Después de la lluvia de Sergi Belbel
Este texto está protegido por la ley de derechos de autor. No está permitido ningún tipo de adaptación ni uso sin el permiso correspondiente. El incumplimiento de esta prohibición y el uso del texto sin el permiso correspondiente constituirán una violación de la ley de derechos de autor, o bien de los derechos relacionados con dicha ley, y comportarán responsabilidades civiles y penales. En caso de estar interesado en utilizar este texto, deberá dirigirse a los representantes legales correspondientes. Si está interesado en utilizar este texto le pedimos que contacte con la Sala Beckett
[email protected]
Lugar: Azotea de un rascacielos de 49 plantas, edificio inteligente de oficinas de alto standing. Cielo plomizo, sin que amenace lluvia.
Tiempo: Ahora. Futuro muy cercano.
Personajes:
PROGRAMADOR INFORMÁTICO JEFE ADMINISTRATIVO SECRETARIA RUBIA SECRETARIA MORENA SECRETARIA PELIRROJA SECRETARIA CASTAÑA MENSAJERO LOCAL
DIRECTORA EJECUTIVA , personal de una empresa financiera de las cuatro o cinco que ocupan el edificio.
2
Antes de la lluvia
3
ESCENA 1
El Jefe Administrativo y el Programador Informático entran sigilosamente.
JEFE ADMINISTRATIVO: Aquí. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Hace demasiado frío. JEFE ADMINISTRATIVO: Mientras no haga viento... PROGRAMADOR INFORMÁTICO: O no llueva... JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Qué? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Nada, nada, qué tontería, es imposible, claro, era... una broma. JEFE ADMINISTRATIVO: Después de todo este tiempo... Dos años, ya, o quizá más, ¿verdad? Qué fatalidad, dos años sin caer una sola gota de lluvia y precisamente hoy iba a ponerse a... No. Tranquilo, chico. Lo habrían anunciado todos los periódicos en primera plana. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Y aquí no nos dirán nada? JEFE ADMINISTRATIVO: No. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Y si nos ven? ¿Si nos...pescan? JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Quién? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Puede subir alguien. JEFE ADMINISTRATIVO: Si sube alguien, será para hacer lo mismo que nosotros. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Ah. Quizás sí. No lo había pensado. Pero quizás no. JEFE ADMINISTRATIVO: No sería la primera vez. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Siempre ha estado prohibido? JEFE ADMINISTRATIVO: Sí. Desde el mismo día de la inauguración. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Quiero decir para la gente de la empresa. Antes de trasladaros aquí, por ejemplo. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Antes? No. Tampoco estaba permitido. Pero no había controles rigurosos. Ni en la entrada ni en los lavabos ni en la cafetería. 4
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Y dices que conoces a alguien que haya subido aquí para...? JEFE ADMINISTRATIVO: Sí. Bueno, verlos, no los he visto nunca, pero me imagino quiénes son. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Cómo lo sabes? JEFE ADMINISTRATIVO: Tengo el olfato muy fino. Por el aliento. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Ah. JEFE ADMINISTRATIVO: Por cierto, nunca hubiera dicho que tú también... PROGRAMADOR INFORMÁTICO: reconocerlo, pero...sí.
Pues sí, me da un poco de vergüenza
JEFE ADMINISTRATIVO: Contigo me ha fallado el olfato. ¿Vergüenza, has dicho? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Lo he ocultado bien. No sé cómo he podido aguantar tanto. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Hoy es la primera vez? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Sí. Durante el trabajo, sí. JEFE ADMINISTRATIVO: Tres meses aguantando tantas horas, no está nada mal. Porque llevas tres meses con nosotros, ¿no? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Sí. Me ha costado lo mío reprimirme las ganas. Por eso a veces me pongo tan nervioso. Sobre todo con los pesados y las pesadas que no paran de molestarme con sus consultas. Quiero decir las secretarias, claro, sobre todo con ellas. JEFE ADMINISTRATIVO: Ya. Bueno, basta, venga, basta ya, deprisa, antes de que nos echen de menos.
El Jefe Administrativo saca dos cigarrillos de una cajita de plata y un encendedor. El Programador Informático mira a todas partes, nervioso.
PROGRAMADOR INFORMÁTICO:
¿No crees que hay demasiado viento?, no
podremos encenderlos, no, no, además tienes toda la razón, cuando hay demasiado viento es horrible, quiero decir que no apetece nada, claro que a mí siempre me apetece, claro, sobre todo cuando no dejan, como aquí, como ahora, y encima seguramente tendremos que bajar dentro de nada, tú mismo
5
acabas de decirlo, nos echarán de menos, alguien sospechará algo si no nos ve en la cafetería... JEFE ADMINISTRATIVO: Toma.
El Jefe Administrativo enciende los dos cigarrillos y le ofrece uno al Programador Informático.
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Gracias. ¿Cuánto te debo? JEFE ADMINISTRATIVO: Cien. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Toma. JEFE ADMINISTRATIVO: Gracias. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Sí que es cara esta marca. JEFE ADMINISTRATIVO: Han subido. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Sí, es verdad. JEFE ADMINISTRATIVO: Y ahora, cálmate. Tenemos tiempo. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Sí? JEFE ADMINISTRATIVO: Sí. Oh, qué placer. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Sí. ¿Y...y dices que no somos los únicos?, ¿que más gente de la Empresa sube aquí a fumar? JEFE ADMINISTRATIVO: Sí. Algunos. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Quiénes? JEFE ADMINISTRATIVO: Los fumadores ocultos. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Uno o dos, además de nosotros, vaya. JEFE ADMINISTRATIVO: Más de uno, más de uno. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Creía que yo era el único que estaba engañando a la Empresa. Me costó tanto mentir en las pruebas de selección de personal. Mmm... me encanta fumar, oye, no puedo evitarlo... Quiero decir... mentir... desde un punto de vista moral, claro. Mucho, sí, me costó mucho. JEFE ADMINISTRATIVO: Mi mujer y yo nos divorciamos. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Ah, ¿sí?
6
JEFE ADMINISTRATIVO: Sí. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Así dejaréis de pelearos. JEFE ADMINISTRATIVO: Por eso nos divorciamos. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Claro.
Pausa.
JEFE ADMINISTRATIVO: No sabemos qué hacer con la niña. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿La quieres tú? JEFE ADMINISTRATIVO: Sí. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Quiero decir si la quieres contigo. JEFE ADMINISTRATIVO: Sí, sí. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Quiero decir su custodia. JEFE ADMINISTRATIVO: Sí. Sé que será difícil. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿La quiere ella? JEFE ADMINISTRATIVO: ¿La niña? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: La custodia. JEFE ADMINISTRATIVO: Me temo que sí. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Ya se lo habéis dicho? JEFE ADMINISTRATIVO: ¿El qué? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: A la niña. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Qué? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Que os os os os...divorciais (qué palabra más fea). JEFE ADMINISTRATIVO: Sí. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Y qué dijo? JEFE ADMINISTRATIVO: Nada. No dijo nada. Que se lo esperaba. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Ah. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Eh? 7
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Nada. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Cómo que “nada”? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Nada, no decía nada. JEFE ADMINISTRATIVO: Sí, sí, no dijo nada. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Eh? JEFE ADMINISTRATIVO: La niña. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Ah.
Pausa.
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Echas la ceniza al suelo?
Pausa.
JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Qué?
Pausa.
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Mi mujer y yo queremos tener un hijo. JEFE ADMINISTRATIVO: Enhorabuena. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Gracias. JEFE ADMINISTRATIVO: Os cambiará la vida. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Por eso queremos tenerlo. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Qué quieres decir? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Para que nos cambie la vida. JEFE ADMINISTRATIVO: Ah. ¿Ya estáis hartos de la que lleváis? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Hombre... No. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Cómo, no?
8
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Bueno, sí. JEFE ADMINISTRATIVO: Ah. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Quiero decir... no. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Tenéis problemas? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Cómo? ¿Qué? JEFE ADMINISTRATIVO: De pareja. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Qué? ¡Qué va! ¡Qué va! Ni mucho menos. JEFE ADMINISTRATIVO: Entonces, ¿cambiar, por qué? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Ay, pues, mira, yo qué sé, cambiemos de tema, ¿vale?, quizá no es el mejor momento para hablar de esto, yo qué sé, oye, mira, queremos tener un hijo y se acabó, así de sencillo. JEFE ADMINISTRATIVO: Enhorabuena. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Gracias.
Pausa.
JEFE ADMINISTRATIVO: Si no pudiera fumar de vez en cuando, no sé qué me pasaría, me gusta tanto. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: A mí también. Lástima que sea malo. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Malo? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Sí, para... para... para la salud, ¿no? JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Qué salud?
Pausa.
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿A cuántos metros debemos de estar del suelo? JEFE ADMINISTRATIVO: Cuarenta y nueve pisos, pongamos tres metros y medio por piso, poco más o poco menos, eso hace... si no me equivoco...cuarenta y nueve por tres cincuenta por tres ciento cincuenta menos tres ciento cuarenta y siete más la mitad de cuarenta y nueve veinticuatro coma cinco ciento cuarenta
9
y siete más veinticuatro coma cinco ciento setenta coma cinco, es decir ciento setenta metros y medio aproximadamente. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¡Ciento setenta metros! JEFE ADMINISTRATIVO: Y medio. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¡Y medio! JEFE ADMINISTRATIVO: Perdón perdón perdón perdón perdón, me he equivocado, sí, claro, sí, sí, claro, porque ciento cuarenta y siete más veinticuatro coma cinco no son ciento setenta coma cinco, no, claro que no, son ciento setenta y uno coma cinco, por lo tanto no son ciento setenta metros y medio sino ciento setenta y un metros y medio más exactamente. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Bueno, hombre, total, por un metro. JEFE ADMINISTRATIVO: Un metro es un metro. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Ya, ya. ¿Es el más alto de la ciudad? JEFE ADMINISTRATIVO: No, ven y verás. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¡¡¡Cuidado!!! JEFE ADMINISTRATIVO: No pasa nada, la barandilla es segura, ¿lo ves? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¡¡No!! ¡No hagas eso! Todo es tan nuevo, tan reluciente, tan... ¿No ves que podrías resbalar? Y todo parece tan frágil, que... JEFE ADMINISTRATIVO: ¡Mira! PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¡¡Ah!! JEFE ADMINISTRATIVO: Era una broma. ¿Tienes vértigo? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: No... JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Entonces?
Pausa.
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Es que me has asustado. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Yo? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Sí. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Por qué?
10
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: No lo sé. Por... JEFE ADMINISTRATIVO: No. No es el más alto. Mira. Pero, ven aquí, hombre. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Dónde? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Mira, allí. Aquellos dos, aquél y aquél. Son más altos. También son nuevos. Seguramente todavía más que el nuestro. Hace dos años no estaban. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Estás seguro de que son más altos? JEFE ADMINISTRATIVO: Sí. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: No sé, no sé.
Pausa.
JEFE ADMINISTRATIVO: Sí. No mucho más, pero sí. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Debe de ser duro para tu hija. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿El divorcio? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Sí. JEFE ADMINISTRATIVO: No. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Ah.
Pausa.
JEFE ADMINISTRATIVO: Quizás sí. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¡Ciento setenta metros! JEFE ADMINISTRATIVO: Sí. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Se ve todo tan pequeño desde aquí. Tan ridículo.
Pausa.
JEFE ADMINISTRATIVO: Sí. 11
Pausa.
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Y para ti? JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Qué? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Ha sido duro? JEFE ADMINISTRATIVO: ¿El qué? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Es duro? JEFE ADMINISTRATIVO: No. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Ah.
Pausa.
JEFE ADMINISTRATIVO: Un poco. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: No me lo imagino. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Qué quieres decir? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Nada, que como yo no tendré nunca problemas de ese tipo, problemas de ésos, problemas de de de de de pareja, como dices tú, pues eso, que nada, que, claro, pues que me cuesta entender todo ese rollo, ¿sabes?, quiero decir eso tuyo, eso del del del di...di...di, de la separación, vaya, porque mi mujer y yo, ¿sabes?, como juntos siempre estamos tan bien, ¿sabes?, siempre hemos estado tan bien, será imposible, completamente imposible que nos separ...
El Jefe Administrativo lanza la colilla de su cigarrillo al vacío y se apoya en la barandilla para contemplar la caída.
JEFE ADMINISTRATIVO: Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete lo pierdo de vista. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Qué? JEFE ADMINISTRATIVO: El cigarrillo. Más de siete segundos seguro. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Para qué? 12
JEFE ADMINISTRATIVO: Para llegar al suelo. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Ah. JEFE ADMINISTRATIVO: Dame el tuyo.
El Jefe Administrativo coge el cigarrillo del Programador Informático y lo lanza al vacío.
JEFE ADMINISTRATIVO: Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho lo pierdo de vista. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Cuánto debe de tardar un cuerpo en llegar al suelo desde aquí? JEFE ADMINISTRATIVO: Eso mismo estaba pensando. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Más de diez segundos seguro. JEFE ADMINISTRATIVO: Seguramente. ¿Qué decías de tu mujer? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Yo? Nada. JEFE ADMINISTRATIVO: Puede que hasta quince y todo. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Que no nos separaremos nunca. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Te lo imaginas? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Qué? JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Te imaginas la sensación, durante esos diez o quince segundos? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Pues no. ¿Y tú? JEFE ADMINISTRATIVO: No. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: No.
Pausa.
JEFE ADMINISTRATIVO: Sí. Sí, me la imagino. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Debe de ser... JEFE ADMINISTRATIVO: Sí, así. 13
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Nos vamos? JEFE ADMINISTRATIVO: No.
Se miran. El Jefe Administrativo saca la cajita de plata. Rápidamente, en una especie de arrebato, encienden ansiosamente dos cigarrillos. Explosión, a lo lejos. Eco de cristales rotos, golpes, ruidos metálicos, gritos apenas audibles. Casi inmediatamente, sonido lejano aunque estridente de sirenas que se acercan. Ellos no se mueven para ver lo que ha ocurrido. Fuman.
14
ESCENA 2
Entran, casi a empujones, la Secretaria Rubia, la Secretaria Morena, la Secretaria Pelirroja, y, separada de las demás, la Secretaria Castaña. SECRETARIA RUBIA: Estas escaleras me matan, chicas, pero, claro... SECRETARIA MORENA ( a la Secretaria Castaña): ¿No te encuentras bien? SECRETARIA PELIRROJA (a la Secretaria Rubia): Qué. SECRETARIA RUBIA: No subiremos en ascensor, claro, para que se chive el marica del ascensorista, porque es marica, ¿lo sabíais? SECRETARIA MORENA: No. Total, por diez pisos. SECRETARIA PELIRROJA: Catorce, mona, catorce, para mí son catorce, no todas tienen la suerte que tienen otras. SECRETARIA MORENA: No te entiendo. SECRETARIA RUBIA: Por cierto, ya que por casualidad ha salido el tema: ¿quién subió aquí el otro día en ascensor? Fue alguna de vosotras, chicas, porque me lo dijo el marica, quiero decir el ascensorista, va el muy estúpido y me dice ¿no te parece nena que este ascensor apesta?, ¿que apesta?, le digo yo, sí, nena, sí, apesta, apesta asquerosamente a humo, y yo que le digo ay, pues no noto nada de nada y no me digas nena, ¿eh?, que me revienta que me digan nena (sobre si encima me¿y lo dice un un marica, claro,enbueno esodenolas se oficinas? lo dije, claro, ji ji ji), todo y voy y le digo si hay incendio alguna (yo haciéndome la despistada total, claro), y el muy marica me dice no te hagas la tonta señorita (me dijo eso de señorita con retintín, con mala leche, claro, me lo dijo por no decirme nena, claro, ya os he dicho que es estúpido además de marica), el pestazo a humo es del aliento de una de tus colegas que acaba de bajar de la azotea, lo sabes de sobras, ahora sí la hemos cagado, pensé, creía que había quedado clarísimo que subiríamos y bajaríamos de aquí por las escaleras de emergencia, ¿no?, quiero decir, chicas, que sintiéndolo mucho y sin ánimo de ofender a nadie, alguna de vosotras es una traidora y se ha pasado los pactos por el culo, y eso me pone enferma, ¿sabéis?, porque ahora vete tú a saber con quien coño se habrá ido de la lengua el marica, que por muy estúpido que sea no tiene ni un pelo de tonto, o de tonta, ji ji ji, vaya que lo que quiero decir es que me miraba como si supiera que yo también subo aquí, y me puse de los nervios, claro, sólo de pensar que ha podido hablar con mi jefe, o con el jefe de mi jefe o con vuestros propios jefes, me pongo enferma, por eso 15
cuando hoy hemos quedado las cuatro, he pensado les expondrás el tema claramente y que salga la traidora, o la despistada, no quiero acusar a nadie, y que como mínimo nos dé una explicación, y así hablamos las cuatro del asunto para que un despiste traicionero como ése no vuelva a repetirse, porque, chicas, si vuelve a repetirse... SECRETARIA CASTAÑA: Fui yo.
Pausa.
SECRETARIA PELIRROJA: Era de esperar. SECRETARIA MORENA ( a la Secretaria Rubia): Y tú, ¿por qué me lo has dicho todo a mí? SECRETARIA RUBIA: chica,que quémeséestabas yo, porque me estabas mirando, porque por la cara que poníasAy, parecía escuchando, ¿no? SECRETARIA MORENA: Sí, será por eso... SECRETARIA PELIRROJA: Me parece que me voy. SECRETARIA RUBIA: Cobarde. SECRETARIA PELIRROJA: A mí esta situación no me hace ninguna gracia, la verdad, en realidad, yo sólo subo para haceros compañía, puedo aguantarme hasta la hora de salir: me mentalizo, me concentro, respiro abdominalmente con contracciones rítmicas del diafragma, busco mi centro y se me pasan las ganas en diez segundos. SECRETARIA RUBIA: ¿Qué dices? Si tú eres la mas viciosa de todas, cariño, lo que pasa es que te cagas de miedo todavía más que yo, que ya es decir, claro que no me extraña nada, ¿eh?, porque yo a mi jefe sí que sé dominarlo (se le cae la baba cuando me mira el culo), y si me pega una bronca la aguanto y luego me desabrocho dos o tres botones de la camisa y le llevo un café pagado de mi propio bolsillo y aquí se acaba la bronca, pero, claro, con tu jefa, cariño, es otra cosa, yo no sé lo que haría con ella, claro, tu jefa da miedo, cariño, realmente es para cagarse, a mí siempre me ha hecho cagar, tu jefa, de miedo, claro. SECRETARIA MORENA: Bueno, basta ya, no sé a qué viene tanta tontería. Dijimos que subiríamos aquí porque esto no era dentro del edificio, y si alguien nos sanciona o nos dice algo, le recordamos que la prohibición es para dentro del edificio, y esto no es dentro, es fuera. SECRETARIA PELIRROJA: Depende de cómo se mire.
16
SECRETARIA MORENA: Qué quieres decir. SECRETARIA PELIRROJA: Esto no es dentro del edificio, pero tampoco es exactamente fuera del edificio. Sigue siendo el edificio, digo yo. SECRETARIA MORENA: Pues con este viento y este frío yo diría que esto no se parece en nada a ningúndentro , la verdad. SECRETARIA PELIRROJA: Además, el asunto no tiene nada que ver con el edificio, nena, te lo recuerdo, sino con la Empresa, dentro o fuera da lo mismo, cariño, se supone que no somos viciosas ni dentro ni fuera, ¿o no? SECRETARIA RUBIA: Perdonadme, chicas, pero creo que esta discusión no tiene el más mínimo interés. SECRETARIA CASTAÑA: Os queréis callar.
Pausa. SECRETARIA RUBIA: Ya... ya nos hemos callado.
Pausa.
SECRETARIA CASTAÑA: Tomad.
La Secretaria Castaña saca de una cajita de oro cuatro cigarrillos. Le da uno a la Secretaria Morena. Se pone uno en los labios. La Secretaria Rubia le coge otro. Se queda con el cuarto cigarrillo en la mano.
SECRETARIA CASTAÑA (a la Secretaria Pelirroja): ¿Lo quieres o no?
Pausa.
SECRETARIA PELIRROJA: Sí.
17
La Secretaria Pelirroja coge el cigarrillo con una cierta violencia. Las cuatro se encienden los cigarrillos simultáneamente con encendedores propios. Fuman. Silencio.
SECRETARIA PELIRROJA: Os he mentido. SECRETARIA RUBIA: ¿Eh? SECRETARIA PELIRROJA: Mi jefa no se atreverá a meterse conmigo. SECRETARIA RUBIA: ¿Por qué? SECRETARIA PELIRROJA: Ella también es una viciosa. SECRETARIA RUBIA: Ah, ¿sí? SECRETARIA PELIRROJA: La semana pasada encontré una cajetilla dentro de su cartera. SECRETARIA RUBIA: ¡Una cajetilla! ¿Y pudo pasar el control? SECRETARIA PELIRROJA: Se les debió de escapar. SECRETARIA RUBIA: ¿Y tú qué hiciste? SECRETARIA PELIRROJA: Las diez y cuarto. Aprovecho que se va al váter, voy hacia su butaca, veo la cartera, abro uno de los bolsillitos exteriores, descubro la cajetilla, la cojo, la abro y la dejo caer dentro de la cartera, entre las carpetas y los disquetes. Cuando la hija de la gran puta regresa a las diez y veintitrés después de su caquita habitual de las diez y cuarto, va directa a la cartera para coger algún papel y ve la cajetilla dentro y todos los cigarrillos sueltos, esparcidos. Ja ja ja. Se puso verde, la asquerosa. Levantó la cabeza y empezó a mirar de reojo a derecha e izquierda. Seguro que pensaba: “me han descubierto, me han pillado, alguien del Consejo de Dirección me ha descubierto y me ha tendido una trampa”. Y allí estaba yo, de pie, delante de ella, esperando sus órdenes con una risilla burlona. De repente, se me acerca con una sonrisa nerviosa, me coge del brazo y me dice al oído: “¿podría explicarme de nuevo alguna de esas teorías suyas sobre la relajación?”. Quería despistar, la pobre. SECRETARIA RUBIA: Pero te sigue dando miedo. SECRETARIA PELIRROJA: Claro. Pero conozco sus secretos. SECRETARIA RUBIA: Bueno, bueno, sólo uno.
18
SECRETARIA MORENA ( a la Secretaria Rubia): Tu jefe ha subido aquí más de una vez. Por lo menos una. El otro día. SECRETARIA RUBIA: ¿Y tú cómo lo sabes? SECRETARIA MORENA: Me lo dijo aquel chico, el de los ordenadores. SECRETARIA RUBIA: ¿El programador? SECRETARIA MORENA: Sí. Cuando me lo encontré acababa de bajar de aquí y estaba entrando al pasillo por una de las puertas de emergencia. Se asustó. Se puso tan nervioso, pobrecillo. Sin que le preguntara nada, me dijo que venía de contemplar la vista con tu jefe, que habían hecho una apuesta sobre la altura de no sé qué, de unos edificios, creo. Yo me aguantaba las ganas de reír porque me imaginaba lo que habían estado haciendo. Se dio cuenta de que sabía que mentía. Creo que también se dio cuenta... de que lo encuentro muy guapo. SECRETARIA RUBIA: Mi jefe está completamente obsesionado por la altura de las cosas, no te mintió, el informático. Por cierto, yo también lo encuentro muy guapo, quizá al tío ese. SECRETARIA PELIRROJA: Si se puso nervioso, te estaba mintiendo. Y yo no lo encuentro guapo ni mucho menos. SECRETARIA MORENA: Se puso muy nervioso. SECRETARIA RUBIA: En realidad, mi jefe está obsesionado por la tira de cosas. SECRETARIA PELIRROJA: Bah. Como todo el mundo.
Pausa. SECRETARIA RUBIA: Me regaló un vestido por mi cumpleaños. Mi jefe, claro.
Pausa.
SECRETARIA PELIRROJA: No sé quién me dijo que se divorciaba. SECRETARIA RUBIA: De seda natural. SECRETARIA CASTAÑA: Me quedaría aquí más de una hora. SECRETARIA PELIRROJA: Uh, nena, debe de ser carísimo. SECRETARIA MORENA: Hace demasiado frío. 19
SECRETARIA RUBIA: Carísimo. SECRETARIA CASTAÑA: No. A mí me gusta. SECRETARIA RUBIA: Seda natural, ¿eh?, natural total, de arriba abajo, con botoncitos de plata, auténtica plata, ya me dirás. SECRETARIA PELIRROJA: ¿Quién no me entendía a mí cuando decía que las hay con suerte? SECRETARIA CASTAÑA: Me parece que alguien viene.
Silencio súbito. Tensión.
SECRETARIA CASTAÑA: No. No viene nadie.
Pausa. Siguen fumando.
SECRETARIA RUBIA: Ahora que, la verdad, chicas, es que tengo un problema con ese vestido, sí, un problema horroroso, gravísimo, a ver si vosotras podéis ayudarme, sí, os agradecería tanto tanto tanto que pudierais darme una idea, un consejo, una solución. Bueno, pues el problema es que no encuentro zapatos. Ni bolso, chicas, ni bolso. Quiero decir que no he encontrado ni los zapatos ni el bolso que peguen con el vestido, es un vestido de color verde, es un verde monísimo pero rarísimo, un verde extrañísimo, un verde indescriptible, un verde imposible. El sábado pasado me lo pasé recorriendo todas las zapaterías del centro, todas las galerías, todas las butiques, las caras y todo, las más caras y exquisitas de todas y todo, las de superlujo, habría pagado lo que fuera, porque para zapatos y bolsos sí que tengo y no me importa gastármelos porque una puede y porque a una le gusta y una puede permitírselo y porque además, chicas, un día es un día y se acabó, pues nada, nada de nada, sólo había zapatos y bolsos negros y yo, ya lo sabéis, cariños, odio el negro, no lo soporto, me repugna, es de un poco sexy que tira para atrás del susto en unos zapatos y un bolso, así que no sé qué hacer, tengo el vestido colgadito en el armario y aquí me tenéis a mí colgadita de los zapatos y del bolso, los zapatos y el bolso que no encuentro, y mira que el vestido me gusta, ¿eh?, sí, sí, no está nada mal, ¿eh?, me llega hasta aquí, o un pelín más arriba, por aquí, sí, o por aquí, ay, ahora no me acuerdo, ¿por aquí?, ¿por aquí?, bueno, qué mas da, ¡ah!, y es de seda, ¿eh?, sí, de seda auténtica y pura, ¿eh? y casi no tiene costuras, es de un diseñador muy famoso, huy, sí, famosísimo, sí, ahora no me acuerdo cómo
20
se llama pero todo el mundo lo conoce, sí, siempre hace cosas carísimas y con colores rarísimos, aunque el color es mono, ya os lo he dicho, pero mira por dónde no combina con nada, porque no he encontrado ni los zapatos ni el bolso, ni tampoco una chaquetilla, o abrigo, o alguna prenda que pegue para llevarla encima, total, que estoy desesperada y no sé qué hacer con el vestido. Quizá se lo devuelvo. SECRETARIA PELIRROJA: Dámelo a mí.
Pausa.
SECRETARIA RUBIA: Los regalos no se dan. SECRETARIA MORENA: Tampoco se devuelven. SECRETARIA RUBIA: Sí. SECRETARIA MORENA: No. SECRETARIA RUBIA: Sí, guapa, sí, te lo pueden cambiar por otra cosa. Tienen que cambiártelo por otra cosa si no te va bien o no te gusta. SECRETARIA PELIRROJA: Pero si has dicho que te encantaba. SECRETARIA RUBIA: No señora, perdona, yo no he dicho que me encantaba, he dicho que no estaba mal. SECRETARIA PELIRROJA: Cállate ya, mona, cállate ya que me duele la cabeza sólo de oírte. SECRETARIA MORENA ( a la Secretaria Castaña): ¿Qué haces? ¿En qué piensas? ¿Por qué estás tan callada? ¿No tienes vértigo ahí? ¿Qué miras? SECRETARIA CASTAÑA: Miro. SECRETARIA MORENA: ¿El qué? SECRETARIA CASTAÑA: Nada. La calle. La gente. SECRETARIA PELIRROJA: Pues sí que tiene la vista fina, ésa. SECRETARIA CASTAÑA: Una mujer inmóvil mira a alguien desde la ventana de una casa. Es una casa antigua, extraña, pequeña. La mujer estaba mirando a alguien de la calle. SECRETARIA PELIRROJA: Oh, qué interesante.
21
SECRETARIA CASTAÑA: Estaba llorando. Debe de sentirse desgraciada. Seguramente por su culpa. Es una mujer casada. Por pura inercia, eligió una clase de vida que no la satisface. Se ve obligada a querer al hombre que eligió y en realidad no lo quiere. Seguro que la culpa la tiene ella. Por elegir lo que una mujer, o un hombre, nunca debe elegir. Su mirada se perdía a través de la ventana. Mírala. Ahí está. Otra vez. Se agarra a los visillos, los aparta, vuelve a mirar a la calle. Sí. Mira a alguien que está andando. ¿Quién es? Ah, sí. Un hombre. Sí. Míralo. Aquél. Es rubio, alto, fuerte. Ella fija la mirada en él, los ojos bien abiertos. ¿Qué está haciendo? Descorre los visillos con un gesto solemne, elegante. El hombre, en la calle, se detiene. Se siente observado. Ella abre la ventana. Se asoma. Medio cuerpo fuera. El hombre la mira. La mujer mira al hombre. Se quedan muy quietos mirándose. Qué extraño. Ahora ella se incorpora. Da media vuelta. Entra. Cierra la ventana. Corre los visillos. Él cruza la calle, de prisa, casi corriendo, ¿adónde va? Sí, sí, va a entrar en la casa, sí, lo sabía. Entra. Seguro que no se conocen. Seguro que él subirá las escaleras, nervioso, anhelante, y antes de que llame a su puerta, ella abrirá. Seguro que, sin decirse una sola palabra, harán el amor como animales. SECRETARIA RUBIA: Vaya con lo que sale ésta ahora. SECRETARIA PELIRROJA (a la Secretaria Rubia): Si se lo está inventando. SECRETARIA RUBIA: ¡Pues claro! SECRETARIA PELIRROJA: Yo siempre he dicho que ésa tiene problemas y graves. SECRETARIA RUBIA: Sí, sí, yo también lo creo, y si no nos afectan, mira, qué quieres que te diga, yo tranquila, ahora, cuando nos afectan, como lo del ascensor, mira, chica, por ahí sí que no paso. SECRETARIA CASTAÑA: Mirad. Mirad. Ya está dentro. Se abrazan. Se desnudan. Lo sabía. Como bestias salvajes. SECRETARIA MORENA: No puede ser verdad, no se ve nada desde aquí. SECRETARIA CASTAÑA: Sí. SECRETARIA MORENA: ¿A ver?
La Secretaria Morena va hacia la barandilla, tropieza y resbala. La Secretaria Rubia y la Secretaria Pelirroja se asustan y gritan histéricas. La Secretaria Castaña sujeta a la Secretaria Morena por el brazo, que tiene casi medio cuerpo suspendido en el vacío. La ayuda a incorporarse. Tensión.
22
SECRETARIA CASTAÑA: ¿Por qué has hecho eso? SECRETARIA MORENA: Si no he hecho nada. SECRETARIA CASTAÑA: ¿Por qué has hecho eso? SECRETARIA MORENA: Sólo he resbalado. SECRETARIA RUBIA: ¡Imbécil, esas bromas no me gustan! ¡Oh, si casi se me sale el corazón de la teta! SECRETARIA PELIRROJA (a la Secretaria Rubia): ¡Ya no sabe qué hacer para llamar la atención, oh, no la soporto, no la soporto! SECRETARIA RUBIA: ¡Oh, ah, oh! SECRETARIA PELIRROJA: Y ahora tú no te pongas histérica, ¿eh?, ¡no te pongas histérica!, ¡respira, concéntrate, relájate, pero no te pongas histérica!, ¿mo oyes?, ¡¡¡que no te pongas histérica!!! SECRETARIA RUBIA: ¡Ay, cállate ya, pesada! La Secretaria Rubia abofetea a la Secretaria Pelirroja. La Secretaria Morena se pone a llorar.
SECRETARIA PELIRROJA: Tenemos que volver.
La Secretaria Pelirroja sale.
SECRETARIA RUBIA ( a la Secretaria Morena): ¡Ahora se habrá enfadado conmigo sólo por tu culpa!
La Secretaria Rubia sale.
SECRETARIA CASTAÑA: A mí también me has asustado. SECRETARIA MORENA: ¿Qué os pasa, qué le pasa a todo el mundo?
23
La Secretaria Castaña sale. La Secretaria Morena se queda sola, llorando en silencio. Va hacia la barandilla y mira abajo, hacia donde miraba antes la Secretaria Castaña.
SECRETARIA MORENA: No los veo. Un fuerte soplo de viento cruza violentamente la azotea.
24
ESCENA 3
El Mensajero Local, solo. Se acerca a la barandilla. Mira abajo. Grita.
MENSAJERO LOCAL: ¡¡Américaaaaaaa!!
Eco. Saca del bolsillo un aparato reproductor de música portátil (“minidisc”, “DCC” o similar). Introduce una cinta, se pone los auriculares. Canta y baila siguiendo la canción que suena por los auriculares, intermitentemente, en voz muy alta. Se desabrocha la bragueta, mete una mano dentro, busca algo entre los calzoncillos. Saca un cigarrillo envuelto en papel de aluminio. Lo enciende. Pasa un helicóptero justo por encima de la azotea, rozando el edificio. Viento. El Mensajero Local oye el ruido y se quita los auriculares. Mira el helicóptero. Se asusta. Finalmente, el helicóptero se aleja.
MENSAJERO LOCAL: ¡¡Algún día un cacharro de éstos chocará contra un edificio!! Instantáneamente, se oye un gran estrépito no muy lejos. Explosión violenta. Luz amarillenta y rojiza. Ruido de cristales rotos. El Mensajero Local se acerca a la barandilla. Grita.
MENSAJERO LOCAL: ¡¡¡Hostia hostia hostia hostia hostia, qué hostia!!!
No sabe qué hacer. Apaga el cigarrillo. Va de un lado a otro. Grita. Mira por la barandilla. Humo. Confusión. Gritos de socorro. Sirenas.
MENSAJERO LOCAL: ¡Joder, me estoy mareando, joder, que me mareo, que me caigo!
25
Se arrodilla, se sujeta a la barandilla y vomita en el vacío. Se incorpora. Se sienta en el suelo, saca otro cigarrillo y lo enciende. El cielo es rojo. Entra la Directora Ejecutiva, corriendo. El Mensajero Local, al verla, apaga rápidamente el cigarrillo y lo lanza al vacío.
DIRECTORA EJECUTIVA: ¿Quién es usted? MENSAJERO LOCAL: Un mensajero. DIRECTORA EJECUTIVA: ¿De nuestra Empresa? MENSAJERO LOCAL: Sí. DIRECTORA EJECUTIVA: ¿Qué ha pasado? MENSAJERO LOCAL: No lo sé, yo no sé nada, me parece que ha sido un helicóptero, quiero decir un accidente. DIRECTORA EJECUTIVA: ¿Qué estaba haciendo aquí? MENSAJERO LOCAL: ¿Yo? Nada, nada, he subido a... a... a mirar los helicópteros... DIRECTORA EJECUTIVA: Salga de aquí inmediatamente si no quiere que haga un informe negativo sobre usted en el próximo Consejo de Dirección de la Empresa. MENSAJERO LOCAL: Sí, señora.
El Mensajero Local se dispone a salir. Se detiene,
MENSAJERO LOCAL: ¿Ha visto? Qué fuerte, ¿no? DIRECTORA EJECUTIVA: Sí. Mucho. Mucho. Ande, váyase. Seguramente querrán evacuar el edificio. Ahora mismo bajo yo.
El Mensajero Local sale. La Directora Ejecutiva mira a todos lados, se acerca a la puerta de acceso a la azotea para comprobar que no sube nadie. Saca un cigarrillo de una cajita gris que llevaba en la mano. Lo enciende. Aspira el humo con delectación. Se acerca a la barandilla y mira las 26
llamaradas que ha producido el accidente del helicóptero en el edificio de al lado.
DIRECTORA EJECUTIVA: Oh. Qué bonito.
27
ESCENA 4
Entran el Jefe Administrativo y el Programador Informático. Caminan hacia la barandilla. Se miran. El Programador Informático abraza al Jefe Administrativo. Se separan. Se miran. El Jefe Administrativo asiente con la cabeza, solemnemente. El Programador Informático se lanza al vacío. Grito. Eco. El Jefe Administrativo contempla con absoluta frialdad la caída.
JEFE ADMINISTRATIVO: Ocho segundos. Aproximadamente.
Enciende un cigarrillo.
28
ESCENA 5
Entra la Secretaria Rubia.
SECRETARIA RUBIA: Es la primera vez que subo aquí. Huy, qué bonito. Pausa. SECRETARIA RUBIA: ¿Me oye? Pausa. SECRETARIA RUBIA: ¿Puedo hacerle una pregunta? Pausa. SECRETARIA RUBIA: ¿Me oye o no me oye?
Pausa. Entra el Jefe Administrativo.
SECRETARIA RUBIA: Huy, ¿por qué me mira así? JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Qué pregunta? SECRETARIA RUBIA: Mmm... ¿usted fuma? JEFE ADMINISTRATIVO: No. SECRETARIA RUBIA: Yo tampoco. JEFE ADMINISTRATIVO: Aquí no fuma nadie, ¿no se acuerda? SECRETARIA RUBIA: Sí, sí, claro, claro que me acuerdo, pues nada, perdón, ¿eh?, ay, sí, no sé cómo se me ha ocurrido preguntarle semejante tontería, ja ja ja...
Pausa.
JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Era ésa la pregunta que quería hacerme? SECRETARIA RUBIA: Mmm...pues no. JEFE ADMINISTRATIVO: Entonces, ¿cuál?
29
SECRETARIA RUBIA: No sé si tendré valor para... Pero como estamos aquí, fuera del despacho y tal...bueno, venga, sí: ¿por qué lo hizo? JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Qué? SECRETARIA RUBIA: El vestido. JEFE ADMINISTRATIVO: No puedo responder a esa pregunta. SECRETARIA RUBIA: ¿Por qué? JEFE ADMINISTRATIVO: Motivos personales. SECRETARIA RUBIA: Perdone pero no le entiendo. JEFE ADMINISTRATIVO: Es que no tiene que entender nada. SECRETARIA RUBIA: Ay, ¿por qué no? Qué cosas dice usted. Mire, ahora le seré franca... Un regalo... un regalo es... un regalo significa... quiere decir que entre el que lo hace y el que lo recibe, la que lo recibe, quiero decir que cuando una persona regala algo a otra y peor todavía, o mejor, cuando le regala algo tan personal como un vestido o algo íntimo o algo tan personal como unos sostenes o unas bragas o un liguero o por ejemplo un vestido o también una barra de labios o un perfume o algo tan personal y tan íntimo como un vestido por ejemplo, pues lo que quiero decir es que cuando alguien hace eso generalmente, quiero decir que lo más normal y natural y normalísimo del mundo es que entre él y yo, quiero decir entre ése que se gasta el dinero y yo que recibo el regalo, pues la cosa más naturalísima es que entre ellos o entre él y yo haya, cómo se lo diría, ay, ahora no sé cómo decírselo ja ja ja, pues eso que nada que creo que tiene que haber una relación un poco más, un poquito más, cómo decirlo, a ver, más más estrecha, ¿no?, quiero decir más... así, ¿verdad?, mucho más...así que la que puede haber entre una secretaria, por muy eficiente e inteligente que sea, y su cosa, quiero decir su jefe, ¿verdad?, quiero decir que... JEFE ADMINISTRATIVO: Basta. SECRETARIA RUBIA: Ah.
Pausa.
JEFE ADMINISTRATIVO: Es usted tan imbécil.
Pausa. 30
SECRETARIA RUBIA: Oh. JEFE ADMINISTRATIVO: Tan imbécil, tan obtusa, tan limitada, tan patética...que enternece. SECRETARIA RUBIA: Oh. No sé qué decir. JEFE ADMINISTRATIVO: Entonces cállese.
El Jefe Administrativo saca un cigarrillo y fuma.
SECRETARIA RUBIA: ¡¡¡Ooh!! JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Qué le pasa? SECRETARIA RUBIA: ¡¡Fuma!! JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Le importaría limpiarse esos mocos, por favor? Es bastante desagradable. SECRETARIA RUBIA: Usted me había dicho... JEFE ADMINISTRATIVO: No sólo no es la primera vez que usted sube aquí sino que además le sale la nicotina por las orejas, la nariz, la boca, los ojos y todos los demás orificios de su cuerpo, con perdón. Pero no la he obligado a subir aquí para acusarla de viciosa, como habrá podido comprobar yo también soy un vicioso; tampoco para pedirle nada...nada especial, usted ya me entiende, ¿me entiende o no medeentiende?, ¿sí, no?. Sino que la he traído aquí para hablarle muy seriamente un error lamentable que ha cometido. SECRETARIA RUBIA: ¿Cuál? JEFE ADMINISTRATIVO: Decir a sus compañeras que le regalé un vestido. SECRETARIA RUBIA: ¿Eso es un error lamentable? JEFE ADMINISTRATIVO: Sí, sin lugar a dudas. SECRETARIA RUBIA: Oiga, ¿y por eso soy imbécil? JEFE ADMINISTRATIVO: No, por eso no, usted es imbécil en general. SECRETARIA RUBIA: ¿Y limitada y patética? JEFE ADMINISTRATIVO: También, también, en general. Lo ha sido, lo es y lo será siempre.
31
SECRETARIA RUBIA: Oh. JEFE ADMINISTRATIVO: Deje de llorar de una vez, se lo ruego. SECRETARIA RUBIA: Es que no entiendo nada...y cuando no entiendo nada, entonces me pongo nerviosa y me entra la llorera. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Qué es lo que no entiende? SECRETARIA RUBIA: Que por qué eso de decir que usted tan amable y encantadoramente me regaló un vestido tiene que ser un error, y encima lamentable. JEFE ADMINISTRATIVO: Porque ahora mis compañeros, por su culpa, se ven obligados a hacer lo mismo que yo. Si no, sus secretarias les han amenazado con hacer huelga. SECRETARIA RUBIA: Ji ji ji. JEFE señalan ADMINISTRATIVO: les hahahecho ninguna gracia, todos me con el dedo, yEvidentemente, alguno de ellos no incluso pensado en sancionarme. SECRETARIA RUBIA: Ji ji ji. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Ha imaginado alguna vez lo que ocurre cuando un cuerpo cae al vacío y se estrella contra el suelo desde casi doscientos metros de altura? SECRETARIA RUBIA: Ji ji... No. JEFE ADMINISTRATIVO: Yo sí. El cuerpo explota. SECRETARIA RUBIA: Huy, ya me callo, ya me callo.
Pausa.
SECRETARIA RUBIA: ¿Explota? JEFE ADMINISTRATIVO: Sí. SECRETARIA RUBIA: ¿Cómo el helicóptero de ayer? JEFE ADMINISTRATIVO: Peor, mucho peor, porque explota por dentro. SECRETARIA RUBIA: Huy, qué asco, ¿no? JEFE ADMINISTRATIVO: Es usted tan imbécil. SECRETARIA RUBIA: ¿De verdad no quiere nada...de mí? 32
JEFE ADMINISTRATIVO: Es imbécil pero guapa. Ahora bien, sepa que no conseguirá nada de mí. Nunca. SECRETARIA RUBIA: Se equivoca. Huy, perdón, ¿eh? Al menos he conseguido...un vestido. JEFE ADMINISTRATIVO: Ah. Sí. SECRETARIA RUBIA: ¿Motivos personales, ha dicho? JEFE ADMINISTRATIVO: Sí. SECRETARIA RUBIA: ¿Era un regalo para su mujer, verdad?
Pausa.
SECRETARIA RUBIA: O mejor dicho...ex-mujer. Pausa.
JEFE ADMINISTRATIVO: Sí.
Pausa.
SECRETARIA RUBIA: Está pálido. JEFE ADMINISTRATIVO: Hace frío. SECRETARIA RUBIA: ¿Tiene vértigo? JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Y usted? SECRETARIA RUBIA: Yo no. JEFE ADMINISTRATIVO: Yo tampoco. SECRETARIA RUBIA: No es verdad. JEFE ADMINISTRATIVO: Sí. SECRETARIA RUBIA: Pues está muy pálido. JEFE ADMINISTRATIVO: Me encuentro bien. 33
SECRETARIA RUBIA: Yo también. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Le ha molestado lo que le he dicho?
Pausa.
SECRETARIA RUBIA: Ay, ¿qué me ha dicho?
Pausa.
JEFE ADMINISTRATIVO: Nada. SECRETARIA RUBIA: Ah. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿De verdad estoy pálido? SECRETARIA RUBIA: Mucho. JEFE ADMINISTRATIVO: He pasado una mala noche. He tenido una pesadilla. Uno de los programadores informáticos de la Empresa se lanzaba al vacío desde esta misma barandilla, delante de mí. SECRETARIA RUBIA: El que ha subido toda esta semana aquí con usted a fumar? JEFE ADMINISTRATIVO: ¡Ah, también nos espía! SECRETARIA RUBIA: ¿Yo? Ay, no sé, alguien me dijo algo, no sé, yo no sé nada, ay, mire, oiga, yo no soy ninguna espía, ¿eh? ¿por qué siempre piensa mal de mí? ¿Y qué más pasaba en el sueño? JEFE ADMINISTRATIVO: Nada más. SECRETARIA RUBIA: ¿Y su cuerpo explotaba? JEFE ADMINISTRATIVO: Sí. SECRETARIA RUBIA: Ay, qué asco, ¿no? JEFE ADMINISTRATIVO: Yo no veía nada. SECRETARIA RUBIA: ¿Y eso qué tiene que ver con su mujer? Porque estábamos hablando de ella, ¿no? JEFE ADMINISTRATIVO: No me acuerdo.
34
Pausa.
JEFE ADMINISTRATIVO: Bajemos. SECRETARIA RUBIA: No. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Qué ha dicho? SECRETARIA RUBIA: ¿Yo? Nada. JEFE ADMINISTRATIVO: No tarde. Tenemos mucho trabajo. SECRETARIA RUBIA: Espere.
La Secretaria Rubia va hacia él, que ya se disponía a salir, y lo retiene. Le mete la mano en el bolsillo del pantalón, voluptuosamente; encendedor. Enciende el cigarrillo, le tira elsaca humouna cigarrillo la cara yy leunmete el encendedor en el bolsillo. El Jefe Administrativo se incomoda visiblemente.
SECRETARIA RUBIA: Gracias. Puede irse. Bajaré en seguida. Cuando me acabe el cigarrilllo. Me da permiso, ¿no? Y no dirá nada a nadie, ¿verdad? Gracias. Ah, si todavía se encuentra mal, tómese alguna pastilla, yo tengo un bote en el bolso que está en el respaldo de mi silla. Ah, será mejor que no baje en ascensor, el ascensorista tiene la nariz muy fina. JEFE ADMINISTRATIVO: Yo también. SECRETARIA RUBIA: Sí, pero él es un chivato. Y usted no. JEFE ADMINISTRATIVO: No.
El Jefe Administrativo sale. La Secretaria Rubia va hacia la barandilla. Fuma y mira al vacío. De repente, le entra un ataque de risa. Se retuerce. Al cabo de unos segundos, deja de reír en seco.
SECRETARIA RUBIA: Huy, pero ¿de qué me estoy riendo?
Fuma y se queda pensativa.
35
ESCENA 6
Entran la Secretaria Morena, la Secretaria Pelirroja y el Mensajero Local.
SECRETARIA MORENA: A veces pasan estas cosas. MENSAJERO LOCAL: Como si fuera culpa mía. SECRETARIA MORENA: Pero, ¿por qué? MENSAJERO LOCAL: Ya te lo he dicho. Pensé: algún día un cacharro de ésos chocará contra un edificio. Y ya ves, no fue “algún día” sino precisamente en ese mismo instante, justo un segundo después de que lo pensara. SECRETARIA MORENA: Una casualidad. SECRETARIA PELIRROJA: Yo no creo en las casualidades. SECRETARIA MORENA: Ah, ¿no? SECRETARIA PELIRROJA: No. SECRETARIA MORENA: Entonces, ¿en qué crees tú? SECRETARIA PELIRROJA: ¿Queréis que os lo cuente? MENSAJERO LOCAL: Que nos cuentes ¿qué? SECRETARIA PELIRROJA: Mi teoría. SECRETARIA MORENA: Oh, no. SECRETARIA PELIRROJA: Mi teoría sobre el accidente del helicóptero. MENSAJERO LOCAL: Bueno, sí, pero si lo que quieres es asustarme... SECRETARIA PELIRROJA: Sentaos. SECRETARIA MORENA: ¿Dónde? SECRETARIA PELIRROJA: En el suelo. Está limpio. SECRETARIA MORENA: Oye, y si no nos interesa, ¿qué? SECRETARIA PELIRROJA: Os la explicaré igualmente. SECRETARIA MORENA: Me voy. MENSAJERO LOCAL: A mí sí que me interesa.
36
SECRETARIA MORENA: Claro, debes de ser el protagonista de la historia, ¿verdad? SECRETARIA PELIRROJA: Evidentemente.
Pausa. La Secretaria Pelirroja mira fijamente a la Secretaria Morena.
SECRETARIA PELIRROJA: Oye, ¿tú no te ibas? SECRETARIA MORENA: Ahora no me da la gana. SECRETARIA PELIRROJA: Voy a hablar te guste o no, tú misma.
La Secretaria Morena se sienta en el suelo. El Mensajero Local hace lo mismo.
SECRETARIA PELIRROJA: ¿Estáis preparados? Bien. Empiezo.
Entra el Programador Informático. Lleva un cigarrillo sin encender en los labios. Al ver a los demás, se lo quita y lo esconde.
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Perdón.
Pausa.
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Buenos días. SECRETARIA PELIRROJA: No, no, no nos molesta. Y no se preocupe, hace bastantes días que sabemos que le da al vicio, tranquilo, hombre, tranquilo, ¿quiere sentarse con nosotros? Estaba a punto de explicar una teoría interesantísima sobre el poder telequinésico de la mente. MENSAJERO LOCAL: ¿Tele...qué? Huy huy huy, ¿y yo tengo eso? SECRETARIA MORENA: Tú dirás... PROGRAMADOR INFORMÁTICO: No, no, se lo agradezco mucho. Lo que pasa es que yo andaba buscando...
37
SECRETARIA PELIRROJA: Al Jefe Administrativo, ¿no? Sí, claro. Sí, sí, ya sabemos que no han parado de subir aquí desde hace una semana, cálmese, hombre, si lo sabemos todo, hombre, y no se preocupe, nosotros, como tumbas. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Y sabe dónde está? SECRETARIA PELIRROJA: Ha bajado a la treinta y ocho, al despacho de mi jefa. Últimamente no paran de reunirse. ¿sabe usted por qué? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: No. SECRETARIA PELIRROJA: Bueno, ¿se queda, sí o no? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: No. SECRETARIA PELIRROJA: Pues lárguese.
El Programador Informático sale.
SECRETARIA PELIRROJA: No soporto a ese tío. MENSAJERO LOCAL: ¿Y la teoría? SECRETARIA MORENA: Me fumaría un cigarrillo. MENSAJERO LOCAL: ¡Sí!, yo también. SECRETARIA MORENA: ¿Tienes? MENSAJERO LOCAL: Sí.
El Mensajero Local se saca un par de cigarrillos de los calcetines. Le da uno a la Secretaria Morena. Los encienden.
SECRETARIA MORENA: Bueno, ¿qué? Queréis escucharme, ¿sí o no?
Vuelve a entrar el Programador Informático.
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Es que en realidad no buscaba al Jefe Administrativo, había subido para... SECRETARIA PELIRROJA: Para fumar. 38
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Huy, no. Bueno...sí. Pero también para... para respirar. No soporto el aire acondicionado, me parece que soy alérgico al aire acondicionado, sobre todo al de nuestras oficinas, que es aire acondicionado aromático, me parece que soy alérgico al aroma más que al aire en sí, es que es aroma de bosque, aroma silvestre, creo. SECRETARIA PELIRROJA: ¿Quiere hacer el favor de callarse de una vez? ¿No se da cuenta de que nos está interrumpiendo?
La Secretaria Morena se levanta. El Programador Informático se pone el cigarrillo en los labios.
SECRETARIA PELIRROJA: Y ahora tú, ¿por qué te levantas, si puede saberse? SECRETARIA MORENA: Me duelen las piernas. MENSAJERO LOCAL (al Programador Informático): ¿Quiere fuego? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: No. Ya tengo. Gracias. SECRETARIA PELIRROJA: ¿Me escucháis o no me escucháis? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Sigan hablando, sigan hablando, por mí no se preocupen, ya me voy a un rincón, donde no pueda oírles. SECRETARIA PELIRROJA (a la Secretaria Morena): Tú, siéntate. SECRETARIA MORENA: ¿Y si no me da la gana? SECRETARIA PELIRROJA: Lárgate. La Secretaria Morena se sienta, sin dejar de mirar al Programador Informático, que se ha ido a un rincón, se ha apoyado con precaución en la barandilla y ha encendido el cigarrillo.
SECRETARIA PELIRROJA: Bueno. Allá voy. Mi teoría es la siguiente...
Entra, repentinamente, la Directora Ejecutiva.
DIRECTORA EJECUTIVA: ¿Alguien ha visto al Jefe Administrativo?
39
Rápidamente, el Programador Informático, la Secretaria Morena y el Mensajero Local apagan sus cigarrillos y los esconden.
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: No. Aquí no está. DIRECTORA EJECUTIVA: Ya lo veo, no estoy ciega. SECRETARIA PELIRROJA: Si hace un momento estaba en su despacho... DIRECTORA EJECUTIVA: ¡Qué haces tú aquí! SECRETARIA PELIRROJA: ¿Yo? He venido a...a tomar el aire, es que soy un poco alérgica al aire acondicionado aromático silvestre de bosque, y como usted tenía una de esas reuniones para las que no me necesita para nada, pues he pensado que... DIRECTORA EJECUTIVA: Basta. Así que no lo han visto. Me ha dicho que iba un momento al lavabo pero hace ya veinte minutos que no vuelve. SECRETARIA MORENA: Estará estreñido. DIRECTORA EJECUTIVA: ¿Quién ha dicho eso? SECRETARIA MORENA: Yo. DIRECTORA EJECUTIVA: ¿Quién es usted? SECRETARIA MORENA: Secretaria del Jefe de Selección de Personal. DIRECTORA EJECUTIVA: ¿De nuestra Empresa? SECRETARIA MORENA: Sí. DIRECTORA EJECUTIVA: Ah. No la conocía. Mucho gusto. Me voy. (A la Secretaria Pelirroja) Y a ti, te espero en el despacho dentro de dos minutos. Adiós.
La Directora Ejecutiva sale. Inmediatamente, el Programador Informático, la Secretaria Morena y el Mensajero Local encienden cigarrillos.
MENSAJERO LOCAL: Vaya mujer. SECRETARIA PELIRROJA: No es una mujer. Es un monstruo. Una máquina. Y ahora, mi teoría. SECRETARIA MORENA ( al Programador Informático): ¿No le da miedo mirar abajo?
40
SECRETARIA PELIRROJA: ¡¡¡¡Cállate!!!!
Pausa.
SECRETARIA PELIRROJA: Bien. Muy bien. Empiezo. Mi teoría es la siguiente: todos tenemos una energía desmesurada aquí dentro, en la cabeza, mejor dicho, en el cerebro, y no sabemos controlarla, no sabemos dominarla, no somos capaces de manipularla según nuestra voluntad. Muchas veces, o algunas, depende de quién, un deseo oculto, inconfesable, quizá inconsciente, tiene tanta fuerza mental, tanta fuerza energética pura inconmensurable, tanta fuerza bruta insospechada etérea metafísica (dame un cigarrillo, que ya me estoy calentando...gracias), tanta que esa energía, que ha ido concentrándose, condensándose, de repente nuestra cabeza como un chorro para no provocarnos una sale explosión interna,deuna embolia vamos, y esa es la causa de fenómenos extraños como los accidentes las desgracias las tragedias las muertes de las personas que odiamos. MENSAJERO LOCAL: ¿Qué? ¿Lo que quieres decir es que yo fui el culpable de...? Pero si yo no odiaba a nadie... Ni siquiera sé quién pilotaba el helicóptero... Ni conocía a ninguno de los ciento treinta y siete muertos. Bueno, quizá sí conocía a alguno, pero de vista, de verlos por la calle y nada más. Además, yo no quiero hacer daño a nadie. Si nunca he matado a una mosca. SECRETARIA PELIRROJA: Eso es lo que tú crees. SECRETARIA MORENA ( al Programador Informático): ¿No le da miedo mirar abajo? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Cómo? SECRETARIA MORENA: ¿No le da miedo apoyarse así en la barandilla? SECRETARIA PELIRROJA: Oye, monada, ¿me estás boicoteando o qué? SECRETARIA MORENA: ¿Qué? Ah, no, perdona, es que tu teoría no me ha convencido, ¿me dejas pasar?
La Secretaria Morena se levanta con la intención de ir hacia el Programador Informático. La Secretaria Pelirroja, desafiándola, deja caer su cigarrillo a los pies de la Secretaria Morena y lo aplasta con el pie. La Secretaria Morena se ríe y va hacia el Programador
41
Informático. El Mensajero Local se queda junto a la Secretaria Pelirroja. Está nervioso al verse solo con ella.
SECRETARIA MORENA: ¿No tiene vértigo? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Un poco. Precisamente me asomo así para vencerlo. Para perder el miedo. SECRETARIA MORENA: El otro día estuve a punto de caerme. SECRETARIA PELIRROJA (al Mensajero Local): Se lo quiere ligar. MENSAJERO LOCAL: Y a mí qué. SECRETARIA MORENA: Aquí mismo. Resbalé. Me di un susto de muerte. Esta barandilla no es muy segura. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Sí que lo es. SECRETARIA PELIRROJA ( al Mensajero Local): Lo he notado en seguida. Fíjate cómo lo está mirando, si se lo come con los ojos la muy... MENSAJERO LOCAL: Me voy. SECRETARIA PELIRROJA: Espérate, hombre, que no he acabado de contarte... MENSAJERO LOCAL: Tengo trabajo, ¿sabes? SECRETARIA PELIRROJA: ¿Te doy miedo o qué? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Le da miedo? MENSAJERO LOCAL: Mmm...sí. SECRETARIA MORENA: Sí. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Tenga confianza. Venga conmigo. SECRETARIA PELIRROJA: Oh. Oh. ¡Si casi están ya el uno encima del otro! MENSAJERO LOCAL: Pues sí, me das miedo, ¿sabes?, mucho miedo porque porque porque porque estás buenísima y me gustaría follar contigo. Hala, ya te lo he dicho. Buf, ya me he quedado tranquilo. Ahora ya puedo irme. SECRETARIA PELIRROJA: No me dejes sola. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Lo ve? ¿A que ya no le da miedo? SECRETARIA MORENA: No, porque me está sujetando. MENSAJERO LOCAL: ¿Quieres salir conmigo esta noche?
42
SECRETARIA PELIRROJA: Oye, chaval, ¿quieres cerrar el pico?, no me dejas oír lo que están diciendo. MENSAJERO LOCAL: ¿Y a ti qué te importa? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Su compañera es un poco rara. SECRETARIA MORENA: ¿Quién, ésa? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Sí. SECRETARIA MORENA: De rara, nada. Sólo es una histérica. MENSAJERO LOCAL: O sales conmigo esta noche o me largo, ¿eh? SECRETARIA PELIRROJA: Shhht. SECRETARIA MORENA: ¿Quiere salir conmigo esta noche? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Qué? ¿Para hacer qué? SECRETARIA MORENA: No sé. Para hablar. Para cenar. Para... PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Puede venir también mi mujer? SECRETARIA MORENA: No. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Entonces, no. SECRETARIA PELIRROJA: Puta. MENSAJERO LOCAL: Tú estás pirada. SECRETARIA MORENA: Oh, si tuviera valor ahora mismo me tiraría abajo. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Qué dice? ¿Por qué? SECRETARIA MORENA: De la vergüenza que siento. Debe de pensar que hago este tipo de proposiciones a todo el mundo. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: No pienso nada. SECRETARIA MORENA: quería...
No se crea que estoy enamorada de usted, yo sólo
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Tranquilícese. SECRETARIA MORENA: Seguro que piensa de mí que soy una... SECRETARIA PELIRROJA: ¡...Una puta, es que lo es! MENSAJERO LOCAL: Bueno, se acabó, tú te lo pierdes.
43
El Mensajero Local escupe a los pies de la Secretaria Pelirroja, le dedica un gesto obsceno y se va corriendo.
PROGRAMADOR INFORMÁTICO ( a la Secretaria Pelirroja): Puede acercarse, si lo desea, así nos oirá mucho mejor. SECRETARIA PELIRROJA: ¿Perdón? ¿Está hablando conmigo? No, si yo ya me iba... SECRETARIA MORENA: ¿Ah, sí? SECRETARIA PELIRROJA: Sí. SECRETARIA MORENA: ¡¡Mentirosa repugnante hija de puta asquerosa celosa celosa de mierda ¿así que ya te ibas, eh? cerda envidiosa si no nos has quitado los ojos de encima no le has quitado los ojos de encima y antes has dicho que te caía fatal, has dicho “no soporto a ese tío” y ahora te lo comías con los ojos cobarde mentirosa ojalá una ráfaga de viento te arrojara al vacío desde aquí y te estrellara contra el suelo y te reventara el cuerpo en mil pedazos toda tú una explosión toda tú un montón de miembros esparcidos mentirosa inculta corta inculta cerda esotérica de mierda!!
La Secretaria Morena sale corriendo.
SECRETARIA PELIRROJA (al Programador Informático): ¿Me da un cigarrillo? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Sólo me queda éste. SECRETARIA PELIRROJA: ¿Me da una calada? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: No. Soy un poco escrupuloso. SECRETARIA PELIRROJA: Usted no me cae nada bien. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Ya. SECRETARIA PELIRROJA: ¿Quiere que le explique mis teorías?
El Programador Informático lanza su cigarrillo al vacío y sale. La Secretaria Pelirroja se apoya en la barandilla y mira al vacío.
SECRETARIA PELIRROJA: Pasan cosas muy raras cuando la gente se odia. 44
De repente, una fuerte ráfaga de viento atraviesa la azotea. La Secretaria Pelirroja se asusta y se agarra fuertemente a la barandilla.
SECRETARIA PELIRROJA: ¡¡Dios mío, no quiero caer, no me quiero caer, oh, Dios, no lo permitas, Dios mío, ayúdame, te lo ruego, apiádate de mí, Dios misericordioso!!
45
ESCENA 7
Entran el Jefe Administrativo, la Secretaria Castaña y la Directora Ejecutiva.
DIRECTORA EJECUTIVA: Aquí no podrá oírnos nadie. SECRETARIA CASTAÑA: No esté tan segura. Últimamente hay más tránsito aquí que en los ascensores.
El Jefe Administrativo ofrece tabaco.
JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Queréis uno? DIRECTORA EJECUTIVA: ¿Qué? No hemos subido aquí para... para fumar. Además yo no fumo, ella tampoco fuma, sólo tú infringes las normas y no te delato porque somos amigos, ya lo sabes, no hemos subido aquí para distraernos... JEFE ADMINISTRATIVO: Pero... DIRECTORA EJECUTIVA: ...sino para trabajar. SECRETARIA CASTAÑA: Yo sí fumo. DIRECTORA EJECUTIVA: Ah. ¿Fumar no la desconcentra? SECRETARIA CASTAÑA: En absoluto. DIRECTORA EJECUTIVA: Si es así, puede fumar. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Y yo? DIRECTORA EJECUTIVA: Haz lo que te dé la gana, allá tú. JEFE ADMINISTRATIVO: Tenga. SECRETARIA CASTAÑA: Gracias. JEFE ADMINISTRATIVO: Ya me lo pagará después, no se preocupe. SECRETARIA CASTAÑA: Gracias.
46
El Jefe Administrativo y la Secretaria Castaña se encienden los cigarrillos.
DIRECTORA EJECUTIVA: ¿Qué? ¿Habéis acabado ya? Muy bien. Supongo que se preguntará por qué la hemos convocado. SECRETARIA CASTAÑA: Sí. DIRECTORA EJECUTIVA: Supongo que querrá una explicación. SECRETARIA CASTAÑA: Estoy un poco incómoda. JEFE ADMINISTRATIVO: No me extraña. DIRECTORA EJECUTIVA: ¿Me dejas continuar? Gracias. Muy bien. Sé que le sorprenderá lo que vamos a proponerle. Bien, se trata de...
La Directora Ejecutiva mira los cigarrillos de la Secretaria Castaña y del Jefe Administrativo.
DIRECTORA EJECUTIVA: ¡..Ah! ¡Ahora no sé cómo explicarlo, yo también estoy un poco nerviosa, anda, explícaselo tú! JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Yo? DIRECTORA EJECUTIVA: ¡Sí, tú! Empieza por el principio. O no. Por ella, empieza por ella, explícale por qué la hemos elegido a ella. JEFE ADMINISTRATIVO: Con lo inteligente que es, seguro que se lo imagina. SECRETARIA CASTAÑA: No me imagino nada, no sé de qué me están hablando y no sé en qué se basa para creer que soy inteligente. JEFE ADMINISTRATIVO: Bueno... A usted la hemos elegido por eliminación. El campo de las secretarias de la Empresa es bastante limitado. No brillan especialmente por sus aptitudes, que digamos. La mía es poco más que una retrasada mental. Además es falsa, grosera, inculta, va mal vestida, tiene las uñas largas, demasiado pintadas y se me quiere meter en la cama como una vulgar prostituta para ocupar un cargo más alto en la Empresa, qué ingenua, pobrecilla, no sé qué cargo podría ocupar con su nula capacidad mental. Por cierto, siempre he tenido curiosidad por saber cómo pudo pasar el Control de Mínimas Capacidades. Seguro que metiéndose en la cama con el Jefe de Selección de Personal. Tendríamos que investigar a fondo este tipo de irregularidades y plantear el caso abiertamente en el próximo Consejo Ejecutivo. 47
DIRECTORA EJECUTIVA: No es necesario. Lo hice yo, ayer mismo. El Jefe de Selección de Personal está destituido. Machista asqueroso. Su cargo está vacante. Por cierto, acabo de encontrármelo en el lavabo. Daba una risa. Estava vomitando. JEFE ADMINISTRATIVO: Pobre. DIRECTORA EJECUTIVA: ¿Pobre? ¿Ahora te va a dar lástima ese cerdo? JEFE ADMINISTRATIVO: En el fondo es un buen tipo. Quizá no había para tanto. DIRECTORA EJECUTIVA: Bueno, basta ya de ese tema. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Qué? DIRECTORA EJECUTIVA: Que sigas con lo nuestro. JEFE ADMINISTRATIVO: Ah. Ya. ¿De qué...hablábamos? SECRETARIA CASTAÑA: De la...ineficacia de su secretaria. JEFE ADMINISTRATIVO: Ah sí. Por cierto, ¿sabe quién es? SECRETARIA CASTAÑA: Sí. La morena. JEFE ADMINISTRATIVO: No. Es rubia. SECRETARIA CASTAÑA: No. Es morena. Teñida de rubio. DIRECTORA EJECUTIVA: Ja ja ja. JEFE ADMINISTRATIVO: Si, pues...eso. Necesitamos una secretaria eficaz, inteligente. Por lo tanto, la mía, descartada. DIRECTORA EJECUTIVA: También está la mía. SECRETARIA CASTAÑA: La estúpida. DIRECTORA EJECUTIVA: ¿Cómo? SECRETARIA CASTAÑA: La pelirroja. DIRECTORA EJECUTIVA: Sí. SECRETARIA CASTAÑA: Es que la llamamos “la estúpida”. DIRECTORA EJECUTIVA: Ah. No lo sabía. SECRETARIA CASTAÑA: También es morena. DIRECTORA EJECUTIVA: Oh. Usted lo sabe todo... SECRETARIA CASTAÑA: No.
48
DIRECTORA EJECUTIVA: Bien, pues... lo que le pasa a la mía, a parte de la estupidez con que usted la define, es que tiene graves problemas... ¿cómo decirlo?... de orden psicológico. SECRETARIA CASTAÑA: Ah, ¿sí? DIRECTORA EJECUTIVA: Sí. Confunde la competitividad con la guerra, el diálogo con la disputa. Además... sé que ahora voy a ser un poco indiscreta, no lo sabe nadie, me parece, sólo yo, me lo confesó el otro día... además... es creyente. JEFE ADMINISTRATIVO: Ah. Eso no me lo habías dicho. DIRECTORA EJECUTIVA: Pues sí. De todos modos no es ineficiente, al contrario, es lista y rápida, un pelín nerviosa pero eficaz, puntual y muy dinámica. El problema surge cuando se relaja y se deja llevar por sus fantasías (ella siempre dice “sus teorías”). SECRETARIA CASTAÑA: No la entiendo. DIRECTORA EJECUTIVA: El problema surge quando ella tiene que pensar por sí misma. Quando el trabajo deja de ser mecánico para ser reflexivo. Me explico tan mal. Las secretarias, según mi modesta opinión, también tienen que reflexionar, bueno, a su manera, claro está. Tienen que saber valorar el estado anímico de sus jefes y obrar en consecuencia. Si tienen la cabeza llena de teorías adquiridas, impersonales, esotéricas, rituales, si creen en la predestinación y en entidades superiores que nos dominan, no se molestan en intentar cambiar el flujo de las circunstancias y se convierten en lo que es ella: una maniática del orden establecido, inflexible e incapaz de alterar nada para abrir nuevas perspectivas que se salgan del trabajo rutinario y aburrido de la típica secretaria, es decir, en una reaccionaria, en una conservadora pura. Yo necesito, nosotros necesitamos, otra cosa. Una cabeza, una sensibilidad, un carácter, una persona. No una máquina idiotizada por el peso del orden y de la tradición. SECRETARIA CASTAÑA: No entiendo a dónde quiere ir a parar. DIRECTORA EJECUTIVA: Claro que lo entiende. Lo está sospechando y no se atreve a preguntarlo. Quiero, queremos... independizarnos de la Empresa y crear una nueva, sin afán de lucro, por gusto, por placer, por el placer de saberse protagonista de una aventura sin depender de un monstruo impersonal y devorador, queremos una empresa pequeña, a nuestra medida, pero inteligente, con gente inteligente, para un trabajo inteligente y un rendimiento inteligente, sin más ambición que la de ser felices, sin tener que pasar cuentas a nadie, sin ser una parte ínfima y despersonalizada de nada ni de nadie, una empresa inteligente y pequeña pero profundamente apasionante. SECRETARIA CASTAÑA: No sé por qué me quieren a mí. 49
JEFE ADMINISTRATIVO: Nos gusta. SECRETARIA CASTAÑA: ¿Cómo lo saben? DIRECTORA EJECUTIVA: Lo sabemos. SECRETARIA CASTAÑA: ¿Quién les ha hablado de mí? JEFE ADMINISTRATIVO: Todo el mundo habla de usted. Desde el primer día que entró en la Empresa. Todos nosotros envidiamos a su jefe. El mismísimo Director General envidia a su jefe. DIRECTORA EJECUTIVA: Todo el mundo la envidia a usted. SECRETARIA CASTAÑA: ¿Todo el mundo? DIRECTORA EJECUTIVA: Todas sus compañeras. Todos la quieren. ¡Si es usted la...la empleada modelo, la empleada de moda! SECRETARIA CASTAÑA: Yo no valgo nada. En mi cabeza sólo hay una confusión de ideas y soy extraña. Pausa.
SECRETARIA CASTAÑA: No sirvo para nada.
Pausa.
SECRETARIA CASTAÑA: sentido.
Sólo sirvo para pensar y divagar. Pensar cosas sin
DIRECTORA EJECUTIVA: ¡¡Fantástico!! Es precisamente lo que buscamos. JEFE ADMINISTRATIVO: No alguien que luche por ser algo, sino alguien que luche por no ser nadie. SECRETARIA CASTAÑA: No entiendo nada. Yo no lucho por no ser nadie. Yo, simplemente, soy nadie. DIRECTORA EJECUTIVA: ¡¡Es usted extraordinaria!!
50
SECRETARIA CASTAÑA: ¿Supongo que no se irán de aquí hasta que no tengan todos los trámites solucinados de la empresa que quieren crear? DIRECTORA EJECUTIVA: Sí. SECRETARIA CASTAÑA: Eso quiere decir meses. DIRECTORA EJECUTIVA: Todo está bajo control: dieciséis meses. SECRETARIA CASTAÑA: Miren, un pájaro.
Pausa.
SECRETARIA CASTAÑA: ¿Supongo que querrán guardar el secreto durante esos dieciséis meses? DIRECTORA EJECUTIVA: Por supuesto. SECRETARIA CASTAÑA: Yo podría... DIRECTORA EJECUTIVA: No lo hará. SECRETARIA CASTAÑA: No. No tenga miedo. No pienso decir nada. Pero no acepto formar parte de su asqueroso proyecto.
Pausa.
DIRECTORA EJECUTIVA: ¿Asqueroso? JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Se encuentra a gusto en la Empresa? SECRETARIA CASTAÑA: No. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Entonces...? DIRECTORA EJECUTIVA: Oiga oiga oiga oiga nosotros queremos algo nuevo autónomo pequeño libre autogestionado creativo, en el fondo es un proyecto ambicioso, no se confunda, no nos gusta cómo se llevan aquí los negocios, aquí todo es ampuloso impersonal gris rutinario, lo que queremos es aventura riesgo emoción ilusión pasión, ¿no lo entiende? SECRETARIA CASTAÑA: No. Lo que ustedes quieren es...
51
Pausa.
JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Qué? SECRETARIA CASTAÑA: No sé cómo decirlo. DIRECTORA EJECUTIVA: ¿Qué le pasa? SECRETARIA CASTAÑA: Miren, otro pájaro.
Pausa.
SECRETARIA CASTAÑA: Aquél era macho y éste hembra. De razas diferentes. ¿Tienen razas, los pájaros? Sí. Tienen razas. ¿Saben?, estos dos pájaros, de razas distintas, se libre han hecho nido para dos.remontan Miren. Vuelan. precipitan al vacío en caída y a dosunpalmos del los suelo el vueloSedesafiando las leyes de la gravedad. Por eso son pájaros. Si yo me lanzara, no podría hacer lo mismo. A dos palmos del suelo, yo no podría cambiar la trayectoria de la caída para evitar el choque contra el suelo. No podría. No puedo hacer nada contra las leyes de la gravedad. Por lo tanto, sé que no soy un pájaro.
Pausa.
Ustedes tampoco. Aunque sin duda son de una raza muy distinta a la mía. La Secretaria Castaña sale.
JEFE ADMINISTRATIVO: Está loca. DIRECTORA EJECUTIVA: ¡¡¡¡Me encanta!!!! Oh, ¡necesito fumar, necesito fumar fumar fumar fumar! JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Qué? ¿Tú fumas? DIRECTORA EJECUTIVA: Sí, yo fumo, ¿qué pasa? ¿No fumas tú? Pues yo también, ¿qué pasa?, ¿tienes algo en contra de que yo también fume o qué?, ¿eh? JEFE ADMINISTRATIVO: No, no, nada, nada, no hace falta que grites.
52
El Jefe Administrativo le da un cigarrillo y fuego.
DIRECTORA EJECUTIVA: La quiero a ella. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Eh? DIRECTORA EJECUTIVA: La quiero a ella. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Estás segura? DIRECTORA EJECUTIVA: ¿Tú no? JEFE ADMINISTRATIVO: No lo sé... Sí. DIRECTORA EJECUTIVA: Yo sé volar. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Qué? DIRECTORA EJECUTIVA: Yo sé volar. JEFE ADMINISTRATIVO: Me voy.
El Jefe Administrativo sale. La Directora Ejecutiva se acerca a la barandilla. DIRECTORA EJECUTIVA: Yo sé volar yo sé volar yo sé volar yo sé volar yo sé volar...
La Directora Ejecutiva se pone el cigarrillo en los labios, saca medio cuerpo al exterior apoyando la cintura en la barandilla, abre los brazos en cruz y cierra los ojos.
53
ESCENA 8
Entran el Programador Informático y el Mensajero Local.
MENSAJERO LOCAL: Hoy puedo estarme aquí toda la tarde. No hay trabajo. No hay trabajo para mí. Ya nadie envía paquetes. Sólo envían cartas. Y los faxs no se estropean nunca. Si algún día mejoran el sevicio de correos, me despedirán. Y si me despiden no sabré qué hacer. No sé hacer otra cosa. No sé hacer nada. Sólo llevar documentos y paquetes de un lado a otro de la ciudad lo más rápidamente posible. Me gusta mi trabajo pero...no tiene futuro. En cambio, usted... ¿Por qué no me da clases de informática? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: No tengo tiempo.
El Mensajero Local ofrece tabaco al Programador Informático. Fuman.
MENSAJERO LOCAL: Lástima.
Pausa.
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Puedo hacerle una pregunta? MENSAJERO LOCAL: Sí. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Cómo me encuentra? MENSAJERO LOCAL: ¿Qué? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Que cómo me encuentra usted. MENSAJERO LOCAL: Pues...yo qué sé, simpático, normal. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Quiero decir físicamente. MENSAJERO LOCAL: Ah... y, ¿por qué me lo pregunta? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: No lo sé. Estoy preocupado. MENSAJERO LOCAL: Ah. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Obsesionado. 54
MENSAJERO LOCAL: ¿Con qué? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Con mi físico. MENSAJERO LOCAL: Ah, ya. Es que de estas cosas yo no entiendo. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Lástima. MENSAJERO LOCAL: Si quiere voy a buscar a mi hermano. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Su hermano? MENSAJERO LOCAL: Hombre, él es un experto en eso del físico. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: No lo conozco. MENSAJERO LOCAL: Claro que sí. Es el fisonomista del turno de tarde. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Ah, ¿sí? No se parecen nada. MENSAJERO LOCAL: Somos hermanos de madre. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Ah, ya. MENSAJERO LOCAL: ¿Voy a buscarlo? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: No, no se moleste.
Pausa.
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Así que usted no sabe decirme si me encuentra guapo o no? MENSAJERO LOCAL: Pero, ¿por qué le preocupa? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Porque porque porque últimamente todas las mujeres me persiguen, sobre todo las secretarias de la Empresa, todas me acosan, reclaman mis servicios cada dos por tres, a veces para consultarme tonterías, falsas consultas, son capaces hasta de borrar un programa adrede o bloquear los teclados, entonces me llaman y llego yo y ellas se lanzan sobre mí, se me pegan como lapas, me hablan en voz baja, me desnudan con la mirada, y me pongo enfermo, me siento ridículo, me dan ganas de salir corriendo, de escaparme, porque no entiendo nada....porque yo no me considero nada atractivo. MENSAJERO LOCAL: feísimo.
Ahora que lo dice, yo, a usted, la verdad, lo encuentro
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Lo ve? 55
MENSAJERO LOCAL: Se lo digo en serio, ¿eh? No sé si mi opinión podrá servirle de ayuda. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Sí, corrobora mi idea. MENSAJERO LOCAL: ¿Cuál? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Que cuanto más feo se encuentra uno, más gusta a los demás. MENSAJERO LOCAL: Ja ja ja, una idea muy srcinal. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Yo también disfruto con mi trabajo, pero si sólo sirvo para calmar los impulsos eróticos de veinte o treinta obsesas sexuales, tendré que pensármelo bien y actuar drásticamente. MENSAJERO LOCAL: Oiga, oiga, ¿por qué no se aprovecha de ellas? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: No puedo, estoy casado. MENSAJERO LOCAL: ¿Y qué? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿No lo entiende? Estoy casado. Yo tengo mujer, yo tengo una mujer, yo soy normal, yo soy monógamo, ¿sabe?, como los loros. Mi mujer es mi mujer y ella es la única, ¿sabe? No puedo imaginarme con otra que no sea ella, ella las borra a todas, ¿sabe?, las convierte a todas en polvo, en humo, en sombra, en nada, ¿sabe?, porque no es una mujer cualquiera, porque yo siempre me encuentro feo, pero curiosamente con ella, mire por dónde, me encuentro atractivo, sé que cuesta entender lo que le estoy diciendo. MENSAJERO LOCAL: Pues sí, un poquito. Si yo estuviera en su lugar...buf, me las cepillaba a todas, usted ya me entiende. Sobre todo la pelirroja, ¡joder!, me pone a mil. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Está de los nervios. MENSAJERO LOCAL: Sí, se pone un poco pesada cuando te explica sus tonterías y se cree más lista que tú y que nadie y te habla de las cosas del mundo, de la vida, del más allá y del más adentro, pero yo ne le hago caso, ni la escucho, sólo la miro, y si estuviera en su lugar, me encantaría que se le estropeara el ordenador cada cinco minutos y yo se lo arreglaría y aprovechando la ocasión le haría algún que otro favor. Follármela viva, vaya. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Usted es muy joven. MENSAJERO LOCAL: Usted también. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Me encuentra joven?
56
MENSAJERO LOCAL: Pues claro. Oiga, oiga, ¿no puede darme clases de informática? A cambio, le ofrezco un Curso Acelerado de Dominio Sexual Secretarial. Ja ja ja. Es broma, claro. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: No me hace ninguna gracia. MENSAJERO LOCAL: Perdón. El Mensajero Local se pone los auriculares. El Programador Informático saca un montón de papeles del bolsillo de la americana, va hacia la barandilla y empieza a romperlos en pedazos.
MENSAJERO LOCAL: ¡¡Américaaaa!!... ¿Qué hace? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Eh? MENSAJERO LOCAL: ¿Qué son esos papeles? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Ah, ¿esto?, cartas de amor de las secretarias. MENSAJERO LOCAL: Déme unas cuantas, que le ayudo, y no se preocupe, ya se lo he dicho, yo a usted lo encuentro feo de remate, ¿eh? PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Gracias.
El Mensajero Local le coge unos cuantos papeles y le pone los auriculares al Programador Informático.
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¡¡Américaaaaa!! MENSAJERO LOCAL: Je je je.
Rompen papeles y lanzan los trozos al vacío. En vez de caer, los trozos vuelan y suben. El Programador Informático se inclina peligrosamente sobre la barandilla e intenta hacer caer los trozos. El Mensajero local se asusta.
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¡¡No se caen, no se caen!! MENSAJERO LOCAL: ¡¡¡Eh!!!
57
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Qué pasa? MENSAJERO LOCAL: ¡No se tire! PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Qué dice? ¿Tirarme? ¡Estoy deseperado pero no tanto, hombre! MENSAJERO LOCAL: Ah. Uf.
Ríen. Chocan las manos, al estilo americano. Ruido de sirenas.
58
ESCENA 9
Entra la Secretaria Morena, llorando. Va a la barandilla, saca un cigarrillo y fuma. Entra la Secretaria Castaña.
SECRETARIA MORENA: Me han cambiado de sección. SECRETARIA CASTAÑA: Lo sé. SECRETARIA MORENA: Han echado a mi jefe. SECRETARIA CASTAÑA: Lo sé. MENSAJERO LOCAL: Lo acusan de tráfico de influencias, corrupción, acoso sexual... no entiendo estas palabras. SECRETARIA CASTAÑA: Yo sí. Es la verdad. SECRETARIA MORENA: Me da igual, es un buen hombre. SECRETARIA CASTAÑA: Estaba enfermo, era un obseso. SECRETARIA MORENA: Yo lo aprecio... ¿por qué dices estaba, era? SECRETARIA CASTAÑA: No me hagas caso. SECRETARIA MORENA: ¿Quieres un cigarrillo? SECRETARIA CASTAÑA: Sí. SECRETARIA MORENA: Toma. SECRETARIA CASTAÑA: Gracias. SECRETARIA MORENA: Eres tan rara, tan... A veces me pones... SECRETARIA CASTAÑA: Me parece que sube alguien.
Pausa.
SECRETARIA CASTAÑA: No. No sube nadie. He oído un ruido. SECRETARIA MORENA: Yo no.
59
Ruido de cristales rotos. La Secretaria Castaña mira abajo, por encima de la barandilla.
SECRETARIA CASTAÑA: ¡Mira, alguien ha roto un cristal, mira! SECRETARIA MORENA: ¡Es mi despacho! SECRETARIA CASTAÑA: ¡Es él, tu jefe, mira, se asoma al exterior, mira, está saliendo! SECRETARIA MORENA: ¿Qué quiere hacer? SECRETARIA CASTAÑA: ¡Está mirando abajo! SECRETARIA MORENA: ¿Qué hace? ¡¿Nadie va a detenerle?! SECRETARIA CASTAÑA: Ya está.
Se oye un grito largo, profundo. Caída. Eco.
SECRETARIA CASTAÑA: Ya está. SECRETARIA MORENA: ¡Se ha tirado! SECRETARIA CASTAÑA: Era un obseso, un obseso, estaba enfermo. SECRETARIA MORENA: Lo apreciaba. SECRETARIA CASTAÑA: Me duele la cabeza.
Pausa.
SECRETARIA CASTAÑA: Pobre hombre. ¿Cuánto te debo por el cigarrillo? SECRETARIA MORENA: Nada. Es un regalo.
Entra corriendo el Jefe Administrativo. Mira a la Secretaria Morena.
JEFE ADMINISTRATIVO: Ah...¿lo han visto?...un compañero mío...su jefe...se ha...se ha... ¿lo han visto?...no...no he podido hacer nada para detenerle.
60
SECRETARIA MORENA: ¿Usted ha intentado impedirlo? JEFE ADMINISTRATIVO: Sí. No he podido hacer nada. Nada. SECRETARIA MORENA: Gracias.
El jefe Administrativo y la Secretaria Morena se miran. Silencio.
JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Podría...podría darme... por favor, lo necesito, estoy aquí porque lo necesito... un cigarrillo?
La Secretaria Morena le da un cigarrillo y fuego. Se miran.
SECRETARIA MORENA: Gracias. La Secretaria Morena se pone a llorar. El Jefe Administrativo la abraza.
SECRETARIA CASTAÑA: Tendría que llover.
Ruido de sirenas que se acercan.
61
ESCENA 10
La Secretaria Pelirroja está mirando al vacío, fumando. Entra sigilosamente la Secretaria Rubia, se coloca detrás de la Secretaria Pelirroja, sin que esta advierta su presencia. SECRETARIA RUBIA: ¡Uh! SECRETARIA PELIRROJA: ¡Ah, qué susto! SECRETARIA RUBIA: Lo he hecho aposta. SECRETARIA PELIRROJA: Estúpida. SECRETARIA RUBIA: Mira quién habla. SECRETARIA PELIRROJA: ¿No ves que habría podido caerme, imbécil? SECRETARIA RUBIA: Huy, cómo te pones por una broma cariñosa, nena. SECRETARIA PELIRROJA: ¿Una broma cariñosa? SECRETARIA RUBIA: ¿A ti te gusta mirar abajo? SECRETARIA PELIRROJA: Sí. Así le doy a la meditación. SECRETARIA RUBIA: Ah. Pues a mí no me da nada, ni miedo, ni risa, ni meditación. Mira, ¿ves? El otro día estaba aquí, así, y pensaba: si me cayera, me mataría. La gente diría: se cayó, la pobrecita. O quizá: se tiró, como el subnormal del Jefe de Selección de Personal, que se quedó hecho tortilla, el pobre. Huy, huy, no, a mí no me va eso de tirarme, ¿verdad? SECRETARIA PELIRROJA: No. A ti lo que te va es que te tire alguien. SECRETARIA RUBIA: Ay, nena, tienes un sentido del humor tan especial. SECRETARIA PELIRROJA: Yo no tengo sentido del humor, guapa. SECRETARIA RUBIA: Pues eso, imagínate que ahora tú no estás aquí, y yo estoy sola y que por una casualidad totalmente fatal y totalmente tonta y totalmente tal y cual, subo aquí para ver cómo pasan los aviones por ejemplo y mira, resbalo como la idiota aquella el otro día, pero no expresamente como ella (que lo hizo, tú misma lo dijiste, para llamar la atención, la muy mediocre), sino porque sí, porque porque porque el suelo resbala por ejemplo, ¿qué pasaría?, pues que me caería y me daría de morros contra el suelo y me mataría, ¿no?, y, ¡hala!, ya tienes a todo el mundo diciendo que me habría tirado aposta y buscando mil y un motivos que justificaran mi mi mi mi lanzamiento (¿se dice así?): que si era 62
una de las amantes del Jefe de Selección, que si estaba colgada de su jefe, que si era una envidiosa asquerosa de las otras secretarias y sobre todo de la de Relaciones Públicas, que si era una viciosa y la habían descubierto fumando en la azotea, que si se quería tirar al Programador Informático, que si se había ido a la cama con todos los mensajeros de la Empresa, que si era una calientabraguetas para que la ascendieran, etcétera, etcétera, ¡oh, qué cotilla y malpensada y qué mala es la gente! Pues no, si me cayera habría sido una casualidad, un accidente, yo no me tiraría nunca, te quedas hecho una piltrafa al chocar contra el suelo, ¿sabes qué me dijo mi jefe? SECRETARIA PELIRROJA: Qué. SECRETARIA RUBIA: Que los cuerpos explotaban por dentro en la caída. ¿Tú te lo crees? Pues yo no. ¡Los paracaidistas no explotan! ¡En las montañas rusas nadie explota! ¡Los saltadores de trampolín no explotan! No veo qué relación puede haber entre una caída y una explosión. El desalmado de mi jefe quiere impresionarme con con con con asquerosidades varias y yo burra de mí me dejo impresionar como una pava pero también tengo una cabeza y también pienso, él sí que tiene la cabeza explotada, pobrecillo, que desde que su mujer lo dejó por otro tío, ya no sabe en qué mundo vive, pobrecillo, y no sabe cómo disimular su desgracia, pobrecilllo, y entonces se hace el valiente, pobrecillo, y se hace el antipático y el desagradable para impresionarme, pobrecillo, oye, nena, ¿me estás escuchando? SECRETARIA PELIRROJA: No. Es que tengo problemas. Por eso le estaba dando a la meditación. SECRETARIA RUBIA: ¿Puedo ayudarte en algo, querida? SECRETARIA PELIRROJA: No creo. SECRETARIA RUBIA: ¿Problemas de qué tipo, con la jefa? SECRETARIA PELIRROJA: No. Personales. SECRETARIA RUBIA: Sentimentales, vaya. SECRETARIA PELIRROJA: No. No sé. Me parece que estoy en crisis. SECRETARIA RUBIA: Ya entiendo. SECRETARIA PELIRROJA: ¿Por qué querías tirarte? SECRETARIA RUBIA: ¿Yo? ¿Yo he dicho que quería tirarme? SECRETARIA PELIRROJA: Sí, no has parado de decir que te tirarías desde aquí, ¿no? SECRETARIA RUBIA: Huy, qué miedo me das, cariño. A ver, ¿qué crisis tienes?
63
SECRETARIA PELIRROJA: Crisis de valores. SECRETARIA RUBIA: Huy, huy, huy, te veo fatal, ¿eh? SECRETARIA PELIRROJA: Estoy sufriendo. SECRETARIA RUBIA: ¿Qué te pasa? SECRETARIA PELIRROJA: (Sin respirar:) ¡¡Oigo voces, aquí, en la cabeza, dentro de mí, voces de hombre de mujer de niño, de niña, voces que no son la mía y me estalla la cabeza, a mí sí me explota la cabeza. Las voces me dicen lo que debo hacer, me dictan palabras, actos, haz esto haz lo otro dí esto dí lo otro, me provocan, estas voces que sólo oigo yo vienen del exterior y entonces pienso que no es mi cabeza, sino que soy una elegida, una nueva Juana de Arco, elegida para decir, revelar la verdad, para que todos sepan por fin la verdad: se acerca un cataclismo, un castigo, esta sequía, estos dos años de sequía son un castigo, una plaga, castigo del cosmos, castigo universal, sequía de la tierra y sequía de los hombres, la tierra somos nosotros, eso me dicen las voces, pero aunque vienen del exterior, no dejo de oírlas aquí, dentro de mi cabeza, y entonces sufro y sufro y sufro porque de repente pienso que todo es mentira, que esas voces son mías, ventriloquía cerebral: soy yo misma diciendome a mí misma esas palabras con voces ajenas y no existe nada más allá de mi cabeza y por lo tanto estoy loca, loca, loca de atar!! ¡Ah! SECRETARIA RUBIA: Huy, huy, huy. ¿Quieres decir que no es un pelín más sencillito lo que te pasa? ¡Me parece que lo que necesitas es follar, cariño!, la única sequía que no es buena es la de aquí abajo, nena, te lo digo yo. Mira, a ti lo que te pasa está clarísimo, cariño: a los hombres que te gustan les das asco (me dí cuenta el otro día viendo cómo mirabas al Programador, porque no me negarás que te gusta, no te hagas la hipócrita, tú a él según le das tú asco, ¿eh?), en cambio ignoras a los hombres a quien gustas túyporque te dan ascoy (ya ves tú qué ganas de complicarse la vida), sí, los que van detrás de ti te dan asco, por ejemplo el chavalín ese, el Mensajero ese tan guapito, que está colgado de ti, me lo dijo ayer, por cierto, folla de maravilla, te lo recomiendo, ya sé que tiene pinta de mocoso y de mosquita muerta pero en la cama es una fiera, nena, una fiera salvaje de la jungla, te lo juro, apuesto lo que quieras a que en una sola noche el chavalín ese te saca todas esas memeces de la cabeza y te manda las voces esas chorreras que oyes al carajo. SECRETARIA PELIRROJA: ¿Cómo la tiene? SECRETARIA RUBIA: ¿Quieres que te lo diga? SECRETARIA PELIRROJA: Sí. SECRETARIA RUBIA: Enorme.
64
SECRETARIA PELIRROJA: Oh. ¿Por qué no me lo habías dicho antes? SECRETARIA RUBIA: Porque no me lo has preguntado nunca. SECRETARIA PELIRROJA: Mujer, esas cosas no se preguntan, las amigas se las dicen sin preguntárselo, ¿no? SECRETARIA RUBIA: Ah, pero, ¿tú y yo somos amigas? SECRETARIA PELIRROJA: Sí...¿no? SECRETARIA RUBIA: Bueno. Está bien... Un besito.
Se dan un beso.
SECRETARIA RUBIA: Ahora que somos amigas, ¿puedo preguntarte algo? SECRETARIA PELIRROJA: Sí. SECRETARIA RUBIA: ¿Tú eres creyente? SECRETARIA PELIRROJA: ¿Yo? ...No. SECRETARIA RUBIA: Ah. Es que tienes fama de serlo, ¿eh? SECRETARIA PELIRROJA: Son cotilleos de la gente, tú misma lo has dicho, la gente es mala y malpensada. No soy creyente. Sólo tengo algunas teorías, y las voces, claro. ¿Así que la tiene enorme? SECRETARIA RUBIA: Sí. SECRETARIA PELIRROJA: ¿Qué crees que debo hacer? SECRETARIA RUBIA: ¿Quieres curarte, cariño? Calla, alguien viene.
Entra el Mensajero Local.
MENSAJERO LOCAL: Ah. Hola. Perdón. Ya me iba. SECRETARIA RUBIA: No, no. Quédate. SECRETARIA PELIRROJA: Bájate los pantalones y los calzoncillos. El Mensajero Local se baja los pantalones y los calzoncillos.
65
SECRETARIA RUBIA: ¿Lo ves, nena? ¿Tenía yo razón sí o no? SECRETARIA PELIRROJA: ¿Dónde me invitas a cenar? MENSAJERO LOCAL: Yeah.
El Mensajero Local da un salto de alegría. Se acerca un helicóptero. Viento. El Mensajero Local mira hacia arriba.
MENSAJERO LOCAL: Ay, ay, ay... SECRETARIA PELIRROJA: Tranquilo, éste no explotará.
El helicóptero se aleja. Los tres se quedan inmóviles, mirando al cielo, el Mensajero Local con los pantalones bajados. Silencio.
66
ESCENA 11
Entran la Secretaria Morena y la Secretaria Castaña. Van hacia la barandilla. Se miran. La Secretaria Castaña abraza a la Secretaria Morena. Se separan. Se miran. La Secretaria Morena asiente con la cabeza, solemnemente. La Secretaria Castaña se lanza al vacío. Grito. Eco. La Secretaria Morena contempla fríamente la caída.
SECRETARIA MORENA: Uno, dos, tres. Muerta. No hay nadie en la calle. Su cuerpo estéril empieza ya a pudrirse.
Enciende un cigarrillo. Entra la Secretaria Castaña. SECRETARIA CASTAÑA: Hola. SECRETARIA MORENA: ¡Ah! SECRETARIA CASTAÑA: ¿Te he asustado? SECRETARIA MORENA: Oh. Sí. Oh. SECRETARIA CASTAÑA: ¿Qué te pasa? SECRETARIA MORENA: Nada, nada, estaba...soñando, estaba soñando. SECRETARIA CASTAÑA: Perdóname. SECRETARIA MORENA: No, no, perdóname tú a mí. SECRETARIA CASTAÑA: ¿Por qué? SECRETARIA MORENA: ¿No estás nerviosa? SECRETARIA CASTAÑA: He subido aquí para tomar el aire. SECRETARIA MORENA: Estás nerviosa. SECRETARIA CASTAÑA: No. SECRETARIA MORENA: Estaba pensando en ti. Acaban de darme la noticia. Yo en tu caso estaría... Qué fuerte. Es la primera vez que pasa una cosa así desde... Bueno, ya hace más de seis meses que trabajo aquí y no había visto nunca que una... Enhorabuena, de verdad, no sé qué decirte, es la noticia del día, la noticia 67
del mes, eres la noticia del año, no sé qué decirte, hasta he soñado contigo y todo... Ahora que todo el mundo sabía que tú...quiero decir que todos los de nuestra sección sabíamos perfectamente que tú eras diferente, que eres diferente. Eres... Seguro que los de arriba lo tenían planeado desde el primer momento en que te vieron; un salto así no se improvisa en un día. Seguro que ha influido mucho el Director General, es íntimo amigo del Relaciones Públicas, tu jefe, o mejor dicho, tu...ex-jefe, je je je... ¡Oh, perdóname, perdóneme, la estoy tuteando! SECRETARIA CASTAÑA: ¿Y qué? SECRETARIA MORENA: No debo tutearla. SECRETARIA CASTAÑA: ¿Por qué? SECRETARIA MORENA: Ahora todo cambiará. SECRETARIA CASTAÑA: No lo sé. SECRETARIA MORENA: Ahora tienes poder. SECRETARIA CASTAÑA: Antes también tenía. Sin ningún cargo. El poder no es una cuestión de cargos, ni de posiciones, ni de valores, ni de escalas, ni de escalas de valores. El poder real se encuentra en la mirada y en la voz, en las palabras, el poder está en el gesto, en el silencio, no en un despacho ni en un papel ni en un vestido ni en el dinero ni en nada que pueda medirse. El poder no puede medirse. Y la mirada no miente, disimula mal; las palabras que engañan siempre acaban traicionando a quienes las pronuncian; los gestos bruscos, histéricos, los tics, la crispación de los músculos y la tensión de los cuerpos, los movimientos en falso, el malestar y la incomodidad del silencio después de una disputa, son las miserias los falsos poderosos. La mirada palabra libre, harmonía ende el gesto y sosiego en el silencio: ésetransparente es mi poder yy la lo tengo desde siempre. SECRETARIA MORENA: Me das miedo. SECRETARIA CASTAÑA: No. Tú te pareces a mí. SECRETARIA MORENA: Qué más quisiera yo. SECRETARIA CASTAÑA: Sí. SECRETARIA MORENA: Yo soy débil. SECRETARIA CASTAÑA: Yo también. SECRETARIA MORENA: Si supieras lo que estaba soñando... Soy débil y cobarde; te envidio. SECRETARIA CASTAÑA: Algun día tendrás hijos y te envidiaré yo a ti. 68
SECRETARIA MORENA: ¿Qué? SECRETARIA CASTAÑA: No puedo ser madre, soy estéril. SECRETARIA MORENA: Oh.
Entra la Directora Ejecutiva.
DIRECTORA EJECUTIVA: ¡¡Sabía que estabas aquí!! SECRETARIA MORENA: ¿Es a mí? DIRECTORA EJECUTIVA: ¡¡¡¡¡¿Qué has hecho, hija de puta, hija de la gran puta, qué has hecho, asquerosa, cerda, escaladora; me gustaría saber a quién le has lamido el culo, a quién has tenido que lamerle el culo, puta, puta, puta de mierda, no puede ser cierto lo que acaban de decirme de ti, una vulgar secretaria de Relaciones Públicas lunática, lunática, estúpida, hipócrita, falsa, ambiciosa de mierda, traidora, ¿es verdad que en esta empresa de mierda, en esta ciudad de mierda, es este país de mierda, en este mundo de mierda una secretaria de baja calaña puede convertirse de la noche a la mañana en Directora Adjunta a la Dirección General de una de las Empresas de mayor rendimiento de la ciudad, del país, del continente, del mundo, del universo?, ¿es cierto lo que acaban de decirme?, dime que no ahora que estás aquí, venga, dime que no con tu propia boca, con tu boca apestosa, porque si es verdad, yo me tiro abajo ahora mismo desde aquí en señal de protesta... ¿qué?, encima se ríe, la mala puta, encima se ríe en mis narices como se ha reído en las de todos, pero, a ver, ¿cuántas pollas, cuántos culos, cuántos coños has tenido que lamer, que chupar, que limpiar con tu lengua venenosa, con tu baba de perra para esto sea posible, venga, díme, cuántos?!!!!! SECRETARIA MORENA: Oiga usted, ¿no le parece que se está...? DIRECTORA EJECUTIVA: ¡¡¡¡¡Y tú cállate, imbécil, que eres peor que ella, ya sabemos que la defiendes, que estás colgada de ella, calla, imbécil, calla, dame un cigarro y vete!!! !! SECRETARIA CASTAÑA ( a la Secretaria Morena): Quédate. (A la Directora Ejecutiva) Hola, buenas tardes. Me parece que no nos conocíamos. Al menos, no de un modo oficial. A partir de ahora tendremos que trabajar juntas. Me parece que el Director General querrá convocar un Consejo Extraordinario mañana para presentarme en el cargo. Usted es uno de sus miembros, si no me equivoco. Evidentemente, todas las quejas que tenga respecto a mi nombramiento podrá exponerlas mañana. Yo misma puedo introducir el tema para que no le suponga a usted ninguna incomodidad. ¿Está conforme? Muy 69
bien. Encantada de conocerla. Ah, y perdóneme si la he ofendido con mi risa. A veces se me escapa, no puedo evitarlo. Y es raro en mí, porque no soy nada risueña. Lo que pasa es que siempre me ha hecho reír la gente que se describe a sí misma insultando a los demás. Buenas tardes.
La Directora Ejecutiva sale, con la mirada extraviada.
SECRETARIA MORENA: Se ha vuelto loca. SECRETARIA CASTAÑA: Pues sí, soy estéril. Me lo confirmaron ayer. Parece imposible hoy en día, ¿verdad? Lo he probado todo, créeme, todo. Primero me dijeron que tenía una malformación en la matriz. Pero no era verdad. El último especialista que visité me dijo ayer lo que me sucedía, soy un monstruo: mis ovarios segregan una sustancia extraña que impide la fecundación. No sé explicarlo. de anticuerpos. Que actúan como undeespermicida. Me sea dijo que la únicaHablaba esperanza posible es encontrar el esperma un hombre que inmune a esa sustancia, a esos anticuerpos. La probabilidad es de uno entre un millón. No lo encontraré. Ya lo ves. Según tú, lo tengo todo, según yo, no tengo nada, porque no tengo lo único que deseo: un hijo. Un hijo de un hombre entre un millón. Soy un monstruo, no tengo a nadie, estoy sola y dentro de poco mi cuerpo esteril empezará a pudrirse. SECRETARIA MORENA: No digas eso, no digas eso. SECRETARIA CASTAÑA: Sola, sin nadie, quiero morirme. SECRETARIA MORENA: Cállate. SECRETARIA CASTAÑA: Estás llorando. ¿Por mí? SECRETARIA MORENA: ¿Crees en los sueños? SECRETARIA CASTAÑA: No. SECRETARIA MORENA: Tienes que creer, cree en los sueños, sé que encontrarás a ese hombre.
Entra la Directora Ejecutiva.
DIRECTORA EJECUTIVA: ¡¡¡¡¡¿La gente que se describe a sí misma insultando a los demás?!!!!!
70
La Directora Ejecutiva va hacia la Secretaria Castaña con ánimo de clavarle las uñas en la cara. La Secretaria Morena se interpone y se lo impide.
SECRETARIA MORENA: No la tocará. DIRECTORA EJECUTIVA: ¡Apártate! SECRETARIA MORENA: No la tocará mientras esté yo aquí. DIRECTORA EJECUTIVA: ¿Que no? ¡Ahora lo verás!
La Directora Ejecutiva va a darle un puñetazo a la Secretaria Castaña. La Secretaria Morena se lo impide. Luchan. Se tiran del pelo, se pegan patadas en la espinilla y en el estómago. Mientras tanto, la Secretaria Castaña, absorta,y se de ellasMorena y va hacia la barandilla. La Directora Ejecutiva la aleja Secretaria salen, peleándose y gritando. La Secretaria Castaña mira abajo.
SECRETARIA CASTAÑA: Se ve todo tan pequeño desde aquí. Tan ridículo.
Deja caer un hilo de saliva al vacío.
71
ESCENA 12 Y ÚLTIMA
Entran la Secretaria Rubia y la Secretaria Pelirroja. Encienden cigarrillos.
SECRETARIA RUBIA: ¡Ah, éste es el último! SECRETARIA PELIRROJA: Ah, ¿si? SECRETARIA RUBIA: No sé muy bien lo que está pasando, pero sé que algo gordo está pasando, ¿tú qué opinas? ¿cuál es tu teoría sobre lo que está pasando? SECRETARIA PELIRROJA: ¿Teoría? No te entiendo. SECRETARIA RUBIA: Ay, cariño, ¿qué tienes?, no pareces la misma. SECRETARIA PELIRROJA: Ah, ¿no? SECRETARIA RUBIA: Ooooh, todo el mundo está enfermo, todos están fataaaal. ¿Sabes por qué te he dicho que éste va a ser el último cigarrillo que nos fumamos? SECRETARIA PELIRROJA: No. SECRETARIA RUBIA: El Jefe de Personal me ha convocado en su despacho y ha dicho que iba a sancionarme con tres meses sin sueldo por subir aquí a fumar, dice que sabe perfectamente quién somos y que nos tiene controlados; yo he adivinado en seguida por dónde iban un los pelo tiros, de he visto porque para estas cosas no tengo tonta,loyaquelo había sabes,pasado, y sin pensármelo dos veces voy y le digo con todo el descaro que me caracteriza: ¡Ah, vaya, no sabía que usted también fuese marica!; el tío abre los ojos así y se calla en seco, yo que aprovecho que el tío se traga la lengua y le digo: ¡así que se ha ligado al chivato del ascensorista, ¿eh?!, qué mal, hijo mío, qué mal, le digo, porque el nene ese le está tomando el pelo, pero ¿no se da cuenta?, ¿no ve que el chaval ese hace mucho que sabe que unos cuantos subimos aquí a fumar y ha esperado a ligárselo a usted y a chivarse en el mejor momento?, lo que es el mocoso ese es un escalador, hombre, y lo está utilizando a usted vilmente para conseguir el cargo de Jefe de Selección de Personal, ¿a ver, a ver?, le digo, seguro que ya tiene aquí encima de la mesa algún papel con la solicitud del nombramiento; y yo voy y le desordeno todos los papeles de la mesa de un manotazo, oh, si hubieras visto su cara... un poema; ha empezado a atragantarse y a toser y a tartamudear y balbucear tres o cuatro palabras: que no, que no, que no me sancionaría y que me largara inmediatamente de su 72
despacho; pero esto no es nada, cariño, agárrate que ahora viene lo bueno: nada más salir de su despacho, me encuentro a mi jefe llorando, ¡mi jefe llorando!, él que siempre dice que eso de llorar lo encuentra antiestético y tal, imagínatelo con los ojos rojos rojos, llenos de legañas amarillas, la nariz llena de mocos verdes y la boca con burbujitas de saliva y un hilillo de baba cayendole hasta la solapa de la americana, otro poema; yo le pregunto: pero, ¿qué le ha pasado, jefe?, y él me dice que acaban de retirarle la paternidad legal de su hija y que quiere convertirse en un vegetal: ¡¡¡quiero ser una zanahoria, quiero ser una zanahoria!!!, gritaba, imagínatelo al pobre, ya sabía yo que acabaría como un cencerro, también; y espérate, cariño, que no acaba aquí la cosa; acompaño a mi jefe al lavabo, a hacer diarrea, que el pobre tenía una descomposición de narices y se estaba cagando por las patas abajo, y me encuentro a la de Selección de Personal, la morena, la ordinaria, con toda la cara llena de sangre, ¿pero chiquilla cariño hija mía?, le digo, ¡parece que acabes de pelearte con un león!, ¡¡con una leona!!, me dice ella, una hija de puta que acaba de clavarme las uñas en la cara, y va y resulta que la leona hija de puta no es ni nada más ni nada menos que tu jefa, y cuando le pregunto a la morena que por qué le ha hecho eso, me dice que por defender a la de Relaciones Públicas que resulta que, ahora agárrate, cariño, agárrate fuerte, no vayas a desmayarte porque esto sí que es una bomba: ¡¡¡acaban de ascenderla a Directora Adjunta de la Empresa!!!, sí, chica, sí, oh, por poco me da un colapso a mí también, ¡¡¡se han vuelto loooocos, se han vuelto loooocos!!!, ¡poner a una filósofa de Gran Jefe Adjunto, una colgada, ay, adónde iremos a parar, he pensado, yo calladita, punto en boca, claro, sin decirle nada a la morena, claro, que apuesto lo que sea a que mañana mismo será nombrada Jefe de Selección de Personal por la vía directa, que todo el mundo sabe que ésas dos se defienden la una a la otra y son carne y uña y van juntas a todas partes; ay, ahora sí que estás lista, he pensado, ay, pobre de mí y de mi amiga -eso de amiga va por ti, cariño, va por ti- con la manía que nos tiene la filósofa, ay, que nos pondrá de patitas en la calle, etcétera etcétera, todo esto yo no se lo decía a nadie, claro, sólo lo pensaba, faltaría más, y pensaba: ¡cagao!, ¡ahora sí que la hemos cagao!, y al ir a mi despacho a reponerme del susto, me encuentro al Informático, al guapo, al soseras, con la cara desencajada, sucio, maloliente, la mirada desviada, bizco vaya, ¡ay ay ay ay ay otro que se ha vuelto loco!, yo, entonces, para animar la cosa y hacer alguna bromita que en estos casos siempre queda bien y desdramatiza la cosa, le digo, pero, ¿dónde va con esa pinta, con esa cara?, parece que venga de un entierro; y él va y me arrea un bofetón tan fuerte, tan espantoso, que me he mordido la lengua y mira, nena, mira qué ampolla me ha salido en la punta; y después se larga gritando como un histérico diciendo un nombre de mujer que no había oído en la vida; al cabo de dos minutos, mientras me reponía del bofetón y me secaba las lágrimas, del daño, monada, del daño, alguien me dice que lo que le pasa al Informático es que está deseperado
73
porque su mujer había muerto ayer, asesinada, torturada y violada por seis jovencitos mientras paseaba tan tranquilamente por la calle a las seis de la tarde;hombre, claro, entonces entiendo su reacción, pero yo no sabía nada, cariño, nada, te lo juro, y voy corriendo a buscarlo para pedirle perdón por lo que lo había dicho del entierro y me lo encuentro tirado en el suelo del pasillo, desmayado, y nadie lo coge. Entonces me acuerdo de lo que me dijiste el otro día y me da un ataque a mí y me pongo a chillar histérica como una cerda y he ido a buscarte para decirte: nena, necesito hablar contigo y desahogarme, y esto es lo que quería decirte: me parece que es verdad lo que me dijiste y me muero de miedo. SECRETARIA PELIRROJA: ¿Qué dije? SECRETARIA RUBIA: ¡Que se acerca un cataclismo! SECRETARIA PELIRROJA: ¿Yo dije eso? SECRETARIA RUBIA: Sí. SECRETARIA PELIRROJA: Ah, pero me refería al cielo. SECRETARIA RUBIA: ¿Al cielo? SECRETARIA PELIRROJA: Quería decir que se acerca un diluvio. SECRETARIA RUBIA: ¿Un qué? SECRETARIA PELIRROJA: Nada, nada, da igual. SECRETARIA RUBIA: Oye, cariño, te encuentro muy relajada y tal, ¿no? SECRETARIA PELIRROJA: ¿Sí? SECRETARIA RUBIA: Sí. SECRETARIA PELIRROJA: Es que... es que ya no oigo voces. SECRETARIA RUBIA: Oh.
Se abrazan y se dan un beso. Entra el Programador Informático. Se dirige como un sonámbulo hacia la barandilla.
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Alguien ha visto por aquí a mi mujer? SECRETARIA RUBIA: ¡Ay, qué susto!. Ah, por cierto, ahora que lo encuentro aquí, querría pedirle disculpas por lo que le dije antes de...yo no sabía que su mujer se había muerto...
74
SECRETARIA PELIRROJA: Shttt.
Entra corriendo el Jefe Administrativo, que perseguía al Programador Informático. Éste está andando hacia el vacío con intención de tirarse. JEFE ADMINISTRATIVO: ¡Cuidado, deténganlo! SECRETARIA PELIRROJA (al programador Informático): ¡¡No!! No lo haga.
Silencio.
SECRETARIA favor, lo haga. Mireinstante, allí. Al cielo. Sé que no me cree. PELIRROJA: Que cree que Por estoy loca.noPero por un créame. Se lousted ruego. Mire al cielo y escuche bien lo que voy a decirle: dentro de muy poco llegará la lluvia. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Sí. Tendría que llover. SECRETARIA PELIRROJA: Va a llover. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Sí?
De repente, el ambiente se vuelve cálido, sensual, mágico. Se oyen voces, murmullos, tumulto, ruidos de sirenas, de aviones, motores, helicópteros, coches, radios, televisores, músicas lejanas. El Programador Informático, la Secretaria Rubia, el Jefe Administrativo y la Secretaria Pelirroja se miran. Una ráfaga de viento cálido atraviesa la azotea. Pasan nubes. Una atmósfera sensual y vertiginosa domina hasta el final, es una sensación de velocidad nada desagradable que invade súbitamente no sólo el exterior de la azotea sino también el ánimo de todos los personajes. Entra corriendo, agitadamente.
gritando,
la
Secretaria
Morena.
Respira
SECRETARIA MORENA: Ah. Ah. Ah. ¡¡Por...favor, escuchadme, no os lo vais a creer...bajad, venid conmigo, bajad, escuchadme, lo han anunciado, parece increíble, acaban de anunciarlo, venid!! 75
SECRETARIA RUBIA: ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan alegre si tu siempre estás tan triste? SECRETARIA MORENA: Acaban de anunciarlo en todas partes, en todas partes, todos están celebrándolo. SECRETARIA PELIRROJA: Ya lo sabemos. SECRETARIA RUBIA: Yo no sé nada. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Qué han anunciado? SECRETARIA MORENA: La lluvia. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: La lluvia.
Relámpago. Grito de exclamación colectivo. La Secretaria Rubia abraza a la Secretaria Pelirroja.
SECRETARIA RUBIA: Oh. Oh. ¿Qué hacemos? SECRETARIA PELIRROJA: Acompáñame, ven conmigo, tengo que hacer algo importante. Ahora mismo.
La Secretaria Rubia y la Secretaria Pelirroja salen. El Programador Informático se queda mirando al vacío. La Secretaria Morena mira al cielo. El Jefe Administrativo va a salir, pero se detiene y contempla a la Secretaria Morena. SECRETARIA MORENA ( mirando al cielo): ¿Qué va a pasar?, no creo en nada, no creo en nadie, no soy nadie, pero sé que necesito...
Relámpago. Entra la Directora Ejecutiva, se detiene frente al Jefe Administrativo. Ve a la Secretaria Morena y va hacia ella.
SECRETARIA MORENA: ¿Por qué me mira así? ¿Va a volver a pegarme? JEFE ADMINISTRATIVO: No lo hará. DIRECTORA EJECUTIVA: ¿Es usted igual que ella?
76
SECRETARIA MORENA: No lo sé. Sí. DIRECTORA EJECUTIVA: Necesitamos... JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Qué? SECRETARIA MORENA: No. A mi no. Gracias de todos modos.
La Secretaria Morena se ríe. Da un beso a la Directora Ejecutiva y sale. La Directora Ejecutiva se queda rígida, tensa.
DIRECTORA EJECUTIVA: ¿Qué vamos a hacer? JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Con qué? DIRECTORA EJECUTIVA: Con nuestra empresa. Nos ha fallado aquella traidora. Necesitamos... JEFE ADMINISTRATIVO: Nada. No necesitamos nada. Tú necesitas, sólo tú necesitas. Yo no necesito nada, no cuentes conmigo. DIRECTORA EJECUTIVA: ¿Qué? JEFE ADMINISTRATIVO: Todo cambiará a partir de ahora, lo sé, confío en la nueva directora, me quedo aquí. DIRECTORA EJECUTIVA: ¿Sabes lo que eres? ¿Te lo digo? Un cobarde, un cobarde ridículo, insignificante, eres débil. JEFE ADMINISTRATIVO: Y tú demasiado fuerte. (Sin respirar:) ¡¡Estoy harto, harto de las mujeres fuertes, no puedo más, no las soporto, eres igual que ella, igual que muchas, sois demasiado fuertes, mucho más que los hombres, más que yo, sí, nosotros tendríamos que parir y vosotras llevar los negocios, sí, ya ves, tantos años trabajando y ahora me doy cuenta de que no sirvo para esto, no sirvo para trabajar, no tengo fuerzas para trabajar, ¿sabes?, mi madre fue una de las últimas mujeres que conocí, quiero decir una de las últimas mujeresmujer, de las de antes, una mujer cuyo trabajo consistía en meternos la cuchara en la boca y cuidarme a mí y a mis hermanos y limpiarnos la mierda del culo, y parecía feliz, sí, ella era débil, sumisa, dócil, inactiva, la llamábamos la zanahoria porque siempre decía que donde se encontraba verdaderamente a gusto era en la tierra quieta, reposando, y murió, murió diciendo “he sido feliz, hijo mío”, y no fue nada, ni quiso ser nadie, sólo una simple y vulgar zanahoria, y ahora yo quiero ser mi madre, encerrarme, enterrarme, no ser nada, sólo quiero ser una mujer de las de antes; mi ex-mujer, tendría que decir mi ex-hombre, mi ex-mujer-hombre, me ha robado a mi hija y ya no soy nada, y cuando te miro a ti
77
la veo a ella y me das asco, te odio, odio tus proyectos, tu pequeña-enorme empresa, odio tu potencia, tu fuerza, tu cara, tus manos, tu olor de macho, tu voz y tu mirada y sólo quiero fumar fumar fumar fumar y quedarme aquí hasta que la lluvia me apague el cigarrillo!! DIRECTORA EJECUTIVA: Eres una rata. JEFE ADMINISTRATIVO: Ni siquiera eso. Soy una zanahoria. DIRECTORA EJECUTIVA: Una rata acorralada. JEFE ADMINISTRATIVO: Tú eres la rata, acorralada por tu orgullo. Te ha vencido una mujer de verdad, ahora está donde le corresponde, por encima de ti y no puedes soportar que te dé órdenes. DIRECTORA EJECUTIVA: Me voy. Sola. Podré hacerlo. No te necesito. Ni a ti ni a ella. Por mí, ya puedes tirarte desde aquí. Al suelo, a la tierra, ya que es donde quieres quedarte, venga, venga, ¿por qué no te tiras?, yo que tu lo haría, no te necesita trabajo una máquina, sobras, ¿sabes?, nadie, sobrastuen este puede mundo,hacerlo por lo perfectamente tanto, tírate, venga, tírate, ¡cornudo, cornudo, cornudo!
El Jefe Administrativo abofetea salvajemente a la Directora Ejecutiva. El Programador Informático, que estaba absorto, los mira.
DIRECTORA EJECUTIVA: ¡Quiero fumar, necesito fumar! PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Si quiere uno de los míos... DIRECTORA EJECUTIVA: Usted cállese, imbécil.
El Jefe Administrativo vuelve a golpear violentamente a la Directora Ejecutiva. El Programador Informático se ríe.
DIRECTORA EJECUTIVA: No me gusta nada. No estoy bien con nadie. Yo sólo sirvo para trabajar. A mí, me educaron para trabajar. Aquí se trabaja mal. Sólo quiero ser feliz. Trabajando. En algo que me guste. Es mi única ambición. Quiero dignidad. Necesito la dignidad. Yo soy buena. Soy una buena persona, aunque no lo parezca. Lista, inteligente pero...poco sensible, lo sé. Sólo necesito a alguien sensible, como tú, como aquella traidora. Ayúdame a salir de aquí. JEFE ADMINISTRATIVO: Demasiado tarde. Mira el cielo. 78
DIRECTORA EJECUTIVA: Qué cielo, qué dices. Me voy. JEFE ADMINISTRATIVO: Adiós. DIRECTORA EJECUTIVA: Quiero decir para siempre. JEFE ADMINISTRATIVO: Mejor. Llámame algún día. DIRECTORA EJECUTIVA: Sí.
La Directora Ejecutiva sale, intentando mantener la dignidad, con el pelo despeinado y la mirada desviada. Parece haber tomado una decisión irrevocable. Suena un trueno potente. El Jefe Administrativo y el Programador Informático miran al cielo.
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿No ha sido una explosión? JEFE ADMINISTRATIVO: No. Es la tormenta.
El Programador Informático se asoma a la barandilla. Entra el Mensajero Local, corriendo.
MENSAJERO LOCAL: ¿Han oído la noticia? ¡Ah, otra vez! ¡Se va a caer, no se tire! PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¿Qué dice? MENSAJERO LOCAL: Que no... hola. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Han anunciado ya la hora exacta? MENSAJERO LOCAL: No, pero por el aspecto del cielo, no creo que tarde mucho, ¿no? Acabo de ver a mi amiga, ya saben, la tía buena, je je je, y hemos quedado aquí para verlo, no queremos perdernos el acontecimiento. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: anunciaran.
Su amiga lo ha predicho antes de que lo
MENSAJERO LOCAL: Sí, es que ella es una tía intuitiva, je je, es una tía genial. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Parece que se haya enamorado de ella. MENSAJERO LOCAL: ¿Verdad que sí? A mí también me lo parece, oye. Pues, ¿qué le vamos a hacer, no? Las cosas son así, primero miras un culo y te gusta y quieres tocarlo y piensas: cuando lo toque, hala, al siguiente, y no; resulta que un buen día, sin querer, tocas aquel culo y te dices: joder, este culo no es como 79
los otros, y entonces te das cuenta de que el culo es de una tía que tiene unos ojos, y entonces vas y le miras a los ojos y piensas: joder, no me había fijado nunca en los ojos de una tía, y a partir de ese momento dejas de mirale el culo y sólo le miras a los ojos, y entonces sabes que estás perdido y no quieres que la tía se te escape porque sus ojos te alucinan y tienes miedo de no volver a encontar jamás unos ojos como aquellos y tienes miedo de que lo que te pasa no vuelva a pasarte nunca. PROGRAMADOR INFORMÁTICO: Por cierto, ha visto por aquí a mi mujer. MENSAJERO LOCAL: ¿Qué? Ande, cállese, ¿eh?, cállese y mire al cielo y no piense en nada más, ¿eh?, que falta poco y no hay que perdérselo, ¿eh? Uf.
El Mensajero Local y el Jefe Administrativo se miran. Entra corriendo la Secretaria Morena.
SECRETARIA MORENA: ¡Sólo faltan cinco minutos! MENSAJERO LOCAL: Ah, hola. SECRETARIA MORENA: Por favor, ¿alguien ha visto por aquí a la nueva Directora? Necesito verla... PROGRAMADOR INFORMÁTICO: necesito verla...
¿Y usted? ¿Ha visto a mi mujer? También
Silencio. Todosdesetensión miran.yElsale. Programador Informático se da cuenta de la situación
MENSAJERO LOCAL: Está fatal, ¿eh? SECRETARIA MORENA: Qué lástima. JEFE ADMINISTRATIVO: Me da miedo que quiera hacer alguna tontería; la muerte de su mujer le ha afectado demasiado. Estaba tan ilusionado con ella. Pobre ingenuo: nunca me separaré de ella, me dijo. Quería tener un hijo... SECRETARIA MORENA: ¿Qué? JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Cómo? SECRETARIA MORENA: ¿Qué ha dicho? JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Yo? No sé... que quería tener un... 80
Relámpago. Trueno.
MENSAJERO LOCAL: ¡¡Joder!! SECRETARIA MORENA ( al Jefe Administrativo): Por favor...estoy nerviosa...deme un cigarrillo. ¿De verdad no ha visto a la nueva Directora? Tengo que decirle algo importante, tiene que... oh, da igual.
Entra corriendo la Secretaria Rubia.
SECRETARIA RUBIA: Pero, ¡qué nervios, qué nervios! La loca de mi amiga está haciendo locuras por ahí, ah, hola a todo el mundo, ya vuelvo a estar aquí, ah, que me parto de risa y de nervios, ah, hola jefe, ah, estoy un poquito histeriquilla con todo esto de la lluvia, es que no sé si quiero que llueva o no, como hace tanto tiempo que no llueve, pues ya no me acuerdo de si me gustaba o no, ja ja ja, ay, qué risa, que me meo...
Entra corriendo la Secretaria Pelirroja. Va hacia el Mensajero Local y lo besa apasionadamente en la boca.
SECRETARIA PELIRROJA: Ah. Ya está. Vámonos, vámonos, vámonos de aquí. MENSAJERO LOCAL: ¿Qué? ¿Ahora te quieres ir? SECRETARIA PELIRROJA: Sí. MENSAJERO LOCAL: Pero, ¿a dónde? SECRETARIA PELIRROJA: ¡Lejos lejos lejos muy lejos de aquí! SECRETARIA RUBIA: Hola, ¿eh?, cariño. SECRETARIA PELIRROJA: Hola. (Al Mensajero Local:) ¡¡Venga, vámonos, por favor, me lo dice el corazón, no, no tengas miedo, no voy a hacer teorías, no es ninguna teoría, es un impulso que nace aquí dentro, en lo más profundo de mi corazón, no son palabras ni voces, nadie me dicta nada, es una necesidad, sé que he de dejarlo todo y salir corriendo, contigo, de la mano; lo he dejado todo, he dejado el trabajo, tengo que salir de aquí, mi jefa también ha dimitido, se ha vuelto loca, como todos, está rabiando porque me ha pedido que me fuera con 81
ella a trabajar a otra parte y le he dicho que no, que se vaya a la mierda, y ahora estoy tranquila porque sé lo que tengo que hacer: ¡dejar de trabajar!, no hay que trabajar, nadie debe trabajar, el trabajo es una mierda, nunca más trabajaré, dame la mano y vámonos de aquí para siempre, la lluvia tiene que sorprendernos fuera de aquí, lejos de aquí, donde no haya nadie y nadie pueda vernos cogidos de la mano corriendo, gritando y besándonos besándonos besándonos!!
La Secretaria Pelirroja vuelve a besar al Mensajero Local apasionadamente.
MENSAJERO LOCAL: Ah. Siempre serás una radical, tía. SECRETARIA RUBIA: ¿Lo ves?, ya te dije, cariño, que tu problema era de otro tipo. Entra la Directora Ejecutiva, va directamente hacia la Secretaria Rubia. El Mensajero Local y la Secretaria Pelirroja siguen besándose. La Secretaria Morena ríe y mira al Jefe Administrativo, que le ofrece tabaco y fuman.
DIRECTORA EJECUTIVA ( a la Secretaria Rubia): ¿Quiere ser usted mi Secretaria? O también es usted una escaladora estúpida o una hipócrita traidora que aspira a ser algo sin tener las mínimas aptitudes básicas e imprescindibles para serlo? SECRETARIA RUBIA: Ay, no sé, mujer, así, de entrada... DIRECTORA EJECUTIVA: Es que yo me largo ahora mismo de la Empresa, ¿sabe? Acabo de dimitir hace dos minutos y medio. Tienes tres segundos para pensárselo. Empezaríamos a trabajar mañana. Usted y yo. Las dos, solas. Mi idea es muy simple: pequeña empresa cualquiera, sea cual sea, en realidad no me importa, sin afán de lucro, sólo con afán competitivo, por el placer del trabajo, para ser auténticas adalides de ese trabajo, aún no sé cuál, pero si usted quiere, lo hablamos ahora mismo, elegimos el que más nos guste, a mí en realidad no me importa, o sea que elija usted misma, cuando diga alguno que le guste, me lo dice: asesoría de imagen, asesoría fiscal, asesoría jurídica, control y selección de personal, promoción de empresa, preproducción industrial, postproducción, diseño publicitario, control publicitario para empresas, reciclaje y docencia privada, programación informática, asistencia técnica informática, gestoría administrativa empresarial, agencia inmobiliaria, seguros de vida, médicos, para la vejez y el ahorro, servicio de préstamo primera segunda hipoteca, administración de fincas, facturación, créditos, servicios psicotécnicos,
82
psicomotrices, mnemotécnicos, gabinete psicológico, de asistencia social, mecenaje artístico, agencia literaria, matrimonial, escuela de estética, masajerelax, contactos, ¿cuál le gusta más? SECRETARIA RUBIA: ¡Contactos! Quiero ser su secretaria. DIRECTORA EJECUTIVA: Me gustaría tener la fuerza y el valor suficientes para matarme. Pero no los tengo. SECRETARIA RUBIA: No diga tonterías. Ahora me tiene a mí. Empezaremos a trabajar mañana mismo. Tengo muy buenos amigos. Y amigas. DIRECTORA EJECUTIVA: Ah, ¿sí? SECRETARIA RUBIA: Sí. DIRECTORA EJECUTIVA: Dígame una cosa: ahora que seremos socias y tendremos que soportarnos... ¿cómo me encuentra usted? SECRETARIA RUBIA: Guapa, inteligente y un poquito masculina. DIRECTORA EJECUTIVA: Sensible no, ¿verdad? SECRETARIA RUBIA: Pues... DIRECTORA EJECUTIVA: Bueno, ¿qué hacemos? SECRETARIA RUBIA: Salir de aquí, bajar, vámonos, todos se han vuelto locos, y ahora más con todo este follón de la lluvia. DIRECTORA EJECUTIVA: Perdón, ¿ha dicho antes que me encontraba... guapa? SECRETARIA RUBIA: ¿Yo he dicho eso? DIRECTORA EJECUTIVA: Me parece que sí. SECRETARIA RUBIA: ¿Usted está casada? DIRECTORA EJECUTIVA: No. SECRETARIA RUBIA: ¿No tiene pareja? DIRECTORA EJECUTIVA: negocios.
No. A mí no me gustan las parejas, me gustan los
SECRETARIA RUBIA: Ah, pues manos a la obra. DIRECTORA EJECUTIVA: Me parece que usted me tranquiliza. SECRETARIA RUBIA: Fumemos un cigarrillo antes de irnos definitivamente, ¿vale? DIRECTORA EJECUTIVA: Sí. El último. SECRETARIA RUBIA: ¿El último? ¿Qué dice, mujer? El primero. 83
DIRECTORA EJECUTIVA: Ah. SECRETARIA RUBIA: ¿No nos vamos a largar de aquí? Entonces fumemos hasta que reventemos y que se jodan todos. DIRECTORA EJECUTIVA: Ay, sí, sí, decididamente, usted me tranquiliza.
Relámpago. Trueno. Todos miran al cielo. Entra, alterada, la Secretaria Castaña, hablando en un susurro.
SECRETARIA CASTAÑA: Una mujer triste en la ventana espera al hombre desconocido la mujer sigue allí en la ventana el hombre desapareció se llamaba... SECRETARIA RUBIA: ¿Dónde va esa loca? JEFE ADMINISTRATIVO: Mírela. SECRETARIA MORENA: ¡Hola! SECRETARIA CASTAÑA: ...no sé cómo se llamaba pero era un hombre entre un millón la mujer lo soñó el hombre no existía... SECRETARIA MORENA: ¿Dónde vas? JEFE ADMINISTRATIVO: Deténgala. MENSAJERO LOCAL: Otra que quiere tirarse. SECRETARIA PELIRROJA: Déjala. SECRETARIA RUBIA: ¡Que se tira! DIRECTORA EJECUTIVA ( a la Secretaria Rubia): Sólo quiere llamar la atención.
La Secretaria Castaña está muy cerca de la barandilla. La detiene la voz de la Secretaria Morena.
SECRETARIA MORENA: ¡No! ¿Qué haces? SECRETARIA CASTAÑA: No sé qué estoy buscando. SECRETARIA MORENA: Yo sí lo sé. SECRETARIA CASTAÑA: ¡Está lloviendo!
84
SECRETARIA MORENA: Aún no. SECRETARIA CASTAÑA: Allí, sí, en la casa de la mujer. ¡Mira! SECRETARIA MORENA: ¿Qué? SECRETARIA CASTAÑA: ¿Me lo estoy inventando? SECRETARIA MORENA: No. SECRETARIA CASTAÑA: ¿Me he vuelto loca? SECRETARIA MORENA: No. La casa existe. Es aquella. La mujer también. Cálmate. Nos han hecho demasiado daño estos dos años y medio sin lluvia y ya está aquí, tienes razón, allí ya está lloviendo. SECRETARIA CASTAÑA: ¿Y el hombre? ¿Existe? SECRETARIA MORENA: Yo sé quién es.
Relámpago. Trueno más fuerte. Todos gritan.
SECRETARIA PELIRROJA: ¡Vámonos! MENSAJERO LOCAL: Sí, vamos. Pero, oye, ¿a dónde vamos? SECRETARIA PELIRROJA: ¿Quieres que te lo diga? ¡Al campo! MENSAJERO LOCAL: ¿Quéee? SECRETARIA PELIRROJA: ¡¡¡Al campo, a la naturaleza, me lo dice el corazóooon!!! MENSAJERO LOCAL: ¡¡¿Y eso del campo dónde está?!!
Relámpago. Trueno más fuerte. Entra el Programador Informático, corriendo. Todos gritan.
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: ¡La lluvia! SECRETARIA CASTAÑA: ¡La lluvia! DIRECTORA EJECUTIVA: ¡Vamos! SECRETARIA RUBIA: ¡¡Jefe, que me voy con ella, no sé si volveremos a vernos!! MENSAJERO LOCAL(a la Secretaria Pelirroja: ) ¡¡Hala, no se hable más, al campo!!
85
Cae un rayo en la azotea. Salen el Mensajero Local con la Secretaria Pelirroja y la Directora Ejecutiva con la Secretaria Rubia. La Secretaria Morena se refugia en los brazos del Jefe Administrativo. La Secretaria Castaña y el Programador Informático se encuentran en el centro de la azotea y se miran intensamente a los ojos. Luz cegadora y gran estruendo.
JEFE ADMINISTRATIVO: No tenga miedo. ¿Viene conmigo? SECRETARIA MORENA: ¡Mire, ya se han encontrado! JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Cómo? SECRETARIA MORENA: Ya está. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Se queda con ellos? ¿No quiere venir conmigo? SECRETARIA MORENA: ¿Qué? JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Quiere venir conmigo? SECRETARIA MORENA: Repítamelo, por favor. JEFE ADMINISTRATIVO: Ven conmigo. No sé por qué, pero ven conmigo. SECRETARIA MORENA: Antes, déjame decirte algo. JEFE ADMINISTRATIVO: ¿Qué? SECRETARIA MORENA: Yo soy una persona normal. El Jefe Administrativo abraza a la Secretaria Morena y salen. Cae otro rayo. El Programador Informático y la Secretaria Castaña continúan inmóviles mirándose a los ojos. Silencio.
PROGRAMADOR INFORMÁTICO: He perdido a mi mujer. SECRETARIA CASTAÑA: ¿Es usted un hombre entre un millón? Cae la lluvia, silenciosamente. Los dos se quedan inmóviles mirándose fíjamente, bajo la lluvia. 86
Epílogo:
Después de la lluvia
87
El sol.
FIN.
88