En una carta a Paul of Middelburg, escrita cuando tenía casi sesenta años, rememora los grandes logros del Renacimiento Florentino: . Naturalmente se refiere al talento, bien atestiguado, tanto suyo como de sus amigos, para improvisar o componer temas musicales para los , que él mismo había traducido del griego, y cuyo uso ritual en la práctica de la magia natural late en lo más íntimo del trabajo de en la . Nada, dice , es más efectivo en magia natural que los , si se aplica el estilo de música -y otras circunstancias- conocidas sólo por los sabios. Muchos de los amigos de reconocían una cualidad particular en su música, un don por el cual le llamaban , el mítico músico del que se decía que podía transformar hombres, animales y piedras tocando la lira. El poeta afirma incluso que en había reencarnado el alma misma de : . Es empero en las palabras de su amigo que comenzamos a percibir una significación mayor en la asociación de con ; el poeta estaba acostumbrado a escuchar los l os discursos de sobre los secretos de los cielos, sobre la curación, sobre metafísica; , dice,
. En otra parte el poeta concluye que .
¿Qué es esta sabiduría del submundo que el clásico fracasó al intentar traerla a la luz del día, y que ha renacido en la por el sonido de la lira de ? Para comenzar a responder a esta pregunta, debemos viajar por la historia hasta la Grecia del siglo VI A. C. o antes, al tiempo en emerge por primera vez en la mitología. Desde Tracia o las regiones del norte aparece como una figura de chamán; alguien que viaja a las profundidades del submundo y conversa con dioses y espíritus, que conoce el poder del encantamiento y del canto para curar al enfermo e invocar el éxtasis, el divino éxtasis de la iniciación en los misterios. Algunos dicen que era un sacerdote de , el dios de la intoxicación y de la generación, al que también conocemos como . también venía del norte con su séquito, los Sátiros y las Ménades. En una versión de la historia su madre era la diosa de la tierra ; para los seguidores de , era la hija de , . Como fruto de estas diosas, incorporaba la vida espiritual y física de la naturaleza, la pasión, la inspiración, la metamorfosis. Su destino era ser descuartizado por los Titanes para ser recompuesto en su totalidad por su abuela -un mito que revelaba a sus seguidores el continuo flujo del cosmos, de la unidad a la diversidad, en tanto el Uno desciende a los Muchos, para ser restaurado en la unidad. La muerte y el renacimiento de se representaba en sus rituales; era cuidado por sus mujeres salvajes que, en pleno frenesí, eran inspiradas por su espíritu. Esto estaba lejos del culto de los dioses Olímpicos en su - lejos de la mirada elevada, desapasionada del ateniense. El adorador de no era un mero mortal en contemplación de lo divino; devenía el mismo dios. y parecen tener poco en común; sin embargo también había sido adorado en los portales del submundo, tal como el gran sitio oracular en Delfos, donde las sacerdotisas pronunciaban sus profecías desde lo profundo de la tierra, y donde el dios combatía a no para destruirlo, sino para absorber sus poderes divinos. Ahora bien, está íntimamente vinculado no sólo con , sino también con - se le conoce como su sacerdote, profeta o incluso hijo. Pero una fuente antigua nos cuenta que sólo después de su descenso al submundo comprendió que era el , que comprendió que su sabiduría profética brotaba de las profundidades de la noche. La misma fuente cuenta que habiendo seguido al a través de su viaje por el submundo, escaló el monte Pangeon para contemplar la gloria de su ascensión. En un a leemos: . une así la oscuridad y la luz -es . Con las fuerzas unidas del entusiasmo Dionisíaco y la visión Apolínea, hace su camino encantando a los gobernantes del Hades con su música, para traer de vuela la sabiduría de la noche al día. ¿Y qué aprendió en el submundo? Que el alma humana es inmortal, y por eso es divina. En los ritos de iniciación en los templos de , el iniciado se sometía a la transición de la vida a la muerte, debajo de la tierra durante tres días, en la
consciencia de un sueño. Liberada del cuerpo, el alma se encontraba con , la diosa del Hades, que pasaba juicio y comunicaba sus leyes mediante el oráculo y la profecía. Los seguidores de y , que compartían ritos comunes así como el conocimiento de estas cosas, sabían que estas leyes eran las leyes eternas, leyes con las cuales los sabios gobernarían sus comunidades. Aprendemos de que mismo uso este conocimiento para aportar una nueva dimensión a los orgiásticos ritos dionisíacos; para elevarlos de la tierra al cielo. Ahora se hizo posible asimilar los poderes de los dioses no mediante los rituales sangrientos del sacrificio animal y el descuartizamiento, sino mediante una íntima experiencia espiritual. Orfeo supo esto después de haber visitado los portales de Hades, y lo enseño a los hombres mediante su talento con la lira. Se ha indicado que en las antiguas pinturas en vasos, nunca se le asocia con domar a las bestias salvajes -más bien, en un espíritu de pureza y paz, toca música suave a los salvajes hombres de Tracia. Podría haber sido un maestro viviente y un sacerdote de los misterios; ciertamente los rituales instigados por sus seguidores son los de las tradiciones de los misterios que enseñaban sobre el juicio después de la muerte, la reencarnación y la eventual liberación del ciclo de muerte y renacimiento. Pero fuera lo que fuera lo que significaba para los antiguos Órficos, para los hombres del Renacimiento emerge como un civilizador, un reformador, inclusive un redentor, renovando los impulsos religiosos de los griegos con un fervor espiritual, una fusión de sobriedad e intoxicación, auto control y entusiasmo - abarcando sacerdote y artista, conteniendo la clave para la salvación personal. Con riesgos de una gran simplificación, podríamos decir en resumen que llegó a ser interpretado como quien efectuó un gran cambio en la sensibilidad religiosa del Occidental. Parece enseñar que el alma individual puede liberarse de su identificación inconsciente con las fuerzas de la naturaleza a fin de conseguir conocimiento de sí misma, y así transfigurada encontrar unión eventual con el dios del cielo. En este contexto no es sorprendente que fuera desgarrado -como - por las Bacantes enfurecidas por su desprecio a sus ritos, por su reverencia al Sol y, según dicen algunos, por la exclusión de las mujeres de sus santuarios. Pero tal es el destino de los que roban el fuego de los dioses -los que se rebelan y cambian, para siempre, la relación de la humanidad con la divinidad.
La sabiduría que trae al día, a la consciencia, se encarna en la figura de su mujer, . El encuentro de la oscuridad y de la luz, el matrimonio secreto, era el misterio central del ritual órfico, y en las versiones antiguas del mito libera a , guía al diosa del submundo hacia la luz y se une con ella. , dice el de la , . amaba; deseaba unirse con el eterno femenino, con la sombra desencarnada de . ¿No es esta la verdadera naturaleza del amor platónico que, encendido por , no desea nada menos que una unión de dos almas? Para la época de la narración clásica de , se había perdido. falla y no obedece la orden de de no mirar hacia atrás, y ella regresa a las sombras. Ya no es posible desposar noche y día, oscuridad y luz. La oscuridad deviene, separada, ignorancia, mal, y Dios deviene luz radiante. Y en la oscuridad, el submundo, vive el eterno femenino. No puede redimirse mediante la lógica, o el empirismo, o la teología dogmática, o la ciencia natural. Pero se puede hallarse en la música, el arte, la poesía -en el reino de la imaginación. Puede ser rescatada y traída de nuevo a un mundo árido lleno de estériles debates teológicos y de lo divino, como dice . Y así, como , la rescata -pero no del Hades. La suya es una nueva , una que brilla con la clara luz del conocimiento divino. Ya no incorpora los misterios de la noche, la sabiduría de , sino que trae el Bien, la Verdad y la Belleza para alejar las almas de los hombres de sus preocupaciones terrenales. , exclama , . Su , su Filosofía, no ha residido en el submundo;
Para , era un venerable teólogo antiguo que aprendió los secretos de la inmortalidad del sabio egipcio y que los transmitió a , y así a y a sus intérpretes neoplatónicos. Aún más importante, Orfeo desempeñaba un papel central en la transmisión de una sabiduría perenne que entendía estar plenamente desplegada en la revelación cristiana -una confirmación filosófica de la verdad religiosa necesaria para la salvación de la humanidad; y en efecto encontró en un modelo para su propia aspiración a conducir a sus semejantes hacia un estado de ser más iluminado. El de los Himnos, de la época órfica , era venerado por precisamente por dar voz a la divina verdad de la teología mediante una mitología poética - y por el canto de los himnos. En este sentido proporcionó la clave para el platonismo cristiano de . Por ejemplo, al nombrar a como el supremo principio creativo, el , demostraba su comprensión de una de las afirmaciones fundamentales de la teología antigua - que toda la creación es continuamente regenerada en un interminable movimiento hacia la unidad:
Como poeta, sacerdote, profeta y amante encarnaba las cuatro condiciones de las que depende el conocimiento de dios, los cuatro frenesíes o locuras en las que el alma humana es elevada por encima de su condición terrenal y logra posesión espiritual. En la comprensión de , el frenesí del poeta o del músico era el comienzo del proceso iniciatorio, el despertar del dormido recuerdo de la divinidad que llegaba a fruición en el rapto final de amor. Pero , dice , ¿Qué vemos en la locura de sino una transformación del frenesí báquico? Las se han vuelto las , la iniciación ocurre no mediante sino mediante el . Para , y para , la función del sacerdote al conducir a la gente a reconocer su propia divinidad, era precisamente la función del músico, puesto que la música, al imitar o reproducir las leyes del cosmos en sonido, revela la verdadera naturaleza del alma a sí misma - que pertenece al alma del mundo. Pero la música de no era para los oídos de los gobernantes del Hades -era para las divinidades de la esfera celestial, y en particular aquellas divinidades a las que se dirigía en sus Himnos.
En los hallo vehículos perfectos para lo que él llamaba magia natural, un proceso de colocar el alma humana en alineamiento con las armonías de los cielos y finalmente con Dios mismo, aunque difícilmente podía hacer esto de modo explícito. Compuestos en la era helenística bajo el nombre de , los alaban los poderes del cosmos, con instrucciones para quemar el incienso apropiado, en una secuencia de epítetos a las deidades individuales. Muy temprano en su carrera había descubierto el poder mágico al cantar ; poco después de cantar un himno al Cosmos, Cosmos mismo, es decir le ofreció su patronazgo y una villa en la que trabajar. Un retruécano delicioso, pero más seriamente, pareciera, algo ocurría cuando los se
ejecutaban en un contexto particular: cuando la emoción interna y el ritual externo estaban perfectamente alineados de un modo misterioso. , dice ,
Porque, dice
, en ellos
¿Y por qué son tan poderosos los himnos?
¿Qué sabía sobre la música y la poesía, cuál era el secreto preservado en sus ? Para y , tocar los himnos era alejarse de la conciencia cotidiana hacia una percepción espiritual de la realidad. No entenderás la esencia de los , insiste , a menos que sepas cómo comprender las propiedades sensibles mediante la analogía secreta. Sus maestros neoplatónicos conocían esto: nos dice que despertemos, demos la vuelta y veamos con ojos diferentes ; nos asegura que el pensamiento conceptual o la filosofía teorética no conducen al conocimiento de los dioses; en cambio y lograrán . De este modo la música, encantamientos, poesía, ritual, pueden fomentar el crecimiento de una manera diferente de encontrar e interpretar el mundo. Como lo describe , en su carta sobre el : . Oyendo música terrenal, el alma recuerda la música de Dios y los cielos que una vez disfrutó, y de retornar a su fuente divina. El músico inspirado, de esta manera en rapto, comunica la de la divina armonía al oyente, que se mueve en resonancia simpatética con el intérprete. De modo que cuando cantaba himnos a las deidades cósmicas, no era cuestión de invocar intencionadamente un espíritu o un dios. El objeto era sintonizarse uno mismo, como una cuerda en una lira, hasta que el propio espíritu resonaba en unísono con el principio arquetípico buscado. Al ejecutar música que correspondía específicamente en cualidad a Venus, Júpiter o el Sol -y describe tales cualidades en su - el mago se transformaba a sí mismo en el perfecto medio para una presencia divina, y percibía esta presencia mediante un sentido intuitivo inmediato, un sentido innato al alma como una luz infusa por dios. De modo semejante en un plano más elevado, se seguiría que mientras más profundamente la propia contemplación de Dios Mismo permitiera a la propia alma reconocer su propia divinidad, más profundamente uno podría llegar a conocer a Dios. , dice , En los templos de tenía lugar una curación. Se decía que el iniciado escuchaba en un estado de trance la música de las esferas y se curaba. dice
puesto que están unidas en el poder de un dios. En las palabras de confirmada su propia vocación como sanador. dice,
,
halló , nos
. La deviene así un modelo para la armonía de todo el cosmos, uniendo el orden físico con el espiritual, el cuerpo con el alma. Al revelar al oyente o al intérprete las proporciones armónicas en su propia alma, mediante número y tono, la lira es una imagen tanto visual como audible de un orden secreto que se encuentra más allá del nivel de la percepción sensorial; una articulación de las relaciones ocultas entre diferentes niveles de realidad. Cuán sugerente es este fragmento de un escolar sobre : . Así la magia musical de se refiere a nada menos que la redención del alma, y la clave para su efectiva operación es el deseo y la intención de Amor. En el prefacio a su secreto a su amado
:
,
susurra un
Era la clave del Amor la que abría, para , las puertas a la unidad; una unidad de percepción en la que no hubiera oposición de filosofía y religión, conocimiento y piedad, pensamiento platónico y cristianismo, Mente y Alma. Vio a , sus , dirigiéndose a los dioses como principios cósmicos multifacéticos, de muchos niveles, cada uno reflejando la diversidad de la creación y todos representando aspectos de un único poder unificado -todos los dioses en cada dios, y cada uno en todos. O como lo dijo , . Así, significaba adoptar una visión poética, una visión rica en mitología, símbolo, alegoría, metáfora. En efecto, ha indicado que . Y el único modo de era suspender el pensamiento lógico y abandonarse a Eros, el dios cuyas flechas provocan un agudo deseo de reconectar con la propia fuente, que conduce la mente a abandonar su habitual modo de pensar en causa y efecto y seguir el signo lleno de sentido. El amor es un mago, dice ,
La visión órfica de alcanzaría su culminación metafísica en sus meditaciones anagógicas sobre el Sol y la Luz, pequeños libros que arrastran al lector de la episteme a la gnosis, al darse cuenta de que al final, la fuente del conocimiento y el
conocedor son uno y el mismo. En su carta explica que
,
. Usando la analogía de varios colores emanando de la fuente unificada de pura luz, elabora lo que el llama el misterio órfico mismo -sentido de los colores unidos- percepción de su última esencia a través de la función mediadora de la influencia de la vista y la voluntad. dice , . Así también los dioses juegan y danzan en una eterna emanación de energía divina, y así como los colores son percibidos por la vista de los ojos, son captados mediante el deseo del alma. La suprema visión órfica -los muchos en el unopuede demostrarse más poderosamente por la unidad de los niveles literal, simbólico y anagógico de percepción en relación a Sol uno.
Esta es la base la comprensión de de la astrología, que juega una parte integral en su canto órfico. En la magia natural, las estrellas y los planetas no son observados como agentes causales por la mente objetiva, sino como símbolos mediante un tipo diferente de conocimiento, ese tipo que intuye la conexión del cosmos en todos los niveles y busca entrar plenamente dentro del juego de fuerzas en la creación. Al cantarle a Venus en , cuando ella misma es visible en el cielo, o uniéndose al Sol o a Júpiter, el cantante está uniendo conscientemente las dimensiones internas y externas de la experiencia. Además, si el mismo cantante está lleno de intención, emoción y deseo, se hace receptivo a la influencia que desea. Si dice en su , obtendrás mucho
más ayuda de tu remedio.
, continúa, y además
. Puede haber poca duda de que dice esto también, y nos da reglas específicas para componer canciones de acuerdo con . Una canción que corresponde a los cielos, tanto en su imitación de configuraciones planetarias como en la del cantante, afectará poderosamente tanto al ejecutante como al oyente. concede que es muy difícil saber qué tipo de tonos son adecuados para qué tipo de estrellas, pero tal conocimiento surge mediante una combinación de nuestro propio esfuerzo y un -cuando el ritual es perfeccionado, el dios aparece. El mensaje detrás del canto órfico de es claro: no se adora a las estrellas, ellas no eligen actuar de ninguna manera; no se invoca a las deidades. Más bien el cantante refina y perfecciona su propio espíritu a fin de que pueda alcanzar una condición en la que naturalmente recibe los dones del cielo, libremente ofrecidos, y hace esto imitándolos. Las implicaciones teúrgicas de elevar el propio espíritu más allá del reino celestial a la condición de divinidad - de devenir dios- no son tratadas por en el -ya tenía suficientes problemas justificando su magia natural ante las autoridades papales. Pero reconoce que la oración actúa del mismo modo que las canciones, no mediante ninguna intención de adorar a una divinidad, sino en el poder completamente natural del lenguaje, la canción y las palabras para conectar con el reino espiritual. Los pitagóricos, dice , ; conocían cómo curaba la música, y sabían que mientras más claramente se reproduzcan en sonido las leyes que gobiernan al cosmos, más efectiva es la curación. Al manifestar estas leyes, hablaban con una voz divina, no humana. Como nos dice , , añadiendo . Para , toda teoría y técnica musical debe ser en servicio a este fin, pues sólo a través de un conocimiento de la armonía puede el músico entender la equivalencia de tono musical e intervalo con las razones inherentes en la estructura oculta del cosmos, tal como la revela en su . establece las reglas de consonancia en una carta a su colega músico, , sobre los principios de la música. En su carta no sólo describe las cualidades particulares de las consonancias y disonancias que hace una escala musical, sino que encuentras las mismas cualidades en las interrelaciones de los signos zodiacales, extendiendo así la noción pitagórica de razones armónicas que gobiernan los movimientos y distancias de los planetas a las divisiones del zodiaco tropical usadas en la astrología tradicional. Por ejemplo, comienza
. Naturalmente, está sugiriendo que el modo en que escuchamos la armonía musical es análogo al modo en que percibimos significado simbólico en el cielo; que los dos son manifestaciones de la misma ley cósmica subyacente. Así, la combinación de pericia musical y astrológica capacita a para llevar al oyente suavemente a ese nivel de percepción más allá del pensamiento conceptual y de la diferenciación donde una congruencia entre las dimensiones externas e internas de la experiencia puede conducir a un proceso de curación, un realineamiento del alma fragmentada. Esto bien podría ser lo que el original aprendió en el submundo; es ciertamente lo que quería significar por la verdadera -para y sus amigos sólo el modo platónico de comprender la realidad posibilitaba un conocimiento como propiedad del alma más que de la mente desconectada; un tipo de conocimiento simbolizado por el matrimonio de la filosofía y la poesía. Cuando cantaba sus canciones con la lira órfica, poseído de divino frenesí, sabía lo que sabía. Pero a diferencia de , no fue desgarrado por las Ménades. En cambio la brillante visión del platonismo florentino mismo iba a ser arrojada las profundidades del Hades por las fuerzas de la ignorancia y el miedo, a medida que las hogueras de las vanidades se encendían por el celo de . era desterrada al submundo, y pareciera que aún aguardamos su regreso. Dejaré la última palabra a la apasionada estudiosa Edwardiana , que en su sugiere, con característica penetración, por qué asumió tal autoridad espiritual en el más íntimo santuario de la de :
. trad. Enrique Eskenazi