DE LA VERDRÄNGUNG A LA FORCLUSION (1ª parte) Sol Aparicio
1.LO REPRIMIDO, LO RECHAZADO Y LO RENEGADO O DESMENIDO! EL PRO"LEMA DE LA PSICOSIS EN LOS ESCRIOS DE FREUD Cierto es, como tanto se ha dicho, que la psicosis no fue nunca el tema principal de los escritos de Freud; sin embargo, está presente a lo largo de toda su obra. Tanto en los dos artculos dedicados a las neuropsicosis de defensa, en los a!os 1"#$ % 1"#&, como en el te'to inconcluso que pone fin a su obra, Compendio del psicoanálisis, redactado cuarenta a!os despus, descubrimos la misma preocupacin, el mismo intento por determinar qu mecanismo psquico se halla en el origen de la psicosis % en qu se diferencia de la represin que caracteri*a a la neurosis. +n otras ocasiones, el tema aparece considerado a tras del estudio de diersos sntomas o manifestaciones psicticas (as por e-emplo, la alucinacin, el delirio paranoico o las alteraciones del lengua-e en la esqui*ofrenia) o desde el punto de ista de la teora de la libido % el narcisismo, a tras del análisis de las relaciones que el su-eto establece con la realidad circundante % de la aparente ruptura de esa relacin en el caso de la psicosis. n recorrido, incluso superficial, de sus escritos, muestra as claramente que Freud dedic buena parte de sus esfuer*os al problema de definir un mecanismo de defensa propio de las psicosis; lo plantea, ba-o distintas formas, en numerosos te'tos/ los dos artculos tempranos %a citados, los escritos de los a!os 1#1101 % los te'tos tardos posteriores a la elaboracin de la 2segunda tpica3. 4ui*ás sea ste el punto más importante de los tratados por Freud en relacin con la psicosis, pues llea implcito el problema de diferenciacin entre neurosis % psicosis % apunta hacia una distincin estructural de ambas. 5a represin, como es sabido, no es slo un mecanismo de defensa que como tal influ%e en la organi*acin de las relaciones del indiiduo con el mundo tanto interno como e'terno, sino tambin aquello que se halla en el origen mismo de la diisin entre la conciencia % el inconsciente % que determina la particular estructuracin de lo psquico en el ser humano. (6ase al respecto, la diferencia que Freud establece entre 2represin originaria3 % 2represin propiamente dicha3 en el ensa%o dedicado a este tema en la 7etapsicologa.) na de las primeras alusiones de Freud a la necesidad de distinguir la represin de lo que ocurre en la psicosis, se encuentra en el comentario sobre un caso de paranoia crnica (28ueas consideraciones sobre las 9 neuropsicosis de defensa3, 1"#&). 2:eculiar a la paranoia debe ser una a o mecanismo especial de la represin...3, a que Freud cree encontrar en la pro%eccin. :oco despus descubrirá que la pro%eccin pro%eccin es insuficiente para caracteri*ar la psicosis, pero aqu %a está presente el elemento fundamental de los desarrollos ulteriores/ la solucin del enigma que representan los reproches, las alucinaciones % las oces, se halla en el retorno de un fragmento, hasta entonces olidado, de la ida infantil. +l papel que la
pro%eccin -uega en la paranoia uele a ser discutido en el estudio sobre el caso de chreber. Como punto de partida, Freud retorna su definicin de la pro%eccin, mecanismo que deba e'plicar la formacin de los sntomas paranoicos/ una percepcin interior, preio proceso de deformacin, llega a la conciencia como percepcin proeniente del e'terior. < tras del e'amen de la idea delirante de fin del mundo del :residente chreber, Freud llegará a la conclusin de que no se trata de la pro%eccin de una percepcin interior (en este caso, el deseo homose'ual que constitu%e una representacin insoportable para el %o), sino de algo de mucho ma%or alcance/ la representacin insoportable internamente percibida, sufre una abolicin (das aufgehobene) % uele desde afuera, en el seno de una construccin delirante que corresponde a un intento de recuperacin, a un esfuer*o por restablecer los la*os con el mundo e'terno, la*os bruscamente rotos al haber sido retirada la libido de todos los ob-etos. =e este modo haba sido 2destruido3 el mundo de chreber, habiendo quedado priado de toda significacin; la pro%eccin de esta catástrofe interna tuo por resultado la idea delirante de fin del mundo. >tras referencias al problema aparecen en te'tos posteriores, en relacin con el estudio de la formacin de sntomas en la esqui*ofrenia, por e-emplo. Finalmente, Freud lo formula con todas sus letras/ 2preguntmonos cuál puede ser el mecanismo análogo a una represin por el cual el %o se separa del mundo e'terior3. 5a respuesta a la pregunta as planteada en 1#9$ (28eurosis % psicosis3) pero insistentemente presente, como hemos isto, desde mucho antes, se encuentra en cierto modo dispersa en diersos escritos de Freud, ba-o los dos trminos siguientes/ recha*o (6er?erfung) % renegacin o desmentida (1) (6erleugnung). u uso, como eremos, no siempre es inequoco; la dificultad obedece en parte a que a la distincin de los campos de la neurosis % la psicosis, será necesario a!adir el de la perersin. 5a primera aparicin del trmino 6er?erfung (recha*o) es incluso anterior al nacimiento del concepto de represin, que tiene lugar a partir de los +studios sobre la histeria.
de su hermana la estremece la idea de que l está ahora libre para casarse con ella. (9) +l acceso de esta representacin a la conciencia prooca un conflicto que la paciente elude olidando la escena % reprimiendo el amor que siente por su cu!ado; la reaccin psictica, en cambio, hubiese consistido en la renegacin o desmentida (el trmino aqu utili*ado por Freud es 6erleugnung % no 6er?erfung) de la muerte de la hermana, es decir Aretomando los trminos del e-emplo anterior cu%o sentido nos parece ser el mismoA, en lugar del ale-amiento de la conciencia de un elemento perteneciente a la realidad psquica, el recha*o de un fragmento de la realidad e'terna. +l concepto de renegacin o desmentida reaparece luego en repetidas ocasiones, referido a un problema totalmente distinto, el del comple-o de Castracin. +l peso adquirido por esta nuea nocin de la terminologa psicoanaltica slo se entiende al recordar que surge dentro del marco de una reconsideracin de la se'ualidad infantil que llea a Freud a descubrir que el perodo correspondiente a la llamada 2organi*acin genital infantil3 está marcado por una primaca del falo (% no de los rganos genitales). +s el rgano se'ual masculino el que constitu%e el centro de inters tanto del ni!o como de la ni!a, % alrededor su%o irá adquiriendo significacin la castracin, a partir del descubrimiento de la diferencia anatmica de los se'os. 5as repercusiones psquicas de esta e'periencia son considerables/ el ni!o, dice Freud, en un principio 2no e nada, o, por medio de una renegacin o desmentida, atenBa el efecto de su percepcin3. 8os encontramos pues, de nueo, con una reaccin de recha*o ante un hecho que se impone desde el mundo e'terno, en este caso, el er que el pene está ausente del cuerpo femenino. in embargo, la obseracin no queda por ello sin efecto % el ni!o, buscando una salida al conflicto, llega 2a esta conclusin de un gran alcance afectio/ antes, $ en todo caso, (el pene s estaba all3, la ni!a ha debido ser despo-ada de l posteriormente... conclusin que 2enfrenta al ni!o a la relacin de la castracin con su propia persona3. Comien*a pues a perfilarse una definicin de la 6erleugnung (renegacin o desmentida) como mecanismo por el cual el su-eto rehBsa aceptar un hecho, definicin que adquiere su forma acabada poco despus, a partir de un estudio sobre el fetichismo/ el ni!o rehBsa reconocer la percepcin (de la ausencia de pene en la mu-er) porque reconocerla lo lleara a aceptar la posibilidad de su propia castracin. Freud a!ade aqu algo importante con lo cual precisa la naturale*a del mecanismo en cuestin/ el proceso defensio no implica en este caso una anulacin de la percepcin (cosa que parece resultar del recha*o psictico, como se e en los e-emplos antes citados), sino más bien 2una accin sumamente enrgica3 para mantener renegada una percepcin que sigue presente. +n el caso del fetichismo, el fetiche (que representa el sustituto del falo materno en cu%a e'istencia el ni!o no pudo de-ar de creer) permite la creacin de un compromiso por el cual la creencia en que la mu-er s tiene pene es, a la e*, abandonada % conserada. 8os encontramos as ante una parad-ica coe'istencia de la antigua creencia con el saber que ha enido a desmentirla. +l fetichista establece, pues, un compromiso entre el reconocimiento del peligro de la castracin que la realidad afirma, % la renegacin o desmentida de la castracin con que satisface su deseo. +sta posibilidad de tomar simultáneamente dos as opuestas de resolucin de un
mismo conflicto, e'ige la introduccin de una nuea nocin en la teora, la de una escisin del %o, proceso que se presenta como corolario lgico del mecanismo de renegacin o desmentida. :ero sera un error creer que se trata de categoras que slo son aplicables en el estrecho marco del fetichismo; de hecho, Freud las pone inmediatamente a prueba para e'plicar el caso de dos ni!os, uno de dos % el otro de die* a!os, que haban 2rehusado reconocer3 la muerte de su padre. DCmo e'plicar que tan grande negatia pudiese darse sin desembocar, en ninguno de los dos casos, en una psicosisE lo suponiendo que e'iste una escisin/ en la ida psquica de estos su-etos dos 2corrientes3 subsisten una al lado de la otra/ una permanece ligada a la realidad e'terna, la otra toma en cuenta las e'igencias pulsionales % se separa de ella. Coniene qui*ás recordar aqu que la idea de que arias 2corrientes3 psquicas separadas e incluso contradictorias, coe'isten, haba sido presentada %a en el caso del ombre de los 5obos Aen el que Freud haba introducido tambin una distincin entre represin % recha*o (6er?erfung), distincin sobre la cual se apo%ará luego 5acan para introducir el concepto de forclusin0A. +l tema de la escisin uele a aparecer en los escritos posteriores al ensa%o sobre el fetichismo, prolongando una lnea de pensamiento, presente en Freud desde el comien*o, que ba-o diersas formas introduce siempre un elemento de ruptura, de diisin, como inherente a la estructura misma de la sub-etiidad humana.
tro e-emplo lo ofrece la hermosa comparacin hecha en la Conferencia GGGH (titulada. -ustamente, 25a diisin de la personalidad psquicaIJ) entre el enfermo mental % el cristal que, al romperse, lo hace siguiendo las lneas de fractura que, inisibles, pree'istan en su estructura. 5a posibilidad de una fragmentacin seme-ante era fácilmente inferible mucho antes de la elaboracin del esquema de la segunda tpica a partir de obseraciones clnicas que ponan de manifiesto la oposicin entre el %o % una instancia crtica interna, por e-emplo. Finalmente, es coherente tambin con la concepcin freudiana de un aparato psquico que se forma como por estratificacin, por diferenciacin progresia de sus partes. 6oliendo a la renegacin o desmentida, es eidente que en la medida en que concierne a un elemento de la realidad e'terna % que por ello prooca siempre en cierto modo, una ruptura con la realidad, se trata de un mecanismo 2psictico3. :ara entender que aun siendo as, no nos hallamos en el terreno de la psicosis, es qui*ás necesario insistir en el hecho de que la renegacin o desmentida es una 2defensa3 que no logra sino a medias su ob-etio/ lo 2renegado o desmentido3 nunca permanece del todo inactio.
alores/ transfiri la importancia del pene a otra parte del cuerpo , procedimiento en el que fue a%udado por el mecanismo de la regresin3. 6emos entonces, que no basta con tomar en cuenta el mecanismo en si sino que es necesario considerar tambin lo que le sigue. +n Compendio del psicoanálisis, Freud apuntará hacia una diferenciacin de la psicosis a partir de lo tpico % lo econmico. +n primer lugar, se!ala que la escisin % la oposicin que en la neurosis tienen lugar entre una % otra instancia, ocurren en la psicosis en el seno de una de ellas, el %o. +l alor de esta hiptesis e'plicatia se halla sin embargo moderado inmediatamente/ 2no siempre es fácil decidir ante cuál de ambas posibilidades nos encontramos en un caso determinado3, nos dice, preinindonos as contra una concepcin demasiado simplista % esquemática de la segunda tpica. (4ui*ás no est de más recordar aqu que 2a la peculiar & condicin de lo psquico no corresponden contornos lineales como en el dibu-o o en la pintura de los primitios sino difuminaciones análogas a las de la pintura moderna3.) (@) +n segundo lugar, dado el carácter general de la escisin en arias 2corrientes3 psquicas, ha% que pensar que 2el resultado dependerá de su fuer*a relatia3; las precondiciones para una psicosis estarán dadas cuando preale*ca la 2corriente3 que, ba-o la influencia de la pulsin, se ale-a de la realidad e'terna. Hntentemos recapitular lo que lleamos dicho. :artiendo de la idea de que uno de los puntos importantes tratados por Freud en relacin con la psicosis es la elaboracin en trminos tericos de lo que la diferencia de la neurosis, hemos isto que esta bBsqueda está centrada especialmente en el esfuer*o por definir un mecanismo análogo al de la represin. Conertido el concepto de represin en la piedra angular de la teora de la neurosis, % por ende, de la teora psicoanaltica, resultaba lgico % necesario preguntarse qu concepto podra ocupar este lugar en el campo de la psicosis.
aBn aco de la teora psicoanaltica ino a ocuparlo el concepto de forclusin, elaborado por 5acan a partir de las semillas que Freud de-. Trataremos de se!alar ahora cuáles son esas 2semillas3, subra%ando algunos puntos %a mencionados en M esta e'posicin. 8 =+ 8 HN8HFHC<8T+ :LH7>L=H<5 5a introduccin del trmino forclusion (recusacin) ($), lleada a cabo por 5acan, se da de un modo progresio. +s posible distinguir en ella dos etapas, a tras de las cuales puede erse que no se trata de la " mera traduccin de la 6er?erfung freudiana, sino de la creacin de un concepto nueo, aunque heredero de una larga historia. 5a primera de estas etapas sera aquella, anterior a la aparicin de forclusin, en que 5acan da un sentido más preciso % un contenido más pleno a la 6er?erfung de que nos habla Freud. Tomando en cuenta, por un lado, el uso de este trmino en el caso del ombre de los 5obos % la nocin de abolicin a la que se alude en el caso chreber, % por otro, la nuea lectura que, con a%uda de
%ppolite, hace de 2la denegacin3, 5acan presenta una primera definicin de la 6er?erfung como 2abolicin simblica3, la sitBa en los orgenes de la ida psquica, es decir, en un primer tiempo (lgico) del proceso de estructuracin del su-eto, % la identifica con el momento de e'clusin que constitu%e 2lo real3, territorio e'tran-ero a la simboli*acin. 5o que el e'amen del mecanismo de la denegacin pone en eidencia, es que lo reprimido inconsciente %a pertenece al unierso simblico del su-eto; dicho de otro modo, %a e'iste, % es por eso que, ba-o forma de denegacin, puede aparecer en su discurso. i ese 2no querer saber nada de ello3 en que se resume la represin es posible, es porque %a ha% un mundo simblico (% el su-eto %a sabe algo sobre lo reprimido). =e aqu deria la necesidad de concebir un proceso primario de afirmacin, de admisin, esa Oe-ahung que, segBn Freud, representa 2el equialente de la unin3, es decir, de la accin de +ros, pulsin primaria que, -unto a Thanatos, gobierna la ida psquica. < este proceso de admisin o intro%eccin se le opone el de e'pulsin fuera del %o (
una nuea traduccin del enunciado con que Freud haba descrito el mecanismo caracterstico de la paranoia; el 2lo que ha sido abolido adentro uele desde afuera3 del caso chreber, se e'plica as/ 2lo que queda preso de la 6er?erfung, lo que queda fuera de la simboli*acin general que estructura al su-eto, uele desde afuera real, ba-o forma de alucinacin3. :ero es sobre todo el caso del ombre de los 5obos el que ofrece a 5acan la ocasin de ilustrar su concepcin de la 6er?erfung. Freud haba planteado que en lo que respecta a la castracin, el ombre de los 5obos 2no quiso saber nada3, 2en el sentido de la represin3, que ello no supona 2-uicio alguno sobre su e'istencia3 pero que las cosas ocurran como si no e'istiese. +l su-eto, colocado ante el descubrimiento de la diferencia se'ual, haba 2recha*ado3 la significacin genital, prefiriendo conserar su antigua teora se'ual anal. K Freud aclara el sentido de su e'plicacin afirmando que 2una represin es algo mu% distinto de un recha*o R6er?erfungS. +ra pues necesario concebir un mecanismo, distinto de la represin, anterior a todo -uicio % consistente en una e'clusin de lo recha*ado del campo mismo de lo e'istente. +s aqu donde 5acan ubica la 6er?erfung, por medio de la cual el su-eto 2rehBsa el acceso a su mundo simblico de algo que sin embargo, %a ha e'perimentado3, en este caso, la amena*a de castracin. e trata entonces de una ausencia en el registro simblico, de una no0admisin, una falta de Oe-ahung que se halla confirmada por lo que sigue/ la alucinacin del dedo cortado que sume al ni!o en un terror parali*ante. 25a castracin, que es precisamente lo que para l no e'iste, se manifiesta ba-o la forma de lo que se imagina3; en otras palabras, aquello que no haba sido reconocido irrumpe en la conciencia ba-o la forma de lo isto. na significacin hasta entonces desconocida se 1 impone as al su-eto en el seno de lo real, es decir, en una absoluta e'terioridad/ all donde ocurre una 6er?erfung, el su-eto no está; aquello que es ob-eto de tal proceso, queda fuera del campo de la palabra. =e este modo, se da una especie de re0definicin de las nociones de lo e'terior % lo inconsciente/ la represin se sitBa 2en lo más interno de aquello que el su-eto puede sentir del lengua-e sin saberlo3 (un inconsciente que en cierto modo le pertenece, que ha sido admitido, en el sentido de la Oe-ahung); la 6er?erfung en cambio, tambin tiene que er con un significante inconsciente, pero se trata de un inconsciente e'terno al su-eto, e'terioridad a la que, sin embargo, 2el su-eto permanece ligado3, nos dice 5acan. De trata acaso, entonces, de intentar concebir una relacin del su-eto con lo e'cluido de su unierso simblico, una relacin del su-eto con lo que, en cierto modo, no e'iste para l (U menuda parado-aV), a la e* que por otro lado, se da una ruptura en su relacin con el mundo e'ternoE < tras de la referencia a la denegacin, 5acan logra determinar la 2locali*acin sub-etia3 de la 6er?erfung % con ello le otorga todo su peso de elemento capa* de proocar una profunda alteracin de la organi*acin psquica. :or otra parte, nos muestra tambin que, desde el momento en que se plantea la pregunta sobre cmo funciona el lengua-e, es ineitable remitirse a este 2mito de los orgenes3 de la sub-etiidad humana. +so era lo que preocupaba a Freud en su te'to sobre =ie 6erneinung, tema %a tratado mucho antes en la correspondencia con Fliess % sub%acente a toda su obra.
D5as dos tpicas no tienen acaso, como punto de partida comBn, el estudio de los sistemas de memoriaE 8>T</ (1) 8os atenemos aqu a la traduccin de la terminologa psicoanaltica propuesta por la ersin castellana del =iccionario de psicoanálisis de 5aplanche % :ontalis (9) 6ase al respecto 25o inconsciente3 (1#1), ensa%o en que, partiendo del predominio de la analoga entre las palabras sobre la relacin entre la palabra % la cosa, obserado en la formacin de sntoma en la esqui*ofrenia, Freud termina planteando la diisin de toda representacin consciente en representacin de cosa % representacin de palabra, distincin %a tratada en 1"#1 (cf. su monografa sobre las afasias, de la que W. trache% tradu-o una parte). :uede establecerse un paralelo entre la ruptura del nculo entre representacin de cosa % representacin de palabra que Freud describe % lo que 5acan permite entender como la ausencia del necesario 2cruce3 entre los dos nieles del significante, el del discurso consciente % el del inconsciente, que producen el efecto de sentido, de significacin. i la representacin de palabra es un significante cualquiera del discurso, qui*ás sea legtimo situar a la representacin de cosa (retomando el algoritmo saussuriano que 5acan modifica en 5a instancia de la letra) deba-o de la barra, en el lugar a donde 2cae3 todo significante reprimido, donde queda oculto a seguidas de esa sustitucin metafrica que es el sntoma. (@) 25a diisin de la personalidad psquica3. ($)
DE LA VERDRÄNGUNG A LA FORCLUSION #$% par&'( Sol Aparicio 5o que se trata pues de considerar, es el problema de la constitucin de la realidad humana, de la entrada del ser humano en el mundo de la realidad % de Acuestin correlatiaA las diersas formas en que estas relaciones se
estructuran en la neurosis % en la psicosis. :ara el psicoanálisis, la realidad representa el lugar donde se anudan el deseo % el lengua-e, que constitu%en a su e* las as por las que accedemos a ella. 8acido de la hendidura abierta entre la pura necesidad % la demanda dirigida al >tro A demanda que es inseparable de la necesidad en el hombre, pues toda necesidad ha de ser articulada para poder ser satisfecha A, el deseo marca la realidad humana % la distingue de la del animal, inmerso en un mundo del cual no parece separarlo distancia alguna. +l e'amen de las relaciones del su-eto con la realidad se desdobla entonces en el de sus dos ertientes/ el deseo, que surge % se configura en el seno de esa e'periencia simblica que es el comple-o de +dipo % que ha de acudir a la palabra para ser reconocido, % el lengua-e, que precede al adenimiento del su-eto % le impone tanto su estructura como sus le%es. Lesulta entonces que lo que la obseracin del fenmeno psictico reela es que aun disponiendo del mismo lengua-e que los demás, el su-eto psictico hace de l un uso mu% distinto. abemos que el lengua-e se halla definido por la ausencia de relacin biunoca entre el significante % el significado, % por el hecho de que toda significacin remite siempre a otra significacin, lo que otorga a la palabra su poder de eocacin. +ste continuo desli*amiento metonmico se encuentra detenido en la psicosis; lo mismo ocurre con el moimiento de sustitucin metafrica, indispensable a la produccin de significaciones (la metáfora, indica 5acan, es la que 19 2arranca3 al significante de sus cone'iones le'icales.) < eces el su-eto se hallará confrontado sBbitamente a una significacin que aparece en lo real (2una significacin enorme que no puede incularse con nada puesto que nunca entr en el sistema de la simboli*acin3); otras, el que lo escucha parecerá toparse con palabras cu%a significacin no remite a nada más que ella misma. 5a tesis fundamental es aqu la siguiente/ el significante precede siempre al fenmeno; la aprehensin de lo concreto de la e'periencia no a seguida del recurso al significante que nombrará la cosa, sino lo contrario, el significante es anterior, está siempre %a all, % lo emprico es aprehendido luego, conirtindose en su 2correlato imaginario3. Como e-emplo, 5acan da el del da % la noche/ no son fenmenos, dice, sino algo que implica desde el comien*o una connotacin simblica (la de la presencia % la ausencia, que Freud haba descubierto en el -uego del carrete de su nieto % que calific de momento inaugural en la relacin del ni!o con el mundo del lengua-e), concepcin que estaba presente en el =iscurso de Loma % que, segBn nos parece, 5acan resume all de un modo especialmente rico en el enunciado siguiente/ 2el concepto, salando la duracin de lo que pasa, engendra la cosa3. +l acceso primordial del ser humano a la realidad, 5acan lo concibe pues, segBn sus propios trminos, como marcado desde un principio por la 2nihili*acin3 o nadai*acin (nantisation) simblica. :aralelamente Aal menos en esta etapa de su pensamientoA, 5acan otorga al significante un carácter % un alor ontolgicos; habla en un momento dado de los significantes como de 2registros del ser3 % establece una cierta equialencia entre el plano del significante % el del ser del su-eto.
momento correspondiente a 2la primitia aparicin del significante3, ese que Freud sitBa antes de la represin, en el que se constitu%en los primeros 2nudos de significacin3. +s dentro de esta 2primera seleccin de significantes3, dice 5acan, donde Freud supone la Constitucin del mundo de la realidad; la separacin por l descrita de lo bueno % lo malo, ha% que concebirla como un recha*o de una parte del significante primordial. 5a definicin algo bree de la 6er?erfung como falta de Oe-ahung o 2abolicin simblica3, recibe ahora una formulacin más acabada/ consiste en un 2proceso primordial de e'clusin de un adentro primitio que no es el adentro del cuerpo, que es un primer cuerpo de significante, una primera colocacin de un sistema significante como aquel que se supone es primordial e indispensable3. btendramos as la idea de que el te-ido de la realidad está formado por el entrecru*amiento de la trama de los significados con la urdimbre de significantes.) +ste papel de soporte que -uega el lengua-e en el mundo humano, es uno de los puntos subra%ados por 5acan con particular insistencia; como e-emplo recurdese el pasa-e en que alude a la relacin del hombre con el significante como a 2las amarras de su ser3 (+scritos, 1, 911). :ero el lengua-e es tambin su lmite en la medida en que todo lo concerniente a la reali*acin del su-eto se halla ineitablemente sometido a las le%es de la palabra. Tomemos como e-emplo la funcin paterna a niel simblico (de-ando de lado el persona-e real que la encarna en cada caso % las relaciones imaginarias que el su-eto establece con l)/ lo que la funda % la sostiene es el nombre del padre. +l padre, se!ala 5acan, no es, se llama el padre, % sobre la e'istencia de este nombre se funda en las sociedades humanas Aen ello radicalmente distintas de toda sociedad naturalA el
orden de las generaciones % se instaura la le%, identificada luego con su persona. +n el principio era, pues, el nombre; el nombre está en el origen de ese sistema simblico dentro del cual toda ida humana se desarrolla, sistema 2superpuesto3 % subsistente independientemente de cada su-eto particular. +sta total independencia del nombre respecto de la e'istencia 1$ concreta del su-eto se hace patente por e-emplo en las sepulturas, donde el nombre se perpetBa más allá de la ida (e-emplo que 5acan propone en el captulo 6HH del eminario citado). +l nombre, que e'iste antes, despus, más allá % al margen del su-eto al que otorgará una indiidualidad particular, representa una de las formas del significante, una de las maneras en que penetra el significado % organi*a las significaciones. +ntre estos significantes, el del 8ombre0del0:adre, frmula con que 5acan resume las ense!an*as de Freud, [que descubri en el centro de lo que l mismo haba llamado el inconsciente, una estructura Ala del comple-o de +dipoA de la cual dependen las le%es que organi*an el con-unto de relaciones de que están hechas las sociedades humanas. 5legamos as a lo que quisiramos llamar la segunda etapa del análisis de la 6er?erfung lleado a cabo por 5acan, etapa en que el concepto de forclusin a a ser introducido, en estrecha relacin con la teora sobre el comple-o de +dipo.
III. EL COMPLE)O DE EDIPO Y LA RECUSACION DEL SIGNIFICANE DEL PADRE 5a pie*a más afortunada de todas las que componen la teora psicoanaltica que Freud nos leg es sin duda la represin, concepto central en la conceptuali*acin de las neurosis que pas rápidamente a formar parte del lengua-e comBn. 8o puede decirse que el comple-o de +dipo, pie*a esencial al psicoanálisis, ha%a corrido la misma suerte. +n efecto, el comple-o de +dipo % el comple-o de castracin que lo acompa!a han sido los ob-etos priilegiados de las controersias % crticas surgidas en torno al psicoanálisis, e incluso para sus 2partidarios3 constitu%en uno de los puntos en los que la interpretacin del te'to freudiano sigue resultando problemática. in embargo es eidente que si el psicoanálisis tiene algo que decir sobre el su-eto % su relacin con el mundo de los ob-etos, algo que es distinto de lo que plantean la psicologa, la psiquiatra o la filosofa, ello está ntimamente ligado con el comple-o de +dipo. =el mismo modo, slo en relacin con esta estructura fundamental adquieren sentido conceptos como el de represin, por e-emplo, o cuestiones tales como la de la distincin entre psicosis % neurosis. no de los mritos qui*ás más eidentes de la relectura de Freud lleada a cabo por 5acan es el haberse detenido en este punto para poner de reliee la importancia, la comple-idad % el enorme peso de lo que Freud elabor a este respecto. K ello no slo por el hecho de haber puesto el acento en la cuestin del +dipo, sino tambin gracias a la introduccin de la diferencia entre significante % significado, % de la distincin entre los tres registros desde los cuales puede ser e'aminada toda cuestin psicoanaltica Asimblico, real e, imaginarioA, elementos sin los cuales el +dipo % la castracin corren el riesgo de erse reducidos al niel de lo más triial % anecdtico. 5e-os de ser el sntoma de patologa alguna, como suele creerlo el profano, el comple-o de +dipo representa en realidad el precio pagado por
el hombre al orden simblico por su entrada en el reino de la cultura. Condicin de posibilidad de todo su-eto, el comple-o de +dipo constitu%e a la e* sus fronteras % sus lmites. Oasta con dirigir la mirada hacia las obras maestras de la literatura para encontrar la estructura esencial del drama de +dipo presente en el nBcleo de cada relato. (+s por ello seguramente que el psicoanálisis no puede prescindir de las referencias a la literatura. D5acan no llega acaso a decir que 2las creaciones poticas, más que refle-ar, engendran las creaciones psicolgicas3E 6ase +l deseo % su interpretacin.) +s, en efecto, en el seno de esa red inter e intrasub-etia que es el +dipo, donde se llea a cabo la primera eleccin de ob-eto, ob-eto del primer amor, aquel cu%as consecuencias pesarán más largamente en la ida del su-eto. tro, como falta en ese >tro primordial que es la 7adre. Freud %a haba se!alado que buena parte de la ida infantil está dominada por la creencia, difcilmente abandonada, en que la madre es portadora de un falo (ase el caso citado en 25a organi*acin genital infantil3); ha% as una relacin posible entre la madre % el hi-o, que enmascara la falta, una 2comBn ilusin de recproca fali*acin3 gracias a la cual el ni!o completa a la madre % logra escapar al peligro de perder lo que tiene, sindolo. in embargo, esta relacin madre0hi-o es de hecho triangular, desde el momento en que interiene en ella el falo, que significa tanto el ob-eto de deseo de la madre,
como su falta. 5a funcin paterna introducirá una distancia entre estos trminos % conducirá la falta de ob-eto a un niel simblico, el de la castracin propiamente dicha (ase el eminario sobre las relaciones de ob-eto, en el que 5acan introduce la distincin entre los tres tipos o nieles de falta/ la priacin, la frustracin % la castracin). +s necesario pues preguntarse qu es el falo % qu representa dentro del comple-o edpico. +l problema se le plante a Freud en el momento en que se dio cuenta de que, al contrario de lo que l haba credo hasta entonces, el desarrollo se'ual de la ni!a estaba mu% le-os de ser simplemente paralelo al del ni!o. +l falo resulta tener un papel prealente en ambos se'os, de ah que se postule una fase fálica como caracterstica de la organi*acin genital infantil. :ero, Dcmo entender esta primaca del faloE 5a distincin entre lo simblico % lo imaginario se reela en este momento indispensable. +l que lo simblico represente la arma*n del mundo, no debe hacernos perder de ista el papel no menos importante que -uega lo imaginario en la estructuracin del su-eto. 5a tesis sobre el estadio del espe-o presentada por 5acan, puso de reliee las implicaciones de la teora freudiana sobre el narcisismo; el ser humano se halla en cierto modo preso de la imagen del otro % este apresamiento en lo imaginario otorga a su ser una alienacin % una hendidura que le son consustanciales. DCmo asombrarse entonces del significado especialsimo adquirido por eso que lo imaginario presenta coma 2un smbolo prealente3 all donde, en las mu-eres, slo se encuentra una ausenciaE +sta ausencia que slo es tal en relacin con la presencia de la Nestalt fálica, posibilita al mismo tiempo la primaca de dicha forma; establecida as la oposicin inherente a lo simblico, queda introducida una disimetra del comple-o de +dipo en los dos se'os, a 0 niel del significante (el arn encontrará la salida al calle-n edpico en una identificacin con el padre, mientras que a la ni!a le hará falta desiarse, dar una uelta que la llea a identificarse con l padre antes de llegar a su propio se'o). 1M :uede decirse entonces que ha% una especie de pasa-e que conduce de lo imaginario a lo 2simblico. 5a importancia del smbolo fálico es debida en primer lugar a la funcin que desempe!a el falo en el plano de lo imaginario, % es a partir de all que el ni!o entra en el comple-o de castracin. 8o otra cosa significaba Freud al subra%ar que para comprender cuál es la significacin del comple-o de castracin, es indispensable tomar en cuenta que su origen se halla en la fase fálica. :or otra parte, el aspecto simblico parece estar implicado desde el comien*o; el ni!o ha de resoler el conflicto a ese niel, asumiendo el falo en tanto significante Adice 5acan A, lo cual supone confrontar la funcin del padre. +n este sentido tambin, nos parece poder entender que 2el comple-o de +dipo es la introduccin del significante3. :ero la castracin slo es posible, slo será 2iida3 una e* que la interencin de la instancia paterna produ*ca la ruptura de la especial relacin entre la madre % el hi-o a la que hemos hecho referencia más arriba. :ara decirlo en otros trminos, más abstractos pero más precisos, la significacin del falo no aparece sino cuando el significante del 8ombre0 del0:adre pasa a ocupar el lugar antes ocupado por el deseo de la madre (deseo que el ni!o desea e identifica con su ob-eto imaginario, el falo). e descubre, pues, en lo inconsciente de la relacin edpica, una autntica sustitucin significante, operacin que 5acan denomina la metáfora paterna, metáfora que sustitu%e, pues, este 8ombre 2en el lugar primeramente
simboli*ado por la operacin de la ausencia de la madre3 (+scritos, HH, 9$@). +ste recorrido algo somero por los temas % problemas que la nocin de comple-o de +dipo abarca, debera al menos serirnos para islumbrar por qu 5acan se refiere al comple-o de +dipo como a una estructura significante esencial. Teniendo esto presente, es posible enunciar la diferencia entre neurosis % psicosis del modo siguiente/ en la neurosis el su-eto tiene que habrselas con una relacin que se halla 2significada dentro de las estructuras significantes e'istentes3, mientras que lo que se produce en una psicosis es el 2encuentro del su-eto en condiciones electias, con el significante3. :ara ilustrar esta definicin, nos detendremos un momento en un pasa-e del caso chreber, cu%o estudio sire de base a la elaboracin de la distincin a la que acabamos de aludir % luego, a la introduccin del trmino forclusin. +l estallido psictico del :residente chreber ocurre en el preciso momento en que, a peticin de los ministros, es nombrado 2presidente de cámara3 en la Corte de
introducido en el ser humano algo que lo trasciende, el smbolo del padre. 6emos con ello cuáles son el ha* % el ens de la relacin del su-eto con el significante, por una parte la necesaria relacin de implicacin, por otra ese ir más allá del ser indispensable al surgimiento del smbolo, de la metáfora tambin, creadora de las significaciones que dan ida a cada lengua. 5a fenomenologa de la psicosis reela, como lo escriba Freud a Fliess en una0 de sus cartas, que los psicticos 2aman a sus delirios como a s mismos3. D4u cone'in puede haber entre este intenso apego narcisista del su-eto a su delirio % la cuestin recin planteadaE i el acceso del ser humano al smbolo e'ige en el mito freudiano la muerte del :adre, de ese 2:adre simblico en cuanto que significa la 5e%3 (&) presente como lugar aco, cabra decir que en la psicosis no ha% :adre porque no ha muerto/ falta el significante del :adre. 4ueda claro pues que e'iste una carencia simblica, una falla en esa relacin al orden de la le% que el 8ombre0del0 :adre representa, % que es esta carencia la que se intenta remediar en el plano imaginario. Falto de una relacin con el significante que toque a su ser, el psictico se agarra firme a esos -uegos de significantes aciados de significado que son sus delirios. :odemos ahora formular que el momento en que se desencadena una psicosis no es sino el resultado de 5a recusacin de un significante primordial, cuando el su-eto se e enfrentado a una situacin que le e'ige algo más que las 2muletas imaginarias3 con que hasta entonces logr suplir dicha falta. 5a paternidad es una situacin de este tipo; no ha% modo de acceder a ella por a imaginaria, es una funcin eminentemente simblica, efecto del significante del 8ombre0del0:adre. =e hecho, en lo que respecta al papel estructurante del comple-o de +dipo, no es la ausencia del padre real sino la carencia del significante, la que tiene consecuencias nefastas. 8>T</ (&) +scritos HH, 9$9.