ESTE AÑO CELEBRAMOS LAS ZONAS NATURALES PROTEGIDAS
NGENESPANOL.COM | ENERO DE 2016
¡Fuera! HAY UNA VIDA EXTERIOR Y TE CONVIENE IR A BUSCARLA
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BUITRES: ALGUIEN TIENE QUE HACERLO 0
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01
EL HAITÍ DE LOS HAITIANOS
LA HISTORIA OSCURA DEL CAUCHO
enero de 2016 • vol. 38 • núm. 1
Moscas se arremolinan alrededor de la cabeza y tapizan el pecho de este buitre moteado, fotografiado en el Parque Nacional Serengueti, en Tanzania.
24 Sanguinarios pero buenos
Los buitres parecen malvados por alimentarse de los muertos, pero la Tierra necesita desesperadamente estas aves. Por Elizabeth Royte Fotografías de Charlie Hamilton James
2
50
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Tu cerebro al aire libre Pasar tiempo en la naturaleza es beneficioso para el cerebro humano.
Haití La nación vista a través de los ojos de los jóvenes haitianos, quienes muestran el orgullo y la belleza de una tierra donde luchar es la norma.
A bordo del caucho El incremento en la demanda de neumáticos puede aliviar la pobreza en Asia, pero con un costo para el planeta.
Por Florence Williams Fotografías de Lucas Foglia
Por Alexandra Fuller Fotografías de los estudiantes de Fotokonbit
Por Charles C. Mann Fotografías de Richard Barnes
En portada Al combinar digitalmente algunas de las 2 260 imágenes que tomó en un lapso de 30 horas, Stephen Wilkes creó esta escena de un abrevadero en el Parque Nacional Serengueti, en Tanzania. Foto compuesta por Stephen Wilkes
REVISTA OFICIAL DE NATIONAL GEOGRAPHIC SOCIETY
Inspiración para cuidar el planeta National Geographic Society fue fundada en Washington, D. C., como institución científica y educativa sin fines de lucro “para el incremento y difusión del conocimiento geográfico”. Desde 1888, la Sociedad ha apoyado más de 9 000 exploraciones y proyectos de investigación, contribuyendo al conocimiento de la Tierra, los mares y los cielos.
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EDITORIAL
Tu cerebro al aire libre
Cuando caminas por paisajes intrincados, como el de la Amazonía, estás obligado a mantener mente y cuerpo concentrados en el momento.
A lo largo de mi vida, a veces por trabajo, otras por mero gusto, he tenido el privilegio de visitar zonas naturales espectaculares como isla Isabel o los manglares fantasmagóricos de La Tovara, ambos en Nayarit, la Amazonía peruana o la selva del este de Costa Rica, entre otros. Minucias, maravillas y particularidades aparte, el denominador común siempre ha sido la sensación de plenitud y bienestar con la que regreso, notoria para quienes me han visto después. La conclusión, casi de perogrullo, a la que siempre llego es que la naturaleza hace bien. Mucho. Para la vista, el corazón, los músculos, la mente. Pero, como nos cuenta Florence Williams en esta edición, lo que era una intuición hoy la ciencia lo confirma: el déficit de naturaleza detona padecimientos que parecen una epidemia de la civilización, como diabetes, miopía, cardiopatías o estrés. La buena noticia es que no hay que ir lejos para gozar de los beneficios de estar al aire libre; basta un parque en la ciudad o caminar por un camellón flanqueado de árboles. En 2016, National Geographic te invita a que salgas, a que te aventures más allá de tus metros cuadrados de asfalto y encuentres un rinconcito verde. Empieza por lo cercano, por un jardín botánico en tu ciudad. Verás que pronto querrás más, buscarás cualquier resquicio de naturaleza; te atreverás a ir cada vez más lejos para apropiarte de ella. Aprenderás a ver las formas distintas de cortezas y hojas, sabrás cómo detenerte ante alguna especie de ave que no habías notado hasta ahora. Y respirarás con un ritmo nuevo y reconfortante.
¡Fuera!
Claudia Muzzi editora ISTOCK / GETTY IMAGES
3 preguntas
pobreza y mayor gobernabilidad en el mundo. Pienso que los exploradores deben enfocarse en esto. Ese es realmente el reto del siglo xxi. Solo vemos lo que resulta bien de tu trabajo, ¿qué tanto de él sale mal? Aunque tengas planes, las cosas pueden no salir conforme a ellos. Si todo sale de acuerdo con lo proyectado, es un plan de negocios y no una aventura. La exploración no solo ocurre cuando tienes un gran éxito y puedes ondear la bandera de triunfo: tiene mucho que ver con la preparación, frustración, desilusión y lo impredecible. Cuando aceptas todo eso, quizá entonces puedas llegar a tener éxito.
Por qué exploro, y por qué deberías hacerlo El piloto suizo Bertrand Piccard es un explorador de tercera generación. Su padre fue científico submarino y su abuelo, piloto de globo aerostático. Piccard le dio la vuelta al mundo en un globo de propano en 1999 y luego, a sus 57 años, cambió a una meta más limpia: hacer el viaje solo con energía solar. Su nave, Solar Impulse 2, continuará su vuelo esta primavera desde Hawái hasta la parte continental de Estados Unidos.
Has trabajado por todo el planeta, ¿qué se necesita explorar más? La calidad de vida. Si te fijas, se ha hecho mucha exploración en el océano, la tierra y el espacio. Pero ahora debemos conquistar la calidad de vida en este planeta. La humanidad está en una encrucijada: si queremos sobrevivir, requerimos tecnología limpia y energía renovable. Pero también necesitamos derechos humanos, investigación médica, luchar contra la
¿Cuál es tu consejo para los nuevos exploradores? Los exploradores son gente famosa. Cuando eres famoso, tu responsabilidad está en ayudar a que otras personas vivan mejor, proteger su entorno y contribuir de manera activa a enriquecer el mundo. Por ejemplo, en el futuro podría trabajar en un avión a control remoto que reemplazaría a los satélites. Sería una solución accesible, una manera para que los países en desarrollo tengan telecomunicaciones, teléfonos móviles y wi-fi. Cuando eres explorador, no lo haces solo para ti, sino para ser útil a la humanidad. LUCA LOCATELLI
EXPLORA Vida salvaje
A
B
A
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B
B
Aletear o planear
B
A
Camina por el sotobosque de una selva neotropical y verás algo inusitado: mariposas de alas marrones o claras deslizándose justo por encima del suelo, “como hojas flotando en un arroyo”, dice Phil DeVries, entomólogo de la Universidad de Nueva Orleans. Muestran el “efecto suelo”. Se trata de un fenómeno aerodinámico que ocurre cuando las alas están cerca de una superficie estable, lo cual aumenta la elevación y disminuye la resistencia aerodinámica. Si has viajado en avión, puedes haber tenido una breve sensación de flotar durante el aterrizaje. Ese es el efecto suelo. En un estudio publicado hace poco, DeVries y sus colegas encontraron que todas, excepto una de las especies de mariposas Haeterini, planean cerca del suelo para ahorrar energía. Su secreto evolutivo: alas delanteras más largas que las de sus parientes, lo que favorece el vuelo al aletear. —Jeremy Berlin
Forma del ala delantera A. Aleteo Más de 13 centímetros sobre el suelo
El sexo, el hábitat y la forma de las alas (der.) separan a las que aletean (grupo A) de las que planean (grupo B), entre las mariposas Haeterini y sus parientes Satyrinae.
B. Planeo Menos de 13 centímetros sobre el suelo
as las mariposas se muestran a escala
ALE, EN EL DEPARTAMENTO DE ENTOMOLOGÍA DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL DEL INSTITUTO SMITHSONIANO. ILUSTRACIÓN: NGM ART. FUENTE: PHIL DEVRIES
CHINA
2014
EXPLORA
2.475
Nosotros
millones de toneladas de cemento
Dominar lo alto 5 % Aire 12 % Cemento 15 % Agua
Los cimientos del crecimiento de China en el siglo XXI son, literalmente, de concreto. La producción nacional de cemento se disparó 3 000 % desde 1980 y, desde 2012, ha producido más cemento que Estados Unidos desde que inició el siglo XX. ¿Adónde va? A la urbanización masiva, dice Hendrik van Oss, geólogo del Servicio Geológico de Estados Unidos: “Si consideras las nuevas grandes ciudades y carreteras, [los chinos] construyen más rápido que nunca”. El cemento, que suele ser un material de construcción más barato que la madera o el acero, se usa en China para los proyectos más ambiciosos de edificación. Uno de los más grandes, la presa de las Tres Gargantas, requirió 11 millones de toneladas, más de lo que el Reino Unido produce en un año. Pero hay un inconveniente. La elaboración de cemento, en especial en cementeras anticuadas, emite grandes cantidades de CO2: alrededor de 5 % de todas las emisiones antropogénicas, según un estudio estadounidense. El cemento chino contribuye con esa cifra tanto como todos los demás países juntos. —Daniel Stone
68 % Mezcla de agregados gruesos y finos
Del cemento al concreto Una pequeña parte del concreto es el cemento, hecho con agua y otros ingredientes, como piedra, arena o grava. Demasiados agregados pueden debilitarlo. Edificio Empire State
159 metros
¿Cuánto concreto? En 2014, China produjo suficiente cemento para 9 000 millones de metros cúbicos de concreto. Eso bastaría para cubrir toda la isla de Manhattan con una losa de 159 metros de espesor.
Estados Unidos y China: producción de cemento Millones de toneladas La industria cementera tiende a reflejar cambios políticos y económicos. Guerras, revoluciones y crisis financieras han resultado en desaceleraciones.
Gran Depresión 1929-1939
EUA entra en la Segunda Guerra Mundial 1941-45
Se completa la construcción de la presa Tres Gargantas 2006
El “viaje al sur” de Deng Xiaoping impulsa la economía china 1992
Mao Zedong toma el poder en China 1949
Deng Xiaoping abre China al comercio 1978 Crisis Crisis petrolera petrolera 1979 1973
Crisis financiera global 2008
ESTADOS UNIDOS
2014
83 1900
1910
1920
1930
1940
1950
1960
1970
1980
1990
2000
2014
MATTHEW TWOMBLY. FUENTES: SERVICIO GEOLÓGICO DE ESTADOS UNIDOS; ORVILLE SCHELL, ASIA SOCIETY
EXPLORA
Mundos antiguos
Sedentes en el cielo, María y Jesús se preparan para recibir el alma de Tomás, conde de Lancaster. Las escenas que conducen a su muerte aparecen debajo, desde la parte superior izquierda, en el sentido de las manecillas.
Aquí se muestran las secuelas de la derrota del conde en la batalla de 1322. “Heme aquí, tomado prisionero”, reza la inscripción al calce.
El conde es llevado ante un tribunal. “Soy juzgado”, dice el texto. Impedido para defender su caso, es sentenciado a muerte.
Cerca de su castillo en Pontefract, el conde es decapitado con una espada. Solo se necesitan dos palabras para explicar la escena: “La muerte”.
Montado en un caballo, el conde cabalga entre una multitud hostil hacia el lugar de su ejecución. “Estoy bajo amenaza”, se lee.
Reliquia de una rebelión
Un extraño panel metálico del siglo XIV, de 12 centímetros de alto, rescatado de lo que alguna vez fue una margen antigua del río Támesis, en Londres, es a la vez un utensilio religioso que una pieza de propaganda política. Coronado por una escena celestial, muestra en cuatro secciones la captura, el juicio, el viaje final y la ejecución de Tomás, conde de Lancaster. Una descripción ilegible en francés medieval aparece bajo cada escena. El conde era primo del rey Eduardo II de Inglaterra, y también su enemigo. Aliado con un grupo de barones, trató de acotar el poder del rey. Eduardo lo derrotó y lo mandó ejecutar. Pronto, algunos milagros se asociaron a la tumba del conde. Paneles devocionales como este fueron creados para colgarse en las viviendas de sus partidarios. “Fue una gran declaración política para Tomás de Lancaster y contra el rey”, asegura Sophie Jackson, experta del Museo Arqueológico de Londres. Conforme el clima político cambiaba en favor del trono, el panel debió ser desechado. “Quizá la gente no quería que la vieran en posesión de algo que los relacionara con esta persona en particular”. —A.R. Williams ANDY CHOPPING, MUSEO ARQUEOLÓGICO DE LONDRES (MOLA)
EXPLORA
Planeta Tierra: en números
Salud y clima Las temperaturas más elevadas y el clima extremo que acompañan el cambio climático probablemente tendrán consecuencias de gran alcance, en su mayoría negativas, para la salud humana. Amenazan la calidad del aire y el agua, así como nuestra habilidad para producir alimentos. También promueven la propagación de enfermedades como el dengue. Los gobiernos, en especial los de aquellos países en desarrollo con una infraestructura de salud débil, necesitan prepararse para esta volatilidad, señala Raman Velayudhan, de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para ello se requieren recursos de los que muchos carecen. —Kelsey Nowakowski
EL DAÑO POTENCIAL
250 000
DENGUE Y CAMBIO CLIMÁTICO La malaria afecta a más gente en el mundo, pero el dengue es la enfermedad de transmisión vectorial de más rápida propagación. Causa fiebre, dolores de cabeza, musculares y articulares, incluso puede ser fatal. Aun así, esta enfermedad se descuidó: las vacunas apenas se contemplan en el horizonte. CASOS DE DENGUE Datos reportados por la OMS
10x
3 millones 2.5
El promedio actual en cinco años es 10 veces mayor que el de hace 40 años.
2.0 1.5 1.0 0.5 0
1970
1980
1990
2000
2010
PROPAGACIÓN GEOGRÁFICA Antes de 1970, el dengue solo se registraba en nueve países; hoy está en 128. La urbanización acelerada y las temperaturas más cálidas expanden su alcance. Riesgo de casos de dengue 0% 99 %
TRÓPICO DE CÁNCER
MUERTES ADICIONALES CAUSADAS POR EL CAMBIO CLIMÁTICO PARA 2030
TRÓPICO DE CAPRICORN I
La disminución en el abastecimiento de alimentos, así como el deterioro de la calidad del agua y su saneamiento, podrían incrementar las muertes. Causa de muerte 38 % Desnutrición infantil 24 % Malaria 19 % Diarrea 15 % Exposición al calor (entre personas mayores) 4 % Otra
2013
COSTO DIRECTO ANUAL DE LOS SERVICIOS DE SALUD PARA 2030*
2000-4 000 millones de dólares * No incluye los costos derivados de los cambios en agricultura, agua y sanidad.
O
A diferencia de las especies primordialmente nocturnas que propagan la malaria, el mosquito que transmite el virus del dengue pica sobre todo durante el día y suele reproducirse en recipientes artificiales en zonas urbanas, lo cual aumenta el riesgo.
MÉXICO
POBLACIÓN MUNDIAL EN RIESGO
Datos recolectados en México entre 1985 y 2007 indican que mayores temperaturas aumentan los casos de dengue. El calentamiento puede resultar devastador en los países sin recursos para combatir la enfermedad.
HOY
4 000 millones
(Más de la mitad de los 7 000 millones de personas del mundo) RELACIÓN CON LA TEMPERATURA NÚMERO DE INFECTADOS
20 Casos por cada 100 000 habitantes
10
0 0º C
HASTA 500 000 CASOS GRAVES AL AÑO
5
10
15
20
25
Temperatura mínima mensual promedio
12 000 FALLECEN PANORAMA Incremento previsto de infecciones de dengue debido al cambio climático Incidencia actual
2085
2030
6 000 millones
2050
De ellos, 1 000 millones podrían estar en riesgo tan solo por el cambio climático.
2080
12-18 % 22-31 % 33-42 %
ENFERMEDADES DE TRANSMISIÓN VECTORIAL Muchas enfermedades causadas por patógenos y parásitos son transmitidas por insectos que chupan sangre. Su alcance puede expandirse conforme el planeta se calienta. Mosquitos
Flebótomos
Garrapatas
Malaria Dengue
Leishmaniasis Fiebre pappataci
Enfermedad de Lyme Encefalitis
22 % de las enfermedades infecciosas son de transmisión vectorial.
1 millón de personas muere cada año de entre las más de 1 000 millones infectadas.
ÁLVARO VALIÑO. FUENTES: OMS; FELIPE J. COLÓN-GONZÁLEZ ET AL., PLOS NEGLECTED TROPICAL DISEASES, 2013; SAMIR BHATT ET AL., NATURE, 2013
EXPLORA
Parques Nacionales América Latina
UBICACIÓN Perú (Pisco e Ica) VISITANTES 175 000 al año EXTENSIÓN 3 350 km2 (65 % reserva marina, 35 % desierto costero) ECOSISTEMAS Desierto del Pacífico, corriente de Humboldt (mar frío)
ESTATUS DE CONSERVACIÓN Reserva Nacional desde 1975 ESPECIES PRESENTES Zarcillo, totora, pingüino de Humboldt, halcón peregrino, guanay, piquero, flamenco, zorro andino, nutria, lobo marino, ballena jorobada, delfín nariz de botella, tonino, tortuga carey, tortuga verde y tortuga pico de loro
GRUPOS INDÍGENAS Culturas preincas: paracas (700 a. C.-200 d. C.), nascas (1-700 d. C.) y huaris (550900 d. C.); en la actualidad lo habitan etnias quechuas
Un desierto marino RESERVA NACIONAL DE PARACAS A simple vista, pareciera que la vida en la costa sur de Perú no tiene mucho de dónde sostenerse: un ecosistema inhóspito rodeado de acantilados que se precipitan cientos de metros hacia el mar, planicies desérticas de arena rojiza y roca árida extendiéndose hacia el horizonte y un mar que arremete contra los riscos bajo el sol. Sin embargo, Paracas alberga muchas especies que aprovechan el paso de la corriente de Humboldt, un flujo de agua fría que recorre el litoral del Pacífico sur americano desde la Antártida y que trae consigo una gran biodiversidad: innumerables aves migratorias, lobos marinos, nutrias, ballenas y criaturas únicas, como el pingüino de Humboldt, especie en peligro de extinción. En la historia geológica, este desierto estuvo sumergido varias veces cuando las placas tectónicas se reacomodaban, por lo que es usual hallar fósiles marinos incrustados en el suelo. Pero su relevancia va más allá del ámbito natural: José de San Martín, el padre de la patria peruana, desembarcó aquí con su ejército durante la lucha independentista y vislumbró los colores de la nación a la que daría vida, inspirado en los flamencos reunidos en uno de los salares de esta reserva. Paracas, o “lluvia de arena” en quechua, fue bautizado así debido a las tormentas de arena que lo azotan constantemente, las cuales pueden alcanzar velocidades de hasta 50 km/h. Este fenómeno, si bien es una incomodidad para la población, también ayuda a la conservación y limpieza de un geoglifo relacionado con las Líneas de Nasca, llamado “El Candelabro”, y que quizá sirvió como faro para los antiguos navegantes paraqueños. Cual ritual al atardecer, visitantes preparan fogatas y telescopios para explorar el cielo en espera de atestiguar fenómenos paranormales durante la noche, una actividad popular debido a la polémica alrededor de las cercanas figuras de Nasca. —Erick Pinedo Estas formaciones rocosas (arriba) albergan casi cuatro millones de aves migratorias, que transformaron la zona en un importante sitio de recolección de guano durante el siglo XIX. La vastedad del horizonte difuminado por el polvo y las playas de arena roja repletas de fósiles (der.) se aprecian desde distintos miradores ubicados en los riscos.
RESERVA NACIONAL DE PARACAS
ERICK PINEDO
EXPLORA
Notas de campo
Exploradores y fotoperiodistas de National Geographic informan desde todo el mundo.
República Centroafricana
Una súplica sorprendente de los “peores reclusos” PETER GWIN Editor en jefe
Por Peter Gwin, enviado: “Pssssst, monsieur. Pssssst, monsieur”. El siseo viene ÁFRICA de entre los candados en la REPÚBLICA CENTROpuerta de la celda que conAFRICANA tiene a “los necios”, según el guardia de la prisión de Berbérati, una ciudad centroafricana cerca de la frontera con Camerún. Los reos asoman sus dedos entre las fisuras, intentan hacer señas para que me acerque, posiblemente para susurrar una coartada o quizá para pedirme algo de dinero o la pluma, cuyo botón presiono con nerviosismo. El guardia los ignora y continúa el recorrido por la prisión construida alrededor de un patio de concreto al aire libre. “Aquí duermen los internos –dice sin rodeos y señala una habitación húmeda en la orilla–. Y aquí es donde duermen las mujeres. Las encerramos en el cuarto por las noches para separarlas de los hombres”. Dos hombres desnudos se bañan en la esquina más alejada del patio, echándose agua de una cubeta y frotando su piel vigorosamente mientras una fogata resiste en la otra esquina. Un olor dulce y picante de harina de yuca y sudor flota en el aire. La mirada de los presos nos sigue mientras caminamos alrededor del patio. Pregunto al guardia por los hombres de la celda con candados. “Algunos son bandidos –dice con un ademán despectivo–. Dos son antiBalaka”, miembros de un movimiento de cristianos y animistas que unieron fuerzas para combatir una rebelión guiada por musulmanes. Justo esa mañana, el fiscal del pueblo me dijo que los peores reclusos de la prisión participaron en el incendio, saqueo y linchamiento que dejó el barrio musulmán de la ciudad en ruinas
Los internos problemáticos –fugitivos y violentos– comparten una celda en Berbérati, una ciudad de la República Centroafricana devastada por la violencia étnica. Peter Gwin, NGM @petergwin
y abandonado. Enseguida formaron pandillas para asaltar los campos de refugiados que huían por la frontera con Camerún. El guardia nos lleva fuera del patio. Volvemos a pasar junto a la celda. Los dedos se asoman suplicantes entre las fisuras. “¡Pssssst, monsieur! ¡Pssssst, monsieur! –sisean–. Algo de jabón, por favor. Algo de jabón”. Grecia
Un viaje en ferri provoca preguntas conmovedoras MATTHIEU PALEY Fotógrafo
Del diario de viaje de Paley: En julio, mi familia –incluidos mis hijos de cuatro y ocho años– salió de nuestro hogar en Turquía para visitar Grecia. En el camino, abordamos un ferri que transporta
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EXPLORA
Notas de campo
pasajeros de las islas griegas del mar Egeo hasta Atenas, en el continente. Al entrar a una sala de estar, me pregunté por qué había tantas personas durmiendo en colchonetas o desplomadas en sillas. Pronto me enteré de que eran migrantes (en su mayoría afganos, iraquíes y sirios) que se dieron la oportunidad de dormir un poco durante su arduo viaje hacia Europa. Yo hablo farsi, y muchos de ellos hablan inglés, así que escuché sus historias. Estaban exhaustos luego de pasar días en campamentos improvisados en las islas de Lesbos y Quíos, adonde llegaron después del peligroso cruce desde Turquía. ¿Eran refugiados escapando de la guerra o personas buscando un futuro mejor y más seguro? ¿Quién lo sabría? Durante el trayecto vi a viajeros sacar fuerza unos de otros. Un padre abraza a su hija menor; al lado, unos recién casados acuestan a su bebé de meses, que nació durante el viaje. Observé todo esto con el lente de mi cámara, pero también gracias a las experiencias de mis hijos pequeños. Mientras un hombre afgano hablaba conmigo, atrapó a mi hijo menor en un
Para saber más sobre cómo National Geographic financia proyectos de exploración e investigación, visita ngenespanol.com/exploracion.
abrazo. No pudo resistirlo, me explicó, porque había tenido que dejar atrás a su familia. Mientras tanto, mi hijo mayor jugaba cartas con un muchacho iraquí. El niño le dijo que su familia dejó la casa porque no era seguro; mi hijo, conmovido, volteó hacia mí para que lo ayudara a comprender. Pero ¿cómo podemos explicarle esta tragedia a un niño de ocho años cuando difícilmente tiene algún sentido para nosotros mismos? En un ferri rumbo a Atenas, el fotógrafo Matthieu Paley vio a muchos migrantes exhaustos de Irak, Siria y Afganistán, incluyendo a dos niñas profundamente dormidas sobre una mesa. Matthieu Paley @paleyphoto
Alaska
Nueva forma de medir el retroceso de los glaciares KIT DESLAURIERS Montañista esquiadora
Por Daniel Stone Durante años, Kit DesLauASIA riers ha sido atraída por la ANWR naturaleza inhóspita del ReALASKA fugio Nacional de Vida Sil(EUA) vestre del Ártico (ANWR). No fue por los depósitos petroleros, por mucho tiempo el origen de su fama política, sino para estudiar el terreno y, específicamente, sus glaciares en retroceso. Con la esperanza de trazar sus cambios, DesLauriers y sus colegas escalaron varios glaciares con un radar para tomar medidas. Por alguna razón –ella bromea con que debió haberse “parado sobre las antenas”–, el aparato no funcionó. El grupo regresó con equipo nuevo, un aeroplano y una beca de National Geographic Society. Esta vez medirían glaciares desde el aire con un método llamado fotogrametría aérea (más eficiente que escalar). Las nuevas coordenadas los ayudaron a detectar cambios en el hielo, incluso de unos pocos centímetros. Esto les permitió “hacer mucho mejores mapas con equipo de mucho menor costo y mucho más rápido”, comenta Matt Nolan, glaciólogo de la Universidad de Alaska en Fairbanks. Para verificar los datos, DesLauriers escaló y esquió en dos picos remotos, el monte Chamberlin, por largo tiempo considerado la montaña más alta del ártico estadounidense, y el monte Isto. Hubo algo sorprendente que mostraron las mediciones: el monte Isto es de hecho más alto, por más de 20 metros.
EXPLORA
Notas de campo
La rana de la izquierda (R. imitator) evolucionó hasta parecerse a la de la derecha (R. fantastica). La mímesis no es exacta, solo lo bastante parecida para ahuyentar a los depredadores de ambas especies tóxicas.
Para estudiar las ranas, los científicos las atrapan en vasos de plástico. Las pesan, las miden y les cortan una pequeña muestra de un dedo para su análisis genético. Luego las dejan libres. “Les ponemos un poco de Neosporin en el dedo –aclara Summers–, para evitar que se infecte”. ¿El veneno afecta a los investigadores? “Manejamos las ranas con guantes de hule, pero es más por ellas”. Desagradable para el gusto de los depredadores, esta rana no es muy tóxica para los humanos.
Jason L. Brown
India
Una encuesta muestra quién siembra qué Perú
Una rana fiel que cambia sus rayas y puntos KYLE SUMMERS Biólogo
Por Rachel Hartigan Shea Hay dos cosas que hacen PERÚ “fantástica” a la RanitomeA AMER. ya imitator, comenta Kyle OCÉANO DEL S. Summers, biólogo de la PACÍFICO Universidad del Este de Carolina y becario de National Geographic Society. “Esta es la única rana conocida por ser monógama y –añade– mimética”. Summers estudia esta rana venenosa de la selva tropical de Perú, donde evolucionó para igualar la coloración de otras ranas tóxicas. De esa manera, los depredadores solo deben reconocer una clase de rana como algo muy peligroso para comer. Él y sus colegas encontraron cuatro tipos de rana venenosa mimética: con puntos, rayas, bandas y de cabeza naranja. Estas “se ven muy diferentes entre sí, pero son similares para las especies con las que concurren”, explica. La investigación también confirmó que las ranas son monógamas, según Summers. Parejas ligadas de por vida trabajan juntas para alimentar a sus renacuajos en pequeñas pozas, con agua de lluvia que se junta sobre las hojas de las plantas tropicales.
ANDREW FLACHS Antropólogo
Flachs describe su investigación: Como antropólogo agrícola, ASIA estoy familiarizado con el INDIA reclamo de que los cultivos genéticamente modificaOCÉANO ÍNDICO dos (GM) implican un riesgo para la biodiversidad. Mi pregunta es si la amenaza vendrá menos de las semillas GM que de la manera en que se cultivan las plantas GM: como monocultivos comerciales sin diversificación, lo cual deja a las granjas expuestas a oleadas de enfermedades y pérdidas. No hay lugar donde esto sea más visible que India, un país inmenso con la población de pequeños campesinos más grande y la mayor producción mundial de algodón. Financiado por National Geographic Society, encuesté a los agricultores de algodón GM de Telangana, India. Quienes cultivan algodón modificado genéticamente, con un pesticida integrado (conocido como algodón Bt), me mostraron que no es lo único que plantan. En partes de sus campos, donde el algodón no crecería, siembran otras plantas útiles (16 en promedio, incluyendo frutas y vegetales). Para ellos, los temores comunes sobre el monocultivo no parecen materializarse. Sin embargo, esta variedad en sus cultivos parece vulnerar otros lados. El algodón GM aún es susceptible frente a algunas pestes, que pueden controlarse con rociadores (con consecuencias en los alimentos sembrados en la cercanía).
Detrás de cámaras Kyler Abernathy, Crittercam C
Perspectiva salvaje ¿Alguna vez imaginaste cómo sería la vida vista con los ojos de un pingüino? El equipo Crittercam, de National Geographic, sujeta equipos de filmación especializados a una gama de vida silvestre para revelar sus puntos de vista. La herramienta de investigación permite a los científicos estudiar las rutinas y comportamientos animales sin la interferencia de un observador. Las cámaras no dañan los especímenes y se separan automáticamente después de un tiempo determinado. “Todo proyecto tiene su drama”, comenta Kyler Abernathy, parte del equipo Crittercam. Los peligros de la implementación varían, ya sea al medir el tiempo para liberar a un enorme búfalo africano antes de que se pase el efecto del tranquilizante o al evadir el choque con una ballena jorobada en el mar, pero el riesgo vale la pena. La Crittercam ha resuelto misterios biológicos, desde los hábitos de caza del pingüino emperador hasta los métodos de apareamiento de las tortugas laúd. “Las personas tienen ideas sobre lo que hacen los animales –dice Abernathy–. La Crittercam las pone a prueba”. —Phoebe Doan Para ver videos de Crittercam visita ngenespanol.com
Kyler Abernathy y su equipo Crittercam sujetan cámaras a animales salvajes, entre ellos un cocodrilo americano (arriba) y un pingüino emperador (abajo). DESDE ARRIBA, JAMES NIFONG; REBECCA HALE; GREG MARSHALL
IMÁGENES
UN LUGAR SILVESTRE En 1868, John Muir, de 29 años, pidió direcciones en San Francisco. “¿Adónde quiere ir?”, le respondieron. “Cualquier lugar silvestre”, dijo. Su viaje lo llevó a Yosemite, en la Sierra Nevada de California, el cual se convirtió en el hogar espiritual de su movimiento conservacionista y, con su dirección, en el tercer parque nacional de Estados Unidos. Hoy, casi cuatro millones de personas al año siguen su propia sed de naturaleza hasta Yosemite.
Para esta panorámica de Yosemite, el fotógrafo Steven Wilkes tomó 1 036 fotos durante 26 horas, algunas desde las 3:00 a.m., cuando la luna llena ilumina la cara de El Capitán. Luego combinó digitalmente algunas imágenes seleccionadas para lograr este paisaje. Conoce más sobre la técnica de composición de Wilkes en la sección Bajo la Lupa.
EL CONVENIO CON EL PARQUE Cada año, el Serengueti, en Tanzania, recibe en sus 14 763 km2 millones de ñus, cebras, gacelas y sus depredadores. En masái, su nombre significa “la tierra sin fin”. Pero, como cualquier zona protegida, el Serengueti es como una isla, un mundo primigenio que sobrevivió hasta el siglo xxi. Existe porque los humanos accedieron –o fueron forzados– a no hacer negocios en su interior. El convenio sufre desafíos y, por el bien de las generaciones futuras, se debe renovar todo el tiempo.
Para capturar la vida alrededor de un abrevadero en el Serengueti, Wilkes pasó 30 horas dentro de un refugio para cazar cocodrilos, sobre un andamio a 5.5 metros de altura. Con equipo alimentado con paneles solares, tomó 2 260 fotografías para crear esta imagen.
RENOVACIÓN URBANA Un día de abril, los cerezos en flor engalanan el parque West Potomac, parte del National Mall y Memorial Parks, en Washington, D. C. Mientras los grandes parques del oeste provocan más exclamaciones de asombro, los urbanos atraen muchos más visitantes. National Mall recibe 24 millones de personas cada año, casi el doble que Yellowstone, Yosemite y el Gran Cañón juntos.
Wilkes duda que algún turista en Washington haya tenido semejante vista del National Mall y sus monumentos. A 15 metros de altura, en una grúa estacionada en un campo de softbol, tomó 3 711 fotos durante 16 horas y mezcló las mejores digitalmente para lograr un panorama homogéneo.
LA PRUEBA DE FUEGO El Gran Cañón es la piedra angular de los parques nacionales de Estados Unidos; todo lo que pasa aquí podría tener repercusiones a lo largo del sistema de parques. Ha resistido amenazas por parte de intereses ganaderos, mineros y madereros, así como de un proyecto federal para una presa. Hoy, sus desafíos incluyen una propuesta de desarrollo urbano en el borde sur, conocido como South Rim, y un tranvía que llevará a 10 000 visitantes diarios hasta el fondo del cañón.
La torre de vigilancia Desert View, en el borde sur del Gran Cañón, fue la base de Wilkes para tomar 2 282 fotos durante 27 horas. Los turistas en el mirador ponen en perspectiva “lo enorme que es el cañón”, comenta.
IMÁGENES
Foto del Lector
Islas Misión: los editores de Foto del Lector visitaron el Parque Nacional de los Volcanes, en Hawái, para el NatGeo BioBlitz. Ahí pidieron compartir fotos de islas.
NOTA DEL EDITOR
“Quería fotos que fueran más allá del cliché de una isla. La grandeza y magnitud de este árbol de baniano, en contraste con la mujer solitaria, no solo me dan una visión de la vida silvestre, sino una sensación de paz”. —Jeanne Modderman, editora de Foto del Lector
Rochelle Potter Kailua-Kona, Hawái, EUA Cuando Potter y su amiga manejaban por el norte de la Isla Grande, en Hawái, pasaron junto a un enorme baniano con las raíces expuestas. “Grité que debíamos detenernos”, recuerda. Le pidió a su amiga, de 1.75 m de estatura, que trepara las raíces. Luego Potter apuntó su cámara hacia arriba.
IMÁGENES
Foto del Lector
La docena diaria Misión: los editores eligen 12 fotos de entre las que reciben en línea cada día. Aquí están nuestras favoritas del mes.
NOTA DEL EDITOR
“Capturar el espíritu de las relaciones requiere un nivel agudo de presencia y conciencia. Ambas imágenes muestran grupos, cada uno reunido de una manera bella y delicada”. — Jenna Turner, editora asistente de fotografía
Oliver Muñoz Muñoz Barcelona, España Muñoz visitó Kirguistán durante una celebración de la cultura nómada. Dentro de una yurta, donde ofrecían comida tradicional, pidió a una mujer que posara. Ella era tímida, así que les pidió a otros que la acompañaran.
Fabio Nazareno París, Francia El invierno pasado, Nazareno recorrió el sur de Islandia. “Tuve la suerte de encontrar este curioso caballo y su yeguada”, comenta. Los otros caballos escaparon mientras se aproximaba, pero este se le acercó.
Instintos básicos Una reflexión gentil sobre el amor y la lujuria en el reino animal
Las astas de los sexos La precisión científica es importante. Pero ¿un zoológico tenía que desmentir un cuento navideño entrañable al publicar en su sitio web la frase: “Rodolfo, el reno de la nariz roja, debió ser hembra”? Bueno. Conservemos la calma. Esto puede explicarse. El Rangifer tarandus incluye el caribú norteamericano y el reno euroasiático. Peter Flood, biólogo reproductivo de la Universidad de Saskatchewan, en Canadá, explica que se trata de la única especie de ciervo en la que ambos géneros desarrollan astas y cuyo ciclo anual de muda de cornamenta distingue a machos de hembras. En ambos sexos, las astas comienzan a crecer en primavera y en el otoño se endurecen como huesos. Flood dice que las de los machos adultos se consideran armas sexuales, al usarse para ahuyentar a otros machos en celo. Cuando las hembras están preñadas, bajan los niveles de testosterona de los machos adultos, lo cual detona un cambio celular óseo que hace caer sus astas. Suele ocurrir en noviembre o diciembre. Los machos jóvenes las conservan un poco más, pero las hembras embarazadas las mantienen todo el invierno y hasta la primavera, para defenderse y cuidar los sitios de alimentación. Solo después de parir, por lo general en abril o mayo, cambian su cornamenta (las hembras no preñadas lo hacen unas semanas antes). Así que, para hacer justicia a los motores del trineo de Santa, vamos a ser claros. Los renos que tienen astas en Nochebuena pueden ser machos adolescentes, pero también podrían ser hembras y estar embarazadas. —Patricia Edmonds
HÁBITAT / TERRITORIO
Zonas de tundra y taiga de Eurasia y Norteamérica ESTATUS DE CONSERVACIÓN
Preocupación menor OTROS DATOS
El calentamiento climático en el territorio del Rangifer tarandus causa mayor derretimiento de la nieve y que esta se recongele en forma de hielo, lo que les dificulta escarbar en busca de alimento.
Reno hembra fotografiada en el zoológico Miller Park, en Bloomington, Illinois, EUA.
Inspiración para cuidar el planeta
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exploramos el poder de los parques durante un año
Cerca del corazón de Seúl, capital de Corea del Sur y centro de la estresada vida moderna, el vendedor Sungvin Hong descansa después de una caminata en el Parque Nacional Bukhansan, el cual atrae a unos cinco millones de visitantes cada año.
Este es tu cerebro al aire libre Al acercarnos a la naturaleza –ya sea un bosque intacto o un árbol del jardín–, les hacemos un gran favor a nuestros cerebros fatigados.
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En Singapur, que aspira a convertirse en una “ciudad en un jardín”, el verdor que cae en cascada sobre la fachada de un hotel de lujo brinda calma a un huésped en un balcón con piscina y a quienes pasan por la calle. “Una jungla de concreto destruye el espíritu humano”, dijo alguna vez el ex primer ministro Lee Kuan Yew.
Cuando el gris invierno envuelve a Suecia, bañarse en un agujero en el hielo es una liberación grata para los más osados. En febrero, Joshua y Cecilie disfrutan de un rápido chapuzón –“que se siente mucho más largo”– en Källtorpssjön, un lago cerca de Estocolmo. “Es la manera de sumergirme en la naturaleza cuando los elementos son inclementes”, comenta Joshua.
Por Florence Williams Fotografías de Lucas Foglia
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i vas al desierto, David Strayer es el tipo de hombre a quien quieres tener al volante. No envía mensajes de texto ni habla por teléfono mientras conduce. Psicólogo cognitivo de la Universidad de Utah y especialista en atención, Strayer sabe que nuestros cerebros tienden a cometer errores, en especial cuando se trata de realizar varias tareas. Su investigación ha demostrado, entre otras cosas, que usar el teléfono celular incapacita a la mayoría de los conductores tanto como beber alcohol. Strayer se encuentra en una posición singular para entender los efectos de la vida moderna. Y como mochilero entusiasta, cree conocer el antídoto: la naturaleza. Sintoniza “El llamado de la Durante el tercer día naturaleza” el 28 de enero en de acampada en los caNational Geographic Channel. ñones de las inmediaciones de Bluff, Utah, Strayer mezcla un enorme estofado de pollo enchilado en una olla de hierro mientras les explica a 22 estudiantes de psicología lo que denomina el “efecto de tres días”. Señala que nuestros cerebros no son máquinas incasables de 1.4 kilogramos; de hecho, se fatigan fácilmente. Pero cuando bajamos el ritmo, dejamos el trabajo improductivo y contemplamos entornos naturales hermosos, no solo nos sentimos restaurados, sino que también mejora nuestro rendimiento mental. Lo demostró con otro grupo de participantes, quienes, tras tres días de excursión en la naturaleza, se desempeñaron 50% mejor en tareas creativas para la resolución de problemas. Strayer asegura que el efecto de tres días es como limpiar el parabrisas mental, algo que ocurre cuando hemos estado inmersos el tiempo suiciente en la naturaleza. Y espera verlo en acción durante este viaje, pues conectará a sus alumnos –y a mí– con un EEG portátil (dispositivo que registra ondas cerebrales) . 8
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La naturaleza virtual también reconforta. La investigadora sueca Matilda van den Bosch estresa a sus sujetos con una prueba de matemáticas y una entrevista de trabajo simulada. Cuando los deja en un bosque virtual con cantos de aves, la frecuencia cardiaca regresa al ritmo normal rápidamente.
“Al tercer día, mis sentidos se recalibran. Huelo y escucho cosas que antes no percibía”, dice Strayer. El sol vespertino ha saturado las paredes rojas del cañón; el grupo está sosegado y hambriento, con la típica sensación placentera de una acampada. “Estoy más en armonía con la naturaleza –prosigue–. Si pueden tener la experiencia de vivir en el presente durante dos o tres días, eso podría producir una diferencia en el pensamiento cualitativo”. La hipótesis de Strayer plantea que estar en la naturaleza permite que la corteza prefrontal –centro de comando del cerebro– reduzca su actividad y descanse, como un músculo sobreutilizado. Si
tiene razón, el EEG mostrará menos energía en las “ondas theta de la línea media frontal”, una medida del pensamiento conceptual y la atención sostenida. Luego comparará nuestras ondas cerebrales con las de voluntarios que se encuentran en un laboratorio o aguardan en un estacionamiento en el centro de Salt Lake City. Mientras está lista la cena, los estudiantes de posgrado de Strayer me ponen en la cabeza una especie de gorra de baño con 12 electrodos; después, colocan en mi cara otros seis electrodos con ventosas. Los cables que salen de ellos enviarán señales eléctricas de mi cerebro a un dispositivo de registro para analizarlas posteriormente.
Camino con cuidado hasta la ribera herbosa del río San Juan para tener 10 minutos de contemplación apacible. Se supone que no debo pensar en algo en particular, solo observar el paso del río, ancho y reluciente. Hace días que no veo una computadora o un celular. Por momentos es fácil olvidar que alguna vez los tuve. en 1865, el arquitecto paisajista Frederick Law Olmsted contempló el valle de Yosemite y descubrió un lugar que valía la pena rescatar. Instó a la legislatura de California a protegerlo. Olmsted ya había diseñado el Central Park de la ciudad de Nueva York y estaba convencido de que tu cere bro al aire libre
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La naturaleza nos nutre Y también mejora nuestro estado de ánimo. Según la “Teoría de la restauración de la atención”, pasar tiempo en la naturaleza alivia el estrés y la fatiga mental causados por la “atención dirigida” que requieren el trabajo y la vida urbana.
Atención dirigida La capacidad para enfocar voluntariamente la atención e ignorar distracciones es fundamental para resolver problemas y completar tareas. Sin embargo, hay veces en que la vida moderna necesita más de este recurso del que disponemos y, una vez que se agota, el esfuerzo prolongado y concentrado provoca fatiga mental, pérdida de eficacia y estrés.
debía haber espacios verdes hermosos para que todas las personas los disfrutaran. Escribió: “Es un hecho cientíico que la contemplación ocasional de escenarios naturales de aspecto impresionante… es favorable para la salud y el vigor de los hombres y, especialmente, para la salud y el vigor de su intelecto”. Olmsted exageraba; su airmación estaba fundamentada menos en la ciencia que en la intuición. Sin embargo, esa intuición tenía una larga historia que se remontaba a Ciro el Grande, quien, hace unos 2 500 años, construyó jardines para la relajación en la ajetreada capital de Persia. En el siglo xvi, el médico suizo-alemán Paracelso manifestó esa misma intuición al escribir: “El arte de curar proviene de la naturaleza, no del médico”. En 1798, sentado a orillas del río Wye, William Wordsworth se maravilló de que “un ojo calmado por el poder / de la armonía” ofrecía alivio de “la iebre del mundo”. Escritores estadounidenses como Ralph Waldo Emerson y John Muir heredaron esa idea y, junto con Olmsted, 10
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La naturaleza puede mejorar la creatividad hasta
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desarrollaron el argumento espiritual y emocional para crear los primeros parques nacionales, al airmar que la naturaleza tenía poderes curativos. En esos días no disponían de evidencia sólida, pero actualmente la hay. Motivados por problemas de salud pública a gran escala, como depresión, obesidad y miopía generalizada, todos asociados claramente con el tiempo que pasamos en espacios interiores, Strayer y otros cientíicos están estudiando, con interés renovado, la manera como la naturaleza afecta nuestros cerebros y cuerpos. A partir de los adelantos en neurociencias y psicología han empezado a cuantiicar lo que antaño parecía divino y misterioso. Esas mediciones –de todo, desde hormonas del estrés y frecuencia cardiaca hasta ondas cerebrales y marcadores de proteínas– indican que cuando pasamos tiempo en espacios verdes, “algo profundo ocurre”, según las palabras de Strayer. Hace poco, investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Exeter, en Inglaterra, analizaron los datos relacionados con la
Atención involuntaria Atender los estímulos de ambientes pacíficos y naturales –árboles, agua que corre, sombras de montañas– es un tipo de experiencia distinto. No requiere un esfuerzo prolongado ni un acto voluntario para evitar distracciones. Los investigadores dicen que este tipo de atención permite que el cerebro se libere y recupere su capacidad para la atención dirigida.
salud mental de 10 000 habitantes de ciudades y encontraron que las personas que vivían cerca de más espacios verdes reportaron menos sufrimiento mental, incluso después de ajustes en cuanto a su ingreso, educación y empleo (todo lo cual se relaciona con la salud). En 2009, un equipo de investigadores holandeses halló menor incidencia de 15 enfermedades –incluidas depresión, angustia, cardiopatías, diabetes, asma y migraña– en individuos que vivían a un kilómetro de espacios verdes. La disminución en la mortalidad y la cantidad de hormonas del estrés circulantes en la sangre también se ha vinculado con vivir cerca de espacios verdes. Con todo, este tipo de investigaciones no ayuda a precisar por qué las personas se sienten mejor. ¿Es el aire fresco? ¿Acaso ciertos colores o formas fractales activan neuroquímicos en la corteza visual? ¿O es solo que los habitantes de barrios más verdes usan los parques para ejercitarse más? Eso es lo primero que pensó Richard Mitchell, epidemiólogo de la Universidad de ILUSTRACIÓN: MARIE-LAURE CRUSCHI FUENTES: DAVID STRAYER, UNIVERSIDAD DE UTAH; YOSHIFUMI MIYAZAKI, UNIVERSIDAD DE CHIBA
Los paseos en el bosque pueden reducir las hormonas del estrés hasta
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Glasgow, en Escocia. Pero luego llevó a cabo un amplio estudio que detectó una mortalidad menor y menos enfermedades en personas que vivían cerca de parques u otros espacios verdes, aunque no los usaran. “Nuestros estudios y otros más demuestran esos efectos restaurativos, con o sin paseos”, airma Mitchell. Más aún, las personas de ingresos más bajos parecían ser las más beneiciadas: Mitchell descubrió que estar cerca de la naturaleza es un nivelador social en la ciudad. lo que sospechan él y otros investigadores es que la naturaleza actúa, eminentemente, para reducir el estrés. Se ha demostrado que, comparadas con quienes tienen pésima vista desde sus ventanas, las personas que pueden ver árboles y hierba se recuperan más rápido en los hospitales, tienen mejor rendimiento escolar e incluso muestran conductas menos agresivas en vecindarios donde la violencia es común. Mediciones de hormonas del estrés, respiración, frecuencia cardiaca y sudoración sugieren que dosis cortas 11
%
de naturaleza –o incluso fotografías del mundo natural– tranquilizan a las personas y mejoran su rendimiento. La médica sueca Matilda van den Bosch halló que, luego de una prueba de matemáticas estresante, la capacidad de recuperación de la frecuencia cardiaca –que disminuye con el estrés– regresaba a la normalidad más rápidamente cuando los sujetos se sentaban 15 minutos en
Los gobiernos de algunos países están promoviendo experiencias en la naturaleza como política de salud pública. un salón de realidad virtual 3D, con escenarios naturales y cantos de aves, que cuando se sentaban en un salón ordinario. En la Institución Correccional Snake River, en el oriente de Oregón, los funcionarios informan que los prisioneros en coninamiento solitario que se ejercitan 40 minutos varios días a la semana, en un “salón azul” donde proyectan videos de la naturaleza, muestran una conducta más sosegada respecto de los que se ejercitan en un gimnasio sin videos. Un paseo de 15 minutos en el bosque ocasiona cambios medibles en la isiología. Un equipo de investigadores japoneses, encabezado por Yoshifumi Miyazaki, de la Universidad de Chiba, envió a 84 sujetos a pasear por siete bosques diferentes, mientras que la misma cantidad de voluntarios caminaba por centros urbanos. Los caminantes de bosques en general mostraron una disminución de 16 % en los niveles de la hormona del estrés, cortisol, una reducción de 2 % en la presión sanguínea y una caída de 4 % en la frecuencia cardiaca. Miyazaki opina que nuestros cuerpos se relajan en entornos naturales y agradables porque evolucionaron allí. Dice que nuestros sentidos están adaptados para interpretar información sobre plantas y arroyos, no sobre tráico y rascacielos. 12
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Toda esta evidencia acerca de los beneicios del entorno natural surge en una época en que la desconexión con la naturaleza es generalizada. Una encuesta reciente de Nature Conservancy descubrió que solo alrededor de 10 % de los adolescentes estadounidenses pasa algún tiempo en exteriores a diario. Según la investigación de la Escuela de Salud Pública de Harvard, los adultos estadounidenses pasan menos tiempo en exteriores que en el interior de algún vehículo: menos de 5 % al día. “La gente subestima el ‘efecto felicidad’ –por estar en el exterior, dice Nisbet–. No lo consideramos un medio para aumentar la felicidad. Creemos que otras cosas lo harán, como ir de compras o mirar televisión. Evolucionamos en la naturaleza, así que es extraño que estemos tan desconectados”. Sin embargo, algunas personas empiezan a hacer algo al respecto. nooshin razani, del hospital Pediátrico Benioff de la Universidad de California en San Francisco, con sede en Oakland, California, es una de varios médicos que han tomado nota de los datos recientes sobre naturaleza y salud. Como parte de un proyecto piloto, entrena a pediatras en una clínica de pacientes ambulatorios para que, como parte de los tratamientos para los jóvenes pacientes y sus familias, aconsejen visitas a los parques cercanos. Los gobiernos de algunos países promueven experiencias en la naturaleza como política de salud pública. En Finlandia, país que padece altas tasas de depresión, alcoholismo y suicidio, investigadores subsidiados por el gobierno pidieron a miles de personas que caliicaran sus estados de ánimo y niveles de estrés luego de visitar zonas naturales y urbanas. Con base en ese y otros estudios, la profesora Liisa Tyrväinen y su equipo del Instituto de Recursos Naturales de Finlandia recomendaron una dosis de naturaleza de cinco horas mensuales, como mínimo –varias visitas cortas a la semana– para prevenir la melancolía. “Un paseo de 40 a 50 minutos parece suiciente para producir cambios isiológicos y de ánimo, y probablemente para la atención”, indica Kalevi Korpela, profesor de psicología en la
Después de dos años de vivir en la naturaleza, el ingeniero Matthew Sakae Forkin ha regresado a la región de San Francisco. Sin embargo, todavía se escapa a la Costa Perdida de California para balancearse entre los árboles. “Cuando estoy en el bosque y soy parte de él –dice–, siento que fluyo, lleno de energía, pasión y calma”.
Las reclusas Vanessa Eranzo y Lauren Hughes se relajan trabajando en un jardín de la isla Rikers, prisión de la ciudad de Nueva York. Varias investigaciones sugieren que interactuar con la naturaleza hace menos violentos a los prisioneros.
Universidad de Tampere, quien ha ayudado a diseñar media docena de “senderos de poder” que fomentan las caminatas, la conciencia plena y la relexión. Los letreros en dichos lugares sugieren cosas como: “Agáchate y toca una planta”. Es posible que nadie haya adoptado la medicalización de la naturaleza con más entusiasmo que los surcoreanos. Muchos padecen de estrés laboral, adicción digital y presión académica intensa. Según un estudio del gigante de la electrónica Samsung, más de 70 % airma que el trabajo, el cual exige jornadas notablemente largas, les ocasiona depresión. No obstante, esta nación de gran poderío económico tiene una larga tradición de venerar a los espíritus de la naturaleza. El antiguo proverbio Shin to bul ee (cuerpo y tierra son uno) aún es popular. Al oriente de Seúl, en el Bosque de Sanación Saneum, un “guardabosques de salud” me ofrece té de corteza de olmo y luego me lleva a caminar junto a un arroyo entre esplendorosos arces rojos, robles y pinos. Es otoño y el follaje cambiante y el aire frío han atraído una gran cantidad de refugiados urbanos al bosque. En breve nos topamos con un conjunto de plataformas de madera distribuidas en un claro. Sobre ellas, organizados en parejas, hay 40 bomberos de mediana edad diagnosticados con trastorno de estrés postraumático, quienes participan en un programa gratuito de tres días patrocinado por el gobierno local. En Norteamérica, los grupos de hombres que van a los bosques quizá se dedican a cazar o pescar, pero aquí, después de una mañana de excursionismo, practican yoga en parejas, se friccionan mutuamente los antebrazos con aceite de lavanda y crean delicados collages con lores secas. Entre ellos se encuentra Kang Byoung-wook, un curtido hombre de 46 años originario de Seúl. Regresó hace poco de combatir un gran incendio en Filipinas y luce exhausto. “Llevo una vida estresante –airma–.Quisiera quedarme un mes aquí”. Saneum es uno de tres bosques de sanación oiciales en Corea del Sur, pero han planeado otros 34 para 2017, lo que signiica que casi todas las ciudades importantes tendrán uno muy cerca. La Universidad de Chungbuk ofrece un programa de licenciatura en “Sanación Forestal” 16
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Durante la Conferencia de Comunidades de Twin Oaks en Louisa, Virginia, EUA, donde personas de todo el mundo hablan sobre aldeas ecológicas, viviendas cooperativas y cómo vivir más cerca de la naturaleza, una asistente toma un baño de lodo en una poza comunal.
y hay buenas posibilidades de empleo para los egresados; el Servicio Forestal de Corea espera nombrar a 500 guardabosques de salud en los próximos dos años. Los programas incluyen desde meditación forestal prenatal hasta artesanías en madera para pacientes con cáncer y entierros en el bosque. El “tren feliz”, administrado por el gobierno, lleva a los niños que han sufrido abusos a pasar dos días de acampada en el bosque. Junto al Parque Nacional Sobaeksan están construyendo un complejo de sanación valuado en 100 millones de dólares. Antes, los cientíicos del Servicio Forestal de Corea estudiaban la producción de madera; hoy,
también destilan aceites esenciales de árboles, como el ciprés hinoki, y los estudian por su capacidad para reducir las hormonas del estrés y los síntomas del asma. En la nueva ciudad industrial de Deajun visito al ministro forestal Shin Won Sop, cientíico social que ha estudiado los efectos de la terapia forestal en alcohólicos. Me dice que el bienestar humano es ahora un objetivo formal del plan forestal del país. Gracias a las nuevas políticas, la cifra de visitantes a los bosques coreanos se incrementó de 9.4 millones en 2010 a 12.8 millones en 2013. “Por supuesto, todavía usamos los bosques para obtener madera –dice Shin–. Pero creo que
el sector de salud es el fruto del bosque en este momento”. Su oicina tiene datos que sugieren que la sanación forestal reduce los costos médicos y beneicia las economías locales. Lo que aún hace falta, señala, es obtener información más detallada sobre enfermedades especíicas y las cualidades naturales que marcan la diferencia. “¿Qué factores de los bosques son más responsables de los beneicios isiológicos y qué tipos de bosques son los más eicaces?”, cuestiona Shin. mi propio cerebro urbano, que pasa gran parte del año en Washington, D. C., parece disfrutar mucho la naturaleza de Utah. Durante el día, en tu cere bro al aire libre
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En un “jardín de niños forestal” de Langnau am Albis, suburbio de Zúrich, Suiza, los niños pasan la mayor parte del día en el bosque, sin importar el tiempo. Aprenden a tallar madera y construir guaridas, y tienen libertad para explorar. Los proponentes afirman que este tipo de escuelas fomenta la confianza personal y el espíritu de independencia.
el viaje de acampada de Strayer, caminamos entre nopales lorecientes; por la noche nos sentamos alrededor de la fogata. Strayer señala que sus alumnos parecen más relajados y sociables que en el aula, y sus presentaciones son mucho mejores. ¿Qué ocurre en sus cerebros, y en el mío? Muchas cosas, según los resultados de los estudios neurocientíicos que empiezan a divulgarse. Investigadores coreanos usaron imagen por resonancia magnética funcional (IRMf) para analizar la actividad cerebral en individuos que miraban diversas imágenes. Cuando los voluntarios veían escenas urbanas, sus cerebros mostraban mayor aluencia sanguínea en la amígdala, estructura que 20
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procesa el temor y la angustia. En cambio, las escenas de naturaleza activaban la corteza cingulada anterior y la ínsula, zonas asociadas con la empatía y el altruismo. Tal vez la naturaleza nos vuelve más amables, además de apacibles. También podría volvernos más amables con nosotros mismos. Greg Bratman y sus colegas de Stanford escanearon los cerebros de 38 voluntarios antes y después de caminar 90 minutos, tanto en un parque muy grande como en una calle bulliciosa del centro de Palo Alto. Los caminantes de la naturaleza, no así los de la ciudad, mostraron menos actividad en la corteza prefrontal subgenual –región cerebral vinculada
Delaney Doyle sostiene un puñado de lirios de día, flores comestibles que cortó en una propiedad de su familia, en las montañas del oriente de Kentucky. Los Doyle viven sin servicios modernos, rodeados de bosque. Evidencia científica indica que incluso una visita al jardín o a un parque de la ciudad proporciona beneficios psicológicos y para la salud.
con la rumiación depresiva– y, de acuerdo con sus propios informes, los caminantes de la naturaleza no tuvieron tantos pensamientos negativos sobre sí mismos. Bratman cree que estar al aire libre en un ambiente agradable hace que nos olvidemos de nosotros mismos, de manera positiva. Dice que la naturaleza puede inluir “en cómo diriges tu atención y si te enfocas o no en las emociones negativas”. Strayer está más interesado en los efectos de la naturaleza para la resolución de problemas de orden superior. Su investigación se sustenta en la “Teoría de la restauración de la atención”, propuesta por los psicólogos ambientales Stephen
y Rachel Kaplan, de la Universidad de Míchigan, quienes argumentan que los elementos visuales de los ambientes naturales –atardeceres, arroyos, mariposas– reducen el estrés y la fatiga mental. Fascinantes aunque no muy demandantes, esos estímulos promueven un enfoque sutil y suave que permite que el cerebro divague, descanse y se recupere de lo que Olmsted llamaba la “irritación nerviosa” de la vida urbana. Parece que el beneicio se prolonga cuando regresamos a los espacios interiores. Hace unos años, en un experimento parecido al de Bratman, Stephen Kaplan y sus colegas encontraron que un paseo de 50 minutos por un arboreto mejoraba las destrezas de atención ejecutivas, como la memoria a corto plazo, en tanto que eso no ocurría caminando por la calle de una ciudad. “Imaginen una terapia sin efectos colaterales conocidos, fácilmente disponible y capaz de mejorar el funcionamiento cognitivo sin costo alguno”, escribieron los investigadores. Existe, añadieron, y se llama “interactuar con la naturaleza”. Unos meses después de nuestro viaje a Utah, el equipo de Strayer me envió los resultados de mi prueba EEG. La gráica colorida mostraba el poder de mis ondas cerebrales con una variedad de frecuencias y las comparaba con las muestras de los dos grupos que permanecieron en la ciudad. Mis señales theta eran, con certeza, más bajas que las otras. Parece que la suave fascinación del río San Juan calmó mi corteza prefrontal, al menos por un tiempo. Strayer dice que, hasta ahora, los resultados son consistentes con su hipótesis. Pero, aunque el estudio la conirme, no ofrecerá una explicación completa de la experiencia del cerebro en la naturaleza. Siempre habrá algo misterioso, señala Strayer, y quizá así deba permanecer. “A inal de cuentas –agrega–, vamos a la naturaleza no porque la ciencia diga que hace algo en nosotros, sino por cómo nos hace sentir”. j El fotógrafo Lucas Foglia creció en una granja familiar de Nueva York y ahora vive en San Francisco. Su trabajo forma parte de exhibiciones y colecciones internacionales. Esta es su primera colaboración para la revista National Geographic. MARK MAHANEY
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Maddie Roark nada entre los lirios del estanque de su familia en el oeste de Carolina del Norte. Su padre dirige un centro educativo al aire libre. En un estudio reciente, cerca de 70 % de las madres estadounidenses reportó que había jugado diariamente en exteriores durante su infancia; hoy día, solo 31 % de sus hijos lo hace.
Bienes sangrientos Los buitres tienen el trabajo sucio de limpiar después de la muerte. Con sus poblaciones a la baja, descubrimos cuánto necesitamos mantenerlos vivos.
Incluso Darwin los llamó “repugnantes”. Pero más vitales que viles los buitres pueden limpiar cadáveres que, de otro modo, se pudrirían y diseminarían su pestilencia. Aquí, un buitre de Rüppell (Gyps rueppelli) desgarra tejido de la tráquea de un ñu muerto.
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Un buitre de Rüppell reclama para sí una cebra muerta en el Parque Nacional Serengueti de Tanzania, mientras otros buitres de Rüppell y dorsiblancos (Gyps africanus) se acercan para obtener un pedazo de la acción. Es probable que más buitres se unan al banquete. Pueden limpiar el cadáver en minutos.
Un vendedor en Durban, Sudáfrica, ofrece cabezas de buitre como muti, una medicina tradicional. Se cree que si se secan y fuman, los sesos de buitre ofrecen visiones del futuro. Las perspectivas para estas aves son desoladoras: seis de las ocho especies del país están en peligro de extinción.
Por Elizabeth Royte Fotografías de Charlie Hamilton James
ara el atardecer, el ñu parecía condenado: enfermo o herido, vaga a kilómetros de su manada por la planicie del Serengueti, en Tanzania. Para el amanecer, el ñu solitario está muerto, rodeado por un grupo de unos 40 buitres en busca de un espacio para invadir los restos terrenales. Algunos carroñeros esperan pacientemente, encorvados en actitud nixoniana sin quitar los ojos de la presa, pero la mayoría está enfrascada en una batalla de gladiadores. Las garras se tensan se alzan y rasgan, golpean y intan. Un buitre salta sobre otro, que se encabrita como un caballo al que quisieran domar. La multitud se aparta y se alborota en una oleada negra y marrón de cuellos ondulantes, picos que apuñalan y alas que golpean. Desde el aire, un lujo constante de comensales nuevos desciende con la cabeza baja, saltan y dan tumbos debido a la premura de unirse a la multitud. ¿Por qué tanto alboroto por un cadáver tan grande? Porque el ñu tiene la piel gruesa y no fue muerto por carnívoros, no tiene una rasgadura lo suicientemente amplia para permitir el acceso general. Así, las aves más audaces compiten con
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La sangre escurre del pico de un buitre de Rüppell. El cuello y la cabeza tienen pocas plumas, lo mejor para evitar que la sangre, las vísceras y la materia fecal se adhieran después de escudriñar las entrañas de un cadáver.
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Los buitres son amantes y guerreros. Probablemente se aparean de por vida, la cual puede durar 30 años en estado silvestre, y son atentos con sus parejas. Pero en una pelea por un cadáver (der.) son competidores agresivos, con otras especies y entre sí. Se sabe que los buitres orejudos (Torgos tracheliotus, arriba) son particularmente cariñosos.
furia por abrirse paso. Mientras la turba grazna y chilla, un buitre dorsiblanco clava su cabeza en la cuenca ocular del ñu y sorbe lo que puede con su lengua acanalada antes de que lo quiten de su lugar en la mesa. Otro dorsiblanco se abre paso por una de las fosas nasales, mientras que uno moteado empieza en el extremo opuesto: 20 centímetros dentro del ano del ñu, antes de que otro lo jale con violencia e introduzca su propia cabeza dentro del tracto intestinal. Y así continúa: 40 aves desesperadas en cinco agujeros del tamaño de una pelota de golf. Con el tiempo, dos buitres orejudos hacen su movimiento. Estos animales, de apariencia espectacular, miden más de un metro de alto y sus alas extendidas alcanzan los tres metros. Sus caras son rosadas y sus picos, grandes y muy arqueados; sus cuellos robustos están adornados con una piel rosa y una gola renacentista café. Mientras uno de ellos hace un agujero en el hombro del ñu, el otro excava detrás de una fosa nasal, con la esperanza de encontrar larvas de moscardones éstridos. 32
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La piel y los tendones se revientan. Ahora, un buitre de lomo blanco clava su cabeza dentro de la garganta del ñu y arranca 20 centímetros de tráquea. Pero antes de que pueda disfrutarla, un marabú de 1.2 metros de alto que acechaba se la arrebata. Gracias a la labor de los orejudos, que preieren el tendón al músculo, el ñu yace abierto. Las cabezas arrojan sangre y mucosidades por el aire; las vísceras cuelgan de los picos de los buitres; un par de aves pelea a jalones por tres metros de intestino cubiertos de heces y tierra. A medida que el ñu desaparece, el círculo de buitres saciados que descansan en el pasto se expande. Con el buche lleno, las aves acomodan su cabeza sobre las alas dobladas y cierran sus membranas nictitantes. Ya no hay ruido, ni furia. Plácidos como patos suburbanos, descansan en paz con el mundo. quizá el buitre sea el ave más calumniada del planeta, metáfora viviente de la avaricia y la rapacidad. En su diario, durante su viaje en el H.M.S.
Beagle, en 1835, Charles Darwin llamó “repugnantes” a estas aves, con cabezas calvas “formadas para regodearse en la putrefacción”. Entre sus muchas adaptaciones está la habilidad de vomitar el contenido total de sus estómagos cuando son amenazados para alzar el vuelo rápidamente. ¿Asqueroso? Tal vez, pero los buitres muestran algunos valores que los redimen: (casi) no matan otros animales, forman parejas monógamas y se sabe que comparten el cuidado parental de los polluelos; holgazanean y se bañan en grupos grandes y amigables. Lo más importante, proporcionan un servicio crucial –pero enormemente subestimado– a los ecosistemas: la limpieza expedita y el reciclado de animales muertos. De acuerdo con un cálculo, los buitres que habitan o están en tránsito en el ecosistema del Serengueti durante la migración anual –cuando 1.3 millones de ñus de barba blanca cruzan entre Kenia y Tanzania– históricamente han consumido más carne que todos los mamíferos carnívoros del Serengueti juntos. Y lo hacen rápido. Un buitre es capaz de
devorar casi un kilo de carne en un minuto; un grupo de buen tamaño puede consumir una cebra –de nariz a cola– en 30 minutos. Sin los buitres, los cadáveres pestilentes estarían expuestos más tiempo, las poblaciones de insectos se dispararían y las enfermedades se extenderían a la gente. Sin embargo, este acuerdo excelente no es inmutable. De hecho, está en peligro de colapsarse en algunas regiones clave. África ya perdió una de sus 11 especies de buitres –el buitre negro– y otras siete están enlistadas como en peligro o en peligro crítico. Algunas, como el orejudo, se encuentran predominantemente en zonas protegidas, y otras poblaciones regionales, como el egipcio y el quebrantahuesos o buitre barbado, casi están extintas. Los buitres y otras aves carroñeras, explica Darcy Ogada, directora asistente para los programas de África de la Fundación Peregrine, “son el grupo aviario funcional más amenazado del mundo”. En un día soleado de marzo, Ogada viaja con su colega Munir Virani a la región de Masái Mara bu i t re s
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En el Serengueti, un chacal se enfrenta a un buitre dorsiblanco joven que se entromete con su comida, un ñu muerto. Los carnívoros terrestres, como el chacal y la hiena, recorren territorios limitados para encontrar alimento. Desde las alturas, los buitres tienen una vista mucho mejor del menú: pueden ver un cadáver a 35 kilómetros de distancia.
Un buitre de Rüppell joven trata de conseguir un pedazo de cebra en el Serengueti. Las aves más adultas y dominantes ya se saciaron con la carne que quisieron y dejan la piel y los huesos a los jóvenes y a los dorsiblancos. Ve un video del festín en: ngenespanol.com
En decadencia Hay 23 especies de buitres divididas en dos familias por hemisferio, Nuevo Mundo y Viejo Mundo; todas enfrentan amenazas.
ASIA AMÉRICA DEL NORTE
EU RO PA
ÁFRICA
AMÉRICA DEL S U R
AUSTRA LIA
Población del cóndor de California
2012 235
1950 150 cóndores silvestres 2012 169 1967 1 en cautiverio
Causas del declive en las poblaciones de buitres africanos 1 % Muertos para alimento 9 % Infraestructura eléctrica 29 % Muertos para medicina tradicional
Aves contabilizadas en India en un sondeo por transecto 1992
2007
2000 buitres
61 % Envenenamiento
-96.8 % Buitre indio y pico fino 0
-99.9 % Buitre dorsiblanco Bengalí
MATTHEW TWOMBLY Y LAUREN C. TIERNEY; MESA SCHUMACHER. ILUSTRACIÓN: MATTIAS SNYGG FUENTES: DARCY OGADA, FUNDACIÓN PEREGRINE; SIMON THOMSETT, MUSEOS NACIONALES DE KENIA; STEVE KIRKLAND, SERVICIO DE PESCA Y VIDA SILVESTRE DE ESTADOS UNIDOS; BIRDLIFE INTERNATIONAL; VIBHU PRAKASH, JOURNAL OF THE BOMBAY NATURAL HISTORY SOCIETY, 2007
en Kenia. Virani está aquí para hablar con los ganaderos sobre sus animales. Resulta que criar ganado es esencial para el bienestar de los buitres. Virani explica cómo en años recientes los masáis han alquilado sus tierras, que rodean la sección norte de la Reserva Natural Masái Mara, a grupos conservacionistas para proteger la vida silvestre, pero excluyen a los pastores y su ganado. Algunos masáis aseguran que los conservacionistas han atraído más leones y otros carnívoros (las reservas son contiguas y no hay cercas). Mientras tanto, las poblaciones de ñus y otros ungulados residentes del ecosistema de Mara enfrentan amenazas como la caza ilegal, sequías prolongadas y la transformación de la sabana en tierra de cultivo y bienes inmuebles. Malas noticias para los buitres, pero se pone peor. Virani les pregunta a todos los masáis que se encuentra: ¿ha perdido ganado últimamente? La respuesta siempre es: “Sí, y también mis vecinos”. Generalmente, los leones atacan de noche, cuando el ganado está encerrado en bomas, corrales rodeados de plantas espinosas. Los leones rugen y entonces el ganado sale aterrado en estampida, por la puerta de la boma, y se dispersa. La muerte de una sola vaca representa una pérdida de 30 000 chelines (300 dólares), un golpe duro para las familias que utilizan el ganado como moneda de cambio (un toro puede valer 100 000 chelines). Después vienen las represalias: los hombres recuperan los restos de la presa y los rocían con una forma genérica de Furadán, pesticida barato y de acción rápida. El león regresa para alimentarse, lo más seguro es que con su familia, y todo el grupo muere (los investigadores calculan que Kenia pierde 100 leones al año en estos conlictos; en el país apenas quedan unos 1 600 leones). Los buitres también visitan el cadáver del ganado o se comen a los leones envenenados. Cualquiera que sea la forma de transmisión, las aves, que pueden alimentarse en grupos de más de 100 individuos, también mueren. Es difícil creer que unos cuántos gránulos de un compuesto diseñado para matar gusanos y otros invertebrados puedan derribar a un animal cuyos jugos gástricos son lo suicientemente ácidos para neutralizar la rabia, el cólera y el ántrax.
De hecho, el Furadán casi no iguraba en el radar de Ogada sino hasta 2007, cuando empezó a recibir correos electrónicos de colegas acerca de leones envenenados. “Eso nos hizo poner atención”, explica. El turismo en Kenia es la segunda fuente más grande de ingresos y los leones son la atracción estelar de la nación. En 2008, cientíicos y representantes de grupos conservacionistas y agencias del gobierno se juntaron en Nairobi para compartir información sobre los envenenamientos y planear una respuesta. “Todos quedaron boquiabiertos –recuerda Ogada–. El problema era mucho mayor de lo que cualquiera de nosotros, que trabajaba a escala local, sabía”. Una vez que Ogada y otros empezaron a estudiar el problema, calcularon que los envenenamientos eran responsables de 61 % de las muertes de los buitres en toda África. La amenaza antrópica se agrava debido a la biología reproductiva de los buitres: no alcanzan la madurez sexual sino hasta los cinco o siete años, tienen un polluelo una vez cada uno o dos años y 90 % de sus crías muere durante su primer año. En el próximo medio siglo se prevé que el número de buitres descenderá entre 70 y 97 % en el continente. la situación en otras partes ha sido peor. En India, las poblaciones de los buitres más comunes –el dorsiblanco bengalí, el pico ino y el pico ino de India– decayó en más de 96 % en apenas una década. Después, en 2003, los investigadores de la Fundación Peregrine establecieron la conexión entre los cadáveres de las aves y el ganado que había sido tratado con un antiinlamatorio llamado diclofenaco. Recetado en principio para la artritis y otros padecimientos humanos, el medicamento se aprobó para su uso veterinario en 1993. En los buitres, el diclofenaco causa fallas en los riñones: las autopsias revelaron los órganos cubiertos con cristales blancos. Las muertes masivas en India recibieron mucha atención porque los efectos derivados fueron muy alarmantes. India tiene una de las poblaciones de ganado más grandes del mundo, pero sus habitantes no consumen su carne. Después de que millones de buitres fueron víctimas de envenenamiento, el ganado muerto se empezó a bu i t re s
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Conservacionistas en Namibia utilizan un espejo de automóvil, montado en un palo, para observar el nido de un buitre orejudo, o torgo, en un árbol. Si encuentran un polluelo suficientemente crecido, lo toman, lo etiquetan de un ala y lo devuelven. Las hembras pueden poner solo un huevo cada uno o dos años, así que la supervivencia de cada polluelo es crucial para el futuro de la población.
Como gárgolas esculpidas en piedra, los buitres del Cabo (Gyps coprotheres) miran amenazantes desde un risco para anidamiento artificial cerca de Magaliesburg, Sudáfrica. Las instalaciones de reproducción, investigación y rehabilitación son administradas por VulPro, grupo que trabaja para restablecer el número de buitres africanos.
apilar. Entonces, la población de perros –libre de la competencia de los buitres para alimentarse de carroña– se incrementó rápidamente, de siete millones a 29 millones de animales en un periodo de apenas 11 años. El resultado: un cálculo de 38.5 millones de mordidas de perro adicionales. La población de ratas aumentó de manera vertiginosa. Las muertes por rabia se incrementaron casi a 50 000, lo que le costó a India 34 000 millones de dólares por mortandad, gastos de tratamiento y salarios perdidos. La comunidad parsi en Mumbái se alarmó al notar otro cambio: los cadáveres que solían ponerse sobre plataformas de piedra elevadas para un “entierro en el aire” –en el que los buitres liberaban el alma de los muertos para que pudieran llegar al cielo– tardaban meses en desaparecer, porque ya no había buitres que se los comieran. Después de que los investigadores demostraron que el diclofenaco era responsable de la muerte masiva de buitres, en 2006 quedó prohibido el uso veterinario del medicamento en India, Paquistán y Nepal. Bangladesh siguió el ejemplo en 2010 y, para mediados de junio de 2015, una coalición de grupos conservacionistas urgió a la Comisión Europea a que prohibiera el uso del fármaco en animales. La respuesta está pendiente. En combinación con programas de reproducción en cautiverio y “restaurantes” para buitres, donde se les da carne segura o proveniente de granjas o mataderos, la campaña ha hecho algún bien. A nueve años, el descenso en el número de buitres en India se ha hecho más lento e incluso en algunas regiones ha empezado a subir, pero las poblaciones más afectadas aún son una fracción de los millones que solían ser. ogada no tiene la esperanza de que África siga la pauta de India en respuesta a la crisis de los buitres. “Ha habido poca acción del gobierno para conservar los buitres en Kenia –señala– y no hay voluntad política para limitar el uso de los carbofuranos”, la familia de químicos que incluye al Furadán. Y aunque los buitres en India afrontan una j Beca de la Sociedad Tu suscripción ayudó a conservar buitres amenazados en India y Kenia.
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amenaza importante –el envenenamiento accidental–, los de África enfrentan muchas más. En julio de 2012, 191 buitres murieron después de comerse un elefante cazado ilegalmente y al que rociaron con veneno en un parque nacional de Zimbabue. Un año después, casi 500 buitres murieron tras haber comido un elefante que fue cubierto con veneno en Namibia. ¿Por qué los cazadores ilegales, cuyo objetivo es el maril, matan a los buitres de esta manera? “Porque su vuelo sobre elefantes o rinocerontes muertos les advierte a los guardabosques de las actividades ilegales”, aclara Ogada. Actualmente, los contrabandistas de maril son responsables de un tercio de todos los envenenamientos de buitres en África oriental. Las prácticas culturales también han cobrado su cuota en la muerte de los buitres. Según André Botha, a muchas de las aves encontradas cerca de los cadáveres ilegales les faltan la cabeza y las patas, señal clara de que fueron vendidos para elaborar muti, o curaciones tradicionales. Los compradores en los mercados del sur de África no tienen problema en adquirir partes del cuerpo que se cree pueden curar una gama de enfermedades o que proporcionan fuerza, velocidad y resistencia. Los sesos de buitre secos también son populares: se dice que al mezclarlos con lodo y fumarlos se obtienen consejos desde el más allá. Aun así, la mayor amenaza contra la vida de los buitres todavía es la disponibilidad y el uso ubicuo de venenos. FMC, productores de Furadán, empezó a comprar de vuelta el compuesto a los canales de distribución en Kenia, Uganda y Tanzania, y suspendieron las ventas en Sudáfrica. Sin embargo, la sustancia persiste en su forma genérica. En Kenia, la agricultura es la segunda industria más grande y la nación tiene una larga historia en el uso de toxinas para combatir los brotes de enfermedades y peste. Cualquiera puede entrar en una tienda agroveterinaria y, por menos de dos dólares, comprar pesticidas altamente tóxicos para matar insectos, ratones, hienas, leopardos e incluso peces y patos de consumo humano (los cazadores ilegales aseguran, de forma errónea, que quitar las entrañas del animal y asar el cadáver lentamente desintoxica la carne).
“No se puede tener agricultura en el trópico sin los pesticidas –dice Charles Musyoki,–. Así que necesitamos educar al público sobre su uso correcto y seguro”. Hoy día, lo que el público entiende es que los carbofuranos son baratos, coniables y –comparados con acechar y cazar un depredador– libres de riesgo. Hasta el momento, el gobierno no ha enjuiciado a un solo envenenador de buitres. “Envenenar a los depredadores es parte de la cultura”, explica Ogada y se encoge de hombros. Los grupos nativos siempre han protegido sus manadas y los descendientes de europeos, que trajeron los venenos sintéticos, han asesinado a los carnívoros mamíferos o aviarios de África por más de 300 años. después de un día largo de hablar con los ganaderos masáis, Virani y Ogada ansían que el sol se ponga para ser testigos del uso de un interruptor. Con el crepúsculo, Virani estaciona su jeep fuera de las instalaciones que se asientan en la cuenca de polvo apisonado entre las 20 000 hectáreas de la zona de conservación Mara Naboisho, al este, y las 150 000 de la reserva Masái Mara, al oeste. Virani observa ijamente una boma y, cuando una docena de bombillas colgadas entre los postes se enciende, sonríe. Los operadores de safaris en globos aerostáticos, que se elevan antes del amanecer, se quejan de esta contaminación luminosa, pero para Virani estas bombillas conectadas a una batería solar son un pequeño milagro, la forma más efectiva y económica de mantener a los depredadores alejados de los corrales e interrumpir el envenenamiento vengativo que diezma los buitres. “Las luces cuestan entre 25 000 y 35 000 chelines por boma –comenta Virani; entre 250 y 350 dólares, de los cuales la Fundación Peregrine aporta la mitad–. Previenen la depredación del
Fotoperiodista especializado en vida silvestre y conservación, Charlie Hamilton James evadió el ataque de un rinoceronte, se enfermó por una picadura de garrapata y condujo entre el frenesí alimentario de los buitres para fotografiar este artículo.
ganado y se pagan solas”. En los primeros seis meses de despliegue en esta parte de Mara, los ataques de leones en 40 bomas con luces disminuyeron 90 %. Hasta ahora, los carnívoros y los elefantes –que se desplazan entre las zonas de conservación, a menudo por parajes de vegetación masái– evaden las luces, pero la falta de mantenimiento y una administración inadecuada de los sistemas (robar energía para cargar teléfonos celulares, por ejemplo) han reducido su efectividad. Aun así, la demanda de estas luces sobrepasa su oferta. en el serengueti, unos 250 kilómetros al sur de Masái Mara, el sol sale sobre tres hienas adultas hundidas hasta los hombros en otro ñu muerto. De vez en cuando, el público emplumado que se reunió en este teatro-arena se acerca al escenario, solo para ser ahuyentados por los actores principales, que levantan sus quijadas y contraen los labios. Los buitres captan la indirecta. Entre los carroñeros de dos y cuatro patas hay un respeto palpable: las hienas dependen de los buitres para encontrar la carroña y los buitres de las hienas para que abran la presa. Con el tiempo, las hienas están lo bastante satisfechas como para retirarse, lo que les da pie a los buitres para abalanzarse. El cadáver se mueve hacia adelante y atrás en tanto que dos docenas de buitres rasgan, sorben, hurgan y jalonean. De repente, un buitre orejudo se deja caer desde el cielo, después choca el cráneo con los de otros dos orejudos parados inocentemente en la periferia. El agresor gira, agacha la cabeza, eleva sus enormes alas y monta al ñu en señal de triunfo. “Son los animales más entretenidos –dice Simon homsett, experto en buitres ailiado a los Museos Nacionales de Kenia, con los binoculares en los ojos–. En verdad, uno no podría pasar tanto tiempo observando un león”.
¿Utilizaste alguna técnica no convencional para crear estas imágenes? Modifiqué una cámara pequeña y la puse en una cebra muerta. Tomé las
fotos a 100 metros de distancia. Los buitres compusieron las imágenes al patear, empujar y golpear mi cámara alrededor de las costillas de la cebra.
HECTOR SKEVINGTON-POSTLES
bu i t re s
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Espolvoreados sobre la carroña, 100 gramos del insecticida carbofurán (arriba) pueden matar a 100 buitres. Las aves envenenadas que son capturadas pronto o que no han consumido demasiado pueden salvarse si se les administra una dosis de atropina y se les da de comer carbón, el cual absorbe el veneno. A la derecha, un buitre dorsiblanco se recupera en las instalaciones de VulPro. El buitre fue liberado posteriormente.
Las horas pasan y los actores sangrientos van y vienen: hienas, chacales, marabús, águilas carroñeras y cuatro especies de buitres. A pesar de la histeria aparente, todos tienen una oportunidad, se reparten el cadáver. Tanto homsett como Ogada han considerado desde hace mucho tiempo qué pasaría si se eliminara a los buitres de esta compañía de actores. Ogada, quien realizó experimentos con cadáveres de cabras en un periodo de dos años, descubrió que en ausencia de los buitres los cadáveres tardaban hasta tres veces más en descomponerse, el número de animales que visitaba el cadáver y el tiempo que estos animales pasaban con el cuerpo también se triplicaban. ¿Por qué son importantes estos datos? Porque entre más tiempo pasen los chacales, leopardos, leones, hienas, ginetas, mangostas, perros y los demás junto a un cadáver es más probable que se dispersen los patógenos –que mueren en el estómago de un buitre– hacia otros animales, tanto silvestres como domesticados. Al comerse la 48
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placenta del ñu, me explica homsett, los buitres evitan que el ganado contraiga el catarro maligno, un virus de herpes con frecuencia fatal. Al reducir los cadáveres a huesos en unas horas, eliminan las poblaciones de insectos vinculadas con enfermedades de los ojos, tanto en las personas como en el ganado. “Los buitres son más importantes, en términos de servicios a la humanidad, que los ‘cinco grandes’ a los que todo mundo viene a ver”, añade. Los cientíicos creen que su pérdida desencadenaría una catástrofe ecológica y económica. Aunque el envenenamiento es la causa inmediata del descenso en las poblaciones de buitres en África, homsett, en palabras llanas, enfatiza la raíz del problema: demasiada gente. Se espera que para 2050 la población de Kenia llegue a 81 millones, en comparación con los 44 millones actuales. Y los masáis están entre los grupos con un crecimiento más rápido en el país. homsett se explaya en la lista de amenazas antrópicas para los buitres de Kenia. Los campesinos
plantan maíz y trigo alrededor de zonas protegidas para alimentar a la población creciente, airma. Menos tierra de pastoreo signiica menos ungulados para que los buitres coman. El gobierno no ha sido capaz de detener las excavaciones de pozos geotérmicos dentro de los 300 metros alrededor de los sitios de nidos de los buitres de Rüppell, una especie en peligro. Los buitres también mueren cuando chocan con las líneas de alta tensión. El Servicio de Vida Silvestre de Kenia debe redactar un plan estratégico para las especies vulnerables de buitres (ese plan es inminente, según me aseguró Charles Musyoki). En diciembre de 2013, Kenia aprobó una ley que impone una multa de hasta 20 millones de chelines (200 000 dólares) o cadena perpetua a cualquier persona vinculada con la muerte de una especie en peligro. También se dice que el Servicio de Vida Silvestre de Kenia planea una campaña para cambiar la percepción que tiene el público sobre los buitres. Sin embargo, Ogada y homsett están de acuerdo en que, sin una mejor
investigación y aplicación de leyes contra el envenenamiento, esas campañas no serán suicientes. Opinan que resultaría más efectivo e inmediato que el gobierno aceptara el ofrecimiento de un propietario de tierras en el suroeste de Kenia, quien ha ofrecido vender terrenos que contienen uno de los riscos más importantes del país para la reproducción del buitre de Rüppell, en peligro de extinción. homsett continúa observando cómo los buitres se regodean en la putrefacción y realiza bocetos detallados de sus cabezas y patas, hasta que las aves se sacian de comer y el ñu recuerda una alfombra grisácea y arrugada, pero con pezuñas. En los días que vienen, cualquier resto de piel o tendones desaparecerá por cortesía de los elementos, insectos, hongos y microbios. Los huesos más grandes del ungulado permanecerán por años, pero, mientras tanto, sus partes básicas se integrarán a un ciclo: en el suelo, en la vegetación y en cada uno de los buitres gloriosos que hoy se alimentaron con su pródiga abundancia. j bu i t re s
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Haití
en sus propios términos Las fotografías de los jóvenes haitianos muestran el orgullo y la belleza de una tierra donde luchar es la norma.
FOTOGRAFÍA DE MYRMARA PROPHÈTE, 14 AÑOS
Tamara Pierre, de seis años, usa chonblak –flores de Jamaica– en el pelo. “Tomé esta foto –explica Prophète– porque la jamaica es una de mis flores favoritas”.
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FOTOGRAFÍA DE ANGELAURE SAINT LOUIS, 17 AÑOS
El ajetreado Mercado de Hierro, en Puerto Príncipe, destruido por el terremoto de 2010, se restauró para que se viera igual que cuando se construyó hace más de un siglo. “Tanta gente trabaja en el Mercado de Hierro –dice Angelaure–, estoy feliz de que se haya reconstruido”.
FOTOGRAFÍA DE WILKY DOUZE, 19 AÑOS
Douze capturó la actividad en la playa de Jacmel temprano en la mañana, mientras los pescadores jalaban sus redes. “Me encanta cómo trabajan nuestros pescadores –dice–, con mucha determinación para atrapar peces y alimentar a sus familias”.
Por Alexandra Fuller Fotografías de los estudiantes de Fotokonbit
Las edades de los estudiantes de fotógrafía haitianos van de los 14 a los treinta y tantos años; provienen de todos los rincones del país y tienen todo tipo de antecedentes. Su mandato es tan simple que raya en lo radical: mostrarle Haití al mundo como casi nunca se ha visto, como ellos lo ven. No solo como un país de desastres, conmociones, temblores y réplicas de temblores, sino como un lugar retratado con luz de sol y un mar resplandeciente, un lugar que cobra nitidez por un niño en un uniforme escolar impecable, avivado gracias a la música y la aparente erupción espontánea de bailarines que tocan trompetas de bambú entre la neblina durante una fiesta callejera. Un lugar de orgullo y posibilidades. “Eso es bueno, porque los haitianos ya estamos cansados de ver en los periódicos extranjeros historias sobre lo indefensos que estamos –me dijo Junior St. Vil, mi traductor y asesor de viaje, embarcado en una licenciatura en derecho–. Hay tanta belleza aquí, tanto poder”. St. Vil me sugirió que visitara a un sacerdote vudú, o houngan, en Fundada en 2010, FotoKonbit (fotokonbit.org) es una organización de origen estadounidense, administrada por haitianos que enseña fotografía a jóvenes y adultos en Haití.
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FOTOGRAFÍA DE SMITH NEUVIEME, 32 AÑOS
Manuela Clermont vende pan de canasta en su vecindario de Camp Perrin. “Le compro el pan todos los días –explica Neuvieme–. Tomé esta foto porque son una familia feliz y trabajan duro para serlo”.
CUBA
TO M ÁS
EUA Miami
OCÉANO ATLÁNTICO
Port-de-Paix
10 20
Chansolme
07 20
1 20 2
VENEZ.
HAITÍ
Boudet
(Boudet Ti Place)
Petite Rivière de l'Artibonite .
OLGA 2007
DO M
COL.
Gonaïves
5 200 HA ALP
EL NO
C AA IS
Golfo de Gonâve
300
0 mi
Cabo Haitiano Ca Douche
REP. DOM. L a Española
Ma r Ca ribe 0 km 300
Labadie
6.2 1956
TRÓPICO DE CÁNCER
ZONA AMPLIADA
OCÉANO ATLÁNTICO
Cap Rouge
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P. RE
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20
ST AV 200 8
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Arcahaie
Canal du Sud
Puerto Príncipe
Magnitud 6.2 1952 6.1 1953
Camp. Perrin
6.0 2010 Yáquimo
7.0 2010
Chaîne de la Selle 2 680 m 8 793’
20
0 mi
Zona problemática En Haití, los desastres naturales, como huracanes, inundaciones y terremotos, son aún más devastadores debido a la deforestación y la mala calidad de los materiales y la construcciones.
Mar Caribe
0 km
20
7
6 5
Temblores entre 1950 y 2015, magnitudes de cinco y más
Arcahaie, un poblado costero a unos 40 kilómetros de Puerto Príncipe. “Tiene el templo más elaborado de todo Haití. Y creo que es un hombre impresionante”, me aseguró St. Vil. Llegué al templo en una tarde sofocante de mediados de agosto. Los perros se levantaron bajo la sombra de un plátano y empezaron a ladrar, como disculpándose. Un asistente apareció rápidamente para callarlos. Me explicó que el sacerdote estaba cansado, que había pasado la noche en vela haciendo un servicio telepático para un cliente en Miami. Sin embargo, el hombre venerado, que me pidió no dar su nombre, surgió de un cuarto del templo con una boina de lana negra, una playera de poliéster con estampado de leopardo, pantalones cortos de surfista a las rodillas y una cadena de oro. Me recordaba la representación hollywoodense de un dictador africano de poca monta que estaba de vacaciones. “¿Eres uno de esos que está de acuerdo con que los haitianos no son capaces de encargarse de sus NGM MAPS. FUENTES: USGS MINUSTAH; SERVICIO NACIONAL METEOROLÓGICO, NOAA
Huracanes y tormentas tropicales 2005-2015
Población Un punto = 1 000 personas
Tormenta tropical Huracán
propios asuntos? –me preguntó– ¿Que somos niños que necesitan supervisión?”. Hablaba lentamente y sin emoción, a la manera de alguien que no está acostumbrado a que lo contradigan y mucho menos que lo supervisen. El aroma del perfume recién ofrecido a los espíritus vudú flotaba en el aire. En el piso, charcos de cera de velas salpicaban las manchas de harina –invocaciones complicadas a los espíritus llamados vèvès– en el centro del templo. El vudú reconoce la existencia de un dios supremo, Bondye, la forma criolla de Bon Dieu (Buen Dios), pero le deja la mayoría de las tareas pesadas de todos los días –éxito en los negocios, felicidad en el amor– a veintenas de espíritus, o lwas, manifestaciones de Bondye. La mayoría fue tomada en préstamo de los panteones congoleses y de África occidental, y los hicieron coincidir con los santos católicos romanos. El vudú se originó como la religión de los esclavos de la isla y se mantuvo profundamente arraigado en la cultura de los
descendientes de esos esclavos…, en otras palabras, casi en todos. Una religión ubicua que los extranjeros encuentran difícil de entender e imposible de controlar es una amenaza para quienes esperan tener poder total. Cuando los amos coloniales franceses trataron de suprimirla en los siglos xvii y xviii, la práctica se volvió clandestina. Después de que el país obtuviera su independencia, en 1804, la élite haitiana hizo todo lo que pudo para erradicar el vudú, que volvió a ser clandestino. Cuando Estados Unidos ocupó Haití, de 1915 a 1934, los marines estadounidenses destruyeron templos vudú, confiscaron los tambores sagrados y la religión volvió a ser clandestina. Hoy día, el vudú es visible en todas partes: hay altares dedicados a los espíritus vudú en los patios y hogares privados. Secciones enteras del Mercado de Hierro en Puerto Príncipe están dedicadas a las pócimas vudú, al arte vudú y las cubetas con tortugas vivas: “mascotas vudú”, me explicó un vendedor. Y aunque su sola existencia es prueba de su poder para resistir, el vudú todavía se siente sigiloso y escurridizo. “No, no necesitamos promesas de ayuda externa –me dijo el sacerdote mientras gesticulaba en dirección al templo–. Este templo fue construido y decorado completamente por la comunidad, de manera voluntaria –se recargó hacia atrás en su silla–. El espíritu de Haití no se puede destruir. Ni el peor de los desastres nos puede erradicar”. haití es el país más vulnerable del hemisferio occidental a los efectos de los desastres naturales. Los huracanes y las inundaciones son bastante comunes. El primer terremoto registrado ocurrió en 1562. Los temblores no ocurren con tanta frecuencia como los huracanes y las inundaciones; desde principios del siglo xx las construcciones de concreto reforzado y bloques de concreto –que resisten el viento, el fuego y las corrientes de agua mejor que la madera– se han utilizado para casas, hospitales y escuelas. Aun así, cuando la tierra se sacude, los edificios de concreto se cuartean y colapsan fácilmente. El terremoto más reciente y catastrófico de Haití –de magnitud siete– ocurrió el 12 de enero de
2010, justo al oeste de Puerto Príncipe. Miles murieron en el desastre. Con el tiempo, el gobierno haitiano redondeó el número en 316 000. Un equipo financiado por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) calculó que el número pudo no haber excedido los 85 000. Un grupo de académicos estadounidenses hizo un estimado de 158 000 muertes. Con cada desastre, en un esfuerzo por ayudar, las organizaciones no gubernamentales (ONG) y los misioneros inundan el país con tanta predictibilidad que algunos lugareños llaman “la temporada de misioneros” a los periodos posteriores a los huracanes. Por supuesto, no todas las formas de hacer el bien son iguales. Aunque algunos extranjeros se quedan por solo unos días, en lo que acaban siendo unas vacaciones piadosas, otros permanecen durante años para realizar labores extenuantes, a menudo vitales, en un país que carece de servicios básicos. Haití tiene más de 4 000 ONG, registradas, pero no hay una supervisión efectiva de la ayuda o las instituciones extranjeras, tampoco una medida formal e imparcial de la eficacia de esta ayuda, ni siquiera un registro de cuántos misioneros hay en el país. Lo que todo mundo sabe es que son miles. “No hemos aprendido a cerrarles la puerta a los mecánicos que quieren venir a componernos –me dijo Nixon Boumba, un haitiano activista en derechos humanos–. Cambian las partes, pero no reparan el coche; por supuesto, las cosas se ponen peor después del sismo. La gente está tan desesperada por tener asistencia que extienden las manos para recibir ayuda –Boumba extiende las manos, actuando como un muerto viviente–, pero después de repetir eso muchas veces te puedes convertir en zombi”. De los más de 6 000 millones de dólares de ayuda internacional donados al país para trabajos humanitarios y de reconstrucción que siguieron al desastre, solo 9.1 % se canalizó directamente hacia el gobierno y menos de 0.6 % fue directamente a las ONG y los negocios haitianos. Más de un millón de haitianos fueron desplazados, como lo habían sido sus ancestros por la esclavitud, los desastres naturales y los líderes déspotas. Los más tristemente célebres de estos líderes, y que eran haití
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apoyados por Estados Unidos, por lo menos en épocas recientes, son los Duvalier: François, “Papa Doc”, cuya dictadura duró desde 1957 hasta su muerte en 1971, y Jean-Claude, “Baby Doc”, que continuó el mal gobierno de su padre. Baby Doc tenía apenas 19 años cuando llegó al poder: un adolescente regordete al que le gustaba vivir de prisa. La mayoría de los haitianos supuso que su ejercicio sería piadosamente breve, pero Estados Unidos, que había enviado hasta 3.8 millones de dólares al año en ayuda cuando Baby Doc asumió el poder –como recompensa por la posición anticomunista del país–, elevó la cifra a 35.5 millones en 1975. Baby Doc había prometido continuar con la ideología anticomunista de su padre y, además, era más descaradamente servil a los intereses de los negocios de Estados Unidos. Baby Doc utilizó la mayor parte de la ayuda para mantenerse en el poder, al financiar una fuerza de hasta 9 000 soldados y decenas de miles de Tonton Macoutes, la milicia privada formada por su padre (Tonton Macoute es la forma criolla del “señor del costal”, personaje del folclor haitiano que se lleva a los niños traviesos y los desaparece en su costal). Baby Doc fue más lejos y creó los Cuerpos Leopardo, su propia fuerza de contrainsurgencia y seguridad personal de élite entrenada por militares de Estados Unidos. Para el momento en que Baby Doc fue destituido por un levantamiento popular, que culminó con su huida a Francia en febrero de 1986, Haití era un caos incontrolable. Durante los casi 30 años de tiranía de los Duvalier se calcula que fueron asesinados entre 30 000 y 60 000 haitianos, principalmente por los Tonton Macoutes, que también violaron o torturaron a innumerables conciudadanos. Cerca de un millón de haitianos huyó, en su mayoría hacia Estados Unidos, cualquier lugar del Caribe o Francia. Diez meses después de que Baby Doc se fue, el Fondo Monetario Internacional le prestó 24.6 millones de dólares a Haití. A cambio, al gobierno haitiano se le pidió reducir los aranceles del arroz del país y otros productos agrícolas. La presión por la liberalización comercial a mediados de los años noventa del siglo xx –promovida por el entonces presidente Bill Clinton, visitante asiduo de 60
FOTOGRAFÍA DE FRICO BIEN-AIMÉ, 24 AÑOS
Socializar es fácil afuera de un bar en Cabo Haitiano, en una noche calurosa de agosto. Para Bien-Aimé, la escena le ofrecía una señal reconfortante de tiempos más estables. “Puesto que hay menos inseguridad en el pueblo –explica–, más gente sale a las calles por la noche e incluso más los fines de semana”.
FOTOGRAFÍA DE PHILOMÈNE JOSEPH, 20 AÑOS
En un mercado callejero de Cabo Haitiano, Maryse (der.) y su amiga Martine venden productos religiosos que se usan para rituales y ceremonias vudú. “Amo mis raíces y tomo muchas fotos que representan lo que ellas son”, dice Joseph.
“Los haitianos están arraigados en la resistencia. Nadie nos puede erradicar”. Samuel Nesner
Haití y autoproclamado defensor de su pueblo– abrió los mercados haitianos todavía más y los aranceles del arroz bajaron de 50 a 3 %. El arroz estadounidense, con un gran subsidio, inundó los mercados haitianos; gran parte provenía de Arkansas, el estado natal de Clinton. El arroz de los campesinos haitianos no pudo competir con las importaciones baratas y las donaciones. Muchos campesinos, después de cortar el último de sus árboles para venderlo como carbón, se rindieron e invadieron las ciudades, sobrepoblando los barrios pobres. En marzo de 2010, Clinton se disculpó por su participación. en 1492, cuando cristóbal colón vio por primera vez la isla que se convertiría en La Española, la llamó “una maravilla”. Sin embargo, la belleza no se puede comer, así que los españoles hicieron lo más ruin posible: extrajeron cada gramo de oro que encontraron, esclavizando a los taínos nativos para conseguirlo. Como consecuencia, casi todos los taínos murieron, ya fuera por el exceso de trabajo o por las enfermedades traídas por los europeos, en especial la viruela. Después vinieron los colonizadores franceses, que se apoderaron del tercio occidental de la isla durante 140 años y se volvieron el pueblo más rico del planeta en ese entonces. Llevaron casi un millón de esclavos africanos a la colonia, que llamaron Santo Domingo, para arrasar los bosques legendarios de esas tierras–“árboles altos de diferentes tipos que parecían alcanzar el cielo”, según escribió Colón–, por la madera fina para decorar sus mansiones en Europa y para hacer espacio para las lucrativas plantaciones de caña de azúcar. El desastre ambiental incipiente –actualmente Haití es uno de los países más deforestados de la Tierra, con menos de 2 % de su territorio cubierto de bosques– palideció comparado con la catástrofe de derechos humanos que se avecinaba. Los amos franceses de Santo Domingo trataban a sus esclavos tan brutalmente que estos morían 64
por miles. Para reemplazarlos, los franceses importaban más. La noche del 22 de agosto de 1791, un sacerdote vudú llamado Boukman dio la señal para comenzar un levantamiento que se convertiría en la revuelta de esclavos más exitosa de la historia; los esclavos –dos terceras partes de origen africano– sobrepasaban a sus amos en una proporción de 10 a uno. En 1804, después de 13 años de insurrección y una guerra sangrienta, Haití se erigió como el primer Estado negro independiente del mundo. La huella de África en Haití sigue imborrable. Casi tan pronto como llegué al aeropuerto internacional de Toussaint Louverture, tuve la sensación inquietante de que había aterrizado no en un fragmento de isla con forma de tenaza de langosta en el Caribe, sino en alguna pequeña nación africana subsahariana. O más bien en un país africano imaginario, como si Haití fuera una astilla mítica del continente madre a la deriva, que aterrizó en el lugar equivocado. Lo primero y más notorio fue el olor: jabón carbólico, el humo del carbón de los quioscos de comida callejeros que vendían caracoles de mar frescos, frituras de maíz y puerco rostizado; el aroma del follaje tropical que emanaba de los jardines irrigados en el suburbio de Pétionville. En uno de estos pocos rincones de riqueza, un Baby Doc enfermo, tras haber regresado en 2011 de su exilio en Francia, vivió sus últimos días en una paz sin contratiempos. La presencia del dictador deteriorado, que murió el 4 de octubre de 2014, no pareció llamar mucho la atención local, quizá porque la gente tenía que lidiar con la incompetencia política del momento. Las elecciones parlamentarias y municipales ya tenían tres años de retraso. Sin embargo, el concejo electoral del presidente Michel “Sweet Micky” Martelly, quien alguna vez fue cantante de konpa, una versión haitiana moderna del merengue, anunció que las elecciones se pospondrían de manera indefinida. Finalmente, las elecciones
parlamentarias preliminares se llevaron a cabo en agosto de 2015 (para el momento en que leas esto, las elecciones parlamentarias y presidenciales subsecuentes podrían –o no– haberse llevado a término). Desde el punto de vista de algunos de sus ciudadanos, Haití se volvió más anárquico que democrático. “El gobierno ha creado un agujero enorme y no hace nada por evitar que ese agujero se llene con los que vienen a extraer hasta la última gota de energía, iniciativa y riqueza de nosotros –me dijo Nixon Boumba–. No podemos mantenernos alejados. Debemos mantenernos en alto, por nuestra tierra y por la riqueza que hay bajo nuestros pies”. al referirse a la riqueza bajo los pies de los haitianos, Boumba no hacía una metáfora. No se conoce el valor del oro y otros minerales –cobre, plata, iridio– bajo el suelo de Haití, pero la perforación exploratoria sugiere que podría ser de unos 20 000 millones de dólares. En diciembre de 2012, la Oficina de Energía y Minas emitió el primero de tres permisos para extraer oro y cobre. Un miembro del parlamento se quejó después de haberse enterado de los permisos por la radio. Dos meses después, el Senado aprobó una resolución no vinculante que pedía una moratoria a la minería. Para salir del punto muerto, las autoridades del gobierno haitiano invitaron al Banco Mundial a que reescribiera la ley de minería –lo cual hizo– en estrecha consulta con las autoridades de las compañías mineras. En enero de 2015, con la ayuda de la Clínica de Justicia Global, de la Facultad de Leyes de la Universidad de Nueva York, y Accountability Counsel, de California, el Colectivo de Justicia Minera de Haití interpuso una queja ante el Banco Mundial. En ella se alegaba que los haitianos quedaron fuera de los esfuerzos financiados por el banco para la redacción de la legislación nueva, que intenta atraer inversionistas extranjeros para financiar la extracción de oro y otros minerales de Haití. En febrero, el Panel de Inspección –cuerpo establecido para atender las quejas de la gente afectada por los proyectos patrocinados por el Banco Mundial– rechazó registrar la queja debido a cuestiones técnicas.
Algunos activistas haitianos ven la relación íntima del Banco Mundial con las compañías mineras extranjeras, así como la indiferencia hacia las preocupaciones de los grupos de la sociedad civil haitianos, como una repetición desgastante de la llegada desastrosa del arroz barato de Estados Unidos. “La recolonización se ejerce bajo dos formas –advirtió Boumba–: ya sea que las entidades extranjeras utilicen tu espacio para invadir tus mercados con sus propios productos, o simplemente te roban lo que tienes. Pero hay un grupo de nosotros preparado para combatir la extracción”. Me contó sobre Samuel Nesner, agricultor joven y activista en la remota región noroeste del país, que en su tiempo libre trabaja como voluntario para ayudar a que los campesinos entiendan mejor cuáles son sus derechos y el lenguaje que utilizan aquellos que podrían extraer minerales de sus tierras. Son cerca de seis horas en auto desde Puerto Príncipe hasta Chansolme, una comunidad en Trois Rivières, pero se siente como si fuera un país completamente diferente, más parecido al Haití visto por los ojos de los estudiantes que tomaron las fotografías de este artículo, un lugar para el refugio y el desarrollo, como se supone que debe ser el hogar. Las palmeras y los mangos enmarcaban el camino de terracería, ocasionalmente también había lugares con ceibas, gigantes de hasta 61 metros de alto apoyados en troncos similares a torres. Como son sagrados para el loko del vudú –el espíritu de la vegetación y guardián de los santuarios–, los árboles no han sido talados. El río ancho fluía claro y fuerte; entraba y salía del campo visual mientras conducíamos a lo largo de sus riberas bucólicas. Grupos pequeños de ganado melenudo pastaban en las orillas; los aldeanos y sus hijos se bañaban y nadaban. Me encontré con Nesner, de 28 años, en Chansolme. El resto de su familia tiene el apellido Nelner, pero cuando Samuel nació, su madre, que es analfabeta, hizo que alguien pusiera el nombre en el acta de nacimiento. “Creo que soy la única persona en Haití con este nombre”, dijo. Cuando Nesner tenía seis años, su padre murió de problemas cardiacos y, quizá debido a esto, el niño siempre estuvo en busca de una figura paterna haití
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que lo inspirara. Cuando tenía 17, Nesner conoció a Hansy Vixamar, actualmente de 55 años, un activista de mucho tiempo atrás que se había establecido en la región tres décadas antes, cuando estaba recién casado. Mientras me llevaba a la casa de Vixamar, Nesner me explicó que el hombre lo había inspirado para convertirse en voluntario en su comunidad. “Me recuerda que se trata de educación y empoderamiento –me contó Nesner–. Históricamente, la minería ha afectado de manera negativa el ambiente: envenena el agua y el suelo. El problema es que, si se es un campesino analfabeto y sin educación, ¿cómo puede uno alegar con alguien que tiene un título de ingeniería, alguien con poder político, alguien del Banco Mundial?”. Cuando llegamos a la casa, encontramos a Vixamar sentado, casi inmóvil, en su veranda, frágil y delgado, vestido con una playera limpia y pantaloncillos a juego. Tiene diabetes y recientemente sufrió una apoplejía. Estuvo hospitalizado en Puerto Príncipe y su situación parecía casi perdida. “Estaba al borde de la muerte”, me comentó su esposa Micheline, pero entonces, añadió, los espíritus vudú llegaron hasta él en el hospital y le dijeron que regresara a casa, lo que resultó una especie de tónico. Mientras le preguntaba, Vixamar respondía de manera suave pero entrecortada, con una persistencia gentil, mientras su rostro se mantenía lleno de una paz que se volvía más extraordinaria a medida que la historia se desarrollaba. En agosto de 1988, durante el periodo de inestabilidad que siguió al gobierno de los Duvalier, con su serie de gobiernos cortos dominados por sus aliados, Vixamar fue arrestado por intentar ayudar a los campesinos para que negociaran un precio justo por su café. “Los campesinos trabajaron muy duro para cultivar el café, entonces los hombres grandes –ex militares, abogados, jueces y la gente en el poder– exportarían el café y pagarían precios muy bajos o nada –señaló–. Caí en cuenta de que había que unirse y resistir las maneras que otros utilizaban para aprovecharse con tanta fácilidad de nosotros”. Los campesinos se reunieron en masa ante la cárcel y exigieron la liberación de Vixamar. “Eso 66
FOTOGRAFÍA DE SMITH NEUVIEME, 32 AÑOS
Visitante habitual de este estanque en Camp Perrin, Johnny Pierre aprovecha los recursos disponibles. “Lo he visto pescar para su familia durante meses –explica Neuvieme– y quería capturar ese momento al amanecer”.
PAUL SAINT FLEUR, 20 AÑOS
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CARNAVAL EN JACMEL
CONSTANISE BARTHELEMY, 30 AÑOS
ODALINE SARAH VINCENT, 15 AÑOS
•
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CATEDRAL DE NOTRE-DAME EN CABO HAITIANO
LAS HERMANAS KETIA, ROSE GERLINE Y FABIOLA, EN CAP ROUGE
PHILOMÈNE JOSEPH, 20 AÑOS
CHRISTANIA JEROME, 15 AÑOS
•
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CALLE DE COMERCIANTES EN JACMEL
TAISHA GUILLOTEAU EN JACMEL
PHILOMÈNE JOSEPH • MAXI SAINT JACQUES CERCA DE BOUDET TI PLACE
WOODENS SEJOUR, 20 AÑOS
•
CROIX DES BOUQUETS, EN LAS AFUERAS DE PUERTO PRÍNCIPE
MANIGE MÉSIDOR, 35 AÑOS
•
JEFNY SAINT HILAIRE EN LABADEE
No solo como un país de desastres, conmociones, temblores y réplicas de temblores, sino como un lugar con luz de sol y un mar resplandeciente, un lugar de orgullo y posibilidades. PHILOMÈNE JOSEPH • PETER-MICHAEL EN PETITE-RIVIÈRE-DE-L’ARTIBONITE
PHILOMÈNE JOSEPH
•
UN NIÑO Y SU PERRITO EN JACMEL
WILKY DOUZE, 19 AÑOS
•
ESCUELA ALEXANDRE DUMAS HIJO, EN CABO HAITIANO
me inspiró más –aseguró–. Entonces había unidad entre los campesinos. Esto sucedió antes de que el influjo y la ayuda de los misioneros rompiera esa unidad, pero la semilla de ese espíritu todavía permanece”. Luego Vixamar levantó una mano temblorosa y señaló hacia el jardín, como si su mente se hubiera desviado del camino. “Cuando mi esposa y yo llegamos aquí –comentó–, había solo un árbol de mango, así que construimos nuestra casa cerca de él y desde ahí empezamos. Siempre plantando y plantando. Esto podría pasar una y otra vez. De un árbol de mango a un bosque de árboles mixtos”. Comprendí que estaba haciendo una metáfora: él era el árbol de mango y Samuel era el inicio de un bosque nativo. Para principios de la tarde era claro que Vixamar estaba cansado. Antes de irme le pregunté si tenía algún mensaje para el mundo más allá de su sombreado refugio en Haití. Sonrió. “Por favor, dígale al gobierno de Estados Unidos que deje de molestar a nuestro país y que nos dé la oportunidad de tomar el destino en nuestras propias manos. Eso contribuirá a la paz en el mundo”. La solución de Vixamar parecía poco viable y, al mismo tiempo, una respuesta comprensible ante una historia que, según sugiere la experiencia, está programada para repetirse. Nesner estuvo de acuerdo, pero él tenía otra respuesta. “Si la gente común de Haití tiene algo que decir sobre si se extrae y cómo se extrae la riqueza mineral de Haití, eso podría cambiar finalmente el patrón”. No parecía perturbado por las abrumadoras probabilidades en contra de sus esfuerzos. “Los haitianos están arraigados en la resistencia. Lógicamente, si el vudú es lo que sacó a la gente de la esclavitud y nos llevó a la libertad, cualquiera que quiera dominarnos de nuevo tendrá que quitarnos el vudú. Pero no se puede eliminar aquello que es secreto y está en todas partes. Imagínese lo que ya hemos sobrevivido. Nadie nos puede erradicar”. Comprendí que Nesner sondeaba en las profundidades de lo que significa ser haitiano: esto quiere decir que donde los extranjeros ven una historia de derrota y desastres, él ve una lucha que iniciaron los esclavos africanos inspirada en una cultura colectiva. j 70
FOTOGRAFÍA DE PHILOMÈNE JOSEPH, 20 AÑOS
La histórica Mansión Alexandra, en Jacmel, que se dañó por el terremoto de 2010, se reconstruye junto a la plaza principal del pueblo. Joseph dice que la imagen transmite algo especial: “Me gusta lo antiguo y lo nuevo”.
El
auge del CHINA Trabajadores de Triangle Tyre, en Weihai, mueven un neumático enorme, utilizado en vehículos para minería.
caucho Con el aumento en las ventas de automóviles, la demanda de neumáticos transforma el paisaje del sureste de Asia. Nuevas plantaciones de árboles de caucho sacan a unos de la pobreza, pero pueden detonar un desastre ecológico.
CHINA Como la savia fluye mejor de noche, en Xishuangbanna los caucheros llevan lámparas en la cabeza para iluminar los árboles mientras trabajan, como se muestra en esta exposición larga. El látex cae en vasos desde las incisiones en la corteza. Un árbol típico produce un par de kilos de caucho al mes.
Por Charles C. Mann Fotografías de Richard Barnes
CHINA Trabajadores vierten látex crudo en tanques para procesarlo en la Reserva Nacional Natural de Nabanhe, en Xishuangbanna. Este parque innovador intenta proteger el bosque a la vez que permite a sus habitantes sangrar caucho.
s un día hermoso y soleado de primavera en el norte de Tailandia, por lo que llevas tu nuevo Isuzu al arroyo que corre por tu pueblo, Tung Nha Noi. Personas y vacas pasan mientras te detienes en el agua, un joven de 21 años con una supercamioneta, limpiándola hasta que brilla como una esperanza bajo el sol. No hace mucho, la probabilidad de que alguien como Piyawot Anurakbranpot –“Chin” para los amigos– tuviera una camioneta tan glamorosa a tan corta edad habría sido de casi cero. Las personas de pueblos tan remotos como Tung Nha Noi no tenían dinero. Sin embargo, recientemente, 76
nat ional geo g raphic • enero de
2016
algunas familias como la de Chin se han vuelto más prósperas. La razón es visible en los montes a sus espaldas. Hace 10 años, estaban cubiertos por un bosque tropical denso, un nudo copioso de vegetación nativa. Ahora, la mayoría de las laderas ha sido rasurada para replantar una única especie: Hevea brasiliensis, el árbol del caucho. Noche tras noche, la familia de “Chin”, y decenas de miles más en el sureste de Asia, va a las plantaciones y sangra sus árboles de caucho de la misma manera en que se extrae jarabe de arce. El denso látex blanco escurre en cubetas. La sustancia viscosa se coagula en trozos convertidos, bajo presión, en láminas para ser transportarlas a fábricas donde serán procesadas y convertidas en
empaques, bandas, juntas, aislantes y neumáticos, muchos, muchos neumáticos. Aproximadamente tres cuartas partes de la producción mundial de caucho se usan en la fabricación de neumáticos –casi 2 000 millones al año– para automóviles, camiones y aviones. Por más de 150 años, el caucho ha desempeñado un papel, en gran medida oculto, en la historia política y ambiental del mundo. ¿Quieres una revolución industrial? Necesitas tres materias primas: hierro, para producir acero para la maquinaria; combustibles fósiles, para hacer funcionar esa maquinaria, y caucho, para conectar y proteger todas las partes móviles. Intenta conducir un automóvil sin la banda del ventilador o sin la
manguera del radiador; sucederá algo muy malo al minuto de intentarlo. ¿Enviarías refrigerante a través del motor utilizando un tubo de metal rígido en lugar de una manguera de caucho lexible? Buena suerte al intentar que no se despedace por la vibración. Considerando que la mayoría de las personas no piensa para nada en el caucho, probablemente imaginan que se trata de un producto hecho de sustancias químicas sintéticas. En realidad, más de 40 % del caucho mundial proviene de árboles, la mayor parte de ellos de la especie H. brasiliensis. Comparado con el caucho natural, el sintético suele ser más barato de producir, pero resulta más débil, menos lexible y con menos capacidad el auge del caucho
77
Alcance del caucho Originarios de América del Sur, los árboles de caucho crecen en climas lluviosos y cálidos, particularmente cerca del ecuador. Nuevas variedades, criadas para tolerar climas más extremos, permiten el cultivo a gran escala en toda Asia.
RU Londres
AMÉRICA DEL NORTE EUA
ASIA
EUROPA
Dearborn Akron
Weihai
CHINA ZONA AMPLIADA
TRÓPICO DE CÁNCER
ÁFRICA
TAIWÁN
CU
BIRMANIA (MYANMAR) TAILANDIA Bangkok SINGAPUR
EN
ECUADOR Manaos Santarém CA DE Fordlandia AS L A M A Z ON
VIETNAM LAOS CAMBOYA MALASIA
INDONESIA
BRASIL TRÓPICO DE CAPRICORNIO
AUSTRALIA
AMÉRICA DEL SUR
Adaptación histórica*
AMÉRICA
Baja
3
No idóneo *REGIONES DONDE EL CAUCHO CRECE NATURALMENTE
Muy alta
competencia % La de Asia y epidemias del mal sudamericano, ocasionadas por plantaciones densas, provocaron estragos en la producción de caucho natural en su lugar originario.
ÁFRICA
5
ASIA
tiene zonas % África aptas para el cultivo de caucho, pero muchos lugares carecen de infraestructura clave, como caminos y electricidad.
conversión 92 % Lageneralizada de tierras en zonas susceptibles a las heladas y la escasez de agua es el resultado de un auge que podría no ser sostenible.
PORCENTAJES DE PRODUCCIÓN DE 2014
para soportar la vibración. Para cosas que absolutamente no pueden fallar, desde condones hasta neumáticos para avión pasando por guantes para cirujano, el caucho natural ha sido la elección predilecta durante mucho tiempo. Hoy día, el caucho se cultiva casi exclusivamente en el sureste de Asia debido a que la región tiene una combinación única de clima e infraestructura adecuados. A pesar de las luctuaciones en la economía global, la demanda de neumáticos continúa en aumento, produciendo una especie de iebre del oro en esta región. Para millones de personas, el auge del caucho aquí ha servido para traer prosperidad y ha ayudado a dar por terminado el aislamiento de la zona. Nuevas “carreteras de caucho” conectan ahora las antiguamente remotas plantaciones del sureste asiático con las fábricas de neumáticos en el norte de China. 78
Pero las consecuencias del comercio del caucho no solo son económicas. Las legiones de “Chins” del sureste asiático han ocasionado lo que Jefferson Fox, de East-West Center de Hawái, llama “una de las transformaciones ecológicas más grandes y rápidas en la historia”. En China, Vietnam, Laos, Tailandia, Camboya y Myanmar, los agricultores han talado o quemado los bosques para plantar línea tras línea de H. brasiliensis. En el proceso convierten uno de los ecosistemas más diversos del mundo en un monocultivo, amenazando potencialmente las funciones ecológicas básicas de una zona habitada por decenas de millones de personas. Cada uno de los cinco neumáticos de la camioneta de “Chin” –uno por cada rueda, más el de refacción– es como un pequeño parche de bosque tropical, arrancado y comprimido en un anillo negro brillante. Así es también cada neumático de mi automóvil y del tuyo. LAUREN C. TIERNEY Y KELSEY NOWAKOWSKI. FUENTES: ANTJE AHRENDS ET AL., GLOBAL ENVIRONMENTAL CHANGE, 2015; BIRDLIFE INTERNATIONAL
CHINA Simao
YUNNA N XISHUANGBANNA RESERVA NACIONAL NATURAL NABANHE
Jinghong
L AO S
Phongsali Kengtung
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BI RMA N I A
(MYANMAR) 30
0 mi 0 km
30
Plantaciones de caucho en 2010, derivadas de imágenes satelitales De más de cuatro años De menos de cuatro años
HÁBITAT RIESGOSO La producción de caucho en el sureste asiático se ha incrementado de manera espectacular, lo mismo que la producción mundial de automóviles. Hoy surgen nuevas plantaciones en regiones no aptas para el caucho, tendencia que amenaza el sustento cuando fallan las cosechas. También daña la biodiversidad cuando ecosistemas vitales, que incluyen bosques naturales, son eliminados para dar paso a la sedienta cosecha lucrativa.
los monocultivos son muy productivos y sumamente vulnerables. Pregúntenle a Henry Ford. Él manejaba sus propias minas de hierro y carbón, construía sus propias plantas de generación eléctrica y talaba sus propios bosques maderables. Su complejo industrial River Rouge en Dearborn, Míchigan, tenía un puerto de alto calado, una fundidora de acero (la más grande de esa época) y más de 150 kilómetros de vías ferroviarias internas. Cualquier material necesario para fabricar automóviles se conseguía en River Rouge, excepto uno: el caucho. En 1927, Ford adquirió cerca de 10 400 kilómetros cuadrados en la cuenca del Amazonas, el hogar original del H. brasiliensis. Los nativos habían utilizado el caucho durante siglos para impermeabilizar su ropa y elaborar botas rústicas. A inicios del siglo xix, los estadounidenses ya compraban caucho a sus vecinos del sur para fabricar sus propias botas y abrigos. Pero
estas primeras creaciones se derretían con el calor del verano y perdían su lexibilidad en el frío. Apenas en los años cuarenta del siglo xix, después de que el inventor aicionado estadounidense Charles Goodyear descubriera cómo estabilizarlo, el caucho se volvió apto para gran variedad de usos. Al descubrimiento de Goodyear se le dio el nombre de vulcanización y abrió las compuertas a un gran lujo de inventos. Al darse cuenta de que el caucho se había transformado de una curiosidad en una mercancía valiosa, exploradores fueron a la selva amazónica en busca de los árboles productores de látex. De la nada surgieron ciudades prósperas, de las cuales Manaos es la más notable. En esta ciudad brasileña, los magnates del caucho levantaron grandes mansiones y construyeron un recinto operístico de ornato hecho con mármol italiano. A los gobiernos de Europa y Estados Unidos no les gustaba depender de una mercancía monopolizada por una nación fuera de su control político. Los funcionarios del Real Jardín Botánico de Kew, en Inglaterra, buscaban a quien pudieran pagarle para sacar semillas de caucho de la Amazonía. Aquí hace su entrada Henry Alexander Wickham, un hombre odiado en Brasil hasta nuestros días. Wickham, que nació en 1846, fue un empresario con ambiciones tan grandes como su incapacidad para hacerlas realidad. En los años setenta del siglo xix, él y su esposa luchaban para establecer una plantación de tabaco y azúcar en Santarém, pueblo situado en el bajo Amazonas. Tras ser contactado por el Real Jardín Botánico de Kew, Wickham recolectó más de media tonelada de semillas del árbol de caucho que cargó en un barco con destino a Londres. Las autoridades británicas se sorprendieron cuando Wickham se presentó ante ellas demandando el pago por cada una de sus 70 000 semillas. Sin embargo, los brotes de estas semillas inalmente fueron transportados a colonias británicas, francesas y holandesas en Asia. Los futuros reyes del caucho se dispersaron a lo largo de la selva ecuatorial, con hachas relucientes y antorchas encendidas, buscando limpiarlo para la replantación. Hacia 1910, más de 50 millones de árboles sudamericanos crecían el auge del caucho
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LAOS Agricultores talan la selva para cultivar caucho en tierras comunicadas por una nueva carretera que conecta las plantaciones con las fábricas de neumáticos en China. Los ecologistas temen que la destrucción de hábitats y la alta demanda de agua de los árboles degradarán los ecosistemas a lo largo del sureste de Asia.
TAILANDIA Mientras chapotea en el arroyo del pueblo, Piyawot “Chin” Anurakbranpot lava su camioneta nueva, símbolo de la prosperidad y la cultura de consumo que ha traído la industria del caucho a partes del sureste asiático, conocido anteriormente por sus plantaciones de opio.
Auge y ruina de Brasil El sol se refleja en los restos de la planta de generación eléctrica de Fordlandia (p. op., abajo) junto al río Tapajós, en la cuenca baja del Amazonas. Construida a un alto costo por Henry Ford en los años treinta del siglo XX, Fordlandia se proyectó como la plantación de caucho más grande del mundo. Resultó una catástrofe. El fabricante de automóviles hizo que sus empleados brasileños se sintieran fuera de lugar al insistir que vivieran dentro de la instalación, en bungalós al estilo estadounidense; comieran avena, pan de caja y duraznos enlatados en la cafetería de la empresa, asistieran a bailes de salón y nunca bebieran alcohol. Pero su peor error fue no contratar a un botánico especializado en caucho. Si lo hubiera hecho, habría sabido que la tierra (abajo, en 1931) no era apta para la siembra de caucho y que plantarlos tan cerca unos de otros los hacía vulnerables a la plaga del mal sudamericano (arriba, una hoja infectada). Ford abandonó la propiedad en 1945. Actualmente, la familia Rocha (p. op., arriba), descendientes de trabajadores originales, habita una casa cercana, construida para los gerentes estadounidenses en aquel entonces.
HENRY FORD (ARRIBA)
en Asia. Al año siguiente, a medida que el caucho asiático invadía el mercado, los precios en Brasil se desplomaron. Ante el asombro y enojo de la nación, su altamente redituable industria del caucho implosionó en tan solo unos meses. En las décadas siguientes, el sureste de Asia se convirtió en un hervidero de producción de caucho, conforme el H. brasiliensis se extendía por lo que actualmente es Malasia, Indonesia y partes del sur de Tailandia, Camboya, Vietnam y Birmania. Los dueños de las plantaciones, súbitamente enriquecidos, compraron tierras en Singapur. Wickham murió en 1928, un año después de que Henry Ford adquiriera su tierra en el río Tapajós, en la cuenca baja del Amazonas. Como detestaba su dependencia del caucho asiático, Ford decidió hacerse de su propio abasto. Miles de trabajadores crearon una nueva ciudad en medio de la selva tropical y la llenaron con ilas de bungalós con techos de teja al estilo estadounidense, iglesias bautistas y una avenida principal con panaderías, restaurantes, sastres, zapateros y cines estadounidenses. Fordlandia, como rápidamente la nombraron, era suicientemente grande para albergar a varios cientos de miles de personas. Ford gastó unos 20 millones de dólares en su construcción, cerca de 300 millones actuales. El proyecto resultó un desastre sin igual. Increíblemente, la compañía estableció una plantación de caucho de la mitad del tamaño de El Salvador sin consultar a una sola persona que supiera algo del cultivo de H. brasiliensis. Para empezar, la propiedad era inadecuada para el cultivo de caucho a gran escala. El suelo era demasiado arenoso y la lluvia, muy estacional. Si un botánico hubiese estado en el lugar, Ford tal vez hubiera aprendido que hay una buena razón por la que los árboles de caucho nunca se encuentran agrupados en su entorno natural: son demasiado vulnerables a los ataques de la plaga de las hojas, conocida como mal sudamericano. Microcyclus ulei, como lo llaman los biólogos, ve el árbol del caucho como los ejércitos de hormigas ven las ranas: como almuerzo. El hongo no “mata los árboles de inmediato”, explica el historiador Greg Grandin en su libro Fordlandia. En lugar de ello, sus conidios perforan las hojas y 86
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consumen sus nutrientes hasta que caen. Cuando las hojas vuelven a crecer, el hongo ataca de nuevo; los árboles, escribe Grandin, “crecen cada vez más débiles, ya sea al producir brotes enanos o morir por completo”. La batalla es silenciosa, prolongada y, para el árbol, casi siempre mortal. En su ambiente natural, los conidios del M. ulei no se pueden propagar tan fácil de un árbol a otro, debido a que estos se encuentran muy dispersos en el bosque. En una plantación, los árboles están cerca unos de otros, como los platillos de un bufet, lo que permite que el hongo se propague fácilmente, de un platillo al otro. Al crear su plantación de caucho, Ford gastó eicientemente grandes cantidades de dinero para crear una enorme incubadora de hongos. En 1935 sucedió lo inevitable. Los árboles de caucho de Fordlandia se quedaron sin hojas en unos cuantos meses: un cataclismo ecológico, una ruina económica. Diez años después, Ford vendió silenciosamente las tierras en una fracción de lo que le habían costado. En las siete décadas posteriores, fracasaron todos los intentos por crear una plantación de caucho en Centro o Sudamérica. Al inal, el hongo siempre ganó. al conducir hacia las afueras de So Phisai, Tailandia, el aire huele a salón de manicura. El olor proviene del ácido fórmico, el químico utilizado para coagular el látex de los árboles de caucho. Puedes ver tejados nuevos con antenas satelitales en casi todas las casas. El olor del ácido fórmico también es el olor del dinero. Muchas personas de So Phisai desean ser Sommai Kaewmanee, hijo de migrantes sin tierras que en 1992 pidió un préstamo para plantar los primeros árboles de caucho del pueblo. En ese entonces, me dijo, todos en So Phisai sembraban yuca, con lo que a duras penas conseguían un ingreso. Los jóvenes tenían que mudarse a Bangkok para encontrar trabajos decentes. Kaewmanee pidió un préstamo para sembrar unos 1 500 árboles en tres hectáreas y convenció a otros tres agricultores. Durante mi visita, Kaewmanee me mostró los libros de su creciente negocio. Si con las cifras se hubiera dibujado una gráica, esta sería un relejo
de las ventas mundiales de automóviles: una ondulante pero inexorable marcha en ascenso. Kaewmanee se había convertido en el supervisor agrícola de su subdistrito, donde 90 % de los agricultores cultivan H. brasiliensis. Ahora tiene cerca de 75 000 árboles. Su vivero vende un millón de brotes al año. En los alrededores de So Phisai aún queda terreno forestal, comenta, listo para convertirse en neumáticos. Kaewmanee no lo sabía, pero su casa y su automóvil fueron posibles gracias a cientíicos chinos.
Gracias a los estímulos gubernamentales solicitados por las empresas chinas, el H. brasiliensis se ha extendido a lo largo de Laos, Birmania, Tailandia y Vietnam con un crecimiento descontrolado, reemplazando los bosques nativos a lo largo del camino. La producción mundial de caucho natural ha dado un salto: de casi cuatro millones de toneladas en 1983, a unas 12 millones de toneladas en la actualidad. Para producir este caucho extra, los agricultores del sureste de Asia han despejado unos
Una sola espora errante del mal sudamericano que llegara al sureste de Asia podría llevar a un rechinante alto a la era del automóvil. Cuando el caucho llegó al sureste asiático, solo podía crecer en las selvas ecuatoriales húmedas y cálidas de lo que ahora es Indonesia, Malasia y las puntas sur de Tailandia, Camboya, Vietnam y Birmania, lugares en los que el clima replica el hogar amazónico original del caucho. Durante la guerra de Corea, Estados Unidos impuso a China sanciones por el caucho. Furiosa, China desarrolló variedades de H. brasiliensis que podían crecer en el distrito de Xishuangbanna, relativamente frío, de la provincia de Yunnan, en la frontera con Laos y Birmania. Xishuangbanna representa solo 0.2 % del territorio de China, pero alberga muchas de sus especies: 16 % de sus plantas, 22 % de sus animales y 36 % de sus aves. Hoy, todas ellas están amenazadas por el caucho. Armado con nuevos árboles tolerantes al frío, el ejército chino estableció ahí plantaciones administradas por el gobierno. Posteriormente, los pequeños agricultores llenaron la mayor parte de la tierra que quedaba libre. Hoy puedes estar en la cima de un monte en Xishuangbanna y no ver nada más que árboles de caucho en todas direcciones. Por lo general, se requiere un mes de sangrado de látex de cuatro árboles para producir un solo neumático. Xishuangbanna no es lo suicientemente grande para satisfacer la demanda de Asia.
46 600 kilómetros cuadrados de selvas, un área mayor que Suiza. Y esta cifra no incluye las selvas taladas para construir nuevas fábricas procesadoras, casas para los trabajadores del caucho nuevos o caminos y senderos abiertos para llegar a las nuevas plantaciones. Toda esa producción –combinada con un descenso en la demanda– provocó que el precio del caucho disminuyera en años recientes, pero nadie espera que se detenga el crecimiento. El auge signiica que un visitante cualquiera, como yo, pueda conducir a lo largo del norte de Laos por la noche y ver incendios en los montes, causados por familias que despejan zonas con vegetación nativa para convertirlas en plantaciones nuevas. Signiica que adolescentes tailandeses conducen sus rugientes motocicletas bajo media docena de bolsas de basura llenas aplastadas por cargas de látex coagulado. Significa que poblaciones agrícolas enteras se despiertan a las dos de la mañana para sangrar árboles de caucho, porque el látex luye mejor antes del amanecer. La amenaza ecológica planteada por el auge del caucho va más allá de la pérdida de biodiversidad. Los árboles de caucho de estas nuevas plantaciones descienden de las semillas que Henry Wickham extrajo de Brasil. Tal como Henry Ford aprendió por las malas, estos árboles son muy el auge del caucho
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EUA Tubos de látex extruido esperan para ser cortados en bandas de caucho en Kenner Rubber Company, cerca de Akron, Ohio. La fábrica es un remanente de la antigua “capital mundial del caucho”, que alguna vez albergó a las cuatro empresas de neumáticos más grandes del mundo.
susceptibles a la plaga. Para los años ochenta del siglo xx, los cientíicos advertían que una sola espora errante del mal sudamericano que llegara al sureste asiático podría llevar a un rechinante freno a la era del automóvil. “El potencial de un desastre económico aumenta con cada vuelo transcontinental que aterriza en el sureste de Asia”, advirtieron en 2012 dos investigadores de la Universidad A&M de Florida. Un informe del año anterior de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura recomendaba que fueran inspeccionados todos los pasajeros con destino al sureste asiático, que hubieran estado en la zona de la plaga en Sudamérica en las tres semanas anteriores a su viaje. No se ha promulgado tal programa. Pese a que los cientíicos en Brasil han encontrado y hacen pruebas en variedades de árbol de caucho resistentes a la plaga, en Asia no se ha establecido ningún programa de reproducción de especies resistentes. En cuatro visitas no encontré a ni un solo agricultor que considerara estas variedades. Algo quizá más grave es que los árboles de caucho consumen mucha agua para producir látex. Fabricar neumáticos es como tomar el agua subterránea de los montes y ponerla en camiones para exportarla. En consecuencia, señala Xu, se están secando los pozos de las tierras altas y los ríos. La respuesta de la industria fue que “la gente puede obtener agua en botellas de plástico”, agrega con una mueca. Muy pronto, el caucho cubrirá la mayor parte del sureste asiático. Los problemas se extenderán desde China hasta el sureste de Asia. un día nublado y en deinitiva frío, conduje a la Reserva Nacional Natural de Nabanhe, en Xishuangbanna. Me acompañaban el director de investigación de la reserva, Liu Feng, y Gerhard Langenberger, un agroecologista de la Universidad Hohenheim de Alemania. El paisaje se alternó varias veces entre territorio virgen y plantaciones, lo que me recordó, para mi sorpresa, el mosaico de campos agrícolas y bosque que rodea mi hogar en Nueva Inglaterra. Nos dirigíamos a la reserva porque Liu y Langenberger piensan que da indicios de cómo puede coexistir el caucho con un ecosistema natural. 90
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EUA Los aviones dejan rastros de caucho al aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Nashville. Como no pueden fallar, los neumáticos de avión por lo general están hechos de caucho natural, que es más fuerte, flexible y con mayor capacidad que el caucho sintético para soportar la vibración.
A diferencia de la mayoría de las reservas naturales, Nabanhe está llena de gente. Su extensión de 200 kilómetros cuadrados incluye 33 comunidades pequeñas, con una población total de unos 6 000 habitantes. Se divide en tres zonas. En el núcleo no se permite ningún tipo de actividad humana, al igual que en un parque natural tradicional. Alrededor de este hay una zona de amortiguamiento, donde pueden vivir personas pero solo se les permite un uso limitado de recursos. Y rodeándola, hay una zona experimental, donde la gente puede cultivar, es decir, plantar y sangrar caucho. El equilibrio es difícil, indica Liu. Esa tarde vimos a pobladores arrancando plantas de caucho ilegales. Los malhechores fueron denunciados por
sus vecinos. La guardia forestal vigilaba mientras las plantas eran eliminadas. Unas horas después nos reunimos con algunos de los guardias a beber y comer. Uno de ellos me dijo que el castigo para los pobladores no había sido severo, solo quería que fueran respetuosos de las reglas. Langenberger opina que los cientíicos deben presentar los hechos y luego dejar que los pobladores locales decidan cómo manejar el paisaje. “No culpo a los agricultores. Han sido pobres en este lugar por mucho tiempo. Ahora tienen un cultivo que les permite participar en el mercado mundial. Los cientíicos no pueden –ni deben– decirles que dejen de cultivar caucho”, indica. La lógica de la conservación es prohibir toda actividad
humana en nombre de una selva vital. La lógica de la industria es cubrir cada pedazo de tierra con árboles de caucho. Langenberger espera que se pueda crear un estado de tensión productivo. La reserva de Nabanhe, opina él, puede mostrar el camino. Un pequeño esfuerzo para hacer que las cosas funcionen en este pequeño rincón del mundo interconectado. j
Charles C. Mann es colaborador frecuente de la revista. Es el autor de 1491, ganador de un Premio Keck por parte de la Academia Nacional de Ciencias de EUA al mejor libro del año, y del best seller 1493. MICHAEL LIONSTAR, ARCHIVO
Bajo la lupa Por Bill Bonner, archivista de National Geographic
Fotografiar las capas del tiempo Durante años, el fotógrafo Stephen Wilkes soñó con “comprimir las mejores partes del día y la noche en una sola fotografía”. Ahora, con la tecnología digital contemporánea, es capaz de tomar miles de imágenes y agruparlas en paisajes que comprenden el paso del tiempo. Para crear tomas como las de la sección Imágenes, Wilkes selecciona un paisaje, instala su cámara y equipo de cómputo, y establece un ángulo de encuadre fijo. Luego de investigar la trayectoria del sol, las fases lunares, el tiempo y más, elige una hora para empezar; en Yosemite, la luna llena iluminaría la cara de El Capitán a las 3:00 a.m. Después toma fotos continuamente durante el día y la noche, sin importar las condiciones que la naturaleza le ofrezca. “No tengo ningún control hasta el final del proceso, cuando tengo el control absoluto”, comenta. Wilkes tarda semanas para editar las miles de fotos de una sesión, en lo que considera “los 50 mejores momentos”. Decide el “vector temporal” de la imagen –dónde comenzará el ciclo de día y noche– y de qué manera transcurrirá el tiempo: de arriba abajo, de izquierda a derecha. Luego combina digitalmente las fotos para hacer capas con partes de unas y otras, hasta lograr una imagen compuesta sin cortes. El paisaje de Yosemite, visto en diagonal desde la esquina superior izquierda, evoluciona a partir de las 3:00 a.m. de un día hasta casi el amanecer del siguiente. Además de un escenario espectacular, muchas de las imágenes de Wilkes reflejan lo que él llama “momentos mágicos: personas que hacen cosas divertidas para celebrar su presencia en este extraordinario lugar”. —Patricia Edmonds
Tomas del famoso Medio Domo, de la mañana al mediodía, capturaron la luz del sol al recorrerlo.
Cuando el viento se calmó en la cascada Bridalveil, se formó un arcoíris el tiempo suficiente para aparecer en tres cuadros.
Un enfoque preciso resalta detalles, como las luces de las tiendas de los escaladores, suspendidas sobre la cara de El Capitán.
Para lograr una “narrativa humana”, Wilkes muestra visitantes a todas horas. Aquí, un hombre avienta a un niño por los aires.
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