Recordar, repetir y reelaborar (nuevos consejos sobre la técnica del psicoanálisis II). La consecuente técnica que hoy empleamos: el médico renuncia a enocar un momento o problema determinados, se conorma con estudiar la super!cie ps"quica que el anali#ado presenta cada ve#, y se vale del arte interpretativo, en lo esencial, para discernir las resistencias que se recortan en el enermo y hacérselas conscientes. $s" se establece una nueva modalidad de divisi%n del trabajo: el médico pone en descubierto las resistencias desconocidas para el enermo& dominadas dominadas ellas, el paciente narra con toda acilidad las situaciones y los los ne' ne'os olvi olvida dado dos. s. esd esde e lue lueo o que que la me meta ta de esta estass técn técnic icas as ha perm perman anec ecid ido o idén idénti tica ca.. *n térm términ inos os desc descri ript ptiv ivos os:: llev llevar ar las las lau launa nass del del recuerdo& en términos dinámicos: vencer las resistencias de la represi%n. *l olvido de impresiones, escenas, vivencias, se reduce a un +bloqueo de ellas. - no es inrecuente inrecuente que e'teriorice su desenao por no ocurr"rsele ocurr"rsele bastantes cosas cos as que que pudie pudiera ra recon reconoc ocer er como como +olvida olvidadas das, , o sea sea,, en las que nunca nunca hubiera vuelto a pensar después que sucedieron. *l +olvido e'perimenta otra restricci%n al apreciarse los recuerdos encubridores, de tan universal presencia. *n muchos casos he recibido la impresi%n de que la consabida amnesia inantil, inantil, tan sustitutiva para nuestra teor"a, está contrabalanceada en su totalidad por los recuerdos encubridores. *n estos no se conserva s%lo alo esencial de la vida inantil, sino en verdad todo lo esencial. /%lo hace alta saber desarrollarlo desarrollarlo desde ellos por medio del análisis. Representan tan acabadamente a los aos inantiles olvidados como el contenido mani!esto del sueo a los pensamientos on"rico. Los otros rupos de procesos ps"quicos que como actos puramente internos uno uno pued puede e opon oponer er las las impr impres esio ione ness y vive vivenc ncia iass 0 ant antas as"a "as, s, proc proces esos os de reer reerim imien iento, to, mocion mociones es de sentim sentimien ientos tos,, ne'o ne'os1 s1 deben deben ser consid considera erados dos separadamente en su relaci%n con el olvidar y el recordar. $qu" sucede, con particular recuencia, que se +recuerde alo que nunca pudo ser +olvidado porque en nin2n tiempo se lo advirti%, nunca ue consciente& además, para el decurso ps"quico no parece tener importancia aluna que uno de esos +ne'os uer uera a co cons nsci cien ente te y lue lueo o se olvi olvida dara ra,, o no hubi hubier era a lle llead ado o nunc nunca a a la consciencia. consciencia. *l convencimiento convencimiento que el enermo adquiere adquiere en el curso del análisis es por completo independiente de cualquier recuerdo de esa "ndole. 3ara un tipo particular de important"simas vivencias, sobrevenidas en épocas muy tempranas de la inancia y que en su tiempo no ueron entendidas, pero han hallado inteliencia e interpretaci%n con efecto retardado , la mayor"a de las veces es imposible despertar un recuerdo. /e llea a tomar noticia de ellas a través de sueos, y los más probatorios motivos de la ensambladura de la neurosis lo uer#an a uno a creer en ellas.
4uando aplicamos la nueva técnica si nos atenemos al sino distintivo de esta respecto de la anterior, podemos decir que el anali#ado no recuerda, en eneral, nada de lo olvidado y reprimido, sino que lo actúa. 5o lo reproduce como recuerdo, sino que como acci%n, lo repite, sin saber que lo hace. Lo que más nos interesa es la relaci%n de esta compulsi%n de repetir con la transerencia y la resistencia. 3ronto advertimos que la transerencia misma es s%lo una pie#a de repetici%n y la repetici%n es la transerencia del pasado olvidado& pero no s%lo sobre el médico: también sobre todos los otros ámbitos de la situaci%n presente. 3or eso tenemos que estar preparados para que el anali#ado se entreue a la compulsi%n de repetir, que le sustituye ahora al impulso de recordar, no s%lo en la relaci%n personal con su médico, sino en todas las otras actividades y v"nculos simultáneos en su vida. /i la cura empie#a bajo el patrona#o de una transerencia suave, positiva, y no e'presa, esto permite, como en el caso de la hipnosis, una proundi#aci%n en el recuerdo, en cuyo transcurso hasta callan los s"ntomas patol%icos& pero su en el ulterior trayecto esa transerencia se vuelve hostil o hipertensa, y por eso necesita de represi%n, el recordar deja sitio enseuida al actuar. - a partir de ese punto las resistencias comandan la secuencia de lo que se repetirá. 67ué repite o act2a, en realidad8 Repite todo cuanto desde las uentes de su reprimido ya se ha abierto paso hasta su ser mani!esto: sus inhibiciones y actitudes inviables, sus rasos patol%icos de carácter. -, además, durante el tratamiento repite todos sus s"ntomas. *n este punto podemos advertir que poniendo de relieve la compulsi%n de repetici%n no hemos obtenido nin2n hecho nuevo, sino s%lo una concepci%n más uni!cadora. - caemos en la cuenta de que la condici%n de enermo del anali#ado no puede cesar con el comien#o de su análisis y que no debemos tratar su enermedad como un episodio hist%rico, sino como un poder actual. *sta condici%n patol%ica va entrando pie#a por pie#a dentro del hori#onte y del campo de acci%n de la cura, y mientras el enermo lo vivencia como alo real1objetivo y actual, tenemos nosotros que reali#ar el trabajo terapéutico, que en buena parte consiste en la reconducci%n al pasado. *l hacer repetir en el curso del tratamiento anal"tico, se2n esta técnica más nueva, equivale a convocar un ramento de vida real, y por eso no en todos los casos puede ser inoensivo y carente de peliro. e aqu" arranca todo el problema del a menudo inevitable +empeoramiento durante la cura. La introducci%n del tratamiento conlleva, particularmente, que el enermo cambie su actitud consciente rente a la enermedad. -a no tiene permitido considerarla alo despreciable& más bien será dino oponente. $s" es preparada desde el comien#o la reconciliaci%n con eso reprimido que se e'teriori#a en los s"ntomas, pero también se concede cierta tolerancia a la
condici%n de enermo. /in embaro, la resistencia puede e'plotar la situaci%n para sus prop%sitos o querer abusar del permiso de estar enermos. 9lteriores peliros nacen por el hecho de que al proresar la cura pueden también conseuir la repetici%n al mociones pulsionales nuevas, situadas a mayor proundidad, que todav"a no se hab"an abierto paso. 3or 2ltimo, las acciones del paciente uera de la transerencia pueden conllevar pasajeros perjuicios para su vida, o aun ser escoidas de modo que desvaloricen duraderamente las perspectivas de salud. 4uando la lia#%n transerencial se ha vuelto de al2n modo viable, el tratamiento lora impedir al enermo todas las acciones de repetici%n más sini!cativas y utili#ar el desinio de ellas como un material para el trabajo terapéutico. *l mejor modo de salvar al enermo de los perjuicios que le causar"a la ejecuci%n de sus impulsos es comprometerlo a no adoptar durante la cura ninuna decisi%n de importancia vital& que espere, para cualquiera de tales prop%sitos, el momento de la curaci%n. $hora bien, el principal recurso para domear la compulsi%n de repetici%n del paciente, y transormarla en un motivo para recordar, reside en el manejo de la transerencia. olvemos esa compulsi%n inocua, y más a2n, aprovechable si le concedemos su derecho a ser tolerada en cierto ámbito: le abrimos la transerencia como la palestra donde tiene permitido desplearse con una libertad casi total, y donde se le ordena que esceni!que para nosotros todo pulsionar pat%eno que permane#ca escondido en la vida an"mica del anali#ado. 4on tal que el paciente nos muestre al menos la solicitud de respetar las condiciones de e'istencia del tratamiento, conseuimos, casi siempre, dar a todos los s"ntomas de la enermedad un nuevo sini!cado transerencial, sustituir su neurosis de transerencia, de la que puede ser curado en virtud del trabajo terapéutico. La transerencia crea as" un reino intermedio entre la enermedad y a vida, en virtud del cual se cumple el tránsito de aquella a esta. *l nuevo estado ha asumido todos los caracteres de la enermedad, pero constituye una enermedad una enermedad arti!cial asequible por doquiera a nuestra intervenci%n. $l mismo tiempo es un ramento del vivenciar real1objetivo, pero posibilitado por unas condiciones particularmente avorables, y que posee la naturale#a de alo provisional. e las reacciones de repetici%n, que se muestra en la transerencia, los caminos consabidos llevan lueo al despertar de los recuerdos, que, vencidas las resistencias, sobrevienen con acilidad. *l vencimiento de la resistencia comien#a, como se sabe, con el acto de ponerla en descubierto el médico, pues el anali#ado nunca la discierne, y comunicársela a este.
5ombrar la resistencia no puede producir su cese inmediato. *s preciso dar tiempo al enermo para enrascarse en la resistencia, no consabida por él& para reelaborarla, vencerla prosiuiendo el trabajo en desa"o a ella y obedeciendo a la rela anal"tica undamental. *n la práctica, esta reelaboraci%n de las resistencias puede convertirse en una ardua tarea para el anali#ado y en una prueba de paciencia para el médico. 5o obstante, es la pie#a del trabajo que produce el má'imo eecto alterador sobre el paciente y que distinue el tratamiento anal"tico de todo in;ujo suestivo. . La actitud del terapeuta. La esencia de la psicoterapia es una relaci%n humana especialmente ideada para transmitir una e'periencia, que traia consio cambios constructivos en el auto1concepto y la conducta del paciente. 3rincipio capital de cualquier modalidad de psicoterapia dinámica es la habilidad del terapeuta para escuchar. ?l o ella deben preuntarse continuamente: (@) 6c%mo podr"a entender mejor el mundo interno de esta persona8 (A) 64uál podr"a ser la intervenci%n más constructiva en este momento8 $l responder esta preunta, el terapeuta debe tener en cuenta la meta doble de la psicoterapia: (@) $yudar al paciente a conseuir una mayor independencia y auto1con!an#a, y (A) promover una mayor satisacci%n e intimidad en las relaciones humanas. e acuerdo con los principios psicodinámicos, creemos que nos acercaremos mejor a estas metas, si nos esor#amos sistemáticamente por aumentar el auto1entendimiento del paciente. *scondidas tras las ansiedades y los mecanismos de autoprotecci%n del paciente está la esperan#a de una relaci%n de amor y apoyo en la que uno es entendido. *sto aliviar"a los surimientos y el estado de desmorali#aci%n del paciente. *l paciente se mantiene a ;ote racias a esta esperan#a, incluso más cuando el terapeuta sienta que se está poniendo a prueba su paciencia por las provocaciones, hostilidad o neativismo del paciente. $unque las apariencias dian lo contrario, el paciente está tratando siempre de resolver un problema de relaci%n interpersonal. La actitud del terapeuta deber"a re;ejar interés, respeto, deseo de no herir, ausencia de cr"tica y enjuiciamiento moral, y un compromiso enuino de ayudar. *l terapeuta deber"a implicarse en actividades que son enormemente constructivas y m"nimamente destructivas.
*n concreto, el terapeuta deber"a resistir la compulsi%n de hacer alo, especialmente en las ocasiones que él o ella sienten la presi%n del paciente (y suya) a intervenir, actuar, rea!rmar, etc. /e desestima, a menudo, el rado en el que la presencia del terapeuta y su escucha empática se constituyen en las uentes más poderosas de ayuda y apoyo que un ser humano puede otorar a otro. 4uanto más indeenso y vulnerable se sienta el paciente, mayor será la necesidad de ideali#ar y sobreestimar las habilidades y poderes del terapeuta. La preocupaci%n de nuestra cultura por la tecnolo"a y las e'pectativas de llear a resultados rápidos conspiran para poner al terapeuta bajo presi%n. 5o obstante, lo mejor que un terapeuta puede hacer es mantener una postura de escucha e intentar entender. La postura del terapeuta deber"a ser e'pectante, esto es, estar preparado no s%lo para observar sino también para e'perimentar y, en el mismo rado, preparado para llear a implicarse en el ui%n interpersonal montado por el paciente. *l terapeuta no puede hacer nada a menos que el paciente no pona en marcha un proceso en el que el terapeuta pueda resonar. La resonancia del terapeuta es, ante todo, un proceso intuitivo que puede describirse s%lo en términos enerales. 5o importa lo que el paciente comunique directa o indirectamente, no se debe olvidar nunca que los comentarios van diriidos al terapeuta, como persona sini!cativa. $demás, el conjunto total de la conducta del paciente contiene siempre observaciones sobre el terapeuta y su relaci%n con él, sea real o antaseada. *l terapeuta debe darse cuenta de esto y tenerlo bien presente en su pensamiento, de modo que u"e su escucha y participaci%n en la vida del paciente. 9n reto básico que aronta el terapeuta es captar qué está el paciente comunicando o actuando. *sto podr"a ser sincr%nico con lo que él o ella están diciendo pero es que la conducta en la terapia, la mayor parte de las veces no está sincroni#ada con lo que se está comunicando verbalmente. 9n peliro corriente del que todos los terapeutas son v"ctimas en un momento u otro es caer en la trampa, esto es, ser manipulado por el paciente, viciando y trastornando la comunicaci%n sincroni#ada con ello. /i el tema de la sesi%n parece huir del terapeuta, éste se representará en las transacciones terapéuticas. 3or la misma ra#%n, los terapeutas necesitan preverse contra la alacia de dar un peso indebido a sus verbali#aciones o las de los pacientes. Boras buenas, sus caracter"sticas son:
@. La presencia de un aecto uerte (y t"picamente doloroso) que indica que un problema está cerca de la conciencia del paciente. A. *l aecto se e'perimenta en relaci%n con el terapeuta, al mismo tiempo que el paciente reconoce que el terapeuta es el objeto real hacia quien va diriido el aecto. =. *l terapeuta tiene una imaen clara del ui%n con el que se está actuando >. *n virtud de lo anterior, el terapeuta es capa# de reconstruir (interpretar) el ui%n del paciente un conte'to nuevo. *l poder del terapeuta obviamente está siempre limitado. *stán limitados no s%lo como seres humanos, sino también porque, en muchas ocasiones, los sini!cados connotativos de las comunicaciones del paciente son di"ciles de identi!car y entender, debido a operaciones deensivas complejas, L%icamente, esto muchas veces los desconcierta. *s importante tener en cuenta las siuientes relas: @) A) =) >) C)
Resistir el uror sanandi (uror por curar) en todas sus ormas Resistir la tentaci%n de hacer alo Resistir los sentimientos de omnipotencia /i no estás seuro de tus ra#ones para decir alo, uarda silencio 4erci%rate con antelaci%n de que tu evidencia es ra#onablemente adecuada y considera hip%tesis alternativas. $yuda a las construcciones que estén más pr%'imas a los datos cl"nicos. D) Ba# una apreciaci%n realista de cuál podr"a ser la interacci%n más constructiva en este momento. E) 3or encima de todo, ten presente las caracter"sticas de la psicoterapia que la de!nen como una relaci%n humana. La esencia del cambio psicoterapéutico es, sin embaro, la comprensi%n par parte del paciente de alunos principios abstractos, sino el resultado de una e'periencia humana en la que se sienta comprendido y en la que se den sini!cados nuevos a esta comprensi%n. $ctitudes recomendadas para la escucha terapéutica. (*R F*GFH)