La práctica de la psicoterapia relacional (libro de Joan Coderch) Publicado en la revista nº038 nº 038
Autor: Codosero Medrano, Angels •
Libro: Coderch, Joan. “La práctica de la Psicoterapia Relacional” . Editorial Ágora Relacional. Madrid. 2010. 335 p.
En la introducción, Coderch, rescata en!ati"a el car#cter pri$ordial$ente terap%&tico del psicoan#lisis, co$o $%todo de a&da para las personas '&e s&!r s&!ren en pert pert&r &rba baci cion ones es e$oc e$ocio iona nale les( s( ade$ ade$#s #s de ser ser &til &tili" i"ad ado o para para la in)estigaci*n de la $ente, para la constr&cci*n de &na teor+a sobre el desarrollo la patolog+a de la $is$a. Considera '&e los analistas han de inco incorp rpor orar ar,, pode poderr inte integr grar ar,, los los cono conoci ci$i $ien ento toss de otros ca$po $pos de in)est in)estiga igaci* ci*n n para para enri' enri'&ec &ecer er s& acer)o acer)o te*ric te*rico o pr#cti pr#ctico co,, co$o co$o son los desc&bri$ientos de las ne&rociencias, la psicolog+a cogniti)a, la !iloso!+a del leng&ae, la ling-+stica, la teor+a de la co$&nicaci*n, la sociolog+a, las t%cnicas en la obser)aci*n de beb%s la relaci*n de estos con s&s padres, '&e obligan a &n replantea$iento, sobre los conoci$ientos en los '&e hasta ahora se ha !&nd !&nda$ a$en enta tado do el psic psicoa oan# n#lilisi sis. s. a$bi% $bi%n, n, a lo larg largo o de gene genera raci cion ones es de analistas, se ha dado l&gar a n&e)as perspecti)as de la $ente h&$ana, as+ co$o las relaciones entre analista/paciente, '&e ha propiciado, '&e lo '&e en &n co$i co$ien en"o "o era era &na &na nic nica a teor teor+a +a,, se haa haa di)er di)ersi si!ic !icad ado o en &n n$e n$ero ro i$portante de orientaciones esc&elas. M&chas de estas teor+as co$parten '&e la $ente h&$ana se estr&ct&ra por con!ig&raciones relacionales, siendo %stas el res<ado de la internali"aci*n, de la ininterr&$pida interacci*n del ser h&$ano con la $atri" social, con la '&e con)i)e desde el naci$iento, dando l&gar al psicoanálisis relacional. relacional. El capítulo 1, Psicoanálisis relacional relacional y neurociencia neurociencia, se podría considerar que es el eje principal, a partir del cual se desarrolla todo el libro. En él, hace un esbozo de las vinculaciones entre psicoanlisis ! neurociencia en "eneral, ! de aquellas contribuciones de la neurociencia, que son un punto de apo!o para la teoría relacional dentro del psicoanlisis.
Coderch considera '&e la actit&d de los psicoanalistas ante las ne&rociencias ha de ser co$o la de los !+sicos de laboratorio. e p&eden ad'&irir todos los conoci$ientos precisos sobre la ne&ro!isiolog+a los desc&bri$ientos de la ne&rociencia, con ellos, a&dados por la eperiencia cl+nica, )er cles son las aportaciones de la ne&rociencia '&e con!ir$an n&estras hip*tesis teor+as. Coderch, entiende '&e la colaboraci*n $&t&a no ha de signi!icar &n golpe $ort $orta al para ara los los prin princi cip pios ios del psicoa icoan n#lis #lisis is,, sino sino '&e, '&e, sin sin perd perder er s&
especi!icidad, ha de salir re!or"ado, dado '&e las disciplinas cient+!icas no poseen principios sagrados e ina$o)ibles. n claro ee$plo de esta colaboraci*n la pode$os )er en el $#i$o representante de la ne&rociencia en la act&alidad, Eric Kandel, pre$io 4*bel de $edicina !isiolog+a en el 2000, al a!ir$ar '&e “el psicoanálisis todavía representa la perspectiva más coherente e intelectualmente satisfactoria de la mente”, ade$#s de hacer &n lla$a$iento a la colaboraci*n entre psicoan#lisis, ne&rociencia psicolog+a cogniti)a. Coderch se cie a a'&ellos desc&bri$ientos de la ne&rociencia '&e $&estran la i$portancia de las relaciones h&$anas, '&e &sti!ican el $odelo relacional en psicoan#lisis, co$o son: el desarrollo de la con!ig&raci*n cerebral, el !en*$eno de la plasticidad cerebral, la in)estigaci*n de la $e$oria, el desc&bri$iento de las ne&ronas espeo, la )alidaci*n de la psicoterapia a tra)%s de la t%cnica de la i$agen, por lti$o los est&dios del self la representaci*n del self , los p&ntos de contacto con la in)estigaci*n del yo. Con respecto al desarrollo de la configuración cerebral , la ne&rociencia ha p&esto de relie)e '&e el cerebro h&$ano precisa inec&sable$ente de la relaci*n para alcan"ar s& total $ad&ra con!ig&raci*n. on necesarias las esti$&laciones '&e pro)ienen del eterior, las '&e dar#n l&gar a la !or$aci*n de los i$prescindibles circ&itos ne&ronales, co$pletando as+ la tarea iniciada por el control del geno$a. e p&ede decir, sin l&gar a d&das, '&e el cerebro $ad&ro es el res<ado del progra$a gen%tico $#s las in!l&encias del entorno. Esta con!ig&raci*n se prolonga d&rante toda la )ida. n ee$plo de esto se enc&entra en la in)estigaci*n de la $entali"aci*n, o “lectura de la mente”, de 6onag seg&idores, '&e es el proceso a tra)%s del c&al los seres h&$anos llegan a ser capaces de captar estados $entales propios de los otros. 7e todas las teor+as '&e eplican este proceso, Coderch , escoge la teoría de la simulación, donde la base del cerebro est# diseada para crear estados $entales ig&ales a a'&ellos otros '&e el s&eto est# obser)ando, gracias al siste$a de ne&ronas espeo. a$bi%n seala la $entali"aci*n co$o ee principal del desplieg&e de la $ente, para la co$prensi*n de s& patolog+a, '&e se est# i$poniendo en l&gar del co$pleo de Edipo, '&e oc&pa el ee principal en el psicoan#lisis cl#sico. Con respecto a la investigación de la memoria, nos co$enta bre)e$ente los di)ersos siste$as de $e$oria s& locali"aci*n cerebral: la $e$oria de corta d&raci*n 8ic*nica, de trabao9, la $e$oria de larga d&raci*n 8$e$oria eplicita o declarati)a, di)idida a s& )e" en se$#ntica epis*dica, $e$oria no declarati)a o i$pl+cita di)idida a s& )e" en de con!ig&raci*n, e$ocional de procedi$iento9. Considera '&e &no de los aspectos de $aor inter%s, por lo '&e respecta a la con!l&encia de a$bas disciplinas en torno a la $e$oria, es la lla$ada $e$oria de procedi$iento, lo '&e ha s&p&esto &na re)ol&ci*n en el est&dio de la $e$oria, ha per$itido saber '&e eisten dos clases de inconsciente: el inconsciente dinámico o reprimido y el inconsciente implícito o no reprimido. a$bi%n nos rec&erda '&e reud se adelant* casi &n siglo, con s&s obser)aciones, a la concepci*n act&al de la $e$oria, con s&
desc&bri$iento del !en*$eno de la trans!erencia. io '&e los pacientes repet+an con el analista s&s !antas+as, e$ociones, con!lictos, senti$ientos, etc. '&e hab+an )i)ido en s& in!ancia con s&s progenitores, co$port#ndose relacional e$ocional$ente con el analista segn las eperiencias del pasado. Esto es el $#s $oderno ee$plo de la $e$oria, el de la in!l&encia de los hechos del pasado sobre el co$porta$iento, las eperiencias del presente del s&eto. #o! sabe$os que, "racias a los detallados estudios del co$porta$iento de los bebés, a través de las re"ularidades de la relaci%n con quienes los cuidan, desde el inicio, captan las situaciones ! las reacciones de los otros, para satis&acer sus necesidades ! evitar el dolor' es decir utilizan de &or$a intuitiva lo que deno$ina$os estrategias heurísticas. Estas estrate"ias poseen una &inalidad adaptativa en un deter$inado ! especí&ico conte(to, ! se")n su é(ito, quedan &ijadas, ! se repiten en otros conte(tos en los que pueden no representar la $ejor soluci%n, convirtiéndose entonces en desadaptadas. Estas estrate"ias se desarrollan de &or$a inconsciente, ! lle"an a tener $s &uerza repetitiva que las que consciente$ente son aprendidas ! &or$uladas, quedando inscritas en la memoria de procedimiento, ! constitu!endo el conocimiento relacional implícito *Stern y grupo Boston+.
na vez establecidos estos $odelos $entales i$plícitos, con&i"uran las sucesivas e(periencias $ediante cuatro procesos a&ectivos ! co"nitivos- 1+ e(pectativas + atenci%n ! desatenci%n selectiva 3+ atribuci%n de si"ni&icado ! /+ construcci%n interpersonal. in e$bar"o, ta$bién e(iste entre los seres hu$anos la capacidad para aprender de la e(periencia, de re&le(ionar, de reconocer los errores ! de recti&icar, en lu"ar de construir hip%tesis ad hoc para e(plicar c%$o los aconteci$ientos no se han presentado co$o se esperaban. a neurociencia nos a!uda a poder co$prender esta &ijaci%n ! repetici%n de los $odelos $entales i$plícitos, que tanto perturban nuestro es&uerzo terapéutico, ! que nos ha llevado a hablar de resistencia ! trans&erencia ne"ativa. 2oderch considera que se ha abusado del uso de la resistencia, co$o lucha contra los prop%sitos del analista para descubrir la verdad, ! se ha olvidado la resistencia co$o seal de alar$a ! ansiedad &rente a lo nuevo.
El autor apo!ndose en su e(periencia clínica, en lo dicho hasta ahora ! en la psicolo"ía co"nitiva, lle"a a la conclusi%n de que los $odelos $entales i$plícitos con&i"uran los ras"os predo$inantes o eje principal de la transferencia. 4de$s, las investi"aciones de la neurociencia co"nitiva con&ir$an, por vía e(peri$ental, que no ha! di&erencia, en un proceso analítico, entre relaci%n real ! trans&erencia, puesto que el ser hu$ano es una unidad or"nica &uncional, ! responde a cada estí$ulo co$o una totalidad. Pero ta$poco e(iste una relaci%n real, analizado ! analista, en el sentido positivista, ! desprendida e independiente, de todas las e(periencias ! aprendizajes del pasado, consciente e inconscientes, dado que no e(iste una percepci%n 5objetiva6. Pero sí que pode$os decir que la trans&erencia es ubicua, ! que toda la relaci%n del sujeto con el $undo que le rodea ! consi"o $is$o, es transferencia. 7 que toda relaci%n que se desarrolla entre analizado ! analista, lla$é$osla trans&erencia o contratrans&erencia, no es una creaci%n del uno o del otro, sino cocreada.
2oderch hace re&erencia a que el cerebro no es flexible, sino plástico, con lo cual cada e(periencia que a&ronta percepciones, e$ociones, deseos, &antasías, dejan en él una huella i$borrable, de $anera que, la pr%(i$a e(periencia, ser vivida ! resuelta con otro cerebro. Esta &unci%n de plasticidad tiene lu"ar en la sinapsis. os psicoanalistas trabaja$os sobre esta plasticidad.
i hasta ahora, 2oderch , hace hincapié en que el cerebro es un %r"ano constituido por ! para la relaci%n ! la co$unicaci%n, ahora se sabe que las neuronas espejo son la parte del cerebro destinada a esta $isi%n. Este descubri$iento es de "ran interés, tanto para el psicoanlisis co$o para la psicolo"ía co"nitiva. El interés recae, sobre todo, en el hecho que las neuronas no s%lo se e(citan en el sujeto observador cuando observa actos $otores, sino cuando observa e(presiones &aciales o escucha tonalidades vocales, que $ani&iestan e$ociones. Pri$ero &ue descubierto en el rea pre$otora, ventrallateral, pero ta$bién en el sector de la corteza parietal conectado con esta rea. En estos $o$entos se habla de siste$a en espejo, pues parece que todo el cerebro &or$a parte de este siste$a. #a! autores, co$o Gallese, Eagle y Migohe, que hablan de si$ulaci%n incorporada, co$o un proceso que hace que cuando percibi$os los "estos ! e(presiones &aciales de otro, co$prende$os la e$oci%n que est e(peri$entado, co$o un estado corporal que co$parti$os, ! no por in&erencia o analo"ía. 2oderch , recalca que las neuronas espejo, no s%lo reproducen un acto $otor, sino que codi&ica la intenci%n del acto.
2oderch enlaza con otra de las interesantes hip%tesis aportadas por la neurociencia, la e(istencia de una teoría intencional en el cerebro, en la etapa preverbal, que per$ite captar las intenciones con los que realizan deter$inados $ovi$ientos o e(presiones &aciales. 9odo ello, per$ite entender $ejor las hip%tesis !a planteadas por reud, co$o la co$unicaci%n inconsciente a inconsciente entre paciente ! analista. 4l i"ual que la $entalizaci%n, ! la identi&icaci%n pro!ectiva que, en un principio, !lein dijo que era la &antasía de la pro!ecci%n en un objeto interno de las pulsiones ! parte del self . 2on posterioridad Bion y "osenfeld le dan un carcter $s interpersonal, ! pasa a ser un $ecanis$o &unda$ental para la co$unicaci%n hu$ana. 9odo esto es lo que nos per$ite sentir e$patía con los otros ! hacerse car"o de sus e$ociones.
2oderch se pre"unta por el e&ecto terapéutico de lo tratado hasta ahora. En virtud del &eedbac:, al cual hace re&erencia, el paciente recibir del analista una si$ulaci%n incorporada, que ser una versi%n $odi&icada de la propia e(periencia, lo cual tendr un e&ecto re"ulado de su estado e$ocional, ! que puede dar respuestas a la internalizaci%n trans$utadora * !ohut#, las interpretaciones a&ir$ativas *;illin"$o+, ! el conoci$iento relacional i$plícito co$partido *tern+. 4de$s, estos conoci$ientos sobre las neuronas espejo, se han de su$ar con la incorporaci%n, la intro!ecci%n, ! la identi&icaci%n. e")n 2oderch , es en la identi&icaci%n donde la &unci%n del siste$a en espejo del cerebro jue"a uno de los papeles $s i$portantes, ade$s de la $otivaci%n de ser co$o el otro, o adquirir las cualidades del otro.
2oderch selecciona tres trabajos sobre el te$a. no de ellos son los trabajos de Stephen Mitchell, que e(presa la &alta de consenso, porque el self no se re&iere a al"o si"ni&icativo, sino a $uchas cosas si"ni&icativas. >estaca, la aportaci%n $s ori"inal de Mitchell a la co$prensi%n del self co$o dos $et&oras- la $et&ora espacial, perspectiva del self co$o sin"ular ! continuo, ! la $et&ora te$poral perspectiva del self co$o $)ltiple ! discontinuo. >esde este punto de vista, los selfs son lo que las personas e(peri$entan ! hacen, $s que al"o que e(iste en al")n lu"ar, así sintetiza a$bas posiciones ! de&ine al self co$o la or"anizaci%n subjetiva de si"ni&icado que el sujeto crea a través del tie$po, haciendo cosas, ! teniendo pensa$ientos ! senti$ientos sobre sí $is$o. Estas dos perspectivas del self no son e(clu!entes ni inco$patibles, debido a que las personas se co$portan, en ocasiones, con continuidad, ! en otras con discontinuidad, ! or"anizan sus e(periencias de &or$a $u! diversa en cada conte(to.
4caba ter$inando el capítulo con un breve resu$en sobre lo que se conoce sobre la relaci%n $entecuerpo, ! sobre los ries"os de dar e(plicaciones reduccionistas.
En el capítulo , Diálogo, Interacción y adaptación en el proceso analítico, considera que, a pesar de la espontaneidad del dilo"o ! la co$unicaci%n, se ha de tener en cuenta las le!es de estos procesos, en virtud de la naturaleza de la $ente hu$ana. Para 2oderch el dilo"o analítico debe transcurrir dentro de un estilo libre, natural ! sencillo, que re&le(ionan juntos para investi"ar al"unas cuestiones de su interés. e desarrolla dentro de un &juego de lenguaje6 que va $s all del si"ni&icado convencional de la co$unicaci%n e$itida, o recibida, porque "racias a un instinto del len"uaje capta lo que desde Grise se conoce co$o implicatura con(ersacional , que es captar el si"ni&icado del hablante no por se$ntica de las palabras, sino por in&erencias a cerca de sus intenciones.
En el ca$po analítico se ha e(tendido el e$pleo del dilo"o que lla$a$os conversacional co$o &or$a de trabajo analítico, en oposici%n al estilo del analista silencioso, que s%lo escucha las asociaciones, ! que interviene en al"una ocasi%n con una breve e(plicaci%n. 4nte la objeci%n de que 5a mayor diálogo menor desarrollo de la transferencia', 2oderch responde que incluso los silencios son co$unicaci%n, ! que toda co$unicaci%n es dilo"o. El dilo"o analítico se $ani&iesta a través de la psicolo"ía de cada uno de los co$ponentes de la díada, re&iriéndose a la totalidad de la $ente, ! así se constru!e el entra$ado de la psicolo"ía de dos personas. >esde esta perspectiva se parte de la idea que el $utuo interca$bio de co$unicaci%n no proviene de la psicolo"ía individual, sino del resultado de la dialéctica psicolo"ía individual psicolo"ía de dos personas.
El dilo"o analítico es una continua interacci%n, en la cual uno ! otro se in&lu!en $utua$ente, de $anera que los senti$ientos ! pensa$ientos que cada uno co$unica no provienen s%lo de lo que se lla$a $ente aislada, sino que est $ediatizado por la in&luencia que el otro ejerce sobre él a través de la co$unicaci%n. as investi"aciones entorno a la interacci%n paciente?analista no s%lo han condicionado a una nueva &or$a de concebir el proceso analítico, ! el papel del terapeuta dentro de él, sino ta$bién al desarrollo de una teoría acerca del desarrollo de la $ente, de su patolo"ía ! su &or$a de trata$iento, así se puede hablar de una orientaci%n interaccional dentro del psicoanlisis relacional.
as interacciones internalizadas &or$an $odelos de esque$as interactivos, que conducen a or"anizar las nuevas interacciones de acuerdo con las e(periencias previas. 4 $edida que se viven nuevas interacciones, ests van ensa$blndose con las anti"uas, en sucesivas capas de co$plejidad creciente. Para co$prender tanto la &or$aci%n co$o el sentido de estos esque$as o $odelos $entales, nos recuerda que desde el naci$iento, los pri$eros cuidadores atienden sus necesidades tanto so$ticas co$o e$ocionales, ! a través de la interacci%n con ellos, el bebé aprende a re"ular sus necesidades ! estados. na vez se han construido los esque$as, o $odelos $entales bsicos, para la construcci%n del self ! los $ecanis$os autorre"uladores, a través de nuevas internalizaciones, los seres hu$anos son capaces de abstraer ras"os co$unes ! a"ruparlos en cate"orías, ! así sucesiva$ente, &or$ando la base de los conceptos, ideas, predicciones, ! teorías, con lo que el individuo se orienta en la vida ! trata de co$prender las situaciones que presenta, ! sus interacciones con los otros.
#a! una cierta tendencia a entender los esque$as desde un punto de vista e(clusiva$ente co"nitivo, pero en realidad estn constituidos por pensa$ientos, senti$ientos, ! ele$entos sensoriales' aunque desde la perspectiva co"nitiva e(tre$a, las e$ociones no se tienen en cuenta. 2oderch considera que, en los esque$as $entales, intervienen todos los co$ponentes psíquicos, ! por tanto, ta$bién las &antasías, porque los deseos &or$an parte de los esque$as $entales, ! los deseos sie$pre co$portan &antasías conscientes e inconscientes. Por lo tanto, desde la teoría de la interacci%n, la psicopatolo"ía es la construcci%n de los esque$as $entales desadaptativos ! desre"ulativos de la self)e(periencia, ! que dan lu"ar a interacciones con&lictivas con los otros, ori"inados por e(periencias a$enazadoras productoras de su&ri$iento, ansi%"enas, &alta de sintonía etc., con los pri$eros cuidadores. as de&iciencias de los padres en el papel re"ulador de la e(citaci%n, ! las necesidades del nio, di&icultan la
aparici%n ! creci$iento de la capacidad de autorre"ulaci%n en las pri$eras etapas de la vida, ! esto i$pide la &or$aci%n de un self coherente, vi"oroso ! estable, que ha de constituir la colu$na vertebral de la $ente del sujeto.
os esque$as $entales patol%"icos tienen un carcter &uerte$ente de&ensivo, !a que son construidos para evitar el su&ri$iento.
En psicoterapia relacional, la tarea del analista es la de reconocer estos esque$as, para o&recer al paciente una relaci%n ! una co$prensi%n no con&ir$ativa de su co$porta$iento ! sus interpretaciones. =os recuerda que el analista or"aniza la situaci%n analítica de acuerdo con sus propios esque$as $entales, ade$s de sus conoci$ientos te%ricos ! de su e(periencia clínica. a creciente i$portancia otor"ada a la interacci%n pacienteanalista ha hecho que se presenten $odelos de la trans&erencia pro"resiva$ente $s alejados del $odelo clsico, basado en la pro!ecci%n.
2oderch nos co$enta la di&erenciaci%n que hace Miller y *opar sobre los esque$as or"anizadores ! los esque$as conceptuales. os pri$eros constitu!en el n)cleo central del self subjetivo, hacen inteli"ible la e(periencia para el sujeto, inte"rando lo sensorial, lo co"nitivo, ! lo a&ectivo, situacionales de una interacci%n social o interpersonal. os esque$as conceptuales en ca$bio, &or$an la in&raestructura $ental, co"nitiva ! e$ocional, con lo que los seres hu$anos se interpretan así $is$os, a los otros ! al conjunto de sucesos ! situaciones de la vida. 4 $edida que los esque$as or"anizadores van evolucionando, ! co$plejizndose, se convierten en esque$as conceptuales.
El capítulo &inaliza con una enriquecedora ilustraci%n clínica, que nos a!uda a aclarar todo los conceptos co$entados anterior$ente. 7 es a partir de aquí que el libro pasa de ser una e(posici%n téoricoconceptual sobre neurociencia, a un tratado sobre la prctica de la psicoterapia relacional.
En el capítulo 3 La necesidad del modelo relacional, 2oderch pone de relieve la esencia de la teoría relacional, ade$s de la necesidad del $odelo que se deriva en su aplicaci%n clínica. 9odo ello lo hace a través de una síntesis del pensa$iento de Sándor erenc+i, y "onald airbairn, creadores de la orientaci%n relacional en psicoanlisis. 4de$s de la necesidad de un abordaje terapéutico distinto, al conte$plar el concepto de dficit psí-uico estructural . 4borda el concepto de trans&erencia desde la perspectiva de la neurociencia ! la psicoterapia relacional, ! acaba e(poniendo una síntesis de las características di&erenciales del $odelo relacional en la psicoterapia analítica.
2oderch rescata la idea del psicoanlisis co$o una &or$a de psicoterapia, es decir, una &or$a de a!uda a una persona con proble$as e$ocionales $ediante una relaci%n
personal. @reud !a ide% el psicoanlisis co$o $étodo terapéutico, pero a lo lar"o de la historia, el psicoanlisis pierde la &inalidad terapéutica para centrarse en la investi"aci%n de la $ente.
El autor sit)a el ori"en del psicoanlisis relacional en arry Stac/ Sulli(an y Sándor erenc+i. e")n la teoría relacional, la $ente s%lo nace ! se relaciona en un conte(to interhu$ano, de $anera que no puede concebirse aislada$ente, sino sie$pre en continua interacci%n con los otros. 7 sit)a la teoría relacional en los trabajos de erenc+i, el cual se distancia de reud por su insatis&acci%n en la teoría pulsional. 4sí las ideas de erenc+i &ueron olvidadas, hasta que aparecen en los trabajos de airbairn, para que posterior$ente aparezcan con &uerza dando lu"ar a la teoría relacional o psicoanlisis relacional, o interpersonal? relacionalista, to$ando el $odelo relacional para su aplicaci%n clínica, este )lti$o se ha ido desarrollando por la i$portancia que ha ido adquiriendo el concepto de dé&icit &rente al concepto &reudiano de con&licto intrapsíquico.
erenc+i, !a en los aos veinte, se $uestra inquieto ante la insu&iciencia de la interpretaci%n del con&licto intrapsíquico ! busca otras actitudes que quedan re&lejadas en sus trabajos. erenc+i rescata la teoría del trau$a de @reud, que había abandonado co$o causa de la patolo"ía psíquica, ! valora la relaci%n pacienteterapeuta co$o la clave para el ca$bio psíquico. @erenczi no hace re&erencia al ter$ino dé&icit, pero sí que se re&iri% a las di&icultades en el &unciona$iento psíquico, que le llevar al estudio de la evoluci%n ! posible patolo"ía de la $ente, no se reduce al co$plejo de Edipo ! que los es&uerzos terapéuticos se deban a la resoluci%n del $is$o.
Para 2oderch , el autor de $(i$a i$portancia en el desarrollo del concepto de dé&icit ! de la creaci%n del $odelo relacional es airbairn que, al i"ual que erenc+ i, sus ideas per$anecieron lar"o tie$po olvidadas. #a! una idea bsica, en toda la obra de airbairn, que la $eta &inal de la pulsi%n libidinal no es la "rati&icaci%n, sino el encuentro con el objeto. Prisionero del len"uaje de la época, aunque e$plea el tér$ino de libido, lo hace en un sentido di&erente al de reud . 2oderch lo entiende co$o que el ser hu$ano desde el naci$iento no se diri"e al objeto para satis&acer una necesidad, sino que la $ente no e(iste aislada$ente, s%lo en contacto con los otros.
En 1A/3, @airbairn e(presa que el psicoanlisis hasta aquel $o$ento centrado en los i$pulsos ! en el !o, debe hacerlo ta$bién sobre el objeto hacia el que se diri"en los i$pulsos, ! desde esta perspectiva, la psicopatolo"ía ha de incluir la investi"aci%n de las relaciones del !o con sus objetos internalizados ! repri$idos. Esto le lleva a estudiar lo repri$ido, ! se separa por co$pleto de la teoría de reud. Para airbairn lo que se repri$e son los objetos $alos internalizados ! los i$pulsos diri"idos a ellos, ! lo
repri$ido son los objetos $alos, lo que el nio ha vivido co$o a"resivo, e(plotador, insatis&actorio, ! &rustrante. 4 di&erencia de reud que creía que se repri$ía los i$pulsos edípicos diri"idos hacia los objetos, así co$o los senti$ientos ! recuerdos, li"ados a dichos i$pulsos a causa de la culpa. Por lo que para airbairn el co$plejo edípico se encuentra lejos de la i$portancia &unda$ental para el desarrollo ! patolo"ía de la $ente hu$ana que le atribu!e @reud.
2oderch cita a los autores $s i$portantes que han contribuido al concepto de dé&icit ! la necesidad del $odelo relacional, co$o Balint ! su teoría de la &alla bsica *1AB8 #0 *. 1innicott con su concepto de la $adre 5su&iciente$ente buena6 ! la necesidad del $odelo relacional *1ABC,1ABD+' . !ohut creador de la psicolo"ía del self *1AD1+ ! 2. Bo3bly con el attacha$ent *1ABA+.
En psicoanlisis, el dé&icit se re&iere a la insu&iciente recepci%n o su$inistro de al"o que el sujeto debería haber recibido de los padres o cuidadores, en una deter$inada etapa evolutiva de la vida. El dé&icit no es s%lo la ausencia de lo que se necesita, de lo positivo, sino la presencia de lo perjudicial de lo ne"ativo. Este concepto va li"ado al de de&ecto operativo *Pine, 1AD/+, en el sentido de que el de&ecto de las &unciones del !o, que es lo que se $ani&iesta en los sínto$as, ! perturbaciones, e(puestas en la consecuencia del dé&icit. 2oderch nos recuerda que he$os de di&erenciar entre senti$ientos vacíos, insu&iciencia, ! las &unciones de&ectuosas del !o, porque pueden estas )lti$as tener su ori"en en otras causas, sean "enéticas, neurol%"icas, etc. El dé&icit se e(presa a través de la e(periencia subjetiva ! de la realidad clínica, el concepto de de&ecto presupone un bajo rendi$iento en al"una rea de la vida psíquica.
El dé&icit est constituido por lo que se ha deno$inado $odelo $ental i$plícito, o esque$as $entales o principios or"anizadores, que dan lu"ar a que las respuestas e$ocionales ! de conducta, ante diversas situaciones de la vida, se repitan invariable$ente, con $u! escasa probabilidad de $odi&icaci%n ! enriqueci$iento a través de las e(periencias que la vida puede o&recer. e sabe que estas respuestas, pobres ! desadaptativas, son e(presi%n de circuitos neuronales que se han construido co$o resultados en la e(periencia, vividos por el sujeto en los pri$eros aos de vida. 7 cuantas $s veces se e(citan estos circuitos neuronales, $s &recuente$ente quedan &ijados. ! con $a!or &acilidad se e(citan de nuevo ante los estí$ulos que los han ori"inado. 7 s%lo a través de nuevas e(periencias de relaci%n, ! no de nuevos conoci$ientos en la relaci%n.
e")n el criterio de 2oderch, a la hora de di&erenciar entre pacientes intrapsíquicos ! pacientes con dé&icit, considera que en la base de toda alteraci%n psíquica e(iste un dé&icit estructural del self, ! que la di&erencia se ha de ver tan s%lo en tér$inos de predo$inio de sinto$atolo"ía de con&licto intrapsíquico o de dé&icit. 4de$s, aade que la teoría de las dos pulsiones ha sido total$ente desacreditada por la neurociencia, ! por tanto, la construcci%n que se si"ue de su supuesta e(istencia no puede sostenerse, lo cual con&iere $a!or validez a la teoría relacional, para la co$prensi%n del &unciona$iento $ental, ! su trata$iento de las perturbaciones.
Para 2oderch , el $odelo relacional es el verdadero heredero de la técnica de reud, cuando nos ar"u$enta, a través de varios trabajos, dos actitudes $u! distintas, entre la que presentaba a sus pacientes, ! que la técnica clsica no es en realidad la creada por @reud, sino por sus se"uidores' ade$s que era $u! capaz de distin"uir la trans&erencia de lo que es la relaci%n real entre él ! su paciente. 2oderch coincide con la escuela :leinniana en que toda relaci%n del paciente con el terapeuta es trans&erencia, pero dando al concepto trans&erencia un sentido $s a$plio, ! una e(tensi%n $u! distinta. =o entiende la trans&erencia co$o e(clusiva$ente la repetici%n, en la &i"ura del analista, de las &antasías ! pulsiones diri"idas hacia los pri$eros objetos. Para él, la relaci%n del paciente con el analista es trans&erencia, al i"ual que lo es del analista al paciente, aunque se ha lla$ado 5contratrans&erencia6, !a que todo es trans&erencia, nuestros pensa$ientos, nuestros senti$ientos, dentro ! &uera del anlisis. a trans&erencia es la $anera co$o el analizado or"aniza su e(periencia de la situaci%n analítica de acuerdo con la totalidad de sus e(periencias pasadas, tanto consciente co$o inconsciente, !a sean estas )lti$as propias del inconsciente no repri$ido de procedi$iento. >e esta &or$a, $s que una &or$a de repetici%n del pasado, la trans&erencia es una $anera de or"anizar el presente para dotarlo de sentido.
Para acabar, 2oderch , de &or$a concreta ! sintética, nos da las características di&erenciales del psicoanlisis relacional ! su aplicaci%n clínica.
En el capítulo /, El espacio terapéutico y la autoridad del psicoanalista, nos habla de la creaci%n de un espacio, a la vez $aterial ! psicol%"ico, donde inclu!e el encuadre, ! toda la realidad psíquica ! $aterial que lo sostiene, junto con la autoridad del analista co$o una presencia constante que in&iltra ! $atiza todos los ele$entos de este espacio.
2oderch entiende por espacio terapéutico el creado por el pacienteterapeuta, es decir, por dos subjetividades, lo cual hace que inclu!a el ca$po intersubjetivo. =o se re&iere al creado, si$ple$ente por el encuentro de dos subjetividades, sino al creado por el reconoci$iento del otro co$o un self equivalente al $ío, que a su vez $e reconoce a $í, si"uiendo las ideas de Stern y Benjamin. Este espacio intersubjetivo es posible a unas circunstancias $ateriales en un tie$po concreto, unas condiciones acordadas ! unas condiciones e(ternas entre el paciente ! el terapeuta.
e")n el autor, la relaci%n analítica debe ser asi$étrica, aunque i"ualitaria, ! en &unci%n de esta asi$etría, la responsabilidad del analista es la creaci%n de este espacio terapéutico. a asi$etría no s%lo es que uno necesita a!uda ! otro no, sino de otros &actores co$o el contenido, el tie$po de las interpretaciones, la personalidad que in&lu!e poderosa$ente en el &unciona$iento psíquico del paciente, ! con&i"ura el espacio terapéutico, ade$s de ser una característica &unda$ental del $odelo relacional.
>entro del $odelo relacional es de su$a i$portancia el espíritu de ne"ociaci%n que preside a la relaci%n. Esta ne"ociaci%n debe abarcar un a$plio abanico de puntos concretos, detalles ! circunstancias especí&icas que e(isten desde el principio, o pueden presentarse en el curso del proceso.
2on respecto a la autoridad del analista en el curso del proceso psicoanalítico, ! por tanto dentro del espacio terapéutico, 2oderch, opina que sie$pre ha sido una cuesti%n co$pleja. El psicoanlisis sie$pre ha pretendido ser una disciplina cientí&ica, ! su trata$iento, un $étodo que re)na las condiciones de ri"urosidad ! e(actitud, propias de los e(peri$entos llevados a cabo en las ciencias e$píriconaturales. 7 con esta pretensi%n, el hecho que el e(peri$entador analista posea al"una clase de autoridad sobre el analizado, a$enaza esta pretensi%n de validez cientí&ica del proceso. a di&icultad reside en que en el trata$iento psicoanalítico, el sujeto a investi"ar es un ser hu$ano, ! la investi"aci%n se realiza a través de la relaci%n, porque aunque la )nica $isi%n sea la interpretaci%n, no he$os de olvidar que ésta es un acto de relaci%n. os te%ricos del psicoanlisis se han es&orzado en li$itar esta autoridad a través de re"las técnica de anoni$ato, abstinencia ! neutralidad. Para 2oderch, estas re"las han hecho que la &i"ura del analista se convierta en una caricatura irreal, ! produzca el e&ecto contrario al pretendido, au$entando, en lu"ar de reducir, la autoridad ante el paciente. 2oderch cree que es i$posible borrar esta i$a"en de autoridad del analista dentro de la díada, aunque el analista ha de ser consciente de la in&luencia que esta i$a"en de autoridad est ejerciendo en la $ente del paciente.
En el capítulo C, sobre Reglas clásicas del análisis: del anonimato, abstinencia y neutralidad al psicoanalista como participante observador, revisa las re"las clsicas del anlisis, ! nos $uestra la enor$e co$plejidad que se encierra en estos conceptos para poderlos $odular en la prctica del $odelo relacional.
2oderch piensa que el anonimato, la abstinencia y la neutralidad constitu!en usos rí"idos ! petri&icados, sin verdadero sentido ! co$prensi%n para el que las lleva a cabo.
obre el anonimato del psicoanalista nos seala que, desde el co$ienzo, el paciente observa "ran cantidad de detalles sobre la personalidad del analista que, junto con las interpretaciones e in&erencias que el analista realiza a partir de la actitud ! palabras del analista, se acu$ulan. in e$bar"o, el psicoanlisis tradicional, se e$pea en que la personalidad del analista ha de estar oculta, para que el &en%$eno trans&erencia surja del paciente sin in&luir para nada en ella. 4l adentrarnos en la re"la del anoni$ato, nos encontra$os de nuevo con el te$a de la interacci%n, puesto que si se predica el anoni$ato, es para que la personalidad del analista no ten"a in&luencia en las &antasías del paciente, para que quede al $ar"en del desarr ollo de la trans&erencia. Para 2oderch resulta increíble que dos personas que, durante aos, se hallan juntas dialo"ando verbal o subverbal$ente, en una relaci%n tan ínti$a co$o es la díada analítica, no estén en continuo in&lu!éndose $utua ! recíproca$ente. 4de$s que el siste$a en espejo del cerebro con&ir$a, sobre bases objetivas, que la ininterru$pida interacci%n entre los seres hu$anos que co$parten un espacio de dilo"o, es un hecho objetiva$ente de$ostrable $ediante las técnicas neuro&isiol%"icas de i$"enes. eala que los de&ensores del anlisis tradicional, ! por tanto apo!ados en la interpretaci%n co$o un interca$bio verbal, se olvidan de que cada palabra es un acto de habla.
2oderch considera que de las tres re"las tradicionales, la abstinencia &ue la $s a$plia$ente aceptada, dado que la teoría pulsional presupone que para que los
con&lictos intrapsíquicos puedan ser co$prendidos, analizados ! resueltos, se ha de reproducir en la relaci%n con el analista, la neurosis trans&erencial. 7 para que ello ten"a lu"ar, era necesario que tanto las pulsiones libidinales co$o a"resivas, no deben obtener la $s $íni$a "rati&icaci%n, con el &in de que se reproduzca el con&licto pri$ario, en la relaci%n terapéutica. Este esque$a &ue aceptado, e(ceptuando por un lado a %dler y 2ung , que acabaron si"uiendo su ca$ino propio, ! por otro eren+ci que intent% continuar, pero acabo quedando condenado al ostracis$o.
2oderch nos $uestra co$o contrasta con este $eticuloso cuidado para evitar la "rati&icaci%n, el hecho de que el psicoanlisis es en sí $is$o una "rati&icaci%n, puesto que para el paciente !a es una "rati&icaci%n el disponer de al"uien que le reciba ! escuche puntual$ente, ! con toda se"uridad que $uestre una disposici%n a a!udarle a través de la palabra, incluso aunque sea inco$prensible.
2oderch est de acuerdo en di&erenciar entre "rati&icaci%n ! provisi%n, aunque las cosas son $s co$plicadas de lo que parecen en un principio. En su opini%n, la "rati&icaci%n per se debe ser descartada, pues sería un &actor de perturbaci%n del proceso psicoanalítico, pero la provisi%n de las necesidades han de ser tenidas en cuenta en su justa $edida, para el adecuado desarrollo del proceso psicoanalítico, ! toda provisi%n co$porta una "rati&icaci%n. e")n 2oderch , se ha olvidado en la aceptaci%n incondicional de la re"la de abstinencia, por "ran parte de los analistas- la necesidad de recibir a$or. >esde los estudios de F. pitz sabe$os per&ecta$ente, que la necesidad de recibir a$or, es tan perentoria e indispensable, co$o la de recibir ali$ento ! a"ua. 4de$s nos recuerda que el setting psicoanalítico &acilita la re"resi%n ! la reactivaci%n de deseos in&antiles. 2oderch nos recuerda que la $etodolo"ía psicoanalítica es dura ! &rustraste, por lo que es preciso un adecuado equilibrio entre &rustraci%n ! provisi%n de necesidades. Por ello, a&ir$a que no sería posible si la interpretaci%n no dispusiera de dos &unciones. a pri$era la de hacer consciente al"o que el paciente desconoce de sí $is$o, ! la se"unda trans$ite una actitud de aco"i$iento, tolerancia, e$patía ! benevolencia, ! que se relaciona con lo que Strachey lla$a carcter $utativo de la interpretaci%n. Esto est relacionado con lo que la &iloso&ía del len"uaje e(plica sobre los actos del habla.
En relaci%n con la neutralidad , 2oderch nos habla de la con&usi%n de dicho tér$ino, debido a que en ocasiones se utiliza indistinta$ente junto al de abstinencia. =os habla de las cuatro $aneras de entender la neutralidad, coe(istiendo cada una de ellas en la actualidad- a+ la neutralidad co$o abstinencia, entendiéndola co$o aleja$iento de cualquier "rati&icaci%n de los deseos del paciente. 4l"unos autores opinan que reud desarroll% el concepto de abstinencia, co$o $anera de de&enderse de la contratrans&erencia er%tica que despiertan en él las apasionadas pacientes histéricas. @reud se es&orz% en reco$endar una actitud de indi&erencia que Strac/ey lo tradujo en in"lés por neutralidad. Por lo que se ve sur"e co$o derivado de la i$prescindible abstinencia para hacer &rente a la trans&erencia er%tica. b+ la neutralidad co$o reserva ! distancia analítica. >esde esta perspectiva, el analista no debe opinar absoluta$ente nada entorno a los asuntos de la vida e(terna del paciente, ni en las decisiones que ha de to$ar, ni e(presar juicios o valoraciones personales. =i e(presar a&ecto o si$patía. c+ a neutralidad benevolente, donde reco"e unas características que le parecen interesante de Schaffer . El analista per$ite que todo el $aterial con&lictivo sea presentado,
interpretado ! elaborado sin to$ar partido en la consideraci%n de estos con&lictos. El analista evita i$poner sus valores, ! no propone nada acerca de la acci%n que el paciente eval)a, ni e(presa juicios respecto al paciente o personas que le rodean. a personalidad del analista queda subordinada a la tarea analítica, ade$s de repudiar cualquier actitud hostil en la relaci%n con el paciente. 2oderch, aade que esta lista de Schaffer , le parece $u! inteli"ible co$o re"la prctica de co$porta$iento con la relaci%n al respeto G a la individualidad del paciente' pero otra cosa es la co$prensi%n de la neutralidad co$o co$ponente intrínseco de la relaci%n analítica, condici%n bsica para que estas u otras re"las que puedan darse sean real$ente neutrales.
a )lti$a &or$a de neutralidad que revisa es la neutralidad del analista co$o i$plicaci%n, ! selecciona para ella a cuatro autores- Hill, #o&&er, Herson ! @ran:lin.
a verdadera neutralidad es al"o que debe residir dentro del analista ! no en la $atriz relacional creada por paciente ! terapeuta. 7 esta neutralidad consiste en un senti$iento de i$plicaci%n con el paciente ! con el proceso psicoanalítico. a neutralidad no es posible desde el e(terior. 4quel que ve a otro desde a&uera no es nunca neutral, dado que la neutralidad en una díada se da cuando cada uno de los co$ponentes es capaz de ver, sentir ! co$prender al otro co$o el otro se ve, se siente ! se co$prende a sí $is$o, sin que ello presupon"a una pérdida de su propia historia ! e(periencia.
En el capítulo B, res cuestiones a debate enactment, autorevelación !sel"#discloure$ y metas del psicoanálisis, trata tres cuestiones centrales dentro de la prctica relacional.
>esde 1A8B que 2acobs public% su trabajo 4n 5ountertransference enactment , el tér$ino enactment puede traducirse en 5puesta en escena6, 5dra$atizaci%n6, pero 2oderch, pre&iere $antener el tér$ino ori"inal. 2acobs, a través de una anécdota, advierte, que desde el $is$o $o$ento del pri$er encuentro se activa la trans&erencia, tanto en el paciente co$o en el analista. 4de$s, la trans&erencia del analista, ejerce una &uerte in&luencia en la percepci%n del paciente ! en c%$o se presentar la trans&erencia en este )lti$o. =o sie$pre la contratrans&erencia del analista es consciente, ! en al"unas ocasiones vivida inconsciente$ente ! no analizada, puede e$pujar al analista a la acci%n en colusi%n con las &antasías, ansiedades ! deseos del paciente. 7 esto es lo que lla$a$os enactment , o dicho de otro $odo es la contratrans&erencia convertida en acci%n. e")n Iacobs debe ser detenido o interpretado.
os partidarios del psicoanlisis tradicional, "racias al enactment , han podido aceptar la e(istencia de la interacci%n pacienteanalista, pero con la condici%n que esta interacci%n es un error del analista, debido a que no ha sabido controlar su trans&erencia ! ha entrado en una situaci%n de antianlisis. En ca$bio los analistas relacionales, han visto en el concepto enactment, la posibilidad de ver aceptada la interacci%n pacienteanalista dentro de la totalidad del concepto psicoanalítico.
a intervenci%n de Iacob concuerda con al"o que 2oderch lleva tie$po plantendose, ! es que ha! pacientes que viven en la trans&erencia deter$inadas &antasías ! deseos, o
que tratan de hacernos entender al"o que no pueden e(presar con palabras, o intentan arrastrarnos a deter$inados co$porta$ientos, es decir pacientes que nos inducen a un enactment, pero en una situaci%n en la que nosotros he$os podido observar lo que ocurría, los senti$ientos que provocaban, ! no he$os entrado en la actuaci%n que nos proponían. 7 esto es un enactment co$unicativo por parte del paciente, ! que el analista observa sin su$er"irse en ellos.
Boes/y, un &reudiano, considera que el analista debe estar e$ocional$ente co$pro$etido para que el paciente avance, es decir, que el analista debe 5&allar6 en el $anteni$iento de una actitud analítica, sin que esto ha!a de considerarse un error técnico, o una actuaci%n contratrans&erencial en el sentido clsico. En ca$bio "eni/ , dice que es i$posible separar la subjetividad del analista de cualquier cosa que ha"a o di"a, con lo cual las interpretaciones sie$pre estn in&luidas por las ansiedades o con&lictos del analista que las &or$ula.
#a! autores que valoran el enactment co$o un suceso )til. Para "oughton, el enactment se re&iere a poner en acci%n lo que uno est e(peri$entando interna$ente, sin tener el sentido pe!orativo del acting)out . o que acaba$os viendo es que la "ran disparidad de posturas, en torno al enactment, indican que no ha habido una apro(i$aci%n.
e")n 2oderch la posici%n $s coherente con el psicoanlisis relacional, es que el enactment no es otra cosa que la trans&erencia en un sentido a$plio ! or"anizativo. >espués di&erencia entre enactment nor$al e inevitable, ! el enactment patol%"ico.
En cone(i%n con el enactment est la re(elaci$n y autore(elaci$n *sel& discloure+. i"uiendo a Meissner, psicoanalista nortea$ericano, la autorevelaci%n es un proble$a, porque choca &rontal$ente con la $etapsicolo"ía tradicional, a pesar que en el $o$ento actual, son pocos los que persisten en ne"ar su e(istencia en el proceso psicoanalítico, e incluso su utilidad en deter$inadas ocasiones.
2oderch , por lo e(puesto hasta ahora sobre el anoni$ato, la posibilidad de esconder la propia personalidad, a los ojos del terapeuta es pura ilusi%n' pues constante$ente esta$os revelando, involuntaria$ente e inevitable$ente, una $iríada de detalles ! ras"os de nuestra personalidad. >entro de este co$plejo te$a, aquello que es di&ícil deslindar entre revelaci%n involuntaria ! autorevelaci%n, aquello que e(presa de sí $is$o al &or$ular una interpretaci%n. a corriente principal del psicoanlisis se ha $antenido a&errada al principio bsico- las interpretaciones que un analista &or$ula se re&ieren a un estado $ental del paciente, pero nunca al analista. 2oderch pone en entredicho esto, pues un analista interpreta ! da a conocer a su paciente el contenido ! la &or$a de su pensa$iento, es decir, autorevela su $ente ! su estilo analítico.
2oderch propu"na, al i"ual que otros autores, que el psicoanalista desarrolle un senti$iento de libertad ! &le(ibilidad que ha"a posible que elija entre la posibilidad de e$plear o no la autorevelaci%n, pero no co$o una re"la, en nin"uno de los dos casos.
@inal$ente, en este capítulo analiza cules son las $etas del psicoanlisis co$o $étodo de investi"aci%n de la $ente hu$ana ! co$o trata$iento de deter$inados trastornos psíquicos. Este punto ha se"uido ator$entado hasta el presente, ! en los institutos de psicoanlisis se si"ue reco$endando a los analistas en &or$aci%n que no deben es&orzarse en la $ejora del paciente, sino en analizar su $ente, %sea hacer consciente lo inconsciente, ! que si se produce una $ejora, ser un e&ecto secundario en el que el analista no debe centrar sus es&uerzos. En lo que respecta a 2oderch, ! desde la perspectiva relacional, es que la $eta del psicoanlisi es ! debe ser terapéutica.
2oderch distin"ue entre $etas, procesos ! resultados, a)n a sabiendas que se $ezclan ! con&unden. Para el autor dentro del $odelo relacional, la $eta $s i$portante no es hacer consciente lo inconsciente, sino la $eta )lti$a puede describirse co$o la de conse"uir que el paciente sea capaz de vivir e(periencias sentidas co$o real$ente auténticas ! propias, para lle"ar a la creaci%n de un sentido personal de su vida, "racias a la oportunidad que proporciona el analista para e(plorar su propia subjetividad e i$a"inaci%n.
En el )lti$o capítulo La relación paciente#analista como agente terapéutico trata la idea sobre que la relaci%n pacienteterapeuta posee ele$entos su&icientes para producir las $odi&icaciones psíquicas deseadas. Para ello es necesario que el terapeuta sea percibido por el paciente co$o objeto bueno. En la actualidad, la orientaci%n psicoanalítica centrada en lo dicho anterior$ente, ! que no tienen )nica$ente co$o soporte la interpretaci%n ! el insi"ht son- a+ la psicolo"ía del self, de !ohut b+ el intersubjetivis$o de 4range, Storolo3, %t3ood c+ la teoría de la interacci%n de Miller y *opart d+ el Hrupo de Joston para el Estudio del Proceso de ca$bio Psíquico, Stern, 6yon)"uth entre otros, ! e+ ! el psicoanlisis relacional de Mitchell.
Para 2oderch , la co$paraci%n entre la &uerza terapéutica entre el psicoanlisis clsico ! el relacional, per$anecer en el reino de la clínica subjetiva, dado que un proceso analítico o psicoterapéutico es una relaci%n inti$a entre dos personas, ! da lu"ar a que los resultados dependan de la conjunci%n de dos $entes, )nicas e irrepetibles.
2uando nos habla que el terapeuta debe presentarse co$o un objeto bueno, se re&iere a un analista sencillo, que se co$porta se")n los patrones de nuestro conte(to socio cultural, ! su actitud es de cercanía hacia el paciente. El terapeuta que se o&rece co$o objeto bueno posee seis características- 1+ actitud con&ir$ativa *;illin"$o+ + hacer innecesarias las represiones 3+ identi&icaci%n din$ica /+ aceptaci%n del a$or del paciente C+ provisi%n de e$patía ! B+ supervivencia. as cuatro )lti$as han sido descritas por S/olnic/.
En conclusi%n, la presente obra nos $uestra, a través de "ran cantidad de conoci$ientos, ! a través de la e(periencia del autor, co$o el psicoanlisis se ha ido trans&or$ando, a lo lar"o del tie$po, para situarse en el conte(to actual en un psicoanlisis basado en el $odelo relacional.