Luchar,
Julio Alvarez del Vayo
fracasar, vo lver a luchar, vo lve r a fraca f raca sar,
China
vo lve r a luchar, l uchar,
vence
hasta la victoria .
Mao Tse-tung Ruedo Ibérico Ibérico
Mundo
contem poráneo
Julio Alvarez del Vayo
Nadando —según la melodía Shui Diao Ge Tou* Acabo de beber el agua de Changsha y de comer pescado de Wuchang . Ahora voy cruzando el río de diez mil li y mis ojos no alcanzan a abarcar todo el cielo de Chu . No me importa que el viento sople y la ola golpee: es mejor que dar vueltas ociosas en un patio. ¡Ahora me siento libre! Fue junto a un río que el Maestro dijo: "¡Es la naturaleza que está toda!"
China
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vence
5
Se estremecen los mástiles en el agua agitada, inmóviles están los montes de la Tortuga y la Serpiente . Alentamos proyectos gigantescos: un puente va a juntar el sur y el norte, el abismo profundo será un camino recto. Muros de piedra se alzarán río arriba, al oeste , y dirán "¡hasta aquí!" a la lluvia y las nubes de Wushan , las estrechas gargantas van a formar un apacible lago. Si la diosa de la montaña aún mora entre nosotros se sobrecogerá al notar que su mundo ha cambiado. 6
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1: En mayo de 1956 el autor cruzó a nado el Yangtsé, desde Wuchang hasta Hankou. El mismo verano lo cruzó por segunda y tercera vez, nadando desde Hanyang hasta Wuchang. Este poema se refiere a su primera travesía. 2: Sui Diao era una canción antigua; Ge Tou significa la primera parte. 3: Una canción popular del periodo de los Tres Reinos dice:
Mas bien preferiríamos beber las aguas de Chlanye que comer el pescado de Wuchang.
El pueblo de Wu se oponía a que se trasladará a Wuchang. 4: Wuchang formó parte de la antigua tierra de Chu.
la
capital
desde
Chinaye
(hoy
Nankin)
5: Las Analectas de Confucio cuentan que cuando el sabio llegó a la orilla de un río, exclamó: "Así fluye la naturaleza toda, sin cesar, día y noche." 6: El monte de la Tortuga, en Hanyang, y el de la Serpiente, en Wuchang, están uno frente al otro, en ambas márgenes del Yangtsé. El puente del Yangtsé ha sido construido entre ambas colinas. 7: Se refiere a un dique que se proyectaba construir río arriba. 8: Famosa monta ña en las Gargant as del Yangtsé . La leyenda decía montaña controlaba las nubes y la lluvia.
que
la
diosa
de
esa
Ruedo ibérico
Indice
1. Atracc ión de China 2. Pekín 3. Nankín, Wuján 4. Shangai y sus satélites
4 21 32
5. La provincia de Anjui
47
ó. Las comunas populares
61
7. La línea general
85
8. Política exterior
97
9. China y
Rusia
114
10. Entrevistas exclusivas
127 127
11. La vida cultura l
155
12. China y
© 1964 Ruedo ibérico, París.
1
África
172
13. China y Españ a
182
14. China venc e
186
Capítulo
1
Atracción de China
El avión, que debía habernos llevado de Moscú a Pekín en once horas, encontró al llegar a Siberia un cielo cerrado y el mal tiempo hizo que tardásemos esta vez tres días hasta aterrizar en la capital china. Volá bamos de un sitio a otro, sólo para volver a interrumpir el viaje. La compensación: Siberia y una noche en la Mongolia Exterior. Yo acababa de pasar varias semanas en Rusia haciendo un reportaje centrado en el plan septenal soviético. De ese plan, como de todo cuanto se emprenda más tarde, Siberia es una pieza esencial. El avión, el helicóptero, los cortes dados en el tiempo que antes tomaba el transiberiano en un recorrido ferroviario que parecía inter minable, las nuevas grandes carreteras, han solucionado el mayor obstá culo que se oponía siempre a la explotación de las inmensas riquezas siberianas: el problema de los transportes. Las distancias son, en efecto, enormes. De Vladivostok al estrecho de Behring, 4 000 kilómetros; de Irkutsk (Siberia oriental) a la península Tchukhotsk cerca de 5 000 kilómetros. Y quedan aún muchas distancias por acortar. Un proyecto de red ferroviaria de una longitud de 10 000 kilómetros, que hará posible hacia el año 1975 el suminis tro de carbón y materias primas a la potencialmente rica región situada entre el Lago Baikal y el Pacífico, vendrá a abrir nuevas vastas perspectivas a la economía soviética. En Siberia los septenatos se cuentan por pares. Ya hay un ejército de expertos y científicos preparando una serie de proyectos para cuando el presente plan septenal termine. Algunos de esos proyectos se orientan hacia una mayor explotación del subsuelo siberiano, no sólo abundante en petróleo, sino también en oro y recursos diamantíferos. Novosibirsk desempeña un papel importante en la intensa promoción de las posibilidades siberianas. Para 1965 estará terminada la gran fábrica de instrumental electrónico, parte de cuyo personal técnico se encuentra allí, con dos años de anticipación, ocupado en el trabajo preliminar. Nuestra segunda parada es en Irkutsk. Ya habíamos pasado una noche allí en 1957, camino de China. Una ciudad rusa como puede serlo Moscú o Leningrado, y el centro cultural de Siberia. Donde pensábamos pasar una noche era en Ulan-Bator, capital 1
China vence de la Mongolia Exterior, rodeada de montañas, con sus soldados y sus campesinos combinando en su vestido gran variedad de colores, del verde claro al violeta, en contraste con los chalecos rojos y los largos pantalones negros. El hotel, un hotel de emergencia, situado dentro del mismo aeródromo, evidentemente no se hallaba preparado para recibir visitantes extranjeros que se quedasen más de lo necesario para hacer una comida rápida. Pero, el tiempo no acababa de componerse y en espera de poder continuar a Pekín nos encontramos reunidos grupos cada vez más numerosos, entre ellos una misión cultural de Etiopía que por sí sola, con su equipo artístico, llenaba un avión entero. Con el personal del hotel no había manera de cambiar sino unas palabras en ruso. Pero, la falta de un lenguaje que no fuese el nacional quedaba suplida por el deseo bien manifiesto y cordial de hacernos la estancia agradable. Y lo fue, gracias al contacto siempre interesante con su pueblo no conocido de nosotros y muy orgulloso de su independencia, de ser un Estado con relaciones diplomáticas con un cierto número de países, y de su esfuerzo de modernización. Molotov, que había repre sentado hasta hacía poco a la URSS en Ulan-Bator, ya no estaba allí. Después de una cena fuerte, como corresponde a un país frío, en vez de retirarnos a nuestro cuarto como otros viajeros, intentamos en el hall "cambiar impresiones" con el conserje de noche, una camarera, un miembro de la guardia del aeródromo y alguien más. Como prueba de amistad nos regalaron unos sellos mongoles y unas monedas. Entre nuestros compañeros de viaje, con los que finalmente al día siguiente reanudamos el vuelo, había unos brasileños, interesados a la vez por el trabajo agrícola y el movimiento sindical, y que nos infor maron con amplitud de la situación política y social de su país. Acostum brados a un clima enteramente distinto, sentían el frío más que nosotros e iban envueltos en toda clase de ropa capaz de defenderles del viento glacial que nos acogía tan pronto salíamos del hotel. Yo estaba sumido en mi aprendizaje geográfico cuando comenzó a divisarse desde el avión la silueta de los campos cercanos a Pekín, en donde se encontraban algunas de las instalaciones experimentales agrícolas modernas que me proponía volver a ver. Era un momento ansiosamente anticipado el de la segunda visita a un país donde tiene lugar una de las más grandes manifestaciones del poder creador de las masas, lanzadas de lleno a edificar su propio destino. La atracción de China no reside únicamente en la belleza de su paisaje y en el trato con sus gentes. Es además la atracción de un país mal comprendido en su fase presente, incluso por muchos de aquellos que al principio habían saludado con júbilo las realizaciones de los primeros años de Revolución, pero que luego se han sentido defraudados. En el aeródromo nos aguardaban nuestros amigos del Instituto de Asuntos Exteriores y juntos fuimos comentando las incidencias del viaje 2
Atracción de China y del vuelo por el Lago Baikal y las montañas interminables de Mongolia, con sus aldeas como puntos perdidos en la grandeza panorámica, y alguna vez, al volar bajo, un tropel de caballos salvajes galopando por la llanura abierta, como un corte, a través de la cordillera. De pronto un gran edificio de Pekín que no conocimos, que no estaba allí en 1957; primer signo sin palabras, sin que nadie llamase nuestra atención, de los cambios sobrevenidos en China entre una visita y otra.
Pekín
Capítulo
2
Pekín
En cuatro años de ausencia Pekín se ha extendido considerablemente y una gran cantidad de nuevos edificios han hecho de la avenida Tien An Men, más larga ya que los Campos Elíseos, una de las grandes avenidas del mundo. En la vasta plaza que la divide, se levantan dos edificios que no existían en mi primera visita, el Gran Palacio del Pueblo, con capacidad para diez mil personas, y el Museo Histórico de China. Ambos fueron construidos en diez meses. Casi inverosímil, pero ahí están, contradiciendo a aquellos que sostienen que en la China de hoy se construye de prisa pero mal. El vestíbulo central del Gran Palacio del Pueblo es inmenso y bello a la vez. Cuarenta ascensores, y salas, para las reuniones y los descansos de los representantes, que rivalizan en originalidad, obsequio de las principales provincias a la representación suprema del pueblo chino. En la ofrecida por la provincia de Cungkin admiramos un gran dosel de bambú con bajorrelieves destinados a realzar la prioridad dada a las obras hidráulicas. La de la provincia de Cantón se distingue por sus marfiles y su cerámica. La sala de banquetes es de dimensiones impresionantes, sin una sola columna en el centro. Por todas partes mármoles, de ellos unos de un color verdoso muy atractivo, y alfombras dignas de la tradición universalmente aclamada de la tapicería china. Una obra colectiva, en una de las salas, de varios pintores mod ernos —hay precisam ente ahora una exposición de sus cuadros en una de las galerías de Pekín— ilus trando un poema de Mao Tse-tung. Vitrinas con maravillas de trabajo en jade. Un gran glob o terrestre de ónix. Un animado mural repr esen tand o el proceso de la transformación de la agricultura, desde el advenimiento al poder del nuevo régimen hasta las comunas populares. No conozco un parlamento en el mundo que pueda presentar una sala parecida de sesiones. Consta de tres pisos y en ella se reúne, en los plazos estipulados, el Congreso, cuyas decisiones deben ser ejecuta das por el gobierno. El Gran Palacio del Pueblo es como una síntesis de la obra realizada en todo el país en un periodo de tiempo tan corto, y de la continuidad del arte arquitectónico chino. Enfrente se alza el Museo de la Historia, que abarca desde los primeros indicios de la aparición de la sociedad humana en China, hace unos 500 000 años, con una estatua del famoso Hombre de Pekín, hasta 4
el año 1840, cuando comienza la lucha contra la invasión extranjera y la penetración dominadora del imperialismo occidental. Tres etapas de la sociedad china: los clanes primitivos, la esclavitud y el feudalismo. Revelaciones que vamos anotando en nuestro carnet de notas: por ejemplo, hace 40 o 50 mil años había y agujas de hueso para el cosido de las vestiduras de piel. El periodo neolítico de China muestra la importancia dada ya a la agricultura, que continúa siendo hoy la espina dorsal de la economía nacional. Hace cinco mil años, el pueblo cultivaba mijo a lo largo del río Amarillo y arroz a lo largo del Yangtsé, y criaba ganado vacuno y ovejuno en las estepas del noroeste. Los artistas de la sociedad esclavista eran notables, y en la sociedad feudal, que dura en China unos veinticuatro siglos, florecen las "cien escuelas" del pensamiento filosófico, con Confucio como la figura principal. Estos dos edificios son una prueba del papel tan destacado que desempeña en la nueva China la arquitectura. Para desarrollar mejor un nuevo estilo arquitectónico, "nacional y socialista", se reunieron planificadores, ingenieros y artistas de Pekín, Jarbin y Cantón, entre los que se destaca el profesor Liang Shi-cheng, director de la facultad de ingeniería arquitectónica de la Universidad Chingjua. Se podría decir que dos corrientes distintas se han abierto camino entre los arquitectos chinos: una que sostiene que son los materiales y las estructuras las que determinan el estilo en arquitectura; la otra, que afirma que si bien los materiales y las estructuras influyen en las formas arquitectónicas, lo que principalmente determina el estilo es la ideología social. El profesor Liang Shi-cheng comparte más bien la opinión de los últimos. Ha llegado a esa conclusión después de un estudio comparativo entre la arquitectura antigua de China y la de los países occidentales. "Teniendo en sus manos nuevos materiales y una técnica nueva —dice el profesor Liang— el hombre debe dominarlos, no estar a su servicio. Nuestra tarea es comprender y dominar las leyes de los materiales y de la técnica y hacerles desempeñar el papel más completo posible en cuanto a la función, estructura, economía y belleza." Y subraya el desarrollo en China de un nuevo estilo arquitectónico, del que son muestras los nuevos grandes edificios de Pekín, y otros como el monumento de Lu Sun, el gran escritor, en Shangai, algunos edificios nuevos en la ciudad de Sinjui, provincia de Kuangtung, y los pabellones en los extremos del puente sobre el Yangtsé en Wuján. "Ellos reflejan —añade el profesor Liang— el espíritu combativo del pueblo chino y su determinación en la construcción del socialismo." Pero no ruptura con el pasado. "Al analizar y estudiar en todos sus detalles la arquitectura antigua, encontramos —continúa el profesor Liang— que algunos de los materiales y métodos de tratamiento, como tradición, pueden ser útiles en la actualidad. No sólo debemos absorber críticamente nuestra propia tradición arquitectónica, sino también todo lo valioso de la arquitectura extranjera." 5
China vence Otra de las innovaciones de Pekín es el Gran Stadium, construido para satisfacer el deseo de los trabajadores de la capital, de tener un palacio de deportes al nivel del tan popularizado de Cantón. El Instituto de dibujantes de Pekín dirigió la construcción. Sólo el campo central da fácilmente cabida a 100 000 espectador es. De n oche el efecto es grandioso con sus 380 dispositivos de luces asegurando una iluminación en la que los chinos son maestros. Un lago artificial de 35 metros cuadrados permite en verano remar y patinar en invierno. La temperatura para las piscinas está de tal modo acondicionada que los concursos de natación no dependen del tiempo. La utilización de la piscina calentada supone para el obrero únicamente unos céntimos. El Stadium, con sus viviendas para los deportistas que acuden de las provincias a participar en los concursos, sus pistas para las carreras de bicicletas, sus campos de fútbol, de acrobacia, de lanzamiento de disco, y todo lo demás corresponde al interés extraordinario por el deporte que no cesa de aumentar a medida que se eleva el nivel general de vida. Se calcula una asistencia regular de un millón de obreros al año, contando sólo a los participantes activos, no a los espectadores. En el local cerrado tuvo lugar el campeonato mundial de pingpong, que es uno de los juegos en que los chinos se saben más diestros. A los equipos masculinos no hay hasta ahora quien los derrote. Los equipos femeninos se entrenaban resueltamente para ponerse a la altura de los del sexo opuesto, con vistas sobre todo al campeonato mundial "pongista" de 1963 en Praga. La competencia mayor para los chinos, hoy campeones del mundo, la constituyen en Asia los japoneses, y en Europa los húngaros. El Stadium se alza en un sitio que durante nuestra primera visita era una extensión de tierra desaprovechada. Actualmente sirve uno de los propósitos principales del Programa de la Salud. "Sin esa preo cupación por la salud del pueblo chino que se ha ido afirmando con cada año transcurrido desde la Liberación, la construcción del Stadium hubiese sido inconcebible'' —nos dice su director. El cuarto gran edtficio construido durante nuestra ausencia es la nueva estación central. La vieja estación es hoy utilizada para las fiestas de los sindicatos. En ella vimos una representación artística justamente a cargo de los ferroviarios, tan seguros en la acrobacia como en la conducción de un tren, donde el empeño en proteger un material adqui rido con tanto esfuerzo constituye una garantía contra los accidentes. Desde Hong Kong continúan viniendo los visitantes, atraídos por su solar patrio mayor y que, independientemente de las dificultades con que tengan que luchar sus compatriotas, se sienten orgullosos de lo que han hecho en menos de quince años en beneficio de su patria común. Más que sus antepasados en siglos. Durante la época de las grandes festividades, Navidades, Año Nuevo chino, conmemoración de Primero de Mayo o de la Revolución, primero de octubre, la cifra de 6
Pekín visitantes chinos procedentes de Hong Kong, según una declaración del alcalde de Cantón, asciende a un millar diario. Luego baja a un promedio de 500, pero el interés continúa siendo grande. Yo vi a otros chinos de ultramar, con un viaje mucho más largo detrás de ellos que el de los que llegan de la posesión británica, descender con nosotros en la nueva estación de Pekín, cuyo descubri miento les producía una alegría que no trataban ciertamente de disimular. Me interesó tanto observar su reacción, que tuvieron que advertirme que el coche que debía llevarnos al hotel estaba esperándome. Pero, entretanto yo había podido cambiar con ellos unas palabras en inglés! La nueva estación de Pekín no es sólo bella, sino muy práctica. Sus diecisiete salas de espera, con una capacidad total para 17 000 per sonas, acogen a un público que cada año viaja más. Cada tren importante tiene su propia sala de espera comunicando con el andén correspondiente y las reservadas para madres y niños se han benefi ciado de una solicitud especial, con posibilidades para que una madre entretenga a sus pequeños y con "nurses" capaces de hacer frente a cualquier caso de urgencia. Cuando recordamos que en el verano de 1962 vinimos de Biarritz a Ginebra en un vagón en el que dieciocho muchachas españolas que iban a trabajar a Suiza, a St. Gallen, tuvieron que pasarse toda la noche de pie en el corredor, pensamos en la estación de Pekín, donde no se vende ningún billete que no tenga su sitio asegurado. Cada sala de espera tiene su teléfono para comunicar con la oficina de información de la estación. Así se evitan las aglomeraciones que en muchas grandes estaciones europeas hacen de cada oficina de informa ción una prueba de resistencia a la impaciencia y a los empujones. El que llegue con tiempo sobrado para tomar el tren no debe temer aburrirse. Diversas bibliotecas ambulantes y gratuitas de la estación ofrecen lectura variada. Es una modalidad más de la divulgación de la cultura. En China se utilizan todos los medios posibles para difundir la enseñanza de un extremo al otro del país. Unos 35 000 estudiante s siguen los cursos de la Universidad de Pekín por televisión. Son cursos sobre la lengua y la literatura china, matemáticas, física, química y el programa preparatorio de los institutos y universidades. La mayoría de los que se instruyen o perfeccionan su instrucción por la televisión son funcionarios, obreros de las minas y de las fábricas, maestros, oficiales y soldados del ejército y funcionarios de las comunas populares. Este año varios centenares de obreros industriales, campesinos y soldados del Ejército de Liberación Nacional se graduaron en los distintos centros de enseñanza superior de la capital. Habían estudiado principalmente ingeniería, agronomía, medicina y pedagogía. Se señaló con este motivo el caso de un obrero de treinta y siete años de las minas carboníferas de la provincia de Anjuí, Feng Hsu-jan, que había recibido el diploma final del Instituto de Minería de Pekín. Pertenece 7
China vence a una familia en la cual durante seis generaciones no había habido un solo miembro que no fuese analfabeto. Otro de los graduados del mismo tipo es un soldado de treinta y cinco años, Kao Yu-pao, graduado en letras y arte y autor de una novela autobiográfica de gran éxito que pese a su extensión —trescientas mil palabras— está siendo tradu cida en varias lenguas extranjeras. Los chinos de ultramar, que regresan en número creciente a su país a medida que la situación se consolida, son objeto de una atención especial por parte de las autoridades. Una universidad fundada para ellos en Funkien responde a todas sus demandas relacionadas con la enseñanza superior. Pekín se ha enrequecido en estos años recientes con un par de nuevos parques y con avenidas abiertas incluso a costa de derribar algún trozo —el menor posible— de la antigua muralla. El domingo, cuando no hay otro programa, es el día indicado para la visita a los parques y eso sea cualquiera la ciudad en que uno se encuentre. Conocíamos ya muchos, pero nos quedaba por ver uno de los más favorecidos por el público, el parque Pei-jai, parque de invierno, construido en el siglo x formando entonces parte de los palacios de la dinastía Lio. Su pagoda blanca es de construcción más "moderna", de 1651. Desde 1925, fue convertido en parque público, pero sólo última mente ha pasado a ser uno de los lugares de esparcimiento preferidos. El domingo el Parque Pei-jai rebosa de gente. Era precisamente una de las cosas que nos atraía por la oportunidad que ofrece de observar a la multitud china en su espontaneidad máxima, fuera de los centros de trabajo y de los desfiles, aunque lo último sea también un gran atractivo en la medida en que en esa clase de manifestaciones, en otros países pesadas, se combinan aquí el entusiasmo, la gracia y la fuerza. En el lago, los apasionados de las regatas improvisadas observados por los que, para verles competir, van haciéndose de lado deteniendo sus remos por un momento. Más allá la galería de los Budas, cada uno de expresión tan distinta, en el templo últimamente restaurado. Y en la sala de lectura del parque, lo mismo que en la estación, mucha gente lee periódicos y revistas. A la salida de la biblioteca un viejo, uno de esos viejos de larga barba blanca, o de una pequeña barbita, tipos formidables de una antigua sociedad incorporada a la nueva, que se nos queda mirando. Conoce el inglés y le hablamos. De pronto le oímos esta observación que no responde a un hábito de propaganda destinada al visitante extranjero, sino que se la siente salir de dentro: "Todo el mundo sabe por qué se Irabaja en China y para quién se trabaja". Y nos dimos cuenta de que era alguien que habíamos visto en uno de los talleres de jade y marfil, de los que nos ocuparemos más adelante. 1. El marisc al Chen Yi con el au tor. 2. Antigua sierva pertenecie nte a la minorí a Yi Nicocucu, actualme nte dipu tado a la Asamblea Nacional. •
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Pekín No hay parque chino de renombre sin su acuario. En éste admi ramos, sobre todo, los peces de perlas de cinco colores. Los chicos pequeños se abren camino para verlos. Hay niños que pasan el día entero en el parque. Sus padres, retenidos por algún trabajo o alguna asamblea, los llevan allí por la mañana, los dejan a cargo de unas "nurses" y los recogen al atardecer. Entre visita y visita a los distintos sitios, entre un juego y otro, se les pasea en unos cochecitos de cristal tan preciosos como sus viajeros; las niñas parecen muñecas de porcelana. El parque visto en su conjunto desde la colina Pekín impresiona por su arbolado. Razones de todo orden han decidido al gobierno a popularizar entre la gente el gusto por los árboles. De pronto todo el mundo se ofrecía a las autoridades locales para cooperar plantando árboles al embellecimiento y salubridad de las ciudades. Nueve millones de árboles nuevos sólo en Pekín. Plantados conforme a un plan de urbanismo y de política forestal, que tiende al mismo tiempo a propor cionar a la economía el doble beneficio de los frutales y de la madera, tan necesaria para la construcción de nuevos alojamientos. Tal como se lleva adelante, la política forestal va a asegurar a China dentro de pocos años una situación preponderante como exporta dora de madera, aunque el avance de la construcción interior absorba una parte considerable de su producción. En las grandes montañas de Khingan, en el noreste de China, que contienen una quinta parte de la riqueza nacional en madera, no sólo se han plantado árboles jóvenes en gran cantidad sino que se está introduciendo la mecanización, en una vasta escala, de su derrumbamiento y arrastre hasta el lugar de transporte más cercano. Pero el fomento de los árboles de un valor positivo utilitario no supone el sacrificio del arbolillo inmortalizado en la pintura china y que sobrevive no sé cómo en medio del engrandecimiento incesante de la ciudad. Viviendo en el Pekín actual resulta interesantísima la lectura de los relatos de viajeros extranjeros de fines del siglo xix. Si es verdad que ya existía un Hotel Pekín emplazado en el mismo sitio en que se encuentra el del mismo nombre, en que nos alojamos, la escasez en los medios de desplazamiento en una ciudad de tan grandes distancias imponía al viajero que estuviese en condiciones de permitírselo, la compra inmediata de una ¿curie: dos poneys a razón de 40 a 50 dólares la pareja, lo que, hay que reconocerlo, no resultaba abusivo, incluso para el valor de la moneda entonces. Con ese equipaje estaba asegurado el recorrido a través de la ciudad china, de la ciudad tártara, de la ciudad imperial y todo a lo largo de la muralla y sus alrededores. Pekín, edificado sobre terreno llano, con 3. Puente
4.
de Wuján.
El gran complejo metalú rgico de Wuján. M
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China vence
Pekín
la única excepción de las colinas construidas al capricho de los empe radores en sus jardines, no ofrecía resistencia mayor a la circulación a caballo. En una capital de título reciente en aquella época, es decir, de sólo quinientos años, lo que era bien poca cosa, la presencia de la corte apenas había modificado la existencia de los que no eran altos funciona rios o letrados. Nos referimos a la capital oficial y burocrática, pues Pekín, como lo habíamos oido referir en detalle visitando el Museo de la Historia, Pekín, bajo diferentes nombres, existe desde tiempo inmemorial. Si a fines del siglo xix el medio de locomoción más al alcance del habitante no privilegiado de la capital, eran sus piernas, tampoco bajo el gobierno de Chiang Kai-shek el problema del desplazamiento para el hombre del pueblo había sido resuelto. En los pocos años entre una y otra de nuestras visitas, Pekín ha avanzado por el contrario conside rablemente en lo que se refiere a los transportes. Ya en 1957 era enorme el contraste entre la época inmediatamente anterior a la Liberación, en la que la capital, con cerca entonces de dos millones de habitantes, disponía únicamente de cuarenta y nueve tranvías y cinco autobuses, y sólo ocho años después, en que había ya más de sesenta líneas de autobuses y diez líneas de trolebuses. Pero, es que hoy Pekín posee setenta y tres líneas de autobuses y trece líneas de trolebuses, mientras el taxi comienza a ganar también la calle: un millar de automóviles, la mayor parte de fabricación china, contribuye a la solución del problema de desplazamiento que comenzaba a ser angustioso al tener que atender en ciertos momentos a un gran número de delegaciones y visitantes. Por lo demás la aparición del coche chino, muy fino de línea, por no hablar del gusto con que está tapizado, nos hacía recordar que en 1957, en la gran fábrica de tractores de Chungchun de donde han salido, se nos dijo que no los habría hasta tarde, en 1962. Pero a comienzos de 1961 estaban rodando. En Reportaje en China explicamos el alcance del artículo 96 de la constitución de la República Popular que estipula: "La mujer en la República Popular de China goza de derechos iguales a aquellos del hombre en todos los dominios de la vida política, cultural, social y familiar. El Estado protege el matrimonio, la familia, la madre y el niño." En la política ello se traduce en esto: actualmente más del 12% de los miembros de la Asamblea popular nacional, que, como hemos dicho, es el órgano supremo del Estado, son mujeres. Uno de los vice presidentes de la República es una mujer, Soon Chin-ling (la señora Sun Yat-sen). Entre los vicepresidentes del Comité permanente de la 1
1. México, 1958.
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Asamblea popular nacional se encuentra igualmente una mujer: Ho Hsiang-ning; y cuatro mujeres figuran entre los miembros de ese comité: Tsai Tchang, Teng Ying-tchao, Hsiu Kouang-ping y Che Liang. En el gobierno popular central, siete ministros y viceministros son mujeres. Entre los generales del Ejército Popular de Liberación de China hay una mujer: Li Tchen. En el conjunto de los trabajadores científicos dependientes de la Academia de Ciencias de China —organismo supremo de la investiga ción para todo el país— el 22% son mujeres. Y no digamos nada en los hospitales, en los que un número cada vez mayor de doctoras ocupan puestos de dirección. Lo mismo en los museos, las bibliotecas y las escuelas, comprendidas las Escuelas normales de donde sale el personal docente. Ha sido una movilización general de la mujer china que, al mismo tiempo de enaltecerla, ha dado a la nación una cantidad de talento que anteriormente se perdía. Nosotros las hemos encontrado igualmente al frente de las orga nizaciones más diversas, dentro del país y en las representaciones diplomáticas del exterior. Pero, las mujeres al frente de empresas industriales importantes eran, sólo hace unos años, más raras. De un tiempo a esta parte, sin embargo, sus servicios son utilizados también en ese dominio, y la prueba la tenemos al hacer el conocimiento de la muy capaz Tung Chan-su, directora de la Peking Cocking Chemical Plant, para dar el nombre de dicha empresa en inglés, tal como lo oímos pronunciar durante nuestra visita a la fábrica. Es una de las empresas industriales organizadas como parte de "el gran salto adelante" y de ahí que fuese terminada a tal velocidad. La construc ción absorbió 12 000 toneladas de ladrillo. El esp acio es de 50 000 metros cúbicos. La pipe line se extiende a 70 kilómetros. Eso da idea del volumen de esta fábrica dirigida por una mujer, que tenía a su lado durante nuestra conversación al ingeniero Wu Chung, graduado de la Universidad de Pekín y ejemplo típico de ese otro grupo de ingenieros que estaban ya casi formados al comienzo de la Revolu ción y que han contribuido grandemente a la formación de los nuevos cuadros técnicos. Esta fábrica es, entre las de su categoría, una de las primeras "completamente hechas en China". Es decir ideada por los chinos y construida exclusivamente con materiales chinos. De ahí el interés que tenía el visitarla. En 1957, en el curso de una comida con diplomáticos occidentales en Pekín, habíamos asistido a una discusión sobre el tiempo que necesitaría China para poder marchar "por sus propios pies", sin necesidad de la ayuda de los técnicos extranjeros, principal mente de los soviéticos, a los que habíamos encontrado en Manchuria, en Chungking y en Shangai. La opinión que prevalecía entre los diplo máticos era que todavía tendrían que pasar algunos años. La única 11
China vence opinión en contrario era la del embajador de Finlandia, que estimaba que la capacitación de China para poder enfrentarse por sí sola con los problemas planteados por la industrialización del país, requiriría menos tiempo del que sus colegas creían. Era para mí una opinión de peso, pues conocía al embajador finlandés desde hacía muchos años como un hombre de gran capacidad de trabajo y de entendimiento y le sabía además uno de los diplomáticos de la capital que gozaban de la confianza de Mao Tse-tung, a quien le unían afinidades culturales y literarias. Que el embajador de Finlandia había tenido razón lo demostraba esta fábrica, una de cuyas finalidades principales era la de proveer de gas a una buena parte de los residentes en Pekín. En el momento en que yo la visité, la fábrica producía 500 millones de metros cúbicos de gas, al año. Pero, el suministro de gas a la capital era únicamente una de sus tres funciones: las otras dos, la producción de coke —un millón de toneladas al año— y extraer de él las materias primas necesarias para una serie de industrias, como el aceite para cocinar, la bencina y el sulfuro. La señora Tung Chan nos informó de cuales eran los planes para más adelante. Planes en sí mismos verdaderamente ambiciosos, pero expuestos por ella con una prudencia deliberada, como si anticipase ya el reajuste general en el ritmo de la industrialización, que iba a tener lugar un año después. Hasta 1967 la fábrica debería estar en condi ciones de proveer de coke al conjunto de las industrias de Pekín y de gas a la totalidad de su población. Para una empresa de semejantes dimensiones y con tales objetivos, el personal empleado parecía más bien inferior en cantidad que el que proporcionalmente solía encontrarse en otras grandes fábricas: 3 000 obreros y empleados , de los cuales 300 mujeres. Probablemente esa situación favorable era el resultado de dos factores combinados: una buena dirección y un personal muy joven. La edad media: veintidós años. Casi todos entrenados en la fábrica. "Esta fábrica —responde la directora a una observación nuestra sobre lo bien que parece haber sido resuelto aquí el problema de la mano de obra— requiere una alta mecanización y automatización, de modo que para llevar adelante el programa que hemos esbozado, no será necesario aumentar grandemente el número de obreros. Nos quedan, sin embargo, muchos problemas por resolver. Carecemos aún de la experiencia necesaria de dirección; los ingenieros que trabajan en la fábrica, pocos más de treinta, se esfuerzan en elevar la calidad del trabajo. Y sin embargo, dista bastante de ser perfecto. Eso sí, en relación con las antiguas empresas similares constituye un avance. Lo importante es eso, avanzar, y de una manera sólida. "El sistema de emulación entre los obreros se halla aquí constante mente presente. Los sostenemos en una medida calculada, con tendencia a su acentuación. Desde luego ha impulsado la producción bajo distintos 12
Pekín aspectos. Las iniciativas afortunadas de parte de los obreros, por ejemplo, para ahorrar materias primas, reducir los gastos y aumentar la seguridad dentro de las fábricas, continúan extendiéndose. Es como un contagio del estímulo." Lo mismo que en muchos otros sitios, los tres turnos de trabajo. Día tras día, todo el año se trabaja sin interrupción. De la visita a otras fábricas cercanas a Pekín saqué la misma impresión, hablando con los ingenieros, de que los cambios que puedan intervenir en el ritmo de la producción —unos años moderando la velocidad, otros años acelerándola, según se presente el conjunto de la situación económica— no afectan la cuestión esencial. Y esa cuestión esencial es que China se ha capacitado ya para producir una gran cantidad de cosas indispensables para su futuro nacional, cosas que antes tenían que ser importadas, pagadas en divisas, colocando en un estado de fuerte tirantez y apuro al tesoro nacional. Tomemos el ejemplo de las locomotoras. Un ingeniero especializado en su fabricación, me decía: "Hemos logrado producir locomotoras en masa. Naturalmente las locomotoras de vapor pueden parecer al extranjero fuera de moda, pero para China y en comparación con sólo hace unos años, constituyen un gran adelanto. Además ya hemos comen zado a construir locomotoras eléctricas." Y otro ingeniero: "Para nosotros es algo extraordinario, pero está cesando de serlo el que, como usted dice que le han informado nuestros planificadores, nuestra producción tomada en su totalidad cubre ya el 80% de las necesidades de China. Cuando pienso que cuando yo era chico no se podía fabricar en China ni una bicicleta! Pero, además comenzamos a exportar." Yo le enseñé un recorte de un periódico inglés, que llevaba conmigo, anunciando la venta en Londres de blusas chinas. Y mi interlocutor comentó: "No sólo blusas, sino las máquinas que las hacen. No las exportaremos a Inglaterra, que tiene maquinaria textil muy desarrollada, pero sí a otros países de Asia." A lo largo de todo este segundo libro mío sobre China, lo que yo trato de dejar aclarado es precisamente eso: que su gobierno, sus planificadores y su pueblo saben perfectamente a donde van. El decirles: "Con el gran salto adelante ustedes se proponían hacer esto y lo otro, y no lo han conseguido en este u otro renglón de la economía", no tiene sentido. No toca la cuestión fundamental. Lo importante para China —y lo logrado— era sentar la base de un esfuerzo propio. Un esfuerzo propio que no estuviese sujeto al capricho cruel de las calamidades naturales. Pero tampoco sujeto al capricho de los cambios en la situación internacional. Un esfuerzo que situase a China, de una vez para siempre, en condición de poder seguir el camino que se trazase a sí misma. Un de las visitas que habíamos incluido con placer en nuestro programa era la de la señora Li Ten-chuang, ministro de Salud. 13
China vence Nos recibió de la manera más cordial que puede imaginarse. La acompañaban algunos de sus principales colaboradores, entre ellos el doctor Chi Choung-pou, presidente de la Academia de Medicina Tradi cional y el doctor Lu Chih-izun, director de la formación de cuadros médicos, que nos facilitó la última información sobre las facultades más importantes del país. Un promedio de más de 100 000 estudiantes en los diversos colegios de medicina por año, eso en cursos plenos. Una gran cantidad que siguen ciertos cursos, van a ayudar a la Campaña de salud en el interior, y vuelven luego a completar sus estudios en el colegio de medicina y a graduarse. "Y no obstante —observa el Dr. Lu— la escasez de médicos continúa. Pero, como Madame Li ha dicho, trabajamos "caminando sobre las dos piernas". ¿Cómo?: 1. combinando médicos plenos y médicos medios; 2. combinando la medicina moderna con la medicina tradi cional." La referencia a la medicina tradicional, seguida de una pregunta mía, da lugar a una conversación general sobre esa escuela médica de tal arraigo popular. Dice Madame Li: "Después de la Liberación el presidente Mao recomendó muy insistentemente el que ambas medicinas fuesen combinadas, porque la colaboración entre ellas sólo podía favorecer a las dos y en último término al gran paciente, el pueblo. En efecto, el pueblo chino se hallaba en urgente necesidad de que se atendiese a su salud. Ese fue el origen de la campaña sanitaria sobre la que hablamos en mi casa la primera vez que estuvieron ustedes aquí. Pero desde entonces no ha hecho sino desarrollarse, pues una vez vencidas las epidemias y asegurados en el país los servicios sanitarios más indispensables, había que ir más adelante, entrando de lleno en la medicina preventiva. Es una de las cosas a la que prestamos hoy mayor atención. Y la experiencia hecha, aunque breve, nos dice que estamos en el buen camino. Los informes de todas partes coinciden en señalar los resultados altamente favorables conseguidos con la medicina preventiva practicada en los centros urbanos, en las fábricas, en las comunas. Su éxito depende grandemente de la colaboración estrecha entre las dos medi cinas. En eso hubo errores. Yo misma los cometí." Es una alusión a ciertas polémicas entretanto superadas. La crítica en un tono despectivo de la medicina tradicional en un momento de la Revolución pertenece al pasado. Un periodo corto inicial en el que era frecuente verla denunciada como feudal y anticientífica, mientras algunos de sus partidarios más exaltados contratacaban acusando a la medicina occidental de "capitalista" y a sus practicantes y apologistas de continuar bajo la servidumbre intelectual del Occidente. Hay que tener en cuenta que la medicina moderna, más general mente conocida en China por el nombre de medicina occidental, no tiene en el país mucho más de cien años de existencia. Su introducción ;I4
Pekín en China va acompañada durante muchos años de una falta de coopera ción absoluta entre sus médicos y los de la escuela tradicional. Sólo con el advenimiento del nuevo régimen, y después de la breve crisis de desacuerdo a que hemos aludido, se establece la colaboración entre doctores de la medicina occidental y de la medicina tradicional china. Hoy es la norma general. Autoridades de ambas escuelas, médicos con una larga práctica, lo mismo que los graduados recién salidos de las facultades, están igualmente interesados en el desarrollo de una asociación profesional que se ha evidenciado ya altamente satisfactoria. En uno de los hospitales que visitamos días después de nuestra entre vista con el ministro de Sanidad, varios enfermos de apendicitis habían sido tratados por el método tradicional de yerbas y acupuntura, pero en cambio en otro caso con amenaza inmediata de peritonitis, se había empleado la cirugía por decisión conjunta de los doctores "tradicionales" y los doctores "occidentales". La medicina occidental no desaloja de su sitial secular a la medicina tradicional en la preferencia del pueblo chino, todavía en su mayoría muy leal a la segunda, ni, como se ha visto, tiene ningún interés en desalojarla porque unos y otros trabajan muy bien juntos. En los últimos años la medicina tradicional se ha beneficiado, además, de la ayuda oficial recibida en lo que respecta a la extensión de su literatura, lograda gracias a la labor de recuperación de viejos textos. En esa labor han cooperado la Biblioteca de Pekín, el instituto de la Medicina Tradicional de Pekín y más de sesenta otras grandes biblio tecas de provincias. Así, nuevas ediciones de textos clásicos, antiguos considerados perdidos han sido publicadas en los últimos años. La casa editora para la sanidad popular de Pekín, ha publicado ella sola, desde la Liberación, más de doscientos títulos de libros de medicina tradicional con una circulación que excede los seis millones de ejem plares. Tanto el ministro como sus colaboradores insisten en el curso de la conversación en la necesidad de los médicos chinos de aprender de sus colegas de fuera, cualquiera que sea el país a que pertenezcan. Pero, de creer a algunos de los médicos extranjeros que han estado última mente en China, ellos no tienen mucho que enseñarles. El doctor Sakk, cirujano, afirma que "el estado actual de la cirugía china no tiene nada que envidiar al de los países occidentales más adelantados." E informa que ya a fines de 1959 la cirugía cardíaca y vascular era practicada con éxito en más de sesenta hospitales. Sobre un grupo homogéneo de 755 casos, un 81 % "dio muy buenos resul tados". Desde 1957, en que los cirujanos chinos hicieron la primera intervención cardíaca "a corazón abierto", tales operaciones han sido practicadas en trece provincias, sin contar Pekín y Shangai. La cirugía vascular de las grandes arterias es un hecho corriente en numerosos hospitales chinos. Y realza los progresos realizados en el dominio de la investigación 15
China vence individual médica desde que fue adoptado, en 1956, el " Plan de doce años para el desarrollo científico". "El país entero —concluye el doctor Sakk— fue dividido desde el punto de vista de la cirugía cardíaca en siete regiones en cada una de las cuales el Instituto Director de Trabajos establece como mínimum un centro cardiológico en cada provincia." Y un testimonio todavía más reciente, el del médico canadiense, profesor Wilder Penfield, que estuvo en China en el otoño de 1962. El conocido especialista en neurocirugía dijo que en China se operaba "tan bien como se pueda operar en cualquier parte del mundo" y se declaró muy honrado de haber sido nombrado miembro de la Asocia ción China de Medicina. Hemos citado a cirujanos porque el elogio de la medicina general y de la Campaña de la Salud ha sido hecho en muchos informes de delegaciones extranjeras. Aunque sea por segunda vez y aunque fuese la tercera o la cuarta, de ir a China, no se puede dejar de hacer "la gira de los hospitales". Son un gran centro de observación para quien sepa mirar bien. Y siempre hay uno nuevo que ha sido construido entretanto y que merece la pena de visitar. Cuando no es enteramente nuevo, ampliado. El hospital de niños de Pekín es uno de los más grandes hospitales de China. El número de doctores y de pediatras a su servicio ha aumen tado en un 25% en los últimos años. Desde 1958 el Ministerio de Sanidad ha venido organizando cursos cada vez más concurridos, en Pekín y Shangai, para el entrenamiento de médicos y cirujanos pediatras. No es pues de extrañar que la cifra de mortalidad infantil haya disminuido en la ciudad de Pekín, de 117,6 por mil en 1949 a 29,8 por mil en 1960, según las últimas estadísticas del Ministerio de Sanidad, que vinieron a confirmar lo que habíamos oido del personal director del hospital. Nuestra visita al gran hospital de medicina tradicional de Pekín, tenía un doble propósito, periodístico y personal. Mi mujer como suiza familiarizada con la reputación curativa de las yerbas, es una creyente en la medicina china y en la acupuntura. Su entusiasmo encantó a los principales doctores del hospital, de los más notables del país, el doctor Chen Sio-tsien y el doctor Tang Lian-chen, el primero habiendo pasado de lejos de los setenta años y el otro andándole cerca pero vigorosos y juveniles como un ejemplo incuestionable de la virtud y eficacia de su ciencia. Dos figuras de rostro sin arrugas, sus barbas y sus rasgos finos que uno no se cansaba de admirar, igual que las de marfil estilizado que atraen a los aficionados a las tiendas de antigüedades. La directora, que servía antes en el ejército como médico, y un jove n docto r, originaria mente de la medi cina occiden tal, hoy conv ertido a la tradicional, completaban el distinguido grupo que respondió muy amablemente a todas nuestras preguntas y nos acompañó en la visita del hospital. 16
Pekín Yo tenía presente la personalidad del gran promotor del trata miento por las yerbas, el protagonista de una de las más deliciosas películas chinas que he visto, en la que triunfan a la vez la naturaleza y la leyenda. El país es tan rico en yerbas curativas y plantas medicinales que la medicina tradicional no necesita preocuparse por encontrarse sin medios para proseguir su larga historia y poder responder a la confianza que en ella tiene depositada una parte considerable de la población, lo mismo rural que urbana. Últimamente en la provincia de Sinkiang se han encontrado más de cien especies de nuevas plantas para la medicina tradicional, y unas sesenta para la medicina moderna. En el Tibet fueron descubiertas doscientas cincuenta plantas para la medicina tradicional y cierto número de otras para la medicina moderna; éstas, según un informe del instituto de investigación adscrito a la Academia de Medicina, de un gran valor y que pueden ser recogidas en grandes cantidades. Para la medicina tradicional la Mongolia interior es un centro de suministro inestimable. En dicha región autónoma existen bosques inmensos con centenares de variedades de yerbas, muchas de ellas desconocidas en el pasado, pero que ahora son objeto de una exploración sistemática a cargo de los equipos de botánicos y médicos enviados allí desde Pekín. De la popularidad del hospital, que tiene 200 camas, da una idea las siguientes cifras: 400 consultas diarias; 120 médicos y enfermeras; 8 farmacólogos; 4 técnicos principales de laboratorio. Acompañados por algunas de las eminencias de la medicina clásica, recorrimos el hospital, que oficialmente lleva el título de Hospital Secundario de la Academia de Medicina Tradicional. Nos detuvimos en todos los departamentos: Medicina general, Medicina interna, Cirugía, Ginecología, Pediatría, Garganta, nariz y oído, Ojos, Acupuntura. "La cirugía de la medicina tradicional excluye la operación tal como es concebida por la medicina occidental" —nos dice uno de los profesores que nos acompañan. Incluso para una apendicitis se emplea la acupuntura. Pero, eso es en cierto modo una especie de cirugía; ahora bien, según ya se ha indicado, en casos extremos en los que una intervención de tipo occidental se considere indispensable, es practicada de acuerdo con los doctores de ambas medicinas. Nos detuvimos principalmente en el departamento donde se estaba tratando a un enfermo del corazón. La medicina tradicional recaba para sí un éxito continuado en las perturbaciones cardiocirculatorias. El problema de la alta tensión y de la arterioesclorosis recibe en este hospital una atención particular. Nos fijamos cómo en el primer examen de un enfermo, la toma del pulso es más detenida y debe de desempeñar un papel más importante en el diagnóstico que cuando se consulta a un médico occidental. Yo no iba allí como paciente, pero la gentileza del doctor Chen Sio17
China vence tsien hizo que me distinguiese con una toma de pulso, que se prolongó durante un buen rato y que le iba dejando evidentemente satisfecho. Pero, otros extranjeros mucho más ilustres han sido más que pacientes casuales. Cuando el presidente Soekarno, de Indonesia, cayó gravemente enfermo a fines de 1961, el gobierno chino envió a Djakarta un equipo de doctores y practicantes que le trataron basándose en la medicia tradicional china y en la acupuntura. Una operación de riñones prevista resultó innecesaria. La salud del presidente mejoró en el curso de unas semanas. Esta vez la visita a la Ciudad prohibida presentaba la novedad, con relación a la precedente, de que habían llevado allí lo mejor de lo encontrado al abrir una de las tumbas de los emperadores Ming. De las trece tumbas sólo una ha sido abierta hasta hoy, pero ella por sí sola ha venido a enriquecer el tesoro artístico chino y a añadir a esta maravilla del Pekín antiguo un aliciente más. Aparte del tiempo que se tardó en preparar su apertura, hubo que proceder muy lentamente a sacar floreros extraordinarios, en el blanco y azul de los Ming, cerámica delicadísima, colocada entre bandejas de oro macizo, y coronas de esmalte también azul cuajadas de perlas. Una sola tumba ha llenado una sala entera de la Ciudad prohibida, instalada exclusivamente para la presentación de lo que una pareja real de la ilustre dinastía se había llevado consigo bajo tierra al pasar de este mundo a la historia. Como se sabe, el gran arte de los Ming es la cerámica y estas piezas maravillosas sacadas de la tumba de uno de sus emperadores Jo confirman. El día en que se decidiese proceder a la apertura de las otras doce tumbas, China tendría probablemente una colección extraordinaria de cerámica que la compensase en parte —sólo en parte— de aquella que fue arrancada a su posesión por los aventureros internacionales que la visitaron enmascarados de exploradores. Volvimos a gozar del recorrido a través de los palacios, de las terrazas de mármol, de los jardines con las colinas artificiales con cuya construcción el emperador Yong-lo, que transfirió a comienzos del siglo xv su capital de Nankín a Pekín, quiso retener ante sus ojos el paisaje de su lugar natal, al borde del Yangtsé. Las construcciones de la Ciudad prohibida tal como las creó en sus grandes líneas el emperador Yong-lo, respetadas después en sus diversas restauraciones, tras los incendios y las destrucciones provo cados en la lucha por el dominio de la capital, son una obra extra ordinaria desde el punto de vista de la arquitectura y de la decoración. Pero, además reflejan la dedicación constante del pueblo chino al principio de la armonía enlazando los hombres y las cosas. La armonía preside la distribución de las diversas puertas; la Puerta Meridional en cuyo umbral aparecía el emperador para recibir a sus ejércitos victoriosos, la Puerta de la Suprema Concordia, la puerta 18
Pekín que da entrada al Palacio de la Pureza Celeste reservado a las audien cias imperiales. Y esa colocación afortunada de las piedras rústicas representando a su vez la armonía de la naturaleza en la concepción creadora de los hombres. Los extranjeros que desean llevarse algún recuerdo de China compran o en los anticuarios o en las tiendas de seda. La tejeduría nacional goza de un prestigio secular. En la antigüedad los griegos llamaban Seres a China, es decir, "la tierra de la seda". En la presente planifica ción nacional, bajo la República Popular, la industria textil ha recibido un extraordinario impulso. Hemos visitado en China, de norte a sur, muchas fábricas textiles y algunas de ellas no tenían nada que envidiar a las más modernas del mundo. El número de husos de las fábricas de algodón es actualmente dos veces mayor que antes de la Liberación. Lo más urgente era vestir a un pueblo que lo necesitaba de verdad, sobre todo en el campo. Pero, la industria de la seda tampoco ha sido descuidada, ni la de la lana y el cáñamo. En las tiendas de anticuario los artículos realmente antiguos están condicionados por las restricciones aduaneras de salida, impuestas muy acertadamente para impedir que se repitiesen los abusos del pasado. Se pueden comprar siempre que no se trate de ejemplares que caigan bajo esas medidas restrictivas. Pero, en cambio, se beneficia del renacimiento del artesanado, que actualmente produce verdaderas obras de arte. La visita a la Fábrica de Artes de Pekín, de organización reciente, de octubre de 1960, nos permitió ver trabajar y conversar con los grandes artífices del jade, del marfil y del coral. Veinticinco obreros de avanzada edad enseñando a más de 650 artesanos de los cuales el 35% mujeres. Estos verdaderos maestros habían tenido una existencia muy penosa bajo el Kuomintang. "Trabajábamos duro para los ricos, levantándonos muy temprano y acostándonos muy tarde, y en muchos casos, no bastando para vivir con lo que ganábamos, teníamos que vender papel o verduras en la calle. Era la muerte del artesanado." La Liberación va redimiéndolos, reclutándolos, organizándolos en cooperativas. Una de las primeras, la cooperativa del bronce esmaltado. Luego se van reuniendo, van formando un personal joven, hasta terminar trabajando juntos en esta fábrica. El artesanado se rehabilita. Los que trabajan en él comienzan a ganar jornales adecuados. Los obreros-maestros cobran 300 yuans mensuales, y más. Pan Pin-jan es un obrero del jade muy famoso. Se pasarían horas viéndole ultimar el detalle. En la sección de marfil han llegado a hacer piezas de cinco metros de alto. Y no es raro, entre el número reducido de estos viejos artífices, encontrar quien antes no sabía leer y que ha aprendido en los últimos años; con tanta pasión que en los intervalos del descanso no deja el libro de la mano. La enseñanza práctica, corre a su cargo. De la enseñanza teórica 19
China vence
está encargado un profesor de bellas artes que viene a instruir les en la historia del artesanado chino, del pasado del trabajo en el jade, símbolo de la pureza, y del bronce esmaltado, que hizo famosa la producción nacional durante siglos. Otro de los maestros es especialista en el tallado de marfil. Nos enseña una obra bellísima que acaba de terminar y que se diría un marfil antiguo. En otra, representando la March a Larga, trabajó durante dos años. Salió toda entera de un solo colmillo de elefante. Esta fábrica no produce para la venta. Es princi palmente una fábrica-estudio y también para enviar sus modelos a otras fábricas. El renacimiento de las artes artesanales va acompañado d e un trabajo sistemático de reconstitución de la producción antigua de cerá mica, lo que hace posible el ver en un hogar obrero u n plato o un ánfora que en el pasado podía sólo poseer una familia ri ca. No es, natural mente, un a pieza origina l, pero sí extraordinaria mente agradable a la vista. Antiguos hornos de porcelana olvidados e inactivos como los famosos de Longtsiuan, en el Tchekiang, han vuelto a ser puesto s al servicio de una producción de floreros, teteras, lámparas y toda c lase de objetos a la vez útiles y decorativos. Se nota una mejora constante en los servicios del Estado. La policía del tráfico, la única visible, domina una circulación antes más desor
denada. El servicio de correos es muy bueno. Aparte de más de trescientas oficinas de la capital misma y de los distritos más importantes de los alrededores, cada hotel dispone de su servicio de correos y telégrafos. Yo tuve mi credencial telegráfica de corresponsal tan pronto como la solicité y encontré en mi cuarto un aparato de radio con el cual podía seguir al día cuanto ocurría en el mundo. No dejaré sin evocar la deliciosa muchacha que en la oficina de correos del Hotel Pekín cuidaba siempre de que los sellos que ponía en las cartas que yo la entregaba, de conformidad con el franqueo, fuesen lo más variados posible para goce de los que las recibían, pues los sellos chinos, con sus flores, pájaros y paisajes, d eleitan a los coleccionistas. En Pekín se puede salir a pasear a cualquier hora de la noche sin ser molestado por nadie. No hay miedo tampoco de perderse si uno lleva escrito en chino el sitio adonde quiere ir, o quiere volver. Es raro que la calle esté enteramente desierta. La continuidad de los turnos de trabajo asegura una presencia constante. Unos van al trabajo, otros regresan. Y con sólo enseñar el papel indicador, siempre habrá un chino amable y sonriente que se encargue de indicarle el camino, y en caso necesario de acompañarle.
capítulo
3
Nankín, Wuján
Camino de Nankín nos detuvimos en Tsinan capital de Shantung, la provi ncia que fue el centro de las actividades religiosas de Co nfuc io. Antes de llegar, el avión fue volando por encima mismo de las montañas por donde predicó. Nues tro com pañ ero de viaje era el muy culto Su n I-Hsin, del Instituto de Asuntos Exteriores, con quien se podía hablar igualmente de historia, de religión o de política, con la seg uridad de tener un interlocutor extraordinariamente bien informado. Acompañado de sus discípulos predilectos, Confucio va de lugar en lugar divulgando las enseñanzas de su filosofía alternadas con reflexiones políticas. Su figura resurge tal como la han dejado traz ada las crónicas de su tiempo: dulce, sereno y sobrio, inspirando respeto pero no temor, digno cuando recibía en nombre del príncipe; s encillo en el trato de la gente humilde. Opuesto a la formu lación d e teorías complicadas, o de máxi mas demasiado vagas. " ¿ E s que yo poseo la ciencia? —se pregunta. No. Pero, cuando una persona de condición mod est a me interroga, po r estúpi da que me parezca, le explico todo, de un punto al otro, sin omitir nada." La montaña le encanta: "¡Qué alta está la montaña! ¡Cómo la amo! La vegetación empuja; los pájaros y los animales viven. Contiene riquezas en cantidad; todo el mundo puede venir a buscarlas. El viento y las nubes salen de allí para establecer la comunicac ión entre el cielo y la tierra." Cree en la perfección humana. Exalta la fraternidad. cuatro mares todos los hombres son hermanos."
"Entr e
los
Al príncipe, Confucio recomienda sobre todo la virtud. Por su ejemplo virtuoso el príncipe debe ser para el pueblo come "la es trella pol ar que se manti ene fija en su sitio" . " El prí nci pe no debe temer el tener una población numerosa, sino el no atenderla mediant e una ju st a re pa rt ic ió n de bi en es . No de be te me r se r po br e , pe ro sí no es ta r dentro de la concordia." En el tributo rendido hoy a Confucio como pa rte inseparable de la cultura antigua, políticamente no se olvida q ue la filosofía del feudalismo chino tuvo como base su escuela. En sus c asi tres mil años de existencia, la sociedad feudal y semifeudal china rev erencia l os s e i s l i b r o s p r i n c i p a l e s de l m a e s t r o —e l Libro de las mutaciones,
Los anales antiguos, el Libro de las odas, La Colección de los ritos, el 21
Nankín, Wuján
China vence Libro de la música, Los anales de Chouentsieu—
como guía y pensa
miento central. Lo primero que descubrimos en el hall del hotel de Nankín que no existía en 1957 fue un mural de vivos colores representando el movi miento popular "por el hierro y el acero" de 1958. Sus resultados en Nankín eran bien visibles. Después de varios días de visitar los nuevos establecimientos industriales, agrícolas y culturales, tuve una larga conversación con el vicealcalde de Nankín, Wuang Chao-tsuen, un viejo amigo mío, que en 1957 representaba al Instituto de Asuntos Exteriores de Pekín en esta localidad, y que más tarde fue elegido para el puesto que hoy ocupa. He aquí cómo con unas cuantas estadísticas en la mano resumía, en pocas cifras, los cambios operados en la ciudad desde 1957. En este año de 1957 el valor total de la producción industrial de Nankín era de 700 millones de yuans; en 1960, de 3 000 millones de yuans. La variedad de la producción había aumentado considerablemente, con la industria química ocupando el tercer lugar. Se produce desde camiones a cámaras fotográficas, microscopios y aparatos para observa torios. No queremos cansar al lector con la cita de las cifras que reunimos. Baste con decir que demuestran que habían sido cumplidos, y en algunas ramas superados, los objetivos del segundo plan quinque nal que terminaba en 1962, con un año de anticipación. En esos cuatro años las calamidades naturales, sequías e inunda ciones, alcanzaron proporciones desconocidas en China desde 1860. Hace cien años esas calamidades naturales hubiesen costado la vida a diez o veinte millones de hombres. Hoy se les ha hecho frente. Un experto europeo médico antiguamente relacionado con la Organización Mundial de la Salud en Ginebra, me aseguró, después de haber estado un mes en China, que era falso cuanto se había publicado en el extranjero sobre una situación de hambre. "Asusta cómo trabaja esta gente" me decía un visitante británico que, como el médico a que nos referimos, era simplemente un profe sional: el médico, un científico; el inglés, un hombre de negocios interesado en el comercio con China. El inglés tenía razón. Si hay un pueblo que conozca de siglos el trabajo duro es el pueblo chino, particularmente la población del campo. Para algunos visitantes extranjeros el símbolo de ese trabajo es la percha de bambú, que permite llevar una cantidad inverosímil de material o de mercancía sobre los hombros. Pero la percha de bambú que rindió tan grandes servicios en los primeros años de la construcción nacional, cuando los medios de transporte eran escasos, no resume suficientemente la dureza de la vida anterior a la proclama ción de la República Popular; en el campo como en los puertos, en los talleres textiles de Shangai como en las minas de Chungking o de la antigua Manchuria.
Una de las grandes ambiciones del nuevo régimen ha sido y continúa siendo la de emplear la máquina a fin de reemplazar el trabajo directo humano y de humanizarlo. Eso salta a la vista visitando cualquiera de las zonas mineras, viendo cómo se trabaja hoy allí y conversando con los mineros de cierta edad, en condiciones de evocar un pasado que les llena de horror, en contraste con un presente en el que la protección del minero pasa por delante de todo. En Nantung, una mina importante en las cercanías de Chungking, los mineros solían trabajar antes de la Liberación hasta 16 horas diarias, con el pico y el martillo como instrumental más importante. El problema de la ventilación en la mina no se había planteado por las autoridades del Kuomintang. La prevención de accidentes y la asis tencia médica sobre el terreno eran desconocidas. Actualmente y cada año en una mayor medida, la máquina sustituye en grande parte el trabajo manual. La jornada de trabajo es de ocho horas diarias. Cada equipo al salir de la mina tiene la casa de baños a su disposición. Durante el invierno los cambios de temperatura son objeto de una atención especial. Los mineros son requeridos a someterse a la medicina preventiva, con exámenes médicos regulares. Antes de comenzar las visitas de las fábricas y de las comunas, di un vistazo general a la ciudad acompañado del señor Wuang y salimos a los alrededores para que me explicase el programa local de apertura de nuevas carreteras y de construcción de nuevos apartamentos. Se puede elegir el apartamento que se quiere visitar. Estas visitas-sorpresa son de un particular valor de orientación para darse cuenta, a través de un pequeño detalle, de cómo poco a poco va elevándose el nivel de vida del pueblo. Igual que como en muchas otras ocasiones en mi conversación con el vicealcalde de Nankín, pude comprobar cómo las autoridades chinas —y tanto más cuanto más elevado su rango— combinan una satisfacción legítima por lo realizado, con una disposición a admitir las fallas habidas en la aplicación de éste u otro proyecto, sin tratar de disi mularlas. La fórmula con que suele terminar cada visita a una empresa importante, industrial, agrícola o cultural y con la que el visitante es requerido a expresar francamente su opinión, y a hacer, si es necesario, la crítica de lo que ha visto o las observaciones que estime pertinentes, no responde sólo a la traicional cortesía china. Encaja en el deseo de aprender y de corregir las deficiencias que puedan ser advertidas no sólo por ellos mismos sino por la gente de fuera, que por conocer otros países pueda estar en condiciones de establecer una comparación interesante, o de ofrecer una sugestión susceptible de contribuir a un perfeccionamiento en el trabajo. Un poc o menos escuchada, sin embargo, que en 1957 porque cada año que pasa los cuadros técnicos son más numerosos y están más preparados. Pero, aún se escucha de un ingeniero que dirige una fábrica, de un director de una institución de enseñanza 23
China vence especializada, o de quien está encargado de una exposición agrícola, que China es todavía un país técnicamente atrasado y que ellos tienen aún mucho que aprender del extranjero. Mientras recorremos la ciudad me va facilitando nuevas cifras. En 1957, durante mi primera visita, el valor total de la industria de Nankin había aumentado catorce veces en comparación a 1949, que, por ser el año de la ascensión al poder del nuevo régimen, continúa sirviendo de punto de partida para dejar sentado lo que la revolución china ha hecho. Tres años más tarde, en 1960, dicho avance había sido duplicado. Ese periodo es precisamente el de las calamidades naturales que impusieron una disminución en el ritmo general de la expansión económica. Y, sin embargo, incluso en estos tres años, diversas ramas de la producción continuaron avanzando, y de manera impresionante. Igual que Pekín, Nankin ha beneficiado de la plantación de árboles que ha conocido un fuerte estímulo. La avenida de las Flores de Melocotonero de Nankin hace honor a su nombre. Los árboles frutales van a constituir un sector importante de la riqueza nacional. Yo los he visto florecer en los lugares más inverosímiles, plantados audazmente en montañas anteriormente peladas. Una de las fábricas de Nankin que puede justamente enorgullecerse de la calidad de su trabajo es la de los aparatos de radio. La marca "Panda", que ganó el primer premio en el concurso de aparatos de radio, en Pekín, en 1960, tiene una sonoridad excelente y es de una presentación muy original. Es divertido lo que nos cuentan sobre la elección de su nombre en una reunión de la fábrica, en la que parti cipaban ingenieros, técnicos, obreros y empleados. Fueron sugeridos varios :" Fénix", para indicar que el aparato poseía la belleza del príncipe de los pájaros; "Alondra", como símbolo de la melodía de su voz. Pero, al final triunfó "Panda", nombre de animal de gran valor, muy raro, particular de China, y del que puede admirarse un buen ejemplar en el parque de Nankin. Nankin era antes una ciudad comercial. Hoy es una ciudad pro ductora y en buen camino de convertirse en una de las más importantes del país. Actualmente cuenta ya con más de cincuenta fábricas, que ocupan, por término medio, un millar de obreros cada una. Del antiguo comercio ha quedado sólo lo que conviene a la economía local. Pero, ha desaparecido la corrupción que llevaba consigo el despilfarro y el lujo triunfantes bajo el Koumintang. Su gente más rica tenía prefe rencia por Nankin y había hecho de ella un centro de placer y de vicio compitiendo en ello con Shangai. Hoy la ciudad tiene treinta universidades y centros de enseñanza superior, contra cuatro antes de la Liberación. Y varios nuevos teatros. En Nankin, es decir, en su propia cuna, vimos una obra teatral de la que hablaremos más adelante, dedicada a la célebre revuelta de Taipings, a mediados del siglo pasado. Trajo a mi memoria todo lo leído sobre la heroica gesta del pueblo chino para arrojar fuera del 24
Nankin, Wuján suelo patrio a los Manchús. Una agitación que presenta en sus comienzos un elemento a la vez pintoresco y recio de magia y de sociedades secretas. Pero, que va adquiriendo a medida que avanza un fuerte contenido teórico. Es la historia de China repetida cada vez que una fuerza extranjera ha intentado subyugar a un pueblo que puede reac cionar violentamente contra la influencia extraña, cuando ésta trata de imponerse por la fuerza: Mings del siglo xiv organizándose en secreto para librar a China de la dominación de los mongoles, y tantos otros episodios de la historia china que debieran servir de advertencia a quienes hoy quisieran organizar la "Liberación al revés", para imponerles de nuevo el régimen de Chiang Kai-shek de tan dulces recuerdos. Justamente del "señor de Formosa" nos iban a hablar en el Museo Me Yuan Sin Chun, cuya visita habíamos incluido en nuestro programa de Nankin. Allí se encontraron los comunistas chinos y Chiang en 1946. Más de una vez Chiang Kai-shek recurrió a la maniobra de la negociación. Vencido ya el Japón al terminar la segunda guerra mundial, el pueblo chino quería volver al trabajo pacífico. Chiang comprendió la necesidad de hacer un gesto de reconciliación nacional, e invitó a Mao Tse-tung a trasladarse a Chungking para negociaciones de paz. Lo hizo creyendo que no iba a aceptar. Pero, el 28 de agosto el avión llevando a su bordo Mao Tse-tung acompañado de Chou En-lai y de Wang Jo-fei, aterrizaba en Chungking. Deseoso de llegar a un acuerdo, Mao hizo varias concesiones, por ejemplo, retirarse de las áreas liberadas en el centro y el sur y reducir la propia fuerza armada en proporción a la reducción que hiciese de la suya el Kuomintang. Fue el prólogo a las negociaciones de Nankin. En enero de 1946 el alto el fuego acordado como resultado de esas negociaciones fue ordenado simultáneamente por el Comité Central del Partido Comunista y por el gobierno de Chiang Kai-shek. Pero, un mes más tarde la policía secreta del Kuomintang irrumpía en un meeting comunista y hería a militantes conocidos como Kuo Mo-jo, el actual presidente de la Academia de Ciencias y otros. La lucha comenzó de nuevo. El interés de Chiang se concentraba en destruir las fuerzas comunis tas. No lo consiguió y entonces —nos explica el encargado del MuseoIos Estados Unidos iniciaron su famosa operación de mediación. El general Marshall viene a China. Paralelamente la China Aid Act —la ley de ayuda a China— era presentada en el Congreso de los Estados Unidos, en beneficio único del Kuomintang. La mediación americana no tenía otro objeto que neutralizar, paralizar el Ejército Rojo. Chiang se sintió de pronto militarmente fuerte, plenamente respal dado por los Estados Unidos. La ayuda americana había ido cargando el ambiente de sentimiento antiamericano. Un incidente en la víspera de Navidad, motivado por el alcohol y la agresión de un soldado de Estados Unidos a una chica de la Universidad de Pekín, puso en movi25
China vence miento a los estudiantes de la capital. La protesta estudiantil se extendió al resto del país tomando la forma de una demanda general para que cesasen las actividades de los Estados Unidos en China. Marshall regresó a Washington fracasado en su "misión", pero —continúa diciéndonos el encargado del Museo— todavía durante bastante tiempo mantuvimos nosotros que aunque las negociaciones de paz estaban temporalmente suspendidas, podían ser reanudadas. Sin embargo, el 15 de marzo de 1947, Chiang Kai-shek proclamó su resolución de llevar la lucha de la guerra civil hasta el fin. Y hasta el fin fue llevada. Dos años después Chiang tenía que refugiarse en Taiwan (Formosa)." El Museo contiene mapas, fotografías, de un alto interés y sirve de centro de estudio. Reorganizada en su presente estructura en 1958, la corporación de abonos químicos de Nankín comenzó ese año con un personal, entre obreros y emplead os, de 5 000 personas. Actualme nte son ya 18 000 y el plan de desarrollo aguarda únicamente a que terminen de ser construidos otros locales, para proceder a la instalación de nuevas máquinas. Si en ciertas ramas de la industria ha tenido que ser momentáneamente retardado el ritmo de producción, eso no rige en lo que se refiera a abonos. La corporación consiste hasta aquí de ocho unidades y es ya una de las empresas más importantes del este de China. Nos enseñan los gráficos y dibujos que permiten seguir el curso de su crecimiento. Es verdaderamente impresionante sobre todo cuando se piensa que —como nos dice uno de los ingenieros— se proyectan en otras partes del país, para dentro de pocos años, fábricas de abonos químicos todavía mayores. Esta que visitamos era antes de la liberación una pequeña empresa que producía tres clases diferentes de productos; hoy produce cuarenta y dos. En 1948 su producción anual de amoníaco era de 7 600 toneladas; en 1960 prod ucía ya 750 000 toneladas, un aumen to de diez v eces. Sulfuro: en 1948, 22 000 ton eles; en 1960, 380 000 ton eles. Abonos químico s: en 1948, 27 000 toneladas; en 1960, 465 000 tonela das. En su conjunto, ya que produce además potasio, fósforo y varias otras materias para el campo, el total de su producción actual representa un aumento de cuarenta veces con relación al pasado. Hablamos de la situación de los obreros. "Los que ganaban un salario bajo apenas si podían subsistir; los que ganaban un salario alto podían comprar más arroz que los otros, pero nada más. Unos y otros llevaban una vida miserable. Pregúnteles usted lo que ganan hoy. Los hay que ganan 117 yuans por mes. El salario medio es de 68 yuans." Pero, aquí como en otras fábricas, el decir tantos yuans de jornal no lo dice todo, pues, primero hay que ver lo que se puede comprar con medio yuan en la cantina; y luego hay que agregar las recompensas por 26
Nankín, Wuján el trabajo de mejor calidad, y los subsidios concedidos por la corpora ción teniendo en cuenta determinadas circunstancias familiares. Hay los subsidios especiales para los obreros que trabajan en los talleres con temperaturas más elevadas. Las antiguas viviendas, muy pobres y antihigiénicas, han sido reemplazadas por bloques de casas sencillas pero ajustadas a las recome ndacion es de la Campaña por la Salud. En vez de los 30 000 m de terreno en 1948 dedicados a viviendas, 230 000 m . La corporación pos ee cuatro es cuelas pr imarias, co n 6 300 estu diantes; una escuela secundaria y un colegio de ingenieros. Un esfuerzo educativo considerable, y en el aspecto artístico, un equipo propio para un auditorio-teatro muy amplio y donde el billete más barato cuesta ocho centavos, y el más caro dieciséis centavos. "La importancia de la fábrica —nos dice su gerente— es varia. En su forma actual es de diseño chino y toda la maquinaria es china. Entrena personal, contribuye a la formación de cuadros técnicos y produce a su vez maquinaria para otras fábricas similares. Como las necesidades del país por lo que respecta a los abonos para el campo son muy grandes, el personal aquí es consciente de que pertenece a una rama importante de la producción y responde a lo que se espera de él. Las iniciativas y las propuestas de los obreros para mejora del trabajo y de la calidad son numerosas. Si un obrero presenta una idea utilizable para mejorar la producción, se le recompensa. Pocos acci dentes de trabajo. Para evitarlos se han tomado muchas precauciones. Existe una estación de prevención." Pasamos un día entero en la fábrica. Después, como en cada sitio que vamos, hizimos una escapada al parque principal de recreo, para visitar finalmente el jardín zoológico de Nankín donde se encuentran tigres —héroes de la fauna china— leopardos que son, con el panda, el orgullo local. Los "zoos" de China se hallan ricamente abastecidos por las abundantes fieras salvajes del país. La meseta de Chinghai, en la línea limítrofe de las regiones índica y paleoártica, se bastaría casi a sí misma para tenerlos bien provistos. 2
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En Wuján nuestra primera visita fue al puente que habíamos dejado casi terminado en 1957. Ingenieros soviéticos habían contribuido extensamente a construir este puente que ha venido a reunir dos grandes áreas agrícolas e industriales, ha abierto el camino de Norte a Sur y dado un gran impulso al intercambio de mercancías y al transporte de materias primas. El puente tiene 1 670 metros de largo y consta de dos pisos: el superior, para una carretera de 32,5 metros de anchura; el inferior, para el ferrocarril, de diez metros de anchura. De sus extraordinarias ventajas para la economía nacional, escu chamos un relato sobrio del ingeniero jefe del puente. Ha abierto el camino a un tráfico que se hacía por métodos penosos e improductivos. 27
China vence Hay un recuerdo, acompañado de un gesto muy elocuente de gratitud, para los ingenieros soviéticos que habían dirigido su construc ción. Y un ingeniero chino presente añade: "Han sido nuestros maestros." La visita al Combinado Siderúrgico de Wuján me confirmó la amplitud que había tenido el "gran salto adelante". Como veremos después, ha habido en los escritos y comentarios de fuera una tendencia a disminuir la importancia de esa política iniciada en 1958 y consistente en acelerar la construcción para hacer frente a todas las eventualidades que se presentaran. Era establecer los cimientos de una nación poderosa de tal manera y con tal determinación que ninguna sacudida de ningún género pudiese destruirlos. Cuando en 1957 yo había asistido al nacimiento de esta segunda gran ciudad del acero, segunda después de Anshan, no podía imaginarme lo que iba a llegar a ser. Se me indicó entonces sobre el plano, y las vi aquella misma tarde en un recorrido en automóvil, las colinas que debían ser allanadas para asegurar el mayor ensanche posible al emplazamiento de los altos hornos y fábricas. Se comenzaba a remover la tierra y de hecho la operación de quitar de en medio cuanto se opusiese a la realización de los planes adoptados había adquirido tal ímpetu, que uno de los ingenieros que nos acompañaba nos decía, que con la tierra removida para que la Fundación Siderúrgica de Wuján dispusiese del espacio necesario habría suficiente para levantar una pared de un metro de alto por un metro de ancho alrededor del mundo. El día que volvemos a verla es domingo. Las calles están llenas de gente. Una muchedumbre animada y alegre. Una jornada de descanso es aquí probablemente gozada más que en parte alguna por lo intensa mente que se ha trabajado durante la semana. Pero en la Fundación Siderúrgica de Wuján se trabaja como cada día del año. Es un ejemplo de producción integral, que enlaza las operaciones, desde la extracción de la materia prima de la mina, al visto bueno dado a las planchas laminadas. La Fundación dispone de siete minas, cinco hornos de coke, dos altos hornos, una media docena de hornos menores, doce talleres de laminado. En agosto de 1957 se comenzó a construir el primero de los altos hornos, que un año después producía hierro, y al año siguiente, acero. A partir de julio de 1961 la producción se extiende a los aceros estirados. Va ampliándose la planta. Se construye al mismo tiempo que se produce. El secretario general de la Fundación, Lin Wue, nos informa, sin embargo, de un comienzo de disminución en el ritmo de la producción. Una reducción que es ya como la anticipación de la política de "reajuste y consolidación" que iba a ser adoptada en una escala general y para todo el país, al año siguiente. "Fenómeno —agrega— pasajero. Reajuste en forma adecuada y compensado por el aumento en la variedad y la calidad. Para lograr una calidad mejor tenemos que asegurar el 28
Nankín, Wuján equilibrio dentro del proceso productivo. Para producir un acero de mejor calidad tenemos que disponer de mineral y de coke de primera. Con buena calidad de la materia prima se puede producir acero estirado de buena calidad." Era una observación corroborada por expertos extranjeros que habían visitado ese mismo año China y que se habían mostrado, a juzgar por sus decl arac iones en la pren sa prof esion al occiden tal, incluso la de la Renania alemana, muy impresionados por el progreso en la calidad del nuevo acero que se comenzaba a producir en China. Unas cuantas cifras dan idea de lo que fue la actividad de este combinado durante "el gran salto adelante". Comienza, una vez en marcha todo lo que vimos principiar a construir, produciendo 150 000 toneladas en los p rimeros cu atro mese s. En 1960 producía ya 740 000 toneladas en el curso del año. Por lo que respecta al desarrollo de las fuerzas técnicas: al principio, 40 000 obreros y empleados. Ahora, 80 000. Anotamos un detalle interesante: la mayoría de los obreros que trabajan aquí vienen del campo. En bien corto periodo de tiempo estos campesinos se han hecho obreros calificados. Tenemos delante de nosotros uno de esos jefes de empresa que caracterizan "la era industrial" china, y que por su competencia tendría seguramente un puesto elevado en la fábrica más moderna de los Estados Unidos o de Inglaterra. Nos parece pues la persona indicada para que nos diga cuál es la razón de un éxito tan incuestionable en este caso. "Primero —nos contesta Lin Wue— durante la construcción seguimos firmemente las indicaciones del Partido y aplicamos la línea general para la construcción del socialismo promulgada en 1958. La línea general que prescribe un camino claro para la producción. Los obreros y empleados se plantearon un objetivo: construir a gran velo cidad el combinado siderúrgico con una elevada ambición, la de acabar con la pobreza en China. Cada persona de esta Fundación toma la línea general como guía. "Segundo: la influencia de los obreros de vanguardia sobre los demás obreros. En un esfuerzo de esta índole y cuando se trata de construir sólidamente, hay que hacer intervenir un elemento de convic ción, no de compulsión. Es indispensable que la masa participe íntima mente en lo que hace, que sepa la transcendencia del trabajo que está realizando y se dé plena cuenta del deber de realizarlo bien. Ahí la acción de los obreros de vanguardia estimulando y orientando a los demás, es importantísima. "Tercero: Preocupación constante por el bienestar del obrero. Que además de que sepa que está trabajando por el bienestar de la totalidad del pueblo chino, toque individualmente los beneficios de la elevación de nuestra economía. La vida de los obreros y empleados mejora cada día. 29
China vence "Cuarto: Aplica ción del principi o de avanzar camin ando "sobre las dos piernas", por ejemplo simultanear la formación del personal con su utilización. Resolver sobre la marcha las dificultades encontradas. Teníamos un problema de cemento. En vez de aguardar a resolverlo, a que desde fuera se nos lo facilitase, resolvimos construir una fábrica de cemento dentro de nuestro combinado. Es la que ha visto usted. "Quinto: Creación de los equipos técnicos propios. En la primera fase de la construcción, el 60% de los equipos había sido aportado por la Unión Soviética. Actualmente el 90% está formado en China, y la mayor parte por este combinado. "El personal fue reforzado el último año con cuatro nuevos inge nieros y seis dibujantes y técnicos. No hubo que ir a buscarlos a ninguna otra parte. Fue de la propia fábrica, de entre los propios obreros, de donde salieron. La idea de un colegio de perfeccionamiento y educación profesional en horas libres, fue concebida al mismo tiempo que comenzó a construirse la fábrica. "Sexto: Desarrollo a fondo de la campaña de masas. Llamamientos a la acción en la producción como el de "producir tanto hierro o tanto acero para el primero de octubre" (fiesta conmemorativa de la proclama ción de la República Popular)." Termina contándonos cómo durante la construcción se ha reforzado la administración democrática de la empresa, bajo el principio de la participación en la gestión, de los obreros y empleados. Pone el énfasis en los resultados prácticos de esa política con los obreros y empleados contribuyendo a la marcha eficaz de la compañía. Durante nuestra estancia en Wuján recorrimos las tres ciudades agrupadas aquí y rivalizando en un esfuerzo de renovación: Wuján mismo, llamado por alguien el Chicago de la Nueva China; Hankow; Hanyang. Nuevas avenidas. Grandes almacenes. Casas modernas. De noche, cuando no íbamos al teatro, veíamos proyectar en el comedor del Hsuan Kung Hotel algunos de esos documentales del cine chino que rara vez se ven en el extranjero, ciertos de ellos excelentes, sobre todo los hechos en blanco y negro. Otros en color, que nos enseñaron días más tarde en Shangai, los encontramos menos logrados. La mañana del día de nuestra partida visitamos una fábrica de productos farmacéuticos, pues Wuján presenta como otra de sus características recientes, la de haberse convertido en el gran productor farmacéutico de la China del centro. Posee cuatro fábricas modernas que producen, entre otras cosas, antibióticos antes comprados en el extranjero. En la víspera de la liberación el país no tenía sino algunos pequeños laboratorios que no alcanzaban ni a cubrir las necesidades más inmediatas de la medicina tradicional. Y una guardería infantil. Niños y niñas llenaron su sala de espectá culos para dar una representación en nuestro honor. Luisa, mi mujer, y yo elegimos enseguida un par de futuras estrellas de la Opera de 30
Nankín, Wuján Pekín. Una de ellas, monísima, de cinco años. Verdad es que no mucho más tarde entran en la academia preparatoria de danza y mímica. Así se enriqueció mi colección de fotografías de niños chinos que forman ya un grueso álbum. Alternadas con las que tomamos el domingo en el Chang Tien, el lugar principal de recreo de la ciudad, delicioso como una vieja tela de seda bordada china, con su campo de lotos, el lago y las montañas al fondo. Estábamos en el aeródromo esperando nuestro avión para Pekín, cuando un movimiento de curiosidad por parte del público nos advirtió de la presencia de algún personaje. En efecto, rodeado de un par de generales chinos, avanzaba hacia el comedor del aeródromo, Montgomery, que acababa de descender del avión de Cantón. Llevaba una camisa roja y andaba con paso firme, mirando a todos lados y haciendo seguramente sus comparaciones, pues era también su segundo viaje al país. Luego le vimos en Pekín una noche que vino a cenar al hotel en que nos alojábamos. La visita del mariscal de campo británico, vizconde Montgomery, tuvo, entre otros aspectos interesantes, el de hacer reflexionar a sus compatriotas sobre la veracidad de ciertas versiones que habían ido repitiéndose a través de un sector de la prensa británica. Escribiendo el 19 de junio de 1960 en el conservador Sunday Times, Montgomery decía: "Para China el sistema de las comunas parece necesario; de hecho es esencial si los problemas de una nación pobre y atrasada han de ser resueltos [...] se dice que en las comunas los hijos son separados de los padres. Yo investigué ese punto y me encontré con que es enteramente falso." Luego, en su libro Three continents, Montgomery desarrolló a fondo su argumento sobre la existencia de "una sola China", la República Popular de China. Ridiculizó la idea de "las dos Chinas", calificó el apoyo americano al sistema de Formosa de "mortalmente falso" y se pronunció por la corrección de tal política equivocada, mediante un cambio por parte de Washington, dando su aprobación a la restaura ción del derecho legítimo del gobierno chino a ocupar el puesto que le corresponde en las Naciones Unidas, en vez de oponerse, como venía haciéndolo hasta aquí. En la sesión de la Asamblea de las Naciones Unidas cuarenta y dos países votaron el 30 de octubre de 1962 de acuerdo con el punto de vista defendido por el vizconde Montgomery. Todavía los Estados Unidos consiguieron reunir cincuenta y seis votos, una mayoría inferior a la del año precedente, para mantener en la organización internacional el esperpento de Chiang Kai-shek dejando a más de seiscientos cincuenta millones de chinos fuera de la ONU. Veinte abstenciones lamentables de países que todavía se mueven en la órbita de "el mundo creado por el dólar", para citar el título del libro de otro autor británico, contribuyeron a prolongar una mixtificación que a quien daña es a las Naciones Unidas, no a China. 31
Shangai y sus satélites Capítulo
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Shangai y sus satélites
Desde la ventana de mi cuarto del Hotel de la Paz de Shangai, llamado antes el Sasso Hotel, en su tiempo el preferido de los capitalistas extranjeros y chinos, veo entrar los barcos que llegan a la gran ciudad industrial y comercial. Vemos igualmente todos los días el ferry-boat Huangpu traer a este lado del río a los obreros que vienen a trabajar a las empresas siderúrgicas que se multiplican de año en año. Los metalúrgicos de Shangai tienen en la conversación y en la expresión de sus rostros la sensación de seguridad del valor de lo que han hecho y lo que les queda por hacer. Para ellos la industrialización de China no se ha detenido. No es sólo el volumen de la producción. Es su calidad, lo mismo que en el caso de la Siderúrgica de Wuján, lo que les llena de un legítimo orgullo. En cuanto entramos en los talleres de una nueva fábrica los ingenieros llaman nuestra atención sobre ciertos laminados imposibles de fabricar hace sólo cuatro años y sobre los tubos sin soldadura. En la fábrica de electromotores Sienfeng, el empuje en la producción de acero permitió duplicarla con respecto a 1957. Pero, además, ha sido resuelta la fabricación de un tipo de electromotor del que la industria china se hallaba muy necesitada y del que antes carecía como material propio. Como es sabido el acero se halla estrechamente ligado a la produc ción agrícola y por eso no nos sorprendió en nuestras visitas a las comunas de la región de Shangai escuchar a los campesinos hacer el elogio del progreso industrial con unas caras particularmente sonrientes y satisfechas. Como en Nankín, la fabricación de abonos químicos para el campo se está extendiendo poderosamente en el área de Shangai. Once nuevas pequeñas fábricas de abonos e insecticidas han entrado en acción. En la ciudad del sur de Cantón, lo mismo que en la China central y puede decirse que en todas partes, la industria de abonos químicos crece constantemente. Es la respuesta a las directivas del gobierno para que la agricultura reciba en el curso del tercer plan quinquenal un trato preferencial. Shangai es uno de los centros importantes de formación de téc nicos. Naturalmente no es sólo Shangai. Uno podría citar cifras y cifras para demostrar cómo la consigna de "más técnicos e ingenieros" se 32
ha establecido en el país como un objetivo permanente. Baste con señalar la evolución en la provincia minera de Shensí. En cinco años el número de técnicos e ingenieros empleados en sus minas de carbón se ha triplicado. No es raro el caso de mineros que se hacen ingenieros. El reglamento de la mina prevé un tiempo libre diario para los mineros que quieran seguir los cursos técnicos, que son naturalmente gratuitos. Todo ello ha desarrollado el sentido de emulación entre los mineros y ha contribuido a elevar la calidad del trabajo y el rendimiento. Ming Jan es el nombre de una de las "ciudades satélites" con que la voluntad de desarrollo de Shangai se ha abierto camino solucionando la cuestión del espacio vital. Que una ciudad no basta, pues se crean otras. Es la manera de la nueva China de resolver los problemas. Se levanta a treinta y dos kilómetros de Shangai. Había otras que hubiésemos podido ver. Pero, escogimos ésta porque habíamos pasado en 1957 por el lugar mismo donde hoy triunfa Ming Jan y que era entonces una aldea rodeada de una larga extensión de terreno sin cultivar. Desde la terraza del hotel construido en 1958, al principio como alojamiento para los técnicos e ingenieros encargados del diseño de fábricas, escuelas, hospitales y parques de recreo, se tiene una vista de conjnto de Ming Jan. Las autoridades locales se encargan amable mente de explicarnos, señalando este edificio o el otro, el criterio que ha presidido la planificación, llevada aquí adelante sin mayores obstá culos porque todo estaba por hacer y la libertad de iniciativa era muy grande. Concebida como una pequeña sucursal de la industria mecánica y eléctrica de Shangai, el plan originario fue ampliado para dar cabida a otras industrias. Tiene una población de 70 000 habitantes, pero en a scenso, serán 100 000 enseguida. Parale lamente a la constru cción de fábricas, la de viviendas para obreros, que se extienden en un área de 400 000 metros cuadrados, emplazadas de modo que quede asegurada la cercanía al lugar de trabajo, pero teniendo al mismo tiempo en cuenta el evitar a las familias obreras el humo, el ruido y la apretura. Casas de cuatro a cinco pisos, con dos o tres cuartos por vivienda, más cocina, baño y balcón. A lo largo de la calle principal once edificios construidos en menos de ochenta días, entre ellos el hotel donde estamos, de ciento cincuenta habitaciones y donde se pueden alojar hasta 400 personas. Los otros edificios, almacen es, escue las, oficinas, y a l final de la calle, ya casi en el campo, un hospital con 340 camas. Entre las fábricas más importantes, las de calderas, turbinas, maquinaria eléctrica , cojinet es de bolas. La indu stria química oc upa el segundo lugar después de la siderúrgica. Las fábricas que pudieron ser consideradas al principio como una prolongación de las de Shangai han ido adquiriendo el último año la silueta de empresas mayores. De
China vence ellas salen ya equipos completos de máquinas generadoras, turbinas hasta de 100 000 kw. y un a maquinaria para la fabric ación de herra mienta que figura en la Exposición Industrial de Shangai, como pudimos comprobarlo al día siguiente de estar en la ciudad satélite. La visita a la Exposición Industrial de Shangai permite hacerse una idea del estado actual de la industrialización del país. Pero, también de lo que será la industria china en los próximos años, pues sobre la base de lo producido hoy y con las explicaciones adicionales que nos dan el par de expertos que nos acompañan a través de sus grandes salas, va percibiéndose la curva de un ascenso que aguarda sólo para volver a adquirir su ímpetu anterior a que la agricultura haya salido de sus presente dificultades. La Exposición es constante, es decir, que si al mes siguiente la industria de Shangai ha producido algo nuevo digno de ser llevado a ella, es incorporado al material expuesto. Sus pabellones principales son: los de la industria eléctrica, industria metalúrgica, industria química, industria textil, industria ligera. Vemos un último modelo de máquina que por sí sola atiende a toda la iluminación de Shangai. Otra máquina de una gran perfección de exactitud para la perforación de la tierra asentada. Otra, que según uno de nuestros acompañantes, los americanos estaban seguros que los chinos no podían fabricar sin su concurso, destinada a la industria de aviación. Hiladoras finas para lanas de oveja, maquinaria para la nueva industria de cámaras fotográficas, y junto a un imponente dosel donde los diversos tipos del automóvil marca Ave Fénix retienen la atención de los grupos escolares que visitan la Exposición y de una presentación de modelos de barcos, un estante de productos farmacéuticos y otro de juguetes que atrae por igual a adultos que a niños, pues aquí la imaginación china se combina con el sentido artístico. Hay juguetes deliciosos. Finalmente una cantidad de gráficos y cuadros representando el apoyo de la industria a la agricultura. En los alrededores de Shangai presenciamos la reparación de una pagoda, no lejos de la ciudad satélite con los gastos a cargo del gobierno. Las pagodas nacidas de la religión budista son parte insepa rable del escenario chino. La decana en antigüedad y la única super viviente de su género, es decir construida en madera, se encuentra en la provincia de Chansi y data de 1056. Aunque nueve veces centenaria se mantiene erguida y elegante con sus cinco pisos, de los cuales el primero tiene cabida para un millar de personas. Pero, para nuestro gusto una de las preferidas es la de las Seis Armonías, en Hangchow, un sitio que no tardará en convertirse en uno de los grandes centros del turismo internacional. Esta "Suiza de Asia", como la llaman los europeos, es simplemente una maravilla y justifica el proverbio chino 'en el cielo está el paraíso y en la tierra Hangchow". Centenares de peregrinos con sus túnicas exóticas y sus velas, van anualmente a orar 34
Shangai y sus satélites a la Pagoda de las Seis Armonías. Pero, las iglesias católicas en Shangai lo mismo que en Pekín, aunque raras en número por lo reducido del catolicismo en el país, también están abiertas. Con la política del ensanche de las ciudades mediante la creación de las ciudades satélites, se combina la de la descentralización indus trial inspirada en el deseo de dar a cada región de China una opor tunidad de desarrollarse. La redistribución de la producción agrícola e industrial llevada a cabo conforme al plan, ayuda al desarrollo de las materias primas y consiguientemente de la industria ligera. En el pasado la industria ligera, bastante tenue de por sí, se hallaba en su mayor parte instalada a lo largo de la costa. Era lo que correspondía a los intereses del capital extranjero y de los "compradores". Situada principalmente cerca de los puertos, la mayoría de los cuales se hallaban más o menos bajo control extranjero, el traer las materias primas de fuera, pagándolas todo lo caro que fuese necesario, servía los cálculos combinados de las compañías extranjeras y de sus intermediarios chinos. Hoy la costa no recibe más aliento agrícola e industrial que el que convine al interés de la nación. Las nuevas fábricas son construidas preferentemente en las áreas donde el suministro de las materias primas está asegurado a un costo menor por encontrarse en las cercanías. Las regiones donde florece el algodón, en la China central, han sido elegidas para la construcción de fábricas de la industria textil. El mismo criterio se aplica a las refinerías de azúcar, en el noreste de China, donde la materia prima se encuentra a mano. La ciudad gigante es chica, sin embargo, en relación con las tareas que le aguardan. De ahí que haya roto sus fronteras en busca del espacio necesitado y que ya comenzaba a escasear. Es el origen de las ciudades satélites construidas como por encanto sobre terrenos que habíamos recorrido la vez anterior y entonces enteramente vacíos de vida humana, a lo largo de las salidas de las carreteras principales. Las grandes fábricas metalúrgicas buscan un sitio donde montar una sucursal, pues la disminución en el ritmo de la producción indus trial no ha impedido al acero de calidad superior el alcanzar para fines de 1962 un nivel 52 por ciento mayor que el de 1961. Aparte del acero suministrado a la industria pesada, incluyendo la naviera, se beneciaron de ese aumento la edificación, la industria ligera y la agricultura. Así incluso las más grandes ciudades se van ensanchando. Y es que no se insistirá lo suficientemente: el país es enorme. Para medir el esfuerzo realizado en menos de quince años hay que extender la mirada hacia las regiones más lejanas. Tómese el ejemplo de la Mongolia interior, la primera región china autónoma. Una pobla ción de once millones vive en un área mayor que Francia, Alemania e Italia juntas. Una población dedicada de siempre al pastoreo y para la cual la industria era prácticamente desconocida. Culturalmente atra sada más allá de toda descripción. Pues bien, en dos décadas su silueta 35
China vence económica y cultural ha cambiado fundamentalmente. Su producción industrial ha aumentado en veinticinco veces. Si antes no producía ni hierro ni acero, hoy cientos de millares de toneladas de acero salen de sus altos hornos. La ciudad de Paotow ha adquirido como produc tora de acero renombre internacional. Desde el punto de vista de la enseñanza no había allí ni un solo instituto de segunda enseñanza. Hoy tiene diez institutos de enseñanza superior. Su número de escuelas se ha multiplicado por siete. En varias fábricas los periódicos murales dedican un pensamiento a los campesinos en lucha por asegurar al obrero industrial una alimentación compensadora de su esfuerzo. El lema del Frente Unido obrero-campesino no es aquí un grito gastado de propaganda. Sale lo mismo de un lado que del otro, de lo hendo del sentir de las masas populares. Desde que se decidió en la sesión parlamentaria de 1962 concentrar en los años próximos el esfuerzo principal en la agricultura a fin de resolver de una vez para siempre el problema de la alimentación dei pueblo chino, han rivalizado en proveer a las regiones rurales de la maquinaria necesaria para llevar adelante la modernización del campo. Ningún esfuerzo es ahorrado en ese sentido. Se envían por decenas de millares las piezas para reparación de la maquinaria agrícola desde la más elemental a la más perfeccionada. La ayuda al campesinado se ha convertido de la noche a la mañana en el compromiso de honor de los obreros industriales. Por sí solo el centro principal metalúrgico industrial de Shangai envió cuatro millones y medio de piezas de reparación y recambio a las áreas rurales. Desde fuera la gente apenas puede hacerse idea de lo que es en China esta clase de movilización popular en la que se dice "hay que ir a la ayuda del campo" y en las ciudades responden al llamamiento millones y millones de hombres y mujeres. China en el pasado se anticipó con mucho a los otros países en la fabricación de relojes. Hace mil novecientos años, bajo la dinastía de los Hans, un artesano de la época fabricó un reloj dotado de engranaje. Hay un monumental reloj fabricado en la corte de los Tsings en 1736, en el que cada hora las puertas de los dos pisos se abren y salen muñecos y muñecas graciosísimos a tocar la música batiendo cada uno un "gong". Pero la fabricacción de los relojes en masa data únicamente de unos años y en los cuatro últimos ha tomado tan extraordinario impulso que ha alarmado a los exportadores suizos. Hasta 1957 eran los relojes suizos los que prevalecían en China. Hoy la industria nacional relojera produce entre cinco y cinco millones y medio de relojes al año. Es un signo más de lo que será la industria ligera china dentro de unos pocos años y la concurrencia que va a suponer para la industria japonesa, que actualmente inunda los mer cados del mundo con sus cámaras fotográficas, sus televisores y sus radios. 36
Shangai y sus satélites La industria ligera ha pasado a ocupar uno de los primeros lugares en la economía nacional. Productos que antes eran importados casi en su totalidad, salen hoy de las fábricas chinas en las cantidades necesa rias para cubrir una gran parte de la demanda interior: relojes y radios, como hemos visto, bicicletas, cámaras fotográficas, estilográficas de lujo — la que yo uso, la que llevo constantemente conmigo, no de lujo, una de las corrientes fabricada en Shangai, escribe estupendamente— artículos de óptica, artículos plásticos de todas clases. El informe más reciente, de fines de 1962, habla de setecientos cincuenta diferentes productos de la industria ligera producidos en los tres centros principales, Shangai, Pekín y Tientsin, sobre una base experimental. De ellos más de un centenar habían pasado a ser fabri cados en masa. El nivel de su calidad, en dibujo y ejecución, acusa un fuerte progreso en relación con los años recientes. En cuanto a cantidad, la producción de la industria ligera triplicará para 1965 la anterior a la liberación. Para un pueblo trabajador que se mueve en gran parte en bicicleta, la terminación de una quinta fábrica moderna destinada a ese medio de locomoción tenía que constituir un acontecimiento importante. La produción anual de bicicletas ha alcanzado ya el millón. China está, perfeccionando su perfumería, un nuevo renglón añadido a la variedad de su comercio con el extranjero. Con la base de una riqueza en plantas de muy distinta fragancia, sus productos de perfu mería son cada vez más populares en el exterior. La industria ligera se beneficia del desarrollo de la industria pesada que garantiza el suministro en materias primas tales como las que recibe de la industria petrolera, química y del carbón. Y de la maqui naria producida en las grandes fábricas. Para el aumento de los artículos de consumo diario y los que contribuyen a amueblar y decorar la casa, a la mejora en el vestido, al calzado a precios asequibles para la mayoría del pueblo, a hacer posible la adquisición de una radio, pequeñas —¡y no tan pequeñas!— alegrías para centenares de millones de gentes que antes nunca poseye ron en China semejantes cosas, el gobierno ha decidido desarrollar a fondo la industria ligera. Su redistribución geográfica ha conducido a la construc ción de fábricas de toda esa clase de artícu los en lo s territorios de las minorías naciona les, que introducen e n sus distintas ramas su gusto particular, enriquec iendo el c olorido y la forma de artículos vendidos luego en las grandes tiendas del resto de China. Con su extensión, de un área total de 9 600 000 kilómetros cuadrados, que hace de ella el tercero de los países más grandes del mundo, siguiendo a la Union Soviética y al Canadá, el problema de las comuni caciones interiores es de una importancia capital. Hace exactamente cuarenta años no había en toda China más que unos mil doscientos kilómetros de carreteras modernas. En los pri meros diez años de la Revolución se construyeron trescientos mil 37
China vence kilómetros de nuevas carreteras. Entre ellas una de las más impresio nantes y de mayores resultados prácticos, la de Sikang-Tibet, de más de dos mil kilómetros y que atraviesa superficies heladas y bosques vírgenes, ríos y montes hasta de cuatro mil metros de altura, antes prácticamente intransitables. El intercambio de mercancías ha sido grandemente alentado. Nuevas comunidades humanas han nacido. Uno de los lugares sobre esta carretera tibetana, Golmo, al que nos referimos antes, habitado sólo por las fieras, es hoy una pequeña ciudad de treinta mil habitantes. Con la construcción de nuevas carreteras se ha desarrollado la construc ción de puentes. De siempre la predilección aquí ha ido hacia el puente de piedra de arcos, y esos son los que se continúan construyendo, conforme al gusto popular. Shangai es un centro animador de la política de comunicaciones, a la que se está dando un gran impulso. En instrumental de maquinaria, China iba en 1962 delante de los Estados Unidos, según el Comité Europeo para la Cooperación de las Industrias productoras de herramienta. Un estudio de dicho comité fijaba en 75 000 la produc ción china de her ramientas de máquina en 1960, contra una producción norteamericana de 34 000, es decir más del doble. Una vez sentadas las bases del desarrollo económico del país, la atención se ha dirigido a la investigación científica, que debe ayudar en el futuro a colocar ciertas ramas de la producción china en condi ciones de competir con la más moderna del extranjero a fines del tercer plan quinquenal. Ese interés por la investigación científica, aplicada lo mismo a la ciencia pura que a la producción, se traduce en la publicación de revistas especializadas de una variedad no igualada por ningún otro país como no sea la Unión Soviética. Existen La revista de la protección de plantas; La revista de matemáticas; revistas de ingeniería, arquitectura, física, geología, geofísica; La revista de la construcción naval; La revista de los metales; La revista de la maqui naria agrícola y otras muchas más.
Por otra parte las bibliotecas de las universidades y politécnicos se hallan muy bien surtidas de revistas extranjeras, lo mismo que las de los periódicos. Una visita a los grandes diarios, de noche, es altamente interesante. Sobre todo ver en la imprenta a los cajistas chinos reunir, en una especie de campeonato, a una velocidad invero símil, el sinnúmero de caracteres que tienen a la vista. En cada ciudad en que nos deteníamos, una de nuestras visitas era a los grandes almacenes. Shangai no podía ser una excepción. Las tiendas de ese tipo dan la medida del presente desarrollo de la industria ligera, de la producción de cubiertas de seda, artículos de lana, vajilla, todo lo que va elevando el nivel de vida de una población, la mayor parte de la cual no entraba hace quince años en uno de esos almacenes. Primero, porque no tenía dinero para gastarlo en lo que no fuese 38
Shangai y sus satélites comida; segundo, porque apenas había nada que comprar que atrajese al cliente. Hoy la industria ligera muestra un gran avance lo mismo en la cantidad que en la calidad. La producción de materias primas, base de dicha industria, ha sido multiplicada en parte por el trabajo de las comunas populares rurales, que han ido incluyendo en número creciente en sus planes de trabajo las "cosechas industriales", junto a las cosechas de granos. La planificación actual reserva un papel importante al fomento de las materias primas. Encaja en la política de restringir lo más posible los gastos en moneda extranjera a fin de aumentar el capital dedicado a las inversiones en China. En el puerto de Shangai encontré a otro conocido del que guardaba un buen recuerdo, el director del quinto muelle, Wang Chen-shui, quien me pronosticó hace cuatro años que vendría en China por segunda vez, y que al despedirnos de nuevo ahora me dijo "hasta la vuelta", augurio el más grato que yo podía escuchar. El puerto de Shangai consta de seis muelles principales y dos para barcos más pequeños. El quinto muelle es el que recibe los barcos del servicio costero chino. Durante mi primera visita Wang Chen-shui me había contado la vida de los cargadores bajo el viejo régimen. Era parte del drama de la ciudad. Si en las barriadas pobres de entonces, faltas de agua potable y de electricidad, carentes de las más elementales instalaciones sanitarias, la gente moría de tifus exantemático, de disen tería y de desesperación; si en las fábricas de textiles las obreras tenían que elegir entre ser viejas a los veinticinco años a causa del hambre, o ir a sufrir otra clase de explotación en las "maisons", según la terminología de la trata de blancas, donde con las adultas se mezclaban las niñas, huérfanas o compradas por las intermediarias y recibidas por la dueña como promesa de belleza merecedora de ser alimentada durante unos pocos años más; si la ciudad era eso, el puerto por sí mismo constituía otro reducto de infamia. Los cargadores sometidos a un trabajo animal, dormían en el muelle sobre el pavimento, o en las calles próximas, unas veces por no quedarles tiempo para ir hasta su choza en el barrio opuesto de la ciudad, otras por no quedarles energía para hacerlo. Un jornal que apenas alcanzaba para comprar 100 "caties" de arroz, seis veces inferior al de hoy. Ni hablar de asistencia médica, seguro obrero, o pensiones. Cuando ya no servían para cargar y estaban hechos una piltrafa humana, eran arrojados simplemente al montón de los que practicaban la mendicidad. Al evocar ese pasado miserable directamente presenciado y compa rarlo con la situación del cargador en la China Popular, atendido, protegido, elevado a la categoría de hombre; con su Club de los Marineros, con la máquina que le redime de la parte más dura del trabajo del muelle, Wang Shen-shui "no tiene paciencia" con los que 39
China vence escriben fuera de Chin asobre la situación de hoy. "No entienden nada de nada" —me decía. El contacto con la marinería extranjera le per mitía estar al corriente "de lo que se escribe por ahí". "Ni saben mirar hacia atrás para comparar. Yo quisiera haber visto a algunos de esos periodistas trabajando en este muelle como cargadores hace sólo quince años." Su breve disgresión imprecatoria deja rápidamente paso a una expresión de satisfacción al relatarme los progresos registrados en el puerto desde nuestro primer encuentro. Una evolución favorable del comercio exterior, de la que el quinto muelle es un barómetro seguro. Si hasta 1958 únicamente llegaban a Shangai navios de unos doce a dieciséis países, en 1961 bordeaban la treintena. El movimiento de barcos extranjeros se había duplicado. Pero, todavía más alentadora fertilizantes, metales especiales, azúcar, goma, algodón sintético. Anoto algunos renglones de exportación e importación: entre los de la primera, cereales, arroz, habas, conservas de carne y pescado, frutas, textiles de seda y terciopelo, y de algodón; maquinaria, sobre todo maquinaria textil; cáñamo, cueros, pieles, té verde y rojo. Corres pondientes a la importación: productos químicos, principalmente fertilizantes, metales especiales, azúcar, goma, algodón syntético. La campaña general de la renovación técnica ha tenido una gran acogida entre los trabajadores del puerto. Conforme recorremos en su coche el muelle me va señalando sus manifestaciones diversas. No sólo nuevas máquinas han venido a aliviar aun más el trabajo de carga y descarga, sino que además, a la iniciativa de los obreros se debe el haberse encontrado métodos para acortar el tiempo de las opera ciones, y aumentar la seguridad del transporte de las mercancías y de su almacenaje. Se ha adelantado mucho en ambas direcciones. La fabricación de grúas en China había permitido adquirirlas con destino al muelle, sin necesidad, al tener que importarlas todas del extranjero, de pagarlas muy caras. En 1958 se disponía de 8 grúas; ahora había 22. Las más grandes se habían traído aún de fuera, pero las de cinco toneladas habían sido fabricadas en Shangai. Se habían vencido muchas de las dificultades derivadas de las lluvias. "Hemos sentado una pequeña base —termina diciéndonos el director del muelle— para un trabajo portuario avanzado, pero aún nos queda mucho por hacer." Shangai es una de las ciudades que ha llevado más enérgicamente adelante la Campaña de la Salud. Las cifras sobre los resultados de esa campaña en todo el país y la apreciación de sus méritos por autoridades internacionales médicas que han visitado China, se hallan consignadas en los informes hechos públicos por una parte de la prensa occidental. Lo mismo en esta 5. Mao Tse-tung con un miembro de la minoría nac ional Uigur. 6. Pantan o en Taishan, pr ovincia de Kwangt ung. ^
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Shangai y sus satélites segunda visita que en la primera, encontramos a médicos de alta reputa ción en sus respectivos países y que en su conjunto se mostraban fuerte mente impresionados por lo que habían presenciado. Publicaciones especializadas como el British medical journál, The Lancet, The new scientist, para citar únicamente las inglesas, han realzado entre otras cosas : el que China se hubiese liberado enteramente del cólera desde 1949 y de la viruela desde 1950; la lucha con éxito contra las enferme dades gastrointestinales en áreas donde anteriormente la tifoidea, la disentería amíbica y otras infecciones similares causaban gran número de víctimas; el hecho de que sólo en el espacio de ocho años hubiesen sido construidos 860 hospitales nuevos, es decir un nuevo hospital completado en menos de cuatro días tomando en cuenta el total; la actuación, en el dominio sanitario de los comités de calle, que no deja al cuidado de las visitas trimestrales de control higiénico-médico el velar por el cumplimiento de las directivas de la Campaña de la Salud, sino que atiende a ello constantemente y que incluso en los slum (barrios bajos), los barrios primitivos que no han sido todavía destruidos, mantiene un nivel de limpieza antes desconocido en barria das habitadas por una clase social más elevada. La limpieza de la calle es casi una obsesión de los vecinos. Aparte del correctivo que se les impone, se hacen una mala reputación aquéllos que la descuidan. O el hecho de que en la conferencia de los especialistas en enfermedades venéreas celebrada en Pekín en 1960, todos los casos de sífilis registrados en Pekín, Shangai, Tientsín, Cantón y cuatro ciudades importantes más, no excediesen de treinta. Nuevos casos son extremadamente raros. En una de las fábricas de Shangai tuve ocasión de conversar con el reprensentante de los sindicatos sobre la aplicación de la legislación social. El seguro de trabajo es obligatorio en China en todas las empresas que cuenten al menos cien obreros y empleados. Todo trabajador sin distinción de sexo o nacionalidad beneficia del seguro. Un obrero o empleado que caiga enfermo tiene derecho, además de a la asistencia médica gratuita, al 60 y hasta el 100 por ciento de su salario, según sus años de trabajo; o a una suma equivalente al 40 y hasta el 60 por ciento de su salario como ayuda, si la ausencia por causa de enfermedad se prolonga más allá de seis meses. Los fondos destinados al seguro del trabajo corren enteramente a cargo de la empresa y su gestión es confiada en común a la adminis tración y al sindicato. El obrero o el empleado enfermo es atendido en el hospital o la clínica de su empresa; pero, de necesitar cuidados especiales, que dicho establecimiento no esté en condiciones de procurar, es enviado 7. Presa constr uida por la comuna popula r de Kwanghai, provincia de Kwangtun g. 8. Pekín : desfile de Primer o de octub re. 9- Pekín: milicias femeninas. ^
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China vence al especialista o a la clínica en que pueda ser atendido conforme a todos los adelantos de la medicina, de la cirugía, o de la recuperación profesional. El seguro de trabajo no se limita a eso. En China se extiende igual mente a la lucha para la prevención contra las enfermedades y los accidentes. El personal de las fábricas, empresas, administraciones públicas, escuelas beneficia de un examen gratuito médico y radio gráfico una vez al año. Así, ciertas enfermedades que un examen o una intervención a tiempo puede impedir su avance o que se hagan crónicas, son detenidas o curadas en muchos casos, como nos dijo el ministro de Sanidad, señora Li. A esta política de medicina preventiva, que forma parte del seguro de trabajo, va aparejada la utilización de los sanatorios, los lugares de reposo y las casas de cura de noche, distribuidos por todo el país y sostenidos con los fondos de los sindicatos. Las casas de cura de noche constituyen, por la forma en que funcionan, una institución tan original como práctica. Permiten a los trabajadores que sufren de una enfermedad crónica, pero no de carácter agudo, seguir un trata miento sin tener que interrumpir su trabajo habitual. En cuanto a las playas famosas de antes, monopolizadas en el pasado por la clientela rica nacional y extranjera, como las de Peitaiho (provincia de Hopei), Tsingtao (Chantong), el lago Taihu (Kiangsu) y otras, son hoy lugares de descanso para el trabajador. Shangai es el lugar más adecuado del país para volver la mirada a un pasado de subyugación del pueblo chino por parte de las potencias extranjeras. La ciudad está llena de recuerdos infamantes. El régimen de "capitulaciones" encontró en Shangai, con su industria que comenzaba y su puerto rebosante de facilidades para todas las combinaciones mercantiles, un sitio ideal donde instalarse. Pero, la lista de atropellos y abusos perpetrados en China en nombre de la civilización, no para ahí. Basta detenerse un poco en una de las salas del Museo de la Historia para adquirir una visión de con jun to de sus fase s prin cipa les, que pued en ser sinte tizadas en unas cuantas fechas: 1840, el año en que Inglaterra declara la guerra a China, que se resiste a dejarse envenenar colectiv amente por el opio; 1853, en que ingleses, americanos y franceses combinados se incautan de las aduanas chinas, la clave para la consumación total de la dominación económica; 1897, en que Alemania se apodera del importante puerto de Tsingtao; 1949, en que los Estados Unidos para asegurarse "un centro de influencia" sobre la nueva China se instalan en Taiwan (Formosa) a través de la cómoda fórmula de "la persona interpuesta", en este caso Chiang Kai-shek. Centro musical por excelencia, como lo prueban sus renombrados festivales anuales de primavera, Shangai se muestra orgullosa de su vasto conjunto de celebridades. Pianistas como Li Ming-chiang, premiado en varios concursos internacionales, brillante intérprete de Chopín. 42
Shangai y sus satélites Cantantes como Chu Hsiu-fang, un antiguo siervo del Tibet, que ha echo su carrera en el conservatorio de la ciudad. Y un grupo distinguido de compositores jóvenes. Entre ellos Tseng Chia-ching, cuya obra El matrimonio con una diosa, en cuatro movi mientos para orquesta de instrumentos tradicionales, tiene mucho éxito. De los compositores de obras mayores, es muy apreciado Ting Shanteh, autor de la sinfonía La marcha larga. Fue a inspirarse directa mente a los lugares en donde se desarrolló la épica empresa, las provinias del Suroeste y del Noreste, e incorporó a su creación algunas de s canciones y danzas de la minorías nacionales de los territorios recorridos por el Ejército Rojo. Otro poema sinfónico que figura en los programas de las grandes veladas culturales es Monumento a los héroes del pueblo, de un compo sitor clasificado entre los veteranos, Chu Wei. A veces profesores y estudiantes del Conservatorio colaboran en obras de composición colectiva, como Primero de agosto, en recuerdo del levantamiento de Nanchang de 1927. El Conservatorio retiene su prestigio y extiende su radio de acción. De él salen la mayoría de los directores de orquesta necesitados en número creciente a medida que lugares donde antes no había más arte que el folklórico han ido tomando el gusto a las representaciones de ópera y a los conciertos. En algunas de las fábricas más importantes que visitamos en nuestro viaje por el interior existen compañías de aficionados, obreros y obreras, capaces de poner en escena incluso una obra de repertorio clásico. Pero necesitan de un buen jefe de orquesta que a veces resulta ser un obrero del mismo oficio hecho músico, en las horas libres, en el Conservatorio de Shangai. Claro, esa es la excepción. Los futuros directores chinos tienen que dedicarse exclusivamente al estudio de la música y reciben en el Conservatorio de Shangai una enseñanza rigurosa. El vasto edificio tiene cabida para más de 600 estudiantes, cubriendo todas las actividades musicales y repartidos en seis grandes secciones: 1. teoría y composi ción; 2. música nacional; 3. piano; 4. canto; 5. música de orquesta; 6. directores de orquesta. En el Conservatorio se puede recibir una lección, dada con paciencia 3' con espíritu al visitante extranjero, sobre el instrumental chino, la guitarra o P'i P'a; el violón de dos cuerdas o Eul-Heou; la trompeta acida o So-Na; el pequeño órgano de bambú, el Cheng, los cimbales y tambores. Todo lo que nos encanta de las representaciones de la Opera de Pekín. Hsien Hsing-hai, el descubridor de la música moderna china, tiene su lugar de honor en el Conservatorio. El éxito de las compañías que están yendo al extranjero, ha con tribuido a su vez a extender el interés por el intercambio musical. Sus directores de orquesta y sus principales artistas han regresado a China bajo la impresión de lo que habían visto y deseosos de enriquecer 43
China vence su propio trabajo. A los programas antiguos ha sido añadida la música latinoamericana y la española, ambas muy de moda. "¡Lo que daría yo por poder cantar un día en un Madrid liberado!" me dice una encantadora china, primer premio del Conservatorio. Y es toda sonrisa cuando le digo que esa día no tardará. Asistimos a una discusión entre un agente de orden público y un chófer. Es raro presenciar en China incidentes entre la policía y el público. Pero, en este caso de infracción de las reglas, la escena con su completa significación esclarecida gracias a la traducción del amigo chino que nos acompaña, tiene su interés. En vez de limitarse, como en Occidente, a revisar la documentación del que se ha hecho culpable de violación de las regulaciones existentes y de convocarle para el pago de una multa, el policía da al " delincuente" una lección sobre los deberes del ciudadano en una sociedad socialista. Le hace comprender que si cada uno hiciese lo que le diese la gana no existiría la gran China de hoy. Este esfuerzo educativo aplicado en las condiciones más diversas podrá suscitar la ironía del occidental, pero en buena parte influye en la disminución de la delincuencia. Con motivo de mi primera visita a China informé ya a mis lectores de mis experiencias en la ciudad de Shangai, en el pasado, el centro clásico del gangsterismo y del robo organizado. La novela occidental y el cine, particularmente el norteamericano de entre las dos guerras mundiales, había hecho de Shangai, con su vida de noche, sus cabarets en que los grandes hombres de negocios, nacionales y extranjeros, se disputaban con los jefes de las bandas de secuestradores los favores de las bellas muchachas chinas arrastradas al vicio por el hambre, sus casas de juego, sus fumaderos de opio y el dinero corriendo fácilmente, uno de los temas buscados para excitar la imaginación de un público gustoso de la aventura situada en un medio exótico. La realidad de la criminalidad del Shangai de antes de la libera ción superaba con mucho esa presentación superficial y frivola de la descomposición de una ciudad que, bien dirigida, iba a convertirse pocos años después en un modelo de vida limpia, de iniciativa creadora y de administración competente. Fue un punto tratado de pasada durante la cena de despedida que nos ofreció el vicealcade de Shangai, Liu Shu-chou, con quien tuve una conversación extremadamente interesante sobre las dificultades del momento y de cómo iban siendo poco a poco resueltas. He dicho ya que en China a veces "los vices" —el viceministro, el vicealcade, el vicedirector— son justamente aquéllos de quienes uno puede aprender más, sin que ello signifique falta de estima por sus superiores —el ministro, el alcalde, el director—, cuya alta calidad habíamos podido igualmente apreciar al hacernos el honor de recibirnos. El señor Liu nos habló de todo con una franqueza extraodinaria, 44
Shangai y sus satélites como sólo puede hacerlo un hombre con cargo de gran responsabilidad
y tan inteligente que se da cuenta de que teniendo enfrente una per
sona seriamente interesada en conocer la situación china y en penetrar en las perspectivas que se ofrecen, es más eficaz decir lo favorable y lo desfavorable de esa situación, que tratar de desfigurar los hechos. En 1957 había yo acudido en busca de información precisa sobre la criminalidad en Shangai a la propia jefatura de policía. Allí me expli caron cómo operaban los cuatro grandes grupos de "gangsters" en que estaba dividido el Shangai que se había colocado fuera de la ley. Los cuatro grandes jefes del crimen eran Huang Chen-cheng, Tseliang, Ku Tsu-shi y Tu Yueh-shen. Cada uno de ellos podía competir con los más famosos "gangsters" de Chicago. Sus nombres no han sido olvidados en la ciudad. Sus retratos figuran en el Museo de la Policía; una policía, como es natural, enteramente reorganizada sobre bases nuevas, pues en el pasado la línea de demarcación entre los "fuera de la ley" y quienes tenían la misión de vigilarlos y de eventualmente encarcelarlos, no era excesivamente clara. En muchos casos policías y secuestradores se repartían los beneficios. La reorganización de la policía de Shangai fue llevada a cabo con el mismo criterio realista que ha presidido la reorganización de los servicios chinos en otras ramas de la administración después de la Revolución. Es decir, aprovechando del antiguo personal todo lo que había de aprovechable sin incurrir en el riesgo de que el enemigo se metiese dentro. Lo más sano y lo más eficaz de la antigua policía del viejo régimen fue incorporado a los nuevos cuadros, pero teniendo buen cuidado de que el control político y la línea política estuviesen en manos de gentes seguras y capaces. Las actividades de los cuatro "grandes" se distribuían así: Huang Chen ejercía su jurisdición sobre los hoteles, las casas de baño y los teatros. Tu Yueh-shen y su banda operaban en los medios financieros y comerciales; algunos de los principales bancos eran controlados por ellos. Ku Tsu-shi y su grupo, se encargaban del puerto y del tráfico de drogas. Chen Tse-liang "trabajaba" aquí y allá con rendimiento, pero no era tan poderoso como los otros tres. Sus negocios florecieron particularmente durante el periodo agudo de desintegración del régimen de Chiang Kai-shek. Como ocurre con toda situación en estado de rápido pudrimiento, la prisa por sacar el mayor partido posible de la coyuntura, alentaba las transacciones ilícitas y los golpes de mano. Era la competencia por ver quien robaba más y más pronto, antes de que "la bella época" pasase. La "organización" utilizaba el aumento en los ingresos para financiar la extensión de los negocios en otras direcciones. Se llegó a un aprove chamiento integral de todas las oportunidades. En las fiestas de bodas y de celebración de nacimientos, los grupos se las arreglaban par ser incluidos en la lista de los invitados. Allí cabía, o apoderarse de las joyas, o informarse de cier tas intim idad es persona les que perm itieran 45
China vence luego montar en regla una operación de chantaje. Los secuestros de gente rica alternaban con la exigencia de sumas cuantiosas a una persona acomodada que, por ejemplo, hubiese cometido un acto ilegal en cualquier negocio, o se encontrase envuelto en alguna intriga amorosa que quisiese mantener secreta. Se operaba de arriba abajo, desde las cantidades impresionantes arrancadas a los millonarios hasta las monedas obtenidas mediante presiones sobre los conductores de los peddy-cabs, los cochecitos conducidos a mano que sustituían a los taxis, y cuyas licencias al multiplicarse por millares, valía la pena de hacerlas entrar a formar parte del mercado negro. Toda esa podredumbre ha sido radicalmente barrida. La criminali dad de Shangai fue rápidamente decreciendo en los diez primeros años del nuevo régimen. De 41 863 casos criminales en 1950 a 7 397 en 1956. Y después una caída vertical hasta llegar a hoy en que los casos de robo, no robos a mano armada sino en los almacenes, pequeñas raterías, no pasan al año de la docena. Shangai ha dejado de ser interesante para los autores de novelas de aventura. Pero sus habitantes lo prefieren así.
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capítulo
5
La provincia de Anjuí
Había leído todo lo posible sobre China de antes de la proclamación de la República Popular: informes presentados al margen de las dis cusiones en la Sociedad de las Naciones con motivo del conflicto sino japo nés; memo rias de dipl omáticos acre ditad os ante el gobierno de Chiang Kai-shek durante los años treinta y cuarenta; impresiones de viaje de científicos y hombres de negocios. Y había decidido esta vez visitar una de las provincias más pobres del periodo prerrevolucionario. La opinión general era que la provincia de Anjuí era la más adecuada a ese propósito comparativo. Así renunciamos a Hangchow, a su paisaje, perfecto de configura ción y de color, a su paz —todo ello gozado durante nuestra primera visita a China— y en vez de la excursión tan corta y agradable desde Shangai, emprendimos el duro viaje por la provincia elegida. No íbamos a sentirlo. Con las autoridades locales fui pronto reuniendo toda la documenta ción sobre esta Jo-Fei, la capital de la provincia, que tiene más de dos mil años de historia. Se encuentra situada entre el río Yang-Tsé y el río Huai, lo que le da tanta importancia desde el punto de vista de la nueva política hidráulica. Pero, en sí mismo su desarrollo en el espacio de trece años la convierte en uno de los mejores sitios para formarse una idea viva y directa de lo que se ha llevado a cabo bajo la Revolu ción. No es únicamente el aumento de su población, que ha pasado, en este corto periodo de tiempo, de 50 000 habitantes a 550 000. Ese, como hemos visto, no es un fenómeno raro en China. Pero, pocos otros lugares del país muestran un cambio tan radical en las condicions de existencia y de trabajo. En ese aspecto es un centro de observación único. Hablé con toda la gente que pude; con el personal del hotel, con el paseante de la calle, con los vendedores de las tiendas a las que uno va en busca de una cerámica popular, de una estatua de barro, de cualquier personaje confeccionado de trapo o de paja, que refleje el gusto local y que suele valer unos céntimos La hoy activa y animada ciudad de Jo-Fei, con todo el mundo en la calle en este día de domingo, en que acabo de poner un poco en orden mis notas de llegada antes de salir a dar un paseo por el centro, era antes un poblachón. No pasaba de ahí, de gran villorrio, mal trazado, 47
China vence sucio y abandonado. De industria, ni sombra. Las maestranzas de rigor: un artesanado sin más recursos que las manos, estas manos chinas que para producir belleza se bastan a si mismas, como podemos observarlo en unos cuantos muebles viejos del hotel que han sobrevivido al esfuerzo de modernización. Pero, hoy sobre el terreno mismo en donde estaban los talleres artesanales se levantan las nuevas fábricas. El planificador local que nos acompaña nos da la cifra: doscientas sententa y dos fábricas, grandes y pequeñas; con un conjunto de más de cien mil obreros. Es decir, únicamente en obreros industriales exactamente el doble de lo que era la población total de Jo-Fei en vísperas de la Liberación. "Las reformas de estructura —se me dice— han sido hechas teniendo presente que la nueva revolución agraria en curso, promovida por la construcción de obras hidráulicas y la introducción de sistemas de riego llamados a dar un gran impulso al trabajo en el campo y a enriquecer la provincia, exigirán a su vez una todavía más fuerte expansión indus trial. Será hacia 1963 a 1967, pero será. La agricultura y la industria, empujándose una a otra recíprocamente, justifican esa anticipación.'' El verdadero empuje fue dado en 1958, el año de "el gran salto adelante". Aquí fue de veras "adelante con la industrialización", con el acero como eslabón clave. De entonces acá se construyeron trescientos hornos de fundición, cada uno de ellos de más de ocho metros cúbicos. Diez hornos convertidores, cada uno de trescientas toneladas y otros trescientos pequeños hornos convertidores, cada uno de media tonelada. Y hoy Jo-Fei produce anualmente 100 000 toneladas de hierr o; 17 000 toneladas de acero. Más que las cifras es el comentario de la gente de edad que ha asistido "como sin creerlo" —decía el antiguo jefe de uno de los pequeños talleres de antes— a esta transformación, lo que nos da la idea justa de lo que ha sido la modernización de la ciudad, hoy con una población trabajado ra que comprendr e 20 000 obreros metalúrgic os capacitados. Junto a la industria pesada, la industria ligera, desarrollada paralela mente atendiendo a las necesidades de quien antes se contentaba con un candil y hoy quiere una lámpara para su casa. Una comparación entre el valor global total industrial en 1960 y el de 1949 muestra un aumento de más de trescientas veces. Pero es principalmente en el ramo de la construcción en donde el cambio alcanza lo inverosímil. El poblachón de antes, intransitable e inhabitable, con sus cinco kilómetros de superficie urbana convertidos hoy en cincuenta kilómetros cuadrados, se ha ensanchado en todas direcciones con sus calles enteramente nuevas. Habíamos recorrido a pie lo que era antes la avenida principal, la del gran paseo dominguero. Ha quedado todavía ahí, por poco tiempo. No para deslumhrar al visi tante llevándole de un golpe de ese barrizal con algunas tentativas parciales de empedrado, a las nueve carreteras asfaltadas que arrancan 48
La provincia de Anjuí del centro de la ciudad, sino simplement porque todavía reúne unas casas que serán derribadas de un día al otro, pero que de momento están habitadas por familias en espera de que se edifiquen unos cuantos bloques más de viviendas, ya proyectados. El autobús de pasajeros era en el Jo-Fei de hace quince años, un lujo desconocido. Hoy tiene nueve líneas de autobuses, ciertamente insuficientes para una población multiplicada por diez, y, sin embargo, la base ya para enfrentarse, como iban a hacerlo, con la organización de un servicio de transportes que complete el de la bicicleta para llevar los obreros a las fábricas. Cuatro mil aparatos telefónicos automáticos. Y sobre todo el ferro carril, otra innovación. Antes sólo se podía alcanzar Jo-Fei por carre tera. El ferrocarril complementado con una vía fluvial que conduce al Yang-Tsé. Hay además ya un servicio aéreo. El aislamiento se ha roto para dejar paso a un vasto intercambio comercial y cultural. En un pasado bien cercano existía en Jo-Fei una sola escuela de segundo grado. Eso era todo para una capital de provincia. Hoy hay, entre escuelas primarias y secundarias 193, con 8 924 maestros y profe sores, en las que estudian 95 000 alumnos. La actividad teatral anterior tenía como centro un solo teatro que —nos dice el fotógrafo que nos acompaña— "era una choza" Hoy existen diez teatros y cine s con 9 000 asientos en total. Y otro par de ellos en construcción en las nuevas barriadas de viviendas obreras. Antes había sólo un hospital digno de ese nombre, con 30 camas. Hoy cuenta la ciudad con trescientas dieciseis instituciones de Salud Pública, de ellas veinte hospitales con 4 890 camas. Pero el orgullo legítimo de la ciudad es su Politécnico. En la " Universidad Industrial de Jo-Fey" encontramos un antiguo instituto sin importancia convertido en un gran centro de formación de cuadros técnicos, que después de recibir su grado y adquirir una experiencia práctica en las fábricas de la provincia, son enviados a los lugares más diversos de China, incluso a Shangai, a realizar las tareas que en 1963 habrán de acompañar a la puesta en marcha del tercer plan quinquenal. Ha sido una conversión verdaderamente rápida y que se inscribe también en "el gran salto adelante". Esperamos se nos excuse si empleamos tan frecuentemente esa frase, pero es que persuadidos de que no mucho después de aparecer este libro volverá a oirse hablar de él —algunos lo han enterrado demasiado prematuramente—, nos parece justificado proyectar desde el ángulo de esa política renovadora de la producción, lo que inequívocamente se anuncia como elemento fundamental de la economía china para lo que queda de la presente década. La actual Universidad, antes de la Liberación era un pequeño instituto como muchos otros, con una sola especialidad. Después de 49
China vence la Liberación se transforma en el Instituto Industrial de la zona carboní fera, al sur del río Huai. Todavía con objetivos limitados. Pero la demanda apremiante de cuadros técnicos que lleva consigo el desarrollo de la industria pesada, impone la creacción de nuevas facultades, que se extiende —en el solo espacio de tres años— hasta reunir en la Universidad un equipo de profesores no sólo numeroso, sino de primera calidad. Su director nos va dando las cifras mientras recorremos el impresionante edificio. En el pasado, doscientos alumnos y treinta maestros. Hoy, cuatro mil quinientos estudiantes y setecientos profeso res. Seis grandes facultades: Facultad de exploración geológica; Ingeniería química; Ingeniería de radio; Ingeniería mecánica-electrónica; Ingeniería arquitectónica; Enseñanza tecnológica de conjunto. Uno de sus objetivos es el fomento de la industria de los minerales. Encontrar más yacimientos, depósitos y reservas de minerales. De las grandes facultades citadas, una, a la que se concede mucha importancia, es la de ingeniería química, que se subdivide a su vez en tres facultades. La de ingeniería de radio tiene dos facultades. Concentrada principalmente en la formación de técnicos del acero, la de ingeniería química ha sido últimamente reforzada. La facultad de ingeniera arquitectónica prevé un curso substancial de arquitectura. En el concepto de la planificación china, el estudio de la arquitectura, de la ingeniería y de la economía, va estrechamente enlazado. Conforme al principo de combinar el trabajo teórico con el trabajo práctico, los estudiantes de esta universidad lo mismo bajan a una mina para extraer carbón, que van a los altos hornos a "sacar la hornada". Pregunto cómo, conforme a ese plan, se distribuye el trabajo. Me informan que de la siguiente manera: de cada año, ocho a ocho meses y medio para el estudio y la experimentación dentro de la Universidad, que tiene treinta y siete laboratorios. De un mes a un mes y medio, trabajo productivo. Dos meses, vacaciones. "De este modo —nos dice el director— sale de aquí un técnico bastante completo." Se concede una atención creciente a la investigación científica. Ha sido la respuesta al llamamiento general de Pekín, dirigido a todo el país hace tres años, para que la investigación científica sea colocada en el primer plano del trabajo de las universidades y academias. La investigación se realiza en la Universidad Industrial de Jo-Fei sobre un programa que incluye: 1. Los temas dados por el gobierno central; 2. Los temas elaborados por el comité popular local; 3. Los temas propuestos por los diferentes ministerios relacionados con la industria; 4. Los temas escogidos por la propia Universidad. De esta manera la investigación científica a la vez que sirve a la planificación general del país, tiene en cuenta las necesidades regionales inmediatas "y no se circunscribe a lo puramente teórico". Uno de mis acompañantes dice: "Es la proletarización de la Academia."
La provincia de Anjuí Al mismo tiempo que terminan su formación profesional, los alumnos más avanzados de la Universidad Industrial de Jo-Fei cooperan en una labor en la que el gobierno se halla muy interesado: la explora ción de recursos naturales y de potencialidades económicas utilizables para hacer un día de China una de las primeras naciones industriales del mundo. Es una tarea llevada adelante conforme a un plan en el que colaboran los diferentes ministerios de la economía y la Academia de Ciencias. Las expediciones científicas se extienden hoy por todo el país. Un equipo de científicos y agrónomos está desde hace más de un año estudiando en el Tibet las posibilidades de desarrollar la agri cultura y la cría de ganado en dicha región. Las tierras mejor apropiadas se aprovechan para cultivos experimentales, con vistas a encontrar el tipo de cosecha que puede dar mayor rendimiento en cada lugar determinado. Los desiertos de la Mongolia interior están siendo investigados por otro grupo de científicos que han descubierto sitios donde cultivar el algodón, con resultados que jamás se había juzgado posibles en una región tan árida. La expedición científica enviada a la costa del Sureste se muestra muy optimista sobre la utilización de grandes extensiones de tierras, hasta aquí no cultivadas, para la producción de café maguey y otros productos tropicales. Otro grupo científico, compuesto de trescientos miembros, ha rea lizado una investigación a fondo por Szechuan y Yunnan, encontrando en la última provincia una gran cantidad de árboles y yerbas utilizables por las industrias médicas y de alimentación y para la fabricación de fibras y tintes. Es una movilización general de la ciencia al servicio de la economía. Y con la seguridad, por parte de sus promotores, de que China tiene todava inmensos recursos por explotar y que en su explotación se halla la compensación a los obstáculos derivados del atraso en que había estado su técnica durante tanto tiempo. Visitamos una de las nuevas fábricas, la Fábrica textil y de estampado número 1 de Jo-Fei. En la pared de la sala central, los retratos de los dirigentes chinos y los de Lenin y Stalin. Talleres modernos. 105 000 husos con 3 560 máquinas telares. Producción diaria entre 140 000 a 160 000 metros de tela. Prod uce la fábrica sie te cla ses de telas hiladas y más de diez estampadas de todos los colores. La obrera china quiere tener para las fiestas su chaquetita vistosa. "Es un acicate para producir mejor, su exigencia en variedad y calidad" —nos dice la directora de uno de los talleres. "Este año siete productos nuevos. Hilos más finos. Las telas más bonitas." Salimos de Jo-Fei en coche para el pueblo de Me San (Monte de Me). Antes de emprender la excursión una joven doctora nos sorprende con su visita en el hotel. Quiere tomarme la presión. Precaución contra la altura 51
China vence Es de un gran interés recorrer las regiones montañosas en las que, en muchos casos, la empresa agrícola ha sido emprendida a partir de cero. Primero viene la liberación de la tierra de las vertientes juzga da en el pasa do ente ramente inap rove chab le, a causa de la altitu d, de la temperatura y de la humedad. Al cabo de un par de años han sido transformadas en campo cultivable, con su trigo, en cada nueva cosecha mejor, y con las flores del arroz acusando la variedad de producción. El bosque cercano ha provisto de abundante bambú para la cons trucción de casas campesinas. Como se ha partido de cero no ha habido necesidad de pasar por las chozas sino que se han edificado desde el comienzo viviendas de un tipo superior a las que hemos visto en otras partes. La mecanización ha entrado por sí misma, empujada por los requerimientos del transporte de la madera del bosque, y con ella la apertura de caminos vecinales, y finalmente de verdaderas carreteras. Raramente el coche en que vamos da saltos. A la mitad del camino nos detenemos en la primera obra hidráulica de la provincia, cuya visita figura en nuestro itinerario. Es el sistema de Lo An, dos de cuyos tres ríos desembocan en el temible río Huai. Antes, con la crecida de las aguas la inundación y la pérdida de las cosechas eran inevitables. El presidente Mao había lanzado el llama miento: " ¡Dominad el río Huai!" y la construcción de embalses adecuados comenzó aquí a un ritmo acelerado. Las comunas populares y el Estado participaron conjuntamente en su realización. Las comunas populares cedieron para el proyecto algunas de sus tierras y aportaron una parte de la mano de obra en la medida compatible con la prioridad dada a sus propios trabajos agrí colas. Eran las primeras en beneficiarse de los nuevos proyectos, en un doble aspecto: el de la irrigación y el del suministro de energía eléctrica. Aldeas que anteriormente carecían de luz eléctrica, la tienen hoy. Por su parte el Estado contribuyó proporcionando el dinero nece sario para el reclutamiento de la mano de obra complementaria y suministrando los materiales de construcción. Todo da la impresión de haber sido hecho con el propósito de obtener del esfuerzo realizado las ventajas más variadas posibles. Aprovecharlo para resolver el doble problema de contener las inunda ciones y proveer de irrigación y energía eléctrica a una gran extensión de terreno, donde ambas cosas o no existían prácticamente o necesi taban ser amplificadas, y al mismo tiempo promover el desarrollo del tráfico interior. A ese fin sirven los canales construidos. Los mayores llegan a tener 70 metros de anchura y 5 metros de profundidad, y permiten una navegación de barcos de 1 000 a 2 000 toneladas. Las obras habían hecho frente ya eficazmente a dos años de sequía. En el almuerzo que interrumpió la jornada y que nos hizo 52
La provincia de Anjuí conocer varios platos exquisitos de la cocina china rural, la conversación giró alrededor de lo que iba a ser acometido en el próximo futuro para terminar de estar constant emente ex puestos a que las cala midades naturales vengan a destruir lo que con tanto trabajo están haciendo los hombres. El sistema proyectado necesitará todavía cinco años más para poder considerarlo en condiciones de impedir que las inundaciones y las sequías causen perjuicios graves. Era interesante el ver la manera aguda con que unas autoridades de un lugar que, aparte las obras hidráulicas y las comunas, daba la impresió n de hallarse perdido entre las mon tañas, ab ordaban las grandes cuestiones nacionales. El diputado laborista británico R.H.S. Crossmann, ha escrito : "Lo que más me ha impre sionado en China es que Mao Tse-tung ha logrado crear, en un periodo de tie mpo relativ amente cor to, un eq uipo de dirigentes locales muy dedicados a su trabajo y que para actuar no aguardan las decisiones que pudiesen venir de centros administrativos superiores." Es probablemente esta abundancia de dirigentes locales capacitados, lo que induce a Crossmann a hacer más adelante en su informe la siguiente observación: "Cualesquiera que puedan ser las fallas pasadas de los comunistas chinos, creo que conseguirán moder nizar su agricultura bastante mejor que los soviéticos. Y esto por una razón bien simple. La revolución rusa fue exportada de la ciudad al campo. La revolución china debuta como una revolución campesina y solo penetra en las ciudades después de la conquista del poder." Y todavía este juicio impresionante viniendo de un británico: "Con la disciplina característica de este pueblo y un sólido poder central, lograrán al fin hacer de China la nación más poderosa del mundo." Conforme avanzamos hacia el Monte de Me el paisaje va parecién dose a ciertas partes de Suiza dominadas por cordilleras de montañas. La llegada a la caída de la tarde coincide con una espléndida puesta de sol, que suaviza lo rudo del paisaje. Un pueblo que se diría estaba comenzándose a construir. Y en efecto, la vieja aldea había tenido que ser desplazada para hacer sitio a la imponente presa que se alza delante de nosotros y que íbamos a visitar detenidamente al día siguiente. El hotel como incrustado en un pico de montaña. Pequeño pero muy acogedor y agradable, construido principalmente para los ingenieros de la presa y algún visitante de fuera. Está servido por unas muchachas chinas, dos de las cuales podrían figurar muy bien en la portada de esas revistas ilustradas impresas en Pekín con destino al extranjero. Han tenido la atención de instalarme una radio en el cuarto y da la casualidad de que lo primero que oigo al ponerla en marcha es 'La voz de América", atacando precisamente al gobierno de Pekín con ocasión del debate sobre la representación de China en la ONU. Ya un día, en Pekín había escuchado Formosa. Al contarlo en el Instituto, 53
China vence la única reacción fue: "¿Se oía bien?". Los chinos no interfieren las transmisiones de fuera. Tienen otras cosas más importantes que hacer. Después de cenar conversamos con los ingenieros de la presa. Una conversación todavía muy general —y muy libre. La explicación detallada se reserva a la visita sobre el lugar. Muy libre por la expontaneidad con que se subraya lo mucho que tienen que aprender todavía los ingenieros chinos del extranjero. Una observación que, sin ser de la profesión, habría de comenzar a poner en duda al visitar a la mañana siguiente esta presa que, en su género, como presa de arco múltiple, es la más alta de las construidas hasta hoy en el mundo. Se agregan al grupo un par de representantes de las organizaciones campesinas, que han venido a saludarnos. Estos amigos chinos saben apreciar con rapidez la actitud de un visitante y percibir si le anima un sincero deseo de informarse y de estimar lo que ha sido hecho. Se evoca el desastre de 1954. "Sin la presa este año —nos dicen— hubiese sido peor." Existen sesenta comunas populares en el distrito, y entre sus miembros hay algunos de mucha edad que recuerda lo que fue 1896 para esta región: "El desastre mayor en mil años." "No se sabe cuantos murieron a consecuencia de la furia del río Huai." El detalle más directo de lo que fue el desbordamiento de los ríos en aquel año, cuyo recuerdo pesaba duramente sobre toda la población de la comarca hasta que fue construida la presa, lo constituyen una línea y una raya trazadas por uno de los vecinos aterrorizados que huyó hasta la roca más alta que pudo encontrar: "Hasta aquí llegó el agua." En esas palabras y en el gesto de desesperación que las acompaña, se resume la tragedia milenaria del campesinado chino que sólo acaba cuando el presente régimen inicia en gran escala su política agraria. Y la conversación, que se prolonga hasta muy entrada la noche, con el relato sencillo pero lleno de sabor humano de lo que era la vida al pie de esta cordillera de montañas, donde ha penetrado por primera vez la técnica moderna, termina con la reiteración del llamamiento a la acción: "Había que domesticar el río Huai. El presidente Mao estaba en lo justo." La visita a la presa se reveló digna del largo recorrido hecho desde Jo-Fei. Una construcción audaz, como una brecha formidable abierta sin vacilación en la cordillera. Obra completamente china en su ejecu ción. Apenas dos años y un par de meses de trabajo. Una brecha de seis metros de diámetro y 25 metros de longitud. El boquete que ha de permitir la edificación completa, con dos presas de barro, una a cada lado, a fin de poder seguir trabajando con el menor riesgo posible de que nuevas sacudidas del Huai se lo llevasen todo por delante. Piedra sobre piedra se levantaba el desafío. Hasta que "la presa de arco múltiple del Monte de Me", que es su nombre completo oficial, quedó terminada. El algua del embalse pasa por cuatro turbinas generadoras, cada 54
La provincia de Anjuí na de diez mil kw. El vertedero tiene siete compuertas y puede hacer el desagüe de 10 000 metros cúbicos por segund o. Comenta uno de los ingenieros que nos guía: "Incluso una "explosión" de agua como aquella de que se hablaba anoche, la de 1896, no podría hacer hoy daño alguno." En un alto de la visita, al salir de uno de los ascensores, el técnico agrónomo jefe de Monte de Me, nos enumera las ventajas de la presa: 1. La ya citada, evitar una de esas inundaciones que lo arrasan todo; 2. Regadío. El agua del embalse ya en 1958 salvó los arrozales amenaza dos por una sequía persistente y vertiéndose sobre 800 000 mus de tierra salvó a la cosecha de arroz —alimento esencial de la población— de la ruina; 3. Abaratamiento de la electricidad, aparte de la ampliación de su aprovisionamiento para cubrir el extenso déficit existente; la electricidad, en toda la región, es hoy muy barata; 4. Navegación. Lo que vimos en Lo An, pero multiplicado; 5. La pesca. Peces hasta de quince kilos. Una gran ayuda para la alimentación de la gente. En su conjunto los proyectos de irrigación en Monte de Me, como en el resto de China, se han evidenciado ya de una eficacia indiscutible, y su acción beneficiosa se hará sentir aún mucho más en los próximos años. Como todo en este país de la autocrítica, la política hidráulica es sometida a un examen constante con el propósito de averiguar en qué puede ser perfeccionada; a qué se deben los eventuales desaciertos encontrados en su realización; cómo impedir que un proyecto bien concebido en el papel, no responda en la práctica a lo que de él se había esperado. Así, en diversas provincias, han sido revisados proyectos que suponían un desperdicio excesivo de agua, sin beneficio para el campo, e incluso para ciertas áreas cercanas a los ríos, u otros cuyo resultado había sido convertir en un suelo alcalino un área de terreno anteriormente fértil. Ello quiere decir que para quien pretenda ante todo poner el énfasis sobre el lado débil de la planificación china, no han de faltarle los ejemplos aislados sobre los que construir su teoría. Por lo demás no tiene que ir muy lejos a buscarlos. Se encuentran consignados en la prensa china. Pero, para quién desee ir al fondo de las cosas, unas cuantas incidencias en el desarrollo de la gran política de irrigación, no tendrán otro valor que ese, el de limitadas fallas. El ingeniero jefe nos facilitó una valiosa información complemen taria de cómo se trabaja para llegar a vencer radicalmente un día las calamidades naturales sin dejarse desanimar por el incompleto resul tado inmediato. En algunos sitios la eficacia de lo que él llama "la gran revolución hidráulica", ha quedado probada —nos dice— con una prontitud que a ellos mismos, los propios técnicos, asombró. "Pero —agregó—, no se resuelve con un plan quinquenal ni con dos, un problema que ha sido la plaga de la agricultura china durante siglos, como el de las sequías alternando con las inundaciones devastadoras." La excursión a Monte de Me me iba a reservar una sorpresa. Al segundo día de encontrarme allí me enteré de que existía en las
China vence cercanías una casa-residencia de los veteranos de las luchas revolu cionarias. Después de haber visitado detenidamente el Museo Militar de la Revolución en Pekín, y otros de provincias, y oir de labios de oficiales del Ejército chino cómo se fue formando lo que es actualmente una fuerza militar poderosa, quise escuchar de los propios protagonistas de las jornadas heroicas y de la famosa Marcha Larga, el relato de sus experiencias y recuerdos. El escenario de esta conversación de un particular interés, entre otras cosas por las atrayentes figuras de los veteranos que tan cordialmente accedieron a nuestro deseo, no podía ser más típicamente chino. Una casa de reposo, con sus jardines, sus huertas y sus árboles frutales, puesta a disposición de los veteranos por el gobierno y que triunfa en un valle todo él todavía en flor a fines de verano. Allí nos recibieron con un té bien surtido de dulces locales muy sabrosos, especialmente castañas azucaradas como nunca las habíamos comido. De los tres veteranos que más participaron en la conversación contestando a nuestras preguntas, uno de ellos, Chan Kin-an, se había distinguido en las primeras acciones de guerrillas, que permitieron la constitución de las unidades iniciales del Ejército Rojo. Los otros dos, Lio Ten y Li Tea-tsun habían tomado parte en la Marcha Larga. Ahora residían allí, retirados, pensionados, aunque no inactivos, y siempre dispuestos, a pesar de su edad, a volver a guerrear si la independencia de China era amenazada. Vivían con sus familias y seguían apasionada mente, como pudimos darnos cuenta, la labor del gobierno, el trabajo en las comunas de la región, la construcción de obras hidráulicas, e incluso las cuestiones del exterior, a juzgar por las preguntas que me hicieron, algunas de ellas acerca de la presente lucha del pueblo español contra Franco. Pero resumamos —darlo íntegro llevaría un capítulo entero— el relato de Chan Kin-an, interrumpido a veces y completado por las observaciones de sus camaradas. "Después de 1932 el grueso del Ejército Revolucionario se dispersó por sitios convenientemente elegidos para evitar el ser aplastados por una fuerza enemiga numéricamente muy superior a la suya. El Ejér cito 28 tenía sól o 2 000 hombres. El Koumintang seis divisiones bien equipadas. En total las fuerzas reaccionarias se componían de 110 000 sol dados con la orden de liquidar nuestra base revolucionaria. "Pero luchamos fuerte durante tres años. (Todavía hoy Chan Kinan, lleva su edad muy bien, alto, delgado y recio.) "Si en el lado enemigo la ventaja era abrumadora, en el nuestro existía en cambio un entusiasmo que ellos no tenían y una "inventiva" revolucionaria." Surbaya lo de la inventiva, que se traducía en una serie de ardides y de golpes audaces, pero que no hubiesen dado ni con mucho el mismo resultado, de no batirse sobre los fundamentos firmes de la guerrilla. Y dice: "Esta guerra de guerrillas es lo que ha 56
La provincia de Anjuí hecho del presidente Mao Tse-tung un genio militar de nuestro tiempo y de todos los tiempos. En eso hasta sus enemigos han tenido que admitir que es todo un maestro." "Unas veces luchábamos a espaldas del enemigo, otras atacándole de frente, desconcertándole siempre, de modo que el Koumintang no sabía en dónde nos encontrábamos y qué fuerza teníamos. "Acaso nuestro mayor mérito, y el secreto de nuestro éxito, estaba en que, aunque fuésemos un puñado de hombres, no nos sentíamos inferiores a las divisiones organizadas que teníamos en frente de nosotros." Y Chan Kin-an dice con voz muy firme: "Nadie sabe lo que vale un puñado de hombres decididos a todo, que no se plantean la cuestión de la inferioridad numérica, que no se dicen a sí mismos "es imposible intentar eso", "es una locura", sino que lo intentan y lo consiguen". "Y a la vez sabíamos ser prudentes. Las batallas que pudieran causarnos pérdidas irremediables en el sentido de romper para mucho tiempo nuestra organización combatiente, no las desencadenábamos. Habilidad y flexibilidad de la política del Partido (comunista), línea política justa, marcada por el camarada Mao. "Ligazón estrecha de nuestro ejército con las masas. Trato de igualdad. Mucha disciplina. Nada de saqueos, ni abusos por la fuerza. Apoyo del pueblo, que nos informaba de cada movimiento enemigo. "Era una vida fatigosa y dura pero soportada con alegría. Estábamos seguros de triunfar." De las muchas anécdotas oídas esa tarde, citaremos dos. Un golpe de mano llevado a cabo por una docena y media de hombres armados con las armas más rudimentarias, armas campesinas, contra un cuartel del Koumintang en el que se celebraba una gran fiesta, corriendo el licor en abundancia. Asalto con éxito. Resultado: incautación del arma mento suficiente para organizar cinco guerrillas más. Otra anécdota de la que fue protagonista el que nos la cuenta. Herido gravemente, le llevaron a la casa de una familia campesina que por de pronto lo escondió en un montón de paja. De cuando en cuando los campesinos se acercaban de noche a verle. Aprovechó las visitas para ganarlos a la causa de la Revolución. De aquel escondite y de las visitas nocturnas salió la formación de una nueva guerrilla. "Nuestras pérdidas eran cubiertas por el alistamiento de volunta rios. El Koumintang trató de sobornar a los campesinos para que nos delatasen. Les ofrecieron de recompensa: 5 yuans por un cabo que entregasen atado ; 30 yuans por un jefe; 1 000 yuans por un jefe de regimiento o de división; 10 000 yuans por un jefe de cuerpo de e jército. Pero los atados fueron ellos, y por nosotros." Frecuentemente, en la conversación de varias horas, sonó el nombre de Mao Tse-tung y yo tomé nota de cosas que uno no podría escuchar mejor relatadas que de labios de aquéllos que habían luchado bajo el mando de este dirigente excepcional de cualidades múltiples. Y es
China vence ocasión de mencionar y recoger sucintamente aquí uno de los testi monios que más me han cautivado entre todo lo escrito sobre él. En la Marcha Larga con el presidente Mao, su ordenanza de entonces Chen Chang-feng, hoy comandante adjunto de una subzona militar, nos da, de una manera directa, una visión de profundo sabor humano del fundador de la Nueva China. Nos refiere cómo al serle un día notificado su desplazamiento inmediato, y contrariado por tener que dejar su unidad del VI Ejército, del Ejército Rojo de Obreros y Campesinos, mandado entonces por Chu Te —en la actualidad presidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional— al preguntar adonde iban a mandarle, le dicen: "¡Ya pued es estar contento , de ordenanza con el camarada Mao, el hombre más bueno del mundo!". El primer encuentro se desarrolla así: "¿Por qué te has alistado en el Ejército Rojo?", le pregunta Mao Tse-tung, después de haberle dicho su nombre y su edad. "Porque el Ejército Rojo es algo bueno y aplasta a los caciques", responde Chen. "¿También hay caciques en tu pueblo?" "¡Claro que los hay!" Y Chen le cuenta su vida. Le habla de su familia y de las circunstancias que le habían conducido a alistarse en el Ejército Rojo. Al comienzo Chen cuadrado. Luego en una silla cada uno; Chen, en la silla que le había ofrecido Mao Tse-tung. "La vida del camarada Mao —escribe Chen— era muy sencilla y muy pronto me acostumbré a sus hábitos. Por todo equipaje poseía dos mantas, una sábana de tela, dos uniformes de tela gris como los que llevaban los soldados y un chaleco de lana gris. Un viejo paraguas remendado, una escudilla y una bolsa con nueve compartimentos, completaban su equipo. En la bolsa ordenaba sus mapas, documentos y libros." Las "riñas" de que Cheng era objeto estaban motivadas por inci dencias como esta: "Chen Chang-feng, ¿y el arroz que dejé ayer noche? ¡cuántos sufrimientos soportan los campesinos para recoger un puñado de arroz! No lo habrás tirado". Un día Mao le pregunta: "¿Quieres escribir a tu casa?". Chen: "Pre sidente, yo bien lo desearía, pero...". "Aún no sabes escribir ¿no es eso? Pues bien, acércate, yo escribiré en tu nombre". El presidente vivía con otro camarada, en la primera etapa de la Marcha Larga, en un viejo templo abandonado, sobre une colina. Debía recorrer todos los días una larga distancia para asistir a las reuniones del Comité Militar, y por la noche aún tenía que escribir, lo que le retenía trabajando hasta altas horas de la madrugada. Su salud comenzó a resentirse. Chen conspiró con el jefe de la Oficina para encontrarle un buen médico que quedase a su servicio. "No —contestó el presidente—, cuando hay tal escasez de médicos en el ejército ¿cómo podría acaparar a uno para mí sólo?." Otra "regañada" al bueno del ordenanza. Pero aceptó un enfermero que "viniese cuando se le llamara y que supiese tomar la temperatura y poner inyecciones. "Mi salud 58
La provincia de Anjuí no es tan mala, al fin y al cabo, y un enfermero es todo lo que necesito." Una de las páginas más sugestivas del libro de Chen es la dedicada al Año Nuevo a orillas del Wuchiang. Se quería preparar una gran fiesta, "pero el enemigo, Chiang Kai-shek, había lanzado varias columnas en persecución de las fuerzas del Ejército Rojo. Chen se regocijaba con la idea de que Mao Tse-tung tuviese una noche de verdadero asueto. "Se le oprimía el corazón" al pensar que desde hacía meses el presi dente "con una ropa tan ligera", la nieve incesante y el viento sin dejar de azotar, casi no había descansado. "Durante nuestros desplaza mientos, el presidente cedía a menudo su caballo a los camaradas débiles y mientras, él marchaba a pie; y cuando acampábamos, los demás reposaban, pero él celebraba reuniones, leía los telegramas, redactaba órdenes..." Deseaba que, por los menos, tuviera el presidente una noche de Año Nuevo de descanso y alegría. Mao Tse-tung agradece esas demostraciones de afecto, pero se mantiene firme: " ¡Ante nosotros t enemo s muchos más años nue vos por celebrar; y los festejaremos mucho mejor cuando hayamos atrave sado el Wuchiang y tomado Dsunyi!" Después del Tatú, en junio de 1935, el ejército de la Marcha Larga llega al pie de una alta montaña cubierta de nieve, el Chiachinshan. Es la primera vez que, después de haber conocido otra clase de penali dades, sus tropas se encuentran frente a la dureza de una ascensión penosísima. Chen retrata al presidente animando a todos. En cierto momento sostiene a su ordenanza con sus brazos. "Con los pies profun damente hundidos en la nieve, el presidente se volvía para seguir los movimientos de los camaradas que aún no habían alcanzado la cumbre." No había ninguna penalidad que Mao Tse-tung no quisiese compartir con sus soldados, como un simple soldado más. Luego viene el avance por las estepas. La comida se hacía cada día más rara. Se llegó a cocer el cuero destinado a hacer suelas. Chen y sus camaradas se estaban dando un pequeño banquete cuando se aproximó al corro el presidente. "¿Qué comen?" preguntó "Cerdo", contestó alguno. "¿De donde lo sacaron? ¿Han violado la disciplina?", volvió a preguntar Mao Tse-tung, que no toleraba que el Ejército Rojo dejase mala impresión entre los campesinos con actos de saqueo, aunque fuesen minúsculos. Finalmente le dijeron la verdad. "Pues si ustedes pueden comerlo, yo también." Y se invitó a una tajada. En septiembre de 1935, después de haber triunfado de las montañas nevadas y de las estepas de Sikang y de Sechuán, las unidades del Ejército Rojo prosiguieron su irresistible avance hasta Kansú. Chen describe el recibimiento hecho al presidente Mao por los campesinos de Shensí del Norte que le habían estado esperando durante tanto tiempo. La Marcha Larga estaba tocando a su fin. La mirada del presi dente se ilumina y se le oye exclamar con entusiasmo: "Ya hemos atravesado diez provincias. Y al otro lado de esta montaña penetraremos 59
China vence en la undécima, Shensí ¡Allí tenemos nuestra base! allí estaremos en nuestra casa!". De Monte de Me regresamos a Jo-Fei y permanecimos un par de días más, pues no interesaba penetrar lo más posible en el esfuerzo que había convertido la provincia de Anjuí en lo que es actualmente, con la segura perspectiva de llegar a ser en el dominio de la agricultura una de las más rica, gracias a las obras hidráulicas. De regreso a Pekín nos detuvimos aún en la ciudad Pon Pu, para tomar esa misma noche el expreso Shangai-Pekín. Son estas antiguas pequeñas ciudades del interior, en las que apenas se fija un extranjero, las que completan muy útilmente la apreciación justa de la labor rea lizada por la Revolución china. De grande a pequeño, de los poderosos centros industriales a las comunas, la información más o menos exacta, queda al criterio de los visitantes del exterior. Pero por lugares como los recorridos por nosotros al apartarnos del intinerario previamente proyectado, son escasos los pasos extranjeros. Pon Pu se encuentra a cuatro horas de ferrocarril de Jo-Fei. Hicimos el trayecto en un día de calor, pero nos hallábamos habituados a él por los pasados en Nankín. Hoy ya tampoco cabe hablar de un Pon Pu retrasado y olvidado. Desde la liberación su población ha aumentado en tres veces, pues una población obrera, más los correspon dientes ingenieros y técnicos, ha venido a trabajar a este lugar por tratarse de uno de los puntos estratégicos del sistema hidráulico de la provincia, del que la presa de Monte de Me es el ápice. Conforme vamos recorriendo la extensa llanura por la que han sido distribuidas las canalizaciones, la autoridad principal del lugar nos va explicando los esfuerzos encaminados a interesar a la población del campo en la cría del ganado. Parecía inverosímil que de un tema en sí mismo tan prosaico, se pudiese hacer una corta película de un género entre de opereta y ballet como la que vimos aquella noche en la sala del hotel. La parte dedicada a los cerditos resultaba tan animada como la consa grada a los patos, a esos patos inmortalizados por los pintores chinos. Era, en su conjunto, una exaltación de las comunas. Finalmente nos retiramos a descansar unas breves horas en uno de esos grandes cuartos de hotel de interior de China, reconstruidos y modernizados desde la Liberación, sin que hayant perdido con ello del todo su ambiente anterior. De una comodidad insospechable en las provincias y con un servicio como el de los demás hoteles del país. Por cómodo que fuera el expreso de Shangai, sentimos el haber tenido que abandonar a media noche las camas de Pon Pu.
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capítulo
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Las comunas populares
Hasta la Revolución el drama del campesino chino resume la historia social del país. Hay, es cierto, los periodos de alivio en su existencia que corresponden a la aparición de emperadores reformadores, o al triunfo pasajero de los letrados de espíritu progresista. Pero, de muy antiguo, el latifundio había ido reduciendo la clase de los pequeños propietarios y extendiendo la del terrateniente, verdadero dueño de tierras y personas, que combinaba el amo despótico con el prestamista usurero, sórdido e implacable. En los largos periodos de hambre los campesinos pobres vendían el pequeño trozo de terreno que les quedaba y se vendían a sí mismos, o vendían a sus hijos, haciéndose de este modo más fuerte el régimen de servidumbre. Eso ocurría no sólo en la época feudal, sino hasta en la víspera misma de la Revolución. Eso acabó para siempre en 1949. Cuando no la mala fe, debió ser probablemente el desconocimiento de los hechos el culpable de que en 1962 circulasen en la prensa occi dental noticias sobre un supuesto tráfico de niños, ya que todo el que ha estado en China sabe que hoy el niño es el ser más protegido y atendido. Con ese escenario histórico del pasado, presente en nuestro espíritu gracias a las lecturas y a los relatos directos, oidos durante nuestra primera visita, comenzamos a recorrer las comunas populares, la innovación china en materia de política agraria que ha suscitado mayores polémicas y discusiones en todas partes. Interés muy expli cable en un cierto aspecto, pues China es hoy todavía campesina en un 80 por ciento. De las comunas que visitamos, elijo una para dar una impresión de conjunto y un par de otras para los detalles complementarios. La comuna popular "Octubre" se encuentra a una hora de coche de Nankín. Su director, Li Chun-wun, nos hace una breve exposición de su origen y de su estado actual antes de comenzar una visita que ha de durar todo el día, con la sola interrupción de una hora para comer, en el comedor comunal, y para una corta siesta. La siesta se ha incorporado en muchos sitios en China a la jornada de trabajo, evidenciándose muy eficaz para renovar las energías y poder terminar! sin sentirse agotado, un día de dura tarea. Esta comuna fue fundada en septiembre de 1958, sobre la base
China vence de siete cooperativas de tipo superior. "Hacía tiempo —nos dice el director— que estábamos sintiendo la necesidad de una organización campesina más completa que la cooperativa. La cooperativa de tipo superior era con respecto a la cooperativa de tipo inferior un gran adelanto, pero no bastaba para atender a las exigencias crecientes de la producción agrícola. Una de dichas cooperativas, que actualmente forma parte de la comuna, se encontró con que no tenía fondos para comprar un nuevo tractor. Otra, también hoy miembro de ella, no disponía de mano de obra suficiente para llevar adelante un proyecto de irrigación. Los campesinos comenzaron a hablar del asunto entre ellos y a decirse que había que buscar la forma de asociarse para algo de mayor alcance. Ese fue el origen de la comuna "Octubre". En el verano de 1958 una de las cooperativas de tipo superior se reconoce incapaz de luchar por sí sola contra la sequía. Cambian impresiones con los miembros de otras cooperativas del mismo lugar. Haciendo uso del derecho de petición, los miembros de siete coope rativas de tipo superior se dirigen al Comité Popular del distrito, que es el órgano supremo. Las peticiones se suceden y llegan a alcanzar la cifra de 10 000. Después de examinadas p or el Comité Pop ular y en vista de la amplitud del movimiento, éste convoca a una asamblea en la que acudieron todos los miembros de las siete cooperativas. La comuna " Octubre" queda constituida. Durante la comida se nos describió la alegría que acompañó a la decisión tomada por la asamblea. Fue festejada al estilo popular chino, con cohetes y entre el estruendo de címbalos y tambores. En total la comuna " Octubre" reúne hoy 6 400 familias, 32 000 miem bros, es decir un pequeño ejército de producción del que sólo quedan excluidos los niños que, no obstante, como es natural, desde poco después de comenzar a andar corretean por los caminos de la comuna y empiezan a familiarizarse con las tareas del campo. Son los campe sinos del mañana. Les vemos alegres y fuertes; con una sección de la clínica dedicada a ellos, aunque poco ocupada por fortuna. Las enfermedades de los niños escasean en todas partes. Con el personal de dirección pasamos a puntualizar unos cuantos datos indicativos de cómo se ha ido desarrollando la agricultura en esta regió desde la Liberación .Lo mismo que en nuestra visita de 1957, procuro reunir sobre el terreno toda la documentación directa posible, ya que el informe más completo de un ministerio no llega nunca a reemplazar lo que se obtiene a través del relato personal y de la experiencia individual de la gente del pueblo. Por ello en mis libros de notas, de cualquiera de mis viajes, figuran, junto a la declaración de un miembro del gobierno, las conversaciones ocasionales con el encargado del comedor del hotel, con la chica del ascensor, con un chino encontrado durante mis paseos solitarios en la calle y con el cual, por haber estado él trabajando en Hong Kong, me puedo entender en inglés. 62
Las comunas populares Antes de la Liberación el ingreso medio de un campesino pobre de esta región era el equivalente de 30 yuans de los de hoy, al año. Los campesinos medios acomodados llegarían a obtener 60 yuans. "En una aldea de esta comuna —precisa el director— que se componía de 23 familias campesinas, todas ellas tenían que trabajar un año entero para terminar obligados a entregar la cosecha al terra teniente que era —como hemos dicho— a la vez amo y prestamista." — ¿Y qué comían? preguntamos. — Raíces, cascaras de cereales y verduras de mala calidad. ¿Comer? Realmente comer, eso quedaba para los terratenientes y los campesinos ricos. Comparada con la de 1949, en vísperas de la proclamación de la República Popular, la producción global de cereales en esta zona, nueve años después, en 1958, el año de la creación de la comuna "Octubre", había aumentado en un 82 por ciento por mu. El ingreso medio del campesino llegaba a 80 yuans, es decir, había sobrepasado el nivel de ingresos de los campesinos medios acomodados, de antes de la Libera ción. Pasamos a lo realizado por esta comuna desde su creación, y para ello, en el coche del director, vamos recorriéndola en toda su extensión. Los comuneros han construido —construcciones básicas— veinte embalses medianos y pequeños, trabajando en ellos durante la época de menos actividad en las tareas agrícolas propiamente dichas. Los embalses, destinados principalmente a evitar en caso de sequía aguda, sus efectos destructivos, o por lo menos limitarlos, son aprovechados además para el fomento de los productos acuáticos, una parte de los cuales ayuda a hacer más variada y nutritiva la comida de los comune ros, y otra parte es vendida en el mercado . En 1960, 700 000 peces; en 1961, un millón. Más del 30 por ciento de las tierras cultivadas pueden ser irrigadas con el agua de esos embalses. Las aguas del río Yang-Tse pueden ser dirigidas por tres pequeños ríos y los canales construidos, hacia estas tierras. "En los dos últimos años hemos comprado una buena cantidad de maquinaria agrícola que antes de la fundación de la comuna no hubiésemos podido adquirir. Disponemos además de un taller propio de reparaciones." Visitamos el taller. Sirve sobre todo para la reparación de aperos. Junto a él vimos una pequeña fábrica de cemento, que se beneficia de la proximidad de la montaña, de la que se puede traer toda la piedra que haga falta. Luego, por la tarde, recorremos el resto de la sección industrial: una pequeña fábrica de cerámica en la que vemos ultimar jicaras, platos, jarrit as, lo que necesita una casa camp esina , todo ello muy senc illo! pero de buen gusto en la forma y el colorido; un taller de carpintería! I hasta una fábrica de abanicos, cuya existencia está bien justificada 63
Las comunas populares
China vence por el calor, que nos achicharra mientras vamos de un lado a otro de la comuna. No hay que exagerar. Se trata de pequeños talleres, de fábricas minúsculas pero, de un gran valor para los campesinos, valor material y psicológico, ya que les ayuda a descubrir lo variado de su capacidad potencial. La industria comunal ha ido poco a poco asegurando una especie de autonomía del campo por lo que se refiere al aprovisiona miento de lo más indispensable y para descargo de la gran industria. "Pero, tenemos buen cuidado —observa el director— de colocar pri mero, lo primero, y lo primero es el trabajo en el campo." En esta comuna sus miembros se reúnen en asamblea cada seis meses; las brigadas de producción cada tres meses, y los equipos de trabajo cada mes. "Somos una institución nueva —nos dice Li Chunwun— y estamos expuestos a cometer errores y los cometeremos. No ignoramos las dificultades que nos aguardan, teniendo en cuenta que nuestra producción se realiza aún, en parte, al estilo antiguo. Pero lentamente principiamos a mecanizarnos. Aprendemos y rectificamos." Los cambios se suceden en las comunas sin afectar su estructura básica. Son considerados como normales, como ocurre a lo largo de toda la transformación del campo chino bajo la Revolución, desde los equipos de ayuda mutua a las cooperativas de tipo superior. Estamos en el comedor, rodeados de mesas ocupadas por campe sinos, algunas de ellas por una familia entera. Es mediodía y la sala se halla muy concurrida. Conforme al principio de la voluntariedad los comuneros comen, bien en el comedor comunal, o en sus casas. No es cierto que, según se ha dicho en el extranjero, se les imponga el comedor colectivo como una manifestación más de su "acuartela miento". Generalmente hacen en él una de las comidas del día, otras dos en casa. Depende de la época del año y del trabajo. "En la época más activa de las cosechas —nos dice el encargado del comedor— las familias nos entregan sus víveres y vienen a comer aquí porque les conviene más." Vemos las casas en construcción. Se ha decidido que las casas de paja desaparezcan por completo. Y visitamos las escuelas. Más del 80 por ciento de los comuneros saben leer y escribir. Mezclados con los niños, algunos viejos aprenden a leer y escribir o nociones rudi mentarias de historia y geografía, o a sumar y restar. No sólo existen escuelas primarias. Dentro de la comuna misma hay una escuela secundaria de tipo superior, con biblioteca y un muy buen laboratorio para los campesinos. Proyector de cine. Radio. Una clínica con cerca de cincuenta camas. Cada equipo de trabajo tiene su enfermera. En una de sus salas vemos un par de campesinos que están siendo tratados por la acupuntura. Pero, en la pequeña farmacia, junto a los preparados de yerbas se encuentran los anti bióticos más modernos. Las dos medicinas, la tradicional y la moderna, occidental", se combinan y completan. 64
Según el principio "cada uno gana conforme al trabajo realizado", todo comunero recibe cada mes lo que le corresponde y a fin de año se le abona el resto. Por termino medio cada comunero percibía cuando estuvimos allí 100 yuans al año, de la distribución de la ganancia olectiva, aparte del producto de la pequeña parcela de tierra que les ertenece. Claro, nosotros no asistimos a ninguna exploración de sentimientos, la americana, de ningún "Gallup Poli" que nos revelase si los camesinos aprobaban la comuna, o no, pero parecían satisfechos y una de sus canciones dice: "y la felicidad corre y corre aquí como las guas de los ríos". El director de la comuna "Octubre" me dio la impresión de ser n hombre que sabía muy bien lo que llevaba entre manos. Dirigir bien una comuna no es una cosa cualquiera. Puede revelarse ás difícil que dirigir una fábrica. Una comuna, como hemos visto, comprende a veces todo, el campo, en primer término; pero además producción de acero o de cemento, del utensilio para la maquinaria grícola; la organización del comercio y los mil detalles de la vida diaria en común. Al director no puede bastarle con conocer su oficio de agricultor. Tiene que ser además un buen organizador y adminisrador. Dentro de la línea general que señala a las comunas, como objetivo ásico, el responder a las nuevas necesidades de la agricultura china, n director de comuna goza de una amplia libertad de iniciativa. Los ay que al encontrarse con el capital de la comuna triplicado en el rimer año de su existencia, lo invirtieron todo en aumentar las posibili dades de la producción, con la aprobación unánime de los comuneros sin detenerse en detalles acerca de la propiedad de los productos, os beneficios iban a la comuna y no en parte a las cajas del gobierno entral, lo cual en el fondo era lo justo, ya que oficialmente se había roclamado "la necesidad del desarrollo rural del país". En cambio otros carecían de la iniciativa adecuada a un desarrollo substancial de la comuna, y se contentaban con un progreso lento de la misma, pero sin riesgo. Otra de las comunas visitada por mí, fue la de Huangtukaing, a media hora de Pekín. Nos encontramos con un director, Ying We-chen, que había sido un campesin o modelo, y que nos saluda con un " ¡Bienvenida a los luchadores españoles!". Fundada el 28 de agosto de 1958, es decir, una de las primeras en el movimiento arrollador de las comunas de ese año, la componen 6 000 familias y un total de 26 000 personas. Abarca una exte nsión de tierra bastante vasta para una comuna de este género, dedicada prin cipalmente a la producción de vegetales y flores: 10 kilómetros de Este a Oeste; 8 kilómetros de Norte a Sur. Un total de 45 000 mus de tierra, lo que permite cultivar también grano además de vegetales. r
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China vence En ella ocurre, lo que corrientemente ha llegado a ser la regla general en las comunas más prósperas. La concentración de la mano de obra y el rendimiento de la acción colectiva ha permitido enfrentarse con éxito con el problema de la mecanización, por estar en condiciones de comprar maquinaria con sus propios recursos. Dispone de 560 bom bas eléctricas, 11 tractores y 8 camiones además de 500 carros que hacen el recorrido de la comuna a Pekín. En los seis meses anteriores a nuestra visita, es decir, de enero a agosto, los ingresos de la comuna habían aumentado en un 18 por ciento, comparados con los del año precedente. Y eso que las lluvias torrenciales en la región de Pekín, en 1959, habían causado conside rables daños a los vegetales. Marchamos a través del campo de flores —ya se sabe que las flores en este país son variadas y bellísimas— oyendo hablar del porvenir de las comunas y de "la necesidad de aprender de la experiencia", un lenguaje muy característico del campesino chino. Las observaciones del director fueron como una anticipación de los reajustes operados un año más tarde, y que llevaron a anunciar fuera de China el "desmantelamiento" de las comunas. Nos contó lo que se había hecho para eliminar o reducir los efectos perjudiciales de las lluvias demasiado fuertes y, por otra parte, luchar contra la sequía. No es que fuese ya todo perfecto pero, en los años a venir "no tendremos ya que temer ni a la sequía ni a las inundaciones". "En el año 1946 —yo soy de por aquí, agregó Ying We-chen— hubo una gran sequía en esta misma zona. La gente se encontró sin grano. Vestido, únicamente el puesto. ¡Una miseria! De unas 70 familias que trabajaban el campo, más de las dos terceras partes huyeron o se encon traron convertidas en mendigos para terminar muriendo de hambre! ¡Y ahora es cuando se habla de hambre! —nos dijo refiriéndose a informaciones aparecidas en el extranjero. "Hubo entonces familia que tuvo que vender los hijos. Los que consiguieron subsistir comían lo que buenamente encontraban a mano. La cascara de arroz era un lujo. Y todo porque los campesinos no poseían tierra y quien poseía a los campesinos era el terrateniente." "Eso no lo digo por decir —continúa Ying—, es mi propio caso. Soy yo mismo quien lo he vivido. Desde 1939 trabajé para el cacique local. Tomaba a mal incluso el que abriese la boca para comer, y eso que lo que había para llevarse a la boca no era mucho. Ese era el caso de los más. Por eso cuando con la Liberación comenzó la reforma agraria todos nos fuimos detrás del gobierno. No hubo que obligarnos para que aceptásemos, primero entrar a formar parte del equipo de ayuda mutua, y luego en la cooperativa. Cada uno comprendía que era el comienzo para poder acabar con la miseria." Y nos cuenta detalladamente el proceso seguido por la asociación campesina, tal como él lo había vivido: "Comenzamos formando el equipo de ayuda mutua, en el que yo entré, asociándonos al principio 66
Las comunas populares sólo tres familias. El gobierno nos prestó lo más necesario. En 1952 éramos ya ocho familias; la resistencia del campesino a unirse con otros para el trabajo y el reparto de los ingresos era todavía grande. Pero, veían cómo conseguíamos ir adelante. De 200 yuans que era el promedio de renta en 1951, habíamos pasado a obtener 308 yuans en 1952. Había no sólo para comer, sino para comprar vestido y calzado, o que nunca habíamos podido hacer. Eso convenció a los incrédulos. Hacia 1953 nuestra cooperativa se extendía a 33 familias. La renta media aumentó a 410 yuans. En 1955 la cooperativa estaba compuesta por 296 familias. La renta media del campesino seguía aumentado. En 1956 algunas de las cooperativas se unieron entre sí y constituyeron la coope rativa de tipo superior. Los terratenientes, los antiguos campesinos ricos, querían ingresar en ella. Se hizo una distinción: los que se habían conducido bien con los campesinos fueron admitidos como "miembros plenos"; los que no se habían conducido bien, como "miem bros mitad", es decir con derechos restringidos en lo que concernía a la administración de la cooperativa. Así, durante el periodo 19561958, con las cooperativas de tipo superior la producción fue aumen tando hasta llegar a la formación de la comuna". Al llegar aquí le pregunto —pues trato de obtener de cada director de las comunas que visito su propia reacción personal, a fin de compa rarlas unas con otras—: "¿Y qué diferencia se encontró con la creación de la comuna?" "Muy grande —nos contesta—, comenzando porque el trabajo se ha hecho más llevadero para el campesino. No es que no dejemos de trabajar fuerte pero, la mecanización suprime el esfuerzo innecesario. La siembra se hacía antes individualmente; hoy se face con el tractor. Antes el campesino transportaba a grandes distancias, con cestas y a pie, lo que había que llevar al mercado. Ahora se encarga de ello el camión. Las máquinas han eliminado una gran suma de esfuerzo físico." Por las cinco grandes huertas de flores desembocamos hacia las viviendas de los comuneros que el director tiene un particular interés en mostrarnos. Constituyen el argumento resumen de todo lo que había venido diciéndonos sobre la transformación operada en la existencia del campesino chino, a través de su propia experiencia. "Si en 1939 me hubieran dicho que yo iba a poder vivir así, hubiese pensado que querían burlarse de mí." Esa "historia personal" contada con tal sencillez ofrece una clara respuesta a los que escriben y hablan sobre el fracaso de la política agraria de Mao Tse-tung y sus colaboradores. Aun concediendo para fines polémicos, que la mitad de lo que se dice en ese sentido fuese verdad; aun concediendo —lo que sería falso—, un retroceso de un cincuenta por ciento en las condiciones de vida del campesino chino desde la "funesta" implantación de las comunas populares, el otro cincuenta por ciento que quedase de lo realizado por la reforma agraria, colocaría a la población del campo en una situación infinitamente mejor
China vence a lo que era su existencia antes del triunfo de la Revolución en 1949. Los comuneros han organizado aquí muy competentemente sus servicio s sociales. Una brigada clínica para unas 1 700 familias, con 15 doctores y enfermeras. La mitad de las casas, la mayoría de ellas de ladrillo y construidas desde la fundación de la comuna, tienen su aparato de radio. La enseñanza no ha sido descuidada: 28 escuelas primarias con 10 000 estudiantes en total, y dos escue las de segunda enseñanza con 1 400 estudiantes. Para otra clase de cursos más elevados, los estudiantes se desplazan a Pekín. Los miembros femeninos de la comuna tienen derecho a seis días de reposo por mes, dos días más que los hombres, a ñn de que puedan ocuparse de los asuntos de la familia. Aparte de eso, las mujeres embara zadas gozan, naturalmente, de la protección extendida en toda China a la madre y al niño. Esta comuna, en su conjunto, puede legítimamente ufanarse de la labor realizada. No es, volvemos a repetirlo, el caso de todas. Ha habido, incuestionablemente, retrocesos en la producción y retrocesos graves, pero también aumentos. En otra de las comunas cercanas a Pekín, e incluso en el periodo prolongado de los años malos, la producción de leche aumentó de 1960 a 1961, en un 23 por ciento. La comuna tenía en 1958 veinte tractores y en 1962, cincuenta y nueve. La comuna "Ma Chao" se encuentra a poco más de una hora de Shangai. La componen 10 650 familias con 48 000 miembros. Su produc ción principal es el arroz anegado. El personal director nos muestra su sección mecánica. Aquí la mecanización se encuentra en franco avance: 28 tractores, uno de ellos de 50 caballos de fuerza y que puede arar diariamente más de 150 mus de tierra. "Con el buey que utilizaba una de las pequeñas cooperativas que pasaron a formar parte de la comuna —nos dice uno de nuestros acompañantes— se podían arar por día solo 5 mus de tierra." Recorremos un gran campo de arroz. La cosecha se anunciaba buena. Y es que el sistema eléctrico de irrigación de que dispone esta comuna se ha amplificado mucho recientemente. Dos cosechas al año, una de arroz y otra de trigo. "Sin la comuna —nos dice el consejero agrónomo— no habría irrigación eléctrica. Con las cooperativas de tipo superior, cada una marchando por su lado, no se hubiesen podido reunir los medios necesarios para electrificar la irrigación." Y añade: "Antes, si la sequía era prolongada y dura, se nec esitaban 18 000 braceros para ha cerla frente. Ahora, con unos centenares basta." Hay comunas más prósperas que otras y por lo tanto conviene visitar el mayor número posible para no caer en el error de generalizar y de creer que porque en alguna de ellas se llegue a tener una bicicleta por cada doce habitantes, en todas ocurre igual. Algunas de las comunas que vimos habían sido visitadas por el presidente Mao. Constituía un acontecimiento del que no dejaban de
Las comunas populares hablarle a uno sus responsables, y que había llenado a los campesinos de una alegría muy explicable. No sólo por la prueba de solicitud por su parte que sus visitas significaban, sino porque iban acompañadas de una serie de consejos eminentemente prácticos, a juzgar por lo que nos contaron. El interés de Mao Tse-tung por las comunas no puede ser más auténtico. Le viene de antiguo. Su primer cargo importante había sido el de director del Instituo Nacional por el Movimiento Campesino del Kuomintang de China, en Cantón. Las asociaciones campesinas de la época heroica, cuya creación va marcando el avance de los soldados mandados por Mao en la Marcha Larga, se incrustan, en una u otra forma, en la historia china, en la que el elemento campesino domina siempre. A través de movimientos de rebeldía, como es el del "Taiping Tienkouo", este Reino celeste de la Gran Concordia, que durante quince años (siglo xix) mantuvo a diecisiete provincias en rebelión contra la última dinastía. Hoy, rebeliones de ese tipo carecerían de sentido. No me atrevería a negar que haya habido en algunos sitios reacciones de descontento campesino ante el mal funcionamiento de ciertas comunas, extendido incluso contra la institución misma. Pero de ahí a las "manifestaciones violentas" de que se oía hace unos meses hablar fuera de China, va una gran distancia. Dan la impresión de haber sido inventadas del principio al fin. Naturalmente, las necesidades del campo chino en cuestión de maquinaria son muy grandes. La agricultura ha estado esperando con paciencia secular hasta llegar a disponer, en una medida todavía limi tada, del instrumental y la maquinaria requerida para una producción capaz de sostener a una nación de tales dimensiones. Si en términos comparativos, la cifra actual de 6 500 000 HP frente a los 100 000 HP de hace quince años, antes de la Liberación, es impresionante, las necesi dades en energía eléctrica están aún lejos de ser cubiertas. Pero cada año se registra en ese sector un nuevo adelanto, lo mismo que en el de tractores disponibles, y cada año, a su vez, de una mejor calidad. Las grandes empresas del acero de Manchuria, de Wuján y de Shangai, rivalizan en acudir en ayuda del campesinado proveyéndole de maquinaria agrícola moderna. Pero, ha sido a su vez una medida inteligente de los planificadores. la de dejar al campesino un margen de preferencia para la elección de su instrumental. Muchas comunas fabrican su propio instrumental de trabajo agrícola. La pequeña herramienta, la hoz, el pico, el azadón, la trilla, van íntimamente unidas a la historia del campo chino que, incluso cuando la agricultura se halle más mecanizada de lo que está hoy, conservarán su popularidad. La evolución de la agricultura hacia un empleo cada vez mayor de la maquinaria y de los métodos modernos de trabajo del campo "Va hermanada estrec hamnete a la institución de las comun as popular es.
China vence Por eso su existencia ha venido a ser un elemento básico de la economía china. Y no sólo es una cuestión técnica sino también política, ya que la comuna ofrece la mejor posibilidad de acabar con ciertas formas de trabajo manual que se consideran demasiado ligadas a un pasado feudal arcaico, para que sean toleradas por más tiempo que el inevi tablemente imprescindible por quienes hoy gobiernan China. La "mecanización de la agricultura", uno de los grandes objetivos del tercer plan quinquenal, será llevada adelante a fondo en los próximos años. Una de las batallas que libran las comunas, por ejemplo en la provincia de Chiangsu, es contra la langosta. Muchas plagas del campo han sido eficazmente combatidas en los últimos años. Pero la langosta es una visitante vieja y obstinada. La Crónica de la dinastía Yuan registra que en 1359, " durante el quinto mes, nubes de langosta cubrie ron el sol en las provincias de Shantung, Jonán, Jotung y Kuanchung, dificultaron el movimiento de hombres y caballos y llenaron los pozos y canales, donde cayeron. En el octavo mes las nubes corrieron a través de Jopéi y cruzaron Pienliang, devorando todas las cosechas en su recorrido". Mil setecientos cuatro años después el campesino chino, en algunas regiones, tiene como enemigo la langosta, pero ya casi vencido en su capacidad de destrucción. Bajo el gobierno de la República Popular, los campesinos, armados con la técnica de los nuevos métodos exterminadores ideados por los agrónomos chinos teniendo en cuenta las características locales, han luchado victoriosamente contra algunas de las peores invasiones de langosta. La extensión del área afectada ha disminuido considerablemente y la densidad del insecto ha ido decre ciendo de año en año. Los lugares en los que se dan las condiciones más propicias a su reproducción han sido localizados por los entomó logos y en muchos sitios miles de hectáreas de tierras cercanas a los lagos y por lo tanto propicias a la difusión de la langosta, han sido transformadas, mediante la construcción de parapetos y otras medidas, en fértiles arrozales y trigales. El adelanto realizado en la agricultura hay que medirlo a través del balance que arrojan desde la liberación, no las tierras tradicionalmente más fértiles del país, sino las más áridas en el pasado. Para citar un ejemplo, lo realizado en la provincia de Shansí, donde montañas peladas han sido transformadas en campo apropiado para cultivos rentables. Una planificación unificada y la utilización más racional de la tierra y de la mano de obra han ido poniendo fin a las diferencias que prevalecían entre la parcela de terreno que valía la pena de cultivar y el que se consideraba irremediablemente estéril. El esfuerzo es a veces enorme. Son las vigilias prolongadas; el trabajo a la luz de linternas para poner los pedregales arrancados al abandono improductivo en condiciones de ser convertidos en terrenos aprovechables, para ser sembrados al otro día. Pero el esfuerzo paga, y en el relato que uno oye de lo que ha sido realizado sin dejarse acobar 70
Las comunas populares dar por lo rudo de la empresa, se nota la alegría de haberse visto ampliamente recompensados. El respeto por la experiencia de aquellos que doblan en edad a los que hoy dirigen las comunas, asegura una colaboración eficaz entre los viejos campesinos y los jóvenes. Se nos habló del apuro en que se encontraban los comuneros el verano anterior, entre mediados de julio y mediados de agosto, sin una gota de lluvia en todo ese espacio de tiempo, cuando el maíz y el mijo estaban espigando y el agua era más necesaria que nunca. Los viejos campesinos consultados sabían lo que debía hacerse en tal apuro, y los equipos, siguiendo su consejo, se dedicaron a salvar las plantas aplicándolas más abono líquido, proporcionándoles así la humedad requerida para resistir la sequía. Llevando a la práctica el refrán campesino chino "Hay agua en la punta del azadón", los equipos se esforzaron en mantener a la vez la humedad del suelo escardando más de lo acostumbrado. Y todo ello jun to cont ribu yó a salvar una cosech a que se daba por perd ida. Poco a poco las comunas van aumentando sus equipos mecanizados gracias a la adquisición de nuevos tractores comprados con fondos propios, y en determinados casos con la ayuda, en forma de empréstitos del Estado. A comienzos del tercer plan quinquenal, la provincia de Heilungkiang tendrá quinientas estaciones de tractores, con lo que serán mecanizados los trabajos en la quinta parte de su área. Ello supone dieciséis mil tractores en actividad y sus correspondientes talleres de reparación dentro de las propias comunas. Casi cuarenta mil campe sinos y soldados desmovilizados han sido transformados ya en conduc tores de tractores. Son en sí mismas cifras impresionantes para un país de una agricultura técnicamente descuidada en el pasado, aunque bien servida por la laboriosidad y la paciencia inagotables del campesino chino. Pero con extensiones tan vastas, la demanda de tractores, para ser cubierta, requerirá todavía mucho tiempo. Es una de las muchas posibilidades que se abrirían a los fabricantes americanos de coches, si la política absurda de su gobierno hacia China no se entrecruzase con el desarrollo normal del comercio. Con las comunas populares China busca el adaptar el sistema de planificación socialista a las condiciones específicas del país. Contraria mente a lo que han sostenido sus detractores, las comunas han confir mado su utilidad práctica justamente a través de los periodos más duros conocidos por la agricultura china desde 1959. Sirvieron, frente a las dificultades surgidas, de instrumento de estabilización, cuando lo que había que hacer en el orden económico general del país, era consolidar, mantener lo conseguido, más bien que pensar en extenderse. Otra de sus contribuciones a la elevación del nivel de vida de la población del campo es la referente a la cultura. Siendo mucho mayor el número de las familias reunidas en la comuna que las que consti tuían la cooperativa de tipo superior, los medios para la construcción de escuelas son también mayores. 71
China vence Por todas partes las escuelas para los hijos de los campesinos se multiplican. Tomado este aspecto en su conjunto, se puede afirmar que de cada diez hijos de campesinos, en China, ocho reciben hoy instruc ción en las escuelas primarias de las comunas, cuyos cursos se extienden de cuatro a seis años, según las provincias. Una reciente innovación muy interesante es el establecimiento de colegios con internado en aquellas regiones montañosas en las que la asistencia diaria a la escuela resultaría prácticamente imposible para los hijos de campesinos que trabajan en aldeas apartadas y con medios de comunicación todavía insuficientes. La Campaña de Sanidad ha encontrado en las comunas un auxiliar muy poderoso. Con su cooperación se ha llevado a cabo una gran labor de esclarecimiento. En un pasado no muy lejano, cuatro millones de campesinos chinos morían anualmente como consecuencia de las infecciones provocadas por el abono humano que, si impidió el agota miento de la tierra china a lo largo de milenios de cultivo intensivo, constituía una amenaza constante para sus vidas, hasta que las nuevas prácticas del campo y la campaña de higiene vinieron a remediarlo. El mayor bienestar individual de los campesinos es ley para las comunas. Por ejemplo, los beneficios consecuentes a la transformación en arrozales de las tierras alcalinas de ciertas áreas son evidentes. Se manifiestan en un aumento de los ingresos de los campesinos. Se hace posible el distribuir entre ellos una mayor cantidad de dinero contante y de granos, de las ganancias de la comuna. Ello, sumado a lo que el campesino posee individualmente, le permite atender mejor a las necesidades de la casa. El ahorro comienza a alcanzar en el campo un volumen antes entera mente desconocido. Como en las grandes fábricas, donde el obrero ha comenzado a apreciar, desde hace algún tiempo, lo que es una libreta de ahorro, en las comunas el campesino sabe que puede poner algún dinero de lado para satisfacer una necesidad o un capricho. Dichas conquistas, medidas con el criterio de un campesino de las regiones agrícolas más prósperas de los países occidentales, podrán parecer insignificantes; pero para un campesino chino que, si ha pasado tan sólo de los treinta y cinco años de edad, ha conocido al usurero local aguardándole para despojarle de todo el producto de su cosecha, es algo altamente apreciado. El esclarecimiento del campesino y la labor educativa realizada en el campo por el nuevo régimen, resaltan sobre todo en términos humanos, no a través de las estadísticas sobre el número de nuevas escuelas o el resultado de la lucha contra el analfabetismo. Es a través de los relatos de los campesinos, que gozan en contar su propia expe riencia, a veces como sorprendidos de que las cosas pudieran haber sido así, como surge poderoso e incontrovertible el cambio operado. Hasta la liberación la superstición se hallaba muy extendida entre la gente del campo. En la provincia de Yunan, con sus espléndidos 72
Las comunas populares árboles frutales y sus muchachas Tai, cuyo talento para la danza pudimos admirar en un festival del Palacio de las Nacionalidades de Pekín, la demonología era un fenómeno corriente. Al campesino la malaria se le aparecía como un mal difundido por mujeres transfor madas en demonios. En cada estallido de la epidemia las casas y vestidos de las "mujeres-demonios " eran que mados, su tierra confis cada, y ellas mismas y su familia arrojadas fuera de la aldea. A veces era el propio terrateniente quien, para castigar la desobediencia de una familia rebelde, hacía correr el rumor de que entre ella se encontraba una mujer poseída por el diablo. Durante años algunas de esas mujeres erraban de lugar en lugar, dando a luz, a veces, hijos que morían de la malaria. Ahora la malaria ha sido combatida y también la superstición. Las comunas han servido igualmente para ampliar la utilización de las yerbas, que no sólo son la base de la medicina tradicional, sino que constituyen un renglón, actualmente importante, de las exportaciones chinas. Hay comunas que tienen su sección de yerbas muy bien organizada, y en algunas se encuentran herboristas a los que acuden en consulta los habitantes de la región. Es una ocupación por la cual el campesino chino se siente atraído por tradición. Los buscadores de yerbas curativas son capaces de escalar las montañas difíciles para procurarse alguna yerba como el matiwo, usada para el tratamiento del asma. Pero no es preciso ir a la montaña; en la comuna misma puede encontrarse una "granja de yerbas", de una extensión a lo mejor de 100 mus, en la que se cultivan yerbas para ser vendidas en el mercado. Una de las ambiciones de las comunas que no cultivan el arroz, es introducirlo en su programa de producción. Es comprensible, ya que es la base de la alimentación de las masas. Pero su cultivo depende de las condiciones locales. El arroz temprano, que supone una tercera parte de la cosecha arrocera de China, se produce principalmente en el sur, cuyas provincias de tierra caliente hacen posibles dos cosechas al año. En las comunas se concede especial importancia a la selección de las semillas. Las más diversas variedades de semillas, importadas del exterior y experimentadas bajo la dirección del Ministerio de Agri cultura y de las instituciones científicas locales, han venido a aumentar, a través de un proceso de aclimatación, las utilizadas tradicionalmente en China. El resultado ha sido mejorar en muchas regiones las cose chas de trigo, maíz, arroz y algodón. No sólo se ha ganado, en muchos casos, en cantidad, sino también en calidad. Los miembros de la comuna se interesan profundamente en el trabajo de selección realizado en sus propias granjas experimentales. El rincón de la comuna convertido en "jardín botánico", en donde los campesinos de más edad pueden cooperar con su experiencia personal a la labor de los científicos y de los agrónomos calificados, es muy popular entre los comuneros. Se advierte ya la aparición de una tendencia parecida a la que se 73
China vence ha abierto camino definitivamente en las fábricas; la del obrero ansioso de estudiar para llegar un día a ser ingeniero. El objetivo del campesino en la misma dirección, es llegar a ser un agrónomo calificado. De ahí que los cursos a cargo de los especialistas en agricultura que vienen a las comunas a dar conferencias, sean tan atendidos. En la rotación de los cultivos China vuelve a encontrarse a sí misma hoy recurriendo a una práctica sólidamente arraigada, como lo confirma el refrán popular de tiempo inmemorial: "cambiar de cultivo es como aplicar un abono". Pero la aplicación de ese principio bajo una dirección técnica calificada es sólo actualmente cuando tiene lugar. Una de las modalidades de la rotación es alternar las siembras de cereales, que consumen nitrógeno, con la de legumbres como las judías que, por el contrario, añaden nitrógeno al suelo; o la de trigo con la de algodón, que tienen sobre el suelo una influencia distinta, pero complementaria. La Academia China de Ciencias Agrícolas, con sus filiales en las principales provincias, está contribuyendo poderosamente a asegurar una mejor selección de las siembras de acuerdo con las condiciones locales. Se ha averiguado que, por ejemplo, el algodón cultivado en la provincia de Shansí, en suelo donde ha sido plantada anteriormente alfalfa, da un rendimiento mayor en los años siguientes. Ciertamente la situación varía de una parte a otra. En el noreste, la circunstancias combinadas de tierra muy extensa con una población en proporción escasa, hacen de una cosecha al año la regla general. En cambio, en el norte, lo normal es tres cosechas cada dos años, mientras que en el sur se puede contar con tres cosechas anuales. Pero se confía en que la planificación socialista de la agricultura terminará colocando las regiones más atrasadas, al nivel de las más adelantadas. La tierra es propiedad, en su conjunto, de la comuna, que a su vez la adjudica a las brigadas para que la utilicen como suya, con la limitación de no poder venderla ni arrendarla. Sin embargo, las casas habitadas por los miembros de la comuna son de ellos, y las pueden vender o alquilar según les plazca. Igualmente, el producto de un pequeño trozo de tierra alrededor de sus casas les pertenece por entero y pueden libremente venderlo. Las empresas comunales, entendiendo por ellas las obras de con servación del agua, las de irrigación, las de energía eléctrica, pertenecen a la comuna en su conjunto; pero, en muchos casos las brigadas son las propietarias de tractores y camiones. En cuanto al utensilio de trabajo, es propiedad de los miembros de los equipos de trabajo. En general todo esto se va haciendo cada vez más flexible, con la finalidad evidente de combinar la afirmación del carácter colectivo de la comuna con el anhelo secular del campesino de ser, él mismo, propietario de algo. Pero, para dejar ese punto bien precisado y que se tenga una idea de cómo es distribuida la renta entre las familias que la componen, tomemos como ejemplo una de las comunas visitadas. Se trata de 74
Las comunas populares distribuir las adjudicaci ones de otoño. La discusi ón tiene lugar entre los miembros del equipo número 7 de la novena brigada. La mayoría de las 65 familias que integran dicho equipo han cumplido ejecu tando la cuota diaria que les ha sido asignada. Por lo que toca a aquellos que han fallado en cumplirla, la reunión del equipo examina las razones que puedan alegar en su descargo. Algunos han debido permanecer en casa por enfermedades en la familia; algunas mujeres han quedado embarazadas después de la asignación de la cuota. En los casos en que las razones aludidas son consideradas como válidas, la adjudicación de la parte de ganancia es la misma que la de los que han cumplido la cuota. Hubo tres familias de las 65 a que nos referimos a las que se les rechazó las razones invocadas. El informe del equipo atribuyó el incumplimiento a haber conservado los malos hábitos de la vieja sociedad, a egoismo, a carencia de sentido colectivo. Por lo tanto no se las consideró calificadas para percibir la plena adjudicación de granos acordada por persona. Pero existe el caso opuesto, el de aquellos que han trabajado con afán, que han rebasado la cuota; esos son recompensados con un supleme nto en la adjudica ción de la parte de gananc ia, consiste nte, por ejemplo, en dos chin y medio extra de arroz. La comuna también distribuyó como recompensa a los que podían presentar un balance de trabajo que excedía al de sus cuotas, cupones extra de vestido, o de artículos de consumo. En cada comuna rige la regla que hemos mencionado ya: el derecho al beneficio suplementario que puedan obtener sus miembros dedicando el tiempo que les quede libre, después de haber cubierto su jorna da bási ca de trabajo, a cultiv ar su prop io huer to, o a criar un cerdo o algunas gallinas. Lo que obtienen asi, lo llevan por su cuenta al mercado, lo venden, y la ganancia la invierten como quieran, com prando inmediatamente algo para la casa, o añadiéndolo a sus ingresos regulares para adquirir más tarde una radio. Conforme la comuna prospera, ese margen de ganancia complementaria de sus miemb ros, va aumenta ndo paralela mente. Aparte de lo que represente materialmente, esta combinación de beneficios derivados de la pertenencia a la comuna y de beneficios obtenidos llevando al mercado lo que cultivan por sí mismos en su huerta, o criando animales, es muy satisfactoria y contradice la versión según la cual las comunas despersonalizan al campesino, haciendo de él un simple tornillo de una gran maquinaria. Los campesinos, en vez de estar sumergidos en la pretendida "disciplina draconiana" de las comunas, expresión favorita de los críticos de fuera, toman una parte muy directa en la elaboración del plan de producción. La política que guía la elaboración del plan, es la de la "triple atención". Atención a los intereses del Estado, a los intereses de la colectividad, a los intereses del individuo. De confor midad con esa política el comité administrativo de la comuna, hace,
China vence como hemos visto, un proyecto de plan. El proyecto, que propone objetivos concretos para cada brigada de producción, se lleva a discu sión ante la asamblea de los representantes de las brigadas y allí son distribuidas las tareas en lo que se refiere a las unidades inferiores, los equipos de trabajo, que a su vez tienen la posibilidad de presentar sugestiones. En estas discusiones, los equipos de trabajo pueden aseso rarse de la opinión de campesinos experimentados que no forman necesariamente parte del Comité. Si hubiese que reprochar algo al procedimiento, no sería el exceso de despotismo, sino el exceso de discusión, y de hecho, desde Pekín se ha recomendado recientemente que se espacien estas asambleas y se ponga un cuidado especial en la elaboración del orden del día, a fin de que no se prolongue innecesariamente el debate con perjuicio para el trabajo en el campo. La propia crítica sobre ciertas deficiencias en la agricultura, o sobre las consecuencias de un desplazamiento de la población rural a las ciudades, ayuda a proceder a las correcciones necesarias. En la prensa se dijo abiertamente que los cuadros debieran haber tenido más en cuenta en las aldeas la opinión de los campesinos viejos con gran experiencia de las condiciones del trabajo de la tierra. Un movimiento para la "vuelta a la tierra", transformado por los periódicos y la radio en verdadera campaña, tuvo por efecto el dirigir hacia el campo una cantidad considerable de población urbana que, como en todas partes, se había sentido atraída por la ciudad, y que ahora podía prestar mejor servicio a la economía del país pasando a servir de nuevo en la agricultura. Otro de los llamamientos, hecho en las propias comunas por medio de carteles en las paredes, era el que tenía por lema "el aprovecha miento total". Y en efecto, en las comunas que vimos todo era aprove chado, incluso los pequeños remansos de agua, en los que se plantaban lotos, cuyas raíces son muy nutritivas. La propiedad colectiva basada en la comuna, queda para una etapa ulterior, cuando la mecanización y la modernización de la agricultura permita ir preparando el paso, del principio socialista "cada uno según sus capacidades, a cada uno según su trabajo" al principio comunista "cado uno según sus capacidades, a cada uno según sus necesidades". E incluso —como no dejan de insistir en ello los dirigentes chinos— después del paso de la propiedad colectiva a la propiedad del pueblo entero, las comunas populares deberán, durante un periodo histórico ineludible, conservar el sistema de distribucción "a cada uno según su trabajo", porque los productos de la sociedad no serán aún lo suficiente mente abundantes para permitir la realización del comunismo. Eso está dicho bien claramente en la resolución "Sobre algunas cuestiones relativas a las comunas populares" adoptada en la sexta sesión del Comité Central del Partido Comunista Chino. Una de las ventajas de haber concentrado la actividad de las comu76
Las comunas populares ñas en las brigadas de producción, es que estimula la emulación entre ellas. Hay brigadas que trabajan bien y otras que trabajan mal, y hay por lo tanto brigadas ricas y brigadas pobres. La introducción del principio "a cada uno según su trabajo" ha de servir de aliento a las brigadas que son pobres, para mejorar la producción y alcanzar a las brigadas ricas. El énfasis puesto en las brigadas, no destruye la estructura tri partita de la comuna que, además de las brigadas, cuenta, como lo hemos visto a través de nuestras visitas, con el comité de administra ción y con los equipos de trabajo. Al comité de administración de la comuna le corresponde la presentación previa de las proposiciones concernientes a los planes de producción. Y después de consultar a los miembros de la comuna, el comité de administración y las brigadas se ponen de acuerdo para establecer el plan definitivo. El comité de administración tiene el derecho de controlar la producción de las briga das, y a su vez pesa sobre él la responsabilidad de cooperar a la solución de los problemas que surjan en relación con la producción. Debe velar por que las empresas industriales pertenecientes a las comunas fun cionen al servicio de la agricultura y por que la comuna no emprenda ningún plan de engrandecimiento que no responda a las posibilidades reales. Por otra parte el plan de producción de la brigada está basado sobre el plan de los equipos de trabajo. La brigada, finalmente, debe confiar a los equipos derechos determinados, en la producción y en la gestión. Una de las regiones que, según la prensa del exterior, a sufrido "las consecuencias desastrosas de las comunas", era la provincia de Kwantung. Es una de las provincias de China productoras de arroz. Sin embargo, antes de la liberación, resultaba deficitaria en arroz. Tenía que importar de Tailandia medio millón de toneladas al año para atender a una población que asciende actualmente a 40 millones. En 1953 la provincia se bastaba ya a sí misma y en los años siguientes podía además exportar alimentos a otras regiones de la metrópoli y a Hongkong y Macao. Luego, los tres años de calamidades naturales vinieron a cas tigar severamente sus campos; destruyeron 200 casas y pusieron a prueba la eficacia de sus comunas. En esas informaciones de prensa a que nos referimos las comunas de la provincia se presentaban como prácticamente abolidas; yo recibí un informe en contrario de una escritora extranjera que había pasado seis semanas en el sur y había visitado algunas de ellas. Era en los comienzos de 1962. La visita de mi amiga se extendió a tres comunas, una productora de arroz, otra de vegetales y la tercera de pescado y gusanos de seda. La primera, la "Comuna de la Flor del Este", a una hora de Cantón, había conseguido, gracias a la implanta ción de su propio sistema hidráulico, ahorrar una gran cantidad de energía humana; reduciendo a ocho horas la jornada de trabajo, con 77
China vence
Las comunas populares de la vida familiar" como resultado de la creación de las comunas, tema sobre el cual se ha escrito abundantemente en la prensa occi dental. Los famosos "dormitorios para hombres" y los "dormitorios para mujeres", no existen. La gente de la comuna se ríe cuando se le cuenta lo que se ha dicho sobre ellos. Y por lo que respecta a la destruc ción de la vida familiar por la supuesta separación de los sexos, el director de una de las comunas de la región de Shangai me dijo mostrán dome el hospital de la comuna: "Vea usted, sólo mujeres aguardando a ser madres. La única enfermedad que existe aquí." La creación de las comunas responde a una necesidad real. No es un resultado del empeoramiento en la condición del campesino, sino de la elevación de su situación. Acostumbrado bajo el régimen de las cooperativas a vivir mejor, quiere todavía avanzar más en su bienestar material, pero también servir a su país; contribuir a hacer de China la gran nación que él sabe que va a ser, que está ya siendo. Una corriente de elevado sentimiento nacional se abre paso por los lugares más remotos del interior, y la brigada de trabajo que se esfuerza en aumentar la calidad y la cantidad de los productos arrancados a la tierra, sabe que trabaja no sólo en beneficio propio, sino también por la grandeza de China. Por esa razón las comunas suscitan un interés muy difundido a través de todo el país. S e trata de ayudarlas po r todos los medios. La ayuda prestada por el Ejército —Ejército Popular de Liberación— al campesinado chino en los años duros, de calamidades naturales, es algo que no olvida el que trabaja la tierra, y que une de un modo que rara vez se da en otros países, al que viste de uniforme y al que viste de paisano. El último año el Ejército contribuyó con más de 22,5 millones de jornadas de trabajo a la construcción econó mica de la nación, y el 80 por ciento de ese esfuerzo fue para el campo: siembra, siega, construcción de diques y pozos en las comunas popu lares, las formas de ayuda más diversas. En las comunas encontramos a funcionarios y profesionales de todas clases ocupados conjuntamente con los campesinos en las tareas del campo. Cada uno de ellos, en condiciones físicas para hacerlo, debe trabajar en una comuna o en una fábrica, por un corto periodo de tiempo, una vez al año. Esta idea de combinar las actividades profe sionales con el trabajo manual no es una extravagancia de los actuales gobernantes chinos. Se encuentra en Marx, formulada con toda preci sión. Hablando de la futura enseñanza ideal, Marx escribía (Tomo I de El capital): "En esta educación para todos los niños de determinada edad, el trabajo productivo será unido a la enseñanza intelectual y a la educación física, no sólo como uno de los medios para aumentar la producción social, sino como la única manera de formar hombres desa rrollados completamente". La presente práctica china toma en considera ción principalmente a los adultos. Un funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores, un profesor universitario, ayudando a recoger la
cuatro días libres al mes para los hombres y seis para las mujeres. Lo cual suponía dejar mano de obra disponible para las pequeñas indus trias de la comuna, una pequeña mina de carbón, una fábrica de ladrillo, y otra de abonos, que permitían a sus miembros cubrir sus propias necesidades e incluso vender en Cantón una parte de lo producido. La mejora en la irrigación había conducido a un aumento de la produc tividad, de 300 cattíes por mu antes de la liberación, a 765 en 1961 (un catty equivale a 1,1 libras; un mu a 1/6 de un acre). La renta individual del campesino se había duplicado. "El pozo de piedra", otra de las tres comunas visitadas, se halla en uno de los suburbios de Cantón y está especializada en la produc ción de vegetales. Nuestra comunicante, que repetimos, no es china sino anglosajona, la presenta como una de las comunas más prósperas que había visto. "Ninguna gente hambrienta, ninguna gente sometida a un régimen cuartelario, podría expresarse con tal seguridad acerca del futuro de su organización. La comuna, que había aumentado la cantidad y la calidad de sus productos, no daba señales precisamente de hallarse en vísperas de desaparecer", me escribía mi amiga. "La Comuna Torrente", a través de la descripción que se me hacía, me recordaba las que yo había visitado y en las cuales los depósitos de agua construidos para luchar contra la sequía, eran al mismo tiempo aprovechados, como hemos dicho, para la cría de peces. La venta del pescado sobrante, una vez atendida la alimentación de sus miembros, había aportado a la Comuna Torrente, el año anterior, más de un millón de yuns. La cría del gusano de seda se extendía, y ya se sabe que ésta es una de las ramas más importantes de la agricultura china. Era una información, la contenida en esa carta, que no podía venir de mejor fuente y que contradecía los despachos enviados desde Hong Kong. Pero es ya bien sabido que la posesión británica se ha especia lizado en la emisión de noticias retorcidas sobre la República Popular. Algunos de los corresponsales extranjeros que allí residen y que no han sido autorizados a visitar China, en razón del juego de la recipro cidad, contribuyen a difundirlas por el mundo. La palabra " militarización" empleada a veces en el lenguaje original de las comunas, dio lugar en el extranjero a interpretaciones erró neas, a considerar a los comuneros viviendo en un régimen cuartelario. Pero ya en septiembre de 1958, en el comienzo mismo de las comunas, Hongqi, bimensual del Partido Comunista chino, explicaba que "orga nizarse militarmente no significaba evidentemente que los campesinos pasen a habitar una especie de cuarteles, ni supone darles el título de generales, coroneles o tenientes. Significaba simplemente que la rápida expansión de la agricultura exige de los campesinos que fortalezcan su grado de organización, que actúen más rápidamente y con mayor disciplina, para poder desarrollar en una escala más vasta todas sus capacidades en beneficio propio y del país". Algo parecido ocurrió con los comentarios sobre la "destrucción 78
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China vence cosecha, es ya un elemento inseparable de la actual agricultura. Y según nos aseguran los profesionales e intelectuales que han participado en las tareas del campo, no sólo han sentido gozo en hacerlo, sino que en la mayoría de los casos ha mejorado su salud. En las Obras escogidas de Mao Tse-tung (tomo III) se lee: "Existen dos clases de conocimientos insuficientes: los adquiridos ya preparados de los libros y los que son principalmente sensitivos y parciales. Unos y otros son unilaterales. Sólo la unión de ambos puede dar buenos conocimientos relativamente completos". Lenin había dicho: "Es impo sible imaginarse el ideal de la futura sociedad sin combinar la enseñanza con el trabajo productivo de la joven generación". En los últimos años las discusiones acerca de la enseñanza han girado en China, entre otros temas, alrededor de este punto: ¿"qué es el desarrollo en todos los apectos?" El criterio que ha prevalecido es que el desarrollo completo supone conseguir que los escolares posean cono cimientos relativamente amplios, que se hagan maestros en muchas clases de trabajo, que puedan "pasar, por turno, de un ramo de la producción a otro, según las necesidades de la sociedad, o su propia inclinación" de acuerdo con la recomendación hecha por Engels. Adap tándose a ella, los chinos "tienden a lograr que los obreros sean en la producción industrial maestros que puedan realizar muchas clases de trabajo, así como que los campesinos sean en la producción agrícola maestros en muchas clases de trabajo; que los obreros sean al mismo tiempo campesinos y los campesinos, obreros; que los hombres civiles hagan el servicio militar, y los militares desmovilizados sean produc tores; que los cuadros tomen parte en el trabajo, y los productores participen en la dirección", resumiendo la opinión de Lu Ting-yi con ocasión de una reciente conferencia sobre la enseñanza. Es únicamente una directiva, una tendencia, una idea que, como todas las reformas, en China se aplica sólo gradualmente. Pero en ello está la explicación de que nos hayamos encontrado en el campo traba jand o en los arrozales a homb res que pese a que ocup an una posi ción elevada en su profesión son, durante unas pocas semanas al año, campe sinos como los que trabajan regularmente allí. Los dirigentes chinos dan el ejemplo. En una de las obras de irrigación emprendida cerca del lugar donde se encuentran las tumbas de los Mings, es decir, entre la capital y la Gran Muralla, el presidente Mao y los principales miembros del gobierno, cumplieron con lo estipu lado, trabajando recientemente con el ímpetu habitual de un obrero. Los generales del Ejército de Liberación lo llevan a cabo en las comunas, confundidos con los soldados. Lo realizaron principalmente en los momentos en que las inundaciones amenazaban con arruinar las cose chas, salvadas en algunos sitios gracias al apoyo prestado por las fuerzas armadas. Una de las razones de que las comunas hayan podido, en su conjunto, enfrentarse con las calamidades naturales y salvar cosechas 80
Las comunas populares que en otro caso se habrían perdido por completo, es la simultaneidad establecida en las tareas, precisamente lo que de ellas algunos han criticado más. Las medidas tomadas en los periodos más graves para combatir la sequía y preservar el agua y el suelo, no impidieron que siguiera adelante con la forestación, la cría de ganado y la producción subsidiaria de instrumentos de labranza y de artículos de uso casero, lo que se traducía a fin de año en un aumento de los ingresos de las comunas. La comuna permite un mejor reparto de la mano de obra. Las comunas y el paro forzoso se excluyen mutuamente. En donde una comuna marcha bien, en toda la zona cercana no hay brazos cruzados. En muchas regiones el problema es el opuesto: la escasez de mano de obra. A los visitantes de países subdesarrollados, el encontrarse con que en China, un país de tales dimensiones, no existe el paro forzoso y que hay trabajo para todos, es una de las cosas que más les impresiona. Algún día, cuando se escriba la historia del "subdesarrollo", acerca de cuya solución hemos oido en los últimos años tantos discursos inútiles en las Naciones Unidas, se concederá a la China Popular el lugar que le corresponde, por constituir un ejemplo digno de tenerse en cuenta en más de un aspecto. Es difícil imaginarse desde el exterior del país la alegría con que se acogen por toda la nación las noticias de una buena cosecha. Durante muchos días ocupa un buen espacio en la prensa y en la radio. En agosto de 1962, los primeros informes sobre las lluvias abundantes que en el norte y el noreste de China descartaban el peligro inminente que pesaba sobre el trigo de primavera, fueron recibidos en todas partes con extraordinario júbilo. Del valle del Yang-Tsé se tenía la misma impresión: al fin, y después de tres años muy duros, las perspectivas agrícolas mejoraban. El arroz se presentaba bien. La amenaza de una repetición de las trágicas pérdidas en las cosechas, que ensombre cieron los años 1959, 1960 y 1961, se alejaba. Su repercusión más favorable fue la registrada en la mejora de la situación alimenticia. Las comunas contribuían a ello aumentado su suministro de vegetales a las ciudades. En algunas de ellas, como consecuencia de las inesperadas cantidades de verduras que llegaban al mercado, los precios bajaron. Para comprender bien la naturaleza de las comunas populares, saber lo que es una comuna popular rural, hay que observar su desarrollo por etapas, es decir, en un proceso constructivo de avances, de altos en el camino, de "rectificaciones en el estilo de trabajo" empleando la expresión ya muy arraigada en la terminología de los dirigentes y los planificadores chinos. Justamente durante mi segundo viaje, cuando estos organismo nuevos y complejos contaban sólo tres años de existencia, se estaba en plena discusión sobre el papel de las brigadas de producción como 81
Las comunas populares
China vence unidades independientes de explotación de la comuna popular. Esto fue seguramente lo que nutrió la interpretación errónea en circulación por el extranjero, según la cual, habiéndose reconocido el fracaso de las comunas populares, se daba el salto atrás volviendo a las coope rativas de tipo superior, de las que habían salido las comunas. Las comunas, eran según la opinión de esos comentadores de fuera a que nos referimos, una y la misma cosa con rótulos diferentes. En una palabra, las comunas "habían vivido", como decían algunos comenta dores franceses al hacer su autopsia. Era olvidar la existencia del principio mismo que había presidido su creación y según el cual "la estructura superior cambia y la estruc tura inferior permanece inalterada". La comuna popular se desarrolla por etapas, asignándoselas en ese proceso dos etapas principales: la socialista y la comunista. Pero subdividiéndose a su vez de acuerdo con las realidades económicas que acompañan —en el marco del proceso general de crecimiento— a cada una de ellas. Por ejemplo, la etapa socialista se subdivide en otras dos: la de la propiedad colectiva y la de la propiedad del pueblo entero. Y la etapa de la propiedad colectiva, contiene dentro de sí misma otras dos fases: el sistema de propiedad basado sobre la brigada, y el sistema de propiedad basado sobre la comuna en su conjunto. Por haberse perdido de vista este proceso de evolución de las comunas populares, se ha escrito sobre ellas tantas cosas inexactas. Las relaciones de producción deben corresponder al desarrollo de las fuerzas productivas, y conforme a esa ley objetiva, el sistema de propiedad colectiva basado sobre la brigada que es lo que tiene lugar en la fase actual, responde a las exigencias del presente momento de la agricultura china. El principio de la transformación gradual de la agricultura, y podría decirse de la experimentación acerca de la viabilidad y eficacia de cada gran innovación propuesta, fue defendido por Mao Tse-tung incluso antes de la implantación del nuevo régimen. Mao había compren dido desde el comienzo cuan acertada era la política de Lenin, de no vacilar en dar un paso atrás, cuando fuese necesario, para volver a avanzar luego. Como lo hizo el gran promotor de la Revolución Rusa al salir al encuentro de la primera crisis económica seria con que tuvo que enfrentarse el país en los años veinte, dando un frenazo valeroso e introduciendo la NEP (Nueva Política Económica), sin hacer caso de las protestas de la "oposición de izquierda". En 1943 Mao Tse-tung declaró que " la manera para los campesinos de terminar con su pobreza era colectivizar progresivamente". El "progresivamente" se convierte en una idea fundamental de la Revolución triunfante. El artículo 34 del "Programa Común", es decir, de la agricultura, comenzando por las 1. Synthéses,
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Revue Internationale,
Bruselas, abril de 1962.
manifestaciones más elementales de la ayuda mutua y pasando a las cooperativas de tipo superior. A lo largo de su historia de más de treinta siglos, se ve a China atravesar crisis nacionales de una amplitud que a cualquier otro pueblo hubisen hundido e nun precipicio sin remonte posible. En los periodos más duros revela su pujanza una fuente inagotable de energía: el campesinado. Es ese campesinado el que a través de las comunas se apresta hoy a probar que, crisis como la de los últimos tres años encuentran en la gente que continúa apegada a la tierra, nervio y tenacidad suficientes para resistirlas y dejarlas atrás, como un mal recuerdo pasajero. Y en verdad que se puede tener confianza en el campesinado de China. Charles Paron hacía una observación muy en su punto: "Nadie piensa en negarle al campesino chino su capacidad para aprender el manejo de las armas hasta poder derrotar a los ejércitos equipados a la ameri cana —una alusión a la guerra de Corea. Y, sin embargo, en el caso de la comuna popular, se le ha querido negar el conocimiento de su propio terreno, de su propia condición, de su cielo y de sus estaciones, y el estudio de sus propias posibilidades y de su puesta en valor." Se había pronosticado el hundimiento paulatino de las comunas populares en el olvido. Así fueron interpretadas en ciertos círculos del extranjero las medidas adoptadas en 1961 y destinadas, por el contrario, a su consolidación. Me encontraba justamente en China en el momento álgido de una discusión sobre el estado de la economía nacional, que se había prolongado durante meses y acerca de cuyas incidencias me había informado un miembro de uno de los partidos no comunistas de la coalición gubernamental. El me dio la " temperatura" de un debate que se extendió a todos los aspectos fundamentales de la producción china que entraba de pronto en un periodo de dificultades. Numerosos detalles, recogidos por quien había participado personalmente en aquel debate, venían a confirmar que, pese a cuanto se escribe sobre la rigidez china, las discusiones de ese tipo se distinguen por su franqueza. La franqueza en el análisis de las cuestiones planteadas es esti mulada por el elemento oficial. Precisamente ese mismo amigo, miembro de uno de los partidos democráticos, con quien yo había hablado, me contó que, en un momento dado, un correligionario suyo había vacilado en pronunciar la palabra crisis por no herir los sentimientos del repre sentante del gobierno que asistía a la reunión, y que entonces otro de los participantes, un destacado comunista, le interrumpió dicéndole: "llame usted a las cosas por su nombre. Es crisis y bien crisis". En vez de pensar en abandonar las comunas, el comunicado dado en Pekín a fines de septiembre de 1962 a raíz de la reunión del Comité Central del Partido Comunista chino, presidida por Mao Tse-tung, al tratar del plan económico, anunciaba que se habían tomado decisiones "en lo que se refiere al problema de la consolidación de la economía colectiva de las comunas populares". Se recordaba —en el mismo comunicado— que en el sector agrícola China había sufrido en los últimos años las consecuencias de las calamidades naturales, pero, siguiendo con el hábito de no ocultar lo que pueda ser achacable a la 1
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China vence propia responsabilidad, se reconocía también haberse producido "carencias y errores en el trabajo". A fin de corregir esas carencias y errores, es por lo que se han adoptado las nuevas directivas para las comunas. Ese proceso continuo de reajuste explica el por qué no ha sido promulgada una ley sobre las comunas. Se prefiere el procedimiento más elástico de las directivas, dejando para más tarde la codificación a base de las experiencias obtenidas de la propia realidad.
capítulo
7
La línea general
1962 fue en China un año lleno de interesantes debates sobre las expe riencias pasadas, y de decisiones importantes alrededor de lo que se llama, en la construcción del socialismo, la línea general. En la tercera sesión del Segundo Congreso Nacional del Pueblo, celebrada en Pekín del 27 de marzo al 16 de abril del citado año, el informe presentado por el primer ministro, Chou En-lai, fue discutido por los diputados en las reuniones de grupo, desde el 29 de marzo al 9 de abril. En las sesiones plenarias tomaron la palabra 164 diputados. Eso da una idea de la amplitud de una discusión que tenía lugar en un momento decisivo para el curso ulterior de la política de la Repú blica Popular. Era el gobierno supremo deliberando a través de sus dos órganos principales, el Congreso del Pueblo Chino y la Asamblea Consultiva, pues ambos estuvieron reunidos al mismo tiempo. La Asamblea Consul tiva integrada por representantes de toda clase de grupos y organiza ciones, incluyendo los grupos religiosos, los distintos partidos, los capitalistas nacionales —que todavía por esa fecha seguían percibiendo sus intereses—, los chinos de ultramar. Los dos organismos deliberaron en edificios diferentes, el segundo de ellos, la Asamblea Consultiva, en su propia función de consejera. Esta vez, a la sesión del Tercer Comité Nacional de la Asamblea Consultiva asistieron 897 miembros, más 816 personas invitadas; todas ellas se habían distinguido por su trabajo en distintas ramas de la actividad nacional. Asistían también en calidad de invitados, los antiguos generales, primero presos, luego rehabilitados, de Chang Kai-shek, y el último emperador de China, Pu Yi. Tres mil en total, entre diputados, consejeros e invitados, en una discusión a puerta cerrada, por la excepcional importancia de los asuntos a tratar, y prolongada durante tantos días sin que se produjese la menor "ftga", la menor indiscreción, lo cual fue en sí mismo extraordinario. Había que dar por descontado que un acontecimiento de tal relieve desarrollado en el secreto hasta la publicación, bastante después, de los comentarios oficiales, desencadenase en la prensa del extranjero toda clase de versiones y conjeturas sobre lo que había tenido lugar. Lo que no se sabía era suplido por el género más fácil de especula ción. En medio del confusionismo creado deliberadamente fuera de China por los encargados de llenar cualquier vacío de información sobre 84
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China vence dicho país, prevalecía bien claramente el propósito de atribuir el secreto observado "al deseo del gobierno de Pekín de ocultar el fenomenal fracaso de toda su política económica, dramatizado por fugitivos huyendo del hambre hacia Hong Kong", por citar lo que escribía uno de dichos "expertos" extranjeros en cuestiones chinas. Yo por el contrario me sentía pisando terreno firme al escribir sobre ello a mis periódicos, gracias al material acumulado durante mi segunda visita, parte del cual forma la substancia del presente capítulo. En muchas ocasiones, al escribir este libro, y para mayor exactitud, reproduzco directamente de mis cuadernos lo apuntado en los lugares mismos y lo reproduzco sin retoques de estilo. He aquí trasladadas en su forma original, las notas de mis diversas conversaciones sobre el problema capital de la planificación, con el señor Yung Lung-kuei, director adjunto del Instituto de Economía de la Academia China de Ciencias. "Primero, si le parece —comienza el señor Yung— tomemos como punto de partida la situación en 1957, cuando vino usted la primera vez a China. Ya entonces habían sido llevadas adelante las dos fases principales de nuestra Revolución. La primera, la revolución demo crática. Nada se podía acometer de sólido sin liquidar los restos del feudalismo. Después de vencido el régimen reaccionario del Koumintang, fundamos la China Popular, cuya tarea más inmediata era desbrozar el camino, aboliendo uno tras otro los últimos vestigios feudales, los privilegios de la antigua sociedad. "Esto nos permitió hacer pasar toda la soberanía a manos del pueblo chino. No muchas cifras, para no cargarle a usted con un sobre peso de datos estadísticos que, en la medida que los vaya necesitando serán puestos a su disposición, pero sí un par de ellas para ilustrar la observación anterior. 'En la vieja China había mil ochocientas empresas extranjeras, incluyendo fábricas, minas, almacenes, depósitos, barcos. Hoy, excep tuadas un par de esas empresas, que continúan sus actividades, todas ellas han pasado a manos del pueblo. "Incluso ese par de empresas indiviuales que aún subsisten, tienen que ajustarse a las leyes y a la política del gobierno. En la vieja China ellos eran los amos; en la China de hoy los amos somos nosotros, el pueblo chino. Es el rasgo distintivo de lo ocurrido bajo la primera fase: la revolución democrática. "Segunda fase. La China Popular va derecha a una reforma agraria profunda, y mediante la cual el sistema feudal de propiedad de la tierra es enteramente destruido. Procedemos, sin embargo, ajustándonos a las condiciones reales de la situación. Era aconsejable políticamente, y justo, el establecer una diferencia de trato entre dos sectores de la vieja sociedad: la clase poseedora al servicio de los intereses del impe rialismo extranjero, y aquel otro de la vieja sociedad, que en último término se sentía identificado con su pueblo frente a sus explotadores 86
La línea general del exterior. Es decir, entre la burguesía burocrática y la burguesía nacional. "La primera aprovechándose de la política del Kuomintang y de la corrupción que la acompañaba, había acumulado riquezas conside rables teniendo a la gente trabajando para ella en condiciones mise rables. Confiscamos, pues, toda esa parte de la propiedad rural y sin compensación. En cambio, permitimos a los antiguos terratenientes que no se habían hecho culpables de crímenes contra el pueblo, el asociarse al trabajo colectivo común en el campo. "Confiscamos igualmente la propiedad industrial de la burguesía burocrática, sin compensación, incorporándola a las empresas del Estado. Con estas empresas en nuestras manos pudimos hacer frente al bloqueo y al embargo. "Pasemos a la burguesía nacional. Constituía un cincuenta por ciento del total. Con ella seguimos una política distinta, una política de colabo ración. Les dimos todas las oportunidades de asociarse al gran esfuerzo que emprendía el pueblo chino. "Sin llevar adelante primero la revolución democrática, no hubié ramos podido —o hubiese sido muy difícil— ir a la revolución socialista. "De 1949 a 1952 sentamos las bases de la nueva economía, reorga nizando y reconstruyendo la agricultura, estabilizando los precios y nivelando el presupuesto. Reformamos al mismo tiempo las empresas confiscadas. "El primer plan quinquenal consigue sus objetivos principales: primero, abre el camino de la transformación socialista. La cuestión estaba en convertir las formas privadas de la economía en formas socialistas de la economía. "En el campo y como resultado de la Reforma Agraria, los campe sinos pasaron a ser a la vez trabajadores y pequeños propietarios de la tierra. Nuestra política de entonces se dirigía a asegurar que ese proceso fuese acompañado de un desarrollo de la producción agrícola. A eso respondió la rápida extensión de las cooperativas, que eran el equivalente de las granjas colectivas de la URSS. Para cuando vino usted a China la primera vez, el 98 por ciento de las casas campesinas se habían reagrupado en cooperativas. "La cifra era tan impresionante que en la prensa occidental se dijo que obligábamos, que forzábamos a los campesinos a entrar en las cooperativas, lo mismo que dijeron después con respecto a las comunas populares. ¡Como si fuese posible forzar a quinientos cincuenta millones de campesinos! "La producción agrícola aumentó en un 25 por ciento en ese tiempo. Es la prueba de que la participación campesina voluntaria era auténtica. "En su inmensa mayoría los campesinos se convencieron de que no bastaba la reforma agraria proclamada y decretada. De que todo dependía de la clase de organización que la acompañara y de que única mente la forma socialista les aseguraba la prosperidad. 87
China vence "Segundo, la transformación del artesanado individual. Eran unos cinco millones, incluyendo herreros, obreros, artífices —como los que habíamos visto en los talleres de jade y marfil de Pekín. "Nuestro sistema tenía su sitio para ellos. Se les organizó en coope rativas sobre base voluntaria. Era una incorporación más a la eco nomía socialista. Todo lo refente al artesanado quedó resuelto y completado para 1956. "Tercero, la transformación de la burguesía nacional. La burguesía nacional era en esencia capitalista. Para edificar el socialismo y no dejarla al margen de la construcción nacional, había que eliminar de esa burguesía la parte explotadora. Era, como he dicho, otra cosa, muy distinta de la burguesía burocrática. La burguesía nacional, en la vieja China había querido la prosperidad nacional; se oponía al impe rialismo y, en cierto sentido, había sido también la víctima de la política represiva del Kuomintang. Muchos de estos burgueses apoyaron desde el principio el propósito de acabar con el régimen reaccionario. Cuando no estaban activamente del lado del pueblo, eran neutrales. La revolución tenía que tenerlo en cuenta." (En mis diversas conversaciones con el señor Yung, lo mismo que con otras autoridades y dirigentes chinos, yo formulaba preguntas, a mi comodidad, sintiéndome al hacerlo libre de toda prevención. Las respuestas que recibí, cuando no han sido por mí explícitamente citadas, han venido a nutrir el material de este libro. Pero, en algunos casos, como en éste, he preferido dejar que la exposición siguiese su curso sin interrupciones de mi parte, a fin de recoger en toda su continuidad el pensamiento de mi interlocutor.) "Las fábricas y la maquinaria de esa burguesía nacional lo mismo que su conocimiento y experiencia de ciertas actividades industriales —continúa diciéndonos el señor Yung— eran de importancia para el pueblo de China, e interesaba utilizarlos en su beneficio. Adoptamos por consiguiente una política combinada: por un lado eliminar de esa burguesía nacional el elemento de explotación; por otro, asociarla a nuestro esfuerzo nacional. "No confiscamos su propiedad, como lo hicimos con la burguesía burocrática. Optamos por la transformación pacífica. Lo de "pacífica" no quiere decir que no hubiese que luchar con ella, pero la lucha fue llevada adelante en una forma civilizada. "Sus empresas fueron convertidas en "empresas conjuntas", sobre la base siguiente: el gobierno se comprometía a que cada capitalista nacional recibiese el cinco por ciento de interés anual de sus inversiones, libre de impuestos. Pero, a condición, primero, de que las empresas fuesen explotadas por el Estado y que corriese a cargo del Estado la responsabilidad de la gestión. Segundo, de acuerdo con su experiencia profesional los capitalistas podían ser empleados en ellas y recibir un salario bastante elevado, pero tenían que adaptarse a la dirección y la política del gobierno. Tercero, sus derechos políticos eran garantizados; 88
La línea general podían votar y ser elegidos, y hoy encuentra usted a algunos de esos capitalistas designados para el Congreso y a un número más reducido que ocupan puestos en el gobierno. "Dos de ellos son vicepresidentes del Comité Permanente del Congreso Nacional del Pueblo. El actual ministro de la Industria Ligera es un antiguo capitalista de Tienchín. Cuando en 1957 visitó usted Shangai, vio al vicealcalde de entonces. Hoy el viceministro de la Indus tria Textil." (Se refería a Yung Yi-jen, con quien habíamos cenado en su casa, en Shangai, con buenos vinos españoles todavía de la vieja bodega familiar, y en compañía de su señora, admirablemente vestida y una buena conversadora como su joven marido. El vicealcade nos había contado, cómo su padre, el conocido multimillonario Yung Teh-sheng —que en su tiempo fue "story", noticia de primera página en los diarios norteamericanos a causa de su secuestro por los bandidos de Shangai, con su rescate fijado en doscientos mil dólares—, decidió, a pesar de su avanzada edad, quedarse en China después del triunfo de la Revolu ción. Sus hermanos, en cambio, optaron por Hong-Kong, o por Siam, donde uno de ellos tenía una fábrica. Yung Yi-jen se quedó también en Shanghai. Fue una decisión patriótica, pero también afortunada. Sus fábricas habían pasado a ser una empresa de propiedad compartida, joint owner ship, pero se le había garantizado un dividendo anual sobre el capital. Y él ha hecho bajo el nuevo régimen una brillante carrera política.) "En un futuro no lejano esta burguesía nacional —observa el señor Yung Lung-kuei— se habrá fundido con el pueblo chino viviendo bajo el socialismo. Su modo de ver las cosas habrá ido cambiando, y no hablemos de sus hijos, muchos de los cuales militan entusiásti camente en las organizaciones juveniles. "Para fines de 1957 el sistema socialista estaba definitivamente instalado. En el curso de dicho año denunciamos ciertos errores en la aplicación práctica de nuestra política. "Era en vísperas de 'el gran salto adelante" que comienza, como usted sabe, en 1958. Para apreciar bien lo que fue en sus comienzos ese acontecimiento de vastas repercusiones, conviene hacer, volviendo la vista atrás, un resumen de la situación económica tal como se pre senta de 1953 a 1957. "Hablando en términos generales el total de las inversiones sociales de ese periodo se puede fijar en 55 mil millones de yuans. De esa suma 49,3 billones fueron aportados por el Estado. Más del 50 por ciento de dichas inversiones fueron a la construcción de fábricas y a las minas. Durante esos cinco años pusimos en marcha diez mil empresas grandes y pequeñas; de ellas, 900 eran grandes empresas. "Muchas fueron instaladas con la ayuda de la Unión Soviética y de otros países socialistas. Con su ayuda desarrollamos nuestra propia técnica. Era esencial, indispensable. De otro modo para atender a todo 89
China vence lo que se había construido, hubiesen sido necesarios centenares de miles de expertos extranjeros. "El primer plan quinquenal probó la eficacia de una planificación socialista de la economía en un país económicamente, industrialmente, atrasado. En comparación con 1952 la producción industrial muestra ya en su conjunto en 1957 un aumento de un 128%. Cuando usted estuvo aquí esas eran cifras más bien de cálculo pero después las comprobamos. "La base estaba ya sentada para el "gran salto adelante". La con clusión del primer plan quinquenal planteaba la cuestión de elevar el nivel de vida del pueblo chino. Se había hecho mucho, pero el nivel de vida era todavía muy bajo. Es evidente que, incluso hoy, nuestra técnica no ha alcanzado la altura de la de ciertos países del occidente. Pero, el esfuerzo para alcanzarla es constante. Durante los últimos años ese esfuerzo ha sido intensificado. Ha habido fallos, hemos come tido errores; pero, no nos hemos obstinado en el error. Hemos apren dido, hemos sacado las consecuencias necesarias, hemos rectificado. "El bajo nivel de vida exigía el dar un gran empuje a la producción para que la gente pudiese vivir mejor. Las amplias masas del pueblo lo pedían. Querían ver, en un periodo comparativamente corto de tiempo, a China transformada en un país próspero. Esta aspiración está bien justif icad a e inspir a y rodea el "gran salto adelante". Las masa s se lanzaron a él con gran resolución. "La mayor realización de "el gran salto adelante" ha sido la de extender todo lo conseguido con los primeros planes quinquenales. Extender la base de la modernización de la industria. Aumentar la capa cidad de rendimiento de las empresas. Con el desarrollo de la industria del acero y del hierro, otros sectores de la economía de una importancia capital para China, como son los transportes, se han extendido a su vez. "En el primer año de "el gran salto adelante", en 1958, la produc ción de acero aumentó a 8 millones de toneladas. En 1959, a 13 millones 550 mil. Yo recuerdo que cuando hablamos en 1957, le dije a usted que para 1962 esperábamos llegar a 12 millones. Pues bien, en 1960 se produjeron 18 millones de toneladas. "Era ya la seguridad de poder llevar a los objetivos señalados la producción en otras industrias esenciales para corregir nuestro atraso técnico. Desde entonces se han podido fabricar en China equipos enteros de maquinaria, que antes teníamos que importar. La capacitación y el perfeccionamiento en una rama de la producción repercuten sobre las otras y así todo va afirmándose, aunque los verdaderos resultados se tarde todavía algunos años en tocar. En muchos casos, únicamente, se van sentando los fundamentos del crecimiento futuro. "Nos colocamos, gracias al "gran salto adelante" en condiciones de construir el equipo para las minas y para las estaciones hidráulicas, de cuyo desarrollo depende en gran parte el progreso de la agricultura. 90
La línea general "De hecho podemos comenzar a construirlo todo. Usted se da cuenta de lo que eso supone para China. Para conseguirlo había que movilizar todas las fuerzas productivas del país. No es "trabajo forzado", como se ha escrito tan irresponsable mente fuera de China. Es movilización socialista. Nuestra línea general, una de las tres grandes divisas de la política de construcción nacional, implica el "ir de lleno" al desarrollo de la economía para asegurar el mayor bienestar posible de las masas. Ello requiere un constante y gran esfuerzo. Es el concepto de la plena actividad. "La correlación entre industria pesada, industria ligera, y agri cultura es una de nuestras preocupaciones principales. Si en un momento hubo que poner el énfasis en la industria pesada, fue por las razones anteriormente expuestas. Por la necesidad de crear una base fuerte y propia de expansión económica. Sin olvidar nunca la importancia de la agricultura. Aun en el periodo álgido del gran empuje industrial, era ley para el enfocamiento realista de los problemas de la productividad en el marco de nuestra economía, el dar a la agricultura toda la importancia que tiene en China. Si la industria era el factor dominante, la agricultura continuaba siendo el fundamento. Trabajamos a gran velocidad —él emplea la expresión inglesa high speed — y cuando deci mos que "desarrollamos", quiere decir high speed, a un ritmo superior al del plan quinquenal. "¿Cuáles fueron las razones de que adoptásemos ese procedimiento de trabajo? Primera, a través del primer plan quinquenal, el proceso de producción había experimentado cambios fundamentales. Habíamos establecido en China un sistema socialista. Era una situación diferente a la del comienzo del primer plan quinquenal. "En ese periodo todavía subsistían la economía individual y la eco nomía capitalista. Bajo el sistema socialista, alcanzado desde entonces, era posible "desarrollar" un ritmo más acelerado. No era ningún capricho, sino la ley del desenvolvimiento económico bajo un régimen político que se ha fijado como objetivos el mayor bienestar del pueblo y el engrandecimiento de la nación. "En tales circunstancias era lógico que el nuevo ritmo, el ritmo de "el gran salto adelante", excediese a la velocidad del primer plan quinquenal. "Volvamos a u nas cifras indicadoras. En 1952, 1 350 000 tonelad as de producción de acero; en 1957, 5 350 000 toneladas. "Pero eso significa mayor velocidad y mejor material, lo cual en nuestro caso no se contradice sino que se completa. "Y al mismo tiempo mejor fuerza técnica. De esto último habrá oido usted seguramente hablar, y volverá a oirlo en sus visitas a las fábricas, a los centros educativos y a los ministerios. Pero es una cuestión sobre la que no se insistirá nunca lo bastante. La mitad de nuestro éxito, no sólo actual, sino futuro, depende de los cuadros. No es suficiente formar ingenieros, geólogos, agrónomos, arquitectos, 91
China vence químicos. Es necesario que sean de la mayor capacidad posible. A medida que la producción se desarrolle harán falta unos técnicos preparados para tomar iniciativas, dentro del marco general de la planificación y de la política del gobierno, sin tener que depender de las instrucciones de Pekín. "La descentralización es favorecida en la medida que no obstacu lice la planificación y con tal de que en lo substancial se ajuste a la línea general. "Pero para eso hacen falta cuadros que estén a la altura de su responsabilidad al asumir tareas que antes les eran señaladas en detalle y que sepan marchar sobre las dos piernas, sin caerse." (Marchar sobre las dos piernas es una de esas frases tan sencillas y fáciles de captar incluso para aquel que se encuentre entre la minoría de los que aún no han aprendido a leer y escribir —una minoría llamada bien pronto a desaparecer. Todo el lenguaje revolucionario chino es así de gráfico y directo. El "marchar sobre las dos piernas" daba al "gran salto adelante" el sentido dinámico de la simultaneidad. Era, entre otras cosas, la combinación afortunada del empleo de la técnica moderna y de los métodos del artesanado, arraigados profundamente en la tradición nacional. Y lo que hizo posible, coin cidiendo con la creación de las comunas, el que adquiriese tal auge el acero popular. El acero para el cual no eran absolutamente indis pensables los altos hornos. Que podía salir forjado del taller de tipo primitivo instalado por los campesinos en su propia comuna, bajo la dirección de un experto venido de un gran centro industrial.) "Durante el proceso de entrenamiento de nuestro personal técnico —precisa el señor Yung— la colaboración y participación de la Unión Soviética y de otros países desempeñó un papel importante. Al comienzo de la liberación un ingeniero chino era incapaz de realizar la quinta parte de lo que hace hoy. En 1952, ese mismo ingeniero era ya capaz de muchas cosas, pero no podía dibujar, diseñar un proyecto, indepen dientemente. En 1957 ya se encontraba en condición de diseñar hornos de fundición de 350 toneladas. Hoy podemos hacer hornos de fundición de 1 513 metros cúbicos. "Eso prueba que al terminar el primer plan quinquenal el nivel técnico se había .elevado. Paralelamente se desarrollaba la conciencia política de las masas chinas. Es decir, que no aportaban a la construc ción nacional un concurso de mano de obra rutinaria, sino de mano de obra consciente, sabiendo lo que su contribución suponía para el bienestar del pueblo chino en su conjunto. "La capacidad de iniciativa y de determinación han aumentado con el progreso técnico. Es lo que nos permitió alcanzar la high speed, la gran velocidad, en el segundo plan quinquenal." A una pregunta mía: ¿Son los técnicos extranjeros indispensables hoy?, el señor Yung contesta: "Debido a la elevación de la técnica propia, no son tan indispensables." 92
La línea general "En el primer periodo de la construcción teníamos necesidad de invitar a expertos soviéticos y otros para reparar un horno de fundición. En electrónicos necesitábamos antes expertos extranjeros. Hoy no. "Podemos necesitar, y necesitamos alguna ayuda técnica pero no en la proporción anterior. "Volviendo a la cuestión del ritmo en la producción. Era indispen sable un gran entusiasmo, pero también una dirección, una leader ship de calidad. Esa la proveía la línea general, que es uno de nuestros principios básicos, una de las tres banderas. (Las otras dos, el gran salto adelante y las comunas populares.) "¿Cuáles han sido los cambios habidos hasta aquí en el curso del gran salto adelante? Tomemos un ejemplo, el de la producción de acero. Lo previsto para el final de segundo plan quinquenal (1962) era de 10 500 00 a 12 millones de tone ladas. Pues bien , en 1959, en un año del gran sa lto a delante, se pro dujeron 13 350 000 to neladas; en 1960, 18 millones. "En los otros siguientes renglones de la economía: carbón, energía eléctrica, construcción de maquinaria industrial, madera, papel, textiles, los objetivos del segundo plan quinquenal fueron cumplidos bastante antes de aproximarse su expiración. "Pero, lo más importante es que en ramas substanciales de la industria, la producción ha aumentado. Debido al desarrollo de la industria del acero y del hierro, la de la maquinaria dio un salto enorme. Nuestras necesidades en equipo comienzan a ser satisfactoriamente cubiertas. En este renglón se ha alcanzado a cubrir un 80 por ciento de lo necesario. "Aún debemos importar la maquinaria extremadamente grande e instrumentos de precisión. En esas dos ramas de la producción no podemos decir que nos bastemos a nosotros mismos. "Hay que admitir francamente además, que en diversos aspectos de la producción no hemos alcanzado aún el nivel técnico de ciertas naciones. Y, sin embargo, no constituye ninguna jactancia infundada el declarar: En industria somos realmente un gran país." Así terminó nuestra primera serie de conversaciones con el señor Yung sobre la planificación china. Se prologaron durante varios días y de ser reproducidas in extenso hubiesen llenado la mayor parte de este libro. Nos despedimos dejando lo referente a la agricultura para mi regreso de la visita a las comunas. La conversación acerca de la agricultura comenzó con un cambio de impresiones sobre las comunas visitadas. Yo debía celebrar una interview" con el viceministro de Agricultura, reputado como una autoridad en la cuestión de las comunas; pero, deseaba también viva mente oir lo que tuviese la amabilidad de exponerme con relación al mismo tema el señor Yung, de cuyo tiempo había abusado y que, sin embargo, se prestó a una entrevista que también duró una tarde entera. 93
China vence Comenzó con un examen, en parte retrospectivo y en parte, desgra ciadamente todavía muy de actualidad, de las consecuencias de las calamidades naturales al entrecruzarse con los planes que para la agricultura se habían elaborado. Los efectos perjudiciales de tres años consecutivos de inundaciones y sequías —algunas de ellas, por sus dimensiones y por su carácter prolongado, de las peores conocidas en China en los últimos cien años—, no se circunscribieron únicamente a la agricultura. Su alcance devas tador se extendió por rechazo a la producción industrial, al "tocar" las materias primas, comenzando por la industria textil. Y a la "financia ción" general de la economía. "Digamos, por ejemplo, que el tabaco se vende a 50 céntimos el paquete y que el 25 por ciento del importe de su venta va al Estado. Si se produce un paquete menos, esa reducción afecta a los ingresos del Estado y por lo tanto a la financiación de la producción estatal. "La respuesta a las calamidades naturales fue la adopción de una serie de medidas destinadas, unas a contenerlas, otras a intensificar la producción agrícola. Restablecer la producción agrícola e incluso promover su aumento, es actualmente uno de nuestros principales objetivos. "Cuando se trata de la agricultura hay que tener en cuenta, sobre todo, una cosa: la producción industrial es un proceso físico que puede ser controlado por el hombre. Pero la producción agrícola es un proceso biológico, en el sentido de que es intervenido por la naturaleza. "Por consiguiente el restablecimiento de la producción en la agri cultura exigirá más tiempo que en la industria. Puede necesitar un año, dos años, o más. Dependerá del esfuerzo que hagamos, pero tam bién depende del tiempo. "Una vez eso vencido, es legítimo esperar un nuevo gran paso hacia adelante en la economía nacional. La presente disminución en el ritmo de la producción, es únicamente temporal. "¿Qué hace el Estado, en escala nacional, para dominar las cala midades naturales? Para comenzar, los grandes depósitos de agua algunos de ellos gigantescos, costeados por el Estado; unos terminados' otros en vías de construcción. Lo que usted ha visto en la provincia de Anjuí. Aparte de la ofensiva sobre los grandes ríos, el río Amarillo, el Yang-Tsé, el río de las Perlas, la acción sobre los ríos subsidiarios', en parte complementada por las iniciativas de las comunas. "Como resultado de estos esfuerzos, el área irrigada ha aumentado en los últimos cuatro años, de menos de 30 por ciento en algunos sitios, a un 50 por ciento en otros. "Los grandes depósitos, los "reservoirs", más la maquinaria de irrigación provista por el Estado a las comunas, han comenzado a evidenciarse altamente eficaces en la lucha contra las calamidades natu rales. Pero, no se debe exigir de nosotros que lo resolvamos todo en un abrir y cerrar de ojos. 94
La línea general "Muchos de esos "reservoirs", de por sí, son de una gran capacidad potencial; pero la persistencia de las sequías en los últimos años impidió el que acumulasen toda el agua que aguardábamos. "Acerca de la autoridad de las comunas, no es exacto, como han pretendido algunos comentadores de fuera, que las hayamos prácticamente "decapitado". Las hemos readaptado a las nuevas circunstancias, de acuerdo con la experiencia de una institución tan joven, y conforme a las demandas y sugestiones de los propios miembros de la comunas. "Para desarrollar nuestra agricultura, aparte de las medidas mecáni cas, es vital fomentar el entusiasmo de los campesinos. Una política agraria como la nuestra, con años de esfuerzo todavía por delante y yendo desde los cambios en los cultivos hasta la mecanización de las tareas del campo, es decir sacudiendo concepciones y costumbres seculares, no puede ser llevada adelante sin haber ganado, y no por la fuerza, en último término enteramente inútil tratándose de masas tan enormes, sino por la convicción, la adhesión de la gran mayoría de la población campesina. El espíritu que prevalece en las comunas usted ha podido comprobarlo. "En la comuna se afirma el centralismo democrático. Su funciona miento interno permite el reajuste, la rectificacción, la redistribución de funciones, sin violentar lo fundamental de su estructura. "Pero, por si alguien lo duda, las comunas populares están ahí para permanecer, y serán desarrolladas y consolidadas. "Habrá, aquí y allá, que hacer las correcciones necesarias. En algunas se ha propasado el límite prudente de la industrialización casera. Pero esos excesos no constituyen un argumento para poner en duda el valor práctico de las actividades industriales de la comuna, siempre y cuando estas actividades hayan sido ajustadas a las condi ciones de cada una de ellas y a las posibilidades reales de su trabajo. Hay industrias comunales que hacen un buen uso de ciertas condi ciones locales. Por ejemplo, pequeñas minas de carbón, materia prima para la fabricación de cerámica, que se encuentran en las cercanías. Posibilidades que antes eran desperdiciadas y que hoy, debido al interés de las comunas en procurarse por su propio trabajo artículos de uso comunal o de uso casero, en vez de tener que gastar sus recursos en adquirirlos, son aprovechadas. Con una población campesina tan nume rosa, la suma de todos esos aprovechamientos parciales representa un conjunto muy respetable en beneficio de la economía de la nación. "Nosotros no alentamos a las comunas a ser "self-supporting", a "bastarse a sí mismas", porque eso no es posible. Hay también ciertos artículos que no resulta económico para las comunas el producirlos, sino que es mejor que se encarguen de ello las fábricas modernas; por ejemplo el algodón, en cuya producción los métodos indígenas han quedado definitivamente superados. Pero sí las alentamos a que tomen en consideración sus posibilidades de llevar adelante ciertas actividades 95
China vence industriales que puedan rendir un servicio colectivamente a las comunas e individualmente a los comuneros. "Es muy importante, por otra parte, que la actividad de los campe sinos no sea distraída por otras tareas de las fundamentales de la comuna, las agrícolas."
capítulo
8
Política exterior
En 1957 el primer ministro Chou En-lai, entonces también ministro de Asuntos Exteriores, me concedió una larga "interview" sobre la política exterior de su país. Como dichas declaraciones mantienen todavía una incuestionable actualidad y muestran la continuidad de la política exterior china, considero de interés citar aquí parte de lo que en aquella ocasión me dijo el primer ministro. Contestando a una pregunta mía sobre si la continuación de la guerra fría, no constituye un estado de preguerra, con el peligro cons tante de conducir a una conflagración general, el señor Chou En-lai dijo: "En los últimos años nos hemos atenido a esta posición: que la situación general tiende a la disminución de la tensión, a la detente, lo cual no significa que no existan circunstancias de tensión. Surgen sin cesar. Tienen su origen en la actuación de los Estados Unidos, donde se teme una atenuación de la tensión. Se teme porque afectaría desfavo rablemente su política de monopolio y de control, y en cambio, favore cería el desarrollo del movimiento de paz y de independencia nacional. Pero también porque podría llevar a una ruptura con sus aliados, a un desquebrajamiento de la coalición occidental. Temiendo todo esto, tratan de mantener la tensión, aunque sea, como usted dice, con el peligro de una conflagración general. "Y sin embargo —continuó el primer ministro— cuando la tensión llega a tal punto que la guerra parece en vísperas de estallar en una escala mundial, los propios Estados Unidos se inclinan hacia la atenua ción. Hasta hoy (eso era dicho en 1957) no se les ve todavía en el camino directo hacia la guerra; no se les ve dispuestos a desencadenar una nueva guerra mundial. Claro que esto no es una garantía contra inci dentes inesperados. Todas las cosas tienen dos lados: los que luchan por mantener la tensión y los que luchan contre ella chocan a veces entre sí y en ese choque, incidentes imprevistos y de carácter origina riamente local pueden extenderse y escapar incluso al control de las fuerzas que juegan a la política de intimidación. No se excluye tampoco la posibilidad de que un puñado de incendiarios de guerras norte americanos prenda fuego al mundo mediante la ampliación de los conflictos locales, y de ahí que no renunciemos a nuestra vigilancia. En una palabra: la situación general tiende a la atenuación, pero se suceden 96
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China vence las circunstancias de tensión provocadas por las fuerzas contrarias a la paz... ¿En qué nos basamos para creer que esta visión nuestra de la situación internacional es justa? En las decisiones tomadas por los propios Estados Unidos en momentos en que tenían que optar por una alternativa o por otra. En los últimos tiempos se han observado cinco grandes acontecimientos mundiales: La güera de Corea que duró tres años y terminó poco después de la subida de Eisenhower al poder. La guerra de Indochina. Aunque los Estados Unidos no lo querían, se llegó a un acuerdo de paz. La situación en el estrecho de Taiwan (Formosa); los Estados Unidos están controlando a Chiang Kai-shek, sin concederle las garantías pedidas por él para la defensa de las pequeñas islas inmediatas al continente, incluso hace dos años las tropas de Chiang Kai-shek se vieron obligadas a evacuar algunas de ellas. Los sucesos de Hungría, donde sí tuvo mucho éxito la labor de zapa, pero al ayudar la Unión Soviética con sus tropas, el imperialismo decidió replegarse continuando la agitación verbal, pero sin ir seguida de la ación. Los acontecimientos en el canal de Suez. Inglaterra y Francia invaden Egipto con el propósito de derrocar a Nasser. Cuando esa acción provoca la reacción no sólo de Egipto, sino de todos los países árabes con la amenaza de una ampliación de la guerra y de perder los privilegios e intereses imperialistas en el Oriente Medio, los Estados Unidos optan por la operación política en vez de la operación militar. En lugar de participar en las operaciones militares de sus aliados, aprovechan sus desaciertos y su situación imposible para sustituirlos en el control de toda esa región. Para ensayar de sustituirlos al menos.' Hablamos después de China y las Naciones Unidas. Recuerdo que el tono del primer ministro adquirió de pronto una firmeza acentuada. "Nuestra posición en esto es definitiva: no iremos nunca allí donde haya representantes de Chiang Kai-shek. Eso se aplica a las agencias especializadas." Se habían hecho ya por aquel tiempo sugestiones acerca de la posibilidad de que la República Popular de China y la representación de Chiang Kai-shek se aviniesen a estar juntas en el seno de la ONU. El primer ministro es terminante. "Últimamente, en efecto, ha habido sondeos en ese sentido del lado occidental. Hemos hecho saber que nuestra actitud no será modificada. El pueblo chino no lo toleraría. Hemos contado y contamos siempre con el apoyo del pueblo, sin el cual no hubiera podido nunca realizarse lo que se ha hecho. Pero jamás nos permitiríamos proponerle el que aceptase la tesis de "las dos Chinas". Si pasásemos por ello prestaríamos además un mal servicio a la causa de la paz. Sería introducir en una situación internacional, ya muchas veces harto confusa, una confusión más... Hacemos al margen de las Naciones Unidas lo que podemos en favor de la paz y de la colaboración internacional. Nos esforzamos en preservar la paz, aun convencidos de que si estallara la guerra por 98
Política exterior culpa de los imperialistas, serían ellos los que la perderían y que la construcción de China continuaría. Pero no queremos la guerra. Queremos la colaboración con todos los países, con todos, sin exceptuar ninguno." Esta entrevista pese al tiempo transcurrido —insistimos— no ha perdido su actualidad. Muestra al primer ministro exponiendo con claridad los principios generales de la política exterior de su país, en un espíritu de firmeza pero libre de todo acaloramiento. Autorizada su publicación, apareció en periódicos de la América Latina y de los Estados Unidos. Con el mariscal Chen Yi actualmente al frente de la diplomacia china, fue para mí de un extraordinario interés el poder sostener una larga conversación a la que asistieron altos funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores. Una clase distinta de entrevista pues ésta no iba a aparecer en los periódicos, quedando limitada su única publi cidad a la noticia dada por la oficina del Ministro y a la publicación en la prensa de Pekín de una fotografía en la que el mariscal se hallaba formulando justamente sus votos por una España liberada. En declaraciones hechas con motivos distintos Chen Yi ha presen tado a los pueblos de Birmania, Cambodia, Nepal, Afghanistán y Ceylan, siguiendo una justa política de neutralidad y de paz y sabiendo mantener su independencia nacional y su soberanía. Añadía al balance positivo de la lucha contra el colonialismo, la recuperación de Goa por la India, poniendo fin a un régimen de dominación prolongado durante más de 400 años. Las diferencias con la India a causa de los territorios disputados entre Pekín y la Nueva Delhi no impedían a Chen Yi apoyar a la India contra el Portugal de Salazar. El mundo árabe se le aparece en un cambio profundo y favorable con relación a un pasado todavía cercano. La diferencia de régimen del Yemen no fue obstáculo, antes de ser proclamada la República yemenita, para elogiar al gobierno precedente por su actitud de resistencia frente a los británicos. Pero era naturalmente el pueblo argelino finalmente victorioso para el que el mariscal Chen Yi tuvo en repetidas ocasiones las más expresiva s manifestacio nes de a mistad. Manifestó un interés muy reiterado por el proceso que tiene lugar en la América Latina. Los pueblos de Asia, de África y de América Latina son vistos por el ministro de Asuntos Exteriores de China desde un ángulo de comunidad de propósitos y de franca solidaridad. La participación de Chen Yi en la conferencia de Ginebra sobre Laos ofreció una oportunidad a los observadores occidentales, que años antes habían quedado muy impresionados por la habilidad de Chou En-lai, de apreciar las cualidades diplomáticas de su sucesor. Lo mismo ellos que los periodistas lo encontraron muy abierto al exponer la política exterior de China. No ocultaba que uno de los objetivos de esa política es ayudar a todos los países en lucha contra el imperialismo a obtener su independencia. Desde el primer momento Chen Yi pronos99
China vence tico que el pueblo de Laos saldría victorioso pese a todas las intrigas y a las maniobras dilatorias, y el seguro optimismo con que Pekín ve el desarrollo de la situación en el resto de Asia, sin excluir el Japón. Chen Yi tiene confianza en el pueblo japonés. No desconoce las pode rosas fuerzas que en el Japón continúan jugando la carta americana, pero se siente alentado por la oposición a esa política de la clase obrera, de los estudiantes y del movimiento pacifista japonés. De Corea dice que el pueblo de la Corea del Sur, que terminó con Syngman Rhee, terminará igualmente con los otros Syngman Rhees que han ido sucediéndole. En cuato al despótico Ngo Dinh Diem, del Vietnam del Sur, lo considera condenado a hundirse en medio de la descomposición y corrupción de un régimen interesado en recibir la ayuda americana, pero no en las "reformas democráticas", que quisieran ver adoptadas los Estados Unidos a fin de poder prolongar su influencia en una región de la que han hecho una de sus principales bases de operaciones de Asia. China lleva a cabo en los países asiáticos una labor sistemática de esclarecimiento. En la octava Conferencia Mundial contra las bombas atómica e hidrogena, reunida en Tokio en agosto de 1962, e jefe de la delegación china Pa Chin, reiteró los principios y objetivos de la política exterior de la República Popular formulados meses antes en el curso de la sesión de la Asamblea Consultiva, por el primer Ministro Chou En-lai. "El pueblo chino —declaró Pa Chin— ha conocido demasiado los horrores de la guerra para desear una nueva guerra. Por eso amamos ardientemente la paz. Nosotros hemos sufrido un gran número de agresiones y esa es la razón de que nos identifiquemos completamente con las luchas por la independencia y liberación de otros pueblos. Ciertamente que no nos apoderaremos de una sola pulgada de territorio perteneciente a otros; pero tampoco toleraremos que una sola pulgada de nuestro territorio nos sea arrancada por la fuerza." Era una predición de lo que iba a ocurrir tres meses más tarde en la frontera india, en los parajes abruptos de Himalaya. La presente política exterior china combina la firmeza y la souplesse, por emplear una palabra francesa que mejor que ninguna otra de cualquier idioma expresa la disposición a conducirse sin brusquedad innecesaria, y procura siempre el evitar confundir el deseo con la realidad. Es profundamente realista. En Pekín, los rumores que circulan de cuando en cuando en el exterior sobre un cambio eventual de la política de los Estados Unidos respecto de China, son acogidos con esa sonrisa que los chinos reservan —sonrisa conocida pero un poco más acentuada— para todo lo que se refiera a tomar demasiado en serio las supuestas buenas intenciones de la nación que ha asumido la dirección del "mundo libre". Saben que los Estados Unidos no sólo persisten en negar a China su puesto legí timo en las Naciones Unidas, sino que emplean toda su influencia sobre 100
Política exterior las naciones interesadas en no desagradar a Washington, para impedir que reconozcan a la República Popular o que entablen con ella relaciones comerciales normales. La diplomacia china acierta a penetrar lúcidamente en cada movimiento hostil que se inicia en los Estados U nidos en contra suya. Se dio cuenta desde el primer momento que la SEATO era creda únicamente para movilizar contra China aquellos países asiáticos que se dejan llevar de la mano por Washington. La política de los Estados Unidos respecto de China no se ha limi tado a su obstinación en negarla el reconocimiento, opiniéndose año tras año a la restitución de su puesto legítimo en las Naciones Unidas. Se ha manifestado igualmente miope y estrecha en cada ocasión en que una iniciativa de otra nación pudiese colocar a Washington en situación de verse asociado a una negociación, incluso indirecta, con la gran potencia a la que se quiere mantener alejada de toda reunión internacional importante. Así ocurrió últimamente con la proposición del príncipe Norodom Sihanouk, jefe de Estado de Cambodia, para que se extendiese a su país una garantía de neutralidad semejante a la obtenida por Laos como resultado de la Conferencia de los Catorce en Ginebra. La mera idea que la iniciativa del príncipe Sihanouk pudiese conducir otra vez a los Estados Unidos a sentarse a la misma mesa que China, produjo desasosiego, si no pánico, en el Departamento de Estado. Un portavoz de dicho Ministerio señaló en seguida las "dificultades obvias" que llevaba consigo una proposición que equivalía a reunir en torno a una misma mesa de discusión, juntamente con la Unión Soviética, la "China comunista y el Vietnam del Norte, naciones ambas no reconocidas por los Estados Unidos". Y quería por lo visto convencer al príncipe Sihanouk que lo que convenía era entenderse con Tailandia y Vietnam del Sur, sobre una base bilateral. Es decir convertir en aliadas, para el placer de los Estados Unidos, precisamente a las dos naciones vecinas cuya conducta agresiva hacia Cambodia le había decidido a proponer una garantía de protección de neutralidad como en el caso de Laos. Los Estados Unidos no sólo aplicaban el embargo a China sino que trataban de impedir el comercio de otros países occidentales con la República Popular. El senador Kenneth B. Keating (republicano, de Nueva York) condenó el acuerdo sinobritánico por el cual Inglaterra se comprometía a vender seis aviones Vickers Viscount de reacción a China. El gobierno americano intentó, sin éxito, disuadir a la Gran Bretaña de vender aviación a China. Washington tampoco vio con buenos ojos el comienza del inter cambio comercial entre Australia y China, siguiendo las compras de cereales en el Canadá por el gobierno chino. Los americanos temían que la entrada eventual de Inglaterra en el Mercado Común empujase a Australia a aumentar su interés por el mercado chino. Los británicos han sido más listos que sus colegas los hombres 101
China vence de negocios americanos. Su actitud hacia China es de un realismo práctico que excluye las fantasías americanas sobre un colapso eventual del presente régimen. Van a China. Les he visto esta segunda vez en mayor número que la primera en el hotel de Shangai. No se dejan impresionar por la teoría corriente en los Estados Unidos de que " China no tiene con qué pagar". Sobre el terreno, visitando las fábricas, o la Feria de muestras de Cantón, descubren por sí mismos las posibilidades de un intercambio comercial beneficioso para ambos países. En las relaciones económicas con Inglaterra se dio un paso impor tante con la compra de veinte Viscount británicos. China disponía ya de aparatos de un tipo parecido en sus líneas aéreas, el Llyushin 18, en el que habíamos hecho muchos viajes a Nankín, Shangai y otros lugares, con una completa sensación de seguridad. Pero en vista del aumento del tráfico aéreo en el interior del país, Pekín quiso contar con diversas fuentes de suministro de aparatos para usos comerciales. Londres ha tenido una política china mucho más inteligente que Washington. Al intercambio de mercancías entre ambos países los ingleses han acompañado el intercambio de delegaciones comerciales y de expertos, sentándose así la base de una cooperación llena de pro mesas para el futuro y de la cual un día los propios Estados Unidos tendrán que sentirse agradecidos, ya que en vez de conducir como la miope política de Washington a romper los hilos entre el Occidente y China, se han mantenido, por ese lado al menos, los contactos con los anglo-sajones. En la segunda mitad de 1961 comenzaron a hacerse más frecuentes las visitas a Inglaterra de grupos de especialistas chinos. Un grupo presidido por el vicedirector de la Administración de la aviación civil china estudió en la Gran Bretaña los últimos adelantos en aeronáutica; otro grupo, de expertos en refrigeración, fue a informarse de los métodos ingleses para la medida y el control de las bajas temperaturas. En 1962 un grupo de seis ingenieros chinos especializados en petróleo y petroquímica, bajo la dirección del secretario general de la asociación china de química y de ingeniería química, Ling Hwa, visitó la exposición británica de ingeniería química y petrolera y en sus entrevistas con las distintas compañías inglesas se familiarizó con los puntos de vista y los métodos de trabajo en la explotación del petróleo, en la refinería y actividades anejas. Un nuevo grupo de especialistas chinos visitó Londres en el verano de 1962. Esta vez la visita estaba relacionada con la construcción naval y el grupo lo presidía el director del depar tamento de ingeniería de la China Occean Shipping Company, Cheng Hsin. "Las posibilidades son enormes"; así se resumen las observaciones recientemente hechas por el director del consorcio exportador británico "Guest Keen and Nettlefolds", que agrupa ochenta compañías, al refe rirse al mercado chino. Mr. Maurice Tollit cuenta cómo al preparar hace pocos años los planes de exportación del consorcio, alguien pre102
Política exterior guntó: "¿Y "¿Y si ensayáramos China?" China?" Yo no puedo decir que esper ásemos gran cosa de nuestra exploración del mercado de la China moderna. Pero de todos modos decidimos estudiar el asunto sobre el terreno. Fuimos gratamente sorprendidos. Encontramos hombres de una gran eficiencia, con un alto concepto de la moralidad comercial y ansiosos de extender los contactos comerciales con el exterior. El comercio del "GKN" con China siguió en seguida, con una confianza constante por nuestra parte en que puede desarrollarse considerablemente en el futuro. En una palabra, encontramos un mercado de primera clase para la industria británica." Para desesperación de los estrategas que proyectaron el aislamiento de China, los corresponsales anticomunistas de Hong Kong se ven obligados de cuando en cuando a informar sobre "las activas relaciones comerciales de la China comunista con el mundo occidental". Ese era el título de una crónica de su corresponsal en Hong Kong, José Chang, aparecida en La Vanguardia de Barcelona el 19 de agosto de 1962. Hablando de la utilidad para China del enclave inglés, el correspon sal escribía: "He ido pensando sobre eso mientras por la Queen's Road, no lejos del mar (el autor de este libro conoce muy bien ese camino), marchaba hacia el Banco de China con el deseo de tomar algunas notas que me sirvieran para comentar los contactos comerciales entre la China comunista y las naciones occidentales. El puerto de Hong Kong está en una continua carga y descarga de mercancías, con centenares de barcos diarios en los malecones asignados a descargar las más diversas mercancías remitidas a todos los puntos del mundo por el centro nacional de importación y exportación, que según los folletos ofrecidos en el Banco de China, está en la tradicional calle pekinesa de Tung Chiao-Min. (Nosotros lo conocemos bien.) A impulsos de este organismo que se multiplica con sus tentáculos por todo el mundo están naciendo nuevos acuerdos bilaterales de indudable importancia con países que, aun haciendo declaraciones políticas anticomunistas en las Naciones Unidas, han encontrado en potentes firmas comerciales de la nación la pantalla detrás de la que operan." Y el corresponsal men cionaba la suma de ciento sesenta y dos millones de dólares de transac ciones en un día. En el hotel Pekín se hallaba una importante delegación japonesa. Aproveché nuestra primera conversación para excusarme de no haber podido aceptar la invitación del grupo pacifista más importante de Tokio —representado en la delegación— para asistir a una gran demos tración contra la bomba. La invitación me había sido dirigida a Moscú y llegado cuando yo me encontraba viajando por el interior de China. La encontré a mi regreso a Pekín y ya entonces era demasiado tarde. Mi contacto con los socialistas japoneses tuvo lugar durante mi primera visita a China. Allí conocí a su gran dirigente Inejiro Asanuma, asesinado tres años después por un jovenzuelo perteneciente al movi miento fascistizante de extrema derecha. 103
China vence Uno de los delegados me contó cómo en la cuestión del comercio con China, incluso dentro del gabinete Ikeda, bajo la apariencia de la unanimidad, los pareceres difieren fuertemente. De un lado, los anti comunistas a ultranza, que opinan que los mismo por razones políticas que económicas, el Japón debía de abstenerse de comerciar con los países del bloque comunista. Este modo de pensar era compartido ínti mamente por el propio primer ministro. Otros, aunque de ningún modo pro comunistas, pero más nacionalistas que los primeros, estiman que el Japón no le debe ninguna lealtad particular al Occidente. Y que ha de cambiar sus productos con quien le convenga. De esa opinión es el ministro de la Construcción Ichiro Kono, sostenido desde fuera por el antiguo ministro de Comercio Exterior e Industria, Eisaku Sato. La reciente decisión del primer ministro Ikeda, de dar uñ status semioficial a la hasta entonces organización privada Asociación Japonesachina para la Exportación y la Importación, parecía indicar que el grupo que tenía como lema " comerciar con los comunistas" iba ganando terreno. Desde Washington se seguía con inquietud la partida de delegaciones japo nesa s para Pekín . En el oto ño de 1962 ya no eran sólo delegaciones de izquierda, generalmente mixtas, de socialistas y comunistas, o misiones pacifistas las que iban a China. Una compuesta por miembros influyentes del partido gubernamental, el Partido Liberal Democrático, de nombre liberal y de hecho conservador, se encontraba en la capital, invitada por el primer ministro Chou En-lai. Los dirigentes de Pekín no se habían dejado desalentar por los obstáculos que ponía el gobierno de Tokio a los intercambios comer ciales, llegando hasta bloquear cualquier forma de pagos diferidos. Muchas compañías japonesas se habían mantenido por su propio impulso alejadas del mercado chino por miedo de enojar a los Estados Unidos, que absorben la tercera parte de las exportaciones del Japón. Pero naturalmente una tal situación no podía prolongarse indefini damente. Los exportadores japoneses de mayor visión pronosticaban la llegada de un día no lejano en que incluso la cuestión de los pagos diferidos fuese resuelta. Y de hecho, coincidiendo con la visita a Pekín de la delegación a que nos referimos, que estaba presidida por un conocido experto en agricultura, Kenzo Matsumura, se hablaba ya de que el bloqueo sobre los pagos diferidos fuese levantado si eran garantizados por un "tercer país", por ejemplo Suiza o Inglaterra, ambos con un comercio en aumento con China. Los hombres de negocios japoneses estaban en el fondo irritados de que, mientras ellos habían tenido durante años que abstenerse de 10. Arrozal de la provincia de Szech uan. 11. Rebaño de ovejas en la región autón oma de Sink iang. 12. Siega del arroz en una com una de la provincia
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de Fukien .
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Política exterior comerciar con China para no exponerse a las represalias de los ameri canos, éstos se servían de procedimientos más o menos clandestinos para burlar las leyes de su propio país. Por no mencionar el desplaza miento de los japoneses por los exportadores británicos y los de la Alemania occidental. Por su parte el gobierno japonés trataba de resolver el problema abriendo la mano, por un lado en lo que se refería a sus hombres de negocios, y por el otro, para apaciguar a Washington, insistiendo en que cualquier modificación de su actitud anterior, se circunscribiría al terreno estrictamente económico, no al político. Pero, era evidente que el hecho de confiar a un organismo del Estado el estudio y la preparación de un acuerdo con Pekín, implicaba un reconocimiento de facto. Lo absurdo del embargo contra China, que en sí mismo tenía que fracasar puesto que un embargo es sólo eficaz a corto plazo, se nos reveló con mayor claridad que nunca durante la visita al Hospital del Cáncer de Pekín. En su dirección está nuestro buen amigo el profesor Woo Hoan-hsing. Cuando hicimos su conocimiento navegando por el Yang-Tsé en 1957, el Dr. Woo dirigía el Instituto de Radio de Shangai. Descubrimos en seguida que teníamos amigos comunes. Había trabajado en su especialidad en Londres hasta 1944. En los días que duró ese primer viaje nuestro inolvidable a lo largo del gran río, nos informó en detalle de la labor realizada por la Campaña por la Salud. Nos contó cómo los adictos del opio, ya en disminución constante, eran identificados, pero no como antes para ampliar la clientela y aumentar las ganancias del comercio nominalmente ilícito, sino para llevarlos a los sanatorios y curarlos. Nos explicó los métodos seguidos para acabar con la enfermedad del "gusano" en los arrozales, que en el pasado causaba tantas víctimas. Pero, lo que me impresionó más fue el relato de su propia experiencia personal con el nuevo régimen. Cuando regresa a China, de Londres, una vez terminada la guerra mundial, el Dr. Woo, poseído del deseo de aplicar en beneficio de su país lo que había aprendido en Inglaterra, envía al gobierno de Chiang Kai-shek un memorándum con una serie de proposiciones concretas. Lo repite un par de veces con sugestiones alternativas, pues lo importante era comenzar a hacer algo en la lucha contra el cáncer y en el terreno de la investiga ción científica. Ninguna decisión. Cansado de escribir informes y de solicitar material para no conseguir nada, nuestro amigo probablemente hubiese terminado por aceptar alguna de las tentadoras invitaciones —desde el 13. Segadora s de fabricación china . Campos de Chi na central . 14. Maquina ria agrícola aplicada al cultivo de ca mpos en ormes. 15. Niños apr endie ndo el a lfabeto fonético. 16. Estudiantes tibetanos int erpretan en el Instituto de Teatro de We Cheng en lengua tibetana. ^
Shanghai La Princesa
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China vence punto de vista de la ventaja personal y de las posibilidades científicas de trabajo— que le llegaban de diversos países. Pero el cambio de régimen en 1949 vino a recompensarle de su paciencia y de su amor por su país, pues donde el quería trabajar era en China. La República Popular le ofreció los medios de hacerlo. Y ya en 1957 nos hablaba así: "Hemos tenido la suerte de tener al frente del nuevo régimen un hombre lleno de imaginación y de comprensión". Era una alusión a Mao Tse-tung hecha con convicción y sinceridad en el elogio, pero de una manera delicada y aclarando que él mismo no era político, pero sí patriota chino. Y agregaba: "Si yo pudiese formar trescientos radiólogos experimentados, no tendría sino que dirigirme al gobierno para recibir de él, hubiese dinero o no para otras cosas, todo lo que necesito para la lucha contra el cáncer, incluyendo la investiga ción científica." En su nuevo hospital de Pekín les hacía falta un instrumental espe cial fabricado en los Estados Unidos. Trataron de comprarlo allí. El embargo se interpuso; ¡un instrumental médico! Como el hospital lo necesitaba, se intentó, con éxito, crearlo en Shangai. Resultado: China poseía ahora un aparato de su propia fabricación, muy bueno según el profesor Woo, y la prueba estaba en que era exportado a los países asiáticos y africanos que lo obtenían a un precio inferior al de los Estados Unidos. Era una demostración de la inutilidad de la política americana de embargo contra China y a la vez, en este caso, bien poco halagadora para los Estados Unidos desde el punto de vista humanitario, tratándose de un hospital de cancerosos. Pese a la política americana de embargo, el comercio exterior chino se extiende cada vez más en todas direcciones. Toda el área de la libra esterlina se siente atraída por las posibilidades de un negocio cada vez más tentador. Australia está muy interesada en sus ventas de algodón a Pekín y el Canadá en sus ventas de trigo. En 1961 la escasez de grano como resultado de las malas cosechas, hizo que China comprase trigo de Australia por valor de 125 millones de dólares y por 113 millones del Canadá; compras de cebada se hicieron igualmente en Australia, Canadá y Francia, y de harina en Alemania. De la Unión Soviética, la compra más importante realizada por China de artículos alimenticios, en ese año, fue de 50 millones de dólares. China mantiene constantemente su derecho a ocupar en las Naciones Unidas el puesto que le corresponde, pero no se aviene a entrar por la puerta trasera. Cuando en julio de 1962 la conferencia de la Unesco sobre la protección de las obras de arte en tiempo de guerra, reunida en París, había "autorizado por implicación" a la República Popular China a enviar un delegado, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores hizo en Pekín la siguiente declaración: "Mientras el puesto legítimo de China en las Naciones Unidas y en las organizaciones dependientes de ellas sea usurpado por la dique de Chiang Kai-shek, es evidente que China no aceptará participar en ninguna de sus activi106
Política exterior dades, ni el sentarse en los mismos bancos en los que se sienten los representantes de dicha dique". Aparte de eso China procura tener los contactos culturales más amplios posibles, por separado, con todos los países pertenecientes a la Unesco. En ese sentido el Instituto de Asuntos Exteriores del Pueblo Chino, presidido por el gran erudito e internacionalista profesor Chang Hsí-jo, secundado muy competentemente por los señores Chou Kengsheng, Wou, Wu Hsia-ta, rinde excelentes servicios invitando a visitar China a personalidades como el conde Attlee, Pierre Mendés-France, Edgar Faure y a profesores y expertos en cuestiones internacionales de la más diversa afiliación política. En sus relaciones con los países capitalistas, a condición siempre de que no practiquen una política de hostilidad sistemática contra China, Pekín se conduce con una elasticidad que deja a veces perplejos a los diplomáticos occidentales acreditados en la capital. Por ejemplo, el hecho de ser un país capitalista y un miembro de SEATO —organiza ción paralela asiática de la NATO— no impide a China el mantener relaciones amistosas con Australia. Lo mismo ocurre con Pakistán, otro miembro de la SEATO. Es absolutamente incorrecto pensar que Pekín, cada vez que la ONU disctute la cuestión de la representación de China, se siente angus tiado por su desenlace. Con la ONU o sin ella, sigue adelante su gran obra de construcción de la nación. Otra de las ideas falsas sobre China es la de que prácticamente está sostenida por la Unión Soviética. La contribución de la URSS a la construcción de la Nueva China durante el primer plan quinquenal chino es sobradamente conocida y en mi Reportaje en China he dado una información bastante detallada sobre este tema. Los chinos, todavía hoy, no cesan de recordarla, lo mismo en las conversaciones en las fábricas que en los discursos de conmemoración de la Amistad sinosoviética, en cuyo honor y para cuya exaltación existe una Asocia ción, con su edificio especial, en cada ciudad importante. Las cifras publicadas con ocasión de la firma del último tratado comercial sinosoviético muestran que hoy, en el intercambio de pro ductos entre ambos países, la URSS recibe más productos de China que China de la URSS . De los 28 130 130 000 libras este rlinas que c onsti tuían en 1961 el total de intercambios comerciales, 197 millones co rrespondían a productos chinos, particularmente textiles y material de toda clase para vestidos por un valor de 62,6 millones de libras. Como signo del avance industrial de China reténgase el hecho de que las importaciones de maquinaria y equipo industrial de la Unión Soviética, descendieron de 180 millones de libras en 1960 a 38,6 millones en 1961. El gobierno de Pekín es muy sensible —y en este caso irritable— ante cualquier maniobra tras de la cual crea percibir un intento de pre tender hacer digerir lo de "las dos Chinas". Se advirtió nuevamente con 107
China vence motivo de la cuarta celebración de los Juegos Asiáticos en Djakarta, Indonesia, en el verano de 1962. La prensa china condenaba la duplicidad de la prensa americana que se excedía en su exaltación del "espíritu deportivo" y del "deporte no político", pero que al mismo tiempo insistía en ver extendida al campo de los deportes la ficción de las "dos Chinas", jugan do al fútbo l pol ític o. La polémica no data de hoy. En 1952 y como resultado de una vigo rosa protesta de Pekín y de la presión de la opinión mundial, el Comité Internacional Olímpico se encontró obligado a invitar a China a la XV Olimpiada. En 1954, el mismo Comité reconocía el status legal de la Federación Panchina Atlética. La reacción americana no se hizo aguardar. Bajo la etiqueta pura mente artificial de la "Federación China Nacional Atlética No-profe sional" la representación de Chiang Kai-shek se vio finalmente reco nocida —gracias a la presión de los Estados Unidos— por el Comité Olímpico Internacional. China anunció en seguida que por su parte no reconocía el Comité Olímpico Internacional y rompió las relaciones con él. Era otra manio bra americana antichina. China ha sido objeto por parte de los Estados Unidos de una hostilidad mayor que la mostrada por los americanos hacia cualquier otro país. En los años veinte los Estados Unidos habían permitido los viajes a la Unión Soviética de sus ciudadanos antes de reconocerla; el comercio americano con Rusia había precedido al establecimiento de relaciones diplomáticas. Pero, en el caso de China Washington decretó un embargo muy rígido sobre el comercio, e impidió incluso a una figura de tanto relieve mundial como la señora Eleanor Roosevelt, la viuda del gran Presidente, visitar China. Para responder a los argumentos americanos, hechos suyos por otros países occidentales, sobre la "vocación militarista" de la Nueva China, no hay sino que reproducir lo que acerca de ello escribe Feliz Greene ("La Muralla tiene dos lados"), al establecer el cotraste entre los echos que caracterizan la política militar de los Estados Unidos y la de China. Pocos como él tienen más autoridad para hacerlo. Helos aquí comparados, y a veces en forma interrogante y retadora: "Cuantas bases militares tienen los Estados Unidos en el extran jero ? Ciento s de ella s. ¿Cuántas China? Ninguna." "Los Estados Unidos gastan actualmente seis millones de dólares cada hora en armamentos. Gastan en dieciseis días en armamentos lo que China gasta en un año. "Los Estados Unidos gastan el 56,4 por ciento de su presupuesto nacional en armamentos (habiendo aumentado este porcentaje bajo la Administración Kennedy —comentario del autor), sin contar los billo nes de dólares dados a su aliados con el mismo propósito. China gasta el 8,3 por ciento. "Los Estados Unidos gastan diez veces más en su programa militar 108
Política exterior que en su programa conjunto de seguridad social, enseñanza y salud. China gasta el cincuenta por ciento más en todas esas cosas que en sus fuerzas armadas y todo lo que lo acompaña. "Con tales hechos a la vista ¿cuál de los dos países aparece como el más beligerante?", se pregunta el escritor británico. Comentando la versión tan difundida en el extranjero según la cual los dirigentes comunistas chinos deprecian la "coexistencia pací fica" y son partidarios de la fuerza como medio de dirimir las disputas internacionale, un amigo extranjero que reside desde hace tiempo en Pekín me decía: "Vea usted Hong Kong. Con Hong Kong hay una coexistencia más real, y la tirantez es menor que en Berlín. Alguien tendría que encargarse, en el caso de China, de escribir la antileyenda". De hecho algunos han comenzado a restablecer la buena costumbre de aproximarse a un problema importante con objetividad. Rindiendo tributo a la tradición de conciliación de China y refutando la versión de que bajo el presente gobierno el pueblo chino no tiene la más mínima posibilidad de expresarse libremente ni en política exterior ni en política interior, el profesor C. P. Fitzgerald, cuyo libro Revolution in China mereció del Times de Londres el comentario de ser "la contribución más importante al entendimiento del carácter y conducta de la República Popular de China", escribe en dicha obra: "Es difícil para el Occidente el admitir que el pueblo de China pueda haber acep tado voluntariamente el comunismo. Es difícil el aceptar como real el apoyo dado libremente a un régimen que niega la libertad a unos cuantos mientras concede a otros una libertad condicionada. Y, sin embargo, no hay duda alguna de que el nuevo sistema ha obtenido el apoyo del pueblo, ha satisfecho las aspiraciones de la gente culta y ha ganado la adhesión de hombres de temperamento religioso." Con motivo de la victoria aérea china, el derribo de un "U-2" americano con "bandera" de Formosa, que suscitó una serie de comen tarios en la prensa occidental, una agencia francesa de informaciones confidenciales habló de "la Central Nuclear de Pekín". Es interesante citar algunas de sus observaciones: "Por el cielo de un país subdesarrollado no valdría la pena de enviar un "U-2". Porque la Unión Sovié tica y la China Popular son países en desarrollo, en desarrollo industrial acelerado, es por lo que los "U-2" se arriesgan a volar sobre ellos. Al abatir un "U-2" los chinos comunistas han probado que poseen los medios antiaéreos " up-to-date" (perfeccionados al día) para proteger sus cielos contra los mejores aparatos. ¿Estos medios le han sido suministrados por la URSS, o son ellos mismos, los chinos, los que los han puesto a punto? La segunda hipótesis no debe ser excluida." Y el mismo mencionado informe continuaba: "¿Por qué enviar un "U-2" a la China Popular? La gran inquietud de los Estados Unidos —no de Chiang Kai-shek, que no es para los americanos sino un peón— es la muy próxima capacidad nuclear de la China Popular. Para ellos urge el descubrir si la central nuclear que debe producir el plutonium 109
China vence indispensable para fabricar la primera bomba "A" pekinesa está termi nada. Pero la CÍA y por consiguiente el gobierno Kennedy no verán jam ás los cli ché s tomado tom ado s por las cámar as del apar ato dest ruid o. ¿Osarán enviar el segundo U-2 "formosiano" en misión? Por lo demás la fórmula "Aviación de Formosa" había sido des truida por un antiguo aviador de Chiang Kai-shek, el piloto Wu Paoshih, derribado el 2 de agosto de 1961 durante un vuelo de explora ción sobre la provincia de Fukien. La Agencia de noticias Nueva China publicó una declaración suya en la que decía que "los aviones "U-2" estacionados en Formosa se hallan bajo las órdenes directas del mando militar norteamericano". No era una revelación que pudiese extrañar a los conocedores de la organización de ciertas bases americanas en el extranjero. Más lejos del radio de acción de la aviación de los Estados Unidos se hallan las bases americanas en España, y también están bajo la dirección directa del Strategic Air Command de los Estados Unidos. Al día siguiente del discurso del presidente Kennedy de 22 de octubre de 1962 ordenando el bloqueo de Cuba, las bases americanas en España fueron puestas por orden de Washington en estado de alerta. Ese incidente del "U-2", sacudía la opinión pública del país que adoptó una mezcla de orgullo y de indignación. El sentimiento prevaleciente en Pekín era que Kennedy iba extendiendo peligrosamente su política militar en Asia, y que con su consetimiento, pues era impo sible imaginar —insistían los chinos— que fuese hecho sin él, Chiang Kai-shek había gastado millones de dólares durante la primavera y el verano en movilizar y transportar numerosas fuerzas a las islas costeras y a las Pescadores. Todo ello se relacionaba con la actividad militar americana en Tailandia y Vietnam y era visto en Pekín como una amenaza concreta a China. Por otra parte, en el momento en que escribo este capítulo la radio da la noticia divulgada por Hsinhua, la agencia china de noticias, d euna proposición de Pekín para un encuentro Chou En-lai-Nehru con vistas a poner fin a los combates que iban en aumento desde octubre de 1962. En el cuadro encantador de la provincia de Ladakh es donde las tropas chinas y las tropas indias combaten, sin que parezca, sin embargo, que la lucha alcance proporciones mayores. Si no recuerdo mal, esta disputa de fronteras había conocido ya un periodo agudo hacia el año 1934, cuando la India se hallaba todavía bajo el dominio de Inglaterra. Yo acababa de dar por terminada mi misión como presidente de la Comisión de conciliación de la Sociedad de las Naciones encargada de estudiar las posibilidades de restablecer la paz en el Chaco —guerra entre Bolivia y Paraguay— cuando recibí en Madrid la visita del diplo mático chino señor Woo, al que debía encontrar años más tarde en Nueva York en un alto puesto de las Naciones Unidas. China buscaba 110
Política exterior entonces una solución negociada con Inglaterra, como la busca hoy con la India, y la impresión de imparcialidad que había dejado la Comisión del Chaco, les había hecho pensar en mí como un posible arbitro. La idea de visitar China me atraía ya grandemente y acepté en principio, aunque haciéndole al señor Woo partícipe de mis dudas de que el gobierno conservador británico aprobase mi candidatura. Pero no fue el gobierno de Londres el que se opuso a mi designación sino el gobierno reaccionario de Madrid, el mismo que preparó el ambiente para la sublevación de Franco de 1936, el que votó negativamente en el Consejo de la Sociedad de las Naciones en una cuestión que requería la unanimidad. Mi viaje a China debía aguardar a la proclamación de la República Popular. Ha habido también una diferencia sobre fronteras con el Pakistán. Como se sabe el cese-el-fuego concertado entre la India y el Pakistán en 1949 contenía una disposición por la cual el último pasaba adminis trar el noreste del Estado de Jammu y Cachemir, lo que condujo a que el Pakistán se encontrase con una frontera común con China. Surgió como consecuencia una diferencia acerca de esa frontera, por el lado del Sinkiang. Pero un comunica do publicado en 1962 1962 anunciaba que "a fin de asegurar la tranquilidad y la paz en las fronteras y de mantener relaciones amistosas de buena vecindad, los dos gobiernos (el chino y el pakistanos) han convenido en abrir negociaciones para fijar de un común acuerdo el lugar exacto y la línea de demarcación de esta fron tera". De la manera con que China ha arreglado la cuestión de sus fronteras con un pequeño país, Nepal, se habla más adelante. La influencia china sobre el resto de Asia no es de hoy. Durante veinte siglos se ha hecho sentir en una forma o en otra. Pero lo que diferencia su presencia actual de la del pasado, es que a la atracción natural que ejerce se añade ahora la atracción política. El ejemplo de la República Popular al avanzar por su propio pie a lo largo de una senda deliberadamente escogida pero cuya dureza hubiese hecho a otros retroceder, la ha revestido de una autoridad que ninguna propaganda adversa logra minar. En medio del incuestionable ambiente de hostilidad hacia China existente en la India como consecuencia de la disputa de fronteras, se escuchan ya voces en favor de un arreglo pacífico que abra el camino a la cooperación entre ambas naciones. Una de las cosas que más asombran a los países asiáticos vecinos de China, es la continuidad en su política de solidaridad con los países en subdesarrollo llevada adelante incluso en los años de malas cosechas y de penosas privaciones propias. Los años duros no han impedido a China mantener y ampliar su ayuda exterior que alcanza la cifra de 250 millones de dólares, distribuidos entre diversos países neutralistas: Birmania, Cambodia, Ceylán, Indonesia, Nepal, Yemen, Marruecos, Guinea, Ghana, aparte de la ayuda a Cuba. Y lo más impresionante es que, en la mayoría de los casos, dichos préstamos son otorgados sin interés. 111
China vence Personalmente nunca he creído que la República Popular de China fuese a una guerra por Taiwan (Formosa), entre otras cosas porque sus dirigentes están convencidos de que un día, por el desarrollo mismo de los acontecimientos será reintegrada a la patria. Los británicos, aunque la "elasticidad" de su política en las Naciones Unidas les lleve a unir su voto con el de los americanos en apoyo de Chiang Kai-shek, reconocen que Taiwan es parte inseparable de China. Nadie con un mínimo de respeto por la historia puede ponerlo en duda. Desde 607, es decir desde hace 1 335 años, la presencia de China aparece afirmada con el envío por el Emperador (Dinastía Sui) de un funcionario encargado de administrar Taiwan. En 1624 los holandeses primero, los portugueses después, ocupan una parte de la isla, pero son desalojados de allí por los chinos en 1662. Hay un periodo de dominación japonesa, a partir de 1895, como consecuencia de la derrota de China en la guerra con el Japón. Pero en 1943, en su declaración de El Cairo, Inglaterra y los Estados Unidos deciden que "todos los territorios que el Japón ha robado a los chinos, tales como Manchuria, Formosa y los Pesca dores serán restituidos a la República de China". Conforme a la decla ración de El Cairo el gobierno japonés, el 25 de octubre de 1945, devuelve Taiwan a China. Yo hubise querido que se hubiesen grabado algunas de nuestras discusiones en el Instituto de Asuntos Exteriores, al margen de mis conferencias. De haberlas oído luego en el extranjero, principalmente los "expertos" en cuestiones chinas de los Estados Unidos, apenas hubiesen dado crédito a sus oídos. Me refiero a las discusiones a puerta cerrada en las que ni siquiera intervenían una docena de chinos, entre los que se encontraban altos consejeros del Instituto, algunos de ellos con puestos importantes en los servicios gubernamentales. Se hablaba allí sin inhibición alguna, lo mismo que hubiese podido hacerse en cualquier instituto semejante de París o de Londres, es decir en cualquier ateneo o centro especializado en política exterior. A veces los "rígidos" y " superdogmáticos" chinos, como eran calificados generalmente en el exterior, me daban sin pretenderlo una lección de flexibilidad. En el Hotel Pekín comía el representante diplomático del gobierno provisional de la República de Argelia. Yo sabía lo satisfecho que estaba del trato acordado a los nacionalistas argelinos por el gobierno chino. Más tarde, en los primeros días de la independencia de Argelia, se tuvieron detalles precisos de la ayuda prestada por China al Movimiento de Liberación argelino, a través de las declaraciones de algunos jefes del ALN (Ejército de Liberación Nacional). El capitán Si Bakhti, que mandaba en julio de 1962 la región de Oran, en una entrevista concedida a la Associated Press, la agencia de noticias norteamericana, elogió a China diciendo que "había salvado nuestra revolución, por lo cual la estamos agradecidos". Precisó que, cuando en 1960, el movi112
Política exterior miento nacionalista, en vista de no haber podido asegurarse ninguna clase de ayuda del Oeste, volvió su mirada al Este, se encontró con una nación dispuesta a ayudarles, China. "Mao —dijo el capitán Bakhti— nos dio ciento cincuenta millones de dólares. Aumentó igualmente las facilidades acordadas para el entre namiento de nuestros aviadores, de 30 horas al mes en un cierto país musulmán a 1 000 horas por mes." Y concluyó: "Gracias en gran medida a la ayuda de los comunistas chinos el ALN tiene hoy armas para un ejército de 300 000 hombres." No sólo Argelia. En Pekín encontré también a uno de los lugar tenientes de Lumumba que hubise sido, como su jefe, asesinado de no haber podido escapar en el último momento. Me dijo textualmente: "Hay desde luego un país que ayuda sin otros propósitos y cálculos que el ayudar a los que luchan por la Liberación y ese país es este, China." En su discurso en la tercera sesión del Segundo Congreso Nacional del Pueblo de la República de China, el primer ministro Chou En-lai abordó el problema de las contradicciones, a su juicio deliberadamente, en que se mueve la política exterior de los Estados Unidos. Señaló que desde su inaguración la Administración Kennedy había alternado las declaraciones sobre sus intenciones pacíficas, con la intensificación de la carrera armamentista y con iniciativas poco susceptibles de promover la reconciliación internacional. El primer Ministro aprovechó la ocasión para explicar en detalle cual era la política exterior de su país. La última declaración oficial a ese respecto se halla contenida en 1 comunicado distribuido por la agencia Nueva China el 28 de sep tiembre de 1962. El comunicado informaba de la reunión que acababa de celebrar el Comité Central del Partido Comunista Chino bajo la presidencia de Mao Tse-tung. En él aparece descrita "la línea general" de la política exterior china ajustada a los siguientes principios: Desarrollar las relaciones de amistad, de ayuda mutua y de cooperación con la Unión Soviética y los otros países socialistas herma nos, de acuerdo con los principios del internacionalismo proletario. Esforzarse en establecer una coexistencia pacífica sobre la base de los cinco principios, con los países de sistemas sociales diferentes. Oponerse a la política guerrera de los imperialistas. Sostener las luchas revolucionarias de las naciones oprimidas contra el imperialismo y el colonialismo. Póngase esta declaración de otoño de 1962 al lado de la entrevista mía con el primer Ministro Chou En-lai de la primavera de 1957, y se verá la continuidad de toda una política.
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China y Rusia capítulo
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China y Rusia
Cabe pronosticar que durante largo tiempo se continuará hablando de las diferencias entre China y Rusia. Pese a todo lo se ha dicho en este libro acerca de la tendencia occidental a presentar a China debilitada por sus dificultades interiores, en el fondo el Occidente se da perfecta cuenta de lo que es este país. Lo teme. Es, pues, muy natural que los estrategas políticos occidentales especulen con un empeoramiento de las relaciones entre Pekín y Moscú, una perspectiva de desacuerdo que redujese la preocupación de encontrarse enfrente de dos potencias de tal fuerza marchando acordes hacia el mismo fin. De ahí que el "grave conflicto" sinosoviético sea tema frecuente en los comentarios de la prensa y la radio. Un tema para perdurar. Si hablar de conflicto irremediable y aun mucho menos de ruptura nos parece tan absurdo que no justificaría, desde nuestro punto de vista, el dedicar más de un par de párrafos a ello, en cambio sí tiene interés el presentar textos y posiciones, de un lado y del otro, acerca de la incuestionable distinta manera de enfocar ciertos problemas y situaciones por los dos mayores países del campo socialista. Este paso rápido por escritos y declaraciones lo circunscribiremos al terreno de la política exterior, que ha sido y seguirá siendo el más comentado. La diversidad de puntos de vista adquiere estado público no mucho después del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, que abre en Rusia el curso de la "destalinización". China no participa en la campaña antistaliniana que se inicia. En 1957, en el desfile de primero de mayo en Pekín, vi el retrato de Stalin, junto a los de Marx, Engels, Lenin y Mao Tse-tung, en el lugar de honor que le había sido reservado siempre. Lo volví a ver durante el desfile de primero de octubre de 1961. En el de primero de octubre de 1962 ocupaba el mismo sitio. Como vi también la corona, con dedicatoria parecida a la de Lenin, depositada por Chou En-lai ante el Mauselo de la plaza Roja, en ocasión del XXII Congreso del Partido Comunista de la URSS pocos días antes de que los restos de Stalin fuesen retirados de allí. En un largo análisis de la era staliniana aparecido en el diario más importante de China, Jen-min jih-pao —El diario del pueblo — con motivo de una reunión del Bureau Político del Partido Comunista chino, se hacía hincapié en la necesidad de evitar que los ataques contra Stalin pudiesen ser aprovechados por el adversario para un ataque contra el 114
comunismo en general. En opinión de los dirigentes de Pekín la crítica de la era staliniana debía ser limitada y tener en cuenta lo mismo las realizaciones que los fallos posibles. La actitud de los dirigentes chinos frente al problema planteado por el XX Congreso se ajustaba a su posición teórica respecto a las "contradicciones". Para ellos negar la existencia de las contradicciones es negar la dialéctica. Desde ese punto de vista, la existencia de contra dicciones entre lo individual y lo colectivo en una sociedad socialista no tiene nada de extraño. Me encontraba precisamente en Pekín —1957— cuando la decla ración de quince mil palabras de Mao Tse-tung sobre esa misma cues tión de las "contradicciones" era comentada en la prensa y en las conversaciones. Mao Tse-tung hablaba de la inevitabilidad de tales "contradicciones" entre los países socialistas e incluso dentro de los partidos comunistas. Pero reduciendo a la vez su alcance a su justa proporción. No eran contradicciones "básicas". No implicaban un "choque fundamental de intereses". Eran el encuentro "entre opiniones correctas y opiniones erróneas". Pasando al terreno de la política exterior, se debe hacer mención de la acogida entusiasta hecha en China al comunicado de la agencia Tass, de 26 de agosto de 1957, anunciando que la Unión Soviética había procedido con éxito a la prueba de un cohete balístico intercontinental. Siguieron —4 de octubre y 3 de noviembre— los anuncios del lanza miento de los dos primeros satélites terrestres. Krushchev, por su parte, llamó a los nuevos desarrollos de la ciencia soviética en ese campo, el paso a la posesión de "el arma absoluta" y ambas capitales, Pekín y Moscú, estuvieron unánimes en acentuar la importancia que tenía el acontecimiento desde el punto de vista de la estrategia global y del fortalecimiento del bloque comunista, al producirse un cambio tal en la relación de las fuerzas mundiales. Del estudio de la prensa y de las declaraciones soviéticas, en primer término las de Krushchev, de fines de 1957 y a lo largo de 1958, que siguieron a los éxitos que acaban de ser mencionados, se desprende que la superioridad en cohetes reclamada para sí por la URSS, era considerada en Moscú como un elemento de disuasión que haría retro ceder a los que en los Estados Unidos habían abogado por una guerra preventiva. La situación ha cambiado —decía Krushchev en octubre de 1958— de modo que el Occidente "difícilmente se atrevería a desen cadenar una guerra contra los países del campo socialista". Los comentarios aparecidos por la misma época en la prensa china ponen el énfasis, más que en el elemento de disuasión, en "el cambio cualitativo en la distribución del poderío mundial". La expresión de "tigre de papel", reservada al imperialismo americano, viene a realzar ese concepto; que el Occidente se ha encontrado de pronto con su política de "posiciones de fuerza" reducida a una pretensión no respal dada por la realidad internacional. 115
China vence Escribía, por ejemplo, Jen-min jih-pao: "Algunas gentes que observan superficialmente las cosas, y no ven la esencia de la cuestión, no creen que el socialismo es realmente superior en fuerza al impe rialismo. Dicen que la producción de hierro y acero y la cantidad total de otros muchos productos es más elevada en los Estados Unidos que en la Unión Soviética, y que no pasará mucho tiempo hasta que los Estados Unidos produzcan sus propios satélites. Pero, para el articulista del mencionado diario ninguno de esos argumentos tocaban el punto principal. El punto principal era el cambio operado en las relaciones de fuerza mundiales, que permitía al bloque comunista acabar con la política de "bluff" del lado opuesto. En un discurso pronunciado en febrero de 1958, Chou En-lai real zaba "el cambio decisivo" que había tenido lugar en la situación interna cional, como resultado de los referidos éxitos soviéticos y del hecho de que "el campo socialista ganaba supremacía en población y apoyo popular". Los propios imperialistas —insistía el primer ministro— se dan cuenta de que tienen enfrente de ellos un "invencible" campo socialista "encabezado por la Unión Soviética". Por su parte Krushchev, a juzgar por sus declaraciones y por el tono general de la prensa soviética de esos días, acentúa su preferencia por la utilización de ese mayor poderío soviético en beneficio de la idea de la negociación. En su opinión, el mayor poderío soviético debería ser utilizado para imprimir a la diplomacia del campo socialista la flexibilidad adecuada a la busca de un terreno en el cual el Este y el Oeste diesen con aquellos puntos comunes de acuerdo susceptibles de conducir a una disminución de las tensiones internacionales. Lo estima posible y va a entregarse a ello con todo el empuje de su extraordinaria personalidad. Diversos acontecimientos de ese periodo, como la crisis del Oriente Medio en el verano de 1958, dieron ocasión a que se exteriorizase más acentuadamente esa diferencia entre Pekín y Moscú. Diferencia sobre la apreciación del mejor modo en que podía ser aprovechado el cambio en la relación de las fuerzas mundiales, en beneficio de una política que hiciese retroceder a los promotores de situaciones como la creada por el desembarco de tropas americanas y británicas en el Líbano y Jordania a raíz del golpe antioccidentalista en Irak. La primera conse cuencia de lo sucedido en Irak es la de que el Pacto de Bagdad se quedaba sin Bagdad. Los desembarcos angloamericanos apuntaban hacia una posible intervención contra el gobierno iraki. El editorial de Jen-min jih-pao del 20 de julio, podía resumirse en estas palabras: "Nada puede ser salvado cediendo al mal". E insistía en que los imperialistas siempre se mos traban muy fieros con el débil, pero temían al fuerte. Un editorial de Pravda del 21 de julio, al mismo tiempo que afir maba que la URSS no podía permanecer indiferente ante lo que estaba pasando cerca de sus fronteras, llamaba a la razón y a la calma teniendo 116
China y Rusia en cuenta que tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética poseían armas hidrogenas y atómicas. Encontramos la misma discrepancia en el enfoque de los problemas concernientes a las relaciones Este-Oeste y a la estrategia global, al anunciarse el próximo encuentro Eisenhower-Krushchev. La prensa china se muestra más escéptica que la prensa soviética sobre el posible resultado verdaderamente práctico de la proyectada entrevista. Había ido yo a los Estados Unidos enviado por mis periódicos para "cubrir" un hecho de tal importancia y soy testigo de cómo el día de la notable conferencia de prensa dada por Krushchev en Washington y aplaudida por los periodistas de las más distintas posiciones como una obra maestra, era casi imposible el insinuar en los círculos de la extrema izquierda cualquier duda sobre el alcance del entonces llamado "espíritu de Camp David" y sus efectos futuros en la política interna cional. Los chinos sí tenían sus dudas. Sin criticar para nada públicamente el encuentro Eisenhower-Krushchev, era conocido que no se hacían ilusiones acerca de la influencia que pudiese tener en la política exterior norteamericana. En una recepción de la embajada de Indonesia en Pekín, ya anun ciada la entrevista Eisenhower-Krushchev, el ministro de Asuntos Exte riores de China, Chen Yi, llamó la atención sobre la verdadera manera de ser de los imperialistas, diciendo que "nunca renunciarían por su propia voluntad a su política de guerra y de agresión". Lo ocurrido después, al naufragar en París la conferencia "en la cima", como consecuencia en parte del incidente del "avión-espía" ameri cano "U-2", iba a reavivar la discrepancia de opiniones existente entre Moscú y Pekín sobre la política a seguir por el bloque comunista en relación con los occidentales, y en particular con los Estados Unidos. El XXI Congreso del Partido Comunista de la URSS, aunque no despertó la atención que suscitaron el XX y el XXII congresos, presenta el interés de una importante toma de posición de Krushchev respecto a algunos de los puntos que China y Rusia venían discutiendo sin que por ello resultase afectada la amistad sinosoviética, y arroja una luz especial sobre el problema de la detente, de la reducción de las tensiones internacionales, tal y como es visto por Moscú. En la concepción de Krushchev, tal como aparece en su informe ante el XXI Congreso, la detente no sólo sirve la causa de la paz, sino que es casi indispensable para el afianzamiento y consolidación del bloque comunista. El problema fundamental de los próximos siete años —dice Krushchev— es ganar el mayor terreno posible en la competencia económica abierta entre socialismo y capitalismo. Esa ventaja sobre el capitalismo ejercería una profunda influencia en la situación internacional, atraería millones de nuevos partidarios al campo del socialismo, conduciría a un fortalecimiento de las fuerzas de paz y a un debilitamiento de las fuerzas de guerra. Y produciría grandes 117
China vence cambios no sólo dentro de la URSS sino en todas partes. Sería el desplazamiento hacia el socialismo en la esfera económica en una escala mundial. Así cabe resumir en líneas generales el pensamiento de Krushchev sobre los efectos en el terreno internacional del nuevo balance de fuerzas. La realidad de los progresos realizados por la URSS y por sus aliados, su evidencia, debería convencer, hasta a los más ultras de los imperialistas, de la futilidad de desencadenar una guerra contra el campo socialista. Y Krushchev esboza "una posibilidad real de excluir la guerra mundial de la vida de la sociedad aun antes del triunfo completo del socialismo, incluso con el capitalismo existiendo en una parte del mundo". La ascensión de John F. Kennedy a la presidencia de los Estados Unidos iba a acentuar la discrepancia en cuanto al modo de apreciar por una y otra capital la política norteamericana. Moscú y Pekín no veían al joven presidente americano bajo la misma luz. De nuevo no se trataba de un desacuerdo de tal naturaleza que afectase las relaciones sinosoviéticas. Era más bien una cuestión de matiz. Pekín no compartía la confianza depositada en Kennedy, como promotor de una política de paz, por un vasto sector de la izquierda en muchas partes del mundo. Estábamos muy en minoría los que, habiendo estudiado la personalidad del nuevo presidente a través de la campaña electoral, y conociendo bien a las personas que escogió como sus más próximos consejeros al entrar en la Casa Blanca, volvíamos —lo mismo que con ocasión del encuentro de Camp David— a llamar la atención sobre el peligro de dar por adquirido un cambio fundamental en la política exterior de los Estados Unidos. Entonces, como en los meses que precedieron al colapso en París de la conferencia "en la cima" incluso antes de reunirse, ciertos medios izquierdistas y pacifistas reaccionaban vehementemente contra cualquier actitud de reserva respecto a la posibilidad de un acercamiento Este-Oeste. Cualquier manifestación de escepticismo sobre la supuesta política conciliadora de Kennedy, era acogida en esos medios con visible irritación. Eso duró, desde luego, hasta la acción americana contra Cuba en 1961. Siguió un corto periodo de decepción en aquellos que habían considerado a Kennedy como el hombre ansioso de enten derse con Krushchev. Pero pronto se olvidó el asunto cubano y en los primeros días de reunirse la Asamblea de la ONU volvía a prevalecer en esos mismos medios, la confianza en un encuentro Kennedy-Krushchev que debería conducir a un acuerdo sobre Berlín y asegurar un largo periodo de paz. Hasta que la declaración del bloqueo americano contra Cuba, y los términos en que fue anunciado por el presidente de los Estados Unidos el 22 de octubre de 1962, vino a poner fin a las ilusiones que eran mantenidas contra viento y marea. Pero, desde muy pronto, Liu Shao-chi, presidente de la República Popular de China, había dicho que "Kennedy era peor que Eisenhower". Lo habían continuado 118
China y Rusia diciendo los chinos, y al producirse la gran sacudida de la opinión pública mundial por las medidas tomadas por Kennedy contra Cuba, que estuvieron a punto en el otoño de 1962 de desencadenar un conflicto gravísimo, Pekín no tuvo que cambiar de opinión. Había pensado siempre lo mismo. Pero todo eso no ha quebrantado la amistad sinosoviética. Con ocasión del vuelo grandioso de los dos Vostok, los dirigentes chinos enviaron a Krushchev uno de los mensajes más calurosos recibi dos por el primer ministro soviético. Firmado por el presidente Mao Tse-tung, el presidente de la República Liu Shao-shi y el primer ministro Chou En-lai, el telegrama decía: "El pueblo chino está emocionado como no lo estuvo nunca. Esta empresa magnífica demuestra el poderío del campo socialista y la superioridad del sistema socialista. Esta victoria (de Nikolaiev y Popovitch), inspira la lucha de todos los países socialistas y de los pueblos del mundo contra los planes de agresión del imperialismo americano y por la defensa de la paz y del progreso." Por su parte la Unión Soviética cuando un anuncio bravucón de Chiang Kai-shek, dando a entender qué se disponía a aprovechar las dificultades momentáneas de China para invadirla, encontró eco en ciertos círculos de Washington, hizo inmediatamente saber que cualquier ataque contra la República Popular de China sería considerado como un ataque a la propia URSS. Pero seguirá hablándose en algunos países occidentales de una ruptura entre China y Rusia; por ser bastante ingenuos, unos, para creer en ella; otros, que no creyendo en ella juzgan, sin embargo, útil una manobra divisionista y no perderán la ocasión de hacer revivir la cuestión del pretendido conflicto "irreparable" sinosoviético para alentar a las fuerzas de guerra a sacar partido de ello. Es de suponer que "el gran debate" como es llamada la presenta ción de tesis fijando la posición china y la posición rusa, se prolongue a lo largo del año 1963. Aunque tuviese lugar entretanto la confrontación general, con la participación de todos los partidos comunistas del mundo, siguiendo la discusión bilateral entre los partidos chino y soviético; sus repercusiones en el campo ideológico y táctico se dejarán sentir por mucho tiempo. Para cuando el gran debate toque a su término, lo escrito de un lado y de otro llenará volúmenes enteros. De ahí el que nos parezca útil un intento de condensación. Debiera servir para orientarse a los que realmente quieran penetrar en el fondo de esta controversia histórica, separando lo fundamental de lo accesorio, si es que esta distinción tiene cabida aquí. En todo caso no estará de más el destacar algunas cues tiones clave. De hecho las diferencias entre Pekín y Moscú en la interpretación del marxismo-leninismo y de la política exterior del bloque capitalista encabezado por los Estados Unidos, databan de varios años. Pero fue la crisis cubana de octubre de 1962, la que las sacó a la superficie envol119
China vence viendo desde entonces a unos y otros en una controversia de grandes dimensiones y de un interés indiscutible no sólo para los comunistas y socialistas, sino para todos. Del lado chino fue particularmente resentido el que se tratase, por parte de sus oponentes en el campo socialista, de aislarlos y silenciarlos. Esa queja, que tenía cabida dentro de la demanda china sobre un trato igual entre los partidos, adquirió una mayor vehemencia con lo ocurrido en el Congreso del Partido Comunista de la República Democrática Alemana de enero de 1963, cuando el delegado chino fue interrumpido, silbado, impedido en ciertos momentos de terminar una frase; un espectáculo desconocido en congresos de ese tipo a los que se invita a representantes de los partidos comunistas de fuera. Pudo oirse después incluso a partidarios de las tesis soviéticas juzgar en privado con seve ridad lo sucedido en Berlín-Este. No contribuyó tampoco a suavizar el tono de la controversia la utilización, en la manera en que se hizo, del conflicto de China con la India. La insistencia de los comunistas identificados con la posición de Moscú en acusar a China de agresora y en ponerse del lado de la India contra China, produjo en Pekín una gran amargura. Se dolían de ver a sus críticos pasar por alto los esfuerzos realizados para resolver pacíficamente las diferencias de frontera que habían conducido a convenios concluidos con Nepal, Birmania y más recientemente con Pakistán. Dicho sea de pasada, las reacciones al último de estos convenios en Nueva Delhi y en Washington no dejaban de tener su grano de sal. El gobierno pakistanos era acusado en ambos sitios de haber entregado a los chinos una parte del suelo in dio, al ceder les más de 2 000 kiló metros del sector de Korakoram, una región que, según el Pakistán, no había jamás formado parte ni de Jamu ni de Cachemir, objeto de la desavenencia de años entre el Pakistán y la India. El mismo confusio nismo que envolvía a la famosa línea MacMahon era utilizado por los que tenían interés en arrancar a la India de su neutralismo e incorpo rarla al bloque militar del Occidente. Los chinos se asombraban de ver los argumentos comunistas confundirse con los argumentos americanos siendo en algunos casos los de los primeros aún más duros con la posición china en la cuestión india que los de los segundos. El acuerdo con el Pakistán, del que este país se mostraba satisfecho, cayó muy mal en la Nueva Delhi y en Washington. Era natural. Desa creditaba la teoría de una China aventurera, irresponsable, agresiva y con la que no se podía tratar. Después de lo ocurrido en Berlín, en el Congreso del Partido Comunista de la República Democrática Alemana con el delgado chino, Pekín debió pensar que la manera más eficaz de hacer oir su voz era promover la publicación de los textos de un lado y de otro. Jen-min jih-pao de Pekín reprodujo en extenso, difundiéndolos además por todas partes a través de la Agencia China de noticias, los ataques a las 120
China y Rusia tesis propias formulados por Togliatti, Thorez, los publicados en Pravda y otras publicaciones. A los pocos días pasaba a contestarlos amplia mente. Eso por lo que pudiera llamarse la cuestión de forma. Respecto al fondo mismo del gran debate lo que está más llamado a suscitar un mayor interés en los medios de la izquierda mundial —dando aquí a la palabra izquierda un sentido muy amplio— y entre los expertos en asuntos internacionales es la divergencia sobre lo que debe ser la política internacional del campo socialista. La posición soviética se halla centrada en la prioridad que se da a la coexistencia pacífica. Por encima de todo, lo esencial es cerrarle el paso a la guerra. En 1961 cuando estuve en Rusia realizando a través del interior del país un vasto reportaje sobre el plan septenal que termina en 1965, quedé impresionado por lo hondo que había arraigado en el lenguaje popular la palabra "paz". No había apenas conversación en la que no fuese, con un motivo u otro, pronunciada. El manteni miento de la paz dominó el XXII Congreso del Partido Comunista de la URSS de octubre del mismo año en Moscú, a cuya sesión inagural asistí escuchando desde la tribuna de la prensa el discurso de Krushchev, que tiene también su lugar en el gran debate. En la concepcción soviética corresponde a la classe obrera, a los trabajadores del mundo, la vigilancia y la promoción activa de la paz. Es su responsabilidad histórica y por lo tanto y en primer término la de los países del campo socialista. En la concepción de los actuales dirigentes rusos, la aparición de las nuevas armas de destrucción masiva, el desarrollo de la ciencia y de la técnica militares, convierten la coexistencia pacífica en una necesidad objetiva. El hecho nuclear ha venido, según Krushchev, a dejar atrás como anticuado el enfocamiento del problema de la guerra o de la paz, que guiaba en los años veinte y treinta, y en rigor hasta la muerte de Stalin, las posiciones comunistas sobre ese punto. La coexistencia pacífica no sólo crea las premisas necesarias par hacer avanzar a la sociedad humana por el camino del progreso, sino que la salva del peligro de ser destruida. Gracias a la coexistencia pacífica —en eso insisten los partidarios de la política de Krushchev— Cuba existe hoy, la Revolución cubana sobrevive, y la paz fue salvada. La crisis en el Caribe de octubre de 1962 hubiese terminado en un inmenso desastre de haber seguido la Unión Soviética otra clase de política. "Si en dicha cuestión —escribe el embajador de la URSS en París, S.A. Vinogradov— las partes no hubiesen hecho prueba de buen sentido, el mundo hubiese sido precipi tado en el abismo de una guerra termonuclear y la humanidad hubiese podido acoger el año nuevo en madio de las ruinas radioactivas." La coexistencia pacífica, continúan argumentando los identificados con las tesis soviéticas, contiene y sujeta a aquellos que por salvar al capitalismo de un hundimiento seguro, no vacilarían en arrojar la bomba. En el mismo orden de ideas el hecho nuclear es presentado 121
China vence como sacudiendo todas las teorías anteriores sobre la guerra. Dichas teorías no pueden desconocer la realidad de que una bomba termo nuclear posee una fuerza expansiva superior al total de todas las armas utilizadas en el curso de la historia. Por consiguiente las nociones ante riores de estrategia y de táctica que llevaba a Clausewitz —estudiado tan atentamente por Lenin —a considerar la guerra como la continua ción de la política por otros medios, no se mantiene ya de pie. La dialéctica de la época termonuclear debe de ser reajustada al cambio operado en la naturaleza de las guerras. Así argumentan los rusos. "Nosotros no haremos nunca la guerra para establecer el socia lismo", en esas palabras de Krushchev pronunciadas en el mencionado Congreso de Berlin se resume la posición soviética. A los oídos de muchos tenía que sonar como un reproche a China de estar dispuesta a hacerla. Pero Pekín rechaza con energía cualquier acusación dirigida a su política exterior en el sentido de que es una política irreflexiva y provocadora. Al argumento reiteradamente aparecido en la prensa soviética y en otras publicaciones comunistas de que la URSS no tenía otro camino que retirar sus cohetes de Cuba, Jen-min jih-pao de Pekín contestaba: "De acuerdo. Naturalmente que no. Pero, ¿por qué fueron llevados allí?" En último análisis la discusión chino-soviética, extendida a los otros partidos comunistas y a toda la izquierda, gira alrededor del siguiente punto: ¿es que la política de Krushchev en relación con los Estados Unidos, con sus concesiones mayores a partir sobre todo del XXII Congreso, sirve eficazmente la causa de la paz, la garantiza por un largo tiempo; o, por el contrario, alienta las fuerzas de agresión y de guerra dentro del campo opuesto que interprete las concesiones hechas como signo de retirada o prueba de debilidad? China niega con vigor que la suya sea una política de guerra, sin sitio para la coexistencia pacífica. En La bandera roja n° 8, 1960 se dice: "La política exterior de los países socialistas no puede ser sino una política de paz. El sistema socialista implica que nosotros no tenemos necesidad de la guerra, que nosotros no la desencadenaremos jamá s [...]. Desd e su fund ación la Repú blica Popula r de China ha practicado una política exterior de paz [...]. En la Conferencia de Bandung, en 1955, nuestro país conjuntamente con los diferentes países de África y de Asia han adoptado los diez principios de la coexistencia pacífica." Y —después de la crisis de Cuba— también en La bandera roja n° 1, enero de 1963: "Los revisionistas modernos están divulgando la versión de que los marxistas-leninistas revolucionarios que ellos califican de "dogmáticos" rechazan ciertos compromisos necesarios. Quisiéramos decir a estos revisionistas modernos que ningún marxista-leninista sensato rechaza todos los compromisos indistintamente. En el curso de nuestra larga lucha revolucionaria nosotros, comunistas chinos, hemos concluido compromisos con nuestros enemigos del interior y 122
China y Rusia del exterior en varias ocasiones. Por ejemplo, hemos hecho un compro miso con el imperialismo americano, en nuestra lucha al lado de Corea contra la agresión americana. Para los marxistas-leninistas, la cuestión está en saber qué clase de compromisos se deben hacer, la naturaleza de los mismos y la manera de provocarlos. Lenin ha dicho con razón que "rechazar la posiblidad de compromisos, en general, cualquiera que sea su naturaleza, es izquierdismo de un tipo que no debe de ser tomado en serio." Y en Jen-min jih-pao de Pekín, diciembre 1962: "El Partido Comunista Chino considera que la paz del mundo no puede ser salvada con seguridad sino a través de la lucha resuelta contra el imperialismo dirigido por los Estados Unido s, reforzando constan temente los movi mientos nacionales y democráticos en Asia, África y América Latina, las luchas revolu cionarias de los p ueblos d e los diver sos países y el movimiento de defensa de la paz mundial". Esto último nos lleva a otra de las grandes cuestiones debatidas, a de la actitud de los países del campo socialista con respecto a los movimientos revolucionarios de
los que tienen un carácter directamente anticolonialista. China los ayuda en todo lo que puede. Y eso les plazca o no a las potencias interesadas en mantener el presente estado de cosas. Es decir que la solidaridad revolucionaria no está supeditada a las consideraciones de orden diplo mático. Si por ejemplo, la ayuda a un determinado movimiento revolu cionario se cruza con un intento de aproximación a Washington, este último apoyando un régimen dictatorial reaccionario detestado por el pueblo, el deseo de entenderse con los Estados Unidos no debe jamás, en opinión de los chinos, llevar a abandonar la ayuda activa a ese movimiento revolucionario. Su actitud al respecto se encuentra perfec tamente definida en lo que me decía un alto funcionario chino: "Nuestro pueblo trabaja como trabaja, con entusiasmo, sin ahorrar sacrificio alguno, no sólo para construir el socialismo en nuestro país sino para poder venir a la ayuda de otros pueblos en su lucha de liberación."
Ese es un punto capital en el gran debate. Lo es porque refleja el temor de los chinos de que si se sigue una política de coexistencia pacífica "por encima de todo", "la pretendida consolidación de la paz" se confunda con "la consolidación de un statu quo mundial del que los principales beneficiarios sean las derechas, la reacción, las fuerzas fundamentalmente enemigas del socialismo". El gran debate será largo y duro. Pero, volvemos al comienzo del presente capítulo: una ruptura entre China y Rusia es inimaginable. En la controversia chinosoviética han sido introducidos últimamente dos elementos nnuevos: la declaración china de 31 de julio pro poniendo la convocatoria de una conferencia internacional con vistas a una prohibición total de las armas nucleares; y la respuesta soviética a dicha proposición, denunciada en lzvestia como una manifestación 123
China y Rusia
China vence de desesperación y de pesimismo, tendiente a enmascarar la negativa china de firmar el acuerdo nuclear de Moscú. Mientras Moscú había dado a la firma del tratado, el 5 de agosto de 1963, en la capital soviética, toda la resonancia que a su juicio merecía " un nuevo giro en la historia de las rela ciones Este-Oeste", Pekín continuaba insistiendo en que lo que había sido firmado no era otra cosa que lo que Krushchev solo un año antes había rechazado con des precio. En todo caso la triple proposición china era divulgada por Pekín con un convencimiento evidente de que a la larga haría hablar de ella. Por constituir un aspecto importante del gran debate, quede aquí resumida así: I todos los países del mundo, posean o no armas atómi cas declaran solemnemente que se comprometen a no hacer uso de ellas; o a exportarlas, o importarlas; a fabricarlas, formar "stocks" u experimentarlas. Se comprometen, de otra parte, a destruir todas las armas nucleares que posean, así como los vehículos pudiendo transpor tarlas, y a desmantelar los establecimientos utilizados para la investiga ción, experimentación y fabricación de dichas armas; 2 en vista de realizar los objetivos mencionados, el gobierno de la República Popular de China preconiza las medidas siguientes: a) desmantelamiento de todas las bases militares, incluidas las bases nucleares establecidas en territorio extranjero; b) establecimiento de una zona desnuclearizada en Asia y en el Pacífico, englobando principalmente los Estados Unidos, la Unión Soviética, China y el Japón; c) establecimiento de zonas aná logas en Europa central y América Latina; 3 una conferencia de jefes de gobierno del mundo entero será convocada para discutir dichas medidas y proceder a la prohibición y destrucción de las armas nucleares. No. La voz de China no puede ser fácilmente silenciada. Como una de las primeras reacciones a esta proposición de la República Popular, el jefe del gobierno noruego escribió que lo que urgía era abrir al gobierno de Pekín las puertas de la ONU para que en el seno de la organización internacional pudiese presentar y defender sus iniciativas. Sólo de esa manera la coexistencia pacífica adquiriría un carácter de universalidad. El continente asiático, sobre el cual la influencia de China aumentará al correr de los años, no debería ser dejado al margen. Limitarse a exigir de China una adhesión mecánica o rutinaria a una cierta clase de coexistencia pacífica en cuya eficacia no cree, era enfocar demasiado estrechamente el problema general del desarme. o
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Lo escrito más arriba a propósito de China y Rusia data de los días que siguieron a la crisis cubana de octubre de 1962, mientras este libro avanzaba hacia su terminación. Nueve meses más tarde, el 5 de juli o de 1963, se reun ían en Moscú las dos dele gaciones china y soviética , presididas respectivamente por Teng Hsiao-ping y Suslov. Durante el tiempo que estuvieron reunidas, las apuestas de los corresponsables y de los comentadores extranjeros eran, de nueve contra uno, que habría 124
ruptura. Y me consideré obligado a ratificar la opinión contraria. No hubo ruptura. El comunicado conjunto del 21 de julio especificaba que, de acuerdo con la proposi ción de la delega ción del partido comunista chino, las dos partes habían convenido en suspender los trabajos de las delegaciones y en proseguirlos más tarde. El lugar y la fecha de la reanudación de las conversaciones serán fijados por el comité central del partido comunista chino y el comité central del partido comunista soviético, después de nuevas consultas.* La reunión del 5 de julio puso, sin embargo, de relieve la profundidad de la divergencia. Consecuentes con su posición de que era mejor que todo fuese revelado y discutido, los dirigentes chinos se manifesta ron satisfechos de que las tesis opuestas saliesen a la luz. Dos grandes documnetos constituyen la base para un análisis serio y objetivo de la de 14 de junio de 1963, y la respuesta soviética de 14 de julio. Esos dos documentos constituyen la base para un análisis serio y objetivo de la controversia chinosoviética, y a ellos referimos al lector. Como han sido publicados en todos los idiomas y ampliamente divulgados y puesto que su reproduc ción aquí ocu paría una gran parte del libro, nos abstenemos de hacerlo. En último análisis resalta la oposición del partido comunista chino a una política exterior para los países del campo socialista principalmente centrada en la coexiste ncia pacífica, tal como ha sido definida y practicada por la Unión Soviética en los últimos años. En las tesis chinas queda bien claramente establecido que "como la URSS de Lenin", la República popular de China "ha practicado igualmente con firmeza y consecuencia esta política de coexistencia pacífica entre países de sistemas sociales diferentes". Pero China repite una y otra vez que reducir la línea general del movimiento comunista internacional a "la coexistencia pacífica", a "concurrencia pacífica", o a "la transicción pacífica", es renunciar a la misión histórica de la revolución mundial proletaria. La posición soviética insiste, sobre todo, en que "los camaradas chinos subestiman manifiestamente el peligro de una guerra termo nuclear", y en que los cohetes y otras armas atómicas desarrolladas en la mitad del siglo, han cambiado las viejas concepciones sobre la guerra. Este punto es de una importancia capital, ya que la forma de ser enfocado y divulgado debía de influir considerablemente en la actitud no sólo de los diversos partidos comunistas, sino de la opinión izquierdista y pacifista y de la opinión general. Presentar a China como en favor de una guerra termonuclear, o jugando peligrosamente con ella, mientras la Unión Soviética hacía las mayores concesiones a los Estados Unidos, a la Gran Bretaña, al conjunto del campo capitalista, para evitar esa guerra, era asegurarse que la reacción en contra de China iba a ser, por lo menos durante un cierto tiempo, arrolladura. Era hablar al interés principal de la gente de que se librase a la 1
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China vence humanidad de la amenaza de una guerra nuclear. Era rodear a China de un ambiente de antipatía. Pekín rechaza enérgicamente esa acusación que se la hace de exponer al mundo, en nombre de principios doctrinarios dogmáticos, a su destrucción total. Pero además Pekín disputa a la coexistencia pacífica, tal como es practicada hoy por Moscú, su eficacia para detener las fuerzas de agresión del campo opuesto, y subraya la extensión de las concesiones que tienen que ser hechas para conseguir un entendimiento con los americanos, a quienes acusa de querer sólo ganar tiempo para sus planes agresivos, frenando a la vez los movimientos revolucionarios que amenazan al capitalismo. En medio del júbilo con que era acogido en Moscú, en Washington y Londres, y en muchas otras partes, el tratado sobre la suspensión de los ensayos nucleares, se oía la voz fría de Pekín resistiéndose a tomar parte en la celebración y destacando su carácter limitado y la concesión hecha por Krushchev al renunciar a su demanda primera, de que la conclusión del tratado fuese acompañada de la conclusión de un pacto de no-agresión entre los países del Pacto de Varsovia y los de la OTAN. Las conversaciones chinosoviéticas serán reanudadas y paralela mente, dentro de cada partido comunista, como en los sectores gene rales de la izquierda, la polémica continuará por largo tiempo, de modo que la actualidad del tema " China" se mantendrá y el interés no decaerá, sino al contrario. Por lo que respecta a los partidos comunistas parece fácil anticipar una presión creciente en favor de una confrontación comunista mundial. Esa conferencia de todos los partidos comunistas contribuirá a disminuir la actitud que ha tomado la discusión a dos. Por su parte los hechos internacionales tendrán también su palabra que decir. Moscú presenta Cuba como el ejemplo de una política sovié tica, que ayuda a la revolución cubana, mientras evita la guerra. Pekín señala las áreas en donde la agresión imperialista continúa pese a la "detente". Con las perspectivas de una China fortaleciendo su economía y su comercio exterior en 1964 y 1965, extendiendo su influencia de gran nación en vez de verse aislada y disminuida, se puede dar por seguro que por su lado la controversia iniciada será sostenida con vigor.
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Capítulo
10 Entrevistas
exclusivas
Las conversaciones sobre el estado de la enseñanza en China, de un viaje al otro, tenidas durante nuestras numerosas v isitas a universidades, institutos especializados y escuelas, terminaron con una larga entrevista con el señor Liu Chih-yu, ministro de Educación. "Para apreciar lo que se ha hecho y lo que queda por hacer en el dominio de la enseñanza —comenzó diciendo el ministro— es preciso recordar que en China se daban antes de la liberación estas dos situa ciones contradictorias: por un lado un país de vieja cultura, por el otro una carencia total de educación general y un índice de analfabetismo que en el campo se elevaba al noventa y cinco por ciento. Ni se enseñaba el pueblo, ni se sentía la necesidad de hacerlo. Chicos y muchachas que, después, en unos pocos años, en cuanto se les ofreció una oportunidad de instruirse, demostraron de lo que eran capaces, crecían hasta 1949 sin escuelas, únicamente accesibles a los hijos de los ricos. En cuanto a las minorías nacionales, si alguna, como la coreana, se hallaba más avanzada que las otras, en general su condición por lo que respecta a la enseñanza, era simplemente desastrosa." En trece años de República Popular el número de estudiantes casi se quintuplica. De 155 000 en 1949, en la enseñanza superior, se pasa a 800 000. El avance es todavía ma yor en los ni veles inferiore s. En la s escuela s de segunda enseña nza, es de 1 870 000 a 12 millone s; en la s primarias, de 23 millones a 90 millones. En los jardines para la infancia, con un programa elemen tal educativo , de 130 000 a 31 m illones. Pero todas esas cifras no dan sino una idea parcial de lo realizado. A ellas hay que añadir las de los que asisten a las clases regulares organi zadas para obreros. Actualmente unos 130 millones de obreros estudian en el tiempo que les queda libre; más de 20 millones siguen cursos parciales al nivel de los que se cursan en universidades e institutos. Se ha sentado la base para que en los próximos años China disponga de cuadros profesionales y técnicos en una cantidad que excede con mucho lo que se había previsto al elaborar los distintos planes quiquenales. "Hemos procedido —continúa el ministro— por etapas, que pueden ser resumidas en tres periodos. De 1949 a 1952 fue trazado, y cumplido, el primer esfuerzo en educación. Había que comenzar por poner en marcha, utilizando pero mejorándolo y ampliándolo, todo lo que había
China vence disponible. Y librando a la enseñanza de su carácter de privilegio. No escuelas para ricos, sino escuelas para el pueblo. "Había que crear un nuevo tipo de maestro, no prescindiendo de los que existían, pues utilizamos todos los que pudimos, pero tratando de librarles de la influencia de un pasado dominado por el imperia lismo y el colonialismo. Un pasado que, al imponer al país un régimen de servidumbre, había hecho que muchos intelectuales se consideraran ellos mismos siervos, es decir, acostumbrados a aceptar como incon movibles las diferencias de clase. Debido al largo periodo de domina ción extranjera, a muchos de ellos les parecía algo irrealizable o extrema damente difícil cualquier tarea verdaderamente nacional en materia de enseñanza. "En este primer periodo nos incautamos de las escuelas sostenidas por el Koumintang y las reformamos ideológicamente, comenzando por eliminar de ellas los métodos de tipo fascistoide. Prescindimos de aquellos profesores extranjeros o "extranjerizantes" cuya retención hubiese supuesto exponer el nuevo sistema de enseñanza al sabotaje desde dentro. Veintiuna de las universidades existentes, 500 escuelas de segunda enseña nza, 1 000 de primera enseñanza, comp rendien do entre tod as 360 000 maestros y estu diante s, estaban dirigidas por extranjeros, en particular americanos. "Había que acabar con todo aquello. No fue una labor sencilla. Incluso entre los simpatizantes de la Revolución, había quienes sostenían que era un error, dado el atraso de China, el prescindir de un personal de enseñanza extranjero cuando todavía no disponíamos de maestros propios ni en número suficiente ni en capacidad adecuada a las grandes tareas que nos aguardaban. "Introdujimos un nuevo sistema pedagógico basado sobre este doble principio: la enseñanza debe promover el sentimiento nacional; debe estar abierta a todos. En resumen, el sistema escolar en China se distribuye del siguiente modo: Escuelas de tiempo entero, subdividas a su vez en: jardines infantiles, para niños de tres a seis años; escuelas primarias, los estudios duran seis años, 4 para el primer ciclo y 2 para el segundo. Escuelas secundarias del primer ciclo: los estudios duran tres años, excepción hecha de las escuelas profesionales de primer grado en las que la duración es variable. Escuelas secundarias del segundo ciclo; los estudios duran tres años, excepto las escuelas secundarias profesionales de tecnología, agronomía, pedagogía, cultura general, salud pública, en que pueden prolongarse hasta cuatro años. Escuelas superiores: los estudios duran cuatro años, pero en las de medicina, por ejemplo, de cinco a seis años. Escuelas de tiempo parcial. En gran auge desde 1958, responden al doble principio de "poner la enseñnanza al servicio del proleta128
Entrevistas exclusivas riado "y de combinar la enseñanza y el trabajo productivo". Por ejemplo, los estudiantes de las escuelas secundarias de agricultura participan en los trabajos de los campos durante la temporada de mayor actividad agrícola, y estudian durante la temporada en que la activida den el campo es casi nula, la "estación muerta". Escuelas de horas de recreo. Incluyen la enseñanza organizada para adultos. Porque combinada con la enseñanza plena, se ha extendido la enseñanza parcial. Era necesario promover la instrucción de la pobla ción adulta, dándole todas las facilidades posibles. Eso pudo resolverse estableciendo cursos especiales que hiciesen compatible la asistencia a los mismos de los adultos, con sus ocupaciones y su trabajo, y .teniendo en cuenta especialmente el caso de aquellos que no habían podido instruirse por haber pertenecido al Ejército de Liberación, o haber tenido otras actividades revolucionarias. "Y no se trataba sólo de poner a disposición de todos ellos un centro de enseñanza, sino de pensar también en los que, si no se les ayudaba con alojamiento barato o gratuito, o con bolsas de estudio, no hubiesen podido ir a la escuela o a la universidad. Incluso en ciertos casos se les daba una especie de jornal mientras estudiaban, de modo que su ausencia no fuese sentida económicamente por la familia." No fue sólo la lucha contra el analfabetismo, reducido hoy de tal modo que la mitad de los chinos saben ya leer y escribir —100 millones que han dejado de ser analfabetos; los obreros en su casi totalidad, los campesinos en una proporción creciente— sino la lucha por extender la posibilidad de la enseñanza, en todos sus niveles, a la totalidad del pueblo chino. Que no quedase un talento o una capacidad potencial sin oportunidad de desarrollarse. Que no se perdiese un hombre o una mujer intelectual o profesionalmente útiles. Una gran parte de nuestra conversación con el ministro giró alrededor del tema capital de la enseñanza primaria. Es una de las grandes realizaciones de la Revolución, ya que al arrancar a las masas del estado de ignorancia en que se las tenía, se dio el primer paso, a través de la lucha a fondo contra el analfabetismo, hacia la formación de estos cuadros dirigentes que constituyen hoy la garantía más segura del porvenir de China. La construcción de una escuela primaria va acompañada casi siempre de la colocación de la primera piedra de una fábrica o de la preparación de terrenos para una instalación agrícola. El primer pro blema que se plantea es facilitar la asistencia a la escuela de la pobla ción infantil. Y de aquella parte de la población adulta —en vías de completa desaparición— que no haya todavía apren dido a leer y escribir. Comenzando por la mujer. El dicho de la China feudal, "en la mujer la ignorancia es una virtud", hace hoy reir a las campesinas viejas y jóvenes, poseídas de una verdadera pasión por aprender. 129
China vence
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El valor extraordinario para la nación que supone el haber dado a la mujer china todas las posibilidades de desarrollar plenamente su personalidad, se inscribe en las grandes realizaciones de la Revolución china. Al lado de las mujeres intelectuales, o que ocupan en el gobierno puestos de gran responsabilidad, se encuentran las que hemos visto en las fábricas desempeñando funciones que les han asegurado un renombre nacional. Es el caso de Yi Shi-chuan, de la Fábrica Textil Estatal número 2, de Shangai. Está al frente de un grupo de hiladoras que es como una legión de heroínas del trabajo. Su aureola les viene de haber cumplido durante ocho años seguidos el plan del Estado en toda la línea. Ya sea en su fábrica, o en la municipalidad de Shangai, o en el país entero, se habla del grupo de Yi como de un símbolo de la eficacia de la mujer y de su contribución al progreso de China. Yi Shi-chuan es hoy diputado en la Asamblea Nacional. El segundo periodo, el del primer plan quinquenal, de 1 9 5 3 a 1957, coincide con la transformación de la agricultura, de la industria y eí artesanado. Y también e , periodo de la transformación de la enseñanza, yendo al fondo de sus problemas. Había prevalecido de antiguo una distribución irrazonable de los estudios. Un treinta y seis por ciento de los alumnos estudiaba ciencias políticas, derecho, ciencias econó micas, porque la finalidad era prepararse para un puesto de la adminis tración del Estado, o para hacer dinero. Pero, en cambio en las faculta des de tecnología, de medicina, de cuyos graduados necesitaba más el país, el número de estudiantes era muy inferior. Las necesidades no contaban. Lo que contaba era la carrera, el interés individual. Era el signo de la influencia colonialista sobre la enseñanza. "Tuvimos que cambiar todo eso. Comenzamos por aumentar el número de institutos tecnológicos. El resultado es que actualmente el estudiantado, en líneas generales, se distribuye así: 40 por ciento en los institutos de tecnología; 20 por ciento en las escuelas normales de las que sale el personal docente; 11 por ciento en los colegios de medicina; 10 por ciento en agronomía y reforestación." — ¿Y en derecho y ciencias políticas?, le pregunté. — En derecho un 2 por ciento, incluyendo ciencias políticas al viejo estilo. Sobran. Antes había pleitos, ahora no. No era sólo arbitraria en el pasado la distribución en lo que se refería a los estudios. Era también irracional por lo que respecta al emplazamiento de las universidades. Ahí intervenían igualmente los intereses del imperialismo. La universidad debía estar en la zona costera, en la zona de los negocios, de los ricos. El interior era olvidado. En cambio ahora el 50 por ciento de las universidades se encuentran en el interior. "El mayor problema durante años fue la escasez de maestros. 1
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Tomamos los estudiantes avanzados de las escuelas y les asignamos una tarea pedagógica provisional, con la condición de que en los casos en que estuviese justificado, una vez cumplida su misión, volviesen a completar sus estudios, a fin de no desperdiciar las posibilidades de su ulterior desarrollo profesional. Muchos de ellos a los dos años de preparación eran maestros, con una afición y una capacidad marcada para la enseñanza, y se quedaban enseñando en las escuelas. Paralela mente reorganizamos las escuelas normales, las multiplicamos, elevamos su calidad hoy el Instituto Normal así tiene nivel del universitario. "A esta labor de formar maestros, aportaron una contribución considerable los intelectuales sin trabajo. En el momento de la libera ción había un número relativamente grande de intelectuales en paro forzoso. Se les dio una oportunidad de servir a su país y de ganarse la vida. Fue además un modo de incorporarles a las tareas construc tivas de la Revolución. "En todas las provincias y ciudades tenemos centros especiales apara animar a los maestros a ampliar sus conocimientos mediante la asistencia a cursos avanzados. El resultado es muy satisfactorio. Existe entre los maestros una verdadera emulación por estudiar más allá de lo que podría exigines el simple trabajo en una escuela primaria. El gobierno de la República Popular está tan convencido de que el futuro del país se halla ligado al futuro de la enseñanza —la enseñanza per feccionada en todos los niveles— que ha puesto un especial empeño en elevar la posición del maestro en la comunidad. En el pasado el maestro de escuela no era estimado ni alentado. Hoy, de los 1 200 diputados al Parlamento el diez por ciento son maestros. "Se ha decretado un subsidio especial para los maestros casados con familia numerosa. Se les ha asegurado no sólo el retiro sino el empleo, esto último muy importante para ellos ya que antes de la liberación con la misma facilidad que se les ocupaba, se les despedía. Entonces el problema era el desempleo, el paro forzoso. Hoy el pro blema, como le he dicho a usted, es a la inversa, la escasez de maestros. "El tercer periodo de la reforma de la enseñanza corresponde al comienzo del segundo plan quinquenal, al "gran salto adelante", es decir, de 1958 hasta hoy. Es el periodo de la "revolución cultural", consistente principalmente en que los intelectuales se hacen obreros y los obreros se hacen intelectuales. "Significa una nueva política de la enseñanza. Su finalidad rebasa la del aumento de la producción, aunque tampoco sea éste un aspecto despreciable. Persigue la fusión de la técnica y de la economía, extiende el conocimiento, con el sentido de complementar los trabajos intelectuales y los trabajos manuales en recíproca ventaja de unos y otros y en beneficio de la nación. En el orden de las relaciones humanas significa acabar con la arrogancia de la clase intelectual respecto de la clase trabajadora. La política de la enseñanza aparece así llena de contenido socialista. 131
China vence "Desde la escuela primaria a la universidad el nuevo concepto de la enseñanza tiende a inculcar, lo mismo en el niño, que en el joven, que en el adulto —¡pues hay que ver la cantidad de población adulta que estudia hoy en China!— los "cinco amores": amor a la patria, amor al pueblo, amor al trabajo, amor a la ciencia, amor a la propiedad pública. Han sido enunciados por el presidente Mao para quien todas las cuestiones relacionadas con la enseñanza son de una importancia decisiva." Le pregunto en qué forma los estudiantes participan en esa nueva política de la enseñanza. "De tres maneras —contesta el ministro: 1. Trabajan sobre cues tiones relacionadas con la industria o la agricultura dentro mismo de la escuela; 2. Los estudiantes van fuera de las escuelas a estudiar los problemas de la producción directamente en la fábrica y en el campo; 3. Participan en campañas como la Campaña por la Salud, la campaña para elevar la producción y otras estrechamente relacionadas con los intereses de la colectividad. "Esos tres métodos tienen a su vez ventajas y desventajas. Las desventajas las vamos corrigiendo. "Por ejemplo, el primer método presenta la ventaja de que todo se hace dentro de la escuela. Pero, en cambio, tiene la desventaja de que no aprenden directamente, en la fuente misma del trabajo, juntamente con los obreros, con los campesinos. "El segundo método tiene la ventaja de que los estudiantes se hallan "en medio mismo" de la producción; en contacto con los obreros y los campesinos. Pueden aprender de ellos. "El tercer método ofrece la ventaja de que los estudiantes, al asociarse a las grandes campañas nacionales, que en China tienen ya una gran tradición, pues no ignora usted el papel que en la Revolución desempeñaron, se identifican con las necesidades de la comunidad, colaboran y fraternizan con las masas. "Se recurre a los tres métodos según las condiciones y las circuns tancias. Y repito, estamos alerta a fin de introducir las correciones necesarias allí donde se deba hacer. "Nuestra experiencia de tres años es que, con las debidas rectifi caciones, la política de la revolución cultural ha sido y continúa siendo una política correcta. Ha ensanchado el horizonte de los estudiantes, les ha dado una visión de conjunto sobre la interdependencia de todas las actividades del pueblo chino. Por lo que respecta a su influencia sobre la salud, de los estudiantes, los informes que tenemos de los médicos demuestran que ha mejorado con el trabajo físico, reduciendo la nerviosidad y el insomnio y capacitando a aquellos que gustan del deporte —y hoy son la mayoría— para practicarlo con mayor éxito. "Para completar el programa, desde el otro lado, es decir, para ayudar a los obreros y los campesinos a hacerse intelectuales si la palabra no resulta demasiado pretenciosa; para abrirles el acceso a 132
Entrevistas exclusivas los estudios superiores, hemos creado una vasta red de centros escolares especialmente destinados a ese propósito y extendidos hoy por todo el país. "Hemos combinado concepción y experiencia. Una política de este tipo puede haber sido bien concebida y no obstante evidenciarse en la práctica irrealizable, artificial, perjudicial. No hemos seguido dogmática y rígidamente ninguna concepción particular, sino aquella que los hechos demostraban que era la justa. Y seguiremos haciéndolo así hasta que educación y trabajo productivo se complementen, no como una imposición sino como el desarrollo lógico de las condiciones reales en que se desenvuelve la marcha hacia adelante del país." La prensa china abunda en noticias sobre obreros y campesinos que han logrado, en el marco de la política que nos ha expuesto el ministro, llegar a ser profesionales y científicos. Por ejemplo, el caso, muy popularizado, del carpintero-matemático, Yu Chen-shan. Su carrera es popularizada en las fábricas y en el campo. De niño ya le fascinaba la tabla de multiplicar. Pero, de una familia pobre, sólo pudo ir a la escuela del pueblo a los catorce años y trabajando en ella como ayudante de carpintero. Luego se incorporó al Ejército Popular en la guerra contra el Japón. Una nueva oportunidad de satisfacer su pasión por las matemáticas se le ofreció ayudando en su unidad militar a establecer y corregir los dispositivos de fuego conforme a los cálculos matemáticos. Continuó inventando sus propias fórmulas, pero fue úni camente con la Liberación cuando pudo seguir metódicamente cursos de matemática superior que le permitieron desarrollar de lleno su talento y sus aficiones naturales. Hoy el carpintero se ha convertido en uno de los matemáticos distinguidos del país. Desde 1961 es miembro de la Sección de Investigación del Departamento de Matemáticas y Mecánica de la Universidad Hopei, de Tientsín. Pregunto al ministro acerca de la investigación científica. "Se lleva a cabo a través de tres instancias: la Academia de Ciencias: los centros de investigación especializada, algunos de ellos establecidos en las propias fábricas; las universidades. "Contribuyen también al fomento de la investigación científica los intercambios culturales. La alta calidad del trabajo científico en la nueva China interesa fuera grandemente, según hemos podido compro barlo hablando con visitantes extranjeros, aguardándose ansiosamente a que las trabas absurdas puestas por algunos gobiernos desaparezcan para invitar a sus universidades a los científicos chinos. "Por mucha que haya sido la actividad desplegada por el gobierno central para poner la enseñanza al alcance de todos, la escuela pri maria no hubiese logrado el triunfo conseguido sin el concurso entu siasta de las masas —nos dice el ministro. El principio de "marchar con las dos piernas" promovió el desarrollo simultáneo de los estable cimientos escolares creados por el Estado y de los creados por las fábricas, las minas, las comunas populares y otras empresas. 133
China vence Abordamos finalmente el problema de la reforma del alfabeto. En 1957 estaba a la orden del día y yo había reunido sobre ello una docu mentación importante." El ministro nos dice: "La reforma de la escritura es una cuestión tremenda, una tarea extraordinariamente compleja y difícil, con aspectos contradictorios, pero que estamos decididos a llevar adelante, eso sí, con precaución. Si cambiásemos bruscamente el alfabeto' —advierte sonriendo— podríamos encontrarnos con que nosotros mismos produciríamos analfabetos. A los que hemos enseñado a leer y escribir conforme al alfabeto existente, les haríamos desandar todo el camino recorrido. Por lo tanto, nada de improvisación." Por ello la reforma se va realizando en dos etapas: primero, sim plificar la escritura, lo que facilita considerablemente la enseñanza; segundo, reducir el número de caracteres. Aun así resultan en cierto modo indispensables cinco mil caracteres. Sin embargo es una simplifi cación muy considerable si se tiene en cuenta que los antiguos dicciona rios contienen 50 000 caracteres. La segunda etapa cubre sobre todo la necesidad de unificar los dialectos. De lo contrario se causaría una gran confusión, pues, la palabra "calzado", por ejemplo, tiene un nombre en Pekín y otro distinto en el sur. La palabra empleada en el sur para "calzado", en Pekín significa "hijos". En cuanto a los caracteres latinos se recurre a un método práctico a fin de ir acostumbrando a la gente a familiarizarse con ellos. Se usan en las cajas de cerillas, y se emplean en ciertos anuncios luminosos animados con dibujos, de modo que penetren por los ojos. El contacto con los profesores de la Universidad de Pekín me permitió completar en detalle la valiosa exposición que me había hecho el ministro de Educación. La extensión que ha alcanzado en los últimos años la preparación del personal docente supera, en efecto, como había dicho el ministro, todo lo que se había podido esperar de los dos planes quinquenales. Un verdadero ejército de tres millones de "institutores», casi todos ellos intelectuales procedentes de la clase obrera, trabaja en la formación de maestros y maestras, de conferenciantes, de espe cialistas en la lucha contra el analfabetismo cuya misión es dar la batalla final a esta reminiscencia odiada de los tiempos pasados. Al lado de los viejos intelectuales, la mayoría de esta inmensa legión de la enseñanza, la componen los jóvenes profesores formados por la República Popular y que alternan la tarea de enseñar con la de preparar a los que deben asegurar la continuidad de la enseñanza. Después de visitar las comunas populares y de hablar extensamente en Pekín con los planificadores, deseé conocer el punto de vista del gobierno sobre ellas. Ese fue el objeto principal de mi visita al Minis terio de Agricultura, donde el viceministro señor Wei Chen-hu, justa134
Entrevistas exclusivas mente una autoridad en la cuestión de las comunas, tuvo la amabilidad de concederme una entrevista de varias horas y de contestar a cada una de mis preguntas. Comenzó por resumir las grandes líneas de la política agraria de los dirigentes de la nueva China, antes y después de la liberación. Dada la estructura económica y social de China, toda política realista enca minada a la transformación del país tenía que comenzar por el campo, donde el régimen feudal había sobrevivido a las diversas tentativas de cambio. La reforma agraria se impuso pues durante el periodo de la revolución democrática y con mayor urgencia todavía, naturalmente, al pasar a la revolución socialista. "Fue una reforma llevada por nosotros adelante incluso bastante antes de tener el control sobre la totalidad del territorio nacional. Se aplicaba en las regiones de nuestra influencia y paralelamente al avance militar. Se procuraba siempre que se ajustase a las necesidades inmediatas de los campesinos, aliviando sus cargas e interesándoles en ella. Una reforma agraria para ser eficaz debe envolver al campesinado, debe interesar al hombre de la tierra, salir de la entraña del campo mismo, de los anhelos de la masa campesina. Ningún enfocamiento académico, ninguna demagogia vacía." Así durante el periodo de la guerra con el Japón —y de aquí en adelante vamos en general a parafrasear las declaraciones del minis tro—, aplicamos una política de reducción de rentas y de impuestos. El estado miserable de la masa campesina, castigada por la guerra japonesa tenía que ser aliviado. Era lo más urgente. Lo mismo hicimos cuando Chiang Kai-shek desencadenó la guerra civil. En cada zona ocupada militarmente por nosotros, ayudamos al campesinado. De esa manera el sentir de la masa campesina estaba de nuestro lado en el momento de la liberación. En 1949 había ya mucho camino andado. El campesino sabía quien le había defendido y ayudado. La adhesión de las masas campesinas facilitó enormemente la tarea en los primeros años, natu ralmente difíciles, que siguieron a la toma del poder. Nuestra política campesina había contribuido decisivamente al triunfo de la Revolución. Contribuyó después a consolidarla. "La prueba que decide en último término la suerte de un partido revolucionario es su capacidad para resolver el problema de la tierra", dice textualmente el ministro. El primer paso dado en una escala nacional, fue arrancar la propiedad rural de manos de la clase que desde tiempo inmemorial venía explotando al campesino chino. Confiscación, por lo tanto, de las propiedades de los terratenientes y distribución de la tierra entre los campesinos. La lucha fue dirigida contra la clase terrateniente domi nadora. Por lo que respecta a los campesinos ricos, nos limitamos a confiscar la parte correspondiente al arrendamiento. Los campesinos medios formaban el 20 por ciento del campesinado. Eran, a su vez, otras víctimas del terrateniente. Apoyaban la reforma 135
China vence agraria. Tuvimos en cuenta todas esas circunstancias y protegimos su tierra. A los campesinos pobres les dimos tierra, que nunca habían poseído. La reforma agraria requería una concepción muy clara de lo que se debía hacer, y un alto sentido de responsabilidad en la manera de aplicarla. No se juega impunemente a la reforma agraria. Incluso a los terratenientes les dimos, en el reparto de tierras, una parcela igual a la de los campesinos pobres para que pudieran trabajar. Como consecuencia de esa política tuvimos el apoyo de los campe sinos pobres y medios que, en su conjunto, constituían el 90 por ciento de la población del campo, y pudimos aislar a la clase terrateniente. No incurrimos en el error de pretender que concedíamos un favor a la población del campo. Llevamos a la conciencia de las masas cam pesinas el convencimiento de que la realización a fondo de la reforma agraria se hacía, al mismo tiempo, en interés del campesino, en interés de la nación y en interés de la Revolución. Y que la reforma no se haría sólo por un decreto, sino que tenía que ser la obra de los propios campesinos. La reforma agraria movilizó a las masas campesinas y les dio una conciencia política. Gracias a ella las masas campesinas han levantado la cabeza y establecido su poder propio. Es esto lo que ha constituido la base del poder popular. Entre el régimen que venía a liberarlas y las masas campesinas se estableció una relación muy estrecha. Nuestras fuerzas revolucionarias contaban con el apoyo campesino. Era un apoyo fundamental. La aplicación de la reforma agraria en sus diversas fases es el objeto de una exposición extraordinariamente precisa que me hace el ministro, de excepcional utilidad para aclarar ciertas cuestiones que yo había ido anotando en mi cuaderno durante mis viajes. La primera preocupación era, y sigue siendo, tener presente las necesidades chinas, adaptarse a ellas, buscar la solución realista de cada nuevo problema planteado. De poco le hubiese servido al campesino que se le diese la tierra, si no sabía qué hacer con ella. Había que poner en sus manos los medios para trabajarla con provecho, pero también el método y el principio orgánico que le ayudase a salir adelante ahora que tenía que arreglárselas por si sólo, que no tenía ya un amo que le "guiase». Así es cómo el principio y la práctica de la cooperación se abren camino en el campo chino. Las masas campesinas emprendieron con entusiasmo la marcha por el camino común de la cooperación. La idea del beneficio conjunto fue rápidamente comprendida y se hizo popular. Los grupos de ayuda mutua, el primer paso hacia el trabajo y el esfuerzo combinado, prepa raron el advenimiento de las cooperativas que, con gran sentido realista, Mao Tse-tung hace descansar sobre la experiencia ya hecha por el propio campesino de las ventajas y superioridad del trabajo colectivo sobre el trabajo individual. 136
Entrevistas exclusivas La reforma agraria tiene en China una historia muy larga. Las cooperativas de tipo inferior presentan un carácter semisocialista. La tierra continúa siendo con ellas propiedad privada. Pero, ya en la fase siguiente, en las cooperativas de tipo superior, se hace presente el elemento socialista. Son una organización socialista. Prevalece el principio de la remuneración en razón del trabajo realizado. "Paulatinamente se avanza", y en estas palabras de un responsable tan eminente de la puesta en práctica de la reforma agraria, conocedor por participación directa de todo su proceso, queda resumido, en refutación de las acusaciones de extremismo y de rigidez dirigidas contra ia política china, el principio que la inspira, de "no forzar las cosas". Se avanza de tal manera que, de 1955 a 1956 —con excepción del Tibet y de ciertos territorios de minorías nacionales— el movimiento cooperativista domina enteramente la campiña. En 1957 se me había asegurado en Pekín que el número de campesinos que habían quedado al margen de las cooperativas era reducidísimo. Las cooperativas de' tipo superior se hallaban entonces en su auge. La propiedad privada había sido reemplazada por la propiedad colectiva. El resultado más palpable fue un aumento en la producción agrí cola. Los objetivos marcados a la agricultura en el primer plan quin quenal fueron cumplidos con antelación. Aquí hacemos una pausa. Llevamos dos horas hablando y un funcionario ha entrado en el despacho con unos papeles que muestra al ministro. Tengo la impresión de que estoy ocupándole demasiado tiempo y al reanudar la conversación se lo doy a entender, con tacto, como hay que hacerlo siempre con un interlocutor chino. Pero la respuesta es convincente. El tema es de tal transcendencia que la cuestión del tiempo no importa. El ministro se da cuenta —y lo dice— del interés que la reforma agraria tiene para un visitante español. De hecho es ahora cuando se entra en la cuestión que ha suscitado una viva controversia, nunca agotada, no sólo en los medios poco inclinados a simpatizar con los esfuerzos que realizaba la nueva China; sino entre muchos que hasta entonces los habían seguido con una atención cordial y admirativa: la cuestión de las comunas populares, que ha dividido, al menos por un cierto tiempo, al campo socialista; El desarrollo mismo de las fuerzas de producción —nos dice Wei Chen-hu— introduce en el campo una serie de problemas que tienen que ser resueltos. La irrigación, por ejemplo. Las obras hidráulicas, suponen un esfuerzo que en muchos casos las propias cooperativas de tipo superior no están en condiciones de afrontar. Lo mismo ocurre con los medios de transporte. Se necesitan más tractores, y muchas cooperativas luchan con dificultades financieras para adquirirlos. El gobierno central no puede atender a todo y además la tendencia que prevalece en el campo, y que es la justa, es que la agricultura se baste a sí misma en la mayor medida posible. El clamor por una forma de organización distinta que corresponda 1
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China vence al nuevo desarrollo de la producción agrícola, a sus energías y capa cidades potenciales, viene de abajo. El presidente Mao y el Comité Central del Partido Comunista examinaron la situación y aprobaron la iniciativa, respaldada por nurnerosas demandas de las provincias, de crear una organización de mayor amplitud y con mayores posibilidades para la modernización y la mecanización de la agricultura que las coope rativas de tipo superior. Pero, insisto en que la iniciativa partió de los propios campesinos. "Las comunas populares" —nos declara con estas mismas palabras el ministro— no han sido "forzadas", como se ha dicho fuera de China. ¿Cómo podría forzarse a centenares de millones de campesinos a continuar con las comunas, cuando están armados, pues una de sus características es que tienen sus milicias propias?" "Como usted ha visitado las comunas —sigue diciéndonos el señor Wei—, no necesito repetir lo que habrá oído y visto sobre el lugar; de cómo han alentado al campesino a emprender obras que de otro modo hubiese tenido que aguardar años para verlas realizadas. Pero no ha sido únicamente el progreso material. La comuna, al hacer mayores y más variadas las responsabilidades de las masas campesinas, cons tituye una gran escuela de educación política. No se trata ya sólo de sembrar y recoger el grano, sino de fabricar por sí mismos parte al menos del material necesario para las construcciones locales, presas, canales, puentes, carreteras, y para atender a las necesidades del hogar produciendo toda clase de utensilios sencillos, pero de un valor inapre ciable para el campesino; artículos de casa, de uso corriente. Y junto a eso, el sentir la responsabilidad de organizar la enseñanza, de dirigir sus propios asuntos. Porque antes, el poder se hallaba dividido entre las cooperativas y el poder popular. Las comunas reúnen ambos en uno sólo. "Las comunas populares son en China la base de la unidad socia lista en el campo. Algunos, por falta de comprensión, otros, por male volencia, han venido presentando las comunas populares como una "improvisación" del Partido Comunista chino. Otros dicen que fun cionan mal. Nosotros también lo decimos de aquéllas en las que está justi fica do el deci rlo. Hay comunas que se han qued ado atrás resp ecto de las otras. Pero, primero, ello no significa el que no se esfuercen en mejorar la calidad de su trabajo. Y en todo caso eso no afecta a la institución en sí misma. Las comunas han acelerado la edificación socialista en vez de comprometerla. Son un paso más en la gran obra de transformación del campo chino y corresponden a la concepción enteramente justa de la revolución por etapas." No es frecuente en China encontrar una mujer o un hombre divorciados. El divorcio es legal; fue incluido en la ley de matrimonio, promulgada en 1950, al año siguiente de la instauración de la República Popular y por la cual quedó jurídicamente liquidado el matrimonio de tipo 138
Entrevistas exclusivas feudal, arbitrario y obligatorio, basado en la concepción de la supe rioridad del hombre sobre la mujer. En la práctica, sin embargo, el divorcio en China es mal mirado y la precipitación en concluirlo es desaconsejada e incluso obstaculizada dentro de lo razonable. El marido no puede pedir el divorcio si su mujer está embarazada, pero esa restricción no se aplica a la mujer si es suya la iniciativa. Como se ve la tendencia es siempre proteger a la mujer y al niño. Fue el vicepresidente del Tribunal Supremo del Pueblo, Wu Tehfong, vicepresidente también de la Asociación China de Ciencias Polí ticas y de Derecho, quien satisfizo mi interés en formarme una idea de conjunto de lo que es la administración y la práctica de la justicia en la China de hoy para poder transmitirla a los lectores. "Por lo que se refiere al sistema judicial actual, deben ser retenidos tres elementos —me dice el señor Wu. Primero, la costumbre del pueblo chino; segundo, la experiencia de las luchas revolucionarias; tercero, la conciencia de las masas populares." Del primero se excluye, por razones obvias, a la clase dominante cuya costumbre en el pasado era la de dominar y oprimir. Y esa es una de las diferencias con respecto al sistema de justicia en un régimen capitalista. Bajo el régimen capitalista, cuanto más elevada es la conciencia del pueblo, más fuerte es la represión. " Entre nosotros actual mente ocurre lo contrario, pues la costumbre del pueblo consiste, pre cisamente, en no querer soportar la opresión. En consecuencia la opresión es eliminada." Los países proletarios aplican la línea de las masas. Las leyes y las disposiciones de los países socialistas responden a la conciencia del pueblo, en vez de violentarla. "Las leyes y las disposiciones en los países socialistas inspiran y ayudan a la conciencia popular. La costumbre del pueblo desempeña un papel muy importante en la administración de la justicia. Pero dentro de los propios países socialistas existen también diferencias en sus sistemas judiciales." Nuestro interlocutor expone las líneas generales del Estado chino. El artículo primero de la Constitución subraya el carácter de la direc ción, que es asumida por la clase obrera, sobre la base de la alianza obrera-campesina. Un Estado, pues, de dictadura democrática popular. Era lógico que a un Estado así se le plantease como uno de los primeros problemas de justicia la necesidad de poner fin al abuso del poder feudal. Y sus disposiciones tenían que dirigirse contra ¡a clase terrateniente y la gran burguesía, cómplices de la explotación imperialista que había mantenido al pueblo chino en su desdichada situación anterior. "A ninguno de esos elementos se podía hacer extensiva la posesión de los derechos democráticos. Y según la concepción vigorosamente formulada por el presidente Mao en su trabajo sobre la dictadura democrática popular, nosotros damos esos derechos únicamente al pueblo. 139
China vence "Ello incluye a la burguesía nacional que, a diferencia de la burgue sía burocrática colaboradora del imperialismo, se colocó, en la revolu ción democrática, al lado de la clase obrera." Era interesante escuchar de un magistrado las razones de la dife renciación entre una y otra burguesía, si bien ese tema hubiese sido ya tratado en otras ocasiones y figure en distintos capítulos de este libro. "La burguesía nacional —hace observar el vicepresidente del Tribunal Supremo— presenta una cualidad de carácter: el carácter de la revolución y el carácter de la contrarrevolución. El primero nos indujo a luchar por conseguir llevarla a nuestro lado; el segundo nos obliga a tomar las medidas de precaución adecuadas para impedir un entorpecimiento substancial del desarrollo revolucionario. Nuestra política a ese respecto ha debido sorprender a bastante gente fuera de China. Pero, es la evidencia misma que, si hubiésemos optado por destruirla en vez de tratar de atraérnosla, quien hubiese resultado for talecido no hubiese sido la Revolución sino el sector enemigo de la Revolución. "El problema fue resuelto de manera que permitió a China entrar de lleno en el socialismo pacíficamente. "No debe olvidarse que el concepto de la dictadura popular demo crática es distinto del de hegemonía. En el caso de la hegemonía son los jefes los que deciden todo. En el caso de la dictadura popular, si faltase la democracia o no estuviese suficientemente desarrollada, tampoco la dictadura podía ser poderosa. "Veamos lo que ocurre en los países capitalistas. Puesto que en ellos no existe una democracia desarrollada, cuando acuden a la dicta dura, no es una dictadura fuerte desde el punto de vista de su estabili dad o de su funcionamiento eficaz, la que se abre paso. "La democracia burguesa se ufana de la elección al estilo que suele prevalecer en los países de dicha estructura política La contienda electoral es, en efecto, muy animada. Se hacen muchas promesas que luego no se cumplen. Después de embelesar a los votantes se les abandona. "Para nosotros la democracia no debe ser apreciada por su forma, sino viendo si la cuestión de la democracia en acción es decidida por el pueblo, o por los jefes de gobierno. Nosotros estamos atentos a la voluntad del pueblo y conforme a ella trazamos la política. Las opiniones provienen de las masas y luego el gobierno las estudia, las analiza, las sintetiza, las encauza y les da forma de decisión. Esa iniciativa popular se manifiesta de una manera muy clara en el caso de las comunas." El señor Wu cita otro ejemplo, el de la elaboración de la Constitu ción. "La Constitución china —nos dice— refleja los deseos del pueblo y es una consecuencia de las experiencias revolucionarias. El proyecto de constitución fue sometido a la consideración de los partidos demo cráticos y de las organizaciones populares. Se introdujeron enmiendas. 140
Entrevistas exclusivas El texto fue objeto de una discusión en la que participaron más de ciento cincuenta millones de chinos y luego pasó a la Asamblea para su aprobación. El mismo principio rigió en el movimiento cooperativo en sus diferentes niveles hasta culminar en las comunas. Fueron las Asambleas las que fijaron sus estatutos." Y el alto magistrado nos explica con todo detalle la función de la Asamblea en la vida pública de la nueva China, "que hace de ella ea último término el órgano supremo del poder". En cada provincia la Asamblea Popular es ese órgano supremo. En el distrito el órgano del poder es la Asamblea "distrital". En la comarca, es decir en la comuna de hoy, el órgano de poder es la Asamblea de los comuneros. "Todos los derechos se hallan concentrados en las asambleas populares. Y estos derechos están basados sobre la voluntad de las masas. Independientemente de esa voluntad, sin que se haya tenido en cuenta la voluntad del pueblo, no hay decisión." Después de esa enunciación de principios, Wu Teh-fong pasa a describir cómo, de acuerdo con esos postulados, funciona la justicia. El órgano jurídico en China es doble: fiscalía y tribunal. Para detener a un inculpado hay que obtener la ratificación de la fiscalía. Un delincuente cogido infraganti puede ser detenido por cualquier per sona y entregado al "órgano de información". Pero, éste debe en el plazo de veinticuatro horas, requerir la autorización de la Fiscalía para mantener la detención. Si la Fiscalía niega la autorización, hay que ponerle en libertad. La vista de la causa tiene lugar con la mayor publicidad posible, haciendo público el motivo de la detención, e informando a los fami liares del delincuente. Sólo dos excepciones: cuando se trata de secretos de Estado o de relaciones malsanas entre los sexos. Primero tiene lugar el preinterrogatorio. Luego se decide si el caso debe ser llevado o no ante el jurado público. Y si se demuestra que no ha habido motivo para perseguirle, el detenido tiene que ser puesto en libertad e indemnizado. La Constitución estipula la independencia del interrogatorio en la actuación de los tribunales populares. Ninguna otra instancia puede intervenir y afectar en lo más mínimo esa independencia. Nos describe el Tribunal en sus cuatro niveles: el Tribunal Supremo; en las provincias, el Tribunal Popular Superior; entre las provincias y los distritos, los tribunales intermedios; en los distritos, los tribunales populares básicos. "El derecho de apelación está, naturalmente, establecido y garan tizado y puede apelar contra una sentencia, no sólo el acusado, sino sus parientes y amigos." Por lo que respecta a la composición del tribunal, nos explica: el tribunal que procede al primer interrogatorio se halla integrado por un juez y dos jurados; en el del segundo interrogatorio los tres miem141
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bros del tribunal son jurados. Los jurados, a diferencia de lo que ocurre en los países capitalistas —dice Wu Teh-fong— son elegidos por las masas populares. Tienen los mismos derechos que los jueces; los jurados pueden interrogar a los acusados. En cuanto al derecho de defensa: "Completo. El propio acusado puede defenderse; aparte de la defensa a cargo de los abogados, la defensa puede ser ejercida por los familiares y amigos del acusado; los organismos a que pertenezca el acusado pueden enviar represen tantes para defenderle." Sentencia: Condena a muerte; condena a muerte con el transcurso de cierto periodo de tiempo antes de la ejecución, durante el cual su conducta puede hacerle acreedor a una conmutación de la pena; condena a cadena perpetua; condena temporal graduada con arreglo a la gravedad o no del delito; condena sin encarcelamiento; el condenado no se halla encarcelado, pero sí bajo control. La mayoría de los delincuentes de grandes crímenes han sido reeducados. El vicepresidente del Tribunal Supremo cita el ejemplo del último emperador y el de los ex generales de Chiang Kai-shek hechos prisonieros. Y añade: "Fue de mucha sensatez por parte el ex empe rador el reconocer sus crímenes." Existe un sistema de subsidios para los familiares de los presos que se hallan encarcelados bajo el régimen de reeducación por el trabajo. La familia del preso puede encontrarse, como consecuencia del encarcelamiento de uno de sus miembros responsable de su subsis tencia, en una situación angustiosa. En ese caso los familiares perciben un subsidio del Estado. La reeducación de la delincuencia por el trabajo se lleva a cabo en diversos sitios, entre otros en las fábricas y en las granjas agrícolas con sección educativa. Así muchos delincuentes han sido transformados en hombres útiles, e incorporados al trabajo. El número de presos disminuye, por consiguiente, de año en año. Algunos extranjeros nos preguntan —termina Wu Teh-fong— si China tiene código penal y código civil. No tenemos ni uno ni otro. Nos regimos por disposiciones, lo mismo para lo penal que para lo civil. ¿Por qué no tenemos ni uno ni otro código? Por varias razones: I estamos en la sociedad socialista, la situación cambia de día en día y, no es práctico codificar para luego enmendar la codificación; 2 desde la fundación de la República Popular solo han transcurrido una docena de años, y no tenemos suficiente experiencia propia; no podemos limilarnos a copiar los códigos de otros países; 3 el pueblo estima que un código penal con un centenar de artículos, y un código civil con un millar de artículos, son difíciles de comprender. "El pueblo prefiere las disposiciones y las leyes especiales, de comprensión sencilla. Llegará un día en que codificaremos. Cuando tengamos suficiente experiencia. Cuando se haya logrado la madurez." a
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Desde nuestra primera visita me había fascinado penetrar —dentro de los límites que imponía la seguridad nacional y la lealtad de un visi tante animado hacia el pueblo chino de sentimientos amistosos— en las perspectivas de riqueza de un subsuelo en muchos sitios todavía por explotar. Eran conocidos sus vastos recursos minerales, de hierro, de carbón y de petróleo. Mi larga conversación con el viceministro del Petróleo, Li Jen-chun, acompañado de sus principales colaboradores, vino a confirmar plena mente mi impresión de que a China le está reservado un gran futuro como país petrolero. Fue una conversación muy interesante desde muchos puntos de vista, comenzando por el de la personalidad del ministro. He pensado siempre que en China cuando se tiene confianza en alguien, se la tiene de veras. Incluso si uno se sintiese cohibido en preguntar, la manera de contestar a sus preguntas sitúa la entrevista en un nivel de incuestionable utilidad para quien se halle animado de un serio propósito de informarse, y no vaya en busca de algún argu mento sobre el cual construir una nueva "teoría" que presente la situa ción de China como catastrófica y condenada a estallar cualquier día. " China —nos dice el señor Li— tiene un pa sado de país p roductor de petróleo. Pero un pasado frágil, como correspondía al estado general de su economía antes de la liberación. Se comenzaba por no contar más que con un número muy limitado de expertos. De 1907 a 1949, es decir en más de cuarenta años, los geólogos no pasaban de dieciocho y los geofísicos de diez. No teníamos ni una sola universidad de geología. Es cierto que venían a China geólogos de los Estados Unidos, Inglaterra, Suecia y el Japón, pero con un interés circunscripto a los intereses de !as compañías que los enviaban. De hecho no se preocuparon gran cosa en investigar cuidadosamente las posibilidades de nuestro subsuelo. Probablemente el negocio inmediato y fácil se les antojaba cuestionable y prefirieron establecer la tesis de que "China era un país sin petróleo". Nosotros hemos oido lo mismo no más lejos que el año pasado de alguien que sostenía un punto de vista parecido desde los Estados Unidos. Pero, ello —añade sonriendo— no nos ha desanimado en nuestro trabajo. Al fundarse la República Popular de China el interés por el petró leo aumenta conforme va planificándose la economía, y el esfuerzo de investigación y de producción se intensifica con "el gran salto adelante". "En los primeros años —continúa el ministro— la cooperación de la URSS nos fue de gran valor. Nuestros amigos soviéticos poseían una industria y una técnica petrolera muy desarrollada. Poco a poco comen zamos a extender nuestros cuadros, a formar geólogos y expertos en nuestras universidades y en los colegios especiales. Hoy contamos con cinco academias y con más de veinte escuelas técnicas dedicadas especialmente a la geología. Así nos hemos colocado en condiciones de proceder a una estimación realista de las posibilidades petrolíferas que se ofrecen en China; y 143
China vence además, de emplear los métodos más modernos de exploración y perfo ración. Los métodos, por ejemplo, radioactivos y bioquímicos. Nuestra exploración científica ha probado que China no es pobre en petróleo. El Occidente cometía el error de deducir, del hecho que en el pasado apenas lo había producido, que el mineral no existía. La verdad es que China es rica en petróleo aunque nos hallemos todavía en una fase inicial de la industria petrolera. " En el pasado se encontraba sólo petróleo en una cantidad limitada porque la exploración no era practicada en una forma adecuada. ¿Cómo hubiese sido posible que ocurriese de otra manera con ese número reducidísimo de geólogos y expertos de que le he hablado? "El escepticismo del Occidente se contagió a mis compatriotas, pero es que, además, cuando había un geólogo de más visión que sostenía lo contrario, se encontraba con que el gobierno no le prestaba ninguna atención. "La actitud del presidente Mao ha sido muy distinta: en vez de desanimar el esfuerzo, alentarlo. Y paralelamente favorecer la creación de los cuadros técnicos sin los cuales todo empeño, por entusiasta que fuese, no podía llevarnos muy adelante. "La investigación concienzuda y sistemática hizo posible una valo ración justa de recursos y oportunidades. El petróleo necesita además un fuerte apoyo industrial. Requiere gran cantidad de acero. Por eso "el gran salto adelante", al impulsar la industria del acero promueve a su vez la industria petrolera, comenzando por el suministro del instrumental necesario. La industrialización nos ayuda a bastarnos a nosotros mismos. Un instrumental adecuado fabricado en China nos libra hoy de la dependencia de la importación. "El gobierno pone el énfasis en la exploración. Nos damos perfecta cuenta de que aún estamos muy detrás de otros países. Pero las perspectivas son buenas. ¿Cómo ir adelante? En nuestra opinión la respuesta se halla en la naturaleza del sistema social. El gobierno socia lista nos permite resolver una serie de problemas relacionados con la explotación del petróleo. "El petróleo es distinto de otros minerales en lo que se refiere a la financiación de su producción. Se necesita disponer de amplios recursos. Los capitalistas cuando ven o creen ver que una inversión en la industria del petróleo "no paga", renuncian a ella. Además entre los capitalistas, al trabajar por separado, la competencia es muy grande y el incentivo inmediato lo tiene que ser también para que persistan en el empeño. En China gracias al sistema socialista ese problema no existe. Aquí se trabaja, no para la' compañías sino para el pueblo. Y el pueblo, que lo sabe, colabora co*. el gobierno en la búsqueda del petróleo. "Por otra parte en los países capitalistas el terreno pertenece a individuos o corporaciones. Ello crea toda clase de obstáculos en el camino de la exploración. En China esas dificultades no existen. En 144
Entrevistas exclusivas cuanto encontramos un sitio favorable, todos, comenzando por los campesinos, por las comunas populares, compiten en colaborar con el gobierno, en facilitar nuestra tarea. "Después, aquí se trabaja con entusiasmo. En Taklamakan, un famoso desierto, prevalecía la leyenda de que "cuando se entraba allí nunca se salía". De 1929 a 1935 compañías suecas intentaron conquistar el desierto para el petróleo. No progresaban. Tuvieron que abandonar la empresa. En 1958 nuestra fuerza de exploración penetró en él por el mismo sitio. Fue muy duro. Nada de agua potable; vientos terribles. Pero penetraron y la explotación del petróleo en esa zona se halla en marcha. "Hay lugares como ése donde nuestros hombres trabajan en medio de grandes dificultades y en condiciones muy duras. Pero nuestro cono cimiento y nuestro dominio de la técnica inherente a esta industria se va extendiendo. Últimamente se han encontrado en muchas partes de China grandes extensiones prometedoras de petróleo. En este momento en que conversamos, las bases del tercer plan quinquenal todavía no están ultimadas, pero se puede dar por seguro que en el curso del mismo la producción de petróleo aumentará grandemente." Y el ministro termina contándome cómo un senador del Brasil se lamentaba de que en su país se luchaba con las dificultades derivadas de la actitud de los Estados Unidos respecto a la ayuda extranjera a los países no desarrollados que se hallaba siempre ligada a conside raciones políticas. "Le contesté —me dijo— que nosotros nos desen volvíamos sin ayuda extranjera." El ministro y sus colaboradores me facilitaron una serie de datos complementarios, que serán incluidos en el capítulo resumen de este libro. Además del Partido Comunista existen hoy en China ocho partidos políticos y otras organizaciones que colaboran igualmente en la reconstrucción y construcción del país. Estos partidos son: El Comité Revolucionario del Kuomintang chino. Formado en 1948, el año anterior a la liberación, por un grupo de demócratas que desde hacía muchos años se habían manifestado en contra de la dirección de Chiang Kai-shek. A ellos se unieron otros elementos progresistas independientes que, aun reconociendo los servicios rendidos a China por el Partido Comunista, no se sentían inclinados a adherirse a él. Entre sus miembros se encuentran actualmente quienes pertenecieron en el pasado a la clase más elevada de la sociedad prerrevolucionaria. La Liga China Democrática. Fundada en 1941, se distinguió durante la guerra con el Japón por su política de unidad nacional. Más tarde expulsó de sus cuadros al Partido Juventud y al Partido Socialista Nacional que no se decidían a romper con Chiang Kai-shek. En 1947 el Kuomintang la declaró ilegal, pero se reconstituyó en Hongkong
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China vence desde donde lanzó un manifiesto declarándose dispuesta a cooperar con el Partido Comunista en la lucha contra la reacción. Actualmente la mayoría de sus miembros son intelectuales que trabajan en las distintas disciplinas de su formación cultural o científica, o en programas gene rales de enseñanza. La Asociación China de Construcción Democrática Nacional. Compuesta principalmente de miembros procedentes de los antiguos medios industriales y comerciales. Fundada en 1945, como consecuencia también de un conflicto de sentimientos y de ideas con el gobierno de Chiang Kai-shek. Son los industriales patriotas, la burguesía nacional, a la que nos hemos referido ya. La Asociación China para el Fomento de la Democracia. Su origen se encuentra en la resistencia de Shangai contra la dominación japonesa. En 1945 un grupo de intelectuales, descontentos por la debilidad del gobierno de entonces frente al Japón, se reúne y funda esta Asociación que hoy incluye muchos profesores y maestros. El Partido Democrático de campesinos y obreros. Es el antiguo Partido Revolucionario de China reorganizado en 1947. Entre sus miembros predominan los trabajadores científicos. El Chih Kung Tang de China, cuyo origen se remonta al periodo de las sociedades secretas y que reúne principalmente a los chinos de ultramar. La Sociedad Chiu San, denominada en el pasado la Sociedad por la Democracia y la Ciencia. Constituida en Chungking en 1944 por un grupo de universitarios demócratas. Su título significa "La Sociedad del Tres de Septiembre" en conmemoración de la victoria sobre las fuerzas fascistas. Entre sus miembros se encuentran algunos de los científicos de mayor renombre hoy en el país. La Liga Democrática por la Liberación de Taiwan (Formosa). Integrada en parte por oriundos de Formosa que actualmente viven en China. En uno de los banquetes ofrecidos por el Estado al que se nos hizo el honor de invitar, se tuvo la feliz idea de sentarnos a una mesa con representantes de diversos partidos, de modo que a un lado teníamos a un dirigente del Comité Revolucionario del Kuomintang, y al otro, a uno de los principales miembros del Partido Comunista. Yo conservaba el recuerdo grato de mi visita, la pasada vez, al mariscal Li Chi-shen, fallecido entre tanto, pero que cuando le vi llevaba muy bien su avanzada edad. Escuchaba su voz emocionada al nombrar al "verdadero creador de la República en China", el Dr. Sun "Vat-sen y llena de desprecio al referirse a Chiang Kai-shek, "que había traicionado los principios originales del Kuomintang" a los que Li Chi-shen servía, colaborando con el actual gobierno como jefe del Comité Revolucionario del Kuomintang. Sus ojos retenían difícilmente las lágrimas al recordar el 12 de marzo de 1925, un día de profundo dolor para la nación, el de la muerte 146
del "precursor". "¡Tendría usted que haber visto —me decía el mariscal Li— al pueblo presenciando el paso del cortejo fúnebre por las calles de Pekín!" En el banquete se brindó repetidas veces por la amistad indisoluble de los partidos que forman el Frente Unido Democrático, lo que unido al recuerdo de mi visita al mariscal Li, avivó mi interés de profundizar en una cuestión acerca de la cual la desconfianza en el extranjero es siempre muy grande. De todas las conversaciones que tuve en Pekín sobre dicho tema no puedo dar aquí sino un resumen, pues sólo la reproducción escueta de las notas tomadas llevaría varios capítulos. Fue una de las inves tigaciones llevadas por mí a fondo durante esta segunda visita y plena mente justificada, ya que esto de los partidos democráticos es uno de los aspectos más originales y significativos de la Revolución china. Así se concertó una entrevista con una de las autoridades sobre el tema del Frente Unido, Hsu Lih-sin, con el que tuve no una sino varias conversaciones acerca de las relaciones de los partidos democráticos con el Partido Comunista y de la intervención de los mismos en las funciones del Estado. Comencé rogándole que, para facilitar mis preguntas sobre un tema que requiere ser presentado al lector extranjero, muy escéptico sobre todo esto de los prtidos democráticos chinos, principiase por exponer las características principales del Frente Unido. Las características fundamentales —me contestó— son: I El Frente Unido se realiza y se mantiene bajo la dirección de la clase obrera, en su más amplia concepción, no de la burguesía. 2 Dentro del Frente Unido existen dos alianzas: la alianza obrera-campesina, y la alianza con la burguesía nacional. 3 Estrecha relación del Frente Unido, primero con las finalidades de la guerra revolucionaria, luego con las tareas de la Revolución desputés de su triunfo." Para comprender bien el proceso del Frente Unido —dice— es necesario hacer un poco de historia. Y pasa a hacerla de manera muy completa y que nosotros vamos a intentar de resumir. La Revolución Democrática se divide en cuatro etapas. Primera etapa: la guerra civil revolucionaria. Comprende de 1924 a 1927. Entre 1923 y 1924 se plantea la cuestión de relaciones con el Kuomintang. El Dr. Sun Yat-sen vive todavía. "Un hombre de gran generosidad, patriota, con un gran sentido de la marcha del tiempo, propone que el Kuomintang colabore con el Partido Comunista." Dentro del Partido Comunista, con sólo entonces tres años de existencia, había por aquella época diferentes tendencias. Los opor tunistas de "izquierda" —de izquierda entre comillas, aclara mi inter locutor— no querían colaborar con el Kuomintang, partido burgués. Desde el otro extremo, los oportunistas de derecha abogaban por una clase de relación que convertía al Partido Comunista en una especie de filial del Kuomintang. o
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China vence Tras muchas discusiones se decidió que los miembros del Partido Comunista se incorporasen al Kuomintang, pero reteniendo el Partido como tal su personalidad propia. De esta manera el Partido Comunista ayudó a Sun Yat-sen a reorganizar y dar nueva vida al Kuomintang. Y así el Kuomintang se convierte en un partido de masas. Con la participación de las masas la silueta del Kuomintang cambia fundamentalmente. Es ya el Frente Unido. Su articulación contribuye fuertemente a ayudar al Kuomintang a organizar sus fuerzas armadas. En aquel tiempo Chiang Kai-shek dirigía el Cuerpo de Cadetes de Cantón. La lucha contra los militaristas del Norte pudo ser llevada adelante con éxito. En la primavera de 1927 el ejército revolucionario se había apoderado casi de la mitad de China. Pero, Chiang (Chiang Kai-shek) cae bajo la tentación del poder personal. Ayudado ya entonces por los grupos de intereses americanos y británicos, comienza a intrigar en el seno del Kuomintang para asegurarse la dirección, a costa de la colaboración introducida por el Frente Unido. Chiang se perfecciona en el juego doble. Había sido enviado a Moscú a aprender el arte militar. Es el periodo en el que juega la carta de la izquierda. A medida que iba haciéndose fuerte, dejaba caer la máscara, asumiendo cada vez más la representación de la burguesía. Y al aproximarse al río Yang Tsé comienza a detener y matar progre sistas. Al imperialismo le fue posible utilizar a Chiang Kai-shek contra la revolución. Favoreció esa jugada el confusionismo que prevalecía en un sector del Partido Comunista cuya ala derechista recomendaba "marchar despacio". De acuerdo con sus recomendaciones el papel del Partido Comunista era el de tirar del carrito, y el de la burguesía el de ir sentada en él. Era lo de siempre, desconfiar de la propia fuerza; exagerar la importancia de la fuerza ajena. Cuando Chiang llegó al Yang Tsé los obreros y los campesinos pedían dos cosas: armas y reforma agraria. Las fuerzas armadas de la revolución hubieran podido engrosar y llegar a ser irresistibles. Que Chiang no lo quisiese era, desde su punto de vista, natural. Pero los derechistas del Partido Comunista tampoco estuvieron a la altura de las circunstancias e hicieron fracasar la revolución. Con ello el Frente Unido quedó deshecho. Mao Tse-tung mostró las consecuencias de esa política errónea a militantes que todavía no acertaban a deducir la lección justa de lo sucedido. Su ascendencia sobre el movimiento comunista y el movi miento revolucionario chino en general, data de entonces, de su análisis just o de causas y efec tos. De habe r pue sto de relieve la falta de realismo en la posición del ala derechista del Partido. Entramos a ocuparnos de la segunda etapa del Frente Unido. Hsu Lih-sin, al hablar de la primera etapa, me había dado, contes148
Entrevistas exclusivas tando a preguntas mías, una serie de detalles muy interesantes desde el punto de vista de nuestra lucha, de la lucha de los españoles contra Jranco, en el comienzo de los años sesenta. Y que tocaba al mismo tiempo dos de nuestros temas: el del peligro de aplicar mal la política de reconciliación nacional y el del peligro de atarse las manos con fórmulas como la de Munich —la reunión de Munich de 1962 entre españoles del interior y del exilio— con el énfasis puesto en la no violencia. Las modalidades del error —había dicho nuestro interlocutor— entre el oportunismo derechista comunista y el oportunismo "izquier dista" comunista, variaban, pero, en último término coincidían en abandonar la verdadera línea política de lucha. En la segunda etapa del Frente Unido el esfuerzo de Mao se dirige a salvar el principio que le sirve de base, frente a la desmoralización del ala derecha del Partido que en el fondo no ve más salida que plegarse a Chiang Kai-shek, y la desmoralización del ala "izquierda", que grita que se va al fracaso y pide que se rompa con todo lo que sea burguesía. Le ruego me dé algunos ejemplos de esa segunda táctica pseudoizquierdista en la que él atribuye en gran parte el retroceso de la revolu ción en 1927. Expone dos ejemplos concretos: En la región donde dominaba el soviet, la clase obrera, bajo la influencia de esa dirección equivocada, actuaba muy izquierdista y arruinaba al pequeño comercio. No practi caba la colaboración con la burguesía nacional, sino que se oponía a ella. No quería oir nada de una política de unión. Era el aventurerismo puro en el terreno político. El segundo caso tocaba al aventurerismo militar. En aquel tiempo el Kuomintang, dirigido por Chiang Kai-shek, dominaba militarmente. Frente a esa situación Mao Tse-tung defendía su estrategia conocida: retirarse, perseguir, hostilizar al enemigo, no dejarse destruir en ofensivas aparatosas pero ineficaces. Fue esa estrategia la que finalmente se impuso y gracias a ella el Ejército Rojo, muchísimo menor en número, hizo fracasar cuatro ataques del kuomintang. Pero no el quinto, a causa de haber resurgido de pronto en el sector más expuesto el aventurerismo militar del ala izquierda del Partido, heroico en palabras y profundamente ineficaz en los hechos. El resultado fue muchas pérdidas del lado nuestro y el tener que emprender la Marcha Larga. "La crisis nacional —continúa Hsu Lih-sin— se agudizó al ocupar los japoneses el noroeste y amenazar el norte de China. Bajo el peso de la crisis nacional, la burguesía nacional comenzó a inclinarse a favor del Frente Unido. Era una gran oportunidad para incorporarla a una política de colaboración de signo patriótico. Los oportunistas de "izquierda» no lo entendían así. Y lanzaban la consigna de defender con las armas la Unión Soviética. La burguesía nacional les respondía: 149
China vence "Id a defender la URSS. Nosotros somos chinos. Lo interesante es luchar contra el Japón.» Mao Tse-tung tenía en cuenta ese modo de sentir. "La tercera etapa corresponde al periodo más agudo de la guerra de resistencia contra el Japón. Nuestras fuerzas eran inferiores a las del Kuomintang. Por mucho que nos repugnase trabajar juntamente con un partido cuya ambición principal era destruir al nuestro, la necesidad de oponerse a la agresión japonesa se imponía por encima de todo. "Hicimos pues un gran esfuerzo para volver otra vez a la vida el Frente Unido. No era una tarea fácil. Había que hacerlo sobre la base de obligar al Kuomintang a luchar más resueltamente contra el Japón. Pero el Kuomintang era más beligerante contra los comunistas chinos que contra los agresores de fuera. No obstante en el seno de la burguesía se acentuaban las contradicciones internas. Una parte de ella quería resistir al Japón y no veía con buenos ojos la tendencia dictatorial del Kuomintang. "Fue naturalmente sobre ese sector de la burguesía sobre el que nos apoyamos, estableciendo una diferencia, clara y real, entre las fuerzas francamente reaccionarias y las fuerzas centristas. "Antes de la guerra con el Japón existían en China, como partidos, el Kuomintang; el Partido Comunista; el Partido Democrático obrerocampesino, compuesto en parte por miembros izquierdistas del Kuomin tang desilusionados ya de Chiang Kai-shek y otros elementos indepen dientes; el Partido Juvenil, que admiraba a Clemenceau; el Partido Socialista Nacional, que era el equivalente del partido nazi de Hitler; y otro partido pequeño integrado por cantoneses y emigrados opuestos a Sun Yat-sen. Se llamaba Chi Kong." Durante la guerra contra el Japón surgieron otros partidos. Entre ellos: La Asociación de la Alianza por la Democracia, fundada por profesores, intelectuales patriotas. Su presidente Shen Chen-yu, todavía activo, tenía ochenta y seis años. Le vimos en el banquete del I de octubre. Había, pues —sigue diciendo Hsu Li-hsin— la posibilidad de hacer revivir la idea del Frente Unido "y a ello nos aplicamos sin dejarnos desanimar por el fracaso de experiencias anteriores." La cuarta etapa, inmediatamente anterior a la liberación, cubre el periodo que va del año 1946 a 1949. Después de la rendición del Japón el pueblo chino estaba animado de un impaciente deseo de paz. Llevaba casi ciento cinco años de lucha, a partir de la guerra del opio. Veinte años de guerra civil. Haciéndose intérprete de ese anhelo popular de paz, Mao fue, ya en 1945, a entrevistarse con Chiang para establecer la paz sobre una base firme y como resultado de una negociación. Chiang Kai-shek, a los efectos de complacer a la opinión pública, aceptó la negociación, pero con el propósito resuelto de sabotearla. Llega a concertarse un convenio de armisticio. Chiang lo rompe y o
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Entrevistas exclusivas desencadena de pleno la guerra civil. El Partido Comunista estaba contra la guerra, Chiang por la guerra. " No nos quedaba otra alternativa que la de oponer la guerra civil, la guerra por la liberación." "Los partidos centristas no creían que el Partido Comunista pudiese sostenerse y ganar. Muchos de sus miembros temían a la reforma agraria. Nos esforzamos, sin embargo, en mantener los contactos con ellos, en convencerles de que la reforma agraria era indispensable para China, pero que sería llevada adelante con un criterio de equidad y de prudencia. Ese contacto con los partidos centristas, esas explica ciones dadas por nosotros, se inscribían en la política de Frente Unido." Por su parte el Kuomintang se servía de los dos partidos que había logrado atraer a su lado, bien por afinidades reaccionarias, o sobornán dolos, el Partido Juvenil y el Partido Socialista Nacional. Los utilizaba para amedrentar a los otros partidos políticos e influenciarlos en contra del Frente Unido. Los partidos centristas vacilaban, asignándose a sí mismos una tarea, carente de toda realidad, la de pretender ser ellos la solución. El primero de mayo de 1948 el Partido Comunista publicó una decla ración afirmando que la "tercera línea" propugnada por los partidos centristas, era ilusoria. Esta labor de mantener los contactos y de explicar pacientemente las cosas, sobre cuya importancia insistía constantemente Mao Tsetung, se evidenció eficaz. Gradualmente los partidos centristas fueron solidarizándose con el Partido Comunista, y antes de la Liberación el Frente Unido llegó a ser una realidad. Aquí Hsu Li-hsin evoca un nombre altamente estimado por mí, el del antiguo ministro de Educación, presidente del Instituto de Asuntos Exteriores, Chang Hsi-jo. No pertenecía entonces, ni pertenece hoy, a ningún partido político, pero, de una cultura extraordinaria y de una gran autoridad ganada en el servicio del país, ha podido ser uno de los elementos más valiosos de relación y asociación entre fuerzas distintas. La quinta etapa queda abierta con la Liberación. El Frente Unido establecido, como hemos visto, durante la guerra de liberación, se consolida y extiende alrededor de las tareas concretas de la construc ción nacional. La primera sesión, en septiembre de 1949, de la Confe rencia Consultiva que hasta que se instituye la Asamblea Nacional (el Parlamento), ejerce las funciones ejecutivas, aborda dos cuestiones esenciales: la elaboración de un programa común, que por un cierto tiempo preemplazó a la Constitución; y la designación de un gobierno del pueblo chino. En ambas cuestiones interviene el Frente Unido, ya que en la Conferencia Consultiva estaban representados los distintos partidos, las asociaciones demócratas, las minorías nacionales y los chinos de Ultramar. 151
China vence "Como usted sabe —me dice Hsu Li-hsin—, desde 1954 la Asamblea Nacional es el órgano supremo del poder. Pero sigue subsistiendo la Conferencia Consultiva como órgano de consulta y de relación entre los partidos. Las cuestiones más importantes de política interior y exterior son sometidas a la Conferencia Consultiva antes de pasar a la Asamblea Nacional, que convierte en leyes sus recomendaciones. "Para darse cuenta de la realidad presente del Frente Unido es necesario partir de su lugar de origen y seguirlo a través de las cinco etapas que he resumido para usted. Sólo asi se ve que es una cosa auténtica, con una trayectoria pasada ligada últimamente a nuestro movimiento revolucionario y a nuestra liberación, y no un tema de propaganda para el consumo exterior." Entramos en la parte final de nuestras conversaciones, que tuvieron lugar unas horas antes de mi partida para el interior y la última a mi regreso a Pekín, y en la que se trató uno de los puntos que yo deseaba precisar a fin de que quedase bien claro cómo funciona hoy en la práctica el Frente Unido. Y cual era la participación real de los partidos democráticos en la vida pública de China. Había preparado al efecto un cuestionario que sommetí a mi amable y paciente interlocutor antes de salir para provincias, con el acuerdo de que a mi vuelta lo examinaríamos. Todas mis preguntas fueron contestadas. Y nuevamente, por consideraciones de espacio, voy a resumirlas, en lugar esta vez de reproducirlas como aparecen en mis cuadernos de notas dialogadas. Los diputados a la Asamblea Nacional son elegidos por regiones y por número de habitantes en condiciones de votar. "Estrictamente así, ese procedimiento daría la casi totalidad de los puestos en el Parlamento chino al Partido Comunista. Pero por necesidad política —y aquí cito textualmente a Hsu Lih-sin— por conveniencia nacional, ha sido deci dido, de común acuerdo con ellos, que una parte de los puestos de la Asamblea Nacional vaya a los otros partidos. Ejemplo: proporción de la representación en la segunda legislatura, de 1959 a 1962. Total de diputados en esa legislatura: 1 226. El 41,95 por ciento de ese total se distribuye entre los distintos partidos que no son el comunista, es decir los partidos democráticos; entre los sin partido, y entre organizaciones que no son ni obreras, ni campesinas, ni Partido Comunista. Todos ellos juntos tienen en la presente legislatura un total de 514 diputados. La Comisión Permanente de la Asamblea Nacional consta de 79 miembros. De ellos 39 son de otros partidos políticos distintos del Comunista. Todos ellos juntos tienen en la presente legislatura un total de 514 diputados. El Consejo de Estado, es decir el Consejo de Ministros, el gobierno, tiene 39 ministerios y comisiones, con 39 ministros. De ellos 9 pertene cen a los partidos democráticos; un 23,1 por ciento. El número de viceministros es de 262, de los cuales 28 pertenecen a los partidos 152
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democráticos. Uno de los ministros de más importancia en la presente política económica de "consolidación y reajuste", el de la Industria Ligera, es Li Tsu-chen, el antiguo gerente de la muy poderosa com pañía de la industria química Yun Li. El total de los miembros de la Conferencia Nacional Consultiva era, durante la misma legislatura, de 1 071, de los cuales 672 no pertenecen al Partido Comunista, lo que equivale a un 62,73 por ciento. De los 159 miembros que componen la Comisión Permanente de esa misma Conferencia Nacional Consultiva, 86 so n de los par tidos democráticos; un 54,09 por ciento. "Si se quisiera definir en dos palabras una y ctra, se podría decir que mientras la Asamblea Nacional es un órgano de poder, la Confe rencia es una organización del Frente Unido. Pero muy importante la segunda por fijar la política interior y exterior del país. "Durante el periodo de la Revolución Democrática el Partido Comu nista aplicaba la política de unirse con todos, partidos y nombres; con todos con los que la unión fuese posible. En el period o de la transi ción y de la construcción socialista, también aplicamos la misma política." Y en un tono muy firme, como si quisiera contestar —pero sin mencionarlas— a las críticas que se hacen de la Revolución China, nos dice: "Así, este Frente Unido Democrático Popular, funciona hoy, y funcionará mañana y pasado mañana. Y continuaremos con nuestra política de "la coexistencia a largo plazo y del control mutuo". Lo de "el control mutuo" nos lleva a las preguntas que yo había formulado sobre un punto de particular interés: "¿En qué medida los partidos democráticos podían hacer valer su opinión y ver satisfechas sus demandas, incluso cuando chocaran con la posición del Partido Comunista?" La respuesta a esto también deseo reproducirla tal como yo la tomé: "La línea general es de la responsabilidad específica del Partido Comunista. Pero, en las cuestiones concretas nos esforzamos en tomar en consideración las opiniones de los otros partidos. Ya al establecer el programa común tuvimos en cuenta las opiniones de los partidos democráticos. Lo mismo para la Constitución. No todas las sugestiones de esos partidos nan sido aceptadas, pero sí las constructivas. Por ejemplo, en la Consultiva surgieron, por falta de conocimientos, difi cultades que complicaban desfavorablemente el trabajo de la Asamblea. Un diputado procedente del Kuomintang, Chang Chi-chun, hoy vicepresi dente de la Comisión de Defensa Nacional, propuso un sistema de trabajo orientado hacia un mejor conocimiento de los problemas por parte de los diputados antes de comenzar las sesiones de la legislatura. Su propuesta fue aceptada. Ello supone la inspección por los miembros de los dos organismos —Asamblea Nacional y Conferencia Consultiva— del trabajo del Estado "sobre el lugar". Los diputados, lo mismo los de 153
China vence los partidos democráticos que los del Partido Comunista, pueden ir al sitio donde se esté llevando a cabo una parte del plan de planificación y adquirir por sí mismos los conocimientos necesarios que sirven para hacer efectivo el control mutuo. "Otro ejemplo. Construcción de obras hidráulicas. Los partidos democráticos se preocupaban principalmente del problema de dominar al río Yang Tsé (para reducir los perjuicios en casos de calamidades naturales) y hubo un diputado, Chen Chien, vicepresidente del Comité Revolucionario del Kuomintang, que pidió la realización de la obra. El Estado aceptó su proposición. Fue el origen de las importantes obras hidráulicas realizadas en esa región. "Otro ejemplo. En la provincia de Fukien no existía ni un solo metro de ferrocarril. Uno de los dirigentes de los chinos de ultramar, Tang Ka-ki, propuso la construcción del ferrocarril y presentó el proyecto de la línea de Yin Tang-Amoy. Su propuesta fue aceptada por el gobierno. La línea fue construida." Los dirigentes de los partidos democráticos y de los demócratas sin afiliación determinada estaban todos ellos presentes días después en la velada de homenaje al Dr. Sun Yat-sen. Eran: Ho Hsiang-ning (Comité Revolucionario del Kuomintang; Shen Chun-ju (Liga Democrática de China); Huang Yen-pei (Asociación Nacional de la Construcción Demo crática de China); Chang Hsi-jo (miembro sin afiliación a partido de la Asamblea Consultiva Política China); Wang Shao-ao (Asociación China para el Fomento de la Democracia); Chi Fang (Partido Democrático obrero y campesino); Chen Chi-yu (Asociación Chih Kung Tang); Hsu Teh-heng (Sociedad Chiu San); Hsu Meng-shan (La Liga para la Libe ración de Taiwan —Formosa); Chen Shu-tung (La Federación Panchina de la Industria y del Comercio). En conversaciones con miembros de esos partidos había yo comple tado la encuesta comenzada. Esa noche, en el homenaje a Sun Yat-sen, el presidente del Comité Revolucionario del Kuomintang que ha sucedido al mariscal Li, la señora Ho Hsiang-ning, revolucionaria de toda su vida y una notable pintora, pronunció un entusiasta discurso en elogio del Frente Unido.
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capítulo
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La vida cultural
La República Popular atrae a los intelectuales chinos de fuera, regre sando unos definitivamente a su país y visitándolo otros por curiosidad intelectual mezclada a un incuestionable sentimiento patriótico. Así la Peking Review, semanario en inglés, de valioso contenido para los que siguen desde el exterior las cuestiones chinas, daba en su número de 29 de junio de 1962 la noticia del regreso a Pekín, desde Hongkong, del distinguido patólogo Hou Pao-chang, de setenta años, y reproducía algunas de sus impresiones de un extenso viaje por el interior. Eviden temente, una de las cosas que más favorablemente le habían impre sionado era el adelanto en la investigación científica y, en su caso, sus repercusiones en la práctica de la medicina. Otra, era la actitud compresiva y abierta de las autoridades chinas para con las necesidades de independencia intelectual en el trabajo científico. "La política de dejar que florezcan cien flores y que cien escuelas diferentes de pensamiento compitan unas con otras —dijo Hou Pao-chang— ha estimulado la investigación científica y producido resultados positivos." Nótese que esa declaración está hecha en el mes de junio de 1962, cuando en el extranjero se llevaba tres años sos teniendo que esa fórmula de Mao Tse-tung de 1957 había sido "defini tivamente" abandonada. El eminente patólogo no hace sino seguir la línea de "la vuelta a la madre patria" iniciada hace ya bastante tiempo por un grupo de científicos chinos, encabezados por el Dr. Hsue Shen-tsien, que dejaron las universidades de los Estados Unidos, donde recibían sueldos conside rablemente más elevados que los que reciben hoy, para venir a trabajar a China. Actualmente ocupan en su país puestos preeminentes. Y es a su regreso allí a lo que, expertos militares americanos, como el general Thomas D. White, antiguo jefe de Estado Mayor de la Aviación de los Estados Unidos, atribuyen el presente avance de China en el campo de la balística y de la aeronáutica y de su preparación para llegar a ser una potencia atómica. Se ha reanudado la tradición de las grandes enciclopedias. China había sobrepasado siglos atrás a todos los países en esa clase de publi caciones. Actualmente se anuncian —y seguramente serán, al menos algunas de ellas, traducidas al inglés, francés y español— una historia de la 155
China vence filosofía china, en tres volúmenes, del conocido profesor de la Univer sidad de Pekín, Feng Yu-lan, que hace treinta años publicó una obra sobre el mismo tema; una Enciclopedia de la mecánica, dirigida por el profesor Liu, vicepresidente de la Universidad Tsinghua, que con la ayuda de la Academia de Ciencias y del Ministerio de Educación, ha procedido, con sus colaboradores, al estudio de nueve mil libros antiguos de maquinaria y tecnología. Y una nueva historia de China por el renombrado historiador Chien Po-tsan, además de una historia de la literatura china, por Yu Kuo-en, con la colaboración de jóvenes profe sores de la Universidad de Pekín. Volviendo a la política de "Las cien flores", la encontramos pre sentada como viva y actual en un reciente editorial de Bandera Roja. En él se lee que "es un error el tener una actitud brutal frente a los problemas ideológicos". Pero, los mismos que en el extranjero no habían cesado de escribir de "Las cien flores" como de un capricho pasajero de un dirigente-poeta (Mao), se burlaban ahora de que en la Universidad de Pekín, en su Facultad de letras, se hubiese abierto pasado invierno un curso sobre el existencialismo. Como es bien conocido, la Opera de Pekín es un arte múltiple, en el que el canto, la danza, el gesto y el diálogo se combinan para obtener el máximo efecto dramático. Desde nuestra última visita la Opera de Pekín perdió al gran Mei Lang-fang, a quien tuve el privilegio de conocer y que a los setenta y cuatro años estaba aún admirable en e] papel femenino de Lady Chao en La espada del universo, obra teatral adaptada de una novela del tiempo de la dinastía Chin, escrita hace mil años. Pero de los viejos grandes actores queda aún el brillante Chou Hain-fang, que en diciembre de 1961 celebró su sesenta aniversario de actuación en la escena. Es para muchos de los jóvenes el maestro indiscutido, y nadie lo arrancará de su arte hasta que, como a Mei Lang-fang, le llegue la hora de desaparecer de la escena pero dejando en ella el recuerdo de su personalidad inspiradora para la nueva gene ración del teatro. No es que la Opera de Pekín en sí misma no se discuta. Algunos en el extranjero la han disputado la legitimidad de que se escriba con O mayúscula. Arguyen que no es una institución sino un género teatral, y que cualquier grupo, sin usurpación de título, puede llamarse Opera de Pekín aunque actúe en una pequeña ciudad provinciana. Los que discurren así proponen se la designe "teatro pekinés", en vez "de Pekín* con mayúscula. Pero no parece que dentro de China esa tendencia a rebajarla de rango encuentre muchos adeptos. Lo que sí es discutido es su contenido. Entre los comunistas espe cializados en cuestiones culturales, los hay que lamentan las "anti guallas" y supersticiones reflejo de la sociedad feudal bajo la cual una buena parte del presente repertorio nació a la escena. Y también su "licencia" ocasional con que trata los temas amorosos. En parte como 156
La vida cultural reacción a la podredumbre anterior, el chino de hoy rechaza cuanto se recree en la pornografía o libertinaje. Tampoco la exaltación frecuente de los héroes imperiales en algunas obras de la Opera de Pekín les resulta soportable a esos críticos comunistas. Pero, por un lado, la inmensa popularidad de dicho género teatral dentro del país, y por otro, el gran éxito que han tenido las compañías que han salido fuera —yo fui testigo de ese éxito en París y en Berna; en Berna la alta sociedad suiza se disputaba por ser invitada a sus representaciones— han reducido la oposición, limitándola a una labor de dosificación mediante la cual, o bien los textos son eventualmente expurgados, o coexisten con otros en los que el elogio va no a un antiguo caudillo, o a los encantos de una concubina imperial, sino a las masas que construyen la nueva China. O a la muchacha que en un destacamento rojo representa a esas chicas trabajadoras y marciales que desfilan ante la tribuna presidencial el primero de octubre, llevando en sus manos lo mismo un ramo de flores, con el cual saludan, agitán dolo en el aire, que un fusil con el que defender la tierra natal. El Teatro Popular del Arte, de Pekín, es lo mejor entre lo realizado por la nueva China en la esfera teatral. Reúne algunos de los actores más afamados del país. Su repertorio incluye obras históricas y moder nas. Entre las primeras las de mayor éxito son: Kuan Han-ching de un dramaturgo del siglo xm, Tien Han, que como otros autores del pasado, se sirvió de la escena para atacar la tiranía. La señora Tsai Wen-chi regresa a su tierra natal, de Kuo Mo-jo, el intelectual de más renombre del presente régimen, acerca del cual escribimos abundatemente en nuestro primer libro, evoca la personalidad del poeta y dirigente político del siglo II, Tsao Tsao. Kuo Mo-jo utiliza —por primera vez en el drama chino— la poesía y el recitado en prosa combinados. De los que podían clasificarse como "clásicos modernos", el repertorio actual incluye varias de las mejores obras del periodo de la pre-liberación, notable mente Tempestad y Amanecer de Tsao Yu, que le hicieron famoso en los años treinta. Es el drama de la intelectualidad china asfixiado y buscando una salida. El extranjero que va al teatro puede seguir la obra a través de un resumen en inglés y en muchos casos en español, que le es facilitado de antemano. Hay hoy en Pekín más teatros que en Nueva York. Con la dife rencia de que si el ir en los Estados Unidos a ver cualquier obra, resulta para una familia numerosa de posición modesta casi prohibitivo, aquí el matrimonio obrero con tres niños que tenemos sentados delante de nuestras butacas, gozando plenamente el encuentro entre los sables leales y los sables traidores en una ópera antigua de mil años, habrá pagado por toda la familia algo así como un dólar. A las salas de cine que existían ya en 1957 en Pekín, han venido a añadirse desde entonces una docena más. La dificultad para nosotros es elegir adonde ir de noche. Y como hemos dicho ya, en algunos hoteles de provincias no 157
China vence teníamos sino que quedarnos en el comedor después de cenar para ver una buena película. Del teatro visto esta vez me gustó particularmente una producción de la Opera de Pekín, Las mujeres generales de la familia Yang, home naje al valor de los miembros femeninos de la gran casa de la dinastía Sung (960-1279). Al servicio del emperador y de la patria, esa gloriosa familia, cuando ya han caído en la guerra contra los invasores todos los hombres, las mujeres, desde la abuela a las esposas y las hijas, enarbolan la bandera de la resistencia y de la lucha frente al derrotismo del ministro de la Guerra que quiere capitular. Consiguen del emperador que se pronuncie en favor de la continuación de la guerra y que les confíe el alto mando. Las mujeres generales derrotan finalmente al enemigo, librando la tierra china de la ocupación extranjera que la amenazaba. El levantamiento organizado por La Sociedad de los pequeños puñales, por la misma época de la rebelión Taiping, es el tema de la película que me mostraron en el estudio cinematográfico "Gaviota", de Shangai. Allí pasé toda una tarde con el personal director y con las celebradas actrices Tsin Yi y Sha Li, las dos muy bellas, el conocido actor Mo Jon, y el realizador Taen Chun-li, uno de los cineastas chinos cuya fama ha transcendido al extranjero. Esta película acababan de hacerla y aun pensaban en algunos retoques. Estoy seguro que de haber sido terminada a tiempo de ser llevada al Festival Cinematográfico de Moscú de 1961, al que asistí y donde, como se recordará, una película japonesa y otra soviética se repartieron los laureles, hubiese ganado uno de los primeros premios. Muy bien dirigida, supone un extraordinario progreso en el cine en color chino. Antes era casi exclusivamente en el cine en blanco y negro en el que producían muy buenas películas. La Sociedad de los pequeños puñales reúne las cualidades múltiples de la escena nacional, el canto, el baile, la mímica y la acrobacia. En ningún momento deja de fascinar. Es una historia de heroísmo y amor. La época, el otoño de 1853; el lugar, este mimo Shangai, cuyos estudios se desarrollan constante mente. El día anterior, habíamos visitado el sitio donde se reunían los dirigentes de la sociedad revolucionaria, un parque típico chino, con sus salas de descanso y de té, sus galerías y sus escondites, cantados por la leyenda popular. Lo mismo que el del Taiping, el levantamiento de los "pequeños puñales" fue aplastado por el gobierno ultrarreaccionario de entonces, apoyado por un capitalismo extranjero del que la película es una sátira graciosa, en un acierto de mascarada y de interpretación. No hay actor más completo que el actor chino. Por eso es el que pasa a ser el centro mismo de la representación; el director de escena y el resto del conjunto quedan eclipsados por él, o por ella. En realidad, el "metteur en scéne" al estilo occidental no encaja en la escena china. 158
La vida cultural Bajo el nuevo régimen se hizo el ensayo de darle una importancia que nunca había tenido. Se trató de emplearle para "montar" las obras modernas en las que los autores de hoy tratan temas revolucionarios relativamente cercanos o presentes. Pero el público continuaba pen diente del actor o de la actriz que lo es todo, que debe excederse en el canto y en la danza, por no hablar de la mímica, una mímica del cuerpo entero, y muy especialmente en la actriz la mímica de las manos, de los brazos, de las piernas y hasta del pie, y ser un acróbata, capaz de fascinar por su destreza y su acometividad. Para ejercitarse en todo eso el entrenamiento debe comenzar desde la infancia y ser durante seis o siete años muy duro para luego continuar a lo largo de toda su vida artística. Una visita a la Academia de Arte Dramático prepara al visitante para la comprensión de la perfección alcanzada por quines hoy dan una brillantez particular a la escena. Y explica el culto reservado a los que han pasado por ella dejando un recuerdo inolvidable, como el reiteradamente citado Mei Lang-fang. El actor chino tradicional es estilizado hasta el menor detalle. En una de las academias de la Opera de Pekín se enseña cincuenta varie dades del juego de las manos. Esas manos que desaparecen y reapa recen entre las mangas prolongadas de los vestidos de seda, que dan a la representación un toque delicado de feminidad, o un seco gesto de cólera. Las largas barbas, las plumas de pájaros exóticos, los peina dos, las armas, desde lo más primitivo a lo más refinado, todo se halla sujeto a un cuidadoso proceso de estilización. Lo mismo en las compa ñías donde todos los papeles son desempeñados por actrices, o en aquellas formadas sólo por hombres con uno de ellos como intérprete principal femenino; igual en el dúo romántico que en el encuentro guerrero, sus intérpretes dejan tras si una fase de ensayo continuado y paciente hasta llegar a la perfección. Es un entrenamiento al que difícilmente se sometería un actor occidental. El arte, el estilo, del actor importa en bastantes casos más que el contenido mismo de la obra. Lo cual no impide que el repertorio de la Opera de Pekín esté lleno de asuntos susceptibles de hacer el deleite de un público dado al entusiasmo pero que sabe distinguir entre una buena o mala obra. Si en la China anterior a la Revolución y precisamente bajo el régimen de Chiang Kai-shek la condición de la gente de teatro no era nada envidiable, por el contrario hoy los actores y actrices de valía se sienten representando un papel no sólo en la escena sino en la vida cultural e incluso en la vida pública del país. En la lista de diputados de la Asamblea Nacional se encuentran los nombres de varios actores. En la Escuela Teatral Nacional, fundada en 1950, desempeñan, natu ralmente, los cargos de profesores o de consejeros. Todo ello sumado hace que algunos de esos actores lleguen a reunir un sueldo mensual de 1 000 yuans o más, es decir, superior al de un miembro del gobierno. Una de las condiciones que positivamente alientan a la gente de teatro en China, es que la edad no constituye un obstáculo para con159
China vence tinuar trabajando. Y no sólo pueden seguir ganándose la vida, sino lo que es esencial para un verdadero artista, continuar sirviendo su arte. Yu Chen-fei, presidente de la Escuela del Arte de la Opera, de Shangai, él mismo un excelente actor, nos cuenta cómo en la jira de su compañía por Hongkong, los chinos de allí, algunos de ellos riquísimos y cierta mente no comunistas, rendían homenaje a ese cambio operado en el teatro de su país, y cita a uno de ellos que decía: "En la vieja sociedad, los viejos actores y actrices no valían más que un cao, una brizna de yerba, pero en la nueva sociedad son apreciados y valorados como bao (joyas). Y Yu les contó entonces cómo Kai Chiao-tien, con sus setenta y seis años hacía furor entre el público de Pekín, y cómo la celebración del sesenta aniversario de la actuación en la escena de otro de los grandes actores de la Opera de Pekín, Chou Hain-fang, había sido un acontecimiento inolvidable. No es una tarea sencilla para los autores dramáticos modernos el competir con los clásicos. La historia del teatro chino contiene drama turgos de poderoso talento como Kouan Han-king, cuyo seteciento aniversario de actividad dramática fue celebrado en 1958. Nació en Pekín hacia 1210 y murió antes de 1300, existiendo sobre cada una de esas fechas probables versiones diversas. El teatro se hallaba entonces en una especie de renacimiento, después del descenso que siguió al siglo anterior en el que había gozado plenamente del apoyo de la corte. En general y durante mucho tiempo en China los drama turgos eran menos estimados que los poetas, para quienes se reservaban los honores y los puestos oficiales. Con motivo del mencionado aniversario, varías de las obras conser vadas de Kouan Han-king fueron representadas en todo el país y conti núan siéndolo hoy. Algunas de ellas constituyen una acusación contra los conquistadores mongoles, sus abusos del poder y el trato infame de que hacían víctimas a los chinos. En El sueño de las mariposas Ko Piao, dueño de haciendas y vidas, abusa de su poder para deshacerse de aquéllos que le estorban. Entre sus víctimas se cuenta el labrador Wang. Sus tres hijos proyectan una venganza y son arrestados. Pero, afortunadamente, el prefecto de Kaifong es un hombre valeroso e íntegro. Su primera sentencia condena, sin embargo, a uno de los tres hermanos. Y es que el prefecto ha tenido un sueño en el que tres jóvenes mariposas se encuentran prisioneras en una tela de araña; su madre salva a las dos mayores y sacrifica a la pequeña. En el caso real que le ocupa los tres hermanos se declaran solidarios. La madre implora la indulgencia para los dos mayores y se resigna a abandonar el tercero a la justicia. Intrigado por esta actitud el prefecto convoca a la madre y descubre que los dos hermanos mayores son hijos de un primer matrimonio del labrador Wang, mien tras el tercero, que ella sacrifica para salvarlos, es su propio hijo. Conmovido por tanta generosidad el prefecto pone en libertad a los tres hermanos. El único que paga con su cabeza es el amo despótico que 160
La vida cultural tenía aterrorizada a toda la población del campo y cuya ejecución es ordenada por el prefecto para triunfo de la verdadera justicia. En Nankín vimos lo que podría considerarse una obra maestra del teatro moderno chino, La tempestad en la capital celestial, representada por la Compañía de Drama Moderno de la provincia de Kiangsú. Es la historia de la Revolución Taipín Tiankuo. En el Festival Internacional del Cine, en Moscú, yo había descu bierto en Yu Lan, que hacía de madre en Una -familia revolucionaria una actriz de extraordinario talento. El jurado lo reconoció así al elegirla para el primer premio de interpretación femenina. Con Yu Lan comparten la popularidad como actrices de la pantalla en China, Chin Yi {Un doctor Tai), Wang Yu-chen, que desempeña el papel de secretaria del Partido en Los guardias rojos del Lago Hunghu, y Chu Hsi-chuen, la muchacha esclava en El destacamento rojo femenino, premiada en el concurso de "Las cien flores". La variedad extraordinaria del paisaje, la introducción de un ele mento folklórico siempre distinto, los coros, la danza y la música, todo ello sumado a la calidad de los actores evita a las películas chinas dedi cadas a los episodios de guerra y a las luchas revolucionarias, el caer en la monotonía. En todo caso esa clase de películas continúa siendo la más popular. El galardón supremo del año cinematográfico 1960-1961 fue concedido a El destacamento rojo femenino. Tiene por tema la conducta heroica de las mujeres de Hainán enroladas en la lucha por la revolución después de que el Partido Comunista había lanzado un llamamiento en favor de la igualdad entre ambos sexos y de la independencia de la mujer. El llamamiento es escuchado por la heroína de la película, Kionghua, una sierva explotada por el déspota local. Desde entonces Kiong-hua sólo piensa en huir. En una de sus tentativas es sorprendida, castigada, y regalada más tarde a un "mercader importante" que se ha presentado en una visita inesperada a su amo. Pero el "mercader", al poco tiempo de marchar con ella por el campo, la deja libre. Kiong-hua se encuentra con otra joven que se halla en una situación parecida, y ambas alcanzan por fin, después de una serie de percances a través de la selva, la base revolucionaria en que se está entrenando un destacamento femenino. Kiong-hua no solo descubre allí una clase de mujeres que son para ella une revelación, ve además ante sus ojos al apuesto "mercader importante" que le había rendido la libertad y que de hecho no es otro que el delegado local del Partido Comunista. Es el nacimiento político de una de las heroínas auténticas de las luchas revolucionarias de los años 30. El papel ofrece a Chou Hsikiuan, una actriz que ya prometía, la oportunidad de una actuación que la colocó de un golpe en el primar plano del cine chino. Nosotros la vimos en una de esas salas de provincias donde el público es particularmente entusiasta. Un público que aguarda durante 161
China vence meses a que una película comentada en la prensa y la radio llegue a la pequeña ciudad para gozar de ella en medio de un silencio que nos hacía sentirnos culpables cada vez que nuestro acompañante nos ayudaba con la explicación del argumento, por lo demás bien fácil de seguir. Entre los talleres más activos se encuentra el Estudio Cinema tográfico "Gaviota", de Shangai, en el que, además de conversar con las ya nombradas actrices Tsin Yi y Sha Li y con el notable realizador Tsen Chun-li, la directora, Shi Shen-chu, nos enseñó una película completa y un par de excelentes documentales. En la historia cinematográfica de China éste es uno de los estudios más antiguos. Dos estudios separados trabajaban hacía treinta años en este mismo lugar. Con ellos y otros se pudo establecer la base para una labor de mayores vuelos, hasta que en verano de 1957 el gobierno decidió elevar el conjunto al rango de un "estudio de producción" y ponerlo en condiciones de procurarse todo el material necesario. El material anterior era muy pobre. Las máquinas de sonido medio rotas, sólo dos cámaras, un terreno para montar los escenarios cinco veces inferior al de hoy —según nos cuenta uno de los actores de ese periodo incorporado más tarde al estudio "Gaviota". Con una máquina grabadora de la URSS comenzaron a practicar la grabación. La vieja China no producía aparatos cinematográficos. "Hoy —nos dijo la directora señora Shi— disponemos de una industria cinematográfica propia." De 1958 a 1960 hicieron varias películas. "Es el gran salto adelante", comenta el realizador Tsen Chun-li. De ellas citemos: Queda la prima vera permanente en la época florida, El mandarín patriótico, La doctora hija de la minoría Tai, La canción de victoria a la orilla del río, La deportista baloncista número 5, El equipo de los guerrilleros ferroviarios.
" Estimulamos —nos dice la señora Shi— la variedad en los temas. Naturalmente, concedemos gran atención a los asuntos relacionados con la construcción socialista. El arte por el arte, apartado del presente estado de ánimo de las masas y de la realidad nacional, se resentiría de artificialidad. Pero producimos también películas destinadas a popularizar la enseñanza histórica y otras de asuntos literarios tratados por escritores nuestros que, no importa de la época que sea, han sabido reflejar los sentimientos más hondos del pueblo chino. Somos partida rios de la política de "Las cien flores". No sólo porque es justa sino porque garantiza la producción artística contra el peligro de caer en una uniformidad tediosa." Una de las cosas que más desconciertan a algunos visitantes extranjeros poco al corriente de lo que significa la revolución china, es el enlace del pasado con el presente, llevado a la práctica por hombres a los que se les reprocha, como hemos dicho ya más de una vez, el ser los dirigentes más rígidos y doctrinarios del mundo comunista. Pero 162
La vida cultural es que el pasado en China, a lo largo de su historia milenaria, presenta personalidades de una recia contextura revolucionaria. Tenemos el caso del rey Yu, el rey ingeniero, de la edad de bronce, que emprendió el control de los ríos y que se sentía tan obligado de estar constantemente al servicio de su pueblo que hizo colocar una campana en un sitio donde el subdito más pobre podía hacerla sonar y hacer oír sus quejas. O el de los monarcas de la dinastía Tang (años 618-907), una de las más grandes dinastías de la historia de China, bajo la cual son los poetas, entre ellos el citado Tu Fu, los que ejercen una mayor influencia sobre la vida pública. La vieja China entendía que el escribir buena poesía distinguía a quien lo hiciese como acreedor a hacerse oír en las esferas más altas. O el de la dinastía Sung, renombrada por su pintura, y el de la dinastía Ming por su cerámica, pero notables también porque del rey o emperador, abajo, se dan en ellas personajes verdaderamente ansiosos de revolucionar las prácticas de gobierno en aras del engrandecimiento del país y del bienestar de las gentes sencillas. Emperadores como Shen Tsung (1071), que declaraban que ellos consideraban el bienestar de las masas más importante que las ganancias de la clase acomodada. Hubo algunos que procedían de familias campesinas, en todo caso no de la nobleza, como Kao Tau de la dinastía Han (206 B.C.-220 A.D.). En la mayoría de los casos a los emperadores no les complacía el que se les recordase su origen humilde, pero en otros casos sí. Sólo en tres ocasiones, un emperador de extración campesina fue al mismo tiempo, como hemos señalado ya, fundador de una dinastía. La Corte estima muchas veces que su brillantez se mide por el realce que ha conseguido asegurar a "las cosas del espíritu". Bajo la dinastía Han la poesía florece y los más estimados son aquellos que han logrado dar una expresión más afortunada a la lírica y al canto. En el terreno cultural el siglo xi se distingue por la amplitud que toma la formación de las élites intelectuales. A ello contribuye el desarrollo de la imprenta, que estimula de un extremo a otro del país la lectura, la creación de escuelas filosóficas y literarias y el gusto por el estudio de los clásicos. En el siglo xn la ciencia y la tecnología vienen a añadirse a la brillantez literaria. La agricultura se beneficia del espíritu renovador y nuevas variedades de arrroz, nuevas plantas, nuevos métodos de cultivo revolucionan las labores en la campiña china. El periodo Sung es el de la perfección artística y deja la para siempre gloriosa pintura de Li Lung-mien, el de los hermosos caballos. Bajo la dinastía Ming, siglos xvi y xvn, en el campo de las letras, es el arte dramático el que triunfa. Algunos de sus dramas son representados hoy. Igualmente surgen a través de los siglos héroes y heroínas cuya conducta patriótica les ha atraído la simpatía y la admiración impere cederas del pueblo chino en lucha frecuente con los invasores. Y 163
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movimientos de masas, principalmente masas campesinas, en rebeldía unas veces contra la agresión extranjera, otras contra el régimen feudal interior. Un pasado tan rico en acontecimientos de tal variedad y encanto asegura al teatro y al cine chino un temario inagotable. Los diversos departamentos de Cultura de la República Popular desde la inaugu ración del nuevo régimen no han escatimado los alientos y los medios para que el teatro clásico, y a su cabeza el género preferido del público, la Opera de Pekín, brille y se renueve. Se ha incorporado a sus programas óperas desenterradas de los archivos y que han sido recibi das con entusiasmo. A su vez el cine lleva a la pantalla algunas de esas producciones teatrales del género clásico, junto con episodios de la larga lucha anti colonialista y campesina de mediados del siglo xix y comienzos del xx. Entre las dinastías de sólida raigambre intelectual, la de los Song tiene todos los títulos para reclamar en la historia de China un lugar preeminente. Los letrados chinos que, como hemos visto, ponían los méritos de la cultura muy por encima de las glorias militares, se sintie ron encantados con el advenimiento al poder de esta dinastía, que en vez de soñar con reanudar las victorias de los Han y de los Tang en Asia, favorecía la vuelta al clasicismo más riguroso y al cultivo de las letras. Las especulaciones filosóficas de rigor se abren de nuevo paso, sin descuidar los problemas del bienestar material del pueblo y la necesidad de una vasta política de reformas. De los reformadores bajo los Song, la personalidad más discutida en su tiempo, pero indudablemente también la de mayor empuje, es la de Wang Ngan-che. Este reformador del siglo xi persigue sobre todo el fortalecimiento del Estado. El bienestar del pueblo le interesa prin cipalmente en la medida en que siendo más feliz y trabajando más pueda contrbuir al enriquecimiento general y al florecimiento del tesoro. Era natural que en este orden de ideas su mayor esfuerzo se dirigiese hacia la agricultura, base y eje ya entonces de la economía china. La reforma de Wang Ngan-che no afectó las relaciones existentes en lo que concernía a la propiedad de la tierra. Los latifundios no fueron tocados. No se procedió a una redistribución de la propiedad, sino a una redistribución de las responsabilidades fiscales, y a una reglamentación de los precios de los productos del campo. Era proba blemente a lo más a que se podía llegar entonces. La pintura no era tampoco en modo alguno descuidada. En la exposición organizada en octubre de 1961 con motivo de la conmemo ración del décimo aniversario de la Revolución, pudimos admirar algunas de las mejores pinturas de la dinastía de los Song, entre cuyos emperadores se contaban artistas de talento. Uno de ellos, Huei-Tsong, pintor de pájaros y flores y el coleccionador de mejor gusto de su tiempo. 164
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De todas las grandes dinastías, una cuya historia ha de atraer m á s al que pueda distraer algún tiempo del dedicado al estudio de las condiciones de hoy para volver la vista hacia el pasado, es, en efecto, ésta de los Song. Quedan de ella numerosos testimonios esparcidos en los diferentes museos del país y en las tiendas de antigüedades. Su recuerdo embellece con matices extraordinariamente delicados el conjunto de la vieja cultura china, toda ella de un interés apasionante. Sus pintores han dejado no sólo obras esquisitas sino toda una teoría del paisaje. Los grandes maestros del siglo xi insistieron sobre todo en la diferenciación del paisaje en las cuatro distintas estaciones del año. Realzaban la importancia de que la primavera o el otoño, en su ambiente diferencial de contraste, estuviesen presentes en cada detalle de la obra pictórica. La montaña del verano —decían— tiene un color azul verdoso que no presenta la montaña de los meses invernales. "El gran monte majestuoso —escribía uno de sus pintores— reina sobre las montañas menores que lo rodean. Los pinos elevados y derechos son jefes entre los arboles. Cada distancia lleva consigo su signo distintivo. Las formas varían a cada paso. Las formas de la montaña se rigen por la luz y la sombra. Las montañas sin brumas ni nubes son como una primavera sin flores." Los poetas de esa dinastía cantan a su vez los cambios de la naturaleza en los diversos momentos del año, los murmullos musicales del otoño, las puestas de sol sobre el Yang Tsé, el agua dorada por el crepúsculo confundiéndose con el cielo. El emperador se rodea de los mejores artistas de la época. Les concede la insigna de la "Cintura de oro» y los alberga en su palacio. Juzga un honor el caligrafiar de su propia mano los poemas favoritos, en algunos casos ilustrándolos él mismo, y en otros dejando esa tarea a los pintores. Cada desplazamiento de la corte presupone el acompa ñamiento de poetas y pintores y así el nuevo lugar elegido como capital de la dinastía se ve convertido en una ciudad-mueso y en un centro literario. De esta época es Ma Yuan, del que algunos museos americanos, como el de Boston, poseen originales, y su hijo Ma Lin, pues los pintores se suceden en la familia, lo mismo que pasa con los letrados. La nueva pintura china no se aleja mucho de la antigua en lo que respecta a los temas. Es decir, no es necesariamente "pintura socia lista". Uno de los mejores pintores actuales, Wou Tscuo-jen, que a veces inscribe en sus cuadros —también conforme a la manera clásica— una leyenda suya, por ejemplo, "Yo he marchado por todas las cumbres, pero no soy todavía viejo", es admirable pintando pájaros y animales. Su cisne negro es de una gran belleza. Y sus águilas son fuertes sobre esas montañas que él no ha cesado de recorrer en busca de los violentos oscuros invernales y las suaves puestas de sol al avanzar la primavera. Dentro de la literatura contemporánea las memorias revolucionarias recibieron en 1957 un gran impulso coincidiendo con la celebración del XIII aniversario del Ejército Popular de Liberación. Nada menos 165
China vence que once mil memorias, sumando cuarenta millones de palabras, habían llegado en el curso de tres años a las oficinas centrales del Ejército. Sin embargo, si los veteranos del Partido Comunista, Chu Teh Tung Pi -wu, Hsieh Chueh-tsai, Wu Yu-chang, han sido objeto de atención biográfica, casi ninguno de los otros dirigentes de hoy, excluido Mao Tse-tung, ha encontrado su biógrafo. Es el pueblo en su conjunto el que es exaltado. De las personalidades chinas no comunistas relacionadas con la Revolución, de los "precusores", dos son tema constante de homenaje, Sun Yat-sen y el padre de la literatura china contemporánea, Lu Hsun. La memoria de Sun Yat-sen es reverenciada en la nueva China con el respeto y la estimación debidos a un precursor. Con ocasión de su 90 aniversario, Kuo Mo-jo, director de la Academia China de Ciencias, publicó un poema exaltando la figura gloriosa de quien ascendió de la pobreza campesina a la alta dirección de la nación. Porque el Dr. Sun, como otros grandes dirigentes chinos, había tenido una infancia dura. Su vida la evoca al aludir a sus marchas antes de los quince años por las colinas con los pies desnudos. Hasta los quince años no había poseído un par de zapatos. Su familia vivía en una choza. La alimenta ción era a base de patatas dulces. Le compensaba de tanta estrechez, la belleza de la región donde nació. Sobre la hoy gran ruta de Macao, rodeado de montañas y de un arbolado esplénldo el escenario donde creció Sun Yat-sen es para sus compañeros de lucha una especie de santuario civil. Pese al enorme trabajo político que no debiera dejarle tiempo para ninguna otra cosa, el presidente Mao Tse-tung lo encuentra no sólo para continuar escribiendo poesía, sino para seguir de cerca las actividades literarias y artísticas del país. A él se le debe, según nos dicen nuestros amigos escritores chinos, el que se haya evitado caer en un rígido y estrecho dogmatismo artístico. Con motivo del vigésimo aniversario del Foro de Yenán, una asamblea de las letras que tuvo lugar en mayo de 1942, cuando China se encontraba en el quinto año de su guerra de resistencia contra la agresión japonesa, Mao reafirmó su posición en la que sostenía que "nuestra crítica ha de permitir la libre competición entre todas las variedades de obras artísticas". Insistió en que el contenido, la forma, el tema, el método de creación, la extensión y el estilo de las obras de literatura y arte, son necesariamente variados y así deben de serlo. La literatura y el arte están reñidos con la monotonía y la mediocridad. Obstaculizar la iniciativa y la capacidad creadora de los escritores y artistas puede resultar altamente perjudicial para el desarrollo y florecimiento de la literatura y el arte. Y de hecho los sectarios de las letras pueden ser llamados al orden en público por un escritor como Pa Chin, de sólida reputación, y que situándose en la línea de "Las cien flores", apelaba recientemente a los escritores a manifestarse plenamente por la independencia en el trabajo literario creador. 166
La vida cultural Si bajo la fascinación de su renombre, y después de un espectáculo atrayente bajo tantos aspectos, había sido la Opera de Pekín la que en nuestro primer viaje había casi absorbido cada una de las noches por dedicarnos a ver lo que se ofrecía en la escena china, en esta segunda visita vimos, junto con otras óperas, una buena cantidad de "ballet" y asistimos a varios conciertos. La China de las dinastías había protegido desde tiempo inmemorial, desde la dinastía Chou, es decir desde hace más de tres mil años, las orquestas de la corte. Luego, el goce de la música fue extendiéndose a otros auditorios que los cerrados de palacio. El pueblo chino amaba su música a base de un instrumental muy original al que se acostumbra uno con placer una vez que lo ha oido un par de veces. En la Academia de Música de Shangai se nos dijo que, gracias al trabajo de investiga ción, la variedad del instrumental ha sido ampliada con doscientos tipos de instrumentos antiguos o nuevamente "descubiertos". El afán de explorar en el pasado, domina la presente actividad musical china, lo mismo que sucede con el teatro. La paciencia desple gada en este sentido raya en lo inverosímil. Se da el caso, por ejemplo, del historiador de la música Yang Ying-liu, que se asignó a sí mismo hace diez años como tarea la de "recuperar" la obra musical legada por un poeta y músico famoso, Chiang Po-shih, de la dinastía Sung. Existía el manucristo, pero no había nadie capaz de leer su sistema de notación. Yang Ying-liu emprendió un cuidadoso estudio en Sian, revolviendo cuanto había que revolver, hasta que finalmente d i o con el sistema de notación empleado. Así una música de hace setecientos años fue resucitada e incorporada a los programas de hoy. Si en el terreno del arte otras dinastías se distinguen por su pintura y su cerámica, la edad de oro de la poesía china se sitúa por los críticos de hoy en la dinastía de los Tangs, del siglo vil al siglo x. En 1962 los escritores del país rindieron un fervoroso homenaje al gran poeta realista de esa época, Tu Fu. Fue una de las ocho grandes figuras culturales mundiales cuya conmemoración en ese año había sido deci dida por el Consejo Mundial de la Paz. En el caso de Tu Fu se conmemo raba el 1 250 aniversario de su nac imiento. Los datos biográficos del poeta homenajeado, recogidos muy escru pulosamente, nos le muestran pasando su juventud bien cómodamente en medio de la consideración general dispensada por la corte a los escritores que se anunciaban como una gran promesa. Pero, en su caso ese periodo de benevolencia oficial no iba a durar mucho. Con la confianza de ver asegurado, al ser nombrado funcionario, el tiempo suficiente para desplegar todo su talento, Tu Fu se traslada en 746, a la edad de treinta y cinco años, a la capital. La capital era entonces Tchangan, que hoy se llama Sian, en la provincia de Chensí, y que conserva todavía los vestigios de su pasado señorial. Tu Fu se sentía fascinado por Sian. Nosotros, que estuvimos allí en 1957, comprendemos la admiración del gran poeta por un escenario que 167
China vence incluye el monte Li Shan, a unos veinticinco kilómetros de la ciudad, muy reputado por las cualidades curativas de su fuente termal. (Dicho sea de paso estoy convencido de que China puede un día desarrollar su riqueza potencial en fuentes termales, lo cual añadido al interés que ofrece el país, constituiría un doble aliciente para el turismo inter nacional.) El monte Li Shan era el lugar de recreo predilecto de los empe radores de las dinastías Chou, Chin, Jan y Tang, es decir, del tiempo en que la corte se hallaba en Sian. Hoy, y gracias a una iniciativa del gobierno, siete sanatorios especialmente construidos para los trabaja dores reciben al año a más de ocho mil pacientes. El monte Li Shan jugó un papel en las disputas de 1936 entre comunistas y Kuomintang, por reclamar los primeros del gobierno una política más combativa contra los japoneses. Las gentes de la localidad recuerdan el incidente de Sian. Y cuentan como Chiang Kai-shek tuvo que huir por la ventana de su alcoba, sin siquiera vestirse, para escon derse en la brecha de una roca, lo que no le salvó de ser hecho prisoniero. Chou En-lai tuvo que desplazarse a Sian para ponerle en libertad. El kiosco de la captura de Chiang es una de las cosas notables de la ciudad. En 1957 el director de la Biblioteca de Pekín nos había enseñado los principales incunables chinos salvados de la rapacidad de las potencias invasoras y de los coleccionistas de fuera. El salvamento de los tesoros de los museos, las bibliotecas y los templos budistas, ha sido durante años una de las preocupaciones del nuevo régimen y la labor de recuperación continúa. Se tenía en esto una experiencia perfec cionada durante el periodo de la agresión japonesa. Los japoneses no sólo se llevaban todo el mineral que podían de China, sino que estaban siempre con la mirada alerta hacia los lugares donde creían que se encontraban las pinturas y los libros de más valor. En Hongtong, en la provincia de Chansí, se encuentra uno de los más bellos templos de China, la Pagoda del Arco en el Cielo, una construc ción de la época de la dinastía de los Mings. La colección de grabados sobre madera de imágenes budistas que contiene es única en su clase, y no se halla representada en ninguna de las colecciones existentes en el extranjero. Pues bien, en la primavera de 1942 el ejército japonés, con uno de sus campamentos en los alrededores de Hongtong, tenía entre sus objetivos el asalto de la Pagoda. Dicha operación fracasó gracias a la intervención del Octavo Ejército Rojo. Prevenidos por el superior del monasterio, los soldados trajeron un centenar y medio de cestos mientras los monjes aportaban varias docenas de metros de tejido grueso hecho a mano, para que los escritos búdicos pudiesen ser 17. Antiguos siervos del Tib et. • 13. Instit uto de agricultur a y ganaderí a
fundado
en
la
región
autónoma
de
I nner
Mongolia.
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La vida cultural empaquetados y protegidos contra la humedad. Escondidos en una mina de carbón abandonada, el valioso tesoro quedó allí hasta que la libe ración de Pekín permitió llevarlos a la biblioteca. No todo había podido resistir a ese tratamiento rudo y hubo que recurrir a la maestría de una serie de expertos que, pacientemente, lograron restaurar más de tres mil volúmenes en su forma original. Se traduce actualmente mucho al chino. Con ocasión del 150 aniversario del nacimiento de Dikens, fue puesta a la venta una nueva colección de las mejores obras del gran escritor inglés. El interés por el español asegura para un futuro muy cercano traducciones de autores españoles y latinoamericanos en mayor cantidad que hasta aquí. Como antiguo apasionado de Don Benito Pérez Galdós, tuve una fuerte satisfacción al enterarme de que una de las publicaciones de literatura española cuya versión al chino había sido recomendada, era precisamente una selec ción de sus Episodios Nacionales. Es extraordinario ver cómo el aprendizaje del español ha avanzado en el espacio de cuatro años. Aparte del alto personal del Instituto de Asuntos Exteriores, al cual lo mismo en la primera visita que en la segunda, debemos tantas atenciones y yo una ayuda inapreciable para mi trabajo, quiero mencionar, a los que esta vez se distinguieron en un servicio tan eficaz como amistoso; nuestros traductores y guías: el señor Tang Ming-sin, la señora Wuang Zué-jen y la señorita Si-Lie-lin. Tang es un entusiasta de la lengua y de la cultura española. Es casi inverosímil que sin salir de China haya logrado adquirir un tal dominio de nuestro idioma. Modesto como lo son estos jóvenes chinos que se esfuerzan en poner a la disposición de su país, unos cuadros de traduc tores muy competentes, Tang atribuye todo el mérito de su conocimiento del español a su profesora María Lecea. Con ella y otra media docena de refugiados españoles que trabajan en Pekín en la sección de lenguas extranjeras, pasamos una noche entera hablando de los problemas españoles y del interés de China por todo lo que se refiere a la liberación de España, tema éste sobre el cual hemos de volver. Con ocasión de la última reunión del Parlamento la prensa insistió sobre los servicios que podían rendir los intelectuales, por sus cono cimientos, y los elementos de la antigua burguesía nacional incorpo rados a las tareas de la nueva economía, por su experiencia en la industria y el comercio. Era la reiteración de una política que tiende a la utilización de todos dentro del marco de la construcción socialista, pero libre de prejuicios estrechos. Resulta de un gran interés el seguir la carrera de aquellos que de los medios más miserables, ascienden a la cumbre del poder. Son el 19. De izquierda a derech a: Chou En-lai, el rey de Nepal, Mao Tse-tung, el pres ident e cubano Dorticos, Liu Chao-chi, presenciando el desfile del Primero de octubre de 1963. 20. Liu Chao-chi recibe a Edgar Faure. Novi embre 1963. «|
20
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China vence testimonio de la capacidad de todo un pueblo y, en el caso de la nueva China, dicha ascensión da un carácter de continuidad a la política que abre al mayor número posible de gentes las oportunidades más diversas. Así no es raro el encontrar en un puesto de responsabilidad, en una fábrica o en una comuna, al que tan sólo un par de años atrás era un obrero o un peón del campo. En eso el presente enlaza en cierto modo con el pasado. Es el caso de Chou Yuant-chang, proclamado emperador por el ejército que él había logrado reunir, y que pasa a ser el fundador de la nueva dinastía, la dinastía de los Ming. Libertador de su patria y libertador de Pekín, arrancado por él a la dominación de los mongoles, viene de abajo pero adquiere muy rápidamente el hábito de mandar. Al terminar con los mongoles, el enemigo ancestral, los emperadores Ming comienzan a familiarizarse con un nuevo adversario que, durante largo tiempo y con intervalos más o menos espaciados, prosigue su ambicioso sueño de apoderarse de China: el Japón. En la lucha contra el Japón se revelan igualmente las individuali dades fuertes. Venir de abajo y ganar preeminencia nacional no es pues un privilegio de la nueva China únicamente. Pero la diferencia reside en que en el pasado es uno entre millones el que tiene la oportuni dad de demostrar de lo que es capaz. Hoy son millones los que saliendo del fondo de la mina o de los arrozales pueden llegar a hacerse un destacado ingeniero o un agrónomo calificado, capaz de dirigir una empresa agrícola en vías de mecanización. La vida cultural se halla abierta a todos, y los millones de ejemplares que se imprimen de libros que hace únicamente veinte años no hubiesen tenido más que un número reducidísimo de lectores, atestiguan cómo ha ido ensanchándose pro digiosamente el ansia de saber. Si la vida cultural se ha hecho accesible a las masas, bajo el nuevo régimen multiplicándose en una cantidad cada vez mayor los casos que hemos señalado de profesionales e intelectuales salidos de las capas más humildes, los valores ya hechos no tienen por qué temer el empuje de la gente joven. Transmitido de generación a generación el respeto por el conocimiento y la experiencia de los que tienen detrás de sí una vida larga, la edad no es un obstáculo hoy en China para seguir trabajando, siempre que se prefiera una existencia interesante y activa al retiro tranquilo, asegurado, pero aburrido. Con sus ochenta y cinco años Siu Teh-li es miembro del Comité Central del Partido Comunista chino, y con un solo año menos Wou Yutchang, asume los puestos de miembro del mismo Comité Central, de presidente de la Comisión para la reforma de la escritura y de rector de la Universidad Popular de China. Tres ocupaciones como para no dejarle mucho tiempo libre. Mientras la vida física no se extinga y la lucidez mental perdure, un viejo intelectual chino no tendrá que enfrentarse con el problema de verse borrado como inservible de la lista de la gente activa. No se encontrará, como podría ocurrirle en los Estados Unidos, con algún 170
La vida cultural ejecutivo mediocre que incluso llegue a decir a un profesional de cuarenta años de edad, que ya es demasiado viejo. Junto a la atención prestada a las grandes artes, se mantiene una igual solicitud por las artes menores que se inscriben en la larga tradición del artesanado. La imprenta de la agencia de noticias Hsinhua y de los servicios de prensa y diversas publicaciones que en ella se imprimen, concede gran importancia al perfeccionamiento de la impresión en color. Es bien conocida en el extranjero la revista en inglés China Reconstructs, y una de género semejante aparece desde los últimos años en español. Sus portadas en colores han ido mejorando cada año. En 1962 la que más satisfizo al personal de talleres, según el cual los progresos realizados deben atribuirse al trabajo colectivo, fue una que contenía el retrato del eminente actor de la Opera de Pekín, Chou Hain-fang. La cooperación entre obreros impresores, retocadores, ingenieros de las fábricas de papel, técnicos de las fábricas de tintas, es muy estrecha. El Instituto de la Impresión, de Pekín, que entre otras tareas tiene la de coleccionar el mejor material sobre técnica de imprenta que existe en el extranjero y las revistas de fuera de mayor éxito en la presentación, está siempre a la disposición de los impresores que deseen consultar sus archivos o solicitar una opinión. Una de las caracte rísticas de la nueva China es la preferencia por lo colectivo, que asegura una colaboración fructifica entre las diversas ramas de la técnica. El arte del tallado de sellos se ha renovado y hoy se producen modernos sellos de bronce, de jade, de ágata, de marfil y de raiz de bambú. Es un artesanado de una tradición muy antigua. Los primeros sellos oficiales ap arecen bajo la dinastía Chou, hace 2 500 años, pero ganan en importancia en tiempos de las dinastías Chin y Jan, cuando comienzan a servir de cerificados. Su posesión imponía al funcionario encargado de su depósito una vigilancia extrema. Su extravío era sancionado, en el caso más benévolo, con la pérdida del cargo. El gusto por el sello tallado ha quedado y son muchos los chinos que hoy los encargan con su nombre grabado en ellos. Sirven para legalizar cartas, documentos y contratos. Los hay de las formas más variadas imagi nables; una de ellas una hoja de sauce, de diversos tamaños, aunque nunca tan grandes como los de los emperadores feudales, que cabe admirar en los museos, sellos de jade, y de un peso de hasta más de tres kilos cada uno. Para los de piedra hoy se prefiere la piedra de Chingtien de la provincia de Chechiang, de un grano fino y suave. Los grabadores de sellos como los calígrafos forman parte de la vida cultural china, que de siglo a siglo se impone como una parte de la razón esencial de ser de un gran pueblo, capaz de resistirlo todo menos la vulgaridad.
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China y África
capítulo
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China y África
Del interés de China por los países africanos da una idea la amplitud de las tareas asignadas a la nueva Sociedad Asiáticoafricana que viene a unirse a otros dos organismos similares existentes desde hace ya algunos años, el Comité de Solidaridad Afroasiático y la Sociedad por la Amistad Chinoafricana. La nueva organización se ha asignado como objetivo principal el alentar a los sabios y expertos científicos chinos a familiarizarse con los problemas africanos, o a perfeccionar su conocimiento de África y del resto de Asia. Tiene a su cargo todo lo relacionado con los intercambios culturales, extendidos a todos los dominios de la ciencia y de la técnica, de la filología, la filosofía, la historia, la literatura, el arte y la religión. Segu ramente la Sociedad no tardará en fundar en Pekín una universidad para estudiantes africanos y asiáticos, del tipo de la universidad Patricio Lumumba de Moscú, con cuyos estudiantes, entre los que se encon traban latinoamericanos, pasamos una velada muy agradable durante nuestra estancia en la capital soviética. Entretanto numerosos estudiantes africanos y de otros países asiá ticos se hallan hoy repartidos en las universidades chinas. El presidente de la nueva Sociedad Asiáticoafricana es un antiguo colaborador muy cercano del presidente Mao, Chou Yang. Hasta 1955 fue viceministro para los asuntos culturales. De los cuatro vicepresi dentes, tres pertenecen a los partidos democráticos y se han distinguido en el estudio de cuestiones africanas y asiáticas. Su cuerpo de profe sores y consejeros incluye los nombres más prestigiosos de la intelectulidad china, y el hecho de que algunos de ellos no pertenezcan a ningún partido demuestra que el nuevo organismo tiene en cuenta la variedad de sistemas políticos y de corrientes filosóficas y religiosas de los países con los cuales se desea establecer los lazos más estrechos posibles. Eso en el terreno cultural. En el campo de los intercambios comer ciales la República Popular ha sentado las bases de una cooperación llamada a desarrollarse considerablemente en los próximos años. En 1959 un primer acuerdo comercial fue concluido entre China y Marruecos. Preveía para el periodo de I de octubre de 1959 a 30 de septiembre de 1960, 57 millones de dirhams de cambios de productos o
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en ambas direcciones. Desde entonces dicho acuerdo ha sido renovado dos veces. Con Guinea, China concertó dos acuerdos, uno comercial y otro de cooperación económica y técnica, ambos firmados en 1960 con ocasión del viaje del presidente Sékou Touré a Pekín. Valedero por cinco años, el comercial preveía intercambios anuales por 1 200 millones de francos guiñéanos. Guinea debía exportar a China, café, diamantes industriales, aceite de palma y otros productos. Como contrapartida importar de China, arroz, tejidos, maquinaria agrícola, artículos de oficina, produc tos farmacéuticos y otros. La firma de los acuerdos entre Ghana y China coincidiendo con la visita de Nkrumah a China, que tuvo lugar mientras nosotros estábamos allí, debía cubrir un intercambio de productos que se elevaría en el primer año a ocho millones de libras esterlinas. Para facilitar el comercio entre ambos países, Pekín ofreció al gobierno de Accra un préstamo sin interés por valor de siete millones de libras, pagadero en diez anualidades a partir de 1971. Con Mali el acuerdo comercial va acompañado de la cooperación económica y técnica. Una misión china se desplazó a Bamako para estudiar la posiblidad de implantar el cultivo del té y de la caña de azúcar en la región de Sikasso. Una misión comercial y técnica análoga era esperada en Argelia en el momento en que escribimos. Estos son unos pocos ejemplos de un comienzo de cooperación económica y técnica entre China y los países africanos. Igual que con el enfoque de la cuestión china en sí misma, tal como ha sido expuesto en estas páginas, lo que yo trato no es sólo presentar la situación presente sino intentar de ver claro en el futuro. Sin caer ni en la lite ratura, ni en el fanatismo, ni en la especulación fácil al estilo del perio dismo de predicciones y anticipaciones. Penetrar profunda y seriamente en el sentido de los hechos actuales para, sobre la base de ellos, señalar hacia donde van las cosas. Visto así, es a mi juicio secundario el que parezca muy pequeño el volumen de los acuerdos comerciales y técnicos concluidos hasta hoy entre China y ciertos países africanos y asiáticos, o incluso el que siendo tan modestos no hayan podido cumplirse enteramente, bien a causa de la momentánea situación económica china, o de la situación de los otros países signatarios. Lo importante es que China tenga, como tiene, una política africana bien pensada, que combina lo que pueda ser hecho hoy con lo que se pueda hacer dentro de diez años, y basada sobre la realidad incuestionable de la gran atracción que ejerce sobre los países subdesarrolladps. Los métodos del Fondo de Inversiones para el Desarrollo Econó mico y Social (Fides), que ilustra la manera de ver el problema de África por el Occidente, se han evidenciado inadecuados. Se resiente de un mal cálculo en la política de inversiones sociales, frecuentemente 173
China vence inútiles en lo que se refiere a los gastos de infraestructura; otra veces empleadas en proyectos espectaculares; otras constituyendo una prolon gación más o menos disimulada de la dominación colonial, con el simple traspaso de las zonas de influencia de unos países a otros. China tiene otras cosas más prácticas que ofrecer a esos países. Lo han comprobado sobre el terreno las numerosas delegaciones afri canas que encontrábamos en Pekín y en provincias. Cualesquiera que sean sus ocupaciones, Mao Tse-tung halla tiempo para recibir a estas delegaciones que salían de la entrevista grandemente impresionadas. Más de una vez al solicitar su consejo —porque él despliega siempre un gran tacto para no aparecer como que pretende ganarlos al punto de vista chino—, los visitantes quedaron impresionados, y así me lo dijeron, por la ponderación de sus observaciones. En lugar de recomendar lo que podría llamarse un programa maximalista, intransigente y poco realista, aventurero, cayendo en el radicalismo extremista, Mao Tse-tung ponía el acento en la necesidad de un esfuerzo gradual, paciente, y ajustado a las condiciones de cada país. Para algunos de estos delegados no familiarizados con la manera china, de armonización de la firmeza en la doctrina con la flexibilidad en su aplicación, el oirle hablar así era una sorpresa. De estas entrevistas, las que tuvieron más publicidad fueron las de los meses de mayo y junio de 1960, celebradas en Tsinan, Chengchovv, Wujan y Shangai, acerca de las cuales se ha publicado un pequeño libro. Pero de entonces acá ha habido otras con ocasión de la llegada de nuevas delegaciones, o del planteamiento de nuevos problemas. En los banquetes ofrecidos por el Estado en honor de los presi dentes Sékou Touré y Nkrumah y del entonces primer ministro arge lino Ferhat Abbas, lo mismo que en ciertas recepciones como la dada en la Embajada del Congo el día de la fiesta nacional congolesa, 29 de junio de 1961, el preside nte de la Repú blica, Liu Shao-chi o el prime r ministro Chou En-lai y otras veces Liao Cheng-chih, presidente del Comité Chino de Solidaridad Asiáticoafricana, y Liu Chang-sheng, presi dente de la Asociación por la amistad del pueblo chino y los pueblos africanos, aprovecharon la oportunidad para formular, y reiterar, una política china con África libre de oportunismo. Recibiendo el 28 de abril de 1961, en Hangchow, a un grupo de dirigentes africanos, entre ellos Abdoulaye Diallo, secretario general de la Conferencia Panafricana de los Pueblos, Bengaly, del Comité direc tivo del Partido Democrático de Guinea, Carrere, del Senegal, MowokHanda, de Kenya, y otros. Mao Tse-tung expresó su seguridad en el porvenir de África. El momento histórico —dijo Mao— favorece a los pueblos africanos. Su victoria puede ser asegurada y mantenida frente a todas las tentativas del viejo colonialismo para volver a dominar bajo otra forma distinta (neocolonialismo), extendiendo lo más posible la base de la revolución nacional. Reuniendo a todos los que sea posible reunir, obreros, campesinos, intelectuales, masas revoluciona174
China y África rias, burguesía nacional, pequeña burguesía, elementos patrióticos que hayan estado contra el imperialismo, y siguiendo una línea política clara y decidida. Mao Tse-tung aprovechó esa entrevista para declarar que el pueblo chino estaba enteramente al lado de Cuba, y lo estaría siempre. En el banquete dado en honor del presidente Kwame Nkrumah, de Ghana, el 14 de agosto de 1961, el presidente de la República, Liu Shao-chi, insistió en que uno de los grandes acontecimientos del siglo era el despertar de los pueblos africanos. La respuesta y la solución a las tentativas de reemplazar la antigua dominación colonial por otras modalidades de dominación, se halla —dijo— en la unidad africana. El movimiento hacia la unidad de los pueblos de África, de las nuevas naciones independientes, es seguido en China con la más profunda simpatía y la más grande esperanza. Hablando en la citada recepción de la Embajada del Congo, el primer ministro Chou En-lai, denunció la política de las grandes poten cias occidentales en ese país. Insistió en que todas las fuerzas coloniales debieran abandonarlo y exaltó la figura de Lumumba. "Aunque China y el Congo se hallen separados por grandes océanos y millares de millas —dijo Chou En-lai—, la lucha común contra el imperialismo y el colonialismo ha unido a nuestros pueblos y el pueblo chino está con el pueblo del Congo." Fui testigo en China de este interés por África, consecuencia de la convicción por parte de los dirigentes chinos de que era superficial e incorrecta la impresión que se tenía sobre la supuesta incapacidad que para resolver sus problemas nacionales mostraban los nuevos países africanos. De que el África independiente encontraría su camino y que el deber de los países socialistas era acudir en ayuda de los países africanos, les gustase a las grandes potencias, o no. Esta política de gran envergadura de China con relación á África suscitaba una respuesta calurosa de los países africanos, según pude comprobar al hablar, en Pekín, con numerosos africanos. De su interés en conservar y agrandar su amistad con China, tuve una nueva prueba al asistir, en noviembre de 1962, cuando me encontraba en Nueva York siguiendo como informador los trabajos de la Asamblea General de las Naciones Unidas, a una maniobra de ciertas delegaciones occidentales encaminada a "hacer voltear" al grupo afroasiático de las Naciones Unidas contra China a propósito de su conflicto con la India. Esa maniobra fracasó. Hubo más. Apenas dio principio —un par de días antes de anunciar China el alto el fuego— una reunión del grupo afroasiático de la ONU, un delegado africano se levantó para decir que la India no podía estar presente en la sesión del grupo puesto que China, por no ser miembro de las Naciones Unidas, no podía ser oída. Resultado, que el delegado indio se retiró, declarando no serle posible permanecer allí donde su derecho a participar en la discusión era discutido aunque no fuese más que por un solo miembro del grupo. 175
China vence Naturalmente, esa resistencia de los países africanos a dejarse conquistar para cooperar a la campaña desencadenada por los Estados Unidos y otras potencias occidentales contra la China Popular, tanto en la sala de la Asamblea como en los pasillos de las Naciones Unidas, bajo el pretexto de acudir en ayuda de la India, se fortaleció al anunciar Pekín la tregua comenzando a retirar sus tropas, en un momento en que estaban avanzando sin que las fuerzas indias pudiesen contenerlas "Después de todo —se oía decir a los delegados africanos de mayor influencia en el grupo afroasiático— es China la victoriosa y la que retira sus tropas y ofrece negociar. ¿Qué más quiere la India?" Y entre los delegados circulaba una carta recibida por uno de ellos de un extranjero residente en Pekín, en la que se decía que el gobierno chino no se había cansado de proponer a la India el entrar rápidamente en negociaciones sobre la cuestión de los límites, origen del conflicto sinoindio, y que sólo cuando el gobierno de la Nueva-Delhi ordenó el 12 de octubre a las tropas indias que desalojaran a los chinos de las zonas disputadas, pasaron las tropas chinas a la acción. Entre esos mismos delegados había causado una fuerte impresión una carta publicada por el New York Times (11 de noviembre de 1962) y firmada por dos chinos destacados del campo opuesto, es decir adversarios políticos del gobierno de Pekín, Li Tsung-jen y Chang Hsinhai, respectivamente el primero "antiguo presidente en ejercicio de la República de China" y el segundo un diplomático chino actualmente profesor del Colegio Fairleigh Dickinson Es decir "dos chinos de Formosa", y por consiguiente imposible de ser tachados de comunistas en los Estados Unidos, donde ven comunistas por todas partes. Los firmantes, después de realzar "lo sensato y razonable" de cualquier intento "para limitar el conflicto en lugar de extenderlo" —una alusión discreta a los manejos americanos contra China que iban a culminar después en el envío a Nueva-Delhi de "una fuerza de consejeros" encabezada por una de las personas más hostiles a la China Popular, Averell Harriman—, afirmaban que "ningún chino, indepen dientemente de sus opiniones políticas, podría jamás aceptar la validez de la llamada línea McMahon" en la que la India basaba sus reclama ciones. Y continuaba: "El gobierno de Taiwan (Formosa) ha expresado en su declaración del 30 de octubre de 1962, el sentimiento de todos los chinos. Aunque vehementemente opuesto al comunismo, en este punto coincide con el criterio sostenido por el gobierno comunista chino. La llamada línea McMahon fue unilateralmente reclamada por los británicos durante su dominio sobre la India. El gobierno de la República de China nunca ha aceptado esa línea de demarcación. Apenas necesitamos decir que hasta que esa cuestión sera resuelta siempre existirá una fricción entre la India y su vecino del norte, lo mismo si este vecino es gobernado por los comunistas que por cualquier otro gobierno chino." 176
China y África Los delegados africanos se sintieron fuertemente impresionados por esta total unidad de criterio chino que en el caso que se trataba iba de Mao Tse-tung a Chiang Kai-shek. El satisfactorio tratado sobre límites fronterizos firmado por China, con Nepal, el hecho de que en plenas hostilidades el pequeño Bhutan se sintiese tranquilo y sin temor a que los chinos, por convenien cias estratégicas, invadiesen su territorio, contribuían a que los países asiáticoafricanos de la ONU insistiesen cerca de la India para que aceptase la proposición del gobierno de Pekín. En el comedor del Hotel Pekín veíamos todos los días el año pasado a los diplomáticos nepaleses. Su mesa fue aumentando en comensales a medida que se acercaba el 5 de octubre, fecha del primer aniversario de la firma del tratado de fronteras. Con motivo de la recepción dada por el embajador nepalés, Kaiser Bahadur, el viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores chino, Chen Yi, declaró que la solución del problema de límites entre los dos países, no sólo había sido una buena cosa para ambos, sino que había demostrado que "por complicada que aparezca una diferencia de ese género, puede ser resuelta con un espíritu de igualdad y en beneficio recíproco, siempre que las dos partes se hallen animadas por el mismo deseo de llegar a un acuerdo". Finalmente y para los archivos del mañana, en el editorial del New York Times de 28 de noviembre de 1962, comentando la propuesta china de tregua en el conflicto con la India, podía leerse: "Es muy improbable que los chinos hagan jamás una proposición tan generosa a menos que sufriesen una gran derrota militar." Si en Pekín, al hablar con los delegados africanos quedaba uno impresionado, los relatos de las personalidades y delegaciones chinas que regresaban a su país de visitar África, exaltaban la cordialidad con que habían sido recibidos. Una delegación que había estado en Mali contaba cómo dirigentes del interior del país habían hecho una veintena de kilómetros a caballo para venir a su encuentro. Otra que regresaba de Guinea había sido despedida con estas palabras: "Cuando el pueblo guineano tiene 650 millones de amigos chinos ¿qué representan los imperialistas?". Las demás naciones que se disputan la amistad de África y la asociación y cooperación con los jóvenes Estados independientes van a encontrar en la nueva China un competidor de primera clase. Recuerdo lo que me dijo uno de los delegados africanos que encontré en China: "En África la idea-fuerza es la idea china. Los Estados Unidos, la Unión Soviética, son ejemplos que no están al alcance de nuestros medios. China sí. Aquí aprendemos cómo puede avanzarse con lo poco que se tenga, cómo se sale de los apuros más grandes. Entre los inte lectuales progresistas de África, como probablemente entre los de América latina, por lo que yo he podido apreciar al hablar con ellos, el modelo chino es el que se impone: el ritmo acelerado de su desa177
China vence rrollo en el campo, como en la industria; la movilización masiva del pueblo para el logro de objetivos concretos; la adhesión popular entusiasta a la línea política marcada por sus dirigentes. Y natural mente, en contraste con los Estados Unidos, el trato que se da aquí a las minorías nacionales, la ausencia total de discriminación racial." El trato dado a las minorías nacionales atrae como es natural a los otros países asiáticos. En el Palacio de las Nacionalidades de Pekín reuní sobre ese tema una documentación muy extensa, interesante además para un español con una posición constructiva frente al pro blema del federalismo, por distintas que sean las circunstancias. En la cuestión de las minorías nacionales también fue Mao Tse-tung el que insistió desde el comienzo de las luchas revolucionarias en que la nacionalidad han, la mayoritaria en China, debía constituir el centro de una política común e igualitaria para con las minorías, en la que ninguna de ellas quedase ignorada. Uno de los servicios rendidos por el gobierno central a las minorías nacionales, que oímos elogiar a los estudiantes de esas minorías que siguen cursos en Pekín hasta graduarse en las distintas disciplinas, es el de haberlas ayudado a reconstruir su lengua haciendo de ella un instrumento adecuado para la plena expresión y asegurando el acceso a la enseñanza, incluida la enseñanza superior, a masas ante riormente desprovistas de un tan indispensable instrumento de cultura. El esfuerzo ha sido considerable si se tiene en cuenta que la mitad de las cincuenta minorías nacionales que existían en el país no poseían en el momento de la liberación un idioma escrito. La igualdad en el trato de las diferentes minorías, independien temente de su volumen y de la extensión del área en que residan, se encuentra proclamada en la Constitución de la República Popular de China. Una serie de leyes complementarias atiende los distintos aspec tos de su desarrollo, quedando cada una de las minorías dueñas de decidir sobre sus problemas particulares. Si todas ellas juntas no componen sino el seis por ciento de la población total de China, la ley electoral les concede una amplia representación en el órgano supremo del Estado. De los 1 226 diputados de que consta h oy el Congreso Nacional del Pueblo, 1 7 9 , es decir un 14,6 por ciento son diputados de las minorías nacionales. Es el trato comprensivo e inteligente para con estas minorías ansiosas de conservar sus personalidad y sus costumbres, lo que las ha unido tan estrechamente a la nueva China. Es lo que explica el empeño que ponen lo mismo en el desarrollo de su economía que en el logro de sus manifestaciones culturales y artísticas, con sus veladas en el Palacio de las Nacionalidades de Pekín que era uno de nuestros teatros favoritos. Y esa alegría con que desfilan, ante la tribuna pre.údencial, maravillosas en sus vestidos típicos y sus danzas, los grandes días del primero de mayo y de primero de octubre. Tómese el caso del Sinkiang, una de las tierras de la gran pro178
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mesa china. De sus 4 870 000 habitantes, las múltiples nacionalidades constituyen un fuerte contingente. La más numerosa es la de los ouigurs, concentrados principalmente en el sur, donde componen el 74 por ciento de la población. Todas las minorías trabajando en la mayor armonía y en posesión de una rica experiencia secular, han modernizado las obras hidráulicas, han construido otras nuevas y han extendido así considerablemente la superficie de la tierra cultivada. Allí, lo mismo que a todas las regiones con minorías nacionales, fueron también en los últimos años expediciones de filólogos y peda gogos enviados por la Academia de Ciencias de China y el Instituto Central de las Nacionalidades, a ayudar a resolver los complejos pro blemas de la fonética y los dialectos. No teniendo materialmente tiempo para visitar el Tibet, pero dado el argumentar interminable alrededor de la cuestión tibetana con la lanza dirigida contra China, lo mismo en el seno de las Naciones Unidas que fuera de ellas, quise documentarme a través de una inter view que hice, en su residencia de la Casa de la Paz, en Pekín, a la conocida escritora americana Anna Louise Strong, que había estado en el Tibet y que tenía mucho que contar. Fue al Tibet con un grupo de diecinueve corresponsales, escritores, gente de la radio y la televisión. La señora Strong tenía entonces setenta y tres años y los doce mil pies de altitud de Lhasa, la capital del Tibet, por no mencionar el vuelo a 21 00 0 pies sobre el llamado "tejado del mundo", hubiesen desanimado a otro periodista menos juvenil de temp eram ento y menos apasi onad o por el afán de estudia r las cosas sobre el propio lugar. Voy a dar aquí una impresión muy condensada de nuestra conversa ción. El grupo de corresponsales fue recibido al descenso del avión en Lhasa, con este saludo: "Un millón de siervos se han puesto de pie. Están enterrando el viejo sistema de servidumbre y construyendo un nuevo Tibet." ¿Qué clase de sistema de servidumbre era aquel? Citemos algunos ejemplos: Los siervos trabajaban para el señor todas las horas del día y todos los días del año. Por ese trabajo el señor les daba cincuenta libras de harina de cebada al mes por cabeza, y alguna cantidad de grano más al año, para comprar ropa y, eventualmente, un par de zapatos. Ningún pago en metálico, pero en camio, una sierva tenía que procurarse, para ofrendarlas al amo si solicitaba de él el permiso para casarse, una moneda y una "hata", banda de ceremonial. Como el grano que recibían en pago de su trabajo no daba para todo eso, pues a la moneda y al chai había que agregar tabaco y té, arrendaban para poder casarse un trozo de tierra aparte y trabajaban todavía horas extraordinarias en cultivarla, a fin de reunir algo con que adquirir la condescendiente autorización del señor. Un hombre tenía que tener su amo. De lo contrario era considerado "fuera de la ley". 179
China vence El azote se hallaba a la orden del día. Una muchacha era azotada si el viento se llevaba un pañuelo de la ropa tendida. Un hombre era azotado si no había podido pagar al amo sus deudas; eran las "deudas feudales". Cuando después de la Liberación, protegidos por el nuevo régimen, los siervos se sintieron libres para hablar, se oyeron ante los comités de investigación acusaciones como éstas: "Nueve de mi familia fueron perseguidos por él (por el amo), perseguidos a muerte en el espacio de dos años. Teníamos doscientas ovejas y más de diez cabezas de ganado mayor. "Y señalando al amo .exclamaban: "De todo eso os apoderasteis en un solo día. Cuando mi viejo padre protestó, le hicisteis dar ocho cientos azotes, de lo que murió. Toda mi familia fue destruida y toda su propiedad la confiscasteis, y yo fui arrojado a la carretera para ser un mendigo." "Pero —nos dice la señora Strang— incluso aquellos campesinos que habían sido tratados de esa manera, no pedían la muerte del amo. Su petición más corriente, gritada al rostro de los que habían matado a sus familiares, o les había impuesto una existencia miserable, era: " ¡Confesad! ¡Arrepentiros! ¡Destruid los docum entos del v iejo poder! ¡Destruid los instrumentos de tortura!" Los instrumentos de tortura, comprendidas las jaulas en las que eran encerrados los presos, los había visto yo en el Museo del Palacio de las Nacionalidades. Estos "meetings de acusación" presenciados por el grupo de corres ponsales, formaban parte del programa de reformas democráticas puesto en ejecución por las autoridades chinas en colaboración con las nuevas autoridades tibetanas. La señora Strong nos describió la visita al Palacio Pótala, residencia del Dalai Lama antes de su partida para la India en el curso de la rebelión que iba a ser desde entonces el tema de las discusiones, año tras año, en las Naciones Unidas —donde dicho sea de pasada y pese al voluminoso documental presentado por la oposición antifranquista española, nunca ha sido posible la apertura de un debate sobre la represión en España. Del Dalai Lama, convertido desde su estancia en la India en un constante denunciador de las 'atrocidades comunistas chinas en el Tibet", la escritora norteamericana no hace sino recordarnos su Himno a Mao Tse-tung, escrito naturalmente antes de su partida. Un himno, en efecto, en el que el Dalai Lama compara a Mao con Brahma, creador del mundo. La pregunto sobre los monasterios. Principalmente sobre el más conocido de todos fuera del Tibet, el del Drepung. "Drepung — nos contesta— era un estado feudal dentro de un estado feudal." Cada año, en las tres semanas del Gran Festival de la Oración, los "Lamas de hierro" imponían los impuestos y las multas que se les antojaba; una de las fuentes seguras de saneamiento del 180
China y África Tesoro. Para hacerse una idea del poderío de este monasterio en el pasado, baste recordar que los emperadores chinos creyeron prudente limitar el número de sus monjes a 7 700. Pero entretanto habían aumen tado a 9 o 10 000, para descender a una cifra un poco inferior después." Como propietario de siervos, Drepung había poseído 185 residen cias señor iales con una poblaci ón de 25 000 siervos y 300 grandes extensio nes de pastoreo con 16 000 hombres para las labores. No es, pues, sorprendente que Drepung se rebelase cuando fue decidido que los monasterios, en vez de quedar por encima de la ley, tendrían que acatarla. El gobierno de Pekín había procurado no violentar las cosas en el Tibet y trabajar de acuerdo con el Dalai Lama, que había visitado en 1957 la capital china, cuando yo me encontraba allí, y se había entrevistado con Mao Tse-tung. Pero la perspectiva de la extensión un día inevitable de la reforma agraria al Tibet, precipitó la rebelión. Los delegados a las Naciones Unidas son libres de creer lo que se les cuente allí sobre la vida bucólica en el Tibet antes de la revolu ción china, pero deberían también procurar informarse de lo que piensa sobre ello la juventud tibetana que encontramos en las univer sidades chinas y el Panchen Erdeni, segundo en jerarquía cuando el Dalai Lama estaba en el Tibet y hoy jefe supremo tibetano, al que encontramos en nuestra última visita en dos banquetes oficiales, cubierto con su sombrero y vestido al estilo del país.
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En uno de esos banquetes oficiales a los que tuvimos el honor de ser invitados, se vio desplazarse de la presidencia, terminada la cena, al primer ministro Chou En-lai y dirigirse a la mesa en que estábamos mi mujer y yo con amigos chinos. Venía a beber con nosotros por la liberación de España. Ese solo gesto resume la posición del gobierno de la República Popular y del pueblo chino en relación con la lucha que sostiene el pueblo español para poner fin al infamante y prolongado periodo de dictadura fascista. Una dictadura de tipo retrasado, corrompida, carente de dignidad nacional y mantenida sobre el pueblo de España en parte gracias a la ayuda, directa e indirecta, prestada a un gobierno altamente impopular, por potencias de una arrogante pretensión ideológica, pues nada menos que se adjudican a sí mismas, en compañía del dictador español, la defensa del "mundo libre". Días antes había sido yo recibido por el viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores, Chen Yi. El drama español es tal que, quien se sienta plenamente envuelto en él y lo viva con intensidad, habrá renunciado ya hace tiempo, si alguna vez fue tentado por ellas, a las vanidades de la representación. Pero, no era yo personalmente, sino la causa a cuyo servicio estoy, la que recibía en aquella audencia el reconocimiento de una nación poderosa y que, cuando ofrece solida ridad es porque está decidida a practicarla, independientemente del curso que tome la coyuntura internacional. Naturalmente, salí de mi entrevista con el mariscal Chen Yi dis puesto por mi parte a no darle publicidad alguna, ni en los periódicos a los que enviaba información de China. Pero, a la mañana siguiente la prensa de Pekín publicaba la noticia de la entrevista, dada por el Ministerio de Asuntos Exteriores, con la fotografía del ministro despi diéndonos, bien elocuente como manifestación de simpatía y apoyo a la causa del pueblo español. La palabra "liberación" suena en China con una fuerza especial realzada por años de esfuerzos y jornadas de victoria. Al ser unida a la palabra "España" adquiere una transcendencia que yo quisiera dejar establecida aquí en los términos en que puede ser hecho hoy. Para China la solidaridad con el pueblo español en su lucha de liberación, ha pasado a ser parte de su política. No me refiero única182
mente a un periodo anterior. Conocido es cómo la resistencia china oponiéndose a la invasión y a la ocupación japonesa, incorporó a sus canciones del trente, la canción Madrid. El Madrid que habíamos querido defender incluso después de la caída de Cataluña, se había convertido para los combatientes chinos en un ejemplo inspirador de la política de resistencia. Es igualmente sabido que las unidades chinas eran denominadas frecuentemente con nombre español, "guerrillas", y que en los frentes, bajo el fuego de la aviación japonesa, se gritaba: "¡Resistamos como los españoles!" Todo eso es emocionante e inolvidable. Pero, hay que poner el acento en la actualidad de esa corriente de estima y valoración política. Es la lucha en España, la lucha de hoy, la que encuentra en China una aliada consecuente y leal. La solidaridad del pueblo chino para con el pueblo español, y que no por ser muy comprensible vinendo de él, no es menos profundamente agradecida, se completa con la visión política que tiene sobre nuestra lucha una dirección con un sentido muy fino de la realidad internacional. Es la visión justa de que en la situación creada por la contienda entablada a la escala mundial entre las fuerzas progresistas y las fuerzas de la reacción como consecuencia del avance del socialismo y del pánico que ese avance infunde, España adquiere una importancia particular. Que es el país en el cual puede lanzarse un reto efectivo a la ofensiva mundial reaccionaria sostenida —en el ambiente de ese miedo que inspira la marcha hacia adelante del socialismo— por naciones que se juzgan a sí mismas la quinta esencia del liberalismo, pero cuyas preocupaciones estratégicas las llevan a saludar en un Francisco Franco a su compañero de armas. Un reto efectivo al asalto combinado de neofascistas y de "liberales"; efectivo porque España cuenta con un pueblo dispuesto a luchar. Es saber comprender que la sacudida que supondrá el aplasta miento de la dictadura franquista habrá de registrarse lo mismo en el país europeo más cercano, que en Buenos Aires. Y que vendrá en todas partes a fortalecer las fuerzas populares opuestas a una política de dominación que trata de detener la marcha del tiempo, la acción de la ley de la historia, cuya expresión más brutal tuvo lugar en 1962, al decidir los Estados Unidos "que el éxito de la revolución cubana no podía ser tolerado", pues ello significaba el que escapase para siempre a la influencia norteamericana toda la América Latina. Porque el problema de España y sus repercusiones mundiales se ve en Pekín con toda claridad, es por lo que las huelgas españolas de la primavera de 1962 fueron acogidas en toda China con tales manifesta ciones de entusiasmo. En las universidades, en las fábricas, en las comunas, se aprobaron por millares resoluciones aclamando a los mineros de Asturias y del resto de España, a los metalúrgicos del país vasco, a los obreros de Cataluña y de Madrid. Por parte de la Agencia china de noticias, cuyo boletín en inglés sigo recibiendo, se prestó a las huelgas una atención sostenida durante semanas. 183
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Aparte de las manifestaciones oficiales a que me he referido, pude apreci ar el interé s del pueb lo chino por todo cua nto se relacion a con la lucha actual del pueblo español. Si las conferencias que yo daba en el Instituto de Asuntos Exteriores reunían a un auditorio extraordina riam ente bien info rmad o, la que, por delicada iniciativa del Inst ituto , d i s o b r e E s p a ñ a — y e s t a v ez e n e s p a ñ o l , c o n u n e x c e l e n t e t r a d u c t o r c h i n o — a t r a j o a u n p ú b l i c o n u m e r o s o , q u e a l fi n a l c o m p e t í a e n h a c e r m e pre gun tas que mos tra ba n con qué asiduid ad seguía los acont ecimi ento s españoles. En las visitas al Mueso Militar de la Revolución China, de Pekín, y al de la Resi sten cia, de Shang ai, era evid ente la asocia ción en el pensamiento de los oficiales del ejército y de los participantes en las c a m p a ñ a s r e v o l u c i o n a r i a s q u e n o s d a b a n e x p l i c a c i o n e s a n t e l as f o to grafías, gráficos y documentos, de las dos luchas, la de China y la de España. En la impos ibilidad , por limitaciones de espacio, de rep rod ucir aqu í si no todas la ma yo r pa rt e de las not as que fui toma nd o en el cur so de esas visitas, deseo al men os decir algo de la conver sac ión que sostuve con uno de los jefes de la resistencia. Tuvo lugar en el Palacio de la Cultura de los obreros de Shangai, desp ués de haber recor rido las salas llenas de fotografías de demos tra cione s en las calles, de luc has en los alr ede dor es de las fábr icas , revela doras de la intensa compenetración y cooperación entre el movimiento obrero y el movimiento estudiantil.
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a s e r l l e v a d a s a d e l a n t e . P o n i e n d o e l é n f a s i s s o b r e l a i m p o r t a n c i a de una acción que ciertos dirigentes pueden de sde ñar por pequ eña y po r suponerla con pocas posibilidades de tener un resultado práctico. El pen sam ient o estratégico y revolu cionari o de Mao, conde nsa do en esta frase , títu lo hoy de un o de sus folletos trad uci do s al esp año l: "U na sola chispa puede incendiar toda la pradera." Bas tant e avanzada ya la noche del pri mer o de octubr e, fiesta del aniversario de la proclamación de la República Popular, en la terraza presid encial en la que unos arti stas de la Opera ponía n térmi no al pro gr ama de espectá culos, justa men te a nues tro lado, abriós e pas o a un ilustre visitante. Se colocó delante una silla. Detrás fueron reagrupadas otras rápidamente para que tomasen asiento sus aco mpa ñan tes chinos y las per son as de su séquit o. Era la Reina Elizabeth de Bélgica. Llevaba algunos días en Pekín y se disponía a visitar otras ciudades. Al final de una jornada bien colmada, pues por la mañana la habíamos apercibido presenciando el gra n desfile, no se no ta ba n sus och ent a y seis años . Se nos presen tó la grata oport uni dad de agradecerl e su adhe sión a la campaña en favor de la amnistía de los presos políticos españoles. Se mostró muy interesada por su situación y la de sus familiares. Otro recuerdo, en el recuerdo de España en China.
De ese diri gen te ob re ro fue de qui en esc uch é un o de los relat os más impre sion ante s y demostr ativo s de cóm o la falta de medios pued e ser compe nsa da en la lucha revolu cionar ia por la posesión de una línea política clara y con una dirección decid ida. De cómo se p ued e comen zar a lucha r con tra un régimen que parece irrom pibl e e infin itamen te superior que las fuerzas propias por sus contingentes de represión, por sus recu rsos , por el despliegue de vigilancia policíaca, media nte la utilización de la labor de zapa, de división y desmoralización, atac and o en un lugar bien elegido, amplia ndo la acción llevándola a o t r o t e r r e n o , c o m b i n a n d o l a h u e l g a y l a s p r o t e s t a s d e la s m a s a s c o n t r a el encar ecimi ento o la falta de víveres, alter nand o los golpes audace s con las pausas aprovechadas para reorganizarse y principiar de nuevo. La ayuda de la reacción exterior al régimen opresor no faltaba en China. Mi interlocutor evoca la presencia de cincuenta barcos de guerra ancla dos en Shang ai. Form aba parte de la táctica de intimi dación : convencer a los obreros y estudiantes chinos de la esterilidad de su esfuerzo apenas armados, sin dinero, a la busca de una imprenta que se arriesgase a tirar una octavilla invitand o a decla rar una huelga. Nos lleva ante un manuscrito de Mao Tse-tung. Recomienda a los comb atie ntes de la localidad: "Lucha r, fracasar, volver a luchar, volver a fracasar de nuevo, volver a luchar hasta la victoria". Sugerencias de tipo práctico so bre la mane ra de escoger bien las acciones qu e van
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Al cabo de un año de venir multiplicándose en la prensa occidental las informaciones que presentaban a China debatiéndose en medio de una crisis sin posibilidades de mejora, el discurso del primer ministro Chou En-lai con ocasión de la fiesta nacional de primero de octubre, era aguardado con especial interés. Su autoridad internacional es grande, e incluso en las cancillerías peor predispuestas hacia la China Popular se le tiene por un estadista de primer rango. Su estilo es elevado y exento de arrogancia. Hablando con él da la impresión de poseer un equilibrio bien conseguido y un valor político e intelectual que le lleva a llamar las cosas por su nombre. Frente a una situación difícil él es el primero en proclamarlo. Pero es el último en perder la confianza en la capacidad de su país para remontar los obstáculos. "Con las tres banderas rojas siempre en alto —comienza su dis curso pronunciado el 30 de septiembre de 1962— el pueblo chino avanza valientemente y con plena seguridad en la practicabilidad de los objetivos que se ha fijado a sí mismo. Los reajustes en la economía nacional han producido notables resultados. Las condiciones de la economía nacional en su conjunto han mejorado desde 1960, y esa mejora se ha mantenido de año en año. Contrariamente a los cálculos de los imperialistas, de los reaccionarios de varios países y de los revisionistas modernos, el pueblo chino no se ha hecho más débil sino más fuerte." El primer ministro analiza lo realizado en trece años de nuevo régimen. Y pone en primer término dos realizaciones a su juicio fun damentales: la revolución socialista y la construcción socialista. "El sistema socialista —dice Chou En-lai— ha quedado decididamente esta bleado en China. Se ha creado una base preliminar pero sólida sobre la cual asentar una economía nacional vasta, moderna e indepen diente. Si se compara la situación de hoy con la de hace trece años, puede afirmarse que un cambio, del carácter de una gran sacudida terrestre, ha tenido lugar en China." "Es —continúa el primer ministro— el resultado del esfuerzo extremo del pueblo chino bajo la guía de las tres banderas rojas, de la línea general del Partido, el gran salto adelante y las comunas populares." Nótese que el gran salto adelante y las comunas populares continúan figurando en el primer lugar de la política del gobierno. 186
Habla de las dificultades encontradas en los últimos años. "Como con otras causas revolucionarias, el trabajo de construcción socialista del pueblo chino no ha constituido un constante y tranquilo navegar. Las calamidades naturales de los años 59 al 61, junto a las fallas y errores en el trabajo, han conducido, ciertamente, a situaciones difí ciles. Pero el pueblo chino es un pueblo revolucionario, con una voluntad firme, y en el pasado no se ha inclinado nunca ante las dificultades, cualesquiera que hayan sido. De acuerdo con las enseñanzas del presi dente Mao Tse-tung, el pueblo chino desdeñó las dificultades, estratégi camente, tomó plena cuenta de ellas, tácticamente, y las convirtió en una fuerza de empuje para seguir caminando adelante. Los hechos demues tran que el pueblo chino ha resistido la prueba bien. Los reajustes en la economía nacional se están evidenciando eficaces." Precedió al discurso del primer ministro un comunicado dando cuenta de la reunión en Pekín, los días 24 al 27 de septiembre de 1962, de la sesión plenaria del Partido Comunista chino, bajo la presidencia de Mao Tse-tung. El Diario del Pueblo lo publicaba bajo los siguientes titulares: "Consolidar la economía colectiva de las comunas populares y desarrollar la producción agrícola." A su vez, ese discurso del primer ministro, en el primero de octubre, debe considerarse como una especie de segunda parte de la amplia exposición hecha por él ante el Congreso Nacional del Pueblo, en la sesión de primavera, cuando, como es habitual, Chou En-lai rindió cuentas de la labor del gobierno entre una y otra sesiones. Es importante evocar, aunque sólo sea a grandes rasgos dicha exposición porque pronunciada a continuación de los "años difíciles" ayuda a ver claro lo que cabe esperar en el transcurso del tercer plan quinquenal. Tengo la impresión de que lo que estoy escribiendo en este libro se mantendrá en pie hasta que el tercer plan quinquenal termine, es decir hasta 1967. Analizando la situación del país en el momento en que la Asamblea se hallaba reunida, Chou En-lai proclama la vigencia de la línea general, que consiste en desplegar todos los esfuerzos de la nación y en continuar siempre adelante en la edificación del socialismo sobre la base del cuádruple postulado: cantidad, rapidez, calidad y economía. Sobre las comunas populares, Chou En-lai dijo que "de una gran importancia histórica" y, que "establecidas en vastas regiones rurales de nuestro país", han ido gradualmente desenvolviéndose "en un sano y constante desarrollo". No está en el hábito del primer ministro, el callar las dificultades o los errores que requieran una rectificación según lo pude apreciar ya en 1957, cuando al hablar con él extensamente sobre mis impresiones del viaje de entonces por el interior, corrigió algunas de mis conclu siones favorables. Entrando en su exposición ante el Parlamento en el detalle, lo mismo de las realizaciones logradas que de las insuficiencias registradas 187
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ent re una sesión y otr a, Chou En-lai, desp ués de un análisis cien tífico de la situación tal y como se presentaba cuando hablaba y de las p e r s p e c t i v a s q u e s e o f r e c í a n , l l eg ó r e s u e l t a m e n t e a f o r m u l a r e l g r a n programa de las tareas que deberían ser puestas en práctica, de allí en adelan te, par a aseg urar un desarr ollo contin uad o hacia una econo mía sólida e independiente. Nótese la reiteración en lo de "independiente". Es un programa en diez puntos:
1.
Esfor zarse en acrece ntar la pro ducc ión agrícola y prin cipa lmen te la de cereales, algodón y oleaginosas. 2. T o m a r , c o n r e l a c i ó n a l a i n d u s t r i a p e s a d a y a l a i n d u s t r i a l i g e r a , l a s disposiciones razonables aconsejables, dando especial importancia a la fabricación de artículos de uso corriente. 3. Utilizar materi ales, equ ipo y man o de obra allí don de su nec esida d se haga sentir más. 4. Redu cir en una med ida apr opi ada la pobla ción urb an a y el nú me ro de obre ros y empl eado s, per sua dien do a aquellos que proce dan del campo a que regresen a las regiones agrícolas para fortalecer el frente de la agricultura.
5.
H a c e r e l i n v e n t a r i o d e l o s s t o c k s ; e x a m i n a r y f i j a r lo s f o n d o s cada empresa a fin de que el material y los fondos no usados empleados allí donde lo requiera el trabajo de reajuste. 6. Asegu rarse de que la comp ra y el sum inis tro de merca ncía s bien ejecutados y mej ora r las condicio nes de apro visi onam del mercado.
pa ra sean sean iento
7.
Trab ajar enérgi came nte al comercio exterior.
8.
Rea ju sta r y elev ar el carác ter y la cali dad del tra baj o en las esfer as de la cultura, de la salud pública, de la instrucción, y de la investiga ción científica tant o en lo que resp ect a a la inve stig ació n científica pura como a su aplicación a las necesidades de la producción y de la economía.
en el
cumpl imie nto
de las tare as
asigna das
9.
Aplicar firm emen te y plena men te la política de identificación del país con la economía, interesando a todos en el esfuerzo dirigido a reducir el costo de la producción y a aumentar los ingresos. 10. C o n t i n u a r m e j o r a n d o el t r a b a j o d e p l a n i f i c a c i ó n a f i n d e e s t a b l e c e r y m a n t e n e r u n e q u i l i b r i o g e n e r a l e n t r e l as d i v e r s a s r a m a s d e l a econ omía nacional, res pet and o el siguiente orden: agricu ltura, indus tria ligera, industria pesada.
En este informe ante el Congreso Nacional del Pueblo que marca la línea general para los años próximos, Chou En-lai declaró que era posible ya anuncia r "un cambio en la situación econó mica hacia lo mejor". Las pri mer as informa ciones sob re có mo se iba prese ntan do la próxima cosecha, autorizaban evidentemente al primer ministro para h a c e r u n a d e c l a r a c i ó n q u e f u e r e c i b i d a c o n a l iv i o d e s p u é s d e l d u r o y prol onga do peri odo que com enz aba a queda r atrá s. Esa mejo ra en la situación general del campo, iba a permitir poner inmediatamente
188
vence
en ejecucción las directivas traza das por los planificad ores del gobiern o y que debían, en primer término, ir encaminadas a resolver el problema de la alimentación. Dos inform es princip ales fueron discu tidos en esa mi sm a sesión del Parlamento. El que acabamos de resumir de Chou En-lai, y el de Chen Shu-tung, vicepre sident e del Comit é Nacio nal de la Asa mblea C o n s u l t i v a , a m b o s c o i n c i d e n t e s e n l a d e t e r m i n a c i ó n d e c o r r e g i r , s í, l o que fuese necesario rectificar, pero sin abandonar para nada los fines esen ciale s y los princi pios de la revoluc ión china. Es decir, y co mo resp uest a a uno s años que no se sabe ado nde hubies en condu cido a cualqu ier otro pueblo, la reiter ación del prop ósit o fundam enta l de construir el socialismo en China sobre la base de una agricultura moder nizada, de una industria moderna y de una labor cultural y científica cada vez más exte ndida y profu ndizad a. Est a es la orien tación que va a p r e s i d i r t o d o e l t e r c e r p l a n q u i n q u e n a l , c u y a i m p o r t a n c i a p a r a China será en verdad extraordinaria. Esa reunión del Congreso Nacional del Pueblo tuvo como efecto que se pusie ra un poco de reserva en las prediccio nes so bre un de rrumbamiento de la situación en China. Sirvió igualmente para escla recer la posició n de Pekín res pecto al pro ble ma de la coexistencia pacífica. En los mese s prec eden tes habían abun da do los come ntar ios que prese nta ban a China com o beliger ante en subst ancia, opues ta a la coexistencia pacífica y fun dam ent alm ent e interes ada en el desar rollo de su poderío militar. Esa era la opinión del consejero del presidente Ken ned y par a las cuestiones de Asia, Averell Harri man , entre otros . Las discusiones habidas en la sesión del Congreso Nacional del Puebl o habían d ado fin con la afirma ción de la volu ntad de Chin a de contribuir a la causa de la paz, pero enfocando el problema de la paz desde su punt o de vista, según el cual podrí an pres ent ars e situa ciones en las que "una retirada ante las fuerzas de agresión, en vez de servir a la paz, la pusiesen en peligro al darlas con ello nuevo aliento, haciéndolas creer que podrían exigir de las potencias socia listas nuevas retiradas." Era un tema que habí a sido evocado en la entrevi sta du ra nt e mi seg un da visita a Chi na con el mar isc al Chen Yi, dent e del gobie rno y mini str o de Asunt os Exterior es. Nue str a ción volvió a col ocar el pr ob le ma en el mi sm o terr en o de aquel en torno al cual tuvo lugar mi entrevista con el primer Chou En-lai durante el viaje precedente.
que tuve vicepr esi conversa idea s de ministro
Y de nue vo fue el prim er mini st ro quien en el curs o de est a sesión del Parlamento a que nos estamos refiriendo, definió la política exte rior de su país en los siguientes térm inos : "China ha desar rolla do firme y con sec uen teme nte sus relaciones de amis tad, de ayud a mutu a y de cooperación con la Unión Soviética y los demás países socialistas he rm an os . Y tiende a la vez haci a un a polí tica de coex iste ncia pacífica con los países de un sistema político diferente."
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China vence El juicio de los americanos sobre la estabilidad del presente régimen de China apenas inquieta en Pekín. En mis conversaciones con los expertos chinos en política exterior, muchas de ellas a continuación de mis conferencias en el Instituto de Asuntos Exteriores, pude apreciar dos cosas: de un lado, un conocimiento impresionante de las cosas de fuera por parte de un país al que se trata de aislar diplomáticamente; un conocimiento asombroso de cuanto se refiere a los Estados Unidos, de los hombres que "hacen la política en Washington", de los que rodean al presidente Kennedy, de los principales comentadores americanos de la prensa y de la radio, y a un punto tal, que yo, que había vivido tantos años en los Estados Unidos y que de nuevo había estado en aquel país durante las elecciones presidenciales que llevaron a John F. Kennedy a la Casa Blanca, no me consideraba mejor informado que mis interlocutores chinos. Y de otro lado, una sonrisa, más bien diver tida que de resentimiento, para las contradicciones en las que se debatía el comentario americano sobre China, un día anticipando su hundi miento, y otro día presentándola como una potencia que se preparaba para extender su dominación sobre el resto del mundo. El New York Times (20 de junio de 1962) informaba, por ejemplo, de cómo en Garden City, Long Island, se había encontrado "un público entusiasta" que pagaba un dólar para oir de labios del fundador de la John Birch Society, Robert H. Welch, la predicción según la cual "los Estados Unidos serán ocupados por las tropas chinas para 1972, al menos que hagamos algo para impedirlo". Naturalmente los chinos sabían muy bien que la John Birch Society estaba integrada por un grupo de locos, y que su influencia sobre la opinión americana era escasa, pero otros juicios americanos expresados en términos más serios, menos al estilo de clown de circo, llevaban igualmente a la conclusión de que tendría que pasar bastante tiempo hasta que la cuestión de China pudiese ser tratada en los Estados Unidos con un mínimum de obje tividad, dado el estado pasional creado en torno a ella. Asimismo tomaban nota de que incluso en un periódico de la importancia del New York limes, uno de sus principales colabo radores en cuestiones internacionales, C. L. Sulzberger, al comentar las discusiones habidas en China alrededor del control de nacimientos, lo mezclaba todo, calorías, informes sobre malas cosechas, supuestos irremediables fracasos en la política de industrialización, para llegar a la siguiente conclusión : "Si nuestras deducciones y nuestro análisis son correctos, entonces sí cabe anticipar que durante varios años China no será ni dinámica, ni expansiva, con lo cual y de un solo golpe, la relación de fuerzas en el Oriente habrá cambiado." Pero al día siguiente los medios oficiales de Washington se raostaban alarmados porque esa misma China, cuyo supuesto fracaso en la industrialización, y el estado desesperado del campo llevaban al distinguido colaborador del New York Times a presentarla como condenada a abandonar su dinamismo y su ímpetu, aparecía cercana 190
China vence a la posesión de una bomba atómica propia. Lo que suponía un elevado desarrollo industrial y un avance considerable de su capacidad técnica. La alarma de los medios oficiales de Washington ante esa perspec tiva, explicaba —según otro comentador americano que escribía por los mismos días— el interés de las dos potencias anglosajonas ató micas, Estados Unidos y Gran Bretaña, por ver concluido en Ginebra lo más rápidamente posible, un acuerdo sobre la suspensión de las pruebas nucleares, "un acuerdo que impidiese la entrada de China en el club nuclear". Es decir, dicho comentador daba por descontada la bomba china para dentro de muy poco. En el mismo orden de ideas e insistiendo sobre ese supuesto repen tino interés por parte de los Estados Unidos en llegar en Ginebra a un acuerdo con la Unión Soviética que pusiese fin a las pruebas nucleares, uno de los más altos funcionarios de la Agencia Americana para el Desarme, dejó bien claramente precisado que era "la certeza de que la China Popular sería capaz de aquí a algunos meses (eso se decía a fines de agosto de 1962) de proceder a una explosión", lo que justifi caba el cambio en la actitud ameri cana en Ginebra. Y el mismo funcionario americano, seguramente para tranquilizar a sus compatriotas, argumentaba "que, aun excluyendo la eventualidad de que los expertos chinos estuviesen en condiciones de construir máquinas de destrucción masiva y de dirigirlas sobre objetivos con cretos antes de un cierto tiempo, los progresos de los chinos, sobré los cuales se habían obtenido informaciones detalladas, habían decidido al presidente Kennedy a hacer nuevas proposicions a Moscú". Y continuaba el mismo portavoz de la Agencia Americana para el' Desarme diciendo que los Estados Unidos tenían la intención de intro ducir en el tratado, que pudiese un día ser firmado en Ginebra, una cláusula pidiendo a las potencias nucleares abstenerse de ayudar a los países que no poseían todavía los conocimientos necesarios para la fabricación de la bomba, en nada que les resolviese esa falta de perfeccionamiento técnico. De pronto los medios americanos se acordaban de que ya en 1958 los chinos habían fabricado con sus propios medios un reactor, lo que era el primer paso hacia la capacitación para la producción de la bomba. Y de que como consecuencia de la fabricación de ese reactor, el general de aviación chino Yu había declarado que su país "no tardaría en estar en condiciones de fabricar los aviones más perfectos y también bombas atómicas y de todas clases". El contraste en la manera de informar sobre China es grande por parte de uno y otro sector de la gran prensa del Occidente. En la prensa británica se encuentra de cuando en cuando un artículo objetivo y documentado sobre la situación en China. En Le Monde de París, cuya autoridad en asuntos internacionales es bien conocida, el espe cialista en cuestiones agrarias Rene Dumont, profesor de agricultura comparada del Instituto Agronómico de París, escribía recientemente,' 191
China vence después de haber estado en China: "Sin la participación activa y volun taria de la mayoría del pueblo chino, las montañas no hubiesen sido transformadas en tierra cultivable, ni la piedra hubiese sido transpor tada, saco por saco, de las orillas del río. Mi impresión es que el Partido Comunista chino ha logrado establecer su autoridad con el consentimiento y la cooperación de los campesinos." Por su parte, Sir Herbert Read, una autoridad en cuestiones asiá ticas, escribía en Eastern Horizon: "El bienestar y la alegría de los campesinos merecen recibir una atención mayor que las estadísticas." Pero, si se insiste en hablar de las estadísticas, "también ellas demues tran que el nivel de vida del campesino chino se ha multiplicado por cuatro desde la liberación." Enteramente correcto. Incluso en los peores momentos, desde 1959 a mediados de 1962, el campesino chino vivía mejor que durante siglos, y que más recientemente, bajo el régimen de Chang Kai-shek —indiferente a ese problema del campo y chocante mente ineficaz. Lo que no impedía a los dirigentes de Formosa, no obstante su pasado de bancarrota, pretender estar dispuestos, con la ayuda de los Estados Unidos, a salvar a China de la miseria. Salvarla de la miseria, cuando habían tenido doble número de años el poder que el presente régimen sin aprovecharlos. No había sino oir a los campesinos de cierta edad contar en las comunas lo que había sido su vida bajo el sistema de libre empresa de Chang Kai-shek. Mis libros de notas registran con precisión y abundancia de detalles aquel estado de cosas. En el otoño de 1962 el corresponsal en Pekín de la agencia de noticias británica Reuter, Clare McDermott, ponía fin a un periodo de veinticinco meses de actividad en la capital china con un resumen hecho en su artículo de despedida. Entre otros juicios, unos favo rables, otros desfavorables, pero siempre respetuosos hacia los hombres que hoy gobiernan a China, había uno que reflejaba, más bien que el modo de sentir del corresponsal, el de los diplomáticos occidentales acreditados en Pekín. Era natural que en veinticinco meses de vivir entre ellos estuviese familiarizado con su manera de pensar. El desacuerdo entre algunos de esos diplomáticos y sus respec tivos gobiernos acerca del futuro reservado a la nueva China saltaba a la vista. La experiencia de su residencia en el país les había hecho más agudos en la valoración de la capacidad del nuevo régimen para salir adelante de sus dificultades. Opinaban que no debía ser subesti mado un record de trece años, y que la gente de fuera debía ser informada de la situación de China, por desagradable que resultase a los oidos americanos y occidentales, el escuchar la verdad. Por su parte el corresponsal de Reuter se hacía eco de ciertas manifestaciones de altos funcionarios chinos, exteriorizadas no sólo en público, sino en privado, en las conversaciones con los diplomáticos residentes en Pekín, y que constituían una advertencia contra el peligro de que sus respectivos gobiernos, dejándose impresionar por 192
China vence ciertos aspectos incuestionablemente desfavorables de la situación, se aventurasen a generalizaciones que iban a ser desmentidas en breve por la evolución en el campo y en la economía en general. En esas conversaciones, en las que no se ocultaba la magnitud de los problemas todavía por resolver, ni se intentaba disminuirla, los funcionarios chinos en cuestión habían sometido a la consideración de los diplo máticos una serie de argumentos, basados en hechos precisos, que había dejado a los representantes occidentales, por lo menos a algunos de ellos, convencidos de que no se les servía pura propaganda, sino que, como el mismo McDermott pensaba, se les hablaba en términos de una convicción profunda. La convicción de que en el curso de 1963, "la vuelta a la esquina", el comienzo de un nuevo periodo de progreso, parcialmente interrumpido, se afirmaría con mayor vigor del que segu ramente consideraban posible ios occidentales. En apoyo de esa concepción se encontraba la evidencia de que ya en 1962 —y pese a los reajustes y correcciones que había sido nece sario introducir en el ritmo de la producción de la industria pesada,— se continuaba no sólo progresando en la calidad de la producción, sino contribuyendo, en gran escala, a la formación de equipos calificados. Los ingenieros de la fábrica se encargan de comunicar a los obreros en las horas libres de trabajo el resultado de sus experiencias. De esa manera se combina lo aportado por la dirección con lo que pueda aportar la mano de obra. Luego, en cada taller de la fábrica, los obreros compiten entre ellos en la aplicación al trabajo diario de lo que les han enseñado los ingenieros. La fábrica se convierte así en una escuela permanente. Pero, no se insistirá suficientemente —aunque yo lo haya hecho sin temor a caer en la monotonía de la repetición— en la importancia que ha de tener en los próximos años la preparación de una proporción cada vez mucho mayor de personal calificado. Y ello lo mismo en la industria que en la agricultura y la investigación científica. En último análisis, buena parte del futuro de China va ligado a ese progreso en el nivel profesional y cultural —cultura y educación de masas. Produc ción de técnicos por centenares de miles. "Los observadores extranjeros —terminaba diciendo en su artículo de despedida el corresponsal de Reuter— opinan que las nuevas medidas económicas adoptadas están teniendo ya un resultado positivo y que vuelve la confianza en Pekín a medida que la política de consolidar y reajustar se acentúa. "El suministro de alimentos es mejor este verano en Pekín, Tientsin, Cantón y otras ciudades —el corresponsal británico se refería al verano de 1962— que el de los dos últimos años. Depende mucho de las cosechas próximas." Era el signo indicador de esa "vuelta a la esquina" de que hablábamos. Edgar Snow, autor del primer reportaje directo publicado en los Estados Unidos sobre Mao Tse-tung y su estrategia victoriosa que 193
China vence obligó a Chang Kai-shek a huir a Taiwan (Formosa) —"Red Star over China"— cuenta cómo, encontrándose últimamente en China prepa rando su nuevo libro, recibía continuos mensajes de la revista americana Look, preguntándole sobre "el hambre". "Pero busqué inútilmente gente que se muriese de hambre o mendigos que fotografiar." "Me doy cuenta —escribe Snow— de que la creencia en la existencia de masas hambrientas chinas se halla tan extendida, como consecuencia del modo de tratar la prensa en el marco de la guerra fría el caso de China, que tienen pocas probabilidades de ser aceptadas declaraciones en sentido opuesto de un testigo ocular. No obstante, tengo que afirmar que no he visto en China nada que se parezca al hambre de los tiempos pasa dos." Y Snow se apoya en testimonios, coincidentes con el suyo, de personas de imparcialidad tan reconocida como Gilbert Etienne, econo mista suizo, profesor de la Escuela de Estudios Internacionales de Ginebra, y de otro suizo, miembro éste de la Asamblea Federal, el Dr. Armand Forel, que a su regreso de China en 1962, le dijo que " en condiciones de circular por las calles libremente no había tropezado ni con hambrientos, ni con mendigos". En un artículo publicado en la Monthly Review de Nueva York
(noviembre de 1962), Edgar Snow, establece la diferencia entre el hambre en China, del que se venía oyendo hablar desde hacía más de un año, y del que él no había hallado huella, y la escasez de alimentos "que no es nada nuevo". Recuerda lo escrito por un eminente erudito chino que decía que, "entre el año 108 (A.C.) y el año 1911 se habían registrado en China 1 828 famines (hambres), casi una por año'. Y Snow da una serie de cifras actuales que concuerdan con las de mis libros de notas. " En el mejor año de su historia —comenta Edgar Snow—, en 1958, China probablemente aventajó a los Estados Unidos en la producción a poca velocidad. Pero comparaciones como la de China con los Estados Unidos, que por sí solos cubren la mitad de la exportación mundial de granos, son menos significativas que las comparaciones entre China y otras naciones menos favorecidas, por lo que respecta a la agricultura. "Si es verdad —escribe Snow— que ningún país comunista ha producido todavía lo que los marxistas llaman "abundancia alimenticia", también lo es que China puede resistir bien la comparación con otros países comunistas. Durante toda la década 1949-1959 China aparece realizando más progresos en esa dirección que los que fue capaz de hacer Rusia, no obstante su mayor riqueza natural, en treinta y tres años de socialismo. Tampoco "la otra ruta hacia el socialismo", la seguida por Yugoeslavia, en donde la mayor parte de la tierra cultivable ha permanecido siendo de propiedad privada condujo a resultados como para impresionar a los chinos. En 1961 Yugoeslavia tuvo una cosecha inferior en un 30 por ciento a lo esperado. En 1962 se advirtió a los yugoeslavos que debían prepararse "para una cosecha tan mala que podía calificarse como casi un desastre. El suministro de alimentos 194
China vence en China ha mejorado constantemente en comparación con la India." No es que Edgar Snow trate de disminuir lo serio de los problemas que aguardan todavía a China en el marco de la agricultura. Pero procura plantear la cuestión en sus justas proporciones. "Si la cosecha es normal, escribe más adelante, es según lo que Mao Tse-tung dijo al mariscal Montgomery de unos 180 millones de toneladas. China habría tenido que aumentar en 1962 su producción agrícola en relación con 1961 en un 13 por ciento para volver a lo "normal". Y en compensa ción al crecimiento de la población de 1958 a 1962, hubiese diso necesa rio añadir otro 8 por ciento. Es decir, que para 1963 la producción debería exceder de 200 millones de toneladas." Pero, visto en perspectiva, el problema del desarrollo de la agri cultura china, Edgar Snow no lo juzga tan sombrío, como la mayoría de sus colegas americanos que escriben sobre el mismo tema. Si bien es cierto que a medida que avanzaba el año 1962 incluso los heraldos del hundimiento del experimento chino comenzaron a matizar sus apreciaciones. "No hay colapso a la vista" era el gran titular del reportaje dedicado a China por el semanario americano Newsweek (3 de septiembre de 1962). Como es habitual en este género de publicaciones americanas, que disponen de abundantes recursos y pueden preparar una encuesta sobre un tema "altamente polémico" movilizando "investigadores" en tal número que ninguna otra revista del mundo podría permitirse, la cantidad de datos reunidos debía impresionar a quien no conociese nada de China. Era evidente que se había hecho un esfuerzo considerable para llegar a la conclusión opuesta, es decir para poder anunciar el colapso del experimento chino. Y no había habido manera de hacerlo. Pese a lo retorcido de su propósito, el reportaje contenía observa ciones interesantes. Citémolas en su texto original. "El gran salto adelante de Mao consiguió, en efecto, en 1958, hacer avanzar la indus trialización de China. En ese año China adelantó a Inglaterra y Ale mania en la producción de carbón y pasó a ser, con 270 millones de toneladas, el tercer productor de carbón del mundo. La producción de hierro se duplicó en 1958 y volvió a aumentar en 1959. Comenzaron a salir de sus propias fábricas productos importados anteriormente, tales como camiones y tractores." Las cifras dadas por Newr.week no eran para nosotros ninguna revelación. Pero tenía interés el que apareciesen en las columnas de una publicación americana destinada al gran público y esencialmente antichina. El reportaje ponía, naturalmente, el énfasis sobre las difi cultades en la alimentación, admitiendo, no obstante, que esto "las autoridades de Pekín tienen el valor de reconocerlo públicamente", y citando al efecto al ministro de Asuntos Exteriores, Chen Yi, que por aquellos días declaraba que "la escasez de víveres era severa". La cita correspondía al verano de 1962, antes de las primeras noticias favo rables sobre la próxima cosecha. 195
China vence Al abordar el problema de los intelectuales, y contrariamente a lo que se leía por entonces en otros periódicos occidentales, Newsweek escribía: "También a los intelectuales, lo mismo si se trata de eruditos confucianos que de médicos, se les ha dado mayor libertad '—y una ración mayor." Y citaba, como ilustración del tono general prevaleciente, un reciente artículo aparecido en El diario del Pueblo de
Pekín, entresacando del mismo el siguiente párrafo: "Los cuadros dirigentes (funcionarios comunistas) deben esforzarse en evitar arrogancia y complacencia. No podemos pedir que todos los camaradas tengan el mismo punto de vista. La diferencia de opiniones es inevi table." Pero particularmente merece ser retenida la observación final, con la que se cerraba el reportaje: "Después de una o dos buenas cosechas, el camino quedará de nuevo libre para que Mao o sus herede ros, ordene otro "gran salto adelante" y esta vez desde una base indus trial más alta. Y cuando China salte, la tierra temblará.» "Desde una base industrial más alta" —hay que reconocer que en esto una publicación capitalista norteamericana daba una lección de realismo político a muchas publicaciones socialistas o izquierdistas, que no acaban de salir de su confusión al tratar de China. Newsweek captaba en esa sola frase el objetivo principal de la política china: constituir una base industrial propia tan firme que les permita en un periodo relativamente breve mecanizar y revolucionar su agricultura; ampliar la producción de acero, hierro, carbón y petróleo; entrar de lleno en el dominio de la energía atómica; ensanchar sus exporta ciones —en una palabra todo lo que hace de un país una gran nación, capaz además de enfrentarse con quien quiera que sea, que trate de aislarla o de obligarla moverse indefinidamente dentro de los límites del "subdesarrollo". A mediados de 1962 se hizo mucho ruido en la gran prensa occi dental alrededor de "los fugitivos hacia Hong Kong", presentándolos como una muchedumbre incontenible en busca de una salida hacia tierras menos penosas. Pero, en cambio, era raro encontrar noticia alguna sobre las regiones de emigración tradicional en las que la gente, en vez de marcharse como antes de China, se quedaba. Ese era el caso de Kwangtung, en el Sur, cuyos poblados miserables iban convir tiéndose en aldeas renovadas y en ascensión económica. Allí, de pronto, dejaban de partir los emigrantes habituales del "distrito de la patata dulce" —así llamado porque en él, hasta hace muy poco, no se cultivaba ninguna otra cosa. Yo había visto en las cercanías de Cantón parte de esa región abandonada de antiguo a su patata dulce, centro floreciente en la actua lidad del cultivo del arroz; consecuencia de la implantación de un sistema de irrigación adecuado. Una parte de los campesinos que viven hoy allí son chinos de ultramar. De modo que el viaje hacia Hong Kong, al que se referían las informaciones aludidas, tenía como contrapartida 196
China vence otro viaje en sentido opuesto, el de los que regresaban a China, animados por su transformación y confiados en su porvenir. En septiembre de 1962 recibí de China la confirmación del cambio favorable intervenido en la situación en el campo. La carta de Pekín —de un amigo no chino pero muy familiarizado con el problema agrí cola— por una curiosa coincidencia llegó a mis manos el mismo día en que Robert Guilain comenzaba en Le Monde un reportaje desde Hong Kong bajo el título general "Las dificultades de la China", y con el subtítulo, para el primer artículo de la serie, "Los chinos tienen hambre". Era evidente que el corresponsal en Tokio del periódico parisién se hacía eco de noticias que habían venido circulando en los pasados meses y que no tomaba en consideración los primeros informes sobre el nuevo estado de cosas en lo referente a la agricultura. El viraje había tenido lugar con la obtención en la llanura del norte de una cosecha bastante mejor que la de los tres años precedentes, lo que significaba que iba a haber en China grano suficiente para todos. Honan y Shantung, durante varias semanas, venían presentándose como los dos últimos lugares críticos, con perspectivas inciertas. Pero finalmente vinieron también a inscribirse en el balance favorable. En ambos sitios la primera cosecha, la de trigo de invierno, no había sido buena. Era la cuarta temporada de sequía. Pero, la segunda cosecha, es decir, la de maíz, excedía a los cálculos más optimistas. La región situada al sur del Yang Tse no constituía ningún problema. Allí se puede hacer crecer grano casi cada mes del año. No era que las calamidades naturales hubiesen cesado por igual de azotar la tierra china. Por mencionar alguna, en la región de Swatow 80 000 hectáreas habían sid o duramente castigadas. Sin embargo, la intervención eficaz de las comunas redujo considerablemente los daños. Y se me informaba incluso de donativos —entre otros uno de 75 tonela das de arroz de la provincia de Kwantung— destinados a las víctimas, en Hong Kong, de uno de los huracanes que habían golpeado con ante rioridad el interior de China. Me apostaría cualquier cosa a que de ese donativo la prensa de Hong Kong, que conozco bien por haber estado allí, rabiosamente hostil a la China Popular, no diría ni una palabra. La carta que acababa de recibir continuaba: "Honan está teniendo un cosecha tremenda. Los precios de los granos caen rápidamente, incluso antes de que llegue al mercado todo lo recogido. Carne y huevos en abundancia para hacer innecesaria la tarjeta de racionamiento.» Noticias parecidas de Shantung y del norte de Manchuria, que habían conocido el año anterior una severa sequía. "Con todas estas buenas noticias de las regiones del norte —escribía mi comunicante— la tensión ha ido disminuyendo de día en día. Claro que los efectos de la mala y prolongada temporada pasada tendrán que ser reparados y que llevará algún tiempo. Un par de años tendrán que transcurrir hasta que las pérdidas en animales de labor, por ejemplo, sean compensadas." 197
China vence Me daba detalles de algunas de las comunas visitadas por nosotros. Los años duros habían desencadenado una verdadera pasión por el cultivo de vegetales, a fin de compensar las deficiencias en la nutrición originadas por la escasez de granos. El resultado era que las grandes ciudades recibían de ellas vegetales en una cantidad jamás soñada antes. Había que agregar —terminaba mi comunicante— la fruta. La gran campaña por el fomento de los árboles frutales que en 1958 había llevado a los habitantes de Pekín y de otras ciudades a plantarlos por todos los lugares posibles, comenzaba a evidenciarse eficaz. En parte la mejora se debía a la transferencia de una extensa cantidad de mano de obra de los centros urbanos a las áreas rurales. Esta "vuelta al campo" encajaba en la política de prioridad concedida a la agricultura. De hecho la agricultura no fue descuidada nunca. Desde el primer plan quinquenal se percibía una dirección clara hacia la armonización de las diferentes ramas de la economía. No es que se hubiese caído en un delirio de grandeza en cuanto a la industrialización al que fuese sacrificada la agricultura. Pero lo que ocurría era que, incluso para impulsar la agricultura, resultaba necesario sentar las bases de su modernización y su mecanización, es decir promover el desarrollo industrial. Otro elemento de seguridad en el futuro de China es la unidad de su equipo dirigente. Ninguna "purga". Quedaron defraudados los que, al prolongarse las reuniones secretas que acompañaron a la sesión del Congreso Nacional del Pueblo en el primer semestre de 1962, espe cularon con "purgas" en alto nivel de la dirección. Nada de eso ocurrió y quien en China estuviese en condiciones de informarse en los medios del interior, sabía de antemano que no podía ocurrir. Pero esta unidad y compenetración entre los hombres que gobiernan la nueva China permite hacer las correcciones y los reajustes necesarios en la obra de la construcción socialista sin preocupación alguna por maniobras de flanco de ninguna fracción oposicionista. Y eso es de una gran impor tancia. La revisión, no de los principios de "las tres banderas" sino de las modalidades en su aplicación, fue llevada a cabo en el estilo chino, sin sobresaltos bruscos ni desgarraduras internas. Otro de los elementos en que se basa nuestra confianza en el futuro de China, es el equilibrio entre la conciencia del valor de lo realizado y la "sabiduría", muy china, que hace que no se pierda el sentido de la proporción. Cuando la aviación china abatió, en septiembre de 1962, el avión-espía "U-2", el ministro de la Defensa, mariscal Lin Piao —que por cierto, en algunas informaciones de la prensa occidental se le había dado aquellos días por liquidado simplemente por no habérsele visto en un par de ceremonias oficiales—, publicó un orden del día feli citando a "una unidad de la aviación china". Pero, al mismo tiempo de felicitarla expresaba la esperanza de que dicha unidad sabría "pre servarse contra toda vanidad e impetuosidad". 198
China vence Por su parte, el general Liu Ya-lou, comandante en jefe del Ejército del Aire, al felicitarles también, aconsejó a los aviadores "librarse de caer en un orgullo desmedido". El recuerdo de lo que fueron los ocho años de guerra contra los japone ses, se aprovecha para demostrar que ninguna dificultad actual puede romper la determinación de hacer de China una nación socialista victoriosa, cualesquiera que sean las críticas que se le hagan, lo mismo desde el campo de la derecha que de la izquierda. "Cualquier dificultad puede ser superada —se leía últimamente en un editorial de Renmin Ribao— y cualquier enemigo puede ser derrotado por el pueblo chino, unido y con una elevada moral. Y nosotros continuaremos manteniendo en alto las brillantes banderas de la línea general, del gran salto adelante y de las comunas populares, mientras abordamos y resolvemos difi cultades económicas transitorias y trabajamos por obtener realiza ciones aún mayores en el terreno de la construcción socialista." Hasta que los que escriben o hablan de este país no comprendan cuál es el espíritu con que el pueblo chino lleva adelante la magna tarea que se ha asignado a sí mismo en una inquebrantable resolución de vencer, no cesarán de ir de error en error en sus juicios sobre la nueva China, por muy brillantes que aparezcan los análisis sofísticos, compli cados y pretenciosos de la situación china. Y por mucho que se repita el caso con tanta agudeza denunciado por Pierre Mendes-France: "Cuando comienza a no comprenderse nada de lo que en la política internacional ocurre, se echa la culpa a los chinos." La evocación a que nos referimos de la experiencia de la guerra con el Japón, por el lado chino tiene plena justificación en cualquier coyuntura grave. El Japón aprovechó hace un cuarto de siglo el momento de mayor debilidad de China para lanzarse sobre ella con la rapacidad y la brutalidad que caracterizaban su militarismo de tipo prusiano. Contaba sin duda con las vacilaciones en el seno del Kuomintang, el partido entonces en el poder, cuyo jefe Chang Kai-chek estaba más interesado en destruir a los comunistas chinos que en derrotar a los japoneses. Las cuatro grandes familias del régimen —Chang Kaichek, T. V. Soong, H. H. Kung y los hermanos Chen— tenían un gusto ilimitado por la riqueza y el lujo. Eso les apartaba del pueblo, sin cuyo concurso la guerra contra el Japón no podía ser llevada adelante con perspectivas de victoria. Era necesario atraer a las grandes masas a la política de resistencia. Eso es, precisamente, lo que hace Mao Tse-tung. Sus múltiples cualidades de organizador, de jefe militar y de animador del espíritu de resistencia patriótica se manifiestan plenamente en esos momentos en que China está a la merced de un enemigo como el Japón, conven cido de la superioridad de sus armas y extraordinariamente arrogante y astuto. Mao se da cuenta de que frente a él hay que unir a la nación entera. El "incidente de Lukuchiao", que marca el comienzo de la agre sión japonesa, lleva rápidamente a Mao Tse-tung a recomendar la 199
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China vence política de unidad nacional contra el invasor. No obstante saberle el enemigo mortal de los comunistas, Mao tiende su mano al Kuomintang. Pero, con una condición, que la unidad debe ser hecha sobre la base de una política de acción. Una política cuya esencia es ésta: no inclinarse ante ninguna dificultad por grande que sea, continuar luchado hasta arrojar fuera de China al agresor. Es en esa prueba donde se forja el temple de acero, la voluntad férrea, que dominan e inspiran el presente esfuerzo de China, en el que no hay margen para la capitulación ante las dificultades. Con un puñado de arroz llevado a la boca, si no hay más que comer, este pueblo, no por la coerción sino gracias a su innegable entusiasmo, se mantendrá siempre en pie en espera de días mejores. Felizmente esos días están ya ahí. Antes de poner el punto final a este libro, había rogado a Yung Lung-kwei, el planificador de quien he hablado en el capítulo "La línea general", que me hiciese el favor de ayudarme a poner al día la información que presento. Y he aquí resumida la opinión del señor Yung tal como a mí llega a fines de noviembre de 1962: En 1962 el pueblo chino registró grandes éxitos en la superación de las dificultades económicas temporales producidas por tres años consecutivos de desastres naturales. En el año que termina, la economía nacional se encuentra en una condición ligeramente mejor que en 1961, lo que en sí mismo constituye a su vez un ligero progreso en relación con 1960. El suministro de los artículos básicos ha aumentado, lo mismo en lo que se refiere a los habitantes de las áreas rurales que de las urbanas. Los precios han permanecido prácticamente estables. Las cosechas de cultivos estivales muestran este año una ligera ganancia con relación a las de 1961, y las cifras finales de las cosechas de otoño, cuando sean añadidas a las primeras, harán esa mejora más perceptible. La producción de ganado, de avicultura, de frutas y vege tales ha aumentado en grado diverso. Las ventajas de la economía colectiva de las comunas y de las iniciativas de sus miembros se han afirmado. Los objetivos para la industria han sido cumplidos. En 1962 se ha producido más en todo lo que se relaciona con la agricultura: abonos químicos, maquinaria agrícola, tractores. El valor de los artículos de la industria ligera y del artesanado aumentó en los primeros ocho meses de 1962 en una tercera parte con relación al mismo periodo del año precedente. Simultáneamente al aumento de la producción en esas ramas de la economía, muchas industrias han mejorado su sistema de organización y administración, han elevado la productividad de la mano de obra, la calidad de la producción, y han reducido el costo. El pueblo chino ha podido registrar estas ganancias durante 1962, porque ha persistido en la ruta trazada por la línea general para la construcción del socialismo, por el "gran salto adelante" y por las comunas populares, al mismo tiempo que se embarcaba en una campaña 200
de reajustes, de consolidación, de colmar los huecos sin llenar, y de ascender a nuevos niveles, sobre la base de la experiencia adquirida. Se acentuó el esfuerzo en el fortalecimiento de la agricultura. Nosotros creemos —continúa el señor Yung— que las recientes dificultades económicas que ha conocido China difieren esencialmente de las crisis económicas del capitalismo. La crisis económica es inhe rente al sistema capitalista. Tiene lugar periódicamente y no puede ser superada. Nuestros problemas han surgido a lo largo del camino del progreso; son temporales y por consiguiente pueden ser superados. "Desde 1960 la política de reajuste, de consolidación, de llenar los huecos y de elevar la calidad de la producción, ha guiado nuestro esfuerzo económico. Fue desarrollada para hacer frente a la actual situación, que era el resultado de diversas causas: primero, el efecto sobre el conjunto de la economía del descenso de la producción agrícola como consecuencia de las calamidades naturales; segundo, que si bien es cierto que el "gran salto adelante" había conducido a realizaciones impresionantes, no lo es menos que durante su puesta en práctica algunas ramas de la economía se desarrollaron más rápidamente que otras. Se hacía necesario, pues, un reajuste y un fortalecimiento de los puntos débiles. Esa política de reajuste, a la vez que venía a hacer frente a la situación creada, sentaba las bases para una ampliación a largo plazo. "La tarea central del reajuste es establecer las relaciones justas entre las tres principales ramas de la producción: agricultura, industria ligera e industria pesada. La primera medida se encamina al fortale cimiento de la producción agrícola a fin de promover su rápida recupe ración y su ampliación. Este trabajo ha sido realizado mediante: I la utilización de la superioridad de las comunas populares rurales y promoviendo la iniciativa de sus miembros en su pleno juego; 2 mejo rando las condiciones existentes para la producción del campo —el suelo, la irrigación, los trabajos de siembra—, y aumentando la utiliza ción de los abonos; 3 aumentando las inversiones estatales en la agricultura; 4 dirigiendo todas las ramas de la industria y en particular la industria ligera hacia la ayuda a la agricultura —mayor número de tractores, de herramental agrícola, de equipos de irrigación, de insecti cidas— y desarrollando los medios de transporte en el campo. "Nuestra política básica continúa siendo que la agricultura es el fundamento y la industria el factor dirigente del desarrollo de la economía nacional. La importancia dada a la agricultura no significa que nuestro objetivo final sea hacer de China un país exclusivamente agrícola. Hacemos de la industria el factor dirigente porque sólo con una poderosa industria podemos superar el atraso heredado y convertir China en un país moderno. "El "gran salto adelante" supone el desarrollo de la economía nacional a gran velocidad. Algunos países capitalistas tardaron hasta trescientos años en alcanzar su elevado grado de industrialización. o
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China vence Hemos llegado al convencimiento, a la luz de nuestra propia experiencia, de que en China, poniendo el pueblo todo su esfuerzo en proseguir la política más arriba enunciada, la industrialización socialista puede ser realizada en varias décadas. "Por lo que respecta a las comunas populares lo que tiene más importancia es que, desde su nacimiento, hace cuatro años, se han establecido firmemente, y cada día que pasa crecen y se consolidan. Se han hecho reajustes porque tenían que hacerse. Únicamente al más subjetivo de los pensadores se le podía ocurrir que, desde el comienzo, hubiesen sido corregidos todos los detalles específicos de su funcionamiento. Pero los reajustes hechos y los que hubiese que hacer, jamá s afectar án la base del siste ma, el carác ter de prop iedad cole ctiva socialista y el principio socialista de distribución, que son sus rasgos distintivos. "Tomadas en su conjunto las realizaciones de los años transcu rridos desde la proclamación de la República Popular, hacemos nuestro balance y de él extraemos las consecuencias. Un nuevo progreso está en marcha. Y no obstante, aunque nuestra situación económica ha mejorado considerablemente, nuestra producción es todavía insufi ciente para atender a las necesidades de la población urbana y rural. Ahora bien, nuestro país se ha consolidado. Nuestro pueblo está unido. Nuestro futuro es claro. Los esfuerzos de hoy son el fundamento para un nuevo avance en dirección de la construcción socialista." Así se resume el informe de un notable planificador. Por mi parte no he tratado de ocultar o disimular en este libro las dificultades de China. Si hay una palabra que aparezca más que otra alguna repetida a lo largo de sus páginas, es la palabra "dificultad". Y por dos razones: primero, porque la oí sin cesar de labios de los propios dirigentes chinos, que combinan la firmeza en los principios con un gran sentido de la realidad y con el valor para enfrentarse con la situación, fuere la que fuere, sin tratar de engañarse a sí mismos, ni de engañar a aquellos de sus amigos extranjeros en quienes han depositado su confianza. Segundo, porque junto a la palabra "dificultad" surge, clara y convincente, no sólo la determinación de superarla, sino la posibilidad de hacerlo. Comparto enteramente la opinión de Rewi Alley, mi amigo neoze landés a quien envidio el vivir en Pekín y el ser testigo diario del avance de un gran pueblo, cuando escribe: "En China un hombre podrá tener hambre y frío, sin perspectiva inmediata de una vida mejor, pero se conducirá con una dignidad y una fortaleza de carácter verdaderamente impresionantes.» Y añade: "¿Demasiado orgullosos? Puede ser; algunos de ellos ¿Demasiado apasionados? Sin duda pueden hallarse todos los atributos en una cuarta parte de la raza humana, pero quizás en ningún otro sitio del mundo se encontrará a tantos hombres y mujeres con esa actitud cultivada, fina y reflexiva, que hace de ellos un conjunto tan apreciable y con los que da gusto trabajar." 202
China vence Y, sin embargo, el mundo continuará oyendo en 1963 y quizás en 1965, las mismas historias sobre el fracaso de la Revolución china, la ineficacia de las comunas, la intransigencia de los dirigentes chinos, y el resto. Podrá haber dado Pekín, en su conflicto con la India, prueba de conciliación, como lo proclamaron la señora Bandaranaike, primer ministro de Ceylandia, y el señor Subandrio, ministro de Negocios Extranjeros de Indonesia, a comienzos de 1963, después de haberse entrevistado con el primer ministro Chou En-lai y de haber aceptado China las conclusiones de la Conferencia de Colombo. Los críticos de la China Popular seguirán recordando que China hizo avanzar sus ejér citos sobre la India, pero olvidándose de añadir que los retiró por su propia voluntad cuando progresaban victoriosos, initiativa a la que han acostumbrado al mundo en su larga historia las grandes potencias. En el terreno estrictamente militar, los propios agregados militares occi dentales en la Nueva Delhi, al menos uno de ellos, comentó que era incorrecto hablar de las "hordas" chinas cayendo sobre la India como un aluvión humano. Dijo que, por el contrario, había que admitir que la operación había revelado un gran sentido de la planificación y de la elección del momento adecuado y que no se habían mostrado feroces, como lo probaba el escaso número de bajas indias y el gran número en cambio de prisioneros indios. Por lo demás, la teoría de que lo que perseguía Pekín era arruinar políticamente a Nehru, no resistía a un análisis serio. Justamente la rapidez con que fue anunciado el alto el fuego ofrece la evidencia de un interés, muy comprensible, en evitar la caída de Nehru, pues a los chinos no podía seducirles la idea de ver a Nehru remplazado por un "lord militar» bajo el control, completo, de Washington. La campaña contra China se desarrollará con creciente intensidad a lo largo de 1963, alentada por los partidos comunistas que en lo relativo a la diferencia entre Pekín y Moscú se hayan alineado resuelta mente y con gran combatividad al lado del último. Pekín lo sabe muy bien. Espera que los acontecimientos mundiales y en primer término la política de los Estados Unidos, vengan a darles la razón. He recibido en enero de 1963 diferentes cartas de Pekín que demuestran que allí no se hacen ninguna ilusión sobre el hecho de que, por un cierto tiempo, la posición china tendrá en contra suya a la mayor parte del movi miento comunista mundial y de los elementos no comunistas que comparten los puntos de vista de Krushchev sobre política exterior. En el otro terreno, el de la economía, en el seno de la Conferencia Nacional de Agricultura reunida en Pekín en la segunda mitad de noviembre de 1962, se tuvo la confirmación de las impresiones de que nos hemos hecho eco más arriba, en el sentido que "se había dado ya la vuelta a la esquina" —a la esquina de los años peligrosos— y que ya se comenzaba a ver con confianza el avance de la agricultura en el curso del tercer plan quinquenal, que oficialmente comienza en 1963. Resumiendo los debates, el ministro de agricultura, Liao Lu-yen, declaró 203
China vence que, "en su conjunto la situación en el campo era buena, mejor que la de los años precedentes, y que se podía contar con que siguiese mejo rando". Esta nota de optimismo no llevaba a los dirigentes de Pekín a dejar de señalar que todavía habría que realizar un esfuerzo inmenso en lo que concierne al perfeccionamiento de la técnica agrícola, selec ción de los cultivos, aumento del número de tractores y suministro de abonos químicos, y, sobre todo, en la movilización de la industria 'puesta al servicio de la agricultura", para compensar la carencia de maquinaria agrícola que pudo esperarse recibiese China de otras partes, pero que ahora tenía que fabricar por sí sola. Esa misma prudencia halló su expresión en la discreta resistencia de Pekín a enviar una misión comercial a Inglaterra antes de que la situación económica dentro de China hubiese experimentado una mejora todavía mayor. Los ingleses insistieron en que fuese enviada y allí fue, presidida por el viceministro de Comercio Exterior, Lu Hsu-chang, que en 1953, como ejecutivo de la China National Import and Export Corpo ration, había conducido satisfactoriamente las negociaciones de "rup tura del hielo" con los dieciséis clarividentes hombres de negocios británicos que ya entonces se habían dado cuenta que no iba a produ cirse el colapso de China. El primer semestre de 1963 vino a confirmar la mejora observada desde el otoño anterior en la situación general del campo. Es decir que no se trataba de un restablecimiento pasajero promovido por cosechas más abundantes que aseguraban una mayor disponiblidad de granos, vegetales y otros productos básicos de la alimentación del pueblo chino. Era que toda la maquinaria económica puesta en marcha para reajustar de allí en adelante la producción a las experiencias de los años difíciles, estaba ya funcionando. El llamamiento hecho a la industria para venir plenamente en ayuda de la agricultura había sido respondido desde las fábricas y talleres, con esa determinación de la que yo había sido testigo. Se había demostrado que las crisis económicas chinas llevaban consigo un elemento de rectificación a tiempo, que no era siempre tomado en consideración por los comentadores y expertos extranjeros en cuestiones chinas. Con mirada retrospectiva se veía el "gran salto adelante" de 1958, al que se atribuyó desde fuera de China, conjunta mente con las comunas populares, todos los males caídos sobre el país, había permitido de hecho, el desarrollai una industria que a h o r a suministraba al campo la maquinaria agrícola, los insecticidas y los abonos, sin lo cual la " revitalización de la agricultura" hubie se sid o una consigna vacía. No cabía ya duda sobre la capacidad de la dirección china de enfrentarse valerosamente con la realidad y de corregir lo que debiese ser rectificado, en un plazo relativamente corto. 204
China vence Es sobre la base de esta experiencia que yo no considero demasiado atrevido el decirle al lector de este libro que en sus páginas se halla contenida la guía para juzgar del desenvolvimiento de la Revolución china en los años a venir. Los acontecimientos que se sucedan pueden ser correctamente valorizados partiendo de las enseñanzas aportadas ya en una de las realizaciones más grandiosas de la elevación de una nación que en el momento de comenzar su revolución socialista era típica del "subdesarrollo", para emplear una palabra bien de hoy apli cable a vastas áreas del mundo. En la visión de largo alcance, digamos hasta el final de los dos próximos planes quinquenales, bien entrado en los comienzos de los años setenta, yo creo que las observaciones entresacadas de una cantidad considerable de notas tomadas sobre el terreno y de la información más reciente recibida de Pekín, y que hubiesen podido producir un volumen dos veces que éste, se mantendrán de pie. Por lo que se refiere al futuro inmediato se aconseja al lector el seguir atentamente el curso de los ya perceptibles éxitos chinos en la ruptura del aislamiento al que, por diversos motivos, unos y otros preferían ver sometido al país. La indicación más reciente en ese sentido la da la acogida dispensada en Inglaterra al viceministro chino de Comercio Exterior, Lu Husu-chang, que estuvo en Londres en la primavera de 1963 y fue invitado a visitar los centros industriales más interesantes, incluso los relacionados con el estudio de la energía atómica en su aplicación a la industria. Resultado: encargos por un valor de 200 000 libras esterlinas, que podrían extenderse hasta el medio millón de libras. Y una invitación, aceptada, al presidente del Board of Trade, el minstro británico de Comercio, Frederick Erroll, para visitar China. Además de la importancia de las transacciones, el reconocimiento por parte del gobierno inglés y de los hombres de negocios ingleses, con una vista siempre muy aguda para la posibilidades de comercio, de que China ha pasado el cabo de sus dificultades de los tres años últimos y que la curva ascendente se define con rasgos firmes. Estaba bien justificada la confianza manifestada por el primer ministro Chou En-lai, en la entrevista concedida en el mes de abril de este año al periodista paquistanas, Sadfar All Quereshi, cuando dijo que Pekín estaba en vías de "normalizar" sus relaciones con los países occidentales a pesar de la oposición de Washington, y que "continuaría irremisiblemente en ese camino". Pues no es sólo la Gran Bretaña, sino el Japón y la Alemania Federal los que se dan cuenta de lo que va a ser China y de la importancia de su mercado. Un interés en las relaciones comerciales con China que irá ganando la América Latina a medida que sus gobiernos adopten la política "equidistante" que ya se dibuja, la política de comerciar con los Estados Unidos pero también con todos los Estados, sea cualquiera su sistema político, que puedan aportar una solución a sus problemas económicos más apremiantes. No es una 205
China vence profecía aventurada el anticipar que no pasará mucho tiempo antes de que veamos a los países más importantes de America Latina librarse del veto americano y entablar relaciones con China. A fines de 1963 estaba ya claro que la economía nacional se iba restableciendo en todas direcciones. La política de reajuste descrita en anteriores capítulos había respondido a las expectaciones de la dirección china. Los años críticos quedaban atrás. Una convicción segura de que de aquí en adelante la mejoría iniciada se mantendría daba un nuevo impulso a las iniciativas de gobierno, que encontraban en las masas la disposición necesaria para nuevos avances. De la prueba a que había sido sometida al encontrarse prácti camente sola después del cese radical de la ayuda económica y técnica soviética, China ha emergido con una conciencia de su fuerza. No es arrogancia como sus críticos la acusan de ello. Es simplemente haber podido comprobar a través de una situación particularmente dura, la capacidad de marchar adelante por su propio esfuerzo. El efecto ha sido política y psicológicamente tremendo. Sobre la mejoría del estado de cosas las informaciones coincidían. Junto a las declaraciones oficiales, cartas que nos llegaban de Pekín, de amigos extranjeros trabajando allí, familiarizados con el país y que cuando algo iba mal no vacilaban en decirlo. Reportajes aparecidos en la prensa occidental, en periódicos conservadores como el Daily Express
de Londres, y que eran como una advertencia a no dejarse sorprender por la campaña anti-china y a no arriesgar el encontrarse un día con una nación poderosa, industrializada, progresando en todos los sentidos, en vez del cuadro que de ella se había querido componer. Las medidas tomadas conforme al gran plan de combinar la lucha contra la sequía y las inundaciones de que hemos hablado abundan temente, se evidenciaron durante el verano de 1963 muy eficaces. Pekín había sido asaltado por una lluvia terrible, incesante por una semana, y que transformó la bella ciudad en ríos de agua. Fue bajo un verdadero diluvio como varios centenares de miles de habitantes de Pekín acogie ron al primer ministro de la República de Somalia, Dr. Abdirashid Ali Shermarke, con el entusiasmo que es reservado a los huéspedes afri canos. Pero no obstante las lluvias torrenciales, las comunas populares de los alrededores de Pekín que nosotros habíamos visitado, se mantuvie ron bien y vegetales y frutas continuaron respondiendo a la demanda de una población tan numerosa. Un millón de chinos, civiles y militares, campesinos y estudiantes, se lanzaron en las diversas provincias de China con su determinación característica a detener lo estragos de las inundaciones. Las cosechas, en general mejores que las de los años recientes, fueron salvadas. La victoria sobre las calamidades naturales y la abundancia de víveres fueron saludadas con una alegre exclamación que se extendió por todo 206
China vence el país: "Un nuevo gran salto está en desarrollo. La economía colectiva pasó las pruebas con éxito; las comunas están más fuertes que nunca." Era una recomendación más a la prudencia para los vaticinadores de fracasos que se exceden en sus profecías negras al escribir sobre China. En la prensa occidental se llevaba bastante tiempo leyendo que las comunas populares estaban de hecho muertas y que sólo sobre viven en la forma, una mera cuestión de prestigio. Por el contrario otros expertos agrónomos extranjeros que han visitado últimamente China se han preguntado a sí mismos si no será el país socialista en mejor camino de resolver el problema de la agricultura. Naturalmente los cambios y reajustes en la estructuración de las comunas se suceden, según va aconsejándolos la experiencia. En lugar, por ejemplo, de 20 000 comunas con un promedio general de 5 000 fami lias, 74 000 comunas con un promed io de 1 800 familias cada una, lo que permite armonizar mejor la economía colectiva con la contribución personal. La fórmula "la agricultra como base y la industria como el factor dirigente" ha sido extendida a los años próximos y regulará la planifica ción por largo tiempo todavía. Conforme la agricultura mejora su progreso ayuda a mover hacia adelante la industria pesada, la industria ligera, el trabapjo en las minas y en los campos de petróleo. La planifi cación toma cada día más el curso de un avance lo más científicamente calculado posible de todas las ramas de la economía y ciertas equivo caciones del pasado resultan así definitivamente corregidas. La industrialización de China, quizás no a un ritmo tan acelerado como cuando se podía contar con la ayuda soviética, pero medida, calculada ahora con gran precisión y sobre las bases de las propias fuerzas, conoce hoy un nuevo auge. No es sólo el sector agrícola el que muestra un balance favorable a fines de 1963. Los últimos informes de las diferentes áreas industriales son igualmente alentadores. Los de Anshan, que es el orgullo de los obreros metalúrgicos chinos; los de la Compañía de Hierro y Acero de Wuján; los de las principales fábricas de Shangai y de Tientsin; los de la industria ligera de Sinkiang, esa provincia de posibilidades todavía extraordinarias: los de las regiones petroleras, la producción de petróleo aumentando más allá de los cálculos de los planificadores; el "boom" de la industria farmacéutica, con una docena de fábricas produciendo penicilina, streptomicina y antibióticos antes importados. En ese desarrollo constante de la técnica en China, silenciado en buena parte de lo que se escribe sobre ese país, pero no por ello menos auténtico, lo que da autoridad a la declaración del presidente de la Academia de Ciencias Kuo Mo-jo: "La tentiva de algunos países de controlar los destinos del mundo gracias a su monopolio en armas nucleares, será aplastada en un futuro bien cercano. "El gran erudito, que ha traducido al chino a Goethe, cuya conversación como pude comprobarlo, muestra un dominio igual del arte, de la literatura y de 207