CATEQUESIS EUCARISTICA EL VALOR DE LA SANTA MISA ¿Cuánto vale una Misa? ¿vale más la de siete de la mañana que la de doce del día? Bien, la Misa no vale económicamente nada, o mejor, no hay en este mundo nada que pueda pagar un precio justo por una sola Misa. El valor de la Misa es un valor real pero que únicamente se entiende desde la fe. Dicen por ahí: “pero si la Misa no vale nada; - Entonces, ¿Por qué no vas a Misa? - Bueno, porque…porque… Porque en el fondo descubres que sí vale, y mucho, y que no estás dispuesto a pagar el precio. El valor de la Misa es tan real, que no cualquiera está dispuesto a pagar lo que cuesta: a. estar en la Misa y participar, sacando una hora de tu tiempo de descanso o de compartir con la familia o con amigos b. escuchar la Palabra que en ella se proclama, y dejar por un momento de escuchar y decir tantas banalidades y despropósitos, c. ponerse de rodillas ante su presencia, dejando el orgullo y humillándose, sometiendo su vida al que es dueño de la vida, d. pedir perdón, reconciliarse con aquel a quien ha ofendido o de quien ha recibido la ofensa y dar la paz; el papa Francisco dice que una de las palabras más difíciles de decir es perdón. ¿Por qué vale la Misa?
a. La Misa vale por quien la preside que es el mismo Cristo en la persona del Sacerdote. Sa cerdote. b. La Misa vale por el beneficio que representa para mí: unirme íntimamente a Cristo Salvador. c. La Misa vale por el sentido que tiene: es el más grande gesto de agradecimiento del hombre para Dios. d. La Misa vale porque cada vez que se celebra, se está alimentando y sosteniendo a la Iglesia. e. La Misa vale porque Cristo, por la oración y las manos del Sacerdote, se hace presente frente a mí en la consagración y luego, dentro de mí al comulgar. Cuántas veces he oído Misa y no he estado participando en la Misa. Cuantas veces he renegado por tener que ir a Misa, negándome a la bendición que Jesús tiene para mí; cuántas veces he venido a Misa y no he comulgado, dejando a Jesús esperando en la puerta; El con ganas de entrar a mi corazón y yo sin ganas de vivir. Ahora pregúntate, ¿Cuánto vale para ti la Misa?
Visita nuestro Blog: http://nuestraparroquiaanolaima.blogspot.com.co/ Facebook: Parroquia Anolaima
LAS DOS MESAS Para poder celebrar a un Dios cercano y familiar, el mismo Jesús, quiso que recordáramos su acontecimiento pascual a través de una actividad cotidiana y necesaria como es el comer. Todos los días y varias veces al día, nos sentamos a la mesa y comemos. Pues la Eucaristía, fue fundada, instituida en torno a una mesa. La Misa es una comida que se comparte. La Palabra Misa, se parece mucho a la palabra Mesa. Y es precisamente alrededor de una Mesa que nosotros celebramos la Eucaristía; la Misa. Pero no es una mesa. Son dos mesas. Porque Jesús nos da como alimento su Palabra, su Cuerpo y Sangre. La mesa de la Palabra: allí, se sirve la Palabra de Dios y el mismo Cristo nos proclama su Evangelio y
nos lo explica para que alimentemos nuestra vida espiritual, nuestras relaciones familiares y sociales. Esta mesa nos prepara para que demos razón de nuestra fe. Cada día del año, se proclama una porción de la santa palabra de Dios, y el mensaje que de ella recibimos es también diferente y actual. Así que es falso lo que algunas personas nos dicen, “que la Misa es la repetición de la repetidera”. Falso. La Palabra de Dios es pan fresco cada día. La mesa de la Eucaristía: Jesús instituyó la Eucaristía, el sacramento del amor, alrededor de la mesa,
junto con sus discípulos. Jesús nos dice que el pan y el vino son su cuerpo y su sangre y que cada vez que lo consumamos, estamos comiendo su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad; a Jesucristo total. A la mesa nos acercamos cuando tenemos hambre. Allí nos reunimos para compartir con nuestros familiares y amigos. En la mesa somos hermanos todos. En la mesa dialogamos y compartimos nuestras alegrías y dificultades. Alrededor de la mesa compartimos tiempo valioso, compartimos vida, intercambiamos sentimientos. Hoy día, tristemente, el comedor, la mesa, ya no es un lugar importante de nuestros hogares; cada quien come cuando quiere o puede, donde quiere y como quiere: en la habitación, frente al televisor o con el celular en la mano. Nuestra comunicación se limita, nuestro individualismo se hace cada vez más evidente. Para aprovechar de la mejor manera y recuperar el sentido de la Misa y de sentarnos en torno a la mesa del Señor, tengamos en cuenta tres consejos: a. Tener hambre, sentir hambre. No nos acercamos a la mesa si no tenemos hambre. b. Disponernos para alimentarnos. Escuchar la Palabra con atención y estar preparados para comulgar. Esto implica estar reconciliados con Dios; si no lo estamos, acerquémonos al Sacramento de la Penitencia. c. Ser puntual. En la Eucaristía participamos de principio a fin. Lleguemos por lo menos cinco minutos antes y no salgamos hasta que el Sacerdote nos despida con el “pueden ir en paz”. ¿Estamos aprovechando nuestra celebración eucarística?
Visita nuestro Blog: http://nuestraparroquiaanolaima.blogspot.com.co/ Facebook: Parroquia Anolaima
LA EUCARISTÍA ES PRESENCIA REAL DE JESUCRISTO “Durante La comida Jesús tomó pan, y después de pronunciar la bendición, lo partió y se lo dio a sus discípulos diciendo: “Tomen, esto es mi cuerpo”. Luego tomó una copa y después de dar gracias, se la entregó y todos bebieron de ella. Y les dijo: “Esto es mi sangre, la sangre de la alianza, que será derramada por muchos”. (Marcos 14,22-24).
Jesús se hace presente en la Eucaristía para ser alabado, adorado, contemplado y consumido por nosotros. Él está presente de manera real en el sacerdote que preside, que proclama el Evangelio y explica las Escrituras y en el Pan y el Vino que son consagrados para ser consumidos. Ser y no parecer ser: Jesús dice: esto es mi cuerpo; esta es mi sangre . No dice: esto simboliza ni esto parece ser, ni esto se asemeja a mi cuerpo y mi sangre. Cuando decimos que algo es de esta u otra manera, realmente es así como decimos. Por ejemplo: esto es una pared, esto es una banca de madera. No dudamos de lo que es. Jesús está presente en la Eucaristía no como un símbolo, como una representación o como una imagen; Él está presente de manera real: la hostia consagrada es el cuerpo de Cristo crucificado y el vino consagrado es la sangre derramada en la cruz. Pero, ¿cómo comprender esa presencia real? O ¿por qué creer en que Jesús está presente en la celebración de la Misa? Tratemos de comprenderlo desde nuestra cotidianidad. Un familiar o un amigo que se va por u tiempo prolongado, permanece presente a través del recuerdo, una fotografía, algún objeto; decimos que sentimos su presencia aunque no sea física. Y hay un detalle más especial, esa presencia que no es física, puede convertirse en una presencia más íntima, más cercana. Jesús, el Maestro, el amigo, el sanador, el hermano, les dijo a sus discípulos muchas veces se iría de su lado físicamente, pero que “estaría”, “permanecería”, “se quedaría” con ellos y con nosotros
hasta el fin de los tiempos. Y, ¿de qué forma se quedaría? Recordemos lo que dice el evangelista: Juan 6.55-56 Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
Jesús al instituir la Eucaristía, nos dejó claro que: a. El pan y el vino que se consagran y comparten en la mesa eucarística, son verdaderamente su cuerpo y su sangre b. Cada vez que celebramos la Eucaristía, alrededor de la Mesa del Altar, celebramos la presencia real de Jesucristo c. Comulgar es comer y beber el cuerpo y la sangre de Cristo crucificado, muerto y Resucitado d. Al celebrar la Eucaristía, actualizamos el misterio pascual de Cristo, es decir, Cristo mismo bendice el pan y el vino, lo parte y nos lo comparte. e. Así como Jesús se hizo pan para compartir, nosotros estamos invitados a compartir lo que somos y tenemos con los demás y sobre todo con los más necesitados. ¿Crees en la presencia real de Jesús en la Eucaristía?
Visita nuestro Blog: http://nuestraparroquiaanolaima.blogspot.com.co/ Facebook: Parroquia Anolaima
PARTICIPAR DE LA SANTA MISA El Primer Mandamiento de la Iglesia es Oír Misa entera los Domingos y fiestas de precepto . Participar es “hacer parte de algo”, “meter mano en ”, “ayudar a”. Participar en Misa es entonces, hacer parte de la celebración de manera activa. El sacerdote preside la Misa, es decir, su presencia es necesaria para la celebración. Pero nosotros, como pueblo de Dios, celebramos la Misa junto con el Sacerdote celebrante; también somos necesarios. Valga decir de una buena vez que no venimos a escuchar Misa, ni a estar en Misa; venimos a celebrar la Misa. Y, ¿de qué manera la celebramos?
Con nuestro corazón: celebramos poniendo nuestras intenciones y nuestra atención en el Misterio que se celebra y se renueva para renovar nuestras vidas. Con nuestros oídos: escuchamos la Palabra de Dios y las palabras del Sacerdote que nos invitan en cada momento a contemplar y alabar a Dios. Escuchamos el canto y nos unimos a él. Con nuestra boca: El sacerdote muchas veces puede sentir que preside la Misa solo, porque el pueblo no responde. Ejemplo: el Sacerdote exclama “el Señor esté con ustedes” y solamente se escucha un murmullo “y con tu Espíritu”; una voz entre dientes. Nuestra voz,
debe escucharse fuerte y viva; que el Templo retumbe cada vez que el pueblo abre su boca para alabar a Dios orando y cantando.
Con nuestras manos: con nuestras manos trabajamos; damos y recibimos. Con nuestras manos saludamos, ofrecemos nuestros dones a Dios. Juntamos nuestras manos para orar en nuestra intimidad y las abrimos con los brazos extendidos para orar como Iglesia a Dios Padre nuestro y Padre de todos. Con nuestros ojos: Nuestros ojos contemplan las maravillas de Dios. La Iglesia nos invita a celebrar con los mejores atuendos, con la mayor perfección, limpieza y orden en cada objeto sagrado, porque es para celebrar a Dios mismo. Para contemplar la belleza de Dios, nuestros ojos deben dirigirse a la Mesa del Altar donde el Hijo de Dios se hace presente y se parte para darnos vida. Con nuestro cuerpo: el pueblo de Dios reunido en el Templo para celebrar la Misa, debe participar de esta celebración, no solamente ocupando un lugar en la banca del Templo. La Misa es una fiesta donde todos disfrutamos del banquete. No es un lugar donde nos quedamos arrinconados viendo simplemente como los demás disfrutan, cantando, comiendo y compartiendo la alegría de Jesús Eucaristía. Y, ¿cómo participar? Hablemos de los servicios que podemos realizar en la celebración: Visita nuestro Blog: http://nuestraparroquiaanolaima.blogspot.com.co/ Facebook: Parroquia Anolaima
- La procesión de entrada: junto con el sacerdote, entramos en procesión llevando en alto la cruz, los ciriales, las ofrendas del pan y el vino. - Proclamando la Palabra: Leer la Palabra de Dios, prestando mis labios para que Dios comunique con voz fuerte y clara su mensaje de amor y salvación. - Haciendo la colecta económica: lo que llamamos “recoger la limosna”. - Ministro extraordinario de la Eucaristía: ayudar al sacerdote en la distribución de la sagrada comunión. - Coro parroquial: animar las celebraciones con el canto. Muy importante decir que el coro parroquial anima la Eucaristía, no está presentando un espectáculo para que los asistentes escuchen y aplaudan. Todos cantamos sin importar que nuestra voz no sea de cantante profesional. Nuestras voces son para alabar a Dios -
Una cordial invitación a. Vengamos preparados y dispuestos a participar en la eucaristía. b. Dediquemos por lo menos una hora de nuestro tiempo para formarnos y servir de la mejor manera. Necesitamos servidores de la Palabra, cantores, ministros de la Eucaristía, católicos dispuestos a embellecer cada celebración con su “estoy listo” “estoy lista”, ¿cómo puedo servir? c. No critiquemos ni nos quejemos, diciendo: “La Misa es aburrida”, “La Misa es larga”, “No se entiende lo que leen en Misa”. Digamos mejor, “ La Misa puede ser
más provechosa para todos si yo participo poniendo al servicio de todos, los dones que Dios me ha dado”. Hagamos de la Misa una verdadera fiesta en honor a Jesucristo Rey y Salvador. Animémonos a participar, a hacer nuestras celebraciones más vivas, más llenas de amor, más alegres con nuestras voces, con nuestras manos, con nuestras vidas.
Visita nuestro Blog: http://nuestraparroquiaanolaima.blogspot.com.co/ Facebook: Parroquia Anolaima
EL DOMINGO, DIA DEL SEÑOR LA MISA ES UNA FIESTA LA MISA ES ACCION DE GRACIAS MI CASA ES CASA DE ORACIÓN VENIR A LA SANTA MISA EN FAMILIA EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPIRITU SANTO EL SEÑOR ESTÉ CON USTEDES RECONCILIARNOS CON DIOS; SEÑOR TEN PIEDAD GLORIA A DIOS EN EL CIELO OREMOS… POR JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR DE PIES, SENTADOS, DE RODILLAS EL PAN DE LA PALABRA LA HOMILIA: ESCUCHAR, COMPRENDER Y LLEVAR A LA PRÁCTICA EL CREDO, SÍMBOLO DE LA FE ORACION DE FIELES: LA ORACION DE TODOS… POR TODOS
PREPARAR EL BANQUETE ¿OFRENDA O LIMOSNA? PRESENTAR EL PAN EL AGUA Y EL VINO PRESENTAR EL VINO EL INCIENSO, SEÑAL DE ADORACIÓN LAVAR LOS PECADOS OREN HERMANOS: TODOS COMO UNA SOLA IGLESIA ORACION SOBRE LAS OFRENDAS LA PLEGARIA EUCARÍSTICA EL PREFACIO Visita nuestro Blog: http://nuestraparroquiaanolaima.blogspot.com.co/ Facebook: Parroquia Anolaima
LA ANÁFORA; NOS OFRECEMOS LA EPÍCLESIS LA CENA DE TODOS LOS TIEMPOS PRESENCIA VERDADERA Y TOTAL DE JESUS LA HOSTIA ELEVADA; ADORACIÓN EUCARÍSTICA LA ANÁMNESIS ESTE ES EL SACRAMENTO DE NUESTRA FE ORACIÓN POR LA IGLESIA, LOS VIVOS Y LOS DIFUNTOS POR CRISTO, CON EL Y EN EL (EL BRINDIS) EL PADRE NUESTRO LA PAZ ESTÉ CON USTEDES CORDERO DE DIOS NO SOY DIGNO… PERO UNA PALABRA TUYA
EL CUERPO DE CRISTO; AMEN BENDICION FINAL; PUEDEN IR EN PAZ
Visita nuestro Blog: http://nuestraparroquiaanolaima.blogspot.com.co/ Facebook: Parroquia Anolaima