CHANTAL MAILLARD.
Maillard sugiere que para abordar el tema de la creación hay que empezar considerando “la maner a en que el artista, el hacedor, se relaciona con lo que llamamos realidad” y de esta manera, propone considerar “tres modalidades de relación que son, a a su vez, tres modelos teóricos. Por un lado, el de descubrimiento, en un segundo lugar el de revelación, y un tercero al que dejaré sin nombre invitándoles a ustedes a que se lo pongan”. Cada uno de estos tipos de de pacto cognitivo es asimilado, por metáfora, a la conducta de de un animal: el primero se corresponde con el cangrejo ermitaño; el segundo, con la araña; y el tercero, con el caracol. A pesar de que estos temas se desarrollan desde la perspectiva del artista y de la creación, cr eación, Maillard M aillard advierte que estos modos de conexión con la realidad son también los que cualquier persona persona puede establecer como estrategia para estar en el mundo. Debemos tener en cuenta según Maillard, que el arte no existía antes de ser nombrado y que a partir acuñarse, comienza a construirse como realidad. Cuando un objeto de cualquier índole o tradición se introduce en una institución artística se descontextualiza, convirtiéndose en un objeto para ser contemplando y perdiendo por tanto, la función para la que fue realizado. En el capítulo “La autorrepresentación “La autorrepresentación del artista” artista” presente en el libro Contra el arte y otras imposturas 1, Maillard se plantea a qué apunta la obra matérica. ¿Verdaderamente se apunta así misma dado que la materia es materia, el color color es color o realmente el autor es el que ocupa el primer plano? Como ejemplo, Chantal expone que el artista no ha sabido desprenderse desprenderse aún de su autoría, que el principal problema ha sido el sentimiento del “yo”. Cito a Maillard literalmente para ilustrar lo anteriormente expuesto: “el artista moderno se expresa así mismo al representar cualquier cosa; el taoísta, en cambio, representando cualquier cosa expresa el tao. Si el artista occidental pintase bambúes, el bambú le expresaría a él y cualquiera que contemplase el bambú pintado por él no vería el bambú sino “un Tal” o “un Cual” de la misma manera que cuando vemos los campos de ttrigo rigo pintado por Van Gogh, vemos “un Van Gogh” 2 A nuestro parecer, hemos considerado interesante citar una anécdota que aparece en este mismo libro que podría relacionarse perfectamente con la pregunta de dónde debería de situarse el artista.
1
MAILLARD, Chantal, Contra el arte y otras imposturas, Ed. Pre-textos, Valencia, 2009. Ibíd. p. 117.
2
1
-Cuantos ciervos puede usted alcanzar con una sola flecha?, le preguntó el monje al cazador.- Uno sólo, respondió este.- ¿ Sólo uno? Mucho trabajo para poca cosa, dijo el monje. - ¿Qué quiere decir? ¿Qué sabe usted del tiro al arco?, preguntó entre enojado y sorprendido el cazador. – Yo lo práctico- contestó el monje.- ¿Y a cuantos puede alcanzar con una sola flecha?, preguntó de nuevo el cazador.- A toda la manada, contestó el monje.- Imposible, dijo el cazador.- ¿Eso cree? Hay un método, dijo el monje.- Pues, ¿cuál es?, preguntó el cazador. – Aprender a apuntarse a sí mismo y no fallar, contestó el monje. El cazador confesó entonces no saber cómo colocarse para apuntarse a sí mismo.3
3
Ibíd. p. 119.
2