timebatur. [2] sed haud secus discrimine senatus quam suo territus et praefectos praetorii ad mitigandas militum iras statim miserat et abire propere omnis e conuiuio, iussit. tum uero passim magistratus proiectis insignibus, uitata comitum et seruorum frequentia, senes feminaeque per tenebras diuersa urbis itinera, rari domos, plurimi amicorum tecta et ut cuique humillimus cliens, incertas latebras petiuere.
también lo inspiraba a los demás. [2] Con todo, en su preocupación tanto por el peligro que corría el Senado como por el suyo propio, envió inmediatamente a los comandantes de la guardia pretoriana 402 a calmar la ira de los soldados y ordenó a todos que se marcharan rápidamente del banquete. Entonces sin orden ni concierto los magistrados arrojaron lejos sus distintivos 403 y se deshicieron de su séquito de acompañantes y esclavos. Los ancianos y las mujeres tomaron direcciones distintas amparándose en la oscuridad. Los menos se dirigieron a sus casas, los más a las de sus amigos y a escondrijos sórdidos de los clientes más humildes que pudieran tener.
[1,82] Militum impetus ne foribus quidem Palatii coercitus quo minus conuiuium inrumperent, ostendi sibi Othonem expostulantes, uulnerato Iulio Martiale tribuno et Vitellio Saturnino praefecto legionis, dum ruentibus obsistunt. undique arma et minae, modo in centuriones tribunosque, modo in senatum uniuersum, lymphatis caeco pauore animis, et quia neminem unum destinare irae poterant, licentiam in omnis poscentibus, donec Otho contra decus imperii toro insistens precibus et lacrimis aegre cohibuit, redieruntque in castra inuiti neque innocentes. [2] postera die uelut capta urbe clausae domus, rarus per uias populus, maesta plebs; deiecti in terram militum uultus ac plus tristitiae quam paenitentiae. manipulatim adlocuti sunt Licinius Proculus et Plotius Firmus praefecti, ex suo quisque ingenio mitius aut horridius.
82. Ni siquiera las puertas del Palacio impidieron que las tropas irrumpieran en el banquete con la exigencia de que le mostraran a Otón. Habían herido al tribuno Julio Marcial 404 y a Vitelio Saturnino, comandante de la legión, en su intento de oponerse a los asaltantes. Todo se llenó de armas y amenazas, primero contra los centuriones y tribunos y después contra el Senado en pleno. Con sus mentes enloquecidas por un pánico ciego y al no poder encontrar un único objetivo de su ira, clamaban tener libertad para ir contra todos, hasta que Otón se encaramó sobre un diván sin guardar la dignidad imperial y a duras penas los contuvo entre súplicas y lágrimas. Regresaron al campamento a regañadientes, pero no sin haber causado daños.
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[2] Al día siguiente, las casas permanecían cerradas como en una ciudad tomada, se veía poca gente por las calles y la plebe se mostraba abatida. Las miradas cabizbajas de los soldados mostraban más disgusto que arrepentimiento. Formados por compañías les hablaron los prefectos Licinio Próculo y Plocio Firmo 405, cada uno con más delicadeza o más rudeza según el carácter de
Eran G. Plocio Firmo y Licinio Próculo; cf. I 46, 1. Se deshicieron, al menos, de la toga pretexta, una toga blanca con bordes de púrpura que usaban los senadores y magistrados curules (cónsules, tribunos y ediles curules). 404 Cf. I 28, 1. Vitelio Saturnino solo se menciona aquí. Era comandante del campamento de la legión naval (praef ectus castrorum legionis classicae); cf. I 31, 3; 36, 3; HEUBNER, Historien I, pág. 173; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 150; DAMON, Histories I, pág. 265. 403
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Cf. I 46, 1.
[3] finis sermonis in eo ut quina milia nummum singulis militibus numerarentur: tum Otho ingredi castra ausus. atque illum tribuni centurionesque circumsistunt, abiectis militiae insignibus otium et salutem flagitantes. sensit inuidiam miles et compositus in obsequium auctores seditionis ad supplicium ultro postulabat.
cada cual. [3] El final de sus charlas fue que a cada soldado se le asignarían cinco mil sestercios 406. Solo entonces se atrevió Otón a entrar en el campamento. Los tribunos y centuriones lo rodearon, se quitaron sus distintivos militares 407 y le solicitaron el retiro con el perdón de sus vidas. Los soldados fueron conscientes del reproche sufrido, volvieron a la obediencia y además pidieron la ejecución de los responsables del motín.
[1,83] Otho, quamquam turbidis rebus et diuersis militum animis, cum optimus quisque remedium praesentis licentiae posceret, uulgus et plures seditionibus et ambitioso imperio laeti per turbas et raptus facilius ad ciuile bellum impellerentur, simul reputans non posse principatum scelere quaesitum subita modestia et prisca grauitate retineri, sed discrimine urbis et periculo senatus anxius, postremo ita disseruit: [2] "neque ut adfectus uestros in amorem mei accenderem, commilitones, neque ut animum ad uirtutem cohortarer (utraque enim egregie supersunt), sed ueni postulaturus a uobis temperamentum uestrae fortitudinis et erga me modum caritatis. tumultus proximi initium non cupiditate uel odio, quae multos exercitus in discordiam egere, ac ne detrectatione quidem aut formidine periculorum: nimia pietas uestra acrius quam considerate excitauit; nam saepe honestas rerum causas, ni iudicium adhibeas, perniciosi exitus consequuntur. imus ad bellum. [3] num omnis nuntios palam audiri, omnia consilia cunctis praesentibus tractari ratio rerum aut occasionum uelocitas patitur? tam
83. Otón, aunque la situación andaba revuelta y la opinión de los soldados dividida pues los mejores exigían una solución a la indisciplina del momento, mientras que la masa, es decir, la mayoría, encantada con las sediciones y un poder ansioso de popularidad, se dejaba arrastrar con más facilidad a la guerra civil en medio de revueltas y saqueos—, reflexionaba también sobre el hecho de que un principado que se había obtenido con crímenes no se podía mantener mediante una repentina moderación y una severidad trasnochada. Con todo le angustiaba la situación crítica de Roma y el peligro que corría el Senado. Finalmente, pronunció el siguiente discurso 408: [2] «No he venido, compañeros de armas, para encender vuestros corazones de afecto hacia mí ni para incitar a vuestro espíritu hacia el valor (pues de sobra tenéis ambas virtudes), sino para pediros que mantengáis vuestro valor bajo control y moderéis vuestro amor hacia mí. El inicio del reciente alboroto no se ha debido a codicia u odio, cosas que han llevado a muchos ejércitos a la discordia, y ni siquiera lo ha provocado el rechazo o el miedo a los peligros: lo ha suscitado vuestra excesiva lealtad que ha actuado con más violencia que cautela. Que a menudo honestas intenciones, no respaldadas por un buen juicio, tienen consecuencias perniciosas. Vamos a la guerra. [3] ¿Es que la naturaleza de los hechos o la urgencia de las situaciones hacen posible que se tengan que oír en público a todos los emisarios y se tengan que discutir todos los planes en presencia de todos? Tan necesario es que los soldados
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Equivalía a la paga de cinco meses de un pretoriano; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 150-151. Los tribunos llevaban un anillo de oro y una túnica con una banda, mientras que los centuriones portaban una especie de bastón de mando (una vara de vid, llamada vitis), como símbolo de su autoridad. Además, tanto unos como otros llevarían sus condecoraciones individuales; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 151. 408 Cf. I 37-38 y II 47; PLUTARCO, Otón III 12-13; E. KEITEL, «Otho’s exhortations in Tacitus’ Histories», Greece and Rome 34 (1987), 75-77; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 151; DAMON, Histories I, págs. 266-268. 407
nescire quaedam milites quam scire oportet: ita se ducum auctoritas, sic rigor disciplinae habet, ut multa etiam centuriones tribunosque tantum iuberi expediat. si cur iubeantur quaerere singulis liceat, pereunte obsequio etiam imperium intercidit. [4] an et illic nocte intempesta rapientur arma? unus alterue perditus ac temulentus (neque enim pluris consternatione proxima insanisse crediderim) centurionis ac tribuni sanguine manus imbuet, imperatoris sui tentorium inrumpet?"
desconozcan ciertos asuntos como que conozcan otros. La autoridad de los jefes y el rigor de la disciplina son tales que incluso conviene transmitir frecuentemente órdenes solo a centuriones y tribunos. Si se permite que cada cual pregunte la razón de las órdenes, al desaparecer la obediencia se destruirá también el mando. [4] ¿También en la guerra se robarán armas en mitad de la noche? ¿Y un par de gamberros borrachos (pues no puedo creer que fueran más los que enloquecieran en el asunto de la pasada noche) se mancharán las manos con la sangre de un centurión y un tribuno e irrumpirán en la tienda de su general?
[1,84] "Vos quidem istud pro me: sed in discursu ac tenebris et rerum omnium confusione patefieri occasio etiam aduersus me potest. si Vitellio et satellitibus eius eligendi facultas detur, quem nobis animum, quas mentis imprecentur, quid aliud quam seditionem et discordiam optabunt? ne miles centurioni, ne centurio tribuno obsequatur, ut confusi pedites equitesque in exitium ruamus. [2] parendo potius, commilitones, quam imperia ducum sciscitando res militares continentur, et fortissimus in ipso discrimine exercitus est qui ante discrimen quietissimus. uobis arma et animus sit: mihi consilium et uirtutis uestrae regimen relinquite. paucorum culpa fuit, duorum poena erit: ceteri abolete memoriam foedissimae noctis. [3] nec illas aduersus senatum uoces ullus usquam exercitus audiat. caput imperii et decora omnium prouinciarum ad poenam uocare non hercule illi, quos cum maxime Vitellius in nos ciet, Germani audeant. ulline Italiae alumni et Romana uere iuuentus ad sanguinem et caedem depoposcerit ordinem, cuius splendore et gloria sordis et obscuritatem
84. »Ciertamente vosotros actuasteis así por mí. Pero en medio de carreras, de la oscuridad y la confusión general se puede proporcionar incluso la ocasión para actuar contra mí. Si a Vitelio y a su banda se les da la posibilidad de elegir, ¿qué estado de ánimo, qué actitud querrían en nosotros? ¿Qué otra cosa desearán sino la sedición y la discordia, y que los soldados no obedezcan a los centuriones ni los centuriones a los tribunos 409, para que en plena confusión de la infantería y caballería nos precipitemos a la ruina?
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[2] La milicia se basa en la obediencia, compañeros de armas, no cuestionando las órdenes de los jefes, y el ejército más valeroso a la hora del peligro es el que se comporta con más tranquilidad antes de dicho peligro. Las armas y el valor sea cosa vuestra, dejadme a mí la estrategia y la dirección de vuestra valentía. Los culpables fueron pocos, dos serán castigados. Los demás borrad de vuestra memoria esta vergonzosa noche. [3] Y que ningún ejército en ningún sitio tenga que oír las palabras que lanzasteis contra el Senado. Contra la cabeza del imperio y el orgullo de todas las provincias ni siquiera, por Hércules, se atreverían a reclamar un castigo aquellos germanos que Vitelio ahora precisamente está empujando contra nosotros. ¿Acaso algún hijo de Italia y la auténtica juventud de Roma puede exigir la muerte sangrienta de un estamento con cuyo esplendor y gloria eclipsamos la siniestra oscuridad
Nótese la repetición en contacto bajo la forma de una gradación (gradatio); cf. LAUSBERG, Elementos de retórica literaria, págs. 126-129.
Vitellianarum partium praestringimus? nationes aliquas occupauit Vitellius, imaginem quandam exercitus habet, senatus nobiscum est: sic fit ut hinc res publica, inde hostes rei publicae constiterint. [4] quid? uos pulcherrimam hanc urbem domibus et tectis et congestu lapidum stare creditis? muta ista et inanima intercidere ac reparari promisca sunt: aeternitas rerum et pax gentium et mea cum uestra salus incolumitate senatus firmatur. hunc auspicato a parente et conditore urbis nostrae institutum et a regibus usque ad principes continuum et immortalem, sicut a maioribus accepimus, sic posteris tradamus; nam ut ex uobis senatores, ita ex senatoribus principes nascuntur."
del bando viteliano? Vitelio ha ocupado algunas naciones y tiene una cierta apariencia de ejército. Pero el Senado está de nuestra parte. Así que en este lado está el Estado y en el otro se han situado los enemigos del Estado.
[1,85] Et oratio ad perstringendos mulcendosque militum animos et seueritatis modus (neque enim in pluris quam in duos animaduerti iusserat) grate accepta compositique ad praesens qui coerceri non poterant. non tamen quies urbi redierat: strepitus telorum et facies belli, {et} militibus ut nihil in commune turbantibus, ita sparsis per domos occulto habitu, et maligna cura in omnis, quos nobilitas aut opes aut aliqua insignis claritudo rumoribus obiecerat: [2] Vitellianos quoque milites uenisse in urbem ad studia partium noscenda plerique credebant: unde plena omnia suspicionum et uix secreta domuum sine formidine. sed plurimum trepidationis in publico, ut quemque nuntium fama attulisset, animum uultumque conuersis, ne diffidere dubiis ac parum gaudere
85. El discurso, calculado para reprimir y halagar los ánimos de los soldados, y aquella mesurada severidad, pues se había ordenado castigar solo a dos y no a la mayoría, fueron bien recibidos, y de momento se avinieron al orden aquellos incontrolables. Con todo, la tranquilidad no había vuelto a la capital: se escuchaban ruidos de armas y se veía la imagen de la guerra. Es verdad que los soldados no provocaban juntos desorden alguno, pero iban acá y allá por las mansiones ocultando el uniforme y con malsano celo 412 acosaban a todos los que por su nobleza, sus riquezas o alguna otra especial distinción estaban expuestos a los rumores. [2] Además muchos creían que soldados de Vitelio habían entrado en Roma para sondear el apoyo a su causa. De ahí que todo se llenara de sospechas y apenas había seguridad en la intimidad de las casas. Con todo, el miedo era generalizado en lugares públicos. La gente componía la actitud y el gesto según los rumores traían las últimas noticias, a fin de que no pareciera que desesperaban con las malas noticias y se alegraban poco
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[4] Pues bien, ¿vosotros creéis que esta ciudad está en pie por sus mansiones, casas y el amontonamiento de piedras? Esas cosas, mudas y sin vida, pueden sin distinción destruirse y restaurarse, pero la eternidad del Estado, la paz entre los pueblos y mi vida junto con la vuestra se garantizan con la integridad del Senado 410. El orden senatorial fue instituido por el padre y fundador de nuestra ciudad 411 con buenos augurios, ha sobrevivido inmortal y sin interrupción desde el período real hasta el principado. Como lo hemos recibido de nuestros antepasados, entreguémoslo a la posteridad, pues al igual que de vosotros nacen los senadores, de la misma manera de los senadores nacen los príncipes».
La idea aparece ya en ENNIO, Anales fr. 156 Skutsch: moribus antiquis stat res Romana virisque, «el Estado romano permanece en pie gracias a sus antiguas costumbres y a sus hombres»; cf. LIVIO, V 54, 2; HELLEGOUARC’H Histoires I, pág. 238. 411 Rómulo; cf. LIVIO, V 24, 11; 49, 7. 412 Tácito utiliza un sorprendente oxímoron (maligna cura) o paradoja entre miembros antitéticos (cf. LAUSBERG, Elementos de retórica literaria, págs. 192-193); cf. Anales III 37, 2.
prosperis uiderentur. [3] coacto uero in curiam senatu arduus rerum omnium modus, ne contumax silentium, ne suspecta libertas; et priuato Othoni nuper atque eadem dicenti nota adulatio. igitur uersare sententias et huc atque illuc torquere, hostem et parricidam Vitellium uocantes, prouidentissimus quisque uulgaribus conuiciis, quidam uera probra iacere, in clamore tamen et ubi plurimae uoces, aut tumultu uerborum sibi ipsi obstrepentes.
de las buenas. [3] Pero cuando el Senado se reunió en la Curia 413, era difícil tratar con mesura todos los asuntos, no fuera a ser que el silencio pudiera sonar a rebeldía y la libre expresión pareciera sospechosa. Además Otón, que había sido un particular hasta hacía poco y que usaba el mismo lenguaje que ellos, conocía bien la adulación. Así pues, daban vueltas a sus discursos y los retorcían hacia un lado y hacia otro llamando a Vitelio enemigo y parricida, los más prudentes con reproches corrientes, algunos lanzando afrentas auténticas, aunque lo hacían en medio del griterío y cuando eran muchas las voces, entre el ruido ensordecedor de sus propias palabras.
Prodigios y presagios 414 [1,86] Prodigia insuper terrebant diuersis auctoribus uulgata: inuestibulo Capitolii omissas habenas bigae, cui Victoria institerat, erupisse cella Iunonis maiorem humana speciem, statuam diui Iulii in insula Tiberini amnis sereno et immoto die ab occidente in orientem conuersam, prolocutum in Etruria bouem, insolitos animalium partus, et plura alia rudibus saeculis etiam in pace obseruata, quae nunc tantum in metu audiuntur. [2] sed praecipuus et cum praesenti exitio etiam futuri pauor subita inundatione Tiberis, qui immenso auctu proruto ponte sublicio ac strage obstantis molis refusus, non modo iacentia et plana urbis 413
86. También infundían terror prodigios divulgados por fuentes diversas. En el vestíbulo del Capitolio 415, se decía, se habían soltado las riendas del carro en el que estaba subida la Victoria 416; de la capilla de Juno 417 había salido una figura de apariencia sobrehumana; la estatua del divino Julio en la isla del río Tíber, en un día soleado y sin viento, se había vuelto del oeste al este 418; en Etruria había hablado un buey; se producían partos de animales monstruosos 419 y ocurrían muchas otras señales que en los siglos primitivos se atendían incluso en tiempos de paz, pero que ahora solo se oyen en momentos de miedo. [2] Pero el mayor pánico, pues no solo se temía ya por la destrucción presente sino también por la del futuro, se produjo por el repentino desbordamiento del Tíber 420. Una inmensa crecida causó el hundimiento del puente Sublicio 421. El río, que quedó obstruido por la masa de
La Curia Iulia, la sede del Senado, fue construida por César en el año 44 a. C., inaugurada por Augusto en el 29 a. C. y restaurada por Domiciano en el año 94 d. C.; cf. NASH, Pictorial Dictionary…, I, págs. 301-303. 414 Los prodigios, presagios y los ritos expiatorios ocuparon un lugar preeminente en la tradición historiográfica de los romanos; cf. SYME, Tacitus, II, págs. 521-523; DAMON, Histories I, págs. 273-275; véase también para Tito Livio, D. S. LEVENE, Religion in Livy, Leiden, 1993. 415 El templo del Capitolio albergaba a Júpiter Óptimo Máximo en la nave central y a Juno Regina y a Minerva en capillas a la derecha e izquierda respectivamente. Fue destruido en diversas ocasiones y siempre restaurado, porque era el símbolo de la estabilidad de Roma; cf. IV 54, 2; VIRGILIO, Eneida IX 448-449; NASH, Pictorial Dictionary…. I, págs. 530533; RICHARDSON, A new topographical dictionary…, págs. 221-224; DAMON, Histories I, págs. 275-276. 416 Podría tratarse de una réplica de la cuadriga que Hierón de Siracusa donó a Roma en el año 216 a. C; cf. LIVIO, XXII 37, 5; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 153; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 240. 417 La capilla era mucho más pequeña que el espacio central dedicado a Júpiter. Allí se albergaba una estatua de Juno y un altar; cf. SERVIO, coment a la Eneida III 134. 418 Cf. PLUTARCO, Otón IV 8; SUETONIO, Vespasiano V 7. 419 Cf. Anales XII 64, 1; XIV 12, 2; XV 47, 1-2. 420 Cf. PLUTARCO, Otón IV 10; SUETONIO, Otón VIII. PLINIO (Historia natural III 55) nos recuerda que los desbordamientos del Tíber se interpretaban más como si fuera «consejero de expiaciones religiosas que de desastres»; cf. I. BECHER, «Tiberüberschw emmungen: die Interpretation von Prodigien in augusteischer Zeit», Klio 67 (1985), 471-479. 421 El puente Sublicius («sobre pilares») era el puente más antiguo de Roma y poseía un carisma especial, hasta el punto
loca, sed secura eius modi casuum impleuit: rapti e publico plerique, plures in tabernis et cubilibus intercepti. fames in uulgus inopia quaestus et penuria alimentorum. corrupta stagnantibus aquis insularum fundamenta, dein remeante flumine dilapsa. [3] utque primum uacuus a periculo animus fuit, id ipsum quod paranti expeditionem Othoni campus Martius et uia Flaminia iter belli esset obstructum fortuitis uel naturalibus causis in prodigium et omen imminentium cladium uertebatur.
escombros, inundó no solo las partes bajas y llanas de la capital, sino también las zonas a salvo de desastres de este tipo. La mayoría de la gente fue arrastrada a lo largo de las vías públicas, los más quedaron atrapados en tiendas y habitaciones. La falta de recursos y la escasez de alimentos trajeron el hambre a la clase más pobre. Las aguas estancadas minaron los cimientos de los bloques de viviendas 422, que cedieron cuando el río volvió a su cauce. [3] Y tan pronto como los ánimos se recobraron del peligro, el mero hecho de que el Campo de Marte y la vía Flaminia 423, la ruta para ir al frente, hubieran quedado obstruidos, ya fuera por causas fortuitas o naturales, cuando Otón preparaba la campaña, se interpretaba como una señal del cielo y augurio de desastres inminentes. Planes de guerra424
[1,87] Otho lustrata urbe et expensis bello consiliis, quando Poeninae Cottiaeque Alpes et ceteri Galliarum aditus Vitellianis exercitibus claudebantur, Narbonensem Galliam adgredi statuit classe ualida et partibus fida, quod reliquos caesorum ad pontem Muluium et saeuitia Galbae in custodia habitos in numeros legionis composuerat, facta et
87. Otón, purificada la ciudad 425 y sopesados los planes para la guerra, dado que los ejércitos de Vitelio 426 cortaban los Alpes Peninos y Cotios 427, así como las demás entradas de las Galias, decidió invadir la Galia Narbonense 428 con una escuadra poderosa y leal a su causa. La razón era que Otón había encuadrado en las unidades de una legión a los supervivientes del puente Milvio 429, mientras que a los demás se les dio esperanzas de un servicio militar honroso en el futuro 430.
que de él cuidaban los pontífices. Fue restaurado por Augusto (Res gestae XX 5); cf. PLUTARCO, Numa IX 3; DIONISIO DE HALICARNASO, II 73, 1; III 45, 2. 422 JUVENAL (III 193) nos recuerda la debilidad de estas construcciones: nos urbem colimus tenui tibicine f ultam, «nosotros habitamos una ciudad que se apoya sobre endebles pilares». Cf. BASSOLS, Historias I, pág.270. 423 La via Flaminia, construida en el año 220 a. C. por el censor G. Flaminio, era la ruta principal entre Roma y el valle del Po hasta Ariminum (Rímini) y la costa Adriática (Roma-Saxa Rubra-Ocriculum-Narnia- Carsulae-Mevania-Fanum FortunaeAriminum). Léase a T. ASHBY-R. A. L. FELL, «The Via Flaminia», Journ. Rom. Studies 11 (1921), 125-190. 424 Sobre la estrategia de Otón para enfrentarse a los vitelianos, léase a SYME, Tacitus, II, págs. 676-680; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 264-73; DAMON, Histories I, pág. 280. 425 El ritual de la expiación consistía en el sacrificio de un cerdo, una oveja y un toro (suevotaurilia); cf., p. e., Agrícola XIII 24; LIVIO, III 29, 9; XXI 62, 7. 426 Entiendo Vitellianis exercitibus como ablativo («cerrados por») y no como dativo («cerrados a»); cf. discusión en CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 155-156; DAMON, Histories I, pág. 281. 427 Los Alpes Peninos, Cotios y Grayos eran tres pequeñas provincias romanas situadas en la zona de los Alpes entre Francia, Suiza e Italia. Su importancia radicaba en que eran el paso obligado para entrar en Italia por el norte. 428 La provincia de la Galia Narbonense comprendía la zona que iba desde los Pirineos hasta Marsella. Su capital era la Colonia Narbo Martius, la actual Narbona. 429 El Pons Mulvius, el actual puente Molle o Milvio, sobre el río Tíber en Roma fue construido en el año 206 a. C.; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 233. 430 Se refiere a los soldados de la legión I Classicorum Adiutrix; cf. I 6, 2; 31, 2; 36, 3. Los marinos tenían una consideración inferior a los legionarios; cf. C. G. STARR, The Roman imperial navy 31 B.C.-A.D. 324, Chicago, 1993, 3.a ed., págs. 167-208.
ceteris spe honoratae in posterum militiae. [2] addidit classi urbanas cohortis et plerosque e praetorianis, uiris et robur exercitus atque ipsis ducibus consilium et custodes. summa expeditionis Antonio Nouello, Suedio Clementi primipilaribus, Aemilio Pacensi, cui ademptum a Galba tribunatum reddiderat, permissa. curam nauium Moschus libertus retinebat ad obseruandam honestiorum fidem immutatus. peditum equitumque copiis Suetonius Paulinus, Marius Celsus, Annius Gallus rectores destinati, sed plurima fides Licinio Proculo praetorii praefecto. is urbanae militiae impiger, bellorum insolens, auctoritatem Paulini, uigorem Celsi, maturitatem Galli, ut cuique erat, criminando, quod facillimum factu est, prauus et callidus bonos et modestos anteibat.
[2] Reforzó la flota 431 con cohortes urbanas y numerosos pretorianos, como fuerza y nervio del ejército, y a la vez como asesores y vigilantes de jefes. El mando supremo de la expedición se confió a Antonio Novelo y Suedio Clemente 432, centuriones de mayor rango, y a Emilio Pacense 433, a quien Otón le devolvió el tribunado del que le había desposeído Galba. El liberto Mosco conservaba la responsabilidad de las naves 434 y permanecía en el puesto para controlar la lealtad de quienes eran más nobles que él. A Suetonio Paulino, Mario Celso y Annio Galo 435 se les encargó el mando de las tropas de infantería y caballería, pero el puesto de máxima confianza se confió a Licinio Próculo 436, comandante de la guardia pretoriana. Este, curtido en la milicia urbana, carecía de experiencia en la guerra, pero con sus críticas, lo más fácil del mundo, a la reputación de Paulino, a la energía de Celso y a la madurez de Galo, que esas eran sus cualidades respectivas, este hombre depravado y astuto pasaba por delante de estos hombres buenos y moderados.
[1,88] Sepositus per eos dies Cornelius Dolabella in coloniam Aquinatem, neque arta custodia neque obscura, nullum ob crimen, sed uetusto nomine et propinquitate Galbae monstratus. multos e magistratibus, magnam consularium partem Otho non participes aut ministros bello, sed comitum specie secum
88. Por aquellas fechas Cornelio Dolabela 437 fue deportado a la colonia de Aquino. No estaba sometido a una vigilancia ni estrecha ni discreta. Y todo esto no se debió a ninguna acusación, sino porque le señalaban por su antiguo apellido y su parentesco con Galba. Otón dio instrucciones para que muchos magistrados y un gran número de excónsules se incorporaran a la expedición, no como miembros activos o ayudantes en la guerra, sino
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La marina romana tenía sus bases en Ravenna (mar Adriático), el cabo Miseno (mar Tirreno) y Fréjus (Galia); cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 242. 432 Antonio Novelo es citado aquí y en II 12, 1. T. Suedio Clemente (PIR2 s 687) llegó a ser en tiempos de Tito y Vespasiano tribuno del pretorio y praef ectus castrorum en Egipto; cf. B. DOBSON, Die Primipilares, Colonia, 1978, págs. 207-208; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 243. 433 Cf. I 20, 3. 434 Durante Claudio y Nerón los libertos desplazaron a los caballeros en el mando de la flota; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 156; DAMON, Tacitus, Histoires, pág. 283. 435 G. Suetonio Paulino fue cónsul suf f ectus en el año 43 y cónsul por segunda vez en el 66 (PIR2 s 694); cf. II 24-26; PLINIO, Historia natural V 14-15; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 243-244. Sobre Mario, cf. I 14, 1. Apio Annio Galo fue cónsul suf f ectus en tiempos de Nerón. Cf. DAMON, Tacitus, Histoires, págs.283-284. 436 Aparece en II 33, 1; 37; 44; 60, 1. 437 Otón lo desterró a Aquino, ciudad situada a 105 kilómetros de Roma en la vía Latina; cf. PLUTARCO, Otón V 1. Vitelio ordenó más tarde su muerte; cf. II 63-64; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 157; HELLEGOUARC’H, Histoires I pág. 244.
expedire iubet, in quis et Lucium Vitellium, eodem quo ceteros cultu, nec ut imperatoris fratrem nec ut hostis. [2] igitur motae urbis curae; nullus ordo metu aut periculo uacuus. primores senatus aetate inualidi et longa pace desides, segnis et oblita bellorum nobilitas, ignarus militiae eques, quanto magis occultare et abdere pauorem nitebantur, manifestius pauidi. [3] nec deerant e contrario qui amibitione stolida conspicua arma, insignis equos, quidam luxuriosos apparatus conuiuiorum et inritamenta libidinum ut instrumentum belli mercarentur. sapientibus quietis et rei publicae cura; leuissimus quisque et futuri improuidus spe uana tumens; multi adflicta fide in pace anxii, turbatis rebus alacres et per incerta tutissimi.
[1,89] Sed uulgus et magnitudine nimia communium curarum expers populus sentire paulatim belli mala, conuersa in militum usum omni pecunia, intentis alimentorum pretiis, quae motu Vindicis haud perinde plebem attriuerant, secura tum urbe et prouinciali bello, quod inter legiones Galliasque uelut externum fuit. [2] nam ex quo diuus Augustus res Caesarum composuit, procul et in unius sollicitudinem aut decus populus Romanus bellauerat; sub Tiberio et Gaio tantum pacis aduersa {ad} rem publicam
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como una especie de séquito suyo. Entre ellos se incluyó incluso a Lucio Vitelio 438 con el mismo realce que los demás y no el de hermano de un emperador ni como el de hermano de un enemigo. [2] Así que se produjo una oleada de preocupación en Roma, pues ningún estamento estaba libre de miedo o peligro. Los líderes del Senado estaban incapacitados por la edad e inactivos por la larga duración de la paz, la nobleza se mostraba indolente y olvidada de las guerras, los caballeros desconocían la milicia, y cuanto más se esforzaban todos estos en ocultar y esconder su terror, más claramente se mostraban aterrados. [3] Y, por el contrario, no faltaban quienes con estúpidas pretensiones se compraban armas llamativas, magníficos caballos y algunas lujosas vajillas para banquetes y medios para excitar los apetitos libidinosos 439, como si fueran armas de guerra. Las personas con seso estaban preocupadas por la paz y el Estado, los más ligeros y despreocupados por el futuro se engreían con falsas esperanzas y muchos que habían arruinado su crédito en la paz se encontraban eufóricos en este estado de confusión y muy seguros en la incertidumbre 440.
89. Pero la masa y el pueblo en general, que no tomaba parte en los asuntos políticos debido a su excesiva complejidad 441, comenzaron a sentir poco a poco los males de la guerra al ponerse todo el dinero a disposición de la milicia y elevarse los precios de los alimentos 442. Estos efectos no habían empobrecido tanto a la plebe en la revuelta de Víndice, pues la capital estuvo entonces segura y la guerra se desarrollaba en las provincias, además de que se consideró un hecho externo que se ventilaba entre las legiones y las Galias. [2] Y en efecto, desde que el divino Augusto organizó el poder de los Césares, el pueblo romano había guerreado lejos y había causado preocupación o proporcionado gloria a uno solo.
Lucio Vitelio, hermano del futuro emperador Vitelio, fue cónsul suf f ectus en el año 48 y gobernador de África; cf. PIR2 V 501; II 54, 1; III 37, 1; 38; III 76-77; IV 2, 1, 3; BASSOLS, Historias I, pág. 273; HELLEGOUARC’H, Histaires I, pág. 245. 439 Sobre el motivo erótico los irritamenta Veneris, léase R. MORENO, ed., Diccionario de motivos literarios en la literatura latina, Huelva, 2011, s.v. «excitación», págs. 178-181. 440 Nótese el oxímoron conclusivo. 441 Hay quien interpreta magnitudine magna como ablativo de causa dependiendo de expers populus («debido al tamaño excesivo de sus componentes»), aunque me inclino, como otros, por relacionar la juntura con communium curarum; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 158; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs.245-246; DAMON, Histories I, pág. 287. 442 Cf. R. F. NEWBOLD, «Vitellius and the Roman Plebs», Historia 21 (1972), 308-319.
pertinuere; Scriboniani contra Claudium incepta simul audita et coercita; Nero nuntiis magis et rumoribus quam armis depulsus: tum legiones classesque et, quod raro alias, praetorianus urbanusque miles in aciem deducti, Oriens Occidensque et quicquid utrimque uirium est a tergo, si ducibus aliis bellatum foret, longo bello materia. [3] fuere qui proficiscenti Othoni moras religionemque nondum conditorum ancilium adferrent: aspernatus est omnem cunctationem ut Neroni quoque exitiosam; et Caecina iam Alpes transgressus extimulabat.
Bajo Tiberio y Gayo solo afectaron a la república las adversidades de la paz 443. La rebelión de Escriboniano 444 contra Claudio fue aplastada tan pronto como se oyó hablar de él. Nerón fue derrocado más por medio de mensajes y rumores que por las armas. En cambio ahora las legiones y las flotas, las tropas pretorianas y urbanas desplazadas al frente (cosa que ocurrió en pocas ocasiones), Oriente y Occidente y todas las guerras que quedan en retaguardia, habrían dado lugar, si se hubiera luchado con otros jefes, a una guerra prolongada. [3] Hubo quienes ante la marcha de Otón intentaban retrasarla por el escrúpulo religioso de no haberse colocado todavía en su lugar los Escudos 445. Él rechazó todo tipo de dilaciones, pues otras parecidas habían sido también ruinosas para Nerón. También le espoleaba el hecho de que Cécina hubiera atravesado ya los Alpes.
[1,90] Pridie idus Martias commendata patribus re publica reliquias Neronianarum sectionum nondum in fiscum conuersas reuocatis ab exilio concessit, iustissimum donum et in speciem magnificum, sed festinata iam pridem exactione usu sterile. [2] mox uocata contione maiestatem urbis et consensum populi ac senatus pro se attollens, aduersum Vitellianas partis modeste disseruit, inscitiam potius legionum quam audaciam increpans, nulla Vitellii mentione, siue ipsius ea moderatio, seu scriptor orationis sibi metuens contumeliis in Vitellium abstinuit, quando, ut in consiliis militiae Suetonio Paulino et Mario Celso, ita in rebus urbanis Galeri Trachali ingenio
90. El 14 de marzo Otón encargó al Senado la administración del Estado y concedió a los que habían regresado del destierro el remanente de las confiscaciones hechas por Nerón y que todavía no habían ingresado en el fisco 446. Fue un regalo muy apropiado y magnífico en apariencia, pero inútil pues ya hacía tiempo que se habían celebrado las subastas a toda prisa. [2] Luego, convocó una asamblea, en la que exaltó el prestigio de Roma y el apoyo unánime del Senado y el pueblo. Habló con moderación contra el partido viteliano, censurando a las legiones más por su ignorancia que por su arrogancia, pero sin hacer mención alguna de Vitelio, debido a su propia mesura o a que el redactor del discurso se abstuvo de insultar a Vitelio temiendo por su propia suerte, pues se creía que, así como tenía como asesores militares a Suetonio Paulino y Mario Celso, en los asuntos de Roma Otón se valía del talento de Galerio Tracalo 447. Y había quienes reconocían
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El mismo oxímoron se encuentra en JUVENAL, VI 292: «ahora padecemos las desgracias de una paz duradera». La rebelión contra Claudio tuvo lugar en el año 42 y fue sofocada en cinco días; cf. SUETONIO, Claudio XIII 2; DIÓN CASIO, LX 15-16; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 246. 445 Los sacerdotes Salios trasladaban en procesión alrededor de Roma doce Escudos (ancilia), símbolos del imperio romano y consagrados a Marte, durante los días 1 hasta el 23 de marzo, fechas de mal agüero para casamientos y viajes. Júpiter había regalado al rey Numa un escudo sagrado (ancile), del que se hicieron once copias para preservar el original. Cf. OVIDIO, Fastos III 365-386; J. P. V. D. BALSDON, «The Salii and Campaigning in March and October», Class. Review 16 (1966), 146-147; SHOTTER, The Lives of Galba, Otho, Vitellius…, pág. 151; ASH, The Histories, pág. 272. 446 Cf. PLUTARCO, Otón I 4; F. MILLAR, «Emperors at Work», Journ. Rom. Studies 57 (1967), 9-19. 447 P. Galerio Tracalo fue cónsul con Silio Itálico en el año 68 y gobernador de África con los emperadores Flavios; cf. PIR2 G 30. Quintiliano alaba sus dotes oratorias (Instituciones oratorias, X 1, 119; XII 5, 5-6); cf. BASSOLS, Historias I, pág. 278; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 160; HELLEGOUARC’H, Histoires I, pág. 248; ASH, The Histories, pág. 273. 444
Othonem ut credebatur; et erant qui genus ipsum orandi noscerent, crebro fori usu celebre et ad implendas populi auris latum et sonans. [3] clamor uocesque uulgi ex more adulandi nimiae et falsae: quasi dictatorem Caesarem aut imperatorem Augustum prosequerentur, ita studiis uotisque certabant, nec metu aut amore, sed ex libidine seruitii: ut in familiis, priuata cuique stimulatio, et uile iam decus publicum. profectus Otho quietem urbis curasque imperii Saluio Titiano fratri permisit.
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el estilo mismo del orador, familiar por sus frecuentes apariciones en el Foro: ampuloso y sonoro para satisfacer los oídos del pueblo. [3] El griterío y las voces de la muchedumbre seguían el modelo habitual de la falsa y exagerada adulación. Como si se estuvieran despidiendo del dictador César o del emperador Augusto, rivalizaban en entusiasmo y buenos deseos, no por miedo o afecto, sino por el gusto de servir, como sucede entre los esclavos domésticos, que buscan el interés particular de cada cual y para quienes el decoro público ya no significaba nada. Otón, al partir 448, encomendó la tranquilidad de la capital y las responsabilidades del imperio a su hermano Salvio Ticiano 449.
Otón salió de Roma el 15 de marzo; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 159; HELLEGOUARC’H, Histoires I, págs. 248-249. 449 Lo normal hubiera sido que el mando de la ciudad hubiera recaído en Flavio Sabino (cf. I 46, 1), prefecto de la ciudad.
LIBER II
LIBRO II
SINOPSIS (Año 69 d. C.) 1-7 8-9 10 11 12-15 16 17-20, 1 20, 2-23, 2 23, 3-5 24-27, 1 27, 2-30, 1 30, 2-3 31, 1 31, 2-33 34-36 37-38 39-45 46-51 52-56 57-73 74-86 87-100 101
Vespasiano y Tito El falso Nerón Disputa en el Senado Fuerzas de Otón Marcha de Otón hacia el norte Dificultades en Córcega Dominio de Vitelio en los Alpes y el Po Asalto de Cécina a Placencia Escaramuza de Marcio Macro Emboscada de Cécina en Cástores Motín de las tropas de Valente Cécina y Valente Otón y Vitelio Asamblea militar de Otón Batalla en el río Po Digresiones La primera batalla de Bedriaco Suicidio de Otón Reacciones del Senado y el pueblo Marcha de Vitelio hacia Roma Proclamación de Vespasiano como emperador en Oriente Roma bajo Vitelio Epílogo Vespasiano y Tito 1
[2,1] Struebat iam fortuna in diuersa parte terrarum initia causasque imperio, quod uaria sorte laetum rei publicae aut atrox, ipsis principibus prosperum uel exitio fuit. Titus Vespasianus, e Iudaea incolumi adhuc Galba missus a patre, causam 1
1. La Fortuna 2 estaba ya organizando en una parte diferente del mundo los orígenes y las bases de una dinastía que con suerte varia significó felicidad o desgracia para el Estado y prosperidad o ruina para los propios príncipes 3. Tito Vespasiano 4, enviado por su padre a Roma desde Judea todavía en vida de Galba,
Tácito comienza el libro segundo (1-9) con una digresión sobre los asuntos del Este; cf. H. HEUBNER, P. Cornelius Historien II, Heidelberg, 1969, págs. 9-12; G. E. F. CHILVER, Historical commentary on Tacitus’ Histories I and II, Oxford, 1979, págs. 161-162; J. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires, livres II-III, texto establecido y traducido por H. LE BONNIEC, anotado por J. HELLEGOUARC’H, París, 1989, págs. 147-9; R. ASH, Tacitus, Histories, Book II, Cambridge, 2007, págs. 7374. 2 La diosa Fortuna tenía un templo en Roma desde los tiempos de la monarquía; cf. NASH, Pictorial Dictionary…, págs. 411 y 414; J. NORTH, Roman religion, Oxford, 2000, pág. 36. 3 El imperio fue próspero con Vespasiano y Tito, pero desgraciado con Domiciano, que acabó asesinado en el año 96. 4 Es el futuro emperador Tito (Tito Flavio Vespasiano, 39-81 d. C.; cf. PIR2 F 339), hijo de Vespasiano (Tito Flavio Sabino Vespasiano, 9-79) y hermano de Domiciano (Tito Flavio Domiciano, 51-96). El viaje de Tito a Roma para felicitar al nuevo emperador Galba ocurrió a finales del 68 o comienzos del 69 hasta finales de enero del 69; cf. SUETONIO, Tito V 1; HEUBNER, Historien II, págs. 12-25; CHILVER, Historical Commentary I-II, pág. 162; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 149; ASH, Histories II, pág. 75.
profectionis officium erga principem et maturam petendis honoribus iuuentam ferebat, sed uulgus fingendi auidum disperserat accitum in adoptionem. materia sermonibus senium et orbitas principis et intemperantia ciuitatis, donec unus eligatur, multos destinandi. [2] augebat famam ipsius Titi ingenium quantaecumque fortunae capax, decor oris cum quadam maiestate, prosperae Vespasiani res, praesaga responsa, et inclinatis ad credendum animis loco ominum etiam fortuita. [3] ubi Corinthi, Achaiae urbe, certos nuntios accepit de interitu Galbae et aderant qui arma Vitellii bellumque adfirmarent, anxius animo paucis amicorum adhibitis cuncta utrimque perlustrat: si pergeret in urbem, nullam officii gratiam in alterius honorem suscepti, ac se Vitellio siue Othoni obsidem fore: sin rediret, offensam haud dubiam uictoris, set incerta adhuc uictoria et concedente in partis patre filium excusatum. sin Vespasianus rem publicam susciperet, obliuiscendum offensarum de bello agitantibus.
[2,2] His ac talibus inter spem metumque iactatum spes uicit. fuerunt qui accensum desiderio Berenices reginae uertisse iter crederent; neque abhorrebat a Berenice 5
alegaba como motivo de su viaje sus obligaciones con el emperador y su juventud ya preparada para aspirar a los cargos públicos, pero el pueblo, ávido de inventarse historias 5, había difundido el rumor de que se le había llamado para una adopción. Fomentaban tales habladurías la vejez del emperador sin herederos y la impaciencia de la ciudad a la hora de designar a muchos candidatos antes de la elección de uno solo. [2] Alimentaban los rumores el talento del mismo Tito, capaz de cualquier cometido, la belleza de sus facciones unida a una cierta dignidad, los éxitos de Vespasiano, las respuestas de los oráculos, así como la inclinación de la gente a creer incluso en los sucesos fortuitos como si fueran augurios. [3] Cuando en Corinto, ciudad de Acaya 6, Tito recibió noticias seguras de la muerte de Galba 7, y había quienes le aseguraban que Vitelio 8 se estaba armando para la guerra, preocupado, reunió a unos pocos amigos para valorar todas las posibilidades a favor y en contra: si continuaba hacia Roma, no recibiría agradecimiento alguno por un deber emprendido para honrar a otro y se convertiría en un rehén de Vitelio o de Otón; pero si regresaba a Judea, ofendería sin duda alguna al vencedor, aunque la victoria estaba todavía sin decidir y, si su padre se inclinaba por la parte vencedora, su hijo quedaría excusado. Sin embargo, si Vespasiano tomaba las riendas del estado, quienes maquinaban la guerra tendrían que olvidarse de las ofensas.
2. Tras debatirse Tito, con estas y otras consideraciones, entre la esperanza y el miedo, triunfó la esperanza. Hubo quienes creyeron que deshizo el camino por la añoranza que sentía de la reina Berenice 9. Su juventud
Roma pasaba por ser una ciudad amante de cotilleos; cf. B. J. GIBSON, «Rumors as causes of events in Tacitus», Mater. e discuss. 40 (1998), 111-129. 6 Corinto, ciudad que unía el centro de Grecia con el Peloponeso, era un centro comercial y administrativo muy floreciente; cf. J. WISEMAM, «Corinth and Rome I:228 BC-AD 267», ANRW II 7.1 (1979), 438-548; C. K. WILLIAMS, «Roman Corint as a comercial centre», en T. GREGORY, ed., The Corinthians in the Roman period, Londres, 1993, págs. 3146. 7 Galba fue asesinado en Roma el 15 de enero del año 69; cf. I 27, 1. 8 Cf. A. MOMIGLIANO, «Vitellio», Stud. Ital. Filol. Class. 9 (1931), 117-161. 9 La reina Berenice era hija de Herodes Agripa I y esposa primero de su tío Herodes, rey de Calcis en Siria, y después de Polemón, rey de Olba. Llegó a Roma en el año 75, pero fue despedida para cuidar la reputación de Tito; cf. SUETONIO, Tito VII 2; DIÓN CASIO, LXVI 15, 3-4J. CROOK, «Titus and Berenice», Amer. Journ. Philol. 72 (1951), 162-175; P. M. ROGERS, «Titus, Berenice and Mucianus», Historia 29 (1980), 86-95; D. BRAUND, «Berenice in Rome», Historia 32 (1984), 120-123; A. KEAVENEY-J. MADDEN, «Berenice at Rome», Mus. Helv. 60 (2003), 39-43; CHILVER, Historical Commentary III, págs. 163-164; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 150-151; ASH, Histories I, pág. 79.
iuuenilis animus, sed gerendis rebus nullum ex eo impedimentum. laetam uoluptatibus adulescentiam egit, suo quam patris imperio moderatior. [2] igitur oram Achaiae et Asiae ac laeua maris praeuectus, Rhodum et Cyprum insulas, inde Syriam audentioribus spatiis petebat. atque illum cupido incessit adeundi uisendique templum Paphiae Veneris, inclitum per indigenas aduenasque. haud fuerit longum initia religionis, templi ritum, formam deae (neque enim alibi sic habetur) paucis disserere.
no le hacía ascos a los encantos de Berenice, pero ello no supuso impedimento alguno para el cumplimiento de sus obligaciones de Estado. Llevó una vida de placer en su mocedad, aunque se mostró más comedido durante su reinado que bajo el de su padre. [2] Así pues, navegó por las costas de Acaya 10 y Asia dejando el litoral a su izquierda, se dirigió a las islas de Rodas y Chipre y desde allí a Siria por rutas más arriesgadas. No resistió la tentación de ir a visitar el templo de Venus en Pafo 11, famoso entre los nativos y extranjeros. Podría ser de algún interés tratar brevemente 12 el origen de este culto, del ritual del santuario y de la imagen de la diosa, pues no se representa así en ninguna otra parte.
[2,3] Conditorem templi regem Aeriam uetus memoria, quidam ipsius deae nomen id perhibent. fama recentior tradit a Cinyra sacratum templum deamque ipsam conceptam mari huc adpulsam; sed scientiam artemque haruspicum accitam et Cilicem Tamiram intulisse, atque ita pactum ut familiae utriusque posteri caerimoniis praesiderent. mox, ne honore nullo regium genus peregrinam stirpem antecelleret, ipsa quam intulerant scientia hospites cessere: tantum Cinyrades sacerdos consulitur.
3. Una antigua tradición cuenta que el templo de Venus fue fundado por el rey Aerias 13, mientras algunos mantienen que este era el nombre de la misma diosa. Una versión más reciente mantiene que el templo fue consagrado por Cíniras 14 y que allí llegó la diosa concebida en el mar 15. En cambio el conocimiento y el arte de la adivinación se introdujeron desde el extranjero y las trajo el cilicio Támiras, con el acuerdo de que los descendientes de ambas familias presidieran las ceremonias. Más tarde, para evitar que una estirpe extranjera aventajara en honores al linaje del rey, los extranjeros renunciaron a la ciencia que ellos mismos habían introducido: solo se consulta al sacerdote descendiente de Cíniras. [2] Las víctimas de los sacrificios se eligen según los votos de cada cual, pero son machos. La mayor fiabilidad se obtiene con las entrañas de los cabritos. Se prohíbe derramar sangre sobre el ara. Los altares se honran con preces y se encienden con fuego puro y la lluvia nunca los moja, aunque estén al aire libre. La imagen de la diosa no
[2] hostiae, ut quisque uouit, sed mares deliguntur: certissima fides haedorum fibris. sanguinem arae obfundere uetitum: precibus et igne puro altaria adolentur, nec ullis imbribus quamquam in aperto madescunt. simulacrum deae non effigie 10
Era el nombre oficial de la provincia de Grecia, anexionada a Roma en el año 146 a. C. Ciudad de Chipre, donde se creía había nacido Afrodita; cf. R. GUERRINI, «Tito al santuario Pafio e il ricordo di Enea (Tac. Hist. II 4)», Atene e Roma 31 (1986), 28-34. 12 Es una fórmula literaria para introducir una digresión. En las Historias se encuentran otras digresiones en I 89, II 38, III 34, 51, 68, 72, 83, IV 83 y V 2-10; cf. G. B. TOWNEND, «Claudius and the digressions in Tacitus», Rhein. Museum 85 (1962), 358-368; ASH, Histories II, pág. 80. 13 La versión de Tácito no coincide con otras (PAUSANIAS, VIII 5, 2; ESTRABÓN, XIV 682), en las que se atribuye a Agapenor, jefe de los arcadios que lucharon en Troya con Agamenón (HOMERO, Ilíada II 609), la fundación del templo de Afrodita en Pafos; cf. HEUBNER, Historien II, págs. 30-36; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 165; ASH, Histories I, pág. 81. 14 Rey legendario de Chipre, padre de Mirra, de cuya relación incestuosa nació Adonis; cf. OVIDIO, Metamorf osis X 298502; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 152. 15 Cf. W. HANSEN, «Foam-born Aphrodite and the mythology of transformation», Amer. Journ. Philol. 121 (2000), 1-19. 11
humana, continuus orbis latiore initio tenuem in ambitum metae modo exurgens, set ratio in obscuro.
tiene un aspecto humano: es un círculo que se levanta sin interrupción desde una base más ancha hasta una estrecha circunferencia a modo de un mojón cónico 16. Y el motivo de esto no está claro.
[2,4] Titus spectata opulentia donisque regum quaeque alia laetum antiquitatibus Graecorum genus incertae uetustati adfingit, de nauigatione primum consuluit. postquam pandi uiam et mare prosperum accepit, de se per ambages interrogat caesis compluribus hostiis.
4. Tito, tras examinar las ofrendas de las donaciones reales y otros objetos que los griegos, aficionados a las antigüedades, atribuyen a la incertidumbre de los tiempos antiguos, consultó primero sobre su viaje por mar. Cuando supo que la ruta estaba despejada y el mar en calma, preguntó sobre su propio futuro en un lenguaje velado después de sacrificar numerosas víctimas. [2] Sóstrato (ese era el nombre del sacerdote), al observar que las entrañas eran propicias y favorables y que la diosa bendecía sus grandes empresas, le dio la breve y acostumbrada respuesta de momento, pero le pidió una entrevista en privado para revelarle el futuro. Tito navegó hasta donde estaba su padre con la moral crecida. Esto supuso una enorme confianza en el futuro, unido a los sentimientos en vilo de las provincias y ejércitos. [3] Vespasiano había dado un giro decisivo a la guerra de Judea, quedando solo la conquista de Jerusalén 17, una tarea dura y difícil, más por la topografía de su montaña y por la obstinación religiosa que porque quedaran a los sitiados fuerzas suficientes para soportar una situación extrema. [4] Como mencionamos antes 18, Vespasiano mandaba sobre tres legiones curtidas en la guerra. Muciano 19 mantenía en paz a otras cuatro, a las que la rivalidad y la gloria del ejército vecino habían sacado de la indolencia. Los hombres de Vespasiano habían conseguido tanta fuerza en los peligros y fatigas, como energía habían adquirido los hombres de Muciano en su descanso sin interrupciones y en la euforia de su inexperiencia en la guerra. Los dos ejércitos disponían de unidades auxiliares de infantería y caballería, de
[2] Sostratus (sacerdotis id nomen erat) ubi laeta et congruentia exta magnisque consultis adnuere deam uidet, pauca in praesens et solita respondens, petito secreto futura aperit. Titus aucto animo ad patrem peruectus suspensis prouinciarum et exercituum mentibus ingens rerum fiducia accessit. [3] Profligauerat bellum Iudaicum Vespasianus, obpugnatione Hierosolymorum reliqua, duro magis et arduo opere ob ingenium montis et peruicaciam superstitionis quam quo satis uirium obsessis ad tolerandas necessitates superesset. [4] tres, ut supra memorauimus, ipsi Vespasiano legiones erant, exercitae bello: quattuor Mucianus obtinebat in pace, sed aemulatio et proximi exercitus gloria depulerat segnitiam, quantumque illis roboris discrimina et labor, tantum his uigoris addiderat integra quies et inexperti belli labor. auxilia utrique cohortium alarumque et classes regesque ac nomen
16
La digresión se cierra con una perífrasis para decir que la imagen tiene forma de cono. Los judíos se enfrentaron abiertamente a Roma en el año 66 y fueron derrotados en el 70, cuando Tito conquistó Jerusalén y destruyó el Templo; Masada, el último reducto judío, se rindió en el 73; cf. JOSEFO, La guerra de los judíos, VI 407, 435: ASH, Histories II, pág. 84. Sobre los judíos, léase V 2-5. 18 Cf. I 10, 3. Vespasiano mandaba sobre la X Fretensis. la V Macedonica y la XV Apollinaris. Muciano, por su parte, estaba al frente de la IV Scythica, la VI Ferrata y la XII Fulminata, mientras que la III Gallica se había trasladado a Mesia por orden de Nerón; cf. HEUBNER, Historien II, págs. 39-40; ASH, Histories II, pág.85; M. G. MORGAN, «Tacitus Histories 2.44.4 and Mucianus’ legion in 69», Mus. Helv. 61 (2004), 129-138. 19 Cf. I 10, 1. 17
dispari fama celebre.
flotas y de reyes aliados, y de un nombre ilustre, aunque por razones diferentes.
[2,5] Vespasianus acer militiae anteire agmen, locum castris capere, noctu diuque consilio ac, si res posceret, manu hostibus obniti, cibo fortuito, ueste habituque uix a gregario milite discrepans; prorsus, si auaritia abesset, antiquis ducibus par. Mucianum e contrario magnificentia et opes et cuncta priuatum modum supergressa extollebant; aptior sermone, dispositu prouisuque ciuilium rerum peritus: egregium principatus temperamentum, si demptis utriusque uitiis solae uirtutes miscerentur.
5. Vespasiano 20, enérgico en la milicia, acostumbraba a marchar a la cabeza de sus tropas, a elegir personalmente el lugar para acampar, a hacer frente al enemigo de día y de noche mediante la estrategia y, si la ocasión lo exigía, mediante la lucha; comía de lo que hubiera disponible y apenas se diferenciaba del soldado raso en su atuendo y porte; en suma, si no fuera por su avaricia 21, se hubiera igualado a los generales de antaño. Por el contrario, Muciano se distinguía por su prodigalidad, riquezas y todo lo que estaba por encima de un particular; era más hábil con la palabra y un experto en la disposición y planificación de los asuntos públicos. La combinación de ambos sería excelente para hacer un emperador, si se eliminaran sus defectos y se mezclaran únicamente sus virtudes. [2] Por lo demás, al estar Muciano al frente de Siria y Vespasiano de Judea, andaban en discordias por los celos típicos en el gobierno de provincias vecinas; finalmente, a la muerte de Nerón, tras dejar a un lado sus odios, se pusieron de acuerdo en el bien común, primero a través de amigos después Tito, principal garante de la armonía, había hecho desaparecer sus perjudiciales rencillas en aras del interés común, pues por su carácter natural y su habilidad estaba preparado para atraerse incluso la complicidad de Muciano. El apoyo de los tribunos, centuriones y tropa se aseguraba jugando con su diligencia o pereza, con sus virtudes o sus vicios, según el carácter de cada cual.
[2] ceterum hic Syriae, ille Iudaeae praepositus, uicinis prouinciarum administrationibus inuidia discordes, exitu demum Neronis positis odiis in medium consuluere, primum per amicos, dein praecipua concordiae fides Titus praua certamina communi utilitate aboleuerat, natura atque arte compositus adliciendis etiam Muciani moribus. tribuni centurionesque et uulgus militum industria licentia, per uirtutes per uoluptates, ut cuique ingenium, adsciscebantur.
[2,6] Antequam Titus aduentaret sacramentum Othonis acceperat uterque exercitus, praecipitibus, ut adsolet, nuntiis 20
6. Antes de que Tito regresara22, los dos ejércitos habían prestado juramento de fidelidad a Otón, pues las noticias, como suele ocurrir, son rápidas 23, mientras la
La comparación (sýncrisis) entre dos personajes era usual en la historiografía antigua; cf. Salustio y Catón en SALUSTIO, Conjuración de Catilina LIII LIV; W. W. BATSTONE, «The antithesis of virtue: Sallust’s synkrisis and the crisis of the late Republic», Class. Ant. 7 (1988), 1-29. 21 Cf. SUETONIO, Vespasiano, 16: DIÓN CASIO, LXVI 8; CICERÓN, LOS deberes, II 77; B. LEVICK, Vespasian, LondresNueva York, 1999, págs. 95-106: CHILVER, Historical commentary, págs. 167-168. 22 No antes de mediados de febrero del 69; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 169. Los dos ejércitos se refieren a los de Judea y Siria. 23 Sobre el término elegido (pernicibus en lugar de precibus, praecipitibus o properis), cf. III 40, 1: A. B. CERNJAK, A. B., «Quelques problèmes de critique textuelle chez Tacite (A. XI.18.1, Hist. II.6.1 et II.77.2),», Quaderni lstit. Filol. Latin. 4 (1976), 99-111; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 155; ASH, Histories II, pág. 91.
et tarda mole ciuilis belli, quod longa concordia quietus Oriens tunc primum parabat. namque olim ualidissima inter se ciuium arma in Italia Galliaue uiribus Occidentis coepta; et Pompeio, Cassio, Bruto, Antonio, quos omnis trans mare secutum est ciuile bellum, haud prosperi exitus fuerant; auditique saepius in Syria Iudaeaque Caesares quam inspecti. nulla seditio legionum, tantum aduersus Parthos minae, uario euentu; et proximo ciuili bello turbatis aliis inconcussa ibi pax, dein fides erga Galbam. [2] mox, ut Othonem ac Vitellium scelestis armis res Romanas raptum ire uulgatum est, ne penes ceteros imperii praemia, penes ipsos tantum seruitii necessitas esset, fremere miles et uiris suas circumspicere. septem legiones statim et cum ingentibus auxiliis Syria Iudaeaque; inde continua Aegyptus duaeque legiones, hinc Cappadocia Pontusque et quicquid castrorum Armeniis praetenditur. Asia et ceterae prouinciae nec uirorum inopes et pecunia opulentae. quantum insularum mari cingitur, et parando interim bello secundum tutumque ipsum mare.
[2,7] Non fallebat duces impetus militum, sed bellantibus aliis placuit expectari. bello ciuili uictores uictosque numquam solida 24
guerra civil, que Oriente en paz tras una larga concordia preparaba entonces por primera vez, es lenta y pesada. En efecto, en otros tiempos los enfrentamientos armados más graves entre ciudadanos se habían iniciado en Italia o en la Galia con los recursos de Occidente. Pompeyo, Casio, Bruto y Antonio 24, a todos los cuales persiguió la guerra civil al otro lado del mar, obtuvieron resultados desastrosos, y en Siria y Judea se conocía a los emperadores más de oídas que de vista 25. No se había producido ningún levantamiento de las legiones, solo hubo demostraciones amenazadoras contra los partos 26 con suerte diversa. En la reciente guerra civil, mientras en otros lugares surgieron conflictos, allí la paz se mantuvo intacta, seguida de la lealtad hacia Galba. [2] Luego, cuando se supo que Otón y Vitelio se proponían apoderarse del Estado romano en una guerra sacrílega, los soldados, con miedo a que los demás se llevaran los premios del imperio y a ellos les quedara solo una obligada esclavitud, andaban murmurando y comenzaron a contar sus propias fuerzas: siete legiones inmediatamente a mano 27 y Siria y Judea con sus considerables fuerzas auxiliares; luego en las proximidades estaba Egipto y sus dos legiones 28; después Capadocia, el Ponto y los campamentos que estaban desplegados en Armenia 29; Asia y las demás provincias no andaban escasas de hombres y estaban sobradas de dinero; finalmente, todas las islas rodeadas por el mar 30 y el mismo mar que ofrecía una protección favorable mientras se preparaba la guerra.
7. A los generales 31 no pasaba desapercibido el entusiasmo de los soldados, pero decidieron que había que esperar mientras estuvieran luchando otros. En una
César venció a Pompeyo en Farsalia (Tesalia) en el año 48 a. C. Bruto y Casio fueron derrotados por Antonio y Octaviano en Filipos (Macedonia) en el 42 a. C., mientras que Octaviano derrotó a Marco Antonio en la batalla de Accio en el golfo de Ambracia en el año 31 a. C. 25 Germánico, nieto de Augusto e hijo adoptivo de Tiberio, murió en Antioquía en el año 19 d. C. Fue el último miembro de la casa imperial que visitó las provincias orientales del imperio romano. 26 El general romano Corbulón luchó contra los partos en los años 58-59 y 62-63; cf. Anales XIII 34-41, XV 1-17, 24-31; R. ASH, «Follow ing in the footsteps of Lucullus? Tacitus’ characterization of Corbulo», Arethusa 39 (2006), 355-375. 27 Cf. II 4, 3. 28 Eran las legiones III Cyrenaica y la XXII Deiotariana. 29 Capadocia fue incorporada al imperio romano por Tiberio en el año 17 y el Ponto en el 64 por Nerón; cf. T. B. MITFORD, «Cappadocia and Armenia Minor: historical setting of the limes». ANRW II 7.2 (1980), 1.169-1.228; A. B. BOSWORTH, «Vespasian’s reorganisation of the north-east frontier», Antichton 10 (1976), 63-78. 30 El mar Egeo. 31 Vespasiano y demás líderes de su partido; cf. BASSOLS, Tácito II, pág. 16.
fide coalescere, nec referre Vitellium an Othonem superstitem fortuna faceret. rebus secundis etiam egregios duces insolescere: discordia militis ignauia luxurie et suismet uitiis alterum bello, alterum uictoria periturum. [2] igitur arma in occasionem distulere, Vespasianus Mucianusque nuper, ceteri olim mixtis consiliis; optimus quisque amore rei publicae, multos dulcedo praedarum stimulabat, alios ambiguae domi res: ita boni malique causis diuersis, studio pari, bellum omnes cupiebant.
guerra civil vencedores y vencidos nunca fraguan lealtades duraderas y no importaba si la fortuna hacía sobrevivir a Vitelio o a Otón. En los éxitos incluso los buenos generales se vuelven prepotentes: en ellos aparece la discordia, la indolencia y el lujo 32, y debido a sus propios vicios el uno perecería en la guerra y el otro en la victoria. [2] Así pues, dejaron las armas para mejor ocasión. Vespasiano y Muciano lo decidieron hacía poco, los demás después de llegar a un acuerdo hacía tiempo, los mejores por patriotismo, muchos incitados por el fuerte aliciente del botín, otros por lo comprometido de su situación patrimonial. Y así, buenos y malos por razones diversas y con entusiasmo parejo, todos deseaban la guerra. El falso Nerón 33
[2,8] Sub idem tempus Achaia atque Asia falso exterritae uelut Nero aduentaret, uario super exitu eius rumore eoque pluribus uiuere eum fingentibus credentibusque. ceterorum casus conatusque in contextu operis dicemus: tunc seruus e Ponto siue, ut alii tradidere, libertinus ex Italia, citharae et cantus peritus, unde illi super similitudinem oris propior ad fallendum fides, adiunctis desertoribus, quos inopia uagos ingentibus promissis corruperat, mare ingreditur; ac ui tempestatum Cythnum insulam detrusus et militum quosdam ex Oriente commeantium adsciuit uel abnuentis interfici iussit, et spoliatis negotiatoribus mancipiorum ualentissimum quemque armauit. [2] centurionemque Sisennam dextras, concordiae insignia, Syriaci exercitus nomine ad praetorianos ferentem uariis 32
8. Por aquel mismo tiempo Acaya y Asia sufrieron la falsa alarma de la llegada de Nerón. Se habían extendido variados rumores sobre su muerte 34, de ahí que muchos se imaginaran y creyeran que todavía seguía vivo. De los demás casos e intentos hablaremos en el curso de mi obra. En esta ocasión se trataba de un esclavo procedente del Ponto o, como contaron unos, un liberto de Italia, experto en la cítara y el canto, por lo cual, cuando a ello se añadía su parecido facial, la impostura se hacía más plausible. Tras reunir a desertores, que andaban vagando como indigentes y a quienes había sobornado con atractivas promesas, se hizo a la mar. Arrastrado por un temporal a la isla de Citno 35, se atrajo a unos soldados que regresaban de Oriente de permiso y a los que se resistieron ordenó matarlos. Después de robar a los comerciantes armó a los esclavos más robustos. [2] Trató de ganarse con tretas varias al centurión Sisenna, quien en nombre del ejército de Siria llevaba a los pretorianos unas diestras de metal 36, símbolo de
Sigo la lectura de algunos manuscritos (discordiam his ignaviam luxuriem); cf. D. C. A. SHOTTER, «A note on Tacitus Hist. 2.7.1 », Class. Philol. 63 (1968), 267; M. G. MORGAN, «Tacitus, Histories 2,7,1», Hermes 123 (1995), 335-340. 33 El falso Nerón, producto de la fuerza que llegaron a tener los rumores en aquella época, surgió entre febrero y abril del año 69; cf. M. G. MORGAN, «The three minor pretenders in Tacitus Histories II», Latomus 52 (1993), 769-796; P. A. GALLIVAN, «The false Neros: a re-examination», Historia 22 (1973), 364-365; C. J. TUPLIN, «The false Neros of the first century AD», en C. DEROUX, ed., Studies in Latin literature and Roman history, V, Bruselas, 1989, págs. 364-404; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 156-157; ASH, The Histories, pág. 274. Más tarde, Tácito cuenta otra historia similar de un falso Druso; cf. Anales V 10; BASSOLS, Tácito II, pág. 18. 34 Nerón se había suicidado sobre el 10 de junio del 68; cf. SUETONIO, Nerón 47-50; DIÓN CASIO, LXIII 27, 3-29. 35 Se trata de una pequeña isla de las Cícladas; cf. ASH, Histories I, pág. 98. 36 Cf. I 54, 1; BASSOLS, Tácito II, pág. 19; P. BOYANCÉ, «La main de Fides», Hommages à J. Bayet, Bruselas, 1964, págs. 101-
artibus adgressus est, donec Sisenna clam relicta insula trepidus et uim metuens aufugeret. inde late terror: multi ad celebritatem nominis erecti rerum nouarum cupidine et odio praesentium. gliscentem in dies famam fors discussit.
amistad, hasta que Sisenna, tembloroso y temiendo por su vida, escapó abandonando la isla en secreto. A partir de ahí se extendió el terror y muchos cobraron ánimos ante la celebridad del nombre, por deseo de cambios o por odio hacia la situación presente. La casualidad acabó con una reputación que aumentaba por días 37.
[2,9] Galatiam ac Pamphyliam prouincias Calpurnio Asprenati regendas Galba permiserat. datae e classe Misenensi duae triremes ad prosequendum, cum quibus Cythnum insulam tenuit: nec defuere qui trierarchos nomine Neronis accirent. [2] is in maestitiam compositus et fidem suorum quondam militum inuocans, ut eum in Syria aut Aegypto sisterent orabat. trierarchi, nutantes seu dolo, adloquendos sibi milites et paratis omnium animis reuersuros firmauerunt. sed Asprenati cuncta ex fide nuntiata, cuius cohortatione expugnata nauis et interfectus quisquis ille erat. corpus, insigne oculis comaque et toruitate uultus, in Asiam atque inde Romam peruectum est.
9. Galba había nombrado a Calpurnio Asprenate 38 gobernador de las provincias de Galacia y Panfilia 39. Se le habían asignado de escolta dos trirremes de la flota de Miseno, con las que atracó en la isla de Citno. No faltaron quienes intentaran atraerse a los capitanes de las trirremes en nombre de Nerón. [2] El falso Nerón, tomando un aire de tristeza y apelando a la lealtad de sus antiguos soldados, rogaba que lo desembarcaran en Siria o Egipto. Los capitanes, o porque dudaran o para engañarle, declararon que debía hablar con los soldados y que regresarían cuando se ganaran la voluntad de todos. Pero informaron detalladamente de todo a Asprenate, a cuyo requerimiento capturaron la nave y mataron a quienquiera que fuera aquel impostor. Su cabeza 40, que impresionaba por los ojos, la cabellera y la fiereza del semblante, se trasladó a Asia y de allí a Roma.
Disputa en el Senado [2,10] In ciuitate discordi et ob crebras principum mutationes inter libertatem ac licentiam incerta paruae quoque res magnis motibus agebantur. Vibius Crispus, pecunia potentia ingenio inter claros magis quam inter bonos, Annium Faustum equestris ordinis, qui temporibus
10. En una ciudad desunida y que se debatía entre la libertad y el libertinaje a causa de los cambios frecuentes de emperadores, incluso los asuntos triviales se trataban en medio de grandes emociones. Vibio Crispo 41, que gracias a su dinero, influencia e inteligencia se contaba más entre los famosos que entre los buenos, citó a un juicio ante el Senado a Annio Fausto 42, de la clase de los
113. 37 Sobre la fama, cf. VIRGILIO, Eneida IV 173-190; OVIDIO, Metamorf osis XII 39-63. 38 Nonio Calpurnio Asprenate fue cónsul suf f ectus entre el 70 y el 74 y llegó a ser procónsul de África en el 83; cf. CHILVER, Historical Commentary I-II, págs. 172-173; ASH, Histories II, pág. 100. 39 Galacia y Panfilia, en el Asia Menor, se unieron en una sola provincia (Galacia) en tiempos de Augusto; cf. R. SYME, «Pamphilia from Augustus to Vespasien», Klio 30 (1937), 227-231; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 157. 40 Sobre el texto latino, cf. WELLESLEY, «Tacitus, Histories: A Textual Survey…», págs. 1.661-1.662. 41 Vibio Crispo, procedente de de Vercellae (norte de Italia) fue cónsul suf f ectus en los años 61, 74 y 83, procónsul de Africa con Nerón y legado en la Hispania Tarraconense en los años 71-73; cf. A. B. BOSWORTH, «Vespasian and the provinces: some problems of the early 70s AD», Athenaeum 51 (1973), 49-78; cf. CHILVER, Historical Commentary I-II, págs. 173-174; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 158; ASH, Histories II, págs. 102-104. 42 Tal vez era un antepasado de la esposa del emperador Antonino Pío (86-161 d. C.), marido de Annia Galeria Faustina la Mayor.
Neronis delationes factitauerat, ad cognitionem senatus uocabat; nam recens Galbae principatu censuerant patres, ut accusatorum causae noscerentur. [2] id senatus consultum uarie iactatum et, prout potens uel inops reus inciderat, infirmum aut ualidum, retinebat adhuc {aliquid} terroris. et propria ui Crispus incubuerat delatorem fratris sui peruertere, traxeratque magnam senatus partem, ut indefensum et inauditum dedi ad exitium postularent. contra apud alios nihil aeque reo proderat quam nimia potentia accusatoris: dari tempus, edi crimina, quamuis inuisum ac nocentem more tamen audiendum censebant. [3] et ualuere primo dilataque in paucos dies cognitio: mox damnatus est Faustus, nequaquam eo adsensu ciuitatis quem pessimis moribus meruerat: quippe ipsum Crispum easdem accusationes cum praemio exercuisse meminerant, nec poena criminis sed ultor displicebat.
caballeros, que en tiempos de Nerón había practicado repetidamente la delación. Recientemente, en efecto, en el principado de Galba los senadores habían decidido que se llevaran a juicio los casos de los delatores. [2] Tal decreto del Senado, que se había aplicado de forma diferente, con debilidad o firmeza según se tratara de un reo poderoso o débil, todavía producía algún miedo. El caso es que Crispo se había empeñado con todas sus fuerzas en arruinar al delator de su hermano 43 y había arrastrado a una gran parte del Senado a que exigieran su muerte sin defensa y sin ser escuchado. Por el contrario, otros creían que nada beneficiaba más al reo que la prepotencia del acusador. Eran partidarios de que había que fijar plazos, hacer públicas las acusaciones y de que tenía que ser oído según la tradición, por más odioso y culpable que fuera. [3] Esto fue lo que prevaleció al principio y se dio un plazo de unos pocos días para la vista del proceso; luego se condenó a Fausto, pero no se produjo en absoluto la condena de un hombre que la había merecido por sus depravadas costumbres, pues se acordaban de que el mismo Crispo había hecho una fortuna con delaciones similares, y no les desagradaba el castigo por el delito sino el demandante.
Fuerzas de Otón 44 [2,11] Laeta interim Othoni principia belli, motis ad imperium eius e Dalmatia Pannoniaque exercitibus. fuere quattuor legiones, e quibus bina milia praemissa; ipsae modicis interuallis sequebantur, septima a Galba conscripta, ueteranae undecima ac tertia decima et praecipui fama quartadecumani, rebellione Britanniae compressa. addiderat gloriam Nero eligendo ut potissimos, unde longa illis erga Neronem fides et erecta in Othonem studia. sed quo plus uirium ac
43
11. Entretanto, el comienzo de la guerra era favorable a Otón, pues los ejércitos procedentes de Dalmacia y Panonia se pusieron en marcha al recibir sus órdenes 45. Comprendían cuatro legiones 46, de las que se enviaron por delante a dos mil hombres de cada una. El grueso de las legiones le seguía a poca distancia: la VII, reclutada por Galba, las veteranas XI, XIII y la XIV, especialmente famosa por haber sofocado la rebelión de Britania 47. Nerón había aumentado su reputación al elegirlos como los mejores, de ahí que su lealtad hacia Nerón fuese duradera y entusiasta su apoyo a Otón. Pero cuanta más fuerza y poderío tenían, tanto mayor
El hermano de Crispo era Vibio Secundo, procurador de Mauritania en el año 60; ASH, Histories II, pág.104. En este capítulo se vuelve a la narración de los hechos dejados en I 90, 1 y, tras el paréntesis dedicado a los Flavios, se regresa a Otón; cf. HEUBNER, Historien II, págs. 51-55; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 159-160; ASH, Histories II, pág. 105. 45 A mediados de marzo del 69. 46 Eran las legiones VII Galbiana, XIII Gemina, XI Claudia Pia Fidelis y XIV Gemina; HELLEGOUARC’H, Histoires IIIII, págs. 160-161; cf. ASH, Histories II, págs. 105-106. 47 La revuelta de Boudicca en el 60 fue sofocada por Suetonio Paulino en el 61; cf. Agrícola XV-XVI, 3; Anales XIV 29-39; DIÓN CASIO, LXII 1-12; ASH, Histories I-II, pág. 106. 44
roboris e fiducia tarditas inerat. [2] agmen legionum alae cohortesque praeueniebant; et ex ipsa urbe haud spernenda manus, quinque praetoriae cohortes et equitum uexilla cum legione prima, ac deforme insuper auxilium, duo milia gladiatorum, sed per ciuilia arma etiam seueris ducibus usurpatum. his copiis rector additus Annius Gallus, cum Vestricio Spurinna ad occupandas Padi ripas praemissus, quoniam prima consiliorum frustra ceciderant, transgresso iam Alpis Caecina, quem sisti intra Gallias posse sperauerat. [3] ipsum Othonem comitabantur speculatorum lecta corpora cum ceteris praetoriis cohortibus, ueterani e praetorio, classicorum ingens numerus. nec illi segne aut corruptum luxu iter, sed lorica ferrea usus est et ante signa pedes ire, horridus, incomptus famaeque dissimilis.
era su lentitud como consecuencia de su confianza. [2] Las columnas de las legiones iban precedidas por la caballería e infantería auxiliares. De la misma Roma llegó un contingente nada despreciable consistente en cinco cohortes pretorianas y destacamentos de caballería, junto con la legión I 48 y, además, un refuerzo indigno de dos mil gladiadores, pero que en las confrontaciones civiles incluso generales estrictos se habían servido de ellos 49. Estas tropas se pusieron al mando de Annio Galo 50, a quien se envió por delante con Vestricio Espurina para asegurar las orillas del Po 51, dado que había fracasado el plan original al haber atravesado ya los Alpes Cécina 52, al que se había pensado poder detener dentro de las provincias galas. [3] Al propio Otón acompañaban escoltas personales de élite junto con las demás cohortes pretorianas, veteranos de la guardia pretoriana y un gran número de marinos. No hacía una marcha lenta ni descompuesta con desenfrenos, sino que se había colocado una coraza de hierro y marchaba a pie al frente de las enseñas, sucio, descuidado y sin hacer justicia a su fama 53.
Marcha de Otón hacia el norte 54 [2,12] Blandiebatur coeptis fortuna, possessa per mare et nauis maiore Italiae parte penitus usque ad initium maritimarum Alpium, quibus temptandis adgrediendaeque prouinciae Narbonensi Suedium Clementem, Antonium Nouellum, Aemilium Pacensem duces dederat. sed Pacensis per licentiam militum uinctus, Antonio Nouello nulla 48
12. La Fortuna sonreía a la estrategia de Otón. Gracias a su control sobre el mar dominó también la mayor parte de Italia prácticamente hasta las estribaciones de los Alpes Marítimos 55. Con el fin de tantear este territorio y atacar la provincia Narbonense 56 había nombrado comandantes a Suedio Clemente, Antonio Novelo y Emilio Pacense 57. Pero a Pacense pusieron grilletes sus indisciplinados soldados y Antonio Novelo no tenía autoridad alguna. Suedio Clemente ejercía un mando
La legión I Adiutrix o Auxiliadora. Cf. T. WIEDEMANN, Emperors and gladiators, Londres, 1992, pág. 39. 50 Annio Galo fue cónsul suf f ectus en el año 66 y legado en la Germania Superior en el año 70; cf. I 87, 2; II 33, 1; II 44, 2; IV 68, 1; PLUTARCO, Otón V 5. Vestricio Espurina fue cónsul suf f ectus con Vespasiano y más tarde en los años 98 y 100. Plinio el Joven nos ha dejado noticias muy positivas de él (Cartas II 7, 1; III 1, 7); cf. R: SYME, «Vestricius Spurinna», en A. R. BIRLEY, ed., Roman Papers VII, Oxford, 1991, págs. 541-550; CHILVER, Historical Commentary I-II, pág. 176; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 161-162; ASH, Histories II, pág. 107. 51 El Po es el río más largo de Italia y se erigía como la defensa natural del norte; cf. PLINIO EL VIEJO, Historia natural III 117-122. 52 Sobre la marcha de Cécina, cf. I 67-70; CHILVER, Historical Commentary I-II, págs. 264-265. 53 Es decir, como un soldado aguerrido. Otón pasaba por ser afeminado; cf. I 22, 1; SUETONIO, Otón XII 1: JUVENAL, II 99-109; MARCIAL, VI 32, 2. 54 Tácito es la única fuente de la expedición de Otón; cf. HEUBNER, Historien II, págs. 57-64; ASH, The Histories, pág. 275. 55 Augusto creó la pequeña provincia de los Alpes Marítimos, que junto a la de los Alpes Cotios al norte formaban un colchón entre la Galia Narbonense e Italia; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 177; ASH, Histories II, pág. 110. 56 Cf. A. L. F. RIVET, Gallia Narbonensis, Londres, 1988. 57 Sobre Suedio Clemente, Antonio Novelo y Emilio Pacense, cf. I 87, 2. 49
auctoritas: Suedius Clemens ambitioso imperio regebat, ut aduersus modestiam disciplinae corruptus, ita proeliorum auidus. [2] non Italia adiri nec loca sedesque patriae uidebantur: tamquam externa litora et urbes hostium urere, uastare, rapere eo atrocius quod nihil usquam prouisum aduersum metus. pleni agri, apertae domus; occursantes domini iuxta coniuges et liberos securitate pacis et belli malo circumueniebantur. [3] maritimas tum Alpis tenebat procurator Marius Maturus. is concita gente (nec deest iuuentus) arcere prouinciae finibus Othonianos intendit: sed primo impetu caesi disiectique montani, ut quibus temere collectis, non castra, non ducem noscitantibus, neque in uictoria decus esset neque in fuga flagitium.
con afán de ascenso, estando tan estragado en la disciplina militar como deseoso de batallas. [2] No parecía que se estuviera entrando en Italia ni en lugares y casas de la madre patria. Como si se tratara de litorales extranjeros y ciudades enemigas quemaban, devastaban y saqueaban con una atrocidad mucho mayor por cuanto que en ningún sitio se habían tomado precauciones contra tal amenaza. Los campos estaban llenos de propietarios de tierras, las casas abiertas; sus dueños que salían al paso junto a sus mujeres e hijos cayeron engañados, víctimas de la seguridad de la paz y de la desgracia de la guerra58. [3] En los Alpes Marítimos gobernaba por entonces el procurador Mario Maturo 59, quien, tras movilizar a la población (no faltaba gente en edad militar), pretendió alejar a los otonianos de los límites provinciales, pero al primer ataque los montañeses cayeron muertos o se dispersaron, como era de esperar en reclutas improvisados, desconocedores de campamentos y jefes y que no se enorgullecían de la victoria ni se avergonzaban de huir.
[2,13] Inritatus eo proelio Othonis miles uertit iras in municipium Albintimilium. quippe in acie nihil praedae, inopes agrestes et uilia arma; nec capi poterant, pernix genus et gnari locorum: sed calamitatibus insontium expleta auaritia.
13. Espoleados por aquel encuentro, los soldados de Otón descargaron su ira contra el municipio de Albintimilio 60, pues en la batalla no habían cogido botín alguno por ser pobres aquellos montañeses y sus armas de poco valor. Tampoco se les podía capturar, pues eran gente rápida y conocedora del terreno. Pero la codicia 61 se sació a costa de la desgracia de unos inocentes. [2] Lo que aumentó el odio fue el valor ejemplar de una mujer lígur 62. Había escondido a su hijo y cuando los soldados, creyendo que escondía con él también dinero, le preguntaban bajo tortura dónde ocultaba a su hijo, mostrando su vientre respondió que se ocultaba allí dentro. Ningún tormento posterior ni la muerte
[2] auxit inuidiam praeclaro exemplo femina Ligus, quae filio abdito, cum simul pecuniam occultari milites credidissent eoque per cruciatus interrogarent ubi filium occuleret, uterum ostendens latere respondit, nec ullis deinde terroribus aut 58
Era frecuente aludir al impacto que causaba la guerra sobre la agricultura; cf. VIRGILIO, Geórgicas I 506-507; OVIDIO, Fastos I 697-700. 59 Sobre Mario Maturo, del orden ecuestre, cf. R. SYME, «Ministers of the Caesars», en A. R. BIRLEY, Roman Papers, VII, Oxford, 1991, pág. 530. 60 Albintimilium o Intimilium, la moderna Ventimiglia, era un pueblo de la costa Liguria, al que se llegaba a través de la via Iulia Augusta, cf. ESTRABÓN, IV 6, 2 (202 C); ASH, Histories II, pág. 112. 61 Tácito se detiene con frecuencia en señalar este vicio tanto en personajes (Galba, Fonteyo Capitón, Tito Vinio, Calpurnio Pisón, Vespasiano y otros), como en pueblos y bandos (vitelianos, flavianos, germanos, emperadores, romanos); cf. ASH, Histories II, pág. 113; A. FELDHERR, «Caeci avaritia: avarice, history and vision in Livy V», en C. DEROUX, ed., Studies in Latin literature and Roman history, Bruselas 1997, págs. 268-277. 62 La ejemplaridad era un elemento frecuente en la historiografía antigua; cf. E. AUBRION, Rhétorique et histoire chez Tacite, Metz, 1985, págs. 237-246.
morte constantiam uocis egregiae mutauit.
pudieron hacerle cambiar esta heroica respuesta.
[2,14] Imminere prouinciae Narbonensi, in uerba Vitellii adactae, classem Othonis trepidi nuntii Fabio Valenti attulere; aderant legati coloniarum auxilium orantes. duas Tungrorum cohortis, quattuor equitum turmas, uniuersam Treuirorum alam cum Iulio Classico praefecto misit, e quibus pars in colonia Foroiuliensi retenta, ne omnibus copiis in terrestre iter uersis uacuo mari classis adceleraret. duodecim equitum turmae et lecti e cohortibus aduersus hostem iere, quibus adiuncta Ligurum cohors, uetus loci auxilium, et quingenti Pannonii, nondum sub signis. [2] nec mora proelio: sed acies ita instructa ut pars classicorum mixtis paganis in collis mari propinquos exurgeret, quantum inter collis ac litus aequi loci praetorianus miles expleret, in ipso mari ut adnexa classis et pugnae parata conuersa et minaci fronte praetenderetur: Vitelliani, quibus minor peditum uis, in equite robur, Alpinos proximis iugis, cohortis densis ordinibus post equitem locant.
14. Mensajeros temblorosos anunciaron a Fabio Valente que la flota de Otón 63 amenazaba a la provincia Narbonense, a la que se le había obligado jurar lealtad a Vitelio. Se presentaron legados de las colonias a pedir ayuda 64. Fabio envió dos cohortes de tungros, cuatro escuadrones de caballería y el ala completa de los tréviros al mando del prefecto Julio Clásico 65. Una parte de estos quedó retenida en la colonia de Foro de Julio 66, no fuera a ocurrir que, si todas las fuerzas se dirigían por la ruta terrestre, la flota pudiera avanzar rápidamente por una costa sin resistencia. Marcharon contra el enemigo doce escuadrones de caballería y destacamentos de las cohortes, a quienes se añadió una cohorte de lígures, el antiguo destacamento del lugar, y quinientos panonios todavía sin encuadrar en sus unidades. [2] No se tardó en entrar en combate 67. Suedio formó las líneas de la siguiente manera: una parte de los marinos mezclados con civiles ocuparon las colinas próximas al mar, los pretorianos 68 tomaron el terreno llano que había entre las colinas y la orilla, mientras que en el mar la flota, manteniéndose en contacto y preparada para el combate, se desplegaba con las proas vueltas a tierra y presentando un frente amenazador. Los vitelianos, inferiores en infantería, pero fuertes en caballería, colocan a sus tropas alpinas en las colinas cercanas y a sus cohortes en orden cerrado detrás de la caballería. [3] Los escuadrones tréviros cargaron contra el enemigo imprudentemente, dado que los que les hacían frente eran soldados veteranos, mientras que por el flanco también una tropa de campesinos, capacitada para arrojarlas, les acosaba con piedras; estos, esparcidos entre los soldados, fueran valientes o cobardes, en la victoria tenían el mismo arrojo.
[3] Treuirorum turmae obtulere se hosti incaute, cum exciperet contra ueteranus miles, simul a latere saxis urgeret apta ad iaciendum etiam paganorum manus, qui sparsi inter milites, strenui ignauique, in uictoria idem audebant. additus perculsis terror inuecta in terga pugnantium classe: 63
Cf. I 87, I. Sobre Valente, cf. I 7, 1. Las colonias serían Narho Martins (Narbona), Forum Iulii (Frèjus), Aquae Sextiae (Aix-en-Province), Arelas (Arlés). Baeterrae (Béziers), Carcaso (Carcassonne), Arausio (Orange), Valentia (Valence), Vienna (Vienne); cf. CHILVER, Historical Commentary I-II, págs. 178-179; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág.163. 65 Cf. BASSOLS, Tácito II, pág. 30. Julio Clásico era un noble procedente de Augusta Trexirorum (Trier); cf. IV 55, 1. 66 Es la actual Fréjus, ciudad situada en la costa de la Galia Narbonense. La colonia se fundó para los veteranos de la legión VIII Hispana; cf. PLINIO EL VIEJO, Historia natural III 35. 67 Sobre la descripción de esta batalla, léase a M. G. MORGAN, «Tacitus, Histories 2,14,2», Würzburger Jahrbücher f ür Altert, 20 (1994-1995), 225-231; CHILVER, Historical Commentary I-II, págs. 179-180; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 164; ASH, Histories II, págs. 116-117. 68 La guardia pretoriana constaba de nueve cohortes pretorianas con una dotación de mil soldados de infantería y un escuadrón de caballería; cf. BASSOLS, Tácito II, pág. 31. 64
ita undique clausi, deletaeque omnes copiae forent ni uictorem exercitum attinuisset obscurum noctis, obtentui fugientibus.
Destrozados como estaban, se vino a añadir el pánico, cuando la flota lanzó un ataque contra la retaguardia de los combatientes. Así, hubieran quedado rodeados por todas partes y todas sus tropas hubieran sido aniquiladas, si al ejército vencedor no le hubiera estorbado la oscuridad de la noche dando protección a los fugitivos.
[2,15] Nec Vitelliani quamquam uicti quieuere: accitis auxiliis securum hostem ac successu rerum socordius agentem inuadunt. caesi uigiles, perrupta castra, trepidatum apud nauis, donec sidente paulatim metu, occupato iuxta colle defensi, mox inrupere. [2] atrox ibi caedes, et Tungrarum cohortium praefecti sustentata diu acie telis obruuntur. ne Othonianis quidem incruenta uictoria fuit, quorum improuide secutos conuersi equites circumuenerunt. ac uelut pactis indutiis, ne hinc classis inde eques subitam formidinem inferrent, Vitelliani retro Antipolim Narbonensis Galliae municipium, Othoniani Albingaunum interioris Liguriae reuertere.
15. Y los vitelianos, pese a la derrota, no se quedaron quietos. Hicieron traer refuerzos 69 y se lanzaron contra un enemigo sin precauciones y que actuaba bastante relajado por el éxito. Mataron a los centinelas, asaltaron el campamento y el pánico se extendió entre las naves, hasta que, al amainar poco a poco el miedo, ocuparon una colina cercana, se defendieron y después pasaron a la ofensiva. [2] Se produjo allí una terrible matanza y los comandantes de las cohortes de tungros, que mantuvieron largo tiempo la formación, cayeron acribillados por una lluvia de dardos. Tampoco los otonianos consiguieron una victoria incruenta, pues algunos de ellos se lanzaron a una persecución alocada y quedaron rodeados por la caballería. Y como si se hubiera pactado una tregua, para no encontrarse con la repentina sorpresa de la flota por un lado y la caballería por otro, los vitelianos retrocedieron hasta Antípolis 70, un municipio de la Galia Narbonense, mientras que los otonianos se retiraron a Albigauno 71 de la Liguria interior.
Dificultades en Córcega72 [2,16] Corsicam ac Sardiniam ceterasque proximi maris insulas fama uictricis classis in partibus Othonis tenuit. sed Corsicam prope adflixit Decumi Pacarii procuratoris temeritas, tanta mole belli nihil in summam profutura, ipsi exitiosa. namque 69
16. Córcega, Cerdeña y las otras islas del mar Mediterráneo 73 se mantuvieron en el lado de Otón por el prestigio de su victoria naval. Pero a punto estuvo de causar un desastre a Córcega la temeridad del procurador Décimo Picario, inútil en el conjunto de una guerra de tan vastas proporciones, pero fatal para él
Desde Forum Iulii; cf. II 14, 1. La moderna Antibes en la Riviera francesa; cf. PLINIO EL VIEJO, Historia natural III 35, XXXI 94; MARCIAL, XIII 103. 71 La actual Albenga; cf. CIL V 2, pág. 892. 72 Tácito se desvía algunas veces del hilo de su narración para entretener y llamar la atención sobre algunos acontecimientos menores, pero que eran indicios de que incluso en lugares menos importantes se quebraba la normalidad en aquellos tiempos de guerra civil. Similares digresiones se dan en II 58-59 (asesinato de Albino, gobernador de Mauritania); II 85, 2 (intento de asesinato de Tetio Juliano, legado de la legión VII Claudiana en Mesia; IV 48-50, 3 (asesinato de Lucio Pisón, procónsul de África); cf. ASH, Histories II, pág. 119. 73 Córcega y Cerdeña se convirtieron en provincias senatoriales en el año 27 a. C.; cf. CHILVER, Historical Commentary I-II, pág. 181; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 165. 70
Othonis odio iuuare Vitellium Corsorum uiribus statuit, inani auxilio etiam si prouenisset. [2] uocatis principibus insulae consilium aperit, et contra dicere ausos, Claudium Pyrrichum trierarchum Liburnicarum ibi nauium, Quintium Certum equitem Romanum, interfici iubet: quorum morte exterriti qui aderant, simul ignara et alieni metus socia imperitorum turba in uerba Vitellii iurauere. sed ubi dilectum agere Pacarius et inconditos homines fatigare militiae muneribus occepit, laborem insolitum perosi infirmitatem suam reputabant: insulam esse quam incolerent, et longe Germaniam uirisque legionum; direptos uastatosque classe etiam quos cohortes alaeque protegerent. [3] et auersi repente animi, nec tamen aperta ui: aptum tempus insidiis legere. digressis qui Pacarium frequentabant, nudus et auxilii inops balineis interficitur; trucidati et comites. capita ut hostium ipsi interfectores ad Othonem tulere; neque eos aut Otho praemio adfecit aut puniit Vitellius, in multa conluuie rerum maioribus flagitiis permixtos.
mismo. En efecto, por odio a Otón, decidió ayudar a Vitelio con las fuerzas de Córcega, una ayuda baldía incluso si la empresa hubiera salido con éxito. [2] Convocó a los notables de la isla y les explicó su plan. A los que osaron contradecirle —Claudio Pírrico, capitán de las naves libúrnicas 74 allí varadas y Quincio Certo— ordenó matarlos. Con su muerte quedaron desconcertados los que asistían a la reunión y, al igual que ellos, la masa de gente, ignorante y compartiendo el miedo con los demás, juró lealtad a Vitelio. Pero cuando Picario empezó a efectuar el reclutamiento y a someter a hombres indisciplinados a las obligaciones de la milicia, ellos, aborreciendo aquellos trabajos a los que no estaban acostumbrados, consideraban su propia debilidad: era una isla donde vivían y lejos quedaban Germania y el poderío de las legiones; la flota había destrozado y saqueado incluso a quienes protegían cohortes y caballería. [3] Cambiaron de repente de actitud, pero sin rebelarse abiertamente: eligieron el momento apropiado para la emboscada. Cuando se retiraron los seguidores de Picario y se encontraba desnudo y sin ayuda en el baño, lo asesinaron 75. También fueron degollados sus acompañantes. Sus propios asesinos llevaron a Otón las cabezas como si se trataran de enemigos. Pero ni Otón los recompensó ni Vitelio los castigó, pues en la confusión de tan numerosos acontecimientos pasaron desapercibidos entre crímenes más significativos.
Dominio de Vitelio entre los Alpes y el Po [2,17] Aperuerat iam Italiam bellumque transmiserat, ut supra memorauimus, ala Siliana, nullo apud quemquam Othonis fauore, nec quia Vitellium mallent, sed longa pax ad omne seruitium fregerat facilis occupantibus et melioribus incuriosos. florentissimum Italiae latus, quantum inter Padum Alpisque camporum et urbium, armis Vitellii (namque et praemissae a Caecina cohortes 74
17. Como he mencionado más arriba 76, el regimiento de caballería Siliana 77 había abierto las puertas de Italia y había trasladado a ella la guerra. Nadie mostraba apoyo alguno hacia Otón, no porque prefirieran a Vitelio, sino porque un largo período de paz los dejaba dispuestos a cualquier clase de esclavitud, asequibles para los primeros que llegaran y desdeñosos con los mejores. El área más próspera de Italia, la que ocupaba la llanura y ciudades que hay entre el Po y los Alpes, estaba bajo el control de las fuerzas de Vitelio, pues habían llegado
Se trataba de naves pequeñas de una o dos filas de remos; cf. S. PANCIERA, «Liburna: rassegna delle fonti, caratteristiche della nave, accezioni del termine», Epigraphica 18 (1956), 130-156. 75 Los lugares más usuales para cometer un asesinato eran el baño o durante un banquete; cf. R. A. S. SEAFORD, «The last bath of Agamemnon», Class. Quarterly 34 (1984), 247-254. 76 En I 70, 1. 77 Este regimiento de caballería debe probablemente su nombre a G. Silio, gobernador de la Germania Superior en tiempos de Tiberio; cf. I 70, 1; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 132.
aduenerant) tenebatur. [2] capta Pannoniorum cohors apud Cremonam; intercepti centum equites ac mille classici inter Placentiam Ticinumque. quo successu Vitellianus miles non iam flumine aut ripis arcebatur; inritabat quin etiam Batauos transrhenanosque Padus ipse, quem repente contra Placentiam transgressi raptis quibusdam exploratoribus ita ceteros terruere ut adesse omnem Caecinae exercitum trepidi ac falsi nuntiarent.
también las cohortes que Cécina había enviado por delante 78. [2] Una cohorte de panonios fue capturada junto a Cremona 79. Cien soldados de caballería y mil de marina fueron interceptados entre Placencia 80 y Ticino 81. Ante este éxito los soldados vitelianos ya no se mantenían apartados del río o sus riberas. En realidad, el mismo Po resultaba un desafío para batavos y germanos de más allá del Rin. Lo cruzaron sin previo aviso frente a Placencia y, tras sorprender a algunos espías, aterrorizaron a los demás de tal manera que, alarmados, dieron la falsa noticia de que allí se encontraba todo el ejército de Cécina.
[2,18] Certum erat Spurinnae (is enim Placentiam optinebat) necdum uenisse Caecinam et, si propinquaret, coercere intra munimenta militem nec tris praetorias cohortis et mille uexillarios cum paucis equitibus ueterano exercitui obicere: [2] sed indomitus miles et belli ignarus correptis signis uexillisque ruere et retinenti duci tela intentare, spretis centurionibus tribunisque: quin prodi Othonem et accitum Caecinam clamitabant. fit temeritatis alienae comes Spurinna, primo coactus, mox uelle simulans, quo plus auctoritatis inesset consiliis si seditio mitesceret.
18. Espurina 82 (era, en efecto, el gobernador de Placencia) estaba seguro de que Cécina no había llegado todavía y, si se acercaba, estaba decidido a mantener detrás de las fortificaciones a los soldados y no exponer frente a un ejército de veteranos83 a tres cohortes pretorianas y mil soldados de infantería procedentes de las legiones junto con un pequeño contingente de caballería. [2] Pero los soldados, sin control y sin experiencia bélica, tras apoderarse de estandartes y banderas 84, se lanzaron al frente y, sin hacer caso de centuriones y tribunos 85, dirigieron sus armas contra los generales que intentaban retenerlos. Es más, repetían a gritos que se había traicionado a Otón y se había hecho llamar a Cécina. Espurina se hizo cómplice de la temeridad ajena 86, primero obligado y después simulando que lo deseaba, a fin de tener más autoridad, si el motín iba calmándose.
78
Cf. I 70, 2; WELLESLEY, Histories III, págs. 228-229. Léase a M. G. MORGAN, «Cremona in AD 69. Tw o notes on Tacitus’s narrative technique», Athenaeum 84 (1996), 381403; cf. CHILVER, Historical commentary II, págs. 182-183; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 166. 80 Sobre esta floreciente colonia latina, la actual Piacenza, cf. M. L. PAGIANI, Piacenza, Roma, 1991; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 166. 81 Ticino se hizo tristemente famosa por la derrota de los romanos ante Aníbal en el año 218 a. C. Más tarde se convirtió en una de las ciudades más prósperas de la Galia Transpadana, entre los ríos Ticino y Po. 82 Cf. II 11, 2. 83 La mayoría procedía de la legión XXI Rapax (I 61, 2) con base en Germania; cf. ASH, Histories II, pág.125. 84 Léase a BASSOLS, Tácito II, pág. 38. 85 En cada cohorte había seis centuriones, dos por cada uno de los tres manípulos. La legión disponía de seis tribunos que dependían directamente del comandante de la legión; BASSOLS, Tácito II, pág. 38. 86 Cf. II 11, 2; Κ. WELLESLEY, «Suggestio f alsi in Tacitus», Rhein. Museum 103 (1960), 272-288. 79
[2,19] Postquam in conspectu Padus et nox adpetebat uallari castra placuit. is labor urbano militi insolitus contundit animos. tum uetustissimus quisque castigare credulitatem suam, metum ac discrimen ostendere si cum exercitu Caecina patentibus campis tam paucas cohortis circumfudisset. iamque totis castris modesti sermones, et inserentibus se centurionibus tribunisque laudari prouidentia ducis quod coloniam uirium et opum ualidam robur ac sedem bello legisset. [2] ipse postremo Spurinna, non tam culpam exprobrans quam rationem ostendens, relictis exploratoribus ceteros Placentiam reduxit minus turbidos et imperia accipientis. solidati muri, propugnacula addita, auctae turres, prouisa parataque non arma modo sed obsequium et parendi amor, quod solum illis partibus defuit, cum uirtutis haud paeniteret.
19. Cuando estaban a la vista del Po 87 y se acercaba la noche, decidió asegurar el campamento con una empalizada. Tal esfuerzo, desconocido para los soldados de Roma, quebrantó su moral. Entonces los más veteranos empezaron a reprocharse su propia credulidad y a señalar su miedo ante una situación crítica, en el caso de que Cécina con su ejército rodeara en campo abierto a cohortes tan escasas. Inmediatamente, se oían por todo el campamento palabras de moderación, mientras que los centuriones y tribunos, mezclándose con la tropa, alababan la prudencia del general por haber elegido una colonia rica y poderosa como base para la guerra. [2] Finalmente el propio Espurina, tras dirigirse a ellos no tanto para echarles en cara sus culpas como para mostrarles sus razones, dejó allí a unos espías y regresó a Placencia con los demás, menos alborotados y dispuestos a recibir órdenes. Se reforzaron las murallas, se añadieron baluartes, se aumentó la altura de las torres y no solo se hicieron provisiones y preparativo de armas, sino que también se tomaron medidas para asegurar 88 la obediencia y la disciplina, lo único que faltaba al bando otoniano, pues sobre su valentía no había motivos para quejarse.
[2,20] At Caecina, uelut relicta post Alpis saeuitia ac licentia, modesto agmine per Italiam incessit. ornatum ipsius municipia et coloniae in superbiam trahebant, quod uersicolori sagulo, bracas {barbarum tecgmen} indutus togatos adloqueretur. uxorem quoque eius Saloninam, quamquam in nullius iniuriam insignis equo ostroque ueheretur, tamquam laesi grauabantur, insita mortalibus natura recentem aliorum felicitatem acribus
20. Pero Cécina, como si hubiera dejado la crueldad y el libertinaje al otro lado de los Alpes 89, avanzó por Italia con un orden disciplinado. Municipios y colonias atribuían a la soberbia su indumentaria, pues dirigía la palabra a una audiencia de hombres togados 90 con un capote multicolor y pantalones, un atuendo bárbaro 91. También se sentían molestos y ofendidos con su esposa Salonina, porque sin pretender molestar a nadie atraía la atención montando a caballo con un vestido de púrpura. Que es propio de la naturaleza humana contemplar la felicidad de otros con ojos escrutadores y
87
El río Po desaparecía brevemente de la vista desde Piacenza, colonia romana fundada en el año 219 a. C.; cf. CHILVER, Historical Commentary I-II, pág. 184; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 167-168. 88 En el texto latino aparece una fuerte silepsis o zeugma complejo, por el que los verbos se emplean con sentidos diferentes para arma y para obsequium et parendi amor; cf. SÖRBOM, Variatio sermonis Tacitei…, págs. 75-76; LAUSBERG, Elementos de retórica literaria…, págs. 159-162. 89 Cf. I 67. 90 Es decir a ciudadanos romanos, pues la toga era el símbolo de la romanidad y también de la paz; cf. C. VOUT, «The myth of the toga: understanding the history of Roman dress», Greece & Rome 43 (1996), 204-220. 91 Los pantalones (bracae) eran usados por galos, medos y sármatas; cf. HEUBNER, Historien II, págs.90-91.
oculis introspicere modumque fortunae a nullis magis exigere quam quos in aequo uiderunt.
a nadie se exige más mesura en la prosperidad que a los que se ha visto en pie de igualdad 92.
Asalto de Cécina a Placencia93 [2] Caecina Padum transgressus, temptata Othonianorum fide per conloquium et promissa, isdem petitus, postquam pax et concordia speciosis et inritis nominibus iactata sunt, consilia curasque in obpugnationem Placentiae magno terrore uertit, gnarus ut initia belli prouenissent famam in cetera fore.
[2] Cécina atravesó el Po, tanteó la lealtad de los otonianos por medio de entrevistas y promesas, siendo él mismo objeto de iguales maniobras. Después de intercambiar palabras pretenciosas e inútiles como «paz» y «concordia», dirigió todos sus planes y esfuerzos al asedio de Placencia con amenazas terroríficas, consciente de que lo que deparase el inicio de la guerra marcaría su prestigio para lo sucesivo.
[2,21] Sed primus dies impetu magis quam ueterani exercitus artibus transactus: aperti incautique muros subiere, cibo uinoque praegraues. in eo certamine pulcherrimum amphitheatri opus, situm extra muros, conflagrauit, siue ab obpugnatoribus incensum, dum faces et glandis et missilem ignem in obsessos iaculantur, siue ab obsessis, dum regerunt. [2] municipale uulgus, pronum ad suspiciones, fraude inlata ignis alimenta credidit a quibusdam ex uicinis coloniis inuidia et aemulatione, quod nulla in Italia moles tam capax foret. quocumque casu accidit, dum atrociora metuebantur, in leui habitum, reddita securitate, tamquam nihil grauius pati potuissent, maerebant. [3] ceterum multo suorum cruore pulsus Caecina, et nox parandis operibus absumpta. Vitelliani pluteos cratisque et uineas subfodiendis muris protegendisque obpugnatoribus, Othoniani sudis et immensas lapidum ac plumbi aerisque
21. Sin embargo, el primer día estuvo marcado más por ataques que por estrategias de un ejército veterano. Se acercaron a las murallas a pecho descubierto y sin tomar precauciones, lentos por la mucha comida y bebida. En aquel combate ardió el bellísimo edificio del anfiteatro, situado fuera de las murallas, no se sabe si fue incendiado por los sitiadores al disparar contra los asediados teas, bolas y proyectiles incendiarios o por los sitiados al responderles con fuego. [2] La gente del municipio, propensa a las sospechas, creyó que habían alimentado el fuego con mala fe algunos de las colonias vecinas por envidia y rivalidad 94, pues no había ningún edificio con tanta capacidad en Italia 95. Cualquiera que hubiera sido la causa del desastre, los lugareños, mientras temían cosas peores, no le daban importancia, pero, cuando recobraron la normalidad, quedaron desolados, en la idea de que no hubieran podido soportar un golpe más duro. [3] Por lo demás, Cécina fue rechazado con gran derramamiento de sangre y se pasó la noche en preparar la maquinaria de asedio. Los vitelianos prepararon manteletes, cañizos y parapetos para socavar las murallas y proteger a los asaltantes 96, mientras que los otonianos dispusieron estacas y bolas
92
Sobre el gusto de Tácito por las sentencias, léase a R. KIRCHNER, Sentenzen in Werk des Tacitus, Stuttgart, 2001, esp. pág. 167. También se hizo tópica la envidia que produce la excelencia de otros; cf. ASH, Histories II, págs. 130-131. 93 Cf. PLUTARCO, Otón VI 1-4; cf. M. G. MORGAN, «Caecina’s assault on Placentia: Tacitus Histories 2.20.2-22.3», Philologus 141 (1997), 338-361. 94 Placencia mantenía una rivalidad especial con Cremona; cf. la rivalidad entre Lugduno y Vienne (I 65, 1), Puteólos y Capua (III 57, 1) o Leptis y Ea (IV 50, 4). 95 Del anfiteatro de Placencia no queda nada, por lo que no se puede constatar la veracidad de Tácito. Los anfiteatros de mayor capacidad en Italia eran el Coliseo (50.000), el de Pola (22.000), el de Verona (30.000) y el de Aquileya (26.000); cf. J.C. GOLVIN, L’amphithéatre romain, París, 1988, págs. 284-288; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 186; ASH, Histories II, págs. 133-134. 96 Cf. BASSOLS, Tácito II, pág. 48.
molis perfringendis obruendisque hostibus expediunt. [4] utrimque pudor, utrimque gloria et diuersae exhortationes hinc legionum et Germanici exercitus robur, inde urbanae militiae et praetoriarum cohortium decus attollentium; illi ut segnem et desidem et circo ac theatris corruptum militem, hi peregrinum et externum increpabant. simul Othonem ac Vitellium celebrantes culpantesue uberioribus inter se probris quam laudibus stimulabantur.
enormes de piedras, plomo y bronce para aplastar y aniquilar al enemigo. [4] Ambos ejércitos tenían el mismo pundonor y el mismo afán de gloria, pero estímulos diferentes. Unos ponían énfasis en la fuerza de las legiones y del ejército de Germania, los otros en el prestigio de la guarnición de Roma y de las cohortes pretorianas 97. Los vitelianos increpaban a sus oponentes como soldados cobardes, indolentes y corrompidos por el circo y el teatro, y los otonianos les atacaban como bárbaros y extranjeros. Al mismo tiempo, alabando o criticando a Otón o a Vielio, se espoleaban entre sí, aunque eran más gruesos los insultos que las alabanzas.
[2,22] Vixdum orto die plena propugnatoribus moenia, fulgentes armis uirisque campi: densum legionum agmen, sparsa auxiliorum manus altiora murorum sagittis aut saxis incessere, neglecta aut aeuo fluxa comminus adgredi. ingerunt desuper Othoniani pila librato magis et certo ictu aduersus temere subeuntis cohortis Germanorum, cantu truci et more patrio nudis corporibus super umeros scuta quatientium.
22. Apenas empezó el día, las murallas se llenaron de defensores y las llanuras brillaban de hombres armados. El grueso de las legiones 98 en formación cerrada y las fuerzas auxiliares en orden abierto atacaron las partes más elevadas de las murallas con flechas y piedras, hostigando de cerca las zonas desguarnecidas o deterioradas por el tiempo. Los otonianos lanzaban desde arriba sus jabalinas con disparos más calibrados y certeros contra las cohortes de germanos que se acercaban temerariamente golpeando sus escudos por encima de los hombros entre cánticos salvajes y con sus cuerpos desnudos según sus costumbres tradicionales. [2] Los legionarios, protegidos por manteletes y cañizos, minaban las murallas, levantaban un terraplén, batían las puertas 99. Por su parte los pretorianos hacían rodar en medio de un pesado estrépito piedras de molino dispuestas para tal efecto. Una parte de los asaltantes quedaron aplastados, otros acribillados, desangrados o destrozados. Como el pánico aumentaba la mortandad y por ello recibían más heridas desde la muralla, se retiraron dejando malparada la reputación de los vitelianos. [3] Y Cécina, con la vergüenza de haber acometido un asedio a lo loco y temeroso de parecer ridículo e incapaz si permanecía en el mismo campamento, volvió a atravesar el Po para dirigirse a
[2] legionarius pluteis et cratibus tectus subruit muros, instruit aggerem, molitur portas: contra praetoriani dispositos ad id ipsum molaris ingenti pondere ac fragore prouoluunt. pars subeuntium obruti, pars confixi et exangues aut laceri: cum augeret stragem trepidatio eoque acrius e moenibus uulnerarentur, rediere infracta partium fama. [3] et Caecina pudore coeptae temere obpugnationis, ne inrisus ac uanus isdem castris adsideret, traiecto rursus Pado Cremonam petere intendit. tradidere sese abeunti Turullius Cerialis
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Los vitelianos se apoyaban en el fuerte ejército de Germania, mientras los otonianos se ufanaban del prestigio de las cohortes pretorianas de Roma, que no tenían experiencia en el campo de batalla ni en el asedio de ciudades; cf. H. FREIS, Die cohortes urbanae, Colonia, 1967, págs. 36-46. 98 En realidad, solo estaba la legión XXI Rapax; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 65 y 186. 99 BASSOLS, Tácito II, pág. 45. El tricolon o estructura de tres miembros (subruit… instruit… molitur) suele ser asindético en Tácito; cf. D. FANETTI, «Esame statistico e interpretazione del tricolon in Tacito», Annali Fac. Lett. Ε Filos. dell’Università di Siena 4 (1983), 1-39.
cum compluribus classicis et Iulius Briganticus cum paucis equitum, hic praefectus alae in Batauis genitus, ille primipilaris et Caecinae haud alienus, quod ordines in Germania duxerat.
Cremona. Al partir se entregaron Turulio Cereal con muchos marinos y Julio Brigántico 100 con algunos jinetes. Este era un comandante de caballería batavo de nacimiento y aquel un primipilar 101 no desconocido de Cécina, pues había mandado centurias en Germania.
[2,23] Spurinna comperto itinere hostium defensam Placentiam, quaeque acta et quid Caecina pararet, Annium Gallum per litteras docet. Gallus legionem primam in auxilium Placentiae ducebat, diffisus paucitati cohortium, ne longius obsidium et uim Germanici exercitus parum tolerarent. [2] ubi pulsum Caecinam pergere Cremonam accepit, aegre coercitam legionem et pugnandi ardore usque ad seditionem progressam Bedriaci sistit. inter Veronam Cremonamque situs est uicus, duabus iam Romanis cladibus notus infaustusque.
23. Espurina, al enterarse de la ruta del enemigo, informó por carta a Annio Galo de la defensa de Placencia, de los sucesos pasados y de los proyectos de Cécina. Galo dirigía la legión I 102 en auxilio de Placencia, pues desconfiaba del pequeño número de las cohortes, temiendo que no pudieran resistir largo tiempo el asedio y la fuerza del ejército de Germania. [2] Cuando se enteró de que Cécina, derrotado, se dirigía a Cremona, detuvo en Bedriaco a la legión, a la que controló a duras penas y que por su ansia de combate estuvo al borde de la sedición. Estaba situada entre Verona 103 y Cremona, aquella villa ya conocida e infausta por dos desastres romanos104.
Escaramuza de Marcio Macro [2,23 3] Isdem diebus a Martio Macro haud procul Cremona prospere pugnatum; namque promptus animi Martius transuectos nauibus gladiatores in aduersam Padi ripam repente effudit. turbata ibi Vitellianorum auxilia, et ceteris Cremonam fugientibus caesi qui restiterant: sed repressus uincentium impetus ne nouis subsidiis firmati hostes fortunam proelii mutarent. [4] suspectum id Othonianis fuit, omnia ducum facta praue aestimantibus. certatim, ut quisque
100
[3] En esos mismos días Marcio Macro mantuvo un ataque favorable cerca de Cremona 105. En efecto, Marcio, de ánimo decidido, hizo atravesar en naves a sus gladiadores y los soltó de improviso en la orilla opuesta del Po. Allí se desordenaron las tropas auxiliares de los vitelianos y mataron a quienes habían ofrecido resistencia, mientras los demás huían a Cremona. Pero hubo que reprimir el ímpetu de los vencedores, no fuera a ser que los enemigos se reforzaran con nuevas ayudas y cambiara la suerte de la guerra. [4] Tal acción levantó sospechas entre los otonianos, quienes veían mal todo lo que hacían sus generales. A porfía, los más como
Turulio Cereal solo es nombrado aquí. El batavo Julio Brigántico era sobrino de Civil, contra quien luchó a las órdenes de Petilio Cereal; cf. IV 70, 2; V 21, 1; HEUBNER, Historien II, págs. 96-97; ASH, Histories II, pág. 138. 101 El primipilar era el centurión veterano de mayor rango; cf. B. DOBSON, «The significance of the centurión and primipilaris in the Roman army and administration», ANRW II 1 (1974), 392-434. 102 Se trataba de la legión I Adiutrix, reclutada por Nerón; cf. I 6, 2; 31, 2; 36, 3. 103 Verona, ciudad del norte de Italia, se encontraba en el cruce de cinco caminos de paso desde el norte hacia Italia; cf. WELLESLEY, Histories III, págs. 239-240. 104 Bedriacum se hizo famosa por las dos batallas que tuvieron lugar en sus alrededores, una el 14 de abril del 69 y otra los días 24 y 25 de octubre del mismo año. Estaba situada en la vía Postumia a unos 65 kilómetros de Verona y a unos 35 kilómetros de Cremona; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 171-172. 105 Marcio Macro (PIR1 M 258) fue un soldado valiente y con iniciativa, a quien Otón había postulado para el consulado del año 70 (II 71, 2), pero alcanzó el cargo tras la victoria de Vitelio. Pero este breve episodio no se encuentra en ninguna otra fuente; cf. M. G. MORGAN, «Martius Macer ’s raid and its consequences: Tacitus, Histories, 2.23», Class. Quarterly 55 (2005), 572-581.
animo ignauus, procax ore, Annium Gallum et Suetonium Paulinum et Marium Celsum --nam eos quoque Otho praefecerat-- uariis criminibus incessebant. [5] acerrima seditionum ac discordiae incitamenta, interfectores Galbae scelere et metu uaecordes miscere cuncta, modo palam turbidis uocibus, modo occultis ad Othonem litteris; qui humillimo cuique credulus, bonos metuens trepidabat, rebus prosperis incertus et inter aduersa melior. igitur Titianum fratrem accitum bello praeposuit.
cobardes y bocazas asediaban con acusaciones varias a Annio Galo, Suetonio Paulino 106 y Mario Celso 107, pues eran los que Otón había puesto al frente de ellos. [5] Las más duras incitaciones a la sedición y la discordia provenían de los asesinos de Galba, enloquecidos por el crimen y el miedo. Sembraban la confusión en todo, unas veces con palabras negativas en público, otras veces con cartas secretas a Otón, quien daba crédito a los más despreciables y temblaba de miedo ante los buenos, inseguro en el éxito y crecido en medio de la adversidad. Así que hizo venir a su hermano Ticiano y lo puso al frente de la guerra 108.
Emboscada de Cécina en Cástores 109 [2,24] Interea Paulini et Celsi ductu res egregie gestae. angebant Caecinam nequiquam omnia coepta et senescens exercitus sui fama. pulsus Placentia, caesis nuper auxiliis, etiam per concursum exploratorum, crebra magis quam digna memoratu proelia, inferior, propinquante Fabio Valente, ne omne belli decus illuc concederet, reciperare gloriam auidius quam consultius properabat. [2] ad duodecimum a Cremona (locus Castorum uocatur) ferocissimos auxiliarium imminentibus uiae lucis occultos componit: equites procedere longius iussi et inritato proelio sponte refugi festinationem sequentium elicere, donec insidiae coorerentur. [3] proditum id Othonianis ducibus, et
24. Entretanto, se llevaron a cabo brillantes acciones bajo el mando de Paulino y Celso. Cécina se sentía angustiado por el fracaso de todos sus planes y el declive de la fama de su ejército. Rechazado de Placencia, diezmadas recientemente sus tropas auxiliares 110, era inferior incluso en los choques entre patrullas, que venían a ser combates más frecuentes que dignos de mencionarse. Ante la cercanía de Fabio Valente, para que toda la gloria de la campaña no se la llevara él, se daba prisa por recuperar su reputación con más premura que buen juicio. [2] A doce millas de Cremona —el lugar tiene el nombre de los Cástores111— formó a sus auxiliares más aguerridos ocultos en los bosques cercanos a la calzada. Se ordenó a la caballería avanzar un poco más, provocar el combate, emprender deliberadamente la retirada y atraer al enemigo a una rápida persecución hasta hacerles caer en una emboscada. [3] El plan se filtró a los jefes otonianos.
106
Paulino fue gobernador en Britania en el año 58, a sus órdenes sirvió Agrícola, suegro de Tácito y cónsul en el 66 (Anales XVI 14, 1); cf. ASH, Histories II, pág. 141. 107 Mario Celso fue comandante de la legión XV Apollinaris en Panonia y Siria. Se mantuvo siempre leal a Otón y llegó a gobernar Siria en el año 73; cf. ASH, Histories I, págs. 141-142. 108 El hermano de Otón, L. Salvio Otón Ticiano había quedado al cargo de la seguridad en Roma (I 90, 3). Fue cónsul en el año 52 y procónsul en Asia en los años 63-64; cf. Anales XII 52, 1. Plutarco sitúa el cambio en el mando después de la derrota de Cástores; cf. PLUTARCO, Otón VII 6; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 172; ASH, Histories II, págs. 142143. 109 Cf. HEUBNER, Historien II, págs. 99-104. 110
Cf. II 23, 3-5. La emboscada en Cástores (plural por Cástor y Pólux), paraje situado en la vía Postumia entre Cremona y Bedriaco, a 18 kilómetros de Cremona, contra el viteliano Cécina tuvo lugar sobre el 5 de abril del año 69; cf. PLUTARCO, Otón, VII 2; SUETONIO, Otón IX 2; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 189-191; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 173; MURISON, Galba, Otho and Vitellius…, págs. 107-110. 111
curam peditum Paulinus, equitum Celsus sumpsere. tertiae decimae legionis uexillum, quattuor auxiliorum cohortes et quingenti equites in sinistro locantur; aggerem uiae tres praetoriae cohortes altis ordinibus obtinuere; dextra fronte prima legio incessit cum duabus auxiliaribus cohortibus et quingentis equitibus: super hos ex praetorio auxiliisque mille equites, cumulus prosperis aut subsidium laborantibus, ducebantur.
Paulino se hizo cargo de la infantería y Celso de la caballería. La bandera de la legión XIII 112, cuatro cohortes de auxiliares y quinientos jinetes se colocaron en el ala izquierda; tres cohortes pretorianas en apretadas filas ocuparon el ancho de la calzada; por la derecha avanzó la I legión 113 con dos cohortes auxiliares y quinientos jinetes. Además de estos llevaban mil jinetes procedentes de la guardia pretoriana y de los auxiliares que podrían servir de remate en la victoria o de refresco para los agotados.
[2,25] Antequam miscerentur acies, terga uertentibus Vitellianis, Celsus doli prudens repressit suos: Vitelliani temere exurgentes cedente sensim Celso longius secuti ultro in insidias praecipitantur; nam a lateribus cohortes, legionum aduersa frons, et subito discursu terga cinxerant equites. [2] signum pugnae non statim a Suetonio Paulino pediti datum: cunctator natura et cui cauta potius consilia cum ratione quam prospera ex casu placerent, compleri fossas, aperiri campum, pandi aciem iubebat, satis cito incipi uictoriam ratus ubi prouisum foret ne uincerentur. ea cunctatione spatium Vitellianis datum in uineas nexu traducum impeditas refugiendi; et modica silua adhaerebat, unde rursus ausi promptissimos praetorianorum equitum interfecere. uulneratur rex Epiphanes, impigre pro Othone pugnam ciens.
25. Antes de que trabaran combate, los vitelianos volvieron la espalda. Celso, intuyendo una trampa, retuvo a los suyos. Los vitelianos salieron precipitadamente y, al retroceder Celso gradualmente, le persiguieron demasiado lejos cayendo ellos mismos en una emboscada. En efecto, las cohortes los habían rodeados por los flancos, las legiones por el frente y la caballería por la espalda en un rápido movimiento envolvente. [2] Suetonio Paulino no dio inmediatamente a la infantería la señal de ataque. Era de natural indeciso y alguien a quien le gustaban más los planes cautos y reflexivos que los éxitos procedentes del azar. Ordenó que se cegaran las acequias, se despejara la llanura de obstáculos y se desplegaran las líneas, con la idea de que se iniciaba una victoria bastante rápida si se tomaban precauciones para no ser derrotados. Este retraso ofreció a los vitelianos la oportunidad de refugiarse en un viñedo intransitable por la trama de sarmientos. También había al lado un pequeño bosque, desde el que se atrevieron a atacar de nuevo y a matar a los jinetes pretorianos más entusiastas. Cayó herido el rey Epífanes 114, quien sin desmayo llamaba a luchar en favor de Otón.
[2,26] Tum Othonianus pedes erupit; protrita hostium acie uersi in fugam etiam qui subueniebant; nam Caecina non simul cohortis sed singulas acciuerat, quae res in
26. Entonces cargó la infantería otoniana. Aplastaron las líneas enemigas y pusieron en fuga incluso a quienes llegaban de refuerzo. En efecto, Cécina no había movilizado a todas las cohortes a la vez, sino una a una,
112
Las legiones mencionadas en este párrafo son la XIII Gemina y la I Adiutrix. La legión I Adiutrix. 114 G. Julio Antíoco Epífanes era hijo del rey de Comagenia (Siria), Antíoco IV (cf. II 81, 1); cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 192; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 175; ASH, Histories II, pág. 147. 113
proelio trepidationem auxit, cum dispersos nec usquam ualidos pauor fugientium abriperet. orta et in castris seditio quod non uniuersi ducerentur: uinctus praefectus castrorum Iulius Gratus, tamquam fratri apud Othonem militanti proditionem ageret, cum fratrem eius, Iulium Frontonem tribunum, Othoniani sub eodem crimine uinxissent. [2] ceterum ea ubique formido fuit apud fugientis occursantis, in acie pro uallo, ut deleri cum uniuerso exercitu Caecinam potuisse, ni Suetonius Paulinus receptui cecinisset, utrisque in partibus percrebruerit. timuisse se Paulinus ferebat tantum insuper laboris atque itineris, ne Vitellianus miles recens e castris fessos adgrederetur et perculsis nullum retro subsidium foret. apud paucos ea ducis ratio probata, in uulgus aduerso rumore fuit.
[2,27] Haud proinde id damnum Vitellianos in metum compulit quam ad modestiam composuit: nec solum apud Caecinam, qui culpam in militem conferebat seditioni magis quam proelio paratum: Fabii quoque Valentis copiae (iam enim Ticinum uenerat) posito hostium contemptu et reciperandi decoris cupidine reuerentius et aequalius duci parebant.
lo que multiplicó el desconcierto en la batalla, pues el pánico de los que huían arrastraba a los soldados dispersos, que no ofrecían resistencia en ninguna parte. Además estalló un motín en el campamento 115 en protesta por no haber sido lanzados al combate todos juntos. Fue encadenado el comandante del campamento Julio Grato 116 con el pretexto de que les estaba traicionando en favor de su hermano, que servía en las filas de Otón, dándose el caso de que los otonianos habían encadenado a su hermano, el tribuno Julio Frontón117, bajo la misma acusación. [2] Por lo demás, se produjo tal pánico en todos los sitios entre los que huían y los que atacaban, en el frente y delante de la empalizada del campamento, que se divulgó reiteradamente el rumor en los dos bandos de que se pudo haber destruido a Cécina con todo su ejército, si Suetonio Paulino no hubiera tocado a retirada. Paulino aducía que había tenido miedo a un esfuerzo añadido y a una larga marcha, pues los soldados vitelianos de refresco podrían atacar desde el campamento a sus soldados cansados y sin que tuvieran ayuda alguna en la retaguardia si eran rechazados. Unos pocos aprobaron tal razonamiento del general, pero la mayoría lo acogió con críticas adversas.
27. Este revés no produjo tanto el efecto en los vitelianos de meterles miedo como el de restaurar la disciplina. Y no solo sucedió en el caso de Cécina, que echaba la culpa a sus soldados, más dispuestos al motín que al combate, sino que también las tropas de Fabio Valente, que por entonces ya había llegado a Ticino 118, habían dejado de despreciar al enemigo y obedecían a su general con más respeto y constancia en su deseo de recuperar su reputación.
Motín de las tropas de Valente
115
Es el campamento principal de Vitelio en Cremona a unas 12 millas; cf. II 22, 3. Solo es nombrado aquí. El comandante del campamento (praef ectus castrorum), un oficial veterano, se encargaba de todas las actividades que se llevaban a cabo dentro del campamento (construcción, entrenamiento, disciplina, abastecimiento, asistencia médica y pagos); cf. VEGECIO, II 10; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 192. 117 Cf. I 20, 3. 118 Las tropas de Valente, tras llegar a Ticino sobre el 6 de abril, se encontraban a 50 millas de Cremona y del campamento de Cécina; cf. ASH, Histories II, pág. 149. 116
[2,27 2] grauis alioquin seditio exarserat, quam altiore initio (neque enim rerum a Caecina gestarum ordinem interrumpi oportuerat) repetam. cohortes Batauorum, quas bello Neronis a quarta decima legione digressas, cum Britanniam peterent, audito Vitellii motu in ciuitate Lingonum Fabio Valenti adiunctas rettulimus, superbe agebant, ut cuiusque legionis tentoria accessissent, coercitos a se quartadecimanos, ablatam Neroni Italiam atque omnem belli fortunam in ipsorum manu sitam iactantes. contumeliosum id militibus, acerbum duci; corrupta iurgiis aut rixis disciplina; ad postremum Valens e petulantia etiam perfidiam suspectabat.
[2] Por lo demás, había estallado una grave sedición 119, que voy a narrar desde sus orígenes más tempranos, pues no hubiera sido oportuno interrumpir el orden de los acontecimientos protagonizados por Cécina. Las cohortes de batavos120, de las que ya he contado que durante la guerra de Nerón121 se habían separado de la legión XIV 122 y que, cuando se dirigían a Britania y se enteraron de la revuelta de Vitelio, se habían unido a Fabio Valente en el territorio de los lingones, actuaban con arrogancia, jactándose, en cuanto se acercaban a las tiendas de cada una de las legiones, de haber puesto en su sitio a los de la XIV, de haber arrebatado Italia a Nerón y de que toda la suerte de la guerra estaba en sus propias manos. Tal actitud resultaba ofensiva para los soldados y amarga para su general 123. La disciplina se resentía con disputas y peleas. Al final Valente también sospechaba que la insolencia acabaría en traición.
[2,28] Igitur nuntio adlato pulsam Treuirorum alam Tungrosque a classe Othonis et Narbonensem Galliam circumiri, simul cura socios tuendi et militari astu cohortis turbidas ac, si una forent, praeualidas dispergendi, partem Batauorum ire in subsidium iubet.
28. Así pues, cuando llegaron noticias de que el regimiento de los tréviros y también los tungros 124 habían sido puestos en fuga por la escuadra de Otón y de que estaba rodeada la Galia Narbonense, Valente, preocupado tanto por proteger a sus aliados como por dispersar mediante una típica estratagema militar a unas cohortes indisciplinadas pero muy fuertes si se unían 125, ordenó a una parte de los batavos acudir en su ayuda. [2] Cuando se difundió y se supo esta noticia, se entristecieron los aliados y protestaron las legiones porque se les privaba de la ayuda de las mejores tropas: ¡ahora que el enemigo estaba a la vista, se quitaba por así decirlo del frente de batalla a aquellos veteranos y vencedores de tantas batallas! Si una provincia 126 era
[2] quod ubi auditum uulgatumque, maerere socii, fremere legiones. orbari se fortissimorum uirorum auxilio; ueteres illos et tot bellorum uictores, postquam in conspectu sit hostis, uelut ex acie abduci. si prouincia urbe et salute imperii potior
119
Cf. II 18-19 (motín en el bando de Otón). Otros motines narrados por Tácito se encuentran en I 80-85; II 51; 68-69, III 1011; 12, y pequeñas revueltas en II 30, 1; IV 48, 1. Sobre los problemas de cronología de este motín (ocurrido realmente antes de la emboscada de Cástores), léase a HEUBNER, Historien II, págs. 109-111; ASH, Histories II, pág. 150. 120 Cf. I 6, 2; 59, 1; II 43, 2; 66, 1-2; IV 19, 2. 121 Tácito se refiere al período que transcurre entre mayo y junio del 68, cuando Víndice, gobernador de la Galia Lugdunense, se levantó contra Nerón; cf. R. SYME, «The colony of Cornelius Fuscus: an episode in the bellum Neronis». Amer. Jour. Philol. 58 (1937), 7-18; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 11-12; MURISON, «The Historical Value of Tacitus’ Histories», págs. 1.689-1.693; MURISON, Galba, Otho and Vitellius…, págs. 1-26. 122 La legión XIV Gemina. 123 Valente. 124 Cf. II 14, 1. 125 En efecto, ocho cohortes con un total de unos 3.840 hombres, eran una fuerza nada despreciable, si actuaban juntos; cf. ASH, Histories II, pág. 153. 126 La Galia Narbonense, creada por Augusto. La lectura sin victoria incolumi in Italia verteretur del texto latino se debe a una enmienda de W. S. HADLEY («On Tac. Hist. II.28 fin.». Class. Rev. 13 [1899], 368); cf. Κ. WELLESLEY, «Tacitus,
sit, omnes illuc sequerentur; sin uictoriae {sanitas sustentaculum} columen in Italia uerteretur, non abrumpendos ut corpori ualidissimos artus.
más importante que la capital y la seguridad del imperio, todos debían seguirles hasta allí; pero si la victoria dependía de la conservación de Italia, no se debía arrancar al cuerpo, por así decirlo, sus miembros más fuertes 127.
[2,29] Haec ferociter iactando, postquam immissis lictoribus Valens coercere seditionem coeptabat, ipsum inuadunt, saxa iaciunt, fugientem sequuntur. spolia Galliarum et Viennensium aurum, pretia laborum suorum, occultare clamitantes, direptis sarcinis tabernacula ducis ipsamque humum pilis et lanceis rimabantur; nam Valens seruili ueste apud decurionem equitum tegebatur. [2] tum Alfenus Varus praefectus castrorum, deflagrante paulatim seditione, addit consilium, uetitis obire uigilias centurionibus, omisso tubae sono, quo miles ad belli munia cietur. igitur torpere cuncti, circumspectare inter se attoniti et id ipsum quod nemo regeret pauentes; silentio, patientia, postremo precibus ac lacrimis ueniam quaerebant. [3] ut uero deformis et flens et praeter spem incolumis Valens processit, gaudium miseratio fauor: uersi in laetitiam, ut est uulgus utroque immodicum, laudantes gratantesque circumdatum aquilis signisque in tribunal ferunt. ille utili
29. Lanzaban estas protestas con furia, y, cuando Valente empezaba a controlar el motín escoltado con con sus lictores 128, le atacaron personalmente tirándole piedras y persiguiéndole en su huida. Le gritaban que escondía el botín de las Galias, el oro de Vienne 129, recompensas de sus esfuerzos 130. Tras saquear los bagajes, hurgaron en la tienda del general y escarbaron en la misma tierra con picas y lanzas. Valente entretanto estaba escondido, disfrazado de esclavo, en la tienda de un oficial de caballería. [2] Entonces, el comandante del campamento Alfeno Varo 131, al ver que el motín se iba apagando poco a poco, tomó la decisión de prohibir a los centuriones la inspección de centinelas y de omitir el toque de trompeta, por el que se llamaba a la tropa a sus obligaciones militares 132. Así pues, todos se quedaron paralizados, mirándose atónitos unos a otros y desconcertados por el mismo hecho de que nadie estaba al mando. En silencio y con sumisión, y al final con súplicas y lágrimas, pedían perdón. [3] Y cuando Valente salió de su escondite desastrado, llorando y vivo, en contra de lo que se esperaba, hubo una reacción de alegría, alivio y simpatía. Los soldados pasaron a la alegría, pues la gente pasa sin tino de un extremo a otro 133. Entre alabanzas y felicitaciones le rodearon de águilas 134 y estandartes y lo acompañaron al estrado.
Histories II.28.2», Class. Rev. 23 (1973), 6-7. 127 La metáfora usual era considerar al general como la cabeza del ejército y a los soldados como el cuerpo; cf. DIONISIO DE HALICARNASO, I 48; PLUTARCO, Galba IV 5; CURCIO RUFO, VI 9, 28; SILIO ITÁLICO, X 309-11. En Tácito se silencia la cabeza y se considera a las tropas auxiliares como los miembros y a los legionarios como el tronco. Sobre el texto, cf. Κ. WELLESLEY, «Tacitus, Histories II. 28, 2», Class. Review 87 (1973), 6-7; Ash, The Histories, págs. 275-276. 128 Eran los escoltas de los magistrados curules (cónsules y pretores) que actuaban de policías para asegurar el orden. 129 Colonia latina establecida por Julio César en el 50 a. C., con el nombre de Colonia Iulia Vienna, a orillas del Ródano al sur de Lyon. 130 Cf. I 66, 2. Valente pasaba por ser un general avaricioso; cf. II 56, 2; PLUTARCO, Otón VI 7; DIÓN CASIO, LXIV 15, 3; BASSOLS, Tácito II, pág. 56. 131 Alfeno Varo (PIR2 A 522) mandó las tropas auxiliares batavas en la batalla de Bedriaco (II 43, 2; PLUTARCO, Otón XII 7) y fue nombrado por Vitelio prefecto del pretorio en Roma (III 36, 2); cf. III 55, 1; 61, 3; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 194-195. 132 Los toques de trompeta militares serían los de diana (amanecer), fagina (comidas), guardias y retreta (sueño); cf. VEGECIO, II 22. 133 Sobre las fluctuaciones emocionales del pueblo, cf. I 69, 80, 2; V 8, 3; LIVIO, II 7, 5. 134 Eran las águilas de la legión V Alaudae (I 61, 2) y la de la I Italica (I 64, 3); ASH, Histories II, pág.156.
moderatione non supplicium cuiusquam poposcit, ac ne dissimulans suspectior foret, paucos incusauit, gnarus ciuilibus bellis plus militibus quam ducibus licere.
Valente, con moderación realista, no pidió la muerte para nadie, pero, para no levantar sospechas si lo disimulaba todo, acusó a unos pocos, consciente de que en las guerras civiles la tropa disfruta de más libertad que los jefes.
[2,30] Munientibus castra apud Ticinum de aduersa Caecinae pugna adlatum, et prope renouata seditio tamquam fraude et cunctationibus Valentis proelio defuissent: nolle requiem, non expectare ducem, anteire signa, urgere signiferos; rapido agmine Caecinae iunguntur.
30. Mientras fortificaban el campamento junto a Ticino, les llegó la noticia de la derrota de Cécina. Casi se repitió el motín, pues tenían la impresión de que Valente les había escamoteado el combate con sus engaños e indecisiones. No deseaban descansar, no esperaban a su general, sino que se adelantaban a los estandartes y apremiaban a sus portadores. Se unieron a Cécina a marchas forzadas 135. Cécina y Valente
[2,30 2] improspera Valentis fama apud exercitum Caecinae erat: expositos se tanto pauciores integris hostium uiribus querebantur, simul in suam excusationem et aduentantium robur per adulationem attollentes, ne ut uicti et ignaui despectarentur. et quamquam plus uirium, prope duplicatus legionum auxiliorumque numerus erat Valenti, studia tamen militum in Caecinam inclinabant, super benignitatem animi, qua promptior habebatur, etiam uigore aetatis, proceritate corporis et quodam inani fauore. hinc aemulatio ducibus: [3] Caecina ut foedum ac maculosum, ille ut tumidum ac uanum inridebant. sed condito odio eandem utilitatem fouere, crebris epistulis sine respectu ueniae probra Othoni obiectantes, cum duces partium Othonis quamuis uberrima conuiciorum in Vitellium materia abstinerent.
[2,30 2] Valente no tenía buena fama en el ejército de Cécina 136. Se quejaban de que, a pesar de ser tan inferiores en número, los había dejado a merced de las fuerzas intactas del enemigo 137. Al mismo tiempo hablaban en su propio descargo y exageraban con adulación la fortaleza de los refuerzos, para que no los despreciaran como hombres derrotados y cobardes. Y, aunque Valente tenía más fuerzas, pues casi duplicaba el número de legiones y tropas auxiliares, sin embargo la simpatía de los soldados se inclinaba hacia Cécina, pues, además de su carácter afable que lo hacía más accesible, tenía a su favor la fuerza de la edad, la esbeltez de su figura y cierta simpatía sin fundamento. De ahí nacía la rivalidad entre los generales. [3] Cécina se burlaba de Valente tildándolo de sucio y corrupto, mientras Valente se reía de Cécina llamándolo vanidoso y fatuo. Con todo, ocultaban su enemistad para obtener un beneficio común, dirigiendo en numerosas cartas insultos a Otón sin preocuparse de un futuro perdón, mientras que los líderes del partido otoniano procuraban no insultar a Vitelio, pese a disponer de abundante materia para ello 138.
135
Cécina se encontraba en Cremona y Otón en Placencia. Valente y sus hombres llegaron sobre el 7 de abril; cf. ASH, Histories II, pág. 157. 136 Tácito se vale de las comparaciones, típicas en historiografía (cf. LIVIO. XXII 27-30: Marco Minucio y Fabio Máximo), entre un general joven y otro viejo para resaltar las diferencias entre Cécina, joven, arrogante y carismático, y Valente, mayor, avaro e impopular. Después de esta sýncrisis o comparación. Tácito pasa a la de Otón y Vitelio; cf. M. G. MORGAN, «Rogues’ march: Caecina and Valens in Tacitus, Histories I 61-70», Mus. Helv. 51 (1994), 103-125: ASH, Histories II, págs. 156-157. 137 Cf. M. G. MORGAN, «Recriminations after ad Castores: Tacitus, Histories 2.30», Class. Philol. 91 (1996), 359-364. 138
A Otón se le criticaba su afeminamiento y hedonismo; cf. I 22, 1; 30, 1; 50, 1; II 31, 1); a Vitelio se echaba en cara su
Otón y Vitelio [2,31] Sane ante utriusque exitum, quo egregiam Otho famam, Vitellius flagitiosissimam meruere, minus Vitellii ignauae uoluptates quam Othonis flagrantissimae libidines timebantur: addiderat huic terrorem atque odium caedes Galbae, contra illi initium belli nemo imputabat. Vitellius uentre et gula sibi inhonestus, Otho luxu saeuitia audacia rei publicae exitiosior ducebatur.
31. Desde luego, antes de la hora de la muerte, en la que Otón consiguió una fama ilustre y Vitelio la más deshonrosa, se temían menos los frívolos placeres de Vitelio que las escandalosas pasiones de Otón. Este se había ganado el miedo y el odio de sus hombres por el asesinato de Galba 139, mientras que nadie hacía responsable a Vitelio del comienzo de la guerra. Se creía que Vitelio se deshonraba a sí mismo con su glotonería, en tanto que Otón sería más peligroso para el estado por su lujo, crueldad y falta de escrúpulos.
Asamblea militar de Otón [2,31 2] Coniunctis Caecinae ac Valentis copiis nulla ultra penes Vitellianos mora quin totis uiribus certarent: Otho consultauit trahi bellum an fortunam experiri placeret.
[2] Una vez que se unieron las tropas de Cécina y Valente, ya no había más excusas para que los vitelianos no lucharan con sus fuerzas al completo. Otón evacuó consultas para decidir si se prolongaba la guerra o se probaba suerte inmediatamente 140.
[2,32] Tunc Suetonius Paulinus dignum fama sua ratus, qua nemo illa tempestate militaris rei callidior habebatur, de toto genere belli censere, festinationem hostibus, moram ipsis utilem disseruit: exercitum Vitellii uniuersum aduenisse, nec multum uirium a tergo, quoniam Galliae tumeant et deserere Rheni ripam inrupturis tam infestis nationibus non conducat; Britannicum militem hoste et mari distineri: Hispanias armis non ita redundare; prouinciam Narbonensem incursu classis et aduerso proelio
32. Entonces Suetonio Paulino 141, al estimar que su reputación —nadie en aquel tiempo era considerad más hábil en asuntos militares— lo capacitaba para hacer un análisis de la estrategia global de la guerra, pronunció un discurso 142 explicando que las prisas favorecían al enemigo y la espera a ellos mismos; decía que el ejército de Vitelio había acudido al completo y no contaba con muchas fuerzas en la retaguardia, puesto que las Galias estaban soliviantadas y no les convenía abandonar la ribera del Rin con pueblos tan belicosos dispuestos a hacer incursiones violentas; el enemigo y el mar mantenían alejados a los soldados de Britania, las Hispanias no andaban tan sobradas de tropas 143, la
afición a la bebida y su glotonería; cf. SUETONIO, Vitelio XIII 2; BASSOLS, Tácito II, págs.59-60; ASH, Histories II, págs. 160-161. 139 Cf. I 41; PLUTARCO, Galba XXVII 1-4; SUETONIO, Galba XIX 2-20; DIÓN CASIO, LXIV 6. 140 La asamblea militar habría tenido lugar sobre el 10 de abril. Otras asambleas militares aparecen en I 32-33, III 1-2 (cf. también II 1, 3; 16, 2; 81, 3). El peligro de la precipitación en acciones militares en lugar de la prudente espera era un tópico historiográfico; cf. CÉSAR, Guerra de las Galias, V 28-30: LIVIO, XXII 14, 4-15. Paulino asume aquí el papel del buen consejero militar; cf. R. LATTIMORE, «The w ise advisor in Herodotus», Class. Philol. 34 (1939), 24-35. 141 Cf. II 23, 4. 142 El discurso de Paulino es recogido por Tácito en estilo indirecto, mientras que los discursos de Otón (II 47) y de Muciano (II 76-77) los transmitió en estilo directo. Cf. HEUBNER, Die Historien II, págs. 119-124; ASH, Histories II, págs. 162-163. 143 Solo quedaban dos legiones, la VI Victrix y la X Gemina, puesto que Galba se había llevado con él a la VII Galbiana; cf. ASH, Histories II, pág. 164.
contremuisse; clausam Alpibus et nullo maris subsidio transpadanam Italiam atque ipso transitu exercitus uastam; non frumentum usquam exercitui, nec exercitum sine copiis retineri posse: iam Germanos, quod genus militum apud hostis atrocissimum sit, tracto in aestatem bello, fluxis corporibus, mutationem soli caelique haud toleraturos. multa bella impetu ualida per taedia et moras euanuisse. [2] contra ipsis omnia opulenta et fida, Pannoniam Moesiam Dalmatiam Orientem cum integris exercitibus, Italiam et caput rerum urbem senatumque et populum, numquam obscura nomina, etiam si aliquando obumbrentur; publicas priuatasque opes et immensam pecuniam, inter ciuilis discordias ferro ualidiorem; corpora militum aut Italiae sueta aut aestibus; obiacere flumen Padum, tutas uiris murisque urbis, e quibus nullam hosti cessuram Placentiae defensione exploratum: proinde duceret bellum. paucis diebus quartam decimam legionem, magna ipsam fama, cum Moesicis copiis adfore: tum rursus deliberaturum et, si proelium placuisset, auctis uiribus certaturos.
provincia Narbonense había estado temblando con la incursión de la flota y la derrota, la Italia Transpadana estaba cercada por los Alpes y sin ningún refuerzo por mar, además de haber sido devastada por el paso mismo de las tropas; por ninguna parte podía llegar el trigo al ejército y no se podía mantener un ejército sin suministros; incluso los germanos, los soldados más temibles entre los enemigos, si se alargaba la guerra hasta el verano, no soportarían, a medida que sus cuerpos se debilitaran, el cambio de latitud y clima 144. Muchas campañas sólidas en su empuje inicial se habían desvanecido en medio del tedio y las dilaciones. [2] Por el contrario, ellos contaban con recursos abundantes y fiables. Disponían de Panonia, Mesia, Dalmacia, Oriente con sus ejércitos intactos 145, Italia y Roma, la capital del mundo, el Senado y el pueblo, nombres que nunca se eclipsan, aunque a veces se ensombrezcan. Podían acudir a recursos públicos y privados y a grandes sumas de dinero, de más peso que la espada en las discordias civiles; disponían de soldados habituados a Italia y sus calores. El río Po les servía de barrera, lo mismo que ciudades protegidas por hombres y murallas, de las que ninguna se entregaría al enemigo, como se demostró en la defensa de Placencia 146. En consecuencia, Otón debía alargar la guerra. En pocos días llegaría la legión XIV, que gozaba de una gran fama, con refuerzos de Mesia. Entonces habría que deliberar de nuevo y, si decidía entablar batalla, lucharían con fuerzas redobladas.
[2,33] Accedebat sententiae Paulini Marius Celsus; idem placere Annio Gallo, paucos ante dies lapsu equi adflicto, missi qui consilium eius sciscitarentur rettulerant. Otho pronus ad decertandum; frater eius Titianus et praefectus praetorii Proculus, imperitia properantes, fortunam et deos et numen Othonis adesse consiliis, adfore conatibus testabantur, neu quis obuiam ire sententiae auderet, in adulationem
33. Mario Celso se unía a la opinión de Paulino. Lo mismo opinaba Annio Galo, herido unos pocos días antes por una caída de caballo, según informaron los enviados a recabar su parecer. Otón se inclinaba por presentar batalla. Su hermano Ticiano y el prefecto del pretorio 147 Próculo, con la impaciencia de la ignorancia, aseguraban que la fortuna, los dioses y la divinidad protectora de Otón apoyaban sus planes y ayudarían a sus empresas. Y, para evitar cualquier intento de oposición, habían recurrido a la adulación.
144
La idea de que los pueblos de norte no soportaban el calor del sur era tópica en historiografía; cf., p. e., LIVIO, V 48, 3; XXVII 48, 17. 145 Los otonianos contaban con las siguientes legiones: la VII Galbiana y la XIII Gemina (Panonia), la XI Claudia y la XIV Gemina (Dalmacia) y la III Gallica, VII Claudia y VIII Augusta (Mesia); cf. ASH, Histories II, pág. 166. 146 Cf. II 17-20, 1. 147 Era el comandante de la guardia imperial con amplios poderes; cf. BASSOLS, Tácito II, pág. 68.
concesserant. [2] postquam pugnari placitum, interesse pugnae imperatorem an seponi melius foret dubitauere. Paulino et Celso iam non aduersantibus, ne principem obiectare periculis uiderentur idem illi deterioris consilii auctores perpulere ut Brixellum concederet ac dubiis proeliorum exemptus summae rerum et imperii se ipsum reseruaret. [3] is primus dies Othonianas partis adflixit; namque et cum ipso praetoriarum cohortium et speculatorum equitumque ualida manus discessit, et remanentium fractus animus, quando suspecti duces et Otho, cui uni apud militem fides, dum et ipse non nisi militibus credit, imperia ducum in incerto reliquerat.
[2] Una vez que se tomó la decisión de luchar, dudaron si sería mejor que el emperador participara en la batalla o se mantuviera al margen. Al no mostrar ya Paulino y Celso oposición para no parecer que exponían al príncipe a riesgos, aquellos mismos autores del peor de los planes le indujeron a retirarse a Brixelo 148 y a que, libre de las incertidumbres del combate, se reservara personalmente para el mando supremo y el gobierno del imperio. [3] Este fue el comienzo del fin de la causa otoniana. En efecto, con él partió un fuerte contingente de cohortes pretorianas, exploradores y caballería, y se resintió la moral de los que se quedaban, pues desconfiaban de sus jefes y Otón, el único en quien confiaban sus tropas mientras él no confió en nadie más que en sus tropas.
Batalla en el río Po 149 [2,34] Nihil eorum Vitellianos fallebat, crebris, ut in ciuili bello, transfugiis; et exploratores cura diuersa sciscitandi sua non occultabant. quieti intentique Caecina ac Valens, quando hostis imprudentia rueret, quod loco sapientiae est, alienam stultitiam opperiebantur, inchoato ponte transitum Padi simulantes aduersus obpositam gladiatorum manum, ac ne ipsorum miles segne otium tereret. [2] naues pari inter se spatio, ualidis utrimque trabibus conexae, aduersum in flumen dirigebantur, iactis super ancoris quae firmitatem pontis continerent, sed ancorarum funes non extenti fluitabant, ut augescente flumine inoffensus ordo nauium attolleretur. claudebat pontem imposita turris et in extremam nauem educta, unde tormentis ac machinis hostes propulsarentur. Othoniani in ripa turrim struxerant saxaque et faces iaculabantur.
148
34. Todo esto lo conocían bien los vitelianos gracias a las continuas deserciones, propias de una guerra civil. Además, los espías otonianos, ansiosos por enterarse de las intenciones del enemigo, no ocultaban las suyas. Tranquilos y atentos, Cécina y Valente, puesto que el enemigo se dejaba arrastrar por la imprudencia, aguardaban la estupidez ajena, cosa que viene a ocupar el lugar de la sabiduría. Iniciaron la construcción de un puente simulando un paso del Po frente a una tropa de gladiadores 150 en la orilla opuesta y para que sus soldados no malgastaran el tiempo en un ocio indolente. [2] Se dispusieron pontones a igual distancia entre ellos sujetos unos con otros con fuertes maderos contra la corriente del río; se echaron además anclas para asegurar la firmeza del puente, pero los cables de las anclas flotaban sin tensar, para que, al crecer el río, la fila de botes se pudiera elevar sin sufrir daño. Al final del puente se construyó una torre y se desplazó hacia el último bote, desde donde se podría hostigar al enemigo con máquinas de artillería. Los otonianos habían levantado en su orilla una torre y lanzaban piedras y teas.
Brixellum, la moderna Brescello, estaba situada a unas veinte millas de Bedriacum, donde tenía lugar la asamblea militar; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 197-198; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 181. 149 Esta batalla o maniobra de distracción supuso una simple escaramuza antes de la batalla de Bedriaco. Una situación similar se produjo en la batalla de Cannas (LIVIO, XXII 47-49), que estuvo precedida por la pequeña batalla de Trasimeno (LIVIO, XXII 4-6); cf. PLUTARCO, Otón X 2-5; HEUBNER, Historien II, págs.128-133; ASH, Histories II, págs. 170-171. 150 Se refiere a los hombres de Marcio Macro; cf. II 23, 3.
[2,35] Et erat insula amne medio, in quam gladiatores nauibus molientes, Germani nando praelabebantur. ac forte pluris transgressos completis Liburnicis per promptissimos gladiatorum Macer adgreditur: sed neque ea constantia gladiatoribus ad proelia quae militibus, nec proinde nutantes e nauibus quam stabili gradu e ripa uulnera derigebant. [2] et cum uariis trepidantium inclinationibus mixti remiges propugnatoresque turbarentur, desilire in uada ultro Germani, retentare puppis, scandere foros aut comminus mergere: quae cuncta in oculis utriusque exercitus quanto laetiora Vitellianis, tanto acrius Othoniani causam auctoremque cladis detestabantur.
35. En medio del río había una isla 151, a la que los gladiadores se afanaban por llegar en botes, mientras que los germanos les adelantaban deslizándose a nado. Y sucedió que a muchos de estos que habían logrado atravesar Macro los atacó tras llenar unas libúrnicas con los gladiadores más decididos. Pero ni los gladiadores mostraban el mismo coraje para el combate que los soldados ni balanceándose podían dirigir sus golpes desde los botes igual que lo hacían sus enemigos a pie firme desde la orilla. [2] Y como, a causa de los continuos vaivenes provocados por el miedo de los gladiadores, se enredaran y estorbaran remeros y combatientes, los germanos, tomando la iniciativa, saltaron a las aguas de poco fondo, sujetaron las popas, subieron a cubierta y hundieron los botes con sus propias manos. Toda la escena sucedía ante los ojos de los dos ejércitos 152, y, cuanto más se alegraban los vitelianos, con mayor acritud maldecían los otonianos al causante y responsable de su derrota.
[2,36] Et proelium quidem, abruptis quae supererant nauibus, fuga diremptum: Macer ad exitium poscebatur, iamque uulneratum eminus lancea strictis gladiis inuaserant, cum intercursu tribunorum centurionumque protegitur. [2] nec multo post Vestricius Spurinna iussu Othonis, relicto Placentiae modico praesidio, cum cohortibus subuenit. dein Flauium Sabinum consulem designatum Otho rectorem copiis misit, quibus Macer praefuerat, laeto milite ad mutationem ducum et ducibus ob crebras seditiones tam infestam militiam aspernantibus.
36. Y sin duda el combate acabó en huida, una vez que se escaparon los botes que quedaban. Se pedía la cabeza de Macro. Tras herirlo con una lanza arrojada de lejos, se le echaron encima espada en mano, pero le protegió la intervención de tribunos y centuriones. [2] Y no mucho después Vestricio Espurina acudió en ayuda por orden de Otón con sus cohortes tras dejar en Placencia una modesta guarnición. Luego Otón envió a Flavio Sabino 153, cónsul electo, al frente de las tropas que había mandado Macro. Los soldados estaban encantados con el cambio en los mandos, mientras los mandos renegaban de un destino tan peligroso por los continuos motines. Digresiones 154
151
Cf. PLUTARCO, Otón X 5. Según CHILVER (Historical commentary I-II, pág. 199). la isla, hoy desaparecida, habría estado al sudoeste de Cremona; cf. P. TOZZI, «Tacito e la geografia della valle del Po», Athenaeum 48 (1970), 104-136. 152 La contemplación de una batalla o un combate singular se hizo tópica en historiografía, porque añadía enárgeia a la narración; cf. QUINTILIANO, Instituciones oratorias VI 2, 32; TUCÍDIDES, VII 71; J. DAVIDSON, «The gaze in Polybius’ Histories», Journ. Rom. Stud. 81 (1991), 10-24; A. D. WALKER, «Enargeia and the spectator in Greek historiography», Trans. Amer. Philol. Assoc. 123 (1993) 353-377; ASH, Histories II, pág. 175. 153 No es el hermano de Vespasiano, sino hijo de su hermano y, por tanto, su sobrino; cf. Κ. GILMARTIN WALLACE, «The Flavii Sabini in Tacitus», Historia 36 (1987), 343-358 154 Tácito se toma un respiro con estas digresiones antes de la primera batalla de Bedriaco (39-45); cf. PLUTARCO, Otón
[2,37] Inuenio apud quosdam auctores pauore belli seu fastidio utriusque principis, quorum flagitia ac dedecus apertiore in dies fama noscebantur, dubitasse exercitus num posito certamine uel ipsi in medium consultarent, uel senatui permitterent legere imperatorem, atque eo duces Othonianos spatium ac moras suasisse, praecipua spe Paulini, quod uetustissimus consularium et militia clarus gloriam nomenque Britannicis expeditionibus meruisset. [2] ego ut concesserim apud paucos tacito uoto quietem pro discordia, bonum et innocentem principem pro pessimis ac flagitiosissimis expetitum, ita neque Paulinum, qua prudentia fuit, sperasse corruptissimo saeculo tantam uulgi moderationem reor ut qui pacem belli amore turbauerant, bellum pacis caritate deponerent, neque aut exercitus linguis moribusque dissonos in hunc consensum potuisse coalescere, aut legatos ac duces magna ex parte luxus egestatis scelerum sibi conscios nisi pollutum obstrictumque meritis suis principem passuros.
37. Encuentro en algunos autores 155 que, a causa del miedo a la guerra o por hastío de ambos príncipes 156 — sus escandalosas conductas se iban haciendo cada día más notorias—, los ejércitos habían dudado si ponerse de acuerdo ellos mismos o permitir al Senado la elección de un emperador. Por eso, los generales de Otón habían aconsejado esperar un tiempo, especialmente Paulino, porque era el más veterano de los excónsules y un ilustre militar que había conseguido un brillante renombre en las campañas de Britania 157.
[2,38] Vetus ac iam pridem insita mortalibus potentiae cupido cum imperii magnitudine adoleuit erupitque; nam rebus modicis aequalitas facile habebatur. sed ubi subacto orbe et aemulis urbibus regibusue excisis securas opes
38. El viejo deseo de poder, arraigado desde tiempo inmemorial en la naturaleza humana, creció y estalló con el crecimiento de nuestro imperio 159. En efecto, cuando el Estado era débil, era fácil mantener la igualdad. Pero, cuando se conquistó el mundo y se destruyeron las ciudades y reyes rivales, se tuvo carta
[2] Por mi parte, estoy dispuesto a admitir que una minoría en sus deseos íntimos prefería la paz a la discordia y a un príncipe bueno y honrado en lugar de aquellos malvados y sinvergüenzas. Pero en una época tan degenerada no creo que el prudente Paulino hubiera esperado de la soldadesca tamaña mesura como para deponer las armas por amor a la paz, ellos que habían perturbado la paz por amor a la guerra158. Ni tampoco creo que ejércitos tan diferentes en lenguas y costumbres fueran capaces de un consenso semejante ni que oficiales y generales, que en su mayoría eran conscientes de sus derroches, escaseces y crímenes, hubieran tolerado a un emperador que no estuviera corrompido y atado a ellos por sus servicios.
IX; SUETONIO, Otón IX; HEUBNER, Historien II, págs. 139-144; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 200-202. ASH, Histories II, págs. 176-177. 155 Cluvio Rufo, Fabio Rústico y Plinio el Viejo; cf. G. B. TOWNEND, «Cluvius Rufus and the Histories of Tacitus», Amer. Journ. Philol. 85 (1964), 337-377; SYME, Tacitus, págs. 674-676. 156 Otón fue declarado emperador por el Senado el 15 de enero del 69 (I 47, 1), mientras que Vitelio fue saludado como emperador en Germania sobre el 2 o 3 de enero (el Senado lo reconoció así el 19 de abril tras el suicidio de Otón; cf. II 52, 2; ASH, Histories II, pág. 178. 157 En los tres años (58-61 d. C.) que estuvo de gobernador allí; cf. A. R. BIRLEY, The Fasti of Roman Britain, Oxford, 1981, pág. 55. 158 Nótese la figura de la antimetabolé o repetición de palabras en casos o tiempos diferentes para conseguir el sentido contrario, como en «hombre de todas las mujeres y mujer de todos los hombres» (SUETONIO, Divino Julio LII, 3) o «no vivo para comer, sino como para vivir»; cf. H. LAUSBERG, Manual de retórica literaria, Madrid, 1967, II, págs. 219-220. 159 Para un análisis literario de los capítulos 38-39, léase a N. P. MILLER y P. V. JONES, «Critical Appreciations III: Tacitus:, Histories 3.38-39», Greece and Rome 25 (1978), 70-80.
concupiscere uacuum fuit, prima inter patres plebemque certamina exarsere. modo turbulenti tribuni, modo consules praeualidi, et in urbe ac foro temptamenta ciuilium bellorum; mox e plebe infima C. Marius et nobilium saeuissimus L. Sulla uictam armis libertatem in dominationem uerterunt. post quos Cn. Pompeius occultior non melior, et numquam postea nisi de principatu quaesitum. [2] non discessere ab armis in Pharsalia ac Philippis ciuium legiones, nedum Othonis ac Vitellii exercitus sponte posituri bellum fuerint: eadem illos deum ira, eadem hominum rabies, eaedem scelerum causae in discordiam egere. quod singulis uelut ictibus transacta sunt bella, ignauia principum factum est. sed me ueterum nouorumque morum reputatio longius tulit: nunc ad rerum ordinem uenio.
blanca para ambicionar el poder sin riesgo alguno y estallaron los primeros conflictos entre patricios y plebeyos 160. Unas veces fueron tribunos rebeldes, otras cónsules prepotentes, y en el Foro de Roma se ensayaron guerras civiles. Luego, G. Mario 161, de lo más humilde de la plebe, y Lucio Sila 162, el más cruel de los nobles, destruyeron la constitución republicana por la fuerza de las armas e impusieron en su lugar la tiranía. Después de ellos llegó Gneo Pompeyo 163, más reservado, pero no mejor, y a partir de entonces el único objetivo fue el principado. [2] Las legiones de ciudadanos no depusieron las armas en Farsalia y Filipos y con menos probabilidad iban a renunciar a la guerra por propia voluntad los ejércitos de Otón y Vitelio. Ahora, como en el pasado, existe la misma ira divina, la misma furia humana, los mismos motivos criminales para la discordia civil. El hecho de que esas guerras se resolvieran, por así decirlo, de un golpe cada una, se debió a la cobardía de sus líderes. Pero mis reflexiones sobre las antiguas y nuevas costumbres me ha llevado muy lejos. Ahora vuelvo al orden apropiado de los acontecimientos.
La primera batalla de Bedriaco 164 [2,39] Profecto Brixellum Othone honor imperii penes Titianum fratrem, uis ac potestas penes Proculum praefectum; Celsus et Paulinus, cum prudentia eorum nemo uteretur, inani nomine ducum alienae culpae praetendebantur; tribuni centurionesque ambigui quod spretis melioribus deterrimi ualebant; miles alacer, qui tamen iussa ducum interpretari quam exequi mallet.
160
39. Tras la marcha de Otón a Brixelo, el mando quedó nominalmente en manos de su hermano Ticiano, pero el poder y el control real estuvo en las del prefecto Próculo. Celso y Paulino, de cuya prudencia nadie hacía caso, generales sobre el papel, servían de pantalla para los crímenes de otros. Los tribunos y centuriones no eran de fiar, porque, despreciados los mejores, los peores eran los que mandaban. Los soldados se mostraban entusiastas, aunque preferían criticar las órdenes de sus jefes en lugar de cumplirlas.
Hay una clara referencia a la muerte de Tiberio Graco en el año 133 por enfrentarse a los patricios. G. Mario (157-86 a. C.) llegó a las máximas magistraturas romanas siendo un homo novus o sin ascendientes patricios. 162 L. Cornelio Sila (138-78 a. C.) fue famoso por la crueldad que desplegó durante su dictadura y sus famosas proscripciones del año 82 a. C. 163 Gneo Pompeyo Magno (106-48 a. C.) fue un famoso general romano, miembro del primer triunvirato y enemigo de César, por quien fue vencido en Farsalia en el año 48 a. C.; cf. Anales III 28, l. 164 Cf. PLUTARCO, Otón XI-XII; SUETONIO, Otón IX 2; DIÓN CASIO, LXIV X, 3; A. PASSERINI, «Le due battaglie presso Bedriacum», Studi di Antichità classica of f erte a Emmanuele Ciaceri, Gênes, 1940, págs. 178-248; SYME, Tacitus, págs. 162165, 676-682; E. KOESTERMANN, «Die erste Schlacht bei Bedriacum 69 n. Chr.», Riv. Cult. Class. Mediev. 3 (1961), 16-29; E. R. SCHWINGE, «Die Schlacht bei Bedriacum», en M. von ALBRECHT-E. HECK, eds., Silvae, Tubinga, 1970, págs. 217-232; K. WELLESLEY, The year of the f our emperors, Londres-Nueva York, 2000, págs. 74-89; ASH, «Epic encounters? Battle narratives and the epic tradition», en D. S. LEVENE-D. P. NELIS, eds., Clio and the poets: Augustan poetry and the tradition of ancient historiography, Leiden, 2000, págs. 253-273; HEUBNER, Historien II, págs. 149-166: ASH, Histories II, págs. 183-184. 161
[2] promoueri ad quartum a Bedriaco castra placuit, adeo imperite ut quamquam uerno tempore anni et tot circum amnibus penuria aquae fatigarentur. ibi de proelio dubitatum, Othone per litteras flagitante ut maturarent, militibus ut imperator pugnae adesset poscentibus: plerique copias trans Padum agentis acciri postulabant. nec proinde diiudicari potest quid optimum factu fuerit, quam pessimum fuisse quod factum est.
[2] Se decidió adelantar el campamento a cuatro millas de Bedriaco con tan poco acierto que, aunque era época primaveral y disponían de tantos ríos a su alrededor, sufrían escasez de agua. Allí se tenían dudas sobre si combatir. Otón enviaba despachos para que se dieran prisa, pero los soldados exigían que el emperador estuviera presente en la lucha. La mayoría pedía que se hiciera venir a las tropas que operaban al otro lado del Po 165. Y es tan difícil decidir lo que era más conveniente como afirmar que se hizo lo peor.
[2,40] Non ut ad pugnam sed ad bellandum profecti confluentis Padi et Ardae fluminum, sedecim inde milium spatio distantis, petebant. Celso et Paulino abnuentibus militem itinere fessum, sarcinis grauem obicere hosti, non omissuro quo minus expeditus et uix quattuor milia passuum progressus aut incompositos in agmine aut dispersos et uallum molientis adgrederetur, Titianus et Proculus, ubi consiliis uincerentur, ad ius imperii transibant. aderat sane citus equo Numida cum atrocibus mandatis, quibus Otho increpita ducum segnitia rem in discrimen mitti iubebat, aeger mora et spei impatiens.
40. Iniciaron la marcha no como para librar una batalla sino como para una expedición militar, dirigiéndose a la confluencia del Po y el Adua 166 a una distancia de dieciséis millas 167. Celso y Paulino se negaban a exponer a los soldados, fatigados por la marcha y con una carga pesada, ante un enemigo que no iba a desaprovechar tal oportunidad. Con un equipo ligero y con apenas cuatro millas recorridas los atacarían cuando estuvieran desordenados durante la marcha o dispersos en la construcción de la empalizada. Ticiano y Próculo, contrariados en las deliberaciones, acababan por imponer sus prerrogativas de mando. Lo cierto es que un jinete númida 168 se había presentado a galope tendido con instrucciones fulminantes de Otón, en las que recriminaba la pereza de sus generales y ordenaba arriesgarse a actuar, pues se ponía enfermo con las demoras y no aguantaba más la incertidumbre.
[2,41] Eodem die ad Caecinam operi pontis intentum duo praetoriarum cohortium tribuni, conloquium eius postulantes, uenerunt: audire condiciones ac reddere parabat, cum praecipites
41. Ese mismo día 169 llegaron comandantes de dos cohortes pretorianas ante Cécina, ocupado en la obra de un puente, para solicitarle una entrevista. Se disponía a escuchar sus propuestas y a darles respuesta, cuando se presentaron a toda prisa unos espías con la noticia de
165
Tácito se refiere al grupo que estaba en Brixellum con Otón (II 33, 3) y al que se encontraba cerca de Cremona con Flavio Sabino (II 36, 2). 166 El texto es muy dudoso. Adua o Arda son dos afluentes del Po. Léase a K. WELLESLEY, «A major crux in Tacitus: Histories II 40», Journ. Rom. Stud. 61 (1971), 28-51; id., «Tacitus, Histories: A Textual Survey…», págs. 1.664-1.665; ASH, Histories II, pág. 186. 167 A unos 24 km; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 186-188. 168 Jinetes númidas se empleaban como correos durante el imperio; cf. SÉNECA, Epístolas morales a Lucilio CXXIII 7; MARCIAL, X 14, 2. 169 El 14 de abril del año 69.
exploratores adesse hostem nuntiauere. interruptus tribunorum sermo, eoque incertum fuit insidias an proditionem uel aliquod honestum consilium coeptauerint. [2] Caecina dimissis tribunis reuectus in castra datum iussu Fabii Valentis pugnae signum et militem in armis inuenit. dum legiones de ordine agminis sortiuntur, equites prorupere; et mirum dictu, a paucioribus Othonianis quo minus in uallum inpingerentur, Italicae legionis uirtute deterriti sunt: ea strictis mucronibus redire pulsos et pugnam resumere coegit. disposita Vitellianarum legionum acies sine trepidatione: etenim quamquam uicino hoste aspectus armorum densis arbustis prohibebatur. [3] apud Othonianos pauidi duces, miles ducibus infensus, mixta uehicula et lixae, et praeruptis utrimque fossis uia quieto quoque agmini angusta. circumsistere alii signa sua, quaerere alii; incertus undique clamor adcurrentium, uocantium: ut cuique audacia uel formido, in primam postremamue aciem prorumpebant aut relabebantur.
que el enemigo estaba a la vista. Se interrumpió la conversación con los tribunos y por eso es difícil decir con certeza si habían tenido en mente una emboscada o una traición o algún plan honroso. [2] Tras despedir a los tribunos, Cécina regresó al campamento y se encontró con que Fabio Valente había dado la señal de combate y que los soldados habían tomado las armas. Mientras las legiones echaban a suertes sus posiciones en la formación de marcha, la caballería salió a galope del campamento. Y fue difícil de creer que solo el valor de la legión Itálica 170 evitara que un número inferior de otonianos los aplastaran contra la empalizada: espada en mano, obligó a regresar a los que huían y a reemprender la lucha. Las líneas de las legiones vitelianas se desplegaron sin miedo, pues, aunque el enemigo estaba cerca, la espesura de la vegetación impedía la visión de las armas. [3] Entre los otonianos los jefes estaban atemorizados y los soldados se mostraban hostiles con sus generales. Carruajes y proveedores171 se confundían con la tropa y la calzada 172, flanqueada por profundas fosas a ambos lados, hubiera resultado estrecha incluso para una columna que avanzara en paz. Unos se agrupaban alrededor de sus estandartes, otros los buscaban. Un confuso griterío de carreras y vocerío lo llenaba todo. Según el valor o el miedo de cada cual, así se lanzaban a la primera línea o se deslizaban hacia la última.
[2,42] Attonitas subito terrore mentis falsum gaudium in languorem uertit, repertis qui desciuisse a Vitellio exercitum ementirentur. is rumor ab exploratoribus Vitellii dispersus, an in ipsa Othonis parte seu dolo seu forte surrexerit, parum compertum. omisso pugnae ardore Othoniani ultro salutauere; et hostili murmure excepti, plerisque suorum ignaris quae causa salutandi, metum proditionis fecere.
42. Una alegría infundada paralizó los ánimos antes atónitos por un pánico repentino, pues ciertos individuos hicieron circular la falsa noticia alegre de que el ejército había abandonado a Vitelio. No se sabe con seguridad si tal rumor fue divulgado por espías vitelianos o se originó entre los mismos partidarios de Otón, ya fuera intencionadamente o por casualidad. Los otonianos perdieron el entusiasmo por luchar y aclamaron espontáneamente a sus enemigos. Acogidos con un murmullo hostil, al desconocer muchos de sus propios compañeros el motivo de las aclamaciones, provocaron el miedo a una traición 173.
170
Se trataba de la legión I Italica, reclutada por Nerón en el 66 o 67; cf. I 64, 3; III 18, 1; 22, 2; 35, 1; ASH, Histories II, pág. 189. 171 Los bagajeros (lixae) eran civiles que acompañaban al ejército para vender comida o alquilar carruajes. Tácito tiene muy mala opinión de ellos; cf. II 87, 1; III 33, 1; IV 20, 2. 172 Era la vía Postumia (Génova-Piacenza-Verona-Aquileya). 173 Sobre la desconfianza de los otonianos en sus oficiales, cf. I 80, 2; II 18, 2; 23, 4; 26, 1; 33, 3; 44, 1; 44, 3.
[2] tum incubuit hostium acies, integris ordinibus, robore et numero praestantior: Othoniani, quamquam dispersi, pauciores, fessi, proelium tamen acriter sumpsere. et per locos arboribus ac uineis impeditos non una pugnae facies: comminus eminus, cateruis et cuneis concurrebant. in aggere uiae conlato gradu corporibus et umbonibus niti, omisso pilorum iactu gladiis et securibus galeas loricasque perrumpere: noscentes inter se, ceteris conspicui, in euentum totius belli certabant.
[2] En ese momento, cayó sobre ellos la formación enemiga con sus filas completas, superior en fuerza y número. Los otonianos, aunque eran inferiores y estaban dispersos y cansados, entraron en acción con fiereza. La lucha, entablada en lugares intransitables a causa de los árboles y los viñedos, no presentaba una sola cara. Se enfrentaban de cerca y de lejos, en grupos y en forma de cuña 174. En la parte alta de la calzada luchaban hombro con hombro empujando con sus cuerpos y escudos. Y, tras renunciar al lanzamiento de jabalinas, con sus espadas y hachas rompían cascos y corazas. Reconociéndose entre ellos y a la vista de sus compañeros, combatían por decidir del todo la guerra.
[2,43] Forte inter Padum uiamque patenti campo duae legiones congressae sunt, pro Vitellio unaetuicensima, cui cognomen Rapaci, uetere gloria insignis, e parte Othonis prima Adiutrix, non ante in aciem deducta, sed ferox et noui decoris auida. primani stratis unaetuicensimanorum principiis aquilam abstulere; quo dolore accensa legio et impulit rursus primanos, interfecto Orfidio Benigno legato, et plurima signa uexillaque ex hostibus rapuit. [2] a parte alia propulsa quintanorum impetu tertia decima legio, circumuenti plurium adcursu quartadecimani. et ducibus Othonis iam pridem profugis Caecina ac Valens subsidiis suos firmabant. accessit recens auxilium, Varus Alfenus cum Batauis, fusa gladiatorum manu, quam nauibus transuectam obpositae cohortes in ipso flumine trucidauerant: ita uictores latus hostium inuecti.
43. Sucedió que dos legiones se enfrentaron en campo abierto entre el Po y la calzada. Fueron la XXI por el lado de Vitelio, apodada Rapax 175, famosa por sus antiguas hazañas, y por el lado de Otón la I, Adiutrix 176, que no había entrado antes en combate, pero que era aguerrida y estaba ansiosa de alcanzar sus primeras distinciones. Los de la I destrozaron la vanguardia de los de la XXI y les arrebataron el águila 177. La legión, enardecida por tal humillación, cargó de nuevo contra los de la I, mató a su comandante Orfidio Benigno y se apoderó de numerosas enseñas y estandartes del enemigo. [2] En otra parte del campo la V hizo retroceder a la legión XIII 178, mientras la XIV quedó acorralada por el ataque de un contingente más numeroso. Y con los jefes de Otón ya huidos hacía tiempo, Cécina y Valente reforzaban a los suyos con tropas de refresco. Se añadió una ayuda de última hora, cuando llegó Alfeno Varo con los batavos. Habían destrozado a una tropa de gladiadores que atravesaron el Po en sus naves y a la que las cohortes de la orilla opuesta aplastaron en el mismo río. Después de tal éxito se lanzaron contra el flanco del enemigo.
174
Cf. VEGECIO, Compendio de técnica militar III 19. Significa «Arrebatadora», porque arrasaba con todo lo que se le ponía a mano; cf. I 52; 61, 2; 67, 1. Pero la realidad es que sus legionarios ya eran muy veteranos; cf. PLUTARCO, Otón XII 5. 176 O «Auxiliadora»; cf. II 11, 2. 177 El águila, el animal asociado con Júpiter, era el símbolo de la legión; cf. BASSOLS, Tácito II, pág. 70; ASH, Histories II, pág. 193. 178 Se trataba de la legión V Alaudae con base en Vetera (Xanten), la XIII Gemina y la XIV Gemina; cf. ASH, Histories II, págs. 193-194. 175
[2,44] Et media acie perrupta fugere passim Othoniani, Bedriacum petentes. immensum id spatium, obstructae strage corporum uiae, quo plus caedis fuit; neque enim ciuilibus bellis capti in praedam uertuntur. Suetonius Paulinus et Licinius Proculus diuersis itineribus castra uitauere. Vedium Aquilam tertiae decimae legionis legatum irae militum inconsultus pauor obtulit. multo adhuc die uallum ingressus clamore seditiosorum et fugacium circumstrepitur; non probris, non manibus abstinent; desertorem proditoremque increpant, nullo proprio crimine eius sed more uulgi suum quisque flagitium aliis obiectantes. [2] Titianum et Celsum nox iuuit, dispositis iam excubiis conpressisque militibus, quos Annius Gallus consilio precibus auctoritate flexerat, ne super cladem aduersae pugnae suismet ipsi caedibus saeuirent: siue finis bello uenisset seu resumere arma mallent, unicum uictis in consensu leuamentum. [3] ceteris fractus animus: praetorianus miles non uirtute se sed proditione uictum fremebat: ne Vitellianis quidem incruentam fuisse uictoriam, pulso equite, rapta legionis aquila; superesse cum ipso Othone militum quod trans Padum fuerit, uenire Moesicas legiones, magnam exercitus partem Bedriaci remansisse: hos certe nondum uictos et, si ita ferret, honestius in acie perituros. his cogitationibus truces aut pauidi extrema desperatione ad iram saepius quam in formidinem stimulabantur.
44. Roto el centro de la formación, los otonianos huyeron en desbandada en dirección a Bedriaco 179. La distancia era enorme y las calzadas estaban atascadas por montones de cadáveres, con lo que se aumentaba más la matanza. Y es que en las guerras civiles los prisioneros no se convierten en botín. Suetonio Paulino y Licinio Próculo sortearon el campamento por rutas diferentes. Un miedo sin control expuso a Vedio Áquila, comandante de la legión XIII 180, a la ira de los soldados. Al cruzar la empalizada siendo todavía muy de día, fue rodeado entre el griterío de sediciosos y desertores. No se privaron de insultarle ni de golpearle con las manos. Le acusaron de desertor y traidor, no porque tuvieran alguna acusación contra él, sino porque es costumbre del populacho achacar a los demás su propia conducta infamante. [2] La noche protegió a Ticiano y Celso 181, cuando ya estaban organizadas las guardias y los soldados estaban bajo control. Annio Galo 182 con sus consejos, ruegos y autoridad los había convencido para que al desastre de una derrota no sumaran con su crueldad más muertes de los suyos. Tanto si se había llegado al final de la guerra como si preferían volver a tomar las armas, el único consuelo de los vencidos estaba en la concordia. [3] Los demás estaban desmoralizados, pero los pretorianos clamaban con ira que no habían sido vencidos por el valor, sino por la traición. Incluso los vitelianos añadían que no habían conseguido una victoria sin sangre, pues su caballería había sido derrotada y se había arrebatado el águila de una legión 183. Quedaban junto al mismo Otón los soldados que había al otro lado del Po, las legiones de Mesia estaban de camino y gran parte del ejército permanecía en Bedriaco. Estos, desde luego, no habían sido derrotados y, si fuera el caso, caerían con más honra en el campo de batalla. Amargados o aterrados por tales pensamientos, su extrema desesperación los arrastraba más al resentimiento que al miedo.
[2,45] At Vitellianus exercitus ad quintum a Bedriaco lapidem consedit, non ausis ducibus eadem die obpugnationem
45. Con todo, el ejército viteliano se asentó a cinco millas de Bedriaco, sin que sus jefes se atrevieran a asaltar el campamento el mismo día, pues muy pronto se
179
Cf. HEUBNER, Historien II, págs. 175-178. La legión XIII Gemina; cf. III 7, 1; 11, 4 181 Cf. PLUTARCO, Otón XIII 3-11. 182 Cf. II 11, 2. 183 El águila de la legión XXI Rapax; cf. 43, 1. 180
castrorum; simul uoluntaria deditio sperabatur: sed expeditis et tantum ad proelium egressis munimentum fuere arma et uictoria. [2] postera die haud ambigua Othoniani exercitus uoluntate et qui ferociores fuerant ad paenitentiam inclinantibus missa legatio; nec apud duces Vitellianos dubitatum quo minus pacem concederent. [3] legati paulisper retenti: ea res haesitationem attulit ignaris adhuc an impetrassent. mox remissa legatione patuit uallum. tum uicti uictoresque in lacrimas effusi, sortem ciuilium armorum misera laetitia detestantes; isdem tentoriis alii fratrum, alii propinquorum uulnera fouebant: spes et praemia in ambiguo, certa funera et luctus, nec quisquam adeo mali expers ut non aliquam mortem maereret. requisitum Orfidii legati corpus honore solito crematur; paucos necessarii ipsorum sepeliuere, ceterum uulgus super humum relictum.
esperaba una rendición voluntaria. A los vitelianos, que habían salido con equipo ligero y con la mira puesta solo en el combate, le sirvieron de protección sus armas y la victoria 184. [2] Al día siguiente, puesto que no cabía duda sobre la voluntad del ejército otoniano y hasta los más fanáticos se inclinaban por la claudicación, se envió una embajada. Los jefes vitelianos no dudaron en conceder la paz. Se retuvo a los emisarios durante un tiempo, lo que provocó dudas, pues ignoraban si habían conseguido su objetivo o no. [3] Luego, tras el regreso de la embajada, se abrió la empalizada. Entonces vencedores y vencidos se deshicieron en lágrimas maldiciendo con melancólica alegría la desgracia de las guerras civiles 185. En las mismas tiendas unos curaban las heridas de sus hermanos, otros las de sus parientes. Sus esperanzas y recompensas quedaban en suspenso, solo la muerte y el dolor eran seguros. Nadie estaba tan libre de desgracia como para no tuviera que llorar alguna muerte. Se buscó el cuerpo del comandante Orfidio, a quien se incineró con los honores acostumbrados. A unos pocos los enterraron sus allegados y el resto de aquella multitud quedó abandonado sobre la tierra.
El suicidio de Otón 186 [2,46] Opperiebatur Otho nuntium pugnae nequaquam trepidus et consilii certus. maesta primum fama, dein profugi e proelio perditas res patefaciunt. non expectauit militum ardor uocem imperatoris; bonum haberet animum iubebant: superesse adhuc nouas uiris, et ipsos extrema passuros ausurosque. neque erat adulatio: ire in aciem, excitare partium fortunam furore quodam et instinctu flagrabant. [2] qui procul adstiterant, tendere manus, et proximi prensare genua, promptissimo Plotio Firmo. is praetorii praefectus identidem 184
46. Otón aguardaba noticias del combate sin temor alguno y seguro de sus decisiones. Primero llegaron unos rumores pesimistas, después fugitivos del campo de batalla le revelaron que la situación estaba perdida. El ardor de los soldados no esperó a oír al emperador. Le animaban a no perder la moral señalando que todavía quedaban fuerzas de refresco y que ellos mismos estaban dispuestos a arriesgarse o morir. Y no se trataba de una adulación. Ardían en una especie de loco entusiasmo por entrar en combate y dar la vuelta a la suerte de los suyos. [2] Los que estaban lejos, tendían sus manos y los cercanos se agarraban a sus rodillas, siendo el más decidido Plocio Firmo 187. Como prefecto del pretorio le suplicaba una y otra vez que no
Ejemplo de silepsis, pues se pasa de lo físico (armas) a lo abstracto (victoria); cf. ASH, Histories II, pág. 198. Cf. CÉSAR, Guerra civil I 74; LUCANO, IV 168-205; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 193. 186 El suicidio de Otón tuvo lugar en la mañana del 16 de abril del 69; cf. PLUTARCO, Otón 15-17; SUETONIO, Otón IX 3XII 2; DIÓN CASIO, LXIV 11-15; HEUBNER, Historien II, págs. 181-190; ASH, Histories II, págs. 199-200; cf. B. F. HARRIS, «Tacitus on the death of Otho», Class. Journal 58 (1962), 73-77: P. SCHUNK, «Studien zur Darstellung des Endes von Galba, Otho und Vitellius in den Historien des Tacitus», Symb. Osloenses 39 (1964), 38-82: R. EDWARDS, «Devotio, Disease, and Remedia in the Histories», PAGÁN, ed., A Companion to Tacitus, págs. 237-259. 187 Cf. I 46, 1: 82, 2. 185
orabat ne fidissimum exercitum, ne optime meritos milites desereret: maiore animo tolerari aduersa quam relinqui; fortis et strenuos etiam contra fortunam insistere spei, timidos et ignauos ad desperationem formidine properare. [3] quas inter uoces ut flexerat uultum aut indurauerat Otho, clamor et gemitus. nec praetoriani tantum, proprius Othonis miles, sed praemissi e Moesia eandem obstinationem aduentantis exercitus, legiones Aquileiam ingressas nuntiabant, ut nemo dubitet potuisse renouari bellum atrox, lugubre, incertum uictis et uictoribus.
abandonara al más leal de los ejércitos ni a aquellos soldados que habían prestado extraordinarios servicios. Era más noble, decía, soportar la adversidad que eludirla: los hombres valientes y enérgicos mantienen la esperanza incluso con la suerte en contra, los débiles y cobardes se sumen en la desesperación a causa del miedo. [3] En la medida en que la expresión de Otón se relajaba o se crispaba en medio de este discurso, se producían clamores o gemidos. Y no solo los pretorianos, la guardia personal de Otón, sino también los enviados desde Mesia informaban de igual determinación del ejército que estaba en camino y de que las legiones 188 habían entrado en Aquileya. Así que nadie podría dudar de que se habría podido reanudar aquella guerra atroz, luctuosa e incierta tanto para los vencedores como para los vencidos.
[2,47] Ipse auersus a consiliis belli 'hunc' inquit 'animum, hanc uirtutem uestram ultra periculis obicere nimis grande uitae meae pretium puto. quanto plus spei ostenditis, si uiuere placeret, tanto pulchrior mors erit. experti in uicem sumus ego ac fortuna. nec tempus conputaueritis: difficilius est temperare felicitati qua te non putes diu usurum. [2] ciuile bellum a Vitellio coepit, et ut de principatu certaremus armis initium illic fuit: ne plus quam semel certemus penes me exemplum erit; hinc Othonem posteritas aestimet. fruetur Vitellius fratre, coniuge, liberis: mihi non ultione neque solaciis opus est. alii diutius imperium tenuerint, nemo tam fortiter reliquerit. [3] an ego tantum Romanae pubis, tot egregios exercitus sterni rursus et rei publicae eripi patiar? eat hic mecum animus, tamquam perituri pro me fueritis, set este superstites. nec diu moremur, ego incolumitatem uestram, uos constantiam
47. Otón, abandonando los planes de guerra, dijo 189: «Exponer esta moral y valor vuestros a más peligros me parece un precio demasiado alto por mi vida. Cuanta más esperanza me deis, si decidiera vivir, más hermosa será mi muerte. La Fortuna y yo nos hemos probado mutuamente. Y no os pongáis a medir la duración de mi principado. Es más difícil practicar la moderación en la felicidad, si piensas que no la disfrutarás durante mucho tiempo. [2] Vitelio inició la guerra civil y ahí reside la responsabilidad de que lucháramos con las armas por el principado. Y, para que no luchemos más de una vez, yo daré ejemplo, y que a partir de ahí la posteridad juzgue a Otón. Que disfrute Vitelio de su hermano, esposa e hijos 190. Yo no necesito ni venganza ni consuelo. Habrá otros que ostenten el imperio durante más tiempo, pero nadie lo ha abandonado con tanta valentía. [3] ¿Es que voy yo a permitir que toda esta juventud romana, que ejércitos tan excelentes sean pisoteados de nuevo y supongan una pérdida para el Estado? Que me acompañe esta lealtad vuestra, como si hubierais de morir por mí, pero sobrevividme. Y no retrasemos por más tiempo yo vuestra salvación y vosotros mi entereza. Hablar mucho de la muerte es
188
Probablemente las legiones VII Galbiana y XI Claudia Pia Fidelis; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 193-194. Cf. PLUTARCO, Otón XV 4-8; DIÓN CASIO, LXIV 13; Los mismos tópicos y consejos se encuentran en los discursos anteriores de Otón (I 21, 37-38, 83-84); cf. E. KEITEL, «Otho’s exhortations in Tacitus’ Histories», Greece and Rome 34 (1987), 73-82. 190 El hermano era Lucio Vitelio; cf. I 88, 1; PLUTARCO, Otón V 2. Tácito debe de referirse a la segunda esposa de Vitelio. Galeria Fundana (cf. SUETONIO, Vitelio VI), de la que tuvo dos hijos; cf. ASH, Histories II, págs. 205-206. 189
meam. plura de extremis loqui pars ignauiae est. praecipuum destinationis meae documentum habete quod de nemine queror; nam incusare deos uel homines eius est qui uiuere uelit.'
señal de cobardía. Aquí tenéis la prueba fundamental de mi decisión irrevocable: no quejarme de nadie, pues culpar a los dioses o a los hombres es propio del que quiere seguir con vida».
[2,48] Talia locutus, ut cuique aetas aut dignitas, comiter appellatos, irent propere neu remanendo iram uictoris asperarent, iuuenes auctoritate, senes precibus mouebat, placidus ore, intrepidus uerbis, intempestiuas suorum lacrimas coercens. dari nauis ac uehicula abeuntibus iubet; libellos epistulasque studio erga se aut in Vitellium contumeliis insignis abolet; pecunias distribuit parce nec ut periturus. [2] mox Saluium Cocceianum, fratris filium, prima iuuenta, trepidum et maerentem ultro solatus est, laudando pietatem eius, castigando formidinem: an Vitellium tam inmitis animi fore ut pro incolumi tota domo ne hanc quidem sibi gratiam redderet? mereri se festinato exitu clementiam uictoris; non enim ultima desperatione sed poscente proelium exercitu remisisse rei publicae nouissimum casum. satis sibi nominis, satis posteris suis nobilitatis quaesitum. post Iulios Claudios Seruios se primum in familiam nouam imperium intulisse: proinde erecto animo capesseret uitam, neu patruum sibi Othonem fuisse aut obliuisceretur umquam aut nimium meminisset.
48. Tras pronunciar estas palabras, convocó afablemente 191 a sus hombres según la edad y el rango de cada cual. Les instaba a que se marcharan pronto y no provocaran la ira del vencedor con retrasos. A los jóvenes los convencía con su autoridad, a los mayores con súplicas, conteniendo las lágrimas inoportunas de los suyos con su rostro apacible y sus palabras sin miedo. Mandó disponer naves y vehículos para la partida. Destruyó los documentos y cartas destacadas por el apoyo hacia él o por los insultos hacia Vitelio. Repartió dinero en poca cantidad y no como el que va a enfrentarse a la muerte 192. [2] Después a Salvio Coceyano 193, hijo de su hermano, muy joven, tembloroso y lloroso, lo consoló sin más alabándole su cariño y reprochándole su miedo: ¿iba a ser Vitelio tan cruel como para no concederle siquiera este favor a cambio de la inmunidad de toda su familia? Al precipitar su final se ganaba la clemencia del vencedor, pues había ahorrado a la patria un último desastre, y no en un momento de desesperación final, sino cuando el ejército exigía entablar batalla. Había ganado suficiente renombre para él mismo y suficiente nobleza para su descendencia. Después de los Julios, los Claudios y los Servios 194 él era el primero en introducir el imperio en una nueva familia. Por ello el joven debía enfrentarse a la vida con la cabeza alta sin olvidar nunca que Otón había sido su tío, pero sin recordarlo tampoco demasiado.
[2,49] Post quae dimotis omnibus paulum requieuit. atque illum supremas iam curas
49. Después de esto, despidió a todos y descansó un rato. Y, cuando ya daba vueltas en su mente a sus
191
Es el tratamiento amigable del buen príncipe hacia los inferiores; cf. A. WALLACE-HADRILL, «Civilis princeps: betw een citizen and king», Journ. Rom. Stud. 72 (1982), 32-48. 192 Cf. PLUTARCO, Otón XVII 2; SUETONIO, Otón X 2; B. F. HARRIS, «Tacitus on the Death of Otho», Class. Journal 58 (1962), 73-77; M. G. SCHMIDT, «Othos letztes Geldgeschenk», Philologus 139 (1995), 163-166. 193 Domiciano ordenó su muerte por celebrar el cumpleaños de su tío; cf. SUETONIO, Domiciano X 3; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 212; ASH, Histories II, pág. 208. 194 Servius era el praenomen de Galba, que cambió a Lucius hasta que llegó a ser emperador; cf. SUETΟΝΙΟ, Galba IV 1; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 213.
animo uolutantem repens tumultus auertit, nuntiata consternatione ac licentia militum; namque abeuntibus exitium minitabantur, atrocissima in Verginium ui, quem clausa domo obsidebant. increpitis seditionis auctoribus regressus uacauit abeuntium adloquiis, donec omnes inuiolati digrederentur. uesperascente die sitim haustu gelidae aquae sedauit. [2] tum adlatis pugionibus duobus, cum utrumque pertemptasset, alterum capiti subdidit. et explorato iam profectos amicos, noctem quietam, utque adfirmatur, non insomnem egit: luce prima in ferrum pectore incubuit. [3] ad morientis ingressi liberti gemitum seruique et Plotius Firmus praetorii praefectus unum uulnus inuenere. funus maturatum; ambitiosis id precibus petierat ne amputaretur caput ludibrio futurum. tulere corpus praetoriae cohortes cum laudibus et lacrimis, uulnus manusque eius exosculantes. quidam militum iuxta rogum interfecere se, non noxa neque ob metum, sed aemulatione decoris et caritate principis. ac postea promisce Bedriaci, Placentiae aliisque in castris celebratum id genus mortis. Othoni sepulchrum extructum est modicum et mansurum. hunc uitae finem habuit septimo et tricensimo aetatis anno.
últimas disposiciones, le distrajo un repentino alboroto. Le informan de la desesperación y el descontrol de los soldados. En efecto, amenazaban de muerte a los que pretendían marcharse, y con el mayor ensañamiento contra Verginio 195, a quien retenían encerrado en una casa. Tras increpar a los autores de la insubordinación, regresó a su cuartel y habló con los que partían, hasta que todos pudieron marcharse sanos y salvos. Al caer la tarde, sació su sed con un trago de agua fría. [2] Luego le trajeron dos puñales y, tras probarlos, colocó uno debajo de su almohada 196. Después, una vez que se aseguró de que sus amigos se habían marchado, pasó una noche tranquila y, según cuentan, no en vela. A la primera luz del día recostó el pecho contra el hierro 197. [3] Ante los gemidos del moribundo entraron sus libertos y esclavos con el prefecto del pretorio Plocio Firmo, quienes encontraron una sola herida 198. El funeral se celebró a toda prisa. Eso es lo que había pedido con ruegos insistentes, para que no se cortara su cabeza y sirviera de escarnio 199. Llevaron su cuerpo las cohortes pretorianas besando sus heridas y sus manos entre lágrimas y loas. Algunos soldados se suicidaron junto a la pira 200, no porque tuvieran un sentimiento de culpa o por miedo, sino por afecto al príncipe y por imitar su gloria. Después en todas partes, en Bedriaco, Placencia y en otros campamentos, se repitió esta clase de muerte. A Otón se le levantó un sepulcro modesto, pero destinado a perdurar. Tal fue el final de su vida a los 36 años de edad 201.
[2,50] Origo illi e municipio Ferentio, pater consularis, auus praetorius; maternum
50. Otón era originario del municipio de Ferento 202, su padre había sido cónsul y su abuelo pretor 203. Su linaje
195
Verginio Rufo nació en Mcdiolanum (Milán) en el año 14. Fue cónsul en el año 63 (Anales XV 23, 1) y gobernador de Germania Superior en el 67. Venció a Víndice en Vesontio el año 68 y llegó a ser cónsul por tercera vez a la edad de 83 años en el 97; cf. ASH, Histories II, págs. 210-211. 196 Cf. SUETONIO, Domiciano XVII 2; HEUBNER, Historien II, págs. 198-199. 197 Cf. SUETONIO, Otón XI 2; MARCIAL, VI 32, 5-6. 198 Señal de la valentía de Otón. 199 Como sucedió en los casos de Galba, Pisón y Vinio; cf. I 44, 2; 47, 2; 49, 1; PLUTARCO, Galba XXVIII 2-3; SUETONIO, Galba XX 2. 200 Cf. PLUTARCO, Otón XVII 10; SUETONIO, Otón XII 2; DIÓN CASIO, LXIV 15; J. C. RICHARD, «Les aspects militaires des funérailles impériales», Mémoire de l’École Française de Rome 78 (1966), 313-25; ASH, Histories II, pág. 213. 201 Otón, que había nacido el 28 de abril del año 32, se suicidó en la mañana del 17 de abril del 69. Contaba con 36 años de edad; cf. PLUTARCO, Otón XVIII 3; SUETONIO, Otón XI 2; DIÓN CASIO, LXIV 15. 202 Era una ciudad etrusca situada a unas cuarenta millas al norte de Roma. Sobre los obituarios, cf. I 48, 1.
genus impar nec tamen indecorum. pueritia ac iuuenta, qualem monstrauimus. duobus facinoribus, altero flagitiosissimo, altero egregio, tantundem apud posteros meruit bonae famae quantum malae. [2] ut conquirere fabulosa et fictis oblectare legentium animos procul grauitate coepti operis crediderim, ita uulgatis traditisque demere fidem non ausim. die, quo Bedriaci certabatur, auem inuisitata specie apud Regium Lepidum celebri luco consedisse incolae memorant, nec deinde coetu hominum aut circumuolitantium alitum territam pulsamue, donec Otho se ipse interficeret; tum ablatam ex oculis: et tempora reputantibus initium finemque miraculi cum Othonis exitu competisse.
materno era modesto, pero no sin dignidad 204. Su infancia y juventud transcurrió como he referido antes 205. Por dos hechos, uno muy cobarde y otro heroico, ha merecido de la posteridad tanto mala como buena fama 206. [2] Aunque creo que recurrir a leyendas y divertir a los lectores con cuentos está lejos de la seriedad de la obra que he emprendido 207, no obstante, no me atrevería yo a desmentir lo transmitido y divulgado. El día en que se luchaba en Bedriaco los campesinos recuerdan que un pájaro de una especie nunca vista se había posado en un bosquecillo muy concurrido junto a Regio Lépido 208 y que después, ante la afluencia de gente y de aves que revoloteaban alrededor, no se asustó ni se marchó hasta que Otón se suicidó. Entonces, sigue la historia, desapareció de la vista y, según los cálculos del tiempo, el comienzo y el final del prodigio coincidieron con el final de la vida de Otón209.
[2,51] In funere eius nouata luctu ac dolore militum seditio, nec erat qui coerceret. ad Verginium uersi, modo ut reciperet imperium, nunc ut legatione apud Caecinam ac Valentem fungeretur, minitantes orabant: Verginius per auersam domus partem furtim digressus inrumpentis frustratus est. earum quae Brixelli egerant cohortium preces Rubrius
51. En su funeral el dolor y la tristeza de los soldados reavivaron la sedición, y no había nadie para controlarlo. Se volvieron hacia Verginio y entre amenazas le rogaban o que aceptara el imperio o que presidiera una delegación ante Cécina y Valente 210. Verginio salió furtivamente por la parte de atrás de la casa frustrando el intento de los que irrumpían en ella. Rubrio Galo 211 trasladó los ruegos de las cohortes estacionadas en Brixelo 212, que obtuvieron el perdón de
203
Su padre L. Salvio Otón fue procónsul de África y Dalmacia. Su abuelo, M. Salvio Otón, era de clase ecuestre; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 214; ASH, Histories II, pág. 214. 204 Su madre era Albia Terencia; cf. SUETONIO, Otón I 3. 205 Cf. I 13, 3. 206 Tácito se refiere al asesinato de Galba y al propio suicidio, cometidos por Otón. 207 Sin embargo. Tácito entretiene con las historias del ave Fénix en Egipto (Anales VI 28) o las serpientes que custodiaban a Nerón niño (Anales XI 11, 3). 208 La ciudad, fundada por Emilio Lépido en el año 187 a. C., estaba situada a veinticuatro millas al sur de Bedriaco en la vía Emilia. Sobre el augurio, cf. M. G. MORGAN, «TWO omens in Tacitus’s Histories (2.50.2 and 1.62.2-3)», Rhein. Museum 136 (1993), 321-329. 209 El ave apareció el 14 de abril, día de la batalla, y desapareció el 17, fecha del suicidio de Otón; cf. DIÓN CASIO, LXIV 10, 3; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 199. 210 Sobre Alieno Cécina, cf. I 52, 3; de Fabio Valente, cf. I 7, 1. 211 Rubrio Galo, hombre hábil y escurridizo, llegó a ser gobernador de Mesia en el año 70. Estuvo entre los íntimos de Vespasiano y Domiciano. JUVENAL (IV 105) no lo deja bien parado: «Y con no mejor cara, aunque plebeyo, iba Rubrio, reo de una ofensa antigua y nefanda, y pese a todo más indecente que un maricón que escribiera sátiras» (trad. de F. Socas, Juvenal, Sátiras, Madrid. 1996, pág. 121); sedujo, al parecer del escoliasta, a Domicia niña, futura esposa de Domiciano; cf. Ε. COURTNEY, A commentary on the Satires of Juvenal, Londres, 1980, pág. 220. 212 Cf. II 33, 3.
Gallus tulit, et uenia statim impetrata, concedentibus ad uictorem per Flauium Sabinum iis copiis quibus praefuerat.
inmediato, mientras que Flavio Sabino 213 concertó la rendición de las tropas que estaban bajo su mando.
Reacción del Senado y el pueblo 214 [2,52] Posito ubique bello magna pars senatus extremum discrimen adiit, profecta cum Othone ab urbe, dein Mutinae relicta. illuc aduerso de proelio adlatum: sed milites ut falsum rumorem aspernantes, quod infensum Othoni senatum arbitrabantur, custodire sermones, uultum habitumque trahere in deterius; conuiciis postremo ac probris causam et initium caedis quaerebant, cum alius insuper metus senatoribus instaret, ne praeualidis iam Vitellii partibus cunctanter excepisse uictoriam crederentur. [2] ita trepidi et utrimque anxii coeunt, nemo priuatim expedito consilio, inter multos societate culpae tutior. onerabat pauentium curas ordo Mutinensis arma et pecuniam offerendo, appellabatque patres conscriptos intempestiuo honore.
52. Aunque habían finalizado las hostilidades en todos sitios, una gran parte del Senado corrió un gravísimo peligro, pues había salido de Roma 215 acompañando a Otón y se había quedado después en Mútina 216. Hasta allí llegaron las noticias de la derrota, pero los soldados pensaron que eran falsas y se negaban a creerlas. Y, dado que pensaban que el Senado era enemigo de Otón, espiaban sus conversaciones e interpretaban en el peor sentido sus expresiones y comportamientos. Finalmente, con insultos y provocaciones buscaban un pretexto inicial para una matanza. Además de este, otro peligro acuciaba a los senadores: que, ahora que el bando de Vitelio era muy poderoso, se diera la impresión de que habían acogido su victoria sin entusiasmo. [2] Así que se reunieron con miedo y angustia por partida doble. Nadie se atrevió a tomar una iniciativa personal, pues era más seguro si la culpa era compartida por muchos. Las preocupaciones de los senadores aterrados se veían agravadas por los mandatarios de Mútina, que ofrecían armas y dinero y se dirigían a ellos con el tratamiento desusado 217 de «Padres conscriptos».
[2,53] Notabile iurgium fuit quo Licinius Caecina Marcellum Eprium ut ambigua disserentem inuasit. nec ceteri sententias aperiebant: sed inuisum memoria delationum expositumque ad inuidiam Marcelli nomen inritauerat Caecinam, ut
53. A continuación se produjo un altercado digno de mención, en el que Licinio Cécina denunció a Eprio Marcelo 218 por su discurso ambiguo 219. Los demás tampoco revelaban sus intenciones, pero ocurría que el nombre de Marcelo, aborrecido por el recuerdo de sus delaciones y expuesto a los odios, exasperaba a Cécina,
213
Cf. 36, 2. Las tropas eran los gladiadores de Marcio Macro. Cf. HEUBNER, Historien II, págs. 203-205. 215 El 14 de marzo del 69; cf. I 90, 1. 216 Ciudad del norte de Italia, la actual Módena. I 50, 2; II 52, 1; 54, 2. 217 Padres conscriptos era el apelativo que recibía los senadores aludiendo a su origen: «patricios y plebeyos agregados». 218 Licinio Cécina es nombrado por Plinio el Viejo como expretor (Historia natural XX 199). Eprio Marcelo, mejor que Marcelo Eprio, fue cónsul suf f ectus en el año 62 y famoso delator de Trásea Peto (Anales XVI 33, 2). Llegó a ser gobernador de Asia en los años 70-73 en tiempos de Vespasiano; cf. J. N. ADAMS, «Conventions of naming Cicero», Class. Quarterly 28 (1978), 145-166; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 215-216; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 201; ASH, Histories II, pág. 221. 219 Sobre el doble discurso de los políticos, cf. S. BARTSCH, Actors in the audience: theatricality and doublespeak f rom Nero to Hadrian, Cambridge, Masachusetts, 1994, págs. 63-71. 214
nouus adhuc et in senatum nuper adscitus magnis inimicitiis claresceret. moderatione meliorum dirempti. [2] et rediere omnes Bononiam, rursus consiliaturi; simul medio temporis plures nuntii sperabantur. Bononiae, diuisis per itinera qui recentissimum quemque percontarentur, interrogatus Othonis libertus causam digressus habere se suprema eius mandata respondit; ipsum uiuentem quidem relictum, sed sola posteritatis cura et abruptis uitae blandimentis. hinc admiratio et plura interrogandi pudor, atque omnium animi in Vitellium inclinauere.
quien, como hombre todavía sin pasado y elegido hacía poco para el Senado, buscaba lustre enemistándose con personalidades famosas. El asunto se zanjó gracias al buen sentido de los más moderados. [2] Todos regresaron a Bononia 220 con la intención de discutir un poco más sobre la situación. Al mismo tiempo esperaban en el intervalo recabar más información. En Bononia se repartieron por los caminos destacamentos para obtener información de los recién llegados. Preguntaron a un liberto de Otón221 por el motivo de su partida y respondió que esa había sido su última voluntad. Lo había dejado ciertamente con vida, pero preocupado únicamente por la posteridad y desentendido de los placeres de la vida. Esto provocó admiración y cierto pudor por preguntar más, y, lo que es más importante, sus sentimientos se inclinaron por unanimidad hacia Vitelio.
[2,54] Intererat consiliis frater eius L. Vitellius seque iam adulantibus offerebat, cum repente Coenus libertus Neronis atroci mendacio uniuersos perculit, adfirmans superuentu quartae decimae legionis, iunctis a Brixello uiribus, caesos uictores; uersam partium fortunam. causa fingendi fuit ut diplomata Othonis, quae neglegebantur, laetiore nuntio reualescerent. [2] et Coenus quidem raptim in urbem uectus paucos post dies iussu Vitellii poenas luit: senatorum periculum auctum credentibus Othonianis militibus uera esse quae adferebantur. intendebat formidinem quod publici consilii facie discessum Mutina desertaeque partes forent. nec ultra in commune congressi sibi quisque consuluere, donec missae a Fabio Valente epistulae demerent metum. et mors Othonis quo laudabilior eo uelocius audita.
54. Participaba en las deliberaciones su hermano L. Vitelio 222, quien ya cortejaba a los aduladores, cuando de improviso Ceno, liberto de Nerón, dejó consternados a todos con una mentira alarmante, asegurando que con la llegada de la legión XIV 223, a la que se habían unido las fuerzas procedentes de Brixelo, los victoriosos vitelianos habían sido derrotados y se había invertido la suerte de los dos bandos. La razón de la mentira era que los salvoconductos expedidos por Otón, que ya no servían de nada, recobraran su valor ante noticias más favorables. [2] Lo cierto es que Ceno, que consiguió ser llevado rápidamente a Roma, pagó su culpa a los pocos días por orden de Vitelio. Aumentó el peligro de los senadores, porque los soldados otonianos creyeron que eran ciertas las noticias que les llegaban. Aumentaba la alarma de los senadores el hecho de que la partida de Mútina y el abandono del partido de Otón tenían la apariencia de una decisión oficial. Así que ya no volvieron a reunirse más y cada senador cuidó de sí mismo, hasta que un despacho enviado por Fabio Valente acabó con su miedo. Además, la muerte de Otón, cuanto más admiración producía, más rápidamente se divulgaba.
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Bononia, la actual Bolonia, se encuentra a 40 kilómetros de Módena en la vía Emilia. Marcial la llama la culta Bononia (III 59, 1). 221 Tal vez se trataría de Julio Secundo, secretario ab epistulis de Otón; cf. PLUTARCO, Otón IX 3. 222 Cf. I 86, 6; II 47, 2. 223 Era la legión XIV Gemina, especialmente leal a Otón; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 201-202.
[2,55] At Romae nihil trepidationis; Ceriales ludi ex more spectabantur. ut cessisse Othonem et a Flauio Sabino praefecto urbis quod erat in urbe militum sacramento Vitellii adactum certi auctores in theatrum attulerunt, Vitellio plausere; populus cum lauru ac floribus Galbae imagines circum templa tulit, congestis in modum tumuli coronis iuxta lacum Curtii, quem locum Galba moriens sanguine infecerat. in senatu cuncta longis aliorum principatibus composita statim decernuntur; [2] additae erga Germanicum exercitum laudes gratesque et missa legatio quae gaudio fungeretur. recitatae Fabii Valentis epistulae ad consules scriptae haud immoderate: gratior Caecinae modestia fuit quod non scripsisset.
55. En Roma, en cambio, no se produjo sobresalto alguno. Los Juegos en honor de Ceres224 se celebraron como de costumbre. Cuando llegaron al teatro informaciones fiables de que Otón estaba muerto y de que el prefecto de Roma, Flavio Sabino 225, había hecho prestar juramento de lealtad a Vitelio a las tropas que había en la ciudad, se aplaudió a Vitelio. El pueblo, con laureles y flores, paseó por los templos las efigies de Galba, amontonando las coronas en forma de túmulo cerca del lago Curcio 226, lugar que Galba al morir había manchado con su sangre. En el Senado se decretaron de una vez todos los honores acumulados durante los largos reinados de otros emperadores. [2] Se añadieron felicitaciones y agradecimientos para los ejércitos de Germania, enviándose una delegación para transmitir formalmente su alegría. Se leyó una carta de Fabio Valente dirigida a los cónsules 227 en términos moderados, aunque más agradable pareció la moderación de Cécina, que no escribió nada.
[2,56] Ceterum Italia grauius atque atrocius quam bello adflictabatur. dispersi per municipia et colonias Vitelliani spoliare, rapere, ui et stupris polluere: in omne fas nefasque auidi aut uenales non sacro, non profano abstinebant. et fuere qui inimicos suos specie militum interficerent. ipsique milites regionum gnari refertos agros, ditis dominos in praedam aut, si repugnatum foret, ad exitium destinabant, obnoxiis ducibus et prohibere non ausis. [2] minus auaritiae in Caecina, plus ambitionis: Valens ob lucra et quaestus infamis eoque alienae etiam culpae dissimulator. iam pridem attritis Italiae
56. Por lo demás, Italia sufría desgracias más graves y crueles que las de la guerra. Las tropas vitelianas, dispersas por municipios y colonias, saqueaban, robaban y perpetraban tropelías y violaciones. Avaros y venales contra todo lo divino y humano, no reparaban ni en lo sagrado ni en lo profano. Y hubo quienes mataron a sus enemigos personales disfrazados de soldados. Los propios soldados, familiarizados con el terreno, destinaban al saqueo campos repletos de mieses y a sus ricos propietarios, a quienes, si se resistían, daban muerte, mientras sus jefes se sentían comprometidos con sus soldados y no se atrevían a impedirlo. [2] Cécina tenía menos avaricia, pero más deseo de popularidad. Valente, que tenía mala fama por su amor al dinero y rapacidad, era cómplice por ello incluso de los delitos de los demás. Con la situación tan
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Los Ludi Ceriales o Cerealia se celebraban entre el 12 y el 19 de abril; cf. OVIDIO, Fastos IV 393-416, 681-682 y Ε. FANTHAM, Ovid, Fasti, book IV, Cambridge, 1998, págs. 167-173; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 217; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 202-203. 225 Es el hermano mayor de Vespasiano; cf. I, 46, 1; III 65, 2; 75, 1; Κ. GILMARTIN WALLACE, «The Flavii Sabini in Tacitus», Historia 36 (1987), 343-358; ASH, Histories II, pág. 220. 226 Fue el lugar (cf. LIVIO, VII 6, 1-6; NASH, Pictorial Dictionary…, I, págs. 542-544) donde Galba fue asesinado; cf. I 41, 2; SUETONIO, Galba XX 2; PLUTARCO, Galba XXVII 1; BASSOLS, Tácito II, pág. 99. 227 Eran Celio Sabino y Flavio Sabino, sobrino de Vespasiano; cf. ASH, Histories II, pág. 228.
rebus tantum peditum equitumque, uis damnaque et iniuriae aegre tolerabantur.
deteriorada en que se encontraba Italia desde hacía tiempo, difícilmente se podía soportar tal violencia de la infantería y la caballería y tantos daños y actos contra derecho 228.
Marcha de Vitelio hacia Roma 229 [2,57] Interim Vitellius uictoriae suae nescius ut ad integrum bellum reliquas Germanici exercitus uiris trahebat. pauci ueterum militum in hibernis relicti, festinatis per Gallias dilectibus, ut remanentium legionum nomina supplerentur. cura ripae Hordeonio Flacco permissa; ipse e Britannico {exercitu} delecta octo milia sibi adiunxit. [2] et paucorum dierum iter progressus prosperas apud Bedriacum res ac morte Othonis concidisse bellum accepit: uocata contione uirtutem militum laudibus cumulat. postulante exercitu ut libertum suum Asiaticum equestri dignitate donaret, inhonestam adulationem conpescit; dein mobilitate ingenii, quod palam abnuerat, inter secreta conuiuii largitur, honorauitque Asiaticum anulis, foedum mancipium et malis artibus ambitiosum.
57. Entretanto Vitelio, sin saber que había conseguido la victoria, estaba concentrando las restantes fuerzas del ejército de Germania 230 como si se tuviera que ganar la guerra. Dejó en los campamentos de invierno a unos pocos veteranos, intensificó las levas en las Galias hasta completar el cupo de las restantes legiones 231. Había encomendado la vigilancia de la orilla del Rin a Hordeonio Flaco 232, mientras él añadió a los suyos ocho mil soldados escogidos del ejército de Britania 233. [2] Llevaba unos pocos días de marcha, cuando recibió la noticia del éxito de Bedriaco y del final de la guerra con la muerte de Otón. Convocó una asamblea y colmó de elogios el valor de los soldados. El ejército le pidió que obsequiara a su liberto Asiático 234 con la dignidad de caballero, pero él frenó tal degradante adulación. Después, a causa de lo voluble de su carácter, lo que le había negado en público se lo concedió en la intimidad de un banquete y cargó de anillos de caballero 235 a Asiático, un esclavo repulsivo que medraba con malas artes.
[2,58] Isdem diebus accessisse partibus utramque Mauretaniam, interfecto
58. Por las mismas fechas llegaron noticias de que las dos provincias de Mauritania 236 se habían unido al
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El cuadro que pinta Tácito se parece a la actuación de un ejército enemigo en tierra extranjera; cf. ASH, Histories II, pág. 231. 229 Tácito cuenta la marcha de Vitelio a Roma en dos secciones (II 57-73 y 87-89), interrumpiendo la narración con otros acontecimientos digresivos, como un asesinato en Mauritania (58-59, 1), un pretendiente al trono en la Galia (61), la ejecución de Dolabela (63-64) y la huida de un esclavo (72). Otros capítulos que median entre las dos secciones están dedicadas a la proclamación de Vespasiano como emperador (74-86) en Alejandría el 1 de julio. Vitelio se enteró sobre el 20 de abril de su victoria en Andematunnum, adonde llegó sobre el 23 de mayo. Desde allí se encaminó hasta Roma, sin que se sepa la fecha exacta de su llegada, que no pudo ser después del 18 de julio. Cf. HEUBNER, Historien II, págs. 213220; ASH, Histories II, págs. 231-232. 230 Cf. I 61; BASSOLS, Tácito II, pág. 101; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 204. 231 Eran la I Germanica con base en Bonna, la IV Macedonica con sede en Mogontiacum, la XV Primigenia asentada en Vetera y la XVI Gallica destacada en Novaesium; cf. ASH, Histories II, pág. 232. 232 Cf. 19, 1; PLUTARCO, Galba, XVIII 8. 233 Las legiones de Britania eran la II Augusta, la IX Hispana y la XX Valeria. 234 SUETONIO (Vitelio XII) lo considera amante de Vitelio; cf. II 95, 2 y IV 11, 3. 235 Cf. I 13, 1; H. C. NUTTING, «Tacitus, Histories I. 13», Class. Quarterly 22 (1928), 172-175, esp. 174. 236 El emperador Claudio dividió la provincia de Mauritania en dos: la Tingitana al oeste y la Cesariense al este, pero
procuratore Albino, nuntii uenere. Lucceius Albinus a Nerone Mauretaniae Caesariensi praepositus, addita per Galbam Tingitanae prouinciae administratione, haud spernendis uiribus agebat. decem nouem cohortes, quinque alae, ingens Maurorum numerus aderat, per latrocinia et raptus apta bello manus. caeso Galba in Othonem pronus nec Africa contentus Hispaniae angusto freto diremptae imminebat. [2] inde Cluuio Rufo metus, et decimam legionem propinquare litori ut transmissurus iussit; praemissi centuriones qui Maurorum animos Vitellio conciliarent. neque arduum fuit, magna per prouincias Germanici exercitus fama; spargebatur insuper spreto procuratoris uocabulo Albinum insigne regis et Iubae nomen usurpare.
bando de Vitelio tras el asesinato del gobernador Albino. Luceyo Albino 237, puesto por Nerón al frente de la Mauritania Cesariense y a la que Galba le había añadido la administración de la provincia de Tingitania, disponía de fuerzas nada despreciables. Contaba con diecinueve cohortes, cinco regimientos de caballería y un número considerable de moros, una banda apta para la guerra por su experiencia en latrocinios y robos. Con la muerte de Galba, Albino se inclinó por Otón y, no contento con África, amenazaba con invadir Hispania, separada de ella por un angosto estrecho 238. [2] Esto alarmó a Cluvio Rufo 239, quien ordenó a la legión X 240 que se trasladara a la costa dispuesta para una travesía. Se destacaron a unos centuriones para ganarse a los moros para la causa de Vitelio. Y no fue difícil, pues la reputación del ejército de Germania en las provincias era muy buena. Además, se propalaba el rumor de que Albino, despreciando el título de gobernador, había adoptado las insignias de la realeza y el nombre de Juba 241.
[2,59] Ita mutatis animis Asinius Pollio alae praefectus, e fidissimis Albino, et Festus ac Scipio cohortium praefecti opprimuntur: ipse Albinus dum e Tingitana prouincia Caesariensem Mauretaniam petit, adpulsu litoris trucidatus; uxor eius cum se percussoribus obtulisset, simul interfecta est, nihil eorum quae fierent Vitellio anquirente: breui auditu quamuis magna transibat, impar curis grauioribus. [2] Exercitum itinere
59. Así que, cambiadas las voluntades, el comandante de la caballería Asinio Polión, uno de los más leales a Albino, así como Festo y Escipión, comandantes de las cohortes, fueron asesinados. El propio Albino, cuando se dirigía de la provincia Tingitana a la Mauritania Cesariense, fue degollado al saltar a tierra242. Su esposa, que se interpuso a los asesinos, fue matada al mismo tiempo, sin que Vitelio investigara nada de lo sucedido. Por muy importantes que fueran los informes, los despachaba con escasa atención, pues no estaba a la altura de serias responsabilidades. [2] Vitelio ordenó
Galba volvió a unirlas en una sola provincia; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 220; ASH, Histories II, págs. 234-235. 237 Luceyo Albino (PIR1 L 500) había sido gobernador (especialmente corrupto) de Judea y de la Mauritania Cesariense; cf. JOSEFO, La guerra de los judíos II 272-276; Antigüedades XX 199-203; ASH, The Histories, págs. 279-280. 238 El estrecho de Gibraltar. La Bética, una provincia cercana y muy rica en minerales, productos agrícolas y ganaderos, era un lugar atractivo para hacerse fuerte en una guerra civil. 239 Cf. I 8, 1; ASH, Histories II, pág. 236. 240 Era la legión X Gemina. Cluvio Rufo se acordaba de la invasión de Hispania llevada a cabo por Sertorio desde el norte de África en los años 70 a. C.; cf. PLUTARCO, Sertorio XI. 241 Fue rey de Numidia desde el año 25 a. C. hasta el 23 d. C. Introdujo la cultura romana en su reino e hizo prosperar a la capital Cesarea; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 221; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 205; ASH, Histories II, pág. 237. 242 Tácito parece evocar las muertes de Pompeyo al desembarcar en Egipto (cf. LUGANO, VIII 567) y la de Protesilao, primer guerrero muerto al llegar a Troya (cf. CATULO, LXVIII 73-130).
terrestri pergere iubet: ipse Arare flumine deuehitur, nullo principali paratu, sed uetere egestate conspicuus, donec Iunius Blaesus Lugudunensis Galliae rector, genere inlustri, largus animo et par opibus, circumdaret principi ministeria, comitaretur liberaliter, eo ipso ingratus, quamuis odium Vitellius uernilibus blanditiis uelaret. praesto fuere Luguduni uictricium uictarumque partium duces. [3] Valentem et Caecinam pro contione laudatos curuli suae circumposuit. mox uniuersum exercitum occurrere infanti filio iubet, perlatumque et paludamento opertum sinu retinens Germanicum appellauit cinxitque cunctis fortunae principalis insignibus. nimius honos inter secunda rebus aduersis in solacium cessit.
que el ejército continuara por tierra, mientras él viajaba por el río Arar 243, distinguiéndose no por el boato propio de un príncipe, sino por su inveterada cicatería, hasta que el gobernador de la Galia Lugdunense, Junio Bleso 244, hombre de ilustre cuna, de gran generosidad y parejas riquezas, rodeó al príncipe de sirvientes y le asistió con liberalidad. Sin embargo, Vitelio, desagradecido precisamente por esa razón, ocultaba su odio con halagos serviles. En Lugduno 245 lo esperaban los jefes de los bandos vencedor y vencido. [3] Elogió a Valente y Cécina ante la asamblea militar y fueron situados al lado de su silla curul 246. Luego ordenó que todo el ejército saliera a recibir a su hijo pequeño 247. Llevado junto a él y cubierto con la capa de general, lo tomó en sus brazos, lo llamó Germánico y lo rodeó de todas las insignias de la condición imperial 248. Tales honores, excesivos en la prosperidad, se tornaron fatales en la adversidad 249.
[2,60] Tum interfecti centuriones promptissimi Othonianorum, unde praecipua in Vitellium alienatio per Illyricos exercitus; simul ceterae legiones contactu et aduersus Germanicos milites inuidia bellum meditabantur. Suetonium Paulinum ac Licinium Proculum tristi mora squalidos tenuit, donec auditi necessariis magis defensionibus quam honestis uterentur. proditionem ultro imputabant, spatium longi ante proelium itineris, fatigationem Othonianorum, permixtum uehiculis agmen ac pleraque
60. Después, se ejecutó a los centuriones otonianos más destacados, motivo principal por el que se produjo en los ejércitos del Ilírico la hostilidad hacia Vitelio. Al mismo tiempo, las demás legiones 250 estaban pensando ya en la guerra por contagio y resentimiento contra los soldados de Germania. A Suetonio Paulino y a Licinio Próculo 251 Vitelio los hizo esperar miserablemente un tiempo vestidos con ropa mugrienta, hasta que se les concedió audiencia, en la que se defendieron con argumentos más interesados que honrosos. Es más, se declaraban culpables de traición, atribuyendo a engaños suyos la larga marcha antes del combate, la fatiga de los otonianos, la columna de hombres mezclados con
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El actual Saona, afluente del Ródano. Cf. I 59, 2; III 38-39. 245 Vitelio llegó a Lugdunum sobre el 1 de mayo después de recorrer 166 millas desde Andematunnum, la actual Langres; cf. P. FABIA, «Vitellius à Lyon», Revue d’Histoire de Lyon 2 (1903), 89-105; MURISON, Galba, Otho and Vitellius…, pág. 154. 246 La silla curul, símbolo del poder del Estado, era usada por los magistrados superiores (cónsul, pretor y edil curul); léase a O. WANSCHER, Sella curulis, Copenhague, 1960. 247 Su hijo tenía entonces 6 años, ejecutado más tarde por Muciano (IV 80, 1); cf. M. G. MORGAN, «An heir of tragedy: Tacitus Histories 2.59.3», Class. Philology 86 (1991), 138-143. 248 Las insignias imperiales eran la silla curul (sella curulis), el manto de general (paludamentum), la corona de laurel, el anillo imperial y el puñal (pugio), símbolo del poder sobre la vida y muerte de los ciudadanos; cf. S. WEINSTOCK, Divus Iulius, Oxford, 1971, págs. 270-276. 249 El hijo de Vitelio fue asesinado por orden de Vespasiano un año después; cf. IV 80, 1. 250 Serían las siguientes: XIV Gemina en Damacia, XIII Gemina en Panonia, VII Galbiana en Panonia y XI Claudia en Dalmacia; cf. ASH, Histories II, pág. 241. 251 Sobre Suetonio Paulino, cf. II 23, 4, y sobre Licinio Próculo, cf. II 33, 1. 244
fortuita fraudi suae adsignantes. [2] et Vitellius credidit de perfidia et fidem absoluit. Saluius Titianus Othonis frater nullum discrimen adiit, pietate et ignauia excusatus. Mario Celso consulatus seruatur: sed creditum fama obiectumque mox in senatu Caecilio Simplici, quod eum honorem pecunia mercari, nec sine exitio Celsi, uoluisset: restitit Vitellius deditque postea consulatum Simplici innoxium et inemptum. Trachalum aduersus criminantis Galeria uxor Vitellii protexit.
carruajes y otras circunstancias accidentales. [2] Vitelio no solo creyó lo de su traición, sino que incluso los absolvió de la acusación de lealtad hacia Otón. Salvio Ticiano 252, hermano de Otón, no corrió peligro alguno, pues se le disculpó por el cariño que profesaba a su hermano y por su cobardía. Mario Celso 253 conservó el consulado. Sin embargo, se creyó el rumor e incluso después se le echó en cara en el Senado a Cecilio Símplice 254 el hecho de que había querido comprar ese cargo a cambio de dinero, tramando incluso la muerte de Celso. A ello se opuso Vitelio, quien después concedió a Símplice un consulado sin costarle ni daño ni gasto. Galeria 255, esposa de Vitelio, protegió a Tracalo 256 de sus acusadores.
[2,61] Inter magnorum uirorum discrimina, pudendum dictu, Mariccus quidam, e plebe Boiorum, inserere sese fortunae et prouocare arma Romana simulatione numinum ausus est. iamque adsertor Galliarum et deus (nam id sibi indiderat) concitis octo milibus hominum proximos Aeduorum pagos trahebat, cum grauissima ciuitas electa iuuentute, adiectis a Vitellio cohortibus, fanaticam multitudinem disiecit. captus in eo proelio Mariccus; ac mox feris obiectus quia non laniabatur, stolidum uulgus inuiolabilem credebat, donec spectante Vitellio interfectus est.
61. Cuando grandes hombres ponían en peligro sus vidas, un tal Marico (vergüenza da decirlo), un plebeyo de la tribu de los boyos 257, se atrevió a probar fortuna y a desafiar al poder armado de Roma simulando que tenía poderes divinos. Este libertador de las Galias y este dios (que tal era el nombre que se había dado) ya había reunido una fuerza de ocho mil hombres y había arrastrado a las aldeas cercanas de los eduos, cuando la ciudad, muy responsable 258, con jóvenes escogidos y con las cohortes que añadió Vitelio desbarató a aquella muchedumbre de fanáticos. Marico cayó prisionero en el combate. Más tarde le arrojaron a las fieras 259 y como estas no le despedazaban, el vulgo ignorante lo consideró inviolable, hasta que fue ejecutado ante los ojos de Vitelio.
[2,62] Nec ultra in defectores aut bona
62. Ya no hubo más represalias contra los rebeldes o las
252
Cf. II 23, 5. Cf. II 23, 4. 254 Fue procónsul de Cerdeña en los años 67-68 y cónsul con Quinto Ático a finales del 69; cf. III 68, 2-3; DIÓN CASIO, LXV 17, 1; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 207. 255 Cf. II 47, 2. 256 Galerio Tracalo procedía de Ariminum, la actual Rímini, al norte de Italia, llegó a ser orador y cónsul en el año 68 con Silio Itálico, y más tarde procónsul en África bajo Vespasiano; cf. I 90, 2; QUINTILIANO, Instituciones oratorias, X 1, 119; XII 5, 5; ASH, Histories II, pág. 243. 257 Eran celtas que habían emigrado al norte de Italia sobre el 400 a. C. y fueron derrotados por los romanos el año 191 a. C.; cf. LIVIO, XXXVI 39. Sobre Marico, cf. M. G. MORGAN, «The three minor pretenders in Tacitus Histories II», Latomus 52 (1993), 769-796; CHILVER, Historical commentary I-II, pág.223; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 207. 258 Sería Augustodonum (Autun); cf. Anales III 43, 1. 259 El castigo de las fieras (damnatio ad bestias) se reservaba para las clases bajas, esclavos y no ciudadanos; cf. Κ. COLEMAN, «Fatal charades: Roman executions staged as mythological enactements», Journ. Rom. Stud. 80 (1990), 44-73. 253
cuiusquam saeuitum: rata fuere eorum qui acie Othoniana ceciderant, testamenta aut lex intestatis: prorsus, si luxuriae temperaret, auaritiam non timeres. epularum foeda et inexplebilis libido: ex urbe atque Italia inritamenta gulae gestabantur, strepentibus ab utroque mari itineribus; exhausti conuiuiorum apparatibus principes ciuitatum; uastabantur ipsae ciuitates; degenerabat a labore ac uirtute miles adsuetudine uoluptatum et contemptu ducis. [2] praemisit in urbem edictum quo uocabulum Augusti differret, Caesaris non reciperet, cum de potestate nihil detraheret. pulsi Italia mathematici; cautum seuere ne equites Romani ludo et harena polluerentur. priores id principes pecunia et saepius ui perpulerant, ac pleraque municipia et coloniae aemulabantur corruptissimum quemque adulescentium pretio inlicere.
[2,63] Sed Vitellius aduentu fratris et inrepentibus dominationis magistris superbior et atrocior occidi Dolabellam iussit, quem in coloniam Aquinatem sepositum ab Othone rettulimus.
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propiedades de nadie. Se ratificaron los testamentos de los que habían caído en las filas de Otón o se aplicó la ley para los que no habían testado 260. Desde luego, no había razón para temer la codicia de Vitelio, si hubiera moderado su elevado tren de vida, pero su pasión por la comida exquisita era repugnante e insaciable 261. De Roma e Italia se le llevaban exquisiteces que estimularan su gula, mientras las rutas desde los dos mares resonaban con el estruendo del transporte. Los líderes de las ciudades se arruinaron preparando banquetes y las mismas ciudades quedaban esquilmadas 262. Los soldados se apartaban del trabajo y del valor a medida que se acostumbraban a los placeres y despreciaban a su jefe. [2] Vitelio envió por delante a Roma un decreto, en el que daba largas a su aceptación del título de Augusto y rehusaba el de César 263, aunque sin disminuir en absoluto su poder real. Se expulsó de Italia a los astrólogos 264 y se tomaron severas medidas para que los caballeros romanos no se deshonrasen participando en los juegos y en la arena265. Emperadores anteriores los habían impulsado a hacerlo por dinero o, más a menudo, por la fuerza; y muchos municipios y colonias rivalizaban por atraerse con dinero a los jóvenes más indeseables.
63. Con todo, Vitelio, más arrogante y cruel con la llegada de su hermano 266 y la intrusión de maestros de tiranía, ordenó la ejecución de Dolabela, del que ya he referido que fue deportado por Otón a la colonia de Aquino 267. Dolabela, al tener noticia de la muerte de
Era raro que los romanos acomodados no hicieran testamento desde edad temprana, pero aquí se trata de jóvenes que no esperaban morir tan pronto; cf. J. CROOK, «Intestacy in Roman Society», Proc. Cambridge Philol. Society 199 (1973), 3844. 261 Cf. I 62, 2; SUETONIO, Vitelio XIII. 262 Tácito se detiene en la glotonería y el lujo como símbolos de la decadencia moral de Roma; cf. PETRONIO, CXIX 27-38; ASH, Histories II, pág. 247. 263 Vitelio había rechazado (recusatio imperii) el título de César (I 62, 2; cf. PLUTARCO, Galba XXII 11), pero luego aceptó el de Augusto (II 90, 2); cf. BASSOLS, Tácito II, pág. 110. 264 La expulsión de astrólogos era relativamente frecuente en Roma: 139 a. C. (VALERIO MÁXIMO, I 3, 3), 33 a. C. por Agripa (DIÓN CASIO, XLIX 43), 16 d. C. por Tiberio (Anales II 32, 3; SUETONIO, Tiberio XXXVI), 52 d. C. por el Senado (Anales XII 52, 3); cf. I 22, 1: SUETONIO, Vitelio XIV 4; ASH, Histories II, pág. 249. 265 Miembros de las clases altas se convertían, pese a ser estigmatizados socialmente, en gladiadores por dinero o por deseo de aventuras fuertes; cf. T. WIEDEMANN, Emperors and gladiators, Londres, 1992, págs.108-110; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 225; ASH, Histories II, pág. 249. 266 Lucio Vitelio (cf. II 47, 2) se había unido a la marcha triunfal de su hermano en Lugdunum; cf. II 54, 1. 267 Cf. I 88, 1. Aquino era una ciudad del Lacio a 75 millas de Roma y se tenía por la ciudad natal del poeta satírico Juvenal (60-128 d. C.).
Dolabella audita morte Othonis urbem introierat: id ei Plancius Varus praetura functus, ex intimis Dolabellae amicis, apud Flauium Sabinum praefectum urbis obiecit, tamquam rupta custodia ducem se uictis partibus ostentasset; addidit temptatam cohortem quae Ostiae ageret; nec ullis tantorum criminum probationibus in paenitentiam uersus seram ueniam post scelus quaerebat. [2] cunctantem super tanta re Flauium Sabinum Triaria L. Vitellii uxor, ultra feminam ferox, terruit ne periculo principis famam clementiae adfectaret. Sabinus suopte ingenio mitis, ubi formido incessisset, facilis mutatu et in alieno discrimine sibi pauens, ne adleuasse uideretur, impulit ruentem.
Otón268, había entrado en Roma; de esa acción lo denunció Plancio Varo 269, expretor y uno de los amigos íntimos de Dolabela, ante el prefecto de Roma Flavio Sabino 270, acusándolo de que, violado el arresto, se había presentado como jefe del partido derrotado; el acusador añadió que había intentado seducir a la cohorte estacionada en Ostia 271. Al no existir prueba alguna de acusaciones tan graves, Varo se arrepintió buscando, después de su delito, un perdón tardío. [2] Como Flavio Sabino titubeara en un asunto tan serio, Triaria, esposa de L. Vitelio 272, más cruel de lo que suelen ser las mujeres, lo atemorizó diciéndole que no se procurara fama de clemente a costa de poner en riesgo la vida del emperador. Sabino, de natural dócil y fácilmente voluble si le entraba el miedo, temiendo por su vida en una situación de amenaza mortal para otro, dio el último empujón a quien se despeñaba, para que no pareciera que le estaba ayudando.
[2,64] Igitur Vitellius metu et odio quod Petroniam uxorem eius mox Dolabella in matrimonium accepisset, uocatum per epistulas uitata Flaminiae uiae celebritate deuertere Interamnium atque ibi interfici iussit. longum interfectori uisum: in itinere ac taberna proiectum humi iugulauit, magna cum inuidia noui principatus, cuius hoc primum specimen noscebatur. [2] et Triariae licentiam modestum e proximo exemplum onerabat, Galeria imperatoris uxor non immixta tristibus; et pari probitate mater Vitelliorum Sextilia,
64. Así pues, Vitelio, por miedo y odio, pues Dolabela había tomado en matrimonio al poco tiempo a su esposa Petronia 273, lo mandó llamar por carta y dio órdenes para que, evitando la frecuentada vía Flaminia 274, se desviara hacia Interamnio 275 y allí fuera ejecutado. El plan pareció largo al ejecutor. En una venta del camino lo arrojó al suelo y lo degolló. El asesinato produjo un gran descrédito al nuevo principado, que con esta acción ofrecía por primera vez una muestra de su naturaleza. [2] El libertinaje de Triaria se hizo más gravoso con un ejemplo muy cercano de moderación: Galeria 276, esposa del emperador, no se inmiscuyó en estos sombríos asuntos. Y no menos virtuosa fue
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Cf. I 88, 1. La noticia llegó a Roma sobre el 18 de abril durante la celebración de las fiestas en honor de Ceres (II 55, 1). M. Plancio Varo llegó a ser procónsul en Bitinia en los años 70; cf. G. W. HOUSTON, «M. Plancius Varus and the events of AD 69-70», Trans. Amer. Philol. Assoc. 103 (1972), 167-180; S. MITCHELL, «The Plancii in Asia Minor», Journ. Rom. Stud. 64 (1974), 27-39. 270 Cf. II 55, 1. 271 Cf. I 80, 1. Claudio había estacionado una cohorte en Ostia para combatir los incendios; cf. SUETONIO, Claudio XXV 2. 272 Cf. III 77, 3; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 209. 273 Petronia era la primera esposa de Vitelio; cf. Cf. SUETONIO, Vitelio VI; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 226; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 210. 274 Cf. T. ASHBY-R. A. L. FELL, «The Via Flaminia», Journ. Rom. Stud. 11 (1921), 125-190. 275 Terni en la actualidad.; cf. III 61, 1; 63, 1. Sobre el texto latino, cf. WELLESLEY, «Tacitus, Histories: A Textual Survey…», págs. 1.666-1.667. 276 Cf. II 47, 2; 60, 2. 269
antiqui moris: dixisse quin etiam ad primas filii sui epistulas ferebatur, non Germanicum a se sed Vitellium genitum. nec ullis postea fortunae inlecebris aut ambitu ciuitatis in gaudium euicta domus suae tantum aduersa sensit.
Sextilla, la madre de los dos Vitelios, una mujer a la antigua usanza 277. Es más, se contaba que, al recibir la primera carta de su hijo, había dicho que ella había parido a un Vitelio, no a un Germánico. Y en lo sucesivo, ni los encantos de la Fortuna ni la adulación de Roma la hicieron feliz, pues solo sintió las desgracias de su familia.
[2,65] Digressum a Luguduno Vitellium Cluuius Rufus adsequitur omissa Hispania, laetitiam et gratulationem uultu ferens, animo anxius et petitum se criminationibus gnarus. Hilarus Caesaris libertus detulerat tamquam audito Vitellii et Othonis principatu propriam ipse potentiam et possessionem Hispaniarum temptasset, eoque diplomatibus nullum principem praescripsisset; {et} interpretabatur quaedam ex orationibus eius contumeliosa in Vitellium et pro se ipso popularia. auctoritas Cluuii praeualuit ut puniri ultro libertum suum Vitellius iuberet. [2] Cluuius comitatui principis adiectus, non adempta Hispania, quam rexit absens exemplo L. {Arrunti. sed} Arruntium Tiberius Caesar ob metum, Vitellius Cluuium nulla formidine retinebat. non idem Trebellio Maximo honos: profugerat Britannia ob iracundiam militum; missus est in locum eius Vettius Bolanus e praesentibus.
65. Después de que Vitelio se marchara de Lugduno 278, se le unió Cluvio Rufo, que había abandonado Hispania 279. Mostraba en su rostro alegría y agradecimiento, pero estaba angustiado en su interior, pues sabía que se había abierto un proceso criminal contra él. Hílaro, liberto del César 280, le había acusado de que, al oír del principado de Vitelio y de Otón281, Rufo había planeado hacerse con el poder para sí mismo y el dominio de las Hispanias. Por eso no había encabezado sus salvoconductos con el nombre de ninguno de los dos emperadores. Además, el acusador interpretaba algunos pasajes de sus discursos como vejatorios para Vitelio y propagandísticos para su propia persona. [2] Se impuso la autoridad de Cluvio, hasta el punto de que Vitelio lo que hizo fue ordenar el castigo de su propio liberto. Cluvio se unió al séquito del príncipe, sin que se le quitara Hispania, que gobernó en ausencia siguiendo el ejemplo de L. Arruncio 282. Pero a Arruncio Tiberio César lo había retenido por miedo 283, mientras que Vitelio no abrigaba ningún temor de Cluvio. No cupo el mismo honor a Trebelio Máximo 284, quien había huido de Britania a causa de la furia de sus soldados. En su lugar se envió a Vetio Bolano 285, uno de su séquito.
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Sextilia era el prototipo de la matrona romana, una mujer digna y austera. Los ejemplos famosos de matronas romanas son los de Cornelia (ca. 189-110 a. C.), madre de los Gracos, y la Cornelia esposa de Paulo (PROPERCIO, IV 11); cf. III 67, 1; SUETONIO, Vitelio III; ASH, Histories II, pág. 254. 278 Sería a principios de mayo del 69; cf. MURISON, Galba, Otho and Vitellius…, págs. 146-147. 279 Cf. II 58, 2. 280 Hílaro («Gracioso») habría sido procurator o administrador en la Hispania Tarraconense; cf. HEUBNER, Historien II, pág. 235. 281 Vitelio se había proclamado emperador en Germania el 2 o 3 de enero del 69 y Otón en Roma el 15 del mismo mes. 282 L. Arruncio había sido nombrado por Augusto gobernador de la Hispania Tarraconense, pero fue retenido en Roma por Tiberio durante diez años; cf. Anales VI 27, 3; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 227-228; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 211; ASH, Histories II, pág. 256. 283 Una versión diferente se ofrece en Anales VI 27, 3; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág.227. 284 Trebelio Máximo, hijo de un comandante legionario (Anales VI 41, 1), fue nombrado gobernador de Britania en el año 63; cf. Agrícola XVI 3-4; I 60, 1. 285 Vetio Bolano gobernó Britania en los años 69-71 y llegó a ser procónsul de Asia en el 76; cf. CHILVER, Historical
[2,66] Angebat Vitellium uictarum legionum haudquaquam fractus animus. sparsae per Italiam et uictoribus permixtae hostilia loquebantur, praecipua quartadecimanorum ferocia, qui se uictos abnuebant: quippe Bedriacensi acie uexillariis tantum pulsis uiris legionis non adfuisse. remitti eos in Britanniam, unde a Nerone exciti erant, placuit atque interim Batauorum cohortis una tendere ob ueterem aduersus quartadecimanos discordiam. [2] nec diu in tantis armatorum odiis quies fuit: Augustae Taurinorum, dum opificem quendam Batauus ut fraudatorem insectatur, legionarius ut hospitem tuetur, sui cuique commilitones adgregati a conuiciis ad caedem transiere. et proelium atrox arsisset, ni duae praetoriae cohortes causam quartadecimanorum secutae his fiduciam et metum Batauis fecissent: quos Vitellius agmini suo iungi ut fidos, legionem Grais Alpibus traductam eo flexu itineris ire iubet quo Viennam uitarent; namque et Viennenses timebantur. [3] nocte, qua proficiscebatur legio, relictis passim ignibus pars Taurinae coloniae ambusta, quod damnum, ut pleraque belli mala, maioribus aliarum urbium cladibus oblitteratum. quartadecimani postquam Alpibus degressi sunt, seditiosissimus quisque signa Viennam ferebant: consensu meliorum conpressi et legio in Britanniam transuecta.
66. Preocupaba a Vitelio el ánimo, en absoluto resquebrajado, de las legiones vencidas 286. Esparcidas por Italia y mezcladas con los vencedores, hablaban como enemigos y se mostraban especialmente agresivos los soldados de la legión XIV 287, que no se daban por vencidos, pues en la batalla de Bedriaco se había superado solo a las avanzadillas, sin que hubiera participado la legión. Decidió devolverlos a Britania, de donde los había llamado Nerón, y que entretanto acamparan con las cohortes de batavos en razón de su vieja enemistad con los de la legión XIV 288. [2] Y no duró mucho la calma entre soldados que se odiaban tanto. En Augusta Taurinorum 289, cuando un batavo perseguía a un artesano por estafador y un legionario se puso a defenderlo como a su huésped, a cada cual se les unieron sus respectivos camaradas que pasaron de los insultos a las agresiones. Ciertamente se hubiera desencadenado un feroz combate, si dos cohortes pretorianas que se unieron a la causa de la legión XIV no hubieran infundido confianza a los legionarios y miedo a los batavos. Vitelio ordenó a los batavos unirse a su propia columna por leales y a la legión cruzar los Alpes Grayos y dar un rodeo para evitar Vienne, pues efectivamente también se temía a los vienenses 290. [3] La noche en que partía la legión, dejaron fogatas por todas partes incendiándose parte de la colonia de Augusta Taurinorum 291. Tal calamidad, como la mayoría de las desgracias de la guerra, quedó borrada por las desgracias todavía mayores de otras ciudades. Una vez que los de la legión XIV descendieron de los Alpes, los soldados más indisciplinados pretendían marchar contra Vienne, pero se lo impidió el acuerdo de los más sensatos y la legión se trasladó a Britania.
commentary I-II, pág. 228; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 211; ASH, Histories II, pág. 258. 286 Eran las legiones I Adiutrix, VII Galbiana, XI Claudia, XIII Gemina, XIV Gemina. 287 La legión XIV Gemina, muy leal a Otón; cf. II 54, 1. 288 Cf. nota anterior. 289 La actual Turín. Fue fundada como colonia por Augusto en el año 25 a. C.; cf. PLINIO, Historia natural III 123. 290 Cf. I 65-66. 291 El fuego causaba grandes destrozos en las ciudades antiguas; léase, p. e., Anales XV 38-40; JUVENAL, III 197-222; ASH, Histories II, págs. 260-261.
[2,67] Proximus Vitellio e praetoriis cohortibus metus erat. separati primum, deinde addito honestae missionis lenimento, arma ad tribunos suos deferebant, donec motum a Vespasiano bellum crebresceret: tum resumpta militia robur Flauianarum partium fuere. prima classicorum legio in Hispaniam missa ut pace et otio mitesceret, undecima ac septima suis hibernis redditae, tertiadecimani struere amphitheatra iussi; nam Caecina Cremonae, Valens Bononiae spectaculum gladiatorum edere parabant, numquam ita ad curas intento Vitellio ut uoluptatum obliuisceretur.
67. El siguiente temor de Vitelio procedía de las cohortes pretorianas. Primero, sus hombres fueron separados; después, con el consuelo de un licenciamiento honroso 292, iban entregando las armas a sus tribunos, hasta que se difundieron rumores de que Vespasiano había emprendido la guerra. Entonces se reincorporaron a la milicia para constituir el pilar del partido flaviano. Se envió a Hispania a la legión I de la marina 293, [2] para que se calmara en una atmósfera de paz y tranquilidad. La XI y la VII regresaron a sus campamentos de invierno y a la XIII 294 se le ordenó que construyeran anfiteatros, pues Cécina en Cremona y Valente en Bononia se disponían a patrocinar espectáculos de gladiadores y Vitelio nunca estuvo tan preocupado por los problemas de gobierno como para olvidarse de sus placeres.
[2,68] Et {uictas} quidem partis modeste distraxerat: apud uictores orta seditio, ludicro initio ni numerus caesorum inuidiam Vitellio auxisset. discubuerat Vitellius Ticini adhibito ad epulas Verginio. legati tribunique ex moribus imperatorum seueritatem aemulantur uel tempestiuis conuiuiis gaudent; proinde miles intentus aut licenter agit. apud Vitellium omnia indisposita, temulenta, peruigiliis ac bacchanalibus quam disciplinae et castris propiora. [2] igitur duobus militibus, altero legionis quintae, altero e Galli auxiliaribus, per lasciuiam ad certamen luctandi accensis, postquam legionarius prociderat, insultante Gallo et iis qui ad spectandum conuenerant in studia diductis, erupere legionarii in perniciem auxiliorum ac duae
68. El caso fue que había desarticulado a los vencidos sin acudir a medidas extremas, pero entre los vencedores estalló un motín, ridículo al comienzo si no fuera porque el número de muertos aumentó el odio contra la guerra. Vitelio celebraba una cena en Ticino 295 y Verginio se encontraba entre los comensales. Los oficiales, comandantes y tribunos, según sea la conducta de sus generales, imitan su severidad o se divierten en prolongadas comilonas. Y, como consecuencia de lo mismo, los soldados cumplen con su deber o se relajan. En el círculo de Vitelio todo eran borracheras sin control, todo más parecido a bacanales que duran toda la noche que a la disciplina de un campamento. [2] Y sucedió que dos soldados, uno de la legión V 296 y otro un auxiliar galo se enzarzaron por diversión en un combate de lucha. Cuando el legionario cayó a tierra, el galo empezó a mofarse y los que habían acudido a verlos se dividieron en dos bandos 297. Los legionarios se lanzaron a matar a los auxiliares y acabaron con dos
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DIÓN CASIO (LV 23) habla de una paga de 20.000 sestercios; cf. BASSOLS, Tácito II, pág. 118; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 212. 293 Era la legio prima Adiutrix; cf. II 11, 2-3. En Hispania estaban la VI Victrix y la X Gemina, que fueron enviadas al Rin poco después; cf. IV 68, 4; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 229. 294 La legión XI Claudia estaba asentada en Burnum (Dalmacia) y la VII Galbiana en Carnutum (Panonia). La legión XIII Gemina estaba de vuelta en Panonia en el mes de agosto; cf. II 86, 1; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 229. 295 La actual Pavía; cf. II 17, 2. 296 La legión V Alaudae; cf. I 55, 2; II 43, 1. 297 La escena recuerda el famoso episodio del combate singular entre Manilo Torcuato y un galo, narrado por Claudio Cuadrigario; cf. GELIO, IX 13 y LIVIO, VII 9, 6-10, 14; cf. S. P. OAKLEY, A commentary on Livy books VI-X, vol. II, Oxford, 1998, págs. 113-148; ASH, Histories II, pág. 265.
cohortes interfectae. [3] remedium tumultus fuit alius tumultus. puluis procul et arma aspiciebantur: conclamatum repente quartam decimam legionem uerso itinere ad proelium uenire; sed erant agminis coactores: agniti dempsere sollicitudinem. [4] interim Verginii seruus forte obuius ut percussor Vitellii insimulatur: et ruebat ad conuiuium miles, mortem Verginii exposcens. ne Vitellius quidem, quamquam ad omnis suspiciones pauidus, de innocentia eius dubitauit: aegre tamen cohibiti qui exitium consularis et quondam ducis sui flagitabant. nec quemquam saepius quam Verginium omnis seditio infestauit: manebat admiratio uiri et fama, set oderant ut fastiditi.
cohortes. [3] El remedio de la algarada fue otra algarada. Desde la distancia se podía ver una nube de polvo y el brillo de las armas. De repente se gritó a coro que la legión IV 298 había vuelto sobre sus pasos y se dirigía al combate. Pero en realidad se trataba de la retaguardia del ejército de Vitelio, que, al ser reconocidos, pusieron fin a la inquietud. [4] Entretanto apareció casualmente un esclavo de Verginio que fue acusado de intentar asesinar a Vitelio. Los soldados corrieron al banquete exigiendo la muerte de Verginio. Ni siquiera Vitelio, que sentía pánico ante cualquier sospecha, dudó de la inocencia de Verginio, pero fue difícil contener a quienes exigían la ejecución de aquel excónsul que en otro tiempo había sido su comandante. Desde luego Verginio fue más que nadie el blanco de todas las sediciones. Era cierto que aquel hombre conservaba la admiración y la estima, pero le odiaban porque los había despreciado 299.
[2,69] Postero die Vitellius senatus legatione, quam ibi opperiri iusserat, audita transgressus in castra ultro pietatem militum conlaudauit, frementibus auxiliis tantum impunitatis atque adrogantiae legionariis accessisse. Batauorum cohortes, ne quid truculentius auderent, in Germaniam remissae, principium interno simul externoque bello parantibus fatis. reddita ciuitatibus Gallorum auxilia, ingens numerus et prima statim defectione inter inania belli adsumptus.
69. Al día siguiente 300 Vitelio concedió una audiencia a una delegación del Senado, a la que había ordenado que le esperaran en Ticino. Después pasó al campamento y empezó a elogiar la conducta hornada de los soldados, aunque las tropas auxiliares protestaron ruidosamente contra el grado de impunidad y arrogancia al que habían llegado los legionarios. Las cohortes batavas fueron devueltas a Germania 301 para evitar que se atrevieran a cometer alguna acción todavía peor. Con esto el destino estaba preparando el comienzo de lo que sería una guerra al mismo tiempo civil y exterior 302. Las tropas auxiliares galas regresaron a sus ciudades 303. Constituían en enorme contingente reclutado tan pronto se produjo la sedición viteliana como una especie de milicia inútil. [2] Por lo demás, para que los fondos públicos del imperio, agotados por generosas recompensas, pudieran ser suficientes, ordenó reducir el número de legiones y de tropas auxiliares vetando
[2] ceterum ut largitionibus adfectae iam imperii opes sufficerent, amputari legionum auxiliorumque numeros iubet uetitis supplementis; et promiscae
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La legión XIV Gemina. Verginio había rechazado un intento de los soldados de nombrarlo emperador; cf. II 51; PLUTARCO, Otón XVIII 4-7; B. LEVICK, «L. Verginius Rufus and the year of the four emperors», Rhein. Museum 128 (1985), 318-346. 300 Sería en el mes de mayo, pues Vitelio estuvo visitando el campo de batalla de Cremona sobre el 23 de este mismo mes; cf. ASH, Histories II, pág. 268. 301 Allí se encuentran en IV 15, 1. 302 Tácito alude a la revuelta de Civil, jefe de los batavos; cf. IV 12-37, 54-79, V 14-26; P. BRUNT, «Tacitus on the Batavian revolt», Latomus 19 (1960), 494-517; L. BESONE, La rivolta Batavica e la crisi del 69 d. C., Turín, 1972. 303 Cf. I 57, 2, donde se alude a los habitantes de Colonia, de Trier y a los lingones. 299
missiones offerebantur. exitiabile id rei publicae, ingratum militi, cui eadem munia inter paucos periculaque ac labor crebrius redibant: et uires luxu corrumpebantur, contra ueterem disciplinam et instituta maiorum apud quos uirtute quam pecunia res Romana melius stetit.
nuevas incorporaciones, además de ofrecer licenciamientos a discreción. Esta política fue desastrosa para el Estado e impopular para los soldados, pues un pequeño número de hombres tenían que hacer frente más veces a los mismos servicios, peligros y fatigas. Además, sus fuerzas se estaban debilitando con las comodidades, en contra de la disciplina tradicional y las costumbres de nuestros antepasados, para quienes la estabilidad del Estado romano se mantuvo más con el valor que con el dinero 304.
[2,70] Inde Vitellius Cremonam flexit et spectato munere Caecinae insistere Bedriacensibus campis ac uestigia recentis uictoriae lustrare oculis concupiuit, foedum atque atrox spectaculum. intra quadragensimum pugnae diem lacera corpora, trunci artus, putres uirorum equorumque formae, infecta tabo humus, protritis arboribus ac frugibus dira uastitas. [2] nec minus inhumana pars uiae quam Cremonenses lauru rosaque constrauerant, extructis altaribus caesisque uictimis regium in morem; quae laeta in praesens mox perniciem ipsis fecere. [3] aderant Valens et Caecina, monstrabantque pugnae locos: hinc inrupisse legionum agmen, hinc equites coortos, inde circumfusas auxiliorum manus: iam tribuni praefectique, sua quisque facta extollentes, falsa uera aut maiora uero miscebant. uulgus quoque militum clamore et gaudio deflectere uia, spatia certaminum recognoscere, aggerem armorum, strues corporum intueri mirari; et erant quos uaria sors rerum lacrimaeque
70. Vitelio se desvió desde Ticino hacia Cremona y, tras presenciar el espectáculo de gladiadores organizado por Cécina 305, insistió en pasear por el campo de batalla de Bedriaco y contemplar con sus propios ojos las huellas de la reciente victoria 306. El espectáculo fue repulsivo y horrible 307. Menos de cuarenta días después del enfrentamiento, la visión era de cuerpos lacerados, miembros mutilados, masas putrefactas de hombres y caballos, la tierra infectada de sangre corrompida y una terrible devastación que había arrasado árboles y cultivos. [2] Y no menos inhumano era el tramo de calzada que los cremonenses habían cubierto de rosas y laureles, erigiendo altares y sacrificando víctimas según la costumbre de los reyes orientales. Estas alegrías del momento causaron su ruina más tarde 308. [3] Le acompañaban Valente y Cécina, que le iban mostrando los lugares de la batalla: desde aquí, le indicaban, se habían lanzado las columnas de las legiones, desde ahí había saltado la caballería y desde allí las tropas auxiliares habían rodeado al enemigo. Y los tribunos y prefectos, exagerando cada cual sus acciones, confundían lo verdadero con lo falso o lo exageraban. También los soldados rasos se desviaban del camino entre gritos de alegría, reconocían el escenario de los combates, miraban y admiraban la pila de armas y los
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La frase es un eco de ENNIO, fr. 156 Skutsch (moribus antiquis stat res Romana virisque), recogida también por LIVIO, VIII 7, 16 (disciplinam militarem, qua stetit ad hanc diem Romana res) y OVIDIO, Met. XIV 809 (res Romana valet). 305 Cf. DIÓN CASIO, LXV 1, 3; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 231. 306 Los generales acostumbran a visitar el escenario después de las grandes batallas, como Aníbal en Cannas (LIV. XXII 51, 5-9; SILIO, X 449-453) o César en Farsalia (LUCANO, VII 786-796); cf. SALUSTIO, Cat. LXI, Iug. CI 11; V. PAGÁN, «The mourning after: Statius 12», Amer. Journ. Philol. 121 (2000), 423-452; E. MANOLARAKI, «A picture w orth a thousand w ords: revisiting Bedriacum (Tacitus Histories 2.70)», Class. Philology 100 (2005), 243-267; ASH, Histories II, págs. 270-271. 307 Léase a A. J. WOODMAN, Tacitus Reviewed, Oxford, 1998, págs. 70-85; E. KEITEL, «Foedum spectaculum and related motifs in Histories 2-3», Rhein. Museum 135 (1992), 342-351. 308 Cremona fue destruida después por las tropas flavianas; cf. III 33.
et misericordia subiret. [4] at non Vitellius flexit oculos nec tot milia insepultorum ciuium exhorruit: laetus ultro et tam propinquae sortis ignarus instaurabat sacrum dis loci.
montones de cadáveres. Hubo incluso algunos que derramaron lágrimas 309 y se compadecieron ante la inestabilidad de la vida humana. [4] Vitelio 310, sin embargo, no desvió su mirada ni sintió horror ante tal multitud de ciudadanos sin sepultar. Incluso estaba contento e, ignorante de la suerte tan cercana que le esperaba, ofreció un sacrificio a los dioses del lugar 311.
[2,71] Exim Bononiae a Fabio Valente gladiatorum spectaculum editur, aduecto ex urbe cultu. quantoque magis propinquabat, tanto corruptius iter immixtis histrionibus et spadonum gregibus et cetero Neronianae aulae ingenio; namque et Neronem ipsum Vitellius admiratione celebrabat, sectari cantantem solitus, non necessitate, qua honestissimus quisque, sed luxu et saginae mancipatus emptusque. [2] ut Valenti et Caecinae uacuos honoris mensis aperiret, coartati aliorum consulatus, dissimulatus Marci Macri tamquam Othonianarum partium ducis; et Valerium Marinum destinatum a Galba consulem distulit, nulla offensa, sed mitem et iniuriam segniter laturum. Pedanius Costa omittitur, ingratus principi ut aduersus Neronem ausus et Verginii extimulator, sed alias protulit causas; actaeque insuper Vitellio gratiae consuetudine seruitii.
71. Después de esto, se celebra en Bononia un espectáculo de gladiadores organizado por Fabio Valente con el equipamiento traído de Roma 312. Y cuanto más se acercaba Vitelio a Roma, más se degradaba aquella comitiva compuesta de actores, de una pandilla de eunucos y de otros personajes típicos de la corte de Nerón. Y es que Vitelio admiraba a Nerón 313, a quien acostumbraba acompañar en sus recitales, no por obligación, como la gente honrada, sino porque estaba esclavizado y atado al lujo y la glotonería. [2] Con el fin de dejar algunos meses sin consulado 314 para asignarlos a Valente y Cécina, se acortaron los consulados de los otros y se ignoró el de Marcio Macro 315 con la excusa de que había sido general del bando de Otón316. También dejó para más adelante el caso de Valerio Marino 317, nombrado cónsul por Galba, no porque hubiera recibido ofensa alguna, sino porque era un hombre amable que no se tomaría a mal el agravio. Pedanio Costa 318 se cayó de la lista, pues desagradaba al emperador por haberse atrevido a oponerse a Nerón y a apoyar a Verginio, aunque Vitelio alegó otros motivos. Con todo, se daban gracias a Vitelio con el servilismo de costumbre.
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Cf. VIRGILIO, Eneida I 462: Sunt lacrimae rerum et mentem mortalia tangunt; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 215. El detalle de Tácito enfatiza la crueldad de Vitelio, pues incluso Aníbal, el enemigo por antonomasia de Roma, había permitido que se enterraran a los caídos en Cannas (216 a. C.); cf. LIVIO. XXII 52; SILIO ITÁLICO, X 558-575. Léase a M. G. MORGAN, «The smell of victory: Vitellius at Bedriacum (Tac. Hist. 2.70)», Class. Philology 87 (1992), 14-29. 311 Cf. SUETONIO, Vitelio X 3. 312 Cf. II 67, 2. 313 Cf. II 95, 1; SUETONIO, Vitelio XI 2; DIÓN CASIO, LXV 7, 3. 314 Durante la época imperial el consulado duraba menos de un año, muchas veces solo cuatro meses; cf. BASSOLS, Tácito II, pág. 127; G. B. TOWNEND, «The Consuls of A. D. 69/70», Amer. Journ. Philology 83 (1962), 113-129. 315 Cf. II 23, 3. 316 Léase la lista de cónsules en ASH, Histories II, pág. 278. 317 Tras este desaire, Valerio Marino se marchó a Alejandría para unirse a Vespasiano; cf. PLINIO EL VIEJO, Historia natural XIX 3. 318 Cónsul romano, solo nombrado aquí. 310
[2,72] Non ultra paucos dies quamquam acribus initiis coeptum mendacium ualuit. extiterat quidam Scribonianum se Camerinum ferens, Neronianorum temporum metu in Histria occultatum, quod illic clientelae et agri ueterum Crassorum ac nominis fauor manebat. [2] igitur deterrimo quoque in argumentum fabulae adsumpto uulgus credulum et quidam militum, errore ueri seu turbarum studio, certatim adgregabantur, cum pertractus ad Vitellium interrogatusque quisnam mortalium esset. postquam nulla dictis fides et a domino noscebatur condicione fugitiuus, nomine Geta, sumptum de eo supplicium in seruilem modum.
72. No más de unos pocos días duró una impostura, aunque al principio provocó alarma319. Apareció un hombre que se hacía pasar por Escriboniano Camerino 320, quien durante los tiempos de terror de Nerón se había ocultado en Histria, porque allí conservaba el apoyo de la clientela, las tierras y el nombre de los antiguos Crasos. [2] Así pues, tras ganarse a los de la peor calaña para la escenificación de la farsa, el vulgo crédulo y algunos soldados, engañados ingenuamente o por ansia de desórdenes, rivalizaban por sumarse a su séquito. Se le llevó ante Vitelio y se le sometió a interrogatorio para conocer su identidad. Y, dado que no se dio crédito a sus palabras y su amo lo reconoció como a un fugitivo llamado Geta, se le ejecutó como a los esclavos 321.
[2,73] Vix credibile memoratu est quantum superbiae socordiaeque Vitellio adoleuerit, postquam speculatores e Syria Iudaeaque adactum in uerba eius Orientem nuntiauere. nam etsi uagis adhuc et incertis auctoribus erat tamen in ore famaque Vespasianus ac plerumque ad nomen eius Vitellius excitabatur: tum ipse exercitusque, ut nullo aemulo, saeuitia libidine raptu in externos mores proruperant.
73. Cuesta trabajo recordar el grado de soberbia y de indolencia a que llegó Vitelio cuando correos imperiales 322 de Siria y Judea trajeron la noticia de que Oriente le había jurado lealtad. Pues, aunque los rumores todavía eran vagos y sin confirmar, sin embargo, Vespasiano estaba en la boca y las habladurías de todos, y Vitelio se alarmaba la mayoría de las veces al oír su nombre. Y fue entonces cuando Vitelio y su ejército, como si ya no existiera un rival, se lanzaron con su saña, desvergüenza y robos a unas costumbres propias de extranjeros.
Proclamación de Vespasiano como emperador en el Este 323 [2,74] At Vespasianus bellum armaque et procul uel iuxta sitas uiris circumspectabat. miles ipsi adeo paratus
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74. Vespasiano, por su parte, analizaba la guerra, la situación militar y las fuerzas disponibles cerca o lejos de él. Los soldados estaban tan a su favor que, cuando
Léase a M. G. MORGAN, «The three minor pretenders in Tacitus Histories II», Latomus 52 (1993), 776-781. Escriboniano Camerino era hijo de M. Licinio Craso Frugi, cónsul en el año 64 d. C., y sobrino de Pisón Liciniano, adoptado por Galba. Su familia descendía de Pompeyo; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 232; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 216-217; ASH, Histories II, pág. 279. 321 Es decir, con la crucifixión, la forma habitual de ejecutar a los esclavos; cf. CICERÓN, Def ensa de Cluencio 187; LIVIO, XXII 33, 2; SUETONIO, Domiciano X 1; A. WATSON, Roman slave law, Baltimore, 1987, págs. 129-133. 322 Cf. SUETONIO, Calígula, XLIV; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 232. 323 Vespasiano y Muciano habían dejado la guerra para el momento oportuno (II 7). Y ahora que había quedado solo Vitelio consideraron que era el momento de actuar. Tácito retoma, pues, la narración de los hechos que había dejado en el capítulo 7. Léase a HEUBNER, Historien II, págs. 248-263. 320
ut praeeuntem sacramentum et fausta Vitellio omnia precantem per silentium audierint; Muciani animus nec Vespasiano alienus et in Titum pronior; praefectus Aegypti {T-} Alexander consilia sociauerat; tertiam legionem, quod e Syria in Moesiam transisset, suam numerabat; ceterae Illyrici legiones secuturae sperabantur; namque omnis exercitus flammauerat adrogantia uenientium a Vitellio militum, quod truces corpore, horridi sermone ceteros ut imparis inridebant. [2] sed in tanta mole belli plerumque cunctatio; et Vespasianus modo in spem erectus, aliquando aduersa reputabat: quis ille dies foret quo sexaginta aetatis annos et duos filios iuuenes bello permitteret? esse priuatis cogitationibus progressum et, prout uelint, plus minusue sumi ex fortuna: imperium cupientibus nihil medium inter summa aut praecipitia.
presidió el juramento y rezó por el éxito de Vitelio, lo escucharon en silencio. Muciano 324, aunque no era enemigo de Vespasiano, sentía mayor inclinación hacia Tito 325. El prefecto de Egipto, Tiberio Alejandro, había hecho causa común con Vespasiano 326. La legión III la contaba como suya, pues había pasado de Siria a Mesia. Se esperaba que le siguieran las restantes legiones del Ilírico 327, pues todas las guarniciones se habían irritado por la arrogancia de las tropas que llegaban de parte de Vitelio, quienes, con su físico salvaje y lenguaje ronco 328, se burlaban de los demás como si fueran inferiores.
[2,75] Versabatur ante oculos Germanici exercitus robur, notum uiro militari: suas legiones ciuili bello inexpertas, Vitellii uictricis, et apud uictos plus querimoniarum quam uirium. fluxam per
75. Ante sus ojos desfilaba la fuerza del ejército de Germania, bien conocida por un hombre de armas 331. Sus propias legiones no tenían experiencia en una guerra civil, mientras las de Vitelio habían salido vencedoras y entre los vencidos había más queja que
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[2] Sin embargo, ante una guerra de tal envergadura. lo que prevalecía eran las dudas 329. Vespasiano unas veces se llenaba de esperanza, pero en ocasiones reflexionaba sobre los obstáculos: ¿qué le depararía el día aquel en el que comprometiera en una guerra sus 60 años y sus dos hijos jóvenes330? En iniciativas privadas se puede progresar con firmeza y, según se quiera, se puede uno arriesgar más o menos según la suerte que haya; pero, cuando se ambiciona el imperio, no existe término medio entre la cima y el abismo.
Cf. I 10, 1; II 5, 1. Cf. M. G. MORGAN, «Vespasian’s Fear of Assassination (Tacitus, Histories 2.74-75)», Philologus 138 (1994), 118-128. 326 La provincia de Egipto era gobernada por un ciudadano del orden ecuestre. Allí estaban apostadas dos legiones, la III Cyrenaica y la XXII Deiotariana, que apoyaban a Vespasiano. Tiberio Julio Alejandro era natural de Alejandría de una rica familia judía; fue el primer gobernador que se declaró a favor de Vespasiano el 1 de julio del 69; cf. V. BURR, Tiberius Iulius Alexander, Bonn, 1955; E. TURNER, «Tiberius Iulius Alexander» Journ. Rom. Stud. 44 (1954), 54-64; ASH, Histories II, pág. 286. 327 Eran la XIII Gemina y la VII Galbiana de Panonia y la XI Claudia de Dalmacia. 328 La expresión latina dice horridi sermone («horribles en el habla»), donde el adjetivo horridi («de apariencia horrible») se aplica al habla ronca y gruñona por sinestesia o combinación de dos imágenes o sensaciones procedentes de dos dominios sensoriales diferentes; cf. LUCRECIO, 6.932-6.933, et omnia semper / cernere odorari licet et sentire sonare. 329 Las mismas dudas tuvo César antes de pasar el Rubicón (PLUTARCO, César XXXIII) o Alejandro Magno antes de entrar en Babilonia (SÉNECA EL VIEJO, Suasorias IV); cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 218; ASH, Histories II, pág. 283. 330 Vespasiano había nacido el 17 de noviembre del año 9, su hijo Tito el 30 de diciembre del 39 y Domiciano el 24 de octubre del 51. 331 Vespasiano había sido legado de una legión en Germania durante el principado de Claudio y había mandado la legión II Augusta en la invasión de Britania; cf. SUETONIO, Vespasiano IV 1. Después fue procónsul en África (SUETONIO, Vespasiano IV 3) y se le encargó acabar con el levantamiento de los judíos contra Roma. Cf. B. LEVICK, Vespasian, Londres, 1999, págs. 14-39; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 218-219; ASH, Histories II, pág. 288. 325
discordias militum fidem et periculum ex singulis: quid enim profuturas cohortis alasque, si unus alterue praesenti facinore paratum ex diuerso praemium petat? sic Scribonianum sub Claudio interfectum, sic percussorem eius Volaginium e gregario ad summa militiae prouectum: facilius uniuersos impelli quam singulos uitari.
fuerza. En las guerras civiles vacila la lealtad de los soldados y cada uno de ellos supone un peligro. En efecto, ¿de qué iban a servir cohortes y escuadrones de caballería, si uno o dos hombres podrían conseguir con una iniciativa oportuna 332 la recompensa que ofrece el otro bando? Así había sido asesinado Escriboniano 333 en tiempos de Claudio y así se había ascendido al asesino Volaginio 334 desde soldado raso hasta los más altos grados del ejército. Es más fácil mover a ejércitos enteros que evitar a un asesino solitario.
[2,76] His pauoribus nutantem et alii legati amicique firmabant et Mucianus, post multos secretosque sermones iam et coram ita locutus: 'omnes, qui magnarum rerum consilia suscipiunt, aestimare debent an quod inchoatur rei publicae utile, ipsis gloriosum, promptum effectu aut certe non arduum sit; simul ipse qui suadet considerandus est, adiciatne consilio periculum suum, et, si fortuna coeptis adfuerit, cui summum decus adquiratur. [2] ego te, Vespasiane, ad imperium uoco, quam salutare rei publicae, quam tibi magnificum, iuxta deos in tua manu positum est. nec speciem adulantis expaueris: a contumelia quam a laude propius fuerit post Vitellium eligi. non aduersus diui Augusti acerrimam mentem nec aduersus cautissimam Tiberii senectutem, ne contra Gai quidem aut Claudii uel Neronis fundatam longo imperio domum exurgimus; cessisti etiam Galbae imaginibus: torpere ultra et polluendam perdendamque rem publicam relinquere sopor et ignauia uideretur, etiam si tibi quam inhonesta, tam tuta
76. Alentaban a Vespasiano, que se debatía en un mar de dudas por tales temores, tanto los demás oficiales como los amigos, entre los que Muciano, tras muchas conversaciones confidenciales, habló ya incluso en público de la siguiente manera335: «Todos los que afrontan una gran empresa deben valorar si lo que se acomete es útil para su país, honroso para ellos, y si es fácil de alcanzar o al menos no difícil. Al mismo tiempo el que le asesora debe considerar si respalda esa decisión con su riesgo personal y, si la fortuna acompaña al plan, a quién le corresponde la mayor gloria. [2] Yo te invito a ti, Vespasiano, a asumir el puesto de emperador, un acto tan saludable para el Estado como honroso para ti. Después de los dioses, el imperio queda en tus manos. Y no temas lo que pudiera parecer mera adulación: tal vez el ser elegido como sucesor de Vitelio está más cerca de un insulto que de un honor. No nos levantamos contra la aguda mente del divino Augusto ni contra la recelosa vejez de Tiberio ni siquiera contra la casa de Gayo, Claudio o Nerón, asentada en una larga dinastía. Tú has dejado paso incluso a la nobleza de los antepasados de Galba. No obstante, seguir inactivo y entregar tu país a la corrupción y ruina parecería pereza y cobardía, aunque tal servidumbre te resultase segura a la vez que deshonrosa.
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Léase a M. G. MORGAN, «Vespasian’s fears of assassination: Tacitus, Histories 2.74-75», Philologus 138 (1994), 118-128. Arruntio Camilo Escriboniano, gobernador de Dalmacia, se rebeló contra Claudio en el año 42 con dos legiones; cf. SUETONIO, Claudio XIII 2; XXXV 2. 334 DIÓN CASIO, sin embargo, dice (LX 15) que Escriboniano huyó a la isla de Isa en el mar Adriático, donde se suicidó. De Volaginio no se sabe nada, aunque pudo tratarse de un soldado que asesinara, según Tácito, a Escriboniano y ascendiera a centurión de primer rango (primus pilus); cf. CHILVER, Historical commentary I- II, pág. 234. 335 El discurso de Muciano (cf. JOSEFO, La guerra de los judíos. IV 592-600) para disipar las dudas de Vespasiano, recuerda al de Fabio Valente a Vitelio (I 52, 3-4). El discurso exhortatorio viene a ser una suasoria deliberativa. Cf. E. AUBRION, Rhétorique et histoire chez Tacite, Metz, 1985, págs. 384-390; ASH, Histories II, págs. 283-284. 333
seruitus esset. [3] abiit iam et transuectum est tempus quo posses uideri non cupisse: confugiendum est ad imperium. an excidit trucidatus Corbulo? splendidior origine quam nos sumus, fateor, sed et Nero nobilitate natalium Vitellium anteibat. satis clarus est apud timentem quisquis timetur. [4] et posse ab exercitu principem fieri sibi ipse Vitellius documento, nullis stipendiis, nulla militari fama, Galbae odio prouectus. ne Othonem quidem ducis arte aut exercitus ui, sed praepropera ipsius desperatione uictum, iam desiderabilem et magnum principem fecit, cum interim spargit legiones, exarmat cohortis, noua cotidie bello semina ministrat. si quid ardoris ac ferociae miles habuit, popinis et comissationibus et principis imitatione deteritur: [5] tibi e Iudaea et Syria et Aegypto nouem legiones integrae, nulla acie exhaustae, non discordia corruptae, sed firmatus usu miles et belli domitor externi: classium alarum cohortium robora et fidissimi reges et tua ante omnis experientia.'
[3] Ha pasado y transcurrido ya el tiempo en que podía parecer que tú deseabas el poder: ahora debes refugiarte en el imperio. ¿Se te ha ido de la memoria el asesinato de Corbulón336? Era de cuna más noble que la nuestra, pero también Nerón superaba a Vitelio por la nobleza de su nacimiento. El hombre temido tiene suficiente lustre entre quienes le temen. Y la prueba de que el ejército puede crear un emperador la tenemos en el mismo Vitelio. [4] No fue promocionado por sus servicios activos ni por su prestigio militar, sino por el odio que se tenía a Galba. Ni siquiera derrotó a Otón con la estrategia de un general o por la fuerza de un ejército, sino gracias a su propia y prematura desesperación; y Vitelio ha convertido ya a Otón en un emperador añorado y grande al dispersar las legiones, desarmar las cohortes y sembrar cada día las semillas para una guerra. Si los soldados han tenido algo de entusiasmo y arrojo, se está malgastando en tabernas y juergas a imitación de su emperador. [5] Tú cuentas con nueve legiones intactas procedentes de Judea, Siria y Egipto 337, no están desgastadas por combate alguno ni corrompidas por motines, sino que los soldados están curtidos por el entrenamiento y han vencido en una guerra exterior. Tienes la fuerza de las flotas 338, de la caballería y de las cohortes, la lealtad de reyes 339 y tu propia experiencia que supera a la de todos los demás.
[2,77] 'Nobis nihil ultra adrogabo quam ne post Valentem et Caecinam numeremur: ne tamen Mucianum socium spreueris, quia aemulum non experiris. me Vitellio antepono, te mihi. tuae domui triumphale nomen, duo iuuenes, capax iam imperii alter et primis militiae annis apud
77. »Para mí lo único que pido es que no se me considere por detrás de Valente y Cécina. Con todo, no desprecies a Muciano como aliado porque no lo tengas de rival. Yo me pongo por delante de Vitelio y a ti por delante de mí. Tu familia posee la distinción de un triunfo 340 y la presencia de dos jóvenes, de los que uno ya es competente para alcanzar el imperio y que en los
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Gneo Domicio Corbulón fue un general del ejército en tiempos de Nerón. Fue obligado a suicidarse por haber participado en una misteriosa conspiración contra el emperador. Su hija, Domicia Longina, se casó con Domiciano sobre el año 70. Cf. DIÓN CASIO, LXIII 17; WELLESLEY, Histories III, pág. 229; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 220; R. ASH, «Follow ing in the footsteps of Lucullus? Tacitus’ characterisation of Corbulo», Arethusa 39 (2006), 355-375. 337 Vespasiano contaba con las siguientes legiones: III Gallica en Mesia; IV Scythica, VI Ferrata y XII Fulminata en Siria; X Fretensis, V Macedonica y XV Apollinaris en Judea; III Cyrenaica y XXII Deiotariana en Egipto; cf. ASH, Histories II, pág. 296. 338 Vespasiano disponía de las flotas del Ponto, Siria y Egipto, mientras que Vitelio mandaba sobre las de Ravenna y Miseno, que cambiaron de bando por la traición de Lucilio Baso; cf. II 100, 3. 339 Eran Antíoco IV, rey de Comagene, Sohemo, rey de Emesa, y Agripa II, rey del este de Palestina. 340 Vespasiano había ganado los honores del triunfo por sus campañas en Britania en tiempos de Claudio, cuando mandaba la legión II Augusta; cf. III 44; Agrícola XIII 3; SUETONIO, Vespasiano IV 2; DIÓN CASIO, LX 20, 3.
Germanicos quoque exercitus clarus. absurdum fuerit non cedere imperio ei cuius filium adoptaturus essem, si ipse imperarem. [2] ceterum inter nos non idem prosperarum aduersarumque rerum ordo erit: nam si uincimus, honorem quem dederis habebo: discrimen ac pericula ex aequo patiemur. immo, ut melius est, tu tuos exercitus rege, mihi bellum et proeliorum incerta trade. [3] acriore hodie disciplina uicti quam uictores agunt. hos ira, odium, ultionis cupiditas ad uirtutem accendit: illi per fastidium et contumacia hebescunt. aperiet et recludet contecta et tumescentia uictricium partium uulnera bellum ipsum; nec mihi maior in tua uigilantia parsimonia sapientia fiducia est quam in Vitellii torpore inscitia saeuitia. sed meliorem in bello causam quam in pace habemus; nam qui deliberant, desciuerunt.'
primeros años de milicia incluso ganó renombre en el ejército de Germania 341. Sería absurdo no ceder el imperio a uno cuyo hijo yo mismo adoptaría si fuera emperador. [2] Por lo demás, nuestra posición no será la misma en el éxito y en el fracaso, pues, si vencemos, tendré los honores que tú me des 342, pero los riesgos y peligros lo soportaremos por igual. Todavía mejor, encárgate tú del mando supremo de tus ejércitos y pon en mis manos la guerra y las incertidumbres del combate. [3] Hoy los vencidos se comportan con una disciplina más firme que los vencedores, pues a estos la ira, el odio y la sed de venganza les enciende su coraje, mientras que aquellos se debilitan en medio de su arrogancia e indisciplina. La misma guerra abrirá y dejará al descubierto las heridas ocultas e inflamadas del bando vencedor. Y yo confío menos en tu vigilancia, tu mesura y tu sabiduría que en la pereza, la ignorancia y la crueldad de Vitelio. Con todo, nuestros mejores argumentos se hallan más en la guerra que en la paz, pues quienes planean una rebelión, ya se han rebelado 343».
[2,78] Post Muciani orationem ceteri audentius circumsistere, hortari, responsa uatum et siderum motus referre. nec erat intactus tali superstitione, ut qui mox rerum dominus Seleucum quendam mathematicum rectorem et praescium palam habuerit. [2] recursabant animo uetera omina: cupressus arbor in agris eius conspicua altitudine repente prociderat ac postera die eodem uestigio resurgens procera et latior uirebat. grande id prosperumque consensu haruspicum et summa claritudo iuueni admodum Vespasiano promissa, sed primo triumphalia et consulatus et
78. Después del discurso de Muciano, los demás rodeaban y animaban a Vespasiano sin más reservas, y le recordaban las respuestas de los oráculos y los movimientos de los astros. Vespasiano no era ajeno a tales supersticiones, como lo prueba el hecho de que más tarde, cuando era el amo del imperio, mantuvo públicamente en la corte a un astrólogo, un tal Seleuco, como consejero y vidente. [2] Antiguos presagios volvían a su mente 344. Un ciprés de notable altura se había derrumbado repentinamente y al día siguiente brotó en el mismo sitio y reverdecía más alto y ancho 345. Los adivinos estuvieron de acuerdo en que se trataba de un presagio importante y favorable, que prometía al entonces joven Vespasiano las más altas distinciones. Con todo, en un primer momento parecía que los
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Se alude a Tito, de 29 años de edad, y a Domiciano, de 17. Tito había destacado como tribuno militar en Germania y Britania; cf. SUETONIO, Tito II; DIÓN CASIO, LX 30, 1. 342 La lectura tuos honores es preferible a la enmienda omnes honores de A. B. CERNJAK, «Quelques problèmes de critique textuelle chez Tacite (A. XI. 18.1, Hist. II.6.1 et II.77.2)», Quaderni Istit. Filol. Latin. 4 (1976), 99-111; WELLESLEY, «Tacitus, Histories: A Textual Survey…»; ASH, Histories II, pág. 299. 343 El discurso de Muciano termina con un epifonema o sententia final que viene a servir de resumen de todo lo anterior; cf. QUINTILIANO, Instituciones oratorias VIII 5, 1. 344 Léase a M. G. MORGAN, «Vespasian and the omens in Tacitus, Histories 2.78», Phoenix 50 (1996), 41-55. 345 Cf. SUETONIO, Vespasiano V 4; DIÓN CASIO, LXVI 1; ASH, Histories II, pág. 303.
Iudaicae uictoriae decus implesse fidem ominis uidebatur: ut haec adeptus est, portendi sibi imperium credebat. [3] est Iudaeam inter Syriamque Carmelus: ita uocant montem deumque. nec simulacrum deo aut templum--sic tradidere maiores--: ara tantum et reuerentia. illic sacrificanti Vespasiano, cum spes occultas uersaret animo, Basilides sacerdos inspectis identidem extis 'quicquid est' inquit, 'Vespasiane, quod paras, seu domum extruereKGeu prolatare agros siue ampliare seruitia, datur tibi magna sedes, ingentes termini, multum hominum.' [4] has ambages et statim exceperat fama et tunc aperiebat; nec quicquam magis in ore uulgi. crebriores apud ipsum sermones, quanto sperantibus plura dicuntur. haud dubia destinatione discessere Mucianus Antiochiam, Vespasianus Caesaream: illa Syriae, hoc Iudaeae caput est.
triunfos, el consulado y el renombre de su victoria en Judea habían ratificado la veracidad del presagio 346. Cuando consiguió todo esto, pensó que se le estaba presagiando el imperio. [3] Entre Judea y Siria está el Carmelo 347. Así llaman al monte y al dios. Y el dios no tiene ni imagen ni templo, pues esa es la tradición de sus antepasados, sino solo un altar y el culto. Allí celebraba Vespasiano sus sacrificios dando vueltas en su mente a sus planes secretos, cuando el sacerdote Basílides 348, tras examinar una y otra vez las entrañas de las víctimas, le dijo: «Sean los que sean, Vespasiano, tus planes, ya construir una mansión, ya ampliar tus propiedades o aumentar tu servidumbre, se te concede un gran palacio, terrenos enormes y muchos hombres».
[2,79] Initium ferendi ad Vespasianum imperii Alexandriae coeptum, festinante Tiberio Alexandro, qui kalendis Iuliis sacramento eius legiones adegit. isque primus principatus dies in posterum celebratus, quamuis Iudaicus exercitus quinto nonas Iulias apud ipsum iurasset, eo ardore ut ne Titus quidem filius
79. El comienzo de transferir el imperio a Vespasiano tuvo lugar en Alejandría 350, debido a las prisas de Tiberio Alejandro, quien el 1 de julio hizo que sus legiones le juraran fidelidad 351. Tal fecha sería en adelante el primer día de su principado, aunque el ejército de Judea 352 juró ante la presencia de Vespasiano el 3 de julio 353. Lo hicieron con tal entusiasmo que ni siquiera esperaron a su hijo Tito, que regresaba de Siria
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[4] Los rumores habían recogido enseguida estas ambigüedades y ya los estaba difundiendo. No había otro asunto en boca de la gente. Las habladurías eran más insistentes en el círculo de Vespasiano, pues el optimismo siempre incita a hablar más. Con una gran determinación partieron Muciano a Antioquía 349 y Vespasiano a Cesarea. La primera era la capital de Siria, la segunda de Judea.
Vespasiano obtuvo los honores del triunfo entre los años 44 y 47, el consulado en el año 51 y venció a los judíos en el 68, aunque el final de la guerra se alargó unos años; cf. ASH, Histories II, págs. 303-304. 347 La écfrasis topográfica también se lee en SUETONIO, Vespasiano V 6; cf. HEUBNER, Historien II, págs. 274-275. 348 Unos creen que este sacerdote es el mismo que aparece en el templo de Serapis junto a Vespasiano en IV 82, mientras que otros piensan que se trata de un sacerdote local; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 238; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 223-224; ASH, Histories II, pág. 305. 349 Antioquía, actual Antakya, fue fundada por Seleuco I, aliado de Alejandro Magno en el año 300 a. C. e incorporada al imperio romano por Pompeyo en el año 64 a. C.; cf. C. KONDOLEON, Antioch: the lost city, Princeton, 2000. Cesarea fue fundada por Estratón, rey de Fenicia, en el siglo IV a. C. en la costa de Judea. Pompeyo la incorporó a Roma en el año 63 a. C.; cf. ASH, Histories II, págs. 307-308. 350 La ciudad de Alejandría, famosa por el puerto, la Biblioteca y el Faro, fue fundada por Alejandro Magno en el año 331 a. C. y fue convertida en provincia romana por Augusto. 351 Eran la III Cyrenaica y la XXII Deiotariana, asentadas en Nicópolis. 352 Estaba compuesto por las legiones V Macedonica, X Fretensis y XV Apollinaris. 353 SUETONIO (Vespasiano VI 3) señala el día 11 de julio.
expectaretur, Syria remeans et consiliorum inter Mucianum ac patrem nuntius. cuncta impetu militum acta non parata contione, non coniunctis legionibus.
donde había actuado de mensajero en las negociaciones entre Muciano y su padre. Todo se hizo por impulso de los soldados sin que se hubiera preparado una asamblea y sin que se hubieran reunido las legiones.
[2,80] Dum quaeritur tempus locus quodque in re tali difficillimum est, prima uox, dum animo spes timor, ratio casus obuersantur, egressum cubiculo Vespasianum pauci milites, solito adsistentes ordine ut legatum salutaturi, imperatorem salutauere: tum ceteri adcurrere, Caesarem et Augustum et omnia principatus uocabula cumulare. mens a metu ad fortunam transierat: in ipso nihil tumidum, adrogans aut in rebus nouis nouum fuit. [2] ut primum tantae altitudinis obfusam oculis caliginem disiecit, militariter locutus laeta omnia et affluentia excepit; namque id ipsum opperiens Mucianus alacrem militem in uerba Vespasiani adegit. tum Antiochensium theatrum ingressus, ubi illis consultare mos est, concurrentis et in adulationem effusos adloquitur, satis decorus etiam Graeca facundia, omniumque quae diceret atque ageret arte quadam ostentator. [3] nihil aeque prouinciam exercitumque accendit quam quod adseuerabat Mucianus statuisse Vitellium ut Germanicas legiones in Syriam ad militiam opulentam quietamque transferret, contra Syriacis legionibus Germanica hiberna caelo ac laboribus dura mutarentur; quippe et prouinciales sueto militum contubernio
80. Mientras se buscaba el momento, el lugar y, lo que es más difícil en tales ocasiones, el hombre que hablara primero, y mientras en su ánimo le daban vueltas la esperanza, el miedo, el cálculo y el azar, al salir Vespasiano de su dormitorio, unos pocos que formaban rutinariamente para saludarle como gobernador, lo saludaron como emperador 354. Entonces acudieron los demás a la carrera y le abrumaron con los nombres de César, Augusto y todos los títulos imperiales. Los ánimos habían pasado del miedo a la confianza, mientras que Vespasiano no se mostró en absoluto vanidoso ni arrogante ni diferente en una situación nueva. [2] Tan pronto como se disipó la neblina de las alturas del poder que se había derramado sobre sus ojos355, habló en términos militares y recibió un caudal unánime de felicitaciones. Y además Muciano, que estaba esperando eso mismo, hizo jurar a las tropas 356, eufóricas, lealtad a Vespasiano. Luego, entró en el teatro de Antioquía 357, donde solían celebrarse las consultas públicas, y se dirigió a una concurrencia que se deshacía en halagos. La oratoria de Muciano era elegante incluso en griego 358, mostrando cierta pericia en todo lo que decía y en cómo lo exponía. [3] Nada producía mayor indignación a la provincia y al ejército que el que Muciano asegurara que Vitelio había tomado la decisión de trasladar a las legiones de Germania a Siria para llevar una milicia lucrativa y pacífica y que, por el contrario, las legiones de Siria serían trasladadas a los cuarteles de invierno de Germania, de clima severo y duras condiciones de vida. El hecho era que a los provinciales les gustaba el trato habitual con los
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Cf. SUETONIO, Vespasiano VI 3. La metáfora y el lenguaje elevado es propio de la épica; cf. ASH, Histories II, pág. 312. 356 Las legiones IV Scythica, VI Ferrata y XII Fulminala. 357 El teatro, hoy desaparecido, había sido construido por Julio César en el año 47 a. C. 358 El bilingüismo (latín y griego) era moneda común entre los romanos cultos; cf. F. BIVILLE, «The Graeco-Romans and Graeco-Latin: a terminological framew ork for cases of bilingualism», en J. N. ADAMS, M. JANSE y S. SWAIN, eds., Bilingualism in ancient society: language contact and the written word, Oxfrod, 2002, págs. 77-102. 355
gaudebant, plerique necessitudinibus et propinquitatibus mixti, et militibus uetustate stipendiorum nota et familiaria castra in modum penatium diligebantur.
soldados, pues muchos se habían integrado por medio de lazos de amistad y parentesco 359, mientras que los soldados, debido a la larga duración del servicio militar 360, habían cogido cariño a unos campamentos conocidos y familiares como si estuvieran en casa 361.
[2,81] Ante idus Iulias Syria omnis in eodem sacramento fuit. accessere cum regno Sohaemus haud spernendis uiribus, Antiochus uetustis opibus ingens et seruientium regum ditissimus. mox per occultos suorum nuntios excitus ab urbe Agrippa, ignaro adhuc Vitellio, celeri nauigatione properauerat. [2] nec minore animo regina Berenice partis iuuabat, florens aetate formaque et seni quoque Vespasiano magnificentia munerum grata. quidquid prouinciarum adluitur mari Asia atque Achaia tenus, quantumque introrsus in Pontum et Armenios patescit, iurauere; sed inermes legati regebant, nondum additis Cappadociae legionibus. consilium de summa rerum Beryti habitum. [3] illuc Mucianus cum legatis tribunisque et splendidissimo quoque centurionum ac militum uenit, et e Iudaico exercitu lecta decora: tantum simul peditum
81. Antes del 15 de julio Siria entera había prestado juramento de lealtad a Vespasiano. Se adhirió Sohemo 362 y su reino, de recursos nada despreciables, y Antíoco, poderoso por sus riquezas ancestrales y el más rico de los reyes vasallos 363. Más tarde, Agripa 364, a quien informes secretos de los suyos habían hecho regresar de Roma, emprendió una rápida travesía, sin que lo supiera todavía Vitelio. [2] Con no menos entusiasmo apoyó la causa la reina Berenice 365, en la flor de la vida y de la belleza, y agradable también al anciano Vespasiano por la generosidad de sus regalos. Todas las provincias costeras hasta Asia y Acaya y todo el territorio que se extiende en el interior hacia el Ponto y Armenia juraron lealtad a Vespasiano. Pero estas regiones estaban al mando de gobernadores sin tropas, pues todavía no se habían asignado legiones a Capadocia. En Beirut 366 se celebró un consejo para tratar sobre la situación en su conjunto. [3] Allí acudió Muciano con comandantes y oficiales de las legiones, así como lo más granado de los centuriones y soldados. Del ejército de Judea llegó una distinguida representación.
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Los soldados no pudieron contraer matrimonio legal con las mujeres locales hasta la época de Septimio Severo, aunque mantenían relaciones con ellas y llegaban a tener hijos, reconociendo luego la ciudadanía romana a las viudas e hijos; cf. S. E. PHANG, The marriage of Roman soldiers (13 BC-AD 235): law and f amily in the imperial army, Leiden, 2001. 360 Algunas legiones estaban en Siria desde la época de Augusto; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 226; ASH, Histories II, pág. 314. 361 Esta era la razón principal para la fundación de colonias en los mismos lugares de los campamentos militares. 362 Sohemo era rey de Emesa al norte de Siria; cf. A. A. BARRET, «Sohaemus, King of Emesa and Sophene», Amer. Journ. Philol. 98 (1977), 152-9; D. SULLIVAN, «The dynasty of Emesa», ANRW II 8 (1977), 198-219: CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 241; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 227; ASH, Histories II, pág. 315. 363 Antíoco IV fue convertido en rey de Comagene por Calígula en el año 38. Vespasiano incorporó su reino al imperio romano en el año 72. Se enfrentó a los romanos y, vencido, fue trasladado a Roma, donde vivió confortablemente; cf. D. SULLIVAN, «The dynasty of Commagene», ANRW II 8 (1977), 732-98; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 242; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 227; ASH, Histories II, pág. 315. 364 Julio Agripa era rey de Judea; cf. D. SULLIVAN, «The dynasty of Judaea in the first century», ANRW II 8 (1977), 296354; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 242; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 227; ASH, Histories II, pág. 316. 365 Cf. II 2, 1 y nota. 366 Berytus, la actual Beirut, era colonia romana (Colonia Iulia Augusta Felix Berytus) desde el año 15 a. C.; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 228; F. MILLAR, «The Roman coloniae of the near east: a study of cultural relations», en H. SOLIN y M. KAJAVA, eds., Roman eastern policy and other studies in Roman history, Helsinki, 1990, págs. 10-23.
equitumque et aemulantium inter se regum paratus speciem fortunae principalis effecerant.
Tan gran espectáculo, tanto de infantes y jinetes como de reyes que rivalizaban entre sí en esplendor, dio la impresión de grandeza imperial.
[2,82] Prima belli cura agere dilectus, reuocare ueteranos; destinantur ualidae ciuitates exercendis armorum officinis; apud Antiochensis aurum argentumque signatur, eaque cuncta per idoneos ministros suis quaeque locis festinabantur. ipse Vespasianus adire, hortari, bonos laude, segnis exemplo incitare saepius quam coercere, uitia magis amicorum quam uirtutes dissimulans. [2] multos praefecturis et procurationibus, plerosque senatorii ordinis honore percoluit, egregios uiros et mox summa adeptos; quibusdam fortuna pro uirtutibus fuit. donatiuum militi neque Mucianus prima contione nisi modice ostenderat, ne Vespasianus quidem plus ciuili bello obtulit quam alii in pace, egregie firmus aduersus militarem largitionem eoque exercitu meliore. [3] missi ad Parthum Armeniumque legati, prouisumque ne uersis ad ciuile bellum legionibus terga nudarentur. Titum instare Iudaeae, Vespasianum obtinere claustra Aegypti placuit: sufficere uidebantur aduersus Vitellium pars copiarum et dux Mucianus et Vespasiani nomen ac nihil arduum fatis. ad omnis exercitus legatosque scriptae epistulae praeceptumque ut praetorianos Vitellio infensos reciperandae militiae praemio inuitarent.
82. Las primeras medidas de la guerra consistieron en la leva de tropas y la movilización de los reservistas; se seleccionaron ciudades poderosas para la fabricación de armamentos; se acuñaron monedas de oro y plata en Antioquía, y todas estas empresas, cada cual en sus propias localidades, se aceleraron bajo la supervisión de agentes expertos. Vespasiano los visitaba y los animaba personalmente, estimulaba a los buenos con elogios y a los perezosos con el ejemplo sin emplear las más de las veces el castigo, prefiriendo ocultar más los defectos que las virtudes de sus amigos. [2] Recompensó a muchos con mandos militares y administrativos 367 y a un gran número con el rango de senadores 368. Fueron hombres excepcionales que después alcanzaron los cargos más elevados, aunque a algunos su fortuna les sirvió como mérito. En cuanto a la recompensa de los soldados, ni Muciano las había mencionado sino de pasada en la primera asamblea, ni Vespasiano ofreció siquiera más en una guerra civil que otros en tiempos de paz 369, dando un excelente ejemplo de firmeza contra los dispendios militares, consiguiendo así un ejército mejor. [3] Se despachó una embajada a Partia y Armenia y se tomaron medidas para no dejar desnudas las espaldas de las legiones ocupadas en una guerra civil. Se decidió que Tito presionara a Judea, mientras Vespasiano controlaba los accesos de Egipto 370. Creían que para enfrentarse a Vitelio era suficiente una parte de las tropas, el mando de Mudano, el nombre de Vespasiano y la irresistible fuerza del destino 371. Se enviaron cartas a todos los ejércitos y comandantes con instrucciones de atraer a los pretorianos hostiles a Vitelio con el aliciente de recuperar su grado militar.
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Las praefecturae otorgaban mando militar o civil al comandante o praefectus y a veces los praefecti gobernaban provincias pequeñas dependientes del emperador. Las procurationes concedían poder económico y administrativo a los procuratores o agentes de la administración imperial; cf. ASH, Histories II, pág. 320. 368 Cf. C. S. WALTON, «Oriental Senators», Journ. Rom. Studies 19 (1929), 38-66. 369 Como habían hecho Germánico (Anales I 36), Tiberio (SUETONIO, Tiberio XLVIII 2) o Calígula (DIÓN CASIO, LIX 2, 1); cf. ASH, Histories II, pág. 321. 370 Los puertos de Alejandría y Peluso; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 229. 371 En realidad, las fuerzas que lucharon en la segunda batalla de Bedriaco (III 33, 1) sumaron 40.000 hombres; cf. ASH, Histories II, pág. 323.
[2,83] Mucianus cum expedita manu, socium magis imperii quam ministrum agens, non lento itinere, ne cunctari uideretur, neque tamen properans, gliscere famam ipso spatio sinebat, gnarus modicas uiris sibi et maiora credi de absentibus; sed legio sexta et tredecim uexillariorum milia ingenti agmine sequebantur. [2] classem e Ponto Byzantium adigi iusserat, ambiguus consilii num omissa Moesia Dyrrachium pedite atque equite, simul longis nauibus uersum in Italiam mare clauderet, tuta pone tergum Achaia Asiaque, quas inermis exponi Vitellio, ni praesidiis firmarentur; atque ipsum Vitellium in incerto fore quam partem Italiae protegeret, si sibi Brundisium Tarentumque et Calabriae Lucaniaeque litora infestis classibus peterentur.
83. Muciano se puso en marcha con una fuerza ligera, actuando más como colega del emperador que como su subordinado 372. No avanzaba lentamente, para no dar la impresión de que titubeaba, pero tampoco se daba prisa; dejaba que su fama creciera con la distancia misma, pues era consciente de que sus fuerzas eran pequeñas y de que, pese a ello, sobre las cosas que están lejos se tiende a exagerar. Con todo, le seguían la legión VI 373 y trece mil mercenarios en una impresionante columna 374. [2] Había ordenado que la flota se trasladara desde el Ponto a Bizancio. Dudaba en sus planes si desentenderse de Mesia y atacar a Dirraquio 375 con la infantería y la caballería, al tiempo que bloqueaba con buques de guerra el mar que mira a Italia. En la retaguardia estarían seguras Acaya y Asia, que quedarían a merced de Vitelio si no se reforzaban con destacamentos. Y el propio Vitelio no tendría claro a qué parte de Italia iba a proteger, si hostigándole flotas hostiles atacaran Brundisio, Tarento y las costas de Calabria y Lucania.
[2,84] Igitur nauium militum armorum paratu strepere prouinciae, sed nihil aeque fatigabat quam pecuniarum conquisitio: eos esse belli ciuilis neruos dictitans Mucianus non ius aut uerum in cognitionibus, sed solam magnitudinem opum spectabat. passim delationes, et locupletissimus quisque in praedam correpti. [2] quae grauia atque intoleranda, sed necessitate armorum excusata etiam in pace mansere, ipso Vespasiano inter initia imperii ad obtinendas iniquitates haud
84. Así pues, las provincias andaban alborotadas con los preparativos de naves, soldados y armas. Pero nada agobiaba tanto como la recaudación de fondos. Muciano repetía una y otra vez que el dinero era el nervio de la guerra civil 376 y en sus indagaciones judiciales no atendía al derecho o la verdad, sino únicamente a la cantidad de las riquezas. Las delaciones se extendieron por todas partes y los más ricos fueron tomados como botín. [2] Esto, gravoso e intolerable, pero excusable por las exigencias de la guerra, se mantuvo incluso en tiempos de paz, pues al comienzo de su imperio, Vespasiano no se implicó demasiado en mantener los
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La marcha de Muciano desde Antioquía hasta Roma se extendió desde agosto hasta diciembre del año 69. Unos hablan que llegó hasta Bizancio y por mar se encaminó hacia Italia; otros creen que desde Bizancio recorrió las provincias del Danubio hasta Aquileya y desde allí al norte de Italia. Lo único seguro es que estaba en Roma sobre el 25 de diciembre del 69. Cf. R. SYME, «The march of Mucianus», Antichton 9 (1977), 78-92 (= A. R. BIRLEY, ed., Roman Papers VII, Oxford, 1984, págs. 998-1.013); M. G. MORGAN, «Tacitus, Histories 2.83-84: content and positioning», Class. Philology 89 (1994), 166-175; ASH, Histories II, págs. 323-324. 373 La legión VI Ferrata; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 229. 374 El ejército ascendería a 18.000 (SYME, «The march of Mucianus…, pág. 81) o a 13.000 hombres (CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 244). 375 Puerto situado en el Epiro frente a Bríndisi en la costa italiana, en Albania, la actual Durazzo; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 230. 376 La frase, griega (DIÓN CASIO, LXVI 2, 5), se hizo tópica; cf. II 32, 2: «Podían acudir a recursos públicos y privados y a grandes sumas de dinero, de más peso que la espada en las discordias civiles»; CICERÓN, Filípicas V 5: nervos belli, pecuniam inf initam; OTTO, Die Sprichwörter…, pág. 242.
perinde obstinante, donec indulgentia fortunae et prauis magistris didicit aususque est. propriis quoque opibus Mucianus bellum iuuit, largus priuatim, quod auidius de re publica sumeret. ceteri conferendarum pecuniarum exemplum secuti, rarissimus quisque eandem in reciperando licentiam habuerunt.
abusos, hasta que la benevolencia de la Fortuna y los malos maestros le enseñaron a atreverse a tales procedimientos. Muciano ayudó a la guerra también con sus riquezas personales, aunque su largueza en privado le sirvió para apropiarse con más avidez del dinero público. Los demás líderes siguieron su ejemplo de aportar dinero, pero fueron muy raros los que tuvieron la misma libertad para recuperarlo.
[2,85] Adcelerata interim Vespasiani coepta Illyrici exercitus studio transgressi in partis: tertia legio exemplum ceteris Moesiae legionibus praebuit; octaua erat ac septima Claudiana, imbutae fauore Othonis, quamuis proelio non interfuissent. Aquileiam progressae, proturbatis qui de Othone nuntiabant laceratisque uexillis nomen Vitellii praeferentibus, rapta postremo pecunia et inter se diuisa, hostiliter egerant. unde metus et ex metu consilium, posse imputari Vespasiano quae apud Vitellium excusanda erant. ita tres Moesicae legiones per epistulas adliciebant Pannonicum exercitum aut abnuenti uim parabant. [2] in eo motu Aponius Saturninus Moesiae rector pessimum facinus audet, misso centurione ad interficiendum Tettium Iulianum septimae legionis legatum ob simultates, quibus causam partium praetendebat. Iulianus comperto discrimine et gnaris locorum adscitis per auia Moesiae ultra montem Haemum profugit; nec deinde ciuili bello interfuit, per uarias moras susceptum ad
85. Entretanto, el apoyo del ejército del Ilírico que se pasó a su lado aceleró los planes de Vespasiano 377. La legión III sirvió de ejemplo a las demás legiones de Mesia: la VIII y la VII Claudiana 378. Eran partidarios acérrimos recalcitrantes de Otón, aunque no habían participado en la batalla de Bedriaco. Habían avanzado hasta Aquileya 379. Tras maltratar a quienes traían noticias de la derrota de Otón380 y desgarrar los estandartes que exhibían el nombre de Vitelio, acabaron por robar la caja de caudales y se la repartieron entre ellos. Se habían comportado como enemigos. De tal acción se produjo miedo en ellos y el miedo les hizo pensar que podría servirles de mérito ante Vespasiano lo que ante Vitelio exigiría una disculpa 381. Así que las tres legiones de Mesia intentaban atraerse con cartas al ejército de Panonia 382 dispuesta a emplear la fuerza si se negaban. [2] En medio de tal agitación el gobernador de Mesia Aponio Saturnino 383 se atrevió a cometer una terrible acción. Envió un centurión para asesinar al comandante de la legión VII, Tetio Juliano 384 a causa de una disputa privada que pretendía camuflar con el apoyo a la causa de Vespasiano. Juliano, sin embargo, advirtió el peligro y buscando la ayuda de los nativos que conocían el terreno huyó a través de las zonas intransitables de Mesia al otro lado del monte Hemo 385. A partir de entonces no tomó parte en la guerra civil.
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El Ilírico comprendía las provincias del Danubio: Panonia, Dalmacia y Mesia; cf. P. FABIA, «L’adhésion de l’Illyricum à la cause flavienne», Rev. Étud. Ancienn. 5 (1903), 329-382. 378 La III Gallica, la VIII Augusta y la VII Claudia. 379 En el noreste de Italia. 380 Otón se había suicidado el 17 de abril; cf. II 46, 3. 381 Cf. SUETONIO, Vespasiano VI 2-3; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 231. 382 Estaba constituido por las legiones VII Galbiana y la XIII Gemina. 383 Aponio Saturnino fue cónsul suf f ectus en tiempos de Nerón y llegó a ser procónsul de Asia en el año 73. Cf. I 79, 5; léase a R. D. MILNS, «The career of M. Aponius Saturninus», Historia 22 (1973), 284-294. 384 Juliano fue pretor en el año 70 y cónsul suf f ectus en el 83; cf. ASH, Histories II, pág. 333. 385 Es la actual cordillera Stara Planina (monte Balkan), en Bulgaria. En la mitología Hemo se unió incestuosamente a su hermana Ródope, como Júpiter y Juno; cf. OVIDIO, Metamorf osis VI 88.
Vespasianum iter trahens et ex nuntiis cunctabundus aut properans.
Alargaba con diversas demoras el viaje emprendido para estar al lado de Vespasiano 386 y remoloneaba o se daba prisa en función de las noticias que recibía.
[2,86] At in Pannonia tertia decima legio ac septima Galbiana, dolorem iramque Bedriacensis pugnae retinentes, haud cunctanter Vespasiano accessere, ui praecipua Primi Antonii. is legibus nocens et tempore Neronis falsi damnatus inter alia belli mala senatorium ordinem reciperauerat. [2] praepositus a Galba septimae legioni scriptitasse Othoni credebatur, ducem se partibus offerens; a quo neglectus in nullo Othoniani belli usu fuit. labantibus Vitellii rebus Vespasianum secutus grande momentum addidit, strenuus manu, sermone promptus, serendae in alios inuidiae artifex, discordiis et seditionibus potens, raptor, largitor, pace pessimus, bello non spernendus. [3] iuncti inde Moesici ac Pannonici exercitus Dalmaticum militem traxere, quamquam consularibus legatis nihil turbantibus. Tampius Flauianus Pannoniam, Pompeius Siluanus Dalmatiam tenebant, diuites senes; sed procurator aderat Cornelius Fuscus, uigens aetate, claris natalibus.
86. En Panonia, sin embargo, las legiones XIII 387 y VII Galbiana, que conservaban el dolor y el resentimiento por la batalla de Bedriaco, se declararon sin titubear partidarias de Vespasiano, especialmente gracias al decisivo empuje de Antonio Primo 388. Este hombre, culpable ante las leyes, condenado por fraude en tiempos de Nerón 389, había recuperado el rango senatorial en medio de las otras desgracias de la guerra. [2] Galba lo había puesto al frente de la legión VII 390 y se creía que había escrito más de una vez a Otón ofreciéndose como general de su bando. Ignorado por este último, no prestó servicio alguno en la campaña de Otón. Cuando declinaba la estrella de Vitelio, siguió a Vespasiano dando un gran impulso a su causa, pues era un hombre enérgico, de palabra fácil, un artista en sembrar el odio entre los demás, influyente en revueltas y motines, ladrón y despilfarrador, el peor enemigo en la paz y nada despreciable en la guerra. [3] A continuación, la unión de los ejércitos de Mesia y Panonia arrastró a los soldados de Dalmacia, aunque los gobernadores de dichas provincias no intervinieron. Panonia y Dalmacia eran gobernadas respectivamente por Tampio Flaviano y Pompeyo Silvano, ambos ancianos y ricos 391. Pero les asistía el agente imperial Cornelio Fusco 392, en la flor de la vida y de ilustre cuna.
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Vespasiano se trasladó desde Antioquía hasta Alejandría, donde se encontraba a mediados de octubre del 69; cf. DIÓN CASIO, LXV 9, 2; ASH, Histories II, pág. 334. 387 Se trata de la legión XIII Gemina, partidaria de Otón, que había intervenido en la primera batalla de Bedriaco. 388 Antonio Primo nació sobre el año 20 y procedía de Tolosa en la Galia (MARCIAL, IX 99, 3; SUETONIO, Vitelio XVIII). Tácito lo pinta como un militar competente, pero de una moral más que dudosa. Tras la victoria de Vespasiano regresó a su ciudad natal. Marcial le dedicó un poema (X 23) con motivo de su 75 cumpleaños. Cf. M. TREU, «M. Antonius Primus in der taciteischen Darstellung», Würzburger Jahrbücher f ür die Altert. 3 (1948), 241-262; T. A. DOREY, «Tacitus’ treatment of Antonius Primus», Class. Philology 53 (1958), 244; D. C. A. SHOTTER, «Tacitus and Antonius Primus», Liv. Class. Monthly 2 (1977), 23-27; R. ASH, «Antonius Primus», en Ordering anarchy: armies and leaders…, págs. 147-165; WELLESLEY, Histories III, págs. 3-5; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 231; ASH, The Histories, pág. 282. 389 Se le condenó al exilio en el año 61; cf. III 13, 3; Anales XIV 40; DIÓN CASIO, LXV 9, 3. 390 La legión VII Galbiana. 391 Tampio Flaviano fue cónsul suf f ectus sobre el año 45, procónsul de África en tiempos de Nerón y cónsul suf f ectus por segunda vez en el año 76. Pompeyo Silvano (PIR1 Ρ 495) fue cónsul suf f ectus en el año 45, procónsul de África sobre el 55 y cónsul por segunda vez en el 76. Cf. CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 247-248; WELLESLEY, Histories III, págs. 237-238; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 232; ASH, Histories II, pág. 338. 392 Cornelio Fusco fue gobernador del Ilírico en el año 68 y llegó a ser prefecto del pretorio con Domiciano a partir del año 83. Murió en la campaña contra los dacios en el año 87; cf. MARCIAL, VI 76; Η. HILL, «Tacitus, Histories, II. 86», Class. Review 41 (1927), 124; J. COLIN, «Le préfet de prétoire Cornelius Fuscus, un enfant de Pompéi», Latomus 15 (1956), 57-82;
prima iuuenta quietis cupidine senatorium ordinem exuerat; idem pro Galba dux coloniae suae, eaque opera procurationem adeptus, susceptis Vespasiani partibus acerrimam bello facem praetulit: non tam praemiis periculorum quam ipsis periculis laetus pro certis et olim partis noua ambigua ancipitia malebat. [4] igitur mouere et quatere, quidquid usquam aegrum foret, adgrediuntur. scriptae in Britanniam ad quartadecimanos, in Hispaniam ad primanos epistulae, quod utraque legio pro Othone, aduersa Vitellio fuerat; sparguntur per Gallias litterae; momentoque temporis flagrabat ingens bellum, Illyricis exercitibus palam desciscentibus, ceteris fortunam secuturis.
En su primera juventud había abandonado el rango senatorial por desear llevar una vida tranquila, pero se puso al frente de su colonia 393 a favor de Galba y por tales servicios obtuvo tal cargo de agente imperial. Al tomar el partido de Vespasiano empuñó con especial saña la antorcha de la guerra: contento menos por las recompensas de los riesgos que por los riesgos mismos, prefería lo nuevo, dudoso y arriesgado a lo seguro y lo ya ganado en el pasado. [4] Así pues, se dispusieron a remover y a agitar el descontento que hubiera en cualquier sitio. Se enviaron cartas a Britania a los de la legión XIV y a Hispania a los de la I, pues ambas legiones 394 habían apoyado a Otón y se habían opuesto a Vitelio. Se enviaron cartas acá y allá por las provincias de la Galia, y en un instante se había desencadenado el incendio de una gran guerra, pues los ejércitos del Ilírico se habían rebelado abiertamente y el resto iba a seguir su suerte.
Roma bajo Vitelio [2,87] Dum haec per prouincias a Vespasiano ducibusque partium geruntur, Vitellius contemptior in dies segniorque, ad omnis municipiorum uillarumque amoenitates resistens, graui urbem agmine petebat. sexaginta milia armatorum sequebantur, licentia corrupta; calonum numerus amplior, procacissimis etiam inter seruos lixarum ingeniis; tot legatorum amicorumque comitatus inhabilis ad parendum, etiam si summa modestia regeretur. [2] onerabant multitudinem obuii ex urbe senatores
87. Mientras Vespasiano y los líderes de su partido realizaban estas actividades por las provincias, Vitelio, cada día más indolente y despreciado, marchaba hacia Roma 395 con su pesado cortejo, deteniéndose en todos los lugares atractivos de municipios y villas. Le seguían sesenta mil hombres armados, corrompidos por la indisciplina, un número aún mayor de asistentes y cantineros 396, de conducta escandalosa incluso en comparación con los esclavos; también era numerosa la escolta de oficiales y amigos 397, incapaz de obedecer, aunque se le estuviera controlando con la más estricta disciplina. [2] Recargaban aquella multitud senadores y caballeros que habían salido a su encuentro desde la
CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 248-249; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 233; ASH, Histories II, pág. 339. 393 No se sabe con certeza a qué colonia se refiere Tácito. Se han sugerido Pompeya, Vienne, Córdoba, Aquileya y Forum Iulii; cf. R. SYME, «The colony of Cornelius Fuscus: an episode in the bellum Neronis», Amer. Journ. Philol. 58 (1937), 7-8; Tacitus II, 683-4; CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 248-9. 394 Eran las legiones XIV Gemina y la I Adiutrix; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 234. 395 Tácito, tras describir los preparativos de Vespasiano para asumir el poder, vuelve a Vitelio (87-101), que se comporta como un emperador degenerado y sin control sobre sus tropas; cf. HEUBNER, Historien II, págs. 290-9; ASH, Histories II, págs. 341-342. 396 Los calones o asistentes de los soldados eran esclavos que seguían a sus dueños para ayudarles en la guerra, mientras que los lixae eran gente de condición libre que seguían a los ejércitos para vender víveres a los soldados; cf. BASSOLS, Tácito II, pág. 158. 397 Los amigos y consejeros más cercanos a Vitelio eran Lucio Vitelio, Cécina Aljeno, Fabio Valente, Publilio Sabino, Alfeno Varo y Julio Prisco; cf. F. MILLAR, The emperor in the Roman World (31 BC-AD 337), Londres, 1977, págs. 110-122; ASH, Histories II, pág. 343.
equitesque, quidam metu, multi per adulationem, ceteri ac paulatim omnes ne aliis proficiscentibus ipsi remanerent. adgregabantur e plebe flagitiosa per obsequia Vitellio cogniti, scurrae, histriones, aurigae, quibus ille amicitiarum dehonestamentis mire gaudebat. nec coloniae modo aut municipia congestu copiarum, sed ipsi cultores aruaque maturis iam frugibus ut hostile solum uastabantur.
capital, algunos por miedo, muchos por adulación, y después y poco a poco todos los demás, para no quedarse atrás mientras los otros acudían a su encuentro. Se sumaban plebeyos, conocidos de Vitelio por servicios vergonzosos: bufones, actores y aurigas, cuya degradante amistad le producía un placer extraordinario 398. Y no solo se saqueaba las colonias y los municipios para el acopio de provisiones, sino también a los mismos campesinos y sus campos con las cosechas ya en sazón, como si fuera suelo enemigo.
[2,88] Multae et atroces inter se militum caedes, post seditionem Ticini coeptam manente legionum auxiliorumque discordia; ubi aduersus paganos certandum foret, consensu. sed plurima strages ad septimum ab urbe lapidem. singulis ibi militibus Vitellius paratos cibos ut gladiatoriam saginam diuidebat; et effusa plebes totis se castris miscuerat. [2] incuriosos milites--uernacula utebantur urbanitate--quidam spoliauere, abscisis furtim balteis an accincti forent rogitantes. non tulit ludibrium insolens contumeliarum animus: inermem populum gladiis inuasere. caesus inter alios pater militis, cum filium comitaretur; deinde agnitus et uulgata caede temperatum ab innoxiis. [3] in urbe tamen trepidatum praecurrentibus passim militibus; forum maxime petebant, cupidine uisendi locum in quo Galba iacuisset. nec minus saeuum spectaculum erant ipsi, tergis ferarum et ingentibus telis horrentes, cum turbam populi per inscitiam parum uitarent, aut ubi lubrico
88. Entre los soldados se produjeron muchas matanzas sanguinarias, pues tras la revuelta iniciada en Ticino permanecía la rivalidad entre legionarios y auxiliares 399, aunque, cuando había que atacar a civiles, se ponían de acuerdo. Pero el peor estrago se produjo a siete millas de Roma 400. Allí Vitelio estaba repartiendo a cada soldado platos preparados, como si estuviera cebando a los gladiadores. La plebe había invadido y ocupado todo el campamento. [2] Algunos —se valían de bromas propias de la capital— despojaron a soldados descuidados y, tras cortarles a escondidas los tahalíes, les preguntaban si llevaban espadas 401. Los soldados 402 que no estaban acostumbrados a los insultos no soportaron la broma y atacaron al pueblo indefenso con sus espadas. Murió entre otros el padre de un soldado que acompañaba a su hijo. Al ser reconocido después y divulgarse la muerte, se detuvo la matanza de inocentes. [3] En Roma, sin embargo, se sucedieron momentos de angustia causados por ver soldados corriendo por todas partes. Se dirigían especialmente al Foro con el deseo de ver el lugar en el que había caído Galba 403. Ellos mismos no presentaban un espectáculo menos sobrecogedor produciendo terror con sus pellejos de fieras y sus enormes lanzas. Como por ignorancia no se preocupaban de evitar a la
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Sobre los parásitos urbanos de aquella época, léase a E. S. RAMAGE, «Denigration of predecessor under Claudius, Galba and Vespasian», Historia 32 (1983), 201-214; P. CORBETT, The scurra, Edimburgo, 1986. 399 Cf. II 68-69, 1. 400 Vitelio salió de Bononia (II 71), atravesó los Apeninos (SUETONIO, Vitelio X 3) y se dirigió a Roma por la vía Cassia (desde Roma hasta Arretium); cf. ASH, Histories II, pág. 345. 401 Para un soldado romano la peor desgracia que podía pasarle era la pérdida de su espada, cf. APULEYO, Metamorf osis IX 4, 2. 402 El texto latino animus sustituye como colectivo singular a los soldados; cf. ASH, Histories II, pág. 346. 403 En el lago Curcio; cf. II 55, 1.
uiae uel occursu alicuius procidissent, ad iurgium, mox ad manus et ferrum transirent. quin et tribuni praefectique cum terrore et armatorum cateruis uolitabant.
muchedumbre, cuando caían por calles resbaladizas o chocaban con algún civil 404, pasaban a los insultos y después a las manos y a las espadas. Y más aún, comandantes y oficiales revoloteaban de un lado a otro infundiendo terror con sus escuadrones de hombres armados.
[2,89] Ipse Vitellius a ponte Muluio insigni equo, paludatus accinctusque, senatum et populum ante se agens, quo minus ut captam urbem ingrederetur, amicorum consilio deterritus, sumpta praetexta et composito agmine incessit. quattuor legionum aquilae per frontem totidemque circa e legionibus aliis uexilla, mox duodecim alarum signa et post peditum ordines eques; dein quattuor et triginta cohortes, ut nomina gentium aut species armorum forent, discretae. [2] ante aquilas praefecti castrorum tribunique et primi centurionum candida ueste, ceteri iuxta suam quisque centuriam, armis donisque fulgentes; et militum phalerae torquesque splendebant: decora facies et non Vitellio principe dignus exercitus. sic Capitolium ingressus atque ibi matrem complexus Augustae nomine honorauit.
89. El propio Vitelio avanzó desde el puente Milvio 405 montando un vistoso corcel, revestido con la toga de general y la espada al cinto. Llevaba al Senado y al pueblo delante de él 406 y siguió el consejo de sus amigos de no entrar en Roma como en una ciudad conquistada. Así, tomó la toga de senador 407 y avanzó a pie con las columnas del ejército en formación. Al frente iban las águilas de cuatro legiones flanqueadas por los estandartes de otras tantas 408, luego las enseñas de doce escuadrones y tras las filas de infantería la caballería; después, trenta y cuatro cohortes agrupadas según sus nacionalidades o el tipo de equipamiento. [2] Al frente de las águilas marchaban los comandantes del campamento, los oficiales y los centuriones de primer rango, todos vestidos de blanco; el resto marchaba cada uno con su propia centuria, luciendo sus armas y condecoraciones. También resplandecían las medallas y collares de los soldados 409. La estampa era brillante 410 y el ejército no era digno de un emperador como Vitelio. Así entró en el Capitolio y allí abrazó a su madre 411 y la honró con el nombre de Augusta.
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Sobre las calles, sucias y muy transitadas, de Roma, cf. JUVENAL, III 243-248; MARCIAL, III 36, 3-4. Por el puente Milvio se cruzaba el Tíber viniendo por la vía Flaminia a dos millas al norte de Roma. Vitelio entraría en Roma, primero, por la puerta Flaminia y, después, por la puerta Fontinalis hasta el Capitolio; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 236; Ash, Histories II, pág. 348. 406 Sobre el tópico de la llegada triunfal de un general o emperador a Roma, cf., p. e., CICERÓN, Contra Pisón LI; LIVIO, XXIV 16, 16; ASH, Histories II, pág. 348. 407 Es la toga praetexta blanca con bordes de púrpura y símbolo del poder civil de los magistrados y senadores dentro de Roma; BASSOLS, Tácito II, pág. 162. 408 Tácito describe minuciosamente el desfile militar de Vitelio al entrar en Roma. Alude, primero, a las legiones I Italica, V Alaudae, XXI Rapax, XXII Primigenia, y, después, a la I Germanica, IV Macedonica, XV Primigenia y XVI Galilea. Cf. SUETONIO, Vitelio XI 1. 409 Las condecoraciones de los soldados eran las phalerae o pequeños discos de metal que llevaban los soldados prendidos en el pecho y los torques o collares de oro y plata que colgaban del cuello; cf. BASSOLS, Tácito II, pág. 163; E. SANDER, «Die Kleidung des römischen Soldaten», Historia 12 (1963), 144-166; ASH, Histories II, pág. 350. 410 Sobre la juntura latina decora facies, cf. FLETCHER, Annotations on Tacitus, pág. 74. 411 Sextilla; cf. I 75, 2; II 64, 2; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 236-237. 405
[2,90] Postera die tamquam apud alterius ciuitatis senatum populumque magnificam orationem de semet ipso prompsit, industriam temperantiamque suam laudibus attollens, consciis flagitiorum ipsis qui aderant omnique Italia, per quam somno et luxu pudendus incesserat. [2] uulgus tamen uacuum curis et sine falsi uerique discrimine solitas adulationes edoctum clamore et uocibus adstrepebat; abnuentique nomen Augusti expressere ut adsumeret, tam frustra quam recusauerat.
90. Al día siguiente 412 pronunció un discurso jactancioso sobre sí mismo, como si estuviera ante el Senado y el pueblo de una ciudad extranjera. Destacó con elogios su laboriosidad y moderación, a pesar de que eran cómplices de sus maldades los mismos que estaban allí presentes y toda Italia, que había recorrido de manera vergonzosa en medio de la desidia y el derroche. [2] El populacho, no obstante, libre de preocupaciones e incapaz de distinguir lo verdadero de lo falso, pero experto en el hábito de la adulación, lo jaleaba entre aclamaciones y vítores; y, cuando declinó el título de «Augusto», presionaron para que lo aceptara, pero la aceptación fue tan inútil como el rechazo.
[2,91] Apud ciuitatem cuncta interpretantem funesti ominis loco acceptum est quod maximum pontificatum adeptus Vitellius de caerimoniis publicis XV kalendas Augustas edixisset, antiquitus infausto die Cremerensi Alliensique cladibus: adeo omnis humani diuinique iuris expers, pari libertorum amicorum socordia, uelut inter temulentos agebat. [2] sed comitia consulum cum candidatis ciuiliter celebrans omnem infimae plebis rumorem in theatro ut spectator, in circo ut fautor adfectauit: quae grata sane et popularia, si a uirtutibus proficiscerentur, memoria uitae prioris indecora et uilia accipiebantur. uentitabat in senatum,
91. En una ciudad que tenía interpretación para todo se tomó como agüero funesto 413 el que Vitelio, después de asumir el pontificado máximo, hubiera promulgado un edicto sobre ceremonias públicas el 18 de julio, día infausto desde antiguo por las derrotas de Crémera y Alia 414: tan ignorante de todo derecho divino y humano, con igual desidia que sus libertos 415 y amigos, actuaba como si estuviera entre borrachos.
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[2] Con todo, participaba como un ciudadano más en las elecciones a cónsul junto a los candidatos y se adhería a todos los comentarios de las clases más bajas en el teatro como espectador o en el circo como un aficionado más 416. Esta actitud, sin duda agradable y popular si brotaran de la virtud se tomaba por indigna y sin valor por el recuerdo de su vida anterior. Acudía con regularidad al Senado, incluso cuando los senadores
No se sabe con certeza la fecha de la llegada de Vitelio a Roma, pero no debió ser después del 18 de julio, cuando ya era Pontif ex maximus (II 91, 1); cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 252; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 237; ASH, Histories II, pág. 350. 413 Sobre augurios y prodigios durante esta época, léase a G. M. MORGAN, «Omens in Tacitus’ Histories 1-3», en R. L. WILDFANG y J. ISAGER, eds., Divination and portents in the Roman world, Odense, 2000, págs. 25-42. 414 La familia de los Fabios fue derrotada por soldados etruscos de Veyes en el río Crémera el 18 de julio del año 477 a. C. (LIVIO, VI 1, 1; cf. OVIDIO, Fastos II 193-242). Los galos derrotaron a los romanos en Alia el año 390 a. C. Por eso el 18 de julio era tenido como un día infausto, en el que no se podían ofrecer sacrificios a los dioses ni emprender ningún negocio (GELIO, IV 9, 5). Léase a A. T. GRAFTON y Ν. M. SWERDLOW, «Calendar dates and ominous days in ancient historiography», Journ. Warburg and Courtauld Instit. 51 (1988), 14-42; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 237; ASH, Histories II, págs. 352-353. 415 Vitelio confiaba especialmente en Asiático; cf. II 57, 2. 416 Vitelio era un seguidor de los Azules en el circo; cf. SUETONIO, Vitelio VII 1; DIÓN CASIO, LXV 5, 1. Domiciano, sin embargo, apoyaba a los Verdes; cf. A. CAMERON, Circus f actions: Blues and Greens at Rome and Byzantium, Oxford, 1976, pág. 54; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 238; ASH, Histories II, pág.354.
etiam cum paruis de rebus patres consulerentur. [3] ac forte Priscus Heluidius praetor designatus contra studium eius censuerat. commotus primo Vitellius, non tamen ultra quam tribunos plebis in auxilium spretae potestatis aduocauit; mox mitigantibus amicis, qui altiorem iracundiam eius uerebantur, nihil noui accidisse respondit quod duo senatores in re publica dissentirent; solitum se etiam Thraseae contra dicere. inrisere plerique impudentiam aemulationis; aliis id ipsum placebat quod neminem ex praepotentibus, sed Thraseam ad exemplar uerae gloriae legisset.
trataban asuntos sin importancia. [3] Y una vez sucedió que Prisco Helvidio 417, pretor electo, había votado en contra de una propuesta suya. Al principio Vitelio se molestó, pero no buscó más que el amparo de los tribunos de la plebe por el desprecio a su poder; luego, cuando sus amigos, que temían en él un resentimiento más profundo, lograron calmarlo, les respondió que no era nada nuevo el hecho de que dos senadores discreparan en asuntos de Estado y que él también tuvo por costumbre contradecir a Trásea 418. Muchos se rieron por la desvergüenza de la comparación, mientras a otros les complacía el hecho mismo de que hubiera elegido como modelo de auténtica grandeza no a uno de los hombres influyentes del momento, sino a Trásea.
[2,92] Praeposuerat praetorianis Publilium Sabinum a praefectura cohortis, Iulium Priscum tum centurionem: Priscus Valentis, Sabinus Caecinae gratia pollebant; inter discordis Vitellio nihil auctoritas. munia imperii Caecina ac Valens obibant, olim anxii odiis, quae bello et castris male dissimulata prauitas amicorum et fecunda gignendis inimicitiis ciuitas auxerat, dum ambitu comitatu et immensis salutantium agminibus contendunt comparanturque, uariis in hunc aut illum Vitellii inclinationibus; nec umquam satis fida potentia, ubi nimia est: [2] simul ipsum Vitellium, subitis offensis aut intempestiuis blanditiis mutabilem,
92. Al mando de los pretorianos había puesto a Publilio Sabino, que había sido prefecto de una cohorte, y a Julio Prisco por entonces centurión 419. Prisco gozaba del apoyo de Valente, Sabino del de Cécina. En este conflicto de rivalidades Vitelio no tenía ninguna autoridad. Cécina y Valente ejercían las funciones imperiales. Desde hacía mucho tiempo andaban enzarzados en odios 420, que, mal disimulados por la guerra y la vida castrense, se veían acrecentados la maldad de sus amigos y una ciudad fecunda en sembrar enemistades. Mientras rivalizaban y se comparaban su popularidad, su séquito y los incontables grupos de gente que iban a saludarles a cada uno por la mañana, Vitelio se inclinaba alternativamente hacia uno u otro, pues el poder nunca se siente demasiado seguro cuando es excesivo 421. [2] Despreciaban y temían a un tiempo a
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Helvidio Prisco era un filósofo estoico, procedente de Cluviae del sur de Italia. Fue tribuno de la plebe en el año 56 y estuvo exiliado en el 66. En tiempos del imperio de Vespasiano tuvo de enemigo a Eprio Marcelo, el responsable de la condena e Trásea Peto. Terminó en el destierro y fue ejecutado sobre el año 75; cf. IV 5-6; 53, 3-4; SUETONIO, Vespasiano XV; DIÓN CASIO, LXVI 12, 2; J. MELMOUX, «Helvidius Priscus, disciple et héritier de Thrasea», Parola del Pasato 30 (1975), 237-240; J. MALITZ, «Helvidius Priscus und Vespasian. Zur Geschichte der ‘stoischen’ Senatsopposition», Hermes 113 (1985, 231-246; LEVICK, Vespasian, págs. 82-9; ASH, Histories II, pág. 354. 418 Clodio Trásea Peto (PIR2 C 1187) fue otro filósofo estoico, cónsul en el año 56 durante el imperio de Nerón. Perseguido por alta traición, fue obligado a suicidarse y así lo hizo siguiendo el modelo de Catón de Útica (PLUTARCO, Catón el Joven XXXVII 1). Cf. Anales XIII 49, XIV 48-49, XV 20, 23; J. GEIGER, «Munatius Rufus and Thrasea Paetus on Cato the Younger», Athenaeum 57 (1979), 48-72; M. GRIFFIN, «Philosophy, Cato and Roman suicide II», Greece and Rome 38 (1986), 192-202; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 239. 419 Sabino terminó en prisión por su amistad con Cécina (III 36, 2) y Julio Prisco acabó suicidándose (IV 11, 3). 420 Cf. II 30, 3; II 70-1. 421 Esta y otras ideas se leen ya en HERÓDOTO, III 80.
contemnebant metuebantque. nec eo segnius inuaserant domos hortos opesque imperii, cum flebilis et egens nobilium turba, quos ipsos liberosque patriae Galba reddiderat, nulla principis misericordia iuuarentur. [3] gratum primoribus ciuitatis etiam plebs adprobauit, quod reuersis ab exilio iura libertorum concessisset, quamquam id omni modo seruilia ingenia corrumpebant, abditis pecuniis per occultos aut ambitiosos sinus, et quidam in domum Caesaris transgressi atque ipsis dominis potentiores.
este Vitelio que pasaba de repentinas ofensas a halagos a destiempo. Pero no por ello fueron menos diligentes en poner sus manos en mansiones, jardines y bienes del imperio, en tanto la llorosa e indigente multitud de nobles a los que Galba había devuelto a la patria junto con sus hijos no alcanzó ninguna ayuda por parte de la misericordia del emperador. [3] Agradó a los líderes de la ciudad e incluso recibió la aprobación de la plebe la decisión de conceder a quienes habían regresado del destierro los derechos sobre sus libertos 422, aunque estas astutas criaturas corrompían tal medida de todas las maneras, escondiendo su dinero en depósitos ocultos o en los bolsillos de hombres influyentes, e incluso algunos que se habían pasado a la casa del emperador llegaron a ser más poderosos que sus propios amos.
[2,93] Sed miles, plenis castris et redundante multitudine, in porticibus aut delubris et urbe tota uagus, non principia noscere, non seruare uigilias neque labore firmari: per inlecebras urbis et inhonesta dictu corpus otio, animum libidinibus imminuebant. postremo ne salutis quidem cura infamibus Vaticani locis magna pars tetendit, unde crebrae in uulgus mortes; et adiacente Tiberi Germanorum Gallorumque obnoxia morbis corpora fluminis auiditas et aestus impatientia labefecit.
93. Los soldados por su parte, al estar repletos los campamentos y con una muchedumbre de gente sobrante, vagaban por los pórticos, templos o por toda la ciudad. No conocían los puntos de reunión en los campamentos, no respetaban las guardias ni se endurecían con el entrenamiento militar. En medio de los atractivos de la ciudad y de actividades que da vergüenza contar arruinaban su cuerpo con la holgazanería y el alma con la lujuria 423. Al final, ni se preocupaban por sus propias vidas: una gran parte acampó en la zona insalubre del Vaticano, por lo que se produjeron numerosas muertes entre la soldadesca. Al correr al lado el Tíber, la afición de meterse en el río y su debilidad con el calor debilitó los cuerpos de germanos y galos propensos a las enfermedades. [2] Además, se pervirtió el ordenamiento militar ya fuera por malicia o ambición. Se reclutaron dieciséis cohortes pretorianas y cuatro urbanas, en cada una de las cuales había mil hombres 424. En este reclutamiento
[2] insuper confusus prauitate uel ambitu ordo militiae: sedecim praetoriae, quattuor urbanae cohortes scribebantur, quis singula milia inessent. plus in eo dilectu 422
Entre estos derechos figuraba la asistencia material en caso de que los patronos se encontraran sumidos en la indigencia. Cf. Digesto XXV 3.5, 19; XXXVII 14, 4; BASSOLS, Tácito II, pág. 169; HEUBNER, Historien II, pág. 309; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 254. 423 «La aserción de Tácito es paradójica. Normalmente se dice que el otium estropea el animus y las libidines el corpus. Es una suerte de quiasmo semántico» (F. SOCAS). Las distracciones de los soldados cuando llevaban una vida disoluta eran, según LIVIO (XXX 18, 12), «el sueño, el vino, los banquetes, las prostitutas, los baños y la ociosidad». Los soldados vitelianos estuvieron en Roma desde finales de junio hasta mediados de septiembre del 69. Cécina abandonó Roma sobre el 17 de septiembre (II 99-100), mientras que Valente lo hizo sobre el 25 del mismo mes (III 36, 1); cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 195. 424 En tiempos de Tiberio había en Roma nueve cohortes pretorianas de quinientos o mil hombres (Anales IV 5, 3). a las que Sejano añadió otras tres cohortes. Con Vitelio el número ascendió a dieciséis cohortes de mil hombres cada una; cf. CHILVER, Historical commentay I-II, págs. 16-22 y 255; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 241. Según WELLESLEY
Valens audebat, tamquam ipsum Caecinam periculo exemisset. sane aduentu eius partes conualuerant, et sinistrum lenti itineris rumorem prospero proelio uerterat. omnisque inferioris Germaniae miles Valentem adsectabatur, unde primum creditur Caecinae fides fluitasse.
quien actuaba con mayor osadía era Valente, porque pensaba que había salvado a Cécina del desastre. Sin duda los vitelianos se habían reforzado con su llegada y se había desvanecido el siniestro rumor de su lenta marcha con su exitoso combate. Todos los soldados de la Germania Inferior seguían a Valente, circunstancia por la que se cree que empezó a flaquear la lealtad de Cécina.
[2,94] Ceterum non ita ducibus indulsit Vitellius ut non plus militi liceret. sibi quisque militiam sumpsere: quamuis indignus, si ita maluerat, urbanae militiae adscribebatur; rursus bonis remanere inter legionarios aut alaris uolentibus permissum. nec deerant qui uellent, fessi morbis et intemperiem caeli incusantes; robora tamen legionibus alisque subtracta, conuulsum castrorum decus, uiginti milibus e toto exercitu permixtis magis quam electis. [2] Contionante Vitellio postulantur ad supplicium Asiaticus et Flauus et Rufinus duces Galliarum, quod pro Vindice bellassent. nec coercebat eius modi uoces Vitellius: super insitam {mortem} animo ignauiam conscius sibi instare donatiuum et deesse pecuniam omnia alia militi largiebatur. [3] liberti principum conferre pro numero mancipiorum ut tributum iussi: ipse sola perdendi cura stabula aurigis extruere, circum gladiatorum ferarumque spectaculis opplere, tamquam in summa abundantia pecuniae inludere.
94. Con todo, la indulgencia de Vitelio con sus generales no fue nada comparada con la que tuvo con los soldados. Cada cual escogía su propio destino: aunque no tuviera méritos, se le asignaba a la guarnición de Roma 425, si esa era su preferencia, y, en cambio, los buenos soldados permanecían en las legiones o en las unidades de caballería auxiliar, si así lo querían. Y no faltaban voluntarios, agotados por enfermedades y criticando los rigores del clima de Italia. Lo cierto es que las legiones y escuadrones de caballería perdieron su fuerza y se hizo añicos el prestigio de la guarnición urbana al mezclarse con ellos, sin seleccionar, veinte mil soldados procedentes de todo el ejército. [2] Cuando Vitelio se dirigió a sus tropas, los soldados le exigieron la ejecución de los generales de la Galia Asiático, Flavio y Rufino por haber luchado al lado de Víndice 426. Y Vitelio no daba muestras de refrenar clamores de esa guisa. Aparte de su natural cobardía, al ser consciente de que le acuciaba la recompensa prometida y no tenía dinero, concedía a los soldados todo lo demás. [3] Se ordenó a los libertos de los nobles romanos aportar una especie de impuesto en proporción al número de esclavos 427; Vitelio, en cambio, preocupado solo por gastar, se dedicaba a construir cocheras para sus aurigas, llenaba el circo 428 con espectáculos de gladiadores y fieras y jugaba con el dinero como si nadara en la abundancia.
(Histories III, pág. 220) en Roma había en el otoño del año 69 siete cohortes de vigilantes, cuatro cohortes urbanas al mando del praef ectus urbi y dieciséis cohortes pretorianas. 425 Se refiere tanto a las cohortes pretorianas como a las urbanas. 426 Asiático, Flavio y Rufino solo son citados aquí. G. Julio Víndice, gobernador de la Galia Lugdunense, fue vencido por Verginio Rufo, gobernador de Germania Superior, en Vesontium a mediados de mayo del año 68; cf. ASH, Histories II, pág. 363. 427 DIÓN CASIO (LXII 14, 3) cuenta que Palas, liberto de Claudio, murió con 400 millones de sestercios de patrimonio; cf. ASH, Histories II, pág. 363. 428 Se trata del Circus Flaminius, levantado el año 221 a. C. y situado al sur del Campo de Marte; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 242.
[2,95] Quin et natalem Vitellii diem Caecina ac Valens editis tota urbe uicatim gladiatoribus celebrauere, ingenti paratu et ante illum diem insolito. laetum foedissimo cuique apud bonos inuidiae fuit quod extructis in campo Martio aris inferias Neroni fecisset. caesae publice uictimae cremataeque; facem Augustales subdidere, quod sacerdotium, ut Romulus Tatio regi, ita Caesar Tiberius Iuliae genti sacrauit. [2] nondum quartus a uictoria mensis, et libertus Vitellii Asiaticus Polyclitos Patrobios et uetera odiorum nomina aequabat. nemo in illa aula probitate aut industria certauit: unum ad potentiam iter, prodigis epulis et sumptu ganeaque satiare inexplebilis Vitellii libidines. [3] ipse abunde ratus si praesentibus frueretur, nec in longius consultans, nouiens miliens sestertium paucissimis mensibus interuertisse creditur. magna et misera ciuitas, eodem anno Othonem Vitellium passa, inter Vinios Fabios Icelos Asiaticos uaria et pudenda sorte agebat, donec successere Mucianus et Marcellus et magis alii homines quam alii mores.
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95. Y más aún, Cécina y Valente celebraron el cumpleaños de Vitelio 429 con la organización de espectáculos de gladiadores por todos los barrios de Roma en medio de un derroche enorme y desconocido hasta aquel día. Encantó a la gentuza y lo vio mal la gente de bien el que el emperador erigiera altares en el Campo de Marte para celebrar ceremonias fúnebres. Se sacrificaron y quemaron víctimas a costa del erario público. Acercaron la antorcha a la pira los Augustales 430, el colegio sacerdotal que el emperador Tiberio consagró a la familia Julia a imitación de lo que hizo Rómulo en honor del rey Tacio 431. [2] Todavía no habían pasado cuatro meses desde la victoria y ya Asiático, el liberto de Vitelio, igualaba a los Políclitos y Patrobios 432 y otros nombres odiados del pasado. Nadie rivalizaba en aquella corte en honradez o trabajo duro; solo había un camino para conseguir poder: saciar con caros banquetes, el gasto y el juego el insaciable apetito de Vitelio. [3] El mismo emperador, con la convicción de que bastante tenía con disfrutar del presente 433 y no pensar en un largo plazo, dilapidó, se cree, en pocos meses novecientos millones de sestercios 434. ¡Grande y desgraciada ciudad, que en un mismo año soportaba a Otón y a Vitelio, vivía entre Vinios, Fabios, Ícelos y Asiáticos 435 con suerte variada y vergonzosa, hasta que les sucedieran Muciano y Marcelo 436, un cambio de personas y no de comportamientos!
Vitelio nació el 7 o el 24 de septiembre del año 15 (SUETONIO, Vitelio III 2), por lo que ahora tenía 54 años, edad también de su muerte (DIÓN CASIO, LXV 22), aunque también se decía que murió a los 56 años (III 86, 1; SUETONIO, Vitelio 18); cf. ASH, Histories II, pág. 364. 430 Tiberio fundó en el año 14 d. C. los Sodales Augustales, 21 sacerdotes que se encargaban del culto de Augusto y de la dinastía Iulia; cf. Anales I 54, 1; SUETONIO, Claudio VI 2; J. SCHIED, «Les prêtres officiels sous les empereurs julioclaudiens», ANRW II 16.1 (1978), 610-654; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág.243. 431 El rey Tito Tacio (murió en el 745 a. C.), que compartió un tiempo el trono con Rómulo, instauró el sacerdocio de los Augustales para conservar los ritos latinos, según el mismo Tácito (Anales I 54, 1). Tacio (cf. LIVIO, I 10-14; DIONISIO DE HALICARNASO, II 53) acabó siendo asesinado durante una visita a Lanuvium. Ha quedado un célebre verso que Ennio (fr. 104 Skutsch) puso en boca de Rómulo: O Tite, tute, Tati, tibi tanta, tyranne, tulisti, «¡Oh Tito Tacio, tirano, tan grandes desgracias tú mismo te has atraído para ti!»; cf. J. MARTOS, Ennio, Fragmentos, Madrid, 2006, pág. 93. 432 Sobre Asiático, cf. LVII 2. Políclito y Patrobio, libertos muy influyentes de Nerón, fueron ejecutados por Galba; cf. PLUTARCO, Galba XVII 2, XX 2; DIÓN CASIO, LXIV 3; TÁCITO, I 37, 4; 49, 1; Anales XIV 39, 1. 433 Tácito parece que está parodiando el carpe diem de los epicúreos; cf. ASH, Histories II, pág. 366. 434 Se trataba ya entonces de una suma enorme de dinero; léase a W. SCHEIDEL, «Finances, figures and fiction», Class. Quarterly 46 (1996), 222-238. 435 Tito Vinio había sido asesinado en el Foro (cf. I 48, 2-4), como se hizo con el liberto de Galba Ícelo (I 46, 5), y la misma suerte encontró Asiático un poco más tarde (IV 11, 3). 436 Sobre Muciano, cf. II 5, 1 y sobre Eprio Marcelo, cf. II 53, 1.
[2,96] Prima Vitellio tertiae legionis defectio nuntiatur, missis ab Aponio Saturnino epistulis, antequam is quoque Vespasiani partibus adgregaretur; sed neque Aponius cuncta, ut trepidans re subita, perscripserat, et amici adulantes mollius interpretabantur: unius legionis eam seditionem, ceteris exercitibus constare fidem. [2] in hunc modum etiam Vitellius apud milites disseruit, praetorianos nuper exauctoratos insectatus, a quibus falsos rumores dispergi, nec ullum ciuilis belli metum adseuerabat, suppresso Vespasiani nomine et uagis per urbem militibus qui sermones populi coercerent. id praecipuum alimentum famae erat.
96. La primera defección que se anunció a Vitelio fue la de la legión III 437, pues Aponio Saturnino le envió una carta antes de unirse él también al bando de Vespasiano. Pero Aponio, como asustado por la súbita conmoción, no le había contado todo, en tanto que sus amigos quitaban importancia a la noticia entre adulaciones, diciéndole que la rebelión solo afectaba a una sola legión, mientras que el resto del ejército permanecía leal. [2] Esto fue también lo que Vitelio transmitió en un discurso a los soldados denunciando a los pretorianos recién licenciados, a quienes acusaba de difundir falsos rumores438. Aseguraba que no había riesgo alguno de guerra civil. Prohibió mencionar el nombre de Vespasiano y patrullaron soldados por Roma para reprimir las habladurías del pueblo. Y eso fue precisamente lo que alimentó más los rumores.
[2,97] Auxilia tamen e Germania Britanniaque et Hispaniis exciuit, segniter et necessitatem dissimulans. perinde legati prouinciaeque cunctabantur, Hordeonius Flaccus suspectis iam Batauis anxius proprio bello, Vettius Bolanus numquam satis quieta Britannia, et uterque ambigui. neque ex Hispaniis properabatur, nullo tum ibi consulari: trium legionum legati, pares iure et prosperis Vitellii rebus certaturi ad obsequium, aduersam eius fortunam ex aequo detrectabant.
97. No obstante, Vitelio solicitó refuerzos de Germania, Britania y las Hispanias, aunque sin prisas y sin admitir la urgencia de la situación. De igual manera se mostraban dubitativos los gobernadores y las provincias. Hordeonio Flaco, que sospechaba ya de los batavos439, andaba preocupado con su propia guerra; Vetio Bolano 440, porque Britania nunca estaba suficientemente pacificada 441; y los dos se mostraban dubitativos en su lealtad. Tampoco se daban prisa desde las Hispanias al no haber entonces allí ningún legado consular. Los tres comandantes de las legiones 442, que tenían la misma autoridad y que rivalizarían en obediencia si las cosas le fueran bien a Vitelio, se mostraban reacios por igual a respaldar su adversa fortuna. [2] En África la legión 443 y las cohortes
[2] in Africa legio cohortesque delectae a
437
Era la legión III Gallica estacionada en Mesia, donde Aponio Saturnino era gobernador. La carta a Vitelio cayó más tarde en manos de las legiones de Mesia (III 11), por lo que Saturnino fue acusado de traición y se vio obligado a dimitir de su puesto (III 11, 3-4); cf. HEUBNER, Historien II, pág. 315; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 257; ASH, Histories II, págs. 367-368. 438 Cf. I. SHATZMAN, «Tacitean rumours», Latomus 33 (1974), 549-578. 439 Sobre la revuelta de los batavos, cf. IV 12-37, 54-79, V 14-26. 440 Sobre Hordeonio Flaco, cf. I 9, 1; II 57, 1; sobre Vetio Bolano, cf. II 65, 2. 441
Vitelio había sacado ocho mil hombres de las legiones II Augusta, IX Hispana y XX Valeria apostadas en Britania (II 57, 1); cf. ASH, Histories II, pág. 369. 442 Eran la I Adiutrix, la X Gemina y la VI Victrix. 443 Era la I Macriana, de corta vida (ASH, Histories II, pág. 370). Clodio Macro se había rebelado en abril del 68 contra Nerón, nombrándose a sí mismo propretor de la provincia. Acabó ejecutado por el gobernador de África, Trebonio Garutiano, a principios del invierno del 68; cf. I 7, 1; 11, 2; SUETONIO, Galba 11; PLUTARCO, Galba XV 3.
Clodio Macro, mox a Galba dimissae, rursus iussu Vitellii militiam cepere; simul cetera iuuentus dabat impigre nomina. quippe integrum illic ac fauorabilem proconsulatum Vitellius, famosum inuisumque Vespasianus egerat: proinde socii de imperio utriusque coniectabant, sed experimentum contra fuit.
reclutadas por Clodio Macro y luego licenciadas por Galba se reincorporaron al servicio a una orden de Vitelio; al mismo tiempo el resto de los jóvenes se alistaban con entusiasmo. Y es que allí Vitelio había desempeñado un proconsulado honesto y popular, mientras que Vespasiano se había ganado mala fama e impopularidad. A partir de tal sensación los aliados suponían lo que sería el imperio de uno y otro, pero la experiencia vino a demostrar lo contrario.
[2,98] Ac primo Valerius Festus legatus studia prouincialium cum fide iuuit; mox nutabat, palam epistulis edictisque Vitellium, occultis nuntiis Vespasianum fouens et haec illaue defensurus, prout inualuissent. deprehensi cum litteris edictisque Vespasiani per Raetiam et Gallias militum et centurionum quidam ad Vitellium missi necantur: plures fefellere, fide amicorum aut suomet astu occultati.
98. Y en un primer momento el comandante de la legión, Valerio Festo 444, apoyó lealmente el entusiasmo de los provinciales. Luego, empezó a dudar. En la correspondencia y edictos oficiales se mostraba favorable a Vitelio, pero mantenía contactos secretos con Vespasiano con la intención de respaldar a una u otra causa dependiendo de quién ganara. Algunos soldados y centuriones sorprendidos en Recia y las provincias galas con cartas y edictos de Vespasiano fueron entregados a Vitelio y ejecutados. Muchos más pasaron inadvertidos, amparados por amigos leales o por su propia astucia. [2] De esta manera se conocían los preparativos de Vitelio, mientras que la mayoría de los planes de Vespasiano quedaban envueltos en el misterio. Esto se debía en primer lugar a la incompetencia de Vitelio y luego al hecho de que las guarniciones instaladas en los Alpes de Panonia mantenían bloqueados a los mensajeros445. Además, el mar favorecía la navegación hacia Oriente por el soplo de los vientos etesios 446, pero era adverso para la dirección contraria.
[2] ita Vitellii paratus noscebantur, Vespasiani consiliorum pleraque ignota, primum socordia Vitellii, dein Pannonicae Alpes praesidiis insessae nuntios retinebant. mare quoque etesiarum flatu in Orientem nauigantibus secundum, inde aduersum erat.
[2,99] Tandem inruptione hostium atrocibus undique nuntiis exterritus Caecinam ac Valentem expedire ad bellum iubet. praemissus Caecina, Valentem e graui corporis morbo tum primum
444
99. Al fin, Vitelio, aterrorizado por las alarmantes noticias que de todas partes anunciaban la invasión de los enemigos, ordenó a Cécina y a Valente que se movilizaran para la guerra. Se envió por delante a Cécina, pues a Valente, que por entonces acababa de
Valerio Festo era el comandante de la legión III Augusta. Llegó a ser legado de Panonia y de la Hispania Tarraconense. Parece que se suicidó a comienzos del imperio de Domiciano; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, págs. 258-259; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 245; ASH, Histories II, págs. 369-370. 445 La ruta llevaba desde Aquileya en el noreste de Italia hasta Petovio en Panonia, donde estaba acantonada la legión XIII Gemina (III 1, 1). 446 Los vientos etesios soplaban favorablemente en verano, facilitando la navegación hacia el este; cf. Anales VI 33, 3; AULO GELIO, 11 22; cf. CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 259.
adsurgentem infirmitas tardabat. longe alia proficiscentis ex urbe Germanici exercitus species: non uigor corporibus, non ardor animis; lentum et rarum agmen, fluxa arma, segnes equi; impatiens solis pulueris tempestatum, quantumque hebes ad sustinendum laborem miles, tanto ad discordias promptior. [2] accedebat huc Caecinae ambitio uetus, torpor recens, nimia fortunae indulgentia soluti in luxum, seu perfidiam meditanti infringere exercitus uirtutem inter artis erat. credidere plerique Flauii Sabini consiliis concussam Caecinae mentem, ministro sermonum Rubrio Gallo: rata apud Vespasianum fore pacta transitionis. simul odiorum inuidiaeque erga Fabium Valentem admonebatur ut impar apud Vitellium gratiam uirisque apud nouum principem pararet.
[2,100] Caecina e complexu Vitellii multo cum honore digressus partem equitum ad occupandam Cremonam praemisit. mox uexilla primae, quartae, quintaedecimae, sextaedecimae legionum, dein quinta et duoetuicensima secutae; postremo agmine unaetuicensima Rapax et prima Italica incessere cum uexillariis trium Britannicarum legionum et electis auxiliis. [2] profecto Caecina scripsit Fabius Valens 447
recuperarse de una grave dolencia, lo retrasaba su debilidad. La imagen del ejército de Germania al salir de la ciudad era muy diferente de la usual: 447 no tenían fuerza en sus cuerpos, no había entusiasmo en sus almas; la columna avanzaba con lentitud y estaba dispersa, sus armas estaban descuidadas, sus caballos marchaban sin brío; los soldados no soportaban el sol, el polvo y el mal tiempo, y cuanto más débiles se mostraban para soportar las fatigas, más dispuestos se encontraban para las disputas. [2] A todos estos problemas se añadía la antigua ambición de Cécina y una apatía de reciente aparición, pues, como consecuencia de la excesiva indulgencia de la Fortuna se había dado al lujo, o tal vez al estar jugando con la traición estaba entre sus artimañas minar la moral del ejército 448. Muchos han creído que los consejos de Flavio Sabino 449 habían minado la lealtad de Cécina con la intervención de Rubrio Galo como intermediario en estos tratos. Se le aseguró que Vespasiano ratificaría los acuerdos del cambio de bando. Al mismo tiempo, se le recordaban los odios y la envidia que sentía hacia Fabio Valente, para que, postergado ante Vitelio, recuperara influencia y poder con un nuevo emperador.
100. Cécina, que fue despedido con un abrazo de Vitelio en medio de grandes honores450, envió a una parte de la caballería a ocupar Cremona. Luego le siguieron los estandartes de las legiones I, IV, XV y XVI 451, más tarde la V y la XXII 452, y finalmente avanzaron en formación la XXI Rapax y la I Italica acompañadas de los destacamentos de las tres legiones de Britania 453 y una selección de tropas auxiliares. [2] Tras la marcha de Cécina, Fabio Valente envió
Tácito se inspira en la imagen de debilidad y relajamiento que ofreció el ejército de Aníbal después de su retiro en Capua; cf. LIVIO, XXIII 18, 14. 448 Tácito insinúa sin pruebas estas maquinaciones de Cécina para debilitar al ejército; cf. I. S. RYBERG, «Tacitus’ art of innuendo», Trans. Amer. Philol. Assoc. 73 (1942), 383-404; D. SULLIVAN, «Innuendo and the ‘w eighted alternative’ in Tacitus», Class. Journal 71 (1975-76), 312-26; R. DEVELIN, «Tacitus and the techniques of insidious suggestion», Anlichton 17 (1983), 64-95. 449 Cf. I 46, 1; II 55, 1. 450 Cécina salió de Roma sobre el 17 de septiembre del 69 y recorrió las 345 millas que hay desde Roma a Hostilia en unos veinte días; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 195; ASH, Histories II, pág. 376. 451 Eran las legiones I Germanica, IV Macedonica, XV Primigenia y XVI Gallica. 452 Se trataba de la V Alaudae y la ΧXII Primigenia; cf. ASH, Histories II, pág. 376. 453 Las legiones II Augusta, IX Hispana y XX Valeria Victrix; cf. HEUBNER, Historien II, pág. 321; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 247.
exercitui, quem ipse ductauerat, ut in itinere opperiretur: sic sibi cum Caecina conuenisse. qui praesens eoque ualidior mutatum id consilium finxit ut ingruenti bello tota mole occurreretur. [3] ita adcelerare legiones Cremonam, pars Hostiliam petere iussae: ipse Rauennam deuertit praetexto classem adloquendi; mox Patauii secretum componendae proditionis quaesitum. namque Lucilius Bassus post praefecturam alae Rauennati simul ac Misenensi classibus a Vitellio praepositus, quod non statim praefecturam praetorii adeptus foret, iniquam iracundiam flagitiosa perfidia ulciscebatur. nec sciri potest traxeritne Caecinam, an, quod euenit inter malos ut et similes sint, eadem illos prauitas impulerit.
órdenes al ejército que había estado bajo su mando para que lo aguardara en el camino, pues así lo había convenido con Cécina. Pero este, que estaba con ellos y por ello tenía más influencia, simuló que la decisión se había cambiado para hacer frente con todas las fuerzas disponibles al inminente enfrentamiento. [3] Así que se ordenó a las legiones que se dieran prisa, a unas por llegar a Cremona 454 y otras a Hostilia 455. Cécina se desvió a Ravenna 456 con el pretexto de arengar a la flota. Luego se descubrió que había preparado una cita secreta para sellar la traición 457. En efecto, Lucilio Baso 458, tras ser el comandante de un regimiento de caballería, había sido puesto al frente de las flotas tanto de Ravenna como de Miseno. Y como no se le había elegido inmediatamente para prefectura del pretorio 459, vengaba su injustificado rencor con una infame traición. Y no se puede tener seguridad sobre si arrastró a Cécina o, como sucede entre los malvados, que suelen ser parecidos, los empujó una misma maldad.
[2,101] Scriptores temporum, qui potiente rerum Flauia domo monimenta belli huiusce composuerunt, curam pacis et amorem rei publicae, corruptas in adulationem causas, tradidere: nobis super insitam leuitatem et prodito Galba uilem mox fidem aemulatione etiam inuidiaque, ne ab aliis apud Vitellium anteirentur, peruertisse ipsum Vitellium uidentur. [2] Caecina legiones adsecutus centurionum militumque animos obstinatos pro Vitellio uariis artibus
101. Los historiadores modernos460 que escribieron el recordatorio de esta guerra durante la dinastía Flavia nos han transmitido como causas su preocupación por la paz y su amor por la república, falseando las razones por adulación hacia el nuevo régimen. Mi opinión es que a estos dos hombres, además de su innata veleidad y del escaso valor de su lealtad en el futuro, pues habían traicionado a Galba, fue también la rivalidad y el resentimiento, no fuera a ser que otros se les adelantaran ante Vitelio, lo que les llevó a derribar al mismo Vitelio. [2] Cécina alcanzó a las legiones y se dispuso a minar con tretas diversas la sólida adhesión
454
Sobre el texto latino, cf. WELLESLEY, «Tacitus, Histories: A Textual Survey…», pág. 1.669. Fueron enviadas a Cremona las legiones I Italica y XXI Rapax, mientras que se despacharon a Hostilia unidades de las legiones I Germanica, IV Macedonica, XV Primigenia, XVI Galilea, II Augusta, IX Hispana, XX Valeria, además de las legiones completas V Alaudae y XXII Primigenia; cf. ASH, Histories II, pág. 377. 456 Ravenna, fundada por los etruscos, está situada junto al mar Adriático. Augusto la eligió como la base de la flota imperial; cf. SUETONIO, Augusto XLIX 1; WELLESLEY, Histories III, págs. 235-236. 457 Cf. R. H. MARTIN, «Caecina’s Meeting w ith Bassus», Eranos 49 (1951), 174-176. 458 Sexto Lucilio Baso, comandante de caballería, fue puesto al frente de las flotas de Ravenna y Miseno por Vitelio, a quien traicionó pasándose al bando de Vespasiano. Llegó a ser gobernador de Judea en el año 71 y murió en el 72 o 73; cf. III 12, 3; IV 3, 1; JOSEFO, La guerra de los judíos, VII 163-209; CHILVER, Historical commentary I-II, pág. 261; WELLESLEY, Histories III, págs. 232-233; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 248; ASH, Histories II, pág. 378. 459 En su lugar fueron nombrados Publilio Sabino y Julio Prisco; cf. II 92, 1. 460 Posible alusión a PLINIO EL VIEJO (III 28, 1) y a VIPSTANO MESALA (III 25, 2; 28, 1); cf. BASSOLS, Tácito II, pág. 183. Tácito termina el libro segundo con una digresión que enlaza con el comienzo de la obra (I 1, 1-2) sobre las dificultades de escribir una historia objetiva, defendiendo irónicamente su supuesta objetividad frente a los historiadores de su época. 455
subruebat: Basso eadem molienti minor difficultas erat, lubrica ad mutandam fidem classe ob memoriam recentis pro Othone militiae.
461
de centuriones y soldados hacia Vitelio. Baso encontró menos dificultad en maquinar lo mismo, pues la flota era proclive a cambiar su lealtad al recordar su reciente campaña a favor de Otón 461.
El libro «which began by looking to the near future (2.1.1) ends by glancing back to the recent past» (ASH, Histories II, pág. 381).
LIBER III
LIBRO III
SINOPSIS (Año 69 d. C., otoño)
1-14 15-25 26-35 36-48 49-63 64-75 76-83 84-86
Marcha de las tropas flavianas sobre Italia Segunda batalla de Bedriaco Segunda batalla de Cremona Convulsión en el imperio romano Marcha de los flavianos contra Roma Sucesos en Roma Conquista de Roma por los flavianos Final de Vitelio
Marcha de las tropas flavianas sobre Italia [3,1] Meliore fato fideque partium Flauianarum duces consilia belli tractabant. Poetouionem in hiberna tertiae decimae legionis conuenerant. illic agitauere placeretne obstrui Pannoniae Alpes, donec a tergo uires uniuersae consurgerent, an ire comminus et certare pro Italia constantius foret. [2] quibus opperiri auxilia et trahere bellum uidebatur, Germanicarum legionum uim famamque extollebant, et aduenisse mox cum Vitellio Britannici exercitus robora: ipsis nec numerum parem pulsarum nuper legionum, et quamquam atrociter loquerentur, minorem esse apud uictos 1
1. Los generales del partido flaviano 1 estaban preparando la campaña de guerra 2 con mejor suerte y mayor confianza. Se habían reunido en Petovio 3 en los campamentos de invierno de la legión XIII 4. Allí debatieron si decidían bloquear los Alpes de Panonia 5 hasta que todas las fuerzas 6 se agruparan a sus espaldas o si resultaría un golpe más osado enfrentarse de una vez al enemigo y luchar para asegurar Italia. [2] Quienes preferían esperar a los refuerzos y alargar la guerra resaltaban el poder y la reputación de las legiones de Germania 7 y la subsiguiente llegada de Vitelio con el grueso del ejército de Britania 8. Las legiones flavianas, por su parte, eran inferiores en número, habían sido derrotadas recientemente 9 y, a pesar de sus bravatas, la moral entre los vencidos era más bien baja. Pero,
Antonio Primo, Cornelio Fusco, Vedio Áquila, Tampio Flaviano y Arrio Varo. Cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 250. 3 Sería finales de agosto del año 69. Petovio era la actual Ptuj (en alemán Pettau), ciudad de Eslovenia. Estaba situada a medio camino entre Carnuntum y Burnum y entre Aquileya y Viminacium; cf. H. HEUBNER, P. Cornelius Tacitus, Die Historien, Band III, Heidelberg, 1972, págs. 9-13; K. WELLESLEY, Cornelius Tacitus, The Histories, book III, Sidney University Press, 1972, págs. 77 y 234-235. 4 La legión XIII Gemina al mando de Vedio Áquila; cf. II 86, 1. 5 Los Alpes Julios, cf. II 98, 2; III 8, 1; WELLESLEY, Histories III, pág. 77. 6 Los destacamentos de Dalmacia y Mesia junto con las fuerzas de Muciano procedentes de Siria; cf. WELLESLEY, Histories III, págs. 216-217. 7 Se trataba de las legiones que, procedentes de Germania, ya se encontraban en Italia: I Italica, V Alaudae, XXI Rapax y XXII Primigenia. 8 Cf. II 57, 1; 100, 1; III 22, 2. Eran las legiones II Augusta, IX Hispana y XX Valeria Victrix; cf. HEUBNER, Historien III, pág. 14. 9 En Bedriaco; cf. II 41-45. 2
animum. sed insessis interim Alpibus uenturum cum copiis Orientis Mucianum; superesse Vespasiano mare, classis, studia prouinciarum, per quas uelut alterius belli molem cieret. ita salubri mora nouas uiris adfore, ex praesentibus nihil periturum.
mientras ellos controlaran los Alpes, Muciano llegaría con las tropas de Oriente 10. Más aún, Vespasiano controlaba el mar con la flota11 y tenía el apoyo de las provincias, gracias al cual podría abrir, por así decirlo, la masiva maquinaria de una segunda guerra. Así que, con una sana espera, llegarían nuevas fuerzas y no perderían nada de las actuales.
[3,2] Ad ea Antonius Primus (is acerrimus belli concitator) festinationem ipsis utilem, Vitellio exitiosam disseruit. plus socordiae quam fiduciae accessisse uictoribus; neque enim in procinctu et castris habitos: per omnia Italiae municipia desides, tantum hospitibus metuendos, quanto ferocius ante se egerint, tanto cupidius insolitas uoluptates hausisse. [2] circo quoque ac theatris et amoenitate urbis emollitos aut ualetudinibus fessos: sed addito spatio rediturum et his robur meditatione belli; nec procul Germaniam, unde uires; Britanniam freto dirimi, iuxta Gallias Hispaniasque, utrimque uiros equos tributa, ipsamque Italiam et opes urbis; ac si inferre arma ultro uelint, duas classis uacuumque Illyricum mare.
2. A estos argumentos Antonio Primo 12, el partidario más entusiasta de la guerra, respondió que la rapidez sería beneficiosa para ellos y fatal para Vitelio. Los vencedores, afirmaba, incrementaban más su indolencia que su confianza, pues ni siquiera se mantenían de servicio en el campamento: andaban descuidados por todos los municipios de Italia, temibles solo para sus anfitriones, hartándose de placeres inusuales con una avidez que igualaba a la violencia con la que se habían comportado antes. [2] Además, el circo, el teatro o los atractivos de Roma los habían ablandado y las enfermedades los había debilitado 13. Pero, si se les daba un respiro, también ellos recuperarían la energía mientras se entrenaban para la guerra. Germania, de donde procedían sus fuerzas, no quedaba lejos; Britania estaba separada por un estrecho y al lado estaban Hispania y las Galias, de donde llegaban hombres, caballos e impuestos 14. Estaba la propia Italia y los recursos de Roma. Y si los vitelianos quisieran iniciar una ofensiva, disponían de dos flotas 15 y el mar Ilírico 16 sin defensa. [3] ¿De qué serviría entonces el bloqueo de las montañas? ¿De qué prolongar la guerra hasta el próximo verano? ¿De dónde obtendrían ellos dinero y víveres 17? Al contrario, debían aprovecharse precisamente de que las legiones de Panonia, engañadas más que vencidas 18, estaban deseosas de levantarse de
[3] quid tum claustra montium profutura? quid tractum in aestatem aliam bellum? unde interim pecuniam et commeatus? quin potius eo ipso uterentur quod Pannonicae legiones deceptae magis quam uictae resurgere in
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Sobre G. Licinio Muciano, cf. I 10, 1; HEUBNER, Historien III, págs. 14-15. Las escuadras del Ponto, Siria y Egipto. 12 Era comandante de la legión VII Galbiana; cf. II 86. Sobre Antonio Primo, léase M. TREU, «M. Antonius Primus in de taciteischen Darstellung», Würz. Jahrb. Altertumswissenschaf t 3 (1948), 241-262; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 251-252. 13 Cf. II 93, 1. 14 Cf. H. HEUBNER, «Männer, Pferde, Waffen», Gymnasium 70 (1963), 226-230. 15 Sus bases se encontraban en Rávena y el cabo Miseno. 16 Tácito se refiere al mar Adriático; cf. HEUBNER, Historien III, pág. 17. 17 Son preguntas retóricas; cf. LAUSBERG, Elementos de retórica…, págs. 222-223. 18 Las legiones de Panonia eran la VII Galbiana y la XIII Gemina; cf. II 42-44; BASSOLS, Historias III, págs. 4-5; WELLESLEY, Histories III, pág. 79; ASH, The Histories, pág. 284. 11
ultionem properent, Moesici exercitus integras uiris attulerint. si numerus militum potius quam legionum putetur, plus hinc roboris, nihil libidinum; et profuisse disciplinae ipsum pudorem: equites uero ne tum quidem uictos, sed quamquam rebus aduersis disiectam Vitellii aciem. [4] 'duae tunc Pannonicae ac Moesicae alae perrupere hostem: nunc sedecim alarum coniuncta signa pulsu sonituque et nube ipsa operient ac superfundent oblitos proeliorum equites equosque. nisi quis retinet, idem suasor auctorque consilii ero. uos, quibus fortuna in integro est, legiones continete: mihi expeditae cohortes sufficient. iam reseratam Italiam, impulsas Vitellii res audietis. iuuabit sequi et uestigiis uincentis insistere.'
nuevo para vengarse, y de que los ejércitos de Mesia aportaban sus fuerzas intactas 19. Si se computaba el número de soldados y no de legiones 20, había más fuerza en los flavianos y ninguna corrupción por los placeres. Además, la misma humillación por la derrota había ayudado a la disciplina. Es más, la caballería ni siquiera había sido vencida, sino que, a pesar de la situación adversa, habían roto las líneas vitelianas 21. [4] «Entonces —exclamó Antonio 22—, dos regimientos de caballería de Panonia y Mesia desbarataron las filas enemigas, ahora las enseñas unidas de dieciséis regimientos con su empuje, su estruendo y su misma polvareda cubrirán y desbordarán a jinetes y caballos olvidados ya del combate. Si nadie se opone 23, seré al mismo tiempo responsable del plan y de su ejecución 24. Vosotros, que conserváis la suerte intacta, mantened las legiones en la reserva, yo tendré suficiente con unas cohortes ligeras. Pronto oiréis que el camino de Italia se ha abierto de nuevo para los soldados 25 y pronto escucharéis que han sido derrotadas las fuerzas de Vitelio. Tendréis el placer de seguirnos y pisar las huellas del vencedor».
[3,3] Haec ac talia flagrans oculis, truci uoce, quo latius audiretur (etenim se centuriones et quidam militum consilio miscuerant), ita effudit ut cautos quoque ac prouidos permoueret, uulgus et ceteri unum uirum ducemque, spreta aliorum segnitia, laudibus ferrent. hanc sui famam ea statim contione commouerat,
3. Pronunció estas y similares palabras con fuego en los ojos y voz enérgica para que se le escuchara de lejos, pues centuriones y algunos soldados se habían sumado al consejo de guerra26, y lo hizo de tal forma que impresionó incluso a los cautos y prudentes. Los soldados rasos y demás, despreciando la indolencia de los otros, lo aclamaban entre alabanzas como el único con hombría y el único líder. Esta reputación la había
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Las legiones III Gallica, VII Claudia y VIII Augusta. Vitelio disponía teóricamente de más hombres (legiones I Italica, V Alaudae, XXI Rapax, XXII Primigenia, I Germanica, IV Macedonica, XV Primigenia, XVI Italica), pero sus legiones estaban diezmadas, mientras que las de Vespasiano estaban completas; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 253. 21 Cf. II 41 y II 70 para otra versión. 22 Se pasa bruscamente del estilo indirecto al directo, como señala BASSOLS, Historias III, pág. 5. 23 Alusión velada a Tampio Flaviano, gobernador de Panonia; cf. BASSOLS, Historias III, pág. 6; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 253-254. 24 Sigo la lectura con una intencionada paronomasia, propuesta por Leopold (auctor actorque), a la vista de CICERÓN. Sest. 61 (dux auctor actor rerum illarum f uit); Filípicas II 26 (etenim si auctoribus ad liberandam patriam desiderarenrur illis actoribus, Brutos ego impellerem) y NEPOTE, Ático III 2 (hunc enim in omni procuratione rei actorem auctoremque habebant); cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 80. Otros leen suasor actorque de Jacob; cf. HEUBNER, Historien III, pág. 19; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 254. 25 Sobre el texto latino, cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 254. 26 A los consejos de guerra asistían normalmente los comandantes, los legados de las legiones, los tribunos militares y los centuriones de mayor rango; cf. CÉSAR, Guerra de las Galias V 30, 1; VI 7, 8. En situaciones especiales se admitían a centuriones de menor rango y a soldados, como en II 81, 3; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 80. 20
qua recitatis Vespasiani epistulis non ut plerique incerta disseruit, huc illuc tracturus interpretatione, prout conduxisset: aperte descendisse in causam uidebatur, eoque grauior militibus erat culpae uel gloriae socius.
conseguido al instante en la asamblea militar en la que se había leído la carta de Vespasiano 27, pues no habló como la mayoría en términos ambiguos para interpretarlos de una manera o de otra según se presentasen los acontecimientos. Se veía que se había comprometido abiertamente con la causa de Vespasiano, y por eso tenía más peso entre los soldados como su compañero en el fracaso o en la gloria.
[3,4] Proxima Cornelii Fusci procuratoris auctoritas. is quoque inclementer in Vitellium inuehi solitus nihil spei sibi inter aduersa reliquerat. Tampius Flauianus, natura ac senecta cunctator, suspiciones militum inritabat, tamquam adfinitatis cum Vitellio meminisset; idemque, quod coeptante legionum motu profugus, dein sponte remeauerat, perfidiae locum quaesisse credebatur. [2] nam Flauianum, omissa Pannonia ingressum Italiam et discrimini exemptum, rerum nouarum cupido legati nomen resumere et misceri ciuilibus armis impulerat, suadente Cornelio Fusco, non quia industria Flauiani egebat, sed ut consulare nomen surgentibus cum maxime partibus honesta specie praetenderetur.
4. El siguiente en autoridad era el gobernador Cornelio Fusco 28. Tampoco a él, acostumbrado a atacar sin compasión a Vitelio, le había quedado esperanza alguna en caso de derrota. Tampio Flaviano 29, indeciso por naturaleza y por edad, levantaba entre los soldados sospechas de que no había olvidado su parentesco con Vitelio. Y es que, al huir cuando se inició el levantamiento de las legiones y regresar después espontáneamente, se creía que buscaba la oportunidad de traicionarlos 30. [2] En efecto, tras abandonar Panonia Flaviano entró en Italia y se puso fuera de peligro. Y su deseo de cambio revolucionario le había empujado a recuperar el nombre de legado imperial y unirse a la guerra civil. Lo aconsejaba Cornelio Fusco, no porque estuviera necesitado de la ayuda de Flaviano, sino porque tenía la intención de que el nombre de un excónsul aportara al movimiento flaviano que especialmente por entonces tomaba auge.
[3,5] Ceterum ut transmittere in Italiam impune et usui foret, scriptum Aponio Saturnino, cum exercitu Moesico celeraret. ac ne inermes prouinciae barbaris nationibus exponerentur,
5. Por lo demás, con el fin de que el paso a Italia se produjera sin peligro y con provecho, se enviaron instrucciones escritas a Aponio Saturnino 31 para que se diera prisa con el ejército de Mesia. Y para que las provincias desguarnecidas no quedaran a merced de los
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Cf. II 82, 3; 98, 1. Sobre Cornelio Fusco, cf. II 86, 3. El término procurator se usa técnica y políticamente como: a) gobernador de un reino pequeño cliente de Roma o de una región incorporada al imperio como una provincia imperial (cf. I 11, 2); y b) oficial del tesoro imperial que se encarga de la administración de una provincia senatorial o de los impuestos de una provincia imperial. Estos procuradores o gobernadores pertenecían al orden ecuestre; cf. A. N. SHERWIN-WHITE, «Procurator Augusti», Papers of the British School at Rome 15 (1939), 11-26; WELLESLEY, Histories III, pág. 81. 29 Tampio Flaviano era gobernador de Panonia; cf. II 86, 3; BASSOLS, Historias III, págs. 8-9; HEUBNER, Historien III, págs. 20-21; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 255. 30 A favor de Vitelio y en contra de Vespasiano. 31 Aponio Saturnino era gobernador (legatus) de Mesia; cf. I 79, 5; II 85, 2; 96, 1; III 11, 1; HEUBNER, Historien III, pág. 22. En Mesia estaban acantonadas las legiones III Gallica, VII Claudia y VIII Augusta. 28
principes Sarmatarum Iazugum, penes quos ciuitatis regimen, in commilitium adsciti. plebem quoque et uim equitum, qua sola ualent, offerebant: remissum id munus, ne inter discordias externa molirentur aut maiore ex diuerso mercede ius fasque exuerent. trahuntur in partis Sido atque Italicus reges Sueborum, quis uetus obsequium erga Romanos et gens fidei ~commissior~ patientior. [2] posita in latus auxilia, infesta Raetia, cui Porcius Septiminus procurator erat, incorruptae erga Vitellium fidei. igitur Sextilius Felix cum ala Auriana et octo cohortibus ac Noricorum iuuentute ad occupandam ripam Aeni fluminis, quod Raetos Noricosque interfluit, missus. nec his aut illis proelium temptantibus, fortuna partium alibi transacta.
pueblos bárbaros, se incorporaron al ejército los líderes de los sármatas yáciges 32 que controlaban el gobierno de su ciudad. Ofrecían también a su pueblo y la fuerza de su caballería, en la que reside todo su poder, pero se rechazó tal servicio por miedo a que en medio de nuestras discordias pudieran suscitar una guerra contra el imperio o a que ante una recompensa mayor ofrecida por el otro bando se olvidaran de todo derecho divino y humano. Se atrajo a la causa a Sidón e Itálico, reyes de los suevos 33, quienes desde antiguo se habían mantenido leales a los romanos y cuyo pueblo era más capaz de cumplir la palabra dada 34. [2] Se apostaron en el flanco derecho tropas auxiliares a la vista de la hostilidad de Recia, cuyo go bernador era Porcio Septimio 35, un hombre de incorruptible lealtad hacia Vitelio. Así que se envió a Sextilio Félix 36 con el regimiento Auriano de caballería 37, ocho cohortes y los jóvenes nóricos a ocupar la ribera del río Aeno 38, que corre entre retos y nóricos. Y como ni unos ni otros presentaron batalla, la suerte de los bandos se decidió en otro lugar 39.
[3,6] Antonio uexillarios e cohortibus et partem equitum ad inuadendam Italiam rapienti comes fuit Arrius Varus, strenuus bello, quam gloriam et dux Corbulo et prosperae in Armenia res addiderant. idem secretis apud Neronem sermonibus ferebatur Corbulonis uirtutes criminatus; unde infami gratia primum pilum adepto laeta ad praesens male parta mox in perniciem uertere.
6. Antonio 40, que se apoderó rápidamente de los destacamentos de las cohortes y una parte de la caballería para invadir Italia, estuvo acompañado por Arrio Varo 41, un oficial valiente en la guerra y con una reputación que había ganado bajo la jefatura de Corbulón y tras los éxitos logrados en Armenia. Pero corría el rumor de que en conversaciones secretas con Nerón este mismo había criticado los méritos de Corbulón; por ello, tras alcanzar el puesto de primer centurión por ese infame favor, la mal ganada alegría del momento se tomó pronto en su desgracia 42.
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La tribu estaba asentada en el bajo Danubio; cf. PLINIO, Historia natural IV 12; WELLESLEY, Histories III. pág. 236. Cf. TÁCITO, Germania 38-40. Aquí se alude a los marcomanos y los quados; cf. WELLESLEY, Histories III, págs. 82-83; HEUBNER, Historien III, pág. 23; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 255-256; ASH, The Histories, págs. 284-285. 34 Sobre el texto latino, léase a HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 256. 35 Solo nombrado aquí. Fue gobernador de Recia; cf. HEUBNER, Historien III, pág. 23. 36 Sextilio Félix era gobernador (procurator) del Noricum; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág.256. 37 El ala Auriana tenía su base en Noricum; cf. HEUBNER, Historien III, pág. 24; WELLESLEY, Histories III, pág. 225. 38 Es el actual río Inn, que sirve en gran parte como frontera entre Recia y Nórico. 39 En Cremona (conquistada por Antonio Primo), Narnia y Roma. 40 Antonio Primo era comandante de la legión VII Galbiana en Panonia; cf. II 86, 1-2; Anales XIV 40, 2; SUETONIO, Vitelio XVIII; HEUBNER, Historien III, págs. 24-28. La invasión de Italia se produciría sobre mediados de septiembre. 41 Cf. Anales XIII 9, 2. Arrio Varo era primipilus o centurión de mayor rango de la primera cohorte de la legión III Gallica y había servido en Armenia al mando de Corbulón; cf. HEUBNER, Historien III, pág. 28; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 256-257. 42 Arrio Varro fue degradado por Muciano al puesto de praef ectus annonae; cf. IV 68, 1-2; WELLESLEY, Histories III, pág. 33
[2] sed Primus ac Varus occupata Aquileia (per) proxima quaeque et Opitergii et Altini laetis animis accipiuntur. relictum Altini praesidium aduersus classis Rauennatis (conatus), nondum defectione eius audita. [3] inde Patauium et Ateste partibus adiunxere. illic cognitum tris Vitellianas cohortis et alam, cui Sebosianae nomen, ad Forum Alieni ponte iuncto consedisse. placuit occasio inuadendi incuriosos; nam id quoque nuntiabatur. luce prima inermos plerosque oppressere. praedictum ut paucis interfectis ceteros pauore ad mutandam fidem cogerent. et fuere qui se statim dederent: plures abrupto ponte instanti hosti uiam abstulerunt. principia belli secundum Flauianos data.
[2] Sin embargo, Primo y Varo, después de ocupar Aquileya 43, fueron recibidos calurosamente en las ciudades vecinas y en Opitergio y Altino 44. En Altino dejó una guarnición contra la flota de Rávena, de cuya defección todavía no se tenía noticia 45. Después Patavio y Ateste 46 se incorporaron a su bando. [3] Allí 47 se supo que tres cohortes vitelianas y un regimiento de caballería, el llamado Sebosiano 48, se habían apostado en el Foro de Alieno 49 después de tender un puente. Les pareció que era una buena oportunidad para atacar a los vitelianos que se encontraban desprevenidos. Y es que también se habían informado de ello. Al amanecer aplastaron a muchos de ellos desarmados. Habían recibido instrucciones de que, si mataban a unos pocos, obligarían a los demás a cambiar de bando por miedo. Y hubo quienes se rindieron de inmediato, pero los más, tras romper el puente, cortaron el camino al enemigo que los estaba acosando.
[3,7] Vulgata uictoria legiones septima Galbiana, tertia decima Gemina cum Vedio Aquila legato Patauium alacres ueniunt. ibi pauci dies ad requiem sumpti, et Minicius Iustus praefectus castrorum legionis septimae, quia adductius quam ciuili bello imperitabat, subtractus militum irae ad Vespasianum missus est.
7. Cuando se divulgó este éxito y que las primeras 50 escaramuzas de la guerra habían caído del lado de los flavianos, las legiones VII Galbiana y la XIII Gemina con el legado Vedio Áquila 51 llegaron eufóricas a Padua. Allí se tomaron unos pocos días de descanso y el comandante del campamento 52 de la legión VII, Minicio Justo 53, por ejercer el mando con más rigidez 54 de lo permitido en una guerra civil, tuvo que ser arrancado de la ira de los soldados y enviado ante Vespasiano 55.
83. 43 Cf. 1146, 3; 85, 1; III 8, 2. 44 Las ciudades actuales de Oderzo y Altino; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 257. 45 Cf. III 12. 46 Son Padua, situada entre Verona y Módena, y Este, localizada sobre la ruta que va de Aquileya a Módena. 47 En Ateste. 48 Era el ala Gallorum Sebosiana estacionada en Panonia; cf. E. BIRLEY, «Alae named after their commanders», Ancient Society 9 (1978), 269; WELLESLEY, Histories III, pág. 225. 49 La actual Legnago (Forum Alieni); cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 257-258. El puente fue levantado sobre el río Adige; cf. HEUBNER, Historien III, pág. 29. 50 Sobre el texto latino, léase la edición de WELLESLEY, pág. 193; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires III, pág. 258. 51 Aparece aquí y en II 44, 1. Se llegó a Padua el 23 de septiembre. 52 El comandante de un campamento (praef ectus castrorum) era un oficial con experiencia, que se encargaba del control de los edificios, de la disciplina, de los servicios médicos y del entrenamiento de los soldados; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 84. 53 Es nombrado por PLINIO EL JOVEN, Cartas VII 11, 3-4; cf. HEUBNER, Historien III, pág. 30; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 258. 54 La metáfora está «inspirada en la acción de tirar de las riendas de los caballos», como apunta BASSOLS, Historias III, pág. 13. 55 Cf. J. GAGÉ, «Vespasien et la mémoire de Galba», Rev. Étud. Ancienn. 54 (1952), 290-315.
[2] desiderata diu res interpretatione gloriaque in maius accipitur, postquam Galbae imagines discordia temporum subuersas in omnibus municipiis recoli iussit Antonius, decorum pro causa ratus, si placere Galbae principatus et partes reuirescere crederentur.
[2] Un hecho largamente añorado se exageró mucho debido a la inter pretación que se le dio y al afán de notoriedad, una vez que Antonio cursó órdenes para que se repusieran en todos los municipios los bustos de Galba derribados en las discordias de los tiempos, pensando que sería honroso para la causa, si se creía que el principado de Galba les agradaba y sus partidos volvían a cobrar fuerzas.
[3,8] Quaesitum inde quae sedes bello legeretur. Verona potior uisa, patentibus circum campis ad pugnam equestrem, qua praeualebant: simul coloniam copiis ualidam auferre Vitellio in rem famamque uidebatur. possessa ipso transitu Vicetia; quod per se paruum (etenim modicae municipio uires) magni momenti locum obtinuit reputantibus illic Caecinam genitum et patriam hostium duci ereptam. in Veronensibus pretium fuit: exemplo opibusque partis iuuere; et interiectus exercitus Raetiam Iuliasque Alpis, (ac) ne peruium illa Germanicis exercitibus foret, obsaepserat. [2] quae ignara Vespasiano aut uetita: quippe Aquileiae sisti bellum expectarique Mucianum iubebat, adiciebatque imperio consilium, quando Aegyptus, claustra annonae, uectigalia opulentissimarum prouinciarum obtinerentur, posse Vitellii exercitum egestate stipendii frumentique ad deditionem subigi. [3] eadem Mucianus crebris epistulis monebat, incruentam et sine luctu uictoriam et alia huiusce modi praetexendo, sed gloriae auidus atque
8. La siguiente cuestión que se discutió fue el lugar que se elegiría para el escenario de la guerra. Se optó por Verona 56 por disponer en sus alrededores de campos abiertos para la lucha a caballo, en la que eran superiores. Además, privar a Vitelio de una colonia tan rica parecía que era una buena política y buena propaganda. Se ocupó Vicecia 57 en la misma marcha: un hecho de poca importancia en sí mismo (el municipio, en efecto, disponía de pocos recursos) supuso un hito de gran importancia, si se reparaba que allí había nacido Cécina 58 y que se arrebataba su patria a un general de los enemigos. Verona mereció la pena: ayudaron a la causa flaviana con su ejemplo y apoyo material; además, el ejército, desplegado entre Recia y los Alpes Julios, se interponía para que por allí no encontraran paso 59 los ejércitos de Germania. [2] Vespasiano ignoraba o había vetado estas operaciones, pues sus órdenes eran detener la guerra en Aquileya 60 y esperar a Muciano; y a sus órdenes añadía su estrategia de que, dado que tenía el control de Egipto, de sus depósitos de granos y de los impuestos de las provincias más ricas 61, podía forzar al ejército de Vitelio a la rendición por falta de paga y de trigo. [3] El mismo consejo transmitía en reiterados despachos Muciano, quien ponía como pretexto una victoria sin sangre y sin duelos, pero la realidad era que estaba ávido de gloria y de reservarse todo el brillo de la
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Cf. II 23; I. A. RICHMOND, W. G. HOLFORD, «Roman Verona», Papers Brit. School Rome 13 (1935), 290-315; F. SARTORI, «Colonia Augusta Verona Nova Gallienana», Athenaeum 42 (1964), 361-372. 57 La actual Vicenza. 58 Aulo Cécina Alieno había nacido en Vicetia; cf. I 52, 3; 53, 1; HEUBNER, Historien III, págs. 31-32. 59 Se suponía que las fuerzas de Vitelio pasarían por el Gran San Bernardo y Brenero desde Retia a Italia; cf. BASSOLS, Historias III, pág. 15; WELLESLEY, Histories III, pág. 85. 60 Era la primera ciudad de Italia, desde donde partía la vía Claudia; cf. WELLESLEY, Histoires III, págs.85-86. 61 Egipto, Siria y Asia. En dichas provincias se encontraban ciudades ricas como Éfeso, Esmirna, Pérgamo y otras, que pagaban fuertes tributos a Roma; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 259.
omne belli decus sibi retinens. ceterum ex distantibus terrarum spatiis consilia post res adferebantur.
guerra. Por lo demás, desde tierras tan lejanas las instrucciones oficiales llegaban después de los hechos 62.
[3,9] Igitur repentino incursu Antonius stationes hostium inrupit; temptatisque leui proelio animis ex aequo discessum. mox Caecina inter Hostiliam, uicum Veronensium, et paludes Tartari fluminis castra permuniit, tutus loco, cum terga flumine, latera obiectu paludis tegerentur. [2] quod si adfuisset fides, aut opprimi uniuersis Vitellianorum uiribus duae legiones, nondum coniuncto Moesico exercitu, potuere, aut retro actae deserta Italia turpem fugam consciuissent. sed Caecina per uarias moras prima hostibus prodidit tempora belli, dum quos armis pellere promptum erat, epistulis increpat, donec per nuntios pacta perfidiae firmaret. [3] interim Aponius Saturninus cum legione septima Claudiana aduenit. legioni tribunus Vipstanus Messala praeerat, claris maioribus, egregius ipse et qui solus ad id bellum artis bonas attulisset. [4] has ad copias nequaquam Vitellianis paris (quippe tres adhuc legiones erant) misit epistulas Caecina, temeritatem uicta arma tractantium incusans. simul uirtus Germanici exercitus laudibus
9. Así pues, Antonio lanzó un repentino ataque contra las avanzadillas enemigas y, tras tantear los ánimos en una escaramuza, se separaron en igualdad de condiciones. Luego, Cécina fortificó su campamento entre Hostilia 63, aldea de Verona, y los pantanos del río Tártaro 64, un emplazamiento seguro, porque las espaldas quedaban cubiertas por un río 65 y los flancos por una barrera pantanosa. [2] Y si Cécina hubiera sido leal a Vitelio, o podría haber aplastado con todas las fuerzas vitelianas a dos legiones 66, pues todavía no se les había unido el ejército de Mesia 67, o los flavianos tendrían que haber dado la vuelta y habrían sido obligados a abandonar Italia en vergonzosa huida. Pero Cécina con sucesivas dilaciones permitió al enemigo llevar la iniciativa en las primeras fases de la guerra, mientras increpaba por carta a quienes estaba en condiciones de derrotar por las armas, hasta poder confirmar mediante emisarios los términos de su traición 68. [3] Mientras tanto llegó Aponio Saturnino con la legión VII Claudiana 69. Al frente de la legión estaba Vipstano Mesala, hombre de ilustres antepasados y él un miembro ilustre y el único que podía aportar buenas artes a esta guerra 70. [4] A estas tropas que no se podían equiparar de ninguna manera con las vitelianas (pues todavía eran solo tres legiones 71) envió Cécina unas cartas reprochándoles la temeridad de defender una causa perdida 72. Al mismo tiempo destacaba entre alabanzas el valor del ejército de
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El viaje desde Egipto hasta Roma podía durar desde 53 hasta 73 días; cf. L. CASSON, «Speed under Sail of Ancient Ships», Trans. Amer. Proc. Assoc. 82 (1951), 136-148. 63 Hoy Ostiglia, situada al norte del río Po cerca de Verona; cf. II 100, 3. 64 Son los Valli Grandi Veronesi, situados a lo largo del curso del río Tártaro, que corre al norte del río Po. 65 El río Po; cf. K. WELLESLEY, «Three Historical Puzzles in Histories 3», Class. Quarterly 6 (1956), 207-209. Otros consideran que se trata del río Tartarus; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 260. 66 Léase II 100, 1. Las dos legiones eran la VII Galbiana y la XIII Gemina (III 7, l); cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 87. 67 Se trataba de las legiones VII Claudiana, III Gallica y VIII Augusta. 68 Cf. II 99, 2. 69 Se llamaba VII Claudia Pia Fidelis y procedía de Mesia; cf. II 85, 1; III 5, 1. 70 Vipstano Mesala estaba al mando de la legión, como tribuno, por la muerte del comandante Tetio Juliano; cf. II 85, 3; BASSOLS, Historias III, págs. 17-18. Vipstano Mesala escribió también una historia de esta guerra; cf. III 25, 2; 28, 1; IV 42, 1. Es uno de los personajes del Diálogo de los oradores. Cf. HEUBNER, Historien III, pág. 34; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III. pág. 260. 71 Las legiones VII Claudia, VII Galbiana y XIII Gemina. 72 Alusión a las tropas de Otón, vencidas en la primera batalla de Bedriaco que formaban parte del ejército de Antonio Primo.
attollebatur, Vitellii modica et uulgari mentione, nulla in Vespasianum contumelia: [5] nihil prorsus quod aut corrumperet hostem aut terreret. Flauianarum partium duces omissa prioris fortunae defensione pro Vespasiano magnifice, pro causa fidenter, de exercitu securi, in Vitellium ut inimici praesumpsere, facta tribunis centurionibusque retinendi quae Vitellius indulsisset spe; atque ipsum Caecinam non obscure ad transitionem hortabantur. recitatae pro contione epistulae addidere fiduciam, quod submisse Caecina, uelut offendere Vespasianum timens, ipsorum duces contemptim tamquam insultantes Vitellio scripsissent.
Germania con una ligera y trivial mención a Vitelio y sin ningún insulto hacia Vespasiano. [5] Nada, en suma, que pudiera seducir o intimidar al enemigo. Los generales del bando flaviano, soslayando la defensa de su desgracia en el pasado 73, respondieron 74 en términos pomposos a favor de Vespasiano, con lealtad hacia la causa, seguros del ejército y con enemistad hacia Vitelio, aunque ofrecían a tribunos y centuriones la esperanza de conservar las concesiones que les hubiera hecho Vitelio. Al propio Cécina le proponían sin rodeos que se pasara a su bando. La lectura de las cartas 75 en la asamblea levantó la moral de la tropa, pues el tono de los escritos de Cécina era recatado, como si temiera ofender a Vespasiano, mientras que el de sus oficiales era despectivo con la intención de insultar a Vitelio.
[3,10] Aduentu deinde duarum legionum, e quibus tertiam Dillius Aponianus, octauam Numisius Lupus ducebant, ostentare uiris et militari uallo Veronam circumdare placuit. forte Galbianae legioni in aduersa fronte ualli opus cesserat, et uisi procul sociorum equites uanam formidinem ut hostes fecere. rapiuntur arma metu proditionis. [2] ira militum in Tampium Flauianum incubuit, nullo criminis argumento, sed iam pridem inuisus turbine quodam ad exitium poscebatur: propinquum Vitellii, proditorem Othonis, interceptorem donatiui clamitabant. nec defensioni locus, quamquam supplicis manus tenderet, humi plerumque stratus, lacera ueste, pectus atque ora singultu quatiens. id ipsum apud infensos incitamentum
10. Después, con la llegada de dos legiones 76, la III al mando de Dilio Aponiano y la VIII a las órdenes de Numisio Lupo, se decidió hacer una exhibición de fuerza y rodear Verona de fortificaciones de campaña. Sucedió que a la legión Galbiana 77 le tocó la obra del vallado en la parte frontal y, cuando vieron a lo lejos a jinetes aliados, los tomaron por enemigos provocando una falsa alarma. Corrieron a tomar las armas por miedo a una traición.
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[2] La ira de los soldados se descargó contra Tampio Flaviano 78 sin ningún fundamento para tal acusación, pero como lo odiaban desde hacía tiempo exigían su muerte en medio de un torbellino de rabia. Iban gritando que era pariente de Vitelio, traidor de Otón y ladrón de sus gratificaciones. No se le dio oportunidad para defenderse, aunque tendía sus manos suplicantes, se arrastraba reiteradamente en tierra, se desgarraba la ropa y golpeaba el rostro y el pecho entre sollozos. Eso mismo irritaba más a sus agresores, como si el miedo
Cf. III 2, 3-4. Sobre el texto latino, cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 261. 75 DIÓN CASIO (LXV 10, 3) habla solo de una carta de Antonio Primo; cf. TREU, Antonius Primus, págs.254-255. 76 Las legiones III Gallica, estacionada en Gigen y de la que era comandante Dilio Aponiano (I 79, 5), y VIII Augusta, acantonada en Novae (Svištov), a la que mandaba Numisio Lupo como legado del emperador (I 79, 5), procedían del bajo Danubio; cf. HEUBNER, Historien III, págs. 35-36; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 261. 77 Era la VII Galbiana, estacionada en Carnuntum (Panonia); cf. I 6, 2. 78 Cf. II 86, 3; III 3, 4; 4, 1. 74
erat, tamquam nimius pauor conscientiam argueret. [3] obturbabatur militum uocibus Aponius, cum loqui coeptaret; fremitu et clamore ceteros aspernantur. uni Antonio apertae militum aures; namque et facundia aderat mulcendique uulgum artes et auctoritas. ubi crudescere seditio et a conuiciis ac probris ad tela et manus transibant, inici catenas Flauiano iubet. sensit ludibrium miles, disiectisque qui tribunal tuebantur extrema uis parabatur. [4] opposuit sinum Antonius stricto ferro, aut militum se manibus aut suis moriturum obtestans, ut quemque notum et aliquo militari decore insignem aspexerat, ad ferendam opem nomine ciens. mox conuersus ad signa et bellorum deos, hostium potius exercitibus illum furorem, illam discordiam inicerent orabat, donec fatisceret seditio et extremo iam die sua quisque in tentoria dilaberentur. profectus eadem nocte Flauianus obuiis Vespasiani litteris discrimini exemptus est.
exagerado fuera prueba de su culpa. [3] El griterío de los soldados ahogaba las palabras de Aponio 79 cuando intentaba hablarles, y a los demás oficiales los despreciaban entre abucheos y gritos. Únicamente a Antonio prestaron oídos los soldados, pues efectivamente no solo poseía elocuencia y habilidad para calmar a la soldadesca, sino también la autoridad de un líder. Cuando el motín empezó a recrudecerse y pasaban de los insultos y reproches a las manos, ordenó que encadenaran a Flaviano. Los soldados se sintieron burlados 80 y, tras quitar de en medio a quienes vigilaban la tribuna, se disponían a ejercer la máxima violencia. [4] Antonio interpuso su pecho con la espada desenvainada perjurando que moriría a manos de los soldados o con las suyas propias; cuantas veces veía a un conocido y distinguido con alguna condecoración militar, lo llamaba por su nombre para que fuera en su ayuda. Luego, volviéndose a los estandartes y a los dioses de la guerra81, suplicaba que descargaran más bien aquella locura y aquella rebeldía sobre el ejército enemigo. El motín se fue apagando y hacia el final del día cada cual se fue esfumando hacia sus propias tiendas. Flaviano, que partió esa misma noche, se libró del peligro gracias a un despacho que le llegó en el camino.
[3,11] Legiones uelut tabe infectae Aponium Saturninum Moesici exercitus legatum eo atrocius adgrediuntur, quod non, ut prius, labore et opere fessae, sed medio diei exarserant, uulgatis epistulis, quas Saturninus ad Vitellium scripsisse olim uirtutis credebatur. [2] ut modestiaeque, tunc procacitatis et petulantiae certamen erat, ne minus uiolenter Aponium quam Flauianum ad
11. Las legiones, como si estuvieran contagiadas por la peste, atacaron a Aponio Saturnino 82, comandante del ejército de Mesia, y lo hicieron con la mayor violencia, porque no estaban, como antes, cansadas con el trabajo de trincheras, sino que su ira había estallado al mediodía tras divulgarse unas cartas que, al parecer, Saturnino había escrito a Vitelio 83. [2] Si antiguamente los soldados rivalizaban en valor y disciplina, ahora lo hacían en insolencia e insubordinación, pues no iban a exigir la ejecución de Aponio con menos violencia que la de
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Aponio Saturnino, gobernador de Mesia; cf. II 85, 2; III 5, 1. Recordaban los casos de Mario Celso, salvado por Otón (I 45, 2) y de Julio Burdón por Vitelio (I 58, 2). 81 El latín signa et bellorum deos se puede interpretar o como una variación de signa et aquilas (cf. III 21, 2; 31, 3; 50, 1; 52, 1; 60, 1) o como los estandartes que portaban medallones de Júpiter, Marte, Belona, Minerva o la diosa Victoria. Las águilas de las legiones simbolizaban la vida de las mismas legiónes y se guardaban dentro del campamento en un templete (aedes); cf. HEUBNER, Historien III, pág. 38; WELLESLEY, Histories III, pág.90; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 262. 82 Cf. I 79, 5. 83 Cf. II 96, l (defección de la legión III Gallica). 80
supplicium deposcerent. quippe Moesicae legiones adiutam a se Pannonicorum ultionem referentes, et Pannonici, uelut absoluerentur aliorum seditione, iterare culpam gaudebant. in hortos, in quibus deuertebatur Saturninus, pergunt. [3] nec tam Primus et Aponianus et Messala, quamquam omni modo nisi, eripuere Saturninum quam obscuritas latebrarum, quibus occulebatur, uacantium forte balnearum fornacibus abditus. mox omissis lictoribus Patauium concessit. [4] digressu consularium uni Antonio uis ac potestas in utrumque exercitum fuit, cedentibus collegis et obuersis militum studiis. nec deerant qui crederent utramque seditionem fraude Antonii coeptam, ut solus bello frueretur.
Flaviano. Lo cierto era que las legiones de Mesia recordaban que habían ayudado a las de Panonia en su venganza y las de Panonia se alegraban de repetir su culpabilidad, en la idea de que se sentían disculpadas por el motín de los otros. Se dirigieron a unos jardines en los que Saturnino tenía su residencia. [3] Y no fueron Primo, Aponiano y Mesala 84 quienes liberaron a Saturnino, aunque lo intentaron por todos los medios, sino la oscuridad del escondite donde se ocultaba, pues se había metido en los hornos de unos baños que casualmente estaban fuera de servicio 85. Luego se marchó a Patavio 86 sin la escolta de los lictores. [4] Con la marcha de los excónsules, únicamente Antonio se quedó con el poder y la autoridad de los dos ejércitos 87, pues sus colegas cedieron ante él y los soldados le respaldaron con entusiasmo. No faltaban quienes pensaran que los dos motines se debían a maniobras traicioneras de Antonio para aprovecharse él solo de la guerra.
[3,12] Ne in Vitellii quidem partibus quietae mentes: exitiosiore discordia non suspicionibus uulgi, sed perfidia ducum turbabantur. Lucilius Bassus classis Rauennatis praefectus ambiguos militum animos, quod magna pars Dalmatae Pannoniique erant, quae prouinciae Vespasiano tenebantur, partibus eius adgregauerat. nox proditioni electa, ut ceteris ignaris soli in principia defectores coirent. [2] Bassus pudore seu metu, quisnam exitus foret, intra domum opperiebatur. trierarchi magno tumultu Vitellii imagines inuadunt; et paucis resistentium obtruncatis ceterum uulgus rerum nouarum studio in Vespasianum
12. Tampoco en el bando de Vitelio estaban los ánimos tranquilos 88. Andaban revueltos por una discordia más destructiva, causada no por las sospechas de los soldados rasos, sino por la perfidia de los oficiales. Lucilio Baso, el comandante de la flota de Rávena 89, había sumado a su bando a soldados indecisos, pues la mayoría provenía de las provincias de Dalmacia y Panonia, que estaban bajo el control de Vespasiano. Eligieron la noche para consumar la traición, con el fin de que únicamente los conspiradores se reunieran en los cuarteles de mando sin el conocimiento de los demás. [2] Baso, sea por vergüenza o por miedo, esperaba el desenlace dentro de su casa. Los capitanes se lanzaron en medio de un gran alboroto contra los bustos de Vitelio y, cuando degollaron a los pocos que ofrecieron resistencia, el resto de la soldadesca, deseosa de cambios, empezó a inclinarse por Vespasiano.
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Sobre Dilio Aponiano, cf. III 10, 1; de Vipstano Mesala, cf. III 9, 3. Cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 263. 86 Padua. 87 Los de Mesia y Panonia. Sus colegas (legati legionum) eran Dilio Aponiano (comandante de la legión III Gallica), Vipstano Mesala (al frente de la VII Claudiana), Numisio Lupo (mandaba la VIII Augusta) y Vedio Áquila (al mando de la XIII Gemina); cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 92. 88 Tácito continúa ahora con la narración que dejó al final del libro II; cf. HEUBNER, Historien III, págs.40-43. 89 Cf. II 100, 3; HEUBNER, Historien III, pág. 44. 85
inclinabat. [3] tum progressus Lucilius auctorem se palam praebet. classis Cornelium Fuscum praefectum sibi destinat, qui propere adcucurrit. Bassus honorata custodia Liburnicis nauibus Atriam peruectus a praefecto alae Vibennio Rufino, praesidium illic agitante, uincitur, sed exoluta statim uincula interuentu Hormi Caesaris liberti: is quoque inter duces habebatur.
[3] En ese momento compareció Lucilio para hacerse públicamente responsable del movimiento. La flota escogió como comandante a Cornelio Fusco 90, quien llegó a Rávena a toda velocidad. A Baso, acompañado de una escolta de honor 91, lo transportaron en una flotilla ligera a Atria 92, donde Memmio Rufino 93, el comandante del regimiento de caballería que estaba allí al frente de una guarnición, lo puso bajo arresto. Sin embargo, lo libraron rápidamente de las cadenas gracias a la intervención de Hormo, liberto del César 94, pues este también pasaba por ser uno de los líderes de los flavianos.
[3,13] At Caecina, defectione classis uulgata, primores centurionum et paucos militum, ceteris per militiae munera dispersis, secretum castrorum adfectans in principia uocat. ibi Vespasiani uirtutem uirisque partium extollit: transfugisse classem, in arto commeatum, aduersas Gallias Hispaniasque, nihil in urbe fidum; atque omnia de Vitellio in deterius. mox incipientibus qui conscii aderant, ceteros re noua attonitos in uerba Vespasiani adigit; simul Vitellii imagines dereptae et missi qui Antonio nuntiarent.
13. En cuanto a Cécina 95, tan pronto como se conoció la defección de la flota, convocó al cuartel de mando a los centuriones de mayor rango y a unos pocos soldados, aprovechándose de la soledad del campamento, mientras el resto de la tropa estaba distribuido en las tareas de la milicia. Entonces ensalzó las cualidades de Vespasiano y la solidez de su bando. Aseguraba que la flota se había pasado a su lado, que las provisiones escaseaban, que las Galias e Hispanias estaban en contra, que en la capital no había nada seguro. Y todo lo que decía de Vitelio era muy pesimista. Inmediatamente, después de que sus cómplices empezaran a prestar juramento a Vespasiano, obligó a hacer lo mismo a los demás, aturdidos por el cambio. Al mismo tiempo, se arrancaron los bustos de Vitelio y se enviaron emisarios a Antonio con la noticia. [2] Pero cuando el rumor de la traición llegó a todo el campamento y los soldados, que regresaban corriendo al cuartel de mando, vieron que se había inscrito el nombre de Vespasiano y se habían derribado los bustos de Vitelio, se hizo primero un gran silencio y luego todo estalló de golpe 96. Gritaban «¿A tal punto había caído el honor del ejército de Germania, para que sin batalla, sin heridas entregaran sus manos
[2] sed ubi totis castris in fama proditio, recurrens in principia miles praescriptum Vespasiani nomen, proiectas Vitellii effigies aspexit, uastum primo silentium, mox cuncta simul erumpunt. huc cecidisse Germanici exercitus gloriam ut sine proelio, sine uulnere uinctas manus et capta traderent arma? quas enim ex 90
Cf. II 86, 3; III 4, 1. Seguramente, para guardar las apariencias, como señala BASSOLS, Historias III, pág. 25. 92 La actual Atri. Las naves ligeras por antonomasia eran las Liburnae o Liburnicae naves, de dos hileras de remos. Su nombre lo tomaron de las naves piratas de Libumia en Histria; Cf. WELLESLEY, Histories III, pág.94. 93 Memmio Rufino, no Vibennio Rufino, era comandante de un regimiento de caballería (praef ectus alae); cf. PIR M 342, 343, 344; K. WELLESLEY «The codex Agricolae», Class. Review 19 (1969), 300; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 264-265. 94 Sobre Hormo, liberto imperial, cf. III 28: IV 39, 1. Vespasiano ya había sido saludado como emperador el l de julio del año 69 en Alejandría con los títulos de César y Augusto: cf. II 80, 1. 95 La narración de Tácito está ahora en el 18 de octubre del 69. 96 Léase a JOSEFO, La guerra de los judíos IV 636-641; DIÓN CASIO, LXV 10, 3-4; 11, 1. 91
diuerso legiones? nempe uictas; et abesse unicum Othoniani exercitus robur, primanos quartadecimanosque, quos tamen isdem illis campis fuderint strauerintque. ut tot armatorum milia, uelut grex uenalium, exuli Antonio donum darentur? [3] octo nimirum legiones unius classis accessionem fore. id Basso, id Caecinae uisum, postquam domos hortos opes principi abstulerint, etiam militem auferre. integros incruentosque, Flauianis quoque partibus uilis, quid dicturos reposcentibus aut prospera aut aduersa?
atadas y rindieran sus armas? ¿Pues cuáles eran las legiones que se les oponían? Sin duda legiones vencidas. Y lejos quedaba el verdadero músculo del ejército de Otón, los de la legión I y XIV 97, a quienes sin embargo ellos habían derrotado y aplastado en aquellas mismas llanuras 98. ¿Que iban a regalar al desterrado Antonio 99 a tantos miles de hombres armados, como si fuera un rebaño de esclavos a la venta? [3] ¡Nada menos que ocho legiones 100 serían el añadido a una sola flota! A Baso y a Cécina, después de sustraerle a Vitelio mansiones, jardines y riquezas, les parecía bien sustraerle al emperador también sus soldados y a los soldados su emperador 101. Sin una baja y sin una herida, sin valor incluso a los ojos del bando flaviano, ¿qué iban a decir a quienes les pidieran cuentas de sus éxitos o fracasos?».
[3,14] Haec singuli, haec uniuersi, ut quemque dolor impulerat, uociferantes, initio a quinta legione orto, repositis Vitellii imaginibus uincla Caecinae iniciunt; Fabium Fabullum quintae legionis legatum et Cassium Longum praefectum castrorum duces deligunt; forte oblatos trium Liburnicarum milites, ignaros et insontis, trucidant; relictis castris, abrupto ponte Hostiliam rursus, inde Cremonam pergunt, ut legionibus primae Italicae et unietuicensimae Rapaci iungerentur, quas Caecina ad obtinendam Cremonam cum parte equitum praemiserat.
14. Tales eran los gritos que lanzaban separadamente y a una, según la indignación empujaba a cada cual. Siguiendo la iniciativa de la legión V 102, repusieron en su lugar los bustos de Vitelio y encadenaron a Cécina 103. Eligieron como jefes a Fabio Fabulo 104, comandante de la legión V, y a Casio Longo, jefe del campamento; degollaron a los soldados de las tres galeras libúrnicas que se presentaron por casualidad ignorantes y ajenos a lo sucedido. Abandonaron el campamento y, tras cortar un puente 105, sedirigieron de nuevo a Hostilia y desde allí a Cremona para unirse a las legiones I Italica y XXI Rapax 106, a las que Cécina había despachado con parte de la caballería para ocupar Cremona.
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Las legiones I Adiutrix y la XIV Gemina; cf. II 67-68. En las llanuras de Bedriaco. 99 Cf. II 86, 1-2. 100 Las siete legiones que procedían de Germania (V Alaudae, XXI Rapax, XXII Primigenia, I Germanica, IV Macedonica, XV Primigenia, XVI Gallica) y la I Italica que venía de Lugdunum. 101 Sobre el texto latino, cf. K. WELLESLEY, «In defence of the Leiden Tacitus», Rhein. Museum 110 (1967), 217-220; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 266-267. 102 La legión V Alaudae. 103 Era el 18 de octubre el 69; cf. DIÓN CASIO, LXlV ll, 1; K. WELLESLEY, «Three Historical Puzzles in Histories 3», Class. Quarterly 6 (1956), 207-209: WELLESLEY, Histories III, pág. 97. 104 Había sido tribuno militar de la legión XIII Gemina y legado de la III Augusta; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 267. 105 Sería un puente sobre el río Po; cf. P. TOZZI, «Tacito e la geografia della valle del Po», Athenaeum 48 (1970), 126-128; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 267. 106 Cf. II 100, 1. 98
Segunda batalla de Bedriaco 107 [3,15] Vbi haec comperta Antonio, discordis animis, discretos uiribus hostium exercitus adgredi statuit, antequam ducibus auctoritas, militi obsequium et iunctis legionibus fiducia rediret. namque Fabium Valentem profectum ab urbe adceleraturumque cognita Caecinae proditione coniectabat; et fidus Vitellio Fabius nec militiae ignarus. simul ingens Germanorum uis per Raetiam timebatur. et Britannia Galliaque et Hispania auxilia Vitellius acciuerat, immensam belli luem, ni Antonius id ipsum metuens festinato proelio uictoriam praecepisset. [2] uniuerso cum exercitu secundis a Verona castris Bedriacum uenit. postero die legionibus ad muniendum retentis, auxiliares cohortes in Cremonensem agrum missae ut specie parandarum copiarum ciuili praeda miles imbueretur: ipse cum quattuor milibus equitum ad octauum a Bedriaco progressus quo licentius popularentur. exploratores, ut mos est, longius curabant.
15. Cuando Antonio se enteró de lo sucedido 108, decidió atacar a aquellos ejércitos enemigos, que estaban en desacuerdo y con sus fuerzas separadas, antes de que los jefes recobrasen la autoridad, los soldados la disciplina y las legiones ya reunidas 109 la confianza. Y en efecto, suponía que Fabio Valente 110 había salido de Roma y se daría prisa al tener conocimiento de la traición de Cécina; en realidad, Fabio también era leal a Vitelio y experto en la guerra. Al mismo tiempo, se temía una enorme invasión de germanos a través de Recia 111. De hecho, Vitelio había reclamado refuerzos de Britania, Galia e Hispania, lo que hubiera representado un verdadero desastre bélico, si Antonio, que temía eso mismo, no se hubiera asegurado la victoria apresurando el combate. [2] Con el ejército completo se trasladó de Verona a Bedriaco en dos jornadas 112. Al día siguiente 113, retuvo a las legiones en labores de fortificacióny envió a las cohortes auxiliares al territorio de Cremona, con el objetivo de que, so pretexto de allegar provisiones, los soldados le cogieran gusto al saqueo de civiles 114. Él mismo con cuatro mil jinetes avanzó hasta ocho millas de Bedriaco 115 para que saquearan con mayor libertad. Los exploradores, como era usual, cubrían más terreno.
[3,16] Quinta ferme hora diei erat, cum citus eques aduentare hostis, praegredi paucos, motum fremitumque late audiri nuntiauit. dum Antonius quidnam
16. Eran casi las once de la mañana, cuando un jinete al galope anunció que el enemigo estaba llegando, que unos pocos marchaban en la vanguardia y que se oía un movimiento estruendoso en una gran extensión de
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Sobre la primera batalla de Bedriaco, léase II 39-45. La segunda batalla y segunda derrota de los vitelianos en Bedriaco tuvo lugar seguramente el 24 o 25 de octubre del año 69; cf. K. WELLESLEY, «Moonshine in Tacitus», Rhein. Museum 100 (1957), 244-252; HEUBNER, Historien III, págs. 49-59. 108 Los sucesos habían sido la revuelta, el arresto y la marcha de Cécina. 109 Cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 98. 110 Cf. I 7, 1; HEUBNER, Historien III, pág. 59. 111 Las rutas a través de Recia eran Aventicum-Gran San Bernardo hasta Mediolanum, Brigantium-Curia hasta Como, y Brigantium-Abudiacum hasta Verona; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 98. 112 Unas 40 millas. El texto latino dice secundis a Verona castris, es decir, a dos campamentos de Verona, tomado metonímicamente por dos días de marcha, pues los campamentos se levantaban cada tarde después de la marcha diaria a través de la vía Postumia. Cf. BASSOLS, Historias III, pág. 30. 113 El 24 de octubre del 69. 114 Cf. J. MOLAGER, «Un procédé de style propre à Tacite», Orpheus 11 (1964), 25-32. 115 Sobre Bedriaco y el asedio a Cremona, léase el «Appendix II» en WELLESLEY, Histories III, págs.198-204.
agendum consultat, auiditate nauandae operae Arrius Varus cum promptissimis equitum prorupit impulitque Vitellianos modica caede; nam plurium adcursu uersa fortuna, et acerrimus quisque sequentium fugae ultimus erat. [2] nec sponte Antonii properatum, et fore quae acciderant rebatur. hortatus suos ut magno animo capesserent pugnam, diductis in latera turmis uacuum medio relinquit iter quo Varum equitesque eius reciperet; iussae armari legiones; datum per agros signum ut, qua cuique proximum, omissa praeda proelio occurreret. pauidus interim Varus turbae suorum miscetur intulitque formidinem. pulsi cum sauciis integri suomet ipsi metu et angustiis uiarum conflictabantur.
terreno. Mientras Antonio debatía el plan de actuación, Arrio Varo 116, ansioso por intervenir, lanzó un ataque con los jinetes más osados y rechazó a los vitelianos infligiéndoles bajas poco importantes. En efecto, con la llegada de más adversarios se cambiaron las tomas: los perseguidores más encarnizados pasaban a la cola de la huida. [2] Tales prisas no habían partido de la voluntad de Antonio, quien pensó que sucedería lo que había sucedido. Después de arengar a los suyos para que tomasen las armas con la moral alta, desplegó sus escuadrones de caballería 117 hacia los flancos dejando un pasillo libre para dar acogida a Varo y a sus jinetes. Se ordenó a las legiones que tomaran las armas y por los campos se pasó la consigna de que todos y cada uno abandonaran el pillaje y acudieran al combate por el camino más corto. Mientras tanto, un aterrorizado Varo se mezcló con el grueso de los suyos sembrando el pánico entre ellos. Los soldados derrotados, los ilesos junto a los heridos, chocaban entre ellos mismos debido a su propio miedo y las angosturas de los caminos.
[3,17] Nullum in illa trepidatione Antonius constantis ducis aut fortis militis officium omisit. occursare pauentibus, retinere cedentis, ubi plurimus labor, unde aliqua spes, consilio manu uoce insignis hosti, conspicuus suis. eo postremo ardoris prouectus est ut uexillarium fugientem hasta transuerberaret; mox raptum uexillum in hostem uertit. quo pudore haud plures quam centum equites restitere: iuuit locus, artiore illic uia et fracto interfluentis riui ponte, qui incerto alueo et praecipitibus ripis fugam impediebat. [2] ea necessitas seu fortuna lapsas iam partis restituit. firmati inter se densis
17. En medio de aquel pánico Antonio no omitió ninguna responsabilidad propia de un oficial firme y de un soldado valiente. Salía al paso de los que estaban aterrorizados; donde se requería más esfuerzo, donde quedaba algún atisbo de esperanza, con sus órdenes, con sus hechos y con su voz se distinguía ante el enemigo y se dejaba ver ante los suyos 118. Por último, llegó a tal grado de excitación que atravesó con su lanza a un abanderado que se daba a la fuga, y luego recogió el estandarte 119 y lo volvió contra el enemigo. Ante tal vergüenza, no más de cien jinetes mantuvieron sus posiciones. Les ayudó el lugar, pues el camino se estrechaba allí y estaba roto el puente sobre el río que corría entre los dos ejércitos 120, el cual impedía la huida a causa del fondo inseguro y sus escarpadas orillas. [2] Aquella circunstancia, fuera necesidad o suerte, recompuso al bando que ya estaba hundido.
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Cf. III 6, 1. El escuadrón de caballería (turma) se componía de unos 40 hombres y el regimiento (ala) abarcaba 12 escuadrones o 480 hombres; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 100. 118 El comienzo del párrafo se inspira en SALUSTIO, Catilina LX 4; cf. CÉSAR, Guerra de las Galias V 33, 2; HEUBNER, Historien III, pág. 62; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 269. 119 La misión del abanderado (vexillarius) no era solo portar el estandarte (vexillum) del escuadrón, sino también fijar un punto de resistencia ante el enemigo, como hizo César en Dyrrachium (Durazzo); cf. CÉSAR, Guerra civil III 69, 4. 120 El río Delmona. 117
ordinibus excipiunt Vitellianos temere effusos, atque illi consternantur. Antonius instare perculsis, sternere obuios, simul ceteri, ut cuique ingenium, spoliare, capere, arma equosque abripere. et exciti prospero clamore, qui modo per agros fuga palabantur, uictoriae se miscebant.
Apoyándose unos en otros con las filas apretadas se enfrentaron a los vitelianos lanzados a lo loco, que fueron rechazados en confusión. Antonio acosaba a los caídos y derribaba a los que le plantaban cara; al mismo tiempo, los demás, según sus inclinaciones, los despojaban, los apresaban y les quitaban armas y caballos. Y los soldados que hacía poco vagaban huyendo por campo abierto, alertados ahora por los gritos de júbilo, se unían a la victoria.
[3,18] Ad quartum a Cremona lapidem fulsere legionum signa Rapacis atque Italicae, laeto inter initia equitum suorum proelio illuc usque prouecta. sed ubi fortuna contra fuit, non laxare ordines, non recipere turbatos, non obuiam ire ultroque adgredi hostem tantum per spatium cursu et pugnando fessum. (forte uicti) haud perinde rebus prosperis ducem desiderauerant atque in aduersis deesse intellegebant. [2] nutantem aciem uictor equitatus incursat; et Vipstanus Messala tribunus cum Moesicis auxiliaribus adsequitur, quos multi e legionariis quamquam raptim ductos aequabant: ita mixtus pedes equesque rupere legionum agmen. et propinqua Cremonensium moenia quanto plus spei ad effugium minorem ad resistendum animum dabant. nec Antonius ultra institit, memor laboris ac uulnerum, quibus tam anceps proelii fortuna, quamuis prospero fine, equites equosque adflictauerat.
18. A cuatro millas de Cremona brillaban los estandartes de las legiones Rapax e Italica 121, atraídas hasta allí por el éxito inicial de su caballería en la batalla. Pero cuando la suerte se volvió contraria, no abrieron las líneas, no acogieron a sus compañeros en desorden, no tomaron la iniciativa de atacar al enemigo que estaba cansado de correr y de luchar por una extensión de terreno tan amplia 122. Derrotados por el azar, no habían echado de menos a un jefe en el éxito, del mismo modo que entendían que les faltaba en el fracaso. [2] La victoriosa caballería se lanzó contra sus líneas vacilantes y se le unió el tribuno Vipstano Mesala 123 con las tropas auxiliares de Mesia, a quienes seguían muchos legionarios pese a su rápido ritmo de marcha. De esta forma, la mezcla de infantes y jinetes rompió la formación en columna de las legiones. Las cercanas murallas de Cremona, cuantas más esperanzas de refugio ofrecían, menos ánimos para resistir infundían. Antonio tampoco insistió más al recordar las fatigas y heridas con que la suerte de tan incierto combate había castigado a jinetes y caballos, pese a su final feliz.
[3,19] Inumbrante uespera uniuersum Flauiani exercitus robur aduenit. utque cumulos super et recentia caede uestigia incessere, quasi debellatum foret, pergere Cremonam et uictos in deditionem accipere aut expugnare deposcunt. haec
19. Con las sombras de la tarde llegaron todas las fuerzas del ejército flaviano. Y, al marchar sobre los montones de muertos y los recientes vestigios de la matanza, como si la guerra hubiera acabado, exigieron marchar a Cremona y aceptar la rendición de los vencidos o conquistarla. Esto decían en público, bonitas palabras, pero cada cual
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Las legiones XXI Rapax y la I Italica. Se calcula que habría unos 15 kilómetros entre Bedriaco y Cremona, según WELLESLEY, Histories III, pág. 102. 123 Cf. III 9, 3. Vipstano Mesala estaba al mando de la legión VII Claudiana; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 270. 122
in medio, pulchra dictu: illa sibi quisque, posse coloniam plano sitam impetu capi. [2] idem audaciae per tenebras inrumpentibus et maiorem rapiendi licentiam. quod si lucem opperiantur, iam pacem, iam preces, et pro labore ac uulneribus clementiam et gloriam, inania, laturos, sed opes Cremonensium in sinu praefectorum legatorumque fore. expugnatae urbis praedam ad militem, deditae ad duces pertinere. spernuntur centuriones tribunique, ac ne uox cuiusquam audiatur, quatiunt arma, rupturi imperium ni ducantur.
pensaba para sí que la colonia, situada en el llano, podía tomarse al asalto. [2] Los atacantes mostrarían igual valentía durante las horas de la noche y gozarían de mayor libertad en el saqueo. Pero si esperaban a que amaneciera, entonces habría paz y después seguirían las súplicas de perdón y en pago a sus esfuerzos y heridas recibirían la gloria de la clemencia, es decir, nada, mientras que las riquezas de los cremonenses irían a los bolsillos de los prefectos y legados 124. Las ciudades conquistadas pertenecían a la tropa, las que se rendían a los generales. Trataron con desprecio a centuriones y tribunos y, para que ninguna voz se pudiera oír, golpearon sus armas con la intención de desobedecer las órdenes si no se les conducía al asalto.
[3,20] Tum Antonius inserens se manipulis, ubi aspectu et auctoritate silentium fecerat, non se decus neque pretium eripere tam bene meritis adfirmabat, sed diuisa inter exercitum ducesque munia: militibus cupidinem pugnandi conuenire, duces prouidendo, consultando, cunctatione saepius quam temeritate prodesse. [2] ut pro uirili portione armis ac manu uictoriam iuuerit, ratione et consilio, propriis ducis artibus, profuturum; neque enim ambigua esse quae occurrant, noctem et ignotae situm urbis, intus hostis et cuncta insidiis opportuna. non si pateant portae, nisi explorato, nisi die intrandum. an obpugnationem inchoaturos adempto omni prospectu, quis aequus locus, quanta altitudo moenium, tormentisne et telis an operibus et uineis adgredienda urbs foret? [3] mox conuersus ad singulos, num securis dolabrasque et cetera expugnandis urbibus secum attulissent, rogitabat. et cum abnuerent, 'gladiisne' inquit 'et pilis perfringere ac subruere muros ullae manus possunt? si aggerem struere, si pluteis cratibusue protegi necesse fuerit, ut uulgus improuidum
20. Entonces Antonio se metió entre las compañías y, cuando su presencia y prestigio habían conseguido silencio, les aseguró que no pretendía arrebatar ni la gloria ni la recompensa a quienes habían merecido tanto, pero que comandantes y tropa tenían responsabilidades diferentes. A los soldados les correspondía la agresividad en el combate, mientras que los jefes mostraban su utilidad en la planificación y la deliberación, en la prudencia más que en la temeridad. [2] Si antes había ayudado a la victoria con las armas en la mano en la medida de sus fuerzas, ahora sería de utilidad con el cálculo y el consejo, las cualidades propias de un jefe. Y desde luego sobre los peligros que acechaban no había dudas: la noche, el emplazamiento de una ciudad extraña, los enemigos dentro y todo dispuesto para las emboscadas. Ni con las puertas abiertas se debería entrar si no se exploraba antes y si no se hacía de día. ¿Es que empezarían el asalto sin ninguna posibilidad de ver cuáles son los lugares llanos, cuál es la altura de las murallas, o si había que atacar a la ciudad con catapultas y proyectiles o con trincheras o manteletes? [3] Después, dirigiéndose a cada uno por separado, les iba preguntando si llevaban consigo las hachas, picos y demás equipamiento para asaltar las ciudades. Y cuando le respondieron que no, les espetó: «¿Hay alguna mano que pueda romper y socavar murallas con espadas y lanzas? Si hubiera necesidad de levantar una empalizada, si tuviéramos que protegemos con manteletes y cañizos, ¿nos quedaremos sin hacer
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Son los comandantes de las cohortes auxiliares (preaefecti) y de las legiones (legati).
inriti stabimus, altitudinem turrium et aliena munimenta mirantes? quin potius mora noctis unius, aduectis tormentis machinisque, uim uictoriamque nobiscum ferimus?' simul lixas calonesque cum recentissimis equitum Bedriacum mittit, copias ceteraque usui adlaturos.
nada, como el vulgo temerario, contemplando la altura de las torres y las defensas de nuestros adversarios? ¿No será mejor esperar una sola noche, traer catapultas y maquinaria de artillería y llevarnos así con nosotros el poder de la victoria?». Sin más dilaciones envió a Bedriaco a porteadores y cantineros 125 con los jinetes más descansados con la intención de que trajeran provisiones y demás cosas que pudieran necesitar.
[3,21] Id uero aegre tolerante milite prope seditionem uentum, cum progressi equites sub ipsa moenia uagos e Cremonensibus corripiunt, quorum indicio noscitur sex Vitellianas legiones omnemque exercitum, qui Hostiliae egerat, eo ipso die triginta milia passuum emensum, comperta suorum clade in proelium accingi ac iam adfore. [2] is terror obstructas mentis consiliis ducis aperuit. sistere tertiam decimam legionem in ipso uiae Postumiae aggere iubet, cui iuncta a laeuo septima Galbiana patenti campo stetit, dein septima Claudiana, agresti fossa (ita locus erat) praemunita; dextro octaua per apertum limitem, mox tertia densis arbustis intersepta. hic aquilarum signorumque ordo: milites mixti per tenebras, ut fors tulerat; praetorianum uexillum proximum tertianis, cohortes auxiliorum in cornibus, latera ac terga
21. Sin embargo, los soldados que llevaban mal esta situación de inactividad, casi llegaron al 126 amotinamiento , cuando unos jinetes que avanzaban hasta el pie de las murallas cogieron a unos cremoneses que vagaban por allí. Por sus declaraciones se supo que seis legiones vitelianas 127 y todo el ejército que había estado estacionado en Hostilia había recorrido en un solo día treinta millas 128 y que, al enterarse de la derrota de los suyos, se aprestaban al combate y llegarían de un momento a otro. [2] Tal amenaza abrió aquellas mentes obcecadas a los consejos de su jefe. Antonio ordenó a la legión XIII 129 que ocupara el ancho de la calzada de la vía Postumia 130. Pegada a ella por la izquierda se apostó la VII Galbiana en campo abierto, a continuación la séptima Claudiana, atrincherada en unas alcantarillas de drenaje características del lugar. A la derecha, la VIII 131 se desplegó a lo largo de un lindero sin cobertura y luego la III cercada por densa vegetación. Esta era la formación de las águilas y estandartes; las tropas se mezclaron al azar en medio de la oscuridad. La bandera de los pretorianos 132 estaba al lado de los de la III, las cohortes auxiliares ocupaban las alas, mientras que la caballería
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Los calones o «porteadores» eran esclavos que seguían a sus dueños en la guerra para prestarle asistencia; los lixae o «cantineros» eran hombres libres que seguían al ejército para vender víveres a los soldados; cf. II 87, 1; BASSOLS, Historias III, pág. 38. 126 Cf. H. BARDON, «Tacite, Hist. 3.21-24 et Thucydide 7.43-44», Hommages á M. Nidermann, Bruselas, 1956, págs. 348-356. 127 Según WELLESLEY (Histories III, pág. 104), se trataría de dos legiones completas (V Alaudae y XXII Primigenia) y varios destacamentos (vaxilla), lo que harían un total de unas cinco legiones; cf. II 100, l y III 22,2. Según HEUBNER (Historien III, pág. 68), las seis legiones serían las siguientes: I Germanica, IV Macedonica, V Alaudae, XV Primigenia, XVI Gallica y XXIII Primigenia. El ejército completo estaría formado por las seis legiones citadas más destacamentos (vexilla) de las legiones II Augusta, IX Hispana y XX Valeria; cf. BASSOLS, Historias III, pág. 38; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 271. 128 Unos 45 kilómetros. 129 La legión XIII Gemina. 130 Es la vía que va desde Génova hasta Aquileya: Genua-Dertona-Placencia-Cremona-Opitergio-Concordia; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 240. 131 Eran las legiones VIII Augusta y III Gallica. 132 Es decir, las cohortes pretorianas de Otón, licenciadas por Vitelio y restablecidas por Vespasiano; cf. II 67, 1.
equite circumdata; Sido atque Italicus Suebi cum delectis popularium primori in acie uersabantur.
rodeaba los flancos y la retaguardia. Los suevos Sidón e Itálico 133 patrullaban en primera línea con gente escogida de sus paisanos.
[3,22] At Vitellianus exercitus, cui adquiescere Cremonae et reciperatis cibo somnoque uiribus confectum algore atque inedia hostem postera die profligare ac proruere ratio fuit, indigus rectoris, inops consilii, tertia ferme noctis hora paratis iam dispositisque Flauianis impingitur. [2] ordinem agminis disiecti per iram ac tenebras adseuerare non ausim, quamquam alii tradiderint quartam Macedonicam dextrum suorum cornu, quintam et quintam decimam cum uexillis nonae secundaeque et uicensimae Britannicarum legionum mediam aciem, sextadecimanos duoetuicensimanosque et primanos laeuum cornu complesse. Rapaces atque Italici omnibus se manipulis miscuerant; eques auxiliaque sibi ipsi locum legere. [3] proelium tota nocte uarium, anceps, atrox, his, rursus illis exitiabile. nihil animus aut manus, ne oculi quidem prouisu iuuabant. eadem utraque acie arma, crebris interrogationibus notum pugnae signum, permixta uexilla, ut quisque globus capta ex hostibus huc uel illuc raptabat. [4] urgebatur maxime septima legio, nuper a Galba conscripta. occisi sex primorum ordinum centuriones, abrepta quaedam signa: ipsam aquilam Atilius Verus primi pili centurio multa cum hostium strage et ad extremum moriens seruauerat.
22. Por su parte, la táctica del ejército de Vitelio hubiera sido descansar en Cremona y, tras comer y dormir para recuperar fuerzas, atacar y derrotar al día siguiente a un enemigo extenuado por el frío y el hambre 134. Sin embargo, carentes de dirección 135 y faltos de un plan, sobre las nueve de la noche chocaron contra los flavianos que ya estaban dispuestos y en sus posiciones. [2] Sobre el orden de despliegue de las columnas vitelianas, desorganizadas por la furia de los soldados y la oscuridad, no me atrevería a hacer afirmaciones seguras, aunque algunos escritores han contado que la IV Macedonica ocupaba el ala derecha de los suyos, la V y XV con los estandartes de la IX, la II y la XX, legiones de Britania, el centro de la formación, y la XVI, la XXII y la I el ala izquierda 136. Los componentes de la Rapax y la Italica se habían mezclado entre todas las compañías. La caballería y las tropas auxiliares decidieron por su cuenta sus posiciones. [3] El combate, que duró toda la noche, fue voluble, indeciso y terrible, destructivo unas veces para unos y otras para otros. No servían de nada la moral o la fuerza, ni siquiera los ojos para prever los peligros. Las armas eran iguales en ambos bandos 137, se daban a conocer las contraseñas para la batalla a causa de las reiteradas preguntas, los estandartes se mezclaban cada vez que un grupo los capturaba del enemigo y los arrastraba de un lado para otro. [4] Los mayores apuros los pasaba la legión VII, recientemente reclutada por Galba 138. Cayeron seis centuriones de primer rango y les fueron arrebatadas algunas enseñas. La propia águila la había salvado Atilio Vero, centurión primipilar 139, tras hacer un gran estrago entre los enemigos y acabar perdiendo la vida.
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Cf. III 5, 1. Era el final del mes de octubre. 135 Cécina estaba en prisión y Valente no había llegado aún. 136 Las legiones citadas son: IV Macedonica, V Alaudae, XV Primigenia, IX Hispana, II Augusta, XX Valeria Victrix, XVI Gallica, XXII Primigenia y I Germanica. 137 Las armas y uniformes ayudaban a distinguir a los dos bandos en una batalla excepto en una guerra civil; cf. VIRGILIO, Geórgicas I 489; LIVIO, VIII 6, 15; LUCANO, I 6-7; DIÓN CASIO, XLI 58; ASH, The Histories, pág. 286. 138 La legión VII Galbiana fue reclutada por Galba en Hispania el 10 de junio del año 68; cf. SUETONIO, Galba X 2. 139 Solo es nombrado aquí; cf. HEUBNER, Historien III, pág. 70. 134
[3,23] Sustinuit labentem aciem Antonius accitis praetorianis. qui ubi excepere pugnam, pellunt hostem, dein pelluntur. namque Vitelliani tormenta in aggerem uiae contulerant ut tela uacuo atque aperto excuterentur, dispersa primo et arbustis sine hostium noxa inlisa. [2] magnitudine eximia quintae decimae legionis ballista ingentibus saxis hostilem aciem proruebat. lateque cladem intulisset ni duo milites praeclarum facinus ausi, arreptis e strage scutis ignorati, uincla ac libramenta tormentorum abscidissent. statim confossi sunt eoque intercidere nomina: de facto haud ambigitur. [3] neutro inclinauerat fortuna donec adulta nocte luna surgens ostenderet acies falleretque. sed Flauianis aequior a tergo; hinc maiores equorum uirorumque umbrae, et falso, ut in corpora, ictu tela hostium citra cadebant: Vitelliani aduerso lumine conlucentes uelut ex occulto iaculantibus incauti offerebantur.
[3,24] Igitur Antonius, ubi noscere suos noscique poterat, alios pudore et probris, multos laude et hortatu, omnis spe promissisque accendens, cur resumpsissent arma, Pannonicas legiones
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23. Antonio reforzó las líneas vacilantes con la llegada de pretorianos. Cuando entraron en combate, rechazaron al enemigo, pero después fueron rechazados a su vez. Los vitelianos, en efecto, habían concentrado su artillería 140 en la calzada de la carretera para disparar los proyectiles por un espacio libre y despejado, pues al principio los disparos eran dispersos y se estrellaban contras los arbustos sin producir daño al enemigo. [2] Una ballesta de impresionante tamaño de la legión XVI 141 empezaba a producir daños en las líneas enemigas con el lanzamiento de piedras enormes. Y hubiera producido un gran estrago de no ser por el heroísmo de dos soldados 142, quienes, pasando desapercibidos detrás de escudos arrebatados a cadáveres, cortaron las correas y contrapesos de la máquina de artillería 143. Fueron matados inmediatamente y por ello sus nombres cayeron en el olvido, pero de su hazaña no hay ninguna duda. [3] La fortuna no se decantaba por ningún bando, hasta que, avanzada la noche, la luna creciente iluminaba las líneas y las ocultaba 144. Pero resultaba más favorable a los flavianos que la tenían a su espalda; de ahí que las sombras de hombres y caballos se agrandaban, y los proyectiles enemigos se quedaban cortos porque erraban el disparo al apuntar a las sombras, como si fueran los cuerpos; los vitelianos, que brillaban con la luz de cara, se ofrecían desprevenidos a quienes les disparaban como si estuvieran en posiciones ocultas.
24. Así pues, Antonio, cuando pudo reconocer a los suyos y ser reconocido por ellos, empezó a animarlos, a unos con el pundonor y los reproches, a muchos con el elogio y la arenga y a todos con esperanzas y promesas. A las legiones de Panonia 145 les preguntaba por qué
Sobre la artillería antigua, cf. VEGECIO, II 25; J. N. WHITEHORN, «The Catapult and the Ballista», Greece and Rome, 15 (1946), 49-60; E. W. MARSDEN, Greek and Roman Artillery: Historical Development, Oxford, 1969, págs. 174-206. 141 En realidad, en el códice Mediceo se lee la legión XIV (quartae decimae legionis ballista), pero los editores prefieren leer o XV (Heubner) o XVI (Sörbom y Wellesley), lectura que he seguido; cf. HEUBNER, Historien III, pág. 71; WELLESLEY, «Tacitus, Histories: A Textual Survey…», pág. 1.670; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 273. 142 Cf. DIÓN CASIO, LXV 14, 2. 143 Sobre el texto latino, cf. WELLESLEY, «Tacitus, Histories: A Textual Survey…», págs. 1.670-l.671; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 274. 144 Cf. DIÓN CASIO, LXIV 13, 1; K. WELLESLEY, «Moonshine in Tacitus», Rhein. Museum 100 (1957), 244-252. 145 Eran las legiones VII Gemina y XIII Gemina.
interrogabat: illos esse campos, in quibus abolere labem prioris ignominiae, ubi reciperare gloriam possent. [2] tum ad Moesicos conuersus principes auctoresque belli ciebat: frustra minis et uerbis prouocatos Vitellianos, si manus eorum oculosque non tolerent. haec, ut quosque accesserat; plura ad tertianos, ueterum recentiumque admonens, ut sub M. Antonio Parthos, sub Corbulone Armenios, nuper Sarmatas pepulissent. [3] mox infensus praetorianis 'uos' inquit, 'nisi uincitis, pagani, quis alius imperator, quae castra alia excipient? illic signa armaque uestra sunt, et mors uictis; nam ignominiam consumpsistis.' undique clamor, et orientem solem (ita in Syria mos est) tertiani salutauere.
[3,25] Vagus inde an consilio ducis subditus rumor, aduenisse Mucianum, exercitus in uicem salutasse. gradum inferunt quasi recentibus auxiliis aucti, rariore iam Vitellianorum acie, ut quos nullo rectore suus quemque impetus uel pauor contraheret diduceretue. postquam impulsos sensit Antonius, denso agmine obturbabat. laxati ordines abrumpuntur, nec restitui quiuere impedientibus uehiculis tormentisque.
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habían tomado las armas enfurecidos 146, y les decía que aquellos eran los campos de batalla en los que podían lavar la mancha de su pasada ignominia 147 y donde podrían recuperar la gloria. [2] Luego, se dirigió a los de Mesia 148 para alentarlos como los cabecillas y promotores de la guerra; les recordaba que de nada serviría haber provocado a los vitelianos con palabras amenazadoras si no soportaban su fuerza y sus miradas. Tales eran sus palabras conforme se acercaba a cada grupo. Habló más a la III 149, recordándoles su gloria pasada y reciente: el triunfo sobre los partos al mando de M. Antonio 150, sobre los armenios al mando de Corbulón 151 o recientemente sobre los sármatas 152. [3] Luego, se indignó con los pretorianos, diciéndoles: «Si no vencéis, aldeanos 153, ¿qué otro emperador, qué otro campamento os va a acoger? Allí tenéis vuestras enseñas y vuestras armas, y la muerte para los vencidos, que el es honor 154 ya lo habéis logrado». Por todas partes se levantó un griterío de entusiasmo y los de la III, como era costumbre en Siria, saludaron la salida del sol 155.
25. A raíz de ello, surgió un vago rumor —tal vez extendido adrede por el comandante flaviano— de que Muciano había llegado y los ejércitos se habían saludado mutuamente. Los flavianos se pusieron en marcha con la impresión de que se habían reforzado con tropas de refresco, mientras que los vitelianos se mostraban con filas menos densas, como si, al carecer de mando, a cada cual su propio empuje o miedo los hiciera concentrarse o dispersarse. Cuando Antonio se percató de su desconcierto, los dispersó con su formación cerrada. Las debilitadas filas se rompieron y no se pudieron
Cf. II 44, 3; 66, 1; 86, 1. Sobre el texto latino, cf. WELLESLEY, «Tacitus, Histories: A Textual Survey…», págs. 1.671-1.672. Alusión a la derrota de Bedriaco. 148 Eran las legiones VII Claudia, III Gallica y VIII Augusta. Estas tropas de Mesia fueron las primeras que se adhirieron a Vespasiano en el mes de julio del 69; cf. II 85, 1; P. FABIA, «L’adhésion de l’Illyricum à la cause flavienne», Rev. Étud. Anciennes 5 (1903), 329-382. 149 La legión III Gallica. 150 En el año 36 a. C.; cf. HEUBNER, Historien III, pág. 73. 151 En el 63 d. C.; cf. Anales, XV 26, 1. 152 Cf. I 79. 153 Tácito quiere decir que únicamente un nuevo emperador podía incorporarlos de nuevo a la guardia pretoriana y a su campamento en Roma, de donde fueron expulsados por Vitelio y convertidos en aldeanos. Sobre el significado de paganus «civil», cf. E. BICKEL, «Pagani», Rhein. Museum 96 (1954), 1-47; WELLESLEY, Histories III, pág. 110. 154 Habían traicionado a Galba en favor de Otón y habían sido derrotados por los vitelianos en la primera batalla de Cremona. 155 Cf. CICERÓN, La naturaleza de los dioses I 79; HERODIANO, IV 15, 1; BASSOLS, Historias III, pág. 45. 147
per limitem uiae sparguntur festinatione consectandi uictores. eo notabilior caedes fuit, quia filius patrem interfecit. [2] rem nominaque auctore Vipstano Messala tradam. Iulius Mansuetus ex Hispania, Rapaci legioni additus, impubem filium domi liquerat. is mox adultus, inter septimanos a Galba conscriptus, oblatum forte patrem et uulnere stratum dum semianimem scrutatur, agnitus agnoscensque et exanguem amplexus, uoce flebili precabatur placatos patris manis, neue se ut parricidam auersarentur: [3] publicum id facinus; et unum militem quotam ciuilium armorum partem? simul attollere corpus, aperire humum, supremo erga parentem officio fungi. aduertere proximi, deinde plures: hinc per omnem aciem miraculum et questus et saeuissimi belli execratio. nec eo segnius propinquos adfinis fratres trucidant spoliant: factum esse scelus loquuntur faciuntque.
recomponer por impedirlo los carruajes y las máquinas de artillería. Las tropas vencedoras se esparcieron por el lindero de la calzada 156 en sus prisas por perseguirlos. La matanza fue más terrible por el hecho de que un hijo mató a su padre 157. [2] Referiré el incidente y los nombres basándome en la autoridad de Vipstano Mesala. Julio Mansueto de Hispania, enrolado en la legión Rapax 158, había dejado en casa a un joven hijo. Luego, cuando este se hizo adulto, fue reclutado por Galba como miembro de la VII 159. Luego resultó que se enfrentó a su padre y lo hirió gravemente. Al estar examinando al casi muerto, se reconocieron mutuamente. El hijo abrazó al moribundo y suplicó con voz llorosa que se aplacasen 160 los manes paternos y no se volvieran en contra de un parricida. [3] Tal crimen, decía, era de todos, pues ¿qué parte de la guerra civil le correspondía a un solo soldado? Al mismo tiempo, levantó el cuerpo, abrió la tierra y cumplió con su padre el deber postrero. Los soldados cercanos se percataron del hecho, después muchos más, y a partir de ahí y por todo el campo de batalla cundió el asombro, los lamentos y la maldición contra una guerra tan cruel. Sin embargo, no por eso se mostraron más remisos a la hora de despojar y degollar a parientes, allegados y hermanos. Hablaban de que se había cometido un crimen, pero ellos hicieron lo mismo.
Segunda batalla de Cremona 161 [3,26] Vt Cremonam uenere, nouum immensumque opus occurrit. Othoniano bello Germanicus miles moenibus Cremonensium castra sua, castris uallum circumiecerat eaque munimenta rursus auxerat. quorum aspectu haesere uictores, incertis ducibus quid iuberent.
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26. Cuando llegaron a Cremona, los flavianos se enfrentaron a una tarea nueva de enorme dificultad. Durante la guerra contra Otón162 los soldados de Germania habían construido su campamento cerca de las murallas de Cremona y habían levantado una empalizada a su alrededor, defensas que fueron reforzadas más tarde. A la vista de ello los vencedores se quedaron parados sin saber sus jefes qué órdenes dar.
Así lo entiende WELLESLEY, Histories III, págs. 111-112. Hechos similares se encuentran como motivos expresivos en III 51; cf. [CÉSAR], De bello Hispaniensi XXVII 6; SILIO ITÁLICO, IX 66-177; ASH, The Histories, págs. 286-287. 158 Era la legión XXI Rapax, con base en Vindonissa en la Germania Superior, pero formada por levas procedentes de Hispania; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 112. 159 La legión VII Gemina o Galbiana. 160 Sobre el texto latino, cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 276. 161 Cf. T. JOSEPH, «AC rursus nova laborum f acies. Tacitus’ Repetition of Virgil’s Wars at Histories 3.26-34», en J. M. MILLER y A. J. WOODMAN, eds., Latin Historiography and Poetry in Early Empire: Generic Interactions, Leiden, 2010, págs. 155-169. 162 Tácito alude a la campaña entre Otón y los generales vitelianos Valente y Cécina en el mes de abril del 69 durante la primera batalla de Bedriaco; cf. II 22-23 y 30-45. 157
[2] incipere obpugnationem fesso per diem noctemque exercitu arduum et nullo iuxta subsidio anceps: sin Bedriacum redirent, intolerandus tam longi itineris labor, et uictoria ad inritum reuoluebatur: munire castra, id quoque propinquis hostibus formidolosum, ne dispersos et opus molientis subita eruptione turbarent. [3] quae super cuncta terrebat ipsorum miles periculi quam morae patientior: quippe ingrata quae tuta, ex temeritate spes; omnisque caedes et uulnera et sanguis auiditate praedae pensabantur.
[2] Iniciar el asalto con un ejército cansado de luchar día y noche parecía difícil y peligroso sin disponer de ayuda alguna próxima. Pero si regresaban a Bedriaco, no sería soportable el esfuerzo de una marcha tan larga 163 y la victoria quedaría en nada. Atrincherar 164 el campamento parecía también temerario por la cercanía del enemigo, pues podrían desbaratar mediante un ataque por sorpresa a quienes anduvieran dispersos y afanados en el trabajo. [3] Pero, por encima de todo, lo que asustaba a los jefes flavianos eran sus propios soldados, más dispuestos al riesgo que a la espera, pues les desagradaba lo seguro y ponían todas sus esperanzas en su osadía. Y todas las matanzas, heridas y derramamiento de sangre se compensaban con el ansia de botín.
[3,27] Huc inclinauit Antonius cingique uallum corona iussit. primo sagittis saxisque eminus certabant, maiore Flauianorum pernicie, in quos tela desuper librabantur; mox uallum portasque legionibus attribuit, ut discretus labor fortis ignauosque distingueret atque ipsa contentione decoris accenderentur. [2] proxima Bedriacensi uiae tertiani septimanique sumpsere, dexteriora ualli octaua ac septima Claudiana; tertiadecimanos ad Brixianam portam impetus tulit. paulum inde morae, dum ex proximis agris ligones dolabras et alii falcis scalasque conuectant: tum elatis super capita scutis densa testudine succedunt. [3] Romanae utrimque artes: pondera saxorum Vitelliani prouoluunt, disiectam fluitantemque testudinem lanceis
27. Antonio se inclinó por esta idea 165 y ordenó rodear con un cordón de tropas la empalizada. En la primera fase rivalizaban desde lejos con flechas y piedras con mayor daño para los flavianos, contra los que se disparaban proyectiles desde arriba. En una segunda fase Antonio asignó los tramos de empalizada y puertas a las diferentes legiones, con el fin de que la división de la tarea diferenciara a valientes y cobardes y se estimularan al rivalizar por su honor. [2] El área cercana a la ruta hacia Bedriaco 166 se asignó a los de la III y VII, la parte derecha de la empalizada 167 a la VIII y VII Claudiana, mientras que a los de la XIII 168 su iniciativa los llevó hasta la puerta de Brixia 169. Luego siguió una ligera pausa mientras las legiones recogían azadones de los campos cercanos y otros guadañas y escalas. Entonces, levantando los escudos sobre sus cabezas avanzaron en cerrada formación de tortuga 170. [3] Ambos bandos empleaban tácticas romanas. Los vitelianos hacían rodar piedras pesadas y, cuando la formación en tortuga se resquebrajaba y desestabilizaba, la sondeaban con lanzas
163
Desde Bedriaco a Cremona había unas 22 millas o 35 kilómetros. En este párrafo se alude a las tres posibles formas de actuar el ejército: ataque, retirada o atrincheramiento; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 113. 165 Es decir, el ataque, conforme a lo que se ha dicho al final del capítulo anterior. 166 La vía Postumia, que recorre Génova, Piacenza, Verona y Aquileya. 167 Es decir, la derecha del camino desde el punto de vista de las tropas flavianas; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 114. 168 Las legiones mencionadas son la III Gallica, la VII Galbiana, la VIII Augusta, la VII Claudiana y la XIII Gemina. 169 Es decir, la puerta por donde se iniciaba la carretera a Brixia (Brescia); cf. BASSOLS, Historias III, pág. 49. 170 La tropa que se acercaba a las murallas levantaba sobre sus cabezas los escudos formando una pantalla de metal en forma de tortuga (testudo) contra los proyectiles les lanzaban desde las murallas; cf. LIVIO, XLIV 9,6; relieves de la Columna de Marco Aurelio; VEGECIO, IV 14; BASSOLS, Historias III, pág. 49. 164
contisque scrutantur, donec soluta compage scutorum exanguis aut laceros prosternerent multa cum strage. incesserat cunctatio, ni duces fesso militi et uelut inritas exhortationes abnuenti Cremonam monstrassent.
y picas hasta que, deshecha la trama de escudos, dejaban sobre el suelo a muertos o heridos. Con tan gran carnicería les habría invadido la duda si los comandantes flavianos, al ver a los soldados cansados y sordos a sus órdenes, que consideraban sin sentido, no les hubieran puesto ante los ojos Cremona171.
[3,28] Hormine id ingenium, ut Messala tradit, an potior auctor sit C. Plinius, qui Antonium incusat, haud facile discreuerim, nisi quod neque Antonius neque Hormus a fama uitaque sua quamuis pessimo flagitio degenerauere. non iam sanguis neque uulnera morabantur quin subruerent uallum quaterentque portas, innixi umeris et super iteratam testudinem scandentes prensarent hostium tela brachiaque. integri cum sauciis, semineces cum expirantibus uoluuntur, uaria pereuntium forma et omni imagine mortium.
28. No resulta fácil decidir si esta indicación ingeniosa se le ocurrió a Hormo, como dice Mesala 172, o es mejor la autoridad de G. Plinio 173 que acusa a Antonio. Desde luego ni Antonio ni Hormo pudieron empeorar la fama de su vida con tal crimen por monstruoso que fuera 174. Ya ni la sangre ni las heridas podían retrasarles de socavar la empalizada y golpear las puertas. Subiéndose sobre los hombros de otros y encaramándose sobre la rehecha formación en tortuga se agarraban a las armas y brazos de los enemigos. Rodaban ilesos con heridos, semimuertos con agonizantes, muriendo de muchas formas y con todos los rostros de la muerte 175.
[3,29] Acerrimum tertiae septimaeque legionum certamen; et dux Antonius cum delectis auxiliaribus eodem incubuerat. obstinatos inter se cum sustinere Vitelliani nequirent et superiacta tela testudine laberentur, ipsam postremo ballistam in subeuntis
29. Las legiones III y VII 176 sostuvieron la lucha más violenta, y sobre el mismo lugar se había asentado Antonio con tropas auxiliares escogidas. Los vitelianos, al no poder aguantar a aquellas tropas que rivalizaban entre sí177 y como los disparos rebotaban sobre la formación en tortuga, acabaron por arrojar sobre los asaltantes la propia ballesta 178, la cual, si bien en un
171
Es decir, la esperanza de saquearla y conseguir botín. Cf. III 9, 3. 173 Plinio el Viejo (23-79 d. C.) escribió una historia de su tiempo (A f ine Auf idii Bassi libri XXXI) que incluía el reino de Nerón, en el año 69 y parte del imperio de Vespasiano; cf. Anales XIII 20, 2; XV 53, 3-4; PLINIO EL JOVEN, Cartas, III 5, 4; WELLESLEY, Histories III, págs. 7-8. Vipstano Mesala representa la fuente favorable hacia Antonio Primo, mientras que Plinio el Viejo muestra la versión desfavorable, que venía a coincidir con la oficial de los flavios; cf. JOSEFO, La guerra de los judíos IV 642; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 278. 174 De Hormo no sabemos nada. El crimen es monstruoso, porque se ordenó el saqueo de Cremona, una ciudad romana y unos ciudadanos romanos. 175 La imagen se remonta a TUCÍDIDES, III 81, 5 (pása… idéa… thanátou) y 98, 3; cf. VIRGILIO, Eneida II 369 (plurima mortis imago); OVIDIO, Metamorf osis X 726 (repetitaque mortis imago); KUNTZ, Die Sprache des Tacitus…, págs. 79-80; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 278. 176 Las legiones III Gallica y VII Gemina. 177 Se podría entender o que maniobraban en un ataque combinado apoyándose unos a otros o que rivalizaban en valor; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 116. 178 Cf. D. BAATZ, «Ein Katapult der Legio IV Macedonica aus Cremona», Römische Mitteilungen 87 (1980), 283-299: id., 172
propulere, quae ut ad praesens disiecit obruitque quos inciderat, ita pinnas ac summa ualli ruina sua traxit; simul iuncta turris ictibus saxorum cessit, qua septimani dum nituntur cuneis, tertianus securibus gladiisque portam perfregit. [2] primum inrupisse C. Volusium tertiae legionis militem inter omnis auctores constat. is in uallum egressus, deturbatis qui restiterant, conspicuus manu ac uoce capta castra conclamauit; ceteri trepidis iam Vitellianis seque e uallo praecipitantibus perrupere. completur caede quantum inter castra murosque uacui fuit.
primer momento dispersó y aplastó a los enemigos sobre los que había caído, también arrastró en su derrumbe las almenas y la parte superior de la empalizada. Al mismo tiempo, la torre aneja sucumbió ante los impactos de las piedras. Mientras los soldados de la VII presionaban en cuñas 179 por allí, los de la III derribaron una puerta con hachas y espadas. [2] Según el testimonio unánime de los autores180 el primero que entró fue G. Volusio, soldado de la legión III. Se subió a la empalizada, derribó a quienes resistían y, atrayendo la atención con sus gestos y su voz, gritó que el campamento había sido tomado. Los demás se lanzaron cuando ya los vitelianos andaban despavoridos y corrían desde la empalizada. El espacio abierto que había entre el campamento y las murallas se cubrió de cadáveres.
La caída de Cremona 181 [3,30] Ac rursus noua laborum facies: ardua urbis moenia, saxeae turres, ferrati portarum obices, uibrans tela miles, frequens obstrictusque Vitellianis partibus Cremonensis populus, magna pars Italiae stato in eosdem dies mercatu congregata, quod defensoribus auxilium ob multitudinem, obpugnantibus incitamentum ob praedam erat. [2] rapi ignis Antonius inferrique amoenissimis extra urbem aedificiis iubet, si damno rerum suarum Cremonenses ad mutandam fidem traherentur. propinqua muris tecta et altitudinem moenium egressa fortissimo quoque militum complet; illi trabibus tegulisque et facibus propugnatores deturbant.
30. Y otra vez tuvieron que hacer frente a nuevas dificultades: las altas murallas de la ciudad, las torres de piedra, las puertas con trancas de hierro, los soldados lanzando sus venablos, la población de Cremona, numerosa y partidaria del bando viteliano, y muchos itálicos 182 congregados allí a causa del mercado que se celebraba por aquellos mismos días. Esto representaba para los defensores una ayuda por su número y un aliciente para los asaltantes a causa del botín. [2] Antonio ordenó coger antorchas y prender fuego a los edificios más hermosos de extramuros 183, por si el daño en sus propiedades empujaba a los cremonenses a cambiar de bando. Además los tejados cercanos a las murallas que excedían su altura los ocupó con los soldados más valientes, quienes con vigas, tejas y teas dispersaron a los defensores.
[3,31] Iam legiones in testudinem glomerabantur, et alii tela saxaque
31. Las legiones ya se estaban agrupando en formaciones de tortuga, mientras otros 184 empezaban a disparar
«Recent Finds of Ancient Artillery», Britannia 9 (1978), 1-17. 179 Cf. VEGECIO, III 19, 5. 180 Entre otros, Plinio el Viejo y Vipstano Mesala. 181 Cf. HEUBNER, Historien III, págs. 81-83. 182 Se deja muchas veces el término Romani para los habitantes de Roma y el de Italici para los habitantes de las colonias y municipios de la península Itálica, que eran ya ciudadanos romanos. 183 Lo mismo habían hecho los espartanos cuando invadieron el Ática en la Guerra del Peloponeso; cf. TUCÍDIDES, II 65, 2; léase también Historias I 67, 2. 184 Las tropas auxiliares.
incutiebant, cum languescere paulatim Vitellianorum animi. ut quis ordine anteibat, cedere fortunae, ne Cremona quoque excisa nulla ultra uenia omnisque ira uictoris non in uulgus inops, sed in tribunos centurionesque, ubi pretium caedis erat, reuerteretur. [2] gregarius miles futuri socors et ignobilitate tutior perstabat: uagi per uias, in domibus abditi pacem ne tum quidem orabant, cum bellum posuissent. primores castrorum nomen atque imagines Vitellii amoliuntur; catenas Caecinae (nam etiam tunc uinctus erat) exoluunt orantque ut causae suae deprecator adsistat. aspernantem tumentemque lacrimis fatigant, extremum malorum, tot fortissimi uiri proditoris opem inuocantes; mox uelamenta et infulas pro muris ostentant. [3] cum Antonius inhiberi tela iussisset, signa aquilasque extulere; maestum inermium agmen deiectis in terram oculis sequebatur. circumstiterant uictores et primo ingerebant probra, intentabant ictus: mox, ut praeberi ora contumeliis et posita omni ferocia cuncta uicti patiebantur, subit recordatio illos esse qui nuper Bedriaci uictoriae temperassent. [4] sed ubi Caecina praetexta lictoribusque insignis, dimota turba, consul incessit, exarsere uictores: superbiam saeuitiamque (adeo inuisa scelera sunt), etiam perfidiam obiectabant. obstitit Antonius datisque defensoribus ad Vespasianum dimisit.
dardos y piedras, cuando poco a poco empezó a decaer la moral de los vitelianos. Cuanto más alta era la graduación militar, más dispuesto se estaba a ceder a la fortuna por miedo a que, si Cremona quedaba también arrasada, ya no hubiera compasión y toda la rabia de los vencedores se volviera no contra la soldadesca desvalida, sino contra los tribunos y centuriones, cuya muerte comportaba una recompensa. [2] Los soldados rasos, despreocupados del futuro y sintiéndose a salvo por el anonimato, seguían resistiendo. Deambulaban por las calles, se escondían en las casas y ni siquiera pedían la paz cuando ya habían renunciado a la guerra. Los comandantes del campamento destruyeron el nombre y las efigies de Vitelio. Libraron a Cécina de las cadenas (pues todavía entonces estaba confinado en prisión) y le rogaron que intercediera en su favor. Entre lágrimas acuciaban a quien se mostraba despectivo y altanero: ¡tantos hombres valientes invocando la ayuda de un traidor, el colmo de las desgracias! Poco después desplegaron desde lo alto de las murallas ramas de olivo e ínfulas 185. [3] Cuando Antonio dio la orden del cese de las hostilidades, los vitelianos sacaron sus enseñas y águilas, a las que seguía una columna de hombres desarmados sin levantar los ojos del suelo 186. Les habían rodeado los vencedores y al principio les lanzaban insultos y amagaban golpes. Después, como los vencidos ofrecían sus rostros a las afrentas y soportaban todo sin mostrar ningún tipo de orgullo, cayeron en la cuenta de que estos eran quienes no hacía mucho habían demostrado moderación en la victoria de Bedriaco. [4] Pero cuando Cécina 187, haciéndose notar con la pretexta y los lictores, apartada la multitud, se abrió paso como cónsul 188, se enardecieron los vencedores que le echaban en cara su altanería y crueldad (tan odiosos resultan tales defectos), así como su perfidia. Se interpuso Antonio y, tras asignarle una escolta, lo despachó junto a Vespasiano 189.
[3,32] Plebs interim Cremonensium inter
32.
185
Entretanto,
el
pueblo
de
Cremona
sufría
Eran símbolos de rendición; cf. I 66, 1; BASSOLS, Historias III, pág. 54; R. ASH, «Waving the White Flag: Surrender Scenes at Livy 9.5-6 and Tacitus Histories 3.31 and 4.62», Greece and Rome 45 (1998), 27-44. 186 Era la señal de una rendición sin condiciones; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 279. 187 La rendición debió de haber tenido lugar no más tarde el 31 de octubre del 69. 188 Cécina había sido nombrado cónsul para los meses de septiembre y octubre del 69; cf. II 71, 6. 189 JOSEFO (La guerra de los judíos IV 644) asegura que fue bien recibido por Vespasiano.
armatos conflictabatur; nec procul caede aberant, cum precibus ducum mitigatus est miles. et uocatos ad contionem Antonius adloquitur, magnifice uictores, uictos clementer, de Cremona in neutrum. exercitus praeter insitam praedandi cupidinem uetere odio ad excidium Cremonensium incubuit. [2] iuuisse partis Vitellianas Othonis quoque bello credebantur; mox tertiadecimanos ad extruendum amphitheatrum relictos, ut sunt procacia urbanae plebis ingenia, petulantibus iurgiis inluserant. auxit inuidiam editum illic a Caecina gladiatorum spectaculum eademque rursus belli sedes et praebiti in acie Vitellianis cibi, caesae quaedam feminae studio partium ad proelium progressae; tempus quoque mercatus ditem alioqui coloniam maiore opum specie complebat. [3] ceteri duces in obscuro: Antonium fortuna famaque omnium oculis exposuerat. is balineas abluendo cruori propere petit. excepta uox est, cum teporem incusaret, statim futurum ut incalescerent: uernile dictum omnem inuidiam in eum uertit, tamquam signum incendendae Cremonae dedisset, quae iam flagrabat.
encontronazos con la tropa, y poco faltaba para llegar a una masacre, cuando las súplicas de los oficiales lograron calmar a los soldados. Convocados a una asamblea, Antonio se dirigió con orgullo a los vencedores, con clemencia a los vencidos y ni a favor ni en contra de Cremona. El ejército, aparte de su deseo natural de saquear, se volcó en la destrucción de Cremona por antiguos resentimientos. [2] Creían que habían apoyado al bando viteliano también en la guerra contra Otón; más tarde, se habían burlado de los hombres de la XIII 190, que estaban allí para construir un anfiteatro 191, con burlas insultantes, típicas de la naturaleza procaz de la plebe urbana. El rencor de las tropas aumentó también por otras razones: el espectáculo de gladiadores que allí había organizado Cécina, el hecho de que la ciudad hubiera sido dos veces la base de la guerra, los alimentos ofrecidos a los vitelianos en el frente de batalla 192, y el que mataran a algunas mujeres cuando se acercaron hasta el campo de batalla llevadas por su apoyo a la causa. Además, aquella época de mercado llenaba la colonia, ya de por sí rica, y le daba una mayor apariencia de riquezas. [3] Los otros comandantes eran poco conocidos, mientras que el éxito y la suerte habían dejado a Antonio expuesto a las miradas de todos. Marchó a toda prisa a los baños para lavarse las manchas de sangre. Al quejarse de la tibieza del agua, se oyó una voz diciendo que pronto se pondría caliente. Esta respuesta propia de un esclavo concitó contra él todo el odio por lo que siguió 193, pues era como si hubiera dado la señal para incendiar Cremona, que ya ardía en llamas.
[3,33] Quadraginta armatorum milia inrupere, calonum lixarumque amplior numerus et in libidinem ac saeuitiam corruptior. non dignitas, non aetas
33. Irrumpieron en la ciudad cuarenta mil hombres armados 194 y un número mayor de asistentes y cantineros todavía peor dispuestos a la lujuria y la crueldad. Ni la dignidad ni la edad evitaban que se
190
La legión XIII Gemina. Cf. II 67, 2; 70, 1. 192 Cf. DIÓN CASIO, LXIV 13, 3. 193 Se tomó la frase del esclavo o del mismo Antonio Primo como presagio del incendio posterior de Cremona; cf. BASSOLS, Historias III, pág. 56; HEUBNER, Historien III, págs. 87-88; WELLESLEY, Histories III, pág. 122; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 280-281. 194 Las fuerzas flavianas se componían de cinco legiones y los pretorianos (30.000 hombres) junto a las tropas auxiliares y extranjeras (15.000 hombres), a las que había que restar las bajas en la batalla (4.500); cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 123. 191
protegebat quo minus stupra caedibus, caedes stupris miscerentur. grandaeuos senes, exacta aetate feminas, uilis ad praedam, in ludibrium trahebant: ubi adulta uirgo aut quis forma conspicuus incidisset, ui manibusque rapientium diuulsus ipsos postremo direptores in mutuam perniciem agebat. dum pecuniam uel grauia auro templorum dona sibi quisque trahunt, maiore aliorum ui truncabantur. [2] quidam obuia aspernati uerberibus tormentisque dominorum abdita scrutari, defossa eruere: faces in manibus, quas, ubi praedam egesserant, in uacuas domos et inania templa per lasciuiam iaculabantur; utque exercitu uario linguis moribus, cui ciues socii externi interessent, diuersae cupidines et aliud cuique fas nec quicquam inlicitum. per quadriduum Cremona suffecit. cum omnia sacra profanaque in igne considerent, solum Mefitis templum stetit ante moenia, loco seu numine defensum.
mezclaran las violaciones con los asesinatos y los asesinatos con las violaciones 195 Los ancianos de edad avanzada y las mujeres de edad marchita, sin valor para el botín, eran el blanco de sus burlas. Cuando una doncella crecida o alguien que atraía por su belleza caía en sus manos, la fuerza brutal de quienes intentaban cogerlos los despedazaba y esto al final llevaba a los mismos raptores a matarse unos a otros. Cuando uno se apropiaba del dinero o de las ofrendas de oro macizo de los templos, otros más fuertes le cortaban la cabeza. [2] Algunos despreciaban lo que estaba a la vista, buscaban las riquezas escondidas por sus dueños, a quienes azotaban y torturaban, y desenterraban los tesoros bajo tierra. Portaban teas en las manos, que, al terminar el saqueo, arrojaban por gusto a las casas deshabitadas o a los templos vacíos. Y, como era de esperar en un ejército de lenguas y costumbres diversas, que incluía a romanos, aliados y extranjeros, diferentes eran sus ideas de lo que era legal para cada uno de ellos, pero nada les estaba vedado. Cremona les duró cuatro días. Cuando todos los edificios, sagrados y civiles, quedaron reducidos a cenizas, solo el templo de Mefitis 196 permaneció en pie, defendido por su situación o por el poder de su divinidad.
[3,34] Hic exitus Cremonae anno ducentesimo octogesimo sexto a primordio sui. condita erat Ti. Sempronio P. Cornelio consulibus, ingruente in Italiam Annibale, propugnaculum aduersus Gallos trans Padum agentis et si qua alia uis per Alpis rueret. igitur numero colonorum, opportunitate fluminum, ubere agri, adnexu conubiisque gentium adoleuit floruitque,
34. Este fue el final de Cremona a los doscientos ochenta y seis años de su comienzo. Fue fundada en el consulado de Ti. Sempronio y P. Cornelio 197, cuando Aníbal amenazaba a Italia, como baluarte contra los galos que se asentaban al otro lado del Po y contra cualquier otra irrupción violenta que se lanzara a través de los Alpes. Así que Cremona creció y floreció por el número de colonos, por la situación favorable de sus ríos, por la fertilidad de sus campos y por las relaciones y las uniones matrimoniales con gente de las tribus locales 198:
195
Es un ejemplo de commutatio o antimetabolé («entrecruzamiento») del tipo «conviene comer para vivir, no vivir para comer»; cf. II 37, 2; H. LAUSBERG, Manual de retórica literaria, Madrid, 1967, III, págs. 219-221. Sobre la descripción del saqueo, léase a SALUSTIO, Conjuración de Canilina, LI 9-10; LIVIO, XXI 15. 1, XXIX 17, 15; cf. Introducción, págs. 22-23. 196 Se trata de una divinidad itálica que producía la malaria y a la que se rendía culto en el valle del Po para aplacarla; cf. HEUBNER, Historien III, pág. 90; WELLESLEY, Histories III, pág.233; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 281. 197 Tiberio Sempronio Longo y Publio Cornelio Escipión fueron cónsules desde el 15 de marzo del año 218 hasta el 14 de marzo del año 217 a. C. Cremona fue fundada el 31 de mayo del citado año y fue destruida a finales de octubre del 69, es decir, a los 286 años y cinco meses de su fundación en un cómputo inclusivo; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 124; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 282. 198 Sobre este pasaje, léase a WELLESLEY, Histories III, págs. 124-125.
bellis externis intacta, ciuilibus infelix. [2] Antonius pudore flagitii, crebrescente inuidia, edixit ne quis Cremonensem captiuum detineret. inritamque praedam militibus effecerat consensus Italiae, emptionem talium mancipiorum aspernantis: occidi coepere; quod ubi enotuit, a propinquis adfinibusque occulte redemptabantur. mox rediit Cremonam reliquus populus: reposita fora templaque magnificentia municipum; et Vespasianus hortabatur.
fue una ciudad respetada por guerras externas, pero desgraciada en las civiles 199. [2] Antonio, avergonzado por aquella infamia y al aumentar su impopularidad, publicó un edicto para que ningún cremonense fuera retenido como prisionero. Además, el botín de los soldados había quedado en nada al ponerse de acuerdo toda Italia en rechazar la compra de tales esclavos. Así que empezaron a matarlos. Y en cuanto se supo, parientes y allegados empezaron a comprarlos a escondidas. El resto de la población regresó a Cremona más tarde. Se restauraron los foros y los templos gracias a la generosidad de otros municipios con la bendición de Vespasiano.
[3,35] Ceterum adsidere sepultae urbis ruinis noxia tabo humus haud diu permisit. ad tertium lapidem progressi uagos pauentisque Vitellianos, sua quemque apud signa, componunt; et uictae legiones, ne manente adhuc ciuili bello ambigue agerent, per Illyricum dispersae. [2] in Britanniam inde et Hispanias nuntios famamque, in Galliam Iulium Calenum tribunum, in Germaniam Alpinium Montanum praefectum cohortis, quod hic Treuir, Calenus Aeduus, uterque Vitelliani fuerant, ostentui misere. simul transitus Alpium praesidiis occupati, suspecta Germania, tamquam in auxilium Vitellii accingeretur.
35. Por lo demás, la tierra infectada por la podredumbre no permitió durante mucho tiempo asentarse en las ruinas de una ciudad muerta. Avanzaron tres millas 200 y encuadraron a los vitelianos, que se encontraban dispersos y aterrorizados, a cada cual bajo sus propias banderas; y distribuyeron a las legiones derrotadas por el Ilírico 201 para evitar que actuaran de forma dudosa mientras aún durase la guerra civil. [2] Después, despacharon mensajeros para informar a Britania y a las Hispanias 202, mientras que para impresionar enviaron al tribuno Julio Caleno a la Galia 203 y al comandante de una cohorte Alpinio Montano a Germania 204, pues este era de Tréveris y Caleno eduo y ambos a su vez vitelianos. Al mismo tiempo, se ocuparon los pasos de los Alpes 205 para su defensa, pues sospechaban de Germania, no fuera que llegara a tomar las armas para ayudar a Vitelio.
199
Los cartagineses y sus aliados atacaron infructuosamente Cremona en la Segunda Guerra Púnica (LIVIO, XXXI 10 y 21), pero durante el segundo triunvirato (40 a. C.) los veteranos ocuparon su territorio (VIRGILIO, Bucólicas I 70-72 y IX 28). 200 Se dirigieron a través de la vía Postumia hacia Verona, la base de los flavianos (III 50, 1); cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 126. 201 Las legiones vitelianas I Italica y la V Alaudae y la flaviana VII Claudia fueron enviadas a Mesia. La legión XXII Primigenia reemplazó a la VII Gemina en el destacamento de Carnuntum (Petronell), mientras que la XXI Rapax regresó a sus cuarteles de Vindonissa (Windisch); cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 126. 202 Léase III 44. 203 El mensaje llegaría al gobernador (sucesor de Junio Bleso, cf. cap. 38) con residencia en Lugdunum; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 283. 204 El mensaje habría llegado a Hordeonio Flaco, gobernador de Germania Superior e Inferior, cuando Vitelio marchó a Italia (II 57, 1). Sobre Alpinio Montano, cf. IV 31, 1; V 19, 3. 205 El trayecto pasaba por Aventicum, Octodurus, Augusta Praetoria o Gran San Bernardo, Curia, Lacus Larius, el valle de Atesis y Tridento hasta la vía Claudia Augusta; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 127.
Convulsión en el imperio romano [3,36] At Vitellius profecto Caecina, cum Fabium Valentem paucis post diebus ad bellum impulisset, curis luxum obtendebat: non parare arma, non adloquio exercitioque militem firmare, non in ore uulgi agere, sed umbraculis hortorum abditus, ut ignaua animalia, quibus si cibum suggeras, iacent torpentque, praeterita instantia futura pari obliuione dimiserat. [2] atque illum in nemore Aricino desidem et marcentem proditio Lucilii Bassi ac defectio classis Rauennatis perculit; nec multo post de Caecina adfertur mixtus gaudio dolor et desciuisse et ab exercitu uinctum. plus apud socordem animum laetitia quam cura ualuit. multa cum exultatione in urbem reuectus frequenti contione pietatem militum laudibus cumulat; Publilium Sabinum praetorii praefectum ob amicitiam Caecinae uinciri iubet, substituto in locum eius Alfeno Varo.
36. Por otro lado, Vitelio, quien, tras la marcha de Cécina 206, había empujado a la guerra a Fabio Valente unos días después, encubría sus preocupaciones con una vida disipada. No se preparaba para la guerra, no fortalecía la moral de la tropa con arengas y entrenamiento, no aparecía delante del pueblo, sino que, oculto bajo las sombras de los jardines como esos animales perezosos que, si les proporcionas alimento, permanecen echados y amodorrados, se había desentendido con igual olvido del pasado, del presente y del futuro. [2] Estando así sin hacer nada y vegetando en el bosque de Aricia 207 quedó conmocionado con la traición de Lucilio Baso y la defección de la flota de Rávena. Y no mucho después 208 las noticias sobre Cécina le produjeron una mezcla de dolor y alegría al informársele de que se había rebelado pero el ejército lo había arrestado. En un carácter tan débil pudo más la alegría que la preocupación. En medio de una gran euforia regresó a la capital y en una asamblea concurrida colmó de elogios la lealtad de los soldados. Ordenó el arresto de Publilio Sabino 209, prefecto de la guardia pretoriana, por su amistad con Cécina, y puso en su lugar a Alfeno Varo 210.
[3,37] Mox senatum composita in magnificentiam oratione adlocutus, exquisitis patrum adulationibus attollitur. initium atrocis in Caecinam sententiae a L. Vitellio factum; dein ceteri composita indignatione, quod consul rem publicam, dux imperatorem, tantis opibus tot honoribus cumulatus amicum prodidisset, uelut pro Vitellio
37. Después 211, se dirigió al Senado con un discurso intencionadamente grandilocuente que los senadores elogiaron con estudiada adulación. L. Vitelio 212 tomó la iniciativa de una severa propuesta contra Cécina. A continuación, los demás, con afectada indignación, porque un cónsul hubiera traicionado al Estado, un general al emperador y una persona colmada con tan grandes riquezas y tantos honores a un amigo, se quejaban como si estuvieran defendiendo a Vitelio, pero
206
Tácito continúa narrando los hechos que había dejado en II 101. Pasa (la conjunción at marca el cambio), por tanto, a ocuparse de los asuntos de Vitelio; cf. HEUBNER, Historien III, págs. 93-101. Cécina había salido de Roma sobre el 17 de septiembre del 69. 207 Estaba situado en las cercanías de Aricia (la actual Ariccia) en la vía Apia; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 284. 208 Sería sobre el 27 de octubre; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 128 209 Aparece aquí y en II 92, 1. 210 Alfeno Varo había sido hasta ahora comandante del campamento viteliano; cf. II 29, 2. En la primera batalla de Bedriaco mandaba las fuerzas batavas; cf. II 43, 2; HEUBNER, Historien III, pág. 102; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 284. 211 El 30 de octubre. 212 Cf. I 88, 1; HEUBNER, Historien III, págs. 102-103.
conquerentes, suum dolorem proferebant. [2] nulla in oratione cuiusquam erga Flauianos duces obtrectatio: errorem imprudentiamque exercituum culpantes, Vespasiani nomen suspensi et uitabundi circumibant, nec defuit qui unum consulatus diem (is enim in locum Caecinae supererat) magno cum inrisu tribuentis accipientisque eblandiretur. pridie kalendas Nouembris Rosius Regulus iniit eiurauitque. adnotabant periti numquam antea non abrogato magistratu neque lege lata alium suffectum; nam consul uno die et ante fuerat Caninius Rebilus C. Caesare dictatore, cum belli ciuilis praemia festinarentur.
en realidad estaban dando rienda suelta a su propio resentimiento 213. [2] En ningún discurso se oyeron palabras de reproche contra los generales flavianos, pues culpando a los ejércitos de sus errores y falta de visión soslayaban, cautos y huidizos, el nombre de Vespasiano. Y no faltó quien solicitara entre halagos un único día de consulado 214 (era, en efecto, lo que le quedaba a Cécina) en medio de grandes risas para el que lo daba y el que lo recibía. El 31 de octubre Rosio Régulo tomó posesión y cesó en su cargo. Los entendidos hacían notar que nunca antes se había nombrado a un magistrado sustituto sin destituir al magistrado anterior ni promulgar un decreto 215. En efecto, cónsul por un solo día también lo había sido antes Caninio Rebilo 216 durante la dictadura de G. César, cuando las recompensas de la guerra civil se concedían a la ligera.
[3,38] Nota per eos dies Iunii Blaesi mors et famosa fuit, de qua sic accepimus. graui corporis morbo aeger Vitellius Seruilianis hortis turrim uicino sitam conlucere per noctem crebris luminibus animaduertit. sciscitanti causam apud Caecinam Tuscum epulari multos, praecipuum honore Iunium Blaesum nuntiatur; cetera in maius, de apparatu et solutis in lasciuiam animis. nec defuere qui ipsum Tuscum et alios, sed criminosius Blaesum incusarent, quod aegro principe laetos dies ageret.
38. Por aquellos días se tuvo noticia de la muerte de Bleso, que fue muy comentada 217. De ella hemos recibido la siguiente versión. Vitelio convalecía de una grave enfermedad en los Jardines Servilianos 218 y advirtió que un palacete del vecindario brillaba durante la noche con muchas luces. Al preguntar por el motivo, se le comunica que en casa de Cécina Tusco 219 se estaba celebrando un banquete concurrido en honor especialmente de Junio Bleso. Se exageraron los detalles sobre el lujo y los ánimos dispuestos a la disipación. Y no faltaron quienes denunciaran al mismo Tusco y a otros, pero con especial encono a Bleso, porque pasaban los días divirtiéndose mientras el príncipe se hallaba
213
Cf. R. MAYER, «A Lost Allusion Recovered: Tacitus, Histories 3.37.1 and Homer, Iliad 19.301-2», Class. Quarterly 53 (2003), 313-315. 214 Cécina había sido nombrado cónsul para los meses de septiembre y octubre. Si la noticia de su traición llegó el 29 o el 30, solo quedaba un día de consulado, el 31 de octubre; cf. BASSOLS, Historias III, pág. 63. 215 Se había, pues, cometido la ilegalidad de no haberse establecido la abrogatio o anulación de una magistratura; cf. WELLESLEY, Histories III, págs. 128-129. 216 G. Caninio Rebilo fue nombrado cónsul el último día del año 45 a. C.; cf. CICERÓN, Cartas a los f amiliares VII 30, 1-2; cf. HEUBNER, Historien III, pág. 94; WELLESLEY, Histories III, pág. 129; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 285. 217 Sobre Junio Bleso, cf. II 59, 2; N. P. MILLER y P. V. JONES, «Critical Appreciations III: Tacitus Histories 3.38-9», Greece and Rome 25 (1978), 70-80; E. KEITEL, «Feast Your Eyes on This: Vitellius as a Stock Tyrant (Tac. Hist. 3.36-39)», en J. MARINCOLA, A Companion to Greek and Roman Historiography, Malden, 2007, II, págs. 441-446. 218 Allí había una mansión imperial al sudeste de Roma; cf. SUETONIO, Nerón XLVII 1; P. GRIMAL, Les jardins romains, París; 1943, págs. 157-159; WELLESLEY, Histories III, págs. 129-130; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 286. 219 De él dice SUETONIO (Nerón XXXV 5): «Desterró a Tusco, hijo de su nodriza, porque en su gobierno de Egipto se había bañado en los baños construidos con motivo de su visita»; cf. HEUBNER, Historien III, págs.104-105; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 286.
[2] ubi asperatum Vitellium et posse Blaesum peruerti satis patuit iis qui principum offensas acriter speculantur, datae L. Vitellio delationis partes. ille infensus Blaeso aemulatione praua, quod eum omni dedecore maculosum egregia fama anteibat, cubiculum imperatoris reserat, filium eius sinu complexus et genibus accidens. [3] causam confusionis quaerenti, non se proprio metu nec sui anxium, sed pro fratre, pro liberis fratris preces lacrimasque attulisse. frustra Vespasianum timeri, quem tot Germanicae legiones, tot prouinciae uirtute ac fide, tantum denique terrarum ac maris immensis spatiis arceat: in urbe ac sinu cauendum hostem, Iunios Antoniosque auos iactantem, qui se stirpe imperatoria comem ac magnificum militibus ostentet. [4] uersas illuc omnium mentis, dum Vitellius amicorum inimicorumque neglegens fouet aemulum principis labores e conuiuio prospectantem. reddendam pro intempestiua laetitia maestam et funebrem noctem, qua sciat et sentiat uiuere Vitellium et imperare et, si quid fato accidat, filium habere.
enfermo. [2] Cuando quienes analizaban ácidamente las ofensas de los príncipes tuvieron bastante claro que Vitelio se sentía molesto y que Bleso podía caer en desgracia, confiaron el papel de delator a L. Vitelio. Este era enemigo de Bleso por una rivalidad maligna, pues la excelente reputación de Bleso superaba a un Vitelio manchado con todo tipo de infamias. Lucio abrió la alcoba del emperador, abrazando contra el pecho al hijo de este y cayendo a sus rodillas. [3] Al preguntarle por el motivo de su turbación, le respondió que se había presentado entre ruegos y lágrimas no por miedo personal ni porque estuviera angustiado por él mismo, sino para interceder a favor de su hermano y de los hijos de su hermano. No había por qué temer a Vespasiano, decía, pues le separan de aquí en un espacio inmenso tantas legiones germánicas, tantas provincias leales y valientes y, para terminar, tanta tierra y mar. Es en la capital y en su círculo donde hay que precaverse de un enemigo que se jacta de tener de abuelos a los Junios y Antonios 220 y que con su estirpe imperial se pavonea asequible y espléndido con los soldados. [4] Todas las miradas, continuaba, estaban puestas en él, mientras Vitelio, sin reparar en amigos o enemigos, favorecía a un rival que contemplaba los sufrimientos del emperador desde la mesa de un banquete. Por su alegría a destiempo había que darle una noche triste y fúnebre, para que supiera y se enterara de que Vitelio estaba vivo, era el emperador y, por si ocurría alguna fatalidad, tenía un hijo.
[3,39] Trepidanti inter scelus metumque, ne dilata Blaesi mors maturam perniciem, palam iussa atrocem inuidiam ferret, placuit ueneno grassari; addidit facinori fidem notabili gaudio, Blaesum uisendo. quin et audita est saeuissima Vitellii uox qua se (ipsa enim uerba referam) pauisse oculos spectata inimici morte iactauit. [2] Blaeso super claritatem natalium et elegantiam morum fidei obstinatio fuit.
39. Angustiado entre el crimen y el miedo de que el aplazamiento de la muerte de Bleso acarreara su rápida ruina y, si la ordenaba públicamente, produjera un terrible escándalo, decidió recurrir al veneno. Vitelio contribuyó a dar fe del crimen por la especial alegría que mostró en su visita a Bleso. Más aún, se oyó a Vitelio hacer una observación de lo más inhumana 221, cuando se jactó diciendo (citaré, en efecto, literalmente sus palabras) «que sus ojos se relamían con el espectáculo de la muerte de su enemigo». [2] Bleso, además de una cuna distinguida y exquisita moral, estuvo adornado de una
220
Junio Bruto fue uno de los asesinos de Julio César en el año 44 a. C. Marco Antonio se enfrentó a Octavio y fue derrotado en Accio en el año 31 a. C.; cf. WELLESLEY, Histories III, págs. 130-131. 221 Sobre la conducta sádica de Vitelio, cf. II 70, 4; SUETONIO, Vitelio, XIV 2; CICERÓN, Contra Verres II 5, 65; Filípicas XI 8; ASH. The Histories, pág. 288.
integris quoque rebus a Caecina et primoribus partium iam Vitellium aspernantibus ambitus abnuere perseuerauit. sanctus, inturbidus, nullius repentini honoris, adeo non principatus adpetens, parum effugerat ne dignus crederetur.
lealtad inquebrantable. Incluso en situaciones seguras se mantuvo firme en rechazar unirse a un complot que procedía de Cécina y los líderes del partido que ya despreciaban a Vitelio. Era intachable y enemigo del desorden, no ambicionaba ningún cargo sobrevenido y mucho menos el principado, pero no había logrado evitar el que no se le creyera digno de él.
[3,40] Fabius interim Valens multo ac molli concubinarum spadonumque agmine segnius quam ad bellum incedens, proditam a Lucilio Basso Rauennatem classem pernicibus nuntiis accepit. et si coeptum iter properasset, nutantem Caecinam praeuenire aut ante discrimen pugnae adsequi legiones potuisset; nec deerant qui monerent ut cum fidissimis per occultos tramites uitata Rauenna Hostiliam Cremonamue pergeret. [2] aliis placebat accitis ex urbe praetoriis cohortibus ualida manu perrumpere: ipse inutili cunctatione agendi tempora consultando consumpsit; mox utrumque consilium aspernatus, quod inter ancipitia deterrimum est, dum media sequitur, nec ausus est satis nec prouidit.
40. Entretanto, Fabio Valente 222, que con un numeroso y afeminado séquito de concubinas y eunucos avanzaba a un ritmo demasiado lento para una guerra, se enteró por correos urgentes de que Lucilio Baso había entregado la flota de Rávena. Y si hubiera apresurado la marcha emprendida, habría podido adelantarse a las vacilaciones de Cécina o alcanzar a las legiones 223 antes del combate decisivo. Y no faltaban quienes le aconsejaban que con sus más fieles y por caminos poco conocidos evitara Rávena y se dirigiera a Hostilia o a Cremona. [2] Otros proponían hacer venir de Roma las cohortes pretorianas y abrirse paso con esa tropa poderosa. Valente con sus inútiles vacilaciones consumió en deliberaciones el tiempo de actuar. Luego, rechazó ambas propuestas y, quedándose a mitad de camino, que es la peor solución en momentos críticos, no tuvo la osadía suficiente ni la suficiente prudencia.
[3,41] Missis ad Vitellium litteris auxilium postulat. uenere tres cohortes cum ala Britannica, neque ad fallendum aptus numerus neque ad penetrandum. sed Valens ne in tanto quidem discrimine infamia caruit, quo minus rapere inlicitas uoluptates adulteriisque ac stupris polluere hospitum domus crederetur: aderant uis et pecunia et ruentis fortunae
41. Valente escribió a Vitelio pidiéndole refuerzos. Llegaron tres cohortes con un regimiento de caballería de Britania 224, un contingente que no era apto ni para pasar desapercibido ni para abrirse camino. Pero Valente ni siquiera en una situación tan crítica pudo evitar la infamia de que se creyera que buscaba placeres ilícitos y de que manchara la casa de sus anfitriones con estupros y adulterios. Tenía además el poder, el dinero y ese último deseo libidinoso 225 propio de una suerte que se
222
Valente abandonó Roma sobre el 25 de septiembre y se enteró de la rebelión de la flota de Rávena sobre el 15 de octubre; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 132. 223 Las legiones V Alaudae y XXII Primigenia, a quienes mandaba indebidamente Cécina; cf. II 100, 1-2. 224 Serían tres cohortes urbanas con uno de los tres escuadrones de caballería que entraron en Roma con Vitelio (II 89, 1) y el ala I Flavia Augusta Britannica; cf. HEUBNER, Historien III, pág. 109; WELLESLEY, Histories III, pág. 133; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 288. 225 Cf. I 66, 3.
nouissima libido. [2] aduentu demum peditum equitumque prauitas consilii patuit, quia nec uadere per hostis tam parua manu poterat, etiam si fidissima foret, nec integram fidem attulerant; pudor tamen et praesentis ducis reuerentia morabatur, haud diuturna uincla apud pauidos periculorum et dedecoris securos. [3] eo metu cohortis Ariminum praemittit, alam tueri terga iubet: ipse paucis, quos aduersa non mutauerant, comitantibus flexit in Vmbriam atque inde Etruriam, ubi cognito pugnae Cremonensis euentu non ignauum et, si prouenisset, atrox consilium iniit, ut arreptis nauibus in quamcumque partem Narbonensis prouinciae egressus Gallias et exercitus et Germaniae gentis nouumque bellum cieret.
venía abajo 226. [2] Finalmente, con la llegada de la infantería y caballería quedó en evidencia la equivocación de su estrategia, pues ni podía moverse a través de territorio enemigo con tan pequeña fuerza por muy leal que fuera, ni tampoco su lealtad era incuestionable. Sin embargo, les refrenaba la vergüenza y el respeto a su jefe allí presente, lazos poco duraderos entre hombres que temían enfrentarse a los peligros y a quienes no les importaba el deshonor. [3] Con tales recelos y acompañado por unos pocos que no habían cambiado en la adversidad envió las cohortes a Arímino 227 y ordenó al regimiento de caballería que protegiera sus espaldas. Él se desvió hacia Umbría y de allí hasta Etruria, donde, al enterarse del resultado de la batalla de Cremona 228, tomó una decisión nada cobarde, pero terrible, si hubiera tenido éxito. Consistió en apoderarse a la fuerza de unas naves, desembarcar en cualquier parte de la provincia Narbonense 229 y levantar a las Galias y sus ejércitos y a los pueblos de Germania para provocar una nueva guerra.
[3,42] Digresso Valente trepidos, qui Ariminum tenebant, Cornelius Fuscus, admoto exercitu et missis per proxima litorum Liburnicis, terra marique circumuenit: occupantur plana Vmbriae et qua Picenus ager Hadria adluitur, omnisque Italia inter Vespasianum ac Vitellium Appennini iugis diuidebatur. [2] Fabius Valens e sinu Pisano segnitia maris aut aduersante uento portum Herculis Monoeci depellitur. haud procul inde agebat Marius Maturus Alpium
42. Cuando se marchó Valente, Cornelio Fusco 230, tras acercar el ejército y enviar naves libúrnicas por la costa vecina, rodeó por tierra y mar a las fuerzas de Vitelio desmoralizadas que estaban acantonadas en Arímino. Los flavianos ocuparon las llanuras de Umbría y la región del Piceno bañada por el Adriático, de manera que Italia entera quedaba dividida entre Vespasiano y Vitelio por los montes Apeninos. [2] Fabio Valente se vio arrastrado al puerto de Hércules de Moneco 231 desde el golfo de Pisa 232 forzado por el mar en calma o por la fuerza de vientos contrarios. No lejos de allí se encontraba Mario Maturo 233, gobernador de los Alpes
226
Cf. I 47, 1. La certeza de un próximo fin impulsa a los hombres a disfrutar de los placeres con mayor intensidad; cf. BASSOLS, Historias III, pág. 68. 227 Rímini; cf. K. WELLESLEY, «Three Historical Puzzles in Histories 3», Class. Quarterly 6 (1956), 209-211; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 288-289. 228 Sería sobre el 27 o 28 de octubre del 69. 229 La ciudad costera de esta provincia era Antípolis, la actual Antibes. 230 Comandante por esa fecha de la flota de Rávena; cf. II 86, 3; III 12, 3. 231 El Portus Herculis Monoeci es la actual Mónaco, situada a unos 22 kilómetros de Niza, la capital de los Alpes Marítimos, una provincia imperial; cf. ESTRABÓN, IV 6, 3; PLINIO, Historia natural III 47; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 235. Valente había partido desde la desembocadura del río Arno (sinus Pisanus), donde se encontraba la ciudad de Pisa. 232 Parece que había una bahía, hoy desaparecida, con un puerto (Portus Pisanus), al sudoeste de la actual Pisa; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 234. 233 Cf. II 12, 3.
maritimarum procurator, fidus Vitellio, cuius sacramentum cunctis circa hostilibus nondum exuerat. is Valentem comiter exceptum, ne Galliam Narbonensem temere ingrederetur, monendo terruit; simul ceterorum fides metu infracta.
Marítimos 234, que era leal a Vitelio y todavía no había renegado de su juramento de lealtad hacia él pese a estar totalmente rodeado de enemigos. Recibió a Valente con amabilidad, pero con sus consejos le infundió miedo para que no se aventurase temerariamente en la Galia Narbonense. Al mismo tiempo se quebró la lealtad de los demás a causa de ese miedo.
[3,43] Namque circumiectas ciuitates procurator Valerius Paulinus, strenuus militiae et Vespasiano ante fortunam amicus, in uerba eius adegerat; concitisque omnibus, qui exauctorati a Vitellio bellum sponte sumebant, Foroiuliensem coloniam, claustra maris, praesidio tuebatur, eo grauior auctor, quod Paulino patria Forum Iulii et honos apud praetorianos, quorum quondam tribunus fuerat, ipsique pagani fauore municipali et futurae potentiae spe iuuare partis adnitebantur. [2] quae ut paratu firma et aucta rumore apud uarios Vitellianorum animos increbruere, Fabius Valens cum quattuor speculatoribus et tribus amicis, totidem centurionibus, ad nauis regreditur; Maturo ceterisque remanere et in uerba Vespasiani adigi uolentibus fuit. ceterum ut mare tutius Valenti quam litora aut urbes, ita futuri ambiguus et magis quid uitaret quam cui fideret certus, aduersa tempestate Stoechadas Massiliensium insulas adfertur. ibi eum missae a Paulino Liburnicae oppressere.
43. El agente imperial Valerio Paulino 235, un soldado valiente y amigo de Vespasiano antes de su llegada al poder, había conseguido el juramento de fidelidad de las ciudades de los alrededores. Tras convocar a todos los que Vitelio había licenciado y estaban dispuestos a retomar voluntariamente las armas 236, se dedicaba a defender con una guarnición la colonia de Foro de Julio 237, llave del mar. La autoridad de Paulino resultó mayor por el hecho de que Foro de Julio era su patria y gozaba del respeto de los pretorianos, a quienes mandó en otro tiempo como tribuno; además, los mismos vecinos, por simpatía hacia un paisano suyo y con la esperanza de su futura influencia, se esforzaban por apoyar a su partido. [2] Cuando estas noticias, confirmadas por los preparativos y exageradas por los rumores, se divulgaron entre los volubles vitelianos, Fabio Valente regresó a las naves acompañado de cuatro guardaespaldas, tres amigos y otros tantos centuriones. Maturo y los demás decidieron quedarse y jurar lealtad a Vespasiano. Por lo demás, aunque el mar abierto parecía a Valente más seguro que la costa o las ciudades, sin embargo se mantenía indeciso en sus planes para el futuro y veía con más claridad lo que debía evitar que en quién debía confiar. Una tormenta adversa lo llevó a las islas Estécades 238 de Marsella. Allí lo apresaron unas naves libúrnicas enviadas por Paulino.
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Los Alpes occidentales estaban divididos en tres zonas: Alpes Peninos, Alpes Cotios y Alpes Marítimos, administrados cada uno por un procurator; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 289. 235 Valerio Paulino era agente imperial (procurator), no gobernador, de la Galia Narbonense; cf. R. SYME, «Some Friends of the Caesars», Amer. Journ. Philology 77 (1956), pág. 272; HEUBNER, Historien III, pág. 112. 236 Cf. II 67, 2. 237 Fréjus. Sobre el Forum Iuli Octovanorum colonia fue fundado por Julio César el año 55 a. C. Su puerto, mejorado por Augusto, era una de las tres bases de la flota romana junto con Miseno y Rávena; cf. MELA, II 77; PLINIO el VIEJO, Historia natural III 35; Anales IV 5, 1. 238 Las islas d’Hyères en las cercanías de Toulon, sudeste de Francia, forman un grupo de tres islas: Porquerolles, PortCros e isla de Levant; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 237; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 290.
[3,44] Capto Valente cuncta ad uictoris opes conuersa, initio per Hispaniam a prima Adiutrice legione orto, quae memoria Othonis infensa Vitellio decimam quoque ac sextam traxit. nec Galliae cunctabantur. et Britanniam inditus erga Vespasianum fauor, quod illic secundae legioni a Claudio praepositus et bello clarus egerat, non sine motu adiunxit ceterarum, in quibus plerique centuriones ac milites a Vitellio prouecti expertum iam principem anxii mutabant.
44. Con la captura de Valente todo se inclinó del lado de las fuerzas victoriosas. Se comenzó en Hispania con la I Adiutrix 239, la cual, siendo enemiga de Vitelio y recordando a Otón, arrastró también a la X y a la VI 240. Tampoco dudaron las Galias 241. Y en Britania un sentimiento favorable la inclinó hacia Vespasiano, porque allí Claudio lo había puesto al mando de la legión II 242 y había actuado brillantemente en la guerra, pero esto ocurrió no sin la resistencia de las demás 243, en las que muchos centuriones y soldados ascendidos por Vitelio sentían inquietud al tener que cambiar a un emperador que ya conocían.
[3,45] Ea discordia et crebris belli ciuilis rumoribus Britanni sustulere animos auctore Venutio, qui super insitam ferociam et Romani nominis odium propriis in Cartimanduam reginam stimulis accendebatur. Cartimandua Brigantibus imperitabat, pollens nobilitate; et auxerat potentiam, postquam capto per dolum rege Carataco instruxisse triumphum Claudii Caesaris uidebatur. inde opes et rerum secundarum luxus: spreto Venutio (is fuit maritus) armigerum eius Vellocatum in matrimonium regnumque accepit. [2] concussa statim flagitio domus: pro
45. En medio de este enfrentamiento y de constantes rumores244 de guerra civil los britanos se armaron de valor bajo el liderazgo de Venucio, quien, además de su natural violento y su odio al nombre romano, estaba exaltado por resentimientos personales 245 contra la reina Cartimandua. Reinaba sobre los brigantes 246 Cartimandua , de gran influencia por su nobleza. Había aumentado su poder después de que con la captura a traición del rey Carataco 247 había organizado ella el triunfo de Claudio César 248. De ahí provenía su riqueza y disipación en la prosperidad. Tras despreciar a Venucio 249, que era su marido, recibió en matrimonio y como rey consorte a Velocato, escudero de su marido. [2] Inmediatamente, se produjo una conmoción en palacio. A favor del marido estaban las simpatías de la
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Cf. I 6, 2; 31, 2-3; 36, 3; II 67, 2; 86, 4. Las legiones de Hispania eran la I Adiutrix (II 67, 2), la VI Victrix y la X Gemina (II 58, 2); cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 137. 241 Las provincias Lugdunensis, Belgica y Aquitania. 242 En el año 42 Vespasiano estaba al mando de la legion II Augusta en Germania, pasando después a Britania; cf. SUETONIO, Vespasiano IV 1; HEUBNER, Historien III, pág. 113. 243 Las legiones IX Hispana y XX Valeria Victrix; cf. WELLESLEY, Histories III, págs. 137-138. 244 Cf. II 82, 3 (cartas enviadas por Vespasiano al ejército y sus jefes sobre su proclamación como emperador); III 35, 2 (cartas de Antonio Primo a los mismos sobre la victoria en Cremona). 245 En la expresión latina (stimulis accendabatur) se refleja una doble metáfora que ya aparece en LIVIO, XXI 44, 4 (accendit praeterea et stimulat animos); cf. G. B. A. FLETCHER, Annotations on Tacitus, Bruselas, 1964, pág. 79. 246 Sobre su historia, léase a I. A. RICHMOND, «Queen Cartimandua», Journ. Rom. Stud. 44 (1954), 43-52; D. BRAUND, «Observations on Cartimandua», Britannia 15 (1984), 1-6; S. MITCHELL; «Venutius and Cartimandua», Liverp. Class. Monthly 3 (1978), 215-219. 247 Carataco era rey de los silures, pueblo del sur de Britania; cf. Agrícola XI 2; Anales XII 33-38; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 292. 248 Sucedió en el año 51 a. C.; cf. Anales XII 33-37; SUETONIO, Claudio XVII 1-2; CIL VI 920; BASSOLS, Historias III, pág. 74; HEUBNER, Historien III, pág. 114; WELLESLEY, Histories III, págs. 138-139. 249 Cf. Anales XII 40, 2-3. 240
marito studia ciuitatis, pro adultero libido reginae et saeuitia. igitur Venutius accitis auxiliis, simul ipsorum Brigantum defectione in extremum discrimen Cartimanduam adduxit. tum petita a Romanis praesidia. et cohortes alaeque nostrae uariis proeliis, exemere tamen periculo reginam; regnum Venutio, bellum nobis relictum.
ciudad y a favor del adúltero el encaprichamiento y la crueldad de la reina. Así pues, Venucio, con la ayuda que pudo reunir y la defección de los propios brigantes, llevó a Cartimandua a una situación de extrema gravedad. Entonces, solicitó protección a los romanos. Y nuestras cohortes y regimientos de caballería, tras inciertos combates, salvaron no obstante a la reina del peligro. Venucio se quedó con el reino, nosotros con la guerra250.
[3,46] Turbata per eosdem dies Germania, et socordia ducum, seditione legionum, externa ui, perfidia sociali prope adflicta Romana res. id bellum cum causis et euentibus (etenim longius prouectum est) mox memorabimus. [2] mota et Dacorum gens numquam fida, tunc sine metu, abducto e Moesia exercitu. sed prima rerum quieti speculabantur: ubi flagrare Italiam bello, cuncta in uicem hostilia accepere, expugnatis cohortium alarumque hibernis utraque Danuuii ripa potiebantur. iamque castra legionum excindere parabant, ni Mucianus sextam legionem opposuisset, Cremonensis uictoriae gnarus, ac ne externa moles utrimque ingrueret, si Dacus Germanusque diuersi inrupissent.
46. Por aquellos días se produjeron revueltas en Germania 251. La causa de los romanos casi estuvo abocada al desastre por la negligencia de los generales 252, el amotinamiento de las legiones y la perfidia de nuestros aliados 253. Recordaremos más adelante 254 esta guerra con sus causas y consecuencias, pues se alargó más de lo previsto. [2] También se levantó el nunca leal pueblo de Dacia 255, que entonces no abrigaba miedo alguno porque el ejército se había retirado de Mesia. Con todo, observaban tranquilos los primeros acontecimientos. Cuando se enteraron de que Italia ardía en guerra y que todos eran enemigos entre sí, irrumpieron en los campamentos de invierno de las cohortes y la caballería y se apoderaron de las dos orillas del Danubio. Y ya se disponían a destrozar el campamento de las legiones, cuando Muciano 256 se les enfrentó con la legión VI 257, pues estaba enterado 258 de la victoria de Cremona y quería evitar que se produjera una doble invasión masiva de extranjeros, en el caso de que dacios y germanos irrumpiesen por separado. [3] Como en otras muchas ocasiones, ayudó la fortuna del pueblo romano, que llevó allí a Muciano y las fuerzas de Oriente, y el hecho de que entretanto hubiéramos resuelto el asunto de Cremona. Fonteyo Agripa, después de gobernar Asia (había gobernado
[3] adfuit, ut saepe alias, fortuna populi Romani, quae Mucianum uirisque Orientis illuc tulit, et quod Cremonae interim transegimus. Fonteius Agrippa ex Asia (pro consule eam prouinciam 250
Una «antítesis mordaz», como señala BASSOLS (Historias III, pág. 75), pues la guerra no terminó hasta el año 71. La revuelta del batavo Civil se estuvo gestando desde agosto a noviembre del 69; cf. IV 12-37, 54-79 y V 14-26; WELLESLEY, Histories III, págs. 139-140. 252 Especialmente, Hordeonio Flaco y Dilio Vócula; cf. IV 34, 5; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 292. 253 Las legiones vitelianas en Germania prefirieron desertar antes que apoyar a Vespasiano. Los aliados traidores fueron los batavos, los canninefates, los tréviros y otros pueblos galos; cf. IV 15-16. 254 Cf. IV 12-37; 54-79; V 14-26. 255 La actual Rumania. Los dacios se habían rebelado a principios de octubre del año 69 y no fueron vencidos por completo hasta las campañas de Trajano que culminaron en el año 105 d. C.; cf. ASH, The Histories, pág. 289. 256 Cf. I 10, 1. 257 La legión VI Ferrata; cf. II 83, 1. 258 Sobre el texto latino, cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 293. 251
annuo imperio tenuerat) Moesiae praepositus est, additis copiis e Vitelliano exercitu, quem spargi per prouincias et externo bello inligari pars consilii pacisque erat.
como procónsul aquella provincia con poderes para un año 259), fue puesto al frente de Mesia. Se le asignaron tropas adicionales procedentes del ejército de Vitelio, al que tanto la estrategia y la paz aconsejaba distribuir por las provincias 260 y tenerlo ocupado en una guerra exterior.
[3,47] Nec ceterae nationes silebant. subita per Pontum arma barbarum mancipium, regiae quondam classis praefectus, mouerat. is fuit Anicetus Polemonis libertus, praepotens olim, et postquam regnum in formam prouinciae uerterat, mutationis impatiens. [2] igitur Vitellii nomine adscitis gentibus, quae Pontum accolunt, corrupto in spem rapinarum egentissimo quoque, haud temnendae manus ductor, Trapezuntem uetusta fama ciuitatem, a Graecis in extremo Ponticae orae conditam, subitus inrupit. caesa ibi cohors, regium auxilium olim; mox donati ciuitate Romana signa armaque in nostrum modum, desidiam licentiamque Graecorum retinebant. [3] classi quoque faces intulit, uacuo mari eludens, quia lectissimas Liburnicarum omnemque militem Mucianus Byzantium adegerat: quin et barbari contemptim uagabantur, fabricatis repente nauibus. camaras uocant, artis lateribus latam aluum sine uinculo aeris aut ferri conexam; et tumido mari, prout fluctus attollitur, summa nauium tabulis augent, donec in modum tecti claudantur. sic inter undas uoluuntur, pari utrimque prora et mutabili remigio, quando hinc uel illinc adpellere indiscretum et innoxium est.
47. Tampoco estaban en paz las otras naciones. En el Ponto un esclavo extranjero, que en otro tiempo había sido prefecto de la flota imperial, desencadenó un repentino levantamiento armado. Era Aniceto, liberto de Polemón 261, muy influyente en tiempos y que, una vez que el reino se había convertido en provincia romana, no soportaba tal cambio. [2] Así pues, levantó en nombre de Vitelio a los pueblos que habitan el Ponto, además de corromper a los más necesitados con la esperanza de botín. Al frente de una fuerza nada despreciable asaltó por sorpresa Trapezunte 262, antigua ciudad fundada por los griegos en el extremo de la costa del Ponto. Allí aniquiló a una cohorte, que en otro tiempo había constituido las fuerzas auxiliares del reino; a los soldados se les concedió más tarde la ciudadanía romana, reteniendo armas y enseñas a nuestro estilo, pero conservando la desidia y libertinaje de los griegos. [3] Atizó también el fuego en una escuadra que navegaba a su antojo por un mar sin protección, pues Muciano había concentrado en Bizancio las mejores libúrnicas 263 y a toda la tropa. Más aún, aquellos bárbaros vagaban sin temor alguno en naves construidas de prisa y corriendo 264. Las llaman cámaras 265: tienen bordas estrechas y una ancha panza sin trabazón alguna de bronce o hierro; y en caso de mar picada, conforme suben las olas, aumentan con tablones la altura de naves hasta que quedan cerradas a modo de techo. De esa manera van dando tumbos sobre las olas. Al ser la proa y la popa iguales pueden cambiar los remos de dirección, mientras que el abordaje por uno o por otro lado les resulta indiferente y sin peligro.
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En los años 68-69; cf. HEUBNER, Historien III, pág. 116; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág.293. Probablemente las legiones V Alaudae y I Italica fueron enviadas a Mesia; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 141. 261 Polemón II dejó al morir en el año 63 a. C. el reino del Ponto a los romanos; cf. BASSOLS, Historias III, pág. 77. 262 La actual Trabson o Trebisonda (Trapezunte) de Turquía, situada sobre el mar Negro. 263 Según JOSEFO (La guerra de los judíos II 367) la flota se componía de 40 barcos. 264 Cf. HEUBNER, Historien III, pág. 118; WELLESLEY, Histories III, pág. 143. 265 Cf. ESTRABÓN, XI 2, 2; BASSOLS, Historias III, pág. 78. La digresión sobre la construcción de botes añade detalles etnográficos muy del gusto de la época; cf. ASH, The Histories, pág. 289. 260
[3,48] Aduertit ea res Vespasiani animum ut uexillarios e legionibus ducemque Virdium Geminum spectatae militiae deligeret. ille incompositum et praedae cupidine uagum hostem adortus coegit in nauis; effectisque raptim Liburnicis adsequitur Anicetum in ostio fluminis Chobi, tutum sub Sedochezorum regis auxilio, quem pecunia donisque ad societatem perpulerat. [2] ac primo rex minis armisque supplicem tueri: postquam merces proditionis aut bellum ostendebatur, fluxa, ut est barbaris, fide pactus Aniceti exitium perfugas tradidit, belloque seruili finis impositus. [3] Laetum ea uictoria Vespasianum, cunctis super uota fluentibus, Cremonensis proelii nuntius in Aegypto adsequitur. eo properantius Alexandriam pergit, ut fractos Vitellii exercitus urbemque externae opis indigam fame urgeret. namque et Africam, eodem latere sitam, terra marique inuadere parabat, clausis annonae subsidiis inopiam ac discordiam hosti facturus.
48. Este asunto alertó a Vespasiano hasta el punto de enviar fuerzas especiales de las legiones 266 bajo el mando de Virdio Gémino, un militar de reconocida experiencia 267. Este atacó a los enemigos que estaban desorganizados y dispersos por su deseo de botín y les obligó a embarcarse. Con libúrnicas construidas a toda prisa alcanzó a Aniceto en la desembocadura del río Cobo 268, donde se sentía seguro bajo la protección del rey de los sedoquezos269, cuya alianza se había asegurado con dinero y regalos. [2] En un primer momento el rey defendía a su huésped suplicante amenazando con las armas, pero, después de que se le pusiera por delante por un lado la hiciera la traición y por otro la guerra, su lealtad se disipó, como es normal entre los bárbaros, negoció la muerte de Aniceto y entregó a los fugitivos. Tal fue el final de esta guerra de esclavos. [3] Mientras Vespasiano se alegraba por esta victoria y todo se iba desarrollando mejor de lo que esperaba, le alcanzó en Egipto la noticia de la batalla de Cremona 270. Por ello se dirigió más aprisa a Alejandría 271, con la intención de que, ahora que el ejército de Vitelio estaba doblegado, se presionara con el hambre a la capital, necesitada también de recursos extranjeros 272. Y en efecto, se disponía invadir la provincia de África, situada en la misma costa, por tierra y mar, pues, al cortar los suministros de trigo, provocaría el hambre y la discordia en el enemigo.
Marcha de los flavianos contra Roma [3,49] Dum hac totius orbis nutatione fortuna imperii transit, Primus Antonius nequaquam pari innocentia post Cremonam agebat, satis factum bello ratus et cetera ex facili, seu felicitas in tali
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49. Mientras el poder imperial cambiaba de manos en medio de esta convulsión mundial 273, Primo Antonio no actuaba después de la batalla de Cremona ni mucho menos con la misma honradez. Pensaba que había hecho bastante en la guerra y el resto sería fácil, o tal vez en un
Probablemente, eran fuerzas procedentes de las legiones IV Scythica y XII Fulminata; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 143. 267 Se trataría de un primipilus o centurión de mayor rango; cf. HEUBNER, Historien III, págs. 118-119. 268 Khopi, río del Cáucaso; cf. PLINIO, Historia natural VI 14; WELLESLEY, Histories III, pág. 227. 269 Se trata de una tribu del Cáucaso en la costa este del Ponto Euxino; cf. MELA, I 19; WELLESLEY, Histories III, pág. 237. 270 La noticia llegaría a Vespasiano a mediados de noviembre; cf. L. CASSON, «Speed under sail of ancients ships», Trans. Amer. Philol. Assoc. 82 (1951), 136-148. Vespasiano fue recibido cordialmente por el gobernador Tiberio Julio Clemente; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 144. 271 Cf. A. HENRICHS, «Vespasian’s Visit to Alexandria», Zeitschrif t f ür Papyrologie und Epigraphik 3 (1968), 51-80; O. MONTEVERDI, «Vespasiano acclamato dagli Alessandrini», Aegyptus 61 (1981), 155-170. 272 Italia y Roma dependían del trigo que llegaba de Egipto; cf. III 8, 2; Anales, II 59, 3. 273 Tácito vuelve a la narración que había dejado en III 35. La frase resume los acontecimientos narrados en los capítulos 36-48. Cf. HEUBNER, Historien III, págs. 120-124.
ingenio auaritiam superbiam ceteraque occulta mala patefecit. ut captam Italiam persultare, ut suas legiones colere; omnibus dictis factisque uiam sibi ad potentiam struere. [2] utque licentia militem imbueret interfectorum centurionum ordines legionibus offerebat. eo suffragio turbidissimus quisque delecti; nec miles in arbitrio ducum, sed duces militari uiolentia trahebantur. quae seditiosa et corrumpendae disciplinae mox in praedam uertebat, nihil aduentantem Mucianum ueritus, quod exitiosius erat quam Vespasianum spreuisse.
carácter como el suyo el éxito destapó la avaricia, la soberbia y demás vicios ocultos. Brincaba por Italia como tierra de conquista, se congraciaba con las legiones como si fueran suyas y todas sus palabras y actos tenían la finalidad de construirse una posición de fuerza y poder. [2] Y, para que la tropa se aficionara a la indisciplina, ofrecía a las legiones la provisión de los puestos de los centuriones caídos en combate. En tal votación se eligieron a los soldados más revoltosos. Así, las tropas no estaban al mando de los jefes, sino que los jefes se veían arrastrados por la violencia de la tropa. Estos actos sediciosos y encaminados a arruinar la disciplina los ponía luego al servicio del pillaje, sin que tuviera el menor temor ante la llegada de Muciano, lo cual resultaba más ruinoso para él que desairar a Vespasiano.
[3,50] Ceterum propinqua hieme et umentibus Pado campis expeditum agmen incedere. signa aquilaeque uictricium legionum, milites uulneribus aut aetate graues, plerique etiam integri Veronae relicti: sufficere cohortes alaeque et e legionibus lecti profligato iam bello uidebantur. [2] undecima legio sese adiunxerat, initio cunctata, sed prosperis rebus anxia quod defuisset; sex milia Dalmatarum, recens dilectus, comitabantur; ducebat Pompeius Siluanus consularis: uis consiliorum penes Annium Bassum legionis legatum. is Siluanum socordem bello et dies rerum uerbis terentem specie obsequii regebat ad omniaque quae agenda forent quieta cum industria aderat. [3] ad has copias e classicis Rauennatibus, legionariam militiam poscentibus, optimus quisque adsciti:
50. Por lo demás, como el invierno se acercaba 274 y la llanura del Po quedaba inundada, se puso en camino una columna ligera. En Verona quedaron las enseñas y las águilas 275 de las legiones vencedoras, soldados con heridas o impedidos por la edad, e incluso otros en buenas condiciones. Se creía que unas cohortes, unos regimientos de caballería y legionarios selectos eran suficientes ahora que la guerra estaba casi terminada. [2] Se les había unido la legión XI 276, dubitativa al principio, pero que a la vista del éxito se mostraba preocupada por no haberse unido antes. Le acompañaban seis mil dálmatas, reclutados hacía poco. Estaba al mando el excónsul Pompeyo Silvano 277, pero el peso de las decisiones recaía en el legado de la legión Annio Baso 278. Este, aparentando obediencia, manejaba a Silvano, que era indolente para la guerra y malgastaba en palabras el tiempo para la acción, mientras el otro intervenía con tranquila eficacia en todo lo que había que hacer. [3] A estas tropas se incorporaron los mejores marinos de Rávena que solicitaban hacer el servicio militar en las legiones. Los dálmatas ocuparon su lugar
274
Era el mes de noviembre, el día 9, según WELLESLEY, Histories III, pág. 145. Es decir, el grueso de las legiones, representadas metafóricamente por sus enseñas. 276 La legión XI Claudia Pia Fidelis tenía sus cuarteles permanentes en Burnum (Dalmacia); cf. II 67, 2. 277 Cf. II 86, 3; Anales XII 52; SYME, Tacitus, pág. 450, n. 2; W. ECK, «M. Pomponius Silvanus», Zeitschrif t f ür Papyrologie und Epigraphik 9 (1972), 259-276; HEUBNER, Historien III, pág. 126-127. 278 L. Annio Baso fue probablemente gobernador de Damacia y cónsul en el 70; WELLESLEY, Histories III, pág. 226; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 295. 275
classem Dalmatae suppleuere. exercitus ducesque ad Fanum Fortunae iter sistunt, de summa rerum cunctantes, quod motas ex urbe praetorias cohortis audierant et teneri praesidiis Appenninum rebantur; et ipsos in regione bello attrita inopia et seditiosae militum uoces terrebant, clauarium (donatiui nomen est) flagitantium. nec pecuniam aut frumentum prouiderant, et festinatio atque auiditas praepediebant, dum quae accipi poterant rapiuntur.
en la flota. El ejército y sus jefes hicieron un alto en el camino en Fano de la Fortuna Fortunae 279. Se mostraban dubitativos sobre la situación general, porque habían oído que las cohortes pretorianas habían salido de la capital y se imaginaban que el paso de los Apeninos estaba controlado por destacamentos. Además, en aquella región devastada por la guerra, les alarmaba la falta de provisiones y las voces amotinadas de los soldados que reclamaban el donativo llamado clavarium 280. Los comandantes no habían hecho provisión ni de dinero ni de trigo. Las prisas y la avaricia resultaban perjudiciales, pues los hombres robaban lo que podían recibir como un regalo.
[3,51] Celeberrimos auctores habeo tantam uictoribus aduersus fas nefasque inreuerentiam fuisse ut gregarius eques occisum a se proxima acie fratrem professus praemium a ducibus petierit. nec illis aut honorare eam caedem ius hominum aut ulcisci ratio belli permittebat. distulerant tamquam maiora meritum quam quae statim exoluerentur; nec quidquam ultra traditur. [2] ceterum et prioribus ciuium bellis par scelus inciderat. nam proelio, quo apud Ianiculum aduersus Cinnam pugnatum est, Pompeianus miles fratrem suum, dein cognito facinore se ipsum interfecit, ut Sisenna memorat: tanto acrior apud maiores, sicut uirtutibus gloria, ita flagitiis paenitentia fuit. sed haec aliaque ex uetere memoria petita, quotiens res locusque exempla recti aut solacia mali poscet, haud absurde memorabimus.
51. Tengo de historiadores muy famosos 281 el testimonio de que los vencedores mostraron tan gran desprecio por todo lo divino y lo humano que un soldado raso de caballería confesó que había matado a su hermano en la última batalla 282 y había reclamado la recompensa a sus jefes. Ni el derecho de los hombres les permitía premiar aquel crimen ni la naturaleza de la guerra castigarlo. Le dieron largas con la excusa de que sus merecimientos eran mayores de lo que podían pagarle en el momento. Aquí termina la historia. [2] Por lo demás, también en anteriores guerras civiles se habían dado crímenes similares. En efecto, en el combate que tuvo lugar en el Janículo 283 contra Cinna, un soldado de Pompeyo 284 mató a su propio hermano y, cuando se dio cuenta de su atrocidad, se suicidó, como recuerda Sisenna 285: tan alta era la gloria en las acciones virtuosas como duro el arrepentimiento en las acciones reprobables entre nuestros antepasados. De todas formas, no será inapropiado que recuerde estos y otros ejemplos tomados de la historia antigua, cada vez que el tema y la situación requieran ejemplos del bien y consuelos del
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«El Templo de la Fortuna» es la actual Fano, en la costa del mar Adriático en la vía Flaminia. Parece que Antonio Primo llegó a Fano sobre el 20 de noviembre. 280 Literalmente significa «dinero para tachuelas» o indemnización para comprar tachuelas para el calzado; Cf. SUETONIO, Vespasiano VIII 3; BASSOLS, Historias III, pág. 84; WELLESLEY, Histories III, pág. 147. 281 Serían Fabio Rústico, Plinio el Viejo (III 28, 1), Vipstano Mesala (III 25, 2; 28, 1) y Cluvio Rufo; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 147. 282 Se refiere a la batalla de Cremona. 283 En el año 87 a. C. 284 Era Gneo Pompeyo Estrabón, padre de Pompeyo el Grande; cf. LIVIO, Periochae 79; VALERIO MÁXIMO, V 5, 4; HEUBNER, Historien III, pág. 128; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 296. 285 Cornelio Sisenna fue un historiador romano del siglo I a. C. (ca. 120-67 a. C.), del que han quedado solo unos fragmentos; cf. ASH, The Histories, pág. 290.
mal.
[3,52] Antonio ducibusque partium praemitti equites omnemque Vmbriam explorari placuit, si qua Appennini iuga clementius adirentur: acciri aquilas signaque et quidquid Veronae militum foret, Padumque et mare commeatibus compleri. erant inter duces qui necterent moras: quippe nimius iam Antonius, et certiora ex Muciano sperabantur. [2] namque Mucianus tam celeri uictoria anxius et, ni praesens urbe potiretur, expertem se belli gloriaeque ratus, ad Primum et Varum media scriptitabat, instandum coeptis aut rursus cunctandi utilitates disserens atque ita compositus ut ex euentu rerum aduersa abnueret uel prospera agnosceret. [3] Plotium Grypum, nuper a Vespasiano in senatorium ordinem adscitum ac legioni praepositum, ceterosque sibi fidos apertius monuit, hique omnes de festinatione Primi ac Vari sinistre et Muciano uolentia rescripsere. quibus epistulis Vespasiano missis effecerat ut non pro spe Antonii consilia factaque eius aestimarentur.
52. Antonio y los otros comandantes flavianos decidieron enviar por delante a la caballería para explorar toda la Umbría con la esperanza de encontrar algún acceso más cómodo a las cumbres de los Apeninos 286. Se hicieron venir águilas y enseñas y cuantas tropas hubiera en Verona, llenándose el Po y el Adriático de barcos de aprovisionamiento. Había comandantes 287 que urdían dilaciones, pues Antonio se había vuelto ya demasiado poderoso y se cifraban mejores esperanzas en Muciano. [2] En efecto, Muciano, preocupado por una victoria tan rápida, estaba convencido de que se le privaría de la gloria de aquella guerra, a no ser que estuviera él personalmente presente en la entrada a Roma. Así, escribía a Primo y a Varo en términos ambiguos, exponiendo la urgencia de cumplir los planes iniciales o la conveniencia de nuevas dilaciones, todo en un lenguaje tan sofisticado que según el resultado de los acontecimientos se podría sacudir de encima los reveses o arrogarse los éxitos. [3] Dio instrucciones más claras a Plocio Gripo 288, nombrado recientemente senador por Vespasiano y puesto al frente de una legión 289, y a los demás de su confianza. Todos ellos contestaron con informes negativos sobre las prisas de Primo y Varo, tal como quería Muciano. Al desviar estas cartas a Vespasiano había logrado que la estrategia y las acciones de Antonio no recibieran la estimación que él esperaba.
[3,53] Aegre id pati Antonius et culpam in Mucianum conferre, cuius criminationibus euiluissent pericula sua; nec sermonibus temperabat, immodicus lingua et obsequii insolens. litteras ad Vespasianum composuit iactantius quam ad principem, nec sine occulta in
53. Antonio llevaba mal esto y echaba la culpa a Muciano, por cuyas acusaciones habían perdido valor los peligros que él estaba arrostrando. Y no se reprimía en sus conversaciones, pues era un hombre que no se mordía la lengua ni agachaba la cabeza. Redactó una carta a Vespasiano en un tono demasiado arrogante para un emperador y no sin velados ataques contra Muciano.
286
La exploración estaba justificada por los miedos expresados en III 50, 3. En realidad existían rutas disponibles por Ancona, Ásculo y la vía Salaria o por Ancona, Septémpeda y la vía Flaminia; cf. WELLESLEY, Histories III, págs. 148-149. 287 Pompeyo Silvano (III 50, 2), Tampio Flaviano (III 10, 4) y Aponio Saturnino (III 11, 3). 288 Fue senador en el 69, pretor en el 70 y cónsul en el 88; cf. IV 39, 1; 40, 2; HEUBNER, Historien III, pág. 129; WELLESLEY, Histories III, pág. 234; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 297. 289 La legión VII Claudiana Pia Fidelis.
Mucianum insectatione: se Pannonicas legiones in arma egisse; suis stimulis excitos Moesiae duces, sua constantia perruptas Alpis, occupatam Italiam, intersepta Germanorum Raetorumque auxilia. [2] quod discordis dispersasque Vitellii legiones equestri procella, mox peditum ui per diem noctemque fudisset, id pulcherrimum et sui operis. casum Cremonae bello imputandum: maiore damno, plurium urbium excidiis ueteres ciuium discordias rei publicae stetisse. [3] non se nuntiis neque epistulis, sed manu et armis imperatori suo militare; neque officere gloriae eorum qui Daciam interim composuerint: illis Moesiae pacem, sibi salutem securitatemque Italiae cordi fuisse; suis exhortationibus Gallias Hispaniasque, ualidissimam terrarum partem, ad Vespasianum conuersas. sed cecidisse in inritum labores si praemia periculorum soli adsequantur qui periculis non adfuerint. nec fefellere ea Mucianum; inde graues simultates, quas Antonius simplicius, Mucianus callide eoque implacabilius nutriebat.
Señalaba que fue él quien había levantado en armas a las legiones de Panonia 290, había espoleado a actuar a los comandantes de Mesia 291, con su firmeza se habían atravesado los Alpes, se había ocupado Italia y se habían interceptado los refuerzos de Germania y Recia. [2] El haber puesto en fuga a las desunidas y dispersas legiones de Vitelio primero con un ataque en tromba de la caballería y después con la fuerza de la infantería de día y de noche, eso fue una acción brillantísima y obra suya. La caída de Cremona había que imputarla a la fatalidad de la guerra, pues las viejas discordias civiles costaron al Estado pérdidas aún mayores y la destrucción de más ciudades. [3] Él no servía militarmente a su emperador con despachos y cartas, sino con sus manos y sus armas. Tampoco, decía, eclipsaba la gloria de quienes entretanto habían restablecido el orden en otro sitio 292: a estos les correspondía la paz de Mesia, a él la salvación y la seguridad de Italia. Gracias a sus arengas se habían pasado a Vespasiano las Galias y las Hispanias, las regiones más poderosas de la tierra. Pero de nada habría valido tanto esfuerzo, concluía, si los premios por los peligros arrostrados únicamente los conseguían quienes no se habían enfrentado a los mismos. Nada de esto pasó inadvertido a Muciano. De ahí surgió una profunda enemistad que Antonio alimentaba con más franqueza, mientras Muciano lo hacía de forma más taimada y por ello más implacable.
[3,54] At Vitellius fractis apud Cremonam rebus nuntios cladis occultans stulta dissimulatione remedia potius malorum quam mala differebat. quippe confitenti consultantique supererant spes uiresque: cum e contrario laeta omnia fingeret, falsis ingrauescebat. mirum apud ipsum de bello silentium; prohibiti per ciuitatem sermones, eoque plures ac, si liceret, uere narraturi, quia uetabantur, atrociora
54. Vitelio 293, por su parte, después del desastre de su causa en Cremona, ocultaba las noticias de la derrota aplazando con ese tonto disimulo el remedio de la enfermedad más que la enfermedad misma. Y es que si hubiera reconocido la verdad y hubiera buscado consejo, le hubieran quedado esperanzas y fuerzas. Pero, al pretender lo contrario, es decir, que todo iba bien, agravaba294 la situación con mentiras. En presencia del emperador el silencio sobre la guerra era sorprendente, se prohibían los rumores por la ciudad, con lo cual aumentaron y quienes estaban dispuestos a contar la
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Las legiones XIII Gemina y VII Galbiana; cf. II 86, 1. Eran Aponio Saturnino (II 85, 2), Vipstano Mesala (III 9, 3), Dilio Aponiano y Numisio Lupo (III 10. 1); cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 297. 292 Sobre el texto latino (alia, Asiam o Moesiam), cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 297-298. 293 Estamos a comienzos de noviembre del año 69. 294 Continúa la metáfora médica (situación política = enfermedad); cf. BASSOLS, Historias III, pág. 89. 291
uulgauerant. [2] nec duces hostium augendae famae deerant, captos Vitellii exploratores circumductosque, ut robora uictoris exercitus noscerent, remittendo; quos omnis Vitellius secreto percontatus interfici iussit. notabili constantia centurio Iulius Agrestis post multos sermones, quibus Vitellium ad uirtutem frustra accendebat, perpulit ut ad uiris hostium spectandas quaeque apud Cremonam acta forent ipse mitteretur. nec exploratione occulta fallere Antonium temptauit, sed mandata imperatoris suumque animum professus, ut cuncta uiseret postulat. missi qui locum proelii, Cremonae uestigia, captas legiones ostenderent. [3] Agrestis ad Vitellium remeauit abnuentique uera esse quae adferret, atque ultro corruptum arguenti 'quando quidem' inquit 'magno documento opus est, nec alius iam tibi aut uitae aut mortis meae usus, dabo cui credas.' atque ita digressus uoluntaria morte dicta firmauit. quidam iussu Vitellii interfectum, de fide constantiaque eadem tradidere.
verdad si se les hubiera permitido divulgaban relatos más sensacionales por el mero hecho de que se les reprimiera. [2] Y los comandantes flavianos tampoco paraban de avivar los rumores, pues a los exploradores de Vitelio que capturaban les daban un paseo para que conocieran la fuerza del ejército vencedor y después los despachaban a Roma. A todos ellos Vitelio, una vez que los interrogaba en secreto, mandaba matarlos. El centurión Julio Agreste, de notable entereza, tras muchas conversaciones, en las que trataba en vano que Vitelio actuara como un hombre, logró convencerlo para que le enviase personalmente a inspeccionar las fuerzas enemigas y lo que había ocurrido en Cremona. Y no intentó engañar a Antonio con una inspección a sus espaldas, sino que le reveló las instrucciones del emperador y su propia disposición y le pidió permiso para pasar revista a todo. Se despacharon unos hombres para enseñarle el lugar de la batalla, las ruinas de Cremona y las legiones que habían capitulado. [3] Agreste regresó junto a Vitelio. Cuando el emperador se negó a admitir la verdad de lo que le contaba y, además, lo acusaba de haber sido sobornado, el centurión le dijo: «Puesto que necesitas una prueba contundente y ni mi vida ni mi muerte te pueden prestar otro servicio, te daré una prueba en la que puedas creer». Y con estas palabras salió de la presencia del emperador y ratificó sus palabras con su muerte voluntaria 295. Algunos cuentan que murió por orden de Vitelio, pero dicen lo mismo de su lealtad y entereza.
[3,55] Vitellius ut e somno excitus Iulium Priscum et Alfenum Varum cum quattuordecim praetoriis cohortibus et omnibus equitum alis obsidere Appenninum iubet; secuta e classicis legio. tot milia armatorum, lecta equis uirisque, si dux alius foret, inferendo
55. Como si despertara de un sueño 296, Vitelio ordenó a Julio Prisco y Alfeno Varo 297 ocupar los Apeninos con catorce cohortes pretorianas 298 y todos los regimientos de caballería. Le siguió una legión de marinos 299. Tantos miles de gente armada 300, caballos y hombres selectos hubieran sido de sobra capaces, si hubieran estado al mando de otro general, de pasar a la ofensiva en la
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Una anécdota similar se cuenta de Otón; cf. SUETONIO, Otón X 1; PLUTARCO, Otón XV 3; DIÓN CASIO, LXIV 11. La fecha era sobre el 14 de noviembre. 297 Eran comandantes de la guardia pretoriana; cf. II 92, 1; III 36, 2; 61, 3. 298 Cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 220. 299 Es decir, una legión reclutada entre la infantería de marina de la flota de Miseno; cf. BASSOLS, Historias III, pág. 91; HEUBNER, Historien III, pág. 133; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 299. 300 De 15.000 a 20.000 hombres; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 152. 296
quoque bello satis pollebant. [2] ceterae cohortes ad tuendam urbem L. Vitellio fratri datae: ipse nihil e solito luxu remittens et diffidentia properus festinare comitia, quibus consules in multos annos destinabat; foedera sociis, Latium externis dilargiri; his tributa dimittere, alios immunitatibus iuuare; denique nulla in posterum cura lacerare imperium. sed uulgus ad magnitudinem beneficiorum hiabat, stultissimus quisque pecuniis mercabatur, apud sapientis cassa habebantur quae neque dari neque accipi salua re publica poterant. [3] tandem flagitante exercitu, qui Meuaniam insederat, magno senatorum agmine, quorum multos ambitione, pluris formidine trahebat, in castra uenit, incertus animi et infidis consiliis obnoxius.
guerra. [2] El resto de las cohortes301 se confiaron a su hermano L. Vitelio para defender Roma. Él, por su parte, no renunciaba un ápice a su vida de lujo y, urgido por su propia desconfianza, adelantaba las elecciones, en las que proponía cónsules para muchos años. Regalaba a los aliados provinciales el estatuto de ciudades federadas y a los extranjeros el derecho de ciudadanía. A unos eximía de tributos, a otros les ayudaba con diversas exenciones. En suma, con su absoluta despreocupación por el futuro estaba mutilando el imperio. Pero el populacho asistía con la boca abierta ante tamaña generosidad. Los ciudadanos más necios compraban los favores con dinero, mientras que los sensatos consideraban nulos esos favores, porque no se podían ni dar ni recibir sin arruinar al Estado. [3] Finalmente, ante la exigencia del ejército que se había instalado en Mevania 302 y acompañado de un gran grupo de senadores, a muchos de los cuales arrastraba su ambición y a los más el miedo, Vitelio llegó al campamento con ánimo indeciso y presa de consejos traicioneros.
[3,56] Contionanti--prodigiosum dictu-tantum foedarum uolucrum superuolitauit ut nube atra diem obtenderent. accessit dirum omen, profugus altaribus taurus disiecto sacrificii apparatu, longe, nec ut feriri hostias mos est, confossus. [2] sed praecipuum ipse Vitellius ostentum erat, ignarus militiae, improuidus consilii, quis ordo agminis, quae cura explorandi, quantus urgendo trahendoue bello modus, alios rogitans et ad omnis nuntios uultu quoque et incessu trepidus, dein temulentus. postremo taedio castrorum et audita defectione Misenensis classis Romam reuertit, recentissimum quodque uulnus pauens, summi discriminis incuriosus. [3] nam
56. Cuando Vitelio pronunciaba un discurso a las tropas, sobrevoló —¡hecho prodigioso!— tan gran número de aves de mal agüero que oscurecieron el día con una negra nube 303. Se añadió otro presagio siniestro: un toro que huyó del altar tras desbaratar los preparativos del sacrificio fue degollado lejos y no como se acostumbra dar el golpe a las víctimas. [2] Pero el prodigio principal era el mismo Vitelio, quien, ignorante de la milicia, incapaz de tomar decisiones, andaba preguntando a terceros sobre el orden que debía llevar el ejército en marcha, sobre cuál debía ser la misión de los exploradores y hasta qué límites debía forzar o retrasar la guerra; y ante cada noticia se le demudaba también el rostro y la compostura hasta terminar después borracho. Finalmente, hastiado de la vida en el campamento y enterado de la defección de la flota del Miseno 304 regresó a Roma aterrado con cada nuevo golpe que recibía pero ciego ante el desenlace final. [3] En efecto, cuando se le
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Las cohortes de Roma estaban compuestas de dos cohortes pretorianas, cuatro urbanas y siete de vigilancia (vigiles); cf. BASSOLS, Historias III, pág. 91; WELLESLEY, Histories III, pág. 220. 302 La actual Bevagna, ciudad de Umbría; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 233. 303 Cf. DIÓN CASIO, LXV 16, 1. 304 Cf. III 57, 1.
cum transgredi Appenninum integro exercitus sui robore et fessos hieme atque inopia hostis adgredi in aperto foret, dum dispergit uiris, acerrimum militem et usque in extrema obstinatum trucidandum capiendumque tradidit, peritissimis centurionum dissentientibus et, si consulerentur, uera dicturis. arcuere eos intimi amicorum Vitellii, ita formatis principis auribus ut aspera quae utilia, nec quidquam nisi iucundum et laesurum acciperet.
abría la posibilidad de atravesar los Apeninos con las fuerzas intactas de su propio ejército y de atacar al enemigo fatigado por el invierno y la falta de víveres, al dispersar a sus fuerzas dejó a los soldados más valientes y dispuestos a llegar hasta el final expuesto a la muerte y al cautiverio, y esto pese a que los centuriones más expertos no estaban de acuerdo y habrían dicho la verdad si se les hubiese consultado. Los consejeros más íntimos 305 de Vitelio lo impidieron, pues los oídos del emperador estaban tan mal acostumbrados que despreciaba los consejos útiles y no oía más que lo que le resultaba agradable y, sin embargo, perjudicial.
[3,57] Sed classem Misenensem (tantum ciuilibus discordiis etiam singulorum audacia ualet) Claudius Fauentinus centurio per ignominiam a Galba dimissus ad defectionem traxit, fictis Vespasiani epistulis pretium proditionis ostentans. praeerat classi Claudius Apollinaris, neque fidei constans neque strenuus in perfidia; et Apinius Tiro praetura functus ac tum forte Minturnis agens ducem se defectoribus obtulit. a quibus municipia coloniaeque impulsae, praecipuo Puteolanorum in Vespasianum studio, contra Capua Vitellio fida, municipalem aemulationem bellis ciuilibus miscebant. [2] Vitellius Claudium Iulianum (is nuper classem Misenensem molli imperio rexerat) permulcendis militum animis delegit; data in auxilium urbana cohors et
57. Pero a la flota del Miseno (tanto puede la osadía incluso de un solo individuo en las discordias civiles) la arrastró a la rebeldía 306 el centurión Claudio Faventino, a quien Galba había expulsado con deshonra del ejército 307. Mostró una carta apócrifa de Vespasiano en la que mostraba la recompensa por su traición. Al frente de la flota estaba Claudio Apolinar 308, un oficial que no era ni constante en su lealtad ni obstinado en la traición. También, Apinio Tirón 309, antiguo pretor que por entonces casualmente vivía en Minturnas 310, se ofreció como líder de los rebeldes. Estos movilizaron a municipios y colonias, que traducían sus rivalidades locales en guerras civiles. Putéolos 311 quedó especialmente ligada a Vespasiano, mientras Capua permaneció leal a Vitelio. [2] Este eligió a Claudio Juliano 312, que recientemente había dirigido la flota del Miseno con un talante relajado, para la tarea de apaciguar los ánimos de los soldados. Se le entregó como refuerzo una cohorte urbana y gladiadores que mandaba Juliano. Cuando acamparon los unos frente a
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Los que formaban el consilium principis; cf. Anales III 1, 2; VI 21, 3; SUETONIO, Nerón XXI 1. Sobre el 28 de noviembre. 307 Se relaciona con T. Claudio Faventino, mencionado en una inscripción (CIL 31098); cf. HELLEGOUARC’H, Histoires IIIII, págs. 300-301. Un soldado podía ser licenciado con honores (missio honesta), con ignominia (missio ignominiosa) o por baja médica (missio causaria); cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 154. 308 El sucesor de L. Baso; cf. II 100, 3. Una inscripción de Miseno (CIL X, 3564) menciona a un M. Claudio Apolinar de Alejandría; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 301. 309 Un desconocido, nombrado otra vez en III 76, 2. 310 Estaba situada en la frontera del Lacio con Campania, entre Miseno y Tarracina. 311 La actual Pozzuoli, situada en la bahía de Nápoles. Sobre otras rivalidades entre ciudades, cf. I 65 (Lugduno y Vienna), II 21 (Plasencia y alrededores), Lepcis y Ea (IV 50); ASH, The Histories, pág. 290. 312 Cf. III 76, 1; PLINIO EL VIEJO, Historia natural XXXVII 45. 306
gladiatores, quibus Iulianus praeerat. ut conlata utrimque castra, haud magna cunctatione Iuliano in partis Vespasiani transgresso, Tarracinam occupauere, moenibus situque magis quam ipsorum ingenio tutam.
los otros, Juliano se pasó al bando de Vespasiano sin dudarlo mucho. Ocuparon Tarracina 313, que estaba mejor protegida por sus murallas y emplazamiento que por la capacidad de sus pobladores.
[3,58] Quae ubi Vitellio cognita, parte copiarum Narniae cum praefectis praetorii relicta L. Vitellium fratrem cum sex cohortibus et quingentis equitibus ingruenti per Campaniam bello opposuit. ipse aeger animi studiis militum et clamoribus populi arma poscentis refouebatur, dum uulgus ignauum et nihil ultra uerba ausurum falsa specie exercitum et legiones appellat. [2] hortantibus libertis (nam amicorum eius quanto quis clarior, minus fidus) uocari tribus iubet, dantis nomina sacramento adigit. superfluente multitudine curam dilectus in consules partitur; seruorum numerum et pondus argenti senatoribus indicit. equites Romani obtulere operam pecuniasque, etiam libertinis idem munus ultro flagitantibus. ea simulatio officii a metu profecta uerterat in fauorem; ac plerique haud proinde Vitellium quam casum locumque principatus miserabantur.
58. Cuando Vitelio se enteró de esta acción 314, dejó en Narnia 315 parte de las tropas316 con los prefectos de la guardia pretoriana y envió a su hermano Lucio con seis cohortes y quinientos jinetes a hacer frente a la guerra que prendía por Campania 317. El emperador mismo, de carácter depresivo, recobraba ánimos gracias al entusiasmo de los soldados y al clamor del pueblo pidiendo armas, al tiempo que en su imaginación llamaba ejército y legiones al populacho cobarde e incapaz de atreverse a nada más allá de las palabras 318. [2] Siguiendo el consejo de sus libertos (pues cuanto más ilustres eran sus amigos, menos leales eran) ordenó convocar a las tribus 319 y tomó juramento a quienes iban dando sus nombres. Ante la enorme afluencia de voluntarios repartió la tarea del reclutamiento entre los cónsules. Impuso a los senadores un cupo de esclavos 320 y una cantidad de dinero. Los caballeros romanos ofrecieron sus servicios y dinero, e incluso los libertos solicitaron de grado la misma contribución. Tal simulacro de cumplimiento de un deber, originado por el miedo, se había convertido en simpatías hacia el emperador, aunque la mayoría se compadecía no tanto de Vitelio como de la desgraciada posición en la que había caído el principado. [3] Y él mismo no dejaba de mover a compasión con sus ademanes, sus palabras y sus lágrimas, pues se mostraba pródigo y sin mesura en las promesas, como es natural entre los que son presa
[3] nec deerat ipse uultu uoce lacrimis misericordiam elicere, largus promissis, et quae natura trepidantium est,
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Es la actual Terracina, ciudad costera al sur del Lacio sobre la vía Apia; fue ocupada a principios de diciembre; cf. WELLESLEY, Histories III, págs. 155 y 238. 314 Es decir, la ocupación de Terracina. 315 La actual Narni, ciudad de Umbría, a orillas del río Nar; cf. MARCIAL, VII 93; WELLESLEY, Histories III, pág. 233. 316 La legión II Adiutrix, parte de la caballería y ocho cohortes; cf. BASSOLS, Historias III, pág. 96. Los prefectos o comandantes de la guardia pretoriana eran Julio Prisco y Alfeno Varo. 317 Lucio Vitelio partió de Roma el 10 de diciembre del 69. 318 Sobre el vulgo, cf. Z. YAVETZ, «Plebs sordida», Athenaeum 43 (1965), 295-311. 319 Serían los Comitia tributa o asamblea de ciudadanos romanos reunidos por tribus; cf. Anales III 4, 1; XIV 13, 2; F. GÓMEZ ESPELOSÍN, Diccionario de términos del mundo antiguo, Madrid, 2005, pág. 62. 320 La leva de esclavos se consideraba una medida peligrosa, pues podían levantarse contra sus señores; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 302.
immodicus. quin et Caesarem se dici uoluit, aspernatus antea, sed tunc superstitione nominis, et quia in metu consilia prudentium et uulgi rumor iuxta audiuntur. [4] ceterum ut omnia inconsulti impetus coepta initiis ualida spatio languescunt, dilabi paulatim senatores equitesque, primo cunctanter et ubi ipse non aderat, mox contemptim et sine discrimine donec Vitellius pudore inriti conatus quae non dabantur remisit.
del pánico. Es más, quiso que se le llamara César, título que había despreciado antes 321, pero que ahora lo aceptaba por la magia del nombre y porque en momentos de miedo se oyen lo mismo los consejos de los sabios que los rumores del populacho. [4] Por lo demás, como todo lo que empieza con un impulso irracional es fuerte en sus comienzos y languidece con el tiempo, así poco a poco senadores y caballeros empezaron a flaquear paulatinamente, primero entre dudas y cuando el emperador no estaba presente, pero luego sin respeto ni reparo alguno, hasta que Vitelio, ante la vergüenza de sus intentos fallido, les perdonó los servicios que no le prestaban 322.
[3,59] Vt terrorem Italiae possessa Meuania ac uelut renatum ex integro bellum intulerat, ita haud dubium erga Flauianas partis studium tam pauidus Vitellii discessus addidit. erectus Samnis Paelignusque et Marsi aemulatione quod Campania praeuenisset, ut in nouo obsequio, ad cuncta belli munia acres erant. [2] sed foeda hieme per transitum Appennini conflictatus exercitus, et uix quieto agmine niues eluctantibus patuit quantum discriminis adeundum foret, ni Vitellium retro fortuna uertisset, quae Flauianis ducibus non minus saepe quam ratio adfuit. obuium illic Petilium Cerialem habuere, agresti cultu et notitia locorum custodias Vitellii elapsum. propinqua adfinitas Ceriali cum Vespasiano, nec ipse inglorius militiae, eoque inter duces adsumptus est.
59. Si bien la ocupación de Mevania 323 había llevado el terror a Italia y la impresión de que se había emprendido la guerra de nuevo, la cobarde retirada de Vitelio 324 supuso sin embargo un respaldo nada dudoso hacia la causa flaviana. Samnitas, pelignos y marsos se levantaron celosos de que Campania se les hubiera adelantado y se mostraron dispuestos para todos los servicios de la guerra como quien estrena vasallaje 325. [2] Pese a todo, la crudeza del invierno golpeó al ejército a su paso por los Apeninos y, cuando los soldados se abrían paso a duras penas por la nieve en columnas tranquilas, vieron con claridad la gravedad del peligro que habrían tenido que afrontar si no hubiera hecho retroceder a Vitelio la fortuna que a menudo ayudó a los jefes flavianos 326 no en menor medida que el buen sentido. Allí se encontraron con Petilio Cerial 327, quien había eludido las guardias de Vitelio gracias a un atuendo campesino y a su conocimiento del terreno. Cerial mantenía una estrecha relación con Vespasiano y no carecía de reputación militar, por lo que pasó a
321
Cf. I 62, 2; II 62, 2. Es decir, «el cupo de esclavos y una cantidad de dinero», como se ha dicho más arriba. 323 Cf. III 55, 3. 324 Cf. III 56, 2. 325 Recojo la bella traducción de J. L. CONDE, Tácito, Historias, Madrid, 2006, pág. 212. 326 Cf. II 76, 1; cf. G. B. TOWNEND, «Some Flavian Connections», Journ. Rom. Studies 51 (1961), 54-61. 327 Petilio Cerial pariente de Vespasiano. Fue comandante de la legión IX Hispana en Britania (Anales XIV 32-3), cónsul en el 70 y 74 y legado en Britania en los años 71-74; cf. HEUBNER, Historien III, pág. 139; WELLESLEY, Histories III, págs. 157 y 234. Aparece también en los libros IV y V durante las campañas de Germania. Tácito no pinta muy bien a este personaje, fuera porque era un perdedor (cf. Anales XIV 32, 3) o bien porque se hubiera dejado influir por su suegro Agrícola que había servido a las órdenes de Cerial en Britania (Agrícola VIII 2-3); cf. A. R. Birley, «Petilius Cerialis and the conquest of Britannia», Britannia 4 (1973) 179-190; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 302-303; id., Tacite, Histoires IV-V, pág. 165. 322
[3] Flauio quoque Sabino ac Domitiano patuisse effugium multi tradidere; et missi ab Antonio nuntii per uarias fallendi artis penetrabant, locum ac praesidium monstrantes. Sabinus inhabilem labori et audaciae ualetudinem causabatur: Domitiano aderat animus, sed custodes a Vitellio additi, quamquam se socios fugae promitterent, tamquam insidiantes timebantur. atque ipse Vitellius respectu suarum necessitudinum nihil in Domitianum atrox parabat.
formar parte del cuerpo de oficiales. [3] Muchos autores han contado que Flavio Sabino 328 y Domiciano también habían tenido la oportunidad de huir, pues emisarios de Antonio mediante diversas estratagemas llegaron hasta ellos para señalarles el punto de encuentro y el destacamento. Sabino se excusaba con que su salud lo incapacitaba para una empresa arriesgada. Domiciano tenía el coraje para actuar, pero temía que los guardianes que le puso Vitelio, aunque le prometían que se unirían a la fuga, en realidad estuvieran preparando una trampa. Lo cierto era que Vitelio mismo, a la vista de la situación de sus propios parientes, no preparaba nada malo contra Domiciano.
[3,60] Duces partium ut Carsulas uenere, paucos ad requiem dies sumunt, donec aquilae signaque legionum adsequerentur. et locus ipse castrorum placebat, late prospectans, tuto copiarum adgestu, florentissimis pone tergum municipiis; simul conloquia cum Vitellianis decem milium spatio distantibus et proditio sperabatur. aegre id pati miles et uictoriam malle quam pacem; ne suas quidem legiones opperiebantur, ut praedae quam periculorum socias. [2] uocatos ad contionem Antonius docuit esse adhuc Vitellio uiris, ambiguas, si deliberarent, acris, si desperassent. initia bellorum ciuilium fortunae permittenda: uictoriam consiliis et ratione perfici. iam Misenensem classem et pulcherrimam Campaniae oram desciuisse, nec plus e toto terrarum orbe reliquum Vitellio quam quod inter Tarracinam Narniamque iaceat. [3] satis gloriae proelio Cremonensi partum et exitio Cremonae nimium inuidiae: ne
60. Al llegar a Cársulas 329, los jefes del bando flaviano se tomaron un descanso de unos pocos días hasta que las águilas y enseñas de las legiones les alcanzaran 330. También les agradaba el emplazamiento mismo del campamento, pues ofrecía una amplia perspectiva, acceso seguro para las provisiones y municipios muy prósperos331 en la retaguardia. Al mismo tiempo, esperaban mantener con los vitelianos que se encontraban a diez millas de distancia 332 conferencias y lograr su deserción. Tal situación no gustaba mucho a los soldados quienes preferían la victoria a la paz. Ni siquiera querían aguardar a sus propias legiones, pues pensaban que compartirían el botín y no los peligros. [2] Antonio convocó en asamblea a sus tropas para explicarles que Vitelio todavía disponía de unas fuerzas indecisas, si se les daba la oportunidad de reflexionar, pero temibles, si se les condenaba a la desesperación. Los comienzos de las guerras hay que dejarlos en manos de la fortuna, decía, pero la victoria se conseguía con estrategia y buenos planes. La flota del Miseno y la bellísima costa de Campania 333 ya habían desertado y de todo el mundo no le quedaba a Vitelio más que el territorio que hay entre Terracina y Narnia. [3] Habían obtenido bastante gloria y demasiadas antipatías en la destrucción de Cremona. Así que no tenían que desear
328
Era hermano de Vespasiano y prefecto de la ciudad en aquel tiempo. Hubo sospechas de que Antonio Primo había dejado a su suerte tanto a Flavio Sabino como a Domiciano. 329 La actual Casigliano, pequeña ciudad de Umbría; cf. ESTRABÓN, V 2, 10 (227 C). 330 Las legiones venían de Verona; cf. III 52, 1. 331 Como Tuder, Mevania, Perusia, Urvinum Hortense, Spoletium, Forum Flaminii; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 158. 332 En Narnia (Narni). 333 Allí se encontraban las ciudades de Miseno, Puteoli y Terracina; cf. III 57.
concupiscerent Romam capere potius quam seruare. maiora illis praemia et multo maximum decus, si incolumitatem senatui populoque Romano sine sanguine quaesissent. his ac talibus mitigati animi.
tomar Roma, sino salvarla. Obtendrían mayores recompensas y mucha mayor gloria, si garantizaban la salvación del Senado y del pueblo romano. Los ánimos se serenaron con estas y otras palabras del mismo tenor.
[3,61] Nec multo post legiones uenere. et terrore famaque aucti exercitus Vitellianae cohortes nutabant, nullo in bellum adhortante, multis ad transitionem, qui suas centurias turmasque tradere, donum uictori et sibi in posterum gratiam, certabant. [2] per eos cognitum est Interamnam proximis campis praesidio quadringentorum equitum teneri. missus extemplo Varus cum expedita manu paucos repugnantium interfecit; plures abiectis armis ueniam petiuere. quidam in castra refugi cuncta formidine implebant, augendo rumoribus uirtutem copiasque hostium, quo amissi praesidii dedecus lenirent. [3] nec ulla apud Vitellianos flagitii poena, et praemiis defectorum uersa fides ac reliquum perfidiae certamen. crebra transfugia tribunorum centurionumque; nam gregarius miles induruerat pro Vitellio, donec Priscus et Alfenus desertis castris ad Vitellium regressi pudore proditionis cunctos exoluerent.
61. Las legiones llegaron no mucho después 334. Ante las alarmantes noticias de que el ejército flaviano se había reforzado, las cohortes vitelianas empezaron a flaquear, pues nadie les empujaba a luchar, pero muchos 335 a desertar, rivalizando por entregar sus propias compañías y escuadrones como regalo para el vencedor y como favor personal para el futuro. [2] Por ellos se supo que Interamna 336, del valle vecino, estaba defendida por cuatrocientos jinetes. Inmediatamente se envió a Varo 337 con una fuerza ligera y mató a los pocos que resistieron, mientras que la mayoría depuso las armas y solicitó el perdón. Algunos que lograron refugiarse en el campamento viteliano 338 llenaban todo de miedo exagerando con rumores el valor y las tropas de los enemigos con la finalidad de minimizar la deshonra que suponía la pérdida de la plaza. [3] Entre los vitelianos no había castigo para la cobardía, la lealtad se cambiaba de bando según las recompensas que recibían los traidores, quedando solo la rivalidad en la traición. Se producían constantes defecciones entre tribunos y centuriones, pues los soldados rasos habían seguido apoyando tercamente a Vitelio, hasta que Prisco y Alfeno 339 abandonaron el campamento y regresaron al lado de Vitelio, con lo que eximían a todos de la vergüenza de la traición.
[3,62] Isdem diebus Fabius Valens Vrbini in custodia interficitur. caput eius
62. En esos mismos días 340 se ejecutó a Fabio Valente, que estaba bajo arresto en Urbino 341. Se exhibió su cabeza
334
Sobre el 13 de diciembre. Tribunos, centuriones y decuriones. 336 La ciudad de Interamna o ciudad entre dos ríos era la actual Terni, ciudad de Umbría en el centro de Italia; estaba situada en las cercanías de Nera, Carsulae y Narnia; cf. Anales I 79, 2. 337 Sobre Arrio Varo, cf. III 16, 1-2; 52, 2-3. 338 En Narnia. 339 Julio Prisco era un centurión que fue nombrado prefecto del pretorio por Vitelio. Alfeno Varo ocupó también el mismo cargo; cf. III 36, 2. 340 Sería sobre el 10 de diciembre, antes de la rendición de los vitelianos en Narnia. 341 Debe tratarse de Urvinum Hortense, la actual Collemancio, a 14 kilómetros de Mevania; cf. III 43, 2 y 44, 1; PLINIO EL 335
Vitellianis cohortibus ostentatum ne quam ultra spem fouerent; nam peruasisse in Germanias Valentem et ueteres illic nouosque exercitus ciere credebant: uisa caede in desperationem uersi. et Flauianus exercitus immane quantum (aucto) animo exitium Valentis ut finem belli accepit. [2] natus erat Valens Anagniae equestri familia. procax moribus neque absurdus ingenio famam urbanitatis per lasciuiam petere. ludicro Iuuenalium sub Nerone uelut ex necessitate, mox sponte mimos actitauit, scite magis quam probe. legatus legionis et fouit Verginium et infamauit; Fonteium Capitonem corruptum, seu quia corrumpere nequiuerat, interfecit: Galbae proditor, Vitellio fidus et aliorum perfidia inlustratus.
ante las cohortes vitelianas, para que no alimentaran más esperanzas, pues creían que Valente había escapado a las provincias de Germania y estaba movilizando allí ejércitos viejos342 y nuevos. La vista de su muerte los sumió en la desesperación. Y en cuanto al ejército flaviano fue extraordinaria la alegría con que recibió la muerte de Valente como si se tratara del final de la guerra. [2] Valente había nacido en Anagnia 343 de familia de caballeros. De costumbres licenciosas y no sin talento buscaba la reputación de hombre de moda a través del libertinaje. En el Festival de la Juventud en tiempos de Nerón344 intervino como actor de mimos aparentemente a la fuerza, pero luego ya gustoso, haciéndolo con más destreza que decencia. Como comandante de una legión apoyó y también difamó a Verginio 345. Mató a Fonteyo Capitón 346 después de haberlo corrompido o porque no lo había podido corromper. Traicionó a Galba 347, se mantuvo fiel a Vitelio y ganó gloria con la perfidia de otros 348.
[3,63] Abrupta undique spe Vitellianus miles transiturus in partis, id quoque non sine decore, sed sub signis uexillisque in subiectos Narniae campos descendere. Flauianus exercitus, ut ad proelium intentus armatusque, densis circa uiam ordinibus adstiterat. accepti in medium Vitelliani, et circumdatos Primus Antonius clementer adloquitur: pars Narniae, pars Interamnae subsistere iussi. relictae simul e uictricibus legiones,
63. Perdida la esperanza en todos los sitios, las tropas de Vitelio decidieron cambiar de bando, pero lo hicieron no sin dignidad, pues bajaron a la llanura al pie de Narnia con sus enseñas y estandartes 349. El ejército flaviano, en alerta y armado como para una batalla, se había apostado en orden cerrado a lo largo de la calzada 350. Los vitelianos marcharon por el centro y así rodeados Primo Antonio les habló en un tono conciliador. Se ordenó a unos que permanecieran en Narnia y a otros en Interamna 351. Quedaron también con ellos algunas de las legiones vencedoras, que no resultarían enojosas si los
VIEJO, Historia natural III 114; HEUBNER, Historien III, pág. 143; WELLESLEY, Histories III, págs. 158-159 y 238; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 304. 342 Los ejércitos viejos eran los que habían permanecido en Germania tras la partida de Cécina, Valente y Vitelio. 343 La actual Anagni, ciudad del sur del Lacio. 344 Se trata de un festival organizado por Nerón en el año 59 d. C.; léase Anales XIV 15, 1; XV 33, 1; XVI 21, 1; SUETONIO, Nerón XI 1; PLINIO, Historia natural XXXVII 2; DIÓN CASIO. LXII 19; BASSOLS, Historias III, pág. 105. 345 Valente intentó promover a Verginio, gobernador de Germania Superior, a emperador después de la batalla de Vesontio en mayo del año 68; cf. I 7, 1; 8. 2; HEUBNER, Historien III. pág. 144; WELLESLEY, Histories III, pág. 159. 346 Fonteyo Capitón, legado de Germania Inferior en el año 68 d. C., fue asesinado por sus oficiales, Fabio Valente y Cornelio Aquino; cf. I 7, 1-2; HEUBNER, Historien III, págs. 144-145. 347 Esto sucedió, cuando saludó a Vitelio como emperador en la Colonia Agrippinensis (Colonia) el 2 de enero del 69. 348 Especialmente, Cécina (III 13, 1) y Lucilio Baso (III 12, 2). 349 La rendición se produjo el 15 de diciembre del año 69. 350 La vía Flaminia; cf. T. ASHBY y A. R. L. FELL, «The via Flaminia», Journ. Rom. Stud. 11 (1921), 125-190. 351 Narni y Terni respectivamente; cf. SILIO, VIII 457-458; MARCIAL, VII 93, 1-2.
neque quiescentibus graues et aduersus contumaciam ualidae. [2] non omisere per eos dies Primus ac Varus crebris nuntiis salutem et pecuniam et secreta Campaniae offerre Vitellio, si positis armis seque ac liberos suos Vespasiano permisisset. in eundem modum et Mucianus composuit epistulas; quibus plerumque fidere Vitellius ac de numero seruorum, electione litorum loqui. tanta torpedo inuaserat animum ut, si principem eum fuisse ceteri non meminissent, ipse obliuisceretur.
otros se mantenían en paz, pero sí fuertes para sofocar cualquier resistencia. [2] Por aquellos días 352 Primo y Varo no dejaron de enviar frecuentes mensajes a Vitelio ofreciéndole seguridad, dinero y un retiro en Campania, con la condición de que depusiera las armas y se entregara con sus hijos353 a Vespasiano. Muciano le escribió también cartas del mismo tenor. Vitelio se fiaba más de estas últimas y llegaba a hablar del número de esclavos que se llevaría y del lugar de la costa que elegiría. Tan gran abulia se había apoderado de su ánimo 354 que, si los demás no le recordaran que había sido emperador, él mismo lo habría olvidado. Sucesos en Roma 355
[3,64] At primores ciuitatis Flauium Sabinum praefectum urbis secretis sermonibus incitabant, uictoriae famaeque partem capesseret: esse illi proprium militem cohortium urbanarum, nec defuturas uigilum cohortis, seruitia ipsorum, fortunam partium, et omnia prona uictoribus: ne Antonio Varoque de gloria concederet. [2] paucas Vitellio cohortis et maestis undique nuntiis trepidas; populi mobilem animum et, si ducem se praebuisset, easdem illas adulationes pro Vespasiano fore; ipsum Vitellium ne prosperis quidem parem, adeo ruentibus debilitatum. gratiam patrati belli penes eum qui urbem occupasset: id Sabino conuenire ut imperium fratri reseruaret, id Vespasiano ut ceteri post Sabinum haberentur.
352
64. Por otra parte, los líderes de la ciudad 356 incitaban en conversaciones secretas a Flavio Sabino, prefecto de la Ciudad, a que se hiciera partícipe de la victoria y de la gloria. Disponía de soldados a su mando en las cohortes urbanas, no le fallarían las cohortes de guardia en la ciudad 357, sus propios esclavos, la buena suerte de los flavianos y toda la situación favorable a los vencedores. Él no tenía que ceder, le decían, en la disputa por la gloria ante Antonio y Varo. [2] Las cohortes de Vitelio eran poco numerosas y estaban amedrentadas por las tristes noticias que llegaban de todas partes 358. El pueblo era de ánimo voluble y, si él se ofrecía como jefe, aquellas mismas adulaciones se volverían a favor de Vespasiano. El mismo Vitelio, que no había estado a la altura de sus éxitos, estaba ahora postrado por el desastre. El agradecimiento por haber terminado la guerra se lo llevaría el que tomara el control de Roma. A Sabino incumbía guardar el imperio para su hermano y no menos incumbía a Vespasiano el que los demás ocuparan el segundo lugar después de Sabino.
Los días 13 a 18 de diciembre. Vitelio tenía un hijo de seis años y una hija joven; cf. III 78, 1; SUETONIO, Vitelio VI. 354 Cf. I 62, 2. El mismo estado de ánimo de Vitelio es descrito por DIÓN CASIO, LXIV 16. 355 Cf. HEUBNER, Historien III, págs. 146-155. 356 Son nombrados en III 72, 2. 357 En Roma había siete cohortes vigilum al mando de un praef ectus vigilum del orden ecuestre; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 161. 358 Tácito alude a las tres cohortes pretorianas que permanecían en Roma; cf. WELLESLEY, Histories III, págs. 220-221. 353
[3,65] Haudquaquam erecto animo eas uoces accipiebat, inualidus senecta; sed erant qui occultis suspicionibus incesserent, tamquam inuidia et aemulatione fortunam fratris moraretur. namque Flauius Sabinus aetate prior priuatis utriusque rebus auctoritate pecuniaque Vespasianum anteibat, et credebatur adfectam eius fidem parce iuuisse domo agrisque pignori acceptis; unde, quamquam manente in speciem concordia, offensarum operta metuebantur. [2] melior interpretatio, mitem uirum abhorrere a sanguine et caedibus, eoque crebris cum Vitellio sermonibus de pace ponendisque per condicionem armis agitare. saepe domi congressi, postremo in aede Apollinis, ut fama fuit, pepigere. uerba uocesque duos testis habebant, Cluuium Rufum et Silium Italicum: uultus procul uisentibus notabantur, Vitellii proiectus et degener, Sabinus non insultans et miseranti propior.
65. Sabino 359 recibía aquellas palabras sin entusiasmo alguno, debilitado como estaba por la vejez. Pero había quienes lanzaban sobre él veladas sospechas, insinuando que estaba retrasando la victoria de su hermano por envidia y celos. En efecto, Sabino era el mayor y, cuando los dos eran simples ciudadanos, aventajaba a Vespasiano en influencia y dinero 360. Se andaba diciendo que, cuando el crédito de Vespasiano se vio comprometido, le había prestado una ayuda mezquina 361 tras recibir la garantía de su casa y sus granjas. De ahí que, aunque se guardaban las apariencias de un buen trato entre ellos, se tenía miedo de que hubiera agravios encubiertos 362. [2] Una explicación más positiva sostenía que aquel hombre de carácter pacífico detestaba la sangre y las matanzas, y por ello trataba en las frecuentes conversaciones con Vitelio sobre la paz y un armisticio con condiciones 363. Se reunieron a menudo en privado y finalmente firmaron un acuerdo, como se dijo, en el templo de Apolo 364. Dos hombres, Cluvio Rufo y Silio Itálico 365, fueron testigos de sus palabras y afirmaciones, pero quienes los veían a distancia podían observar sus expresiones, la de Vitelio abatida y humillada, la de Sabino sin alegría y más bien cercana a la compasión.
[3,66] Quod si tam facile suorum mentis flexisset Vitellius, quam ipse cesserat, incruentam urbem Vespasiani exercitus intrasset. ceterum ut quisque Vitellio fidus, ita pacem et condiciones abnuebant, discrimen ac dedecus ostentantes et fidem in libidine uictoris. [2] nec tantam Vespasiano superbiam ut priuatum Vitellium pateretur, ne uictos
66. Lo cierto es que, si Vitelio hubiera podido doblegar el ánimo de sus más íntimos 366 con la misma facilidad con la que él lo había hecho, el ejército de Vespasiano habría entrado en Roma sin derramar sangre. Sin embargo, cuanto más fieles eran a Vitelio, tanto más rechazaban la paz y sus condiciones, alegando el peligro y la deshonra en un acuerdo firmado al gusto del vencedor. [2] Vespasiano, decían, no era tan desdeñoso como para soportar a Vitelio como un simple ciudadano y tampoco
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Cf. III 59, 3. Flavio Sabino tenía 61 años, pues había nacido el año 8 d. C. La base fundamental del poder en Roma; cf. HELLEGOUARC’H. Histoires II-III, pág. 306. 361 Sobre el texto latino, léase a HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág.306. 362 Se trataría de resentimientos secretos por la elevación de Vespasiano al imperio; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 162. 363 SUETONIO, Vitelio XV, 2: «Y derrotado o traicionado en todas partes pactó con Flavio Sabino, hermano de Vespasiano, su rendición a cambio de su vida y cien millones de sestercios». 364 El templo de Apolo había sido construido por Augusto en el Palatino; cf. J. H. BISHOP, «Palatine Apollo», Class. Quarterly 49 (1956), 187-192; NASH, Pictorial Dictionary…, I, págs. 31-32. 365 Cluvio Rufo había sido gobernador de Hispania; cf. I 8, 1; II 58, 2; 65, 1. Silio Itálico (25/26-101 d. C.) fue cónsul en el año 68 y el autor del poema épico Punica sobre la Segunda Guerra Púnica (218-201 a. C); cf. HEUBNER, Historien III, pág. 158; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 307. 366 Cf. III 56, 3: WELLESLEY (Histories III. pág. 206) cita a L. Vitelio, hermano del emperador. A. Cécina, F. Valente. P. Sabino, Alfeno Varo y Julio Prisco. 360
quidem laturos: ita periculum ex misericordia. ipsum sane senem et prosperis aduersisque satiatum, sed quod nomen, quem statum filio eius Germanico fore? nunc pecuniam et familiam et beatos Campaniae sinus promitti: set ubi imperium Vespasianus inuaserit, non ipsi, non amicis eius, non denique exercitibus securitatem nisi extincto aemulo redituram. [3] Fabium illis Valentem, captiuum et casibus dubiis reseruatum, praegrauem fuisse, nedum Primus ac Fuscus et specimen partium Mucianus ullam in Vitellium nisi occidendi licentiam habeant. non a Caesare Pompeium, non ab Augusto Antonium incolumis relictos, nisi forte Vespasianus altiores spiritus gerat, Vitellii cliens, cum Vitellius collega Claudio foret. [4] quin, ut censuram patris, ut tris consulatus, ut tot egregiae domus honores deceret, desperatione saltem in audaciam accingeretur. perstare militem, superesse studia populi; denique nihil atrocius euenturum quam in quod sponte ruant. moriendum uictis, moriendum deditis: id solum referre, nouissimum spiritum per ludibrium et contumelias effundant an per uirtutem.
lo consentirían los vencidos, con lo que la misericordia sería fuente de peligro. No había duda de que Vitelio estaba viejo y harto de éxitos y fracasos, pero ¿qué título y qué posición tendría su hijo Germánico 367? Ahora le prometían dinero, esclavos y la agradable bahía de Campania, pero, cuando Vespasiano tuviera el poder, ni él mismo ni sus amigos ni siquiera su ejército recuperarían la seguridad hasta que su rival fuera destruido.
[3,67] Surdae ad fortia consilia Vitellio aures: obruebatur animus miseratione
67. Vitelio hacía oídos sordos a planes audaces. Su ánimo se mostraba angustiado por la pena y
367
[3] Fabio Valente, cautivo y reservado para una ocasión de peligro 368, les había supuesto una carga muy pesada 369. Con más razón, pues, Primo, Fusco 370 o Muciano, el prototipo del partido flaviano, no tendrían otra alternativa que matar a Vitelio. César no perdonó a Pompeyo ni Augusto a Antonio 371. Lo mismo sucedería ahora, a no ser que Vespasiano tuviera miras más altas, él, que fue cliente de un Vitelio, cuando ese Vitelio era colega de Claudio 372. [4] Al contrario, para hacer honor a la censura de su padre 373, a los tres consulados y a tantos altos cargos de la familia, debía armarse de valor 374 aunque fuera a la desesperada. Las tropas se mantenían leales y quedaba todavía el apoyo del pueblo, y, en fin, no les ocurriría nada peor que a lo que se estaban precipitando por propia voluntad. Si eran vencidos, debían morir; si se entregaban, debían morir. Pero había una sola diferencia: si exhalarían su último aliento en medio de burlas e ignominias o con valor.
Cf. I 62, 2; II 59, 3; III 67,2. Sigo la lectura casibus dubiis, defendida por HEUBNER (Historien III, págs. 160-161), en lugar de paucis diebus, mantenida por K. WELLESLEY, «In defence of the Leiden Tacitus», Rh. Museum 110 (1967), 220-223; id., «Tacitus, Histories: A Textual Survey…», págs. 1.673-1.674; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 307-308. 369 Hasta el punto de que no tuvieron más remedio que ejecutarlo; cf. 62.1. 370 Cornelio Fusco; cf. II 86, 3. 371 La realidad fue que Pompeyo fue asesinado por los egipcios y que Marco Antonio acabó suicidándose. 372 L. Vitelio, el padre del emperador, fue cónsul en los años 34, 43 y 47 a. C.; cf. I 52, 4; SUETONIO, Vitelio II 4; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 308. 373 Durante los años 47-51 d. C. 374 Sobre el término audacia, léase a CH. WIRSZUBSKI, «Audaces, a study in political terminology»,Journ. Rom. Stud. 51 (1961), 12-22. 368
curaque, ne pertinacibus armis minus placabilem uictorem relinqueret coniugi ac liberis. erat illi et fessa aetate parens; quae tamen paucis ante diebus opportuna morte excidium domus praeuenit, nihil principatu filii adsecuta nisi luctum et bonam famam. [2] XV kalendas Ianuarias audita defectione legionis cohortiumque, quae se Narniae dediderant, pullo amictu Palatio degreditur, maesta circum familia; ferebatur lecticula paruulus filius uelut in funebrem pompam: uoces populi blandae et intempestiuae, miles minaci silentio.
preocupación de que, si se obstinaba en un enfrentamiento armado, dejaría a su esposa 375 e hijos ante un vencedor menos dispuesto al perdón. Tenía también una madre agobiada por los años376, aunque, con su oportuna muerte unos pocos días antes, se anticipó a la ruina de la familia, pues nada obtuvo del reinado de su hijo sino pesar y buena reputación. [2] El 18 de diciembre, tras enterarse de la defección de la legión y las cohortes que se habían rendido en Narnia, salió de palacio vestido de negro y rodeado de su entristecida servidumbre; su hijo pequeño era llevado en su propia litera 377 como si fuera a un cortejo fúnebre. Los saludos del pueblo eran halagadores y fuera de lugar, mientras que los soldados guardaban un silencio amenazador.
[3,68] Nec quisquam adeo rerum humanarum immemor quem non commoueret illa facies, Romanum principem et generis humani paulo ante dominum relicta fortunae suae sede per populum, per urbem exire de imperio. nihil tale uiderant, nihil audierant. repentina uis dictatorem Caesarem oppresserat, occultae Gaium insidiae, nox et ignotum rus fugam Neronis absconderant, Piso et Galba tamquam in acie cecidere: [2] in sua contione Vitellius, inter suos milites, prospectantibus etiam feminis, pauca et praesenti maestitiae congruentia locutus-cedere se pacis et rei publicae causa, retinerent tantum memoriam sui fratremque et coniugem et innoxiam liberorum aetatem miserarentur--, simul
68. Y no había nadie tan indiferente a la suerte humana que no se conmoviera con aquella escena: un emperador romano y poco antes señor del mundo abandonaba la sede de su poder imperial y se encaminaba a través del pueblo y de la capital a abdicar del imperio. Nada igual se había visto ni oído antes 378. Una muerte por sorpresa había acabado con el dictador César, un complot secreto con Gayo, la noche y la soledad del campo habían ocultado la huida de Nerón, mientras que Pisón y Galba habían caído, por decirlo así, en el campo de batalla 379. [2] La abdicación de Vitelio 380 tuvo lugar en una asamblea convocada por él, en medio de sus propios soldados y a la vista incluso de las mujeres. Pronunció un discurso breve y acorde con la tristeza de la ocasión, diciendo que él renunciaba por la paz y por el bien de la república, solamente les pedía que le recordaran y que tuvieran piedad de su hermano, de su esposa y de la edad inocente de sus hijos. Al mismo tiempo, tomó en brazos a su hijo encomendándolo unas veces a algunos
375
Se llamaba Galeria Fundana; cf. II 60, 2; 64, 2; cf. ASH, The Histories, pág. 291. Su nombre era Sextilia Augusta; cf. I 75, 2; II 64, 2; 89, 2; SUETONIO, Vitelio III 1; cf. H. HEUBNER, «Fessa aetate», Rhein. Museum 1 10 (1967), 225-229; WELLESLEY, Histories III, pág. 237. Sobre la muerte de Sextilia, léase la versión de SUETONIO, Vitelio XIV 5. 377 Sobre el texto latino, cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 309. 378 Sin embargo, Augusto había abdicado ante el Senado el 13 de enero del año 27 a. C. y Otón se había suicidado para acabar con la guerra civil (II 46-49); cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 165. 379 El asesinato de Julio César tuvo lugar el 15 de marzo del año 44 a. C. Casio Quérea y Gayo Sabino mataron a Calígula el 24 de enero del año 41 d. C. Nerón se suicidó el 9 de junio del año 68 d. C. Galba y su heredero Pisón fueron asesinados en el Foro el 15 de enero del 69 d. C. 380 Sobre la abdicación de Vitelio, cf. SUETONIO, Vitelio XV; COURBAUD. Le procédés d’art de Tacite…, págs. 137-140; HELLEGOUARC'H, Histoires II-III, pág. 310. 376
filium protendens, modo singulis modo uniuersis commendans, postremo fletu praepediente adsistenti consuli (Caecilius Simplex erat) exolutum a latere pugionem, uelut ius necis uitaeque ciuium, reddebat. [3] aspernante consule, reclamantibus qui in contione adstiterant, ut in aede Concordiae positurus insignia imperii domumque fratris petiturus discessit. maior hic clamor obsistentium penatibus priuatis, in Palatium uocantium. interclusum aliud iter, idque solum quo in sacram uiam pergeret patebat: tum consilii inops in Palatium redit.
en particular, otras veces a todos en general. Finalmente, cuando las lágrimas le impedían hablar, sacó un puñal de su costado, símbolo de su derecho de vida y muerte sobre los ciudadanos, y se lo ofreció al cónsul que estaba a su lado, Cecilio Símplice 381. [3] Al negarse este y ante las protestas de quienes asistían a la asamblea, se marchó con la intención de depositar las insignias del imperio en el templo de la Concordia 382 y dirigirse luego a casa de su hermano. En ese momento se redoblaron los gritos de quienes se oponían a que se marchara a una casa privada invitándole a que fuera al palacio imperial. Se bloquearon todos los demás caminos, quedando únicamente libre el que llevaba a la vía Sacra 383. Entonces, sin saber qué hacer, regresó al palacio imperial.
[3,69] Praeuenerat rumor eiurari ab eo imperium, scripseratque Flauius Sabinus cohortium tribunis ut militem cohiberent. igitur tamquam omnis res publica in Vespasiani sinum cecidisset, primores senatus et plerique equestris ordinis omnisque miles urbanus et uigiles domum Flauii Sabini compleuere. [2] illuc de studiis uulgi et minis Germanicarum cohortium adfertur. longius iam progressus erat quam ut regredi posset; et suo quisque metu, ne disiectos eoque minus ualidos Vitelliani consectarentur, cunctantem in arma impellebant: sed quod in eius modi rebus accidit, consilium ab omnibus datum est, periculum pauci sumpsere. circa lacum Fundani descendentibus qui Sabinum comitabantur armatis occurrunt promptissimi Vitellianorum. modicum
69. Ya se había adelantado el rumor 384 de que Vitelio había abdicado del imperio, y Flavio Sabino había dado a los tribunos de las cohortes órdenes escritas para que mantuvieran a los soldados en estado de alerta. Así pues, contando con que todo el Estado había caído en manos de Vespasiano, los líderes del Senado y la totalidad de los soldados de la ciudad y el cuerpo de vigilancia llenaron la casa de Flavio Sabino 385. [2] Allí se recibieron noticias de las simpatías del pueblo hacia Vitelio y de las amenazas de las cohortes procedentes de Germania 386. Pero ya Sabino había ido demasiado lejos como para poder echarse atrás. Movidos cada cual por su propio miedo, no fuera a ser que los vitelianos les atacaran estando dispersos y por ello menos fuertes, le incitaban al verlo vacilar a tomar las armas. Y, como sucede en situaciones similares, todos daban consejos, pero pocos asumían riesgos. En los alrededores del lago Fundano 387, al bajar de la colina la escolta armada que acompañaba a Sabino, les salieron al paso los partidarios más decididos de Vitelio. Se produjo allí una pequeña
381
Cf. II 60, 2. G. Quintio Ático y Gneo Cecilio Símplice fueron cónsules durante los meses de noviembre y diciembre del 69 d. C. 382 El templo de la Concordia fue levantado por el general Camilo en el año 367 a. C. Estaba situado en el noroeste del Foro romano y servía de sede al Senado; cf. NASH, Pictorial Dictionary of Ancient Rome, I, págs.292-294. 383 Era la calle principal de Roma que conducía desde la cima del Capitolio hasta el Coliseo. 384 El 17 de diciembre; cf. III 65, 2; 67, 2. 385 Cf. WELLESLEY, Histories III, págs. 166-167. 386 Se trataría de las tres cohortes pretorianas que estaban en Roma, formadas con efectivos procedentes de Germania; cf. I 94, 1; BASSOLS, Historias III, pág. 116. 387 En el Quirinal; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 167; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs.310-311.
ibi proelium improuiso tumultu, sed prosperum Vitellianis fuit. [3] Sabinus re trepida, quod tutissimum e praesentibus, arcem Capitolii insedit mixto milite et quibusdam senatorum equitumque, quorum nomina tradere haud promptum est, quoniam uictore Vespasiano multi id meritum erga partis simulauere. subierunt obsidium etiam feminae, inter quas maxime insignis Verulana Gratilla, neque liberos neque propinquos sed bellum secuta. [4] Vitellianus miles socordi custodia clausos circumdedit; eoque concubia nocte suos liberos Sabinus et Domitianum fratris filium in Capitolium acciuit, misso per neglecta ad Flauianos duces nuntio qui circumsideri ipsos et, ni subueniretur, artas res nuntiaret. noctem adeo quietam egit ut digredi sine noxa potuerit: quippe miles Vitellii aduersus pericula ferox, laboribus et uigiliis parum intentus erat, et hibernus imber repente fusus oculos aurisque impediebat.
escaramuza en medio de un altercado inesperado, pero resultó favorable a los vitelianos. [3] Sabino, en una situación de emergencia, tomó la decisión más segura en aquellos momentos y ocupó la ciudadela del Capitolio con una fuerza mixta de soldados y algunos senadores y caballeros, cuyos nombres no son fáciles de identificar, porque después de la victoria de Vespasiano mucha gente pretendió arrogarse ese mérito para la causa. Incluso hubo mujeres que afrontaron el asedio, entre las que destacó Verulana Gratila 388, quien siguió más la llamada de la guerra que la de sus hijos 389 y allegados. [4] Las tropas vitelianas cercaron a los sitiados con una guardia relajada, y por esa razón, entrada la noche, Sabino hizo llegar al Capitolio a sus propios hijos y a Domiciano, el hijo de su hermano. Envió también un mensajero por un sector desguarnecido a los generales flavianos para informarles de que se encontraban sitiados y de su apurada situación si no acudían en su ayuda. En realidad, la noche estaba tan tranquila que Sabino pudo haberse marchado sin sufrir daño alguno. En efecto, los soldados de Vitelio, valientes frente al peligro, eran poco inclinados al sacrificio de las guardias de noche, y, además, de repente descargó una lluvia de invierno que impedía ver y oír bien.
[3,70] Luce prima Sabinus, antequam in uicem hostilia coeptarent, Cornelium Martialem e primipilaribus ad Vitellium misit cum mandatis et questu quod pacta turbarentur: simulationem prorsus et imaginem deponendi imperii fuisse ad decipiendos tot inlustris uiros. cur enim e rostris fratris domum, imminentem foro et inritandis hominum oculis, quam Auentinum et penatis uxoris petisset? ita priuato et omnem principatus speciem uitanti conuenisse. [2] contra Vitellium in Palatium, in ipsam imperii arcem regressum; inde armatum agmen emissum, stratam innocentium caedibus celeberrimam urbis partem, ne Capitolio
70. Al amanecer 390 y antes de que uno y otro bando rompieran las hostilidades, Sabino envió a uno de los primeros centuriones, Cornelio Marcial 391, a Vitelio con el encargo de quejarse de que no se había respetado lo pactado. Sin duda, se quejaba, el acto de abdicación del imperio había sido una simulación y simple apariencia para engañar a tantas personas distinguidas. ¿Por qué, pues, se había dirigido Vitelio desde los Rostros hasta la casa de su hermano, situada sobre el Foro y que atraería las miradas de la gente, y no al Aventino y a la casa de su esposa? Eso era lo que cuadraba a un particular que quisiera evitar toda apariencia de ser emperador. [2] Por el contrario, Vitelio había regresado al Palacio imperial, la ciudadela misma del imperio; desde allí había enviado una columna armada que había sembrado de cadáveres inocentes la parte más concurrida de Roma sin respetar
388
Probablemente era esposa de Junio Rústico Aruleno (III 80, 2) e hija de Lucio Verulano Severo; cf. HEUBNER, Historien III, pág. 166; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 311; ASH, The Histories, págs.291-292. 389 T. Flavio Sabino, T. Flavio Clemente y, probablemente, Flavia Sabina. 390 Era el 19 de diciembre del 69. 391 Cf. III 71, 1; 73, 2; Anales XV 71, 2 (tribuno en época de Nerón); cf. HEUBNER, Historien III, pág.167.
quidem abstineri. togatum nempe se et unum e senatoribus: dum inter Vespasianum ac Vitellium proeliis legionum, captiuitatibus urbium, deditionibus cohortium iudicatur, iam Hispaniis Germaniisque et Britannia desciscentibus, fratrem Vespasiani mansisse in fide, donec ultro ad condiciones uocaretur. [3] pacem et concordiam uictis utilia, uictoribus tantum pulchra esse. si conuentionis paeniteat, non se, quem perfidia deceperit, ferro peteret, non filium Vespasiani uix puberem--quantum occisis uno sene et uno iuuene profici?--: iret obuiam legionibus et de summa rerum illic certaret: cetera secundum euentum proelii cessura. trepidus ad haec Vitellius pauca purgandi sui causa respondit, culpam in militem conferens, cuius nimio ardori imparem esse modestiam suam; et monuit Martialem ut per secretam aedium partem occulte abiret, ne a militibus internuntius inuisae pacis interficeretur: ipse neque iubendi neque uetandi potens non iam imperator sed tantum belli causa erat.
siquiera el Capitolio. Después de todo, él, Sabino, era un simple ciudadano y un senador más. Mientras la disputa entre Vespasiano y Vitelio se dirimía en choques entre legiones, tomas de ciudades y rendiciones de cohortes, y en tanto que las Hispanias, las Germanias y Britania le abandonaban, él, el hermano de Vespasiano, se había mantenido leal, hasta que Vitelio tomó la iniciativa de invitarle a negociar. [3] La paz y la concordia son útiles para los vencidos, para los vencedores simplemente son hermosas. Si se arrepentía de los acuerdos alcanzados, no debía apuntar con la espada contra Sabino, a quien había engañado pérfidamente, ni contra el hijo de Vespasiano, apenas un adolescente 392. ¿Qué ventaja obtendría de la muerte de un solo anciano y un solo joven? Lo que tendría que hacer Vitelio era salir al encuentro de las legiones y luchar allí por la supremacía del poder, lo demás vendría determinado por el resultado de la batalla. A estos reproches Vitelio, lleno de miedo, respondió con pocas palabras para justificarse echando la culpa a los soldados por ímpetu excesivo, cosa que no se podía comparar con su propia mesura. Aconsejó también a Marcial que se marchara a escondidas por un pasadizo secreto del Palacio, no fuera a ser que los soldados 393 pudieran matarle como intermediario de un acuerdo que detestaban. Vitelio, que no tenía poder ni para mandar ni para prohibir, ya no era un emperador, sino simplemente la causa de una guerra.
[3,71] Vixdum regresso in Capitolium Martiale furens miles aderat, nullo duce, sibi quisque auctor. cito agmine forum et imminentia foro templa praeteruecti erigunt aciem per aduersum collem usque ad primas Capitolinae arcis fores. erant antiquitus porticus in latere cliui dextrae subeuntibus, in quarum tectum egressi saxis tegulisque Vitellianos obruebant. [2] neque illis manus nisi gladiis armatae, et arcessere tormenta aut missilia tela longum uidebatur: faces in prominentem
71. Apenas había regresado Marcial al Capitolio 394 cuando aparecieron soldados enfurecidos sin jefe alguno y actuando cada cual por su cuenta. Moviéndose las columnas con rapidez rodearon el Foro y los templos que se levantan sobre él y desplegaron la formación por la colina de enfrente hasta las primeras puertas de la ciudadela capitolina. Había desde antiguo unos pórticos a mano derecha de la Cuesta Capitolina según se ascendía. Los defensores se subieron a los tejados de los pórticos y arrojaban piedras y tejas contra los vitelianos. [2] Estos no tenían en sus manos armas excepto las espadas y pensaron que llevaría mucho tiempo hacer traer catapultas y proyectiles. Arrojaron antorchas contra
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Domiciano, nacido el 24 de octubre del año 51, tenía entonces 18 años. Sobre el texto latino, cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 312. 394 Cf. I 2, 2. 393
porticum iecere et sequebantur ignem ambustasque Capitolii fores penetrassent, ni Sabinus reuulsas undique statuas, decora maiorum, in ipso aditu uice muri obiecisset. [3] tum diuersos Capitolii aditus inuadunt iuxta lucum asyli et qua Tarpeia rupes centum gradibus aditur. improuisa utraque uis; propior atque acrior per asylum ingruebat. nec sisti poterant scandentes per coniuncta aedificia, quae ut in multa pace in altum edita solum Capitolii aequabant. [4] hic ambigitur, ignem tectis obpugnatores iniecerint, an obsessi, quae crebrior fama, dum nitentis ac progressos depellunt. inde lapsus ignis in porticus adpositas aedibus; mox sustinentes fastigium aquilae uetere ligno traxerunt flammam alueruntque. sic Capitolium clausis foribus indefensum et indireptum conflagrauit.
un pórtico que sobresalía y avanzaban detrás del fuego. Y habrían entrado por las puertas carbonizadas del Capitolio, si Sabino 395 no hubiera derribado por doquier las estatuas, ornamento de la gloria de nuestros antepasados, y las hubiera apilado en la misma entrada a modo de una muralla. [3] Entonces los asaltantes invadieron las dos entradas opuestas del Capitolio, una cerca del bosque del Asilo 396 y otra por los cien escalones que conducen a la roca Tarpeya397. Ambos ataques resultaron imprevistos, pero el del Asilo fue más cercano y violento. Tampoco podían impedir que los enemigos treparan por los edificios colindantes, los cuales, construidos en altura durante largos períodos de paz, igualaban el suelo del Capitolio. [4] En este punto se duda 398 si fueron los atacantes los que prendieron fuego a las casas o si fueron los sitiados —es la versión más extendida— en su intento por detener el avance de los asaltantes. Desde allí el fuego se extendió a los pórticos colindantes con los templos, luego las águilas de vieja madera 399 que sostenían la cubierta atrajeron y alimentaron las llamas. De esta forma, el Capitolio con las puertas cerradas ardió sin que nadie lo defendiera y nadie lo saqueara.
[3,72] Id facinus post conditam urbem luctuosissimum foedissimumque rei publicae populi Romani accidit, nullo externo hoste, propitiis, si per mores nostros liceret, deis, sedem Iouis Optimi Maximi auspicato a maioribus pignus imperii conditam, quam non Porsenna dedita urbe neque Galli capta temerare potuissent, furore principum excindi.
72. Este fue el desastre más lamentable y vergonzoso que sufrió el Estado del pueblo romano desde la fundación de Roma 400. Sin ningún enemigo del exterior, con los dioses propicios —si ello es posible con nuestra conducta—, la sede de Júpiter Óptimo Máximo, fundada por nuestros antepasados como garantía del imperio, a la que no habían podido mancillar ni Porsena 401 cuando capituló la ciudad, ni los galos tras conquistarla 402, la ha destruido la locura de los emperadores. También antes
395
Cf. I 46, 1; K. G. WALLACE, «The Flavii Sabini in Tacitus», Historia 36 (1987), 343-358. Actualmente está la piazza del Campidoglio, donde se creía que Rómulo había levantado un refugio. El primer ataque de los vitelianos se produjo a unos 50 metros de la roca Tarpeya al sudeste del Capitolio. Fracasado este, intentaron otros dos, uno, por el norte. a través del bosque del Asilo y el otro, al sur, por la escalera de acceso a la roca Tarpeya. Léase a BASSOLS, Historias III, págs. 121-122. 397 En el sudoeste de la colina del Capitolio; cf. NASH, Pictorial Dictionary…, II, pág. 409. 398 La versión de Tácito culpa a los flavianos del incendio del Capitolio, mientras que la propaganda oficial hace responsable a Vitelio, como nos transmiten PLINIO EL VIEJO, Historia natural XXXIV 38; SUETONIO, Vitelio XV 3; JOSEFO, La guerra de los judíos IV 649; DIÓN CASIO, LXV 17, 3; HELLEGOUARC’H. Histoires II-III, pág. 313. 399 Es decir, soportes de madera en forma de águilas; cf. VITRUVIO, IV 7, 5; WELLESLEY, Histories III, pág. 171; HEUBNER, Historien III, pág. 170. 400 Tácito redacta una especie de necrológica al monumento; cf. HEUBNER, Historien III, págs. 148-153. 401 En el año 507 a. C.; cf. PLINIO, Historia natural XXXIV 139. 402 El año 387 o 390 a. C. 396
arserat et ante Capitolium ciuili bello, sed fraude priuata: nunc palam obsessum, palam incensum, quibus armorum causis? quo tantae cladis pretio stetit? pro patria bellauimus? [2] uouerat Tarquinius Priscus rex bello Sabino, ieceratque fundamenta spe magis futurae magnitudinis quam quo modicae adhuc populi Romani res sufficerent. mox Seruius Tullius sociorum studio, dein Tarquinius Superbus capta Suessa Pometia hostium spoliis extruxere. sed gloria operis libertati reseruata: pulsis regibus Horatius Puluillus iterum consul dedicauit ea magnificentia quam immensae postea populi Romani opes ornarent potius quam augerent. [3] isdem rursus uestigiis situm est, postquam interiecto quadringentorum quindecim annorum spatio L. Scipione C. Norbano consulibus flagrauerat. curam uictor Sulla suscepit, neque tamen dedicauit: hoc solum felicitati eius negatum. Lutatii Catuli nomen inter tanta Caesarum opera usque ad Vitellium mansit. ea tunc aedes cremabatur.
había ardido el Capitolio en una guerra civil, pero fue el crimen de un particular 403. Sin embargo, en esta ocasión fue asediado a la vista de todos, a la vista de todos fue incendiado, y ¿por qué motivos militares?, ¿qué compensación había para un desastre tan grande? El Capitolio sin duda se mantuvo en pie todo el tiempo que hemos luchado por la patria. [2] El rey Tarquinio Prisco lo había dedicado como ofrenda en la guerra contra los sabinos y había echado sus cimientos más con la esperanza de una futura grandeza que por lo que ofrecían los hasta entonces humildes recursos del pueblo romano. Lo construyeron más tarde Servio Tulio con la ayuda entusiasta de los aliados y después Tarquinio el Soberbio con los despojos de los enemigos en la captura de Suessa Pometia 404. Pero la gloria de aquella obra estaba reservada a la libertad republicana. Después de la expulsión de los reyes, Horacio Pulvilo, cónsul por segunda vez 405, lo inauguró con tal magnificencia que en adelante las inmensas riquezas del pueblo romano servirían más para decorarlo que para ampliarlo 406. [3] Fue reconstruido en el mismo sitio después de que al cabo de 415 años 407 ardiera durante el consulado de L. Escipión y G. Norbano. El victorioso Sila se encargó de la tarea 408, pero no llegó a inaugurarlo: esto fue lo único que se le negó a su buena estrella 409. El nombre de Lutacio Cátulo 410 permaneció entre las grandes obras de los Césares hasta Vitelio. Ese era el templo que entonces estaba siendo reducido a cenizas.
[3,73] Sed plus pauoris obsessis quam obsessoribus intulit. quippe Vitellianus miles neque astu neque constantia inter dubia indigebat: ex diuerso trepidi milites, dux segnis et uelut captus animi non lingua, non auribus competere, neque alienis consiliis regi neque sua
73. El incendio provocó, sin embargo, más pavor a los sitiados que a los sitiadores. En efecto, los soldados vitelianos no carecían ni de astucia ni de determinación ante el peligro, mientras que en el bando opuesto temblaban de miedo y su jefe, paralizado y como si estuviera hipnotizado, era incapaz de hablar o de oír, no seguía los planes de otros ni ponía en práctica los suyos,
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Sucedió en la guerra civil entre Mario y Sila el 6 de julio del año 83 a. C.; cf. PLUTARCO, Sila XXVII. Tarquinio Prisco (616-579 a. C.) fue el quinto rey de Roma, Servio Tulio (578-535 a. C.) el sexto y Tarquinio el Soberbio (534-510 a. C.) el séptimo y último. Suessa Pometia era la capital de los volscos en el Lacio; cf. LIVIO, I 53. 2-3; 55, 1. 405 Fue cónsul con P. Valerio Publícola en el año 507 a. C.; cf. POLIBIO, III 22, 1; LIVIO, II 8, 4; 21, 4; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 314. 406 Sobre el Capitolio, léase a LIVIO, I 38, 53 y 55; NASH, Pictorial Dictionary…, II, pág. 409. 407 En realidad son 425 años, desde el 507 al 83 con resta inclusiva. 408 Sucedió después de la batalla de la Puerta Colina el 1 de noviembre del año 82; cf. PLINIO, Historia natural XXXVI 61. 409 Cf. PLINIO, Historia natural VII 138. 410 El nuevo templo, ahora destruido, fue inaugurado el año 69 a. C. por Q. Lutacio Cátulo; cf. CICERÓN, Contra Verres II 4, 69: HEUBNER, Historien III, pág. 172. 404
expedire, huc illuc clamoribus hostium circumagi, quae iusserat uetare, quae uetuerat iubere: mox, quod in perditis rebus accidit, omnes praecipere, nemo exequi; postremo abiectis armis fugam et fallendi artis circumspectabant. [2] inrumpunt Vitelliani et cuncta sanguine ferro flammisque miscent. pauci militarium uirorum, inter quos maxime insignes Cornelius Martialis, Aemilius Pacensis, Casperius Niger, Didius Scaeua, pugnam ausi obtruncantur. Flauium Sabinum inermem neque fugam coeptantem circumsistunt, et Quintium Atticum consulem, umbra honoris et suamet uanitate monstratum, quod edicta in populum pro Vespasiano magnifica, probrosa aduersus Vitellium iecerat. [3] ceteri per uarios casus elapsi, quidam seruili habitu, alii fide clientium contecti et inter sarcinas abditi. fuere qui excepto Vitellianorum signo, quo inter se noscebantur, ultro rogitantes respondentesue audaciam pro latebra haberent.
iba de aquí para allá ante el griterío de los enemigos, prohibiendo lo que había ordenado y ordenando los que había prohibido 411. Como sucede en las situaciones desesperadas, todos daban instrucciones y nadie las seguía. Al final, tiraron las armas y empezaron a buscar la huida y la manera de ocultarse de sus enemigos. [2] Irrumpieron los vitelianos, creando toda una gran confusión de sangre, hierro y llamas. Unos pocos soldados profesionales, entre los que destacaban especialmente Cornelio Marcial 412, Emilio Pacense, Casperio Nigro y Didio Esceva, se atrevieron a luchar y fueron degollados. Rodean a Flavio Sabino, desarmado y sin siquiera atreverse a huir, y al cónsul Quincio Ático 413, que atrajo la atención por las pocas trazas de su cargo y por su propia vanidad, pues había publicado ante el pueblo unos edictos ensalzando a Vespasiano e insultando a Vitelio. [3] Los demás se escabulleron por medio de las más variadas peripecias: unos se vistieron como esclavos, a otros los protegió la lealtad de sus clientes y se ocultaron entre los bagajes. Hubo quienes se enteraron del santo y seña, con que vitelianos se reconocían entre ellos, y entonces solicitándolo o dándolo encontraron un refugio en su osadía.
[3,74] Domitianus prima inruptione apud aedituum occultatus, sollertia liberti lineo amictu turbae sacricolarum immixtus ignoratusque, apud Cornelium Primum paternum clientem iuxta Velabrum delituit. ac potiente rerum
74. Domiciano 414, que en el primer ataque se había ocultado en la casa del guardián del templo, gracias a la astucia de un liberto se mezcló con un grupo de devotos vestido con un atuendo de lino 415 y, sin ser reconocido, se ocultó en la casa de Cornelio Primo, un cliente de su padre, cerca del Velabro 416. Cuando Vespasiano llegó al
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Es un ejemplo de la figura literaria conmutatio o antimetabolé; cf. QUINTILIANO, Instituciones oratorias IX 3, 85; LAUSBERG, Manual de retórica literaria, II, págs. 219-221. 412 Sobre Cornelio Marcial, cf. LXX 1. De Emilio Pacense, cf. I 20, 3; 87, 2: II 12, 1. Sobre Casperio Nigro, cf. Anales XII 45, 2; XV 5, 2. Didio Seva solo es nombrado aquí. 413 Fue cónsul suf f ectus o sustituto con Cecilio Símplice (III 68, 2) durante los meses de noviembre y diciembre del 69. 414 Tácito se muestra más objetivo que los aduladores literarios de Domiciano, cuya escapada no fue nada heroica; cf. ESTACIO, Tebaida I 21.22; SILIO, III 609-610; MARCIAL, IX 101-114; JOSEFO, La guerra de los judíos, IV 649; SUETONIO, Domiciano I 1-2; K. WELLESLEY, «Three Historical Puzzles in Histories 3», Class. Quarterly 6 (1956), 211-214; ASH, The Histories, pág. 293. 415 Así vestían los devotos de la diosa egipcia Isis, que tenía una capilla en el Capitolio; cf. HERÓDOTO, II 37, 2-3; TIBULO, I 3, 30; OVIDIO, Amores II 13, 18 y A. RAMÍREZ DE VERGER, «The Text of Ovid, Am. 2.13.17-18», Amer. Journ. of Philology 109 (1988), 86-91; Ovidius, Carmina amatoria, 2ā ed., Múnich-Leipzig, 2006, pág. 76; Fastos V 619; Metamorf osis I 747; PLINIO, Historia natural XIX 14; JUVENAL, VI 533. Domiciano estuvo oculto los días 20 y 21 de diciembre; cf. WELLESLEY, Histories III, págs. 175-176. 416 Barrio de Roma, situado entre el Capitolio, el Foro y el Palatino; cf. HELLEGOUARC’H, Histories II-III, págs. 315-316.
patre, disiecto aeditui contubernio, modicum sacellum Ioui Conseruatori aramque posuit casus suos in marmore expressam; mox imperium adeptus Ioui Custodi templum ingens seque in sinu dei sacrauit. [2] Sabinus et Atticus onerati catenis et ad Vitellium ducti nequaquam infesto sermone uultuque excipiuntur, frementibus qui ius caedis et praemia nauatae operae petebant. clamore a proximis orto sordida pars plebis supplicium Sabini exposcit, minas adulationesque miscet. stantem pro gradibus Palatii Vitellium et preces parantem peruicere ut absisteret: tum confossum laceratumque et absciso capite truncum corpus Sabini in Gemonias trahunt.
poder, Domiciano derribó el cobertizo del guardián del templo y puso una pequeña capilla en honor de Júpiter Salvador con un altar de mármol grabado con la representación de sus aventuras. Más tarde, cuando consiguió el poder imperial 417, consagró un enorme templo en honor de Júpiter Custodio con una efigie suya en los brazos del dios. [2] Sabino y Ático, cargados de cadenas, fueron llevados a presencia de Vitelio, quien los recibió con palabras y gestos en absoluto hostiles, mientras clamaban quienes exigían su ejecución y el pago por los servicios prestados. Tras originarse el griterío entre los más cercanos, la escoria de la plebe reclamaba la ejecución de Sabino mezclando las amenazas con la adulación. Vitelio, de pie ante las gradas de Palacio y predispuesto al perdón, fue obligado a desistir de sus propósitos. Entonces, apuñalaron, mutilaron y decapitaron el cuerpo de Sabino y lo arrastraron hasta las escaleras Gemonias 418.
[3,75] Hic exitus uiri haud sane spernendi. quinque et triginta stipendia in re publica fecerat, domi militiaeque clarus. innocentiam iustitiamque eius non argueres; sermonis nimius erat: id unum septem annis quibus Moesiam, duodecim quibus praefecturam urbis obtinuit, calumniatus est rumor. in fine uitae alii segnem, multi moderatum et ciuium sanguinis parcum credidere. quod inter omnis constiterit, ante principatum Vespasiani decus domus penes Sabinum erat. [2] caedem eius laetam fuisse Muciano accepimus. ferebant plerique etiam paci consultum dirempta aemulatione inter duos, quorum alter se fratrem imperatoris, alter consortem imperii cogitaret. [3] sed Vitellius consulis supplicium poscenti
75. Este fue el final de un hombre nada despreciable 419. Había prestado sus servicios al Estado durante treinta y cinco años, distinguiéndose tanto en la vida civil como en la militar. Su honradez y sentido de la justicia estaban fuera de toda duda. Hablaba demasiado: ese fue el único defecto que pudieron achacarle los murmuradores en los siete años de gobierno en Mesia 420 y en los doce que fue prefecto de la ciudad 421. Al final de su vida, unos lo consideraron falto de energía, pero muchos moderado y preocupado por salvar la vida de los ciudadanos. Desde luego, todo el mundo sostenía que antes del principado de Vespasiano la reputación de la familia residía en Sabino. [2] Sabemos que Muciano se había alegrado de su muerte. La mayoría mantenía que también la paz salió beneficiada, pues se acabó la rivalidad entre dos hombres, uno de los cuales se tenía por hermano del emperador y el otro se creía colega del imperio. [3] Con todo, Vitelio resistió la presión del pueblo que reclamaba el castigo del cónsul. Se sentía aliviado y quería, por así
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Domiciano reinó desde el 13 de septiembre del año 81 d. C. hasta el 18 de septiembre del 96. Cf. J. C. ANDERSON, «Domitian’s Building Activity», Historia 32 (1982), 93-105. 418 O «Escaleras de las lamentaciones o de los suspiros», donde los cuerpos de los criminales eran expuestos antes de arrojarlos al Tíber; cf. III 85; PLINIO, Historia natural VIII 15; SUETONIO, Vitelio XVII 2; BASSOLS, Historias III, pág. 129. 419 Sobre los Obituarios en Tácito, cf. I 48, 1. 420 Fue legatus Augusti pro praetore durante los años 48-54 d. C.; cf. HEUBNER, Historien III, pág. 176; WELLESLEY, Histories III, pág. 230. 421 Probablemente, los años 56-60, 62-69 d. C.
populo restitit, placatus ac uelut uicem reddens, quod interrogantibus quis Capitolium incendisset, se reum Atticus obtulerat eaque confessione, siue aptum tempori mendacium fuit, inuidiam crimenque agnouisse et a partibus Vitellii amolitus uidebatur.
decirlo, corresponderle, pues Ático se había declarado culpable cuando al pueblo se le preguntó quién había incendiado el Capitolio. Con su confesión, a menos que se tratara de una mentira apropiada para la ocasión, había reconocido, al parecer, la odiosa acusación y exonerado al bando de Vitelio.
Conquista de Roma por los flavianos [3,76] Isdem diebus L. Vitellius positis apud Feroniam castris excidio Tarracinae imminebat, clausis illic gladiatoribus remigibusque, qui non egredi moenia neque periculum in aperto audebant. praeerat, ut supra memorauimus, Iulianus gladiatoribus, Apollinaris remigibus, lasciuia socordiaque gladiatorum magis quam ducum similes. [2] non uigilias agere, non intuta moenium firmare: noctu dieque fluxi et amoena litorum personantes, in ministerium luxus dispersis militibus, de bello tantum inter conuiuia loquebantur. paucos ante dies discesserat Apinius Tiro donisque ac pecuniis acerbe per municipia conquirendis plus inuidiae quam uirium partibus addebat.
76. Durante estos mismos días L. Vitelio acampó junto a Feronia 422 y amenazó con la destrucción de Tarracina, donde se habían encerrado los gladiadores y marineros que no se atrevían a salir de las murallas y exponerse en campo abierto. Como recordamos más arriba 423, Juliano estaba al frente de los gladiadores y Apolinar de los marineros, pero por su lascivia e indolencia se parecían más a bandoleros que a oficiales.
[3,77] Interim ad L. Vitellium seruus Vergilii Capitonis perfugit pollicitusque, si praesidium acciperet, uacuam arcem traditurum, multa nocte cohortis expeditas summis montium iugis super caput hostium sistit: inde miles ad caedem magis quam ad pugnam decurrit. sternunt inermos aut arma capientis et quosdam somno excitos, cum tenebris, pauore, sonitu tubarum,
77. Entretanto, un esclavo de Vergilio Capitón 425 se pasó a L. Vitelio y le prometió que, si pudiera disponer de una fuerza armada, conquistaría la ciudadela que estaba indefensa 426. Entrada la noche, situó a unas cohortes ligeras en las cimas de las colinas sobre las cabezas de los enemigos. Desde tal posición los soldados se lanzaron a la carrera más para una masacre que para un combate. Abatieron a enemigos inermes o cogiendo las armas, y a algunos recién salidos del sueño, en una situación en la que se sentían aturdidos por la oscuridad,
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[2] No hacían guardias, no reforzaban las partes débiles de las murallas. Se mostraban relajados de día y de noche, llenaban con su jolgorio los lugares de diversión de la costa, los soldados estaban esparcidos al servicio de sus placeres, mientras de la guerra solamente hablaban en los banquetes. Unos pocos días antes se había marchado Apinio Tirón 424, quien, al recaudar de mala manera por los municipios dinero y regalos, ganaba para la causa más odio que apoyo.
Tácito está narrando los sucesos de los días 16-19 de diciembre. Con Feronia se alude a un templete de la diosa Feronia (asociada a la fertilidad y a la abundancia), situado a tres millas de Tarracina; cf. HEUBNER, Historien III, págs. 177-178. 423 Cf. III 57. 424 Participó en la rebelión de la flota de Miseno; cf. III 57, 1. 425 El noble Vergilio Capitón fue gobernador de Egipto en los años 47-52 d. C. El esclavo citado por Tácito fue ejecutado más tarde por su traición; cf. IV 3, 2; WELLESLEY, Histories III, págs. 178 y 239; HEUBNER, Historien III, pág. 179; HELLEGOUARC’H, Histories II-III, pág. 317. 426 Alusión al actual monte Sant’Angelo.
clamore hostili turbarentur. [2] pauci gladiatorum resistentes neque inulti cecidere: ceteri ad nauis ruebant, ubi cuncta pari formidine implicabantur, permixtis paganis, quos nullo discrimine Vitelliani trucidabant. sex Liburnicae inter primum tumultum euasere, in quis praefectus classis Apollinaris; reliquae in litore captae, aut nimio ruentium onere pressas mare hausit. [3] Iulianus ad L. Vitellium perductus et uerberibus foedatus in ore eius iugulatur. fuere qui uxorem L. Vitellii Triariam incesserent, tamquam gladio militari cincta inter luctum cladisque expugnatae Tarracinae superbe saeueque egisset. ipse lauream gestae prospere rei ad fratrem misit, percontatus statim regredi se an perdomandae Campaniae insistere iuberet. quod salutare non modo partibus Vespasiani, sed rei publicae fuit. [4] nam si recens uictoria miles et super insitam peruicaciam secundis ferox Romam contendisset, haud parua mole certatum nec sine exitio urbis foret. quippe L. Vitellio quamuis infami inerat industria, nec uirtutibus, ut boni, sed quo modo pessimus quisque, uitiis ualebat.
[3,78] Dum haec in partibus Vitellii geruntur, digressus Narnia Vespasiani exercitus festos Saturni dies Ocriculi per otium agitabat. causa tam prauae morae ut Mucianum opperirentur. nec defuere qui Antonium suspicionibus arguerent
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el pánico, el sonido de las trompetas y el griterío del enemigo. [2] Unos pocos gladiadores ofrecieron resistencia y cayeron no sin vender caras sus vidas. Los demás se lanzaron precipitadamente hacia las naves, donde todo estaba envuelto en la misma confusión, mezclándose con los hombres del pueblo, a los que los vitelianos degollaban sin hacer distingo alguno. Seis galeras consiguieron escapar en el primer alboroto y a bordo iba el comandante de la flota Apolinar; las demás fueron apresadas en la orilla o el mar se las tragó hundidas por el peso excesivo de quienes precipitadamente se embarcaron en ellas. [3] Juliano fue conducido ante L. Vitelio y, tras ser azotado de manera infamante, fue degollado ante sus ojos. Hay quienes criticaron a Triaria 427, esposa de L. Vitelio, por ceñirse la espada de los soldados y comportarse con soberbia y crueldad en la luctuosa masacre que siguió a la conquista de Tarracina 428. Vitelio mismo envió a su hermano una carta laureada 429 preguntándole si ordenaba que regresara de inmediato o que continuara hasta el sometimiento de Campania. Tal hecho resultó providencial no solo para el partido de Vespasiano, sino para el Estado. [4] En efecto, si aquellos soldados recién salidos de una victoria y, además de su natural tenacidad, crueles en el éxito se hubieran dirigido a Roma, se hubiera producido un enfrentamiento nada pequeño que hubiera supuesto la destrucción de la ciudad. Lo cierto era que L. Vitelio, aunque infame, tenía iniciativa y sacaba fuerzas no de las virtudes, como los buenos, sino de los defectos, como los peores.
78. Mientras estos acontecimientos sucedían en el bando de Vitelio 430, el ejército de Vespasiano que había salido de Narnia 431 celebraba ocioso el festival de los Saturnales en Ocrículo 432. El motivo de tan dañina demora era que estaban esperando a Muciano. No faltaron quienes lanzaron sospechas contra Antonio, alegando que se
Cf. II 63, 2. La conquista de Tarracina tuvo lugar no más tarde de la noche del 17 al 18 de diciembre; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 179. 429 Las cartas de generales, en las se comunicaba una victoria, iban envueltas en ramos de laurel; cf. PLINIO EL VIEJO, Historia natural XV 133; BASSOLS, Historias III, pág. 133. 430 Tácito continúa la narración dejada en III 63; cf. HEUBNER, Historien II, págs. 181-186. 431 El 16 de diciembre, fecha de la rendición de las fuerzas vitelianas; cf. III 63, 1. 432 La fiesta de los Saturnalia se celebraba entre el 17 y el 24 de diciembre. Ocriculum es la actual Otricoli, ciudad de Umbría en la vía Flaminia; cf. ASH, The Histories, págs. 293-294. 428
tamquam dolo cunctantem post secretas Vitellii epistulas, quibus consulatum et nubilem filiam et dotalis opes pretium proditionis offerebat. [2] alii ficta haec et in gratiam Muciani composita; quidam omnium id ducum consilium fuisse, ostentare potius urbi bellum quam inferre, quando ualidissimae cohortes a Vitellio desciuissent, et abscisis omnibus praesidiis cessurus imperio uidebatur: sed cuncta festinatione, deinde ignauia Sabini corrupta, qui sumptis temere armis munitissimam Capitolii arcem et ne magnis quidem exercitibus expugnabilem aduersus tris cohortis tueri nequiuisset. [3] haud facile quis uni adsignauerit culpam quae omnium fuit. nam et Mucianus ambiguis epistulis uictores morabatur, et Antonius praepostero obsequio, uel dum regerit inuidiam, crimen meruit; ceterique duces dum peractum bellum putant, finem eius insigniuere. ne Petilius quidem Cerialis, cum mille equitibus praemissus, ut transuersis itineribus per agrum Sabinum Salaria uia urbem introiret, satis maturauerat, donec obsessi Capitolii fama cunctos simul exciret.
retrasaba con un propósito engañoso después de recibir una carta secreta de Vitelio, en la que se le ofrecía como premio de su traición el consulado, el matrimonio con su hija 433 y una rica dote. [2] Otros han mantenido que todo esto fue un invento para agradar a Muciano. Algunos pensaban que todos los generales tomaron la decisión de amenazar con la guerra antes que llevarla a Roma, dado que las cohortes más fuertes habían abandonado a Vitelio y parecía que, al verse privado de todas las defensas, su abdicación sería inminente. Pero todo se había estropeado, decían, por las prisas y posterior cobardía de Sabino, quien, después de tomar temerariamente las armas, había sido incapaz de defender frente a tres cohortes la ciudadela del Capitolio, perfectamente defendida e inexpugnable incluso para grandes ejércitos. [3] No es fácil echar a uno solo la culpa que fue de todos. En efecto, Muciano retrasaba a los vencedores con sus cartas ambiguas, mientras Antonio, con su complacencia a destiempo, se ganaba la condena con el hecho mismo de dirigir las críticas hacia otro 434; y los demás generales, al dar la guerra por terminada, hicieron que su final fuera sonado. Ni siquiera Petilio Cerial, enviado por delante con mil jinetes, con el objetivo de acortar camino por la comarca Sabina y entrar en Roma por la vía Salaria 435, se había dado mucha prisa, hasta que la noticia del asedio del Capitolio los despertó a todos de golpe.
[3,79] Antonius per Flaminiam ad Saxa rubra multo iam noctis serum auxilium uenit. illic interfectum Sabinum, conflagrasse Capitolium, tremere urbem, maesta omnia accepit; plebem quoque et seruitia pro Vitellio armari nuntiabatur. et Petilio Ceriali equestre proelium aduersum fuerat; namque incautum et tamquam ad uictos ruentem Vitelliani,
79. Antonio llegó por la vía Flaminia a Rocas Rojas 436 ya muy avanzada la noche, pero la ayuda fue tardía. Allí se enteró de la muerte de Sabino, del incendio del Capitolio, del pánico en Roma y de que todo eran desgracias. Se le informó también de que la plebe y los esclavos estaban siendo armados para defender a Vitelio. Además, el enfrentamiento ecuestre fue adverso para Petilio Cerial, pues, al avanzar desprevenido y como si se lanzara contra enemigos vencidos, los
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La segunda hija de Vitelio y Galeria Fundana; cf. HEUBNER, Historien III, pág. 186. Es decir, «al procurar hacer recaer sobre otro (sobre Muciano) la indignación (causada por el incendio del Capitolio)», como explica BASSOLS, Historias III, pág. 136. 435 Esto sucedía no antes del mediodía del 18 de diciembre; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 181. La vía Salaria era una calzada que comunicaba Roma con Ascoli en el mar Adriático: Porta Collina-Reate-Asculum- Truentum; cf. NASH, Pictorial Dictionary…, II, pág. 229; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 318-319. 436 La localidad estaba situada a 13 kilómetros al norte de Roma cerca de la moderna Grottarossa en la vía Flaminia; cf. WELLESLEY, Histories III, págs. 236-237. 434
interiectus equiti pedes, excepere. [2] pugnatum haud procul urbe inter aedificia hortosque et anfractus uiarum, quae gnara Vitellianis, incomperta hostibus metum fecerant. neque omnis eques concors, adiunctis quibusdam, qui nuper apud Narniam dediti fortunam partium speculabantur. capitur praefectus alae Iulius Flauianus; ceteri foeda fuga consternantur, non ultra Fidenas secutis uictoribus.
vitelianos lo recibieron con fuerzas conjuntas de caballería e infantería. [2] Se luchó no lejos de Roma entre edificios, jardines y recovecos de los caminos 437, los cuales, familiares a los vitelianos y extraños a sus enemigos, provocaron el miedo entre estos. Tampoco toda la caballería actuaba al unísono, pues se habían agregado algunos que se habían rendido hacía poco en Narnia y andaban especulando sobre las posibilidades de cada bando. Fue capturado el comandante del escuadrón Julio Flaviano, mientras que los demás se dispersaron en una vergonzosa huida, aunque los vencedores no les siguieron más allá de Fidenas 438.
[3,80] Eo successu studia populi aucta; uulgus urbanum arma cepit. paucis scuta militaria, plures raptis quod cuique obuium telis signum pugnae exposcunt. agit grates Vitellius et ad tuendam urbem prorumpere iubet. mox uocato senatu deliguntur legati ad exercitus ut praetexto rei publicae concordiam pacemque suaderent. [2] uaria legatorum sors fuit. qui Petilio Ceriali occurrerant extremum discrimen adiere, aspernante milite condiciones pacis. uulneratur praetor Arulenus Rusticus: auxit inuidiam super uiolatum legati praetorisque nomen propria dignatio uiri. pulsantur comites, occiditur proximus lictor, dimouere turbam ausus: et ni dato a duce praesidio defensi forent, sacrum etiam inter exteras gentis legatorum ius ante ipsa patriae moenia ciuilis rabies usque in exitium temerasset. aequioribus animis accepti
80. Aquel éxito redobló el entusiasmo del pueblo. La plebe de Roma tomó las armas. Unos pocos se hicieron con escudos, los más cogieron cualquier arma que podían encontrar y reclamaban la señal de ataque. Vitelio les dio las gracias y les ordenó que corrieran a defender Roma. Más tarde, se convocó al Senado 439 y se eligió una delegación 440 para verse con los ejércitos flavianos con la finalidad de proponerles la concordia y la paz en interés del Estado. [2] Diversa fue la suerte de los legados. Los que se acercaron a Petilio Cerial corrieron un peligro extremo, porque los soldados rechazaban las condiciones de paz. Hirieron al pretor Aruleno Rústico 441. Generó una mayor repulsa la propia dignidad de este hombre, más allá de que se hubiera violado su rango de embajador y pretor. Sus acompañantes fueron zarandeados, se mató al lictor que estaba más cerca por atreverse a apartar a la multitud y, si no hubiera sido porque Cerial les puso una escolta para defenderlos, la locura de la guerra civil hubiera llegado a mancillar hasta la muerte, ante las mismas murallas de la patria, el derecho de los embajadores, sagrado incluso entre los pueblos extranjeros. Con
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Se alude a los suburbios del noreste de Roma; cf. SUETONIO, Nerón 48. Estaba situada a 8 kilómetros de Roma. 439 El día 19 de diciembre sobre el mediodía. 440 Cf. K. WILLIAMS, «Tacitus’ Senatorial Embassies of 69 CE», en V. E. PAGÁN, ed., A Companion to Tacitus, WileyBlackwell. 2012, págs. 222-231. 441 Aruleno Rústico era un famoso estoico (grupo de Trásea Peto y Helvidio Prisco) que murió por orden de Domiciano en el año 94 d. C. Había sido tribuno en el 66. pretor en el 69 y cónsul suffectus en el 92. Cf. Anales XVI; 26, 4; PLINIO EL JOVEN, Cartas I 5, 2; HEUBNER, Historien III, pág. 189; WELLESLEY, Histories III, pág. 231; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 319; ASH, The Histories, pág. 294. 438
sunt qui ad Antonium uenerant, non quia modestior miles, sed duci plus auctoritatis.
ánimos más tranquilos fueron recibidos los delegados que se presentaron ante Antonio 442, no porque los soldados fueran más disciplinados, sino porque el general tenía más autoridad.
[3,81] Miscuerat se legatis Musonius Rufus equestris ordinis, studium philosophiae et placita Stoicorum aemulatus; coeptabatque permixtus manipulis, bona pacis ac belli discrimina disserens, armatos monere. id plerisque ludibrio, pluribus taedio: nec deerant qui propellerent proculcarentque, ni admonitu modestissimi cuiusque et aliis minitantibus omisisset intempestiuam sapientiam. [2] obuiae fuere et uirgines Vestales cum epistulis Vitellii ad Antonium scriptis: eximi supremo certamini unum diem postulabat: si moram interiecissent, facilius omnia conuentura. uirgines cum honore dimissae; Vitellio rescriptum Sabini caede et incendio Capitolii dirempta belli commercia.
81. Entre los delegados se encontraba Musonio Rufo 443, de la clase ecuestre, hombre dedicado al estudio de la filosofía y de las doctrinas estoicas. Mezclado con la tropa intentaba aconsejar a hombres armados disertando sobre las bondades de la paz y los peligros de la guerra. Ello provocó la burla en muchos y el aburrimiento en los más. Y no faltaron quienes estaban dispuestos a empujarle y pisotearle, si no hubiera sido porque, a instancias de los más moderados y las amenazas del resto, dejó de lado su inoportuna sabiduría. [2] También les salieron al encuentro las vírgenes Vestales con una carta de Vitelio dirigida a Antonio. Solicitaba un día de tregua para la batalla final, pues, si aceptaban un retraso, todo se arreglaría más fácilmente. Las vírgenes fueron despedidas con los honores debidos. Se respondió a Vitelio que con el asesinato de Sabino y el incendio del Capitolio se habían roto las negociaciones usuales en la guerra.
[3,82] Temptauit tamen Antonius uocatas ad contionem legiones mitigare, ut castris iuxta pontem Muluium positis postera die urbem ingrederentur. ratio cunctandi, ne asperatus proelio miles non populo, non senatui, ne templis quidem ac delubris deorum consuleret. sed omnem prolationem ut inimicam uictoriae suspectabant; simul fulgentia per collis uexilla, quamquam imbellis
82. Con todo, Antonio intentó calmar a las legiones 444, convocándolas a una asamblea para persuadirles de que acamparan junto al puente Mulvio 445 para entrar al día siguiente en Roma. El motivo de la demora fue el miedo a que los soldados, enardecidos por la batalla, no tuvieran consideración ni con el pueblo ni con el Senado y ni siquiera con los templos y santuarios de los dioses. Pero los soldados desconfiaban de cualquier aplazamiento como contrario a la victoria. Además, los estandartes relucientes por las colinas 446, aunque les
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Sería la tarde del 19 de diciembre. Musonio Rufo, que vivió durante el siglo I d. C., fue un filósofo estoico de gran influencia en Roma, maestro de Epicteto; cf. IV 10; C. E. LUTZ, «Musonius Rufus, the Roman Socrates», Yale Class. Stud. 10 (1947), 3-147; G. D. KILPATRICK, «A fragment of Musonius», Class. Review 63 (1949), 94; HEUBNER, Historien III, págs. 190-191; WELLESLEY, Histories III, pág. 233; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág.320; C. KING, Musonius Ruf us. Lectures and Sayings (with a pref ace by William B. Irvine), Lulu, 2010. 444 Sería en la mañana del día 20 de diciembre. El día 21 entraron en Roma las fuerzas flavianas, según Tácito, pero la realidad fue que Roma fue tomada el día anterior; cf. WELLESLEY, Histories III, pág. 183. 445 Cf. I 87, 1; II 89, 1. 446 Cf. DIÓN CASIO, LXIV 19, 2. 443
populus sequeretur, speciem hostilis exercitus fecerant. [2] tripertito agmine pars, ut adstiterat, Flaminia uia, pars iuxta ripam Tiberis incessit; tertium agmen per Salariam Collinae portae propinquabat. plebs inuectis equitibus fusa; miles Vitellianus trinis et ipse praesidiis occurrit. proelia ante urbem multa et uaria, sed Flauianis consilio ducum praestantibus saepius prospera. ii tantum conflictati sunt qui in partem sinistram urbis ad Sallustianos hortos per angusta et lubrica uiarum flexerant. [3] superstantes maceriis hortorum Vitelliani ad serum usque diem saxis pilisque subeuntis arcebant, donec ab equitibus, qui porta Collina inruperant, circumuenirentur. concurrere et in campo Martio infestae acies. pro Flauianis fortuna et parta totiens uictoria: Vitelliani desperatione sola ruebant, et quamquam pulsi, rursus in urbe congregabantur.
siguieran civiles sin idea de la guerra, daban la impresión de un ejército enemigo. [2] Las fuerzas flavianas avanzaron en tres columnas. Una, según estaba, avanzó por la vía Flaminia, una segunda marchó a lo largo de la orilla del Tíber, mientras que la tercera se acercaba a la Puerta Colina por la vía Salaria 447. La plebe fue puesta en fuga con una carga de la caballería. Los soldados vitelianos les salieron al encuentro, también ellos mismos en tres columnas. Los combates delante de la ciudad fueron muchos y de suerte varia, pero fueron las más de las veces favorables a los flavianos superiores por la prudencia de sus jefes. [3] Las únicas tropas que se vieron en apuros fueron las que se habían desviado hacia la parte izquierda de la ciudad junto a los Jardines de Salustio 448 por calles estrechas y resbaladizas. Los vitelianos, encaramados a los muros de los jardines, bloquearon con piedras y lanzas la subida de los atacantes hasta entrada la tarde, cuando quedaron rodeados por la caballería que había irrumpido por la Puerta Colina 449. Columnas enemigas se enfrentaron también en el Campo de Marte 450. A favor de los flavianos jugaba la fortuna y la victoria tantas veces lograda, mientras que los vitelianos lanzaban ataques solo por la desesperación y, aunque derrotados, volvían a formarse dentro de la ciudad.
[3,83] Aderat pugnantibus spectator populus, utque in ludicro certamine, hos, rursus illos clamore et plausu fouebat. quotiens pars altera inclinasset, abditos in tabernis aut si quam in domum perfugerant, erui iugularique expostulantes parte maiore praedae potiebantur: nam milite ad sanguinem et caedis obuerso spolia in uulgus cedebant. [2] saeua ac deformis urbe tota facies: alibi proelia et uulnera, alibi balineae popinaeque; simul cruor et strues corporum, iuxta scorta et scortis similes; quantum in luxurioso otio libidinum,
83. El pueblo asistía a la lucha como si estuviera en los combates del circo, animando a unos y a otros en medio de griteríos y aplausos. Cada vez que un bando cedía, a los que se escondían en las tiendas o se habían refugiado en alguna casa exigían que los sacaran a la calle y los degollaran, apoderándose de la mayor parte del botín, pues los soldados, absorbidos en la sangre y las matanzas, cedían los despojos al vulgo. [2] Toda la ciudad presentaba una cara cruel y desfigurada 451: en un sitio, combates y heridas; en otro, baños y tabernas; juntos sangre y pilas de cadáveres, al lado prostitutas y libertinos. Se ofrecían todas las pasiones de un ocio entregado a los vicios, todos los crímenes típicos de un saqueo sin piedad, hasta el punto
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Cf. III 78, 3. Cf. Anales XIII 47, 2 y nota de MORALEJO: «Los Horti Sallustiani se hallaban en las proximidades de la actual Vía Véneto»: cf. BASSOLS, Historias III, pág. 141; NASH, Pictorial Dictionary…, I, págs. 491-499. 449 Cf. III 82, 2. 450 Cf. I 86, 3; cf. BASSOLS, Historias III, pág. 141; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 321. 451 La metáfora se encuentra en SALUSTIO (Conjuración de Catilina, XXXI 1) y en LIVIO (XXXI 24,3). 448
quidquid in acerbissima captiuitate scelerum, prorsus ut eandem ciuitatem et furere crederes et lasciuire. [3] conflixerant (et) ante armati exercitus in urbe, bis Lucio Sulla, semel Cinna uictoribus, nec tunc minus crudelitatis: nunc inhumana securitas et ne minimo quidem temporis uoluptates intermissae: uelut festis diebus id quoque gaudium accederet, exultabant, fruebantur, nulla partium cura, malis publicis laeti.
de que se podría pensar que la misma ciudad se había sumido en la locura y la disipación. [3] Es cierto que antes también se habían enfrentado en Roma ejércitos armados, con la victoria de Lucio Sila en dos ocasiones y de Cinna en una 452, y con no menos crueldad. Pero ahora reinaba una despreocupación inhumana sin que las diversiones 453 se interrumpiesen ni siquiera un instante. Y, como si esto no fuera más que un entretenimiento añadido a unos días de fiesta, la gente se regodeaba y disfrutaba sin preocuparse en absoluto por ninguno de los dos bandos y encantada con las desgracias del Estado. Final de Vitelio
[3,84] Plurimum molis in obpugnatione castrorum fuit, quae acerrimus quisque ut nouissimam spem retinebant. eo intentius uictores, praecipuo ueterum cohortium studio, cuncta ualidissimarum urbium excidiis reperta simul admouent, testudinem tormenta aggeres facesque, quidquid tot proeliis laboris ac periculi hausissent, opere illo consummari clamitantes. [2] urbem senatui ac populo Romano, templa dis reddita: proprium esse militis decus in castris: illam patriam, illos penatis. ni statim recipiantur, noctem in armis agendam. contra Vitelliani, quamquam numero fatoque dispares, inquietare uictoriam, morari pacem, domos arasque cruore foedare suprema uictis solacia amplectebantur. [3] multi semianimes super turris et propugnacula moenium expirauere: conuulsis portis reliquus globus obtulit se uictoribus, et cecidere omnes contrariis uulneribus, uersi in hostem: ea cura etiam morientibus decori exitus fuit.
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84. La mayor dificultad estuvo en el asalto del campamento pretoriano 454, donde resistían los vitelianos más decididos como su última esperanza. Esto espoleó a los vencedores, poniendo un especial empeño las antiguas cohortes 455. Emplearon al mismo tiempo toda la maquinaria que se había inventado para la destrucción de las ciudades más fuertes: tortugas, catapultas, terraplenes y teas ardiendo, e iban gritando que todo el sufrimiento y peligro que habían soportado en tantas batallas lo iban a coronar con esta operación. [2] Roma, decían, había sido devuelta a Senado y al pueblo romano y los templos a los dioses. El honor del soldado estaba en su campamento: esa era su patria, ese su hogar. Si no lo recuperaban rápidamente, tendrían que pasar la noche en armas. Por su parte, los Vitelianos, aunque desiguales en número y suerte, dificultaban la victoria, retrasaban la paz, profanaban con sangre casas y altares, agarrándose al último consuelo que se deja a los vencidos. [3] Muchos, medio muertos, expiraron sobre las torres y baluartes de las murallas. Cuando las puertas se vinieron abajo, los supervivientes formaron un grupo compacto y cargaron contra los vencedores. Todos cayeron heridos de frente y vueltos hacia el enemigo 456: tal fue la preocupación que tuvieron, incluso en el momento de la muerte, por un final glorioso.
L. Sila en los años 88 y 82 a. C. y L. Cinna en el año 87 a. C. Se estaban celebrando las fiestas Saturnales (17-23 de diciembre): cf. III 77, 2. 454 Estaba en las afueras de Roma junto a la puerta Colina; cf. III 82, 3. 455 Eran las cohortes pretorianas de Otón, licenciadas por Vitelio (II 67, 1) y devueltas al servicio por Vespasiano (II 82, 3; III 43, 1); HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 322. 456 Murieron más de 50.000 hombres; cf. JOSEFO, La guerra de los judíos, IV 650. La escena recuerda a los partidarios de Catilina caídos en la batalla de Pistoya el 63 a. C.; cf. SALUSTIO, Conjuración de Catilina LXI 3. 453
[4] Vitellius capta urbe per auersam Palatii partem Auentinum in domum uxoris sellula defertur, ut si diem latebra uitauisset, Tarracinam ad cohortis fratremque perfugeret. dein mobilitate ingenii et, quae natura pauoris est, cum omnia metuenti praesentia maxime displicerent, in Palatium regreditur uastum desertumque, dilapsis etiam infimis seruitiorum aut occursum eius declinantibus. terret solitudo et tacentes loci; temptat clausa, inhorrescit uacuis; fessusque misero errore et pudenda latebra semet occultans ab Iulio Placido tribuno cohortis protrahitur. [5] uinctae pone tergum manus; laniata ueste, foedum spectaculum, ducebatur, multis increpantibus, nullo inlacrimante: deformitas exitus misericordiam abstulerat. obuius e Germanicis militibus Vitellium infesto ictu per iram, uel quo maturius ludibrio eximeret, an tribunum adpetierit, in incerto fuit: aurem tribuni amputauit ac statim confossus est.
[4] Tras la captura de Roma, Vitelio fue trasladado en una litera a la casa de su esposa 457 en el Aventino por la parte trasera del Palacio, con la idea de que, si lograba pasar el día escondido, pudiera huir a Tarracina junto a las cohortes y su hermano. Luego, debido a su carácter veleidoso y a que al que recela de todo le desagradan especialmente los sucesos del momento, como ocurre en las situaciones de pánico, regresó a Palacio, enorme y desierto, pues incluso se habían escabullido los esclavos más humildes o rehuían encontrarse con él. Le aterraban la soledad y el silencio del lugar 458. Intentaba abrir puertas cerradas: el vacío le producía horror. Cansado de su triste vagar, se ocultó en un vergonzoso escondite 459, del que le sacó a rastras el tribuno de la cohorte Julio Plácido. [5] Le ataron las manos detrás de la espalda y lo condujeron con la ropa desgarrada ofreciendo un espectáculo lamentable. Muchos lo increpaban y nadie lloraba por él. Su repugnante final había acabado con la compasión. Uno de sus soldados de Germania salió al paso de Vitelio asestándole un golpe lleno de ira, aunque no se está seguro si fue para librarle cuanto antes de las burlas 460 o si su objetivo había sido el tribuno. De todas formas, cortó una oreja al tribuno e inmediatamente cayó acribillado a puñaladas 461.
[3,85] Vitellium infestis mucronibus coactum modo erigere os et offerre contumeliis, nunc cadentis statuas suas, plerumque rostra aut Galbae occisi locum contueri, postremo ad Gemonias, ubi corpus Flauii Sabini iacuerat, propulere. una uox non degeneris animi
85. A punta de espada se obligó a Vitelio ya a levantar la cara y exponerla a las burlas, ya a contemplar el derribo de sus propias estatuas y, especialmente, los Rostros462 y el lugar del asesinato de Galba 463. Finalmente, lo empujaron hasta las escaleras Gemonias 464, donde yacía el cuerpo de Flavio Sabino. Se le oyó una frase de un espíritu no innoble, cuando a un tribuno que lo
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Galeria Fundana; cf. SUETONIO, Vitelio VI. Se ha visto en esta frase (terret solitudo et tacentes loci) un eco de Virgilio, Eneida VI 265 (loca nocte tacentia late); cf. también ibidem, VI 728 y 755; E. KEITEL, «The Virgilian reminiscences at Tacitus, Histories 3.84.4», Class. Quarterly 58 (2008), 705-708. 459 Cf. SUETONIO, Vitelio XVI; DIÓN CASIO, LXIV 20. 460 La anécdota es contada también por DIÓN CASIO (LXV 21, 1-2), pero no por Suetonio. 461 Sobre la muerte de Vitelio, léase a SUETONIO, Vitelio XVII; cf. D. S. LEVENE, «Pity, Fear, and the Historical Audience: Tacitus on the Fall of Vitellius», en S. M. BRAUND y C. GILL, eds., The Passions in Roman Thought and Literature, Cambridge, 1997, págs. 128-149. 462 Cf. III 70, 1; SUETONIO, Vitelio XV 2. 463 Galba murió el 15 de enero del 69; cf. I 41, 2. 464 Cf. III 74, 2. 458
excepta, cum tribuno insultanti se tamen imperatorem eius fuisse respondit; ac deinde ingestis uulneribus concidit. et uulgus eadem prauitate insectabatur interfectum qua fouerat uiuentem.
insultaba, le respondió que pese a todo él había sido su emperador 465. Entonces cayó bajo una lluvia de golpes 466. Y el pueblo se ensañó con el muerto con la misma vileza con que lo había apoyado en vida 467.
[3,86] Patrem illi ... Luceriam. septimum et quinquagensimum aetatis annum explebat, consulatum, sacerdotia, nomen locumque inter primores nulla sua industria, sed cuncta patris claritudine adeptus. [2] principatum ei detulere qui ipsum non nouerant: studia exercitus raro cuiquam bonis artibus quaesita perinde adfuere quam huic per ignauiam. inerat tamen simplicitas ac liberalitas, quae, ni adsit modus, in exitium uertuntur. amicitias dum magnitudine munerum, non constantia morum contineri putat, meruit magis quam habuit. rei publicae haud dubie intererat Vitellium uinci, sed imputare perfidiam non possunt qui Vitellium Vespasiano prodidere, cum a Galba desciuissent. [3] Praecipiti in occasum die ob pauorem magistratuum senatorumque, qui dilapsi ex urbe aut per domos clientium semet occultabant, uocari senatus non potuit. Domitianum, postquam nihil hostile metuebatur, ad duces partium progressum et Caesarem consalutatum miles frequens utque erat in armis in paternos penatis deduxit.
86. Vitelio era originario de Luceria 468. Tenía 57 años de edad 469. Había alcanzado el consulado, sacerdocios 470, un nombre y una posición entre los mejores, pero todo lo había conseguido gracias al prestigio de su padre y sin el menor esfuerzo por su parte. [2] Le entregaron el consulado quienes no lo conocían de verdad. Pocos lograron el favor del ejército con buenas acciones como él lo hizo a través de la cobardía. Sin embargo, tenía sencillez y generosidad, cualidades que pueden abocar a la destrucción, si no se practican con mesura. Y como pensaba que la amistad se asegura por el tamaño de los regalos y no por la firmeza del carácter, obtuvo en la vida más de lo que consiguió. No hay duda de que interesaba al Estado la derrota de Vitelio, pero no pueden hacer virtud de su traición quienes le entregaron a Vespasiano después de haber abandonado a Galba 471.
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[3] El día se precipitaba a su ocaso 472 y, debido al pánico de magistrados y senadores, quienes se habían escabullido de la ciudad o se estaban ocultando por las casas de sus clientes, fue imposible convocar al Senado. Domiciano, cuando nada había que temer del enemigo, se presentó ante los líderes flavianos y fue saludado con el título de César 473. Tropas numerosas, tal como estaban en armas, lo escoltaron hasta el hogar de sus antepasados.
Cf. DIÓN CASIO, LXV 21, 2. El asesinato de Vitelio tuvo lugar el 20 de diciembre del 69; cf. HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, pág. 323. 467 Sobre la actitud del vulgo hacia Vitelio, léase a Z. YAVETZ, «Vitellius and the ‘Fickleness of the Mob’», Historia 18 (1969), 557-569; HELLEGOUARC’H, Histoires II-III, págs. 323-324. 468 Cf. I 9, 1; 52; III 63, 3. SUETONIO (Vitelio I 3) lo hace nativo de Nuceria, en Apulia, a 15 kilómetros de Foggia. 469 Vitelio había nacido el 7 o el 24 de septiembre del año 12 d. C. Tenía, pues, 57 años; cf. L. HOLZAPFEL, «Römische Kaiserdaten», Klio 15 (1918), 105-8; HEUBNER, Historien III, págs. 198-199. 470 Vitelio fue cónsul en el año 48 con Vipstano Publícola y pertenecía a los decemviri sacris f aciundis y al Colegio de los Hermanos Arvales; cf. HEUBNER, Historien III, pág. 199. 471 Alusión a Alieno Cécina (II 100-101, III 13-14) y Lucilio Baso (III 12). 472 La imagen del atardecer evoca tanto el final del libro III como una cierta melancolía por lo incierto de los acontecimientos. 473 Cf. SUETONIO, Domiciano I 3; K. WELLESLEY, «Three Historical Puzzles in Histories 3», Class. Quarterly 6 (1956), 211214. 466
LIBER IV LIBRO IV SINOPSIS (Año 69 d. C., últimos días; año 70 d. C., inicios)
1-11 12-37 38-47 48-50 51-53 54-79 80 81-86
Sucesos en Roma La revuelta de los batavos (I) Roma a comienzos del año 70 d. C. África Alejandría La revuelta de los batavos (II) Retiro de Antonio Primo Vespasiano en Alejandría Sucesos en Roma 1
[4,1] Interfecto Vitellio bellum magis desierat quam pax coeperat. armati per urbem uictores implacabili odio uictos consectabantur: plenae caedibus uiae, cruenta fora templaque, passim trucidatis, ut quemque fors obtulerat. ac mox augescente licentia scrutari ac protrahere abditos; si quem procerum habitu et iuuenta conspexerant, obtruncare nullo militum aut populi discrimine. [2] quae saeuitia recentibus odiis sanguine explebatur, dein uerterat in auaritiam. nihil usquam secretum aut clausum sinebant, Vitellianos occultari simulantes. initium id perfringendarum domuum, uel si resisteretur, causa caedis; nec deerat egentissimus quisque e plebe et pessimi seruitiorum prodere ultro ditis dominos, alii ab amicis monstrabantur. [3] ubique lamenta, conclamationes et fortuna captae urbis, adeo ut Othoniani Vitellianique militis inuidiosa antea petulantia desideraretur. duces partium accendendo ciuili bello acres, temperandae uictoriae impares, quippe inter turbas et 1
1. La ejecución de Vitelio marcó el final de las hostilidades más que el comienzo de la paz. Los vencedores recorrían Roma a la caza de los vencidos con un odio implacable; los cadáveres llenaban las calles, los foros y templos estaban teñidos de sangre, pues degollaban por doquier a las víctimas que la suerte les ponía por delante. Luego, al aumentar el libertinaje, buscaban y arrastraban a los que se escondían. Al que veían que llamara la atención por su estatura o juventud2 lo degollaban sin distinguir a soldados y civiles. [2] Esta crueldad provocada por los odios todavía recientes se saciaba de sangre, pero después se transformó en codicia. No respetaban ningún lugar secreto o cerrado con el pretexto de que allí se ocultaban los vitelianos. Ese era el comienzo del allanamiento de casas y, si encontraban resistencia, esa era la excusa para matar. Los más pobres de la plebe y los peores esclavos no perdían la ocasión de traicionar rápidamente a sus dueños ricos. Otros eran denunciados por sus amigos. [3] Por todas partes se oían lamentos, gemidos: era la suerte de una ciudad conquistada, hasta el punto de que se echaba de menos la odiosa indisciplina anterior de las tropas de Otón y Vitelio. Los generales flavianos eran entusiastas para desencadenar una guerra civil, pero incapaces para controlar la victoria, pues en los
Cf. H. HEUBNER, P. Cornelius Tacitus, Die Historien, Band IV, Heidelberg, 1976, págs. 13-17. Tales características eran propias de los germanos que habían luchado a favor de Vitelio en las cohortes auxiliares; cf. M. BASSOLS DE CLIMENT, Cornelio Tácito, Historias, libro cuarto, Madrid-Barcelona, 1955, pág. 2.
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discordias pessimo cuique plurima uis, pax et quies bonis artibus indigent.
disturbios y conflictos los peores son los que más pueden, mientras que la paz y la tranquilidad requieren buenas condiciones.
[4,2] Nomen sedemque Caesaris Domitianus acceperat, nondum ad curas intentus, sed stupris et adulteriis filium principis agebat. praefectura praetorii penes Arrium Varum, summa potentiae in Primo Antonio. is pecuniam familiamque e principis domo quasi Cremonensem praedam rapere: ceteri modestia uel ignobilitate ut in bello obscuri, ita praemiorum expertes. [2] ciuitas pauida et seruitio parata occupari redeuntem Tarracina L. Vitellium cum cohortibus extinguique reliqua belli postulabat: praemissi Ariciam equites, agmen legionum intra Bouillas stetit. nec cunctatus est Vitellius seque et cohortis arbitrio uictoris permittere, et miles infelicia arma haud minus ira quam metu abiecit. longus deditorum ordo saeptus armatis per urbem incessit, nemo supplici uultu, sed tristes et truces et aduersum plausus ac lasciuiam insultantis uulgi immobiles. [3] paucos erumpere ausos circumiecti pressere; ceteri in custodiam conditi, nihil quisquam locutus indignum, et quamquam inter aduersa, salua uirtutis fama. dein L. Vitellius interficitur, par uitiis fratris, in principatu eius uigilantior, nec perinde prosperis socius quam aduersis abstractus.
2. Domiciano había aceptado el título de César y el palacio imperial 3. Todavía no se sentía preparado para las responsabilidades oficiales, pero actuaba como hijo del emperador para cometer estupros y adulterios 4. La prefectura del pretorio se puso en manos de Arrio Varo 5, pero el poder supremo permaneció en manos de Antonio Primo. Este se apropiaba de dinero y esclavos procedentes de la casa imperial como si fuera el botín de Cremona. Los demás, sin brillo en la guerra por su modestia o por su humilde cuna, se quedaron igualmente sin recompensas. [2] Los ciudadanos, aterrados y dispuestos a la esclavitud, urgían a que se interceptara a L. Vitelio de regreso de Tarracina con sus cohortes y se apagaran los rescoldos de la guerra. Se envió la caballería a Aricia, mientras las columnas legionarias tomaron posiciones en Bovillae 6. Vitelio no dudó en entregarse él y sus cohortes a la discreción del vencedor y sus soldados depusieron sus desafortunadas armas con no menos rabia que miedo. Largas filas de prisioneros desfilaron por Roma escoltadas por gente armada. Nadie mostró un gesto de súplica, sino que serios y desafiantes soportaban impasibles los abucheos e insultos groseros de la plebe. [3] Unos pocos que intentaron romper la formación fueron rodeados y aplastados. Los demás fueron puestos en prisión y a ninguno se le escuchó ninguna expresión indigna, dejando a salvo la fama de su valor incluso en circunstancias tan adversas. Después se ejecutó a Lucio Vitelio, igual de vicioso que su hermano 7, pero más diligente durante su principado, aunque no compartió sus éxitos en la misma medida que sufrió sus fracasos.
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Cf. III 86, 3; SUETONIO, Domiciano I 3. Galba también había ostentado el nombre de César (SUETONIO, Galba XI; DIÓN CASIO, LXIII 29, 6). Este había otorgado el mismo título a su heredero Pisón (I 29, 2; 30, 2), mientras Vitelio había rehusado tal nombramiento (I 62, 1; II 62, 2). 4 Cf. IV 39, 1; SUETONIO, Domiciano I 3; III; K. H. WATERS, «The character of Domitian», Phoenix 18 (1964), 49-77. 5 Cf. III 6, 1; IV 39, 4; 68, 1. 6 Bovillae, la actual Bovilas, estaba situada a cuatro millas de Roma en la vía Apia, mientras que Aricia se encontraba a doce millas; cf. III 46, 2. 7 Cf. III 77, 4.
[4,3] Isdem diebus Lucilius Bassus cum expedito equite ad componendam Campaniam mittitur, discordibus municipiorum animis magis inter semet quam contumacia aduersus principem. uiso milite quies et minoribus coloniis impunitas: Capuae legio tertia hiemandi causa locatur et domus inlustres adflictae, cum contra Tarracinenses nulla ope iuuarentur. [2] tanto procliuius est iniuriae quam beneficio uicem exoluere, quia gratia oneri, ultio in quaestu habetur. solacio fuit seruus Vergilii Capitonis, quem proditorem Tarracinensium diximus, patibulo adfixus in isdem anulis quos acceptos a Vitellio gestabat. [3] at Romae senatus cuncta principibus solita Vespasiano decernit, laetus et spei certus, quippe sumpta per Gallias Hispaniasque ciuilia arma, motis ad bellum Germaniis, mox Illyrico, postquam Aegyptum Iudaeam Syriamque et omnis prouincias exercitusque lustrauerant, uelut expiato terrarum orbe cepisse finem uidebantur: addidere alacritatem Vespasiani litterae tamquam manente bello scriptae. [4] ea prima specie forma; ceterum ut princeps loquebatur, ciuilia de se, et rei publicae egregia. nec senatus obsequium deerat: ipsi consulatus cum Tito filio, praetura Domitiano et consulare imperium decernuntur.
3. Por los mismos días se envió a Lucilio Baso 8 con caballería ligera para restaurar el orden en Campania, pues los municipios 9 tenían los ánimos soliviantados, más por rivalidad entre ellos mismos que por insubordinación contra el nuevo emperador. Cuando vieron a las tropas se calmaron, y no se castigó a las colonias más pequeñas. La legión III se estableció en Capua 10 para pasar el invierno, quedando arruinadas las casas ilustres. Tarracina, por su parte, no obtuvo ninguna ayuda. [2] Se tiende más a vengar los agravios que a devolver los favores, porque la gratitud se ve como una carga y la venganza como una ganancia. Sirvió de consuelo el hecho de que el esclavo de Vergilio Capitón, quien, según contamos 11, había traicionado a Tarracina, fuera clavado en un madero con los mismos anillos que llevaba desde que Vitelio se los había regalado 12. [3] Por otro lado, en Roma el Senado, lleno de alegría y esperanza, concedió a Vespasiano todos los honores imperiales al uso 13. Y es que la guerra civil, que comenzó en las provincias de las Galias e Hispania y que arrastró a la guerra a las Germanias y luego al Ilírico para atravesar a Egipto, a Judea, a Siria y a cada provincia y ejército, parecía que había llegado a su fin con la sensación de haber purificado a todo el mundo. [4] Avivó el entusiasmo una carta de Vespasiano escrita como si la guerra no hubiera terminado. Esa fue la primera impresión, pero hablaba como si fuera el emperador: modestamente sobre él y como un hombre de Estado sobre los asuntos públicos. Al Senado a su vez no le faltó acatamiento: le otorgó por decreto el consulado junto a él y a su hijo Tito y a Domiciano, la pretura y los poderes de cónsul 14.
[4,4] Miserat et Mucianus epistulas ad senatum, quae materiam sermonibus praebuere. si priuatus esset, cur publice
4. Muciano había enviado también al Senado un despacho que dio pábulo a las habladurías. Se decía que, si era un simple ciudadano, ¿por qué hablaba a
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Cf. II 100, 3; 101, 2; III 12, 1. Capua y Puteoli; cf. III 57, 1; G. E. F. CHILVER, A Historical Commentary on Tacitus’ Histories IV and V, Oxford, 1985, pág. 24. 10 Capua se había mantenido leal a Vitelio (III 57, 1), mientras que Tarracina había Optado por Vespasiano. La legión III Gallica fue devuelta a Siria (IV 39, 4); cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 20; J. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, París, 20032, pág. 107. 11 Cf. III 77, 1. 12 Eran las insignias de la clase de los caballeros; cf. I 13, 1; BASSOLS, Historias IV, pág. 8. 13 Así consta en el Senatus consultum de imperio Vespasiani; cf. CIL VI 930. Cf. I 47. 1; II 55, 2; CHILVER, Historical commentary IV-V, pág. 25; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 107. 14 Esto se debía a que Vespasiano y Tito se encontraban en Oriente. 9
loqueretur? potuisse eadem paucos post dies loco sententiae dici. ipsa quoque insectatio in Vitellium sera et sine libertate: id uero erga rem publicam superbum, erga principem contumeliosum, quod in manu sua fuisse imperium donatumque Vespasiano iactabat. [2] ceterum inuidia in occulto, adulatio in aperto erant: multo cum honore uerborum Muciano triumphalia de bello ciuium data, sed in Sarmatas expeditio fingebatur. adduntur Primo Antonio consularia, Cornelio Fusco et Arrio Varo praetoria insignia. mox deos respexere; restitui Capitolium placuit. [3] eaque omnia Valerius Asiaticus consul designatus censuit: ceteri uultu manuque, pauci, quibus conspicua dignitas aut ingenium adulatione exercitum, compositis orationibus adsentiebantur. ubi ad Heluidium Priscum praetorem designatum uentum, prompsit sententiam ut honorificam in bonum principem, * * * falsa aberant, et studiis senatus attollebatur. isque praecipuus illi dies magnae offensae initium et magnae gloriae fuit.
título oficial? Hubiera podido decir lo mismo pocos días después en su turno de palabra en el Senado. Además, la misma saña contra Vitelio parecía tardía y forzada. Pero lo que resultaba ser un desprecio contra el Estado y un insulto al emperador es que se jactara de que el principado había estado en sus manos y se lo había regalado a Vespasiano. [2] Sin embargo, el resentimiento quedaba oculto, mientras que la adulación salía al exterior. Honrado con palabras grandilocuentes se le concedió a Muciano los honores del triunfo por la guerra civil, aunque sirviese de excusa la expedición contra los sármatas 15. Antonio Primo recibió también las insignias de cónsul, y Cornelio Fusco y Arrio Varo las de pretor. Luego, dirigieron su mirada hacia los dioses y acordaron que se restaurara el Capitolio. [3] Todas estas propuestas fueron presentadas por Valerio Asiático, cónsul electo 16. Los demás senadores asentían con un gesto o una seña, mientras unos pocos que gozaban de una especial estima o estaban dotados de un carácter ejercitado en la adulación lo hacían con discursos formales. Cuando le llegó el turno a Helvidio Prisco, pretor electo, manifestó su opinión, respetuosa hacia el nuevo príncipe 17, pero sin trazas de falsedades. Fue acogida con entusiasmo por el Senado. Para Helvidio ese día, más que ningún otro, fue el comienzo de una gran ofensa y de una gran gloria.
[4,5] Res poscere uidetur, quoniam iterum in mentionem incidimus uiri saepius memorandi, ut uitam studiaque eius, et quali fortuna sit usus, paucis repetam. Heluidius Priscus (regione Italiae Carecina) e municipio Cluuiis, patre, qui ordinem primi pili duxisset, ingenium
5. Dado que esta es la segunda ocasión que me refiero a un hombre que habrá que citar más a menudo, parece que el asunto requiere 18 que haga una breve semblanza de su vida e intereses, así como la suerte que corrió. Helvidio Prisco era originario de una familia itálica de la ciudad de Cluviae 19 y su padre había sido el centurión de mayor rango de una legión. Desde su
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Cf. III 46, 2. Era yerno de Vitelio. Cf. I 59, 2; CHILVER, Historical commentary IV-V, pág. 26. 17 J. Lipsius (1547-1607) y otros establecieron una laguna en este lugar; cf. CHILVER, Historical commentary IV-V, pág. 6-8 y 26; edición de WELLESLEY, pág. 194. 18 Tácito dedica los capítulos 5 y 6, 1-2 a una digresión sobre la vida de Helvidio Prisco, como en Anales (XV 72, 2) sobre Ninfidio Sabino; cf. J. MALMOUX, «C. Helvidius Priscus», Parola del Passato 30 (1975), 23-40; HEUBNER, Historien IV, pág. 23; CHILVER, Historical commentary IV-V, pág. 27. 19 En el texto de Wellesley (pág. 127) se omite lo que parece una glosa (regione Italiae Carecina); cf. CHILVER, Historical commentary IV-V, pág. 27; WELLESLEY, «Tacitus, Histories: A Textual Survey…», pág.1.674. 16
inlustre altioribus studiis iuuenis admodum dedit, non, ut plerique, ut nomine magnifico segne otium uelaret, sed quo firmior aduersus fortuita rem publicam capesseret. [2] doctores sapientiae secutus est, qui sola bona quae honesta, mala tantum quae turpia, potentiam nobilitatem ceteraque extra animum neque bonis neque malis adnumerant. quaestorius adhuc a Paeto Thrasea gener delectus e moribus soceri nihil aeque ac libertatem hausit, ciuis, senator, maritus, gener, amicus, cunctis uitae officiis aequabilis, opum contemptor, recti peruicax, constans aduersus metus.
primera juventud dedicó su brillante talento a los estudios más elevados 20. Su objetivo no era, como sucede con la mayoría de la gente, ocultar bajo un nombre pretencioso una inútil vida de ocio, sino ejercer la política más fortalecido contra los avatares de la fortuna. [2] Se adhirió a la escuela de filosofía 21 que considera la honestidad como el único bien y la deshonestidad como el único mal, mientras que el poder, la nobleza y demás cosas externas al alma no se tienen ni por buenas ni por malas. Todavía era cuestor cuando Trásea Peto lo eligió para yerno 22 y del carácter de su suegro se empapó, por encima de todo, de libertad. Como ciudadano, senador, esposo, yerno y amigo se mostró coherente en todas las obligaciones de la vida, despreciando las riquezas, siendo obstinado en la rectitud e impasible frente al miedo.
[4,6] Erant quibus adpetentior famae uideretur, quando etiam sapientibus cupido gloriae nouissima exuitur. ruina soceri in exilium pulsus, ut Galbae principatu rediit, Marcellum Eprium, delatorem Thraseae, accusare adgreditur. ea ultio, incertum maior an iustior, senatum in studia diduxerat: nam si caderet Marcellus, agmen reorum sternebatur. [2] primo minax certamen et egregiis utriusque orationibus testatum; mox dubia uoluntate Galbae, multis senatorum deprecantibus, omisit Priscus, uariis, ut sunt hominum ingenia, sermonibus moderationem laudantium aut constantiam requirentium. [3] Ceterum eo senatus die quo de imperio Vespasiani censebant, placuerat mitti ad
6. Algunos creían que perseguía la fama, dado que incluso los sabios de lo último que se desprenden es del deseo de gloria 23. La caída de su suegro le condujo al exilio. Cuando regresó en el principado de Galba, emprendió la acusación de Eprio Marcelo 24, el delator de Trásea. Tal represalia, no se sabe si fue excesiva o ajustada 25 o más justa, había dividido las opiniones del Senado, pues, si caía Marcelo, significaba la caída de toda una multitud de culpables. [2] Primero se desató una disputa llena de amenazas, como atestiguan los magníficos discursos de uno y otro. Luego, ante la actitud ambigua de Galba y las protestas de muchos senadores, Prisco retiró las acusaciones. Se produjeron diferentes reacciones, acordes con el carácter humano: unos elogiaban su moderación, mientras otros echaban de menos su falta de firmeza. [3] Por lo demás, en la sesión del Senado, en la que se votaba sobre el imperio de Vespasiano, se había decidido enviar una delegación
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Tácito se refiere a los estudios filosóficos para diferenciarlos de los studia civilia (oratoria y derecho); cf. BASSOLS, Historias IV, págs. 11-12. 21 Tácito se refiere a los estoicos; cf. P. BRUNT, «Stoicism and the Principate», Papers of the British School at Rome 43 (1975), 1-35. 22 Cf. II 91, 3; Anales XVI 21; DIÓN CASIO, LXII 26, 4; HEUBNER, Historien IV, pág. 24. 23 La idea, tan antigua como Platón (ATENEO, 507D), se encuentra en SÉNECA, Cartas a Lucilio CXIII 32; cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 25; CHILVER, Historical commentary IV-V, pág. 28. 24 Cf. II 53, 1; K. R. BRADLEY, «The career of Titus Clodius Eprius Marcellus, cos. II A.D. 74», Symbolae Osloenses 53 (1978), 171-181; J. PIGON, «Helvidius Priscus, Eprius Marcellus and iudicium senatus: observations on Tacitus, Histories 4.7-8», Class. Quarterly 42 (1992), 235-246; HEUBNER, Historien IV, pág.25. 25 Sobre el texto latino, cf. WELLESLEY, «Tacitus, Histories: A Textual Survey…», págs. 1.674-1.675.
principem legatos. hinc inter Heluidium et Eprium acre iurgium: Priscus eligi nominatim a magistratibus iuratis, Marcellus urnam postulabat, quae consulis designati sententia fuerat.
al príncipe. De ahí surgió un agrio altercado entre Helvidio y Eprio. Prisco proponía que los delegados fueran elegidos individualmente por los magistrados bajo juramento, mientras Marcelo defendía el sorteo de acuerdo con la moción del cónsul electo 26.
[4,7] Sed Marcelli studium proprius rubor excitabat ne aliis electis posthabitus crederetur. paulatimque per altercationem ad continuas et infestas orationes prouecti sunt, quaerente Heluidio quid ita Marcellus iudicium magistratuum pauesceret: esse illi pecuniam et eloquentiam, quis multos anteiret, ni memoria flagitiorum urgeretur. sorte et urna mores non discerni: suffragia et existimationem senatus reperta ut in cuiusque uitam famamque penetrarent. [2] pertinere ad utilitatem rei publicae, pertinere ad Vespasiani honorem, occurrere illi quos innocentissimos senatus habeat, qui honestis sermonibus auris imperatoris imbuant. fuisse Vespasiano amicitiam cum Thrasea, Sorano, Sentio; quorum accusatores etiam si puniri non oporteat, ostentari non debere. [3] hoc senatus iudicio uelut admoneri principem quos probet, quos reformidet. nullum maius boni imperii instrumentum quam bonos amicos esse. satis Marcello quod Neronem in exitium tot innocentium impulerit: frueretur praemiis et impunitate, Vespasianum melioribus relinqueret.
7. Pero el empeño de Marcelo lo provocaba su propia vanidad, no fuera a ser que, si otros salían elegidos, diera la impresión de que él quedaba postergado. Y poco a poco se sucedieron turnos de réplica llegando a discursos largos y enconados 27. Helvidio preguntaba por qué Marcelo temía tanto la decisión de los magistrados, pues tenía dinero y elocuencia suficientes para superar a muchos competidores, a no ser que le agobiara el recuerdo de sus maldades. Con el sorteo y la urna no se hacían distinciones entre formas de ser, mientras que el voto y el juicio del Senado se habían inventado para ahondar en la vida y la reputación de cada candidato. [2] El interés del Estado y el honor de Vespasiano exigían que la delegación que se le enviara estuviera compuesta por los miembros más irreprochables del Senado, con el fin de que hicieran llegar a los oídos del emperador consejos honestos. Vespasiano había mantenido una amistad con Trásea, Sorano 28 y Sencio, a cuyos acusadores, aunque no fuera oportuno castigar, tampoco se les debía exhibir. [3] Con aquella decisión del Senado se servía en cierto modo al príncipe para saber en quién debía confiar y a quiénes temer. Que no hay mejor instrumento del buen gobierno que los buenos amigos. Bastante tenía Marcelo con haber empujado a Nerón a la destrucción de tantos inocentes. Que disfrute de recompensas 29 e impunidad y deje a Vespasiano para los mejores.
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L. Valerio Asiático; cf. IV 4, 3. Cf. J. PIGOŃ, «Helvidius Priscus, Eprius Marcellus, and iudicium senatus: observations on Tacitus, Histories 4.7-8», Class. Quarterly 42 (1992), 235-246. 28 Q. Marcio Barea Sorano fue cónsul suffectus en el año 52 d. C. y procónsul de Asia en el 63-64; fue condenado a muerte por Nerón en el año 66; cf. Anales XVI 23, 1; 30, 1; 33, 2; R. SYME, Ten Studies in Tacitus, Oxford, 1970, pág. 96; HEUBNER, Historien IV, pág. 27; CHILVER, Historical commentary IV-V, pág.29; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 111. Sobre Sencio se duda si se trata de Gneo Sencio Saturnino, cónsul en el año 41 d. C.; cf. ASH, The Histories, pág. 295. 29 Eprio Marcelo había recibido cinco millones de sestercios por delatar a Trásea; cf. Anales XVI 33, 2. 27
[4,8] Marcellus non suam sententiam impugnari, sed consulem designatum censuisse dicebat, secundum uetera exempla quae sortem legationibus posuissent, ne ambitioni aut inimicitiis locus foret. nihil euenisse cur antiquitus instituta exolescerent aut principis honor in cuiusquam contumeliam uerteretur; sufficere omnis obsequio. [2] id magis uitandum ne peruicacia quorundam inritaretur animus nouo principatu suspensus et uultus quoque ac sermones omnium circumspectans. se meminisse temporum quibus natus sit, quam ciuitatis formam patres auique instituerint; ulteriora mirari, praesentia sequi; bonos imperatores uoto expetere, qualiscumque tolerare. [3] non magis sua oratione Thraseam quam iudicio senatus adflictum; saeuitiam Neronis per eius modi imagines inlusisse, nec minus sibi anxiam talem amicitiam quam aliis exilium. denique constantia fortitudine Catonibus et Brutis aequaretur Heluidius: se unum esse ex illo senatu, qui simul seruierit. [4] suadere etiam Prisco ne supra principem scanderet, ne Vespasianum senem triumphalem, iuuenum liberorum patrem, praeceptis coerceret. quo modo pessimis imperatoribus sine fine dominationem, ita quamuis egregiis modum libertatis placere. haec magnis utrimque contentionibus iactata diuersis studiis accipiebantur. uicit pars quae sortiri legatos malebat, etiam mediis patrum adnitentibus retinere morem; et splendidissimus quisque eodem inclinabat metu inuidiae, si ipsi eligerentur.
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8. Marcelo replicaba que no era suya la propuesta que se rebatía, sino la del cónsul electo 30, que era conforme a los viejos precedentes de echar a suertes las delegaciones, para que no hubiera cabida para ambiciones personales o enemistades. No había ninguna razón para que se abandonaran viejas tradiciones o que los honores dirigidos a un príncipe se convirtieran en agravio para nadie. Todos estaban capacitados para rendirle pleitesía. [2] Había que evitar sobre todo que la terquedad de algunos pudiera irritar un ánimo indeciso ante un nuevo principado y pendiente también de las miradas y palabras de todos. Él, añadía, recordaba la época en la que había nacido y la constitución que sus padres y abuelos habían dado a la ciudad. Admiraba aquellos tiempos lejanos, pero se atenía al presente. Deseaba que salieran buenos emperadores, pero soportaba a los que vinieran, fueran como fueran. [3] La caída de Trásea no se debió más a su propio discurso que a una decisión del Senado. La crueldad de Nerón se había burlado de él con farsas de ese tipo, y tal amistad no le producía a él menos angustia que a otros el destierro. Para terminar, Helvidio se podría igualar con los Catones y Brutos 31 en firmeza y valor, pero él era un miembro más de aquel Senado que se dejaba someter junto a los demás. [4] Además aconsejaba a Prisco que no saltara por encima del príncipe ni agobiara con consejos a Vespasiano, un hombre de edad madura 32, premiado con los honores del triunfo y padre de dos jóvenes hijos. Al igual que a los pésimos emperadores les gusta el poder sin límites, también a los buenos les agrada que la libertad tuviera un límite 33. Estos argumentos, lanzados por ambas partes en medio de grandes altercados, se acogían con reacciones diversas. Venció el bando que prefería que se eligieran los delegados mediante sorteo, pues incluso los senadores neutrales se inclinaban por apoyar la tradición y los más ilustres apoyaban lo mismo, porque temían concitar la envidia de sus colegas si se elegían ellos mismos.
Era Valerio Asiático; cf. IV 4, 3.
Tácito alude a Lucio Junio Bruto, quien expulsó al último rey de Roma, Tarquinio el Soberbio, e instauró la república en el año 509 a. C., y a Marco Junio Bruto, uno de los asesinos de Julio César en las Idus de marzo del año 44 a. C. También se hace referencia a Marco Porcio Catón el Censor (234-149 a. C.) y a su nieto Catón de Útica (95-46 a. C.), opositor de Julio César; cf. ASH, The Histories, págs. 295-296. 32 Vespasiano contaba entonces con 59 años de edad. 33 Cf. Agrícola XLII 6; Anales IV 20, 3; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, págs. 111-112.
[4,9] Secutum aliud certamen. praetores aerarii (nam tum a praetoribus tractabatur aerarium) publicam paupertatem questi modum impensis postulauerant. eam curam consul designatus ob magnitudinem oneris et remedii difficultatem principi reseruabat: Heluidius arbitrio senatus agendum censuit. [2] cum perrogarent sententias consules, Vulcacius Tertullinus tribunus plebis intercessit ne quid super tanta re principe absente statueretur. censuerat Heluidius ut Capitolium publice restitueretur, adiuuaret Vespasianus. eam sententiam modestissimus quisque silentio, deinde obliuio transmisit: fuere qui et meminissent.
9. Después siguió otra disputa. Los pretores del tesoro (pues entonces los pretores se encargaban de su administración) se habían quejado del déficit público y pedían una restricción de gastos 34. El cónsul electo sugería que el príncipe se encargara de tal situación debido a la magnitud del problema y a la dificultad de su solución. Helvidio propuso que se procediera según la opinión del Senado. [2] Cuando los cónsules 35 procedían a invitar a los otros miembros a expresar su opinión, el tribuno de la plebe Vulcacio Tertulino 36 interpuso su veto, para que no se tomara ninguna decisión sobre un asunto tan grave en ausencia del príncipe. Helvidio había propuesto que se restaurara el Capitolio con financiación pública y Vespasiano contribuyera a ello. Los más moderados dejaron pasar en silencio tal propuesta, que después pasó al olvido, pero hubo quienes no la olvidaron.
[4,10] Tum inuectus est Musonius Rufus in P. Celerem, a quo Baream Soranum falso testimonio circumuentum arguebat. ea cognitione renouari odia accusationum uidebantur. sed uilis et nocens reus protegi non poterat: quippe Sorani sancta memoria; Celer professus sapientiam, dein testis in Baream, proditor corruptorque amicitiae cuius se magistrum ferebat. proximus dies causae destinatur; nec tam Musonius aut Publius quam Priscus et Marcellus ceterique, motis ad ultionem
10. Entonces se produjo el ataque de Musonio Rufo 37 contra Publio Céler 38, a quien acusaba de haber provocado la caída de Bárea Sorano 39 con un falso testimonio. Con tal proceso parecía que se reavivaban los odios provocados por las delaciones. Sin embargo, en este caso no se podía proteger a un acusado despreciable y culpable. Se recordaba a Sorano con reverencia, mientras Céler, que se tenía por filósofo, al testificar después contra Bárea, había traicionado y corrompido el ideal de amistad, de la que se tenía por maestro. Se señaló la vista para la sesión siguiente. Y, una vez que los ánimos habían removido viejos odios, la
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Los encargados del tesoro público eran los praetores aerarii Saturni; cf. P. A. BRUNT, «The fiscus and its development», Journ. Rom. Stud. 56 (1966), 75-91; SYME, Ten Studies…, pág. 658; HEUBNER, Historien IV, pág. 29; CHILVER, Historical commentary IV-V, págs. 29-30; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 112. El Estado romano se encontraba en ruina al comienzo del imperio de Vespasiano; cf. SUETONIO, Vespasiano XVI 3. 35 Eran G. Quincio Ático (III 73, 2) y Gn. Cecilio Símplice (III 68, 2); cf. DIÓN CASIO, LXV 17, 1; CHILVER, Historical commentary IV-V, pág. 30. 36 Es probablemente el senador que se salvó de la condena en la conjuración de Pisón contra Nerón del año 65; cf. Anales XVI 8, 3. El veto de los tribunos, prácticamente desaparecido, servía simplemente para aplazar asuntos sin gravedad; cf. CHILVER, Historical commentary IV-V, pág. 30. Esta es la última vez que se menciona el veto (intercessio) de un tribuno de la plebe; cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 113. 37 Cf. III 81, 1; CHILVER, Historical commentary IV-V, págs. 30-31. 38 P. Egnacio Céler era un filósofo estoico, procedente de Berytus (Beirut), según DIÓN CASIO (LXII 26,1) o de Tarso, según los escolios a JUVENAL, III 117. Delató a Bárea Sorano (Anales XVI 32, 2-3) y acabó también siendo condenado (IV 40, 3) por falsedad; cf. J. K. EVANS, «The trial of P. Egnatius Celer», Class. Quarterly 29 (1979), 198-202; CHILVER, Historical commentary IV-V, pág. 31; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 113. 39 Cf. IV 7, 2.
animis, expectabantur.
expectación se centraba no tanto en Musonio o Publio como en Prisco, Marcelo y los demás.
[4,11] Tali rerum statu, cum discordia inter patres, ira apud uictos, nulla in uictoribus auctoritas, non leges, non princeps in ciuitate essent, Mucianus urbem ingressus cuncta simul in se traxit. fracta Primi Antonii Varique Arrii potentia, male dissimulata in eos Muciani iracundia, quamuis uultu tegeretur. sed ciuitas rimandis offensis sagax uerterat se transtuleratque: ille unus ambiri, coli. nec deerat ipse, stipatus armatis domos hortosque permutans, apparatu incessu excubiis uim principis amplecti, nomen remittere. plurimum terroris intulit caedes Calpurnii Galeriani. [2] is fuit filius Gai Pisonis, nihil ausus: sed nomen insigne et decora ipsius iuuenta rumore uulgi celebrabantur, erantque in ciuitate adhuc turbida et nouis sermonibus laeta qui principatus inanem ei famam circumdarent. iussu Muciani custodia militari cinctus, ne in ipsa urbe conspectior mors foret, ad quadragensimum ab urbe lapidem Appia uia fuso per uenas sanguine extinguitur. [3] Iulius Priscus praetoriarum sub Vitellio cohortium praefectus se ipse interfecit, pudore magis quam necessitate. Alfenus Varus ignauiae infamiaeque suae superfuit. Asiaticus (is enim libertus) malam potentiam seruili supplicio expiauit.
11. En tal situación, al estar el Senado en conflicto, los vencidos airados, los vencedores sin autoridad alguna, sin leyes, sin príncipe, Muciano entró en Roma e inmediatamente concentró todo el poder en sus manos. Se quebró el poder de Primo Antonio y Varo Arrio. Muciano disimuló mal el odio que sentía hacia ellos, aunque guardaba las apariencias. Sin embargo, la ciudad, astuta para detectar enemistades, cambió y pasó su apoyo a Muciano. Solo cortejaban y halagaban a Muciano. Este, por su parte, no dejaba de aparecer moviéndose por casas y jardines rodeado de hombres armados; con ostentación, paseos y escoltas militares ejercía el poder de un príncipe, aunque prescindía de tal nombre. La mayor alarma se produjo con el asesinato de Calpurnio Galeriano. [2] Era hijo de Gayo Pisón 40 y no se había embarcado en ninguna aventura política, pero su nombre ilustre y su atractiva juventud eran objeto de las habladurías populares y en una ciudad todavía revuelta y entusiasmada con los últimos rumores había quienes le otorgaban sin fundamento los honores del principado. Por orden de Muciano lo detuvo una patrulla militar, y para que su muerte no atrajera mucho la atención si ocurría en la ciudad, a cuarenta millas de Roma, en la vía Apia, murió tras desangrarse por las venas. [3] Julio Prisco, prefecto de las cohortes pretorianas bajo Vitelio, se suicidó más por vergüenza que por coacción 41. Alfeno Varo 42 sobrevivió a su cobardía e infamia. Asiático (era, en efecto, liberto) pagó su nefasto poder con el castigo propio de los esclavos 43.
La revuelta de los batavos (I) 44 40
Gayo Pisón, padre de Calpurnio Galeriano (cf. 49, 2; PIR2 III G 301), se suicidó en el año 65 d. C. después de conspirar contra Nerón; cf. Anales XV 59, 5; CHILVER, Historical commentary IV-V, pág. 32; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IVV, pág. 114; E. CHAMPLIN, «The Life and Times of Calpurnio Piso», Museum Helveticum 46 (1989), 101-124. 41 Cf. II 92, 1; III 61, 3. 42 Cf. II 29, 2; III 36, 2; 61, 3. 43 Asiático, elevado al orden ecuestre (II 57, 2), murió crucificado, como se hacía con los esclavos; cf. SUETONIO, Vitelio XII; HEUBNER, Historien IV, pág. 33. 44 Tácito había anunciado (III 46, 1) que narraría las revueltas de Germania. Sobre los batavos, cf. Germania XXIX 1-2; véase también a HEUBNER, Historien IV, págs. 33-36; P. A. BRUNT, «Tacitus and the Batavian Revolt», Latomus 19 (1960), 494-517; E. MERKEL, Der Bataverauf stand bei Tacitus, Heidelberg, 1966, Diss.; L. BESSONE, La rivólta batavica e la crisi del
[4,12] Isdem diebus crebrescentem cladis Germanicae famam nequaquam maesta ciuitas excipiebat; caesos exercitus, capta legionum hiberna, desciuisse Gallias non ut mala loquebantur. id bellum quibus causis ortum, quanto externarum sociarumque gentium motu flagrauerit, altius expediam. [2] Bataui, donec trans Rhenum agebant, pars Chattorum, seditione domestica pulsi extrema Gallicae orae uacua cultoribus simulque insulam iuxta sitam occupauere, quam mare Oceanus a fronte, Rhenus amnis tergum ac latera circumluit. [3] nec opibus (rarum in societate ualidiorum) attritis uiros tantum armaque imperio ministrant, diu Germanicis bellis exerciti, mox aucta per Britanniam gloria, transmissis illuc cohortibus, quas uetere instituto nobilissimi popularium regebant. erat et domi delectus eques, praecipuo nandi studio, arma equosque retinens integris turmis Rhenum perrumpere ...
12. Por estas mismas fechas la ciudad recibía sin tristeza de ninguna clase la insistente noticia de un desastre en Germania. Se hablaba de aniquilación de ejércitos, de captura de los campamentos de invierno de las legiones, de rebelión de las Galias, pero como si no se tratase de desgracias. Para explicar las razones del origen de esta guerra y la conmoción tan grande que se produjo entre pueblos extranjeros y aliados, voy a remontarme más atrás. [2] Los batavos, mientras vivían más allá del Rin, formaban parte de los catos 45. Por una rebelión interna fueron expulsados y ocuparon la última zona deshabitada de la costa de la Galia y una isla situada en la parte baja, bañada por el Océano al frente y por el río Rin a su la espalda y los lados 46. [3] No fueron explotados económicamente, cosa rara cuando hay una alianza con un poder más fuerte, sino que aportaron al imperio únicamente hombres y armas 47. Se curtieron largo tiempo en las guerras de Germania, luego su fama aumentó en Britania, adonde se trasladaron cohortes que dirigían los nobles de su pueblo según una antigua tradición. En su país disponían de una caballería selecta, entrenada especialmente para nadar. Eran expertos en atravesar el Rin en perfecta formación conservando armas y monturas.
[4,13] Iulius Paulus et Iulius Ciuilis regia stirpe multo ceteros anteibant. Paulum Fonteius Capito falso rebellionis crimine interfecit; iniectae Ciuili catenae, missusque ad Neronem et a Galba absolutus sub Vitellio rursus discrimen adiit, flagitante supplicium eius exercitu: inde causae irarum spesque ex malis nostris. [2] sed Ciuilis ultra quam barbaris
13. Julio Civil y Claudio Paulo, de estirpe real, destacaban mucho sobre los demás. A Paulo lo ejecutó Fonteyo Capitón 48 con la falsa acusación de rebelión. Encadenaron a Civil y lo enviaron a Nerón. Galba lo absolvió, pero de nuevo bajo Vitelio se vio en peligro, pues el ejército pedía su cabeza 49: de ahí surgieron las razones de su odio y las esperanzas que abrigó a partir de nuestras desgracias. [2] Pero Civil era mucho más inteligente de lo que es
69 d. C., Turín, 1972; R. URBAN, Bataverauf stand: Der ‘Bataverauf stand’ und die Erhebung des Iulius Classicus, Trier, 1985; R. RUTHERFORD, «Voices of Resistance», en C. S. KRAUS, J. MARINCOLA y C. PELLING, eds., Ancient Historiography and its Contexts. Studies in Honour of A. J. Woodman, Oxford, 2010, págs. 312-330. 45 Los catos, tribu muy belicosa de los germanos, estaba asentada entre Taunus, Werra y Diemel; cf. Germania XXIX 1. 46 Esta isla, llamada insula Batavorum (la actual Beturve), tenía una extensión de 60 millas y estaba situada entre el Rin y Waal; cf. Anales II 6, 4; PLINIO, Historia natural IV 101; HEUBNER, Historien IV, pág. 37; CHILVER, Histories IV-V, págs. 32-33; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 115; ASH, The Histories, pág. 296. 47 Sigo la lectura de los manuscritos, defendida por E. PARATORE, Tacito, Roma, 1962, págs. 217-218: nec opibus Romanis societate validiorum atriti viros tantum armaque imperio ministrant. Sobre la aportación militar de los batavos a Roma, cf. I 59, 1; II 17, 2; IV 16, 1. 48 Cf. I 7, 1; III 62, 2. 49 Cf. I 59, 1.
solitum ingenio sollers et Sertorium se aut Annibalem ferens simili oris dehonestamento, ne ut hosti obuiam iretur, si a populo Romano palam desciuisset, Vespasiani amicitiam studiumque partium praetendit, missis sane ad eum Primi Antonii litteris, quibus auertere accita Vitellio auxilia et tumultus Germanici specie retentare legiones iubebatur. [3] eadem Hordeonius Flaccus monuerat, inclinato in praesens Vespasianum animo et rei publicae cura, cui excidium aduentabat, si redintegratum bellum et tot armatorum milia Italiam inrupissent.
usual en un nativo y se tenía por Sertorio o Aníbal, con quienes compartía su rostro desfigurado 50. Para que no le atacaran como enemigo, si se rebelaba abiertamente contra el pueblo romano, aparentó una amistad con Vespasiano y la adhesión a su causa. Desde luego Antonio Primo le envió una carta 51 con instrucciones de alejar las tropas auxiliares movilizadas por Vitelio y retener a las legiones con la excusa de una revuelta en Germania. [3] Lo mismo le había indicado personalmente Hordeonio Flaco 52, quien se inclinaba por Vespasiano y estaba preocupado por el Estado, sobre el que se cernía la destrucción si se reanudaba la guerra y tantos miles de hombres en armas invadían Italia.
[4,14] Igitur Ciuilis desciscendi certus, occultato interim altiore consilio, cetera ex euentu iudicaturus, nouare res hoc modo coepit. iussu Vitellii Batauorum iuuentus ad dilectum uocabatur, quem suapte natura grauem onerabant ministri auaritia ac luxu, senes aut inualidos conquirendo, quos pretio dimitterent: rursus impubes et forma conspicui (et est plerisque procera pueritia) ad stuprum trahebantur.
14. Así que Civil estaba decidido a rebelarse, aunque por el momento ocultaba sus propósitos más escondidos, dispuesto a tomar las demás decisiones según se desarrollaran los acontecimientos. Inició la insurrección del modo siguiente. Por orden de Vitelio 53 se estaba reclutando a la juventud batava. El reclutamiento, ya de por sí una carga pesada, lo agravaban la avaricia y el derroche de los funcionarios, quienes llamaban a los ancianos e incapacitados para obtener un rescate por su liberación, mientras que con los adolescentes de bella constitución (y la mayoría de los niños son de elevada estatura) cometían estupro 54. [2] Estos actos causaron resentimiento y los responsables de la sublevación impulsaron a la gente a oponerse al reclutamiento. Civil convocó a los nobles y más decididos del pueblo en un bosque sagrado con la excusa de un banquete. Cuando vio que la noche y la euforia 55 habían calentado los ánimos, comenzó recordando la gloria y renombre de su pueblo y enumeró las injusticias, saqueos y demás desgracias de
[2] hinc inuidia, et compositae seditionis auctores perpulere ut dilectum abnuerent. Ciuilis primores gentis et promptissimos uulgi specie epularum sacrum in nemus uocatos, ubi nocte ac laetitia incaluisse uidet, a laude gloriaque gentis orsus iniurias et raptus et cetera seruitii mala 50
Por la pérdida de un ojo, como sucedió en los casos de Sertorio (SALUSTIO, Historias, I 88) y Aníbal (LIVIO, XXII 2, 11); cf. JUVENAL, X 158. 51 Cf. V 23, 6; cf. M. TREU, «M. Antonius Primus in der taciteischen Darstellung», Würzburger Jahrbücher f ür die Altert. 3 (1948), 258-259. 52 Era gobernador de Germania Superior; cf. I 9, 1; II 57, 1; CHILVER, Histories IV-V, págs. 10-13; J: H: D’ARMS, «Tacitus, Histories 4.13 and the municipal origins of Hordeonius Flaccus», Historia 23 (1974), 497-504. 53 Vitelio se había llevado en su marcha hacia Roma casi todos los efectivos de las legiones romanas apostadas en el Rin; cf. BASSOLS, Historias IV, pág. 25. 54 Cf. Anales XIV 35, 1. Sobre constitución física de los germanos, cf. Germania IV 2-3; CÉSAR, Guerra de las Galias I 39, IV 1; VELEYO PATÉRCULO, II 106. 55 Es decir, «el alborozo nocturno» (hendíadis) que produce el alcohol; cf. IV 79, 2; BASSOLS, Historias IV, pág. 25.
enumerat: neque enim societatem, ut olim, sed tamquam mancipia haberi: [3] quando legatum, graui quidem comitatu et superbo, cum imperio uenire? tradi se praefectis centurionibusque: quos ubi spoliis et sanguine expleuerint, mutari, exquirique nouos sinus et uaria praedandi uocabula. instare dilectum quo liberi a parentibus, fratres a fratribus uelut supremum diuidantur. [4] numquam magis adflictam rem Romanam nec aliud in hibernis quam praedam et senes: attollerent tantum oculos et inania legionum nomina ne pauescerent. at sibi robur peditum equitumque, consanguineos Germanos, Gallias idem cupientis. ne Romanis quidem ingratum id bellum, cuius ambiguam fortunam Vespasiano imputaturos: uictoriae rationem non reddi.
la esclavitud, pues ya no les consideraban, como antes, aliados, sino que los trataban como esclavos. [3] ¿Cuándo vendría un gobernador con poder 56, aunque trajera un séquito gravoso y arrogante? Ellos estaban a merced de prefectos y centuriones, quienes, una vez hartos de sangre y despojos, eran relevados por otros que buscaban nuevos bolsillos y términos diversos para el expolio. Les acuciaba una leva que separaba a los hijos de los padres y a los hermanos de sus hermanos, al parecer para siempre. [4] Nunca, les decía, el poder romano había estado más debilitado y en los campamentos de invierno no había más que botín y soldados ancianos. Solo había que alzar la vista y no temer los nombres sin sustancia de las legiones. Ellos, en cambio, tenían lo más granado de la infantería y la caballería, parentesco con los germanos y los mismos objetivos que las Galias. Ni siquiera a los romanos les resultaría desagradable esta guerra, cuyo incierto desenlace les daría crédito a ellos ante Vespasiano: de una victoria no se rinden cuentas.
[4,15] Magno cum adsensu auditus barbaro ritu et patriis execrationibus uniuersos adigit. missi ad Canninefatis qui consilia sociarent. ea gens partem insulae colit, origine lingua uirtute par Batauis; numero superantur. mox occultis nuntiis pellexit Britannica auxilia, Batauorum cohortis missas in Germaniam, ut supra rettulimus, ac tum Mogontiaci agentis.
15. Se escuchó a Civil en medio de un gran asentimiento y comprometió a todos ellos con un rito bárbaro 57 y juramentos tradicionales. Se enviaron legados a los canninefates 58, para que se unieran a sus planes. Este pueblo ocupa una parte de la isla y se parecen mucho a los batavos en su origen, lengua y valor, aunque son menos numerosos. Después, se atrajo mediante emisarios secretos a las tropas auxiliares de Britania y a las cohortes de los batavos enviadas a Germania, como relatamos más arriba 59, y que por entonces se hallaban en Mogontiaco. [2] Entre los canninefates había un tal Brinno, hombre de alocada osadía, pero de familia distinguida. Su padre se había atrevido a llevar a cabo muchas acciones hostiles y había despreciado impunemente las ridículas expediciones de Gayo 60. Así pues, cayó bien tan solo por la fama de rebeldía que
[2] erat in Canninefatibus stolidae audaciae Brinno, claritate natalium insigni; pater eius multa hostilia ausus Gaianarum expeditionum ludibrium impune spreuerat. igitur ipso rebellis familiae nomine placuit impositusque scuto more
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Desde la partida de Vitelio no había en la Germania Inferior gobernador con rango consular (legatus Augusti pro praetore) investido del ius et potestas imperandi; cf. II 57, 1.
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Alusión probable a un sacrificio humano; cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 118. La tribu estaba asentada en Kannemerland, al norte de Lek; cf. PLINIO, Historia natural IV 101; CHILVER, Histories IVV, págs. 35-6; HELLEGOUARC’ H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 118. 59 Cf. II 69, 1. 60 Tácito se refiere a las campañas de Calígula contra los germanos en los años 39-40 d. C.; cf. Germania XXXVII 4; Agrícola XIII 2; SUETONIO, Calígula XLIII-XLVII; DIÓN CASIO, XLIX 21. 58
gentis et sustinentium umeris uibratus dux deligitur. statimque accitis Frisiis (transrhenana gens est) duarum cohortium hiberna proximo +occupata+ Oceano inrumpit. nec prouiderant impetum hostium milites, nec, si prouidissent, satis uirium ad arcendum erat: capta igitur ac direpta castra. [3] dein uagos et pacis modo effusos lixas negotiatoresque Romanos inuadunt. simul excidiis castellorum imminebant, quae a praefectis cohortium incensa sunt, quia defendi nequibant. signa uexillaque et quod militum in superiorem insulae partem congregantur, duce Aquilio primipilari, nomen magis exercitus quam robur: quippe uiribus cohortium abductis Vitellius e proximis Neruiorum Germanorumque pagis segnem numerum armis onerauerat.
[4,16] Ciuilis dolo grassandum ratus incusauit ultro praefectos quod castella deseruissent: se cum cohorte, cui praeerat, Canninefatem tumultum compressurum, illi sua quisque hiberna repeterent. subesse fraudem consilio et dispersas cohortis facilius opprimi, nec Brinnonem ducem eius belli, sed Ciuilem esse patuit, erumpentibus paulatim indiciis, quae Germani, laeta bello gens, non diu occultauerant. [2] ubi insidiae parum cessere, ad uim
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tenía su familia. Colocado sobre un escudo según la costumbre de su pueblo y aupado sobre los hombros de sus porteadores, le eligieron jefe 61. Inmediatamente, tras llamar a los frisios 62, un pueblo del otro lado del Rin, irrumpió en los campamentos de invierno de dos cohortes cercanos al Océano 63. Los soldados no habían previsto el ataque enemigo ni, de haberlo previsto, tenían fuerzas suficientes para rechazarlo: el campamento fue, pues, ocupado y saqueado. [3] Luego cayeron sobre los proveedores y mercaderes romanos que andaban confiados y dispersos como si estuvieran en tiempos de paz. Al mismo tiempo, amenazaban con destruir los fuertes de las fronteras, pero fueron incendiados por los prefectos de las cohortes al no poder defenderlos. Las enseñas y estandartes y los soldados que quedaban se reagruparon en la parte alta de la isla bajo el mando del primer centurión Aquilión: era un ejército más de nombre que de fuerza real, pues Vitelio había retirado el grueso de las cohortes y había cargado de armas a una caterva de haraganes procedente de las aldeas cercanas de los nervios y germanos 64.
16. Civil decidió que había que proceder con astucia. Se puso a criticar por su cuenta a los comandantes romanos por haber abandonado los fuertes fronterizos. Dijo que él aplastaría la revuelta de los canninefates con la cohorte bajo su mando 65 al tiempo que los romanos se podían retirar a sus respectivos campamentos de invierno. Pero que bajo tales consejos había un engaño para dispersar a las cohortes y destruirlas más fácilmente y que el líder de aquella guerra no era Brinno, sino Civil, quedó claro al destaparse poco a poco los indicios que los germanos, un pueblo amante de la guerra, no habían ocultado durante mucho tiempo. [2] Como la argucia no salió bien, pasó a la
El rito de alzar al jefe sobre un escudo como parte del ceremonial de entronización es de origen germánico. Cf. ZÓSIMO, III 9, 2; A. RAMÍREZ DE VERGER, Coripo, El Panegírico de Justino II, Sevilla, 1985, págs. 119-121. 62 Eran vecinos de los canninefates; cf. Germania XXXIV; Anales I 60, 2; IV 72-74; XI 19, 1; XIII 54; CHILVER, Histories IV-V, pág. 36. 63 Sobre los problemas textuales de este pasaje, léase a K. WELLESLEY, «Three Notes on Tacitus», Class. Review 12 (1962), 119; id., WELLESLEY, «Tacitus, Histories: A Textual Survey…», págs. 1.675-1.676. 64 Los nervios estaban asentados cerca de la actual Bruselas; cf. CÉSAR, Guerra de las Galias II 15, 3. Con el nombre de germanos se hace alusión a los tungros, pues todas las tribus de aquellos lugares se consideraban como germanas; cf. CHILVER, Histories IV-V, pág. 37. 65 Cf. I 61, 2.
transgressus Canninefatis, Frisios, Batauos propriis cuneis componit: derecta ex diuerso acies haud procul a flumine Rheno et obuersis in hostem nauibus, quas incensis castellis illuc adpulerant. nec diu certato Tungrorum cohors signa ad Ciuilem transtulit, perculsique milites improuisa proditione a sociis hostibusque caedebantur. [3] eadem etiam (in) nauibus perfidia: pars remigum e Batauis tamquam imperitia officia nautarum propugnatorumque impediebant; mox contra tendere et puppis hostili ripae obicere: ad postremum gubernatores centurionesque, nisi eadem uolentis, trucidant, donec uniuersa quattuor et uiginti nauium classis transfugeret aut caperetur.
violencia y organizó a los canninefates, frisios y batavos en sus propias formaciones de cuña 66. En el lado romano, se formó un frente no lejos del río Rin y las naves que habían atracado allí tras el incendio de los fuertes se colocaron de cara al enemigo. No se había combatido durante mucho tiempo cuando una cohorte de tungros67 se pasó con sus enseñas a Civil y los soldados, abatidos por la repentina traición, caían ya a manos de aliados y enemigos. [3] La misma traición se produjo también en las naves. Una parte de los remeros eran batavos y simularon incompetencia para obstaculizar el trabajo de marinos y atacantes; después, empezaron a dirigirse hacia el lado contrario y a exponer las popas frente a la orilla enemiga; finalmente, degollaron a timoneles y centuriones, si se negaban a hacer lo mismo, hasta que la flota entera de veinticuatro naves o huyó o fue apresada.
[4,17] Clara ea uictoria in praesens, in posterum usui; armaque et nauis, quibus indigebant, adepti magna per Germanias Galliasque fama libertatis auctores celebrabantur. Germaniae statim misere legatos auxilia offerentis: Galliarum societatem Ciuilis arte donisque adfectabat, captos cohortium praefectos suas in ciuitates remittendo, cohortibus, abire an manere mallent, data potestate. manentibus honorata militia, digredientibus spolia Romanorum offerebantur: [2] simul secretis sermonibus admonebat malorum, quae tot annis perpessi miseram seruitutem falso pacem uocarent. Batauos, quamquam tributorum expertis, arma contra communis dominos cepisse; prima acie fusum uictumque Romanum. quid si Galliae iugum exuant? quantum in Italia reliquum? prouinciarum sanguine prouincias uinci.
17. Tal éxito proporcionó a los rebeldes prestigio en el presente y provecho para el futuro. Obtuvieron las armas y naves que necesitaban y fueron aclamados como libertadores ganando mucha fama por las provincias germanas y galas. Las de Germania 68 enviaron inmediatamente legados ofreciendo ayuda y, en cuanto a la alianza con las Galias, Civil se valía de la astucia y la corrupción: devolvía a sus ciudades a los prefectos de las cohortes prisioneros y a los soldados les dejaba la decisión de marcharse o quedarse. A los que se quedaban se les ofrecía una milicia honrosa y a los que se marchaban los despojos de los romanos. [2] Al mismo tiempo, en conversaciones privadas les recordaba las desgracias que habían soportado durante tantos años llamando falsamente paz a lo que era en realidad una miserable esclavitud. Los batavos, decía, pese a que estaban exentos de tributos, se habían levantado en armas contra los dominadores de todos ellos. Los romanos habían sido destrozados y vencidos en el primer encuentro. ¿Qué pasaría si las provincias galas se sacudían el yugo? ¿Qué reservas quedaban en Italia? A las provincias se les vencía con la sangre de las
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Cf. Germania VI 6, VII 3. Se trataría de la cohorte III de tungros incorporados como tropas auxiliares al ejército romano; cf. G. ALFÖLDY, Die Hilf struppen der römischen Provinz Germania Inf erior, Düsseldorf, 1968, pág. 46; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 120. 68 Abarca la Germania Superior y la Inferior. 67
[3] ne Vindicis aciem cogitarent: Batauo equite protritos Aeduos Aruernosque; fuisse inter Verginii auxilia Belgas, uereque reputantibus Galliam suismet uiribus concidisse. nunc easdem omnium partis, addito si quid militaris disciplinae in castris Romanorum uiguerit; esse secum ueteranas cohortis, quibus nuper Othonis legiones procubuerint. [4] seruirent Syria Asiaque et suetus regibus Oriens: multos adhuc in Gallia uiuere ante tributa genitos. nuper certe caeso Quintilio Varo pulsam e Germania seruitutem, nec Vitellium principem sed Caesarem Augustum bello prouocatum. [5] libertatem natura etiam mutis animalibus datam, uirtutem proprium hominum bonum; deos fortioribus adesse: proinde arriperent uacui occupatos, integri fessos. [6] dum alii Vespasianum, alii Vitellium foueant, patere locum aduersus utrumque.
[4,18] sic in Gallias Germaniasque intentus, si destinata prouenissent, ualidissimarum ditissimarumque nationum regno imminebat. At Flaccus Hordeonius primos Ciuilis conatus per dissimulationem aluit: ubi expugnata castra, deletas cohortis, pulsum Batauorum insula Romanum nomen trepidi nuntii adferebant, Munium
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provincias. [3] No debían preocuparse por el combate mantenido por Víndice 69: los eduos y arvernos 70 habían sido aplastados por la caballería batava y entre las tropas auxiliares de Verginio había belgas 71 y, si se hacía un examen objetivo, la Galia había sucumbido a sus propias fuerzas. Ahora todos estaban en el mismo lado con la ventaja añadida de la disciplina militar desarrollada en los campamentos romanos. Ellos contaban con cohortes veteranas, esas que hacía poco habían doblegado a las legiones de Otón. [4] Que sean esclavos Siria, Asia y el Oriente acostumbrado a reyes. Todavía viven en la Galia muchos que han nacido antes de la imposición de tributos 72. No hay duda de que con la aniquilación de Quintilio Varo 73 hacía poco se había desterrado la esclavitud de Germania, y en aquella guerra no se había desafiado al príncipe Vitelio, sino al César Augusto. [5] La naturaleza había concedido la libertad incluso a los animales irracionales, pero el valor era un bien propio de los hombres. Los dioses ayudaban a los más valientes. Por todo eso, ellos, libres, tendrían que lanzarse sobre los romanos, angustiados; ellos, frescos sobre los otros agotados. [6] Mientras unos apoyaran a Vespasiano y otros a Vitelio, el camino de en medio contra los dos quedaba expedito. De esta manera, Civil con sus ojos puestos en las Galias y Germanias, amenazaba, si sus planes funcionaban, con llegar a ser el rey de las naciones más fuertes y ricas del mundo.
18. Por su parte, Hordeonio Flaco alimentó con su silencio las primeras intentonas de Civil. Pero, cuando los mensajeros, atemorizados, empezaron a traer noticias de la conquista de campamentos, de la destrucción de las cohortes y de la expulsión del nombre romano de la isla de los batavos74, ordenó al legado Munio Luperco 75, que estaba al frente de un campamento de invierno con dos legiones 76, que saliera para enfrentarse al enemigo. Luperco envió
Cf. I 6, 2. Sobre los eduos, cf. I 51, 4. Los arvernos, mencionados solo aquí, ocupaban la ciudad de Auvergne en Aquitania. 71 Eran los tréviros y lingones; cf. I 53, 3; 57, 2; 64, 2; IV 69, 2. 72 Cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 121. 73 Sucedió el año 9 d. C. en Teutoburgo. Tres legiones fueron masacradas y Varo acabó suicidándose. 74 Cf. IV 12, 2. 75 Era el comandante de la legión XV Primigenia; cf. HEUBNER, Historien IV, págs. 51-2; CHILVER, Histories IV-V, pág. 38. 76 Las legiones XV Primigenia y la V Alaudae tenían su base en Vetera (Birten); cf. IV 35, 3; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 121. 70
Lupercum legatum (is duarum legionum hibernis praeerat) egredi aduersus hostem iubet. Lupercus legionarios e praesentibus, Vbios e proximis, Treuirorum equites haud longe agentis raptim transmisit, addita Batauorum ala, quae iam pridem corrupta fidem simulabat, ut proditis in ipsa acie Romanis maiore pretio fugeret. [2] Ciuilis captarum cohortium signis circumdatus, ut suo militi recens gloria ante oculos et hostes memoria cladis terrerentur, matrem suam sororesque, simul omnium coniuges paruosque liberos consistere a tergo iubet, hortamenta uictoriae uel pulsis pudorem. [3] ut uirorum cantu, feminarum ululatu sonuit acies, nequaquam par a legionibus cohortibusque redditur clamor. nudauerat sinistrum cornu Batauorum ala transfugiens statimque in nos uersa. sed legionarius miles, quamquam rebus trepidis, arma ordinesque retinebat. Vbiorum Treuirorumque auxilia foeda fuga dispersa totis campis palantur: illuc incubuere Germani, et fuit interim effugium legionibus in castra, quibus Veterum nomen est. [4] praefectus alae Batauorum Claudius Labeo, oppidano certamine aemulus Ciuili, ne interfectus inuidiam apud popularis uel, si retineretur, semina discordiae praeberet, in Frisios auehitur.
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precipitadamente a legionarios disponibles, a ubios de las cercanías 77 y a jinetes tréviros 78 que no andaban lejos de allí. Se añadió un escuadrón de batavos, que, aunque ya hacía tiempo había cometido traición, simulaba lealtad para traicionar a los romanos en plena batalla y obtener un mayor beneficio en su huida. [2] Civil se hizo rodear de las enseñas de las cohortes capturadas 79, con el fin de que sus soldados tuvieran ante sus ojos el reciente triunfo y el recuerdo de la derrota atemorizara a los enemigos. Ordenó a su propia madre y hermanas, así como a las esposas e hijos pequeños de todos que se colocaran en la retaguardia como acicate para la victoria o vergüenza para los derrotados80. [3] Cuando sus filas resonaron con el canto de los hombres y el aullido de las mujeres 81, las legiones y cohortes no respondieron de ninguna manera con igual griterío. El flanco izquierdo romano había quedado desprotegido con la huida del escuadrón batavo, hecho que se volvió inmediatamente en contra de nosotros. Con todo, los legionarios, pese a la crítica situación, conservaban el orden y las armas. Las tropas auxiliares de los ubios 82 y tréviros se dispersaron en vergonzosa fuga y anduvieron errantes por la llanura. Contra estas se lanzaron los germanos, intermedio que dio a las legiones la posibilidad de refugiarse en el campamento que tiene el nombre de Vetera 83. [4] El comandante del escuadrón batavo, Claudio Labeón 84, estaba envuelto en una rencilla pueblerina con Civil. Como su muerte podía provocar resentimiento entre sus paisanos, o sembrar la discordia, si se le retenía allí, fue deportado a territorio de los frisios.
Al sur de la Colonia Agripinense (Colonia); cf. Germania XXVIII 5. Cf. II 14, 1. 79 Cf. IV 15, 2. 80 Sobre esta costumbre germana, cf. Germania VII 3; Anales IV 51, 2; CÉSAR, Guerra de las Galias I 51; PLUTARCO, Mario XIX y XXVII. 81 Sobre los cantos salvajes de los guerreros no romanos, cf. II 22, 1; Agrícola XXIII 1; Germania III 1; Anales I 65, 1. Sobre los aullidos de las mujeres, cf. Germania VII 3; CURCIO RUFO, IV 16, 15; PLINIO, Cartas VI 20, 4. 82 Los ubios, situados, primero, en la ribera derecha del Rin y, después, en la izquierda tenían por capital a Colonia Agripinense (Colonia); cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, págs. 121-122. Sobre los tréviros, cf. I 53, 3. 83 La actual Xanten; cf. H. LEHNER, Vetera, Berlín, 1930; M. E. CARBONE, «The first relief of Castra Vetera», Phoenix 21 (1967), 296-298. 84 Cf. IV 56, 3; 66, 1; 70, 1; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 122. 78
[4,19] Isdem diebus Batauorum et Canninefatium cohortis, cum iussu Vitellii in urbem pergerent, missus a Ciuile nuntius adsequitur. intumuere statim superbia ferociaque et pretium itineris donatiuum, duplex stipendium, augeri equitum numerum, promissa sane a Vitellio, postulabant, non ut adsequerentur, sed causam seditioni. [2] et Flaccus multa concedendo nihil aliud effecerat quam ut acrius exposcerent quae sciebant negaturum. spreto Flacco inferiorem Germaniam petiuere ut Ciuili iungerentur. Hordeonius adhibitis tribunis centurionibusque consultauit num obsequium abnuentis ui coerceret; mox insita ignauia et trepidis ministris, quos ambiguus auxiliorum animus et subito dilectu suppletae legiones angebant, statuit continere intra castra militem: dein paenitentia et arguentibus ipsis qui suaserant, tamquam secuturus scripsit Herennio Gallo legionis primae legato, qui Bonnam obtinebat, ut arceret transitu Batauos: se cum exercitu tergis eorum haesurum. [3] et opprimi poterant si hinc Hordeonius, inde Gallus, motis utrimque copiis, medios clausissent. Flaccus omisit inceptum aliisque litteris Gallum monuit ne terreret abeuntis: unde suspicio sponte legatorum excitari bellum cunctaque quae acciderant aut metuebantur non inertia militis neque hostium ui, sed fraude ducum euenire.
19. Por las mismas fechas a las cohortes de batavos85 y canninefates que emprendían el camino hacia Roma por orden de Vitelio 86 les llegó un mensajero de parte de Civil. Tomaron de inmediato una actitud soberbia y agresiva, al tiempo que reclamaban una dieta para el camino, doble paga y un aumento del número de jinetes 87. No había duda de que todos estos privilegios se los había prometido Vitelio, pero ellos los exigían no para conseguirlos sino como pretexto para amotinarse. [2] Más aún, Flaco con estas numerosas concesiones no había logrado otra cosa que el que le exigieran con mayor ruido lo que sabían que se les iba a negar. Sin prestar atención alguna a Flaco se dirigieron a la Germania Inferior para unirse a Civil. Hordeonio convocó a tribunos y centuriones para consultarles sobre el empleo de la fuerza contra quienes se negaran a obedecer, pero debido a su cobardía natural y al miedo de sus oficiales, a quienes angustiaba la actitud ambigua de las tropas auxiliares y las legiones completadas con una leva precipitada, decidió mantener a los soldados dentro de los campamentos de invierno. Luego, arrepentido e influido por los mismos que antes le habían aconsejado lo contrario, escribió, como si tuviera la intención de seguirle, a Herennio Galo 88, legado de la legión I, que ocupaba Bonna 89, para que impidiera el paso a los batavos, prometiéndole que él iría con su ejército pisándole los talones. [3] De hecho, los rebeldes podían haber sido aplastados, si Hordeonio, por un lado, y Galo, por otro, hubieran movido sus tropas desde direcciones opuestas para cogerlos en medio. Pero Flaco abandonó su plan y en otra carta indicó a Galo que no molestara a los desertores en su retirada. De ahí se sembró la sospecha de que había estallado la guerra con la voluntad de los comandantes y que todo lo que había sucedido o se temía en el futuro no se debía a la indolencia de los soldados o el poderío de los enemigos, sino a la traición de los generales.
[4,20] Bataui cum castris Bonnensibus propinquarent, praemisere qui Herennio
20. Los batavos, al acercarse al campamento de Bonna, enviaron por delante una delegación para exponer a
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Eran ocho cohortes auxiliares de la legión XIV Gemina; cf. I 59,1. Cf. I 59, 1; II 97, 1; IV 15, 1; BASSOLS, Historias IV, pág. 36. 87 El número habitual de jinetes en una cohorte era de 120 hombres; cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 54. Sobre la paga exigida por los batavos, cf. CHILVER, Historiess IV-V, pág. 40; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, págs. 122-123. 88 Cf. IV 70, 5; 77, 3; PIR2 H 108; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 123. 89 La actual Bonn. Se trata de la legión I Germanica. 86
Gallo mandata cohortium exponeret. nullum sibi bellum aduersus Romanos, pro quibus totiens bellassent: longa atque inrita militia fessis patriae atque otii cupidinem esse. si nemo obsisteret, innoxium iter fore: sin arma occurrant, ferro uiam inuenturos. [2] cunctantem legatum milites perpulerant fortunam proelii experiretur. tria milia legionariorum et tumultuariae Belgarum cohortes, simul paganorum lixarumque ignaua sed procax ante periculum manus omnibus portis prorumpunt ut Batauos numero imparis circumfundant. [3] illi ueteres militiae in cuneos congregantur, densi undique et frontem tergaque ac latus tuti; sic tenuem nostrorum aciem perfringunt. cedentibus Belgis pellitur legio, et uallum portasque trepidi petebant. ibi plurimum cladis: cumulatae corporibus fossae, nec caede tantum et uulneribus, sed ruina et suis plerique telis interiere. [4] uictores colonia Agrippinensium uitata, nihil cetero in itinere hostile ausi, Bonnense proelium excusabant, tamquam petita pace, postquam negabatur, sibimet ipsi consuluissent.
Herennio Galo las reivindicaciones de sus cohortes. Ellos, venían a decir, no sostenían guerra alguna contra los romanos, por quienes habían luchado tantas veces. Estaban cansados de un servicio militar tan largo e improductivo y añoraban su patria y el retiro. Si nadie se oponía, continuarían el camino en paz, pero, si se les enfrentaban con las armas, se abrirían paso con las espadas. [2] Ante las dudas del legado, los soldados le empujaron a probar la suerte en el combate. Tres mil legionarios 90, algunas cohortes belgas sin instruir 91 junto con un número de paisanos y cantineros, cobardes aunque fanfarrones antes del peligro, se lanzaron por todas las puertas con la intención de rodear a los batavos, inferiores en número. [3] Los batavos, veteranos en la milicia, se apiñaron en cuñas 92 y cerraron filas por todas partes asegurando el frente, las espaldas y los flancos. Con esta formación rompieron las frágiles líneas de los nuestros. Al ceder los belgas 93, se hizo retroceder a la legión 94 y se dirigieron despavoridos a las rampas y las puertas. Allí se produjo un gran desastre: las fosas se colmaron de cadáveres y muchos perecieron no solamente por las heridas de la masacre, sino también por la avalancha y sus propias armas. [4] Los vencedores evitaron pasar por la Colonia Agripinense sin aventurarse a ningún enfrentamiento hostil en el resto del viaje. Se excusaban de la batalla de Bonna con el pretexto de que ellos habían buscado la paz y, al denegársela, les habían obligado a velar por sus propios intereses.
[4,21] Ciuilis aduentu ueteranarum cohortium iusti iam exercitus ductor, sed consilii ambiguus et uim Romanam reputans, cunctos qui aderant in uerba Vespasiani adigit mittitque legatos ad duas legiones, quae priore acie pulsae in Vetera castra concesserant, ut idem sacramentum acciperent. [2] redditur responsum: neque proditoris neque
21. Con la llegada de las cohortes veteranas 95 Civil ya era el jefe de un ejército regular, pero todavía dudaba sobre sus planes y reflexionaba sobre la fortaleza de Roma. Entonces hizo que todos los hombres allí presentes juraran lealtad a Vespasiano y envió legados ante las dos legiones 96 que habían sido derrotadas en el combate anterior y se habían retirado a Vetera, con el fin de que aceptaran el mismo juramento. [2] La respuesta no se hizo esperar, espetándoles que ellos no seguían los
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La mitad de una legión. Se trata de cohortes reclutadas precipitadamente que entraban en acción sin ninguna instrucción previa. 92 Cf. II 42, 2; IV 16, 2. 93 Los nervios, tungros e incluso los tréviros. 94 La legión I Germanica; cf. 19, 2. 95 Cf. IV 17, 3; 22, 2; 33, 1. 96 Eran la XV Primigenia y la V Alaudae. 91
hostium se consiliis uti; esse sibi Vitellium principem, pro quo fidem et arma usque ad supremum spiritum retenturos: proinde perfuga Batauus arbitrium rerum Romanarum ne ageret, sed meritas sceleris poenas expectaret. quae ubi relata Ciuili, incensus ira uniuersam Batauorum gentem in arma rapit; iunguntur Bructeri Tencterique et excita nuntiis Germania ad praedam famamque.
consejos ni de traidores ni de enemigos. Vitelio, decían, era su emperador y por él mantendrían la lealtad y las armas hasta el último aliento. Por tanto, no correspondía a un tránsfuga batavo tratar los asuntos de Roma, sino esperar el castigo que merecía por su crimen. Cuando esta respuesta llegó a Civil, montó en cólera e hizo tomar las armas al pueblo entero de los batavos. Se les unieron los brúcteros y los téncteros 97, y mediante mensajeros se incitó a Germania al botín y a la gloria.
[4,22] Aduersus has concurrentis belli minas legati legionum Munius Lupercus et Numisius Rufus uallum murosque firmabant. subuersa longae pacis opera, haud procul castris in modum municipii extructa, ne hostibus usui forent. sed parum prouisum ut copiae in castra conueherentur; rapi permisere: ita paucis diebus per licentiam absumpta sunt quae aduersus necessitates in longum suffecissent. [2] Ciuilis medium agmen cum robore Batauorum obtinens utramque Rheni ripam, quo truculentior uisu foret, Germanorum cateruis complet, adsultante per campos equite; simul naues in aduersum amnem agebantur. hinc ueteranarum cohortium signa, inde depromptae siluis lucisque ferarum imagines, ut cuique genti inire proelium mos est, mixta belli ciuilis externique facie obstupefecerant obsessos. [3] et spem obpugnantium augebat amplitudo ualli, quod duabus legionibus situm uix
22. Ante estas amenazas de una guerra que surgía por todas partes, los comandantes de las legiones Munio Luperco y Numisio Rufo 98 empezaron a reforzar la empalizada y las cercas del campamento. Se destruyeron los edificios levantados durante una paz duradera y construidos a modo de municipio no lejos del campamento 99, con el objetivo de que no los pudieran usar los enemigos. Sin embargo, se tomaron pocas precauciones para abastecer el campamento y, en cambio, permitieron el saqueo. De ese modo, en pocos días de libertinaje se consumió lo que hubiera bastado para un largo período de escasez 100. [2] Civil mandaba el centro de la formación con lo más granado de los batavos y ocupó ambas orillas del Rin con bandas de germanos, mientras la caballería galopaba por la llanura. Al mismo tiempo, las naves navegaban río arriba contra corriente. Los sitiados se sentían atónitos ante la doble cara de lo que era una guerra civil y una guerra exterior, pues, de un lado, estaban las enseñas de las cohortes veteranas y, de otro, las representaciones de fieras sacadas de sus selvas y bosques sagrados que estos pueblos acostumbran a llevar al combate 101. [3] También aumentaba la esperanza de los sitiadores la amplitud de la empalizada, que, aunque destinada para
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Los téncteros (Germania XXXII 1, 2; XXXIII 1) vivían entre el Rin, el Ruhr y Lippe, mientras que los brúcteros (Germania XXXIII 1) habitaban más al norte entre Lippe y Ems; HEUBNER, Historien IV, págs. 57-58; CHILVER, Histories IV-V, págs. 41-42. 98 Sobre Munio Luperco, cf. IV 18, 1. Numisio Rufo era el comandante de la legión XVI Gallica estacionada en Novesio; cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 58; CHILVER, Histories IV-V, pág. 42; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 124. 99 Tácito alude a construcciones exteriores al campamento, realizadas durante un largo período de paz, como almacenes, tiendas, tabernas y otros; cf. BASSOLS, Historias IV, pág. 40. 100 Cf. IV 60, 1. 101 Cf. Germania VII 3.
quinque milia armatorum Romanorum tuebantur; sed lixarum multitudo turbata pace illuc congregata et bello ministra aderat.
dos legiones, apenas era defendida por cinco mil hombres armados 102, si bien, al romperse la paz, se había congregado allí una multitud de proveedores que ayudaban en la guerra.
[4,23] Pars castrorum in collem leniter exurgens, pars aequo adibatur. quippe illis hibernis obsideri premique Germanias Augustus crediderat, neque umquam id malorum ut obpugnatum ultro legiones nostras uenirent; inde non loco neque munimentis labor additus: uis et arma satis placebant.
23. Una parte del campamento 103 se elevaba sobre una suave colina y a la otra se accedía desde la parte llana. La verdad es que Augusto había creído que con aquellos campamentos de invierno se tendrían controladas y dominadas las Germanias. Nunca se había imaginado que se llegara a tal punto de desgracias como para que los germanos por propia iniciativa viniesen a atacar a nuestras legiones. De ahí que no se hubieran realizado trabajos añadidos ni en el terreno ni en las fortificaciones: parecía suficiente el poder de las armas. [2] Los batavos y los pueblos del otro lado del Rin 104, a fin de exhibir con mayor claridad su valor por separado, formaron cada tribu por su cuenta, hostigando desde lejos. Luego, dado que la mayor parte de sus proyectiles se estrellaban inútilmente contra las torres y almenas de las murallas y desde arriba les herían con lanzamientos de piedras, dirigieron entre gritos un ataque contra la empalizada, la mayoría subiendo por las escalas que adosaron y otros trepando por la formación en tortuga de los suyos 105. Y ya algunos estaban llegando arriba, cuando derribados a golpe de espada y otras armas sucumbieron bajo estacas y jabalinas: pueblos muy fieros al principio y desmedidos en el éxito. [3] Pero entonces soportaban también las adversidades por su ansia de botín. Incluso, hecho insólito en ellos 106, se atrevieron con las máquinas de guerra. No tenían ninguna pericia, pero desertores y prisioneros les enseñaron cómo ensamblar maderos a modo de puente o a empujarlos después tras colocarlos sobre ruedas, de tal manera que algunos subidos encima pudieran luchar como si lo hicieran desde un terraplén, mientras otros, ocultos dentro, pudieran socavar las murallas. Pero las piedras disparadas por las ballestas destrozaron aquel rudo artilugio.
[2] Bataui Transrhenanique, quo discreta uirtus manifestius spectaretur, sibi quaeque gens consistunt, eminus lacessentes. post ubi pleraque telorum turribus pinnisque moenium inrita haerebant et desuper saxis uulnerabantur, clamore atque impetu inuasere uallum, adpositis plerique scalis, alii per testudinem suorum; scandebantque iam quidam, cum gladiis et armorum incussu praecipitati sudibus et pilis obruuntur, praeferoces initio et rebus secundis nimii.
[3] sed tum praedae cupidine aduersa quoque tolerabant; machinas etiam, insolitum sibi, ausi. nec ulla ipsis sollertia: perfugae captiuique docebant struere materias in modum pontis, mox subiectis rotis propellere, ut alii superstantes tamquam ex aggere proeliarentur, pars intus occulti muros subruerent. sed excussa ballistis saxa strauere informe opus.
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El grueso de la legión XV Primigenia y una parte de la V Alaudae; cf. IV 18, 1. Alusión a Vetera Castra; cf. IV 18, 3. 104 Los brúcteros, téncteros y frisios; cf. IV 15, 1-2; 21, 2. 105 Los soldados avanzaban con los escudos sobre sus cabezas formando como un caparazón de una tortuga; cf. VEGECIO, Compendio de técnica militar IV 14; BASSOLS, Historias IV, pág. 43. 106 Cf. SÉNECA, Diálogos VII 26, 3. 103
[4] et cratis uineasque parantibus adactae tormentis ardentes hastae, ultroque ipsi obpugnatores ignibus petebantur, donec desperata ui uerterent consilium ad moras, haud ignari paucorum dierum inesse alimenta et multum imbellis turbae; simul ex inopia proditio et fluxa seruitiorum fides ac fortuita belli sperabantur.
[4] Y mientras preparaban cañizos y manteletes, les dispararon desde máquinas de artillería lanzas incendiarias, siendo los propios asaltantes los que eran el blanco del fuego, hasta que, desesperando de la fuerza, cambiaron de táctica y decidieron esperar, pues no desconocían que dentro del campamento había alimentos para unos pocos días y una masa grande de no combatientes. Además, contaban con una traición a causa del hambre, con la voluble lealtad de los esclavos y con los imponderables de la guerra.
[4,24] Flaccus interim cognito castrorum obsidio et missis per Gallias qui auxilia concirent, lectos e legionibus Dillio Voculae duoetuicensimae legionis legato tradit, ut quam maximis per ripam itineribus celeraret, ipse nauibus (inuadit) inualidus corpore, inuisus militibus. neque enim ambigue fremebant: emissas a Mogontiaco Batauorum cohortis, dissimulatos Ciuilis conatus, adsciri in societatem Germanos.
24. Entretanto Flaco, enterado del asedio del campamento, envió emisarios por la Galia para reclutar fuerzas auxiliares. Entregó un cuerpo escogido de legionarios 107 al comandante de la legión XXII Dilio Vócula 108, con órdenes de marchar lo más rápidamente posible a lo largo de la orilla del Rin, mientras el gobernador viajaba en barco aquejado de una enfermedad y odiado por los soldados. Y desde luego no se andaban con rodeos en sus críticas. Alegaban que se había permitido marchar de Mogontiaco a las cohortes bávaras, se había encubierto la intentona de Civil y se había ofrecido una alianza a los germanos. [2] Ni Primo Antonio ni Muciano, decían, habían contribuido más a la fortaleza de Vespasiano que Flaco. Se puede combatir abiertamente el odio declarado y las armas, pero la traición y el engaño están ocultos y por eso son inevitables. Civil plantaba cara a pie firme y formaba a sus tropas, mientras que Hordonio desde el lecho de su dormitorio solo daba órdenes que beneficiaban al enemigo: ¡tantas unidades armadas de hombres valientes estaban a las órdenes de la enfermedad de un solo anciano! Harían mejor con matar a un traidor y librarían su suerte y valor de ese nefasto agüero. [3] Cuando se habían contagiado unos a otros con tales palabras, se enardecieron todavía más con una carta enviada por Vespasiano que Flaco, como no podía ocultarla, leyó ante la asamblea militar, y a quienes la habían traído los envió encadenados ante Vitelio.
[2] non Primi Antonii neque Muciani ope Vespasianum magis adoleuisse. aperta odia armaque palam depelli: fraudem et dolum obscura eoque ineuitabilia. Ciuilem stare contra, struere aciem: Hordeonium e cubiculo et lectulo iubere quidquid hosti conducat. tot armatas fortissimorum uirorum manus unius senis ualetudine regi: quin potius interfecto traditore fortunam uirtutemque suam malo omine exoluerent. [3] his inter se uocibus instinctos flammauere insuper adlatae a Vespasiano litterae, quas Flaccus, quia occultari nequibant, pro contione recitauit, uinctosque qui attulerant ad Vitellium misit.
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La legión XXII Primigenia y la IV Macedonica; cf. II 100, 1; CHILVER, Histories IV-V, pág. 43. Dilio Vócula fue tribuno en la legión I Germanica en Bonn, cuestor en el Ponto y comandante de la legión XXII Primigenia; cf. ILS 983; P. FABIA, «Dillius Vocula», Studi Romani 2 (1914), 153-188; SYME, Tacitus, 784-785; CHILVER, Histories IV-V, pág. 43; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 126. Tácito lo describe como un héroe romano en el Rin; cf. IV 58. 108
[4,25] Sic mitigatis animis Bonnam, hiberna primae legionis, uentum. infensior illic miles culpam cladis in Hordeonium uertebat: eius iussu derectam aduersus Batauos aciem, tamquam a Mogontiaco legiones sequerentur; eiusdem proditione caesos, nullis superuenientibus auxiliis: ignota haec ceteris exercitibus neque imperatori suo nuntiari, cum adcursu tot prouinciarum extingui repens perfidia potuerit. [2] Hordeonius exemplaris omnium litterarum, quibus per Gallias Britanniamque et Hispanias auxilia orabat, exercitui recitauit instituitque pessimum facinus, ut epistulae aquiliferis legionum traderentur, a quis ante militi quam ducibus legebantur. tum e seditiosis unum uinciri iubet, magis usurpandi iuris, quam quia unius culpa foret. [3] motusque Bonna exercitus in coloniam Agrippinensem, adfluentibus auxiliis Gallorum, qui primo rem Romanam enixe iuuabant: mox ualescentibus Germanis pleraeque ciuitates aduersum nos arma (sumpsere) spe libertatis et, si exuissent seruitium, cupidine imperitandi. [4] gliscebat iracundia legionum, nec terrorem unius militis uincula indiderant: quin idem ille arguebat ultro conscientiam ducis, tamquam nuntius inter Ciuilem Flaccumque falso crimine testis ueri opprimeretur. conscendit tribunal Vocula mira constantia, prensumque militem ac uociferantem duci ad supplicium iussit: et dum mali pauent, optimus quisque iussis paruere. exim consensu ducem Voculam
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25. Calmados así los ánimos, se llegó a Bonna a los cuarteles de la legión I 109. Allí los soldados que se mostraban más hostiles echaban la culpa de la derrota 110 a Hordeonio. Por orden suya, decían, se había enfrentado el ejército a los batavos en la idea de que las legiones les seguirían desde Mogontiaco. Por su traición habían caído sin que hubiera llegado refuerzo alguno. Tal situación, mantenían, la ignoraban los demás ejércitos y no se había informado de ello al emperador 111, cuando esa sedición repentina pudo haberse sofocado con la intervención de tantas provincias. [2] Hordeonio leyó al ejército copias de todas las cartas que había enviado pidiendo ayuda a las Galias, Britania y las Hispanias, sentando un pésimo precedente de entregar las cartas a los aquilíferos 112 de las legiones, pues las leían antes a los soldados que a sus jefes. Entonces ordenó el arresto de uno de los sediciosos, más por ejercer su autoridad que porque un solo hombre fuera el culpable. [3] El ejército se trasladó de Bonna a la Colonia Agripinense, mientras afluían tropas auxiliares de los galos 113, quienes al principio apoyaban con energía la causa romana, pero, después, cuando aumentó la fuerza de los germanos, la mayoría de las ciudades tomaron las armas contra nosotros con esperanzas de libertad y con la ambición de formar un imperio, una vez que se hubieran sacudido la esclavitud. [4] Seguía aumentando el resentimiento de las legiones 114, sin que el arresto de un único soldado les hubiera intimidado. Además, este mismo soldado llegaba a acusar de complicidad al general, alegando que había actuado de intermediario entre Civil y Flaco y se le estaba incriminando con una acusación falsa porque era testigo de la verdad. Vócula, con admirable entereza, subió a la tribuna y ordenó que apresaran y llevaran a la ejecución al soldado que no dejaba de vociferar. Y mientras los malvados empezaban a temblar, los mejores ejecutaban las órdenes. Luego, al
La legión I Germanica; cf. I 55, 2: 57, 1; IV 24, 1. En Vetera; cf. IV 20, 2-3. 111 Es decir, a Vitelio. 112 Eran los portadores de las águilas, las enseñas de las legiones. Su rango, similar al de alférez, era inferior al de un centurión. 113 Seguramente, los tréviros y lingones. 114 La legión I Germanica de Bonna y banderas de las legiones IV Macedonica y XXII Primigenia; cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 65; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 127. 110
poscentibus, Flaccus summam rerum ei permisit.
reclamar de común acuerdo a Vócula como su jefe, Flaco le confió todo el mando 115.
[4,26] Sed discordis animos multa efferabant: inopia stipendii frumentique et simul dilectum tributaque Galliae aspernantes, Rhenus incognita illi caelo siccitate uix nauium patiens, arti commeatus, dispositae per omnem ripam stationes quae Germanos uado arcerent, eademque de causa minus frugum et plures qui consumerent. [2] apud imperitos prodigii loco accipiebatur ipsa aquarum penuria, tamquam nos amnes quoque et uetera imperii munimenta desererent: quod in pace fors seu natura, tunc fatum et ira dei uocabatur. [3] Ingressis Nouaesium sexta decima legio coniungitur. additus Voculae in partem curarum Herennius Gallus legatus; nec ausi ad hostem pergere * * (loco Gelduba nomen est) castra fecere. ibi struenda acie, muniendo uallandoque et ceteris belli meditamentis militem firmabant. utque praeda ad uirtutem accenderetur, in proximos Cugernorum pagos, qui societatem Ciuilis acceperant, ductus a Vocula exercitus; pars cum Herennio Gallo permansit.
26. Sin embargo, había muchos hechos que exasperaban a aquellos ánimos rebeldes. La paga y la alimentación eran escasas, y las Galias se negaban tanto al reclutamiento como a los impuestos. Debido a una sequía inusual por estas latitudes, el Rin era apenas navegable y el abastecimiento estaba restringido. Se habían emplazado guarniciones por toda la orilla para impedir que los germanos lo vadearan, pero por esa misma razón había menos provisiones y más gente para comer. [2] Entre la gente inculta la escasez de agua se interpretaba como algo siniestro, como si también los ríos, las viejas defensas del imperio, nos estuvieran abandonando. Lo que en tiempos de paz se atribuía al azar o a la naturaleza, entonces se llamaba destino fatal y cólera divina. [3] Al entrar en Novesio 116, se les unió la legión XVI 117. El comandante Herennio Galo 118 fue nombrado adjunto de Vócula para asumir parte de sus responsabilidades. No se atrevieron a dirigirse hacia el enemigo, sino que levantaron el campamento en un lugar llamado Gelduba 119. Allí entrenaban a los soldados con ejercicios de instrucción de combate, fortificación y vallado y demás maniobras de guerra. Y con el fin de que la moral subiese con el botín, se llevó al ejército de Vócula a las aldeas cercanas de los cugernos 120 que se habían aliado con Civil, mientras que una parte de las tropas permaneció con Herennio Galo.
[4,27] Forte nauem haud procul castris, frumento grauem, cum per uada haesisset, Germani in suam ripam trahebant. non tulit Gallus misitque subsidio cohortem:
27. Un día sucedió que no lejos del campamento encalló en los vados una nave cargada de trigo y los germanos intentaban arrastrarla a su orilla. Galo no estaba dispuesto a permitirlo y envió una cohorte a rescatar la
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Tácito se refiere al mando militar, pues Hordeonio Flaco retenía el mando sobre la provincia; CHILVER, Histories IV-V, pág. 44. 116 Estaba situada en las proximidades de la actual Neuss, cercana a Düsseldorf, al oeste del Rin. Allí tenía su base la legión XVI Gallica desde el año 43 d. C.; cf. H. NISSEN, «Die Geschichte von Novaesium», Bonner Jahrbücher 111-112 (1904), 1-96; CHILVER, Histories IV-V, pág. 44. 117 Solo quedaba un destacamento de la XVI Gallica, pues el grueso de ella había partido para Italia; cf. II 100, 1; BASSOLS, Historias IV, pág. 49. 118 Era el legado de la legión I; cf. IV 19. 2. 119 La actual Gellep, situada a 18 kilómetros de Novesio y a 35 de Vetera; cf. HEUBNER, Historien IV, pág.67; CHILVER, Histories IV-V, pág. 44; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 127. 120 Tribu que vivía entre los ubios y los batavos; cf. PLINIO, Historia natural IV 106; HEUBNER, Historien IV, pág. 68.
auctus et Germanorum numerus, paulatimque adgregantibus se auxiliis acie certatum. Germani multa cum strage nostrorum nauem abripiunt. [2] uicti, quod tum in morem uerterat, non suam ignauiam, sed perfidiam legati culpabant. protractum e tentorio, scissa ueste, uerberato corpore, quo pretio, quibus consciis prodidisset exercitum, dicere iubent. redit in Hordeonium inuidia: illum auctorem sceleris, hunc ministrum uocant, donec exitium minitantibus exterritus proditionem et ipse Hordeonio obiecit; uinctusque aduentu demum Voculae exoluitur. [3] is postera die auctores seditionis morte adfecit: tanta illi exercitui diuersitas inerat licentiae patientiaeque. haud dubie gregarius miles Vitellio fidus, splendidissimus quisque in Vespasianum proni: inde scelerum ac suppliciorum uices et mixtus obsequio furor, ut contineri non possent qui puniri poterant.
nave. También aumentó el número de germanos y, al sumarse poco a poco refuerzos, se llegó a un combate regular. Los germanos se apoderaron de la nave en medio de una gran matanza de los nuestros. [2] Los vencidos, cosa que ya se había convertido en una costumbre, echaban la culpa no a su propia cobardía, sino a la traición de su comandante. Lo sacaron a rastras de su tienda, le rasgaron las vestiduras, llenaron su cuerpo de latigazos y le conminaron a confesar cuánto le habían pagado para traicionar al ejército y cuáles eran sus cómplices. La rabia se volvió contra Hordeonio. A este 121 lo señalaron como el instigador de la traición, a aquel como su ejecutor, hasta que el mismo Galo, aterrado por las amenazas de muerte, acabó por acusar a Hordeonio de traición. Lo encadenaron y solo fue liberado con la llegada de Vócula. [3] Al día siguiente este dio muerte a los responsables del motín: tan diferentes ejemplos de libertinaje y sumisión ofrecía el ejército. No hay duda de que los soldados rasos eran leales a Vitelio, mientras que los oficiales de mayor rango se inclinaban por Vespasiano. Eso explicaba la sucesión de crímenes y ejecuciones y esa combinación de furia y sumisión, hasta el punto de que no se podía controlar a quienes se podía castigar.
[4,28] At Ciuilem immensis auctibus uniuersa Germania extollebat, societate nobilissimis obsidum firmata. ille, ut cuique proximum, uastari Vbios Treuirosque, et aliam manum Mosam amnem transire iubet, ut Menapios et Morinos et extrema Galliarum quateret. actae utrobique praedae, infestius in Vbiis, quod gens Germanicae originis eiurata patria (Romanorum nomen) Agrippinenses uocarentur. [2] caesae cohortes eorum in uico Marcoduro
28. Por el contrario, Germania entera respaldaba a Civil con inmensos refuerzos, una vez que la alianza había sido sellada con intercambio de rehenes ilustres. Civil ordenó a los pueblos cercanos que saquearan a los ubios y tréviros y que otra fuerza atravesara el río Mosa para golpear a los menapios, morinos, pueblos del extremo norte de las Galias 122. En ambos frentes se obtuvo botín, de manera más severa en el caso de los ubios 123, porque, siendo un pueblo de origen germánico, había abjurado de su patria para tomar el nombre romano de Agripinenses 124. [2] Sus cohortes fueron destrozadas en la aldea de Marcoduro 125, donde andaban
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Hordeonio en Novesio y Galo en Gelduba: cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 128. Los menapios habitaban entre los ríos Mosa y Scheldt; los morinos, pueblo belga, vivían al sudoeste de los menapios en la costa; cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 69; CHILVER, Histories IV-V, pág. 45. 123 Los ubios vivían en la Colonia Agripinense mezclados con los romanos desde la fundación de la ciudad en el 50 d. C. como Colonia Claudia Augusta Ara Agripinensis; cf. Anales XII 27, 1; CHILVER, Histories IV-V, pág. 45. 124 El nombre romano era el de Colonia Agrippinensium, la actual Colonia, donde se había instalado una colonia de veteranos de guerra en el año 50. El nombre se dio en honor de Agripina la Menor, esposa de Claudio que había nacido allí; cf. ASH, The Histories, pág. 298. 125 La actual Düren, situada entre Aachen y Colonia; cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 70. 122
incuriosius agentes, quia procul ripa aberant. nec quieuere Vbii quo minus praedas e Germania peterent, primo impune, dein circumuenti sunt, per omne id bellum meliore usi fide quam fortuna. [3] contusis Vbiis grauior et successu rerum ferocior Ciuilis obsidium legionum urgebat, intentis custodiis ne quis occultus nuntius uenientis auxilii penetraret. machinas molemque operum Batauis delegat: Transrhenanos proelium poscentis ad scindendum uallum ire detrusosque redintegrare certamen iubet, superante multitudine et facili damno.
despreocupados por hallarse lejos de la orilla. Tampoco los ubios se quedaron tranquilos sin buscar botín en Germania, al principio con impunidad, pero luego fueron cercados, y de hecho, durante toda esta guerra, su lealtad fue superior a su suerte. [3] Aplastados los ubios, Civil se convirtió en un rival más serio y más fiero con el éxito. Estrechaba el cerco de las legiones con las guardias en alerta, para que ningún mensajero secreto con noticias de la llegada de refuerzos pudiera saltar las líneas. Encomendó a los batavos la maquinaria bélica y las operaciones pesadas. A las fuerzas del otro lado del Rin que pedían combate les ordenó abrir una brecha en la empalizada y, cuando fueran rechazados, se reintegraran al combate, pues sobraba tropa y las bajas serían fáciles de asumir.
[4,29] Nec finem labori nox attulit: congestis circum lignis accensisque, simul epulantes, ut quisque uino incaluerat, ad pugnam temeritate inani ferebantur. quippe ipsorum tela per tenebras uana: Romani conspicuam barbarorum aciem, et si quis audacia aut insignibus effulgens, ad ictum destinabant. [2] intellectum id Ciuili et restincto igne misceri cuncta tenebris et armis iubet. tum uero strepitus dissoni, casus incerti, neque feriendi neque declinandi prouidentia: unde clamor acciderat, circumagere corpora, tendere artus; nihil prodesse uirtus, fors cuncta turbare et ignauorum saepe telis fortissimi cadere.
29. Ni siquiera la noche puso un final a las fatigas. Los asaltantes apilaron leños de los alrededores y formaron una fogata, mientras banqueteaban. Y en la medida en que cada cual se iba calentando con el vino, se lanzaban a la lucha con imprudente temeridad. En efecto, sus proyectiles no surtían efecto en la oscuridad. Los romanos, en cambio, veían con claridad las líneas de los bárbaros y dirigían sus golpes contra los que brillaban por su osadía o sus condecoraciones. [2] Cuando Civil se dio cuenta de la situación, ordenó apagar el fuego y sumirlo todo en una confusión de oscuridad y combate. Entonces se sucedieron gritos disonantes, encuentros indecisos, sin que fuera posible prever cómo acertar o esquivar los golpes. Donde surgía un griterío, allí se arracimaban los cuerpos y extendían sus brazos: de nada servía el valor, todo lo confundía el azar y los valientes caían a menudo bajo las armas de los cobardes. [3] La furia de los germanos era irracional; los romanos, en cambio, conscientes del peligro, no lanzaban al azar los venablos de hierro y piedras pesadas. Cuando el ruido de los zapadores o la colocación de las escalas en los muros les ponían al enemigo a su alcance, los empujaban con el escudo y los seguían con las jabalinas. Llegaron a acuchillar con puñales a muchos atacantes que conseguían escalar las murallas. Agotada así la noche, el día dio paso a nuevos combates.
[3] apud Germanos inconsulta ira: Romanus miles periculorum gnarus ferratas sudis, grauia saxa non forte iaciebat. ubi sonus molientium aut adpositae scalae hostem in manus dederant, propellere umbone, pilo sequi; multos in moenia egressos pugionibus fodere. sic exhausta nocte nouam aciem dies aperuit.
[4,30] Eduxerant Bataui turrim duplici tabulato, quam praetoriae portae (is aequissimus locus) propinquantem promoti contra ualidi asseres et incussae trabes perfregere multa superstantium pernicie. pugnatumque in perculsos subita et prospera eruptione; simul a legionariis peritia et arte praestantibus plura struebantur. [2] praecipuum pauorem intulit suspensum et nutans machinamentum, quo repente demisso praeter suorum ora singuli pluresue hostium sublime rapti uerso pondere intra castra effundebantur. Ciuilis omissa expugnandi spe rursus per otium adsidebat, nuntiis et promissis fidem legionum conuellens.
30. Los batavos habían levantado una torre 126 con dos plataformas que acercaron a la puerta pretoria 127, por donde el terreno era más llano. Los defensores movieron contra ella grandes postes y la golpearon con vigas hasta quebrarla en medio de una gran mortandad de los que estaban subidos en ella, al tiempo que se luchaba contra los desorganizados enemigos mediante una salida repentina coronada por el éxito. Al mismo tiempo, los legionarios, superiores en experiencia y técnica, se pusieron a construir más maquinaria de guerra. [2] Un miedo especial produjo una máquina equilibrada y suspendida sobre ellos, la cual, al bajar de repente, alzaba por los aires a uno o más enemigos ante los ojos de sus compañeros y, después de girar la carga, la depositaba dentro del campamento 128. Civil perdió la fe en el asalto y comenzó de nuevo un asedio tranquilo intentando minar la lealtad de las legiones con mensajes y promesas.
[4,31] Haec in Germania ante Cremonense proelium gesta, cuius euentum litterae Primi Antonii docuere, addito Caecinae edicto; et praefectus cohortis e uictis, Alpinius Montanus, fortunam partium praesens fatebatur. diuersi hinc motus animorum: auxilia e Gallia, quis nec amor neque odium in partis, militia sine adfectu, hortantibus praefectis statim a Vitellio desciscunt: uetus miles cunctabatur. [2] sed adigente Hordeonio Flacco, instantibus tribunis, dixit sacramentum, non uultu neque animo satis adfirmans: et cum cetera iuris iurandi uerba
31. Estos fueron los sucesos de Germania antes de la batalla de Cremona 129, de cuyo resultado informó una carta de Primo Antonio 130 que adjuntaba un edicto de Cécina. Un comandante de la cohorte de los vencidos, Alpinio Montano 131, atestiguó en persona la suerte de su bando. Las reacciones fueron dispares ante la noticia. Las tropas auxiliares de la Galia 132, que no tenían simpatías ni odios por los bandos contendientes y prestaban servicio sin entusiasmo, abandonaron rápidamente a Vitelio a instancias de sus comandantes, mientras que los soldados veteranos se mantenían dubitativos. [2] Sin embargo, ante el requerimiento de Hordeonio y la presión de los tribunos, prestaron juramento sin demasiada firmeza ni en sus gestos ni en sus corazones, y, al pronunciar el resto de las palabras
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BASSOLS, Historias IV, pág. 54: «Se trata de una torre de madera montada sobre ruedas para poderla acercar a la ciudad sitiada. Constaba de varios pisos o plataformas para, de este modo, poder dominar las fortificaciones enemigas y desalojar de ellas a sus defensores». 127 Era la puerta principal del campamento, por la que se llegaba al praetorium, el puesto de mando del campamento; cf. IV 23, 1. 128 La máquina de guerra recibía el nombre de tolleno; cf. VEGECIO, Compendio de técnica militar IV 21; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 129. 129 Antes del 25 de octubre del 69; cf. III 55. Las noticias de la toma de Cremona llegaron a Novesio la primera semana de noviembre; cf. BASSOLS, Historias IV. pág. 56; CHILVER. Histories IV-V, pág. 46. 130 Se trata de una carta diferente a la citada en IV 13 y cuyo contenido se recuerda en V 26; cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, págs. 129-130. 131 Cf. III 35, 2. 132 Cf. IV 24, 1.
conciperent, Vespasiani nomen haesitantes aut leui murmure et plerumque silentio transmittebant.
del juramento, pasaban por el nombre de Vespasiano con titubeos o con un suave murmullo y, la mayoría, en silencio.
[4,32] Lectae deinde pro contione epistulae Antonii ad Ciuilem suspiciones militum inritauere, tamquam ad socium partium scriptae et de Germanico exercitu hostiliter. mox adlatis Geldubam in castra nuntiis eadem dicta factaque, et missus cum mandatis Montanus ad Ciuilem ut absisteret bello neue externa armis falsis uelaret: si Vespasianum iuuare adgressus foret, satis factum coeptis. [2] ad ea Ciuilis primo callide: post ubi uidet Montanum praeferocem ingenio paratumque in res nouas, orsus a questu periculisque quae per quinque et uiginti annos in castris Romanis exhausisset, 'egregium' inquit 'pretium laborum recepi, necem fratris et uincula mea et saeuissimas huius exercitus uoces, quibus ad supplicium petitus iure gentium poenas reposco. uos autem Treuiri ceteraeque seruientium animae, quod praemium effusi totiens sanguinis expectatis nisi ingratam militiam, immortalia tributa, uirgas, securis et dominorum ingenia? [3] en ego praefectus unius cohortis et Canninefates Batauique, exigua Galliarum portio, uana illa castrorum spatia excidimus uel saepta ferro fameque premimus. denique ausos aut libertas sequetur aut uicti idem erimus.' sic accensum, sed molliora referre iussum dimittit: ille ut inritus legationis redit, cetera dissimulans, quae mox erupere.
32. Luego, se leyó ante la asamblea la carta de Antonio a Civil que levantó las sospechas de los soldados, pues parecía escrita a un compañero de partido y se refería en términos hostiles al ejército de Germania. Más tarde, cuando llegaron al campamento de Gelduba, se repitieron las mismas palabras y los mismos actos, y se envió a Montano con instrucciones de que Civil debía abandonar las hostilidades y no enmascarar una agresión exterior con falsos pretextos. Si había pretendido ayudar a Vespasiano, sus esfuerzos ya habían sido más que suficientes. [2] Al principio, Civil le respondió con astucia, pero cuando comprendió que Montano era un hombre de carácter impetuoso y dispuesto a las revueltas, empezó a lamentarse de los peligros que durante veinticinco años había arrostrado en los campamentos romanos. «Estupenda recompensa he recibido —le dijo— por mis sacrificios, el asesinato de mi hermano 133, mi prisión y los crueles gritos de este ejército exigiendo mi ejecución, por lo cual reclamo su castigo de acuerdo con el derecho de gentes. En cambio, vosotros, tréviros y demás almas de esclavos, ¿qué premio esperáis por la sangre derramada tantas veces si no es una ingrata milicia, impuestos sin fin, azotes, hachas de ejecución y las ocurrencias de vuestros amos? [3] Mira, yo, el comandante de una sola cohorte, y los canninefates y batavos, exigua porción de las Galias, o hemos destruido aquellos vastos e inútiles recintos del campamento o los tenemos cercados con las armas y el hambre. Y, para terminar, si nos aventuramos, ganaremos la libertad o, si somos vencidos, quedaremos como antes». Con estas palabras despidió a un enardecido Montano, aunque le ordenó que entregara un informe más suavizado. Montano regresó como si la misión hubiera fracasado, ocultando lo demás, que trascendió más tarde.
[4,33] Ciuilis parte copiarum retenta ueteranas cohortis et quod e Germanis
33. Civil se quedó con una parte de las tropas y envió contra Vócula y su ejército a las cohortes veteranas y los
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Cf. IV 13, 1.
maxime promptum aduersus Voculam exercitumque eius mittit, Iulio Maximo et Claudio Victore, sororis suae filio, ducibus. rapiunt in transitu hiberna alae Asciburgii sita; adeoque improuisi castra inuolauere ut non adloqui, non pandere aciem Vocula potuerit: id solum ut in tumultu monuit, subsignano milite media firmare: auxilia passim circumfusa sunt. [2] eques prorupit, exceptusque compositis hostium ordinibus terga in suos uertit. caedes inde, non proelium. et Neruiorum cohortes, metu seu perfidia, latera nostrorum nudauere: sic ad legiones peruentum, quae amissis signis intra uallum sternebantur, cum repente nouo auxilio fortuna pugnae mutatur.
[3] Vasconum lectae a Galba cohortes ac tum accitae, dum castris propinquant, audito proeliantium clamore intentos hostis a tergo inuadunt latioremque quam pro numero terrorem faciunt, aliis a Nouaesio, aliis a Mogontiaco uniuersas copias aduenisse credentibus. is error Romanis addit animos, et dum alienis uiribus confidunt, suas recepere. [4] fortissimus quisque e Batauis, quantum peditum erat, funduntur: eques euasit cum signis captiuisque, quos prima acie corripuerant. caesorum eo die in partibus nostris maior numerus et imbellior, e Germanis ipsa robora.
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germanos más dispuestos al mando de Julio Máximo y Claudio Víctor, hijo de su hermana. Por el camino saquearon los cuarteles de invierno del regimiento de caballería situados en Asciburgio 134, y cayeron tan repentinamente sobre el campamento 135 que Vócula no pudo ni dirigirse a sus hombres ni desplegarlos para la batalla. Todo lo que pudo hacer en medio del tumulto fue aconsejarles que se hicieran fuertes en el centro con los legionarios, mientras que las tropas auxiliares se dispersaban por todos lados. [2] La caballería lanzó una carga, pero fue recibida por los enemigos bien ordenados y tuvieron que volver grupas junto a los suyos. A partir de ahí, se produjo una carnicería, no una batalla. Las cohortes de nervios 136, por miedo o deslealtad dejaron al desnudo los flancos de los nuestros, de modo que el ataque llegó hasta las legiones, las cuales, tras perder las enseñas, eran aplastadas dentro de la empalizada, pero, de pronto, con la llegada de nuevos refuerzos, cambió la suerte de la lucha. [3] Unas cohortes de váscones 137, que, reclutadas por Galba, se les había hecho venir por entonces, se estaban acercando al campamento, cuando oyeron el griterío de los contendientes. Atacaron por la espalda a los enemigos atentos a otra parte y provocaron un pánico desproporcionado a su número, pues se creyó que habían llegado las tropas al completo, unos de Novesio y otros de Mogontiaco 138. Tal error infundió moral en los nuestros, pues, al confiar en las fuerzas ajenas, recuperaron las propias. [4] Fueron destrozados los combatientes más valientes de los batavos con toda su infantería; la caballería escapó con las enseñas y los prisioneros capturados en el combate inicial. Aquel día cayó en nuestro lado un mayor número de combatientes, pero eran los menos preparados para la guerra; los germanos, en cambio, perdieron lo más granado de sus tropas.
Estaba situada cerca de la actual Asberg, entre Gelduba y Vetera; cf. Germania III 3; HEUBNER, Historien: IV, pág. 78; CHILVER, Histories IV-V, pág. 47; T. BECHERT, Asciburgium, Duisburgo, 1974; id., «Asciburgium», Bonner Jahrbücher 179 (1979), 475-498. 135 En Gelduba, hoy Gellep; cf. IV 26, 3. 136 Cf. IV 15, 3. 137 Sería las cohortes I y II (cohortes Hispanae Vasconum), reclutadas por Galba cuando era gobernador de la Hispania Tarraconense; cf. BASSOLS, Historias IV, pág. 60; HEUBNER, Historien IV, pág. 79; CHILVER, Histories IV-V. pág. 47; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 131. 138 En Novesio estaba Hordeonio Flaco (IV 31, 2), comandante de las fuerzas del Rin, mientras que en Mainz estaban acantonadas las legiones IV Macedonica y XXII Primigenia.
[4,34] Dux uterque pari culpa meritus aduersa prosperis defuere. nam Ciuilis si maioribus copiis instruxisset aciem, circumiri a tam paucis cohortibus nequisset castraque perrupta excidisset: Vocula nec aduentum hostium explorauit, eoque simul egressus uictusque; dein uictoriae parum confisus, tritis frustra diebus castra in hostem mouit, quem si statim impellere cursumque rerum sequi maturasset, soluere obsidium legionum eodem impetu potuit. [2] temptauerat interim Ciuilis obsessorum animos, tamquam perditae apud Romanos res et suis uictoria prouenisset: circumferebantur signa uexillaque, ostentati etiam captiui. ex quibus unus, egregium facinus ausus, clara uoce gesta patefecit, confossus illico a Germanis: unde maior indici fides; simul uastatione incendiisque flagrantium uillarum uenire uictorem exercitum intellegebatur. [3] in conspectu castrorum constitui signa fossamque et uallum circumdari Vocula iubet: depositis impedimentis sarcinisque expediti certarent. hinc in ducem clamor pugnam poscentium; et minari adsueuerant. ne tempore quidem ad ordinandam aciem capto incompositi fessique proelium sumpsere; nam Ciuilis aderat, non minus uitiis hostium quam uirtute suorum fretus. [4] uaria apud Romanos fortuna et seditiosissimus quisque ignauus: quidam recentis uictoriae memores retinere locum, ferire hostem, seque et proximos hortari et redintegrata acie manus ad obsessos tendere ne tempori deessent.
[5] illi cuncta e muris cernentes omnibus portis prorumpunt. ac forte Ciuilis lapsu equi prostratus, credita per utrumque 139 140
Julio Civil y Dilio Vócula. Las legiones V Alaudae y XV Primigenia en Vetera.
34. Los comandantes de ambos bandos 139 tuvieron la misma responsabilidad: merecieron las derrotas y no estuvieron a la altura de los éxitos. En efecto, Civil, si hubiera formado para la batalla con más efectivos, no habría podido ser rodeado por tan pocas cohortes, sino que habría irrumpido y destruido el campamento romano. Vócula, por su parte, no se informó de la llegada del enemigo y por ello fue vencido tan pronto como salió; después, con poca fe en la victoria, tras desperdiciar algunos días, movió el campamento hacia el enemigo. Pero, si se hubiera dado prisa por contraatacar de inmediato y seguir el curso de los acontecimientos, hubiera podido romper con ese mismo ataque el asedio de las legiones. [2] Entretanto, Civil había probado la moral de los sitiados 140, creando la impresión de que los romanos estaban perdidos y que la victoria se había decantado de su lado. Desfilaban con las enseñas y estandartes e incluso se exhibía a los prisioneros. Uno de ellos, que en una acción heroica descubrió a viva voz la realidad de los hechos, fue acribillado allí por los germanos, lo cual dio más verosimilitud a su información. Al mismo tiempo, por la devastación y el incendio de las granjas ardiendo, se deducía que se estaba acercando el ejército vencedor. [3] A la vista del campamento, Vócula ordenó detenerse y rodear la posición con una fosa y una empalizada, pues, dejados allí los petates y bagajes, combatirían sin estorbos. Entonces, se levantó un griterío contra el general exigiendo luchar, pues de hecho la amenaza se había convertido en una costumbre. Sin tomarse siquiera el tiempo necesario para formar las líneas, en desorden y agotados se lanzaron al combate. Y, en efecto, allí estaba Civil, quien confiaba tanto en los defectos de los enemigos como en el valor de los suyos. [4] Varia fue la suerte de los romanos, pero los más sediciosos resultaron ser los más cobardes. Algunos, que se acordaban de la victoria reciente, mantenían la posición, producían heridas en el enemigo, se daban ánimos entre ellos y los más cercanos. Cuando recompusieron la formación, tendían las manos a los sitiados suplicándoles que no perdieran su oportunidad. [5] Estos que veían todo desde las murallas se lanzaron por todas las puertas. Quiso la fortuna que Civil cayese al resbalar su caballo y entonces por los dos ejércitos se extendió el rumor de
exercitum fama uulneratum aut interfectum, immane quantum suis pauoris et hostibus alacritatis indidit: sed Vocula omissis fugientium tergis uallum turrisque castrorum augebat, tamquam rursus obsidium immineret, corrupta totiens uictoria non falso suspectus bellum malle.
que Civil estaba herido o muerto. Es increíble el pánico tan grande que cundió entre los suyos y qué entusiasmo entre los enemigos. Pero Vócula, en vez de lanzarse a perseguir a los fugitivos, se puso a reforzar la empalizada y las torres del campamento 141, como si el asedio se fuera a reiniciar pronto. Después de desaprovechar tantas veces la victoria, se sospechaba no sin razón que prefería la guerra a la paz.
[4,35] Nihil aeque exercitus nostros quam egestas copiarum fatigabat. impedimenta legionum cum imbelli turba Nouaesium missa ut inde terrestri itinere frumentum adueherent; nam flumine hostes potiebantur. primum agmen securum incessit, nondum satis firmo Ciuile. [2] qui ubi rursum missos Nouaesium frumentatores datasque in praesidium cohortis uelut multa pace ingredi accepit, rarum apud signa militem, arma in uehiculis, cunctos licentia uagos, compositus inuadit, praemissis qui pontis et uiarum angusta insiderent. pugnatum longo agmine et incerto Marte, donec proelium nox dirimeret. cohortes Geldubam perrexere, manentibus, ut fuerant, castris, quae relictorum illic militum praesidio tenebantur.
35. Nada agobiaba tanto más a nuestras tropas como la escasez de provisiones. Se enviaron a Novesio los bagajes de las legiones con un tropel de no combatientes, a fin de transportar el trigo desde allí por vía terrestre, pues el enemigo controlaba el río. El primer convoy avanzó sin problemas, pues Civil no se había recuperado lo suficiente. [2] Cuando se enteró de que de nuevo se habían enviado a Novesio abastecedores de trigo y de que las cohortes asignadas como escolta marchaban como si estuvieran en plena paz, de que había pocos soldados junto a las enseñas, de que las armas permanecían en los carruajes y de que todos andaban dispersos a causa de su indisciplina, lanzó un ataque con sus tropas en formación, después de enviar por delante partidas para bloquear los puentes y caminos estrechos. Se luchó en un frente amplio y el combate se mantuvo indeciso, hasta que la noche puso fin a la lucha. Las cohortes se dirigieron a Gelduba, donde el campamento permanecía como antes, defendido por los soldados allí apostados. [3] No había duda de los peligros que tendrían que correr en su regreso aquellos porteadores cargados y hostigados. Vócula añadió a su ejército mil hombres escogidos de las legiones V y XV sitiadas junto a Vetera 142, soldados indomables y hostiles a sus jefes.
[3] non erat dubium quantum in regressu discriminis adeundum foret frumentatoribus onustis perculsisque. addit exercitui suo Vocula mille delectos e quinta et quinta decima legionibus apud Vetera obsessis, indomitum militem et ducibus infensum. [4] plures quam iussum erat profecti palam in agmine fremebant, non se ultra famem, insidias legatorum toleraturos: at qui remanserant, desertos se abducta parte legionum querebantur.
141
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El de Vetera. Las legiones V Alaudae y XV Primigenia.
[4] Partieron más hombres de lo que se había ordenado y durante la marcha iban murmurando abiertamente que no tenían la intención de soportar más hambre y de aguantar las mentiras de sus comandantes. Por el contrario, quienes habían quedado atrás se quejaban de que se les había abandonado y traicionado con la
duplex hinc seditio, aliis reuocantibus Voculam, aliis redire in castra abnuentibus.
retirada de una parte de las legiones. Tal fue el origen de un doble motín, pues unos pedían que Vócula regresara al campamento, mientras otros se negaban a que lo hiciera.
[4,36] Interim Ciuilis Vetera circumsedit: Vocula Geldubam atque inde Nouaesium concessit, (Ciuilis capit Geldubam) mox haud procul Nouaesio equestri proelio prospere certauit. sed miles secundis aduersisque perinde in exitium ducum accendebatur; et aduentu quintanorum quintadecimanorumque auctae legiones donatiuum exposcunt, comperto pecuniam a Vitellio missam. [2] nec diu cunctatus Hordeonius nomine Vespasiani dedit, idque praecipuum fuit seditionis alimentum. effusi in luxum et epulas et nocturnos coetus ueterem in Hordeonium iram renouant, nec ullo legatorum tribunorumue obsistere auso (quippe omnem pudorem nox ademerat) protractum e cubili interficiunt. eadem in Voculam parabantur, nisi seruili habitu per tenebras ignoratus euasisset.
36. Entretanto, Civil puso cerco a Vetera, mientras Vócula se retiró a Gelduba y de allí a Novesio. Civil tomó Gelduba y después luchó con éxito no lejos de Novesio en un enfrentamiento ecuestre. Con todo, los éxitos no eran menos eficaces que las victorias para incitar a las tropas a acabar con de sus jefes. Y las legiones que aumentaron sus efectivos con la llegada de los legionarios de la V y XV 143, empezaron a exigir pagas extraordinarias al enterarse de que Vitelio había enviado dinero. [2] Y Hordeonio, sin dudarlo mucho tiempo, se lo dio en nombre de Vespasiano y eso fue principalmente lo que fomentó la sedición. Los soldados, entregados a la buena vida, festines y conciliábulos nocturnos, avivaron su antiguo resentimiento contra Hordeonio. Y, sin que ninguno de los legados y tribunos lo impidiera (la noche sin duda había eliminado todo freno), lo arrastraron desde su alcoba y lo mataron. Lo mismo estaba reservado para Vócula, pero se disfrazó con ropas de esclavo y logró escaparse en la oscuridad de la noche 144.
[4,37] Vbi sedato impetu metus rediit, centuriones cum epistulis ad ciuitates Galliarum misere, auxilia ac stipendia oraturos: ipsi, ut est uulgus sine rectore praeceps pauidum socors, aduentante Ciuile raptis temere armis ac statim omissis, in fugam uertuntur. [2] res aduersae discordiam peperere, iis qui e superiore exercitu erant causam suam dissociantibus; Vitellii tamen imagines in castris et per proximas Belgarum ciuitates repositae, cum iam Vitellius occidisset.
37. Cuando, calmados los ánimos, volvió el miedo, enviaron centuriones con cartas a las ciudades de las Galias para solicitar refuerzos y dinero. Ellos, con la precipitación, el miedo y la cobardía que caracterizan a una masa sin un líder 145, tomaron las armas alocadamente a la llegada de Civil y las abandonaron al instante para emprender la fuga. [2] La adversidad dio paso a la discordia, pues las tropas que venían del ejército de la Germania Superior 146 hicieron causa aparte. Con todo, se repusieron las estatuas de Vitelio en los campamentos y ciudades cercanas de los belgas, aunque Vitelio ya estaba muerto 147. Después, se
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Las legiones V Alaudae y XV Primigenia. Sobre este capítulo, léase a E. FRAENKEL, «Eine Form römischer Kriegsbulletin», Eranos 54 (1956), 189-194. 145 Cf. I. KAJANTO, «Tacitus attitude to war and the soldier», Latomus 29 (1970), 699-718. 146 Las legiones IV Macedonica y XXII Primigenia, estacionadas en Mogontiaco; cf. I 8, 2; 9, 1. 147 Vitelio fue asesinado el 20 o 21 de diciembre del 69; cf. III 82-85. 144
dein mutati in paenitentiam primani quartanique et duoetuicensimani Voculam sequuntur, apud quem resumpto Vespasiani sacramento ad liberandum Mogontiaci obsidium ducebantur. [3] discesserant obsessores, mixtus ex Chattis Vsipis Mattiacis exercitus, satietate praedae nec incruenti: in uia dispersos et nescios miles noster inuaserat. quin et loricam uallumque per finis suos Treuiri struxere, magnisque in uicem cladibus cum Germanis certabant, donec egregia erga populum Romanum merita mox rebelles foedarent.
arrepintieron los legionarios de la I, la IV y la XXII 148, siguieron a Vócula y, tras renovar el juramento a favor de Vespasiano, se encaminaron a levantar el asedio de Mogontiaco. [3] Los sitiadores, un ejército mixto de catos, usipos y matiacos 149, se habían retirado hartos de botín y no sin sangre, pues nuestros soldados les habían atacado por el camino cuando estaban dispersos y desprevenidos. Además, los tréviros levantaron almenas y murallas a lo largo de su territorio, enfrentándose a los germanos con grandes descalabros en ambas partes. Su posterior rebelión manchó sus extraordinarios servicios prestados al pueblo romano.
Roma a comienzos del año 70 d. C. 150 [4,38] Interea Vespasianus iterum ac Titus consulatum absentes inierunt, maesta et multiplici metu suspensa ciuitate, quae super instantia mala falsos pauores induerat, desciuisse Africam res nouas moliente L. Pisone. [2] is (pro consule) prouinciae nequaquam turbidus ingenio; sed quia naues saeuitia hiemis prohibebantur, uulgus alimenta in dies mercari solitum, cui una ex re publica annonae cura, clausum litus, retineri commeatus, dum timet, credebat, augentibus famam Vitellianis, qui studium partium nondum posuerant, ne uictoribus quidem ingrato rumore, quorum cupiditates externis quoque bellis inexplebilis nulla umquam ciuilis uictoria satiauit.
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38. Entretanto Vespasiano, por segunda vez, y Tito, ausentes, iniciaron 151 el consulado, al tiempo que Roma se encontraba deprimida y angustiada por temores de todo tipo. Aparte de las calamidades que la amenazaban, echó sobre sí la falsa alarma de que África se había sublevado a instigación de L. Pisón 152. [2] Este se encontraba al mando de la provincia y se encontraba muy lejos de tener un carácter rebelde. Pero, como la inclemencia del invierno impedía la navegación, la gente, que solía comprar los alimentos cada día y cuya única preocupación por el Estado se centraba en el abastecimiento de grano 153, temía y creía por eso que los puertos estaban cerrados y los suministros bloqueados. Los rumores los multiplicaban los vitelianos, quienes todavía no habían abandonado sus banderías. Tal rumor tampoco desagradaba a los vencedores, cuyas ambiciones, no colmadas tampoco en las guerras del extranjero, nunca pudo satisfacer ninguna victoria en una guerra civil.
Las legiones I Germanica, IV Macedonica y XXII Primigenia. Sobre los catos (territorio actual de Hessen), cf. IV 12, 2. Los usipos se encontraban entre Sieg y Lahn; los matiacos vivían entre Taunus y Main, cerca de la actual Wiesbaden; cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 86; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 133. 150 Cf. HEUBNER, Historien IV, págs. 87-90. 151 El inicio del consulado marca el comienzo del año 70 d. C., pero ambos se encontraban en Judea. Vespasiano había sido cónsul suffectus en los últimos meses del año 51. 152 L. Calpurnio Pisón era hijo del cónsul del año 27 d. C. del mismo nombre. Fue cónsul con Nerón en el año 57 (Anales XIII 31, 1); cf. BASSOLS, Historias IV, pág. 70; HEUBNER, Historien IV, págs. 90-1; CHILVER, Histories IV-V, pág. 50 HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 134. 153 Cf. I 89, 1; JUVENAL, X 81 (panem et circenses). 149
[4,39] Kalendis Ianuariis in senatu, quem Iulius Frontinus praetor urbanus uocauerat, legatis exercitibusque ac regibus laudes gratesque decretae; Tettio Iuliano praetura, tamquam transgredientem in partis Vespasiani legionem deseruisset, ablata ut in Plotium Grypum transferretur; [2] Hormo dignitas equestris data. et mox eiurante Frontino Caesar Domitianus praeturam cepit. eius nomen epistulis edictisque praeponebatur, uis penes Mucianum erat, nisi quod pleraque Domitianus instigantibus amicis aut propria libidine audebat. [3] sed praecipuus Muciano metus e Primo Antonio Varoque Arrio, quos recentis clarosque rerum fama ac militum studiis etiam populus fouebat, quia in neminem ultra aciem saeuierant. et ferebatur Antonius Scribonianum Crassum, egregiis maioribus et fraterna imagine fulgentem, ad capessendam rem publicam hortatus, haud defutura consciorum manu, ni Scribonianus abnuisset, ne paratis quidem corrumpi facilis, adeo metuens incerta.
[4] igitur Mucianus, quia propalam opprimi Antonius nequibat, multis in senatu laudibus cumulatum secretis promissis onerat, citeriorem Hispaniam ostentans discessu Cluuii Rufi uacuam; simul amicis eius tribunatus praefecturasque largitur. dein postquam inanem animum spe et cupidine
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39. El primero de enero, en la sesión del Senado 154 que había convocado el pretor urbano Julio Frontino 155, se aprobaron decretos de felicitación y agradecimiento a oficiales, ejércitos y reyes vasallos. Se privó de la pretura a Tetio Juliano 156 aparentemente por haber abandonado a la legión cuando esta se pasó a Vespasiano, pero en realidad era para transferir el cargo a Plocio Gripo 157. [2] Hormo recibió el rango de caballero 158. Y luego, tras la dimisión de Frontino, César Domiciano se hizo cargo de la pretura. Su nombre encabezaba las cartas y edictos, pero el poder estaba en manos de Muciano, dejando aparte las numerosas medidas que Domiciano se aventuraba a tomar por instigación de sus amigos o por su propio capricho. [3] Pero la gran amenaza para Muciano procedía de Primo Antonio y Varo Arrio 159. Enaltecidos recientemente por la fama de sus logros y el respaldo de los soldados, el pueblo también los aclamaba. Esto se debía a que, fuera del campo de batalla, no habían cometido ningún acto de violencia contra nadie. También corría la voz de que Antonio había animado a Escriboniano Craso 160, que brillaba por sus ilustres antepasados y por la memoria de su hermano, a asumir el control del Estado. No le hubiera faltado el apoyo de un buen número de hombres, pero Escriboniano se negó, pues no era proclive a dejarse sobornar ni siquiera con garantías y se mostraba temeroso ante propuestas inseguras. [4] Así pues, Muciano, puesto que no podía aplastar abiertamente a Antonio, lo colmó de alabanzas en el Senado y lo abrumó con promesas confidenciales, proponiéndole Hispania Citerior 161, vacante tras la marcha de Cluvio Rufo. También distribuyó generosamente entre sus amigos tribunados y prefecturas. Después, cuando le había llenado la mente de vanas esperanzas y ambiciones, eliminó sus fuerzas
Cf. SYME, Tacitus, págs. 187-188. Los cónsules se encontraban lejos de Roma. Sexto Julio Frontino (ca. 40-103) fue pretor de Roma el año 70, cónsul suf f ectus en el 73 y el 98, cónsul ordinario en el 100; escribió Strategemata, De aquaeductu urbis Romae y Liber gromaticus. Cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 91; CHILVER, Histories IV-V, pág. 50; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 134; ASH, The Histories, pág. 299. 156 Fue comandante de la legión VII Claudia; cf. I 79, 5; II 85, 2; HEUBNER, Historien IV, págs. 91-2; CHILVER, Histories IVV, pág. 51. 157 Fue comandante de la legión VII Claudiana (III 12, 3) y senador en tiempos de Vespasiano; cf. II 85, 2; III 52, 3. 158 Sobre Hormo, liberto de Vespasiano, cf. III 12, 3; 28. 159 Sobre Antonio Primo, cf. II 86, 1; sobre Arrio Varo, cf. III 6, 1. 160 Era hermano de Pisón, a quien había adoptado Galba; cf. I 15, 2; 47, 2; 48, 1; cf. CHILVER, Histories IV-V, pág. 51. 161 Cluvio Rufo (PIR2 C 1206) era gobernador de Hispania Citerior (Tarraconensis) in absentia; cf. I 8, 1; II 65, 1; III 65, 2; HEUBNER, Historien IV, págs. 93-94. 155
impleuerat, uiris abolet dimissa in hiberna legione septima, cuius flagrantissimus in Antonium amor. et tertia legio, familiaris Arrio Varo miles, in Syriam remissa; pars exercitus in Germanias ducebatur. sic egesto quidquid turbidum redit urbi sua forma legesque et munia magistratuum.
enviando a los campamentos de invierno a la legión VII 162, que profesaba un amor enorme hacia Antonio, y devolviendo a Siria a la legión III 163, una tropa estrechamente relacionada con Arrio Varo. Una parte del ejército se encontraba de camino hacia las Germanias 164. De esta forma, liberada de cualquier elemento perturbador, Roma recobró su aspecto normal, sus leyes y las funciones de los magistrados.
[4,40] Quo die senatum ingressus est Domitianus, de absentia patris fratrisque ac iuuenta sua pauca et modica disseruit, decorus habitu; et ignotis adhuc moribus crebra oris confusio pro modestia accipiebatur. referente Caesare de restituendis Galbae honoribus, censuit Curtius Montanus ut Pisonis quoque memoria celebraretur. patres utrumque iussere: de Pisone inritum fuit. [2] tum sorte ducti per quos redderentur bello rapta, quique aera legum uetustate delapsa noscerent figerentque, et fastos adulatione temporum foedatos exonerarent modumque publicis impensis facerent. redditur Tettio Iuliano praetura, postquam cognitus est ad Vespasianum confugisse: Grypo honor mansit.
40. El día en que Domiciano entró en el Senado 165 habló breve y discretamente sobre la ausencia de su padre y de su hermano, así como de su propia juventud. Y lo hizo con compostura y, como todavía no se conocía su carácter, sus frecuentes rubores se tomaban como prueba de su modestia 166. Cuando el príncipe consultó sobre la rehabilitación de la dignidad de Galba 167, Curcio Montano 168 propuso que también se honrara la memoria de Pisón. Los senadores aprobaron ambas propuestas, aunque la de Pisón quedó en nada. [2] Luego se eligieron por sorteo una comisión encargada de devolver las propiedades robadas durante la guerra y otra para estudiar y promulgar las tablas de bronce que contenían los textos legales y que se habían destruido con el paso del tiempo 169, para expurgar el calendario oficial desfigurado por la adulación de la época 170 y para imponer restricciones al gasto público 171. Se devolvió la pretura a Tetio Juliano, una vez que se supo que había buscado refugio al lado de Vespasiano, mientras que Gripo se mantuvo en su cargo 172.
162
La legión VII Galbiana o Gemina; cf. I 6, 2; II 11, 1; 86, 1; CHILVER, Histories IV-V, págs. 51-52; ASH, The Histories, pág. 299. 163 La legión III Gallica; cf. I 10, 1; II 74, 1; IV 3, 1 SUETONIO, Vespasiano VI 3. 164 Eran las legiones VIII Augusta, XI Claudia, XIII Gemina; cf. IV 68, 4. 165 Sería el 9 de enero del año 70 d. C. 166 El rubor se asociaba con la modestia (PLINIO, Cartas I 14, 8; SÉNECA, Cartas XI 1). Sin embargo, Domiciano disimulaba su desvergüenza con un excesivo rubor; cf. Agrícola XLV 2; PLINIO, Panegírico de Trajano XLVIII 4; SUETONIO, Domiciano XVIII 1. 167 Sin embargo, léase lo contrario en SUETONIO, Galba XXIII; J. GAGÉ, «Vespasien et la mémoire de Galba», Rev. Etud. Ancien. 54 (1952), 290-315. 168 Personaje desconocido y confundido con su padre, del mismo nombre; cf. Anales XVI 28, 1; 29, 2; 33, 2; CHILVER, Histories IV-V, pág. 52; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 136. 169 Cf. SUETONIO, Vespasiano VIII 5. 170 En el año 65 se cambió el nombre del mes de abril por el de Nerón, mayo por el de Claudio y junio por el de Germánico; cf. Anales XV 74, 1; XVI 12, 2; SUETONIO, Calígula XV 2; Domiciano XIII 3; Historia Augusta, Vida de Cómodo XI 8. 171 Cf. SUETONIO, Vespasiano VIII 5-IX, 1. 172 El de pretor; cf. CHILVER, Histories IV-V, pág. 53.
[3] repeti inde cognitionem inter Musonium Rufum et Publium Celerem placuit, damnatusque Publius et Sorani manibus satis factum. insignis publica seueritate dies ne priuatim quidem laude caruit. iustum iudicium explesse Musonius uidebatur, diuersa fama Demetrio Cynicam sectam professo, quod manifestum reum ambitiosius quam honestius defendisset: ipsi Publio neque animus in periculis neque oratio suppeditauit. signo ultionis in accusatores dato, petit a Caesare Iunius Mauricus ut commentariorum principalium potestatem senatui faceret, per quos nosceret quem quisque accusandum poposcisset. consulendum tali super re principem respondit.
[3] A continuación se decidió reabrir el caso entre Musonio Rufo y Publio Céler 173. Se condenó a Publio y se dio satisfacción a los manes de Sorano 174. A aquella jornada marcada por el rigor público tampoco le faltaron distinciones personales. Con Musonio se creía que se había actuado con estricta justicia, pero las opiniones diferían a propósito de Demetrio, filósofo cínico 175, pues había defendido a un culpable manifiesto con más ambición que honradez. En cuanto a Publio ni su talante ni su discurso le ayudaron nada en aquel momento de peligro. Ahora que se había dado la señal de venganza contra los delatores, Junio Máurico 176 solicitó al César 177 que pusiera a disposición del Senado los archivos imperiales para que se conociera a quiénes habían denunciado cada uno de los delatores. Domiciano replicó que en un asunto de tanta importancia debía consultar al emperador 178.
[4,41] Senatus inchoantibus primoribus ius iurandum concepit quo certatim omnes magistratus, ceteri, ut sententiam rogabantur, deos testis aduocabant, nihil ope sua factum quo cuiusquam salus laederetur, neque se praemium aut honorem ex calamitate ciuium cepisse, trepidis et uerba iuris iurandi per uarias artis mutantibus, quis flagitii conscientia inerat. [2] probabant religionem patres, periurium arguebant; eaque uelut censura in Sariolenum Voculam et Nonium Attianum et Cestium Seuerum acerrime incubuit, crebris apud Neronem delationibus famosos. Sariolenum et
41. Por iniciativa de los miembros más notables el Senado se sometió a un juramento 179, por el que todos los magistrados a porfía y demás senadores, conforme les llegaba su turno de palabra, ponían a los dioses por testigos de que no habían cometido ninguna acción que pudiera haber perjudicado a nadie ni habían percibido recompensa o cargo alguno a cambio de la desgracia de ciudadanos romanos. Los senadores que tenían conciencia de su infamia se ponían a temblar y cambiaban las palabras del juramento con argucias diversas. [2] Los senadores aplaudían a quienes juraban honestamente y abucheaban a los perjuros y esta especie de censura recayó con especial severidad sobre Sarioleno Vócula, Nonio Atiano y Cestio Severo 180, quienes se habían hecho famosos por sus delaciones en tiempos de Nerón. Sarioleno tenía que enfrentarse
173
Cf. IV 10. Cf. IV 7, 2. 175 Era discípulo de Diógenes y Crisipo y amigo de Séneca; cf. Anales XVI 34, 1; SUETONIO, Vespasiano XIII; DIÓN CASIO, LXVI 13, 3; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 137; ASH, The Histories, pág.299. 176 Era hermano de Q. Junio Aruleno Rústico (III 80, 2); cf. PLINIO, Cartas IV 22, 3; HEUBNER, Historien IV, págs. 97-8; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 137. 177 Domiciano. 178 Vespasiano. 179 Este juramento era pronunciado por los dos cónsules y por futuros emperadores, como Nerva, Trajano, Adriano y otros (DIÓN CASIO, LXXV 2, 1); cf. A. R. BIRLEY, «The Oath not to put Senators to death», Class. Review 12 (1962), 197199. 180 Nada se sabe de estos tres delatores. 174
recens crimen urgebat, quod apud Vitellium molitus eadem foret: nec destitit senatus manus intentare Voculae, donec curia excederet. [3] ad Paccium Africanum transgressi eum quoque proturbant, tamquam Neroni Scribonios fratres concordia opibusque insignis ad exitium monstrauisset. Africanus neque fateri audebat neque abnuere poterat: in Vibium Crispum, cuius interrogationibus fatigabatur, ultro conuersus, miscendo quae defendere nequibat, societate culpae inuidiam declinauit.
además a la acusación reciente de que había seguido maquinando lo mismo en tiempos de Vitelio. Y los senadores no dejaron de señalarle con sus manos hasta que abandonó la cámara. [3] Luego pasaron su atención a Pacio Africano 181, a quien también lo acosaban acusándolo de que había señalado ante Nerón para su ruina a los hermanos Escribonios 182, célebres por su estrecha unión y por sus riquezas. Africano ni se atrevía a reconocerlo ni podía negarlo. Pero volviéndose contra Vibio Crispo 183 que lo estaba acosando a preguntas, lo implicó en delitos que no tenían defensa posible, con lo que eludió la indignación del Senado creando una complicidad en sus crímenes.
[4,42] Magnam eo die pietatis eloquentiaeque famam Vipstanus Messala adeptus est, nondum senatoria aetate, ausus pro fratre Aquilio Regulo deprecari. Regulum subuersa Crassorum et Orfiti domus in summum odium extulerat: sponte (ex sc) accusationem subisse iuuenis admodum, nec depellendi periculi sed in spem potentiae uidebatur; et Sulpicia Praetextata Crassi uxor quattuorque liberi, si cognosceret senatus, ultores aderant. igitur [2] Messala non causam neque reum tueri, sed periculis fratris semet opponens flexerat quosdam.
42. Aquel día Vipstano Mesala 184 se ganó una gran fama por su lealtad y elocuencia. Sin tener todavía edad para entrar en el Senado 185, se atrevió a interceder a favor de su hermano Aquilio Régulo 186. La ruina de las familias de los Crasos187 y de Órfito 188 había provocado un profundo odio contra Régulo. Parecía que, siendo tan joven, se había encargado de la acusación voluntariamente no para salvar su propia piel sino con la esperanza de ganar poder. Además, la esposa de Craso, Sulpicia Pretextata 189, y sus cuatro hijos estaban allí para pedir venganza si el Senado abría el caso. [2] Lo cierto es que Mesala no respondía a la acusación ni defendía al acusado, pero al salir personalmente en socorro de su hermano en peligro había impresionado a
181
C. Pacio Africano fue cónsul suf f ectus en el año 67 y procónsul de África en el 77-78; cf. H. W. BENARIO, «C. Paccius Africanus», Historia 8 (1959), 496-498; P. A. GALLIVAN, «Some Comments on the Fasti for the Reign of Nero», Class. Quarterly 24 (1974), 304; HEUBNER, Historien IV, pág. 99; CHILVER, Histories IV-V, pág. 54; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 138. 182 Rufo y Próculo Escribonio habían sido gobernadores de la Germania Superior e Inferior respectivamente. Nerón forzó sus suicidios para apropiarse de sus riquezas; cf. DIÓN CASIO, LXIII 17, 2-7. 183 Cf. II 10; IV 10; HEUBNER, Historien IV, pág. 99. 184 Sobre el interlocutor del Diálogo de los oradores, cf. III 9, 3; CHILVER, Histories IV-V, pág. 54. 185 No había cumplido 25 años; cf. Anales XV 28, 3; DIÓN CASIO, LII, 20, 1. 186 El senador M. Aquilio Régulo fue descrito así por PLINIO, Cartas I 5, 15: «Es, pues, un hombre rico, intrigante, cuidado por muchos y temido por la mayoría»; cf. R. SYME, Journ. Rom. Stud. 43 (1953), 161; HEUBNER, Historien IV, pág. 100; CHILVER, Histories IV-V, pág. 54; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV- V, pág. 138; ASH, The Histories, pág. 300. 187 Tácito se refiere especialmente a M. Licinio Craso Frugi, cónsul en el año 64 d. C. y hermano de L. Calpurnio Pisón Liciniano, adoptado por Galba; cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 100. 188 Sexto Cornelio Escipión Salvidieno Órfito fue cónsul en el año 51 junto a Claudio y fue ejecutado al final del reinado de Nerón; cf. SUETONIO, Nerón XXXVII 1; DIÓN CASIO LXII 27, 1; Anales XVI 12, 2. 189 Sulpicia Pretextata, esposa de Licinio Craso, era hija de Quinto Sulpicio Camerino, cónsul en el año 46 d. C.; cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 101.
occurrit truci oratione Curtius Montanus, eo usque progressus ut post caedem Galbae datam interfectori Pisonis pecuniam a Regulo adpetitumque morsu Pisonis caput obiectaret. [3] 'hoc certe' inquit 'Nero non coegit, nec dignitatem aut salutem illa saeuitia redemisti. sane toleremus istorum defensiones qui perdere alios quam periclitari ipsi maluerunt: te securum reliquerat exul pater et diuisa inter creditores bona, nondum honorum capax aetas, nihil quod ex te concupisceret Nero, nihil quod timeret. [4] libidine sanguinis et hiatu praemiorum ignotum adhuc ingenium et nullis defensionibus expertum caede nobili imbuisti, cum ex funere rei publicae raptis consularibus spoliis, septuagiens sestertio saginatus et sacerdotio fulgens innoxios pueros, inlustris senes, conspicuas feminas eadem ruina prosterneres, cum segnitiam Neronis incusares, quod per singulas domos seque et delatores fatigaret: posse uniuersum senatum una uoce subuerti. [5] retinete, patres conscripti, et reseruate hominem tam expediti consilii ut omnis aetas instructa sit, et quo modo senes nostri Marcellum, Crispum, iuuenes Regulum imitentur. inuenit aemulos etiam infelix nequitia: quid si floreat uigeatque? et quem adhuc quaestorium offendere non audemus, praetorium et consularem ausuri sumus? an Neronem extremum dominorum putatis? idem crediderant qui
algunos de los senadores. Curcio Montano se encargó de la réplica con un discurso Implacable 190, llegando al extremo de acusar a Régulo de que, tras el asesinato de Galba, había dado dinero al ejecutor de Pisón y había atacado la cabeza de Pisón a mordiscos 191. [3] «Esa acción, desde luego, no te obligó a llevarla a cabo Nerón ni compraste tu honor o seguridad con tamaña salvajada. Aceptemos sin duda las excusas de quienes prefirieron perder a otros que correr riesgos ellos mismos. Pero en tu caso el destierro de tu padre, el reparto de los bienes entre los acreedores y tu edad todavía no apta para asumir cargos te habían dejado a salvo y nada había que Nerón pudiera desear de ti, nada que pudiera temer. [4] Por sed de sangre y ansia de recompensas manchaste con asesinatos de nobles tu capacidad intelectual, entonces todavía desconocida y sin experiencia en la defensa de nadie. Del cadáver del Estado robaste los despojos consulares 192, te cebaste con siete millones de sestercios y con tu reluciente vestimenta de sacerdote envolvías en la misma ruina a niños inocentes, ancianos distinguidos o damas nobles, al tiempo que reprochabas a Nerón su falta de energía, pues lo molestaban a él y a los delatores 193 atacando a las familias una por una, cuando se podía arruinar al Senado entero con una sola palabra 194. [5] Conservad, senadores, y proteged a un hombre de consejos tan expeditivos, para que toda nuestra generación aprenda y los jóvenes imiten a Régulo, como nuestros mayores lo hicieron con Marcelo o Crispo. La maldad, incluso cuando fracasa, encuentra seguidores: ¿qué decir si florece y se hace fuerte? Y si no nos atrevemos a enfrentarnos a quien es todavía un excuestor, ¿nos atreveremos cuando haya sido pretor y cónsul? ¿Es que creéis que Nerón ha sido el último tirano? Eso mismo pensaban quienes sobrevivieron a Tiberio y a Gayo,
190
Cf. IV 40, 1; R. H. MARTIN, «The speech of Curtius Montanus: Tacitus, Histories IV 42», Journ. Rom. Stud. 57 (1967), 109-114. 191 Sobre la enemistad de Régulo con Pisón, hijo adoptivo de Galba, cf. PLINIO, Cartas II 20, 2. Régulo había delatado a Licinio Craso Frugi, hermano de Pisón; cf. BASSOLS, Historias IV, pág. 76. 192
Se debe referir a las insignias consulares quitadas a los cónsules condenados por algún delito grave; cf. CHILVER, Histories IV-V, pág. 55. BASSOLS (Historias IV, pág. 76) lo interpreta como los despojos procedentes de Craso y Órfito, condenados por sus delaciones. 193 Alusión a Eprio Marcelo y Vibio Crispo; cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 140. 194 Cf. I 82, 1; SUETONIO, Nerón XXXVII 3.
Tiberio, qui Gaio superstites fuerunt, cum interim intestabilior et saeuior exortus est. [6] non timemus Vespasianum; ea principis aetas, ea moderatio: sed diutius durant exempla quam mores. elanguimus, patres conscripti, nec iam ille senatus sumus qui occiso Nerone delatores et ministros more maiorum puniendos flagitabat. optimus est post malum principem dies primus.'
hasta que luego surgió otro más detestable y cruel. [6] No abrigamos ningún temor con Vespasiano: esa sí es la edad de un príncipe, esa sí es la moderación 195. Pero los ejemplos duran más que las costumbres 196. Hemos perdido vigor, senadores, y ya no somos aquel Senado que, tras la muerte de Nerón, exigía el castigo de los delatores y sus cómplices según la costumbre de nuestros antepasados 197. Tras un mal príncipe, el primer día es el mejor».
[4,43] Tanto cum adsensu senatus auditus est Montanus ut spem caperet Heluidius posse etiam Marcellum prosterni. igitur a laude Cluuii Rufi orsus, qui perinde diues et eloquentia clarus nulli umquam sub Nerone periculum facessisset, crimine simul exemploque Eprium urgebat, ardentibus patrum animis. [2] quod ubi sensit Marcellus, uelut excedens curia 'imus' inquit, 'Prisce, et relinquimus tibi senatum tuum: regna praesente Caesare.' sequebatur Vibius Crispus, ambo infensi, uultu diuerso, Marcellus minacibus oculis, Crispus renidens, donec adcursu amicorum retraherentur. cum glisceret certamen, hinc multi bonique, inde pauci et ualidi pertinacibus odiis tenderent, consumptus per discordiam dies.
43. El Senado escuchó el discurso de Montano con tal asentimiento, que Helvidio 198 concibió la esperanza de que incluso se podría arruinar a Marcelo. Así que inició su discurso con un elogio de Cluvio Rufo 199, que era muy rico y excelente orador, y nunca había puesto en peligro a nadie en la época de Nerón. Luego, se puso a presionar a Eprio con acusaciones y con el ejemplo citado, provocando el entusiasmo de los senadores. [2] Cuando Marcelo se dio cuenta de la maniobra, haciendo como que se marchaba del Senado, espetó: «Nos vamos, Prisco 200, y te dejamos con tu Senado. Puedes hacer de rey ante la presencia del César». Le siguió Vibio Crispo, los dos furiosos, pero con gestos diferentes: Marcelo con ojos amenazadores, Crispo socarrón201, hasta que acudieron corriendo sus amigos y les hicieron volver. Al ir subiendo de tono la disputa y dado que una mayoría de buenos y una minoría de poderosos se enfrentaban con odios implacables, transcurrió la jornada en medio de aquella discordia.
[4,44] Proximo senatu, inchoante Caesare de abolendo dolore iraque et priorum
44. La siguiente sesión del Senado 202 la abrió Domiciano insistiendo en la necesidad de acabar con el
195
La moderatio se consideraba una de las cualidades específicas del buen emperador; cf. M. DELLA MORTE, «Alcune osservazioni sul termine moderatio», Boll. Stud. Lat. 10 (1980), 26-37; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 140. 196 Sobre el texto latino, cf. K. WELLESLEY, «Tacitus, Hist. IV 42, 6», Liv. Class. Monthly 10 (1985), 24; id., «Tacitus, Histories: A Textual Survey…», pág. 1.676-1.677. 197 La flagelación y decapitación. 198
Cf. II 91, 3. Cf. I 8, 1. 200 Cf. II 10, 1. 201 La escena aparece posiblemente en Diálogo de los oradores V 6-7; cf. JUVENAL, IV 81-83; E. PARATORE, Tacito, 2a ed., Roma, 1962, págs. 195-196. 202 Tuvo lugar probablemente el 15 de enero del 70; cf. R. S. ROGERS, «A criminal trial of A. D. 70», Trans. Amer. Philol. 199
temporum necessitatibus, censuit Mucianus prolixe pro accusatoribus; simul eos qui coeptam, deinde omissam actionem repeterent, monuit sermone molli et tamquam rogaret. patres coeptatam libertatem, postquam obuiam itum, omisere. [2] Mucianus, ne sperni senatus iudicium et cunctis sub Nerone admissis data impunitas uideretur, Octauium Sagittam et Antistium Sosianum senatorii ordinis egressos exilium in easdem insulas redegit. Octauius Pontiam Postuminam, stupro cognitam et nuptias suas abnuentem, impotens amoris interfecerat, morum multis Sosianus prauitate exitiosus. [3] ambo graui senatus consulto damnati pulsique, quamuis concesso aliis reditu, in eadem poena retenti sunt. nec ideo lenita erga Mucianum inuidia: quippe Sosianus ac Sagitta uiles, etiam si reuerterentur: accusatorum ingenia et opes et exercita malis artibus potentia timebantur.
resentimiento, el odio y las imposiciones 203 del pasado. Muciano intervino prolijamente a favor de los delatores. Al mismo tiempo, advertía en tono suave y como de ruego a quienes reabrían acciones legales para abandonarlas después. Los senadores renunciaron a aquella libertad recién estrenada, tan pronto como se encontraron con una oposición. [2] Muciano, para que no diera la impresión de que se despreciaba la opinión del Senado y se dejaban impunes todos los crímenes cometidos en la época de Nerón, devolvió a Octavio Sagita y a Antistio Sosiano 204, de rango senatorial, al exilio en las mismas islas de donde habían escapado. Octavio había mantenido una relación indecorosa con Poncia Postumina 205 forzándola y al no aceptar ella el matrimonio la mató al ver su amor imposible 206. Sosiano, de costumbres depravadas, había causado la ruina de muchas personas. [3] Los dos habían sido condenados y enviados al destierro por un riguroso decreto del Senado y, aunque a otros se había permitido volver, a ellos se les confirmó la misma pena. Esto, sin embargo, influyó poco para suavizar el resentimiento contra Muciano. Después de todo, Sosiano y Sagita significaban poco, aunque regresaran. Lo que se temía de verdad era el talento de los delatores, su riqueza y el poder ejercido con malas artes.
[4,45] Reconciliauit paulisper studia patrum habita in senatu cognitio secundum ueterem morem. Manlius Patruitus senator pulsatum se in colonia Seniensi coetu multitudinis et iussu magistratuum querebatur; nec finem iniuriae hic stetisse: planctum et lamenta et supremorum imaginem praesenti sibi
45. Un proceso instruido en el Senado según las costumbres antiguas sirvió para acercar durante un tiempo los sentimientos contrarios de los senadores. El senador Manlio Patruito 207 presentó la queja de haber sido golpeado en la colonia de Siena en una reunión de mucha gente y por orden de los magistrados. Y el agravio no había acabado ahí. Habían organizado ante sus narices llantos, lamentos y retratos como se hace en
Assoc. 80 (1949), 347-350. 203 Con «imposiciones» (necessitates) se refiere a las muertes impuestas por razón de Estado (F. SOCAS). 204 Octavio Sagita fue condenado (Lex Carnelia de sicariis) por un asesinato (Poncia Postumina) durante su tribunado en el año 58; cf. Anales XIII 44. Antistio Sosiano fue condenado (Lex de Maiestate) por haber escrito un libelo contra Nerón durante su pretura del año 62; cf. Anales XIV 48; HEUBNER, Historien IV, pág.106; CHILVER, Histories IV-V, pág. 56; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 141. 205 Poncia Postumina es la mujer asesinada por Octavio Sagita, citado antes; cf. SYME, Tacitus, pág. 627, n. 4. 206 La falta de control de Sagita fue consecuencia de su locura ante un amor imposible (impotens amoris) hacia Poncia; cf. Anales XIII 44, 1: Pontiae…amore vaecors, «loco de amor por Poncia». Sobre «el mal de amores», cf. R. MORENO, ed., Diccionario de motivos amatorios…, págs. 259-262. 207 Es desconocido. Un senador de nombre C. Matidio Patruino murió en el año 78 como magister de los Hermanos Arvales; cf. CHILVER, Histories IV-V, pág. 56.
circumdata cum contumeliis ac probris, quae in senatum uniuersum iacerentur. [2] uocati qui arguebantur, et cognita causa in conuictos uindicatum, additumque senatus consultum quo Seniensium plebes modestiae admoneretur. isdem diebus Antonius Flamma (accusantibus) Cyrenensibus damnatur lege repetundarum et exilio ob saeuitiam.
las honras fúnebres junto con ultrajes e insultos que se dirigían contra el Senado en su totalidad 208. [2] Se citó a los imputados y, celebrada la vista oral, se castigó a los convictos. Además se promulgó un decreto del Senado por el que se recomendaba a la plebe de Siena 209 que supiera comportarse. Por las mismas fechas, Antonio Flamma 210 ante la acusación de los habitantes de Cirene fue condenado según la ley contra la concusión 211 y enviado al destierro por crueldad.
[4,46] Inter quae militaris seditio prope exarsit. praetorianam militiam repetebant a Vitellio dimissi, pro Vespasiano congregati; et lectus in eandem spem e legionibus miles promissa stipendia flagitabat. ne Vitelliani quidem sine multa caede pelli poterant: sed immensa pecunia tanta uis hominum retinenda erat.
46. En medio de estos sucesos estuvo casi a punto de estallar un motín. Los pretorianos licenciados por Vitelio 212, que se habían agregado al bando de Vespasiano, pedían que se les reincorporara en el servicio de las cohortes pretorianas, mientras que los legionarios seleccionados para el mismo destino exigían la paga prometida 213. Y no era posible deshacerse de la guardia viteliana sin un gran baño de sangre 214. Pero el coste de mantener una fuerza tan grande de hombres tendría que ser enorme. [2] Muciano entró en el campamento para hacer una estimación más correcta de las pagas que correspondían a cada cual, y formó a los victoriosos flavianos con sus armas y condecoraciones, dejando un espacio pequeño entre ellos. Después, a los vitelianos, tanto a los que dijimos que se habían rendido en Bovillae 215 como a los demás 216, recogidos por Roma y sus suburbios, se les hizo comparecer casi a pecho descubierto. Muciano ordenó apartarlos y colocar por separado a los soldados de Germania, Britania y a los procedentes de otros ejércitos. [3] En un primer momento aquella imagen los había dejado atónitos, pues en la parte opuesta veían lo que parecía un ejército que les amenazaba con armamento ofensivo y defensivo, mientras ellos estaban rodeados, desnudos y
[2] ingressus castra Mucianus, quo rectius stipendia singulorum spectaret, suis cum insignibus armisque uictores constituit, modicis inter se spatiis discretos. tum Vitelliani, quos apud Bouillas in deditionem acceptos memorauimus, ceterique per urbem et urbi uicina conquisiti producuntur prope intecto corpore. eos Mucianus diduci et Germanicum Britannicumque militem, ac si qui aliorum exercituum, separatim adsistere iubet. [3] illos primus statim aspectus obstupefecerat, cum ex diuerso uelut aciem telis et armis trucem, semet clausos nudosque et inluuie deformis 208
Cf. I 82, 1; IV 42, 4; PETRONIO, Satiricón LXXVIII 5-6. La colonia Sena Iulia, hoy Siena; cf. PLINIO, Historia natural III 51. 210 Se identifica con un procónsul de Creta y Cirene en el año 70: cf. J. REYNOLDS, «Four lnscriptions from Roman Cyrene», Journ. Rom. Stud. 49 (1959), 97; HEUBNER, Historien IV, pág. 108; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 142. 211 Era la Lex Iulia repetundarum del año 59 a. C.; cf. P. A. BRUNT, «Charges of Provincial Maladministration», Historia 10 (1961), 189-227; HEUBNER, Historien IV, pág. 108. 212 Cf. II 67, 1; III 55, 2; cf. P. FABIA, «Les prétoriens de Vitellius», Rev. Philologie 38 (1914), 32-75; M. DURRY, Les cohortes prétoriennes, París, 1938, pág. 243; CHILVER, Histories IV-V, pág. 57. 213 Los pretorianos recibían dos denarios al día, el doble que los legionarios. 214 Cf. II 63, 1; IV 2, 2. 215 Cf. IV 2, 2. 216 Las fuerzas que se rindieron en Narnia (III 58, 1; 63, 1); cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 109. 209
aspicerent: ut uero huc illuc distrahi coepere, metus per omnis et praecipua Germanici militis formido, tamquam ea separatione ad caedem destinaretur. prensare commanipularium pectora, ceruicibus innecti, suprema oscula petere, ne desererentur soli neu pari causa disparem fortunam paterentur; modo Mucianum, modo absentem principem, postremum caelum ac deos obtestari, donec Mucianus cunctos eiusdem sacramenti, eiusdem imperatoris milites appellans, falso timori obuiam iret; namque et uictor exercitus clamore lacrimas eorum iuuabat. isque finis illa die. [4] paucis post diebus adloquentem Domitianum firmati iam excepere: spernunt oblatos agros, militiam et stipendia orant. preces erant, sed quibus contra dici non posset; igitur in praetorium accepti. dein quibus aetas et iusta stipendia, dimissi cum honore, alii ob culpam, sed carptim ac singuli, quo tutissimo remedio consensus multitudinis extenuatur.
desfigurados por la mugre. Pero cuando se empezó a separarlos de un lado para otro, el miedo se apoderó de todos y especialmente de los soldados germanos, pues pensaban que con tal separación se les destinaba a la muerte. Empezaron a estrechar sus pechos con sus compañeros de filas, se entrelazaban las nucas con sus manos, se daban los últimos besos, suplicándoles que nos los dejaran solos ni permitieran que corrieran una suerte diferente cuando su causa había sido la misma. En sus ruegos ponían por testigos ya a Muciano, ya al príncipe ausente y finalmente al cielo y a los dioses, hasta que Muciano se dirigió a todos ellos como soldados con el mismo juramento y el mismo emperador, con lo que disipó aquel miedo sin fundamento. Y, en efecto, incluso el ejército vencedor apoyaba con su griterío sus lágrimas de súplica. Así acabó el asunto por aquel día. [4] Pocos días después acogieron una alocución de Domiciano con la confianza ya recobrada. Ahora rechazaban las tierras que se les ofrecía y exigían las pagas. Se trataba de súplicas, pero no se les podía contradecir, por lo que fueron admitidos en la guardia pretoriana. Más tarde, a los que habían cumplido la edad y años de servicio reglamentarios 217 se les licenció con honores, mientras que otros lo fueron como castigo, pero por separado y uno a uno, que es el método más seguro para hacer morir el consenso de una multitud.
[4,47] Ceterum uerane pauperie an uti uideretur, actum in senatu ut sescentiens sestertium a priuatis mutuum acciperetur, praepositusque ei curae Pompeius Siluanus. nec multo post necessitas abiit siue omissa simulatio. abrogati inde legem ferente Domitiano consulatus quos Vitellius dederat, funusque censorium Flauio Sabino ductum, magna documenta instabilis fortunae summaque et ima miscentis.
47. Por lo demás, ya fuera porque había una auténtica necesidad o se quisiera aparentar que la había, se decidió en el Senado que se tomara en préstamo de los particulares deuda pública por valor de sesenta millones de sestercios 218. Se puso al frente de tal operación a Pompeyo Silvano 219. No pasó mucho tiempo antes de que desapareciera la necesidad o se dejara de simularla. Luego, Domiciano propuso una ley por la que quedaban anulados los consulados que Vitelio había concedido 220 y se decretó un funeral de Estado en honor de Flavio Sabino 221, señal extraordinaria de la
217
El soldado se licenciaba a los cincuenta años o después de veinte años de servicio como legionario o dieciséis como miembro de la guardia pretoriana. 218 Cf. SUETONIO, Vespasiano XVI 3. La cantidad de sesenta millones de sestercios serviría para hacer frente a los gastos inmediatos del Estado, como pagar a los soldados; cf. CHILVER, Histories IV-V, pág. 58. 219 Cf. III 50, 2. 220 Cf. III 55, 2; SUETONIO, Vitelio XI 2; BASSOLS, Historias IV, pág. 84; HEUBNER, Historien IV, pág. 112. 221 Hermano mayor de Vespasiano; cf. I 46, 1.
inestable fortuna que confunde lo más alto con lo más bajo. África [4,48] Sub idem tempus L. Piso pro consule interficitur. ea de caede quam uerissime expediam, si pauca supra repetiero ab initio causisque talium facinorum non absurda. legio in Africa auxiliaque tutandis imperii finibus sub diuo Augusto Tiberioque principibus proconsuli parebant. mox G. Caesar, turbidus animi ac Marcum Silanum obtinentem Africam metuens, ablatam proconsuli legionem misso in eam rem legato tradidit. [2] aequatus inter duos beneficiorum numerus, et mixtis utriusque mandatis discordia quaesita auctaque prauo certamine. legatorum ius adoleuit diuturnitate officii, uel quia minoribus maior aemulandi cura, proconsulum splendidissimus quisque securitati magis quam potentiae consulebant.
48. Por aquella misma época fue asesinado el procónsul L. Pisón 222. Podré dar explicaciones de esta muerte de la manera más objetiva posible si me remonto más atrás para recordar brevemente sus antecedentes, que no son ajenos a las causas de tales crímenes. La legión que había en África y las tropas auxiliares 223 destinadas a defender las fronteras del imperio obedecían a un procónsul durante los reinados de Augusto y Tiberio. Más tarde, Gayo César 224, de carácter retorcido y temeroso de Marco Silano 225 que controlaba África, quitó la legión al procónsul para entregarla a un comandante militar enviado a tal efecto. [2] El cupo de ascensos se repartió por igual entre los dos, pero al interferirse las órdenes de cada uno de ellos el desacuerdo estaba servido y aumentado por una malsana competitividad. Creció el poder de los legados debido a la duración de su cargo 226 o también porque los inferiores tienen mayor interés en superar a los superiores, mientras que los procónsules más brillantes andaban más preocupados por la seguridad que por las intrigas del poder.
[4,49] Sed tum legionem in Africa regebat Valerius Festus, sumptuosae adulescentiae neque modica cupiens et adfinitate Vitellii anxius. is crebris sermonibus temptaueritne Pisonem ad res nouas an temptanti restiterit, incertum, quoniam secreto eorum nemo adfuit, et occiso Pisone plerique ad gratiam interfectoris inclinauere. nec ambigitur prouinciam et militem alienato erga Vespasianum animo
49. Pero por entonces la legión de África estaba al mando de Valerio Festo 227, joven dado al lujo, ambicioso y angustiado a causa su parentesco con Vitelio. Si este hombre en conversaciones frecuentes tentó a Pisón para una rebelión o se resistió a las tentaciones, no se sabe, pues nadie asistió a sus negociaciones secretas y, tras la muerte de Pisón, la mayoría optó por ganarse el favor del asesino. De lo que no cabe duda es que la provincia y los soldados no sentían simpatía por Vespasiano. Incluso algunos vitelianos, huidos de Roma, ponían
222
Cf. IV 38, 1. La legión III Augusta (I 11, 2), la cohors VII Lusitanorum equitata, la cohors I Chalcidenorum equitata y la cohors XV Voluntariorum; cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 113; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV- V, pág. 145. 224 Calígula. 225 Marco Junio Silano, cónsul del año 19 d. C., estuvo casado con Emilia Lépida, biznieta de Augusto, con la que tuvo tres hijos; fue, asimismo, gobernador de África en los años 36-39; cf. HEUBNER, Historien IV, pág.113; CHILVER, Histories IVV, págs. 59-60; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 145. 226 Los legados conservaban el mando el tiempo que fijaran los emperadores, mientras que el mandato de los procónsules duraba un año; cf. ASH, The Histories, pág. 300. 227 Era legado de la legión III Augusta; cf. II 98, 1; PLINIO, Cartas III 7, 12; HEUBNER, Historien IV, pág. 114. 223
fuisse; et quidam e Vitellianis urbe profugi ostentabant Pisoni nutantis Gallias, paratam Germaniam, pericula ipsius et in pace suspecto tutius bellum. [2] inter quae Claudius Sagitta, praefectus alae Petrianae, prospera nauigatione praeuenit Papirium centurionem a Muciano missum, adseuerauitque mandata interficiendi Pisonis centurioni data: cecidisse Galerianum consobrinum eius generumque; unam in audacia spem salutis, sed duo itinera audendi, seu mallet statim arma, seu petita nauibus Gallia ducem se Vitellianis exercitibus ostenderet. [3] nihil ad ea moto Pisone, centurio a Muciano missus, ut portum Carthaginis attigit, magna uoce laeta Pisoni omnia tamquam principi continuare, obuios et subitae rei miraculo attonitos ut eadem adstreperent hortari. uulgus credulum ruere in forum, praesentiam Pisonis exposcere; [4] gaudio clamoribusque cuncta miscebant, indiligentia ueri et adulandi libidine. Piso indicio Sagittae uel insita modestia non in publicum egressus est neque se studiis uulgi permisit: centurionemque percontatus, postquam quaesitum sibi crimen caedemque comperit, animaduerti in eum iussit, haud perinde spe uitae quam ira in percussorem, quod idem ex interfectoribus Clodii Macri cruentas legati sanguine manus ad caedem proconsulis rettulisset. anxio deinde edicto Carthaginiensibus increpitis, ne solita quidem munia usurpabat, clausus intra domum, ne qua motus noui causa uel forte oreretur.
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ante los ojos de Pisón las vacilaciones de las Galias, los preparativos de Germania, los riesgos personales que corría y la reflexión de que para un gobernador sospechoso en la paz la guerra es más segura. [2] Mientras esto sucedía, Claudio Sagita, comandante del regimiento de caballería de Petra 228, se adelantó en feliz travesía al centurión Papirio 229, enviado por Muciano, y aseguró que el centurión tenía órdenes de asesinar a Pisón, que ya había caído su primo y yerno Galeriano 230 y que la única esperanza de salvación estaba en actuar con audacia. Había, sin embargo, dos formas de actuar osadamente, según prefiriera tomar inmediatamente las armas o dirigirse en naves a la Galia para ofrecerse como líder a los ejércitos vitelianos 231. [3] Pisón no se dejó impresionar en modo alguno ante estas incitaciones. Cuando el centurión enviado por Muciano tocó el puerto de Cartago, empezó a voz en grito a desear todo lo mejor a Pisón como si Pisón fuera emperador, y a quienes les salían al paso, atónitos ante lo asombroso de un suceso tan repentino, los animaba a que se unieran a tales aclamaciones. El vulgo, crédulo, corría hacia el foro reclamando la presencia de Pisón. [4] Con sus gritos de alegría sumían todo en la confusión sin preocuparse por averiguar la verdad, pero sí ansiosos por adular. Pisón, por indicación de Sagita o por su natural reserva, no apareció en público ni se entregó a los aplausos del vulgo. Interrogó al centurión y, al descubrir que había buscado acusarlo y matarlo, ordenó proceder contra él. Lo hizo no tanto por salvar su vida como por rabia contra aquel verdugo, pues, siendo uno de los asesinos de Clodio Macro 232, había vuelto con las manos manchadas con la sangre del comandante de la legión a matar al procónsul. Luego, reprobó a los cartagineses mediante un edicto que delataba su angustia. Recluido en su casa, ni siquiera atendía a sus responsabilidades habituales, con el fin de no dar motivo alguno de nuevos alborotos, ni siquiera por casualidad.
Cf. I 70, 2; HEUBNER, Historien IV, pág. 115. Probablemente se trate de G. Papirio Equo, centurión de la legión III Augusta; cf. ILS 246; CHILVER, Histories IV-V, pág. 61. 230 Cf. IV 11, 2. 231 Sobre la tendencia de Tácito de ofrecer dos alternativas sobre un mismo hecho, léase a D. SULLIVAN, «Innuendo and the ‘w eighted alternative’ in Tacitus», Class. Journal 71 (1976) 312-326; D. WHITEHEAD, «Tacitus and the loaded alternative», Latomus 38 (1979), 474-495. 232 Cf. I 7, 1. 229
[4,50] Sed ubi Festo consternatio uulgi, centurionis supplicium ueraque et falsa more famae in maius innotuere, equites in necem Pisonis mittit. illi raptim uecti obscuro adhuc coeptae lucis domum proconsulis inrumpunt destrictis gladiis, et magna pars Pisonis ignari, quod Poenos auxiliaris Maurosque in eam caedem delegerat. [2] haud procul cubiculo obuium forte seruum quisnam et ubi esset Piso interrogauere. seruus egregio mendacio se Pisonem esse respondit ac statim obtruncatur. nec multo post Piso interficitur; namque aderat qui nosceret, Baebius Massa e procuratoribus Africae, iam tunc optimo cuique exitiosus et inter causas malorum quae mox tulimus saepius rediturus. [3] Festus Adrumeto, ubi speculabundus substiterat, ad legionem contendit praefectumque castrorum Caetronium Pisanum uinciri iussit proprias ob simultates, sed Pisonis satellitem uocabat militesque et centuriones quosdam puniit, alios praemiis adfecit, neutrum ex merito, sed ut oppressisse bellum crederetur. [4] mox Oeensium Lepcitanorumque discordias componit, quae raptu frugum et pecorum inter agrestis modicis principiis, iam per arma atque acies exercebantur; nam populus Oeensis multitudine inferior Garamantas exciuerat, gentem indomitam et inter accolas latrociniis fecundam. unde artae Lepcitanis res, lateque uastatis agris intra moenia trepidabant, donec interuentu
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50. Pero cuando llegó a oídos de Festo la consternación del vulgo, la ejecución del centurión y otros asuntos, falsos o verdaderos, como es usual en los rumores, envió jinetes para matar a Pisón. Estos cabalgaron a toda velocidad todavía en la penumbra del amanecer e irrumpieron en el palacio del procónsul espada en mano. Muchos de ellos no conocían a Pisón, pues había seleccionado a auxiliares cartagineses y moros para aquel asesinato. [2] No lejos de su dormitorio se cruzaron casualmente con un esclavo, a quien preguntaron quién era Pisón y dónde se encontraba. El esclavo, con heroica mentira 233, les respondió que él era Pisón y al momento fue degollado. Pero no mucho después cayó muerto Pisón, pues había uno que le conocía, Bebio Masa, un agente imperial en África, ya entonces una ruina para la gente de bien y destinado a figurar más de una vez en nuestra historia entre las causas de las desgracias que más tarde tendríamos que soportar 234. [3] Festo desde Adrumetum 235, donde se había quedado para estudiar la situación, se dirigió a reunirse con la legión y ordenó arrestar al comandante del campamento Cetronio Pisano 236 por rencillas personales, aunque lo tildaba de cómplice de Pisón. Castigó a algunos soldados y centuriones y recompensó a otros, sin que lo merecieran ni los unos ni los otros, pero lo hacía para que se creyera que había aplastado una rebelión armada. [4] Más tarde arregló las disputas entre los habitantes de Ea y los de Leptis 237, quienes habían comenzado con robos de cosechas y ganado entre campesinos y ya andaban enfrascados en enfrentamientos armados en toda regla. En efecto, el pueblo de Ea, inferior en número, había llamado en su auxilio a los garamantes 238, gente indómita y muy dada a saquear a sus vecinos. De ahí que el pueblo de Leptis se encontrara en grandes apuros y, con sus tierras arrasadas en una gran extensión, estuviera temblando de miedo dentro de sus murallas, hasta que
Nótese el expresivo oximoron (egregio mendacio) o paradoja entre términos antitéticos. Masa llegó a ser un famoso delator en tiempos de Domiciano; cf. Agrícola XLV 1; PLINIO, Cartas VII 33, 4-8; JUVENAL, I 35; HEUBNER, Historien IV, pág. 117; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, págs.146-7; ASH, The Histories, pág. 301. 235 Es la actual Susa, al sur de la antigua Cartago: cf. PLINIO, Historia natural V 25. 236 Era praefectus castrorum de la legión III Augusta, asentada en Theveste; cf. BASSOLS, Historias IV, pág. 89; ASH, The Histories, págs. 300-301. 237 Las actuales Trípoli y Lebda respectivamente; cf. M. F. SQUARCIAPINO, Leptis Magna, Basilea, 1966; CHILVER, Histories IV-V, pág. 61. 238 Habitaban en la actual Fezzan, en los oasis del Sáhara occidental; cf. C. DANIELS, The Garamantes of Southern Libya, Nueva York-North Harrow, 1970; HEUBNER, Historien IV, pág. 118; CHILVER, Histories IV-V. pág. 61; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 147. 234
cohortium alarumque fusi Garamantes et recepta omnis praeda, nisi quam uagi per mapalium ulterioribus inaccessa uendiderant.
intervinieron las cohortes y los escuadrones de caballería, derrotaron a los garamantes y recuperaron todo el botín excepto el que los nómadas habían vendido a los pueblos del interior haciéndolo pasar por sus inaccesibles campamentos de chozas 239. Alejandría
[4,51] At Vespasiano post Cremonensem pugnam et prosperos undique nuntios cecidisse Vitellium multi cuiusque ordinis, pari audacia fortunaque hibernum mare adgressi, nuntiauere. aderant legati regis Vologaesi quadraginta milia Parthorum equitum offerentes. [2] magnificum laetumque tantis sociorum auxiliis ambiri neque indigere: gratiae Vologaeso actae mandatumque ut legatos ad senatum mitteret et pacem esse sciret. Vespasianus in Italiam resque urbis intentus aduersam de Domitiano famam accipit, tamquam terminos aetatis et concessa filio egrederetur: igitur ualidissimam exercitus partem Tito tradit ad reliqua Iudaici belli perpetranda.
51. Por lo que respecta a Vespasiano 240, después de la batalla de Cremona y de las buenas noticias que llegaban de todas partes241, muchos miembros de los dos estamentos 242 que con igual fortuna que audacia se habían enfrentado a una travesía invernal del Mediterráneo le anunciaron la muerte de Vitelio. Embajadores del rey Vologeso estaban allí presentes para ofrecerle cuarenta mil jinetes partos 243. [2] Era una señal magnífica y de buena suerte disponer de tan considerable fuerza de aliados y no necesitarlos. Se dieron las gracias a Vologeso con el encargo de que enviara una embajada al Senado y supiera que el imperio estaba en paz. Vespasiano, cuando prestó atención a Italia y a los asuntos de Roma, recibió noticias desfavorables de Domiciano, en el sentido de que estaba traspasando los límites apropiados a su edad y a lo que era permisible en un hijo 244. Así que confió a Tito la parte más poderosa del ejército para terminar la guerra con los judíos 245.
[4,52] Titum, antequam digrederetur, multo apud patrem sermone orasse ferunt ne criminantium nuntiis temere accenderetur integrumque se ac placabilem filio praestaret. non legiones, non classis proinde firma imperii
52. Cuentan que Tito, antes de marcharse, rogó a su padre en una larga conversación 246 que no se dejara soliviantar a la ligera por los que calumniaban a Domiciano, sino que adoptara una actitud sin prejuicios y conciliadora hacia su hijo. Ni legiones ni flotas, decía, eran defensas tan sólidas como una familia numerosa,
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Estas chozas son descritas por SALUSTIO (Guerra de Jugurta. XVIII 8) así: «Por lo demás, todavía las casas de los númidas del campo, que llaman mapales, alargadas y con las paredes y techo en comba, se parecen a los cascos de los barcos». Cf. E. MÜLLER-GRAUPA, «Mera mapalia», Philologus 85 (1930), 302-312. 240 Vespasiano se encontraba en Alejandría, donde había llegado a finales de noviembre o comienzos de diciembre del 69; cf. II 82, 3; III 48, 3; IV 38, 1; HEUBNER, Historien IV, págs. 119-122; CHILVER, Histories IV-V, págs. 61-62. 241 Cf. III 48, 3. 242 Los caballeros y los senadores. 243 Cf. II 82, 3. Suetonio (Vespasiano VI 4) dice que Vologeso, rey de los partos (51-79 d. C.) puso a disposición de Vespasiano cuarenta mil arqueros; cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 122. 244 ¿Se trataría de que Domiciano llevaba una vida disipada o de que había planeado alguna empresa contra su propio padre? Cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 148. 245 La narración de la guerra contra los judíos comienza en el libro V. 246 La preocupación de Tito no era solo por la conducta de Domiciano, sino también por la actitud de Muciano y sus ambiciones; cf. J. A. CROOK, «Titus and Berenice», Amer. Journ. Philology 72 (1951), 164-165.
munimenta quam numerum liberorum; nam amicos tempore, fortuna, cupidinibus aliquando aut erroribus imminui, transferri, desinere: suum cuique sanguinem indiscretum, sed maxime principibus, quorum prosperis et alii fruantur, aduersa ad iunctissimos pertineant. ne fratribus quidem mansuram concordiam, ni parens exemplum praebuisset. [2] Vespasianus haud aeque Domitiano mitigatus quam Titi pietate gaudens, bono esse animo iubet belloque et armis rem publicam attollere: sibi pacem domumque curae fore. tum celerrimas nauium frumento onustas saeuo adhuc mari committit: quippe tanto discrimine urbs nutabat ut decem haud amplius dierum frumentum in horreis fuerit, cum a Vespasiano commeatus subuenere.
pues los amigos disminuyen, cambian y se acaban con el tiempo, con la fortuna, con las ambiciones a veces o el error. En cambio, para cada cual su propia sangre es inseparable, especialmente en el caso de los emperadores, pues mientras sus éxitos son provechosos para otros, las desgracias afectan a los más allegados. Ni siquiera se mantendría la unión entre hermanos si el padre no les diera ejemplo. [2] Vespasiano, no tanto ablandado hacia Domiciano como encantado por la lealtad familiar de Tito, le aconsejó tener buen ánimo y engrandecer a la patria con la guerra y las armas, que él se encargaría de la paz y de los asuntos familiares. Entonces, cargó sus barcos más veloces de trigo para confiarlos a un mar todavía encrespado. Y es que Roma se debatía en una situación tan crítica que no había trigo en los graneros para más de diez días 247, pero en esto la socorrieron los suministros enviados por Vespasiano 248.
La restauración del Capitolio [4,53] Curam restituendi Capitolii in Lucium Vestinum confert, equestris ordinis uirum, sed auctoritate famaque inter proceres. ab eo contracti haruspices monuere ut reliquiae prioris delubri in paludes aueherentur, templum isdem uestigiis sisteretur: nolle deos mutari ueterem formam. [2] XI kalendas Iulias serena luce spatium omne quod templo dicabatur euinctum uittis coronisque; ingressi milites, quis fausta nomina, felicibus ramis; dein uirgines Vestales cum pueris puellisque patrimis matrimisque
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53. La restauración del Capitolio 249 se encargó a Lucio Vestino 250, un hombre del estamento ecuestre, pero cuyo prestigio y reputación lo habían situado entre los nobles. Los adivinos que convocó le aconsejaron que llevara los restos del antiguo templo a los pantanos 251 y que el templo se levantara sobre los mismos cimientos, pues los dioses no querían que se cambiara su antigua forma. [2] El 21 de junio, en un día apacible, todo el espacio dedicado al templo fue rodeado de ínfulas y guirnaldas. Hicieron su entrada soldados con nombres de buen augurio portando ramos favorables de olivo y laurel 252. Después, las vírgenes Vestales, acompañadas de niños y niñas cuyos padres y madres vivían, rociaron
Sin embargo, Séneca (La brevedad de la vida XVIII 5) habla de siete u ocho días de abasto y el mismo Tácito calcula unos quince días (Anales XII 43, 2); cf. CHILVER, Histories IV-V, pág. 63. 248 Cf. III 48, 3. 249 Cf. III 71, 4 (el incendio del Capitolio). Sobre su reconstrucción, léase a H. BARDON, «La naissance d’un temple», Rev. Étud. Latines 33 (1955), 166-182; G. B. TOWNEND, «The Restoration of the Capitol in A. D. 70», Historia 36 (1987), 243-248. 250 Lucio Julio Vestino, de la clase de los caballeros, procedía de Vienne (Galia) y llegó a ser prefecto de Egipto en los años 59-62; su hijo, M. Julio Vestino Ático, fue cónsul en el año 65 (Anales XV 48, 1); cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 53; CHILVER, Histories IV-V, pág. 64; ASH, The Histories, pág. 301. 251 En Ostia; cf. Anales XV 43, 3. 252 Macrobio (Saturnales III 20, 2) ofrece una lista de árboles que traían buena suerte, como el roble, la encina, la higuera blanca, el manzano y otros.
aqua e fontibus amnibusque hausta perluere. [3] tum Heluidius Priscus praetor, praeeunte Plautio Aeliano pontifice, lustrata suouetaurilibus area et super caespitem redditis extis, Iouem, Iunonem, Mineruam praesidesque imperii deos precatus uti coepta prosperarent sedisque suas pietate hominum inchoatas diuina ope attollerent, uittas, quis ligatus lapis innexique funes erant, contigit; simul ceteri magistratus et sacerdotes et senatus et eques et magna pars populi, studio laetitiaque conixi, saxum ingens traxere. [4] passimque iniectae fundamentis argenti aurique stipes et metallorum primitiae, nullis fornacibus uictae, sed ut gignuntur: praedixere haruspices ne temeraretur opus saxo auroue in aliud destinato. altitudo aedibus adiecta: id solum religio adnuere et prioris templi magnificentiae defuisse credebatur.
el lugar con agua sacada de manantiales y ríos. [3] Entonces el pretor Helvidio Prisco 253, guiado en el ritual por el pontífice Plaucio Eliano 254, purificó el área con el sacrificio de un cerdo, una oveja y un toro 255 y, tras esparcir sus entrañas sobre el césped, invocó a Júpiter, Juno y Minerva 256 y a los dioses protectores del imperio, para que aquel proyecto prosperara y pudieran levantar con la ayuda divina aquellas moradas suyas iniciadas por la devoción de los hombres. El pretor tocó las ínfulas con las que estaba atada la primera piedra 257 y unas cuerdas entrelazadas. A un mismo tiempo los demás magistrados, sacerdotes, el Senado, los caballeros y una gran parte del pueblo, esforzándose con entusiasmo y alegría, arrastraban la enorme piedra. [4] Y por doquier arrojaron a los cimientos monedas de plata y oro y pepitas de metales, no refinadas en horno alguno, sino en su estado natural. Los adivinos prescribieron que no se profanara la obra con piedra u oro destinados a otra finalidad. Se elevó la altura del edificio. Se creía que era el único cambio que permitía el sentimiento religioso y era lo único que faltaba al esplendor del antiguo templo.
La revuelta de los batavos (II) [4,54] Audita interim per Gallias Germaniasque mors Vitellii duplicauerat bellum. nam Ciuilis omissa dissimulatione in populum Romanum ruere, Vitellianae legiones uel externum seruitium quam imperatorem Vespasianum malle. Galli sustulerant animos, eandem ubique exercituum nostrorum fortunam rati, uulgato rumore a Sarmatis Dacisque Moesica ac Pannonica hiberna circumsederi; paria de Britannia fingebantur. 253
54. Entretanto 258, cuando la noticia de la muerte de Vitelio 259 se extendió por las Galias y las Germanias, la guerra se había multiplicado por dos. En efecto, Civil actuó sin tapujos y se lanzó contra el pueblo romano, mientras que las legiones vitelianas preferían incluso ser esclavas de un poder extranjero que del emperador Vespasiano. Los galos habían recobrado la moral pensando que nuestro ejército corría la misma suerte en todos los sitios. Se había extendido el rumor de que los campamentos de invierno de Mesia y Panonia se encontraban asediados por sármatas 260 y dacios, y las mismas historias falsas se decían de Britania.
Cf. II 91, 3; IV 4, 3; 5, 1; 6, 3; 7, 1; 8, 3; 9, 1; 10; 43, 1. Tito Plaucio Silvano Eliano fue gobernador de la provincia Tarraconense y cónsul dos veces; cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 126; CHILVER, Histories IV-V, pág. 65; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV- V, pág. 150-151. 255 Es decir la suovetaurilia, el sacrificio más solemne, tal como se ha dejado constancia en la columna de Trajano; cf. U. W. SCHOLZ, «Suovetaurilia und Solitaurilia», Philologus 117 (1973), 3-28; ASH, The Histories, pág. 301. 256 La tríada capitolina; cf. I 86, 1; VIRGILIO, Eneida IX 448; LIVIO, XX-VIII 51, 8; OVIDIO, Fastos VI 37; F. BÖMER, Die Fasten, Heidelberg, 1958, II, págs. 339-341. 257 La escena describe un acto muy parecido a la ceremonia de nuestros días de la solemne colocación de la primera piedra en el inicio de la obra de un gran edificio público. 258 Tácito vuelve a la narración de los hechos que había dejado en el capítulo XXXVII, enero del año 70. 259 Cf. III 85. 260 Cf. III 46, 2; BASSOLS, Historias IV, pág. 94. 254
[2] sed nihil aeque quam incendium Capitolii, ut finem imperio adesse crederent, impulerat. captam olim a Gallis urbem, sed integra Iouis sede mansisse imperium: fatali nunc igne signum caelestis irae datum et possessionem rerum humanarum Transalpinis gentibus portendi superstitione uana Druidae canebant. [3] incesseratque fama primores Galliarum ab Othone aduersus Vitellium missos, antequam digrederentur, pepigisse ne deessent libertati, si populum Romanum continua ciuilium bellorum series et interna mala fregissent.
[2] Pero nada les había impulsado tanto a creer que el fin del imperio estaba cerca como el incendio del Capitolio. Los galos habían conquistado Roma en otro tiempo 261, pero el imperio sobrevivió porque la morada de Júpiter había quedado intacta 262. Ahora, sin embargo, con aquel fuego fatal, se había dado una señal de la ira divina y de que el dominio del mundo pasaba a los pueblos del norte de los Alpes. Tal era el mensaje que vaticinaban los druidas 263 en su vana superstición. [3] También se había difundido el rumor de que los líderes galos que Otón envió contra Vitelio habían pactado, antes de separarse, no renunciar a la libertad, si la sucesión de continuas guerras civiles y las desgracias internas acababan por destruir al pueblo romano.
[4,55] Ante Flacci Hordeonii caedem nihil prorupit quo coniuratio intellegeretur: interfecto Hordeonio commeauere nuntii inter Ciuilem Classicumque praefectum alae Treuirorum. Classicus nobilitate opibusque ante alios: regium illi genus et pace belloque clara origo, ipse e maioribus suis hostis populi Romani quam socios iactabat.
55. Antes del asesinato de Hordeonio Flaco 264 no hubo indicio alguno del que se pudiera deducir una conspiración. Tras la muerte de Hordeonio se produjo un intercambio de mensajeros entre Civil 265 y Clásico 266, comandante del regimiento de caballería de los tréviros267. Clásico superaba a otros en alcurnia y riquezas. Descendía de linaje de reyes y sus antepasados gozaron de prestigio tanto en la paz como en la guerra. Se jactaba personalmente de contar entre sus antepasados con más enemigos que aliados del pueblo romano. [2] También se vieron envueltos Julio Tutor y Julio Sabino, tréviro el primero y lingón el segundo. Vitelio había puesto a Tutor al mando de la ribera del Rin 268. A Sabino, por su parte, de natural engreído, lo ensoberbecía la falsa pretensión de una estirpe noble, pues andaba diciendo que la belleza de su bisabuela había atraído al divino Julio y que durante la guerra de las Galias había llegado a ser su amante 269. [3] Estos hombres mantuvieron conversaciones secretas para sondear la disponibilidad de los demás. Cuando
[2] miscuere sese Iulius Tutor et Iulius Sabinus, hic Treuir, hic Lingonus, Tutor ripae Rheni a Vitellio praefectus; Sabinum super insitam uanitatem falsae stirpis gloria incendebat: proauiam suam diuo Iulio per Gallias bellanti corpore atque adulterio placuisse. [3] hi secretis sermonibus animos ceterorum scrutari, ubi quos idoneos 261
En el año 390 a. C.; cf. LIVIO, V 48-49. El Capitolio era el símbolo de la permanencia del Estado romano; cf. III 72, 1; VIRGILIO, Eneida IX 448-9; HORACIO, Odas I 37, 6-8; III 5, 12; 30, 7-9; LIVIO, I 55,4-6; V 53,6. 263 Cf. CÉSAR, Guerra de las Galias VI 13-14; SYME, Tacitus, 457-458; HEUBNER, Historien IV, págs.129-130. 264 Cf. IV 36, 2; I 9, 1. 265 Cf. I 59, 1. 266 Cf. II 14, 1. 267 El ala Trevirorum; cf. II 14, 1. 268 Es la región comprendida entre Vinxtbach, cerca de Reinek, y Nahe; cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, págs. 152-153. 269 Sobre a actividad sexual de Julio César, léase a SUETONIO, El divino Julio XLIX-LII. 262
rebantur conscientia obstrinxere, in colonia Agrippinensi in domum priuatam conueniunt; nam publice ciuitas talibus inceptis abhorrebat; [4] ac tamen interfuere quidam Vbiorum Tungrorumque. sed plurima uis penes Treuiros ac Lingonas, nec tulere moras consultandi. certatim proclamant furere discordiis populum Romanum, caesas legiones, uastatam Italiam, capi cum maxime urbem, omnis exercitus suis quemque bellis distineri: si Alpes praesidiis firmentur, coalita libertate disceptaturas Gallias quem uirium suarum terminum uelint.
implicaron y comprometieron a quienes consideraban idóneos, se reunieron en la Colonia Agripinense en una casa privada, pues esta ciudad repudiaba oficialmente proyectos semejantes. [4] Con todo, participaron en el encuentro algunos ubios y tungros, aunque el mayor peso quedaba en poder de los tréviros y lingones, que no toleraron largas negociaciones. Rivalizaron entre ellos para proclamar que el pueblo romano andaba enloquecido con las discordias, las legiones habían sido aniquiladas, Italia estaba devastada, Roma a punto de ser tomada y todos los ejércitos romanos estaban ocupado cada uno en sus propias guerras. Si aseguraban los Alpes con guarniciones, las Galias, una vez consolidada su libertad, tendrían que decidir los límites que deseaban imponer a su poder.
[4,56] Haec dicta pariter probataque: de reliquiis Vitelliani exercitus dubitauere. plerique interficiendos censebant, turbidos, infidos, sanguine ducum pollutos: uicit ratio parcendi, ne sublata spe ueniae pertinaciam accenderent: adliciendos potius in societatem. legatis tantum legionum interfectis, ceterum uulgus conscientia scelerum et spe impunitatis facile accessurum. ea primi concilii forma missique per Gallias concitores belli; simulatum ipsis obsequium quo incautiorem Voculam opprimerent. [2] nec defuere qui Voculae nuntiarent, sed uires ad coercendum deerant, infrequentibus infidisque legionibus. inter ambiguos milites et occultos hostis optimum e praesentibus ratus mutua dissimulatione et isdem quibus petebatur grassari, in coloniam Agrippinensem descendit. [3] illuc Claudius Labeo, quem captum et (extra commentum) amendatum in Frisios diximus, corruptis custodibus perfugit; pollicitusque, si praesidium daretur, iturum in Batauos et potiorem ciuitatis partem ad societatem Romanam
56. Tales propuestas se aprobaban al mismo tiempo que eran expuestas. Sobre los restos del ejército viteliano hubo sus dudas. La mayoría era partidaria de matar a los alborotadores, a los traidores y a los manchados con la sangre de sus jefes. Se impuso el criterio de indultarlos, no fuera a ser que, eliminada la esperanza de perdón, se multiplicara la resistencia. Era mejor atraerlos a una alianza. Si mataban únicamente a los comandantes de las legiones, el resto del ejército raso se sumaría fácilmente a ellos por su conciencia de culpabilidad y por la esperanza de impunidad. Tal fue el tenor de la primera reunión y se despacharon por las Galias emisarios para hacer una llamada a la guerra. Los conspiradores simularon obediencia para aplastar a Vócula 270 cuando estuviera más desprevenido. [2] Desde luego a Vócula no le faltaban informantes, sino fuerzas para reprimir a los rebeldes teniendo a su disposición unas legiones incompletas y desleales. Entre soldados dudosos y enemigos ocultos pensó que lo mejor en las circunstancias presentes era actuar con el mismo disimulo y las mismas argucias con las que se le atacaba. Y así bajó hasta Colonia Agripinense. [3] Hacia allí huyó, tras sobornar a sus guardianes, Claudio Labeón, de quien dijimos 271 que había sido apresado y confinado junto a los frisios. Este hombre prometió que, si se le confiaba un destacamento, marcharía contra los batavos para conseguir que la mayor parte de aquel
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Cf. IV 37, 2. Era el rival batavo de Civil; cf. IV 18, 4.
retracturum, accepta peditum equitumque modica manu nihil apud Batauos ausus quosdam Neruiorum Baetasiorumque in arma traxit, et furtim magis quam bello Canninefatis Marsacosque incursabat.
pueblo volviera a aliarse con Roma. Tras recibir una pequeña fuerza de infantería y caballería, no intentó ninguna aventura contra los batavos, sino que arrastró a las armas a algunos nervios y betasios 272, además de lanzar incursiones, más a escondidas que en combate abierto, contra los cannenifates y mársacos 273.
[4,57] Vocula Gallorum fraude inlectus ad hostem contendit; nec procul Veteribus aberat, cum Classicus ac Tutor per speciem explorandi praegressi cum ducibus Germanorum pacta firmauere. tumque primum discreti a legionibus proprio uallo castra sua circumdant, obtestante Vocula non adeo turbatam ciuilibus armis rem Romanam ut Treuiris etiam Lingonibusque despectui sit. [2] superesse fidas prouincias, uictores exercitus, fortunam imperii et ultores deos. sic olim Sacrouirum et Aeduos, nuper Vindicem Galliasque singulis proeliis concidisse. eadem rursus numina, eadem fata ruptores foederum expectarent. melius diuo Iulio diuoque Augusto notos eorum animos: Galbam et infracta tributa hostilis spiritus induisse. [3] nunc hostis, quia molle seruitium; cum spoliati exutique fuerint, amicos fore. haec ferociter locutus, postquam perstare in perfidia Classicum Tutoremque uidet, uerso itinere Nouaesium concedit: Galli duum milium spatio distantibus campis consedere. illuc commeantium centurionum militumque emebantur animi, ut (flagitium incognitum) Romanus exercitus in externa uerba iurarent
57. Vócula, atraído por el engaño de los galos, marchó contra el enemigo 274. Y no estaba lejos de Vetera 275, cuando Clásico y Tutor se adelantaron con la excusa de explorar el terreno y pactaron en firme con los germanos. Y entonces, por primera vez, se separaron de las legiones 276 y rodearon su campamento con empalizada propia, mientras Vócula protestaba porque las guerras civiles no habían perturbado tanto al estado romano como para que incluso los tréviros y los lingones se pudieran burlar de él. [2] Todavía, decía, le quedaban provincias leales, ejércitos victoriosos, la buena suerte del imperio y la venganza de los dioses. Así fue cómo Sacróviro 277 y los eduos en su día y recientemente Víndice 278 y las Galias fueron derrotados en sendas batallas. Las mismas fuerzas divinas y el mismo destino aguardaban de nuevo a los transgresores de los tratados. El divino Julio y el divino Augusto habían conocido bien el temperamento de los galos y por culpa de Galba y sus reducciones tributarias los galos habían adoptado una actitud hostil. [3] Ahora eran enemigos, porque soportaban un yugo suave, pero, cuando se vieran despojados y privados de todo, serían amigos. Pronunció estas palabras en tono desafiante, pero, después de ver que Clásico y Tutor persistían en su traición, se dio la vuelta y se retiró a Novesio 279. Los galos acamparon a dos millas en la llanura. Se compraba la lealtad de los centuriones y soldados que allí acudían, de manera que (infamia sin paralelo) un ejército romano iba a jurar lealtad a extranjeros e iba a
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Sobre los nervios, cf. IV 15, 3; 33, 2. Los betasios, pueblo belga, habitaban entre los ríos Mosa y Scheldt; cf. PLINIO, Historia natural IV 106; HEUBNER, Historien IV, pág. 133. 273 Vivían en la boca del Scheldt; cf. PLINIO, ibid. 274 Julio Civil. 275 Cf. IV 36, 1. 276 Eran las legiones I Germanica, con sede en Bonn, y la XVI Gallica, con base en Novesio; cf. BASSOLS, Historias IV, pág. 99. 277 Julio Sacróviro era jefe de los eduos, líder de la revuelta gala contra Roma en el año 21; acabó suicidándose después de su derrota; cf. Anales III 40-47; HEUBNER, Historien IV, pág. 134; ASH, The Histories, pág. 302. 278 Cf. I 6, 2. 279 Allí estaba asentada la legión XVI Gallica; cf. IV 26, 3.
pignusque tanti sceleris nece aut uinculis legatorum daretur. Vocula, quamquam plerique fugam suadebant, audendum ratus uocata contione in hunc modum disseruit:
ofrecer como prenda de un crimen tan grande la muerte o prisión de sus comandantes. Vócula, pese a que muchos le aconsejaban la huida, creyó que había que armarse de coraje. Así convocó a una asamblea militar y pronunció el siguiente discurso 280:
[4,58] 'Numquam apud uos uerba feci aut pro uobis sollicitior aut pro me securior. nam mihi exitium parari libens audio mortemque in tot malis (hostium) ut finem miseriarum expecto: uestri me pudet miseretque, aduersus quos non proelium et acies parantur; id enim fas armorum et ius hostium est: bellum cum populo Romano uestris se manibus gesturum Classicus sperat imperiumque et sacramentum Galliarum ostentat. [2] adeo nos, si fortuna in praesens uirtusque deseruit, etiam uetera exempla deficiunt, quotiens Romanae legiones perire praeoptauerint ne loco pellerentur? socii saepe nostri excindi urbis suas seque cum coniugibus ac liberis cremari pertulerunt, neque aliud pretium exitus quam fides famaque. [3] tolerant cum maxime inopiam obsidiumque apud Vetera legiones nec terrore aut promissis demouentur: nobis super arma et uiros et egregia castrorum munimenta frumentum et commeatus quamuis longo bello pares. pecunia nuper etiam donatiuo suffecit, quod siue a Vespasiano siue a Vitellio datum interpretari mauultis, ab imperatore certe Romano accepistis. [4] tot bellorum uictores, apud Geldubam, apud Vetera, fuso totiens hoste, si pauetis aciem, indignum id quidem, sed est uallum murique et trahendi artes, donec e proximis prouinciis auxilia exercitusque
58. «Nunca os he hablado más preocupado por vosotros ni más tranquilo por mí. En efecto, oigo con gusto que hay un plan para matarme y aguardo la muerte en medio de tantos males como un digno final de mis desgracias 281. Por vosotros siento vergüenza y pena, pues contra vosotros no se prepara una batalla con el ejército formado —esa es la ley de la guerra y el derecho de los enemigos—, sino que Clásico espera hacer la guerra contra el pueblo romano con la ayuda de vuestras manos y os muestra el imperio de las Galias y el juramento de lealtad a él. [2] ¿Hasta este punto a vosotros, si en estos momentos os han abandonado la suerte y el valor, os fallan también las lecciones del pasado, cuando las legiones romanas elegían morir antes que abandonar sus puestos? Muchas veces aliados nuestros soportaron la destrucción de sus ciudades y que se les quemara vivos junto a sus esposas e hijos, cuando su única recompensa por ese final era la lealtad y el buen nombre 282. [3] En estos momentos, las legiones 283 están sufriendo hambre y asedio en Vetera, pero ni el terror ni las promesas les hacen ceder. Nosotros, además de armas, hombres y las excelentes defensas del campamento, disponemos de trigo y suministros adecuados, por mucho que dure la guerra. El dinero hace poco alcanzó incluso para el pago de unas recompensas, que, ya las consideréis donadas por Vespasiano o por Vitelio, sin duda las habéis recibido de un emperador romano. [4] Si, después de tantas campañas victoriosas, de todas las derrotas que habéis infligido al enemigo en Gelduba y en Vetera, teméis el combate en campo abierto, eso es desde luego una actitud indigna de vosotros. Pero es que hay una empalizada, unos muros y estrategias de dilación hasta
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SYME (Tacitus, págs. 685-686) señala que Tácito se inspiró, tanto en la forma como en el contenido, en el discurso de Publio Cornelio Escipión contra unos amotinados; cf. LIVIO, XXVIII 27-29; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, págs. 154-155. 281 La muerte como descanso y final de los sufrimientos es un tópico de las consolaciones; cf. F. LILLO, Palabras contra el dolor. La consolación filosófica latina de Cicerón a Frontón, Madrid, 2001, págs. 57-58, 188-189, 245-250. 282 Tácito evoca los ejemplos de Sagunto (LIVIO, XXI 14, 4) o Petelia (LIVIO, XXIII 20 y 30). 283 Las legiones V Alaudae y XV Primigenia; cf. IV 35, 3; BASSOLS, Historias IV, pág. 101; HEUBNER, Historien IV, pág. 137.
concurrant. [5] sane ego displiceam: sunt alii legati, tribuni, centurio denique aut miles. ne hoc prodigium toto terrarum orbe uulgetur, uobis satellitibus Ciuilem et Classicum Italiam inuasuros. an, si ad moenia urbis Germani Gallique duxerint, arma patriae inferetis? horret animus tanti flagitii imagine. Tutorine Treuiro agentur excubiae? signum belli Batauus dabit, et Germanorum cateruas supplebitis? quis deinde sceleris exitus, cum Romanae legiones contra derexerint? transfugae e transfugis et proditores e proditoribus inter recens et uetus sacramentum inuisi deis errabitis? [6] te, Iuppiter optime maxime, quem per octingentos uiginti annos tot triumphis coluimus, te, Quirine Romanae parens urbis, precor uenerorque ut, si uobis non fuit cordi me duce haec castra incorrupta et intemerata seruari, at certe pollui foedarique a Tutore et Classico ne sinatis, militibus Romanis aut innocentiam detis aut maturam et sine noxa paenitentiam.'
que acudan refuerzos y ejércitos de las provincias vecinas. [5] Puede que yo no os guste, pero hay otros comandantes, tribunos, en fin, centuriones o soldados. Que no se divulgue por todo el orbe de la tierra esta monstruosidad, que Civil y Clásico se disponen a invadir Italia con vosotros como comparsas. ¿Es que, si los germanos y galos os condujeran hasta las murallas de Roma, llevaríais las armas contra vuestra patria? Me horroriza imaginarme una infamia tan grande. ¿Se montarán guardias para el tréviro Tutor? ¿Un batavo dará la señal de batalla? ¿Y seréis los refuerzos de las hordas gemanas? ¿Cuál será después el desenlace de vuestro crimen, cuando las legiones romanas vayan derecho contra vosotros? ¿Como tránsfugas salidos de otros tránsfugas y como traidores salidos de otros traidores andaréis errantes, odiados por los dioses, entre el nuevo y el antiguo juramento? [6] A ti, Júpiter, el Mejor y el más Grande, a quien durante ochocientos veinte años 284 hemos honrado con tantos triunfos, a ti, Quirino 285, padre de la ciudad de Roma, os suplico y ruego que, si no fue vuestra voluntad conservar este campamento puro e inviolado bajo mi mando, no permitáis, pese a todo, que Tutor y Clásico lo mancillen y profanen, y que a los soldados romanos les concedáis o la inocencia o un arrepentimiento rápido y sin culpa».
[4,59] Varie excepta oratio inter spem metumque ac pu dorem. digressum Voculam et de supremis agitantem liberti seruique prohibuere foedissimam mortem sponte praeuenire. et Classicus misso Aemilio Longino, desertore primae legionis, caedem eius maturauit; Herennium et Numisium legatos uinciri satis uisum. [2] dein sumptis Romani imperii insignibus in castra uenit. nec illi, quamquam ad omne facinus durato, uerba
59. Se acogió el discurso en medio de reacciones diversas entre la esperanza, el miedo y la vergüenza. Vócula se retiró y, cuando estaba dándole vueltas a su final, sus libertos y esclavos le impidieron adelantarse voluntariamente a morir tan vergonzosamente. Y ocurrió que Clásico envió a Emilio Longino 286, un desertor de la legión I 287, quien rápidamente le quitó la vida. En cuanto a los comandantes Herennio y Numisio 288, el arresto pareció suficiente. [2] Luego, Clásico, revestido con el uniforme de general romano 289, se presentó en el campamento. Sin embargo y pese que
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El mismo cálculo se hace en I 1. 1. En realidad fueron 823 años. Advocación de Rómulo, padre de la ciudad de Roma; cf. HELLEGOUARC’H, Tacite. Histoires IV-V, pág. 155. 286 Conocido solo en Tácito como el asesino de Vócula; cf. IV 62, 4. 287 En la legión I Germanica había servido Vócula como tribunus militum; cf. ILS 983; HEUBNER, Historien IV, pág. 139; CHILVER, Histories IV-V, pág. 69. 288 Sobre Herennio Galo, legado de la legión I Germanica, cf. IV 19, 2; sobre Numisio Lupo, legado de la legión XVI Gallica, cf. I 79, 5; IV 22, 1. 289 Las insignias del supremo poder militar eran el manto de púrpura (paludamentum), los lictores y los fasces o hachas; cf. HEUBNER, Historien IV, págs. 139-140. 285
ultra suppeditauere quam ut sacramentum recitaret: iurauere qui aderant pro imperio Galliarum. interfectorem Voculae altis ordinibus, ceteros, ut quisque flagitium nauauerat, praemiis attollit. [3] Diuisae inde inter Tutorem et Classicum curae. Tutor ualida manu circumdatos Agrippinensis quantumque militum apud superiorem Rheni ripam in eadem uerba adigit, occisis Mogontiaci tribunis, pulso castrorum praefecto, qui detractauerant: Classicus corruptissimum quemque e deditis pergere ad obsessos iubet, ueniam ostentantis, si praesentia sequerentur: aliter nihil spei, famem ferrumque et extrema passuros. adiecere qui missi erant exemplum suum.
era un hombre curtido en toda clase de fechorías, solo encontró las palabras apropiadas para pronunciar en alta voz el juramento. Los presentes 290 juraron lealtad al imperio de las Galias. Concedió un importante ascenso al asesino de Vócula y recompensó al resto con arreglo a las maldades que cada cual había cometido. [3] A continuación, Tutor y Clásico se repartieron las responsabilidades. Tutor rodeó Colonia Agripinense con un fuerte contingente y obligó a sus habitantes y a cuantos soldados había en la orilla superior del Rin a prestar el mismo juramento 291. Mató en Mogontiaco a los tribunos y expulsó al comandante del campamento, que se habían negado a jurar. Clásico, por su parte, ordenó a los más corrompidos de las tropas que habían capitulado que se acercaran a la guarnición sitiada 292 para ofrecerle el perdón, si aceptaban la situación presente; en caso contrario, no les quedaría ninguna esperanza y tendrían que soportar el hambre, la espada y la muerte. Los emisarios lo ratificaron con su propio ejemplo.
[4,60] Obsessos hinc fides, inde egestas inter decus ac flagitium distrahebant. cunctantibus solita insolitaque alimenta deerant, absumptis iumentis equisque et ceteris animalibus, quae profana foedaque in usum necessitas uertit. uirgulta postremo et stirpis et internatas saxis herbas uellentes miseriarum patientiaeque documentum fuere, donec egregiam laudem fine turpi macularent, missis ad Ciuilem legatis uitam orantes. [2] neque ante preces admissae quam in uerba Galliarum iurarent: tum pactus praedam castrorum dat custodes qui pecuniam calones sarcinas retentarent et qui ipsos leuis abeuntis prosequerentur. ad quintum ferme lapidem coorti Germani incautum agmen adgrediuntur. pugnacissimus quisque in uestigio, multi palantes occubuere: ceteri retro in castra
60. A los sitiados la lealtad, por un lado, y el hambre, por otro, les hacían dudar entre el honor y la infamia. Mientras se mantenían entre dudas, iban faltando los alimentos habituales y los inusuales. Habían consumido mulas, caballos y demás animales, que, aunque, impuros y asquerosos, la necesidad obligaba a usarlos 293 Finalmente, se vieron obligados a arrancar matorrales, raíces y hierbas que crecían entre las piedras, dando una lección de resistencia en las desgracias, hasta que mancharon su ilustre hazaña con un deshonroso final, al enviar a Civil emisarios para suplicar por su vida. [2] Pero sus ruegos no fueron escuchados antes de que jurasen lealtad a las Galias. Entonces Civil, tras pactar el botín del campamento para él, puso guardias para retener el dinero, a los porteadores y los bagajes y concedió escoltas para acompañar a los que partían con lo puesto. A unas cinco millas aparecieron los germanos y atacaron a la columna desprevenida. Los más luchadores cayeron en sus puestos, muchos en la huida a la desbandada. Los demás regresaron para refugiarse
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Los que quedaban de las legiones I Germanica y XVI Gallica; BASSOLS, Historias IV, pág. 104. Los soldados de las legiones IV Macedonica y XXII Primigenia. 292 En Vetera; cf. IV 21-23, 28, 34 y 36. 291
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Seguramente, ratas.
perfugiunt, querente sane Ciuile et increpante Germanos tamquam fidem per scelus abrumperent. [3] simulata ea fuerint an retinere saeuientis nequiuerit, parum adfirmatur. direptis castris faces iniciunt, cunctosque qui proelio superfuerant incendium hausit.
en el campamento. Es verdad que Civil protestaba y echaba en cara a los germanos la ruptura criminal de la palabra dada. [3] Sin embargo, si fingía o era incapaz de controlar a sus sanguinarios aliados, no se sabe con certeza. Saqueado el campamento 294, le prendieron fuego y todos los que habían sobrevivido a la batalla perecieron en el incendio.
[4,61] Ciuilis barbaro uoto post coepta aduersus Romanos arma propexum rutilatumque crinem patrata demum caede legionum deposuit; et ferebatur paruulo filio quosdam captiuorum sagittis iaculisque puerilibus figendos obtulisse. ceterum neque se neque quemquam Batauum in uerba Galliarum adegit, fisus Germanorum opibus et, si certandum aduersus Gallos de possessione rerum foret, inclutus fama et potior. [2] Munius Lupercus legatus legionis inter dona missus Veledae. ea uirgo nationis Bructerae late imperitabat, uetere apud Germanos more, quo plerasque feminarum fatidicas et augescente superstitione arbitrantur deas. tuncque Veledae auctoritas adoleuit; nam prosperas Germanis res et excidium legionum praedixerat. [3] sed Lupercus in itinere interfectus. pauci centurionum tribunorumque in Gallia geniti reseruantur pignus societati. cohortium alarum legionum hiberna subuersa cremataque, iis tantum relictis
61. Civil, después de sus primeras acciones militares contra los romanos, hizo un voto propio de los bárbaros: teñirse su cabello de rojo y dejárselo crecer 295. Cuando, por fin, consumó la matanza de las legiones, se lo cortó 296 Se decía también que había ofrecido a su hijo pequeño algunos prisioneros para que los acribillara con sus flechas y dardos de niño. Por lo demás, ni él ni ningún batavo prestaron juramento de lealtad a las Galias, pues confiaba en las fuerzas de los germanos y estaba convencido de que, si había que luchar contra los galos por el control de la situación, tendría la ventaja de su reputación y de su superioridad. [2] Munio Luperco 297, comandante de la legión, fue enviado entre otros presentes a Véleda 298. Esta joven gozaba de gran influencia entre la tribu de los brúcteros según una antigua costumbre de los germanos por la que a una gran parte de las mujeres se las consideraba profetisas e incluso diosas al incrementarse la superstición. El caso es que el prestigio de Véleda había crecido porque había predicho los éxitos de los germanos y la destrucción de las legiones. [3] Pero Luperco fue asesinado en el camino. Algunos centuriones y tribunos, nacidos en la Galia 299, fueron retenidos como prenda de la alianza. Los campamentos de invierno de las cohortes, regimientos de caballería y legiones fueron
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El de Vetera Castra. La descripción del asedio y saqueo del campamento recuerda a los de Casilinum en el año 216 a. C. (LIVIO, XXIII 19, 13) y de Petelia (LIVIO, XXIII 30, 3). Aparecen los tópicos tradicionales de saqueo, incendio y muerte de los varones; cf. G. M. PAUL, «Urbs capta: Sketch of an Ancient Literary Motif», Phoenix 36 (1982). 144-155. 295 Cf. PLINIO, Hstoria natural XXVIII 191; MARCIAL, VIII 33, 20. Suetonio (Julio LXVII 2) cuenta que Julio César se dejó crecer la barba y el cabello hasta vengar la derrota de su legado Titurio; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 157. 296 Cf. Germania XXXI 1; SILIO, IV 200-201; BASSOLS, Historias IV, pág. 106; HEUBNER, Historien IV, pág. 142. 297 Era legado de la legión XV Primigenia; cf. IV 18, 1. 298 Era una profetisa de los brúcteros; cf. Germania VIII 3; ESTACIO, Silvas I 4, 90; HEUBNER, Historien IV, pág. 143; CHILVER, Histories IV-V, pág. 71: HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 157. 299 Cf. P. FABIA, «Officiers gaulois dans les légions romaines au ler siècle de notre ère (Tac. Hist. IV, 61 et 74)», Rev. Étud. Ancienn. 14 (1912), 285-291.
quae Mogontiaci ac Vindonissae sita sunt.
desmantelados e incendiados con la única excepción de los situados en Mogontiaco 300 y Vindonissa 301.
[4,62] Legio sexta decima cum auxiliis simul deditis a Nouaesio in coloniam Treuirorum transgredi iubetur, praefinita die intra quam castris excederet. medium omne tempus per uarias curas egere, ignauissimus quisque caesorum apud Vetera exemplo pauentes, melior pars rubore et infamia: quale illud iter? quis dux uiae? et omnia in arbitrio eorum quos uitae necisque dominos fecissent. alii nulla dedecoris cura pecuniam aut carissima sibimet ipsi circumdare, quidam expedire arma telisque tamquam in aciem accingi.
62. Se ordenó a la legión XVI que se trasladara de Novesio a Tréveris junto con las tropas auxiliares 302 que se habían rendido con ellas, fijándose el día, antes del cual debían abandonar el campamento 303 Todo ese intervalo de tiempo los soldados lo pasaron en medio de distintas preocupaciones. Los más cobardes estaban aterrados ante el precedente de los asesinados en Vetera, los mejores sentían bochorno y vergüenza: ¿qué viaje era aquel? ¿Quién sería el guía del camino? Todo quedaba al arbitrio de quienes se habían convertido en los dueños de su vida y de su muerte. Otros, sin preocuparse para nada de la vergüenza, se cargaban de dinero y de los objetos más queridos 304. Algunos ponían a punto el armamento y se cargaban de dardos como si se aprestaran para el combate. [2] Mientras andaban ocupados en estos quehaceres, les llegó la hora de partir, que resultó más triste de lo esperado. En efecto, mientras estaban dentro de la empalizada, no se notaba su humillante situación, pero el campo abierto y la luz del día descubrieron la ignominia. Las efigies de los emperadores305 estaban arrancadas de cuajo y las enseñas sin adornos 306, mientras por doquier relucían brillantes los estandartes de los galos. La columna avanzaba en silencio como en una larga procesión fúnebre. La dirigía Claudio Santo, de aspecto siniestro por tener un ojo de menos 307 y de carácter algo débil. [3] La infamia se redobló, cuando se sumó a ellos la otra legión 308 después de abandonar el campamento de Bonna. Y, cuando corrió la noticia de la capitulación de las legiones, todos los que hacía poco temblaban ante el
[2] haec meditantibus aduenit proficiscendi hora expectatione tristior. quippe intra uallum deformitas haud perinde notabilis: detexit ignominiam campus et dies. reuulsae imperatorum imagines, inhonora signa, fulgentibus hinc inde Gallorum uexillis; silens agmen et uelut longae exequiae; dux Claudius Sanctus effosso oculo dirus ore, ingenio debilior.
[3] duplicatur flagitium, postquam desertis Bonnensibus castris altera se legio miscuerat. et uulgata captarum legionum fama cuncti qui paulo ante Romanorum 300
Cf. K. V. DECKER y W. SELZER, «Mogontiacum: Mainz von der Zeit des Augustus bis zum Ende der römischen Herrschaft», ANRW II 5.1 (1975), 483-494. 301 Vindonissa, la actual Windisch, era la base de la legión XXI Rapax, aunque el grueso de sus fuerzas había partido para Italia con Cécina; cf. BASSOLS, Historias IV, pág. 108; HEUBNER, Historien IV, pág. 144. 302 La legión XVI Gallica con el ala Picentina; cf. IV 26, 3. 303 Vetera Castra. La capitulación del campamento parece un eco de la rendición de los romanos ante los samnitas en las Horcas Caudinas del año 321 a. C.; cf. LIVIO, IX 5, 11-6, 2; SYME, Tacitus. II, pág. 686; ASH, The Histories, pág. 302. 304 Los soldados guardaban el dinero y joyas en los cinturones; cf. SUBTONIO, Vitelio XVI. 305 Las efigies de los emperadores Galba y Vitelio; cf. BASSOLS, Historias IV. pág. 109. 306 Cf. I 41, 1. 307 Igual que Aníbal y Q. Sertorio; cf. SALUSTIO, Historias I 88; PLUTARCO, Sertorio I 4; lV 3. Sobre derrotas y humillaciones militares sufridas por los romanos, cf. R. ASH, «Waving the White Flag: Surrender Scenes at Livy 9.5-6 and Tacitus, Histories 3.31 and 4.62», Greece & Rome 45 (1998), 27-44. 308 La legión I Germanica con base en Bonn; cf. IV 19, 2; HEUBNER, Historien IV, pág. 145.
nomen horrebant, procurrentes ex agris tectisque et undique effusi insolito spectaculo nimium fruebantur. [4] non tulit ala Picentina gaudium insultantis uulgi, spretisque Sancti promissis aut minis Mogontiacum abeunt; ac forte obuio interfectore Voculae Longino, coniectis in eum telis initium exoluendae in posterum culpae fecere: legiones nihil mutato itinere ante moenia Treuirorum considunt.
nombre de Roma, salían ahora corriendo de campos y casas y desparramados por todas partes se regodeaban ante el insólito espectáculo. [4] El ala Picentina 309 de caballería no soportó la insultante alegría del populacho y, tras no hacer caso de las promesas o amenazas de Santo, se marcharon a Mogontiaco. Y en el camino se encontraron casualmente con Longino, el asesino de Vócula. El lanzamiento de dardos contra él supuso el comienzo de la redención de sus culpas llevada a cabo más adelante. Las legiones no variaron para nada su ruta y acamparon delante de las murallas de Tréveris 310.
[4,63] Ciuilis et Classicus rebus secundis sublati, an coloniam Agrippinensem diripiendam exercitibus suis permitterent dubitauere. saeuitia ingenii et cupidine praedae ad excidium ciuitatis trahebantur: obstabat ratio belli et nouum imperium inchoantibus utilis clementiae fama; Ciuilem etiam beneficii memoria flexit, quod filium eius primo rerum motu in colonia Agrippinensi deprehensum honorata custodia habuerant. [2] sed Transrhenanis gentibus inuisa ciuitas opulentia auctuque; neque alium finem belli rebantur quam si promisca ea sedes omnibus Germanis foret aut disiecta Vbios quoque dispersisset.
63. Civil y Clásico, crecidos por el éxito, dudaban si iban a permitir a sus tropas saquear Colonia Agripinense 311. La crueldad de su carácter y el deseo de botín los inclinaban a la destrucción de la ciudad, pero se oponían a ello la estrategia militar y la utilidad de conseguir fama de clemencia cuando estaban iniciando un nuevo imperio 312. A Civil también lo doblegó el recuerdo de un favor recibido, pues a su hijo, detenido en el estallido de las hostilidades en Colonia Agripinense, lo habían mantenido dignamente en custodia. [2] Pero las tribus al otro lado del Rin odiaban la ciudad por su riqueza y prosperidad y el único desenlace de la guerra que contemplaban era que este lugar fuera de todos los germanos sin distinción o al destruirlo se dispersaran también los ubios 313.
[4,64] Igitur Tencteri, Rheno discreta gens, missis legatis mandata apud concilium Agrippinensium edi iubent, quae ferocissimus e legatis in hunc modum protulit: 'redisse uos in corpus nomenque Germaniae communibus deis et praecipuo
64. Así pues, los téncteros314, una tribu separada por el Rin, enviaron una embajada con la orden de presentar sus demandas ante el consejo de los ciudadanos de Colonia Agripinense. El más fiero de los delegados habló de la siguiente manera: «Damos gracias a los dioses comunes y al más grande de ellos, Marte 315,
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El ala Gallorum Picentina o Picentiana era un regimiento auxiliar de caballería adscrito a la legión XVI Gallica con sede en Novesio; cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 146; E. BIRLEY, «Alae named after their commanders», Ancient Society 9 (1978), 268. 310 La actual Trier, situada sobre el río Mosela y cercana a Luxemburgo, Francia y Bélgica. 311 Cf. H. SCHMITZ, Colonia Claudia Ara Agripinensium, Colonia, 1956; P. La BAUME, «Das römische Köln», Bonner Jahrbücher 172 (1972), 271-292. 312 El imperium Galliarum. 313 Cf. IV 28, 1-2. 314 Cf. IV 21. 2. 315 En Germania (IX 1) se dice que los germanos rendían especialmente culto a Mercurio; cf. Anales XIII 57, 2; BASSOLS,
deorum Marti grates agimus, uobisque gratulamur quod tandem liberi inter liberos eritis; nam ad hunc diem flumina ac terram et caelum quodam modo ipsum clauserant Romani ut conloquia congressusque nostros arcerent, uel, quod contumeliosius est uiris ad arma natis, inermes ac prope nudi sub custode et pretio coiremus. [2] sed ut amicitia societasque nostra in aeternum rata sint, postulamus a uobis muros coloniae, munimenta seruitii, detrahatis (etiam fera animalia, si clausa teneas, uirtutis obliuiscuntur), Romanos omnis in finibus uestris trucidetis (haud facile libertas et domini miscentur): bona interfectorum in medium cedant, ne quis occulere quicquam aut segregare causam suam possit. [3] liceat nobis uobisque utramque ripam colere, ut olim maioribus nostris: quo modo lucem diemque omnibus hominibus, ita omnis terras fortibus uiris natura aperuit. instituta cultumque patrium resumite, abruptis uoluptatibus, quibus Romani plus aduersus subiectos quam armis ualent. sincerus et integer et seruitutis oblitus populus aut ex aequo agetis aut aliis imperitabitis.'
porque habéis regresado al cuerpo y al nombre de Germania y os felicitamos, porque al fin seréis libres entre libres. Pues hasta el día de hoy los romanos habían cerrado ríos y tierras y de alguna manera el cielo mismo, con el propósito de impedir nuestras comunicaciones y encuentros o, lo que es más insultante para hombres nacidos para la guerra, para que tuviéramos que reunirnos inermes y casi desnudos bajo vigilancia y pagando por ello. [2] Sin embargo, para que nuestra amistad y alianza quede sellada para siempre, os pedimos que derribéis las murallas de la colonia, baluarte de vuestra esclavitud, pues incluso los animales salvajes olvidan su valor si los mantenéis encerrados; que matéis a todos los romanos de vuestro territorio, pues difícilmente se avienen la libertad y los amos; y que los bienes de las víctimas pasen a la comunidad, para que nadie pueda ocultar nada ni hacer causa aparte. [3] Que se nos permita a nosotros y a vosotros establecemos en las dos orillas, como en otro tiempo se permitió a nuestros antepasados, pues, como la naturaleza ofreció la luz del día a todos los hombres, así abrió todas las tierras a los guerreros valientes. Recuperad las costumbres y forma de vida tradicionales y renunciad a los placeres 316, con los que los romanos tienen más fuerza contra los sometidos que con las armas. Como un pueblo puro, íntegro y olvidado de la esclavitud viviréis como iguales a ellos o gobernaréis sobre otros».
[4,65] Agrippinenses sumpto consultandi spatio, quando neque subire condiciones metus futuri neque palam aspernari condicio praesens sinebat, in hunc modum respondent: 'quae prima libertatis facultas data est, auidius quam cautius sumpsimus, ut uobis ceterisque Germanis, consanguineis nostris, iungeremur. muros ciuitatis, congregantibus se cum maxime Romanorum exercitibus, augere nobis quam diruere tutius est. [2] si qui ex Italia aut prouinciis alienigenae in finibus nostris fuerant, eos bellum absumpsit uel
65. Los ciudadanos de Colonia Agripinense se tomaron un tiempo para deliberar y, dado que ni el miedo por el futuro les permitía asumir las condiciones, ni el temor del presente despreciarlas abiertamente, le respondieron así: «La primera oportunidad que nos ha deparado la libertad, la aprovechamos con más ganas que precaución, con el fin de unirnos a vosotros y al resto de germanos, hombres de nuestra misma sangre. En cuanto a las murallas de la ciudad, en un momento en que los ejércitos de Roma se están concentrando, resulta más seguro reforzarlas que destruirlas. [2] Si en nuestro territorio había extranjeros procedentes de Italia o de las provincias, la guerra ha acabado con ellos o
Historias IV, pág. 111. 316 Cf. Agrícola XXI 2.
in suas quisque sedis refugerunt. deductis olim et nobiscum per conubium sociatis quique mox prouenerunt haec patria est; nec uos adeo iniquos existimamus ut interfici a nobis parentes fratres liberos nostros uelitis. [3] uectigal et onera commerciorum resoluimus: sint transitus incustoditi sed diurni et inermes, donec noua et recentia iura uetustate in consuetudinem uertuntur. [4] arbitrum habebimus Ciuilem et Veledam, apud quos pacta sancientur.' sic lenitis Tencteris legati ad Ciuilem ac Veledam missi cum donis cuncta ex uoluntate Agrippinensium perpetrauere; sed coram adire adloquique Veledam negatum: arcebantur aspectu quo uenerationis plus inesset. ipsa edita in turre; delectus e propinquis consulta responsaque ut internuntius numinis portabat.
bien cada cual ha huido a su propia tierra. Los que llegaron hace mucho tiempo 317 y se unieron con nosotros en matrimonio y los que llegaron después, aquí tienen su patria. Y no os consideramos tan injustos como para que pretendáis que matemos a nuestros padres, hermanos e hijos. [3] Hemos suprimido el peaje y los impuestos sobre el comercio 318, que el paso sea libre, pero de día y sin armas, hasta que con el paso del tiempo las disposiciones novedosas y recientes se conviertan en una tradición. [4] Tendremos de árbitros a Civil y Véleda, ante cuya presencia quedarán sancionados los pactos». Una vez apaciguados con esta respuesta los téncteros, los legados enviados ante Civil y Véleda con regalos consiguieron todo según los deseos de los ciudadanos de Colonia Agripinense. Con todo, se les denegó acercarse o hablar personalmente con Véleda. Se les apartaba de su presencia para inspirar un mayor respeto. Ella permanecía encerrada en una torre y se escogía a uno de sus parientes para transmitir sus instrucciones y respuestas como si fuera el intermediario de una divinidad.
[4,66] Ciuilis societate Agrippinensium auctus proximas ciuitates adfectare aut aduersantibus bellum inferre statuit. occupatisque Sunucis et iuuentute eorum per cohortis composita, quo minus ultra pergeret, Claudius Labeo Baetasiorum Tungrorumque et Neruiorum tumultuaria manu restitit, fretus loco, quia pontem Mosae fluminis anteceperat. [2] pugnabaturque in angustiis ambigue donec Germani transnatantes terga Labeonis inuasere; simul Ciuilis, ausus an ex composito, intulit se agmini Tungrorum, et clara uoce 'non ideo' inquit 'bellum sumpsimus, ut Bataui et Treuiri
66. Civil, reforzado con la alianza del pueblo de Colonia Agripinense, decidió atraerse a las ciudades cercanas y atacar a las que se opusieran. Tras ocupar la tierra de los sunucos 319 y encuadrar a sus jóvenes en cohortes, Claudio Labeón 320, para impedirle que siguiera avanzando, le opuso resistencia con suturbamulta de betasios, tungros y nervios 321, confiado en su posición, pues se había adelantado a tomar el puente sobre el río Mosam 322. [2] La lucha en estos espacios estrechos fue equilibrada, hasta que los germanos cruzaron a nado el río y se lanzaron sobre la espalda de Labeón. Al mismo tiempo, Civil, actuando con atrevimiento o según un plan preconcebido, se metió entre la columna de los tungros y a voz en grito les dijo: «No hemos declarado la guerra
317
Se refiere a los veteranos asentados en Colonia Agripinense en el año 50 d. C.; cf. Anales XII 27, 1. Los germanos tenían que pagar una gabela para poder entrar en Colonia Agripinense; cf. BASSOLS, Historias IV, pág. 113; HEUBNER, Historien IV, pág. 149; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 160. 319 Eran vecinos de los ubios y vivían al oeste del Rin, entre el Ruhr y el Erft; cf. PLINIO, Historia natural IV 106; HEUBNER, Historien IV, pág. 151; CHILVER, Histories IV-V, pág. 73; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 161. 320 Cf. IV 18, 4. 321 Cf. IV 56, 3. 322 Estaría situado en la zona que luego se llamaría Traiectus Mosae (Maastricht); HELLEGOUARC’H, Tacite. Histoires IVV, pág. 161. 318
gentibus imperent: procul haec a nobis adrogantia. accipite societatem: transgredior ad uos, seu me ducem seu militem mauultis.' mouebatur uulgus condebantque gladios, cum Campanus ac Iuuenalis e primoribus Tungrorum uniuersam ei gentem dedidere; Labeo antequam circumueniretur profugit. [3] Ciuilis Baetasios quoque ac Neruios in fidem acceptos copiis suis adiunxit, ingens rerum, perculsis ciuitatum animis uel sponte inclinantibus.
para que los batavos y tréviros dominen sobre otros pueblos: lejos quede tal arrogancia de nosotros. Aceptad mi alianza. Me paso a vosotros, ya me queráis como jefe o como soldado 323». La soldadesca empezaba a conmoverse y a envainar las espadas, cuando Campano y Juvenal, líderes de los tungros, le entregaron su tribu entera. Labeón consiguió huir.
[4,67] Interea Iulius Sabinus proiectis foederis Romani monumentis Caesarem se salutari iubet magnamque et inconditam popularium turbam in Sequanos rapit, conterminam ciuitatem et nobis fidam; nec Sequani detractauere certamen. fortuna melioribus adfuit: fusi Lingones. Sabinus festinatum temere proelium pari formidine deseruit; utque famam exitii sui faceret, uillam, in quam perfugerat, cremauit, illic uoluntaria morte interisse creditus. [2] sed quibus artibus latebrisque uitam per nouem mox annos traduxerit, simul amicorum eius constantiam et insigne Epponinae uxoris exemplum suo loco reddemus. Sequanorum prospera acie belli impetus stetit. resipiscere paulatim ciuitates fasque et foedera respicere, principibus Remis, qui per Gallias edixere ut missis legatis in commune consultarent, libertas an pax placeret.
67. Entretanto Julio Sabino 324 destruyó los 325 recordatorios de la alianza con Roma, se hizo saludar como César y lanzó a una multitud grande y desorganizada de paisanos contra los sécuanos 326, ciudad vecina y leal a nosotros. Los sécuanos no rehuyeron el combate. La fortuna ayudó a los mejores y los lingones fueron derrotados327. Sabino abandonó la batalla con tanto miedo como temeridad tuvo al arrostrarla. Y para que se extendiera el rumor de que había muerto, prendió fuego a la granja en la que se había refugiado, haciendo creer que se había suicidado allí. [2] Con todo, de las estratagemas y los escondites con que prolongó después su vida durante los nueve años siguientes, así como de la fidelidad de sus amigos y del ejemplo extraordinario de su esposa daremos en su lugar apropiado 328. Con la victoria de los sécuanos se detuvo el empuje de la guerra. Poco a poco las ciudades recobraron el buen sentido y empezaron a respetar el derecho y los tratados. Los remos 329 tomaron la iniciativa de difundir un edicto por las Galias para que enviaran emisarios a una conferencia y decidieran si preferían la independencia o la paz.
323 324
[3] Civil aceptó también la sumisión de betasios y nervios y los incorporó a sus tropas. Su poder era enorme, pues las ciudades estaban o aterrorizadas o inclinadas voluntariamente a su causa.
Cf. JENOFONTE, Anábasis I 3, 15; SALUSTIO, Conjuración de Catilina XX 16; LX 4; SUETONIO, Augusto X 4.
Cf. IV 55, 2. Consistían en tablas de bronce con los términos de los acuerdos; cf. LIVIO, II 33, 9; BASSOLS, Historias IV, pág. 116. 326 Los sécuanos vivían entre el Jura y los Vosgos; cf. I 51, 4. 327 Cf. FRONTINO, Estratagemas IV 3, 14. 328 La narración se encontraría en los libros perdidos de las Historias. El suceso fue contado por PLUTARCO (Amatorius XXV = Moralia 770D) y DIÓN CASIO, LXVI 16. Sabino y su esposa vivieron durante nueve años en una cueva y tuvieron dos hijos. Fueron descubiertos más tarde y matados; cf. BASSOLS, Historias IV, pág. 116; HEUBNER, Historien IV, pág. 152; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 162. 329 Habitaban entre Aisne y Mame y su capital era Durocortorum, la actual Reims. 325
[4,68] At Romae cuncta in deterius audita Mucianum angebant, ne quamquam egregii duces (iam enim Gallum Annium et Petilium Cerialem delegerat) summam belli parum tolerarent. nec relinquenda urbs sine rectore; et Domitiani indomitae libidines timebantur, suspectis, uti diximus, Primo Antonio Varoque Arrio. Varus praetorianis praepositus uim atque arma retinebat: eum Mucianus pulsum loco, ne sine solacio ageret, annonae praefecit. [2] utque Domitiani animum Varo haud alienum deleniret, Arrecinum Clementem, domui Vespasiani per adfinitatem innexum et gratissimum Domitiano, praetorianis praeposuit, patrem eius sub C. Caesare egregie functum ea cura dictitans, laetum militibus idem nomen, atque ipsum, quamquam senatorii ordinis, ad utraque munia sufficere. [3] adsumuntur e ciuitate clarissimus quisque et alii per ambitionem. simul Domitianus Mucianusque accingebantur, dispari animo, ille spe ac iuuenta properus, hic moras nectens quis flagrantem retineret, ne ferocia aetatis et prauis impulsoribus, si exercitum inuasisset, paci belloque male consuleret. [4] legiones uictrices, octaua, undecima, decima tertia Vitellianarum
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68. Pero en Roma todas estas noticias pesimistas agobiaban a Muciano con el miedo de que los generales, aun siendo excelentes (pues ya había seleccionado a Galo Annio 330 y a Petilio Cerial 331), no fueran capaces de soportar toda la carga de la guerra. Tampoco se debía dejar Roma sin un jefe. Se temían las pasiones incontrolables de Domiciano, mientras que se mantenían sospechas, como dijimos 332, sobre Primo Antonio y Varo Arrio. Varo, prefecto del pretorio, conservaba la fuerza de las armas. Muciano lo relevó del puesto y lo puso al frente del abastecimiento del trigo para que no se quedara sin un consuelo. [2] Y para no desairar a Domiciano, que simpatizaba con Varo, nombró comandante de los pretorianos a Arrecino Clemente 333, unido a la casa de Vespasiano por matrimonio y por ello muy querido de Domiciano. Muciano alegó que su padre había desempeñado muy meritoriamente ese cargo bajo G. César 334, que su nombre sería popular entre los soldados y que el propio Clemente, aunque de rango senatorial, era competente para desempeñar los dos cargos335. [3] Todos los ciudadanos más ilustres se enrolaron en la expedición y algunos otros usando su influencia. Domiciano y Muciano se preparaban también, pero con sentimientos diferentes, pues el primero tenía prisas por ambiciones de juventud, mientras que el segundo iba dando largas para contener el entusiasmo de Domiciano. Temía que, si se apoderaba del ejército, con la impetuosidad de sus años y sus malos consejeros, tomara decisiones perjudiciales para la paz y para la guerra. [4] Las legiones victoriosas 336 VIII, XI, XIII, la XXI del bando viteliano y la II de las alistadas recientemente
Era comandante de la legión XIV; cf. I 87, 2; II 1 1, 2; V 19, 1. Cf. III 59, 2; V 14, 1; 19, 1; P. FABIA, «Tacite, Histoires IV 68», Mélanges G. Boissier, París, 1903, págs. 191-6; G. B. TOWNEND, «Some Flavian Connections», Journ. Rom. Studies 51 (1961), 58-59; CHILVER, Histories IV-V, pág. 74. 332 Cf. IV 39, 3; 11152, 2-3; 78. 333 Clemente fue prefecto del pretorio en el año 70, cónsul en el año 73 y gobernador de Hispania en los años 81-83. Su hermana, Arrecina Tertula, fue la primera esposa de Tito (SUETONIO, Tito IV 2); cf. TOWNEND, «Flavian Connections», págs. 56-58; HEUBNER, Historien IV, pág. 153; CHILVER, Histories IV-V, pág. 75 HELLEGOUARC’H, Tacite. Histoires IVV, págs. 162-3; ASH, The Histories, pág. 303. 334 Calígula. El padre de Clemente, M. Arrecino Clemente. participó en el complot para asesinar a este emperador; cf. HELLEGOUARC’ H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 163. 335 El comandante de la guardia pretoriana era normalmente de la clase ecuestre, no de la senatorial. 336 Eran las legiones VIII Augusta, XI Claudia, XIII Gemina, XXI Rapax y II Adiutrix; cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 154; CHILVER, Histories IV-V, pág. 75; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 163. 331
unaetuicensima, e recens conscriptis secunda Poeninis Cottianisque Alpibus, pars monte Graio traducuntur; quarta decima legio e Britannia, sexta ac prima ex Hispania accitae. [5] Igitur uenientis exercitus fama et suopte ingenio ad mitiora inclinantes Galliarum ciuitates in Remos conuenere. Treuirorum legatio illic opperiebatur, acerrimo instinctore belli Iulio Valentino. is meditata oratione cuncta magnis imperiis obiectari solita contumeliasque et inuidiam in populum Romanum effudit, turbidus miscendis seditionibus et plerisque gratus uaecordi facundia.
cruzaron por los Alpes Peninos y Cotianos y otra parte por el monte Grayo 337. Se hizo venir de Britania a la legión XIV y de Hispania a la VI y a la I 338.
[4,69] At Iulius Auspex e primoribus Remorum, uim Romanam pacisque bona dissertans et sumi bellum etiam ab ignauis, strenuissimi cuiusque periculo geri, iamque super caput legiones, sapientissimum quemque reuerentia fideque, iuniores periculo ac metu continuit: et Valentini animum laudabant, consilium Auspicis sequebantur. [2] constat obstitisse Treuiris Lingonibusque apud Gallias, quod Vindicis motu cum Verginio steterant. deterruit plerosque prouinciarum aemulatio: quod bello caput? unde ius auspiciumque peteretur? quam, si cuncta prouenissent, sedem imperio legerent? [3] nondum uictoria, iam discordia erat, aliis foedera, quibusdam opes uirisque aut uetustatem originis per iurgia iactantibus: taedio futurorum praesentia placuere. scribuntur ad Treuiros epistulae nomine Galliarum ut abstinerent armis,
69. Pero Julio Áuspice, un notable de los remos, habló sobre el poder de Roma y las bondades de la paz. Dijo que incluso los cobardes pueden declarar una guerra, pero que solo los más valientes la sostienen, y que las legiones estaban ya sobre sus cabezas. Julio logró contener a los más sensatos con su respeto y actitud leal y a los jóvenes apelando a los peligros y al miedo. Así que aplaudían el buen ánimo de Valentino, pero seguían el consejo de Áuspice. [2] Era claro que en las Galias existía una oposición a los tréviros y lingones, porque en la revuelta de Víndice 341 se habían alineado con Verginio. A muchos les disuadió la rivalidad entre las provincias. ¿Quién sería el líder de la guerra? ¿De dónde vendrían las leyes y los auspicios? Si todo salía bien, ¿qué ciudad elegirían como capital del imperio? [3] Todavía no habían conseguido la victoria y ya había discordia, alardeando entre altercados unos de sus fueros y otros de su poder, riquezas o antigüedad. Y por disgusto del futuro acabó agradándoles el presente. En nombre de las Galias escribieron una carta a los tréviros, para que se abstuvieran de las armas, pues el perdón era posible y
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[5] Así pues, con la noticia de que el ejército venía y por su propio carácter, los pueblos de las Galias adoptaron una actitud más suave y se reunieron en Remi 339. Allí les esperaba una embajada de los tréviros, encabezada por Julio Valentino 340, un acérrimo instigador de la guerra. Este, en un meditado discurso, lanzó todas las críticas habituales contra los grandes imperios y derramó insultos y odio contra el pueblo romano, pues era un hombre turbulento para provocar revueltas y agradable a la mayoría por su elocuencia exaltada.
El monte Graius es el actual Pequeño San Bernardo; cf. II 66, 3. Los Alpes Peninos se encuentran en el sudoeste de Suiza en la frontera con Francia e Italia. Los Alpes Grayos se sitúan al sur de los Peninos y más al sur están los Alpes Cotios, entre el Piamonte y el Delfinado; cf. Moralejo, Historias, pág. 288. 338 XIV Gemina, VI Victrix y I Adiutrix; cf. HEUBNER. Historien IV, pág. 154; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 163. 339 La actual Reims. 340 Tácito describe su muerte en IV 85, 1. 341 Cf. I6, 2; 89, 1.
impetrabili uenia et paratis deprecatoribus, si paeniteret: restitit idem Valentinus obstruxitque ciuitatis suae auris, haud perinde instruendo bello intentus quam frequens contionibus.
había intercesores dispuestos a ayudarles si mostraban arrepentimiento. Pero Valentino se opuso y tapó los oídos a sus ciudadanos, aunque se dedicaba menos a los preparativos de guerra que a frecuentar las asambleas militares.
[4,70] Igitur non Treuiri neque Lingones ceteraeue rebellium ciuitates pro magnitudine suscepti discriminis agere; ne duces quidem in unum consulere, sed Ciuilis auia Belgarum circumibat, dum Claudium Labeonem capere aut exturbare nititur; Classicus segne plerumque otium trahens uelut parto imperio fruebatur; ne Tutor quidem maturauit superiorem Germaniae ripam et ardua Alpium praesidiis claudere. [2] atque interim unaetuicensima legio Vindonissa, Sextilius Felix cum auxiliariis cohortibus per Raetiam inrupere; accessit ala Singularium excita olim a Vitellio, deinde in partis Vespasiani transgressa. praeerat Iulius Briganticus sorore Ciuilis genitus, ut ferme acerrima proximorum odia sunt, inuisus auunculo infensusque. [3] Tutor Treuirorum copias, recenti Vangionum, Caeracatium, Tribocorum dilectu auctas, ueterano pedite atque equite firmauit, corruptis spe aut metu subactis legionariis; qui primo cohortem praemissam a Sextilio Felice interficiunt, mox ubi duces exercitusque Romanus propinquabant, honesto transfugio rediere, secutis Tribocis Vangionibusque et Caeracatibus.
70. Así pues, ni los tréviros ni los lingones ni las restantes ciudades rebeldes actuaban de acuerdo a la magnitud del riesgo que habían asumido. Ni siquiera los jefes tomaban decisiones a una. Civil recorría las tierras intransitables de los belgas 342 intentando apresar a Claudio Labeón 343 o expulsarlo del país; Clásico pasaba la mayoría del tiempo en la indolencia como si estuviera disfrutando de un imperio ya ganado; tampoco Tutor se dio prisa en bloquear con guarniciones la ribera superior de Germania 344 y los pasos de los Alpes. [2] Y entretanto la legion XXI 345 desde Vindonissa y Sextilio Félix 346 a través de Recia con cohortes auxiliares irrumpieron en el país. Se sumó el regimiento Singular de caballería 347, movilizado en otro tiempo por Vitelio y pasado después al partido de Vespasiano. Lo mandaba Julio Brigántico 348, hijo de una hermana de Civil, quien detestaba a su tío tanto como su tío a él, como suele ocurrir con los odios entre familiares, que son acérrimos. [3] Tutor había aumentado recientemente sus tropas de tréviros con una leva de vangiones, ceracates y tribocos 349 y las reforzó con soldados y jinetes veteranos, tentando a los legionarios 350 con promesas u obligándoles con amenazas. Estas tropas al principio aniquilaron a una cohorte enviada por Sextilio Félix, pero después, cuando se aproximaba el ejército romano y sus comandantes, volvieron a su antigua alianza mediante una deserción honrosa, seguidos por los tribocos, vangiones y
342
Sería el noroeste de Bélgica; cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 156. Cf. IV 18, 4; 66, 1. 344 La zona entre Basilea y Bingen; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 164. 345 La legión XXI Rapax con base en Vindonissa, la actual Windisch. 346 Era gobernador de Noricum; cf. III 5, 2; CHILVER, Histories IV-V, pág. 76. 347 Era el ala I Flavia Singularium civium Romanorum; cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 157. 348 Cf. II 22, 3. 349 Los vangiones tenían por capital Barbetomaguso, la actual Worms; cf. Germania XXVIII 4. Los tribocos tenían por capital Breucomagus, hoy Brumath al norte de Estraburgo. Los ceracates ocupaban la zona entre el Nahe y Mainz; cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 157; CHILVER, Histories IV-V, pág. 77; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 164. 350 De las legiones IV Macedonica y XXII Primigenia con base en Mogontiaco (Mainz). 343
[4] Tutor Treuiris comitantibus, uitato Mogontiaco, Bingium concessit, fidens loco, quia pontem Nauae fluminis abruperat, sed incursu cohortium, quas Sextilius ducebat, et reperto uado proditus fususque. ea clade perculsi Treuiri, et plebes omissis armis per agros palatur: quidam principum, ut primi posuisse bellum uiderentur, in ciuitates quae societatem Romanam non exuerant, perfugere. [5] legiones a Nouaesio Bonnaque in Treuiros, ut supra memorauimus, traductae se ipsae in uerba Vespasiani adigunt. haec Valentino absente gesta; qui ubi aduentabat furens cunctaque rursus in turbas et exitium conuersurus, legiones in Mediomatricos, sociam ciuitatem, abscessere: Valentinus ac Tutor in arma Treuiros retrahunt, occisis Herennio ac Numisio legatis quo minore spe ueniae cresceret uinculum sceleris.
ceracates. [4] Tutor, acompañado por los tréviros, evitó Mogontiaco y se retiró a Bingio 351, confiando en aquel lugar, porque había cortado el puente sobre el río Nava 352. Pero fue descubierto y derrotado por una incursión de cohortes que mandaba Sextilio tras descubrir un paso por el río 353. Esta derrota golpeó la moral de los tréviros y el pueblo abandonó las armas y se dispersó por los campos. Algunos de sus jefes, para dar la impresión de que ellos eran los primeros en el cese de las hostilidades, corrieron a refugiarse en las ciudades que no habían renunciado a la alianza con Roma. [5] Las legiones, que, como hemos mencionado antes 354, habían sido conducidas desde Novesio y Bonna hasta el país de los tréviros, prestaron juramento a Vespasiano por propia voluntad. Estos sucesos ocurrieron en ausencia de Valentino. Cuando él estaba a punto de llegar, furioso y dispuesto a reducir todo a desorden y destrucción, las legiones se replegaron hacia el territorio de los mediomátricos, pueblo aliado 355. Valentino y Tutor obligaron a los tréviros a volver a las armas, tras matar a los comandantes de las legiones Herennio y Numisio 356, con el objetivo de minimizar las posibilidades de perdón y fortalecer el vínculo criminal.
[4,71] Hic belli status erat cum Petilius Cerialis Mogontiacum uenit. eius aduentu erectae spes; ipse pugnae auidus et contemnendis quam cauendis hostibus melior, ferocia uerborum militem incendebat, ubi primum congredi licuisset, nullam proelio moram facturus. [2] dilectus per Galliam habitos in ciuitates remittit ac nuntiare iubet sufficere imperio legiones: socii ad munia pacis redirent securi uelut confecto bello quod Romanae
71. Esta era la situación de la guerra, cuando Petilio Cerial llegó a Mogontiaco. Con su llegada renacieron las esperanzas. Petilio estaba ansioso por luchar y, como valía más para despreciar al enemigo que para guardarse de él357, enardecía a los soldados con la violencia de sus palabras, pues estaba dispuesto a no retrasar ni un minuto el combate, tan pronto como se le permitiera enfrentarse al enemigo. [2] Devolvió a las ciudades las tropas reclutadas por las Galias y las invitó a transmitir que las legiones 358 se bastaban para defender el imperio. Los aliados podían regresar a sus
351
Sería Bingenbrück en la orilla izquierda del Nahe frente a la actual Bingen. Hoy el río Nahe. 353 Sobre este combate, léase a K. SCHUMACHER, «Die Tutor-Schlacht bei Bingen», Mainzer Zeitschrif r 6 (1911), 15-17; HELLEGOUARC’H, Tacite. Histoires IV-V, pág. 165. 354 Cf. IV 62, 1 (legión XVI Gallica) y 62, 3 (legión I Germanica), además de refuerzos de las legiones V Alaudae y la XV Primigenia: Cf. BASSOLS, Historias IV, pág. 123. 355 Los mediomátricos, vecinos de los tréviros, eran una tribu celta con su capital en Divodurum (Metz) y eran vecinos de los tréviros: Cf. I 63, 1. 356 Cf. IV 19, 2: 22, 1; 59, 1. 357 Cf. III 79, 1; IV 75, 2; 77, 1; Anales XIV 32, 3. 358 Las legiones I Germanica y XVI Gallica que se habían trasladado desde Trier a Metz; cf. CHILVER, Histories IV-V. pág. 77. 352
manus excepissent. auxit ea res Gallorum obsequium: nam recepta iuuentute facilius tributa tolerauere, proniores ad officia quod spernebantur.
[3] at Ciuilis et Classicus ubi pulsum Tutorem, caesos Treuiros, cuncta hostibus prospera accepere, trepidi ac properantes, dum dispersas suorum copias conducunt, crebris interim nuntiis Valentinum monuere ne summae rei periculum faceret. [4] eo rapidius Cerialis, missis in Mediomatricos qui breuiore itinere legiones in hostem uerterent, contracto quod erat militum Mogontiaci quantumque secum transuexerat, tertiis castris Rigodulum uenit, quem locum magna Treuirorum manu Valentinus insederat, montibus aut Mosella amne saeptum; et addiderat fossas obicesque saxorum. [5] nec deterruere ea munimenta Romanum ducem quo minus peditem perrumpere iuberet, equitum aciem in collem erigeret, spreto hoste, quem temere collectum haud ita loco iuuari ut non plus suis in uirtute foret. paulum morae in adscensu, dum missilia hostium praeuehuntur: ut uentum in manus, deturbati ruinae modo praecipitantur. et pars equitum aequioribus iugis circumuecta nobilissimos Belgarum, in quis ducem Valentinum, cepit.
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tareas de los tiempos de paz sin preocupaciones, con la convicción de que la guerra que pasara a las manos romanas estaba prácticamente terminada. Esta actuación aumentó la obediencia de los galos. En efecto, ahora que habían recobrado a su gente joven, soportaron mejor los impuestos y se mostraron más dispuestos a cumplir sus obligaciones por el mero hecho de ser despreciados. [3] Sin embargo, cuando Civil y Clásico se enteraron de la derrota de Tutor, de la matanza de tréviros y de que todo marchaba a favor de sus enemigos, se llenaron de miedo y precipitación. Al tiempo que concentraban sus tropas dispersas, enviaron continuos mensajes a Valentino para que no se arriesgara a un enfrentamiento decisivo. [4] Estas circunstancias indujeron a Cerial a actuar con más rapidez 359. Envió a la tierra de los mediomátricos oficiales con órdenes de dirigir a las legiones 360 contra el enemigo por un camino más corto. Luego, tras reunir a las tropas que había en Mogontiaco 361 y las que trajo consigo 362, llegó en tres días a Rigodulo 363, lugar en el que Valentino se había instalado con un numeroso contingente de tréviros, pues estaba protegido por colinas y por el río Mosela. Además, habían añadido trincheras y barricadas de piedra. [5] Pero tales defensas no impidieron al general romano ordenar atacar a la infantería y apostar una formación de caballería en la colina, pues despreciaba a un enemigo, reclutado a la ligera, al que no iba a ayudar más la posición que a sus hombres el valor. Les costó un poco de tiempo la subida, mientras estaban expuestos a los disparos del enemigo, pero cuando se llegó al cuerpo a cuerpo, los tréviros fueron desalojados de sus posiciones como edificio que se derrumba. Una parte de la caballería, que había dado un rodeo por las cimas más bajas, apresó a los nobles belgas 364, entre los que se encontraba el jefe Valentino.
Desde Metz a Trier (60 millas) y desde Mainz a Trier (90 millas); cf. HEUBNER, Historien IV, págs.159-160. Las legiones I Germanica y XVI Gallica se dirigieron desde Metz a Mainz, unos 230 kilómetros. 361 Se trataría de los restos de las legiones IV Macedonica y XXII Primigenia junto con el ala Picentina; cf. HELLEGOUARC’H, Tacite. Histoires IV-V, pág. 165. 362 La legión XXI Rapax. 363 La actual Riol, en la orilla derecha del río Mosela a ocho millas de Trier; cf. K. SCHUMACHER, «Die Erstürmung von Rigodulum (Riol) an der Mosel», Mainzer Zeitschrif t 6 (1911), 17-19; HEUBNER, Historien IV, pág. 160; CHILVER, Histories IV-V, págs. 77-78. 364 Tréviros y lingones. 360
[4,72] Cerialis postero die coloniam Treuirorum ingressus est, auido milite eruendae ciuitatis. hanc esse Classici, hanc Tutoris patriam; horum scelere clausas caesasque legiones. quid tantum Cremonam meruisse? quam e gremio Italiae raptam quia unius noctis moram uictoribus attulerit. stare in confinio Germaniae integram sedem spoliis exercituum et ducum caedibus ouantem. redigeretur praeda in fiscum: ipsis sufficere ignis et rebellis coloniae ruinas, quibus tot castrorum excidia pensarentur. [2] Cerialis metu infamiae, si licentia saeuitiaque imbuere militem crederetur, pressit iras: et paruere, posito ciuium bello ad externa modestiores. conuertit inde animos accitarum e Mediomatricis legionum miserabilis aspectus.
[3] stabant conscientia flagitii maestae, fixis in terram oculis: nulla inter coeuntis exercitus consalutatio; neque solantibus hortantibusue responsa dabant, abditi per tentoria et lucem ipsam uitantes. nec proinde periculum aut metus quam pudor ac dedecus obstupefecerat, attonitis etiam uictoribus, qui uocem precesque adhibere non ausi lacrimis ac silentio ueniam poscebant, donec Cerialis mulceret animos, fato acta dictitans quae militum ducumque discordia uel fraude hostium euenissent. primum illum stipendiorum et sacramenti diem haberent: priorum facinorum neque imperatorem neque se meminisse. tunc recepti in eadem castra, et edictum per manipulos ne quis in certamine iurgioue 365
72. Al día siguiente Cerial entró en la colonia de Tréveris 365. Sus hombres estaban deseosos de destruir la ciudad, pues era la patria, decían, de Clásico y de Tutor, los criminales que habían cercado y masacrado a las legiones. ¿Qué crimen tan grande había cometido Cremona en comparación con Tréveris? A esa ciudad se la arrancó del seno de Italia por haber ocasionado a los vencedores el retraso de una sola noche. La colonia de Tréveris se mantenía en pie e intacta en la frontera de Germania, ufanándose de los despojos de los ejércitos y de la matanza de generales 366. El botín pasaría al tesoro imperial. A ellos les era suficiente incendiar y destruir esta colonia rebelde para compensar así el saqueo de tantos campamentos. [2] Cerial, por su parte, por miedo a ganarse una mala reputación si se llegaba a creer que los soldados le estaban tomando gusto al libertinaje y la crueldad, reprimió sus iras. Y ellos obedecieron, pues el fin de la guerra civil los había hecho más moderados con los enemigos externos. La atención se centró después en el aspecto miserable de las legiones 367 llegadas desde la tierra de los mediomátricos. [3] Los hombres estaban de pie tristes por la conciencia de su infamia 368 y con los ojos clavados en tierra. No hubo intercambio de saludos cuando se encontraron los ejércitos ni hubo respuestas a las muestras de consuelo o de ánimo, sino que se escondían por las tiendas evitando hasta la luz del día. Lo que les tenía paralizados no era tanto el aprieto o el miedo como la vergüenza y el deshonor. Incluso los vencedores estaban atónitos, pues no se atrevían a hablar o a suplicar, sino que pedían perdón entre lágrimas y en silencio. Finalmente, Cerial calmó los ánimos diciéndoles que habían sido obra del destino los acontecimientos ocasionados por las diferencias entre los soldados y sus comandantes o por el engaño del enemigo. Les conminó a que consideraran aquel día como el primero de sus servicios militares y de su lealtad y les aseguró que ni el emperador ni él se acordaban de sus anteriores fechorías. Entonces, se integraron en el mismo campamento y se cursó un
Tácito reconoce implícitamente el status de colonia romana a Trier (Augusta Trevirorum), aunque PLINIO (Historia natural IV 106) la designa como civitas libera antea, lo cual implicaría que habría perdido su condición de colonia romana a partir de su rebelión contra los romanos. Cf. E. M. WIGHTMANN, Roman Trier and the Treveri, Londres, 1970; R. SCHINDLER, «Augusta Trevirorum», Bonner Jahrbücher 172 (1972), 258-270; H. W. BENARIO, «Tacitus’ Know ledge of Trier», Class. Journal 83 (1988), 233-239. 366 Alusión a las muertes de Hordeonio Flaco (IV 36, 2), Dilio Vócula (IV 59, 1), Herennio y Numisio (IV 70, 5). 367 Eran las legiones I Germanica y XVI Gallica; cf. IV 71, 4. 368 Se habían rendido en Vetera; cf. IV 62.
seditionem obiectaret.
commilitoni
edicto por las compañías para que nadie en una disputa o pelea echara en cara a sus compañeros la traición o la derrota.
[4,73] Mox Treuiros ac Lingonas ad contionem uocatos ita adloquitur: 'neque ego umquam facundiam exercui, et populi Romani uirtutem armis adfirmaui: sed quoniam apud uos uerba plurimum ualent bonaque ac mala non sua natura, sed uocibus seditiosorum aestimantur, statui pauca disserere quae profligato bello utilius sit uobis audisse quam nobis dixisse. [2] terram uestram ceterorumque Gallorum ingressi sunt duces imperatoresque Romani nulla cupidine, sed maioribus uestris inuocantibus, quos discordiae usque ad exitium fatigabant, et acciti auxilio Germani sociis pariter atque hostibus seruitutem imposuerant. quot proeliis aduersus Cimbros Teutonosque, quantis exercituum nostrorum laboribus quoue euentu Germanica bella tractauerimus, satis clarum. nec ideo Rhenum insedimus ut Italiam tueremur, sed ne quis alius Ariouistus regno Galliarum potiretur. [3] an uos cariores Ciuili Batauisque et transrhenanis gentibus creditis quam maioribus eorum patres auique uestri fuerunt? eadem semper causa Germanis transcendendi in Gallias, libido atque auaritia et mutandae sedis amor, ut relictis paludibus et solitudinibus suis fecundissimum hoc solum uosque ipsos possiderent: ceterum libertas et speciosa
73. Luego, Cerial convocó a tréviros y lingones a una asamblea y pronunció el siguiente discurso 369: «Yo nunca he practicado la oratoria 370 pero sí he defendido con las armas el valor del pueblo romano. Sin embargo, puesto que las palabras tienen un gran peso entre vosotros y el bien y el mal se valoran no por su propia naturaleza sino por los gritos de los agitadores, he decidido plantearos unas pocas cuestiones que, una vez que ha terminado la guerra, os será a vosotros más útil oírlas que a mí decirlas. [2] En vuestra tierra y en la de los demás galos entraron los generales y emperadores romanos no por ambición alguna, sino porque atendieron la invitación de vuestros antepasados, a quienes las disputas estaban abocando a la destrucción, y eso fue después de que los germanos, llamados para ayudaros, impusieran la esclavitud tanto a aliados como a enemigos. Es de sobra conocido la gran cantidad de batallas que hemos librado contra los cimbros y teutones y los sacrificios tan grandes y los resultados con que hemos llevado adelante las guerras en Germania 371. Y no hemos ocupado las orillas del Rin para defender Italia, sino para que ningún otro Ariovisto 372 se apodere del reino de las Galias. [3] ¿Es que creéis que Civil, los batavos y las tribus al este del Rin os quieren más a vosotros que lo que querían sus antepasados a vuestros padres y abuelos? Los germanos siempre tendrán el mismo motivo para invadir las provincias galas: sus ansias, la avaricia y su querencia a cambiar de aires, con la finalidad de abandonar sus humedales y desiertos y apoderarse de esta tierra fertilísima y de vosotros mismos. Pero sus pretextos son la libertad y otras palabras hermosas. La
369
aut
cladem
Tácito pone en boca de Cerial una defensa del imperialismo romano. En Agrícola (XXXII-XXXIII) Tácito mantiene lo contrario, es decir, una feroz crítica contra dicho imperialismo a través del jefe britano Calgaco. Cf. S. J. BASTOMSKY, «Tacitus, Histories IV 73-74: a unique view of Roman rule?», Latomus 47 (1988). 413-416. 370 Era casi un tópico decir que un soldado no se distinguía por sus dotes oratorias, porque prefería la acción a la palabra; cf., p. e., TUCÍDIDES, I 86, 1; SALUSTIO, Historias II 47; Guerra de Jugurta LXXXV 31 quae illi litreris, ea ego militando didici (palabras del general Mario); LIVIO, XXVIII 27, 1. 371 Cf. Germania XXXVII 5-6. También hay un recuerdo de las victorias de los romanos sobre los teutones en Aquae Sextiae en el año 102 a. C. y sobre los cimbros en Vercellae en el 101 a. C.; cf. ASH, The Histories, pág. 304. 372 Ariovisto fue líder de los suevos y se enfrentó a J. César, quien lo venció en la batalla de los Vosgos en el año 58 a. C.; cf. CÉSAR, Guerra de las Galias I 31-53; BASSOLS, Historias IV, pág. 128.
nomina praetexuntur; nec quisquam alienum seruitium et dominationem sibi concupiuit ut non eadem ista uocabula usurparet.'
realidad es que nadie ha deseado la esclavitud y el sometimiento de otros sin usar esos mismos términos.
[4,74] 'Regna bellaque per Gallias semper fuere donec in nostrum ius concederetis. nos, quamquam totiens lacessiti, iure uictoriae id solum uobis addidimus, quo pacem tueremur; nam neque quies gentium sine armis neque arma sine stipendiis neque stipendia sine tributis haberi queunt: cetera in communi sita sunt. ipsi plerumque legionibus nostris praesidetis, ipsi has aliasque prouincias regitis; nihil separatum clausumue. [2] et laudatorum principum usus ex aequo quamuis procul agentibus: saeui proximis ingruunt. quo modo sterilitatem aut nimios imbris et cetera naturae mala, ita luxum uel auaritiam dominantium tolerate. uitia erunt, donec homines, sed neque haec continua et meliorum interuentu pensantur: nisi forte Tutore et Classico regnantibus moderatius imperium speratis, aut minoribus quam nunc tributis parabuntur exercitus quibus Germani Britannique arceantur.
74. »Tiranías y guerras siempre ha habido en las Galias, hasta que pasasteis a nuestra jurisdicción 373. Nosotros, pese a sufrir muchas provocaciones, según los derechos del vencedor solo os hemos impuesto lo necesario para conservar la paz, pues no se puede asegurar la paz entre naciones sin ejércitos ni ejércitos sin soldadas ni soldadas sin impuestos. Todo lo demás es compartido por igual entre nosotros. Vosotros mismos mandáis, vosotros mismos gobernáis estas y otras provincias. No existe discriminación ni exclusión alguna.
[3] nam pulsis, quod di prohibeant, Romanis quid aliud quam bella omnium inter se gentium existent? octingentorum annorum fortuna disciplinaque compages haec coaluit, quae conuelli sine exitio conuellentium non potest: sed uobis maximum discrimen, penes quos aurum et opes, praecipuae bellorum causae. [4] proinde pacem et urbem, quam uicti uictoresque eodem iure obtinemus, amate colite: moneant uos utriusque fortunae documenta ne contumaciam cum pernicie quam obsequium cum securitate malitis.'
373
[2] Vosotros disfrutáis de las ventajas de los buenos emperadores aunque viváis lejos, mientras que los tiranos se ensañan con los que tienen cerca. De la misma manera que soportáis años de escasez, lluvias excesivas y demás desgracias naturales, así debéis soportar el derroche y la avaricia de vuestros gobernantes. Vicios habrá en tanto haya hombres, pero no duran siempre y se compensan con la llegada de tiempos mejores, a menos que tengáis acaso la esperanza de un régimen más moderado cuando Tutor y Clásico os gobiernen, o que se necesiten de menos impuestos que ahora para disponer de los ejércitos que os protegerán de germanos y britanos. [3] En efecto, si expulsáis a los romanos —¡los dioses no lo permitan!— ¿qué otra cosa vendrá sino guerras entre todos los pueblos? La fortuna y la disciplina de ochocientos años han consolidado este edificio compacto que no se puede destruir sin la ruina de sus destructores. Pero sois vosotros quienes corréis el mayor peligro, porque estáis en posesión de oro y riquezas, principales causas de la guerra. [4] Por eso, amad y apoyad la paz de Roma 374 que pertenecen con igual derecho a vencedores y vencidos. Que os sirvan de lección los ejemplos de lo uno y lo otro que tenéis para no preferir la insubordinación y la ruina a la obediencia y la seguridad 375». Con tal discurso
La juntura in nostrum ius es casi un eufemismo por imperialismo. Es decir, la paz en todo el imperio bajo el mando de Roma. 375 Cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 168. 374
tali oratione grauiora metuentis composuit erexitque.
Cerial tranquilizó y levantó el ánimo a unos hombres que se temían medidas más severas.
[4,75] Tenebantur uictore exercitu Treuiri, cum Ciuilis et Classicus misere ad Cerialem epistulas, quarum haec sententia fuit: Vespasianum, quamquam nuntios occultarent, excessisse uita, urbem atque Italiam interno bello consumptam, Muciani ac Domitiani uana et sine uiribus nomina: si Cerialis imperium Galliarum uelit, ipsos finibus ciuitatium suarum contentos; si proelium mallet, ne id quidem abnuere. ad ea Cerialis Ciuili et Classico nihil: eum qui attulerat (et) ipsas epistulas ad Domitianum misit. [2] Hostes diuisis copiis aduenere undique. plerique culpabant Cerialem passum iungi quos discretos intercipere licuisset. Romanus exercitus castra fossa ualloque circumdedit, quis temere antea intutis consederat.
75. Los tréviros estaban en manos del ejército vencedor, cuando Civil y Clásico enviaron una misiva a Cerial en los términos siguientes: «Aunque se ocultaba la noticia, Vespasiano había muerto, Roma e Italia estaban agotadas por la guerra civil, y Muciano y Domiciano 376 eran nombres vacíos y sin peso alguno. Si Cerial quería el imperio de las Galias, ellos se contentaban con los límites de sus propias ciudades, pero si prefería combatir, tampoco se negaban a ello». Cerial no contestó nada a Civil y Clásico, pero envió al mensajero que había llevado la carta y la misma carta a Domiciano. [2] Los enemigos, pese a tener las fuerzas divididas, llegaron de todas partes. La mayoría culpaba 377 a Cerial de haber permitido que se agruparan, cuando podía haberlos interceptado por separado. El ejército romano construyó un foso y una empalizada alrededor del campamento, en el que se habían asentado antes a la ligera y sin protección.
[4,76] Apud Germanos diuersis sententiis certabatur. Ciuilis opperiendas Transrhenanorum gentis, quarum terrore fractae populi Romani uires obtererentur: Gallos quid aliud quam praedam uictoribus? [2] et tamen, quod roboris sit, Belgas secum palam aut uoto stare. Tutor cunctatione crescere rem Romanam adfirmabat, coeuntibus undique exercitibus: transuectam e Britannia legionem, accitas ex Hispania, aduentare ex Italia; nec subitum militem, sed ueterem expertumque belli. nam
76. Las opiniones se encontraban divididas entre los germanos 378. Civil sugería que había que esperar a las tribus del otro del lado del Rin, de manera que podrían aplastar a las fuerzas romanas dominadas por el terror que les infundían. «¿Y qué otra cosa eran los galos sino botín para los vencedores?», decía. [2] Con todo, los belgas, que constituían la fuerza real entre ellos379, estaban a su lado abiertamente o de corazón. Tutor afirmaba que con las dudas crecía el poder de los romanos, pues los ejércitos se estaban concentrando desde todas partes. Una legión, decía, había sido transportada desde Britania, otras habían sido llamadas desde Hispania y llegaban desde Italia 380. Y no se
376
Estaba en Italia, aunque había abandonado Roma; cf. CHILVER, Histories IV-V, pág. 80. Cf. IV 71, 3; 76, 3; 78, 2; cf. HEUBNER, Historien IV, págs. 167-168; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, págs. 168169. 378 En realidad, se refiere a galos y germanos, pues Tutor y Clásico eran galos. 379 Sobre la superioridad de los belgas sobre los galos, cf. CÉSAR, Guerra de las Galias I 1, 3; BASSOLS, Historias IV, pág. 132. 380 Los refuerzos fueron los siguientes: la legión XIV Gemina de Britania; las legiones VI Victrix y I Adiutrix de Hispania; las legiones VIII Augusta. XI Claudia. XIII Gemina y II Adiutrix de Italia: cf. IV 68, 4; C. D. GORDON. «Subsidies in Roman Imperial Defence», Phoenix 3 (1949), 60-69; HEUBNER, Historien IV, pág.168. 377
Germanos, qui ab ipsis sperentur, non iuberi, non regi, sed cuncta ex libidine agere; pecuniamque ac dona, quis solis corrumpantur, maiora apud Romanos, et neminem adeo in arma pronum ut non idem pretium quietis quam periculi malit. [3] quod si statim congrediantur, nullas esse Ceriali nisi e reliquiis Germanici exercitus legiones, foederibus Galliarum obstrictas. idque ipsum quod inconditam nuper Valentini manum contra spem suam fuderint, alimentum illis ducique temeritatis: ausuros rursus uenturosque in manus non imperiti adulescentuli, uerba et contiones quam ferrum et arma meditantis, sed Ciuilis et Classici; quos ubi aspexerint, redituram in animos formidinem, fugam famemque ac totiens captis precariam uitam. [4] neque Treuiros aut Lingonas beneuolentia contineri: resumpturos arma, ubi metus abscesserit. diremit consiliorum diuersitatem adprobata Tutoris sententia Classicus, statimque exequuntur.
trataba de soldados novatos, sino de veteranos experimentados en la guerra. Y, desde luego, los germanos que estaban esperando, no sabían de órdenes ni obediencia, sino que todo lo hacían a capricho 381. Dinero y regalos, lo único con lo que podían comprarlos, había más entre los romanos. Y nadie quiere tanto la guerra que no prefiera a igual precio la paz al peligro. [3] Pero si se enfrentaban al enemigo de inmediato, Cerial no contaría más que con las legiones formadas de los restos del ejército de Germania y ligadas por pactos a las Galias. Y el hecho mismo de que hacía poco derrotaran en contra de lo esperado a una tropa desorganizada de Valentino solo había servido para alimentar su temeridad y la de su jefe. Volverían a arriesgarse y caerían en manos no de un jovenzuelo inexperto 382, más ducho en arengar a la tropa que en combatir con espadas, sino en las de Civil y Clásico. Tan pronto como los tuvieran a la vista, volverían a recordar el miedo, la huida, el hambre y la vida precaria que habían llevado quienes habían caído prisioneros tantas veces. [4] Tampoco los tréviros o lingones estaban retenidos por propia voluntad. Volverían a tomar las armas en cuanto se les pasara el miedo. Tal diversidad de pareceres la resolvió Clásico adhiriéndose a la opinión de Tutor, y ejecutan el plan inmediatamente.
[4,77] Media acies Vbiis Lingonibusque data; dextro cornu cohortes Batauorum, sinistro Bructeri Tencterique. pars montibus, alii uiam inter Mosellamque flumen tam improuisi adsiluere ut in cubiculo ac lectulo Cerialis (neque enim noctem in castris egerat) pugnari simul uincique suos audierit, increpans pauorem nuntiantium, donec uniuersa clades in oculis fuit: perrupta legionum castra, fusi equites, medius Mosellae pons, qui ulteriora coloniae adnectit, ab hostibus insessus.
77. El centro de la formación se asignó a los ubios y lingones 383. En el frente derecho estaban las cohortes batavas y en el izquierdo los brúcteros y téncteros. Unos por las montañas, otros por la calzada, otros entre la calzada y el río Mosela cayeron sobre los romanos tan repentinamente que Cerial, todavía en la cama de su dormitorio (no había pasado la noche en el campamento 384), se enteró al mismo tiempo de la lucha y de que los suyos estaban siendo vencidos. Recriminaba el pánico de los mensajeros, hasta que descubrió con sus propios ojos la derrota completa: el asalto al campamento de las legiones, la desbandada de la caballería, la ocupación por el enemigo del puente sobre el Mosela que une la colonia con la orilla más
381
Sobre la falta de disciplina de los germanos, cf. II 14, 3; Germania VII 1; XI 1; XV 1; XXX 2; César, Guerra de las Galias IV 1, 9. 382 Valentino tendría unos treinta años; cf. CHILVER, Histories IV, pág. 80. 383 Sobre la batalla de Trier, léase a E. SADÉE, «Die Örtlichkeit der Schlacht bei Trier im Bataverkriege, 70 n. Chr.», Bonner Jahrbücher 132 (1927), 165-184. 384 Se encontraba en Trier; cf. BASSOLS. Histories IV, pág. 134; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, págs. 169-170.
[2] Cerialis turbidis rebus intrepidus et fugientis manu retrahens, intecto corpore promptus inter tela, felici temeritate et fortissimi cuiusque adcursu reciperatum pontem electa manu firmauit. mox in castra reuersus palantis captarum apud Nouaesium Bonnamque legionum manipulos et rarum apud signa militem ac prope circumuentas aquilas uidet. [3] incensus ira 'non Flaccum' inquit, 'non Voculam deseritis: nulla hic proditio; neque aliud excusandum habeo quam quod uos Gallici foederis oblitos redisse in memoriam Romani sacramenti temere credidi. adnumerabor Numisiis et Herenniis, ut omnes legati uestri aut militum manibus aut hostium ceciderint. ite, nuntiate Vespasiano uel, quod propius est, Ciuili et Classico, relictum a uobis in acie ducem: uenient legiones quae neque me inultum neque uos impunitos patiantur.'
[4,78] Vera erant, et a tribunis praefectisque eadem ingerebantur. consistunt per cohortis et manipulos; neque enim poterat patescere acies effuso hoste et impedientibus tentoriis sarcinisque, cum intra uallum pugnaretur. Tutor et Classicus et Ciuilis suis quisque locis pugnam ciebant, Gallos pro libertate, Batauos pro gloria, Germanos ad praedam instigantes. et cuncta pro hostibus erant, donec legio unaetuicensima patentiore quam ceterae spatio conglobata sustinuit
385
lejana. [2] Cerial, intrépido en esta situación confusa, hizo retroceder con sus manos a los fugitivos y se lanzó a pecho descubierto en medio de los proyectiles. Con su afortunada osadía y el concurso de los mejores guerreros recuperó el puente y lo reforzó con un destacamento selecto. Después, de regreso al campamento, vio que las compañías de las legiones 385 capturadas en Novesio y Bonna estaban en desbandada, que había escasos soldados junto a las enseñas y que las águilas estaban prácticamente rodeadas. [3] Encendido de ira les dijo: «No estáis desertando de Flaco ni de Vócula. Aquí no hay traición alguna 386 Solo tengo que pedir disculpas por creer ingenuamente que, olvidados de los pactos con los galos, habíais regresado al recuerdo de vuestro juramento con Roma. Me sumaré al grupo de los Numisios y Herennios 387, para que así todos vuestros comandantes hayan tenido que morir a manos de sus soldados o de los enemigos. Corred, informad a Vespasiano o, pues están más cerca, a Civil y Clásico, que habéis abandonado a vuestro general en el campo de batalla 388. Vendrán legiones que no van a permitir que yo quede sin venganza ni vosotros sin castigo».
78. Esa era la verdad y los tribunos y prefectos se lo echaban en cara en los mismos términos. Formaron por cohortes y compañías, pero la formación no podía desplegarse porque el enemigo estaba por todas partes y las tiendas y bagajes les estorbaban, pues se luchaba dentro del vallado. Tutor, Clásico y Civil, cada cual desde sus posiciones, alentaban la lucha de los suyos, urgiendo a los galos 389 con la libertad, a los batavos con la gloria, a los germanos 390 con el botín. Y todo se desarrollaba a favor de los enemigos, hasta que la legión XXI 391, agrupándose en un espacio más abierto que las demás, aguantó primero el ataque enemigo y después lo
Las legiones I Germanica y XVI Gallica habían capitulado en Novesio; cf. IV 57, 3. Cf. IV 55, 1; 59, 1. 387 Cf. IV 59, 1; LXX 5. 388 Como le ocurrió a Sila en Orcómenos contra Arquelao del Ponto en el año 85 a. C.; cf. PLUTARCO, Sila XXI 2. 389 Los tréviros y lingones. 390 Los brúcteros y téncteros. 391 La legión XXI Rapax. 386
ruentis, mox impulit. [2] nec sine ope diuina mutatis repente animis terga uictores uertere. ipsi territos se cohortium aspectu ferebant, quae primo impetu disiectae summis rursus iugis congregabantur ac speciem noui auxilii fecerant. sed obstitit uincentibus prauum inter ipsos certamen omisso hoste spolia consectandi. Cerialis ut incuria prope rem adflixit, ita constantia restituit; secutusque fortunam castra hostium eodem die capit excinditque.
rechazó. [2] Y no sin ayuda divina cambiaron de repente los ánimos y los enemigos volvieron la espalda 392. Decían ellos mismos que se habían aterrorizado a la vista de las cohortes, las cuales en el primer ataque, tras dispersarse, se habían agrupado en la cima de las colinas dando la impresión de nuevos refuerzos. Con todo, lo que les perjudicó, cuando iban ganando, fue la vergonzosa disputa que mantuvieron entre ellos por el botín, pues dejaron de ocuparse del enemigo. Cerial, si es verdad que por su descuido casi arruinó la situación, lo cierto es que la restableció con su firmeza. Y, siguiendo el curso de la suerte, tomó y destruyó el mismo día el campamento enemigo.
[4,79] Nec in longum quies militi data. orabant auxilium Agrippinenses offerebantque uxorem ac sororem Ciuilis et filiam Classici, relicta sibi pignora societatis. atque interim dispersos in domibus Germanos trucidauerant; unde metus et iustae preces inuocantium, antequam hostes reparatis uiribus ad spem uel ad ultionem accingerentur. [2] namque et Ciuilis illuc intenderat, non inualidus, flagrantissima cohortium suarum integra, quae e Chaucis Frisiisque composita Tolbiaci in finibus Agrippinensium agebat: sed tristis nuntius auertit, deletam cohortem dolo Agrippinensium, qui largis epulis uinoque sopitos Germanos, clausis foribus, igne iniecto cremauere; [3] simul Cerialis propero agmine subuenit. circumsteterat Ciuilem et alius metus, ne quarta decima legio adiuncta Britannica classe adflictaret Batauos, qua
79. La tranquilidad no les duró mucho a los soldados. Los habitantes de Colonia Agripinense pedían socorro ofreciendo a la esposa y hermana de Civil y a la hija de Clásico, que se les habían entregado como prendas de la alianza. Mientras tanto, habían matado a los germanos dispersos por las casas. De ahí su miedo y lo razonable de los ruegos de unos que pedían ayuda antes de que los enemigos recobraran fuerzas y se armaran para conseguir sus objetivos o satisfacer su venganza. [2] Y en efecto, Civil se dirigía hacia allí y no sin fuerzas, pues su cohorte más fogosa, intacta y compuesta de caucos y frisios 393, maniobraba en Tolbiaco 394, en territorio de Colonia Agripinense. Sin embargo una triste noticia lo apartó de sus planes. La cohorte había sido destruida por una treta de los habitantes de Colonia Agripinense, quienes adormecieron a los germanos con vino y opípara comida, después les cerraron las puertas y, tras prender fuego, los abrasaron. [3] Simultáneamente, Cerial acudió en su ayuda a marchas forzadas. Otro temor acechaba también a Civil, que la legión XIV 395 se uniera a la escuadra de Britania 396 y pudiera hacer una incursión contra los batavos por la
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Parece una imitación de SALUSTIO, Historias IV 60. Los caucos habitaban en las costas del mar Norte (Germania XXXV 2-4), mientras que los frisios vivían al oeste de los caucos, entre los ríos Rin y Ems; cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 171. 394 La actual Zülpich, al sudoeste de Colonia; cf. HEUBNER, Historien IV, pág.172. 395 La legión XIV Gemina; cf. IV 68, 4. 396 La flota tenía su base principal en Gesoriacum (Boulogne) y bases secundarias en Britania; cf. Germania XXV 1; XXXVIII 4; G. STARR, The Roman Imperial Navy 31 B.C.-A.D. 324, Chicago, 1993 (= 1941). págs. 152-153; HEUBNER, Historien IV, pág. 173. 393
Oceano ambiuntur. sed legionem terrestri itinere Fabius Priscus legatus in Neruios Tungrosque duxit, eaeque ciuitates in deditionem acceptae: [4] classem ultro Canninefates adgressi sunt maiorque pars nauium depressa aut capta. et Neruiorum multitudinem, sponte commotam ut pro Romanis bellum capesseret, idem Canninefates fudere. Classicus quoque aduersus equites Nouaesium a Ceriale praemissos secundum proelium fecit: quae modica sed crebra damna famam uictoriae nuper partae lacerabant.
parte por donde los baña el Océano. Pero el comandante de la legión, Fabio Prisco, condujo la legión por tierra397 contra los nervios y los tungros, aceptándose la rendición de estas comunidades. [4] Los canninefates tomaron la iniciativa de atacar la flota y hundieron o capturaron a la mayor parte de las naves. Los mismos canninefates derrotaron a una multitud de nervios que se levantó espontáneamente para emprender la guerra en favor de los romanos. Clásico también libró una batalla favorable contra la caballería que envió Cerial a Novesio. Estos reveses, menores pero numerosos, empañaban el prestigio de la victoria recién obtenida 398.
Retiro de Antonio Primo [4,80] Isdem diebus Mucianus Vitellii filium interfici iubet, mansuram discordiam obtendens, ni semina belli restinxisset. neque Antonium Primum adsciri inter comites a Domitiano passus est, fauore militum anxius et superbia uiri aequalium quoque, adeo superiorum intolerantis. [2] profectus ad Vespasianum Antonius ut non pro spe sua excipitur, ita neque auerso imperatoris animo. trahebatur in diuersa, hinc meritis Antonii, cuius ductu confectum haud dubie bellum erat, inde Muciani epistulis: simul ceteri ut infestum tumidumque insectabantur, adiunctis prioris uitae criminibus.
[3] neque ipse deerat adrogantia uocare offensas, nimius commemorandis quae meruisset: alios ut imbellis, Caecinam ut
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80. Por esta misma época 399 Muciano ordenó ejecutar al hijo de Vitelio 400 con la excusa de que la discordia permanecería si no se destruían las semillas de la guerra. Tampoco permitió que Antonio Primo formara parte del séquito de Domiciano 401, preocupado por su popularidad entre la tropa y porque la soberbia de este hombre no podía soportar incluso a sus iguales y mucho menos a los superiores a él. [2] Antonio se dirigió a presencia de Vespasiano. Y si bien es cierto que no fue recibido como él esperaba, pese a todo no se encontró con el rechazo del emperador. Vespasiano se debatía entre dos sentimientos opuestos. Por un lado, apreciaba los servicios de Antonio, bajo cuya dirección se había ganado sin ninguna duda la guerra, pero por otro lado estaban las cartas de Muciano. Al mismo tiempo, los demás acusaban a Antonio de rencoroso y engreído, sin olvidar los escándalos de su vida pasada 402. [3] Y tampoco él evitaba provocar enemistades con su arrogancia y la mención continua de sus méritos. Antonio trataba a los demás de cobardes y
Desde Gesoriacum hasta Colonia Agripinense. Fabio Prisco (PIR2 F 98) era tribuno de la legión I Germanica y posteriormente fue cuestor en Acaya; cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 173; CHILVER, Histories IV, pág. 82; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 171. 398 La narración de la revuelta de los batavos continúa en V 14; cf. HELLEGOUARC’H, Tacite. Histoires IV-V, págs. 171172. 399 El capítulo 80 hay que leerlo junto al 68, en el que se da cuenta de las medidas que tomó Muciano antes de partir para el Rin; cf. HEUBNER, Historien IV, págs. 175-176; CHILVER, Hisrtories IV, págs. 82-83. 400 Era Vitelio Germánico, nacido en el año 62 d. C.; cf. II 59, 3; SUETONIO, Vitelio XVII; DIÓN CASIO, LXV 22, 2. 401 Serían las personas que formaban parte de la comitiva de Domiciano y Muciano en el viaje a las Galias para sofocar la rebelión; cf. J. A. CROOK, Consilium Principis, Cambridge. 1955. pág. 25; BASSOLS, Historias IV, pág. 138. 402 Cf. II 86, 1.
captiuum ac dediticium increpat. unde paulatim leuior uiliorque haberi, manente tamen in speciem amicitia.
a Cécina de prisionero que se había entregado sin condiciones 403. De ahí que poco a poco tuviera él menos peso e importancia, aunque permaneciera la apariencia de amistad con Vespasiano 404.
Vespasiano en Alejandría405 [4,81] Per eos mensis quibus Vespasianus Alexandriae statos aestiuis flatibus dies et certa maris opperiebatur, multa miracula euenere, quis caelestis fauor et quaedam in Vespasianum inclinatio numinum ostenderetur. e plebe Alexandrina quidam oculorum tabe notus genua eius aduoluitur, remedium caecitatis exposcens gemitu, monitu Serapidis dei, quem dedita superstitionibus gens ante alios colit; precabaturque principem ut genas et oculorum orbis dignaretur respergere oris excremento. alius manum aeger eodem deo auctore ut pede ac uestigio Caesaris calcaretur orabat. [2] Vespasianus primo inridere, aspernari; atque illis instantibus modo famam uanitatis metuere, modo obsecratione ipsorum et uocibus adulantium in spem induci: postremo aestimari a medicis iubet an talis caecitas ac debilitas ope humana superabiles forent. medici uarie disserere: huic non exesam uim luminis et redituram si pellerentur obstantia; illi elapsos in prauum artus, si salubris uis adhibeatur, posse integrari. id fortasse cordi deis et diuino ministerio principem electum;
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81. Durante los meses que Vespasiano pasó en Alejandría aguardando los días regulares de los vientos de verano y una travesía segura 406 ocurrieron muchos prodigios 407 que indicaban el favor del cielo y cierta inclinación de las divinidades hacia Vespasiano. Un hombre de la plebe de Alejandría 408, conocido por su enfermedad en los ojos, se agarró a sus rodillas suplicando un remedio para su ceguera congénita. Se lo aconsejaba el dios Serapis 409, al que aquella gente, propensa a la superstición, adoraba más que a otros dioses. Suplicaba al príncipe que se dignara rociar sus mejillas y globos oculares con la saliva de su boca 410. Otro, inválido de una mano y por consejo del mismo dios, pedía que el César se la pisara con la planta de su pie. [2] Al principio, Vespasiano se reía y se negaba a hacerlo, pero, ante la insistencia de los dos, se debatía entre el temor de ganarse fama de vanidoso y el sentirse empujado a la posibilidad de éxito con el apoyo de los ruegos de los interesados y las voces de los aduladores. Finalmente, ordenó que los médicos dictaminaran si tal ceguera y tal atrofia se podían curar con medios humanos. Los médicos hicieron distintas consideraciones. La visión del ciego, decían, no se había destruido por completo y se recuperaría, si se eliminaban los obstáculos; el otro tenía las articulaciones dislocadas 411, pero se podían restablecer, si se aplicaba el tratamiento correcto. Tal vez, añadieron, esa era la
Cf. III 13-14. Antonio Primo acabó su vida en su retiro de Toulouse; cf. MARCIAL, IX 29; X 23; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 172. 405 Cf. SUETONIO, Vespasiano VII; DIÓN CASIO, LXVI 8, 1; HEUBNER, Historien IV, págs. 175-176; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, págs. 172-173. 406 El mejor tiempo para la navegación eran los períodos que iban desde el 10 de mayo al 10 de julio y desde el 19 de agosto al 17 de septiembre; cf. HEUBNER, Historien IV, págs. 176-177. Vespasiano abandonó Alejandría a finales de agosto o comienzos de septiembre; cf. CHILVER, Histories IV-V, pág. 83; ASH, The Histories, pág. 304. 407 Cf. SUETONIO, Vespasiano V; HEUBNER, Historien IV, págs. 177-178; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 173. 408 Estas curaciones también fueron contadas por SUETONIO (Vespasiano VII 2) y DIÓN CASIO (LXVI8, 1). 409 Sobre el culto a Serapis, cf. J. E. STAMBAUGH, Sarapis under the Early Ptolemies, Leiden, 1972; HEUBNER, Historien IV, págs. 178-179. El dios Serapis se asociaba con el mundo subterráneo; su templo era el Serapeum en Alejandría. 410 Era un remedio usual contra la ceguera; cf. PLINIO EL VIEJO, Historia natural, XXVIII 37, LXXVI. 411 Sería consecuencia de la gota o la artritis, como señala DIÓN CASIO, ibid. 404
denique patrati remedii gloriam penes Caesarem, inriti ludibrium penes miseros fore. [3] igitur Vespasianus cuncta fortunae suae patere ratus nec quicquam ultra incredibile, laeto ipse uultu, erecta quae adstabat multitudine, iussa exequitur. statim conuersa ad usum manus, ac caeco reluxit dies. utrumque qui interfuere nunc quoque memorant, postquam nullum mendacio pretium.
voluntad de los dioses y se había elegido al príncipe para tal menester divino. De todas maneras, mantenían, si funcionaba el remedio, reportaría gloria al César y, si fracasaba, esos desgraciados serían los que harían el ridículo. [3] Así que Vespasiano pensó que nada se resistía a su buena suerte ni existiría ya nada increíble para él. Con gesto sonriente y ante una multitud que asistía expectante hizo lo que se le ordenó. Al instante, la mano recobró su utilidad y el ciego volvió a ver la luz del día. Quienes fueron testigos de uno y otro caso lo recuerdan todavía ahora 412 que ya no hay nada que ganar con una mentira.
[4,82] Altior inde Vespasiano cupido adeundi sacram sedem ut super rebus imperii consuleret: arceri templo cunctos iubet. atque ingressus intentusque numini respexit pone tergum e primoribus Aegyptiorum nomine Basiliden, quem procul Alexandria plurium dierum itinere et aegro corpore detineri haud ignorabat. [2] percontatur sacerdotes num illo die Basilides templum inisset, percontatur obuios num in urbe uisus sit; denique missis equitibus explorat illo temporis momento octoginta milibus passuum afuisse: tunc diuinam speciem et uim responsi ex nomine Basilidis interpretatus est.
82. Estos sucesos ahondaron en Vespasiano el deseo 413 de visitar el santuario del dios para consultar sobre los asuntos del Estado. Ordenó mantener a todos apartados del templo. Y, cuando entró solo y se concentró en la contemplación de la divinidad, vio detrás de él a uno de los líderes de Egipto, llamado Basílides 414, de quien sabía que se encontraba retenido lejos de Alejandría a varios días de camino y aquejado de una grave enfermedad. [2] Preguntó a los sacerdotes si Basílides había entrado en el templo aquel día, preguntó a quienes se encontraba si lo habían visto por la ciudad. Finalmente, despachó a una partida de jinetes y averiguó que en el momento que lo encontró se hallaba a una distancia de ochenta millas. Entonces lo interpretó como una visión divina y dedujo el sentido del oráculo a partir del nombre de Basílides 415.
Digresión sobre Serapis [4,83] Origo dei nondum nostris auctoribus celebrata: Aegyptiorum
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83. El origen de este dios 416 todavía no ha sido tratado por nuestros escritores. Los sacerdotes egipcios ofrecen
Tácito escribió las Historias en tiempos de Trajano (98-117 d.C.). El deseo de gobernantes de visitar lugares famosos se hizo casi tópico entre los historiadores (póthos- Motiv); ARRIANO, II 3, 1 y III 3, 1 (Alejandro Magno); Anales II 54, 1 (Germánico); Historias II 2, 2 (Tito); cf. HEUBNER, Historien IV, pág. 182; CHILVER, Histories IV-V, pág. 84; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, págs. 174-175. 414 El nombre Basílides deriva del término griego basileús (rey). Basílides, liberto, había sido procurador de Egipto en el año 49 y sacerdote de Serapis veinte años después. Aparece en II 18, 3 como emisario de Tiberio Alejandro ante Vespasiano y Muciano. Cf. K. SCOTT, «The Role of Basilides in the Events of A. D. 69», Journ. Rom. Studies 24 (1934), 138140. Hay quien cree que se trata de dos personajes diferentes, como P. DERCHAIN y J. HUBEAUX («Vespasien au Sérapéum», Latomus 12 [1953], 38-52), aunque no hay razón para que un liberto no llegara a ser procurador de Egipto; cf. HEUBNER, Historien IV, págs. 182-183; CHILVER, Histories IV-V, pág. 85. 415 «Hijo de rey», en griego. 416 Cf. HEUBNER, Historien IV, págs. 184-186; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, págs. 175-176. 413
antistites sic memorant, Ptolemaeo regi, qui Macedonum primus Aegypti opes firmauit, cum Alexandriae recens conditae moenia templaque et religiones adderet, oblatum per quietem decore eximio et maiore quam humana specie iuuenem, qui moneret ut fidissimis amicorum in Pontum missis effigiem suam acciret; laetum id regno magnamque et inclutam sedem fore quae excepisset: simul uisum eundem iuuenem in caelum igne plurimo attolli. [2] Ptolemaeus omine et miraculo excitus sacerdotibus Aegyptiorum, quibus mos talia intellegere, nocturnos uisus aperit. atque illis Ponti et externorum parum gnaris, Timotheum Atheniensem e gente Eumolpidarum, quem ut antistitem caerimoniarum Eleusine exciuerat, quaenam illa superstitio, quod numen, interrogat. Timotheus quaesitis qui in Pontum meassent, cognoscit urbem illic Sinopen, nec procul templum uetere inter accolas fama Iouis Ditis: namque et muliebrem effigiem adsistere quam plerique Proserpinam uocent. [3] sed Ptolemaeus, ut sunt ingenia regum, pronus ad formidinem, ubi securitas rediit, uoluptatum quam religionum adpetens neglegere paulatim aliasque ad curas animum uertere, donec eadem species terribilior iam et instantior exitium ipsi regnoque denuntiaret ni iussa patrarentur. [4] tum legatos et dona Scydrothemidi regi (is tunc Sinopensibus imperitabat) expediri iubet praecepitque nauigaturis ut Pythicum Apollinem 417
la siguiente historia. Al rey Ptolomeo 417, el primero que consolidó el poder macedonio en Egipto, cuando estaba dotando a la recién fundada 418 Alejandría de murallas, templos y cultos religiosos, se le apareció en sueños un joven de extraordinaria belleza y de estatura superior a la humana, quien le encargó que enviara a sus amigos más fieles al Ponto y traer de allí una estatua suya. Ello sería beneficioso para su reino, y el lugar que la acogiera se haría grande y famoso. Al instante se vio al joven ascender al cielo envuelto en una enorme llamarada de fuego. [2] Ptolomeo, impresionado por este milagroso presagio, reveló su visión nocturna a los sacerdotes egipcios cuyo oficio era interpretar tales asuntos. Como ellos sabían poco del Ponto y de los asuntos del extranjero, preguntaron a Timoteo, ateniense de la estirpe de los Eumólpidas, 419 y a quien había hecho venir de Eleusis 420 para presidir los ritos sagrados sobre ese culto advenedizo y sobre la naturaleza de aquella divinidad. Timoteo hizo averiguaciones entre quienes habían viajado al Ponto 421 y se enteró de que allí está la ciudad de Sinope 422 y no lejos de ella un templo de Júpiter Dite 423, famoso desde antiguo en la comarca. Y lo cierto es que había también una estatua de mujer, a la que la mayoría llaman Prosérpina 424. [3] Pero Ptolomeo, proclive a asustarse, según la manera de ser de los reyes, cuando regresó la calma, y estando más interesado en los placeres que en la religión, empezó a despreocuparse poco a poco del asunto y prestaba atención a otros asuntos, hasta que la misma visión, ahora más terrible e imperiosa, vino a anunciarle su ruina y la de su reino, en el caso de no cumplir sus mandatos. [4] Entonces ordenó enviar emisarios y regalos al rey Escidrotémide, quien entonces reinaba en Sinope, y al embarcar les dio instrucciones de visitar el santuario de Apolo Pítico 425. Disfrutaron de una travesía
Ptolomeo Sóter reinó en Egipto los años 360-283 a. C.; cf. BASSOLS, Historias IV, pág. 142; HEUBNER.Historien IV, págs. 186-187 HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 176; ASH, The Histories, pág. 305. 418 En el año 331 a. C. 419 Era la familia ática que tradicionalmente se hacía cargo de forma hereditaria del culto a Deméter; BASSOLS, Historias IV, pág. 143. 420 La ciudad de Eleusis estaba situada cerca de Atenas; en ella se encontraba un santuario dedicado a Deméter, donde se celebraba el festival anual de los Misterios de Eleusis en honor de la diosa; cf. ASH, The Histories, pág.305. 421 La costa norte de Asia Menor, pero aquí el nombre está tomado en un sentido geográfico muy amplio. Sinope era la capital del Ponto. 422 Estaba situada en la Paflagonia, región de la costa del mar Negro entre. Bitinia y el Ponto. 423 Era Zeus Ctonio o Plutón; cf. II 84, 5 (identificado con Esculapio). 424 Prosérpina o Perséfone fue raptada y llevada a los infiernos por su tío Plutón. 425 En Delfos.
adeant. illis mare secundum, sors oraculi haud ambigua: irent simulacrumque patris sui reueherent, sororis relinquerent.
favorable y obtuvieron una respuesta del oráculo que no fue nada ambigua. Debían ir y traer la imagen del padre de Apolo 426 y dejar la de su hermana donde estaba.
[4,84] Vt Sinopen uenere, munera preces mandata regis sui Scydrothemidi adlegant. qui (di)uersus animi modo numen pauescere, modo minis aduersantis populi terreri; saepe donis promissisque legatorum flectebatur. atque interim triennio exacto Ptolemaeus non studium, non preces omittere: dignitatem legatorum, numerum nauium, auri pondus augebat. [2] tum minax facies Scydrothemidi offertur ne destinata deo ultra moraretur: cunctantem uaria pernicies morbique et manifesta caelestium ira grauiorque in dies fatigabat. aduocata contione iussa numinis, suos Ptolemaeique uisus, ingruentia mala exponit: uulgus auersari regem, inuidere Aegypto, sibi metuere templumque circumsedere. [3] maior hinc fama tradidit deum ipsum adpulsas litori nauis sponte conscendisse: mirum inde dictu, tertio die tantum maris emensi Alexandriam adpelluntur. templum pro magnitudine urbis extructum loco cui nomen Rhacotis; fuerat illic sacellum Serapidi atque Isidi antiquitus sacratum. haec de origine et aduectu dei celeberrima. [4] nec sum ignarus esse quosdam qui Seleucia urbe Syriae accitum regnante Ptolemaeo, quem tertia aetas tulit; alii auctorem eundem Ptolemaeum, sedem, ex qua transierit, Memphim perhibent, inclutam olim et ueteris Aegypti columen. [5] deum ipsum multi Aesculapium, quod medeatur aegris
84. Cuando llegaron a Sinope, presentaron a Escidrotémide las ofrendas, las súplicas y encargos de su rey. Este, indeciso en su interior, ya sentía miedo de la divinidad ya terror ante las amenazas de su pueblo, que se oponía a la transacción. A veces se dejaba convencer por los regalos y promesas de los emisarios. Así pasaron tres años, en los que Ptolomeo no cejaba ni en su interés ni en sus súplicas, con lo que iba aumentando la dignidad de los emisarios, el número de naves y la cantidad del oro ofrecido. [2] Entonces se le apareció a Escidrotémide una figura amenazadora advirtiéndole que no retrasara más las disposiciones del dios 427. Como seguía dudando, empezaron a acuciar al rey diversas desgracias, enfermedades y la ira de los dioses evidente y cada día mayor. Convocó una asamblea y expuso las órdenes de la divinidad, sus visiones y las de Ptolomeo y sus desgracias en aumento. El pueblo empezó a apartarse del rey, a odiar a Egipto, a temer por ellos mismos y a rodear el templo. [3] A partir de aquí la leyenda se agrandó diciendo que el dios embarcó por decisión propia en naves atracadas en la costa. Después, milagrosamente llegaron a Alejandría a los dos días de recorrer un trecho de mar tan grande. Se erigió un templo digno de una gran ciudad en el lugar llamado Racotis 428. Allí había existido una capilla dedicada a Serapis e Isis. Esta es la versión más extendida sobre el origen y la llegada del dios. [4] Tampoco ignoro que algunas autoridades sostienen que fue traído de la ciudad siria de Seleucia durante el reinado de Ptolomeo III. Otros mantienen que la iniciativa fue de este mismo Ptolomeo, pero que la sede desde la que se trasladó fue Menfis, famosa en otro tiempo y capital del antiguo Egipto. [5] Respecto a la identidad del dios, muchos lo asimilaban a Esculapio 429, porque curaba a los enfermos,
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Júpiter. Heraeus cambió patris por patrui («tío»), ya que Prosérpina no era propiamente hermana de Apolo; cf. CHILVER, Histories IV-V, pág. 86. 427 Apolo Pítico. 428 Era un barrio de Alejandría, donde se encontraba el templo a Serapis, construido por Ptolemeo III Evergetes (246-221 a. C.); cf. ESTRABÓN, XVII 1, 6; cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 178. 429 Dios romano de la medicina.
corporibus, quidam Osirin, antiquissimum illis gentibus numen, plerique Iouem ut rerum omnium potentem, plurimi Ditem patrem insignibus, quae in ipso manifesta, aut per ambages coniectant.
algunos a Osiris, la deidad más antigua de aquellas gentes, una gran parte a Júpiter como el dios señor de todo, y los más al padre Dite por los atributos 430 que son evidentes en sus estatuas o algunos le suponen.
Domiciano y Muciano en las Galias [4,85] At Domitianus Mucianusque antequam Alpibus propinquarent, prosperos rerum in Treuiris gestarum nuntios accepere. praecipua uictoriae fides dux hostium Valentinus nequaquam abiecto animo, quos spiritus gessisset, uultu ferebat. auditus ideo tantum ut nosceretur ingenium eius, damnatusque inter ipsum supplicium exprobranti cuidam patriam eius captam accipere se solacium mortis respondit. [2] sed Mucianus quod diu occultauerat, ut recens exprompsit: quoniam benignitate deum fractae hostium uires forent, parum decore Domitianum confecto prope bello alienae gloriae interuenturum. si status imperii aut salus Galliarum in discrimine uerteretur, debuisse Caesarem in acie stare, Canninefatis Batauosque minoribus ducibus delegandos: ipse Luguduni uim fortunamque principatus e proximo ostentaret, nec paruis periculis immixtus et maioribus non defutururus par.
85. Por su parte, Domiciano y Muciano 431, antes de acercarse a los Alpes, recibieron noticias del éxito entre los tréviros432. La principal confirmación de la victoria fue la presencia del jefe enemigo, Valentino 433, quien, sin perder el valor, reflejaba en el semblante la altivez con que se había comportado. Se le escuchó precisamente para conocer su carácter. Fue condenado y en el momento mismo de la ejecución a uno, que le reprochaba que su patria hubiera sido vencida, le respondió que la muerte le serviría de consuelo. [2] Muciano, por su parte, sacó como nueva una propuesta que había ocultado largo tiempo. Dado que por la misericordia de los dioses las fuerzas enemigas habían sido derrotadas, resultaría poco honroso que Domiciano, casi terminada la guerra, interfiriera en la gloria de otros. Si la estabilidad del imperio o la salvación de las provincias gálicas estuvieran en peligro, el lugar del César estaría en el frente de batalla, pero los canninefates y batavos debían ser asignados a comandantes inferiores, mientras Domiciano exhibiría la fuerza y la fortuna del principado en las proximidades de Lugduno sin envolverse en riesgos menores y reservándose para los graves.
[4,86] Intellegebantur artes, sed pars obsequii in eo ne deprehenderentur: ita Lugudunum uentum. unde creditur Domitianus occultis ad Cerialem nuntiis fidem eius temptauisse an praesenti sibi exercitum imperiumque traditurus foret. qua cogitatione bellum aduersus patrem
86. Sus artimañas 434 se entendían, pero parte de la deferencia de Domiciano hacia él consistía en hacer que no se notaran. Así llegaron a Lugduno. Se cree que desde allí Domiciano envió emisarios secretos a Cerial para tantear su lealtad y ver si estaría dispuesto a entregarle el poder del ejército cuando se presentara. Si con tal plan ideaba una guerra contra su padre o
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El perro Cerbero y una serpiente a su lado, la cabeza barbada de joven, como Zeus; cf. CHILVER, Histories IV-V, pág. 86. 431 Partieron de Roma antes del 21 de junio; cf. IV 53, 2. La expedición de Domiciano fue realizada contra el consejo de sus amigos que la veían innecesaria; cf. SUETONIO, Domiciano II 1; HEUBNER, Historien IV, págs. 207-208. 432 Cf. IV 71 y 78. 433 Julio Valentino había sido hecho prisionero en Rigodulo; cf. IV 71, 5. 434 Las de Muciano.
agitauerit an opes uirisque aduersus fratrem, in incerto fuit: nam Cerialis salubri temperamento elusit ut uana pueriliter cupientem. [2] Domitianus sperni a senioribus iuuentam suam cernens modica quoque et usurpata antea munia imperii omittebat, simplicitatis ac modestiae imagine in altitudinem conditus studiumque litterarum et amorem carminum simulans, quo uelaret animum et fratris (se) aemulationi subduceret, cuius disparem mitioremque naturam contra interpretabatur.
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preparaba recursos y fuerzas contra su hermano, no quedó claro 435, pues Cerial contemporizó sabiamente y eludió el requerimiento como el capricho vano de un niño. [2] Cuando Domiciano comprendió que los mayores despreciaban su poca edad, empezó a descuidar incluso las pequeñas responsabilidades imperiales que antes ejercía 436. Bajo un manto de sencillez y moderación se encerró en sí mismo y simuló interés por las letras y amor a la poesía 437, con el objetivo de ocultar sus pensamientos y evitar competir con su hermano, cuya forma de ser, distinta a la suya y más amable, la interpretaba al revés438.
Tácito, como era usual en él, ofrece dos interpretaciones, aunque su posición suele estar en la segunda de ellas; cf. IV 49, 2 y nota. Domiciano, de todas formas, deseaba rivalizar con su hermano Tito en hazañas bélicas; cf. SUETONIO, Domiciano II 1. 436 Como el nombramiento de oficiales en el ejército; cf. DIÓN CASIO, LXVI 2, 3. 437 Su afición a la literatura fue recordada por PLINIO EL VIEJO, Historia natural Prefacio, 5; VALERIO FLACO, I 12-21; ESTACIO, Aquileida I 13-19; MARCIAL, V 5, 7; QUINTILIANO, Instituciones oratorias X 1, 91; cf. SUETONIO, Domiciano IV 4. 438 El libro IV termina con una reflexión sobre el carácter de Domiciano.
LIBER V
LIBRO V
SINOPSIS (Año 70 d. C.) 1 2-9 10-13 14-26
Tito en Judea Digresión sobre los judíos Rebelión de los judíos. Asedio a Jerusalén La revuelta de los batavos (III). Derrota de Civil
Tito en Judea [5,1] Eiusdem anni principio Caesar Titus, perdomandae Iudaeae delectus a patre et priuatis utriusque rebus militia clarus, maiore tum ui famaque agebat, certantibus prouinciarum et exercituum studiis. Atque ipse, ut super fortunam crederetur, decorum se promptumque in armis ostendebat, comitate et adloquiis officia prouocans ac plerumque in opere, in agmine gregario militi mixtus, incorrupto ducis honore. [2] Tres eum in Iudaea legiones, quinta et decima et quinta decima, uetus Vespasiani miles, excepere. Addidit e Syria duodecimam et adductos Alexandria duoetuicensimanos tertianosque; comitabantur uiginti sociae cohortes, octo equitum alae, simul Agrippa Sohaemusque reges et auxilia regis Antiochi ualidaque et solito inter accolas odio infensa Iudaeis Arabum manus, multi quos urbe atque Italia sua 1
1. Al comienzo de ese mismo año 1 Tito César, elegido por su padre para conquistar Judea 2 e ilustre militar cuando él y Vespasiano eran simples particulares, gozaba de una fuerza y una reputación todavía mayores3, pues provincias y ejércitos rivalizaban en su apoyo. Más aún, él, en su conducta, para que se le considerara por encima de su buena suerte, se mostraba brillante y decidido en las armas. Con su trato afable estimulaba el sentido del deber, mezclándose las más de las veces con los soldados rasos en los trabajos y marchas militares sin que se perdiera el respeto a su condición de general. [2] Tres legiones lo recibieron en Judea, la V, la X y la XV 4, los veteranos de Vespasiano. El emperador le asignó también la XII 5, procedente de Siria, y soldados de la XXII y la III, que hizo venir de Alejandría 6. Le acompañaban veinte cohortes de infantería aliada y ocho regimientos de caballería, así como los reyes Agripa y Sohemo y tropas auxiliares del rey Antíoco 7. También había un grupo fuerte de árabes 8 hostiles a los judíos por el odio habitual entre vecinos, además de muchos particulares, a los que había hecho
El año 70 d. C. El comienzo del libro V, como el del II, se dedica a Tito. Cf. II 4, 3; IV 51, 2. 3 Tito había sido tribuno militar en Germania y Britania, pretor y legado de la legión XV Apollinaris en Judea durante los años 66 a 69; cf. II 77. 1; SUETONIO. Tito, IV 1-3, JOSEFO, La guerra de los judíos III 8; B. W. JONES, The emperor Titus, Londres-Sidney, 1984. págs. 7-17; HELLEGOUARC’H. Tacite. Histoires IV-V, pág.181. 4 Las legiones V Macedonica, X Fretensis y XV Apollinaris. La legión X Fretensis debe su nombre a sus victorias navales en el estrecho de Sicilia (Fretum Siculum). 5 La legión XII Fulminata. 6 De las legiones XXII Deiotariana y la III Cyrenaica: Cf. II 79, 1. 7 Herodes Agripa II era rey de Traconitis y Galilea; Sohemo era rey de Sofene y príncipe de Émesa en Siria; Antíoco IV reinaba en Comagene (Siria) y parte de Cilicia; cf. II 81, 1; H. HEUBNER-W. FAUTH, P. Cornelius Tacitus, Die Historien, Band V: Fünftes Buch, Heidelberg, 1982, págs. 17-18. 8 Según JOSEFO (La guerra de los judíos III 68), el árabe Malco II, rey nabateo (40-70 d. C.), había enviado mil soldados de caballería y cinco mil de infantería. 2
quemque spes acciuerat occupandi principem adhuc uacuum. His cum copiis finis hostium ingressus composito agmine, cuncta explorans paratusque decernere, haud procul Hierosolymis castra facit.
venir de Roma e Italia con la esperanza de hacerse un hueco en el favor de un príncipe todavía sin compromisos. Con estas tropas entró en territorio enemigo con las columnas formadas, explorándolo todo y preparado para intervenir. Instaló el campamento no lejos de Jerusalén.
Digresión sobre los judíos 9 [5,2] Sed quoniam famosae urbis supremum diem tradituri sumus, congruens uidetur primordia eius aperire. Iudaeos Creta insula profugos nouissima Libyae insedisse memorant, qua tempestate Saturnus ui Iouis pulsus cesserit regnis. Argumentum e nomine petitur: inclutum in Creta Idam montem, accolas Idaeos aucto in barbarum cognomento Iudaeos uocitari. [2] Quidam regnante Iside exundantem per Aegyptum multitudinem ducibus Hierosolymo ac Iuda proximas in terras exoneratam; plerique Aethiopum prolem, quos rege Cepheo metus atque odium mutare sedis perpulerit. [2] Sunt qui tradant Assyrios conuenas, indigum agrorum populum, parte Aegypti potitos, mox proprias urbis Hebraeas- que terras et propiora Syriae coluisse. Clara alii Iudaeorum initia, Solymos, carminibus Homeri celebratam gentem, conditae urbi Hierosolyma nomen e suo fecisse.
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2. Con todo, puesto que voy a tratar de los últimos días de una famosa ciudad 10, parece adecuado exponer sus orígenes. Se recuerda que los judíos se exiliaron de la isla de Creta y se asentaron en la parte más lejana de Libia en los tiempos en que Saturno, expulsado a la fuerza por Júpiter, abandonó su reino. La prueba se deduce de su nombre. En Creta se encuentra el famoso monte Ida y sus habitantes, los ideos, se empezaron a llamar judíos al alargarse el nombre en su forma bárbara 11. [2] Algunos mantienen que durante el reinado de Isis 12 la población excedente de Egipto fue evacuada a las tierras vecinas bajo la guía de Jerosolimo y Judá. Muchos afirman que son de la raza de los etíopes, a quienes el miedo y el odio forzaron a emigrar durante el reinado de Cefeo 13. [3] Hay quienes informan que unos refugiados asirios, un pueblo sin tierras, se apoderaron de una parte de Egipto y más tarde habitaron sus propias ciudades, las ciudades hebreas y los lugares más cercanos a Siria. Otros dicen que los judíos tienen un origen ilustre, siendo los sólimos 14, un pueblo alabado en los poemas de Homero 15, quienes fundaron una ciudad y le dieron el nombre de Jerusalén a partir del suyo propio.
El excurso etnográfico sobre los judíos se extiende hasta el capítulo 11. Todo lo referente a Tácito y los judíos está comentado exhaustivamente, bibliografía incluida, en HEUBNER-FAUTH, Historien V, págs. 20-157; consúltese también a K. WELLESLEY, Tacitus, The Histories, Londres, 1995, págs. 318-319; A. FELDHERR, «Barbarians II: Tacitus’ Jew s», en A. FELDHERR, ed., The Cambridge Companion to the Roman Historians, Cambridge, 2009, págs. 301-316. 10 Cf. F. M. ABEL, «La topographie du siége de Jérusalem en 70», Revue Biblique 56 (1959), 238-258. 11 Cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 182. 12 Diosa egipcia, esposa de Osiris y madre de Horus; cf. HEUBNER-FAUTH, Historien V, págs. 22-23. 13 Padre de Andrómeda, heroína salvada de un monstruo por Perseo; cf. OVIDIO, Metamorf osis IV 663-771; PLINIO, Historia natural IX 11; HEUBNER- FAUTH, Historien V, pág. 25-26. 14 Eran los habitantes originarios de Licia; cf. HERÓDOTO, I 173, 2; PLINIO, Historia natural V 94. De su nombre (Sóluma = Salem) precedido de Hiero-(«sagrado») se derivaría Hierosoluma o Jerusalén; cf. HEUBNER-FAUTH, Historien V, pág. 29; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 183. 15 HOMERO, Ilíada VI 184-185; Odisea V 282-284; cf. HEUBNER-FAUTH, Historien V, pág. 28.
[5,3] Plurimi auctores consentiunt orta per Aegyptum tabe quae corpora foedaret, regem Bocchorim adito Hammonis oraculo remedium petentem purgare regnum et id genus hominum ut inuisum deis alias in terras auehere iussum. Sic conquisitum collectumque uulgus, postquam uastis locis relictum sit, ceteris per lacrimas torpentibus, Moysen unum exulum monuisse ne quam deorum hominumue opem expectarent utrisque deserti, sed sibimet duce caelesti crederent, primo cuius auxilio praesentis miserias pepulissent. Adsensere atque omnium ignari fortuitum iter incipiunt. [2] Sed nihil aeque quam inopia aquae fatigabat, iamque haud procul exitio totis campis procubuerant, cum grex asinorum agrestium e pastu in rupem nemore opacam concessit. Secutus Moyses coniectura herbidi soli largas aquarum uenas aperit. Id leuamen; et continuum sex dierum iter emensi septimo pulsis cultoribus obtinuere terras, in quis urbs et templum dicata.
3. La mayoría de los autores16 están de acuerdo en que, cuando se desató una epidemia en Egipto que desfiguraba los cuerpos 17, el rey Bóccoris 18 acudió al oráculo de Amón19 para pedir remedio y se le ordenó que purificara su reino y expulsara a otras tierras a esa raza, pues era odiosa a los dioses. Así, buscaron al pueblo judío, los reunieron y lo abandonaron en el desierto. Mientras los demás se quedaron paralizados entre lágrimas, Moisész 20, uno de los desterrados, les advirtió que no esperaran ayuda alguna de dioses u hombres, pues ambos los habían abandonado, y que, al contrario, debían confiar en ellos mismos y en el guía que primero les ayudase a erradicar las desgracias del presente. Ellos aceptaron y, sin saber absolutamente nada, emprendieron el camino confiados a la suerte. [2] Pero nada les agobiaba más que la falta de agua 21, y ya se habían tendido en el suelo por toda la llanura muy cerca de la muerte, cuando una recua de asnos salvajes que volvía de pastar se retiró a una peña a la sombra de un bosquecillo. Moisés los siguió y descubrió abundantes veneros de agua siguiendo el rastro del suelo que tenía hierba. Esto les sirvió de alivio y, tras caminar sin descanso durante seis días, al séptimo ocuparon unas tierras, expulsaron a sus habitantes y allí fundaron una ciudad y erigieron un templo 22.
[5,4] Moyses quo sibi in posterum gentem firmaret, nouos ritus contrariosque ceteris mortalibus indidit. Profana illic omnia quae apud nos sacra, rursum concessa apud illos quae nobis incesta. [2] Effigiem animalis, quo monstrante errorem sitimque depulerant, penetrali
4. Moisés, para asegurarse en el futuro la alianza de su pueblo, estableció una nueva religión contraria a la de los demás seres humanos. Para los judíos es profano todo lo que es sagrado entre nosotros y, a su vez, entre ellos se permite lo que entre nosotros es un sacrilegio 23. [2] En el Templo consagraron una imagen del animal 24 bajo cuya guía habían superado su vagabundeo y la sed,
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La versión antisemítica de Tácito procede de Lisímaco (FGH III C 621 F 1 = JOSEFO, Contra Apión, I 309). Hay otras tres versiones sobre el éxodo de los judíos: DIODORO DE SICILIA, XXXIV, fragm. 1; POMPEYO TROGO (= JUSTINO, XXXVI 2, 12-15); JOSEFO, Contra Apión I 304-311; cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, págs. 183-184. 17 Por la lepra. 18 Es probablemente Bokenranef, faraón de la XXIV dinastía (721-715 a. C.); cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 184; ASH, The Histories, pág. 307. 19 El oráculo de Amón estaba en el oasis Siw ah en el desierto de Libia; cf. HERÓDOTO, I 46, 3; II 42; IV 181. 20 Cf. Éxodo XVI 1-2; JUSTINO, XXXVI 2, 14; JOSEFO, Contra Apión 309; J. G. GAGER, Moses in Greco-Roman Paganism, Nasvill-Nueva York, 1972. 21 Éxodo XV 22-23. 22 Cf. DIODORO, XL 3, 3. 23 Sobre el antisemitismo, cf. QUINTILIANO, Instituciones oratorias III 7, 21; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 185. 24 Sobre la supuesta idolatría de los judíos, cf. TERTULIANO, Apología XVI 3, donde llama a Tácito sane ille mendaciorum loquacissimus; cf. HEUBNER-FAUTH, Historien V, pág. 39; HELLEGOUARC‘H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 185.
sacrauere, caeso ariete uelut in contumeliam Hammonis; bos quoque immolatur, quoniam Aegyptii Apin colunt. Sue abstinent memoria cladis, quod ipsos scabies quondam turpauerat, cui id animal obnoxium. [3] Longam olim famem crebris adhuc ieiuniis fatentur, et raptarum frugum argumentum panis Iudaicus nullo fermento detinetur. Septimo die otium placuisse ferunt, quia is finem laborum tulerit; dein blandiente inertia septimum quoque annum ignauiae datum. [4] Alii honorem eum Saturno haberi, seu principia religionis tradentibus Idaeis, quos cum Saturno pulsos et conditores gentis accepimus, seu quod de septem sideribus, quis mortales reguntur, altissimo orbe et praecipua potentia stella Saturni feratur, ac pleraque caelestium uiam suam et cursus septenos per numeros commeare.
[5,5] Hi ritus quoquo modo inducti antiquitate defenduntur: cetera instituta, sinistra foeda, prauitate ualuere. Nam pessimus quisque spretis religionibus patriis tributa et stipes illuc congerebant, unde auctae Iudaeorum res, et quia apud ipsos fides obstinata, misericordia in promptu, sed aduersus omnis alios hostile odium.
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después de sacrificar un carnero con la intención, al parecer, de ultrajar a Amón 25. También sacrificaron un buey, porque los egipcios veneran a Apis. Se abstienen de comer cerdo 26 por el recuerdo de una plaga, pues en otro tiempo vieron sus cuerpos afeados por la sarna, enfermedad propia de este animal. [3] Sus frecuentes ayunos todavía hoy dan testimonio del hambre que sufrieron antiguamente durante largo tiempo, y el pan judío sin levadura alguna se conserva como prueba de la prisa con la que cogieron el grano 27 para llevárselo. Dicen que acordaron que hubiera descanso el séptimo día, porque ese fue el que les trajo el final de sus fatigas 28. Luego, atraídos por los encantos de la pereza, también dedicaron a la indolencia uno de cada siete años 29. [4] Otros creen que esto lo hacen en honor de Saturno 30, ya sea porque los elementos primitivos de la religión los dieron los ideos, que se dice fueron expulsados con Saturno y fundaron la raza judía, o porque, de los siete planetas que gobiernan a los mortales, Saturno es el astro que tiene la órbita más alta y el de mayor poder, y la mayoría de los cuerpos celestes completan su camino y trayectoria por múltiplos de siete 31.
5. Estos ritos, cualquiera que fuera su origen, están sancionados por su antigüedad. Las demás prácticas de los judíos, siniestras y repugnantes, se impusieron por su misma depravación 32. En efecto, la gente peor, tras abandonar la religión de sus ancestros, amontonaba allí tributos y donaciones 33, con lo que crecieron las riquezas de los judíos, y también porque existe entre ellos una lealtad inquebrantable y una misericordia siempre fácil hacia sus hermanos judíos, pero contra todos los demás sienten un odio propio de enemigos.
Cf. V 3, 1. Cf. JUVENAL, VI 160; XIV 98-88. 27 Cf. Éxodo XII 15-20, 34-39. 28 Cf. HORACIO, Sátiras I 9, 67-70; TIBULO, I 3, 18; OVIDIO, Arte de amar I 76-77 y 413-414; Remedios de amor 219-220; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V. pág. 186. 29 Cf. Deuteronomio V 15; Levítico XXV 4. Es el año sabático de los judíos. 30 El séptimo día es el día en honor de Saturno (Saturday en inglés), el sábado o Sabbath; cf. HEUBNER- FAUTH, Historien V, pág. 54. 31 Cf. CICERÓN, La república VI 17; DIÓN CASIO, XXXVII 18-19. 32 Cf. HEUBNER-FAUTH, Historien V, págs. 60-61; R. SCHÄFER, Judeophobia. Attitudes towards the Jews in the Ancient World, Cambridge, Mass., 1997, esp. 185-192; L. FELDMAN, Jew and gentile in the ancient world, Princeton, 1993, esp. 149153. 33 Los judíos hacían donaciones anuales al Templo; cf. JOSEFO, Antigüedades judías VII 2; cf. ASH, The Histories. pág. 307. 26
[2] Separati epulis, discreti cubilibus, proiectissima ad libidinem gens, alienarum concubitu abstinent; inter se nihil inlicitum. Circumcidere genitalia instituerunt ut diuersitate noscantur. Transgressi in morem eorum idem usurpant, nec quicquam prius imbuuntur quam contemnere deos, exuere patriam, parentes liberos fratres uilia habere. [3] Augendae tamen multitudini consulitur; nam et necare quemquam ex agnatis nefas, animosque proelio aut suppliciis peremptorum aeternos putant: hinc generandi amor et moriendi contemptus. Corpora condere quam cremare e more Aegyptio, eademque cura et de infernis persuasio, caelestium contra. [4] Aegyptii pleraque animalia effigiesque compositas uenerantur, Iudaei mente sola unumque numen intellegunt: profanos qui deum imagines mortalibus materiis in species hominum effingant; summum illud et aeternum neque imitabile neque interiturum. Igitur nulla simulacra urbibus suis, nedum templis sistunt; non regibus haec adulatio, non Caesaribus honor. [5] Sed quia sacerdotes eorum tibia tympanisque concinebant, hedera uinciebantur uitisque aurea templo reperta, Liberum patrem coli, domitorem Orientis, quidam arbitrati sunt, nequaquam congruentibus institutis. Quippe Liber festos laetosque ritus posuit, Iudaeorum mos absurdus sordidusque.
[2] En los banquetes comen aparte, en los dormitorios duermen separados. Aunque es un pueblo muy inclinado al sexo, evitan acostarse con extranjeras. Entre ellos no hay nada prohibido. Establecieron la práctica de la circuncisión para reconocerse por tal diferencia 34. Los que se han convertido a sus costumbres hacen lo mismo y la primera lección que reciben es despreciar a los dioses, renegar de su patria, y tener en poca estima a sus padres, hijos y hermanos. [3] Sin embargo, se toman medidas para aumentar la población. Y así no es lícito matar al hijo no deseado 35 y creen que las almas de los caídos en combate o ejecutados son inmortales; de ahí se explica su deseo por tener niños y su desprecio a la muerte. Prefieren enterrar los cuerpos a incinerarlos, siguiendo en esto la costumbre de los egipcios. Tienen la misma creencia sobre los dioses infernales, pero piensan distinto sobre los celestiales. [4] Los egipcios veneran a una gran cantidad de animales e imágenes esculpidas por ellos, mientras que los judíos creen en un solo dios concebido solo con su pensamiento. Consideran impíos a quienes fabrican imágenes de materiales perecederos con apariencia humana. Aquel ser supremo y eterno ni se puede imitar ni puede perecer. Así pues, no se erigen estatuas en sus ciudades y mucho menos en sus templos 36. No ofrecen semejante adulación a los reyes ni honor a los Césares. [5] No obstante, puesto que sus sacerdotes acompañaban sus cantos con flautas y tímpanos, se adornaban con hiedra y en el templo se encontró una vid de oro, algunos pensaron que rendían culto al padre Líber 37, conquistador de Oriente, pero sus prácticas no coinciden en absoluto, pues Líber instituyó unos cultos festivos y alegres, mientras las costumbres de los judíos son absurdas y mezquinas.
[5,6] Terra finesque qua ad Orientem 6. Su país y su territorio limita con Arabia por la parte uergunt Arabia terminantur, a meridie oriental, con Egipto por el sur, con Fenicia y el mar por Aegyptus obiacet, ab occasu Phoenices et el oeste y por el norte se abre ampliamente Siria 38. Los 34
Cf. Génesis XVII 9-14; Levítico, XII 3; HORACIO, Sátiras I 9, 69-70; PETRONIO, LXVIII 8, CII 14; PERSIO, V 184; JUVENAL, XIV 99, 104; MARCIAL, VII 30, 5; E. M. SMALLWOOD, «The Legislation of Hadrian and Antoninus Pius against circumcision», Latomus 18 (1959), 334-347; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 187. 35 Cf. Germania XIX 5; HEUBNER-FAUTH, Historien V, pág. 74. Sobre el texto latino, cf. WELLESLEY, «Tacitus, Histories: A Textual Survey…», págs. 1.679-1.680. 36 Cf. JUVENAL, XIV 97. Los persas (HERÓDOTO. I 131), galos (DIODORO SÍCULO, XXII 9) y los germanos (Germania IX 3) tampoco tenían imágenes de los dioses. 37 Baco, el dios del vino; cf. HEUBNER-FAUTH, Historien V, págs. 87-90. 38 En dirección a Líbano. La descripción geográfica coincide. en líneas generales con PLINIO, Historia natural V 70; cf.
mare, septentrionem e latere Syriae longe prospectant. Corpora hominum salubria et ferentia laborum. Rari imbres, uber solum: (exuberant) fruges nostrum ad morem praeterque eas balsamum et palmae. Palmetis proceritas et decor, balsamum modica arbor: ut quisque ramus intumuit, si Vim ferri adhibeas, pauent uenae; fragmine lapidis aut testa aperiuntur; [2] umor in usu medentium est. Praecipuum montium Libanum erigit, mirum dictu, tantos inter ardores opacum fidumque niuibus; idem amnem Iordanen alit funditque. Nec Iordanes pelago accipitur, sed unum atque alterum lacum integer perfluit, tertio retinetur. Lacus immenso ambitu, specie maris, sapore corruptior, grauitate odoris accolis pestifer, neque uento impellitur neque piscis aut suetas aquis uolucris patitur. [3] Inertes undae superiacta ut solido ferunt; periti imperitique nandi perinde attolluntur. Certo anni bitumen egerit, cuius legendi usum, ut ceteras artis, experientia docuit. Ater suapte natura liquor et sparso aceto concretus innatat; hunc manu captum, quibus ea cura, in summa nauis trahunt: inde nullo iuuante influit oneratque, donec abscindas. Nec abscindere aere ferroue possis: fugit cruorem uestemque infectam sanguine, quo feminae per mensis exoluuntur. Sic ueteres auctores, sed gnari locorum tradunt undantis bitumine moles pelli manuque trahi ad litus, mox, ubi uapore terrae, ui solis inaruerint, securibus cuneisque ut trabes aut saxa discindi.
cuerpos de sus habitantes son saludables y soportan bien los trabajos. Llueve raramente, el suelo es fértil, sus productos agrícolas son como los nuestros excepto el bálsamo 39 y la palmera. La palmera es alta y vistosa, el bálsamo es un árbol pequeño; cuando sus ramas se hinchan, si les aplicas el hierro, sus venas se marchitan, de modo que hay que abrirlas con trozo de piedra o cerámica. [2] La savia se usa en medicina. El principal monte que allí se levanta es el Líbano y es admirable que en medio de tanto calor se conserve umbroso y cubierto de nieve. Es el mismo que con sus deshielos alimenta al río Jordán. El Jordán no desemboca en el mar, sino que cruza sin mermar un lago y después otro hasta ser retenido en un tercero 40. Es un lago de inmenso perímetro, parecido a un mar, pero sus aguas tienen un sabor nauseabundo y por su insoportable olor resulta pestilencial para los habitantes de la zona. Ni el viento mueve sus aguas ni allí pueden vivir peces o aves marinas. [3] Sus aguas inertes mantienen los objetos a flote como si fuera tierra firme. Los que saben nadar y los que no se mueven en ellas por igual 41. En una época determinada del año segrega betún y la técnica para recogerlo, como en los demás oficios, la muestra la experiencia. El betún es por naturaleza un líquido negro que se cuaja cuando se le rocía de vinagre y flota en la superficie. Quienes se dedican a ello, lo cogen con la mano y lo llevan a la cubierta del barco; después, sin ayuda de nadie, va deslizándose y cargando el barco, hasta que llegue el momento de trocearlo. Sin embargo, no puedes cortarlo con bronce o hierro, aunque huye de la sangre y de los vestidos manchados de la sangre que sueltan las mujeres en la menstruación. Esto es lo que cuentan los escritores antiguos, pero los conocedores del lugar afirman que los bloques de betún son empujados por las olas y arrastrados con las manos hasta la orilla. Después, cuando se han secado por el calor de la tierra o por la fuerza del sol, se cortan con hachas y cuñas como si fueran troncos o piedras.
HEUBNER-FAUTH, Historien V, págs. 90-94. 39 Era famoso por sus propiedades medicinales: cf. ESTRABÓN, XVI 2, 41; PLINIO, Historia natural XII 111-113; XVI 135: JOSEFO, La guerra de judíos IV 469; HEUBNER-FAUTH, Historien V, pág. 94; R. MACMULLEN, «Three Notes on Imperial Estates», Class. Quarterly 12 (1962), 279. 40 Tácito alude a la laguna de Merw e, al lago Genezareth y al mar Muerto. Sobre el Mare mortuum, cf. JUSTINO, XXXVI 3. 6: HEUBNER-FAUTH, Historien V, págs. 98-99; HELLEGOUARC’H. Tacite. Histoires IV- V, pág. 189. 41 JOSEFO, La guerra de los judíos IV 477; PLINIO, Historia natural II 238; XXXV 179.
[5,7] Haud procul inde campi quos ferunt olim uberes magnisque urbibus habitatos fulminum iactu arsisse; et manere uestigia, terramque ipsam, specie torridam, uim frugiferam perdidisse. Nam cuncta sponte edita aut manu sata, siue herba tenus aut flore seu solitam in speciem adoleuere, atra et inania uelut in cinerem uanescunt. [2] Ego sicut inclitas quondam urbis igne caelesti flagrasse concesserim, ita halitu lacus infici terram, corrumpi superfusum spiritum, eoque fetus segetum et autumni putrescere reor, solo caeloque iuxta graui. Et Belius amnis Iudaico mari inlabitur, circa cuius os lectae harenae admixto nitro in uitrum excoquuntur. Modicum id litus et egerentibus inexhaustum.
7. No lejos de este lago se encuentra una llanura que, según cuentan, fue una vez fértil y poblada por grandes ciudades, pero que ardieron por una lluvia de rayos42. Con todo, aún quedan restos y la tierra misma, que parece abrasada 43, ha perdido su fertilidad 44. En efecto, todas las plantas, espontáneas o sembradas por la mano del hombre, ya hayan crecido hasta su fase de hierba o flor o hayan alcanzado su apariencia adulta, se quedan negras, hueras y convertidas en cenizas. [2] Yo, por mi parte, aunque pudiera aceptar que ciudades antiguamente famosas fueron destruidas por un fuego del cielo, creo que las emanaciones del lago infestan la tierra y contaminan el aire que la recubre, y por eso los frutos de las cosechas y del otoño se pudren 45, pues el suelo y el aire son igual de malsanos 46. También el río Belio 47 se desliza hacia el mar de Judea, en cuya desembocadura se recoge arena que se mezcla con nitro y se cuece para producir vidrio. Se trata de una playa pequeña, pero la extracción es inagotable.
[5,8] Magna pars Iudaeae uicis dispergitur, habent et oppida; Hierosolyma genti caput. Illic immensae opulentiae templum, et primis munimentis urbs, dein regia, templum intimis clausum. Ad fores tantum Iudaeo aditus, limine praeter sacerdotes arcebantur.
8. Una gran parte de Judea se encuentra diseminada en aldeas, aunque también tienen ciudades 48. Jerusalén es la capital de la nación 49. Allí estaban el templo 50 con extraordinarias riquezas, la ciudad con una primera línea de fortificaciones, y después el palacio real. El templo quedaba dentro del recinto más reservado. Hasta las puertas solo tenían acceso los judíos, a partir del umbral se prohibía la entrada a todos excepto a los sacerdotes. [2] Mientras Oriente estuvo en manos de asirios, medos y persas 51, los judíos fueron la parte más despreciable de sus sometidos. Después de la hegemonía de los macedonios, el rey Antíoco 52 se esforzó por acabar con su superstición e introducir las
[2] Dum Assyrios penes Medosque et Persas Oriens fuit, despectissima pars seruientium: postquam Macedones praepolluere, rex Antiochus demere superstitionem et mores Graecorum dare
42
Alusión a Sodoma; cf. Génesis XIX 23-28; ESTRABÓN, XVI 764; JOSEFO, La guerra de los judíos IV 483. Probable alusión al incendio de Sodoma y Gomorra; cf. Génesis 18-19; ASH, The Histories, pág. 308. 44 Cf. OROSIO, I 5, 2 45 Cf. OROSIO, I 5, 4. 46 Cf. ESTRABÓN, XVI 2, 40-42; PLINIO, Historia natural V 71-72. 47 El río Belio, el moderno Naaman, nace en las montañas de Galilea y desemboca en el mar Mediterráneo en Fenicia; cf. PLINIO, Historia natural XXXVI 190. 48 Cf. JOSEFO, Contra Apión I 197; Antigüedades judías XIV 74-76; PLINIO, Historia natural V 70-74; CHILVER, Histories IVV, pág. 93; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 191. 49 Cf. HEUBNER-FAUTH, Historien V, págs. 106-114. 50 Cf. HEUBNER-FAUTH, Historien V, págs. 109-114. 51 Cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 192. 43
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Antíoco IV Epífanes reinó durante los años 176-164 a. C.; cf. JOSEFO, Antigüedades I 12 265-266.
adnisus, quo minus taeterrimam gentem in melius mutaret, Parthorum bello prohibitus est; nam ea tempestate Arsaces desciuerat. [3] Tum Iudaei Macedonibus inualidis, Parthis nondum adultis--et Romani procul erant--, sibi ipsi reges imposuere; qui mobilitate uulgi expulsi, resumpta per arma dominatione fugas ciuium, urbium euersiones, fratrum coniugum parentum neces aliaque solita regibus ausi superstitionem fouebant, quia honor sacerdotii firmamentum potentiae adsumebatur.
costumbres griegas para cambiar a mejor a este pueblo tan siniestro, pero se lo impidió la guerra contra los partos, pues en aquella época se había producido la insurrección de Arsaces 53. [3] Entonces, los judíos, con los macedonios debilitados y los partos todavía sin fuerzas (los romanos estaban todavía lejos), instauraron su propio régimen monárquico. Los reyes, antes expulsados por la veleidad del vulgo, volvieron a recobrar el poder por las armas y provocaron el exilio de ciudadanos, la ruina de las ciudades, el asesinato de hermanos, esposas y padres y otras acciones despóticas típicas de la monarquía, al tiempo que fomentaban la superstición, porque el honor de ser ellos los sumos sacerdotes les servía para apuntalar su poder.
[5,9] Romanorum primus Cn. Pompeius Iudaeos domuit templumque iure uictoriae ingressus est: inde uulgatum nulla intus deum effigie uacuam sedem et inania arcana. Muri Hierosolymorum diruti, delubrum mansit. Mox ciuili inter nos bello, postquam in dicionem M. Antonii prouinciae cesserant, rex Parthorum Pacorus Iudaea potitus interfectusque a P. Ventidio, et Parthi trans Euphraten redacti: Iudaeos C. Sosius subegit. [2] Regnum ab Antonio Herodi datum uictor Augustus auxit. Post mortem Herodis, nihil expectato Caesare, Simo quidam regium nomen inuaserat. Is a Quintilio Varo obtinente Syriam punitus, et gentem coercitam liberi Herodis tripertito rexere. Sub Tiberio quies. Dein
9. El primer romano que conquistó Judea fue Gneo Pompeyo 54, quien entró en el templo por derecho de conquista. Desde entonces se divulgó que dentro no había estatua alguna de dioses, que era un santuario vacío y que sus misterios no eran nada. Se derribaron las murallas de Jerusalén, pero el templo permaneció. Después, en nuestra guerra civil, cuando las provincias pasaron a la jurisdicción de Marco Antonio, Pácoro 55, el rey de los partos, se apoderó de Judea, pero Publio Ventidio mató al invasor y los partos fueron obligados a retirarse al otro lado del Éufrates, mientras que a los judíos los sometió G. Sosio 56. [2] Antonio entregó el reino a Herodes 57 y Augusto aumentó su poder. A la muerte de Herodes, sin esperar la decisión del César un tal Simón 58 usurpó el título de rey. Fue castigado por Quintilio Varo 59, gobernador de Siria. Los judíos fueron reprimidos y se dividió el reino en tres partes gobernadas por los hijos de Herodes 60. Hubo paz bajo el
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Arsaces se levantó contra Antíoco II (260-245 a. C.). Tácito parece que confunde este levantamiento con la guerra de los Macabeos en los años 167-164 a. C.; JOSEFO, Antigüedades judías XII 265. 54 En el año 63 a. C; cf. JOSEFO, La guerra de los judíos I 133-159; HEUBNER-FAUTH, Historien V, págs. 124-125; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 193. 55 Pácoro, hijo del rey de los partos Orodes, entró en Judea en el 40 a. C., pero fue asesinado dos años después. 56 Publio Ventidio Baso y Gayo Sosio eran lugartenientes de Marco Antonio. Herodes venció a los últimos macabeos en el año 37 a. C. con la ayuda de Sosio y pasó a ocupar el trono de Judea; cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 194. 57 Herodes el Grande (ca. 73-4 a. C.) fue gobernador de Galilea en el año 47 a. C. Apoyó a Octaviano en la batalla de Accio (31 a. C.); cf. ASH, The Histories, pág. 309. 58 Un antiguo esclavo de Herodes; cf. JOSEFO, La guerra de los judíos II 57-59. 59 P. Quintilio Varo había sido gobernador de Siria en los años 6-4 a. C.; fue vencido en Teutoburgo por Arminio en el año 9 d. C.; cf. IV 17, 4; VELEYO PATÉRCULO, II 117, 2. 60 Arquilao gobernó en Judea, sur de Idumea y norte de Samaria; Herodes Antipas obtuvo Galilea y Perea; y Filipo se quedó con la zona este del Jordán; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 195.
iussi a C. Caesare effigiem eius in templo locare arma potius sumpsere, quem motum Caesaris mors diremit. [3] Claudius, defunctis regibus aut ad modicum redactis, Iudaeam prouinciam equitibus Romanis aut libertis permisit, e quibus Antonius Felix per omnem saeuitiam ac libidinem ius regium seruili ingenio exercuit, Drusilla Cleopatrae et Antonii nepte in matrimonium accepta, ut eiusdem Antonii Felix progener, Claudius nepos esset.
imperio de Tiberio 61. Después, cuando G. César les ordenó colocar una estatua suya en el templo, prefirieron tomar las armas, pero la revuelta quedó en nada con la muerte del César 62. [3] Claudio, con los reyes fallecidos o reducidos a casi nada 63, entregó la provincia de Judea a caballeros o libertos romanos. Uno de ellos, Antonio Félix 64, ejerció el poder real con una forma de ser propia de un esclavo, practicando toda clase de crueldades y caprichos 65. Se había casado con Drusila, nieta de Cleopatra y Antonio, de manera que Félix era nieto político del mismo Antonio, mientras que Claudio era su nieto natural.
Rebelión de los judíos. Asedio a Jerusalén [5,10] Durauit tamen patientia Iudaeis usque ad Gessium Florum procuratorem: sub eo bellum ortum. Et comprimere coeptantem Cestium Gallum Syriae legatum uaria proelia ac saepius aduersa excepere. Qui ubi fato aut taedio occidit, missu Neronis Vespasianus fortuna famaque et egregiis ministris intra duas aestates cuncta camporum omnisque praeter Hierosolyma urbis uictore exercitu tenebat. [2] Proximus annus ciuili bello intentus quantum ad Iudaeos per otium transiit. Pace per Italiam parta et externae 61
10. Sin embargo, la paciencia de los judíos duró hasta que Gesio Floro llegó a ser procurador 66. Con él estalló la guerra67. Al legado de Siria Cestio Galo 68, que empezó a reprimir el levantamiento, lo recibieron con combates de suerte varia y por lo general adversos para él69. Cuando Cestio murió de muerte natural o por suicidio, Nerón envió a Vespasiano 70, quien, ayudado por su buena estrella y su reputación, así como por sus excelentes oficiales 71, ocupó en dos veranos con su ejército victorioso todas las llanuras, aldeas y ciudades excepto Jerusalén 72. [2] El año siguiente 73, dedicado a la guerra civil, transcurrió en paz al menos entre los judíos 74. Cuando se consiguió la paz en Italia, volvieron
Fueron procuradores Valerio Grato (15-26 d. C.) y Poncio Pilato (26-36 d. C.); cf. E. M. SMALLWOOD, «Some Notes in the Jew s under Tiberius», Latomus 15 (1956), 314-329; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 195. 62 Calígula fue asesinado el 24 de enero del año 41; cf. E. M. SMALLWOOD, «The Chronology of Gaius’ Attempt to Desecrate the temple», Latomus 16 (1957), 3-17. 63 Cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V. pág. 195. 64 Era hermano de Palas, el favorito de Claudio. Fue procurador de Judea durante los años 52-60 d. C. Se casó con tres reinas (SUETONIO, Claudio 28). Su primera esposa, Drusila, era nieta de Antonio y Cleopatra. Después contrajo matrimonio con otra Drusila, hermana de Agripa II; no se tienen noticias de la tercera; cf. JOSEFO, Antigüedades judías XX 7, 1; Anales XII 54; CHILVER, Histories IV-V, pág. 95; HEUBNER-FAUTH, Historien V, págs. 133-134; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, págs.195-196. 65 Así lo traduce K. A. B. FLETCHER, «On the Histories of Tacitus again», Liv. Class. Monthly 11.7 (1986), 100. 66 En los años 64-66 d. C. Gesio Floro era un griego de Clazómenas; cf. JOSEFO, Antigüedades judías XX 252, 277, 308, 404, 558. 67 En el otoño del año 66 d. C.; cf. JOSEFO, La guerra de los judíos II 284. 68 Fue cónsul suf f ectus en el año 42 d. C. y gobernador de Siria en el 63; cf. Anales XV 25, 3; cf. CHILVER, Histories IV-V, pág. 95-96. 69 Fue derrotado en la batalla de Betoron en octubre del año 66 d. C.; cf. JOSEFO, La guerra de los judíos II 540-555. 70 Fue a comienzos del año 67, cuando Nerón se encontraba en Grecia; cf. JOSEFO, La guerra de los judíos III 4-8. 71 Entre ellos se encontraba M. Ulpio Trajano, el padre del futuro emperador Trajano. Era el comandante de la legión X Fretensis; cf. SYME, Tacitus, págs. 30-31. 72 Los años 67 y 68 d. C.; cf. JOSEFO, La guerra de los judíos III 522. 73 El año 69 d. C. 74 Vespasiano, sin embargo, no había conquistado todavía Jerusalén y las tres fortalezas de Herodium, Masada y
curae rediere: augebat iras quod soli Iudaei non cessissent; simul manere apud exercitus Titum ad omnis principatus noui euentus casusue utile uidebatur.
también los problemas en el exterior. Y aumentaba la irritación el hecho de que únicamente los judíos no se hubieran rendido. Al mismo tiempo, parecía conveniente que Tito permaneciera junto al ejército para enfrentarse a todos los sucesos o eventualidades que pudieran surgir en el nuevo principado.
[5,11] Igitur castris, uti diximus, ante moenia Hierosolymorum positis instructas legiones ostentauit: Iudaei sub ipsos muros struxere aciem, rebus secundis longius ausuri et, si pellerentur, parato perfugio. Missus in eos eques cum expeditis cohortibus ambigue certauit; mox cessere hostes et sequentibus diebus crebra pro portis proelia serebant, donec adsiduis damnis intra moenia pellerentur.
11. Así pues, una vez que plantaron el campamento, como dijimos 75, delante de las murallas de Jerusalén, Tito hizo desfilar a las legiones 76 en orden de batalla. Los judíos formaron sus líneas al pie de las mismas murallas, dispuestos a luchar más lejos si el combate les era favorable y con la retirada segura, si eran rechazados. Se envió contra ellos a la caballería junto con la infantería ligera, pero la lucha se mantuvo indecisa 77. Después, los enemigos se retiraron y en días sucesivos provocaron frecuentes escaramuzas delante de las puertas, hasta que las reiteradas pérdidas les empujaron al interior de las murallas. [2] Los romanos se dispusieron ahora al asalto. Y es que no les parecía digno rendir por hambre al enemigo; además, los soldados querían enfrentarse al peligro, unos por valor y muchos por su fiereza y deseo de recompensa. En cuanto a Tito, tenía en su imaginación Roma, sus riquezas y placeres 78 y le parecía que todo eso se iba a retrasar si no caía pronto Jerusalén. [3] Pero la ciudad, escarpada por su mismo emplazamiento, había sido fortificada por obras colosales, con las que estaría suficientemente protegida incluso en una llanura. En efecto, las dos colinas que se levantaban a una gran altura 79 quedaban encerradas por muros levantados hábilmente en forma oblicua o combados hacia dentro, para que los flancos de los asaltantes quedaran al descubierto de los disparos de proyectiles. El borde de la roca era abrupto y donde el monte lo permitía se elevaban unas torres80 de sesenta pies, y en las vaguadas hasta de ciento treinta y cinco y ciento veinte pies. Presentaba un aspecto impresionante
[2] Romani ad obpugnandum uersi; neque enim dignum uidebatur famem hostium opperiri, poscebantque pericula, pars uirtute, multi ferocia et cupidine praemiorum. Ipsi Tito Roma et opes uoluptatesque ante oculos; ac ni statim Hierosolyma conciderent, morari uidebantur. [3] Sed urbem arduam situ opera molesque firmauerant, quis uel plana satis munirentur. Nam duos collis in immensum editos claudebant muri per artem obliqui aut introrsus sinuati, ut latera obpugnantium ad ictus patescerent. Extrema rupis abrupta, et turres, ubi mons iuuisset, in sexagenos pedes, inter deuexa in centenos uicenosque attollebantur, mira specie ac procul intuentibus pares. Alia
Maqueronte; cf. CHILVER, Histories IV-V, pág. 96; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág.196. 75 Cf. V 1, 2. 76 Cf. JOSEFO, La guerra de los judíos V 51 y 67. 77 Tito estuvo a punto de perder la vida en una incursión contra los judíos; cf. JOSEFO, La guerra de los judíos V 52-63; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 197. 78 SUETONIO (Tito VII 1) lo pinta como un hedonista. 79 Las colinas se llamaban Ágora y Adra; cf. JOSEFO, La guerra de los judíos V 136-141. 80 Jerusalén estaba rodeada por un circuito exterior de hasta 164 torres, según JOSEFO, La guerra de los judíos V 4, 3 y 142155.
intus moenia regiae circumiecta, y desde lejos parecían iguales. Dentro otros muros conspicuoque fastigio turris Antonia, in rodeaban el palacio real 81 y por su altura destacaba la honorem M. Antonii ab Herode appellata. torre Antonia 82, así llamada por Herodes en honor de M. Antonio.
[5,12] Templum in modum arcis propriique muri, labore et opere ante alios; ipsae porticus, quis templum ambibatur, egregium propugnaculum. Fons perennis aquae, cauati sub terra montes et piscinae cisternaeque seruandis imbribus. [2] Prouiderant conditores ex diuersitate morum crebra bella: inde cuncta quamuis aduersus longum obsidium; et a Pompeio expugnatis metus atque usus pleraque monstrauere. Atque per auaritiam Claudianorum temporum empto iure muniendi struxere muros in pace tamquam ad bellum, magna conluuie et ceterarum urbium clade aucti; nam peruicacissimus quisque illuc perfugerat eoque seditiosius agebant.
[3] Tres duces, totidem exercitus: extrema et latissima moenium Simo, mediam urbem Ioannes (quem et Bargioram uocabant), templum Eleazarus firmauerat. Multitudine et armis Ioannes ac Simo, Eleazarus loco pollebat: sed proelia dolus incendia inter ipsos, et magna uis frumenti ambusta. [4] Mox Ioannes, missis per
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12. El templo 83 se había construido a modo de ciudadela con muros propios, superiores a los demás en construcción y factura. Los pórticos que rodeaban el templo constituían por sí mismos una defensa formidable. Había una fuente de agua perenne 84, había subterráneos en los montes y había estanques y cisternas para embalsar el agua de la lluvia. [2] Sus fundadores habían previsto guerras frecuentes por la diferencia de sus costumbres y por eso se tomaron todas esas precauciones frente a un asedio por muy largo que fuera. Además, después de la conquista de Pompeyo, el miedo y la experiencia les había enseñado mucho. Más aún, aprovechándose de la codicia de la época de los Claudios compraron el privilegio de fortificar su ciudad y en tiempos de paz construyeron murallas como si estuvieran en guerra. La población aumentó por el gran aluvión de desplazados debido a la derrota de las demás ciudades 85, pues los más desesperados se habían refugiado allí y actuaban por ello con mayor rebeldía. [3] Había tres generales y tres ejércitos. Simón 86, a quien también llamaban Bargiora, defendía el circuito más externo y largo de las murallas, Juan 87, el centro de la ciudad, y Eleazar 88, el templo. Juan y Simón dominaban por el número de efectivos y por el equipamiento, Eleazar por su posición estratégica. Pero entre ellos se provocaban combates, traiciones e incendios, y llegó a arder una gran cantidad de trigo. [4] Después, Juan
Era el palacio de Herodes; cf. JOSEFO, La guerra de los judíos V 176-183. Cf. JOSEFO, La guerra de los judíos V 238-247; M.-A. DE SION, La f orteresse Antonia à Jerusalem et la question du Prétoire, París, 1956; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 198. 83 Cf. V 8, 1. La descripción del templo se puede leer en JOSEFO, La guerra de los judíos V 184 ss. 84 La llamada fuente de la Virgen está situada al sur del templo. 85 Vespasiano y Tito las habían tomado durante los años 67-68 d. C. 86 Simón, hijo de Gioras, había actuado de guerrillero contra los romanos en el año 68 y era saludado como el salvador de su pueblo. Acabó siendo ejecutado tras el triunfo flavio. Juan de Giscala mandaba sobre los galileos, mientras Eleazar lideraba al partido de los patriotas. Cf. JOSEFO, La guerra de los judíos lV 503-504, VII 26-36 y 154; HEUBNER-FAUTH, Historien V, págs. 146-148; CHILVER, Histories IV-V, págs. 96-97; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 199. 87 Juan de Gisala era el líder de los galileos; figuró en el triunfo de los flavios, pero no fue ejecutado; cf. JOSEFO, La guerra de los judíos IV 84-86, 566-576; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 199. 88 Eleazar era hijo de Simón; cf. JOSEFO, La guerra de los judíos II 562-565, V 5; IV y 98-105: HELLEGOUARC’H. Tacite, Histoires IV-V, pág. 199. 82
speciem sacrificandi qui Eleazarum manumque eius obtruncarent, templo potitur. Ita in duas factiones ciuitas discessit, donec propinquantibus Romanis bellum externum concordiam pareret.
envió a un grupo de hombres con el pretexto de celebrar un sacrificio para asesinar a Eleazar y a sus seguidores, llegando a apoderarse del templo. De esta manera, la ciudad se dividió en dos facciones, hasta que con la llegada de los romanos una guerra exterior produjo la concordia entre ellos.
[5,13] Euenerant prodigia, quae neque hostiis neque uotis piare fas habet gens superstitioni obnoxia, religionibus aduersa. Visae per caelum concurrere acies, rutilantia arma et subito nubium igne conlucere templum. Apertae repente delubri fores et audita maior humana uox excedere deos; simul ingens motus excedentium. [2] Quae pauci in metum trahebant: pluribus persuasio inerat antiquis sacerdotum litteris contineri eo ipso tempore fore ut ualesceret Oriens profectique Iudaea rerum potirentur. Quae ambages Vespasianum ac Titum praedixerat, sed uulgus more humanae cupidinis sibi tantam fatorum magnitudinem interpretati ne aduersis quidem ad uera mutabantur. [3] Multitudinem obsessorum omnis aetatis, uirile ac muliebre secus, sexcenta milia fuisse accepimus: arma cunctis, qui ferre possent, et plures quam pro numero audebant. Obstinatio uiris feminisque par; ac si transferre sedis cogerentur, maior uitae metus quam mortis. [4] Hanc aduersus urbem gentemque Caesar Titus,
13. Ocurrieron prodigios que ni con víctimas ni con ofrendas votivas podía expiar un pueblo dado a la superstición y contrario a los ritos propiciatorios 89. Se vieron en el cielo ejércitos que se enfrentaban entre ellos, armas rutilantes y se vio brillar el templo a causa de un súbito fuego surgido de las nubes. Se abrieron de pronto las puertas del santuario y se oyó una voz sobrehumana que decía que los dioses se habían marchado, y al mismo tiempo se produjo el enorme tumulto de su salida 90. [2] Esto pocos lo interpretaban con miedo, pues la mayoría estaba persuadida de que los antiguos escritos de los sacerdotes decían que precisamente por este tiempo el Oriente se impondría y que hombres procedentes de Judea dominarían el mundo 91. Esta misteriosa profecía se refería a Vespasiano y a Tito, pero el vulgo, como es normal en la ambición humana, interpretaba en su provecho tales grandezas del destino y ni siquiera en la adversidad abrían sus ojos a la verdad. [3] Se nos ha dicho que el número total de sitiados de todas las edades, varones y hembras, ascendía a seiscientos mil 92. Había armas para todos los capaces de llevarlas y había más personas audaces de lo que se podía esperar de tal grupo. La obstinación fue igual en hombres y mujeres y, ante la posibilidad de que se les obligara a abandonar sus hogares, sentían mayor miedo por la vida que por la muerte 93. [4] Contra tal ciudad y tal pueblo Tito decidió luchar con el empleo de
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Cf. Jeremías X 2; JOSEFO, La guerra de los judíos VI 288-98: HEUBNER-FAUTH, Historien V, págs. 149-151; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, págs. 199-201. 90 Esto ocurrió en Pentecostés, a mediados de junio; cf. JOSEFO, La guerra de los judíos VI 299. Para los romanos, este hecho significaba la premonición de una victoria; cf. VIRGILIO, Eneida II 351-352; PLINIO, Historia natural XX-VIII 18; MACROBIO, Saturnalia III 9, 14. 91 Cf. Daniel II 44; SUETONIO, Vespasiano IV 5; HEUBNER-FAUTH, Historien V, págs. 151-155; J. G. GRIFFITHS, «Tacitus and the Hodayot in the Dead Sea Scrolls», Rhein. Museum 113 (1970), 363-368; D. S. BARRET, «Tacitus, Histories V 13, 2 and the Dead Sea Scrolls Again», Rhein. Museum 119 (1976), 366. 92 JOSEFO (La guerra de los judíos VI 420) habla de 1.1000.000 muertos durante el asedio a Jerusalén y 97.000 prisioneros, también de forma exagerada; cf. HEUBNER-FAUTH, Historien V, págs. 155-156; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IVV, pág. 201. 93 Cf. DIÓN CASIO, LXVI 6, 3.
quando impetus et subita belli locus abnueret, aggeribus uineisque certare statuit: diuiduntur legionibus munia et quies proeliorum fuit, donec cuncta expugnandis urbibus reperta apud ueteres aut nouis ingeniis struerentur.
terraplenes y manteletes, puesto que el terreno no permitía el asalto u operaciones por sorpresa. La tarea se distribuyó entre las legiones y no hubo combate alguno hasta que se dispuso de toda la maquinaria para asaltar ciudades, tanto la inventada por los antiguos como por la moderna ingeniería 94.
La revuelta de los batavos (III). Derrota de Civil [5,14] At Ciuilis post malam in Treuiris pugnam reparato per Germaniam exercitu apud Vetera castra consedit, tutus loco, et ut memoria prosperarum illic rerum augescerent barbarorum animi. Secutus est eodem Cerialis, duplicatis copiis aduentu secundae et tertiae decimae et quartae decimae legionum; cohortesque et alae iam pridem accitae post uictoriam properauerant. [2] Neuter ducum cunctator, sed arcebat latitudo camporum suopte ingenio umentium; addiderat Ciuilis obliquam in Rhenum molem, cuius obiectu reuolutus amnis adiacentibus superfunderetur. Ea loci forma, incertis uadis subdola et nobis aduersa: quippe miles Romanus armis grauis et nandi pauidus, Germanos fluminibus suetos leuitas armorum et proceritas corporum attollit.
14. Y entretanto Civil 95, después de su revés en Tréveris, recompuso su ejército en Germania y acampó junto a Vetera, pues la posición era segura y tenía la idea de elevar la moral de los bárbaros con el recuerdo de los éxitos allí obtenidos. Cerial 96 le siguió hasta allí tras doblar sus fuerzas con la llegada de las legiones II, VI y XIV 97. Además, las cohortes y los regimientos de caballería, reclamados hacía tiempo, se habían dado prisa después de la victoria. [2] Ninguno de los dos comandantes era irresoluto, pero los mantenía alejados una amplia llanura húmeda por propia naturaleza. Civil había construido una presa en forma oblicua sobre el Rin, de manera que el río desviado con tal obstáculo se desbordara por las inmediaciones. Tal era la naturaleza del lugar, traicionera por sus pantanos inseguros y perjudicial para los nuestros, pues los soldados romanos iban cargados con las armas y sentían pavor a nadar, mientras que a los germanos, acostumbrados a los ríos, la ligereza de sus armas 98 y su elevada estatura les permitían sobresalir por encima del nivel de las aguas.
[5,15] Igitur lacessentibus Batauis ferocissimo cuique nostrorum coeptum certamen, deinde orta trepidatio, cum praealtis paludibus arma equi haurirentur. Germani notis uadis persultabant, omissa plerumque fronte latera ac terga
15. Así pues, cuando los batavos empezaron las escaramuzas, los más valientes de los nuestros iniciaron el combate 99. Pero pronto siguió el pánico, cuando armas y caballos quedaron engullidos en profundos pantanos. Los germanos saltaban por los vados que conocían bien y, eludiendo por lo general nuestro frente,
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La guerra terminó a finales de septiembre del año 70, cuando Tito entró triunfalmente en Jerusalén. Tácito interrumpe el relato de la conquista de Jerusalén para volver a la revuelta de los batavos. La continuación del relato de los judíos puede leerse en DIÓN CASIO (LXVI 4-11) y en JOSEFO (La guerra de los judíos V y VI); cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 201. 95 Tácito continúa la narración de los hechos que había dejado en IV 79. Léase también a A. J. WOODMAN, Tacitus Reviewed, Oxford, 1998, págs. 70-85. 96 Cf. III 59, 2. 97 Las legiones II Adiutrix, la VI Victrix y la XIV Gemina Martia Victrix; cf. IV 68, 4; 79, 3. Cerial disponía ya de las legiones IV Macedonica, XXIII Primigenia, I Germanica y XVI Gallica; cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 201-202. 98 Cf. Anales II 14, 3. 99 Cf. T. WOODMAN, «Self-imitation and the substance of History: Tacitus, Annals 1.61-5 and Histories 2.70, 5.14-15», en D. WEST y T. WOODMAN, eds., Creative Imitation and Latin Literature, Cambridge, 1979, págs. 143-155 y 231-235.
circumuenientes. Neque ut in pedestri acie comminus certabatur, sed tamquam nauali pugna uagi inter undas aut, si quid stabile occurrebat, totis illic corporibus nitentes, uulnerati cum integris, periti nandi cum ignaris in mutuam perniciem implicabantur. [2] Minor tamen quam pro tumultu caedes, quia non ausi egredi paludem Germani in castra rediere. Eius proelii euentus utrumque ducem diuersis animi motibus ad maturandum summae rei discrimen erexit. Ciuilis instare fortunae, Cerialis abolere ignominiam: Germani prosperis feroces, Romanos pudor excitauerat. Nox apud barbaros cantu aut clamore, nostris per iram et minas acta.
rodeaban a nuestros hombres por los flancos y la espalda. No se luchaba como en un combate de infantería de cerca y de lejos, sino que, como en una batalla naval, flotaban entre las aguas o, si aparecía algún punto para hacer pie, se apoyaban allí100 con todas sus fuerzas, heridos con ilesos, los que sabían nadar con los que no, y todos se enredaban para mal de unos y otros. [2] La mortandad fue menor de lo que hacía presagiar la confusión, porque los germanos no se atrevieron a salir del pantano y regresaron a su campamento. El desenlace de este combate llevó a los dos generales, aunque por diferentes motivos, a precipitar la lucha final. Civil deseaba explotar el éxito, Cerial borrar su ignominia. Los germanos estaban embravecidos por el éxito, a los romanos los estimulaba la vergüenza. La noche transcurrió para los bárbaros entre cánticos y griteríos, para los nuestros en medio de enojos y amenazas.
[5,16] Postera luce Cerialis equite et auxiliariis cohortibus frontem explet, in secunda acie legiones locatae, dux sibi delectos retinuerat ad improuisa. Ciuilis haud porrecto agmine, sed cuneis adstitit: Bataui Cugernique in dextro, laeua ac propiora flumini Transrhenani tenuere.
16. Al amanecer del día siguiente Cerial formó a la caballería y a las cohortes auxiliares en la vanguardia y a las legiones en segunda línea 101, mientras que el general se reservó una fuerza escogida para el caso de una emergencia. Civil se presentó, no con su columna desplegada, sino con una formación en cuña 102. Los batavos y cugernos ocuparon el lado derecho, los transrenanos la parte izquierda más cercana al río 103. [2] Los generales no pronunciaron sus arengas al estilo de una asamblea militar ante todos, sino que se dirigían a ellos conforme cabalgaban ante cada grupo de los suyos. Cerial recordó la antigua gloria del nombre romano y sus victorias antiguas y recientes, y que para destruir para siempre a un enemigo, traidor, cobarde y vencido anteriormente, era más necesaria la venganza que el combate. Recientemente, siendo menos 104, les decía, habían luchado contra un número superior y, sin embargo, habían derrotado a lo mejor de la fuerza de los germanos y solo quedaban los que llevaban la huida en sus corazones y las heridas en las espaldas.
[2] Exhortatio ducum non more contionis apud uniuersos, sed ut quosque suorum aduehebantur. Cerialis ueterem Romani nominis gloriam, antiquas recentisque uictorias; ut perfidum ignauum uictum hostem in aeternum exciderent, ultione magis quam proelio opus esse. Pauciores nuper cum pluribus certasse, ac tamen fusos Germanos, quod roboris fuerit: superesse qui fugam animis, qui uulnera tergo ferant.
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Sobre el texto latino, cf. WELLESLEY, «Tacitus, Histories: A Textual Survey…», pág. 1.680; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 202. 101 El objetivo era reducir las pérdidas de efectivos: cf. Agrícola XXXV 2-3. 102 Cf. II 4, 2; IV 16, 2. Sobre la estrategia de Cerial, léase a J. S. RAINBIRD, «Tactics at Mons Graupius», Class. Review 19 (1969), 11-12. 103 El río Lek, afluente del Rin. Sobre los batavos y cugernos, cf. IV 26, 3; sobre los transrenanos, cf. IV 23, 2. 104 En Rigodulum y Treveri.
[3] Proprios inde stimulos legionibus admouebat, domitores Britanniae quartadecimanos appellans; principem Galbam sextae legionis auctoritate factum; illa primum acie secundanos noua signa nouamque aquilam dicaturos. Hinc praeuectus ad Germanicum exercitum manus tendebat, ut suam ripam, sua castra sanguine hostium reciperarent. Alacrior omnium clamor, quis uel ex longa pace proelii cupido uel fessis bello pacis amor, praemiaque et quies in posterum sperabatur.
[3] Después, incitaba a las legiones con estímulos dirigidos a cada una de ellas, llamando a los hombres de la XIV conquistadores de Britania 105; diciendo que Galba se había convertido en emperador 106 por la autoridad de la legión VI y que en la batalla de aquel día los hombres de la legión II iban a consagrar por primera vez los nuevos estandartes y la nueva águila 107. Luego, cabalgando hasta la altura del ejército de Germania 108 les tendía sus manos para pedirles que recuperaran su propia ribera y su propio campamento 109 a costa de la sangre enemiga. Se produjo un griterío unánime de entusiasmo, pues algunos estaban deseosos de combate después de una larga paz y otros, cansados de guerras, anhelaban la paz, además de que todos esperaban recompensas y una vida tranquila en el futuro.
[5,17] Nec Ciuilis silentem struxit aciem, locum pugnae testem uirtutis ciens: stare Germanos Batauosque super uestigia gloriae, cineres ossaque legionum calcantis. Quocumque oculos Romanus intenderet, captiuitatem clademque et dira omnia obuersari. Ne terrerentur uario Treuirici proelii euentu: suam illic uictoriam Germanis obstitisse, dum omissis telis praeda manus impediunt: sed cuncta mox prospera et hosti contraria euenisse. Quae prouideri astu ducis oportuerit, prouidisse, campos madentis et ipsis gnaros, paludes hostibus noxias.
17. Civil tampoco formó a su ejército en silencio, pues apeló al escenario de la batalla como testigo de su valor, diciendo que los germanos y batavos se alzaban sobre vestigios de gloria pisoteando las cenizas y los huesos de las legiones. Adondequiera que los romanos dirigiesen su mirada, se toparían con el cautiverio, la derrota y toda clase de presagios siniestros. No debían amedrentarse, les decía, por el incierto resultado de la batalla de Tréveris 110, pues allí su propia victoria había sido un obstáculo para los germanos, ya que se olvidaron de las armas y dejaron sus manos sin utilidad ocupadas en el botín. Pero luego todo había sido favorable para ellos111 y adverso para el enemigo. Se habían tomado las medidas que un hábil general debe tomar: campos encharcados que ellos conocían bien y pantanos dañosos para nuestros enemigos. [2] Ante su mirada estaban el Rin y los dioses de Germania 112, con cuya protección iniciarían el combate acordándose de esposas 113, padres y patria. [3] Aquel día sería el más
[2] Rhenum et Germaniae deos in aspectu: quorum numine capesserent pugnam, coniugum parentum patriae memores: illum diem aut gloriosissimum inter 105
Cf. V 5; VELEYO PATÉRCULO, II 97, 3; 129, 2. La legión era la XIV Gemina Martia Victrix; cf. II 11, 1; 32, 2; 54, 1; Anales XIV 34-37 (victoria sobre los britanos en el año 61 d. C.); HEUBNER-FAUTH, Historien V, pág. 162; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 202-203. 106 Galba fue proclamado emperador el 3 de abril del año 68; cf. I 16, 2; III 44; SUETONIO, Galba X 2. 107 Eran las legiones VI Victrix y II Adiutrix, que se había reclutado hacía poco tiempo; cf. IV 68, 4; cf. HEUBNER-FAUTH, Historien V, pág. 162; CHILVER, Histories IV-V, págs. 98-99; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 203. 108 Las legiones I Germanica, la IV Macedonica, la XVI Gallica y la XXI Rapax; cf. V 14, 1. 109 En Vetera. Solo quedaban restos de las legiones I Germanica y XVI Gallica; cf. IV 59, 2. 110 Cf. IV 77-79. 111 Cf. IV 79, 4. 112 El Rin, más que una deidad, constituía el símbolo de la resistencia de los germanos frente a Roma. 113 Cf: IV 18, 2; Agrícola XXXII 3; Germania VII 3-4; XVIII 4, 7.
maiores aut ignominiosum apud posteros fore. Ubi sono armorum tripudiisque --ita illis mos-- adprobata sunt dicta, saxis glandibusque et ceteris missilibus proelium incipitur, neque nostro milite paludem ingrediente et Germanis, ut elicerent, lacessentibus.
glorioso de su historia o el más ignominioso para sus descendientes. Una vez que se aprobaron sus palabras con ruido de las armas y danzas salvajes 114, como era su costumbre, comenzó la batalla con tiros de piedras, balas y otros proyectiles, sin que nuestros soldados entrasen en el pantano, a pesar de que los germanos les hostigaban para atraerlos hacia él.
[5,18] Absumptis quae iaciuntur et ardescente pugna procursum ab hoste infestius: immensis corporibus et praelongis hastis fluitantem labantemque militem eminus fodiebant; simul e mole, quam eductam in Rhenum rettulimus, Bructerorum cuneus transnatauit. Turbata ibi res et pellebatur sociarum cohortium acies, cum legiones pugnam excipiunt suppressaque hostium ferocia proelium aequatur. [2] Inter quae perfuga Batauus adiit Cerialem, terga hostium promittens, si extremo paludis eques mitteretur: solidum illa et Cugernos, quibus custodia obuenisset, parum intentos. Duae alae cum perfuga missae incauto hosti circumfunduntur. Quod ubi clamore cognitum, legiones a fronte incubuere, pulsique Germani Rhenum fuga petebant. Debellatum eo die foret, si Romana classis sequi maturasset: ne eques quidem institit, repente fusis imbribus et propinqua nocte.
18. Cuando agotaron los proyectiles y se fue enardeciendo la lucha, el enemigo cargó con mayor fiereza. Con sus enormes cuerpos y sus larguísimas lanzas herían a distancia a nuestros soldados que resbalaban y flotaban en el agua. Al mismo tiempo, una columna de brúcteros 115 cruzó a nado desde el dique que dijimos se había levantado en el Rin. La situación se volvió allí confusa y ya empezaban a ceder las líneas de las cohortes aliadas, cuando las legiones entraron en acción, reprimieron la acometida de los enemigos e igualaron el combate. [2] Mientras esto sucedía, llegó hasta Cerial un tránsfuga batavo que le aseguró que tomarían la espalda de los enemigos, si enviaba a la caballería por la parte más lejana del pantano, pues el terreno era firme allí y los cugernos, a quienes se les había encomendado la defensa, estaban un tanto descuidados. Se enviaron con el desertor dos regimientos de caballería que rodearon al enemigo desprevenido. Cuando esto se supo por el griterío originado, las legiones cargaron de frente y los germanos, derrotados, huyeron hacia el Rin. Aquel día hubiera significado el fin de la guerra, si la flota romana 116 se hubiera apresurado a seguirlos, pero ni siquiera la caballería insistió, pues de repente se puso a llover y la noche ya estaba cerca.
[5,19] Postera die quartadecima legio in 19. Al día siguiente la legión XIV117 fue enviada a la superiorem pro uinciam Gallo Annio Germania Superior para unirse a Galo Annio 118. La missa: Cerialis exercitum decima ex legión X procedente de Hispania 119 completó el ejército 114
Los germanos golpeaban los escudos con las armas en señal de aprobación; cf. Germania XI 6; CÉSAR, Guerra de las Galias VII 21. Sobre las danzas rítmicas, propias de guerreros bárbaros, cf. Anales IV 47, 2; LIVIO, I 20, 4; XXI 42, 3; XXIII 26, 9; XXV 17, 5; XXXVIII 17, 4; CURCIO, VII 10, 4; HEUBNER- FAUTH, Historien V, pág. 164. 115 Cf. IV 21, 2. 116 Debió de haber sido rehecha tras la derrota de IV 79, 3. 117 La legión XIV Gemina Martia Victrix; cf. IV 16, 3. 118 Annio Galo era gobernador de la Germania Superior y Petilio Cerial de la Inferior; cf. I 87, 2; IV 68, 1. 119 La legión X Gemina; cf. II 58, 2; III 44.
Hispania legio suppleuit: Ciuili Chaucorum auxilia uenere. Non tamen ausus oppidum Batauorum armis tueri, raptis quae ferri poterant, ceteris iniecto igni, in insulam concessit, gnarus deesse nauis efficiendo ponti, neque exercitum Romanum aliter transmissurum: quin et diruit molem a Druso Germanico factam Rhenumque prono alueo in Galliam ruentem, disiectis quae morabantur, effudit. [2] Sic uelut abacto amne tenuis alueus insulam inter Germanosque continentium terrarum speciem fecerat. [3] Transiere Rhenum Tutor quoque et Classicus et centum tredecim Treuirorum senatores, in quis fuit Alpinius Montanus, quem a Primo Antonio missum in Gallias superius memorauimus. Comitabatur eum frater D. Alpinius; simul ceteri miseratione ac donis auxilia concibant inter gentis periculorum auidas.
de Cerial. Civil recibió refuerzos de los caucos 120. Sin embargo, no se atrevió a defender con las armas la capital de los batavos121, sino que se llevó todo lo que se podía transportar, prendió fuego a lo demás y se retiró a la isla 122, pues sabía que no había botes para construir un puente y que el ejército romano no podía atravesar de otro modo. Más aún, destruyó el dique que había levantado Druso Germánico 123, con lo cual el Rin 124, que tiende a fluir hacia la Galia por su cauce en pendiente, se desbordó al removerse las barreras que lo contenían. [2] Drenado por así decirlo el río, el cauce así disminuido había formado una especie de tierra firme entre la isla y los germanos. [3] También cruzaron el Rin Tutor 125 y Clásico 126 y 113 senadores tréviros, entre los que se encontraba Alpinio Montano, del que recordamos más arriba 127 que Antonio Primo había enviado a las Galias. Le acompañaba su hermano Décimo Alpinio. Junto a ellos los demás dirigentes inspirando compasión o con regalos los regalos intentaban conseguir refuerzos entre tribus deseosas de probar.
[5,20] Tantumque belli superfuit ut praesidia cohortium alarum legionum uno die Ciuilis quadripertito inuaserit, decimam legionem Arenaci, secundam Batauoduri et Grinnes Vadamque, cohortium alarumque castra, ita diuisis copiis ut ipse et Verax, sorore eius genitus, Classicusque ac Tutor suam quisque manum traherent, nec omnia patrandi fiducia, sed multa ausis aliqua in parte
20. De hecho, quedaba tanta guerra que en un solo día Civil dirigió un cuádruple ataque contra las posiciones ocupadas por las cohortes, los regimientos de caballería y las legiones, contra la legión X en Arenacium 128, contra la II en Batavoduro 129, y contra Grinnes y Vada 130, los campamentos de las cohortes y regimientos de caballería. Civil dividió sus tropas, de forma que él, Veraz, hijo de su hermana, Clásico y Tutor dirigieran sus propias fuerzas. No esperaban alcanzar todos los objetivos, pero confiaban que, al atreverse a muchas
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Cf. IV 79, 2. Batavoduro (zona de Nimega); cf. CHILVER, Histories IV-V, págs. 99-100. 122 La isla de los batavos; cf. IV 12, 2. 123 El dique fue iniciado por Druso Germánico, hermano de Tiberio, en el año 9 a. C. y terminado por Pompeyo Paulino en el 55 d. C.; cf. Anales XIII 53, 2; II 6, 4; W. VOLLGRAFF, «Les travaux de Drusus dans la Germanie Inférieure», Rev. Étud. Ancienn. 42 (1940), 686-698; HEUBNER-FAUTH, Historien V, pág. 166; CHILVER, Histories IV-V, pág. 100; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 204; ASH, The Histories, pág. 311. 124 En realidad, es el río Waal. 125 Cf. IV 55, 2. 126 Cf. IV 55, 1. 127 La legión X Gemina; cf. III 35, 2. 128 La legión X Gemina en Rindern, en las cercanías de la actual Kleve; cf. HEUBNER-FAUTH, Historien V, pág. 167; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 204. 129 La legión II Adiutrix. 130 Tal vez se trate de la actual Heerew aarden, al este de Rossum (Grinnes); HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 205. 121
fortunam adfore: simul Cerialem neque satis cautum et pluribus nuntiis huc illuc cursantem posse medio intercipi. [2] Quibus obuenerant castra decimanorum, obpugnationem legionis arduam rati egressum militem et caedendis materiis operatum turbauere, occiso praefecto castrorum et quinque primoribus centurionum paucisque militibus: ceteri se munimentis defendere. Interim Germanorum manus Batauoduri interrumpere inchoatum pontem nitebantur: ambiguum proelium nox diremit.
empresas, la fortuna les sonreiría en algún punto. Además, pensaban que Cerial no era muy precavido 131 y, mientras corría de acá para allá según los distintos avisos que recibía, podía ser interceptado en el camino. [2] Las fuerzas encargadas de tomar el campamento de la legión X pensaron que el asalto sería difícil y así, cuando los soldados salieron del campamento y andaban cortando madera, los hostigaron y mataron al comandante del campamento, a cinco centuriones de primer rango y a unos pocos soldados, mientras que los demás se refugiaron en las defensas. Mientras tanto, un contingente de germanos intentaba destruir un puente iniciado en Batavoduro, pero la noche puso fin a este combate indeciso 132.
[5,21] Plus discriminis apud Grinnes Vadamque. Vadam Ciuilis, Grinnes Classicus obpugnabant: nec sisti poterant interfecto fortissimo quoque, in quis Briganticus praefectus alae ceciderat, quem fidum Romanis et Ciuili auunculo infensum diximus. Sed ubi Cerialis cum delecta equitum manu subuenit, uersa fortuna; praecipites Germani in amnem aguntur. [2] Ciuilis dum fugientis retentat, agnitus petitusque telis relicto equo transnatauit; idem Veraci effugium: Tutorem Classicumque adpulsae luntres uexere. Ne tum quidem Romana classis pugnae adfuit, et iussum erat, sed obstitit formido et remiges per alia militiae munia dispersi. [3] Sane Cerialis parum temporis ad exequenda imperia dabat, subitus consiliis set euentu clarus: aderat fortuna, etiam ubi artes defuissent; hinc ipsi exercituique minor cura disciplinae. Et paucos post dies, quamquam periculum captiuitatis euasisset, infamiam non uitauit.
21. La situación fue más peligrosa en Grinnes y Vada 133. Civil atacaba a Vada, Clásico a Grinnes. No podían detener a los asaltantes, pues habían perdido a los hombres más valientes, entre los que había caído Brigántico, comandante de la caballería, de quien ya mencionamos 134 su lealtad a los romanos y su hostilidad hacia su tío Civil. Pero cuando Cerial acudió al rescate con un grupo escogido de caballería, cambió nuestra suerte y los germanos fueron lanzados en desorden hacia río 135. [2] Cuando Civil intentaba contener a los que huían, fue reconocido y atacado con dardos, pero abandonó el caballo y cruzó a nado el río. Veraz huyó también de la misma forma. Unas barcazas aprestadas para ello se llevaron a Tutor y a Clásico. Y ni siquiera entonces intervino en la lucha la escuadra romana, como se había ordenado, sino que lo impidió el miedo y la dispersión de los remeros en otros servicios de la milicia. [3] Ciertamente, Cerial daba por lo general poco tiempo para cumplir sus órdenes, pues era un hombre de decisiones repentinas, aunque brillante en los resultados. Le asistía la buena suerte 136, aun cuando le fallara el arte de la milicia. Por eso, él y su ejército se preocupaban menos por la disciplina. Unos pocos días después, aunque evitó caer prisionero, no evitó la infamia.
131
El defecto se recuerda también en IV 71, 1. Cf. IV 35, 2. 133 Cf. V 20, 1. 134 Sobre Brigántico, cf. II 22, 3. La referencia es a IV 70, 2. 135 El río Waal. 136 La que solía asistir a los generales flavianos; cf. III 46, 3; 82, 3; IV 78, 3. 132
[5,22] Profectus Nouaesium Bonnamque ad uisenda castra, quae hiematuris legionibus erigebantur, nauibus remeabat disiecto agmine, incuriosis uigiliis. Animaduersum id Germanis et insidias composuere: electa nox atra nubibus, et prono amne rapti nullo prohibente uallum ineunt. [2] Prima caedes astu adiuta: incisis tabernaculorum funibus suismet tentoriis coopertos trucidabant. Aliud agmen turbare classem, inicere uincla, trahere puppis; utque ad fallendum silentio, ita coepta caede, quo plus terroris adderent, cuncta clamoribus miscebant. Romani uulneribus exciti quaerunt arma, ruunt per uias, pauci ornatu militari, plerique circum brachia torta ueste et strictis mucronibus.
[3] Dux semisomnus ac prope intectus errore hostium seruatur: namque praetoriam nauem uexillo insignem, illic ducem rati, abripiunt. Cerialis alibi noctem egerat, ut plerique credidere, ob stuprum Claudiae Sacratae mulieris Vbiae. Vigiles flagitium suum ducis dedecore excusabant, tamquam iussi silere ne quietem eius turbarent; ita intermisso signo et uocibus se quoque in somnum lapsos. Multa luce reuecti hostes captiuis nauibus, praetoriam triremem flumine Lupia donum Veledae traxere.
22. Cerial se había dirigido a Novaesium y Bonna 137 con el objetivo de pasar revista a los campamentos que se construían para que las legiones pasaran el invierno. Regresaba en una flotilla naval sin mantener la formación 138 ni cuidar las guardias. Lo advirtieron los germanos y le tendieron una emboscada. Eligieron una noche de negras nubes y dejándose arrastrar por la corriente del río penetraron en la empalizada sin encontrar resistencia. [2] La matanza se inició con ayuda de una treta. Cortaron los vientos de las tiendas y empezaron a degollar a los soldados que habían quedado cubiertos por sus propias lonas. Otra columna hostigaba a la flotilla, les lanzaba cabos y tiraban de las popas. Y si antes habían actuado en silencio para sorprender, ahora que se inició la matanza todo se llenó de griteríos para provocar más terror. Los romanos, que se habían despertado por los golpes, buscaban las armas, se precipitaban a las calles del campamento, pocos con su equipo militar, la mayoría con la ropa liada en el brazo y las espadas desenvainadas. [3] El general, medio dormido y casi desnudo, se salvó por un error de los enemigos, pues se llevaron la nave pretoria, distinguida por la enseña, pensando que el general se encontraba allí. Cerial había pasado la noche en otro sitio, como muchos creyeron, a causa de su relación adulterina con Claudia Sacrata 139, una mujer ubia. Los centinelas excusaban su propia falta con la desvergüenza de su general, alegando que se les había ordenado guardar silencio para no molestar su sueño. De este modo, al suspenderse los toques y contraseñas, también ellos se habían entregado al sueño. Ya con mucha luz los enemigos se retiraron con las naves capturadas, llevándose la nave pretoria por el río Lupia 140 como un regalo para Véleda141.
[5,23] Ciuilem cupido incessit naualem 23. A Civil le entró el deseo de escenificar una batalla aciem ostentandi: complet quod biremium naval. Completó la tripulación de todas las birremes y quaeque simplici ordine agebantur; naves que se movían con un solo banco de remos142.
137
Cf. IV 26, 3 y IV 19, 2. Sobre la juntura latina, disiecto agmine, cf. HEUBNER-FAUTH, Historien V, pág. 169. 139 Una mujer de Colonia Claudia, desconocida por lo demás; cf. SYME, Tacitus, I, págs. 175 y 190. 140 El actual río Lippe, afluente del Rin en Alemania. 141 Cf. IV 61, 2-3. 142 Cf. II 16, 2. 138
adiecta ingens luntrium uis, tricenos quadragenosque ferunt, armamenta Liburnicis solita; et simul captae luntres sagulis uersicoloribus haud indecore pro uelis iuuabantur. Spatium uelut aequoris electum quo Mosae fluminis os amnem Rhenum Oceano adfundit. [2] Causa instruendae classis super insitam genti uanitatem ut eo terrore commeatus Gallia aduentantes interciperentur. Cerialis miraculo magis quam metu derexit classem, numero imparem, usu remigum, gubernatorum arte, nauium magnitudine potiorem. His flumen secundum, illi uento agebantur: sic praeuecti temptato leuium telorum iactu dirimuntur. Ciuilis nihil ultra ausus trans Rhenum concessit: [3] Cerialis insulam Batauorum hostiliter populatus agros uillasque Ciuilis intactas nota arte ducum sinebat, cum interim flexu autumni et crebris per aequinoctium imbribus superfusus amnis palustrem humilemque insulam in faciem stagni oppleuit. Nec classis aut commeatus aderant, castraque in plano sita ui fluminis differebantur.
[5,24] Potuisse tunc opprimi legiones et uoluisse Germanos, sed dolo a se flexos imputauit Ciuilis; neque abhorret uero, quando paucis post diebus deditio insecuta est. Nam Cerialis per occultos nuntios Batauis pacem, Ciuili ueniam ostentans, Veledam propinquosque monebat fortunam belli, tot cladibus aduersam, opportuno erga populum
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Añadió una gran cantidad de barcazas, que transportaban treinta o cuarenta hombres con el armamento acostumbrado en las libúrnicas. Las barcazas apresadas se valían asimismo de paños multicolores en lugar de velas, no sin prestancia. Eligió un espacio que era como el mar, hacia donde la desembocadura del río Mosa descarga el agua del Rin en el Océano 143. [2] La razón de formar la flota, además de la vanidad congénita de los batavos, era interceptar, a partir del miedo que ello provocaría, los convoyes de aprovisionamiento que llegaban a la Galia. Cerial, con más asombro que miedo, dirigió contra ellos la flota, que era inferior en número, pero superior por la experiencia de los remeros, la técnica de los pilotos y el tamaño de las naves. Estos tenían a su favor la corriente del río, a aquellos les impulsaba el viento. Y así se cruzaron y se separaron tras intentar el lanzamiento de proyectiles ligeros. Civil, sin atreverse a nada más, se retiró al otro lado del Rin. [3] Cerial arrasó violentamente la isla de los batavos, pero dejó intactos los campos y granjas de Civil siguiendo una conocida táctica de los generales 144. Entretanto, con la llegada del otoño y la caída de lluvias persistentes durante quince días, el río se desbordó y cubrió la isla, cenagosa y llana, dejándola como si fuera una laguna. Ni la flota ni los suministros estaban a mano y los campamentos, situados en lo llano, eran arrastrados por la fuerza del río.
24. Entonces se pudo haber aplastado a las legiones, cosa que los germanos habrían querido, pero Civil se atribuyó el mérito de haberlos desviado con engaños de su objetivo 145. Y no se alejaba de la verdad, puesto que a los pocos días se produjo la rendición. El hecho es que Cerial, mientras enviaba mensajeros secretos ofreciendo la paz a los batavos y a Civil el perdón, aconsejaba a Véleda y a su pueblo cambiar su fortuna en aquella guerra, que después de tantas derrotas les era adversa
Se trata del estuario que forman la confluencia de los ríos Maas y Waal; cf. PLINIO, Historia natural IV 101; MELA, III 24; HEUBNER-FAUTH, Historien V, pág. 172; CHILVER, Histories IV-V, págs. 101-102; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 207. 144 La idea era levantar las sospechas de un pacto oculto con Civil, lo cual le debilitaría ante los suyos. Lo mismo hicieron Pericles con Arquídamo (TUCÍDIDES, II 13, 1), Coriolano con los patricios (LIVIO, II 39, 5-6) o Aníbal con Fabio Máximo (LIVIO, XXII 23, 4); cf. VALERIO MÁXIMO, VII 3; SILIO, VII 260-262; HEUBNER-FAUTH, Historien V, pág. 173. FRONTINO, Estratagemas, I 8, 2; JUSTINO, III 7, 8. 145 Cf. V 26, 1; HEUBNER-FAUTH, Historien V, pág. 174.
Romanum merito mutare: caesos Treuiros, receptos Vbios, ereptam Batauis patriam; neque aliud Ciuilis amicitia partum quam uulnera fugas luctus. [2] Exulem eum et extorrem recipientibus oneri, et satis peccauisse quod totiens Rhenum transcenderint. Si quid ultra moliantur, inde iniuriam et culpam, hinc ultionem et deos fore.
mediante un oportuno servicio al pueblo romano. Los tréviros146, les recordaba, habían sido destrozados, los ubios se habían rendido, los batavos habían perdido su patria. No habían recibido de la amistad 147 de Civil otra cosa que no fueran heridas, destierros y luto. [2] Civil, un exiliado y extranjero, era una carga para quienes lo acogieran y bastante delito habían cometido ellos con haber atravesado tantas veces el Rin. Si estaban tramando algo más, de su parte estaría la ofensa y la culpa y de la de Roma la venganza y los dioses.
[5,25] Miscebantur minis promissa; et concussa Transrhenanorum fide inter Batauos quoque sermones orti: non prorogandam ultra ruinam, nec posse ab una natione totius orbis seruitium depelli. Quid profectum caede et incendiis legionum nisi ut plures ualidioresque accirentur? Si Vespasiano bellum nauauerint, Vespasianum rerum potiri: sin populum Romanum armis uocent, quotam partem generis humani Batauos esse?
25. Las promesas se mezclaban con las amenazas. Cuando se quebró la lealtad de los transrenanos 148, surgieron también murmuraciones entre los batavos. No se debía prolongar más tiempo la ruina, reflexionaban, ni un solo pueblo podía abolir la esclavitud del mundo entero. ¿Qué provecho habían sacado de los incendios y matanzas de las legiones 149 sino atraer a más fuerzas y más poderosas? Si Vespasiano era el hombre por el que habían hecho la guerra, Vespasiano ya estaba en el poder. Pero si con las armas estaban desafiando al pueblo romano, ¡qué pequeña fracción del género humano representaban los batavos! [2] Tenían que fijarse en los retos y nóricos 150 y en las cargas que soportaban los demás aliados, mientras que a ellos no se les imponían tributos, sino tan solo colaborar con hombres valientes. Eso era lo más cercano a la libertad. Y si había que elegir a señores, era más honroso soportar a los príncipes de los romanos que a las mujeres de Germania 151. [3] Así se expresaba el pueblo, y los nobles con más dureza. Civil, mantenían estos últimos, los había lanzado a las armas por su propia locura. Y para encubrir sus desgracias familiares 152 había provocado la destrucción de su pueblo. Los batavos se habían convertido en enemigos de los dioses, cuando se sitiaba a las legiones, se asesinaba a sus comandantes y se emprendía una guerra necesaria para un solo hombre pero fatal para ellos.
[2] Respicerent Raetos Noricosque et ceterorum onera sociorum: sibi non tributa, sed uirtutem et uiros indici. Proximum id libertati; et si dominorum electio sit, honestius principes Romanorum quam Germanorum feminas tolerari. [3] Haec uulgus, proceres atrociora: Ciuilis rabie semet in arma trusos; illum domesticis malis excidium gentis opposuisse. Tunc infensos Batauis deos, cum obsiderentur legiones, interficerentur legati, bellum uni necessarium, ferale ipsis sumeretur.
146
Sobre los tréviros, cf. IV 70-71; de los ubios, léase IV 79; sobre los batavos, cf. V 23, 3. En el sentido político del término como una alianza para conseguir objetivos comunes; cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 207. 148 Cf. IV 23, 2. 149 Alusión a la destrucción de Vetera; cf. IV 60, 3. 150 Cf. I 11, 2. 151 Alusión a Véleda; cf. IV 61, 2. 152 Cf. IV 13, 1 (ejecución de Julio Paulo) y 32, 2 (arresto de Julio Civil). 147
Ventum ad extrema, ni resipiscere Se había llegado ya a una situación desesperada, a no incipiant et noxii capitis poena ser que empezaran a tener sentido común y paenitentiam fateantur. demostraran arrepentimiento con el castigo de la persona culpable 153.
[5,26] Non fefellit Ciuilem ea inclinatio et praeuenire statuit, super taedium malorum etiam spe uitae, quae plerumque magnos animos infringit. Petito conloquio scinditur Nabaliae fluminis pons, in cuius abrupta progressi duces, [2] et Ciuilis ita coepit: 'si apud Vitellii legatum defenderer, neque facto meo uenia neque dictis fides debebatur; cuncta inter nos inimica: hostilia ab illo coepta, a me aucta erant: erga Vespasianum uetus mihi obseruantia, et cum priuatus esset, amici uocabamur. [3] Hoc Primo Antonio notum, cuius epistulis ad bellum actus sum, ne Germanicae legiones et Gallica iuuentus Alpis transcenderent. Quae Antonius epistulis, Hordeonius Flaccus praesens monebat: arma in Germania moui, quae Mucianus in Syria, Aponius in Moesia, Flauianus in Pannonia.
153
26. No pasó desapercibido a Civil tal cambio de opinión y decidió anticiparse, no solo porque estaba harto de desgracias, sino también por conservar la vida 154, cosa que la mayoría de las veces hace romper grandes aspiraciones. Solicitó una entrevista. Se cortó el puente sobre el río Nabalia 155 y los generales avanzaron hasta los bordes del puente cortado. [2] Civil inició su discurso en estos términos 156: «Si yo me estuviera defendiendo ante un legado de Vitelio, ni mis actos merecerían perdón ni mis palabras credibilidad. Entre nosotros todo es enemistad. Él desató las hostilidades, yo las redoblé. En cuanto a Vespasiano mi respeto viene de antiguo 157 y, cuando era un simple particular, nos llamábamos amigos. [3] Este hecho lo sabía Antonio Primo, cuya carta me impulsó 158 a la guerra con el objetivo de impedir que las legiones de Germania y los jóvenes de la Galia cruzaran los Alpes. Lo que Antonio me aconsejaba en su carta, me lo recordaba en persona Hordeonio Flaco 159. Las armas que yo levanté en Germania son las mismas que levantaron Muciano 160 en Siria, Aponio 161 en Mesia, Flaviano en Panonia 162 ***».
Civil. La misma idea se encuentra en Anales II 63, 4. 155 Tal vez se trate del río Ijssel o el Vecht; A. DEDERICH, «Über die Nabalia von Tacitus», Monatsschrif t f ür die Geschichte Westdeuchlands 4 (1878), 213-219; HEUBNER-FAUTH, Historien V, pág. 177; CHILVER, Histories IV-V, pág. 103; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 208. 156 El discurso de Civil se contradice con la carta que escribió a Cerial; cf. IV 75; ASH, The Histories, pág.311. 157 La amistad se remontaba al año 43 d. C., cuando Tito Flavio Vespasiano mandaba la legión II Augusta, pues unidades batavas habían participado en la expedición; cf. M. W. C. HASSALL, «Batavians and the Roman conquest of Britain», Britannia 1 (1970), 131-136; HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 208. 158 Cf. IV 13, 2; HEUBNER-FAUTH, Historien V, págs. 177-178. 159 Cf. IV 13, 3; 18, 1 (cambio de opinión de Hordeonio Flaco). 160 Cf. I 76, 2. 161 Sobre M. Aponio Saturnino, cf. III 5, 1. De L. Tampio Flaviano, cf. III 4, 1; 10, 2; HEUBNER- FAUTH, Historien V, pág. 178. 162 En este punto terminan las Historias de Tácito, tal como han llegado a nosotros. El resto se ha perdido, por lo que nada sabemos del final de Civil. Conocemos, no obstante, que los batavos fueron muy bien considerados por los romanos, como se dice en Germania XXIX 2: «Conservan la honra y el testimonio de la antigua alianza, pues no son humillados con tributos, ni los arruinan los recaudadores de impuestos; exentos de cargas y contribuciones, quedan reservados para la guerra, como si fueran lanzas y armaduras». Cf. HELLEGOUARC’H, Tacite, Histoires IV-V, pág. 208-209. El libro V habría narrado el final de la guerra contra los judíos con el subsiguiente triunfo de Tito. Los siete libros siguientes, también perdidos, habrían tratado de los principados de Vespasiano (70-79), Tito (79-81) y Domiciano (81-96); cf. ASH, The Histories, pág. 312. 154
FRAGMENTA HISTORIARUM FRAGMENTOS Y TESTIMONIOS DE LAS HISTORIAS 1 1. Iudaei obsidione clausi, quia nulla neque pacis neque deditionis copia dabatur, ad extremum fame interibant, passimque viae oppleri cadaveribus coepere, victo iam officio humandi : quin omnia nefanda esca super ausi ne humanis quidem corporibus pepercerunt, nisi quae eiusmodi alimentis tabes praeripuerat. —Sulpicius Severus, Chron. ii. 30. 3.
l. Entretanto, los judíos, sitiados por el asedio, puesto que no se les ofrecía oportunidad alguna ni de paz ni de rendición, morían de hambre extrema, y las calles se llenaban por doquier de cadáveres, pues era ya imposible cumplir con el deber de enterrar a los muertos. Es más, después de atreverse a consumir toda clase de comidas execrables no perdonaron a los cuerpos humanos, excepto la parte de ellos que la corrupción había arrebatado para alimentarse de ese modo. (Sulpicio Severo, Crónica II 30, 3)
2. Fertur Titus adhibito 1 consilio prius deliberasse an templum tanti operis everteret. Etenim nonnullis videbatur aedem sacratam ultra omnia mortalia inlustrem non oportere deleri, quae servata modestiae Romanae testimonium, diruta perennem crudelitatis notam praeberet. At contra alii et Titus ipse evertendum in primis templum censebant quo plenius Iudaeorum et Christianorum religio tolleretur : quippe has religiones, licet contrarias sibi, isdem tamen ab auctoribus profectas; Christianos ex Iudaeis extitisse: radice sublata stirpem facile perituram. —Sulpicius Severus, Chron. ii. 30. 6.
2. Se cuenta que Tito convocó primero una reunión para deliberar si se debía destruir un templo tan grandioso. Así pues, algunos pensaban que no se debía destruir un santuario consagrado que era famoso por encima de todas las demás obras de los hombres. Si lo conservaban, argumentaban, sería un testimonio de la mesura de los romanos; si se destruía ofrecería una señal perenne de crueldad. Sin embargo, otros, por el contrario, incluido el mismo Tito, defendían la destrucción de este templo como una prioridad para aniquilar más completamente la religión de los judíos y cristianos. Estas religiones, en efecto, eran contrarias entre sí, aunque salidas de las mismas fuentes. Los cristianos habían crecido de los judíos y, si se cortaba la raíz, el tronco moriría fácilmente. (Sulpicio Severo, Crónica II 30, 6)
3. [4] Titus vero magna ac diuturna obsidione Iudaeos premens, machinis cunctisque bellicis molibus non sine multo suorum sanguine tandem muros civitatis inrupit. sed ad expugnandam interiorem templi munitionem, quam reclusa multitudo sacerdotum ac principum tuebatur, maiore vi et mora opus fuit. [5] quod tamen postquam in potestatem redactum opere atque
3. [4] Por su parte, Tito sometió a los judíos a un duro y largo asedio. Con la maquinaria y todo tipo de artefactos bélicos derribó por fin las murallas de la ciudad no sin un gran derramamiento de sangre entre los suyos. Pero para conquistar el bastión interior del templo, que defendía una multitud recluida de sacerdotes y nobles, hubo necesidad de emplear mayor violencia y tiempo.
1
[5] Cuando por fin se hizo con el control del templo y admiró su arquitectura y antigüedad, reflexionó mucho
Cf. T. D. BARNES, «The Fragments of Tacitus’ Histories», Class. Philology 72 (1977), 224-231.
antiquitate suspexit, diu deliberavit utrum tamquam incitamentum hostium incenderet an in testimonium victoriae reservaret. sed Ecclesia Dei iam per totum orbem uberrime germinante, hoc tam quam effetum ac uacuum nullique usui bono commodum arbitrio Dei auferendum fuit. [6] itaque Titus, imperator ab exercitu pronuntiatus, templum in Hierosolymis incendit ac diruit, quod a die conditionis primae usque ad diem eversionis ultimae manserat annis mille centum et duobus. muros urbis universos solo adaequavit. [7] sexcenta milia Iudaeorum eo bello interfecta Cornelius et Suetonius referunt; Iosephus vero Iudaeus, qui ei tunc bello praefuit et apud Vespasianum propter praedictum imperium veniam gratiamque meruerat, scribit undecies centena milia gladio et fame perisse, reliquias vero Iudaeorum diversis actas condicionibus toto orbe dispersas: quarum numerus ad nonaginta milia hominum fuisse narratur. [8] Vespasianus et Titus imperatores magnificum agentes de Iudaeis triumphum urbem ingressi sunt. pulchrum et ignotum antea cunctis mortalibus inter trecentos viginti triumphos, qui a conditione urbis usque in id tempus acti erant, hoc spectaculum fuit, patrem et filium uno triumphali curru vectos gloriosissimam ab his, qui Patrem et Filium offenderant, victoriam reportasse. [9] qui continuo omnibus bellis ac tumultibus domi forisque conpressis pacem totius orbis pronuntiaverunt et Ianum geminum obseratis cohiberi claustris sexto demum ipsi post urbem conditam censuerunt. iure enim idem honos ultioni passionis Domini inpensus est, qui etiam nativitati fuerat adtributus. —Orosius vii. 9. 7.
2
Cf. V 13, 3.
tiempo sobre si lo incendiaría para que sirviera de escarmiento a los enemigos o lo reservaría como prueba de su victoria. Pero, al estar creciendo la iglesia de dios extraordinariamente por todo el mundo, este templo según el veredicto de dios debía ser destruido como algo sin valor, vacío y sin ninguna utilidad buena para nadie. [6] Así pues, Tito, aclamado emperador por el ejército, incendió y destruyó el templo de Jerusalén, que desde el día de la primera construcción hasta el día de la última destrucción había permanecido en pie mil ciento dos años.
[7] Destruyó de raíz todos los muros de la ciudad. Cornelio y Suetonio cuentan que en esta guerra murieron seiscientos mil judíos 2. Josefo, por su parte, judío y que por entonces fue uno de los líderes de aquella guerra y que había merecido el perdón y el favor de Vespasiano por haberle vaticinado el imperio, escribe que murieron por la espada o por hambre un millón cien mil judíos y que el resto de judíos, llevados por diferentes situaciones, se dispersaron por todo el mundo. El número de estos ascendió, se cuenta, a noventa mil hombres. [8] Vespasiano y Tito entraron en Roma celebrando su magnífico triunfo sobre los judíos. El desfile triunfal fue hermoso y no visto hasta ahora por nadie en los trescientos veinte triunfos que se habían celebrado desde la fundación de Roma hasta esa época. Tal fue el espectáculo: un padre y un hijo, llevados en un solo carro triunfal, celebraron una gloriosa victoria sobre los que habían ofendido al Padre y al Hijo.
[9] Estos inmediatamente, una vez terminadas todas las guerras y levantamientos en el interior y en el exterior, declararon públicamente la paz en todo el mundo y decidieron ellos mismos cerrar con cerrojos en las puertas a Jano Gémino por sexta vez tras la fundación de Roma. (Orosio, Historias contra los paganos VII 9, 4-9)
4. Deinde, ut verbis Cornelii Taciti loquar, “sene Augusto Ianus patefactus, dura apud extremos terrarum terminos novae gentes saepe ex usu et aliquando cum damno quaeruntur, usque ad Vespasiani duravit imperium”. Hucusque Cornelius. —Orosius vii. 3. 7.
4. Después, por citar textualmente a Cornelio Tácito, «siendo anciano Augusto, quedaron abiertas las puertas del templo de Jano 3 hasta el imperio de Vespasiano, tiempo durante el que se conquistaron nuevos pueblos en los extremos confines de la tierra a menudo con éxito y alguna vez con fracasos». (Orosio, Historias contra los paganos VII 3, 7
5. Gordianus . . . Iani portas aperuit: quas utrum post Vespasianum et Titum aliquis clauserit, neminem scripsisse memini, cum tamen eas ab ipso Vespasiano post annum apertas Cornelius Tacitus prodat. —Orosius vii. 19. 4.
5. Gordiano, casi un niño, a punto de marchar a la guerra contra los partos en Oriente, abrió las puertas del templo de Jano 4, como escribe Eutropio. Si alguien las cerró después de Vespasiano y Tito, no recuerdo que nadie lo haya escrito, pero Cornelio Tácito señala que Vespasiano las abrió al año de su reinado. (Orosio, Historias contra los paganos VII 19, 4)
6. [3] bellum adversum Germanos et Dacos per legatos gessit pari reipublicae pernicie, cum et in urbe ipse senatum populumque laniaret et foris male circumactum exercitum adsidua hostes caede conficerent. [3] nam quanta fuerint Diurpanei Dacorum regis cum Fusco duce proelia quantaeque Romanorum clades, longo textu evolverem, nisi Cornelius Tacitus, qui hanc historiam diligentissime contexuit, de reticendo interfectorum numero et Sallustium Crispum et alios auctores quamplurimos sanxisse et se ipsum idem potissimum elegisse dixisset. Domitianus tamen pravissima elatus iactantia, sub nomine superatorum hostium de extinctis legionibus triumphavit. —Orosius vii. 10. 4.
6. [3] [Domiciano] declaró la guerra por medio de sus legados a germanos y dacios con pareja ruina para el Estado, dado que en Roma él mismo destrozaba al pueblo y al Senado y en el exterior los enemigos se encarnizaban continuamente con un ejército mal dirigido. [4] En efecto, explicaría largamente el número de batallas que sostuvo Diurpaneo, rey de los dacios, con el general Fusco 5 y el número de derrotas de los romanos, si Cornelio Tácito, que cubrió esta historia con gran exactitud, no hubiera escrito que Salustio Crispo y otros muchos autores habían aprobado silenciar el número de nuestras pérdidas y que él mismo había optado por hacer lo mismo de manera especial. Pese a todo, Domiciano, henchido de una malvada soberbia, celebró un triunfo para celebrar una victoria sobre enemigos cuando se trataba de legiones exterminadas. (Orosio, Historias contra los paganos VII 10, 3-4)
7. Theodosius . . . maximas illas Scythicas
7. Así pues, Teodosio creyó que al Estado, en ruinas por
3 4
Cf. NASH, Pictorial Dictionary…, I, págs. 500-501.
En el año 242 d. C. Cornelio Fusco sufrió una severa derrota por parte de los dacios. Fue gobernador de Panonia en el año 69 y comandante de la flota de Rávena. Se convirtió en consejero de Domiciano y jefe de su guardia personal; cf. II 86, 3; SUETONIO, Domiciano VII; MARCIAL, VI 76; DIÓN CASIO, LXVII 6.
5
gentis formidatasque cunctis maioribus, Alexandro quoque illi Magno, sicut Pompeius Comeliusque testati sunt, evitatis..., hoc est Alanos Hunos et Gothos, incunctanter adgressus magnis multisque proeliis vicit. —Orosius vii. 34. 5.
la ira de dios, había que restaurarlo por la misericordia de dios. Puso toda su confianza en la ayuda de Cristo y venció a los escitas, pueblos poderosos, temidos por todos los antepasados, evitados incluso por el famoso Alejandro Magno, como atestiguan Pompeyo 6 y Cornelio, y ahora equipados con caballos y armas de los romanos, después de que se haya extinguido el ejército romano. Atacó, pues, sin dudarlo a alanos, hunos y godos y los venció en grandes y numerosas batallas. (Orosio, Historias contra los paganos VII 34, 5)
8. Hi vero (Locri), qui iuxta Delphos colunt, Ozolae nuncupantur... qui autem delati sunt, Nasamones Libyam appellantur, ut Cornelius Tacitus refert, oriundi a Naryciis etc. Servii Comment, in Verg. Aen. iii. 399 = I. p. 413, Thilo.
8. Pero estos locrios, que viven cerca de Delfos, reciben el nombre de ozolos…; quienes, en cambio, fueron trasladados a Libia, se llaman nasamones, como informa Cornelio Tácito, y son oriundos de Naricios. (Comentario de Servio a Virgilio, Eneida III 399)
6
Pompeyo Trogo fue historiador romano del siglo I a. C. Su obra, Historias filípicas, se conserva en el Epítome de Justino, historiador del siglo II d. C.
APÉNDICES APÉNDICE I CRONOLOGÍA 1 VIDA DE TÁCITO 9 14 17 30 37 (37-41) 39 41 51 54 56-58 (ca.) 65 68 69
70 70 (ca.) 73 75-79 76-77 77 77-84 97 98 100 101 102 106-107 112-113 113 (ca.) 115 117 120 (ca.)
1
Nacimiento de Vespasiano Muerte de Augusto y principado de Tiberio (14-37) Muerte de Tito Livio Publicación de la Historia de Veleyo Patérculo Muerte de Tiberio e imperio de Calígula Nacimiento de Tito Asesinato de Calígula e imperio de Claudio (41-54) Nacimiento de Domiciano Muerte de Claudio y entronización de Nerón (54-68) Nacimiento de Tácito Conspiración de Pisón contra Nerón. Suicidio de Lucano y Séneca Suicidio de Nerón. Galba emperador (6869) Año de los cuatro emperadores: Galba (asesinado el 15 de enero), Otón (suicidio el 16 de abril), Vitelio (asesinado el 20 de diciembre) y Vespasiano (69-79) Toma de Jerusalén por Tito Nacimiento de Suetonio Conquista de Masada Flavio Josefo publica La guerrra de los judíos Matrimonio de Tácito con Julia, hija de Julio Agrícola Plinio el Viejo publica su Historia natural Agrícola, gobernador de Britania Consulado de Tácito Muerte de Nerva. Trajano emperador. Publicación de Agrícola y Germania Panegírico de Trajano de Plinio el Joven Muerte de Silio Itálico Publicación del Diálogo de los oradores Publicación de las Historias Proconsulado de Tácito en Asia Muerte de Plinio el Joven. Columna de Trajano Redacción de los Anales Muerte de Trajano. Adriano emperador (117-138) Muerte de Tácito. Publicación de Anales
Cf. R. ASH, Tacitus, The Histories, Londres, 2009, págs. VII-XIV.
ACONTECIMIENTOS EN LOS AÑOS 69-70 Año 68 Abril Mayo Junio (9 u 11) Junio 16 Sept.-oct. Noviembre Año 69 Enero 1 10 12 15 28 Marzo 8 14 30 Abril 5 6 8 14 16 19 Mayo 23 Junio Julio 1 18 Agosto Septiembre Octubre 4 12 15 24-25 26-29 30 Noviembre 9 28
Galba, gobernador de Hispania Tarraconense se rebela contra Nerón Verginio Rufo, gobernador de Germania Superior, sofoca la rebelión de Víndice, gobernador de la Galia Lugdunense Suicidio de Nerón Galba se proclama emperador en Hispania Llegada de Galba a Roma Vitelio llega a Germania Inferior como gobernador
Rebelión de las tropas de Germania Inferior Galba adopta a Pisón como su sucesor Fabio Valente, general de Vitelio, se dispone a cruzar los Alpes La guardia pretoriana declara a Otón emperador de Roma. Asesinatos de Galba, Pisón y Vinio Cécina, general de Vitelio, se dispone también a cruzar los Alpes. Cécina llega a Italia con sus tropas Otón sale de Roma para enfrentarse a las fuerzas de Vitelio Fracaso de Cécina en el asalto a Plasencia Cécina fracasa en su emboscada de Cástores a las fuerzas otonianas Llegada de Valente a Ticino Otón llega a Brixelo en el norte de Italia Derrota de Otón en la primera batalla de Bedriaco Suicidio de Otón en Brixelo El Senado reconoce emperador a Vitelio Vitelio llega a Cremona Avance de Vitelio hacia Roma Vespasiano es proclamado emperador en Alejandría Llegada de Vitelio a Roma Conferencia de guerra en Petovio para diseñar la estrategia de Vespasiano. Protagonismo de Antonio Primo Llegada de Antonio Primo al norte de Italia Antonio Primo ocupa Verona La flota de Rávena se rebela contra Vitelio Revuelta de los batavos en Germania Antonio Primo derrota a los vitelianos en la segunda batalla de Bedriaco Saqueo de Cremona Se anuncia en Roma la adhesión de Cécina a Vespasiano Antonio Primo se dirige a Roma La flota de Miseno se une a Vespasiano y Vitelio regresa a Roma
Diciembre 9 10 18 19 20 21 30 Año 70 Feb.mar. Agosto Septiembre 2 30
Antonio Primo llega a Cársulas, a unos 100 kilómetros de Roma Valente, general viteliano, es ejecutado en Urbino Vitelio intenta abdicar del poder Incendio y destrucción del Capitolio en Roma. Asesinato de Flavio Sabino, hermano de Vespasiano. Entrada de Antonio Primo en Roma y asesinato de Vitelio Vespasiano es reconocido como emperador por el Senado Llegada de Muciano a Roma Revuelta de los batavos Vespasiano se dirige a Roma Tito destruye el templo de Jerusalén Rendición del rebelde batavo Julio Civil
APÉNDICE II EL EJÉRCITO ROMANO 2 En Roma sobre el año 68 d. C. las tropas existentes ascendían a doce cohortes pretorianas (cohortes praetoriae) 3 con un total de 10.000 hombres (DIÓN CASIO, LV 24, 6) y cuatro cohortes urbanas (cohortes urbanae) con un total de 6.000 hombres. También había en Roma siete cohortes de vigilantes (cohorts vigilum), compuestas de 1.000 hombres cada una. Además, Galba había traído consigo a la legión I Adiutrix, reclutada por él mismo, de 5.500 soldados. Si a todo esto se añade una cantidad de unidades procedentes de Germania, Britania y el Ilírico de unos 2.500 hombres, la cantidad de fuerzas armadas existents en Roma a comienzos del año 69 ascendía a 31.000 soldados. La capital del imperio rebosaba de un ejército insólito, como el mismo Tácito anotó (I 6, 2 plena urbs exerciru insolito). El imperio romano estaba controlado por unas fuerzas armadas de 31 legiones: I Germanica, I Adiutrix, Í Italica, II Adiutrix, II Augusta, III Augusta, III Gallica, III Cyrenaica, IV Macedonica, IV Scythica, V Alaudae, V Macedonica, VI Ferrata, VI Victrix, VII Claudiana, VII Gemina o Galbiana, VIII Augusta, IX Hispana, X Fretensis, X Gemina, XI Claudia Pia Fidelis, XII Fulminata, XIII Gemina, XIV Gemina Martia Victrix, XV Apollinaris, XV Primigenia, XVI Gallica, XX Valeria Victrix, XXI Rapax, XXII Primigenia, XXII Deiotariana. El 1 de enero del año 69 las legiones con una suma de unos 150.000 soldados se encontraban distribuidas a lo largo del imperio así: Provincia de procedencia y nombre Aegyptum III Cyrenaica XXII Deiotariana
Base
Apoyo
Egipto Nicópolis
Vespasiano Vespasiano
África I Macriana Liberatrix («Liberadora») III Augusta Pia Fidelis
Theveste
Galba, Vitelio
Britannia I Augusta IX Hispana XX Valeria Victrix
Glevum (Gloucester) Lindum (Lincoln) Viroconium Wroxeter)
Vespasiano Vitelio, Vespasiano Vitelio, Vespasiano
Burnum (Knin)
Vespasiano
Lugdunum (Lyon)
Vitelio
Dalmatia XI Claudia Pia Fidelis Gallia Lugdunensis I Itálica («Italiana») 2
Cf. C. CICHORIUS, «Ala», RE 1 (1894), 1223-1270; id., «Cohors», RE 4 (1900), 231-356; E. RITTERLING, «Legio», RE 12.112.2 (1924-25), págs. 1.186-l.829; J. B. CAMPBELL, «Legio», Brill’s New Pauly VII, 356-370; G. L. CHEESMAN, The auxilia of the Roman Imperial Army, Oxford, 1914; C. G. STARR, The Roman Imperial Navy, Cambridge, 1960, 2a ed.; J. C. MANN, «The raising of new legions during the Principate», Hermes 91 (1963), 483-489; D. B. SADDINGTON, «The Roman Auxilia in Tacitus, Josephus and other early Imperial Writers», Acta Classica 13 (1970), 89-124; id., The Development of Auxiliary Forces from Caesar to Vespasian, Harare, 1982; J. B. CAMPBELL, The Emperor and the Roman Army, Oxford, 1984; id., The Roman Army. A Sourcebook, London, 1994; A. GOLDSWORTHY, El ejército romano, Madrid, Akal, 2007; P. ERDKAMP, ed., A Companion to the Roman Army, Malden, 2007, esp. págs. 183-200 (K. GILLIVER) y 201-217 (D. B. SADDINGTON). 3 Cf. A. R. MENÉNDEZ, Pretorianos. La Guardia Imperial de la antigua Roma, Madrid, 2006; id., «La guardia pretoriana en combate. II: rutinas de entrenamiento, operaciones, tácticas y despliegues», Habis 42 (2011), 229-252.
Provincia de procedencia y nombre
Base
Apoyo
Germania Inferior I Germánica VAlaudae («Alondras») XV Primigenia («Primogénita») XVI Gallica
Bonna (Bonn) Vetera (Xanten- Birten) Vetera (Xanten- Birten) Novaesium (Neuss)
Vitelio Vitelio Vitelio Vitelio
Moguntiacum (Mainz) Vindonissa (Windisch) Mogontiacum (Mainz) Moguntiacum (Mainz)
Vitelio Otón,Vitelio Vitelio Vitelio
Hispania I Adiutrix («Auxiliadora») VI Victrix («Victoriosa») X Gemina («Gemela»)
Mogontiacum (Mainz) Novaesium (Neuss) Noviomagus (Nijmegen)
Otón, Vespasiano Galba, Vespasiano Vespasiano
Italia II Adiutrix («Auxiliadora»)
Lindum (Lincoln)
Vespasiano
Moesia VII Claudiana Pia Fidelis III Gallica VIII Augusta
Viminacium (Kostolač) Oescus (Gigen) Novae (Svistov)
Vespasiano Vespasiano Vespasiano
Jerusalén
Vespasiano Vespasiano Vespasiano
Carnuntum (Petronell) Poetovio (Ptuj o Pettau)
Galba, Vespasiano Otón, Vespasiano
Germania Superior III Macedónica XIV Gemina Martia Victrix XXI Rapax («Arrebatadora») XXII Primigenia («Primogénita»)
Palaestina V Macedónica XFretensis («Del estrecho») XVApollinaris («de Apolo») Pannonia VII Gemina/Galbiana XIII Gemina («Gemela») Syria
Las legiones disponían también de unas fuerzas auxiliares (auxilia) de refuerzo 4. Los regimientos de fuerzas auxiliares se componían de 500 a 1.000 hombres y podían ser unidades de infantería (cohortes), de caballería (alae) o mixtas (cohortes equitatae). En Tácito destacan los regimientos de caballería que se distribuían en dieciséis o veinticuatro escuadrones (turmae) de una treintena de hombres cada uno en los regimientos de 500 hombres y de unos cuarenta en los de 1.000 hombres. 4
Cf. G. L. CHEESMAN, The auxilia of the Roman Imperial Army. Oxford, 1914. A partir del siglo II d. C. se reclutaban, además de alae y cohortes, unidades sin una organización estricta (numeri); cf. P. SOUTHERN, «The numeri of the Roman Imperial Army», Britannia 20 (1989), 81-140.
Los regimientos eran mandados por centuriones primipilares o de primer rango o por prefectos de caballería de la clase ecuestre. En las Historias de Tácito aparecen los siguientes regimientos auxiliares: ala I Flavia Gallorum Tauriana (I 59, 2; 64, 3), ala Siliana (I 70, 1; II 17, 1), ala Augusta Gallorum Petriana (II 70, 2; IV 49, 2), ala Gallorum Sebosiana (III 6, 2), el ala Gallorum Picentina o Picentiana (IV 62, 4) y el ala I Flavia Singularium civium Romanorum (IV 70, 2). La flota romana 5 Tácito (Anales IV 5, 1) nos informa de la existencia de dos flotas en Italia en época de Augusto 6, la classis Missenensis con base en Miseno, al noroeste de la bahía de Nápoles, y la classis Ravennas fondeada en Rávena, la costa norte del mar Adriático. Ambas escuadras debieron de tener una dotación elevada de marinos, porque el mismo Tácito dice que de ambas flotas se formaron tres legiones (III 50, 3), que fueron reemplazadas por dálmatas. En Alteburg tenía su base la classis Germanica, de la que Tácito nombra a su comandante Julio Burdón en el año 69 (I 58, 1). La flota de Britania (classis Britannica) fue utilizada por Agrícola en sus campañas del norte de Britania ya en tiempos de Domiciano (Agrícola, 24-25). Su base se encontraba en Gesoriacum, la actual Boulogne, al norte de Francia. El río Danubio cobijaba dos flotas. La de Panonia (classis Pannonica) y la de Mesia (classis Moesica). La base de la primera estuvo probablemente en Taurunum (Zemun) en la boca del río Sava, afluente del Danubio. Es nombrada por Tácito en Anales XII 30, 2. La segunda escuadra patrullaba por el bajo Danubio desde época de Nerón. En el este faenaban la classis Pontica con base en Trapezus (Trabson) y la classis Syriaca, de la que se tiene noticia a partir del año 119 d. C. La escuadra del Ponto ya aparece en la expedición de Agripa contra el reino del Bósforo (DIÓN CASIO, LIV 24). La classis Alexandrina, con base permanente en Alejandría, actuaba ya en tiempos de Calígula. Tito se valió de ella en la guerra contra los judíos 7.
5
C. G. STARR, The Roman Imperial Navy 31 B.C.-A.D. 324, Chicago, 1993 ( = 1941); D. B. SADDINGTON, «Classes. The evolution of the Roman Imperial Fleets», en P. ERDKAMP, A Companion to the Roman Army, Malden, 2008, págs. 201-217. 6 Cf. SUETONIO, Augusto XLIX 1. 7 JOSEFO, La guerra de los judíos IV 659.
APÉNDICE III NOMBRES DE LUGARES Y PUEBLOS Nombre antiguo Achaia Actium Aedui Aenus Africa Alani Albani Albingaunum Albintimilium Alia Allobroges Altinum Anagnia Andematunnum Antioquia Antipolis Appia, via Aquae Sextiae Aquinum Aquitania Arar Arenacum Aricia Ariminum Arverni Asciburgium Asia Ateste Atria Augusta Trevirorum Aventicum Aventinum
Nombre moderno o zona de influencia Acaya (Grecia) Accio (en el golfo de Ambracia, Grecia) Eduos (tribu de los alrededores de Augustodunum, Autun) Aeno (río Inn) África (Túnez y Libia) Alanos (tribu de las estepas del Don y el Volga) Albanos (pueblo de Azerbayán) Albenga Ventimiglia Alia (Fosso della Bettina) Alóbroges (tribu del Ródano-lago de Ginebra) Altino Anagni Andematuno (Langres) Antioquía (Antakya) Antípolis (Antibes) Vía Apia (Roma-Benevento-Bríndisi) Aix-en-Provence Aquino Aquitania (sudoeste de Francia) Arar (río Saóne) Arenaco (Rindem) Ariccia Arímino (Rímini) Arvernos (tribu de Auvergne, sur de Francia) Asciburgio (Asberg) Provincia de Asia Ateste (Este) Adria Tréveris (Trier) Avéntico (Avenches) Aventino
Baetasii Baetica Batavi Batavodurum Bedriacum Belgae Belgica Belius Berytus
Bétasos (tribu de la zona de Lovaina) Bética (Andalucía) Batavos (tribu del centro de Holanda) Batavoduro (alrededores de Nimega) Bedriaco (Tomara, oeste de Bozzolo) Belgas (pueblo del norte de la Galia) Bélgica (provincia al norte y este de Francia, oeste de Suiza) Belio (río Nahr Na'aman) Beirut
Bingium Boii Bonna Bononia Bovillae Brigantes Brixellum Brixia Bructeri Brundisium Byzantium
Bingio (Bingen) Boyos (tribu de la zona del Adda y el Po) Bonn Bolonia Bovilas (alrededores de Frattocchie) Brigantes (tribu del norte de Britania, río Trent) Brixelo (Brescello) Brescia Brúcteros (tribu del oeste de Germania) Brundisio (Bríndisi) Bizancio (Estambul)
Caeracates Caesarea Calabria Campania Campus Martius Canninefates Capitolium Cappadocia Capua Carsulae Castores Chatti Chauci Chobus Cilicia Cimbri Cottiae Alpes Cremera Cremona Cugemi Curtius, lacus Cyrene Cythnus
Ceracates (tribu de Germania Superior) Cesarea (entre Tel Aviv y Haifa) Calabria (sur de Italia) Campania (sudoeste de Italia) Campo de Marte (zona de Roma) Cannenefates (tribu de la zona de La Haya) Capitolio (Campidoglio) Capadocia (este de Anatolia) Capua (capital de Campania) Cársulas (zona de Sangémini) Cástores (zona de Ronca de' Golférami) Catos (tribu de la zona de Weser) Caucos (tribu del norte de Germania) Cobo (río del Cáucaso) Cilicia (sudeste de Anatolia) Cimbros (tribu del norte de Jutlandia) Alpes Cotios (zona de Susa) Crémera (Fosso Valchetta o Fosso d'Aquatraversa) Cremona Cugemos (tribu de la zona de Krefeld) Curcio (lago en el Foro romano) Cirene (Shahhat, Libia) Citno (isla de Kythnos, Thermia)
Dacia Dacii Dalmatia Divodurum Dyrrachium
Dacia (Rumania) Dacios (pueblo tracio de Rumania) Dalmacia (Croacia, Bosnia, Serbia) Divoduro (Metz) Dirraquio (Durazzo, Dures)
Emerita Eporedia Etruria
Emérita (Mérida) Eporedia (Ivrea, norte de Italia) Etruria (Toscana)
Fanum Fortunae Ferentium
Fano Ferento
Fidenae Flaminia, via Forum Alieni Forum Iulii Frisii Fundanus, lacus
Fidenas (Castel Giubileo) Vía Flaminia (Roma-Narni-Bevagna-Rímini) Foro de Alieno (Legnano) Foro de Julio (Fréjus) Frisios (tribu de la zona de Holanda y Friesland) Fundano (lago del Quirinal en Roma)
Galatia Garamantes Gelduba Gemonias, escaleras Germania Inferior Germania Superior Grayos, Alpes Grinnes
Galacia (Anatolia central) Garamantes (tribu del norte de África) Gelduba (Gellep, zona de Krefeld) Gemonias (vía del Arco de Septimio Severo) Germania Inferior (zona los Países Bajos y noroeste de Alemania) Germania Superior (zona de Alsacia, Suiza y norte del Rin) Grayos (zona del Pequeño S. Bernardo Grinnes (Rossum)
Hadrumetum Haemus Helvetii Hispalis Histria Hostilia
Hadrumeto (Sousse, Túnez) Hemo (Stara Planina y Rodopi Planina, (Balcanes) Helvecios (tribu de Suiza occidental) Híspalis (Sevilla) Istria Ostiglia
Ianiculum Iazyges Ida Interamna
Janículo (colina de Roma) Yáziges (tribu sármata del Danubio) Monte Ida (Creta) Interamna (Terni)
Lepcis Leuci Liguria Lingones Lucania Luceria Lucus Lugdunum Lusitania
Lepcis (zona de Homs, Libia) Leucos (tribu de la zona de Toul) Liguria Lingones (zona de Langres) Lucania y sur de Campania Luceria (Lucera) Luco (Luc-en—Diois) Lugduno (Lyon) Lusitania (Portugal y oeste de España)
Marcodurum Marsaci Marsi Mattiaci Mauretania Caesariensis Mauretania Tingitana Medi Mediolanum Mediomatrici Memphis
Marcoduro (Merken) Mársacos (tribu de Holanda) Marsos (tribu de la zona al sur de Lippe) Matiacos (tribu de la zona de Wiesbaden) Mauritania Cesariense (este de Marruecos y oeste de Argelia) Mauritania Tingitana (oeste de Marruecos) Medos (pueblo del norte de Irán) Mediolano (Milán) Mediomátricos (tribu de Metz) Menfis (Egipto)
Menapii Mevania Minturnae Misenum Moesia Mogontiacum Morini Mutina
Menapios (tribu del oeste de Flandes) Mevania (Bevagna) Minturno (desembocadura del río Garigliano) Miseno Mesia (sur del Danubio) Mogontiaco (Mainz, Maguncia) Morinos (tribu del oeste de Calais) Mútina (Módena)
Nabalia Narbonense Narnia Nava Nervii Noricum Novaesium Novaria Numidia
Nabalia (río Ijssel) Narbonense (Provence y Languedoc) Narni Nava (río Nahe) Nervios (tribu de la zona de Scheldt y Mosa) Nórico (este de Austria) Novesio (Neuss) Novara Numidia (este de Argelia y oeste de Túnez)
Ocriculum Oea Opitergium Ostia
Ocrículo (Otricoli) Ea (Trípoli) Opitergio (Oderzo) Ostia
Padus Paeligni Pamphilia Pannonia Paphos Parthi Patavium Perusia Pharsalia Philippi Picenum Placentia Poetovio Pontus Portus Herculis Monoeci Portus Pisanus Postumia, via Puteoli
Río Po Pelignos (tribu de la zona de los Abruzos) Panfilia (sur de Anatolia) Panonia (oeste de Hungría y este de Austria) Pafos (Chipre) Partos (pueblo de Irak e Irán) Padua Perugia Farsalia (Tesalia) Filipos (Macedonia) Piceno (zona de Áscoli) Plasencia (Piacenza) Ptuj (Pettau, Eslovenia) Ponto (norte de Anatolia) Puerto de Hércules de Mónaco (Mónaco) Puerto de Pisa (zona de Livorno) Vía Postumia (Génova-Piacenza-Verona-Aquileya) Putéolos (Pozzuoli)
Raetia Ravenna Regium Lepidum Remi Rhacotis
Recia (este de Suiza, Tirol y zona entre el Danubio y el Inn) Rávena Regio Lépido (Reggio Emilia) Remos (tribu de la zona de Reims) Racotis (barrio de Alejandría)
Rhoxolani Rigodulum
Rojolanos (tribu sármata del Danubio) Rigodulo (Riol)
Sabini Salaria, via Samnites Sarmatae Saxa Rubra Scythae Sedochezi Seleucia Sena Sequani Sinope Sinuessa Stoechades insulae Suebi Suessa Pometia Sunuci
Sabinos (pueblo del noreste de Roma) Vía Salaria (Roma-Rieti-Áscoli-Piceno—Porto d'Ascoli) Samnitas (pueblo del sur de los Apeninos) Sármatas (tribu del norte del bajo Danubio) Rocas Rojas (Grottarossa, norte de Roma) Escitas (pueblo de Ucrania) Sedoquezos (tribu del Cáucaso) Seleucia (Samandag) Siena Sécuanos (tribu de la zona del Saona, Jura, Vosgos y Rin) Sinope (Sinop, Turquía) Sinuesa (Terrne di san Ricco) Estécades (archipiélago de Hieres) Suevos (tribu del valle del Elba, al sur de Germania) Suesa Pomecia (Lacio) Sunucos (tribu de la zona de Colonia)
Tarentum Tarracina Tencteri Teutoni Thracia Ticinum Tingitana, v. Mauretania Tolbiacum Transpadana Italia Trapezus Treviri Triboci Tungri
Tarento Terracina Téncteros (tribu de la zona del río Lippe en Renania) Teutones (tribu de Jutlandia o Dinamarca) Traeia (Bulgaria) Pavía Tolbiaco (Zülpich, Westfalia) Norte del Piamonte y oeste de Lombardía Trapezunte o Trebisonda (Turquía) Tréviros (tribu de la zona de Tréveris, Trier) Tribocos (tribu de Alsacia) Tungros (tribu de la zona de Tongres)
Ubii Umbria Urvinum Usipi
Ubios (tribu de la zona de Colonia) Umbría Urbino (Collemancio) Úsipos (tribu de la zona del río Lahn)
Vada Vangiones Vascones Vercellae Verona Vetera Vicetia Vienna Vindonissa
Heerewaarden (Holanda) Vangiones (tribu de la zona de Worms) Vascones (tribu del País Vasco) Vercelas (Vercelli) Verona Vétera (Birten, cerca de Xanten) Vicecia (Vicenza) Viena (Vienne) Vindonisa (Windisch)
Vocetius, mons Vocontii
Vocecio, monte (Büzberg) Voconcios (tribu de la zona de los Alpes)