Conclusión
En Estetas y Heresiarcas Escobar Gutiérrez recrea el perfil de maestros malditos, sus vicios y terrores culturales: “Cada texto suyo es la esfinge de las esferas abismales, la geometría cerebral de la estructura poética, la imagen cabalística y la infernal tortura donde se dibujan los rostros históricos de la muerte, la soledad o el horror. (Ayala, 1994:222). Igual que Darío rinde homenaje a sus “Raros”, y elogia a hombres que a la sazón era prohibido mencionar pero que a buen fortunio fueron sus “dioses tutelares”, Escobar Gutiérrez brinda por los Perfiles de sus maestros, mosaico de poetas, iluminados, hombres oscuros e inclasificables de los que tan sólo se mencionan a Aleister Crowley, Eliphas Levi, Rasputín, el conde de Cagliostro y Gurdjieff, y otros más cecanso como Baudelaire, Rimbaud, Nerval y Edgar Allan Poe, para dar algunos ejemplos, y a los que se une e identifica con el soneto Autorretrato
“Autorretrato”
Tantrista, goético, del demonio devoto, asiduo lector de los impíos grimorios, iniciado en el arte de ritos amatorios, en el desnudo altar deposité mi exvoto.
Del pavor en que vivo mi ser está inmoto, ardo en las simas de báratros ustorios, actúo tras la faz de rostros ilusorios, mi espíritu vaga desde un siglo remoto.