ÁNIMA /-US (G. G. Jung y otros)
RECOPILACIÓN DE FRAGMENTOS POR JOSÉ MEDINA 1
“El inconsciente (…) se muestra a la conciencia en forma de imágenes personificadas.” (Christine Downing, Espejos del yo)
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“Para el psicólogo el anima no es un ser trascendental, sino completamente experimentable, como lo muestra también con claridad la definición china: los estados afectivos son experiencias inmediatas.
Pero ¿por qué se habla entonces de anima y no simplemente de humores? La razón para ello es la siguiente: los afectos tienen carácter autónomo, debido a lo cual la mayoría de los hombres les está sometida.
Los afectos son, empero, contenidos delimitables de la conciencia, partes de la personalidad.
Como partes de la personalidad tienen carácter de personalidad; pueden por tanto ser fácilmente personificados y lo son aún hoy en día, como los ejemplos anteriores han mostrado.
La personificación no es invención ociosa, por cuanto el individuo afectivamente excitado no muestra ningún carácter indiferente, sino uno completamente determinado, que es distinto del común.
Se muestra, mediante la investigación cuidadosa, que en el hombre el carácter afectivo tiene rasgos femeninos. De ese hecho psicológico proviene la enseñanza china del alma po, así como mi concepción del anima.
Una introspección más profunda, o la experiencia extática, revela la existencia de una figura femenina en lo inconsciente, y de ahí la denominación femenina anima, psique, alma.
También puede definirse el anima como imago o arquetipo, o sedimento de todas las experiencias del hombre con la mujer. Por eso también la imagen del anima es por regla proyectada sobre la mujer. Como se sabe, la poesía ha descrito y cantado a menudo el anima”
(C. G. Jung, El secreto de la flor de oro)
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“Llega hasta mí un dulce aroma que desata el corazón y las lágrimas. En verdad, ese aroma conmueve y alivia el corazón al navegante solitario.”
(F. Nietzsche, Así habló Zaratustra, La canción de los sepulcros)
“Profesor Jung: ¿Qué es esto?
Sra Fierz: Su sentimiento inferior [el de Nietzsche]
Prof. Jung: Sí, ahora los sentimientos van hacia él, ¿y porqué inferior?
Sra Fierz: Porque en su vida nunca los ha vivido de forma más avanzada.
Prof. Jung: Exactamente, por ese motivo nunca se han desarrollado. ¿Pero por qué se caracterizan esos sentimientos?
Sra Crowley: Por su insistencia.
Srta Welsh: Por su emocionalidad.
Prof. Jung: Son lo suficientemente emocionales, seguro, ¿y cuál es la cualidad general de las emociones?
Observación: La compulsividad.
Observación: Tienen una cualidad arquetípica.
Srta Welsh: Le poseen. 4
Prof. Jung: Exactamente, son posesivas e insistentes, toman posesión del sujeto como si fuera una pieza de su propiedad. Una emoción te atrapa, se sienta sobre ti; no puedes deshacerte de ella. […] Puedes decir que tienes una emoción, pero generalmente la emoción te tiene a ti –ése es el problema. […]
Aquí llega de nuevo el aspecto ánima de la función inferior. […] En una personificación.”
(C. G. Jung, Sobre el Zaratustra de Nietzsche, vol. 2, 23 de junio de 1937)
“El ánima sería la personificación de la función inferior [ya sea ésta el sentimiento, el pensamiento, la sensación o la intuición]; el ánima se alimenta principalmente de la función inferior, en este caso el sentimiento inferior,
por eso la función inferior y el ánima son una misma cosa bajo dos aspectos distintos; una es la formulación científica y la otra la fenomenológica.”
(C. G. Jung, Sobre el Zaratustra de Nietzsche, vol. 1, 9 de mayo de 1934)
“Es necesario conocer bien a la gente antes de lograr saber cómo se trata en realidad a sí misma. ¿Se toma en serio? ¿Se trata como si fuera un niño? La manera en que alguien se siente con respecto a su propio y profundo ser interior es lo que caracteriza su actitud anima/us”
“La actitud interna se correlaciona con un complejo funcional [pensamiento, sentimiento, intuición, sensación] tan específico como la actitud externa”
“El anima/us es una actitud que rige la propia relación con el mundo interno del inconsciente: la imaginación, las impresiones, ideas, estados de ánimo y emociones subjetivas”
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“La definición esquemática habitual consiste en decir que el anima es lo femenino interno en un hombre y el animus es lo masculino interno en una mujer”
“Por ejemplo, se dice de un hombre que frecuentemente se encuentra malhumorado que tiene `un problema de anima’. Su anima, en lugar de ayudar en el manejo de sus emociones, desata un estado de ánimo que se expande como un gas en la consciencia del yo y lleva consigo, pegada por así decirlo, una cantidad de emociones primarias e indiferenciadas. Es sabido que esto interfiere con el funcionamiento del yo, si no algo peor. El yo de este hombre se identifica con la personalidad anima que, por lo general, es hipersensible y está saturada de emotividad. Su anima no está desarrollada y, en lugar de ayudarle a lidiar con un estado de ánimo abrumador, le envuelve y le hunde aún más en ese estado”
“De manera similar, una mujer con un `problema de animus’ también está abrumada por su inconsciente, generalmente por pensamientos y opiniones que tienen una carga emocional considerable que la controlan más de lo que ella logra controlarlos.
El efecto no difiere mucho en relación al hombre poseído por el anima, sin embargo en el caso de la mujer el acento suele ser más intelectual.
Estas ideas y opiniones autónomas terminan por perturbar su adaptación al mundo externo porque se expresan con la energía emocional de un camorrista.
Con frecuencia estas emociones terminan causando estragos en sus relaciones porque aquellos que la rodean se sienten impelidos a crear escudos protectores cuando está con ella. Se sienten incómodos y a la defensiva en su presencia. (…)
Se vuelve abrasiva, dominada por un ansia inconsciente de poder y control.
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Esto es lo que Jung llamó posesión por el animus. El animus es una personalidad poderosa y no congruente con el yo o la persona deseada. Es `otro’.
Cuando los hombres están en las garras del anima adoptan la tendencia a aislarse dentro de sus sentimientos heridos; cuando las mujeres están en las garras del animus tienen tendencia a atacar.
Esta es una distinción convencional entre los géneros, por supuesto sujeta a revisión a la luz de los recientes desarrollos culturales.
Sin embargo, en ambos casos, sea cual sea el contenido de la `posesión’, el mundo interior inconsciente no está suficientemente refrenado, contenido, y la necesidad emocional e irracional irrumpe perturbando las relaciones normales con los otros y con la vida en general”
(Murray Stein, El mapa del alma según Jung)
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“De igual manera que la experiencia cotidiana nos autoriza a hablar de una personalidad externa, así nos autoriza también a admitir la existencia de una personalidad interna.
La personalidad interna es el modo y manera como uno se comporta con los procesos psíquicos internos, es la actitud interna, el carácter con que se vuelve hacia lo inconsciente.
A la actitud externa, al carácter externo lo designo con la palabra persona; a la actitud interna, con la palabra anima, alma.
En la misma medida en que es habitual una actitud, en esa misma medida es un complejo funcional [funciones: pensamiento, sensación, intuición y sentimiento] más o menos consistente, con el cual puede identificarse más o menos el yo.”
(C. G. Jung, Tipos psicológicos, parágrafo 762)
“Jung distingue ocho grupos tipológicos: dos actitudes de personalidad introversión y extraversión- y cuatro funciones o modos de orientación pensamiento, sensación, intuición y sentimiento-, cada uno de los cuales puede operar en forma introvertida o extravertida. (…)
La función de pensamiento se refiere al proceso de pensamiento cognitivo; la sensación es la percepción mediante los órganos físicos de los sentidos; el sentimiento es la función de evaluación o juicio subjetivo; y la intuición se refiere a la percepción por medio del inconsciente (por ejemplo, receptividad a contenidos inconscientes) (…)
Ninguna función es mejor que las otras.
La función superior es, simplemente, la que una persona tiende a usar más. (…) Una de las cuatro funciones está invariablemente más desarrollada que las otras. Esta es la función primaria o superior. (…) 8
Asimismo, inferior no significa patológica, sino meramente no utilizada (o al menos no tan usada en comparación con la función preferida) (…)`La esencia de la función inferior’, escribe Jung, `es la autonomía’: es independiente, ataca, fascina y nos enreda. (…)
En la medida en que una persona funciona en forma demasiado unilateral, la función inferior se torna correspondientemente primitiva y problemática, tanto para uno mismo como para los demás. (…)
`En cuanto la función superior se desgasta (…) si las personas logran virar a su función inferior, redescubrirán un nuevo potencial de vida. (…) El mundo es, por decirlo así, redescubierto a través de la función inferior’ [Marie-Louise von Franz]. (…)
La gran dificultad para diagnosticar los tipos se debe al hecho de que la actitud consciente dominante es compensada o equilibrada inconscientemente por su opuesto. (…)
En rigor, no hay una `actitud del inconsciente’ demostrable, sino sólo formas de funcionar que están teñidas por la inconsciencia. Es en este sentido que podemos hablar de una actitud compensatoria en el inconsciente. (…)
Lo que sigue en los próximos capítulos es en gran parte una destilación de los escritos de Jung sobre el tema, observaciones de Marie-Louise von Franz y mi propia experiencia.”
(Daryl Sharp, Tipos psicológicos junguianos)
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“En el desarrollo de la conciencia masculina, el lado femenino se deja a un lado, por lo que permanece en un `estado natural’. Lo mismo sucede en la diferenciación de las funciones psicológicas: la supuesta función inferior permanece detrás y, en consecuencia, es indiferenciada e inconsciente. En el hombre, por tanto, suele estar relacionada con la asimismo inconsciente ánima. La redención se logra reconociendo e integrando esos elementos inconscientes del alma.”
(Emma Jung, Animus y Anima)
“El ánima inicialmente se corresponde con la imagen de la madre personal, pero después se supone que se separa de esta imagen. El mecanismo preciso de esta separación no se ha descrito. Tampoco podía describirse, dado que las características adscritas por Jung al ánima son aspectos -dentro de la fantasía del niño- de la madre pre-edípica y también, hasta cierto punto, de la madre edípica, que han permanecido preservadas en su inconsciente.
Las imágenes parentales se retienen durante todo el tiempo como estructuras estables.
Hay, sin embargo, un inacabable número de facetas de las imágenes parentales según lo experimentado por el niño en la realidad, en la fantasía, en los procesos defensivos, en los diferentes estados afectivos, en las diferentes etapas de la vida, etc.
A lo largo del tiempo, estas imágenes internas y sus correspondientes imagos son además enriquecidas y reforzadas con representaciones objetales internalizadas. Tiene lugar una interacción dinámica entre las estables estructuras parentales y las nuevas experiencias (Kernberg, comunicación personal)”
(Anita von Raffay, Why it is difficult to see the anima as a helpful object: critique and clinical relevance of the theory of archetypes; en: JOURNAL OF ANALYTICAL PSYCHOLOGY, Oct. 2000, vol. 45, p.541)
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[El complejo materno] Podría conducir a la más fuerte posesión por el ánima. Cuanto más se aferra alguien a la `madre’, más dependiente es de los procesos que tienen lugar en su inconsciente, más fuerte llegará a ser su poder arquetípico y su poder demoniaco.
En las niñas sucede algo parecido. En su caso, sin embargo, es el padre el que puede llegar a tener tal poder demoniaco, mientras que la madre juega un papel diferente, aunque no menos importante.”
(C. G. Jung, Sueños infantiles, Interpretations of dreams, 1939/40)
“Descubrí símbolos del sí-mismo [=self] en los sueños y fantasías de niños pequeños. Esto ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial y no fue hasta que los canales de comunicación con Jung fueron restablecidos que descubrí que él mismo había llegado a la misma conclusión a partir de su estudio sobre los sueños infantiles. (…) Es fácil mostrar que hay formas arquetípicas activas en la primera infancia. Las figuras parentales son frecuentes y la sombra, el ánimus, el ánima y las representaciones del sí-mismo pueden ser encontradas mucho antes del principio de la adolescencia.”
(Michael Fordham, Children as individuals)
“Mientras el ánima sea inconsciente, estará siempre proyectada, porque todo lo inconsciente lo está. La primera en portar la imagen del alma es sin duda alguna la madre; posteriormente, lo son las mujeres que despiertan las pasiones del hombre, bien sea en un sentido positivo o negativo. (…)
Así como a los efectos de la individuación, de la autorrealización, es indispensable saber diferenciarse de lo que se aparenta ser a ojos de los demás y de uno mismo, es igualmente necesario que uno tome también consciencia de su sistema invisible de relaciones con lo inconsciente, es decir, del ánima, para poder así diferenciarse de ella.”
(C. G. Jung, Las relaciones entre el yo y lo inconsciente; en: Dos escritos sobre psicología analítica) 11
“Por los trabajos de Freud y de Jung, sabemos que cualquier contenido reprimido en el inconsciente se vuelve tanto más negativo cuanto más intensa es la represión.
Todo `sucede como si’ este contenido que se exaspera al no poder expresarse a su antojo se volviese contra su agresor, tal como un bello animal salvaje que se torna, poco a poco, rabioso si lo privan de su libertad.
Primero, veamos el juego del ánima. Si el hombre ahoga a su ánima, entre otras cosas, ¡es por pánico de perder el control de su pensamiento frío y lógico, en el caso de que éste se dejase sumergir (o solamente influenciar) por pulsiones emocionales, irracionales, lunáticas, desordenadas, a veces ciegas, muchas veces explosivas y de vez en cuando en contradicción con sus cogitaciones intelectuales `impecables’! Pero el ánima reprimida va a `vengarse’ y se manifestará a despecho de todo.
Caída en el inconsciente del hombre, éste, contrariamente a sus ilusiones, ya no la controla, y así sus impulsos femeninos lo dominarán, invasores y tiránicos, surgiendo esporádicamente –como bocanadas- en forma de ideas obsesivas, malos humores desconsiderados, injusticias obvias, reivindicaciones pueriles; en resumen, en forma de descargas emocionales caprichosas, egocéntricas e incomprensibles, es decir, sin mucha relación con los datos correspondientes de la vida cotidiana. Al límite, andará crispado y lleno de tics nerviosos o puede irse a pique en la neurosis. Dirán que `está poseído por su ánima’.
Si, además, el ánima está fuertemente sometida a la influencia de la imagen materna, `ésta, dice Jung, va a ser proyectada en bloque en la mujer’ (…)
Gracias a Dios, el inconsciente del hombre encierra también, en potencia, las eventualidades positivas de un acuerdo con su ánima. Si quiere perfeccionar su personalidad y proceder a su realización total, deberá vencer al Dragón diabólico de sus resistencias internas y liberar su función femenina, su ánima, su `alma-hermana’, prisionera de las tinieblas temibles del inconsciente.
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Es el tema eterno –arquetípico- del Héroe que fulmina al monstruo (símbolo de su terror del inconsciente) para conquistar a la jovenzuela (el ánima), tal como Teseo que libera a Ariadna del Minotauro, San Jorge que mata al dragón para liberar a la jovenzuela, o Roger, de Rolando Furioso, que arranca a Angélica de las garras del monstruo marino.
En literatura, el ánima aparecerá bajo la forma de la bruja o del hada benefactora de los cuentos de hadas, de la `Gata Blanca’ que se transforma en princesa, de Mme d’Aulnoy, de Beatriz que lleva a Dante al mundo del más allá, de la Aurelia de Gérard de Nerval o de la Antinea de Pierre Benoît. (…)
El complejo se puede definir como un conjunto de tendencias inconscientes dotadas de fuertes cargas emocionales idénticas.
Las principales características de un complejo son la autonomía, la independencia y la libre circulación en el seno de la psique hasta que surja en la conciencia como le parezca.
Los complejos serían comparables a regimientos que, en el seno del ejército, actuarían por su propia cuenta, a espaldas del Estado-Mayor y de los demás regimientos. Cuando un complejo, con su fuerte carga emotiva, invade al consciente puede suceder que ya no sea el ego el que decida sino el complejo. Los principales complejos corresponden a los arquetipos y se expresan por medio de imágenes oníricas simbólicas (…)
Jung llamó `imágenes del alma’ a las representaciones del sexo opuesto que aparecen en los sueños en el curso del `proceso de individuación’. Pudo demostrar que si el hombre se vivía como masculino en el plano consciente, su inconsciente poseía un indicio femenino, mientras que si la mujer se vivía como femenina en el plano consciente, su inconsciente poseía un indicio masculino.
Llamó `ánima’ a la esfera inconsciente inconsciente de la mujer (…)
del hombre y `animus’ a la esfera
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Si el ánimus permanece fuertemente reprimido en el inconsciente, según si carece de desarrollo o si su poder es excesivo, tendremos los siguientes comportamientos:
- o “la mujer niña”, encantadora por lo general, pero con carencia de personalidad por falta de carácter y de función intelectual;
- o la mujer avinagrada, agresiva, que maneja sistemáticamente la contradicción, hasta el punto de que es más importante para ella tener razón que reconocer una evidencia que se le escapa;
- o la mujer intelectual del tipo `pedante’, en quien un ánimus nebuloso provoca, por reacción, dice Jung, “razonamientos y argumentos que quisieran ser lógicos y críticos pero que, en lo esencial, se limitan la mayor parte del tiempo a esto: un punto débil y secundario será transformado en la tesis esencial al precio de un contrasentido. O, incluso, una discusión clara en sí se verá complicada hasta el extremo por la adjudicación de numerosos puntos de vista que, si llega el caso, no tienen nada que ver con la discusión en curso (…)
En los sueños, el ánimus tomará las formas más variadas según el grado de evolución de la soñante. Puede aparecer bajo la imagen de malhechores, ladrones, violadores, incluso de asesinos; bajo la imagen de animales viriles o monstruosos (`La Bella y la Bestia’ de Mme de Beaumont); bajo la imagen del `Príncipe Encantador’; bajo la imagen del `Viejo Sabio’, poseedor de la Verdad suprema, etc., pasando por la gama de los sueños eróticos, más o menos logrados, durante los cuales el ánimus intenta comunicar a la mujer esta fuerza apacible que le permite adaptarse a la vida con la seguridad confiada que caracteriza a las personas equilibradas.
De todas maneras, la `imagen del alma’, tanto ánimus como ánima, juega en el seno de la psique el rol de mediador entre el consciente y el inconsciente y de guía a través de los dédalos del mundo interno, tales como Hermes, que lleva a Hera, Atenea y Afrodita ayudadas por Paris o, repitámoslo, Ariadna que conduce a Teseo fuera del laberinto con la ayuda de su famoso hilo.”
(Jacques de la Rocheterie, La simbología de los sueños : el cuerpo humano) 14
“Se puede ver el género como una característica secundaria del anima/us.”
(Murray Stein, El mapa del alma según Jung)
“Uno de los importantes hechos psicológicos del caso era que [Christiana] Morgan, como Jung, era un tipo intuitivo-intelectual y tenía su sentimiento y su sensación en el inconsciente. (…)
[Jung] y su audiencia estereotiparon a Morgan como una mujer que funcionaba solamente a través del sentimiento y la relación, mientras que su ánimus era un modo de pensamiento inferior para ella.
Jung ignoró aquí lo que su propia teoría podría haberle permitido apreciar con facilidad: que eran las figuras masculinas de sus visiones las que guiaban a Morgan hacia el desarrollo de su función de sentimiento. (…)
Jung –al menos en el seminario- no pudo aceptar lo que las visiones le estaban mostrando claramente. (…)
Si Jung hubiera mantenido en mente a Morgan como una pensadora intuitiva que estaba desarrollando su sentimiento a través de sus visiones, podría no haberla agrupado en la categoría de mujer tradicional, extravertida y de sentimiento. El hombre que escribió Tipos psicológicos sin duda lo sabía mejor.”
(Claire Douglas, Introducción a: C. G. Jung, Visiones)
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ESQUEMA 1:
ÁNIMA/US NO DIFERENCIADO (INCONSCIENTE)
Yo (lo consciente) ----------------------------------- Ánima (lo inconsciente) [ANIMA = mujer interna, personalidad interna, portadora de un Eros/Logos inferior, arcaico, poco desarrollado e infantil]
Yo (lo consciente) ---------------------------------- Ánimus (lo inconsciente) [ÁNIMUS = hombre interno, personalidad interna, portador de un Eros/Logos inferior, arcaico, poco desarrollado e infantil]
“El alma, para Jung, es un complejo funcional de la psique que actúa como una personalidad mediadora entre la totalidad de la psique, que es principalmente inconsciente, y el Yo común.
La imagen de la personalidad del alma, en tanto opuesta a este Yo habitual, es contrasexual; por eso, empíricamente, en el hombre esta `alma’ es femenina, es decir, es el ánima.
El alma, sin embargo, presenta ciertos aspectos que van más allá de la feminidad inconsciente del hombre, como indican su relación con la personalidad interior y su conexión con una serie de figuras oníricas femeninas de las que se sirve como imágenes predilectas. (…)
El alma en tanto ánima, como personalidad interior, recogerá todos los aspectos desestimados por la persona exterior.
En un primer nivel, estos aspectos son necesariamente inconscientes, delicados y afeminados, y poseen los rasgos típicos del ánima descritos por Jung.
Pero [:]
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ESQUEMA 2:
ÁNIMA/US DIFERENCIADO (CONSCIENTE)
Ánima (consciente) --------------------------------------- Ánimus (consciente) [ÁNIMA = Estructura de la conciencia: función de relación/función de discriminación] [ÁNIMUS = Estructura de la conciencia: función de relación/función de discriminación]
una vez conducidos internamente, vividos y fantaseados, adquieren un carácter psicológico cada vez más pronunciado, proporcionando intuiciones, símbolos y conexiones.
Y, de hecho, estamos obligados a desarrollar esas diferenciaciones psicológicas si queremos mantener nuestro equilibrio en medio de las obsesiones del ánima.
A través del interés en esos aspectos femeninos, mediante el diálogo y el trato con ellos, algo psicológico acaba emergiendo del ánima. En otras palabras, el ánima se convierte en psique, proporcionándonos un sentimiento del alma cada vez mayor a medida que se realiza esa transformación. (…)
El arquetipo del ánima no puede quedar limitado a la peculiar psicología masculina, puesto que los arquetipos trascienden tanto al hombre como a la mujer, así como sus diferencias biológicas y sus papeles sociales.
Las representaciones del ánima en la mitología griega, donde este arquetipo aparece bajo la configuración de ninfas, ménades, amazonas, nereidas, etc., o en las formas divinas, más numinosas y articuladas, de Perséfone-Coré, Afrodita, Artemisa, Hebe o Atenea, se refieren a una estructura de la consciencia relevante tanto para la vida de los hombres como de las mujeres. (…) Por esta razón, la creatividad psicológica no se limita al hombre, ni el arquetipo del ánima es una prerrogativa masculina.”
(James Hillman, El mito del análisis) 17
“Cuando están poseídos por el ánima [= por lo inconsciente, por la personalidad interior], o sea cuando su ánimus [= ánimus como estructura de la conciencia] se ha transformado en ánima [= lo inconsciente, la personalidad interna]…”
(C. G. Jung, Aion)
“El ánima aparece en primer lugar en las figuras oníricas, las emociones, las quejas sintomáticas y las proyecciones y fantasías obsesivas. (…)
`Es normal que un hombre oponga resistencia a su ánima, porque ésta representa lo inconsciente, junto con todas las tendencias y todos los contenidos que hasta ese momento se han visto excluidos de la vida consciente’ [Jung, OC, XI, par. 129] (…)
El término `Ánima’ delimita una región problemática de la psique, que no se presta fácilmente a cualquier tipo de examen. (…)
`Ánima’ ha sido definida de diferentes maneras por Jung. Estas definiciones se pueden considerar como diferentes niveles de distinción, que se pueden separar antes de intentar comprender la interrelación. (…)
La fenomenología del Ánima no está limita al sexo masculino. (…) La gama de emociones del Ánima no puede quedar limitada al sexo masculino. (…)
`Ánima (…) es la personificación de las funciones inferiores que relacionan (…) con lo inconsciente colectivo. (…) [Cuando] se les presenta en forma masculina (…) lo llamo ánimus. (…) En tanto que personificación de lo inconsciente colectivo, aparece[n] una y otra vez en los sueños.’ [Jung, OC, XVIII, par.187] (…)
`[En el sueño] la mujer desconocida, el ánima, representa la llamada función inferior, esto es, la función indiferenciada, y, en el caso de nuestro soñante, pues, el sentimiento.’ [Jung, OC, XII, par. 50] (…) 18
`Pensamiento y sentimiento (…) están por definición en conflicto. Quien se identifica con un punto de vista intelectual se encuentra a veces de frente como un enemigo al pensamiento.’ [Jung, OC, IX, 2, par. 58] (…)
`Esta inflación espiritual es compensada por una marcada inferioridad del sentimiento, un verdadero y propio estado de destrucción de nuestro otro lado, el lado femenino, terrestre (Yin), el lado del sentimiento.’ [Jung, Cartas, 25 de agosto de 1928, al conde Hermann Keyserling] (…)
`Ella [el Ánima] consiste esencialmente en un tipo inferior de relación con el entorno.’ [Jung, OC, XVIII, par. 429]
`El ánima inconsciente es un ser autoerótico, carente por completo de relaciones, que no quiere otra cosa que poseer por completo al individuo, lo cual afemina al varón de una manera extraña y perjudicial.’ [Jung, OC, XVI, par. 504]
`El ánima, a través de su integración [a la consciencia], se convierte en el Eros de la conciencia (…) El ánima presta a la conciencia (…) relación y conexión.’ [Jung, OC., IX,2, par. 33] (…)
`Eros es relación.’ [Jung, OC, XIII, par. 60]
`Los complejos autónomos de ánima y ánimus son esencialmente una función psicológica, que ha usurpado, o mejor, conservado, una `personalidad’, por el simple motivo de ser autónoma e indiferenciada. (…) Debido a que no la usamos deliberadamente como función, permanece como complejo personificado.’ (…)
Un estado en el que el ánima y el ánimus se han convertido en funciones de relación con lo inconsciente (…) En este punto el fenómeno del ánima ha terminado.’ [Jung, OC, VII, 339 y 387]
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ÁNIMA COMO RELACIÓN designa la configuración que media entre lo personal y lo colectivo, entre la realidad inmediata y lo que va más allá, entre el horizonte de la consciencia individual y el reino primordial de lo imaginal, de sus imágenes, ideas, figuras, emociones. Aquí el alma actúa como mediadora y psicopompo. (…) La cualidad de la relación será determinada por esta función. (…)
EL SENTIMIENTO COMO RELACIÓN es otra historia. Se refiere a la función que pone al sujeto y al objeto en una conexión basada en un juicio de valor. (…) Mediante tal proceso se establece una relación entre la consciencia y el contenido y entre los diversos contenidos. (…)
De la confusión entre Ánima y sentimiento se nutre en parte aquel jardín de las delicias de la psicoterapia analítica, en el cual la cura del ánima sería una forma particular de cultivo el Ánima, a saber, el desarrollo del sentimiento.
Pero cultivar el Ánima, o hacer alma, por usar una idea más amplia, es en primer lugar un complejo proceso de producción de fantasías y de comprensión, que sólo coincide en parte con el afinamiento y desarrollo del sentimiento.”
(James Hillman, Ánima)
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“El ánima (…) es un `factor’ en el sentido propio de la palabra. No se la puede hacer, sino que ella es el a priori de estados de ánimo, de reacciones, de impulsos y de todo lo que hay en el campo de las espontaneidades psíquicas.
Es algo que vive por sí mismo y que nos hace vivir; una vida detrás de la consciencia, que no puede ser integrada totalmente en ésta, sino de la que, por el contrario, proviene la consciencia.”
(C. G. Jung, Sobre los arquetipos de lo inconsciente colectivo; en: Los arquetipos y lo inconsciente colectivo, OC 9/1, parágrafo 57)
“En diversos pasajes `ánima’ se refiere a la personalidad contrasocial e inferior. Existe oposición en el rol externo que uno desempeña en la vida social y la vida interior del alma, menos consciente.
Este aspecto menos consciente, dirigido hacia el interior y experimentado como la propia interioridad personal, es el ánima `como imagen del alma’.
Cuanto más se identifica un hombre con su rol biológico y social en cuanto hombre (persona), más domina interiormente el ánima.”
(James Hillman, Ánima)
“Ha de entenderse por `yo’ ese factor complejo al que refieren todos los contenidos de la conciencia. (…) He definido el ánima como la personificación del inconsciente.”
(C. G. Jung, Aion)
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“El ánima en su aspecto negativo (es decir, cuando se oculta en el sujeto y permanece inconsciente) ejerce una influencia posesiva sobre él (…)
De ahí que el aspecto negativo del ánima signifique una forma especial de inadaptación psicológica que o está compensada por la consciencia o compensa a ésta, con una actitud contrapuesta igualmente incorrecta (…)
El ánima que corresponde a ésta actitud es una persona intrigante que seduce al yo cada vez más para que represente su papel mientras va cavando a sus espaldas todas las trampas en que está destinado a caer el enamorado de su papel. (…)
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[Una] actitud más distinguida significa también un ascenso de rango del ánima desde su papel de seductora al de guía.
A la transformación de la sustancia regia de león a rey le corresponde la transformación de lo femenino de serpiente a reina.
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La coronación, la apoteosis y las bodas significan la equiparación factible de la consciencia y lo inconsciente en el nivel máximo, una liberadora coincidentia oppositorum. (…)
El ánima media entre la consciencia y el inconsciente colectivo.”
(C. G. Jung, Mysterium coniunctionis)
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“El `alma’ es pues una función de relación entre consciente e inconsciente.
Es la nueva personalidad interna que se ha forjado en el sujeto, el modo en que éste se vive interiormente a sí mismo.
[`Entiendo por alma un complejo funcional determinado y circunscrito, al que la mejor manera de caracterizarlo sería llamarlo `personalidad’.’ (Jung, Tipos psicológicos)]
El ánima, en cambio, es la personificación, la figura en la que el protagonista ha proyectado lo desconocido de sí mismo, y el principio femenino inconsciente.
Mientras sus contenidos sean autónomos y se vivan de modo inconsciente, siendo sólo reconocidos en la proyección externa, estamos ante el ánima como `fuente de ilusiones de toda especie y origen de inacabables confusiones en los hombres y las cosas.’ (Jung, La psicología de la transferencia).
A medida que esos contenidos se diferencian de las proyecciones externas y se integran con el yo consciente se disuelven y se transforman en `alma’, en componentes de la psique, mediadores entre lo consciente y lo inconsciente.
Gracias a la nigredo y a la purificación que implica, los valores inconscientes del ánima son reconocidos e integrados en la conciencia, se transforman en “alma”; puede hablarse entonces del `alma’ a diferencia del ánima.
Es evidente, como advierte Jung, que este peculiar concepto de `alma’ no tiene nada que ver con el concepto cristiano.
Esta diferencia es importante porque el `regreso del alma’, simbolizado por la visión de Beatriz niña, significa el comienzo de la realización, de la actualización consciente de la `unión de los opuestos’:`significa la conjunción de la conciencia con lo inconsciente, es decir, la función transcendente propia del proceso de individuación’ (Jung, La psicología de la transferencia)’. (…)
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¿Qué representa ahora Beatriz? ¿El `alma’ o el ánima de Dante? A mi modo de ver la imagen de Beatriz niña simbolizaría el `alma’, aquello que ha sido estructurado y construido en la conciencia por la unión y síntesis de los opuestos y que se consolida como personalidad propia. (…)
El ánima pertenece pues a lo inconsciente pero está en contacto con el `alma’; modela a su semejanza los componentes de esta última, siendo capaz de abrirle las puertas de lo inconsciente colectivo”.
(Rosario Scrimieri, Despertar el alma : estudio junguiano sobre la Vita nuova)
“La integridad es la meta de la psicología junguiana, realizable como integración de lo disociado, así como balance/balanza de escisiones cointegradas.
A partir de las aportaciones clásicas de Sperry y colaboradores sobre los dos hemisferios cerebrales –izquierdo y derecho-, el junguiano E. Rossi ha elaborado una arquetipología cerebral otorgando a cada hemisferio su equivalencia junguiana:
HEMISFERIO IZQ. ------ HEMISFERIO DER. Extravertido ------------------- Introvertido Pensamiento ------------------ Sentimiento Sensación --------------------- Intuición Egoico -------------------------- Procesos arquetípicos comprensivos del Sí-mismo Analítico-causal -------------- Sincrónico Racional ------------------------ Irracional-mágico
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Se trataría de compensar la dominación de nuestro hemisferio izquierdo por la integración del dominado hemisferio derecho. En su obra Archetypes : A natural history of the self [Este libro tiene una versión actualizada: Archetype revisited : an updated natural history of the self], A. Stevens ha completado el cuadro de correspondencias. (…)
La clave está en la comunicación de ambos hemisferios a través del llamado `corpus callosum’. (…)
En la terminología junguiana, podríamos decir que el inconsciente del varón (el ánima) representa la capacidad `gestáltica’ del hemisferio derecho, mientras que el izquierdo lógico-verbal representa su consciencia cuotidiana, rol o ánimus. (…)
Masculinidad y feminidad, ánimus y ánima, no coinciden con varón y mujer, ya que en cada cual anida un doble principio masculino/femenino.”
(Andrés Ortiz-Osés, C. G. Jung : arquetipos y sentido)
“La dominancia cerebral, como todas las características humanas biológicamente determinadas, es sensible a las influencias del ambiente.”
(Anthony Stevens, Archetype revisited : an updated natural history of the self)
“Por eso Jung podía decir que, sin lugar a dudas, la meta del desarrollo anímico era el proceso de convertirse en uno mismo (la individuación), en cuyo transcurso las grandes polaridades o pares de opuestos de la vida se fusionan en una unidad: lo consciente y (al menos en parte) lo inconsciente, la luz y la oscuridad, lo masculino y lo femenino, y ello en la figura de aquella imagen del alma que en el hombre constituye la femineidad interna (anima) y en la mujer la masculinidad interna (animus).”
(Gerhard Wehr, Carl Gustav Jung : su vida, su obra, su influencia, pag. 194)
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“Mi ánima (…) una parte de mí mismo con un punto de vista diferente del mío propio.”
(C. G. Jung, Psicología Analítica, 27 de abril de 1925)
“A la `personalidad superior’ yo suelo llamarla `sí-mismo’, con lo que trazo una clara línea de separación entre el yo, que como es sabido sólo llega hasta donde llega la consciencia, y la personalidad total, que incluye el elemento inconsciente, además del consciente. (…)
La `personalidad superior’ es el ser humano total, el hombre tal y como es en realidad y no sólo como se lo parece a sí mismo.
A la totalidad pertenece también el alma inconsciente [= ánima/ánimus], que tiene sus exigencias y necesidades vitales lo mismo que la consciencia.”
(C. G. Jung, Acerca del aspecto psicológico de la figura de la Core, parágrafos 315 y 314; en: Los arquetipos y lo inconsciente colectivo, O.C. vol. 9/1)
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