Como agua para chocolate
La
novela
de
presenta
a
los
coloquial
mexicano
Laura
Esquivel,
lectores dentro
un
Como
texto
del
agua
para
narrado
reducido
en
grupo
de
chocolate,
un
lenguaje
mujeres
de
la
familia De La Garza: Mamá Elena, quien está obsesionada con el orden
y
el
Rosaura,
cumplimiento
Gertrudis
y
de
Tita,
las
normas;
quienes
tienen
y
sus
tres
hijas,
personalidades
muy
diferentes entre sí. Aparte de estos personajes principales, la novela
introduce
como
personajes
secundarios
a
Nacha,
una
sirvienta indígena que se encarga de los oficios de la cocina y a
Chencha,
una
comentarle
las
Enfocando
la
importancia
de
joven
empleada
últimas lectura la
del
novedades de
esta
tradición
a
rancho las
novela
oral
que
se
jóvenes como
femenina,
encarga
De
La
ejemplo
permite
de
Garza. de
al
la
lector
entender el estrecha conexión entre el ambiente y la época en que
se
desarrolla
expresión mecanismos
de
los
la
historia,
sentimientos
creativos
que
la
y
el
valor
personales,
hacen
posible.
al La
que
implica
igual
que
narradora
la los
de
la
novela utiliza un diálogo íntimo con el lector para que éste se sumerja en el diario vivir de las mujeres De La Garza, quienes – a su vez– representan a las mujeres de clase media de México a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
Uno acercar modelo
de
los
mecanismos
a
sus
lectores
de
los
libros
a
de
de
los
este
que
mundo
cocina.
Es
Esquivel
de
antaño
importante
se
vale
es
usando
para
la
para el
autora
establecer un planteamiento de la cotidianidad de sus personajes en ese momento histórico; por lo que toma la idea generalizada de
que
las
mujeres
no
tienen
un
espacio
propio
dentro
de
una
sociedad machista, sino sólo un reducido mundo lleno de aromas, sazones y conversaciones interminables: la cocina.
Otro
mecanismo
ampliamente
utilizado
en
la
novela
es
la
manera de hablar de cada uno de sus personajes. Dependiendo del rol que ejerce y la posición dentro del funcionamiento habitual del
rancho
De
La
Garza,
el
lenguaje
establece
matices
y
diferencias dentro de la novela: por ejemplo el uso excesivo de coloquialismos en el caso de Chencha, que se yuxtaponen al uso mucho más refinado del español por parte de Mamá Elena.
Desde el principio de la novela la autora precisa que la muerte del patriarca de la familia De La Garza es uno de los factores determinantes en la fractura de la relación entre Mamá Elena
y
biológico casi
por
convierte
Tita y
recién
emocional
completo. en
nacida. de
cada
Como
individuos
A
partir una
de
resultado,
unidos
ese
momento
ellas
se
cada
una
únicamente
por
el
corta de el
vínculo y
diluye
ellas
se
régimen
de
terror
que
Mamá
Elena
establece
al
tomar
riendas
del
rancho.
Como parte de esta separación Mamá Elena confina a Tita a vivir en
la
cocina
y
establecer
una
relación
de
madre
e
hija
entre
ella y Nacha. Además, designa intrínsecamente a la cocina como el
lugar
donde
Tita
puede
refugiarse,
ya
que
reproduce
la
calidez y protección que le fue negado por su madre natural.
Es en este ambiente donde Esquivel define la cocina como un centro productivo donde los conocimientos de Nacha le ofrecen a Tita
las
herramientas
sentimientos
reprimidos.
necesarias Es
para
importante
darle notar
vida que
a
sus
Esquivel
establece que
“Tita era el último eslabón de una cadena de cocineras que desde la época prehispánica se habían transmitido los secretos de la cocina de generación en generación” (53),
por lo que este nuevo tipo de lenguaje es de difusión limitada. Por tanto ninguna de sus hermanas muestra interés en adquirirlo, ni Tita en difundirlo. La única ocasión en que intentó hacerlo el resultado fue tan nefasto ya que
“[a]demás de ganarse una soberana paliza, Tita quedó privada de jugar con sus hermanas dentro de su mundo.” (15)
Esta observación es importante para entender que la comunicación entre las mujeres del rancho De La Garza no se da dentro de la
cocina sino exclusivamente en el momento de sentarse a la mesa. La dinámica de trabajo en grupo bajo la dirección de Mamá Elena la dinámica se reduce a momentos mecánicos cubiertos de miedo. Se
siguen
diálogo
las
libre
contraste,
instrucciones por
Tita
parte
de
establece
de
Mamá
ninguna un
Elena,
de
diálogo
las
pero
hay
un
participantes.
En
diario,
y
no
de
manera
instantánea, con las demás mujeres del rancho con cada una de sus
creaciones
culinarias,
sin
embargo
los
conocimientos
ancestrales que Nacha ha depositado en ella no son transmitidos. Por
tanto,
dentro
de
la
novela
de
Esquivel,
se
ve
una
nueva
ruptura, en este caso la ruptura de la tradición oral. Al ser ella la última depositaria del conocimiento ancestral de Nacha y ya que no se percibe interés por obtenerlo por parte de ninguna de
las
demás
mujeres
del
rancho,
Tita
transfiere
ese
conocimiento a un medio escrito como una extensión de sí misma.
La preparación de los platillos dentro de la novela es el mecanismo simbólico de la vida de Tita: todo lo que ella crea con sus manos refleja sus necesidades emocionales. En el caso de la novela, el conocimiento y la historia de Tita sólo pueden ser compartidos a través de un libro de cocina, ya la autora quiere establecer una conexión con la época en la que la historia se desarrolla y usando un arma tradicional femenina. La voz de Tita se trasmite por medio de las recetas que sobreviven al incendio
del
final
de
la
novela,
pero
las
intenciones
transgresoras
contra la represión de Mamá Elena trascienden la historia misma y quedan latentes en los lectores.