Agonística Pensar Pe nsar el mundo políticamente
Chantal Moufe Primera edición en inglés, 2013 Primera edición en español, 2014 Moufe, Chantal gonística! pensar el mundo políticamente" # 1a ed" # Ciudad utónoma de $uenos ires ! %ondo de Cultura &conómica, 2014" 14' p" ( 21)14 cm" # *+ociología -raducido -raducido por +oledad .aclau /+$ ##1#022# 1" +ociología" 2" Política" /" +oledad .aclau, trad" C 30'"3' rmado de tapa! 5uan $alaguer -ítulo original! Agonistics. original! Agonistics. Thinking the World Political ly /+$ de la edición original! #1#1'#103# 6 2013, 7erso 6 Chantal Moufe "8" 6 2014, %ondo de Cultura &conómica de rgentina, +"" &l +al9ador :'':( C1414$;& $uenos ires, rgentina
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Indice Prólogo Introducción /" J;ué es la política agonistaK //" J;ué democracia para un mundo agonista multipolarK ///" Lna apro)imación agonista al
Para Ernesto! "or toda una vida de "asiones "asiones com"artidas. com"artidas.
#a o"osición es la verdadera amistad. illiam $laNe,
El matrimonio del cielo y el in$erno %er &eind ist unsere eigene &rage als 'estalt. -heodor OuBler, OuBler, (ymne an Italien
Prólogo He disertado soBre las ideas desarrolladas en este liBro en di9ersos lugares durante los ltimos años, A algunas de ellas Aa han sido puBlicadas, pero de una
/ntroducción .os ensaAos reunidos en este 9olumen e)aminan la rele9ancia del en
.a sociedad est marcada por la contingencia A todo orden es de naturaleFa hegemónica( es decir, es siempre la e)presión de relaciones de poder" &n el campo de la política, esto signiEca Due la BsDueda de un consenso sin e)clusión A la ilusión de una sociedad armoniosa A per
2 &rnesto .aclau A Chantal Moufe, (egemony and /ocialist /trategy. To0ards 1adical %emocratic Politics, 2a ed", .ondres A ue9a WorN, 7erso, 2001 Strad" esp"! (egemon-a y estrategia socialista. (acia una radicali+ación de la democracia, $uenos ires, %ondo de Cultura &conómica, 2004T"
3 Chantal Moufe, The 1eturn o2 the Political! .ondres A ue9a WorN, 7erso, 200: Strad" esp"! El retorno de lo "ol-tico. Comunidad! ciudadan-a! "luralismo! democracia radical! $arcelona, Paidós, 1T" 4 Chantal Moufe, The %emocratic Parado3 , .ondres A ue9a WorN, 7erso, 200: Strad" esp"! #a "arado*a democrtica. El "eligro del consenso en la "ol-tica contem"ornea! $arcelona, Xedisa, 2003T"
&n los ltimos años, el hecho de reRe)ionar soBre los acontecimientos políticos mundiales me ha lle9ado a indagar las posiBles implicancias de mi en
el espacio pBlicoK JCul puede ser el rol de las prcticas artísticas A culturales en la lucha hegemónicaK &n la etapa actual del capitalismo pos
oBligar a esos países a adoptar el modelo occidental, ignorando el lugar central Due ocupa el islam en sus culturas" .a Due es el tema del tercer capítulo, en el Due e)amino la rele9ancia del en
la agonista" Considero Due estos mo9imientos deBerían ser interpretados como reacciones a la
/" J;ué es la política agonistaK &n los ltimos años, los en
al con@unto de prcticas, discursos e instituciones Due Busca estaBlecer un determinado orden A organiFar la coe)istencia humana en condiciones Due siempre son potencialmente conRicti9as, Aa Due estn a
colecti9as" Pero lo político est relacionado desde el principio con las ellos son meramente una cuestión de reconocer las diellosV se con9ierta en una relación de amigo>enemigo" &sto ocurre cuando los otros, Due hasta el momento eran considerados simplemente como diellos ZAa sea religiosa, étnica o económicaZ se con9ierte en el locus de un antagonismo" .o Due resulta importante aDuí es aceptar Due la condición misma de posiBilidad de la
7éase HenrA +taten, Wittgenstein and %errida! Y)
Ln modelo agonista &s en el conte)to de esta posiBilidad siempre presente del antagonismo Due he elaBorado lo Due denomino un modelo UagonistaV de democracia" Mi intención original era oellos, Due es constituti9a de la política, de manera tal Due sea compatiBle con el reconocimiento del pluralismo" &l conRicto en las sociedades democrticas liBerales no puede Zni deBeríaZ ser erradicado, Aa Due la especiEcidad de la democracia pluralista es precisamente el reconocimiento A la legitimación del conRicto" .o Due reDuiere la política democrtica liBeral es Due los otros no sean perciBidos como enemigos a ser destruidos, sino como ad9ersarios cuAas
ideas pueden ser comBatidas, incluso encarniFadamente, pero cuAo derecho a de
Con el En de e9itar cualDuier malentendido, Duisiera destacar una 9eF ms Due esta noción de Uad9ersarioV deBe distinguirse en ellos, sino la
gonismo A antagonismo Lna 9eF aclarado el modo en Due agonismo A antagonismo se relacionan íntimamente en mi en
e acuerdo con su 9isión, pensar de manera política consiste en desarrollar la capacidad para 9er las cosas desde una multiplicidad de perspecti9as" Como nos demuestra su re>opiniopuBlica"?ordpress"com>2010>0>0
ANEXO Comentarios y entrevistas “¿Cómo plantear una política de izquierda que no sea revolucionaria pero que no deje de ser de izquierda! Ha transcurrido casi una hora de charla A Chantal Moufe desliFa la pregunta" Claro Due est le@os de ser una nue9a inDuietud" Ms Bien se trata de una cuestión Due la 9iene des9elando desde aDuellos años en los Due editó Hegemonía A estrategia socialista @unto a &rnesto .aclau, A Due hoA se traduce en su ltimo gran traBa@o, &n torno a lo político *amBos editados en el país por el %ondo de Cultura &conómica" &n su permanente en
G J&l gran cuestionamiento Due en
Pero si uno Duiere democratiFar algunas dimensiones del sistema, necesariamente tiene Due con
G JCómo se traduce el modelo agonista a la construcción de un orden internacional multipolarK &n realidad, desarrollé mi modelo de agonismo pensando en una interpretación de la política liBeral democrtica a ni9el doméstico, de Xran $retaña" .uego es Due lo lle9é al escenario europeo, preguntndome cómo sería una concepción agonista de &uropa, no necesariamente en
Lnidos, el discurso de $ush no de@aBa lugar a ese otro, el Due no estaBa con ellos era el enemigo, el Uinci9iliFadoV, el ilegítimo" &n este sentido, el terrorismo es un síntoma( la respuesta en un conte)to donde no haA posiBilidad de poner en cuestión de manera legítima una alternati9a al orden hegemónico de &stados Lnidos" &s por eso Due emergen estos mo9imientos Due asumen una
distinta a la de 7eneFuela, porDue allí la sociedad est mucho ms polariFada" o es <cil para Ch9eF ganarse aliados" Mientras Due aDuí, el proAecto Nirchnerista podría sumar otros sectores, en la medida en Due se preocupe por articular los intereses A demandas dispersos en la sociedad" (A 'EN+#,N &E (O *O(-)#CO G &l planteo Due hace en cuanto a pensar la política en términos Uad9ersarialesV 9iene generando di9ersos cuestionamientos" HaA Duienes plantean Due pensarla como la relación amigo>enemigo no es, ni ms ni menos, Due la lógica soBre la Due se articularon los regímenes
algunos pensadores, como +la9o@ [iFeN, estn intentando 9ol9er a eso" Pero ésa es @ustamente una
LA POLÍ TI CA Y LO POLÍ TI CO Populismo y agonismo como formas de la política *
Mariano Darío Vázquez
Lni9ersidad acional de .a Plata *rgentina https!>>???"academia"edu>32'':2 Resumen
Est eensayoabor dal adi mensi ónconfli ct i vacomobasedelor densoci alyr ec haza l aspo si c i o ne sl i be r a l e s,l asal t e r nat i v aspo s t po l í t i c asyl o se se nc i al i s mo sdec l as e. Ene s t es e nt i do ,r e c upe r aalant ag o ni s moe nl abas edel aar t i c u l ac i ó npo l í t i c ac o mo c o n di c i ó ni ne r r adi c a bl ep ar ap ens arl ai ns t i t uc i ó n del as o c i e dad y as umeq uel a c o n s t i t uc i ó n deuno r de ns o c i alp r e c a r i o ,c o n t i ng e nt eymo me nt áne oe v i de nc i auna s ut ur a ant el ai mp os i bi l i dad de un c i e r r e de fini t i v o .Es t ei mp os i b l e mani fie s t ae l c ar ác t e re nde bl ede lo r de ni ns t i t ui dopo l í t i c ame nt e .Ene s emar c o ,t ant oelag oni s mo c o moe lpo pul i s mos epr e s e nt anc o mol ó g i c a sp ol í t i c a sq uenoe l ude ne lc o n fli c t oy q uepe r mi t e npe ns arl ai ns t i t uc i ó nmi s made lo r de ns o c i al .
Pensar la política y el conflicto como base del orden social asume un rechazo por las posiciones liberales, las alternativas postpolíticas de la multitud y los esencialismos de clase; recuperar al antagonismo en la base de la articulación política como condición inerradicable para pensar la institución de la sociedad. Desde esta perspectiva, la hegemonía, el antagonismo, lo político y la política plantean la constitución de un orden social precario, contingente y momentáneo, ue evidencia una sutura ante la imposibilidad de un cierre definitivo. !ste imposible manifiesta el carácter endeble del orden instituido políticamente lo ue nos vuelve a remitir al papel ineludible de lo político. !l ob"eto de este ensayo es indagar cómo tanto desde la visión liberal racional #$abermas% como desde la postpolítica #&egri, $ardt y 'irno% se niega la centralidad del antagonismo y el rol constitutivo de lo político. (omo respuesta se presentan dos variantes de la teoría política de la hegemonía, el modelo agonal retomado desde la perspectiva de (hantal )ouffe y el populismo #% de !rnesto +aclau.
El consenso como promesa de paz y armonía
(on el fin del socialismo real, el advenimiento de un mundo libre y globalizado, el proclamado fin de la $istoria- y la consecuente disolución de izuierda y derecha, se ha avanzado en el imaginario de un mundo sin enemigos, donde los conflictos remiten a contenidos pasionales, le"os de todo parámetro racional. !n este marco, lo político se desdibu"a ante el embate de la razón. )ouffe esboza la posición consensual para, a posteriori, enunciar su crítica +os conflictos partisanos pertenecen al pasado, y el consenso puede ahora obtenerse a trav/s del diálogo. 0racias a la globalización y a la universalización de la democracia liberal, podemos anticipar un futuro cosmopolita ue traiga paz, prosperidad y la implementación de los derechos humanos en todo el mundo- #)ouffe, 1223 4%. !sta visión niega la posibilidad del antagonismo como estructurante de lo político, considera al otro como un simple opositor con el ue se disputa una competencia de intereses y olvida el momento instituyente de la sociedad borrando la impronta de las relaciones de poder ue dieron lugar a ese orden y, por ende, elimina la posibilidad de cuestionar ese orden. )ouffe #1223% piensa al liberalismo en torno a dos paradigmas por un lado, el paradigma liberal agregativo donde los individuos son descriptos como seres racionales, guiados por la ma5imización de sus propios intereses y ue act6an en el mundo político de una manera básicamente instrumental. !s la idea del mercado aplicada al campo de la política, la cual es aprehendida a partir de conceptos tomados de la economía- #)ouffe, 1223 12%. Por otro lado, el paradigma liberal deliberativo aspira a crear un vínculo entre la moralidad y la política. 7us defensores uieren reemplazar la racionalidad instrumental por la racionalidad comunicativa. Presentan el debate político como un campo específico de aplicación de la moralidad y piensan ue es posible crear en el campo de la política un consenso moral racional mediante la libre discusión- #)ouffe, 1223 12%. !sto 6ltimo desemboca en un registro moral de la política donde la frontera entre el nosotros8ellos no está definida por categorías políticas, sino morales y la lucha se reduce entre bien y mal- #)ouffe, 1223%. !l rechazo del papel instituyente de lo político, implicado en ambas perspectivas puede, para )ouffe, provocar un efecto adverso #444%; es decir, una relación antagónica ue no pueda encausarse hacia el plano agonal, puede desplazarse de una relación nosotros8ellos a una relación amigo8enemigo en sentido schmittiano. !sto se produce cuando se comienza a percibir al otro, al ue hasta auí se consideraba seg6n el simple modo de la diferencia, como negación de nuestra identidad y como cuestionamiento de nuestra e5istencia- #)ouffe, 12239%.!sta promesa de paz y armonía ue pregona el fin de la dimensión conflictiva de la política, a trav/s de la razón, la moral y el consenso, oblitera una multiplicidad de voces a las ue :como se verá más adelante:, el modelo adversarial vendría a dar lugar. !ste modelo de democracia consensual es lo ue Jacques Rancière llama posdemocracia +a posdemocracia es la práctica gubernamental y la legitimación conceptual de una democracia posterior al demos, de una democracia ue liuidó la apariencia, la cuenta errónea y el litigio del pueblo, reductible por lo tanto al mero "uego de los dispositivos estatales y las armonizaciones de energías e intereses sociales. #%
re, 44? 14%.
Éodo! pue"lo y multitud !l pueblo, escribe 'irno, es el resultado de un movimiento centrípeto de los individuos atomizados a la unidad del @cuerpo político@, a la soberanía. !l Ano es el punto final de ese movimiento centrípeto. +a multitud, en cambio, es el punto final de un movimiento centrífugo; del Ano a los )uchos- #'irno, 122B B?%. De manera similar, &egriC$ardt rechazan el modelo de democracia representativa y contraponen el pueblo a la multitud, estando el primero representado como una 6nica voluntad y ligado fuertemente al !stado. +a multitud, por el contrario, reh6ye la unidad política. #...% es un agente de autoCorganización activo ue nunca podrá alcanzar un estatuto "urídico ni converger en una voluntad general- #)ouffe, 12 2C%. +a multitud no se define solo por su contraposición al pueblo, posee características propias como el estar en contra y la deserción. +o propio de la multitud es @estar en contra@ #...% hoy en día, la ubicuidad misma del Emperio, ue ha de"ado de ser un enemigo e5terno, dificultaría la identificación de auellos a uienes la multitud se opone. +a 6nica solución sería ponerse en contra de todo, en todo lugar- #+aclau, 122b B?%. )ouffe esboza una crítica similar, al no haber afuera del Emperio, las luchas de la multitud tienen ue darse en todas partes y todo el tiempo, @estar en contra@ es para ellos la clave de toda posición política en el mundo, y la multitud debe reconocer la soberanía imperial como el enemigo...- #)ouffe, 12 %.Ftra de las características de la multitud #1% es la deserción, ue adopta la forma de migraciones nómadas el /5odo económico, intelectual y político crea una movilidad esencial, ue es el nuevo patrón de la lucha de clases #...% Pero el concepto de migración puede e5pandirse más a6n no es solo cuestión de migraciones físicas, en un sentido literal, sino tambi/n en un sentido figurado la transformación de los cuerpos puede tambi/n considerarse como un @/5odo antropológico@- #+aclau, 122b B?CB9%. $asta auí una apretada enumeración, acaso un poco in"usta, sobre los principales elemento sde la multitud. Por su parte, !rnesto +aclau se enfoca en la negación de lo político ue tienen estos teóricos y en su rechazo de la necesidad de una articulación política ue posibilite ue el particularismo de las luchas sea superado y se constituya una @voluntad colectiva@ más abarcativa- #+aclau, 122b B3%. !s decir, una articulación ue, a trav/s de la lógica euivalencial #B%, ponga en marcha distintos actos de articulación política y evidencie esa vinculación horizontal ue $ardt y &egri desechan al considerar homog/nea a la multitud y ue no se satisface simplemente con estar en contra. 7obre esto 6ltimo, para Gen"amín Hrditi +a multitud no reuiere :y de hecho rechaza: las cadenas de euivalencia y la identidad supraordinal ue estas suponen. Dicho de otro modo, la multitud cae fuera de la teoría de la hegemonía- #122b I41%. !sto evidencia ue e5isten otras formas de acción colectiva fuera del marco de la hegemonía y otras
formas de política, aunue estas no tienen por u/ agotarse con la multitud #Hrditi, 122a%. #ntagonismo! $eterogeneidad y $egemonía
=econocer la fragilidad y la precariedad de un orden social suturado conlleva a admitir el papel instituyente de lo político y el rol de una articulación discursiva ue remite al momento performativo de lo político. !n este sentido, si lo político se asume como la posibilidad siempre presente del antagonismo, podemos afirmar ue la naturaleza hegemónica de todo orden social es la articulación temporal y precaria de prácticas contingentes. J!s decirK, las cosas siempre podrían haber sido de otra manera- #)ouffe, 12 B%. H su vez, la centralidad del antagonismo se reconoce en la noción de heterogeneidad. !n este sentido y para dar cuenta de esta relación, el traba"o de +aclau ha buscado romper con el esencialismo de clase y con la determinación en 6ltima instancia de la economía, ... el antagonismo no es intrínseco a la relación de producción sino ue tiene lugar entre la relación de producción y algo e5terno a ella. !n otras palabras, los dos polos del antagonismo están conectados por una relación no correlativa es decir, son esencialC mente heterog/neos entre ellos. (omo la sociedad está entrecruzada por antagonismos, la heterogeneidad e5iste en el centro mismo de las relaciones sociales- #+aclau, 1229a 1I%. +a lucha de clases, una de las categorías centrales del mar5ismo clásico, fue definida por +aclau como un antagonismo sin contradicción; debido a ue nada asegura ue la b6sueda de la ganancia por parte del capitalista niegue la identidad del obrero, es decir, ue la e5plotación imposibilite su plena constitución identitaria #+aclau, 442 BB%. Por otra parte, tambi/n entendió ue la dualidad fuerzas productivas8relaciones de producción se trata de una contradicción en el sentido estricto del t/rmino la continuidad de la e5pansión de las fuerzas productivas más allá de un cierto punto constituye, dado un cierto sistema de relaciones de producción, una imposibilidad lógica, y esa imposibilidad se traduce, en el colapso mecánico del sistema. #...% Pero esta es una contradicción sin antagonismo. Del hecho de ue e5ista la imposibilidad de e5pandir un sistema económico más allá de un cierto punto y ue esto conduzca a su colapso, no se sigue ue este colapso deba adoptar la forma de un enfrentamiento entre grupos- #+aclau, 442 11C1B%. !n este mismo sentido, +aclau distingue el antagonismo, de la oposición real y la contradicción )ientras la contradicción y la oposición real son ambas relaciones ob"etivas, entre ob"etos conceptuales, en el primer caso, y entre ob"etos reales, en el segundo, los antagonismos, para nosotros, no son relaciones ob"etivas, sino un tipo de relación en la ue se muestran los límites en la constitución de cualuier ob"etividad#+aclau, 1229b 11%. (omo carece de un contenido ob"etivo, el antagonismo se convierte en el límite de toda ob"etividad #+aclau, 442 BB% dado ue impide la constitución en cuanto ob"etividad. 7i se tienen dos fuerzas antagónicas, el oponente no es una presencia ob"etiva ue completa la identidad, sino ue encarna la imposibilidad de esa plenitud. !s una relación
en dos sentidos donde la fuerza antagonizada y la fuerza antagonizante no solo niegan la identidad de su antagónico sino ue tambi/n la constituyen #I%. !sta definición del antagonismo nos permite introducir la categoría de e5terior constitutivo como una negación ue no procede de la propia identidad sino ue viene, en su sentido más radical, del e5terior; en tal sentido es pura facticidad ue no puede ser reconducida a ninguna racionalidad subyacente. #...% lo ue en /l se e5presa no es mi identidad sino la imposibilidad de constituirla; la fuerza ue me antagoniza niega mi identidad en el sentido más estricto del t/rmino- #+aclau, 442 BI%. 'incular la categoría de e5terior constitutivo con la de heterogeneidad nos permite recuperar un e"emplo ue da el mismo +aclau reconocer ue la relación entre empresarios y obreros es un antagonismo sin contradicción no niega la posibilidad ue e5istan conflictos entre ellos, sino ue estos conflictos sur"an del mero análisis de la relación traba"o asalariado8capital. An nivel de vida decente es imposible si los salarios caen por deba"o de un cierto punto, y las fluctuaciones del mercado de traba"o afectan las condiciones de vivienda y el acceso del traba"ador a los bienes de consumo. !n este caso, el conflicto no es interno a las relaciones de producción, sino ue tiene lugar entre las relaciones de producción y la identidad del traba"ador ue es e5terior a las mismas. 7eg6n veremos, este e5terior constitutivo es inherente a toda relación antagónica#+aclau, 442 19%. Hntes de introducir el concepto de hegemonía resulta importante destacar la diferencia entre la política y lo político como elementos centrales dentro de las prácticas hegemónicas. Definimos a lo político con el modo mismo con ue se instituye la sociedad- #)ouffe, 1223 ?%, vinculado a los actos de institución hegemónica, es decir, en un nivel ontológico, con el modo mismo en ue se instituye la sociedad. +o político implica una operación hegemónica discursiva sobre el terreno de lo 7ocial para dar lugar a la e5istencia de ese ob"eto fallido ue es la sociedad- #=etamozo, 1224 2%. !n cambio, la política está vinculada al plano de lo óntico, al c6mulo de prácticas de la política convencional y apunta a establecer un orden, a organizar la coe5istencia humana en condiciones ue son siempre conflictivas, pues están atravesadas por @lo@ político- #)ouffe, 444 I%. +a hegemonía es el producto de la construcción de puntos nodales ue buscan fi"ar discursivamente el significado de las instituciones y de las prácticas sociales, articulando el sentido com6n en pos de una determinada concepción de la sociedad #?%. +os dos rasgos centrales de una intervención hegemónica son, en este sentido, el carácter @contigente@ de las articulaciones hegemónicas y su carácter @constitutivo@, en el sentido de ue instituyen relaciones sociales en un sentido primario, sin depender de ninguna racionalidad social a priori- #+aclau, 449 42%. !n este punto resulta pertinente recuperar el traba"o de )artín =etamozo sobre los usos de hegemonía en la obra de +aclau. Para =etamozo el t/rmino hegemonía fue usado como categoría y como tres conceptos ... la categoría de hegemonía se refiere a la relación entre universalidad y particularidad, mientras ue en tanto @tres conceptos@ aduiere un contenido específico cuando se la utiliza en diferentes campos lo político y la lógica de constitución de lo social #el orden social%; el funcionamiento de una #la% lógica de la política; y la constitución de las identidades colectivas- #=etamozo, 12 I2CI%.
!n lo ue respecta a este ensayo la hegemonía será retomada como concepto ontológico, es decir, como un momento instituyente y productor del orden social, mientras ue reserva la denominación de la política para denominar al subsistema de instituciones de administración-#=etamozo, 12 I4%, y por otra parte tambi/n la hegemonía es pensada conceptualmente como lógica política, relacionada con la dimensión óntica de la política, en la ue tanto el modo agonal como el populismo son reconocidos como formas posibles de la política #9%.
#gonismo y populismo Para (hantal )ouffe, la tarea de una democracia pluralista y radical es transformar, a trav/s del sistema parlamentario, ue el antagonismo devenga agonismo. !l agonismo no desecha la perspectiva hegemónica, sino ue la circunscribe en un marco democrático. !ste marco adversarial no es inalterable, sino ue puede ser redefinido mediante una lucha hegemónica. Ana concepción agonista reconoce el carácter contingente de las articulaciones político económicas hegemónicas ue determinan la configuración específica de una sociedad en un momento dado. J!stasK son construcciones precarias y pragmáticas, ue pueden ser desarticuladas y transformadas como resultado de la lucha agonista entre los adversarios- #)ouffe, 1223 B4%. !l ob"etivo del agonismo, al revitalizar la figura del adversario, es domesticar el antagonismo a trav/s de instituciones y prácticas tratando de evitar ue la relación nosotros8ellos transmute en una relación amigo8enemigo donde se de"e de percibir al otro como un adversario y sea visto como un enemigo al ue hay ue destruir. !s en este sentido ue el agonismo no niega la dimensión antagónica de los conflictos ni busca su eliminación solo busca su cauce plural y democrático. +a democracia pluralista radical y su enfoue agonista no conciben la posibilidad de un acto de refundación radical ue instituiría un nuevo orden social a partir de cero. Pero un n6mero importante de transformaciones socioeconómicas y políticas con implicaciones radicales son posibles dentro del conte5to de las instituciones democráticas liberales- #)ouffe, 1223 I2%. !s decir, el agonismo, planteado como una forma de la política, no elude la dimensión instituyente del antagonismo, solo le da un cauce institucional #3%. Por su parte, el populismo, como forma posible de la política, es el camino elegido por !rnesto +aclau para darle forma a las disputas hegemónicas. !s enunciado como una especie del g/nero hegemonía ue cuestiona el orden e5istente y las estructuras de poder ese orden. !sta lógica política se caracteriza por un con"unto de demandas sociales ue no pueden ser absorbidas por los canales institucionales y por ende se convierten en demandas insatisfechas. !stas demandas, unidad mínima de análisis del populismo, pueden entrar en una relación euivalencial entre sí y cristalizarse alrededor de discursos dando lugar a un proceso de identificación popular ue constituya al pueblo como un actor colectivo para confrontar el r/gimen e5istente en b6sueda de un nuevo orden. !l populismo divide el escenario social en dos campos mediante una frontera antagónica.
7e pueden nombrar dos cuestiones centrales para entender un poco más el populismo las cadenas euivalenciales y el proceso de nominación. +a lógica de la diferencia y la lógica de la euivalencia funcionan de manera con"unta al momento de establecer un sistema de relaciones ue posibilitan una identidad frente a un otro, a un e5terior constitutivo. !n este sentido, la cadena euivalencial respeta la diversidad y no elimina la diferencia, lo ue implica ue, por otra parte, estas diferencias pueden ser sustituidas por otras. !ste con"unto de demandas, diferentes entre sí, pero ue se euivalen frente a un e5terior, no forman parte de un sistema cerrado, sino de un sistema suturado, por lo cual, la relaciones euivalenciales pueden cambiar #ampliar su alcance o viceversa% y donde el nombre ue revela esa identidad, no puede más ue ser una parte de esas diferencias. Hsimismo, el nombre evidencia cómo en esta relación ue llamaremos relación hegeC mónica una particularidad asume la representación de la totalidad. !ste vaciamiento de un significante de auello ue lo liga a un significado diferencial y particular es, seg6n vimos, lo ue hace posible la emergencia de significantes LvacíosM como significantes de una falta, de una totalidad ausente- #+aclau, 44I 1%, pero esta no es una relación conceptual, sino nominal #%, porue no remite a nada ue est/ en su n6cleo o en forma positiva, sino a una operación catacr/tica, una relación entre el representante y auello ue representa ue no puede traducirse en t/rminos de literalidad- #+aclau, 122B ?%. !n el populismo una parte busca identificarse con el todo y, a decir de +aclau, es la plebs ue se presenta como el 6nico populus legítimo. Hsí, el populismo irrumpe en lo dado presentándose a sí mismo como como subversivo del estado de cosas e5istente y tambi/n como punto de partida de una reconstrucción más o menos radical de un nuevo orden una vez ue el anterior se ha debilitado- #+aclau, 122? 11%. Para e5plicar el populismo +aclau introduce el concepto de pueblo al ue entiende como un actor colectivo resultante del reagrupamiento euivalente de una pluralidad de demandas alrededor de un punto nodal o significante vacío- #+aclau, 1229b B1%. 7in embargo, el desarrollo de +a razón populista ha sido ob"etivo de importantes críticas, una de ellas, pertinente al ob"eto de este ensayo, es la ue realiza Hrditi cuando muestra ue se identifica al populismo de dos formas, tanto como una forma de la política ue de"a espacio a otras formas de la política como con la forma misma de la política. Por LpopulismoM no entendemos un tipo de movimiento :identificable con una base social especial o con una determinada orientación ideológica:, sino una lógica política- #+aclau, 122? ?2%. !n este sentido, al igual ue el desplazamiento sobre el concepto de hegemonía, esta visión óntica del populismo es ob"eto de un corrimiento ue se consolida cuando +aclau afirma ue el populismo euivale a la razón política tout court- #+aclau, 122? 134%. !sto significa ue el populismo ya no es una manera de construir lo político se ha convertido en la política en cuanto tal- #Hrditi, 122b I41%.
%onsideraciones finales +a concepción de la democracia liberal pluralista preserva la dimensión inerradicable y permanente del antagonismo y busca evitar la posibilidad de ue un antagonismo no resuelto pueda devenir en un populismo de derecha o en la vindicación de esencialismos nacionalistas y /tnicos. !n este marco concibe a la democracia pluralista en tanto
forma específica del orden político JcomoK la instauración de una distinción entre las categorías de LenemigoM y de LadversarioM. !so significa ue, en el interior del LnosotrosM ue constituye la comunidad política, no se verá en el oponente un enemigo a abatir, sino un adversario de legítima e5istencia y al ue se debe tolerar. 7e combatirán con vigor sus ideas, pero "amás se cuestionará su derecho a defenderlas. 7in embargo, la categoría de LenemigoM no desaparece, pues sigue siendo pertinente en relación con uienes, al cuestionar las bases mismas del orden democrático, no pueden entrar en el círculo de los iguales- #)ouffe, 444 9%. H diferencia del modelo populista y los desplazamientos seNalados entre las dimensiones óntica y ontológica, el modelo agonal, permanece en la instancia óntica y como se citó en un apartado anterior, especifica sus límites y sus alcances al reconocer la negativa a refundar el orden social pero impulsa la creación de una esfera p6blica vibrante de lucha agonista donde puedan confrontarse diferentes proyectos políticos hegemónicos#)ouffe, 1223 %. 7obre la teoría del populismo se pueden destacar :a riesgo de ser in"ustos: un n6mero importante de herramientas ue resultan imprescindibles para analizar la política, lo político y el orden social herramientas como las relaciones euivalenciales y diferenciales, las prácticas articulatorias en torno a un significante vacío y el proceso catacr/tico de nominación, el rol de los significantes flotantes, la idea de falta constitutiva tomada prestada del psicoanálisis, la heterogeneidad y la primacía de la representación. Por otra parte, pero en la misma dirección, la teoría del populismo ha dado un importante paso en este sentido al avanzar en la lógica de producción de las identidades populares, incorporando aspectos como la investidura afectiva, las identificaciones simbólicas, las fronteras antagónicas y la promesa de plenitud #=etamozo, 12 ?3%. !n este sentido, tanto el agonismo como el populismo se presentan como formas políticas ue nos permitan pensar lo político en la escena nacional y latinoamericana. !n decir, se presentan como lógicas políticas ue, sin negar la dimensión constitutiva del antagonismo, se asumen como formas posibles para la acción política en un capitalismo globalizado, donde distintas afrentas teóricas buscan borrar la dimensión política de lo social y eliminar los cuestionamientos sobre el orden social instituido. * !ste ensayo fue presentado como traba"o final para el seminario O$egemonía, antagonismo y su"etos políticos. Ana mirada contemporánea-, dictado por el Dr. )artín =etamozo y la Dra. )aría Hntonia )uNoz en la acultad de Periodismo y (omunicación 7ocial de la A&+P. Hgradezco los comentarios ue )auro )iletti y 0onzalo Qubia realizaron sobre este traba"o, los cuales aportaron a clarificar y a"ustar los argumentos auí desarrollados. &'(#)
. !n este ensayo se recuperarán algunas de las críticas ue Gen"amín Hrditi y Flivier )archart realizan tanto al populismo y a la teoría política como a la teoría de la hegemonía, desarrollado en $egemonía y estrategia socialista.
1. 7obre las formas de acción de la multitud 'irno introduce las nociones de desobediencia civil y /5odo. +a desobediencia civil representa la forma básica de acción política de la multitud. #...% &o se trata de romper una ley específica porue es incoherente o contradictoria en relación con otras formas fundamentales, por e"emplo la . (onstitución. #% +a desobediencia radica en ue pone en cuestión la misma facultad del !stado- #'irno, 122B 3%. !l /5odo, por su parte, es pensado como el caldo de cultivo de la desobediencia. nada es menos pasivo ue una fuga, un /5odo. +a defección modifica las condiciones en ue la protesta tiene lugar antes ue presuponerlas como un horizonte inamovible; en lugar de afrontar el problema eligiendo una de las alternativas previstas, cambia el conte5to en el cual se inserta el problema- #'irno, 122B 31%. 1. An nombre como LmultitudM no solo está mal concebido desde el punto de vista teórico, sino ue resulta además debilitante desde la perspectiva política, pues implica el @eclipse total de la política@. R es ue si, como en el enfoue de $art y &egri, la sub"etividad política consistiera solamente de una dispersión pura de singularidades, no habría necesidad de estrategias políticas de reagregación de euivalencias- #)archart, 1229B4%. B. 'ista desde la perspectiva de la fuerza antagonizada, la posesión de una identidad plena presupondría la ob"etividad enteramente suturada de esta 6ltima, es decir, su carácter necesario. 7in la coe5istencia de estos dos momentos, la plenitud de una ob"etividad y la imposibilidad de la misma, no e5istiría amenaza alguna. !sta misma dualidad está presente si consideramos la amenaza desde el punto de vista de la fuerza antagonizante no es posible amenazar la e5istencia de algo sin afirmar esa e5istencia al mismo tiempo. !s en este sentido ue lo contigente subvierte lo necesario la contingencia no es el reverso negativo de la necesidad, sino el elemento de impureza ue deforma e impide la constitución plena de esta 6ltima#+aclau, 442 IBCII%. I. )ientras la sociedad es el resultado de una práctica hegemónica y su sentido es precario y su orden frágil, lo social es auello sobre lo cual act6a lo político para instituir el orden. ... se refiere al campo de las prácticas sedimentadas, esto es, prácticas ue ocultan los actos originales de su institución política contingente, y ue se dan por sentadas, como si se fundamentaran a sí mismas. +as prácticas sociales sedimentadas son una parte constitutiva de toda sociedad posible; no todos los vínculos sociales son cuestionados al mismo tiempo- #)ouffe, 1223 1I%. ?. Gen"amín Hrditi y )artín =etamozo coinciden en las operaciones de desplazamiento del concepto hegemonía ue se materializan en la obra de +aclau, y ue evidencian la oscilación entre un uso de hegemonía como una forma de hacer política #entre otras posibles% y como la forma de la política per se- #=etamozo, 12 ?B%. !n el mismo sentido Hrditi escribe ue +aclau y )ouffe comienzan presentando a la hegemonía como un modo de articulación :uno entre otros: y terminan concibi/ndola como la práctica de la articulación en cuento tal, lo cual reitera el estatuto ambivalente de la hegemonía, a veces óntico y a veces ontológico- #Hrditi, 122a 9C94%. 9. !ntre los límites ue presenta el pluralismo, )ouffe sostiene ue no todas las demandas generadas en una determinada sociedad son legítimas. !l cauce institucional ue reclama el agonismo establece un terreno com6n para esas disputas. Ana sociedad no puede aceptar auellas JdemandasK ue cuestionan sus instituciones básicas como adversarios legítimos. !l enfoue agonista no pretende
abarcar todas las diferencias y superar todas las formas de e5clusión. Pero las e5clusiones son concebidas en t/rminos políticos, no morales- #)ouffe, 12231%. 3. !sa lógica del significante vacío había sido desarrollada antes por +aclau #...%, pero en su nuevo libro la amplía para convertirla en una teoría general de la nominación #...% +aclau reformula la teoría de la hegemonía como una teoría del acto de nominar si la identidad de un grupo dado no puede derivarse de una base estable dentro de lo social #la posición dentro de las relaciones de producción, por e"emplo%, solo puede ser el resultado de un proceso de significación8articulación hegemónica. +o 6nico ue mantiene unido el grupo será el nombre ue sur"a de ese proceso#)archart, 1229 I%.
*i"liografía . H=DE
9. =!
Lapol í ti cayl opol í ti co. Haci aunmodel oadversari al +a distinción entre la política- y lo político- propuesta por (hantal )ouffe nos proporciona la clave para comprender el carácter conflictual ue es propio de toda sociedad y será, además de uno de los elementos teóricos sobre los ue construye su propuesta de una democracia radical pluralista, uno de los temas inspiradores de la crítica de (hantal )ouffe al liberalismo y al actual Qeitgeist postpolítico. Propone entender por la política- el con"unto de prácticas correspondientes a la actividad política tradicional, mientras ue lo político- debería referirse al modo en ue se instituye la sociedad. !5presada en t/rminos heideggerianos, la política correspondería al nivel óntico-, mientras ue lo político se situaría en el nivel ontológico-. !sta distinción :introducida en sus traba"os tambi/n por otros teóricos políticos: no ofrece, sin embargo, por sí misma, unanimidad de interpretación de lo político. Hlgunos conciben lo político como un espacio de libertad y deliberación p6blica, mientras otros lo consideran un espacio de poder, conflicto y antagonismo. (hantal )ouffe se alineará con uienes defienden esta 6ltima perspectiva (oncibo lo político- como la dimensión de antagonismo ue considero constitutiva de las sociedades humanas, mientras ue entiendo a la política- como el con"unto de prácticas e instituciones a trav/s de las cuales se crea un determinado orden, organizando la coe5istencia humana en el conte5to de la conflictividad derivada de lo político- #%. !l antagonismo es, pues, constitutivo de lo político, por lo ue cualuier oposición, si alcanza la fuerza suficiente para agrupar a los seres humanos, puede terminar e5preC sándose en t/rminos de amigo8enemigo, aduiriendo entonces un carácter político. Para (hantal )ouffe el reconocimiento de la naturaleza conflictual de la política, siempre posible mediante la distinción anterior, es el punto de partida para comprender los ob"etivos de una política democrática establecer la distinción nosotros8ellos de modo ue sea compatible con el pluralismo. 7i lo político, así entendido, pertenece a nuestra condición ontológica, habremos de reconocer su carácter inerradicable. 7in embargo, es
posible domesticar- el antagonismo de la relación amigo8enemigo y reducirlo a una forma ue no destruya la asociación política. Pero esto sólo se puede conseguir estableC ciendo un vínculo com6n entre las partes en conflicto, de modo ue se reconozcan como oponentes legítimos, como adversarios, y no como enemigos irreductibles. H esta forma de relación la denomina agonismo-. !sta propuesta se apoya en el reconocimiento de ue todo orden social es el resultado de la articulación de relaciones de poder y no un orden natural- ue fuera la e5presión de una ob"etividad a"ena a las prácticas contingentes ue lo producen. De este modo, se puede constituir un orden hegemónico- ue puede ser puesto en entredicho por otras prácticas ue se le oponen #antihegemónicas% orientadas a la instauración de una nueva forma de hegemonía. !n este sentido, la noción de hegemonía resulta ser clave para comprender la posibilidad de un pluralismo agonístico. &o se trata de eliminar el antagonismo y sustituirlo por un consenso racional #en el ue los oponentes sean reducidos a meros competidores-%, ni de mantener el antagonismo ba"o la forma amigo 8 enemigo #en el ue cada uno percibe las demandas del otro como amenazantes e ilegítimas%, sino de transformar el antagonismo en agonismo, de domesticarlo y reconducirlo a las formas del modelo adversarial. +a dimensión antagónica está siempre presente, es una confrontación real, pero ue se desarrolla ba"o condiciones reguladas por un con"unto de procedimientos democráticos aceptados por los adversarios- #1%. &otas
#% (hantal )ouffe, !n torno a lo político-, p. 9. #1% Ebid., p. 1. http88[[[.[ebdianoia.com8contemporanea8mouffe8mouffeUlopolitico.htm
Agonismo o antagonismo en política: ¿Adónde ir? #RM#&D' PÉRE+ DE &,%%http88[eb.elintransigente.com8 El político debe ser educado en el servicio y en el consenso, no en la división y el enfrentamiento
Ra me he referido en otras oportunidades a la refle5ión acerca de la dualidad agonismo X antagonismo en política, muy vigentes en el panorama mundial y, en especial, en nuestro país las 6ltimas d/cadas. !ste tema ha sido planteado desde d/cadas atrás por (hantal )ouffe y !rnesto +aclau como una disyuntiva entre dos sistemas imperantes y analizando las venta"as y
desventa"as de cada uno , optando por el agonismo como forma idealC para ellosC de organizar políticamente una sociedad. +a verdad, la idea de contar con adversarios con los ue se pueda convenir sobre los temas básicos e importantes para cada país , en lugar de enemigos a los ue hay ue tratar de destruir políticamente, es atractiva y muestra una luz en el camino , con e"emplos claros, como el de la Polonia en su tránsito del autoritarismo a la democracia en los aNos finales del siglo \\, tema ue fuera motivo de una e5celente presentación de un libro de +ech ]alesa y colaboradores en una reunión en Punta del !ste por los especialistas idóneos !duardo Hmadeo y =icardo +opez 0ottig y a la ue me referir/ en otra oportunidad, analizando como veo ese proceso desde este punto de vista del agonismo como instancia superadora para la creación de un país a"ustado a las realidades ue les tocara vivir. ^uisiera citar para comenzar una frase de )ouffe a comienzo de unos de sus libros ue O pensar de un modo político reuiere del reconocimiento de la dimensión ontológica de la negatividad radical-. Dicho de una forma sencilla, el tema de la convivencia armoC niosa, la ausencia de hegemonismo, las relaciones de poder y la b6sueda de consensos sin e5clusiones son solamente deseos de una sociedad armoniosa y deben ser abandoC nadas.
adversario-, e5istiendo entre ellos lo ue )ouffe y +aclau llamaron en su momento un O consenso conflictual-. !s ue todo consenso, debe pasar por una fase de conflictividad donde cada parte tiene sus posiciones e ideologías propias, ue hay ue contemporizar para lograr el estado de los habitantes ue de ellos dependen. Ro he tenido adversarios pero nunca los consider/ enemigos y los ue a mí me consideraron Oenemigo- no tenían ni siuiera el rango de adversarios y allí navegan en la intrascendencia y el anonimato. +o ue en definitiva ueda es lo ue con adversarios pudimos hacer por los otros recordando ue el ue no vive para servir no sirve para vivir. R la política es servicio desde el comienzo hasta el fin, buscando el bien para todos, sin e5clusiones ni divisiones. R lo ue sirve para pocos o para los conocidos no es bueno para la totalidad de un país. !l político debe ser educado en el servicio y en el consenso, no en la división y el enfrentamiento. Debe buscar la construcción de instituciones más democráticas y más igualitarias. Debe buscar ue se recuerde más el proceso ue a los hombres ue lo construyeron, porue los procesos duran y los hombres no. R si no piensen en lo ue denomin/ alguna vez el Osíndrome del pato rengo-, tomado de los presidentes norteamericanos, ue empiezan a vivir la soledad y el recorte de su poder a partir de la elección a su sucesor y a veces mucho antes de ello. =esumiendo, agonismo es compartir el poder y las decisiones con los adversarios, pensando en la idea de un país me"or, sin encerrarnos en sectarismo y en conciencia de supervivencia histórica. ^uizás Xpara los ue creenC cuando llegue el momento de presentarse ante un (reador, importe mas no mostrar las manos llenas de logros y honores sino más bien vacías porue todo se dio a los otros ue, en definitiva, son la razón y el sentido de nuestras vidas.
Del osri esgosdeunmundo si nadversari ospol í ti cos 'aria %igat. */aum $n comentario so0re “En torno a lo político!1 de C2antal 'ou3e 4ondo de Cultura Económica1 5667
#as cuestiones "ol-ticas no son cuestiones "uramente t5cnicas 6ue "ueden ser resueltas "or e3"ertos. #as cuestiones "ol-ticas im"lican necesariamente tomar decisiones 6ue e3igen o"tar entre alternativas en con7icto. Partiendo de esta premisa, la autora muestra cómo el pensamiento dominante en la sociedad de la segunda modernidad-, ue construye una visión consensual de la
democracia donde individuos liberados de sus identidades colectivas están preparados para una convivencia sin enemigos-, no contribuye precisamente a democratizar la democracia. Por el contrario, la negación del carácter antagónico de lo político- y el intento de establecer un mundo más allá de la izuierda y de la derecha- tiene consecuencias nefastas y es la causa de muchos problemas a los ue se enfrentan hoy en día las instituciones democráticas. +a autora, desarrollando ideas ue ya había anticipado en la recopilación de sus artículos publicados en !l retorno de lo político- 4, reivindica auellos enfoues teóricos ue conciben a la política como un espacio de poder, conflicto y antagonismo. Para ella, es necesario establecer una distinción clara entre lo político- como dimensión ontológica ue alude al modo en ue se instituye la sociedad y la política- como dimensión óntica, referida a las m6ltiples prácticas e instituciones ue apuntan a la creación de un orden determinado. Para comprender los desafíos a los ue se enfrenta la política democrática en nuestros días es necesario encarar un enfoue alternativo de la dimensión ontológica de lo político- ue supere el enfoue racionalista e individualista sostenido por las tendencias dominantes del pensamiento liberal. +a autora sostiene con 7chmitt2 la importancia de la formación de un nosotrosopuesto a un ellos a trav/s de formas de identificación colectiva. +a dimensión de lo político, al tener ue ver con el antagonismo y el conflicto constituye un ámbito de decisión y no es simplemente un espacio de libre discusión. Hl mismo tiempo, reconoce la necesidad de un enfoue superador del antagonismo irreductible entre amigo8enemigo para encarar las comple"idades de la democracia en la actualidad. De esta manera, plantea la posibilidad de transformar el antagonismo característico de lo político, de domesticarlo-, de tal forma ue haga posible una oposición nosotros8 ellos compatible con un orden democrático pluralista. 7i esto no fuese posible, nos enfrentaríamos a dos alternativas poco atractivas por un lado, aceptar una democracia liberal antipolítica negadora del modelo adversarial, por el otro adoptar un modelo antagónico esencialista donde el campo político solamente podría resistir un nosotros-. Hmbos enfoues niegan en 6ltima instancia la posibilidad de construcción de una democracia pluralista. !l enfoue de la modernidad refle5iva, apoyado en los desarrollos teóricos de 0iddens y Gec_, al sostener ue la democratización de la democracia no necesariamente presupone el conflicto, buscó eliminar de la política la noción de adversario. Hmbos autores sostienen una concepción pospolítica de las sociedades, donde el debate Moufe, Chantal, &l retorno de lo político, Paidós &stado A +ociedad, $arcelona, 1 10 +chmitt, Carl, &l concepto de lo político, Madrid, lianFa, 1
democrático tiene lugar entre individuos refle5ivos ue viven una amplia gama de riesgos personales y globales. 7on estos individuos refle5ivos uienes a trav/s del diálogo tomarán decisiones sobre las problemáticas ue los afectan y preocupan. +a dinámica de la individualización ha sido la clave para la desaparición de las identidades colectivas. Para este enfoue, las cuestiones políticas de la posmodernidad se refieren a reivindicaciones entre diferentes estilos de vida, a la e5tensión de la autonomía a trav/s del desarrollo de la refle5ividad y de una relación dialógica entre individuos. 7ignifica por lo tanto la p/rdida de relevancia de los vie"os conflictos y de la validez de los partidos políticos y de los sindicatos al desaparecer el modelo de política adversarial ue ellos representan. 1 7eg6n )ouffe, para esta concepción de la política, el 6nico conflicto posible de concebir es au/l ue se deriva de la reacción al desarrollo de la sociedad post tradicional. !ste conflicto necesariamente adoptará la forma de una oposición tradicionalista- o fundaC mentalista- ue rechaza los progresos de la modernidad refle5iva. Por lo tanto, el su"eto ue lo encarna solamente podrá revestir la calidad de enemigo, pero no la de enemigo legítimo- o adversario. +a consecuencia será ue sus demandas se considerarán ilegítimas y no tendrán un lugar en el espacio dialógico del debate democrático. 7in duda, este enfoue político no conflictual no puede, ni intenta, e5presar las realidades de las relaciones de poder y la forma en ue /stas estructuran situaciones de profunda desigualdad en la sociedad de la posmodernidad. !vitando reconocer la disputa por el poder, está claro para la autora ue este enfoue no posibilita la comprensión de la realidad y no estará en situación de generar condiciones para desafiar las relaciones de poder e5istentes. +a conformación de una democracia pluralista significa necesariaC mente definir un adversario.B )ouffe concuerda con los postulados teóricos del antagonismo político, sosteniendo con 7chmitt la imposibilidad de una solución racional al conflicto. 7in embargo, enfrenta el desafío de profundizar un enfoue teórico ue posibilite compatibilizar el antagonismo con el modelo de democracia pluralista ue e5ige la comple"idad de las sociedades actuales. Por eso, a diferencia del enfoue del antagonismo, ue implica una relación nosotros8 ellos donde las partes en conflicto son enemigos y no comparten ning6n elemento en com6n, )ouffe propone un modelo agonista-, desarrollando la categoría de adversario-. !l agonismo- si bien reconoce al antagonismo como constitutivo del campo político y admite ue no es posible encontrar una solución racional superadora del conflicto, sostiene la viabilidad de una relación nosotros8ellos donde las partes en conflicto reconocen la legitimidad de sus oponentes.I 11 Moufe, pag" :4 12 /Bidem, pag":: 13 /Bídem, pag" :
Hl interior del nosotros- ue constituye la comunidad política no se debe ver al adversario como enemigo a eliminar sino como un oponente de legítima e5istencia. ? !n un enfoue agonístico- de la democracia, los adversarios comparten un espacio simbólico com6n donde se desarrolla el conflicto. 7e combaten las ideas pero no se cuestiona el derecho a defenderlas. 7in embargo, la categoría de enemigo- no desaparece. 7igue siendo pertinente y se aplicará a au/llos ue cuestionen las bases mismas del orden democrático. !l pluralismo ue la autora plantea reuiere diferenciar entre demandas ue deben ser aceptadas como parte del debate agonista y au/llas ue deben ser e5cluidas-.9 . !sta e5clusión sin embargo, no se basa en criterios de malignidad moral- sino ue se refiere a la imposibilidad de aceptar en el debate pluralista auellas ideas ue desafían las instituciones constitutivas de la asociación política democrática-.3 +a democracia pluralista se basa en un consenso conflictual- acerca de los valores políticos de la libertad y la igualdad. +os adversarios políticos aceptan estos valores constitutivos. 7in embargo, el conflicto se desarrolla por imponer las interpretaciones contradictorias y diferentes de los mismos. +a tarea de la democracia es transformar el antagonismo en agonismo a trav/s de instituciones y prácticas ue permitan la transformación de las relaciones de poder e5istente sin conducir a la destrucción de la asociación política. Desde el punto de vista de la autora, un n6mero importante de transformaciones políticas y económicas son posibles actualmente dentro del conte5to de las instituciones democráticas liberales. +a transformación no demanda un rechazo absoluto de este conte5to sino ue reuiere articular acertadamente un proyecto contraChegemónico. Para ello la lucha agonista se plantea radicalizar la democracia introduciendo nuevos sentidos y campos de aplicación. Desafiar las relaciones de poder e5istentes implica un proceso de desarticulación de las prácticas e5istentes y la creación de nuevos discursos e instituciones-. +a e5presión del conflicto en democracia reuiere la constitución de identidades colectivas en torno a posiciones bien diferenciadas, ue posibilite a los ciudadanos y las ciudadanas la elección entre alternativas políticas reales.
14 Moufe, pag" 2 1: Moufe, &l retorno de lo político, op"cit", pag"1' 1' Moufe, &n torno a lo político, pag" 12 1 /Bidem, pag" 12 1 /Bidem, pag"40
!l abandono de la lucha política en t/rminos de derecha e izuierda ha contribuido a desplazar las ideas hacia una rep6blica del centro-4 o a un consenso en el centro-12 ue no permite el desarrollo de la figura del adversario. +os antagonistas legítimos se convierten entonces en competidores ue ocupan un lugar sin un verdadero enfrentaC miento de proyectos.1 +a superación del modelo adversarial y de las alternativas izuierda 8derecha representada por los teóricos de la modernización refle5iva y por los políticos de la tercera vía-11 no pacificaron a las sociedades y crearon en !uropa el terreno para el surgimiento de lo ue )ouffe denomina populismos de derecha, en Hustria, los Países Ga"os, G/lgica y rancia, entre otros países europeos. !n lo referido al orden internacional, la desaparición de los modelos antagónicos tradicionales tuvo como resultado la e5plosión de una diversidad de nuevos antagonismos.1B )ouffe e5presa su crítica a los enfoues del cosmopolitismo democrático y a la versión Altraizuierdista de la perspectiva cosmopolita- representada por las tesis de $ardt y &egri sobre la superación del imperialismo y la constitución de un poder sin centro, el imperio. Para estos autores, en la era del traba"o inmaterial y de los efectos homogeneizantes del capital global, la multitud tiene la posibilidad de demandar una ciudadanía global y constituirse como sub"etividad política colectiva para desafiar la hegemonía del imperio.1I )ouffe considera ue los autores dan por sentado ue los poderes inmanentes de la multitud desafiarán al imperio- y sostiene por el contrario, la necesidad de ue ese actor heterog/neo Cel movimiento antiglobalizaciónC se plantee como tarea prioritaria operar en el campo de las diferencias para crear una articulación, una cadena de euivalencias entre las luchas democráticas. !n esta tarea es necesario reconocer ue los !stadosCnación a6n siguen siendo un escenario importante para la constitución de articulaciones y sostiene ue sería un error concebir la lucha simplemente a nivel global. !l espacio globalizado presenta una 1 Moufe, &l retorno de lo político, op"cit", pag" 1#1 20 Moufe, &n torno a lo político, op"cit", pag" ' 21 Moufe, &l retorno\\, op"cit", pag" 1 22 Xiddens, nthonA, -he third aA A -he third aA and its Critics, traducciones en castellano! .a tercera 9ía, la reno9ación de la socialdemocracia, -aurus, 2000( .a tercera 9ía A sus críticos, -aurus, 2002 23 Moufe, &n torno a lo político, op"cit", pag" 1 24 Hardt, Michael A egri, ntonio, /mperio, Paidós, $uenos ires, 200'