CIVILIZACIÓN EN TRANSICIÓN La mirada de Carl G. Jung
por Bernardo Nante Hemos denominado a nuestra exposición "Civilización en transición", no sólo porque corresponde al título del décimo volumen de las Obras Completas de C. G. Jun que re!ne textos reeridos a cuestiones sociopolíticas relacionados con aspectos de la civilización en tiempos de la pre # postuerra, sino porque este autor a lo laro de su extensa obra $ace reiteradas reerencias al tr%nsito &es decir, al cambio r%pido e incierto' en el cual se encuentra nuestra civilización. Jun sostiene que nuestra época consiste en la entrea de la conciencia $uma $u mana na a lo inde indete termi rmina nado do e inde indete term rmin inab able le(( au aunq nque ue,, sin sin emba embar ro, o, esa esa indetermin indeterminació aciónn no es a)ena a le#es le#es anímicas anímicas que permiten permiten "anticipar" "anticipar" * que en sentido )unuiano no siniica necesariamente "predecir" * , es decir orientar, mediante una presentación de la situación de la época en términos simb simból ólic icos os(( prec precio ioso so teso tesoro ro pa para ra la co conc ncie ienc ncia ia a! a!nn no alie aliena nada da,, pa para ra la conciencia despierta. Hacia +--, Jun escribió "/iícilmente podremos near que nuestro presente es una de esas épocas de escisión # enermedad. 0as circunstancias políticas # sociales, la ramentación reliiosa # ilosóica, el arte moderno # la moderna psicoloía est%n de acuerdo en esto. 1Ha# aluien que, dotado aunque aunque sólo sea de un vestiio de sentimiento de la responsabilidad $umana, se sienta bien con este estado de cosas2 3i somos sinceros debemos reconocer que en este mundo actual #a nadie se siente del todo a usto, # la incomodidad ser% del todo creci crecien ente te.. 0a pa pala labr braa cris crisis is es tamb tambié iénn un térmi término no médico que indica un + peliroso acmé de la enermedad". 4simismo, en una conerencia dictada en 5ien 5ienaa $a $aci ciaa + +-6 -6,, Jun Jun air airmó mó "0as "0as cat% cat%st stro roe ess ia iant ntes esca cass qu quee nos amenazan no son procesos elementales de índole ísica o biolóica, sino acontecimientos psíquicos. 7os conminan en una medida aterradora uerras # revoluciones que no son m%s que epidemias psíquicas. 8n cualquier instante millones de $ombres pueden ser atacados por una nueva locura # entonces tendremos otra uerra mundial o una revolución devastadora &...' 9n dios dios del terr terror or :einen Gott des Schreckens ; vive en el alma". 6 0a conerencia es de +
"8l siniicado de la psicoloía psicoloía para el presente" presente" en Jun, C.G., Civilización en transición en Obras Completas,
, ? 6=. &9tilizaremos la sila OC para la edición de las Obras Completas traducidas al espa@ol por Arotta # GB para la edición alemana de Balter5erla'. 6 "5om Berden der DersEnlic$Feit " en Jun, C.G., Über die Entwicklung der ers!nlichkeit, en Gesammelte "erke , /sseldor, +, vol. +>, >, ? -=6.
+-6, # aunque rele)a la incertidumbre propia de la preuerra, presenta el punto de vista psicolóico desde el cual Jun aborda el problema de la civilización. 3i bien el punto de vista es, si se quiere, modesto, limitado, "meramente psicolóico", de él se derivan consecuencias raves # relevantes porque, de ser así, la crisis que aque)a la civilización tiene sus raíces en el alma $umana. 8n eecto, la interrelacionalidad del $ombre con su medio no se limita a aquella socialmente conocida, consciente, sino que se prolona en la oscuridad del inconsciente. 8llo explicaría por qué Jun pudo anticipar la seunda uerra mundial, al advertir la aparición recurrente de "otan en los sue@os de sus pacientes erm%nicos, pues éste "...es una característica undamental del alma alemana, un IactorI anímico de irracional naturaleza, un ciclón que reduce # suprime la alta presión cultural". - 0a presencia del mal no asumido en el alma, sino pro#ectado sobre el pró)imo, es de ravísimas consecuencias en nuestra época, pues el $ombre por una parte est% espiritualmente desamparado #, por la otra, cuenta con un enorme poder de destrucción. 8n un texto de +, titulado "8l bien # el mal en psicoloía analítica" leemos "K8l /iablo de nuestra época es alo verdaderamente terribleL 3i se repasa nuestra situación actual no es posible prever todo lo que a!n puede ocurrir. 8l proceso seuir% orzosamente adelante. Aodas las enerías divinas de la creación ir%n pasando paulatinamente a manos de los $ombres. Con la isión nuclear $a ocurrido alo terrible, un poder tremendo $a pasado a manos de los $ombres. Cuando Oppen$eimer contempló la primera prueba de una bomba atómica se le vinieron a la memoria las palabras del M$aavad GNt I<%s brillante que mil solesI. 0as uerzas que mantienen unido al mundo caen en manos de los $ombres # éstos conciben la idea de un sol artiicial. Puerzas divinas $an caído en nuestras manos, en nuestras r%iles manos $umanas". Q 1Rué $acer ante ese poder demoníaco al alcance de la mano del $ombre, que radica en lo m%s inoto de su propia alma2 Dara Jun es necesario descender al ondo primitivo del alma, asumir las tinieblas, vivir el temor de lo primordial para así acceder a la luz. 3in embaro, la aceleración del tiempo contempor%neo, la ena)enación del $ombre impiden que nos conectemos adecuadamente con el alma arcaica que en parte nos constitu#e. 8n una entrevista radioónica mantenida en
#"otan# en Jun, C.G., OC +=, +=, ?-. OC , +> ? >.
ponerse al día con el acelerado tempo de nuestra vida diaria, produciéndose radualmente una escisión # una contravoluntad que a veces toma una orma destructiva". 7uestro autor en nin!n momento pretende aportar una "solución" a tama@a crisis, pero en su descripción de la din%mica anímica que la acompa@a, maniiesta # anticipa( Jun proporciona una cierta orientación, un saber a qué atenerse. 8n una carta Jun se@ala que sólo se evitar% que todos los pueblos se aniquilen entre sí si sure "...un movimiento reliioso que abarque todo el mundo, lo !nico que puede contener el diabólico impulso destructivo". 0a reliiosidad constitu#e para Jun una dimensión $umana undamental, m%s a!n la dimensión $umana undamental( inspir%ndose en Sudolp$ Otto, airma "8ntiendo que la reliión es una actitud especial del espíritu $umano , actitud que * de acuerdo con el concepto oriinario del concepto I religioI * podemos caliicar de respeto $ observancia sol%citas de ciertos actores din%micos concebidos como IpotenciasI &espíritus, démones, dioses, ideas, ideales o cualquiera uere la desinación que el $ombre $a dado a dic$os actores' que, dentro de su mundo, la experiencia le $a presentado como lo suicientemente poderosos, pelirosos o !tiles para tomarlos en respetuosa consideración( o lo suicientemente randes, bellos # razonables para adorarlos piadosamente # amarlos".T Dor ello, la labor terape!tica * e xcediendo un aborda)e limitadamente psicopatolóico * recupera el sentido de la antiua epiméleia, de la cura animarum "8l principal interés de mi traba)o no reside en el tratamiento de la neurosis sino en el acercamiento a lo numinoso. 8s, no obstante, así el inreso en lo numinoso es la verdadera terapia, # en la medida en que uno llea a la experiencia numinosa, se libra del temor a la enermedad".> 8l $ombre es para Jun un ser doblemente colectivo, social # arquetípicamente. Cada uno de ellos presentan un aspecto creador # otro destructor( la conciencia colectiva orece valores culturales que permiten el traba)o creativo, la dierenciación # adaptación del individuo, pero puede operar colaborando a su identiicación con la m%scara # consiuiente masiicación( el inconsciente colectivo &o m%s precisamente el 3ímismo' proporciona impulsos # símbolos que orientan el crecimiento de la personalidad pero puede desorbitarla # $asta disolverla en las oscuridades del inconsciente, si el #o no se $ace responsable de
"SadioesprUc$ <nc$en" en &as s$mbolische 'eben en GB +V6 , ++ ? +6. Jun, C.G., sicolog%a $ religión, Marcelona, +Q, p%. 6-, con leves retoques de acuerdo con G"(, vol WX, ? . > Jun, C.G., carta del 6 de aosto de +Q en )rie*e, OltenPriburo, +>6, vol X, p%. QT. T
su vocación. Dero entendemos que, si nos limit%ramos a estas precisiones, podría concluirse que el inlu)o de la sociedad es puramente consciente # no parcialmente inconsciente. 8l inconsciente )unuiano admite un nivel cultural, social, cu#a $erencia &m%s all% de posibles disposiciones enéticas ' se realiza a través del proceso educativo( en otros términos, la denominada conciencia colectiva es YconcienciaZ para la sociedad como un todo, pero es asumida por el individuo en ran medida inconscientemente, a través de la misma atmósera en la cual se educa. Dor ello, la educación m%s elevada es, en buena medida, autoconocimiento a través de la ormación cultural que, en parte, $a colaborado en la [construcción\ del su)eto. 4sí, desde el punto de vista individual esa [conciencia colectiva\ es, en ma#or o menor rado, se!n el caso, inconsciente. /e allí que los conlictos sociales se rele)en &m%s a!n, se elaboren' en la psique individual. Jun descubre que los pacientes dependen de los randes problemas de la sociedad, de tal manera que el conlicto de apariencia meramente individual, se revela como un conlicto eneral de su ambiente # de su época. 8l terapeuta * en la medida en que verdaderamente lo sea * a#uda a sanar la sociedad # la cultura a través de su acción terapéutica individual, pues es allí, en el individuo, en donde se "padece" la época. "Cuando contemplamos la $istoria de la $umanidad no vemos sino la supericie exterior de los acontecimientos &... ' 8n nuestra vida m%s privada # sub)etiva no sólo padecemos una época, también la $acemos. K7uestra época somos nosotrosL". Dor cierto que este énasis puesto en el individuo llevó a que erróneamente se tildara de individualista a la teoría )unuiana. Dero el término "individuo" en Jun alude a su etimoloía & lat. individuus, indivisible( individuum, %tomo', es decir, no al $ombre que creemos ser # que solemos identiicar con nuestro eo o nuestra personalidad consciente, sino a la indivisible totalidad psíquica. Dor otra parte, muc$os de los textos reeridos a su deensa del individuo desde el punto de vista social &o psicosocial' se oriinan en una respuesta a las tendencias colectivistas de la época. /e $ec$o, la teoría )unuiana se opone tanto al colectivismo como al individualismo( ambas son ormas de disolución del sí mismo. 3ólo una personalidad sólidamente desarrollada es socialmente ecunda( por el contrario "...cuanto m%s peque@a sea la personalidad, tanto m%s indeinida e inconsciente se torna, $asta conundirse con la sociedad, perdiendo su propio car%cter, que se disuelve dentro de la totalidad del rupo.
Jun, C.G., #El signi*icado de la psicolog%a para el presente# en OC, W, ?+QQ.
0a voz interior es reemplazada entonces por la voz de la sociedad # de sus conveniencias # el destino es sustituido por las necesidades colectivas". 3e trata de una reresión del $ombre a sus bases arcaicas( se dilu#e la conciencia en una participation m$sti+ue , en la que no existen individuos, sino rupos. Dero mientras el $ombre enuinamente arcaico mantiene una relación con los instintos &cuenta con el universo mítico, simbólico que lo contiene # le da sentido', el $ombre moderno # m%s a!n el $ombre culto es "...incapaz de percibir esa voz no arantizada por ninuna doctrina" # corre así el peliro de $undirse en un rearismo, como era para Jun patente en Susia, Xtalia, 8stados 9nidos en tiempos de uerra # postuerra. 8l $ombre moderno se $a unilateralizado # cree que $a lorado una desmitoloización &o desmistiicación'. 3in embaro, como se@ala un #a célebre pasa)e )unuiano "8stamos todavía tan poseídos por nuestros contenidos anímicos autónomos como si éstos ueran dioses. 4$ora se los llama obias, obsesiones, etc.( brevemente, síntomas neuróticos. 0os dioses $an pasado a ser enermedades, # ]eus no rie m%s el Olimpo, sino el pleus solaris # ocasiona curiosidades para la consulta médica, o perturba el cerebro de periodistas # políticas quienes, involuntariamente, desencadenan epidemias psíquicas".+= Aodo ello es consecuencia de la moderna $ipertroia de la conciencia( h$bris que lleva a que los $ombres no reparen en la pelirosa autonomía de lo inconsciente "8l supuesto de la existencia de dioses o demonios invisibles constitu#e una ormulación de lo inconsciente psicolóicamente muc$o m%s adecuada, a!n cuando se trata de una pro#ección antropomórica. &...' 3i el proceso $istórico de desanimación del mundo, o lo que es lo mismo, si el retiro de las pro#ecciones, contin!a proresando como $asta el presente, todo cuanto se $alle auera, sea de car%cter divino o demoníaco, $abr% de volver al alma, al interior desconocido del $ombre, de donde aparentemente partió". ++ 0os dos errores materialistas que desacralizan la naturaleza externa &"entre los sistemas al%cticos no pudo descubrirse el trono divino"' # la interna &"/ios es una ilusión motivada por la voluntad de poder o por la sexualidad reprimida"', orman parte del mismo movimiento que maniiesta # culmina en la "muerte de /ios". Dero, Jun advierte "4quel a quien se le [muere /ios\, ser% víctima de la inlación". +6
Jun, C.G., OC vol. W5XX , ?-=6. Jun, C.G., " Xntroducción " a Secreto de la *lor de oro, Marcelona, ++, p%., 6 ^ G" +-,+ ? Q ++ Jun, C.G., sicolog%a $ -eligión , Marcelona, +Q, p%s +-> . ^ G" ++,+ ? +Q+( +6 Op. cit., p%. +- ^ G" ++,+ ? +Q6. +=
Dara Jun la muerte de /ios siniica "4bandonó la imaen que $abíamos $ec$o de _l, 1# dónde volveremos a encontrarle2" 8l interreno est% erizado de peliros, pues los $ec$os naturales impondr%n sus derec$os ba)o la orma de diversos [ísmos\. /e ello no sure sino el anarquismo # la destrucción, porque a causa de la inlación, la h$bris $umana elie al #o, en su m%s ridícula mezquindad, para que se@oree sobre el universo". +` si esta muerte de /ios enuncia una verdad v%lida para 8uropa, para Occidente #, acaso, para el mundo entero, responde &o "acompa@a"' un movimiento de la enería psíquica en cierto sentido arquetípico, presente en el mitoloema del dios que muere o desaparece # resucita o reaparece, #a sea para toda la comunidad o bien para unos pocos( #a sea externamente en el ritual o en el renacer de la naturaleza, o bien en la intimidad anímica. 8n esta época de la muerte # desaparición de dios, no se ve al resucitado( se $a perdido el valor sumo que da vida # sentido # no se $a $allado nada a cambio. Dsicolóicamente, el $ombre moderno no sabe pro#ectar la imaen divina. 8l retiro e intro#ección de esa imaen amenazan al $ombre con la inlación # disolución de la personalidad. Jun describe la aparición de m%ndalas o iuras circulares en la producción onírica e imainativa de sus pacientes. 0as delimitaciones redondas o cuadradas del centro tienen por inalidad la erección de muros protectores o de un vas hermeticum &recipiente $ermético' que evite una irrupción o un desmoronamiento. 8n los antiuos m%ndalas $allamos de ordinario la divinidad( en el m%ndala del $ombre moderno no se sustitu#e la divinidad sino que $abitualmente aparece simbolizada no pocas veces en la estructura eométrica. Cuando no se produce la pro#ección, lo inconsciente crea la idea de un $ombre deiicado, proteido, casi siempre privado de su personalidad # representado por un símbolo abstracto. 3in duda, ello conecta la psique del $ombre moderno con modos arcaicos de pensar, pero, a la vez, lo abre a una indeterminación, sembrado de randes peliros "0a aventura espiritual de nuestra época consiste en la entrea de la conciencia $umana a lo indeterminado e indeterminable, si bien nos parece * # esto no sin razón * como si también en lo ilimitado riieran aquellas le#es anímicas que el $ombre no imainó, pero cu#o conocimiento adquirió por la [nosis\ en la simbólica del doma cristiano, que tan solo socavar%n los necios nelientes # no los amantes del alma". +Q ++Q
Op. cit., p%. +Q+6 ^ G" ++,+ ? +QQ. Op. cit., in ine, p%. +T ^ G" ++,+ ? +T.
Dero quiz%s uno de los ma#ores méritos de la obra )unuiana consiste en $aber advertido * desde el punto de vista de una ciencia empírica, por cierto ampliada en su método * las $uellas de lo sarado en el simbolismo de la psique del $ombre moderno o, si se quiere, contempor%neo. 4llí parece despuntar aquello que permite salir del ni$ilismo incompleto, para utilizar la expresión de 7ietzsc$e, en el cual nos $allamos sumidos. 8sa totalidad se puede pro#ectar, tomando la orma de una mealomanía de la dominación planetaria &un mesianismo salvíico # destructivo' pues no se trata sólo de constatar el surimiento del símbolo, sino de comprometerse con su siniicación # su uerza numinosa. 8ste compromiso es espiritual, m%s precisamente reliioso, como #a se di)o. 8s menester la estación de nuevos símbolos( desaío que requiere del concurso del #o consciente # la voluntad, pero sólo como punto de partida para concitar una apertura $acia un sentido que $a de darse en un lenua)e # en un modo inesperado #, a la vez, arcaico. Dero dic$o símbolo &o con)unto de símbolos' deben superar la capacidad reductora del racionalismo # de toda orma de convencionalismo. "9n símbolo * escribe nuestro autor * pierde uerza por así decirlo m%ica o, si se quiere, su uerza redentora, tan pronto como se conoce su disolubilidad. /e a$í que un símbolo eicaz $a#a de ser de naturaleza inatacable. Ha de ser la me)or expresión posible de la visión del mundo propio de una determinada época :# cultura;, una expresión que, en cuanto a su sentido sea imposible de superar( adem%s, $a de estar tan ale)ado de la comprensión que al intelecto crítico le alten todos los medios para poder disolverlo de manera v%lida( #, inalmente, su orma estética $a de resultarle convincente al sentimiento, de manera que tampoco puedan levantarse contra él arumentos sentimentales".+ Ar%tase, en deinitiva, del surimiento o resurimiento del dios re)uvenecido( es el "dios venidero" que procura una nostalia escatolóica # una expectación ecunda. Como es sabido, desde el punto de vista de una psicopatoloía de la proundidad, en la psicosis el paciente suele pro#ectar en el mundo externo la inminente ruptura de su personalidad # lo $ace mediante alucinaciones # delirios vinculados al in del mundo. 1Dero, qué ocurre cuando se produce el movimiento inverso, a saber, cuando la misma conciencia colectiva &como consecuencia de una constelación de la época', muestra sinos de una inminente ruptura, producto de una disolución del símbolo2 3in duda, esto da luar a una psicosis colectiva m%s o menos latente de proporciones iantescas. 13er% posible sanar el universo simbólico colectivo2 7o me reiero a paliativos, ni a meras buenas intenciones, menos a!n a ex$ortaciones +
Jun. C.G., .ipos psicológicos, Marcelona, +Q, / 001( ^ G" T ? Q=+.
morales. /esde el punto de vista )unuiano ello requeriría una enorme uerza espiritual capaz de levantar pro#ecciones, para así recuperar esa enería psíquica disociada # lorar que se ordene. ` permítaseme aquí la utilización de un lenua)e metaórico 1no supone todo apocalipsis una cat%stroe &katastrophé inversión, destrucción, ruptura', pero una cat%stroe que duramente despe)a # de)a al descubierto la revelación, apocalipsis2 13i "apok2l$psis" &revelación' es el sentido interno de la cat%stroe, la destrucción, no podr% anticiparse * en sentido )unuiano del término * este proceso2 0a tarea $eroica consistir% entonces en la recuperación o el descubrimiento del símbolo personal, cultural, planetario. Dero la tarea comienza en cada uno habentibus s$mbolum *acilis est transitus, con el símbolo el tr%nsito es %cil, decían los alquimistas. ` esa tarea de cada uno compromete a todos. Jun airmó "Dues $a# alo en nuestra alma que no es individuo, sino pueblo, colectividad, $umanidad. /e al!n modo somos parte de una sola ran alma, de un solo homo maimus, para decirlo con las palabras de 3edenbor". +T
+T
Jun, C.G. "8l problema anímico del $ombre moderno" en OC,+=, Q, ? +>.