David D. Gilnore
Hacerse homre Ccepcies culturales de la masculiidad
� on
PA Barcelona Buenos Aires Mbico
Título original: Manhood in the maki. Cultural concepts o/ mculinity. Publicado en inglés por Yae University Press, New Haven y Londres Traducción de Patrik Ducher Cubierta de Mario Eskenazi
1.
•
edición,
1994
Quedan riguroHmnt prohibida1, in la autorización crita d l titular del "Cpyright. bajo la 1ancine etablecid en la eye a reprducción ttal parcial de eta obra por cualquir mdio o procdimient comprendido• la reprograa y el tratamint infrmático y la ditribución d mplares de lla ediante alquilr prétamo públic © ©
1990 by Yale University de ts ls edicones en cstellno Edcines idós Ibérica, S.A, Mari Mar ioo Cub Cub 2 - 080 08022 l Barcelon, y Editral aidós SAICF, Defnsa Def nsa 599 599 Buen Buenos os Aires Aires
ISBN: 84-430084-3 84-430084-3 Depósito leal: B37.870/4 Impreso en Novagrk S.L uigcerd, uigcer d, 27 27 080 080 Barcelona Barcelona Impres Impresoo en España España Printed Printed in Spain Spain
Título original: Manhood in the maki. Cultural concepts o/ mculinity. Publicado en inglés por Yae University Press, New Haven y Londres Traducción de Patrik Ducher Cubierta de Mario Eskenazi
1.
•
edición,
1994
Quedan riguroHmnt prohibida1, in la autorización crita d l titular del "Cpyright. bajo la 1ancine etablecid en la eye a reprducción ttal parcial de eta obra por cualquir mdio o procdimient comprendido• la reprograa y el tratamint infrmático y la ditribución d mplares de lla ediante alquilr prétamo públic © ©
1990 by Yale University de ts ls edicones en cstellno Edcines idós Ibérica, S.A, Mari Mar ioo Cub Cub 2 - 080 08022 l Barcelon, y Editral aidós SAICF, Defnsa Def nsa 599 599 Buen Buenos os Aires Aires
ISBN: 84-430084-3 84-430084-3 Depósito leal: B37.870/4 Impreso en Novagrk S.L uigcerd, uigcer d, 27 27 080 080 Barcelona Barcelona Impres Impresoo en España España Printed Printed in Spain Spain
Dedico este libro a Maggie, Aggie y Julian.
SUMARIO
11 15
Prefcio Introducción El rompecabe� de la masculinidad 2 Cuenca mediterránea: la excelencia e n la actuación 3 . En busca de la viilidad la isla de Tk 4 El ansia de cumplir: ) os mehinaku 5 Entreacto otros pueblos, otos hombes 6 Marcadores de la viilidad los sambu
·l.
7 . Ritos de la virilidad: los sambia
.
.
.
.
21 41 65 85 105 127 147
8. Acción y ambigüedad: este y sur de Asia 9. Exc epciones: Tahití y los semai
1 69
Co ncl usi one s Bib lio grafa . Índi ce ana lític o
215 227
197
24 1
PREFACIO
En el Pólogo de Don Quijote, Ceantes pide humildemente al lecto que se mueste indulgente con sus imperecciones: «Desocupado lector, sin jumento me podás creer que quisiea que este liro, como hijo del entendimiento, ea el más heoso, el más gallado y más discreto que pudiea imaginase. Peo no he podido yo contaveni la orden de natualeza, que en ella cada cosa engenda su semejante» . Viendo el esultado, puede que la modestia de Ceantes no era tan ingenua, peo la ma es auténtica cuando expeso el mismo sentimen. un as com é, ceo que lo he hecho lo mejo que poda, aunque el esultado sea impeecto. Me interesé por pimera vez en el tema de la viilidad cuando vivía en España y llevaba a cabo un tabajo de campo antropológico en una ciudad pequeña. L gente siempre estaba hablando de los «hombres de verdad» y de ser « machos» , nomalmente en u n sentido puramente sexual, aunque no si empre. No pasaba un día sin que se m encionara este tema. Más adelante me di cuent de que el tema de la masculinidad solía aparecer en las discusiones acerca de mis expeiencias co n estudiantes y colegas. He descubieto que la mayoía de las sociedades, incluso en los lugaes m inesperados, tienen alguna idea acerca de la «verdadea» virilidad; en todas pates los hombres se preocupan de conceptos o inquietudes paecidos, y me pareció que valdría la pena exploalos. En la última década, la avalancha de escitos fministas sobre los sexos y la sexualidad ha hecho progresa nuestro conocimiento de los papeles fmeninos, pero apenas se han abordado los códigos y cultos masculinos. Por ello, me paeció inteesante un studio retospectivo e intercultural de la virilidad la masculinidad L investigación para este libro resultó laboriosa, ya que no eisten entradas establecidas donde buscar «virilidad» como categoría cultural y con las que comparar nots. refenci son pocas y muy espaciadas, en una vasta liteatu. En consecuencia, y paa no perder
12
HACERSE HOMBRE
demasiado tiempo, tuve que depender de ontatos e indiios personales Quiero dar as graias a todos los que me ayudaron, ya sea respondiendo a mis peticiones de inrmaión, a menudo inoportunas, o satisciendo mi uriosidad aera de sus trabajos de ampo Ls siguientes personas mereen un agradeimie nto espeia por su amabe paciencia Beard Siegel, Caro Ember, T O. Beideman, Gai Hershatter, Bi Key, Robert Dentan, Donad Tuzin, Ronald Reminick, George Stade, Frank Conan t, Paua Brown, Michael Gi more, Nikos Stamatakis, Nany Rosenberger, Sarah Uh, Dennis McGivray y Russe Beard Tengo una deuda especia on Ma Marsha, Michae Heed, Thomas Gregor, Pau Spener, Stney Brandes y Gi be Herdt, por haberme proporionado casos concretos de ejempar minuciosidad, sensibiidad y hay que deciro beeza Sin os es erzos pioners de estos heroios exoradores de os misterios de a mascuinidad, nuna hubese podido e scrbir este ibro Por su ayuda a a hora de haer más presentabe y coherente e manuscrito, e debo muchísimo a Een Graam, diretora editora de a Yae Universty Press, de onsiderada discreción y metcuosos riterios, que e muy generosa on su tiempo y sus muestras de áni mo También estoy en deuda con e anónimo corrector de a Yae Press, que m e proporcionó rápidamente consejos onstctios y corrigió mucos errores en e texto Cuauier error que pueda uedar es mío También uiero dar as gracias a mis sudos amigos Dan Bates, Lwrence Main y Jim Matthews, destaados expeos en Tur quía, monos y paomas, respetivamente, que me ayudaron a ograr un contro parcia sobre mi reaitrante procesador de textos Y tam bién debo dar as gracias, con retraso, a Ruben Reina, director de mi tesis en a Universidad de Pensivania a principios de os años setenta Auténtico cabaero y benévoo patriara, me empujó , amabe pero frmemente, uando me resistía, demostrando así e poder inspi rador de unas eevadas expetativas (y ta vez no merecidas en este aso) Generosas donaines por parte de as organizaciones siguientes me permitieron ir a España y Marrueos y tener tiempo libre para reexionar sobre os datos aí reunidos: Nationa Institute o Menta Heath, Nationa Sience Foundation, Counci r the Inteationa Exhange o Shoars, National Endowmen t r the Humanities, Amerian Phiosophica Soiety y WennerGren Foundtion Finalmente, quiero dar as graias a mi miia, que soportó mi humor extraño y mi onduta desordenada durante os os útimos años A mi esposa, M Gilmore, que hizo lo posible o ignorar mis
PREFACIO
13
gñidos e imprecaciones y mantener las cosas en su justa perspetiva A mi hija, Agatha Emily, que fe una fente de inspiración con sus preciosas obras de arte y su relajante manera de tocar el piano; y a mi hijo pequeño, Julian Jay, que aprendió a andar y a decir PaPa a los nueve meses, dando í ejemplo a su titubeante y confso padre.
INTRODUCCIÓ N «L comparación es pimaria I ncluso ver una "cultura implca demarcacón y contraste. JAE BOON, Other Tribes, Other Scribe
Este ibro trata de a manera en que a gente de dierentes uturas onibe y experimenta la masuinidad, que por e momento defniré omo a rma aeptada de ser un varón aduto en una soiedad onreta Y más específamente, trata de por qué a gente de muhísimos ugares considera e estado de « hombre de verdad» o de «auténti o hombre» como i nierto y preario, un premio que se ha de ganar o onquistar on eseo, y de por qué tantas soiedades eaboran una eusiva imagen exusivista de a masuinidad mediante aprobaio nes uturaes, rtos o pebas de aptitudes y resistenia. A perseguir stos objetivos desde un punto de vista interutura, este ibro abara una visión panorámia de as noiones de mulinidad en utur y tradiiones tanto oidentales omo no oidentaes. Como e tma es a eaboraión y signifado soiaes de los estereotipos sexuaes, en este o masuinos, este estudio enaja en e atua y más ampio enque antropoógio de os papees sexuaes. Pero está imitado a a ideoogía de a masuinidad, tema que reo que se a desuidado e n a ada vez más abundante iteratura minista modea sobre antropoogía utura. Opino que si bien esa iteratu replantea on aieo, ago que es neesario, os papeles meni nos¡ a masuinidad, aunque igamente probemátia, padee el síndrome de «dado por sentado» Como dijo Judith Shapiro (1979, 26 9) de a inipiente iteratura eminista en antropoogía: «E enque está en a mujer; as dimensiones soiaes y uturaes de a masulinidad se tratan de rma impíita, y no expí ita Además, gran parte de a atua investigaión interutural no sóo se refere a la mujer, sino que está heha por mujeres y, en ierto sentido, para mujeres». Creo que ambos papees y estereotipos sexuales neesitan onsiderarse, aunque sóo sea por a uz que ada uno de elos proyeta sobre el otro; de ahí este libro sobre la masulinidad, sus muhas rmas, sus
16
HACERSE HOMBRE
experiencias y signifcados Este ibro trata pues de hombre pero desde luego no es sóo para hombres Siguiendo la venerabe tradición antropoógica de muestreo cutural he intentado apoar amios casos de ideoogías mascuinas de cada uno de os tipos o categorí socioeconómicas reconocidas por la teoría 'ntemporánea de as cuturas Hay eempos de gpos de caadoresrecolectores tribus de agricutores y pastores campesinos y cviiaciones posindustriaes sin ningún orden en paicuar y sin tener presente ningún marco evoucionista odos os continentes pobados vienen iustrados con eempos etnográfcos (una ve m sin orden concreto) y también hay eempos de ideaes mascuinos en sociedades guerreras y pacfcas iguaitari y estratifcad y en sistemas de ínea materna paterna o de parentesco biatera Es por o tanto un muestreo bastante ampio aune ningún muestreo etnográfco puede aspirar a abarcaro todo y reconoco a ausencia de casos documentaes respecto a os aborígenes de América de Norte de Á rtico de Austraia de norte de Europa y estoy seguro de otros muchos ugares Ta ve agún día aguien m versado ue yo en a iteratura de esos ugares cora esas omisiones Con a ayuda de datos etnográfcos y iteratra an a esa mestra reativamente ampia he procurado dibuar o ue signifca «ser un hombre» una exhortación de o más corriente en much sociedades de mundo. Basándome en materia etnográfco he sugerido ue hay ago casi genérico algo repetitivo respecto a os ctrios de pape de hmbre y qe por debajo de las variates superfciaes e n e énasis o la rma se dan ciertas convergencias en conceptos simbolismos y exhortaciones a a mascuinidad en muchas sociedades aunque y esto es importante no e n todas Habaré de a s tendencias o paraeismos en a imaginería mascuina mndia m na bicuidad e una universaidad A medida ue avancemos intentaré proporcionar respuestas provisionaes a por qué esas semeanas n ecuentes entre las imágenes mascuinas o como as han amado agnos investigadores «a estctura pronda de a macuinidad» (oson 1 977, 56 ), pueden rse en culturas de otro modo dierentes Es expicaciones incorporan agunos aspectos de a teoría siconaítica y agunas ideas recién rmuadas acerca de desarroo de a identidad mascuina pero luego expondré que esas teorías psicoógic deben apicarse conuntamente con perspectivas materiaes es decir teniendo en centa la manera en u e a dinámica intrapsíquica se reaciona co n a rganización socia de a producció n Pronto se hará evidente ue en est e punto mi enque es básicamente nciona a ta de una paa
INTRODUCCIÓN
17
bra mejor. Argumtré qu los ideales masulios representan una ontribión idispnsabl tanto a la ontinuidad d los sistemas soials omo a la intgraión psiológia d los ombres en su omuidad. No onsidero estos nómenos omo gratuitos, sino omo parte del «problema existenial del orden» que todas las soiedades deben reslver animando a los individuos a atuar de iertas rmas que cilitan tanto el desarrollo individual omo la adaptaión del gpo. Los papeles de cada sexo onstituyen una de esas ondutas de resoluión del problema. Permíseme subrayar aquí que este estudio no es, ni muho me nos, una ontribuión al debate losófo sobre el nional en las ci enia soiales. Un do nionalismo malinowskiano basado ai exclusivamente en la biología humana y dediado a las orresponden ias elementales es, omo demostraron sus detratores, laramente teleológio y irular uando se aplia sin sentido rítio. Mi visión de la interpretación ncnal, aunque inuida or los oneptos lásios de la estctura soial de Malinowski y de RadlieBrown, intenta penetrar dialétiamente en el punto d unión de las niones latents y manifestas. Y lo ae intentando mostrar ómo algún aspeto de una o nduta niona omo estrategia· de adaptaión bajo cieas irunstanias, a la vez que reonilia neesidades sociales e i ndividuales mediante retroalimentaión positiva y negativa. Así, variantes omo l que onsideramos en el apítulo 9 pueden entenderse en el mismo maro interpretativo, en vez de simplemente destaarse omo ejemplos negativos. Sin embargo, ya que este libro pretende ser un tentador primer paso en la direción de un estudio sinóptio de la mulinidad, un ampo de investigaión todavía inipiente , mis onlusiones deben onsiderarse más exploratorias que defnitivas, y soy el primero en reonoerlo. Como veremos en los apítulos siguientes, las ideas y ambiiones aera de la masulinidad omo el logro de un ondiión espei al se enuentran en soidades de todo el m undo, expresándose en varios grados, pro no paren ser absolutament nivrsales. Hay exepiones. Culturas en las que la masulinidad apenas despirta interés en los varones, o bien en las que el tema se elude del todo omo ategoría simbóli a para los miembros de ambos sxos. En el apítulo 9 intentaré exponer esas anomalías de auerdo on el modelo interpretativo que he propuesto. Debido a la trayetoria de mi propia rmaión antropológia, mis investigaones del signifado de la virilidad empezaron hae muo tiempo en Andaluía, una de las zonas más onservador de España.
18
HACERSE HOMBRE
Allí desubrí una preoupaión generalizada de los hombres por su virilidad, así omo una/onepión utral de la masulinidad (una imagen respadada por la opinión pblia en a mayoría de las mujeres y también de los hombres) o que me pareió más interesante aera de la imagen masuina andauza (machismo, omo la l laman, una palabra que ha pado al inglés y a otros muhos idiomas) e preisamente esa universaidad irunstanial, onsiderada vaiosa e indispensable por la soiedad en general y, por o tanto, omponente integral de la utra tradiional española para ambos seos Esa hipóstasis ultura de la imagen masulina, que reo ue existe hasta ierto grado en mhas soiedades, me levó a pensar ue el ideal de la masulinidad no es solamente psiogenétio e n su origen , sino también un ideal impuesto por la ultura on el que os hombres deben onrmarse, tanto si ongenian psiológiamente on él omo si no Es deir, que no es simplemente un reejo de la psoogía individua, sino que es parte de la ultura públi a, una representaión cole tiva Si todo elo es ierto, debe haber motivos tanto soioutues omo psiodinámios para su preeminenia, y éstos deben ser suseptibes de anáisis antropoógio omparativo Por ello, reo ue a mejor rma de abordar el tema es mediante una metodoogía híbrida ue abarque tanto el materiaismo ltural omo la psioogía anaítia de la personalidad Robert LVine, antropóogo psiológio, ha llamado a esta modaidad dual el enque «de dos sistemas» ( 1 973) . Considera ue e individuo, omo miembro de una soiedad, tiene ue euiibrar dos onjuntos de demandas E primero surge de sus propios onitos psiológios y e sendo del exterior, como onseuenia de sus neesidades de onrmidad y aeptaión uturaes L onduta individua es una soluión intermedia entre estas dos presiones distin y a vees opuestas Mi uso de este esquema resulta nional a onsiderar la onduta ondiionada omo una respuesta o una estrategia de resoluión de los problemas inherentes a la existenia humana Siguiendo el prinipio de la navaja de Okam, busa la expliaión más sobria, la que más expia on menos e lementos Desde nuestro punto de partida en Andauía, o desde un punto de vista más amplio, del mundo mediterráneo del que rma parte, pasaremos a onsiderar otras ulturas más lejanas Eharemos un vistazo a otras soiedades en las que la imaginería masuina es igualmente omnipresente, pero en las que se manifesta de direntes rmas y on direntes grados de intensidad Viajaremos a Mironesia, Meanesia, Áia euatorial, la Sudaméria aborigen, Sur y Este de Asia,
INTRODUCCIÓN
19
con excursones coateraes a Orente Medo, América de Norte, Gran Breña y a a antua Greca. En todos esos uares, e hecho de estar a a atura de una exatada maen de a vridad es un tema ecuente, aunue a menudo artcuado en caaocaes más bajas ue, or ejemo, en e sur de Esaña, Sca o México. Debido a su mtado camo, este bro es un ejerccio de estudo cutura comparavo sn ontera eoráfcas o nüísticas Evidentemente, o he escrto con una ersectva mascuna, utando datos reunidos rnca, no excusvamente , or antroóoos varones, smplemente orue son os úncos de ue dsonemos or e momento. Considera a dentidad masculna como un robema, un rompecabezas, un enma o un crtorama sin descar; no da nada or sentado, e ncorora nrmacón recoda en Esaña or una coea OTA PRLIMINAR ACERCA DE LOS MÉTODOS
Antes de emear a examnar a nacón, usiera ttar brevemente e tema de os métodos comaratvos ara evitar osterores probema metodoócos ¿Cómo ueden comararse deaes sexuaes en drentes cuturas sn dsocar os raos de su contexto natura? ¿Cómo ueden medrse as varabes noatvas sin recurrr a os a priori? Aunue a antroooía cutura se vanaoria de ser a cenca comaratva or exceencia, nunca ha habdo conse nso enera sobre nnún rocedmento ue udera consderarse como «e método comaratvo» (véase Kuer, 1 983 , 1 97) En os caítuos suentes seuré e ejemo de S F Nade ( 1 95 1 ) , uno de os ndadores de a antroooía cuyos rocedme ntos c omaratvos han sdo aicados recentemente or Fredrik Barth, en un estudo ntercutura de as ráctca rtuaes en Nueva Gunea ( 1 98 7) L resucitación de Nade or ae de Barth es un buen unto de artida. Como subraya Barth, e objetvo comarativo de Nade es más sintétco ue toóco Nade consdera e estudo comarativo de as varantes cuturaes como e comonente crítico de anásis antroolóc o, de aún modo su raón de ser Aunue reco noce a importancia de una descrcón hoística o sstemátca de cuturas distintas, insiste en ue a esenca de método antrooóco consiste en a comrobacón comaratva de as roosiciones ue afrman interconexones n ecesaras entre ciertos rasgos de taes sstemas Además, Na de recha a cáusua ceteris paribus, es decir, que ara que e obseador egue a concusones váida acerca de snifcado de
20
HACERSE HOMBRE
variantes estadístias, las diversas araterístias de una soiedad no deben ser iguales Por lo demás, las orrelaiones desritas omo variantes podrían simpleme nte re ejar algún otro tor desonoido de las araterístias del entorno. L metodología de Nadel , puesta en prátia por Bah en su estudio de pueblo del Monte Ok, tiene un gran valor porque nos permite omprobar las oninuidades subyaentes al ujo de la variabilidad temporal, penetrar en os patrones exteos e identifar a naturaeza de los rasgos oultos que, al pareer, proporionan la base donde se apoyan as simi itudes visibles. Obseando los patrones de variaión en su ontexto, tal vez podamos es lareer a reproduión de rasgos de otro modo enmasarados y obsear ómo se relaionan sistemátiamente en ontextos variables (Barth, 1 987, 1 0 1 1 ) De este modo, y de momento, podemos onsiderar el método omparativo que seguiremos aquí omo la identiaión del alane empírio de orden y de sus eas subyaentes mediante a omparaión de as variaiones y de sus relaiones En vez de omparar «réplias» dispuestas unas a lado de otras, omparamos las omponentes variabes o los criterios que onstituyen series de ategorías empírias, en este aso, las omponentes de la ideología de sexo masulino.
CÍ 1 EL ROMPECABEZAS DE
L
MASCULINIDAD
•L masculinidad presenta continuidades que trascienden las difrencias culturales. THOMAS GREOR, Anious Pleasures
¿Se dan continidades en a mascinidad, como die e antropó ogo Tomas Gregor (1985, 209)? ¿Son os ombres igaes en todas partes en s preocpación por ser « mascinos•? Y si es así , ¿por qé? ¿Por qé en tantos gares se es pide a os varones qe «actúen com o ombres•, «qe sean ombres»? ¿Y por qé tn a mendo se adotri na o se hace pasar peb a os mcachos antes de otorgares s mascinidad? Éstas son pregntas qe pocas veces se rman en a abndante iteratra sobre a sexaidad y os papeles sexaes Sin embargo, dado e ata ines por os estereotipos sexaes, éstas son pregntas qe se an de pantear si qeremos omprender os dos sexos y ss reaciones Indepenientemente de otras distiniones normativas, todas as socie dades distingen entre mascino y fmenino; y todas as sociedades proporcionan también papees sexaes aprobados para os ombres y meres en dad adta My pocas sociedades reconoen na tercera categría, examente intermedia, como los berdache entre os ceyennes, os xanith de Omán y os mahu tahitianos (qe examinaremos másadeante), pero incJso en estos raros asos de gnero andrógino, os individos deben esoger na identidad para toda a vida y atenerse a as regas prescritas de omportamiento se xa Además, a mayoría de as sociedades tiene ideas onsensaes i mágenes gía o admonitorias sobre a masinidad y la eminidad onvencionaes, según as aes los individos so juzados miembros dinos de no u otro sexo y, de rma más eneral, evalados como atores moraes. Tales co ndicio nes ideales , y las imáenes o modeos asoiados a eas, a mendo se onvierten en anclas psíqicas o identidades psicolóias en las qe la mayor parte de los indivi
·
22
HACERSE OMBRE
duos basa su percepción de sí mismo su amor propio (D'Andade, 1 974, 36) Estos ideaes sexuaes o imágenesguía difeen de una cultura a otra Pero como Gregor y otros (Brandes, 1 980 ; onner, 1 980 ; Raphae, 1988) han afrmado, debajo de las direncias superfciales se dan simiitudes scinantes entre culturas que, por lo demás, no tienen nada en común Impresionados por la ecuencia estadística de esas reguaridades en os patrones sexuaes, varios obseadores han decarado recientemente que, en este aspecto, as cuturas suelen presentar más parecidos que direncias Por ejempo, Gregor (1985, 200) estudió una tribu primitiva de Amazonas comparó sus ideaes sexuaes con os de la América contemporánea Al encontrar muchas simiitudes subterráneas en as cuaidades que se esperan de hombres y mujeres, egó a a concusión de que las dierentes culturas sóo representan un baiz simbólico que disimula una base común de pensamiento sexual. En otro estudio, el psicólogo onner ( 8 0, 1 4 ) lega a a misma conclusión Afrma que « la cultura sólo es un delgado baniz que recubre una universaidad esencia» de morfsmo sexua En su estudio comprensivo de las imáees sexuale s en treinta cutu ras dierentes, Williams y Best ( 1 98 2, 30) conc luen que ha una «similitud sustancia pancutural en los rasgos asignados a hombres y mujeres» Que la cutura sea o no un degado baiz sobre una estctura pronda, es una cuestión compicada, como lo demuestra el tercer sexo; no debemos ver en todas as culturas a «Un occidental esrzándose por aparecer» (Munroe Munroe, 1980, 25). De todos modos, casi todos os científcos sociaes estarían de acuerdo en que sí se dan asombrosas reguaridades en os papeles mascuinos meninos estándares por encima de as onteras culturaes con independencia de otras disposiciones sociaes (Archer lod, 1985, 283284) L reguaridad que ahora me interesa es a rma, a menudo dra mática, en que as culturas eaboran una masculinida apropiada, la presentacin, o « representación », del papel del varón Y en particu ar, aparece una otra vez la idea de que la verdadea vrilidad es dierente de la simpe asculinidad anatómica, de que no es una con dición natural que se produce espontáneamente por una maduracin bioógica, sino un estado precario o icial que ls muchachos deben conquistar con mucha difcultad . Esta idea recurrente de que la viriidad es problemática, de que es u umbal cítico que los muchachos deben cuzar mediante pebas, se encuentra en todos los nivees de esarollo sociocultura, • independientemete de cualquier
EL ROMPECABEZAS DE L MSCULINIDAD
23
otro pape ateativo qu e e pueda reconocer. Se d a en o cazadore y pecadore má encio en o campeino y o oiticado mora dore de a ciudade; e a encue ntra en todo o continente y en too; y tanto e n pueb o guerrero como e n o que nunca hn aado ajo a inuencia de la ira. ' Eta creencia recurrente upon e una direnia primaria y reiterada repecto a a nocione de minidad paraea. Si bien en cuaquier ociedad a muere también on uzgada egún criterio exuae, a vece muy etricto raramente u condición mima de mue r rma parte de a evaaci Las muje e a a que e encuenta defciente o deviada egún dicho criteio pueden er tachada de inmoae o poco menina o cuaquiera de u equivaente y ujeta a a ancione apopiada pero rara vez e cuetionará dereho a una identidad exua como e ace púbica y dramáticamente con o hombres L ecaez mima de etiueta ingüític, ente a adetivo como «impotente» «eminado» , «emculado» , etc . , atetigua eta direncia de modeo entre o uicio exuae e n todo e mundo. Ademá e mucho má ecuente pa lo hombre que para a muere que e e deae de ete modo, y con ·agreividad. Conviene no exagerar a direncia entre e varón y la muer, ya que a « minidad» e también ago que a muere deeoa de aprobación ocia intetan ograr. Pero como icono ocia la minidad e juzgada de rma dirente. ormamente abarca cuetione como e adorno ico o e atractivo exual, o bien otra conducta eenciamente comética que reaizan, pero no crean rago de carácter inherente/La verdadera minidad raramente e invoucra en pe ba o demotracioe, ni en conontacione con enemigo peigro o: competicione «a muerte» que e dearrolan en e ecenario púbicoV L minidad má que como un umbra crítico que e atraviea con peba traumática, una condición de í o no, e uele concebir como una aportación bioógica que a cutura refna o incrementa. PRUEBAS DE VIRILIDAD: EXAMEN
Ante de eguir conideremo uno poco eempo de ea macuinidad probemática. Nuetra primera parada e a ia de Tk pequeño atoón de Pacífco ur. Feiente pecadore o ieño de Tk han vivido de mar durante igo buceando y echando u rede en agua pronda. De acuerdo con o antropóogo que han convivido con e o o hombre de Truk etán obeionado con u macu
24
HACERSE HOMBE
linidad que conideran aaroa Para mantener una imagen macul na e anima a lo hombre a corrr riego ico y a tener penamiento «erte» o «virile» como dicen ello (M Marhall 1979) En conecuencia deaan a la uerte aliendo a pecar con arpón en ágile piragua en agua inftada de tiburone, y dando muetra de depreocupación temeraria Si algún hom_ bre e echa atr u compañero hombre y mujere e burlan de él, tldándole de afm nado e inntil En tierra, lo jóvene de Tk e enaran en pelea bben con exceo y bucan conquita exuale para alcanar na imagen maculina Si un hombre acaa en cualequera de eto eeo otro e increpará «¿Acao no ere un hombre? Vamo te vo a matar ahora mimo» (Ibíd 9 2) Muy lejo de Tk en la ila de Kalymno en e l mar Egeo griego lo ileño también on atrevido navegante que viven de la peca comercial de eponja (Bernard 1967). Lo hombre de Kalymno bucean en aa pronda in equipo alguno algo que deprecan Por lo tanto bucear e convierte en una apueta ya que por lo aare de la vida e producen ecuente accdente y mucho qedan invá do Pero no importa/ c on u deprecio por la muee han demotrado u precioa maculinidad � Ibíd 1 1 9) . Lo jóvene bceadore qe toman precaucione on coniderado afminado por compañe ro que e mon de ello y lo ridiculian Ambo on peblo de na gante Vayamo a otro lugar al interior del Áca negra, por ejempo, onde e l patoreo utituye a la peca En el ete de Áca al llegar a l doscncia lo jóvene de varia tribu de patore, incluyendo a o maai rendill e jie amburu on apartado de u madre omtio anrino rio de circnciin int lo cuale e convier tn e hobr erdad Deen omer a la agonía de cuchillo in emotrar iqira l á l r cin Si un chico grita inra l cortan a carn incluo i cierra lo ojo o gira la cabea, quará por via averonzao por a e virilidad todo u linaj rá cr criaro d débile Depué de eta pe ba pública lo jóvene iniciado permanecen ailado en albergue epeciale en pleno monte Una ve allí no tienen má remedio que depender de u propio recuro y deben aprender la tarea de una maculinidad reponable: robar ganado, matar y obrevivir en el monte Si alen con éxito de u largo aprendiaje vuelve a la ocie a como hombre y ólo entonce podrán tomar epoa Otro dramático cao aicano proviene de la cercana Eiopía lo amhara on una tribu de gricultore de lengua emítica que tiene un
EL ROMPECABEZS DE L MASCULINIDAD
25
apasionado ideal de la masculinidad llamado wandnat. Este co ncepto abarca agresividad, dinamismo y «actos atrevidos» ente al peligro; signifca no echarse nunca atrás ante una amenaza (Le Vine, 1 966 , 1 8) . Para demstrar su wand-nat, los óvenes amhara s e ven obligados a participar en concursos de latigazos llamados buhe (Reminick, 1982 32). Durante las eemonias d e azotamiento, en las que deben participar todos os adolescentes varones sanos que aprecien su reputación, el aire se lena de os chasquidos de los latigazos Los rostros quedan lacerados, las oreas arrancadas, y aparece n cardenales roos y sanguinolentos (Ibíd, 33). Cualquier muestra de debilidad se recibe con mos y burlas Y si est o no era sufciente , los adolescentes amhara deben demostrar su virilidad marcándose los brazos con ascas (LeVine, 1 966, 1 8) . De esta rma tan dura, los muchachos actualizan los agotadores «ideales de masculinidad» amhara Signifcativamente , estas pebas violentas no son sufci entes para estos viriles etíopes Además de demostrar s resistencia sia y s valor en los concursos de buhe, los jees nn q dm osar s potencia en la noch de odas exhibiendo la nsanrentad sábana de la consmacin npcial ante sus paisanos rnidos para la oasión (Ibd, 76061). Además de demostrar la virginidad d la novia, esta cremonia de dsoración supone un talismán de masculinidad para el oven amhara Las prebas de masclinidad de los amhara, como las de los isleños de Truk, son a la vez sexuales y violentas, y sus actuacione s, tanto e el campo d batalla omo en l eo npcial, deben ser exhibidas en público, registradas y confrmadas por e grupo; de lo contrario, no se es hombre En otro lugar del mundo, en las altas montañas de Melanesia, los óvenes se someten a pruebas parecidas antes de que se l es admita en el selecto club de la masculinidad En los altos de Nueva Guina, separan a los muchachos de sus madres y les obligan a pasar por una serie de btales ritos de masculinización (Herdt, 1982). Estos ritos incuyen aotes, agelación, palizas y otras rmas de terror, despleadas por hombres mayores, que los chicos debe n soportar estoica y silenciosamente Igual que en Etiopía, se desgarra a carne y la sangre uye abundantemente Estos montañeses creen que sin estas pruebas los muchachos nunca se convertirán en hombres y seguirán siendo débiles e inntiles Afrman que los hombres no nacen, sio qu se hacen
26
HACERSE HOMBRE
PARALELISMOS
Por upueto, e dan mltude crcuntancale en eto últmo ejemplo. o amhara, lo maai y lo habitante de lo alto de Nueva Gunea comparten un rago común , ademá del éna en la maculndad on pueblo guerrero, o l eran en el paado recente. e podría decr que u rito angrento preparan a lo muchacho paa la dealizada vida de gueeo que le epe. Eto puede reulta evidente: alguna cvlzacione occ identale tambén ometen a lo jóvene a vejacone e ncacone btale a fn de endurecerlo paa una carrera mltar, como ocurre en lo marne etadounidene (Raphael, 1988) Pero eta prueba de ningún odo en sinid a la cultua o cata militarta. Veamo otro ejemplo acano. Entre lo relativamente pacfco boquimano ung del uroete de Áca (Thoma, 1 95 9; ee, 1 979) , la viilidad ambién es un pemo que e gana en un pueba. Eto boquimno no viole nto, que acertadamente e llaman mimo « el pueblo nonvo », nunca han lbrado guerra. No tenen arma y desapeban la volenca ca (aunque a vece e produzca) . Incluo aqu, en una cultura que valora por encma de todo la amabldad y la cooperacón, lo muchacho deben ganare el derecho a er llamado hombre en una prueba de detreza y retenca. Deben ratrear y matar, in nngún tpo de ayuda, un antílope adulto de buen tamaño, acto que requere valor y decón. Sólo depué de haber cobrado una de ea peza erán conderado hombre de pleno derecho y podrán caare. En el Nuevo Mundo, e ntre lo aborígene de Norteamérca, podemo encontrar ejemplo de ntenca en la maculndad en lo pueblo pacfco. Po ejemp lo, en a trbu no volenta de lo x, en owa, no e llega ácl mente a er un hombre » (Gearng, 1 970, 5 1 ). L verdadera vrldad, bada en etrcto crtero de logro en lo aunto trbale y la emprea económca, e conidera como el an impo ble », una pocón excluva que ólo uno poco indvduo mejor dotado pueden conegur (bíd., 5152) Oto ejemplo de lo ndo amercano on lo tewa de Nuevo México, tambén conocido como lo ndo pueblo . Eto apacble campeino, conocido hoy en da por u cultura pacífca, renuncaron por compleo a l guerra en el glo paado. Aun aí, ometen a lo muchacho a evea pueba ante de que e le condere hombre. Entre lo doce y lo qunce año de edad, lo muchacho on aancdos de sus cs, iulmen te purfcado y luego zotado n piedd po los epíitu kchina (lo padre dazado). o muchacho on denudado y zotado
EL ROMPECBFS DE L MSCULINIDAD
27
cuaro vece en a epada con un áigo de yuca cda que e ace angrar y deja cicarice para iepre . Lo adolecene deben oporar con ipaibiidad la paiza para deorar u raeza. Lo ewa dcen que ee rioonviere en hobre a o ucacho y que, de oro odo, u viriidad ería dudoa. Depué de la peba, lo epíriu kacina e dicen: «Ya ere un obre, e a eco un obre» (Hi, 982 220). Aunque a uchacha ewa abién ienen rio (no vioeno) de iniciació n, no exie creencia parae a de que engan que hacerse uje re; para ela no hay un «gran ipoibe ». Para o ewa y o x, aí coo para lo puebo enc ionado á arriba, la einidad e algo que e dearrolla nauralne, i neceidad e iervencin culural, y u llegada cn la rimera eaci e celebra, que provocare, con riuale (Ibd., 2090). Eo agoadore eerzo para deorar que e un bre no e dan exc uivaene en puebo priiivo, a l argen de a civiización. En a Aérica Laina urbana, por ejepo, coo decribe Oar Lewi ( 96 3 8) un obre debe deorar diariaene u viriidad, enenándoe a deao e iulo, aunque enga que ir acia a uere «onriendo». Adeá de er duro y valiene , y de ear dipueo a dender e onor de u filia a a enor provocación , el exicano de a ciudad, a igual que e aara, iene que er exualene pee y engendrar uco ijo. Tae azaña varonile abién n ecuene enre o agricuore y paore que viven en la cuna de la anigua civiizacione edierránea. En lo Balcane, por ejepo , a caegoía de obre de verdad eá caraene denida. Un obre de verdad e aque que bebe ucho, derroca dinero, pelea co n valor y iene un a fiia nueroa (Siic, 969 1 983 ) De ea ra, deuera una «viidad indoabe» que e diingue de l indiviu ainado (Denich, 1 974 250) . En e ee de Marec, e ditigue a l obre de verdad de o inúile en nción de u proeza ica y aco eroico, ano en la luca co en a pecia exual Ea hazaña virile e c one oran en vero que e ca en la ea, ane uliude adiraiva, aciendo de la ii u spi e celebració couna (Marcu, 98 7 ) . Aimi, para lo beduino del deiero occideal de Egipo, o verdadero obre e diinguen de lo débie, que no «on obre». verdadero beduino on valiene y arevido, no een nada Impen u deeo a cuaquier precio y e enenan a cuaquier reo; u principale aribuo on «la auoridad y a poencia» (Abuugod, 986 8 889) En el oro lado de ar, en a caa de é de lo pueblo de la criiana Crea, lo obre canan con rgul o io
28
HACERSE HOMBRE
a su prpia viriidad, una auprmción que Michae Heed ha denminad a «pesa de a hmbra» (l 98a, 1 5) . Ls creenses deben demsrar su «idenidad mascuina» rbando vejas, engendrand fmiias numersas y ganand a s demás en juegs de azar y desreza (bd.). Se pdra ciar una innidad de ejemps d e mascuinidad acenuada, cn sus cuaidades ismánicas y en d ip de cnexs. Para a mayra de s puebs cn s que s anrpóogs esán fmiliarizads a verdadera virilidad es una cndición escurridiza y precisa, más aá de hech de ser varón, una imagen exhraria a a que hmbres y muchachs aspiran y que sus cuuras es exigen cm medida de perenencia a gp. Aunque esa cuaidad acenuada y rerzada vara en inensidad, asumiend especia imporancia en e sur de España, Marecs Egipo y ras radiciones medierráneas, en tras cuturas a verdadera viridad a menud da muesras de ua inseguridad inerir que requiere una demsración dramáca. Su jusicación es dudsa y descansa en rgids códigs de acuaón decisiva en muchas esras de a vida: cm marido, padre amane, prveedr y guerrer. Siend una cndición resringida siempre hay hmbres que n superan a peba. Sn s ejemos negaivs, s incapaces, s hmbres que n s hmbres, despreciads y ridicuizads para inspirar conrmidad cn e grs idea. Puede que ese camin eara hacia a viridad nos parezca raro a prime ra visa, aunque n debera srprender demasiado a s ecres angsajnes ya que es ambién ienen sus radicines de a viriidad, an en a cuura ppuar cm en s diverss géneros ieraris. Aunque hayan escgid mods de expresión mens visss ue s amhara s kenses, es ambién cnsideran a viriidad cm un esad ariicia , un premio ue se cnquis cn un eserz intens; es el «gran impsibe», per s es dudsa. Pr ejemp, mems un pueb y una case sc ia muy ejana de s anerires: a pequeña ariscracia radicina de Ingaerra. A ambién era radicinal smeer a s muchachs a pebas simiares en su camin hacia a edad adua. Se es aparaba de su casa a muy ierna edad, cm en e ese de Áica Nueva Guinea, y se es envaba, por grups de edades, a disanes camps de pebas que in cuín viencia sica y errr a mans de chics mayres se graba e pas a a «c ndición scia de hmbre » que , según crean sus padres, n se pda bener de ningún r md (Chans, 1 984 1 72 ). Se supna que ese dur enrenamien prprcinaba a s jóvenes arisócraas de Oxbridge a cnanza en s misms y a raeza necesaras para
EL ROMPECABEZAS DE L MASCULINIAD
29
dirigir el Imperio B ritánico y producía «una elite capaz, tan depurada como la de los samurai» (Ibíd. , 346) . Incluso en la Inglaterra victoriana, una cultura mu dada a los excesos vistosos, la virilidad era un rsultdo aicial que se provocaba con pebas y un severo entrenamiento. Ideas similares motivaron a educadores de ambos lados del Atlántico, por ejemplo los ndadores de los Boy Scouts. Su propósito declarado, como constba en sus lletos y manuales, era acer «ombres adultos de esos ciquillos», mentando la «virilidad independiente» , como si la naturale por sí sola no pudiera conseguirlo (citado por Hantover, 1 97 8, 1 89 ). Esta obsesiva masculinización moral en los países de abla inglesa iba más allá de los simples mortales de ento nces e incluía ast el mismo Jesucristo, descrito en octavillas de nal de siglo com o «el ombre supremamente masculino», atlético y agesivo cuando era necesario, no como «Príncipe de la Paz a cualquier precio» (Conant, 1 9 1 5 , 1 1 7) . El publicista inglés Tomas Huges se extendía rapsódicamente sobre la virilidad de Jesús ( 1 879 ) , mientra sus colgas se esaban por describir el cristianismo como la « musculosa» o «varonil». Los píos y racionales protestantes ingleses proclamaban a voces su poderosa religión como antídoto c ontra lo que ales Kingsley solía tacar de «aburrida divagación y aeminamiento has el desmayo» de la Alta Iglesia Anglicana (citado en Gay, 1 982 53 2) . Los muchacos, las creenc ias y los dioses abían de convertirse en «macos», de otro modo cabría la duda. El mismo tema aparece en gran parte de la literatura británica de la época, sobre todo en Kipling; valgan como ejemplo estas línes del poema «Si»: S i puedes llenar el minuto implacable Con los sesenta segundos que lo recorren, Tuya será la Tierra y todo lo que contiene Y lo que es más, serás un hombre, hijo mío.
Consecuente sólo con los grandes actos, la virilidad de Kipling es superior a la posesión de la Tierra; es una masculinidad verdaderamente imperial, acorde con el levantamiento de un imperio. Este mismo tema del eroísmo tipo « Si» impregna mucos aspectos de la cultura popular de la clase me dia norteamericana actual. Consideremos, p or ejemplo, el erte énfsis que pone la literatura estadounidense en 1.
High Anglican Chuch es una iglesia católica no romana. [T)
30
HACERSE HOMBRE
la macuina Bildungsroman: la acenión a a exatada condición de ombre bajo la tutea de aduto experto y con e miedo a acao acecando amenadoramente al ndo Ete tema o iutra m explícitamente Hemingway por upueto y má concretamente en a itoria de Nick Adam, pero tambin aparece en obra de coetáneo uyo como Wiiam Faukner y Jon Do Pao, y en u epígono, como Stud Terke, Noan Mailer, Jame Dickey, Fredeick Exey y, la nueva generación, Roet Stone Jim Haion y Tom McGuane Eta «ecuela de a viriidad» de a letra edoundene (Scwen ger, 98 4, 3) e engendrada por Papá Hemingway (i deamo apar te a Jack London) y criada por u acóito ; ahora etá en u terce ra o cuata generación y igue rme (para una opinión mnita, véae Fetterly, 978). En la iteratura etadounidene contemporánea a viiidad e tambin a me nudo una confbuación mítica un Santo Gria que dee conquitarse tra arga y ardua prueba Tomemo, por eempo, eta declaración paradigmática de Norman ailer ( 96 8, 25): «Nadie a nacido ombre te ganaba tu virilidad i era o atante ueno, o batante atrevido» Ademá de evocar a u antepaado epirituae, tanto británico como ameicano, Maier exprea o entimento no ecrito de lo tkene amara, boqumano y de un inn de otro pueblo que poco tienen en común excepto ea mima «bú queda obeiva de la validación maculina» (Rapae , 1 98 8, 67 ). Aun que a aguno de nootro e pueda acer onreí que Mae r reute tan itriónico e inmaduro a repecto no dea de toca un neio vivo que vibra en muca cutu, ademá de a nuetra E reto de Maier tampoco e repreentativo de una oa edad o capa de la ociedad etadounidene Como dce e poeta Leonard Kiege ( 979, 4) en u libro acerca de la macuinidad norteameicana: « maculindad iempre a ido algo que abía que ganare y no ólo en nuetra poca sino en toda» irando acia atrá debemo reco rdar o vaore cuturae del ur de lo Etado Unido ante de a guerra de Seceión Lo ureño de cualquier clae ocial daban una gran mponcia a un voát onor macu ino como rago caracteítico de u carácter un princ i pio de combatividad De eco Bertram WyattBrown en u iro Southe Honor (982), demuetra de rma convincente que eta noión e un elemento cl ave de eparatimo ureño y, de ete modo, u fctor poítico impotante y ubetimado de a itoria de o EEUU Una dena de a «viriidad» sureña e preentada por ecri tore conederado de a poca inc luyendo a Care C Jone, agita
·
EL ROMPECABAS DE L MASCULINIDAD
31
do r d Caroina d Sur, como jusifcación d a rbdía rgiona, d la scsión oíica y, por úo, d a gurra (ciado n McPhrson, 1 , 4 1 ) . Y, or suuso, idas simiars imprgnan cor d Os amrcano, asado y rsn, como o iusran infnias isorias d vaquros. En os Esados Unidos, as minisas, incuso os amados hombrs ibrados (Pck, 1 98 1 ; Brod, 1 7), han cusionado sa imagn roica d a riidad como ogro Pro, a habrs giimado ampiamn duran décad n os marcos cuuras noamricanos, dsd a cuura gangsri iaoamcana hasa as ícuas d Os d Hoywood, as hisorias d dcivs privados, a imagn acua d Rambo, y hasa os muñcos y jugos d HMan para os niños, ha araigado rondamn n a siqu mascuina noramricana. Co mo dijo anroóogo Robr LVin ( 1 7 , 3 1 2) , s una organización d rinciios cuus qu ncionan junos como «mioguía dnro d nusro ámbio cuura» Pro, dados os parcidos nr as no cions noramicanas conmpoánas d a masculinidd y as d as cuuras ariba mncionadas, ¿no odríamos prscindir d a xrsión d LVin «nusro ámbio cuura»? ¿No podríamos, n vz d o, habar d un arquipo o d una «scura pronda» , como dic Andrw Toson? ( 1 7, 56 ) En se caso, c m xpcar anas smiiuds· ¿P or qué ha d habr anas pbas y agonías aarnmn grauias asociadas a pa d hombr? ¿Pr qué , n odas sas cuuras, rsuan ncsarios ano adocrinamino y ana moivación para convrirs n hombr d vrdad? ¿Qu hay n a mascuinidad «ofcia» qu rquira ano so, reos y sacrifcio? ¿Y or qué ha d sr a mascuinidad una condición tan dsab y, a a vz, concdida an a rgañadins n anas soc idads? Ésas son agunas d as cusions qu m ropongo considrar aquí. Sóo un nqu comparaivo ampio ud mpzar a contesaras. 1
'
MASCULINIDD y ROL SEGÚN EL SEX Hagamos una ausa ara rcapiuar. ¿Qué sabmos hasa ahora d os oígns d a imaginría d os sxos? Hasa hac muy poco, los sudios d varón y d a mujr saban unidos a un paradigma prsisn, drivado d os ancdns mcanicisas d siglo pasado. Lo más ubicuo ra a noción d ipos géicos, un ombre niversa opuso a una Mujr Univrsa, una simría sxua supuesa
32
HACEE HOMBR
mene derivada de dualismos obvios en la biología y la psicología (Kacadouria 1 979, 20) . Freud por ejemplo afrmaba que la anaomía era desino y Jung ( 1 926) llegó a desarroar principios universaes de masculinidad y minidad núceos irreducibes de idenidad sexual que lamó animus y anima. ieraura y la flosoa occ idenaes esán lenas de esos dualismos ndamenes supuesamene inmuabes (Bakan 1 966) ambién se dan en algunas cosmoogías asiáicas por eempo en el Yin y Yang cinos y en un sinn de pares de opuesos binarios ano fosófcos como cienífcos (or ejempo Orner 1 974) . ¿Qué poaridad podría ser más cara que la sexual? En e pasado nuesra visión de la viriidad a menudo consisía en un simple reejo de esa visión poar de «nauraezas» o «principios» masculino y menino Esta visión gozaba de ciero apoyo cienífco por pare de bióloos y psicólogos mucos de os cuales sosenían que la agresiiad el varón pruebas inluidas sólo era na consecuencia de su anaomía y ormonas mascu inas: los ombres buscan los reos porque son nauralmene agresivos. Son así; las mujeres son direnes. Puno apare. Sin embargo nuesra visión de los papees sexuales ha cambiado drásicamene e las os últimas décadas. A pesar de convencer a mucos os dalismos oposicioes sexuaes an pasado de moda por compleo y con ellos las proposiciones universaes respeco a los sexos los deerminismos biológicos. Eso se debe parciamene apare del reciene abandono de los daismos esrcuraes esáicos en las ciencias sociales en general a la revoución minisa de os úlimos veine años. Iniciado en los años sesena e aaque minisa conra la concepción bipolar de los sexos a eco ambaear el edifcio dualisa aunque para ser juso ay que recono cer que nunca e muy ere. Por ejemplo ano Freud como Jng admiían una mezcla inerene de mascuin idad minidad en a psique umana. Aunque disinguía principios mascuinos me ninos Jung iene en su aber el reconocimieno de a presencia asa ciero grado del animus y anima en odos los individuos; de eco la bisexualidad era uno de os ndamenos del razonamieno psicoógico de Freud. Como é mismo observa (1905 220): «La masliiad o emiidad pura no exise ni siquiera e senido psicológio o biológico. Al conrario todos los individuos presean una mezcla». Además minisas de varias procedencias y consiones (véase por ejemplo Baker 1 980 Sanday 1 98 1 Oen 1 985 ) han dmosrao e rma convincen e que el modelo bipolar convencional basao e la bioloía o es válio que el seo omo erencia biológica y
EL ROMPECABEZAS DE
L
MASCULINIDAD
33
l género coo nora culurale on caegoría diin que ue dn ner una relación, ro no a idnidad ioórfca. ayoría d lo obeadore arían d acurdo n qu la horona y la anaoía enen un eco en nuera conduca. El anroólogo bioló gico Melvin Konner lo ha xueo de anra convinc ene en u libro The Tangled Wing ( 1 98 2) . Evaluando la á reciene lieraura ciení fca y clínica en u uy aclaado enayo, Konner llega a la conclu ión de que la eoerona (la rincial horona acul na) redi one al varón a un nivel de agrividad aena á elevado que el de la ujer (véae abién Archer y Lloyd, 1 98 5, 1 3 8 1 39 ). Pero, coo él io adie, la biología no derina oda nuera conduca, ni iquira una are u y iorane de la ia, y la culura dferen haa ciero uno a la hora d aignar lo aele exuale, exrea do n area y labore. En cai oda la ociedade exien conceo dicreo de aculi nidad y inidad baado n la c araceríica xuale ecu ndaria, aunqu no iere e elaboran inerrelacio ' nan de la ia anera. El género (coo nora culural) e una cagoría ibólica . Y coo al iene e re co nnoacion orale y , or lo ano, cul uralen e relaivo y oen cialene uceib d cabio. Por oro lado, el exo (coo herncia biológica) eá arraigado e n la anaoía y , or lo ano, b aan con ane (Sollr, 1 96 8) . Ahora eá generalene acado, i ncluo or lo inve igadore varone á radicionale, u lo rinciio aculino y enino no on olaridade inherene, ino «un coninuo que e olaa conaneene» (Biller y Borelann, 1 967 , 25 5) o , coo o xrearon Sence y Helreich ( 1 979, 4), «una dienión orogo nal». D odo odo, coo heo vio en lo ejelo aneriore, i una ndencia culural rincidne a diinguir y olarizar lo rol xuale. En vz d riir la iroviación en lo rol e ia xual, la ayoría d la ocidad iende a xagrar lo poncial biológico, drnciando clarane lo rol exuale y fnindo la conduca corrca del hobr y d la ujer coo opu ta o colnaria Incluo cuando xi l llaado «ercr xo», coo or jlo lo berdach enre lo indio de la llaura o lo xanih de lo oaní, lo tio convncionale aculino Y nin o iguen eando rene dirnciado. Aí que la cui ó n d la coninuidade n la iágene exuale debe ir á allá de la oación gnéica y abarcar la nora culural y lo equa mora. Si hay arquipo n a iagn aculina (coo lo hay en a minidad), dbn tar, su ayor par, culuraln con