Cuaderno de terapia familiar sistémica
MITOS, CREENCIAS Y VALORES FAMILIARES Psic. Gino Cavani Grau Los Mitos familiares en la Terapia familiar Sistemica.
Ferreira (1963), introdujo por primera vez el concepto de mito Interacciónn familiar familiar..- Aportes Aportes fam familia iliarr. En un libro bro clás clásic icoo “Interacció fundamentales sobre teoría y técnica”, obra que Carlos Sluzky selecciono y prologo; Antoni Ferreira expuso el tema de los mitos familiares. Estos mitos suelen servir de paradigmas familiares, ya sea para mantener el statu quo de la familia (homeostasis familiar) o para diagramar modelos de crecimiento y orientaciones para el cambio en los momentos de crisis. Si una familia desea negarse sus conflictos y problemas así misma, a menudo será necesario vender esos mitos al mundo exterior. Per, Wynne, años antes ya había descrito la seudoarmonia de las familias como formas relacionales de seudomutualidad, en la que el vinculo entre dos personas, anulaba la mismidad de una de ellas. Segú Segúnn Stie Stierl rlin in,, en un arti articu culo lo publ public icad adoo en la revi revist staa “Fam “Famil ilyy Process, de 1972, “distingue los mitos de la armonía, mitos del perdón y la expiación, y mitos del rescate. Después de este periodo de iniciación de los mitos familiares en la historia de la terapia familiar y la constitución de la familia, los mitos han sido objeto de estudio desde los seguidores de la Terapia Sistémica, como lo hicieron los fundadores del Grupo de Milán, en los años de inicio (década del 80) de una metodología sistémica. En este sentido nos referimos, por ejemplo a “el muchacho llorón”. Caso emblemático de los asociados de Milán, que aparece en un libro editorializado por Amorrourtu.
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Tamb Tambié iénn los los mito mitoss nos nos sitú sitúan an al inte interi rior or de una una pers perspe pect ctiv ivaa narrativista, aunque se hace una focalización dentro de cierto tipo de historias. Es decir, los mitos son historias, pero no todas las historias son mitos. Los mitos son símbolos de las familias, son el esta estand ndar arte te,, es el escu escudo do de arma armass de las las famil amilia ias, s, dond dondee se sostienen la visión de la familia con respecto a la vida, los hijos, el matrimonio, las separaciones, etc. Mediante el mito la familia busca definir el presente y el futuro. Según Andolfi (1989); la familia construye un mito que contrasta con la realidad biológica, y cultural en que vive la familia. Por ejemplo, la función paterna no es asignada al padre sino a un hijo. Volviend iendoo al cas caso del “El “El much uchacho acho lloró” ró” (1987 1987)) Bosco oscollo y colaboradores dice: “... este segundo matrimonio del señor y la señora Y, debía ser “perfecto para que ambos pudieron recuperar las perdidas sufridas en sus anteriores matrimonios “malos”. Es decir, cada cónyuge quería que sus hijos, porque se trataba de que cada progenitor sea mejor o “perfecto” que el anterior. Es decir, los hijos de padres perfectos no tienen problemas. Este mismo mito, el del estatus familiar, lo veremos en la obra de Mara Selvini, la perfección externa de la familia. Tiene mucho parecido al mito de la armonía de Stierlin. Hay familias que tiene que parecer ante los demás perfectos, como si no tuvieran ningún problema de convivencia. Volv Volvie iend ndoo a Ando Andolf lfi, i, me menc ncio iona na que que una una cara caract cter erís ísti tica ca de dell mito mito familiar es que se sitúa en una zona intermedia entre la realidad y la historia, mezclada con fantasía para crear nuevas situaciones en las que los elementos originarios son arbitrariamente utilizados y unidos entre sí.
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“el mito, entonces, pasa a ser la antítesis de la crónica: allí donde ésta no puede puede prescindir del mayor número de elementos de la realidad para desc descri ribi birr en form forma a apro apropi piad ada a cuan cuando do suce sucede de aquel. En cambio, crece se desarrolla pre preci cissame amente nte sobre los “hue huecos cos”, sob sobre la carencia o la insuficiencia de datos y exp xpllicaciones atendibles relativas a esos elementos”
En este “agujero” aparece la fantasía en la que se llena con una serie de conjeturas vinculadas a los grandes temas de la vida (la vida, la muerte, la supervivencia, el amor, el miedo a lo desconocido, la familia, etc) o interrogantes donde se exige una respuesta. Ento Entonc nces es,, en el mito mito coex coexis iste tenn elem elemen ento toss real reales es y elem elemen ento toss fantás fantástic ticos, os, estos estos dos dos ingred ingredien ientes tes contri contribuy buyen en a constr construir uir una REALIDAD para determinadas necesidades emotivas del hombre. El mit mito ind individ ividuual y el mito ito famil miliar se hall allan est estrech recham amen ente te conectados. Los mitos familiares surgen de cualquier configuración relacional, como en toda relación humana siempre se generan ambigüedades, inex inexpr pres esio ione nes, s, sile silenc ncio ios. s. Ento Entonc nces es ex exis iste tenn much muchos os punt puntos os de relación entre mito y reglas. El mito tiende a un orden constitutivo, por lo tant tantoo, se gene genera ra una una regl reglaa alre alred ded edor or del mito mito,, para ara prot proteg eger erlo lo.. La rupt ruptur uraa de la regl reglaa pone pone en evid eviden enci ciaa el orde ordenn constitutivo y la naturaleza del mito. Por ejemplo, los hijos adolescentes de padres que expresan su extrañeza de cómo el hijo a ¡cambiado!, ¡ya no es el mismo de antes!; 3
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el mito del “buen chico, eternamente niño y dependiente” pasa a sos sostene ener la regl egla de que nad nada deb ebee camb ambiar en la famil amilia ia y sobretodo en la modalidad de relación con los padres. Recue ecuerrdo, do, como como en una una sesió esiónn con con una fami amilia con una una hij hija anoréxica, chica de 21 años que pesaba casi 24 kilos, se agazapaba entre los padres prácticamente uniéndolos a través de sus huesudos brazos, y exclamando que ellos tenían que estar unidos hasta la muerte. Los mitos y las reglas tienen connotaciones dirigidas y tiende a perm ermanec anecer er cons consttante antes. s. El mito ito al igu igual que que la fábul ábulaa se va construyendo sobre una malla de acontecimientos. acontecimientos. El mito familiar se refiere a una serie de creencias, bastante bien integrada y compartida por todos los miembros de la familia, que ataña a cada uno de estos y a sus posiciones dentro de la vid vida familiar. Estas creencias no son cuestionadas por ninguna de las personas interesadas, no obstante las evidentes distorsiones de la realidad que suelen entrañar (Ferreira, 1963).
Existe una organización jerárquica de los mitos, para su creación y comprensión es necesario saber su significado por lo menos en tres gene genera raci cion ones es:: las las ex expe pect ctat ativ ivas as de cada cada uno uno con con resp respec ecto to al matrimonio, de los hijos, de la profesión y de la vida en general, resultan mas claras si se escrutinea la historia de la narrativa de la familia desde lo trigeneracional.
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El mito asume un dignificado protector para la familia. El mito es defe de fend ndid idoo tan tan tena tenazm zmen ente te y se cond conden enaa cual cualqu quie ierr inte intent ntoo de infringirlo. El mito representa la filosofía de la vida familiar, de las relaciones con los demás y sobre el cual cada miembro a construido su identidad, toda crítica que se dirija al mito será u ataque a la identidad. En terapia, la mejor estrategia suele ser respetar los mitos de la fami famili liaa y no atac atacar arlo loss dire direct ctam amen ente te,, aún aún cuan cuando do apar aparez ezca cann disfunciones. Whitaker a menudo juega con los mitos, de tal forma que los hace absurdos. Es una Psicoterapia de lo absurdo. Los mitos tienen relación con el pasado, a veces trigeneracional. En sesión los mitos estorban el cambio familiar. Cumplen una función, la de preservar el marco en donde, en su interior se sustentan las relaciones convivenciales. convivenciales. Existen mitos maritales como por ejemplo: “marido y mujer…pueden mujer…pueden ser los mejores amigos”, “debes hacer feliz a tu pareja”, los buenos maridos reparan la casa, las buenas esposas lavan la ropa”. La familia Vianini. Andolfi (1989)
El requerimiento de la psicoterapia había sido motivado por los trastornos de conducta de su hijo de trece años (los padres se habí habían an casa casado do hace hace quin quince ce años años), ), cuyo cuyo aisl aislam amie ient ntoo y esca escaso so rendimiento escolar lamentaban. Desde el primer encuentro, al que no llevaron al hijo con la excusa de querer primero “ofrecer un cuadro de las situación”, resulto evidente que el problema principal residía en la pareja; y por cierto esta no se esforzaba por dar una imagen distinta, como si el problema del chico hubiese sido tan concientemente utilizado para tener la ocasión de hablar de sus propias dificultades. 5
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La mujer, de 32 años, cuidada en su aspecto exterior, era muy vivaz, aparentemente sensible a las atenciones masculinas, y habría resultado decididamente atractiva de no ser por la risa estridente y ruidosa con que subrayaba sus momentos de hilaridad y que causaba desagrado en el observador. Más que reír, “ladraba”. Se percibía en ella una carga agresiva, que constractaba con la calma y el control exterior del marido, quince años mayor que ella y al que le faltaba un brazo, perdido como consecuencia de un accidente de trancito. Las interacciones seguían un estereotipo repetitivo en el que la mujer criticaba al marido y este ganaba tiempo negando las afirmaciones de ella. A pesar de hablar de las dificultades del matr matrim imon onio io,, habí habíaa en su rela relaci ción ón reci recipr proc ocaa una una dist distan anci ciaa y una una friald frialdad ad em emoti otiva va que impres impresion ionaba abann desfav desfavor orabl ableme emente nte.. El hijo hijo parecía haber sido designado desde un principio para asumir el papel de mediador entre los dos. El cuadro empezó a aclararse cuando el dialogo se desplazo hacia las familias de origen de cada uno de ellos. Ambos provenían de la misma ciudad. La de la mujer había debido afrontar, cuando ella todaví todavíaa era era niña, niña, graves graves dificu dificulta ltades des económ económica icass debida debidass a una quiebra en los negocios del padre, que este no había podido saldar.. Por ese motivo toda la familia se había visto obligada a abandonar la ciud ciudad ad dond dondee viví vivíaa y dond dondee hab había logr ogrado ado tene ener ami amistade tadess prestigiosas, para huir precipitadamente a suiza. Allí la paciente y su único hermano, menor que ella, se encontraron de un día para el otro, con una cultura y una lengua completamente distintas, sin amigos y con la necesidad de adaptarse a una escuela totalmente desconocida. A pesar de todo, estas dificultades fueron superadas bastante rápi rápida dame ment nte. e. La madr madree de ella ella apre aprend ndió ió el idio idioma ma.. El padre adre consiguió, gracias a un amigo, rehacerse y alcanzar una posición 6
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digna; la madre, cambio y a pesar de las apariencias, no logro adaptarse al nuevo ambiente y en el fondo de su corazón deseaba ardientemente regresar a su patria, cerca de sus parientes. Hasta que se presento una complicación sentimental: el marido entablo una relación con una amiga de su hija que frecuentaba la casa. Fue sorprendido por su hija cuando se hallaba con la amiga, y esto represento la clásica gota que hace desbordar el vaso. Pero fue la hija, la que sintiéndose doblemente traicionada (por el padre y la amiga), tomando la decisión de volver a Italia y su madre y hermano la siguieron. En esos años se fueron construyendo su nuevo rol y papel familiar. Ella y su hermano tuvieron que afrontar res respons onsabl ablem emen ente te situ ituacio acione ness “que que les qued quedab abaa gran grande dess”, sacrificando exigencias y expectativas propias de su edad, tomando decisiones importantes en el lugar de la madre. Su función era de la pers person onaa comp compet eten ente te de la fami famili lia. a. Se sacr sacrif ific icoo por por los los de demá más. s. Incl Inclus usoo rean reanud udoo sus sus rela relaci cion ones es con con el padre adre,, a trav través és de su hermano, intensificándose luego por el matrimonio, ya que el esposo se vinculo estrechamente con su suegro. La “mar “marca ca de la nece necesi sida dad” d” de “sos “soste tene ner” r” y “rep “repar arar ar”, ”, que que se desarrollo como obligación personal a consecuencia de la búsqueda de un “sostén” que faltaba en su familia de origen y del deseo conflictivo de reparar el vinculo con el padre perdido, la llevo a casarse con un marido invalido, y mucho mayor que ella, el señor vian vianin inii, que que en ese tie tiempo salía alía de una seri seriee de relac elacio ionnes sent sentiime ment ntal ales es poco fel felices ices y que que había abía dej ejad adoo a su ulti ultima ma compañera por “no obligarla a vivir con un hombre mutilado”. La nuev nuevaa comp compañ añer era, a, la seño señora ra Vian Vianin ini, i, se habí habíaa conv conver erti tido do en su enfermera perfecta, un rol que le permitía desplazar a un segundo plano sus propias dificultades sexuales, absorbida como estaba en su misión.
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Solo en el momento de esta elección la persona se halla en la necesidad de afrontar esta responsabilidad de sus acciones y de veri verifi fica carr en la real realid idad ad lo que que hast hastaa ese ese mome moment ntoo solo olo se ha permitido vivir en la fantasía, a menudo en contradicción con el mundo que le rodea. De todos modos siempre se hace el intento de integrar, de conciliar, los elementos disonantes; es decir, de hallar una una form formaa de comp compro romi miso so que que satis atisfa faga ga al mism mismoo tiem tiemppo las las exig ex igen enci cias as vinc vincul ulad adas as con con el mand mandat atoo famil amilia iarr y las que que en la fantasía o en la realidad se contraponen a el. Por lo tanto, la Señora Vianini, al casarse, podía hacer frente, por un lado, a sus expectativas de unirse a un hombre, que le diese garantías de seguridad económica y la reintrodujese reintrodujese en un ambiente social del cual había sido excluida. Pero, por otro lado, podía hallar un hombre invalido y mucho mayor que ella la satisfacción de la necesidad de “sostener” a una persona que reclamaba su ayuda y de “reparar” (por la edad de su marido) la rela relaci ción ón comp compro rome meti tida da con con un padr padree muy muy quer querid idoo que que la habí habíaa traicionado al relacionarse con su amiga de ella; un padre frente al cual ella no podía asumir una posición de indefensión, como habías ocurrido antes, sino una posición que le permitiera mantener el control mediante su función de “enfermera”. A su padre la había “dejado” el hermano menor, porque “a mi madre la veía mas débil, mas necesitada de apoyo…”me parecía justo que estuviese con mi padre, que por ser hombre podía formarlo mejor… Mi madre es una mujer que nunca ha sido muy fuerte de carácter, por lo que pensé que , yo era ya mas grande, seria justo que se apoyase en mi”( en la época a la que correspondía este discurso, la señora Vianini tenia quince años). Los mitos corresponden a una época trigeneracional de la historia famili familiar ar y es import important antee inicia iniciarr una una invest investiga igació ción, n, que se inicie inicie 8
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desde la clínica sistémica con familias de nuestro contexto social, en donde aparecen los mitos. Estos tienen un arraigo cultural y soci social al y es lo que que las las fami famili lias as util utiliz izan an de desd sdee su ento entorn rno, o, para para “estabilizarse” “estabilizarse” ante las crisis.
Bibliografía.
Andolfi, M. Tiempo y mito en la Psicoterapia familiar. 1998. Ed. Paidos. Bateso Bateson, n, Grego Gregory. ry. 1963. 1963. Intera Interacci cción ón famili familiar. ar. Edici Edicione oness Buenos Buenos Aires. Bs.As. Boscoso,L.Selvini,M. y otros. Terapia familiar sistémica de Milán. Ed. Amorrortu. 1999. Lazarus, A. Mitos Maritales.1985. Selvini, M. “Los Juegos Psicoticos de la Familia”. Editorial Paidos. 1989. BS.AS.
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