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LA MONEDA M.EXJCANA Bosquejo histórico-numismático por
D. MANUEL ROMERO DE TERREROS
196 l1111111111111111111111111111111111
54280 FAD-POSGRADO
LA MONEDA MEXICANA
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Moneda del Virreinato ~!
ONSUMADA la conquista de México, las >] pocas operaciones comerciales que se lleva(j~ 1' iZ ~ ban a cabo entre los nuevos colonos se efec~ tuaban por medio de las monedas castellanas, que habían traído los españoles. Pero como éstos, en su mayor parte, no eran gente rica, sino de escascs recursos, la moneda en circulación pronto dejó de dar abasto y, aunque en el año de 1523 se importó una buena cantidad de la Península por orden expresa de Carlos V, al fin y al cabo tuvo que recurrirse al primitivo sistema de trueque de mercancías. También corrieron, en los primeros tiempos de la Colonia, granos de cacao, y canutillos de pluma rellenos de polvo de oro, que antiguamente habían usado como moneda los mexicanos. Posteriormente, para los contratos y cambios que se celebraban, se recurrió al sistema de hacer circular pequeños e irregulares tejos de metal, sellados por los oficiales reales, de un peso determinado, y de aquí proviene el nombre de peso, que hasta hoy se usa en México para 1 ~
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designar la unidad monetaria. La cantidad de cobre en la liga de estas piezas fue en tan rápido aumento que llegó a dárseles el nombre de pesos de oro de tePuzque (cobre). Actualmente no se conoce ningún ejemplar de tal moneda. Se ha aseverado que Hernán Cortés hizo acuñar moneda por cuenta propia, pero esto no parece ser sino una de tantas acusaciones que posteriormente presentaron sus enemigos.1 Tanto por los fraudes a que daban lugar los tejos de metal, cuanto porque era absurdo que un país de la importancia de la Nueva España careciera de moneda propia, desde el año de 1 528 se pensó en establecerla, y hasta se asevera que dos años antes había llegado Luis Ponce de León 2 con las matrices necesarias para el objeto. Apoyaron la idea de fundar una Casa de Moneda en México, Nuño de Guzmán, Ramírez de Fuenleal y el Oidor Salmerón, pero no fué sino hasta el año de 15 3 5 que el Virrey don Antonio de Mendoza, impetró y obtuvo de la Corona de Castilla, por Real Orden de 11 de mayo, permiso para establecer en México una Casa de Moneda, a condición de que la acuñación se sujetara a las leyes dadas para las casas de moneda 1 Falsas de toda falsedad son unas monedas de plata, :itribuídas al Conquistador, que llevan esta inscripción: CARLos-v-1526 ( ! ) . . 2 Según un documento de 153 3 que obra en la Real .Academ~a de la I Iistoria de Madrid, se dice que "para el oro q. se fundiere se dio por divisa !:is dos colunas i una banda atravesada de dos cabecas de ~icrpe i por letra PLUS ouLTRE (sic) y abajo unas aguas i por la orla 1" NUFVA ESPAÑA". Sin embargo, no se permitió entonces h acuñal u'm de oro.
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de la Península, pero con prohibición de emitir moneda de oro. En cuanto a la de cobre, o de vellón, Mendoza quedó autorizado a mandarla acuñar, si así lo creía conveniente. Según Herrera, fué en el año de 15 3 6, por el mes de abril, cuando empezó a labrarse moneda en México. La primitiva Casa de Moneda estuvo en la de Fundición, oficina que «quintaba" la plata. Ubicada primero en las casas del Marqués del Valle, y trasladada, poco después, a las de Cabildo, se pasó, en 15 69, a la misma manzana del Palacio Real, al sitio que hoy ocupa el edificio del Museo Nacional de Antropología, razón por la cual esa calle se llama hasta hoy «de la Moneda". En esa época empezó a acuñar la Casa de Moneda de México enormes cantidades de plata, que llegaron a invadir el mercado del mundo entero, a tal grado, que los pesos mexicanos corrieron desde entonces en las vastas regiones de la legendaria China y del remoto y misterioso Japón. Las primeras monedas que se labraron en México, y por lo tanto en América ( 15 3 6-15 5 5), fueron de cuatro, tres, dos, uno, medio, y un cuarto de real, todas de plata pero de distinto módulo, como era lógico, y cuyas matrices fueron remitidas de Madrid, bien custodiadas. Estas monedas son llamadas de Carlos y Juana, porque, como es sabido, se suponía que Carlos V y su madre, doña Juana "la Loca", gobernaban juntos. Todas, con excepción de los medios y cuartos reales, ostentaban, al anverso, el escudo español con los cuarteles de Castilla, León y Granada, entre 9
la ceca de México, que consistía en la letra M sola, o con una pequeña o encima, y la inicial del ensayador; y, a guisa de leyenda, los nombres de Carlos y Juana, en latín. Los medios reales llevaban, en lugar de escudo, las iniciales de los Soberanos, una K y una J. El reverso de estas monedas de Carlos y Juana consistía en las «columnas de Hércules", 3 coronadas, sobre ondas de mar, y con el lema PLVS VLTRA, entero o abreviado; la leyenda, también en latín, rezaba: "Reyes de las Españas y de las Indias". Los cuartos de real tenían al anverso la inicial K, y al reve;so la 1, ambas coronadas. El valor de las piezas de cuatro reales se indicaba por medio
Fuenleal, autorizó la acuñación de la de vellón, de cuatro y dos maravedíes. Las de cuatro maravedíes, de las que hubo numerosas variedades, tenían, en el anverso, la K coronada y, al reverso, la 1 también coronada, con leyendas parecidas a las de las de plata. Las de dos maravedíes tenían una 1 en el anverso, y un castillo al reverso, pero esta última pieza es hoy sumamente rara. A principios de 15 46, Mendoza ordenó al Corregidor de Michoacán que comprara el cobre necesario y que los indios de allí, por expertos, hicieran los tejos del grosor y peso debidos, y los remitieran a México para su acuñación. Esta moneda de cobre fué desde luego vista con desconfianza por los indígenas, quienes, según se dice, prefirieron hacerla perdediza, arrojando mucha de ella a la laguna, a aceptarla en sus operaciones comerciales. Sea de ello lo que fuere, lo cierto es que se descontinuó su acuñación en 15 52. Aunque hechas a martillo, presentaban todas las monedas de Carlos y Juana, hermoso aspecto y eran más o menos circulares.
3 Así llamaban los antiguos al Estrecho de Gibraltar; y como más allá no había nada conocido, adoptaron el lema NE PLVS VLTRA, que Carlos V modificó, suprimiendo la negación para indicar que más allá existía el Nuevo Mundo.
Menos perfectas que las anteriores fueron las monedas que se acuñaron después, en tiempos de Felipe 11 ( 15 56 a 1598), Felipe 111(1598a1621), Felipe IV (1621a1665), y Carlos 11 ( 166 5 a 1700). Variaron un tanto en diseño, sobre todo al reverso, en que se suprimieron las "Columnas de Hércules", y ocupó su lugar una cruz floreada, cantonada de castillos y leones. El escudo del anverso fué "el
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grande", de·las armas de España; 4 pero las piezas de medio real, en lugar del escudo, ostentaban el monograma del Monarca. Por cierto que los medios reales de Carlos II fueron extraordinariamente defectuosos. Las leyendas siguieron poniéndose en latín.G A esta moneda, se le dió el nombre de nu1cuqui11a, palabra cuyo origen ha sido muy discutido, pero que parece derivarse de una voz árabe, que significa, según unos, reconocida y probada, y según otros, irregular. Y era ciertamente irregular la moneda, porque los tejos de que estaba hecha casi nunca eran ni aproximadamente circulares, lo cual daba ocasión para que impunemente se cortaran en las esquinas, y se cercenara la plata en no pequeñas cantidades. Sin embargo, del reinado de Felipe IV hubo monedas macuquinas, circulares y excepcionalmente hermosas. El 9 de agosto de 1598, según un documento del Archivo de Indias, la Corona contrató con el doctor Baltasar Vellerino de Villalobos el uso, en las Casas de Moneda de las Indias, de un invento de Miguel de la Cerda, que consistía en unas barras de plata, casi redondas, de cuya extremidad podían cortarse discos del tamaño y peso necesarios. A esto se debe que a algunas m onedas macuquinas se les llame «de cabo de barra". 4
Por excepción, aparece, en algunas monedas de Felipe IV, el escusón de Portugal. e; 1 Iubo unas monedas de plata, octagonales, con la fecha 1611 que, según Orozco y Berra, circulaban en las minas de Zacatecas.
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En la época de Felipe II empezó la acuñación de las monedas de ocho reales, que luego se hicieron famosas en la historia y en la novela, y que fueron precursoras del célebre peso mexicano. Carlos II autorizó la acuñación de monedas de oro en México, por Real Cédula de 25 de febrero de 1675, que fué publicada en esta eiudad el 23 de mayo siguiente con grandes regocijos: músicas, cabalgatas, arcos de flores y demás. Pero no empezó la acuñación, sino hasta el 23 de diciembre de 1679, día en que el Virrey Fray Payo Enríquez de Ribera y la Real Audiencia fueron a la Casa de Moneda, «a ver hacer los doblones de oro", dice Robles. El diseño era parecido al de las monedas de plata; pero la cruz del reverso era la llamada «de Jerusalén", es decir, con cada brazo en forma de T, cantonada de flores de lis, en lugar de castillos y leones. Los valores de la moneda colonial de oro fueron de ocho, cuatro, dos, uno, y al final del Virreinato, medio escudos, y su ley, de 22 quilates primero, y de 21 después. En la época del último monarca de la Casa de Austria había ido mejorando la moneda mexicana, acuñada por medio de tórculo, hasta asumir, la mayoría de las piezas, una forma circular; y con el advenimiento de los Borbones al trono de España, se perfeccionaron los cuños y se elaboraron hermosas piezas, durante el primer período de Felipe V (1700 a 1724) 6 y el corto reinado de Luis I (1724). 6
De muy dudosa autenticidad son unas piezas triangulares, va-
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grande", de·las armas de España; 4 pero las piezas de medio real, en lugar del escudo, ostentaban el monograma del Monarca. Por cierto que los medios reales de Carlos II fueron extraordinariamente defectuosos. Las leyendas siguieron poniéndose en latín.G A esta moneda, se le dió el nombre de nu1cuqui11a, palabra cuyo origen ha sido muy discutido, pero que parece derivarse de una voz árabe, que significa, según unos, reconocida y probada, y según otros, irregular. Y era ciertamente irregular la moneda, porque los tejos de que estaba hecha casi nunca eran ni aproximadamente circulares, lo cual daba ocasión para que impunemente se cortaran en las esquinas, y se cercenara la plata en no pequeñas cantidades. Sin embargo, del reinado de Felipe IV hubo monedas macuquinas, circulares y excepcionalmente hermosas. El 9 de agosto de 1598, según un documento del Archivo de Indias, la Corona contrató con el doctor Baltasar Vellerino de Villalobos el uso, en las Casas de Moneda de las Indias, de un invento de Miguel de la Cerda, que consistía en unas barras de plata, casi redondas, de cuya extremidad podían cortarse discos del tamaño y peso necesarios. A esto se debe que a algunas m onedas macuquinas se les llame «de cabo de barra". 4
Por excepción, aparece, en algunas monedas de Felipe IV, el escusón de Portugal. e; 1 Iubo unas monedas de plata, octagonales, con la fecha 1611 que, según Orozco y Berra, circulaban en las minas de Zacatecas.
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En la época de Felipe II empezó la acuñación de las monedas de ocho reales, que luego se hicieron famosas en la historia y en la novela, y que fueron precursoras del célebre peso mexicano. Carlos II autorizó la acuñación de monedas de oro en México, por Real Cédula de 25 de febrero de 1675, que fué publicada en esta eiudad el 23 de mayo siguiente con grandes regocijos: músicas, cabalgatas, arcos de flores y demás. Pero no empezó la acuñación, sino hasta el 23 de diciembre de 1679, día en que el Virrey Fray Payo Enríquez de Ribera y la Real Audiencia fueron a la Casa de Moneda, «a ver hacer los doblones de oro", dice Robles. El diseño era parecido al de las monedas de plata; pero la cruz del reverso era la llamada «de Jerusalén", es decir, con cada brazo en forma de T, cantonada de flores de lis, en lugar de castillos y leones. Los valores de la moneda colonial de oro fueron de ocho, cuatro, dos, uno, y al final del Virreinato, medio escudos, y su ley, de 22 quilates primero, y de 21 después. En la época del último monarca de la Casa de Austria había ido mejorando la moneda mexicana, acuñada por medio de tórculo, hasta asumir, la mayoría de las piezas, una forma circular; y con el advenimiento de los Borbones al trono de España, se perfeccionaron los cuños y se elaboraron hermosas piezas, durante el primer período de Felipe V (1700 a 1724) 6 y el corto reinado de Luis I (1724). 6
De muy dudosa autenticidad son unas piezas triangulares, va-
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Pero no fué sino hasta 1732, en la segunda época de Felipe V, que empezó la acuñación de las monedas más artísticas que ha producido la Casa de México. Dos años antes, había llegado de la metrópoli don Nicolás Peynado, en compañía de Alonso García Cortés y de Francisco Monllor, y traído consigo, además de nuevos troqueles, los planos de un gran edificio que había de levantarse, porque el que existía se consideró ya insuficiente para las labores de la ceca de México. En acatamiento de una Real Orden del 2 de agosto de 1731, durante el gobierno del Virrey Marqués de Casafuerte, Pcynado, con los arquitectos Pedro de Arrieta y Manuel de Herrera, empezó la construcción del edificio que quedó terminado el 18 de diciembre de 1734, con un costo de unos cuatrocientos cincuenta m il pesos, en números redondos. Desde su fundación, los diversos oficios de la Casa de Moneda de México habían sido asignados a asentistas. Los empleos de Tesorero, Tallador, Balanzario, Fundidor, Ensayador y Grabador, con autorización Real, dada en el Bosque de Segovia, a 21 de agosto de 15 65, se ponían en pública subasta; en algunos casos, se hicieron hereditarios en ciertas familias y, en otros, se adjudicaron a alguna Orden religiosa, que los servía por interpósita persona. Uno de estos casos fué el de los frailes carmelitas del Desierto, motivo por el cual se encuentran monedas con la inicial D, ciadas en plata o plomo, con una cruz, la fecha A(nno) D(omini) 1708 y el valor UN l'ESO, en el anverso, y el monograma de María, al reverso. Si acaso, serían también "Monedas de Rescate".
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como del ensayador. Pero en 1732, por Cédula de 14 de julio, dispuso Felipe V que la acuñación se efectuara por cuenta de la Real Hacienda. A partir del año mencionado, se labraron piezas perfectamente circulares, con el canto acordonado en forma de guirnalda, para evitar el cercenamiento. Empezó la acuriación el 29 de marzo del dicho año. "La tarde de este mismo día -relata la Gac<:ta d<: México--, fué el Excmo. Señor Virrey Marqués de Casa-Fuerte, a la nueva Fábrica de la Moneda, acompañado del Señor Oydor y Juez Superintendente de ella D . Joseph Fernandez Veytia, y de los Oficiales Mayores de ella, y muchos Cavalleros de la primera distinción de esta Ciudad al acto de veer la primera prueba de los Instrumentos, y acuñar la primera Moneda, que se imprimió con otras muchas, con gran primor, de las quales en señal de regozijo, de ver logrado tan buen principio en obra que tanto dessea el Rey N. Sr. se repartió algun número entre los presentes y ausentes. . ." Fué entonces cuando empezaron a labrarse las famosas onzas de oro, que tanta celebridad adquirieron después. Esta moneda era de muy hermoso diseño; hubo numerosas variantes, pero todas ostentaban, al anverso, el busto del monarca reinante y la fecha; y, al reverso, el escudo "grande", de las armas reales, entre la ceca de México con la inicial del ensayador, y el valor de la pieza. Las leyend:ts, en latín, fueron además del nombre y del dictado del monarca, las siguientes: INITIUM SAPIENTIAE TIMOR DOMlNI (El temor de Dios es el 15
princ1p10 de la sabiduría) y NOMINA MAGNA SEQUOR (Sigo grandes nombres), en tiempos de Felipe V y Fernando VI; e IN UTROQUE FELIX AUSPICE DEO (Feliz en ambos (mundos) con el favor de Dios), durante los reinados de Carlos III, Carlos IV y Fernando VII. Las piezas de plata ostentaban, al anverso, el nombre y dictado del monarca reinante, las armas reales, el valor de la moneda y las iniciales del ensayador; y, al reverso, se veían los dos hemisferios, con las "Columnas de Hércules,, a los lados, así como la leyenda VTRAQUE VNUM (De dos, uno) , la ceca de México y la fecha. Los valores siguieron siendo los mismos, y la ley, que al principio fué de 11 dineros, cuatro granos, en la plata, se bajó a once dineros. Las piezas de plata del año de 1732 son tan raras, que hubo un tiempo en que se afirmó que no habían llegado a emitirse con esa fecha. 7 Esta moneda se hizo famosa; y se dió el curioso caso de que las piezas de 8 reales, de Carlos III, fueron imitadas por el Rey Cristián VII de Dinamarca, para las Piastras de Groenlandia ( ! ) , de 1771 y 1777. Por Real Orden reservada de 18 de marzo de 1771,
redujo la ley de la moneda de plata de 11 dineros a 10 di1wros, 20 granos; y la ley de oro, de 22 a 21 quilates. La moneda de los dos hemisferíos se acuñó hasta el .1ño de 1772. A fines del anterior, había dispuesto Carlos 111 que todas las Casas de Moneda de América estamparan uniformemente, al anverso de las piezas, el busto del mo1urca reinante. En consecuencia, empezó a fabricarse nueva moneda en el mes de diciembre y fué lanzada a la circul.1ción el 3 de enero de 1772, de acuerdo con el Bando que mandó publicar el Virrey don Antonio María de Bucareli. Esta serie se llamó de busto, en contraposición a la anterior, que se denominó columnaria. Sl'
En el año citado, se decidió ampliar el edificio de la Casa de Moneda, obra que duró diez años con un costo de más de medio millón de pesos. La moneda de busto, muy hermosa, pero inferior a la columnaria, fué diseñada por don Tomás Prieto, Grabador de la Casa de Moneda de Segovia, y se labró con las efigies de Carlos III, Carlos IV y Fernando VII. Por cierto que, cuando murió Carlos III, como no llegara a tiempo el retrato del nuevo Rey Carlos IV, se acuñaron algunas monedas con el nombre de este soberano, pero todavía con la efigie de su padre.
7 Existe en poder de un particular un ensayo de moneda columnaria de 8 Reales, que aunque lleva la fecha 1729 y la ceca de Madrid, fué sin género de duda troquelado en México, y seguramente de una de las matrices que trajo Peynado, obra probable de Francisco Monllor, "artífice platero de Madrid'', dice Herrera, nombrado "abridor de la moneda en la Casa de Méjico".
En la moneda de oro no hubo modificación notable; pero en la de plata, además de la efigie del Rey, al anverso, se puso, al reverso, en lugar de los dos hemisferios, el escudo de armas reales, pero de forma distinta del anterior.
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A fines del remado de Carlos IV, es decir, en 1794, empezaron a acuñarse pequeños cuartos de retd, de plata, con objeto de facilitar las operaciones al menudeo; pero como esta medida no fué suficiente, en el año de 1814, el Virrey don Félix Calleja ordenó la acuñación de monedas de cobre, de dos cuartos, un cuarto y un octavo de real. Los cuartos de real, de plata, ostentaban. al anverso, un castillo, la ceca de México y la fecha y, al reverso, un león rampante. En el anverso de las piezas de cobre, además del nombre y dictado de Fernando VII, se veía el número VII, romano, entre dos F enlazadas, la ceca y el valor de la moneda; en el reverso, una cruz flordelisada, cantonada de castillos y leones.
II Moneda obsidional, o de necesidad "
1': .~ URANTE la Guerra de Independencia (1810-
18 21) , cuando se cortaron las comunicaciones con la Metrópoli, se hizo necesario establecer, ~ en 1810 y 1811, Casas de Moneda en varias ci udades del interior del reino: Chihuahua, Zacatecas, Durango, Sombrerete, Real de Catorce, Guadalajara, Guanajuato y Oaxaca. '
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Las monedas que estas casas emitieron, casi todas de ocho reales, pueden ser consideradas como obsidionales, o de necesidad, y resultaron, con pocas excepciones, burdas imitaciones de las piezas de la Casa de México, fundidas unas, troqueladas otras, y todas con el nombre de Fernando VII. La única de estas casas que acuñó oro, fué la de Guadala jara; labró unas cuantas piezas de ocho escudos y una de cuatro. Se diferencían de las de México por su inferior ejecución y la ceca GA. Las excepciones a que hemos hecho referencia, fueron algunas monedas de Zacatecas, una de Durango, las de 18
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Finalmente, las monedas de Sombrerete se distinguen por la leyenda REAL CAXA DE SOMBRETE (sic), al anverso,
y el apellido VARGAS, amén de otros punzones pequeños, al reverso. Hubo variantes. El apellido corresponde seguramente al entonces Superintendente de Minas Fernando de Vargas. Pero hubo otras emisiones completamente distintas, como la de la «Suprema Junta de América", llamada de Zitácuaro, y la moneda del Cura Morelos. En la de Zitácuaro, campean el águila y el nopal al anverso, y un trofeo de armas indígenas al reverso. Hubo numerosas variantes en plata y cobre, fundidas y troqueladas, y de todos los valores, con excepción del de cuatro reales. En cuanto a la ya francamente insurgente moneda de Morelos (1811-1814), se emitió, labrada a martillo, en enormes cantidades, principalmente en cobre, y con tantas variantes, que es difícil encontrar dos ejemplares enteramene iguales. Hubo monedas de ocho, dos, uno, y medio rea les; y su característica general es la de ostentar, al anverso, el «fierro", o monograma, de Morelos, el valor y el año, y al reverso, una flecha y la palabra «suD". Algunas, del año de 1813 llevan, además, las letras T.C., que pueden significar Tierra Caliente, o Tlacotepcc, y otras, la palabra OAXACA, entera o abreviada. Hubo otras monedas de necesidad, de plata y cobre, como las que emitió Osorno en Zacatlán, la «Provicional" (sic) de Nueva Galicia, y la de Zongolica, de 1812; y además, muy numerosos resellos y contramarcas, puestos en piezas de todas clases, tanto por los realistas como por los insurgentes.
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Oaxaca, la única del Real de Catorce, la rarísima de Valladolid (Morelia) , y las de Sombrerete. Las primeras monedas de Zacatecas se distinguen por una absurda interpretación del escudo real, al anverso; y la simbólica representación del "Cerro de la Bufa", al reverso, junto con las iniciales LV.O. del lema de la ciudad, rrLabor
vincit omnia". La de Durango se emitió bajo el nombre de Nueva Vizcaya, y ostentó el escudo de España, por un lado, y el de la ciudad de Durango, por el otro. Hubo variantes. Las de Oaxaca, fundidas, tenían, al anverso, el escudo de esa ciudad y, al reverso, una cruz vacía (es decir, hueca) cantonada de un león, un castillo, las letras F° y el guarismo 7 9 Se dice que las mandó hacer el Teniente Coronel don Antonio G. Saravia, poco antes de que la ciudad cayera en manos de los insurgentes. La única del Mineral de Catorce, de ocho reales de plata, es casi lisa, puesto que ostenta solamente bs leyendas del caso, al anverso y al reverso. Es moneda rara. Solamente se conocen dos o tres ejemplares de la moneda de Valladolid: de plata y del módulo de las de ocho reales, ostenta al anverso el escudo de armas español y, al reverso, la inscripción: PROVISIONAL DE VALLADOLID y la fecha 1813.
111 Moneda de Itu.rbide • "r~
la Independencia y establecido el ~ Imperio de don Agustín de lturbide, emitió ~) la Casa de México nueva moneda (1822 y 1823), de ocho y cuatro escudos, en oro; y de ocho, dos, uno y medio reales, en plata. Con algunas variantes, ostentaron todas estas monedas la cabeza y el nombre (en latín) de Iturbide, así como la fecha, al anverso; y al reverso el águila mexicana, coronada y sin la serpiente, d título de Emperador Constitucional, y el valor de la pieza. El primer tipo del águila, en la moneda de ocho reales fué de pésimo gusto: "flaca y prolongada'', según Orozco y Berra, pero en seguida se hicieron nuevos troqueles con el águila "en mejores carnes". ONSUMADA
Los medios reales, que el público llamó "medios de aguilita'', se pusieron en circulación el 2 5 de agosto de 18 22. No llegó a acuñarse moneda de cobre.
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IV Moneda de la Re pública del Imperio, conservó la moneda mexi1 cana los valores antiguos, en escudos y reales, ~ así como la ley de los metales. Pero, por der,.........,~rt creto del Congreso, de 19 de agosto de 1823. !ll' cambió el diseño de las piezas. De allí en adelante, se l.1braron las monedas de oro con el águila Nacional y la ll·ycnda REPUBLICA MEXICANA, al anverso; y al reverso, un brazo sosteniendo el gorro frigio en una vara sobre un "código abierto'', la leyenda LA LIBERTAD EN LA LEY, la ..... JI:
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ESPUÉS
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l·cca, y la fecha. La moneda de plata ostentó parecido anverso, pero un reverso más sencillo, a saber: el gorro, radiante, con el valor, la fecha y, en las piezas mayores, la ley del metal. En las primeras piezas el águila estuvo representada de perfil, pero poco después se puso de frente. Los troqueles fueron hechos por José Guerrero, hábil medallista que había ejercido su profesión desde tiempos de Fernando VII; con excepción de los de la onza de oro de 1826, y de los de ocho reales, de plata, de 1827, que fue25
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ron obra del célebre grabador inglés William Wyon, en Londres. De las Casas foráneas, subsistieron las de Zacatecas, Durango, Guanajuato y Guadalajara; y volvió a funcionar la de Chihuahua, en 18 31; pero se establecieron, además, otras: la de San Luis Potosí, en 1827; la de Tlalpan, entonces Capital del Estado de México, en 1828; la de Guadalupe y Calvo, en 1843; la de Culiacán, en 1846; la de Oaxaca, en 1858; la de Hermosillo, en 1861; la de Catorce, en 1863; y la de Alamos, primero en 18 2 8 y después en 18 64. Las de Tlalpan, Catorce, Guadalupe y Calvo y Alamos (en su primera época) subsistieron poco tiempo. Además de las piezas de oro y plata, se amonedó cobre, en centavos, cuartillas, octavos y dieciseisavos de real, de variados módulos y diseños, no solamente en la Casa de México, sino en muchos Estados, como Chihuahua, Durango, Guanajuato, Jalisco, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora y Zacatecas. A esta moneda fraccionaria foránea, que puede llamarse regional, habría que agregar las muy numerosas piezas extraoficiales, y ºde necesidad", emitidas en esa época por Municipios, Haciendas y Comerciantes, principalmente en Michoacán y Colima. En términos generales, la primera moneda republicana duró, con corta interrupción, de 1824 a 1873.
V Moneda de Maximiliano
·, a q_ue se h a alu dºd interrupc1on t o, f ue' la época del imperio de Maximiliano (1864 a 1867)' 1 j r :il cuando la moneda cambió por completo de fisonomía. Las piezas mayores fueron obra de los excelentes grabadores mexicanos Sebastián Navalón, J\ntonio Spíritu y Cayctano Ocampo, y resultaron de alto mérito artístico.8 Ostentaban, al anverso, la cabeza de pl·rfil y el nombre del Emperador; y al reverso, el esc~do dd Imperio, el valor y la fecha de la moneda. Se adopt? el "tema métrico decimal y se labraron, en oro, la pieza dl· 20 pesos de México ( 1866), y, en plata, la de ur_i peso d~ México ( 1866-1867), de Guanajuato y San Luis Potosi (1866), y la de 50 centavos, de México (1866). -----..~ A
·f~
-8-Re1ata e1 peno · 'd"ic 0 "El Mexicano"' de 11 de febrero Fde 1866, d M "miliano acompañado del Ministro de Estado, D. er:°an o ~1::1ír:; "estuv~ en el Apartado, con el objeto de ver 11~ pnme~s 1 d " y agrega. "Complacido de ver e uen resu aprobaciÓn, y dió orden. de ~ cada opera~io dos pesos, acuñados con el nuevo tipo, ignal n oseb.: . d l esentaron Damos e para ien a ~H:eptar algunas mone as que s~ ~ -~r or el b~en éxito de su delicado los se~iores N~v.alón, Ocalmpo yd p1.n PBellas Artes, porque de su seno l , ,, 1 r:1baJO y felicitamos a a Aca erma e h;n s:1Údo artistas tan aprovechados que honran a palS •
d ~l;~;bJ: és~:s :a~~~esªt~ ~u
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La moneda fraccionaria f ué · un lado, el águila coronada anterior, y ostentó, por de una corona de laurel {' por el otro, el valor dentro monedas de 1O y 5 ' y a ceca. Se labraron, en plata L . centavos, en México Guana ' u1s Potosí y Zacatecas (1864-1866). ' JUat?, _San mente la de un centavo M' . ' y en cobre, uruca' en ex1co ( 18 64) . demás Casas d e Mone d a siguieron · . ncda Las republicana. labrando la mo-
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Müneda rrde Balanza" la caída de Maximiliano se recurrió de nuevo a los valores en reales, pero poco después se quiso adoptar el sistema métrico decimal y se emitió la moneda llamada «de balanza" de 1869 a 1873 . Tenía ésta, al anverso, el águila mexicana de frente, 1.t leyenda REPUBLICA :MEXICANA, y la fecha; y al reverso, una alegoría de la Justicia bajo el gorro frigio, y la ceca y el valor. En oro, se labraron monedas de 20, 10, 5, 2Y2 y 1 pesos; en plata, de un peso, 50, 25, 20, 10 y 5 centavos; y en cobre, de un centavo.
Se dice que los pesos «de balanza" no tuvieron en China la misma aceptación que las monedas de ocho reales, motivo por el cual, volvieron a aparecer éstas en 1874, hasta que, en 1899 quedó definitivamente establecido el sistema métrico decimal. En 1882 se habían emitido monedas de níquel, de 5, 2 y 1 centavos pero como fueron causa de un motín, tuvieron que retirarse en seguida de la circulación. A principios del siglo actual, cerradas ya las Casas de Moneda foráneas, solamente quedó funcionando la de México, como en la actualidad. 29
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v1r Moneda contemporánea el año de 1905, se efectuaron algunos cambios en la moneda nacional. La leyenda REPUBLICA MEXICANA se convirtió en ESTADOS UNIDOS MEXICANOS; y por Ley del 25 de marzo, se varió • d tipo de las monedas de oro, de 10 y 5 pesos. Se crearon t'n su lugar los llamados Hidalgos y Medios Hidalgos, de 1111)dulo y grosor más reducidos, y· dejaron de circular las piezas anteriores de oro, de dichos valores, así como las de 10, 2 ~ y un peso. Llamáronse las piezas Hidalgos, porque ostentaban, al anverso, la cabeza del Padre de la Patria; pero su ley subió de 875 a 900 milésimos. Se acuñaron de 1905 a 1920, con alguna interrupción. N
En cuanto a la moneda de plata, en 1910 se emitieron los Pesos, diseñados por Pillet, que el vulgo llamó "de caballito", porque al reverso estaba representada la figura de la Libertad, a caballo, sobre un fondo de rayos de luz. Esta moneda se acuñó de 191 O a 1914. No hubo modificación en la acuñación de oro, hasta el año de 1917, en que, por decreto de 27 de junio, se au-
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torizó la emisión de monedas de 20 pesos. En el anverso, de acuerdo con el Decreto de don V cnustiano Carranza, de 20 de septiembre del año anterior, se representó el águila nacional de perfil, parecida a la de las primeras monedas de la República. Estas piezas fueron conocidas por Aztecas, debido a que en su reverso se veía una representación de la antigua "piedra del sol'', conocida vulgarmente por "el calendario azteca". Fueron diseñados por don Jorgo Enciso, y dejaron de acuñarse en 1921. Al año siguiente, en 31 de octubre, se mandaron acuñar las piezas de oro de $2.50 y $2.00. Se emitieron de 1918 a 1920 y de 1944 a 1948. Con motivo del Centenario de la Independencia en 1921, se acuñaron los por ese motivo llamados "Centenarios", monedas de oro de 50 pesos. Ostentan estas piezas, al anverso, el águila nacional y la leyenda ESTADOS UNIDOS MEXICANOS; y al reverso, la figura de la estatua que corona el monumento a la Independencia en el Paseo de la Reforma, entre el valor de la moneda y los gramos de oro puro que contienen. Más abajo, se leen las fechas 1821 y la de la emisión. Se acuñaron de 19·21 a 1931 y de 1944 a 1947.
F 1921 y con el mismo motivo que los de oro se ... n l 'llamados rrcentenarios de plata", monedas nllticron os l d d' h . d tlr dos pesos, con un reverso parecido a e ic ,as piezas e . ta pesos , pero con un anverso mas ornamenoro de c1ncucn rnJo, diseñado por don Jorge Enciso. Por decreto de 25 de ocubre de 1917, se emitió lamode O 720 consistente en piezas de un peso, ne J a d e p la ta, ley · • . cincuenta centavos (tostón)' veinte y diez. ~enta vos, que . 1 h ta 1945 con alguna interrupcion puesto que c1rcu aron as ' · f · l ños de 193 5 corrió otra moneda de ley in cnor. por os a · l l coda· Las piezas mayores tenían en el canto, incusa, a cy . l'SDEPENDENCIA y LffiERTAD.
En 1947 aparecieron las monedas de. plata, de cinco d y de o. 500 respectivamente, conoy un pesos, l ey e 0 ·900 ' ciclas como Ciumhthnocs y Morelos, por tener, en sus reversos las cabez.as, de perfil, del último Emperador azteca y del insigne jefe insurgente. Ambas fueron obra del grabador de la Casa de Moneda, señor Manuel Luna Negrete. · t De 19 5Oson las monedas de un peso, de cmcuen a y de .
En términos generales, puede decirse que las monedas mexicanas post-revolucionarias se han acuñado de módulo mucho menor del de las anteriores del siglo XIX.
. . . centavos que actualmente circulan. Las pnvemticmco ' . d M meras ostentan en su reverso, el busto uniformado e orelos, con el rostro casi de frente; y las de cincuenta ce~ltavot de Cuauhtémoc, de tres cuartos de perf 1 ' a a la cab eza ,, t que d cha con el símbolo del "águila que cae ' pues o ere. ~f. 1 nombre del monarca azteca. Son piezas de eso s1gru 1ca e artística concepción.
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De unos treinta años a esta parte, ha habido numerosas emisiones de moneda de plata, níquel y cobre, algunas de las cuales ya han sido retiradas de la circulación.
Las monedas de veint1cmco centavos recuerdan las antiguas "pesetas" (aunque de módulo menor) del siglo XIX, por Ja "balanza" de su reverso. Con motivo de la inauguración del Ferrocarril del Sureste, en 1950, se hizo una corta emisión de monedas conmemorativas, de cinco pesos, de plata, con una apropiada alegoría al reverso. Finalmente, acaban de ver la luz pública los «Hidalgos", monedas de plata, ley de 0.720, también de cinco pesos, que ostentan, por un lado, las armas nacionales, el valor y la fecha, y por el otro, la cabeza de don Miguel I lidalgo, de perfil, a la izquierda, dentro de una corona de laurel· En el canto, incusas, las palabras: AGRICULTURA COMERCIO
la más reciente moneda de cobre, de cinco centavos, l.t 1Í~mada «Josefita", por tener b cabeza de doña Josefa Orti1 de Domínguez en su reverso. Muy artística, aunque quizás de módulo inconvenien-o es la última moneda de un centavo, de 111cnte pequen ' . .. d t611, que ostenta unas espigas de trigo, estiliza as, en su reverso.
INDUSTIUA.
Unos treinta años después de la Ley de 25 de marzo de 1905, que creó las monedas de níquel de cinco centavos, aparecieron las de diez centavos, de cuproníquel. De esta misma aleación fueron las últimas de cinco centavos, que ostentan, en su reverso, el busto de la insurgente doña Josefa Ortiz de Domínguez. En cuanto a las monedas de cobre o bronce, cabe decir que, si desde 1905 se acuñaron de dos y un centavos, por Decreto de 9 de enero de 1920, se crearon las piezas grandes de veinte y diez, que después fueron retiradas. La actual, de veinte centavos, ostenta, en su reverso, la "Pirámide del Sol" de Teotihuacán y al fondo los volcanes.º 11 Las monedas vulgarmente llamadas de cobre, son en realidad de latón, con diversas proporciones en el contenido del zinc.
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VIII Moneda R evolttcionaria s cosa sabida que, en la época de la Revolución (más o menos de 1913 a 1916), los diferentes bandos contendientes hicieron acuñar abundante moneda, de infinidad de valores, en va1 ios puntos de los Estados de Chihuahua, Durango, Jalisco, Aguascalientes, México, Puebla, Guerrero, Morelos y Oaxaca. Se labraron piezas de todos valores, algunas en oro, no pocas en plata, pero la inmensa mayoría en cobre, y muchas de ellas imitando, más o menos, las anteriores monedas oficiales.
ll
Pero estas emisiones revolucionarias, que fueron verdaderamente "de necesidad", constituyen, hoy en día, más que numismas de valor estético, objetos de interés para los amantes de lo insólito, como, por ejemplo, los pesos que ostentan el estrafalario lema de "Muera Huerta", único en la historia de la moneda. Las más correctas, desde el punto de vista numismático, fueron, quizás, las provisionales de Oaxaca, de las cuales se acuñaron unas cuantas piezas de sesenta pesos, en oro; algunas de veinte, diez y cinco pesos en oro bajo; y, en grandes cantidades y con no pocas 37
variantes, en plata y cobre. Ostentan todas estas monedas de Oaxaca al anverso, el busto de Juárez, con excepción de las rectangulares de tres y un centavos.
IX
Los Tlacos muy especial_ de la numismática mexicana es el de los gu1tones, que se conocen con el nombre genérico de tlacos, emitidos por par• ticulares, cuando la escasez de moneda fraccionaria dificultaba en muchos casos sus operaciones al menudeo. SPECTO
Aunque algunas de estas piezas datan del siglo XVIII, corrieron con mayor abundancia a mediados del siguien te. Se labraron de materiales diversos, como metal blanco, níquel, madera, cuero y hasta vidrio, pero, en su inmensa mayoría, de cobre; y no todos fueron circulares, puesto que las hubo rectangulares, ovaladas, en forma de flor, de hojas, de corazón y de animales. Algunos las llaman «monedas de hacienda", pero hay que tener presente que no solamente se utilizaron en fincas de campo, sino también en fábricas, cantinas y tiendas de ropa y comestibles. Los tlacos fueron tan numerosos, que probablemente no existe colección alguna, pública o privada, en que figuren todas las piezas que de esta clase se emitieron. 38
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LA MEDALLA puede decir que el delicado arte del "grabado en hueco" tuvo sus comienzos en nuestro país, con el advenimiento de la Casa de Borbón al • trono de las Españas. Al principio, es decir, durante los reinados de Felipe V, Luis 1 y Fernando VI, la demanda de medallas para conmemorar proclamaciones n·ales y otros actos públicos, se abastecía con piezas de plata, fundida por artífices desconocidos y no muy expertos. No fué sino hasta tiempos de Carlos 111, que empezaron a aparecer medallas troqueladas en plata, bronce y algunas en oro; y continuaron elaborándose hasta el término del gobierno virreinal. E
De los principales grabadores "en hueco" que en esa época florecieron, toca el primer lugar, por orden cronológico, a don ALEJO BERNABÉ MADERO, autor de las medallas de proclamación de Carlos 111, en 1760, todas troqueladas con esmero. Don FRANcisco CASANOVA, nacido en Zamora en 1734, estudió en la Academia de San Fernando de Madrid, y por sus grandes disposiciones fué destinado a la Casa de 41
Moneda de México, en donde trabajó como Director de Grabado, hasta su muerte en 1778. Ejecutó varias medallas de proclamación de Carlos III, piezas bellamente logradas, aunque sus anversos no resultaron fieles retratos del Monarca, puesto que Casanova lo representó siempre con un perfil que bien hubiera querido para sí el Rey Católico, y tocado con una muy rizada peluca, que jamás usó. En cuanto a los grabadores FoRCADA y SÁNCHEZ, casi no merecen citarse, porque sus producciones, las medallas de proclamación de Carlos IV en Puebla y Guadalajara, respectivamente, fueron tan defectuosas que rayaron en lo ridículo. Pero el más prolífico, a la vez aue el más artista de todos los medallistas que florecieron e~ México, fué indudablemente don JERÓNIMO ANTONIO GIL. Nacido también en Zamora en el año de 1731, Jerónimo Antonio Gil se trasladó a Madrid en edad temprana y fué uno de los primeros alumnos de las clases de dibujo y de pintura en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de la cual obtuvo una pensión para seguir estudiando al lado de don Tomás Prieto, bajo cuya hábil dirección hizo notable progreso, tanto que no tardó en ser propuesto para la plaza de grabador de la Casa de Moneda de México. Poco después, por Real Despacho de 15 de marzo de 1778, quedó encargado de establecer · y dirigir una Escuela de Grabado en nuestro país, la cual fué precursora de la Real 42
A,ademia de Nobles Artes de San Carlos de la Nueva Espaúa. Gil falleció en México el 18 de abril de 1798. Como grabador de medallas, Jerónimo Antonio Gil no t uvo rival en México ni tal vez, en España. Su producción l'n esta línea fué tan bella como numerosa. Labró no menos
1y,
las Cruces. 43
. d d Dios después de destruir a sus
No se tienen datos biográficos de don JosÉ MARÍA GUERRERO, pero fué autor de multitud de medallas, tanto para la proclamación de Fernando VII, como conmemorativas de diversos acontecimientos. Su obra, sin embargo, no alcanzó el nivel de la de Gordillo. De don MANUEL LÓPEZ LÓPEZ, quien se anunció en el Diario de México del 25 de septiembre de 1809, entre otras cosas, como "grabador en hueco", solamente se conoce una medalla: b de proclamación de Fernando VII en Toluca, digna de elogio por su feliz diseño y buena ejecución. El excelente grabador en lámina, don ToMÁs DE SuRÍA, fué también autor de diversas medallas; entre otras, las que en 1808 y 1809 le encargó don Carlos María de Bustamante, primero para "perpetuar nuestra unión con los españoles europeos", y luego, en celebración de la "Suprema Junta Central de España e Indias". Pero la más hermosa medalla de Suría fué la que en 1810 labró, por encargo del Arzobispo Lizana y Beaumont y según diseño de don Rafael Jimeno y Planes, para celebrar la paz entre España e Inglaterra. Don PEDRO VICENTE RoDRÍGUEZ estudió en la Academia de San Carlos de Valencia, y en 1808 fué nombrado Director de Grabado de la Casa de Moneda de México pero solamente se conoce una medalla suya troquelada en nuestro país: la no muy notable que en 1814 le encargó el Consulado de México, en honor de Fernando VII "resti-
·J o po r la vo1unta
tu i
e ncmigos". Rodríguez
' de b d ' haber muerto poco mas e e e
t .trde.
, d la Independencia, el arte de la mee ' . Es 1!~) dalla en México decayó last1mosa~ente. (o ~~ . F · Gordillo y Jose Guerrero "" cierto que ranc1sco . l . ~ continuaron sus trabajos y produJeron ~ sene .. . 1 erio de lturbide y de los primeros 111 d "peso de Guadaconmemorativa de lmp 'bl' como e ama 0 R l tiempos de a epu ica, l'd d na medalla. pero tales . . ,, que en rea l a es u ' , V . f . l'dad y su interés es mas lupe ictona ' ' numismas resultaron de in enor ca l histórico que artístico. , . . , lo que habia sido d , d Luc1ANO RovmA, iscipu 1 M as tar e . la medalla de a de Gordillo, tuvo algunos aciertos, como Jura de la Constitución (1843). . del decaimiento del arte del "g~abado Pero en vista . d San Carlos decidió invitar al en hueco"' la Academia e B GALLY de la célebre casa . J .AN SANTIAGO AG ' med a11ista u . . .mpartir sus enseñanzas d L dres a que vm1era a i Wyon, e on, '. , du'o el grabador inglés, muy en nuestro.pa1s. Aqu\ap~~l ~e~cado de San Juan (1849) hermosas piezas, como d . ( 18 53) . y formó varios y la de los premios de la Aca em1a '
•
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.,-~ ESPUES
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discípulos, de entre los cuales descollaron VALÓN, CAYETANO ÜCAMPO
SEBASTIÁN NA-
y ANTONIO SPIRITTU. Nava-
lón, no sin la colaboración de los otros dos, fué autor de la moneda y las medallas de Maximiliano, todas de alto valor artístico. A fines del siglo XIX, se hizo costumbre encargar a casas extranjeras las medallas que se necesitaban para actos oficiales; pero, afortunadamente, hoy en día las ejecutan artistas nacionales de no escaso talento y habilidad, como Lorenzo Rafael, Manuel Luna Negrete y otros no menos distinguidos.
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SUCINTA
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York, 1928 .
ILUSTRACIONES
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MONEDAS
1
'
1.-CARLOS y JuANA. 4 Reales Plata. 2.-FELTl'E II. 8 Reales Plata. Macuquina. 3. -FELl.t>E III. 8 Reales Plata. Macuquina. 4.-FELI.t>E 111. Peso de rescate. 1611. S.-FELI.t>E IV. 8 Reales Plata. 16 S5. 6.-FELI.t>E V. 8 Reales Plata. 1735. 7.-FELll'E V. 8 Reales Plata. 1735. 8.--CARLOS 111. 8 Escudos Oro. 1786. 9.-CARLOS III. 8 Reales Plata. 1772. 10.--CARLOS IV. 8 Reales Plata. 1793. 11.-FERNANDO VIL 8 Reales Plata. 1813. 12.-FERNANDO VII. 8 Reales Plata. 1816. Moneda de necesidad. Chihuahua. 13.-FERNANI>O VII. 8 Reales Plata. 1821. Moneda de necesidad. Durango. 14.-FERNANDO VII. 8 Reales Plata. 1812. Moneda de necesidad. Oaxaca. 15 .-FERNANDO VII. 8 Raeles Plata. 1812. Moneda de necesidad. Sombrerete. 16.-FERNANl>O VII. 8 Reales Plata. 1812. Moneda de necesidad_. Zacatecas. 17.-FERNANDO VII. 8 Reales Plata. 1811. Moneda de necesidad. Junta de Zitácuaro. 18.-MORELOS. 8 Reales Cobre. Flecha grande. 1812. 19.-MORELOS. 8 Reales Cobre. Flecha con florones. 1812. 20.-MoRELOS. 8 Reales Cobre. T. C. 1813. 21.-ITuRBIDE. 8 Reales Plata. 1822. Primer cuño. 22.-lTURBIDE. 8 Reales Plata. 1822. Segundo cuño. 23.-República. 8 Reales Plata. 1824. 24.-Rcpública. 8 Reales Plata. 1839. Aguila de frente. 25.-Repúbüca. 8 Escudos Oro. 1857. Guanajuato.
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26.-MAXIMlLIANO. Peso Plata. 1866. 27.-República. Peso Plata. 1870. Balanzas. 28.-República. Peso Plata. 1898. 29.-Contemporánea. 10 Pesos Oro. 1906. Hidalgo. 30.-Revolucionaria. Peso Plata. 1913. Hgo. del Parras. "De bolita". 31.-Revolucionaria. Peso Plata. 1914. Tres estrellas de CuencaMé. Durango. 32.---Contemporánea. 50 Pesos Oro. 1921. Centem1rio. 33.---Contemporánea. Dos Pesos Plata. 1921. Victoria. 34.-Contemporánea. 20 Pesos Oro. 1921. A zteca. 35.-Contemporánea. Peso Plata. 1944. Ley 0.720. 36.--Contemporánea. Peso Plata. 1947. Ley 0.500. 37.-Contemporánea. Cinco Pesos Plata. 1947. Cuauhtémoc. 38.-Contemporánea. Peso Plata. 1950. 39.-Contemporánea. Cinco Pesos Plata. 1951. Hidalgo. 40.-Tlacos diversos.
MEDALLAS 2 41.- MADERO. 1760. Proclamación de Carlos 111 por el Consulado. 42.--CASANOVA. 1760. Proclamación de Carlos 111 en Pachuca. 43.-GORDILLO. Baulla del Monte de las Cruces. 44.-GuERRERO. Proclamación de Fernando VII. 4 5.-GrL. Conmemorativa de la Academia de San Carlos.
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Se terminó Je imprimir este Bosquejo histórico-numismá tico en los Talleres de la Editorial Cvltvra, T. G., S. A., Av. Rep. de Guatemala 96,