" Cuader nos18941945" ,dePaul Val ér y Cat egor í adeni v el pr i nc i pal or aí z :SECCI ONES Cat egor y:Li br os Cr e ad oe n2 6Ab r i l 2 0 12 Publ i shed: 26Ab r i l 2 01 2 Es cr i t oporBl asMat amo mor o
El simbolismo propone al lenguaje como cuerpo, música y casa de sí mismo. No es causal que, en los poemas de Valéry, se repita la escena del cuerpo solitario, generalmente femenino) que se despierta con la primera lu z del día. Todo Todo en germen, sin las impurezas de lo particular, el sujeto como un efecto disperso del Todo, Todo, lejano aún de lo Mismo y de sí mismo), confuso y desperdigado sobre la superficie fronteriza sue!o"#igilia. $mbiguamente yo y otro, otro, confusamente sujetado al día día por el despertar, despertar, fuertemente fuertemente anegado por la noc%e de un mundo amorfo y oscuro. &n mínimo de conciencia, el estrictamente necesario para concebir lo so!ado como una percepci'n. Tal Tal #ez, a los paradigmas descritos, con#enga a!adir el desnudo en la pintura, sobre todo a tra#(s de los ejemplos analizados por p or al(ry* al(ry* mujeres desnudas pintadas por Ingres y Degas. +uerpo en general, cuerpo que no es de nadie ni est %aciendo nada concreto, concepci'n renacentista del cuerpo %umano como tesoro de las cualidades generales y abstractas de la especie. Materialismo, en fin, del lenguaje como materia de sí mismo, no mera materia donde la idea imprime sus significados fantasmales. E-tensi'n discreta del lenguaje, que puede medirse en sus efectos, los resultados de su que%acer infinito y abierto. Manos de Narciso que intentan mensurar su imagen en el %uidizo espejo de la fuente. Artificio, ingenuidad
El poeta es gratuito gracioso) e irresponsable, como todo j ugador. ero ero no es naif. /0os poetas son ingenuos s'lo cuando no e-isten1, sostiene al(ry. Nada, pues, de obediencia a las la s leyes de la naturaleza re#eladas por p or la ciencia, conforme programa el naturalismo. 0a /naturalidad1 de la e-presi'n corresponde a la #ida cotidiana, en la cual aparecen, espontneos, los lugares comunes, los estereotipos de la comunicaci'n institucionalizada. El acto po(tico nada tiene de natural ni espontneo. Es casi un e#ento de l aboratorio, en cualquier caso* un e-perimento lo contrario de la e-periencia, que es memoria de lo a contecido de manera natural, o sea inmediata y desatenta). 20a poesía jams fue para mí un fin, sino un instrumento, un ejercicio, y de aquí se deduce su carcter artificial y #oluntario.2 Cahiers, 3435) $ diferencia diferencia de los e-perimentos de la ciencia, no es el sujeto en general quien e-perimenta con las cosas, sino un sujeto supuesto que #a en busca de su identidad a tra#(s de su desujetaci'n o e-tra!amiento) en el lenguaje. El poeta no se e-presa en su discurso, sino que se encuentra en (l, dando un rodeo por su ajeno a jeno dominio. No tiene nada que e-presar, en tanto e-presar es e-primir, apretarse y sacar de dentro. or el contrario, el poeta confía en %all arse fuera de sí. 6e nue#o, la dial(ctica. 0a e-presi'n del sentimiento #erdadero, contra los t'picos del romanticismo #ulgar, nunca es po(tica, sino de una tri#ialidad infalible. $nte el documento de un afecto afecto aut(ntico, el lector se encuentra con sus propios propios afectos, se instala en lo consabido, comparte el sentimiento del poeta, que pasa a ser el lugar lu gar común de la afecti#idad compartida. 0a propuesta #aleryana es la contraria* eí poeta debe e-tra!arse en el discurso y el lector, en la lectura. 7a de #i#irse el te-to como una e-periencia única y, por lo mismo, carente de identidad con cualquier otra e-periencia. ol#er a sentir lo sentido, re8sentir, es retornar a un tiempo usado por el tiempo, en tanto que la poesía es origen, actualidad pura. 0a poesía, pues, no se refiere a nada. No tiene puntos de referencia. No sir#e a referentes establecidos, como ocurre con la prosa, que se mue#e %acia algo e-terior y lejano, p ara adentrarse en (l y reducir la distancia en pro-imidad. 0a poesía parece querer definir los objetos, pero, en realidad, lo que %ace es despilfarrar su energía en definirse, en ponerse fines, límites, fronteras. $ tra#(s tra#(s de su mismo desarrollo, desarrollo, se cerca con lo que %alla y se instala en el lugar así cercado. cercado. 9iendo el lenguaje creador algo ficticio, el sujeto le resulta e-tra!o tanto como su propio nombre. 9e trata de una imposici'n del lenguaje, algo que #iene de fuera y que, por lo tanto, funciona como ajeno. Ms all de lo aparente, a parente, nada es tan e-tra!o al %ombre como su nombre propio. &na po(tica de la intermitencia 0a poesía aparece en el lenguaje cuando el tono y la #elocidad de la lectura se alejan de los mantenidos por el discurso %abitual. 9e producen, así, otro espacio y otro tiempo. El símil ms ilustrati#o #uel#e a ser la danza. 0a poesía %ace con el lenguaje lo que la danza %ace con el cuerpo* sustraerlo de su funci'n ordinaria, sacarlo de la insensibilidad cotidiana, redescubrirlo, reno#arlo* e-perimentar con (l un %ec%o nue#o. Esta actitud de busca de lo e-traordinario %ace de la literatura una /(tica del rec%azo1, que consiste en renunciar de nue#o, el tema #aleryano de la dimisi'n)* a la facilidad, a la transmisi'n directa del pensamiento del autor, a la comunicaci'n plena. 0a poesía in#estiga la l'gica del discurso, lle#ndolo a los e-tremos desde donde se generan constantes estados de e-tra!eza. 7a de reconocerse el discurso de ese e-tra!o, de ese otro que %abita el lenguaje. 0eer es un placer penoso, un libro l ibro #ale en tanto se resiste al lector, proponi(ndole proponi(ndole un /enigma de cristal1. El síntoma de lo po(tico es que resulta imposible separar el fondo de la forma, que en el len guaje cotidiano se escinden constantemente.
0a alteraci'n de la forma acarrea un cambio del fondo, y al decir forma no menciono tan s'lo la forma dada por e: autor, sino, sobre todo, la %allada por el le ctor en la lectura. 0a reformulaci'n del poema, la transformaci'n que opera cada di #ersa lectura, altera tambi(n, concretamente, su contenido, que es abstracto. 0a poesía trabaja con usos innaturales y suntuarios d el lenguaje, luc%ando contra los automatismos de la comunicaci'n %abitual, proponiendo una comprensi'n que #ale por una in#enci'n. +omo el billete de ;anco, disimula su #erdadera naturaleza ser un pedazo sucio y manoseado de papel) con la pro#isoriedad esencial de su carcter de signo, que no sir#e nunca de sost(n a la misma operaci'n y que permite la circulaci'n de algo imaginario* el #alor. 0a alteraci'n del lenguaje diario por medio de una operaci'n depuradora, altera tambi(n al sujeto que emite el discurso* no es el
edad %ace que lo inteligente sea lo opuesto de lo claro. El pensamiento trabaja con lo impre#isible* su desarrollo ya no se identifica con (l mismo, con el sí mismo* es pensamiento del no. 7uye, pues, de lo repetible, lo uniforme, lo general. No %ay poesía sino de lo único. 0o único, según sabemos, crea en su torno un %iato de intermitencia. Nada puede ser continuo de lo único. 0a po(tica #aleryana lo es de la discontinuidad y la intermitencia, como la materia de la física cuntica, como el yo proustiano, como toda la l' gica posmoderna. El objeto bello no tiene puntos de comparaci'n, ni referencias. 9'lo lo ine-istente es bello, en tanto carece de e-istencia gen(rica. 0a poesía es el infierno de las cosas incomparables. Estos caracteres %acen de la e-periencia po(tica al go parecido a otros fen'menos de la #ida %umana. 0a discontinuidad, por ejemplo, es un rasgo del sue!o* la poesía opera como un sue!o escrito en un estado de e-trema #igilia, en que lo so!ado se parodiza por la conciencia y la lucidez se parodiza por lo onírico. 0a poesía juega como un delirio lúcido o como una lucidez delirante. Tambi(n sue!o y poesía se parecen en cuanto sus componentes son ordinarios y su combinatoria, e-traordinaria. 0os contenidos de la #igilia se alteran al aparecer en el sue!o, por obra de aquella combinatoria. 0o que el poeta %ace, pues, no es tanto sentir un estado de agregaci'n particular entre elementos generales, sino %acerlo sentir a los d ems. Es un pro#ocador de e-tra!ezas. +on#ierte el accidente en una generalidad. 7e aquí lo que ocurre, en el espacio social, con el acto po(tico, todo lo contrario del resultado de esa cualidad especial la inspiraci'n) que la opini'n #ulgar atribuye a los poetas. +uando reconozco que otro se %a ser#ido d e mi mquina #ital, cambiando sus ritmos normales, tropiezo nunca mejor dic%o) con la creaci'n. 0a poesía aparece, intermitente, en la #ida diaria, como una %ierofanía o una fiesta. Tambi(n lo sagrado y lo festi#o puntúan e interrumpen la sucesi'n de lo cotidiano. $ ellos dedica la sociedad su e-cedente, rodeando su comparencia con objetos suntuarios. En analogía con el funcionamiento del cuerpo, la obra de arte se parece a la deyecci'n, si (sta fuera, a la #ez, de una materia preciada. /El objeto de arte, e-cremento precioso como tantos e-crementos y deyecciones lo son* el incienso, la mirra, el mbar gris...1 $utres r%umbs). Mierda y oro suelen confundirse en algunas simbologías escatol'gicas.
El infierno del cuerpo, el #ientre, a menudo es el escenario de una proeza inicitica de la que se #uel#e con un talismn ureo. 0a desfloraci'n #aginal o anal tambi(n tiene algo de luz negra, de c%ispazo de placer y de fecundaci'n en medio de la msprieta tiniebla de la carne. Esta preocupaci'n anal'gica parece ser común en la (poca. En casa de 6egas, con#ersaron sobre ella ?ola y Mallarm(. El primero sostu#o que a (l tanto le daban la mierda como los diamantes. Mallarm( matiz'* /9í, pero los diamantes son ms escasos1. +uesti'n de precio. Tambi(n el diamante es un carb'n en#ejecido en un abismo sin luz. El arte, por fin, es intermitente y discontinuo, reno#ador y de un actualismo absoluto, como el orgasmo. a de la tiniebla y el sue!o espacio romntico) a la luz y a la #igilia espacio clsico). < #uelta a empezar. En cada una de las mitades, la dionisíaca y la apolínea, del mundo, %ay un al(ry igualmente intermitente y discontinuo. &no escribe para sus contemporneos de la #id a. El otro, para su posteridad, para los contemporneos de su muerte. Estética de la recepción +ada acto de lectura altera el te-to, lo abre y lo cierra, dejndolo entreabierto para futuras aperturas y cierres. uede decirse que todo te-to tiene una %istoria intermitente, puntuada por estos %iatos. El espíritu del autor, qui(ralo o no, s(palo o no, est como acordado con la idea que, necesariamente, se %ace de su lector@ por ello, el cambio de la (poca, que es un cambio del lector, es comparable a un cambio en el te-to mismo, un cambio siempre impre#isto e incalculable. 0a mayor parte de las obras se #uel#en, con los a!os, imperceptibles o e-tra!as a la comunidad de los lectores cf. Oraison fúnebre d'une fable). 9in transformarse sin cambiar de forma aparente) la materia de la pa labra al(ry dice parole, la #oz que 9aussure usa para /%abla1 en oposici'n a /lengua1) es transformada, sir#e de objeto a nue#as intrusiones de la forma. Esta materia puede momificarse o pudrirse, ser ec%ada al #iento como un pu!ado de ceniza o resistir los abusos de los turistas como impert(rritos monumentos de piedra. En general, %ay cementerios de libros bibliotecas, lib rerías de #iejo o de nue#o) y escuetas ciudades con %abitantes sempiternos, los clsicos. 0os profesores %acen tareas de restauraci'n, los plagiarios y l os distraídos se dedican al b!colage. al(ry se %a burlado de la /eternidad1 literaria, diciendo que en ella cualquiera puede morir o re#i#ir. 0as bibliotecas del ol#ido atesoran, por lo general, a quienes ms se am' en su tiempo cf. Voltaire). Tengo para mí que nuestro escritor era nostlgico de la obra eterna, de esa que (l dice que no e-iste, la obra %ec%a de una #ez para siempre, que siempre dice lo mismo a todos los %ombres. 9u necesidad de imaginarse como oponente de sí mismo le %ace razonar lo contrario* en la %istoria nada es eterno. 9i acaso, los grandes el ejemplo es Aoet%e) repiten a Brfeo, son capaces de bajar a l infierno y #ol#er cantando de (l, con la sola condici'n de no mirar %acia atrs. +omo se #e, en al(ry ya est formulada esa no#edad tan #ieja de la est(tica de la recepci'n o lectocentrismo, como se usa decir a%ora. Tambi(n estu#o ciara la noci'n de obra abierta, tan en boga en los a!os sesenta como parte de una supuesta o impuesta) est(tica de neo#anguardia. Mallarm(, descifrado por al(ry, propone la lectura del te-to como superficie no tan s'lo como suma de renglones), superficie que in#olucra los blancos, donde resuenan esas #oces que 7eídegger aconseja escuc%ar con atenci'n para leer #erdaderamente. En ese blancor se arrojan los dados del poeta mallarmeano. +ada #ez que se lee, se ec%an los dados y se desafía al azar. 7ay lecturas en que todos los dados ense!an un cero. < %ay jugadores ciegos. < los %ay que in#entan su juego. < los %ay que no saben ninguna regla. < los %ay que estudian manuales de juegos de azar. 9iempre la escritura reser#a sus blancos, sus rincones in(ditos, sus espacios natales. El te-to es como una llama tenue que, de tanto en tanto, estalla en c%ispas.
0o que alcanza una #isi'n neta, en estos momentos de iluminaci'n, es lo legible. 9obre la arquitectura de lo impreso, la lectura dibuja una melodía. +omo el escritor, el lector escoge. 0o cual equi#ale a intuir pre#iamente los posibles. 6e nue#o* como al ec%ar los dados. Este juego se da entre un croupier con una cara supuesta el /autor1) y un apostador enmascarado el lector). Autores Entre las tantas anticipaciones de al(ry a la teoría literaria moderna, figura su cuestionamiento de la figura del autor. Es sabido que propone una lectura de los te-tos que prescinda de los datos biogrficos de quienes los suscriben, contra el modelo de 9ainte8;eu#e, que considera la /obra1 como un ap(ndice de la /#ida1, que debe ser estudiada con minucia y antelaci'n. ara al(ry, el inter(s del poeta no es su %umanidad, sino aquello que tiene de /ms que %umano1* angelical, di#ino, monstruoso, sobre%umano, sideral, luntico, etc. 0a 0iteratura es sujeto de la literatura o, si se quiere, es el Macrosujeto. $l mencionar lo ultra%umano, me parece que al(ry apunta a esto* a algo que est por encima del sujeto indi#idual* +f. Villon et Verlaine . En otros conte-tos, al(ry propone esta literatura sin autores como una doble obra del Espíritu, productor y consumidor de literatura, a partir de la e-tensi'n y la aplicaci'n de ciertas cualidades del lenguaje. Esta impersonalidad indi#idual condiciona la %istoricidad de la literatura. 0as obras durables, que permiten la continuidad de un espacio literario, es como si no %ubiesen sido escritas por nadie, ya que resultan ser la tarea colecti#a de unas multitudes a lo largo del tiempo. 0a lectura re8produce la obra y así es que los productores son, necesariamente, #arios. $ su #ez, %ay siglos ciegos, sordos o amn(sicos ante ciertos te-tos, que pasan a conser#ar una suerte de #ida secreta. &na #ez ms, la literatura se asemeja al sue!o. Es la tesis sostenida en Dialogue de l'arbre* crear es como entregarse al ensue!o y de los sue!os est e-cluido el sujeto que sue!a. El resultado es un saber de lo ine-acto, literario u onírico, tanto da, deslindado de l saber de lo e-acto que elabora la ciencia. &n saber que no es #erdad, que se #ale de fbulas, como el relato de los orígenes de ellos s'lo cabe decir relatos y no e-plicaciones puntuales) y que considera todo acto mental como #ocado a l ol#ido. $nte su renuncia, el arte propone el recuerdo de lo ine-istente. ...) El ideal del discurso clsico es alcanzar la total claridad sobre sí mismo. Esto supone no necesitar de otro discurso para e-plicarse. El modelo es la danza, en que la obra se %ace y se piensa en el mismo acto. El discurso es su denotaci'n y la totalidad de sus connotaciones posibles. arece claro que esta nitidez s'lo es %acedera con lo inefable, pues si un discurso no necesita de otro para e-plicitarse, entonces no dice nada de sí mismo, al decirlo todo en el mismo decir. 9u saber de sí es intuici'n, o sea conocimiento que se confunde con la percepci'n, y es, tambi(n, e-istencia, en tanto ser8a%í* todo est en la aparici'n d el ser que est a%í@ su entidad y su concepto, su positi#idad y su negati#idad, íntimamente identificadas. En cuanto a los caracteres de lo clsico, pueden rastrearse algunos incisos en los te-tos de al(ry* 3C $rtista clsico es el que lle#a a un te'rico dentro de sí, es decir que necesita teorizar acerca de su que%acer. D El clasicismo es siempre tardío, pues supone un romanticismo anterior. El orden reduce al desorden y la composici'n somete al caos. F El clasicismo tiende a depurar el lenguaje, dirigi(ndose a un ideal de total pureza, resultado de ilimitadas operaciones del lenguaje sobre sí mismo. Es lo que despu(s se %a llamado metalenguaje@ la construcci'n de un lenguaje segundo que toma al lenguaje dado como objeto. El lenguaje puro no se alcanza nunca, pues las operaciones posibles del lenguaje sobre el lenguaje son infinitas. G El clasicismo obser#a un cuidado especial por la forma.
Esto tiene una e-presi'n operati#a* consiste en la incesante reorganizaci'n meditada de los medios de e-presi'n. 5 El clasicismo propone una concepci'n clara y racional del %ombre y del arte, desde!ando los aportes del conocimiento afecti#o o meramente intuiti#o, y todo #alor pro#eniente de e-periencias confusas y oscuras. 0a raz'n es medida y modelizaci'n de la medida, o sea* canon. 0a claridad consiste en la busca de límites y de deslindes, es decir en un juego de oposiciones discretas. H Igualmente, se proclama la claridad, la necesidad, la e-istencia y el carcter absoluto de las con#enciones. $quí se plantea un modelo de comunicaci'n* es imposible proponer una obra de arte clsica a la consideraci'n de un espectador si entre (ste y el autor #irtual no e-iste un pacto pre#io de esteticidad, o sea de aceptaci'n del objeto como tal obra de arte. al(ry da a este acto el carcter de absoluto, sin el cual es imposible cualquier relaci'n est(tica. J ara el clasicismo, el arte se basa en una cantidad determinada de elementos fijos e in#ariables. Kstos aseguran la identificaci'n y la perduraci'n de la obra de arte a tra#(s del tiempo y los espacios. or lo mismo, se pri#ilegia como que%acer del artista el trabajo sobre todo lo que no es in#ariante* #ariaci'n, modificaci'n. L 6ado que el punto de partida es fijo e inmutable, el clasicismo opera con distancias m-imas entre principio y fin, entre la idea inicial que siempre es un dato) y el resultado final. 4 or su apelaci'n a la %erencia de lo fijo, el clasicismo es ms social que indi#idual, ya que el arte resulta un patrimonio colecti#o que se conser#a y se modifica, a la #ez, de manera tambi(n común, ms que la obra de un rapto genial o elocuente de ciertos indi#iduos especialmente dotados. 3 +lsico es el arte del injerto y, por io mismo, del reconocimiento del tronco originario y común. El clsico corta, selecciona, monda, a partir de una #egetaci'n plantada desde (pocas inmemoriales. 33 El artista clsico intenta imitar la maestría de los modelos aceptados como tales de nue#o el tema de la con#enci'n), en oposici'n al romntico, que e-alta el #alor de la originalidad, o sea del artista que est en el origen de sí mismo. or ello, el arte clsico se puede ense!ar y aprender, en tanto que el romntico, no un romntico que ense!a o aprende se con#ierte en clsico). Ms que la fuerza misma, el clasicismo se ocupa de su aplicaci'n, pues es siempre arte de lo discreto, de lo mensurable. 3D El arte clsico es, sobre todo, arte de la inteligencia, en tanto (sta es la facultad %umana que consiste en ejecutar #ariantes. En el espacio estrictamente franc(s, al(ry detecta algunos rasgos propios del clasicismo nacional y de cierta actitud cultural dominante y %ereditaria que intenta definir un supuesto espíritu nacional franc(s a partir de ciertos caracteres clsicos. $ tra#(s, sobre todo, de los escritores clasicistas de los siglos OII y OIII, al(ry caracteriza la noci'n francesa de lo +lsico como un ideal autoritario de perfecci'n que o pera seleccionando ciertos modelos y defini(ndolos jerrquicamente como clsicos y buscando que la obra se realice en perfecta armonía con dic%os modelos, que #an integrando, todos juntos, la noci'n de tradici'n intemporal. Copyright de las imágenes © Galaxia Gutenberg, Círulo de !etores" #eser$ados todos los derehos" Copyright del texto © %las &atamoro" ste artíulo fue editado originalmente en Cuadernos (ispanoamerianos" l texto aparee publiado en )he Cult on el permiso de su autor" #eser$ados todos los derehos"
Sal v adorEl i z ondo,el s ueñodel aes c r i t ur aFui c omuni s t a,par t i dar i o,c omuni s t af unc i onal me n t e .Yh es i d oa dmi r a do rd el o r d en .Yv i víe nAl e ma ni ad ur a nt emi i n f a nc i ae nt i e mpo sd e Hi t l er .Esunadel aset apasf el i c esdemi v i da,porel or denquehabí a. Ex p a nd i rme ns a j e s
@ vol ar Me n s a j e1d e1,2s e p2 00 6 Veror i gen
Pa#ier eruc%o
9al#ador Elizondo, el sue!o de la escritura
En 9al#ador Elizondo confluyen distintas tradiciones culturales gala, anglosajona, germana, c%ina), corrientes de pensamiento lat'n, 9t(p%ane Mallarm(, Aeorges ;ataille, Porge 0uis ;orges, Aeorges erec, Italo +al#ino), y #arias disciplinas artísticas cine, pintura, escritura), que se decantan en sus no#elas o ensayos. Esa fusi'n multicultural lo constituye como un escritor singular, ingratamente ol#idado en la configuraci'n actual de la república de las letras. ara un de#oto de los aforismos, cultor de las formas y afín a los tratados, el corolario l'gico de su escritura sería desembocar en la prctica de los microrrelatos. 0a obra narrati#a de 9al#ador Elizondo se puede espigar para encontrar ciertas prosas que lo acercan a la microficci'n@ (stas 8trece, si consideramos el relato que sir#e de colof'n8 se encuentran sobre todo en uno de sus libros, l graf*grafo* que en orden de aparici'n editorial son* 2El graf'grafo2, 2$#iso2, 29istema de ;abel2, 2El %ombre que llora2, 20os %ijos de 9nc%ez2, 20a
se!ora Qodríguez de +ibolain2, 20os indios #erdes2, 2El perfil del estípite2, 2No#ela conjetural2, 2resente de infiniti#o2, 2El objeto2 y 2E-perimento nocturno2@ el resto que compone el #olumen, oc%o, tiene la e-tensi'n ordinaria de un cuento can'nico. 0os dos primeros son decididos %omenajes, por una parte, a Bcta#io az, su amigo y figura tutelar@ de la otra, a Pulio Torri, in#entor de prodigios e-traordinarios, de quien perge!a una #ariaci'n de su celebrado microcuento, a su #ez reelaboraci'n del mito de &lises en su encuentro y seducci'n por las sirenas 2$#iso2). 0os si guientes tratan de la in#enci'n de una lengua bab(lica, la #iolencia %acia los otros para perpetuar el orden de los cond'minos, la imperecedera #ida de los objetos cotidianos, l a otredad, los efectos de la luz, la soledad del %ombre contemporneo y la imposibilidad l'gica de los milagros. +ontrariamente a los postulados deontol'gicos de la microficci'n, en las %istorias bre#es de Elizondo los adjeti#os, frases incidentales y dems oraciones complementarias adquieren un peso específico, de aditamento argumental, por las cuales, si se eliminasen, las %istorias quedarían parapl(jicas. 0a economía neoliberal del relato bre#e tienen en (l a uno de sus oponentes. Qespecto a las dimensiones espaciales, los cuentos d e Elizondo e-ceden la e-tensi'n %abitual de los microcuentos@ son dos o tres #eces ms largos, si podemos %ablar de largueza en el cuento bre#ísimo. eamos el siguiente minicuento, donde las características ms acusadas de su estilística escritura conc(ntrica, por antonomasia ontol'gica, de gran in#enti#a l(-ica, esencial por sustanti#a, filos'fica y descripti#a de lo refle-i#o), estn presentes*
LA SEÑORA RODRÍ!E" DE #I$OLAI% 0a casa de la se!ora Qodríguez de +ibolain siempre le % a pro#ocado, no bien traspone el umbral, la sensaci'n de ser otro@ otro que ciertamente no es (l, sino alguien que %abita, pro#isto de una modalidad 'ntica imprecisa, esa casa lujosa, l'brega y deteriorada@ alguien de cuya presencia emana una radiaci'n o quiz un aroma e-pansi#o y %orrible. 9e trata probablemente del espíritu primario de alguna entidad misteriosa, infamemente #inculado con el ser de la se!ora Qodríguez de +ibolain el que %ace posible, por una manipulaci'n inefable de la esencia, que la se!ora pueda infundir su propia naturaleza a todos aquellos que penetran en ese espacio en el que su mirada impera como un espíritu glauco, inquietante, capaz de transformar a unos en otros y a otros en ella. El cine, el otro, la pintura, la escritura, la palabra, la realidad y el ser, son algunos de los temas que dan consistencia al uni#erso literario de un escritor 8nacido en la ciudad de M(-ico, en 34FD8, cuya obra, aunque pueda considerarse e-igua, no carece de impacto cultural, que permanece por sus #alores intrínsecos, apuntalados por los atributos del cosmopolitismo y la uni#ersalidad. 6os de los microrrelatos de Elizondo, 2$#iso2 y 26ionisiaca2, fueron recogidos por alad(s en su e-cerpta de la microficci'n uni#ersal l libro de la imaginai*n)@ 20a mariposa2, se encuentra en la primera antología realizada por Qen( $#il(s Rabila sobre el g(nero en M(-ico 2$ntología del cuento bre#e del siglo -- en M(-ico2, en le"%oletín de la Comunidad !atinoameriana de sritores, núm. J, 34J)@ asimismo 0auro ?a#ala 2$#iso2) y +la ra Bbligado 2El graf'grafo2) lo seleccionaron en sus respecti#as antologías, en el siguiente orden* #elatos $ertiginosos" +ntología de uentos mínimos M(-ico, $lfaguara, D@ &inifii*n mexiana, M(-ico, unam, DF,)@ or fa$or, sea bre$e" +ntología de relatos hiperbre$es Madrid, ginas de Espuma, D3).
$mbos cuentos tal #ez sean los menos representati#os de la microficci'n lograda por Elizondo, porque uno tiene como trasfondo el relato pre#io de Torri y el otro pertenece a una po(tica que, por sus abusos, ray' en el solipsismo. En cambio, 2El %ombre que llora2 o 20os %ijos de 9nc%ez2 sin'pticamente contienen su estilística, temticas e inno#aciones escriturales. Esta presencia %abilita el legado de un escritor que no %a perdido actualidad, ya despojada su obra de las a!oranzas del costumbrismo y las tentaciones totalitarias del realismo. 0as e-igencias que su narrati#a o ensayística imponen a todo lector que se acerque a Elizondo, en la actualidad son las mismas causas por las cuales su obra %a sido desplazada de la atenci'n pública de las nue#as generaciones. or su ciclo narrati#o, que inici' con -arabeuf o la r*nia de un instante, y concluy' con lsinore, conser#a en el pante'n de las letras su perpetuidad literaria. Ir al inicio
6ilogo con Elizondo Puan +arlos 6omínguez
$ las dos en punto de la tarde ./ada de fotografías" 0 si no llega a las dos en punto ya no lo $a a reibir". !as ondiiones no de1aban lugar a dudas" (abía 2ue umplirlas despu3s de tanta insistenia para onertar la entre$ista" !os días pasaban y su esposa, la fot*grafa aulina !a$ista, muy amablemente s*lo indiaba 2ue lo onsultaría on su esposo" -inalmente se dio la ita en su asa del barrio de 4anta Catarina, en Coyoaán"
El aráter uni$ersal de la obra de li6ondo hae 2ue en &3xio no sea tan popular o tan
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difundida omo lo han podido ser otros7
89í, es natural, eso de la difusi'n es un poco mito.
854iente usted 2ue su obra sí fue $alorada7 8Estoy muy satisfec%o con lo que %ice. No creo poder %aber %ec%o ms, y no me interesaba tampoco. 7ice lo que pude. 85stá atento a lo 2ue pasa atualmente en la literatura7 8$ grosso modo. Sltimamente %e %ec%o un descubrimiento portentoso que es un autor del siglo pasado que se llama Efr(n 7ernndez, lo conoceU 8/o" 8No, nadie lo conoce, es equiparable a Qulfo@ otro g(nero, pero es un gran escritor. < últimamente leí un libro mara#illoso de $lejandro Toledo sobre arís, ya no me acuerdo c'mo se llama, pero es un libro sobre arís, escrito por un me-icano, y muy interesante, muy interesante, %acía muc%o que no leía yo nada sobre arís como ese libro de Toledo que escribía relati#amente poco. 85(a leído a los autores 1*$enes7
8No los conozco, para que ms que la #erdad. 850 *mo $e la generai*n de +rreola y #ulfo, 2ue se está perdiendo7
8;ueno, pues la #eo... yo creo que el siglo -- me-icano fue un siglo de oro.
8$%, pues no s(, eso depende del tiempo, pero el siglo pasado desde que empez' %asta que termin' tu#o buenas cosas. 85!o $isitan amigos o olegas7
8$ #eces. No soporto muc%o las #isitas.
8No. ;ueno, bebía yo, fumaba mari%uana. Toda#ía fumo mari%uana, s'lo que a%ora lo %ago por prescripci'n m(dica. 85&u1eres7
8No me %an interesado nunca. 8ero me imagino 2ue llegaban solas"
8ues alguna. No tu#e importantes en mi #ida, ms bien me %an quitado muc%o tiempo. 0a única mujer que %e tenido es la que es mi esposa actualmente. ;ueno, y a mi madre, y a mi abuela que adoraba yo. 859u3 le ha de1ado la literatura en lo personal7
80a satisfacci'n de %aber conseguido algo, menos o ms de lo que yo me proponía, pero no, no me lamento de mi carrera. 854igue leyendo7
8No.
8VNo: Eso no me interesa.
89í, porque tengo como cien cuadernos así de gruesos donde tengo mis diarios y mis apuntes cotidianos, que esos no estn publicados toda#ía. $ #er, (sos ya los dejo para despu(s, porque a%orita ya no me puedo poner a corregir. 85)iene nostalgia7
89í, pura nostalgia.
80a actual, porque ya entiendo muc%as cosas que antes no entendía. Entiendo la importancia de la temperatura, por ejemplo, que es una cosa muy relati#a. No e s cierto nada de eso que dicen los term'metros. Es una cosa ms profunda. 85&ás allá de lo físio7
89í. 85s algo más espiritual7
8ues yo supongo que sí. Ms intelectual, ms espiritual. 850 *mo $e la muerte ahora, *mo la piensa7
8V$%: ienso constantemente en ella, pero ya la e-periment(. +uando me operaron estu#e diez %oras anestesiado, como si estu#iera muerto. Tampoco no me... es una cosa que no me da muc%o miedo. No %ay nada. 85!a inonsienia total7
8Nada. 0a nada. Es difícil llegar a ese concepto por e-periencia, creo que yo ya tu#e la e-periencia, no estoy seguro, #amos a #er cuando #enga l a definiti#a. 850 su fe, su onepto de Dios7
8Muy sencillo, yo creo que es lo mismo 6ios, el centro, eso es lo que marca todo el destino, no creo en un 6ios así con barbas y con túnica. 854iempre pens* así7
8No, de c%ico tenía yo fe en ciertas imgenes y cosas de (sas. 85#euerda lo primero 2ue ley*7
89upongo que Cora6*n diario de un ni:o.
85;sted fue muy protegido en la ni:e67
8ues normalmente@ me querían muc%o mis paps, mi abuela, mi nana. Me %an protegido toda la #ida, %e estado muy protegido, nunca %e tenido %ambre ni pobreza. 84u esposa tambi3n tiene muho de maternal, 5no7
8ues %a tenido que tenerlo conmigo porque ya es lo único que me queda@ ya tambi(n se est cansando, es muy cansado #i#ir con un enfermo como yo. 859u3 es lo 2ue espera ahora de la $ida, en lo inmediato7
8=ue ya se acabe la cosa. 85(ay ansanio7
8No, no muc%o. $burrimiento ms que cansancio, me aburre muc%o la política me-icana. ;ueno, en general en todo el mundo@ no creo que se componga en muc%o tiempo. =ui(n sabe qui(n #aya a salir como presidente en M(-ico. 85/o ree 2ue el pueblo tiene muha ulpa de este tipo de polítia7
89omos un pueblo ya muy #iejo, estamos cansados, agotados.
&'!sted se in(olucró en la pol)tica* &%o+ ui co-unista, partidario, co-unista funcional-ente+ . /e sido ad-irador del orden+ . (i() en Ale-ania durante -i infancia en tie-pos de 0itler+ Es una de las etapas felices de -i (ida, por el orden 1ue /a2)a+ &'Entonces usted tiene una (isión de 0itler diferente a la generalidad* 8La generali3 %o-4s le estoy diciendo 1ue yo tu(e la e5periencia de (i(ir en ese
régi-en y fue feli6 por1ue ten)a orden, a/ora no /ay orden+ .o no sa2)a nada, yo era -uy c/ico, yo no sa2)a de los 7ud)os ni eso+ 850 2u3 opina de los inteletuales 2ue siempre han ido omo de la mano del sistema7
8;ueno, pues no %ay ms remedio.
6ilogo con Elizondo Qoberto Aarcía ;onilla
Qulfo y Elizondo en el centro me-icano de escritores (aia los $eintitr3s <= a:os d e edad, 4al$ador li6ondo >?@
narrai*n los más amplios silenios signifiati$os y ha onseguido on ello ese e2uilibrio entre lo 2ue expresa y lo 2ue alla 2ue e s una de las más grandes $irtudes del arte". 4al$ador li6ondo 8igual 2ue #ulfo8 fue beario del Centro &3xiano de sritores durante dos periodos >?@=B?@J y ?@B?@KEL más tarde ambos se $ol$ieron a enontrar en el Centro 82ue desaparei* el a:o pasado ante el silenio asi total de la omunidad de esritores8 ya omo asesores >?@AB ?@A=E" De la on$i$enia de esos a:os, de sus leturas ompartidas, habla li6ondo en esta entre$ista, in3dita, reali6ada en ?@@@ y 2ue ahora se reprodue, ya sin preguntas, en un mon*logo templado por el ritmo de la mesura"
.o conocí a Puan Qulfo en 345G, cuando acababa de publicarse l !lano en llamas .
Roto* Qogelio +uellar" arc%i#o 0a Pornada
6urante las sesiones, los j'#enes escritores leían sus trabajos y cada uno de los asesores les %acíamos comentarios. Qulfo no se detenía muc%o en la teoría literaria@ (l iba al grano, a decir como estaba escrito el te-to. Era muy crítico y tenía, como todos, algunas preferencias por cierto tipo de literatura. 0a 2literatura de la onda2 no era de su agrado. 7ablaba muc%o sobre la construcci'n del te-to en general, los caracteres psicol'gicos de los personajes. $ #eces se le notaba desalentado, fastidiado, como si no quisiera estar a%í.
te-tos de Qulfo a parte de sus dos libros, así que no puedo saber si es #erdad que en 20a +ordillera2 (l intentaba %acer algo urbano. Qulfo era intro#ertido. Eso aparece claramente en sus libros. Estaba metido en sí mismo. Era muy tímido tambi(n.
En cuanto a la fotografía, el trabajo de Qulfo me parece muy bueno.
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Farabéufica en
tres amputaciones
Qodrigo Rernndez de Aortari Mn memoriam 4al$ador li6ondo .85#euerdas7.
Rarabeuf
I
Elizondo no fue un gran escritor, ni siquiera fue un escritor, fue un dilettanti , un talentoso graf'grafo, un traductor de los trazos del placer que lo mismo esbozaba poligrafías cinematogrficas que caligrafías orientales. +omo (l mismo tu#o a bien declarar a cerca de alguna de las piezas fílmicas que realiz'* 2+o gí una cmara y me fui a Auanajuato. Estu#e una semana metido dentro de la cripta (sa, filmando las momias, teniendo como base un poema de T.9 Eliot, \0os %ombres %uecos]. +ada toma correspondía perfectamente a un #erso del poema. V9e trata de un equi#alente fílmico del poema:2
Elizondo fue un pintor que dej' los pinceles porque según decía* 2descubrí que imitaba a icasso2, aunque es cierto que los dej' de manera aparente, ya que a lo largo de sus días de 4"/ob e-istencia continu' esgrafiando en sus diarios, bocetos narrati#os y pict'ricos las imgenes que a lo largo de su #ida se le presentaron. $ continuaci'n presento un poema in(dito incluidas tac%aduras) que dibuj' en uno de los diarios, a%ora bajo custodia de El +olegio Nacional, #olúmenes que sern editados según su #oluntad 8#einticinco a!os despu(s de su muerte8* 2ara no agra#iar a quienes a%í se mencione2. 2El espejo2 pro#iene de uno de los tantos cuadernos^diarios que puso a mi disposici'n y a la del director de arte, quien dise!aría a partir de los trazos, dibujos y te-tos incluidos en dic%o cuaderno la portada de la /arrati$a ompleta $lfaguara, 3444) editado por quien esto escribe bajo la super#isi'n del autor*
8rosas escogidas9 :#uadernos ;<=>?@<>?B:, de 8aul ValCry
Estos son algunos fragmentos de Cuadernos (1894-1945), de Paul Valèry, publicado en 2007 por Galaxia Guntenberg/Crculo de !ectores, con selecci"n e introducci"n de #ndr$s %&nc'e( )obayna, *ue colabora tambi$n en la traducci"n+ e seleccionado pasa-es muy cortos en los *ue el poeta y ensayista franc$s reflexiona, entre otras cosas, sobre su negati.a a escribir no.elas o sobre la pulsi"n inno.adora+
o estoy 'ec'o para las no.elas ni para los dramas+ %us grandes escenas, c"leras, pasiones, momentos tr&gicos, le-os de exaltarme, me llegan como fragmentos
miserables, como estados rudimentarios en los *ue se sueltan todas las tonteras, en los *ue el ser se simplifica 'asta la necedad, y se a'oga en lugar de nadar seg1n las circunstancias del agua+ o leo en el peri"dico ese drama sonoro, ese acontecimiento *ue 'ace palpitar a cual*uier cora("n+ #d"nde me lle.aran sino/ m&s *ue / al umbral de esos problemas abstractos en los ya estoy sumergido por completo3 444 %"lo puedo pensar si siento *ue inno.o+ Cambio un poco lo *ue cono(co de mis ideas si las expreso+ o puedo contar una an$cdota sin disgusto+ ablo si construyo al mismo tiempo *ue 'ablo+ 5se es mi escollo como escritor+ 6e resulta difcil escribir, copiar, releerme 4sin inno.ar+ 444 ay gente *ue busca en la literatura el recuerdo de sus emociones, o las emociones mismas o el refuer(o o el esclarecimiento de sus propias emociones+ 8o no necesito de tales refuer(os ni de tales explicaciones sobre todo del recuerdo, del ricordo de mis emociones 4pues de mis emociones, no *uiero m&s *ue a*uellas *ue no necesito *ue me recuerden, ni *ue me refuercen, ni *ue me esclare(can+ # los libros les pido9 o el ol.ido, ser otro 4y por tanto ninguna profundidad o el armamiento de mi espritu, no el armamento del indi.iduo 4 perspecti.as *ue yo no 'aya tenido y con las *ue pueda enri*uecer mi arsenal 4medios susceptibles de engradecerme4 o de a'orrarme errores o tiempo 4 Esto es lo *ue me aburre de las no.elas sobre el amor 4perder el tiempo con el tema de una p$rdida de tiempo y perderlo en an&lisis *ue yo s$ de antemano *ue no .alen nada, por ser demasiado particulares o, por definici"n, demasiados abstractos+ Paul
Valèry
Cuadernos (1894-1945) Paul Valéry Selección e introducción de Andrés Sánchez Robayna Traducción de Maryse Privat, Fátima Sainz y Andrés Sánchez Robayna Galaxia Gutenberg / C í rculo de Lectores, Barcelona, 2007
Salvador Elizondo documentó su vida en 83 cuadernos de escritura #o-unicado
%o+
FGF<
> de -ar6o de F<
***Conaculta recuerda al autor de Farabeuf y El graf � grafo en el sexto aniversario de su
deceso
este
29
de
marzo
***Adem�s de los diversos t�tulos que public� en vida, Elizondo de� varios in�ditos, entre los que se incluyen los !" diarios, cinco �noctuarios�, un gui�n y un libro de poemas La obra de Salvador Elizondo �influy� mucho en una juventud de ruptura despu �s de Juan Rulfo, irrumpi� conarabeuf !ue fue una novedad, sin ser un personaje !ue pudiera ser muy comprendido por el "rueso de la poblaci �n�, e#plica en entrevista para $onaculta la fot�"rafa %aulina Lavista&
ue
hasta
la
muerte
del
llamado
�'entleman de la Literatura�, ocurrida el () de marzo de (**+, !ue Lavista ley � los 83 diarios !ue Salvador Elizondo escribi � desde los nueve a�os& Entonces descubri � nuevas facetas de !uien fuera su esposo durante 3 a�os& Sus escritos son reflejo de la b�s!ueda de vocaci�n !ue llev� durante su juventud, fue cineasta, torero, f �sico nuclear y pintor, profesi �n !ue abandon�, no por completo por!ue sus diarios est �n llenos de dibujos, despu�s de ver en Roma los cuadros de %aolo -ccello, recuerda la fot�"rafa& El entorno familiar contribuy� para marcar la curiosidad art�stica del autor de El "raf � "rafo y El hipo"eo secreto & Su t�o idias Elizondo fue escultor, la pieza .al"r � /out se puede apreciar en el .useo 0acional de 1rte, asimismo el poeta modernista Enri!ue 'onz�lez .art�nez fue su t �o abuelo, en tanto !ue su padre, Salvador Elizondo %ani, fue productor y "uionista durante la �poca de 2ro del cine me#icano& %ara Lavista la efervescencia de ideas !ue Elizondo ten�a en la cabeza le llev � a ser un joven muy sufrido, a diferencia de lo !ue muchos pensaran, la posici �n social y familiar del escritor no lo llev � a ser un junior sino !ue durante su vida busc � tener m�ritos propios& 0ecesidad !ue reflej� en sus cuadernos de escritura&
�Sus diarios de juventud son muy an"ustiosos& 0o encuentra la vocaci�n o fracasa, entonces es muy interesante por!ue es toda una evoluci �n del personaje hasta encontrarse, acomodarse o estacionarse en la literatura&
�0in"�n escritor me#icano y !uiz �s en el mundo ha tenido la meticulosidad de Elizondo para llevar los diarios& Son escritos !ue empieza cuando tiene ) o * a �os y terminan tres d�as antes de su muerte, con al"unas interrupciones pero "eneralmente son se"uidos& Es un escritor con un di �lo"o constante consi"o mismo y con el diario, el diario vino a ser un ami"o, un confesor, un delator, un momento en el !ue manifiesta todo lo !ue siente �, comenta %aulina Lavista, cuya lente ha retratado a m �ltiples personalidades del entorno intelectual me#icano& Estos cuadernos de escritura tambi �n est�n llenos de dibujos, cartas, foto"raf �as y al"o !ue destaca es la cali"raf �a meticulosa de Elizondo, !uien escrib�a en ellos no s �lo en espa�ol sino tambi�n en in"l �s y franc�s& 1dem�s del di�lo"o �ntimo tambi�n hay en ellos relatos del acontecer de la �poca, de la vida literaria de . �#ico y de hechos como la "uerra de Las .alvinas& 1 su muerte, entre las m�s de 3* mil cuartillas !ue dej �, destacan los �noctuarios�, te#tos !ue hac�a s�lo de noche ya !ue la atm�sfera nocturna le daba otra visi �n& Esta compulsi�n para escribir se debe, tal vez, a !ue �Salvador Elizondo transitaba por la vida clasificando�, dice Lavista&
�$ada diario tiene un �ndice, dej� p�"ina por p�"ina, en este diario hay tal y tal& 1 la entrada de cada mes hac�a un dibujo& %ara �l era un placer el paso de los d �as, considerando !ue fue muy infeliz de joven por esa b �s!ueda de vocaci�n, !ue no lo entend�an sus padres, !ue no lo entend �a el mundo�, a"re"a&
4ombre ordenado y puntual, poseedor de una "ran cultura debido a sus diversas e#periencias en el e#tranjero pero sobre todo a su compulsi�n lectora&
�Salvador ley� en todos los idiomas todos los libros !ue pudo& Lo vi devorar libros, realmente era
una admiraci�n por la
literatura& %ara escribir como �l escribi� y no caer en lo ya dicho sino en la ori"inalidad de ser un poco diferente a lo !ue se estaba haciendo, es producto de una "ran lectura&
�-n escritor pasa por muchas etapas, en el caso de los diarios de Elizondo las etapas y evoluci�n, fracasos y triunfos del escritor se van viendo en el diario& Est �n documentadas�, detalla Lavista, !uien planea la publicaci �n de estos materiales y de los cuales ya dio una pe!ue �a muestra en la revista Letras Libres & 1simismo, tambi�n posee �los diarios de muerte�, te#tos !ue son una cr �nica del proceso de enfermedad !ue Salvador Elizondo vivi� desde !ue le dia"nosticaron c�ncer de boca& En ellos, adem�s de describir con palabras va dibujando lo !ue le aconteci�&
5 es !ue, como e#plica Lavista, fue un escritor al !ue le interesaba mucho aplicar principios como el del montaje o el de la "ravedad& �Las lecturas cient �ficas tambi�n las aplicaba a un jue"o literario�, finaliza la fot�"rafa&
EC# .6#ico 7 istrito ederal
Una antología desvela la visión del mundo de Paul Valéry 0os _+uadernos_ del poeta y pensador franc(s son traducidos por primera #ez al espa!ol JOSÉ ANDRÉS ROJO Madrid F3 B+T DJ
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6urante ms de 5 a!os, entre 3L4G y 34G5, aul al(ry se le#antaba entre las cuatro y las cinco de la ma!ana y se ponía a escribir. 0o %acía en unos cuadernos y #olcaba allí las consideraciones ms di#ersas sobre todo tipo de materias. Notas, apuntes, bre#es desarrollos, refle-iones, destellos. 2=uería reunir y rec%azar en bloque todo lo que #iene a la mente2, escribi' allí. ;asta detenerse en esta línea suelta, tomada al azar, para acercarse a la en#ergadura de su cometido. 2Qeunir y rec%azar2, dos opciones contrapuestas, y %acerlo adems 2en bloque2. < qu( era lo que lo ocupabaU 2Todo lo que #iene a la mente2. $%í es nada. Nacido en 3LJ3 en 9`te, al(ry se instal' en arís en 3L4G y entr' en los círculos literarios de la mano de ierre 0ouys. Rue amigo de Mallarm( y de Aide y deslumbr' como poeta con l ementerio marino. Escribi' ensayos, teatro, prosa ^como !a $elada on el se:or dmond )este^ y ms poesía. Estudi' 6erec%o, trabaj' como funcionario del Ministerio de Auerra, como secretario de $ndr( 0ebey escritor, diputado socialista, alto dignatario del Aran Briente de Rrancia, fundador de !'(umanit3E, como profesor. 9us ideas conser#adoras quedan eclipsadas por la audacia de sus refle-iones en otro tipo de materias.
Cuando el autor muri" en :;<=, su familia descubri" 2>: libretas A$V!RTIS!%!&T
?uera reunir y rec'a(ar en blo*ue todo lo *ue .iene a la mente, escribi" +uando aul al(ry muri' en arís en 34G5, su familia descubri' lo que tenía entre manos* DH3 cuadernos. =u( podían %acerU +'mo enfrentarse a las miles y miles de anotaciones que conteníanU El susto tu#o que ser tal que la opci'n inmediata fue %acer una edici'n facsimilar. =ue todo salga tal cual. Entre 345J y 34H3, y con una discreta tirada de cinco centenares de ejemplares, se publicaron los cuadernos en D4 tomos. 9in tocar nada, como el autor los %abía dejado. $yer en Madrid se present' la primera traducci'n que se %ace al espa!ol de esta singular a#entura literaria.Cuadernos >?A@JB?@JNE Aala-ia Autenberg " +írculo de 0ectores) es una antología de ms de 5 pginas que %a realizado $ndr(s 9nc%ez Qobayna ^y que %a traducido tambi(n (l con Maryse ri#at y Rtima 9ainz^ de la obra original de aul al(ry en Rrancia y en $lemania se %an publicado los cuadernos completos y en Italia estn en camino). =u( %ay a%íU ues muc%o y de lo ms di#erso, y con la contundencia y lucidez de una inteligencia que trabajaba en estado de m-ima concentraci'n y que pretendía ocuparse, tratar, pensarlo e imaginarlo todo. +ont' ayer 9nc%ez Qobayna que, en #ida, al(ry se plante' lo que podía %acer con lo que contenían sus cuadernos. 2Empez' a pasar algunas anotaciones a mquina, pero al final lo dej' todo en manos de dos secretarias, que debían ocuparse de ordenar sus apuntes por temas2. 6e %ec%o, la primera antología de los cuadernos que public' Aallimard en 34L3 se
orden' siguiendo ese criterio, que es tambi(n el que se %a utilizado a%ora. +on leer el índice se comprende qu( diablos %acía el autor de l ementerio marino a primeras %oras del día, solo consigo mismo y ara!ando %oja tras %oja. Ego, 0enguaje, Rilosofía, 9istema, Memoria, Tiempo, 9ue!o, +onciencia, Eros, Matemticas, +iencia, oesía, 7istoria^olítica... or s'lo citar unas cuantas reas que centraron su inter(s. 7e aquí unas cuantas cpsulas para ir %aciendo boca* 2Todo est predic%o por el diccionario2. 2ensar es esperar ms o menos pasi#amente2. 2El despertar da a los sue!os una reputaci'n que no se merecen2. 2El lgebra es la e-presi'n reducida a los actos2. 20a mezcla de amor y mente es la bebida ms embriagadora2. 2El poema es a la no#ela lo que el sonido es al ruido2. 2En una guerra moderna, si alguien mata a alguien, mata a su pro#eedor o a su cliente2. =u( son los cuadernosU &n taller de escritura, un diccionario intelectual, una enciclopedia íntima, un repertorio filos'fico, la suma de un pensamiento libre. 6e todas esas maneras los defini' 9nc%ez Qobayna. 6ijo que son creaci'n, pero tambi(n refle-i'n sobre el proceso creati#o y sobre el proceso mental. En sus pginas resuenan ecos de ascal y Montaigne, 2pero tienen muc%o que #er con lo que %icieron No#alis y 0eopardi, que fueron tambi(n poetas y pensadores y que escribieron tambi(n múltiples anotaciones sobre múltiples cuestiones2, coment'. Bcta#io az, T%eodor X. $dorno o T. 9. Eliot se rindieron de inmediato a su inmenso poder intelectual. Influyeron decisi#amente en Xalter ;enjamin. < en el químico Ilya rigonine, que escribi' en un largo ensayo que todas las teorías de la física actual sobre el tiempo estn ya anunciadas en los cuadernos de aul al(ry.