La sociedad civil después del diluvio neoliberal (Atilio Boron)
Hacia comienzos de los años ochenta, América Latina intenta instaurar la democracia. Pero esto se reduce a la creación e institucionalización de un mero orden público que sólo plantea problemas de gobernabilidad y eficacia administrativa. La democratización del capitalismo no basta para que las arraigadas estructuras de dominio sobre las cuales reposa y de las cuales depende vitalmente se esfumen como resultado del sufragio universal y representación política. El reduccionismo economicista disuelve la especificidad de la política en la dictadura y en la democracia burguesa. Habla de democracia “a secas” cuando en realidad se habla de “capitalismos democráticos”, lo sustantivo es el capitalismo y lo adjetivo la democracia. Para la teoría liberal burguesa de la democracia es irrelevante si el ciudadano es un propietario o un proletario. Sólo el propietario puede aspirar a la ciudadanía. Siguiendo a Rosa Luxemburgo, es vital comprender que el argumento de la democracia socialista nada tiene que ver con la codificación que éste sufriera a manos del estanilismo. Se procedía sin más trámite a la cancelación de esas libertades “formales” pretextando su carácter irreductiblemente burgués. ¡Como si el habeas corpus, la libertad de expresión y asociación fuesen antagónicos con la teoría y la práctica política de las clases populares! No obstante, no pueden subestimarse los adelantos políticos del capitalismo democrático, ni minimizarse los alcances del Estado de bienestar desde los ´30. “Ajustes neoliberales”, neoliberales”, pobreza y ciudadanía democrática
La derechización del clima ideológico en los ochenta trajo consigo una exaltación del mercado como generador de todos los beneficios y una satanización del mercado como causante de todas las desgracias. En América Latina, uno de los resultados de la aplicación de políticas neoliberales ha sido el radical debilitamiento del Estado a través de una gran oleada de desregulaciones, liberalizaciones, aperturas indiscriminadas de los mercados y las privatizaciones. Además, se garantizaron los pagos de la deuda externa, destinando a tales efectos recursos y propiedades de carácter público otrora “intocables”. Se modificaron a favor del capital financiero internacional la correlación de fuerzas entre el mercado y el Estado. a)
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El papel rector que se le asignaba al Estado en la ideología desarrollista de posguerra ha sido significativamente recortado y en consecuencia también sus posibilidades de regular mercados y neutralizar los efectos desquiciantes del ciclo económico. Toda esta insensatez fue justificada por una ideología que sostiene que todo lo que hace el Estado es malo, ineficiente y corrupto; y que todo lo que hace el sector privado es bueno, eficiente y virtuoso. b)
Las políticas políticas sociales sociales y las “fallas “fallas del del merca mercado” do”
En 1960 un 51 % de personas vivía por debajo de la línea de la pobreza en América Latina. En 1970 esta proporción descendió a un 40%. Se registró un ligero aumento hasta el 41% en 1980. Luego del estallido de la crisis de la deuda y la puesta en marcha de las políticas de ajuste y estabilización, la proporción de pobres salta al 43% en 1983 y al 46% en 1990. Se llegará al año 2000 con 296 millones de pobres, un 56 ,3% o un 59,3% (PBI estancado) del total de la población de América Latina y el Caribe. El Estado, en la mayoría de los países está en banca rota. No por la desmesura del gasto, sino por la crónica incapacidad de los gobiernos para expandir sus ingresos por la vía tributaria. El tamaño del Estado en América Latina es menor que el de los países industrializados. Las economías industriales más importantes destinaron en 1985 más del 50 % de su producto bruto al gasto público. La prédica de sus funcionarios, ministros y banqueros es incongruente con sus prácticas políticas y están dirigidas a los endeudados gobiernos de la periferia. c)
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Existe un alto grado de corrupción, pero este fenómeno no es menos difundido en los capitalismo desarrollados. desarrollados. Nuestra presión impositiva es aproximadamente la mitad de la que existe en los países de la OECD y mucho mas cercana a la de África o Asia. En los países industrializados los impuestos directos, que gravan al capital, las ganancias y las manifestaciones de riqueza, representan las dos terceras partes de los ingresos tributarios, en América Latina constituyen como la tercera parte. El grueso de los ingresos fiscales provienen de impuestos al consumo, el trabajo y el comercio. El complemento necesario del proceso de reconstrucción del Estado de bienestar es la concreción de un nuevo “pacto fiscal” que ponga fin a las inequidades contenidas en el régimen tributario. Los países que salieron mejor posicionados de la crisis de los ochenta fueron aquellos que se abstuvieron de aplicar las recomendaciones de los fundamentalistas del Consenso de Washington. El neoliberalismo y la organización internacional del capitalismo
En 1944 los aliados convocaron a una conferencia monetaria y financiera para acordar los lineamientos del “liberalismo global” (Bretón Woods). Se elaboraron las nuevas reglas del juego que debían regir el funcionamiento de la economía mundial y la creación de las instituciones encargadas de asegurar su vigencia. En 1947 originaron el General Agreements on Trade and Tariffs (GATT) y dos instituciones gemelas: el Banco Mundial en 1945 y el Fondo Monetario Internacional un año después. El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional han acrecentado su poder en los ´80. El BM y el FMI son efectivos para imponer una rígida disciplina fiscal en América Latina, pero sus recomendaciones son desoídas por los gobiernos de los países desarrollados. Chile y México adoptaron las “reformas orientadas al mercado”, mientras Chile creció, México decreció. Sin embargo, el desempeño de la economía chilena tuvo como uno de sus puntales la preservación en manos del estado la industria del cobre, que aporta alrededor de la mitad de los ingresos por concepto de exportaciones. Otra de las dificultades de la propuesta neoliberal es el hecho de que aun en los casos “exitosos” de ajuste y estabilización de corto plazo, el crecimiento económico resultante produce un sostenido aumento de la pobreza, la desigualdad y la exclusión social. La economía de finales del siglo XX es “conocimiento intensivo”. Es ésta la principal ventaja competitiva que tienen las naciones naciones es la que explica explica que países desprovistos desprovistos de recursos naturales naturales,, como el Japón, Japón, pueda ser una de las potencias potencias industriales más importantes del planeta. El problema es que la aplicación de las recetas neoliberales de estabilización y ajuste estructural tiende a producir las condiciones sociales menos promisorias para que las economías en cuestión puedan sobrevivir exitosamente a los imperativos de la apertura comercial y la liberalización de los mercados.
Algunos sostienen que la libertad económica es “la madre de todas las libertades”. La generación de pobreza sería señal de que se está marchando bien. La generación del desempleo sería una señal de que las cosas marchan correctamente, de que la economía se está tornando más competitiva. Neoliberalismo y destrucción de la sociedad civil
En Europa, la sociedad neoliberal es denominada como una sociedad “de los dos tercios”, o “a dos velocidades” porque hay un amplio sector social, un tercio excluido y fatalmente condenado a la marginación y que no puede ser “reconvertido” laboralmente ni insertarse en los mercados de trabajo formales. En América Latina los “dos tercios” a los cuales aludimos antes correspondan a los excluidos, mientras que sólo un tercio pueda disfrutar de los beneficios del progreso económico. La gran burguesía de los países latinoamericanos y las masas marginales que viven por debajo de la línea de la pobreza viven económica, social, cultural y ecológicamente segregados.