Hace ya unos meses tuvimos la oportunidad de disfrutar en clase de la lectura de la carta del indio Seattle al presidente de los Estados Unidos. Ahora, de nuevo, hemos vuelto a retomarr este mismo tema en el marco de la global retoma globalizació izaciónn y la destrucción destrucción de la naturaleza naturaleza como consecuencia de la ambición humana. Esta carta fue escrita en 1!" por Seattle, el #efe de la tribu india Suwamish y dirigida a $ran%lin &ierce, presidente de los EEUU, con motivo de la propuesta de compra de los territorios indios por parte de dicho presidente. Este te'to se engloba, a su vez, dentro de la primera e'pansión (ue lleva EEUU hacia el noroeste con el fin de con(uistar el resto de territorios (ue conformar)an el actual pa)s. *omo ya hemos visto en el video, el #efe de los pieles ro#as hace una profunda refle'ión acerca la actuación, intervención y destrucción de la naturaleza por parte del ser humano, me#or dicho, del hombre blanco, el hombre occidental. Aun(ue a simple vista nos parece un te'to muy ale#ado en el tiempo, y, en verdad, dista de nuestra generación m+s de siglo y medio, sólo basta refle'ionar un poco para darnos cuenta del trasfondo (ue nos transmite, un tema y argumento (ue deber)amos poner en pr+ctica m+s a menudo y sobre la cual se basan los movimientos ecologistas y de defensa de la naturaleza. unto unto a esto, las palabras del indio Seattle nos llevan a una profunda refle'ión, la cual nos permite analizar cómo ha sido nuestro comportamiento en relación con la naturaleza y el medio ambiente y si todav)a estamos a tiempo de intentar solucionarlo.
&ara comenzar, vamos a analizar, en la medida de lo posible, el contenido tan transcendental de la ep)stola. -estacar, ante todo, el fuerte sentimiento (ue todos los miembros de la tribu poseen hacia la naturaleza, algo casi inimaginable y absurdo para todos nosotros, para el hombre moderno/ y civilizado/ de occidente. &ara ellos, la naturaleza natural eza de#a de ser naturaleza para ser una m+s de la tribu, o, visto de otro modo, es tan natural,, (ue se concibe como parte de uno mismo. 0a tierra es la madre de todos los pieles natural rojas los animales y los r)os son sus hermanos el aire es su mayor aliado, el me#or v)nculo de unión entre toda forma de naturaleza la savia de los +rboles es la sangre se sus antepasados2 Seg3n los indios de la tribu Suwamish somos los seres humanos los (ue pertenecemos a la naturaleza, no la naturaleza la (ue nos pertenece a nosotros. nos otros. En cambio, el hombre blanco pretende comprar todo esto, pretende comprar la naturaleza para poder imponer sus valores, su sociedad y su cultura sobre el resto de territorios. Es a(u) donde los indios encuentran el mayor problema para acordar un trato, 4cómo se puede comprar la naturaleza5 la frescura del viento, el calor de la tierra o el brillo del agua6
-e todo el te'to, resalta con especial importancia la forma en (ue el indio critica el modo de vida de los americanos, un modo de vida (ue parece ser el m+s natural, el m+s e'traordinario, a(uel al cual cada persona puede aspirar antepuesto con la forma de vivir la vida de los indios, disfrutando de la naturalidad y sencillez de todo lo (ue les rodea, sin m+s preocupación (ue la b3s(ueda del sustento diario, pero eso s), calificado en todo momento de ser el m+s salva#e/. As) llegamos al centro de la refle'ión, y se nos pone de manifiesto una gran pregunta de debate5 47ui8nes son los salva#es6 49 los civilizados6 Siempre se nos ha pretendido hacer ver (ue los salva#es eran los indios y los civilizados eran los americanos. :o hay nada m+s (ue echar un vistazo hacia las pel)culas del oeste, en las cuales el indio era perseguido por sus haza;as, mientras (ue el hombre blanco siempre acababa como el bueno y salvador. El indio era supuestamente el invasor de los territorios americanos y, por ello, siempre hab)a (ue atentar contra 8l hasta conseguir reducirlo. &ero, 4y si le damos la vuelta al asunto6 El hombre blanco, el americano, era, en realidad, el con(uistador, el cual impon)a la fuerza con el fin de conseguir la mayor cantidad de terrenos posibles con los (ue reforzar as) su nuevo Estado. Ante esta situación, al indio no le (uedaba otra (ue reaccionar para defender lo (ue por siempre le hab)a pertenecido, los territorios donde se encontraban toda su vida, sus antepasados, su historia. As) creo (ue (ueda bien claro (ue papel ocupa cada uno. El indio, acorralado, dominado y sometido, no tendr+ otra (ue (uedar como el malo y el salva#e, puesto (ue la historia fue escrita por los vencedores, los americanos, los con(uistadores, poderosos e invasores, los cuales emplearon la superioridad en fuerzas, y no el di+logo para imponer sus intereses, y, as), se convirtieron en los buenos y civilizados.
ientras (ue los indios orientan toda su vida en torno al respeto de la naturaleza, el hombre blanco sólo se dedica a destruirla por inter8s o diversión. 0os pieles rojas hacen de la naturaleza su vida, disfrutando todos los placeres (ue puede llevar su contemplación, disfrutando del florecer de las ho#as en primavera o el suave murmullo del viento, la respetan como si de un piel roja m+s se tratase. Seg3n ellos, todo en la naturaleza est+ unido, los animales, la tierra y los hombres, de forma (ue si atacas o destruyes uno est+s destruyendo el resto. En cambio, el hombre blanco ve la naturaleza como una fuente de recursos inagotable de la
cual puedes aprovechar todo lo (ue te apetezca y de#ar solamente a(uello (ue no te guste. &ero, por si esto fuera poco, en el te'to se relata una intervención (ue resulta ya el colofón a toda falta de respeto y, sin duda, es la (ue m+s llama la atención5 los americanos disparando desde los trenes en marcha por mero disfrute a los b3falos, el animal sagrado de los indios sacrificado sólo para sustento. Ante esto, creo (ue no hace falta decir (uien vuelve a ser de nuevo el salva#e y (uien el civilizado. En la actualidad, la actitud del hombre blanco, del ser humano, poco ha cambiado al respecto y, en algunos casos, m+s bien ha empeorado. En cuanto a las me#oras conseguidas desde el momento de escritura de la carta podemos destacar la -eclaración Universal de -erechos Humanos ?1@", la -eclaración Universal de -erechos de los Animales ?1@B o la -eclaración de -erechos de &ueblos Cnd)genas ?DB. Sin embargo, seguimos creyendo (ue somos el centro del universo, nos intentan hacer ver (ue todo gira a nuestro alrededor y (ue podemos hacer lo (ue nos d8 la gana con el planeta, si con ello obtenemos alg3n beneficio, claro est+. Aparentemente, respetamos la libertad de los pueblos, pero en la pr+ctica acabamos imponi8ndoselo casi todo, nuestros sistemas pol)ticos, sociales y, sobre todo, económicos. 0a globalización nos est+ llevando cada vez m+s a una unificación homogeneizada, a la cual debemos poner freno lo m+s r+pido posible, antes de (ue ya sea tarde. En cuanto a naturaleza se trata, reforestamos bos(ues y limpiamos r)os y mares, mientras nos vamos a los pa)ses del Fercer >undo y destrozamos todos sus recursos. Apoyamos pol)ticas de recuperación del medioambiente, pero talamos el Amazonas para conseguir folios donde poder firmar dichos acuerdos, sobree'plotamos minas y, ante todo, seres humanos, para poder e'traer metales preciosos en el Gfrica negra (ue luego luciremos en nuestros dedos. En vez de fomentar la producción de electricidad a partir de la energ)a eólica o solar, le prestamos ayuda para evitar el cierre de las centrales nucleares. $irmamos el &rotocolo de ioto, pero simplemente nos (uedamos en eso, en la firma, por(ue a la hora de ponerlo en pr+ctica parece olvid+rsenos.
&or ello, al igual (ue he dicho en otras ocasiones cuando me he referido al consumismo, todos unidos podemos hacer frente al af+n destructivo de los gobiernos actuales y defender a(uello (ue verdaderamente nos da la vida y nos rodea. 0a naturaleza est+ en nuestras
manos, no para oprimirla o arrasarla, sino para protegerla, ayudarla y preservarla, por(ue como bien ha dicho Seattle todos formamos parte de la naturaleza. &or 3ltimo, me gustar)a terminar con las mismas palabras con las (ue termina el #efe indio Seattle en su carta, ya (ue considero (ue, aun(ue haya pasado m+s de siglo y medio de estas frases, seguimos estando en una situación similar, ya no solo a nivel indio, sino, en este caso, a nivel mundial5 “La vida ha terminado. Ahora empieza la supervivencia.”