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r[¡ Traducción, inffodugción y notas de Angel ór¿;p.
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A DE BIIILIOTECAS
*J i' '!^: El Libro de Bolsillo
AharvaEditorial Madrid
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Cancionero
I Los que, en mis rimas sueltas, el sonido oís del suspirar que alimentaba al joven coruzín que desvariaba cuando era orro hombre del que luego he sido: del vario estilo con que me he.dolido a e-speranzas vanas me entregaba, si alguno de saber de amor se alaba,tanta piedad como perdón le pido.
cgalclo
Que anduve en boca de la gente siento mucho tiempo y, así, frecuentemente me advierto avergonzado y me confundo; y que es vergüenza, y loco sentimiento. el fruto de mi amor sé claramente. y breve sueño cuanto place al mundo l.
l.
Este soneto fue escrito hacia el año IJ 47 para que encabezase la se-
gunda redacción de) Cancionero. El tema de la ve.jüenza del amor hu_ mano es más propio de los poemas escritos en muérte de Laura que de esta pnmefa parte. ¿
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Francesco Petrarca
Cancionero
141
I
ru
Porque una hemosa en mí quiso vengarse y enmendar mil ofensas en un día, escondido el Amor su arco traía como el que espera el tiempo de ensañarse.
Fue el día en que del sol palidecieron los rayos, de su autor compadecidol, cuando, hallándome yo desprevenido, vuestros ojos, señora, me prendieron.
En mi pecho, do suele cobijarse, mi virtudr pecho y ojos defendía cuando el golpe mortal, donde solía
En tal tiempo, los míos no entendieron defenderse de Amor: que protegido
me juzgaba; y mi pena y mi gemido principio en el común dolor tuüeron2.
mellarse cualquier dardo fue a encajarsd.
Pero aturdidar en el primer asalto, sentí que tiempo y faerzale faltaba para que en la ocasión pudiera arrnarrne,
Amor me halló del todo desarmado
o en el collado fatigoso y altoe esquivar el dolor que me asaltaba, del que hoy quisiera, y no puedo, guardarme.
pero, a mi parece¡ no quedó honrado hiriéndome de flecha en aquel caso y a vos, atmada, no mostrando el arco.
y abierto al coruzón encontró el paso de mis ojos, del llanto puerta y barccf,
{ 1. Virtud en el sentido de resistencia moral.
2. Porque Petrarca (en adelante P.) había resistido a otros am()rcsi y _ de esto es las mil ofensas hechas por ello a Amor- de lo <¡uc se -de venga Laura. La mencionada virtud. 4. El collado simboliza alanzón,la parte más alta del homb¡e.
l.
1. P. vio por primeravez aLaura, y se enamoró de ella el Viernes Santo, 6 de abril de ú27, en la iglesia de Santa Clara de Aviñón 2. En el dolor de los cristianos por la muerte de Cristo. Barco, en su acepción de baranco profundo (por el que, metafóricamente, discurre el llanto de P.)
l.
r42
Francesco Petrarca
Cancionero
V
IV
Si con suspiros de llamaros trato, y al nombre que en mi pecho ha escrito Amor,
El quel su arte infinita y providencia demostró en su admirable magisterio, que, con éste, creó el otro hemisferio y aJove, más que a Marte, dio clemencia2,
de que el LAUde comienza ya el rumor del primer dulce acento me percatol. Vuestra REaleza, que hallo de inmediatcP, redobla, enla aTta empresa, mi valor, pero iTAte!, me grita el finr, que honor rendide es de otros hombros peso grato,
vino al mundo alumbrando con su ciencia la verdad que en el übro era misterios, cambió de Pedro yJuan el ministerioa y, por la red, les dio el cielo en herencia. AI nacer, no le plugo
r43
Al LAUde,
a Roma darse,
asi, y a REverencia, enseña
exaltar la humildad le complacía;
la misma voz, sin más, cuando os nombramos oh de alabanzay de respeto digna
y hoy, de una aldea chica, un sol ha dado6, que a Natura y al sitio hace alegrarse donde mujer tan bella ha visto el día.
sino que, si mortal lengua se empeña en hablar de sus siempre verdes ralnos, su presuncióntaJ.vez a Apolo indignaa.
sí aJudeat: que, más que todo estado,
1. Es decir, el acento o sonido de la primera sílaba de la p'alabn lau/e, que es también el primero del nombre Laureta, dininutivo de Laura.
2. Laura es comparada con una reina, y la primera sílaba de realeza es un hallazgo porque es, al mismo tiempo, la segunda dd. ümin,ttivo Lau/etd.
1. Dios.
2. Hizo queJove influyese a los hombres con su serenidad y clemencia, mientras Marte los inflama con su instinto belicoso. 3. I{izo que se cumpliesen las profecías. 4. De pescadores de peces, pasaron a ser pescadores de hombres, según el dicho evangélico. 5. Prefirió a la humildeJudea frente a la poderosa Roma. 6. Este sol es Laura.
3. El fin del diminutívo l-aureta es la primera sflaba de ¡Tate!, con el sentido de.,detente> o..callarr, porque el nombre ya ha sido completado, pero es ardua empresa alabar aIa damaque lo lleva, (Dante, en la Comedia, habíaiugado de manera semejante con el nombre de Beatrice.) 4. Porque el laurel es la planta sagrada a Apolo. Conocida es la leyenda según la cual Dafne perseguida por el enamorado Apolo, fue convertida, por mediación deJove, en laurel. P. se refiere a ella con frecuencia, 0"., en el Cancionero laurel es símbolo, y a veces sinónimo, de
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144
Francesco Petrarca
Cancionero
VI
145
VII
Mi loco aÍán
está tan extraviado de seguir a la que huye tan resuelta, y de lazos de Amor ligera y suelta vuela ante mi correr desalentado.
Ociosas plumas, gula y somnolencia del mundo a la virtud vedan la entrada y está casi del todo extravt'ada nuestra índole, que al uso reverencia;
que menos me oye cuanto más airadol busco hacia el buen camino la revuelta: no me vale espoleado, o dade vuelta, que, por su índole, Amor le hace obstinado,
la luz del cielo extingue su influencia, por la que nuestra vida es informadal,
Y cuando ya él bocado ha sacudido, yo quedo a su merced y, a mi pesar,
De mirto y de laurel ¿qué anhelo existe?l Pobre y desnuda ve a Filosofía la turba que del vil negocio es presa.
y por cosa admirable es señalada de Helicona querer fluvial fluencia2.
hacia un trance de muerte me transporta:
por llegar al laurel2 donde es cogido fruto amargo que dándolo a probar, la llama apna afhge y no confortar.
Pocos contigo irán por la otravía: oh espíritu gentil, pues la emprendiste, magnánimo, no dejes tu alta empresaa.
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1. En el lenguaje filosófico de la época, esto quiere decir que nuestra vida toma su forma de la potencia generatnz del cielo, potencia que deriva directamente de Dios. 2. Es decir, pretender, mediante el estudio, extraer de la fuente Helicona un río de sabidu¡ía. Esta fuente se encontraba, según la mitología griega, en el monte Helicón, morada de las Musas, protectoras del saber. Esta idea había sido expresada por Dante en varios pasajes de su
l.
1. El afán, al que P. compara con un caballo desbocado. 2. Lawa, simbolizada por el lauro o laurel, como ya hemos visto en el soneto anterior. Son los frutos del laurel, símbolo de Laura, que renuevan el dolo4 ajeno, es decir, el del poeta.
l.
obra.
4. Una arragada tradición pretende que este soneto fue dirigido a lloccaccio, pero es más lógico pensar que el poeta se habla a sí mismo y sc anima a seguir con sus estudios y, muy probablemente, con sus alabanzas a Laura.
I Francesco Pet¡a¡ca
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Cancionero
1
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I
VIII
I
IX
I I
Cabe los cerros do, por vez primera, los terrenales miembros vistió un día la que despierta al que a ti nos envía y llorar le hace en forma lastimeral,
Cuando el planeta que las horas cuental se alberga con el Toro nuevamentd, virtud cae de la cuema incandescente
I I
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que al mundo da una nueva vestimenta;
l I
vida mortal, mas libre y placentera, tuvimos, como toda bestia ansía, sin temor de encontrar en nuestra vía nada que nuestro andar nos impidiera2.
{
no sólo a lo que al ojo se presenta, ribera y montes, florecer consiente, que, donde el dtaya nunca se siente, al humor terrenal preña y contenta,
I I
l I
I I
Mas del mísero estado en que nos vemos, traídas de anterior vida serena,
y tal frutcÉ con otros coger cuento: así, el sol de las damas, si me hiere los rayos de sus ojos esgrimiendo,
sólo un consuelo, y el morir, tenemos: venganz^ del que sufre fuerza ajena y, al llevamos así, ya en sus extremos,
crea de amor palabra y pensamiento, mas si los rige u ocultarlos quiere, siempre sin primavera me estoy viendo.
queda sujeto por mayor cadenar.
1. Este planeta es el sol.
2. La constelación de Tauro,
en la que está el sol en primavera. Al alucircunstancia, Petrarca se acoge a la tradición trovadoresca, según la cual la primavera es la estación del amor. Obsérvese asimismo que esta manera de indicar el tiempo, valiéndose de datos astronómicos, fue 111-115 y llevada a su extremo por Dante (cfr., por ejemplo,
dir
kf.K,
L. Laura, que despierta al poeta y le hace llorar sus desdenes.
2. Hablan unos animales cazados con trampas, que el poeta como regaro,
l.
a
envía,
un anxgo.
PorladeAmor.
a esta
I
Purg.\'l7II, ú)-ú5. 3. Una tradición, recogida por Daniele Ponchirolli en sus notas, quiere que <.este fruton fuesen unas tnfas que P. enviaba a un amigo al mis' mo tiempo que este soneto.
Francesco Petrarca
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Cancionero
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De la esperanza nuestra glonosa colurnna, y aun del gran nombre latino, al que no desüó del buen camino deJove airado lluüa tormentosa2,
Dejar por sol o sombra vuesffo velo, señofa, yo no os veo, desde que en mí advertisteis el deseo que de mi alma ahuyentó todo otro anhelo.
no aquí comedia y casa fastuosa, sino, en cambio, un abeto, un haya, un pino,
Mientras mi aho pensar tuve encubierto que deseando dio muerte a mi mente, vi vuestro rostro de temura ornado; mas desde que el Amor me hizo eüdente, el rubio pelo lo lleváis cubierto, y el mirar amoroso ensimismado. Lo que más deseaba me es quitado: así el velo me trata, con frío y con calor, y así me mata de vuestra dulce luz nublando el cielo.
entre la hierba y el alcor vecino, que, al subirlo ybajarlo, el verso glosa, al cielo hacen alzarse al intelecto; y el ruiseñor que, en sombras, dulcemente cada noche llorando se lamenta, de razones de amor llena la mente: mas tal bien trunca, y hace así imperfecto tu persona, señor, cuando se ausenta.
1. Este soneto fue dirigido por P. a Stefano Colonna. De ahí, la imagen inicial, prrcs colnnna, en italiano, sígntfrca columna. 2. P. se refiere a las persecuciones de que Bonifacio VIII, el papa gnemigo de Dante, hizo objeto a la familia Colonna.
Francesco Petrarca
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)ilI
Si del tormento áspero mi vida puede guardarse, y de los desengaños, tanto que vea en los postreros años laluz de vuestros ojos extinguida,
Cuando, entre las demás, de mi señora viene, a veces, Amor en el semblante, cuanto en belleza va ella por delante, tanto crece el. afán que me enamora.
Ia átxeamelerial en plata convertida,
Yo bendigo el lugar, y el tiempo y hora, en que miré a una altura semejante. y digo: <
dejar guirnaldas y vistosos paños, ajarce el bello rostro que, en mis daños, me hace lento el lamento y me intimida:
y
que podré de mis penas descubriros cuáles fueron el año y horzy üa;
De ella es el amoroso Densamiento que, siguiéndolo, al sumo bien te envía, teniendo en poco lo que el vulgo ansía;
y aunque la edad me impida conseguiros, que llegue al menos a la angustia mía un socorro de ya tardos suspiros.
de ella üene la osada gallardia que te encamina al cielo, con aliento tal que, esperando, ufano ya me siento.>>
al
l.
Cancionero
fin me dará Amor tanta osadía
La áurea, es decir, hurea (de Laura-laurel). Estos juegos de,pala' bras son muy frecuentes en el Cancionero.
Francesco Petrarca
Cancionero
)ilv
XV
Ojos cansados, mientras con anhelo os vuelvo al bello rostro que os dio muerte,
Yo me vuelvo hacia attás a cada paso, mi cuerpo exhausto apenas soportando, y de vuestro aire alivio voy tomando que le ayuda a seguir, diciendo; <¡Ay, laso!>
cüdad de vuestra suerte, que Amor ya os desafía, y yo me duelo. Muerte sólo cerrar puede
a
mi mente
Llamo al perdido bien y el tiempo pasol,
el camino amoroso que le muestra de su salud el puerto deleitoso; mas os puede ocultar la lumbre vuesffa causa menor, que menos cabalmente estáis hechos que mi ánimo amoroso. Antes que haya llegado al doloroso llanto, oh doüentes, la cercana hora,
con vida corta, largo trecho andando, los pies detengo pálido y temblando y mi abatida vista en llanto arraso.
Me asalta, en medio de la pena mía, tal duda: ¿cómo vive separado este cuerpo de su alma2, tanlejana?
tomad, yaal.finahon a tan largo penar breve consuelol.
Pero responde Amor: <<¿Has olvidado que ésta es de los amantes regalía, libres de toda cualidad humana?>r'
|
| ,¡r ¡ iur:r paronomásica /asso-l¿sso de los versos 4 y 5 del original herr',", ¡'r,', rrrirtkr rccuperarla en Ia traducción con la de rgual naturaleza
t lttt\!t, (l(. tluCStrOS
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1. Es decir, consolaos mirándola, poco antes de que ya no podip ha cerlo.
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Francesco Petrarca
154
Cancionero
XVII
XVI
Llanto arflatgo me llueve de la cara,
Se aleja el viejecito albo y canoso
del sitio en que su edad vio completada y de su familita constemada, que se queda sin padre y sin esposo;
de suspiros entre un viento angustioso, cuando hacia vos los ojos volver oso, única que del mundo me separal.
desde allí, va llevando el flanco añoso, ya de su üda en la postrer jomada, con voluntad piadosa y esforzada, quebrantado y con paso fatigoso;
Verdad es que la mansa risa clara a mi ardiente deseo es un reposo, pues cuando atento en vos la vista poso, del fuego del martiricl ella me ampara.
Roma su anhelo rcalnando, para mirar el rostro del que un día también allá en el cielo ver esperal:
Pero luego mi espíritu3 se hiela al ver cómo apafiáis con gestos suaves mis fatales estrellas4, cuando os dejo.
así a veces, ¡ay triste!, voy buscando, hasta donde es posible, oh dueña mía,
Lilbnda al fin con amorosas llaves, por seguiros, del pecho el alma vuela t;
lTega a
y, pensativo, asaz de ella me alejo.
vuestra anhelada forma verdadera2.
1.. Para mira¡ el rostro del Señor, impreso en el paño de la Verónica, que se exponía en la iglesia de San Pedro. Ver lo que se dice sobre los peregrinos enVita Nuooa XL. 2. Se hace una comparación ente el verdadero rostro de Cristo y la verdadera forma de la amada.
I l'r 'r'(luc krs amantes viven como si no estuviesen en el mundo. ' | )r.l suli imicnto que causa al poeta el amor no correspondido. \ l tl,trt/tt, cn el sentido medieval de
o <). | | , r. o jos
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,r¡,r,,v,r'lrir ¡rala llcvarse consigo el alma del poeta, que también ha¡ il .,il lx.( lt().
Francesco Petrarca
Cancionero
Que, si al contar no yerro, hace siete años que suspirando voy de riba en riba, noche y dta, alcalor y con la nieve.
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Mas fuego dentro, y fuera blanca nieve, pensando igual, mudados los cabellos, llorando iré yo siempre a cada riba por que td.vez piedad muestren los ojos de alguien quenazcadenffo de mil añost si aún üve, cultivado, este laurel.
A una joven bajo un verde laurel Vi más blanca y másfúa que la nieve que no golpea el sol por años y años; y su voz, faz hermosa y los cabellos tanto amo que ahora van ante mis ojos, y siempre irán, por montes o en la riba.
Irán mis pensamientos
a la
A oro y topacio al sol sobre la nieve vencen blondos cabellos, y los ojos que apresuran mis años alaibat.
riba
cuando no dé hojas verde el laurel; quieto mi corazón, secos los ojos, verán helarse al fuego, arder la nieve: porque no tengo yo tantos cabellos cuantos por ese üa agrardata años. Mas porque el tiempo vuela, huyen los años y en un punto a la muerte el hombre ariiiba, ya oscuros o ya blancos los cabellos, la sombra he de seguir de aquel laurel por el ardiente sol y por la nieve, hasta el día en que al fin cierre estos ojos. se üeron jamás tanbellos ojos, en nuestra edad o en los primeros años,
No
que me derritan como el sol la nieve: y así un río de llanto va alarrba que Amor conduce hasta el cruel laurel de ramas de diamante, áureos cabellos.
Temo cambiar de faz y de cabellos sin que me muestre con piedad los ojos el ídolo esculpido en tal laurel:
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Francesco Petrarca
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Cancionero
)ooilI
Psta ánima gentil que ahora parte, llamada anres de tiempo ala oftavtda, si arriba es cuanto debe agrade cidaz, tendrá del cielo la más santa parte.
Cuanto más me avecino al postrer día, que a la humana miseria hace más breve,
Si queda entre la tercialuzy Martd. la luz del sol será descoloriáa: por verla será de almas circuida su belleza que excede a todo arte.
Poco andaremos --digo al alma míade amor hablando, mientras grave lleve el peso terrenal que, como nieve se funde; que a la paz asinos guía:
Si se posara bajo el cuarto nidoa, ninguna de las tres sería tan bella, todo el renombre en ella reunido;
porque con él caerá aquella esperanza que me hizo devanear tan largamente, y la risa y el llanto, y miedo e ira;
no habitaría el quinto giro ellai; y si vuela más alto, sé vencido con Jove al resplandor de cada estrella6.
veremos claro que ffecuentemente lo que es dudoso es otro quien lo afcarna y que, a menudo, en vano se suspira.
Este soneto, en el-que hay claras resonanci as del paradiso dantesco, fue escrito en ocasión de la muene de una persona cuyo nombre se des-
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cielo agradece como debe que haya sido destinada a é1. es el siguien_ te: L'na, Mercurio, Venus, Sol,JVIane, Júpiter, Saturno y EstrelluJFüur. Entre b te¡cera luz (Venus) y Marte está, pues el Sol. 4. El cuano nido (de las almas bienaverituradas) es el Sol. Según Dante (Paradiso, X )ilI), se encuentran en él los espíritus sabios. " 5. FJ quinto giro (esfera o cielo) es el de Marte, luego no se habla de un espíritu guerrero o militante. f, Joyg {ripiter) es el sexto de los planetas y en él se encuenrran (p¿radiso, ]f,.YIII)CI]) los espíritus justos. La hipótesis de que aquel de quien se ocupa el soneto pueda en.ontrrrr. en á cielo cuartb o en el sex_ to da aentender que.P. no se decidía afrrmar qué ürtud era más gran_ V de en el <ánima gentib de que habla: la sabiduría o la iusticia.
1. S"SS la astrología de la época, el orden de los cielos
más veo al tiempo andar veloz y leve, y a mi esperanza en él falsa y vaci^.
188
Francesco Petrarca
)ooil/
Cancionero
)oo(vl
Voy midiendo el paso rardo-, los campos más-abstraído, desiertos, lentamente: por si he de huir, mi üsta es diligente: que ante una huella humana me acobardo.
Si muriendo creyera ser librado
No
sé hallar más defensa ni resguardo del claro darse cuenta de la gente, porque en el comportarme tristemente desde fue¡a se ve que por dentro ardo:
mas temiendo atalpaso ser llevado de llanto en llanto, y de una en otra guerra, aun del lado de acá, pues se me cierra, medio me quedo, y casi lo he pasado.
tanto, que creo ya que monte y río, ribera y selva saben el talante de mi üda, pues no hay otro testigo.
Ya es hora de que hubiera despedido la última flecha la inhumana cuerda en otra sangre yabañaday ttnta;
Mas camino tan áspero y bravío no halloen que Amor no sea mi acompañante: yo con élruzonando, y él conmigo.
y a aquella sorda2, y al Amor, lo pido: que ella con su color la faz me pntú y de llamarme a sí nunca se acuerda.
del pensar amoroso que me atetÍa, con mis manos yahabúapuesto en tierra aquel pesol y mi cuerpo tan odiado;
El peso del pensamiento arnoroso, La muerte. Pinta en su cara Ia oalidez de la muerte.
194
Francesco Petrarca
)ooilruI O$o1, nunca hubo estero ni corriente. sombra de rama o muro, o de collado. niebla, que es lluüa o cielo encapotado, mar, ni ío que a él vuelva hecho afluente,
ni impedimento del que me lamente, de nuestra üsta obstáculo extremado.
Cancionero
)ooilx Tanto de ese mirar temo el asalto en qge Amor, con mi muerte, se aposenta, que huyo cual niño al que lavaraahuventa. y hace tiempo que he dado el primer salto.
como el velo que oculta el rostro amado, y parece que diga: <>
En adelante, fatigoso o alto lugar no habrá que yo ambición no sienra de escalar, eütando a la que intenta hacerme esmalte de sentidos falto.
Y de ese inclinar de ojos, que el contento me quita, por orgullo o por recaro, por el que moriré antes de la cuenta,
por no acercarrne a la que me destruye, no indisculpable fallo tal.vez fuera.
y de una blanca mano, siempre atenta a provocar mi angustia, me lamento, que un escollo es, si de mirarla trato.
I' Se ¡r¿¡¿ de Orso dell'Anguilara, esposo de Agnese Colonna, ya alurima )O(VII. Est.. o"rso ho.p.it; ú;"il;; Capránica y tue l,*-.13 quren le entregó la corona de laurel eiaño
Luego si en ir a veros he tardadol,
Digo más, que el volver aquel que huye, y el corazón del miedo haber liLrado. de mi fe han sido prueba, y no ligera.
,.
ll4l.
1. Es probable que el destinatario de este soneto fuese el cardenal Giovanni Colonna.
)02
Francesco Petrarca
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Cancionero
CXXVl
CX)ilV Amor, Fortuna, y mi conciencia, esquiva ante el p,resente, y vuelta hacia el paiado, tal me afligen, que a veces he envidiado a cuantos se hallan en la opuest a 1rbat.
Si éste que me destruye
Me acaba Amor, y de aliüo me priva Fortuna, y mi conciencia un llanto airado
y Amor donde ahora duerme despertase; y talvez no vagase
pensamiento pungente de un color adecuado se trajeasd, la que me quema y huye qurzás
seía ardiente,
tan solitario, yendo
estóüdo destila; y, apenado, siempre conüene que llorando viva. y.
por campos
Y collados con los ojos mojados, si ardiera la que hielo está ahora siendo, aunque me deje luego sólo llamas y fuego.
No ha de volver el dulce tiempo ido, y el que üene traerá peor mudanza; y de mi curso ya he pasado medicP.
Como Amor me empereza y de ideas me despoja, al rudo verso dulce son no cubre: no siempre enla corteza lamma en flor, o en hoja, su natural virtud fuera descubre. Vean lo que el pecho encubre Amor y aquellos ojos
No de un diamante real, de uno fingido veo huir de mis manos la esperanza, y a mis designios. ay, parrir por medio.
cabe los que él se sienta. Que el dólor, si se ahuyenta, en llanto se desborda y en enojos: me daña aquéP, y el llanto a ella, si bien no canto. esta artificiosa canción el poeta ironiza tratándola de ruda y caarte, cuando la verdad es lo contrario. rente de 2. Si este doloroso pensamiento encontrase las palabras adecuadas para manifestarse (se trajease con ellas)'
1. En
1. Los muertos, que están al otro lado del río Leteo. 2. Este soneto fue compuesto entre ]J45 y D47, cuando P. tenía entfe cuarenra v cua¡enta v tres años. Vivió setenta.
l.
El dolor
Francesco Petra¡ca
( ,ancionero
C)ooil Yo haría un canto de amor tan diferente que al durísimo pecho le arancara mil suspiros aJ dtr',y que incendiara altos deseos en la ftíamente;
y vería cambiar frecuenremenre, haciéndola llorar, la bella cara, como al que en pena ajena al fin repara y de su error ya tarde se arrepiente; y que las rojas rosas en la nieve el aural mueve, y ver un mat{l deja2 que vuelve mármol a quien lo ha miradcÉ; y todo aquello que en la üda breve más me impulsa a gloriarme que a la queja: pues la edad más tardía he alcanzado.-
l.
Paronomas.ia de Laura mueve los labios rojos, que se encuentran en su rostro blanco como la nieve, y deja ver sus dientes marfileños. Comoárese con el poemalatsno Afica, del mismo P., IJI, 47 -48:..roseis tectr-rlnque labellis / splendet ebur serie miro> kcAl abrigo de los rosados labios / iesplandece el marfil en admirable filo). 3. Cfr. Afnica, III, 39: (..y, como Medusa, convertir en mármol las intrañas>), dicho, como Io anterior de la bella Sofonisba.
2. Laura
C)OOOI Si no es amor, ¿qué es esto que yo siento? Mas si es amor, por Dios, ¿qué cosa y cuál? Si es buena, ¿por qué es áspera y mortal? Si mala, ¿por qué es dulce su tormento? Si ardo por gusto, ¿por qué me lamento? Si a mi pesar, ¿qué vale un llanto tal?
Oh viva muerte, oh deleitoso mal, ¿por qué puedes en mí, si no consiento?
Y si consiento, error grave es quejarme. Entre contrarios üentos va mi nave
-que
en altamar me encuentro sin
gobiemo-
tan leve de saber, de error tan grave, que no sé lo que quiero aconsejarme y, si tiemblo en verano, ardo en inviemo.
476
Francesco Petrarct
I ¡lll( l0nefo
CCLXVI
CCLXVII
Caro señorl, de mí el recuerdo tira para que os vea siempre os estoy üendo-; la fortuna cruel que estoy sufriendo tiene el freno y me vuelve y me retira.
humilde, y al más vil aventajadol
Luego, el dulce deseo que Amor me inspira me está, sin que lo advierta, consumiendo; y, en vano mis dos luces persiguiendo2, donde estoy noche y día se suspira.
it a_y de mí, dulce risa, que aguzado dardo lanzaste del que muerte espero! ;Alma digna de real e imperial fuero, si tarde al mundo no hubiera llegado!r.
Caridad de señor, amor de atnada son las cadenas que, entre daños, me atan porque yo mismo ^fány quise atarme.
y.a
¡Ay de mí, mirar suave y rostro amado, ay de mí, porte grácil y alranero, ay de mí, hablar que hacías al más fiero
-y
Mi amante ardor no ha de sufrir mudanza, gue fui vuestro; y sé que si me privo de vosotros, no habrá mayor tormento.
Un laurel verde, una columna honradar, quince una, y el otro dieciocho años
Me llenasteis de anhelo y de esperanza al despedirme el sumo placer üvcp, mas las palabras se llevaba el üento.
llevo en el pecho, sin saber librarme.
l.
Soneto dirigido al cardenal Giovanni Colonna, que estaba en Avl.
ñón. 2. Los ojos de Laura.
t.
Alusiones aLauray al destinatario del soneto.
t
',r rr,' hubiera llegado al mundo cuando ya no
¡ttrr,l
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I I r;unlo placer vivo
es
Laura.
se apreciaba en él la
I
486
Francesco Petrarca
CCDOil
( .lilctonero
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CCDOil
El nudo ardiente al que en mi larga espera veintiún años contados me vi unido
Huye la üda y no espera un momenro, y la muerte la sigue velozmente,
Muerte soltó, y tal peso no he sentido nunca, ni creo que de dolor se muera.
y lo que ya ha pasado, y lo presenre, y hasta lo que vendrá,me dan tormento;
No deseando Amor que libre fuera, un lazo chico me dejó tendido y en nueva yescal otro fuego encendido,
recordar y esperar un sufrimiento es tan atroz que, verdaderamente, porque piedad de mí mi ánimo siente no está fuera de mí este pensamientol.
para que así escaparme no pudiera.
Y si otro afán no hubiese recordadcl, preso en ellazohabúa ardido luego, tanto más cuanto soy más seco leñcl.
La evoco, si dulzura el consternado pecho tuvo; y si miro a la mar, noto que van a estar las olas muy turbadas;
Unavez más, la Muerte me ha libradoa y roto el nudo, y apagado el fuego: contra la cual no vale ardid ni empeño.
Fortuna está en el puerto, y va cansado mi barquero,y está el velamen roto, y aquellas luces2 que miré, apagadas.
1. Porque P. empezó a enamorarse de otra mujer después de muerta Laura. 2. El causado por el amor aLaura.
3. Porque el poeta
es más
üejo.
4. Debió de morir la desconocida mujer de que habla este como había muerto Laura.
soneto,
.(l)orque no quiero condenarme, no me he suicidado.> l,os oios de Lau¡a.
tl
Francesco Petrarca
CCLX)O( Mil veces, ay, en mi refugio amado huyendo de mí mismo y de la gente, con mi llanto las hierbas he bañado y ha roto el aire mi suspiro ardiente. Mil
veces, receloso, me he emboscado
entre sombras, buscando con la mente al placerl que la Muerte me ha quitado al que suelo llamar frecuentemente.
r ,I t('tonero
CCL)OOilI Alma feliz que ranro a mí has venido, a consolar mis noches más dolientes,
con ojos que la Muene en más lucientes que el humano mirar ha convertido: ¡gracias te doy porque a mi pecho herido sanarse con tu üsta le consientes!
Asíempiezan de nuevo a estar presentes tus bellezas donde antes han lucido.
Ora en forma de ninfa o de otra diva que en el fondo del Sorga esté morando y salga a reposar en una riba,
ahota, como ves, estoy plañendo: no llorando por ri, *ár por mis daños.
ora la he visto, por la hierba andando, pisar flores como una mujer viva, y en su aspecto piedad de mí mostrando.
Consuelo hallo a mi afámy desengaños, pues te conozco, cuando vuelves. viendo tu andar, tu voz, tus ojos y tus paños.
En donde te he cantado muchos años.