De la ciudad mediada a la ciudad virtual Transformaciones radicales en marcha Jesús Martín-Barbero
SENSORIUM 1. EL CMB!" DE SENSORIUM
Hubo un tiempo en que los medios de comunicación comunicación hicieron hicieron honor a su nombre: mediaron la experiencia de constitución de la ciudad. Pensando desde el París de Baudelaire, Benjamín ve emer emerge gerr el moder moderno no sens sensori orium um urban urbano o en las las media mediaci cion ones es que el cine cine hace hace de las las "modiicaciones en el aparato perceptivo que vive todo transe!nte en el trico de una gran urbe" # a$ade: "Parecía que nuestros bares, nuestras oicinas # viviendas, nuestras estaciones # bricas nos aprisionaban sin esperan%a. &ntonces vino el cine # con la dinamita de sus d'cimas de segundo hi%o saltar ese mundo carcelario. ( ahora emprendemos entre sus dispersos escombros viajes de aventuras. )on el primer plano se ensancha el espacio # bajo el retardador se alarga el movimiento. *o sólo se trata de aclarar lo que de otra manera no se veía claro sino de que aparecen ormaciones estructurales del todo nuevas" +-. &l cine medió así así a la ve% ve% la cons constititu tuci ción ón # la comp compren rensi sión ón de un nuev nuevo o modo modo de perc percep epci ción ón cu#os cu#os dispositivos se hallan en la dispersión # en la imagen m!ltiple: los mismos que hacen visible la "experiencia de la multitud", pues es en multitud que la masa ejerce su derecho a la ciudad # ejercita su nuevo saber, ese al que se resiste la pintura por no orecer su objeto a una recepción simultnea # colectiva, pero al que sí responde el cine: "de retrógrada rente a un Picasso, la masa se transorma en progresiva rente a un )haplin". ambi'n la radio ha sido constitutiva, mediadora de la experiencia popular de la ciudad. /nsertando /nsertando su lenguaje lenguaje # sus ritmos en una oralidad cultural, cultural, que es organi%ador expresivo expresivo de unas particulares ormas de relación con el tiempo # el espacio, la radio hi%o el enlace de la matri% expresivo0simbólica del mundo popular con la racionalidad inormativo0instrumental de la modernidad urbana. &n la radio el obrero encontró pautas para orientarse en el discurso uncional uncional de la ciudad, ciudad, el emigrante emigrante modos de mantener mantener una memoria memoria de su terru$o, # el ama de casa acceso a emociones que le estaban vedadas +1- . )on la televisión toma orma otro sensorium: en la ciudad diseminada el medio sustitu#e a la experiencia, o mejor constitu#e la !nica experiencia0simulacro de la ciudad global. ( ello porque la estructura discursiva de la televisión # el modo de ver que aquella implica conectan desde dentro con las claves que ordenan la nueva ciudad: la ragmentación # el lujo. Hablamos de ragmentación para reerirnos no a la orma de relato televisivo sino a la desagregación social que la privati%ación de la experiencia televisiva consagra. )onstituida en el centro de las rutinas que riman lo cotidiano +2-, en dispositivo de aseguramiento de la identidad individual +3- # en terminal del videotexto, la videocompra, el correo electrónico # la teleconerencia +4- la televisión convierte el espacio dom'stico en territorio virtual: aquel al que, como airma 5irilo, "todo llega sin que ha#a que partir". 6o que resulta importante comprender no es sólo el encerramiento, el repliegue sobre la privacidad hogare$a, sino la reconiguración de las relaciones de lo privado # lo p!blico que ahí se produce, esto es, la superposición entre ambos espacios # el emborrachamiento de sus ronteras. )on lo que estar en casa #a no viene a signiicar ausentarse del mundo, ni siquiera del de la política, sino una manera nueva de ejercerla, o mejor de mirarla . 7e ahí que lo que identiica la escena p!blica con lo que "pasa en" la televisión no sean sólo las inseguridades # violencias de la calle. Pues al posibilitar su acceso acceso al "eje de la mirada" +8- la televisión televisión puede convertirse convertirse en el medio que transorma transorma en espectculo de sí mismo la antigua teatralidad callejera de la política. 7el pueblo en la calle al transormac rmación ión ue transi transitiv tiva a # conserv conservó ó el carcte carcterr colect colectivo ivo de la público del cine la transo experiencia. 7e los públicos de cine cine a las las audiencias televisión el despla%amient despla%amiento o se$ala audiencias de televisión una prounda transormación: la pluralidad social sometida a la lógica de la desagregación hace de la dierencia una mera estrategia de rating . /mposible de ser representada en la política la
ragmentación de la ciudadanía es tomada a cargo por el mercado: es de ese cambio que la televisión es mediación. &l lujo televisivo es el dispositivo complementario de la ragmentación: no sólo de la discontinuidad espacial de la escena dom'stica sino de la pulveri%ación del tiempo que produce la aceleración del presente, la contracción de lo actual, la "progresiva negación del intervalo" +9-, transormando el tiempo extensivo de la historia en el intensivo de la instantnea. 6o que aecta no sólo al discurso de la inormación +cada día temporal # expresivamente ms cercano al de la publicidad-, sino a la globalidad del palimsesto televisivo +-, a la estructura de la programación, a la naturale%a misma de los aparatos, a los modos de producción # la orma de representación. Conecta así la televisión con el r'gimen general de la aceleración que torna programadamente obsoletos los objetos que antes estaban hechos para durar, # hacer memoria, # ahora son desechables. ;( no tendr algo que ver ese nuevo r'gimen temporal, que acelera cada día la obsolescencia generali%ada, con el proundo desarraigo que en la ciudad de lujo las gentes experimentan< /gualmente hechos para gastarse lo antes posible +los objetos- # para olvidarse una ve% vistos +los programas- no es extra$o que algunos piensen que la televisión es la metora de una sociedad en que "toda la cultura se convierte en chatarra".+=&s justamente el lujo televisivo el que dota de sentido al zapping , al control remoto, mediante el cual cada uno puede nómadamente armarse su propio programa con ragmentos o restos de noticieros, telenovelas, concursos o conciertos. >sí como las tribus componen su ciudad no en base a "lugares" sino a tra#ectos, así el televidente hace ver una travesía improgramada, articulada sólo desde la pulsación?compulsión instantnea. Ha# una cierta # eica% travesía que liga los modos nómadas de habitar la ciudad 0del emigrante al que toca seguir indeinidamente emigrando dentro de la ciudad a medida que se van urbani%ando las invasiones # valori%ndose los terrenos, hasta la banda que periódicamente despla%a sus lugares de encuentro0 con los modos de ver desde los que el televidente explora # atraviesa al palimpsesto de los g'neros # los discursos, # con la transversalidad tecnológica que ho# permite enla%ar en el terminal inormtico el trabajo # el ocio, la inormación # la compra, la investigación # el juego. 7icho lo anterior se hace indispensable deshacer un malentendido: lo que hace la eicacia de la ciudad virtual no es el poder de las tecnologías visuales e inormticas sino su capacidad de acelerar 0ampliicar # proundi%ar0 tendencias estructurales de la sociedad. )omo airma @. )olombo "ha# un evidente desnivel de vitalidad entre el territorio real # el propuesto por los mass-media . 6a posibilidad de desequilibrios no deriva del exceso de vitalidad de los mediaA antes bien lo hacen de la d'bil, conusa # estanca relación entre los ciudadanos del territorio real +- . &s el desequilibrio urbano generado por un tipo de urbani%ación irracional el que de alguna orma es compensado por la eicacia comunicacional de las redes electrónicas. 6a estrecha relación entre crecimiento urbano # expansión de los medios lleva a Carcía )anclini a plantear que si las nuevas condiciones de vida en la ciudad exigen "la reinvención de la%os sociales # culturales, son a su ve% las nuevas redes audiovisuales las que eect!an, desde su propia lógica, una nueva diagramación de los espacios e intercambios urbanos" +-. Pues en las ciudades cada día ms extensas # desarticuladas, # en las que las instituciones políticas "progresivamente separadas del tejido social de reerencia, se reducen a ser sujetos del evento espectacular lo mismo que otros", +1- la radio # la televisión acaban siendo el !nico dispositivo de comunicación capa% de orecer ormas, de contrarrestar el aislamiento de las poblaciones marginales # de establecer vínculos culturales comunes a la ma#oría de la población.
#. C"M$%!CC!&%' DEL ()D!*M L E+(E)!E%C! 6o que durante a$os ue sólo un "modelo teórico" de comunicación ho# es parte constitutiva de la estructura # la experiencia urbana. De trata del paradigma inormacional +2- desde el que est siendo ordenado el caos urbano por los planiicadores. Pensada como transporte de inormación por ingenieros de tel'onos +). Dhannon- # como regulación automati%ada de la conexión entre mquinas +*. Eiener-, la comunicación que hegemoni%a ho# la planiicación de
las ciudades es la del lujo: de vehículos, personas e inormaciones. odo ligado a una sola matri% a la ve% teórica # operativa: la circulación constante, que es a un mismo tiempo trico ininterrumpido e interconexión transparente. &l caos urbano tendr así su mxima expresión no en el desconcierto # los miedos de sus habitantes perdidos en la enormidad de las distancias o en el trago de las avenidas sino en el atasco vehicular . 6a verdadera preocupación de los urbanistas #a no ser que los ciudadanos se encuentren sino todo lo contrario: Fque circulenG. &llo justiicar que se acaben las pla%as, se enderecen los recovecos # se amplíen # se conecten las avenidas. 6o que se pierda es todo ganancia desde el punto de vista del lujo. >sí deviene la ciudad en metora de la sociedad convertida en sociedad de la información . ;&n qu' maneras experimenta el ciudadano la transormación radical que, bajo el paradigma del lujo, viven nuestras ciudades, sus ormas de habitarla, de padecerla # resistirla< &squemticamente describiremos tres: la des0espaciali%ación, el des0centramiento, la des0 urbani%ación. 7es0espaciali%ación signiica en primer lugar que el espacio urbano no cuenta sino en cuanto valor asociado al precio del suelo # a su inscripción en los movimientos del lujo vehicular: "es la transormación de los lugares en espacios de lujos # canales, lo que equivale a una producción # un consumo sin locali%ación alguna" +3-. 6a materialidad histórica de la ciudad en su conjunto sure así una uerte devaluación, su cuerpo-espacio pierde peso en unción del nuevo valor que adquiere su tiempo, "el r'gimen general de la velocidad" +4-. *o es diícil ver aquí la conexión que enla%a esa descorpori%ación de la ciudad con el cada día ms denso lujo de las imgenes devaluando, empobreciendo # hasta sustitu#endo el intercambio de experiencias entre las gentes. )onstatndolo como una mutación cultural de largo alcance, C. 5attimo +8- asocia esa abulación al "debilitamiento de lo real" en la experiencia cotidiana de desarraigo del hombre urbano ante la hostigante # permanente mediación # el entrecruce de inormaciones # de imgenes. Pero el desarraigo urbano remite, por debajo de ese bosque de imgenes, a otra cara de la des0espaciali%ación: a la borradura de la memoria que produce una urbani%ación racionali%adamente salvaje. &l lujo tecnológico convertido en coartada de otros ms interesados lujos deval!a la memoria cultural hasta justiicar su arrasamiento. ( sin reerentes a los que asir su reconocimiento los ciudadanos sienten una inseguridad mucho ms honda que la que viene de la agresión directa de los delincuentes, una inseguridad que es angustia cultural # pauperi%ación psíquica, la uente ms secreta # cierta de la agresividad de todos. )on des0centramiento de la ciudad se$alamos no la tan manoseada descentrali%ación sino la "p'rdida de centro". Pues no se trata sólo de la degradación surida por los centros históricos # su recuperación "para turistas" +o bohemios, intelectuales, etc.- sino de la propuesta de una ciudad conigurada a partir de circuitos conectados en redes cu#a topología supone la equivalencia de todos los lugares. mejor la supresión o desvalori%ación de aquellos lugares que hacían unción de centro, como las pla%as. &l descentramiento que estamos describiendo apunta justamente a un ordenamiento que privilegia las calles, las avenidas, en su capacidad de operativi%ar enlaces, conexiones de lujos versus la intensidad del encuentro # la aglomeración de muchedumbres que posibilitaba la pla%a. 6a !nica centralidad que admite la ciudad ho# es subterrnea, en el sentido que le da I. Iaesoli +9- # que remite sin duda a la multiplicación de los dispositivos de enlace del poder temati%ada por @oucault +- . *os quedan, ahora en plural # en sentido desigurado, los centros comerciales, reordenando el sentido del encuentro entre las gentes, esto es, uncionali%ndolo al espectculo arquitectónico # escenogrico del comercio # concentrando desespeciali%adamente las especialidades que la ciudad moderna separó: el trabajo # el ocio, el comercio # la revisión, las modas elitistas # las magias populares. 7es0urbani%ación indica de un lado, la reducción progresiva de la ciudad que es realmente usada por los ciudadanos" +=-. &l tama$o # la ragmentación conducen al desuso, por parte de la ma#oría, no sólo del centro sino de espacios p!blicos cargados de signiicación durante mucho tiempo. 6a ciudad vivida # go%ada por los ciudadanos se estrecha, pierde sus usos. 6as gentes tra%an sus circuitos, que atraviesan la ciudad sólo obligados por las rutas de trico, # la bordean cuando pueden en un uso uncional tambi'n. Ha# otro sentido para el proceso de desurbani%ación que es especíico del mundo latinoamericano: el de la ruralización de las grandes ciudades. > medio hacer, como la urbani%ación ísica, la cultura de la ma#oría que las
habita se halla tambi'n a medio camino entre la cultura rural en que nacieron 0ellos, sus padres o al menos sus abuelos0 pero que #a est rota por las exigencias que impone la ciudad, # los modos de vida plenamente urbanos. &l aumento brutal de la presión migratoria en los !ltimos a$os # la incapacidad de los gobiernos municipales para renar siquiera el deterioro de las condiciones de vida de la ma#oría, est haciendo emerger la "cultura del rebusque" que devuelve vigencia a viejas ormas de supervivencia que vienen a insertar, en los aprendi%ajes # apropiaciones de la modernidad urbana, saberes # relatos, habilidades, sentires # temporalidades uertemente rurales +1-.
,. T)!B$ M )EDE / TE))!T")!" &n los !ltimos a$os I. Iaesoli +1- ha retomado la, sociológicamente desprestigiada, noción de masa para pensar justamente el correlato estructural del estallido # la reconiguración de la socialidad en tribus . )omprender qu' sostiene unida la ciudad ho# exige plantearse la dinmica que opone # liga las tribus a la masa. &sto es, la lógica secreta que entrela%a la homogenei%ación inevitable +de la vivienda, del vestido, de la comida- a la dierenciación indispensable de los grupos. 6a crisis de las instituciones que coniguran la liga%ón de la sociedad 0tanto en la producción como en la representación0 hace emerger un nuevo tipo de tejido social cu#os aglutinantes no son ni un territorio ijo ni un consenso racional # duradero. 6o que convoca # relega a las tribus urbanas es ms del orden del g'nero # la edad, de los repertorios est'ticos # de los gustos sexuales, de los estilos de vida # las vivencias religiosas. Basadas en implicaciones emocionales, en compromisos precarios # locali%aciones sucesivas, las tribus se entrela%an en redes que van del eminismo a la ecología pasando por las bandas juveniles, sectas orientales, agrupaciones deportivas, clubes de lectores, ans de cantantes o asociaciones de televidentes. )readoras de sus propias matrices comunicacionales las tribus urbanas marcan de orma identitaria tanto las temporalidades +sus ritmos de agregación, sus cadencias de encuentro- como los tra#ectos con que demarcan los espacios. *o es el lugar en todo caso el que congrega sino la intensidad de sentido depositada por el grupo, # sus rituales, lo que convierte una esquina, una pla%a, un descampado o una discoteca en "territorio propio". 6a otra se$a de identidad de las nuevas tribus es la amalgama de reerentes locales con sensibilidades desterritoriali%adas, pertenecientes a una cultura0mundo, que replantea las ronteras de lo nacional no desde uera, no bajo la igura de la invasión, sino de adentro: en la lenta erosión que saca a la arbitraria artiiciosidad de unas demarcaciones que han ido perdiendo capacidad de hacernos sentir juntos. &xploración de esas pistas pueden encontrarse en las investigaciones del equipo de Iargullis sobre las tribus de la noche en Buenos >ires +11-, de Jossana Jeguillo sobre las bandas de Cuadalajara +12- , de >.Cara# sobre los territorios del rocK en )iudad de I'xico +13-, o de >. Dala%ar sobre la cultura de las bandas juveniles en las comunas nororientales de Iedellín +14-. Iirada desde la heterogeneidad de las tribus, la ciudad nos descubre la radicalidad de las transormaciones que atraviesa el nosotros . 6o que a su ve% remite a las mutaciones que aectan el sentido del territorio. I. >ug' ha propuesto la denominación de no lugar +18- para nombrar esos espacios que como el aeropuerto o la autopista son la emergencia de un nuevo modo de habitar. &n abierta ruptura con el "lugar antropológico" 0que es el territorio cargado de historia, denso de se$as de identidad acumuladas por generaciones en un proceso lento # largo 0el viejo pueblo, el barrio, la pla%a, el atrio, el bar0 el no lugar es el espacio en que los individuos son "liberados" de toda carga de identidad interpeladora # exigidos !nicamente de interacción con textos. &s lo que vive el comprador en el supermercado o el pasajero en el aeropuerto donde el texto inormativo o publicitario lo va guiando de una punta a la otra sin necesidad de intercambiar una palabra durante horas. )omparando las prcticas de comunicación en un supermercado con las de una pla%a de mercado popular en Bogot, constatamos, hace #a veinte a$os, la sustitución de la interacción comunicativa por la textualidad inormativa: "5ender o comprar en la pla%a de mercado es enredarse en una relación que exige hablar. 7onde mientras el hombre vende, la mujer a su lado amamanta al hijo, # si el comprador le deja, le contar lo malo que ue el !ltimo parto. &s una comunicación que arranca de la expresividad del espacio 0junto al calendario de la mujer desnuda, una imagen de la virgen del )armen se codea con la del campeón de boxeo # una cru% de madera
pintada en purpurina sostiene una mata de sbila0 a trav's de la cual el vendedor nos habla de su vida, # llega hasta el regateo, que es posibilidad # exigencia de dilogo. &n contraste, usted puede hacer todas sus compras en el supermercado sin hablar con nadie, sin ser interpelado por nadie, sin salir del narcisismo especular que lo lleva de unos objetos a otros, de unas marcas a otras. &n el supermercado sólo ha# la inormación que le transmite el empaque o la publicidad +19-. ( lo mismo sucede en las autopistas. Iientras las viejas carreteras atravesaban las poblaciones convirti'ndose en calles, contagiando al viajero del aire del lugar , de sus colores # sus ritmos, la autopista, bordeando los centros urbanos sólo se asoma a ellos a trav's de los textos de las vallas que hablan de los productos del lugar # de sus sitios de inter's. &spacio del anonimato, de una contractualidad solitaria, el no lugar es el mbito del presente, en su urgencia devoradora de la atención # justiicadora de cualquier olvido respecto a lo dems. &n ese espacio el pasado sólo puede ser cita retórica, curiosidad, exotismo o espectculo. Pero justo en la medida en que expresa el anonimato # agocita un presente sin pliegues el no0lugar puede producir "eectos de reconocimiento": el viajero puede ir a países que no conoce # "encontrarse" con la misma arquitectura de hotel # las mismas marcas de los objetos "amiliares". Habitar el no lugar es "vivir en un mundo en el que se est siempre # no se est nunca en casa". )aracteri%ado por el contraste, en lo que tiene de ruptura, el no lugar necesita sin embargo ser pensado por uera de la polari%ación maniquea, pues como precisamente nos advierte I. >ug' "el lugar no queda nunca completamente borrado # el no lugar no se cumple nunca totalmente: son palimpsestos donde se reinscribe sin cesar el juego intrincado de la identidad # la relación". 6ugares tradicionales, como los templos, se han visto en los !ltimos a$os atravesados por claros estilos de no lugar, mientras centros comerciales recuperan # potencian se$as de identidad # espesor temporal. Jeor%ando la llamada de atención contra la tentación maniquea # moralista que acecha a la sociología que estudia los cambios en la sociabilidad, /. Loseph +1- insiste en temati%ar los "enclaves de transición", los intervalos, las secretas continuidades en la reconiguración del espacio p!blico # el sentido del socius. I. >ug' se atreve incluso a ir mucho ms all # adelanta una hipótesis iluminadora: el no lugar como experiencia de otra solidaridad que convierte el espacio terrestre en "lugar". Pues en el anonimato del no lugar "se experimenta solitariamente la comunidad de los destinos humanos". 6o que estaría implicando un saludable aprendi%aje contra el anatismo de la identidad # la intolerancia localista, de la que en los !ltimos a$os estamos teniendo bien palpables # dolorosas demostraciones. &n la hegemonía de los lujos # la transversalidad de las redes, en la heterogeneidad de sus tribus # en la masiicada diseminación de sus anonimatos la ciudad virtual resultaría no sólo la ms cumplida reali%ación de la neutra # contradictoria "utopía de la inormación" sino la metora del !ltimo territorio sin ronteras. %"T 1. 2.
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