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I CO N T E N I D O
E N E R O D E 2018 • VO L . 42 • N Ú M . 1 • R E V I S T A O F I C I A L D E N A T I O N A L G E O G R A P H I C S O C I E T Y
SECCIONES
IMÁGENES � PREGUNTAS Cómo promovió la conservación Juan Manuel Santos, presidente de Colombia.
ARTÍCULOS
44
EL BIEN Y EL MAL
Las más recientes investigaciones revelan que el factor decisivo entre la solidaridad y la crueldad es la empatía. Por Yudhijit Yudhijit Bhattacharjee
Fotografías de Lynn Johnson
EXPLORA Huevos aerodinámicos, aves indecentes y un detective de pájaros.
En portada Hoy, una de cada ocho especies de aves está amenazada con la extinción global, según reporta BirdLife International. Por el momento el Ní nox Ladrador (Ninox connivens) no es una de ellas . Este vive en el santuario Healesville Sanctuary, en Australia.
�� � POR QUÉ IMPORTAN LAS AVES AVES
�� � VÍAS DE VUELO
Las aves nos conectan con una naturaleza que se desvanece muy rápido y, con su plumaje brillante, trinos y vuelo, nutren nuestras almas.
Un fotógrafo captura los patrones de vuelo que las aves trazan en el cielo.
Por Jonathan Franzen Fotografías de Joel Sartore
Por Catherine Zuckerman Fotografías de Xavi Bou
Fotografía de Joel Sartore
�� � CONVERTIRSE EN JANE GOODALL
��� � LA CLASE MEDIA DE KABUL
Imágenes inéditas muestran a la investigadora durante su trascendental estudio de los chimpancés en Tanzania. Con la fama llegaron intentos de miticarla y controlarla, pero también recursos para continuar su trabajo. Por Tony Tony Gerber
Fotografías de Hugo van Lawick
Se aleja del conicto, al menos por el momento. Por Sune Engel Rasmussen Fotografías de Andrew Quilty
Inspiración para cuidar el planeta National Geographic Society es una organización mundial sin nes de lucro comprometida con la exploración y protección de nuestro planeta.
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Por qué importan las aves: Claudia Muzzi • La ciencia del bien y del mal • Ofelia Arruti • Jane Goodall: José Ignacio Rodríguez • Vías de vuelo: Aridela Trejo • La clase media de Kabul: Luis Ernesto Nava • Secciones: Gonzalo Carrillo para Ideas y Eventos Integrales
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� PREGUNTAS
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JUAN MANUEL SANTOS
COLOMBIA SEGURA Y VERDE El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, de 66 años, ganó el Premio Nobel de la Paz 2016 por negociar un fnal para la guerra
civil de 52 años en su país. Hace poco fue reconocido por National Geographic por el gran
incremento de las zonas protegidas terrestres y marinas en Colombia, uno de los países con mayor diversidad biológica del mundo.
Expandió de manera dramática, en miles de kilómetros cuadrados, las áreas protegidas. ¿Por qué estaba tan determinado a hacerlo? Somos uno de los países más ricos en términos de biodiversidad y uno de los más vulnerables al cambio climático. Eso nos da la responsabilidad de proteger, lo más pronto posible, la mayor cantidad de territorios que son una joya para los colombianos y para la humanidad. Por eso aceleré el proceso para proteger los recursos más valiosos que tenemos. Colombia enfrenta muchos retos en la era de la posguerra: compensar a los granjeros que fueron expulsados de sus tierras, educar a unos � ��� guerrilleros desmovilizados, contabilizar a decenas de miles de personas desaparecidas y que se presumen muertas, y eliminar las minas terrestres ¿Qué es más urgente? Todo, pero hay una prioridad que necesitamos abordar y es el desminado. Colombia aún es la segunda nación con más minas del mundo. Si queremos disfrutar la paz, necesitamos desminar el país. Esa es la prioridad número uno. Por supuesto, la restitución de las tierras a los campesinos, que estamos llevando a cabo, es una prioridad, junto con una manera sustentable de desarrollo [de las zonas tocadas por la guerra], para que las personas vean el cambio lo antes posible. Ha dicho que las tormentas durante ����, en el Caribe y Texas, reflejan los peligros planteados por el cambio climático. ¿Qué les dice a los escépticos? Cualquiera que no vea el efecto del cambio climático, yo diría, es en verdad miope. No ven la realidad. Es tan evidente que estamos destruyendo a la Madre Tierra. Este no es el problema de un solo país o de unos cuantos, es un problema de la humanidad. Necesitamos trabajar juntos para detener esto. De otra manera, nuestras generaciones futuras simplemente van a desaparecer.
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IMÁGENES
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FOTO DEL LECTOR
Ronit Singh Bhullar Bombay, India
Bhullar leyó que las aves se congregan cerca de una de las ghats del Yamuna, escalinatas que bajan hasta el río, en Nueva Delhi. Una tarde, un hombre en un bote alimentó a las aves, lo cual las agrupó en el encuadre de Bhullar. “El sol estaba a punto de ponerse, así que estaba consc iente del color perfecto que me daría el cielo”, comenta.
I I M ÁG E N E S
Taiwán
Pato de hule, una es-
cultura inable de 18 metros de alto creada por el artista holandés Florentijn Hof man, se exhibió durante un mes en Kaohsiung. La instalación atrajo grandes multitudes e inspiró un tributo, interpretado por pequeñas ni ñas disfrazadas.. FOTO: ASHLEY PON, GETTY IMAGES
EXPLORA AVES
HOMENAJE A L O E X T I N T O Por Eve Conant
Una escultura de paloma observa desde de su disfraz, el plumaje a ganchillo del extinto caracara de Guadalupe. FOTO: ANDY DIAZ HOPE. ILUSTRACIÓN DE PETER SCHOUTEN, DE
Los caracaras de Guadalupe se volvieron valiosos solo hasta que casi desaparecieron. Abundantes en esta isla mexicana en ����, estos raptores fueron cazados y envenenados de forma sistemática como fauna nociva. Para fines de siglo, las aves de presa endémicas se habían vuelto en extremo raras y de interés para los coleccionistas. Las personas comenzaron a atraparlas para venderlas vivas al mejor postor. De cualquier manera, se extinguieron, lo cual los hace objeto de una ironía apropiada para Laurel Roth Hope. Hace años, Hope, artista autodidacta que alguna vez trabajó como guardabosques, se encontró a sí misma observando palomas urbanas. “Comencé a pensar en la manera en que asignamos valor a cosas que son raras y denigramos otras que son comunes, y cómo afecta la manera en que vemos la vida silvestre –comenta–. Quería unir ambas”. Hope comenzó a tejer lo que llama “trajes de reclamo de la biodiversidad para palomas urbanas”. “Quería usar un poco de humor, ya que interesarse por el ambiente y la extinción puede resultar abrumador con facilidad”, asegura la artista. Los primeros trajes consistieron en “la paloma como icono de adaptación exitosa y el dodo como icono de la extinción”. Empieza por esculpir palomas de resina. Luego elije patrones de puntadas y colores para hacer un “boceto �D en ganchillo” del plumaje de un ave extinta (dice que el tejido de gancho se ajusta de manera natural a los patrones de las plumas). Luego prueba el traje en un maniquí. “El traje actúa como decoración –explica Hope–, cubre algo que no queremos ver –la degradación ambiental y la extinción de las especies– con algo quizá más atractivo”.
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EXPLORA
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AVES
C R Í ME N E S A V IA R E S Por Catherine Zuckerman
“Yo identifico a las víctimas de crímenes que ocurren en la vida silvestre, si estas son aves”. Así es como el ornitólogo forense Pepper Trail (arriba, en su laboratorio con base en Ashland, Oregón) resume su trabajo. El puesto es tan raro que él es una de dos personas en Estados Unidos que lo tienen. El trabajo es macabro de manera inherente. Primero, Trail escoge entre la evidencia –huesos y plumas en bolsas, o incluso cadáveres completos– que los agentes de vida silvestre le mandan del campo. Luego realiza un análisis. Algunas veces reconoce las especies ipso facto; si no, hace un examen, que involucra construir una hipótesis a partir de detalles como el tamaño y el patrón del plumaje.
Una vez que Trail identifica la especie, por lo general su labor está terminada. Sus colegas estudiarán a la víctima más allá si es necesario, para aislar el ADN o determinar la causa de muerte. Con frecuencia, a las aves les disparan o son atrapadas en trampas. Algunas perecen al ser contrabandeadas a través de la frontera, por el tráfico de aves enjauladas. A otras las matan para convertirlas en accesorios o talismanes; Trail rastrea desde hace tiempo lo que en México se conoce como chuparosas [sic], colibríes disecados que se venden como amuletos. Trail debe ser objetivo en los casi ��� casos de crímenes aviares que maneja al año, aunque a veces se pone emocional. Saber que un animal “murió de forma horrible” no es fácil de aceptar, comenta. “Pero estoy satisfecho cuando consigo llamar la atención sobre algún tema, como el de los chuparosas”.
Los colibríes son asesinados –probablemente con una resortera– y vendidos en algunos mercados como amuleto de buena suerte para jóvenes amantes.
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EXPLORA
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AVES
AV E S I N D E C E N T E S Por Laurel Braitman
En enero pasado, en la isla de Unalaska, Suzi Golodoff se sirvio una taza de café caliente, se puso las botas y salió. Fue asaltada de inmediato. “Estoy segura de que me vieron al salir de la casa, notaron que tenía algo en mi tazón y esperaron –recuerda–. Pude haber perdido un dedo”. Pero no fue así. Ha corrido con suerte. Sus asaltantes eran águilas calvas, Haliaeetus leucocephalus, o palomas de Dutch Harbor, como se las conoce en este puerto pesquero en las islas Aleutianas, al borde del mar de Bering. En especial durante la temporada de pesca, cientos de águilas vienen a alimentarse y anidar en la zona, hogar de unos � ��� residentes humanos. Las aves se hacen notar desde lo alto de postes
telefónicos y semáforos. Durante la temporada de anidación acosan a las personas que merodean demasiado cerca y envían a sus víctimas al hospital para unas puntadas en la cabeza. Se arremolinan alrededor de cualquier bote que entre al puerto y engalanan los aparejos por docenas, como series navideñas tétricas. Se acostumbra ver el ave nacional de Estados Unidos representada como un héroe majestuoso que come salmón silvestre de los prístinos arroyos. Pero aquí puedes ver lo que son en verdad: pepenadores oportunistas. Si no hay pescado fresco disponible, las águilas comerán gaviotas, patos, ardillas, ratones, algún cuervo, mordiscos de carne podrida escarbada en la basura o, en una ocasión, un pedazo de pizza de pepperoni que arrancaron de la mano de un adolescente. Como nosotros, las águilas son adaptables. Debemos estar orgullosos.
Águilas calvas y cuervos se dan un festín con restos de comida entre basura amontonada en el vertedero de la ciudad de Unalaska, en las islas Aleutianas, Alaska, EUA.
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EXPLORA
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AVES
U N A N U E VA MISIÓN Por Nina Strochlic
En una mañana de primavera de ���� se lanzaron �� palomas mensajeras al cielo de Londres. Algunas portaban pequeños dispositivos que reunieron datos sobre el bióxido de nitrógeno y el ozono en el aire de la ciudad. Fue la primera misión de la Patrulla Aérea de Palomas. Desde la antigüedad, las personas pusieron a trabajar estas aves dotadas para la navegación. Gengis Kan y los romanos las usaron como mensajeras. Los franceses otorgaron honores militares a dos palomas por su servicio en la Primera Guerra Mundial. Durante la Segunda Guerra, los pájaros eran entrenados para guiar misiles, al picotear objetivos sobre una pantalla dentro del arma.
La Patrulla Paloma moderna en Londres fue desarrollada por Plume Labs, de Romain Lacombe, para ayudar a las personas a entender qué hay en el aire que respiran. Un estudio estimó que los contaminantes londinenses contribuyen a la muerte de � ��� personas al año. Cuando un mercadólogo se le acercó por primera vez con la idea de usar palomas para llamar la atención sobre este tema invisible, “tuve que hacer a un lado mucha de mi incredulidad”, admite Lacombe. Pero funcionó. La campaña inspiró a voluntarios humanos para que usaran los dispositivos, lo que permitió elaborar un mapa de la calidad del aire en � ��� kilómetros de caminos alrededor de Londres. “Estamos usando la antítesis de la tecnología para hacer algo muy vanguardista –comenta Lacombe–. Si hacen falta palomas para interesar a las personas, que así sea”.
Una mochila ligera sujeta a las palomas mensajeras que reúne datos sobre la calidad del aire en Londres. Las aves también llevaron mensajes a los soldados franceses en el frente durante la Primera Guerra Mundial (abajo). FOTOS: DIGITASLBI (ARRIBA); APIC/ HULTON ARCHIVE/GETTY IMAGES
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EXPLORA
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AVES
UN POLLO ABUSIVO Por Alison Fromme
Para cuidar y la alimentar a su descendencia, el cuco común subcontrata. Cuando está lista para poner un huevo, la hembra de Cuculus canorus se abalanza sobre el nido desatendido de alguna especie más pequeña. Luego se traga uno de los huevos puestos ahí y deposita uno propio. A veces, las víctimas en potencia se revelan. Los padres que habitan el nido pueden acosar a la madre cuco para que no deposite su huevo, echan fuera los huevos de cuco antes de que eclosionen o incluso pueden abandonar el nido. Pero, con frecuencia, la madre cuco se sale con la suya sin ser detectada, deja atrás sus labores maternales y los dueños
del nido regresan sin darse cuenta. El C. canorus es conocido por haber pasado sus huevos a más de ��� especies anfitrionas, de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Cuando sale del huevo, el pollo de cuco desaloja otros huevos o a las crías para obtener todo el espacio –y la comida– para sí. Hambriento como una nidada completa, el bebé engrandecido devora todo lo que traen sus padres adoptivos: en la foto de arriba, el proveedor es un carricero, un anfitrión común. En ����, Franka Slothouber, editora de imagen retirada observó el comportamiento de las aves en Ámsterdam, donde ella vive. “El pobre carricero casi desaparece en la boca abierta de su ‘bebé adoptivo’”, comenta. Y, aun así, “la pareja de carriceros está convencida de que el polluelo es suyo”.
Un carricero (izq.) alimenta un polluelo de cuco. En 30 días, este crece de tres gramos hasta 90, casi ocho veces el peso del carricero.
EL AÑO DE LA S AVES
POR QUÉ IMPORTAN
LAS AVES
No se trata solo de lo que hacen por el medio ambiente, sino de lo que hacen por nuestras almas. En 2018 exploraremos la maravilla que representan las aves y por qué en verdad no podemos vivir sin ellas. P O R J O N AT H A N F R A N Z E N F O T O G R A F Í A S D E J O E L SA RT O R E
Cálao bicorne Buceros bicornis
Con su pico y casco enormes, y una envergadura que se acerca a los dos metros, el cálao bicorne es el rey de los cielos selváticos en Asia suroriental. Adorna sus plumas blancas y negras con un aceite entintado de amarillo que secreta una glándula cercana a su cola. FOTOGRAFIADO EN EL ZOOLÓGICO DE HOUSTON RYAN T. WILLIAMS (NGM) ILUSTRACIÓN: MATTHEW TWOMBLY
L
a mayor parte de mi vida no presté atención a las aves. Solamente a partir de mis cuarenta me convertí en una persona cuyo corazón se inflama cada vez que escucha un picogordo degollado que canta o un
rascador zarcero que llama, y que se apresura a salir para ver un chorlito dorado americano que ha sido reportado en el vecindario, solo porque es un ave hermosa, con verdadero plumaje dorado, que voló desde Alaska. Cuando alguien me pregunta por qué las aves son tan importantes para mí, todo lo que puedo hacer es suspirar resignado. Y, sin embargo, la pregunta es justa, digna de tomarse en cuenta en el centenario del Tratado de Aves Migratorias de Estados Unidos: ¿por qué importan las aves? Mi respuesta podría comenzar con la vasta escala del dominio aviar. Si pudieras ver cada ave en el planeta, verías el mundo entero. Cosas con plumas se pueden encontrar en cada rincón de cada mar y en hábitats terrestres tan inhóspitos que no son hogar para nada más. 20
El Año de las Aves En 1918, el Congreso de Estados Unidos aprobó el Tratado de Aves Migratorias para proteger las aves de matanzas injusticables. Para celebrar el centenario, National Geographic se asocia con National Audubon Society, BirdLife International y el Laboratorio de Ornitología de Cornell para declarar 2018 como el Año de las Aves. Espera más historias, mapas y contenido en redes sociales a lo largo del año.
Perico carigualdo Platycercus icterotis
El sociable perico carigualdo de Australia suroccidental suele ser visto buscando comida en pares o grupos pequeños. Debido a que daña los huertos frutales, solía disparársele, como si se tratara de una plaga. Hoy, la especie está protegida, pero sus poblaciones siguen a la baja debido a la pérdida de hábitat. FOTOGRAFIADO EN EL ZOOLÓGICO BLANK PARK, DES MOINES, IOWA
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Flamenco del Caribe Phoenicopterus ruber
El amenco llega al mundo con plumaje blanco; su deslumbrante color proviene de pigmentos orgánicos, llamados carotenoides, en su dieta de moluscos, crustáceos y algas. Su extraño pico tiene más sentido de cabeza, como sucede cuando el ave se alimenta por fltración, con la cabeza invertida. FOTOGRAFIADOS EN EL ZOOLÓGICO INFANTIL DE LINCOLN, NEBRASKA
La gaviota del desierto cría a sus polluelos en el desierto chileno de Atacama, uno de los sitios más secos de la Tierra. Los pingüinos emperador incuban sus huevos durante el invierno en la Antártida. Los gavilanes de gabar anidan en el cementerio de Berlín; los gorriones, en los semáforos de Manhattan; los vencejos, en cuevas marinas; los buitres, en acantilados del Himalaya; los pinzones, en Chernóbil. Las únicas formas de vida más ampliamente distribuidas que las aves son microscópicas. Para sobrevivir en tantos hábitats distintos, las alrededor de �� ��� especies de aves del mundo han evolucionado en una diversidad espectacular de formas. Varían en tamaño, desde el del avestruz, el cual puede alcanzar más de dos metros y medio de altura y está distribuido por toda África, hasta el atinadamente llamado pájaro mosca, colibrí que solo se encuentra en Cuba. Sus picos pueden ser descomunales (pelícanos, tucanes), diminutos (gerigón piquicorto) o tan largos como el resto de su cuerpo (colibrí picoespada). Algunas aves –el azulillo sietecolores, en Texas, la suimanga de Gould en el sur de Asia, el lori arcoíris en Australia– son más llamativos que las flores. Otros vienen en alguna de las casi infinitas tonalidades de marrón que desafían el léxico de los taxónomos aviares: rufo, ocre, herrumbroso, pardo, vulpino. Las aves no son menos diversas en cuanto a comportamiento. Algunas son muy sociables; otras, lo contrario. El quelea común y los flamencos se congregan en bandadas de millones y los periquitos construyen ciudades enteras con ramas. Los mirlos acuáticos caminan solos y bajo el agua, en los lechos de arroyos de montaña, y un albatros viajero podría planear con su envergadura de tres metros a ��� kilómetros de cualquier otro albatros. Me he topado con aves amistosas, como el abanico maorí que una vez me siguió por un sendero, y con aves malas, como un traro en Chile que bajó en picada y trató de golpearme la cabeza cuando lo miré por demasiado tiempo. Los correcaminos matan serpientes de cascabel para comérselas trabajando en equipo. Los abejarucos comen abejas. El hojarasquero pecho canela tira hojas. El arao de Brünnich pueden nadar bajo el agua hasta una profundidad de ��� metros, los 24 �������� ��������� � ����� ��
2018
halcones peregrinos bajan por el aire a ��� kilómetros por hora. El trabajador o junquero puede pasar toda su vida junto a un pequeño estanque, mientras que un chipe celeste puede migrar a Perú y luego hallar su camino de regreso al árbol en Nueva Jersey donde anidó el año anterior. Las aves no son peludas ni apretujables, pero en muchos sentidos son más parecidas a nosotros que otros mamíferos. Construyen hogares intrincados y crían ahí a sus familias. Toman largas vacaciones Pato o cerceta de collar Callonetta leucophrys
Este par de patos de collar que chocan el pecho (el macho está a la izquierda) proviene de América del Sur. Muchas aves forman relaciones sólidas de pareja durante la temporada de apareamiento, pero la noción de que la mayoría de las especies son monógamas es obsoleta. Hoy sabemos, gracias a estudios genéticos, que tanto machos como hembras buscan parejas diferentes de sus compañeros sociales. FOTOGRAFIADOS EN EL PARQUE AVIARIO SYLVAN HEIGHTS, SCOTLAND NECK, CAROLINA DEL NORTENECK, NORTH CAROLINA
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invernales en sitios cálidos. Las cacatúas son pensadoras astutas: resuelven rompecabezas que retarían a un chimpancé, y a los cuervos les gusta jugar. Y luego están las canciones con las que las aves, igual que nosotros, llenan el mundo. Los ruiseñores trinan en los suburbios europeos, los mirlos en Quito, el charlatán canoro en Chengdú. Los carboneros cabecinegros poseen un lenguaje complejo para comunicarse –no solo entre sí, sino con cualquier otra ave en el vecindario–, sobre cuán seguros o inseguros se sienten por los depredadores. Algunas aves lira soberbias en Australia cantan una melodía que sus ancestros podrían haber
aprendido de la flauta de un colonizador hace casi un siglo. Si tomas demasiadas fotos de un ave lira, añadirá el sonido de tu cámara a su repertorio. Pero las aves también hacen aquello que todos desearíamos hacer y no podemos, excepto en sueños: vuelan. Las águilas remontan corrientes térmicas sin esfuerzo alguno; los colibríes se detienen en pleno aire; las codornices se echan a volar con una inmediatez vertiginosa. Si se toman en conjunto, los patrones de vuelo de las aves pueden atar el planeta como ��� ��� millones de filamentos, de árbol a árbol y de continente a continente. Tras reproducirse, el vencejo común europeo permanecerá en vuelo casi un año, hasta el África subsahariana y de regreso, alimentándose, pelechando y durmiendo en el aire, sin aterrizar ni una vez. Los albatros jóvenes pasan hasta �� años sobrevolando
Urraca cara negra Calocitta colliei
El rasposo llamado de la urraca cara negra es un sonido habitual en México occidental, de donde es nativa. Las urracas, los cuervos, los arrendajos y otros córvidos son aves muy inteligentes. Las urracas pueden reconocerse a sí mismas en el espejo y los cuervos son fabricantes expertos de herramientas. FOTOGRAFIADA EN EL ZOOLÓGICO DE HOUSTON
el mar abierto antes de que regresen por primera vez a tierra para reproducirse. El correlimos gordo, una especie limícola pequeña, realiza viajes redondos anuales entre Tierra del Fuego y el Ártico canadiense; un individuo longevo, llamado B�� por la etiqueta en su pata, ha volado más kilómetros de los que separan la Tierra de la Luna. Hay, sin embargo, una habilidad crítica que los humanos tienen y las aves no: el dominio de su entorno. Las aves no pueden proteger los humedales, no pueden administrar una pesquería, no pueden poner aire acondicionado en sus nidos. Solo tienen el instinto y las capacidades físicas que la evolución les ha legado. Estos les han servido durante mucho tiempo, ��� millones de años más de lo que han existido los humanos. Pero, ahora, las personas están cambiando el planeta –su superficie, su clima, sus mares– demasiado rápido como para que las aves se adapten o evolucionen. Los cuervos y las gaviotas pueden sobrevivir en nuestros basureros; mirlos y tordos, en nuestros comederos; mirlos primavera y bulbules, en los parques de nuestras ciudades. Pero el futuro de la mayoría de las especies aviares depende de nuestro compromiso para preservarlas. ¿Son suficientemente valiosas para nosotros como para hacer el esfuerzo?
�����, �� �� ����������� tardío, ha llegado a significar casi exclusivamente algo comercial, utilidad para los humanos. Y, sin duda, muchas aves silvestres resultan útiles al ser comestibles. Algunas, a su vez, se alimentan de insectos nocivos y roedores. Otras desempeñan papeles vitales –polinizan, diseminan semillas, sirven como alimento para mamíferos depredadores– en ecosistemas
cuya condición silvestre tiene valor turístico o como retenedores de bióxido de carbono. También puedes oír sobre las poblaciones aviares como indicadores de la salud ecológica. Pero, ¿de verdad necesitamos notar la ausencia de aves para saber cuando un pantano está contaminado, un bosque talado o una pesquería destruida? Lo triste es que las aves silvestres, por sí mismas, jamás contribuirán por completo a la economía humana. Ellas quieren comerse nuestros arándanos. Lo que las poblaciones aviares sí indican de manera útil es la salud de nuestros valores éticos. Una razón por la que importan las aves es que son nuestra última y mejor conexión con un mundo natural que, por lo demás, se desvanece. Son los representantes más vívidos y generalizados de cómo era la Tierra antes de que llegara la gente. Comparten ascendencia con los mayores animales que hayan caminado sobre el planeta: el pinzón mexicano
afuera de tu ventana es un dinosaurio viviente, diminuto y hermosamente adaptado. Un pato en el estanque cercano suena y luce como un pato de hace �� millones de años, en el Mioceno. Incluso en un mundo mucho más artificial, en el que drones sin plumas llenan los cielos y se pueden simular aves enojadas [Angry Birds] en nuestros teléfonos, podríamos no encontrar una necesidad razonable para querer y apoyar a los antiguos dirigentes del reino natural. ¿Pero es el cálculo económico nuestro estándar más alto? Después de que el rey Lear deja el trono, les suplica a sus dos ��� ��� � ������� ��� ����
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hijas mayores que le concedan algún vestigio de su antigua majestad. Cuando ellas responden que no ven la necesidad de hacerlo, el viejo rey espeta: “¡No argumenten con lo que es necesario!”. Confinar las aves al olvido es olvidar de quién somos hijos. Una persona que dice “es una lástima por las aves, pero los humanos van primero” hace una de dos afirmaciones implícitas. Puede querer decir que los humanos no son mejores que cualquier otro animal, que nuestro ser fundamentalmente egoísta siempre hará lo necesario para replicar
nuestros genes y maximizar nuestro placer, así se pudra el mundo no humano. Esta es la óptica de los cínicos realistas, para quienes la preocupación por otras especies es solo una manera fastidiosa de sentimentalismo. Es un punto de vista que no puede ser refutado y está disponible para cualquiera a quien no le importe admitir que es irremediablemente egoísta. Pero “los humanos van primero” también puede tener el significado opuesto: que nuestra especie es particularmente merecedora de monopolizar los recursos del mundo
porque no somos como otros animales, porque tenemos conciencia y libre albedrío, la capacidad de recordar nuestro pasado y dar forma a nuestro futuro. Esta mirada opuesta se puede encontrar tanto en creyentes religiosos como en humanistas seculares, y tampoco es demostrablemente verdadera ni demostrablemente falsa. Pero sí provoca una pregunta: si somos, sin comparación, más merecedores que otros animales, ¿no debería nuestra habilidad de discernir el bien del mal y de sacrificar voluntariamente una pequeña fracción de
nuestra conveniencia por un bien mayor hacernos más susceptibles ante los llamados de la naturaleza, en lugar de menos? ¿No una habilidad única conlleva una responsabilidad única? ���� ����� ����, en un bosque del noreste de India, escuché y luego empecé a sentir, en el pecho, un zumbido profundo y rítmico. Sonaba meteorológico, pero se trataba del aleteo de un par de cálaos bicornes que se acercaban para aterrizar en un árbol frutal. Tenían enormes picos amarillos y muslos blancos robustos. Conforme trepaban por el árbol y comían fruta plácidamente, me encontré sollozando con la más rara de las emociones: alegría pura. No tenía nada que ver con lo que yo quería o tenía. Era la mera y espectacular presencia del cálao bicorne, al cual yo no le importaba nada. La otredad radical de las aves es integral para su belleza y valor. Siempre están entre nosotros, pero no son parte de nosotros. Son los otros animales dominantes del mundo que la evolución produjo y su indiferencia hacia nosotros debe servir como un recordatorio amonestador de que no somos la medida de todas las cosas. Las historias que nos contamos sobre el pasado e imaginamos para el futuro son construcciones mentales de las que pueden prescindir las aves. Ellas viven de lleno en el presente. Y, en el presente, aunque nuestros gatos y nuestras ventanas y nuestros pesticidas maten miles de ellas al año, su mundo está muy vivo. En cada rincón del planeta, en nidos tan pequeños como nueces o tan grandes como un almiar, los polluelos se asoman por sus cascarones hacia la luz. j
Autillo cariblanco Ptilopsis leucotis
El autillo cariblanco ocupa una franja ancha de África al sur del Sahara. Como muchos búhos, es un estupendo cazador nocturno, con audición y vista extremadamente sensibles y plumas primarias especiales que le permiten calar en silencio sobre presas incautas. FOTOGRAFIADOS EN EL ZOOLÓGICO Y JARDÍN BOTÁNICO DE CINCINNATI
El novelista y afcionado a las aves Jonathan Franzen es-
cribió sobre la matanza de las aves canoras para la edición de julio de 2013 de National Geographic. El fotógrafo Joel Sartore crea retratos de estudio de los animales del mundo para el proyecto Photo Ark de National Geographic, en natgeophotoark.org. ��� ��� �������� ��� ����
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EL REGALO DEL CANTO Si te levantas temprano, casi en cualquier lugar, es muy probable que seas obsequiado con algunas melodías de aves canoras, las cuales constituyen casi la mitad de las especies de aves. A diferencia de los llamados instintivos, los extravagantemente complejos tono, ritmo y estructura de los verdaderos cantos deben aprenderse en etapas tempranas de la vida y pueden variar localmente en una misma especie.
Ave lira soberbia Menura novaehollandiae
El avelira soberbia de Australia es un imitador magistral. Para atraer una pareja, el macho reproduce los llamados de otras aves en el bosque mientras agita las espléndidas plumas de su cola sobre su cabeza. Se han grabado aves en cautiverio que imitan sonidos de motosierras, alarmas de autos y obturadores de cámaras. FOTOGRAFIADA EN EL SANTUARIO HEALESVILLE, AUSTRALIA
Chipe de Kirtland Setophaga kirtlandii
El raro chipe de Kirtland, del estado de Míchigan, depende de incendios naturales que promuevan las plantaciones de pinos de Banks jóvenes, en los que anida. Los machos llegan primero a sus terrenos de apareamiento en primavera y empiezan a cantar para establecer territorios y atraer a las hembras. FOTOGRAFIADA EN ESTADO SILVESTRE, CERCA DE MIO, MÍCHIGAN
Azulillo sietecolores Passerina ciris
Con una apariencia como si hubiera chapoteado un rato dentro de la caja de acuarelas de un niño, el azulillo sietecolores es un ave canora bastante común en México y el sureste de Estados Unidos. Durante la temporada de apareamiento, los machos suelen cantar entre sí, en un dueto territorial llamado contracanto. FOTOGRAFIADO EN ESTADO SILVESTRE CERCA DE CHRISTOVAL, TEXAS
Chipe dorado Protonotaria citrea
En los bosques de pantano del sureste estadounidense, el persistente tuit-tuit-tuit-tuit del chipe dorado puede escucharse desde muy alto en los árboles durante el verano. La especie migra a principios de primavera de América Central y el norte de América del Sur. FOTOGRAFIADA EN EL ACUARIO Y CENTRO MARINO CIENTÍFICO DE VIRGINIA
HECHO A LA MED IDA “La forma de un pico cuenta una historia conmovedora sobre la evolución y supervivencia de cada ave, y nos ayuda a entender su lugar en el mundo”, escribe Noah Strycker en Birds of the Photo Ark . El pico triangular y robusto de un gorrión contiene el poder para romper semillas, mientras que el pico aflado y curva do de un halcón facilita la caza.
Secretario Sagittarius serpentarius
Con sus patas notablemente largas y porte fe ro, el secretario de la sabana africana parece una mezcla entre una grulla y un águila. Su pico en forma de gancho es completamente el de un rapaz. FOTOGRAFIADO EN EL ZOOLÓGICO DE TORONTO
Malvasía cabeciblanca Oxyura leucocephala
En peligro de extinción, la malvasía cabeciblanca es nativa de España, el norte de África y Asia central. El pico plano de los patos por lo general tiene bordes suaves, para sentir la comida en el agua, y laminillas en fla parecidas a un peine en el interior, para fltrar insectos,
semillas y otros bocadillos. FOTOGRAFIADO EN EL PARQUE AVIARIO SYLVAN HEIGHTS, SCOTLAND NECK, CAROLINA DEL NORTE
Pingüino rey Aptenodytes patagonicus
Perfecto para arponear peces pequeños y calamares, el pico de un pingüino rey muestra parches anaranjados o amarillos que reejan
luz ultravioleta que nosotros no podemos ver, pero ellos sí. Machos y hembras comparten este rasgo y parecen evaluar parejas potenciales en parte por la intensidad de luz UV que emana de sus picos. FOTOGRAFIADOS EN EL ZOOLÓGICO DE INDIANÁPOLIS
Zarapito pico largo Numenius americanus
Con una envergadura que puede alcanzar un metro, el zarapito pico largo es el ave limícola más grande de América del Norte. En invierno emplea su largo pico para buscar camarones y cangrejos en las llanuras de marea mexicanas y, en verano, lo utiliza para buscar gusanos excavadores en pastizales del oeste de Estados Unidos. FOTOGRAFIADO EN EL AVIARIO TRACY, SALT LAKE CITY
DE LA GALA AL VUELO En un principio, las plumas aparecieron no en las aves, sino en los dinosaurios, mucho antes de que las aves evolucionaran; incluso algunos tiranosaurios tempranos ostentaban plumas primitivas. Las plumas de dinosaurios posiblemente se usaron como aislante o para despliegue. Plumas más complejas, especializadas para el vuelo, llevaron a las aves –el único linaje que quedó de los dinosaurios– a nuevas alturas.
Espolonero malayo Polyplectron malacense
Casi la mitad de los 50 centímetros de la longitud promedio de un espolonero malayo macho se dedica a su cola y se despliega en un abanico espléndido para impresionar a las hembras. Su territorio y población han disminuido drásticamente conforme su hábitat de bosque bajo ha sido talado para el cultivo. FOTOGRAFIADO EN PHEASANT HEAVEN, CLINTON, CAROLINA DEL NORTE
Las aves no fueron las primeras en desarrollar ornamentación para la cabeza; los dinosaurios, e incluso parientes más lejanos, como los pterosaurios, las tenían. Hoy, las aves ostentan una notable variedad de coronas y crestas, utilizadas para atraer pareja e intimidar a los rivales. De izq. a der., desde arriba: loro cacique (Deroptyus acci pitrinus), gura occidental (Goura cristata), cacatúa abanderada (Cacatua leadbeateri ), cacatúa enlutada (Probosciger aterrimus) y grulla coronada cuellinegra (Balearica pavonina). FOTOGRAFIADOS EN EL ZOOLÓGICO DE HOUSTON; ZOOLÓGICO Y ACUARIO HENRY DOORLY DE OMAHA, NEBRASKA; PARROTS IN PARADISE, AUSTRALIA; PARQUE AVIARIO JURONG, SINGAPUR; ZOOLÓGICO Y ACUARIO DE COLUMBUS, OHIO.
Cardenal bermejo Cardinalis phoeniceus
Como su primo norteamericano, el cardenal bermejo de Colombia y Venezuela es irresistiblemente llamativo, si no es que más. Las plumas son aún más rojas en el macho, que sostiene erguida su cresta larga y con púas casi todo el tiempo. Los machos cantan y alardean sus abalorios desde perchas conspicuas temprano por la mañana. FOTOGRAFIADO EN EL AVIARIO NACIONAL DE COLOMBIA
Buitre del Cabo Gyps coprotheres
Los buitres difícilmente son las aves más entrañables: son grandes y feos, y comen cosas desagradables de maneras desagradables. Pero sin ellos, que limpian la carroña, la población de insectos se dispararía y, con ella, las enfermedades. Este trío de buitres del Cabo es nativo del sur de África. FOTOGRAFIADOS EN EL ZOOLÓGICO DE CHEYENNE MOUNTAIN, COLORADO SPRINGS, COLORADO
EN BENEFICIO DE TODOS Más allá de la mera alegría que ofrecen, las aves desempeñan un papel vital en el medio ambiente: polinizan las plantas, d ispersan semillas, controlan insectos y se deshacen de carne putrefacta. “El futuro de las aves, y el nuestro, está entrelazado más de lo que sabemos –escribe el fotógrafo Joel Sartore en Birds of the Photo Ark–. Levantamos el vuelo, o nos desplomamos, juntos”.
1 de octubre de 2017 | Las Vegas, Nevada | 58 muertos, 546 heridos
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Desde un piso 32, 32 , un hombre con ries semiautomáticos semiau tomáticos modicados para ser más rápidos, disparó más de 1 000 balas durante un festival de música. Los tiroteos masivos se han vuelto mucho más frecuentes desde 2011.
LA CIENCIA DEL
Bien y del mal ¿Por qué somos generosos o crueles? Los investigadores señalan que la configuración de nuestro cerebro puede afectar nuestra cantidad de empatía.
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14 de diciembre de 2012 | Escuela primaria Sandy Hook | 27 muertos, dos heridos
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Seis miembros del personal y 20 niños murieron por disparos en Newtown, Connecticut. El agresor también mató a su madre. La escuela fue derribada y reemplazada. Nada se conservó de la escuela vieja, ni siquiera el asta.
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12 de junio de 2016 | Club nocturno Pulse, Orlando, Flo. | 49 muertos, 53 heridos
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En uno de los ataques más letales en Estados Unidos desde el 11 de septiembre de 2001, un hombre, que prometió lealtad a ISIS, atacó un bar popular entre la comunidad gay. Un año después, los deudos volvieron a la escena.
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7 de junio de 1998 | Huff Creek Road, Jasper, Texas |
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un muerto
Supremacistas blancos asesinaron a James Byrd, Jr., un afroamericano, encadenándolo a una pick up y arrastrándolo por esta carretera. Los círculos marcan dónde se encontraron pedazos de su cuerpo.
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Por Yudhijit Bhattacharjee Fotografías de Lynn Johnson
Desde la ventana de la cocina de su
casa móvil en Auburn, Illinois, Ashley Aldridge tiene una vista clara del cruce ferroviario a ��� metros de ahí. Cuando Aldridge, de �� años, vio por primera vez al hombre en silla de ruedas, justo acababa de darles de comer a sus dos hijos. Notó que la silla de ruedas no se movía. Estaba atorada entre las vías. El hombre pedía ayuda a gritos; una motocicleta y dos automóviles pasaron sin detenerse. Entonces oyó pitar al tren y el sonido de la barrera de cruce al bajar, lo que indicaba que se estaba acercando. Corrió y cuando llegó junto al hombre, el tren estaba a menos de un kilómetro y se acercaba a aproximadamente ��� km/h. Al no poder sacar la silla de ruedas, rodeó con sus brazos el pecho del hombre desde atrás y lo jaló con un poderoso tirón. Cayó de espaldas, sacándolo de la silla. En cuestión de segundos, el tren hizo trizas la silla de ruedas, arrastrando fragmentos de acero y plástico a lo largo de casi un kilómetro de la vía. El hombre al que Aldridge ayudó esa tarde de septiembre de ���� era un completo extraño. El heroico rescate de Aldridge es un ejemplo de lo que los expertos llaman altruismo extremo, actos desinteresados para ayudar a personas que no tienen relación con uno a riesgo de sufrir un daño personal grave. No es de sorprender que muchos de esos héroes trabajen en profesiones en las que arriesgar la propia vida para salvar a otros es parte del trabajo. Pero otros son hombres y mujeres comunes y corrientes. 52
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Micah Fletcher INTERVENIR PARA SALVAR A EXTRAÑOS
Fletcher y otros dos hombres defendieron a dos mujeres –una portaba un hiyab– de un hombre que les lanzaba insultos antimusulmanes en un tren suburbano en Portland. El agresor apuñaló a los tres hombres. Dos murieron, Fletcher sufrió una profunda herida en el cuello. Dijo que instintivamente se acercó a ayudar a las mujeres. Diagnosticado de niño dentro del espectro autista, fue acosado y golpeado. “Si uno pertenece realmente a una comunidad, entonces se debe esperar que todos se defendan unos a
otros”, dice.
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Contrasta estos hechos nobles con los horrores que cometen los humanos: asesinatos, violaciones, secuestros, tortura. Considera la matanza perpetrada por el hombre que en octubre atacó a una multitud a balazos, desde el piso �� del hotel Mandalay Bay en Las Vegas, Nevada, durante un festival de música country. Tres semanas después, las fuentes oficiales calculan que el número de víctimas fue de �� muertos y ��� heridos. A pesar de lo aberrantes que son estas atrocidades, ocurren con frecuencia suficiente como para recordarnos una oscura verdad: los humanos somos capaces de una crueldad inenarrable. Los altruistas extremos y los psicópatas ejemplifican nuestros mejores y peores instintos. En un margen del espectro moral están el sacrificio, la generosidad y otros rasgos nobles que reconocemos como el bien; en el otro están el egoísmo, la violencia e impulsos destructivos que vemos como el mal. En la raíz de ambos tipos de comportamiento, dicen los investigadores, está nuestro pasado evolutivo. Suponen que los seres humanos –y, en menor grado, muchas otras especies– desarrollaron el deseo de ayudarse unos a otros porque la cooperación en grupos sociales grandes es esencial para sobrevivir. Pero, en vista de que los grupos tenían que competir por recursos, la disposición para mutilar y posiblemente matar a los oponentes también era crucial. “Somos la especie más social de la Tierra y también la más violenta –dice el neurólogo social Jean Decety–. Tenemos dos caras porque ambas son importantes para sobrevivir”. Por siglos, la cuestión de cuánto bien y cuánto mal se originan y manifiestan en nosotros era un tema de debate filosófico o religioso. Pero en décadas recientes, los investigadores han hecho avances importantes en cuanto a la comprensión de la ciencia de lo que impulsa el bien y el mal. Ambos parecen estar vinculados a un rasgo emocional clave: la empatía, capacidad intrínseca del cerebro para experimentar lo que otra persona siente. Los investigadores han encontrado que la empatía es la chispa que enciende la compasión en nuestros corazones y nos impulsa a ayudar a otros en apuros. También han remitido los comportamientos violentos, psicópatas y antisociales a la falta de empatía, que parece provenir de circuitos neuronales dañados.
Phineas Gage y el lóbulo frontal CÓMO FUNCIONA EL CEREBRO
Durante la construcción de una ferrovía en 1848 una explosión hizo que una barra de hierro atravesara el lóbulo frontal izquierdo de Gage (izq.). Tras recuperarse, ya no era amable ni respetuoso; era insensible e indiferente. En Canadá, un paciente sufrió un cambio similar cuando un tumor benigno creció en su lóbulo frontal. Tras la eliminación del tumor en 2016, su esposa le dijo al equipo médico: “Gracias por devolverme a mi esposo”. Se muestran sus IRM (arriba), antes y después de la cirugía. Casos como estos ayudan a explicar cómo las estructuras cerebrales guían el comportamiento moral y social.
�������������, los investigadores pensaban que los niños pequeños no se preocupaban por el bienestar de otros, una conclusión lógica si vemos los berrinches de los niños pequeños. Pero hallazgos recientes muestran que los bebés sienten empatía mucho antes de su primer cumpleaños. Maayan Davidov, psicóloga de la Universidad Hebrea de Jerusalén, y sus colegas han llevado a cabo algunos estudios con los cuales analizan el comportamiento de niños que ven a alguien en apuros. Incluso antes de los seis meses, muchos bebés responden a tales estímulos con expresiones faciales que reflejan preocupación; algunos muestran gestos de cariño. En su primer año de vida, los niños también muestran señales de que tratan de entender el sufrimiento que ven. Los que tienen PHINEAS GAGE, DE LOS ARCHIVOS DE LA FAMILIA GAGE; IMÁGENES DE RESONANCIA
Los investigadores han encontrado que la empatía es la chispa que enciende la compasión y nos impulsa a ayudar a otros.
�� meses con frecuencia traducen su empatía en comportamientos sociales positivos, como abrazar o darle un juguete a un niño herido para consolarlo. Sin embargo, esto no es cierto para todos los niños. En una pequeña minoría, al empezar el segundo año de vida, los investigadores ven lo que llaman “indiferencia activa” hacia los demás. “Cuando alguien avisa que otros resultaron lastimados –comenta Carolyn Zahn-Waxler, investigadora de la Universidad de Wisconsin–, estos niños se reirían de ellos o incluso los golpearían y dirían ‘No estás herido’ o ‘Debes tener más cuidado’, con un tono de voz crítico”. Al seguir a estos infantes hasta la adolescencia, Zahn-Waxler y su colega Soo Hyun Rhee, psicóloga de la Universidad de Colorado en Boulder, encontraron que tenían una alta probabilidad de desarrollar tendencias antisociales y meterse en problemas. Otros estudios han medido la insensibilidad y falta de expresión emocional en adolescentes, al preguntar si el sujeto siente remordimientos por haber hecho algo malo. Los que presentan altas puntuaciones para los rasgos de “dureza/insensibilidad afectiva” suelen tener problemas de comportamiento frecuentes y graves: muestran agresividad extrema en peleas, por ejemplo, o vandalizan propiedades. Los investigadores también encontraron que algunos de estos adolescentes terminan cometiendo delitos graves, como asesinato, violación y robo con violencia. Algunos son propensos a convertirse, de adultos, en psicópatas en toda regla: individuos con corazones fríos y calculadores que no se inmutan mientras cometen los actos más atroces imaginables (la mayoría de los psicópatas son hombres). 58
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Si es posible que el déficit de empatía en el centro de la conducta psicópata se remita a la primera infancia, ¿el mal reside en los genes, enroscado como una serpiente en el ADN, en espera de atacar? La respuesta no es un sí o un no categóricos. Al igual que sucede con múltiples enfermedades, intervienen tanto la naturaleza como la crianza. Los estudios de gemelos han establecido que los rasgos de dureza/insensibilidad afectiva mostrados por algunos niños pequeños y adolescentes surgen, hasta un grado sustancial, de los genes que han heredado. Sin embargo, en un estudio con ��� niños que nacieron de madres con historias de conductas antisociales, los investigadores encontraron que quienes vivían con familias adoptivas que proporcionaban un ambiente cálido y afectuoso tenían mucha menor probabilidad de mostrar rasgos de dureza/insensibilidad afectiva que aquellos que vivían con familias que no eran afectuosas. A los niños cuyos genes hacen que sea más probable que tengan dificultades para sentir empatía con frecuencia no les dan un respiro. “Puede imaginarse que, si tiene un hijo que no muestra afecto de la misma manera que un niño con un desarrollo típico y no siente empatía, ese niño provocará reacciones muy diferentes en la gente que lo rodea –los padres, maestros, compañeros– que un niño más agradable, más empático –dice Essi Viding, psicóloga investigadora del University College de Londres–. Y muchos de esos niños, por supuesto, viven con sus familias biológicas, así que con frecuencia tienen este doble revés de tener padres que quizá no estén muy bien equipados para muchas de las tareas parentales, que no sean tan buenos para sentir empatía o para regular sus propias emociones”. ��� �������� ���������� desesperadamente salvar a los seis niños Philpott de su casa en llamas en Derby, Inglaterra, en las primeras horas del �� de mayo de ����. Pero el calor y el humo eran tan intensos que olo uno de los niños estaba vivo cuando los rescatistas finalmente subieron adonde estaban durmiendo. Ese niño también falleció dos días después en el hospital. La policía sospechó que se trataba de un incendio provocado.