ETNOMETODOLOGIA John John C. Heritage Heritage
Con Con la pri prime mera ra edic edicio ion n en 1967 de de los Studies Studies in Ethnometodo Ethnometodo log? (1984) (1984) de Har~ld Har~ld.. G.arfin G.arfinkel kel,, se prese presento nto al domi dominio nio public publico o u~ en ,o.que ,o.que nu~vo nu~vo y. dls~ln dls~lntlv tlvo o de ~nalisis ~nalisis sociol sociologi ogico. co. La nueva erspect pectlv lvaa gano gano part partJd Jdan anos os con con rap rapld ldez ez y esti estimu mulo lo'' una una I' I' d Pb' Pb' , . d ,. Inea e tra aJo empm empmco co ca a vez vez mas mas dlfe dlfere ren nciad ciadaa e inf influ luye yent ntee Sin b '. '. . em argo a Pe.sar dde que que s~ rec~ rec~no nocl clO O lnme lnmedl dlat atam amen ente te la impo import rtan anci ciaa de los los ~s~sc:~t c:~tos os . ~ GarfI GarfInk nkel el , la la etnom etnomet etod odol olog ogia ia no enco encont ntro ro una una ace tadlO~ facd 0 caren caren~e ~e de reserv reservas as en la comu comuni nida dad d soci sociol olog ogica ica P~de P~de , eClrse eClrse que a.las a.las Ideas Ideas de Gar~ink Gar~inkel, el, como como Ie ocur ocurrier rieraa a D~rkhe D~rkheim im bIte bItes, s, q~e q~e a e~, se Jes ha rend rendld ldo o «el «el trib tribut uto o de Ja crit critic icaa impl implaca aca-e". e". as pnme pnmera rass respu respuest estas as a la etno etnome meto todo dolo logi giaa Ie form formul ulab aban an
', qUIsic qUIsicd'r d'raa agrade agradece cerlc rlc a Tom Wilson Wilson sus valioso valiososs coment comentari arios os pre I~mlllar e este en sa yo.
sobre sobre un versi6 versi6n n .
Studies In Etlmomethod Etlmomethodology ology ;mportanci~ ci~ de Studies fue clara claramen mente te recono reconocid cidaa al j ,d~. La ;mportan Amerzcan Soclologlc Soclologlcal al Review (vid ( e lCWarsel1e una res.lena lena en tres partes partes en la Amerzcan (vid SwanSwanson; a ace y Co cman: 1968), ' . La frase es de Steven Lu Lukes (L (Lukes' 1973 2) E d punto Jlega Jlega el parale paraleIismo Iismo con la obra obra de Durkhe;r!' Durkhe;r!' Ig~al '~u~olf:~~ '~u~olf:~~i~l~t i~l~teiah eiahd~t:k d~t:k~~~ ~~~ an atnbUldo I~lanbl' se atnbUldo con .llltcncl .llltcnclon on critica critica casi todas todas las ideolo ideologias gias p~liticas p~liticas imaglll glllaa es a a etno etnome meto todo dolo logl gla; a; se ha aftr aftrma mado do tam tam bien bien que que ex resaba resaba una una in vaneda.d vaneda.d de punt<;>s punt<;>sde de vista conceptuale conceptualess (a menudo menudo diametralm diametralm~nte ~nte 0 uestos uestos mensa mensa dcf en endla concepclOnes ta tan absur da das co como la de I diP . .), y que a «mente e grupo» que se achaeo D kh" a ur eun eun a eom eomlc lcnz nzos os dc sig siglo lo (efr. (efr. Lukes Lukes:: 1973 1973,, pp. 2-3, 2-3, 497 ss.) ss.):: <
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mult multip iples les obje objecio cione nes, s, much muchas as de las cual cuales es eran eran tota totalm lmen ente te inco incommpati patibl bles es entr entree sf, sf, y esto esto tuvo tuvo como como resul resultad tado o un perfo perfodo do en el que que las disc discus usio ione ness de la nuev nuevaa pers perspe pect ctiv ivaa prod produc ucian ian much mucho o ruid ruido o y pocas nueces. Dive Diverso rsoss fact factor ores es cont contri ribu buye yero ron n a prod produc ucir ir este este result resultad ado. o. Los Los escrito escritoss de Garfi Garfinke nkell son sumam sumament entee densos densos y, en ocasi ocasione ones, s, opacos opacos y crfp crfptic ticos. os. Aunque Aunque subyac subyacen en a ellos ellos marcada marcadass contin continuid uidades ades teoriteoricas, cas, estas estas no se articu articula lan n siste sistema mati tica came ment ntee en funci funcion on de los punto puntoss de refer referen enci ciaa de la socio sociolo logi giaa clas clasica ica.. Ha teni tenido do luga lugarr una una cons consid ideerable rable confus confusion ion y mala mala comp compren rensio sion n tanto tanto entre entre los partid partidari arios os como como entr entree los los detract detractor ores es de la emp empre resa. sa. Adem Ademas, as, los los Studie Studiess in EthnoEthnometodology apar apareci ecier eron on dura durant ntee una una epoc epocaa de caot caotico icoss trast trastor orno noss en las ciencias ciencias sociales, sociales, en las que el paradigma paradigma funcionali funcionalista-est sta-estructu ructural ral pars parson onia iano no ante anteri rior orme ment ntee domi domina nant ntee habi habiaa pasad pasado o a la la his histo tori riaa de la sociol sociologi ogia. a. Como Como los comple complejos jos escrito escritoss de Garfi Garfinke nkell se hicier hicieron on del domi domini nio o publ public ico o en aque aquell llaa epoc epocaa de camb cambio io teor teoric ico o rapi rapido do y conconfuso, fuso, su fecun fecunda da activid actividad ad teoric teoricaa y sus extrao extraordi rdinar narias ias investi investigac gacioiones empir empiricas icas fueron fueron,, con frecuenci frecuencia, a, mal expues expuestas tas y trivia trivializ lizadas adas 4. La desgr desgraci aciad adaa cons consecu ecuen enci ciaa fue fue que la etn etnom omet etod odol olog ogia ia lleg llego o a ser ser inte interp rpre retad tadaa como como «un «un metodo metodo sin sin susta sustanc ncia ia» » (Cos (Coser er:: 1975 1975)) 0, aun peor peor,, como como vehi vehicu culo lo para para la neg negaci acion on de la prop propia ia orga organi nizac zacio ion n sosocial, cial, un'l especie especie de sociolo sociologia gia del «todo «todo vale», vale», El resultad resultado o inevit inevitaable ble fue fue que que las las inves investi tiga gaci cion ones es de Garfi Garfink nkel, el, cuyo cuyo impu impuls lso o inic inicia iall deriva derivaba ba de una criti critica ca al corpus corpus parson parsonian iano o empren emprendid didaa mucho mucho tiemtiempo antes antes de que las las tornas tornas se volv volvie iera ran n en contr contraa del del func funcio iona nali lism smo o estr estruc uctu tura ral, l, se perdi perdiero eron n en la conf confus usio ion n de argum argumen ento toss y contraargu argume ment ntos os.. Por Por tant tanto, o, no es exti exti'ai 'aiio io que que Garf Garfin inke kel, l, que que desd desdei eiio io inte interv rven enir ir en la pol polem emic ica, a, decl declar arara ara temp tempran ranam amen ente te que que cl mis mismo mo termin termino o «etnom «etnometo etodol dologi ogia» a» se habia habia converti convertido do en una cons consign ignaa con vida vida propi propiaa (Garf (Garfin inke kel: l: 1974 1974,, p. 18). 18). Los escr escrit itos os de Antho Anthony ny Gidd Gidden enss (Gid (Gidde dens ns 1976 1976;; 1979 1979;; 1984 1984)) han sido sido una una 4 Los excepc excepci6n i6n consta constante nte al tono tono genera generall ment mentee negati negativo vo de la recepci recepci6n 6n de la etnomet etnometoodologi dologia. a. Un ensayo ensayo de Attew Attewell ell (1972) (1972),, aparen aparentem tement entee autori autoriza zado do pero pero sumam sumament entee confundent confundente, e, dio expresi6n expresi6n concreta concreta a una mala interpret interpretaci6 aci6n n de la etnometodo etnometodologia logia muy extendid extendidaa (vid. (vid. Peyro Peyrot: t: 1982; 1982; Zimmer Zimmerman man:: 1976, 1976, para para una clara clara discusi6 discusi6n n critic critic a de esta esta Fuente Fuente). ). En el ensay ensayo o de Attewel Attewelll estaba estaban n presen presente tess muchos muchos de los malcnt malcntenendido didoss que que mas mas tarde tarde reap reapar arec ecie iero ron, n, entr entree otro otros, s, en los artlc artlcul ulos os de Coser Coser (197 (1975) 5),, Mayrl Mayrl (1973) (1973),, McSwee McSweeney ney (1973) (1973),, Mennel Mennelll (1976) (1976) y Philli Phillips ps (1978) (1978).. Hacia Hacia el final final de 10s atlos atlos setent setentaa el clima clima de incomp incompren rensio sion n se habia habia hecho hecho tan denso denso que interve intervenncione cioness tan elabor elaborada adass como como la de de O'Keefe O'Keefe (1979) (1979) no consigui consiguiero eron n despej despejar ar el ambiente biente.. Entre Entre los esfue esfuerzo rzoss de clarif clarifica icacio cion n utiles utiles llevados llevados a cabo cabo por practi practica cante ntess de la etno etnomet metodo odolog logia ia cabe cabe citar citar los de Coult Coulter er (1971; (1971; 1973; 1973; 1974), 1974), Maynar Maynard d y Wilso Wilson n (1980) (1980),, Peyrot Peyrot (1982) (1982),, Wieder Wieder (1977) (1977),, Wilson Wilson y Zimmerm Zimmerman an (1979) (1979) y Zimme Zimmerma rman n (1976; (1976; 1978). Entre los estudios estudios secundari secundarios os monografic monograficos os sobre la etnome etnometodol todologia ogia se cuen cuentan tan los de Benso Benson n y Hughes Hughes (1983) (1983),, Handel Handel (1982) (1982),, Herita Heritage ge (1984a (1984a), ), Leiter Leiter (1980) (1980),, Mehan Mehan y Wood Wood (1975) (1975) y Sharro Sharrock ck y Anders Anderson on (1986) (1986)..
Los Los esfuerz esfuerzos os teor teorico icoss que que Garfi Garfink nkel el reali realizo zo a 1 0 larg largo o de toda toda s~ vida vida se ce~1t ce~1trab raban an ~n una una serie serie de probl problem emas as conc concep eptu tual ales es que que Slempre Slempre han sldo sldo cuestl cuestlone oness central centrales es de la soci sociolo ologfa gfa.. Estas Estas cuesti cuestioones -la -la teor teoria ia de la accio accion n socia social, l, la natu natura ralez lezaa de la inter intersu subj bjeti etivi vi-da~ da~ y la const constit ituc ucio io.n .n soci social al .del .del con conoc ocim imie ient ntooson son comp comple leja jass y estan estan estrech estrechamen amente te mterre mterrelacI lacIOnad Onadas. as. Debido Debido a que la form formula ulacio cion n concept conceptual ual de dich dichas as cuestio cuestiones nes tiene tiene amplias amplias deriva derivacio ciones nes teorica teoricass y metod metodol olog ogic icas as en la con concep ceptu tual aliza izacio cion n de la org organ aniza izacio cion n soci social, al, repr represe esent ntaro aron n un centr centro o de acti activi vida dad d inno innova vado dora ra dentr dentro o de esta esta disdiscipl ciplin ina. a. Garfi Garfink nkel el abor abordo do este este domin dominio io a tra trave vess de una una serie serie de tenaces naces investig investigacio aciones nes sobre sobre las propied propiedades ades element elementales ales del razon razonaamien miento to prac practi tico co y de las las acci accion ones es prac practi tica cas. s. En el curs curso o de estos estos estud estudio ioss trato trato de deslig desligar ar la teor teorfa fa de Ia accio accion n de su tradici tradicion onal al preo preocu cup. p.aci acion on por por los los probl problem emas as moti motiva vaci cion onal ales, es, y de recen recentr trad adaa en el e.studIO e.studIO de los modos modos en que, conscie conscientem ntement entee 0 no S, los acto res sOClales sOClales.utili .utilizan zan.. sus cono.cim cono.cimien ientos tos para para reconoc reconocer, er, produc producir ir y reproduC produClr lr las accIOn accIOnes es sOClales sOClales y las estructur estructuras as sociales sociales.. Esta Esta insisinsis~enci~ ~enci~ en el conoci conoci.m .mie ient nto o de los actor actores, es, sin sin emba embarg rgo, o, reavi reaviva va el mtere mteress por por descu descubn bnrr las for forma mass en que los actores actores socia sociale less anali analizan zan s~s circuns circunstan tancias cias y pueden pueden compar compartir tir una compren comprensio sion n inters intersubj ubjeetlva tlva de ellas ellas.. En este este punt punto o las inve invest stig igaci acion ones es de Garfin Garfinkel kel se cencentraron traron en el el inevit inevitabl ablee caracte caracterr contex contextua tuall del entend entendimi imient ento o ordina ordina-rio, 1 0 que que tuvo tuvo como como cons consecu ecuen enci ciaa que que se apr apreci eciara aran n las for forma mass extraor extraordin dinaria ariamen mente te comple complejas jas y detal detallad ladas as en que que el context contexto o de Ios Ios hech hechos os prov provee ee de recurs recursos os para para la inte interp rpre retac tacio ion n de estos estos.. EI. EI. nuevo nuevo enfo enfoqu quee requ requeri eriaa la plen plenaa inte integr graci acion on de los anali analisi siss de la aCClon aCClon y del ~on<;> ~on<;>cimi cimiento ento.. Esta Esta integr integracio acion n se logro sustit sustituye uyendo ndo el enfoq enfoq~e ~e motlva motlvacIOn cIOnal al del analisi analisiss de la accion accion social social por un cnfocnfoque metodtco metodtco fprocedurc: fprocedurc:l] l] de este este tema tema,, y se resume resume prog program ramati aticacamente mente en una de las tesls tesls fundamen fundamental tales es de Garfinke Garfinkel: l: <n c<;>ntex texto to~»( ~»(Gar Garfm fmke kel: l: 1984 1984a, a, p. 1). Con Con este este punt punto o de partid partidaa se hlZ? hlZ? P?sl~ P?sl~le le una una f<;>r f<;>rma manu nuev eva. a. de abor aborda darr la praxi praxiss y los los proc proceso esoss de mstltucIOn~ mstltucIOn~ss sOClalesespecifICas, sOClalesespecifICas, y se abri() abri() la posibilidad posibilidad de adoptar tar nueva nuevass actlt actltud udes es tren trentc tc a los los proceso procesoss de comun comunica icacio cion n ling lingu! u!ss-
.' I~xist I~xisten, en, por suruest suruesto, o, muchos muchos nivele niveless de «conci «concienc encia» ia» en relac relacion ion con Ia organIzaClOn nIzaClOn de la vIda COtltl! COtltl!.ln,l .ln,l.. Ademas, Ademas, un actor puede estar conscienteme conscientemente nte orienorientado tado resp respec ecto to a un feno fenome meno no sin sin ser ser capa capazz de formul formular ar el objet objeto o de orient orientac acio ion n [seen but verbal verbalmen mente. te. Garfin Garfin~el ~el emplea emplea Ia eXl.'r eXl.'resi esi6n 6n «ver «ver all'.0 all'.0 sin sin repara repararr en elJo» [seen retenrse a la onentaCH)n onentaCH)n sel'.un aspectos aspectos de la orl'.anizaci .anizaci()n ()n social social que unrlOtlCed] para retenrse se produce produce Sill que se repare repare consci conscient enteme emente nte en ella. ella.
tica. tica. Y en un senti sentido do aun aun mas mas ampl amplio io,, se hizo hizo posi posibl blee alcan alcanzar zar una una nuev nuevaa form formaa de entender entender y tratar tratar la ads adscr crip ipcio cion n de los los sujeto sujetoss alas alas realida realidades des socialme socialmente nte explic explicabl ables es en las que que estan inmerso inmersos, s, as! como como su aprehension de esas realidades. . . . . . Los temas temas mencio mencionad nados os han constltU constltUldo ldo parte parte esenCIal esenCIal del trabaJo trabaJo Bevad Bevadaa a cabo cabo por por Garfi Garfink nkel el y sus colab colabor orad ador ores. es. Los Los resu result ltad ad.o .oss de este este trab trabaj ajo o cons consti titu tuye yen n la mas profu profund ndaa y pro~o pro~ocad cad~r ~raa ,r~on ,r~onen entatacion cion de estos estos aspect aspectos os fund fundam amen ental tales es de la teona teona s~c.I s~c.IOl Olog oglc lca, a, reoreorien rienta tacio cion n que, que, adem ademas, as, ha ton:ad ton:ad?? cuerp cuerpo o en un ,solI ,solIdo do p~og p~ogram ramaa de inves investi tiga gaci cion on empi empiri rica. ca. La fl?al fl?alId Idad ad d~ este este capltu capltul~ l~ es sltu sltuar ar las las investigacio investigaciones nes teoncas de Garfmk~1 Garfmk~1 .medlante. refe~enClas refe~enClas ~l con.texcon.texto de la teor teoria ia socia sociall en el que que se ong ongma maro ron, n, dlsc dlscut utlr lr en que que sentl sentldo doss su pensam pensamien iento to ha llevado llevado a u~a u~a r~~oncep~ r~~oncep~ual ualizac izacion ion de la naturale naturaleza za de la accio accion n socia social. l. y la orgam orgamzac zacIO IOn n SOCIa SOCIal,y l,y present presentar ar algu alguno noss de los los princi principa pales les tipo tiposs de invest investig igaci acion on empi empiri rica ca a que que han han dado dado lugar lugar sus iniciativas. iniciativas.
Re-pe Re-pens nsar ar
la teo teori riaa
de la acci acci6n 6n
Entr Entree 1946 1946 y 1952 1952 Garfi Garfink nkel el se form formo o como como soci, soci,ol olog ogo o b.ajo b.ajo la dire direcc cci6 i6n n de Talc Talcot ottt Pars Parson ons. s. En 1946 1946 Pars Parson onss habl hablaa asum asumld ldo o la direcci direccion on del Departam Departament ento o de R~la~ion R~la~iones es Socia~e Socia~ess d~,la d~,la Un.ive Un.ivers!d rs!dad ad de Harv Harvard ard recie recient ntem emen entc tc cons constI tItUl tUldo do,, y su dlr dlrecc eccIO IOn n estlm estlmul ulo o un esfuerz esfuerzo o co~cert co~certado ado por proseg prosegu~r u~r el de~ar.r de~ar.ro~l o~lo o de de la teor.ia teor.ia soc~olosoc~ologica gica sistema sistematic tica. a. Se trataba trataba de umr las dISclp} dISclp}lI; lI;taS taSde de la l?slco l?slcolog log~a: ~a: la soci sociol olog ogia ia y la ant antro ropo polo logi giaa dent dentro ro de un umco parad paradlg lgma ma teonc teonco o integra integrador dor que habi habiaa sido esbozado esbozado en The Structure. Structure. ~f Soezal Soezal ActLOn (Pars (Parson ons: s: 1937 1937)) como como «teo «teoda da volu volunt ntans ansta ta de la a~Cl a~Clon on». ». Los Los resul resul-tado tadoss de este este esfuer esfuerzo zo habr habria ian n de ser ser sumam sumamen ente te mflu mfluye yent ntes es.. A pesar de algu alguna nass cdti cdticas cas aisla aisla.d .das as ~l edif edific icio io ~eori ~eorico co pars parson onia iano no,, este este vino vino a dominar dominar la teod teodaa socIOlo socIOloglc glcaa anglos anglosaJo aJona na a 1 0 largo largo de las dos decad decadas as post posteri erior ores es a la la Segu Segund ndaa Guer Guerra ra M~nd M~ndial ial.. En esta tens~ tens~ atmosfera mosfera teorica teorica Garfink Garfinkel el desarro desarrollo llo una crftICa crftICa del nuevo nuevo paradl paradlgma gma teor teoric ico o en el mismo mismo mom mom ento ento en que este este surg surgia ia del del depa depart rtam amen ento to de Harva Harvard rd.. La cdti cdtica ca afect afectab abaa a los los supu supuest estos os mas mas profun profundo doss del del corpu corpuss pars parson onia iano no y ha tardad tardado o casi casi t~eint t~einta. a. anos anos en emerg emerger er cn las las dis cu cusiones co contempora ne ne as as de ~a t eo eona SOC l~ l~l. , La teoria teoria de la accion accion parsoman parsomanaa que Garfmke Garfmkell encont encontro ro ~ura?,t ~ura?,tee sus sus anos anos en Harvar Harvard d era era esenci esencial alme ment ntee una una teor teoria ia de la motlv motlvaCl aClOn On de la accion, accion, y estab estabaa domina dominada da por dos intereses intereses fundan fundan;ten ;tental tales. es. La prim primer eraa es que que la vida vida humana humana no ha de e~ten e~tende ders rsee ~lmp ~lmple leme ment ntee como como unamera unamera adapt adaptaci acion on pasiv pasivaa alas alas presl preslOn Ones es ambl ambler er:t :tale ales. s. Por Por el con contra trari rio, o, una una de las car caract acteri erist stica icass centra centrale less de la socle socleda dad d y la
historia humanas es que hombres y mujeres corrientes emprenden costosos esfuerzos para realizar fines -a menudo fines no materiales- arrostrando obstaculos poderosos. Este primer interes -Ia «metafisica voluntarista» de Parsons (Proctor: 1978; Scott: 1963)- enfatiza la direccion subjetiva del esfuerzo por alcanzar fines valorados normativamente. El segundo interes de Parsons derivaba de la famosa discusion hobbesiana del caos en el «estado de naturaleza». De acuerdo con Parsons, este «problema del orden,} hobbesiano consistfa en la cuestion de como es posible reconciliar entre si los esfuerzos activos de los acto res sociales de modo que las relaciones sociales no se vean dominadas por el ejercicio de la fuerza y el fraude (Parsons: 1937, p. 92). Desde un pun to de vista teorico, por tanto, la cucstion motivacional que domina la teoria parsoniana de la accion es como dar cuenta de los acto res sociales que persiguen activamente una serie de fines al tiempo que se establece un mecanismo que evite el problema del orden planteado por Hobbes. Como es bien sabido, la solucion de Parsons, aunque se expresara como resultado de la celeb~e «conv~rgencia» entre l~)s teoricos sociales europeos, en 1 0 esenCial se denvaba de Durkhelm. Parsons formulo la propuesta de que los valores morales que se interiorizan durante el curso de la socializacion pueden ejercer una poderosa influencia tanto en los f~nes de la accion .como en los medios con que dichos fines se perslguen. En la medIda en que estos valores se institucionalicen dentro de una sociedad -en ultimo termino, en forma de un sistema central de val~re.s- se producir.a la cohesion social como participacion en los obJetlvos y expectatlvas comunes que, por tanto, constituiran pautas de actividad coordinada 6. Estas propuestas se estructuraron en posteriores publicaciones del departamento de Harvard 1) en la division analitica tripartita de l~ organizacion social en sistemas culturales, sociales y de personahd.ad, q.ue ~ho~a n?s resulta tan famili~r~ 2) en la concepcion de las eXIgenclas mstltuclOnales de roles defmldos en funcion de «variables- pautas)}; 3) en la idea de la interiorizacion de los valores como las .«disposiciones de necesidad» motivadoras del sistema de personalIdad; y 4) en la famosa discusion de la «doble contingencia» de la interaccion social con sus «procesos vinculantes dobles)} 7.
Parsons y Shils observaron en 1951, «Ia propia institucionalizaci6n dehe h Como considerarse el mecanismo integrador fundamental de los sistemas sociales. Un sistema de interacci6n social puede estabilizarse gracias a la interiorizaci6n de modelos comunes de orientaci6n valorativa» (Parsons y Shils: 1951, p. 150). 7 Parsons resume asi su propuesta global: «Ia integraci6n de un con junto de pautas valorativas comunes con la estructura interiorizada de disposiciones de necesidad de las personalidades constitutivas es el fenomeno central de la dinamica de los sis-
Aunque los criticos hayan manifestado de formas divers as que Parsons tendia a sobrevalorar el grado en que el consenso normatlvo es una caracteristica empirica de las sociedades (Dahrendor~: 1958; Gouldner: 1970), que la integracion social no debe confundl~se co!1 la integracion en el sistema (Lockwood: 1?64). y que debena :~r~buirse un mayor peso a otros facto res motivaclOnales en, el. anahsls de la accion social (Wrong: 1961), es sorprendente que practl~amente no se haya criticado el enfasis ba~i,cosde .la teoria parsomana en los aspectos motivacionales de ~aa~clon . Sm embargo, Parsons ~a insistido en los problemas motlvaClonales hasta el ~u~to de exclUir virtualmente cualquier preocupacion por el entendlmlento en funcion del cual los actores sociales coordinan sus acciones, y que les guia en el transcurso de estas. En este, punto. d:c~sivo Pars0!1s no consiguio costruir una teoria de la accwn; se Im:llto a constru.lr ~na teoria de las disposiciones a actuar. La compren?lon del c~noClmlento mediante el que los acto res controlan sus C1rcunstanClas es fundamental para cualquier analisis genuino. de la acci?n social 9. Para lograr esto, es necesario resp<;m?er cuestlones relatl.vas. a la naturaleza y propiedades del C??OClmlento qu~ ~a de atnb~lrse a los actores sociales, a como utlhzan ese conOClmlento y a como debe tratarse analiticamente dentro de la teoria de la accion. Y fue en estas cUG.stionescruciales en las que Garfinkel se apart6 fundamentalmente del pun to de vista parsoniano durante los primeros allos de la postguerra. . . . . En los escritos de Parsons no sude atnbUirse mucha ImportanCia al problema del conocimiento de ~os acto~es sociales; sin embarg~, esta cuesti6n ejerce una profunda mfluenCia subyacente en su teona a traves de su discusi6n de la racionalidad 10. Para Parsons, Ia racionalidad del actor se determina evaluando en que medida sus acciones se basan en la aplicaci6n de un conocimiento basico. compatible con el conocimiento cientifico (Parsons: 1937, p. 58). SI se da tal compatibilidad, la acci6n se juzgara. «in.t:ins~can:~nte raci~nah> y, v uesto que es consistente con la exphcaClon clentlflca de dIcha aCClon, es temas SOLlJk,. l'uede decirse que el teorema dinamico fundamental dc la soc.iolo~ia es que la estabilidad de cualquicr sistema, excepto el. proceso de InteracLion mas evanescente, depende en alguna melhda de tal IntegraClon» (Parsons: 195 L p. 42).. mas x Esto se dcbia en parte a que la teoria integraba algunas dc las cornentes importantes dc las tcndencias de la tcoria sociol6gica y psicol6~ica que fueron predominantes hasta muy avanzado el periodo de postgucrra. En declO, Parsons hrw notar muchas veces en ddensa de sus afirmacioncs la convergencla de Durkhcllll y Freud en el fenomeno de fa interiorizaci6n. Recientemente, tam bien Giddens ha dcfendido con energia csta posicion (vid. 9
p. ej., Giddens: 1979, pp. 253-4). . (1952, pp. 91 Y ss.; 1984h) y Hcntage 10 Cfr. Garfinkel una discusi6n
de este problema.
(1984a, pp. 22-33) para
preciso considerar cientificamente adecuada la explicaci6n de la acci6n por parte del actor. Sin embargo, en la mayoria de los casos las explicaciones que dan los acto res de sus acciones no coincidiran con las del cientifico. En estos casos, propone Parsons, debe rechazarse la explicaci6n de los actores. Cuando esto ocurra se formulara una explicaci6n cientifica de las acciones de los acto res en funci6n del papel motivador de las norm as y valores interiorizados. Se crea asi una escisi6n radical entre las acciones racionales, con sus razones autosuficientes, y acciones no racionales, en las que se prescinde del razonamiento de los actores en favor de explicaciones normativo-causales de su conducta. Esta escisi6n se agrava con la idea, tantas veces manifestad a por Parsons (por ejemplo, Parsons: 1937, pp. 403-5; 1951, p. 37), de que si los valores morales han de prevenir eficazmente el caos hobbesiano, los miembros de un orden social no podran tener una orientaci6n instrumental can respecto a los elementos normativas que han interiorizado. Pues tal orientaci6n daria origen a un calculo maquiavelico que, en caso de generalizarse, socavaria la constituci6n moral de la sociedad y haria depender el orden social de inestables coaliciones de intereses. EI efecto acumulativo de todos estos aspectos de la teoria parsoniana fue marginar el problema del conocimiento de los acto res sociales, y que los actores se trataron, en expresi6n memorable de Garfinkel, como «idiotas que juzgan» (Garfinkel: 1984, p. 68) cuya comprensi6n y razonamiento en situaciones de acci6n concretas son irrelevantes para el enfoque analitico de la acci6n social I I . Al desarrollar una alternativa al analisis parsoniano de la acci6n
de Garfinkel (1952) al paradigma parsoniano se origino en la teoria I I La eritiea del conoeimiento en que se basaba. Parsons, sostenia Garfinkel, fundamentaba su anilisis en un paradigma epistemol6gieo neokantiano (<
social Garfinkel utiliz6 extensamente la obra de Alfred Schutz, quien en uda larga serie de escritos te6ricos .ha?ia defendido de forma. inapelable la necesidad de trat~r el conoCl.mlento del acto~ e~ I~ t~oria de la acci6n. Desde sus pnmeros escntos, Schutz habla mSlsudo en que el mundo s~)Cial se int~rpreta ~n funci6n .de categorias y construcciones proplas del sentldo comun cuyo ongen es, en gran parte, social. Estas construcci,?nes ~on los recu.r,sos con que I?s actores sociales interpretan sus sltuaclOnes de ~cClon, captan la~ I~tenciones y motivaciones de l?s demas, adqUIeren un entendlmlento intersubjetivo, actuan coordmadamente y, en ~eneral, se ~ueven en el universo social. Es evidente que su conteOido y propledades requieren una investigaci6n sistematica tant.o en el nivel te6rico como en el nivel empirico. En efecto, Schutz aflrmaba que n~)pued~ prescindirse del contenido y propiedades de estas construcCI.ones Sl~ perder el fundamento basico de la teoria social: su referenCIa al UOlverso social de la vida y experiencias cotid,ianas, q~e constit~ye la garantia ultima de que «el mundo de la reahdad SOCIalno sera reemplaz.ado par un inexistente mundo de ficci6n creado par el observador Clentifico» (Schutz: 1964a, p. 8). . . Schutz habfa expuesto en el plano te?r.l~o algur:as lmportar:tcs propiedades del conocimiento y la cogOl~lOn P:OPIOS de} .senndo comlin. En primer lugar, el mundo de la Vida condlana. esta Impregnado de 10 que Schutz denomina la «ep'och~ de .Ia actltud natur~!» (Schutz: 1962c, p. 229). En la vida ordmana eXIste ~na suspensLOn de La duda: no se pone en cuesti6n que las cosas qUIza no ,se~n 1 0 que parecen a que Ia experiencia pa~a?a. tal vez no sea .una gUIa flable para el presente. La objetividad y tlplcldad de los obJetos y sucesos ordinarios se dan por supuestos. En segundo ~ugar, Schutz propone que los objetos de acuerdo C(:)Olos que se .0ne!1ta el ~ctor se con~tituyen activamente en la cornente de expenen~la medlar:te una ser~e de operaciones subjetivas. En est~ contexto ~len~,una Import~nCla singular la idea de que la co,:strucCl6r: (0 constltUclO':) de los obJetos naturales y sociales necesanam~nte tl.ene C).~ea~:uah~arse de forma continua mediante una «sfntesIS de IdentIflCaclOn» mcesantemente renovada. Los objetos se estabilizan como o.bjetos «identicos ~ si mismos» de esta manera, a pesar de los camblOs en ~as perspectivas fisicas desde las que se obs~rvan y, ~n el caso d~ obJe~os aOimados, a pesar de sus formas camblantes y dlversas maOifestaclOnes conductuales. En tercer lugar, Schutz sostenia que todos los obj~t?s .del mundo social estan constituidos dentro de un marco de «famlhandad y preconocimiento» (Schutz: 1962a, p. 7) proporci,?nado por un «repertorio de conocimientos disponibles» cuyo ongen es fundamentalmente social. En cuarto lugar, este repertorio de construcciones so-
ciales se mantiene de forma tipificada (1962a, p. 7). El conocimiento tipificado segun el cuallos acto res analizan el mundo social es aproximado y revisable, pero dentro de la actitud de la vida cotidiana en la que las construcciones sirven como recursos pragmaticos para la organizacion de la accion, toda duda de tipo general respecto a su validez y utilidad queda suspendida. Finalmente, Schutz propuso que el entendimiento intersubjetivo entre los acto res se alcanza mediante un proceso activo en el que 10s participantes asumen «la tesis general de reciprocidad de perspectivas» (1962a, pp. 11-13), es decir: a pesar de las diferentes perspectivas, biografias y motivaciones alas que se debe que los actores no pose an identicas experiencias del mundo, tienen sin embargo que tratar sus experiencias como «identicas a todos los efectos practicos». A su explicacion de las propiedades del conocimiento de sentido comun Schutz aiiadio el importante corolario de que este tipo de conocimiento esta organizado como un mosaico de retazos sumamente desiguales en el que las experiencias «claras y distintas se entremezclan con vagas conjeturas; suposiciones y prejuicios se entreveran con evidencias bien probadas; motivos, medios y fines, asf como causas y efectos, se engarzan sin una clara comprensi6n de sus conexiones reales», y afirmo que <
operaciones de juzgar, elegir, valorar resultados, etc., que emplea de hecho» (Garfinkel: 1952, p. 117). Con esta ultima propuesta Garfinkel abrio un nuevo terreno al analisis sociologico: el estudio de las propiedades del razonamiento practico propio del sentido comun en las situaciones de accion ordinarias. Ademas, la propuesta conllevaba un rechazo al uso de la racionali?ad cientf!ica. como punto de referencia para el analisis del razonamlento ordmano. Pero no era en modo alguno evidente que prog:~ma. de estudio ten.fa que originarse de esta propuesta. Desde el utilitansmo, los antenores modelos de accion social habfan emplead? ru/t~nariamente las propiedades del conocimiento y la actividad Clentlflcos ~omo b.as.edesde la cual se estableefa en que medida se apartaba la vld.a cotldlana de esa~ p.ropiedades. Como se podfan anal~zar las propledades del conoclmlento y la accion propias del senti do ~omun si se careefa de tal criterio comparativo? Garfmkel abordo el problema con una variante del procedimiento de «suspension» fenomenologica (cfr. Psathas: 1980; Schutz: 1?62?). En lugar de tomar como punto de partida una version privdeglada d~ la estructura social que supuestamente sirve de punto de referenCla de a~u.erdo con el cual se C?ri7 ntan (con diversos grados de error) los partIClpantes, este procedlmlento exige que el analista su~p.en~a enteramente cualquier clase de compromiso con versiones prlVllegladas de la estructura social (incluidas tanto las versiones del analis~a como las de los participantes), y que estudie como crean, orgamzan, producen y reproducen las estructuras sociales de acuerdo con las cuales se orientan los participantes. Esta es la celebre polftica de «indiferencia etnometodologica» (Garfinkel y Sacks: 1970), que ta~tos malentendidos y disputas ha originado. En el fondo, se trata slmplemente de estudiar las propiedades sistematicas de la razon y la accion practicas evitando emitir juicios que las sancion~n 0 reprueben. Las actividades practicas y sus propiedades, estudladas desde esta «suspension», se examinan con el menor numero de presu'posici.one~ y de la forma mas desapasionada po sible 12. Las mveStigaclOnes concretas expuestas en Studies of Ethnomethodology (1984), que aplican esta suspension, muestran dos vfas principales de acceso al estudio del razonamiento y la accion prac<.
eonstituye la clara exposiei6n de un buen proeedimiento 12 Si bien esta estrategia eientifieo, quiza no sea tan faeil llevada a efeeto. Puede ser difieil eonservar la independenela frente alas ereenCias y presupOSlelOnes de senudo eomun que los analistas eomp~rten neeesariamente eon otros integrantes de la sociedad, asi como evitar juzgar la raelOnahdad de 10s otras aetores sociales. Ademas, las eiencias soeiales estan llenas de sistemas te6rieos euyos terminos incorporan intrinseeamente tales creeneias v juieios, y es en este ultimo contexto en eI que se manifiesta eI radiealismo del m~todo de Garfinkel.
ticos. En primer lugar, con los «experimentos de ruptura» [breaching experiments] Garfinkel desarrollo la propuesta de Schutz segun la cual los acto res sociales han de asumir la «tesis general de la reciprocidad de perspectivas» en una serie de investigaciones sobre como se logra y mantiene la inteligibilidad mutua de la actividad ordinaria. En segundo lugar, ideo una serie de demostraciones del papel que desempena el conocimiento de sentido comun en la comprension ~rd!naria de acciones, sucesos y artefactos. Se mostro que este conoctmtento era sumamente complejo, que utiliza recursos contextu~les que mantienen relaciones muy variadas can las importantes cuestlOnes que eselarecen, que es un recurso can el que inevitablemente se cuenta y en el que, como tal, se «conHa» en alto grado. Por consiguiente, 10 que Garfinkel cuestiona empiricamente es el hecho de que los acto res saben de algun modo que es 10 que hacen, y comparten ese conocimiento. Las investigaciones de Garfinkel sobre las propiedades de las acciones cotidianas y la comprension ordinaria partieron por tanto del mismo nueleo de la accion. Si se da por supuesta la existencia de un orden de sucesos, se trata de saber «como los hombres, aislados pero al mismo tiempo en una extrana comunion, acometen la cmpresa de construir, probar, mantener, alterar, legitimar, cuestionar, definir un orden juntos» (Garfinkel: 1952, p. 114). Este nuevo «problema cognitivo del orden», interpretado como rasgo constitutivo del analisis de la accion social, inicio la invcstigacion de Garfinkel, y es fundamental para el origen de la etnometodologia.
Investigaciones sobre las propiedades los experimentos de ruptura.
de las acciones practicas:
. ~l comenzar s~s investigaciones sobre las propiedades del conoctmtento .y la accton de sentido com un, Garfinkel sostenia que el actor SOCIalresponde <<00solo a la conducta, sentimientos, motivos y relaciones percibidos y a otros elementos socialmente organizados de la vida en to:n? a el», sino .tambien a la <
su forma de abordar el estudio de este ultimo fenomeno no parte de un intento de caracterizar los puntos de vista subjctivos de los acto res sociales t4. Por el contrario, Garfinkel empezo suponiendo que la «normalidad percibida» de los acontecimientos sociales puede investigarse desde el «exterior» manipulando experimentalmente secuencias de acciones. Es posible utilizar estas manipulaciones para determinar las condiciones en que puede considerarse que los acontecimientos se perciben como normales, y para encontrar procedimientos que les permiten a los acto res sociales intentar <
Este enfoque tuvo como resultado una larga serie de ingeniosos y variados experimentos de ruptura (Garfinkel: 1952; 1963; 1984b). En los estudios publicados, Garfinkel comenzo considerando el caso de los juegos. Los juegos, observo, tienen un conjunto de reglas basicas que definen la serie de lances legalmente posibles. Un con junto de reglas es constitutivo del juego en la medida en que las modificaciones de ese conjunto modifican la identidad del juego que se esta desarrollando. El conocimiento de las reglas y la presuncion de su caracter reciprocamente vinculante permiten que cada jugador use las reglas «como un esquema para reconocer e interpretar las manifestaciones conductuales de los otros jugadores y las suyas propias como sucesos propios de la conducta del juego» (Garfinkel: 1963, p. 190). Por consiguiente, en un contexto de «confianza», en el que los jugadores dan por supuesto que las reglas basicas del juego constituyen una definicion de la situacion y de su relacion con los otros jugadores (1963, pp. 193-4), 14 Como observa Garfinkel, «Siglliendo una preferencia tearica, afirmarc que 10s acontecimientos significativos son entera y exclusivamente 10s acontecimientos del entorno conductual de ia persona ... Por tanto no hay razan alguna para mirar debajo del craneo, pues nada de intercs se encontrara alii, a excepcian del cerebro. Se dejara intacta la 'piel' de la persona. Las preguntas se limitaran alas operaciones que pueden efectuarse en acontecimientos pertenecientes al entorno de la persona» (Garfinkel: 1963, p. 190).
las r~gla~ basicas proporcionan un sentido de la conducta como accion. Son los termmos e~ los que u? j~~ador decide si ha identificado correctamente o no «I? ocurndo». I;:I «signIfIcado subjetivo» se «vincula» a una conducta en funclOn de estas reglas (Garfinkel: 1963, p. 195)
. Dadas esta.s caracterl~ticas, es. rel~t.ivamente facil disrumpir un Juego, y Garfmke1 d.escnbe .un eJerclclO en e1 que el juego de las «tre.s en ray~» era dlsr~~mpldo por los experimentadores, quienes p:dlan al sUJeto .que hlc.lera el primer movim!ento y colocaban la flc~a en otra casilla, reahzando entonces su pnmer movimiento sin mdlcar en mo.do alguno que se habia hecho algo desacostumbrado. Efect~adas m.~s de 2~0 pruebas, el 95 por ciento de los sujetos de expenment~clOn mamfestaron algun tipo de reaccion frente a este comporta~lento, y mas .de un 75 por ciento 10 objeto 0 exigio que se les exphc~ra. El expenm~nto m?stro de forma terminante que las con.duet~s dlscrepantes motlvaban mtentos inmediatos de normalizar la sltuaclOn. Y 1 0 mas it.TIportan~ees que tambien mostraba que quienes trataban de normahzar la dlscrepancia modificando el paradigma con arreglo al c~al se entendian los sucesos (por ejemplo, suponien~io que e1 expenmento era una broma 0 que daba comienzo a un J~ego nuevo) er~n los que se mostraban menos alterados. A diferenCia de estos: 9Ulenes tr~taban de normalizar el suceso manteniendo las retlas ongmales del Juego como orden constitutivo de los sucesos ~ran os q.ue parecian mas alterados. Por 1 0 tanto, los paradigmas mt~rpretatl:os que .se usaban para determinar «que habia ocurrido» teman ~n~ mfluenCia espectacular en las acciones y sentimientos de los partlclpantes. Sin embargo, si b!t;n es rel~tiv~mente facil describir y romper las formas de c~mp.r~nslOn constltutlvas de los juegos, no es tan facil t~asl.adar el eJerClc.lO.ala esfera de la accion social ordinaria 15. PerslgUlendo este-.obJetlvo,. G~rfinkel utilizo extensamente los analisis de las exp:ctatlvas con~tltutlvas de la vida cotidiana que Schutz llevo a cabo (vld. e~ espeClal.Garfinkel: 1963, pp. 209-17; 1984b, pp. 5?-65). En partl~u.1~r, trato de mostrar que las acciones que disrrumplan la pres~poslclon ~undamental de la reciprocidad de perspectivas desembocanan en el tlP~ de ~?rpresa, irritacion y esfuerzos energicos p.or restablece.r la sltuaclOn que se habian encontrado en los eXfcenment?s con Juegos. El'pr?c~dimiento que adopto fue pedirles a os expenmen~adores que mSlstleran en que sus co-interactuantes aclararan el sentldo de sus observaciones triviales sin indicar de ninguna manera que ocurrfa algo inusual. Los resultados de este pro-
I, dGa\rfinkcdldesc1ribe.varias diferencias I
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a rea"
(Garflllkel:
importantes 1963, pp. 206-9).
entre las situaciones del ,'uego
cedimiento fueron espectaculares, y ahora se conocen tan ampliamente que un unico protocolo servira para ilustrar el tipo de resultados que arrojo: EI sujeto Ie estaba con tando al experimentador, quien habitualmente viajaba can ella al trabajo, que el dia anterior habia tenido un pinchazo camino del trabajo. S: «Se me pincho una rueda.» E: ,«Que quiere decir que se te pincho una rueda?» Durante un momento quedo atonita. Al cabo contesto, irritada: «
En muchos otros casos los sujetos respondfan a los. actas de ruptura con este tipo de irritacion, 0, alternativamente, pidiendole al experimentador que explicara su conducta, con intentos de interprctar los actos de ruptura como bromas y, en uno de los protocol os reproducidos, con pasividad. Tanto en los experimentos con juegos como los llevados a cabo en situaciones reales, la «normalidad percibida» de 105 acontecimientos se hacia seriamente problematica y, en ambos casos, esto sc consegufa socavando «un conjunto de presuposiciones 'mas fundamentales' en funcion de las cuales los acto res tratan los casos de conducta como ejemplos de acciones intencionales que un miembro del grupo asume como 'evidentes'» (Garfinkel: 1963, p. 198). Por tanto, las observaciones sobre los juegos pueden generalizarse en un grado considerable: Cuando comenzamos a trabajar con los juegos, dimos par supuesto que Ia omnirre1evancia de la regulacion normativa era un rasgo peculiar de los juegos ... Sin embargo, cuando aplicamos los procedimientos de induccion de incongruencia alas situaciones de la 'vida real', fue desalentador descubrir la variedad de acontecimientos, aparentemente infinita, que se prestan a producir sorpresas en verdad desagradables. Estos acontecimientos van desde aquellos que, de acuerdo con el senti do comun sociologico, serian «criticos», como estar muy cerca de una persona cuando se mantiene una conversacion anodina por 1 0 demas, hasta los que de acuerdo con el sentido comun sociologico serian «triviales», como decir «hola» al final de una conversacion ... Conjeturamos por consiguiente que todas las acciones en tanto que sucesos percibidos pueden poseer una estructura constitutiva, y que quiza la variable decisiva para causar la indignacion es la amenaza al orden normativo de los acontecimientos en cuanto tal. (Garfinkel: 1963, p. 198)
Las implicaciones de estas observaciones son enormes. Si todas las acciones pueden analizarse en funcion de sus estructuras constitutivas y estas ultimas son visibles -incluso aunque «sean vistas sin
Etnometodologia
que se repare en ellas»- en la organizaclOn de la propia accion, entonces queda abierto el camino al analisis estructural detallado de esa organizacion. Y este analisis no se centrara en las motivaciones de las acciones sociales sino en 10s principios metodicos [proceduran mediante 10s que esas acciones se producen y se entienden: 10s modos en los que las mismas acciones revelan su propia analizabilidad. Y, en tal contexto, las motivaciones y otros factores «subjetivos» que generalmente se consideran subyacentes alas acciones pueden entenderse, si se analizan desde una perspectiva sociologica, como accesibles a los actores en virtud de una combinacion del conocimiento contextual y su aprehension tacita de la estructura metodica de sus propias actividades 16.
A pesar de la serie de discusiones del «contexto» que ocupan las paginas de Studies in Ethnomethodology, sigue siendo facil perder de vista hasta que punto la contextualidad de las acciones ordinarias ha demostrado ser un recurso fundamental para su comprension. Par ejemplo, indicando como un matrimonio dio senti do a una conversacion, Garfinkel seiialaba que cada uno interpretaba las palabras del otro por referencia a su lugar en un orden serial y basandose en unos antecedentes cuyo conocimiento se suponia compartido (Garfinkel: 1984b, pp. 38-42). En un experimento en que se pedia a los estudiantes que observaran los sucesos que se desarrollaban en su casa desde la perspectiva de un huesped, Garfinkel relataba que, siguiendo sus instrucciones, los estudiantes suprimfan los supuestos familiares y biograficos de acuerdo con los que suele describirse a los miembros de la familia y sus actividades. En coosecuencia, casi todos los estudiantes «conductualizaron» sus descripciones de las situaciones familiares 17. Practicando esta nueva forma de observacion se hicieron incomodamente conscientes de 10s detalles precisos de comportamiento y tambien de los «altercados, disputas y motivaciones hostiles» que, como solian afirmar, no representaban una imagen «autentica» de su familia. Muchos de los estudiantes manifestaron que sintieron alivio al volver a interpretar los acontecimien-
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tos situandolos en el contexto normal de mutu~, inteligencia (Garfinkel: 1984b, pp. 44-9). En este cas~, la supreslOn de un conJunto de supuestos contextuales aitero radlcalmente la forma en que se percibian y describian 10s sucesos. . . . En otras situaciones, la importancla del «conOClmlento de fondo» era igual de decisiva al interpretar 1.anaturalez~ ~e 10s suc.esos y las acciones. En un estudio basado en mformes clmlcos .espeClales ldeados con el fin de desarrollar un modelo de p~ocedl.ml~~t para el tratamiento de los pacientes externos de una cltmca pSlqUla~nca, Garfinkel descubrio que los codificadores de los datos as~mlan un c
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(Garfinkel: 1984a, p. 20)
En estas y en otras investigaciones que. describe Garfinkella :ontextualidad de las acciones y sucesos es Slempre una contextualtdad imputada, y esta imputacion es, a suovez, un elemento clave para,la comprension de las acciones, es deClr, un elemento clave de. su .explicabilidad. Pero si el recurso a ele.mentos. ~ontextuales es, lr:e~ltablemente, parte fundamental de la mtelecclon de los aconteClmlentos, (como se aplican esoS elementos contextuales? . En su ensayo «Commonsense Knou:ledge of Sonal Structures» (Garfinkel: 1984c) Garfinkel expuso un Importa~te proces,que, seun afirma, determina muchos aspectos de l~ l,nterpretaClOn de la ~ccion. Siguiendo a Mannheim ~~952), denoml~o este proceso «metodo de documental interpretaclOn», y observo que el metodo consiste en tratar un fenomeno real como «documento de», como subyacente Sl. «apun t ara a ", como .si «estuviera en lugar de» un modelo . d b ~resupuesto. Dicho modelo subyacente no solo se denva e sus p~ue as documentales individuales, sino que estas, a su vez.,se mterpretan segun < < I I que se sabe» del modelo subyacente. Cada uno es usado para elaborar e otro. (Garfinkel: 1984c, p. 78) Este proceso, cuyo ~odo de fu~cionamie~t~ se evide?,cia, por ejemplo, en la interpretacion de las ftguras gestaltlcas, tamblen se da,
observa Garfinkel, en «el reconocimiento de acontecimientos y ob jetos tan comunes como carteros, gestos amables y promesas» (1984c, p. 78). Garfinkel desarrollo su discusion del metodo documental en el contexto de un estudio que habia si
(1968) para protocolos
detallados
tener un tipo de interaccion basada en un modelo de «tutorla». Con este fin, acomodaban repetidamente a cada respuesta dada cl «modelo de consejo» y el «problema subyacente al que se dirig,a ese consejo» como «para mantener el curso del consejo, para elaborar 1 0 que realmente se habia aconsejado previamente, y para motivar las nuevas posibilidades como elementos emergentes del problema» (1984c, pp. 89-94). Al enfrentarse con respuestas incompletas, inapropiadas 0 contradictorias, los sujetos frecuentemente decidian esperar para ver si posteriores respuestas clarificaban la situacion, 0 si «encontraban una razon» que «diera sentido» a la respuesta, 0 conduian que el consejero habia «cambiado de opinion» 0 «aprendido algo nuevo» entre respuesta y respuesta, 0 que no estaba suficientemente familiarizado con los detalles del problema, 0 que la pregunta estaba mal planteada, ete. En resumen, los sujetos empleaban ad hoc todos los medios a su disposicion de manera que pudieran mantener su compromiso con la interaccion en tanto que proceso de tutoria en el que toman parte consejeros dignos de confianza y debidamente motivados. De este estudio pueden sacarse con facilidad varias condusiones. La primera es simplemente el reconocim.ie~to de .1a_enon~e varied ad de presuposiciones, elementos del conOClmlento, lOferenclas y rasgos contextuales que se emplearon como recursos para mantener la coherencia de los sucesos centrales de la interaccion. Aunque el termino «metodo documental de interpretacion» se refiere a un proceso de comprension general, es conveniente reconocer que existe un numero indefinidamente elevado de elementos que son agua para su molino procesual. En relacion con esto, es claro que en todas las fases del experimento los sujetos tenian una comprension provisional de 1 0 que estaba ocurriendo, una comprension «vaga» y sujeta a revision. Aunque estaban basadas tanto en la aplicacion de un conocimiento detallado como en el uso de inferencias que operan «en detalle» sobre los aspectos particulares de las interacciones, las inferencias de los sujetos no pueden interpretarse como productos de reglas claras 0de algoritmos aplicados sin ambiguedad. Garfinkel ha mostrado en repetidas ocasiones que la aplicacion de reglas implica invariablemente el uso de recursos ad hoc, tales como las clausulas «a menos que», «etcetera» y «dejemoslo aSI» 19. No cabe dud a de que estos recursos se utilizaron en la interpretacion que los sujetos hicieron de sus sesiones de «tutoria». Finalmente, tenemos que observar una vez mas hasta que punto se les concedla repetida y extensamente el beneficio de la duda a estos «modelos subyacentes»
presupuestos (es decir: la interaccion implicaba una «relacion de tutorfa» inteligible como tal) a pesar de que existfan indicios que apuntab an en sentido contrario. De acuerdo con la descripcion de Schutz de la «actidud natura!», los parti,cipantes en el experimento suspendieron efectivamente durante tanto tiempo como fue posible cualquier duda que pudieran haber comenzado a albergar sobre el caraeter de la interaccion. Hechas estas observaciones, sin embargo, he de obser'var que en un importante aspecto los resultados del experimento de «tutorfa» se encuentran en un re1acion sorprendentemente paradojica con los resultados de los «experimentos de ruptura» discutidos en la seccion anterior. Los sujetos del experimento de «tutOrla» persistfan en la creencia de que se encontraban en una verdadera situacion de «tutorfa», y se mostraron excepcionalmente ingeniosos recurriendo a consideraciones ad hoc para mantener este sentido de los acontecimientos. Por el contrario, los sujetos de los experimentos de ruptura abandonaban con suma rapidezcualquier intento de comprender 10 que estaba ocurriendo, respondiendo inmediatamente con irritacion y hostilidad alas acciones de los experimentadores. Parece que la clave de estas dos respuestas alternativas reside en el grado en que los sujetos del experimento podfan interpretar la conducta del experimentador como inteligible y razonable. En la medida en que los experimentadores mostraran formas de comportamiento que pudieran ser met6dicamente [procedurally] ajustadas 20 al contexto en el que se produdan, los sujetos estaban dispuestos a responder sobre la base de la «confianza», y a aplicar una interpretacion que «hiciera inteligibles» los acontecimientos. Sin embargo, cuando los experimentadores mostraban una conducta que no pudiera ajustarse de esa manera, dicho comportamiento era inmediatamente sancionado. A pesar de que los sujetos a menudo quedaban desconcertados y extranados durante estos experimentos, es significativo que no analizaran la conducta de los experimentadores «disrruptivos» como
•
20 Garfinkel subraya que todo conocimiento tiene una base met6dica. Observa que "Por 10 que se refiere a su conducta en los asuntos cotidianos, las personas dan por supuesto que !o dicho se entendera de acuerdo con los metodos que !as partes usan para entender 10 que dicen para que resulte claro, consistente, coherente, comprensib!e 0 deliberado, es decir, como sujeto a la jurisdiccion de cierus reglas: en una palabra, como racional. Ver el «sentido» de 10 que se dice es atribuir un caracter se refiere a diversos metodos <
sociales para lograr que Los participantes reconozcan que alga se dijo
carente de sentido, casual 0 inmotivada. Los experimentos de disrrupcion de Garfinkel estaban originalmente ideados, en efecto, para paralizar el metodo documental de interpretacion y crear situaciones de total pasividad y anomia. Lo cierto es, sin embargo, que rara vez ocurrio esto. EI «metodo documentah> continuo funcionando, y los sujetos fueron capaces de reaccionar a 1 0 que les estaba sucediendo. En efecto, el hecho de que un sujeto respondiera de forma predominantemente hostil mostraba que su analisis de la conducta de los experimentadores Ie indicaba que las motivaciones de tal conducta, aunque de momenta eran desconocidas, probablemente eran hostiles 2 f. Por tanto, es esencial para la analizabilidad de la accion ei fenomeno de la confianza met6dica [procedural trust]. Los participantes abordan cualquier situacion con un conjunto de procedimientos interpretativos que usaran, en gran parte inconscientemente, para determinar el sentido espedfico de las acciones sociales concretas, situadas. Pero cuando no puede definirse ese sentido, los participantes no tienen que abandonar necesariamente los metodos que sirven de base a su comprension. Mas bien usaran esos mismos metodos basicos como fundamento para juzgar las acciones sociales como desviaciones de la conducta <
de las actividades que organizan. Por un lado, hacen inteligible la conducta que se percibe como normal; por otro, ponen en evidencia la conducta que se desvia de esta. Los metodos interpretativos tienen por tanto ciertas propiedades sorprendentes. No solo es posible aplicarlos de forma flexible, de modo que permitan que conductas diversas puedan asimilarse a un modelo subyacente dado, sino que tambien pueden emplearse para evidenciar la motivacion 0 «deli beracion» (y por tanto el significado) de las acciones que se desvian de los dictados de ese modelo. Esto .significa a su vez que el conjunto de metodos interpretativos medIante los que se hace inteligible una accion tienen la notable propiedad de «cubrir» totalmente el campo de accion. No hay, por consiguiente, ninguna accion no categorizable; incluso aunque, en los limites de la discusion, algunas de las desviaciones mas drasticas de .la conducta «percib~da como normal» se sinIan en la categoria residual de conductas «Insanas». La doble constitucion caracteristica de los procedimientos interpretativos tiene una importancia inmensa para el analisis de la accion social ordinaria, que trataremos a continuacion.
Normas moral
y accion:
determinacion
normativa
versus explicabilidad
Entre las principales perspectivas sociologicas que se ocupan del analisis de la accion social, ha sido tradicional considerar que las acciones ordinarias estan gobernadas por reglas (Wilson: 1971) 0 deter~inadas por normas morales y, de este modo, especificar el mecal1lsmo fundamental mediante el cual las colectividades configuran y limitan las actividades de sus miembros 22. En la influyente explicacion parsoniana de este proceso, las normas morales se interiorizan para constituir las disposiciones de necesidad de los individuos en un proceso de socializacion que, en 1 0 esencial, consiste en un condicionamiento mediante la administracion de premios y castigos. En este analisis se omite cualquier estudio fundamentado del razonamiento que llevan a cabo los acto res ordinarios en situaciones de ~ccion. Se trata al actor social como a un «idiota que juzga», es deCIr, como al:
22 Como Wilson (1971, p. 66) ha observado, tanto las teorias del conflicto como las teorias del consenso han compartido este supuesto, y su desacuerdo se refiere, sobre todo, a la cuesti6n de hasta que ,punto existe un consenso normativo y en que medlda el consenso ongIna la Integrac16n social.
«hombre-de-Ia-sociedad-del-sociologo», que produce las caracteristicas .e.stables de la sociedad actuando de conformidad can las alternauvas de aCClOn preestablecidas y legitimas.
Y por tanto, el usa que hacen las personas del conocimiento de sentido. co~un de las estructuras sociales a 10 largo de la «sucesion» temporal de sltuaclOnes concretas se trata como epifenomenico. (Garfinkel: 1984b, p. 68)
En esta formulacion del «idiota que juzga» no hay una concepcion del actor social que usa sus recursos interpretativos para entender el caracter de las circunstancias en las que se encuentra y que, como parte de este proceso, determin~ que posibles alt~r~ativas se evaluaran con relacion al orden normatIvo de los acontecImlentos. en que se halla envuelto. No hay, en suma, un a~alisis de la acc~o.n social construido en funcion de 10 que es esenCIal para los partICIpantes en esa accion: la inteli~ibilid~d m.utua y la explicabilid~d ~?ral de la accion. Tal tratamlento Impltca una reconceptua1JzaclOn fundamental de las concepciones tradicionales de la funcion de las normas en la actividad social. Sin embargo, una vez que estos elementos se sinIan en el centro del analisis, aparece un metodo para el analisis de la accion radicalmente distinto, aunque teoricamente coherente y empiricamente fructifero.
Una reconceptualizacion inicial d~ la te?ria. de la accion gue viene exigida por los resultados de las ll~vestIgaclOnes ~e. Garfmk~1 se refiere a la misma situacion de la aCCIOn.En el analIsIs parsol1lano y, en general, en el «paradigma normativo» (Wilson: 1971!, las.normas compartidas funciona.n como nex?~ establ~s en~re las sltuaclOn~s y las acciones que determmadas condICIones sltuaclOnales dadas eXlgen. Fundamentalmente, se considera que las <~si.tuaciones d~das» -que en principio. son r~conocidas p<;>rlos partlCIpantes con. mdependencia de consIderaclOnes n?rmatIvasevo.c~n expectatIvas y disposiciones normativas especifIcas que se mal1l~Iestan en. ~na determinada conducta. Por tanto, el modelo normatIvo de aCCIon concertada no solo requiere que los actores hayan tenido un.a formacion normativa similar, sino tam bien que compartan percepCIones comunes de las situaciones empiricas en que se encuentran. Si se cump~e esta ultima condicion, puede considerarse que los. acto res esta~ Sltuados en contextos que, mediante normas apropladas, determman
s';ls acciones conjuntas. En este analisis, cada situacion se trata como dlscreta y an.t~rior a l.aaccion, y se considera que determina la accion en una .relaclOn del U p ? «conu!1en.te-conte~ido» 2 3 . En este paradigma se 19r:0.ra la funclOn const~tutIva del tlempo en la organizacion de !a. ~ctIvIdad como secuenc.Ia temporal. Aqui no existe ninguna posIbIlIdad de_que las per~pe~tIvas temp.orales retrospectivo-prospectIvaS des~mpenen su fU!1Clonmterpretatlva; funcion que, como muestra Garfmkel, e~ esenclal para comprender incluso una conversacion elemental (Garfmkel: 1984b, pp. 38-42). Y, en general, la teoria tiende a tratar la relacion temporal entre una situacion y las acciones que genera como algo que ocurre dentro de los limites de un unico y breve momento (G~rfinkel: 1952, p. 147). Pero esta cor:cepClon de la relacion entre una accion y su contexto no es consIstente con los descubrimientos de Garfinkel acerca ~el m.odo de ?per.ar del m~~odo documental de interpretacion en sltuaClones ordmanas de aCClOn.Como recordaremos Garfinkel desc~brio que eI c~ntexto de I.a,acc!on no solo influy'e en 10 que se pIens~, que COr:stltuye la acclOn,. SIno. que las acciones componentes tam~len contnbuyen. a ~ue la sItuaClon de la accion adquiera progresIvamente un senudo 4. La «accion» y el «contexto» son elementos que se elaboran y determinan mutuamente en una ecuacion simultanea que los actores es.tan continuamente resolviendo y volviendo a resolver para determmar la naturaleza de los acontecimientos en.los que e~tan situados. ~?r tanto.' no es correeto afirmar que las «ClrcunstanClas» de una aCClOnson sImplemente anteriores a un con junto subsig~iente de acciones que eIIas «envuelven». Como presupu~s,tos (no ~nalterable~) de la acc~on y de la interpretacion de la aCClOn,la~,«clrcunst~':C1as» han de mte~pretarse como los productos en evoluclOn y modlfIcables de las aCClOnesque las constituyen.
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. Al analisis la accion se Ie plantea un problema conexo al consIderar la relaclOn entre las normas mediante las cuales se «determinan» las acciones y las situaciones a las que se aplican esas normas. EI problema central es que toda situacion de accion difiere -en maY<,>r? menor medidad~ cualqu.ier otra, y que en principio, por consIgUlente, el mundo socIal consIste en numero indefinidamente . F",sta Imagen se h a tornado de Burke (1945). Vid. en. particular los analisis de Garfinkel del proceso mediante el cual se entlende una sImple conversacion (Garfinkel: 1984b, pp. 38-42) y de las caracteristicas de los procesos de comprensl<:111en el experimento de tutoria (1984c, pp. 89-94). 2 '
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amplio de situaciones de aCClOn diferenciables 25. Pero aunque el paradigma normativo parte del supuesto de que existe un dominio de situaciones discretas a partir de las cuales se generaran las acciones mediante la intervencion de las normas, el modelo se encuentra amenazado por la perspectiva de una serie indefinidamente larga de contextos de accion unicos 26. Esta claro que no existen prescripciones normativas para cada situacion de accion; si existieran, cada prescripcion quedaria fuera de uso despues de una sola aplicacion. Tal resultado, si fuera concebible, socavaria el mismo concepto de norma de conducta, y haria inimaginable que pudieran compartirse tales reglas. Pero si las normas 0 reglas interiorizadas han de determinar la accion a traves de situaciones diversas, sera necesario que el metodo que permita identificar el dominio al que son aplicables esas reglas forme parte integrante de la teoria normativista. Sin embargo, en la filosofia de la accion post-wittgensteiniana es un lugar comun la idea de que los limites de tales categorias son negociables y revisables a traves de los usos de los actores, cuyo caracter es a su vez negociable y no determinista 27. En resumen, como ha observado el teorico del derecho H. L. A. Hart, «las situaciones de hecho concretas no nos salen al paso ya diferenciadas unas de otras y etiquetadas como casos de una regia general cuya aplicacion es 10 que esta en cuestion; ni la misma regia puede tampoco adelantarse a exigir sus propios casos» (Hart: 1961, p. 123). Los participantes deciden en que casos deben aplicarse las reglas a la luz de los detaIIes de la situacion en que se encuentran. Ademas, dado que las situaciones en que puede aplicarse una regia variaran en los detalles especificos, el sentido caracteristico de la aplicacion de la regIa tambien diferira en cada conjunto dc circunstancias. Garfinkel se refiere a estc problema, inter alia, cuando recomienda la tactica de rechazar el considerar seriamente la idea predominante de que ... las propiedades racionales de las actividades practicas se evaluan, reconocen, categorizan y descnben empleando una norma 0 un estandar obtenidos fuera de las propias situaciones en las que los participantes en dicha situaci6n reconocen, usan, producen y comentan las mencionadas propiedades. (Garfinkel: 1984a, p.33)
25 Como ha observado Sacks (1965), cad a situaci6n de acci6n es unica e indetinidamente descriptible. 26 Para el paradigm a normativo, la problematica relaci6n entre normas morales generales y un conjunto diverso de situaciones de accion tmicas se manifiesta como una variante del problema de los universales. Itlcida de alguno de Ins proble27 Vid. Barnes (1984a, 1984b) para una discusion mas implicados.
Por tanto, en estas dos areas de problemas -el dominio de acciones al que se aplidn las normas dadas y la aplicacion concreta de norm as a contextos situacionales especificoshay deficiencias 1 0 bastante importantes para desacreditar irremediablemente el modelo de accion del determinismo normativo. Esto no quiere decir que las expectativas normativas sean irrelevantes en la organizacion de la accion. Lo que indica es que ha de reconsiderarse su funcion. A diferencia del modelo de accion normativo-determinista descrito arriba, las investigaciones de Garfinkel sugieren un analisis normativo fundado en la nocion de explicabilidad normativa de la accion. De acuerdo con este punto de vista, las expectativas normativas de los acto res no se tratan como reguladoras 0 determinantes de las acciones que pueden reconocerse con independencia de las normas, sino como elementos que desempeiian una funcion constitutiva en el proceso mediante el cual los actores reconocen en que consiste una accion. Asi, las sucesiones temporales de acciones se cap tan y describen como mutuamente relacionadas por referencia, sobre todo, a conjuntos de expectativas normativas. Es as! como una secuencia de acciones -tal como una serie de respuestas y preguntaspuede 0 explicable, por ejemplo, como una hacerse observable/descriptible leccion escolar. Sin embargo, para que una leccion se produzca de forma observable/descriptible, es preciso que se de un conjunto de acciones que puedan reconocerse como sus «actividades integrantes» en ordenes 0 secuencias concretos y configurados de determinada manera. Solo si se cumple esta condicion el suceso puede ser continuamente estructurado como una «leccion» reconocible como tal durante el lapso de tiempo en que transcurre su produccion. Dentro del propio suceso, las acciones integrantes seran producidas por participantes que inevitablemente captaran, siquiera tacitamente, los momentos contextuales especificos en los que deben actuar, y de que forma satisfaran 0 defraudaran las expectactivas constitutivas vinculadas a esos momentos las diversas alternativas de accion posibles. De este modo cada accion sucesiva se evidencia -mediante las norm as que son colectivamente constitutivas de «aquello en 1 0 que consiste una leccion escolar»como mantenimiento 0 desviacion de las expectativas constitutivas de las lecciones escolares. Por tanto, la forma mas correcta de considerar la «situacion de accion» -la lecciones concibiendola como la presuposicion, el proyecto y el producto de sus propias acciones constitutivas. Como Garfinkel observa, «recomendamos la estrategia de considerar cualquier accion social como auto-organizativa con respecto al caracter inteligible de sus propias apariencias» (1984a, p. 33). Ademas, cada accion constitutiva ha de ser analizada como determinacion, ajuste, restauracion, alteracion 0 ruptura del «contexto de la clase»,
y se hallara que asi se ha analizado en y por su propia produccion 0 , como seiiala Garfinkel, «reflexivamente» 0 «inherentemente» [in- carnately] 28. De esto se sigue que, incluso en una situacion como una clase, en la que la funcion reguladora de normas 0 principios de conducta pueda parecer obvia, existe una funcion constitutiva mucho mas importante de las normas de la actividad propia de la clase. Esta funcion constitutiva es particularmente obvia cuando se infringen las normas; y de dos maneras. Es evidente que las normas de la conducta en la clase son constitutivas (mediante la propiedad de «doble constitucion») de la conciencia que tienen los acto res de las actividades que se desvian de ellas. Las normas de conducta en la clase son por tanto, inevitablemente, los vehiculos mediante los que puede producirse una conducta que, por ejemplo, desafie, des acredite 0 ponga en ridiculo el pape! del profesor. Tal conducta es manifiesta para todos quienes sean conscientes de las normas, y sus autores pueden considerarse moralmente responsables de ella en la medida en que sean conscientes de las normas 29. 2. El caracter preciso de tales desviaciones de la norma puede entenderse en detalle partiendo de un analisis de sus contextos, que necesariamente constituiran su senti do en cuanto acciones. Y mediante este analisis detallado pueden explicarse las desviaciones como voluntarias 0involuntarias, como constructivas 0 sancion ables, etc. 1.
Uno de los dogmas fundamentales del analisis parsoniano de las compulsiones normativas es que seria dificil 0 imposible para los acto res sociales actuar de forma calculadora con respecto alas normas que han interiorizado. Una vez interiorizadas, las norm as se convierten en disposiciones necesarias de. la p.erso~alidad que cC?nducen la accion de manera (en gran medlda) lrraCional y prescnta, y es esto 1 0 que establece su caracter vinculante. Par ejemplo, no puede llamarse "insolenteo> la respuesta a la pregunta de un 2R profesor antes de poder reconocer su caracter; al contrano, ha de reconocerse su caracter antes de que pueda darsele ese nombre. . . 29 Peter French ha ilustrado elegantemente este pun to can la slgUlente observaci6n acerca de una clase infantil. El profesor Ie pregunt6 a un ?ino que _estaba m~rando par un microscopio que era 10 que vela. Levantando la Vista, el nino rephco: "Mira,). French hizo no tar que todos 10s nInOS de la c1ase que habla observado aprendieron a evitar respuestas semejantes en la tercera semana de su pnmer semestre escolar.
Para Garfinkel, por el contrario, las convenciones normativas han de entenderse fundamentaJ.mente como recursos para establecer y mantener la inteligibilidad de un campo de accion. Como mostraron los experimentos de ruptura, con independencia de que acciones tengan lugar los acto res trataran de entenderlas por referencia alas normas; y en aquellos casos en los que no pueda considerarse que la accion obedel,ca a una convencion normativa, sera tratada como una desviaci6n de esa convencion. Es posible dar a su vel, tratamientos «elaborativos secundarios» a estas desviaciones, tratamientos en los que puede apelarse a motivos (a menudo negativos) e intenciones concretas para interpretarlas 30. Ademas, las convenciones normativas pueden, en caso de ruptura, constituir recursos para transformar situaciones de accion, redefiniendo las identidades sociales en juego, etc. Estas interpretaciones, sin embargo, generalmente dan por supuesto que (contra Parsons) las convenciones normativas aplicables a una situacion de accion son cognoscitivamente accesibles a todos los implic~dos, y que por consiguiente el «desviado» es por 1 0 general algUien que «debia haberselo pensado mejor» 0 que «podia haber actuado de otra manera». Las nociones convencionales de la responsabilidad de una accion (y de la sancionabilidad de una accion) descansan en este supuesto. Todas estas interpretaciones dependen de la capacidad del actor para adoptar una orientacion reflexiva (yen ocasiones calculadora) con respecto a convenciones normativas. Por consiguiente, en la explicacion de Garfinkel, que no otorga una particular importancia a la historia de premios y castigos como garant.ia de que lo~ integrantes de la sociedad seran guiados por convenCiones normatlvas, es posible admitir que la anticipacion reflexiva de la analil,abilidad y explicabilidad moral de la desviacion de las normas es 1 0 que inhibe la produccion de tales desviaciones (Garfinkel: 1984c, pp. 66-70). En los analisis cognoscitivos de normas desarrollados por Garfinkel (norm as que consisten en marcos de referencia publicos para el analisis de la conducta) ocurre 10 contrario ~e 1 0 <;Iueafirma?a Parsons: el hecho de que el actor anticipe las poslbles mterpretaclOnes de su conducta desviada no debilitara sus disposicion a obedecer las normas, sino que puede darle «buenas razones» para Ilevar una conducta normativamente apropiada 31.
Vid. nota 21 y Heritage: 1984a, pp. 115-20,209-12. EI modo en que el actor anticipe la interpretaci6n que se dara a su conducta es una consideraci6n importante que influye en su eleccion de alternativas de accion; esta idea se remonta al cLisico estudio de C. Wright Mills «Situated Actions and Vocabularies of Motive» (Mills: 1940). Garfinkel describe aSIel problema subyacente en su tesis doctoral: «el gran problema no es si los actores se entienden unos a otros .10
Finalmente, otro de los ambitos principales en los que la perspectiva de Garfinkel implica una revision del enfoque normativo-determinista de la teoria de la accion aparece al considerar la reproduccion 0 persistencia de expectativas normativas. A pesar de la fuerl,a de la discusion parsoniana de la «doble contingencia» de la interaccion y de la «doble vinculacion» de las expectativas normativas, existen lagunas sorprendentes en su explicacion de la persistencia de las normas en tanto que Fuentes de conducta. Pues las normas representan estandares ideales de conducta, y es natural que los actores pueden desviarse de ellas 0 no estar a su altura. La teoria de Parsons supone que la interiorizacion y un incesante proceso de sancion son la base en que se sustentan las normas, pero no menciona ningun otro proceso elemental que pueda asegurar la persistencia de las normas. Esta es una debilidad importante, pues dado el caracter ideal de las normas y las facultades de racionalil,acion de los acto res sociales, las desviaciones y negligencias con frecuencia pueden quedar sin sancion por parte de la propia conciencia 0 de las reacciones de los demas. Y si esto ocurre con frecuencia, cabe esperar que las expectativas normativas sufran un proceso de degeneraci6n entropica. En suma, se plantea la cuestion de como los principios normativos se mantienen como tales principios en circunstancias en las que podrian ser infringidos con relativa frecuencia y sin sancion. El analisis de la accion basado en la explicabilidad normativa ofrece una solucion economica a esta cuesti6n. Ya se ha mencionado anteriormente que, gracias a su propiedad de «doble constitucion», se recurre alas normas para reconocer tanto las acciones que se conforman a ellas como las que se desvian de ellas. Se hizo notar, ademas, que para los acto res sociales las acciones que se ajustan a la norma rara vel, se hacen objeto de explicacion adicional, aunque las acciones desviadas suelen aclararse mediante diversas explicaciones «elaborativas secundarias» que hacen referencia alas circunstancias de la accion 0 al caracter y motivos 0 intenciones del que las ha Ilevado a cabo. Por tanto, en el caso de las expectativas normativas solo hay dos posibilidades. 0se obedece la norma, 0 la desviaci6n respecto a ella desencadena y exige una explicacion en funci6n de algun motivo 0 contexto «especiales». En el primer caso la norma ofrece una explicacion suficiente de la acci6n. En el segundo, la
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o no. EI hecho es que SI se entienden unos a otms y que quieren entenderse entre sl, pero el problema es que se entenderan independientemente de como deberitlrl ser entendidos.» (Garfinkel: 1952, p. 367).
norma motiva la busqueda de las condiciones especiales que pueden explicar por que no se cumpli6. En ambos casos, fa norma se mantiene cognoscitivamente como fa base interpretativa primaria en funcion de fa cuaf se entiende fa accion, tanto si se ajusta a ella como si se desvia de ella 32. Por tanto, las normas pueden encontrarse fuera del desarrollo de los acontecimientos, y de este modo hallarse a salvo de la erosi6n de las acciones que no estan a la altura de sus dictados o se desvian de ellos. Captar esta funci6n presuposicional y constitutiva de las normas en la producci6n y reconocimiento de las acciones es identificar una de las fuentes esenciales de estabilidad en el mantenimiento y reproducci6n de las instituciones sociales. Supone tambien reconocer la interdependencia cr6nica entre el orden factual y el orden moral que existe desde el punto de vista de los acto res ordinarios. Estos ultimos producen rutinariamente la constituci6n moral de los acontecimientos sociales mediante un marco de expectativas normativas que mantienen inalterable de modos que estan a la vista aunque no se repare en ellos. En suma, la concepci6n de la acci6n de Garfinkel, que pone de relieve su explicabilidad moral mediante convenciones normativas, s'e aparta del punto de vista normativo-determinista en todos los puntos fundamentales enumerados a continuaci6n: 1. No reifica la situacion de la acci6n en un contexto de actividad estandarizado y determinista. Como observa Garfinkel, Los teoricos sociales ... han empleado el hecho de la estandarizacion para concebir el canicter y las consecuencias de las acciones que satisfacen expectativas estandarizadas. Suelen reconocer, aunque luego no 10 tengan en cuenta, el hecho de que mediante estas mismas acciones las personas descubren, crean y mantienen esta estandarizacion. (Garfinkel: 1984b, p. 67)
Por el contrario, la situaci6n de la acci6n se considera un contexto de actividad esencialmente transformable que, de forma inevitable, se manti ene, altera 0 restaura en y mediante las acciones que, por convenci6n, afirmamos que ocurren "dentro de el», pero que, con mayor exactitud, podriamos decir que 10 constituyen y reconstituyen en un continuo proceso de renovaci6n. .'2 Este problema es esencial para cl analisis del razonamiento cotidiano de Pollner (1974a; [en preparaci6nJ) y para 10s analisis de la explicaci6n del error en el discurso cientifico que han llevado a cabo Mulkay y Gilbert (vid. Gilbert y Mulkay: 1984, capitulo 4; Mulkay y Gilbert: 1982). Vie!. tam bien Heritage (1984a, pp. 209 Y ss.) para una discusi6n mas elaborada.
2. Las norm as que permiten reconocer las situaciones y las acciones que las componen no se entienden como un patr6n rigido, sino como recursos elasticos y revisables que se ajustan y alteran mientras se aplican a contextos concretos. En este sentido, el caracter especifico de las acciones ordinarias se capta mediante un «trabajo de acomodaci6n» (Garfinkel: 1963, p. 187), y, como en otro momento senala Garfinkel, siempre se reconoce «de nuevo por vez primera» (1984a, p. 9). 3. Garfinkel no trata las convenciones normativas como guias de la conducta, sino como una de las fuentes esenciales de los recursos cognoscitivos mediante los cuales se hacen inteligibles y moralmente explicables los contextos de acci6n. En particular, ponen en evidencia la conducta apropiada y la conducta desviada: hacen posible la analizabilidad secunda ria de la conducta desviada en funci6n del significado y los motivos; y la conciencia reflexiva de la posible interpretaci6n de la conducta desviada puede motivar una conducta normativamente correcta. Cuando los miembros de la sociedad consideran la conducta inteligible y moralmente explicable sin tener en cuenta si dicha conducta se ajusta 0 se desvia de las normas, se supone que existe una conciencia cognoscitiva de los marcos de referencia normativos. La analizabilidad secundaria de las desviaciones con respecto alas convenciones normativas puede que, sin embargo, tienda en general a motivar una conducta ajustada a esas convenciones. 4. Se co.nsidera que las convenciones normativas constituyen una presuposici6n de los ambitos de acci6n que hacen inteligibles y explicables. El que se mantengan es, a la vez, la presuposici6n, el proceso y el producto de su uso para interpretar las situaciones ordinarias de actividad social (cfr. PoUner: 1974a). Este status es el que les otorga una inmensa estabilidad en cuanto fundamentos institucionales de la accion. Como tales fundamentos institucionales, tienen un caracter, simultaneamente, cognitivo y moral. En conjunto, estas consideraciones representan una reorientaci6n esencial de la concepci6n parsoniana de la acci6n, concepci6n predominante a 10 largo del periodo de la postguerra. EI nuevo caracter central otorgado a los fundamentos met6dicos de la acci6n, al modo en que los actores captan las circunstancias en las que estan situados, y alas propiedades reflexivas de la acci6n ha suscitado una gran cantidad de trabajo experimental que se ha em pIeado para arrojar nueva luz sobre problemas antiguos. Quiza 1 0 mas importante sea que la concepci6n de la explicabilidad normativa de la acci6n huma-
na ha demostrado ser una Fuente abierta y fructifera para la acumulacion de conocimiento sobre la naturaleza de la organizacion social. Ha sido esencial para las nuevas formas de entender la funcion del lenguaje en la accion social, la naturaleza de la intersubjetividad en la conducta human a, los fundamentos institucionales de la generacion y aplicacion del conocimiento; ademas, se ha convertido en una explicacion cada vez mas detallada de la naturaleza de la interaccion social. Nos ocuparemos a continuacion de estos temas.
La propuesta de Garfinkel segun la cual «las actividades mediante las que los miembros de una colectividad producen y controlan situaciones de actividades cotidianas organizadas son idcnticas a los procedimientos que dichos miembros utilizan para hacer estos contextos explicables [account-able]» (1984a, p. 1) no ha de entenderse, por supuesto, como si sugiriera que las explicaciones descriptivas ordinarias permiten acceder de forma aproblematica a la naturaleza de las actividades que describen. Ni ha de entenderse tam poco como afirmacion de que el analisis de las explicaciones verbales de la accion pueda de algun modo sustituir al analisis de la propia accion. Por el contrario, su uso del termino «explicable» como sinonimo de «observable-descriptible» (l984a, p. 1; 1974, p. 17) significa que su observacion se refiere al modo en que cualquier situacion de actividad puede captarse como configurada en y mediante el desenvolvimiento de sus acciones constitutivas, con independencia de si se da (0 puede darse) una formulacion lingiifstica a esta configuracion. No es necesario bautizar lingiiisticamente las acciones sociales para que sean inteligibles a los participantes, ni para que estos entiendan su caracter vinculante. Garfinkel usa con frecuencia el ejemplo de la espera en una cola para ilustrar la forma en que un grupo de personas, simplemente manteniendo entre si una particular relacion espacial, constituyen sin palabras una institucion social a pequeiia escala y establecen expectativas y obligaciones morales mutuas. Supuesta esta inteligibilidad inherente de la actividad social, (cual es entonces la relacion entre los acontecimientos y las explicaciones verbales que los describen? En su tratamiento de las explicaciones, la intencion de Garfinkel era abandonar la idea de que las explieaciones descriptivas son transparentes, y que por consiguiente no alteran la comprension ordinaria de los objetos y acontecimientos que describen por el hecho mismo de que los describan. Trato tambien de restar credito a la idea de que la descripcion y otras formas de habla son, como si dijeramos, «inertes» eon respecto a los contextos
en los que se dan. Tal nocion de la descripcion es explicita en teorias que ~nfatizan la funcion representativa de.l len?':laje y las corresp~ndenCias entre las palabras y las cosas, e ImphClta en formas de Investigacion sociologica practica que tratan las descripciones de los acto res sociales como datos que apuntan aproblematicamente alas realidades sociales subyacentes. En contra de estas dos posiciones, Garfinkel pone de relieve hasta que punto las explicaciones ordinarias se ajustan :
Schegloff: 1984). Las propiedades indexicas de las explicaCiones son, por tanto, un recurso mas que un obstaculo para el entendimiento en los contextos sociales ordinarios. Las propiedades indexicas de las explicaciones se derivan, en ultimo termino, de su caracter de acciones. Las explicaciones se hallan inextricablemente ligadas alas ocasiones de su uso, afirma Garfinkel, porque las explicaciones son «elementos de sus ocasiones de uso socialmente organizadas» (Garfinkel: 1984a, pp. 4-7). Por consiguiente, las explicaciones ordinarias no son algo «aparte» de las acciones. No existen momentos en los que la accion se detiene y el comentario de la accion toma su lugar. Y las explicaciones tam poco son sucesos desencarnados que se encuentran fuera de las actividades en las que se hallan temporal mente inscritas. Antes bien, son acciones por derecho propio; como otras acciones, contribuyen inevitablemente a la situacion de la que forman parte y, tam bien como otras acciones, son interpretadas y entendidas metodicamente. Ademas, las explicaciones se interpretan contextualmente mediante los procedimientos elab~rativos reflexivos del metodo documental de interpretacion. qarfmkel y Sacks resumen as) esta posicion: «una descripcion, por eJemplo, en eI modo en que puede ser una parte constituyente de las circunstancias que describe, es decir, de innumerables formas e inevitablemente, elabora esas circunstancias y es elaborada por ellas» (Garfinkel y Sacks: 1970, p. 338). Las explicaciones, por tanto, estan sujetas alas mismas contingencias circunstanciales e interpretativas que las acciones con respecto alas cuales se orientan. Pues, repitamoslo, las explicaciones son acciones, y 10 importante es que se emplean de maneras enormemente variadas para organizar situaciones de actividad cotidianas. Las explicaciones, por consiguiente, no representan el termino de la investigacion sociologica, sino que son un punto de partida. De este modo, la concepcion del lenguaje y de las relaciones sociales de Garfinkel abre campos de investigacion enteramente nuevos a la vez que suscita profundas y complejas cuestiones relativas a la naturaleza del discurso, de la conversacion y de otras formas de comunicacion. Es inevitable que este tratamiento genere mas problemas de los que resuelve, cosa que es totalmente positiva. Las concepciones anteriores del lenguaje 10 presentaban como una entidad transparente e ininvestigable. Las observaciones de Garfinkel «naturalizan» el lenguaje y situan el analisis de las explicaciones y practicas explicativas al mismo nivel que el analisis de otras form as de accion practica. Garfinkel entiende el lenguaje como un recurso mediante el que los integrantes de la sociedad intervienen en situaciones de accion, pero los «marcos de referencia» y «mecanismos» mediante los que las palabras se estructuran en explicaciones y estas se «vin-
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culan» alas situaciones reales quedan abiertos al estudio empirico. Como analisis valiosos de los diversos modos en que se recurre a las explicaciones ordinarias en el mantenimiento d~ }os univ~rsos sociales se Ie recomienda allector que consulte el claslco estudlO de Wieder' (1974) sobre el uso del «codigo carc~lario» c~mo sistema explicativo en un establecimiento para drogadlCtos en hbertad condicional, y el estudio de Gilbert y Mulkay (1984) sobre la .form~ en que los cientificos describen un carr:po contemporaneo de mv~stlgacion bioquimica. Todos estos estudlOs, que n.o pueden resumlrse en un ensayo breve, revelan claramente las ventaps que l?u.ede reportarIe al conocimiento sociologico eI abandono de la tradlclonal con~epcion representativa del lenguaje al investigar las formas de orgamzacion social.
Dimensiones
de la investigacion
empirica en la etnometodologia
Una de las primeras y mas importantes Iineas de d~s~r:oll?, derivada de las iniciativas de Garfinkel se centraba en la uplflcacl0n 0 normalizacion como caracteristica del razonamiento y eI juicio propios del sentido com un. Esto era, en parte, herencia de los escritos fenomenologicos de Schutz, que habia subray~do eI papel de ~aco~ciencia como actividad tipificadora, y caractenzado eI lenguaJe cotldiano como «e1 instrumento tipificador par excellence» y c omo eI «almacen de los tipos ya preconstituidos» (Schutz: 1962a, p. 14). Cicourel recogio y puso de relieve este tema en su discu~i~n de Ja «tipificacion de la forma norma},> como probl~ma ~e~odolog,c? (CIcourel: 1972, pp. 254-6), y, naturalmente, esta temat~camente ~n~orporado alas discusiones ?e Garfinkel d.e l.a «normahdad per~,b,da» como propiedad de los obJ~tos . Y . acontec~mle.ntos cult,urales, aSI como a sus discusiones de la exphcablhdad ordmana y eI metodo documental. En los analisis empiricos que derivaron del tern a de la tipificacion, eI enfasis principal de la investigacion recaia en los supuestos y presuposiciones de paradigmas de tipificacion particulares, ~n .los procedimientos y consideraciones concretos que regulan la aSl~1l1acion de objetos y acontecimientos a categorias, y en las funclOnes de dichas categorias en entornos sociales particulares. Gran parte de esta labor empiric a se hizo en el ambito de la desvi~c~on 0 se ~efiere a los procedimientos burocraticos de tom~ ~e deCislOn~s. aphcados en eI «procesamiento de personas». La afmldad superfiCial con ~a «teoria del etiquetado» r labellin1!. theory] (Becker: 1963) era cons 1-
derab1e} y no en tiltimo termino a causa del importante solapamiento sustantivo entre 10s dos enfoques. Sin embargo, ambas perspectivas diferian en dos cuestiones relacionadas y decisivas. En primer lugar, los estudios etnometodologicos evitaban la premisa nominalista sostenida por 1a «teoria del etiquetado», segtin la cual la desviacion estaba constituida por reacciones sociales tout court (efr. Pollner: 1974b); en segundo lugar, tacharon de excesivamente simplista 1a concentracion de los teoricos del etiquetado en la distincion entre 10 correcta y 10 incorrectamente etiquetado. En lugar de esto, 10s estudios etnometodologicos se centraron de forma directa en las pricticas organizativas y en las contingencias del proceso de definicion; aceptaron, ademas, que las expectativas normalizadoras eran un elcmento inevitable del funcionamiento de dicho proceso .13. Un ejemplo temprano de este metodo es el celebre estudio de David Sudnow «Normal Crimes» (1965). En esta obra, Sudnow mostro con considerable detalle que las concepciones de sentido comtin sobre los dclincuentes tipicos y 10s modelos de delitos que tenian los abogados publicos californianos conformaban el modo en que planteaban la negociacion para reducir la pena del reo a cambio de que este se declarara culpable, y por tanto aspectos sustanciales de la administracion de justicia 34. En particular, mostro que esas concepciones se usaban para determinar si era apropiado iniciar las negociaciones para la reduccion de la pena. En las entrevistas con los acusados se empleaban dichas concepciones para categorizar a los acusados como «casos», dando por supuesta su culpa. Y esas mismas concepciones influian poderosamente en el tipo de cargos que terminaban por presentarse contra el acusado a cambio de que cste se declarara culpable, cargos que, como mostro Sudnow, solo estaban sujetos a una consideracion posterior: el problema de que sentencia debia aplicarse «en justicia» a este tipo de delito «normal». Las categorfas de delito empleadas por los represent antes legales estaban, como minimo, subdeterminadas por el codigo legal. Como observa Sudnow:
" Vid. PoUner (1974b) para una critica de la «tcoria del etiquetado» desde un punto de vista etnometadologico. La conclusion etnometodologica de que todos Ins procedimientos para localizar Ia desviacion son en ultimo tcrmino elementos constituyentes de la desviacion que explican fue el punta de partida inmediato para Ia radical critica moral totalizante de las relaciones sociales que Alan Blum y Peter McHugh y sus colaboradores derivaron de la etnometodologia. Vid. McHugh et al. (1974) para una recopilacion de ensayos y Heritage (1975) para un intento de valoracion. Vid. Maynard (1984) para un valioso estudio de Ios detalles del propio proceso de negnciacion de Ia sentencia. }4
tal como se usan en realidad, las categorias delictivas ... son ... los terminos de referencia simplificados de ese conocimiento de. la. estructura social y de los casos delictivos que se presentan en ella, conOClmlento en. el que se basa la tarea de organizar practicamente la labor de {~representaClon». Est~ conocimiento incluye, incorporado a 10 que en realzdad slgniflca allanamlento de morada, hurto, infracciones a la ley de narcoticos, abusos deshonestos con niiios, etc., el conocimiento de los modos de actividad delictiva, caracteristicas ecologicas de la comunidad, modali~ades de la vid~ cotidiana ~n los barrios bajos, biograflas psicologicas y sOClales de los delmcuentes, hlstori as y perspectivas de estos. (Sudnow: 1965, p. 275)
Mediante el uso de este conocimiento, con su rutinarizacion y tipificacion de los «crfmenes normales,> sostenia Sudnow, la administracion de justicia se ha visto someuda a un proceso de burocratizacion informal que no estaba descrito en el codigo penal californiano.
Paralelamente al estudio de Sudnow, un ntimero sustancial de investigaciones etnometodologicas llevadas a cabo durante J o s anos sesenta mostro que podia recurrirse a una gran (y antenormente insospechada) variedad de consideraciones circunstanciales al adoptar 0 modificar las acciones 0 decisiones burocniticas normales. Estrechamente ligado a esto estaba el recon?cimiento ~e que .l<;>s miembros de las burocracias no solo pueden, smo que estan posluvamente obligados a aplicar e interpretar 1as normas y procedimie!1tos burocraticos de modo ad hoc y que estd, a su vez, es una Importante Fuente de poder discrecional. La necesidad de establec:r ~nterpretaciones ad hoc incluso en el caso de reglas de procedlmlento muy claras fue elegantemente demostrada por .Zi~merman (1969~). en un estudio de 1as actividades de los reCepClOnlstas en una oflcma de asistencia social. Los recepcionistas, que uti1izaban un procedimiento sumamente espedfico para regular la afluencia de petici~narios a los asistentes sociales, en determinados casos se veian obhgados a desviarse del reglamento. En tales casos, las acc.iones de 10s recepcionistas podian defenderse y se defendian a~uClend? que los, obJetivos del reglamento se cumplian de form~ mas efecuva apart~~dose de el que siguiendo10. Como obs~rva Zlmme~r:tan, «la nOClOn de 'accion de acuerdo con una norma no es cuestlOn de que 1a norma se cumpla 0 no per se, sino de 1as distintas form as en que las personas se satisfacen a si mismas y a otras con r~spe~to a 10 que es el cump1imiento 'razonab1e' de 1a norma en sltuaclOnes concretas» (1970, p. 23). . . En otros ensayos relacionados con este y que surgler?n del mlSmo proyecto de investigacion, Zimmerm~n ~ostro de dlversa~ fore. mas que 1as demand as esc.rit~s y las eXphCaCl?neS verba1es se mte~pretaban mediante procedlmlentos muy parecldos a 10s de 10s COdl-
ficadores de Garfinkel (vid. p. 236). Igual que los codificadores, los asistentes sociales generalmente podian «hacerse una idea» echando un vista:l(o a los documentos que constituian la base de las demandas. Cuando los documentos parecian problematicos, determinadas ideas acerca del «modo en que pudieron elaborarse los documentos» (Zimmerman: 1969a) proveian de un conjunto abierto de recursos que les permitian a los asistentes llegar a decisiones definidas y justificables. Otros estudios demostraron hasta que punto el «procesamiento de las personas» esta sujeto a practicas interpretativas en las que la aplicacion discrecional de elementos contextuales puede desempeiiar una funcion crucial. En el campo de la educacion, el estudio del trabajo de consejeros escolares (Cicourel y Kitsuse: 1963) y de la aplicacion de tests y otros sistemas de tratamiento (Cicourel et al.: 1974; Leiter: 1976) han documentado estos procesos de forma sustancial, y la obra de Bittner (vid. en especial Bittner: 1967a) ilustra procesos paralelos en el trabajo practico de la polida 35. Mientras que los estudios arriba mencionados muestran hasta que pun to y de que divers as maneras la informacion contextual se suele incorporar a la toma de decisiones burocraticas ordinarias, el famoso estudio de Garfinkel «'Good' Organizational Reasons for 'Bad' Clinic Records» (1984f) lleva el razonamiento un paso mas alIa. EI punto de partida de este estudio fue el hecho de que una investigacion preliminar de los informes medicos de una clinica psiquiatrica mostro que, si bien los datos se habian recogido de forma correcta, no eran 1 0 suficientemente detallados ni siquiera a efectos de aplicaciones sociologicas bastante elementales. Esto motivo la pregunta de por que era necesario conservar informes tan incompletos, vagos y elipticos. La conclusion de Garfinkel fue que si los informes se conservaban, era porque podian utilizarse como recurso para describir las relaciones entre los pacientes y el personal de la clinica como debido cumplimiento de un «contrato terapeutico». La ausencia de detalles, propuso, funcionaba como recurso defensivo, pues garantizaba que solo el personal autorizado podria leerlos competentemente, personal que los interpretaria desde su propio conocimiento de los procedimientos clinicos tipicos. Los informes consistian en «un tinico campo libre de elementos» cuya inevitable contextualizacion por referencia a los aspectos tipicos de la praxis clinica tenia que
de procesos afincs en todo tipo de procedimientos sociologi35 La dcmostracion cos ha sido un proyecto a largo plaza de los escritos de Cicourcl desde su publicacion de 1964 en adelante. Como Handel (vid. 1982, pp. 112 Y ss.) ha observado, este proyecto se expresa en el doblc caracter de gran parte de f a obra empirica de Cicourel que, simultaneamente, se ocupa de cuestiones sustantivas y del ra7.onamiento subyacente alas conc!usiones sustantivas de la ciencia social practica.
servir necesariamente para justificar las practicas y procedimientos llevados a cabo (Garfinkel: 1984f, p. 201). Por tanto, la informacion contextual «normalizada» no es solo un rasgo constitutivo de la toma de decisiones burocratica, sino que, asi mismo, las burocracias pueden defenderse de divers as dificultades futuras desconocidas produciendo informes que, casi inevitablemente, seran explotados con fines defensivos por ese mismo hecho. Quiza los mas famosos de todos los estudios etnometodologicos que se ocupan de los procesos organizativos sean aquellos que ponen en tela de juicio el valor de las estadisticas oficiales como guia de la investigacion sociologica. Los mas destacados entre estos son el estudio de Cicourel (1968) sobre el procesamiento de delincuentes juveniles y la obra de Douglas (1967) y Atkinson (1978) sobre la investigacion del suicidio. Estos autores pusieron de manifiesto hasta que punto el conocimiento contextual forma parte de los juicios que constituyen las estadisticas oficiales, y sostuvo que era probable que estos estudios basados en estadisticas oficiales recogieran los supuestos que las instituciones legales habian incorporado al proceso de definicion, pero que era improbable que recogieran factores causales que no hubieran guiado activa 0 pasivamente alas propias instituciones. En su famoso estudio sobre la administracion de justicia para la juventud, Cicourel mostro que los funcionarios relacionaban la delincuencia juvenil con el fracaso matrimonial en el hogar de los delincuentes. Se suponia que era probable que los delincuentes procedentes de matrimonios divorciados, faltos de guia y correccion paternas, cometieran delitos mas graves en el futuro. De acuerdo con este supuesto los delitos juveniles cometidos por los hijos de estos matrimonios se trataban con mayor rigor que delitos similares realizados por hijos de «matrimonios completos». Era evidente este tratamiento diferenciado en divers as estadisticas sobre las distintas fases del proceso de aplicacion de la ley. Los delitos cometidos por hijos de los matrimonios aparecen mas veces en los informes oficiales, se tratan con mayor frecuencia en los tribunales, y es mas comtin aplicarles sentencias de custodia. Es claro que si eI tratamiento de los casos juveniles se halla fuertemente influido por las mismas presunciones que quedan incorporadas alas estadisticas sobre delitos, las estadisticas sobre la «delincuencia juvenil>, no pueden ser valid as para los objetivos de la ciencia social. Pues las estadisticas no ofrecen una descripcion representativa de la incidencia de la delincuencia juvenil, y no pueden usarse para evaluar la funcion de las caracteristicas sociales (tales como el divorcio) como factores causales en la generacion del crimen. Cicourel afirmo que los informes policiales internos tienen tam-
bien un dudoso valor sociologico. Habiendo estudiado los procedimientos mediante los que los funcionarios elaboraban sus informes sobre los sujetos juveniles, Cicourel mantuvo, basandose en los estudios de Shibutani (1966) sobre el rumor, que tales informes incorporaban un procedimiento de tipificacion progresiva en el que los pormenores del caso se hadan mas concisos, selectivos y consistentes con los supuestos y objetivos de las instituciones policiales y las autoridades legales. En el caso de ambos tipos de informacion -Ias estadisticas y los historiales policialesCicourel conduyo que se daba un proceso circular en el que supuestos fundamentales acerca de 10 s jovenes se incorporaban a los informes que, a su vez, se utifizaban para defender 1a validez de los supuestos. Douglas (1967) Y Atkinson (1978) alcanzaron una conclusion bastante parecida respecto a la interpretacion de las estadisticas sobre el suicidio. Douglas mantuvo que los tipos de factores socio1ogicos normalmente emp1eados para explicar las variaciones en las tasas de suicidio pueden influir en los procesos sociales mediante los que las muertes pasan a ser registradas como suicidios (Douglas: 1967, pp. 163-231). En particular, sostuvo que la integracion social estaria positivamente asociada a 10s intentos de ocultar el suicidio, intentos que, en la medida en que tuvieran exito, influenciarian a su vez la medicion de las tasas de suicidio. E1 estudio de Atkinson se centro en el papel de los jueces de primera instancia britanicos y sus ayudantes en el proceso de investigacion. Descubrio que 10s funcionarios que se ocupaban de extender el certificado de defuncion tenian ideas relativamente claras respecto a los conceptos de «suicidios tipicos» 0 «biografias tipicamente suicidas», y que factores tales como el tipo de muerte y las circunstancias vitales inmediatas del muerto constituian el material a partir del cual se construia el «conocimiento estereotipado» referente a a los diversos tipos de suicidio. Estas concepciones, que en ocasiones incluian hipotesis socio1ogicas sobre 1as causas del suicidio y que, en algunos casos, guardan una estrecha semejanza con ellas, se incorporan posteriormente alas estadisticas sobre el suicidio a traves de los procedimientos de investigacion de los jueces y sus oficiales. Por consiguiente, Atkinson sostiene que los estudios de las estadisticas oficiales del suicidio inevitablemente -aunque inconscientementedecodifican las teorias de sentido comun sobre el suicidio, teorfas que forman parte constitutiva del reconocimiento de los casos individl7ales y por tanto, acumulativamente, de las estadisticas en su conJunto. Todos 10s trabajos descritos en esta seccion se han centrado en los procesos de normalizacion y tipificacion caracteristicos de la actividad organizativa en toda su variedad. A pesar de que los estudios
mencionados en ultimo termino estan sujetos a controversia, seria equivocado conduir, como h~n hecho a1,gl7nos,que 10~trabajos ~qui descritos solo tienen relevanCla metodologlca, y de caracter negatlvo. Los trabajos sobre la normalizacion se emp.rendiero~ ~ raiz de 1a afirmacion de Garfinkel de que la «normaltdad perClblda» de los sucesos socia1es es producto de una labor activa. l~ aplicacio? d~ ~s,ta idea a los procesos organizativos no solo ha conflrmado la llltUlc~c:n original; tambien ha dado origen a nuevas pl~nos de ~ompr.ensl.on que han inspirado positivamente una gran vanedad de lllVeStlgaclOnes socio1ogicas, entre las que se cuenta!?' algunas que no son etn~metodologicas. Por otra parte, los estudlOs de 10 s procesos. o~gamzativos descritos han mostrado hasta que punto los procedlmle!?'tos de normalizacion estan integrados en 10 que podriamos denomlllar «exigencias organizativas» .. Los estudios m~~stran una y <;Hravez conexiones sumamente preClsas entre las actlvldades norm~hza.doras rutinarias que constituyen la actividad diaria de las o.rga~lZaClOnes, de un lado, y las disposiciones sociales de 1as orgamzaCl~:)lleS, con sus obligaciones y «conside~a~iones», de ot~o. Los estudlOs m~estran hasta que punto las actlvldades normatlvas se encuentran hgadas a los terminos de empleo, las diversas cadenas intern as. y ex~ert?as. de informacion, supervision y revision, y a diversas «relevanClas. prtorttart.as>~ organizativas con respecto a la evaluacion de 10 que «reahsta»,. «pr~ctIca», 0 «razonablemente» habia de hacerse 0 podia hacerse, con que rapldez, can que recursos, viendo a quien, hablando de que, durante cuanta tiempo, etc. (Garfinkel: 1984a, p. 13).
A 1 0 largo de este proceso, estos es.tu?ios h~n comenzado a establecer una nueva socio10gfa del conOCimlento ltbre de las trabas de 1a racionalidad prescriptiva y en la que se 1es da. todo su peso en cuanto fenomenos sociologicos a los vinculos ref1exlvos entre la constitucion social del conocimiento y los contextos institucionales en los que se genera y mantiene ese conocimiento.
EI analisis de la conversacion 36 es un aspecto vigoroso y distintivo de 1a etnometodologia desarrollado a 10 largo de los ultimos
36 Preferimos el termino «analisis de la conversaci6n» al de «analisis conversacional» usado en ocasiones; en este campo, la conversaci6n es el o~Jeto de la Investigaci:'m. El analisis de la conversaci6n se inici6 a finales de los anos sesenta con la
quince anos. Durante este tiempo, esa perspectiva ha originado una literatura de investigacion muy importante, sorprendentemente acumulativa y trabada. De todas las !ineas de investigacion etnometodologicas, el analisis de la conversaci6n es quiza la que mas se ocupa del analisis directo de la accion social. Este enfoque ha sido claramente empirico desde el principio. En lugar de especular acerca de caracteristicas idealizadas de la accion social, los analistas de la conversacion han dirigido sus investigaciones teoricas hacia «acciones sociales reales particulares y secuencias organizadas de estas acciones» (Schegloff: 1980, p. 151). El resultado ha sido notable. Se ha desarrollado una gran literatura que contiene resultados de gran alcance y poder acumulativo, y que ha tenido una considerable influencia en las disciplinas afines de la psicologia social, la lingiiistica y la ciencia del conocimiento. La postura basica de la investigacion del analisis de la con versacion se ha desarrollado en una serie de ensayos producto de la colaboraci6n de Sacks, Schegloff y Jefferson. Sus analisis, igual que otros estudios etnometodologicos, se centraban en los metodos 0 procedimientos mediante los cuales los miembros ordinarios de una sociedad conducen sus asuntos interaccionales 37. Toda prueba de que los individuos emplean estos procedimientos de 0 se orientan acuerdo con ellos tenia que derivarse exclusivamente del comportamiento de esos individuos en las circunstancias ordinarias de su vida. Schegloff y Sacks resumen asi esta orientacion: Hemos partido de la hip6tesis ... de que el orden que mostraban los materiales con que hemos trabajado no era un cad.cter que se nos mostraba unicamente a nosotros, ni siquiera en primer termino a nosotros, sino a quienes los habian producido. Si los materiales tenian tal caracter ... era porque se habian producido de forma met6dica por unos miembros de la sociedad para otros. (Schegeloff y Sacks: 1973, p. 290).
publicacicin de SchegloH (1968) y la amplia circulacicin de las lecciones ineditas de Sacks (Sacks: 1964-72). Aunque no existen introducciones de caracter monografico, hayresumenes en Atkinson y Drew (1979, pp. 34-81), Heritage (1984a, pp. 233-92), LeVinson (1983, pp. 284-370) Y West y Zimmerman (1982). Entre las colecciones de estudios publicadas mencionaremos las de Atkinson y Heritage: 1984; Psathas: 1979; Schenkein: 1978: Sociology: 1978; Zimmerman y West: 1980. Vid. Heritage (1985) para una extensa bibJiografia. estudios de postgraduacion con GoHman, y su en37 Sacks y S~hegloH hicieron faque del estudlO de!. razonalnIento de sentldo comun que subyace a !as acciones ordmanas puede refle,ar Influenclas convergentes de GoHman y Garfinkel. Cabe afirmar que ambos han seguido a GoHman en la medida en que han abandon ado estilos de analisis y descripcion etnograficos en. favor de ensayos progresivamente sistematlCos para expltcnar el razonamlento !OgICOy practico que determina la interaccion conversacional.
Esta postura imp liea, es evidente, el uso de metodos de estudio naturalistas, pero en un principio la eleccion del objeto de estudio no estaba particularmente preestablecida. Como recuerda Sacks, la motivaci6n inicial para estudiar la conversacion ordinaria fue de tipo metodologico, y reflejaba el deseo de observar si los detalles organizativos de la interaccion natural podian someterse a descripcion formal (Sacks: 1984a, p. 26). El exito de esta empresa aumento el interes por los detalles de la interaccion. A pesar de que Sacks y sus colaboradores comenzaron estudiando la conversacion ordinaria casi accidentalmente, los analistas de la conversacion han concentrado su investigacion en la interaccion ordinaria y cotidiana mas que, por ejemplo, en la interaccion «institucionalizada» de los tribunales 0 la organizacion empresarial. Existen buenas razones en favor de este enfoque. La «conversacion ordinaria» no es solo el medio de interaccion predominante en el mundo social, sino que es tambien, con las simplificacianes que se quiera, la forma de interaccion primaria a la que el nino es expuesto por primera vez y mediante la que actua la socializacion. Existen por tanto muchas razanes para suponer que las form as basicas de conversacion cotidiana constituyen una especie de punto de referencia que sirve para reconocer y experimentar otros tipos de interaccion mas formales 0 «institucionales». Y, en efecto, estudios mas recientes de la interaccion «institucionah> muestran variaciones y restricciones sistematicas en formas de accion relativas a la conversacion ordinaria (vid., por ejemplo, Atkinson: 1982; Atkinson y Drew: 1979; Drew: 1984; Heritage: 1984b; Maynard: 1984; Mehan: 1979). Por tanto, la conversacion ordinaria representa un amplio y flexible dominio de practicas interactivas primarias. Al abordarlo, los analistas de la conversacion se han centrada, cuando ha sido posible, en la interaccion entre iguales con una estrategia de investigacion imp!icita consistente en descubrir los aspectos sistematicos de la interaccion social en el espectro mas amplio de contextos de interaccion «no marcados». A su vez, este enfoque ofrece las mejores perspectivas para determinar los rasgos distintivos de las interacciones en las que se dan, por ejemplo, las caracteristicas especiales de la escuela 0 el hospital 0 las asimetrfas de rango, sexo, etnicidad, ete. Como ya hemos mencionado, el analisis de la conversacion se desarrollo como un programa de investigacion naturalista. Al perseguir sus objetivos no omite esfuerzo para centrar el estudio en casos especfficos de interaccion natural e incontaminada por la intervenen Bruner (1983), Ochs y Schieffelin (1979) y en Snow y 3H Vid., pOI ejemplo, Ferguson (1977) descripciones de algunos aspectos de las simplificaciones que acompaiian e I lenguaje de las madres euando hablan con niiios pequeiios.
cion del investigador 39. Esta estrategia de investigacion se mantiene con firmeza, y est;). relacionada con la idea (vid. pp. 241-2) de que las acciones sociales y las situaciones sociales respecto alas cuales guardan estas una relacion reflexiva se establecen en y mediante los detalles de la interaccion. Par tal motivo han de evitarse, en la medida de 1 0 posible, los procedimientos de investigacion que conlleven la perdida 0 la contaminacion de detalles. El objetivo central del analisis de la conversacion es descubrir las competencias sociales que subyacen a la interaccion social, es decir, los procedimientos y expectativas mediante los que se produce y entiende la interaccion 40. Persiguiendo esta finalidad se ha establecido cierto numero de hipotesis. En primer lugar, se supone que la interaccion se organiza por referencia a procedimientos institucionalizados que, a efectos del analisis, pueden tratarse como estructuras por derecho propio (efr. Schegloff: 1986). En segundo lugar, se supone que las participaciones en la interaccion 1) estan configuradas por el contexto, en tanto que no pueden entenderse adecuadamente las acciones sin referencia al contexto de acciones precedentes al cual generalmente se entiende que responden y 2) renuevan el contexto, en la medida en que toda accion en curso propondra una definicion circunstancial de la situacion con respecto a la cual se orientara la conversacion subsiguiente. Finalmente, como hemos observado arriba, se supone que las acciones sociales operan en detalle y, por tanto, que no pueden ignorarse sin mas los detalles especificos de la interaccion, considerandolos insignificantes, sin que disminuyan las posibilidades de llevar a cabo un analisis coherente y efectivo. En sus inicios, el analisis de la conversacion se desarrollo en dos dimensiones principales. En primer lugar, partiendo de la preocupacion de Garfinkel y S,l"ks por la explicacion descriptiva (Garfinkel: 1984; Garfinkel y Sacks: 1970; Sacks: 1963), fueron publicados cierto numero de estudios sobre formulaciones lexicas particulares y expresiones referenciales (p. ej. Sacks: 1973; 1975; Sacks y Schegloff: 39 Por 10 tanto, los investigadores del analisis de la conversaci6n evitan los siguientes procedimientos, que implican una injustificada desviaci6n del usa de los datos naturales: I) experimentos en Ios que el observador tiene que dirigir 0 manipular la conducta; 2) el usn de programas precodificados para categorizar directamente la conducta en el estudio de campo 0en las grabaciones; 3) el uso de las entrevistas en sustituci6n de la observaci6n natural; y 4) la creaci6n de datos mediante «vignettes" inventadas 0 imaginadas. 40 Como en otras areas de la etnometodologia, eI punto de partida del analisis de la conversaci6n es la propuesta de Garfinkel segun la cual la producci6n y eI reconocimiento de acciones estan configuradas por un con junto comun de metod os 0 procedimientos. Como sefiala Garfinkel: «Ias actividades mediante las que los miembros de una sociedad producen y ordenan situaciones cotidianas organizadas son las mismas en virtud de las cuales hacen explicables esas situaciones" (1984a," p. I).
1979; Schegioff: 1972), de los cuales Ios mas influyentes derivaban de la investigacion de Sacks sobre comunicaciones a un centro de prevencion del suicidio y de su obra sobre los instrumentos de categorizacion de la pertenencia a un grupo (Sacks: 1972a; 1972b). La segunda dimension de la investigacion del analisis de Ia co~ver.s,acion, que surgio simultaneamente, se centraba en .la or~amzaclOn secuencial de la interaccion, y fue esta segunda dimension la que vino a adquirir una creciente predominancia en las publicaciones relativas al analisis de la conversacion posteriores a 1972. Las mas famosas de estas ultimas publicaciones se centraban en la organizacion de las intervenciones en la conversacion (Sacks, Schegioff y Jefferson: 1974) y en problemas afines: asi, Schegloff (1968) estudiaba como se logra que los participantes en la conversacion accedan a ella de modo coordinado, Schegloff y Sacks (1973) como se abandona la conversacion, y Sacks (1974) la suspension de los procedimientos mediante los que se interviene en la conversaciOn. Estos estudios fueron los primeros en mostrar un conjunto detallado y sistematico de procedimientos para organizar los turnos. de intervencion en las conversaciones coherente con una gran vanedad de hechos basicos de la interaccion. Establecieron de este modo estandares enteramente nuevos de rigor y comprehensividad en el estudio de la interaccion social y, en consecuencia, alcanzaron una gran in.f1uencia. Ademas, estos estudios introdujeron nuevos conceptos analftlcos para el estudio de la interaccion, conceptos cuya importancia no se limitab a unicamente al estudio de la organizacion de la intervencion en la conversacion per se. EI mas importante de estos conceptos era el de par de adyacencia: ciertos tip os de actividades (tales como for!?ulas de sal~do y despedida, preguntas y respuestas, etc.) .se orgamzan .conven.clOnalmente como pares tales que la producClon de un. pr111~ermlembro del par anticipa y exige que se produzca «a cont111uac~on» una segunda accion complementaria por parte del receptor. Dlcho co~cepto resolvio determinados aspectos de los metodos de razon~mlento aplicados a la interaccion, y senalaba de que manera los mlembros de la sociedad pueden considerar que las acciones que ~e esperan (~a continuacion» se encuentran ausentes de forma perceptible 0 no tnvial (Sacks: 1972b; Schegloff: 1972). Ta~bien indicaba como pod~an interpretarse como fuera d~ lugar 0 eqUlv~)Cadaslas. :egundas .a~C1ones que no guardaban relaClon con una pn~era aCClOn.Y (qUl~a sea esto 1 0 mas importante) mostraba que. los 111terlocuto~es que 111tervenian en segundo lugar podian conslderarse norm~t~vamente responsables de omisiones de respuesta, respuestas defIcICntes o~r,as anomalfas de la interaccion; indicando de esta forma una mOtiVaClOn inherente de la realizacion competente de la conversacion (vid. tam-
r
bien Sacks et al.: 1974, pp. 727-8). Aunque la nocion del par de adyacencia se desarrollo en el contexto de parejas de acciones (tales como saludos y despedidas) claramente conexas con contingencias de organizacion de intervenciones en la conversacion, es evidente que el concepto tenia una aplicabilidad mas amplia. En un nivel superior, el concepto indicaba un mecanismo de gran importancia para el mantenimiento de la interaccion del entendimiento intersubjetivo; en la medida en que las acciones que siguen «a continuacion» se ajusten a la accion anterior que forma la primera parte del par, puede considerarse que manifiestan un entendimiento de la primera parte del par adecuado al ajuste. Por consiguiente, la segunda parte del par no solo cum pIe (0 deja de cumplir) la siguiente accion relevante, sino que al hacerlo manifiesta tambien un entendimien to publico de la expresi6n anterior a la que se dirige, expresi6n que quien ha producido la primera parte del par puede utilizar para un «tercer» comentario, confirmaci6n, correcci6n, ete. Por tanto, la situaci6n de «adyacencia» permite actualizar continuamente el entendimiento intersubjetivo. Como observaron Schegloff y Sacks (1973), la «situaci6n de adyacencia» tam bien hace posible reconocer diversas situaciones de error, intentar llevar a cabo apreciaciones y correCClOnes, etc. En suma, la elaboraci6n del concepto de par de adyacencia desarro1l6 y conc:et6 considerablemente ciertos elementos importantes de 10 que Garfmkel habia denominado la «explicabilidad inherente» de la acci6n. EI modelo general de razonamiento analftico esbozado en estos estudios se ha aplicado posteriormente a un numero cada vez mayor de actividades interactivas. Entre estas se cuenta la conducta no verbal, como la organizaci6n de una serie de caracteristicas de la mirada y del movimiento corporal (Goodwin: 1981; Heat: 1986), la organizaci6n «preferencial» de alternativas deconducta (Davidson: 1984; Pom~rantz: 1978; 1984; SchegloH, Jefferson y Sacks: 1977), y una ampha gama de areas tematicas mas concretas (vid. detalles en Heritage: 1985). En los ultimos cinco aiios, aproximadamente, el analisis de la conversaci6n ha comenzado a ramificarse a partir de su «lfnea central», el estudio de la actividad conversacional ordinaria, dando lugar a estudios de la interacci6n en una serie de situaciones institucionales en las que se dan roles sociales claramente definidos, situaciones tales como aulas, tribunales, entrevistas periodisticas, consultas medicas y otras form as de interacci6n institucionalmente reguladas 41. Estos Vid. McHou] (1978) y Mehan (1979) sabre la interacci6n en las aulas; Atkinson 41 y Drew (1979), Drew (1984) y Pomerantz y Atkinson (1984) para tratamientos de los datos de mbunaJes; Maynard (1984) para eswdios de la interacci6n en el proceso
trabajos manifiestan ciertas diferencias con respecto a los trabajos fundacionales originales sobre la conversaci6n. Si bien se ha mostrado que la interaccion conversacional «pura» esta organizada en funcion de principios formales que permiten efectuar descubrimientos acumulativos de considerable abstracci6n y alcance, los estudios de la interacci6n en entornos institucionales muestran por el momento un aspecto mas «fragmentario». Como hemos indicado, la interacci6n institucional parece implicar limitaciones espedficas y re-definiciones de la gama de opciones que se dan en la interacci6n conversacional. Y 10 que es mas importante, el caracter de estas limitaciones y re-definiciones es convencional: estas son culturalmente variables, en ocasiones se encuentran sujetas a restricciones legales, y pueden justificarse y se justifican discursivamente por referencia a consideraciones de, inter alia, funci6n, equidad y eficiencia; es evidente que esto no se da del mismo modo en las practicas conversacion ales ordinarias. En relaci6n con estas convenciones hay marcos de participaci6n discriminatorios (GoHman: 1981), con sus derechos y obligaciones asociados, distintas posiciones relativas y modelos de oportunidad y poder diferenciales. £1 examen comparativo de distintos sistemas de intervenci6n en la conversaci6n (Sacks, Schegloff, y Jefferson: 1974: pp. 729-30) es el punto de partida de algunos de los estudios mas recientes sobre la interacci6n institucional. Desde entonces, los analisis de McHoul (1978), Mehan (1979), Atkinson y Drew (1979) y Greatbatch (1985) han detaIl ado las form as de intervenci6n en la conversaci6n caracteristicas de las interacciones desarrolladas en las aulas, en los tribunales y en las entrevistas periodisticas. Estos estudios coincidcn en seiialar que los modelos de conducta relativamente restringidos caracteristicos de estas situaciones son el resultado de la preordenaci6n del sistema de intervenci6n (Atkinson y Drew: 1979), y que esta forma de ordenaci6n de la intervenci6n tiene una omnimoda influencia; tanto en el tipo y estilo de actividades interactivas que realizan rutinariamente las diferentes partes interesadas como en la organizaci6n detallada de tales encuentros (vid. tam bien Schegloff: [en preparaci6n J) . atros estudios de la interacci6n institucional se ocupan de investigar la organizaci6n de actividades concretas en una serie
de negociaci6n de la sentencia, y Eglin y Wideman [en preparaci6n], Sharrock y Turner (1978), Watson [en preparaci6n] y Whalen y Zimmerman [en preparaci6n] y Zimmerman [s. f.] para una serie de estudios de interacciones en las que interviene la policia. Respecto a la interacci6n entre medicos y pacientes, mencionaremos, entre una extensa literatura, West (1984) Y las contribuciones de Fisher y Todd (1983). Los pnncipios del analisis de la conversaci6n se han extendido tambien al analisis de los discursos politicos; dr., por ejemplo, Atkinson (1978) y Heritage y Greatbatch (1986).
de situaciones 42 y de establecer un modelo de los desequilibrios de poder en la conducta interactiva 43. Dado que la interaccion institucional se ha convencionalizado y es culturalmente variable, los estudios que tratan de ella estan menos interrelacionados que las investigaciones que se ocupan del analisis de la convers~cion «pura», de las que derivan. Sin embargo, existe una coherencla subyacente dentro de esta perspectiva, coherencia que se debe tanto a los puntos de vista etnometodologicos como al modo en que se concreta dicho punto de vista mediante el uso de las tecnicas de analisis de la conversacion. Basada en el reconocimiento de que las funciones institucionales se crean y mantienen gracias a modelos de interaccion especificos, estos trabajos ofrecen p'o~i?ilidades considerables para el estudio del ambito politico, poslbdidades que no eran en modo alguno evidentes en los inicios del analisis de la conversacion. Tornado en su conjunto, el analisis de la conversacion se ha convertido en un campo de estudio poderoso y productivo que ha alcanzado amplia influencia dentro y fuera de su disciplina originaria, la sociologia. Su contribucion a la ciencia social ha sido ya sustancial, no solo por 10 que respect a al analisis de la accion y al desarrollo de nuevas tecnicas metodologicas, sino tam bien al aumento del nivel general de sensibilidad sociologica y a la toma de conciencia de la detallada organizacion de la conducta social. Existen fundadas razones para suponer que su crecimiento y desarrollo continuaran en los anos venideros.
En la seccion final de este ensayo consideraremos brevemente una fase reciente de la investigacion de Garfinkel y sus colaboradores que se denomina genericamente «estudios sobre el trabajo». Aunqu~ ~n un prin~ipi<:>el termino se acuno para referirse a la gama de actividades ordmanas naturalmente organizadas en su sentido mas amplio, los estudios que se han publicado se ocupan sobre todo del «tra?ajo» en el sentido. mas restringido de actividad ocupacional. En partIcular, estos estudlOs se han centrado en las actividades de los fi~i~os y matematicos (p. ej., Garfinkel, Lynch y Livingston: 1981; LlV1~gston: 1986; Lynch: 1982; 1985a; 1985b; Lynch, Livingston y Garfmkel: 1983), aunque esta previsto publicar en breve investigaVid. detalles en Heritage (1985). Vid., en particular, los trabajos de West y Zimmerman Zimmerman: 1977; 1983; Zimmerman y West 1980). -12
43
(West:
1979; West y
ciones sabre un serie mas amplia de actividades laborales (Garfinkel: [en preparacion J). Prefigurados por investigaciones etnometodologicas de actividades laborales en una serie de contextos concretos (p. ej. Garfinkel: 1967; Wieder: 1974; Zimmerman: 1969a; 1969b), los nuevos estudios sobre el trabajo se apartan de sus predecesores en su interes preferente por las competencias especificas que constituyen las actividades ocupacionales ordinarias. Su finalidad es examinar en que consiste una actividad ocupacional, y responden a esta cuestion partiendo de una compleja base analitica y empirica. Garfinkel introdujo el program a de los «estudios sobre el traba jo» observando que muchos estudios sociologicos solian tratar «acerca de» las ocupaciones mas que «de» las propias ocupaciones (Garfinkel et at.: 1981, pp. 132-3). Con ello llamaba la atencion sobre el hecho de que, a pesar de que numerosos estudios sobre las ocupaciones tienen mucho que decir sobre caracteristicas sociales sociologicamente formuladas (tales como los ingresos, etnicidad, clase, relaciones entre los «roles», etc.) de quienes toman parte en esas ocupaciones, esos estudios no informaban acerca de las actividades fundamentales que dan sentido en primer termino alas ocupaciones. En las ocupaciones se crean diversos productos valiosos; frecuentemente requiren una gran cualificacion, y muchas veces es necesario aplicar complejos cuerpos de conocimiento: sin embargo, es poco 10 que se sabe acerca de 1 0 que ocurre en ellas. Por tanto, en el programa de los «estudios sobre el trabajo» se reconoce la existencia de un vacio descriptivo en el nucleo de los analisis sociologicos de las ocupaciones. Garfinkel suele citar una discus ion entre Fred Strodtbeck y Edward Shils para poner de manifiesto este problema. Strodtbeck deseaba utilizar el «Analisis del Proceso de Interaccioo» de Bales para estudiar las deliberaciones de los jurados, pero Shils objeto que si bien el analisis serviria para entender como funcionaba un jurado en cuanto grupo pequeno, no podria emplearse para entender como funcionaba el jurado en cuanto jurado (Garfinkel et at.: 1981, p. 133). La observacion de Shils plantea un problema fundamental. Los cientificos sociales tendrian que estar en condiciones de describir las practicas distintivas y relevantes de una ocupacion 0 actividad. Y esto, a su vez, plantea la cuestion de 1 0 que Garfinkel denomina la «quididad» 0 «el que» de las practicas sociales: (en que consiste trabajar competentemente en biologia (efr. Lynch: 1985a), que es demostrar un teorema matematico (Livingston: 1986), 0 tocar algo que sea reconocible como musica de jazz (Sudnow: 1978)? Es importante tener presente que cualquier intento de abordar esta cuestion implica actividades de investigacion muy diversas. Al-
gunas de estas tendrian un marcado componente «deconstructivo»: no hay raz6n alguna para esperar que ni las afirmaciones de quienes practican la ocupaci6n ni las filosofias normativas de las ocupaciones proporcionen los recursos a partir de los cuales se pueda configurar un analisis adecuado a su objeto, pues tales descripciones habitualmente encubren u ocultan la labor practica propia del cumplimiento de los objetivos ocupacionales 0 cientificos 44. Al mismo tiempo, el «trabajo» de las ocupaciones (y, sin duda, de otras actividades sociales) incorpora inherentemente conceptualizaciones de «consideraciones relevantes» relativas al «trabajo» en cuesti6n, consideraciones intrfnsecas alas practicas concretas y reales de quienes practican esa actividad. Por tanto, en ultima instancia solo es posible abordar este objeto de estudio -que incluye el analisis de practicas laborales sometidas naturalmente a consideraci6n te6rica y procesos de organizaci6nmediante analisis basados en materiales empiricos. La tarea de analisis se inicia definiendo que es 10 que quienes practican una ocupaci6n entienden que pertenece al dominio de actividades y competencias laborales. Estas actividades se tratan examinando rasgos concretos de las practicas ocupacionales, normalmente utilizando grabaciones 0 informes documentales. Por tanto, las competencias se tratan exclusivamente desde dentro, es decir, en tanto que los implicados las reconocen y operan con ellas en las si.tuaciones ordinarias de la actividad lab oral. Dentro de este paradlgma, como Lynch et al. senalan, el analisis se centra en el modo en que el caracter 16gico y razonado de las acciones ocupacionales se hace publicamente acesible mediante I?s 6rde?es de detalles. intersubjetiv~f?ente explicables; e1 orden de exprestones dlChas por los dtferentes partlClpantes en una conversaci6n, e1 orden de composici6n de los materiales manipulados en el banco de laboratorio, o el orden transitivo de los materiales escritos en la pagina de un texto. (Lynch et al.: 1983, p. 206)
La compleja interconexi6n de la organizaci6n temporal en las practicas sustantivas de los miembros competentes de una ocupaci6n ~a constituido ~na via de acceso al estudio de sus propiedades partIcularmente vallOsa. .Se,tr.ata agui de una desviaci6n sustancial respecto a la praxis soclOloglCa eXlstente, mucho mas compleja de 10 que pudiera parecer
Vid. la discusi6n de este problema en Garfinkel et at . (1981) y en la repuesta 44 de Holton (1981). En Garfinkel (1985) y Livingston (1986) pueden encontrarse mas detalles sobre la discusi6n del modo en que las formulaciones escritas de los descubrimicntos cientificos dependen de y encubren las competencias laborales subyacentes.
a primera vista. Los problemas metodol6gicos que rodean el programa de los «estudios del tra?ajo» -tales. como determinar el. alcance y dimensiones de las aCClOnesocupaclOnales, establecer cnterios de adecuaci6n en la descripci6n de sus compromisos te6ricos naturales, etc.son considerablemente mas espinosos y complicados que, por ejemplo, los que conlleva el analisis de la conversaci6n. Y los estudios sobre el trabajo han implicado el uso de diversos metodos de investigaci6n, entre los que podemos mencionar tecnicas etnograficas, form as de analisis textual, procedimientos de analisis de las conversaciones y otros. Este pluralismo metodo16gico es la respuesta al hecho de que los dominios. ocupacionales. pueden manifestarse de formas muy diversas: por eJemplo, en actIvldades conversacionales y corporales en las que el mejor medio de acceso analitico puede ser una grabaci6n de video, pero tam bien en informes documentales de diversos tipos que requieren diferentes metodos de enfoque. Con independencia de los procedimientos concretos empleados, Garfinkel sostiene que los estudios sobre el trabajo deberian someterse al control de 10 que denomina «requisito unico de adecuaci6n». Este requisito viene exigido por el hecho de que las tecn.icas ocupacionales y cl conocimiento cientifico han avanzado mediante el desarrollo de practicas y tecnicas que, por 10 com un, son sumamente espedficas de determinadas.tareas u objetivos. Esta .espec~ficidad impone considerables exigenCias a todo el que desee mvestIgarias. Por ejemplo, sera imposible que un analisis de la correspondencia de un bufete de abogados que no tenga en cuenta que ~uchos ele'!1entos de la fraseologia legal tienen un status legal determmado conflrmado en los tribunales consiga captar la naturaleza de este aspecto d.el trabajo legal. De modo similar, es poco probable que un e~tudlO etnografico de un laboratorio cientifico llevado a cabo por qUien .no sea competente en el campo cientifico relevante aporte datos de mteres sobre la organizaci6n de su praxis cientifica. En suma, gran parte de las actividades de una ocupacion -que, ~~sde e~ punt? de vista del que las practica, pueden Ir desde 10 familiar e mmedlatamente reconocible a 10 esotericoIe resultaran opacas a un observador ajeno a ella. Por consiguiente, Garfinkel defiende que todo tipo de investigaci6n ha de realizarse atendiendo al «requisito unico de adecuaci6n»: el requisito de que el investigador ha. de seT competente en el dominio de las actividades que se estan mvestIgando. Dicho requisito, afirma, optimiza las posibilidades de que se cumpla el objetivo fundamental de la investigaci6n del. programa de los «e~tudios sobre el trabajo», esto es, que se descnban con tanta espeClficidad y precisi6n como sea posible los detalles .constitutivos de las actividades ocupacionales en cuesti6n.
Los nuevos estudios sobre el trabajo representan una ampliacion sustanci~l de las preocupaciones en las que se ha centrado la obra de Garfmkel durante los ultimos veinte anos. Todos estos estudios imJ?l~can el mantenimiento de la indiferencia etnometodologica: las actlvlda?es de. los ~~uro!ogo,s, mat~~aticos 0 pianistas de jazz se tratan sm elOglOSm Iroma, sm relauvlzarlas ni transformar sus rasg?S tecni~
Es inevitable que toda valoracion .de la contri.bucion de ,la etnometodologla al est: 1 0 actual de la soclOlogia. comlence ~~~~lOnando la total transformaCIon de la teoria de la acclon que se mlclo con las investigaciones de Garfinkel. Los aspectos esenciales de este proceso fueron, en primer lugar, la decision de estudi~r las. caracteri~ucas ~el razonamiento y de las razones que, en cualqUier mvel de onenta~lOn consciente, forman parte de la eleccion entre acciones altern.auvas. En segundo lugar, esta decision fue !ncon~icional en el sentldo de que el razonamiento tenia que estudlarse sm tener en cuenta hasta que punto parecia racional euando se contemplab~ d~~de fuera. Estudiar el razonamiento practico de este modo slgmflca, en tercer lugar, observar las razones de la accion ?esde dentro de los ,contextos en que se utilizan. Y, como hem?s VISto, ~sto. suro,ne depr. a un lado las cuestiones relativas a su vahdez 0 efIcaCIa ultlmas a fm de estudiar simplemente como actuan en la pra~tica. ~n cuarto lugar, esa decision conllevo un estudio de los estudlOs sOCIales tan naturalista como es posible, pues si las raz?nes se ell?plean (y ~on inteligibles de forma especifica) solo en CIrcunstanCIas determmad~s, su articulacion con los contextos en que se emplean solo puede mvestigarse de forma naturalista. . A ciertos criticos les ha parecldo que estas propuestas eran menos un enfoque del analisis de la accion que investig~ciones ~e la conciencia subjetiva 0, en el mejor de los casos, cammos haCIa el estudio del conocimiento social. Esta no es una interpretacion adecuada de la iniciativa de Garfinkel. Todo su enfoque del analisis de la accion y las razones de la accion, se basa er: la expl~~abilidad publica de la accion. Toda acc.i~n SOCiales una mterve~clOn reconocible en el contexto de actlvldad en que sucede, aSI como un comentario reconocible sobre dicho contexto. Su caracter especifico de comentario e i~t~rvencion (es decir, su explic,abilidad p~blica) tiene una base metodlca. Es producto de procedimlentos 0 metodos compartidos y empleados socialmente; tale~ ~etodos ~~n m~merosos, estan reticulados, y tienen una complep mterrel.aclOn. Sm embargo, como conforman el marco fundamen~al medIante el.9ue se interpretara la accion, inevitablemente ~etermman, ~aproyeccwn y La produccion de la accion, asi como su mterpretaclOn. Por tanto, la base metodica de la accion tiende un puente a traves de la escision entre conocimiento y accion, tanto en el aspecto practico -por 10 que se refiere a los actorescomo en el teorico -por 1 0 que se refiere al cientifico social-. Considerados en este contexto, los escritos teoricos de Garfinkel representan un logro extraordinario; en ellos se integran los funda-
mentos de la accion social, el entendimiento intersubjetivo y la organizacion social en un unico fenomeno esencial: el caracter metodicamente explicable de la actividad social ordinaria. Desde sus aiios en Harvard, Garfinkel ha ocupado una posicion analitica enteramente original con relacion a los temas de la accion social y el orden social. En los aiios que han transcurrido desde entonces ha tratado de dar a esta intuicion una demostracion practica, coherencia y profundidad. Su intuicion ha demostrado ser fecunda, y ha inspirado los cientos de estudios de analisis de la conversacion y afines que han aparecido a 10 largo de la ultima decada. Estos estudios han confirmado la concepcion de Garfinkel. Como correlato dialectico de este analisis de la accion basado en el conocimiento metodico, Garfinkel ha insistido tambien en que, no import a 10 especializado 0 tecnico que sea, el conocimiento que se emplea en las situaciones cotidianas no puede ser analizado independientemente de las acciones mediante las que es elaborado, que 1 0 mantienen y dan validez. Este tema se plante a con especial fuerza en los estudios de la actividad organizativa que Garfinkel ha emprendido 0 inspirado, y con mayor fuerza aun en los estudios sobre el trabajo, mas recientes. Los estudios de la accion y los estudios de las praxis del conocimiento representan, por consiguiente, aspectos complementarios del mismo programa de investigacion. Por encima de todo, estos estudios, en todas sus facetas, han tratado de centrar el trabajo de los investigadores en los fenomenos empfricos de la actividad social en toda su riqueza y diversidad, apartando su atencion de la elaboracion prematura de teorfas del mundo social. En este sentido expresan la oposicion de Garfinkel a «todos los intentos, no importa cuan elaborados, de especificar una practica examinable detallando una generalidad».
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