COLEGIO DE COMPUTACIÓN -IBCCátedra: Ética
NATURAL NATURALEZA EZA DE LA VIRTUD ÉTICA LA VIRTUD ÉTICA, EL HÁBITO DE LA RECTA ACCIÓN
MARIO AGUSTO TOC PEREZ 6to BACHILLER INDUSTRIAL Y PERITO EN COMPUTACIÓN
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EL HÁBITO DE LA LA RECTA RECTA ACCIÓN ACCIÓN Además de todas las disposiciones naturales, adquirimos primero la potencia y luego su ejercicio. Esto es evidente en el caso de los sentidos; es decir, no adquirimos los sentidos por ver u oír muchas veces, sino que, por el contrario, tenerlos es causa del usar de ellos, y no el usar de ellos la causa del
tenerlos. En cambio, las virtudes se adquieren como resultado de los ejercicios y de las prácticas conducentes, y es necesario necesario obrar primero. primero. Éste es el caso también también de las virtudes: en la interacción con los demás hombres es que nos hacemos justos hacemos justos o injustos; en nuestra actuación en los peligros, habituándonos a sentir miedo o coraje, nos hacemos valientes o
cobardes. Para concluir, decimos que los hábitos surgen a partir de las acciones correspondientes.
De ahí la necesidad de llevar a cabo un determinado determinado género de acciones, puesto que las diferentes acciones se corresponden c orresponden con los diferentes hábitos. hábitos.
LA RECTA RECTA ACCIÓN ACCIÓN Y LA MODERACIÓN MODERA CIÓN Primeramente, Primeramente, entonces, debemos observar que es propio p ropio de la naturaleza de tales cosas destruirse por defecto o por exceso. El exceso y la falta de ejercicio destruyen la robustez; igualmente, igualmente, cuando comemos o bebemos en exceso, y si lo hacemos de un modo insuficiente, dañamos la salud; pero si la cantidad de alimento resulta ser de una medida proporcionada, entonces la incrementa y la conserva. Así sucede también con la moderación, la virilidad y demás virtudes: quien huye de todo y tiene miedo no resiste nada se vuelve cobarde; quien no teme absolutamente nada y se, enfrenta a todos los peligros se
hace temerario.
LA VIRTUD REFERIDA A LOS PLACERES Y A LOS DOLORES El hombre que se abstiene de los placeres corporales y se complace al hacerlo es moderado, y quien se entristece entristece por abstenerse es intemperante. El que hace frente a los peligros y se deleita, o al menos, no se disgusta, es valiente; y el que se disgusta, cobarde. La virtud moral, en efecto, se relaciona con los placeres y dolores; hacemos lo malo a causa
del placer y nos abstenemos del bien a causa del dolor. impasibilidad y de sosiego del espíritu; pero esta definición no es correcta, porque se refiere a ellas de un modo Es por esto que algunos definen las virtudes como un estado de
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NATURALEZA DE LAS ACCIONES DE ACUERDO CON LA VIRTUD Alguien podría replicarnos cuando decimos que los hombres se hacen justos practicando
la justicia y moderados practicando la moderación, puesto que si practican la justicia justicia y la moderación, son entonces, justos y moderados. En cambio, cuando es el caso de las acciones con arreglo a las virtudes, éstas no serán justas o moderadas de cualquier modo que se lleven a cabo, sino que es menester de quien las ejecute se encuentre dispuesto de cierto modo a ello. En efecto, en primer lugar, lugar, si actúa, debe poseer conocimiento de lo que hace; si elige, debe elegir por voluntad propia y
por el fin de aquéllas; aquél las; y en tercer término debe hacerlo con firmeza firmeza y constancia.
LA VIRTUD COMO MODO DE SER Tras lo que hemos considerado, debemos considerar qué es la virtud. En el alma residen tres géneros de cosas: pasiones, facultades y hábitos; y la virtud, por fuerza, ha de ser de alguno de estos tres géneros de cosas. Llamo pasiones a la codicia, la ira, la saña, el temor, el atrevimiento, la envidia, el regocijo, el amor, el odio, el deseo, los celos, la compasión y, generalmente, a todo
aquello que suele estar acompañado de dolor o júbilo. júbilo. De manera que ni las virtudes virtudes ni los vicios son pasiones, porque, en razón de ellas, no nos llamamos ni buenos ni malos, como nos llamamos por razón de las virtudes y vicios. Por las mismas razones se prueba que las virtudes no son tampoco facultades; porque
por sólo sentir las pasiones no se nos llama buenos o malos, ni tampoco somos por eso elogiados o censurados. Asimismo, Asimismo, poseemos nuestras facultades por naturaleza (esto ya ya ha sido tratado). Entonces, si las virtudes no son afectos ni tampoco facultades, resta que sean disposiciones. disposiciones . Así hemos expuesto cuál es el género de la virtud.
NATURALEZA DEL MODO DE SER No sólo debemos decir que la virtud vi rtud es un hábito, sino además, de qué clase. Se debe notar que toda virtud lleva a término la buena disposición de aquello de lo cual es virtud y hace que realice bien su función (por ejemplo, la virtud del ojo hace bueno al ojo y su
función, porque vemos bien por la virtud del ojo). Si esto es es así en todos los casos, la la virtud del hombre será también el modo de ser por el cual el hombre se hace bueno y por el cual realiza bien su función propia. Llamo término medio de una cosa a lo que dista lo mismo de ambos extremos y es uno
y el mismo para todos.
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EJEM EJEMPL PLOS OS DE VIR VIRTU TUDE DES S COMO COMO T RMIN RMINO O MEDIO MEDIO ENTRE UN EXCESO Y UN DEFECTO No sólo debemos decirlo en general, sino también aplicarlo a los casos particulares. En efecto, cuando se trata de acciones, los principios universales tienen una aplicación más amplia; pero los particulares son más verdaderos, porque las acciones se refieren a lo particular y conviene que la verdad esté de acuerdo a ellas.
En relación con el dar y recibir dinero, el término medio es la liberalidad; el exceso y el defecto son, respectivamente la prodigalidad prodigalidad y la tacañería. En estos dos vicios, el exceso y el defecto se presentan de manera contraía: el pródigo se excede en gastarlo y se queda atrás en adquirirlo; el tacaño, se excede en la adquisición y es parco en el desprendimiento. Hay, además, otras tres disposiciones intermedias que tienen alguna semejanza entre sí, medio de palabras y acciones, pero son diferentes. Todas se refieren a la comunicación comunicac ión por medio pero difieren en que una de ellas se refiere a la verdad en su ámbito y las otras dos a lo que es agradable, ya en el juego ya en todas las otras circunstancias de la vida.
Con respecto a la verdad, llamemos veraz al que posee el medio; y veracidad, a la
disposición intermedia.
OPOSICIÓN DE VIRTUDES Y VICIOS Tres son las disposiciones (dos vicios, uno por exceso y otro por defecto; de fecto; y una virtud, la del término medio) y todas todas se oponen entre sí de cierta cierta manera. Las extremas son contrarias a la intermedia y entre entre sí, y la intermedia es contraria a las extremas. Entonces, así como lo igual es mayor en relación con lo menor y menor con respecto a lo mayor, así también, en las pasiones y en las acciones, los modos de ser intermedios son excesivos por lo que respecta a los excesivos. Por esta razón, razón, el valiente parece los deficientes, y deficientes en cuanto a los
temerario comparado con el cobarde, y el cobarde comparado con el temerario. oposición entre los extremos es mayor que respecto del medio, porque están más lejos entre sí que del medio (por ejemplo, lo grande dista más de lo pequeño y lo pequeño de lo grande, que ambos de lo igual). Puesto que hay una disposición mutua entre estos tres modos de ser, la
En algunos casos, al medio se opone más el defecto; y en otros, el exceso; a la valentía no se opone la temeridad que es el exceso, sino la cobardía, que es el defecto; y a la moderación no se opone la insensibilidad, que es la deficiencia, sino la intemperancia, que es el exceso. Esto sucede por dos causas: una procede de la cosa misma, porque por estar más cerca y ser más semejante uno de los extremos al medio. La otra surge de nosotros mismos, porque aquello a que, en cierto modo, estamos más inclinados por naturaleza parece más contrario al medio; de esa manera, somos atraídos naturalmente más hacia los placeres y, por por eso, con más facilidad nos dejamos llevar por el desenfreno que por la austeridad.
Por eso
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REGLAS PRÁCTICAS PRÁCTICA S PARA ALCANZAR EL TÉRMINO MEDIO Ya hemos defino, suficientemente, que la virtud es término medio y en qué sentido; y que es término medio entre dos vicios, uno por exceso y otro por defecto; y que es virtud porque apunta al término medio en las pasionesy en las acciones. Esto lo conocemos por el placer y el dolor que sentimos; entonces, debemos tirar de nosotros mismos en sentido contrario, ya que apartándonos lejos del error llegaremos al término medio, como hacen los que quieren enderezar las vigas vigas torcidas. torcidas. En toda ocasión, hay que cuidarse principalmente de lo agradable y del placer, porque no lo juzgamos con imparcialidad.
ACCIONES VOLUNTARIAS VOLUNTARIAS E INVOLUNT I NVOLUNTARIAS ARIAS RESPONSABILIDAD MORAL: ACTO VOLUNTARIO E INVOLUNTARIO Dado que la virtud se refiere a pasiones y acciones, si las voluntarias son objeto de alabanzas o reproches, las involuntarias lo son de indulgencia y, y, a veces, de compasión.
Para los que reflexionan sobre la virtud será necesario, tal vez, definir lo voluntario y lo involuntario, y también será útil a los legisladores para juzgar la aplicación de honores y castigos. Parece, entonces, que las cosas involuntarias son las que se hacen h acen a la fuerza o por ignorancia; y se llama forzoso aquello cuyo cu yo principio es externo y de tal clase que en él no participa ni el sujeto agente ni el paciente (por ejemplo, si uno es llevado por el viento o por
los hombres que nos tiene en su poder). En cuanto a lo que se hace por temor a mayores males o por alguna causa noble (por ejemplo, si un tirano que es dueño de los padres e hijos de alguien mandara a éste a hacer algo vergonzoso, amenazándolo con matarlos si no lo hacen, pero salvarlos si lo hacen). Tales acciones son mixtas, pero se parecen más a las voluntarias, ya que se realizan por momento. Así, cuando un hombre actúa, ha de elección, y el fin de la acción depende del momento. mencionarse tanto lo voluntario como lo involuntario; pero en tales acciones obra voluntariamente, porque el principio del movimiento que se imprime a los miembros está en
quien las ejecuta, y si el principio de ellas está en él, también reside en él la voluntad de hacerlas o no. Y estas estas acciones han de llamarse voluntarias, pero quizás en un sentido absoluto sean involuntarias, ya que nadie elegiría ninguna de estas cosas por sí mismo. mismo. Siendo involuntario lo que se hace a la fuerza y por ignorancia, lo voluntario podría parecer que es aquello cuyo principio está en el mismo agente que conoce las circunstancias concretas en las que reside la acción.
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un necio o un loco, sino a aquello sobre lo que deliberaría un
hombre de juicio y
entendimiento. Deliberamos, entonces, sobre lo que cae bajo nuestro poder y es realizable, y eso es lo que resta por mencionar. mencionar. En efecto, se consideran como causas la naturaleza, la necesidad y el azar, la inteligencia y todo lo que depende del hombre. Y todos los hombres deliberan sobre lo que a ellos mismos les toca hacer.
La deliberación afecta a las cosas que suceden la mayoría de las veces de cierta manera, pero cuyo remate no es claro, y también también a aquéllas cuyo desenlace es incierto. Pero no deliberamos sobre los fines, sino sobre los medios que q ue éstos requieren para cumplirse. Entendemos por posible lo que puede ser realizado por nosotros, porque lo que puede ser realizado por medio de nuestros amigos, lo es en cierto modo por nosotros, ya que el principio de la acción está en nosotros. A veces, lo que investigamos son los instrumentos; otras, su utilización; y lo mismo en los demás casos. El objeto de la deliberación es el mismo que el de la elección, sólo que, en esta última, el objeto ya está determinado porque en la deliberación se determina que se haga aquello aquello que que se elige.
OBJETO DE LA VOLUNTAD Hemos dicho ya que la voluntad pertenece al fin, pero unos piensan que pertenece a lo
bueno y otros a lo que parece bueno. Si se dice que el objeto de la voluntad voluntad es lo bueno, bueno, se concluye en que el objeto deseado por un hombre que no elige lo bueno no es algo deseado rectamente (si es objeto de voluntad, será también algo bueno; de otra forma, sería algo malo). En cambio, para los que dicen que el objeto de de la voluntad es lo que parece bueno, bueno, no hay un deseo del bien por naturaleza, sino lo que a cada uno le parece; a unos una cosa y a
otros otra, y de ser así, cosas opuestas. Si esto no nos satisface, deberíamos, entonces, decir que el objeto de la voluntad es el bien, tomado de un modo absoluto y de acuerdo con la verdad, mientras que para cada
persona es lo que le parece como tal. Así, para el hombre bueno, el objeto de la voluntad es el verdadero bien; para el malo, cualquier cosa.
EXAMEN ACERCA DE VARIAS VIRTUDES: LA VALENTÍA Ya hemos manifestado que es un término medio entre el miedo y la temeridad. Algunas han de temerse y es noble temerlas; y no hacerlo es vergonzoso, por ejemplo, con la infamia; el que la teme es honrado y decente; y desvergonzado el que no la teme. Pero tampoco es valiente el que no siente temor a estas cosas (lo llamamos así en virtud de
una analogía); porque algunos que son cobardes en los peligros peligros de la guerra, son generosos generosos y tienen buen ánimo frente a la pérdida de su fortuna. Ahora bien, ¿cuáles son las cosas temibles que soporta el valiente? ¿Acaso las más temibles?
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para todo hombre de sano juicio. Ahora bien, el valiente es intrépido como hombre, y temerá, por lo tanto, tales cosas, pero como se debe y como la razón lo permita a la vista de lo que es noble, porque éste es el fin de la virtud. Así, el que soporta y teme lo que debe, y por el motivo m otivo debido, y en la manera y tiempo
debidos, y confía en las mismas condiciones, es valiente, valiente, porque el valiente sufre y actúa de acuerdo con los méritos de las cosas y como la razón lo ordena. El que se excede en el temor es cobarde; teme lo que no se debe y como no debe, y todas las otras calificaciones le pertenecen. El cobarde es un desesperanzado, ya que teme todo. Contrario es el caso del valiente, puesto pu esto que la audacia es la característica de un hombre hombre esperanzado. El cobarde, el temerario, el valiente, entonces, están en relación con las mismas cosas, pero se comportan de diferente manera frente a ellas. Los dos primeros pecan por exceso o
por defecto, mientras que el tercero mantiene el justo medio y como es debido.
DIFERENTES FORMAS DE VALOR El valor consiste en algo de esta naturaleza, pero el término se aplica también a otras
cinco formas. Ante todo, el valor cívico, que es el más parecido al verdadero valor. valor. arrebatadamente se lanzan como las fieras contra los que los han herido, ya que es un hecho que los valientes valientes son fogosos. El coraje también se toma por valentía, y parecen valientes los que
coraje coopera; sin embargo, las fieras atacan por el dolor cuando las han herido o porque tienen miedo. Ahora bien, los hombres valientes obran a causa de la nobleza, pero su
RELACIÓN DEL VALOR CON EL PLACER Y EL DOLOR ambos de la misma manera, sino más más bien, a las cosas que inspiran temor. temor. Se les llama valientes valiente s a los hombres por soportar lo que es penoso, como hemos dicho. De ahí que la valentía sea algo penoso y, con razón, se la alabe, porque es más difícil soportar los trabajos y apartarse de las cosas agradables. El valor tiene relación con la confianza y con el temor pero no se refiere a