EL POSTMODERNISMO ¡VAYA TIMO! Gabriel Andrade
A Victoria Victoria Eugenia… El sueño de la razón produce produce monstruos… Francisco de Goya Indice Introducción: ¿Qué diablos es el postmodernismo? 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11.
Los usos y abusos de la izquierda. El odio a la Ilustración. El oscurantismo postmodernista. ¿odo es relati!o? El ataque a la ciencia El bien y el mal La occidento"obia. El "raude del primiti!ismo La obsesión con el poder El racismo postmodernista. El "eminismo mal conducido.
Introducción "u# diablo$ e$ el %o$t&oderni$&o'
#a!ier $rmentia y %era"&n %enosi'in( los editores de la colección )*+aya timo,-( timo,-( an concebido esta serie como un intento por re"utar al/unas de las creencias irracionales m's comunes. 0or lo /eneral( estas creencias son aceptadas por personas que no an tenido un alto ni!el de educación. $l/unas personas creen( por e1emplo( que la posición de los astros al momento de nacer determina los acontecimientos del resto de sus !idas. 2tras creen que la aplicación en cantidades diluidas de sustancias que /eneran males sir!e para combatir ese mismo mal. 2tras creen que 3ios creó al uni!erso ace apenas seis mil a4os5 que la posición de los muebles en el o/ar a"ecta la buena "ortuna( etc. 0or re/la /eneral( quien aya terminado al/una carrera uni!ersitaria y ten/a un m&nimo de sentido com6n( sabe que todas estas creencias son timos. 7( 7( también por re/la /eneral( quienes di"unden timos como la astrolo/&a( el Fen/ %ui o el creacionismo son personas a1enas al mundo académico. Es muy triste apreciar que en las librer&as populares ay m's libros de astrolo/&a que de astronom&a( pero al menos tenemos el consuelo de que en las librer&as uni!ersitarias( ay plenitud de libros sobre ciencia y "iloso"&a( y pocos libros sobre creencias irracionales. 8o obstante( el postmodernismo es la e9cepción( y por ello( es un caso sui generis entre generis entre los temas de la c olección )*+aya timo,-. timo,-. Los de"ensores del postmodernismo tienen sendos t&tulos uni!ersitarios. La mayor&a de ellos son pro"esores en las me1ores uni!ersidades del mundo debe reconocerse que( por "ortuna( dos de las me1ores uni!ersidades del mundo( 29"ord y ;ambrid/e en In/laterra( son muy reacias a aceptar a de"ensores del postmodernismo en su pro"esorado<. Escriben en los diarios de mayor circulación mundial( son entre!istados por las personalidades m's "amosas de la +( y los /obiernos "recuentemente les piden opiniones y conse1os sobre asuntos militares( económicos( pol&ticos( culturales( etc. 7( 7( naturalmente( si bien en las librer&as uni!ersitarias a"ortunadamente casi no ay libros que promue!an el creacionismo o la omeopat&a( desa"ortunadamente en esas mismas librer&as ay plenitud de libros que promue!en el postmodernismo( e incluso( ocupan los estantes pri!ile/iados. $s&( el postmodernismo postmodernismo /oza de un presti/io dentro dentro y "uera de la academia. Los de"ensores del postmodernismo postmodernismo tienen al/o que atrae( y no es precisamente la claridad y pro"undidad de sus ideas. %e trata m's bien de una suerte de sex appeal que /enera se/uidores de todo tipo. %on( por as& decirlo( estrellas de roc= en el mundo académico. Los 1ó!enes estudiantes desear&an ser como ellos. >ucos lle!an el pelo lar/o( "uman pipa( utilizan tra1es e9óticos5 en "in( parecen tener una preocupación por su ima/en. En esto( se parecen muco m's a los artistas que a los pro"esores uni!ersitarios con!encionales. Es sabido que mucas estrellas de roc= prosperan( no propiamente por su m6sica( sino por todo el aparato publicitario que acompa4a a sus presentaciones. La !estimenta( el 1ue/o de luces en los escenarios( las ermosas mu1eres que los acompa4an( etc.( "orman parte de las estrate/ias de las cuales s e !alen las estrellas de roc= para con/re/ar audiencias( aun si mucos de ellos cantan desa"inados. 0ues bien( al/o similar ocurre con los de"ensores del postmodernismo. >ucos de ellos prosperan( no propiamente por el contenido de sus ideas( sino por el barniz de ima/en que los acompa4a. $ulo Gelio( un escritor romano del si/lo II( II( di1o al/una !ez al contemplar contemplar a un carlat'n que se ac&a pasar por "ilóso"o: !eo la barba y el manto( pero no !eo al "ilóso"o@. Aar&amos bien en mantener esta suspicacia cuando estemos en presencia de personas que de"ienden el postmodernismo. Estas !acas sa/radas lle!an todo el ropa1e de la acti!idad "ilosó"ica( e incluso( ablan de "orma parecida a las personas que an dico cosas importantes en la istoria. 0ero( no pasan de ser meros carlatanes. %u /ran preocupación es decir cosas que /eneren una moda intelectual( independientemente de si son !erdaderas( o s iquiera coerentes. Lamentablemente( an lo/rado su acometido. 0or ello( ser&a pertinente ubicarlos 1unto a ;ristian 3ior o Gianni +ersace( y no 1unto a $ristóteles o Einstein. 0ero( ¿qué de"ienden estas personas? ¿Qué diablos es el postmodernismo? ;omo es sabido( el pre"i1o )post- denota )después-. 3e esa manera( )post/uerra- es el periodo que le si/ue a una /uerra( )postBoperatorio- el per&odo que le si/ue a una operación( y as& sucesi!amente. 0ues bien( )postmodernismo- !endr&a a ser aquel mo!imiento que a sur/ido después del modernismo. 0ero( en cuestiones "ilosó"icas( se suele postular que cuando un mo!imiento si/ue a otro( también suprime al anterior. $s&( el postmodernismo no es sólo el mo!imiento que si/ue al modernismo( sino también que lo suprime. 1
El modernismo es( a /randes ras/os( la mentalidad mentalidad colecti!a que !ino a imperar en la ci!ilización occidental a partir de m's o menos el si/lo C+II. Esta mentalidad estu!o caracterizada por una creciente !aloración y predominio de la racionalidad en todas las "acetas de la !ida. ;ada !ez m's( la /ente empezó a emplear la racionalidad y a interesarse por conocer la naturaleza y su "uncionamiento. Fue as& como sur/ió el método cient&"ico. La ciencia empezó a o"recer resultados s i/ni"icati!os( y a partir de los conocimientos culti!ados por la ciencia( la ci!ilización occidental incrementó sus in!enciones y el uso de la tecnolo/&a. I/ualmente( /racias a la ciencia y la tecnolo/&a( tecnolo/&a( el ombre pudo e1ercer cada !ez m's un control mayor sobre la naturaleza( naturaleza( y las condiciones sanitarias me1oraron( aumentando si/ni"icati!amente el ni!el de !ida. Esto !ino acompa4ado por otras trans"ormaciones. Las ciudades empezaron a crecer( y los Estados se !ol!ieron muco m's comple1os. 8ació as& la burocracia como medio para optimizar la or/anización y la toma de decisiones. Las redes comerciales se e9pandieron si/ni"icati!amente. La producción económica se !ol!ió muco m's e"iciente( y esto tra1o consi/o el nacimiento del capitalismo. $simismo( las labores empezaron a tecni"icarse y especializarse para ser m's e"icientes y producti!as( y la sociedad empezó a se/mentarse en /remios. Los istoriadores suelen llamar a este este periodo )modernidad-. %i bien podemos podemos estimar que sus inicios en Europa Europa "ueron en el si/lo C+II( C+II( a tardado un poco m's en lle/ar a otras re/iones del mundo. Aabitualmente se denominan )tradicionales- aquellas sociedades en las que las /randes trans"ormaciones de la modernidad a6n no an lle/ado. El )modernismo- suele entenderse como la doctrina o mo!imiento que de"iende estas trans"ormaciones. 0or e1emplo( un abitante del Londres actual es a todas luces un moderno( pero no necesariamente un modernista. Quiz's ese londinense a4ora !i!ir en las condiciones de la In/laterra "eudal( a pesar de que traba1a en una "'brica( se bene"icia de la ciencia y emplea muca tecnolo/&a de a!anzada. 3e la misma manera( un campesino campesino en Dan/lades est' le1os de ser propiamente un moderno. 0ero( quiz's ese campesino de"ienda la necesidad de asumir el método cient&"ico( la industrialización( la di!isión del traba1o( etc. En ese caso( ser&a un modernista. $s& pues( )modernidad- es el momento istórico cuando sur/ieron todas estas trans"ormaciones sociales5 )modernismo- es la de"ensa y !aloración de estas trans"ormaciones sociales. Las trans"ormaciones trans"ormaciones sociales sociales de la modernidad modernidad tra1eron tra1eron consi/o /randes trans"ormaciones trans"ormaciones en las artes. Los istoriadores istoriadores del arte suelen con!enir en que el arte moderno empezó con el enacimiento tard&o( m's o menos acia el si/lo C+I. Los mismos criterios de racionalidad que se emplearon en la ciencia( la pol&tica y la econom&a( se e9tend&an al arte. Los pintores empezaron a dominar la técnica( y lo/raron desarrollar la perspecti!a. %us representaciones pictóricas eran muco m's realistas( y su concentración en el cuerpo umano era un corolario del interés cient&"ico por la anatom&a. La armon&a( el balance( la proporción y la te9tura eran aora criterios a se/uir para /enerar emociones estéticas. Los arquitectos arquitectos empezaron empezaron a edi"icar construcciones que apro!ecaran racionalmente racionalmente los los espacios. ;ada espacio tendr&a una "unción "unción que cumplir( y la distribución también estar&a re/ida por la proporción( el balance y el orden. Los m6sicos buscaban acercarse a una per"ección matem'tica en la con1unción de armon&a( melod&a y ritmo. La literatura tampoco escapó a esta tendencia. En las sociedades tradicionales( imperaban imperaban cuentos sobre demonios( el"os( /i/antes( ecizos. $ partir de la modernidad( la literatura est' m's concernida con asuntos reales( y cuando ace re"erencia a /i/antes y ecizos( /eneralmente lo ace en son de burla( como en Don Quijote. 0or re/la /eneral( la literatura tradicional era pobre en técnica y estilo: no se culti!aba muco el retrato pro"undo de los persona1es( la trama no estaba bien estructurada( etc. ;on la era moderna( la literatura se impre/na de la técnica y la racionalidad( y entonces incorpora tramas comple1as( persona1es con una psicolo/&a pro"unda( minuciosos detalles narrati!os( etc. $s&( en las artes !ino también a imperar imperar un modernismo5 modernismo5 a saber( saber( la de"ensa de la aplicación de criterios de racionalidad racionalidad y técnica en la producción art&stica. En cierto sentido( ba1o este entendimiento( si bien el artista y el cient&"ico operar&an en planos distintos( ambos compartir&an una adesión a la racionalidad y un con1unto de re/las bien estructuradas que codi"ican el desarrollo de la técnica. E!entualmente( en el seno de las las artes( ubo una reacción en contra contra de este este modernismo. %e empezaron a desarrollar tendencias que recazaban el predominio de la racionalidad y las re/las en la producción art&stica. %u 1usti"icación era que el arte es( ante todo( e9presión. 7( 7( en cuanto tal( la acti!idad art&stica es libre5 por ende( no cabe sobre ella nin/una camisa de "uerza que impon/a criterios. Los e9ponentes de estas tendencias abrazaron( por as& decirlo( una rebeld&a estética. $ll& donde la pintura pintura moderna e9i/&a perspecti!a( proporción y balance( estos nue!os pintores pintores deliberadamente buscar&an !iolar estos esquemas. $s&( por e1emplo( la obra maestra de 0icasso( Guernica( Guernica( no tiene contemplación por los criterios técnicos del modernismo( y pareciera m's bien una pintura eca por ni4os. $l/unos pintores se propusieron recazar los criterios modernos( tratando incluso de imitar el arte de las sociedades tradicionales a1enas al mundo moderno. Gau/uin( por e1emplo( se izo célebre por pintar a la manera de los polinesios( y de nue!o( 0icasso en una época trató de pintar en un estilo similar a la pintura tradicional a"ricana. En la arquitectura también también ubo esta reacción. $ora los edi"icios podr&an incorporar espacios desperdiciados( e incluso( administrar administrar elementos que podr&an resultar sin balance y proporción. Los m6sicos también empezaron a e9plorar la posibilidad de incorporar elementos populares que carec&an de la técnica de los compositores cl'sicos( e inclusi!e( mucos se atre!ieron a prescindir de la armon&a y el ritmo para incorporar sonidos que eran pr'cticamente ruido. La literatura empezó empezó a interesarse por situaciones absurdas y sinsentido. $ll& donde un no!elista t&picamente t&picamente modernista como 3ostoye!s=i retratar&a situaciones cre&bles con /ran ri/or anal&tico( y emplear&a una trama comple1a pero ordenada5 mucos nue!os no!elistas y dramatur/os buscar&an con"undir al lector deliberadamente( para s& /enerar un nue!o e"ecto. 2
odas estas tendencias art&sticas( si bien etero/éneas entre s&( e!entualmente e!entualmente "ueron a/lutinadas a/lutinadas ba1o el concepto de )postmodernismo-. Estos artistas y cr&ticos de artes se planteaban inau/urar una era en la que se de1ara atr's la modernidad y el modernismo( y "uera suplantado por un mo!imiento que recazara los criterios a su 1uicio( demasiado r&/idos< de racionalidad y técnica en las artes. %i bien al/unos al/unos cr&ticos estimar&an estimar&an que la buena obra de arte arte es aquella que est' inscrita en la racionalidad y la técnica( podemos por aora aceptar que el postmodernismo en las artes a resultado meritorio. La reacción en contra del criterio estético modernista a potenciado la creati!idad de la /eneración de artistas in"luidos por el postmodernismo. Las /randes obras de 0icasso no tienen un buen culti!o de la perspecti!a( y las no!elas de #oyce rayan en lo desordenado y lo absurdo5 pero podemos admitir que "orman parte del patrimonio art&stico de la umanidad. 0or ello( es prudente aceptar que la reacción en contra de la camisa de "uerza del modernismo en las artes a resultado positi!a. Aasta a&( todo marca bien. El problema( no obstante( sur/e cuando se pretende lle!ar al postmodernismo m's all' de las "ronteras del arte. La reacción en contra de las re/las y los criterios establecidos nos an o"recido /randes obras de arte en el si/lo CCI. 0ero( cuando este esp&ritu de rebeld&a postmodernista se e9tiende a otras es"eras de la !ida( sus consecuencias pueden ser /ra!es. ;onsideremos( por e1emplo( al /ran pintor catal'n %al!ador 3al&. %u obra pictórica merece todo tipo de elo/ios. ;on maestr&a técnica( técnica( lo/ró rebelarse en contra de las con!enciones art&sticas de su época. La e9centricidad art&stica de 3al& lo acredita como uno de los /randes maestros de la pintura del si/lo CC. 0ero( cuando la e9centricidad !a m's all' de lo art&stico( al punto de desa"iar no sólo las re/las establecidas en el arte( sino las m's elementales re/las para poder lle!ar a cabo una con!ersación "luida( empezamos a dudar si la e9centricidad es es loable en es"eras es"eras no art&sticas. En una "amosa "amosa entre!ista con el periodista norteamericano norteamericano >i=e allace( allace( 3al& respond&a respond&a con todo tipo de disparates disparates ininteli/ibles a las pre/untas bien "ormuladas de allace. Ae ac' una bre!e muestra: $LL$;E: $LL$;E: 3&/ame( ¿qué cree que le ocurrir' a d. cuando muera? 3$LH: 7o no creo en mi muerte $L$;E: $L$;E: ¿d. no morir'? 3$LH: 8o( yo creo en la muerte /eneral. 0ero( no en la muerte de 3al&. ;reo que mi muerte se a !uelto imposible $LL$;E: ¿eme d. a la muerte? 3$LH: %&. $LL$;E: $LL$;E: ¿La muerte es bella( pero con todo( d. la teme? 3$LH: E9actamente porque 3al& es un ombre paradó1ico y contradictorio. na obra como La persistencia de la memoria de memoria de 3al&< merece nuestro elo/io. 0ero una entre!ista en la cual se respondan disparates e incoerencias( ya es un bodrio. Esto es indicati!o de que quiz's resulta loable rebelarse c ontra las re/las art&sticas( pero no contra las re/las de la racionalidad en es"eras que !an m's all' de lo art&stico. El eco de que 3al& arremeta arremeta con disparates y sinsentidos en una entre!ista quiz's no es tan /ra!e( si tenemos en cuenta que se trataba precisamente de un artista. Los problemas empiezan a aparecer cuando los "ilóso"os y cient&"icos pretenden emular a los artistas en su rebelión "rente a la racionalidad. 8o ob1etamos que al/uien como Franz Ja"=a apele al absurdo para lo/rar su acometido. 0ero( tenemos plena 1usti"icación para protestar que un médico apele a un procedimiento absurdo como( por e1emplo( la omeopat&a< para intentar curar una en"ermedad( o que un matem'tico sosten/a que la ra&z cuadrada de BK es i/ual al in"inito. $s& pues( en un inicio( inicio( el postmodernismo empezó empezó como un mo!imiento mo!imiento en el seno de las artes. 0ero( oy el postmodernismo postmodernismo es m's un mo!imiento !inculado a la "iloso"&a y las ciencias. %i bien el término )postmodernismo- tiene un si/ni"icado muy di"uso( podemos de"inirlo a /randes ras/os como la tendencia a recazar aquellos !alores de"endidos por el modernismo( en especial( el predominio de la racionalidad en todas las es"eras de nuestras !idas. 7( 7( como corolario( la )postmodernidad- ser&a la etapa istórica en la cual el postmodernismo cobra cada !ez m's prominencia. El modernismo trató de ordenar el mundo en cate/or&as de pensamiento. pensamiento. na de las /randes labores de la ciencia moderna a sido la ta9onom&a5 a saber( el modo en que a clasi"icado todos los elementos del uni!erso. El postmodernismo recaza el intento por ordenar el mundo( y m's bien de"iende la persistencia de lo caótico a la ora de e9aminar el uni!erso. El modernismo modernismo de"endió la primac&a de la racionalidad. El postmodernismo enaltece enaltece m's bien la intuición( la emoción e incluso( la !aloración de lo absurdo y lo irracional. En el modernismo( no ay cabida para camanes y astrólo/os( sino para médicos y astrónomos. En el postmodernismo( se intenta rei!indicar el esp&ritu libre de camanes y astrólo/os "rente a un supuesto totalitarismo cient&"ico. El modernismo modernismo deposita su con"ianza en la capacidad del len/ua1e len/ua1e para representar el mundo( e incluso( recomienda acercarse lo m's posible a un len/ua1e ló/icoBmatem'tico que se e9prese claramente y no permita ambi/edades. El postmodernismo estima que el len/ua1e nunca podr' representar la realidad sólo intentar construirla<( y de eco( mucos postmodernistas recomiendan el uso de un len/ua1e deliberadamente oscuro y con"uso no muy distinto de disparates como los de 3al&<. El modernismo modernismo trata de descubrir el "uncionamiento del del uni!erso( para as& postular leyes cient&"icas de alcance uni!ersal que nos permitan acer predicciones y e1ercer cierto control s obre la naturaleza. El postmodernista recaza rotundamente la cate/or&a de lo uni!ersal( e insiste en que nin/una e9plicación puede tener pretensiones uni!ersales. 3e eco( se/6n los mismos /ur6s del postmodernismo( éste es el ras/o de"initorio de este mo!imiento. %i bien las palabras )postmodernismo- y )postmodernidad)postmodernidad- "ueron someramente empleadas por di!ersos autores desde mediados del si/lo CC( "ue el "rancés #ean Francois Lyoard quien las puso de moda desde entonces( casi todo en el postmodernismo a sido cuestión de moda<. $ 1uicio de 3
Lyotard( la modernidad se caracterizó por el predominio de )metarrelatos- un término muy con"uso( pero como !eremos( los postmodernistas no tienen el menor interés en e!itar ser c on"usos<. Estos )metarrelatos- son )discursos totalizantes- que pretenden aplicarse uni!ersalmente. Lyotard estimaba que estos metarrelatos aora est'n en crisis( pues se a planteado la necesidad de optar por lo que él llama )microBrelatos-. En otras palabras( en !ez de o"recer una e9plicación /eneral de( por e1emplo( la naturaleza de las ambrunas( es m's con!eniente e9plicar cada ambruna por separado( y no asumir que podamos a/lutinar ba1o un mismo concepto la ambruna de Etiop&a en los a4os ocenta del si/lo CC( con la ambruna de Irlanda a mediados del si/lo CIC. >'s a6n( los postmodernistas an de"endido con a&nco que nin/6n discurso puede pretender alcance uni!ersal( en tanto todo discurso es producto de unas condiciones espec&"icas en las cuales interact6an todo tipo de intereses y ses/os: clase social( nacionalidad( etnicidad( etc.< que no pueden e9trapolarse a otros conte9tos. $s&( es in6til y per1udicial buscar e9plicaciones uni!ersales de los "enómenos( pues la noción de )uni!ersalidad- es a"&n a un /ran sistema totalitario que pretende abarcarlo todo. ;on!iene muco m's( a"irman los postmodernistas( concentrarse en la rele!ancia de lo local. %i Lyotard tiene razón( entonces la ley de la /ra!edad no es uni!ersal( sino m's bien un in!ento totalizante de la ciencia. Quiz's los postmodernistas deber&an lanzarse de un puente( para corroborar s i la ley de la /ra!edad no es m's que un metarrelato que no puede pretender tener !alidez uni!ersal. 3esde entonces( este discurso a /anado cada !ez m's aderentes en la academia( y resuena con un amplio sector de la izquierda en el plano pol&tico. Los postmodernistas resultan atracti!os a los e9cluidos de siempre: ne/ros( inmi/rantes( omose9uales( mu1eres( obreros( discapacitados( etc. Los postmodernistas an eco creer a estos e9cluidos que la racionalidad y la modernidad en /eneral son los responsables de aber creado la e9clusión y coartado la libertad con sus )discursos totalizantes- y r&/idas re/las de pensamiento. Los postmodernistas son emblem'ticamente antiBsistema5 y a resultado ine!itable que los e9cluidos !ean en ellos unos aliados( sin realmente detenerse a considerar si oponerse al predominio de la racionalidad y a cualquier "orma de sistema constituir' una me1ora en sus condiciones de !ida. ;ada !ez se suman m's !oces al postmodernismo. En este libro( ar/umentaré que estamos en la necesidad de recazar los cantos de sirena del postmodernismo( en buena medida porque la abrumadora mayor&a de las ideas que los postmodernistas de"ienden son "raudulentas5 en otras palabras( el postmodernismo es sendo timo. 0odemos criticar mucas cosas a la modernidad( pero nunca debemos abandonarla. 0odemos criticar los sistemas totalitarios( pero no debemos pretender escapar a toda "orma de sistema. En el momento en que de1emos de aplicar criterios de racionalidad y sistematización al mundo( nuestra "elicidad se !er' amenazada. En el primer cap&tulo( aré una bre!e rese4a istórica sobre el sur/imiento de la izquierda( desde los socialistas utópicos en el si/lo CIC asta la izquierda contempor'nea postmodernista. rataré de demostrar que la izquierda cl'sica incluyendo al propio >ar9< se inscribió en la modernidad( pero que debido a la era de descolonización después de la %e/unda Guerra >undial( y al mayo "rancés de MNOP( un sector de la izquierda empezó a asumir posturas contrarias a la modernidad. Aaré én"asis en que( a"ortunadamente( queda a6n un sector de la izquierda que recaza el postmodernismo y !alora a la modernidad( y que no es necesario ser postmodernista para ser izquierdista5 de eco( !arios izquierdistas de"ender&an que el socialismo e9i/ir&a una renuncia a los disparates postmodernistas. En el se/undo cap&tulo( e9aminaré las reacciones en contra del mo!imiento "ilosó"ico de la Ilustración a partir del si/lo CIC. Intentaré demostrar que( contrario a las apariencias( los postmodernistas tienen muco en com6n con los reaccionarios ultraconser!adores de inicios del si/lo CIC. 3e"enderé celosamente el triun"o de la Ilustración( y la obli/ación que tenemos de no abandonar ese proyecto. En el tercer cap&tulo( someteré al escarnio el len/ua1e tan obscuro y disparatado que emplean los "ilóso"os postmodernistas( as& como su intención deliberada de no escribir con claridad( a "in de impresionar a /ente que estima que los buenos "ilóso"os son aquellos a quien nadie les entiende. ambién rese4aré al/unos sucesos bocornosos en el mundo académico( que an sur/ido como consecuencia de estos disparates postmodernistas. En el cuarto cap&tulo atacaré la doctrina del relati!ismo( la cual es ampliamente de"endida por el postmodernismo. %e/6n esta doctrina( no e9iste al/o que podamos llamar uni!ersalmente )!erdad-( sino que la distinción entre lo !erdadero y lo "also es sólo relati!a al conte9to. rataré de demostrar que se trata de una doctrina contradictoria y que atenta contra el m's elemental criterio de racionalidad. En el quinto cap&tulo( de"enderé a la ciencia de los ataques de postmodernistas que pretenden equipararla en !alidez a disciplinas no cient&"icas( o que pretenden ne/ar la !alidez de un criterio de demarcación entre ciencia y pseudociencia. rataré de esbozar un criterio elemental para de"inir a la ciencia. $tacaré especialmente a 0aul Feyerabend y su anarquismo epistemoló/ico la idea de que no debe aber re/las en el método cient&"ico y que( por ende( todo !ale<( y rese4aré la manera en que los postmodernistas abren la puerta sandeces como el creacionismo( la omeopat&a( el Fen/ %ui( etc. En el se9to cap&tulo( de"enderé la uni!ersalidad de la moral y los derecos umanos( y atacaré el relati!ismo moral normati!o la doctrina se/6n la cual cada cultura est' en su dereco de se/uir su propio criterio moral<( el cual es de"endido por mucos postmodernos. ese4aré casos como la ablación del c l&toris en "rica oriental( la pr'ctica del sati en la India( etc.( como muestra de la necesidad de asumir una moral uni!ersal que no ten/a contemplaciones por las particularidades culturales que !an en detrimento de la uni!ersalidad de la idea del bien. En el séptimo cap&tulo( de"enderé la idea de que( si bien el colonialismo occidental a tenido consecuencias muy /ra!es( también tu!o sus méritos. 0ues( "ue el colonialismo y la llamada )misión ci!ilizadora- europea< el encar/ado de di"undir la racionalidad y la Ilustración en sociedades tribales con costumbres premodernas similares a la de la Edad >edia europea. En el octa!o cap&tulo atacaré a los postmodernistas que estiman que el ombre primiti!o es m's "eliz que el ombre ci!ilizado( y que los a!ances de la ciencia y la tecnolo/&a son per1udiciales a la umanidad. ese4aré que mucas de las sociedades supuestamente id&licas 4
como los aztecas( o al/unas sociedades tribales< en realidad ten&an condiciones de !ida deplorables( y que la introducción de la ciencia y la tecnolo/&a an constituido una /ran me1ora en las condiciones de !ida de la umanidad. En el no!eno cap&tulo rese4aré cómo los postmodernistas( est'n obsesionados con la idea de que nin/una teor&a es con"iable( porque tras ella yacen intereses de poder. 3e"enderé la postura de que( si bien el poder es capaz de in"luir sobre la b6squeda de la !erdad ob1eti!a( al "inal tenemos la necesidad de con"iar en que s& es posible alcanzar la ob1eti!idad. 7( 7( adem's( el e9plicar los or&/enes de una creencia no implica aberla re"utado. En el décimo décimo cap&tulo rese4aré la obsesión de mucos mucos postmodernistas con la preser!ación ori/inaria ori/inaria de las culturas( culturas( y el combate a la transculturación. 3enunciaré que esta manera de razonar en realidad es muy cercana al esencialismo que( en su época( "ue el principal inspirador del racismo pseudocient&"ico. %e4alaré la iron&a de que( en su combate en contra del racismo( los postmodernistas terminan de"endiendo posiciones muy cercanas a las doctrinas racistas del si/lo CIC. En el undécimo cap&tulo denunciaré mucos de los disparates de"endidos por el "eminismo de corte postmodernista. Empezaré por admitir que( si bien mucas "ormas de "eminismo son loables( y es le/&timo plantearse mayores ni!eles de i/ualdad entre ombres y mu1eres( lamentablemente mucos "eministas de"ienden de"ienden posturas irracionales como consecuencia de la in"luencia postmodernista( como por e1emplo( que ubo una época dorada de amazonas( que el se9o es una construcción social( y que la ciencia a sido un in!ento del maco para dominar a la embra. Quiz's este libro sea un poco m's di"&cil de leer que el resto de los !ol6menes !ol6menes que asta aora con"orman la colección *+aya *+aya timo,@. Eso probablemente sea debido al eco de que los postmodernistas se an es"orzado en acer las cosas m's complicadas de lo que realmente son. 0ero( precisamente puesto que me e propuesto atacar el osc urantismo de los postmodernistas( me e sentido en la obli/ación de intentar presentar los ar/umentos de la "orma m's clara y sencilla posible. El postmodernismo se a con!ertido en una de las doctrinas doctrinas "ilosó"icas que sir!en como punta de lanza a quienes de"ienden de"ienden las pseudociencias y creencias irracionales que an sido ridiculizadas en los otros !ol6menes de la colección *+aya timo,@. Es "recuente que los de"ensores de la astrolo/&a( el psicoan'lisis( o la omeopat&a( in!oquen los nombres de /ur6s postmodernistas como Feyerabend o Foucault para protestar en contra de la e/emon&a cient&"ica( y as& proclamar la le/itimidad de las disciplinas y creencias irracionales. 0or ello( no basta con atacar las especi"icidades de cada timo. Es necesario también atacar el ba/a1e pseudo"ilosó"ico en el c ual se amparan estas disciplinas y creencias absurdas. 3e eso se encar/a este libro. 20. KRRK. na introducción bastante Para leer &($) DLE( ;ristoper. Postmodernism A Ver! "#ort $ntroduction. 29"ord: 20. accesible a los temas /enerales del postmodernismo. QE+E32( $malia. De %oucault a Derrida. 0amplona: E8%$. KRRM. La autora ace un recorrido por los principales /ur6s del postmodernismo. %i bien no es lo su"icientemente cr&tica con ellos( al menos ace un es"uerzo por presentar en términos relati!amente sencillos las ideas de las "i/uras m's emblem'ticas del postmodernismo. *a%+tulo , Lo$ u$o$ - abu$o$ de la i./uierda
Ir a mani"estaciones es di!ertido. >ucos 1ó!enes estudiantes lo asumen como prete9to para no tener la obli/ación de ir a los cursos. >ucas pare1as se an conocido en las mani"estaciones( y ese amor a resultado duradero. $dem's( en las mani"estaciones se encuentran con ami/os y /eneralmente ay un ambiente "esti!o. Es( por as & decirlo( una /ran ocasión social( y como saben muy bien los sociólo/os( las ocasiones de con/re/aciones sociales /eneran un sentimiento de e"er!escencia que complace muco a la /ente. 0or eso( los sociólo/os nos in"orman que ay mucas similitudes entre las mani"estaciones y los pere/rina1es reli/iosos: en ocasiones como ésas( la masa se con"orma y el sentimiento /rupal satis"ace a quien "orma parte de ella. 0robablemente ser' di"&cil saber con precisión( pero podemos sospecar que un considerable sector de 1ó!enes que asisten a las mani"estaciones no conoce bien sus moti!os pol&ticos5 sencillamente !an por di!ersión. Los postmodernistas tienen un un /usto especial por las mani"estaciones. mani"estaciones. Es cierto que al/unas mani"estaciones se con!ocan a "a!or del sistema imperante( pero por re/la /eneral( las mani"estaciones son antiBsistema. 0recisamente se con!ocan para protestar en contra de al/o. 7( 7( puesto que la actitud postmodernista es "undamentalmente rebelde( en tanto pretende recazar las re/las impuestas por la racionalidad( resulta natural que los /randes /ur6s del postmodernismo encabecen todo tipo de mani"estaciones. 0robablemente eso a contribuido a su popularidad entre los 1ó!enes. n estudiante con altos ni!eles ormonales probablemente pre"erir' a un /ur6 postmodernista que porte un me/'"ono y /rite al/una consi/na en una mani"estación( por encima de un pro"esor de matem'tica que dedique oras de estudio a la solución de al/6n problema de c'lculo. %u incon"ormidad con el sistema a !estido de ro1o al postmodernista. %u %u participación en las mani"estaciones mani"estaciones en contra de la racionalidad moderna y sus deri!ados parece ser e!ocadora de las eroicas barricadas de las re!oluciones de MPSP en Europa. $s&( el postmodernismo a !enido a ser identi"icado como un mo!imiento "undamentalmente izquierdista. 3espués de todo( el capitalismo el ob1eto de ataque de toda la izquierda< se a construido sobre la base de una racionalidad técnica que busca ma9imizar las /anancias a toda costa5 el postmodernista est' en contra de todo sistema que emplee la racionalidad técnica( por ende( el postmodernismo est' en contra del capitalismo. 0arece ló/ico( por lo tanto( que el postmodernismo sea de izquierda. 0ero( como !eremos( el uso de la ló/ica también nos conduce a pensar que( si bien todos los postmodernistas pueden ser izquierdistas( no todos los izquierdistas son postmodernistas. 0ara apreciar esto( con!iene elaborar un bre!e recorrido por la istoria de la izquierda pol&tica. 5
Es un eco muy conocido que la abrumadora mayor&a de los seres umanos pri!ile/ian el uso de la mano dereca5 a6n no se conocen bien las razones de este eco( pero quiz's( tras la pre"erencia por el uso de la mano dereca yace una disposición neuronal espec&"ica. En "unción del pri!ile/io del uso de la mano dereca( la izquierda a !enido a ser asociada con lo impuro( lo inmoral( lo desa/radable( en "in( lo ne/ati!o5 mientras que la mano dereca a !enido a ser asociada con lo puro( lo moral( lo a/radable( en "in( lo positi!o. 8o es coincidencia( por e1emplo( que en la descripción del #uicio Final en el e!an/elio se/6n &ateo( &ateo( 3ios bendecir' a los que est'n a su dereca( y dir' a los que est'n a su izquierda: apartaos de m&( malditos( al "ue/o eterno@. 7( 7( los términos latinos para )dereca- e )izquierda-( )dextra )dextra-- y )siniestra )siniestra-- respecti!amente( an deri!ado en )diestro- y )siniestro-( el primero con una car/a sem'ntica positi!a( el se/undo con una car/a sem'ntica peyorati!a. En esta época de ipersensibilidad( las personas con piel de color oscuro an lo/rado que la palabra )ne/ro- se emplee cada !ez menos en "orma peyorati!a5 quiz's las personas zurdas también deber&an tener el dereco a que la palabra )siniestro- no se use peyorati!amente. 0or "ortuna( en las sociedades occidentales( queda muy poco de la anti/ua discriminación en contra de los zurdos( e9cepto( quiz's( en la "abricación de tecnolo/&a que pri!ile/ia a quienes usan la mano dereca. 0ero( la distinción entre la dereca y la izquierda a permanecido( y se a e9tendido como medio clasi"icatorio de posiciones pol&ticas. Aoy( se abla de )izquierdistas- y )derecistas- como si "ueran términos de "'cil de"inición5 pero en realidad( el uso meta"órico de las manos para distin/uir a las posturas pol&ticas es demasiado con"uso como para usarse óptimamente. Lo mismo que en casi todas todas las dicotom&as( la la distinción entre la izquierda y la dereca no admite mayores inter!alos. ;iertamente( ;iertamente( la distinción entre izquierdistas y derecistas se inscribe en un espectro que( en apariencia( permite ir desde la e9trema dereca( a la e9trema izquierda( pasando por una dereca moderada( un centro( y una izquierda moderada. 0ero( pese a estos aparentes inter!alos( la distinción entre derecistas e izquierdistas suele asumir que la dereca y la izquierda son paquetes enteros. $s&( por e1emplo( mucas !eces se asume que el ser derecista implica oponerse al aborto( o el s er izquierdista implica oponerse a la ense4anza reli/iosa en las escuelas p6blicas. ;on todo( e9iste plenitud de pol&ticos derecistas que no se oponen al aborto( y plenitud de pol&ticos izquierdistas que de"ienden la ense4anza reli/iosa en las escuelas p6blicas. Eso re!ela que los términos pol&ticos )dereca- e )izquierda- son muy !a/os. La Guerra Fr&a propició una de"inición a6n muy !a/a< de estos términos( y la manera en que suelen entenderse oy es( en buena medida( deri!ada del uso que se le dio durante el periodo de la Guerra Fr&a. $l "inal( la )dereca- !ino a estar asociada con los !alores promo!idos por los EE..( y la )izquierda- !ino a estar asociada con los !alores promo!idos por la ..%.%. %i bien( por "ortuna( la Guerra Fr&a lle/ó a su "in( y la ..%.%. ya no e9iste( es con!encional caracterizar a la )dereca- y la )izquierda- de manera muy parecida a como se ac&a durante la época de la Guerra Fr&a. La )izquierda- es el con1unto de posiciones pol&ticas que de"iende la i/ualdad entre los seres umanos. El entendimiento izquierdista de la )i/ualdad- es bastante ri/uroso( pues implica i/ualdad de oportunidades( pero también i/ualdad de condiciones. En este sentido( el izquierdista no sólo de"iende que los ciudadanos ten/an el mismo trato ba1o la ley( sino que también ten/an condiciones sociales bastante equi!alentes( y en buena medida se prescinda de las 1erarqu&as sociales. 0uesto que el capitalismo capitalismo es un sistema económico económico que suele retribuir mayor /anancia /anancia al detentor del capital que al detentor de la "uerza laboral( la izquierda tiene una posición anta/ónica "rente al capitalismo. La izquierda aprecia al capitalismo como el ori/en de las /randes desi/ualdades en la sociedad( y en este sentido( se propone combatirlo. ;omo alternati!a al capitalismo( la izquierda propone una serie de trans"ormaciones que promue!an un nue!o sistema social y económico. Generalmente( este nue!o sistema social y económico es el )socialismo-( un término bastante !a/o( pero que intenta acer re"erencia a un sistema en el que aya un muy ba1o ni!el de desi/ualdad de oportunidades y condiciones. La izquierda propone !arios métodos métodos para alcanzar una sociedad con menor desi/ualdad. Los m's moderados( postulan la necesidad de inter!ención del Estado en asuntos económicos( a "in de re/ular precios y salarios( pues de esta manera se ase/urar' una distribución m's i/ualitaria de la riqueza y los pri!ile/ios en una sociedad. Los m's radicales( postulan no sólo la inter!ención del Estado como ente re/ulador( sino adem's( que el Estado se desempe4e como propietario de los /randes medios de producción y asuma una posición prota/ónica como /arante de la satis"acción de las necesidades m's elementales( como la salud( el alimento y la educación. 0ara lo/rar que el Estado desempe4e todas estas "unciones( los izquierdistas estiman necesario que el Estado instituya altas tasas de impuestos( especialmente diri/idas a las clases m's pri!ile/iadas( a "in de e9traer de los ricos para distribuir a los pobres en planes de bienestar social. La dereca( por su parte( pre"iere una sociedad que produzca /randes cantidades cantidades de riqueza( independientemente independientemente de la manera en que est' distribuida. 7( 7( como tal( es de"ensora del capitalismo y muy reacia a la inter!ención re/uladora del Estado en asuntos económicos( as& como también se opone a los altos impuestos y la participación del Estado como /arante de la salud( el alimento y la educación. ;on base en esta de"inición( entonces( parece bastante "'cil etiquetar con los términos )izquierda- y )dereca-. Los izquierdistas son simpatizantes del socialismo y se identi"ican con "i/uras como >ar9( Lenin( el ;e Gue!ara( Fidel ;astro y Au/o ;'!ez( mientras que los derecistas son simpatizantes del capitalismo y se identi"ican con "i/uras como $dam %mit( %mit( Aenry Ford( y Geor/e . Dus. 0ero( no siempre a sido as&. La distinción entre )dereca- e )izquierda- se remonta realmente a la con"rontación pol&tica que se suscitó en los a4os pre!ios a la e!olución Francesa en MTPN( y que continuó una !ez que triun"aron los re!olucionarios. 3urante la monarqu&a de Luis C+I( el rey con!ocó en !arias oportunidades a la reunión de di"erentes representantes de la sociedad "rancesa. $ la anti/ua usanza( a la izquierda del rey se sentaban quienes promo!&an re"ormas y( en tonalidad moderada( mani"estaban oposición a la monarqu&a5 mientras que a la dereca del rey se sentaban los de"ensores de la monarqu&a( especialmente aquellos que "ormaban parte de las clases aristocr'ticas. 6
$s&( los términos términos )izquierda- y )dereca- nacieron en el conte9to de la e!olución Francesa( y sir!ieron como de"inición de"inición de las posiciones encontradas durante ese per&odo istórico. Los )derecistas- eran los de"ensores de la continuidad del Ancien del Ancien r'gime: r'gime: a saber( el anti/uo ré/imen de estructura semiB"eudal con una clase aristocr'tica bien acomodada con base en pri!ile/ios de castas adscritos desde el nacimiento5 sosten&a la primac&a la monarqu&a con base en el principio del dereco di!ino( pri!ile/iaba la posición del clero católico en la administración pol&tica y prescind&a de las libertades ci!iles indi!iduales. Los )izquierdistas-( por su parte( eran partidarios de un sistema de /obierno republicano( promo!&an una mayor mo!ilidad social de c lases y pretend&an liquidar los pri!ile/ios de casta( ne/aban el principio del dereco di!ino a "a!or de un entendimiento de la soberan&a con base en el contrato social( recomendaban un Estado laico en el cual se prescindiera de la participación pol&tica del clero( y se e9altaban las libertades ci!iles indi!iduales. La izquierda re!olucionaria "rancesa promo!ió promo!ió los tres célebres principios: libertad( i/ualdad y "raternidad. "raternidad. 0ero( esta izquierda estaba estaba muy le1os de ser la izquierda contempor'nea. La mayor&a de los izquierdistas promo!&an la i/ualdad( pero sólo la i/ualdad de oportunidades( no propiamente la i/ualdad de condiciones. En otras palabras( los izquierdistas buscaban aniquilar las condiciones de desi/ualdad natural que que ab&a impuesto un sistema de castas que con"er&a pri!ile/ios desde el nacimiento( permitiendo que todos los ciudadanos tu!ieran m's o menos las mismas oportunidades5 pero una !ez que se e1erc&an esas oportunidades i/uales y el resultado era desi/ualdad de condiciones( los re!olucionarios "ranceses no propon&an alterar esas condiciones. >'s a6n( la de"ensa de la libertad por parte de los re!olucionarios "ranceses implicaba la libertad económica de !ender y comprar libremente( a un precio no re/ulado por el Estado. Los re!olucionarios "ranceses adelantaron re"ormas económicas( pero en contra del "eudalismo y a "a!or del naciente capitalismo. 0ues( en el anti/uo ré/imen( predominaba un sistema mercantilista que descon"iaba del libre e1ercicio del mercado( y pretend&a m's bien una econom&a sin mayor mo!ilidad( en la cual los precios y salarios estu!iesen "i1ados por las autoridades( sin oportunidades de alterarlos al anto1o de los comerciantes. 7( 7( en este sentido( los re!olucionarios "ranceses eran muy distintos de los izquierdistas actuales. Quienes terminaron por oponerse a la e!olución Francesa !inieron a ser etiquetados de )reaccionarios-( dada su reacción en contra de las re"ormas adelantadas por los re!olucionarios( y en este sentido( a estos reaccionarios se les cali"icó también de )derecistas-. Los reaccionarios pretend&an un re/reso al Ancien al Ancien r'gime( r'gime( a saber( una !aloración de las anti/uas tradiciones y costumbres antes de que "ueran trans"ormadas decisi!amente por los re!olucionarios. Los reaccionarios se opon&an a la noción de pro/reso( y estaban contentos con re/resar al estado de las cosas como eran antes de la e!olución. $s&( la dereca ori/inal era de"ensora del dereco di!ino( la monarqu&a absolutista( los pri!ile/ios de casta( el predominio pol&tico del clero( las restricciones de las libertades económicas y pol&ticas y la re/ulación mercantilista del mercado. 0or aquella misma época( se empezaron a emplear los términos )liberal- y )conser!ador- como corolario de la distinción entre izquierdistas y derecistas( respecti!amente. Los liberales eran aquellos que de"end&an un ré/imen de libertades de todo tipo reli/iosas( ci!iles( pol&ticas y económicas<( tal como ab&a sido proclamado por los re!olucionarios "ranceses. Los conser!adores eran quienes pretend&an conser!ar el estado de las cosas y se opon&an a las re"ormas a "a!or de la amplitud de libertades. Es moti!o de con"usión( entonces( conocer que( en un inicio( los izquierdistas( re!olucionarios re!olucionarios y liberales eran los promotores del naciente capitalismo con base en las libertades económicas( mientras que los derecistas( reaccionarios y conser!adores eran quienes se opon&an al naciente capitalismo y descon"iaban de las libertades económicas. ;omo sabemos( oy la izquierda se opone al capitalismo y las libertades económicas( mientras que la dereca los de"iende( pero ace dos si/los( la situación era a la in!ersa. Fue a mediados del si/lo CIC( no obstante( cuando los términos términos )izquierda- y )dereca- su"rieron su"rieron la trans"ormación que e9plica su sentido actual. En !ista de que el capitalismo acentuaba las desi/ualdades( no ya entre se4ores "eudales y ! asallos( sino entre capitalistas y proletarios( mucos izquierdistas europeos estimaron necesario promo!er nue!as re!oluciones. 0ero( en !ez de estar diri/idas contra el Ancien r'gime( r'gime( estas re!oluciones estar&an diri/idas contra el mismo capitalismo( a "a!or de un sistema socialista. 0ues( se estimaba que( en la medida en que se continuaba con el pro/rama de libertades económicas como "undamento del capitalismo( las desi/ualdades de condiciones se e9acerbaban. ;omo alternati!a( se propusieron los "undamentos del socialismo. $s&( la se/unda mitad mitad del si/lo CIC o"reció una nue!a de"inición de )izquierda- y )dereca-: )dereca-: los izquierdistas ser&an aora aora los socialistas que promue!en radicalizar a6n m's las condiciones de i/ualdad( por medio de la restricción de las libertades económicas( el aumento del prota/onismo del Estado en la re/ulación de la econom&a y( en 6ltima instancia( la liquidación de la propiedad pri!ada de los /randes medios de producción5 mientras que los derecistas ser&an aora quienes de"end&an los principios liberales adelantados en la e!olución Francesa( y el mantenimiento del capitalismo amparado en un sistema de libertades económicas. esultó( entonces( una /ran iron&a que los nue!os derecistas en realidad terminasen de"endiendo los principios que los )izquierdistas)izquierdistasdel si/lo C+III promul/aban. El brote del socialismo como nue!a ideolo/&a propició esta in!ersión. 0ero( los !ie1os derecistas( a saber( aquellos que de"end&an un re/reso a las instituciones del Ancien del Ancien r'gime( r'gime( también permanec&an en el espectro pol&tico( si bien no con tanta prominencia. En este sentido( "rente a la nue!a izquierda socialista( la dereca decimonónica se di!idió en dos: por una parte( la anti/ua dereca reaccionaria que obstinadamente de"end&a el dereco di!ino( la primac&a del c lero y el re/reso a la !ida "eudal5 y la nue!a dereca liberal( la cual permanec&a bastante "iel a la izquierda ori/inal( en tanto promul/aba un con1unto de principios pol&ticos "undamentos en las libertades ci!iles indi!iduales. En el si/lo CC( CC( las palabras )liberal- y )conser!ador- también !inieron a su"rir su"rir unas trans"ormaciones importantes. importantes. En !ista de que que los socialistas( ya considerados izquierdistas en pleno sentido( promo!&an la inter!ención y re/ulación del Estado en mucas es"eras( pero especialmente en la es"era económica( se apropiaron del cali"icati!o )liberal- en mucos escenarios( y c on"irieron el cali"icati!o )conser!ador- a sus oponentes( a pesar de que los mismos socialistas se oponen a las libertades económicas. $s&( en los pa&ses 7
an/ló"onos( pero especialmente en EE..( el cali"icati!o )liberal- se usa para desi/nar a quienes consideran que el Estado debe restringir las libertades económicas *precisamente lo contrario a lo que el liberalismo a postulado desde sus inicios,< e incluso libertades ci!iles como( por e1emplo( el porte de armas<( mientras que el cali"icati!o )conser!ador - se emplea para desi/nar a quienes consideran que el Estado no debe restrin/ir esas libertades. 0or "ortuna( en los pa&ses de la Europa continental y en $mérica Latina( el término )liberal- mantiene su si/ni"icado ori/inal y se a e!itado la con"usión: )liberal- es quien promue!e el e1ercicio de las libertades( incluyendo las libertades económicas5 )socialista- es quien promue!e la restricción de al/unas de estas libertades en aras a una mayor i/ualdad y en bene"icio del colecti!o( y )conser!ador - es quien pretende restituir las anti/uas tradiciones prescindidas por el ad!enimiento de la sociedad moderna tras la e!olución Francesa. n punto contencioso( pero también moti!o de con"usión( entre )derecistas- e )izquierdistas- concierne al pri!ile/io del indi!iduo !s. la colecti!idad. Los re!olucionarios "ranceses enaltecieron el !alor del indi!iduo y sus libertades( pero los socialistas terminaron por enaltecer el interés supremo de la colecti!idad. $s&( de nue!o( los )izquierdistas- an terminado por pri!ile/iar el bene"icio colecti!o en la or/anización social( y promue!en sistemas económicos colecti!istas( mientras que suele etiquetarse de )derecistas- a quienes optan por el pri!ile/io del interés del indi!iduo por encima del colecti!o( y promue!en un sistema económico con base en la remuneración indi!idual. 8o obstante( esto a dado pie a una terrible con"usión( especialmente en $mérica Latina. 0ues( all& donde la dereca liberal de"iende la primac&a del interés indi!idual( tanto la izquierda socialista como la dereca reaccionaria de"ienden el interés colecti!ista a6n por encima de mucos derecos indi!iduales. E( irónicamente( el "ascismo( un intento reaccionario por re/resar a mucos de los !alores del Ancien r'gime( a terminado compartiendo con el socialismo y el comunismo( su /usto por un sistema colecti!ista. 0ero( la retórica izquierdista latinoamericana y espa4ola no a podido o querido< ad!ertir las di"erencias entre la dereca liberal y la dereca reaccionaria( y suele a/lutinarlos como un s olo enemi/o. Esto a dado pie a que mucos dema/o/os izquierdistas pronuncien o9imórones tales como el "ascismo neoliberal@( sin ad!ertir la incompatibilidad entre el "ascismo opuesto a los ideales del al e!olución Francesa( y el liberalismo que es( precisamente( eredero de la e!olución Francesa. Aasta mediados del si/lo CC( en oposición a la dereca reaccionaria y "ascista( la dereca liberal y la izquierda socialista compart&an al menos su mutua descendencia respecto a los principios elementales de la e!olución Francesa. anto los derecistas liberales como los izquierdistas in!ocaban el pro/reso como 1usti"icación de sus respecti!as doctrinas( y sus respecti!os proyectos pretend&an partir de la Ilustración como base "ilosó"ica. En otras palabras( si bien entre la dereca liberal y la izquierda e9ist&an mucos puntos contenciosos( ambos mo!imientos pretend&an inscribirse en la modernidad( y como tal( pretend&an una modi"icación de la s ociedad que prescindiera de las instituciones caracter&sticas del pasado. Los /randes "undadores de la doctrina socialista en el si/lo CIC eran pensadores notablemente in"luidos por los ideales de la e!olución Francesa y ten&an la "irme con!icción de que las /randes instituciones de la modernidad pod&an /arantizar la "elicidad a la umanidad. ;iertamente se opon&an al capitalismo( pero su cr&tica se ac&a desde las mismas bases de la modernidad. 0or e1emplo( Aenri se %aint %imon propon&a un sistema burocr'tico racional que se encar/ase de ase/urar la satis"acción de las necesidades de todos los ciudadanos( y permitiese potenciar al m'9imo las capacidades técnicas de la sociedad. Fourier ten&a /ran con"ianza en el pro/reso una noción t&picamente moderna<( y admit&a que la ciencia( as& como la aplicación de la racionalidad( pod&a "inalmente conducir acia una sociedad plenamente libre. $dem's( Fourier continuamente de"end&a la necesidad de conocer el mundo( mediante los procedimientos cient&"icos. %us proyectos de comunas ten&an un considerable ni!el de plani"icación( t&picos de la or/anización racional moderna. obert 2Uen( otro socialista del si/lo CIC( "ue célebre( entre otras cosas( por sus ataques a la reli/ión( precisamente debido a la tendencia que ésta tiene para poner "reno al empleo de la racionalidad. >ar9 y En/els( los m's emblem'ticos socialistas del si/lo CIC y las "i/uras m's inspiradoras de la izquierda actual( tampoco eran a1enos al esp&ritu modernista. >ar9 y En/els criticaban a sus predecesores socialistas de ser )utópicos-( en el sentido de que in/enuamente cre&an que las trans"ormaciones sociales lle/ar&an /radual y pac&"icamente. >ar9 y En/els estimaban que el socialismo deb&a m's bien adquirir un matiz cient&"ico: sus escritos ya no ser&an meramente e9ortaciones re!olucionarias( sino m's bien obser!aciones sobre la istoria y la sociedad( las cuales ser!ir&an para acer predicciones cient&"icas sobre el "uturo colapso del capitalismo. 7( en tanto aspiraba a ser cient&"ico( el mar9ismo ten&a pretensiones de !alidez uni!ersal. >ar9 y En/els no pretend&an que la re!olución estu!iese con"inada sólo a sus lu/ares de procedencia. $l contrario( e9ortaban: *traba1adores del mundo( un&os,@. ;omo los re!olucionarios "ranceses( su proyecto pol&tico pretend&a ser aplicable en todos los rincones del planeta. En esto( como en mucas otras cosas( >ar9 y En/els eran t&picamente modernistas. 7( as& como los m's /randes representantes de la izquierda eran modernistas( cabr&a suponer que la izquierda contempor'nea aborrezca el mo!imiento postmodernista que se opone a los /randes !alores de la modernidad. 0ero( a partir de la se/unda mitad del si/lo CC( en el seno de la izquierda se suscitaron nue!os /iros ideoló/icos que( una !ez m's( modi"icaron si/ni"icati!amente el entendimiento de los términos )dereca- e )izquierda-. %e propició una reacción en contra de la Ilustración como mo!imiento "ilosó"ico sobre el cual !ol!eremos en el si/uiente cap&tulo< y se recazó la primac&a de la modernidad como proyecto. $ 1uicio de los nue!os teóricos( el empleo e9acerbado de la racionalidad( producto de la in"luencia de la Ilustración y de la primac&a de un proyecto moderno a partir de la e!olución Francesa( no ab&a contribuido a me1orar el estado de las sociedades5 antes bien( la modernidad abr&a "ortalecido a6n m's la tiran&a del capitalismo( y peor a6n( abr&a propiciado el imperialismo y la destrucción cultural de los pueblos no occidentales. $dem's( supuestamente( la racionalidad era la /ran culpable de todas las atrocidades cometidas durante la %e/unda Guerra >undial. El conocimiento cient&"ico se usó para acer da4o. 8
n sector de la izquierda( entonces( asumió el postmodernismo. 7( en cuanto tal( el ob1eti!o de su cr&tica ya no era solamente el capitalismo( sino toda "orma de sistema de pensamiento o de sociedad que pretendiese imponer una e/emon&a racionalista deri!ada de 2ccidente( sobre todo si ésta iba en detrimento de otras culturas. $s&( muco m's que la alienación social y la e9plotación económica( a esta nue!a izquierda le concern&a la e9plotación y alienación cultural. 7( como corolario( muco m's que propiciar la trans"ormación de la sociedad acia estadios óptimos de liberación( la nue!a izquierda m's bien buscaba la conser!ación de la mayor parte de las instituciones de las sociedades a1enas al predominio de la ciencia y la racionalidad. La !ie1a izquierda se ab&a propuesto combatir la opresión económica del capitalismo5 la nue!a izquierda aora se propon&a combatir la e/emon&a cultural de 2ccidente y sus supuestos )discursos totalizantes- deri!ados del predominio de la racionalidad. $ora( la izquierda concentraba sus es"uerzos en la liberación cultural( y estimaba que la imposición de !alores a1enos a una sociedad constitu&a la peor "orma de e9plotación. $dem's( los sucesos de MNOP en Europa terminaron de darle impulso a este nue!o /iro de la izquierda. En Francia( ubo una re!uelta estudiantil. Los estudiantes no reclamaban propiamente rei!indicaciones laborales u otras e9i/encias t&picas de la izquierda( sino m's bien mani"estaban una incon"ormidad con cualquier sistema dominante. $l principio( el mo!imiento /eneró entusiasmo en al/unos sectores de la sociedad( pero e!entualmente !ino a apreciarse como una suerte de a/lutinación de rebeldes sin causas( al punto de que el 0artido ;omunista Francés retiró el apoyo a los estudiantes( y optó por respaldar al /obierno. n c reciente sector de 1ó!enes empezó a considerar que la !ie1a izquierda no r espond&a a sus inquietudes. $simismo( el mane1o brutal de la re!uelta estudiantil en ;ecoslo!aquia ese mismo a4o( y la in!asión so!iética( izo pensar a un sector de la izquierda que la ..%.%.( al abrazar el pro/reso cient&"ico y el predominio de la técnica y la racionalidad e!identes en la e9ploración espacial( por e1emplo<( se estaba con!irtiendo en un terrible sistema totalitario. 7( de nue!o( esto moti!ó que un creciente sector de la izquierda se !olcara acia el postmodernismo. na !ez m's( los términos )dereca- e )izquierda- dieron un /iro insólito. $nta4o( los derecistas liberales y los izquierdistas compart&an una adscripción a los ideales uni!ersalistas de la Ilustración( y a los principios de la e!olución Francesa( en "in( una mutua adscripción a la modernidad5 a partir de ello( tanto la dereca liberal c omo la izquierda repudiaban las tradicionales instituciones del Ancien r'gime. $ora( mucos izquierdistas repudiaban como opresi!os los ideales de la Ilustración( y consideraban un "racaso el proyecto moderno. En "unción de eso( terminaron apoyando mo!imientos en contra de la e/emon&a cultural del 2ccidente moderno( incluso si eso implicaba el apoyo de teocracias( monarqu&as y re/&menes con instituciones muy parecidas a las del Ancien r'gime en Europa. Quiz's el caso m's emblem'tico resultó el apoyo izquierdista de la re!olución isl'mica de Ir'n en MNTN: en su desdén por el predominio cultural de 2ccidente( mucos izquierdistas apoyaron al ré/imen de los ayatol's( amparado en una !isión teocr'tica del mundo( a"&n a las anti/uas concepciones del dereco di!ino( y prescindiendo de un culti!o de las m's elementales libertades y principios pol&ticos de"endidos durante la e!olución Francesa. 3espués de casi dos si/los( mucos izquierdistas apoyaban !ersiones no occidentales del Ancien r'gime( a la manera en que los reaccionarios lo ac&an en el si/lo CIC. Los izquierdistas postmodernistas y los derecistas reaccionarios compart&an( entonces( un desdén por la modernidad y un anelo por instituciones tradicionales. 0ues( el "oco de interés ya no era si esas instituciones oprim&an a las clases m's des"a!orecidas en sus respecti!as sociedades( sino cómo esas sociedades( en la medida en que conser!aban esas instituciones( manten&an su inte/ridad cultural y resist&an la intromisión de !alores modernos impuestos por !&a del imperialismo. La izquierda postmodernista a sustituido as& la luca contra el capitalismo por la luca en contra de la e/emon&a cultural del 2ccidente racionalista y moderno. Los nue!os izquierdistas an acertado en comprender que el capitalismo es un s istema de ori/en occidental( y en la medida en que los pueblos no occidentales resistan la in"luencia cultural occidental( también resistir'n al capitalismo. 0ero( los nue!os izquierdistas an sido muy torpes en no comprender que el socialismo es en s& mismo un sistema de ori/en occidental Fourier( %aint %imon( >ar9 y En/els todos proced&an de pa&ses europeos<( y que en la medida en que se alienta una resistencia a la e/emon&a cultural de la racionalidad occidental( también se alienta una resistencia al mismo socialismo( a "a!or de sistemas de opresión preBcapitalistas. La bandera de la izquierda postmodernista no es ya propiamente el socialismo( sino el abandono de la racionalidad moderna( y la conser!ación de las culturas "rente al crecimiento de la ci!ilización occidental. 7( en "unción de eso( a !enido a ser )derecista- todo aquel que "a!orezca la e/emon&a cultural del 2ccidente moderno y racionalista en el mundo entero. La misma noción de pro/reso es aora interpretada como una ideolo/&a derecista que sir!e de e9cusa para colonizar y atropellar a los pueblos no occidentales. $ partir de eso( los nue!os izquierdistas estiman que la manera de liberar a los no occidentales es propiciando la conser!ación de sus ancestrales "ormas de !ida. ;omo corolario( estos nue!os izquierdistas se acen llamar )liberales- y tacan de )conser!adores- a sus oponentes( sin caer en cuenta que es muco m's conser!ador quien( precisamente( busca conser(ar anti/uas costumbres y creencias. El multiculturalismo el mo!imiento que !alora a todas las culturas por i/ual< es as& parte inte/ral de la nue!a izquierda. Frente a las pretensiones uni!ersalistas tanto de los derecistas liberales como de los primeros socialistas( el multiculturalismo de"iende a ultranza la di!ersidad y la particularidad de cada pueblo de nue!o( muy en concordancia con el recazo postmodernista a lo uni!ersal<. Da1o esta ideolo/&a( nin/una cultura est' en el dereco de imponer( ni siquiera de persuadir( sus costumbres y creencias a otros pueblos. 7( ello parte del principio de que nin/una cultura es superior o me1or que otra. odas las culturas tienen el mismo !alor( todas deben ser respetadas por i/ual. En la medida en que las culturas renuncien a sus pretensiones de e9tender sus costumbres y creencias a otras culturas( cesar' la e9plotación y las /uerras. Es ora de admitir que el postmodernismo a traicionado a la izquierda cl'sica. La anti/ua izquierda pudo aber propiciado el totalitarismo y la esta/nación económica en la ..%.%. y sus Estados satélites( pero al menos( los anti/uos izquierdistas ten&an "irmes 9
con!icciones y estaban dispuestos a erradicar la e9plotación en el mundo. 0ero( la nue!a izquierda( al con!ertir en un "etice a la cultura( la di!ersidad y el recazo a la racionalidad moderna( est' propiciando totalitarismos peores que el estalinista: en la medida en que recaza el uni!ersalismo y celebra la di!ersidad cultural a toda costa( y admite el !alor de las tradiciones sean cuales s ean( est' marcando un re/reso a la m's rancia dereca reaccionaria del si/lo CIC. Es tr'/icamente sorprendente que la izquierda decimonónica( "undamentada en el socialismo cient&"ico( sea aora traicionada por una izquierda postmodernista que nie/a que la ciencia sea superior a supersticiones como la omeopat&a o el Fen/ %ui. 8o es necesario ser derecista para a"irmar la superioridad de la ciencia y la racionalidad( y para sostener la necesidad que el planeta entero tiene en asimilar muc&simas pr'cticas y creencias ori/inarias del 2ccidente moderno. Esto a de1ado de ser un tema de derecas e izquierdas( y se a con!ertido m's bien en un tema sobre si debemos llamar al pan( )pan-( y al !ino( )!ino-. 3esde el si/lo CIC( los derecistas liberales y los socialistas ab&an con!enido en lo m's elemental: la ciencia es me1or que el mito( la tecnolo/&a es me1or que la artesan&a( la racionalidad es me1or que la irracionalidad. 0ero( aora( la izquierda postmodernista pretende alterar lo que antes resultaba tan elemental. Aoy e9iste la tentación de meter en el mismo saco izquierdista a >ar9 y En/els con postmodernistas como 3errida o Foucault tristemente( este 6ltimo de"endió el ré/imen ultraconser!ador de los ayatol's en Ir'n( al/o insólito para un supuesto izquierdista<. $ ries/o de especular( estimo que( de estar !i!os( >ar9 y En/els se resentir&an por ello. El oponerse al postmodernismo est' muy le1os de abrazar el capitalismo y renunciar a las pretensiones de propiciar una re!olución socialista. Es per"ectamente !iable aderirse a la promoción del socialismo y a la !ez aderirse a los !alores modernistas. La ciencia( la racionalidad y el predominio cultural de 2ccidente ser&an precisamente los medios para acabar con la e9plotación y la miseria en el mundo. Las ideas modernistas ser&an( por as& decirlo( armas para la re!olución. La izquierda a sido usada y abusada por carlatanes que quieren con!encer a la clase traba1adora de que el abandono de lo que ellos llaman )discursos totalizantes- "inalmente los librar' de la e9plotación. %i la izquierda quiere recuperar al/6n presti/io tras el "racaso de la e9periencia so!iética( debe empezar por retomar la erencia de la modernidad( y resistir la tentación postmodernista de oponerse al predominio de la racionalidad y a toda "orma de sistema. 8o "ue la racionalidad( sino la "alta de ella( la que condu1o a los campos de concentración estalinistas y el totalitarismo. ;ualquier persona pensante ubiese comprendido que el totalitarismo abr&a sido una monstruosidad moral( y que ubiese resultado per1udicial desde todo punto de !ista. Fue precisamente el abandono del pensamiento racional lo que condu1o a las atrocidades de Aitler y %talin. El eco de que en el Aolocausto se ubieran empleado técnicas so"isticadas de e9terminio no implica que seme1ante monstruosidad aya sido propiciada por el predominio de la racionalidad. Fue( en todo caso( una empresa pro"undamente irracional que se !alió de al/unas técnicas racionales. El Aolocausto ocurrió porque se abandonaron los ideales modernistas. %i se ubiese asumido a plenitud el modernismo( se abr&a comprendido que el e9terminio de seis millones de personas era la cumbre de lo absurdo. 3e eco( no es casual que el pensamiento de 8ietzsce y Aeide//er( dos de las !acas sa/radas del postmodernismo( "uera entusiastamente abrazado por los nazis. $"ortunadamente para la izquierda( queda una luz al "inal del t6nel. $l/unos intelectuales de izquierda an reconocido que el recazar al proyecto modernista no ayudar' en nada a la clase traba1adora( ni contribuir' a construir una sociedad m's 1usta e i/ualitaria. $ntes bien( estos intelectuales reconocen que el camino a la "elicidad est' en la misma continuidad de la modernidad( y no en su ruptura. El m's emblem'tico de estos intelectuales es el alem'n #ur/en Aabermas. $ su 1uicio( la modernidad es a6n un proyecto incompleto que no puede considerarse como "racasado. $ntes bien( para ase/urar su é9ito( es necesario asumir a plenitud la mentalidad modernista. 0odemos admitir( sostiene Aabermas( que en !arias instancias( el modernismo a tenido al/unas des!iaciones. 0ero( estas des!iaciones an conducido al abandono de la misma modernidad. Lo necesario( entonces( es acer retomar a la modernidad su camino inicial: ciencia( orden( pro/reso( racionalidad( técnica. Para leer &($) DL22>( $lan. )#e *losing o+ t#e American &ind. 8eU 7or=: %imon V %custer. MNPP. El célebre cr&tico cultural $lan Dloom mani"iesta su desdén con las actitudes de los 1ó!enes uni!ersitarios de "inales del si/lo CC. $ pesar del renombre de esta obra( asta donde ten/o conocimiento( no a sido traducida al castellano. E+EL( #ean Francois. El conocimiento in,til. >adrid: $ustral. KRRT. na colección de ensayos( en !arios de los cuales se rese4an los /iros istóricos de la izquierda. *a%+tulo 0 El odio a la Ilu$tración El "ilóso"o alem'n del si/lo C+III( Immanuel Jant( tiene una merecida reputación como uno de los m's di"&ciles de leer. Quiz's en esto( se parezca a los postmodernistas( a pesar de que el consenso entre los istoriadores de la "iloso"&a es que Jant es entendible con cierto es"uerzo( y la di"icultad para entenderle no procede de su oscurantismo( sino de la pro"undidad de su pensamiento5 mientras que buena parte de los postmodernistas son deliberadamente oscuros. 0ero( en MTPS( Jant escribió un bre!e pan"leto sumamente claro que suele emplearse entre estudiantes como introducción a su pensamiento. El t&tulo de ese pan"leto es -Qu' es la $lustración Entre otras cosas( el pan"leto es conocido por e9ortar a la 1u!entud con la "rase latina "apere aude/ @( *atré!ete a conocer,@. Aoy( esa e9ortación resulta tri!ial en e9tremo. 0or doquier( se nos e9orta a estudiar y conocer el mundo. 0ero( en época de Jant( el asunto era distinto. Aasta el si/lo C+III( se ab&a mantenido en 2ccidente la noción de que el ombre es un ser ca&do( contaminado por el pecado ori/inal. La "alta supuestamente cometida por $d'n ab&a de1ado una manca entre todos sus descendientes( y por ello( los seres umanos estamos muy le1os de ser per"ectos. 3ada nuestra susceptibilidad e imper"ección( se cre&a( nunca podr&amos conse/uir la "elicidad por cuenta propia. 10
0uesto que somos seres ca&dos( necesitamos de la /u&a de al/una autoridad superior que nos encamine por los senderos de la dica. El ombre necesita de 3ios. %in 3ios( el ombre ser&a una o!e1a perdida. 0ara retomar su rumbo( el ombre necesita la c onducción de un pastor. 0or ello( no con!iene tratar de resol!er todos nuestros problemas en apelación al uso de la razón. ;iertamente( se estimaba( la razón puede ayudarnos a resol!er al/unos problemas. 0ero( a la lar/a( no contamos con las "acultades racionales dada nuestra condición ca&da< como para resol!er todo. 0or ello( al "inal debemos suspender el uso de la racionalidad( a "a!or de la "e. >ediante la "e( depositamos nuestro destino en al/una autoridad( y es precisamente en la medida en que somos /uiados( como lle/aremos al destino deseado. Jant se4alaba que as& se comportan los ni4os. Los in"antes no tienen control de sus propias !idas( precisamente porque a6n no an desarrollado a plenitud sus "acultades racionales. 0or ello( deben de1ar que otros decidan por ellos. Jant( quien escrib&a acia "inales del si/lo C+III( estimaba que( después de un si/lo de tantos a!ances( ya ab&a lle/ado la ora para que la umanidad abandonara su minor&a de edad( y se empezara a comportar como un adulto. En sus propias palabras( la Ilustración es la salida del ombre de su minor&a de edad@. Jant entend&a la Ilustración como el momento de la istoria en el que los seres umanos ya no se de1ar&an conducir por una autoridad superior( y asumir&an las riendas de su propio destino. Los istoriadores de la "iloso"&a no tienen muy claro si Jant cre&a o no en 3ios( pero al menos s& tienen claro que Jant de"end&a el empleo de la razón por encima del pri!ile/io que anta4o se depositaba sobre la "e. Independientemente de si 3ios e9iste o no( Jant estimaba que ab&a lle/ado el momento en que el ombre deb&a asumir por cuenta propia la resolución de sus problemas( mediante el uso de la razón. Los ombres /randes son aquellos que desarrollan un criterio autónomo mediante el empleo de la racionalidad( y el deseo de conocer el mundo. %uele apreciarse a Jant como el representante m's tard&o del mo!imiento que a !enido a conocerse como la )Ilustración-. Lo mismo que el postmodernismo( la Ilustración "ue un mo!imiento bastante amplio( y quienes lo con"ormaron( sosten&an puntos de !ista di!ersos e incluso a !eces opuestos entre s&. 0ero( el término )Ilustración- sir!e como a/lutinante del mo!imiento intelectual propio de la Europa del si/lo C+III( el cual e!entualmente sentó las bases para la e!olución Francesa y la era moderna. )Ilustración- !iene de )lustrare-( el !erbo en lat&n que si/ni"ica )acer brillar-. $ inicios del si/lo C+III( se empezó a concebir la idea de que( asta ese momento( la umanidad ab&a permanecido en una época de oscuridad. 3esde 0latón( el conocimiento a sido asimilado a la luz( y los "or1adores de la Ilustración continuaron esta met'"ora. $ su 1uicio( 2ccidente ab&a estado sumido en una época en la cual el conocimiento deri!ado del uso de la razón ab&a estado sometido a los l&mites de la "e y la reli/ión. Aab&a lle/ado el momento de sacar a la umanidad de esa época oscura en la que se ab&a abandonado el deseo de conocer el mundo( y retomar el camino de la racionalidad. $s&( estos "or1adores se empezaron a autodenominar )las luces- y )los ilustrados-( y oy suele identi"icarse el si/lo C+III como el )si/lo de las luces-. $ 1uicio de los ilustrados( oma y Grecia ab&an sido al/o as& como una edad dorada. 3os si/los antes( en el enacimiento( los artistas también ab&an propiciado un !uelco a Grecia y oma( pero m's en un plano estético. Los ilustrados pretend&an rei!indicar m's bien el le/ado racionalista /recorromano( el cual ab&a ca&do en decli!e durante la Edad >edia( como consecuencia del au/e del poder pol&tico de la I/lesia( y el predominio de la "e como l&mite al uso de la razón. 0robablemente los ilustrados e9a/eraron los méritos de Grecia y oma y los !icios de la Edad >edia el término )Edad 2scura-( probablemente muy impreciso( es debido a los ilustrados<( pero en l&neas /enerales( se propon&an un "lorecimiento de la racionalidad que( sin duda( ab&a sido limitada durante la Edad >edia. Los si/los pre!ios al C+III ab&a sido una época de /randes trans"ormaciones sociales. n si/lo antes( se ab&an sentado las bases del método cient&"ico. $ partir de ese momento( se contaba con una serie de re/las que permitir&a a los in!esti/adores descubrir las leyes de la naturaleza: obser!ar la naturaleza( sistematizar los datos( establecer relaciones( "ormular ipótesis( someterlas a !eri"icación mediante la e9perimentación( elaborar predicciones( etc. >uy pronto( este método empezó a o"recer resultados muy bene"iciosos( y se empezó a adquirir una con"ianza en que este tipo de apro9imaciones anal&ticas( en !ez de las especulaciones basadas en la "e( podr&an acercarnos m's al conocimiento del mundo. $l mismo tiempo( el poder eclesi'stico entraba en decli!e. 0or supuesto( se/u&a e9istiendo la Inquisición( y pocas personas osaban declararse abiertamente ateas. 0ero( el poder ci!il "ue creciendo y opacando a las autoridades eclesi'sticas. Las autoridades ci!iles no eran propiamente e1emplos de tolerancia y libertad( pero al menos permitieron una mayor secularización de la !ida p6blica. ;on esto( el pri!ile/io de la "e empezó a ceder( y se abrió paso a la !aloración del uso autónomo de la razón. 7( si bien los sistemas pol&ticos predominantes "ueron monarqu&as absolutistas( la apertura de mayores espacios de discusión permitió un e!entual cuestionamiento del despotismo que caracterizaba a la mayor&a de las naciones europeas. nos si/los atr's( se ab&a empezado también una etapa de e9ploración de territorios en $mérica( "rica y $sia. 3espués de !arios si/los de aislamiento( las sociedades europeas empezaron a entrar en contacto con sociedades de otras latitudes. Ello permitió de1ar atr's el pro!incialismo caracter&stico de la Edad >edia( y se propició un mayor esp&ritu cosmopolita. En el si/lo C+III( los ilustrados ten&an la posibilidad de comparar sus sistemas pol&ticos( sociales y económicos( con los de otras ci!ilizaciones( a "in de e!aluar cu'les abr&an sido los resultados de cada tipo de or/anización social. La e9ploración de otros territorios también propició la e9pansión de redes comerciales. La Edad >edia se ab&a caracterizado por el predominio del "eudalismo( un sistema que no permit&a mayor mo!ilidad comercial entre poblaciones( y en los si/los sucesi!os( se con"ormó un Estado mercantilista que re/ulaba a toda costa las relaciones económicas( y pon&a se!eros l&mites a los mercados. $ medida que las naciones europeas "ueron e9tendiendo sus dominios en ultramar( se "ueron propiciando mayores libertades económicas que 11
desembocaron en un incremento dram'tico del "lu1o comercial. 7( como es de esperar( el comercio ace "luir no sólo bienes( sino también ideas. $s&( la e9pansión comercial también sentó las bases para una sociedad que terminara por abrazar el esp&ritu de la Ilustración. Las condiciones estaban dadas( entonces( para que sur/iera un mo!imiento intelectual de /ran en!er/adura. %i bien la Ilustración tu!o aco/ida en !arios pa&ses europeos( Francia "ue el pa&s que lle!ó la batuta. Fue la misma nobleza "rancesa la encar/ada de apadrinar a mucos de los autores que e!entualmente se con!ertir&an en las "i/uras m's renombradas de este mo!imiento irónicamente( la misma Ilustración inspiró el derrocamiento de la monarqu&a y buena parte de la nobleza "rancesa en MTPN<. Los nobles impulsaron el establecimiento de salones y ca"és en las /randes ciudades europeas para discutir temas "ilosó"icos( propios del esp&ritu de la Ilustración. Los ilustrados se caracterizaron por abrazar una !isión optimista del mundo. La mayor&a terminó por recazar la anti/ua doctrina cristiana del pecado ori/inal. $ntes bien( los ilustrados asum&an que el ombre era bueno( y que a partir de ello( es posible construir una sociedad que conduzca a la paz( la prosperidad y la "elicidad. %i bien y a se ab&an "ormulado al/unas utop&as antes de la Ilustración( los mo!imientos utópicos del si/lo CIC tienen una /ran deuda con los "ilóso"os del si/lo C+III. $dem's( los ilustrados con"iaban en que la razón autónoma era su"iciente para resol!er los problemas que se le planteaban a la umanidad5 no era necesario encomendarse a nin/una di!inidad o a sus representantes. 3e nue!o( esto mani"estaba un esp&ritu pro"undamente optimista( pues se con"iaba en que la naturaleza umana es lo su"icientemente buena como para ase/urar su propia "elicidad. Es cierto que +oltaire( el "ilóso"o m's emblem'tico de la Ilustración( escribió *0ndido su obra m's "amosa< como una parodia del optimismo: el éroe epónimo de la no!ela su"re toda clase de des/racias( lo su"iciente como para poner en duda que el ombre es bueno. 0ero( en realidad +oltaire ten&a en mente ridiculizar el optimismo meta"&sico de Leibniz( se/6n el cual !i!imos en el me1or mundo posible( pues a sido creado por 3ios. %i bien +oltaire ridiculizaba el optimismo meta"&sico de Leibniz( conser!aba la esperanza de que( al/6n d&a( este mundo me1orar&a mediante el empleo de la razón. ;omo corolario de su optimismo( los ilustrados con"iaban en que la umanidad estar&a encaminada por la !&a del pro/reso. ;ada !ez m's( las sociedades ir&an per"eccionando su conocimiento y dominio de la naturaleza( e ir&an acerc'ndose a la "elicidad. $tr's quedar&a la época de barbarie y oscurantismo. $ !eces se a acusado a los ilustrados de ser in/enuos en su noción pro/resista. +arios de ellos ciertamente pecaron de in/enuidad( al creer que la umanidad lle/ar&a muy pronto a un estado id&lico. 0ero( otros ilustrados sostu!ieron la noción de pro/reso( no propiamente como un anuncio respecto a lo que estaba por suceder( sino como una e9ortación a tratar de me1orar la !ida umana( respecto a épocas pasadas. La noción de pro/reso permitió de"ender la idea de que ay sociedades m's deseables que otras( y que debemos encaminarnos acia las primeras. 7( si bien no se e!idencia un pro/reso lineal en todas las "acetas de la !ida( s& podemos reconocer que( en /eneral( las condiciones de !ida oy son muco m's óptimas que las que imperaban en la Edad >edia. Los ilustrados estimaban que sólo el uso irrestricto de la racionalidad podr&a conducirnos por la !&a del pro/reso. 0or ello( atacaron consistentemente el pensamiento reli/ioso y sus instituciones deri!adas. %e empezaron a atacar los do/mas. 0ara sostener una creencia( ya no ser&a su"iciente apelar a una autoridad. $pelar a una autoridad para de"ender una creencia era precisamente el tipo de inmadurez que Jant denunciaba. La "e es el re"u/io de los perezosos que no quieren pensar por cuenta propia. Esta in!itación al empleo de la racionalidad condu1o a important&simos aportes en la epistemolo/&a( la ló/ica y las ciencias en /eneral. Gott"ried Leibniz( por e1emplo( sentó las bases para el c'lculo( y estableció !arios principios ló/icos. #on Loc=e de"endió consistentemente el empirismo( a saber( la postura se/6n la cual( la me1or "orma de conocer el mundo es mediante la e!idencia procedente de la e9periencia de1ando as& en un se/undo plano a la "e<. %e empezaba a cuestionar las anti/uas creencias aceptadas acr&ticamente. 8ació as& el escepticismo moderno( a saber( la actitud de descon"ianza "rente a ale/atos no bien sustentados. 3a!id Aume( el m's emblem'tico de los escépticos( recazó como irracional la creencia en los mila/ros( pues a su 1uicio( siempre ser' m's probable el error o el "also testimonio( que el mismo eco mila/roso. La reli/ión su"r&a ataques por mucos "rentes. +oltaire ridiculizaba el "anatismo de los musulmanes y( con ello( impl&citamente ridiculizaba al "anatismo cristiano<. ambién +oltaire criticaba 'cidamente a la Inquisición. 3iderot denunciaba los maltratos que recib&an las mon1as en los con!entos. Aume se4alaba la debilidad de mucos ar/umentos a "a!or de la e9istencia de 3ios( y postulaba que el ori/en de las reli/iones estaba en el miedo. El ate&smo moderno nació con la Ilustración. 0ero( en realidad( la mayor&a de los ilustrados no "ueron ateos en pleno sentido. $ntes bien( de"endieron el de&smo( la postura se/6n la cual 3ios creó el mundo( pero desde entonces no a inter!enido m's. 7( como corolario( los de&stas postulaban que puede de"enderse la e9istencia de 3ios( sólo sobre las bases de la razón( y no sobre las bases de la "e. Esto condu1o a un ataque persistente a las pretensiones de la teolo/&a como disciplina de estudio. 8in/6n conocimiento pod&a asumirse como !erdadero ba1o la pretensión de que proced&a de al/una re!elación di!ina o autoridad eclesi'stica. 0ara conocer el mundo( ser&a necesario emplear la razón autónomamente( y esto restrin/&a seriamente el alcance de la teolo/&a. $ lo sumo( la teolo/&a que quedó sal!a/uardada "ue la teolo/&a natural( aquella que pretende emplear la razón para pronunciarse 6nicamente sobre la e9istencia de 3ios. $s&( al/unos ilustrados sosten&an que 3ios no e9iste( mientras que otros sosten&an que 3ios e9iste( pero que no inter!iene en el "uncionamiento del mundo. Esto condu1o a una concepción mecanicista del uni!erso. %e postuló que el uni!erso es una /ran m'quina re/ida por las leyes de la "&sica. >ucos ilustrados se inclinaron acia un materialismo: todo cuanto e9iste es materia( y nin/una "uerza espiritual inter!iene para propiciar los "enómenos del uni!erso. Esto conducir&a a la incómoda conclusión de que los s eres umanos somos también una suerte de m'quinas re/idas por leyes "&sicas. %i bien pocos ilustrados lle/aron a de"ender una postura como ésta( el 12
barón 3-Aolbac s& de"endió la idea de que todo en el uni!erso est' determinado por las leyes de la naturaleza( y que por ende( realmente no podemos considerarnos libres. Los ilustrados también despreciaron la intolerancia reli/iosa. nos si/los atr's( Europa ab&a sido de!astada por /uerras reli/iosas. Esto colocó en alerta a los ilustrados respecto a la importancia de la libertad de e9presión( y la tolerancia "rente al disenso. na de las "rases m's emblem'ticas de +oltaire es: no estoy de acuerdo con lo que dec&s( pero de"enderé asta la muerte !uestro dereco a decirlo@. La ética reli/iosa tampoco escapó a los ataques de los ilustrados. %e empezó a postular la necesidad de abrazar una ética autónoma. Jant( por e1emplo( "ormulaba un imperati!o cate/órico que permitiera a los seres umanos saber discernir qué es lo bueno( a partir de la consideración de que debe obrarse como si la acción "uese uni!ersalizada. Jant( como casi todos los ilustrados( postulaba la necesidad de considerar racionalmente las decisiones éticas. $tr's quedaba también la ética procedente del mandato di!ino( y la 1usti"icación moral con base en el miedo al casti/o di!ino. Incluso( se empezaba a aceptar la idea de que el e/o&smo y el edonismo podr&an tener 1usti"icación moral. La Edad >edia ab&a lle/ado a !alorar el dolor intr&nsecamente no en !ano( "ue durante esa época cuando sur/ieron los "la/elantes<5 los ilustrados( por su parte( de"end&an la b6squeda del placer( y la mayor&a de ellos ab&an alcanzado posiciones sociales acomodadas. 8ada de esto implicaba( a 1uicio de los ilustrados( el colapso de la moral. $ntes bien( lo moral es precisamente el es"uerzo por acer coincidir el placer propio con el placer de los dem's. $s&( por e1emplo( Ael!etius de"end&a un )e/o&smo ilustrado-: quien realmente busca el bienestar propio( debe ilustrase y comprender que el placer propio se consi/ue en la medida en que se busca el placer de los dem's. En el plano pol&tico( la Ilustración también tu!o /randes implicaciones. El ataque a las bases de la reli/ión ine!itablemente condu1o a criticar la doctrina del dereco di!ino( se/6n la cual la autoridad de los /obernantes procede directamente de 3ios. Loc=e y ousseau adelantaron la noción se/6n la cual la autoridad pol&tica procede de un contrato social. >ontesquieu se opuso a las monarqu&as absolutistas amparadas en la noción de dereco di!ino<( y propuso en cambio una "orma de /obierno en la cual los poderes "ueran balanceados. El si/lo C+III "ue el /ermen del liberalismo. $s& como se enalteció la autonom&a racional de los seres umanos( también se empezó a enaltecer el !alor de la libertad. El /obierno deber&a inter"erir lo menos posible en las decisiones indi!iduales de los ciudadanos. %e empezó a postular la importancia de que cada indi!iduo conser!e su inte/ridad "rente al poder aplastante de la colecti!idad. %i bien no todos los ilustrados se opusieron a las monarqu&as( por lo /eneral( "a!orec&an "ormas republicanas de /obierno. ambién los ilustrados abrazaron las ideas i/ualitaristas. Las 1erarqu&as e9istentes en la sociedad no ser&an de orden natural. %i bien pueden e9istir di"erencias entre los talentos de las personas( todos los seres umanos tienen m's o menos las mismas caracter&sticas. %i bien pocos ilustrados propusieron una sociedad absolutamente i/ualitaria eso !endr&a un si/lo después( con los comunistas<( s& de"endieron la idea de que todos deber&a ser i/uales ante la ley( y tener m's o menos las mismas oportunidades para desarrollar sus potencialidades. $simismo( la Ilustración "ue "undamentalmente un mo!imiento cosmopolita. Los m's célebres "ilóso"os de aquel mo!imiento se reun&an en 0ar&s( Londres( y otras metrópolis europeas que recib&an a !isitantes de otros continentes. El contacto con otras sociedades propició que los ilustrados abrazaran el uni!ersalismo en todas las "acetas de su pensamiento. $l/unos si/los atr's( por e1emplo( a6n se discut&a si los nati!os de $mérica ten&an alma o no por implicación( se discut&a si eran propiamente seres umanos o no<. Los ilustrados abrazaron entusiastamente la unidad de la especie umana. 7( como tal( estimaban que los !alores que ellos de"end&an ser&an aplicables( no sólo a la idiosincrasia europea( sino a todos los abitantes del planeta. odos los seres umanos( desde el comerciante en msterdam( asta el emperador cino y el /uerrero /uaran&( ten&an la capacidad y la obli/ación de abrazar la racionalidad y de1ar atr's la in"ancia de la umanidad. odos los pueblos del mundo deb&an embarcarse en el sendero del pro/reso mediado por el empleo de la racionalidad( el abandono de la "e( el control de la naturaleza( etc. El uni!ersalismo resultó( entonces( un corolario del i/ualitarismo: puesto que e9iste una m&nima i/ualdad entre los seres umanos( los !alores de"endidos por la Ilustración tienen alcance uni!ersal. esultó natural( entonces( que este uni!ersalismo condu1era a la 3eclaración de los 3erecos del Aombre en MTPN. Esta declaratoria promul/aba un m&nimo de derecos a todos los s eres umanos( en cualquier rincón del planeta. E!entualmente( esto ser&a a6n m's elaborado si/lo y medio después( con la 3eclaración de los 3erecos Aumanos en MNSP( una !ez m's rati"icando el le/ado uni!ersalista de la Ilustración. Incluso( este uni!ersalismo ya era prominente en la de"ensa de la razón y el pro/reso cient&"ico. Los ilustrados de"endieron a ultranza el descubrimiento de las leyes de la naturaleza( las cuales se asum&a tendr&an !alidez uni!ersal es c ierto que Aume ad!ert&a que nunca podremos estar se/uros respecto a la uni!ersalidad de las leyes de la naturaleza( pero el mismo Aume admit&a que( a e"ectos pra/m'ticos( tentati!amente se pod&a asumir su conocimiento<. ;uando 8eUton postuló la ley de /ra!edad( asum&a que ésta era uni!ersal. 8o postulaba que en ;ambrid/e las manzanas ca&an de los 'rboles( pero que en ;aracas se manten&an "lotando en el espacio como !eremos( bocornosamente al/unos postmodernistas an lle/ado a asumir que la ley de /ra!edad no es uni!ersal( sino una )construcción social-<5 antes bien( la ley de /ra!edad es uni!ersal. El uni!ersalismo( el racionalismo( y la e9ortación al conocimiento( también se mani"estaron en el producto cumbre de la Ilustración( la enciclopedia. 3iderot y 3-$lambert or/anizaron un /i/antesco es"uerzo por elaborar un compendio de todas las 'reas del conocimiento. %u pretensión era almacenar en !arios !ol6menes datos s u"icientes como para "ormular teor&as que tu!ieran alcance uni!ersal( y estu!iesen a la disposición de cualquier persona que deseara ilustrarse sobre cualquier tema. Los art&culos estaban escritos con muca a/udeza( pero a la !ez( con la su"iciente claridad como para que cualquier persona pudiese ilustrarse sobre las distintas 'reas del saber. 13
$ partir de entonces( el conocimiento estar&a disponible al alcance de todos( de manera tal que ya no reposara sobre la autoridad de los do/mas. WWW La Ilustración encontró su m'9imo apo/eo en el si/lo C+III( pero de nin/una manera a estado con"inada a esa época. Aoy( escucamos sus ecos. La /ran re!olución c ient&"ica y tecnoló/ica del si/lo CC es eredera del proyecto intelectual que e9orta a conocer el mundo y trans"ormarlo. El decli!e de las teocracias y monarqu&as( el predominio de sistemas cada !ez m's democr'ticos e i/ualitaristas y los mayores ni!eles de tolerancia reli/iosa( entre otros( son consecuencias pol&ticas de la Ilustración. La primera y m's in"luyente re!olución moderna( la e!olución Francesa( se amparó ampliamente en las ideas de los ilustrados. En el plano de la "iloso"&a( la Ilustración también a tenido e9tensiones en los si/los CC y CCI. En el si/lo CIC( los positi!istas intentaron lle!ar a un e9tremo el racionalismo( el empirismo y la con"ianza en el pro/reso de la umanidad. Los positi!istas ló/icos del si/lo CC sostu!ieron que el len/ua1e reli/ioso carece de sentido( y que por lo tanto( deben erradicarse sus pretensiones cient&"icas. Los utilitaristas de estos dos 6ltimos si/los an abrazado el i/ualitarismo y el edonismo( en clara continuidad con mucas de las ideas éticas de la Ilustración. 0ero( la Ilustración no a triun"ado del todo. $l/una /ente no querr' asumir el proyecto de la Ilustración( probablemente porque( tal como sosten&a Jant( tienen pereza o miedo a pensar por cuenta propia. $s&( desde el mismo si/lo C+III( a abido oposición a las ideas ilustradas. $ll& donde los ilustrados enaltecieron la razón( el uni!ersalismo( el pro/reso y la ciencia5 no tardaron en aparecer "i/uras que recazaron esos !alores( y pre"irieron enaltecer la emoción irracional( el particularismo( la tradición y el pensamiento m'/icoBreli/ioso. %e con"ormó as& el mo!imiento que !ino a llamarse la );ontrailustración-. En l&neas /enerales( la ;ontrailustración "ue una reacción posterior a la misma Ilustración. 0ero( ubo contempor'neos que ya desde el si/lo C+III recazaban los !alores promo!idos por los ilustrados. $s&( por e1emplo( Giambattista +ico "undó una "iloso"&a de la istoria se/6n la cual( cada época y cada pueblo tiene sus propios !alores( y no es posible comparar épocas y pueblos distintos( desde un patrón uni!ersal de racionalidad. $ll& donde los ilustrados ten&an la con!icción de que todos los pueblos del mundo marcar&an por la senda del pro/reso( la razón( la ciencia y la técnica( +ico de"endió m's bien las particularidades de cada pueblo( y e9ortó a 1uz/ar a cada pueblo a partir de sus propios par'metros. Los ilustrados despreciaron las instituciones medie!ales5 la "iloso"&a de +ico e9ortar&a m's bien a 1uz/ar a la Edad >edia a partir de los propios !alores medie!ales. +ico( entonces( propone recazar las pretensiones uni!ersalistas de la Ilustración. 8o ay leyes istóricas que dicten el pro/reso de toda la umanidad. ;ada pueblo tiene su propia idiosincrasia( y ésta debe ser respetada. La noción de pro/reso s upone un "in acia el cual se diri/e o se debe diri/ir< toda la umanidad. +ico recaza la e9istencia de tal "in y( como corolario( parece recazar la noción de pro/reso<( y propone m's bien que cada pueblo tiene su propio "in. 0or ello( no podemos pretender que todos los pueblos del mundo abracen la racionalidad( la técnica( la c iencia( en "in( los !alores promo!idos por la Ilustración. En el mismo seno de la Ilustración( ubo razonamientos someramente similares. %uele incluirse a #ean #acques ousseau como un representante de la Ilustración( pero una re!isión m's minuciosa de la istoria de las ideas m's bien deber&a retratar a ousseau como el ;aballo de roya de la Ilustración: aciéndose pasar por ilustrado( en realidad terminó por s er uno de los "or1adores de la ;ontrailustración. ousseau de"end&a la idea de que la ci!ilización a tra&do mucos males( y que el ombre inci!ilizado es muco m's beni/no y "eliz. $s&( la ci!ilización a tra&do la racionalidad( la ciencia y la técnica( pero resultó muco m's con!eniente !i!ir en un estado natural( muy cercano al comportamiento animal. $ll& donde los ilustrados ten&an /ran con"ianza en las !enta1as que podr&a traer el dominio de la naturaleza y la e9ortación al conocimiento( ousseau era pesimista al respecto( y postulaba( por e1emplo( que la ciencia cura al/unas en"ermedades( pero /enera m's males de los que resuel!e. Ló/icamente( ousseau estimaba que los ombres que !i!&an en condiciones primiti!as en $mérica y "rica( eran m's "elices y loables que los europeos. 8ació as& la nostal/ia por la !ida primiti!a( "rente a la racionalidad de la !ida moderna. E!aluaremos en el cap&tulo P si esas sociedades primiti!as en realidad son id&licas. Inclusi!e al/unos de los m's /randes representantes de la Ilustración esbozaron al/unas ideas similares( respecto al !alor de sociedades no europeas. 3iderot( por e1emplo( supon&a que los taitianos !i!&an en me1ores condiciones que los europeos. >ontesquieu daba !ida a unos persona1es persas que se burlaban de las absurdas costumbres europeas. %e "or1ó as& el mito del buen sal!a1e: se crear&a una ima/en romantizada de todo aquello que procediese de culturas e9óticas. 7( puesto que en el mundo a1eno a Europa no predominaba la racionalidad( la ciencia y la técnica( se empezó a constituir la idea de que el abandono de la racionalidad ilustrada podr&a resultar loable. En realidad( 3iderot y >ontesquieu pero( presumiblemente no ousseau< pretend&an criticar las irracionalidades e9istentes en Europa. 7( puesto que no se atre!&an a acerlo abiertamente por temor a la censura y otras "ormas de control( pre"irieron ridiculizar a los europeos( contrast'ndolos con las supuestas sociedades id&licas de otras latitudes. Es curioso que( de todos los "ilóso"os del si/lo C+III( los re!olucionarios "ranceses dedicaran especial atención a ousseau( y éste se con!irtiese en la principal inspiración para los partidos que( una !ez destronado Luis C+I( asumieran el poder. En el plano pol&tico( ousseau ab&a de"endido entusiastamente la idea de que la soberan&a del /obernante procede de un contrato social. Esto sir!ió para que los re!olucionarios cuestionasen la autoridad mon'rquica( y "or1asen un /obierno republicano. 0ero( ousseau también de"endió al/unas ideas muy peli/rosas. %ostu!o que la )!oluntad /eneral- debe imponerse "rente a los disidentes( y que éstos deben ser aplastados por la colecti!idad. Incluso( sosten&a ousseau( un Estado puede atribuirse la "acultad de 14
someter a sus ciudadanos en nombre de la libertad( pues aun si los ciudadanos no saben ser libres( el Estado debe obli/arlos a serlo. 8o es muy di"&cil apreciar cómo esto sir!ió de /ermen ideoló/ico para re/&menes que( en nombre del pueblo y la libertad( aplastaran a toda "orma de disidencia. 3e eco( as& ocurrió en la e!olución Francesa. El partido de los 1acobinos no tardó en perse/uir a los disidentes( e imponer un ré/imen autocr'tico que desembocó en un escandaloso n6mero de e1ecuciones( y todo tipo de abusos y atropellos. El entusiasmo que en un principio ubo a "a!or de la e!olución Francesa men/uó r'pidamente( como consecuencia de estos atropellos. Aa sido un lu/ar com6n acusar a la Ilustración de aber inspirado este triste episodio. 0ero( !isto con mayor ri/or( quienes perpetraron todos estos cr&menes se ab&an inspirado en las ideas de ousseau( la o!e1a ne/ra de la Ilustración. Es muco m's plausible ar/umentar que no "ue la Ilustración( sino el /ermen contrailustrado y totalitario de ousseau( lo que condu1o a las atrocidades de obespierre y los 1acobinos. La ola de terror producida por los 1acobinos izo perder con"ianza en las !irtudes de la Ilustración. 7( una !ez que 8apoleón asumió el poder y sometió a Europa a terribles /uerras( m's desilusión ubo respecto a la Ilustración. Especialmente en los territorios alemanes( empezó a prosperar un nue!o mo!imiento intelectual que emer/er&a como recazo a la in"luencia ilustrada de los "ranceses. Empezó as& una reacción "rente a la razón( y una e9altación de la ima/inación( lo poético y lo absurdo( por encima de lo anal&tico y lo racional. 7( lo mismo que +ico( estos autores recazaron las pretensiones uni!ersales de la racionalidad. #.G. Aamann( por e1emplo( sosten&a que la razón es presa del len/ua1e y sus imper"ecciones( y que es un es"uerzo en !ano el tratar de sobreponer las distancias lin/&sticas. ;ada len/ua1e tiene su propia estructura( y cada "orma de pensamiento debe a1ustarse a ese len/ua1e. Es "6til intentar apro9imarse a una racionalidad uni!ersal( pues cada len/ua1e tiene sus propios esquemas de pensamiento. Frente a las pretensiones uni!ersalistas de los ilustrados( los rom'nticos alemanes de"endieron con a&nco las particularidades insal!ables de cada pueblo. 7( a su 1uicio( el len/ua1e es la !&a de e9presión de cada particularidad5 en otras palabras( las di"erencias lin/&sticas impiden el predominio de los !alores uni!ersales a los cuales aspiraban los ilustrados. ilelm !on Aumboldt( por e1emplo( de"end&a la idea de que cada pueblo mani"iesta su esp&ritu particular a tra!és del len/ua1e( de manera tal que es imposible adoptar un len/ua1e uni!ersal de la razón como( por e1emplo( el de la ló/ica o la matem'tica<. Quiz's el m's emblem'tico de estos rom'nticos contrailustrados "ue #.G. Aerder. $ este autor se remonta el uso /eneralizado del concepto de )Vol1sgeist -( el esp&ritu del pueblo. $ 1uicio de Aerder( cada pueblo tiene su propia idiosincrasia( su propio Vol1sgeist . ;omo sus antecesores contrailustrados( Aerder estimaba que el Vol1sgeist se mani"estaba por encima de todo en el len/ua1e( aunque también encontraba e9presión en las artes y la poes&a. Aerder cre&a( adem's( que puesto que cada pueblo tiene su propio Vol1sgeist que le resulta t&picamente caracter&stico y le concede identidad propia( la cultura de cada pueblo debe s er celosamente /uardada( y debe e!itarse que s ea )contaminada- por in"luencias "or'neas. $s&( en la !isión de Aerder( cada cultura debe mantener su pureza( y debe cerrar el paso a los elementos culturales procedentes de otras naciones. 8o es di"&cil apreciar cómo Aerder es uno de los padres del nacionalismo moderno. $ Aerder debemos la idea de que cada nación debe tener sus l&mites culturales establecidos( a "in de que cada pa&s se distin/a culturalmente de los dem's. $ al/unas personas esto puede resultarles muy ermoso: aparentemente( emer/e una /ran sublimidad cuando( por e1emplo( un equipo de "6tbol /ana la ;opa del >undo( y en onor patrio( los a"icionados a/itan sus banderas nacionales. 0ero( en realidad( el nacionalismo a causado m's da4o que sublimidad: precisamente por el celo de querer mantener la pureza nacional del Vol1sgeist ( a abido "uertes brotes 9eno"óbicos. El mantener la pureza del Vol1sgeist como /arante de la identidad cultural "rente a in"luencias e9tran1eras( e!entualmente conduce a nociones de pureza racial. Aerder nunca se propuso perse/uir minor&as étnicas( pero s& debemos ser lo su"icientemente anal&ticos como para comprender que( el deseo ideoló/ico en el si/lo CIC de preser!ar la identidad cultural alemana "rente a las in"luencias e9tran1eras( tu!o bastante incidencia sobre las atrocidades del nazismo. Aitler también quiso a toda costa mantener la pureza del Vol1sgeist alem'n( y para eso( se propuso eliminar todas aquellas personas que lo )contaminaran-. El recazo a lo e9tran1ero y la e9altación de las costumbres locales terminó por conducir a Aerder a considerar que el proyecto ilustrado de acer pre!alecer la racionalidad en todas las es"eras( quiz's se a1uste bien a los pueblos "rancó"onos( pero no a los /ermanos. 7( en !ista de eso( Aerder recazó las pretensiones uni!ersalistas de la razón. Aerder pre"irió las supersticiones de ori/en local( que la racionalidad procedente de los "ilóso"os radicados en ciudades e9 tran1eras. 3espués de todo( la superstición contribu&a a un sentido de identidad nacional( al "ortalecimiento del Vol1sgeist. $l/una /ente !e esta reacción contrailustrada con entusiasmo. 3e eco( marca el inicio de lo que a !enido a llamarse el )romanticismo-( el cual oy cuenta con mucos entusiastas. $ la actitud cr&tica( racionalista y anal&tica de la Ilustración( se le contrapuso el predominio de la emoción( sin importar si ésta conduce a cometer locuras. En !ez de "a!orecer el dominio de la naturaleza( los rom'nticos enaltecieron el contacto con la naturaleza( sin importar si ésta termina por dominarnos. ;omo contraparte de la secularización( el romanticismo promo!ió un re/reso al mito y la reli/iosidad popular5 de eco( intentó impre/nar de sublimidad a la Edad >edia. Es un lu/ar com6n apreciar todo esto como una reacción quiz's in/enua( pero ino"ensi!a. %e/6n este entendimiento( quiz's podamos reprocar a Aerder su recazo a la racionalidad( pero al menos es destacable su intención de querer sal!a/uardar la "elicidad del ser umano. 0or ello( en apariencia( la ;ontrailustración conser!a un alo seductor en muca /ente. $s&( a resultado lamentablemente com6n presentar a los ilustrados como pensadores "r&os y aburridos( mientras que los contrailustrados son emocionantes y di!ertidos. 0or emplear una met'"ora( los ilustrados son los !ie1os /ru4ones que quieren cuidar su salud( mientras que los contrailustrados son los 1ó!enes que pre"ieren ir con el se9o( las dro/as y el roc12and2roll. 15
0ero( la ;ontrailustración tiene un lado muco m's sombr&o. 0ues( precisamente en la medida en que se combate el predominio uni!ersal de la racionalidad( se abraza una !isión del mundo no muy distinta de la que imperaba en Europa en los si/los anteriores al C+III. 7( "ue precisamente ésta la pretensión de mucos contrailustrados: acer re/resar a Europa al tipo de sociedad que la e!olución Francesa ab&a aniquilado. al como emos !isto en el cap&tulo anterior( sur/ió as& en el si/lo CIC un mo!imiento reaccionario. En el plano pol&tico( la reacción era en contra de la e!olución Francesa5 pero en el plano ideoló/ico( la reacción era en contra de la Ilustración. ;omo alternati!a( los reaccionarios promo!ieron un re/reso al Anci'n regime. $s&( por e1emplo( sur/ieron "i/uras como Louis Donald( #osep de >aistre( y para la desonra isp'nica( 3onoso ;ortés. $ di"erencia de Aerder y Aumboldt( estos persona1es ya no resultan tan seductores. 3e"endieron( en primer lu/ar( el dereco di!ino( en contraposición a la idea de contrato social( adelantada por los ilustrados. $bo/aban por un papel prota/ónico de la I/lesia ;atólica en la !ida pol&tica( en contraposición al laicismo ilustrado. 7( de "orma /eneral( descon"iaban pro"undamente del e1ercicio de las libertades pol&ticas. >aistre incluso recomendaba la e9altación de la "i/ura del !erdu/o( pues las e1ecuciones mantienen atemorizada a la población ci!il( y as& puede conser!arse la estabilidad del trono y el altar. En una !ena similar( ;ortés recomendaba aplastar las libertades indi!iduales con una )dictadura del sable- que /arantizara la continuidad de la tradición. El istoriador de las ideas Isaia Derlin a eco célebre la tesis( se/6n la cual( el desa/rado contrailustrado por la democracia en especial el de >aistre< constituye el /ermen ideoló/ico del "ascismo del si/lo CC. 0robablemente Derlin est' en lo cierto. ;ontrario a lo que mucas !eces se asume( los totalitarismos del si/lo CC deben muco m's a la ;ontrailustración que a la Ilustración. 3espués de todo( el totalitarismo "ue al/o parecido a un re/reso a los re/&menes absolutistas del Anci'n regime( pero con un potencial muco m's destructi!o. WWW Lamentablemente( el !uelco irracionalista picó y se e9tendió en la se/unda mitad del si/lo CIC. Los contrailustrados tradicionalistas que deseaban e9pl&citamente un re/reso a las instituciones del Anci'n regime "ueron apa/'ndose( pero aparecieron nue!as "i/uras que abiertamente ac&an apolo/&a de lo absurdo( o en todo caso( del pri!ile/io de la intuición y la "e por encima de la razón. 3esa"ortunadamente( mucas de estas "i/uras conser!an popularidad en nuestros d&as. $rtur %copenauer( por e1emplo( esbozó un sistema meta"&sico se/6n el cual( la !oluntad es el principio rector del uni!erso. La !oluntad( a 1uicio de %copenauer( no conoce los l&mites de la racionalidad( y por ello( ine!itablemente el ombre terminar' por emprender la satis"acción de sus deseos( aun si éstos resultaren irracionales. $l/una /ente se a tomado esto muy en serio( y a perdido sus aorros de toda la !ida( en un arrebato !oluntarista de ludopat&a. Aubo también( por supuesto( un irracionalismo de corte reli/ioso. Los ilustrados de"endieron la primac&a de la autonom&a racional y el recazo a cualquier ense4anza do/m'tica. 0ero( como cabr&a esperar( al/unos erederos de la ;ontrailustración enaltecieron la "e por encima de la razón( incluso si mucas creencias resultan absurdas. 0ersona1es como >aistre y ;ortés s on oy moti!o de !er/enza para la mayor&a de los cristianos( pero al/unos irracionalistas cristianos s& son ob1eto de alabanzas. El que m's destaca entre ellos es el danés %oren Jier=e/aard. $ 1uicio de Jier=e/aard( los seres umanos no debemos conducir nuestras !idas por la razón e9c lusi!amente: de !ez en cuando( es necesario asumir un salto de "e. 0or e1emplo( $braam escucó una !oz di!ina que le ordenó matar a su i1o Isaac. %e/6n Jier=e/aard( $braam es loable por aber abandonado su racionalidad y aberse decidido a cometer un acto atrozmente absurdo5 con ello( !i!ió auténticamente su "e. Aoy( millones de personas se amparan en razonamientos similares para tomar decisiones sumamente absurdas. +iendo en $braam el paradi/ma del éroe de la "e que( con!encido de su e9periencia reli/iosa( se deciden a cometer actos que !an en contra del m's elemental criterio de racionalidad. En una época( opiniones como las de Jier=e/aard resultaban muy !an/uardistas5 incluso( tu!ieron un pro"undo impacto sobre uno de los m's insi/nes autores de len/ua ispana( >i/uel de namuno. 0ero( el brote de terrorismos reli/iosos en "ecas recientes deber&a acernos apreciar que los terroristas reli/iosos piensan e9actamente de la misma manera en que lo ac&a $braam y Jier=e/aard<: pre"ieren anteponer el mandato de una !oz di!ina "rente a la deliberación ética racional. esulta claro que el sue4o de la razón produce monstruos5 en este caso( los monstruos de la !iolencia. ;omo contraparte del irracionalismo reli/ioso( ubo también un irracionalismo ateo. Friederic 8ietzsce "ue el m's emblem'tico representante de esta tendencia. 8ietzsce pretend&a una ruptura contra todo aquel sistema que impusiera l&mites a las acciones umanas. 8aturalmente( la reli/ión ser&a uno de esos sistemas. 0ero( también lo ser&an las instituciones que( a partir de la racionalidad( pretenden colocarle "reno a los acometidos absurdos de la umanidad. 8ietzsce no sólo era ad!ersario de la reli/ión( sino también de la ciencia. Estaba en contra de todo tipo de re/las( y por supuesto( esto incluye las r e/las del método cient&"ico. Frente al predominio de lo reli/ioso( la "i/ura de 8ietzsce resulta seductora. En nuestra época( mucos 1ó!enes que proceden de o/ares reli/iosos adoctrinadores( optan por recazar la ense4anza reli/iosa y se amparan en 8ietzsce. Es una de las "i/uras ateas m's populares( especialmente entre los 1ó!enes rebeldes. 0ero( lamentablemente( el ate&smo de 8ietzsce no conduce a nada bueno( precisamente porque( 1unto a la reli/ión( recaza a la racionalidad. Es lamentable que el ate&smo niilista de 8ietzsce aya desplazado al ate&smo ilustrado de 3iderot o Dertrand ussell. 8ietzsce a dado un mal nombre al ate&smo( precisamente por las cosas tan absurdas que de"endió. 8ietzsce murió en MNRR murió enloquecido( dico sea de paso<. +arios "ilóso"os del si/lo CC continuaron su irracionalismo. Der/son( por e1emplo( antepon&a la intuición a la racionalidad. Aoy( esto resuena entre muca /ente: a la ora de tomar una decisión( se de1an conducir por lo que la intuición dicte( sin realmente detenerse a considerar cu'l es la decisión m's con!eniente. na !ez m's( seme1antes arrebatos intuiti!os an de1ado en la ruina a millones de personas( como consecuencia de sus decisiones erradas. 16
El e9istencialismo también tu!o inclinaciones irracionalistas. %artre enaltec&a a tal punto la libertad( que en ocasiones sostu!o que era necesario rebelarse en contra de las re/las de la racionalidad. $ ;amus le costaba encontrar sentido a la !ida( y en ocasiones lle/ó a sostener que pre"er&a una !ida absurda( que una !ida /uiada por la racionalidad. odo este recorrido irracionalista preparó el camino para la aparición del postmodernismo. El postmodernismo es la !ersión m's reciente de la ;ontrailustración. $utores tan dispares como >aistre un ultracatólico< o 8ietzsce un ateo< comparten su desdén por el empleo a plenitud de la racionalidad( y en ese sentido( s on ubicables en un mismo mo!imiento contrailustrado. 0ues bien( Foucault( 3errida( Lyotard( Daudrillard y compa4&a( también pertenecen a ese /rupo. 0robablemente nin/uno de estos postmodernistas de"ienda e9pl&citamente un re/reso al Anci'n regime( al trono y el altar. 0ero( s& proceden de esa tradición contrailustrada. ;omo Aerder( recazan el uni!ersalismo. ;omo Aamann( recazan la primac&a de lo racional. ;omo >aistre( recazan mucos de los !alores de la e!olución Francesa. ;omo 8ietzsce( incurren en una "orma de niilismo. Gracias al desarrollo de la ló/ica tan ampliamente de"endida por los ilustrados<( oy sabemos que es una "alacia asumir que una persona es reprocable por el mero eco de que ten/a un parecido o asociación con una persona reprocable. Los ló/icos llaman a esto una )"alacia de asociación-. 8o debemos apresurarnos e incurrir en esta "alacia al e!aluar a los postmodernistas. El eco de que los postmodernistas ten/an un parecido o asociación con al/unos inspiradores del "ascismo o el terrorismo reli/ioso >aistre( 8ietzsce o Jier=e/aard( por e1emplo<( no los ace reprocable en s & mismos. 0ero( el postmodernismo es "undamentalmente el recazo m's reciente a la Ilustración y el proyecto de la modernidad. 7( parece ine!itable que el recazo a los !alores ilustrados( en especial el predominio de la racionalidad( conduzca a in"elicidades( precisamente porque la suspensión del 1uicio racional lle!a a acer cosas absurdas( en al/unos casos cosas banales como creer que la posición de los astros in"luye sobre nuestras !idas( en otras c asos cosas /ra!&simas como matar a seis millones de personas en campos de e9terminio. $s&( los postmodernistas no ser&an meramente unos asociados de los contrailustrados reaccionarios del si/lo CIC. $ntes bien( los postmodernistas son los contrailustrados de nuestra época( y como tal( sus ideas resultan( adem's de "alsas( peli/rosas. Es por lo dem's sumamente irónico que en apenas dos si/los( Francia aya pasado de ser el pa&s promotor de los ideales de la Ilustración( a ser el pa&s que m's los ataca. Francia es el pa&s de ori/en de los /randes ilustrados: +oltaire( 3iderot( 3-Aolbac( 3-$lambert y >ontesquieu. 0ero( también es el pa&s de ori/en de los /randes /ur6s postmodernistas: Lyotard( Daudrillard( Foucault( 3errida( 3eleuze. La ;ontrailustración empezó en la actual $lemania( en parte como consecuencia del recazo al in!asor "rancés durante la época napoleónica. $ mediados del si/lo CC( esta ;ontrailustración promo!ió el au/e del totalitarismo nazi( y los "ranceses eroicamente resistieron la ocupación nazi. 0ero( a resultado lamentable que la tradición ilustrada de Francia !enciera en el campo de batalla( pero "uera !encida en las uni!ersidades. Aoy los postmodernistas de"ienden ideas muy !inculadas a los ! alores contrailustrados de los in!asores alemanes de mediados del si/lo CC. %er&a con!eniente retomar el le/ado de +oltaire y sus ami/os( y enrumbar nue!amente a la umanidad por los senderos de la racionalidad( la ciencia y la técnica( a "in de acerla salir de su in"ancia de una !ez por todas. Para leer &($)
A$DE>$%( #ur/en. El discurso +ilosó+ico de la modernidad. >adrid: Jatz. KRRP. na entusiasta de"ensa de la modernidad y la Ilustración( a car/o de un eminente "ilóso"o. %EDELI( #uan #osé. El ol(ido de la razón. Editorial %udamericana. KRRO. n recorrido cr&tico por el au/e de las doctrinas irracionalistas opuestas a la Ilustración. *a%+tulo 1 El ob$curanti$&o %o$t&oderni$ta
n /ran "ilóso"o postmodernista del si/lo CC a escrito lo si/uiente: si e9aminamos el realismo socialista( en"rentamos la si/uiente decisión: o bien aceptamos la teor&a prete9tual constructi!ista( o bien concluimos que la !erdad es capaz de ser !erdadera( pero sólo si la premisa de la narrati!a material es in!'lida. 0or lo tanto( si la teor&a prete9tual se sostiene( las obras de Gaiman no son postmodernas. El su1eto es as& conte9tualizado en un paradi/ma postcapitalista que incluye a la cultura como "orma de parado1a@. %i no abéis entendido la cita anterior( sois unos burros. 2( al menos( eso quieren acernos creer los postmodernistas. En realidad( la cita anterior no procede de nin/6n "ilóso"o. 0rocede de un pro/rama in"orm'tico creado por el in/eniero $ndreU Dula=. Este pro/rama construye al azar "rases sin s entido( pero conser!an una estructura sint'ctica. Lue/o( Dula= las decora un poco con términos so"isticados y nombres de los /ur6s postmodernistas y( 3(oil4/ : da la impresión de /enerar un te9to postmodernista de pro"undidad inalcanzable. El pro/rama in"orm'tico creado por Dula= se llama )#e Postmodernism Generator @ El /enerador de postmodernismo@ en in/lés( lamentablemente a6n nadie se a animado a crear una !ersión en castellano<( y puede consultarse en esta p'/ina Ueb: ttp:XXUUU.elseUere.or/XpomoX 2b!iamente( la intención de Dula= es acer una parodia del len/ua1e empleado por los postmodernistas. Dula= pretende denunciar que al escribir una monta4a de disparates( y adornarlos con términos aparentemente muy so"isticados discurso contraBe/emónico@( representación post"'lica@( sub1eti!idad paracolonial@<( cualquiera puede con!ertirse en un /ur6 postmodernista. %i no quedamos muy con!encidos de esto( consideremos este te9to que s& es real( y procede de la "eminista postmodernista #udit Dutler: La mo!ida desde una e9plicación postestructuralista en la cual se entiende que el capital estructura relaciones sociales en modos relati!amente omólo/os( a una !isión de la e/emon&a en la cual las relaciones de poder est'n su1etas a la repetición( con!er/encia y rearticulación( tra&das por la cuestión de la temporalidad( al pensamiento de la estructura( y un /iro marcado de una 17
"orma de teor&a altuseriana que toma a las totalidades estructurales como ob1etos teóricos( acia uno en el cual los pensamientos dentro de una posibilidad contin/ente de estructura( inau/ura una concepción reno!ada de la e/emon&a@. $l/uien podr' ob1etar que el te9to es con"uso porque sencillamente est' mal traducido. 0ero( para disipar esa duda( a/re/o el te9to ori/inal en in/lés( para que el lector que domine la len/ua in/lesa !eri"ique por cuenta propia el disparate al cual nos en"rentamos: )#e mo(e +rom a structuralist account in 5#ic# capital is understood to structure social relations in relati(el! #omologous 5a!s to a (ie5 o+ #egemon! in 5#ic# po5er relations are su6ject to repetition7 con(ergence7 and rearticulation 6roug#t t#e 8uestion o+ temporalit! into t#e t#in1ing o+ structure7 and mar1ed a s#i+t +rom a +orm o+ Alt#usserian t#eor! t#at ta1es structural totalities as t#eoretical o6jects to one in 5#ic# t#e insig#ts into t#e contingent possi6ilit! o+ structure inaugurate a rene5ed conception o+ #egemon! @. ;asi todos los len/ua1es comparten una estructura /ramatical b'sica. Es cierto que e9isten di"erencias /ramaticales entre las len/uas en in/lés el ad1eti!o antecede al sustanti!o( en castellano suele ser al re!és( etc.<( pero ay al menos una base de la cual parten todas las /ram'ticas. %e/6n una muy probable teor&a adelantada por el lin/ista 8oam ;oms=y( ya contamos con una pro/ramación bioló/ica que nos permite aprender las re/las /ramaticales a una temprana edad. na !ez que el ni4o a aprendido las re/las /ramaticales del len/ua1e en el cual est' inscrito( tiene la capacidad de construir un n6mero in"inito de "rases. El procedimiento es relati!amente sencillo. $4adamos un art&culo( sustanti!o( !erbo( otro sustanti!o( y un ad1eti!o5 a/amos coincidir los /éneros y los n6meros /ramaticales( y c on eso( abremos construido una "rase /ramaticalmente correcta. $s&( por e1emplo: El art&culo< postmodernismo sustanti!o< es !erbo< sendo ad1eti!o< timo sustanti!o<@. $ora bien( este procedimiento puede conducirnos a elaborar "rases /ramaticalmente correctas( pero sin sentido. En los a4os KR del si/lo CC( al/unos artistas y cr&ticos de arte in!entaron el 1ue/o del cad'!er e9quisito@. Yste consist&a en reunir un /rupo de personas( y asi/narles a cada una que aportara un componente una persona aportar&a un art&culo( otra un sustanti!o( etc.< para construir una "rase( sin conocer el aporte de los dem's. Las "rases construidas podr&an ser /ramaticalmente correctas( pero sin sentido. na de las primeras "rases que apareció "ue El cuerpo e9quisito beber' el nue!o !ino@( y de a& procede el nombre de este 1ue/o. Los surrealistas pioneros del postmodernismo en las artes< se interesaron por este 1ue/o( y lo e9tendieron a las obras pictóricas. $s&( empezaron a crear representaciones con im'/enes procedentes de distintas es"eras de la !ida( a/lutinadas en una sola obra. 3al&( por e1emplo( incorporaba relo1es derretidos con paisa1es y animales. 3e nue!o( la técnica pictórica de crear representaciones casi absurdas( resulta art&sticamente loable. 0ero( cuando esto se e9tiende a la ciencia y la "iloso"&a( aparecen los problemas. 8adie ob1eta que 3al& mezcle paisa1es con relo1es derretidos( pero s& es muy ob1etable que los /ur6s postmodernistas mezclen sustanti!os con ad1eti!os que( al "inal( construyen una "rase sumamente disparatada. 8oam ;oms=y a ad!ertido que el eco de que estemos en presencia de una "rase /ramaticalmente correcta no nos /arantiza que ésta sea inteli/ible. n célebre e1emplo aportado por ;oms=y es el si/uiente: las ideas incoloras !erdes duermen "uriosamente@. El com6n de la /ente opina que una "rase declarati!a( o es "alsa( o es !erdadera. 0ero( e1emplos como el de la "rase de ;oms=y re!elan que( para que una "rase sea !erdadera o "alsa( debe al menos ser inteli/ible y tener un sentido. El problema con las ideas incoloras !erdes duermen "uriosamente@ es que la "rase sencillamente no tiene sentido. 0or eso( una "rase como La ierra es plana@ es "alsa( pero al menos sabemos lo que si/ni"ica. no de los /randes problemas de los postmodernistas es que no estamos se/uros si sus posturas son "alsas o !erdaderas( pues sencillamente dudamos de que lo que ellos de"ienden si/ni"ica al/o. Entre "ilóso"os del len/ua1e( ay muca discusión respecto a cu'l es el criterio que se debe se/uir para saber si una "rase tiene sentido. Aacia mediados del si/lo CC( "ilóso"os muy serios asumieron que una "rase sólo tiene sentido si cumple al/uno de dos requisitos: M< que sea "alsa o !erdadera en !irtud de su propio si/ni"icado es decir( tautolo/&as como nin/6n soltero es casado@ o contradicciones como nin/6n tri'n/ulo tiene tres lados@<5 K< que e9ista al/una manera de !eri"icar el contenido de la "rase. $s&( si la "rase no es !erdadera o "alsa en !irtud de su propio c ontenido( o no ay manera de !eri"icar mediante la e9periencia si es !erdadera o "alsa( entonces esa "rase no tiene sentido. Este criterio "ue de"endido por el mo!imiento que !ino a llamarse el )positi!ismo ló/ico-( pero oy cuenta con mucos cr&ticos. Los "ilóso"os contempor'neos suelen considerar que se trata de un criterio demasiado r&/ido. Frases como robar es malo@( o la libertad os ar' libres@ no son ni !erdaderas ni "alsas en !irtud de su propio si/ni"icado( ni tampoco parece posible !eri"icarlas mediante la e9periencia( pero con todo( postular que no tienen sentido ser&a ir demasiado le1os. $dem's( la misma "rase se/6n la cual una "rase tiene sentido sólo si es !erdadera o "alsa en !irtud de su si/ni"icado( o si tiene al/6n medio de !eri"icación emp&rico5 no es ni !erdadera ni "alsa en !irtud de su propio si/ni"icado( ni tampoco e9iste posibilidad de !eri"icarla emp&ricamente. En otras palabras( los positi!istas ló/icos asum&an un criterio de si/ni"icado que( al aplicarlo a su propia e9i/encia( la de1aban sin sentido. Frente a estas di"icultades( los "ilóso"os an sua!izado un poco m's el criterio de si/ni"icado de una "rase( y an con!enido en que( para que una "rase ten/a sentido( debe cumplir tres requisitos b'sicos. En primer lu/ar( debe representar al/6n estado de cosas ima/inable. $l declarar al/o sobre el mundo( debe aber al/una manera de ima/inarlo. %i( por e1emplo( enunciamos #uan lle/ó antes que oberto5 oberto lle/ó antes que Luis( y Luis lle/ó antes que #uan@( esa "rase carecer' de sentido( pues no ay manera posible de que eso ocurra5 ni siquiera podemos ima/inarlo. %i enunciamos la posición de los astros determina nuestro destino@( tenemos al menos una manera de ima/inarnos esto. Esa "rase es e!identemente "alsa( pero al menos tiene sentido( en tanto s& podemos ima/inarnos un mundo en el cual los astros determinen nuestro destino. 18
En se/undo lu/ar( una "rase con sentido no debe e9presar conceptos contradictorios. $l enunciar las ideas !erdes incoloras@ estamos en presencia de una "rase sin sentido( pues una cosa no puede ser !erde e incolora al mismo tiempo. 7( en tercer lu/ar( una "rase con sentido no debe c ontener errores cate/oriales. n error cate/orial ocurre cuando se predica una cosa de al/o que( por de"inición( no puede tener. ;uando decimos que las ideas incoloras !erdes duermen "uriosamente@ cometemos tres errores cate/oriales. 8o podemos predicar el color de las ideas( precisamente porque( en tanto son ob1etos abstractos( las ideas no tienen color. ampoco podemos sostener que las ideas duermen( precisamente( porque son ob1etos abstractos5 sólo los seres !i!os duermen. 7( tampoco podemos sostener que al/uien o al/o( en todo caso< duerme "uriosamente( pues la "uria no se mani"iesta en el sue4o. $l/unos maestros de la literatura an sabido e9plotar esto( y deliberadamente an buscado producir te9tos sin sentido. #ames #oyce( LeUis ;arroll y amón Gómez de la %erna( entre otros( destacan por aber desarrollado esta técnica. 0resumiblemente( su intención es similar a la de 3al& y tantos otros en el arte pictórico: "ormar im'/enes incoerentes( con el "in de e9plotar nuestra sensibilidad estética. 8o ay nada que ob1etar al uso literario del sinsentido y el absurdo. 0ero( debemos acernos eco del romano 0linio el +ie1o: *zapatero( a su zapato, El uso del sinsentido y el absurdo debe( a lo sumo( quedarse en las artes. ;uando los /ur6s postmodernistas tratan de imitar este sinsentido( y acer pasar "rases ininteli/ibles como declaraciones serias sobre el mundo( a& aparecen los problemas. 0or e1emplo( el /ran "ilóso"o ar/entino >ario Dun/e quien a publicado un t&tulo en la serie *+aya timo,@< a denunciado mucas !eces que en la obra de >artin Aeide//er una de las !acas sa/radas del postmodernismo< aparecen "rases como la nada nadea@ y el tiempo es la maduración de la temporalidad@. ¿Qué si/ni"ica eso? Dun/e responde: *absolutamente nada, 7( por eso( Aeide//er merece todo nuestro reproce como un /ran carlat'n. %i Aeide//er se presentase como poeta( y no como "ilóso"o( quiz's Dun/e no lo reprocar&a. El problema( de nue!o( es trans/redir los l&mites y asumir sinsentidos en 'reas en las que claramente no es l&cito acerlo. 0ues bien( mucos de los escritos de los postmodernistas incurren en estos !icios( y como consecuencia( enuncian "rases sin sentido. 0ara apreciar la ma/nitud de este "enómeno( consideremos bre!emente un muy triste episodio en la istoria académica reciente. El "&sico norteamericano $lan %o=al !en&a traba1ando con los conceptos elementales de su disciplina masa( ener/&a( etc.<. 0ero( empezó a leer al/unos libros de autores postmodernistas( y descubrió que estos te9tos est'n poblados de conceptos de la "&sica y la matem'tica mal aplicados a las ciencias sociales. 3e la misma manera en que ideas incoloras !erdes duermen "uriosamente@ es un sinsentido( en tanto las ideas no duermen( y si son incoloras( no pueden ser !erdes( %o=al empezó a descubrir que los postmodernistas ablaban de micro"&sica del poder@( o el "alo como n6mero ima/inario@( incurriendo en claros errores cate/oriales. 0reocupado por el abuso del len/ua1e cient&"ico en boca de los carlatanes postmodernistas( %o=al decidió 1u/ar una broma pesada. Escribió un art&culo deliberadamente disparatado( en el cual se intentaba ar/umentar( con "rases rimbombantes y al/unas carentes de sentido( que la /ra!edad cu'ntica no e9iste en realidad( sino que es una mera c onstrucción social con esto( %o=al también pretend&a atacar el constructi!ismo social( sobre el cual !ol!eremos en el cap&tulo Z<. %o=al en!ió el art&culo a la re!ista "ocial )ext predilecta entre /ur6s del postmodernismo<. La e!aluación del art&culo "ue positi!a presumiblemente( ba1o el sistema de doble cie/o: el autor no sabe quiénes son los 1ueces( y !ice!ersa<( y el art&culo "ue publicado. Inmediatamente( %o=al re!eló que todo se trataba de un una broma. %u intención ab&a sido demostrar que cualquiera que escriba "rases disparatadas con adornos de conceptos procedentes de las ciencias naturales( y cite a /randes /ur6s del postmodernismo( tiene oportunidad de acerse renombre en la academia. %o=al en!ió un nue!o art&culo a la misma re!ista( "ocial )ext ( en el cual e9plicaba las razones de su acometido( y denunciaba la tendencia postmodernista a escribir tratados ininteli/ibles. Los editores de esa re!ista( en !ez de admitir su error( se ne/aron a publicar el nue!o art&culo de %o=al. 3ecepcionado( %o=al tu!o que publicar su se/undo art&culo en otra re!ista( y e!entualmente( publicó en colaboración con #ean Dricmont< un libro en el cual detalladamente denunciaba los m's emblem'ticos disparates ininteli/ibles de los /randes /ur6s postmodernistas. 0or esta aza4a( %o=al merece el 0remio 8óbel. 0or supuesto( e9a/ero. 0ero( al menos( %o=al s& merece /randes elo/ios como el intelectual que a eco despertar a una /eneración( y a propuesto llamar al pan pan@( y al !ino !ino@. Es muy conocido el cuento de Aans ;ristian $ndersen que narra la istoria de un emperador que iba sin ropas( todos sus s6bditos cr e&an que en realidad lle!aba ropas in!isibles( pero un ni4o no tardó en se4alar que el emperador iba desnudo. 0ues bien( %o=al a emulado a ese ni4o: en el mundo académico( muca /ente cree que el len/ua1e postmodernista es muy di"&cil( %o=al a sido lo su"icientemente !aliente como para se4alar que ese len/ua1e no es di"&cil( sencillamente no tiene sentido. Incluso( a abido desencuentros a la ora de conceder distinciones académicas a los representantes del postmodernismo( precisamente debido a la obscuridad del len/ua1e con que éstos escriben. En MNNK( la presti/ios&sima ni!ersidad de ;ambrid/e decidió conceder un doctorado #onoris causa a #acques 3errida( quiz's el postmodernista m's emblem'tico. 29"ord y ;ambrid/e son las uni!ersidades que an !isto sur/ir a los ló/icos m's re"inados y anal&ticos de los 6ltimos si/los5 y como se sabe( una de las "unciones de la ló/ica es aclarar el pensamiento mediante un óptimo uso del len/ua1e. ;onceder un doctorado onorario en esa uni!ersidad a un ombre que escribe deliberadamente escribe sin claridad( es una bo"etada a la muy respetable tradición anal&tica in/lesa. Las protestas no se icieron esperar( y diecinue!e pro"esores de ;ambrid/e emitieron cartas de protestas en contra de la concesión del doctorado a 3errida. 0or re/la /eneral( este tipo de contro!ersia tiene matices pol&ticos. ;undo el pro"esorado de al/una uni!ersidad protesta la entre/a de al/6n doctorado #onoris causa( suele ser porque el potencial doctor de"iende ideas contro!ertidas( o tiene simpat&as pol&ticas cuestionables. En mi pa&s +enezuela<( por e1emplo( una uni!ersidad ne/ó el doctorado #onoris causa a #or/e Luis Dor/es porque éste ab&a sido simpatizante de las dictaduras ar/entinas. 0ero( es importante se4alar que las protestas en contra del 19
doctorado de 3errida no se debieron propiamente al contenido de sus ideas o a sus simpat&as pol&ticas( sino sencillamente a la "alta de claridad en su obra. $l "inal( la cuestión se sometió a re"eréndum entre el pro"esorado de ;ambrid/e. Lamentablemente( /anó en !otos la opción por conceder el doctorado a 3errida. 0ero( lo mismo que %o=al( estos académicos de ;ambrid/e "ueron lo su"icientemente !alientes como para denunciar que el emperador !a desnudo: detr's de toda la palabrer&a postmodernista( no ay nada. El postmodernismo es "undamentalmente oscurantista. El término )oscurantismo- suele reser!arse para el periodo medie!al durante el cual deliberadamente se desestimuló la b6squeda del conocimiento( a "in de ale1ar a los seres umanos del empleo de la razón( y !olcarlos acia la "e. 0ero( en términos m's /enerales( )oscurantismo- también sir!e para acer r e"erencia a autores que deliberadamente escriben con la intención de que no se les entienda. El postmodernismo a culti!ado la idea de que los buenos "ilóso"os son aquellos a quienes no se les entiende nada. Entre menos inteli/ibles( supuestamente m's comple1os y pro"undos son. 0or supuesto( esto se trata de un !ie1o truco. 0ara disimular la i/norancia de un tema( o la e!idente "alsedad de al/unas doctrinas( una estrate/ia lamentablemente e"icaz es arropar el discurso con términos sumamente con"usos( y construir "rases que carecen de sentido. ;uando un interlocutor e9prese desacuerdo "rente a una opinión postmodernista( o sencillamente la considere un disparate( el postmodernista siempre podr' sostener que su obra es muy comple1a( y que los cr&ticos no lo an comprendido bien. 3e eco( el "ilóso"o #on %earle considera que 3errida y al/unos otros postmodernistas practican una "orma de )oscurantismo terrorista-. 0rimero( 3errida y compa4&a escriben "rases ininteli/ibles5 ésa es la parte oscurantista. Lue/o( cuando se critica su obra( responden diciendo: d. no me a entendido5 d. es un idiota@. Ysa es la parte terrorista. 7( muy a menudo( el postmodernista arremete contra sus cr&ticos( se4alando que éstos "orman parte del !ie1o sistema tir'nico. 0or supuesto( es necesario ser prudentes a la ora de acusar a los postmodernistas de ser oscurantistas. Es posible que los te9tos oscurantistas de los postmodernistas sean simplemente mar/inales( y no representen el n6cleo de sus obras. >uca /ente inteli/ente a escrito al/una estupidez en su !ida( pero s er&a pro"undamente in1usto apro!ecar ese desliz para recazar sus obras a plenitud. Aay "rases ininteli/ibles en las obras de $ristóteles( Jant( Aume( Aobbes( y mucos otros. ;on todo( es bastante ob!io que ése no es el caso con los postmodernistas. El /rueso de las personas que a le&do al/6n libro postmodernista termina tremendamente con"undido( en buena medida porque los sinsentidos postmodernistas no son mar/inales. 8o e deseado aburrir al lector con demasiadas citas postmodernistas carentes de sentido( pero podr&a acerlo per"ectamente. >'s importante a6n( podr&a ob1etarse que necesitamos abrir nuestra mente a un len/ua1e m's poético. Lo que a mucos de nosotros puede resultar meros sinsentidos( en realidad podr&a ser!ir como estrate/ia retórica para persuadir con mayor alcance a la audiencia. El uso de tropos literarios tiene una importante "unción retórica5 a saber( adornar y enriquecer el te9to a "in de conectar al lector y mantenerlo atento para persuadirlo. En ocasiones( el uso de tropos literarios conduce claramente a conceptos contradictorios y errores cate/oriales. 0ero( muco m's que con"undir( estos tropos literarios apelan al lector inteli/ente que sabe apreciar su "unción retórica. $ lo lar/o de este libro( me e permitido emplear al/una met'"ora. 0or e1emplo( e ablado de monta4a de disparates@. %i nos aderimos al criterio de sentido estricto( ablar de monta4a de disparates@ es un error cate/orial una monta4a est' eca de tierra( no de c onceptos abstractos<( y en ese sentido( la "rase monta4a de disparates@ ser&a en s& misma un disparate. 0ero( por supuesto( se trata de una met'"ora apela a la seme1anza entre el alto n6mero de disparates( y el tama4o !oluminoso de las monta4as< que enriquece mi estilo y mantiene m's atento al lector o( al menos( *eso espero,<. $ora bien( si para m& es l&cito emplear met'"oras( ¿por qué no es l&cito para el postmodernista acerlo también? %i yo puedo ablar de monta4as de disparates@( ¿por qué el postmodernista no puede ablar de micro"&sica del poder@( o del lo/ocentrismo "'lico@? En primer lu/ar( !ale ad!ertir que al/unos "ilóso"os an desaconse1ado el uso de met'"oras en el discurso "ilosó"ico( precisamente por su potencial para con"undir( y porque aparentemente e9presan sinsentidos. Leibniz( por e1emplo( tu!o la esperanza de que al/6n d&a los "ilóso"os "ormulasen un )len/ua1e uni!ersal- con re/las ló/icas muy claras( de manera tal que re"le1ase el mundo sin ambi/edades y( por supuesto( es de presumir que la met'"ora no tiene cabida en este proyecto( pues siempre ay el ries/o de que se interpreten de modo distinto a la intención inicial de quien "ormule la met'"ora<. n ob1eti!o similar se plantearon los positi!istas ló/icos del si/lo CC. Quiz's esta pretensión sea demasiado r&/ida. 3espués de todo( el len/ua1e ordinario es decir( el que empleamos a diario con todos sus tropos literarios< cumple una "unción. na comunicación despro!ista de met'"oras es aburrida( y di"&cilmente los seres umanos estemos dispuestos a entablarla. 0ero( la met'"ora debe ser un recurso au9iliar( un complemento a la "unción esencial del len/ua1e( la cual consiste en la representación del mundo. El problema aparece cuando se emplea la met'"ora( no como medio au9iliar en la comunicación( sino para con"undir deliberadamente. %o=al y Dricmont en"atizan que por lo /eneral( una met'"ora se emplea para aclarar un concepto no "amiliar( relacion'ndolo con un concepto m's "amiliar( no al re!és@. ;uando ablo de monta4a de disparates@( ob!iamente pretendo aclarar que los postmodernistas escriben mucas cosas sin sentido. 0ero( cuando un postmodernista abla de micro"&sica del poder@( quedamos muy le1os de entender qué quiere decir con esto. 3e eco( !arios postmodernistas an reconocido que su intención deliberada es no acerse entender. En !arios rincones de su obra( 3errida de1a entre!er esto aunque( en realidad( puesto que su len/ua1e es tan obscuro( ni siquiera estamos se/uros de ello<. oland Dartes( otro /ur6 postmodernista( atacaba deliberadamente a la claridad como una )ideolo/&a bur/uesa-: a su 1uicio( la !aloración de la claridad en la prosa apenas sur/ió en el s i/lo C+II( la misma época que !io nacer a la bur/ues&a. ;ontra Dartes( podemos ar/umentar que si bien esto puede ser !erdadero( el eco de que la !aloración de la claridad coincidiera c on el nacimiento de 20
la bur/ues&a no implica que la clase obrera deba emplear un len/ua1e ininteli/ible. La estrate/ia m's e"icaz para derrotar al capitalismo no es pronunciar disparates5 antes bien( es muco m's e"icaz emplear razones ar/umentati!as para persuadir a la /ente a que se suma a la re!olución. #acques Lacan tiene merecida "ama como uno de los autores m's ininteli/ibles del si/lo CC( pero eso no parec&a a!er/onzarlo. 3e eco( lo asum&a sin tapu1os( en "rases como ésta: entre menos entiendan( me1or escucan@. 8o es de e9tra4ar que Lacan terminara por de"ender que el "alo es idéntico a la ra&z cuadrada de menos uno. ¿8o abéis entendido lo del "alo? Lacan estar&a muy contento en saber que quedasteis perple1os. Este e1emplo de Lacan es muy emblem'tico de al/o que %o=al y Dricmont denuncian en el oscurantismo postmodernista: los postmodernistas suelen emplear 1er/a procedente de las ciencias duras "&sica( matem'tica( etc.<. 0ero( mucas !eces( la e9tensión de estos conceptos a los temas tratados por los postmodernistas termina por ser disparatada. 0or e1emplo( al/unos postmodernistas an querido se4alar que( a partir de Einstein( debemos aceptar que todo es relati!o. $s& como Einstein postuló que el tiempo es relati!o( también debemos aceptar que todas nuestras creencias son relati!as y que( por ende( la !erdad no e9iste. Esto( por supuesto( implica abusar a la ciencia( y termina por conducir a absurdos. Quien de"iende esto( con"unde )relati!idad- un respetable concepto en la "&sica< con )relati!ismo- una muy cuestionable doctrina en "iloso"&a( sobre la cual !ol!eremos en el pró9imo cap&tulo<. Lo mismo a intentado acerse con el teorema de Godel o el principio de incertidumbre de Aeisenber/ demasiado comple1os como para rese4arlos ac'< para intentar sostener que no podemos tener nin/una certeza sobre el mundo. Quiz's el oscurantismo de los postmodernistas se deba a simple pereza y !anidad. Estos /randes /ur6s pre"ieren pasar su tiempo en las mani"estaciones antiBsistema /ritando consi/nas( en !ez de sentarse a traba1ar arduamente en bibliotecas y laboratorios. 7( al ablar sin que nadie les entienda( lo/ran con/re/ar a se/uidores que creen que dicen cosas muy pro"undas. 3e nue!o( todo esto es un !ie1o truco. 0ero( quiz's el oscurantismo postmodernista sea también un corolario de la reacción en contra de la racionalidad. La mayor&a de los "ilóso"os nos ad!ierten que no es posible pensar en pleno sentido( si no contamos con un len/ua1e. Los animales pueden lle/ar a razonar al/unas cosas( pero la di"erencia abismal entre las "acultades co/niti!as de umanos y animales se debe "undamentalmente al eco de que nosotros( a di"erencia de los animales( tenemos len/ua1e. 3e eco( entre cient&"icos y "ilóso"os a resultado com6n de"inir al pensamiento como una con!ersación interna. 0or ende( para pensar correctamente( debemos emplear un len/ua1e su"icientemente claro. El len/ua1e es precisamente el instrumento que nos permite ordenar nuestros pensamientos. ;ualquier proyecto que pretenda e9pandir la racionalidad a todas las es"eras de la !ida debe empezar por abo/ar a "a!or del empleo de un len/ua1e claro. $nteriormente e mencionado que incluso( al/unos "ilóso"os anal&ticos del si/lo CC apreciaron des!enta1as en el uso del len/ua1e ordinario a saber( el que empleamos diariamente<( pues "recuentemente conduce a equ&!ocos. %i enuncio( !oy al ipódromo y al zooló/ico5 espérame all'@( ¿dónde quiero que me esperen5 en el zooló/ico o en el ipódromo? $mbi/edades como éstas an dado pie a pensar que( para alcanzar a plenitud la racionalidad( quiz's sea necesario "ormular un len/ua1e con una estructura ló/ica que re"le1e el mundo y no permita con"usiones. $ora bien( quien se opone al predominio de la razón( ob!iamente empezar' por oponerse a la claridad del len/ua1e. 7( ése es precisamente un punto de partida para los postmodernistas. Los ilustrados y sus erederos intelectuales an con"iado en la capacidad del len/ua1e para re"le1ar el mundo( como plata"orma para promo!er el predominio de la racionalidad. Los postmodernistas( por su parte( an pre"erido sostener que el len/ua1e nunca podr' re"le1ar el mundo( y mucos deliberadamente buscan con"undir para rati"icar su postura "rente a las pretensiones del len/ua1e como representación clara del mundo. 3e nue!o( #acques 3errida encabeza el ataque postmodernista en contra de la claridad del len/ua1e. 3errida a concebido su obra como un ataque en contra de lo que él denomina )lo/ocentrismo-. La palabra )logos-( en /rie/o( si/ni"ica )palabra-( pero también )razón-. 2b!iamente( los /rie/os entendieron que el len/ua1e y le pensamiento !an de la mano. 3errida considera que( en la ci!ilización occidental( se a pri!ile/iado lo racional por encima de lo irracional( y esto( a su 1uicio( constituye una "orma de !iolencia. $l conceder pri!ile/io al logos( opina 3errida( la ci!ilización occidental a asumido que el len/ua1e tiene la capacidad de re"le1ar el mundo n&tidamente( pero esto dista de ser e!idente. La razón y el len/ua1e operan con base en oposiciones binarias. 0or e1emplo( cuando ablamos de al/uien( asumimos que( o est' !i!o( o est' muerto. 0ero( 3errida sostiene que podemos ubicar conceptos que desa"&an el orden de estas oposiciones binarias5 por e1emplo( al/uien podr&a no estar ni !i!o ni muerto( sino ser un zombi. 3errida llama )indecidibles- a los elementos que no enca1an en nuestras cate/or&as de pensamiento. 7( se/6n su propio testimonio( su principal ob1eti!o en la "iloso"&a a sido buscar indecidibles( de manera tal que coloquen en 1aque las bases que reposan sobre las oposiciones binarias. La racionalidad es un intento por ordenar el mundo en cate/or&as. 3errida considera que aquello que él llama )lo/ocentrismo- a consistido en di!idir al mundo en pares binarios tal como ace la ló/ica<( y pri!ile/iar a un elemento por encima del otro ombre !s. mu1er( occidental !s. oriental( colonizador !s. colonizado( etc.<. 3errida busca sub!ertir el orden lo/océntrico( buscando elementos que no enca1en n&tidamente en sus cate/or&as. En realidad( lo que 3errida intenta acer con un len/ua1e e!ocador de bombos y platillos( ya a sido adelantado por !arios ló/icos( en un len/ua1e muco m's claro. no de los tres principios "undamentales de la ló/ica es el del )medio e9cluido- los otros dos principios son el de identidad y el de no contradicción<. %e/6n este principio( si una proposición no es !erdadera( entonces su ne/ación s& debe serlo( y !ice!ersa. ;omo corolario de esto( el principio de bi!alencia sostiene que una proposición( o es !erdadera( o es "alsa. 8o es admisible una tercera opción. $l/unos ló/icos an considerado que podemos prescindir de estos principios si permitimos una )ló/ica di"usa- que 21
permite di!ersos /rados de !erdad. Da1o esta ló/ica( una proposición podr&a no ser !erdadera( pero tampoco "alsa( sino medianamente !erdadera( y en términos matem'ticos( podr&a asi/n'rsele un !alor de !erdad de R(Z R ser&a )"also- y M ser&a )!erdadero-<. Esto no es tri!ial( pero el aporte de 3errida s& lo es. 0ues( adem's del eco de que ya mucos ló/icos an discutido los méritos y desméritos de la ló/ica bi!alente( es innecesario el len/ua1e tan con"uso en que 3errida intenta e9presar este punto. 3errida ace un alboroto de al/o que ya los promotores de la ló/ica di"usa !en&an mane1ando. $ora bien( 3errida parte de una cr&tica plausible a la ló/ica tradicional( pero la e9tiende a campos en los que claramente es il&cito acerlo. 3errida sostiene que( cuando el )lo/ocentrismo- opera con base en pares binarios( e1erce una "orma de !iolencia al e9cluir a los elementos que no enca1an en esos pares. Esto ya empieza a sonar como un disparate. ;uando ablamos de )!iolencia-( el com6n de las personas piensa en asesinatos( !iolaciones y /uerras( no en procedimientos de la ló/ica. Quiz's el principio del tercero e9cluido sea erróneo( pero sostener que el uso de este principio es )!iolento-( es ir demasiado le1os. 3errida a lle/ado a sostener que el tipo de e9clusión que se emplea en las oposiciones binarias es el mismo tipo de e9clusión en contra de mu1eres( ne/ros( omose9uales( y dem's /rupos socialmente mar/inados. Esto ya es un disparate en pleno sentido. La e9clusión en ló/ica es muy distinta a la e9clusión pol&tica( y el ale/re salto de una es"era a otra no parece ser l&cito. $l atacar a los principios de la ló/ica tradicional( 3errida también pretende atacar la b6squeda de la !erdad en s& misma. 3e eco( 3errida considera que cualquier presunción de que e9iste una !erdad contrapuesta a la "alsedad es en s& misma lo/océntrica( y de nue!o( opera con base en la oposición binaria !erdadB"alsedad. $s&( la b6squeda de la !erdad es i/ualmente e9cluyente y tir'nica( y en "unción de eso( es m's con!eniente abandonar la pretensión de encontrar la !erdad. ;omo !eremos en el si/uiente cap&tulo( esto a ser!ido de "undamento para que oy en d&a esté muy en bo/a la idea se/6n la cual la !erdad no e9iste en un sentido uni!ersal( sino que la distinción entre lo !erdadero y lo "also en relati!a a cada conte9to. $s&( posturas como las de 3errida ya no son disparatas( sino que también empiezan a aparecer niilistas. %i no e9iste la !erdad( ¿qué queda entonces? 3errida es al menos consecuente y para ello( parece aber empleado los principios deducti!os de la ló/ica( una ob!ia concesión al )lo/ocentrismo- que él mismo critica< en entender que( para atacar el )lo/ocentrismo-( debe atacar el corazón de la racionalidad: el len/ua1e. Aay una tradición "ilosó"ica estimable que a intentado colocar l&mites a las pretensiones y alcances del len/ua1e. Quiz's de "orma in/enua( al/unos "ilóso"os an con"iado en que el len/ua1e es una representación clara de la realidad( o que en todo caso( es posible "ormular un len/ua1e que represente el mundo de una manera "iel y n&tida. 0or ello( a sido estimable la labor de al/unos "ilóso"os para se4alar al/unas de las limitaciones del len/ua1e. 0ero( el intento de 3errida ya !a demasiado le1os( y raya en lo disparatado. 0ara empezar( 3errida sostendr&a que la distinción entre sentido y sinsentido es una instancia de las oposiciones binarias que él denuncia y( por e9tensión( una "orma de !iolencia. $s&( quien enuncia "rases sin sentido estar&a re!irtiendo el orden tir'nico del lo/ocentrismo occidental que se empe4a en imponer dicotom&as( y en cierto modo( esto tendr&a un alo eroico. El decir disparates ser&a una manera de oponerse al logos. Incluso( 3errida lle/a a sostener que el lo/os est' asociado al "alo( y que por ende( la ci!ilización occidental no sólo se a caracterizado por ser lo/océntrica( sino también )"alo/océntrica-. El én"asis en la racionalidad( su/iere 3errida( a propiciado el dominio de los ombres por encima de las mu1eres. %e/6n parece( la manera de liberarse del yu/o opresor del patriarcado es ir a una plaza p6blica y empezar a pronunciar todo tipo de disparates ininteli/ibles o irracionales. 0ues( en la medida en que nos rebelamos en contra de la racionalidad el logos<( nos estamos rebelando en contra de la primac&a del "alo. esulta e9tremadamente di"&cil creer que un supuesto "ilóso"o tan renombrado como 3errida de"ienda cosas tan absurdas( pero rue/o al lector que tome mi palabra al respecto( o me1or a6n( que lo !eri"ique por cuenta propia. 3errida también denuncia insistentemente que( en la istoria de 2ccidente( se a impuesto la di!isión dicotómica entre abla y escritura( y que abrumadoramente se a pri!ile/iado a la primera. 3errida est' en lo cierto cuando sostiene que %ócrates descon"iaba de la escritura( por temor a que las personas ol!idasen sus ideas( y porque el te9to escrito no tiene la capacidad de ser interpelado en una discusión precisamente por eso( %ócrates no de1ó obra escrita( a pesar del ale/ato del e9Bpresidente ar/entino( ;arlos >énem( se/6n el cual él ab&a le&do todas las obras de %ócrates<. 0ero( el ale/ato de 3errida es sumamente e9a/erado e istóricamente incorrecto como buen autor que /usta de ablar sin muca cautela( es de presumir que 3errida no in!esti/ó bien la istoria y antropolo/&a de la escritura<. >ucos "ilóso"os an !isto en la escritura una oportunidad para e!itar las imper"ecciones del len/ua1e ablado y o( por e1emplo( cometo mucos errores al ablar en la radio<( y para emplear un sistema simbólico que permite representar la realidad de "orma muco m's ri/urosa. Incluso( mucos antropólo/os reportan que( en las culturas orales es decir( aquellas que no conocen la escritura<( cuando se introduce la escritura por primera !ez( éstas quedan "ascinadas con los te9tos escritos( y desean aprender a leer y escribir r'pidamente. 3e manera tal que es sencillamente "also que el len/ua1e ablado siempre a sido pri!ile/iado por encima del len/ua1e escrito. En todo caso( 3errida sostiene que el moti!o principal por el cual se a pri!ile/iado a la !oz por encima de la escritura es porque la primera est' m's cerca del pensamiento( y por ende( se cree que su "unción de representación es m's con"iable. La palabra ablada es una representación del pensamiento. La palabra escrita es una representación de la palabra ablada o( al menos( en los sistemas "onéticos de escritura<( y por ende( es una representación de una representación. 3errida considera que el )lo/ocentrismo- desde4a a la escritura porque ésta se ale1a del pensamiento ori/inal( y lo des!irt6a. $s&( se/6n 3errida( el desdén por la escritura se debe( "undamentalmente( al eco de que( con el ale1amiento del concepto ori/inal en la mente( se pierda el si/ni"icado de la representación. 3esde la perspecti!a lo/océntrica( denuncia 3errida( el abla conser!a m's el si/ni"icado que la escritura. 22
0ero( 3errida estima que( en realidad( nin/6n len/ua1e( sea escrito o ablado( puede acer una n&tida representación del mundo( y ase/urar un sentido. 0ara sostener esta opinión( 3errida se ampara en la célebre teor&a lin/&stica de"endida por Ferdinand de %aussure. %e/6n esta teor&a( el si/ni"icado de una palabra est' en relación con el resto de las palabras en la cual se inscribe. 0or e1emplo( la palabra burro@ no tiene una relación intr&nseca con la bestia de car/a5 antes bien( la cone9ión entre la palabra burro@ y el concepto del burro( !iene de la "orma en que esa palabra se inscribe en un sistema con"ormado por otras palabras. En este libro( escrito en castellano( burro@ si/ni"ica una bestia de car/a5 pero en un libro escrito en italiano( burro@ si/ni"icar' un producto deri!ado de la lece la mantequilla<. $s&( el si/ni"icado de burro@ depender' de cómo se relaciona esa palabra con las otras palabras. 0ues bien( si esto es as&( entonces el si/ni"icado de una palabra est' en otras palabras. 0ero( 3errida sostiene que esto conduce a una cadena sin "in. 0ues( el si/ni"icado de esas otras palabras( a la !ez est' en otras palabras( y as& sucesi!amente. 3errida compara esto con la de"inición de una palabra en un diccionario. 0ara de"inir una palabra( se emplean otras palabras. 0ero( al buscar esas otras palabras las que con"orman la palabra inicial< en el mismo diccionario( éste nos remitir' a otras palabras. $l "inal( nunca encontraremos una palabra que ten/a sentido por s& misma( siempre nos remitir' a otras. $s&( 3errida considera que no e9iste un sentido propio en el len/ua1e. $s& como el lo/ocentrismo sostiene que la escritura es imper"ecta( porque es la representación de una r epresentación( 3errida sostiene que nin/6n len/ua1e puede pretender encontrar un sentido sólido( porque el sentido se deri!a de la relación entre las palabras( y en tanto las palabras adquieren sentido a partir de su relación con otras palabras( nunca abr' una base sólida para dotar de sentido al len/ua1e. na conocida "rase de 3errida trata de recapitular esta ar/umentación: no ay nada "uera del te9to@. ;on esto( se/6n parece( 3errida quiere decir que el len/ua1e no apunta a un concepto real5 antes bien( el sentido del len/ua1e es meramente arbitrario( pues el si/ni"icado de las palabras depende de otras palabras. 0or e9tensión( la ar/umentación de 3errida parece lle!ar a la conclusión de que es estéril distin/uir entre "rases con si/ni"icado y "rases sin si/ni"icado( pues el si/ni"icado no e9iste en pleno sentido. El si/ni"icado es apenas una relación que sur/e en el mismo te9to( pero que no apunta a al/o "uera de él( y de esa manera( no es posible acer una separación dicotómica entre una "rase como %imón Dol&!ar murió en %anta >arta en MP[R@( de una "rase como la identidad se9ual constituye la "utilidad de la !erdad@. %i bien( desde la perspecti!a lo/océntrica( la primera parece tener sentido y la s e/unda no( el sentido de cada "rase procede de la manera en que cada palabra se relaciona con las dem's( y de esa manera( nin/una de las dos tiene sentido "uera de su propio sistema. Estos ar/umentos marean. En un inicio( pareciera que 3errida parte de al/o ob!io la arbitrariedad de los si/nos<5 pero después( nos conduce a la conclusión de que no ay al/o que podamos llamar si/ni"icado@ y que( por ende( la distinción entre enunciados inteli/ibles y enunciados ininteli/ibles es ilusa. +ale considerar las implicaciones de todo esto. %i 3errida est' en lo cierto y( para empezar( 3errida se opondr&a a la idea de que él( o quien sea( pueda estar en lo cierto( pues lo cierto@ no e9iste<( entonces todo !ale( y a la !ez( todo enunciado carece de si/ni"icado y correspondencia con la realidad de nue!o( la realidad no e9istir&a propiamente<. 3ar&a lo mismo intentar curar el c'ncer con quimioterapia !ale a/re/ar( 3errida murió de c'ncer y se sometió a la medicina cient&"ica< que intentar curarlo con e9orcismos5 después de todo( "uera del discurso del médico o del e9orcista no ay un si/ni"icado( una base sólida en la realidad a la cual apunten sus palabras. 0ero( el asunto !a m's all': dar&a lo mismo con!enir que el racismo debe erradicarse( que con!enir que los ne/ros son unos est6pidos malolientes5 después de todo( ni el discurso racista ni el discurso antiBracista apuntan a al/o real "uera de su propio sistema de si/nos. $c' !endr&a bien un poco de sentido com6n. 0odemos con!enir que el si/ni"icado de burro@ depender' de la relación que esta palabra ten/a con otras sean en italiano o en castellano<( pero ello no deber&a conducirnos a pensar que no e9iste propiamente una base sólida para el si/ni"icado. Independientemente de que lo queramos llamar burro@( don1e! @( o 9ne@( podemos con"iar en que el concepto de una bestia de car/a parecida al caballo e9iste( y no meramente como un constructo de la relación entre palabras. Aay( adem's( una /ran parado1a en todo esto: si( como 3errida sostiene( no ay nada "uera del te9to( entonces ello implica que no ay nada "uera de su te9to( y por ende( no ay moti!o para tomarse en serio lo que él dice. La parado1a procede del eco de que 3errida ine!itablemente debe emplear el len/ua1e para acer una cr&tica al len/ua1e. 0ero( si el len/ua1e tiene todas las limitaciones que 3errida se4ala( ¿cómo podemos con"iar en lo que él mismo e9presa a tra!és del len/ua1e? 3errida es un "ilóso"o que empieza por decir cosas plausibles e incluso interesantes por e1emplo( los l&mites de la ló/ica bi!alente( o la arbitrariedad de los si/nos<( pero termina por decir cosas escandalosamente absurdas por e1emplo( que el logos es complemento del "alo<( que conducen al m's peli/roso oscurantismo. Incluso( podemos asumir cierto pra/matismo en todo esto: asta aora( la claridad en el len/ua1e nos a dado resultados sumamente bene"iciosos( que an conducido a la "elicidad umana5 el len/ua1e oscurantista puede conducirnos a la "alta de entendimiento entre los seres umanos( la cual a la lar/a( ar&a derrumbar todo el edi"icio de nuestra ci!ilización. La :i6lia dice mucas tonter&as( pero al menos tiene una ense4anza muy loable en la istoria de la orre de Dabel: cuando los seres umanos empiezan a ablar sin entenderse entre s&( los edi"icios y( meta"óricamente( los /randes lo/ros ci!ilizaciones< colapsan. 0or ello( entre m's claros ablemos( me1or. Para leer &($)
%E$LE( #on y F$IGE8D$>( Gusta!o. *on(ersaciones con ;o#n "earle. Libros en red. KRRM. El eminente "ilóso"o del len/ua1e( #on %earle( con!ersa( entre otros temas( a propósito de la necesidad de mantener claridad en el len/ua1e( y denuncia el oscurantismo de 3errida. %2J$L( $lan y DI;>28( #ean. $mposturas intelectuales. Este libro se a con!ertido en un cl'sico entre los cr&ticos del postmodernismo. En él( %o=al relata la broma que 1u/ó a los postmodernistas al publicar un art&culo disparatado( y e9pone los numerosos disparates de mucos autores postmodernistas. 23
*a%+tulo 2 Todo e$ relati3o'
En al/una ocasión( me an asi/nado ense4ar cursos de "iloso"&a de la reli/ión. $l inicio de estos cursos( suelo pre/untar a los estudiantes si( en su opinión( 3ios e9iste. La mayor&a responde( sin el menor espacio de duda( que 3ios s& e9iste. $l/unos responden que 3ios no e9iste5 mientras que otros responden que no saben si 3ios e9iste o no. $6n otros( antes de responder mi pre/unta( me pre/untan qué emos de entender con la palabra )3ios-. ;ualquier pro"esor de "iloso"&a de la reli/ión est' acostumbrado a recibir respuestas como éstas( pues en e"ecto( la pre/unta respecto a la e9istencia de 3ios a suscitado debates que /iran en torno a estas respuestas. 0ero( en una ocasión( la respuesta de un estudiante me de1ó perple1o. $nte la pre/unta( ¿cree d. que 3ios e9iste?@( el estudiante respondió: s& y no@. En ri/or( la respuesta no deb&a de1arme perple1o( pues es per"ectamente plausible que( dependiendo de cómo entendamos el término )3ios-( podamos responder en a"irmati!o o ne/ati!o respecto a su e9istencia5 por e1emplo( 3ios podr&a e9istir como un dise4ador cósmico( pero podr&a no e9istir como una entidad omnipotente y omnisciente a la !ez. 0ero( no era eso lo que ten&a en mente mi estudiante. %u respuesta "ue ésta: 0ara m&( 3ios e9iste5 pero para los ateos( 3ios no e9iste. El ateo tiene su !erdad( y yo ten/o la m&a. 0or eso( 3ios e9iste y no e9iste5 todo depende de a quién se le pre/unte.@. $nte seme1ante respuesta( debo con"esar que somet& al estudiante en cuestión al escarnio de sus compa4eros: 3ios( o e9iste( o no e9iste. ¿;ómo pueden el creyente y el ateo tener ambos una !erdad respecto a la e9istencia de 3ios( si sostienen puntos de !ista contradictorios? 0ero( muy pronto me sent& mal por aber sometido a ese estudiante al escarnio. 0ues( comprend& que su respuesta es t&picamente postmodernista( y que él cuenta con un e1ército de aliados en esa postura. Aemos !isto que #ean Francois Lyotard( uno de los m's emblem'ticos postmodernistas( de"ine al postmodernismo como la postura intelectual que se opone a los )metaBrelatos-( a saber( pronunciamientos uni!ersales sobre el mundo. ;uando "ormulamos la pre/unta ¿e9iste 3ios?@( esperamos una respuesta uni!ersal: s& o no. %i 3ios e9iste( e9iste uni!ersalmente no puede ser que s& e9ista y no e9ista<. 0ero( esa respuesta cate/órica s& o no< parece ser un )metaBrelato-( o en términos de 3errida( una )oposición binaria lo/océntrica-. 7( as&( en opinión del postmodernista( la respuesta ¿e9iste 3ios?@ no necesita una respuesta uni!ersal: 3ios puede e9istir para unas personas( y puede no e9istir para otras personas. En la medida en que el postmodernista de"iende la primac&a de lo particular y se opone al uni!ersalismo( sostiene que no e9iste al/o que podamos llamar )!erdad uni!ersal-. Aoy en d&a( se an con!ertido en "uente de supuesta sabidur&a popular !ersos como los e!ocados por el poeta amón de ;ampoamor( nada es !erdadX nada es mentiraX todo depende del cristal con que se
[email protected]( ¿quién se atre!e a ne/arlo?: cuando se crea que( se/6n como se mire( todo depende( entonces todos tendremos la razón. 7( cuando todos ten/amos la razón( entonces se acabar'n las disputas5 y cuando se acaben las disputas( !i!iremos en paz mundial. Quiz's( después de todo( mi estudiante no esté errado: puesto que las disputas reli/iosas an dado pie a tantas persec uciones y /uerras( lo m's sensato s er&a se4alar que( en e"ecto( el ateo tiene su !erdad( y el creyente tiene la suya. $mbos tienen razón( y por ende( 3ios e9iste y 3ios no e9iste. Da1o esta manera de !er el mundo( pueden debatirse temas( s&( pero siempre con!iniendo en que nadie es due4o de la !erdad. En otras palabras( el comunismo no sólo debe ser social( sino también debe ser epistemoló/ico: todos los debatientes deben tener el mismo /rado de propiedad de las !erdades. En un debate( no debe aber ni /anadores ni perdedores. $s&( el ateo no tiene m's ni menos razón que el creyente. 7( cuando se empiece a promo!er la i/ualdad epistemoló/ica( no tardar' en lle/ar la i/ualdad social. ;uando ya no e9istan /anadores y perdedores en los debates( pronto de1ar'n de e9istir e9plotadores y e9plotados. 8adie s er' me1or que nadie( todos seremos i/uales. Es ora de despertar de seme1ante in/enuidad. En un debate( s& debe aber /anadores y perdedores5 personas que ten/an puntos de !ista contradictorios no pueden tener la razón en la misma medida5 y m's importante a6n( no e9isten m6ltiples !erdades di!er/entes( sino una sola. %i bien los postmodernistas tienen muca inclinación a aceptar esta postura( en realidad es bastante anti/ua. radicionalmente( los "ilóso"os la llaman )relati!ismo-. 3e acuerdo a esta doctrina( no e9iste una distinción absoluta entre lo !erdadero y lo "also5 antes bien( esa distinción es apenas relati!a a un conte9to( y por ende( puede !ariar. En este sentido( e9isten tantas !erdades como conte9tos aya. 7( en "unción de eso( personas en di!er/entes conte9tos pueden sostener puntos de !ista contradictorios( y a6n as& conser!ar la !erdad. 0ues( una !ez m's( la !erdad es relati!a al conte9to. 0ara !ol!er al caso que e planteado anteriormente: si un indi!iduo es criado en el conte9to de una "amilia católica( entonces su creencia de que 3ios e9iste como tres personas es !erdadera. 0ero( si un indi!iduo es criado en el conte9to de una "amilia atea( entonces su creencia de que 3ios no e9iste también es !erdadera. 0uesto que la !erdad sólo e9istir&a relati!a al conte9to( creer que 3ios e9iste( o creer que 3ios no e9iste( pueden ambas ser !erdaderas. Entre los relati!istas( no e9iste un pleno consenso respecto a cu'l es la unidad conte9tual para ubicar las pretensiones de !erdad. $l/unos relati!istas an pensado que la unidad conte9tual elemental debe ser el mismo indi!iduo. $s&( por e1emplo( todos los ombres tendr&an su propia !erdad5 cada ombre ser&a un cristal con que se mira la realidad( de lo cual se deri!a que la realidad es inerente a cada su1eto. Da1o esta de"inición( el relati!ismo ser&a un corolario del sub1eti!ismo y se opondr&a al ob1eti!ismo. La e9periencia sub1eti!a de cada quien ser&a la medida de todas las cosas. 7( por ende( no e9istir&an !erdades ob1eti!as. 0or e1emplo( una crisis económica mundial podr&a terminar por bene"iciar a al/unos indi!iduos. 0uesto que( a éstos la )crisis- no los a"ecta( en realidad no podr&a postularse la e9istencia ob1eti!a de una crisis5 la e9istencia o ine9istencia de la crisis en realidad se reduce a la e9periencia sub1eti!a de cada quien. 7( como para al/unos estas situaciones son cr&ticas( pero para otros no( entonces la e9istencia de la crisis es relati!a a quien la su"ra. 24
2tros relati!istas an su/erido que la unidad conte9tual no es propiamente el indi!iduo( sino la comunidad en la cual se enmarca la pretensión de !erdad. $s&( por e1emplo( si dos indi!iduos pertenecientes a una misma cultura enuncian proposiciones contradictorias( no pueden ser !erdaderas ambas. 0ero( si un indi!iduo pertenece a una cultura( y otro indi!iduo pertenece a otra cultura( entonces la !erdad de esas proposiciones enunciadas ser' relati!a a cada una de sus comunidades de su procedencia( y puesto que los conte9tos son di"erentes( entonces ambas proposiciones pueden ser !erdaderas( aun s iendo contradictorias. $s&( por e1emplo( si la unidad conte9tual es el indi!iduo( entonces el indi!iduo que a"irma que la ierra es plana enuncia una !erdad( pues la !erdad respecto a la "orma de la ierra es relati!a a quien la enuncia5 y( de la misma manera( el indi!iduo que se opon/a al primero y a"irme que la ierra es es"érica( también enuncia una !erdad. 0ero( si la unidad conte9tual es la comunidad o la cultura( entonces un astro"&sico de la 8$%$ que a"irme que la ierra es plana no estar&a enunciando una !erdad( pues esta !erdad es relati!a a la comunidad de la cual procede este indi!iduo( y en el conte9to cient&"ico de la 8$%$( no es !erdad que la ierra sea plana5 pero si un campesino medie!al enuncia que la ierra es plana( entonces su enunciado s& puede considerarse !erdadero( pues en el conte9to acient&"ico del cual procede( s& es !erdad que la ierra es plana. El relati!ismo es( entonces( ante todo una postura epistemoló/ica y co/niti!a. 7( esto tiene /randes implicaciones respecto a las posibilidades y el !alor del conocimiento. Da1o el relati!ismo co/nosciti!o( la ciencia no a de ser un medio de conocimiento pre"erible a otros medios de conocimiento. 0ues( precisamente( la !alidez de la ciencia como medio de conocimiento es relati!a al conte9to del cual procede( de la misma manera en que la !alidez de la bru1er&a o el mito es relati!a a su conte9to. 7( en cuanto tal( la ciencia no puede pretender superioridad respecto a otras "ormas de conocimiento. +ol!eremos sobre la apreciación de la c iencia en el si/uiente cap&tulo. La mayor&a de los relati!istas co/nosciti!os pre"ieren tomar a la cultura como unidad conte9tual( y en "unción de eso( participan también de lo que a !enido a llamarse el )relati!ismo cultural-. 3e acuerdo a esta doctrina( las pr'cticas y creencias de cada indi!iduo deben ser interpretadas en "unción de su procedencia cultural. %e/6n estiman los relati!istas culturales( puesto que la di!ersidad umana es muy amplia( e9iste su"iciente espacio para que las pr'cticas y creencias de cada indi!iduo sean interpretadas a la luz de las di"erencias culturales. ;omo corolario del relati!ismo cultural( también se a promul/ado un relati!ismo lin/&stico( se/6n el cual no e9isten patrones /ramaticales uni!ersales( sino que cada len/ua1e tiene una /ram'tica propia que con"i/ura la manera de representar al mundo. 7( en "unción de esas di"erencias de /ram'ticas( la !erdad de las proposiciones es relati!a a la /ram'tica interna de los len/ua1es de los cuales emer/e. El relati!ismo cultural y lin/&stico a !enido a ser entusiastamente de"endido por la !asta mayor&a de los antropólo/os culturales. ;onscientes de la di!ersidad umana( los antropólo/os culturales an con!enido en que las pr'cticas y creencias de cada pueblo se comprenden me1or si el intérprete no interpone sus propias creencias. $s&( por e1emplo( puesto que las relaciones de parentesco en 2ccidente est'n pautadas por al/6n !&nculo bioló/ico( es tentador interpretar las relaciones de parentesco en otras culturas a partir de los !&nculos bioló/icos( pero debe caerse en cuenta que( quiz's( otras culturas no estructuran su parentesco en torno a la biolo/&a. 7( en la medida en que se adquiere consciencia de eso( se tiene un me1or conocimiento de los sistemas de parentesco de otras culturas. Este relati!ismo cultural es simplemente descripti(o: se limita a ad!ertir que cada cultura tiene un con1unto de costumbres y creencias relati!as a su conte9to. 0ero( la mayor&a de los relati!istas culturales a ido m's all' de la mera descripción relati!ista( y a optado por un relati!ismo prescripti(o. 0uesto que cada cultura es comprensible en "unción de su conte9to( no es posible elaborar 1uicios de !alor respecto a ellas( y sólo podemos prescribir para ellas aquello que es relati!o a su conte9to. Da1o esta doctrina( no e9iste una distinción absoluta entre lo bueno y lo malo( sino que( de nue!o( esta distinción ser&a relati!a al conte9to. $ partir de esto( se a "ormulado un )relati!ismo moral-( sobre el cual !ol!eremos en el cap&tulo O. El relati!ismo también es e9tensible al plano estético( y opera de "orma muy parecida al relati!ismo co/nosciti!o y moral. Los relati!istas estéticos ale/an que la !erdad de los 1uicios estéticos es relati!a. 7( lo mismo que los relati!istas morales prescripti!os( lle/an a esa conclusión a partir de la di!er/encia de !alores estéticos en di"erentes culturas. En este sentido( la belleza es relati!a al conte9to del cual emer/e la producción art&stica( y en c uanto tal( no e9isten patrones uni!ersales de belleza. $s&( por e1emplo( en las sociedades occidentales contempor'neas( el ideal de la belleza "emenina est' pautado por la del/adez5 pero( en sociedades occidentales pasadas( el ideal de la belleza "emenina no ac&a én"asis en la del/adez( sino m's bien se orientaba acia la obesidad. En este caso( el ideal de belleza ser&a relati!o al conte9to: en las sociedades occidentales pasadas( no e9ist&an los ni!eles de nutrición actuales( y las mu1eres obesas eran consideradas bellas precisamente porque e9ib&an me1or nutrición. 0ero( en una sociedad con plenitud de calor&as( el ideal de la belleza se a desplazado acia la mu1er del/ada( pues e9ibe mayor c ondición atlética. 7( de la misma manera( ba1o el relati!ismo estético( puesto que no ay patrones uni!ersales de belleza( no e9iste un suelo "irme para comparar 1er'rquicamente a las producciones art&sticas. na no!ela de 0roust no es ni me1or ni peor que un mito azande5 una pintura como Las meninas( de +el'squez no e!oca m's belleza que una pintura medie!al sin perspecti!a. La belleza( al "inal( es supuestamente relati!a a su conte9to( y en cuanto tal( no e9 isten patrones uni!ersales( ob1eti!os y absolutos respecto a lo bello. WWW Es comprensible por qué a mi estudiante le resulta tan atracti!o a"irmar que 3ios e9iste y no e9iste( y que al "inal de cuentas( la !erdad respecto a la e9istencia de 3ios es relati!a al conte9to del cual sur1a la proposición en cuestión. 2ponerse a la e9istencia de !erdades absolutas es una actitud irre!erente5 después de todo( los /randes sistemas do/m'ticos an de"endido a capa y espada !erdades absolutas( y a partir de esa intransi/encia( an promo!ido el odio entre los ombres. 25
n 1o!en estudiante( entonces( se !e "'cilmente atra&do al relati!ismo( pues en !irtud de la aceptación pluralista de puntos de !ista di!er/entes( se parece propiciar la paz y la tolerancia. 7( m's a6n( en la medida en que abraza el relati!ismo( el 1o!en estudiante se coloca a la !an/uardia: all& donde los !ie1os "ilóso"os obstinadamente se empe4aban en preocuparse por la b6squeda de la !erdad( los nue!os "ilóso"os a"irman que no e9iste una !erdad absoluta. 7( puesto que pocas personas quieren ser cali"icados de )capados a la anti/ua-( el 1o!en en cuestión pre"iere asumir la postura relati!ista postmodernista para mantenerse al d&a en la moda intelectual. 0ero( a decir !erdad( el relati!ismo es tan anti/uo como la misma "iloso"&a. La palabra )so"ista- es conocida por "ilóso"os y no "ilóso"os: abitualmente( denota a al/6n carlat'n que trata de con!encer o persuadir( sin ni siquiera él mismo creer en lo que presenta. En nuestro tiempo( llamar a al/uien un )so"ista- es equi!alente a un insulto. 0ero( no siempre "ue as&: en la época de %ócrates si/lo I+ antes de nuestra era<( e9ist&a una escuela de "ilóso"os que or/ullosamente asum&an el nombre de )so"istas-( y a todas luces r econoc&an su intención de ense4ar retórica a "in de persuadir( sin necesariamente considerar !erdaderas las creencias que pretend&an di"undir. no de los m's emblem'ticos so"istas "ue un tal 0rot'/oras. 7( a él debemos una célebre "rase: El ombre es la medida de todas las cosas( de las que son en cuanto son( y de las que no son en cuanto no son@. El sentido e9acto de esa "rase no es totalmente claro( pero se esclarece con esta otra: las cosas son para ti como e9isten para ti( y son para m& como e9isten para m&@. $s&( 0rot'/oras parece su/erir que( puesto que el ombre es la medida de todas las cosas( entonces no e9iste posibilidad de establecer un criterio ob1eti!o y absoluto respecto al estado y la naturaleza de las cosas. ;ada ombre tendr&a su !erdad( en el sentido de que cada ombre es la medida de las cosas. ;onocemos estas posturas de 0rot'/oras /racias a 0latón. Yste las recapituló en su di'lo/o )eeteto. 0ero( el mismo 0latón se propuso combatir el pro/rama relati!ista de 0rot'/oras( a partir de la misma doctrina de 0rot'/oras: si las cosas que me parecen( as& e9isten para m&( y las cosas que te parecen( as& e9isten para ti( entonces me parece que toda tu doctrina es "alsa@. 3esde entonces( ésta a sido la principal cr&tica que el relati!ismo a tenido que en"rentar: si la !erdad de las proposiciones es relati!a a quien las enuncia( y por ende( nin/una proposición es absolutamente !erdadera o "alsa5 entonces la misma proposición se/6n la cual la !erdad de las proposiciones no es absoluta( es en s& misma relati!a. 7( en cuanto relati!a( permite que su contraria( aquella proposición se/6n la cual la !erdad de las proposiciones s& es absoluta( sea !erdadera. ;on eso( 0latón demuestra que el relati!ismo se relati!iza a s & mismo( y por ende( es una doctrina que( si es !erdadera( entonces implica que es "alsa. %i las cosas son !erdaderas en la medida en que aparecen a cada quien( entonces si a al/uien le parece que la doctrina relati!ista no es !erdadera( puede asumir que esa doctrina es "alsa. 0ero( al asumir que el relati!ismo es "also( nie/a la premisa inicial se/6n la cual las cosas son !erdaderas en la medida en que aparecen a cada quien. %i todo cuanto nos parece es !erdadero( entonces nos puede parecer que 0rot'/oras est' equi!ocado respecto a su doctrina5 pero si 0rot'/oras est' equi!ocado respecto a su doctrina( entonces no todo cuanto nos parece es !erdadero. 0rot'/oras también era conocido por su teor&a se/6n la cual( todo ar/umento tiene un contraar/umento. 7( en ese sentido( nin/6n ar/umento es de"initi!o( pues siempre ay razones i/ualmente !'lidas para sostener lo contrario. 0ero( de nue!o( en la medida en que 0rot'/oras de"iende ese ar/umento( permite entonces que este ar/umento también ten/a un contraar/umento !'lido a saber( aquel se/6n el cual no todo ar/umento tiene un contraar/umento<. $s&( el relati!ismo "ormar&a parte de lo que los "ilóso"os llaman )ideas autoBre"utadas- o )parado1as autoBre"erenciales-: proposiciones cuya "alsedad es una consecuencia ló/ica del mismo contenido de la proposición. >ucas !eces resulta di!ertido cuando pensamos en "rases como esta "rase no es !erdadera@: si la "rase es !erdadera( entonces no es !erdadera( pero si la "rase no es !erdadera( entonces s& es !erdadera. 0ues bien( deber&amos di!ertirnos también con la proposición relati!ista: odo es relati!o@. %i todo es relati!o( entonces la proposición todo es relati!o@ es en s& misma relati!a. 7( como consecuencia( permite que otras proposiciones( como por e1emplo( todo es absoluto@( también sean !erdaderas. 0ero( si todo es absoluto@ es !erdadero( entonces se estar&a ne/ando la premisa inicial se/6n la cual todo es relati!o. Esto deber&a ser un claro indicio de que( en tanto conduce a su propia contradicción( el relati!ismo es una doctrina "alsa y( por ende( no podemos aceptarla racionalmente. 0rot'/oras no nos o"rece nin/6n moti!o sólido para sostener su doctrina5 al contrario( él mismo nos o"rece la 1usti"icación para recazarla: puesto que cada !erdad es relati!a a su conte9to( entonces es relati!o al conte9to del oponente de 0rot'/oras el creer que 0rot'/oras est' equi!ocado y( por ende( esa creencia es !erdadera. El relati!ismo lin/&stico también en"renta el mismo problema. %i la !erdad de una creencia es relati!a a la /ram'tica interna del len/ua1e en que se e9presa esa creencia entonces la misma concepción de relati!ismo lin/&stico es sólo relati!a a la /ram'tica de las len/uas occidentales que promul/an esa doctrina. %i se intenta sal!a/uardar esta ob1eción se4alando que todas las len/uas tienen la capacidad de enunciar coerentemente los conceptos del relati!ismo lin/&stico( entonces se est' ne/ando la premisa inicial del relati!ismo lin/&stico( se/6n la cual no e9isten patrones /ramaticales uni!ersales. 7( ocurre casi lo mismo con el relati!ismo cultural. %i la !erdad de una proposición es relati!a a su conte9to cultural( entonces debe contemplarse que e9isten culturas que aceptan como absolutamente !erdaderas mucas proposiciones. 0or e1emplo( las sociedades con reli/ión monote&sta aceptan como !erdad absoluta que 3ios e9iste( y que se a re!elado a los pro"etas y mensa1eros. En tanto la !erdad es relati!a al conte9to cultural( entonces debe aceptarse que es una !erdad absoluta que 3ios e9iste y se re!ela a los pro"etas. 0ero( al aceptarse esa creencia como una !erdad absoluta( se nie/a la premisa inicial se/6n la cual la !erdad es sólo relati!a a su conte9to cultural. Los problemas del relati!ismo no terminan a&. El relati!ismo también debe en"rentar un problema similar al de la autoB re"erencia: el problema de la contradicción. %i no e9isten !erdades absolutas( entonces la !erdad de las proposiciones es sólo relati!a al 26
conte9to del cual emer/en. 7( en ese caso( abr&a tantas !erdades como conte9tos. En ese sentido( no puede aber tantas !erdades como conte9tos( pues si dos conte9tos 1usti"ican proposiciones contradictorias( al menos una de esas proposiciones es "alsa. 0ara !ol!er a mi estudiante: la proposición 3ios e9iste@ es contradictoria con la proposición 3ios no e9iste@( y como tal( al menos una de las dos proposiciones debe ser "alsa. 0ero( se/6n el relati!ismo( la proposición 3ios e9iste@ es !erdadera en un conte9to( a la !ez que la proposición 3ios no e9iste@ es !erdadera en otro conte9to( de manera tal que ambas pueden ser !erdaderas( a6n si s on contradictorias. 7( el problema de la contradicción también se e9tiende a las proposiciones morales( y por ende( el relati!ismo moral también en"renta este problema. La proposición el canibalismo ritual es moralmente reprocable@( promul/ada por los me9icanos contempor'neos es contradictoria a la proposición el canibalismo ritual no es moralmente reprocable@( promul/ada por los aztecas. 0ero( en tanto contradictorias( no pueden ser ambas !erdaderas( independientemente del conte9to del cual sur1an. 0ostular que dos proposiciones contradictorias son ambas !erdaderas es( sencillamente( un absurdo. La ló/ica opera con base en tres principios "undamentales( uno de los cuales es el llamado )principio de no contradicción-: el mismo atributo no puede( al mismo tiempo( pertenecer y no pertenecer al mismo su1eto y en el mismo respecto. 7a $ristóteles ad!ert&a que el principio de no contradicción es el m's certero de todos los principios@( y desde entonces( la !asta mayor&a de los ló/icos lo an de"endido. En ri/or( quien de"ienda el principio de no contradicción no puede aceptar el relati!ismo. 0ues( el relati!ismo permite postular que( en "unción de su conte9to( dos proposiciones pueden ser ambas !erdaderas. La creencia de que la ierra es plana es contradictoria con la creencia de que la ierra no es plana5 pero( el relati!ismo postula que la primera creencia es !erdadera en el conte9to de las sociedades acient&"icas( mientras que la se/unda creencia es !erdadera en el conte9to de las sociedades cient&"icas. Entonces( ba1o el entendimiento relati!ista( la ierra es y no es plana5 cualquiera con el m's elemental sentido de la ló/ica puede reconocer los absurdos a los que conduce el relati!ismo. 8o obstante( el relati!ista tiene un as ba1o la man/a: s e podr&a ale/ar que el relati!ismo es absurdo sólo si se parte del mismo principio de no contradicción. 7( en "unción de eso( estar&amos en presencia de un ar/umento circular. 0ues( no ay razón por la cual deba aceptarse el principio de no contradicción( sal!o apelar al mismo principio de no contradicción. $s&( la ló/ica parte del principio de no contradicción para intentar 1usti"icar el mismo principio de no contradicción5 por ende( el principio de no contradicción es indemostrable( y como tal( puede prescindirse de él. 7( si se prescinde del principio de no contradicción( entonces pueden s ostenerse como !erdaderas proposiciones contradictorias. Los relati!istas pretenden e9tender a otros campos lo mismo que acen respecto al principio de no contradicción. 0or e1emplo( quien a"irme que la ciencia es superior a la bru1er&a 1usti"ica su postura con base en una serie de criterios que son cient&"icos en s& mismos5 y por ende( termina siendo un ar/umento circular: 1usti"ica a la ciencia a partir de la misma ciencia. Lo mismo puede decirse de todas las otras es"eras que ata4en al r elati!ista: el cr&tico que sostiene que el arte moderno es superior al medie!al est' empleando criterios estéticos modernos. El demócrata que cree que la democracia es me1or que el despotismo 1usti"ica su posición desde una perspecti!a democr'tica. El occidental que cree que su ci!ilización es superior a las otras emplea criterios supuestamente occidentales para a"irmar su superioridad cultural. En otras palabras( se apela a su propia doctrina para 1usti"icarla. Lle/ado a este punto( pareciera que estamos arrinconados( y no tenemos m's remedio que doble/arnos "rente al relati!ista: el principio de no contradicción es indemostrable( como lo es también el criterio estético moderno( la con!eniencia de !i!ir en democracia( o la superioridad de la ciencia: cualquier intento por demostrarlos recurrir&a a los mismos principios de la doctrina de"endida( y por ende( termina por ser un ar/umento circular. Quiz's la ciencia es superior a la bru1er&a ba1o un criterio uni!ersal y ob1eti!o capacidad de predicción( "ormulación de ipótesis( !eri"icación( etc.<( pero parece imposible demostrar que( en e"ecto( ese criterio es uni!ersal. $ristóteles reconoc&a que( en e"ecto( el principio de no contradicción es indemostrable. 0ero( el mismo $ristóteles ad!ert&a que deben aceptarse proposiciones y principios que( si bien no son demostrables( son e!identes por s& mismos: a estos principios los llamó )a9iomas-. El principio de no contradicción debe resultar as& a9iom'tico. En ri/or( la aceptación del principio de no contradicción queda a discreción de la onestidad de cada quien( precisamente porque no ay posibilidad de demostrarlo sin recurrir al mismo principio de no contradicción y( por ende( incurrir en un ar/umento circular. 8o puedo acer m's: si el lector no acepta el principio de no contradicción( no tiene sentido que si/a leyendo estas p'/inas5 y amablemente lo in!ito a abandonar la lectura de este libro. ampoco creo posible demostrar la superioridad de la ciencia respecto a la bru1er&a( sin recurrir a los mismos criterios cient&"icos. 3e nue!o( reconozco per"ectamente que es un ar/umento circular de"ender a la ciencia a partir de la ciencia misma. 0ero( por supuesto( también es un ar/umento circular de"ender a la bru1er&a a partir de la bru1er&a misma. Los resultados de la ciencia son( claro est'( me1ores que los resultados de la ma/ia u otras "ormas no cient&"icas de conocimiento. 0ero( una !ez m's( el relati!ista podr' es/rimir que( a6n esos resultados son relati!os al conte9to: el médico puede ser m's e"iciente que el cam'n en sal!ar !idas( pero en el conte9to de los camanes( éstos son m's e"icientes en establecer contacto con los dioses asumiendo( claro( que estos dioses e9isten. 7( al "inal( el relati!ista puede emplear un recurso parecido al de mi estudiante: estos dioses e9isten y no e9isten5 para el cam'n( s& e9isten( para el cient&"ico( no e9isten. 0ero( aun si no puede probarse el principio de no contradicción sin r ecurrir al mismo principio de no contradicción( as& como tampoco se puede probar la superioridad de la ciencia sin recurrir a una !isión cient&"ica del mundo( s& parece aber indicios pr'cticos. %arc'sticamente( el "ilóso"o medie!al $!icena recomendaba que quien no aceptase el principio de no contradicción( "uese /olpeado brutalmente asta que reconociera que ser /olpeado no es lo mismo que no ser /olpeado. 27
7( lo mismo puede acerse respecto a los principios por los cuales la ciencia es me1or que la bru1er&a. %i bien no podemos demostrar la superioridad de la ciencia sin recurrir a los mismos principios cient&"icos( tenemos el indicio pr'ctico de que( en el momento decisi!o( la mayor&a de la /ente siempre pre"iere recurrir a la ciencia. 3e eco( otra de las /randes cr&ticas que puede diri/irse a los r elati!istas es su ipocres&a. Los "ilóso"os y pol&ticos relati!istas !ia1an en a!ión( se someten a tratamientos médicos( y di!ul/an sus ideas por el internet. odo eso presupone la aceptación de la superioridad de la ciencia. 0ues( sencillamente( tienen la oportunidad de !ia1ar en burro( someterse a curas cam'nicas y di!ul/ar sus ideas a tra!és de mitos orales( pero con todo( no lo acen. ;omo siempre( el relati!ista occidental puede ale/ar que él !ia1a en a!ión( y no en burro( precisamente porque en su cultura( se pri!ile/ia el !ia1e en a!ión5 pero eso no necesariamente es as& en otras culturas. 0ero( mucos de quienes recurren al médico en momentos !erdaderamente cr&ticos son aquellos que proclaman proceder de culturas en las que la ciencia no se considera superior a la bru1er&a. %i estas personas realmente no consideran superior a la c iencia( sencillamente no deber&an buscar atención médica. El relati!ismo no sólo es criticable como una doctrina paradó1ica y( por ende( autoBre"utada<( sino que también son muy cuestionables las consecuencias pr'cticas que se deri!an de la aceptación del relati!ismo. $d!ertir sobre las consecuencias deri!adas de la aceptación de una doctrina no es una cr&tica "ormal a la doctrina( pero s& amerita detenerse a considerar cómo ser&a el mundo s i( en e"ecto( todos "uéramos relati!istas. El relati!ismo aniquila toda noción de pro/reso: puesto que cada creencia o pr'ctica es !alorable en "unción de su propio conte9to( no e9isten creencias ni pr'cticas me1ores que otras5 el pro/reso( por otra parte( presupone una dirección acia pr'cticas y creencias me1ores. 0ero( si precisamente( no e9isten pr'cticas y creencias me1ores( entonces no ay moti!o para intentar me1orar este mundo. 0ues( precisamente( nin/6n es"uerzo constituir' una me1ora( en tanto no e9iste un patrón ob1eti!o de )me1or- y )peor-. %i la ciencia es apenas un producto de su época y su conte9to( y como tal( no tiene m's !alidez que el mito o la bru1er&a( entonces( ¿de qué sir!e molestarse en emprender tediosas e9perimentaciones para alcanzar nue!os descubrimientos? Da1o la doctrina relati!ista( estos descubrimientos no constituir'n un pro/reso( una me1ora. 0ero( ar&amos bien en recazar el relati!ismo. El cient&"ico emprende su labor con la con!icción de que( con su estudio de las leyes de la naturaleza y la sociedad( se acerca al conocimiento de la !erdad( y este conocimiento le permitir' acer del mundo un lu/ar m's "eliz. WWW 2b!iamente( la !erdad de al/unos enunciados s& es relati!a. %i una persona en ;ina se le!anta en la ma4ana y dice est' amaneciendo en mi pa&s@( ese enunciado ser' !erdadero. 0ero( ese mismo enunciado ser' "also si( simult'neamente( una persona lo pronuncia en Espa4a donde( a6n ser&a de noce<. 0ero( estudiado con mayor ri/or( apreciamos que esas personas no es t'n pronunciando e9actamente el mismo enunciado. na est' sosteniendo que amanece en ;ina( mientras que la otra sostiene que amanece en Espa4a. Aay una distinción entre )!erdadero para- y )!erdadero sobre-. 0odemos admitir que( en e"ecto( aquello que es !erdadero sobre al/o o al/uien puede ser "also sobre otra cosa u otra persona. 0ero( eso es muy distinto de sostener que( para el bru1o( es !erdadero que las en"ermedades son causadas por los esp&ritus5 y para el médico( es !erdadero que las en"ermedades son causadas por a/entes pató/enos. El relati!ismo que nos concierne en este libro es aquel que sostiene que aquello que es !erdadero para unos( es "also para otros. El relati!ismo es parte central del postmodernismo. La modernidad se "or1ó como un proyecto entusiasta de la noción de pro/reso. La noción de pro/reso presupone que unas sociedades son me1ores que otras. El relati!ismo( por su parte( nie/a que e9ista un patrón uni!ersal por el cual se puedan comparar los !icios y ! irtudes de las sociedades5 la distinción entre lo bueno y lo malo es apenas relati!a a cada conte9to. Esta óptica relati!ista atrae a los postmodernistas( pues permite prescindir de la 1erarquización de la racionalidad( la ciencia y la técnica como !alores e instituciones superiores. Aemos !isto en el cap&tulo anterior la postura de 3errida( se/6n la cual( no ay nada "uera del te9to@. En otras palabras( no e9iste al/o que podamos llamar )!erdad- que e9ista independientemente de quienes la contemplen o traten de acercarse a ella. 0ues bien( el relati!ismo es un corolario de esta doctrina. El relati!ismo aniquila las pretensiones de que e9iste una !erdad que nos trasciende. ;uando yo le pre/untaba a mi estudiante si 3ios e9ist&a o no( mi presunción era que esa !erdad respecto a la e9istencia o ine9istencia de 3ios es independiente de lo que nosotros creamos. La opinión del creyente o del ateo ser' irrele!ante respecto a si 3ios e9iste o no. 0ero( para el relati!ista( no e9iste una !erdad "uera de nosotros5 en términos m's coloquiales( cada quien tiene su !erdad@. $l asumir que cada quien tiene su !erdad@( se nie/a la e9istencia de la !erdad( en el sentido tradicional del término. 7( en este aspecto( los postmodernistas no son t&midos en admitir que( ba1o su criterio( la !erdad no e9iste. Gianni +attimo( por e1emplo( a publicado un libro con el sorprendente t&tulo Adiós a la (erdad : a& de"iende la tesis de que aquello que creemos !erdadero sólo es as& en al/6n conte9to( y que por ende( no podemos tener certezas sobre nada en el mundo. %i la !erdad no e9iste( entonces no ay un criterio para distin/uir entre lo aceptable y lo inaceptable. +eremos en el si/uiente cap&tulo que al/unos "ilóso"os an asumido esta implicación( y an lle/ado a postular que todo !ale@. 0uesto que no ay un criterio trascendente de !erdad por el cual 1uz/ar los enunciados sobre el mundo( cualquier disparate es aceptado. Ysa es la postura del relati!ista e9tremo. 8o obstante( ay al/unas "ormas de relati!ismo m's re"inado. 3e acuerdo a estas corrientes( s& podemos aceptar la e9istencia de al/o que podamos llamar )!erdad-. 0ero( el criterio que se emplea para distin/uir lo !erdadero de lo "also permite que aquello que se considera !erdadero pueda !ariar se/6n el conte9to. radicionalmente( el criterio de !erdad se a entendido como la correspondencia entre los ecos del mundo y los enunciados que describen esos ecos. %i un enunciado se corresponde con el estado de las cosas( entonces puede asumirse que ese enunciado es 28
!erdadero. Yste es el entendimiento de todos aquellos que se oponen al relati!ismo: la !erdad e9iste "uera de nosotros( y nuestros enunciados ser'n !erdaderos en la medida en que se a1usten a esa !erdad que e9iste autónomamente. 8o obstante( al/unos "ilóso"os an "ormulado otros criterios de )!erdad-( los cuales terminan por conducir al relati!ismo. El primero de ellos es el criterio de la coerencia. %e/6n este criterio( una creencia es !erdadera siempre y cuando se enmarque en un sistema con"ormado por otras creencias< con el cual conser!e una coerencia. 0or e1emplo( una persona puede creer que el sol /ira alrededor de la ierra. $l mismo tiempo( esta persona creer&a que 3ios concedió un lu/ar especial a la umanidad en su creación( y por ende( el planeta en el cual abitamos es el centro del uni!erso. $dem's( sostendr&a esta persona( la :i6lia es la palabra in"alible de 3ios( y a& se ense4a que en la batalla de #ericó( el sol se detu!o de lo cual debemos in"erir que el sol est' en mo!imiento( y no la ierra<. 0ues bien( estas creencias son coerentes entre s&. 7( si con"orman un sistema coerente( entonces ser&a su"iciente para considerarlas como !erdaderas. Este criterio es muy popular entre los postmodernistas. Especialmente cuando se trata de e!aluar las creencias de culturas no occidentales( los antropólo/os in"luidos por el postmodernismo se apresuran a se4alar que debemos !alorar esas creencias a partir de su ló/ica interna@5 es decir( a partir de un criterio de coerencia. 0or e1emplo( no debemos mo"arnos de que una tribu cr ea en la bru1er&a. 0ues( si la creencia en la bru1er&a s e des/losa en un con1unto de creencias que son coerentes entre s &( entonces podemos asumir que esas creencias son !erdaderas. Este criterio no nos ayuda muco. En primer lu/ar( las creencias "alsas pueden ser coerentes entre s&. La coerencia ló/ica de unas creencias es muy distinta a su ! alor de !erdad. El señor de los anillos( de #.. ol=ien( es una no!ela con una trama muy coerente de eco( es apreciable el es"uerzo que ol=ien lle!ó a cabo para preser!ar la coerencia de sus !astos mundos ima/inarios<. 0ero( ser&a ir demasiado le1os si postulamos que la istoria que se narra en El señor de los anillos es !erdadera. odos sabemos es "also que los "aunos( orcos( obbits y dem's persona1es( e9isten. $dem's( !uel!e a aparecer el problema de la contradicción( el cual a"ecta a toda "orma de relati!ismo. Da1o el criterio de la coerencia( dos proposiciones contradictorias podr&an ambas resultar !erdadera5 con esto( una !ez m's se !iola el principio de no contradicción. anto la creencia de que el sol /ira alrededor de la ierra( como la creencia de que el sol no /ira alrededor de la ierra pueden enmarcarse en un sistema de otras creencias con las cuales se /uarda coerencia. 0ero( en !irtud del principio de no contradicción( ambas no pueden ser !erdaderas. 3e nue!o( no podamos probar el principio de no contradicción( pero si el lector cree que podemos prescindir de este principio( lo in!ito a abandonar la lectura de este libro. $parte de la coerencia( se a in!ocado al consenso como criterio de !erdad. %e/6n este criterio( una creencia es !erdadera si la mayor&a la acepta. Es bastante ob!io que este c riterio es in!'lido. %abemos que el n6mero de personas que sosten/a una creencia no incide sobre su !alor de !erdad. En el si/lo C+( la mayor&a de la /ente c re&a que la ierra es el centro del uni!erso( pero oy sabemos que eso es "also. ;on todo( !eremos en el si/uiente cap&tulo que al/unos de los m's emblem'ticos postmodernistas an de"endido la idea de que la creencia de que la ierra es el centro del uni!erso era !erdadera en el si/lo C+( precisamente porque la mayor&a de las personas la suscrib&a. na !ez m's( este criterio implica que la ! erdad no es eterna( sino que cambia en "unción de las creencias de la /ente( y por ende( lo que oy es !erdad( ma4ana podr&a no serlo. 3e nue!o( es necesario oponerse a estas posturas postmodernistas. La !erdad e9iste autónomamente de nuestros pensamientos. ;iertamente( aquello que oy consideramos !erdadero( ma4ana podr&amos terminar por considerarlo "also. %upon/amos que en cien a4os( mediante una serie de de descubrimientos re!olucionarios( los cient&"icos con!ienen en que la !elocidad de la luz no es KNNNTKSZP metros por se/undo tal como oy c reemos<( sino [RRRRRRRR. En e"ecto( en ese caso( aquello que nosotros oy creemos !erdadero( ser' considerado "also. 0ero( eso ser&a muy distinto de creer que oy lo !erdadero es que la !elocidad de la luz es KNNNTSKSZP metros por se/undo( y en cien a4os lo !erdadero ser' otra creencia. $ntes bien( lo !erdadero siempre abr&a sido que la !elocidad de la luz !ia1a a [RRRRRRR metros por se/undo( y aquello que consider'bamos !erdadero( en realidad no lo era. En todo caso( el criterio que apela al consenso en"renta dos ob1eciones insuperables. En primer lu/ar( es una idea autoBre"utada( pues el mismo criterio del consenso no es a!alado por la mayor&a. %i se/uimos el criterio del consenso( una creencia es !erdadera si es suscrita por la mayor&a. 0ero( la creencia se/6n la c ual una creencia es !erdadera si es suscrita por la mayor&a( no es en s& misma suscrita por la mayor&a la mayor&a pre"iere suscribir la idea de que la !erdad !iene dada por la correspondencia o( a lo sumo( por la coerencia<. 7( si esa creencia no es suscrita por la mayor&a( entonces es en s& misma "alsa. El se/undo problema que en"renta este criterio es( una !ez m's( la posibilidad de admitir como !erdaderas proposiciones contradictorias. Da1o este criterio( en el si/lo C+( la creencia de que la ierra es el centro del uni!erso era !erdadera. Da1o ese mismo criterio( oy la creencia de que la ierra no es el centro del uni!erso es !erdadera. 0ero( ambas creencias son claramente contradictorias5 por ende( ambas no pueden ser !erdaderas. $6n otras personas in!ocan el pro!eco como criterio para distin/uir lo !erdadero de lo "also. Este criterio procede del pra/matismo( la doctrina "ilosó"ica se/6n la cual( lo !erdadero es aquello que sir!e al/6n propósito pro!ecoso. Da1o este criterio( si una creencia trae resultados bene"iciosos( entonces es !erdadera. En el plano reli/ioso( este criterio a sido "recuentemente empleado. El eminente illiam #ames de"endió la idea de que( puesto que la creencia en la e9istencia de 3ios sir!e para al/o( entonces podemos asumir que esa creencia es !erdadera. 7( as&( otros "ilóso"os an ar/umentado de "orma parecida. 0ascal( por e1emplo( estimaba que debemos asumir que 3ios e9iste( pues si no lo acemos( 29
corremos el ries/o de ir al in"ierno. namuno estimaba que debemos creer en 3ios( porque sólo de esa manera podemos encontrar sentido a la !ida. 0ero( de nue!o( no parece ser un criterio que resista un an'lisis minucioso. esulta terriblemente in/enuo creer que el mundo es como nosotros deseamos que sea. Independientemente de los resultados bene"iciosos que una creencia pueda traer( ello no incide sobre su !alor de !erdad. El someterse a tratamientos omeop'ticos con la e9pectati!a de que la omeopat&a s& "unciona( puede traer al/6n resultado bene"icioso procedente del e"ecto placebo. En ese caso( quien s e somete a la omeopat&a puede in!ocar el principio de eso "unciona para m&@( y asumirlo como !erdadero. 0ero( que la omeopat&a "uncione para esa persona( y sir!a como e"ecto placebo no implica que los principios de la omeopat&a sean !erdaderos. 7( !uel!e obstinadamente el problema deri!ado de la contradicción. El c riterio pra/m'tico de !erdad permite sostener que dos proposiciones contradictorias sean ambas !erdaderas. 0ues( aquella creencia que resulte pro!ecosa para una persona puede ser la contradicción de una creencia que resulte pro!ecosa para otra persona. 0uesto que el criterio pra/m'tico de la !erdad se aplica tanto en la reli/ión( consideremos un e1emplo reli/ioso. %upon/amos que la creencia de que #es6s es el >es&as sir!e un /ran propósito a una mon1a misionera: /racias a esa creencia( la mon1a en cuestión desea se/uir el supuesto< e1emplo de #es6s( y e9tiende su caridad a un /ran n6mero de personas. Da1o el criterio pra/m'tico( esa creencia a resultado ser muy pro!ecosa( y por ende( es !erdadera. %upon/amos( por otra parte( que en $uscUitz( un 1ud&o est' a punto de morir por las pésimas condiciones en que se encuentra( pero encuentra "uerzas en la idea de que 3ios en!iar' al >es&as para liberar a los prisioneros 1ud&os del campo de concentración. 7( para creer eso( el 1ud&o en cuestión asume que #es6s no es el >es&as( pues a6n el >es&as no a lle/ado. Esa creencia también sir!e un /ran propósito( en tanto alienta al 1ud&o a resistir. Da1o el criterio pra/m'tico( la creencia de que #es6s no es el >es&as( también es !erdadera. Entonces( el pra/matismo permitir&a que la creencia de que #es6s es el >es&as( y la creencia de que #es6s no es el >es&as( son ambas !erdaderas. 3e nue!o( esto es una "la/rante !iolación del m's elemental principio de racionalidad( el principio de no contradicción. 0areciera( entonces( que la 6nica manera de e!adir estos problemas es asumir( en contra de los relati!istas( que el me1or criterio de !erdad es el de la correspondencia: una creencia ser' !erdadera siempre y cuando ten/a correspondencia con el mundo. Este criterio asume que la !erdad e9iste "uera de nosotros( y que nuestros enunciados ser'n !erdaderos sólo en la medida en que representen acordemente esa realidad e9terna5 la !erdad no depender' de lo que cada quien crea. WWW $l "inal del semestre( no lo/ré persuadir a mi estudiante de que abandonara el relati!ismo. no de las razones que él insistentemente in!ocaba para de"ender el relati!ismo era la necesidad de no tener pretensiones de predicar !erdades absolutas( pues esto conduce a la intolerancia. 8o tardé en comprender que( de nue!o( su preocupación es t&picamente postmodernista. Aemos !isto en el cap&tulo M que el postmodernismo es un mo!imiento que se autoproclama )izquierdista- aunque( también emos !isto en el cap&tulo K que( en realidad( el postmodernismo procede m's de la dereca reaccionaria<. 0ues bien( una de las ideas m's entusiastamente de"endidas por la izquierda es la tolerancia. 7( asta cierto punto es comprensible que el postmodernismo( que sur/ió en su m'9imo apo/eo tras la %e/unda Guerra >undial( "uese muy sensible al culti!o de la tolerancia como camino a la paz mundial. Los postmodernistas no se equi!ocan en que los /randes sistemas intolerantes se adieren a do/mas y proclamaciones de !erdades absolutas. La Inquisición promo!&a la primac&a del catolicismo como !erdad absoluta. El nazismo cre&a en la superioridad de la raza aria como !erdad absoluta. 7( su ape/o a tales creencias era tal( que terminaron por aplastar a todo aquel que no se adiriera a esas creencias. 0ero( ur/e no con"undir a la tolerancia con el relati!ismo. Los ilustrados "ueron los primeros /randes promotores de la tolerancia emblem'tico( por e1emplo( en Las cartas so6re la tolerancia de +oltaire<( pero eso no los condu1o a abrazar el relati!ismo postmodernista. +oltaire ad!ert&a: no estoy de acuerdo con lo que dec&s( pero de"enderé asta la muerte !uestro dereco a decirlo@. 2bser!emos que +oltaire no dec&a al/o como: +os tenéis !uestra !erdad( y yo la m&a@. +oltaire no titubeaba en se4alar que su contraparte estaba equi!ocada5 en ese sentido( estaba muy le1os de ser un relati!ista. 0ero( as& como ad!ert&a que su contraparte estaba equi!ocada( in!ocaba la necesidad de tolerarla. 0ues bien( ésa es la actitud m's loable. El propiciar un di'lo/o y promo!er la tolerancia no debe conducirnos a renunciar a nuestras pretensiones de predicar !erdades absolutas( y ad!ertir que nuestra contraparte est' equi!ocada. Los creacionistas( astrólo/os( omeópatas y dem's promotores de estupideces tienen todo el dereco a e9presarse y ser tolerados( pero no por ello debemos sostener que sus creencias no son absolutamente "alsas. 3ebemos creer en lo que predicamos5 de lo contrario( ser&amos meros carlatanes. 8o tiene sentido sostener al/o as&: 7o creo C( pero C es !erdadero sólo para m& y por ende( ser&a "also para otra persona<@. En este sentido( per"ectamente podemos ser tolerantes( sin necesidad de ser r elati!istas. 7( ése precisamente a sido uno de los m's /ra!es errores del postmodernismo: con"undir la tolerancia con el relati!ismo. Gianni +attimo( por e1emplo( a continuamente se4alado que( en la medida en que se ten/an pretensiones de !erdad absoluta( nunca s e podr' construir satis"actoriamente una democracia. 0ues( a su 1uicio( el tener pretensiones de predicar !erdades absolutas impide el di'lo/o( y termina por suprimir las opiniones de los dem's. ;omo !eremos en el si/uiente cap&tulo( siempre es prudente de1ar un espacio de duda ante cualquier c reencia5 ése es uno de los ras/os m's caracter&sticos del pensamiento escéptico( el cual s ir!e de plata"orma a la serie *+aya timo,@. 0ero( eso no nos impide sostener que no todas las creencias tienen el mismo !alor de !erdad. 7o puedo tener al/una duda respecto a la creencia de que la ierra 30
orbita alrededor del sol e9iste la posibilidad de que emos eco mal los c'lculos<( pero puedo asumir que esa creencia es muc&simo m's probable que su in!ersa5 a s aber( que el sol orbita alrededor de la ierra. El espacio de duda no me impide recazar la postura relati!ista se/6n la cual( toda !erdad es relati!a a su conte9to. $dem's( +attimo se equi!oca en pensar que el proclamar !erdades absolutas ine!itablemente conduce a la supresión de la democracia. $ntes bien( para sostener un di'lo/o democr'tico realmente si/ni"icati!o( las partes tienen que creer en la !erdad de lo que proclaman. 3e lo contrario( los participantes del di'lo/o ser&an meros carlatanes que de"ienden posturas sin realmente creer en ellas. Es cierto que una democracia no puede "uncionar s i un sistema aplasta a los disidentes( pero también es cierto que un sistema pol&tico que no estimule un m&nimo de con!icciones( tampoco puede "uncionar como una democracia. En todo caso( la tolerancia tiene l&mites. En el momento en que toleren a los intolerantes( la misma tolerancia abr' cometido un suicidio. 7( si abrazamos el relati!ismo( aremos precisamente eso. 0ues( si no ay un criterio absoluto para distin/uir lo !erdadero de lo "also( entonces no ay un criterio absoluto por el cual oponerse a los nazis e inquisidores. %i la !erdad es relati!a a su conte9to( entonces en el conte9to nazi( es !erdadero que e1ecutar a seis millones de personas es una acción loable. ;ontrario a lo que +attimo estima( el relati!ismo constituye la aniquilación de la democracia. 0ues( en la medida en que los mismos !alores democr'ticos de1an de tener pretensiones de !erdades absolutas la libertad( la i/ualdad( la participación c&!ica<( se permite que los promotores de !alores antiB democr'ticos terminen por poner en peli/ro a la democracia. 0recisamente el abrazar el relati!ismo a propiciado que( en onor a la supuesta tolerancia( las potencias occidentales se queden de brazos cruzados "rente al au/e de sistemas pol&ticos pro"undamente intolerantes en el >edio 2riente. Aa resultado muy triste que el opositor m's !isible del relati!ismo en el si/lo CCI sea el e9Bdirector de la e9BInquisición: #osep atzin/er( alias( el 0apa Denedicto C+I. atzin/er es un ombre notablemente intolerante: tiene inclinaciones omo"óbicas( y parece tener toda la intención de acer re/resar al catolicismo a su "orma m's recalcitrante. El eco de que seme1ante dinosaurio se propon/a combatir la dictadura del relati!ismo@ a a"ianzado a6n m's la idea de que la oposición al relati!ismo conduce a sistemas intolerantes. 0ero( no debemos incurrir en una "alacia de asociación: el eco de que el mayor promotor de la oposición al relati!ismo ten/a un tu"o de intolerancia no implica que oponerse al relati!ismo conduzca ine!itablemente a sistemas intolerantes. atzin/er es reprocable por su !isión tradicionalista del mundo( pero s& es loable su postura "rente al relati!ismo. atzin/er podr' sostener todo tipo de creencias irracionales( pero al menos conser!a la con!icción de creer en lo que predica. $ di"erencia de los postmodernistas( al menos atzin/er a respetado el principio de no contradicción: él sabe que( si una creencia es !erdadera( entonces su contradictoria debe ser "alsa. atzin/er podr' propiciar un di'lo/o con los musulmanes( pero él sabe que( si su creencia de que 3ios es tres personas es !erdadera( entonces la creencia isl'mica de que 3ios no es tres personas( debe ser "alsa. 7( as&( atzin/er puede dialo/ar con los musulmanes( pero de antemano cree que ellos est'n equi!ocados en mucas de sus creencias. Ese elemental criterio de racionalidad el cual est' ausente en mucos postmodernistas< es al menos loable. 0or supuesto( lo deseable ser&a que la modernidad retome su rumbo( y que el opositor m's !isible del relati!ismo no sea un 0apa( sino un cient&"ico( un "ilóso"o eredero de la Ilustración( o incluso( un pol&tico de izquierda. $dem's( a pesar de que atzin/er se proclama a s& mismo como un antiBrelati!ista( ay espacio para sos tener que( en realidad( él es otro relati!ista m's( no muy le1ano de los postmodernistas. atzin/er( como los representantes de otras reli/iones( sostiene que al/unas creencias deben de"enderse sobre las bases de la "e. En otras palabras( se debe creer en ausencia de e!idencia( o moti!os racionales. 0ero( al despo1ar de sustento racional a una creencia( no ay un criterio "irme por el cual se deba sostener esa creencia( y no otra. %i no ay un moti!o racional para sostener que 3ios es tres personas en tanto es un art&culo de "e inaccesible a la razón<( ¿por qué( entonces( no puedo sostener que 3ios es cuatro personas? $l "inal( sin la razón como criterio para distin/uir lo !erdadero de lo "also( todo !ale. 7( por ello( cualquier sistema doctrinal que promue!a el aceptar creencias con base en la "e( termina por ser relati!ista( aun si sus 1erarcas se proponen combatir la dictadura del relati!ismo@. >oliere creó un persona1e que ablaba en prosa sin saberlo5 pues bien( atzin/er es un relati!ista( sin él saberlo. Para leer &($)
D$GA$>I$8( >aria.
La ciencia a sido una de las instituciones m's atacadas por los postmodernistas. 8o sorprende que as& sea. 3espués de todo( la ciencia reposa sobre procedimientos racionales( y como emos !isto( el postmodernismo es en buena medida una r eacción en contra de la primac&a de la racionalidad culti!ada desde la Ilustración. $dem's( la ciencia a sido una empresa desarrollada en un conte9to muy espec&"ico. La ciencia moderna( con un método bien delineado( nació en la Europa del si/lo C+II. 7( si bien la ciencia a"ortunadamente se a e9pandido a todos los rincones del planeta( no de1a de ser cierto que los m's /randes cient&"icos proceden de naciones occidentales. 0ues bien( en la medida en que los 31
postmodernistas abrazan el relati!ismo( sostienen que la ciencia no puede pretender un alcance uni!ersal( y sus ipótesis son sólo !erdaderas en el conte9to cultural en el cual an sido "ormuladas. La ciencia pretende "ormular ipótesis que describan la naturaleza y "uncionamiento del mundo. En este sentido( la ciencia presupone la e9istencia de una !erdad( y la labor del cient&"ico es descubrir esa !erdad. 0ero( como emos !isto( el postmodernista se opone a esto. 0ara el postmodernista( no e9iste al/o que podamos llamar )!erdad-. La distinción entre lo !erdadero y lo "also es apenas relati!a a un conte9to( y de esa manera( los pronunciamientos de la ciencia sólo son !erdaderos en el conte9to cient&"ico. El cient&"ico parte de la con!icción de que su labor es me1or que la labor de otros a la ora de inda/ar respecto a la !erdad. El cient&"ico con"&a en que el se/uimiento de los procedimientos de inda/ación le permitir' conocer el mundo de "orma m's e"iciente a como lo ar&a una persona que no si/a los procedimientos cient&"icos. 0ero( ba1o la presunción postmodernista inspirada en el relati!ismo( la labor del cient&"ico no es ni me1or ni peor que la de un ecicero. 0recisamente( puesto que no ay una !erdad a la cual acercarse( no ay un criterio que permita sostener que la labor del cient&"ico es m's admirable que la del ecicero. radicionalmente( los "ilóso"os an esbozado un cr iterio que permita demarcar cu'ndo estamos en presencia de una disciplina /enuinamente cient&"ica. %i bien ay muca discusión respecto a cu'l es e9actamente este criterio( podemos al menos delinear los pasos y re/las elementales del método cient&"ico( a "in de saber distin/uir una disciplina cient&"ica de una que no sea cient&"ica. Esto resulta de suma importancia( pues oy abundan disciplinas que dan la impresión de ser cient&"icas( pero realmente no lo son. >ucas de estas disciplinas emplean 1er/a que( aparentemente son cient&"icas( pero !istas ba1o la lupa de un criterio de demarcación( emos de concluir que no son disciplinas propiamente cient&"icas( sino pseudocient=+icas5 en otras palabras( son "alsas ciencias. El método cient&"ico nos sir!e de /u&a para distin/uir entre una ciencia y una pseudociencia. El primer paso del método cient&"ico consiste en la obser!ación. El c ient&"ico debe reco/er una !asta masa de datos( pues la e!idencia emp&rica debe ser la base del conocimiento. $l/unas ciencias no necesitan obser!ación( pues tratan e9clusi!amente con abstracciones. Estas ciencias suelen ser llamadas )"ormales-( y "undamentalmente se reducen a la ló/ica y la matem'tica. Estas ciencias nos pro!een un /ran ser!icio( pero las ciencias que realmente nos in"orman sobre el mundo son aquellas que denominamos )ciencias "'cticas-( pues est'n concernidas con los ecos( y no meramente las "ormas. 7( por supuesto( para conocer los ecos( es necesario obser!arlos. n se/undo paso consiste en or/anizar los datos y establecer relaciones entre ellos. 0ara ello( esas relaciones deben mantener coerencia. Frente a la masa de datos recopilados( el cient&"ico trata de obser!ar patrones que se repiten. 7( a partir de esos patrones( puede elaborar al/unas in"erencias. $l "inal( el cient&"ico buscar' "ormalizar esos patrones en secuencias causales( o al menos( en relación de dependencia( y "ormular' una ipótesis con pretensiones predicti!as. na !ez que se an "ormulado las ipótesis( el cient&"ico procede a !eri"icarlas a tra!és de al/6n mecanismo de e9perimentación. Esto es crucial en el método cient&"ico. 8unca tenemos absoluta certeza de que nuestras ipótesis se corresponden con la realidad( y en ese sentido( debemos estarlas !eri"icando continuamente. 3urante la primera mitad del si/lo CC( los "ilóso"os estimaron que la !eri"icación es el criterio "undamental para distin/uir a la ciencia de disciplinas no cient&"icas. La ciencia procura "ormular ipótesis que sean susceptibles de ser !eri"icadas. $quellas que( en e"ecto( son !eri"icadas una y otra !ez( mantienen su estatuto cient&"ico. $quellas que no son !eri"icables( o que( al someterse a la !eri"icación( no o"recen los resultados acordes a lo esperado( no pueden ser consideradas ipótesis cient&"icas. Los enunciados sobre 3ios( o las ener/&as cósmicas in!isibles( o las "uerzas del esp&ritu que conducen a la Aistoria( son claramente no !eri"icables( y en ese sentido( no pueden "ormar parte de una teor&a cient&"ica. ampoco pueden "ormar parte de una teor&a cient&"ica aquellos enunciados que( al intentar !eri"icarse en e9perimentos autónomos( no arro1an los resultados del e9perimento inicial. 0or e1emplo( las supuestas abilidades paranormales )descubiertas- por los parapsicólo/os nunca an podido ser replicadas en otros e9perimentos para poder !eri"icar el ale/ato inicial. 0or ende( la parapsicolo/&a tampoco puede cali"icar como ciencia. 8o obstante( Jarl 0opper( un eminente "ilóso"o aunque( como !eremos( desa"ortunadamente mal entendido por !arios postmodernistas< reaccionó en contra de ese criterio basado en la !eri"icación. $ 1uicio de 0opper( no podemos pretender !eri"icar las ipótesis cient&"icas( pues no es posible someter a !eri"icación nin/una proposición con cuanti"icadores uni!ersales. 0ensemos( por e1emplo( en el enunciado odos los cisnes son blancos@. $parentemente( es "'cil !eri"icarlo: basta encontrar mucos cisnes blancos. 0ero( no importa cu'ntos cisnes encontremos( eso nunca ser' su"iciente para ase/urarnos de que( en e"ecto( todos los cisnes son blancos. 0ues( siempre e9istir' la posibilidad de que e9ista un cisne no blanco que a6n no ayamos encontrado. En "unción de eso( 0opper recomendaba( no buscar !eri"icar las ipótesis cient&"icas( sino m's bien intentar re"utarlas mediante al/6n contrae1emplo. $s&( "rente a la ipótesis todos los cisnes son blancos@( el cient&"ico debe intentar buscar un cisne no blanco. %i acaso lo encontrare( entonces la ipótesis inicial ser&a re"utada( y abr&a que re"ormularla. %i( por el contrario( no encontrare nin/6n cisne no blanco( entonces esa ipótesis inicial se mantendr'( pero el cient&"ico debe continuar buscando contrae1emplos. 0or ello( 0opper consideraba que las teor&as cient&"icas no son meramente aquellas susceptibles de ser !eri"icadas( sino aquellas susceptibles de ser re"utadas( pero que no se a encontrado e!idencia para acerlo. $s&( al criterio !eri"icacionista de los "ilóso"os de aquella época( 0opper opuso un criterio "alsacionista. Esto permitió a 0opper etiquetar de )pseudociencia- a !arias disciplinas que s& tienen posibilidad de !eri"icación( pero que( con todo( no deber&an c ali"icar de )cient&"icas-. >ucas !ariantes del psicoan'lisis( por e1emplo( no pueden pretender s er teor&as cient&"icas. ;onsideremos( por e1emplo( el ale/ato psicoanal&tico de que todos los sue4os re!elan al/6n contenido se9ual( sea e9pl&cito( o reprimido. ¿Es !eri"icable esta ipótesis? %& lo es. %i al/uien sue4a con un pene o una !a/ina( entonces se con"irma que( en e"ecto( los sue4os re!elan contenido se9ual. %i 32
al/uien sue4a con una espada o un a/u1ero en la pared( entonces el psicoanalista sostendr' que éstos son s &mbolos sustitutos de las im'/enes se9uales( y de nue!o( se con"irmar' la ipótesis. 7( si se sue4a con elementos aparentemente ase9uales( como por e1emplo( un ele"ante en un circo( entonces el psicoanalista sostendr' que esas im'/enes aparecen como represión de las im'/enes se9uales. 0odemos apreciar que no ay un s ue4o posible que no se a1uste a esta teor&a. En los términos en que se plantea la teor&a( todos los e1emplos ser'n con"irmaciones. 7( en ese sentido( no ay posibilidad de un contrae1emplo. En ausencia de un contrae1emplo posible( la teor&a es claramente no re"utable ba1o nin/una circunstancia. na teor&a as&( estima 0opper( no puede ser considerada cient&"ica. El criterio de 0opper resulta bastante satis"actorio( pues pre!iene en contra de teor&as que( en la medida en que no pro!een escenarios posibles de re"utación( terminan por con!ertirse en do/m'ticas. 7( adem's( estas teor&as despo1an de sentido a la "ase de e9perimentación del método cient&"ico: si de antemano ya sabemos que los datos con"irmar'n la teor&a( ¿para qué molestarse en e9perimentar? %i bien esto es un asunto a6n discutido( un /rueso sector de cient&"icos y "ilóso"os acepta( al menos a /randes ras/os( el criterio de demarcación o"recido por 0opper. ;uando estéis en "rente de una disciplina que /enere muca sospeca mucas de las cuales an sido ya analizadas en la colección )*+aya timo,-<( aplicad el criterio de 0opper( y podréis tener una buena idea sobre su !alor cient&"ico. WWW $l/unos postmodernistas consideran que no ay un criterio de demarcación entre ciencia y pseudociencia( y que en es e sentido( la astrolo/&a no es propiamente in"erior a la astronom&a( o el creacionismo in"erior a la teor&a de la e!olución. %e/6n esta opinión( el Fen/ %ui( la omeopat&a o la parapsicolo/&a no son propiamente pseudociencias( pues en ri/or( no ay un criterio que permita distin/uir entre una disciplina cient&"ica de una no cient&"ica. +ol!eremos sobre estos postmodernistas m's adelante. 2tros postmodernistas s& est'n dispuestos a admitir que( en e"ecto( es posible demarcar entre ciencia y pseudociencia. 0ero( en opinión de estos postmodernistas( la ciencia y la pseudociencia o( la no ciencia en /eneral< son meramente distintas( y no se puede elaborar una !aloración 1er'rquica entre ellas. %on( en otras palabras( inconmensurables una palabra "a!orita entre los /ur6s del postmodernismo<. Esto( por supuesto( se a1usta per"ectamente a la doctrina relati!ista( tal como la emos rese4ado en el cap&tulo anterior. 0ara estos postmodernistas( la !erdad no e9iste( o en todo caso( no ay una 6nica !erdad que nos trasciende( sino que cada !erdad es construida por cada sistema cultural. $s&( las teor&as de los astrónomos son !erdaderas en los planetarios( pero no en los oróscopos. 7( !ice!ersa( las teor&as de los astrólo/os son "alsas en los planetarios( pero no en los oróscopos. En este sentido( la ciencia est' con"inada a su espacio( y no puede pretender que sus teor&as ten/an alcance uni!ersal. Los postmodernistas que de"ienden esta postura sostienen que( "rente a disciplinas como la astrolo/&a o el Fen/ %ui( es necesario buscar su )racionalidad interna-. na !ez que entendamos los principios que ri/en a estas disciplinas( se ale/a( apreciaremos que "orman un con1unto coerente de creencias( y que en ese sentido( mantienen intacta su racionalidad. 8o tardaremos en apreciar que este ale/ato es un corolario del criterio de !erdad con base en la coerencia el cual rese4amos en el cap&tulo anterior5 !ale recordar al/unas de las cr&ticas que emos "ormulado a ese criterio<. $s&( por e1emplo( la astrolo/&a no es un simple disparate. En primer lu/ar( se aprecia en esa disciplina un es"uerzo coerente por ordenar el mundo( y los elementos constituti!os de la astrolo/&a est'n bien estructurados. $ partir de la premisa inicial( se/6n la cual la posición de los astros e1erce in"luencia sobre nuestro destino( entonces podremos comprender que es per"ectamente racional se/uir las recomendaciones de los oróscopos. El antropólo/o ;laude Le!iB%trauss a sido uno de los paladines de esta postura. $ su 1uicio( la ciencia no puede pretender tener el monopolio de la racionalidad. eor&as que( !istas de la ciencia( son erróneas( poseen el mismo /rado de racionalidad que las teor&as cient&"icas( pues se or/anizan de un modo "undamentalmente parecido a cómo or/aniza el mundo la ciencia. ;onsideremos( por e1emplo( las creencias de al/unas sociedades tribales se/6n las cuales( sus miembros son descendientes de animales totémicos. 0ara la ciencia( esto es un ale/ato sumamente irracional. 0ero( Le!iB%trauss insiste en que( debemos inda/ar m's respecto a estas creencias( para entender que son per"ectamente racionales. 0ues( la creencia de que los miembros de la tribu son descendientes de animales totémicos es una "orma de or/anizarse socialmente. Los desc endientes del oso tienen asi/nadas unas labores y "unciones sociales( mientras que los descendientes del reno tienen otras "unciones sociales asi/nadas( y as& sucesi!amente. 3e esa manera( la aparente creencia irracional respecto a los or&/enes totémicos es en realidad una "orma muy racional de estructurar la di!isión de "unciones y labores en la sociedad. $ 1uicio de Le!iB%trauss( las sociedades modernas desarrollan un pensamiento ló/ico abstracto5 las sociedades no modernas desarrollan un pensamiento i/ualmente ló/ico( pero en !ez de emplear conceptos abstractos( parten de elementos concretos que se or/anizan en estructuras ló/icas. Los modernos empleamos la )ló/ica de lo abstracto-( los no modernos emplean la )ló/ica de lo concreto-( pero al "inal de cuentas( ambas "ormas de pensamiento son i/ualmente racionales. ;on esto( Le!iB%trauss tiene clara semblanza relati!ista. 0ara él( la racionalidad o irracionalidad de una creencia depender' del sistema en el cual se enmarque. 0ero( por otra parte( Le!iB%trauss es un uni!ersalista( pues a su 1uicio( todos los sistemas de pensamiento obedecen "undamentalmente a un mismo esquema de pensamiento racional. Las mani"estaciones de esa racionalidad pueden !ariar( pero tras esas mani"estaciones( subyace una racionalidad com6n. 0or ende( es de presumir que Le!iB%trauss no considerar&a que la astrolo/&a sea intelectualmente in"erior a la astronom&a( pues ambas obedecen a la misma estructura uni!ersal de racionalidad. Le!iB%trauss obser!a que todos los sistemas de pensamiento umano buscan or/anizar el mundo en cate/or&as5 en otras palabras( todos los sistemas de pensamiento clasi"ican. 7( la clasi"icación es una se4al incon"undible de racionalidad. 3e nue!o( todo esto 33
parece implicar que( para Le!iB%trauss( disciplinas como el Fen/ %ui( la astrolo/&a o la omeopat&a son per"ectamente racionales( pues clasi"ican los elementos que con"orman sus teor&as. Aar&amos bien en recazar la ar/umentación de Le!iB%trauss( al menos parcialmente. 0odemos admitir( al menos tentati!amente( que( tal como sosten&a $ristóteles( el ombre es un animal racional. Eso( por supuesto( incluye a todos los seres umanos. 7( en ese sentido( Le!iB%trauss s& est' en lo cierto al sostener que e9iste una estructura uni!ersal para la mente umana( la cual propicia el pensamiento racional. 0ero( también debemos apreciar que e9isten di!ersos /rados de racionalidad. 7( en este sentido( no podemos postular que la ciencia no supera en racionalidad a la pseudociencia. entati!amente podemos admitir que la creencia de los miembros de una tribu de que un animal totémico es su ancestro( no es absolutamente irracional. En e"ecto( estas creencias pueden cumplir una importante "unción social( y de esa manera( conser!an un matiz de racionalidad. 0ero( debemos sostener que( aun con su matiz de racionalidad( seme1ante creencia es "undamentalmente irracional. 7( m's a6n( también debemos sostener que una creencia como ésa es intelectualmente in"erior a una creencia( se/6n la cual( los miembros de esa tribu son descendientes de om&nidos que !i!ieron en "rica oriental ace al/unos millones de a4os. Le!iB%trauss en"renta las mismas ob1eciones que emos e9tendido al criterio de !erdad con base en la coerencia. Aemos !isto que( el mero eco de que un sistema de creencias conser!e coerencia entre s& no ace que esas creencias sean !erdaderas una obra de "icción puede ser muy coerente( pero no por ello sus persona1es son reales<. 0ues bien( de la misma manera( el mero eco de que un sistema de creencias sea coerente y emplee al/unos procedimientos ló/icos elementales no lo ace racional en pleno sentido. La coerencia es una condición necesaria( pero no su"iciente( para la racionalidad. 0ara que una creencia sea !erdadera( no sólo debe proceder del empleo de al/6n procedimiento ló/ico( o de al/6n medio de ordenamiento del mundo. na c reencia racional también debe contar con e!idencia emp&rica a su "a!or( y debe tener al/6n modo de !eri"icación y( si se/uimos a 0opper( también debe incluir la posibilidad de ser re"utada<. 8o ay indicios emp&ricos que respalden el ale/ato se/6n el cual un /rupo de seres umanos desciende de un animal totémico5 en cambio( ay plenitud de datos emp&ricos que s& respaldan el ale/ato se/6n el cual los seres umanos descienden de om&nidos. $s&( la primera creencia es irracional( mientras que la se/unda no lo es. El /ran ;arl %a/an sosten&a que los ale/atos e9traordinarios requieren e!idencia e9traordinaria@5 un ale/ato e9traordinario sin e!idencia e9traordinaria es sencillamente irracional. Lamentablemente( Le!iB%trauss y sus se/uidores est'n dispuestos a admitir como racionales( aquellos ale/atos e9traordinarios sin e!idencia e9traordinaria. ;iertamente la clasi"icación es un proceso mental con indicios de racionalidad. En la medida en que se clasi"ica( se or/aniza el mundo( y con ello( se imponen unas re/las de pensamiento. 0ero( de nue!o( no por ello debemos sostener que todas las ta9onom&as son equi!alentes en racionalidad. El postmodernista >icel Foucault por e1emplo( sent&a "ascinación por un supuesto anti/uo sistema de clasi"icación cino ori/inalmente in!entado por #or/e Luis Dor/es<( en el cual los animales se di!id&an en al/unas de estas cate/or&as: pertenecientes al emperador5 embalsamados5 amaestrados5 lecones5 sirenas5 "abulosos5 perros sueltos5 incluidos en esta clasi"icación5 que se a/itan como locos. Foucault !e&a en este sistema de clasi"icación una muestra de racionalidad no c ient&"ica. 0ero( ¿realmente este sistema de clasi"icación e9ibe el mismo ni!el de racionalidad que la ta9onom&a binomial de Linneo? %uponer que todos los sistemas de clasi"icación e9iben el mismo /rado de racionalidad es terriblemente in/enuo. %uponer que la )ló/ica de lo concreto- de una tribu no es in"erior a la ló/ica abstracta de la "iloso"&a es dar una bo"etada a Fre/e( Dertrand ussell y tantos otros maestros que re"inaron las re/las del pensamiento. ;omo Le!iB%trauss( otros antropólo/os an catalo/ado de )racional- pr'cticas y creencias que son a todas luces irracionales. 0or e1emplo( el antropólo/o E.E. E!ansB0ritcard estimaba que las creencias sobre bru1er&a y la consulta de or'culos entre los azande( una tribu a"ricana( son pr'cticas per"ectamente racionales( siempre y cuando se acepten sus premisas. La creencia en la bru1er&a ayuda a mantener la diplomacia y buenas relaciones sociales( pues siempre e9iste el temor a ser acusado de bru1er&a. 7( el or'culo el cual parte de la matanza de un pollo<( cuyo ob1eti!o principal es descubrir a las bru1as( sir!e para tomar decisiones. El mismo E!ansB0ritcard con"esaba que empezó a consultar ese or'culo( y se4aló que ese método para la toma de decisiones le resultaba tan e"icaz como cualquier otro método que pudo aber empleado@. 3e nue!o( cuesta creer que los antropólo/os de"iendan posturas como éstas. ¿$caso las consultas a or'culos resultan tan e"icaces como un e9amen minucioso de la situación( a la ora de tomar decisiones? %upon/amos que tenemos dos personas acusadas de omicidio( una inocente y la otra culpable. 3ebemos decidir a cu'l de ellas casti/ar. ¿La consulta del or'culo resultar' tan e"icaz como la ardua labor criminal&stica( a la ora de tomar esa decisión? ambién resulta sorprendente que( como E!ansB0ritcard( mucos antropólo/os de inspiración postmodernista estén dispuestos a admitir que la creencia en bru1as no es irracional. ¿endr&an esa misma opinión respecto a la cacer&a de bru1as en la Europa del si/lo C+II? %e aprecia ac' una pro"unda ipocres&a: cuando los no occidentales creen cosas "ant'sticas( los postmodernistas acen toda suerte de malabares e9plicati!os para sostener que s eme1antes creencias tienen su propia racionalidad. 0ero( cuando los occidentales sostienen estas mismas creencias( entonces los postmodernistas saltan a ridiculizarlos. En todo caso( si bien E!ansB0ritcard sostu!o que la creencia en bru1as y or'culos entre los azande manten&a su racionalidad( lle/ó un momento en que reconoció que ni siquiera estas creencias conser!aban un m&nimo de coerencia. Los azande creen que la sustancia ubicada en el &/ado( la cual propicia la bru1er&a( se transmite de las madres a las i1as( y de los padres a los i1os5 en otras palabras( la bru1er&a se ereda. 0ero( los azande también creen que todos ellos proceden de un mismo ancestro. %i esto es as&( entonces 34
ló/icamente todos los azande deber&an ser bru1os. 0ero( con todo( los azande creen que sólo al/unos de sus miembros son bru1os( y precisamente ése es el moti!o por el cual consultan a los or'culos. E!identemente( los azande suspenden el uso de la ló/ica al sostener que la bru1er&a se ereda( que todos los azande proceden de un mismo ancestro( pero que no todos los azande son bru1os. 7( al menos( E!ansB0ritcard apreció esta inconsistencia ló/ica. 0ero( as& como ay m's papistas que el 0apa( ubo quien pretendió lle!ar el relati!ismo de E!ansB0ritcard a6n m's le1os. El "ilóso"o 0eter inc denunció que E!ansB0ritcard comet&a un )error cate/orial-( al e9i/irle a los azande que pensaran con la misma ló/ica con que piensan los occidentales modernos. $ 1uicio de inc( las re/las de la ló/ica no son uni!ersales( sino que dependen de cada conte9to. 7( en ese sentido( la racionalidad de las creencias de los azande debe ser 1uz/ada )desde adentro-. E!ansB0ritcard ya ab&a intentado )comprender- la bru1er&a y los or'culos )desde adentro-( al aceptar sus premisas. 0ero( ni siquiera as& pudo ob!iar las incoerencias de ese sistema de creencias. 0ues bien( inc pretend&a dar un paso a6n m's le1os( y sosten&a que cada sistema tiene su propio criterio de coerencia( y que no tenemos autoridad para 1uz/ar su racionalidad desde "uera. Esto es ya un relati!ismo embrutecedor. $l/uien como E!ansB0rictard dir&a que la omeopat&a no es irracional( pues si aceptamos sus premisas b'sicas( entenderemos que "orma un sistema coerente. 0ero( al/uien como inc lle/ar&a a decir que( aun en el caso de que la omeopat&a sosten/a al/o as&: lo similar cura a lo similar y lo similar no cura a lo similar@ una "la/rante !iolación del principio de no contradicción<( desde "uera no tenemos autoridad para 1uz/ar como irracional esa creencia. inc ab&a estado in"luido por las ideas del "ilóso"o LudUi/ itt/enstein. En un inicio( itt/enstein ab&a ar/umentado que el len/ua1e opera como una "oto/ra"&a de la realidad5 es decir( su "unción es estrictamente la representación. 0ero( itt/enstein e!entualmente cambió de opinión( y sostu!o que el len/ua1e opera m's bien como una erramienta que( le1os de representar la realidad( la construye. 7( de esa manera( el sentido de las palabras est' en su uso. $s&( no ay "rases intr&nsecamente absurdas5 dependiendo de cómo una "rase se inserte en un determinado conte9to( y el uso que se le dé a esa "rase en ese conte9to( tendr' distintos sentidos. itt/enstein "ormuló as& el concepto de los )1ue/os del len/ua1e-. 3e acuerdo a esto( cada len/ua1e se desempe4a en cada 1ue/o( y por ende( cada len/ua1e tiene sus re/las. 0uesto que cada len/ua1e tiene sus re/las( son inconmensurables entre s&( y el sentido de cada palabra debe ser e!aluado desde el interior de cada 1ue/o del len/ua1e. El "6tbol tiene sus re/las( y el baloncesto tiene sus re/las. omar la pelota con las manos est' proibido en el "6tbol( pero al obser!ar un partido de baloncesto( no debemos reclamar que un 1u/ador tome la pelota con las manos. 0ues bien( de la misma manera( no podemos e9trapolar las re/las de un 1ue/o de len/ua1e a otro 1ue/o de len/ua1e. ;on esto( itt/enstein parece ne/ar que e9ista una estructura uni!ersal para el len/ua1e umano. %ostiene m's bien que cada len/ua1e tiene sus particularidades y "uncionamiento interno. +arios lin/istas an recazado esta ar/umentación: en especial( 8oam ;oms=y a intentado demostrar cómo todas las len/uas comparten una /ram'tica uni!ersal( de manera tal que los distintos len/ua1es s& son conmensurables entre s&. $l/unos otros "ilóso"os an sostenido !ersiones similares del relati!ismo lin/&stico. .+. Quine( por e1emplo( descon"iaba de las posibilidades de traducción entre las len/uas. $ su 1uicio( cada len/ua1e conser!a una particularidad que resulta inconmensurable con otras len/uas( al punto de que nunca podremos saber con precisión si( en e"ecto( la traducción a sido óptima. 0or e1emplo( si estamos con una tribu desconocida( y obser!amos que( "rente a un cone1o( los miembros de la tribu /ritan 3ga(agai/ @( no estaremos se/uros si traducir eso como *e a& un c one1o,@( o ¿quieres comer cone1o asado?@( o cacemos al cone1o@. 0ara apro9imarse a saber cu'l de esas traducciones es la adecuada( ser&a necesario obser!ar el conte9to y su relación con las otras palabras( pero a la !ez( el si/ni"icado de estas palabras conduce a otras palabras( y éstas a otras( y as& sucesi!amente. $preciamos ac' al/o similar al ar/umento de 3errida. En "unción de eso( Quine parec&a sostener que cada len/ua1e es impenetrable desde a"uera. El célebre e1emplo de Quine respecto a los cone1os in!ita a r e"le9ionar. En e"ecto( desde ace tiempo los italianos tienen el ! ie1o ada/io( traduttore7 traditore@ traductor( *traidor,<( y no "altan e9presiones que no pueden ser traducidas. 0ero( pareciera que Quine e9a/era. 3esde ace milenios( la labor de los traductores a resultado e"iciente( y si bien es cierto que e9iste al/una limitación( pareciera bastante e!idente que todas las len/uas pueden ser traducidas. 0ero( ésta no es la 6nica ob1eción al relati!ismo lin/&stico y a la tesis de itt/enstein. Yste no pareció especi"icar bien qué es e9actamente un )1ue/o del len/ua1e-. ;uando contemplamos la palabra )len/ua1e-( pensamos en el mandar&n( el castellano( el sUaili( etc. 0ero( el entendimiento de itt/enstein es m's amplio. n )1ue/o del len/ua1e- es m's bien el esquema de pensamiento de una comunidad. n astrólo/o espa4ol y un astrónomo espa4ol ablan ambos castellano( pero se/6n la tesis de itt/enstein( el primero abla el len/ua1e de la astrolo/&a( mientras que el se/undo abla el len/ua1e de la astronom&a. 7( puesto que cada len/ua1e tiene sus propias re/las( no pueden e9trapolarse las re/las de un len/ua1e a las re/las de otro len/ua1e. $s&( el astrónomo no tiene competencia para sostener que el astrólo/o est' equi!ocado( pues s encillamente( pertenece a otro campo. Los istoriadores de la "iloso"&a debaten si itt/enstein era o no relati!ista( pero deber&a resultar bastante claro que s& era un relati!ista( y en una "orma e9trema. ;omo E!ansB0ritcard( itt/enstein estaba dispuesto a admitir que la consulta de or'culos no es ni peor ni me1or que el estudio de la "&sica. Ae ac' un conocido pasa1e de "o6re la certeza una de sus obras póstumas<: \%upon/amos que encontramos /ente] que en !ez de consultar a un "&sico \para saber si el a/ua ier!e a cien /rados]( consultan un or'culo y por ello( los consideramos )primiti!os-<. ¿Est' mal que ellos consulten el or'culo y se /u&en por ello? %i decimos que est' )mal-( ¿no estamos empleando nuestro 1ue/o de len/ua1e como base para c ombatir el su!o?@. 35
La pre/unta retórica de itt/enstein es bastante clara: no tenemos autoridad para mo"arnos de al/uien que consulta el or'culo( pues quienes lo acen( emplean un 1ue/o de len/ua1e distinto al nuestro( y ba1o sus re/las( es un procedimiento l&cito. itt/enstein sostiene que( con distintos 1ue/os del len/ua1e( el "&sico no tiene posibilidad de o"recer razones e9plicati!as a quien consulta el or'culo5 lo m'9imo a lo que el "&sico lle/a es llamar )tonto- a su contraparte. 0oca /ente aprecia que itt/enstein es un /ran enemi/o de la ciencia( pero es ora de desenmascararlo. 7( si bien "ue un "ilóso"o que inspiró a la tradición anal&tica brit'nica en contraposición a las "rases rimbombantes de mucos postmodernistas "ranceses<( en itt/enstein se repiten los mismos temas relati!istas que an proli"erado desde 0rot'/oras. Los omeópatas( astrólo/os( bru1os y curanderos tienen su 1ue/o de len/ua1e. 0ero( no s ólo eso. Los nazis( gangsters y psicóticos también tienen su 1ue/o de len/ua1e. Incluso( los estudiantes que reprueban un e9amen pueden reclamar que ellos tienen su propio 1ue/o de len/ua1e( y que el pro"esor no tiene un sustento para reprobarlos( pues est' aplicando re/las deri!adas del 1ue/o de len/ua1e de los pro"esores( el cual es inconmensurable con el de los estudiantes. El relati!ismo de itt/enstein en"renta el mismo problema que las otras "ormas de relati!ismo: se trata de una idea autoB re"utada. Es per"ectamente ar/umentable que( ba1o el 1ue/o de len/ua1e en el cual yo me desen!uel!o( el concepto de )1ue/os de len/ua1e- es una "antas&a. $s& como el "&sico no tiene razones "irmes para intentar persuadir a quien consulta el or'culo( itt/enstein tampoco tendr&a razones "irmes para intentar persuadirme. 7( por ende( no ten/o moti!o para pensar que los 1ue/os del len/ua1e e9isten. ;on todo( itt/enstein presenta un reto muy parecido al presentado por otros relati!istas( al cual ya me e re"erido en el cap&tulo anterior. itt/enstein se4ala que( cuando un "&sico trata de persuadir a quien consulta el or'culo( in!oca razones que proceden de la misma racionalidad empleada por el "&sico. 7( en e"ecto( esto es un problema serio. El psiquiatra etiqueta de )en"ermo mental- al paciente( a partir de los mismos criterios de la psiquiatr&a. El demócrata de"iende a la democracia a partir de los mismos criterios democr'ticos. 7 as& sucesi!amente. Yste es un /ran reto( pues apunta al problema de la "undación en la racionalidad. %i tratamos de de"ender la racionalidad( a partir de los propios criterios de la racionalidad( entonces estaremos en presencia de un ar/umento circular. Ae se4alado en el cap&tulo anterior que( en e"ecto( lle/a un momento en que no podemos e!itar incurrir en ar/umentos circulares: no puedo demostrar el principio de no contradicción( sin recurrir el mismo principio de no contradicción. 0ero( también se4alaba que el principio de no contradicción debe resultar a9iom'tico( y en ese sentido( es la "undación de todo razonamiento. 0ero( como e9tensión del ar/umento de itt/enstein( al/unos relati!istas an lle/ado al e9tremo de sostener que( el principio de no contradicción sólo "orma parte de las re/las de un 1ue/o de len/ua1e. 7( aparentemente( puede aber 1ue/os del len/ua1e cuyas re/las no contemplen el principio de no contradicción. En otras palabras( la ló/ica ser&a una mera in!ención de un /rupo cultural espec&"ico( y no tendr&a aplicabilidad uni!ersal. itt/enstein no enunció esto de "orma e9pl&cita( pero sus erederos intelectuales s& se an acercado a posturas como éstas. 0eter inc reprocaba a E!ansB0ritcard el e9trapolar las re/las de la racionalidad occidental a la !ida diaria de los azande. $ pesar de la e!idente contradicción e incoerencia en las creencias sobre la bru1er&a( inc parec&a sostener que las re/las de la racionalidad no aplican al pensamiento de los azande. 7( en ese sentido( la ló/ica no tiene alcance uni!ersal( sino que est' con"inada al )1ue/o del len/ua1e- ba1o el cual operan quienes la emplean. $s&( los principios elementales de la ló/ica( las re/las de la deducción natural( etc.( son arbitrarios. Da1o este criterio( no podemos tener certeza respecto al teorema de 0it'/oras( el principio transiti!o de identidad( etc.( pues éstos sólo tienen aplicabilidad a nuestro sistema de pensamiento. $s&( por e1emplo( la doctrina cristiana de la rinidad nos puede resultar incoerente( en !irtud del principio transiti!o de identidad si el 0adre es idéntico a 3ios( y el Ai1o es idéntico a 3ios( entonces el 0adre debe ser idéntico( pero con todo( los cristianos sostienen que son personas distintas<. 0ero( de nue!o( el cristianismo tendr&a sus propias re/las( y nuestra ló/ica no tiene alcance para las creencias cristianas. 3e nue!o( lle/ados a este punto( a de admitirse que no ay m's posibilidad de ar/umento5 la con!ersación debe lle/ar a su "in. %i al/uien sostiene que los principios de la ló/ica no son uni!ersales( es sencillamente imposible dialo/ar con esa persona( pues un di'lo/o presupone la aceptación de unas m&nimas re/las ló/icas. ;ierto( no puedo demostrar la !erdad de esas re/las ló/icas( pero debe quedar al criterio de onestidad de cada quien si es posible que #uan sea cocinero( y a la !ez #uan no sea cocinero. Los "ilóso"os tradicionalmente an sostenido que podemos tener certeza de las proposiciones )anal&ticas-( aquellas que son necesariamente !erdaderas o "alsas( en "unción de lo que ellas mismas si/ni"ican( como por e1emplo( nin/6n soltero est' casado@. 8o ay nin/una posibilidad de que un s oltero s& esté casado. 8o podemos tener certeza sobre las proposiciones )sintéticas- aquellas que podr&an ser !erdaderas o "alsas( como por e1emplo #uan est' casado@<( pues dependemos de la e9periencia para conocer su !alor de !erdad( y la e9periencia es "alible. Aay razones para dudar de aquello que percibimos con la e9periencia( pero no ay razones para dudar de las proposiciones anal&ticas. 7( los principios ló/icos operan como las proposiciones anal&ticas( pues éstos no dependen de la e9periencia. 0or ende( podemos tener certeza sobre los principios de la ló/ica( y con esto( asumir&amos que tienen alcance uni!ersal. 8o obstante( el eminente .+. Quine trató de colocar en duda la di!isión de esos dos tipos de proposiciones. $ su 1uicio( siempre debemos recurrir a la e9periencia para c onocer el !alor de !erdad de una proposición( pues en ri/or( las proposiciones anal&ticas no e9isten. En l&neas /enerales( Quine sosten&a que en una proposición como nin/6n soltero est' casado@( es necesario conocer el sentido de las palabras mediante su uso( y para eso es necesaria la e9periencia debemos inda/ar para saber si( por e1emplo( )casado- es antónimo de )soltero-<. $s&( nin/una proposición puede sostenerse como !erdadera a priori . 36
%in la certeza respecto a las proposiciones anal&ticas las cuales Quine postula que en r ealidad no e9isten<( se abre la puerta a la idea de que( en e"ecto( la ló/ica no tiene alcance uni!ersal pues( podr&amos estar equi!ocados respecto a los a9iomas<( y es posible que( en al/6n conte9to( los ombres casados s& sean solteros. %i bien no lo de1ó su"icientemente claro( Quine pareció de1ar abierta la puerta para el )relati!ismo ló/ico-( y a posturas que s ostendr&an que el principio de no contradicción podr&a no ser !erdadero. Quine "ue un "ilóso"o sumamente anal&tico( y dedicó atención a temas muy pertinentes en las 'reas tradicionales de la "iloso"&a. En este sentido( est' muy le1os de los postmodernistas5 incluso( "ue uno de los que encabezó la protesta en contra del doctorado de 3errida en ;ambrid/e. 0ero( en su recazo a la certeza de los a9iomas de la ló/ica( terminó por abrir el camino a los postmodernistas que abrazan "ormas e9tremas de relati!ismo. En todo caso( el debate respecto al alcance de los principios a9iom'ticos de la ló/ica es bastante comple1o( y no cuento con el espacio para rese4ar todos sus pormenores. $s& como e reprocado a 3errida y compa4&a por ser autores oscurantistas( debo al menos dar crédito a Quine por su ri/or anal&tico. %i bien sus puntos de !ista parecen conducir a un relati!ismo muy a"&n a las inclinaciones postmodernistas y en ese sentido( los encuentro ob1etables<( es un autor cuyos puntos de !ista amerita considerar. ;omo corolario de la discusión respecto al alcance de los principios de la ló/ica( al/unos postmodernistas an planteado que debe debatirse qué es la racionalidad( y cu'ntas racionalidades ay. Aemos !isto que los relati!istas sostienen que no e9iste propiamente una !erdad uni!ersal y trascendente( sino que aquello que se considera !erdadero en un conte9to puede ser "also en otro !ale recordar la distinción entre ser )!erdadero sobre- y )!erdadero para-<. 0ues bien( los relati!istas in!ocan al/o similar respecto a la racionalidad. na creencia puede ser racional en un conte9to( e irracional en otro conte9to. En "unción de eso( no e9iste una 6nica racionalidad( sino m6ltiples racionalidades. 3e nue!o( las creencias de la astrolo/&a pueden ser irracionales en un planetario( pero podr&an ser per"ectamente racionales en una consulta de oróscopos. $l/unos relati!istas( como Le!i %trauss( sostienen que( en realidad( e9iste una 6nica racionalidad uni!ersal( pero que puede asumir distintos carices en "unción de los conte9tos culturales. En 2ccidente( esa racionalidad es abstracta( mientras que en las sociedades tribales( se presenta en mani"estaciones concretas. 0ero( tras esas di"erencias( b'sicamente se trata de una misma racionalidad que mantiene coerencia en su sistema de creencias( y respeta los principios a9iom'ticos de la ló/ica. 0ero( en !ista de que al/unos pueblos tienen creencias que ni siquiera son coerentes como por e1emplo( la creencia de los azande sobre la bru1er&a<( otros relati!istas m's duros an sostenido que ni siquiera e9iste una racionalidad uni!ersal. Los azande no parecen aderirse a nuestras leyes de la ló/ica( pero no por ello son irracionales. %u racionalidad contempla otro tipo de criterios. 3e nue!o( este relati!ismo e9tremo inclusi!e nie/a la uni!ersalidad de las leyes de la ló/ica. odo esto ya resulta e9cesi!o( y de nue!o( es ora de llamar al pan )pan-( y al !ino )!ino-( y recazar toda esta locura r elati!ista. ;omo !eremos en el cap&tulo T( es !erdad que la creencia de que al/unos pueblos son irracionales condu1o a todo tipo de atropellos durante la época del colonialismo europeo. 0ero( el eco de que una creencia conduzca a cometer atropellos no implica que sea "alsa. 7( en este sentido( no debemos sentir temor en llamar )irracional- a quien crea en bru1as( y adem's( sosten/a creencias contradictorias. 8o ay m6ltiples racionalidades( sino una sola. Esa racionalidad consiste en aplicar los principios a9iom'ticos de la ló/ica a nuestros razonamientos( y adem's( emplear al/6n criterio de !eri"icación para aceptar creencias sobre el mundo. Esto es precisamente lo que nos permitir' saber que tratar de curar el c'ncer con quimioterapia es racional( pero intentar acerlo con remedios omeop'ticos es irracional. 7( de paso( es lo que nos permitir' sal!ar m's !idas. Aomeópatas( astrólo/os( adi!inos( e9orcistas( tarotistas( bru1os y dem's espec&menes( est'n le1os de ser racionales y de sostener creencias !erdaderas. WWW El relati!ismo nie/a que e9ista una !erdad absoluta. 7( en este sentido( sostiene que la !erdad es apenas una con!ención que sur/e del interior de cada /rupo( o se/6n el relati!ismo m's e9tremo( en el interior de cada persona. $s&( de "orma similar a la "rase de 3errida no ay nada "uera del te9to@( el relati!ismo se inclina por la idea de que el mundo e9terior no e9iste. %i aceptamos que e9isten !erdades absolutas( entonces aceptamos que s& ay al/o "uera de nosotros o "uera del sistema en el cual estamos inscritos. Da1o esta presunción( la !erdad e9iste por cuenta propia( independientemente de lo que nosotros creamos( y en ese sentido( la !erdad e9iste( por as& decirlo( all' a"uera@. El relati!ismo nie/a que e9ista esa !erdad all' a"uera@. En esto( el relati!ismo se acerca al punto de que mucas se con"unde< al escepticismo. al como lo sostienen #a!ier $rmentia y %era"&n %enosi'in( la colección )*+aya timo,- se inspira en el escepticismo. 0ero( amerita elaborar una distinción entre dos tipos de escepticismo. El escepticismo inspirador de esta serie de libros es la postura que sostiene que( ante ale/atos e9tra!a/antes( es prudente conser!ar cierta suspicacia( e inda/ar bien al respecto. Este tipo de escepticismo sostiene que( antes de "ormarse una creencia( es con!eniente e!aluar bien la e!idencia que la respalda. +ale apreciar que este escepticismo est' ale1ado del relati!ismo( pues en la medida en que de"iende a la e!idencia como criterio para aceptar una creencia( admite que ay creencias "alsas y creencias !erdaderas. 0ero( ubo un escepticismo anti/uo muco m's radical. Este escepticismo postula que no podemos conocer nada con certeza. Esta postura( asociada con %e9to Emp&rico( duda de todo. 7( en este sentido( duda del mundo e9terior( es decir( aquello que ocurre "uera de nuestro sistema de percepción y entendimiento. Esta postura parece cercana al relati!ismo( pues en tanto duda de todo( no adelanta moti!os para aceptar una creencia por encima de otra. odas las creencias son i/ualmente !'lidas( pues nunca podremos tener certeza respecto a nin/una de ellas. $s&( puesto que el astrónomo no puede tener certeza sobre sus creencias( y el astrólo/o tampoco puede tener certeza sobre sus creencias( entonces la astronom&a y la astrolo/&a est'n a un mismo ni!el. Este escepticismo radical es una postura eni/m'tica( pues se an adelantado ar/umentos que resulta arto di"&cil re"utarlos. $ lo lar/o de la istoria de la "iloso"&a( se an "ormulado )ipótesis escépticas- que in!itan a dudar del mundo. La m's "amosa de estas 37
ipótesis procede de ené 3escartes: supon/amos que un /enio mali/no me en/a4a( y todo aquello que y o creo real no es m's que una ilusión que procede de ese /enio. ¿;ómo puedo saber si( el ordenador que est' "rente a m& en el momento que escribo estas l&neas( es real o una ilusión que procede del /enio? ocarlo no ser' su"iciente( pues quiz's esa sensación también proceda del /enio mali/no. ambién podemos considerar la ipótesis de que todo aquello que creemos real es un sue4o. 2( quiz's el mundo "ue creado ace apenas cinco minutos( y se nos an implantado "alsos recuerdos en nuestro cerebro. La pel&cula &atrix también e9plora estos temas intri/antes: los persona1es creen tener !i!encias( pero en realidad est'n en unas bó!edas administradas por unas m'quinas que someten a los persona1es a alucinaciones que la con"unden con la realidad. En ri/or( estas ipótesis no tienen re"utación. 8o ay manera de demostrar que el /enio mali/no no e9iste( que no estamos so4ando( que el mundo no "ue creado ace apenas cinco minutos( que !i!imos en al/o parecido a &atrix ( o que est's alucinando. 0or ello( siempre nos debe quedar un espacio de duda al respecto( y en ese sentido( el escepticismo duro es una postura admisible. 0ero( ello no implica que todas las creencias deban tener el mismo !alor. 0odemos con!enir en que este escepticismo duro deseca nuestra posibilidades de estar absolutamente se/uros sobre el conocimiento de la !erdad( pero también podemos postular que aquellas creencias respaldadas con e!idencia son m's probables que aquellas que no cuentan con el respaldo emp&rico. $s&( no podemos estar absolutamente se/uros de que la ierra /ira alrededor del sol5 después de todo( concedemos el bene"icio de la duda( y admitimos que( quiz's( el sol /ira alrededor de la ierra. 0ero( esta se/unda opción es una muy remota posibilidad. 7( si bien concedemos un min6sculo espacio de duda( es sencillamente absurdo postular que ambas ipótesis son i/ualmente !'lidas. Los postmodernistas se an amparado en este esc epticismo duro para atacar a la ciencia. Ellos sostienen que la ciencia es "undamentalmente inducti!a( y que nunca podemos tener certeza en la inducción. 0or ende( en ausencia de certezas sobre el mundo( podemos admitir ipótesis alternati!as a las cient&"icas( y esto abre la puerta a las pseudociencias y todo tipo de ale/atos irracionales. 8o de1an de tener razón los postmodernistas cuando sostienen que la ciencia es inducti!a. 7( en e"ecto( en la inducción no ay certeza. %i ten/o "rente a m& diez sacos de naran1as( e9amino nue!e( y !eri"ico que esos nue!e sacos contienen naran1as maduras( ¿puedo asumir que el décimo saco también contiene naran1as maduras? La respuesta es ob!ia: s& puedo. 0ero( ¿puedo tener absoluta certeza al respecto? 8o puedo. El /ran "ilóso"o ilustrado 3a!id Aume apreció este problema. $ 1uicio de Aume( el conocimiento del pasado no nos /arantiza el conocimiento del "uturo( y en ese sentido( nunca podemos tener certeza en nuestras predicciones. 8i siquiera podemos estar se/uros de que el sol saldr' ma4ana. Es irrele!ante si( asta aora( el sol a salido durante millones de a4os. Aume ad!ierte que nuestra e9periencia es limitada( y no podemos conocer la totalidad del uni!erso. Quiz's e9ista al/6n "enómeno( no conocido por nosotros( que impida que el sol sal/a ma4ana. 0ues bien( ésta es una limitación "undamental de la ciencia. ;omo emos !isto( las teor&as cient&"icas se "ormulan a partir de la obser!ación( pero la obser!ación es limitada. La ciencia es inducti!a( en el sentido de que( a partir de un con1unto de datos particulares( abstrae leyes uni!ersales. Aasta aora( emos apreciado que cuando los ob1etos se de1an caer( son atra&dos a la corteza terrestre. Esto a permitido "ormular la ley de la /ra!edad( y también permite predecir que( si al/uien se tira de un edi"icio( caer' y quedar' esparramado. 0ero( esa predicción tiene una limitante: de nue!o( quiz's e9ista un "enómeno a6n no descubierto que a/a suspender la /ra!edad en ese preciso momento. $ora bien( a pesar de que no contamos con absoluta certeza de que( al saltar de un edi"icio( una persona no caer' y quedar' desparramada( es sencillamente irracional prescindir de la aceptación de la ley de la /ra!edad( y aceptar como ipótesis alternati!a al/una teor&a que sosten/a que quienes se lanzan de los edi"icios pueden !olar. 8o tenemos certeza sobre la ley de la /ra!edad( pero la consideramos altamente probable. 7( de nue!o( el escepticismo ante la ley de la /ra!edad o cualquier otra ley cient&"ica< no implica que debamos considerarla una ipótesis que !ale lo mismo que cualquier ipótesis a1ena a la ciencia. El sano escepticismo no deber&a conducirnos al relati!ismo( ni al ataque contra la ciencia. 2tro /ran "ilóso"o que si/uió muy de cerca el problema de la inducción "ue Jarl 0opper. Lo mismo que Aume( 0opper se4ala que nuestra e9periencia es limitada y que( por ende( la ciencia nunca podr' apreender absolutamente la realidad. ampoco la ciencia podr' alcanzar certeza respecto a sus ipótesis( pues éstas pretenden ser uni!ersales( y tal como emos !isto( la !erdad de las proposiciones con cuanti"icadores uni!ersales todos@( nin/uno@( etc.< no puede demostrarse e9cepto( por supuesto( las proposiciones anal&ticas( como nin/6n soltero est' casado@<. 0or eso( en !ez de buscar la !eri"icación de las ipótesis( 0opper recomendó intentar re"utarlas o )"alsearlas-( por emplear el término del mismo 0opper<( y aceptar como cient&"icas aquellas que podr&an en principio ser re"utadas en al/6n escenario posible( pero que a6n no an sido re"utadas. Inclusi!e una ipótesis tan elemental( como la ley de la /ra!edad( debe intentar "alsearse ocasionalmente( pues ni siquiera tenemos certeza sobre ella. 0recisamente el eco de que asta aora no se a lo/rado "alsearla( permite que sosten/amos su !i/encia y asumamos que una persona que salte de un edi"icio quedar' esparramada. $s& planteado( no tenemos nada que ob1etar a 0opper5 de eco( el mismo criterio de 0opper sir!e para comprender que teor&as que no pueden ser "alseadas( como el ps icoan'lisis( son m's a"ines a las pseudociencia que a la ciencia. 8o obstante( el problema aparece cuando al/unos postmodernistas abusan las posturas de 0opper. Da1o una interpretación muy cuestionable( al/unos postmodernistas an querido se4alar que( en tanto no podemos tener certeza absoluta sobre las ipótesis cient&"icas( siempre e9iste la posibilidad de que teor&as que oy consideramos erróneas( en un "uturo sean rei!indicadas5 y a la in!ersa( teor&as que oy consideramos muy se/uras( en un "uturo sean desecadas. 38
3e esa manera( al/unos postmodernistas se an amparado en 0opper para sostener que no debemos mo"arnos de los omeópatas( astrólo/os( criptozoólo/os y dem's espec&menes( pues la ciencia nunca tiene posturas de"initi!as. Quiz's( al "inal( ten/amos que admitir que todas esas disciplinas que oy son muy cuestionables( en realidad no eran cuestionables. $s& como( en su momento( los /eocentristas se burlaron de ;opérnico y Galileo( pero e!entualmente ubo de admitirse que sus teor&as no eran disparatadas( quiz's nosotros debamos ser m's respetuosos de todo cuanto curandero y bru1o aparezca. 3e nue!o( con esto se da un salto que no es acorde a la correcta ar/umentación. 0odemos partir de la premisa de que( en e"ecto( podr&amos estar equi!ocados respecto a nuestro entendimiento sobre el mundo. 0ero( eso no deber&a lle!arnos a la conclusión de que cualquier ale/ato que se pronuncie es tan !'lido como los ale/atos de la ciencia. 3ebemos admitir la posibilidad de que la ciencia se equi!oque( pero también debemos suponer que es muy improbable( dado el con1unto de e!idencia que respalda a las ipótesis cient&"icas. 8o debemos cerrarnos a nue!as teor&as( pero ay teor&as que( sencillamente son tan disparatadas y a1enas al peso de la e!idencia( que no podemos perder el tiempo con ellas. El eco de que yo pueda estar equi!ocado no implica que yo esté equi!ocado. El mismo 0opper nunca lle!ó su pensamiento acia las posturas relati!istas que pretenden atacar a la ciencia. E"ecti!amente 0opper quiso ponerle l&mite a las pretensiones de la ciencia respecto a la certeza( pero sólo con la intención de per"eccionarla. 8o obstante( otros "ilóso"os s& an ido m's all'5 como 0opper( sostienen que la ciencia nunca puede tener certeza sobre el mundo( pero adem's de eso( sostienen que( ni la ciencia( ni nin/una otra disciplina podr' conocer la r ealidad en pleno sentido( y que por ende( nin/una teor&a supera a otra. omas Jun es quiz's uno de los m's emblem'ticos representantes de esta postura. Jun sostiene que las ipótesis cient&"icas operan ba1o un con1unto de presunciones que sir!en como esquema conceptual a partir del cual se concibe el mundo. Los /eocentristas( por e1emplo( asum&an que 3ios ab&a creado el uni!erso( y que le ab&a concedido un lu/ar especial al ombre en la creación. $s&( ba1o esas presunciones( enca1aba la idea de que el sol /ira alrededor de la ierra. Jun llamó )paradi/ma- a estos esquemas conceptuales en los cuales se inscriben las teor&as. $l analizar la istoria de la ciencia( Jun apreciaba que se an suscitado una serie de re!oluciones cient&"icas( cuyo impacto conduce a una ruptura del paradi/ma imperante( y la imposición de un nue!o paradi/ma. ;uando empiezan a aparecer datos que no concuerdan con las presunciones del paradi/ma dominante( se entra en un periodo en el cual se empieza a cuestionar el con1unto de presunciones( y si esos datos se acumulan( conducen a una re!olución( una ruptura total con el paradi/ma anterior. $s&( lo mismo que 0opper( 0opper( Jun sostiene que no debemos debemos desecar la posibilidad de que( en un "uturo( nuestros nuestros actuales paradi/mas se rompan( y se impon/a un nue!o paradi/ma( y un nue!o con1unto de teor&as deri!adas de ese nue!o paradi/ma. $s&( e9iste la posibilidad de que oy estemos equi!ocados( y ten/amos que re!isar todo aquello que consideramos !erdadero. Aasta a&( no ay nada que ob1etar. 3e nue!o( e"ecti!amente( e9iste la posibilidad de que en un "uturo( nuestro entendimiento del mundo cambie. 0ero( Jun !a m's le1os. $dem's de su postura sobre la ruptura de paradi/mas( Jun sostiene que( cuando una teor&a suplanta a otra( no la supera( pues los paradi/mas en los cuales se inscriben son inconmensurables. 0uesto que cada teor&a se enmarca en un paradi/ma( nin/una puede tener la pretensión de ser m's !'lida que otra. ;ada teor&a se enmarca en un paradi/ma( y cada una debe ser e!aluada en "unción del paradi/ma al cual pertenece. $s&( las teor&as son inconmensurables( en el sentido sentido de que no se pueden comparar entre entre s&. ;ada una pertenece a paradi/mas distintos( y por ende( cada una debe ser e!aluada en "unción de su propio criterio de !alidez. En esto( Jun no est' muy le1os de los )1ue/os del len/ua1e- de itt/enstein: el astrólo/o opera ba1o un paradi/ma( y el astrónomo opera ba1o otro paradi/ma. 7( 7( en tanto pertenecen a dos paradi/mas inconmensurables( no podemos sostener que una teor&a es me1or que la otra. ;on esto( Jun se opone a la noción de pro/reso en la ciencia. 0ues( Jun termina por ne/ar que e9ista una r ealidad ob1eti!a y trascendente( "rente a la cual puedan contrastarse las teor&as( a "in de e!aluar cu'n pró9imas est'n de la !erdad. En ausencia de una !erdad absoluta( el !alor de las teor&as es sólo relati(o al paradi/ma del cual proceden. >'s radical a6n a sido 0aul Feyerabend. $ él debemos la in"ame "rase todo !ale@. %u doctrina( conocida como )anarquismo epistemoló/ico-( sostiene que( a la ora de intentar conocer el mundo( sencillamente no e9isten re/las. ienen el mismo !alor epistemoló/ico un meteorólo/o( que un bru1o que lee el tabaco para predecir el clima. 3e eco( Feyerabend e9i/e que la ciencia se separe de la pol&tica as& como la reli/ión se a separado de la pol&tica en las naciones modernas<( y en la educación p6blica no se impon/a la !ersión de la ciencia sobre el "uncionamiento del uni!erso. %eme1antes posturas escandalizan( y es natural que Feyerabend sea apreciado( por encima de cualquier otro postmodernista( como la bestia ne/ra de la "iloso"&a de la ciencia. Los ale/atos de Feyerabend son tan desmedidos( que %o=al y Dricmont aquellos que tanto denunciaron el oscurantismo postmodernista<( y >ario Dun/e( no !acilan en llamarlo un )bu"ón de corte-( al punto de que cabe sospecar que ni él mismo estaba con!encido de sus posturas( sino que quiz's inconscientemente< las "ormulaba para /enerar impacto y /anar "ama. 0or mi parte( me atre!o a especular y( ad!ierto que esto es sólo una e9plicación( y no pretendo que ten/a muco !alor e9plicati!o< que el ataque de Feyerabend en c ontra de la ciencia se debió a un resentimiento que se culti!ó en él como consecuencia de una !ie1a erida de bala su"rida en la %e/unda Guerra >undial( a la cual los tratamientos médicos cient&"icos nunca pudieron dar solución. ;on todo( amerita considerar al/unos ar/umentos de Feyerabend( pues si bien su postura es escandalosa( e9pone al/unos puntos interesantes. La razón que Feyerabend in!oca para oponerse a las re/las del método cient&"ico( y para proclamar un anarquismo epistemoló/ico es que( a su 1uicio( la istoria de la ciencia a demostrado que las /randes teor&as re!olucionarias oy aceptadas se "ormularon precisamente en contra de las re/las epistemoló/icas imperantes. %e/6n Feyerabend( los /randes inno!adores de la ciencia 39
an especulado y an prescindido de obser!aciones y re/las ri/urosas( pero precisamente esa creati!idad a permitido propiciar /randes inno!aciones cient&"icas. ;omo Jun( Feyerabend sostiene la inconmensurabilidad de las teor&as( de manera tal que nin/una teor&a se acerca m's a la !erdad que otra. 0ero( independientemente de que no aya una !erdad ob1eti!a a la cual acercarse( Feyerabend sostiene que el esp&ritu rebelde de los inno!adores cient&"icos es precisamente aquello que le da !italidad al conocimiento umano. Feyerabend dedica especial atención al caso de Galileo. ;ontrario a lo que "recuentemente se cree y( en esto Feyerabend s& tiene razón<( la oposición a Galileo no pro!ino e9c lusi!amente de una adesión do/m'tica a las ense4anzas de la Diblia o $ristóteles también se cree "recuentemente que Galileo "ue torturado por la Inquisición( pero esto es "also<. $l contrario( los protocient&"icos no ser&a 1usto llamarlos )cient&"icos- en pleno sentido< de aquella época in!ocaban obser!aciones que( aparentemente( re"utaban a Galileo y rea"irmaban la idea de que el sol /ira alrededor de la ierra. 0or e1emplo( si la ierra se mue!e( entonces deber&amos sentir el !iento en la cara constantemente. 0ero( la obser!ación m's in!ocada como respaldo del /eocentrismo era que( cuando de una torre se de1a caer una piedra( ésta cae !erticalmente. Quienes se opon&an a Galileo ar/umentaban que eso es e!idencia de que la ierra no se mue!e. %i la ierra se mo!iera( la piedra caer&a en l&nea dia/onal( pues al lle/ar al suelo( la ierra se abr&a mo!ido( y la piedra se abr&a )quedado atr's-( pues al estar en el aire( no se abr&a mo!ido con la ierra. Es sumamente curioso que( cuando la I/lesia ;atólica en el si/lo CC pidió perdón por su censura de Galileo( el entonces cardenal atzin/er oy Denedicto C+I< intentó miti/ar la culpa de la I/lesia se4alando que( en aquel momento( la e!idencia acumulada apuntaba a que( en e"ecto( la ierra no se mue!e. 7( para respaldar esta opinión( atzin/er c itaba a 0aul Feyerabend. *Es terriblemente irónico que al/uien que se propone combatir la )dictadura del relati!ismo- busque amparo intelectual en uno de los mayores e9ponentes del relati!ismo, 0or ello( insisto( en mucos sentidos( atzin/er es un relati!ista( sin él mismo saberlo. 0ara en"rentar la ob1eción planteada por los protocient&"icos( Galileo "ormuló a6n otra ipótesis que pretendió modi"icar el entendimiento del impulso y el mo!imiento relati!o la cual e9plicar&a por qué la piedra desciende !erticalmente de la torre<( pero sin muco respaldo de obser!ación. $ lo sumo( como es bien sabido( Galileo apeló a un e9perimento mental: ima/inemos que un 1inete( a medida que cabal/a a alta !elocidad( de1a caer una bola. La bola caer&a 1usto al lado del caballo( tal como ocurrir&a si el caballo estu!iese detenido. $ partir de esto( Galileo in"irió que en el mo!imiento del caballo se trans"erir&a a la bola( mediante la mano del 1inete. ;on todo( es cierto que Galileo no sometió esta posibilidad a una ri/urosa !eri"icación emp&rica. 7( 7( de acuerdo a Feyerabend( Galileo in!ocó una ipótesis ad #oc aquellas ipótesis que se in!ocan en el 6ltimo momento para )sal!ar- una teor&a que no concuerda con datos establecidos< para sal!a/uardar su teor&a respecto al mo!imiento de la ierra. Aoy( el método cient&"ico sospeca muco de las ipótesis ad #oc . Las pseudociencias est'n pla/adas de ipótesis de este tipo. 0or e1emplo( cuando los e9perimentos de supuestas abilidades paranormales no repiten los resultados de supuestos e9perimentos pre!ios( se intenta e9plicar eso se4alando que el escepticismo de los obser!adores inibe las abilidades paranormales. 0ues bien( se/6n Feyerabend( lo mismo que los promotores de la parapsicolo/&a( Galileo !ioló las re/las del método cient&"ico. 0ero( precisamente por eso( Feyerabend !e con buenos o1os a Galileo. $precia a Galileo como un rebelde en contra de la tiran&a del esta6lis#ment cient&"ico5 Galileo se atre!e a !iolar las e9i/encias del método y( con eso( propicia un nue!o esquema e9plicati!o que "unciona bien. 7( 7( as& como no reprocamos a Galileo por aber !iolado las re/las del método cient&"ico( tampoco debemos reprocar a omeópatas( parasicólo/os( astrólo/os y bru1os. odo odo !ale. Feyerabend sostiene que Galileo ya ten&a una teor&a preconcebida( y que a partir de ella( buscó datos que la con"irmara y( en el caso de que esa teor&a no enca1ase bien con al/unos datos ya establecidos pre!iamente( "ormuló ipótesis ad #oc para para e9plicar esa aparente inconsistencia. Feyerabend opina que( de eco( as& operan todas las teor&as cient&"icas. En esto( Feyerabend resuena muco con una postura muy contro!ertida de"endida por .+. .+. Quine( el )olismo de con"irmación-. %e/6n esta postura( cuando se intenta con"irmar una teor&a( se parte de un esquema conceptual /eneral. 7( 7( en este sentido( siempre ser' posible a1ustarse a unos datos que( en apariencia( re"utan la teor&a. 0ues( esos datos proceden de un esquema conceptual /eneralizado( pero si se abandona ese esquema conceptual( podr&an ser a1ustados a la teor&a en cuestión. $s&( en opinión de de Quine( "rente a cualquier cualquier dato( siempre ay m's de una e9plicación posible. 0or 0or e1emplo( al/uien puede sostener que la ierra es plana. Frente a una pieza de e!idencia tan elemental como( supon/amos( las "otos que se toman desde satélites en las que( en e"ecto( la ierra tiene apariencia es"érica( quien de"iende que la ierra es plana puede sostener que esas "otos son un monta1e que procede de una conspiración mundial para acer creer que la ierra es es"érica. 0or ello( las "otos satelitales no re"utan inmediatamente la ipótesis respecto a la planicie de la ierra( pues esta re"utación parte de otras premisas por e1emplo( que esas "otos son con"iables<( y ésas a su !ez de otras. 0ero( si se prescinde de esas premisas y se postulan otras como( por e1emplo( que e9iste una conspiración mundial para acer creer que la ierra es es"érica<( entonces las "otos no constituyen un problema para quien de"iende que la ierra es plana. La postura de Quine es in/eniosa( pero criticable. Es cierto que( "rente a cualquier con1unto de datos( siempre ay !arias e9plicaciones posibles. 0ero( no por ello debemos asumir que todas las e9plicaciones son i/ualmente !'lidas. n principio ampliamente de"endido por los "ilóso"os es la )na!a1a de 2ccam-: las entidades no deben ser multiplicadas m's all' de su necesidad. En otras palabras( las e9plicaciones m's parsimoniosas son pre"eribles. En este sentido( si bien un con1unto de datos puede ser e9plicado por !arias teor&as( probablemente la correcta ser' aquella que sea m's parsimoniosa( a saber( la que recurra menos a ipótesis ad #oc . %i bien las "otos satelitales pueden e9plicarse a partir de dos teor&as primera: la ierra es es"érica5 se/unda: e9iste una conspiración para acer creer que la ierra es es"érica<( la primera es m's parsimoniosa( y por ende( pre"erible. 7( 7( de la misma manera( debemos e9tender 40
este criterio a la monta4a de disciplinas pseudocient&"icas: si bien( mediante ipótesis ad #oc ( podr&an a1ustarse a los datos que las re"utan( precisamente el eco de que continuamente apelan a ipótesis ad #oc las las ace prescindibles. En todo caso( Feyerabend insiste en que las teor&as cient&"icas se imponen( no por su correspondencia con la realidad( ni por la ri/urosidad de sus obser!aciones( sino por las estrate/ias retóricas propa/and&sticas que emplean. Jun de"end&a un ar/umento similar: nin/una teor&a supera a la anterior( sencillamente la reemplaza. El cambio de un paradi/ma a otro es a"&n al cambio de moda en la !estimenta. 8o dir&amos que la moda #ip #op de los a4os no!enta superó a la moda metal de los a4os ocenta. $mbos estilos de moda son inconmensurables( y adem's( el paso de un estilo a otro estu!o mediado por una estrate/ia medi'tica y publicitaria. 0ues bien( lo mismo que la moda de !estimenta( los paradi/mas son inconmensurables( y esos cambios de paradi/ma an estado mediados por la propa/anda de la ciencia( la cual se a !alido de estrate/ias retóricas. Los cient&"icos con!encen m's con sus discursos adornados que con la ri/urosidad de sus e9perimentos. Feyerabend aprecia a Galileo como un superbo propa/andista( que se !ale de la iron&a( el insulto( el rid&culo( y dem's trucos retóricos( para persuadir a "a!or de su idea no comprobada en aquel momento. 2tro de los "ilóso"os por los cuales los postmodernistas tienen muca simpat&a( icard orty( orty( también a adelantado la idea de que Galileo terminó por pre!alecer( m's debido a sus estrate/ias retóricas( que a la ri/urosidad de sus obser!aciones. 2( en todo caso( sostienen mucos postmodernistas( las teor&as de la ciencia se imponen( no propiamente por su correspondencia con la realidad( sino por "actores sociales espec&"icos que acen que se pri!ile/ie a esa teor&a cient&"ica( y no a otras. 3ebe admitirse que( en e"ecto( Galileo era 'bil en el uso de la retórica( y que la ciencia depende de buenas estrate/ias di!ul/ati!as. Es por ello que /ente como ;arl %a/an( Eduard 0unset o Dill 8ye acen una inmensa labor por la ciencia( aun si no an eco /randes descubrimientos. 0ero( postular que la retórica pesa m's que la ri/urosidad de las obser!aciones en la ciencia es sencillamente ir demasiado le1os( y distorsionar la istoria de la c iencia. Los creacionistas( por e1emplo( cuentan con un inmenso aparato propa/and&stico a su "a!or( y emplean estrate/ias retóricas muy e"icaces. En e"ecto( an lo/rado con!encer a la mitad de la población de EE.. cuna de la mayor parte de los cient&"icos del si/lo CC<5 pero la enorme cantidad de "ilmes( "olletos( campamentos y museos a "a!or del creacionismo( no podr' con!encer a los cient&"icos de que 3ios creó a cada especie por separado ace apenas seis mil a4os. El creacionismo no con!encer'( sencillamente porque( aun si cuenta a su "a!or trillones de dólares y estrate/ias medi'ticas( no cuenta con e!idencia a su "a!or. Jun( orty y Feyerabend an eco bien en se4alar un aspecto importante de la ciencia5 a saber( que el adorno retórico mucas !eces complementa a la sustancia de los descubrimientos. 0ero( estos autores y sus se/uidores postmodernistas( pierden de !ista el eco de que la e!idencia siempre pesar' m's que las estrate/ias retóricas. $l "inal( la !erdad pre!alecer'. ambién es disputable la reconstrucción istórica que Feyerabend ace del caso de Galileo. Es cierto que( admitido el ar/umento de la torre promo!ido por los /eocentristas( el postular que la ierra se mue!e abr&a ido en contra de las re/las protocient&"icas de aquel momento. 0ero( Galileo destacó( no sólo por atacar el /eocentrismo( sino también por colocar en duda las nociones imperantes sobre el impulso y el mo!imiento. Es cierto que Galileo no izo obser!aciones ri/urosas sobre estos asuntos( pero eso en nin/6n sentido implica que la ciencia "unciona me1or cuando prescinde de la ri/urosidad de su método. En cierto sentido( Galileo tu!o suerte( pues las posteriores obser!aciones c on"irmaron sus intuiciones. 0ero( si las posteriores obser!aciones ubieran re"utado las intuiciones de Galileo( oy lo abr&amos de1ado en el ol!ido. 3e nue!o( contrario a lo que Feyerabend cree( el peso de la e!idencia( la coerencia y el car'cter parsimonioso termina por ser la !ara mediante la cual la ciencia mide la plausibilidad de una teor&a. ;omo 3errida( Feyerabend parte de ecos interesantes por e1emplo( oy se ol!ida que en época de Galileo( el /eocentrismo no era sencillamente una postura do/m'tica( sino que aparentemente contaba con e!idencia emp&rica a su "a!or<. 0ero( como 3errida( Feyerabend desemboca en e9tremos que rayan en lo absurdo. El todo !ale@ elimina la distinción entre lo racional y lo irracional( y as&( cualquier disparate ser&a admisible. La si/uiente e!aluación que >ario Dun/e ace de Feyerabend recapitula bastante bien las cr&ticas que asta aora e e9puesto: creo que la in"luencia popular de Feyerabend "ue tan noci!a como "uerte. Fue noci!o porque propaló los mitos de que no ay !erdades ob1eti!as y de que a la postre lo 6nico que importa es el poder. 7 su in"luencia popular "ue enorme precisamente porque predicó con palabra "'cil y encendida as& como con el e1emplo< que no !ale la pena estudiar nada en serio y con ri/or( ya que )todo !ale-. Es una in!itación al "acilismo. ;omo si iciera "alta en pa&ses sin tradición cultural ri/urosa@. WWW na !ariante de las doctrinas que postulan que la realidad y el mundo e9terior no e9isten es el llamado )constructi!ismo social-. 7( 7( como es de esperar( el postmodernismo ace la "iesta con esta postura. En el si/lo C+III( el "ilóso"o Geor/e Der=eley articuló una de"ensa de la postura idealista se/6n la cual todo cuanto e9iste es mental. El libro que en este momento est'is leyendo no es propiamente real( sino apenas una ima/en que procede de la mente. En el momento en que de1éis de leer este libro( de1ar' de e9istir( pues abr' desaparecido de !uestra mente. $s&( Der=eley popularizó su doctrina con la "rase latina ese ese est percipi @( @( ser es ser percibido. Esto recapitula la !ie1a pre/unta que se acen los "ilóso"os: si un 'rbol cae y nadie est' para escucarlo( ¿ace ruido? Der=ley en"'ticamente responder&a que no: ese 'rbol e9iste sólo si es percibido por al/una mente. Esta postura siempre a resultado pintoresca( y sir!e como in!itación a la intri/a "ilosó"ica. 0ero( no a sido muy popular en la istoria de la "iloso"&a( en buena medida porque es sumamente e9tra!a/ante. ;uando al/uien patea una roca( siente un dolor muy pro"undo. %i la roca "uese meramente una construcción mental( ser&a posible e!adir el dolor que se /enera al patearla. $dem's( si todo cuanto e9iste es 41
mental( ¿cómo puedo estar se/uro de que los dem's e9isten? La "iloso"&a de Der=eley parece conducir ine!itablemente al solipsismo( la postura se/6n la cual sólo yo e9isto. %i al/uien se atre!e a ne/ar la e9istencia de los dem's( no tiene nin/6n sentido intentar entablar una comunicación. >ucos "ilóso"os an !isto en estos sencillos ar/umentos la re"utación m's e"ecti!a del idealismo de Der=eley. 7( en e"ecto( cabr&a esperar que Der=ley ser&a un persona1e pintoresco en la istoria de la "iloso"&a( pero que poca /ente se tomar&a en serio sus ale/atos. 0ero( sorprendentemente( al/unas !ertientes del postmodernismo que se proponen atacar a la ciencia an esbozado posturas muy similares a las de Der=eley. $s& como Der=eley nie/a la e9istencia de la materia y( por ende( de una realidad que e9iste "uera del mundo mental de cada quien( el constructi!ismo social postula que la realidad y el mundo e9terior no e9isten( sino que son )construcciones sociales-. Eso sir!e como plata"orma para atacar a la c iencia. Da1o esta doctrina( no e9iste una realidad ob1eti!a e9terior la cual la ciencia pueda pretender describir. El mundo no est' a& a"uera en espera de s er descubierto. $ntes bien( la ciencia no descubre cosas( sino que las in!enta. 7( en ese sentido( los conceptos cient&"icos no e9isten autónomamente( sino que an sido construidos socialmente( y son meras con!enciones. $s&( oy es con!encional asumir que la ierra /ira alrededor del sol( pero eso es apenas una construcción social. En el si/lo C+( lo con!encional era asumir que el sol /ira alrededor de la ierra( y eso era también una construcción social. $l "inal( los constructi!istas asumen que la !erdad es también una c onstrucción social( y que como tal( no e9iste en pleno sentido. La distinción entre lo !erdadero y lo "also es meramente circunstancial y moment'nea( y as&( al/unas creencias son "alsas en un conte9to( y !erdaderas en otro. ;on esto( los constructi!istas sociales quieren en"atizar que aquello que la ciencia promul/a es apenas una con!ención social. 7( en ese sentido( la ciencia est' determinada por las condiciones sociales que imperan. Da1o unas circunstancias sociales( se in!entar'n al/unos conceptos cient&"icos( y ba1o otras circunstancias sociales( se in!entar'n otros conceptos cient&"icos. En esto( el constructi!ismo social es un eredero intelectual del mar9ismo. >ar9 y En/els ab&an postulado que las ideas imperantes de una sociedad est'n determinadas por su base económica. $s&( por e1emplo( la "amilia mono/'mica obedece a los intereses bur/ueses para prote/er la propiedad mediante la institución de la erencia5 el arte dominante de una sociedad re"le1a las relaciones de e9plotación( etc. $s&( instituciones como el arte( la reli/ión( la "amilia y el Estado( est'n determinadas por las condiciones materiales( y re"le1an los intereses de la clase bur/uesa. >ar9 y En/els nunca pretendieron e9tender este an'lisis a la ciencia como institución de eco( como emos !isto en el cap&tulo M( >ar9 y En/els ten&an en alta estima a la ciencia( y pretend&an alcanzar un )socialismo cient&"ico-<. 0ero( a resultado ine!itable que al/unos de sus continuadores s& e9tiendan esto a una cr&tica de la ciencia: como la reli/ión( la ciencia re"le1a los intereses de la clase dominante. 8o debe resultar di"&cil apreciar que todo esto desemboca en el relati!ismo postmodernista. El constructi!ismo social nie/a que e9ista una realidad ob1eti!a "uera de nuestras mentes( y que la ciencia sea una empresa que pueda alcanzar ob1eti!idad en su descripción de la realidad. $ntes bien( aquello que consideramos real no es m's que una construcción( y las cosas e9isten sólo en la medida en que nos pronunciemos sobre ellas. 7( por supuesto( el modo en que construimos la realidad est' in"luido por las condiciones sociales. 3ebe admitirse que estas posturas tienen al/6n /rado de plausibilidad. En e"ecto( ay cosas que s& son socialmente construidas. ;onsideremos( por e1emplo( el comple1o de Edipo. ¿E9iste eso realmente? En una época( al/unos psicólo/os consideraban que s&( y que Freud lo descubrió. 0ero al/unos /ur6s del postmodernismo( como Gilles 3eleuze y Feli9 Guatarri( lle/aron a sostener que el c omple1o de Edipo sólo empezó a e9istir a partir de Freud. $l menos podemos conceder eso a estos /ur6s postmodernistas: en e"ecto( el comple1o de Edipo empezó a e9istir con Freud. 0ues( en tanto ese comple1o parece ser una mera "antas&a( tendr&amos que concluir que Freud lo in!entó. $s&( ur/e apreciar que Freud no descubrió el comple1o de Edipo pues no se puede descubrir al/o que a6n no e9iste<( sino que lo in!entó. En ese sentido( es per"ectamente razonable aceptar que( e"ecti!amente( el comple1o de Edipo es una construcción social. 7( 1unto a los constructi!istas sociales( podemos admitir que las condiciones sociales de la época !ictoriana represión se9ual( "ascinación con los temas /rie/os( etc.< in"luyeron si/ni"icati!amente sobre el in!ento de Freud. >ucas otras cosas son construcciones soc iales. El matrimonio no e9iste propiamente5 ante los o1os de la sociedad( un ombre y una mu1er se unen( pero esta unión es sencillamente una abstracción de nuestras mentes. La "rontera entre Francia y Espa4a tampoco e9iste realmente5 es apenas una l&nea ima/inaria que di!ide a dos pa&ses. La di!isión de la istoria con el nacimiento de ;risto es( claro est'( una construcción social: podemos per"ectamente di!idir el tiempo de otras "ormas. 7( as& sucesi!amente. Es bastante claro que la mayor&a de los conceptos que se mane1an en las ciencias sociales son construcciones sociales. El nacionalismo( la cultura( la burocracia( la pol&tica( etc.( dependen de nuestras concepciones para e9istir. En el momento en que de1emos de pensar en el nacionalismo( éste de1ar' de e9istir. 3e nue!o( todos éstos son conceptos mentales que dependen de nuestro pensamiento para e9istir. Incluso en las llamadas )ciencias duras- o ciencias naturales( o ciencias "&sicas<( ay su"iciente espacio para concluir que al/unos conceptos son meras construcciones sociales. ;onsideremos( por e1emplo( las razas umanas. ¿E9isten realmente los )ne/ros-? Aay al/unos cient&"icos la minor&a< que s& cree que( en e"ecto( e9iste realmente una cate/or&a de seres umanos que podemos llamar )ne/ros-5 estos cient&"icos consideran que las razas umanas s& e9isten. La mayor&a de los cient&"icos( no obstante( opina que el concepto de raza no es !'lido en la biolo/&a. %i esta mayor&a tiene razón( entonces la raza es una construcción social: erróneamente( los cient&"icos 42
de anta4o ab&an di!idido a la umanidad en cate/or&as que no e9isten realmente( sino que an sido in!entadas. 7( quiz's( esta in!ención es debida a al/6n condicionamiento social en el si/lo CIC la época cuando m's prosperó el es"uerzo por clasi"icar a las )razas-<( como por e1emplo( la escla!itud y el colonialismo. +ol!eremos sobre esto en el cap&tulo MR. Incluso( un problema similar se a planteado( ya ni siquiera respecto a la e9istencia de las razas umanas( sino respecto a las especies. radicionalmente( una especie suele de"inirse como un con1unto de or/anismos que tienen capacidad reproductora entre s&( y est'n reproducti!amente aislados de los dem's. 8o obstante( esta de"inición no es absolutamente n&tida( pues a !eces( al/unas especies pueden cruzarse y /enerar &bridos "értiles. ¿Es la )especie- una construcción umana( o e9iste en la realidad es decir( en el e9terior de nuestras mentes odo esto recapitula un !ie1o debate en la "iloso"&a. En la Edad >edia( al/unos "ilóso"os( los )realistas-( opinaban que conceptos /enerales como )ne/ro( )ti/re- o )libro- s& e9isten en la realidad. 2tros "ilóso"os( los )nominalistas-( opinaban que )ne/ro-( )ti/re- y )libro- son apenas nom6res que empleamos para a/lutinar cosas que se parecen y que( por ende( sólo e9isten en nuestra mente. %e trata de un debate que( si bien "ue una enorme preocupación en una época pasada( si/ue !i/ente oy. En todo caso( parece plausible admitir que( en e"ecto( a6n en las ciencias naturales( mucos conceptos son meras construcciones sociales. 0ero( presumir( como acen mucos postmodernistas( que todo es una construcción social inclusi!e conceptos b'sicos de las ciencias naturales<( es ir ya demasiado le1os. Da1o este constructi!ismo social( la ley de la /ra!edad no e9iste en la realidad( sino que es apenas una con!ención que la ciencia a in!entado. ampoco e9isten las estrellas( los !olcanes( los r&os( las monta4as( las moléculas( los 'tomos5 en "in( todo esto a sido in!entado por al/unas personas mediante el discurso cient&"ico. na !ez m's( esto ya empieza a sonar rid&culo. +ol!amos al recurrente e1emplo del /eocentrismo. 3e acuerdo al constructi!ismo( el eco de que la ierra /ira alrededor del sol no es ob1eti!o( no est' a"uera en la realidad. $ntes bien( se trata de al/o que la ciencia actual a c onstruido( y por ende( es una mera construcción. Aoy( se considera !erdadero que la ierra /ira alrededor del sol( pero es )!erdadero- sólo en un sentido relati!o( a saber( relati!o a nuestro conte9to( pues a sido en este conte9to donde se a construido ese eco. En otro conte9to( la Europa del si/lo C+( imperaba otra construcción social5 a saber( el /eocentrismo. 7( en tanto la !erdad es una construcción social que emer/e de cada conte9to( en aquel conte9to( era !erdadero que el s ol /ira alrededor de la ierra. E!aluemos las implicaciones que esto tiene. %i en el si/lo C+ era !erdadero que el sol /iraba alrededor de la ierra( y en el si/lo CCI( es !erdadero que la ierra /ira alrededor del sol( ¿implica ello que el sol se mo!&a y de repente se detu!o( y la ierra era "i1a y de repente se empezó a mo!er? %i oy es !erdadero que la ierra se mue!e( pero en el si/lo C+ era !erdadero que la ierra no se mue!e( entonces pareciera que la 6nica e9plicación que tenemos a esto es que( en el si/lo C+ la ierra no se mo!&a( pero oy s& se mue!e. Es la 6nica manera en que los europeos del si/lo C+ no estu!ieran equi!ocados( y nosotros tampoco. Esto es absurdo. 0ero( como emos apreciado a lo lar/o de este libro( los postmodernistas no tienen "reno en asumir posturas absurdas. 7( de eco( el sociólo/o Druno Latour a lle!ado el constructi!ismo social al e9tremo y( en e"ecto( a asumido que al/unas cosas que nosotros asumimos que an e9istido desde ace muco tiempo( en realidad an e9istido sólo desde el momento en que la ciencia las a )construido-. Aace al/unas décadas( se arro1ó la ipótesis de que el anti/uo "araón e/ipcio amsés II( pudo aber muerto de tuberculosis( pues en su tumba se descubrieron rastros bioló/icos de esta en"ermedad. 0ero( insólitamente( Latour ad!ierte que amsés II no pudo aber muerto de tuberculosis( pues esta en"ermedad no e9ist&a en aquella época. Aasta a&( la postura de Latour no escandaliza muco( pues en e"ecto( al/unas en"ermedades an empezado a e9istir sólo recientemente( como por e1emplo( el %I3$. 0ero( Latour sostiene que la tuberculosis no e9ist&a durante la época del $nti/uo E/ipto( porque el pató/eno que la causa( el bacilo( "ue postulado por obert Joc en MPPK. $ntes de que Joc postulara la e9istencia del bacilo( éste no e9 ist&a. Latour se4ala que( as& como ser&a un anacronismo absurdo postular que amsés II murió por las eridas c ausadas por una metralleta( ser&a i/ualmente absurdo postular que murió de tuberculosis. En época de amsés II( las metralletas no e9ist&an5 se/6n Latour( en época de amsés II la tuberculosis tampoco e9ist&a( y por ende( ser&a anacrónico sostener que el "araón murió de esta en"ermedad. E!aluemos las aplicaciones de seme1ante postura. %i Latour est' en lo cierto( entonces la /ra!edad empezó a e9istir cuando a 8eUton le cayó la manzana en la cabeza( las especies empezaron a e!olucionar cuando 3arUin publicó El origen de las especies( el tiempo empezó a ser relati!o con Einstein( la ierra se empezó a mo!er con ;opérnico( los /enes empezaron a e9istir con >endel. 7( as& sucesi!amente. La "alla elemental de la ar/umentación de Latour es que con"unde un descubrimiento con un in!ento. Es lamentable que la etimolo/&a latina no nos ayude muco( pues )in(enire- de a& !iene )in!ento-< si/ni"ica )descubrir-. 0ero( no debemos de1arnos /uiar demasiado por la etimolo/&a( y debemos ad!ertir la distinción entre un in!ento y un descubrimiento. La metralleta es un in!ento( y en ese sentido( no e9ist&a en la época "araónica. 0ues( en e"ecto( la metralleta es una construcción del ombre. 0ero( el bacilo de la tuberculosis no es un in!ento. obert Joc no lo in!entó5 sólo lo descubrió. El bacilo ya e9ist&a( a pesar de que nosotros no sab&amos que e9ist&a. 8osotros podemos tener el control sobre al/unas cosas para empezar a e9istir si no in!entamos las metralletas( éstas no e9istir&an<( pero no todo. Aay una realidad que e9iste all' a"uera( y que no depende de nuestro pensamiento. Es muco m's razonable postular que( contrario a Der=eley( al/unas cosas pueden e9istir sin ser percibidas. En de"initi!a( de nue!o( los postmodernistas parten de ecos interesantes y premisas plausibles el eco de que( en e"ecto( al/unos conceptos que en una época se ab&an asumido como reales( son meros constructos( como por e1emplo( las razas umanas<. 43
0ero( los postmodernistas incurren en lo /rotesco( al postular que todo el conocimiento cient&"ico es apenas una construcción social y que( por ende( su !alor de !erdad ser' relati!o al conte9to en el cual a sido construido. $l "inal( el constructi!ismo social es una !ariante de relati!ismo( y en"renta las mismas ob1eciones de esta doctrina: si todo es una construcción social( entonces el constructi!ismo social es una construcción social. 7( en ese sentido( no ay moti!o por el cual aceptar sus tesis( pues proceden de un conte9to espec&"ico( y no puede pretender tener !alidez uni!ersal. El constructi!ismo social es uno de los /randes obst'culos al pro/reso de la ciencia( y ar&amos bien en recazarlo. WWW Aasta aora( el principal ataque postmodernista a la ciencia consiste en se4alar que( supuestamente( la acti!idad cient&"ica carece de ob1eti!idad( pues no ay una !erdad trascendente a la cual acercarse. 0ero( adem's de eso( los postmodernistas an intentado "ormular otras cr&ticas. Aa sido un lu/ar com6n( especialmente a partir de los escritos de Feyerabend( acusar a la ciencia de ser una institución tir'nica a"&n a un monstruoso sistema totalitario que aplasta a toda "orma de disidencia. La ciencia es al/o as& como la Inquisición( y tal como apunta Feyerabend( la ciencia se comporta con los eterodo9os de la misma manera en que la I/lesia se comportó con Galileo. $ 1uicio de los postmodernistas( la ciencia a reemplazado a la reli/ión como el sistema do/m'tico de nuestra era. Esta cr&tica pasa por alto !arios puntos. En primer lu/ar( e9iste una crucial di"erencia entre los cient&"icos y los inquisidores. $ di"erencia de la reli/ión( la ciencia no acepta nada por "e( y de eco( presc inde de do/mas. El cristianismo acepta que 3ios es tres personas porque la :i6lia as& lo ense4a en realidad( ni siquiera la :i6lia ense4a eso<. En cambio( la ciencia nunca a postulado que la ley de la /ra!edad ocurre porque 8eUton as & lo ense4a. $ntes bien( cualquier persona puede !eri"icar por su cuenta los ale/atos de la ciencia( sin necesidad de apelar a una autoridad. La Inquisición quemó a /ente en la o/uera( %talin en!ió /ente a los campos de concentración. La ciencia no a e9iliado ni e1ecutado a nadie es cierto que( en la ..%.%.( el biólo/o ro"im Lysen=o propició que sus ad!ersarios intelectuales "ueran en!iados a %iberia( pero por eso( y por otras razones( Lysen=o es considerado un peli/roso pseudocient&"ico( en !ez de un cient&"ico propiamente<. La ciencia no suprime el dereco de e9presión de los disidentes. %encillamente( los cient&"icos est'n en el deber de denunciar como "alsas( creencias que no se basan en la correcta aplicación del método cient&"ico. 8in/6n e!olucionista a propuesto en!iar a la c'rcel a los creacionistas. %ólo an se4alado que el creacionismo es una postura irracional( y que no debe ser ense4ada en las escuelas p6blicas( pues éstas son "inanciadas con los "ondos que proceden de los contribuyentes que pa/an impuestos. Los e!olucionistas nunca an pretendido proibir la ense4anza del creacionismo en los sermones en las i/lesias( o en las plazas p6blicas. %ólo piden que el dinero p6blico no se diri1a a promo!er tonter&as. 0ostmodernistas como Gianni +attimo estiman que( para rescatar la democracia( debe abrirse el espacio a aquello que él denomina el )pensamiento débil-( a saber( todos aquellos ale/atos que no cuentan con el a!al de las /randes instituciones modernas. En "unción de ello( e9iste entre los postmodernistas la preocupación de que la ciencia coloca en peli/ro a la democracia( al no permitir la pluralidad de pensamiento. 3e nue!o( los cient&"icos no proponen quemar en la o/uera a los pseudocient&"icos. %ólo proponen que en las instituciones "inanciadas con "ondos p6blicos( se "omente el empleo de la racionalidad. Los postmodernistas suelen acusar de )mente cerrada- a los cient&"icos( por no permitir !isiones alternati!as en su ense4anza. Ysta es una acusación in1usta. Los cient&"icos est'n per"ectamente abiertos a escucar ale/atos de todo tipo( pero precisamente la correcta aplicación del método cient&"ico ser!ir' como 1uez para e!aluar si esos ale/atos son o no aceptables. El /ran ilusionista #ames andi siempre a estado abierto a que la /ente trate de demostrar ale/atos pseudocient&"icos5 de eco( o"rece un millón de dólares a quien pueda acerlo. Aasta aora( nadie a podido( y precisamente debido a ese "racaso( andi si/ue cerrado a aceptar la !eracidad de los ale/atos pseudocient&"icos. 0odemos tener una mentalidad abierta para escucar y considerar ale/atos( pero no debemos tener una mentalidad abierta para aceptar cualquier disparate. 0or 6ltimo( los postmodernistas an insistentemente esbozado una cr&tica a la ciencia que( incluso( es compartida por personas muy a1enas al postmodernismo. Este ataque consiste en se4alar que la ciencia tiene sus l&mites( y sencillamente( no puede e9plicarlo todo. 3e acuerdo a esta cr&tica( la ciencia es muy loable y sir!e para mucas cosas( pero debe ser con"inada a su es"era. La ciencia puede dar respuesta a mucas interro/antes pero( se/6n ar/umentan los cr&ticos( ay tres tipos de cuestiones "undamentales sobre las cuales la ciencia no debe pronunciarse: la reli/ión( el arte y la moral. En cuanto a la reli/ión( los cr&ticos de la ciencia suelen ampararse en la idea de"endida por el biólo/o %tepen #ay Gould un cient&"ico muy competente( muy ale1ado del postmodernismo<( se/6n la cual la ciencia y la reli/ión ocupan distintos ma/isterios que no se sobreponen. Da1o esta !isión( la ciencia no tiene acceso a pre/untas t&picamente reli/iosas tales como: ¿e9iste 3ios?( ¿ay !ida después de la muerte?( ¿cu'l es el ori/en de todo?( etc. La tesis de Gould es sumamente cuestionable. En primer lu/ar( resulta bastante e!idente que la reli/ión y la ciencia s& se sobreponen( y que mucas !eces( los ale/atos de la primera son re"utados por la se/unda. La reli/ión quiere acer creer que los ataques epilépticos se deben a posesiones demon&acas5 la ciencia postula m's bien que es un desorden neuroló/ico. 7( as& sucesi!amente. La ciencia s& podr&a dar respuesta a la pre/unta sobre la e9istencia de 3ios. %i el uni!erso contase con una serie de caracter&sticas( las cuales incon"undiblemente abr&a que interpretar como se4ales de la e9istencia de 3ios( entonces la ciencia podr&a a"irmar que 3ios s& e9iste. Aasta aora( esas se4ales no an aparecido( pero no es un escenario imposible que aparezcan. El eco de que no aya se4ales no prueba que 3ios no e9ista( pero puesto que no se puede probar la ine9istencia "'ctica de un ente que s& es 44
ló/icamente posible( la ciencia ace bien en presumir que 3ios no e9iste( a pesar de que est' abierta a considerar la e!idencia de la misma "orma en que est' abierta a considerar la e!idencia de la parapsicolo/&a( la astrolo/&a( el Fen/ %ui( etc.<. La ciencia también podr&a responder a la pre/unta respecto a la !ida después de la muerte. 3e eco( mucos parapsicólo/os pretenden demostrar que s& ay e!idencia a "a!or de una e9istencia post mortem. ;ontrario a lo que los parapsicólo/os creen( no ay e!idencia a "a!or de la !ida después de la muerte( pero al menos s& es posible que aparezca. 7( de nue!o( esto permite a la ciencia pronunciarse sobre esta pre/unta. especto a los or&/enes del uni!erso( una pre/unta t&picamente reli/iosa( la ciencia a sido muy e9itosa en pro!eer respuestas. %i bien la teor&a del Di/ Dan/ a6n es un modelo que de1a al/unas dudas( se trata de un notable es"uerzo por inda/ar sobre los or&/enes del uni!erso( muco m's e"icaz que las respuestas pro!istas por los mitos o el relato del G'nesis. ;ontrario a lo que creen los postmodernistas y dem's cr&ticos( la ciencia también podr&a incursionar en el campo de la estética. ;ada !ez contamos con m's e!idencia a "a!or de la idea de que la e9periencia estética tiene una correspondencia con al/unos estados espec&"icos del cerebro. 3e eco( la naciente disciplina de la neuroestética procura estudiar cómo se mani"iesta en el cerebro la e9periencia estética. $s&( si bien estos estudios est'n en una etapa incipiente( e!entualmente( un cient&"ico podr&a determinar qué es lo bello. %i minuciosamente se descubren los e!entos neuronales que propician la emoción estética( entonces el cient&"ico podr' e!aluar cu'les son las obras que acti!an esas neuronas. ;on esta base( podr' dotar de suelo emp&rico y ob1eti!o a la de"inición de lo bello. 0or encima de todo( los cr&ticos que quieren colocarle "reno a la primac&a de la c iencia sostienen que ésta puede ense4arnos cómo es el mundo( pero no nos ense4a cómo de6e ser el mundo. La ciencia se ocupa de los ecos( pero no de los !alores. En otras palabras( la ciencia no puede ense4arnos absolutamente nada sobre moral. 7( se es/rime( para poder conser!ar la moral en una sociedad( la ciencia debe ba1ar de su esca4o de arro/ancia( y permitir que otras apro9imaciones al mundo( las cuales prescinden del método cient&"ico( ten/an un espacio. La ciencia puede ense4arnos a resol!er casos criminales( pero no nos ense4a por qué no debemos cometer cr&menes. El cient&"ico( se es/rime( debe abrir paso al "ilóso"o o sacerdote moralista( a "in de mantener la "elicidad Esta cr&tica resuena muco( incluso entre los /randes pensadores de la Ilustración y sus descendientes( los cuales estar&an muy le1os del postmodernismo. El /ran 3a!id Aume uno de los m's elocuentes ilustrados< "ue el primero en se4alar la distinción entre un eco y un !alor. $ 1uicio de Aume( la descripción y la prescripción son dos cosas muy distintas. >uca /ente salta del !erbo )ser- a los !erbos )deber ser-( pero Aume denunciaba que esto es ló/icamente il&cito. 7( as&( la ciencia puede ense4arnos cómo es el mundo( pero no cómo debe ser. 2tro /ran "ilóso"o de la modernidad( G.E. >oore( ad!ert&a que se comete una "alacia cuando se pretende describir lo bueno en términos naturales. 0ara >oore( lo bueno no es de"inible en "unción de propiedades naturales( y en cuanto tal( no podemos pretender prescribir el mundo a partir de las obser!aciones. En este sentido( la postura de >oore s e conoce como )no naturalismo moral-. 7( su implicación es la misma que la de Aume: la ciencia no nos puede ense4ar nada sobre moral. 0or muco tiempo( ésta a sido la postura dominante( e incluso( yo mismo la e aceptado. 0ero( en buena medida como consecuencia de la lectura del neurocient&"ico %am Aarris( aora aprecio que ay su"iciente espacio para recazarla. 7( en "unción de eso( me inclino a pensar aunque( admito que me queda al/6n espacio de duda< que la ciencia s& puede darnos lecciones sobre moral y que( precisamente( para "ortalecer la moral( es necesario enaltecer a la c iencia. %i( como las m6ltiples !ariantes del edonismo consecuencialistas( utilitaristas( e/o&stas( etc.< postulan( lo bueno tiene una &ntima asociación con el placer si acaso no son idénticos<( entonces ay su"iciente espacio para asumir que la ciencia s& puede darnos lecciones morales. 0ues( la ciencia cada !ez m's descubre cu'les son los mecanismos que /eneran placer y "elicidad en los seres umanos. ;ontrario a lo que en al/una época se creyó( la "elicidad no es meramente un estado sub1eti!o. $ntes bien( los cient&"icos descubren cada !ez con mayor precisión qué modos de !ida desembocan en "elicidad. 3e eco( si bien a6n se encuentra en una "ase muy temprana( la neurociencia ya se encamina a especi"icar cu'les son las zonas del cerebro que se iluminan cuando las personas tienen sensaciones placenteras. En realidad( esto ni siquiera es tan no!edoso. 3esde ace tiempo( sabemos que el consumir y tra"icar coca&na es inmoral. ¿;ómo sabemos eso? 8o lo sabemos porque 3ios proibió la coca&na en las ablas de la Ley( o porque un "ilóso"o lo sometió a re"le9ión5 lo sabemos porque los cient&"icos( tras mucos e9perimentos( nos an in"ormado que el consumo de coca&na es se!eramente da4ino al cuerpo umano( y termina por producir muco su"rimiento. $s&( la ciencia nos in"orma qué /enera su"rimiento y qué /enera placer( y a partir de eso( decidiremos qué es lo bueno y qué es lo malo. 0or supuesto( es a6n debatible si lo bueno es idéntico a lo placentero( y s e trata de un debate que( por razones de espacio( no puedo tratar ac'. 0ero( al menos s& parece plausible identi"icar el bien con el placer en todo caso( para esto no abr' demostración<( y si as& lo acemos( entonces podremos admitir que s& es posible elaborar una ciencia de lo moral. En ese caso( deber&amos prestar menos atención al sermón dominical( y m's atención a los descubrimientos de la neurociencia. En el si/uiente cap&tulo( dedicaremos m's atención a este asunto. Para leer &($)
D8GE( >ario. La in(estigación cient=+ica su estrategia ! su +iloso+=a. >adrid: %i/lo CCI. KRRR. ;ualquier obra de >ario Dun/e es recomendable como de"ensa de la ciencia "rente a los ataques relati!istas. 0ero( ésta es una de las m's completas. ELH$%( ;arlos. La razón estrangulada. 3ebate. KRRP. na obra muy amena( en la cual se denuncia cr&ticamente el desdén que la actual /eneración siente por la ciencia. *a%+tulo 5 45
El bien - el &al
Aemos !isto que uno de los m's emblem'ticos representantes del postmodernismo( #ean Francois Lyotard( de"ine a este mo!imiento como sospeca "rente a los )/randes relatos- y los )discursos totalizantes-. ;omo buen postmodernista( la selección de las palabras por parte de Lyotard no es muy esclarecedora( pero /eneralmente se entiende esto como una reacción en contra de la uni!ersalidad que tanto de"endieron los ilustrados. $s&( la ciencia no puede pretender que las leyes que postula ten/an !alidez uni!ersal( y como emos !isto en el cap&tulo anterior( esto termina por desembocar en el relati!ismo. 0ues bien( Lyotard y el resto de los postmodernistas e9tiende este relati!ismo al terreno de la moral. no de los "ilóso"os m's admirados por los postmodernistas( Friederic 8ietzsce( ya ab&a intentado arremeter en contra de la moral. na de sus aspiraciones ab&a sido concebir un modelo de ser umano que( en sus propias palabras( estu!iese m's all' del bien y del mal@5 es decir( que no se sintiese atado por las restricciones que la moral impone. En este aspecto( los postmodernistas no an se/uido estrictamente a 8ietzsce. Yste pareció prescindir de la distinción entre lo bueno y lo malo( y en ese sentido( mucas !eces a sido catalo/ado de )niilista moral-: para 8ietzsce( sencillamente no parecen e9istir los !alores morales. Los postmodernistas( por su parte( s& aceptan que e9isten !alores morales. 0ero( en concordancia con el recazo de Lyotard a los )discursos totalizantes-( asumen que estos !alores morales no pueden pretender tener !alidez uni!ersal. 7( en ese sentido( en !ez de asumir el niilismo moral de 8ietzsce( optan m's bien por la postura que a !enido a llamarse )relati!ismo moral-. Da1o esta postura( la distinción de lo bueno y lo malo es relati!a a cada conte9to. Aemos !isto en los dos cap&tulos anteriores que el relati!ismo en /eneral postula que la !erdad es relati!a( de manera tal que una creencia puede ser !erdadera en un conte9to( y "alsa en otro. 0ues bien( el relati!ismo moral postula que una pr'ctica puede ser buena en un conte9to( y mala en otro. 7( en ese sentido( no e9isten ! alores morales absolutos que puedan pretender re/ir a la umanidad entera. radicionalmente( los /randes sistemas éticos presumen que sus mandatos deben tener alcance uni!ersal. ;uando( por e1emplo( se impone no matar's@( no se presume que es te mandamiento sólo aplica a al/unos seres umanos. $ntes bien( la presunción es que la censura moral en contra del omicidio tiene aplicabilidad uni!ersal. 0ero( el relati!ista moral quiere retar esta presunción. 8o ay !alores morales absolutos( y por ende( nin/una re/la puede tener alcance uni!ersal. En al/6n conte9to( s& se puede prescindir del no matar's@. 0or e1emplo( los aztecas sacri"icaban ritualmente a miles de seres umanos( pero aparentemente( no ab&a ob1eción moral entre ellos "rente a estas pr'cticas. En ese conte9to( parece claro que el no matar's@ no aplica( y que por ende( no e9iste una proibición uni!ersal en contra de quitar la !ida a otras personas. $s&( los postmodernistas llaman la atención respecto a la di!ersidad de morales que e9isten en el mundo. En esto( pretenden asumir un esp&ritu cosmopolita: antes de cometer el error de suponer que toda la umanidad comparte nuestros !alores morales( es prudente adquirir consciencia de la di!ersidad umana. 7( precisamente( la obser!ación de distintas sociedades con"irma que no todos los pueblos del mundo coinciden respecto a la distinción entre lo bueno y lo malo. En esto( los postmodernistas recapitulan una anti/ua tradición de !ia1eros y e9ploradores que( en e"ecto( an reportado costumbres muy distintas. Aerodoto( por e1emplo( narra que el rey persa 3ar&o( se reunió con unos /rie/os y con unos indios. $ los /rie/os( les pre/untó si podr&an comer los cuerpos de sus antepasados5 los /rie/os respondieron escandalizados que 1am's lo ar&an. $ los indios quienes s& com&an a sus padres< pre/untó si podr&an quemar los cuerpos de sus antepasados a la usanza /rie/a< y respondieron escandalizados que 1am's lo ar&an. ;on este interro/atorio( 3ar&o pretend&a demostrar que lo bueno y lo malo es relati!o al conte9to( y mediante esa istoria( Aerodoto quer&a rea"irmar la anti/ua m'9ima del poeta 0&ndaro: la costumbre es el rey. En el si/lo C+I( >ontai/ne también e9presó ideas similares. $ nosotros nos puede producir un /ran esc'ndalo la idea de consumir carne umana( pero para los nati!os del Drasil( puede ser al/o per"ectamente normal. 3e nue!o( no e9iste un imperati!o uni!ersal en contra del canibalismo( pues es e!idente que al/unos pueblos s& consumen carne umana. $ medida que la ci!ilización occidental entraba en contacto con otros pueblos( parec&a con"irmarse cada !ez m's la di!ersidad moral de la umanidad. El traba1o de los antropólo/os se "ue per"eccionando( y cada !ez m's( se descubr&an pr'cticas que( no sólo resultaban pintorescas como( por e1emplo( colocarse un tatua1e<( sino que también escandalizaban a las sensibilidades morales occidentales como( por e1emplo( el in"anticidio<. Estos allaz/os tienen muco peso. En e"ecto( parecieran dar sustento al relati!ismo moral( pues( e"ecti!amente( a nosotros nos causa orror el in"anticidio( pero para al/unas tribus( es una pr'ctica que cuenta con el a!al social. 0ero( ur/e elaborar una aclaratoria. 0or aora( estos casos parecen dar sustento al relati!ismo moral( pero sólo a ni!el descripti!o. En otras palabras( la di!ersidad de costumbres a"irma que( en e"ecto( ay un disenso entre distintos pueblos del mundo respecto a qué es lo bueno. 0ero( ello no implica que todas las pr'cticas sean moralmente equi!alentes. Los inuit creen que el abandono de los ancianos no es malo( pero per"ectamente podr&an estar equi!ocados en su creencia. El eco de que los inuit crean que el abandono de los ancianos no es malo no implica que esa pr'ctica no sea mala. $s&( el relati!ismo descripti!o sólo sostiene que( aquello que se considera bueno y malo es relati!o a cada conte9to. 0ero( de nue!o( apreciemos que esto no implica admitir que la distinción entre lo bueno y lo malo es relati!a. En una c'rcel( no se considera malo sodomizar a los !ioladores( pero ello no implica que el sodomizar a los !ioladores sea bueno. 0odemos asumir un relati!ismo descripti!o para sostener que los reclusos tienen una concepción particular de la moral( pero eso no deber&a conducirnos a sostener que los reclusos no est'n errados. E9iste la posibilidad de que los reclusos llamen )bueno- a al/o que en realidad no lo es.
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En todo caso( a abido al/unos intentos por re"utar este relati!ismo moral descripti!o. Estos intentos consisten en se4alar que( en tanto somos una misma especie( compartimos un m&nimo de !alores morales uni!ersales. 0or e1emplo( a6n los antropólo/os que m's entusiastamente abrazan el relati!ismo descripti!o an aceptado que e9iste una proibición uni!ersal en contra del incesto. 0ero( ay m's. El antropólo/o 3onald DroUn a eco un amplio estudio comparati!o( y a concluido que e9iste un /rueso de patrones uni!ersales umanos. odos los pueblos del mundo tienen al/una "orma de matrimonio( arte( ornamento corporal( !estido( uso de met'"oras( m6sica( concepto de propiedad( etc. En el plano moral( DroUn a se4alado al/unos !alores morales uni!ersales. %e/6n parece( todos los pueblos del mundo censuran las !iolaciones( omicidios y robos. $dem's( todos los pueblos !aloran la cooperación( y esto se mani"iesta en e9presiones concretas como( por e1emplo( la disposición a esperar turnos( la ayuda a los necesitados( etc. $l/unos "ilóso"os contempor'neos acompa4an a DroUn en esta postura. Aans Jun/( por e1emplo( opina que nunca abr' paz mundial si las reli/iones no lle/an a un di'lo/o. 7( a partir de eso( propone elaborar una ética /lobal que incorpore las ense4anzas éticas de todos los /randes sistemas reli/iosos. $s&( a 1uicio de Jun/( m's all' de las di"erencias doctrinales entre las distintas reli/iones( e9iste un suelo com6n que sustenta la acción moral. $ un ni!el m's elemental( la re/la dorada de la moral es mani"estación de la pretensión de Jun/: todos los pueblos del mundo comparten en al/una "orma la m'9ima az a los dem's como quieres que te a/an a ti@( la cual in!ita a la cooperación con los dem's. 7( en este sentido( Jun/ recaza el relati!ismo moral( incluso a ni!el descripti!o( pues estima que todos los pueblos del mundo comparten( al menos a /randes ras/os( la idea del bien. odo esto resulta demasiado in/enuo. ;iertamente e9isten al/unos acuerdos morales entre los di"erentes pueblos del mundo( como por e1emplo( la proibición en contra del incesto. 0ero( es prudente apreciar que( en aspectos nada tri!iales( mucos pueblos consideran )bueno- aquello que resulta escandalizador a otros pueblos. Jun/( por e1emplo( quiere acer creer que es posible construir una ética /lobal en la cual participen todos los representantes de las /randes reli/iones mundiales( pues a su 1uicio( todas comparten un m&nimo de !alores morales. ¿Qué ay del apedreamiento de la mu1er ad6ltera en el Islam? ;iertamente esto "orma parte de la reli/ión isl'mica( y no concuerda con lo que mucas otras reli/iones postulan como moral. Jun/ comete el error de querer ! er como o!e1as a quienes en realidad son lobos. La paz mundial no se construir' en/a4'ndonos a nosotros mismos5 antes bien( un primer paso acia la paz mundial es el admitir que no todas las culturas tienen la misma concepción del bien. I/ualmente( si bien los estudios de DroUn tienen muco ri/or( en realidad no parece decirnos muco sobre el acuerdo moral de la umanidad. DroUn ace m's én"asis en uni!ersales como la m6sica y el arte en su "orma /eneral( los cuales no son estrictamente morales. 7( los pocos !alores morales uni!ersales que DroUn describe son( o bien sencillamente "alsos( o bien demasiado !a/os como para ser si/ni"icati!os. 0or e1emplo( DroUn se4ala que la censura en contra del asesinato es uni!ersal. 0ero( como emos !isto( los aztecas no parec&an adscribirse a esa censura. Quiz's( podamos sostener que el sacri"icio umano no es propiamente un asesinato( pues est' enmarcado en un ritualismo( mientras que el asesinato ocurre en un espacio pro"ano. 0ero( si esto es as&( entonces abr&a que admitir que no todas las culturas abrazan el respeto a la ! ida umana( y esto no es tri!ial. $dem's( las descripciones respecto a la uni!ersalidad de los !alores resultan demasiado /eneralizadas como para resultar si/ni"icati!as. 0odemos con!enir en que nin/una cultura promue!e el casti/o de los inocentes( pero( s& e9iste un disenso r especto a cu'l es el criterio para sostener que una persona es inocente. 7( de nue!o( esto no es tri!ial5 de manera tal que ay considerables di"erencias morales. $s& pues( el relati!ismo moral descripti!o es una postura muy aceptable. esulta bastante ob!io que( m's all' de al/unos escasos e1emplos de uni!ersalidad moral los cuales( por lo dem's( mucas !eces resultan muy !a/os<( entre los pueblos del mundo s& ay un desacuerdo respecto a qué es lo bueno. Es prudente e!itar el etnocentrismo( si entendemos esto como la tendencia a atribuir a las dem's culturas nuestras propias pre"erencias m's adelante !eremos que la palabra )etnocentrismo- también tiene otros si/ni"icados<. $ora bien( debemos tener sumo cuidado en no saltar ale/remente del relati!ismo moral descripti!o al relati!ismo moral normati(o. El relati!ismo moral descripti!o consiste en se4alar que entre los pueblos e9iste un desacuerdo respecto a qué es lo bueno. El relati!ismo moral normati!o consiste en se4alar que no ay una idea absoluta y trascendente de lo bueno( sino que lo bueno debe ser de"inido en "unción de lo que cada pueblo considera. 7( ba1o esta perspecti!a( no tenemos la autoridad para reprocar a otros pueblos por costumbres que nosotros consideramos inmorales. 0odemos y debemos< ser relati!istas morales descripti!os( sin necesidad de aceptar el relati!ismo moral normati!o. Es per"ectamente admisible que( en e"ecto( nosotros lo occidentales consideramos inmoral el canibalismo( pero los aztecas lo consideran moral. ;on esto( abrazamos el relati!ismo moral descripti!o. 0ero( al mismo tiempo( podemos asumir que los aztecas est'n equi!ocados respecto a qué es lo moral( e incluso( que ellos tienen el deber de abandonar el canibalismo. ;on esto( recazamos el relati!ismo moral normati!o. Es importante mantener presente la distinción entre )describir- y )prescribir-. 0odemos as umir el relati!ismo cuando describimos: la censura del canibalismo es relati!a al conte9to. 0ero( no por ello debemos asumir el relati!ismo cuando prescribimos: per"ectamente podemos ar/umentar que todos los pueblos del mundo deben censurar el canibalismo( aun si al/unos pueblos no lo acen. En el cap&tulo anterior( e se4alado que recazo el ar/umento de Aume( se/6n el cual( no podemos saltar de una descripción a una prescripción( del !erbo ser@ al !erbo deber@. >'s adelante e9plicaré por qué yo s& considero que( al "inal( la prescripción cómo debe ser el mundo< s& parte de una descripción cómo es el mundo<. 0ero( por otra parte( también podemos aceptar que( en mucas ocasiones( 47
el asumir que al/o debe ocurrir( sencillamente porque ocurre( es una "alacia. 3e eco( es la "alacia naturalista en contra de la cual ad!ert&a G.E. >oore a pesar de que( m's adelante( e9pondré por qué esto admite al/una e9cepción<. $s& pues( el salto del relati!ismo moral descripti!o al relati!ismo moral normati!o mucas !eces termina por incurrir en esta "alacia naturalista. El eco de que los aztecas consideren moralmente aceptable al canibalismo no implica que los aztecas de6an considerar moralmente aceptable al canibalismo. 0ara aclarar el ar/umento( consideremos otro caso que no trata estrictamente sobre asuntos morales. ;onsideremos la creencia de que la ierra es plana. 3ebemos asumir un relati!ismo descripti!o( pues al/unos pueblos creen que esa creencia es !erdadera( y otros creen que es "alsa. 8o debemos proyectar sobre otros pueblos nuestra creencia respecto a la "alsedad de la ierra plana. 0ero( al mismo tiempo( per"ectamente podemos asumir que esos pueblos est'n equi!ocados( pues sabemos que la ierra no es plana. 0ues bien( podemos admitir que los aztecas creen que el canibalismo no es inmoral( pero i/ualmente podemos admitir que los aztecas est'n equi!ocados. %orprende la "recuencia con la que los postmodernistas incurren en esta "alacia( y terminan por aceptar( no sólo el r elati!ismo moral descripti!o( sino también el relati!ismo moral normati!o. ;uando encuentran en otra cultura una pr'ctica que nuestra ci!ilización e!aluar&a como moralmente ob1etable( inmediatamente saltan a ad!ertir que( puesto que esa pr'ctica est' instituida en esa cultura( no debe ser reprocada por nosotros. ;on esto( los postmodernistas terminan por in!ocar a la mayor&a como criterio para distin/uir lo bueno de lo malo. %i( en un conte9to( una mayor&a o"rece a!al a una pr'ctica( entonces esa pr'ctica es buena. El postmodernista con"&a demasiado en el (ox populi7 (ox dei . 3e nue!o( el eco de que una mayor&a acepte como buena una pr'ctica no implica que ésta sea buena. $s& como el consenso no es un buen criterio para poder distin/uir lo !erdadero de lo "also( tampoco es un buen cr iterio para distin/uir lo bueno de lo malo. $dem's( si lo bueno a de ser de"inido a partir del a!al con que una pr'ctica cuenta en su conte9to social( entonces todo cuanto las culturas a/an ser' bueno. 7( si eso es as&( entonces se elimina el m's elemental criterio para distin/uir lo bueno de lo malo( y al "inal( la moral termina por desaparecer. Es por ello que mucos "ilóso"os an denunciado que el relati!ismo moral e!entualmente conduce al niilismo moral: en la medida en que se postula que cada pueblo tiene su propia moral( se elimina la noción moral en s& misma. $dem's del consenso( los postmodernistas suelen in!ocar un criterio de coerencia para determinar si una pr'ctica es buena o mala. 7( de nue!o( con esto relati!izan la separación entre lo bueno y lo malo( pues el car'cter moral de una acción ser' relati!o al sistema en el cual se enmarca. $s&( por e1emplo( al e!aluar la moralidad del canibalismo( los postmodernistas se detienen a considerar si una pr'ctica como ésa tiene al/6n sentido que la pueda sal!a/uardar como moral. 7( en e"ecto( !arios an intentado encontrarle sentido. 7a en el si/lo C+I( >ontai/ne se4alaba que el canibalismo es loable( en tanto se consume la carne umana para rendir omena1e a las !&ctimas: el can&bal cree que( al consumir a su !&ctima( se impre/na de sus !irtudes. >arsall %alins( un antropólo/o postmodernista( asume una 1usti"icación similar "rente al canibalismo: a su 1uicio( en un conte9to ceremonial( el consumir la carne de otra persona es un sublime acto de comunión( y por ende( es per"ectamente admisible. 7( as&( los postmodernistas suelen es"orzarse para encontrarle el )sentido- a una /ran cantidad de pr'cticas que resultan escandalosas. ;on esto( no sólo e9cusan estas pr'cticas( sino que deliberadamente asumen que( en su c onte9to( son moralmente aceptables( pues "orman parte de un sistema moral coerente. $s&( por e1emplo( los inuit abandonan a sus ancianos y de1an que éstos mueran de "r&o( pero esto resulta coerente con un estilo de !ida nómada en re/iones polares( e incluso( es un onor para los ancianos abandonados5 adem's( los 1ó!enes abandonan a sus ancianos con sumo respeto y amor. La mu1er que lle!a una 6ur1a en $"/anist'n se siente prote/ida por su marido( y en este sentido( es una /ran muestra de respeto acia las mu1eres. 7( as& sucesi!amente. >ucas de estas interpretaciones son muy "orzadas c uesta apreciar cómo una mu1er que lle!e 6ur1a pueda sentir esta pr'ctica como una muestra de respeto acia ella<. 0ero( incluso s i "uesen en e"ecto coerentes con su conte9to( eso no las ace morales en pleno sentido. 0odemos conceder que el abandono de los ancianos es económicamente !enta1oso en una sociedad nómada( pero eso no suprime el eco de que esos pobres ancianos su"ren terriblemente( y que e9iste la obli/ación moral de socorrerlos. 3e nue!o( la con"usión respecto a la tolerancia a impulsado la popularidad del relati!ismo moral normati!o. Los postmodernistas an querido abrazar la tolerancia a toda costa. 7( a partir de ello( postulan que emitir 1uicios de !alor respecto a los dem's es una "orma de intolerancia. %u recomendación es !i!ir y de1ar !i!ir. %i no nos /usta lo que los dem's acen( me1or !olteemos la mirada( pero no nos abro/uemos el dereco de imponer a los dem's nuestros propios !alores( pues si lo acemos( estaremos incurriendo en actos intolerantes. 0or supuesto( los postmodernistas no aprecian que la tolerancia tiene l&mites. El relati!ismo moral in!ita a tolerar la intolerancia. ;on la e9cusa de que no debemos imponer a los dem's nuestros !alores( permitimos con nuestra tolerancia que las dem's culturas aplasten a sus minor&as internas de "orma muy intolerante. El relati!ismo moral no "a!orece el bienestar de los otros pueblos5 antes bien( "a!orece a los tiranos de esas culturas( para aplastar a sus !&ctimas que( se/uramente( piden a /ritos que desde "uera se impon/a una censura moral a su su"rimiento. Los relati!istas morales est'n dispuestos a /uardar silencio "rente a la e9tracción del cl&toris en !arias tribus del "rica oriental( la inmolación de las !iudas en la India( el s istema de castas en ese mismo pa&s( la poli/amia en el Islam( etc. Estas pr'cticas deber&an resultar moralmente ob1etables( pero los postmodernistas suelen in!ocar todo tipo de 1usti"icaciones so"&sticas y( sorprendentemente( muca /ente termina acept'ndolas. 48
8o obstante( la prueba de "ue/o del relati!ismo moral es el nazismo. Las pr'cticas nazis cuentan con todos los elementos que permiten 1usti"icarlas a la luz del relati!ismo moral. En primer lu/ar( ten&an el a!al del colecti!o. Es cierto que( e!entualmente( dentro de la misma $lemania nazi ubo resistencia a Aitler y su proyecto( pero en un inicio( la abrumadora mayor&a "a!orec&a las leyes raciales( la persecución de minor&as y la e9pansión militarista. %i una pr'ctica debe ser e!aluada desde su mismo sistema moral( entonces puede per"ectamente ar/umentarse que los nazis terminaron construyendo su propia moral( y que las naciones de Europa no ten&an autoridad moral para oponerse a lo que estaba ocurriendo dentro de las "ronteras alemanas. ;urcill( oose!elt y 3e Gaulle eran unos intolerantes. $dem's( puede tratar de encontrarse un sentido muy re"inado a las pr'cticas nazis. $quello que nosotros consideramos moralmente monstruoso( como por e1emplo( e1ecutar a seis millones de personas( los nazis podr&an 1usti"icarlo in!ocando la coerencia de esas pr'cticas con un sistema moral de mayor en!er/adura. 0or e1emplo( el e9terminio de discapacitados y retrasados mentales es un intento por acer a la sociedad m's "uerte( especialmente en tiempos de /uerra5 as& como los inuit abandonan a sus ancianos y con ello le rinden un /ran respeto( los nazis e9terminaban a los discapacitados y retrasados mentales( y c on ello( les ac&an un /ran onor al acabar con "ormas indi/nas de !ida. ambién podemos 1usti"icar las leyes raciales y los campos de e9terminio. %i bien a nosotros nos puede resultar moralmente monstruoso( !isto desde el sistema nazi no lo es. 0ues( las leyes raciales y los campos de e9terminio no eran meros capricos de Aitler. $ntes bien( eran un es"uerzo estético muy destacable( el cual incluso adquirió una dimensión reli/iosa. $l eliminar a los 1ud&os( los nazis buscaban acer el mundo m's bello( y en un sentido( es al/o as& como una obra de arte. $dem's( era e!ocador del ideal de belleza inspirado en los mitos nórdicos. $s& como el sacri"icio umano permit&a a los aztecas entrar en contacto con sus dioses en ceremonias impre/nadas de simbolismo( el olocausto nazi "ue un /ran es"uerzo estético por puri"icar la raza. %i bien los postmodernistas coquetean con al/unas ideas inspiradoras del nazismo como( por e1emplo( las de 8ietzsce y Aeide//er<( pocos si acaso al/uno< se atre!e a e9cusar al nazismo a partir del relati!ismo moral. 0ero( esto no ace m's que rele!ar su inconsistencia. E9cusan al sistema de castas en la India( pero no se atre!en a e9cusar las leyes de 8urember/. E9cusan el abandono de los ancianos y el in"anticidio en sociedades tribales( pero no se atre!en a e9cusar el e9terminio de discapacitados en la $lemania nazi. E9cusan el sacri"icio umano azteca( pero no atre!en a e9cusar el Aolocausto. $l/unos postmodernistas pretenden encontrar una escapatoria a todo esto. %ostienen que el nazismo s& es reprocable( pues ocurrió en el seno de la ci!ilización occidental( precisamente donde estas pr'cticas son moralmente ob1etables. 0ero( este ar/umento es demasiado débil. 3espués de todo( si la distinción entre lo bueno y lo malo es relati!a a un conte9to cultural( entonces per"ectamente podemos ar/umentar que los nazis con"ormaron su propia c ultura separada del resto de las naciones europeas( y en "unción de eso( sus pr'cticas son e9cusables a partir del conte9to que ellos mismos construyeron. odo esto nos deber&a conducir a la idea de que no todas las culturas son moralmente equi!alentes. $ntes bien( ay culturas superiores y culturas in"eriores. 3ebido a la in"luencia de los postmodernistas( oy e9iste un enorme temor a asumir 1erarqu&as a la ora de comparar el rendimiento moral de distintas sociedades. ;omo los paradi/mas de Jun( los postmodernistas asumen que las culturas son moralmente inconmensurables( y que por ende( nin/una es me1or o m's deseable que otra. Incluso( los relati!istas suelen ar/umentar que el establecer 1erarqu&as entre las sociedades conduce a mo!imientos intolerantes como el nazismo. Aitler ten&a la con!icción de que la raza aria era superior al resto de la umanidad( y esa creencia lo lle!ó a cometer todo tipo de atrocidades. $ 1uicio de los relati!istas( en la medida en que aceptemos que todas las sociedades son equi!alentes( podremos aorrarnos muco su"rimiento. Esta ar/umentación también es muy débil. Aitler de"end&a la superioridad racial de los arios( y eso es muy distinto de sostener la superioridad moral de unos pueblos por encima de otros. 0ero( en todo caso( el ar/umento se/6n el cual la con!icción de que ay sociedades moralmente superiores a otras conduce a e9c esos como los de Aitler es erróneo( pues precisamente( lo in!erso es lo !erdadero: el asumir que todas las culturas son moralmente equi!alentes conduce a e9cusar a Aitler. %i no ay culturas m's pre"eribles que otras( entonces podemos admitir que los nazis eran tan pre"eribles como cualquier otra cultura. $l/unos relati!istas saltan a ad!ertir que los nazis no eran propiamente una cultura( y en ese sentido( podemos admitir que todas las culturas son i/uales( sin necesidad de aceptar las atrocidades de los nazis. 0ero( ¿qué diablos si/ni"ica )cultura-? %i entendemos )cultura- como tradicionalmente se ace( a saber( como los !alores y costumbres compartidas por un colecti!o( entonces tendremos que aceptar que )cultura- no sólo se re"iere a los c atalanes( !ascos( an/loBsa1ones o cinos( sino también a los /óticos( nerds( pun=( emos( raperos( etc. $l/unos antropólo/os pre"ieren llamar a estos /rupos )subculturas-( pero la distinción entre )subcultura- y )cultura- es sumamente !a/a. 3e eco( antropólo/os competentes como 2scar LeUis no an !acilado en a"irmar que e9iste una )cultura de la pobreza-( y también se a ablado de una )cultura de la e"iciencia-( )cultura del capitalismo-( etc. 3e manera tal que( as& como podemos aceptar que e9iste una cultura del #ip #op( o de incas de "6tbol( también podemos aceptar que e9iste una cultura nazi. %i aceptamos eso como debemos<( entonces al asumir que todas las culturas tienen el mismo !alor( no estamos en posición de criticar a los nazis. 0or otra parte( los relati!istas morales ale/an tener( como la !asta mayor&a de los postmodernistas( un "irme compromiso con las causas pol&ticas de izquierda emos !isto en el cap&tulo M que en realidad el postmodernismo es una traición a la izquierda<. 7( en ese sentido( los postmodernistas de"ienden entusiastamente el i/ualitarismo. $ su 1uicio( la Ilustración a de1ado como erencia unas condiciones de desi/ualdad muy pro"unda( y es menester enmendar esta situación. 0or ello( sostienen los postmodernistas( ur/e proclamar la i/ualdad de las culturas. $dem's( parecen razonar ló/icamente: si las culturas est'n compuestas por indi!iduos( y los 49
indi!iduos son i/uales( entonces las culturas deben ser i/uales. $s&( su/ieren !arios postmodernistas( el asumir que no ay culturas superiores en realidad parte del i/ualitarismo ilustrado que se c oncentró en indi!iduos( y lo e9tiende a los /rupos. 0ero( esto es un error de razonamiento. Los "ilóso"os suelen llamar a este error una )"alacia de composición-( la cual consiste en atribuir al todo las caracter&sticas de las partes. 0or e1emplo( podemos admitir que una pared est' eca de millones de ladrillos peque4os. %i bien podemos sostener que los ladrillos las partes< tienen el atributo de peque4ez( no por ello la pared el todo< es peque4a. $sumir que la pared es peque4a porque las partes que la con"orman son peque4as es una t&pica "alacia de composición. 0ues bien( de la misma manera( no debemos asumir que( puesto que las partes constituti!as de las culturas los ombres< tienen una cualidad ser i/uales<( el todo las culturas< comparten esa cualidad. Los ombres pueden ser i/uales( sin necesidad de que las culturas lo sean. 0odemos admitir el i/ualitarismo entre los indi!iduos( sin necesidad de e9tenderlo a las culturas. >'s a6n( la i/ualdad de los ombres implica la desi/ualdad de las culturas. %i admitimos el a9ioma todos los ombres son i/uales@( entonces tenemos que admitir que una cultura que asuma ese a9ioma es moralmente superior a una cultura que no lo asuma. $l contrario( si admitimos que todas las culturas son i/uales( entonces tenemos que admitir que una cultura que no acepte la i/ualdad de los ombres como( por e1emplo( los nazis< tiene el mismo !alor que una cultura que s& acepta la i/ualdad de los ombres. 0or ello( para e!adir el relati!ismo moral debemos asumir que unas culturas s on superiores a otras. WWW El relati!ismo moral en"renta( como todas las "ormas de relati!ismo( el problema de la contradicción. Los musulmanes predican la proposición la poli/amia es buena@( mientras que los cristianos predican la proposición la poli/amia no es buena@. En !irtud del principio de no contradicción( ambas no pueden ser !erdaderas. 3e manera tal que uno de esos dos /rupos est' equi!ocado en su !aloración de la poli/amia( y por ende( un /rupo s& est' en posición para emitir 1uicios de !alor respecto a las costumbres del otro /rupo. 8o obstante( desde ace tiempo muco antes del au/e del postmodernismo< mucos "ilóso"os an opinado que los enunciados de le ética no son estrictamente proposiciones. n enunciado c omo la ierra es plana@ s& es una proposición( en tanto pretende describir el mundo( y adem's( es !eri"icable. 0ero( a 1uicio de mucos "ilóso"os( un enunciado como robar es malo@ no es una proposición( pues no pretende describir el mundo. $ntes bien( pretende prescri6ir no robar. 7( en este sentido( los enunciados de la ética no son !eri"icables5 al obser!ar el mundo( no tenemos manera de saber si( en e"ecto( robar es malo. $s& pues( un enunciado como robar es malo@ no es ni !erdadero ni "also. Los positi!istas ló/icos de"endieron la idea de que los enunciados de la ética as& como los de la reli/ión( la meta"&sica y la estética< no tienen sentido( precisamente porque no e9iste la posibilidad de !eri"icarlos. ;on esto( los positi!istas asum&an la postura que a !enido a llamarse el )emoti!ismo-( se/6n la cual los enunciados de la ética apenas e9presan emociones( pero no propiamente declaraciones sobre el mundo. $s&( robar es malo@ es similar a no me /usta que se robe@. $ partir de eso( los de"ensores de esta postura an establecido una distinción entre ecos y !alores. En concordancia con la ad!ertencia de Aume de que no podemos con"undir los !erbos ser@ y deber@( estos "ilóso"os sostienen que la ética no trata propiamente sobre los ecos del mundo( sino sobre !alores5 en otras palabras( la ética prescribe( pero no describe. 7( en este sentido( la obser!ación de los ecos del mundo nunca nos indicar' cu'les son los !alores que debemos prescribir. La ierra no es plana@ e9presa un eco( robar es malo@ e9presa un ! alor. $ora bien( si estos "ilóso"os est'n en lo cierto( entonces los enunciados de la ética no son estrictamente proposiciones( y en tanto no son proposiciones( no son ni !erdaderos ni "alsos. 0uesto que no tienen !alor de !erdad( los enunciados de la ética no se ri/en por el principio de no contradicción. $s&( no abr&a contradicción entre el enunciado la poli/amia es buena@ y el enunciado la poli/amia no es buena@( pues en realidad( el primer enunciado es al/o as& como a m& me /usta la poli/amia@( y el se/undo enunciado es al/o as& como a m& no me /usta la poli/amia@. 8otemos que estas e9presiones de emoción no se contradicen. ;on esto( los emoti!istas abren la puerta al relati!ismo moral. Los "or1adores del emoti!ismo "undamentalmente los positi!istas ló/icos y sus se/uidores< est'n muy le1os del postmodernismo( y nunca abr&an aceptado la proclama relati!ista de que cada quien tiene su !erdad. 0ero( en asuntos morales( los emoti!istas s& se acercan al relati!ismo( pues parten de la postura de que la ética no predica !erdades. $dem's( al sostener que los enunciados de la ética son apenas e9presiones de emociones( el emoti!ismo elimina cualquier criterio ob1eti!o para distin/uir lo bueno de lo malo. ;uando los emoti!istas sostienen que es inmoral la pr'ctica del sacri"icio umano( apenas sostienen que a ellos no les /usta el sacri"icio umano. 0ero( no tienen su"icientes razones para persuadir a quienes practican el sacri"icio umano de que abandonen estas pr'cticas( pues precisamente se trata de una cuestión de /usto. Esto nos conduce a pensar que( si queremos e!itar el relati!ismo moral( debemos recazar el emoti!ismo. El "ilóso"o G.E. >oore planteó otra alternati!a. Lo mismo que los emoti!istas( >oore ad!irtió que e9iste una distinción entre ecos y !alores. 0ero( a di"erencia de los emoti!istas( >oore s& estimaba que los enunciados de la ética tienen !alor de !erdad( y en ese sentido( un enunciado como robar es malo@ s& es una proposición. >oore conced&a que un enunciado como ése no describe el mundo( pero con todo( s& puede ser !erdadero. 7( si los enunciados de la ética s& pueden ser !erdaderos o "alsos( entonces s& se ri/en por el principio de no contradicción y( por ende( podemos e!itar el relati!ismo moral. 0ero( si robar es malo@ no es un eco( ¿cómo podemos saber si es !erdadero? 8unca podremos !eri"icar que robar es malo@ es !erdadero( precisamente porque no se trata de una descripción. Frente a este problema( >oore postuló que debemos /uiarnos por la intuición( y por ello( su postura se denomina )intuicionismo ético-. 8o tenemos manera de demostrar que robar es malo( pero tenemos esa intuición. La ética constar&a as& de a9iomas morales que deben aceptarse sin "undamento. 50
La postura de >oore tampoco parece lle!arnos muy le1os. ;iertamente( >oore intenta e!adir el relati!ismo moral( al postular que los enunciados de la ética s& son proposiciones con !alores de !erdad( y en este sentido( unos !alores s& son aceptables( y otros no. 0ero( >oore no o"rece una razón "irme para aceptar unos !alores por encima de otros. $l "inal( lo somete al criterio de la intuición. 7( lo mismo que los emoti!istas( con esto >oore abre la puerta al relati!ismo moral. 0ues( all& donde nosotros tenemos la intuición de que el sacri"icio umano es malo( los aztecas no comparten esa intuición. $l "inal( la moral no ser&a propiamente una cuestión de /usto( pero s& de intuiciones. 0ero( ¿cómo podemos con!encer a los dem's de que sus intuiciones son erróneas? $ no ser que se apele a un criterio ob1eti!o con mayor "irmeza( no ay muca posibilidad para c on!encer a "a!or de una posición ética. $s&( pareciera que la postura de >oore termina por rei!indicar al relati!ismo moral. Da1o la postura de >oore( podemos asumir que s& ay una moral uni!ersal y trascendente. 0ero( ¿quién determina cu'l es la distinción entre lo bueno y lo malo? >oore se re"u/iaba en la intuición( pero esto es un criterio demasiado débil. 0ues( los talibanes tendr&an la intuición de que someter a las mu1eres a la 6ur1a es bueno. $l "inal( abr&a un coque de intuiciones( y no tendr&amos mayores posibilidades de resol!er la disputa ob1eti!amente. 0ara e!adir el relati!ismo moral( debemos buscar un criterio m's "irme para distin/uir lo bueno de lo malo. 7( me parece que esto puede lo/rarse óptimamente prescindiendo de la distinción que la mayor&a de los "ilóso"os ace entre !alores y ecos. %i asumimos que la ética s& trata sobre ecos y( por ende( describe el mundo( entonces estaremos en suelo "irme para sostener que los talibanes est'n moralmente equi!ocados. $l asumir esta postura( podremos ar/umentar que robar es malo@ es un eco tan ob1eti!o como la ierra no es plana@. En este cap&tulo( e apelado a la denuncia de la )"alacia naturalista- para se4alar que se comete un error cuando se razona que( por el mero eco de que una pr'ctica ocurre( entonces debe ocurrir. El eco de que la e9tracción del cl&toris ocurra en al/unas tribus a"ricanas no ace buena a esa pr'ctica en nin/6n conte9to. 0or lo /eneral( quienes denuncian que los dem's cometen una "alacia naturalista sostienen( como Aume y >oore( que la prescripción no puede abstraerse de la descripción. 0ero( a lle/ado el momento de retar esta concepción. %i bien es una "alacia sostener que al/o es bueno por el mero eco de que ocurra( quiz's s& podamos sostener que( al "inal( la prescripción s& reposa sobre la descripción. 7( en ese sentido( los enunciados de la ética s& describen el mundo. +eamos cómo podr&a ser esto. La postura se/6n la cual la ética s& describe ecos del mundo es minoritaria entre "ilóso"os( pero me inclino a pensar que es la correcta. %i bien al/unos "ilóso"os como #on 3eUey ya ab&an ar/umentado al/o similar( el m'9imo representante de esta postura es %am Aarris( a cuyas obras remito como e9celente ant&doto "rente al relati!ismo moral. Aarris sostiene que es posible elaborar una )ciencia de la moral-. La ciencia puede ense4arnos cu'l es el camino a la "elicidad umana( y de esto trata "undamentalmente la ética. 8o tiene sentido de"inir lo bueno como al/o que no sea la "elicidad. na acc ión es buena cuando conduce a la "elicidad. G.E. >oore sosten&a que lo bueno nunca puede ser de"inido a partir de nin/una propiedad natural( pero ay moti!os para dudar de esto. %i lo bueno no tiene una &ntima !inculación con el placer o la "elicidad( entonces( ¿qué es? ¿Es !iable encontrar al/una acción buena que no esté destinada a /enerar "elicidad? Quiz's al/unas personas creer'n que la auto"la/elación es buena. 0ero( con!iene muco m's /uiarse por el sentido com6n y asumir que el someterse a su"rimientos /ratuitos como( por e1emplo( la auto"la/elación< no es bueno. $l/unas cosas que /eneran dolor pueden ser buenas( pero sólo si conducen a un estado de "elicidad. ;on esto( empieza a sur/ir la idea de que no e9iste una n&tida distinción entre ecos y !alores. $quello que tradicionalmente consideramos !alores en realidad podr&an ser ecos5 a saber( aquellas instancias que obser!amos que /eneran "elicidad. %i la ciencia es capaz de delinear cu'les s on las estrate/ias m's e"icaces para conse/uir la "elicidad( entonces s& est' en posición de dictarnos cu'les son los !alores que debemos asumir. ;on base en obser!aciones( la ciencia puede ense4arnos que el robar conduce a la in"elicidad( y en "unción de esa obser!ación( puede ense4arnos el !alor de no robar. $s&( la proposición robar es malo@ no es meramente una e9presión de emociones sin !alor de !erdad contrario a la pretensión del emoti!ismo<( ni tampoco es una proposición "undamentada en la intuición contrario a la pretensión del intuicionismo<: antes bien( es un eco cuyo !alor de !erdad se sustenta en la e!idencia. La proposición robar es malo@ podr&a ser "ormulada como robar conduce a la in"elicidad@( y este enunciado tiene una correspondencia con el mundo( por ende( podemos asumirlo como !erdadero. 0odemos admitir que la "elicidad es un concepto muy comple1o( y quiz's sea di"&cil poder delinear con su"iciente precisión en qué consiste ese estado mental( y cu'les son los mecanismos que conducen a él. 0ero( el eco de que las pre/untas respecto a la "elicidad sean comple1as y a al/unas de ellas quiz's nunca le encontraremos respuestas( no implica que no e9ista una respuesta. %am Aarris presenta esta analo/&a: no podemos pretender saber cu'ntos peces ay en el océano( pero eso no implica que esa pre/unta no ten/a respuesta. 0ues bien( de la misma manera( quiz's no podamos acer una descripción e9austi!a de la operati!a de la "elicidad( pero ello no implica que las respuestas a estas pre/untas no e9istan. ;ada !ez m's( la ciencia descubre cu'les son las mani"estaciones neuroló/icas de la "elicidad. 0or supuesto( estos estudios a6n est'n en una "ase muy temprana( pero ya al menos nos acercamos a saber cómo en el cerebro se mani"iestan las sensaciones placenteras. Las lecciones morales de la ciencia consisten en delinear los mecanismos que nos permitan acti!ar las sensaciones placenteras. 0or supuesto( el asumir un edonismo desen"renado no ser!ir' de muco. Quien busca la "elicidad debe comprender que se debe renunciar a al/unos placeres inmediatos( a "in de propiciar placeres mayores. 7( esto implica el cooperar con los dem's. La ciencia puede ense4arnos( con obser!ación de ecos( que la cooperación sir!e para alcanzar la "elicidad. Quiz's no ten/amos bien delineado qué es e9actamente la "elicidad y cómo se lle/a a este estado( pero al menos sabemos distin/uir una !ida claramente "eliz de una !ida claramente in"eliz. 8o tardaremos en distin/uir la "elicidad de la in"elicidad( al comparar 51
estas dos situaciones: una mu1er es !iolada diariamente por una pandilla( sus i1os son dro/adictos( es insultada por todos en el barrio( y diariamente tiene que buscar comida en los basureros5 una mu1er ace e1ercicio en el /imnasio( tiene una amplia red de ami/os que la aprecian( estudia in/enier&a y tiene buenas cali"icaciones. 3e1o al criterio del lector el decidir cu'l es la mu1er "eliz( y cu'l es la in"eliz. %i bien se trata de un estado muy comple1o( s& ay un criterio ob1eti!o para distin/uir la "elicidad de la in"elicidad a pesar de que debemos reconocer que a6n no lo conocemos e9austi!amente<. 7( con base en ese criterio( podemos delinear que lo bueno es aquello que conduce a los estados de "elicidad. %i( al obser!ar el mundo( obser!amos que la cooperación entre los seres umanos conduce a la "elicidad( entonces podemos sostener que la cooperación es buena( y podemos prescribirla como !alor. La descripción de la cooperación como mecanismo que conduce a la "elicidad nos permite prescribirla como !alor moral. $s& pues( al aceptar que la ciencia s& puede darnos lecciones sobre moralidad( y que la descripción respecto a los estados de la "elicidad puede ser!ir de plata"orma para prescribir !alores( entonces estamos en posición "irme para sostener que la distinción entre lo bueno y lo malo es ob1eti!a est' en el mundo( a espera de s er descubierta<( y podemos recazar el relati!ismo moral. obar es malo@ ser&a un eco tan ob1eti!o como la ierra no es plana@. La moral no ser&a una mera cuestión de /ustos( y unas sociedades estar&an en lo moralmente correcto( y otras en lo moralmente incorrecto. Aa abido una lar/a tradición de "ilóso"os que pretenden esqui!ar el relati!ismo moral "undamentando en 3ios la distinción entre lo bueno y lo malo. $ su 1uicio( puesto que la ética no puede describir el mundo cuestión que( !ale insistir( e intentado retar en este cap&tulo<( no ay un criterio "irme para distin/uir lo bueno de lo malo. La 6nica escapatoria( ale/an( es apelar a una serie de mandatos que proceden de 3ios. 0uesto que no tenemos modo emp&rico de demostrarle a un azteca que el sacri"icio umano es inmoral( nuestra 6nica 1usti"icación para persuadirlo es sostener que 3ios a proibido el sacri"icio umano. En opinión de estos "ilóso"os( 3ios es la base de toda moral. El /ran no!elista Fyodor 3ostoye!s=i pareció de"ender esta postura con su célebre "rase( si 3ios no e9iste( todo est' permitido@. 7( mucos postmodernistas an acompa4ado a 3ostoye!s=i en esta postura. 0ero( no lo acen para a"irmar que 3ios e9iste( sino para ale/ar que( en e"ecto( puesto que 3ios no e9iste( no ay una moral uni!ersal( y al no ser uni!ersal( la moral realmente no e9iste. %i bien las posturas de los postmodernistas "rente a 3ios y la reli/ión son muy ambi/uas( mucos postmodernistas se inclinan a recazar los ale/atos de la reli/ión( no propiamente porque los consideren irracionales tal como lo ac&an los ilustrados<( sino porque el discurso reli/ioso es )totalizante- y sobre él se a construido la autoridad de /randes instituciones 1er'rquicas. En "unción de eso( el postmodernismo tiene cierta inclinación al ate&smo( pero como emos !isto en el cap&tulo K( se trata de un ate&smo irracionalista( muy ale1ado del ate&smo ilustrado y racionalista de un Dertrand ussell o 3-Aolbac. ;on este ate&smo irracionalista( los postmodernistas coinciden con 3ostoye!s=i en que( sin 3ios( no ay moral posible( y en "unción de eso( abrazan una suerte de niilismo moral. 8ietzsce( uno de los /randes éroes pioneros del postmodernismo( era ateo y niilista moral a la !ez. $ su 1uicio( la muerte de 3ios también implica la muerte de la moral( y con ello( no ay una distinción ob1eti!a entre lo bueno y lo malo. #ean 0aul %artre( otro inspirador del postmodernismo aunque él mismo no suele ser catalo/ado de )postmodernista-<( también terminó por ser un ateo con al/unas tonalidades de niilismo moral( y e9pl&citamente asumió la premisa dostoye!s=iana( si 3ios no e9iste( todo est' permitido@( precisamente para sostener( lo mismo que 8ietzsce( que no ay un criterio ob1eti!o para distin/uir lo bueno de lo malo. En oposición a los postmodernistas( es ora de apreciar que el ate&smo no conduce a la desaparición de la moral( y que la distinción entre lo bueno y lo malo no procede de 3ios. 7a 0latón ab&a ad!ertido en uno de sus di'lo/os( el Euti+rón( que en"rentamos demasiadas di"icultades al suponer que la moral procede de los dioses. %i una acción es buena o mala porque los dioses as& lo dicen( entonces en el caso de que los dioses a!alen la !iolación( el omicidio y el robo( estas acciones ser&an buenas. 0ero( en ese caso( la moral ya no ser&a absoluta( sino relati!a al caprico de los dioses. %i acaso 3ios e9iste( las acciones no son buenas porque 3ios las ordene( sino que 3ios ordena las acc iones porque éstas son buenas. 7( en este sentido( la distinción entre lo bueno y lo malo e9iste en autonom&a del mandato di!ino. 3e nue!o( la obser!ación del mundo deber&a ser su"iciente para conocer la distinción entre lo bueno y lo malo. 8o necesitamos in!ocar a 3ios para saber que el beber !ino desen"renadamente( cometer adulterio o mentir compulsi!amente son acciones inmorales. %abemos que son inmorales porque( tras una obser!ación del mundo( concluimos que estas acciones desembocan en estados de in"elicidad( incluso para quien las comete. WWW Quiz's no estemos en necesidad de ser tan r&/idos a la ora de recazar el relati!ismo moral. 0odemos admitir que( en al/unos casos( el !alor moral de una acción depender' de su conte9to. 0or e1emplo( si un asesino !iene a mi casa( toca mi puerta( y me pre/unta dónde est' mi ami/o( ¿debo mentir? ¿El mandato en contra de la mentira es absoluto( o es relati!o y admite e9cepciones? El /ran "ilóso"o Immanuel Jant sosten&a que( incluso en un caso como ése( ten/o la obli/ación de no mentir. $ 1uicio de Jant( debe cumplirse el deber a toda costa5 no importa si( como consecuencia de mi ac ción( el asesino encontrar' a mi ami/o. >uca /ente recaza una postura tan r&/ida como la de Jant( y es "'cil comprender por qué. La postura ética de Jant suele llamarse )deontoló/ica-( pues ace én"asis en el cumplimiento del deber( independientemente de sus resultados. 0ero( a esta postura puede oponerse la doctrina que a !enido a llamarse el )consecuencialismo-( se/6n la cual( una acción es buena en la medida en que sus consecuencias /eneren consecuencias "a!orables. $s&( por e1emplo( la ética consecuencialista sostendr&a que( en el ipotético caso del asesino( mentir es bueno( pues de ello se deri!an consecuencias "a!orables( a saber( abré sal!ado la !ida de mi ami/o. 52
;on esto( se "orma la idea de que la separación del bien y el mal no parece tan absoluta. E( incluso( acciones tan aparentemente inmorales( como la tortura( quiz's puedan resultar buenas en al/6n conte9to. %i la polic&a tiene en su poder a un terrorista que ale/a aber colocado una bomba en un sitio concurrido de la ciudad( pero se nie/a a especi"icar la ubicación de la bomba( ¿debe emplearse la tortura para e9traer in"ormación? El torturar al terrorista podr&a sal!ar la !ida a miles de ciudadanos( y en ese sentido( no es una opción que debamos desecar de inmediato. En e"ecto( esto in!ita a aceptar al/una "orma de relati!ismo. Los "ilóso"os suelen llamar )ética situacional- o )relati!ismo situacional- al tipo de doctrinas que( como en los casos anteriores( acepta que al/unas acciones pueden resultar morales en unos casos( e inmorales en otros. 0ero( ur/e no con"undir esto con el relati!ismo moral. La ética situacional postula que( en al/unos casos( pueden admitirse e9cepciones al cumplimiento de las re/las morales( siempre y cuando el bene"icio obtenido sea mayor. Quien se adscriba a la ética situacional puede admitir que( en al/una ocasión( la tortura es admisible( pero precisamente( ser' admisible cuando esté diri/ida a sal!ar a un alto n6mero de personas. La tortura nunca ser' admisible s i se emplea con un mero "in ritual( o sencillamente por di!ersión. $s&( el de"ensor de la ética de situaciones podr' admitir en al/una ocasión el uso de la tortura por parte de la polic&a( pero 1am's admitir' el uso de la tortura ritual por parte de un sacerdote azteca. La di"erencia "undamental entre la ética situacional y el relati!ismo moral es que el se/undo no toma en consideración el c'lculo de bienes mayores al cali"icar de )moral- a una acción. El relati!ista moral acepta la tortura y el sacri"icio umano entre los aztecas( no porque con ello se sal!en m's !idas( sino sencillamente porque ésas son las costumbres que los aztecas aceptan. En todo caso( a6n podemos admitir que el !alor moral de al/unas costumbres s& depende de s u conte9to cultural. ¿Es inmoral conducir por el canal izquierdo? En In/laterra( no es inmoral5 en Espa4a( s& es inmoral. +eamos que esto no es una mera descripción( sino también una prescripción: tenemos la obli/ación moral de conducir por el canal dereco en Espa4a( y por el izquierdo en In/laterra. ;omo ése( podemos pensar en mucos otros casos. 0ero( de nue!o( el estudio cient&"ico de la moral deber&a ser!ir como ad!ertencia de que al/unas acciones son claramente obst'culos a la "elicidad en cualquier conte9to. 0odemos admitir que al/unas acciones son morales en un conte9to( e inmorales en otro conte9to( pero ay al menos un piso "irme de deberes y derecos que no admiten conte9tualización( y debemos proclamarnos como uni!ersales. Fue precisamente esto lo que se pretendió en MNSP( cuando se emitió la Declaración uni(ersal de los derec#os #umanos. 3espués de las atrocidades de la %e/unda Guerra >undial( la naciente 2r/anización de las 8aciones nidas retomó el le/ado uni!ersalista de la Ilustración e9presado en la Declaración de los derec#os del #om6re ! del ciudadano<( y proclamó que todos los seres umanos( dondequiera que se encuentren( tienen un m&nimo de derecos( los cuales deben cumplirse. La implicación( por supuesto( es que la !iolación de esos derecos uni!ersales es inmoral( y con eso( se recazaba el relati!ismo moral. 0ero( no tardaron en aparecer cr&ticos( los cuales contaban con el respaldo de mucos postmodernistas. 0ues( el concepto de )derecos umanos- es un e1emplo t&pico de los )discursos totalizantes- a los que tanto teme Lyotard y el resto de los postmodernistas. La 28 no proclamó derecos para los c inos( derecos para los australianos y derecos para los 'rabes5 antes bien( declaró los mismos derecos para la totalidad de la especie umana. Los cr&ticos empezaron a se4alar que esto era un claro e1emplo de )imperialismo cultural-. El concepto de derecos umanos( se ale/aba( es t&picamente occidental( y se impuso con /ran arro/ancia al resto de los pueblos del mundo( sin tener en consideración conceptos alternati!os. $l promo!er los derecos umanos( en realidad se abre el camino para que las potenciales occidentales dominen culturalmente a los pueblos del llamado )ercer >undo-. En esto( los postmodernistas tienen al/o de razón. El concepto de derecos umanos e"ecti!amente nació en 2ccidente. 0ero( el eco de que los occidentales y( !al/a aclarar( al/unas tradiciones orientales también an nutrido a los derecos umanos< ayan "ormulado este concepto no implica que no ten/a alcance uni!ersal. 8eUton era in/lés( pero no por ello la ley de la /ra!edad est' con"inada a In/laterra. Quiz's los occidentales an sido arro/antes al no incluir los conceptos morales de otros pueblos( pero ¿ay al/o ob1etable en ello? ¿3ebe un cient&"ico incluir las ceremonias de curanderos en los manuales de medicina? 3e nue!o( al apreciar que la ciencia puede decirnos muco sobre la correcta moral( no tenemos necesidad de incluir concepciones morales que( sencillamente( son erróneas. ampoco es "also que la concepción de los derecos umanos se a empleado como moti!o para aplastar a los pueblos del llamado )ercer >undo-. 0ero( ello no in!alida al concepto de derecos umanos uni!ersales. La ecuación de la relati!idad sir!ió para destruir a Airosima( pero no por ello debe renunciarse a ella. Los primeros en protestar en contra de los derecos umanos "ue la ..%.%. $ll& donde la Declaración de los derec#os #umanos /arantiza un m&nimo de derecos al indi!iduo( los so!iéticos reclamaban que la colecti!idad( y no el indi!iduo( debe ser el depositario de los derecos. %i bien esta concepción es ob1etable( al menos los so!iéticos mantu!ieron su compromiso con el uni!ersalismo( y recazaron el relati!ismo moral: su concepción de los derecos umanos pretend&a aplicarse( no sólo a los so!iéticos( sino a la especie umana entera. 0ero( e!entualmente aparecieron declaraciones alternati!as que in!ocaban )derecos-( no con alcance uni!ersal( sino para la idiosincrasia de cada pueblo. $s&( por e1emplo( sur/ió la Declaración de los derec#os #umanos en el $slam. %i bien esta declaración no admit&a atrocidades muy comunes en los pa&ses musulmanes la e9tracción del c l&toris( la !iolencia doméstica( etc.<( impon&a l&mites al alcance de los derecos umanos uni!ersales( precisamente para prote/er anti/uas costumbres procedentes de la %aria( la ley isl'mica. 53
7( a di"erencia de los so!iéticos( esta declaración pretend&a aplicarse sólo en los pa&ses musulmanes( limitando as& el alcance uni!ersal de la moral( y por e9tensión( asumiendo el relati!ismo moral. El recazo a los derecos umanos le !iene muy bien a los tiranos del llamado )ercer >undo- que se amparan en los conceptos de autonom&a cultural para cometer todo tipo de atropellos. ;on la e9cusa de resistir el imperialismo cultural que supuestamente termina por per1udicar a los ciudadanos de los pa&ses del llamado )ercer >undo-( las elites que /obiernan esos pa&ses pretender quedar inmunes "rente a los cr&ticos que se4alan los abusos que cometen. En su torpe intento por rei!indicar a los oprimidos( los postmodernistas abren a6n m's el camino a la opresión( en la medida en que prescinden del concepto de derecos umanos uni!ersales que sir!e para /arantizar un m&nimo de "elicidad. ;on el respaldo de los postmodernistas( en al/unos pa&ses asi'ticos se an cometido !arias atrocidades. %in/apur( por e1emplo( es un pa&s con un creciente ni!el socioeconómico( pero su re/istro en materia de derecos umanos es muy precario. 0or lo /eneral( los pa&ses acusados de !iolar los derecos umanos recazan esas acusaciones. 0ero( el e9 primer ministro de %in/apur( Lee JUan 7eU( parec&a admitir que( en e"ecto( su /obierno !iolaba derecos umanos. 8o obstante( Lee JUan 7eU ar/umentaba que los derecos umanos no tienen alcance en %in/apur( y propon&a como alternati!a re/irse por )!alores asi'ticos- "undamentados en la obediencia a la tradición( la imposición "orzosa de la autoridad( y la s upresión del indi!iduo a "a!or del colecti!o5 !alores que en mucos casos( no son compatibles con los derecos umanos. >aatir >oamad( el de"ensor de esta alternati!a en >alasia( opinaba que los derecos umanos son una imposición !iolenta e irrespetuosa a las tradiciones asi'ticas. 7( a su 1uicio( el camino acia la liberación postcolonial debe incluir la resistencia "rente a la arro/ancia occidental que predica que todos los seres umanos tienen un m&nimo de derecos( y proponer como alternati!a los !alores propios de la cultura asi'tica( los cuales no necesariamente tienen contemplación por los derecos umanos )in!entados- por los occidentales. no de los aspectos m's desa"ortunados del postmodernismo es obser!ar cómo mucos de sus e9ponentes piden a /ritos rei!indicaciones para las minor&as en los pa&ses occidentales( pero callan "rente a los abusos de /obernantes asi'ticos como Lee JUan 7ee y >aatir >oamad. $ tal punto a lle/ado el relati!ismo moral de los postmodernistas( que al/unas de sus "i/uras m's emblem'ticas e9cusan y apoyan< atrocidades como la e9tracción del cl&toris en al/unas tribus del "rica oriental. $dem's de la ablación del cl&toris( una de las costumbres rituales m's repu/nantes que a6n cuenta con cierta di"usión es la pr'ctica del sati en la India. Esta anti/ua costumbre consiste en que las !iudas son arro1adas( !oluntaria o in!oluntariamente( al "ue/o de la pira "uneraria( para arder 1unto al cuerpo de sus maridos. ;uando los brit'nicos impusieron su control imperial en la India( proibieron la pr'ctica( y en la actualidad( no est' permitida( a pesar de que a6n ocurre en al/unas aldeas. Los bramanes sacerdotes del induismo< se que1aban "rente a los administradores coloniales( pues ar/umentaban que se trataba de una costumbre nacional muy anti/ua. enunciar al sati era una traición a su le/ado cultural. Frente a ese ar/umento relati!ista( un militar brit'nico en la India pronunció estas célebres palabras: >i nación también tiene una costumbre: cuando los ombres queman a mu1eres !i!as( los col/amos. $ctuemos de acuerdo con nuestras costumbres nacionales@. >ucos cr&ticos del colonialismo se que1an de los abusos que los brit'nicos cometieron en la India( pero al menos se reconoce como aceptable la proibición del sati . 8o obstante( insólitamente( no "altan postmodernistas que consideren que los brit'nicos icieron un /ran da4o al proibir el sati. La postmodernista Gayatri ;a=ra!orty %pi!a= traductora y se/uidora de 3errida y Foucault< es la m's emblem'tica. $ 1uicio se %pi!a=( los brit'nicos cometieron un brutal acto de )!iolencia epistémica- en contra de la población nati!a de la India. Los brit'nicos no comprendieron que( en el sistema cultural ind6( el sati es una pr'ctica que concede un /ran estatuto eroico a las mu1eres inmoladas. %e trata de un acto de martirio que propicia un sentido de trascendencia reli/iosa. $l cate/orizar al sati como un simple omicidio( los brit'nicos irrump&an !iolentamente sobre el ordenamiento cultural de los indios. Los brit'nicos !iolentaron las tradiciones ancestrales( pues clasi"icaron como )crimen- aquello que en realidad era un )rito-. +uel!e ac' el abuso postmodernista del len/ua1e. ;uando ablamos de )!iolencia-( el com6n de los seres umanos pensamos en san/re( !iolaciones( asesinatos( /uerras( /enocidios( robos( etc. 0ero( una postmodernista como %pi!a= quiere emplear la palabra )!iolencia- para describir la manera en que un /rupo cultural le ace !er a otro /rupo cultural que sencillamente est' equi!ocado. ¿Es eso realmente !iolento? $l emplear el término )!iolencia epistémica-( %pi!a= pretende que( cuando un cient&"ico le e9plica a un bru1o que el in!ocar ecizos no cura el c'ncer( en realidad le ace un terrible da4o al atentar contra su anti/uo sistema de creencias( y el cient&"ico termina por ser !iolento. 3e eco( cada !ez que un pro"esor corri/e a un estudiante( arremete brutalmente en su contra. 0ara %pi!a=( quien arro1a al "ue/o a las 1ó!enes !iudas sin tener contemplación por su !oluntad( no es !iolento. 0or otra parte( quien socorre a las !&ctimas de esta pr'ctica( es un monstruo !iolento. El postmodernismo quiere llamar )!ino- al pan( y )pan- al !ino. 3e nue!o( es "'cil e9tender todo esto al nazismo. El /enocida "ue ;urcill y Aitler "ue la !&ctima( pues con su concepto "or'neo de libertad( ;urcill quiso cate/orizar como un )crimen- el Aolocausto( cuando en realidad( ba1o el entendimiento nazi( aquello era un noble es"uerzo por acer m's bello el mundo. $l "inal( en la medida en que llama )!iolentos- a quienes buscan erradicar la !iolencia( y )!&ctimas- a quienes la promue!en( el postmodernismo termina por ser una postura arto absurda y peli/rosa. Es de suponer que %pi!a=( y todos los postmodernistas cr&ticos de la racionalidad occidental( an terminado por recazar a los derecos umanos. 0robablemente sin darse cuenta de ello( cada !ez que estos postmodernistas encabezan una marca en contra del s istema en al/6n pa&s occidental( abren el camino para que se si/an !iolando los derecos umanos en pa&ses del llamado )ercer >undo- en los que( irónicamente( muy pocos postmodernistas !i!en. Para leer &($) 54
A$I%( %am. )#e &oral Landscape. 8eU 7or=: Free 0ress. KRMR. na obra contro!ertida y oy considerada eterodo9a( pero sumamente interesante. En ella( se critica "erozmente el relati!ismo moral( y se de"iende la postura se/6n la cual( la ciencia s& puede ilustrarnos respecto a qué es lo bueno. %$+$E( Fernando. >tica ! ciudadan=a. >ontesinos. KRRK. %a!ater( quien se caracteriza por un estilo sumamente claro y sencillo( ataca al relati!ismo moral en esta obra. *a%+tulo 6 La occidento7obia
;uenta 3ie/o de Landa( obispo de 7ucat'n y cronista de la conquista espa4ola de >é9ico en el si/lo C+I( que los conquistadores lanzaron a los perros a una mu1er maya que ab&a 1urado a su esposo tener relaciones se9uales sólo con él( y ésta "ue de!orada. Espect'culos como éste "ueron muy comunes en la c onquista espa4ola de $mérica. Fray Dartolomé de las ;asas( quiz's con al/una e9a/eración( narra todo tipo de atrocidades cometidas en contra de los ind&/enas. 0robablemente las m's espeluznantes son las istorias en las que los soldados espa4oles asesinaban a ni4os ind&/enas( arro1'ndolos contra las rocas. %e calcula que en la conquista de $mérica ubo alrededor de cincuenta millones de muertos. 0or supuesto( sólo una "racción de esa ci"ra murió a causa de la espada la mayor&a murió por en"ermedades<( pero con todo( la !iolencia "ue brutal. 7( el ré/imen que impusieron los espa4oles "ue atrozmente opresi!o. 8o sólo escla!izaron a los ind&/enas( también importaron a escla!os a"ricanos( y se estableció un r&/ido sistema de castas que perduró a lo lar/o de la colonia. $dem's( la corona espa4ola depredaba las riquezas de las colonias( al punto de establecer un sistema en el que las materias primas de la $mérica espa4ola eran sistem'ticamente e9tra&das y en!iadas a Espa4a para "inanciar sus /uerras5 con esto( se de1aba con muy pocas oportunidades para que los territorios coloniales pudieran alcanzar al/6n desarrollo económico. Aoy( Aispanoamérica a6n su"re las secuelas de este sistema de colonización: se trata de una re/ión de alt&simos contrates( en la cual las posiciones pri!ile/iadas son ocupadas mayoritariamente por los descendientes de los colonos espa4oles( y los descendientes de ind&/enas y escla!os a"ricanos !i!en mayoritariamente en condiciones deplorables. >uy similar "ue también la colonización portu/uesa de Drasil. Espa4a y 0ortu/al "ueron las potencias coloniales en el si/lo C+I y C+II. En el si/lo C+III( entraron en decadencia y abrieron paso al au/e de Francia( In/laterra( y en menor medida( Aolanda( Dél/ica( usia( Italia y $lemania( como nue!as potencias coloniales( para una se/unda "ase de la colonización5 esta !ez diri/ida a ocupar $sia y "rica. En la se/unda ola de colonización no se cometieron tantas atrocidades como en la primera( pero ubo mucos episodios lamentables. Quiz's el m's triste de todos "ue el reparto de "rica entre las potencias europeas en la ;on"erencia de Derl&n de MPPZ. En esta con"erencia( se concedió al rey Leopoldo II de Dél/ica el dominio del ;on/o( y a partir de entonces( los bel/as impusieron uno de los sistemas coloniales m's brutales de la época moderna. La población local !i!&a en condiciones sumamente lamentables( y "ue !&ctima de toda suerte de maltratos a e9pensas de los colonos europeos. $ di"erencia de Aispanoamérica( en las colonias a"ricanas y asi'ticas casi no quedan descendientes de los colonos( pero la mayor&a de los pa&ses a"ricanos y asi'ticos su"rieron la depredación colonial que en parte e9plica su pobreza actual( y en aquellos pa&ses donde s& quedan al/unos descendientes de colonos( éstos suelen ocupar las posiciones acomodadas por e1emplo( en %ud'"rica y ^imbabue<. Lenin trataba de e9plicar que el imperialismo sur/ió como un mecanismo ideado por los capitalistas para no tener que e9plotar tanto a las clases traba1adoras domésticas. Da1o el entendimiento de Lenin( las metrópolis depredan a las colonias( y eso e9plica( grosso modo( por qué unos pa&ses son ricos y otros son pobres. Los pa&ses pobres producen la riqueza( y los pa&ses ricos son una suerte de par'sitos que dis"rutan la riqueza que sus s6bditos an producido. Quiz's aya al/o de !erdad en esta e9plicación. %er&a insensato ne/ar el da4o que el imperialismo a /enerado en pa&ses como ;on/o( %ud'"rica o Doli!ia. 0ero( también debe apreciarse que la situación no es tan sencilla: no necesariamente( la riqueza de un pa&s es consecuencia de la pobreza de otro. $l/unos pa&ses que "ueron colonias %in/apur( $ustralia( ;ile( entre otros< !an camino a un dram'tico incremento en su ni!el de !ida( al punto de que posiblemente puedan superar a sus anti/uas metrópolis. 2tros pa&ses que nunca "ueron colonia( como Etiop&a( si/uen inmersos en la miseria. Los pa&ses escandina!os tienen los mayores &ndices de bienestar en el mundo( y con todo( nunca "ueron poderes coloniales. Quiz's los pa&ses ricos an alcanzado su prosperidad( no propiamente debido a la depredación de los pa&ses pobres( sino a al/una mentalidad colecti!a que !alora el traba1o( la plani"icación( el aorro( etc. 0odemos someter a discusión si el imperialismo es el causante de todos los males del llamado )ercer >undo-( pero al menos podemos reconocer que tu!o mucas consecuencias ne/ati!as para las poblaciones colonizadas. 7( en "unción de ello( los postmodernistas( en su noble empe4o de querer rei!indicar a los oprimidos aunque( como emos !isto( mucas !eces terminan por rei!indicar a los opresores<( an eco del colonialismo uno de sus principales blancos de ataque. 3e eco( /racias a la in"luencia postmodernista( en mucas uni!ersidades de pa&ses occidentales an sur/ido departamentos y "acultades de )estudios postcoloniales-( en los cuales se "omenta la cr&tica se!era al imperialismo. $ntes del au/e del postmodernismo( los cr&ticos del imperialismo e9pon&an razones "undamentalmente económicas y pol&ticas. %e criticaba la !iolencia que empleaban las potencias para imponer su dominio( el monopolio de los mercados( la depredación de las riquezas( la discriminación a las poblaciones locales en sus derecos ci!iles( el racismo( etc. 0ero( para los postmodernistas( esto no es su"iciente. Los postmodernistas dedican poca atención a los e"ectos económicos o pol&ticos del imperialismo( y pre"ieren diri/ir m's su atención a los e"ectos culturales. 0ara ellos( la /ran tra/edia del imperialismo no "ue la pobreza y la in1usticia a la que "ueron sometidas las poblaciones colonizadas5 antes bien( la /ran tra/edia consiste en la e9pansión de la cultura occidental y la pérdida de las 55
mani"estaciones culturales locales. 2ccidente asesinó a las culturas que encontró a su paso( sin necesidad de cometer /enocidios. $l pretender que los nati!os asumieran las costumbres occidentales( estiman los postmodernistas( se perpetraba el mayor de los cr&menes. $ 1uicio de los postmodernistas( el /ran crimen de los brit'nicos en la India no "ue el aber acaparado el monopolio de las rutas comerciales o el de aber reprimido brutalmente a los independentistas( sino el aber erradicado el sistema de castas o la pr'ctica de sati. El imperialismo no es tan culpable de aber sembrado miseria económica en el mundo( como de aber pretendido e9pandir uni!ersalmente los !alores de la ci!ilización occidental. En su recazo a las pretensiones uni!ersalistas de la Ilustración( los postmodernistas atacan constantemente al colonialismo europeo que pretendió e9tender al planeta entero sus modos de !ida. $s&( la principal preocupación de los postmodernistas es el imperialismo cultural ( muy por encima de las dem's dimensiones del imperialismo. 7( as&( en opinión de los postmodernistas( el camino a la liberación en las anti/uas colonias debe empezar por la liberación del imperialismo cultural. Esto se mani"iesta en el recazo a las imposiciones culturales occidentales. En otras palabras( para liberarse completamente del imperialismo occidental( es necesario recazar por completo su in"luencia cultural. Los estudiantes /uatemaltecos y me9icanos no deben leer a %a=espeare o a 0latón( sino al Popol Vu#. Los médicos a"ricanos no deben de1arse /uiar por el método cient&"ico occidental( deben m's bien adoptar los métodos de curander&a de s us ancestros. Los nati!os australianos deben resistir las tecnolo/&as occidentales. Los pa&ses isl'micos deben recazar las leyes occidentales( y deben asumir la ley isl'mica. 7( as& sucesi!amente. En otras palabras( los pueblos colonizados deben recazar la modernidad( pues la modernidad es el principal instrumento de dominio imperial. En opinión de los postmodernistas( la dominación cultural es la peor "orma de dominio. Es muco peor que un imperio impon/a sobre sus colonizados sus propias instituciones( que un imperio deprede las riquezas de sus colonias. 0ero( en todo caso( los postmodernistas su/ieren que el dominio cultural es precisamente el aliado del dominio pol&tico y económico. En la medida en que un imperio impone su propia cultura sobre los colonizados( ase/ura su control( y eso permite e9plotarlos. 0or ende( para acabar con la e9plotación( debe recazarse la cultura del poder dominante. $s& pues( el postmodernismo a terminado por ser occidento"óbico. 3espués de todo( 2ccidente es la cuna de todo aquello a lo cual se opone el postmodernismo: razón( técnica( ciencia( pro/reso. 0or encima de todo( el uni!ersalismo de la Ilustración es la /ran némesis del postcolonialismo de inspiración postmodernista. 7( en ese sentido( el postmodernismo alienta cualquier resistencia a las pretensiones de e9pandir uni!ersalmente los !alores de la Ilustración. >'s a6n( los postmodernistas se4alan continuamente que el deseo arro/ante de querer e9pandir por el mundo entero los !alores propios de 2ccidente a sido precisamente la plata"orma de e9cusa para cometer los actos m's atroces del imperialismo. 0or ello( a 1uicio de los postmodernistas( en todos los ni!eles( debe montarse un ataque en contra de la ci!ilización occidental( *incluso en los mismos pa&ses occidentales, 0uesto que estos pa&ses aora cuentan con un amplio sector de inmi/rantes procedentes de anti/uos pa&ses colonizados( es necesario asistir a su liberación( y de nue!o( esto consiste en recazar los !alores culturales de 2ccidente. 8o en !ano( en las dos 6ltimas décadas del si/lo CC( !arios académicos norteamericanos notablemente in"luidos por el postmodernismo or/anizaron mani"estaciones estudiantiles de protesta en las mismas uni!ersidades norteamericanas. %u consi/na no era *aba1o el capitalismo,@( *i/ualdad para los /éneros,@ o *no a la /uerra,@( sino la "rase en rima en in/lés: #e! #e!7 #o #o7 ?estern *ulture@s got to go@ *2( o, *La ci!ilización occidental tiene que marcarse,<. ;on esto( pretend&an que en los planes de ense4anza( se e9cluyera la lectura de las /randes obras de la literatura occidental. E!aluemos si es razonable la occidento"obia postmodernista. WWW Las potencias occidentales modernas no inau/uraron el imperialismo. 3esde que la umanidad sur/ió en "rica ace unos doscientos mil a4os( an sur/ido /rupos umanos que an pretendido apoderarse de las riquezas de otros /rupos umanos. ¿;u'n /rande debe ser un /rupo umano para ser considerado un )imperio-? Esto es una di"icultad sem'ntica que( en aras a la bre!edad( no puedo discutir. 0or aora( basta se4alar que a abido mucos imperios en la istoria: yun/( asirio( babilónico( isl'mico( bizantino( otomano( persa( azteca( so!iético5 la lista se prolon/a muco m's. 0or re/la /eneral( los imperios an impuesto su dominio sobre los territorios ocupados con el mero "in de depredar recursos y recaudar tributos. $ los romanos( por e1emplo( les interesaba poco que sus s6bditos adoptasen las costumbres romanas( y muco menos su reli/ión: en eso( eran bastante tolerantes. %u interés era que se pa/ase tributo al ;ésar. En este sentido( tradicionalmente a los imperios no les interesaba uni!ersalizar sus costumbres e imponerlas sobre sus s6bditos( sencillamente les interesaba depredar. 0racticaban( por as& decirlo( un imperialismo pol&tico y económico( pero no un imperialismo cultural. 0ero( los imperios de 2ccidente "ueron distintos. Los romanos no tu!ieron muco interés en que sus s6bditos adoptaran sus costumbres( pero "ueron uno de los primeros imperios que procuró sembrar sus instituciones en sus territorios conquistados. ;onstruyeron acueductos( di!ul/aron las artes y la "iloso"&a /recoBlatina( establecieron circos( impusieron la 1urisprudencia romana( e incluso( o"recieron oportunidad para que al/unos de sus s6bditos se con!irtieran en ciudadanos romanos y asumiesen sus costumbres. Los romanos estaban a6n muy le1os del ideal uni!ersalista de la Ilustración( pero s& asumieron que ten&an el deber de e9tender la ci!ilización a aquellos que ellos consideraban b'rbaros. 7( en este sentido( su moti!o ya no era e9clusi!amente militar y depredador5 también empezó a prosperar una ideolo/&a de deber ci!ilizador. En el si/lo C+I( los espa4oles y portu/ueses asumieron una ideolo/&a similar( pero car/ada con "uertes tintes reli/iosos. %ent&an que la pro!idencia les ab&a encomendado la misión e!an/elizadora. Los ombres del 8ue!o >undo eran pa/anos( y los espa4oles y portu/ueses asum&an que ten&an la obli/ación de predicarles el e!an/elio para in!itarlos a la sal!ación de su alma. $s&( m's con la espada que con la palabra persuasi!a( asumieron el deber de e9tender el cristianismo al mundo entero. 56
Los postmodernistas !en en esto una actitud de arro/ancia deplorable. 8o les "alta razón. Los misioneros espa4oles se burlaban de las creencias de los ind&/enas( sin caer en cuenta de que mucas de sus propias creencias cristianas eran tan o quiz's m's irracionales que las de los ind&/enas. La obsesión de los espa4oles con el in"ierno de la ultratumba los condu1o a acer !i!ir a los ind&/enas un in"ierno muy terrenal. 0ero( los postmodernistas no alcanzan a apreciar que( detr's de todo ese ropa1e de creencias irracionales( en la e!an/elización de $mérica ay un aspecto muy loable. Los e!an/elizadores apreciaban que los ind&/enas eran seres umanos capaces de asimilar el cristianismo de lo contrario( no ubiesen perdido su tiempo intentando con!ertirlos<( y que por ende( compart&an una misma naturaleza umana. En otras palabras( los e!an/elizadores en cierto sentido anticiparon el uni!ersalismo de la Ilustración en buena medida porque el cristianismo( a pesar de sus creencias irracionales( tiene la !irtud de ser una reli/ión uni!ersalista<. En un célebre debate "rente a Ginés de %ep6l!eda( Dartolomé de las ;asas ar/umentaba que los ind&/enas s& tienen alma y son seres umanos( y por ende( debe intentarse con!ertirlos al cristianismo. 0ocos imperios se an preocupado por c onsiderar la umanidad de sus s6bditos5 los imperios occidentales "ueron los primeros en acerlo. ;omo los romanos( los espa4oles asumieron que ten&an la obli/ación de uni!ersalizar sus costumbres y creencias( precisamente a partir de la premisa que a"irma la unidad de la especie umana. En la llamada )se/unda "ase- del imperialismo( esta !ez comandado por Francia e In/laterra( y diri/ido a los territorios de "rica y $sia( se adoptó una ideolo/&a similar. En un inicio( Francia e In/laterra asumieron que ten&an el deber de e!an/elizar a los nati!os. 0ero( en comparación con Espa4a y 0ortu/al( Francia e In/laterra eran pa&ses muco m's secularizados( y este imperialismo de moti!ación reli/iosa no tu!o muco arrai/o. ;on todo( el imperialismo in/lés y "rancés asumió con m's &mpetu el ideal uni!ersalista. 0ues( a di"erencia de la conquista y colonización de $mérica( el imperialismo in/lés y "rancés era eredero del uni!ersalismo de la Ilustración. En especial( los "ranceses asimilaron la idea de que los ideales de la e!olución Francesa eran aplicables a todos los seres umanos( y Francia ten&a la obli/ación de e9tenderlos a aquellas re/iones del planeta donde a6n no ab&an lle/ado. Fue éste uno de los moti!os de las /uerras re!olucionarias y napoleónicas. %ur/ió as& una ideolo/&a imperialista laica. $ll& donde los espa4oles pretend&an e9tender el e!an/elio a los pa/anos de $mérica( los "ranceses pretend&an lle!ar los principios de la Ilustración a las re/iones b'rbaras de la umanidad que a6n !i!&an en condiciones similares a las de la Europa del Anci'n regime. Esta ideolo/&a "rancesa !ino a conocerse como la )mission ci(ilizatrice-( la misión ci!ilizadora. En palabras de #ules Ferry( uno de los m'9imos representantes de la misión ci!ilizadora en el si/lo CIC( los "ranceses se sent&an una raza superior@. 0ero( muco m's que aplastar a las razas in"eriores@( los "ranceses sent&an la obli/ación de socorrer y sacar de la i/norancia( la barbarie y la superstición a esas )razas-( a "in de equipararlas en pro/reso con la ci!ilización occidental. Los brit'nicos desarrollaron una ideolo/&a similar. El /ran poeta udiyard Jiplin/ izo emblem'tica esta actitud en su concepto de )5#ite man@s 6urden-( la car/a del ombre blanco. %e/6n esta ideolo/&a( los ombres blancos ten&an la car/a de llenar la boca que su"re de ambre@ en los pueblos b'rbaros: en otras palabras( socorrer a los otros pueblos y sacarlos del atraso. El mismo >ar9 participó de esta ideolo/&a. 3esde Londres( escribió !arios art&culos en los cuales a!alaba la presencia brit'nica en la India( precisamente porque con eso( se lo/raban erradicar las estructuras tribales tradicionales( y se abr&a la senda del pro/reso. 0or supuesto( >ar9 consideraba que el capitalismo era un sistema opresi!o( y reprocaba a los brit'nicos el depredar a los traba1adores locales( pero por otra parte aplaud&a el eco de que( con su presencia colonial( los brit'nicos ab&an lle!ado la modernidad a pueblos con culturas tribales. na !ez m's( esto deber&a ser c lara ad!ertencia de que el ser izquierdista no implica ser postmodernista. 3e eco( antes del au/e del postmodernismo( la izquierda socialista también participó de una ideolo/&a muy a"&n a la misión ci!ilizadora. 3esde mediados del si/lo CC( la ..%.%. y ;uba( con el respaldo de mucos intelectuales occidentales( promo!ieron la )e9portación de la re!olución-( y con eso( sembraron /uerrillas en $mérica Latina( "rica y $sia. ;on esto( sent&an la obli/ación de e9 tender uni!ersalmente los principios del socialismo a las re/iones del mundo que a6n no conoc&an el socialismo. 3e la misma "orma en que los imperialistas "ranceses e in/leses lo ac&an( estos e9portadores de la re!olución pretend&an que se asumiera uni!ersalmente sus ideales. 3e nue!o( en la actitud in/lesa y "rancesa se mani"iesta el uni!ersalismo de la Ilustración. Los "ranceses promo!ieron la asimilación de sus colonizados( al menos en principio. La mayor&a de los imperios de la istoria an depredado a las poblaciones colonizadas( y an impuesto se!eros re/&menes de desi/ualdad( ne/ando la posibilidad de que los colonizados asuman la cultura dominante. 0ero( los "ranceses buscaron occidentalizar a sus colonias mediante intensos es"uerzos educati!os: los s6bditos coloniales aora aprend&an len/ua( literatura( artes y "iloso"&a de Francia. 7( m's importante a6n( se esperaba que los abitantes de territorios colonizados "ueran ciudadanos "ranceses de pleno dereco( en i/ualdad de condiciones "rente a los inmi/rantes procedentes de Europa. Es cierto que #ules Ferry y los dem's ideólo/os de la misión ci!ilizadora empleaban los términos )razas superiores- y )razas in"eriores-. 0ero( un an'lisis de esta cuestión re!ela que la misión ci!ilizadora est' pro"undamente opuesta al racismo. %e inspira m's bien en el i/ualitarismo ilustrado que estima que todos los seres umanos son capaces de adquirir los !alores uni!ersales de la Ilustración5 en otras palabras( no ay impedimento bioló/ico para que un sene/alés o un ar/elino comprenda la "iloso"&a de +oltaire( pinte un cuadro en el estilo de 3a!id( o aprecie una ópera de Dizet. $dem's( en la medida en que la misión ci!ilizadora y la asimilación o"rec&a oportunidad para que los s6bditos a"ricanos "ueran ciudadanos de pleno dereco( en i/ualdad "rente a los descendientes de los colonos( se pro!e&a un poderoso ant&doto "rente al racismo( pues de nue!o( se proclamaba una base de i/ualdad entre los seres umanos. 57
Las aspiraciones de la misión ci!ilizadora no se cumplieron totalmente a lo esperado en al/unos territorios no se concedió ciudadan&a<( pero en !arias re/iones( especialmente $r/elia( mucos s6bditos coloniales se con!irtieron en ciudadanos "ranceses e( incluso después de la independencia( emi/raron a Francia y tu!ieron "acilidad para a1ustarse a la !ida "rancesa. 0or supuesto( el racismo a persistido y mucos "ranceses de piel oscura su"ren discriminación. 0ero( debe apreciarse que esto no es consecuencia de la misión ci!ilizadora5 antes bien( la misión ci!ilizadora se propuso eliminar el r acismo( al postular que no e9iste un impedimento bioló/ico para asumir la cultura "rancesa. Los postmodernistas sienten una /ran repulsión por la misión ci!ilizadora. %uelen !er en ella una in/enua ideolo/&a que( impre/nada de buenas intenciones( torpemente desemboca en una monstruosidad moral. La cr&tica m's "recuente consiste en se4alar que la actitud paternalista de querer o"recer a los dem's los supuestos a!ances propios sir!ió de e9cusa para cometer todo tipo de abusos. La misión ci!ilizadora "ue( se/6n los postmodernistas( la in/enua racionalización de la de!astación del llamado )ercer >undo-. Aay al/o de !erdad en esto. Los "ranceses apro!ecaron coyunturas y e9cusas super"iciales para lanzar /uerras de conquista en nombre de la misión ci!ilizadora. 0or e1emplo( a partir de una min6scula o"ensa que recibió el cónsul "rancés en $r/elia( se or/anizó una masi!a in!asión en MP[R( la cual resultó bastante san/rienta( dada la resistencia ar/elina al in!asor. 0ero( no por ello la misión ci!ilizadora es enteramente reprocable. El eco de que una ideolo/&a se emplee como prete9to para acer da4o no implica que la ideolo/&a sea en s& misma ob1etable. $ lo sumo( la misión ci!ilizadora "ue abusada por /ente que( en realidad( no le dio estricto cumplimiento. $l contrario( la misión ci!ilizadora es sumamente estimable( pues recapitula el ideal uni!ersalista de la Ilustración. La misión ci!ilizadora nos recuerda que la ciencia( la técnica( la racionalidad( la i/ualdad entre los ombres( las libertades pol&ticas( la democracia( los derecos umanos( la educación laica( etc.( no deben estar con"inadas a las re/iones en las cuales sur/ieron estas instituciones. $ntes bien( deben tener aplicabilidad uni!ersal. 0odemos conceder que los métodos empleados para adelantar la misión ci!ilizadora no "ueron los m's adecuados. Quiz's debió aberse empleado m's diplomacia y persuasión( y menos coacción militar. 0ero( el querer e9tender a un braman ind6 la "iloso"&a materialista de 3iderot( o a un tir'nico 1eque marroqu& los principios democr'ticos de >ontesquieu( no es nada ob1etable. Los postmodernistas se que1an de que la misión ci!ilizadora "ue la m'9ima representación del imperialismo cultural: pretendió imponer a los dem's pueblos la propia cultura europea( y con ello( barrió las costumbres locales. 0ero( es ora de asumir que( si bien es muy ob1etable el imperialismo económico que depreda las riquezas de las colonias( o el imperialismo pol&tico que oprime a la población local( s& es muy de"endible el imperialismo cultural. La Ilustración debe uni!ersalizarse( al punto de con"ormar un /ran imperio cultural que incorpore los !alores ilustrados a escala /lobal. Fernando %a!ater ad!ierte que él est' a "a!or de un imperialismo ético: desde los $ndes asta los 0irineos( desde el Fu1i al Jilimanyaro( deben pre!alecer los mismos !alores éticos que /arantizan la "elicidad umana. 0ues bien( este imperialismo ético es una suerte de imperialismo cultural. 7( as& como %a!ater propone con"ormar un imperio del bien( también podemos proponer con"ormar un imperio de los !alores ilustrados. ;omo bien se4alan los postmodernistas( este imperialismo barre a las costumbres locales. 0ero( ¿es eso ob1etable? El imperialismo ético debe erradicar todas aquellas costumbres que !an en detrimento de lo bueno( de la misma manera en que el )imperio de la ley- debe erradicar las costumbres criminales. 7( en este sentido( es per"ectamente admisible que el imperialismo cultural de la Ilustración barra con las costumbres locales que obstaculizan a la democracia( la ciencia( la libertad( el i/ualitarismo( etc. Aay razones de sobra para oponerse al imperialismo depredador de recursos y opresor de las colonias. Es prudente denunciar a !i!a !oz los abusos cometidos por los bel/as en el ;on/o( por los conquistadores espa4oles en %udamérica( por los italianos en Etiop&a( y tantos otros cr&menes acaecidos durante la era del colonialismo. 0ero( as& como ay razones de sobra para oponerse a ese imperialismo( también ay razones de sobre para darle la bien!enida al imperialismo cultural de procedencia occidental. +arios pero( lamentablemente no todos< de los l&deres que lucaron en contra del imperialismo económico y pol&tico de"endieron( al menos t'citamente( el imperialismo cultural. %imón Dol&!ar( por e1emplo( 1am's se lamentó de aber recibido la in"luencia cultural europea5 de eco( buena parte de su pro/rama pol&tico consistió e9pl&citamente en e9tender las ideas de ousseau y >ontesquieu a las nacientes rep6blicas ispanoamericanas. Dol&!ar nunca apeló a las instituciones culturales de los ind&/enas o los a"ricanos( en buena medida porque sab&a que éstas no conducir&an a la modernidad. %u proyecto era "undamentalmente independizar a Aispanoamérica de Espa4a( pero manteniendo la in"luencia cultural europea y aciendo de Aispanoamérica un re/ión inscrita en 2ccidente. $l/unos l&deres nacionalistas a"ricanos opuestos al colonialismo( también dieron la bien!enida a la in"luencia cultural europea. 0atricio Lumumba( m'rtir de la independencia con/ole4a( se enor/ullec&a de que sus maestros occidentales lo introdu1eron a las ideas i/ualitaristas. El intelectual pana"ricano ;.L.. #ames también reconoc&a y celebraba su inmensa deuda intelectual con la Ilustración5 en sus propias palabras: denuncio el colonialismo europeo( pero res peto el aprendiza1e y los pro"undos descubrimientos de la ci!ilización occidental@. La /ran iron&a del colonialismo europeo "ue que el mismo contenido de las ideas ilustradas procedentes de Europa sentó las bases para el au/e de los mo!imientos independentistas. 7( en este sentido( mucos l&deres independentistas sensatos comprend&an que los europeos icieron un /ran da4o lle!'ndose las riquezas y e9plotando a la población( pero icieron una labor estimable sembrando ideas de libertad e i/ualitarismo. $l "inal( resulta poco rele!ante el eco de que los mismos europeos no lle!aron a la pr'ctica esas ideas en su administración colonial. 58
Lamentablemente( no todos los intelectuales del llamado )ercer >undo- supieron apreciar esto. na de las emblem'ticas "i/uras del postcolonialismo( el martiniqués Frantz Fanon( no supo distin/uir entre el imperialismo pol&ticoBeconómico( y el imperialismo cultural. 7( erróneamente creyó que la me1or manera de liberarse del yu/o opresor es recazando todos los !alores culturales que los poderes coloniales di"undieron irónicamente( el mismo Fanon participó de la psiquiatr&a( una disciplina con or&/enes europeos<. $dem's de promo!er la !iolencia desen"renada en contra de los anti/uos colonizadores en !irtud de su mero color de piel( Fanon terminó por recazar absolutamente toda institución cultural que procediese de 2ccidente: no rindamos( pues( compa4eros( un tributo a Europa creando Estados( instituciones y sociedades inspiradas en ella@. 3esa"ortunadamente( Fanon a e1ercido una considerable in"luencia occidento"óbica sobre los postmodernistas. $ los postmodernistas les molesta que( durante la época en que se promo!ió la misión ci!ilizadora( las potencias europeas se consideraran )superiores-. 0arece que los postmodernistas pre"ieren partir de la premisa se/6n la cual todas las c ulturas tienen el mismo !alor. 0ero( como emos !isto en el cap&tulo anterior( para e!adir el relati!ismo moral es necesario aceptar que ay c ulturas me1ores y superiores que otras( y para a"irmar la i/ualdad de los ombres( es necesario a"irmar la desi/ualdad de las culturas. Los postmodernistas aprecian como un acto de arro/ancia el creerse superior. Quiz's lo sea. 0ero( eso no implica que no aya culturas superiores e in"eriores. 7( si e"ecti!amente ay culturas superiores a otras( ¿qué de malo tiene el ser arro/ante? 3ie/o $rmando >aradona podr' ser un persona1e sumamente desa/radable debido a su arro/ancia5 pero no nos en/a4emos: a sido el me1or 1u/ador de "6tbol de la istoria. %u arro/ancia es irrele!ante respecto a su superioridad deporti!a. 7( as&( quiz's las potencias occidentales eran arro/antes al considerarse superiores( pero no por ello estaban equi!ocadas. 7( precisamente debido a su superioridad( las potencias europeas s& lo/raron parte del acometido que consistió en e9tender a los otros pueblos los a!ances de la ci!ilización occidental. %in querer disminuir sus cr&menes( per"ectamente podemos admitir que el imperialismo europeo aportó me1oras si/ni"icati!as a los colonizados y ay espacio para ar/umentar que( en balance( el imperialismo resultó m's bene"icioso que per1udicial. Los aportes de la misión ci!ilizadora "ueron tanto materiales como intelectuales. 8i $mérica ni "rica conoc&an la rueda. $penas ab&an lo/rado domesticar al/unas especies de plantas y animales antes de la lle/ada de los colonos europeos. ;on ello( se introdu1eron técnicas muco m's e"icaces de arado( y s e permitió enriquecer la in/esta de prote&nas que( asta ese momento( era sumamente precaria( al punto de que en al/unas tribus moti!aba el canibalismo. La introducción de la tecnolo/&a europea en "rica( $sia y $mérica "ue el impulso que empezó a sacar a sus abitantes de econom&as de subsistencia. Gracias a los aportes materiales de los colonizadores( se adquirió la posibilidad real de producir e9cedentes. La aspiración mar9ista siempre a sido /enerar plus!al&a( pero a di"erencia del sistema capitalista( repartirla equitati!amente. 0ues bien( si no "uera por el colonialismo( ni siquiera abr&a sido posible /enerar plus!al&a en "rica( $mérica y $sia. Los postmodernistas que se declaran simpatizantes del mar9ismo deber&an apreciar esto. Los aportes intelectuales no "ueron menos si/ni"icati!os. El colonialismo europeo introdu1o la escritura en $mérica y mucas re/iones de "rica. Las potencias europeas también di!ul/aron el método cient&"ico( lo cual condu1o a una dram'tica me1ora en las condiciones sanitarias que( en promedio( a aumentado si/ni"icati!amente la esperanza de !ida de los americanos( a"ricanos y asi'ticos. El colonialismo también permitió mayor unidad lin/&stica entre pueblos que( antes de la lle/ada de los europeos( estaban sumamente "ra/mentados debido a las limitantes lin/&sticas y los odios tribales( y no pod&an establecer !&nculos entre s&. 7( si bien los colonialistas europeos impusieron re/&menes opresi!os( la mayor&a de las !eces sustituyeron a imperios y re/&menes de 1e"es locales que eran a6n m's opresi!os. La encomienda en >é9ico era un sistema deplorable( pero con todo si/ni"icó una me1ora respecto a las brutales condiciones de dominio que ab&an impuesto los aztecas sobre sus s6bditos. %e a reprocado muco al colonialismo europeo de ser el /ran responsable del tr'"ico de escla!os en la edad moderna. $ esto( debe responderse que( asta el si/lo CIC( casi todas las sociedades ab&an sido escla!istas( pero que sólo en 2ccidente sur/ió el /ermen de las ideas abolicionistas. Es cierto que los ne/reros portu/ueses e in/leses trasladaron masi!amente a escla!os desde "rica asta $mérica. 0ero( muco de esto se ac&a en colaboración con los mismos reyes y 1e"es tribales a"ricanos que !end&an escla!os. 0robablemente !endr' a la mente la ima/en de
ucos de estos escla!os eran prisioneros de /uerra que( en los con"lictos tribales los cuales abundaban en "rica<( eran capturados y !endidos a los ne/reros. >ucos reinos a"ricanos prosperaron con este ne/ocio. Los europeos apenas "ueron uno entre los mucos part&cipes de este cruel ne/ocio. Los 'rabes participaron tanto o m's del tr'"ico de escla!os a"ricanos( al punto de que al/unos pa&ses 'rabes "ueron los 6ltimos en s uprimir le/almente la escla!itud( ya bastante entrado el si/lo CC. El abolicionismo "ue un mo!imiento ori/inario "undamentalmente de In/laterra y Francia( las dos potencias de la se/unda "ase del colonialismo. ;omo cabr&a suponer( el abolicionismo tu!o un "uerte in"lu1o de las ideas i/ualitaristas de la Ilustración. 7( precisamente el colonialismo "ue el encar/ado de suprimir la escla!itud en buena parte del llamado )ercer >undo-. La escla!itud ya e9ist&a con muco arrai/o antes del colonialismo europeo( pero de1ó de e9istir durante la era del colonialismo europeo( sal!o en al/unas re/iones del mundo 'rabe en las cuales( precisamente( los poderes coloniales europeos no tu!ieron una presencia muy "uerte. 8o de1a de ser cierto que mucas !eces se usó a la luca en contra de la escla!itud como prete9to barato para cometer terribles abusos. En particular( la colonización bel/a del ;on/o se u"anaba de combatir la escla!itud( pero al mismo tiempo( Leopoldo II impon&a un terrible sistema de dominio pri!ado sobre un !asto territorio( el cual irónicamente inclu&a a la misma escla!itud. 0ero( de nue!o( el 59
eco de que la luca en contra de la escla!itud se usase como prete9to para cometer abusos no implica que la escla!itud no e9ist&a en esos territorios antes de la lle/ada de los europeos. 7( si bien Leopoldo II era un monstruoso ipócrita al ser él mismo un escla!ista( podemos a"irmar que( en l&neas /enerales( el colonialismo europeo s& puso "in a la escla!itud en "rica y $sia. Los postmodernistas "recuentemente reprocan de )eurocentristas- a los istoriadores que se4alan los aportes positi!os de la e9pansión colonial europea. El )eurocentrismo- ser&a una !ariante del )etnocentrismo-. 0ero( como tantos conceptos empleados por los postmodernistas( )eurocentrismo- y )etnocentrismo- no tienen una de"inición muy clara. 0or lo /eneral( los postmodernistas entienden )etnocentrismo- como la tendencia a creer erróneamente que los patrones propios de una ci!ilización son aplicables al resto de la umanidad. $s&( el eurocentrismo ser&a la creencia de que los !alores europeos pueden ser empleados para e!aluar a otras sociedades. Aemos !isto que al/unos !alores son sencillamente uni!ersales( y que para e!adir el relati!ismo moral( debemos asumir que !alores nacidos en Europa( como la democracia o el i/ualitarismo( deben ser aplicados uni!ersalmente. %i los postmodernistas quieren llamar )eurocentrismo- a esa pretensión( pues entonces tendremos que darle la bien!enida al eurocentrismo. 0or supuesto( tal c omo emos !isto en el cap&tulo anterior( podemos admitir un relati!ismo moral descripti!o( y en este sentido( debemos recazar el eurocentrismo( si esto lo entendemos como la tendencia a creer que las dem's ci!ilizaciones tienen nuestros mismos !alores e instituciones. %er&a un torpe eurocentrismo el creer que( puesto que en Europa no est' permitida la poli/amia( la poli/amia est' uni!ersalmente proibida. 0ero( insisto( el eurocentrismo es recazable sólo a ni!el descripti!o( no a ni!el prescripti!o. %i bien la poli/amia est' permitida en los pa&ses musulmanes( no por ello podemos ar/umentar que la poli/amia de6e estar permitida en esos pa&ses. Los postmodernistas también suelen entender )etnocentrismo- como la tendencia a creer que la cultura propia es pre"erible a las dem's( o atribuirse sin/ularidades que( en realidad( mucos otros pueblos también comparten. 0or consi/uiente( el )eurocentrismo- ser&a la tendencia a creer que la ci!ilización oriunda de Europa a sido me1or que las dem's( y la tendencia a creer que los europeos son sin/ulares en costumbres y creencias que( en realidad( est'n presentes en otros pueblos. La misión ci!ilizadora a sido "recuentemente atacada por los postmodernistas como un monstruoso mito eurocentrista( en la medida en que postula que los europeos eran los depositarios de la ci!ilización( y el resto de la umanidad !i!&a en barbarie. ;iertamente mucas !eces la misión ci!ilizadora se !ol!ió una caricatura( pero a de insistirse en que es !iable ar/umentar que 2ccidente s& a sido me1or que otras ci!ilizaciones( y que cuenta con una serie de sin/ularidades que la distin/uen del resto de los pueblos del mundo. $ partir de eso( los istoriadores que acen un retrato medianamente "a!orable o( en todo caso( que reconocen que ubo aspectos positi!os< del colonialismo europeo no deber&an temer ser llamados )eurocentristas- por los postmodernistas. %er )eurocentristano deber&a ser moti!o de !er/enza. 0or supuesto( all& donde los postmodernistas consideran que el eurocentrismo es una postura errada( los istoriadores deber&an ar/umentar que( al contrario( el eurocentrismo es una postura con una "uerte correspondencia con la realidad( pues en e"ecto( Europa a sido sin/ular en mucos aspectos( y sus instituciones son m's con!enientes y estimables que las de otros pueblos. 3ines 3-%ouza( por e1emplo( es un autor indio que entusiastamente de"iende la sin/ularidad y superioridad de 2ccidente. 3-%ouza estima que 2ccidente es sin/ular( pues de esta ci!ilización son ori/inarias tres /randes instituciones que an marcado la pauta de la modernidad( y an contribuido a un me1oramiento de las condiciones de !ida de la umanidad. 7( de nue!o( si bien el colonialismo incurrió en abusos( a ser!ido para e9tender estas instituciones por el mundo entero. Esas tres instituciones son la ciencia( la democracia y el capitalismo. %i bien al/unas ci!ilizaciones anti/uas pudieron desarrollar al/unos c onocimientos protocient&"icos( la ciencia moderna con un método bien delineado( un desencantamiento del mundo( y un aparato pol&tico que apoyara las in!esti/aciones< sólo sur/ió en Europa a partir del si/lo C+II. ;ontrario a lo que los postmodernistas creen( la c iencia inequ&!ocamente a sido un inmenso bene"icio a la umanidad. 3ebemos a/radecer a 2ccidente el ori/en de esta institución( y al colonialismo su e9pansión por territorios m's all' de Europa. La democracia también es ori/inaria de Europa. %i bien ubo una anti/ua democracia en $tenas( la concepción moderna de la democracia como un sistema de /obierno del pueblo que /arantice el balance de poderes( libertades m&nimas( y una base de i/ualdad de oportunidades para todos los ciudadanos( es en realidad eredera de las re!oluciones in/lesa( norteamericana y "rancesa. El colonialismo e9tendió estas ideas aunque( admit'moslo( no siempre las colocó en pr'ctica< a pueblos que( sencillamente( no las conoc&an. Aoy( mucos /obernantes del llamado )ercer >undo-( especialmente los pa&ses musulmanes( recazan la democracia precisamente como un arti"icio occidental. %i( como debemos( aceptamos que la democracia es el me1or sistema de /obierno pero( no por ello est' absolutamente e9enta de cr&ticas<( entonces tenemos otro moti!o m's para a/radecer a 2ccidente por adelantar esta "orma de /obierno( y al colonialismo europeo por e9tenderlo a los pa&ses del llamado )ercer >undo-. ;ontrario a 3-%ouza( quiz's aya espacio para ar/umentar que( a di"erencia de la democracia o la ciencia( no debemos a/radecer al colonialismo europeo la e9pansión del capitalismo. Esto no ser&a debido a que el capitalismo no es ori/inario de Europa e!identemente s& lo es<( sino debido a que el capitalismo no a sido un sistema bene"icioso para la umanidad. 0odemos someter a debate si el capitalismo es malo o bueno( pero de nue!o( el ser militantes de la izquierda no implica abrazar el postmodernismo y el recazar los aspectos positi!os del colonialismo. 0ues( aun si el capitalismo "uera un sistema económico y pol&tico opresi!o( es menos opresi!o que los sistemas económicos y pol&ticos que predominaban en $mérica( $sia y "rica antes de la lle/ada de los colonizadores europeos. no de los m's /randes cr&ticos del capitalismo( Jarl >ar9( era plenamente consciente de eso. ;omo buen eredero de la Ilustración( >ar9 opinaba que la umanidad transitaba por un pro/reso que pasaba por el escla!ismo( el "eudalismo( el capitalismo y "inalmente el comunismo. 60
Quiz's el esquema istórico de >ar9 es demasiado simplista( pero podemos rescatar la obser!ación de >ar9 de que si bien el capitalismo puede ser muy malo( es al menos una me1ora respecto al escla!ismo y el "eudalismo. 0or ello( !ale insistir( >ar9 terminaba por a!alar el imperialismo brit'nico en la India. 7( >ar9 reconoc&a al capitalismo aber sido el sistema económico que desarrolló la in"raestructura necesaria para poder producir e9cedentes. En todo caso( ay su"icientes moti!os para a"irmar la sin/ularidad de la ci!ilización occidental( como /enitora y di"usora de instituciones que an eco un inmenso aporte a la umanidad. %e trata de un tema e9tens&simo( pero el si/uiente pasa1e de La 'tica protestante ! el esp=ritu del capitalismo de >a9 eber es un buen resumen: %ólo en 2ccidente ay )ciencia- en aquella "ase de su e!olución que reconocemos como !'lida actualmente 8in/una ci!ilización no occidental a conocido la qu&mica racional >aquia!elo tu!o precursores en la India5 pero a la teor&a asi'tica del Estado le "alta una sistematización seme1ante a la aristotélica y toda suerte de conceptos racionales. Fuera de 2ccidente no e9iste una ciencia 1ur&dica racional $l/o seme1ante al 3ereco canónico no se conoce "uera de 2ccidente %ólo en 2ccidente a e9istido la m6sica armónica racional contrapunto( armon&a< El culti!o sistematizado y racional de las especialidades cient&"icas( la "ormación del )especialista- como elemento de la cultura( es al/o que sólo en 2ccidente a sido conocido. 0roducto occidental también es el "uncionario especializado( piedra an/ular del Estado moderno 7( desde lue/o( sólo el 2ccidente a creado parlamentos con )representantes del pueblo- periódicamente ele/idos( con dema/o/os y /obierno de los l&deres como ministros responsables ante el parlamento ambién es 2ccidente el 6nico que a conocido el )Estado- como or/anización pol&tica( con una constitución racionalmente establecida( con un dereco racionalmente estatuido y una administración por "uncionarios especializados /uiadas por re/las racionales positi!as@. eber a sido criticado por istoriadores serios( quienes an asomado la posibilidad de que mucas de las /randes instituciones supuestamente sin/ulares de 2ccidente pudieron aber tenido un ori/en( al menos parcial( en las ci!ilizaciones de la India( ;ina o el Islam. odo esto es debatible( y es sano alimentar esta discusión. 0ero( admitir( como suele acerse( que los aztecas( incas y mayas eran )ci!ilizaciones a!anzad&simas- y que contribuyeron tanto a la ciencia como los europeos( es ir demasiado le1os. ;onstruir pir'mides y elaborar calendarios no es su"iciente. Los "undamentos de la ciencia est'n en la racionalización del mundo( la instrumentación de un método basado en la obser!ación( y la continua !eri"icación de los ale/atos. Los aztecas( incas y mayas no icieron nin/6n descubrimiento cient&"ico destacable. 0eor a6n( la obsesión postmodernista con recazar la primac&a de 2ccidente a conducido a al/unos istoriadores a elaborar toda suerte de ale/atos irracionales sobre los supuestos or&/enes de los /randes a!ances de la umanidad. En respuesta al eurocentrismo( a sur/ido el mo!imiento )a"rocentrista-( con e9ponentes tan lamentables como >ole"i $sante( >artin Dernal y ;ei= $nta 3iop. Entre sus curiosas teor&as( ale/an que los anti/uos e/ipcios eran /ente de piel muy ne/ra( que los /rie/os robaron la "iloso"&a a los e/ipcios y los a"ricanos en /eneral una teor&a que "ue de"endida por el san/uinario dictador Idi $min<5 y en sus "ormas m's absurdas( el a"rocentrismo a de"endido que los blancos "ueron creados por un dios mali/no. 3e esa manera( ser etnocentrista no deber&a ser necesariamente un reproce pues( al considerar ob1eti!amente la istoria de los /randes a!ances de la umanidad( obser!amos que Europa es la cuna de mucos de esos a!ances. $ora bien( si entendemos )etnocentrismo- como el encierro y la "ascinación con la cultura propia( al punto de ni siquiera demostrar un interés por la e9istencia de los dem's( entonces el etnocentrismo s& ser&a moti!o de !er/enza. 0ero( ba1o esta acepción del etnocentrismo( podemos ar/umentar que 2ccidente a sido una de las c ulturas menos etnocentristas. 0or encima de cualquier otra ci!ilización o cultura( 2ccidente a mantenido una constante disposición a e9plorar aquello que est' "uera de su órbita. Esto no es sólo en un sentido /eo/r'"ico e9ploración de territorios<( sino en la disponibilidad de asistir a un encuentro con los dem's. Generalmente a sido 2ccidente la interesada en interactuar con las dem's ci!ilizaciones( y no !ice!ersa. 3e esa manera( a di"erencia de otras culturas( 2ccidente se a caracterizado por una constante apertura de orizontes que le a permitido trascender el encantamiento consi/o misma. >'s que en cualquier otra ci!ilización( en 2ccidente se a culti!ado el deseo de trascender( de ir m's all' de los l&mites conocidos( a "in de incorporar nue!as e9periencias y suscitar dinamismo en el seno de la ci!ilización( a partir de las e9periencias acumuladas. Fue ;olón quien quiso saber qué ab&a al otro lado del $tl'ntico5 no >octezuma. Esta constante apertura a nue!os orizontes a propiciado que 2ccidente continuamente manten/a una actitud de autocr&tica. 0ues( al considerar el contacto con otros pueblos( a apro!ecado la oportunidad para compararse y someterse a s& misma a cr&tica. 2ccidente es la cuna de Lyotard( Foucault( 3errida y tantos otros cr&ticos de la misma ci!ilización occidental. $ los postmodernistas les cuesta admitir que la doctrina a la cual se adscriben es sin/ularmente occidental( pero en realidad nin/una otra cultura a estado tan dispuesta a relati!izarse y criticarse a s& misma. Incluso( la mayor&a de los pueblos est'n tan encantados consi/o mismos que( en mucas len/uas( la palabra para desi/nar )ombre- o )ser umano- es la misma para desi/nar el propio /rupo étnico. ;iertamente 2ccidente a distorsionado a los "or'neos con"in'ndolos a la cate/or&a de )b'rbaros-( pero por re/la /eneral( an culti!ado un interés en c onocer las costumbres "or'neas( cuestión que no se aprecia en las otras culturas( o al menos no con la misma intensidad. >a9 eber a"irmó la sin/ularidad europea( y en ese sentido( ser&a un eurocentrista. 0ero( a"irmó la sin/ularidad europea después de aber eco sendos estudios comparati!os con la India y ;ina. En ese sentido( no puede acusarse a eber de ser un etnocentrista( pues mantu!o un !i!o interés por conocer lo "or'neo. ;omo eber( los /randes pensadores de 2ccidente an mantenido una actitud abierta a conocer a aquellas mani"estaciones que no proceden de la ci!ilización occidental. La antropolo/&a( la disciplina que se encar/a de estudiar las costumbres de los distintos /rupos umanos( nació en 2ccidente. 3i"&cilmente pudo aber nacido en otra cultura( precisamente porque las otras culturas no an tenido un /ran interés en conocer a los dem's. 61
8o an "altado postmodernistas que an reconocido que( en e"ecto( como nin/una otra( la ci!ilización occidental a demostrado un /ran interés por conocer al resto de los pueblos del mundo. 0ero( en !ez de apreciar esto como una !irtud( estos mismos postmodernistas lo !en como un terrible !icio. 0ues( estos postmodernistas parten de la premisa sobre la cual !ol!eremos en el cap&tulo N<( se/6n la cual toda "orma de conocimiento est' li/ada al e1ercicio del poder. 7( en este sentido( 2ccidente se a interesado por conocer a los otros pueblos( pero siempre con el a"'n de dominar5 nunca por amor al conocimiento mismo. El m's emblem'tico de estos postmodernistas es el palestinoBnorteamericano EdUard %aid. %u obra m's conocida( rientalismo( es al/o as& como la :i6lia de los llamados )estudios postcoloniales- que an ser!ido como base para la occidento"obia de inspiración postmodernista. La tesis de %aid es la si/uiente: desde épocas muy tempranas %aid se remonta a los tiempos de Esquilo<( la ci!ilización occidental a construido una ima/en distorsionada de aquello que a !enido a llamar )2riente-. Las sociedades europeas an representado a las sociedades de "rica y $sia como si "ueran un ente monol&tico en el cual se puedan a/lutinar sociedades muy dispares entre s&. En otras palabras( %aid acusa a los occ identales de promo!er un esencialismo respecto a las culturas orientales. En la medida en que los occidentales an in!entado la )esencia- de los orientales( les an atribuido ras/os que parecen in"le9ibles y sin capacidad de cambio. $ partir de eso( la representación occidental del 2riente a sido sumamente estereot&pica. El e9otismo del 2riente se a e9acerbado( al punto de representar a los orientales como irracionales( "an'ticos( m&sticos( torpes( desor/anizados( débiles( inci!ilizados( sensuales( etc. Aay un /ermen de !erdad en la denuncia de %aid. La representación del 2riente en la pintura( la literatura( la ópera( el cine( etc.( mucas !eces es estereotipada. %aid tiene en mente especialmente a la representación de los 'rabes y musulmanes5 de nue!o( no de1a de ser cierto que se a abierto muco espacio para los estereotipos de 'rabes y musulmanes. Dasta considerar Las cartas persas de >ontesqueieu( &a#omet de +oltaire( las pel&culas sobre éroes norteamericanos combatiendo a terroristas isl'micos( etc. 0ero( !ale ad!ertir que esto no es e9cepcional de los 'rabes y musulmanes. +irtualmente todas las culturas an elaborado estereotipos respecto a otras culturas( y en este sentido( todas son etnocéntricas pero( !ale insistir( 2ccidente a sido una de las menos etnocéntricas<. %uele representarse a los ar/entinos como arro/antes( a los colombianos como desonestos( a los !enezolanos como ara/anes( a los espa4oles como temperamentales( a los rusos c omo alcoólicos( a los norteamericanos como !anidosos( a los in/leses como insensibles( a los 1ud&os como a!aros( a los italianos como ma"iosos( etc. %aid pretende que los 'rabes y los musulmanes sean las !&ctimas sin/ulares de los estereotipos( pero a decir ! erdad( apenas son una /ota en el mar. La "alta del empleo de la racionalidad ace que el !ul/o se "orme estos estereotipos. 0ero( precisamente para e9pur/ar esos estereotipos( la ci!ilización occidental a buscado pro"esionalizar el conocimiento respecto a otras culturas( y para ello( a creado disciplinas. Los antropólo/os estudian a las sociedades tribales( y del estudio de las ci!ilizaciones de la India( ;ina y el Islam se an encar/ado los llamados )orientalistas-. anto la antropolo/&a como el orientalismo an "ormulado métodos de estudio que permitan ase/urar un conocimiento ob1eti!o de los pueblos estudiados. anto los antropólo/os como los orientalistas an dedicado muco es"uerzo a aprender las len/uas para estudiar de cerca las instituciones de los otros pueblos. 0ero( %aid pretende lle!ar su denuncia m's le1os. %e/6n él( los orientalistas pro"esionales le an dado continuidad a la distorsión popular del )2riente-. 0ues( a su 1uicio( detr's de la "acada de ob1eti!idad académica( los orientalistas an respondido a los intereses imperialistas. 7( para 1usti"icar el colonialismo y la depredación imperial( los orientalistas an terminado por distorsionar a los 'rabes y musulmanes. ;on esto( %aid equipara a los orientalistas académicos c on la distorsión popular mani"iesta en el cine de AollyUood y dem's representaciones de la cultura pop. 0ero( al acer esto( %aid comete la misma "alta que tanto denuncia en los occidentales. %aid denuncia que los orientalistas crearon un esencialismo en torno al 2riente( metiendo en un mismo saco conceptual a mani"estaciones culturales de muy di!ersa &ndole. 0ero( e9actamente lo mismo ace %aid respecto a quienes an representado a los 'rabes y musulmanes: a colocado en un mismo saco a los directores de AollyUood( 1unto a los académicos que con muca seriedad estudian la istoria y sociolo/&a de los pueblos 'rabes y musulmanes. En otras palabras( %aid se a "ormado un estereotipo respecto a los orientalistas. $s& como no todos los musulmanes son terroristas( %aid deber&a aber reconocido que no todos los orientalistas obedecen a poderes imperiales. Los orientalistas se an es"orzado en presentar una ima/en ob1eti!a del mundo 'rabe y musulm'n. En ocasiones( sus representaciones no son muy "a!orables. 0ero( esto no se debe a sus intereses coloniales( sino al eco de que( sencillamente( ésa es la realidad. En el Islam ay mucas pr'cticas y creencias ob1etables( y en el mundo 'rabe ay mucas instituciones que con!endr&a modi"icar. 8o cuento con el espacio para rese4ar esas pr'cticas y creencias ob1etables( pero puedo remitir al lector a las obras de Ibn arraq entre mucos otros<( un apóstata que e9pone cr&ticas sustanciosas al Islam. ;on todo( %aid a "omentado la idea de que cualquier cr&tica al Islam y( !ale decir( %aid ni siquiera era musulm'n( sino cristiano< "orma parte de una conspiración imperialista para distorsionar y dominar. %aid denuncia continuamente que los orientalistas pro"esionales o no< an distorsionado al Islam. $ora bien( para saber que las representaciones ecas por los orientalistas son distorsionadas( ser&a necesario contraponer aquello que %aid considera que adecuadamente re"le1a al Islam. 0ero( insólitamente( %aid siempre ad!irtió que él no era especialista del Islam( ni le interesaba serlo y( precisamente por esto( %aid cometió mucos errores técnicos en conocimientos de istoria y "ilolo/&a( los cuales an sido denunciados por orientalistas como Dernard LeUis<. %upuestamente( su labor no consist&a en aclarar cómo es realmente el Islam( sino en denunciar la 62
distorsión imperialista de 2ccidente. 0ero( ¿cómo diablos puede saberse que se est' en presencia de una distorsión( si ni siquiera se pretende encontrar una realidad con la cual contrastar esa distorsión? ;omo buen postmodernista( %aid sol&a escudarse sosteniendo que la !erdad no e9iste( y que por ende( nin/una representación podr' ser realista. $ 1uicio de %aid( toda representación es prisionera de su conte9to y obedece a los intereses de donde procede. 3e nue!o( este do/ma postmodernista pretende imponer l&mites se!eros a las posibilidades del conocimiento. ;omo Lyotard( %aid se opondr&a a los )discursos totalizantes-( pues considera que los orientalistas pecan de o"recer representaciones /eneralizadas de "enómenos muy dispares. 0ero( insólitamente( %aid no tiene "reno en sostener que cual8uier representación orientalista a sido eurocéntrica( racista e imperialista. En sus propias palabras: Es correcto que en lo que pudiera decir sobre el 2riente( todo europeo a sido un racista( imperialista y casi totalmente etnocéntrico@. 3e antemano( %aid pretende imposibilitar cualquier representación sobre el 2riente( pues asume que estar' impre/nada de distorsiones. Es decir( no sólo asta aora nin/6n occidental a dico al/o ob1eti!o sobre el 2riente( sino que nunca podr' acerlo. %aid est' empe4ado en "ormular una /i/antesca teor&a de la conspiración( se/6n la cual( el estudio de otros pueblos en realidad es una campa4a para dominar. 0ues( en continuidad con el postmodernista >icel Foucault sobre el cual !ol!eremos en el cap&tulo N<( considera que toda "orma de conocimiento est' subordinada al poder y( por e9tensión( persi/ue al/una "orma de dominio. 0or e1emplo( %aid considera que la in!asión napoleónica a E/ipto en MTNP "ue un brutal acto de colonialismo. En esto( mucas personas postmodernistas o no< pueden estar de acuerdo. 0ero( %aid considera que la in!asión napoleónica "ue especialmente per!ersa( porque 8apoleón no buscó e9clusi!amente saquear o dominar5 antes bien( "ue per!ersa porque 8apoleón tra1o consi/o mucas comisiones de cient&"icos bot'nicos( zoólo/os( lin/istas( etc.< para adquirir conocimiento sobre E/ipto. Eso( a su 1uicio( es una de las peores "ormas de dominio( pues el conocer a los dem's implica la "orma m's minuciosa de control. $ll& donde el com6n de la /ente pensante enaltecer&a la promoción cient&"ica que izo 8apoleón una rara cualidad entre ombres de /uerra<( %aid y los postmodernistas terminan por censurar el es"uerzo por conocer el mundo5 de nue!o( queda al descubierto el irracionalismo postmodernista. %i %aid est' en lo cierto( en los !ia1es de e9ploración espacial no deber&a aber astro"&sicos para acer estudios( a "in de no e1ercer un poder colonial sobre los ipotéticos seres e9traterrestres. 3e nue!o( esto raya en lo absurdo. $ %aid nunca se le ocurre apreciar que en 2ccidente se a culti!ado un amor al conocimiento por el conocimiento mismo( independientemente de los bene"icios que eso pueda traer consi/o. Duena parte de la labor de los orientalistas consistió en resc atar el le/ado arqueoló/ico e istórico de las anti/uas ci!ilizaciones que en buena medida las in!asiones isl'micas suprimieron. ¿Qué bene"icio imperialista pudieron aber sacado los orientalistas en rescatar ruinas en E/ipto o Ir'n? $dem's( le1os de aber eco un /ran da4o como supone %aid<( debemos a los orientalistas el aber r escatado un sustancial patrimonio cultural preisl'mico que( sencillamente( no era de interés para los musulmanes. ;omo recordatorio( !ale contrastar la ardua labor de los arqueólo/os amantes del conocimiento( con la brutal destrucción de los budas de Damiy'n( a manos de los talibanes. 2ccidente a procurado conocer al 2riente( muco m's que por la intención de dominio y( cabe espacio para admitirla<( por su con!icción uni!ersalista. ;omo nin/una otra( la ci!ilización occidental a "ormulado la idea de que todos los pueblos del mundo "orman parte de una misma especie. 7( precisamente en "unción de ello( los occidentales an procurado conocer a los dem's. $dem's( %aid y los postmodernistas suelen de1ar de lado que( al apro9imarse a otras culturas( mucas !eces 2ccidente lo a eco con un comple1o( no de superioridad( s ino de in"erioridad. Es as& como a nacido la romantización del buen sal!a1e. 3esde 'cito en el si/lo I( a e9istido la tendencia a representar a los pueblos "or'neos como m's !irtuosos que la misma ci!ilización occidental. 'cito apreciaba en los /ermanos una serie de !irtudes que carec&an los romanos. >ontai/ne !e&a en los can&bales tupinamba del Drasil /ente m's onorable que los europeos. ousseau ima/inaba que( por estar m's cerca de la naturaleza( los no europeos eran menos corruptos. %i bien +oltaire ridiculizó al Islam en &a#omet ( e9puso una !isión "a!orable de esta reli/ión en al/unos art&culos de su Diccionario. 7( como éstos( ay mucos casos de autores europeos que( probablemente para criticar a la propia ci!ilización occidental( an recurrido a la idealización de lo no occidental. 3e nue!o( %aid a estado tan obsesionado con su pre1uicio en contra de los occidentales( que nunca considera estos datos. En de"initi!a( lo mismo que mucos otros postmodernistas( %aid parte de al/unas premisas aceptables( pero termina por sostener cosas absurdas. %aid partió de la le/&tima causa palestina( pero desembocó en posturas irracionalistas que recazan la posibilidad de cualquier "orma de conocimiento ob1eti!o. %u plausible denuncia de los estereotipos de 'rabes y musulmanes en los medios de comunicación terminó por con!ertirse en la disparatada opinión de que nunca ser' posible representar ob1eti!amente la realidad. WWW Los postmodernistas occidento"óbicos suelen atacar al colonialismo europeo como si "uera el 6nico de la istoria. Esto es ob!iamente errado. Los imperios europeos de los 6ltimos tres si/los apenas "ueron unos entre una !asta lista de imperios. 0rimero "ue s'bado que domin/o. 3e eco( mucos de los territorios sobre los cuales las potencias europeas e9tendieron su dominio eran en s& mismos imperios con"ormados. 3e manera tal que( en mucos casos( el imperialismo europeo apenas supuso la sustitución de un imperio por otro. Aabitualmente se presenta la istoria del imperialismo europeo como si ubiese una n&tida di!isión entre )colonizadores- y )nati!os-. 8in/6n /rupo umano es nati!o de nin/una re/ión del mundo( sal!o la sabana del "rica oriental. oda la umanidad !iene de esa re/ión( de manera tal que( en al/6n momento( todos los /rupos umanos an sido colonizadores de nue!os espacios( y es muy cuestionable que un /rupo umano puede abro/arse el dereco de declararse )ori/inario- de una re/ión( pues sus ancestros procedieron 63
de otra re/ión. 8o es !'lido presentar la istoria del colonialismo como si los europeos lle/aron y se en"rentaron a los )nati!os-( pues esos )nati!os- en realidad son descendientes de /rupos que( al/unas /eneraciones atr's( también ab&an sido colonizadores. Aern'n ;ortés "or1ó un imperio espa4ol en >é9ico( pero pre!iamente ya e9ist&a el imperio azteca. %i estamos dispuestos a considerar a ;ortés y sus descendientes unos intrusos en >é9ico( entonces también deber&amos considerar un intruso a >octezuma( pues los aztecas no eran ori/inarios de la zona de >é9ico que ocupaban( y como el resto de los imperios( lle/aron de una tierra "or'nea a imponer su dominio. La campa4a militar de 0izarro( otro de los "or1adores del imperialismo espa4ol( también supuso el "or1amiento de un imperio como sustitución de un imperio anterior( el inca. El imperialismo brit'nico y "rancés de los pa&ses 'rabes no izo m's que sustituir al imperio que pre!iamente pre!alec&a en esas zonas( el imperio isl'mico. 7( as& con la presencia europea en ;ina( India( 0ersia y al/unas re/iones del "rica subsaariana. 0or supuesto( nada de esto e9cusa los abusos del imperialismo europeo. 0ero( deber&a ser clara ad!ertencia de que el camino acia la liberación de ese imperialismo no debe estar en enaltecer el estado de cosas anterior a la lle/ada de los imperios europeos( porque con eso se pretende rei!indicar a una "orma de imperialismo que probablemente "ue a6n peor que el europeo. ;on muca "recuencia( oy se in!oca al islamismo como bandera de liberación "rente al imperialismo en el >edio 2riente. 0ero( como a/udamente se4ala Ibn arraq( arrodillarse en dirección a $rabia cinco !eces al d&a debe ser el mayor s&mbolo de imperialismo 1am's concebido. 3e nue!o( si la aspiración postmodernista es oponerse al imperialismo de "orma /eneral( es sumamente ipócrita oponerse a un imperio para de"ender a otro imperio. $l "inal( los l&deres de las anti/uas colonias deben entender que el me1or camino para alcanzar su liberación del imperialismo pol&tico y económico es no resistir al imperialismo cultural y aceptar el predominio cultural occidental. 0ues( a partir de las mismas ideas promo!idas por el imperialismo cultural europeo( se estar' en me1or posición para resistir la depredación. Para leer &($)
3-%2^$( 3ines. ?#at@s "o Great A6out America e/nery 0ublisin/. MNNK. %i bien este libro es un poco in/enuo respecto a los abusos pol&ticos y militares de los EE..( contiene una ardua y elocuente de"ensa de la ci!ilización occidental. ID8 $$Q. Por 8u' no so! musulm0n. Ediciones del Dronce. KRR[. $dem's de ser un mani"iesto apóstata( Ibn arraq de"iende los méritos de la ci!ilización occidental( y ataca se!eramente a cr&ticos postcoloniales como EdUard %aid. *a%+tulo 8 El 7raude del %ri&iti3i$&o
;uando #ean Francois Lyotard mani"iesta desdén por aquello que él llama los )/randes relatos-( ataca especialmente las "iloso"&as de la istoria( en particular( las de Jant( Ae/el y >ar9. Estos "ilóso"os ab&an "or1ado la idea de que la istoria est' encaminada acia un "in 6ltimo( y que( con el paso del tiempo( las sociedades se !an trans"ormando por un mismo camino( acia al/o cada !ez me1or. $s&( al comparar las sociedades( unas est'n m's a!anzadas que otras( pero todas transcurren b'sicamente por la misma ruta. Lyotard recaza esta idea( pues estima que no es posible "i1ar un ob1eti!o 6ltimo en el transcurrir istórico. $ la manera de los relati!istas( considera m's bien que el pro/reso es una ilusión( y que cada sociedad tiene su propia "orma de or/anizarse que( en 6ltima instancia( resulta inconmensurable con la or/anización de las dem's sociedades. $dem's( no ay manera satis"actoria de enmarcar en un solo esquema las di"erentes e9periencias istóricas. La cr&tica de Lyotard a esquemas de "iloso"&a de la istoria como los de Jant( Ae/el y >ar9 tiene al/o de plausibilidad. En el si/lo CIC( los "ilóso"os de la istoria incurr&an en cierta in/enuidad al creer que e9iste una senda inequ&!oca y constante acia el pro/reso. El an'lisis minucioso de los acontecimientos istóricos re!ela m's bien que la istoria a sido un proceso muco m's caótico de lo que estos "ilóso"os pensaban. 0ero( tampoco podemos caer en el e9tremo postmodernista( y ne/ar que la istoria e9ibe un pro/reso. 3eber&a resultar e!idente que( en balance( oy la umanidad es m's "eliz que durante el 0aleol&tico. %i bien "alta a6n muco por alcanzar( y si bien el camino acia la "elicidad no a sido constante( podemos al menos sostener que a abido un espiral: con a!ances y retrocesos( al menos estamos en una posición m's deseable que la de nuestros antepasados de la edad de piedra. Las "iloso"&as de Jant y Ae/el tu!ieron especial in"luencia sobre los antropólo/os del si/lo CIC. 3urante esa época( apareció la llamada )antropolo/&a e!olucionista-. Estos antropólo/os "or1aron esquemas en los cuales se delineaba la sucesión de etapas istóricas unilineales que( a su 1uicio( atra!esaban todas las s ociedades. L.A. >or/an( por e1emplo( consideraba que las sociedades atra!iesan tres estados: sal!a1ismo( barbarie y ci!ilización. En materia de reli/ión( E.D. ylor consideraba que ab&a un transcurrir: animismo( polite&smo( monote&smo. Emile 3ur=eim teorizaba sobre el paso de una solidaridad mec'nica a una solidaridad or/'nica. Estos esquemas de e!olución unilineal part&an de la premisa de que todos los pueblos del mundo atra!iesan las mismas etapas( y que la ci!ilización occidental es la m's a!anzada de todas. ;on ello( se asum&a que( al obser!ar a una sociedad contempor'nea con un pobre desarrollo tecnoló/ico( tendr&amos la posibilidad de conocer cómo "ueron los inicios de la umanidad. ;on 1usta razón( los antropólo/os recazan estas pretensiones. %in necesidad de suprimir la noción de pro/reso( podemos con!enir en que la istoria de la umanidad es muco m's comple1a de lo que los antropólo/os del si/lo CIC supon&an( y que no necesariamente la sociedad de los bosquimanos /1ung es una !entana al 0aleol&tico. El arqueólo/o +era Gordon ;ilde ad!ert&a: ¿$caso por el eco de que la !ida económica y la cultura material de estas tribus se a )detenido- en una etapa del desarrollo por el cual pasaron los europeos ace diez mil a4os se concluye que su desen!ol!imiento mental se a detenido por completo en el mismo punto?@. 0odemos admitir la noción de )pro/reso- en el sentido de que unas sociedades son me1ores que otras y que( de "orma /eneral( la umanidad oy es m's "eliz que en s us or&/enes. 0ero( eso no deber&a conducirnos a la in/enuidad de sostener que todas las 64
sociedades an transcurrido por las mismas etapas( y que los pueblos contempor'neos tecnoló/icamente primiti!os sean una !entana a las sociedades de ace decenas de miles de a4os. %& podemos suponer que los cazadores de oy ten&an una "orma de or/anización social similar a la de los cazadores paleol&ticos( y en ese sentido( son primiti!os. 0ero( no necesariamente son primiti!os en todas sus instituciones. %u ni!el de cultura material y tecnolo/&a puede ser muy precario( pero quiz's su ni!el de or/anización de parentesco es sumamente comple1o( como de eco se a documentado en !arias tribus australianas. $ora bien( este recazo a la in/enuidad de los antropólo/os e!olucionistas a conducido a los postmodernistas a recazar de plano la noción de pro/reso en la umanidad. Aemos !isto en la introducción a este libro( que a partir del pre"i1o )post-( el )postmodernismo- a !enido a entenderse como aquel mo!imiento intelectual que pretender sur/ir despu's del modernismo ilustrado( a saber( como su superación. 0ero( si bien no es e9pl&citamente reconocido por mucos postmodernistas( el oponerse a los !alores racionalistas de la modernidad y la Ilustración termina por in!ocar un re/reso al estado de cosas antes de la modernidad. Aemos !isto en el cap&tulo que el postmodernismo es la !ersión m's reciente de la contrailustración( y la contrailustración es esencialmente el deseo de re/resar a los !alores propios de la premodernidad. #uan #osé %ebreli( un a/udo cr&tico del postmodernismo a se4alado que aquello que se presenta como oy como un post sólo es un pre@. 7( en este sentido( en el postmodernismo ay una a4oranza por la !ida primiti!a anterior al au/e de la racionalidad( la ciencia y la tecnolo/&a propias de la modernidad. Los rom'nticos del si/lo CIC abiertamente e9presaron nostal/ia por la Edad >edia. En sus ansias de re/resar a la !ida campesina( su desdén por las ciudades( el enaltecimiento de los cuentos populares( la e9altación de lo /ótico( etc.( los rom'nticos e!ocaban la sociedad medie!al. Aoy( los postmodernistas no sienten muca a4oranza por la Edad >edia. Quiz's esto sea debido a que( si bien la Edad >edia antecedió a la Ilustración( a6n en ese periodo istórico se mani"estaban al/unas instituciones protomodernas que los postmodernistas aborrecen. La Edad >edia aportó al/unas tecnolo/&as( re"inó la ló/ica y la ar/umentación( desarrolló un considerable ni!el de or/anización pol&tica en el clero( etc. La Ilustración pretendió superar a la Edad >edia( pero en buena medida( en la propia Edad >edia estaban los /érmenes de la Ilustración. 0or eso( los postmodernistas pre"ieren ser m's radicales y e9altar( no propiamente la Edad >edia( sino ci!ilizaciones muco m's ale1adas de la racionalidad moderna e( incluso( el modo de !ida anterior a cualquier ci!ilización. 0uesto que la lle/ada de ;olón a $mérica suele entenderse como el inicio del /ran momento e9pansi!o del 2ccidente moderno( los postmodernistas suelen enaltecer a las culturas precolombinas( y esto a ser!ido de culti!o para la dema/o/ia indi/enista en Aispanoamérica. #unto a los indi/enistas( !arios postmodernistas mani"iestan una /ran a4oranza por las ci!ilizaciones de los aztecas y los incas. 0or e1emplo( el postmodernista Geor/es Dataille sent&a una /ran admiración por las instituciones aztecas( especialmente sus sacri"icios rituales. $ 1uicio de Dataille( en el sacri"icio azteca se recapitula la dimensión sa/rada del intercambio de bienes( la cual se a perdido en la racionalidad economicista del capitalismo. La pr'ctica del sacri"icio "ascinó a Dataille toda la !ida( al punto de que creó un /rupo con la intención de lle!ar a cabo sacri"icios umanos. ;omo Dataille( mucos postmodernistas an querido !er en los aztecas y los incas para&sos perdidos. E!aluemos qué tan id&licas eran estas sociedades. La tribu de los me9icas( los posteriores "or1adores del imperio azteca( izo su entrada en el +alle de >é9ico en el si/lo CIII( y "undó la ciudad de enoctitl'n en el si/lo CI+. Los me9icas siempre tu!ieron presente una suerte de comple1o de culpa por aber irrumpido "rente a las otras ci!ilizaciones de la re/ión( y quiz's éste "ue un "actor moral decisi!o en su posterior derrota "rente a los conquistadores espa4oles. En todo caso( los me9icas "ueron ampliando su dominio territorial( al punto de constituir un imperio( el azteca. Este imperio sometió a los pueblos !ecinos e impuso se!eros tributos que deb&an ser pa/ados. $s&( los aztecas instituyeron un enorme sistema de coerción tributaria colecti!ista( y se "or1ó un Estado altamente centralizado que /obernaba territorios distantes desde la metrópolis enoctitl'n. %i bien( como en mucos otros imperios( los tributos "ueron empleados para la construcción de caminos y al/unas otras obras p6blicas( los tributos e9ced&an abrumadoramente su empleo en obras. 0ronto( como en casi todos los sistemas de /ran coerción tributaria colecti!ista( los e9cedentes de producción no se emplearon para el uso y dis"rute indi!idual de quienes produc&an la riqueza( muco menos para el me1oramiento de obras p6blicas. $ntes bien( /racias a los impuestos( el Estado azteca creció en poder( dominio y riqueza( y lo/ró constituir una nobleza( los piplitin. %i bien ubo una clase de mercaderes( los poc#teca( sus libertades para el comercio estaban supeditadas al control estatal( y pronto "ueron empleados como esp&as "rente a los pueblos dominados. 7( una de las m's elementales libertades( la libertad ci!il( también era ultra1ada por el Estado azteca. 0ues( los aztecas no "ueron e9cepción como practicantes de la escla!itud: ubo una clase de escla!os( los tlacotin. 0ero( adem's del control colecti!ista estatal y del e1ercicio de la escla!itud( quiz's los aztecas sean me1or conocidos por su militarismo. Los aztecas constituyeron enormes e1ércitos por !&a del reclutamiento "orzoso. $ medida que crec&an los e1ércitos( los aztecas e9pand&an cada !ez m's su dominio territorial. 7( el Estado azteca no tardó en emprender lo que e!entualmente !ino a conocerse como las )/uerras "loridas-( campa4as militares con el mero propósito de tomar prisioneros de /uerra. La mayor&a de los istoriadores coinciden en que el propósito de la toma de prisioneros era pro!eer !&ctimas para los ritos de sacri"icios umanos que ocupaban un lu/ar "undamental en la !ida reli/iosa( social y pol&tica de los aztecas. Los estimados !ar&an( pero el consenso es que se sacri"icaba un promedio de KZR.RRR personas al a4o. 7( ba1o una teor&a considerable( procedente del antropólo/o >ar!in Aarris( puesto que el Estado azteca no pod&a /arantizar el suministro de comida entre otras cosas( presumiblemente( por el control que e1erc&a sobre los poc#teca<( los cuerpos sacri"icados en los ritos ser!&an como "uente de comida. $s&( adem's de ser escla!istas y /enocidas( los aztecas abr&an sido can&bales. 65
Quiz's el para&so azteca sea demasiado "antasioso como para ser tomado en serio por la mayor&a de los postmodernistas. En !ista de eso( se suele in!ocar con m's "recuencia al imperio inca. 0ues( a 1uicio de los postmodernistas( si bien los incas no tu!ieron la ma1estuosidad de los aztecas( al menos s& lo/raron articular una sociedad sumamente próspera( i/ualitaria y 1usta. 3esde que( en la década de los a4os treinta del si/lo CC( #osé ;arlos >ari'te/ui publicara "iete ensa!os de interpretación de la realidad peruana( entre los indi/enistas a prosperado la idea de que la ci!ilización inca practicó una "orma de c omunismo. La propiedad pri!ada abr&a sido abolida a "a!or de "ormas comunales de propiedad( y se abr&a "or1ado una conciencia colecti!ista en detrimento de la depredación e/o&sta( la cual m's bien abr&a sido introducida por los conquistadores espa4oles. E!aluemos aora qué tan paradis&aco "ue el imperio inca. En primer lu/ar( debe aceptarse que la atribución de pr'cticas comunistas a los incas no es un anacronismo in!entado por >ari'te/ui. Est' bien documentado el eco de que( en e"ecto( los incas no ten&an propiedad pri!ada y "a!orec&an sistemas colecti!istas de producción. 0ero( como bien ad!ierte ;arlos an/el( el eco de que los incas "ueran comunistas( no abla bien( sino muy mal( de su ci!ilización. 0ues( con su sistema colecti!ista( los incas no pudieron escapar a los !icios que se repitieron en los sistemas comunistas totalitarios del si/lo CC. ;on base en plenitud de e!idencia( el istoriador Louis Daudin a o"recido una reconstrucción istórica del imperio inca( muy ale1ada de la sociedad utópica retratada por >ari'te/ui y s us simpatizantes postmodernistas. Los incas se or/anizaban en torno al a!llu( un /rupo de parentesco similar al clan. En es te /rupo( en e"ecto( la propiedad era colecti!a y la producción se realizaba en unidades de traba1o colecti!izado. El a!llu e1erc&a un control continuo sobre las acti!idades( la educación( la producción económica( y las pre"erencias de consumo de los indi!iduos. La estabilidad pol&tica y económica de la sociedad inca depend&a del control e1ercido por el a!llu a sus miembros. %e estima que la abrumadora mayor&a de los ciudadanos no ten&an permitido abandonar las comarcas en las cuales ab&an nacido( se criaban y traba1aban. odas las acti!idades eran plani"icadas y controladas por una selecta casta de "uncionarios que se encar/aban de recolectar la riqueza producida y distribuirla entre los a!llu7 los cuales( a su !ez( decid&an distribuirla entre sus miembros en "unción de las necesidades que ellos apreciaran. La propiedad era( en e"ecto( colecti!a. 0ero( la sociedad inca estaba muy le1os de la aspiración comunista de una sociedad sin clases. 0ues( precisamente( el control e1ercido por los "uncionarios era tan r&/ido( que las masas "ueron sometidas al dominio de una 1erarqu&a comandada por el %apa Inca el emperador<( su corte( y un peque4o /rupo de "uncionarios que se encar/aban de controlar las acti!idades del a!llu. Esta descripción es muy parecida a la que se suele acer de los re/&menes totalitarios del si/lo CC. En la medida en que el Estado inca promet&a distribuir la riqueza y /arantizar un m&nimo de condiciones para la subsistencia( emer/ió como un ente que controlaba los aspectos m's tri!iales de la !ida de los ciudadanos. 7( "ue precisamente este totalitarismo lo que condu1o( entre otros "actores( al colapso del imperio inca a manos de los espa4oles. $ di"erencia de los totalitarismos del si/lo CC( el inca no colapsó debido a una insurrección popular( sino al eco de que( a la lle/ada de un peque4o contin/ente de espa4oles( éstos sólo necesitaron eliminar a la peque4a casta de nobles y "uncionarios. $l eliminar a esta casta( los espa4oles los sustituyeron en esa posición( y el pueblo inca( acostumbrado a obedecer( pasi!amente aceptó a sus nue!os amos. $s& pues( las dos /randes ci!ilizaciones in!ocadas por los indi/enistas y postmodernistas como utop&as( en realidad e9ibieron sistemas deplorables. $l norte( un imperio militarista y escla!ista( opresor de sus tributarios( irracionalmente conducido por una man&a /enocida sacri"icial( an'lo/a a los campos de e9terminio nazi. $l sur( un Estado totalitario que controlaba el menor detalle de la !ida de sus ciudadanos( a quienes con"inaba a peque4os territorios sin posibilidades de "lu1o mi/ratorio. 0ero( si bien !arios postmodernistas sienten simpat&a por las c i!ilizaciones precolombinas( en realidad el enaltecimiento de la premodernidad est' muco m's !olcado acia la !aloración de sociedades no ci!ilizadas( a saber( aquellas que no se an con"ormado en torno a /randes Estados( no an desarrollado tecnolo/&as a!anzadas( son de peque4a escala( etc. En el si/lo C+III( #ean #acques ousseau "ue el principal "or1ador de la idea se/6n la cual( los ombres que !i!en en un estado menos ci!ilizado y m's cercano a la naturaleza( son los m's "elices. ousseau e9pl&citamente opinaba: ;uanto me1or se mira( m's c laro resulta que aquel estadio \antes de la ci!ilización] era el menos propicio a las re!oluciones y el me1or para el ombre y que sólo debió salir de él por causa de al/6n "unesto azar que( para bien de todos( 1am's debiera aber sobre!i!ido@. 3esde entonces( como contraparte de la estimación ilustrada por el pro/reso y el "lorecimiento de la ci!ilización( a sur/ido un discurso que !alora las !irtudes de los ombres que !i!en ale1ados de la ci!ilización( en un estado cercano al de los animales. %e "ue culti!ando as& el mito del buen sal!a1e. Dartolomé de las ;asas( el ;onde de %a"tesbury( e incluso( 3iderot( entre otros( de"endieron en di!ersos /rados la idea de que los ombres que no an desarrollado casi la tecnolo/&a y !i!en en sociedades de peque4a escala sin muca comple1idad en su or/anización social( tienen resueltas sus necesidades y dis"rutan de un estilo de !ida muco m's placentero que el de los ombres que !i!en en ci!ilización. Esta !aloración de la !ida primiti!a encontró también mani"estación en el arte. 0intores como 0icasso( Gau/uin( o escritores como Aenry 3a!id oreau y Aermann >el!ille e9altaron en sus obras art&sticas el sencillo estilo de !ida de las sociedades de peque4a escala. odo esto parec&a y( en e"ecto( lo era< un mito rom'ntico( y por ende( los cient&"icos no estaban muy con!encidos de ello. 0ero( la antropolo/&a trató de darle un cariz cient&"ico al mito del buen sal!a1e( y procuró !eri"icar si( e"ecti!amente( las sociedades a1enas a la ci!ilización estaban m's cercanas a la "elicidad. Inspirados en Franz Doas( una /eneración de antropólo/os popularizó estudios etno/r'"icos en los cuales se e9altaba el s upuesto estado id&lico de mucas sociedades tribales. 66
;laude Le!i %trauss( uno de los antropólo/os m's estimados por los postmodernistas( es uno de los que m's se a es"orzado en presentar la ima/en id&lica de las sociedades a1enas a la ci!ilización. %u conocida obra( )ristes trópicos( es un retrato rom'ntico de !arias sociedades tribales del Drasil( en el cual se da a conocer el "eliz estado de esos pueblos. 0ero( quiz's la antropólo/a que m's se es"orzó en romantizar a una sociedad tribal "ue >ar/aret >ead. %u obra Adolescencia7 sexo ! cultura en "amoa de"iende la tesis de que sólo en al/unas sociedades la adolescencia es una e9periencia di"&cil( pues de eco( en %amoa las mucacas dis"rutan ampliamente la !ida. >ead reportaba que en la comunidad en la cual ella !i!ió( no se conoc&an tensiones de nin/6n tipo( y la !ida era sumamente placentera. $ tal punto a lle/ado la tendencia a romantizar a las sociedades tribales( que incluso un osado antropólo/o( illiam $rens( ne/ó que al/6n /rupo umano aya practicado al/una !ez el canibalismo. $ su 1uicio( las istorias sobre can&bales son in!entos colonialistas para 1usti"icar /uerras de conquista. 0ara desonra ispana( el antropólo/o $lberto ;ard&n también sostu!o esa tesis. Los postmodernistas se !en atra&dos por estos autores( pues parecen con"irmar la idea de que aquellos pueblos que nunca abrazaron la modernidad son muy "elices( y que aquellos supuestos aspectos desa/radables en realidad obedecen a la distorsión colonialista. 0ero( ay bastante espacio para ar/umentar que esta ima/en id&lica de las sociedades tribales es "alsa( y que toda esa distorsión m's bien "orma parte de lo que el antropólo/o o/er %andall llama la disney"icación de la antropolo/&a@. %e a sospecado que la misma >ead manipuló los datos de su etno/ra"&a. $4os después de los estudios de >ead( el antropólo/o 3ere= Freeman buscó !eri"icar por cuenta propia los allaz/os( y se sorprendió al encontrar que los mismos nati!os reconoc&an aber mentido a >ead( y denunciaban que ésta ten&a una "uerte tendencia a presionar a sus in"ormantes para que les o"recieran las respuestas que ella buscaba. En otras palabras( los estudios de >ead eran distorsiones. 7( de eco( mucos antropólo/os an buscado corre/ir las distorsiones rom'nticas en torno a las sociedades tribales( y an presentado una ima/en muco m's sombr&a. El "ilóso"o del si/lo C+II( omas Aobbes( no ten&a nin/una base para sostener su 1uicio se/6n el cual la !ida del ombre primiti!o era pobre( desa/radable( embrutecedora y corta@. 0ero( irónicamente( mucos antropólo/os( con plenitud de e!idencia( an terminado por establecer un 1uicio similar respecto a sociedades que !i!en en condiciones similares a las de la umanidad antes de la ci!ilización aunque( de nue!o( ! ale ad!ertir( las sociedades tribales de oy no son una !entana a nuestros ancestros paleol&ticos en todos los sentidos<. no de los primeros antropólo/os en presentar una ima/en sombr&a de al/una sociedad tribal "ue 8apoleon ;a/non( en su estudio de los yanomami de Drasil y +enezuela. Las descripciones de ;a/non est'n muy ale1adas del romanticismo de >ead o Le!i %trauss: presenta a los yanomami como un pueblo sumamente a/uerrido5 e incluso( m's de un tercio de la población yanomami a muerto como consecuencia de las /uerras intertribales. 8o obstante( lo mismo que >ead( ;a/non a sido acusado de distorsionar sus estudios y manipular la e!idencia. %upuestamente( ;a/non distribuyó macetes entre los yanomami y los incitó a la !iolencia para poder /rabar con su c'mara esas /uerras. 7( se/6n al/unas denuncias( incluso deliberadamente di"undió sarampión. 8unca se a esclarecido el caso de ;a/non( pero otros antropólo/os an !eri"icado que( no sólo los yanomami( sino un /ran n6mero de sociedades tribales incurren en terribles campa4as de /uerra. no de los /randes clicés postmodernistas( atribuible a eodor $dorno y >a9 Aor=eimer( consiste en se4alar que la racionalidad técnica de la modernidad es la responsable de aber /enerado los orrores de las dos /uerras mundiales en el si/lo CC( y que nuestra época y nuestra ci!ilización a sido la m's !iolenta de todas. 0ero( !arios antropólo/os competentes colocan esto en duda. ;on plenitud de e!idencia arqueoló/ica y etno/r'"ica( LaUrence A. Jeeley a demostrado que en términos porcentuales( nuestra época y ci!ilización a sido una de las m's pac&"icas al compararse con otras. En el si/lo CC( en la ci!ilización occidental a abido tres muertes !iolentas por cada cien abitantes. Entre los 1&baros del Ecuador( la ci"ra alcanza sesenta por cada cien5 entre los yanomami( !einticinco5 entre los uli de 0ap6a 8ue!a Guinea( !eintidós5 entre los murn/in de $ustralia( !einticuatro. 2tro antropólo/o( obert Ed/erton( a documentado cómo mucas de las sociedades sobre las cuales se tu!o al/una !ez una ima/en id&lica( en realidad tienen aspectos muy desa/radables. Los nati!os de asmania( por e1emplo( "recuentemente e!ocan muca simpat&a entre los promotores del mito del buen sal!a1e. Los tasmanios estu!ieron aislados del resto de la umanidad por decenas de si/los( y para el si/lo C+III( cuando los europeos establecieron contacto con ellos( eran probablemente el pueblo m's primiti!o del mundo( al punto de que ni siquiera conoc&an el "ue/o. Los tasmanios su"rieron mucos abusos por parte de los colonizadores de procedencia europea( y oy se e!oca su recuerdo como un /rupo que !i!ió una suerte de edad dorada de la inocencia( asta que "ueron !iolentados por la corrupta ci!ilización occidental. 8o obstante( Ed/erton a documentado cómo( antes de la lle/ada de los europeos( los tasmanios incurr&an "recuentemente en /uerras interBtribales con el propósito de capturar mu1eres( al punto de que la muerte en combate era la principal causa de muerte entre este /rupo étnico. Le1os de contribuir a la "elicidad( el pobre desarrollo tecnoló/ico también /eneró muco su"rimiento entre los tasmanios. En tanto ni siquiera conoc&an la pesca( "recuentemente su"r&an de ambrunas5 a pesar de que contaban con plenitud de recursos a su alrededor( no ten&an los medios tecnoló/icos para apro!ecarlos. $penas !est&an con un taparrabos en un clima muy templado( en "unción de lo cual estaban sometidos al "r&o y las en"ermedades deri!adas. 7( adem's( su pobr&simo dominio de la naturaleza propiciaba mucas en"ermedades( ante las cuales no ten&an absolutamente nin/6n remedio. Ed/erton también ad!ierte que en la mayor&a de las sociedades tribales se e!idencian altos ni!eles de desi/ualdad y e9plotación. Los antropólo/os saben bien que en casi todos los /rupos étnicos de 0ap6a 8ue!a Guinea( los ombres e1ercen un control brutal del poder y las relaciones económicas( al punto que se mani"iesta una /ran desi/ualdad en los &ndices calóricos entre ombres y 67
mu1eres. En mucas sociedades tribales se !iolan a las mu1eres con el pleno a!al s ocial5 por e1emplo( entre los /usii de Jenia( el promedio de !iolaciones es cuatro !eces m's alto que en EE.. La e9plotación entre distintas clases sociales también es "recuente entre las sociedades tribales. Ed/erton reporta que( entre los =Ua=iuttl de ;anad'( por e1emplo( mucas !eces los a/ricultores ten&an que tributar casi la mitad de su producción a los 1e"es. ;omo consecuencia de la ausencia de la medicina cient&"ica( las sociedades tribales también an estado su1etas a m6ltiples en"ermedades que( en nuestra ci!ilización( son "'cilmente curables. Ed/erton reporta que en mucas sociedades tribales( se permite a los ni4os 1u/ar con el estiércol. n método com6n para intentar curar a los en"ermos a sido sencillamente e9ponerlos en amacas a la llu!ia. Las ci"ras de salubridad no son muy alentadoras. Entre los yanomami( por e1emplo( tienen un &ndice de mortalidad in"antil "emenina del S[_. Entre las tribus australianas( la mitad de los embarazos son abortados. $dem's de todo esto( Ed/erton reporta que en mucas sociedades tribales( se !i!e continuamente en un estado paranoico( por temor a ser ecizado por al/una bru1a( o por ser !&ctima de la acción de al/6n esp&ritu o dios. 3e eco( el temor es una caracter&stica presente a lo lar/o y anco de las sociedades tribales( emblem'tico en la conocida "rase de los inuit: no creemos( tememos@. >uco alarde se a eco de que las sociedades tribales mani"iestan pocos casos de en"ermedad mental( y que la esquizo"renia es una en"ermedad e9clusi!amente urbana. En una época( en e"ecto( los psiquiatras admit&an un !&nculo entre la ci!ilización y la esquizo"renia. 0ero( /racias a la acumulación de datos procedentes de la etno/ra"&a( oy se sabe que( en todas las sociedades( e9iste un promedio constante de esquizo"rénicos( lo cual su/iere que entre las causas de esta en"ermedad se encuentra un prominente "actor bioló/ico. 0or 6ltimo( la esperanza de !ida es muc&simo m's ba1a en las sociedades tribales que en las sociedades modernas. Aoy( el estimado mundial es OT a4os de edad( y en pa&ses industrializados como #apón o 8orue/a( supera los PR a4os de edad. 3urante los inicios del 8eol&tico( se calcula que era KR a4os de edad. En la $mérica precolombina( se calcula que era [R a4os de edad. En de"initi!a( cada !ez aparecen m's estudios antropoló/icos en los que seriamente se cuestiona la ima/en idealizada de las sociedades tribales que al/una !ez la antropolo/&a "ormó. ;on todo( ! arios postmodernistas a6n se empe4an en e!ocar la ima/en del buen sal!a1e. 0ero( en !ez de enaltecer a las sociedades tribales contempor'neas( optan m's bien por romantizar el estilo de !ida del ombre paleol&tico( a saber( los cazadores y recolectores. ;asi todas las sociedades tribales contempor'neas practican al/una "orma de orticultura y la domesticación de animales( cuentan con al/unos utensilios como tecnolo/&a( y tienen al/una "orma de representación art&stica. 0ues bien( al/unos postmodernistas an su/erido que la umanidad era muco m's "eliz antes de la aparición de estas instituciones( y que la etapa dorada del ombre "ue cuando !i!&a en peque4as bandas de cazadores y recolectores. $s&( estos postmodernistas an !enido a inspirar el mo!imiento llamado )anarcoBprimiti!ismo-( el cual busca la disolución del Estado( y un re/reso al 0aleol&tico. 3e esa manera( los primiti!istas ya no sólo reprocan la racionalidad( la ciencia y la técnica( sino también la a/ricultura( cualquier "orma de tecnolo/&a e( incluso( el arte y el len/ua1e. 0or muco tiempo( los istoriadores y antropólo/os ab&an a"irmado que la in!ención de la a/ricultura y la /anader&a es quiz's uno de los e!entos m's si/ni"icati!os en la istoria de la umanidad. 3e eco( el ombre !i!ió unos cien mil a4os como cazador recolector en la época que llamamos )0aleol&tico-<( y apenas ace diez mil a4os( empezó a culti!ar y( en "unción de esta trans"ormación( llamamos a esta época el )8eol&tico-<. ;on!encionalmente se estimaba que el 8eol&tico supuso una /ran re!olución( pues dram'ticamente incrementó los ni!eles de producti!idad( y trans"ormó masi!amente la estructura social. ;on el 8eol&tico( el ombre de1ó de ser nómada( y se izo sedentario: pasó a construir ciudades. 0ero( al/unos antropólo/os an sostenido la tesis de que la a/ricultura no supuso una me1ora en las condiciones de !ida. >arsall %alins es el m's emblem'tico de"ensor de esta tesis. $ 1uicio de %alins( los cazadores y recolectores del 0aleol&tico /ozaban de mayor a"luencia. En comparación con la a/ricultura( la caza y la recolección o"recen ba1a producción de recursos. 0ero( no por ello los cazadores y recolectores su"r&an ambrunas o lle!aban un estilo de !ida deprimente. 0ues( se/6n estima %alins( los cazadores recolectores optaban m's bien por se/uir el camino del budismo zen: desear poco y consumir poco. $ll& donde la sociedad industrial desea muco y consume muco( los paleol&ticos sólo buscaban satis"acer sus necesidades b'sicas como el alimento y el !estido. 0uesto que consum&an poco y deseaban poco( los cazadores y recolectores del 0aleol&tico /ozaban del ocio muco m's que en las sociedades a/r&colas<( pues no ten&an que dedicar mucas oras de 1ornada laboral para satis"acer sus necesidades. $ di"erencia del ombre moderno( el ombre paleol&tico /ozaba de tiempo libre para compartir con sus seme1antes. El lar/o periodo de lactancia( aunado al e1ercicio "&sico como consecuencia del continuo desplazamiento en busca de animales para la caza y ra&ces para le recolección( propiciaba un descenso en los ni!eles de "ecundidad( cuestión que ser!&a como control poblacional( y permit&a optimizar los recursos. #ared 3iamond( otro promotor de esta tesis( sostiene que la dieta de los cazadores del 0aleol&tico era muco m's nutriti!a y balanceada que las dietas basadas en la a/ricultura y la /anader&a. 7( se/6n parece( ay e!idencia paleoantropoló/ica que sustenta esta tesis: los "ósiles de los cazadores paleol&ticos son m's robustos y dan si/nos de aber pose&do me1or salud que los "ósiles de la era a/r&cola. La a/ricultura y la domesticación de los animales( estima 3iamond( propiciaron mucas en"ermedades( pues aora los seres umanos estar&an en contacto con mucos pató/enos mediante la manipulación de animales y !&!eres5 adem's de que el crecimiento de las ciudades como consecuencia de la a/ricultura< también propició acinamientos que desembocaron en epidemias. >'s a6n( la 68
a/ricultura izo menos balanceada la dieta( y al depender de un peque4o n6mero de r ubros( los a/ricultores corr&an el ries/o de su"rir de ambrunas en caso de que al/6n rubro no prosperase. ambién suele reprocarse a la a/ricultura como el ori/en de las desi/ualdades en la umanidad. Los cazadores paleol&ticos no ten&an capacidad de almacenamiento( y por ende( no pose&an mucas riquezas. $s& pues( todos !i!&an ba1o m's o menos las mismas condiciones. 0ero( al sur/ir la a/ricultura( se empezó a producir un e9cedente. La riqueza se empezó a almacenar( y sur/ieron /rupos que lo/raron apoderarse de esa riqueza( e9cluyendo a los otros. $dem's( el e9cedente producido por la a/ricultura permit&a el au/e de una clase ociosa que dis"rutaba mientras el resto de la población se dedicaba al traba1o de la producción a/r&cola. Los ale/atos de %alins y 3iamond tienen bastante plausibilidad( a pesar de que si/uen /enerando debates. Quiz's podamos admitir que la a/ricultura empeoró las condiciones de !ida de nuestros ancestros. 0ero( como el mismo 3iamond ad!ierte( la sociedad industrial a /enerado un /ran e9cedente de producción y con sus tecnolo/&as a permitido muco ocio( de manera tal que en buena medida a reparado el da4o que la a/ricultura pudo aber /enerado( y podemos a"irmar que( en promedio( oy !i!imos en me1ores condiciones que durante el 0aleol&tico. Es sencillamente irracional pretender( como acen los primiti!istas( re/resar a la Edad de 0iedra. Los primiti!istas( no obstante( no se con"orman con se4alar las des!enta1as que la a/ricultura impuso sobre nuestra dieta y nuestra salud. #on ^erzan( uno de los m's prominentes primiti!istas( opina que los ras/os culturales de"initorios de la umanidad son deplorables. $ 1uicio de ^erzan( la domesticación de los animales implantó una actitud de dominio( la cual se a e9tendido( no sólo a la naturaleza( sino a los otros ombres también. $l domesticar a los animales y dominarlos en los reba4os( el ombre quiso también dominar a sus seme1antes. Esto a /enerado la destrucción del ambiente y continuas /uerras. ^erzan y los primiti!istas se unen al ataque postmodernista en contra de la ciencia( pues sostienen que la acti!idad cient&"ica a resultado en una cat'stro"e para la umanidad. La ciencia busca conocer la naturaleza a "in de dominarla( y eso( estima ^erzan( termina por /enerar un inmenso da4o a la relación armónica que los umanos ten&amos con la naturaleza. ;iertamente la domesticación de los animales implica el e1ercicio de un dominio( pero es cuestionable que el dominio de los animales sea el moti!o por el cual unos ombres buscan dominar a otros. %in necesidad de incurrir en las especulaciones de 8ietzsce respecto a la )!oluntad de poder-( podemos admitir que( debido a las circunstancias de nuestra e!olución como especie en particular( la selección se9ual<( probablemente tenemos inscrito en nuestro códi/o /enético una tendencia a desear dominar a los dem's. El de1ar de domesticar animales no ale1ar' la !oluntad de dominio( pues probablemente se/uir' inscrita en nuestros /enes. 3e eco( mucos primatólo/os an obser!ado que entre los cimpancés( los cuales nunca an domesticado a otros animales( se e!idencian patrones de dominio y e1ercicio de poder. $dem's( el ombre paleol&tico estaba muy le1os de aber tenido una relación armónica con la naturaleza. E"ecti!amente el ombre paleol&tico no dominaba a la naturaleza( pero precisamente debido a esto( la naturaleza lo dominaba a él. >uy probablemente los cazadores paleol&ticos !i!&an atemorizados "rente a "enómenos tan tri!iales como el trueno y la llu!ia. El ombre paleol&tico !i!&a a merced de los depredadores y de las en"ermedades( y la esperanza de !ida era muco m's ba1a que la actual. Fue precisamente el au/e de la ci!ilización( y el dominio de la naturaleza( lo que permitió a la especie umana encontrar la se/uridad que le /arantizara un m&nimo de "elicidad. ^erzan y sus se/uidores an lle/ado al punto de reprocar como tir'nico el len/ua1e( la representación art&stica y el uso de conceptos abstracto y de los n6meros. 3esde $ristóteles( se a cre&do que el len/ua1e es uno de los ras/os m's emblem'ticos para distin/uirnos de los animales( pero ^erzan tiene razón cuando se4ala que el len/ua1e es una adquisición cultural relati!amente reciente y que( en e"ecto( ubo un lar/o periodo de tiempo cuando los seres umanos no ten&an len/ua1e. 7( as&( ^erzan estima que ésa "ue la época dorada de la umanidad( y que lo deseable ser' que( e!entualmente( abandonemos esas instituciones. ^erzan se opone a los conceptos numéricos porque cumplen el propósito de cuanti"icar todos los elementos de la naturaleza y( con esto( se abre la puerta para la ob1eti"icación del mundo. Los seres umanos se empiezan a tratar entre s& como m'quinas cuanti"icables( y no como su1etos. $simismo( ^erzan considera que el pensamiento simbólico( el len/ua1e y el arte contribuyen a la alienación. Fundamentalmente( el arte y el len/ua1e consisten en una representación de la realidad. 0ero( a 1uicio de ^erzan( en la representación est' la intención de querer dominar aquello que es representado. Los cazadores que pintaron animales en cue!as perse/u&an e1ercer un control sobre esos animales( mediante su representación. 7( opina ^erzan( el uso del pensamiento abstracto permite la or/anización comple1a de la sociedad( la cual termina por desembocar en r&/idas estructuras de dominio. $l querer ordenar el mundo mediante la representación y el pensamiento abstracto( el ombre termina por imponer su dominio( y limita la libertad de sus seme1antes. El pensamiento ló/ico( lo mismo que el len/ua1e( impone re/las( y esas re/las son el primer paso acia el e1ercicio del poder. ^erzan en"renta ac' el mismo problema de 3errida: pretende criticar el len/ua1e( pero ine!itablemente debe acerlo empleando él mismo el len/ua1e. Las pretensiones de ^erzan de abandonar la ci!ilización( al punto de ni siquiera emplear la representación simbólica( termina por rayar en lo absurdo. %i bien los ar/umentos de ^erzan y los primiti!istas pretenden tener como "undamento al/unos datos antropoló/icos sobre las supuestas !irtudes del estilo de !ida durante del 0aleol&tico( son "undamentalmente una recapitulación del in/enuo romanticismo de ousseau. Frente a ar/umentos como los de ^erzan( es e!ocadora la respuesta de +oltaire a ousseau: después de leer !uestro libro( uno desear&a caminar en cuatro patas. 0ero( puesto que e perdido ese 'bito ace sesenta a4os( des/raciadamente me es imposible retomarlo@. Es imposible dar marca atr's. Las propuestas de los primiti!istas son e9tra!a/antes( e incluso !ale pre/untarse si ellos mismos est'n dispuestos a asumirlas. La mayor&a de estos primiti!istas proceden de pa&ses industrializados( en los cuales se an bene"iciado ampliamente de los a!ances de la ci!ilización. $quellos pa&ses m's cercanos al estilo de !ida de"endido por los promotores del primiti!ismo( a saber( los pa&ses del ercer 69
>undo( desesperadamente desean desarrollar a6n m's los a!ances de la ci!ilización( precisamente porque an su"rido las consecuencias de no participar de la sociedad industrial. En todo caso( aun si el ori/en de la ci!ilización con la a/ricultura( el pensamiento abstracto y el len/ua1e "uera una cat'stro"e cuestión que( de nue!o( es muy cuestionable<( no tiene sentido tomar marca atr's. Quiz's cometimos el error de ci!ilizarnos( pero una !ez que lo icimos( ya es irre!ersible. na !ez que ya emos estado acostumbrados a las !enta1as de la ci!ilización( no ay manera !iable de renunciar a ellas. WWW 0or lo /eneral( las tesis de los primiti!istas son demasiado e9tra!a/antes como para que los postmodernistas las abracen abiertamente. %i bien el primiti!ismo a ser!ido de inspiración al postmodernismo( pocos /ur6s postmodernistas se atre!en a acer un llamado e9pl&cito a "a!or del re/reso a la edad de piedra. 0ero( s& es m's !isible entre los postmodernistas el desdén por la tecnolo/&a. 7( si bien pocos postmodernistas lle/an al e9tremo de e9altar( a la manera de ^erzan( un re/reso a las ca!ernas( la mayor&a de los postmodernistas s& /usta de e9plotar la idea se/6n la cual( la tecnolo/&a a terminado por per1udicar a la umanidad. $s&( como corolario del ataque a la ciencia( los postmodernistas an montado un ataque en contra de la tecnolo/&a. El desdén por la tecnolo/&a no es reciente. ;uando la re!olución industrial ya empezaba a cobrar "uerza( en los inicios del si/lo CIC( un /rupo de traba1adores te9tiles en Leicestersire( In/laterra( se propuso destruir los telares industriales( y para ello( lle!aron a cabo campa4as !and'licas en las "'bricas. Este /rupo !ino a ser conocido como los )luditas-( pues su supuesto l&der no ay plena se/uridad de que aya sido un persona1e istórico< se llamaba 8ed Ludd. Aoy( suele llamarse )neoBludismo- al mo!imiento en contra de la tecnolo/&a. La principal preocupación de los luditas era que las m'quinas desplazar&an a la mano de obra( y los obreros quedar&an desempleados. Esta preocupación perdura asta el d&a de oy. 0a&ses como Espa4a an !i!ido de cerca los a!atares del desempleo. 0ero( a sido cuestionada la idea de que la tecnolo/&a es la principal responsable del desempleo. $l/unos economistas an su/erido( por e1emplo( que en la medida en que se emplea tecnolo/&a( se aumenta la producción y se reducen los costos. ;on esto( la demanda de los productos aumenta( y de esa manera( el empleador necesita a6n m's "uerza laboral. En este sentido( los desempleados /enerados por la introducción de la m'quina son nue!amente empleados por el incremento de la demanda como consecuencia de la mayor producti!idad. Este asunto si/ue abierto al debate. En todo caso( ser' necesario encontrar un balance entre la optimización de la producción( y el desempleo. En las sociedades preindustriales( el ni!el de desempleo era casi nulo( pues en ausencia de tecnolo/&as de producción( se necesitaba toda la "uerza laboral disponible. 0ero( las condiciones de !ida en estas sociedades eran en promedio peores que las actuales. 8o sir!e de muco contar con una tasa de desempleo ba1&sima( pero a la !ez( tener ba1&simos ni!eles de in/esta de calor&as y esperanza de !ida. Los postmodernistas no an sido muy procli!es al estudio de la econom&a probablemente porque e9i/e muco es"uerzo y ri/or matem'tico5 ellos pre"ieren disciplinas que permitan "rases rimbombantes<( y en este sentido( su desdén por la tecnolo/&a ale/a otras razones. >uco m's que en los moti!os económicos de los luditas( los postmodernistas se inspiran en la ima/en e!ocada por >ary %elley en %ran1enstein: la tecnolo/&a tiene el potencial de desumanizarnos( e incluso( las m'quinas podr&an !ol!erse contra nosotros. %e trata de un tema sumamente e9plotado en AollyUood( desde )iempos modernos( asta &atrix . >artin Aeide//er( uno de los /randes inspiradores del postmodernismo( es "recuentemente e9altado por su reacción en contra de la tecnolo/&a. $nte un autor tan obscuro como Aeide//er( di"&cilmente podremos estar se/uros de qué quiso decir en La cuestión de la t'cnica. 0ero( a /randes ras/os( su tesis es que la tecnolo/&a ace que nos ol!idemos de la pre/unta por el ser de nue!o( ¿qué diablos si/ni"ica esto?<. El temor de Aeide//er es que nos !ol!amos escla!os de la tecnolo/&a( y que ésta de1e de ser un medio para con!ertirse en un "in en s& misma. $ Aeide//er también le preocupa que la tecnolo/&a despo1e al ombre de su capacidad creati!a. La palabra )tecnolo/&a- !iene del !ocablo /rie/o )te1ne-( que si/ni"ica )arte-. 0ero( Aeide//er considera que la tecnolo/&a actual a impedido que ombre desarrolle su capacidad poética. En la medida en que la tecnolo/&a mecaniza las acti!idades cotidianas( pri!a a los seres umanos de su libertad e9presi!a. En la medida en que todo est' sistematizado( el ombre pierde su libertad. 0or ello( Aeide//er no era t&mido en e!ocar las im'/enes t&picamente rom'nticas del re/reso al campo y el desdén por la !ida urbana. Quiz's aya al/o de pertinencia en la preocupación de Aeide//er. ;iertamente( en la medida en que e9tendemos la sistematización de la tecnolo/&a a nuestras acti!idades cotidianas( nuestras !idas se !uel!en un poco m's r&/idas. 0ero( los bene"icios de la tecnolo/&a son de tal ma/nitud( que amerita acer el sacri"icio de someternos a la sistematización y mecanización del mundo. $dem's( la misma tecnolo/&a abre nue!as oportunidades para la creati!idad y la e9presión poética. La in/enier&a propicia la "ormación de dise4os que sacan a relucir las abilidades creati!as de las personas. n in/eniero 1aponés que dise4a un telé"ono mó!il es tan artista como un pintor que representa un paisa1e natural. radicionalmente los estetas an considerado que la obra de arte no debe contar con "uncionalidad( pero esto es muy discutible. >ucas m'quinas sir!en el doble propósito de resol!er al/una necesidad( y a la !ez( /enerar emoción estética. 2tro tecnó"obo que seduce muco a los postmodernistas a sido #acques Ellul. ;omo Aeide//er( Ellul mantu!o preocupación por el modo en que( supuestamente( la tecnolo/&a despo1a de libertad a los seres umanos. $ Ellul le preocupaba cómo las personas se !uel!en dependientes de la m'quina. Quiz's Ellul ten/a razón en que el ombre moderno depende muco de la m'quina( pero las libertades que la tecnolo/&a o"rece e9ceden considerablemente a las limitaciones. El ombre primiti!o es libre de la dependencia de los 70
precios del petróleo( pero es prisionero de un reducido espacio( al no poder !ia1ar lar/as distancias. El ombre primiti!o es libre de la radiación de los rayos C( pero es prisionero de un alto n6mero de en"ermedades que la tecnolo/&a médica a erradicado. $ Ellul también le preocupaba el uso irracional de las tecnolo/&as( as& como su potencial uso destructi!o. Ellul tiene razón en se4alar que mucas tecnolo/&as son irracionales por e1emplo( el uso de automó!iles desemboca en terrible caos !eicular<( pero ello no deber&a conducirlo a odiar a la tecnolo/&a per se. Lo necesario es plani"icar con anticipación el uso de las tecnolo/&as( y las lecciones aprendidas de "racasos anteriores pueden conducirnos a eso. Ellul también tiene razón en que mucas tecnolo/&as se emplean para acer muco da4o. 0ero( deber&amos apreciar que cualquier erramienta es un arma de doble "ilo( y adem's( no es necesario emplear tecnolo/&as muy so"isticadas para cometer atrocidades. ;iertamente en Airosima y $uscUitz se emplearon /randes adelantos tecnoló/icos( pero en uanda se asesinaron a dos millones de personas con macetes. El problema no es la tecnolo/&a propiamente( sino el uso que se le dé. El primiti!ismo tecnó"obo parte de una premisa "undamental: la naturaleza es condescendiente con los s eres umanos( y por eso( debemos mantener la armon&a y no buscar dominarla mediante nuestros in!entos y m'quinas. 0ero( no es necesaria una obser!ación demasiado minuciosa como para darse cuenta de que esa premisa es "alsa. La naturaleza es cruel( y en su estado natural( la umanidad est' su1eta a todo tipo de restricciones. 0or eso( antes de permitir que la naturaleza domine al ombre( es prudente tomar la delantera( y dominar a la naturaleza. El G'nesis ense4a mucas tonter&as al menos si se interpreta literalmente( como acen los creacionistas<( pero uno de sus aspectos m's loables es la insistencia de que 3ios a encomendado al ombre la misión de dominar la tierra. >ucos postmodernistas se an que1ado de que el conocimiento cient&"ico del mundo "orma parte de un intento por dominarlo. Quiz's en esto ten/an razón( pero no es ob1etable querer dominar a la naturaleza. %i nosotros no la dominamos( ella nos dominar' a nosotros. $c' es e!ocadora la "rase de %imón Dol&!ar( un ombre notablemente in"luido por la Ilustración( durante el terremoto de ;aracas en MPMK: si la naturaleza se opone( lucaremos contra ella y aremos que nos obedezca@. #uan #osé %ebreli resume muy elocuentemente la necesidad de acer caso omiso a los tecnó"obos postmodernistas( precisamente como ruta para la liberación de los traba1adores: La liberación del ombre no depende pura y e9clusi!amente de una or/anización social y pol&tica m's 1usta %ólo el desarrollo industrial permitió la desaparición de la escla!itud( sólo la in!ención de la m'quina permitió que el traba1o se realizara sin /randes es"uerzos "&sicos. Es decir que el desarrollo de la técnica es una condición indispensable para la liberación del ombre La liberación del ombre del traba1o penoso es posible sólo recién acia "ines del si/lo CC( mediante la re!olución cient&"icoBtécnica. La m'quina liberaba del es"uerzo "&sico( pero somet&a a un traba1o rutinario y alienante5 sólo la automatización y la robotización lle!adas asta sus 6ltimas consecuencias permiten la desaparición del proletariado Los antitecnoló/icos ol!idan que era muco menos saludable a6n !i!ir en la era anterior a las !acunas y los antibióticos( cuando las pestes diezmaban a poblaciones enteras y el promedio de !ida no pasaba de los treinta a4os. La técnica a lo/rado controlar las pestes( las pla/as( y !irtualmente el ambre( que sólo subsiste en al/unas re/iones del planeta por una or/anización pol&tica y social irracional e in1usta. Los males( que tra1o la tecnolo/&a sólo podr'n solucionarse con m's y me1or tecnolo/&a( y sobre todo( con una tecnolo/&a usada m's racionalmente La automatización y la robotización constituyen como ya di1imos( un medio indispensable para liberar al ombre del traba1o "&sico. La in"orm'tica( por su parte( es un medio "undamental para la or/anización racional de la sociedad@. El desdén postmodernista por la tecnolo/&a a inspirado a mucos /rupos ecolo/istas en su protesta "rente a los e9cesos de la sociedad industrial. Aoy( en"rentamos la /ra!e amenaza del calentamiento /lobal( y en oposición a lo que al/unos representantes de la dereca creen( s& parece que los seres umanos s& tenemos muca responsabilidad en esta ipotética cat'stro"e. 0ero( la solución a los problemas ecoló/icos no est' en el abandono de la tecnolo/&a. La solución est' en /enerar tecnolo/&as que permitan apro!ecar al m'9imo los recursos de la naturaleza( a la !ez que se e!iten los da4os ecoló/icos que terminar&an por per1udicarnos. 3e nue!o( #uan #osé %ebreli es muy elocuente al respecto: El medio ambiente se encuentra m's prote/ido en las sociedades industriales a!anzadas que en las econom&as primiti!as( ya que en aquéllas las "uentes de ener/&a causantes de polución son reemplazadas por otros medios de ener/&a m's limpios y los pesticidas est'n proibidos. En cambio( en las sociedades atrasadas del tercer mundo( es com6n la destrucción "orestal( la erosión de los suelos( la desaparición de las tierras de labranza( como consecuencia directa de los sistemas de e9plotación anticuados. La pobreza y el desordenado crecimiento demo/r'"ico los obli/a a saquear su capital ecoló/ico y a sobree9plotar su medio ambiente y su base de recursos naturales La solución de los problemas ecoló/icos no est' pues en el retorno de los pa&ses industriales a la tierra( sino( por el contrario( en la industrialización e introducción de técnicas a/r&colas modernas en los pa&ses atrasados@. 0rimiti!istas e9tremos como #on ^ezner son al menos m's sensatos que la mayor&a de los postmodernistas tecnó"obos. ^ezner a tenido el su"iciente cora1e como para proclamar que debemos prescindir de cualquier "orma de tecnolo/&a( inclusi!e el propio len/ua1e. 0ero( tecnó"obos m's moderados como Aeide//er o Ellul son muy imprecisos respecto al alcance del recazo de la tecnolo/&a. 0or lo /eneral( se an limitado a criticar a la s ociedad tecnoló/ica( sin especi"icar dónde debemos trazar el l&mite: ¿debemos abandonar el internet?( ¿el telé"ono?( ¿las se4ales de umo? ecnó"obos como #acques Ellul acusaban a la sociedad tecnoló/ica de ser niilista( pero al "inal( los postmodernistas tecnó"obos incurren en el niilismo de criticar a la tecnolo/&a( pero sin o"recer una alternati!a. no de los m's emblem'ticos postmodernistas( #ean Daudrillard( a e9puesto otro tipo de preocupaciones respecto a la tecnolo/&a. Lo mismo que Aeide//er( ante un autor tan obscuro como Daudrillard( di"&cilmente podremos estar se/uros de cu'les son sus opiniones 71
como Lacan( Daudrillard admit&a que él escrib&a deliberadamente para que no le entendieran<. 0ero( a /randes ras/os( la tesis de Daudrillard es la si/uiente: a partir del si/lo CC( an prosperado tecnolo/&as de simulación de la realidad( creando mundos !irtuales. Esta simulación de la realidad a lle/ado a tal ni!el( que el mundo real se con"unde con el !irtual( y se a desembocado en aquello que Daudrillard llama )&perBrealidad-. Daudrillard presta muca atención a un bre!&simo cuento de #or/e Luis Dor/es( Del rigor en la ciencia( en el cual se narra que un imperio construyó un mapa tan detallado de su territorio( que e!entualmente el mapa !ino a ser una réplica del imperio. 0asado el tiempo( el imperio se deterioró( pero el mapa se/u&a intacto. 0ues bien( Daudrillard sostiene que la tecnolo/&a moderna a lle/ado a tal punto en su simulación( que cada !ez m's las personas se ol!idan de la di"erencia entre lo real y lo simulado. $ 1uicio de Daudrillard( el caso m's emblem'tico es 3inseylandia: se crea una ciudad paralela de "antas&a( al punto de que los usuarios se pierden y no lo/ran distin/uir si est'n en un mundo real o simulado. ;omo mucos otros postmodernistas( las opiniones de Daudrillard empiezan con al/unas alusiones interesantes( pero desembocan en e9abruptos. E"ecti!amente( las tecnolo/&as de entretenimiento buscan la simulación( cada !ez con mayor capacidad. En la Edad >edia( la simulación era a lo sumo una "iesta de dis"races( oy la simulación incluye parques tem'ticos( !ideo1ue/os( etc. Daudrillard parece mostrar muca preocupación de que lo real se con"unda con lo !irtual( pues podr&a lle/ar un momento en que nos alienemos a un mundo de "antas&a. 3e nue!o( esto también es plausible. 8uestra sociedad en"renta el problema de ni4os malcriados que no quieren acer acti!idad "&sica con s us ami/uitos( y pre"ieren quedarse encerrados en la casa 1u/ando !ideo1ue/os por mucas oras. 0ero( al considerar este asunto con mayor detenimiento( comprenderemos que un buen sector de las acti!idades umanas desarrolla simulacros. 3e eco( toda la acti!idad art&stica es en s& misma un simulacro. La palabra )simulacro- !iene del lat&n ) simulacrum-( que si/ni"ica )similitud-( pero también )estatua-. $s&( cada !ez que se representa la realidad mediante el arte( se incurre en al/una "orma de simulación. 0latón sent&a un desdén por los poetas( pues a su 1uicio( con su creación( terminaban por des!irtuar lo real. En su empe4o de atacar la simulación( Daudrillard pareciera compartir la actitud platónica de combatir cualquier "orma de arte( por temor a /enerar simulaciones que no permitan distin/uir lo real de lo !irtual. Las opiniones de Daudrillard en un inicio son plausibles. 0ero( como mucos otros postmodernistas( incurre en la pereza de no precisar cu'l es el alcance de su cr&tica. 0odemos aceptar que los simulacros en !ideo1ue/os son moti!o de preocupación( pero( ¿dónde trazamos el l&mite entre lo aceptable y lo inaceptable en la simulación? 0odemos aceptar que 3isneylandia es alienante( pero ¿es también alienante una "iesta de dis"races? ¿na no!ela que crea mundos "antasiosos? ¿na estatua? En todo caso( la marca de la tecnolo/&a no parece detenerse. 7( si la ley de >oore es correcta se/6n la cual( la tecnolo/&a crece e9ponencialmente<( en un "uturo no muy le1ano tendremos a nuestra disposición tecnolo/&as que( de acuerdo a sus proponentes( nos con!ertir' en al/o distinto a los seres umanos. Quienes promue!en estas ipotéticas tecnolo/&as se llaman a s& mismos )transumanistas-( y tienen la pretensión de que( en un "uturo cercano( aparezca un )postBumano-( a saber( un ser impre/nado a tal punto de tecnolo/&a( que trascender' las limitaciones actuales del cuerpo umano y( por ende( ya no podr' ser llamado )umano-. Las tecnolo/&as propuestas por los transumanistas son muy !ariadas. $l/unas consisten en re/enerar las células para e!itar el en!e1ecimiento. 2tras consisten en incorporar elementos de silicio al cuerpo umano para e!itar su descomposición5 con esto( nos con!ertir&amos en c!6orgs( un concepto ampliamente e9plorado en la ciencia "icción. $6n otras proponen emular el cerebro natural en una m'quina o( reemplazar el material or/'nico del cerebro con material sintético<( al punto de trans"erir la conciencia a los ordenadores y( con ello( ase/urar un cierto tipo de inmortalidad( pues el material sintético no se descompondr&a. al como sus mismos promotores lo anuncian( el transumanismo tiene un "irme arrai/o en los ideales de la Ilustración. Los transumanistas no an eco m's que lle!ar al e9tremo el optimismo ilustrado( el empleo de la racionalidad( y el deseo de conocer y dominar la naturaleza para promo!er el bienestar de la umanidad. 8o obstante( el proyecto transumanista /enera ansiedad en mucas personas( y no es necesario ser postmodernista o contrailustrado para mani"estar preocupación "rente al transumanismo. ;iertamente la posibilidad de !i!ir en un mundo en el que nos abremos con!ertido en c!6orgs( o abremos trans"erido nuestras mentes a ordenadores( in!ita a considerar su con!eniencia ética. 0ero( no debemos incurrir en mo1i/ater&as. 3ebemos e!aluar minuciosamente las !enta1as y des!enta1as de estas posibilidades tecnoló/icas. 0or e1emplo( no sir!e de muco ar/umentar que el transumanismo es una instancia de aquello que los /rie/os llamaron )#u6ris-( la arro/ancia de sentirnos dioses. ;ualquier inno!ación tecnoló/ica lle!a impl&cita la arro/ancia umana de querer emplear nuestro in/enio para dominar la naturaleza( pero no por ello esa actitud es arro/ante. %i ubiéramos puesto l&mites a nuestra arro/ancia( no abr&amos in!entado nada. Es m's pertinente la preocupación de que estas tecnolo/&as nos desumanicen. 0ero( de nue!o( amerita adentrarnos en este debate sin mo1i/ater&as. ¿ealmente queremos permanecer con las limitaciones del cuerpo umano? Quiz's para ser "elices( debemos buscar precisamente la desumanización: buscar con!ertirnos en una especie que !enza a la de/eneración y en"ermedades a las que est' actualmente sometido Bomo sapiens. Los marcapasos( laz calzas de diente( las prótesis( los cla!os para lesiones( etc.( son in!asiones "or'neas en nuestro cuerpo y( en cierto sentido( nos desumanizan( pero contribuyen a nuestra "elicidad. ¿0or qué( entonces( no estamos dispuestos a lle!ar estos complementos tecnoló/icos a un ni!el m's e9tremo? ambién es preocupante la posibilidad de que estas tecnolo/&as terminen por imponer un terrible sistema 1er'rquico en el cual sólo una minor&a de la población mundial ten/a acceso a estos bene"icios tecnoló/icos( y con esto( ase/ure su dominio sobre el resto de la umanidad. Esta preocupación es le/&tima( pero es e9tensible a cualquier tecnolo/&a. 3esde la in!ención de la rueda( asta la 72
in!ención del Internet( siempre se a corrido el ries/o de que sólo una minor&a de la umanidad ten/a acceso a sus bene"icios. Lo necesario ser'( en todo caso( ase/urarse de que la tecnolo/&a se democratice( como e"ecti!amente se a eco en los 6ltimos diez mil a4os. En de"initi!a( la ci!ilización tecnoló/ica no es enteramente utópica. 0ero( en balance( la ci!ilización y la tecnolo/&a an tra&do m's bene"icios que per1uicios a la umanidad. 7( en este sentido( podemos sostener( en oposición a los postmodernistas y dem's contrailustrados( que s& a abido pro/reso en la istoria de la umanidad. 8ada nos /arantiza que ese pro/reso continuar'. 0ero( para se/uir intentando me1orar nuestras condiciones de !ida( ser' necesario no renunciar a la e9ortación de la Ilustración de emplear la racionalidad( conocer el mundo( y dominar la naturaleza. Para leer &($)
E3GE28( obert. "ic1 "ocieties. %imon V %custer. MNNK. na obra muy completa en la cual se re"uta la idea de que las sociedades primiti!as !i!en "elizmente. +%QE^( Aoracio( La iz8uierda reaccionaria. E3 Ediciones. KRRZ. na cr&tica /eneral al postmodernismo( dedica !arias secciones a los primiti!istas. *a%+tulo 9 La ob$e$ión con el %oder
Ae mencionado en el cap&tulo M que( de estar oy !i!o( >ar9 probablemente se resentir&a de ser colocado en el mismo saco izquierdista de los postmodernistas. En e"ecto( el mar9ismo ortodo9o es eredero de la Ilustración( y est' muy le1os de asumir el irracionalismo contrailustrado de los /ur6s postmodernistas. 0ero( aora debo admitir que >ar9 s& abrió paso a una tesis que lue/o ser&a predilecta entre los postmodernistas5 a saber( que las ideas imperantes en una sociedad sir!en a los intereses de la clase dominante. En sus an'lisis socioló/icos( >ar9 postulaba la e9istencia de dos tipos de estructuras que con"orman a la sociedad. 0or un aparte( la in"raestructura es la base económica( a saber( el con1unto de relaciones de producción que impera en la sociedad. 0or otra parte( la superestructura son los !alores imperantes en la sociedad. $ 1uicio de >ar9( la superestructura reposa sobre la in"raestructura5 en otras palabras( los !alores de una sociedad dependen de las relaciones económicas que a& imperen. En este sentido( >ar9 era de la opinión de que los !alores imperantes en una sociedad proceden la clase dominante( y "a!orecen la continuidad del sistema económico. ;onsideremos( por e1emplo( a la reli/ión. %e/6n el mar9ismo( las ideas reli/iosas de una sociedad se acomodan muy bien a los intereses de la clase dominante. ;uando la reli/ión ense4a que los dioses an instituido la desi/ualdad social( o que abr' un m's all' en el cual los pobres ser'n rei!indicados( pero sólo si no se suble!an( el sistema de opresión se mantiene( pues mantiene a la raya a los oprimidos. 7( en ese sentido( las ideas reli/iosas "a!orecen a los opresores. 0or eso( se4alaba >ar9( la reli/ión es el opio del pueblo. Lo mismo sucede con otras instituciones. El arte re"le1a los !alores de la clase bur/uesa( y sus representaciones de sublimidad acen que el traba1ador se ol!ide de la opresión que est' su"riendo5 con esto( el opresor ase/ura su dominio. El dereco a impuesto leyes que "a!orecen a los intereses bur/ueses y per1udican a los traba1adores. El Estado es una "orma de or/anización pol&tica impuesta por la clase bur/uesa para ase/urar su control sobre los medios de producción. La educación siembra "alsas ideolo/&as en los traba1adores( a "in de que no alcancen a !er cómo son oprimidos. 7( as& sucesi!amente. Estas tesis de >ar9 tienen al/o de plausibilidad. Es cierto que mucas reli/iones an ser!ido para aplastar a los oprimidos5 por e1emplo( en la India( la creencia en el 1arma y la reencarnación a ser!ido para mantener !i/ente el brutal sistema de castas. ambién es cierto que( en mucas ocasiones( los le/isladores "orman alianzas c on los empresarios para dictar leyes que per1udican a los traba1adores. 7( as&( el contenido de mucas instituciones parece "a!orecer a las clases dominantes. 0ero( estas tesis mar9istas deben mane1arse con muca cautela( pues pueden ser "'cilmente abusadas. 8o podemos asumir indiscriminadamente que todas las instituciones sociales obedecen e9clusi!amente al interés material de la clase dominante. 0recisamente una de las cr&ticas que el /ran >a9 eber izo al mar9ismo "ue ésta: mucos "enómenos sociales son ante todo( ideoló/icos( y no !iene al caso e9plicarlos a partir de los intereses económicos de un /rupo. En todo caso( una de las labores m's arduas en la sociolo/&a consiste en poder distin/uir cu'les "enómenos obedecen a intereses materiales y cu'les no. 0ero( adem's del peli/ro de /eneralizar las tesis mar9istas sobre las relaciones entre la base económica y la superestructura( se corre el ries/o de acer del mar9ismo una teor&a no "alseable. Jarl 0opper denunciaba que el mar9ismo a terminado por a1ustarse de manera tal que no e9iste nin/6n contrae1emplo posible que pueda re"utarlo. %iempre que se es/rima al/6n ale/ato o se presenta e!idencia en contra del mar9ismo( sus de"ensores podr'n acer malabares para e!itar ser re"utados. 7( tal como emos !isto en el cap&tulo Z( las teor&as que no son "alseables no pueden ser consideradas cient&"icas. 0opper denunciaba( por e1emplo( que cada !ez que al/6n periódico rese4aba un dato que no enca1aba con el entendimiento mar9ista de la istoria y la sociedad( los mar9istas inmediatamente saltaban a decir que ese periódico "ormaba parte de la prensa bur/uesa que tiene el propósito de alienar a la clase traba1adora para que no s e despierte su conciencia de c lase( y que ése es el moti!o por el cual el periódico di"unde ese dato. $s&( lamentablemente( mucas corrientes del mar9ismo an !enido a "ormar /randes teor&as de la conspiración. %e/6n estas teor&as( e9iste una /ran conspiración bur/uesa para ase/urar su control sobre los medios de producción( y esta conspiración abarca a la reli/ión( el dereco( el arte( el Estado( la educación( etc. 0ero( m's importante a6n( quien sosten/a que esa conspiración e9iste( *"orma parte en s& mismo de la conspiración, Es decir( quien se opone al mar9ismo( es parte del complot bur/ués. Esto no es muy distinto de la creencia de !arios pueblos a"ricanos se/6n la cual( quien promul/ue que las bru1as no e9isten( es se/uramente una bru1a. 73
En este sentido( los mar9istas an desarrollado la lamentable tendencia a intentar re"utar a sus oponentes( se4alando los or&/enes bur/ueses de su contraparte. Aemos !isto en el cap&tulo [ que oland Dartes se !al&a de esta estrate/ia cuando le reprocaban que escrib&a sin claridad: a 1uicio de Dartes( la claridad es un !alor bur/ués. $ tal punto a lle/ado este !icio mar9ista( que ro"im Lysen=o propició el e9ilio de mucos /enetistas a %iberia durante la era de %talin( ba1o la e9cusa de que la /enética de >endel oy aceptada casi totalmente entre cient&"icos< era un in!ento bur/ués para dominar a los traba1adores. 3e esa manera( el mar9ismo a abierto el c amino para que los postmodernistas recacen mucas ideas per"ectamente racionales( tomando como e9cusa el ori/en circunstancial de estas ideas en las clases dominantes. $dem's de >ar9( la obra de Friedric 8ietzsce también a ser!ido de plata"orma para que los postmodernistas desarrollen esta tendencia. 8ietzsce célebremente recazó la ética cristiana. 0ero( muco m's que oponerse a los !alores cristianos en !irtud de su contenido( se opuso a ellos en !irtud de su ori/en. $ 1uicio de 8ietzsce( la moral cristiana sur/ió para ase/urar el dominio de una clase resentida que ten&a mentalidad de escla!os. $l promo!er !alores como la misericordia( la caridad( etc.( el naciente cristianismo promo!&a una !isión del mundo que le permit&a ase/urar posiciones de poder. 7( en ese sentido( la moral cristiana no es necesariamente trascendente( sino m's bien una construcción social que sur/ió en unas circunstancias espec&"icas. 8ietzsce propuso as& el método de la )/enealo/&a- al acercarse al estudio de la moral. $l e!aluar una norma moral( propon&a 8ietzsce( con!iene considerar cu'les "ueron las circunstancias en las que esa norma apareció y( sobre todo( qué intereses ser!&a. $l lo/rar desenmascarar sus intereses( se podr' apreciar que esa norma no tiene una aplicabilidad absoluta o uni!ersal( e incluso( estamos en posición para recazarla( precisamente porque se trató de una norma promo!ida para ser!ir los intereses de quienes la "or1aron. Los postmodernistas se an tomado muy en s erio los métodos de >ar9 y 8ietzsce. $nte cualquier creencia( los postmodernistas saltan a e!aluar ba1o qué condiciones apareció esa creencia. 7( buscan in!esti/ar especialmente quiénes con"ormaban el /rupo dominante en el conte9to en el cual sur/ió esa c reencia. En la medida en que los postmodernistas supuestamente descubren que esa creencia sur/ió para "a!orecer a un /rupo dominante( terminan por recazarla. Los postmodernistas suelen emplear este método /enealó/ico a toda suerte de creencias establecidas. $ la manera de los mar9istas( por e1emplo( al/unos consideran que las creencias reli/iosas sir!ieron a los intereses de las clases dominantes. 3e eco( esta idea ya e9ist&a entre los ilustrados: el mismo +oltaire opinaba que la reli/ión ab&a sur/ido como producto de una /ran conspiración de los sacerdotes para ase/urar su poder. 0ero( los postmodernistas suelen ir m's le1os( y aplican el método /enealó/ico incluso a las teor&as cient&"icas. La mayor&a de las leyes cient&"icas an sido postuladas por ombres blancos europeos procedentes de clases bur/uesas. Los postmodernistas suelen !er esto con sospeca( y procuran elaborar malabares ar/umentati!os para concluir que los descubrimientos y las leyes cient&"icas que an adelantado no tienen una correspondencia con la realidad( sino que an sido un arti"icio para ase/urar su postura de dominio. ;on esto( los postmodernistas incurren nue!amente en el relati!ismo. 0ues( a su 1uicio( la !erdad( en términos absolutos( no e9iste. La !erdad o "alsedad de un enunciado es relati!a a las condiciones de poder del conte9to en el cual se predica el enunciado. En otras palabras( la distinción entre lo !erdadero y lo "also a sido impuesta por un /rupo para ase/urar su dominio. 7( en este sentido( nin/una teor&a cient&"ica es con"iable( pues siempre re"le1a los intereses de quienes la promue!en. 3e eco( ase/uran los postmodernistas( toda "orma de conocimiento es un e1ercicio del poder. El "ilóso"o Francis Dacon ab&a promo!ido en el si/lo C+I la "rase scientia potentia est @( el conocimiento es poder. ;on esto( quer&a decir que( en la medida en que se pudiera conocer el mundo( se podr&a e1ercer un control sobre él. En otras palabras( para Dacon( el conocimiento determina al poder. 0ero( los postmodernistas an dado un /iro a la interpretación( y an su/erido que el poder determina el conocimiento: la distinción entre lo !erdadero y lo "also ser' impuesta para ser!ir a los intereses de los dominantes. Aemos !isto en el cap&tulo T que EdUard %aid ac&a muco uso de esta idea. %e/6n su opinión( el conocimiento procedente de las disciplinas orientalistas en realidad obedec&a a los intereses imperialistas. ;uando los orientalistas describ&an al/6n aspecto de al/una sociedad 'rabe( lo ac&an con el propósito de lanzar campa4as imperialistas de dominio. 7( en este sentido( sus descripciones no son con"iables( pues en ellas est'n inscritos los intereses de poder. 3e eco( nin/una descripción es con"iable u ob1eti!a( pues en toda descripción est' inmiscuido el poder. %aid siempre reconoció su deuda intelectual con >icel Foucault( uno de los m's emblem'ticos postmodernistas. 7( en e"ecto( Foucault "ue mucas !eces llamado el "ilóso"o "rancés del poder@. ;omo en nin/6n otro postmodernista( en Foucault sale a relucir la obsesión con el poder. 3esde la psiquiatr&a asta la criminolo/&a( pasando por la medicina cl&nica y otras disciplinas cient&"icas( Foucault repite una y otra !ez el mismo tema: el conocimiento tiene una relación &ntima con el poder( y la distinción entre lo !erdadero y lo "also es una construcción social que a ser!ido a los intereses de los poderosos. Foucault pretendió ser un istoriador aunque( istoriadores muy competentes como 0eter Gay y oy 0orter an ob1etado esta pretensión<. Foucault e9pl&citamente se consideraba un se/uidor de 8ietzsce( y aspiraba aplicar el método /enealó/ico de 8ietzsce( no propiamente a la moral( sino a toda "orma de conocimiento. En otras palabras( Foucault procuró desenmascarar los supuestos intereses ocultos de las disciplinas cient&"icas( y para ello pretend&a !alerse de estudios sobre los or&/enes istóricos de estas disciplinas. $ 1uicio de Foucault( cada época est' enmarcada en aquello que él llamó una )episteme-( a saber( el con1unto de presunciones a partir del cual se elaboran 1uicios. Este concepto no es muy distinto de los )paradi/mas- de Jun o( incluso( de los )1ue/os del len/ua1e- de itt/enstein. 7( tal como ocurre con esos conceptos( tiene una "uerte resonancia con el relati!ismo. 0ues( la distinción entre lo !erdadero y lo "also ser' relati!a a la episteme imperante de una época. En este sentido( no e9iste al/o que podamos llamar )!erdad- en un sentido 74
absoluto y trascendente. El mundo sólo puede ser obser!ado a tra!és del prisma de la episteme( y cuando ésta cambia( también cambia aquello que creemos !erdadero. La principal disciplina cient&"ica contra la cual Foucault diri/e s u ataque es la psiquiatr&a. Frecuentemente se a pensado que( en su corta istoria( la psiquiatr&a a pro/resado si/ni"icati!amente acia un tratamiento di/no y umanitario de los en"ermos mentales. 0ero( Foucault considera que un minucioso an'lisis de la istoria de la psiquiatr&a( le1os de re!elar un pro/reso acia la di/nidad( re!ela la aparición de técnicas de control que "a!orecen a la clase dominante. En la Edad >edia( sostiene Foucault( los psicóticos con!i!&an diariamente con el resto de la sociedad. 3e eco( a los psicóticos se los consideraba personas con talentos que el c om6n de las personas no ten&a. En el entendimiento popular( los psicóticos estaban en contacto con los dioses o demonios( y en mucas ocasiones eran apreciados c omo "uente de creati!idad. E( incluso( e9ist&a el tema literario se/6n el cual( los locos dec&an la !erdad( as& como también pronunciaban discursos muy pro"undos. %i bien los ena1enados mentales eran considerados e9céntricos( no constitu&an propiamente un peli/ro. Eran anómalos( pero estaban inte/rados al diario con!i!ir( y eran tan libres como el resto de las personas. 8o obstante( asta "inales de la Edad >edia( e9ist&a en la sociedad occidental un /rupo de parias que s& era considerado muy peli/roso( y se procuraba e9cluirlos de la con!i!encia diaria: los leprosos. ;uando la lepra de1ó de ser una epidemia alarmante( ya no ubo necesidad de mantener en control y e9clusión a esa población de en"ermos. 0ero( opina Foucault( los ena1enados mentales pasaron a ser los nue!os parias. El "inal de la Edad >edia coincidió con la aparición del enaltecimiento de la razón. 7( as&( la sociedad empezó a idear mecanismos para e9cluir y controlar a todos aquellos que no enca1aran en los par'metros de la racionalidad. Aasta ese momento( los psicóticos eran personas libres que diariamente con!i!&an con el resto de la población5 pero a partir del enaltecimiento de la racionalidad( los psicóticos aora se empezaban a considerar persona1es peli/rosos que era ur/ente controlar. %e/6n Foucault( sur/ieron as& pr'cticas como a/rupar a psicóticos y enrumbarlos en embarcaciones por los r&os( con el propósito de que encontraran la razón5 "ue as& como apareció el tema del barco de los tontos@. La locura ya no era apreciada como una "orma libre de e9presión y creati!idad( sino como un comportamiento e9tra4o que empezaba a rayar en lo peli/roso. El psicótico podr&a alterar el orden social que pretend&a construirse sobre las bases de la razón. El temor y la oposición a la locura empezaron a crecer( y e!entualmente( se procuró encerrar a los en"ermos mentales. $ll& donde en la Edad >edia los locos deambulaban libremente por las calles( el ori/en de la modernidad marcó el inicio del encierro y la se!era represión de la locura. %e/6n Foucault( a partir de MOZO empezó aquello que él llama el )/ran encierro-: en los pa&ses de la Europa occidental( se procedió a encerrar masi!amente a las personas en manicomios. Foucault estima que cerca del M_ de la población de 0ar&s estaba recluida en estas casas para locos. Foucault considera que en este dram'tico cambio respecto a la actitud acia la locura( est' inmiscuido el poder. 8o sólo se buscaba suprimir a la irracionalidad( sino que el naciente proyecto moderno empezó a encerrar so prete9to de locura a todo aquel que se des!iase de las normas morales de aquella época. 7( as&( se procedió a encerrar a todos aquellos persona1es que resultaran incómodos a la sociedad: promiscuos( borracos( criminales( mendi/os( maleantes. Incluso( sostiene Foucault( el encierro persi/uió "ines económicos: las di"&ciles condiciones económicas de los si/los C+II y C+III /eneraron desempleo y pobreza( y los manicomios sur/ieron para desacerse de los desempleados y mendi/os. Frente a la crisis económica( la )normalidad- se de"inió en términos económicos: todo aquel que estu!iese al mar/en de la producti!idad económica( ser&a un loco. Fue as& como( a 1uicio de Foucault( nació la ética del traba1o. $simismo( en esta época( el en"ermo mental perdió su umanidad( y pasó a ser una bestia. Las condiciones de los manicomios eran in"raumanas. Los recluidos estaban encadenados en pésimas condiciones sanitarias( y mucas !eces se les impon&a traba1o "orzoso. $ partir del si/lo CIC( creció la sensibilidad "rente a estas lamentables condiciones( y sur/ieron !arios re"ormistas que re!olucionaron el trato dado a los en"ermos mentales. En Francia 0illipe 0inel( y en In/laterra %amuel u=e( promo!ieron la liberación de los encadenados en los manicomios( y con es o( "undaron la moderna institución del ospital psiqui'trico. Los istoriadores de la psiquiatr&a suelen !er en esto un inne/able pro/reso( y a!alan la labor re"ormista de 0inel y u=e. 0ero( Foucault considera que no ay moti!os umanitarios en esas re"ormas. >'s bien( opina Foucault( se e!idencia en estas re"ormas una nue!a "orma de e1ercer control sobre los ena1enados mentales. En la medida en que se dia/nosticaba a al/una persona con al/una en"ermedad mental( se abr&a paso para que la ciencia se abro/ara el dereco de intentar curarla( y con ello( asum&a el control de sus !idas. >'s importante a6n( aora la locura era apreciada no propiamente como una en"ermedad( sino como una suerte de decisión moral: el loco buscaba su propia locura. En este sentido( el manicomio era una suerte de casti/o. El en"ermo mental ab&a recobrado su umanidad( pero aora se le consideraba un rebelde. 7( en cierto sentido( las re"ormas de 0inel y u=e pretend&an implantar en los locos los !alores propios de la moralidad bur/uesa. u=e( por e1emplo( lle!aba a los locos a retiros en el campo( a tomar té y e9ibir comportamientos de etiqueta propios de la bur/ues&a. El criterio de )normalidad- era la !ida bur/uesa. 7( as&( la psiquiatr&a moderna nació como un medio de control "rente a todo aquel que se des!iase de esta moral bur/uesa. La autoridad de los psiquiatras ya no era e9clusi!amente cient&"ica( sino también moral. Los psiquiatras no contaban meramente con el conocimiento cient&"ico para curar a los en"ermos mentales5 también contaban con el poder moral para dictar a los en"ermos mentales sus pautas de conducta. En toda esta interpretación istórica elaborada por Foucault( aparecen los temas relati!istas que emos e!aluado en los cap&tulos S y Z. na de las conclusiones si bien no muy e9pl&cita< de Foucault es que la distinción entre el cuerdo y el loco es una mera 75
construcción social5 as& como mucos postmodernistas sostienen que no ay un criterio de demarcación uni!ersalmente !'lido entre ciencia y pseudociencia( Foucault sostiene que no ay un criterio de demarcación uni!ersalmente !'lido entre el en"ermo y el sano mental. Foucault pretende aplicar el método /enealó/ico de 8ietzsce( para sostener que esta demarcación es una contin/encia istórica( en la cual el e1ercicio del poder a tenido muca in"luencia. Foucault no era psiquiatra( pero otros psiquiatras s& an coincidido con sus ideas. omas %zasz( por e1emplo( a de"endido la pro!ocadora tesis de que la en"ermedad mental es un mito. $ 1uicio de %zasz( los dia/nósticos psiqui'tricos an ser!ido como plata"orma para controlar a las personas que resultan incómodas a la clase dominante. 7( lo mismo que Foucault( %zasz !e en la psiquiatr&a una disciplina al ser!icio de los intereses de los poderosos. 2tro psiquiatra( .3. Lain/( también a de"endido la tesis se/6n la cual( la en"ermedad mental es un mito. ;iertamente las personas consideradas en"ermas mentales son distintas al resto de la población. 0ero( no son patoló/icas( en el sentido en que lo entiende la psiquiatr&a. Los esquizo"rénicos conser!an una "orma de r acionalidad que se e9presa en su creati!idad( la cual la sociedad trata de suprimir. 3e eco( tanto Lain/ como Foucault estu!ieron muy interesados en persona1es que( en su momento( "ueron considerados locos( pero oy los consideramos /enios art&sticos: +an Go/( $rtaud y 8ietzsce( entre otros. 3el mismo modo en que los relati!istas culturales consideran que ay mucas racionalidades( Lain/ de"end&a que los esquizo"rénicos son racionales a su manera. Esta tr&ada de autores Foucault( %zasz y Lian/< !inieron a con"ormar el mo!imiento que posteriormente "ue llamado la )antiB psiquiatr&a-. El mo!imiento( el cual oy conser!a al/una "uerza( considera que la psiquiatr&a es una pseudociencia al ser!icio de los poderosos( la cual ace un inmenso da4o. Los promotores de la psiquiatr&a proponen la abolición de los ospitales psiqui'tricos( y la remoción de patrones de en"ermedad mental en la ciencia. Las posturas de la antiBpsiquiatr&a son seductoras( pero deben mane1arse con e9tremo cuidado. En principio( parece muy e!idente que( en e"ecto( el dia/nóstico de !arias en"ermedades mentales a ser!ido como plata"orma para dominar a mucos /rupos que se consideran sub!ersi!os. En el si/lo CIC( por e1emplo( el médico %amuel ;artUri/t propuso que los escla!os que escapaban de sus amos su"r&an el desorden mental de la )drapetoman&a-( y por al/6n tiempo( esto s e asumió como un dia/nóstico !'lido. %upuestamente( los escla!os que su"r&an de esta c ondición mental e9ib&an ras/os de pereza y desobediencia( y se deb&a en buena medida al eco de que sus amos eran demasiado complacientes con ellos. En !ez de asumir el deseo natural que cualquier umano siente por la libertad( la naciente psiquiatr&a utilizó su poder cient&"ico para arrinconar en la esquina patoló/ica a los escla!os que u&an. Es e!idente que ;artUri/t no estaba al ser!icio del saber cient&"ico desinteresado( sino al ser!icio de los escla!istas. $l/o similar ocurr&a con la )isteria-. Aasta inicios del si/lo CC( aquellas mu1eres que eran rebeldes y desobedec&an a sus maridos eran "recuentemente dia/nosticadas con )isteria-( un desorden que en un principio se pensó que se ori/inaba en el 6tero. Quiz's este caso no es tan claro como el de la drapetoman&a( pero es plausible ar/umentar que los psiquiatras que dia/nosticaban desórdenes de isteria estaban menos al ser!icio de la ciencia( y m's al ser!icio de los ombres dominantes. 7( tampoco an "altado casos en los que( descaradamente( al/unos Estados an recluido in!oluntariamente en instituciones psiqui'tricas a quien e9prese al/una "orma de disidencia. La ..%.%. in"amemente abusó de la psiquiatr&a con estos propósitos en una escandalosa cantidad de casos es muy lamentable que Foucault 1am's criticó a la ..%.%. en este aspecto<. ecientemente en mi pa&s( +enezuela( el disidente y uel/uista de ambre Fran=lin Drito "ue recluido en un ospital ba1o la e9c usa de que era un en"ermo mental. 0ero( parece que los promotores de la antiBpsiquiatr&a !an demasiado le1os. 0odemos admitir que la psiquiatr&a a sido abusada por al/unos re/&menes pol&ticos. 0ero( sostener( a la manera de Foucault( %zasz y Lain/( que a toda la istoria de la psiquiatr&a puede resumirse como un /i/antesco complot de los poderes dominantes( y que los dia/nósticos psiqui'tricos son sencillamente instrumentos para dominar a las personas que resultan incómodas al esta6lis#ment ( termina por ser una e9a/eración. 0odemos admitir que dia/nósticos como la drapetoman&a( la isteria o la esquizo"renia pro/resi!a un dia/nóstico in!entado por los so!iéticos para recluir a los disidentes< son construcciones sociales al ser!icio del poder. 0ero( ay plenitud de dia/nósticos que deber&an resultar per"ectamente !'lidos. >'s all' de la capa super"icial de la psiquiatr&a como instrumento pol&tico( el /rueso de los psiquiatras a lo/rado establecer una base "irme y ob1eti!a en sus dia/nósticos. $ di"erencia de otras ramas de la medicina( e"ecti!amente la psiquiatr&a se presta a abusos. 0ero( precisamente debido a eso( los psiquiatras an procurado re!isar constantemente los criterios de salud mental. El in!entario de dia/nósticos m's conocido en psiquiatr&a( el Diagnostic and "tatistical &anual o+ &ental Disorders a sido re!isado en !arias ocasiones( y oy est' en su cuarta !ersión. Esto a permitido que( por e1emplo( oy y a no se considere a la omose9ualidad un desorden mental. $c' en"rentamos un problema que ya emos abordado en el cap&tulo Z: ¿asta qué punto la realidad e9iste "uera del su1eto( o es apenas una construcción social? Foucault y sus simpatizantes optan por opinar que la en"ermedad mental es una construcción social( a saber( un in!ento de las clases dominantes. La psiquiatr&a con!encional opina que los desórdenes mentales no son in!entados( sino descubiertos( y en ese sentido( e9isten a"uera en la realidad( y no meramente como construcciones sociales. En el cap&tulo Z emos admitido que al/unos conceptos antes c onsiderados cient&"icos( como por e1emplo( el comple1o de Edipo( quiz's s& sean construcciones sociales. 0ero( es s encillamente absurdo suponer que la ley de /ra!edad es una construcción social. 0ues bien( lo m's prudente es asumir una actitud similar al estar "rente a los dia/nósticos de la psiquiatr&a. $l/unos dia/nósticos son claramente in!entados por los psiquiatras( probablemente como instrumento de dominio. 0ero( no todos. $l/unos desórdenes mentales s& e9isten realmente. 0arte del problema con los ar/umentos de Foucault y sus se/uidores es que parecen partir de una !isión rom'ntica de la locura. $l contemplar a "i/uras como +an Go/( el >arqués de %ade o $rtaud( los promotores de la antiBpsiquiatr&a an querido !er en la 76
esquizo"renia a una suerte de /enios creati!os reprimidos por la sociedad. >ucas personas se sienten atra&das por el ada/io se/6n el cual( no ay una n&tida separación entre el /enio y el loco. El loco como éroe es un tema muy popular( y quiz's por eso( se si/ue publicando nue!as ediciones de Don Quijote. 0ero( quienes an traba1ado de cerca con las personas consideradas en"ermas mentales( o"recen una descripción muy distinta de la !isión rom'ntica de la locura. En ! ez de pensar en el eroico idal/o que se en"renta a molinos( deber&amos pensar en una persona "&sicamente deteriorada que no controla sus es"&nteres( no es capaz de !alerse por s& misma( y per1udica si/ni"icati!amente el bienestar de aquellos que est'n a su alrededor. Las personas en estado psicótico su"ren( no propiamente por el con"inamiento en un ospital( sino debido a su condición mental. El psicótico tiene mayor ries/o de acerse da4o a s& mismo y a los dem's. %i bien an sur/ido al/unos /rupos de e9Bpacientes que an protestado por el supuesto da4o que le an eco los tratamientos psiqui'tricos( también ay un /rueso sector de e9Bpacientes que reconocen que la psiquiatr&a a promo!ido una inmensa me1ora en sus condiciones de !ida. Aay( por supuesto( métodos muy contro!ersiales en la psiquiatr&a( y ar&amos bien en discutir su !alor ético. 0ero( caer en el e9tremo de la antiBpsiquiatr&a es sumamente peli/roso. ;abe admitir que la psiquiatr&a est' abierta a abusos pol&ticos( pero asumir( como ace Foucault( que la istoria de la psiquiatr&a es la istoria de una /ran conspiración para imponer una moral arbitraria( es ir demasiado le1os. En todo caso( !arios istoriadores an detectado errores en la reconstrucción istórica de Foucault. 0or e1emplo( casi no ay e!idencia de que e9istió realmente el )barco de los tontos-5 a lo sumo( e9iste una obscura re"erencia literaria que Foucault pareció e9a/erar. Aubo( es !erdad( un /ran encierro( pero éste no coincidió con el ori/en de la modernidad en Europa el si/lo C+II<( sino con el au/e de 8apoleón si/lo CIC<( de lo cual debemos in"erir que el encierro no se empleó para reprimir a la irracionalidad( sino como arma pol&tica. ampoco ay e!idencia de que los manicomios buscaran imponer una ética bur/uesa del traba1o( y se recluyeran a los !a/os y desempleados. ampoco es muy claro que en la Edad >edia( los locos "uesen apreciados c omo "uente de sabidur&a5 antes bien( se les consideraba bestias que ni siquiera "ormaban parte de la sociedad. odas estas imprecisiones istóricas terminan por restarle "uerza a la tesis de Foucault. 7( de nue!o( si bien podemos admitir que la psiquiatr&a a estado abierta a abusos pol&ticos( es e9a/erado sostener que sus or&/enes sean debidos estrictamente al e1ercicio del poder. $dem's de las instituciones psiqui'tricas( Foucault diri/ió ataques en contra de las c'rceles en una de sus obras m's conocidas( Vigilar ! castigar. Lo mismo que en sus estudios sobre el ori/en de la psiquiatr&a( Foucault se propone estudiar el ori/en de las instituciones puniti!as( y la &ntima relación que éstas 1ue/an con el poder. 7( as& como Foucault recaza que las re"ormas en los manicomios ubieran perse/uido "ines umanitarios( también recaza que las re"ormas en los sistemas puniti!os ubieran sido adelantadas con "ines umanitarios5 a su 1uicio( todas estas re"ormas "orman parte de una /ran conspiración para ase/urar el poder de la clase dominante. >'s all' del eco de que( como !eremos( mucas de sus tesis son muy lamentables( Vigilar ! castigar es un te9to sumamente interesante. Foucault empieza o"reciendo una escalo"riante descripción del casti/o al que "ue sometido obert Francois 3amiens( un soldado "rancés del si/lo C+III que intentó asesinar a Luis C+ en MTZT. 3amiens "ue sometido a espantosas torturas p6blicas( y "ue "inalmente e1ecutado por desmembramiento ante una multitud. Espect'culos como éstos an sido muy comunes en la istoria de Europa. 0ero( Foucault ad!ierte que( casi repentinamente( ubo una radical trans"ormación en la administración del casti/o a los criminales. Foucault cita un protocolo "rancés de acti!idades en las prisiones( "ormulado apenas ocenta a4os después de la e1ecución de 3amiens( el cual aparentemente resulta ser muco m's umanitario. Le1os de las espeluznantes torturas a las que eran sometidos los prisioneros( estos protocolos prescriben acti!idades de traba1o( recreación( disciplina( etc. Es e!idente( opina Foucault( que acia "inales del si/lo C+III ubo una ruptura entre el brutal sistema de tortura( y las nue!as "ormas de casti/o. 7( esa ruptura coincide con el enaltecimiento de los !alores ilustrados. En e"ecto( con!encionalmente se a apreciado que /randes "i/uras de la Ilustración( como ;esare Deccaria y #eremy Dentam an sido los "or1adores de una concepción muco m's umanitaria del casti/o. 0ero( Foucault sospeca de esto. $ su 1uicio( las re"ormas penales no buscaban el bienestar de los condenados( sino m's bien sir!ieron de arti"icio para ase/urar el poder de los dominantes. $ 1uicio de Foucault( los anti/uos métodos de tortura y e1ecución p6blica ya no resultaban tan e"icaces. ;om6nmente( el e1ecutado adquir&a el estatuto de éroe m'rtir que su"r&a toda la brutalidad del ré/imen opresor. Esto ocurr&a en buena medida porque el condenado ten&a la oportunidad de pronunciarse p6blicamente antes de morir( y en !ez de arrepentirse de sus cr&menes( lanzaba insultos en contra del ré/imen. Esto incendiaba a las multitudes( las cuales en mucas ocasiones se amotinaban a "a!or del condenado. Las re"ormas penales "ueron una respuesta a esto. ;on las nue!as "ormas de casti/o centradas en recluir a los cr iminales en prisiones( se buscaba ya no propiamente e1ercer una !iolencia retributi!a en contra del criminal( sino que se pretend&a e1ercer un control sobre su !ida. El criminal ya no era una escoria que ab&a que eliminar( sino un persona1e que podr&a ser re"ormado mediante técnicas de control y disciplina. ;on la tortura y e1ecución de los criminales( el poder dominante sólo alcanzaba desacerse de los indeseados( pero no lo/raba dominarlos. En cierto sentido( los criminales permanec&an libres( pues su conciencia quedaba intacta. %e/6n Foucault( las re"ormas 77
penales instituyeron una "orma de control muco m's minuciosa( en la medida en que buscaban alterar la mentalidad de los condenados mediante los métodos disciplinarios. El sistema penal re"ormado era muco m's in!asi!o. $ll& donde los de"ensores de la Ilustración suelen apreciar a Dentam como un /ran éroe intelectual( Foucault lo !e como uno de los "or1adores de este nue!o s istema opresi!o. Dentam dise4ó un modelo de c'rcel( el )0anopticón-( el cual( se/6n Foucault( es emblem'tico de la nue!a "orma de dominio ori/inado en las instituciones carcelarias. El 0anopticón es una c'rcel en la cual las celdas est'n estructuradas de manera tal que orbitan en torno a una torre central de obser!ación. La c'rcel est' dise4ada de manera tal que( desde la torre central( siempre se pueda obser!ar el interior de las celdas. 0ero( la torre est' prote/ida con !entanas de !idrios aumados( de manera tal que los prisioneros no pueden obser!ar desde sus celdas el interior de la torre de control5 de esa manera( el prisionero no sabe qué ocurre dentro de la torre. 7 as&( el prisionero tiene la sensación de que siempre est' siendo !i/ilado. Esta "orma in!asi!a de control no e9ist&a durante la época de las torturas y e1ecuciones p6blicas. Foucault insiste en que la suspensión de esos cruentos métodos no es un a!ance umanitario( pues a sido sustituido por un e1ercicio muco m's brutal de poder( al pretender in!adir la conciencia de los prisioneros( con el "in de acerlos m's dóciles. 7 adem's( denuncia Foucault( esta "orma de control a sido traspasada a otras es"eras de la !ida social( al punto de que la sociedad moderna se a con!ertido en una /i/antesca prisión. Foucault considera que !i!imos en un )arcipiéla/o carcelario-. Los cuarteles( las escuelas( las "'bricas( los mercados( en "in( casi todos los escenarios de la !ida p6blica( an adoptado el método carcelario de control. 0or todas partes somos !i/ilados y sometidos a métodos de disciplina para acernos dóciles. $quellos escenarios distópicos que $ldous Au9ley y Geor/e 2rUell retrataron en Cn mundo +eliz y F( respecti!amente( son m's bien una realidad. ;on todo( opina Foucault( el modelo carcelario no a s ido e"icaz para pre!enir la delincuencia. >'s bien( al contrario: en la medida en que el prisionero es despo1ado de su libertad de conciencia mediante los métodos de control y disciplina( se aliena m's. 7( con eso( se incenti!a a6n m's su reincidencia( pues queda desconectado de sus relaciones con "amiliares y ami/os( al perder su autenticidad. La prisión es el caldo de culti!o del crimen. 0ero( Foucault considera que la prisión no es enteramente un "racaso. E"ecti!amente es un "racaso al no restrin/ir e"icientemente la acti!idad criminal. 0ero( no es un "racaso en la medida en que cumple un propósito muco m's per!erso: sir!e como medio de control para las clases dominantes. Los criminales constituyen aquel sector de la sociedad que podr&a promo!er una re!uelta en contra del sistema bur/ués dominante. $l encerrarlos y acerlos dóciles( se reprime cualquier intento de re!uelta. 7( adem's( al e9tender la disciplina( la !i/ilancia y el control a todas las es"eras de la !ida social( la bur/ues&a lo/ra amansar a las masas( y mantiene el status 8uo. 3e nue!o( como mucas tesis propuestas por los postmodernistas( las de Foucault empiezan por tener al/6n /rado de plausibilidad( pero terminan por ser e9abruptos. Es interesante el an'lisis que Foucault ace respecto al e1ercicio del poder en las instituciones carcelarias( y la e9tensión de estos métodos a otras es"eras de la sociedad. 0ero( ¿es acaso ob1etable que seamos !i/ilados en los escenarios p6blicos? enemos moti!os su"icientes para protestar que se pincen las llamadas tele"ónicas como una in!asión a nuestra pri!acidad. 0ero( ¿por qué debemos protestar que en un centro comercial aya c'maras !i/il'ndonos? >i pa&s( +enezuela( tiene una de las tasas m's altas de criminalidad en el mundo5 pero( precisamente en aquellos espacios p6blicos en los cuales ay !i/ilancia y c'maras( las tasas de criminalidad son menores. ;iertamente debemos estar muy alertas "rente al au/e de sistemas totalitarios que irrumpen sobre todas las es"eras de la !ida( pero es necesario saber ponderar la se/uridad personal con la !i/ilancia. En !ez de considerarlo una "orma tir'nica de control( deber&amos apreciar el 0anopticón de Dentam como un in/enioso método para re"ormar al prisionero( sin necesidad de emplear la brutal !iolencia ine"ecti!a de épocas anteriores. Los prisioneros !iolaron el contrato social( y en ese sentido( es per"ectamente l&cito que sean sometidos a métodos de !i/ilancia y control( precisamente para e!itar su reincidencia. %i no son !i/ilados y controlados( tendr'n el camino libre para reincidir. En !ez de 1uz/ar al intento de re"ormar psicoló/icamente al prisionero como una in!asión a su conciencia( deber&amos apreciarlo como un ser!icio educati!o que la misma sociedad ace al criminal. Aay( por supuesto( métodos in/enuos y ob1etables. El emplear métodos de a!ersión( como los que narra $ntony Dur/uess en La naranja mec0nica por e1emplo( "orzar a un prisionero a abrir los o1os para obser!ar im'/enes desa/radables< es muy cuestionable. 0ero( el someter a los prisioneros a al/unos métodos disciplinarios para controlar sus propios actos destructi!os no es necesariamente ob1etable. Foucault se que1a de que los métodos de !i/ilancia y disciplina se e9tiendan a aquello que él llama el )arcipiéla/o carcelario-. En e"ecto( en las "'bricas( escuelas y dem's instituciones p6blicas( e9iste un sistema de control. 0ero( ¿podemos prescindir de ello? al como lo se4alaron los teóricos del contrato social en la Ilustración( el Estado sur/ió para /arantizar un m&nimo de protección a los indi!iduos. Los ciudadanos estu!ieron dispuestos a entre/ar parte de su libertad( a cambio de al/unas /arant&as. 0ara ello( es ine!itable que el Estado e1erza un m&nimo de control sobre nosotros. Los seres umanos tenemos la tendencia a !iolar la inte/ridad de nuestros seme1antes( y para sol!entar ello( necesitamos al/6n mecanismo de control. %i bien nunca "ue totalmente e9pl&cito en ello( la cr&tica de Foucault al moderno sistema penitenciario terminó por e!ocar la abolición de las c'rceles y el casti/o en /eneral. $ll& donde incluso los /randes re"ormistas penales como Decaria y Dentam icieron notables es"uerzos por encontrar una 1usti"icación ética del casti/o( Foucault no encontraba nin/6n moti!o ético para casti/ar en realidad( como buen postmodernista( Foucault ni siquiera aceptaba la e9istencia de !alores éticos<. Aay !arios moti!os por los cuales el criminal debe ser casti/ado. $l/unos tradicionalistas consideran que es intr&nsecamente 1usto que el criminal pa/ue su deuda con la soc iedad. 0ero( la 78
mayor parte de los 1uristas se a inclinado m's acia una 1usti"icación utilitarista de la pena( y an encontrado que el casti/o sir!e propósitos m's all' de la retribución. Es necesario casti/ar al criminal( pues con esto se disuade al resto de la sociedad de delinquir. $dem's( el casti/o promue!e la reabilitación del propio criminal para su reinserción: en la medida en que el criminal su"ra al/una e9periencia desa/radable( sentir' una a!ersión a !ol!er a delinquir. 7( el casti/o también sir!e para incapacitar al criminal: al ser encerrado( se pre!iene de que si/a cometiendo delitos. 3ebe admitirse( 1unto a Foucault( que la reabilitación del criminal a sido s umamente de"iciente en las c'rceles modernas. 0ero( con todo( la disuasión y la incapacitación son su"icientes moti!os para instrumentar el casti/o. Los abolicionistas inspirados en Foucault pretenden que no aya penas de prisión para los criminales. Esto no es sólo in/enuo( también es peli/roso. ¿$caso debemos dar libertad al !iolador para que nue!amente arremeta contra sus !&ctimas? ¿3ebemos de1ar impunes los robos( de manera tal que el ladrón de banco no sienta temor de s er casti/ado? $l/unos abolicionistas se/uidores de Foucault an de"endido razones m's plausibles para promo!er la abolición de las prisiones. En pa&ses como EE..( ay preocupación de que la población de reclusos es desproporcionadamente ne/ra( y que es o es e9presión de racismo. Quiz's es cierto que esos sistemas son una mani"estación de racismo( pero no podemos de1ar de lado que los prisioneros an cometido un delito y son peli/rosos5 es sencillamente in/enuo de1ar en libertad a criminales peli/rosos con el "in de combatir el racismo. ambién se a ale/ado que( le1os de pre!enir en contra del delito( la prisión promue!e a6n m's la delincuencia. $n/ela 3a!is( por e1emplo( a se4alado que las c'rceles son un inmenso ne/ocio que incenti!a el crimen. En pa&ses capitalistas como EE..( mucas empresas pri!adas acen lucro en las c'rceles( pro!eyendo contratistas para la !i/ilancia( la limpieza y el mantenimiento. $ "in de ase/urar su ne/ocio( estas empresas se ase/uran de que si/a abiendo delincuencia. Es di"&cil !eri"icar si( en e"ecto( las /randes empresas que "un/en como contratistas en las prisiones incenti!an el c rimen para mantener su ne/ocio5 pero no es una tesis enteramente descabellada. ;on todo( la solución no pareciera ser abolir las prisiones( sino estatizarlas por completo( a "in de que no aya oportunidad para /enerar ne/ocios. ambién los abolicionistas se4alan( como Foucault( el alto &ndice de reincidencia en los criminales reinsertados en la sociedad. En esto no se equi!ocan5 y por eso( la reabilitación es una 1usti"icación muy débil del casti/o. 0ero( es erróneo sostener que la c'rcel /enera m's delito del que pre!iene. En la medida en que la c'rcel recluye a criminales peli/rosos( y disuade al resto de la sociedad( pre!iene en contra de "uturos cr&menes. ;iertamente las condiciones en las prisiones de c asi todos los pa&ses del mundo deben s er re"ormadas. 0ero( la abolición es sencillamente una pretensión disparatada. La abolición de las c'rceles o el casti/o implica la abolición de las leyes pues( no ay ley sin compulsión5 es por ello que la #usticia siempre es representada con una balanza y una espada<. %in leyes( el ombre queda desprote/ido( y a merced de los abusos. El suprimir el casti/o y las leyes termina por imponer una nue!a ley: la ley del m's "uerte. odo esto termina por conducir al caos( a la !iolencia y al su"rimiento. 3ebe admitirse que esto no es e9clusi!o de Foucault o el postmodernismo. %iempre a abido anarquistas premodernos( modernos y postmodernos< que resisten cualquier "orma de autoridad o e1ercicio del poder. 8o cuento con el espacio como para e!aluar la doctrina anarquista( pero en l&neas /enerales( me parece demasiado in/enua y utópica. %ólo ace "alta un peque4o /rupo de personas inmorales para poner en 1aque al resto de personas inde"ensas. Quiz's sea una e9a/eración a"irmar( a la manera de Aobbes( que el ombre es un lobo para el ombre. 0ero( dado que siempre e9iste el ries/o de que al/uien in"rin1a las normas y per1udique a los dem's( es necesario el e1ercicio de la autoridad a "in de o"recer protección. En todo caso( en tanto se/uidor de 8ietzsce( Foucault no ten&a mucas contemplaciones por el control de la !ida umana. ;omo el ideal dionisiaco de 8ietzsce( Foucault !aloraba el !i!ir sin mesura( sin restricciones de nin/6n tipo( y presumiblemente esto terminó por e9tenderse a su oposición al c asti/o y al e1ercicio del poder. %in 'nimos de incurrir en un ataque ad #ominem( !ale destacar que Foucault tu!o una !ida sumamente desordenada promiscuidad( dro/adicción( sadomasoquismo<( lo cual condu1o a su muerte prematura. 8o es una e9a/eración a"irmar que quiso e9 tender el desorden de su !ida a la sociedad. $l "inal( Foucault es( como mucos otros postmodernistas( un niilista. %u cr&tica a los ospitales psiqui'tricos y a las prisiones 1am's "ue complementada con una propuesta constructi!a respecto a qué debemos acer con los psicóticos y los criminales. En su a"'n por oponerse a cualquier "orma de sistema( Foucault abrió paso a una actitud de rebeld&a sin causa5 quiz's por eso a sido tan popular entre los adolescentes uni!ersitarios. $l pretender destruir un sistema( sin proponer uno alternati!o( Foucault de"iende la nada. %u obra es sumamente deprimente y peli/rosa. WWW En la obra de Foucault es sintom'tico un ras/o /eneral del postmodernismo: la obsesión con el poder. Quiz's como respuesta a los abusos del totalitarismo en la primera mitad del si/lo CC( a partir de la se/unda mitad del si/lo CC los postmodernistas an estado muy atentos respecto a quién y cómo se e1erce el poder. Es per"ectamente sano inda/ar respecto a cómo se mane1a el poder en una sociedad( pero los postmodernistas an ido demasiado le1os. %u obsesión con el poder a crecido de tal manera( que an culti!ado una actitud de sospeca ante cualquier acti!idad umana( al punto de descon"iar de cualquier enunciado sobre el mundo. El postmodernismo a !enido a impre/narse de continuas teor&as de la conspiración. La obsesión de los postmodernistas con el poder a sido tal( que aprecian en todas partes arti"icios de las clases dominantes para mantener su poder&o y status 8uo. 7( como en casi todas las teor&as de la conspiración( se mantiene el anonimato: muy rara !ez se especi"ica quién es el a/ente que est' orquestando la 1u/ada para dominar( y precisamente debido a su anonimato( la conspiración es a6n m's per!ersa y peli/rosa. 79
;omo todas las personas que de"ienden teor&as de la conspiración( el postmodernismo termina por promo!er la paranoia. Las teor&as de la conspiración m's burdas suelen es/rimir que los conspiradores tienen cómplices por doquier( y que debemos estar muy atentos y sospecar de cualquier persona que se bene"icie de al/una creencia establecida( pues esa persona es se/uramente cómplice. 0or e1emplo( el ombre no lle/ó a la luna( sino que todo se trató de un monta1e tele!isi!o orquestado por la 8$%$. Este monta1e debió contar con una enorme cantidad de cómplices5 mucas personas se an bene"iciado de la creencia de que el ombre lle/ó a la luna( para enriquecer sus bolsillos( y por eso( s e/uramente son cómplices. Lo mismo se a dico del asesinato de #on F. Jennedy( de los ataques a las orres Gemelas( etc. 0ues bien( los postmodernistas suelen estar muy atentos respecto a quiénes son los bene"iciados "rente a cualquier creencia o pr'ctica aceptada. 7( en esto( no sólo incluyen asuntos pol&ticos o morales( sino también los mismos ale/atos de la ciencia. Los postmodernistas an culti!ado la idea de que la ciencia promue!e una !isión del mundo que "a!orece a un peque4o sector de la sociedad y que( en este sentido( incluso la ciencia es un arti"icio para dominar. En este sentido( los postmodernistas suelen ad!ertir que la ciencia no es una acti!idad neutral y desinteresada( sino que persi/ue los intereses de la clase dominante. 0or ello( la ciencia a !enido a te4irse de colores bur/ueses( occidentales( patriarcales( etc.( y sus ale/atos son un truco para mantener el poder&o. ;omo la conspiración lunar( la ciencia mantiene cómplices en los laboratorios( para que éstos( mediante sus supuestos allaz/os( manten/an dominada a la umanidad. La paranoia de los postmodernistas es lamentable y en"ermiza. En primer lu/ar( la ciencia es una sola. 8o tiene sentido ablar de )ciencia bur/uesa- y )ciencia proletaria-( como tampoco tiene sentido ablar de )"&sica aria- y )"&sica 1ud&a-. 3e eco( sin percatarse( al querer ne/ar la uni!ersalidad de la c iencia( los postmodernistas terminan por acercarse muco al nazismo. 3e nue!o( podemos admitir que( en al/unas disciplinas cient&"icas( ay espacio para el abuso pol&tico5 a saber( principalmente en la psiquiatr&a. 0ero( a partir de esa premisa( ar/umentar que la ciencia es apenas una construcción social al ser!icio de los intereses de los poderosos( es ir demasiado le1os. El mundo e9iste ob1eti!amente( y podemos con"iar en que la especie umana cuenta con la su"iciente autonom&a como para descubrir qué es lo !erdadero( independientemente de la inter"erencia del poder. rillones de dólares no podr'n cambiar el eco de que la ierra /ira alrededor del sol. $dem's( el eco de que una teor&a bene"icie a un determinado /rupo de personas incluso si este /rupo est' con"ormado por quienes de"ienden esta teor&a< no incide de nin/una manera sobre su !eracidad o "alsedad. 3e eco( esto a sido uno de los errores de razonamiento m's t&picos de los postmodernistas. %e trata del error que los "ilóso"os llaman la )"alacia /enética-. La "alacia /enética se comete cuando se asume que( al e9plicar el ori/en de una creencia( se demuestra que es "alsa. Es lamentable que mucos ateos erederos de la Ilustración an incurrido en esta "alacia mucas !eces. 0or e1emplo( mucas !eces se a querido in!alidar las creencias reli/iosas( ale/ando que éstas sur/ieron para e9plicar "enómenos naturales como el trueno o la llu!ia. 0ero( al analizar bien el asunto( comprenderemos que el eco de que podamos e9plicar el ori/en de las creencias reli/iosas no las in!alida. ;iertamente el ori/en de las creencias reli/iosas pudo aber estado en la e9plicación de los "enómenos naturales( pero eso no implica que las creencias reli/iosas actuales sean "alsas. Los ateos y a/nósticos deber&amos buscar razones m's "irmes para recazar las creencias reli/iosas( y no con"ormarnos con se4alar sus or&/enes. 0odemos admitir que la reli/ión es el opio del pueblo( pero no por ello 3ios no e9iste. 0ensemos en otro caso. $l/uien podr' ale/ar que las tesis de las "eministas son "alsas( porque las "eministas son lesbianas que( en su resentimiento y odio por los ombres( creen que la mu1er no es in"erior. %upon/amos que es cierto que las "eministas son lesbianas que odian y resienten a los ombres( y supon/amos que ése es el moti!o por el cual de"ienden su postura. ¿Aabremos con eso demostrado que su postura es "alsa? *8o, 0uede( a lo sumo( ser!ir como indicio y abrir un comp's de sospeca( pero es una razón ar/umentati!a muy débil. 0ues bien( en su obsesión con el poder( el postmodernismo est' pla/ado de la "alacia /enética. En su empe4o de buscar quién se bene"icia con una determinada teor&a( los postmodernistas creen que al denunciar los intereses ocultos de quienes de"ienden esta teor&a( inmediatamente la re"utan. 8i 8ietzsce( ni Foucault( ni sus se/uidores( parecieron comprender que los or&/enes de una creencia son irrele!antes respecto a su !eracidad. 3e la misma manera( aun si admitiéremos que las disciplinas orientalistas estu!ieron diri/idas a "a!orecer al imperialismo europeo( ello no implica que las teor&as de los orientalistas sean "alsas. $un si admitiéremos que los dia/nósticos de la psiquiatr&a "a!orecen a las /randes compa4&as de "'rmacos( y que los psiquiatras "orman parte de la "armacocracia( ello no implica que la psiquiatr&a esté equi!ocada. $un si admitiéremos que la teor&a de la e!olución 1usti"ica la opresión de la mu1er( eso est' muy le1os de demostrar que 3arUin estu!o equi!ocado. La /enealo/&a sir!e como un método para descubrir los or&/enes de al/una creencia o pr'ctica. 0ero( emplearla como criterio para rec#azar esa creencia o pr'ctica es un error que debe corre/irse en los cursos introductorios de "iloso"&a y razonamiento cr&tico. Aay otro problema con la obsesión postmodernista con el poder. 0ara los postmodernistas( la ob1eti!idad sencillamente no e9iste. oda "orma de discurso lle!a impl&cito al/6n interés( y en ese sentido( no ace m's que re"le1ar el ses/o de quien lo pronuncia. Foucault de"end&a abiertamente esta postura( y por eso no ten&a "reno en proclamar la )muerte del ombre-: no es posible acer una ciencia del ombre( pues la ob1eti!idad no e9iste. Aemos !isto que %aid de"end&a al/o similar: nin/6n occidental podr' acer una representación ob1eti!a de los musulmanes y los 'rabes( pues est'n inmersos en un 1ue/o de poder que imposibilita la ob1eti!idad. 0ues bien( si la ob1eti!idad no e9iste( se nie/a la posibilidad de distin/uir uni!ersalmente lo !erdadero de lo "also y( con eso( se incurre en el relati!ismo( cuyos problemas ya e rese4ado en el cap&tulo S. %i no ay discurso ob1eti!o( no parece aber razones para 80
pre"erir a uno por encima del otro. 3a lo mismo un istoriador que presente a Aitler como un ombre pro"undamente inmoral( que un istoriador que lo presente como un éroe !irtuoso. 0uesto que nin/uno de los dos istoriadores puede pretender representar ecos ob1eti!os( ambos conser!an su propia !alidez. El camino de Foucault termina por conducir al todo !ale@ de Feyerabend. En la medida en que la /enealo/&a postmodernista inspirada en 8ietzsce es una "orma de relati!ismo( en"renta el principal problema de todo relati!ismo5 a saber( el problema de la autoBre"utación. %i nin/6n discurso es ob1eti!o y( por ende( todo discurso es prescindible( entonces podemos asumir que el propio discurso de Foucault y los postmodernistas no es ob1eti!o y( por ende( es prescindible. Foucault quiso desenmascarar los intereses del poder en los or&/enes de la psiquiatr&a y las re"ormas penales( pues en todo discurso est' inmiscuido el poder. 0ero( si todo discurso obedece a unos intereses particulares( entonces el propio discurso de Foucault est' impre/nado de esos intereses y( por lo tanto( no debemos con"iar en él. $s& como Foucault es escéptico de la psiquiatr&a( pues ésta sir!e para le/itimar el dominio de los persona1es incómodos( nosotros debemos ser escépticos del postmodernismo( pues las tesis postmodernistas sir!en a los intereses de unas personas espec&"icas. %i( como 8ietzsce( Foucault y los istoricistas estiman( cada creencia es producto de su época y las relaciones de poder( entonces las mismas tesis de 8ietzsce( Foucault y los istoricistas son producto de su época y de las relaciones de poder. $s& como las ideas de Dentam estu!ieron al ser!icio de al/6n /rupo con intereses( las ideas de Foucault an estado al ser!icio de otro /rupo con intereses. %i no ay criterio ob1eti!o para aceptar unas ideas por encima de otras( entonces el propio Foucault termina por admitir que no cuenta con razones para que lo tomemos en serio. Para leer &($)
+%QE^( Francisco. %oucault . >ontesinos. MNNZ. na introducción /eneral a la obra de Foucault. 2LI8( icard. "eduction o+ Cnreason. 0rinceton ni!ersity 0ress. KRRS. 2bra cr&tica del postmodernismo en la cual se ataca consistentemente a Foucault. *a%+tulo ,: El raci$&o %o$t&oderni$ta En MNNZ( el "utbolista norteamericano 2.#. %impson "ue acusado de doble omicidio. %u 1uicio tu!o una inmensa cobertura medi'tica a sido llamado el )caso del si/lo-( aunque en realidad "ue al/o muy cercano a un circo<. El caso en cuestión s acó a relucir las pro"undas di!isiones sociales de EE.. %impson( un ombre ne/ro( era acusado de aber matado a su esposa( una mu1er blanca. $l "inal( el caso a/lutinó a la mayor parte de la población ne/ra en de"ensa de %impson( al punto de que( cuando "ue liberado( el /rueso de la población ne/ra lo celebró y lo apreció como una /ran !ictoria( no muy distinta de los a!ances conse/uidos durante la luca por los derecos ci!iles en la década de los sesenta del si/lo CC. En el 1uicio de %impson ubo acontecimientos muy e9tra4os( y es plausible ar/umentar que ab&a dudas razonables respecto a su culpabilidad. 0ero( la liberación de %impson no "ue un asunto estrictamente le/al( y de esto estaban muy concientes sus abo/ados. La retórica en de"ensa de %impson orbitó en torno a la luca en contra del racismo: los abo/ados ar/umentaron que %impson ab&a sido !&ctima de una /ran conspiración racista( y al "inal( todo aquel que opinara que %impson era culpable( era "'cilmente acusado de ser racista. 0ues bien( ésta es una actitud muy "recuente entre los postmodernistas. 0or lo /eneral( toda aquella persona que de"ienda la superioridad moral de 2ccidente( la primac&a de la ciencia( el imperialismo cultural y ético( etc.( termina por ser "'cilmente acusada de racismo. 7( as&( lamentablemente a sido muy com6n colocar en un mismo saco a intelectuales erederos de la Ilustración( 1unto a cl'sicos promotores del racismo como $rtur de Gobineau o A.F.J Gunter. Lo mismo que los abo/ados de 2.#. %impson( los postmodernistas son e9tremadamente dados a incurrir en aquello que los an/ló"onos llaman pla! t#e race card @( a saber( acusar inmediatamente a sus oponentes de ser racistas( a "in de despresti/iarlos. La palabra )racismo- a sido abusada con demasiada "recuencia. El )racismo- suele con"undirse con cualquier ataque a un colecti!o. $s&( por e1emplo( mucas !eces se abla de un )racismo- en contra de la mu1er( de los omose9uales( de los musulmanes( de los inmi/rantes( de los pobres( de los desempleados( etc. En nin/uno de estos casos( la palabra )racismo- est' correctamente empleada. El racismo no es cualquier odio a un /rupo. 3e eco( el racismo no es necesariamente una actitud de odio. El racismo es m's bien una teor&a que postula que al/unos /rupos umanos tienen al/unas caracter&sticas bioló/icas que los condiciona a actuar de al/una manera. %entir odio por los /itanos( los musulmanes( los omose9uales o los inmi/rantes no es estrictamente )racismo-( si este odio no est' "undamentado en moti!os bioló/icos. $ lo sumo( odios como ésos son e1emplos de 9eno"obia( pero de nue!o( no toda 9eno"obia es racista. 3esde los mismos inicios de la umanidad( unos /rupos umanos an sentido odio por otros /rupos umanos. 0ero( sólo recientemente( ese odio se a "undamentado en las supuestas di"erencias bioló/icas entre los seres umanos. 0or eso( la 9 eno"obia es muy anti/ua( pero el racismo es relati!amente reciente5 a lo sumo( tiene tres si/los de anti/edad. En el mundo cl'sico ubo muca 9eno"obia. Los /rie/os sent&an un pro"undo odio y desprecio por todo aquello que no "ormase parte de su ci!ilización a pesar de que( como emos !isto en el cap&tulo T( 2ccidente se a con"ormado como una de las ci!ilizaciones menos etnocentristas<. El cali"icati!o de )b'rbaro- !iene precisamente de ese desprecio: es una onomatopeya empleada por los /rie/os para re"erirse a los e9tran1eros que( se/6n los /rie/os( balbuceaban( pues ablaban otra len/ua. 0ero( los /rie/os rara !ez lle/aron a considerar que la barbarie se eredaba bioló/icamente. En otras palabras( a 1uicio de los /rie/os( no e9ist&a una condición bioló/ica que impidiera a los b'rbaros ser ci!ilizados. %i un i1o bioló/ico de un b'rbaro era c riado ba1o las costumbres /rie/as( se estimaba que este ni4o e!entualmente podr&a ser per"ectamente una persona racional plenamente inte/rada a la ci!ilización. 0or ello( si bien los /rie/os y romanos practicaron la escla!itud( no lo icieron en términos raciales. Aubo amos blancos y 81
ne/ros5 as& como escla!os blancos y ne/ros. E( incluso( el eminente istoriador Fran= %noUden sostiene que( en la $nti/edad( el racismo era ine9istente. ;on todo( sobre!i!ieron al/unos rastros de la idea se/6n la cual( la pertenencia a un /rupo no estaba pautada por la crianza( sino por la erencia bioló/ica. 0or e1emplo( la anti/ua leyenda de >oisés postulaba que éste ab&a sido criado desde ni4o por los e/ipcios. 0ero( puesto que él ab&a sido i1o bioló/ico de los israelitas( él era en s& mismo un israelita. 8o obstante( en /eneral( pre!alec&a la idea de que la naturaleza umana es lo su"icientemente "le9ible como para internalizar los !alores culturales de la crianza( en "unción de lo cual( no ay impedimentos bioló/icos para asumir una u otra cultura. Esta actitud se mantu!o en 2ccidente durante la Edad >edia y los inicios de la modernidad. Es cierto que en el si/lo C+I( ab&a debates sobre la umanidad de los ind&/enas de $mérica( pero tal como emos !isto en el cap&tulo T( terminó por pre!alecer la postura de"endida por Dartolomé de las ;asas( se/6n la cual( los ind&/enas s& ten&an alma y( por ende( s& eran seres umanos. Los actuales detractores de la Ilustración suelen ar/umentar que el racismo empezó propiamente con los ilustrados. %e ale/a que los ilustrados "ueron los primeros en postular con supuestas bases cient&"icas( que la umanidad est' di!idida en /rupos discretos con di"erencias bioló/icas muy acentuadas( al punto de que di"&cilmente al/unos /rupos pueden asumir los ras/os culturales de otros /rupos. El a"'n ta9onómico de los ilustrados( se ale/a( los condu1o a clasi"icar a la umanidad en di"erentes razas o subespecies umanas( en un orden 1er'rquico en el cual( los ombres blancos de Europa ocupaban la c6spide. Aay un /ermen de !erdad en estas acusaciones. 8o "alta en la obra de Aume( Jant o >ontesquieu( pasa1es en los cuales se abla de los ne/ros como /ente imbécil o maloliente( en !irtud de sus caracter&sticas bioló/icas. 3e eco( buena parte de los ilustrados opinaban que las razas no blancas nunca podr&an alcanzar la plena racionalidad. 0ero( un eco sumamente interesante es que !arios ilustrados( entre ellos( el biólo/o Du""on( asum&an que( si las personas de raza no blanca eran alimentadas con la comida de los europeos( y educadas ba1o el sistema europeo( e!entualmente su piel se !ol!er&a blanca y ser&an seres per"ectamente ci!ilizados. $s& pues( los ilustrados dieron se4as de racismo( en la medida en que postulaban que para ser racional( es necesario ser blanco. 0ero( a la !ez( postulaban que los seres umanos cuentan con la su"iciente "le9ibilidad como para asimilar la ci!ilización sólo que( por supuesto( esto también conducir&a a un cambio bioló/ico<. 3e esa manera( los ilustrados rara !ez promo!ieron la idea de que ay seres umanos que nunca podr'n ser ci!ilizados. 3e eco( el uni!ersalismo de la Ilustración "ue un /ran ant&doto al racismo. En la medida en que los ilustrados postulaban la e9istencia de !alores e9tensibles a toda la umanidad( postulaban que la especie umana es una y que ay m's seme1anzas que di"erencias entre los ombres. $ll& donde los racistas conceb&an pro"undas di"erencias bioló/icas entre los /rupos umanos( al punto de postular la e9istencia de di!ersas subespecies( los ilustrados postulaban que( m's all' de al/unas di"erencias super"iciales( ay una unidad pro"unda en la especie umana. El racismo es m's bien ori/inario del si/lo CIC. La escla!itud tu!o una /ran incidencia sobre la aparición de nociones plenamente racistas. ;on su uni!ersalismo( los ilustrados ab&an de"endido arduamente el i/ualitarismo: todos los seres umanos est'n pro!istos( grosso modo( de las mismas capacidades y( todos los seres umanos deben tener al menos un m&nimo de condiciones de i/ualdad( "undamentalmente i/ualdad de oportunidades e i/ualdad ante la ley. Este i/ualitarismo "ue entusiastamente abrazado en !arios pa&ses de Europa y $mérica. 0ero( el i/ualitarismo ob!iamente colocaba entredico la le/itimidad de la escla!itud. 8o obstante( "rente al dilema de que todos los ombres son creados i/uales( pero al mismo tiempo los escla!os son propiedad de otras personas desde su nacimiento( se empezó a postular la idea de que( quiz's los escla!os no son plenamente umanos( sino que "orman parte de otra subespecie( constituida con condiciones bioló/icas que le impide ser plenamente racional. $s&( a partir del si/lo CIC( se empezó a postular que en la umanidad e9isten marcadas di"erencias bioló/icas. 7( como consecuencia de estas di"erencias( los ras/os culturales se eredan bioló/icamente. $ll& donde los /rie/os asum&an que un ni4o b'rbaro educado ba1o costumbres /rie/as podr&a inte/rarse a la ci!ilización( en el si/lo CIC empezó a prosperar la idea de que un ni4o ne/ro nunca podr&a inte/rarse a la ci!ilización( aun si recib&a la educación europea. 0ues( se/6n se estimaba( el ni4o ereda por !&a bioló/ica los ras/os culturales de sus padres( y en este sentido( cuenta con un impedimento bioló/ico para asimilarse a la ci!ilización. Las teor&as racistas ne/aban as& la "le9ibilidad del ser umano para la adaptación cultural. Los seres umanos estar&an condenados a comportarse como sus ancestros bioló/icos( aun si no eran criados por ellos. n ni4o ne/ro criado en Londres por padres blancos se comportar&a como un aldeano a"ricano( y no como un londinense. 3e esa manera( al ne/ar la "le9ibilidad de los seres umanos para la adaptación cultural( las teor&as racistas asum&an un esencialismo: cada persona pertenece a un /rupo con caracter&sticas esenciales e inmutables. Es in6til la crianza5 el ni4o ser' aquello que su esencia bioló/ica dicte. Esto dio pie al sur/imiento de la idea del )tipo racial-: la umanidad est' s e/mentada en /rupos bien di"erenciados que son de"inidos por un con1unto de ras/os esenciales que los constituyen como )tipos-. El ni4o ne/ro criado en Londres pertenece al tipo racial )ne/roide-( y por ende( siempre se comportar' de acuerdo al tipo racial al cual pertenece. 0or supuesto( el naciente racismo no se con"ormó con di!idir a la umanidad en /rupos se/re/ados por caracter&sticas esenciales es decir( "i1as e inmutables<5 también procuró 1erarquizarlos. 7( as&( con el supuesto respaldo del método cient&"ico( sur/ieron un con1unto de teor&as que an !enido a llamarse )racismo cient&"ico-. $ di"erencia del desprecio com6n que la /ente llana puede sentir por personas di"erentes( el racismo cient&"ico pretende articular una teor&a de 1erarqu&as bioló/icas entre los seres umanos( basada en obser!aciones cient&"icas. 82
%ur/ieron as& !ariadas teor&as que en"atizaban las distinciones entre los /rupos umanos al punto de con"ormar unidades discretas( y la 1erarqu&a de capacidades bioló/icas. %amuel Geor/e >orton coleccionó cr'neos procedentes de di!ersas re/iones del mundo( y tras continuos es"uerzos de medición( lle/ó a la conclusión de que las personas blancas ten&an mayor capacidad craneal y( por ende( eran m's inteli/entes que el resto de la umanidad. $s&( si bien no lo enunciaba e9pl&citamente( la conclusión impl&cita era que las personas no blancas nunca podr&an ser plenamente ci!ilizadas( pues contaban con un impedimento bioló/ico eredable. Los se/uidores de >orton de"endieron las di"erencias bioló/icas entre las razas umanas( que terminaron por postular la teor&a poli/enista( se/6n la cual( los seres umanos no tienen un ancestro en com6n( sino que cada raza umana tiene ancestros por separado( y eso e9plica las pro"undas di"erencias bioló/icas entre las razas umanas. $utores destacables como $/assiz( 8ott y Gliddon de"endieron el poli/enismo. %e postulaba también que la "orma del cr'neo incid&a sobre los ras/os conductuales. El eminente 0aul Droca de"endió una ! ersión de esta teor&a. Esto dio pie al sur/imiento de la )"renolo/&a-( la pseudociencia se/6n la cual podemos in"erir ras/os conductuales a partir del estudio de los cr'neos. ambién sur/ió la pseudociencia de la )"isio/nom&a-( se/6n la cual los ras/os "aciales son indicati!os del tipo de personalidad. %i bien la "renolo/&a oy no tiene casi se/uidores( lamentablemente la "isio/nom&a tiene bastante di"usión actualmente: mucas personas 1uz/an a los dem's a partir de sus caras. ;riminólo/os como ;esare Lombroso incluso icieron una ta9onom&a de los ras/os bioló/icos de los delincuentes. ;omo sus antecesores( Lombroso opinaba que la inclinación al delito y mucos otros ras/os conductuales< se ereda bioló/icamente. 7( de nue!o( la implicación de esto era que la mayor&a de los criminales no pod&an ser re"ormados( precisamente porque c uentan con al/unos impedimentos bioló/icos para ello. odas estas teor&as sir!ieron de plata"orma ideoló/ica para cometer terribles abusos. El proyecto de la )eu/enesia- pretend&a erradicar los ras/os bioló/icos indeseables de la especie umana. 7( puesto que las teor&as del racismo cient&"ico postulaban que al/unos /rupos umanos contaban con ras/os que obstaculizaban las conductas ci!ilizadas o la inteli/encia( se promo!ió la idea de que estos /rupos deb&an desaparecer. En su "orma m's beni/na( la eu/enesia promo!ió la esterilización compulsi!a e in!oluntaria de aquellas personas que e9ibieran ras/os indeseables. En su "orma m's per!ersa( la eu/enesia promo!ió el /enocidio. 8o es di"&cil apreciar cómo todas estas teor&as desembocaron en el nazismo. $ partir de la idea de que e9isten pro"undas di"erencias bioló/icas entre distintos /rupos umanos( y que e9iste una 1erarqu&a entre estos /rupos( los nazis lle/aron a la conclusión de que las razas in"eriores deb&an ser eliminadas. 7( con eso( diri/ieron su ataque en contra de los 1ud&os y otros /rupos. En concordancia con sus ideas( los nazis consideraban in6til el intentar modi"icar la cultura de los 1ud&os e inte/rarlos a la !ida umana( pues sus teor&as postulaban que los 1ud&os contaban con caracter&sticas bioló/icas que les impedir&an "ormar parte del pueblo alem'n. 7( precisamente( puesto que las caracter&sticas bioló/icas son inmodi"icables( los nazis optaron por el /enocidio. r/e apreciar que la ideolo/&a racial nazi era muy distinta de la ideolo/&a de los tradicionales poderes coloniales. 3urante la época de e9pansión imperial( ciertamente los "ranceses e in/leses se consideraban una )raza superior-( y se/6n esta ideolo/&a( esto 1usti"icaba su dominio de otros pueblos. 0ero( si bien los términos que los poderes coloniales emplearon ten&an una semblanza racista( no participaron de la ideolo/&a racial de los nazis. 0ues( la ideolo/&a imperialista in/lesa y "rancesa nunca postuló que las di"erencias entre los seres umanos estaban inscritas en la biolo/&a. ;iertamente los in/leses y "ranceses se consideraban una )raza superior-( pero en l&neas /enerales( no entend&an )raza- como un /rupo umano de"inido por ras/os bioló/icos. El nazismo postulaba que( en !irtud de las di"erencias bioló/icas( los 1ud&os 1am's podr&an ser inte/rados a la sociedad aria. Los imperialistas in/leses y "ranceses asumieron que( con la educación occidental( los nati!os de "rica y $sia podr&an inte/rarse a la sociedad europea5 pues de nue!o( la di"erencia entre las )razas- superiores e )in"eriores- no era propiamente bioló/ica( sino sólo cultural. Aoy( la abrumadora mayor&a de los cient&"icos asume que el concepto bioló/ico de )raza- /rupos umanos discretamente separados por pro"undas di"erencias bioló/icas< es una construcción social5 en otras palabras( la raza no e9iste. %i bien obser!amos apariencia de di"erencias bioló/icas entre seres umanos en ras/os como el color de la piel( caracter&sticas "aciales o tipo de pelo( un e9amen m's minucioso re!ela que( en realidad( no es posible di!idir a la umanidad en distintos /rupos raciales. Aay plenitud de datos que sustentan este 1uicio. En primer lu/ar( si las razas "ueran una realidad( cabr&a esperar que ubiese /randes di"erencias /enéticas entre distintos /rupos raciales( y que los miembros de un mismo /rupo racial no tu!ieran mayor !ariabilidad /enética entre s&. 0ero( ocurre todo lo contrario. El /rueso de las di"erencias /enéticas entre los seres umanos ocurre entre miembros de una misma población. $s& pues( las poblaciones no suelen ser /enéticamente omo/éneas( y por ende( no es !iable a/rupar a un con1unto de indi!iduos ba1o un mismo /rupo racial. $dem's( la selección de ras/os para establecer los l&mites entre /rupos raciales es arbitraria( y dependiendo de cu'l ras/o seleccionemos( trazaremos los l&mites de una u otra "orma. radicionalmente se a seleccionado el color de piel o la "orma del cr'neo para se/mentar a la umanidad en razas. 0ero( si asumiéremos otro ras/o( como por e1emplo( el tipo de san/re o la pre!alencia de al/6n /en para al/una en"ermedad( tendr&amos que se/mentar a la umanidad de otra manera. E( indi!iduos que tradicionalmente "ormar&an parte de razas distintas como( por e1emplo( un !asco y un Uay6u<( podr&an ser a/lutinados ba1o otra raza( la raza de las personas con el tipo de san/re $ ne/ati!o. $unado a eso( la separación entre las razas no est' claramente delimitada. ;iertamente los =enianos son abrumadoramente de piel ne/ra( mientras que los suecos son abrumadoramente de piel blanca( pero en el tr'nsito /eo/r'"ico desde Jenia asta %uecia( las 83
tonalidades de color de piel en las poblaciones se !a de/radando( y no ay un punto espec&"ico en el cual podamos precisar que a& empieza una determinada raza. ambién es considerable el eco de que la especie umana es demasiado 1o!en como para propiciar la aparición de razas. 0odemos admitir que( grosso modo( las razas e9isten en otras especies. 0ero( por lo /eneral( aquellas especies en las cuales e9isten las razas an contado con el su"iciente tiempo y el su"iciente aislamiento entre /rupos como para que las presiones selecti!as di!idan a la especie en distintas subespecies. Bomo sapiens no es lo su"icientemente anti/ua como para propiciar esto y( adem's( nin/6n /rupo umano a estado aislado el tiempo su"iciente como para la aparición de nue!as razas. Entre las poblaciones umanas siempre a abido el su"iciente "lu1o /enético como para impedir la aparición de razas o subespecies. 0or supuesto( el eco de que asta aora no ay razas umanas no implica que 1am's podr' ocurrir. %i( supon/amos( una población umana queda atrapada en una isla( absolutamente aislada del resto de la umanidad5 quiz's en un millón de a4os ese /rupo umano se abr' con!ertido en una raza aparte( y si las di"erencias se si/uen acumulando( incluso ese /rupo podr&a con!ertirse en otra especie. 0ero( por aora( nin/6n /rupo umano a estado lo su"icientemente aislado como para aberse con!ertido en una raza. Los seres umanos con"ormamos una sola especie( y di!idir a nuestra especie en blancos( ne/ros( ro1os o amarillos es un in!ento que no se corresponde con la realidad. 0odemos conceder a los constructi!istas sociales cuyas posturas emos criticado en el cap&tulo Z<( que la raza es e"ecti!amente una construcción social. ;on todo( oy si/ue abiendo intentos m's re"inados para ar/umentar que e9isten pro"undas di"erencias bioló/icas entre /rupos umanos bien delimitados( que mucos ras/os conductuales proceden de estas di"erencias bioló/icas( y que al/unas razas umanas tienen m's capacidad bioló/ica para la inteli/encia que otras. $l/unos in!esti/adores se an empe4ado en establecer correlaciones entre los resultados de e9'menes de coe"iciente intelectual( y los supuestos /rupos raciales. 7( an )descubierto- que las personas de )raza blanca- son las m's inteli/entes en al/unas !ersiones de estos estudios( las personas de )raza asi'tica- tienen ese pri!ile/io<( mientras que las personas de )raza ne/ra- son las menos inteli/entes. Estos estudios an tenido la implicación de que es un desperdicio diri/ir recursos "inancieros a la educación de los ne/ros( pues éstos sencillamente no cuentan con la capacidad bioló/ica para aprender desa"ortunadamente( el eminente #ames 3. atson( uno de los descubridores del $38( a emitido opiniones como ésta<. Estos estudios son criticables desde mucos "rentes. En primer lu/ar( ya emos !isto que el concepto de )raza- tiene una muy dudosa !alidez. Estos in!esti/adores an se/mentado a sus poblaciones en "unción de los criterios tradicionales para se/mentar a las razas( pero emos !isto que esto es sumamente arbitrario. %i( en !ez de medir la inteli/encia de las personas con piel blanca o piel ne/ra( midiéremos la inteli/encia de las personas con tipo de san/re 2( $( D o $D( los resultados ser&an muy distintos. $dem's( no queda muy claro qué es e9actamente la inteli/encia. %uele entenderse que la inteli/encia es un con1unto de abilidades co/niti!as( pero es muy dudoso que un solo e9amen pueda re"le1ar este con1unto. na persona puede tener un alto coe"iciente intelectual en !irtud de sus abilidades para razonamientos ló/icos( pero puede tener una memoria de"iciente( o puede ser muy torpe en el mane1o de sus emociones o relaciones sociales. >'s importante a6n( la inteli/encia es una abilidad que no est' totalmente inscrita en los /enes. Los "actores ambientales parecen tener muca m's preponderancia en la determinación de cu'n inteli/entes pueden ser las personas. %i las personas de la )raza ne/ra- an tenido resultados m's ba1os en los e9'menes de inteli/encia( quiz's eso sea debido al eco de que son los sectores m's pobres y mar/inados( y no an tenido las su"icientes oportunidades educati!as como para desarrollar a plenitud su potencial para la inteli/encia. 3e eco( en pa&ses como EE..( en las 6ltimas décadas las personas cate/orizadas como )ne/ras- an me1orado su condición social y an tenido m's acceso a la educación( y esto se a re"le1ado en un aumento de los resultados en los e9'menes de inteli/encia. Incluso( %tepen #ay Gould( el cr&tico m's demoledor de estas in!esti/aciones sobre la raza e inteli/encia( a insistido en que la correlación no es lo mismo que la causalidad. 0odemos acer una correlación entre el coe"iciente intelectual y el color de piel de las personas( pero ello no implica que el color de piel de las personas es la causa de los resultados en las pruebas de inteli/encia. $ lo sumo( estas in!esti/aciones indicar&an una correlación( pero no una relación de causalidad. ;on todo( en "ecas m's recientes también se an intentado al/unos ar/umentos m's re"inados a partir de la teor&a de la e!olución( con el propósito de ar/umentar que las poblaciones descendientes de europeos son m's inteli/entes que las poblaciones descendientes de a"ricanos. El ar/umento central postula que( durante las primeras mi/raciones a Europa( esas poblaciones tu!ieron que en"rentarse a un clima "r&o y ostil. La ad!ersidad del clima sir!ió como presión selecti!a para que se retu!ieran a los m's inteli/entes. Las poblaciones que se quedaron en "rica( por su parte( se en"rentaban a un ambiente muco m's complaciente( y en este sentido( no ubo /ran presión selecti!a para la inteli/encia. Eso e9plica por qué los blancos son m's inteli/entes que los ne/ros. Esta teor&a puede resultar muy in/eniosa( y parece aplicar acordemente el razonamiento e!olucionista. ;on todo( parte de una premisa muy cuestionable: es sencillamente "also que el ambiente de Europa aya s ido m's ad!erso que el ambiente de "rica. Las sel!as y los depredadores de "rica debieron e9i/ir el mismo /rado de inteli/encia que las "r&as monta4as de Europa. En de"initi!a( el proyecto de querer sustentar las ideolo/&as racistas a partir de la obser!ación cient&"ica a "racasado( pues no ay nada en la realidad que nos permita in"erir que la umanidad pueda ser "ra/mentada en /rupos bien delimitados( y muco menos que estos /rupos puedan ubicarse en un orden 1er'rquico con di!ersos /rados de inteli/encia. ;on todo( el recazo de estas teor&as debe mane1arse con muco cuidado. 0ues( el eco de que las razas umanas no e9istan no implica que mucos de nuestros ras/os mentales no cuenten con una base /enética. $s& como la obser!ación cient&"ica no nos 84
permite postular la e9istencia de razas umanas( la misma obser!ación c ient&"ica cada !ez nos in"orma m's que una parte sustancial de la mente de las personas est' inscrita en los /enes. %e/uramente la inteli/encia depende m's del ambiente que de los /enes. 0ero( no por ello debemos desecar la ipótesis de que la inteli/encia tiene una base /enética. 7( lo mismo puede decirse de mucos otros ras/os mentales y conductas( que !an desde la omose9ualidad( asta incluso las pre"erencias pol&ticas. La luca en contra del racismo y la re"utación de las pretensiones del )racismo cient&"ico- no deber&a conducirnos al e9tremo de pretender que ya emos resuelto el debate nature (s nurture crianza !s. naturaleza<( a "a!or de la se/unda opción. E9iste la tentación( en aras de e!itar cualquier ses/o de racismo( de postular la doctrina de la ta6ula rasa( a saber( que !enimos al mundo como una o1a en blanco( y que la biolo/&a no tiene nin/una incidencia sobre nuestras personalidades. Yse "ue el error en el que cayó %tepen #ay Gould. Las incipientes disciplinas de la sociobiolo/&a y la psicolo/&a e!olucionista a6n tienen muco por o"recer. WWW Los postmodernistas aceptan que( en e"ecto( las )razas umanas- son una construcción social por supuesto( al/unos postmodernistas creen que todo es una construcción social<. 7( en este sentido( la mayor&a de los postmodernistas son !eloces en acerse eco de las cr&ticas al racismo cient&"ico5 aunque( en !irtud de su relati!ismo( no deber&an oponerse al racismo cient&"ico( del mismo modo en que no se oponen a los métodos de curación cam'nica( la omeopat&a( el creacionismo y dem's supercer&as. 3espués de la %e/unda Guerra >undial( la 2r/anización de 8aciones nidas publicó un documento en MNZR( La cuestión racial ( en el cual se ad!ert&a respecto a la ine9istencia de las razas umanas( e incluso se e9ortaba a abandonar el término )raza- para identi"icar a un /rupo umano( y m's bien sustituirlo con )etnia-( el cual no denota una di"erenciación bioló/ica( sino meramente cultural. 8o obstante( dos a4os después( la misma 2.8.. encar/ó a ;laude Le!iB%trauss un antropólo/o sumamente estimado por los postmodernistas< redactar un documento complementario. Este documento(
suda"ricano !ale lo mismo que la cultura del i/ualitarismo cubano. El relati!ismo termina por conducir al todo !ale@( y si todo !ale( entonces el racismo !ale. $s&( los postmodernistas se empe4an en acusar de racismo a sus ad!ersarios( pero no caen en cuenta de que su relati!ismo cultural permite de"ender el racismo y que( por ende( al "inal( los postmodernistas son cómplices del racismo. 0ero( ay a6n otras razones para a"irmar que el postmodernismo tiene una &ntima asociación con el racismo. El postmodernismo a promo!ido el mo!imiento pol&tico que a !enido a llamarse las )pol&ticas de la identidad-. Estas pol&ticas consisten en en"atizar la pertenencia de las personas a determinados /rupos sociales( y a partir de esa pertenencia( promo!er la e9i/encia de tratamientos especiales y rei!indicaciones sociales. $nta4o( la unidad social en la cual los izquierdistas concentraban sus lucas sociales era la clase. >ar9 deseaba despertar conciencia entre los traba1adores respecto a su ubicación en el sistema de producción y e9plotación( y en ese sentido( todo traba1ador deber&a identi"icarse a s& mismo( ante todo( a partir de su clase social. ;on esto( aspiraba >ar9( los traba1adores podr&an promo!er re"ormas para me1orar sus condiciones en el sistema de producción. 0ero( la izquierda postmodernista a de1ado de lado esta pretensión mar9ista. En !ez de concentrarse en la c lase social como unidad de identidad( los postmodernistas pre"ieren optar por otros criterios de identidad. Esos criterios incluyen el /énero( las pre"erencias se9uales( las especializaciones laborales( etc.5 pero( por encima de todo( los postmodernistas acen én"asis en la etnicidad. 7( en "unción de ello( los postmodernistas ya no promue!en estrictamente lucas sindicales( sino lucas de minor&as étnicas para reclamar( no propiamente una trans"ormación de las relaciones de producción( sino un reconocimiento a sus costumbres culturales y su le/ado istórico. Los postmodernistas est'n as& muy atentos a la adscripción étnica y cultural de las personas( y estiman que el bienestar de estas personas !endr' en la medida en que su /rupo étnico de procedencia sea ad1udicatario de derecos especiales. $s&( por e1emplo( en !ez de promo!er aumentos salariales( se/uridad social( re"orma a/raria o me1oras en las condiciones de traba1o( los postmodernistas diri/en muco m's sus es"uerzos a promo!er el dereco de las ni4as musulmanas a lle!ar el !elo en las escuelas p6blicas en Francia( el dereco de que los ind&/enas americanos conser!en autonom&a 1ur&dica en mucos territorios( el enaltecimiento istórico de los pueblos no occidentales( etc. Esto es especialmente prominente en el 1ue/o pol&tico de las sociedades democr'ticas. Los candidatos no son "a!orecidos tanto por sus posturas ideoló/icas( sino por s u /rupo étnico de procedencia. Los mar9istas de anta4o supon&an que un traba1ador deber&a !otar por aquel candidato que "a!oreciese los intereses de la clase obrera( sea blanco( ne/ro o amarillo. Aoy( es menos rele!ante la postura ideoló/ica: pesa m's para un obrero /itano que su candidato de pre"erencia sea /itano( a que sea obrero. El postmodernismo a desplazado la luca por las rei!indicaciones sociales de los socialistas de anta4o( y lo a suplantado con el intenso deseo de preser!ar las culturas. El ob1eti!o de la luca postmodernista no es el capitalismo e9plotador de las clases obreras( sino la e/emon&a cultural de la modernidad que( se/6n estiman los postmodernistas( al di"undir sus !alores por el mundo entero( atenta se!eramente en contra de la inte/ridad de las personas. 0ues( ba1o la presunción postmodernista( en la medida en que la cultura y( no la clase social< es la unidad "undamental de la identidad de las personas( cada !ez que la modernidad destruye las "ormas culturales tradicionales( erosiona la inte/ridad de las personas que asientan su identidad en esas culturas tradicionales. 0or ello( el postmodernismo est' a!ocado a preser!ar las culturas locales "rente a la e9pansión cultural del 2ccidente moderno. $s&( los postmodernistas an !enido a acer de la di!ersidad una de sus banderas ideoló/icas m's emblem'ticas. $ll& donde la Ilustración a promo!ido el uni!ersalismo y la unidad de la especie umana( los postmodernistas an eco muco m's én"asis en la !aloración de las di"erencias entre los seres umanos( y en la necesidad de preser!ar estas di"erencias. En el ima/inario postmodernista( el mundo debe ser al/o as& como un /ran arco iris( en el cual se mani"iesten todo tipo de colores( no sólo en términos raciales( sino también culturales( ideoló/icos( se9uales( etc. En esto( el postmodernismo empieza a parecerse al racismo cient&"ico. Los promotores del racismo cient&"ico estaban muco m's interesados en inda/ar sobre las di"erencias entre los seres umanos( por encima de qué los une como especie. 7( en sus "ormas m's lamentables( el racismo cient&"ico terminó por promo!er la idea de que( no sólo la especie umana est' "ra/mentada en /rupos raciales con pro"undas di"erencias entre s&( sino que adem's debe mantenerse as&( a "in de que cada raza preser!a su esencia bioló/ica. $s&( se/6n los racistas cient&"icos( la raza blanca europea es bioló/icamente di"erente de la raza ne/ra a"ricana( y para que cada una preser!e su esencia y no se de/enere( ser&a con!eniente mantenerlas separadas. 0recisamente en la medida en que se mantu!ieran separadas a las razas( podr&a conser!arse la di!ersidad racial. 0ues bien( los postmodernistas no est'n muy le1os de estas ideas. 0or supuesto( en !ez de emplear la palabra )raza-( emplean la palabra )cultura-. 0ero( el ar/umento es "undamentalmente el mismo. La umanidad est' "ra/mentada en di!ersos /rupos con pro"undas di"erencias entre s&( y con!iene preser!ar esa di!ersidad. Las culturas pueden interactuar entre s&( pero una no debe a"ectar culturalmente a la otra( pues sólo de esa manera( se podr'n preser!ar intactas las anti/uas costumbres( y con eso( se ase/urar' la continuidad de la identidad cultural. Esto( como emos !isto en el cap&tulo K( "ue una de las ideas m's importantes de los contrailustrados de la primera mitad del si/lo CIC. 3esde el romanticismo( Aerder "ue el principal promotor de la idea del Vol1sgeist como reacción en contra del uni!ersalismo de la Ilustración. El Vol1sgeist es el esp&ritu del pueblo que concede la peculiaridad a cada cultura( y propicia la di!ersidad entre los seres umanos. Lo mismo que los postmodernistas( Aerder propon&a preser!ar el Vol1sgeist de cada pueblo5 con eso( se mantendr&a &nte/ro el mosaico de di!ersidad de la especie umana. Frente al a!ance modernizador de 2ccidente( con Francia a la cabeza( Aerder y los rom'nticos propon&an que el pueblo alem'n resistiera a"err'ndose a sus anti/uas costumbres( y al rescate de los ! alores de la !ida 86
campesina. 3e eco( los rom'nticos no sólo propusieron esto parea los pueblos alemanes( sino para todos los pueblos del mundo: todos deb&an lucar por conser!ar la pureza de su Vol1sgeist. Las )pol&ticas de la identidad- de"endidas por el postmodernismo b'sicamente promue!en lo mismo. Frente a la /lobalización y la promoción de una conciencia uni!ersal( los postmodernistas incitan a los zul6s( !ascos( "rancoBcanadienses( Uay6u( bereberes( =urdos( en "in( a todos los /rupos étnicos del mundo( a sentir /ran or/ullo por sus costumbres tradicionales y a de"enderlas "rente a la e9pansión cultural occidental moderna. %e/6n se ar/umenta( sólo de esa manera se podr' preser!ar la di!ersidad que nos re/ala un colorido sublime. Aerder nunca planteó el Vol1sgeist en términos bioló/icos5 antes bien( para él( el esp&ritu del pueblo radica "undamentalmente en el len/ua1e. En este sentido( si bien la insistencia de Aerder sobre la necesidad de preser!ar la di!ersidad pudo aber ser!ido de antecesor intelectual al racismo cient&"ico( la "iloso"&a de Aerder no puede considerarse racista en estricto sentido( pues Aerder no in!ocó a la biolo/&a para e9plicar las di"erencias entre los /rupos umanos. 7( Aerder tampoco elaboró una 1erarqu&a entre /rupos umanos( como s& lo icieron los racistas cient&"icos. Lo mismo que Aerder( los postmodernistas tampoco in!ocan e9pl&citamente a la biolo/&a para "undamentar la di!ersidad umana( y por supuesto( tampoco elaboran una 1erarqu&a entre seres umanos. 0ero( !arios de los postulados de los postmodernistas respecto a las pol&ticas de la identidad terminan por parecerse muco a los postulados del racismo cient&"ico( probablemente sin que los mismos postmodernistas se den cuenta de ello. En su a"'n por preser!ar las culturas "rente al a!ance de la e/emon&a cultural occidental moderna( los postmodernistas terminan por encasillar a los indi!iduos en sus /rupos de procedencia. La ni4a "rancesa musulmana debe lle!ar el !elo a la escuela porque( puesto que sus padres son ar/elinos( ella preser!a la cultura de s us ancestros con ese /esto. n ind&/ena que a estudiado medicina en Doli!ia debe incorporar ritos cam'nicos a su e1ercicio pro"esional( pues de ese modo( rescata a su cultura de la e/emon&a cultural occidental. $ un estudiante de istoria de piel ne/ra en EE.. debe ense4'rsele m's la istoria de los pueblos a"ricanos premodernos que la istoria de Grecia y oma( pues eso permite que él "ortalezca su identidad( y no se aliene a conocer la istoria de una cultura a1ena. El ni4o de apellido 3ubois en Quebec debe ser educado en "rancés aun si su primera len/ua es el in/lés<( pues de esa manera( rescatar' el le/ado cultural de los "rancoBcanadienses. 7( as& sucesi!amente. $ simple !ista( esto parece muy loable. Estas pol&ticas permiten que las personas )rescaten- su le/ado( y no se entre/uen como carne de ca4ón a la in"luencia cultural de 2ccidente. 0ero( !isto con mayor ri/or( estas propuestas son a"ines al racismo cient&"ico. Las pol&ticas de la identidad terminan por postular que los indi!iduos pertenecen a la cultura de sus ancestros( y deben rescatarla( aun si esos mismos indi!iduos 1am's an e9ibido esos ras/os c ulturales. 0ero( en realidad( a 1uicio de los postmodernistas( el eco de que el indi!iduo 1am's a e9ibido esos ras/os es precisamente una "orma de alienación cultural. La 1o!en musulmana que pre"iere ir sin !elo y !iste ropa occidental a traicionado su le/ado isl'mico. El 1o!en estudiante norteamericano de piel ne/ra que pre"iere conocer m's sobre #ulio ;ésar que sobre %a=a ^ulu a sucumbido "rente al dominio occidental y se a alienado a la cultura del amo. El médico boli!iano ind&/ena que pre"iere no emplear métodos cam'nicos en su e1ercicio pro"esional a perdido sus ra&ces y a sido !encido por la conquista europea. ;on esto( los promotores de las )pol&ticas de la identidad- plantean que( de al/6n modo( las personas deben lle!ar los mismos ras/os culturales de sus ancestros. En otras palabras( los ras/os culturales se eredan( no se esco/en. 7( no importa cu'n inte/rado esté una persona en una determinada cultura que abr&a resultado a1ena a sus ancestros( esa persona "ormar' parte de la cultura de s us ancestros. 3e esa manera( las )pol&ticas de la identidad- postulan( impl&citamente( que los ras/os culturales se inscriben en la biolo/&a( y como emos !isto( esto es una idea t&pica del racismo cient&"ico. La mucaca "rancesa i1a de inmi/rantes ar/elinos musulmanes podr' ablar un per"ecto "rancés( podr' de"ender a ultranza el republicanismo laico( podr' cantar La &arsellesa a pulmón abierto( podr' sentir una /ran pasión por Flaubert y 0roust5 y a la !ez( podr' sentir repudio por la poli/amia( podr' considerar que el *or0n es un libro ne"asto( podr' considerar que el uso del !elo es opresi!o. 0ero( ba1o los postulados de las )pol&ticas de la identidad-( esa mucaca es ante todo de cultura ar/elina( pues ésa es su procedencia. 7( precisamente puesto que ella es ante todo de c ultura ar/elina( ella debe rescatar el le/ado cultural ar/elino. 0ues bien( con esto( parece de"enderse que la cultura ar/elina est' de al/6n modo inscrita en la biolo/&a de esa mucaca. 8o importa cómo se comporte( ella siempre ser' de cultura ar/elina. Ella podr' estar muy bien inte/rada con sus ami/as "rancesas( pero siempre ser' distinta( porque a di"erencia de sus ami/as( sus padres son inmi/rantes y( por ende ella es de otra cultura. $s&( lo mismo que los racistas cient&"icos( los postmodernistas quieren inscribir las di"erencias entre los seres umanos en la biolo/&a. Las personas eredan de sus padres su cultura( pero ésta de al/6n modo se transmite bioló/icamente( pues a6n una persona que no a sido criada por sus padres bioló/icos( "orma parte de la cultura de ellos. 0or e1emplo( la pel&cula Perdiendo a $saia# re"le1a este tema n&tidamente. La trama de esa pel&cula es que un ni4o de color ne/ro es adoptado desde su nacimiento por una "amilia con miembros de color blanco. El ni4o es sumamente "eliz( pero un 1uez decide arrebatar ese ni4o a sus padres( y de!ol!erlo a la madre bioló/ica( anta4o dro/adicta. El razonamiento del 1uez es que la educación que esa "amilia brinda a ese ni4o terminar' por per1udicarlo( pues el ni4o ol!idar' sus ra&ces ne/ras. 0ara preser!ar su inte/ridad cultural( el ni4o ne/ro debe ser criado por una madre ne/ra. Lamentablemente( mucas personas aplauden decisiones como éstas( pero deber&amos apreciar que se trata de un razonamiento escandalosamente racista. %eme1ante razonamiento postula que el ni4o nunca podr' asimilar plenamente la cultura de sus padres adopti!os( en !irtud de al/6n impedimento bioló/ico procedente de su color de piel. 7( 87
puesto que los ancestros de este ni4o eran a"roBamericanos( la 6nica manera en que este ni4o puede ser "eliz es !i!iendo en la cultura a"roBamericana. 2"receré otro e1emplo que e !i!ido personalmente. En una ocasión( !isité con un ami/o in/lés el >useo del 2ro en Do/ot'. Este museo consta de "abulosas piezas de oro de culturas precolombinas. ;omo supuesto /esto de 1usticia y r ei!indicación social( los ind&/enas tienen entrada libre a este museo. >i ami/o in/lés nació en >é9ico( pero "ue adoptado recién nacido por padres in/leses( y al/unos de sus ras/os "&sicos son piel morena amarillenta( cabello /rueso y lacio( y o1os ras/ados. En la taquilla del museo( nos in"ormaron que yo deb&a comprar un billete( pero mi ami/o pod&a entrar sin pa/ar( pues él era un )ind&/ena-. >i ami/o es un actor sa=esperiano( apoya al >ancester nited( come semanalmente +is# and c#ips( abla en un dialecto coc1ne!7 !iste con saco y corbata5 adem's( no conoce absolutamente nada de las culturas ind&/enas de $mérica( y con todo( las autoridades del museo lo consideraban in ind&/ena. ¿Qué lo ac&a un )ind&/ena-? %us ras/os bioló/icos. 3e al/6n modo( sus padres bioló/icos( a quien nunca conoció( le transmitieron el le/ado cultural precolombino mediante sus ras/os bioló/icos. 7( aun si él se comporta como un t&pico londinense( en realidad es un ind&/ena. Esto no est' muy le1os de la ipótesis racista de que el ni4o ne/ro criado en Londres( se comportar' como un aldeano a"ricano. Las )pol&ticas de la identidad- an incurrido en el esencialismo que tanto in"luyó al racismo cient&"ico. 0uesto que cada /rupo umano consta de una esencia( nadie puede esc apara a ella. Los seres umanos no tienen la "le9ibilidad para adaptarse a otros /rupos. La identidad de las personas no est' constituida por lo que ellas acen( sino por lo que sus ancestros icieron. 8o importa cu'n americanizado esté una persona de piel ne/ra en EE..( los promotores de las pol&ticas de la identidad insistir'n en que esa persona es( ante todo( un a"ricano. >alcolm C abitualmente ad!ert&a a sus compa4eros de piel ne/ra: nosotros no somos americanos( somos a"ricanos@( y también: el nacer en $mérica no os ace americanos@. 0ues bien( el razonamiento de >alcolm C es t&picamente racista. El ne/ro que se comporta como americano en realidad es a"ricano( aun si no tiene el menor ras/o conductual a"ricano. Es precisamente su piel lo que lo con!ierte en a"ricano. El ne/ro 1am's podr' ser occidental. 0or ello( debe renunciar a su estilo de !ida occidental( y )re/resar- al estilo de !ida a"ricano( aun si 1am's a !i!ido como a"ricano. El /ran m6sico de piel ne/ra Aenry ;roUder !i!ió este tipo de racismo muy de cerca. Era un /ran maestro del 1azz. 0ero( su bienintencionada amante que lucaba en contra del racismo( la aristócrata in/lesa 8ancy ;unard( le ped&a que "uese menos americano y m's a"ricano@ en su m6sica. ;roUder respond&a( *pero yo no soy a"ricano( soy americano,@. ;unard asum&a que( en !irtud de su color de piel( ;roUder deb&a ser a"ricano. Le importaba poco sus pre"erencias( su modo de !ida. Yl era a"ricano( y su m6sica deb&a ser a"ricana( independientemente de si ab&a nacido en $mérica( y ab&a asimilado las costumbres americanas desde su propia in"ancia. ;omponer 1azz era doble/arse ante el amo blanco. Yl deb&a ser a"ricano( aun si se sent&a americano y nunca ab&a estado en contacto con la cultura a"ricana. 3e al/6n modo( a 1uicio de ;unard( el color de piel de ;roUder dictaba cómo éste deb&a comportarse. ;omo ;unard( los bienintencionados promotores de las )pol&tica de las identidades- terminan anclados en el esencialismo del racismo cient&"ico. En su empe4o por rescatar las anti/uas costumbres a "in de preser!ar la di!ersidad cultural( encasillan a los indi!iduos en /rupos culturales. ;on eso( lo mismo que los racistas cient&"icos( los postmodernistas pretenden que los seres umanos no cuentan con la "le9ibilidad para renunciar a una c ultura y asumir otra. En palabras de Jenan >ali=( \todo esto] s u/iere que el eco bioló/ico de contar con ancestros 1ud&os o ban/lades&es de al/6n modo ace que los seres umanos no puedan !i!ir bien( e9cepto c omo participantes de la cultura 1ud&a o ban/lades&@. En la medida en que las )pol&ticas de las identidades- en"atizan la necesidad de que un indi!iduo se adiere a un /rupo( y desde a& e9i/ir sus derecos( le coloca una camisa de "uerza( y lo encierra en su cultura. 0ues( para pertenecer a ese /rupo( el indi!iduo debe comportarse se/6n las pautas de conducta de esa cultura. na de las lecciones de la Ilustración es que los indi!iduos son libres de esco/er cómo quieren !i!ir( y tienen la capacidad de a1ustarse a una u otra cultura( independientemente de cómo !i!ieron sus ancestros. La misión ci!ilizadora con"iaba en que los i1os de b'rbaros pod&an con!ertirse en ci!ilizados. La célebre "rase de Ernest enan es e!ocadora: el ombre no pertenece a su len/ua( ni a su raza5 se pertenece sólo a s& mismo pues es un ser libre( o sea( un ser moral@. n pianista de piel ne/ra no traiciona a nadie por el mero eco de tocar 1azz. ;roUder no pertenece a la )raza ne/ra-( ni a la )cultura a"ricana-. 0ertenece a él mismo. %i cuenta con la maestr&a técnica para tocar 1azz( no ay nada ob1etable en ello5 es sencillamente su elección. ampoco deber&a molestarnos el "lamenco entre los 1aponeses( o el roc= entre los ar/entinos. Lamentablemente( lo mismo que Aerder y los rom'nticos( en aras a la conser!ación de la pureza cultural( los promotores de las )pol&ticas de la identidad- quieren que los 1aponeses bailen odori antes que "lamenco( y que los ar/entinos canten tan/o antes que roc=( en !irtud de las tradiciones de sus ancestros. 3e nue!o( todo esto lle!a impl&cito que ay un impedimento bioló/ico que no permite que una persona procedente de una cultura satis"actoriamente asuma los !alores de otra cultura. $ los postmodernistas les preocupa especialmente la )transculturación-. $ medida que el 2ccidente moderno se e9pande( los pueblos autóctonos )pierden su cultura-( y esto( supuestamente( constituye una lamentable pérdida. %e/6n se estima( la /ran tra/edia de la /lobalización es la compulsi!a transculturación. En e"ecto( los postmodernistas tienen razón cuando ale/an que la modernidad y la /lobalización traen consi/o la transculturación. 0ero( es muy cuestionable que la transculturación nunca sea deseable. n can&bal pierde parte de su cultura cuando los misioneros le impiden consumir carne umana( y cambia sus 'bitos alimenticios. Eso( sin duda( es transculturación5 en este caso( una )pérdida- de su cultura culinaria. 0ero( ¿es acaso ob1etable? La misma naturaleza de la cultura supone un dinamismo( y un continuo préstamo que procede de otras culturas. El pretender preser!ar a las culturas intactas por temor a su )pérdida- nos abr&a de1ado estancados en la edad de piedra. El desear preser!ar a las culturas intactas "orma parte de una ideolo/&a reaccionaria y contrailustrada que se opone a las trans"ormaciones sociales y al pro/reso. 88
;omo emos !isto en los cap&tulos M y K( este tipo de ideolo/&as tiene m's !inculación con la dereca reaccionaria de inicios del si/lo CIC( que con el liberalismo o el socialismo. En todo caso( la transculturación no es propiamente una pérdida( sino una sustitución. ;uando un ind&/ena abandona su !estimenta tradicional y asume la !estimenta occidental( ciertamente )pierde- su cultura tradicional( pero asume una nue!a cultura. +arios intelectuales ne/ros norteamericanos( entre los que destaca icard ri/t( se que1aban de que el colonialismo y la escla!itud ab&an de1ado a los descendientes de escla!os )sin cultura-. $l ser deportados de "rica( los escla!os perdieron el contacto con sus tradiciones ancestrales( y al ser asimilados a la cultura del blanco dominante( quedaron despro!istos de cultura. 0ero( esta opinión lle!a consi/o una /ran con"usión. Los antropólo/os entienden )cultura- como el con1unto de pr'cticas y creencias que caracterizan a un colecti!o. ;iertamente los escla!os perdieron las costumbres de sus ancestros( pero no por ello quedaron sin cultura. $sumieron la cultura de sus amos( y con el tiempo( esa cultura ya de1ó ser e9clusi!a de sus amos( y los escla!os la icieron propia. Es as& como el 1azz con piano es t&pico de la cultura a"roBamericana( a pesar de su e!idente ori/en europeo. Es as& como el "6tbol es casi una reli/ión en Drasil( a pesar de su procedencia in/lesa. 7( es as& como el "lamenco podr&a en un "uturo terminar por ser m's 1aponés que espa4ol( o el roc= m's ar/entino que norteamericano. Los postmodernistas no comprenden que todas las culturas tienen la capacidad de acer r'pidamente )propiasaquellas instituciones que en un inicio pudieron resultar )"or'neas-. 0or ello( insisto( la transculturación no de1a sin cultura a los transculturizados( m's bien sustituye a una cultura por otra. 7( si bien la escla!itud merece todo nuestro reproce( no podemos acusar a esta lamentable institución de aber de1ado sin cultura a los escla!os. 0ues( en la medida en que estos escla!os ten&an pr'cticas y creencias en com6n independientemente de si éstas se parec&an m's a las europeas o a las a"ricanas<( ten&an cultura. La transculturación no necesariamente ocasiona da4o5 de nue!o: el ser umano tiene la su"iciente "le9ibilidad como para abandonar una cultura y asumir otra "elizmente. La ci!ilización occidental cuenta con /ente blanca( ne/ra( ro1a y amarilla( precisamente porque los seres umanos son capaces de a1ustarse a cualquier cultura. %ólo si asumimos que el ser umano tiene al/6n impedimento bioló/ico para asumir una nue!a cultura( entonces podemos concluir que la transculturación es da4ina. %i asumimos que los seres umanos tienen esos impedimentos bioló/icos( entonces deber&amos aceptar que somos racistas. WWW La obsesión postmodernista con preser!ar las culturas es "undamentalmente una obsesión con la di!ersidad. $nte la posibilidad de un mundo /lobalizado en el que todos estemos conectados y la umanidad entera asuma unos !alores uni!ersales( el postmodernismo( en continuidad con el romanticismo de Aerder( pre"iere una umanidad "ra/mentada en /rupos inconmensurables( de manera tal que cada cual conser!e su propia peculiaridad. Aemos !isto en el cap&tulo [ que una de las pretensiones de al/unos ilustrados "ue la "ormulación de un len/ua1e uni!ersalista libre de ambi/edades( de manera tal que todos los seres umanos podamos comunicarnos óptimamente. %i bien esta pretensión no a sido alcanzada( a abido !arios intentos. El esperanto y el interlin/ua( por e1emplo( "ueron idiomas concebidos con la esperanza de que( al/6n d&a( todos los seres umanos lo mane1aran diariamente para comunicarse entre s&. Estas len/uas se emplear&an en una /ran aldea /lobal en la cual no abr&a /randes di!isiones culturales. %iempre y cuando no se interprete literalmente( la istoria de la orre de Dabel tiene una ense4anza muy loable: los seres umanos podemos lo/rar muco m's si todos abl'semos una sola len/ua. La di!ersidad lin/&stica es un obst'culo al pro/reso. La con"usión de las len/uas interrumpe la óptima comunicación entre los seres umanos( y por ello( es muco m's estimable promo!er una len/ua uni!ersal. En la medida en que rompan las "ronteras impuestas por la di!ersidad lin/&stica( los seres umanos podremos aprender m's los unos de los otros( y eso o"recer' dinamismo para que !i!amos me1or. 0ero( como Aerder( la mayor parte de los postmodernistas est'n a!ocados a la idea de que la di!ersidad lin/&stica es pre"erible( en buena medida porque en el len/ua1e est' la ra&z del Vol1sgeist. ;uando un pueblo de1a de ablar una len/ua y asume otra( se pierde el esp&ritu del pueblo que le conced&a peculiaridad y "ortaleza. 0or eso( los promotores de las pol&ticas de la identidad se an obsesionado con prote/er las len/uas cuya e9istencia oy est'n en peli/ro( y acen notables es"uerzos por e!itar que las len/uas reciban préstamos de len/uas "or'neas( pues precisamente ése es el primer paso para que una len/ua desaparezca. Esto se mani"iesta en pol&ticas estatales que obli/an a redactar documentos o"iciales( e9ibir anuncios o educar a los ni4os en las len/uas que se pretenden conser!ar. 3e nue!o( esta obsesión con la di!ersidad lin/&stica y la preser!ación de las len/uas en peli/ro de e9tinción es una actitud t&picamente reaccionaria y tradicionalista. Frente al a!ance del uni!ersalismo lin/&stico que trae consi/o mayores posibilidades para la ciencia y la tecnolo/&a( los postmodernistas pre"ieren aislar a cada cultura en la di!ersidad lin/&stica( y con eso( preser!ar sus anti/uos modos de !ida. El len/ua1e tiene la "unción de entablar comunicación( y las pol&ticas lin/&sticas deber&an ir acia ese ob1eti!o. 0ara que un len/ua1e pueda sobre!i!ir( debe cumplir su "unción. iene muca m's "unción el mandar&n que el eus=era( precisamente por el n6mero de personas que lo ablan. El ablar mandar&n permite la comunicación con PSR millones de personas5 el ablar eus=era apenas permite comunicarse con ORR mil personas. 0or eso( es sencillamente irracional el empe4arse en que los ni4os ispanoparlantes del 0a&s +asco aprendan eus=era por encima del in/lés o mandar&n. El mandar&n y el in/lés les ser!ir'n para acer ne/ocios o aprender las instrucciones de al/6n aparato tecnoló/ico5 el eus=era les ser! ir' para comunicarse con un reducido /rupo de personas que probablemente tienen modos de !ida t&picamente tradicionales. $nta4o( al/unos psicólo/os opinaban que la educación bilin/e no era con!eniente( porque( supuestamente( cuando se aprenden !arias len/uas a la !ez( el estudiante se con"unde y no aprende nin/una bien. Aoy sabemos que esto es "also. 0or ello( 89
pareciera que ay moti!os para de"ender la idea de que los ni4os pueden aprender una len/ua con mucos ablantes c omo el ruso o el "rancés<( a la !ez que aprenden la len/ua tradicional de su cultura( aun s i ésta tiene pocos ablantes. ;iertamente esto es posible no ay nin/6n obst'culo en aprender eus=era y mandar&n a la !ez<( pero no es muy claro que sea deseable para un /obierno in!ertir recursos con el solo propósito de preser!ar una len/ua que cada !ez tiene "unciones m's reducidas. >'s bien deber&a diri/ir esos recursos a me1orar la ense4anza de las /randes len/uas. Jenan >ali= pre/unta: ¿qué debemos acer si la mitad de las len/uas del mundo est'n en peli/ro de e9tinción?@. 7( él mismo responde: de1adlas morir en paz@. 0or supuesto( la cla!e ac' es morir en paz@. 0ol&ticas de brutal represión lin/&stica como las de Francisco Franco son sumamente per1udiciales. 0ero( con!iene de1ar morir en paz a una len/ua que cada !ez tiene menos aderentes: el lat&n( el =oiné( el s'nscrito( el protoBindoeuropeo( el arameo( entre otros( tu!ieron una muerte pac&"ica( precisamente como consecuencia de su incapacidad para se/uir sir!iendo como instrumento de comunicación entre seres umanos. $s& como estas len/uas encontraron su muerte natural( no deber&amos empe4arnos en mantener en la )unidad de cuidados intensi!os- a len/uas empleadas por apenas un pu4ado de personas. Las len/uas tienen una "luidez( y los pol&ticos deber&an ir a su paso. 0recisamente porque el len/ua1e es "undamentalmente un instrumento de comunicación( la misma "luidez de las len/uas propicia que( cuando ese len/ua1e de1a de cumplir una "unción( desaparezca. La represión de Franco "ue sumamente per1udicial( pero oy es i/ualmente per1udicial el empe4o de querer imponer con la "uerza de las pol&ticas de la identidad( len/uas que mucos de los miembros de esa cultura y a ni siquiera quieren ablar( precisamente porque le !en pocas "unciones. La e9altación postmodernista de la identidad cultural también a terminado por conducir al nacionalismo étnico. Los ilustrados sent&an a!ersión por el nacionalismo( pues lo !e&an como una "orma pro!inciana de( una !ez m's( "ra/mentar a la umanidad. $utores como Jant( Aume y +oltaire destacan por su cosmpolitanismo( a saber( la idea de que todos los pueblos del mundo pueden y deben ser re/idos ba1o unos mismos principios. 7( la izquierda cl'sica( eredera de la Ilustración( también sent&a a!ersión por el nacionalismo. La aspiración de >ar9 era que las "ronteras étnicas y nacionales se derrumbasen *traba1adores del mundo( un&os,@< y que la clase obrera se uniese( buscando m's !inculación en las seme1anzas de las condiciones socioBeconómicas( que en las di"erencias culturales. 3e eco( >ar9 y sus se/uidores !ieron en el nacionalismo una ideolo/&a bur/uesa diri/ida a "ra/mentar a la clase traba1adora para contener la re!olución. 3e nue!o( Aerder y los rom'nticos "ueron los "or1adores de la moderna ideolo/&a nacionalista. 3urante la primera mitad del si/lo CIC( Europa era a6n un mosaico de Estados inestables( y no e9ist&a una nación alemana pol&ticamente uni"icada. Los rom'nticos de"endieron la idea de que la or/anización pol&tica deber&a ir paralela a la con"ormación cultural. En otras palabras( las "ronteras territoriales deber&an coincidir con las "ronteras del Vol1sgeist. 0or ello( cada cultura deber&a tener su Estado( y para eso( ser&a necesario enaltecer la identidad étnica a "in de con!ertirla en identidad nacional( y adem's "ortalecer la particularidad del esp&ritu del pueblo. 8i Aerder ni los rom'nticos probablemente tu!ieron la intención de que este nacionalismo se con!irtiese en 9eno"obia( pero su in/enuidad a resultado demasiado costosa. 0recisamente a partir de la intención de enaltecer el esp&ritu del pueblo para "ortalecer a la nación( se a e9altado el sentimiento patriótico que a conducido a terribles con"lictos étnicos desde "inales del si/lo CC( en especial( los de la e9B7u/osla!ia y uanda. 3ebe admitirse que los postmodernistas est'n le1os de promo!er el nacionalismo étnico. 0ero( los postmodernistas comparten con estos nacionalistas el enaltecimiento de la identidad cultural por encima de cualquier otra prioridad. En !ez de promo!er la omo/enización cultural de la nación( los postmodernistas m's bien proponen la di!ersidad cultural dentro de cada nación. Eso es una me1ora respecto al a/resi!o nacionalismo étnico. 0ero( en su empe4o por de"ender la di!ersidad cultural a toda costa en cada nación( los postmodernistas an terminado por incurrir en e9tremos i/ualmente peli/rosos. Los postmodernistas an de"endido entusiastamente el )multiculturalismo-( a saber( el mo!imiento que promue!e la di!ersidad de culturas en los pa&ses. Da1o los par'metros de este mo!imiento( los Estados deben res/uardar no solamente los derecos indi!iduales( sino también los derecos /rupales. 7( estos derecos /rupales consisten b'sicamente en permitir que al/unos /rupos ten/an tratamiento especial a "in de preser!ar su identidad cultural. 0ues( se/6n se ale/a( precisamente porque la umanidad es di!ersa( los seres umanos merecen tratos especializados( en "unción de su adscripción cultural. Esto tiene /randes implicaciones en el dereco. El multiculturalismo promue!e que la ley c ontemple e9cepciones en "unción de la adscripción cultural de los su1etos de dereco. 0or e1emplo( el multiculturalismo de"iende que( si bien las escuelas p6blicas pro&ben que los estudiantes se cubran la cabeza( se a/a una e9cepción con las ni4as musulmanas. El eco de que el lle!ar un !elo "orma parte inte/ral de su cultura( deber&a ser su"iciente moti!o para que esa ley no aplique a ellas. La e9i/encia de que los motorizados lle!en casco deber&a ser "le9ibilizada e9clusi!amente para los ombres si1s( pues los turbantes que éstos !isten impiden usar un casco. 7( as&( el multiculturalismo pretende que estas e9cepciones y tratos pre"erenciales se e9tiendan incluso a "ueros. +arios pa&ses ispanoamericanos contemplan que las comunidades ind&/enas se ri1an por sus propias leyes( incluso si éstas !an en detrimento de los m's elementales principios del dereco occidental proibición de retroacti!idad( respeto al debido proceso( m&nimas /arant&as para el acusado( proibición de tortura y casti/os inumanos( responsabilidad personal&sima( etc.<. Estas pretensiones multiculturalistas !an en detrimento del i/ualitarismo cl'sico de"endido por la Ilustración. na de las /randes lucas de las re!oluciones modernas a sido la de"ensa de la i/ualdad de todos ante la ley. El aristócrata y el pordiosero deben recibir el mismo trato si an cometido el mismo crimen. 8o !ale ampararse en el /rupo de procedencia para e!adir la responsabilidad( tal como "recuentemente ocurr&a durante el Anci'n regime. 0ues bien( as& como el pordiosero y el aristócrata deben recibir el mismo trato ante la 90
ley( el si1 y el cristiano también deben cumplir por i/ual la ley que e9i/e el uso del casco para conducir motocicletas. El ideal republicano( ampliamente enraizado en la Ilustración( postula una 6nica ley para todos los ciudadanos. En el momento en que se empiecen a tener contemplaciones por la procedencia cultural de los indi!iduos( se abr' cedido al canta1e. En esto( es sumamente estimable la tradición republicana "rancesa y su "iera de"ensa del laicismo en las escuelas y ospitales p6blicos de cara a la contro!ersia por el uso del !elo entre las mucacas musulmanas. 0ero( en su empe4o de e9altar la identidad cultural( los postmodernistas pretenden que la ley ten/a contemplaciones por la procedencia cultural de cada persona. El problema con esto( adem's de que atenta contra el m's elemental criterio i/ualitarista y laicista( es que el multiculturalismo asume que es posible delimitar n&tidamente un /rupo cultural de otro( del mismo modo en que los racistas cient&"icos cre&an posible delimitar a la raza blanca de la raza ne/ra. 3e nue!o( el esencialismo sale a relucir como "undamento de las )pol&ticas de las identidades-. %upon/amos que un pa&s ispanoamericano( una persona comete un asesinato( pero ale/a ser ind&/ena( y pre"iere ser 1uz/ado por las leyes ind&/enas. La di"icultad estar' en responder: ¿quién es un )ind&/ena-? ¿;ómo podemos saber si la persona que pide ese dereco es o no )ind&/ena-? Aerder dir&a que el )ind&/ena- debe ser de"inido a partir de su len/ua1e( pero mucas personas sienten or/ullo en ser ind&/enas y son considerados como tales<( sin ablar el len/ua1e del /rupo étnico en cuestión. %e podr&a ale/ar que quiz's las creencias y costumbres son de"initorias de la identidad étnica( pero mucas personas en Aispanoamérica !i!en como occ identales( y con todo( son considerados ind&/enas. $l "inal( la respuesta m's com6n a esto /ira en torno a los ancestros: la persona ser' )ind&/ena- si sus ancestros eran )ind&/enas-. 7( a la in!ersa( una persona que asimile las instituciones de un /rupo ind&/ena( pero c uyos ancestros no ayan sido ind&/enas( no ser' considerado propiamente un ind&/ena. 0ero( de nue!o( in!ocar a los ancestros para de"inir la adscripción cultural de las personas es "i1ar las di"erencias culturales en la biolo/&a( y esto es un razonamiento indistin/uible del racismo cient&"ico. Esta di"icultad sale especialmente a relucir en los pro/ramas de )acción a"irmati!a-( ampliamente de"endidos por los postmodernistas. Estos pro/ramas estipulan que los descendientes de /rupos maltratados deben recibir compensaciones de los descendientes de los !ictimarios( o al menos( recibir trato pre"erencial en la asi/nación de bene"icios. $s&( por e1emplo( en EE.. los )a"roBamericanos- deben tener prioridad en la repartición de al/unos bene"icios becas( puestos de traba1o( etc.<( como "orma de rei!indicación "rente a la escla!itud. 3e nue!o( el problema es: ¿quién es un a"roBamericano? na mu1er norteamericana que escuce m6sica cl'sica( lea las obras de %a=espeare( able !arias len/uas europeas y !ista "alda e1ecuti!a podr&a ser considerada una a"roB americana5 mientras que una mu1er americana que escuce m6sica de tambor( lea istorias del "ol=lore a"ricano( able !arias len/uas bant6 y !ista el 1anga podr&a no ser considerada a"roBamericana. Esto ocurrir&a porque( al "inal( el criterio que se emplea para la identidad es el bioló/ico: si la primera mu1er tiene piel ne/ra( y la se/unda mu1er tiene piel blanca( la primera ser&a a"roBamericana( mientras que la se/unda no ser&a a"roBamericana( independientemente de sus conductas. na !ez m's( estas ideolo/&as postmodernistas asumen que( de al/6n modo( la adscripción a un /rupo se ereda bioló/icamente. Eso no est' muy le1os del racismo. Para leer &($) FI8JIELJ$( $lain. La derrota del pensamiento. Darcelona: $na/rama. KRRR. El autor se propone combatir mucas ideas postmodernistas( y se4ala de qué manera la "ascinación contempor'nea con la di!ersidad tiene resonancias con el racismo cient&"ico. G2L3( %tepen #ay. La +alsa medida del #om6re. Darcelona: ;r&tica. KRRS. na re"utación( ya cl'sica( de las teor&as del racismo cient&"ico. >$LIJ( Jenan. "trange %ruit. 8eU 7or=: 2neUorld. KRRP. 2bra muy a/uda en la que el autor establece los !&nculos entre el racismo cient&"ico y el mo!imiento multiculturalista de inspiración postmodernista. *a%+tulo ,, El 7e&ini$&o &al conducido >'s de la mitad de mis estudiantes en mis cursos uni!ersitarios son mu1eres. >ucas de ellas son brillantes. 7( adem's( son sumamente emprendedoras( responsables y acti!as. >ucas desempe4an labores pro"esionales y tienen como subordinados laborales a ombres. Aoy( en mucas sociedad modernas( la mu1er /oza de los mismos pri!ile/ios que el ombre. 0ero( por supuesto( no siempre a sido as&( y quedan mucos lu/ares en el mundo donde la mu1er es brutalmente discriminada. Los /rie/os no consideraban a las mu1eres seres plenamente racionales y( en cuanto tal( no les conced&an derecos pol&ticos. %i bien la luca de los mo!imientos "eministas a permitido que las mu1eres adquieran derecos que antes no ten&an( a6n queda muco por acer. En el Islam( la discriminación de /énero est' instituida. 7( en al/unos pa&ses occidentales( en especial Espa4a( la !iolencia doméstica en contra de la mu1er alcanza ci"ras alarmantes. 0or ello( a pesar de los inne/ables a!ances del "eminismo( a6n queda muco por acer para la rei!indicación de la mu1er en la sociedad. El "eminismo es una de las banderas predilectas del postmodernismo. 3espués de todo( uno de los ras/os m's emblem'ticos del postmodernismo es a!ocarse a la de"ensa de los mar/inados y e9cluidos. %e/6n los postmodernistas( la racionalidad moderna a !iolentamente e9cluido a todo aquel /rupo de personas que no se a a1ustado a sus par'metros. 7( esto incluye a las mu1eres. 3errida por e1emplo( a postulado que una de las oposiciones binarias del 2ccidente moderno es )mu1erBombre-( y que el logos siempre a sido asociado al "alo5 por ende( el lo/ocentrismo a procurado e9cluir a las mu1eres. La obsesión de Foucault con el poder también se a1usta muy bien al "eminismo( pues en e"ecto( los ombres an e1ercido poder sobre las mu1eres( y como emos !isto en el cap&tulo N( la psiquiatr&a incluso incurrió en dia/nósticos muy cuestionables( con el propósito de mantener controladas a las mu1eres !ictorianas. 0or otra parte( si bien el postmodernismo a asumido un "irme compromiso con el "eminismo( no todos los representantes del "eminismo son postmodernistas. radicionalmente( los istoriadores del "eminismo postulan que este mo!imiento a atra!esado por tres /randes etapas. La primera /ran )ola- "eminista suele ubicarse desde "inales del si/lo CC asta mediados del si/lo CC. 3urante esta etapa( las mu1eres lucaron por la i/ualdad de derecos "rente a los ombres( en especial( el dereco a su"ra/ar. En el si/lo CCI nos 91
resulta insólito que ace apenas cien a4os( las mu1eres no ten&an al/unos de los derecos ci!iles m's elementales( pero es una realidad istórica que no de1a de /enerar !er/enza. La primera ola del "eminismo tra1o consi/o inne/ables a!ances en la liberación de las mu1eres( pero mucas "eministas consideraron que eso "ue insu"iciente. $ partir de mediados del si/lo CC( sur/ió una se/unda )ola- que procuraba lucar por derecos m's radicales( y abordar temas m's pro"undos. 0or e1emplo( se empezó a contemplar el dereco de las mu1eres al aborto( el di!orcio5 y se empezó a tratar seriamente la relación de la mu1er con la prostitución y la porno/ra"&a. $dem's( se empezó a cuestionar la asi/nación tradicional de "unciones "emeninas la crianza de los i1os( el cuidado del o/ar( etc.<( y se plantearon estrate/ias para alcanzar una plena i/ualdad entre ombres y mu1eres( no solamente "rente a la ley( sino en un /ran n6mero de detalles de la !ida cotidiana. Aacia "inales del si/lo CC( en mucos pa&ses occidentales( las mu1eres ab&an alcanzado lo/ros considerables( y de eco( en mucos conte9tos se ab&a instituido la i/ualdad de los /éneros. En !ista de eso( sur/ió una tercera )ola- "eminista( que ya no se con"ormaba con conse/uir i/ualdad entre ombres y mu1eres( sino que pretend&a cuestionar los postulados tradicionales en torno a las identidades se9uales. $s&( las "eministas de la tercera ola ya no se ocupaban de la discriminación en contra de la mu1er5 también abrazaban la causa de los omose9uales( trans/énero( transe9uales( en "in( de los 8ueer )raros-( en in/lés<. Esta tercera )ola- de "eminismo a estado imbuida de postmodernismo. 0ues( a la manera de 3errida( busca elementos )indecidibles- que a/an tambalear el orden estructurado en torno a la tradicional oposición binaria( )ombreBmu1er-. El "eminismo a sido un mo!imiento sumamente estimable. >u1eres como Lucretia >ott o Lucy %tone merecen nuestros elo/ios como personas que asumieron un "irme compromiso con la i/ualdad entre los seres umanos. El i/ualitarismo promo!ido por la Ilustración abr&a sido incompleto si no se incorporaba a la mitad de la población mundial como depositaria de los mismos derecos. Gracias a la labor de las "eministas( cada !ez m's la mu1er dis"ruta de autonom&a( y adquiere oportunidades para desarrollar sus potencialidades a plenitud. >ucos de los asuntos planteados por las "eministas son sumamente pertinentes( y sus e9i/encias son per"ectamente !'lidas. 8o titubeamos en aceptar que la mu1er debe contar con los mismos derecos ci!iles del ombre( no solamente al su"ra/io( sino a "un/ir como testi/o en tribunales( a no ser discriminada en las es"eras de la !ida social( etc. ambién es per"ectamente le/&tima la e9i/encia de que la mu1er asuma "unciones laborales que antes estaban reser!adas e9clusi!amente a los ombres. 0ero( lamentablemente( mucas "eministas an terminado por de"ender disparates. 7( en mucos de esos disparates( el postmodernismo tiene una /ran dosis de responsabilidad. En la medida en que las "eministas de"ienden e9abruptos sin nin/6n tipo de asidero( per1udican a su propia causa. 0ues( precisamente esos disparates sir!en de plata"orma para que quienes quieren subyu/ar a la mu1er( alcen su !oz en contra del "eminismo. E!aluemos al/unos de esos disparates. $l/unas personas que se oponen al "eminismo es/rimen que "orma parte de la ley natural que el ombre domine a la mu1er. odos conocemos la ima/en del ca!ern&cola que toma a la mu1er por el cabello y la arrastra. 0ues bien( se ar/umenta( si desde los albores de nuestra especie( el ombre a asumido al/unas "unciones y a dominado( y la mu1er a asumido otras "unciones y a sido dominada( entonces no debemos ir en contra de ese orden naturalmente establecido. Esto( por supuesto( es un e1emplo de la )"alacia naturalista- que e!aluamos en el cap&tulo O: si bien la moral en 6ltima instancia s& reposa sobre al/una descripción( el eco de que al/o ocurra naturalmente no implica que deba ocurrir. Los ca!ern&colas probablemente !iolaban a las mu1eres( pero eso no implica que la !iolación sea e9cusable. En todo caso( también es cuestionable que la ley natural( si acaso tal cosa e9iste( dicte que el ombre domine a la mu1er. >'s adelante !eremos que ay un debate muy s erio respecto asta qué punto el dominio de los ombres tiene bases bioló/icas. $l/unos antropólo/os an asumido que( puesto que en nin/una s ociedad la mu1er a e1ercido la autoridad( entonces ay moti!os para pensar que la autoridad del ombre se inscribe en la biolo/&a. Esta ar/umentación debe asumirse con e9trema cautela( pues no ay /arant&a de que los ras/os uni!ersales de la especie umana ten/an bases bioló/icas. 0ero( en !ez de denunciar estos err ores de razonamiento( mucas "eministas( especialmente durante la se/unda ola del "eminismo( an optado por disputar que los ombres an e1ercido la autoridad en todas las sociedades conocidas por la istoria y la antropolo/&a. $s&( mucas "eministas an postulado teor&as "antasiosas se/6n las cuales( las mu1eres al/una !ez e1ercieron el poder pol&tico y dominaron a los ombres. En otras palabras( se/6n mucas "eministas( el matriarcado abr&a sido una realidad istórica. ;on!iene aclarar al/unos términos. La palabra )matriarcal- es a !eces con"undida con )matrilineal-( )matrilocal- y )matri"ocal-. El )matriarcado- es la "orma de /obierno en el cual las mu1eres e1ercen la autoridad pol&tica. En ri/or( el matriarcado 1am's a e9istido: en todas las sociedades de las cuales ten/amos noticia( los ombres an e1ercido el poder. Las decisiones p6blicas est'n en manos de los ombres( los representantes diplom'ticos son ombres( las labores m's estimables por la sociedad son desempe4adas por los ombres( los e1ércitos y cuerpos de s e/uridad y coerción estatal est'n compuestos abrumadoramente por ombres. 0or supuesto( no an "altado e9cepciones. Aa abido reinas y /uerreras en la istoria. 0ero( estad&sticamente( la balanza se inclina abrumadoramente acia el poder de los ombres. Aoy( las mu1eres cada !ez m's participan en las acti!idades de poder anta4o reser!adas a los ombres( pero de nue!o( en todas las sociedades conocidas( el ombre siempre a e1ercido el dominio. 0or ende( el patriarcado el /obierno de los ombres< es una institución uni!ersal( y el matriarcado 1am's a e9istido. ;on todo( ay sociedades en las que las mu1eres e1ercen al/una "orma de poder. En al/unas sociedades( por e1emplo( la "iliación a un /rupo se ereda por la !&a materna: una persona pertenece al clan de su madre( no de su padre. Estas sociedades suelen ser llamadas )matrilineales-. En otras sociedades( cuando una pare1a se casa( los esposos !an a !i!ir en la casa de la mu1er( o cerca de ella5 estas sociedades suelen llamarse )matrilocales-. En otras sociedades( la mu1er e1erce el dominio doméstico5 estas sociedades suelen 92
llamarse )matri"ocales-. +ale ad!ertir( no obstante( que en nin/una de estas sociedades la mu1er e1erce el poder en el dominio p6blico. 0or ende( e9isten sociedades matrilineales( matri"ocales y matrilocales( pero no e9iste nin/una sociedad matriarcal. +arias "eministas an querido disputar esto. Estas "eministas aceptan que oy( no e9iste nin/una sociedad estrictamente matriarcal. 0ero( se/6n ale/an( el matriarcado s& e9istió asta ace unos cinco mil a4os. El primero en proponer esta curiosa teor&a "ue el antropólo/o #.#. Daco"en( en el si/lo CIC. %e/6n Daco"en( los seres umanos !i!&an en ordas promiscuas( de manera tal que no ab&a manera de saber quiénes eran los padres de los ni4os. Esto permit&a a las mu1eres e1ercer dominio( pues eran las mu1eres( y no los ombres( la re"erencia para la pertenencia al clan. 8o obstante( a medida que se "ueron imponiendo restricciones se9uales y relaciones mono/'micas( se izo posible saber quiénes eran los padres. 7( a partir de entonces( el ombre desplazó a la mu1er( pues aora la pertenencia al clan se establecer&a por !&a masculina. 0or muco tiempo( inclusi!e los mar9istas se adirieron a esta teor&a. El antropólo/o L.A. >or/an teorizó( en paralelismo con Daco"en( que en los albores de la umanidad ab&a ordas promiscuas( y que esta acti!idad se9ual no permit&a a los ombres mayor dominio( pues en la medida en que no reconoc&an quiénes eran sus i1os( no pod&an in!olucrarse en las acti!idades m's importantes. En/els( el compa4ero de >ar9( abrazó la teor&a de >or/an( y escribió El origen de la +amilia7 el Estado ! la propiedad pri(ada. Entre otras tesis muy cuestionables( En/els de"end&a que( en e"ecto( las épocas m's tempranas de la umanidad estu!ieron caracterizadas por promiscuidad se9ual desen"renada y por el dominio de las mu1eres. En/els interpretaba todo esto a la luz de su materialismo istórico: el patriarcado( la mono/amia y la "amilia nuclear sur/ió como modo para prote/er la propiedad pri!ada se ase/urar&a con ello la erencia de las riquezas acumuladas por los ombres<( y desde entonces( el ombre a e9plotado a la mu1er del mismo modo en que el bur/ués e9plota al obrero. Estas tesis no tienen mayor sustento emp&rico: no ay nada que permita pensar que ubo ordas promiscuas. $ lo sumo( se tienen noticias de )matrimonios /rupales- en AaUaii( pero eso no es e!idencia "irme respecto a las teor&as en cuestión. Ystas parecieran ser m's bien proyecciones de la mo1i/ater&a !ictoriana. Los escenarios de promiscuidad se9ual abr&an sido m's bien !'l!ulas de escape "rente a la sociedad !ictoriana se9ualmente r&/ida( pero ipócrita a la !ez. El mismo Freud asumió al/una !ersión de la teor&a de la orda promiscua en su obra )ótem ! ta6,. $l/unas "eministas si/uen aceptando estas teor&as. 2tras "eministas an prescindido de la orda promiscua( pero con todo( an de"endido la e9istencia del matriarcado anti/uo. La m's "amosa de estas tesis procede de la arqueólo/a >ari1a Gimbutas. Los estudios de Gimbutas an sido muy elo/iados por aber planteado la ipótesis se/6n la cual( acia el a4o [RRR antes de nuestra era( ubo una serie de in!asiones y mo!imientos mi/ratorios masi!os desde la re/ión del ;'ucaso( en dos /randes direcciones: acia la India( y acia Europa. Estos pueblos in!asores y mi/rantes abr&an ablado el len/ua1e protoBindoeuropeo( del cual deri!an las len/uas de Europa y la India. Esto permite e9plicar la e!idente cone9ión que e9isten entre esas dos /randes "amilias lin/&sticas. $simismo( esta ipótesis postula que estos in!asores y mi/rantes abr&an domesticado el c aballo( y lo abr&an importado a la India y el continente europeo. %i bien la India y Europa ya eran re/iones pobladas desde ac&a mucos si/los( las in!asiones erradicaron las anti/uas culturas e impusieron una nue!a cultura que se con!irtió en matriz indoeuropea. Gimbutas opina que la trans"ormación en Europa "ue si/ni"icati!a. 0ues( antes de la lle/ada de los in!asores procedentes del ;'ucaso( la !ie1a cultura europea era "undamentalmente a/r&cola. Los in!asores incorporaron una cultura /anadera. 7( a/re/a Gimbutas( la !ie1a cultura europea era "undamentalmente pac&"ica( mientras que los in!asores eran /uerreristas. ;on su in!asión( estos /rupos impusieron la acti!idad militar( la cual a permanecido en la cultura europea desde entonces. Estas ipótesis tienen un /rado aceptable de r espaldo en la e!idencia arqueoló/ica( lin/&stica e incluso /enética. 8o obstante( es dudoso que las culturas europeas anteriores a la lle/ada de las in!asiones procedentes del ;'ucaso ubieran sido pac&"icas. 0areciera m's bien tratarse de una !ariante m's de la nostal/ia por una época dorada perdida. Gimbutas lle!ó sus ipótesis a6n m's le1os. $ su 1uicio( la anti/ua cultura europea era matriarcal( y eso e9plica su pro"undo paci"ismo. Es cierto que( en las sociedades contempor'neas( e9iste una tendencia a que las mu1eres se dediquen m's a la a/ricultura y los ombres m's a la /anader&a. $ partir de eso( Gimbutas concluyó que en la anti/ua cultura a/r&cola de Europa /obernaban las mu1eres( mientras que los /anaderos y /uerreros procedentes del ;'ucaso( eran patriarcales y( a su lle/ada( impusieron el dominio de los ombres. La e!idencia para seme1ante ipótesis es sumamente débil. La e!idencia procede "undamentalmente de la arqueolo/&a. %e an encontrado arte"actos reli/iosos que e9altan a las mu1eres( y a partir de eso se a querido concluir que las culturas que produ1eron esos arte"actos eran matriarcales. Los arte"actos m's rele!antes son "i/urinas de arcilla( piedra y ueso( llamadas las )"i/urinas de +enus-. Estas peque4as esculturas representan a mu1eres con nal/as y senos muy prominentes. %e a pensado que estas "i/uras /iraban en torno a cultos a la "ertilidad( y a partir de eso( al/unas "eministas an propuesto que ubo una anti/ua reli/ión matriarcal( probablemente concentrada en una /ran diosa que quiz's sir!iese como ale/or&a de la >adre ierra. Quiz's estas teor&as ten/an al/6n asidero. 0ero( in"erir( a partir de la e9istencia de un anti/uo culto a la "ertilidad diri/ido acia "i/uras "emeninas( que las mu1eres e1erc&an el poder pol&tico( es un procedimiento ló/ico que no tiene muca "irmeza. El mero eco de que e9istan "i/urinas con "orma de mu1er y que éstas quiz's tu!ieron un propósito reli/ioso no implica de nin/una manera la e9istencia del matriarcado. En el catolicismo( ay un culto muy pronunciado a la +ir/en >ar&a( y la cantidad de esculturas que representan a la +ir/en e9ceden a la cantidad de esculturas que representan a santos y 'n/eles masculinos. 0ero( con todo( el catolicismo es una reli/ión marcadamente patriarcal5 de eco( raya en lo despótico: no sólo los 1erarcas de la I/lesia ;atólica 93
son todos ombres( ni siquiera las mu1eres pueden "ormar parte del clero. 3e esa manera( as& como las estatuas de la +ir/en >ar&a no son e!idencia de una reli/ión matriarcal( las "i/urinas de +enus tampoco deber&an serlo. 2tras teor&as similares se an "ormulado para los supuestos or&/enes matriarcales de las /randes reli/iones monote&stas. La "eminista >erlin %tone( por e1emplo( a postulado la colorida teor&a se/6n la cual( los anti/uos e/ipcios y cananeos eran matriarcales( y adoraban a una /ran diosa de la "ertilidad( en una "orma primi/enia de monote&smo. Las in!asiones indoeuropeas tra1eron consi/o el patriarcado al >edio 2riente( e impusieron el culto a una di!inidad masculina /uerrera( el cual e!entualmente e!olucionó acia la concepción popular de 3ios en las reli/iones monote&stas. 3e nue!o( la e!idencia para esta ipótesis es casi nula. $l/unas "eministas también an postulado que la anti/ua ci!ilización minoica cuya e9istencia se remonta al si/lo CC+I antes de nuestra era<( era matriarcal. 7( de nue!o( el ar/umento ace én"asis en la reli/ión. %e an encontrado arte"actos que probablemente ten&an un uso reli/ioso( y que est'n diri/idos al culto de al/una deidad "emenina. 0ero( una !ez m's( el adorar a una diosa no implica que las mu1eres /obiernen. En la reli/ión elénica ay plenitud de diosas( pero no por ello las mu1eres en la anti/ua Grecia e1erc&an el poder. 3e manera tal que( la arqueolo/&a no o"rece datos con!incentes a "a!or de la e9istencia del matriarcado. ;on todo( al/unas "eministas an buscado datos de supuestas "uentes istóricas( para sustentar su 1uicio se/6n el cual( ubo al/una !ez una época matriarcal. $l/unas "uentes en la $nti/edad cl'sica mencionan la e9istencia de las amazonas( una supuesta tribu de mu1eres /uerreras que ab&an azotado a mucos otros pueblos. Las amazonas abr&an eco incursiones en pueblos !ecinos y !iolaban a los ombres para ase/urar la continuidad de su tribu. %e quedaban c on las embras recién nacidas( y asesinaban o e9pon&an a los !arones recién nacidos. Aay mención de las amazonas en !arios episodios de la mitolo/&a /rie/a( y Aomero también ace re"erencia de ellas. Aerodoto( un istoriador que procuró darle un cariz cient&"ico a sus crónicas y buscó ale1arse de los relatos cubiertos con barniz mitoló/ico( también o"rece noticias al respecto. $dem's( ay al/unas representaciones pictóricas que recapitulan este tema. 0ero( esta e!idencia también es sumamente débil. Los mitos sobre las amazonas parecen tratarse precisamente de eso: mitos. En los mitos /rie/os ay c&clopes( centauros( titanes( /i/antes y dem's criaturas "ant'sticas. %i bien los relatos sobre amazonas no tienen un ropa1e sobrenatural a di"erencia de las otras "i/uras mitoló/icas<( parecen ser mera "antas&a. Es cierto que Aerodoto es m's un istoriador que un poeta de la mitolo/&a( pero ni siquiera sus crónicas son del todo con"iables5 Aerodoto nos abla de ombres sin cabezas y de ombres con cabezas de perro. 8o ay moti!o para pensar que sus descripciones sobre las amazonas sean m's con"iables. Los mitos sobre las amazonas parecieran tratarse m's bien de las e9presiones de temor que los anti/uos ten&an respecto a los e9tran1eros. Lo b'rbaro siempre causó temor y "ue asimilado a lo monstruoso( y una distorsión de lo e9tran1ero abr&a sido atribuir a otros pueblos el aber sido /obernados por mu1eres. 8o ay moti!os racionales para tomarse en s erio estas distorsiones. 0or 6ltimo( las "eministas que de"ienden la e9istencia istórica del matriarcado apelan a instituciones actuales que( se/6n consideran( pudieron aber sido remanentes de un pasado matriarcal. 0or e1emplo( las sociedades matrilineales de oy son e!idencia de que( anta4o( las mu1eres /obernaban. Esto dista de ser e!idencia contundente. Las sociedades matrilineales son minoritarias( y en todas ellas( los ombres /obiernan. 8o ay moti!os para pensar de que( el eco de que en el presente la "iliación a un clan o tribu pase por la !&a materna implica que( en el pasado( las mu1eres /obernaron. Quiz's( sencillamente los ombres no con"iaban en la "idelidad de las mu1eres( y quisieron ase/urar su "iliación por la !&a materna. 3e nue!o( nada de eso implica la e9istencia del matriarcado. ambién se ale/a que el eco de que en una época no se conoc&a la relación entre el coito y el embarazo implica que las mu1eres /obernaban. 0ues( al e9cluir conceptualmente al ombre de sus "unciones en la procreación( éstos quedaban mar/inados en importancia( y las mu1eres asum&an las posiciones de poder. En oposición a esta tesis( en una época se pensó que los seres umanos conocieron desde muy temprano la relación entre el coito y el embarazo( y que nin/una sociedad es i/norante en este aspecto. 8o obstante( /racias a los estudios del antropólo/o DronislaU >alinoUs=i( se supo que( incluso en el si/lo CC( al/unos pueblos desconoc&an esta relación. %e/6n in"orma >alinoUs=i( los trobriandeses del 0ac&"ico %ur no establecen la relación entre el c oito y el embarazo. 7( en e"ecto( en !irtud de esto( los trobriandeses son una sociedad matrilineal. 0ero( el mismo >alinoUs=i in"ormaba que( entre los trobriandeses( el poder es e1ercido por los ombres. En otras palabras( son matrilineales( pero no matriarcales. 7( esto deber&a ser e!idencia de que la i/norancia respecto a la relación entre el coito y el embarazo no implica la e9istencia del matriarcado. En de"initi!a( la e9istencia istórica del matriarcado es un timo que no tiene m's credibilidad que la e9istencia de la $tl'ntida o las bru1as. Las "eministas que postulan su e9istencia incurren en el error del !oluntarismo: creer que el mundo es como deseamos que sea. 0resumiblemente( estas "eministas an in!entado el matriarcado preistórico con la intención de acer creer a las mu1eres que( as& como en el pasado ubo una época en que las mu1eres /obernaban( en un "uturo podr' alcanzarse ese estado nue!amente. 0ero( con in!entar istorias no se /ana nada. Las "eministas lo/rar&an muco m's si en"rentasen la dura !erdad de que( asta aora( nin/una sociedad a sido matriarcal. 0er"ectamente podemos eludir la "alacia naturalista: el eco de que asta aora 1am's aya e9istido una sociedad con plena i/ualdad entre ombres y mu1eres no implica que nunca podr' e9istir. ;on todo( al/unos cr&ticos del "eminismo( entre los que destaca %te!en Goldber/( an suscrito la opinión de que( puesto que nunca a abido una sociedad matriarcal( 1am's podr' c onse/uirse( y empe4arse en conse/uirla trae consecuencias ad!ersas. %e/6n opinan estos cr&ticos( la biolo/&a a dispuesto que el ombre domine a la mu1er( y es sencillamente in6til intentar oponerse a eso. La car/a ormonal que el ombre tiene propicia que e9iba conductas m's a/resi!as( y eso termina por ase/urar su dominio. 94
Quiz's Goldber/ ten/a razón en que los ombres cuentan con una predisposición bioló/ica a dominar a las mu1eres. 0ero( una !ez m's( debemos ser cuidadosos de no incurrir en la "alacia naturalista( y Goldber/ no parece tener cuidado en esto. El ser umano cuenta c on la capacidad de suspender mucos de sus condicionamientos bioló/icos. La selección natural a propiciado que nuestra especie !i!a en 'bitats como la sabana a"ricana( en bandas de no m's de cincuenta primates. ;on todo( emos colonizado casi todo el planeta en climas muy distintos a los de la sabana a"ricana<( y nos emos or/anizado en ciudades de millones de abitantes. 3e manera tal que( /racias a nuestra capacidad para la cultura( podemos e!itar( al menos parcialmente nunca totalmente< los condicionamientos de la biolo/&a. En este sentido( aun si la biolo/&a a condicionado al ombre a dominar a la mu1er( ello no implica que no podamos re!ertir ese orden y lucar por la i/ualdad de /énero. $l "inal( el mantener en condiciones placenteras a la mitad de la población mundial( y el establecer i/ualdad entre ombres y mu1eres se/uramente propiciar' mayores ni!eles de "elicidad entre los seres umanos. 7( se/6n emos !isto en el cap&tulo O( lo bueno debe ser de"inido a partir de la "elicidad umana. 0or ende( tenemos la obli/ación ética de establecer condiciones de i/ualdad entre ombres y mu1eres. 0or otra parte( al/unas "eministas de la se/unda ola( y sobre todo( de la tercera ola( an de"endido la idea de que el di"erencial de poder entre ombres y mu1eres no tiene nin/una base en la biolo/&a. La asi/nación tradicional de las mu1eres a determinadas labores y posiciones de in"erioridad social es sencillamente una construcción social. $s& pues( mucas "eministas se adieren al construccionismo social el cual emos rese4ado en el cap&tulo Z< y lo aplican a la rei!indicación de la mu1er. %e/6n esta ipótesis( el /énero es una construcción social. %i bien puede aber di"erencias bioló/icas entre ombres y mu1eres( éstas no inciden sobre la distribución de posiciones y "unciones entre los /éneros en la sociedad. Estas "eministas parten de la importante distinción entre )se9o- y )/énero-. El )se9o- es el eco bioló/ico. La !a/ina( los o!arios y el 6tero constituyen el se9o "emenino. 0ero( se/6n ale/an estas "eministas( ser mu1er es muco m's que el mero eco de tener esos ór/anos. El ser mu1er es una posición social asi/nada por la sociedad. 7( eso es precisamente el )/énero-: la manera en que cada persona se identi"ica( y el modo en que la sociedad lo clasi"ica. ;iertamente los ecos bioló/icos pueden ser!ir para con"ormar el /énero( pero no parte e9clusi!amente de ellos. El /énero est' constituido( adem's de por el eco de tener !a/ina o 6tero( por los ras/os y acti!idades que la sociedad espera de la mu1er: ser dócil( criar a los i1os( cocinar( la!ar los platos( etc. El se9o no es una construcción social aunque( m's adelante !eremos que al/unas "eministas incluso nie/an eso<( pues( ob1eti!amente( quien ten/a el aparato reproductor "emenino pertenece al se9o "emenino5 eso no a sido in!entado por la sociedad( ni podr' cambiarse. 0ero( se/6n se ale/a( el /énero s & es una construcción social. Aoy se espera que la mu1er la!e los platos( pero en ello no ay nada intr&nseco a su biolo/&a. Esa labor asi/nada puede cambiar( precisamente porque se trata de una construcción social. $s& pues( ba1o esta ipótesis( cobra prominencia la célebre "rase de %imone de Deau!oir: no se nace mu1er( se lle/a a serlo@. 0ues( el ser )mu1er- no es propiamente un eco bioló/ico( sino una etiqueta impuesta por la sociedad( en torno a lo cual se /eneran las e9pectati!as tradicionales del dominio masculino. 7( en la medida en que s e prescinde de la biolo/&a en la asi/nación del /énero( se admite que aya personas del se9o masculino que an asumido el /énero "emenino( y !ice!ersa. Estas tesis son aceptables en buena medida. al como emos !isto en el cap&tulo Z( el construccionismo social es una teor&a muy criticable( pero con todo( s& podemos admitir que al/unas cosas s& son socialmente construidas. 7( en e"ecto( podemos admitir que buena parte de las cate/or&as en torno al /énero "orman parte de una construcción social( y por ende( podemos con"iar en que tenemos la capacidad de alterar esas e9pectati!as. Esperamos( por e1emplo( que las mu1eres lle!en el cabello lar/o y los ombres el cabello corto. 0ero( no ay moti!o para pensar que esto no puede ser alterado( como de eco( ya empieza a ocurrir. Lo mismo ocurre con la !estimenta( la asi/nación de colores( o el cuidado de la belleza. Aoy asumimos que las mu1eres lle!an "alda( se identi"ican con el color rosa( y dedican muca atención a su apariencia personal. 0ero( de nue!o( todo esto es arbitrario. 0or supuesto( la construcción social del /énero !a muco m's all' de estos casos banales. radicionalmente se a asumido que el ser mu1er implica dedicarse a labores domésticas( al con"inamiento a la es"era pri!ada( y a la pasi!idad "rente al dominio de los ombres. 0ero( de nue!o( todo esto parece ser una construcción social. %e trata m's bien de una con!ención que la sociedad a impuesto a las mu1eres( pero que es per"ectamente re!ersible. 0recisamente a medida que la mu1er se a ido incorporando al mercado de traba1o( an ido quedando atr's las e9pectati!as de que la mu1er sea dócil( obediente y se dedique a labores domésticas. ;ada !ez m's( estos roles se est'n in!irtiendo. El n6mero de ombres dedicados a las labores del o/ar aumenta( a la par del n6mero de mu1eres dedicadas a "unciones laborales( incluso en aquellos traba1os que e9i/en cierto es"uerzo "&sico. El asumir que el /énero es una construcción social abre un abanico de posibilidades a "a!or de las lucas "eministas. 0ues( propicia mayores oportunidades para la i/ualdad entre ombres y mu1eres. En la medida en que se entienda que es apenas una construcción social arbitraria que la mu1er no pueda asumir posiciones anta4o reser!adas e9clusi!amente a los ombres( se podr' re!ertir el orden 1er'rquico que "a!orece a los ombres. 0ues( se abr' comprendido que ese orden no !iene de una ley natural( sino que se trata sencillamente de una circunstancia istórica que puede cambiar. 3e esa manera( la mayor&a de las "eministas que "a!orecen el /énero como construcción social admiten que e9isten di"erencias bioló/icas "undamentales entre ombres y mu1eres. 0ero( estas di"erencias bioló/icas conciernen e9clusi!amente al cuerpo. Los ras/os mentales y conductuales no pertenecen a ese campo. E9iste ob1eti!amente una di"erencia entre los /enitales "emeninos y masculinos. 0ero( no e9iste ob1eti!amente una di"erencia entre la mentalidad "emenina y la mentalidad masculina. 95
%i bien estas "eministas plantean una perspecti!a interesante( y ar&amos bien en no asumir /ratuitamente que la mu1er siempre ir' !estida con "alda y el ombre siempre ir' !estido con pantalón( los a!ances de la ciencia colocan en duda al/unas de sus ipótesis. Las "eministas en cuestión admiten que ob1eti!amente ay di"erencias corporales entre ombres y mu1eres( pero que las di"erencias mentales entre ombres y mu1eres son construcciones sociales. ;on esto( estas "eministas parecen asumir que la e!olución con"orma la constitución corporal de la especie umana( pero no con"orma la constitución mental. Esto es muy cuestionado. Aay su"icientes moti!os para pensar que una parte considerable de la mente umana a estado con"ormada por presiones selecti!as en la e!olución de nuestra especie. 7( as& como la e!olución a propiciado un dimor"ismo se9ual en los cuerpos bastante le!e( en comparación con otras especies<( también a propiciado un dimor"ismo se9ual en las mentes. En otras palabras( si bien mucos de los supuestos ras/os mentales y conductuales "emeninos son meras construcciones sociales( ay espacio para considerar que en la biolo/&a s& est'n inscritos al/unas tendencias c o/niti!as y emocionales. La llamada )psicolo/&a e!olucionista- a e9plorado de cerca cómo ocurre esto. 3e antemano( !ale ad!ertir que la psicolo/&a e!olucionista no admite que los ombres sean m's inteli/entes que las mu1eres( ni m's !alientes( ni m's onrados( ni menos capricosos( ni menos consumistas( ni menos !anidosos. odas esas supuestas di"erencias son( en e"ecto( construcciones sociales y estereotipos. Libros basura como Los #om6res son de &arte7 las mujeres son de Venus( son una cruda banalización de los estudios e!olucionistas( sin la menor contemplación por el ri/or y el método cient&"ico. 0ero( la psicolo/&a e!olucionista s& admite que ay una distinción acusada respecto a las conductas se9uales( en "unción de las estrate/ias de reproducción que( en los albores de nuestra especie( seleccionaron los ombres y las mu1eres. 0ara las mu1eres( es m's !enta1oso aparearse con ombres que puedan o"recer recursos y asuman un compromiso con la crianza de la "amilia. 0or ello( las mu1eres tienen m's tendencia a !alorar la "idelidad emocional: resienten no propiamente que su pare1a ten/a relación se9ual con otras mu1eres( sino que sir!a de sostén económico. $s&( en las mu1eres sobre!i!ieron en mayor n6mero los /enes que codi"ican celos emocionales( y eso e9plica la tendencia actual de las mu1eres a sentir m's ape/o emocional en las relaciones( y menos interés en la acti!idad se9ual. Los ombres( por su parte( !aloran m's la "idelidad se9ual( y menos la "idelidad emocional. 0ues( el ombre no est' en posición de tener certeza respecto a quiénes son sus cr&as. 0or ello( el ombre desea ase/urarse de que la mu1er le /uarde "idelidad se9ual. $s&( para propa/ar sus /enes( el ombre debe desarrollar celos se9uales. 0or eso( sobre!i!en en mayor proporción los /enes que codi"ican celos se9uales. 7( eso e9plica por qué los ombres est'n m's inclinados a resentirse por una in"idelidad se9ual y menos por una in"idelidad emocional( y m's interés en la acti!idad se9ual. La mu1er se ase/ura de pasar sus /enes mediante la selección de un compa4ero que le brinde recursos para la cr&a de los i1os5 el ombre se ase/ura de pasar sus /enes mediante los celos se9uales y el contacto se9ual con !arias mu1eres. r/e entender que estas di"erencias no implican una relación de 1erarqu&a. La psicolo/&a e!olucionista nos in"orma que los ombres tienen al/unos ras/os mentales distintos de los de las mu1eres. %on( distintos( pero no propiamente desi/uales. 0er"ectamente podemos sostener la i/ualdad entre ombres y mu1eres en el sentido de ausencia de una relación 1er'rquica<( pero no por ello debemos aceptar que no e9isten di"erencias en su naturaleza. Frecuentemente se acusa a la psicolo/&a e!olucionista de ser una "orma de )determinismo /enético. Esto es una distorsión. La psicolo/&a e!olucionista no sostiene que estemos determinados por los /enes5 sólo ad!ierte que los /enes sir!en como plata"orma para la crianza en la con"ormación mental de los indi!iduos. 0or ello( los /enes no nos determinan( pero s& nos inclinan. 7( dadas las condiciones y presiones selecti!as de la e!olución umana( probablemente ay una base /enética para que las mu1eres ten/an una tendencia a estar menos interesadas en la acti!idad se9ual( ten/an m's interés económico en las relaciones( y se resientan m's por las in"idelidades emocionales que por las in"idelidades se9uales. Ysta es apenas una entre mucas otras di"erencias entre ombres y mu1eres que los psicólo/os e!olucionistas estudian. Las "eministas que nie/an que ob1eti!amente e9isten di"erencias mentales entre ombres y mu1eres terminan por recapitular la doctrina de la ta6la rasa( se/6n la cual( la mente umana es una o1a en blanco sobre la cual se !an imprimiendo sensaciones que con"i/uran la personalidad. Esta doctrina es opuesta al innatismo del cual la psicolo/&a e!olucionista "orma parte<( se/6n el cual( tenemos al/unas tendencias mentales innatas. Aoy( se debate seriamente la cuestión nature (s. nurture la naturaleza !s. la crianza( en in/lés<. Los psicólo/os e!olucionistas est'n dispuestos a asumir que parte de las di"erencias mentales entre ombres y mu1eres proceden de la naturaleza5 la mayor&a de las "eministas de"ienden m's bien que esas di"erencias proceden de la crianza y( como tal( son construcciones sociales. ;ada !ez m's ay indicios principalmente procedentes de la neurociencia< de que mucas de nuestras caracter&sticas mentales proceden de la naturaleza5 pero( si/ue siendo un tema arduamente debatido. 0or ello( si bien me inclino a pensar que mucas "eministas se equi!ocan cuando sostienen que el /énero es enteramente una construcción social( estoy dispuesto a admitir que a6n "alta muco por descubrir( y que es prudente no asumir una postura de"initi!a. $ora bien( mucas "eministas de la tercera ola an ido a6n m's le1os( y an postulado que no sólo el /énero( sino también el se9o( es una construcción social. Las "eministas de anta4o( como por e1emplo( %imone de Deau!oir( al menos admit&an que ay una di"erencia ob1eti!a entre un indi!iduo bioló/icamente asi/nado como !arón( y un indi!iduo bioló/icamente asi/nado como embra. La di"erencia entre los roles sociales de los ombres y las mu1eres son construcciones sociales( pero la di"erencia entra la biolo/&a de un ombre( y la biolo/&a de una mu1er( no es una mera construcción social. 96
8o obstante( mucas "eministas contempor'neas( con la postmodernista #udit Dutler a la cabeza( es/rimen que esa misma distinción bioló/ica entre ombres y mu1eres es una construcción social y que( por ende( la di"erencia entre los se9os no e9iste ob1eti!amente. Dutler repite el mismo tema de Lyotard: la oposición a los )metaBrelatos- y los )discursos totalizantes-. Aemos !isto que una de las banderas del postmodernismo es asumir que no es posible pronunciarse uni!ersalmente sobre al/6n "enómeno( y que la realidad no es acordemente ordenable en un sistema ta9onómico. 0ues bien( Dutler considera que la asi/nación de se9o a los indi!iduos es un discurso totalizante. Las cate/or&as bioló/icas )ombre- y )mu1er- son un in!ento de nuestra mente5 no e9isten a"uera en la realidad. Aemos !isto en el cap&tulo anterior que( ba1o la aceptación de la !asta mayor&a de cient&"icos competentes( las razas umanas no e9isten. )8e/ro- y )blanco- son construcciones sociales( y no ay un criterio bioló/ico "irme por el cual un indi!iduo pueda ser clasi"icado en una u otra raza. 0ues bien( Dutler y sus se/uidores asumen que tampoco ay un criterio bioló/ico "irme por el cual un indi!iduo pueda ser clasi"icado como )ombre- o )mu1er-. En un principio( posturas como las de Dutler son seductoras( pues in!itan a pre/untar: si ace cien a4os se cre&a "irmemente en la e9istencia de las razas( y oy sabemos que son apenas un constructo social( ¿por qué emos de asumir que la creencia actual respecto a la e9istencia ob1eti!a de los s e9os es correcta? 0ues bien( amerita se4alar que( as& como los cient&"icos no an encontrado criterio "irme para separar a la umanidad en )blancos- y )ne/ros-( s& ay un criterio bastante "irme para separar a la umanidad en )ombres- y )mu1eres-. Las di"erencias bioló/icas entre ombres y mu1eres son demasiado e9tensas como para se4alarlas e9austi!amente ac'. 0ero( a /randes ras/os: las mu1eres tienen o!arios que almacenan ó!ulos( y tienen el 6tero( conectado a la !a/ina. Los ombres tienen test&culos( que producen espermatozoides. Los test&culos est'n ubicados en el escroto( detr's del pene. El pene y el escroto son e9tremidades e9ternas5 los /enitales de la mu1er son m's e9tremidades internas. $dem's( e9iste una di"erencia /enética "undamental. Los ombres tienen un cromosoma en "orma de 7( ausente en las mu1eres. 7( ay otras di"erencias accesorias que se mani"iestan en el !ello( la piel( la "ertilidad( la dotación ormonal e incluso( la estructura cerebral. Aay( por supuesto( anomal&as. $l/unos indi!iduos( oy llamados )interse9uales- anta4o llamados )erma"roditas-< pueden e9ibir ras/os bioló/icos que desa"&an una "'cil ubicación en la oposición binaria )ombreBmu1er-. ;omo los indecidibles de 3errida( mucas "eministas an empleado estos casos para se4alar que las oposiciones binarias de la ciencia y de la modernidad en /eneral< no tienen correspondencia con la realidad: a su 1uicio( la e9istencia de interse9uales deber&a ser su"iciente moti!o para admitir que el se9o es una construcción social. 3espués de todo( éste es uno de los moti!os por los cuales se recaza la e9istencia de las razas umanas. 0ues( se/6n emos !isto en el cap&tulo anterior( entre un )ne/ro-( y un )blanco- ay un amplio espectro de colores intermedios que desa"&an esa clasi"icación. 0ero( la analo/&a entre la raza y el se9o es muy imper"ecta. En primer lu/ar( las anomal&as en las razas umanas son muy comunes. El porcenta1e de la población mundial que desa"&a los esquemas conceptuales de las razas y( !ale a/re/ar( ay !arias !ersiones de estos esquemas< es bastante alto. En cambio( las anomal&as en los se9os son muy raras. El porcenta1e de la población mundial que desa"&a el esquema conceptual del se9o es muy ba1o. La abrumadora mayor&a de las personas puede ser asi/nada n&tidamente a uno u otro se9o5 no as& a una u otra raza. Los interse9uales no constituyen una amenaza a la realidad bioló/ica del se9o( como tampoco los &bridos constituyen una amenaza a la realidad bioló/ica de la especie. El eco de que a !eces los leones y los ti/res ayan producido &bridos "értiles no nos conduce a pensar que los leones y los ti/res son constructos sociales. La di!isión de la especie umana en )ombres- y )mu1eres- es per"ectamente !'lida( aun si muy espor'dicamente( aparecen anomal&as que desa"&an esa clasi"icación. 0or supuesto( tenemos la opción de asumir un nominalismo a ultranza. %e/6n emos !isto en el cap&tulo Z( el nominalismo es la doctrina "ilosó"ica que postula que las esencias no e9isten( y los conceptos abstractos no son m's que nombres que empleamos para a/lutinar cosas que /uardan al/6n parecido. $s&( ba1o esta doctrina( )ombres- y )mu1eres- no ser&an cosas reales( sino meros nombres y( por ende( construcciones sociales< para intentar or/anizar el mundo. La doctrina nominalista tiene sus !irtudes( y a lo lar/o de la istoria( "ilóso"os muy estimables desde 2ccam asta Loc=e< la an de"endido. 0ero( las "eministas que quieran abrazar el nominalismo deber&an estar conscientes de que( ba1o esta doctrina( no sólo no e9istir&an los )ombres- y las )mu1eres-( tampoco e9istir&an los planetas( las estrellas( el a/ua( los automó!iles( los perros5 en "in( no podr&a "ormularse nin/6n concepto /enérico. En todo caso( el eco de que e9isten interse9uales no necesariamente tiene que conducir a pensar que el se9o es una construcción social. $ lo sumo( los interse9uales obli/ar&an a "ormar una tercera cate/or&a en la di!isión de la umanidad. $nta4o( di!id&amos a la especie en dos cate/or&as ombres y mu1eres<5 quiz's aora nos !eamos en la necesidad de di!idirla en tres cate/or&as ombres( mu1eres e interse9uales<. El empe4o de los "eministas en de"ender la idea de que el se9o es una construcción bioló/ica desembocó en una conocida tr'/ica istoria que amerita rese4ar como ad!ertencia respecto a los peli/ros de estas ideas. En los a4os sesenta del si/lo CC( nacieron en ;anad' unos /emelos( los ermanos eimer. $ los ocos meses de nacidos( a los /emelos se les practicó la circuncisión( pero uno de ellos perdió su pene por completo durante el procedimiento. Los padres solicitaron el conse1o de un conocido médico( #on >oney( quien era "amoso por su teor&a se/6n la cual el se9o es una construcción social sin un re"erente en la biolo/&a. >oney recomendó a los padres del ni4o criarlo como una ni4a. 3espués de todo( en tanto el se9o es una construcción social sin nin/una base bioló/ica( el ni4o podr&a asumir su rol "emenino. El ni4o ya no ten&a pene( y 97
con al/unos a1ustes ormonales y al/una reconstrucción quir6r/ica( el ni4o podr&a per"ectamente con!ertirse en ni4a( pues lo "undamental en la asi/nación de /énero es la crianza. 8o abr&a mayor impedimento bioló/ico pues( de nue!o( la distinción entre ni4os y ni4as no reposa en la biolo/&a. Los padres le cambiaron el nombre a )Drenda-( y lo empezaron a educar como una ni4a. >oney super!isó la crianza de la )ni4a-( y "ue estricto en ordenar que a Drenda nunca se le in"ormase que tu!o al/una !ez pene. >oney super!isaba "recuentemente la crianza de Drenda y( supuestamente( todo marcaba bien en la crianza de la )ni4a-. 0ero( a4os después( )Drenda- publicó un libro en el que narraba cómo desde su in"ancia( se sent&a !arón. 7( era tal su "rustración con su !ida como ni4a( que !arias !eces amenazó con el suicidio. Los padres se des!incularon de >oney( y otros médicos les recomendaron contar a Drenda la !erdad. $l saber esto( Drenda decidió asumir el /énero masculino( y asumió el nombre de )3a!id-. $l/unos problemas personales entre ellos la esquizo"renia y muerte de su ermano /emelo< e!entualmente condu1eron a 3a!id al suicidio. 0robablemente el suicidio de 3a!id "ue ocasionado por un c6mulo de "actores. 0ero( es e!idente que el "actor principal "ue la enorme con"usión a la que "ue sometido( como consecuencia de un monstruoso e9perimento propiciado por un médico de inspiración postmodernista empe4ado en demostrar que el se9o es una construcción social sin nin/una base bioló/ica. Las condiciones bioló/icas de 3a!id lo ac&an sentirse como !arón( pero >oney estaba empe4ado en que se sintiera como embra( con el mero propósito de de"ender su teor&a se/6n la cual( la mu1er no nace( sino que se ace. 3e nue!o( podemos admitir 1unto a Dutler y dem's "eministas( que mucas e9pectati!as y ras/os que imponemos sobre las mu1eres son construcciones sociales. 0ero( asumir que todos los ras/os atribuidos a la mu1er son construcciones sociales no es sólo disparatado( también es peli/roso( pues podemos terminar por "orzar a as umir roles "emeninos a indi!iduos que tienen condiciones bioló/icas que los a pro/ramado para sentirse !arones( o !ice!ersa. ;iertamente ay personas de se9o masculino que asumen el /énero "emenino( o !ice!ersa. 8o estamos en necesidad de etiquetar de )en"ermos- o )de/enerados- a esas personas5 se trata sencillamente de una opción que se/uramente no ace da4o a nadie y que debemos tolerar. 0ero( ser&a ir demasiado le1os llamar )mu1er- a quien ten/a pene( test&culos y cromosoma 7. Esas personas pueden asumir el /énero "emenino( pero su se9o ser' masculino( y eso no lo podr'n cambiar ni siquiera con una ciru/&a( pues ésta( a lo sumo( puede lo/rar cambiar la apariencia( pero de1a intacta la in"ormación /enética<. WWW En las "eministas contempor'neas es muy prominente la obsesión postmodernista con el poder. Esto no es propiamente ob1etable( pues en e"ecto( el "oco de interés de los mo!imientos "eministas es tratar de re!ertir el poder que los ombres tradicionalmente an e1ercido sobre las mu1eres. 0ara alcanzar óptimos ni!eles de i/ualdad entre los ombres y las mu1eres( es necesario inda/ar cómo los ombres an e1ercido el poder( y buscar estrate/ias a "in de paliar un poco los e"ectos del e1ercicio de ese poder. 0ero( lamentablemente( mucas "eministas incurren en los !icios de la obsesión postmodernista con el poder. 0ues( las "eministas !en e1ercicio tir'nico del poder donde el sentido com6n indica que nada e9cepcional ocurre. $ partir de su obsesión postmodernista con el poder( las "eministas an atacado a la acti!idad cient&"ica y al predominio de la racionalidad. Aemos !isto que( ay espacio para sospecar que al/unos conceptos al/una !ez considerados cient&"icos( en realidad "ueron instrumentos de dominio( in!entados por los poderosos. $s&( por e1emplo( la isteria( es un dia/nóstico psiqui'trico muy cuestionable( el cual presumiblemente sur/ió para controlar a las mu1eres !ictorianas que desobedec&an a sus maridos. 0ero( es i/ualmente necesario admitir que la !asta mayor&a de los conceptos cient&"icos son irrele!antes respecto al e1ercicio del poder. 3isciplinas como la psiquiatr&a est'n abiertas al abuso( pero( cuesta ima/inar que disciplinas de ciencia "ormal( como la ló/ica o la matem'tica( sean cómplices en el dominio de los ombres. 8o !eo manera en que( K`KS@ sea una proposición macista. ;on todo( !arias "eministas an atacado los "undamentos de la ló/ica como un supuesto in!ento de los ombres para dominar a las mu1eres. radicionalmente( los "ilóso"os an opinado que las c iencias "ormales "ormulan leyes que son trascendentes y necesarias: no ay escenario posible que no ri1a por estas leyes. 0ero( !arias "eministas opinan que estas leyes son una construcción social para ase/urar el dominio masculino. Las "eministas an diri/ido su ataque especialmente al )principio del medio e9cluido-. Este principio( ori/inario de $ristóteles( postula que( o bien una proposición es !erdadera( o bien su ne/ati!a es !erdadera. El principio e9cluye posibilidades intermedias( en la medida en que postula que "rente a dos proposiciones contradictorias( una debe ser !erdadera( y la otra debe ser "alsa. %i( por e1emplo( predicamos( La tierra es plana@( y asumimos que esa proposición es "alsa( entonces La tierra no es plana@ debe ser !erdadera. 8o ay una tercera opción. Feministas como $ndrea 8ye an denunciado este principio como parte de una mentalidad opresora que somete a e9clusión a las personas indeseables. 7( en particular( las "eministas denuncian que el principio del medio e9cluido sir!e para di!idir r&/idamente a la umanidad en dos con1untos ombres y mu1eres<( a partir de lo cual lo/ra e1ercerse dominio. El principio del medio e9cluido di!ide al mundo en ombres y mu1eres( y reprime a trans/éneros( transe9uales( interse9uales( omose9uales( en "in( a los 8ueer . Esta postura "eminista reposa sobre una elemental con"usión entre )contrarios- y )contradictorios- es de sospecar( de nue!o( que los postmodernistas no toman cursos de ló/ica( pues les resulta una disciplina muy aburrida<. 3os términos son )contrarios- cuando ambos no se pueden predicar de lo mismo( pero al mismo tiempo( es posible que ninguno pueda predicarse de lo mismo. 3os términos son )contradictorios- cuando ambos no se pueden predicar de lo mismo( pero necesariamente se debe predicar uno de esos términos. El principio del medio e9cluido concierne a las proposiciones contradictorias( no a las contrarias. %i una proposición es "alsa( su contraria 98