EN BUSCA DE LA MEMORIA PERDIDA Samuel Fritz y la fundación de Yurimaguas
EN BUSCA DE LA MEMORIA PERDIDA Samuel Fritz y la fundación de Yurimaguas Yurimaguas SEGUNDA EDICIÓN Derechos de autor reservados Aristóteles Alvarez López Diseño de carátula y diagramación Roger Bernardo Soplin García
[email protected] Carátula Plano de Samuel Friíz Impresión: Editora La Región SAC Raymondi N° 239, Iquitos - Telf.: 22-1308 Iquitos - Perú Hecho el Deposito Legal en la Biblioteca Nacional Nacional del Perú con N° 2015-09248 Iquitos, Loreto, Perú Río Amazonas Agosto del 2015 Todos los derechos reservados. Este libro no puede ser en parte o totalmente reproducido, memorizado en sistema de archivo, transmitido en cualquier forma, medio electrónico, mecánico, fotocopia o cualquier otro, sin la previa autorización del autor.
CONTENIDO PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN .................................... 07 NOTA A LA SEGUNDA EDICIÓN ........................................... 09 PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN ..................................... 11 PRESENTACIÓN ....................................................................... 13 INTRODUCCIÓN ...................................................................... 17 I.
EL FABULOSO NUEVO MUNDO............................... 23
II. EL REDESCUBRIMIENTO DEL AMAZONAS.......... 27 III. LOS JESUITAS EN EL AMAZONAS ........................... 33 IV. ¿QUIENES ERAN LOS JESUITAS? ............................. 39 V. ¿QUÉ ERAN LAS "REDUCCIONES"? ......................... 43 VI. "EL MODO DE PROCEDER" JESUITA EN LAS "REDUCCIONES DE MAYNAS" ................... 47 VII. CIENTO TREINTA AÑOS DE LABOR CIVILIZADORA Y MISIONERA ................................. 53 VIII. SAMUEL FRITZ: VIDA Y OBRA ................................. 63 VIAJE A LIMA ............................................................. 67 LA MUERTE DEL P. SAMUEL FRITZ ......................... 73 IX. FRITZ, EL HOMBRE Y EL MITO ................................ 77 X.
LA "NACIÓN" DE LOS YURIMAGUAS ..................... 81
XI. ¿QUIENES ERAN LOS YURIMAGUAS? ..................... 83 XII. SU UBICACIÓN ........................................................... 85 XIII. SU LENGUA ................................................................ 87
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XIV. FRITZ Y LOS YURIMAGUAS ...................................... 8 XV. TRASLADO DE LOS YURIMAGUAS A o
SAN JOAQUIN DE LOS OMAGUAS..... ...................... 9 XVI. TRASLADO DE LOS YURIMAGUAS A SU ASENTAMIENTO DEFINITIVO ............................ 9 XVII. El P. JOSEPH XIMÉNEZ Y LOS YURIMAGUAS
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XVIII. DECAIMIENTO Y FIN DE LAS MISIONES .............. 10 XIX. FRANCISCO REQUENA Y LA GOBERNACIÓN DE MAYNAS ................................. 11 BIBLIOGRAFÍA BÁSICA CONSULTADA.............................. 11
ANEXOS
SAMUEL FRITZ A TRAVÉS DE SUS CARTAS ...................... 12 EL MAPA DEL P. SAMUEL FRITZ......................................... 16 NOTAS SOBRE EL MAPA DEL RÍO MARAÑÓN O AMAZONAS ........................................... 16 MAPAS MAPA DEL RÍO MARAÑÓN O AMAZONAS HECHO POR SAMUEL FRITZ (1691).......................... .......... 17 MAPA ELABORADO POR P. JUAN MAGNIN (1740) ........... 17 MAPA DE LOS MISIONEROS JESUITAS (1751) .................... 17 MAPA ELABORADO POR FRANCISCO REQUENA (1791) .............................................. 17 AGRADECIMIENTOS ............................................................. 181
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PR LOGO A LA SEGUNDA EDICI N Agradezco a Aristóteles Álvarez López por ofrecerme la oportunidad de prologar esta 2 o edición de su libro En Busca de la Memoria Perdida, con el cual revive el recuerdo de un notabilísimo misionero de la selva amazónica, el padre Samuel Fritz, de la Compañía de Jesús. El trabajo emprendido por el autor se arraiga en los documentos de la época (siglos XVII y XVIII), especialmente en las cartas del propio Fritz, que es nada menos que el fundador -en 1709- de la progresista ciudad de Yurimaguas. El Dr. Álvarez traza minuciosamente la biografía del padre Fritz. Al leerla se nos presenta la extraordinaria figura de aquel jesuíta, nacido en la Bohemia germánica, que muy joven solicita a sus superiores le envíen a la Amazonia para evangelizar a los nativos. Tal objetivo primario de la vocación de Fritz se vio magistralmente complementado con sus admirables trabajos como científico, geógrafo y cartógrafo, elogiado por sabios europeos como La Condamine. Merece Fritz además nuestro reconocimiento. Fue él un valiente defensor de las etnias nativas de Maynas y
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de los territorios de la región hispano-quiteña-peruana, amenazada por las temibles "malocas" de los bandeirantes luso-brasileños del Pará. Samuel Fritz, como Francisco de Requena más tarde, son auténticos promotores de nuestra integridad territorial. Como jesuita, expreso mi gratitud a Aristóteles Álvarez López por esta obra, con la que no sólo hace justicia a la titánica labor de la Compañía de Jesús en las misiones de Maynas, sino también porque -con este libro- cumple una tarea de afirmación peruanista. Lima, junio de 2015
Armando Nieto Vélez S.J. Presidente de la Academia Nacional de la Historia
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NOTA A LA SEGUNDA EDICI N Han transcurrido seis años desde que fuera publicada "En Busca de la Memoria Perdida - Samuel Fritz y la Fundación de Yurimaguas". En este período se ha logrado generar un amplio consenso ciudadano en la provincia de Alto Amazonas respecto de la figura del P. Samuel Fritz S.J., como fundador de la ciudad de Yurimaguas. Han contribuido en ello los trabajos realizados por el P. Carlos Murayari Amasifuen y las iniciativas desarrolladas al respecto por la Municipalidad Provincial de Alto Amazonas; que posibilitaron que por acuerdo unánime del Concejo Municipal, el alcalde de la provincia profesor Juan Daniel Mesia Camus expidiera la Ordenanza Municipal N° 019-2012-MPAA-Y, de fecha 26 noviembre de 2012, mediante la cual se consagra el día 8 de diciembre de 1709 como la fecha de fundación de Yurimaguas, teniéndose como su fundador al referido sacerdote jesuita Samuel Fritz. Desde entonces se conmemora esta fecha como la de su fundación, habiéndose incorporado al calendario cívico de la ciudad. En tiempos recientes se ha publicado -a iniciativa del antropólogo iquiteño Santiago Rivas Panduro- el artículo "Los Solimoes o Jurimaguas" del antropólogo e investigador brasileño Antonio Porro, donde se hacen aportes en el conocimiento de la etnia de los Yurimaguas, que durante los siglos XVI - XVII, ocuparon extensos territorios en la várzea o llanura inundable del bajo Amazonas, ubicados entre las desembocaduras de los ríos Coari y
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el Purus (que hoy pertenecen al Brasil), y de los que fueron desalojados progresivamente por acción de las milicias bandeirantes y de la armada portuguesa, ante la desidia y desinterés del entonces Reino de España/como se da cuenta en este trabajo. Sin embargo, subsiste el misterio sobre la lengua de los Yurimaguas, entre otros aspectos de su cultura. Esta Segunda Edición de "En Busca de la Memoria Perdida", contiene algunas notas ampliatorias y/o precisiones que nos permiten mejorar nuestros conocimientos sobre un período decisivo en la Historia de la Amazonia; período que gracias a las enérgicas -y hasta heroicasacciones defensivas de los jesuitas, franciscanos y de la propia población nativa, hicieron posible la preservación misma de estos extensos territorios para la Corona española y posteriormente para el Perú. Nuestro país mantiene una deuda histórica con estos heroicos hombres que, como Fritz, hicieron posible la existencia de la Amazonia peruana. Iquitos, junio de 2015. EL AUTOR
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NOTA A LA SEGUNDA EDICI N Han transcurrido seis años desde que fuera publicada "En Busca de la Memoria Perdida - Samuel Fritz y la Fundación de Yurimaguas. En este período se ha logrado generar un amplio consenso ciudadano en la provincia de Alto Amazonas respecto de la figura del P. Samuel Fritz S.J., como fundador de la ciudad de Yurimaguas. Han contribuido en ello los trabajos realizados por el P. Carlos Murayari Amasifuen y las iniciativas desarrolladas al respecto por la Municipalidad Provincial de Alto Amazonas; que posibilitaron que por acuerdo unánime del Concejo Municipal, el alcalde de la provincia profesor Juan Daniel Mesia Camus expidiera la Ordenanza Municipal N° 019-2012-MPAA-Y, de fecha 26 noviembre de 2012, mediante la cual se consagra el día 8 de diciembre de 1709 como la fecha de fundación de Yurimaguas, teniéndose como su fundador al referido sacerdote jesuíta Samuel Fritz. Desde entonces se conmemora esta fecha como la de su fundación, habiéndose incorporado al calendario cívico de la ciudad. En tiempos recientes se ha publicado -a iniciativa del antropólogo iquiteño Santiago Rivas Panduro- el artículo "Los Solimoes o Jurimaguas" del antropólogo e investigador brasileño Antonio Porro, donde se hacen aportes en el conocimiento de la étnia de los Yurimaguas, que durante los siglos XVI - XVII, ocuparon extensos territorios en la várzea o llanura inundable del bajo Amazonas, ubicados entre las desembocaduras de los ríos Coari y
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el Purus (que hoy pertenecen al Brasil), y de los que fueron desalojados progresivamente por acción de las milicias bandeirantes y de la armada portuguesa, ante la desidia y desinterés del entonces Reino de España, como se da cuenta en este trabajo. Sin embargo, subsiste el misterio sobre la lengua de ¡os Yurimaguas, entre otros aspectos de su cultura. Esta Segunda Edición de "En Busca de la Memoria Perdida", contiene algunas notas ampliatorias y/o precisiones que nos permiten mejorar nuestros conocimientos sobre un período decisivo en la Historia de la Amazonia; período que gracias a las enérgicas -y hasta heroicas- acciones defensivas de los jesuítas, franciscanos y de la propia población nativa, hicieron posible la preservación misma de estos extensos territorios para la Corona española y posteriormente para el Perú. Nuestro país mantiene una deuda histórica con estos heroicos hombres que, como Fritz, hicieron posible la existencia de la Amazonia peruana. Iquitos, junio de 2015. EL AUTOR
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PRESENTACI N Kamila Simková y Vladimir Simek llegaron a Iquitos un cálido día del año 2000. Kamila, era una eminente geógrafa de la Universidad de Praga; Vladimir, un destacado cámara de la Televisión Checa. Traían una extraña misión: rescatar "la memoria perdida" del P. Samuel Fritz, nacido en Trutnov (República Checa) en 1654 y fallecido en 1724 en un remoto rincón de la selva, a orillas del río Aipena, llamado Jeberos. Más de tres siglos de olvido habían caído como una sombra de plomo sobre una de las figuras más brillantes y multifacéticas de la historia de las misiones en la Amazonia. Querían seguir la corriente desde las alturas congeladas donde nace el Amazonas hasta la plaza de la pequeña ciudad donde nació, y dar un grito que remeciera la conciencia de la sociedad somnolienta. La aventura compleja de la vida de Fritz es por demás vertiginosa: después de haber entrado en la Compañía de Jesús es enviado al Colegio de Quito, desde donde parte para hacerse cargo de los Omaguas. Erige la capilla de Nuestra Señora de las Nieves junto al rumor de Huallaga; funda Yurimaguas y otros pueblos de la misma raíz étnica. Por si esto fuera poco su espíritu inquieto le lleva en 1689 a Pará, donde llega un 11 de setiembre. Bajo sospecha de espionaje de la corona española es detenido por orden del Gobernador del Marañón durante veintidós largos meses. Infatigable y erudito cosmógrafo, en estos viajes recoge toda experiencia del tiempo para trazar detalladamente el primer mapa del Amazonas, que constituye una aproximación, en 1691. En 1693, de viaje a Limas, tiene los elementos suficientes para hacer el
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trazado definitivo del cauce más ancho, profundo, caudaloso y prolongado de los ríos de la tierra. Por si esto fuera poco, nuestro héroe está comprometido en el traslado de aguas arriba de los omaguas para que se vieran libres de las cacerías de los bandeirantes. Después de haber fundado pueblos y reducciones, en 1714 se vuelve misionero teniendo como base a Xeberos, donde muere el 18 de marzo del año 1724. Entre tantas cosas que nos dejó, quedaría de él un legado para la historia de Loreto: a partir de sus informaciones fronterizas, el Gobernador de Maynas elaboraría un documento que daría pie a la formulación de la Cédula Real de Carlos IV que el 15 de julio del 1802 anexionaría los territorios de Maynas, hasta entonces pertenecientes a la Audiencia de Quito, del Virreinato de Nueva Granada, al Virreinato del Perú. El centro de Estudios Teológicos de la Amazonia (CETA) decidió entonces abrir un camino ancho y generoso que, volviendo a los orígenes, reprodujera las fuentes históricas hasta llegado el siglo XX de este espacio de bosques y ríos en sucesivas etapas en el tiempo. Nacía así la colección MONUMENTA AMAZÓNICA. Conquistadores, misioneros, agentes gubernamentales, científicos y viajeros, extractores y testimonios indígenas, son las series que se han venido publicando hasta alcanzar hoy los cuarenta volúmenes. Y ahí llega el Dr. Aristóteles Álvarez, expresidente de la Corte Superior de justicia de Loreto, que ha querido rememorar la escuela que durante más de un siglo ha dejado la herencia de maestros de la estatura intelectual y ética como Valcárcel, Jenaro Herrera, Rómulo Paredes, y otros eruditos de la cultura, desenterrando esta figura que cabalgó entre los siglos XVII y XVIII,
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logrando el más alto nivel de actividad en su quehacer misionero. Bien podemos decir que Álvarez es todo un "converso" a la historia genuina, que descubre aspectos que están más allá del imaginario popular. Es un buscador de los tesoros en los orígenes de los pueblos y ciudades de la Amazonia. Pero, además, el rigor de este jurisconsulto hace que le sintamos como un verdadero y sereno relator de mundos que están más cerca de las realidades históricas que de la altisonancia de retóricas de cortes y parlamentos. La sobriedad y rigor en su estructura nos llevan a comprender que la metodología empleada ha sido correcta. Una palabra final. Dentro de pocos días en el centro Cultural Infantil IRAPAY se dedicará la sala de Auditorio precisamente a recuperar aquella memoria que había quedado enterrada y que quisiéramos fuese conocida por los niños para que comprendan la riqueza de un pasado que está naciendo de en medio de la oscuridad de la noche. Esperamos que obras como éstas se editen con mayor frecuencia y que las autoridades políticas sientan que, al mismo tiempo que se abren iniciativas de desarrollo económico, se impulsen avances en la conciencia popular, que han de recoger las inmensas riquezas de la memoria que se sumergió en el silencio. No hay duda que el Dr. Álvarez da un paso al frente, clarificando un perfil cubierto hasta ahora por el musgo del tiempo. Iquitos, 7 de abril del 2009 Joaquín García Sánchez CETA
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INTRODUCCI N El trabajo que tiene entre manos, amable lector, halla su génesis en la lectura del célebre Diario del padre Samuel Fritz. La obra tuvo en quien escribe, los efectos de un relámpago en la noche. Te ilumina por un instante, presentándote las imágenes reales de los escenarios y las cosas que te rodean. Hasta antes de su lectura, sabía lo que se había sostenido por generaciones respecto de la fundación de la ciudad de Yurimaguas, esto es, que dicho pueblo había sido formado por la unión de dos 'naciones' o etnias amazónicas: los "Yuris" y los "Omaguas". De pronto, esta equívoca percepción se desvanecía como la bruma al amanecer en el bosque, y la historia oculta se abría paso, contada por su principal protagonista. Conversé sobre el tema con el padre Joaquín García Sánchez, OSA, quien tuvo la generosidad de escribir un artículo que fue publicado, a modo de introducción a la reedición de dicho Diario, con ocasión de celebrarse el 15 de agosto la festividad de la Virgen de las Nieves, Patrona de Yurimaguas. La publicación estuvo a cargo de la Corte Superior de Justicia de Loreto 1. Sin embargo, este "punto de quiebre" vivido en el conocimiento de la historia de Yurimaguas plantea nuevos desafíos o incógnitas que hacen necesario abordarse. Al hacerlo, en realidad, debe asumirse de manera amplia- la compleja historia de la Amazonia peruana. Desde hace varios años, son muchos los esfuerzos que se vienen haciendo por parte de entidades y profesionales
' Samuei Fritz, Fundador de Yurimaguas. Edición a cargo de la Corte Superior de Justicia de Loreto. Editora La Región. Iquitos, agosto de 2008.
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especializados en la materia. En ese senti do, debe destacarse el trabajo de investigación y difusión que dirige el referido padre Joaquín García Sánchez, Director del Centro de Estudios Teológicos de la Amazonia- CETA, quien como principal animador del Proyecto Monumenta Amazónica, lleva publicados alrededor de 40 tomos de obras de extraordinario valor histórico. Estos nuevos conocimientos sobre la historia de la amazonia peruana requieren darse a conocer a un público más amplio; debiendo ser difundidos en nuestros Centros de Estudios: Universidades y Centros Educativos de todos los niveles; reformándose los Planes de Estudios, para no seguir impartiéndose falacias, como historia oficial. Hay un proverbio que viene desde muy antiguo, y contiene una gran verdad: "No se quiere lo que no se conoce". Debemos tenerlo siempre presente al reflexionar sobre nuestra responsabilidad, especialmente con los jóvenes, que son el futuro de nuestra Región y País. El título de la obra proviene de la novela En busca del tiempo perdido, del genial escritor francés Marcel Proust (1871-1922). A través de esta vasta obra, Proust se propuso recuperar -novelada- los acontecimientos del pasado, que moldearon y condicionaron el tiempo que le tocó vivir. Guardando las obvias distancias, este modesto trabajo pretende contribuir al conocimiento de un período crucial en la historia de la amazonia peruana, y que por diversas circunstancias ha permanecido oculto para el gran público, ignorándose el sacrificado trabajo de cientos de hombres del más alto nivel intelectual y moral de la época, que imbuidos de una fe indestructible, asumieron la titánica obra de civilizar y
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evangelizar las numerosas "naciones" o etnias que habitaban estos extensos bosques amazónicos, en estado que podríamos llamar primitivo. Gracias a su heroico trabajo, estos hombres, aun a costa de sus propias vidas, formaron pueblos, organizando y conduciendo además- la tenaz resistencia de las poblaciones indígenas, contra las invasiones y crímenes de la armada y los bandeirantes portugueses. A pesar del poco interés de la corona española por defender estos territorios, logró preservarse lo que hoy existe como selva amazónica del Perú. Nuestra República heredó el sacrificio de estos extraordinarios hombres, a quienes debemos nuestra perenne gratitud y reconocimiento. Como en su momento lo dijo ese otro gran hombre que contribuyó al engrandecimiento territorial del Perú, don Francisco Requena, quien refirió que sin las sandalias de los padres jesuitas y franciscanos, España habría llegado tarde a la Amazonia; y que dicha región no habría sido de España -ni del Perú, decimos hoy-; otra bandera habría flameado en el Marañón y el Amazonas. Iquitos, abril de 2009.
EL AUTOR
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SAMUEL FRITZ Sacerdote católico de la orden de los jesuitas. Nació el 9 de abril de 1654 en Trautenau- Bohemia (entonces Alemania, hoy República Checa). Recorrió, exploró y defendió la selva amazónica y sus habitantes desde su arribo en 1685, hasta su muerte el 20 de marzo de 1725, a los 71 años de edad, en el pueblo de La Concepción de Jeberos (hoy distrito de Jeberos, Provincia de Alto Amazonas). Aprendió las lenguas nativas y sus costumbres, para predicarles en sus propios idiomas y atraerlos al cristianismo. Fundó cerca de 41 pueblos o "Reducciones" entre las diversas "naciones" o etnias aborígenes a orillas del Marañón y Amazonas, desde la boca del río Ñapo hasta el río Negro; siendo el más importante de ellos el traslado, en 1709, de la etnia de los Yurimaguas del río Negro, a orillas del río Huallaga con Paranapura (actual ciudad de Yurimaguas, capital de la Provincia de Alto Amazonas, de la que con toda justicia es su fundador). En 1691 elaboró el primer Mapa geográfico del gran río Amazonas, que aun hoy causa asombro y que durante siglos sirvió al mundo para el conocimiento de esta vasta región. Fue el primer gran defensor de los nativos y los territorios amazónicos hispano- peruanos contra la piratería y los crímenes de los "bandeirantes" luso- brasileños. Podríamos decir con Goethe, refiriéndose a otro personaje de la Historia: ¡He ahí un Hombre!
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EL FABULOSO NUEVO MUNDO Desde el descubrimiento de América por Cristóbal Colón, especialmente después de las conquistas de los imperios Azteca e Inca, se originaron en Europa fabulosas crónicas sobre el Nuevo Mundo, relatadas por navegantes españoles, portugueses, italianos, franceses, ingleses y holandeses; reviviéndose y dándose nuevos contornos a antiguos mitos griegos y leyendas de Occidente como la existencia de una ciudad de oro ("El Dorado"), las aguerridas mujeres "Amazonas", los gigantes ciclópeos, los hombres sin cabeza ("descabezados"), entre tantas otras, que se encuentran entremezcladas con observaciones reales de las culturas desarrolladas en América durante miles de años de evolución. La literatura sobre los relatos de viajes adquirió un nuevo impulso a partir de 1526 que se publica en España por Gonzalo Fernández de Oviedo su Sumario de lo Natural y General Historia de las Indias, que recorrió Europa, despertando la curiosidad, la imaginación y el culto a la aventura del hombre occidental. A esta obra siguieron otras, entre las que destacan la Colección sobre el descubrimiento de América de Hakluyt, publicado en Londres, en 1582. Otras crónicas fabulosas fueron recogidas, publicadas e ilustradas -con escenas de su febril imaginación, dando aparente verosimilitud a los relatospor el librero alemán Theodor Dietrich de Bry, en 1590, en su Colección de los Grandes y Pequeños Viajes. Su hijo, Johann Theodor de Bry, continuó con este trabajo, publicando en 1617 la
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obra América, que incrementó el imaginario europeo sobre fabulosas riquezas y seres extraordinarios existentes en el Nuevo Mundo, potenciando la desatada codicia de hombres y gobiernos 2 .
Theodor de Bry: América. Traducción del alemán al castellano por Gunda Wierhake. Publicado por el Banco C entral del Ecuador. Quito, 2004. 2 Johann
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Imaginaria Manoa o el Dorado, (s. XVI)
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II EL REDESCUBRIMIENTO DEL AMAZONAS Un acontecimiento fortuito habría de dar lugar al redescubrimiento del Río Grande de las Amazonas en 1637, y con ello el reinicio de las exploraciones y la ocupación de los territorios con centros poblados organizados al modo de vida occidental. Desde su descubrimiento por Francisco de Orellana en 1542, y la trágica expedición de Pedro de Ursúa- Lope de Aguirre, en 1559, habían transcurrido cerca de 100 años sin que la vida en los bosques amazónicos sufriera grandes alteraciones. Fueron los bandeirantes y la armada lusitana (por la Corona de Portugal), así como los sacerdotes jesuitas y franciscanos (por la Corona Española), los principales protagonistas de la conquista y "occidentalización” de la selva amazónica. En menor
grado lo fueron ingleses, holandeses, y franceses. Las dos principales expediciones promovidas desde el Virreinato del Perú en busca del País de la Canela y el quimérico "Dorado", no representaron mayores trastornos en la vida amazónica: 1) la expedición de Gonzalo Pizarro y Francisco de Orellana, organizada desde Quito, en 1539, en que lueg o de muchas vicisitudes y el retorno de Gonzalo Pizarro a Quito (para emprender una nueva aventura que culminaría con su decapitación), el 12 de febrero de 1542, Francisco de Orellana, siguiendo el curso del río Ñapo ingresa al Rio Grande de las Amazonas, teniéndose como su descubridor. Formó parte de su
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expedición, como cronista, el padre dominico Gaspar de Carbajal, cuya Relación nos revela los detalles de este célebre viaje( 3). 2) la trágica y no menos célebre expedición de Pedro de Ursúa y Lope de Aguirre, organizada desde Moyobamba, en 1559, con el objeto de descubrir las tierras de Omagua y El Dorado; en la que participaron experimentados tripulantes que habían formado parte de la expedición de Francisco de Orellana en su travesía del descubrimiento. Siguiendo el curso de los ríos Mayo y Huallaga, entraron al Marañón y luego al Amazonas; siendo el primero de ellos asesinado el 1 o de enero de 1561, en el poblado denominado "Machiparo" (desembocadura del río Putumayo). Continuaron las traiciones y asesinatos entre los expedicionarios, llegando Lope de Aguirre a proclamarse "Rey de los Marañones", desconociendo la autoridad del rey español. El 4 de julio del mismo año salieron al Mar del Norte (Atlántico), enrumbando hacia el Caribe, asolando los pueblos que encontraban a su paso. Finalmente, Lope de Aguirre fue vencido y ejecutado el 27 de octubre de 1561, en Barquisimeto (actual Venezuela), y su cabeza expuesta en una jaula de hierro en la ciudad de Lima ( 4). Durante cien años aproximadamente, la corona española prohibió nuevas expediciones a la Amazonia, proscribiendo también la publicación de las crónicas escritas sobre los viajes realizados. Existía el fundado temor de que países como Inglaterra y Holan da Fray Gaspar de Carbajal: Relación del Nuevo Descubrimiento del Río Grande de las Amazonas 1541- 1542, que descubrió por muy gran ventura del Capitán Francisco de Orellana. En Historiadores y Cronistas de las Misiones. Quito, Ecuador, 1960. Pág. 443 y siguientes. 4 José A. del Busto Duthurburu y oíros: Historia Cronológica del Perú. Ediciones Copé, Lima- Perú, 2006. Pág, ¡07. 3
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conquistaran estos extensos territorios, pues sus navíos, especialmente la armada holandesa, habían ganado la primacía marítima y amenazaban las posesiones españolas y portuguesas de ultramar. Los puertos del Callao y Guayaquil sufrirían los embates de los corsarios holandeses e ingleses. Es en este contexto en que se produce el acontecimiento fortuito del redescubrimiento del Gran río Amazonas. Abreviando, diremos que un puñado de 8 hombres, entre ellos los frailes franciscanos Domingo de Brieva y Andrés de Toledo, sobrevivientes de una rebelión de la etnia de los "encabellados" (alto río Ñapo), siguiendo el curso de las aguas, ingresaron al Amazonas, y con asombrosa buena suerte, llegaron al Pará portugués cuatro meses después (5 de febrero de 1637). Relataron su hazaña a los portugueses, quienes de inmediato se aprestaron a explorar los ignotos territorios -acompañados, obviamente, de sus inesperados "guías" españoles-, organizando una poderosa expedición de aproximadamente 2000 hombres, al mando del experimentado navegante portugués capitán Pedro de Teixeira; quienes salieron de la ciudad de Pará el 17 de octubre de 1637, arribando a la ciudad de Quito el 24 de junio de 1638, esto es, ocho meses después. La demora en el viaje de Teixeira obedeció al detallado conocimiento del territorio amazónico que iba tomando la expedición. Las consecuencias de este reconocimiento vendrían poco tiempo después. o
El asombro y la preocupación de las autoridades españolas fue mayor, por la amenaza que ello representaba a las ciudades coloniales y los ricos yacimientos de oro y plata ubicados en la
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Sierra. Después de varios meses de consultas, el Virrey de Lima, Conde de Chinchón, ordenó el retomo de la expedición por la misma ruta, regresando acompañados de una pequeña comisión encargada de hacer una "Relación" del territorio "redescubierto". El 16 de febrero de 1639 salen de Quito siguiendo la ruta de los ríos AguaricoÑapo- Amazonas; llegando al Pará el 12 de diciembre de 1639. La comisión estuvo integrada por los padres Domingo de Brieva (franciscano), Andrés de Artieda y Cristóbal de Acuña (jesuitas). Este último es el autor del igualmente célebre informe "Nuevo Descubrimiento del Gran Río de las Amazonas", publicado en Madrid en 1641( 5). En este punto, debe acotarse un hecho importante: durante 60 años, aproximadamente, las coronas de España y Portugal se mantuvieron unificadas, conformando el más grande imperio de la historia (1580 a 1640); período en el que -teóricamente- España y Portugal tenían los mismos intereses geopolíticos. Sin embargo, Portugal no llegó a diluir sus intereses nacionales, manteniendo sus fueros, costumbres y privilegios durante la unificación. Debilitado el poder económico y militar español por los continuos conflictos militares en que se vio envuelto con los Países Bajos (Holanda), Inglaterra y Francia; los portugueses estimaron que había llegado el momento de su separación de España (1640), designando su propio rey, Juan IV. Finalmente, España se vio obligada a reconocer la independencia de Portugal, en 1668. Estos hechos tendrán una decisiva repercusión en la actitud de los gobernantes portugueses y los bandeirantes en su agresiva política de ocupación territorial de la amazonia. 1
Cristóbal de Acuña: Nuevo Descubrimiento del Gran Río de las Amazonas, en el año 1639. En: 1639. En: Informes de Jesuitas en el Amazonas 1660- 1 684. Proyecto 684. Proyecto Monumenta Amazónica, Editorial 1IAP- CETA. Iquitos, Perú, 1986.
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III LOS JESUITAS EN EL AMAZONAS Los primeros Jesuitas llegaron al Virreinato del Perú en abril de 1568. Fue una de las últimas Órdenes religiosas autorizadas por el Consejo de Indias de España para participar en la obra de Evangelización y conversión a la Fe Católica de las poblaciones indígenas que habitaban los extensos territorios conquistados por España en América. De Lima se extendieron por el Norte hacia Ecuador y Colombia; por el Sur hacia Chile; y por el Este a Tucumán (Argentina) y Paraguay. Las "Reducciones" jesuitas del Paraguay fueron las que alcanzaron mayor celebridad en el mundo. Las "Reducciones de Maynas" seguramente han sido de los más difíciles y hostiles proyectos de evangelización emprendidas por los seguidores de Ignacio de Loyola, debido al estado primitivo en que se encontraban las numerosas etnias o "naciones" que ocupaban las vastas e impenetrables espesuras boscosas de la hoya del gran río Amazonas. El fracaso de las numerosas incursiones militares españolas realizadas para someter a la población nativa de la Amazonia meridional, se debió en gran medida a la tenaz resistencia de las diversas etnias que la poblaban -especialmente de los Jíbaros-, que además de infligir derrotas a tropas pertrechadas con la más avanzada tecnología militar de la época, llegaban al extremo de dejarse morir por inanición cuando eventualmente eran hechos prisioneros, mataban a sus propios hijos para evitar fuesen esclavizados y luego suicidarse, como refieren numerosos
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testimonios de cronistas que acompañaban a las tropas. Sobre el punto, resulta ilustrativa las versiones dejadas por los jesuitas Lorenzo Lucero, Juan Magnin, Juan de Velasco y José Jouanen, respectivamente; así el primero nos dice: "...al primer paso del español se da por ofendido [el Jíbaro], y sale a la venganza , unas veces de emboscada en lo más fragoso de la serranía, como tengo dicho, otras de frente afrente, impidiendo el paso a fuerza de lanza, en que ya se ha visto volver al español otras [atrás] mal de su agrado; y finalmente otras saliendo de paz fingida, que suele ser el tiro más cierto con que suelen salir ricos de cabezas de españoles y amigos, remontándose tan apostadamente, que suelen hacerse invisibles en toda esta tierra, y con eso el escuadrón español darse por vencido, obligándole este general silencio á alzar el real, fijando en él muchos motivos de irrisión, porque, vueltos á él los Xibaros, suelen con carcajadas de risa solemnizar echando de sus tierras al español " 6 . El padre Juan Magnin nos refiere que "Su furor llega a tal extremo que uno de estos indios, antes de rendirse a un español, estrangulará a su mujer e hijos y luego se ahorcará a sí mismo, aunque sea al pie de una silla, sino encuentra agarradero más cómodo para hacerlo" 7 ; el padre Juan de Velasco, historiador, haciendo un juicio de valor sobre la tentativa del general don Martín de la Riva Herrera por conquistar a los Jíbaros, nos dice: "...bajó con sus 100 hombres, por el mismo río Guallaga, a las misiones del Marañón, metiendo mil ruidos. Pidió no solamente los 100 indianos de guerra, sino también los bastimentos necesarios para su tropa, y el que un misionero jesuíta lo acompañase a su empresa contra los Xibaros. Diole el superior los
‘ Francisco de Figueroa, Cristóbal de Acuña y otros: Informes de Jesuítas en el Amazonas 1660-1684. Proyecto Monumenta Amazónica. Edit. IIAP- CETA. Iquitos, Perú, 1986. ’ Juan Magnin, S.J.: Descripción de la Provincia y Misiones de Mainas en el Reino de Quito. Biblioteca Ecuatoriana “Aurelio Espinosa Pólit”. Quito, 1998. Pág. 198.
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Aristóteles lvarez Ló ez mejores indianos, lo proveyó de un todo, y le dió -por compañero al venerable padre Raymundo de Santa Cruz [...], entró a los primeros países ocupados por los Xibaros, y comenzó desde luego a buscarlos como fieras, con los fusiles en las manos. Ninguno consiguieron ver en muchos días mas los soldados iban cayendo muertos con los tiros de las ocultas emboscadas que habían hecho los muy pocos Xibaros que vivían por aquella parte. Díjole el padre Santa Cruz, que con su conducta jamás conseguiría otra cosa, que perecer con toda su poca gente, y que el mejor modo era convidarlos con amistad, y paz, sin ruido de armas, y con la oferta de hacerles beneficios [...], Quiso Rivas hacer prueba de este medio, y poniéndolo en planta, surtió tan buen efecto [...], más luego se perdió todo, por la impertinencia de los soldados... [Los Jíbaros] entraron luego en malicia, y luego desaparecieron al punto, y comenzaron a caer los imprudentes soldados con los ocultos tiros de manera que tuvo a bien Ribas de dar por concluida su conquista, y volvió precipitadamente... 6" . A su vez el padre José Jouanen, historiador, nos dice: "Así que los españoles llegaron a sus tierras, éstos -los Jíbaros- se retiraron al interior, destruyendo lodo lo que pudiera ser de alguna utilidad de los expedicionarios. Al cabo de algún tiempo de andar por aquellos enmarañados bosques, el capitán D. Juan de Lara no tuvo ya con qué sustentar a sus tropas, y por no perecer de hambre, le fue preciso abandonar la empresa, quedando los suyos deshechos y mal parados " 9 .
El convencimiento de la inutilidad del uso exclusivo de la fuerza militar, propició un cambio de estrategia, privilegiándose la labor
* Juicio del historiador jesuíta P, Juan de Velasco, extraído de su Historia del Reino de Quito en la América Meridional (1788). En: Martín de la Riva Herrera: La Conquista de los Motilones, Tabalosos, Maynas y Jibaros. Proyecto Monumenta Amazónica. Editada por CETA, Iquitos, Perú, 2003. Pág. 37Í - 376. ' José jouanen: Historia de la Compañía de Jesús en la Provincia antigua de Quito (1570- 1,775). Editorial Ecuatoriana, 1943. Tomo I, Pág. 322.
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evangelizadora de los misioneros jesuitas, cuyo método de relacionarse con la población nativa difería radicalmente al de las otras Órdenes religiosas, pues a la acción evangelizadora agregaron el trabajo por alcanzar la autosuficiencia económica y la mejora de la calidad de vida colectiva en las "Reducciones"; impartiéndose en ellas la enseñanza de artes y oficios; el aprendizaje de la agricultura y las técnicas para el cultivo eficiente de plantas originarias de la zona y de otras traídas de lugares distintos; la introducción de la ganadería y la crianza de aves de corral; la fabricación de tejidos, entre otras importantes labores orientadas a generar riqueza. Como dice el historiador quiteño Gándara Enríquez: "Se trataba, en definitiva, de una alternativa generadora de bienestar colectivo, abierta al desarrollo y la justicia social, muy distinta del sistema de mantener el subdesarrollo de la encomienda, los obrajes, la mita y el trabajo insuficientemente remunerado en los grandes latifundios "10 . La primera ciudad fundada por los españoles en la Amazonia meridional fue San Francisco de Borja, en 1619, por el capitán Diego de Vaca de la Vega, Se encontraba ubicada a la margen derecha del río Marañón, en cercanía del actual pueblo de Borja, a 1a entrada del Pongo de Manseriche. El nombre de la ciudad fue puesto en homenaje al entonces Virrey del Perú Francisco de Borja y Aragón, príncipe de Esquilache, que era nieto del referido San Francisco de Borja; Virrey que -por lo demás- favoreció la empresa militar de Vaca de la Vega.
" Marcas Gándara Enríquez, en: Descripción de la Provincia y Misiones de Mainas en el Reino de Quito, de Juan Magn in, S.J. Editorial Bibli oteca Ecuatoria na “Aur eli o E spi nosa Pólit” . Pág, 19. Quito, 1998 .
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Fueron constantes las sublevaciones de los indios Maynas, sometidos a la esclavitud de los encomenderos españoles, que generaron prolongados y cruentos enfrentamientos que desolaron varias veces la ciudad. La Parroquia de la ciudad estuvo a cargo de misioneros agustinos, quienes en menos de un año se retiraron de ella, dejándola a cargo de "clérigos pobres", que tampoco pudieron subsistir; quedó finalmente abandonada la Parroquia, según nos relata el historiador jesuita Juan de Velasco 11 . El nuevo Gobernador de Maynas don Pedro Vaca de la Cadena (que heredó el cargo de su padre), advirtiendo que a pesar de haber transcurrido cerca de veinte años desde la fundación de la ciudad, se mantenía el estado de convulsión social que caracterizó al gobierno de su padre; solicitó el ingreso de los jesuitas en esta gobernación, confiando en que el celo prudente y caritativo (de los padres), lograría pacificar a los maynas y reducirlos de nuevo a las encomiendas. El 6 de enero de 1638 ingresan a ella los dos primeros misioneros jesuítas Gaspar Cugía y Lucas de la Cueva, quienes fueron los iniciadores de la empresa de civilización y evangelización que se habría de desarrollar durante más de ciento treinta años, en un dilatado espacio geográfico que alcanzaba cerca de un millón de kilómetros cuadrados de la hoya amazónica, desde la cabecera del río Marañón, hasta el río Negro, comprendiéndose en ellas gran parte de los territorios que recorren los ríos Huallaga, Ucayali, Morona, Pastaza, Ñapo, Putumayo, Caquetá, y sus afluentes.
" Juan de Velasco: Historia del Reino de Quito en la América Meridional. Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 1979. Tomo III, Pág. 355 - 356.
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IV ¿QUIENES ERAN LOS JESUITAS? Como se sabe, la Compañía de Jesús, conocida como los jesuitas, es una orden religiosa que forma parte de la Iglesia Católica. Fue fundada en 1540 por el ex capitán español Ignacio de Loyola, militante activo y místico qué formó parte de ese gran movimiento espiritual y político conocido como "La Contrareforma", opuesto al luteranismo. Se dice que los jesuitas eran una milicia al servicio del Pontificado. El ex jesuita Chris Lowney en su obra: El Liderazgo al estilo de los jesuitas (12 ), nos dice que esta Compañía en poco más de una generación llegó a ser la más influyente del mundo, en razón de haber internalizado ciertos valores, que resume así: 1.
Conocerse a sí mismo. Ordenar su propia vida. Entender sus fortalezas y debilidades, sus valores y su visión del mundo. Innovación constante y adaptación a los cambios. Tratar al prójimo con amor y una actitud positiva. Fortalecerse a sí mismo y los demás con aspiraciones heroicas.
2. 3. 4.
Aun cuando existen diversos enfoques críticos sobre el trabajo evangelizador de los jesuitas, debe resaltarse el rol trascendente
l! Chris
Lowney: El Liderazgo al estilo de los Jesuítas, Pág. ¡0. Editorial Norma S.A. Bogotá, Colombia, Marzo de 2008.
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que cumplieron en la Amazonia española, pues su labor no se limitó al simple adoctrinamiento de los indígenas, sino que cumplió un rol civilizador, pues en las llamadas "Reducciones" se impartía educación, especialmente a los menores, a quienes se orientaba en comportamientos y valores diferentes a los que se practicaban en los grupos tribales primitivos de las que todavía formaban parte; inculcándoseles hábitos de vida en sociedad, la cultura del trabajo y la disciplina, el aprovechamiento económico de los recursos naturales ... hasta el aprendizaje de las diversas manifestaciones del arte. Asimismo, se propició el aprendizaje de la lengua Quechua como segunda lengua materna- a fin de facilitar una mejor comunicación entre los cerca de ciento cincuenta etnias o "naciones" que entonces existían. También formaba parte de su trabajo el defender a los indígenas contra los abusos de los encomenderos españoles, así como la irreductible defensa de los derechos territoriales de España contra la expansión del imperio portugués: los "bandeirantes" portugueses que saqueaban las misiones, asesinaban y esclavizaban a las poblaciones nativas para ser comercializadas como mano de obra esclava en las plantaciones agrícolas que comenzaban a florecer en su costa atlántica, materializando la aspiración imperial de las "Fronteras en Movimiento".
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Grabado de una fiesta de casamiento en un pueblo nativo. En "América Pintoresca" de Carlos Wienner y otros (s. XIX).
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V ¿QUE ERAN LAS "REDUCCIONES"? Como se tiene dicho, uno de los principios rectores del "modo de proceder" o metodología de trabajo de los jesuitas es la Innovación constante y adaptación a los cambios, por lo que no encontramos un modelo único de "Reducción", en sus diversas experiencias desarrolladas a lo largo del Continente. *
Sin duda alguna, las célebres "Reducciones Guaraníes" (Paraguay), alimentaron la imaginación de la cultura europea durante más de siglo y medio; siendo objeto de estudio e investigación sus contribuciones en materia económica, política, social, cultural, de arquitectura y arte, así como el temple y la irreductible fe que animó a los misioneros que asumieron esta heroica empresa de civilización y evangelización..., hasta la dación de la Pragmática Sanción de Carlos III, del 27 de febrero de 1767, que ordenó fueran expulsados de todos los dominios de España. En el caso de las "Reducciones de Maynas", la percepción que nos formamos de ellas proviene principalmente de los numerosos testimonios, diarios, cartas personales, memoriales e informes realizados por los propios misioneros jesuitas; además están los vocabularios, catecismos en varias lenguas nativas, entre otros, dejados por los propios protagonistas. Es tarea pendiente para investigadores e historiadores, ofrecer un balance objetivo e imparcial de lo que significó esta gesta, analizando los hechos con
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el espíritu de la época; a fin de valorar, en sus diversas manifestaciones, sus consecuencias en la vida de la Amazonia hispana. Según el antropólogo Jaime Regan, S.J., "Las misiones de los jesuitas [de Maynas] estaban bajo la autoridad del gobernador de Borja, que dependía de la Audiencia de Quito. En efecto, los jesuitas tenían plena libertad para gobernar a los pueblos. Seguían en general, las normas españolas de la Recopilación de las Leyes de Indias. Cada comunidad tenía un gobernador indígena vitalicio nombrado por el gobernador de Borja. Hubo un cabildo ormado por el gobernador, dos alcaldes y algunos regidores. El cabildo nombraba a los alcaldes y otras autoridades para el año siguiente, pero el sacerdote influía mucho en la selección de estas personas " 13 . $$$
Jai me Regan, S.J.: Hacia la Tierra Sin Mal - La Religión del Pueblo en la Amazonia. 3 o Edición. Editorial CETA, CAAP. Lima, enero de 2011. Pág. 33.
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VI "EL MODO DE PROCEDER” JESUITA EN LAS
"REDUCCIONES DE MAYNAS" Los métodos usados por los misioneros jesuitas en Maynas, partían de evitar repetir la fracasada experiencia de las primeras encomiendas' españolas que pretendieron implementarse en San Francisco de Borja (Alto Marañón). Como ha sido dicho, el uso indiscriminado de la fuerza militar para constreñir a la población nativa en encomiendas 1 fracasó, debido al modo de vida disperso de los núcleos humanos, en entera libertad, su arraigada costumbre itinerante (trashumante), y la incipiente organización social de vida comunitaria en que se encontraban. Estos factores son el resultado de la evolución humana en los bosques tropicales, con una naturaleza hostil, pobreza de los suelos para desarrollar cultivos permanentes, constante variación del cauce de los ríos, cuyos sedimentos van creando terrenos aluviales fértiles, que son aprovechados para el cultivo de productos estacionales. Realidad que va creando un modo de vida peculiar. Los jesuitas pusieron en práctica los métodos de trabajo recomendados en el Manual para la Promulgación del Evangelio entre los Indios, redactado en Sevilla, enl588, por el P. José de Acosta, S.J.( 14 ) , que proponía:
“ Metodología referida por Waldemar Espinoza en: Amazonia del Perú, Historia de la Gobernación y Comandancia
General de Maynas. Editorial Fondo Editorial del Congreso del Peni, Banco Central de Reserva del Perú y PROMPERÚ. Lima, 2007. Pág. 156.
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1.1 Clasificar a los indígenas por órdenes de cultura. 2. Instruirles en su propia lengua. 3. Impartirles una instrucción de modo gradual y ordenado. 4. Todo con gran paciencia y sin medir el tiempo que fuese necesario. 5. Imposición de su autoridad por parte del doctrinero. 6. Constante y estable instrucción en los pueblos ya fundados. 7. Llevar a cabo el trabajo misional con caridad, paciencia y perseverancia. Los misioneros que participaron en esta heroica gesta de civilización y evangelización nos dejaron valiosos testimonios de su experiencia. Así: 1. El P. Pablo Maroni, S.J., nos dice: "...es preciso que el misionero, á modo de cazador, ande peregrinando muchos días y aun meses por los bosques, vadeando ríos, rompiendo espesuras, penetrando ciénagas y lodazales, fiado á la Providencia y [al] mantenimiento de que es capaz un bosque que sólo en las orillas de los ríos grandes abunda de frutas y cacerías, hasta encontrar con una ó otra ranchería de infieles, pues no sólo las parcialidades, sino también las familias mismas, viven apartadas las unas de las otras muchos días de camino. En viéndose ellos descubiertos, como quienes aún no conocen su dicha ó rezelan alguna hostilidad, procuran inmediatamente asegurarse con la fuga, ó se ponen en emboscadas con designios de matar á sus caritativos huéspedes. Entonces el misionero, si las circunstancias no le persuaden lo contrario, fiado en el amparo de Dios procura seguirlos, y destacando de su escolta algunos indios que sirvan de intérpretes, en compañía de algún español, los envía por delante para que con señales de cariño y de paz y con promesas de regalos los sosieguen y detengan". [...]. "Mayor es la dificultad que se experimenta en amistarlos cuando entre nuestros indios no se halla quien tenga noticia de su lengua para hablarlos y darles a
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Aristóteles lvarez Ló ez entender los intentos que lleva el misionero para su alivio, como sucede las más veces, por ser aquellos bosques, así como en las cosas, varios, así en las lenguas de cada gente una confusión, artificio que parece haber discurrido el infernal enemigo para dificultar más la conversión de aquellas almas. En este caso, el único medio para allanar la dificultad es coger algunos muchachos de aquella nación descuydados en sus sementeras ó cazerías, conformen disponen las Ordenanzas Reales, y llevarlos provechosamente engañados á nuestros pueblos para que con la crianza y comunicación entren en alguna policía y en la lengua de los ya cristianos, y después sirvan de guías é intérpretes para amistar a los demás de su nación". [...]. "Que si es tanta la dificultad que se experimenta en querer doctrinar á los adultos con suavidad y discreción, ¿quién no reconocerá peores consequencias y peligros si en misionero procura quitarles aquellas costumbres viciosas y supersticiosas, gentílicas, contrarias del todo al santo Evangelio, que aprendieron desde su niñez y practicaron en lo demás de su vida brutal? Como son las embriagueces de muchos días, único regocijo de estos infelices; el comercio con el común enemigo, los abusos y supersticiones, la costumbre de vivir á manera de gitanos, transplantando á cada paso su morada de un sitio para otro; la facilidad en matarse por motivos dignos de risa, y en particular la muchedumbre de mugeres, que así como es el punto más crítico, así también es para ellos la cosa de mayor gala y de más aprecio. Por eso los que tienen fama de nobleza y señorío mantienen á su lado para sus torpezas tres ó cuatro y aun siete y más mugeres. Son tan hondas las raíces que ha echado en estos vicios la pobre gentilidad, que aun antes de experimentar el golpe, si llega a sospechar que el Padre quiera en algún tiempo cortarlas, ya toda se extremece, y recelosa de lo que puede y debe ser se cautela con la fuga, retirándose á sus incultos antiguos abrigos, aun después de haber vivido algunos años en poblado" 15.
15 Pablo
Maroni, S.J.: Noticias auténticas del famoso río Marañón (1738). Proyecto Monumenta Amazónica. Edición a cargo del IIAP- CETA, ¡quitos, Perú. Impreso por Editorial Universo S.A. Lima, 1988, Pág, 416 y siguientes.
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2. El P. Juan Magnin, S.J.: "Hace falta, entre tanto, explicar como se forman las poblaciones y se los fija para hacer de ellos, primero hombres civilizados y después, cristianos. [...] El primer cuidado es acostumbrarlos a vivir juntos y en paz en un mismo lugar, hacerse chozas y plantíos, a hilar y trabajar para vestirse, a buscar con qué alimentarse, en fin, a procurarles todo lo que pueda contribuir a un establecimiento sólido, con los caciques, alcaldes, capitanes y demás oficiales. Todo esto no se logra sin mucho trabajo y molestias, por su escaso talento y porque la mayor parte, difícilmente se acomoda a formas y usos tan nuevos y desacostumbrados para ellos". "Hay que ver lo que cuesta decidirlos para armar una choza en el poblado y eso que no se trata sino de plantar en tierra cuatro postes ahorquillados y añadir un techo de paja. Sin embargo, esto no es lo que más les cuesta, sino lo demás que consiste en rodear esta choza con un tabique de estacas. Si lo llevan a cabo en seis o incluso en diez años, ya es mucho; no pocos dejan sus chozas abiertas toda la vida. Puertas, ¿cuándo se han preocupado de tenerlas?; en cuanto a lo que les podría servir de cama (barbacoa), es decir, una estera sostenida entre cuatro postes, muchos prefieren dormir en tierra antes que tomarse tanto trabajo. Para las plantaciones de su gusto: yuca, maíz, plátanos, al fin se resignan para no morir de hambre, pero se contentan con poco para vivir y apenas hay quien trabaje para procurarse algo más de lo estrictamente necesario. Los que no saben pescar ni disparar al pescado con saeta ni coger presa con cerbatana y flechas envenenadas, lo aprenden fácilmente, porque les gustan estos ejercicios del todo conforme a su genio". "Por lo que toca a las mujeres, se trata de enseñarles a hilar el algodón, incluso a hacer tejidos y mantas a la manera de los indias del Perú, sentadas en tierra y atravesando los hilos
Aristóteles lvarez Ló ez de la trama con un madero largo y aplanado en forma de espada, a coser, a remendar sus vestidos y dar cuenta de los quehaceres domésticos". [...] "se procura persuadirles que planten tabaco, caña de azúcar, cocos y limones; se les enseña a hacer algunos jarabes y aguardientes, polvo de sal (fósil), harina, almidón, a recoger la manteca de cacao, la vainilla y la canela del país, la zarzaparrilla, a aprovechar los productos de la tierra; a otros, a las artes y a los oficios propios de cada uno siguiendo sus antiguos usos de cada nación. Esto les proporciona material para un modesto comercio útil, entregando estos productos a cambio de las cosas que les son necesarias en sus enfermedades y necesidades varias, y aunque en general es difícil obtener que se ocupen en esta línea, algunos aprenden estos trabajos al ver que con estos productos, pueden procurarse hachas y cuchillos". [...] "Los misioneros tratan de acostumbrar a estos nuevos hombres a cierta cultura y de enseñarles algún arte necesario para vivir en sociedad, pero no lo consiguen sino al cabo de mucho tiempo". [...] "Esta vida sedentaria es lo mínimo que se puede exigir y aunque no está del todo alejado de su antigua forma de vida, luego de haberlo logrado, no pocos vuelven a su antigua guarida. Van y vienen. Cuando están cansados de permanecer en un sitio, pasan a otro y cansados de éste, vuelven al primero, en idas y venidas perpetuas". [...]. "Después de haberlos hecho hombres, se procura hacerlos, por fin, cristianos, objeto principal de los sudores de los misioneros. Ya no se trata en adelante de emplear métodos de suavidad de los que hemos hablado y que constituyen el único camino para sacarlos de la selva. En adelante hay que usar de severidad e incluso de algún rigor, si es necesario y el misionero debe portarse de manera que imponga respeto y temor ' 16.
“ Juan Magnin, S.J. Obra citada. Pag. 207 y siguientes.
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VII CIENTO TREINTA AÑOS DE LABOR CIVILIZADORA Y MISIONERA El historiador jesuita P. Juan de Velasco 17 divide la presencia de los Ignacianos en tres períodos diferenciados cronológicamente, atendiendo: 1 o) a las naciones o etnias que "en todo o en parte se cultivaron en cada una"; 2 o) a los misioneros que asumieron el trabajo de civilización y evangelización; y 3 o) a las fundaciones de pueblos o "Reducciones" que se hicieron en esas mismas naciones. Así tenemos: Primera Época: comprendida entre 1638 y 1683 (45 años), en la que identifican y establecen relaciones con 32 etnias o "naciones", extendidas en el extenso territorio que va desde la ciudad de Borja (Alto Marañón), hasta la desembocadura del río Negro en el Amazonas (actual territorio del Brasil). Destacan entre ellas: el conocimiento del "hábitat" de cada una, sus particularidades como el lenguaje, sus usos y costumbres, su actitud frente al trabajo de los misioneros, sus relaciones inter- étnicas; sus enemistades y guerras tribales, su comercio interétnico (trueque de productos), entre otros de especial importancia. Sobresalen en esta época los padres Gaspar Cuxía, Lucas de la Cueva, Francisco de Figueroa, Raymundo de Santa Cruz, Juan Lorenzo Lucero, Lucas Maxano, Pedro Suárez. Todos ellos nacidos en España y América. Son los iniciadores de un trabajo sostenido y heroico - llegando hasta el sacrificio de sus 11
Juan de Velasco, S.J.; Obra citada. Pág. 383 y siguientes.
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evangelización, en la amazonia hispano- peruana. Entre los 33 pueblos fundados, tenemos: Concepción de Jeberos, año 1640, P. Lucas de la Cueva; Santa María de Guallaga de Cocamas, año 1652, P. Raymundo Santa Cruz; Nuestra Señora de Loreto de Paranapuras, año 1653, P. Raymundo Santa Cruz; Santa María la Nueva de Ucayales Cocamas, año 1670, P. Juan Lucero; Santiago de la Laguna, año 1670, P. Juan Lucero; La Presentación de Chayavitas, 1678, P. Pedro Ignacio Cáceres; San Antonio Abad de Muniches, año 1678, P. Pedro Ignacio Cáceres; entre otros. Segunda Época: Comprende 44 años, entre 1683 y 1727. Según el referido historiador Juan de Velasco, es el período de mayor afirmación y crecimiento de las misiones. Entre los 43 misioneros que destacan en este período, florecieron los alemanes: Enrique Richter, Samuel Fritz, Guillermo Detré, Pedro Gásner, Juan Bautista ulián, Bernardo Zumillén, Franciso Javier Zéferis e Ignacio Michel. Fueron 75 los pueblos o "Reducciones" que se fundaron en dicho período, entre los cuales tenemos: San Joaquín de Omaguas, año 1687, P. Samuel Fritz; Nuestra Señora de las Nieves de los Yurimaguas, año 1688, P. Samuel Fritz.; Tefé de Aisuaris, 1688, el mismo Fritz; San Pedro de Ticunas, 1688 (Fritz); La Concepción de Cahuapanas, año 1688, P. Francisco Feijoó; Santo Tomé de Andoas, Gaes, y Simigaes, 1709, F. Wenceslao Brayer; San Regis de Yameos, 1723, P. Bernardo Zumillén, Tercera Época: Comprendida entre los años de 1727 y 176 8 (41 años). Fueron 86 los misioneros que continuaron afirmando el trabajo de sus predecesores, entre los que destacan los padres de origen alemán, español, americano, italiano, francés, suizo y 55
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húngaro. Entre ellos tenemos: Enrique Fráncen, Carlos Brentano, Pablo Maroni, Leonardo Deubler, Joseph Bahamonde, Andrés de Zárate, Juan Magnin, Manuel Uriarte, Francisco Xavier Weigel, Mauricio Caligari, Antonio Jáuregui, Juan Ybusti. En este último período de la presencia jesuíta en la amazonia hispano- peruana, se fundaron 45 nuevos pueblos o "Reducciones", entre ellas: San Ignacio de Pebas, y Cahumares, año 1734, P. Nicolás Singler; San Pablo de Napeanos, año 1737, P. Andrés de Zárate; San Javier de Urarinas, año 1738, P. Joseph Alvelda; Santa Cruz de Zeoqueya, año 1738, P. Pablo Maroni; San Juan de Nepomuceno de Yquitos, año 1740, P. Joseph Bahamonde; Santa Bárbara de Iquitos, año 1748, P. Joseph Bahamonde; Nuestra Señora de Loreto de Ticunas, 1760, P. Joseph Bahamonde. Entre los misioneros alemanes llegados a Maynas figuran científicos, astrónomos, geodestas, exploradores y cartógrafos como Samuel Fritz, Carlos Brentano, Juan Magnin, Francisco Xavier Weigl, quienes hicieron notables aportes al conocimiento universal sobre la geografía y la cartografía de la hoya amazónica. Los mapas de Fritz, Brentano y Magnin fueron trascendentes para orientar el trabajo de La Condamine y la Comisión de la Academia de Ciencias de Paris, en su labor de determinar de modo definitivo la figura de la tierra y la medida del meridiano terrestre, que marcó un hito fundamental en el progreso de la ciencia. Estos heroicos misioneros de la Compañía de Jesús, así como muchos otros que con su esfuerzo y sacrificio, y regando con su propia sangre estas tierras, han labrado la historia de la
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civilización y la evangelización cristiana en la cuenca del Amazonas español. Ellos, junto con los misioneros franciscanos del Convento de Ocopa (Junín), ganaron inmensas extensiones de territorio, primero para el Rey de España y luego para el Perú. Fueron los forjadores del proceso de mestizaje -con todo lo controvertido que pueda ser para algunos- del hombre amazónico de hoy. Waldemar Espinoza, notable historiador peruano, en su obra sobre la Amazonia del Perú, nos refiere: "...los misioneros, durante la colonia y el siglo XIX, y aun en el XX, han sido los mejores defensores de los derechos del Perú en el Oriente. Esto lo dijo el propio FRANCISCO REQUENA, quien reconoció que sin las sandalias ignacianas y franciscanas no hubieran llegado a la Amazonia a tiempo y no hubiesen permanecido allí ininterrumpidamente. Dicha región no habría sido de España [ni del Peni]; otra bandera habría flameado en el Marañón y el Amazonas 16 .
Entre los misioneros jesuitas que grabaron de modo indeleble su nombre en la historia de la Amazonia peruana, está Samuel Fritz, a quien se reconoce como el más insigne de cuantos recorrieron la hoya amazónica en el período comprendido entre los años de 1638 y 1768, en que se hizo efectiva la expulsión de los ignacianos de estas tierras, en cumplimiento de la Pragmática Sanción de Carlos III, rey de España, que en 1767, dispuso la perentoria orden de
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Espinoza: Amazonia de! Perú- Historia de la Gobernación y Comandancia General de Maynas. Editado por el Fondo Editorial del Congreso del Perú, el Banco Central de Reserva del Perú y PROMPERÚ; Lima, Perú, Abril de 2007. Pág. 307.
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destierro perpetuo de todos los dominios de España, así como la confiscación de todos sus bienes. RESPECTO DE LA EXPULSIÓN DE LOS JESUITAS, el historiador Jorge Villalba, S.J., nos dice: "La orden de destierro se tramó en Madrid, por el Ministro Conde de Aranda, -por maniobra de la masonería. Así lo narra con alborozo, el alto masón norteamericano Américo Camicelli, en su obra La masonería en la Independencia de América. El autor de la orden de Carlos III, dice Camicelli fue el gran maestro de la masonería española, Pedro Abarca, Conde de Aranda, que llegó a ser presidente del Consejo de Castilla. Este ministro acusaba de numerosas culpas a los jesuitas españoles, solicitando su destierro. Por fin, se le ocurrió una táctica certera, como lo refiere Marcelino Menéruiez y Pelayo: fingió o falsificó una carta atribuida al general de los jesuitas, padre Lorenzo Ricci, en la que decía que Carlos III no era. el rey legítimo de España, porque no era hijo de Felipe V, sino hijo adulterino y sacrilego de Isabel Farnese y el Cardenal Alberoni. Esta carta fue hábilmente colocada en el equipaje de un jesuita que viajaba de Madrid a Roma, el padre Bernardo Recio, a quien apresó la policía, quitó el equipaje y sustrajo la carta fingida, que Aranda -su autor- presentó a Carlos III como testimonio de que la Compañía de Jesús tramaba su destitución. Con este ardid logró que el rey castigara a la Compañía de Jesús con el destierro perpetuo y despojo de sus bienes " 19. En 1768, don José Basabe fue el comisionado para ejecutar el arresto y expulsión de los jesuitas de las Misiones del Marañón por orden del Rey. En el mes de octubre de ese año salen 19
19 Jorge
Villalba S.J., Los Jesuítas se establecen en el Reino de Quito. En: Radiografía de la Piedra, Los Jesuítas y su Templo en Quito. Editorial FONSAL, Quito, 2008. Pág. 57.
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misioneros siguiendo el curso del Amazonas hacia el Pará y luego a Lisboa, y finalmente a Italia. Muchos de ellos murieron en prisión o durante las travesías por los vejámenes a que fueron sometidos. Podemos decir que fue una ironía trágica de la Historia la entrega por parte de España -para su cautiverio y expulsión- de los misioneros jesuitas de Maynas a la Corona de Portugal, pues contra los portugueses habían luchado durante 130 años, las más de las veces de manera cruenta, en firme defensa de las posesiones territoriales de la Corona de España. El P. Manuel J. Uriarte, S.J., misionero de Maynas, vivió la dolorosa experiencia personal del extrañamiento y la confiscación de los bienes de la Orden Jesuítica a la que perteneció. En su Diario nos ha dejado un vivo relato de las dramáticas circunstancias en que se ejecutó en Maynas la Pragmática del Rey Carlos III de España. En la Nota (29) que aparece en el Diario del P. Uriarte 20 se relata: "En unas instrucciones para la expulsión, firmadas en Madrid el 29 de agosto de 1767 y copiadas por el P.C. Leonhardt en el Archivo de Buenos Aires, se dice: 'Las misiones de Mojos y aun la de los Maynas son las más interiores de toda la América, no pudiendo salir de ellas los jesuítas que las gobier nan sin la travesía de mil leguas por tierra. En cuyas misiones son mucho más fuertes que en el Paraguay. Para sacarlos con facilidad es menester pedir paso por el Brasil al Rey de Portugal, y sería conveniente se enviase oficial de toda confianza con este destino'. El lector del Diario ha visto la fortaleza de las misiones y la resistencia de los misioneros... A Basabe se le ordenó primero sacar a los Padres a Quito (Auto del 28 de noviembre 1767); después se cambió la ruta por ¡a del Brasil, como a los “ Manuel J. Uriarte, S.J.; Diario de un Misionero de Maynas. Pág. 507.
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Aristóteles lvarez López Mojos (Archivo de Indias, 124-1-13), y a cuenta del Rey de Portugal desde la frontera. De hecho, sólo los de Mainas la siguieron; los de Mojos salieron por Santa Cruz de la Sierra y Cochabamba hasta el Callao; los de Chiquitos se embarcaron en Buenos Aires."
El Acta de Incautación de la Reducción de San Regis dice: "En el pueblo de San Francisco de Regis, en 16 del mes de julio del año 17 68.- Yo, el juez comisionado, con los testigos que irán abajo mencionados, pasé a la casa y habitación del Rdo. P. Manuel Iriarte (sic la copia), de la Compañía de Jesús y misionero de este dicho pueblo, a quien leí el Real Decreto de extrañamiento; y habiéndome oído dicho Rdo. Padre, como también el Rdo. P. Antonio Segundo del Castillo, de la Compañía de Jesús, que se hallaba de transeúnte, para pasar al Colegio máximo de Quito, dijeron que obedecían con todo rendimiento y veneración el Real Decreto, y que ejecutarían cuanto en nombre de Su Majestad (q. D. g.) se les mandase, como fieles vasallos; en cuya virtud quedó depositado dicho Rdo. P. Manuel en uno de los aposentos de dicha casa, ínterin hacia la entrega de los muebles de la casa, alhajas y ornamentos de iglesia, y el expresado Rdo. P. Antonio Segundo salía en el día de la fecha al pueblo de San Joaquín de Omaguas, ínterin recuperaba la salud y se le aprestaban los avíos necesarios para seguir su viaje a Quito; y para que conste, firmaron con los testigos, que lo fueron D. Agustín Pasmiño, Juan José Espinosa, Joaquín Barrubieta y José Pérez, actuando por mí y ante mí, por falta de escribano público y Real (firma de todos, y de José Basabe )" 21 . Luego se inventariaron las casas y muebles de la Reducción objeto de confiscación. Si reconstruimos imaginariamente el escenario en que actuaron 11 P.
Manuel J. Uriarte, S.J.: Ob. Cit. Pág. 508.
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los misioneros jesuitas, entre ellos Samuel Fritz: de una selva impenetrable y hostil, con etnias trashumantes, en estado de barbarie, diseminados en un dilatado territorio, navegando por torrentosos ríos en precarias embarcaciones como canoas o balsas, caminando largas jomadas por cambiantes vías, enmarañados bosques llenos de acechanzas y peligros, careciendo -las más de las veces- de los más elementales medios para subsistir..., es que uno puede aproximarse a medir las colosales dificultades que tuvieron que sortear para cumplir con la misión que se habían impuesto: civilizar y evangelizar... en resumen, "ganar almas" para Dios. En el relato que nos hace Fritz en su Diario, estas arduas tareas figuran para él, como un quehacer simple y ordinario. Ello pone de manifiesto su irreductible fe, su coraje, temple y grandeza de espíritu. Las situaciones más dramáticas en la vida de cualquier persona, como enfrentar diarios peligros de vida o muerte, nos las presenta como cosas simples y rutinarias, que son asumidas con la mayor serenidad.
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VIII SAMUEL FRITZ: VIDA Y OBRA. Samuel Fritz nació el 9 de abril de 1654, en Trautenau, Bohemia alemana (hoy República Checa). Ingresó a la Compañía de Jesús el 17 de octubre de 1672 en Bruen, destacándose en los estudios de Humanidades y Filosofía. En 1679 fue Vicerrector de! colegio jesuita de Bmo. En 1680 inició sus estudios de teología en la Universidad de Olomouc. Seducido por las Misiones de Maynas, que ya entonces habían adquirido un notable atractivo en Europa por las fabulosas historias que se contaban sobre la Amazonia americana y los relatos sobre el heroísmo de los primeros misioneros, solicitó venir a América, siendo destinado a la Provincia de Quito, en 1684. El viaje desde Sevilla hasta Popayán en América, ha quedado recogido en la carta escrita por su entrañable amigo, paisano y compañero de misión Enrique Richter: "...A las 11 de la noche del 24 de setiembre de 1684 largamos las velas en el pueblo de Cádiz, el 10 de octubre pasamos las Islas Canarias, el 13 de noviembre vimos la Isla Martinica y el 28 del mismo llegamos a Cartagena [...]. En Cartagena ya empezamos a acostumbrarnos a disfrutar de la frugalidad de los indios, sirviéndonos nosotros tres, durante la comida, solo de un cuchillo y bebiendo únicamente agua de lluvia Yo desearía que cualquier persona, que se queja de su comida y de sus vestidos, viviese una experiencia como la que nosotros tuvimos, durante el viaje y aquí; estoy seguro que tal persona reconocería que, no le alta nada, sino que más bien se halló en plena abundancia, de lo necesario [...], el 15 de diciembre
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En busca de la memoria erdida emprendimos nuestro largo y duro viaje... el 31 de enero [de 1685], llegamos a nuestro colegio de Honda [...]. En el valle el clima es tan caliente y dañino, que en cierta ocasión en que el padre Samuel Fritz hiciera un viaje a caballo, sin sombrero, durante un día entero, solo cubierto por un parasol que cada uno lleva en sus manos, por la tarde se le hinchó terriblemente y se despellejó la cara [...]. Casi todos los días tuvimos que cruzar por lo menos dos ríos, a veces a lomo de muía, otras veces nadando con las muías, las que a menudo se quedaban atascadas en el barro y el lodo causado por los aguaceros [...], llegamos el 1 de junio al pie del monte Páramo. Por la tarde pasamos el charco donde nace el río Magdalena y donde los españoles y otros de nuestros compañeros estuvieron a punto de morir de frío, aunque a nosotros los alemanes el frío nos pareció soportable. Dos nmlas se cayeron de agotamiento y murieron a causa del viento helado [...]. El 2 de junio tuvimos un viaje tan duro como jamás lo he tenido en mi vida. M.e caí con mi muía en el lodo y estuve tan salpicado que parecía más monstruo que hombre , Después caminé, pero me quedé atascado más de cincuenta veces con el lodo hasta las rodillas y me arruiné los zapatos de tal manera que tuve que seguir descalzo llegamos el 6 de junio a Popayán, a nuestro colegio, no habiendo encontrado ningún ser humano hacía 200 horas [...]. Nos faltan todavía 100 leguas a Quito [500 kilómetros, aproximadamente], donde el padre Provincial nos esperaba [...] 21.
El 19 de setiembre de 1685 partió de Quito hacia el río Marañón. El 16 de noviembre atravesó el Pongo de Manseriche, siguiendo 1! Primera
carta de! padre Henrique Riehter, de los misioneros de la Compañía de Jesús de la Provincia de Bohemia, asesinado posteriormente en América a causa de su fe, al padre Joannes Waldt, sacerdote de la Compañíade Jesús en Praga. Escrita en Popayán en las Indias Occidentales, el 16 de junio de 1685. Publicado en: Carias de los Misioneros Alemanes de Mainas (1685- 17S7). Editorial Biblioteca Ecuatoriana “Aurelio Espinosa Pólit”. Quito, enero de 2007, Pág. 43 y siguientes.
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aguas abajo hasta la desembocadura del río Huallaga, surcando aguas arriba, arribando a Santiago de la Laguna, entonces cabeza de las Misiones de Mainas (hoy distrito de Lagunas), el 18 de noviembre del mismo año. Los detalles de este viaje también están recogidas en la Quinta Carta del padre Enrique Richter dirigida al Provincial de la Compañía de Bohemia, el 1 de enero de 1686 P El Superior de las Misiones, P. Lorenzo Lucero, destinó a Fritz a hacerse cargo de las "Reducciones" de los Omaguas, ubicados entre la desembocadura del río Ñapo y la del río Negro. Comenzó su labor fundando en 1687, el pueblo de San Joaquín de Omaguas, que fue reubicado en 1726, aguas arriba en la margen izquierda del río Amazonas; en cuya ubicación aún subsiste. Este pueblo fue el centro de las actividades de Fritz durante los años que desarrolló intensa actividad misionera en el extenso territorio señalado. Entre 1687 y 1689 fundó 41 reducciones o pueblos, entre las que se encuentran: San Joaquín de Omaguas, San Pablo de los Ticunas, Nuestra Señora de las Nieves de los Yurimaguas y sus anexos, Tefé de los Aisuaris y sus anexos, entre otros. Estas nuevas reducciones eran la continuación de un esforzado trabajo que antes había sido realizado por el P, Lorenzo Lucero, quien "abrió trocha" en el trabajo misional en estos parajes de la Amazonia. Según nos cuenta en su célebre Diario, en 1689, durante la gran
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carta de! padre Henrique Richter: Obra citada. Pág. 71 y siguientes.
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creciente del río Amazonas, Fritz enfermó gravemente "de calenturas ardentísimas e hidropesía", permaneciendo inmovilizado en una barbacoa, solitario y casi sin auxilio, por espacio de tres meses. El 3 de julio de ese año, por la facilidad de comunicación, decidió dirigirse al Pará portugués, en busca de mejora a su salud. Durante su viaje continuó realizando sus trabajos misioneros y geográficos, recogiendo datos par dar forma a su gran obra: el primer Mapa del río Amazonas, que representó un gran aporte a la geografía y cartografía mundial; labor científica que fue realizada provisto de instrumentos elementales como un reloj solar, una brújula y un pequeño hemiciclo de madera. Recuperado en su salud, fue retenido (encarcelado) por los portugueses por espacio de dos años, pretextando diversas razones, siendo la real el haberse convertido en un férreo defensor de la población nativa y de los derechos territoriales de España en la Amazonia. Fritz escribió al Representante de España en Lisboa, y los diplomáticos españoles realizaron diversas gestiones ante el rey de Portugal, quien después de una larga espera, ordenó al gobernador del Pará se devolviera al jesuíta a su Misión. El 8 de julio de 1691 salió del Pará de retomo a sus misiones, llegando el 22 de diciembre a San Joaquín de Omaguas, su centro de operaciones, donde fue recibido en medio de gran algarabía por la población nativa.
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VIAJE A LIMA En febrero de 1692, Fritz se dirigió a Santiago de la Laguna, sede de las misiones, a dar cuenta de las ocurrencias pasadas. Debido a la gravedad de los sucesos acaecidos con los portugueses, se le recomendó viajar a Lima. Emprendió su viaje por los ríos Huallaga y Paranapura, para luego seguir por un antiguo camino a la ciudad de Moyobamba, y de allí pasó a Chachapoyas, Cajamarca, Trujillo, y Lima. El 2 de julio de 1692 llegó a Lima, reportando personalmente al Virrey del Perú Conde de la Monclova, de lo sucedido; haciéndole entrega de un mapa científico del Amazonas, y como geógrafo señaló el límite de los dominios de España -más al Oriente del río Negro-; todo ello sustentado en documentos internacionales suscritos por los reyes de España y Portugal, y refrendados por el Papa Alejandro VI (la célebre Bula de 1493, y eí Tratado de Tordesillas). Asimismo, redactó un Memorial, para que se 'lo hiciese llegar al rey español Felipe V, en el que -entre otras cosas- denunciaba las invasiones de los portugueses del Pará en las tierras de dominio español, y los estragos que producían en las misiones de los Omaguas, a su cargo. Solicitaba la enérgica intervención de las autoridades españolas para frenar las agresiones y crímenes de los banáeirantes contra la población nativa de las misiones, y proteger los territorios bajo dominio español. En este Memorial también daba cuenta de los pueblos a su cargo, fundados por él (41), desde la de sembocadura del río Ñapo ha!sta el río Negro, en la que se encontraban 38 "Reducciones” de los Omaguas, Nuestra Señora de las Nieves de
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los Yurimaguas, y 2 de los Aizuares. El Virrey del Perú Melchor de Portocarrero, Conde de la Monclova, mostró una actitud de indiferencia, y hasta de condescendencia con las tales agresiones, manifestando que los portugueses también "eran cristianos católicos y gente belicosa, y porque aquellos bosques, en lo temporal, no fructificaban al rey de España como otras muchas provincias que con más razón y título se debían con todo empeño defender de hostiles invasiones. En fin, concluía diciendo, que en estas dilatadas Indias, había tierras bastantes para entrambas Coronas; con todo eso, informaría cuanto antes á SM. sobre el caso y que de allá quizá vendría algún remedio" 24 . En mayo de 1693, Fritz regresó a sus misiones por Jaén y el Pongo de Manseriche, llegando a San Joaquín de Omaguas en agosto del mismo año, donde reimpulsó con nuevos bríos su labor misionera, consciente del desinterés de las autoridades españolas por la defensa de los territorios ocupados por los pueblos indígenas a su cargo. En 1695 los bandeirantes portugueses reiniciaron sus ataques armados a las reducciones de los Omaguas, invadiendo territorios y tomando prisioneros para esclavizarlos. Puesto en su conocimiento, Fritz se apresuró en llegar a estos pueblos, mas no encontró a los invasores. Desde el 14 de marzo hasta el 23 de abril permaneció en Nuestra Señora de las Nieves de los Yurimaguas, retornando a San Joaquín '' Samuel Frita: Diario. Publicado en: Pablo Maroni: Noticias Auténticas de! Famoso rio Marañón (1738). Proyecto Monumento Amazónica. Editorial ÜAP- CETA, Iquitos, 1988. Pág, 328.
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el 4 de junio. Las hostilidades con los portugueses continuaron en los siguientes años. En 1700, numerosos Yurimaguas subieron a ver al misionero en San Joaquín, encareciéndole que bajase a sus tierras, "porque no podían aguantar más a los portugueses". En 1704 Fritz fue nombrado Superior de la Misión, multiplicando sus visitas por todas las "Reducciones". En enero de 1706 visitó Quito acompañado de 40 nativos de diferentes pueblos. Se estima que esa fue la oportunidad en que contactó con el P. Juan de Narváez, S.J., para imprimir su célebre Mapa. Problemas de salud lo retuvieron en esa ciudad hasta el mes de mayo. El año de 1708, fue muy difícil para Fritz, al agravarse los incidentes con los portugueses. El 15 de enero subió hasta La Laguna el P, Bollarte, uno de los encargados de las misiones de los Omaguas, el cual informa sobre nuevas invasiones y ataques de los bandeirantes. Fue enviado a Quito (Bollarte) el 24 de enero, para informar en persona sobre tan graves sucesos, y volvió el 24 de noviembre, con la promesa de que irían a despachar 100 hombres para desalojar a los portugueses. En vista de ello, Fritz resolvió enviar canoas para recoger a los amenazados misioneros, así como a parte de la población nativa. El 30 de junio de 1709 llegó a La Laguna el misionero P. Cobos acompañado de indios Yurimaguas heridos; lo que motivó que Fritz organizada una flotilla armada con soldados de Moyobamba e indios jeberos. El 25 de julio salieron de San Joaquín río abajo, acompañados de algunos oficiales y soldados,
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así como un buen número de guerreros indígenas. Sobre esta improvisada tropa, Fritz anota en su Diario: "Los más son gente baladí, intolerable por los pleitos, hurtos y otras maldades; bisoños, sin saber manejar armas. Las que traen son unos arcabuces bien malos, y por haberse trastornado en Ñapo la una de las balsas en que venían, algunos vienen sin armas. Espadas no han traído más que cuatro o cinco. Con esto, si Dios no lo remedia, ¿qué esperanza puede haber se haga cosa de provecho?" 25. Después de tomar algunos prisioneros portugueses (que fueron enviados a Quito), la tropa retomó a sus lugares de origen; dejando a las misiones indefensas y a merced de las represalias portuguesas (lo que en efecto se produjo). En vista de esta penosa y cruda realidad, Fritz decidió trasladar esas reducciones a lugares más seguros. Los primeros días de diciembre de 1709, envió al P. Joseph Jiménez (misionero de Muniches), con numerosas familias de Yurimaguas y Aizuares a poblar el territorio ubicado a la margen derecha del río Huallaga y la desembocadura del río Paranapura. Así se iniciaba una nueva etapa en la historia de la etnia de los Yurimaguas en la reducción Nuestra Señora de las Nieves de los Yurimaguas. Tres siglos después, sería la pujante ciudad de Yurimaguas, capital de la Provincia de Alto Amazonas, Departamento de Loreto. En 1710, los portugueses del Brasil invaden grandes extensiones territoriales pertenecientes a la Corona de España; territorios comprendidos entre la desembocadura del río Negro -cerca a la ” Samuel Fritz: Diario. En Pablo Maroni: Obra citada. Pág. 358.
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actual Manaos- hasta el río Ya varí (actual frontera Perú- Brasil). Son cerca de '1,500 soldados bien equipados más 4,000 indios d!e guerra, los que saquean, toman cautivos a la población nativa de las reducciones jesuíticas para explotarlos como esclavos, asesinan a los que ofrecen resistencia e incendian los pueblos. Posteriormente forman en ellas nuevos asentamientos trasladando poblaciones que responden a sus intereses. De este modo, por la incuria de las autoridades españolas, los portugueses de apoderaron de un enorme territorio, con cerca de 42,0 habitantes que formaron parte de las Misiones. En 1712, Fritz deja el cargo de superior de la misión, y en 1714 se traslada a la reducción de La Concepción de Jeberos (hoy distrito de Jeberos, Provincia de Alto Amazonas), donde a pesar de su quebrantada salud, continúa con su labor misionera, dedicando sus horas libres a realizar trabajos de ebanistería en madera, así como a pintar cuadros para adornar la iglesia de dicho pueblo; algunos de los cuales aún permanecen en la iglesia reedificada en lugar cercano -pues la anterior fue derruida por un violento terremoto que asoló la ciudad- como mudos testigos de la vida de un Titán, cuya figura se agiganta con el paso de los siglos. Murió el 20 de marzo de 1725, poco antes de cumplir los 71 años de edad ,26 $ $ A 16 No
existe acuerdo sobre e! año en que murió Samuel Fritz. Así, el jesuíta Guillermo D'Etre, misionero del Marañón, en carta fechada I o de junio de 1731, sostiene que su muerte se produjo “hacia el 1730 de edad como d 80 años". También el historiador jesuíta Juan de Velasco (1721- 1792), señala que “ por el año 1730 (no se sabe la fecha fija), muere e¡ P. Fritz en el pueblo de Jeberos, a la edad de ochenta años”. Sobre la discordancia de las fechas, repetiré lo dicho en las Noticias Auténticas de Pablo Maroni uNo me atrevo a acometer el dificilísimo y quizá estéril trabajo de averigua cuáles son los ciertos”. Por ello, el autor de este trabajo asumió la versión de Pablo Maroni en su glosada obra Noticias Auténticas del Famoso Río Marañón, que guarda mayor coherencia entre la fecha de su nacimiento - en la que hay unánime asentimiento-, la fecha en que dejó de realizar apuntes en su Diario, y la edad aproximada que tuvo Fritz al morir (71 afios, según Maroni).
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LA MUERTE DEL F. SAMUEL FR TZ El relato de la muerte del P. Fritz, ha sido incorporado a su célebre Diario por el padre Pablo Maroni, S.J.: "...Dos días antes [de su muerte], esto es, el 18 de marzo, dijo a un Padre que le acompañaba: 'Non videbo diem nativitatis meae’. (Es á saber que el día 9 de abril cumplía los setenta y uno de su edad). Ese mismo día, en que se pudo decir se dió á sí mismo el viático, habiendo hecho poco antes confesión general, después de misa, estando junto todo el pueblo en la iglesia, como quien se despedía de sus amados hijos, con particulares muestras de ternura les dijo rogasen y pidiesen a Dios se cumpliese en él su altísima voluntad en cuanto á vivir ó morir, que no pedía la vida sino para cuidar de sus almas y mostrarles el camino de su salvación; y que, si muriese, rogasen a Dios por el descanso de su alma, pues les había querido mucho. Es de advertir, que aunque por algunos meses andaba muy achacoso, á la sazón estaba aun en pié ni daba indicios de que estuviese tan cerca su muerte. El día siguiente, víspera de San Joaquín, que era el Santo de su cariño, según dijimos en otra parte, á la noche dijo al compañero que esperaba al día siguiente tener alientos para Aristóteles lvarez López decir misa á su Santo; pero este no quiso sino que fuese á celebrar su fiesta en el cielo, pues amaneció muerto de un golpe, como se discurre, de apoplegía. Así como se esparció la noticia en el pueblo, oyóse en él un llanto universal, como cuando lloran la muerte de sus deudos más inmediatos. Concurrieron todos á casa del Padre, sin querer día y noche apartarse del cadáver hasta que se enterró entre llantos y sollozos continuos ; no se hartaban de mirarle y decían que parecía vivo. En la realidad, en habiéndolo puesto en el ataúd con las vestiduras sacerdotales, el rostro, que antes era pálido y mortal, se puso muy colorado y hermoso, como
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cuando era vivo, concillándose amor antes que horror. Así acabó sus días este santo varón, digno de vivir muchos siglos, siquiera hasta acabar de convertir á todos los infieles del Marañón " , 2S
Según carta del P. Guillermo D'Etre, S.J., (de quien se dice haberle asistido en sus horas finales), carta dirigida al P. Du Chambige, de la misma Compañía; carta traducida y publicada en las Cartas edificantes del padre Diego Davin, S.J., su muerte ocurrió así: "...Hizo conmigo una confesión general de toda su vida; dijo misa como solía todos los días el día de San Joseph y platicó a sus indios, dándoles á conocer que sería esta la última vez que les hablaría y que se despedía de ellos para la eternidad. El día siguiente por la mañana, estando yo ocupado en el iglesia en oir confesiones, ui avisado, que habiéndose llamado fuertemente á la puerta del Padre, no respondía. Fui allá y le hallé sentado y vestido, pero sin vida, y me pareció que acababa de espirar. Le hice vestir con los ornamentos sacerdotales y quedó su cuerpo en la sala hasta que le hice los oficios. No pude contener mis lágrimas viendo los buenos indios echarse de tropel sobre el cueiyo de su amado padre, regarlo con sus lágrimas y besarle tiernamente los pies y las manos como si estuviera en vida "29 .
“ Pablo Maroni: Obra citada. Pág. 370. !> Cartas
Edificantes de Diego Davin. Publicado en Noticias Auténticas: Ob. Cit. Pág. Pág. 513.
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IX FRITZ, EL HOMBRE Y EL MITO El P. Pablo Maroni, S.J., nos ha dejado una estampa de los rasgos físicos de Fritz: "Era el P. Samuel, alto, bermejo y enjuto, de aspecto venerable, con barbas muy crecidas; su vestido una sotana corta hasta media pierna, de h ilos de p alma, con alpargat as en los pies y una cruz de chonta en la mano" 30. El mismo Maroni, nos refiere otros rasgos de esta extraordinaria personalidad: "...Entró sin escolta alguna y trabajó incansablemente solo, sin compañero, en aquella dilatadísima misión, hasta el año de 1704, en que fué nombrado Superior de todos los demás. En el discurso destos diez y ocho años no es decible los trabajos y riesgos de la vida que pasó; los infieles que trajo al gremio de la Iglesia; los viajes dilatadísimos que emprendió para la conservación y adelantamiento de la misión...De solos Omaguas formó 28 pueblos y amistó también y pobló a los Yurimag uas, Aizuares é Ibanomas; redujo y bautizó a muchos Mayorunas, Caumaris, Pevas, Cavisanas, Guareicus, Cuchivaraés y otras naciones [...]. Entre tantas incomodidades de aguaceros, soles ardientísimos, falta de habitación, sustento, vestido y otras mil penalidades que experimentó en su peregrinación y viajes continuos, en medio de las enfermedades y riesgos de la vida que pasó, sin asistencia, consuelo, ni alivio, no se le oyó jamás queja alguna, ni dio el menor indicio de que desease librarse en algún tiempo de vida tan penosa..." [...]. "... juntó un odio y aborrecimiento sumo á la ociosidad, sin que ni el temple, con exceso dejativo, ni los achaques,_ ni otro ningún motivo fuese bastante á
" Pablo Maroni: Ob. Cit. Pág. 327.
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persuadirle más descanso de lo que pedía la pura necesid ad [...]. Este horro r que tenía a la ociosidad fue el maestro que le enseñó varios oficios, de escultor, pintor, carp intero, alb añil y ar chitecto (sic), que nunca antes h abía ejerc itado, y esto con mucha perfección y aseo, como lo dan á entender varias obras de sus manos, especialmente pinturas y estatuas para las iglesias..." 31. A las virtudes descritas, se agrega el profundo amor que tenía por todos los nativos, "a quienes miraba y cuidaba como á verdaderos hijos y con que mereció que ellos también le mirasen y respetasen como á padre, con tales demostraciones de cariño y ternura, cual no se ha visto ni será jamás" 32 . Este amor le llevó a muchas ocasiones a arriesgar su propia vida en defensa de los nativos. Así, el propio Fritz nos refiere en su Diario que durante el asalto de los caumaris a su sede de San Joaquín de Omaguas, oyó el mido de la refriega y los gritos de los heridos y dice: "Yo, con el ruido que se levantó, me fui con la cruz hacia aquel barrio, ya a morir con ellos o por ellos". En otro episodio, también se pone de manifiesto su valor y coraje puesto al servicio de los nativos: Una partida de bandeirantes había cogido por la fuerza y maniatado a un indio cristiano de su misión. Al saberlo, Fritz abordó la canoa pirata, puso un pie en ella, cortó las ligaduras y salvó al nativo con sus poderosas manos. Al advertir que un portugués alargaba la mano a su escopeta para dispararlo, se descubrió el pecho y le espetó: "¡Dispare!". El bandeirante, confundido con tal muestra de valor, bajó el arma y con sus demás cómplices se marcharon.
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Maroni: Ob. Cit. Pág. 366 y siguientes. Maroni: Ob. Cit. Pág. 369. ág. 327.
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Esta total entrega en defensa de los indígenas era comprendida y 1 retribuida por éstos; llegando a tenerle un gran respeto y cariño, atribuyéndole cualidades míticas y poderes sobrenaturales. Fritz nos refiere en su Diario, que en cierta ocasión un cacique Aizuari le dijo: "vos no habéis de morir, porque si muriereis ¿a quién tendríamos por nuestro padre, amador y amparador? ", "Los temblores y eclipses que estos años ha habido, á mí los atribuyen, diciendo con lágrinuts: ¿Qué hicimos al Padre que nos ha muerto el Sol ? "De doscientas leguas más abajo de San Joaquín, donde yo estaba, me enviaron en cierta ocasión unos cestos de harina de mandioca de regalo, y el cacique dio alindio portador recaudo que rogase al Padre que no les eclipsase más el Sol" 33,
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Maroni: 0b. Cit. Pág. 339, ^3;^ ------
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X LA "NACI N" DE LOS YURIMAGUAS Cuando en 1638 los misioneros jesuitas ingresan a la cuenca Amazónica, inicialmente fijan como centro de sus actividades o "cabecera de playa" la dudad de San Francisco de^Borja, cerca al Pongo de Manseriche, desde donde parten los padres Gaspar Cugía y Lucas de la Cueva. El primero empieza la evangelización de los Maynas; el segundo, la evangelización de los Jeberos. Como ya se dijo, fueron los iniciadores de esa heroica gesta de civilización y evangelización cristiana, seguidos en los siguientes 45 años por 30 nuevos misioneros, todos ellos integrantes de lo que se ha dado en llamar la "Primera Epoca" de las Misiones de Maynas. Como todo trabajo de iniciación, la labor de éstos significó enfrentar grandes penurias y sacrificios personales, arriesgando cada día sus propias vidas, llegando muchos de ellos a regar con su sangre estas tierras; siendo actores de verdaderas hazañas, cuya magnitud nos sobrecoge y llena de admiración. Los nombres de Gaspar Cugía, Lucas de la Cueva, Francisco de Figueroa, Juan Lorenzo Lucero, Lucas Maxano, entre otros, figuran entre los grandes constructores de esta Primera Epoca de las Misiones de Maynas. Según el historiador de las misiones Juan de Velasco S.J., fueron 33 las "Reducciones" o pueblos que se fundaron en esta época; destacándose entre los fundadores la figura de Juan Lorenzo Lucero, que según el mismo historiador jesuíta, fue "el más grande de los misioneros americanos que trabajaron en las misiones
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En busca de la memoria perdida del Marañón ... digno por su sabiduría y talento de gobernar una entera monarquía"3*. Fue precisamente Lorenzo Lucero quien llevó el trabajo de las misiones hasta la desembocadura del río Negro, desarrollando sus labores de civilización y evangelización con las numerosas tribus ubicadas entre la desembocadura del río Ñapo y el río Negro. Fue el P. Lucero quien abrió el camino que habría de ser ampliado por Samuel Fritz en las numerosas tribus de los Omaguas, Ticunas, Yurimaguas, Aizuares y otras ubicadas en este extenso territorio. En esa enorme extensión territorial de 250 leguas continuadas (aproximadamente 1,000 kilómetros lineales), entre el Ñapo y el río Negro, sorteando grandes dificultades y peligros, Fritz desplegó su carisma y gran energía creativa, fundando y evangelizando -en el corto espacio de dos años-, 41 "Reducciones", con una población cercana a los 40,000 nativos. El P. Juan de Velasco S.J., dice al respecto: "Tal fue su fatiga y trabajo, y tal la disposición de las mismas naciones, de bellísima índole, y ansiosas del cristianismo, que no dormían, por ser catequizados, los que aún no lo estaban, por los otros indianos que ya eran diestros, haciendo llorar de ternura, y gozo al padre Fritz, según consta todo de auténticos y originales manuscritos "3S .
de Velasco, S.J.: Historia del Reino de Quito en la América Meridional, Tomo III. Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana. Quito, 1979. Pág. 3 91. M Juan de Velasco, S.J.: Ob. Cit. Pág. 405. M Juan
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XI ¿Q UI N ES ERAN LOS YURIMAGUAS? Poco se sabe sobre esta "nación" que ocupaba parcialidades en la margen izquierda del río Amazonas, aguas abajo del río Putumayo, entre las desembocaduras de los ríos Yutaí y Yapurá o Yurúa, antes del río Negro (actual territorio del Brasil); compartiendo cercanías territoriales con tribus de los Aizuari o Aissuari y los Ibanomas. Gran parte de los archivos de los trabajos misionales en estas "naciones", se perdieron durante el trágico incendio producido en 1740 en el pueblo de "Santiago de la Laguna" (hoy distrito de Lagunas, Provincia de Alto Amazonas), sede de las misiones hasta la expulsión de los jesuítas en 1767; otros documentos se perdieron o fueron incendiados durante la salida de éstos -en cumplimiento de la expulsión ordenada por / Carlos III- por el Pará portugués; ciudad donde permanecieron presos algún tiempo, hasta ser embarcados con destino incierto a Europa. Es posible que en los Archivos jesuítas del Vaticano- Roma, o en algún otro, se encuentren ocultos -esperando su descubridorinformes, vocabularios, u otros materiales enviados por los misioneros antes de su expulsión, que nos permitan tener mayores luces sobre la etnia de los Yurimaguas, que se extinguieron a fines del siglo XIX; empero legaron su nombre a la próspera ciudad capital de Alto Amazonas.
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XII SU UBICACI N Tanto el Diario, como el Mapa de Fritz, nos dan las claves para determinar, de modo verosímil, el espacio geográfico que ocupan originariamente los Yurimaguas a la llegada del célebre jesuita, en el mes de febrero de 1689. Según el relato que nos hace en su Diario, los Yurimaguas ocupaban parcialidades cercanas a la desembocadura del río YUTAI en el Amazonas, esto es, aguas abajo de la desembocadura del río Putumayo, antes del río Negro 36 . Así también figura en su Mapa del río Amazonas, elaborado en 1691. Fritz nos dice: "Por febrero [de V689] llegué a los Yurimaguas, á donde hicimos iglesia o capilla dedicada a Nuestra Señora de las Nieves [...], La gente Yurimagua y Aizuare (sic), aunque sean naciones diferentes y de diversas lenguas, son casi de imas costumbres. Andan totalmente desnudos; con todo, poco á poco van entrando á los vestidos y las indias ya aprenden a tejerlos. El sustento, fuera de lo que les da el río, es casave y harina que hacen de mandioca [...]. Antiguamente los Yurimaguas han sido muy belicosos y señores casi de todo el río de Amazonas, y las mujeres dellos (según tuve noticia) pelearon con flechas tan valerosamente como los indios, que á mí me parece ha sido el encuentro que tuvo Orellana t por lo cual á este gran río le puso el nombre de Amazonas. Pero ahora están muy acobardados y consumidos por las guerras y cautiverios que han padecido y padecen de los vecinos del Para' 37 . “ El antropólogo e investigador brasileño Antonio Porro publicó el artículo Los Solimoes o Jurimaguas. Territorio,
migraciones y comercio interétnico, que ha sido traducido al español y convertido en libro de bolsillo por iniciativa del destacado arqueólogo loretano Santiago Rivas Panduro. En este artículo Porro nos señala que “Los Yoriman o Jurimaguas, llamados Solimoes por los portugueses, fue uno de los principales pueblos indígenas de la várzea o llanura inundable amazónica. Hacia el siglo XVI su territorio se localizaba en el alto Amazonas brasileño, entre el Coari y el Purús, pero por los años 1650-60, se vieron forzados a migrar en dirección oeste, huyendo del ataque de los portugueses". Antonio Porro: Los Solimoes o Jurimaguas. Territorio, Migraciones y Comercio Interétnico. Santiago Rivas Panduro, editor. Chátaro Editores. Limaíquitos, 2014. Pág. 33 y ss. 37 Fritz: Ob. Cit. Pág. 314.
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XIII SU LENGUA Del testimonio dejado por Fritz en su Diario, así como dej otras "Noticias Auténticas" dejadas por los misioneros jesuítas Pablo' Maroni, Manuel J. Uriarte, y Francisco Xavier Weigl, se conoce que los Yurimaguas, eran de lengua totalmente distinta a los Omagua, Cocama, Ticuna, y otros, que derivan del tronco lingüístico de los Tupi. Así, en carta dirigida al P. Diego Francisco Altamirano, S.J., Samuel Fritz, refiriéndole sobre su estancia en la reducción de Nuestra Señora de las Nieves de los Yurimaguas, el 14 de marzo de 1695, le dice: " Mientras llegasen me ocupé en doctrinar á los Yurimaguas en su lengua, ques del todo diferente de la de los Omaguas" 36 . Por su parte el P. Xavier Weigl, S.J., nos dice que "la lengua de los Yurimaguas suena muy dura y no se semeja a ninguna otra" 39. Según investigaciones etnolinguísticas realizadas en la cuenca amazónica, a la llegada de los europeos en el siglos XVI, las numerosas tribus TUPI se extendían en un vasto espacio entre los que se encuentran los Záparos del Ñapo, los Cocamas del Ucayali, los Cocamilla del Huallaga -provenientes de aquéllos-, los Omagua diseminados entre las desembocaduras del río Ñapo y el Putumayo, hasta los dominios de la corona lusitana. De otra parte, los dominios de las tribus GUARANÍES, que se ubicaban por la J *
Fritz: Ob. Cit. Pág. 336.
” Francisco Xavier Veigi: Noticias Detalladas sobre el estado de la Provincia de Maynas en la América Meridional hasta el año
de 1768, Proyecto Monumento Amazónica, Editora CETA, Iquitos, 2006. Pág. 119.
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cuenca del Río de la Plata, y aguas arriba, en el río Paraná Guazú; encontrándose en proceso expansivo hacia la cuenca del Amazonas, y que habrían incursionado hasta el río Coca, afluente del ¡Ñapo (actual territorio del Ecuador); ejerciendo influencia cultural sobre las tribus Tupí, según nos dice el antropólogo suizo Alfred Métraux 40 . Sin duda alguna, este es un tema que necesita investigarse con ma^or profundidad; sin embargo, embargo, apoyados en los testimon ios de los misioneros jesuítas que los conocieron, trataron y compartieron las vicisitudes de las Misiones del Marañón, no resijlta improbable asumir la hipótesis que los Yurimaguas, fue unaietnia del tronco lingüístico de los GUARANÍ.
40 Alfred
Métraux: La civilisation matérielle des tribus TupiTupi- Guaraní. Paris, Guaraní. Paris, 1928.
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XIV FRITZ Y LOS YURIMAGUAS Samuel Fritz llegó a establecer una profunda -y recíproca- relación afectiva con los Yurimaguas, puesta de manifiesto a lo largo de todo su Diario. Como vimos, en febrero de 1689, llegó por primera vez a los Yurimaguas, donde construyó una iglesia o capilla dedicada a Nuestra Señora de las Nieves. Al retomo de su cautiverio en el Pará portugués, Fritz arriba a la reducción de Nuestra Señora de las Nieves de los Yurimaguas, el 13 de Octubre de 1691, encontrándola todo despoblada y con la iglesia quemada, "menos el lienzo de Nuestra Señora, que se conservó prodigiosamente intacto" 41 . Más adelante nos dice: "Todos ellos, así Yurimaguas como Aizuares, á cada paso me dicen: 'No tenemos más Padre que vos; vos sois nuestro amador; á vos queremos que estéis con nosotros [...]. Notable es la estimación y confianza que tienen estos indios en el Padre, de modo que se persuaden que sólo el Padre es bastante para hacer frente a todos los portugueses; y así, todas las veces que reciben algún agravio, toda su defensa es decirles: 'Yo he de ir á lo del Padre á quejarme; nosotros no tenemos más dueño ni amparo que á nuestro Padre, quien es nuestro amador. Mas que nos amarréis, pues no está allí nuestro Padre, quien todo lo ha de saber'. Avanzando su Diario, nos vuelve a referir: referi r: “Á 28 de marzo [de 1696], partí para arriba acompañado de muchos Yurimaguas, quienes vinieron libremente remando por más de cuarenta días, sin querer despegarse de mi lado" 42. En sus apuntes de 1699 declara: "Lo que me causaba notable desconsuelo, era el no poder bajar a visitar a mis Yurimaguas, para no alejarme de las misiones
" Fritz: Ob, Cit! Pág. 324.
Ob, Cit. Pág. 339-340.
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En busca de la memoria perdida de arriba...", En 1700, decía: "Estos pobres me quiebran el corazón todas las veces que vienen a verme y me cuentan sus trabajos" 113 . Su admiración y cariño por ellos, le llevó a decir que el nombre del río Amazonas seguramente se debía a las mujeres Yurimaguas. Recordemos su Diario Diar io : " . . . las mujeres dellos [de los Yurimaguas] (según tuve noticia) pelear pel earon on con flecha fle chass tan valero val erosam sament entee como los indios ind ios,, que á mi me parece par ece ha sido el encuentro que tuvo Orellana, por lo cual á este gran río le puso el nombre de Amazon Ama zonas" as",,
’ Fritz Fritz:: Ob. Cit. Cit. Pá Pá . 346. 346.
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XV TRASLADO DE LOS YURIMAGUAS A SAN JOAQUIN DE LOS OMAGUAS Debido al desinterés de la corona española por los territorios' amazónicos, puesto de manifiesto de modo reiterado en la falta de protección de las Misiones de Maynas, los bandeirantes portugueses libres de contención- intensificaron sus invasiones y ataques armados a las poblaciones nativas del bajo Amazonas, diezmando pueblos enteros, incendiando, destruyendo y capturando para esclavizarlos, a hombres y mujeres jóvenes y niños, acabando con las antiguamente florecientes poblaciones de los Omaguas, Yurimaguas, Ticunas, Aizuares y otros. Según informes fidedignos, recogidos por el historiador jesuita P. Juan de Velasco, entre 1641, en que principiaron las invasiones a las reducciones jesuítas de los Omaguas, hasta 1710 -en que se intensificaron las mismas-, los bandeirantes y la armada portuguesa tomaron cautivos cerca de 40,000 nativos; los que eran vendidos como esclavos para ser empleados en las plantaciones de la costa atlántica de la colonia portuguesa (actual Brasil). Según el mismo historiador, el año de 1710, "...más de 1,500 portugueses, entre soldados, y milicianos del Pará, y de otras capitanías del Brasil, con 4,0
indios de guerra [....], distribuyeron los tercios de la grande
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Aristóteles Alvarez Ló ez armada entre los soldados, y los indianos, diestros en sitiar los bosques, y a su salvo, sin la menor resistencia, se apoderaron de los 40 -pueblos [fundados por Fritz, entre el Yavarí y el río Negro], Robaron cuanto hubo en ellos, sin respetar ni a las cosas más sagradas de la iglesia. Aprisionaron cerca de la mitad de todos los habitadores, los cuales pasaban a la sazón de 42,000, entre neófitos y catecúmenos ". 44
En ese contexto, Fritz concentró gran parte de su atención en la defensa de las poblaciones nativas y de los derechos de España sobre territorios amazónicos; empero, consciente del práctico abandono en que se encontraban, promovió el traslado de los pueblos del bajo Amazonas, a su cargo, hacia lugares más seguros, donde pudiera organizarse una efectiva defensa contra los ataques armados portugueses. En el año 1700, Fritz facilitó el traslado de los Yurimaguas a un nuevo asentamiento ubicado cerca de la desembocadura del río Ñapo. En su Diario nos refiere que en marzo de ese año el cacique de los Yurimaguas (Mativa), envió una delegación solicitándole trasladarlos aguas arriba, " porque no podían aguantar más a los portugueses''; y que en el mes de agosto llegaron a San Joaquín de
44 Juan
de Velasco. Ob. Cit. Pág. 433.
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Omaguas, " huyéndose de las garras de los portugueses muchos Yurimaguas en más de 25 canoas, y que los demás venían siguiendo para arriba juntamente con los Aizuares" 45 . De manera que durante algunos años, los
Yurimaguas formaron parte -sin llegar a integrarse a ella- de la reducción San Joaquín de Omaguas. ¿No habrá sido este hecho e! que diera origen al mito de que la actual ciudad de Yurimaguas había sido formada por Yuris y Omaguas? $ $$
" Fritz: Ob. Cit. Pág. 346.
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XVI TRASLADO DE LOS YURIMAGUAS SU ASENTAMIENTO DEFINITIVO Las
incursiones
armadas
de
los
portugueses
continuaron
sucediéndose en los años siguientes, alcanzando el río Ñapo; llegando a ser atacado inclusive el pueblo de San Joaquín de Omaguas. En vista de ello, encontrándose Fritz en Santiago de La Laguna, como Superior de las Misiones, en noviembre de 1709, dispuso el traslado de los Yurimaguas a un nuevo asentamiento más seguro que el anterior, ubicado a la margen derecha --de surcada- del río Huallaga, cerca de la desembocadura del río Paranapura (donde actualmente se ubica la ciudad de Yurimaguas); lo que se hizo efectivo a principios de diciembre del mismo año. Veamos lo que nos dice el P. Samuel Fritz en su Diario: "El día 19 [de junio de 1709], llegó el P. Pedro Bollarte con las alhajas de la iglesia de San Joaquín y la estatua de Santa María Mayor de los Yurimaguas [...]. El día 30 llegó el P. Andrés Cobos y trajo a los Yurimaguas huidos de los portugueses [...], y ahora van poco á poco subiendo con ánimo de poblarse en Guallaga en el viejo pueblo de cocamillas [...], Á 7 noviembre, mejorado ya de mis
En busca de la memoria erdida achaques salí de aquí para el pueblo de La Laguna, llevando conmigo a los Aizuares de Guapapaté, á que conjuntamente con los Yurimaguas pasen a poblarse en el pueblo viejo de las cocamillas, Guallaga arriba. Llegué a La Laguna el día 28. A principios de diciembre despaché Guallaga arriba á los Yurimaguas y Aizuares á que fuesen a dar principio á su nueva población, encargándoles al P. Joseph Ximenez, misionero de Muniches" . 46
En cuanto al día mismo de la fundación de la reducción o pueblo de " Nuestra Señora de las Nieves de los Yurimaguas", estimo que debió haber sido el 8 de diciembre de 1709, en razón que en esa fecha se celebra el día de la Inmaculada Concepción, que es una advocación preciada de la Orden de los jesuítas. Esta fecha era celebrada como fiesta de aniversario. Así lo dice el P. Manuel Uriarte: "...También
celebramos la Concepción, como fiesta propia de Yurimaguas, y Navidades, con más suntuoso portal, rodeado de cañas dulces, encima el algodón, que remedaba la nieve". 47
En los años siguientes, Fritz continuó insistiendo ante las autoridades del Virreinato de Lima y la Gobernación de Quito, por asistencia militar para contener las desenfrenadas acciones
“ Samuel Fritz: Ob. Cit. Pág. 361. 47 Manuel
Uriarte: Ob. Cit. Pág. 236.
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militares portuguesas. Lamentablemente, no hubo la ayuda esperada, alegándose que las cajas reales "no están para gastos, y que es muy difícil de remitir gente á países tan distantes y de clima tan opuesto á él de la sierra" n. Ante esta realidad, siguió recogiendo y trasladando
Yurimaguas a poblarse al Huallaga. Así aparece un su Diario: “Á 9 de diciembre [de 1712], volvió el P. Joseph Ximenez con semejantes noticias y trajo 50 familias de Yurimaguas que por ahí andaban esparcidas, y ahora consiente el subir a poblarse en Guallaga" 49 . Esta anotación consignada
en el Diario (año 1712), indujo a error a algunos historiadores jesuítas a tener como fecha de fundación del pueblo de Yurimaguas el año 1713; error que fue seguido por otros historiadores; lo que debe ser corregido a la luz de una atenta lectura del Diario de su fundador. A principios de diciembre de 1712, Fritz es relevado del cargo de Superior de las Misiones, y el 10 de enero de 1714 se dirige al pueblo de Jeberos, donde continúa su extraordinaria obra misional; haciendo brevísimas anotaciones en su Diario hasta el 16 de noviembre de 1723, en que concluyen sus apuntes. El 20 de marzo de 1725, este heroico misionero, emprendió su viaje a la eternidad...
“
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XVI í El P. JOSEFH JIMÉNEZ Y LOS YURIMAGUAS Como aparece en el relato del Diario, Samuel Fritz, como Superior de las Misiones, comisionó -a finales de 1709- a este sacerdote jesuíta la labor de trasladar a los Yurimaguas y Aizuares, a su nueva ubicación en la reducción de Nuestra Señora de las Nieves de los Yurimaguas (en la actual Yurimaguas). De manera que este misionero cumplió un rol relevante en la fundación de esta ciudad. Es más, como nos dice el propio Fritz, el 9 de diciembre de 1712, el padre Jiménez trajo 50 familias de los Yurimaguas "que por ahí andaban esparcidas", y que fueron también trasladados a poblarse en dicha reducción. Sobre este misionero conocemos lo que nos ha dejado el P. Juan de Velasco: Joseph Jiménez, era natural de Guayaquil, que se integró a las Misiones de Maynas en 1709, teniendo a su cargo la reducción de Muñ idles es (cerca de Yurimaguas); ", ..de gran celo de las almas, y los Muñidl caridad con los indianos [...], internándose después al Marañón recogió las dispersas reliquias de las naciones Yurimaguas y Aisuari, que huyendo de los portug po rtugues ueses, es, busca b uscaron ron refugi ref ugioo en e n las l as mision mis iones es alta a ltass "■ 50 .
x Juan
de Velasco: Ob. Cit, Pág. 408.
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DECAIMIENTO Y FIN DE LAS MISIONES Según el P. Juan de Velasco, el debilitamiento de las Misiones de Maynas tuvo como principales factores: 1) Las pestes y epidemias, que diezmaron la población amazónica.
El P. Velasco nos dice que durante los primeros 23 años desde que se fundan las misiones no hubo este azote, creciendo a más de cien mil la población de “neófitos y catecúmenos". Sin embargo, a partir del
año 1660 se dieron periódicas epidemias y pestes de viruelas, gripes, disenterías y otras enfermedades traídas inconscientemente por el conquistador occidental, para las que aún no se habían descubierto tratamientos eficaces. Estas enfermedades eran desconocidas por el 'nativo amazónico, y para las cuales su sistema inmunológico no estaba preparado. Miles de personas murieron por causa de estas horrendas epidemias. Los misioneros jesuítas calcularon que en Maynas murieron 80,000 indígenas de viruela en 1666, y 60,000 más en 1681. 2) Las invasiones portuguesas, con su secuela de crímenes y
latrocinios a los que nos hemos referido. Al respecto, merece
En busca de la memoria erdida
resaltarse la defensa de los derechos territoriales de España en la Amazonia, organizada por los misioneros jesuitas, en condiciones de absoluta desventaja, frente a los bandeirantes y la armada portuguesa, al no contar con la asistencia militar del Virreinato del Perú o la Gobernación de Quito. Asombra conocer que en tales condiciones pudieran hacer frente, con relativo éxito, a la poderosa armada que los portugueses desplegaban para perpetrar sus actos de despojo y saqueo. Así, en 1732, 22 años después de haber sido parcialmente rechazados por la población nativa organizada por Samuel Fritz, los bandeirantes portugueses prepararon una nueva agresión militar, buscando apoderarse de los territorios y las poblaciones establecidas hasta la desembocadura del río Ñapo, llegando inclusive hasta la confluencia de los ríos Ucayali con el Marañón (cerca de la ciudad de Nauta); pretendiendo establecer nuevas fortalezas militares, como antes lo habían hecho en Tabatinga, para luego poblarlos con gentes traídas de otras partes. Ante esta nueva invasión armada, el padre Nicolás Singler S.J., organizó la defensa territorial con los rudimentarios medios disponibles, levantando a la población indígena de las de las misiones. Después de escaramuzas y combates en las inmediaciones de las reducciones, -de las que no existen mayores
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registros en esta parte, por el incendio del archivo de La Laguna y la posterior expulsión de los jesuítas -; la población nativa logró triunfar; impidiendo el establecimiento de nuevas posesiones portuguesas y expulsándolos del Ucayali y el Ñapo. Una refere ncia a estos hechos se encuentra registrado por el historiador Juan de Velasco S1 . A la falta de interés de las autoridades virreynales para actuar enérgicamente en defensa de estos territorios contra las incursiones portuguesas, se agrega la falta de adaptación de los soldados españoles para luchar en una geografía y clima hostiles a sus costumbres. Ante esta realidad, los jesuítas se apoyaron en la población indígena, a quienes formaron como milicias irregulares para combatir en forma de guerra de guerrillas, que era la modalidad de lucha practicada ancestralmente por las tribus amazónicas. El P. Andrés de Zárate, S,J., Visitador de las Misiones del Marañón, en carta dirigida al Rey de España, en 1737, le informa la gravedad de la situación de mantener " desarmadas enteramente y sin prevenzión alguna para su defensa" a dichas Misiones, solicitando se autorice "se armen y se ejerciten en los movimientos militares todos estos yndios de nuestras Misiones, que son en crezido número y de más valor que otros, y á poco tiempo espero que estarán ábiles, no sólo para su defensa, sino también para emprender
!l Juan
de Velasco: Ob. Cit. Pág. 435-436.
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En busca de la memoria erdida qualquiera faczion ardua" 52 . Lamentablemente esta petición no fue
atendida. Sin embargo, los misioneros jesuítas tomaron medidas con los medios defensivos a su alcance. Al respecto, Jaime Regan, citando a Chantre y Herrera, nos refiere que "Todos los hombres desde los dieciocho hasta los cincuenta años estaban alistados en la milicia [...]. Cada nación fabricaba sus propias armas, c¡ue eran las propias de su nación. Los panos usaban arco y flecha, los omaguas, cocamas y yurimaguas manejaban la estólica, y otros grupos usaban la pucuna (cerbatana) [...]. Las milicias, ellas solas, contuvieron las invasiones de los portugueses que tanto dieron que hacer a los nuestros por esta parte del Marañón (...) particularmente en los últimos años (.. Jantes de la expulsión de los misioneros jesuítas" 53. 3) Las grandes rebeliones nativas, que asolaron muchas de las
reducciones a lo largo de 130 años de presencia jesuíta. Estas rebeliones pusieron de manifiesto la resistencia indígena a la imposición de una nueva cosmovisión occidental o europea, implícita en el trabajo misional. Esta nueva cosmovisión conllevaba el cambio compulsivo de las costumbres y modos de vida de poblaciones indígenas que durante milenios habían formado una manera de existir distinta de la occidental. Así pues, el trabajo misional, en situaciones excepcionales, no era ajeno al
Informe que hace a su Magestad el P. Andrés de Zárate, S.J., Visitador y Viceprovincial de las Misiones del Marañón. En Pablo Maroni, Ob. Cit. Pág. 437. !1
“ Jaime Regan. Ob. Cit. Pág. 34.
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ejercicio de la violencia 54 . Entre muchas de estas rebeliones, una célebre es la resistencia que opuso al trabajo de Fritz el cacique de los Omaguas: Payoreva; quien en varias ocasiones organizó rebeliones, que fueron reprimidos violentamente. Finalmente' este cacique fue tomado prisionero y llevado a Borja, de donde escapó, para organizar nuevas rebeliones, siendo nuevamente hecho prisionero y llevado al Pará portugués, donde se pierde su rastro. Sobre este punto, algunos historiadores se preguntan "¿Tenían derecho esos misioneros a irrumpir asi en la vida de esas gentes para destrozar tanto de su mundo interior y formas de realizarse en la existencia?" 55. * a?¡ jjs
M Manuel
Uriarte, utiliza una expresión gráfica para referirse al aspecto compulsivo del trabajo misional: “No oye esta bárbara gente las voces del Evangelio, si primero no suena el eco de la pólvora...”-, en Diario de un Misionero de Maynas. Proyecto Monumenta Amazónica. Editorial IIAP- CETA, Iquitos, 1986. Pág. 76. 5! Hernán Rodríguez Casteio: El Diario del P. Samuel Fritz. Editorial Studio 21. Quito, 1997. Pág. 54.
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Pintura con la imagen de Francisco Requena, que obra en el Musen del Convento de Ocopa (Junín - Perú),
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FRANCISCO REQUENA Y HERRERA Nadó el 26 de enero de 1743, en Mazalquivir (Orán- Noráfrica). De profesión ingeniero militar y geógrafo. Fue destinado a Panamá en 1764, sirviendo posteriormente en Cartagena de Indias (1768) y Guayaquil (1770). En 1779 fue designado Gobernador y Comandante General de Maynas, así como Primer Comisario para la demarcación de Límites territoriales entre España y Portugal en la Amazonia, siendo un firme defensor de los derechos territoriales hispano- peruanos, contra la piratería y el expansionismo luso- brasileños. Encargó a los Misioneros Franciscanos del Convento de Ocopa (Junín) reanudar las exploraciones y evangelización en los extensos territorios amazónicos que habían sido virtualmente abandonados luego déla expulsión délos Misioneros Jesuítas en 1768, contando para ello con la resuelta colaboración de los eminentes Padres Franciscanos Manuel Sobrevida y Narciso Girbal, cuya influencia fue decisiva para la anexión de estos territorios al Virreinato del Perú. El Rey de España Carlos IV, en la famosa Cédula Real del 15 de Julio de 1802, dispuso la reincorporación de toda la Comandancia de Maynas al Virreinato del Perú, quedando luego dentro de la República. Así, Francisco Requena es uno de los hombres que más ha contribuido con el engrandecimiento territorial del Perú, pocos años antes de la Independenda. Murió en Madrid el I o de febrero de 1824.
y
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XIX FRANCISO REQUENA Y LA GOBERNACIÓN DE MAYNAS La expulsión de los jesuitas de las Misiones de Maynas, en 1767, en cumplimiento de la Pragmática Sanción, expedida por el rey español Carlos III, marca el principio del fin del trabajo misional del período colonial en la Amazonia. Los padres Franciscanos de Quito recibieron el encargo de continuar la obra de los jesuitas, luego de su extrañamiento. No pudieron suplir "el modo de proceder" jesuita, ni resistieron los rigores del trabajo en los pueblos indígenas, abandonando en poco tiempo las reducciones, que comenzaron a despoblarse, retomando muchos de los nati vos a sus antiguas formas de vida. Entretanto, los portugueses retomaron sus incursiones armadas, con sus ya conocidos actos de piratería y expansionismo, consolidando las posesiones ganadas; generando preocupación en la corona española, pues veían amenazadas las riquezas de los asientos mineros de la Sierra y las propias ciudades coloniales de la Sierra y la Costa. El I o de octubre de 1777 España y Portugal firmaron el Tratado Preliminar de Límites de sus posesiones mundiales (Tratado de San Ildefonso), que contenía inexactitudes geográficas y consagraba el objetivo portugués de la "frontera móvil". Este
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Tratado fue el último que suscribieron ambas coronas con el propósito de delimitar sus fronteras en América del Sur (antes de su Independencia). Se designaron varias Partidas de límites. La Cuarta (1779-1795) estuvo a cargo de Francisco Requena. La mayor preocupación hispana eran las constantes incursiones En busca dePutumayo, la memoria perdida portuguesas por los ríos Japurá (Caquetá), Ñapo y Ucayali, que representaban una amenaza para los ricos yacimientos de oro y plata de la Sierra, especialmente de las ciudades de Popayán y Quito. Francisco Requena llegó el 15 de marzo de 1780 a San Joaquín de Omaguas, donde permaneció dos años aproximadamente. Luego se trasladó a Tabatinga, guarnición portuguesa que debía ser entregada a España, según el referido Tratado de San Ildefonso. Ante el incumplimiento portugués, Requena fijó su residencia en la ciudad de Tefé (Ega), actual territorio del Brasil, donde permaneció alrededor de 10 años, cumpliendo su destacada y compleja misión de Gobernador de Maynas, Primer Comisario de la Cuarta Partida, geógrafo, dibujante, etc. Debido al virtual abandono logístico en que se encontraba, Requena viajó a Lima en busca de apoyo -por la ruta de YurimaguasMoyobamba- Chachapoyas- Trujillo- Lima; sin embargo, sus gestiones no tuvieron el efecto deseado.
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La estrategia portuguesa consistió en prolongar indefinidamente la delimitación territorial, hostilizar a la contraparte hispana al ser conocedores de las graves amenazas que por doquier enfrentaban los dominios españoles de ultramar. Finalmente obligaron a Reqüena abandonar Tefé, quien trasladó su cuartel general a Jeberos en 1792, donde permaneció hasta julio de 1794, en que emprendió su regreso a España. Fue reemplazado por el coronel Diego Calvo. Así, nuestra República se funda con fronteras no delimitadas con el Imperio del Brasil 56 . Al recorrer las reducciones, que once años antes habían sido florecientes pueblos, Requena encontró abandono y desolación; los ornamentos de oro y plata, y otras reliquias, habían sido robadas o dejado pudrir. El historiador José Félix Heredia, S.J., refiere del estado de las Misiones luego de la expulsión: "Comparadas las dos situaciones, esto es, la que tenían las Misiones antes de 1768 y la que se encontraban en 1788, puede decirse que actualmente no es otra cosa sino un esqueleto gigante, al cual no le quedan sino huesos descarnados, quiero decir 41 pueblos, compuestos de las últimas reliquias de diversas naciones, tan pequeñas los más, que,
“ Eric Rcerman:
Francisco Requena: La Expedición de Límites- Amazonia, 1779-1795,
Editorial Compañía Literaria. Madrid, 1996.
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En busca de la memoria perdida todos juntos podían componer uno de aquellos que antiguamente se llamaban principales "57 .
Entre las muchas medidas administrativas tomadas para cumplir con su cometido, Francisco Requena encargó a los Misioneros Franciscanos del Convento de Ocopa, reanudar las exploraciones y evangelización en los pueblos de la Amazonia. Para dicho propósito contó con la esforzada colaboración de dos notables padres franciscanos Manuel Sobrevida y Narciso Girbal, del Convento de Ocopa; quienes además influyeron de modo decisivo para la anexión
de la Comandancia General de Maynas al Virreinato del Perú, pues pertenecían al Virreinato de Nueva Granada, desde 1716, en que la Audiencia de Quito fue fHcóípoiaHa aélíáTEl 15 21 Jülló’cfé 1802, el
rey delispánh Carlos IV, expidió la famosa Cédula Real que reincorporaba toda la Comandancia General al Virreinato del Perú, quedando luego dentro de la República. Así, Francisco Requena, fue uno de los hombres que más ha contribuido al engrandecimiento territorial del Perú, pocos años antes de la Independencia. El eminente historiador peruano don Raúl Porras Barrenechea, nos dice; "Los territorios amazónicos de Maynas permanecieron así s’
José Félix Heredia, S.J.: La Antigua Provincia de Quito de la Compañía de Jesús y sus Misionesentre Infieles - Resumen
Sincrónico de su Historia. Tercera Edición. Editora Centro Ignaciano Pedro Arrupe. Quito, 2001. Pág. 83.
Aristóteles lvarez Ló ez incorporados a Nueva Granada hasta el año 1802. Ese año se decidió incorporarlos al Perú. Las causas de esta incorporación fueron: 1 0 que las misiones de Maynas habían decaído desde que se incorporaron a Nueva Granadapor la dificultad de las comunicaciones, 2 o la imposibilidad de defender esos territorios contra los ataques de los portugueses cuyas tendencias invasoras eran conocidas [...]. El documento decisivo que decidió la incorporación de Maynas al Perú fue el Informe de Requena " 5S.
Con la Independencia y la fundación de la República, entramos en un nuevo período déla historia...
!*! í ¡f¡
“ Raúl Porras Barrenechea y Alberto Wagner de Reyrnt: Historia de ios Límites del Perú. Reedición del Fondo Editorial de¡ Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú. Lima, Perú, 1997. Pág. 32.
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Pintura con la imagen del P. Manuel Sobreviela, que obra en el Museo del Convento de Ocopa (Junín - Perú)
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Aristóteles Alvarez Ló ez
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editor. Chátaro Editores. Lima- Iquitos, 2014. *$*
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ANEXOS
1,25
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SAMUEL FRITZ A TRAVÉS DE SUS CARTAS Las cartas que publicamos enriquecen el testimonio contenido en, el Diario de Samuel Fritz, cuya extraordinariá personalidad ha sido
puesta de manifiesto en su vida y obra, que en forma resumida entregamos a usted, amable lector. Estas cartas ponen de manifiesto su firme resolución de asumir con toda entereza la dura misión a la que había comprometido su vida: civilizar y evangelizar a las numerosas etnias o "naciones" indígenas que se encontraban diseminadas a lo largo de la extensa cuenca amazónica. Las cartas fueron escritas en diferentes momentos y estuvieron dirigidas a familiares, superiores de la Compañía de Jesús -de la que formaba parte-, a las autoridades españolas, reclamando su atención sobre las agresiones e invasiones territoriales perpetradas por la armada y los bandeirantes portugueses, etc. Dos de estas cartas fueron incorporadas por Pablo Maroni en su obra Noticias Auténticas del famoso Río Marañón (1738), donde también se
publica el célebre Diario de Fritz 59 . Las otras tres carias fueron reproducidas en un "compendio" de cartas de misioneros
M Pablo
Maroni: Ob. Cit.
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alemanes entre 1685- 1757, publicadas en 1761 en la revista alemana "Welt Bot" (Mensajero del Mundo), y gracias a la iniciativa del padre
austríaco José Grosser, S.J., a la Biblioteca 'Aurelio Espinosa Pólit' de Quito, y a la Embajada Alemana en Quito, fueron traducidas del alemán antiguo al castellano, y reproducidas en la obra Las Misiones de Mainas 60 _____________________________________
Su lectura contribuirá a ampliar nuestros conocimientos sobre Fritz.
Los Misiones de Mainas áe la Antigua Provincia de Quito ¡le la Compañía de Jesús, A través de las cartas de ios Misioneros Alemanes que en ellas se consagraron a su civilización y evangeüzación 1685- 175 7. Editada por la Biblioteca 'Aurelio Espinosa Pólit' de Quito. Año, 2007.
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Aristóteles lvarez Ló ez Primera carta del reverendo padre Samuel Fritz, misionero de la Compañía de Jesús de la Provincia de Bohemia, a un sacerdote no nombrado en Praga. Escrita en San Miguel de Ibarra el 20 de agosto de 1685. 61
Contenido; Algunos acontecimientos de su viaje de Cartagena a Ibarra.
Reverendo Padre en Cristo: P.C. De Cartagena salimos en una canoa el 15 de diciembre. Festejamos la fiesta de navidad con 3 misas, celebradas por cada uno de nosotros en el pueblo de Tenerife, a la orilla del río Magdalena. El 28 llegamos a Monpox, el 31 de enero de 1685 a Flonda, encontrando en ambos villorrios dos colegios pequeños de nuestra Compañía, cada uno con cuatro personas. El viaje de Cartagena a Honda dura 200 horas, de Honda a Quito 300 horas y de Ibarra, de donde escribo la presente carta, a Quito, cuatro jornadas. El 6 de junio llegamos a Popayán, de donde partimos siete misioneros, después que se había curado y nos habíamos encontrado con nuestro Superior el Padre José Cases; el 4 de julio, llegamos a Pasto y el 19 arribamos a Ibarra. No repetiré lo que mi compañero, el Padre Enrique Richter ya ha
*' Der Neue Welt Bot. n. 24
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En busca de la memoria erdida
escrito sobre las abundantes penas y peligros, que con la ayuda de Dios hemos resistido sanos y salvos. Nuestro mayor consuelo ha sido el Santo Sacrificio de la misa, el cual celebramos durante el viaje todos los días, uno diciendo la misa y los otros comulgando. También nos ha servido de consuelo nuestra buena salud, encontrándonos incluso mucho más sanos que cuando salimos de Bohemia. Nuestra alegría aumentó también ya que durante un viaje tan largo, incluso en las selvas, ofrecimos a muchos los Santos Sacramentos de la confesión y la comunión. En Honda, donde ambos sacerdotes seculares no han podido ejercer su oficio debido a su edad y debilidad, administramos, a petición suya, la parroquia, oficio que me fue confiado mientras permanecimos en esta localidad, Durante la cuaresma nuestro Padre Superior, José Cases, pronunció dos sermones de cuaresma cada semana y tres instrucciones de la fe Cristina hasta mediados de la cuaresma, fecha en la que seguimos nuestro viaje. Había tantos penitentes, que desde la aurora hasta la noche le oímos en confesión, y así nos faltó el tiempo para rezar nuestro breviario debidamente. Pero a causa de tanta afluencia, yo daba varias veces instrucciones sobre la fe cristiana, especialmente por la tarde. A doce enfermos les di la Comunión y la Extremaunción, llevando un sacerdote el tabernáculo en una procesión pública, acompañado de una multitud de españoles e indios con linternas. En ninguna parte el Cabildo nos rindió tanto honor ni nos prodigó tanto amor como en Popayán, donde murió el obispo; desde allí el Reverendo Padre Provincial Juan Santiago escribió al Padre Rector de Quito y ordenó proporcionamos sin demora nuevas ropas y equipajes para el viaje a nuestras misiones, por que un jefe con varios
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marañones nos esperaban desde hace ya medio año, no solamente para llevamos seguros allá, sino también para cargar, además de nuestro equipaje, un acopio de cuchillos, agujas, utensilios, lencería y tela para vestir a los indios allá. Por esto mañana nos marchamos a Quito, que está a una distancia de solo 20 horas de aquí. Se reitera de usted atento y seguro servidor. El más humilde servidor en cristo; de Vuestra Reverencia, Samuel Fritz, misionero de la Compañía de Jesús. Entregada en la villa de San Miguel de Ibarra el 20 de agosto de 1685.
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comprensible cómo este colegio puede permitirse tantos gastos si la Divina Providencia no conmoviera los corazones de muchas personas ricas, que aún sin haber sido solicitadas, donan grandes cantidades de dinero, considerando que con estas cosas se puede atraer a los indios a la fe cristiana quienes caen como peces en la red de Cristo, gracias a esos anzuelos, de esta manera estos donantes pueden participar en una obra tan santa y recibir su parte en la recompensa. Y no termina aquí la generosidad para con los indigentes y la confianza en Dios del Padre Rector; sino que todos los días él regala a los pobres, a la puerta del colegio, trescientos panes de trigo y veinticinco libras de carne, sin hablar de las limosnas secretas, que lleva a los pobres a sus casas, ya que éstos tienen vergüenza de mendigar. Si ayudamos a los cuerpos, se entiende fácilmente, que con esto ganamos gran poder sobre sus almas, y por esto no me extraña, que casi todos los moribundos quieran confesarse con nuestros sacerdotes, con este fin siempre tenemos cuatro muías ensilladas en nuestra cuadra, para que el sacerdote que ha solicitado pueda llegar a toda prisa a donde se halla el moribundo. Solo hace poco, nuestros Padres aquí han sido llamados al lecho de noventa enfermos en un día y una noche. El colegio cuenta con 70 personas, de las cuales solo dieciocho son sacerdotes y nueve ya están preparados para este oficio, pero por falta del Obispo no pueden recibir las Sagradas Ordenes, sino que tienen para este fin de viajar 300 horas a Lima; porque el Obispo de aquí, como también el de Truxillo63 están tan enfermos que no pueden ejercer sus funciones, y tampoco el de Popayán todavía no ha sido nombrado.
“ Tru illo
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El 19 de este mes, nosotros, los sacerdotes, nos marchamos hacia el río Marañón, es decir, el P. José Cases, el P. Enrique Richter, el P. Juan Gastel y yo. Lleno de alegría y esperanza iré donde me envíe Dios. Ocho días iremos a muía hasta las cordilleras, de allí seguiremos a pie diez días hasta Santiago de la Laguna, donde nuestro Superior el P. Lorenzo Lucero tiene su sede. Los pobres indios cargarán en sus hombros nuestros equipajes y barages durante días. El mencionado Padre Superior viajó el pasado mes de agosto acompañado por el P. Viva al país de los jíbaros cuyos pueblos han sido reunidos e instruidos por nuestros Padres hace cincuenta años, pero con el pasar del tiempo se han vuelto a perder e intentan sacudirse el dulce yugo de Cristo. ¿Lograrán su intento? Si nosotros somos enviados a estos bárbaros o a los Omaguas o a otro pueblo. Si nos mandan a paganos salvajes o a gente recién cristianizada, todavía no puedo saberlo. Los Omaguas son veintisiete pueblos que viven en las islas del río Marañón, igual que los animales. Tal vez el reverendo Padre Superior mande a uno o dos de nosotros a aquellas naciones que, en la época de la conquista del imperio peruano por lo españoles (bajo el príncipe Ynga que era el hermano del rey del Perú) perdieron una cantidad cercana a las cuarenta mil almas, pero que ahora han aumentado a alrededor de cien mil, la dificultad más grande es que cada tribu tiene su propio idioma, pero el idioma de los Yngas que también se habla en el Perú, es el más común, razón por la cual lo estoy aprendiendo y ya lo entiendo bastante bien. Ojalá que vuestra Reverencia, junto con los Padres y Hermanos de nuestra Provincia, recen por nosotros para que podamos ejercer nuestra
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profesión y la voluntad divina; yo permanezco el servidor más humilde en Cristo de vuestra Reverencia, Samuel Fritz, misionero de la Compañía de Jesús. Entregada en Quito el 17 de septiembre de 1685.
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Carta de Sudamérica Descripción del río Marañón y las misiones que fueron fundadas allá por los jesuítas alemanes de Bohemia. Excerpta del relato de R.P. Samuel Fritz, misionero de la Compañía de Jesús de la Provincia de Bohemia, en el año 1707. 64 Contenido: Las amazonas o mujeres guerreras en América. La longitud, la anchura, las misiones y otros datos del Marañón. Muchos jesuítas y otros más han sido asesinados allá a causa de su fe. La vida apostólica, la riguroso mortificación, el duro trabajo y la diligencia del V. P. Enrique Richter de la Compañía de Jesús de la Provincia de Bohemia, el que, queriendo cristianizar a los jíbaros, fue asesinado por éstos. Viajes y acontecimientos raros del R.P. Samuel Fritz.
El famoso río Marañón es el más grande entre los descubrimientos hasta ahora. El P. Samuel Fritz, un misionero de nuestra Compañía, no sólo lo navegaba desde su origen hasta la desembocadura, sino que, con su experiencia, preparó un mapa del trío y de la región, de acuerdo al cual los aficionados de geografía o los dimensionadotes del mundo seguramente podría y deberían mejorar los mapas editados hasta ahora, y por esta razón yo lo copié diligentemente y los incorporé a esta obra. Dicho río también es llamado Orellana, por otros también Fluvius
M Der
Neue Welt Bot.n. 1 1 1 .
Aristóteles Alvarez Ló ez Amazonum, río de las mujeres guerreras; ya que estas heroínas viven en las orillas de este río, no muy lejos del Reino de Nueva Granada, es decir cerca del río Orinoco.
En muchas partes, el río Orinoco parece ser más estrecho que el Marañón, pero, llegando a la isla de Santa Trinidad, donde desemboca en el mar después de sesenta y seis recodos, es mucho más ancho, formando una cantidad innumerable de pequeñas islas, en todas las cuales viven paganos incrédulos. Se dice que las mencionadas mujeres guerreras ( amazonas) viven casi siempre separadas de sus maridos y muy aisladas; cada dos años, se van donde ellos y, al año siguiente son visitadas por los hombres; en estas reuniones festejan excelentes banquetes y lujosas bodas, pero a las chicas jóvenes les cortan el pecho, para que, con el tiempo, puedan sin impedimento tirar con el arco y luchar más fácilmente contra sus enemigos. Se puede decir que, siempre cuando estas heroínas se dignan visitar a sus hombres, el pobre hombre tiene que alimentar, cocinar, servir y servirle en todo como a su querida mujer, ella, en cambio, esta sentada en su hamaca sin hacer nada. El río Marañón nace en el Lago de Lauricocha bastante cerca de la ciudad de Guanuco65 en Perú. Forma varios recodos e islas; después de haber recorrido desde su origen mil ochocientas leguas, cae por ochenta y cuatro desembocaduras al mar del norte teniendo allá una anchura de ochenta y cuatro leguas. Sus aguas conservan su sabor dulce incluso hasta más de treinta lenguas en
4S Hoy,
ciudad de Huánuco
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alta mar. Una cantidad inmensa de ríos o arroyos afluyen en su corriente tanto al norte 66 como al sur, después de haber recorrido la mayoría de ellos más de cien leguas Contiene diversos tipos de peces, y en sus alrededores cantidades de venados. Está lleno de innumerables islas de diferente tamaño, de las cuales las más pequeñas abarcan de cinco o diez a veinte leguas, encontrándose muy cerca la una de la otra. Dado que todos los años se inundan, son altamente fértiles. Los habitantes de estas islas preparan su pan de yuca y lo mojan en agua, después de haberlo secado antes, hirviéndolo lentamente sobre el fuego; empieza a germinar y se vuelve luego embriagador como el vino, en cuyo lugar ellos toman esta bebida en sus comidas. No lejos del pueblo de San Borja se lanza el río a través de una cierta garganta llamada "Pongo", la cual tiene tres millas de largo y se divide en veinticinco brazos. El agua corre aquí tan rápidamente, que un barco recorre en un cuarto de hora toda la garganta. A trescientas sesenta millas del mar, la corriente del Tupinamba desemboca en el Marañón. Este gran río de nuevo se encajona en una garganta, de tal forma que llegan a tener una anchura menor de un cuarto de milla, cuando en otros muchos sitios su anchura abarca el trayecto de una milla.
“ Atlántico
Aristó Ari stótel teles es Alvarez Alva rez Ló ez
Las dos riberas (del río) en la población de Jaén, donde comienza a ser navegable hasta el mar, están llenas de toda clase de árboles frutales, de cacao, cedro y otros árboles. Hay también parras silvestres y una especie de corteza de especias, que sirve para dar color, así como muchas especies de arbustos y matas, de las cuales hacen toda clase de medicamentos. Entre los peces que alimenta la corriente, el más asombroso es el así llamado vaca marina (en español pez-buey), pues sube a la orilla para pastar hierba y da de lactar a sus crías. También uno encuentra muchas tortugas, nutrias, cocodrilos y grandes serpientes o dragones que tragan a los seres humanos. En los montes hay tigres, jabalíes y venados; a su vez, en las llanuras corren diversos tipos de ganados y muchas bestias, en parte desconocidas en Europa, que tienen una carne grasosa y muy sabrosa. Los innumerables pueblos salvajes, viven especialmente al lado de los ríos. Los portugueses tienen algunas ciudades de agricultores cerca de la desembocadura del Marañón y una pequeña fortaleza a seiscientas leguas tierra adentro en la desembocadura del río Negro. El río Marañón en este lugar tiene una profundidad de 20 a 30 brazas. Las misiones que tienen los jesuitas en este río están sometidas a muchas penalidades; llegaron a este lugar por primera vez en el año 1658. Su sede principal queda en la ciudad de Borja, que es el lugar Ma ynass y está a una distancia de más desarrollado de la región de los Mayna trescientas leguas de Quito. Esta región se extiende paralela a los ríos Pastaza, Huallaga y Ucayali.
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Muchos misioneros de nuestra Compañía derramaron su sangre en aquel lugar por la fe, con la gracia extraordinaria de Dios, como por ejemplo en el año 1666, el P. Francisco de Figueroa cerca del río Huallaga, al siguiente año, el P. Pedro Suárez en la región de los Abijiras. Además, en el año 1677, el P. Agustín de Hurtado en la región de los Andoas y, en el año 1695, el P. Enrique Richter en el pueblo de los Piros y, por último, en este año de 1707 el P. Nicolás Durango entre los Gaes. Todos fueron asesinados a causa del evangelio por estos pueblos salvajes. Las regiones donde cada uno de ellos sufrió, están marcadas en el mapa con una crucecita. El penúltimo (es decir, el P. Enrique Richter) nació en Czaslau, una ciudad fortificada en Bohemia en 1653 y, a los dieciséis años, entró en la Compañía de Jesús. Muy pronto con la esperanza de recibir la corona de los mártires, sintió el deseo de irse a las Indias y predicar allá el evangelio a los paganos. Por fin, sus ruegos encarecidos fueron escuchados y llegó de la provincia de Bohemia a esta misión en el año 1684. Primero Ma ynas as y, más tarde, a los pueblos que viven en la cristianizó a los Mayn región del río Ucayali. Después de haber trabajado por doce años con diligencia incansable, ganó nueve pueblos para Cristo, a los qué educó tan certeramente, que estos llevaron una vida bastante inocente y santa. Es imposible describir todas las penalidades y el trabajo que le costó tan abundante cosecha, empezando por los muchos idiomas bárbaros que tuvo que estudiar y teniendo en cuenta la torpeza de los indios salvajes tan diferentes diferentes entre sí, de los que
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tuvo que hacer primero hombres de alguna manera razonables y luego cristianos. En estos doce años emprendió cuarenta viajes singularmente duros; el más corto de hasta doscientas leguas no digamos de los ríos impetuosos ni de las selvas espesas donde tenía que hacerse su propio camino. Todos sus viajes los emprendía confiado plenamente en la protección divina, de tal manera que nunca llevó provisión alguna de alimentos. Caminaba con los pues descalzos por espinas, zarzas y cardos, corriendo siempre el riesgo de ser picado por serpientes venenosas. Muchas veces tuvo que sufrir más grande falta de lo necesario. Sin tener con qué vestirse caminaba medio desnudo. Algunas veces intentó hacerse una levita de corteza y de palmas, lo que por su aspereza no podía soportar su cuerpo, y le fue de gran mortificación. Vida tan dura no satisfizo su anhelo de aumentar cada vez más su sacrificio, al punto de que todos los días inventaba nuevas maneras de mortificarse. No había nada más austero que su constante y severo ayuno; durante sus viajes su único alimento eran hierbas y raíces silvestres; un pececillo pequeño que consiguiera por allí constituía la comida más exquisita. Una vida tan penitente y santa, Dios quiso recompensar con una muerte gloriosa. Tenía la intención (como tantas veces había intentado en vano) de cristianizar al pueblo más indomable de aquella región, a los jíbaros; nadie pareció ser más a propósito para un asunto tan
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difícil que el P. Enrique Richter y el P. Gaspar Vidal. Don Mateo, Conde de León, principal del Consejo Real Español, un caballero piadoso, les puso a su servicio y como escolta a un grupo de indios recién cristianizados; pero éstos, en parte por el celo insaciable del P. Richter, con quien debían viajar constantemente de un lugar a otro, en parte ya cansados del mucho tiempo que ya habían acompañado, por más de cinco años a los buenos sacerdotes, empeñados en convertir a estos bárbaros salvajes, los jíbaros, decidieron liberarse de los misioneros, de la manera que fuera, poniéndolos en manos de los paganos. Eligieron como cabecillas a un joven indio, al cual el P. Enrique había bautizado con su mismo nombre, incluso lo había educado desde su infancia, lo había llevado a todas partes consigo, lo había hecho comer junto con él e incluso, le había confiado varios trabajos apostólicos. Este desalmado, infame y desesperado sucesor de Judas, el traidor, se atrevió a matar a su padre espiritual, su maestro y señor, del que había recibido todo lo bueno. Para este fin, consiguió una cuadrilla de indios atolondrados a los que persuadió con astucia perpetrar el crimen y esperó junto con ellos una oportunidad adecuada para consumar el asesinado. Esta no tardó en llegar; cuando el hombre de Dios, viajaba a los Piros para cristianizarlos, este tal Enrique arremetió contra el Padre en el camino y le dio el primer golpe, diciendo a los demás indios que era la hora de matarlo, y así sucedió. Al mismo tiempo, los bárbaros, para satisfacer su ánimo feroz, mataron a golpes a dos españoles que acompañaban al padre Richter, de los cuales uno venía de Quito, el otro, en cambio, de Lima.
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Después se fueron a la región de los Chipes y, allá ahorcaron al hombre piadoso don José Vásquez, un sacerdote secular que, con el afán de cristianizar a los paganos, se había asociado a los jesuítas. Este fue el fin del V.P. Enrique Richter que, por iniciativa divina había llegado desde la helada Europa del Norte a estos países ardientes y, en doce años había ganado para Dios las almas de más de doce mil paganos de los más salvajes. El Padre Samuel Fritz, su compañero de viaje, compatriota coapóstol, al que le agradecemos este mapa y la descripción del río principal hasta su desembocadura. Por esta razón, no se supo nada de él durante varios años, así que los Superiores lo creyeron muerto y ordenaron en toda la Provincia ofrecer santos sacrificios y oraciones por su alma. Pero, cuando volvió a aparecer después de un tiempo, todos lo miraron como una fantasma o a un hombre resucitado. Contó, entre otras cosas, que un comandante portugués lo había tomado por un explorador o espía y, comjo tal, lo había encerrado durante dos años en una cárcel estrecha hasta que, por fin, lo puso en libertad después de muchos sufrimientos. El Padre Fritz mantiene sus misiones en la región de este gran río que en varios lugares, por su inmensa anchura, parece ser un mar, y cuida más de treinta naciones indígenas que viven en otras tantas islas, más allá de los Pelados, o más hacia el oriente, es decir, entre este pueblo y la desembocadura del río. Hasta aquí llega este breve informe. En cuanto a la gloriosa muerte del V. Padre Enrique Richter, el benévolo lector todavía no habrá olvidado lo que escribió con todo detalle el P. Wenceslao Breyer el 18 de junio de 1699 en la segünda parte de la carta número 51.
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Caria dei P. Samuel al P. Diego Francisco Altamirano, visitador de la Provincia de Quito, en que se refiere lo sucedido en la misión de Omaguas, Yurimaguas, etc., desde setiembre de 1693 hasta fines de julio de 1696. "Mi padre visitador: En esta carta doy cuenta á vuestra reverencia y á toda la provincia, de mi misión, desde que volví de la corte de Lima. El año de 1693, habiendo vuelto á estas montañas, bajé luego á mi misión con ánimo de pasar las principales de sus aldeas á tierras firmes y altas, donde estuvieran más seguras de las inundaciones del Marañón y fabricar en ellas iglesias y casas de más subsistencia. Empecé por San Joachim, aunque con alguna repugnancia de sus moradores, que muchos recelan vivir en tierra firme, por esta entrambas bandas como aradas de diversos caminos por donde bajas al río los gentiles que viven en el interior del bosque, deseosos de matar Omaguas, por los muchos que éstos han muerto y cautivado de asechanza, como señores y cosarios del rio. Pasé, pues, San Joachim. á tierra de Caumaris, junto al rio, en sitio alto y acomodado para iglesia y viviendas. A este pueblo, á más de los Omaguas, se han agregado también algunas familias de la nación de los Pevas, que vivían al rio Chiquitá, y a hora han venido á buscar mi amparo, por verse perseguidos de sus enemigos los Caumaris. Del mismo modo los Omaguas de Yoaivaté han pasado á tierra de Mayorunas, los de Ameiuaté á tierra de Citrinas, fundando dos aldeas nuevas bajo la advocación, la una de Nuestra Señora de Guadalupe, y la otra de San Pablo. Á estas dos aldeas, como también á la de San Joachim, se van poco á poco agregando los indios que vivian esparcidos en diferentes islas, para que puedan ser doctrinados con más facilitada cuando haya
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misioneros que los asistan". "Mientras estaba entendiendo en la fundación y enseñanza destos tres pueblos, tuve noticia de cómo habian subido unos portugueses hasta á los Yurimaguas y aun más de treinta leguas arriba en la provincia de Omagua, hasta el pueblo Uaté, á comerciar y rescatar cautivos. Por esto, luego que pude, me encaminé para abajo á visitar lo restante de mi misión. Salí de San Joachim á 24 de febrero de 1695. los más pueblos de los Omaguas pasé de largo, caminando las más de las noches. A 14 de marzo llegué al pueblo de Nuestra Señora de las Nueves de los Yurimaguas. Cuatro dias antes que yo llegase, se habian ido rio abajo los portugueses con el cacao que habian cogido y algunos esclavos. Decia el cacique de Yurimaguas que habian salido de allí muy enojados, amenazando á ellos y á los Aizuares volverían cuanto antes á llevarlos todos presos por abajo, porque rehusaban darles sus hijos á que los llevasen consigo al Pará, y cautivos que rescatar. Cuando les pedían los hijos, solían responderles que el Padre (hablando de mí) se había de enojar, que no tenían más Padre á quien obedecer que á mí; y si pedían cautivos, les decían que ya no tenían más enemigos á quien quitárselos, porque yo tenia apuntados en mi libro todos los gentiles de tierrra adentro y había hecho paces con todos ellos, prohibiéndolos el hacer guerra. Y como no han visto estos indios más gobernador ni español que á mí, en cuanto les decían los portugueses, les daban siempre con el Padre; por lo cual, enfadado el capitan que no sacase (sic) dellos lo que pretendía, dijo al cacique que este rio no era del Padre, sino del Morobisava (así llaman al gobernador portugués) y que habian de volver y amarrarlos á todos por orden de dicho Morobisava.
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Notable es la estimación y confianza que tienen estos indios en el Padre, de modo que se persuaden que solo el Padre es bastante para hacer frente á todos los portugueses; y así, todas las veces que reciben algún agravio, toda su defensa es decirles: "Yo he de ir á lo del Padre a quejarme; nosotros no tenemos más dueño ni amparo que á nuestro Padre, quien es nuestro amador. Mas que nos amarréis, pues no está allí nuestro Padre, quien todo lo ha de saber". "Antes de llegar yo á los Yurimaguas, los caciques de los Aizuares ó Ibanomas habían encargado al de Nuestra Señora de La Nueves les avisase cuando yo llegase á ese pueblo, que querían venir á verme y hablarme; y así, pocos días después de mi llegada, al primer aviso fueron dichos caciques subiendo de partes más remotas, habiendo tardado algunos en llegar más de veinte dias. Mientras llegasen (sic) me ocupé en doctrinar á los Yurimaguas en su lengua, ques del todo diferente de la de los Omaguas. Llegados dichos caciques, á ellos también expliqué aparte los misterios de nuestra xtiana religión, y les di á entender cómo sólo por su amor, para que no se fuesen ai Infierno, habia yo venido de tierras muy distantes y moraba con tanta incomodidad entre ellos; pero como vivían tan remotos los unos de los otros, en islas tan malas donde no se podia edificar iglesia fija, y á más de esto se veian tan perseguidos de los portugueses, les aconsejaba se transportasen para arriba cerca de San Joachim de Omaguas, en donde los asistiría y doctrinaria con mucho amor. Estaban ellos en todo cuanto les decía, y un cacique de los Aizuares, soltando de repente un suspiro, me dijo: "Padre, yo probablemente me he de perder, porque no habéis venido por acá, siendo yo muchacho, á
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enseñarme la ley de Dios". Consoléle y animéle á aprovecharse de mi enseñanza, que Dios no le negaria la salvación. Reparé que, no obstante que todos mostraban deseo de seguirme para arriba, tienen muchos motivos que los retraen de esta resolución; y es el principal, que viviendo allá abajo, con facilidad y poco costo se proveen de herramienta inglesa del rio Orinoco,. porque la compran con unos abalorios que hacen de caracoles,, más estimados entre aquellos gentiles que los de vidrio. Con esos abalorios van los comerciantes, que llaman cavauri, á tierras de otros infieles y rescatan unos cautivos; estos despues los llevan por el Río Negro á los Guaranacuas, hasta donde llegan ios ingleses, porque pocos días median de estos Guaranacuas, caminando por tierra se llega á los Pajonales y río Orinoco 67 . Mudándose; pues, esos indios según yo los aconsejaba, rio arriba, pierden ese comercio con que se proveen de herramienta, lo cual difícilmente alcanzarán con tanta facilidad de nuestros misioneros, siendo mucha la gente y mayor la pobreza destas misiones. Con todo eso, quedamos compactados que si los portugueses molestándolos, subirían para arriba, y sino, quedarían en sus tierras é irían allá misioneros á vivir en su compañía". "En la misma ocasion, un cacique Yurimagua del pueblo Macuaya, que habia venido de abajo, me dió queja de cómo el capitan Antonio de Miranda, que me habia acompañado desde el Pará, de vuelta para abajo hizo con sus soldados una entrada al rio Y upurá, y habiéndose encontrado con su hijo y otro indio, al hijo lo
"Así el periodo.
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mataron de un balazo, el otro se escapó, y las mujeres que iban en su compañía las llevaron presas para abajo. También el cacique de Ibanomas me dio noticia de otras entradas que hizo dicho capitan; una á otro pueblo de Yurimaguas, cautivando mucha gente; otra á un pueblo de Ibanomas que está junto á una laguna; pero como éstos se resistieron apelando al Padre, en fin los soltaron; otra, en fin, á un riacho llamado Cuarí, donde mataron cruelmente, sin haber sido ofendidos, muchísima gente y la demás llevaron por esclavos. Este cacique pidióme carta para el gobernador del Pará á que prohibiese á los suyos el subir para arriba y usar de semejantes violencias. Hice lo que me pidió, pero parecer no ha tenido efecto". "A 23 de abril partí del pueblo de Nuestra Señora de las Nieves, de vuelta río arriba, visitando la provincia de Omagua, y llegué á San Joachim á 4 de junio, para proseguir fabricando la iglesia y doctrinando la gente". "A 7 de septiembre, los Caumaris infieles asaltaron de repente al pueblo de San Joachim. Al ruido de la pelea y clamor de las mujeres y ! niños, acudí yo también con mi cruz á morir con ó por mis neófitos, mandando al mismo tiempo tocar las campanas. Como hallaron resistencia, no obstante que pocos eran los Omaguas que se hallaban a la sazón en el pueblo, y, lo que tengo por muy probable, al sonido de las campanas que nunca habían oido, huyeron los agresores, habiendo quedado de los míos dos solos heridos con lanzas envenenadas. Despues que se juntaron algunos Omaguas más, fueron en seguimiento dellos hasta un riacho y de allí revolvieron al pueblo. Aquella noche toda la gente durmió parte dentro y parte alrededor de mi casa, en especial los niños, lo
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cual me causó mucha ternura". "Á 2 de noviembre vinieron segunda vez los Caumaris con ánimo de acometemos, pero como fueron sentidos con tiempo de unos Omaguas que iban á cazar, y también por haber oido doblar toda la noche antecedente, según se estila, por las ánimas de los difuntos, volvieron atrás para sus retiros sin atreverse á hacer cosa, Yo, para no tener á unos enemigos tan de cerca, fui dos veces con escolta á sus tierras, para ver si podia apaciguarlos y convidarlos con la amistad; pero el remordimiento de lo que habían intentado parece los obligó á retirarse aun de sus propias tierras, pues hallamos las casas vacías; y porque no sospechasen que habíamos ido con ánimo de vengamos, dejamos algunos regalitos de abalorios, cuchillos, etc,, colgados dentro de las mismas casas, para que, en volviendo á ellas, conociesen nuestros ánimos no era el hacerlos daño. Querrá Dios abrir camino para que esos miserables también oigan mi predicación y soliciten su remedio". "De mi Diario de este año 1696 apuntó lo siguiente. Por febrero, estando yo previniéndome para subir á las misiones de arriba, llegaron á San Joachim unos indios Yurimaguas enviados de su cacique, pidiéndome con muchas instancias bajase luego con ellos á sus pueblos, porque habían subido otra vez unos portugueses en busca de cacao y cautivos y recelaban no los llevasen á ellos presos para abajo, porque el cacique los había vuelto la herramienta que le habian dado para rescate de esclavos, diciendo que el Padre los había prohibido negociación tan injusta. Para no faltar á la confianza que muestran conmigo estos indios,
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que no tienen más amparo que el Padre, luego al punto me determiné bajar á consolarlos. Llegué esta vez á Nuestra Señora de las Nieves el día 5 de marzo. Aquí encontré tres indios Taromas deí Río Negro enviados de su cacique á ver, como ellos dicen, los hijos, del Padre y también á mi, diciendo quedaban muy agradecidos de las paces que había hecho entre ellos al volver desde el Pará". "De allí bajé tres jomadas más abajo, á donde me encontré con un portugués llamado Francisco Sosa, hombre pacífico, quien me aseguró no llevaba más intento que beneficiar un poco de cacao, y no haria el menor agravio á los indios. Así lo hizo conforme lo habia prometido. Con esta ocasión me comunicó algunas noticias, que si subsisten, no pueden no ser para mí (sic) de mucho consuelo; y son, que despues de mi vuelta del Pará, su rey piadosísimo, prohibió de que hubiese tropas de rescate y esclavos; sólo los permitía el cautivar los que injustamente, sin ser provocados, matasen algún portugués. Y porque no íes faltase gente de servicio, habia mandado se llevasen al Pará esclavos de Guinea y se vendiesen baratos. También me dijo se habia hecho nuevo repartimiento de las misiones hasta el Rio Negro ; los de la Compañía ocupaban las aldeas á la banda del Sur hasta el rio de la Madera; en la banda del Norte estaban los Capuchinos, Mercenarios y Carmelitas. Acompañóme dicho portugués por abajo hasta Avanaria, pueblo de los Aizuares, enfrente del rio Yuruá, sin que yo oyese queja particular de los indios contra él; con que le di gracias de su buen proceder y le exhorté á proseguir viviendo continuamente sin dejarse cegar de la codicia. Mucho se admiraba de que los indios me mostrasen tanto amor y confianza, pues como antes de mi llegada no le acudían en lo que necesitaba,
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él también, enfadado, les habia dicho que los llevaría amarrados al Paré, y el cacique no le habia dado más respuesta sino decir que iria á lo de mí á quejarse. Yo también confieso que en indio ninguno de otras naciones he reparado como en estos tanto deseo de tener Padre y estar con él; de lo cual tenemos mucho que alabar á Dios, quien los ha infundido este deseo tan conducente para su reducción. Todos ellos, así Yurimaguas como Aizuares, á cada paso me dicen: "No tenemos más Padre que vos; vos sois nuestro amador; á vos queremos que esteis con nosotros." Tienen también sus celos y enojos, diciéndose unos á otros: "Por qué nos mezquináis al Padre? Por qué no dejais que baje también á nuestro pueblo?" Yo, por ahora, al volver para arriba, les he dejado con este consuelo, que llamaría cuanto antes otros Padres que asistiesen en mi lugar en los pueblos de los Omaguas, é yo bajaría con uno ó otro compañero á vivir con ellos. ¡Quiera Dios no se frustren mis promesas y esperanzas! También he reparado que estos indios oyen con atención las cosas de la fe y muestran deseo de aprenderlas, muy á lo contrario de los Omaguas, que mientras los estoy catequizando se divierten y parlan". "La opinión que tienen de mí estos indios, juzgo sea porque piensan que yo soy hombre de otra especie que los demás y que no he de morir, pues platicándolos sobre las cosas de la otra vida y que todos hemos de morir, un cacique Aizuari me interrumpió diciejndo: "Absit hoc a te ; vos no habéis de morir, porque si muriereis ¡á quién tendríamos por nuestro padre, amador y amparador?" Los temblores y eclipses que estos años ha habido, á mí los atribuyen, diciendo con lágrimas: "¿Qué hicimos al Padre que nos ha muerto el Sol?" De doscientas leguas más abajo de San
Aristóteles lvarez Ló ez Joachim, donde yo estaba, me enviaron en cierta ocasión unos cestos de harina de mandioca de regalo, y el cacique dió al indio portador recaudo que rogase al Padre que no les eclipsase más el Sol. No sé si en estas tierras ha habido jamás semejante demostración. ¡Nuestro Señor obre en estos miserables la salud de sus almas y envie obreros á esta mies, que está ya de sazón!".
"También me han dado aquí noticia los Yurimaguas de las muertes que han sucedido en el Orinoco de unos Padres de nuestra Compañía. Los matadores han sido unos indios gentiles de las cabeceras del Río Negro, llamados Caripunas, con otros que se llaman Guaranacuas 68 ; y ahora en esta postrer subida vino un indio conmigo hasta San Joachim, que habia ido hasta esos Guaranacuas, de donde pocos días por tierra entran al Orinoco. Destos, pues, .bárbaros remotos hacia el Orinoco, me dicen que ya no han de matar más, y aunque ni me han visto ni oido, por lo que cuentan unas naciones á otras comerciantes de los que les predico aquí, dicen que creen ya mis palabras. Estas son las noticias que recogí en esta mi visita de los Yurimaguas y Aizuares." "A 28 marzo partí para arriba acompañado de muchos Yurimaguas, quienes vinieron libremente remando por más de cuarenta dias, sin querer desapegarse de mi lado."
“ Esta noticia era bastante vieja y no m.uy exacta. Los jesuítas no estuvieron jamás, ni como viajeros ni como
catequistas del Rio Negro, ni consta que buera por allí gentes Caripunas 6 Guaranacuas. Los Padres jesuítas á quien podían referirse los Yurimaguas que comunicaron con el P. Fritz, eran Ignacio Fiol, Ignacio Theobast y Gaspar Bek, muertos el año de 1648 á manos de los caribes en las incipientes rancherías ó asientos de Cataruben, Duma y Cussia, situadas en la margen izquierda del Orinoco, entre el Meta y el Vichada, aunque en lugares que no se sabe cuáles fueron; pero que, por la sola circunstancia de hallarse comprendidos entre dichos ríos, no era posible que tuvieran que ver con las cabeceras del Guainia ó alto Río Negro.
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"En esta subida para San Joachim, caminando por la provincia Omagua, encontré en dos parajes unos indios gentiles que llaman Guareicus, cuyo principal asiento es junto al rio Yutai. Es gente pacífica é ya años ha los tengo amistados, pero por falta de Padres no han salido á poblarse. Ahora otra vez los agasajé con dádivas, que remití también al cacique principal, animándolos á salir del monte y juntarse en la ribera del rio. Á cada paso encontramos señales de otras naciones infieles que viven tierra adentro, y no fuera dificultoso el amitarlas; pero, ¿quién abarcará tanta mies?" "Á14 de mayo llegué á San Joachim, donde me detuve hasta Corpus doctrinando y confesando los que no habían aun cumplido con la Iglesia. De allí, por el mes de julio, subí á este pueblo de Xéberos á labrar alguna herramienta. Me estaré aquí hasta setiembre, y con el fin dél ó principio de octubre, saldré, con el favor de Dios, de
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Carta de Samuel Fritz dirigida al Procurador General, de^de su cautiverio en el Pará portugués 69 . | "Mi Padre Procurador general P. Diego Francisco Altamirano. "Pax Christi.- Escribí á V. R. ya dos años ha desde las misiones castellanas, según me había encargado en una suya, dada en Madrid, de los progresos de nuestra Santa Fee en este río Marañón ó Amazonas: esa (así) doy desta ciudad de Pará de los portugueses, adonde aporté por providencia del Señor.
"Yo soy de la provincia de Bohemia, uno de los seis misioneros que por licencia de Su Magestad Católica partimos de Cabiz en la flota de 1684 por mes de setiembre, para las misiones del Colegio de Quito en este rio de Amazonas. Luego que llegué á las misiones (:ya hace cinco años:) entré por orden del P. Superior á la provincia de Omaguas á predicarles el Evangelio de Cristo: treinta y ocho aldeas son entre pequeñas y mayores, situadas todas en islas de Amazonas, las cuales todas con otras muchas aldeas de otras diferentes naciones hasta el Rio Negro de la banda de Norte y Rio de la Madera en la banda de Sur (:hasta donde ya subieron los Padres misioneros portugueses :) recibieron con mucho consuelo mió el Evangelio de Jesu Cristo sin alzamiento ó contradicción ninguna. "Sucedió entretanto, que estando yo el año pasado en el pueblo de la nación Yurimaua, Dios me visitó con tres achaques [que]
f! Pablo
Maroni: Ob. Cit. Pág. 510 y siguientes.
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todos parecían mortales, con calenturas, disentería y hidropesía, y la leu al de tal suerte subió por todo el cuerpo, que era menester de ser cargado en red ó amaca. Alivio en mis achaques no hallé ninguno en la misión, antes tuve causas muchas de empeorarme más y más, entre las cuales es esta notable: porque el río Amazonas todos los años por mes de Marzo de tal manera crece, que sube cinco o seis brazas anegando todas las islas y pueblos, y entonces vivimos sobre unas barbacoas ó teatros de cortezas de árboles, aguardando hasta que baje; dura esta creciente grande tres meses; y yo, por falta de herramienta, porque no he tenido casi ningún socorro de Quito, para cortar arboleda grande, no he podido hasta ahora hacer alguna población en tierra firme. "Estando, pues, destituido de todo auxilio humano y sabiendo de los indios como ya habían subido tanto los portugueses de Pará, determiné de bajar acá en busca de algún remedio, el cual lo hallé con mucha asistencia y caridad de los Padres desde Colegio de Pará; así que, gracias á Dios estoy, con la salud recobrada. Esta ha sido la causa de mi venida á estas tierras portuguesas. "Después de haber ya mejorado de mis achaques, quise volver mes por mes de Junio para mi misión; pero el Gobernador me significó que no podía permitir me volviese; al fin me quise embarcar para Portugal ó para alcanzar licencia de Su Magestad ó vólverme por aquí, ó sinó buscar otro camino para mi misión con la flota que va de Cádiz á Cartagena; pero también esto se me impide, siendo así que no he hecho culpa ninguna ni contra el rey ni contra sus leyes no contra la gente portuguesa, y esto no
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obstante, no se me permite, en causa de Dios, volverme á mi misión. "La causa de mi detención en Pará es, porque el gobernador pasado Arcturo Sa de Meneses, con el oidor general, hicieron un término, obligando en nombre de Su Magestad al P. Superior destas misiones para que no me dejara ir á mi misión hasta que venga la respuesta del rey de Portugal; porque (dicen ellos) los Omaguas, que aquí llaman Cambebas, adonde comienza mi misión, pertenecen también á los portuguese. Yo, aunque informé al P. Superior que mi misión estaba muy remota de la demarcación portuguesa, le respondió el gobernador: "No hemos de crecer lo que dice el Padre castellano." Asi estoy detenido aquí sin poder ir ni para arriba ni para Portugal. Que avisaron á Su Magestad de mi venida, está muy bien, pero lo habían de haber hecho con modo que no perjudicasen al Evangelio de Jesucristo, y esto es que sobre todos los achaques me aflije con tan diuturna (sic) detención verme impedido de poder acudir á las conversión destas pobres almas. Oh cuantas entretanto perecerán que con la presencia del misionero se hubieran logrado y de esto, quién dará cuenta á Dios? "De lo que dicen que mi misión también pertenece á los portugueses, quisiera no hacer ninguna mención; pero solo por ser también negocio de las almas y veo manifesta ruina de las ya convertidas y de las demás que se han de convertir, obligado de mi conciencia brevemente apunto mis dudas, para que V. R. procure de todo pacificamente se remedie antes que se haga algún inconveniente con armas de parte de los portugueses de aquí.
En busca de la memoria erdida
1.
Los portugueses, según se lee en el primer tratado de paz celebrado en Lisboa el año 1681, no pretienden más que veinte dos grados y un tercio en longitud (concedidos por la bula de Alexandre VI), contando desde el meridiano que pasa por la margen occidental de la isla de San Antonio de Caboverde hasta el meridiano de la Demarcación, el cual también ha de pasar por la boca del río de Vicente Pinzón.
2.
Ahí mesmo se refiere, que de la dicha isla de San Antonio hasta la boca desde río de Amazonas, ha (sic) diez y siete grado con dos tercios, y así para el cumplimiento de veinte y dos grados con un tercio faltan cuatro grados y dos tercios de longitud que los portugueses pretenden hasta el meridiano de la demarcación, y que todo lo demás de ahí hacia á Occidente, está comprendido dentro de la demarcación de Castilla.
3.
Cualquier posse, hecho dentro de los límites de otro ahí también se da por invalido y nulo, ni puede entrevenir alguna prescripción.
Esto, pues, si es así si en este río de Amazonas los portugueses no pretenden más que cuatro grados y dos tercios en longitud, no sé cómo ya tomaron posse hasta el Rio Negro, cerca de doce grados! Y cómo por ahí hacen esclavos, sabiendo que entre los límites de Castilla es ilícita la servidumbre? Más; cómo pueden pretender también los Omaguas, adonde comienza mi misión, más de 25 grados en longitud?
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Lo que en su favor á mí me objetaron aquí, es una cédula de la Audiencia real de Quito, la cual, pocos días despues de mi llegada á Pará sacó el gobernador. En ella concedió la Audiencia á la tropa portuguesa que de Pará había subido á Quito por el año 1637, para que (como se lo pidieron los portugueses) volviéndose de Quito el año 639, pudieran tomar posse para la Corona de Portugal, de una aldea adonde habían encontrado unas orejeras de oro y por eso la llamaron Aldea de Oro, situada entonces sobre el río de Amazonas, en la banda del Sur, entre los ríos Yuruá y Cuchiuara, y dice que tomaron posse. Pero eso también, cómo puede tener valor, cuado antes que vino á las notificas del rey Felipe IV, ya los portugueses el año 1640 se habían apartado de la Corona de Castilla? y sin autoridad y confirmación por el rey, cómo podía la Audiencia abalienar tierras de su corona. Va aquí para alguna noticia la mapa geográfica desde río Marañón ó Amazonas 70 ; no la pude hacer ahora con la perfección necesaria; si de aquí me volviera para mi misión, daré otra más acurada por el camino de Quito. Baste esto; á V. R. por amor de Jesu Cristo le suplico haga la diligencia para que se componga este negocio de mi misión, porque yo no vine acá ni mi vocación es meterme entre pleitos sobre ríos y tierras, sino á buscar almas; y si esto se me quita ó se me ponen mil estorbos, con qué cara ha de ver el pastor su rebaño perseguido cuando no tiene remedio ninguno? Poner mi vida por esas pobres almas no sólo no repugno antes lo deseo que ver
™ Se refiere al Ma a elaborado or él mismo.
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después las injurias, que temo, como con mi sangre se remediara algo. Además encargo á V.R. redempcion de mí mismo. Quince meses ha que llegué a Pará y estoy detenido sin razón, con perjuicio grande la propagación de N.S. Fee Católica, para que los portugueses me dejen subir de aquí por el río de Amazonas para mi misión; ó sino, embárquenme para Portugal y yo pueda ir por otro camino con la flota de Cádiz para mi misión. V.R. me encomiende en su SS. sacrificios para que en todo conozca y cumpla la voluntad divina.Pará y diciembre 16 de 1690.- De V.R. Siervo en Cristo.- SAMUEL FRITZ, Soc: Jhu., Misión." (Ológrafa.- Real Academia de la Historia.- Est. 13. gr. 7. núm. 6922, doc. 10)
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EL MAPA DEL P. SAMUEL FRITZ n Los Mapas del Padre Samuel Fritz Entre los muchos aciertos del Padre Samuel Fritz estuvo el de ser un geógrafo cuidadoso y científico, Su mapa de 1691 fue resultado directo de su viaje, cuando muy enfermo fue de su estación misionera Nuestra Señora de las Nieves, entre los Yurimaguas, hacia Pará en búsqueda de ayuda médica, en 1689, y de su travesía de regreso después de un largo cautiverio por los portugueses en 1691. El mismo escribe así sobre su mapa. "Para conocimiento mejor y noticia universal deste rio Marañón ó Amazonas, hice este mapa geográfico con no poco trabajo y sudor, habiéndolo navegado en la mayor parte de su carrera hasta donde es navegable. Y aunque hasta ahora han salido tantos mapas, sin perjuicio de nadie digo que ninguno dellos ha sido con la accuracion debida, porque, ó no vieron ni tomaron las alturas desde gran río, ó las sacaron de autores que con sus escritos los dejaron confusos. Yo, con este nuevo descubrimiento de todo este rio de Amazonas, que hice y saqué á luz, no me precio como de acciones de mi empeño, cuando se han visto en esta empresa otros mayores empeños de la industria humana ó mallogrados ó estorbados de suerte que ninguno hasta ahora ha podido conseguir sus intentos; sino lo publico como obra encaminada totalmente de la providencia divina, que, aun para usar de mi como instrumento, primero me quiso postrar con achaques
71 Pablo
Maroni: Ob. Cit. Pág. 519 y siguientes.
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mortales" 72 El Padre debería haber apreciado mucho más su trabajo que lo que hizo, porque no solamente su mapa es maravillosamente exacto, en la medida en que lo permitió su observación personal, sino que continuó siendo la única fuente verdaderamente confiable de información para cartógrafos durante muchos años después de su muerte, y las notas que él añadió a sus dos mapas sobre la topografía, fauna y flora del gran río fueron también de mucho interés y valor. El bien conocido científico y explorador Francés Sr. de la Condamine, tuvo una muy alta opinión de los servicios de Fritz al conocimiento geográfico y etnográfico. Como una nota en francés adjunta al mapa de 1691 nos informa que depositó este mapa (que encontró en Pará después que descendió el río en 1762 y lo llevó consigo a París) en la Bibliotheque du Roi 73 , donde fue indudablemente de gran ayuda a D'Anville, el primer cartógrafo en producir un mapa del continente Sudamericano que podia ser consultado con alguna confianza. D'Anville le debió mucho a La Contamine y La Condamine 74 al Diario y mapas de Fritz. El último mapa de Fritz de 1707 fue, de acuerdo a la autoridad del escritor del manuscrito de Evora, una reducción del mapa de 1691 y fue grabado en Quito por el Padre Juan de Narvaes. Esta declaración está corroborada por la nota en latín que sigue al título en español declarando que el mapa fue el trabajo de Samuel n Cita
no retraducida del inglés sino tomada de la versión del Diario en castellano, editado por Marcos Jiménez de la Espada. Madrid 1889, p. 433 (N. d. T.) 11 Ahora
la Biblioteca Nacional.
” La Condamine tambiénjlevó con él desde Pará el croquis del oficia l holandés Horstman, quien hizo su viaje
desde el rio Essequibo, a través de los ríos Rupununi, Maho y Branco, hasta el Río Negro.
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Fritz. P.J. de N. Societatis Jesuquondam in hoc Maranone Missionario sculpcbat. Quito. Anno 1707. estamos además informados que el mapa fue grabado por el Padre Juan de Narvaes a fin que pudiera ser presentado a favor del Colegio Jesuíta de la Provincia de Quito a Su Majestad Felipe V. No hay nada, sin embargo, que muestre que este mapa fue una mera reducción del mapa de 1691 75 . Debe recordarse que Fritz amplió su conocimiento sobre la región del Alto Amazonas y de las cordilleras peruanas en su travesía hacia Lima en 1692 a través de los ríos de Huallaga y Paranapura y de allí a Moyobamba, Chachapoyas, Cajamarca y Trujillo, y en su travesía de regreso en 1693 por Jaén y el desfiladero del Pongo, donde se nos dice expresamente que el Padre Samuel fue: "registrando atentamente lo que quedaba del rio Marañón y tomando las alturas de los parajes más principales, para perficionar su mapa y descripción geográfica" 76 La presencia de una copia de este mapa en Evora, sugeriría que fue capturado por los portugueses al mismo tiempo que el manuscrito que contiene el Diario de Fritz. N° 2 a. Traducción del Título y las Notas conexas al Mapa de Fritz de 1691. Mapa Geográfico del Río Marañón o Amazonas hecho por el Padre Samuel Fritz de la Compañía de Jesús, Misionero en este mismo Río de las Amazonas en el año 1691. *** 75 Es
seguro, por las notas siguen, que el mapa de 1691 recibió añadidos de la mano de Fritz ctímo resultado de su travesía a Lima. ,s Cita no retraducida del inglés sino tomada de la edición castellana del Diario. Op. Cit. P. 459 (N.d.T.)
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NOTAS SOBRE EL MAPA DEL RÍO MARAÑÓN O AMAZONAS " (Escritas por el sabio francés Charles Marie de La Condamine). i. Este río Marañón o Amazonas, aunque en la errónea imaginación de ciertos indios son dos diferentes ríos, es en verdad uno y el mismo con diferentes nombres. Tiene su fuente en las orillas meridionales de un lago llamado Lauricocha, cerca de Huánuco. Corre a través de la región montañosa con gran rapidez, y hace el camino entre Cajamarca y Chachapoyas por Jaén de Bracamoros. Solameiite desde el abra de Jaén en adelante es navegable. El agua que es llevada hasta la desembocadura en el Mar del Norte, abajo del Ecuador, es siempre blanca y turbia, excepto en la boca del Río Negro, que es otro río que entra en él; ambos ríos fluyen lado a lado, cada uno con sus propias aguas/negra y blanca o turbia, y se distinguen como si una línea hubiese sido trazada en el medio del río, hasta que después de unas pocas leguas el Río de las Amazonas se impone sobre el Río Negro y vuelve sus aguas turbias. Cada año, en el mes de marzo, este Rio de las Amazonas se desborda, porque crece cinco o más brazas, sumergiendo en una gran extensión las islas y caseríos y una considerable parte de las riberas, como no hay orillas muy altas. Esta gran inundación dura tres meses, y entonces la gente de las islas vive sobre plataformas elevadas.
” Pablo Maroni: Ob. Cit. Pá . 521.
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Hay abundancia de pescado y en uno u otro de los ríos hay uno, raramente visto, que es llamado vaca marina, a causa que su cabeza es muy parecida a la de una vaca terrestre y se asemeja a una vaca por el tamaño de su cuerpo. No tiene ni pies ni manos, pero para moverse sólo hace uso de aletas que tiene cerca de su cabeza. Es un pez sin escamas; su piel es suave y muy gruesa; su comida, las hierbas que come en las orillas del río. Su carne, que es suculenta, no tiene olor a pescado; asada es más sabrosa que puerco. La hembra pare como una vaca ordinaria, y tiene ubres debajo de las aletas mediante las cuales le da leche a su cría. Hay tortugas en tan gran abundancia y tan grandes, que comúnmente pesan un quintal, y que, a veces, en tiempo de vaciante, cuando suben a las orillas de arena para enterrar sus huevos, más de un millar de ellas a veces llegan en una misma noche y se reúnen en un banco de arena. El número de huevos que ellas dejan en un momento es increíble. En este río hay lagartos, también llamados cocodrilos, muy numerosos, muy grandes y horribles; son tan atrevidos que frecuentemente atacan y vuelcan las canoas, llevándose y devorando a los indios. En tiempo de alta creciente, cuando las chozas están inundadas, causan horror con la bulla que hacen con sus incesantes gruñidos, y a veces, entrando en las casas, capturan a los habitantes. Se encuentran también monstruosas culebras dentro del río, aunque son muy raras, que a veces envuelven el cuerpo de un indio mientras se baña, estrangulándolo y rompiéndole sus huesos, y procediendo poco a poco a engullirlos, puesto que no tiene dientes, y finalmente lo tragan por completo, o, cuando el indio por acaso está levándose la mano desde su
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canoa, lo cogen de ella, y a menos que el hombre sea muy bravo y tenga alguien que lo ayude a zafarse del peligro cortando su cabeza, infaliblemente perece. Las mismas grandes culebras son más frecuentes en tierra firme. De otras grandes culebras que son venenosas, y manta blanca [sandfiies] y mosquitos, niguas, arañas, polillas que comen todas las ropas, hormigas, y entre éstas algunas de gran tamaño que al picar causan fiebre que dura durante veinticuatro horas, hay muy grande abudancia. En las islas y la tierra firme hay una gran cantidad de ... 78 de v arias especies, cerdos salvajes en tropas, tapir, venado, pavos, palomas, aves silvestres pájaros de muchas clases con los más bellos plumajes, tigres, leones también pero éstos no son tan esplendidos ni tan grandes como aquellos del Africa. En la estación de agua baja jay multitudes de aves de agua y grandes patos en el río y sus riberas. ii. Comenzando de veinte leguas más o menos más allá de Jaén hasta la boca donde el Amazonas entra al mar, hay en ambas orillas y en las islas una foresta muy densa, siendo los árboles muy altos y soberbios. Algunos, cuando se le ha sacado tiras de su corteza, muestran madera coloreada absolutamente roja; además del color rojo otros están brillantemente teñidos de un amarillo oscuro; otros son negros como el ébano. Hay yucas en gran abundancia. Los portugueses también recolectan una gran cantidad de cortezas de clavo que se usa especialmente como tinte. Viajando a lo largo de las orillas del río algunos campos está
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ible en el ori inal.
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inundados; sobre la tierra alta hay algunas forestas. En el interior se encuentran, en varios distritos, nativos paganos en gran número. iii. Entre los más peligrosos pasos de todo este río de las Amazonas está el Ostolche arriba de la ciudad de Borja que es llamado Pongo, donde el río se abalanza con gran rapidez y causa reflujos, los cuales en tiempo de inundación se llevan las canoas. Solamente en un gran bote puede uno descender el río. iv. Las riberas que están marcadas en rojo son tierras altas y acantilados. v. Los estrechos riachuelos e islas cerca del Río Negro están marcados exactamente en este mapa. Río abajo, conforme el Amazonas se hace más ancho y tiene más islas, se hace más difícil registrarlas a simple vista sin realizar una exploración. vi. Los nombres escritos en letras romanas aquellas ostentados por diferentes naciones. En sus guerras con otras usan mayormente lanzas y flechas envenenadas. Van desnudos y muchos se comen entre ellos. vii. No todos los caseríos de las islas han sido registrados debido a que frecuentemente se mudan y cambian sus nombres. Los Omaguas siempre han usado vestidos y tejen sus ropas, teñidas en colores de hermosa factura. ! viii.
El río que es más famoso por contener oro es el río
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En busca de la memoria erdida
Yquiari, y de éste los comerciantes traen piezas de metal fino que los nativos están ansiosos de obtener para sus orejas. ix. El Río Negro en sus cabeceras se comunica con los franceses [Guayana francesa] desde donde ellos entran y comercian con los nativos... 79 x. El primer estrechamiento que el río Amazonas tiene en su curso bajo es arriba del río Tapajós, frente a la boca del rio Tombetas, donde se reduce a algo menos que un cuarto de legua sin ninguna isla 80 ... que todas las canoas pueden pasar. xi. No hay fuertes en el río. xii. Los portugueses tienen aquí dos ciudades, San Luis de Marañón y Pará. Cuatro pueblos: Tapintaneranete, Pigia, Comutá, además de tres o más asentamientos de indios cristianizados con sus alrededores 81 . xiíi. Cayenne es un fuerte y asentamiento de los franceses. [Nota en francés] Mapa del río de las Amazonas, original por la mano del Padre Samuel Fritz, un jesuíta alemán, dibujado por él en 1689 y 1691. Depositado el 27 de diciembre de 1762 en la Biblioteca Real [en París] durante mi travesía a Italia LA CONDAMINE
” El visto de esta sección es indescifrable.
" Indescifrable. " El autor señala cuatro pueblos, pero sólo nombra tres (N.d.T.)
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Aristóteles lvarez Lo e
M A P A S
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Desde hace algunos días y en especial por el aniversario de la ciudad de Yurimaguas que cumplió trescientos cinco años de fundación, ya está en circulación la segunda edición del libro “En busca de la memoria perdida y la Fundación de Yurimaguas”,
cuyo autor es el juez superior de la Corte Superior de Justicia de Loreto y yurimagüino de nacimiento, doctor Aristóteles Álvarez López. Con un aporte importante para los trabajos realizados están los hechos por el padre Carlos Murayari Amasifuén, lo que motivó que por acuerdo unánime del Concejo Municipal, el ex alcalde de la provincia de Alto Amazonas, profesor Juan Daniel Mesía Camus, expidiera la ordenanza municipal No. 019- 20º12-MPAA-Y, del 26 de noviembre del 2012, mediante el cual se consagra el 08 de diciembre como la fecha de fundación de Yurimaguas y como fundador al sacerdote jesuita Samuel Fritz, además desde esa fecha se incorporó al calendario cívico de esa ciudad. En el prólogo de la obra, el doctor Roger Alberto Cabrera Paredes, dice: el presente libro es un hito en la misma dirección, descubrir y propalar la verdadera historia de Loreto, de lo que se desprende que desde la época de la colonia ha existido un total abandono, desatención e ingratitud de los gobernantes del Perú para con la Amazonía, y si estos territorios son peruanos en la actualidad, ha sido porque sus hijos han querido que así sea y lo preservaron a través de los tiempos de las acechanzas de los portuguesesbrasileros, entre otros, quienes desde épocas remotas quisieron apropiarse y ocupar indebidamente. Es una obra muy importante que será de mucho valor para los hijos de Loreto por su inapreciable valor histórico, por su veracidad emanada de esas cartas de estos hombres de Dios que llegaron hasta