sábado, 14 de marzo de 2015 Introducción al cristianismo de Joseph Ratzinger En el ao 1!"#, con los impulsos del postconcilio en plena e$er%escencia, el entonces pro$esor Joseph Ratzinger &más tarde Romano 'ont()ce *enedicto +I- publicaba su particular aportación teológica acerca de los $undamentos de la religión de .risto, por medio de un libro titulado Introducción al cristianismo/ lgunas dcadas más tarde, concretamente en el ao 2/000, el teólogo alemán usti)caba, en el prólogo de la nue%a edición, la necesidad de su escrito 3 el auilio de la razón para hablar de ios, pues sin hablar de 6l la razón se %er(a disminuida718/ En %irtud de 9ue ios es el :ogos 9ue ;nos garantiza la racionalidad del mundo, la racionalidad de nuestro ser, la adecuación de la razón razón a ios ios 3 la adec adecua uaci ción ón de ios ios a la razón razón,, aun aun cuan cuando do su razó razón n super supere e in)nitamente a la nuestra 3 a menudo nos parezca oscuridad<728/ En cual9uier caso, la intención del libro era ;a3udar a una nue%a comprensión de la $e como la realidad 9ue posibilita ser autnticos seres humanos en el mundo de ho3<7=8/ 'ara Joseph Ratzinger el cristianismo hab(a sido arrinconado en el siglo precedente, situación de la 9ue urg(a salir, adaptándose a los nue%os tiempos/ En el siglo +I+, en e$ecto, la Iglesia padeció una marginación $eroz por parte de las nue%as corrientes de pensam pensamien iento> to> para para sal salir ir de ella, ella, el teólogo teólogo ale alemán mán pensaba pensaba 9ue la Iglesia Iglesia deb(a ;insertarse de nue%o plenamente en el mundo<748/ 'ero para determinar el lugar del cristiano en el mundo, el teólogo consideraba preciso una cate9uesis 9ue eplicase, en primer lugar a los )eles 3 en segundo trmino al resto del mundo, en 9u consiste la pro$ pro$esi esión ón de $e cris cristi tian ana/ a/ ? es a9u( a9u( prec precis isam amen ente te dond donde e se %uel %uel%e %e nece necesa sari ria a la participación de la ciencia teológica/ hora bien@ :a teolog(a no cumple con su cometido cuando se 9ueda eclusi%amente en s( misma 3 en su erudición, 3 se e9ui%oca toda%(a más cuando busca Auna doctrina segBn sus gustosC &2 Dim 4, =-, cuando en %ez de pan o$rece piedras, cuando en lugar de la palabra de ios propone la su3a758/ sumiendo e$ecti%amente los riegos 9ue entraa toda $orma de egesis particular, por mu3 docta 9ue sea, pero siendo consciente de 9ue es irrenunciable el socorro de la teolog(a para reeionar sobre ios 3 la $e de los cre3entes, Joseph Ratzinger ensa3a lo 9ue a su uici uicio o son los pilar pilares es del cristian cristianism ismo, o, 3 trata trata de desarr desarroll ollarl arlos os en tres tres segmentos per$ectamente hilados/ s( pues, las aspiraciones del pro$esor alemán en este escrito pueden resumirse en las siguientes@ 1/
FEn 9u consiste creerG H bien, F9u signi)ca decir ;3o creo
2/
FEn 9u cree la IglesiaG
'ara dar contes contestac tación ión a estas estas pregu pregunta ntass capita capitales les Ra Ratzi tzinge ngerr se remont remontará ará a los los or(genes de la pro$esión de $e cristiana, 3 a su nBcleo mismo, los s(mbolos de $e, es decir, el .redo/ u Introducción al cristianismo, por tanto, tratará de esclarecer las $órmulas elementales del .redo de los póstoles, s(ntesis de la $e primiti%a de la Iglesia> una $e 9ue es con$esada 3 compartida toda%(a, despus de 2/000 aos, por todas las iglesias cristianas repartidas por la Dierra/ icho esto, su eplicación se plantea en tres partes, 9ue son precedidas de una introducción con dos importantes apartados@ ;:a $e en el mundo de ho3< 3 ;:a $orma eclesial de la $e uperada la introducción, las dos primeras partes %ersan sobre ios &la primer primera-, a-, 3 Jesucr Jesucrist isto o &la segund segunda-/ a-/ :a tercer tercera a parte parte está dedicada dedicada al binomi binomio o Esp(ritu e Iglesia/ e esta suerte, 3 sin más preámbulos, %eamos en 9u consisten las lecciones de Joseph Ratzinger sobre el credo apostólico, mdula espinal de la con$esión de $e cristiana/ Fu es la $e 3 cómo se plantea sta en el pensamiento modernoG
ntes de entrar de lleno en el análisis del credo apostólico el teólogo alemán hab(a pensado, como dec(amos más arriba, en un preludio donde se cuestionaba acerca de 9u es la $e 3 cómo se plantea sta en el pensamiento moderno/ .uestiones preliminares 9ue son cardinales para entender la pro$esión de $e cristiana, pues en cierto sentido la doctrina primiti%a no es más 9ue una simple $órmula sin %ida 9ue debe lle%arse a cumplimiento con el obrar humano/ Kn obrar, sin embargo, 9ue ha de transcurrir por los cauces innegociables 9ue epresa esa $órmula original 9ue es el s(mbolo nicenoLconstantinopolitano/ El punto de arran9ue del 9ue debe partir todo eamen de la eperiencia de $e cristiana, as( pues, se halla en primer lugar en los hechos históricos/ :a $e, a pesar de lo 9ue crean millones de conciencias desin$ormadas, re9uiere de razones 3 pruebas para arraigar 3 ser tenida en cuenta/ 'or eso el $uturo *enedicto +I comienza en la obertura de esta obra sealando la )gura de JesBs, como el hito o alón desde el cual ha de empezarse la bBs9ueda de los moti%os de la $e cristiana> pues ;Jesucristo ha eplicado a ios 7M8 ? ;basta con 9ue demos un par de pasos hacia ese hombre de 'alestina para encontrarnos con ios<7"8/ .on todo, la $e no es Bnicamente una $undamentación racional de la eistencia de ios 3 de la trascendencia del hombre, pues esto mismo es capaz de alcanzarlo por s( sola la )loso$(a, sino 9ue entraa la asunción del cre3ente de una realidad inabarcable 9ue le supera en todo punto 3 9ue se ha comunicado con ste a tra%s de la agrada Escritura, continente de la Re%elación/ En relación con esta maestad di%ina, de la 9ue el hombre sólo puede balbucear al re$erirse a ella, pero de la 9ue e$ecti%amente tiene certeza, el hombre acepta por $e cuestiones 9ue le han sido re%eladas pero de las 9ue apenas puede $ormarse una idea inteligible para relacionarse con ios/ 'or eemplo la realidad trinitaria de ios mismo, des%elada por .risto resucitado &Nt 1#, 2!-> %erdad, naturalmente, a la 9ue el hombre no habr(a podido acceder de ninguna manera reeionando por su cuenta 3 riesgo/ Nás aBn/ :os hombres, en todas partes 3 en todo tiempo, han buscado $ormas alternati%as de acceder a la realidad, modos distintos de penetrar cuanto les rodeaba al margen de los sentidos, hasta el punto de 9ue llegar a creer en las realidades trascendentes ;no signi)ca a)rmar esto o a9uello, sino una $orma primaria de situarse ante el ser, la eistencia, lo propio 3 todo lo real<7O8/ ? esto es $undamental para entender el signi)cado de la a)rmación ;3o creo 'ues con esto presente, Joseph Ratzinger ha podido in$erir 9ue la $e@ Es una decisión por la 9ue a)rmamos 9ue en lo (ntimo de la eistencia humana ha3 un punto 9ue no puede ser sustentado ni sostenido por lo %isible 3 comprensible, sino 9ue linda de tal modo con lo 9ue no se %e, 9ue esto le a$ecta 3 aparece como algo necesario para su eistencia/ 7M8 :a $e siempre tiene algo de ruptura arriesgada 3 de salto, por9ue en todo tiempo implica la osad(a de %er en lo 9ue no se %e lo autnticamente real, lo autnticamente básico/ :a $e nunca $ue una actitud 9ue por s( misma tenga 9ue %er con lo 9ue agrada a la eistencia humana/ :a $e siempre $ue una decisión 9ue a$ectaba a la pro$undidad de la eistencia, un cambio continuo del ser humano al 9ue sólo se puede llegar mediante una resolución )rme<7#8/ isto lo anterior se comprende 9ue la $e sea tambin $uente de sentido para el hombre, alimento 3 soporte/ 'ues si la $e cristiana signi)ca considerar lo in%isible más real 9ue lo %isible, lo in%isible se con%ierte en el %erdadero $undamento de las cosas/ ?, por tanto, en la $uerza 9ue orienta al hombre en su de%enir, en el ancla 9ue lo asienta )rme 3 con)adamente ante su entorno, ante las cosas 3 ante la realidad misma/ 'uede decirse entonces 9ue la $e es otra $orma de pan Pen Bltima instancia más necesario 9ue el alimento 9ue conser%a a nuestro organismoP, el sólido cimiento de la eistencia humana 3, por ello mismo, lo 9ue proporciona al hombre su %erdadero sentido/ :uego la $e e9ui%ale a %erdad, 3 la %erdad es lo Bnico 9ue sostiene 3 promete con seguridad/ e esta manera, Joseph Ratzinger entiende 9ue se entra en contacto con la %erdad comprendiendo, comprendiendo el sentido al 9ue uno se ha entregado/
.reo 9ue ste es el signi)cado eacto de lo 9ue llamamos comprender@ captar el $undamento sobre el 9ue nos mantenemos como sentido 3 como %erdad> reconocer 9ue el $undamento signi)ca sentido<7!8/ En consecuencia, la $e ser(a una actitud, una manera de estar $rente al mundo 3 con los demás/ En sentido estricto, un acto de con%ersión/ 'or eso, en palabras de Joseph Ratzinger, este acto de con%ersión, este cambio de ser@ 'asa de la adoración de lo %isible 3 $actible a la con)anza en lo in%isible/ Qormalmente, la $rase A3o creoC se podr(a traducir as(@ A3o paso aM> 3o aceptoC/ :a $e no es, pues, como pro$esión de $e 3 por su origen, ni recitar una doctrina, ni aceptar teor(as sobre las 9ue no se sabe nada 3 9ue por eso mismo trata de a)rmar ele%ando el tono, sino un mo%imiento de toda la eistencia humana/ .on palabras de eidegger podemos a)rmar 9ue la $e es un A%iraeC de todo el hombre 9ue estructura permanentemente la eistencia posterior7108/ 'or eso precisamente la $e cristiana, dice Ratzinger, no es una idea sino %ida, 3 el cristianismo, un camino 3 no una ideolog(a7118/ So obstante, nos dice el autor, para intentar comprender el credo ha3 9ue acotar pre%iamente las competencias de la )loso$(a, al menos tenerlas en cuenta, puesto 9ue la $e no es el resultado de una ca%ilación solitaria, o de una reeión personal sobre la %erdad, como concierne al mtodo )losó)co, sino 9ue procede de la escucha, de la recepción 3 de la respuesta a la audición 9ue hace el hombre de la 'alabra re%elada> de la escucha atenta de lo 9ue procede de $uera 3 se le o$rece misteriosamente/ Entonces la $e no es lógicamente $ruto del pensamiento humano sino algo 9ue procede de $uera, algo 9ue se da, 9ue se abre a la persona para ser acogida, 9ue se entrega para acti%ar el esp(ritu humano 3 moti%ar un cambio radical del ser> una trans$ormación de la manera de mirar, sentir 3 hacer/ ? esta ;estructura dialógica de la $e<, como la llama el teólogo alemán, seala indirectamente, pero tambin con claridad, una idea determinada del hombre &una idea trascendente- 3 sobre todo una idea escandalosa de ios &la de un ios personal-/ Nucho más adelante Joseph Ratzinger resumirá per$ectamente en 9u consiste la $e, como ;un proceso continuo de separación, de aceptación, de puri)cación 3 de trans$ormación<7128/ ? sólo as( puede eplicarse la permanencia de la con$esión cristiana en un solo ios a lo largo de los tiempos/ El credo apostólico es, en Bltima instancia, la s(ntesis de la pro$esión de $e cristiana, su contenido más (ntimo> el sumario de esa idea escandalosa de ios 9ue se desarrolla en cada una de sus enunciaciones, 3 9ue despus el cristiano hace su3as, madurándolas en su interior 3 actuando de acuerdo con ellas, con más o menos $ortuna/ El tema de ios Kn tercio de la Introducción al cristianismo está dedicado a desentraar el sentido de las palabras ;'adre<, ;todopoderoso< 3 ;creador<, esto es, la sección 9ue se corresponde con la primera parte del libro/ En la introducción, desmenuzada pre%iamente, el autor trataba de eplicar 9u signi)ca decir ;3o creo<> ahora se detiene en las siguientes palabras del .redo/ .omo %emos, estamos aBn en los albores del s(mbolo nicenoLconstantinopolitano, 9ue hunde sus ra(ces, como 3a 9uedó eplicado, en el propio E%angelio@ ;Id, pues, 3 haced disc(pulos m(os en todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del 'adre 3 del io 3 del Esp(ritu anto< &Nt 2#, 1!-/ 'or eso es oportuno Pestamos en el arran9ue de la $órmula primiti%aP reproducir a9u( el credo apostólico@ .reo en ios, 'adre Dodopoderoso, .reador del cielo 3 de la tierra/
.reo en Jesucristo, su Bnico ioM/ En la primera parte de su Introducción al cristianismo, como decimos, Joseph Ratzinger contempla %arios altos, cinco estadios concretamente, en los cuales desarrolla los puntos cla%e de su eplicación acerca del misterio de ios, del tema o la cuestión de ios, segBn su propia epresión/ 'odr(amos decir, as( pues, 9ue la portada de esta primera sección son una serie de cuestiones preliminares sobre ios, como el eamen del origen de la reeión 9ue ha hecho el hombre en todas las pocas 3 lugares acerca de 6ste/ espus el autor se detiene en ;la $e b(blica en ios<, para contrastar a continuación el ios b(blico con el ;ios de los )lóso$os<, siendo ste un importante apartado de la obra 9ue comentamos> como tambin lo es el siguiente@ ;:a pro$esión de $e en ios, ho3 Qinalmente, la primera parte del escrito se cierra con una s(ntesis acerca de lo 9ue signi)ca creer en el ios uno 3 trino/ e esta manera, Ratzinger comienza su indagación acerca de la idea de ios reconociendo la e%idencia de 9ue ios es una constante a lo largo de la historia de la humanidad/ e 9ue ios no es una idea aena a ningBn pueblo, ni una idea particular de los hombres de una determinada generación o de un espacio concreto/ l contrario, la idea de ios es uni%ersal 3 ha estado presente en el hombre desde el principio/ .on este elemento obeti%o del 9ue partir, el teólogo alemán se pregunta lógicamente de dónde le %iene a la humanidad la idea de ios, 3 al mismo tiempo, por 9u esta idea se representa en $ormas tan distintas/ En primer lugar contestará al segundo interrogante/ Realmente, dice el entonces pro$esor Ratzinger, los distintos modos segBn los cuales el hombre ha concebido la idea de ios a lo largo del tiempo se reducen a tres concepciones@ monote(smo, polite(smo 3 ate(smo/ espus contestará a la primera cuestión@ Fde dónde la %iene a la humanidad la idea de iosG 'ara el $uturo papa *enedicto +I las ra(ces de la eperiencia religiosa son, por un lado, la conciencia humana, es decir, la eperiencia de nuestra propia eistencia, por la 9ue descubrimos, entre otras cosas, nuestra precariedad e insu)ciencia> 3 por otro lado, la con$rontación del hombre con el mundo, a partir de la cual reconoce ;su potencia 3 misterio<71=8/ En este sentido, dos son segBn el pro$esor alemán las $uentes de conocimiento religioso espec()cas del hombre/ Kna 3 otra, en e$ecto, en la medida 9ue e%idencian nuestra precariedad 3 anhelo de plenitud, apuntan a ios/ .onocidas, as( pues, las ra(ces 9ue lle%an al hombre a reeionar sobre ios, o lo 9ue es lo mismo, a concebirlo 3 representarlo, se entiende 9ue la humanidad se ha3a $orado ideas distintas de ios a tra%s de los siglos, pues nada nos dicen de su esencia nuestras carencias, por un lado, o la %astedad 3 el misterio del mundo al 9ue nos en$rentamos, por otro/ in embargo, si de lo 9ue se trata es de desentraar el credo apostólico para conocer en 9u creen los cristianos, o en 9u consiste en esencia el cristianismo, habrá 9ue centrar nuestra mirada en la idea monote(sta de ios/ ? más espec()camente en la $e de Israel, en la de los padres 3 en la de los pro$etas del pueblo de ios/ En consecuencia, el autor no tiene más remedio 9ue sumergirse en el ios b(blico para darnos a conocer la $e de los primeros padres, la $e 9ue posteriormente llegará a su máimo desarrollo 3 plenitud con la )gura de JesBs/ 'ues bien, lo primero 9ue marca la di$erencia del ios b(blico con respecto a los demás dioses 9ue el hombre se ha ido $orando sucesi%amente de acuerdo con su situación geográ)ca 3 sus circunstancias, es 9ue el ios b(blico se descubre %oluntariamente al hombre, concretamente a un humilde %arón llamado brahán/ En %ista de ello, en el $ondo con$esar a ?ah% será negar a los dioses %ecinos, o dicho de otro modo, negar el propio polite(smo@ :a pro$esión $undamental de $e PA?ah%, tu ios, es BnicoCP 9ue constitu3e el tras$ondo de nuestro credo, es en sus or(genes una negación de los dioses circun%ecinos/ Es con$esión en el sentido más pleno 9ue puede tener esta palabra, es decir, no es la mani$estación eterna de una opinión más unto a otras, sino de una decisión eistencial/ .omo negación de los dioses signi)ca negación de la di%inización de los
poderes pol(ticos 3 del cósmico Amuere 3 %i%irásC/ Igual 9ue decimos 9ue el hambre, el amor 3 el poder son las potencias motoras de la humanidad, podemos decir tambin, por etensión, 9ue las tres $ormas $undamentales del polite(smo son la adoración del pan, del eros 3 la di%inización del poder/ Estas tres $ormas se e9ui%ocan por9ue absolutizan lo 9ue no es absoluto 3 por9ue al mismo tiempo sub3ugan al hombre/ on errores 9ue de algBn modo dean presentir el poder 9ue sostiene el uni%erso7148/ ol%emos nue%amente con estas palabras a las entraas de la $e, al camino 9ue supone toda con%ersión, a la decisión de un obrar distinto, con$orme a esa $e/ Ratzinger nos habla, una %ez más, de 9ue creer eige tomar partido, un cambio pro$undo de la persona, 9ue 3a no se gu(a por la inercia de los motores del mundo, adoración del pan 3 del eros 3 di%inización del poder, sino 9ue es capaz de sacri)carse 3 negar la seguridad 9ue proporciona aparentemente lo propio/ En palabras de Joseph Ratzinger@ Este punto de partida, nacido de la $e de Israel, sigue sin cambios $undamentales en el credo del cristianismo primiti%o/ El ingreso en la comunidad cristiana 3 la aceptación de su As(mboloC entraan una decisión eistencial de gra%es consecuencias/ ?a por el simple hecho de entrar en ese credo, la persona niega las ideas imperantes de su mundo, esto es, la adoración del poder pol(tico %igente en la 9ue se $undaba el bao imperio romano/ Siega el placer, el culto a la angustia 3 las distintas supersticiones 9ue dominaban en el mundo/ So es casualidad 9ue el cristianismo luchase en este terreno 3 9ue impugnase la con)guración $undamental de la %ida pBblica en la antigTedad7158/ 'ero ese cambio (ntimo de acuerdo al 9ue decide ordenarse el )el de Israel tiene su $undamento en el des%elamiento del propio nombre 9ue da ios, ?ah%, a Noiss en el episodio de la zarza ardiente/ e esta manera, A?o so3 el 9ue so3C, es decir el nombre de ios, además de representar un %erdadero escándalo, sugiere un ios distinto del 9ue las culturas primiti%as hab(an hablado/ 'or9ue en el $ondo cuando ios habla con Noiss acompaado por la zarza ardiente no re%ela un nombre comBn, otro nombre más, como los dioses de los pueblos circun%ecinos> tiene 9ue ;distinguirse de sus colegas<, 3a 9ue ;no pertenece a la misma categor(a ue el ios de Israel, el ios b(blico, no pertenece a la misma categor(a es e%idente a partir del des%elamiento de su particular ;nombre ios es el 9ue es por9ue mientras 9ue los demás dioses pasan, 6l es, siempre 3 en todo lugar> permaneciendo inmutable en el cambio/ 'or tanto, a9u( el ios misterioso de Israel, el ios de los padres, 3 como dice Ratzinger, nuestro ios, no re%ela su esencia, sino 9ue se dea conocer de $orma Bnica/ So comunicando cómo es 6l, sino para 9u es/ e manera 9ue ;el A3oLso3C signi)ca algo as( como A3o esto3 ah(C o A3o esto3 ah( para %osotrosC 7M8 En realidad, este AesC de ios 9ue permanece inmutable por encima de la mutabilidad del de%enir, no se muestra como un ios sin relaciones<71"8/ ? esta es la cla%e para entender a un ios 9ue es amor 3 9ue espera de sus criaturas una relación personal con 6l/ lgo por otra parte 9ue no interesa a los )lóso$os de a9uellos tiempos, entregados Bnicamente al concepto del ser supremo/ hora bien, dando %ueltas a la idea del nombre de ios, hundido hasta la cintura en las $uentes b(blicas, en la misma 'alabra de ios, el autor termina su andadura irremediablemente en la )gura de JesBs/ 'ara el entonces teólogo alemán, no cabe duda, ;.risto es la misma zarza ardiente en la 9ue se re%ela a los hombres el nombre de ios<@ Resulta claro 9ue l mismo es el nombre de ios, es decir, la posibilidad de in%ocar a ios/ :a idea del hombre entra a9u( en un estadio nue%o 3 decisi%o/ El nombre 3a no es sólo una palabra, sino una persona@ JesBs@ Doda la cristolog(a, es decir, la $e en JesBs se con%ierte en una eplicación del nombre de ios 3 de todo lo 9ue en l se enuncia<71O8/ :legados a este punto, ser(a lógico dar el salto hasta la segunda parte de Introducción al cristianismo, reser%ada a los art(culos del .redo 9ue hablan de Jesucristo> sin embargo, Joseph Ratzinger considera necesario detenerse aBn en %arios asuntos capitales para esclarecer 9u supuso esta idea de ios para los )lóso$os antiguos/ En
este sentido, el teólogo alemán sostiene 9ue la $e cristiana ten(a 9ue decir cuál era su ios/ ? de este es$uerzo 9ue hicieron los cristianos primiti%os para anunciar a ios 3 acrisolar la idea 9ue los )lóso$os griegos ten(an del ios desconocido, nos ocupamos a continuación/ El ios de la $e &uno 3 trino- 3 el ios de los )lóso$os :a $e cristiana tu%o necesariamente 9ue decir cuál era su ios/ 'ara ello debió, como es sabido, entrar en discusión con la )loso$(a helen(stica/ s( pues, la Iglesia primiti%a rechazó resueltamente todo el mundo de las antiguas religiones, lo consideró un espeismo 3 una alucinación 3 epresó as( su $e@ nosotros no %eneramos a ninguno de %uestros dioses/ .uando hablamos de ios nos re$erimos al ser mismo, a lo 9ue los )lóso$os consideran el $undamento de todo ser, al 9ue han ensalzado como ios de todos los poderes@ ese es nuestro Bnico ios71#8/ El reproche 9ue, al )n 3 al cabo, le hac(an los primeros cristianos a los )lóso$os griegos era 9ue stos no conceb(an la religión como %erdad, sino como instrumento para ordenar moralmente la sociedad/ 'ara llegar a esta acusación debieron insistir en %arias nociones 9ue la )loso$(a griega pasaba por alto> distinciones 9ue Joseph Ratzinger epone con luminosidad/ El primer detalle 9ue la )loso$(a clásica no ten(a en cuenta era 9ue ios era un ser ;antropomór)co< 3 no )losó)co, un ser de carácter personal 3 por tanto con sentimientos humanos/ Ratzinger usti)ca esto recurriendo a las parábolas de la o%ea 3 la moneda perdidas> relatos 9ue ponen de mani)esto un ios preocupado 3 a$ectuoso/ En cambio, el ios )losó)co se relaciona eclusi%amente consigo mismo/ Htro preuicio 9ue desenmascara Ratzinger es la concepción estrictamente )losó)ca de ios como puro pensar/ 'ero la idea cristiana de ios pronto superará estas resistencias a)rmando 9ue el amor es más grande 9ue el puro pensar/ 'ues ;el :ogos de todo el mundo, la idea creadora original es tambin amor<71!8/ En resumidas cuentas, sólo considerando la cla%e del amor se pueden entender los atributos 9ue con)esa el .redo de ios como ;'adre<, ;soberano< 3 ;creador 'or eso al llamar el .redo a ios ;padre< 3 ;soberano<, 9ueda mu3 claro en 9u consiste la imagen cristiana de ios@ ;tensión entre el poder absoluto 3 el amor absoluto, entre la distancia absoluta 3 la cercan(a absoluta<7208/ En suma@ El :ogos de todo ser, el 9ue todo lo sostiene 3 todo lo comprende, es, pues, conciencia, libertad 3 amor7218/ Entonces resulta e%idente 9ue la )gura central del cristianismo es una persona, JesBs, 3 9ue por eso mismo el cristianismo %e en el hombre tambin una persona 3 no un indi%iduo, segBn lo contempla la )loso$(a griega/ ? a9u( es precisamente donde para el teólogo alemán radica el gran abismo entre el cristianismo 3 la antigTedad, entre el platonismo 3 la $e/ bismo cierto a pesar de 9ue los )lóso$os griegos intu(an al ios desconocido a partir de sus reeiones, 3 por tanto de la le3 natural/ 'ero abismo 9ue los cristianos logran sal%ar eplicando a su ios recurriendo, precisamente, a las categor(as de la )loso$(a helen(stica, con su mtodo de indagación particular 3 su singular terminolog(a/ l )n 3 a la postre, como dirá el autor al )nal de su libro, lo 9ue distingue radicalmente al cristianismo de la )loso$(a griega son las ideas 9ue tienen de hombre, de ios 3 de $uturo7228/ hora bien, toda%(a le 9ueda a Ratzinger un alto por hacer antes de saltar a los siguientes enunciados del credo 3 centrarse de una %ez por todas en la )gura de JesBs/ :o 9ue pretende hacer antes es resol%er el misterio trinitario de ios, tratar de comprenderlo más bien, o por meor decir, de eplicarlo en la medida de lo posible para 9ue pueda ser entendido 3 aceptado por una mente racional, antes de concentrarse, por )n, en la persona de Jesucristo, ;su Bnico io, nuestro eor
'ara ello, nuestro autor ensa3ará, entre otras cosas, cómo armonizar lo mBltiple &las tres personas- en un solo ios/ Nisión, en principio, inconcebible/ 'ues bien, el primer a%iso 9ue hace el teólogo alemán acerca de la naturaleza di%ina es 9ue ios es el misterio mismo, en la medida 9ue ;el amor siempre es m3sterium<72=8/ .ontando con esta cuestión pre%ia, 3 pre%enti%a, 3 arrancando del Sue%o Destamento, es decir, de la )gura de JesBs, la Iglesia primiti%a $ue erigiendo la doctrina trinitaria a partir de una laboriosa elaboración, a$errada, como decimos, al E%angelio 3 no $ruto de una especulación sobre ios ni de una in%estigación )losó)ca sobre el origen de todo ser/ Entregado a esta empresa, Ratzinger dedicará %arias páginas a describir los a%atares históricos 3 teológicos de la doctrina trinitaria, $ormulada a la sazón mediante las contribuciones 3 es$uerzos de di$erentes doctores de la Iglesia, como los padres capadocios, con *asilio de .esarea a la cabeza, o el propio Dertuliano/ :as ;here(as< de a9uellos tres primeros siglos, en este sentido, sir%ieron a pesar de todo de acicate para plantear la ortodoia cristiana 3 de)nir con ma3or precisión la con$esión de $e en el ios b(blico, mani$estado plenamente en Jesucristo/ s( pues, los )lóso$os griegos pod(an atisbar al ios todopoderoso 3 creador del .redo, pero no, con la sola razón, descubrir su realidad trinitaria> misterio 9ue le $ue comunicado a los hombres a partir de JesBs/ continuación, el autor de esta Introducción al cristianismo dilucida acerca de dos gra%es problemas con los 9ue se encuentra la idea de un ios, uno 3 trino al mismo tiempo, 3 los obstáculos aparentes 9ue supone intentar conciliar lo absoluto con lo relati%o/ .uando )nalmente deshaga el galimat(as, Ratzinger %ol%erá de nue%o sobre el carácter personal del ios uno 3 trino, del ios 9ue con)esa el .redo, la primiti%a $órmula de $e de la religión de .risto/ En suma, lo 9ue dice ste es lo siguiente@ :a $e cristiana con)esa a ios, la inteligencia creadora, como persona 3, por tanto, como conocimiento, palabra 3 amor/ .on$esar a ios como persona implica necesariamente con$esarlo como relación, como comunicabilidad, como $ecundidad/ :o 9ue es eclusi%amente Bnico, lo 9ue no tiene ni puede tener relaciones, no puede ser persona/ So eiste la persona en la absoluta singularidad/ :o %emos en las palabras 9ue han ser%ido para desarrollar el concepto de persona@ la palabra griega prosopon signi)ca literalmente ArespectoC> la part(cula pros signi)ca AaC, AhaciaC e inclu3e la relación como elemento constituti%o de la persona/ .on la palabra persona sucede lo mismo> signi)ca Aresonar a tra%s deC> la part(cula per signi)ca AaC, AhaciaC e indica relación, pero ahora como comunicabilidad7248/ 7M8 esta misma conclusión nos conduce la lectura de la *iblia/ ios parece dialogar consigo mismo/ En ios ha3 un nosotros, 9ue los padres 3a %ieron en la primera página de la *iblia@ Aagamos al hombreC &Un 1, 2"-/ 'ero tambin ha3 un 3o 3 un tB, 9ue tambin %ieron los padres en al 110, 1@ Aio el eor a mi eorC 3 en el diálogo de JesBs con el 'adre/ ue ios dialogue en lo (ntimo de su ser nos lle%a a admitir en l un 3o 3 un tB7258/ Está claro, por tanto, el carácter relacional de ios, 9ue insinBa primeramente al pueblo de Israel por medio de los patriarcas/ :a persona de Jesucristo, por su parte, será el culmen de esa comunicación di%ina 9ue %oluntariamente se epresa, re%elando entretanto misterios inase9uibles a la pura reeión humana/ .risto es, pues, la persona 9ue ciertamente nos ha eplicado a ios/ ? la persona 9ue al mismo tiempo es su Bnico io 3 nuestro eor/ .on .risto se completó la re%elación/ Nás aBn@ ;En JesBs hombre, ios se ha epresado para siempre<72"8/ A.reo en Jesucristo, su Bnico io, nuestro eorC En la segunda parte del credo apostólico, precisamente la 9ue anuncia a Jesucristo como io de ios 3 eor de todos los hombres, el autor %e ustamente el escándalo de lo cristiano/ Kn escándalo tanto para el mundo antiguo como para el contemporáneo/ :ógicamente, el autor germano se cuestiona acerca de cómo es posible 9ue el centro decisi%o de toda la historia sea alguien 9ue se ;pierde irremisiblemente en el pasado So es para menos/ ue un indi%iduo histórico sea el erbo di%ino, el :ogos eterno, no es $ácilmente digerible para 9uienes entienden la
realidad como a9uello 9ue sólo puede ser descubierto por la pobre mente humana, como si el aedrez no tu%iese sentido por9ue las hormigas no puedan entenderlo/ Vu pobre ser(a en realidad el dios 9ue cupiera en el entendimiento humanoW ?, sin embargo, la encarnación del io de ios no dea de ser un escándalo/ ntes o despus ten(an 9ue lle%arse a las Bltimas consecuencias la duda 9ue genera en algunas mentes semeante milagro/ So en %ano, con los calores de la Ilustración 3 de las re%oluciones sociales, tambin con el nacimiento de las disciplinas modernas, en teolog(a cuaó una corriente llamada modernista 9ue empezó a desnudar sistemáticamente las %erdades declaradas durante siglos en el credo de los apóstoles/ s( pues, el grupo de autores modernistas, todos ellos cristianos, bien sacerdotes bien pro$esores, dearon de creer 9ue JesBs era realmente ios 3 comenzaron a publicar una serie de obras negando la di%inidad de JesBs 3 estableciendo una distinción ineistente entre JesBs 3 .risto/
'ara Joseph Ratzinger, en cambio, era absurda esta pretensión/ El uno sin el otro no tienen sentido/ eparar al JesBs histórico del t(tulo de .risto es un traspi inaceptable por9ue se $alsea la identidad 3 la unidad de la persona de Jesucristo 3 su propia misión/ la luz del E%angelio, no ha3 separación posible/ 'or eemplo la cruz no tendr(a signi)cado alguno, 3 tampoco el cristianismo/ Es preciso 9ue la persona de JesBs sea al mismo tiempo el Nes(as prometido, es decir, el .risto, para 9ue la $e cristiana conser%e su esencia, esto es, una relación personal con ios mismo, epresado para siempre por medio de su io/ espus de asentar esto, Ratzinger desarrolla el asunto de la )liación di%ina de JesBs/ ? una %ez hecho tambin esto, regresa sobre el carácter personal de la $e cristiana@ s( pues, la $e cristiana, es decir, la $e en JesBs como .risto es %erdadera A$e personalC/ 'artiendo de a9u(, podemos saber lo 9ue signi)ca/ :a $e no consiste en aceptar un sistema, sino en aceptar a una persona 9ue es su palabra/ :a $e es aceptar la palabra como persona 3 la persona como palabra72O8/ Esta con$esión rotunda de la inseparable unidad del JesBs histórico 3 el .risto de la $e 9ue planteaban los modernistas, 3 9ue aBn ho3 de)enden algunos estudiosos, aplicando con ecesi%o rigor el mtodo históricoLcr(tico, nos conduce, dice Ratzinger, a con)ar en JesBs de Sazaret, al 9ue llama ;el hombre eemplar El %erdadero hombre al 9ue escuchar 3 seguir/ ? de esta manera, ;el hombre es plenamente l mismo cuando dea de ser l mismo, cuando no se encierra en s( mismo 3 dea de a)rmarse, cuando es pura apertura a ios<72#8/ s( pues@ er cristiano signi)ca esencialmente pasar de ser para s( mismo a ser para los demás/ 7M8 'or eso, la decisión básica cristiana Pser cristianoP supone dear de girar en torno a uno mismo, alrededor del propio 3o, 3 unirse a la eistencia de Jesucristo72!8/ 'ara ello, sin embargo, ha3 9ue superar no pocos es$uerzos 3 ese legado al 9ue el teólogo alemán llama el ;oscuro misterio de lo demon(aco<7=08/ 'ues, ciertamente, la eigencia radical a la 9ue llama JesBs es innegociable@ .uando uno se mira sólo por encima, todo parece $ácil, tiene uno la impresión de 9ue todo está en regla/ l )n 3 al cabo, no he matado, no he cometido adulterio 3 no he urado en $also/ 'ero cuando JesBs pro$undiza 3 lle%a hasta el )nal estas eigencias, %emos 9ue el hombre s( ha hecho todas esas cosas cuando es rencoroso, cuando odia, cuando tiene en%idia, cuando codicia, cuando no perdona/ emos 9ue el hombre parece usto, pero en realidad participa de todas esas cosas/ emos claramente lo mucho 9ue está implicado el hombre, 9ue parece usto, en todo eso 9ue compone la inusticia del mundo7=18/ El %erdadero origen de JesBs 3 su 'asión, muerte 3 Resurrección
:os art(culos de $e del .redo 9ue hablan del nacimiento %irginal de JesBs 3 de su paternidad di%ina &;$ue concebido por obra 3 gracia del Esp(ritu anto 3 nació de anta Nar(a, %irgen<- han supuesto igualmente un escándalo para el mundo moderno/ 'ero tambin para los contemporáneos del propio JesBs/ ?a los ud(os 9ue se opon(an a la mesianidad de JesBs alegaban 9ue nadie sabr(a de dónde proceder(a el Nes(as 3 en cambio el origen de JesBs lo conoc(an per$ectamente@ hio de un carpintero de Sazaret/ in embargo, Joseph Ratzinger se preguntará, con mucha razón, si basta con conocer dónde nació geográ)camente JesBs para saber su %erdadero origen/ partir de a9u( el teólogo alemán desmonta %arios argumentos planteados ininterrumpidamente desde antiguo, siendo el más importante de todos ellos el 9ue pretende 9ue JesBs no es más 9ue otro nio nacido de una %irgen, como otros personaes m(ticos/ 'ara el autor, sin embargo, el nacimiento %irginal de JesBs remite en Bltimo trmino a la cuestión de la gracia, pues su nacimiento es noticia de la sal%ación, de cómo sta nos %iene, 3 no de 9u hacen los hombres para conseguirla/ ? a9u( el teólogo alemán da una lección magistral de cómo concibió la humanidad anterior a .risto la culpa 3 la epiación 3 cuál es la di$erencia esencial 9ue anuncia el cristianismo con respecto a las demás religiones@ En otras religiones, epiación signi)ca normalmente el restablecimiento de la relación perturbada con ios mediante acciones epiatorias de los hombres/ .asi todas las religiones giran en torno a la epiación, por9ue nacen de la conciencia 9ue el hombre tiene de su propia culpa ante ios, 3 son ustamente un intento de borrar el sentimiento de culpabilidad 3 de superar la culpa mediante las acciones compensatorias o$recidas a la di%inidad/ :a obra epiatoria con 9ue los hombres 9uieren reconciliarse con ios 3 aplacar a la di%inidad constitu3e el centro de la historia de las religiones/ El Sue%o Destamento nos o$rece una %isión absolutamente distinta/ So es el hombre 9uien se acerca a ios 3 le o$rece un don 9ue restablece el e9uilibrio, sino 9ue es ios 9uien se acerca a los hombres para dispensarles un don/ El derecho %iolado se restablece por iniciati%a del amor 7M8 6ste es el cambio 9ue supuso el cristianismo $rente a las demás religiones/ 7M8 'ara el Sue%o Destamento, la cruz es, pues, un mo%imiento 9ue %a $undamentalmente de arriba abao/ So es la obra de reconciliación 9ue la humanidad o$rece a ios airado, sino la prueba del amor incomprensible de ios 9ue se anonada para sal%ar al hombre/ 7M8 'or eso la epresión esencial del culto cristiano se llama con razón eucarist(a, acción de gracias7=28/ .on esto en mente se entiende la teolog(a de la gracia 9ue eplica Joseph Ratzinger/ .on esto presente, decimos, se %uel%e e%idente 9ue todos los sacri)cios pre%ios de la humanidad, los intentos de reconciliación con ios a tra%s del culto 3 de los mitos, no sir%en para nada por9ue son obras humanas, ;por9ue lo 9ue ios 9uiere no son toros, ni machos cabr(os, ni nada 9ue se le pueda o$recer ritualmente<@ ios no 9uiere toros ni machos cabr(os, sino hombres/ El As(C humano sin reser%as a ios es lo Bnico 9ue puede constituir la %erdadera adoración/ ios le pertenece todo, 3 al hombre sólo le 9ueda la libertad de poder decir As(C o AnoC, de amar o de rechazar/ :o 9ue ios espera es el As(C libre del amor, la Bnica adoración 3 el Bnico Asacri)cioC 9ue tienen sentido7==8/ espus de poner en claro 9u supone el sacri)cio en la cruz, 3 por tanto, en 9u consiste la doctrina de la gracia, Ratzinger se centra en los siguientes enunciados del credo apostólico, a saber@ ;descendió a los in)ernos<, ;resucitó de entre los muertos<, ;subió a los cielos<, 3 ;desde all( ha de %enir a uzgar a %i%os 3 muertos
'ues bien, el descenso a los in)ernos de JesBs es moti%o de la teolog(a más original 3 propia de Joseph Ratzinger/ 'ara eplicar 9u supone la muerte del hombre 3 su descenso a los abismos, el brillante teólogo alemán parte de la soledad radical del hombre, 9ue no puede estar solo 3 busca sin cesar la compa(a/ Kna angustia real 9ue
padece por9ue el hombre está llamado a esa compa(a, compa(a 9ue pretende 3 9ue cuando alcanza no le satis$ace nunca plenamente/ 'or eso dirá Ratzinger 9ue el %erdadero miedo humano no es miedo a algo sino miedo a uno mismo/ Niedo 9ue genera la propia inseguridad del hombre, su (ntima soledad, sus ma3ores in9uietudes> 3 un miedo 9ue no puede superarse racionalmente, sino 9ue sólo puede ser %encido ;con la presencia de alguien 9ue lo ama<7=48/ e ah( 9ue el 9ue ser(a más tarde papa *enedicto +I de)na a9u( el in)erno como ;la soledad en la 9ue la palabra amor 3a no resuena ? la muerte, como miedo a esta soledad donde el amor 3a no puede llegar@ Kna cosa es cierta@ eiste la noche, en cu3o aislamiento no penetra ninguna %oz> ha3 una puerta, la puerta de la muerte, por la 9ue %amos pasando uno a uno/ Dodo el miedo 9ue ha3 en el mundo es, en de)niti%a, miedo a esta soledad/ 7M8 :a muerte es pura 3 simple soledad 3 el in)erno es esa soledad en la 9ue el amor no puede entrar7=58/ En este sentido, el $uturo papa alemán entenderá el in)erno no como un lugar geográ)co concreto, sino como una dimensión de la naturaleza humana, un estado de angustia 3 soledad en el 9ue se precipita la misma7="8/ e tal manera 9ue el in)erno consistirá para Ratzinger en 9ue ;el hombre 9uiere ser Bnicamente l mismo<7=O8/ simismo, tampoco el cielo es para el teólogo alemán, al menos por a9uel entonces, cuando redactó Introducción al cristianismo, ;un lugar eterno 3 supramundano, pero tampoco una simple región eterna 3 meta$(sica<7=#8/ 'ara el cre3ente el cielo, dirá, se %i%e en esta %ida, por9ue ha superado el miedo a la muerte de todo hombre 3a 9ue puede con$esar 9ue el amor ha %encido a la muerte7=!8/ esde nuestro punto de %ista la %isión 9ue propone el teólogo alemán de las realidades escatológicas es etraa, en tanto ani9uila Pal menos no la nombraP, por los moti%os 9ue sea, la %ida eterna/ Ratzinger habla en Introducción al cristianismo de un cielo 3 un in)erno mundanos, de un cielo 3 un in)erno hechos por el hombre> hombre 9ue encuentra en el amor de .risto un ideal de %ida con el 9ue superar la soledad 3 el miedo a la muerte 3 gozar del cielo en la tierra siguiendo el eemplo de Jesucristo/ e hecho, si se atiende a las siguientes páginas, l mismo es %(ctima de lo 9ue más adelante reconoce 9ue para *ultman eran concepciones obsoletas segBn el pensamiento moderno, entre las 9ue se contaban precisamente el in)erno 3 la %uelta del eor en el A)n del mundoC para uzgar a %i%os 3 muertos7408/ uizá la eplicación del autor alemán merezca ma3or claridad en su $ormulación sobre las realidades escatológicas, al menos en este escrito, sobre todo si se tiene en cuenta 9ue en su obra Escatolog(a, publicada en 1!OO, es decir, casi una dcada despus de la obra 9ue comentamos, Joseph Ratzinger a)rmará 9ue ;la %ida eterna 3 sólo ella es la respuesta su)ciente a la cuestión sobre la eistencia 3 la muerte humanas en el mundo<7418/ in entrar por ahora en más %aloraciones particulares, Ratzinger conclu3e la segunda parte de su libro con)rmando la libertad humana/ 'ues la $e cristiana predica en el $ondo 9ue todos los hombres son iguales cuando a)rma 9ue todos son igualmente responsables/ 'or eso ;la suerte de)niti%a del hombre no será aena a las decisiones 9ue ha3a tomado en su %ida<7428/ 'ero al mismo tiempo 9uien habrá de uzgarlo no será en modo alguno alguien etrao, alguien 9ue no conoce (ntimamente sus miserias 3 necesidades, sino alguien conocido@ El 9ue uzga no es el 9ue cabr(a esperar 9ue lo hiciera, ios, el in)nito, el desconocido, el eterno/ So/ ios ha con)ado el uicio a 9uien, como hombre, es nuestro hermano/ So nos uzgará un etrao, sino se a 9uien conocemos por la $e/ So saldrá a nuestro encuentro el uez totalmente otro, sino uno de los nuestros, el 9ue conoce a $ondo al ser humano, por9ue lo ha lle%ado sobre sus hombros74=8/ Qinalmente, la tercera 3 Bltima parte de Introducción al cristianismo, de apenas %einte páginas, desarrolla bre%emente los Bltimos enunciados del s(mbolo nicenoL
constantinopolitano/ Qundamentalmente Ratzinger se centra en dos enunciados, la santidad de la Iglesia 3 la resurrección de la carne/ e la $órmula ;creo en la santa Iglesia católica< dirá 9ue la Iglesia es al mismo tiempo santa 3 pecadora/ anta por su origen di%ino 3 pecadora en tanto compuesta por hombres/ ? solo una/ 'ues una es la 'alabra 3 uno el sacramento/ En cuanto a la resurrección de la carne el autor entiende 9ue puede hacerse una distinción entre persona 3 cuerpo, de tal manera 9ue, segBn el teólogo alemán, resucitan las personas, no los cuerpos/ in negar la inmortalidad esencial del hombre, s( considera Ratzinger necesario aclarar el problema de la resurrección de los cuerpos por9ue, entiende, apo3ándose en Juan ", "= 3 1 .orintios 15, 50 la carne no sir%e de nada7448/ Nás allá de nuestra %aloración personal en este asunto, la impresión )nal 9ue transmite la lectura de esta obra es 9ue el es$uerzo de Joseph Ratzinger por eplicar el credo apostólico es un trabao notable de teolog(a mediante el cual, ciertamente, los lectores ad9uieren una nue%a comprensión de la $e, como esa realidad, 9ue dec(amos al principio, 9ue posibilita ser autnticos seres humanos en el mundo de ho3/ 'ues la $e cristiana, 9ue como 3a hemos %isto no sólo está contrastada con el eercicio racional más eigente, sino 9ue está a%alada de hecho por el mismo :ogos, es lo 9ue con%ierte al hombre en %erdadero hombre/ H dicho de otro modo, F9u es para Joseph Ratzinger lo 9ue hace al hombre propiamente hombreG Fu es lo 9ue en de)niti%a lo distingueG :o 9ue distingue al hombre es ser interpelado 3 llamado por ios, 9ue es interlocutor de ios/ isto desde abao, lo 9ue le distingue es 9ue el hombre es un ser capaz de pensar en ios, un ser abierto a la trascendencia/ So se trata de si piensa realmente a ios o en si se abre de %erdad a l> de lo 9ue %erdaderamente se trata es de si es capaz de todo eso7458/ .onsideraciones )nales@ .ielo e in)erno para Joseph Ratzinger .omo se ha %isto en este bre%e ensa3o, la teolog(a es necesaria para eplicar los signi)cados pro$undos de la Escritura, o como en este caso, los s(mbolos de $e primiti%os/ hora bien, toda interpretación teológica es en cierto sentido mera opinión, 3 por eso mismo, conocimiento re%isable/ icho esto, tambin es cierto lógicamente 9ue unas opiniones son más autorizadas 9ue otras/ :o 9ue no signi)ca 9ue las %oces más autorizadas estn libres de error/ 'ues en la medida 9ue toda egesis es subeti%a, su adecuación a la realidad histórica, a la )delidad de un teto o a su sentido más pro$undo, podrá siempre contradecirse, o al menos precisarse, completarse, aclararse o detallarse con ma3or pro$undidad/ .on el riesgo inherente 9ue supone no obstante eplicar de modo original %erdades 3a de)nidas, pues pueden ser des%irtuadas, consciente o inconscientemente/ So en %ano, el propio *enedicto +I, en el primer tomo de su obra sobre JesBs de Sazaret, dio epresamente 9ue ese libro no era un acto magisterial, sino ;Bnicamente epresión de mi bBs9ueda personal Adel rostro del eorC &c$/ al 2O, #-/ 'or eso, cual9uiera es libre de contradecirme<74"8/ 'ues bien, nosotros, abusando de la con)anza 9ue nos brindaba el papa *enedicto +I en su gran obra sobre JesBs de Sazaret, %amos a eaminar ahora las nociones de cielo e in)erno desarrolladas por l mismo en Introducción al cristianismo, cuando aBn no hab(a sido nombrado cardenal, 3 se identi)caba como teólogo 3 pro$esor uni%ersitario/ 'ues, como mu3 bien dec(a entonces el anto 'adre, el propósito de toda indagación teológica es la bBs9ueda personal del rostro del eor/ s( pues, como %imos en los apartados anteriores, Joseph Ratzinger habla en Introducción al cristianismo de un cielo 3 un in)erno mundanos, hechos por el hombre o %i%idos por el hombre en esta eistencia, en la temporal o mundana/ .onceb(a el in)erno como el miedo a uno mismo, a la soledad 3 a la muerte, de tal manera 9ue encerrándose el hombre en s( mismo impidiera 9ue el amor con%irtiera su %ida/ El
in)erno ser(a, por tanto, ;la soledad en la 9ue la palabra amor 3a no resuena<> no un lugar geográ)co concreto, sino una dimensión de la naturaleza humana, un estado de angustia 3 soledad en la 9ue el hombre se precipita/ 'arece, sin embargo, 9ue la dimensión escatológica no está a9u( contemplada> parece, desde luego, 9ue apenas hace re$erencia el pro$esor Ratzinger al in)erno 9ue puede %i%ir el hombre en esta %ida, sin aludir al $uego eterno del 9ue hablaba JesBs con $recuencia/ .iertamente el .atecismo de la Iglesia católica resume per$ectamente lo 9ue un cre3ente ha de conocer acerca del in)erno, 3 si bien habla de un ;estado de autoeclusión de)niti%a de la comunión con ios 3 con los biena%enturados<74O8, indica 9ue la re$erencia de JesBs a la ;gehenna< entraa un punto concreto, o ;lugar<, 3 no sólo un estado del alma@ JesBs anuncia en trminos gra%es 9ue ;en%iará a sus ángeles 7///8 9ue recogerán a todos los autores de ini9uidad, 3 los arroarán al horno ardiendo< &Nt 1=, 41L42-, 3 9ue pronunciará la condenación@ ;Vleaos de m( malditos al $uego eternoW< &Nt 25, 41-74#8/ .omo %emos, la epresión ;arroar al $uego ardiendo< apunta a un desplazamiento, no sólo a un estado del alma P9ue 3a 9ueda impedida de toda $orma de amorP, sino apartada a un ;espacio< o ;lugar< di$erente/ :e3endo este pasae parece arriesgado negar 9ue el in)erno, el $uego eterno, o el horno ardiendo, no sea tambin una $orma de emplazamiento, una horrible ubicación a la 9ue son precipitados los hombres 9ue libremente han rechazado a ios, donde la pena principal consiste en la separación eterna de ios, ;en 9uien Bnicamente pude tener el hombre la %ida 3 la $elicidad para las 9ue ha sido creado 3 a las 9ue aspira<74!8/ 'or tanto, al dear de lado el teólogo alemán la dimensión escatológica del in)erno en este escrito, o al no re$erirse a ella de ningBn modo, podr(a pasarse por alto el carácter de)niti%o de la condenación/ ? este, nos parece, es un riesgo 9ue debe e%itarse> sobre todo por9ue situar(amos al margen algo 9ue es esencial en el descenso a los in)ernos, tal 3 como lo entiende el cristianismo@ su cariz de eternidad/ :a ciencia teológica, e$ecti%amente, debe proceder con suma delicadeza al en$rentarse con las materias 9ue le son propias, pues para ella poner el acento sobre una cuestión puede conlle%ar la omisión de otra cuestión emparentada, 9ue al ser solapada, le har(a perder su signi)cado 3 en consecuencia su %alor/ Dan desacertada como la eplicación anterior, entendemos, es la idea 9ue Joseph Ratzinger propone acerca del cielo/ H si no desacertada, insu)ciente/ En la página 20 de este escrito %e(amos 9ue el autor de Introducción al cristianismo concibe el cielo no como un lugar eterno 3 supramundano, ni tampoco como una simple región eterna 3 meta$(sica/ e nue%o, si acudimos al .atecismo de la Iglesia católica, por ser un sumario per$ecto de la $e cristiana, leemos, en su art(culo 102", 9ue .risto, por su muerte 3 su Resurrección, nos ha ;abierto< el cielo> de tal manera 9ue puede decirse 9ue los biena%enturados están en el cielo por9ue están per$ectamente incorporados a 6l/ ll(, en la gloria del cielo, dice el art(culo 102! del .atecismo@ :os biena%enturados continBan cumpliendo con alegr(a la %oluntad de ios con relación a los demás hombres 3 a la creación entera/ ?a reinan con .risto> con 6l ;ellos reinarán por los siglos de los siglos< &p 22, 5> c$/ Nt 25, 21/2=-/ e modo 9ue, aun9ue el misterio de la comunión biena%enturada con ios 3 con todos los 9ue están con .risto sobrepasa ciertamente toda comprensión 3 toda representación humanas, los pasaes anteriores %uel%en a sealar a una realidad escatológica 9ue tambin implica una especie de espacio o lugar inmateriales/ .omprendemos, no obstante, 9ue más allá de la materia no ha3 espacio ni tiempo, 3 9ue por tanto toda noción geográ)ca propiamente dicha desaparece, pero no tenemos otro recurso 9ue el analógico para entender las realidades in$ernales 3 celestiales/ So en %ano, si se rechazase, como hace a9u( epl(citamente Joseph Ratzinger, aun en un sentido, 9ue el cielo no es ;un lugar< o ;una región<, encontrar(amos al menos un
par de problemas mu3 serios 9ue a$ectan directamente a la misma $e cristiana/ Es más, disol%er(an hasta sus mismos cimientos/ Fu puede ser, en e$ecto, tan gra%e 9ue derribe la $e cristiana si se negase la dimensión escatológica del cieloG Fu problema plantea 9ue el cielo no se entienda como un lugar ;$(sico< o ;concreto si no $uera as(, os lo habr(a dicho> %o3 a prepararos un sitio/ .uando me %a3a 3 os ha3a preparado un sitio, %ol%er 3 os lle%ar conmigo, para 9ue, donde 3o esto3, estis tambin %osotros> 3a sabis el camino para ir adonde 3o %o3< &Jn 14, 1L4-/ e hace di$(cil entender, as( pues, la noción de cielo sin recurrir a la idea de lugar, sobre todo atendiendo a las palabras del propio JesBs, 3 más concretamente a sus %erbos, 9ue denotan un ;espacio< o ;lugar< di$erente del terrenal/ ? más aBn, se hace realmente complicado digerir la idea de un cielo indeterminado, cuando los e%angelios 3 san 'ablo usan el trmino ;morada< como analog(a celestial, 3 sobre todo, resultar(a imposible entender ;dónde< se ubica .risto, o los ángeles 3 los biena%enturados, en comunión de %ida con ios/ 'or Bltimo, Fcómo entender las palabras 9ue JesBs dirige a uno de los ladrones 9ue %an a ser eecutados con lG F.ómo deso(r las palabras 9ue JesBs dedica al moribundo 9ue se arrepiente asegurándole 9ue ese mismo d(a lo %erá en el para(soG Segar, en consecuencia, la dimensión escatológica del cielo ser(a recelar, como poco, de la promesa 9ue JesBs hace al ladrón arrepentido@ Kno de los criminales cruci)cados le insultaba diciendo@ AFSo eres tB el mes(asG ál%ate a ti mismo 3 a nosotrosC/ 'ero el otro le reprendió diciendo@ AFSi si9uiera temes a ios tB 9ue estás en el mismo suplicioG Sosotros estamos a9u( en usticia, por9ue recibimos lo 9ue merecen nuestras $echor(as> pero ste no ha hecho nada maloC/ ? dec(a@ AJesBs, acurdate de m( cuando %engas como re3C/ ? le contestó@ ADe aseguro 9ue ho3 estarás conmigo en el para(soC &:c 2=, =!L4=-/ En conclusión, la teolog(a o$rece %isiones particulares de la Re%elación, eplicaciones del testimonio dado por ios a los hombres, 3 en tanto interpretaciones humanas de la 'alabra de ios Pcomo la 9ue estamos terminando ahoraP, pueden des%iarse de la correcta interpretación o ser completadas más adelante/ En cual9uier caso, el criterio Bnico para %alidar toda teolog(a es la interpretación ortodoa 9ue ha hecho de la agrada Escritura la Iglesia católica en su historia dos %eces milenaria, atendiendo al mismo tiempo a los padres 3 doctores de la Iglesia, es decir, a la Dradición, 3 al Nagisterio/ e ah( la necesidad de conocer este rico legado para distinguir 9u es doctrina 3 9u son doctrinas/ 'ues de no saber di$erenciarlas se corre el riesgo de no caminar en la %erdad 3 haber cre(do en %ano/